~~~~~~~~~~~~~~~ Año XII Cagua, Venezuela Nº 174 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 22 de octubre de 2007 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “La palabra de Armenia”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Poetas por los niños. / Amor y locura de Acosta. / | Breves Celebrando a don Gonzalo. / Santos talleres. / Infante | siempre jamás. / Henríquez Ureña reeditado. / | Escribiendo en corto. / Gabo x 3. / Venezuela | metapoética. | | Cristina Peri Rossi despedida de programa radial por | Noticias hablar castellano. / Ballet Dimensión Integral, de | Venezuela, se presentó en Polonia. / Web de la Academia | Sueca tendrá versión en español. / Eloi Yagüe Jarque | gana Premio Nacional del Libro de Venezuela. / Una ley | española podría acelerar la exhumación de García Lorca. | / Anunciados en México los Premios de Bellas Artes en | Literatura 2007. / García Valdés y Molina Foix ganan en | poesía y narrativa en España. / Francisco Brines obtiene | el premio García Lorca. / Doris Lessing gana el Premio | Nobel de Literatura 2007. / Festival de la Palabra | reunió en Armenia a escritores latinoamericanos. / | Jiménez Emán, Lozada y Román Orozco ganan el premio | Solar 2007. / Turquía será invitada de honor en | Frankfurt 2008. / José Emilio Pacheco homenajeado en la | Unam. / Premio Planeta para Juan José Millás y Boris | Izaguirre. / Falleció el escritor colombiano Germán | Espinosa. / Sale a la luz fotografía inédita de García | Lorca. / Níger Madrigal gana el Premio Hispanoamericano | de Poesía para Niños. / Crean formalmente el Premio | Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska. / Lanzarán | edición definitiva de Poeta en Nueva York, de García | Lorca. / Foro Literario Vargas Llosa se centrará en la | obra de Jorge Edwards. / Más de 650 actividades se | desarrollarán en la Feria de Guadalajara. | | Doris Lessing, Premio Nobel de Literatura 2007: “Nuestra | Material historia deja ínfimo espacio para la utopía”, Edmundo | especial: Bracho. / “El arte de sorprender”, Lilian Fernández | Premio Nobel Hall. / “De la manga sueca... Doris Lessing”, Rolando | de Literatura Gabrielli. | 2007 | “Los niños de la calle en la obra de Monica Zak”, Víctor | Artículos y Montoya. / “Gauchos alfabetizados y l’indovinello | reportajes lugonese”, Fernando Sorrentino. / “Los hombres que | siguen siendo hombres. Reseña para el libro de cuentos 5 | minutos para ser infiel, de Emilio del Carril”, Yolanda | Arroyo Pizarro. / “Raíz y clima del isleño”, María | Eugenia Caseiro. / “De Sábato y orugas. Tras resolanas | en campo abierto”, Pablo J. Fierro C. / “50º aniversario | de la muerte del escritor chipriota Nicos Nicolaides”, | Juan Franco Crespo. / “Germán Espinosa, tejedor de | historias”, Dixon Moya. | | Astrid Salazar, lectura cruda de la realidad: “El | Entrevistas escritor debe dejar huella y marcar su espacio”, Rafael | Ortega. / Gabriel Mantilla Chaparro: “En poesía nada es | impune”, Alberto José Pérez. | | “Los romances de Quevedo: tradición y renovación”, Nora | Sala de ensayo González Gandiaga. / “El héroe travesti en la narrativa | colombiana: Andrés Caicedo y Alonso Sánchez Baute”, | Oscar Iván Londoño Zapata. | | Poemas de Astrid Salazar. / “Una loca en casa”, Paula | Letras Winkler. / Tres poemas de David Omar Juárez. / Un | capítulo de la novela inédita “Romance del guerrero | olvidado”: “Orinoco abajo, después de la campaña | perdida”, Carlos Bastidas Padilla. / “Suma del árbol” | (extractos), Freddy Ñáñez (Chucho). / “Venecia en | Carnaval”, Yvette Schryer. / Poemas de María Elena | Cerecero. / Tres relatos de Alfonso Navarro. / Poemas de | Stephanie Carolina Amaro Vans. / “Cartas tras las rejas” | (extractos), María Celeste Vargas Martínez. / Poemas de | Luis Macaya Jiménez. / “La orureña”, Alejandro Saravia. | / Poemas de Álex Morillo Sotomayor. / “Retrato con mujer | desnuda”, Bertha Fréitez. / Poemas de Ana María Manceda. | / “Péndulo”, Adán Echeverría. | | “Orisha”, Carlos Rubio Albet. | El regreso | del caracol | Robert Louis Stevenson. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === La palabra de Armenia Jorge Gómez Jiménez ======================== El recientemente concluido Festival de la Palabra (http://www.festivaldelapalabra.org), que entre el 12 y el 15 de este mes tuvo como escenario a la ciudad de Armenia, en el departamento colombiano del Quindío, convocó a escritores de diversos confines del continente para confrontar sus puntos de vista sobre ese hecho maravilloso que es la creación literaria. El Festival de la Palabra es el producto del trabajo de una mujer incansable: la escritora Samaria Márquez Jaramillo, una quindiana preocupada por el desarrollo de la cultura en su región. Durante los días que pasamos en Armenia fuimos testigos del esfuerzo y la dedicación que esta gestora le imprimió a su idea para convertirla en una feliz y exitosa realidad, colofón de nueve meses (“casi el tiempo de una gestación”, nos dijo en una entrevista) de insomnios. Armenia nos deparó no pocas sorpresas y todas ellas gratas. Una de las que recordamos con mayor gusto es la participación, en el festival, de un grupo de jóvenes de entre 15 y 25 años que ilustraron a los presentes sobre la vida y obra del escritor Andrés Caicedo, quien se suicidara hace tres décadas en plena ebullición creativa. Fue realmente auspicioso apreciar el entusiasmo que la investigadora Ángela Rosa Giraldo Cruz ha logrado inyectarle a los chicos que la acompañan en su centro de estudios sobre el legado de este autor. Sin duda alguna, lo mejor fue la intervención de un público que se mantuvo fiel al desarrollo del festival pese a que el mismo coincidió con distracciones circunstanciales como las vacaciones de los centros de estudios, el inicio de las eliminatorias para el próximo Campeonato Mundial de Fútbol —uno de cuyos partidos enfrentaba a la Selección Nacional de Colombia con la de Brasil— y las celebraciones propias del aniversario de la fundación de la ciudad. La gente de Armenia demostraba así no sólo que podía ser afable y cálida, sino también que deseaba aprovechar al máximo, como en efecto lo hizo a través de sus inteligentes intervenciones y sus preguntas, la presencia de los escritores participantes. Durante el evento los escritores participantes debatieron sobre las diversas aristas del oficio, a través de conversatorios en los que la polémica y la camaradería compartieron espacios. Desde las experiencias personales con el aprendizaje del oficio hasta las obras que los marcaron de por vida, los autores reunidos en Armenia tuvimos la oportunidad de comprobar cuán parecidos somos dentro de nuestras particularidades. El Festival de la Palabra, cuya segunda edición ya ha sido anunciada por su propulsora, sentó en una misma mesa a escritores que han construido su obra a miles de kilómetros de distancia entre sí. Argentina, Cuba, México, Perú y Venezuela se enlazaron en el centro del eje cafetero de Colombia para corroborar que la palabra de Armenia, la que permitirá a los escritores volver a encontrarse en esta y otras citas continentales en la celebración perenne de la literatura, no es otra que unidad. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Poetas por los niños. Poetas Solidarios es una iniciativa de corte humanitario cuyo fin es apadrinar niños del Tercer Mundo, compuesta por poetas y amantes de la poesía unidos en una asociación sin ánimo de lucro cuyos ingresos van destinados íntegramente al apadrinamiento de niños y acciones contra el hambre y la pobreza. La organización reparte sus ingresos entre el mayor número de ONG’s posible, con la intención de que lleguen a la mayor cantidad de comunidades en todo el mundo. Los niños apadrinados envían sus dibujos y sus cartas, y los impulsores de la iniciativa les envían cuentos, libretas, lápices de colores, cartas, poesías, y todo aquello que sea de utilidad y puedan compartir con los demás niños. La página indica cómo participar, cuáles son los objetivos concretos del grupo y con qué organizaciones está trabajando. http://www.poetassolidarios.org/joomla Amor y locura de Acosta. El pasado 4 de octubre fue presentado el poemario Versos de amor y de locura, de la escritora paraguaya Delfina Acosta, en un acto realizado en el Ateneo Paraguayo, con la presencia de la editora Vidalia Sánchez. En la presentación se refirió a la obra el poeta Jacobo Rauskin, quien entre otras cosas expresó: “Me gusta mucho el libro que presento, más allá de los versos medidos endecasílabos, pues la sonoridad y la cadencia están en cada verso de Delfina. En ella se siente el placer de alcanzar el tono que se puede cantar”. La autora agradeció al director del Ateneo, Manuel Martínez; a la editora Vidalia Sánchez y al presentador, Rauskin, para seguidamente leer algunos poemas del libro. Acosta nació en Asunción en 1956, pero su infancia y su juventud pertenecen a su patria chica, Villeta del Guarnipitán, donde cursó estudios primarios y secundarios. Tiene en su haber varios libros publicados en los últimos años. http://www.letralia.com/firmas/acostadelfina.htm Celebrando a don Gonzalo. “Nueve décadas de relámpagos y tormenta” es el nombre de la semana que celebra los 90 años del poeta Gonzalo Rojas, doctor honoris causa de la Universidad Andrés Bello y premio Cervantes 2003. Los actos serán inaugurados este lunes 22 por la ministra de Cultura de Chile, Paulina Urrutia, y se iniciarán con la presentación oficial del sitio web de la Fundación Gonzalo Rojas (http://www.fundaciongonzalorojas.cl); la inauguración de la muestra plástica “Los amigos de Gonzalo Rojas celebran con relámpagos y tormenta”, con grabados, dibujos, fotografías y óleos originales de Roberto Matta, Oswaldo Guayasamín, Gonzalo Contreras y José Venturelli, entre otros destacados artistas, y la presentación, el martes 23 a las 12 del día en la Biblioteca de Santiago (Matucana 151), del libro Del Agua, del poeta Rojas. En esta última actividad participarán la directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile (Dibam), Nivia Palma, junto a Francisca Aninat, Gonzalo Contreras, Ángel Simón, Roberto Edwards y Paula Carrasco. Los homenajes han sido organizados gracias al auspicio y colaboración de la Consejería Cultural de la Embajada de España, la Universidad Andrés Bello, la Presidencia de Chile, los ministerios de Cultura y de Educación, la Dibam, la Biblioteca de Santiago y las embajadas de Argentina, Cuba, España y México. http://www.unab.cl Santos talleres. Desde este lunes 22 de octubre el centro de actividades literarias Santa Palabra inicia sus actividades académicas con una variada oferta de cursos dictados por reconocidas figuras de la literatura venezolana actual. Poesía, cuento y novela serán algunos de los géneros abordados en estos talleres permanentes; al finalizar la temporada, se editará una antología de los trabajos desarrollados por los participantes. Bajo la dirección de la escritora María Celina Núñez, el centro ofrece cuatro talleres permanentes dedicados a diferentes modalidades literarias. La temporada comienza el lunes 22 de octubre con el Taller de Cuento, dictado por la propia Núñez; el martes 23 continúa el Taller de Poesía, también dictado por Núñez; el miércoles 24, Lectura Literaria, por Ricardo Waale; y el jueves 25, el Taller de Novela, a cargo de Fedosy Santaella. Los cursos serán impartidos en la sede de Santa Palabra, ubicada en La California Sur, Av. Trieste con Av. Madrid (Caracas), dentro de los espacios de Roberto Mata Taller de Fotografía. Telfs.: (0212) 257.9745 • 256.2587 santapalabra@gmail.com Infante siempre jamás. La editorial del Estado venezolano, Monte Ávila Editores, presentará este miércoles 24 a las 5 de la tarde, en la Librería Liberarte del Centro Comercial Los Chaguaramos, en Caracas (Venezuela), el libro de cuentos Una mujer por siempre jamás, con el que el escritor Ángel Gustavo Infante (Caracas, 1959) obtuviera en 2004 el Premio de la Bienal Latinoamericana de Narrativa José Rafael Pocaterra, del Ateneo de Valencia. La presentación correrá a cargo de Miguel Delgado Estévez y Carlos Sandoval. Docente-investigador del Instituto de Investigaciones Literarias de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve), Infante ha publicado el libro de cuentos Cerrícolas (1987, 1991 y 2003), con el cual obtuvo en 1986 el Premio Fundarte de Narrativa; la novela Yo soy la rumba (1992) y el estudio Primeros momentos del pasado crítico: formación de la crítica literaria venezolana 1810 -1870 (2002). En 1987 ganó el concurso de cuentos del diario El Nacional (http://www.el-nacional.com). http://www.monteavila.gob.ve Henríquez Ureña reeditado. Este miércoles 24 de octubre será presentado el libro Seis ensayos en busca de nuestra expresión, del humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña, quien había publicado dicha obra en 1928 en Buenos Aires, Argentina. El acto es organizado por el Centro Dominicano de Investigaciones Bibliográficas (Cedibil) y la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD, http://www.uasd.edu.do), cuya Biblioteca Pedro Mir fungirá de escenario. La presentación de la obra estará a cargo del filólogo y crítico literario Odalís G. Pérez, reconocido intelectual y académico dominicano con más de una decena de libros publicados. En el prólogo del libro, el reputado crítico literario y actual director de la Academia Dominicana de la Lengua, doctor Bruno Rosario Candelier, afirma que “la vocación filológica de Henríquez Ureña quedó plasmada no sólo en esta obra, sino en sus otros textos que testimoniaron su magisterio literario, de manera que su obra crítica y ensayística amplió el número de escritores y filólogos formados bajo su orientación en todo el ámbito hispánico, donde se le reconoce como a uno de los grandes maestros de la lengua española”. http://www.uasd.edu.do Escribiendo en corto. A partir de este viernes 26 de octubre será dictado, en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, de Lima, el taller de creación literaria “Crónica, microcuentos, ficciones”, a cargo de Carmen Ollé. El propósito del curso es desarrollar habilidades para la redacción de crónicas y microcuentos a través de la lectura, ejercicios prácticos y el análisis en clase. Serán analizados textos de Alan Pauls, Rodrigo Fresán, Karina Vásquez Ángel, Assia Djebar, Hunter S. Thompson, Neal Pollack, José María Merino, Marcel Schwob y Oswaldo Soriano. Serán cuatro sesiones, cada viernes, de 7 a 9 de la noche, a un costo de 80 nuevos soles para estudiantes y jubilados y 100 para el público en general, con cupo para veinte alumnos. http://celacp.perucultural.org.pe/activi1.asp Gabo x 3. Este viernes 26 de octubre a las 6 de la tarde, el escritor colombiano Gabriel García Márquez será homenajeado en el Instituto Cervantes de París, en un evento organizado en conjunto con la Embajada de Colombia en Francia, y en el cual la obra del autor de El amor en los tiempos del cólera será analizada y comentada por tres expertos en la materia: Gerald Martín, Dasso Zaldívar y Heriberto Fiorillo. Moderará el debate el novelista colombiano Santiago Gamboa. Gerald Martín es especialista en literatura latinoamericana, y a comienzos de 2008 publicará una biografía de Gabo. Dasso Zaldívar, escritor colombiano residente en Madrid, es autor del libro Viaje a la semilla. Heriberto Fiorillo es periodista de Barranquilla. Antes del coloquio se proyectará el documental Buscando a Gabo, de Mario Boitia. http://paris.cervantes.es Venezuela metapoética. Entre el 8 y el 11 de noviembre se realizará en Maracay, Aragua (Venezuela) el III Congreso Internacional de Metapoesía, evento organizado por Luis Gilberto Caraballo, Miriam Mireles y Alfredo Cedeño, y en el que se homenajeará al doctor Ramón González Paredes, individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua. Habrá conferencias, ponencias, lecturas, exposiciones metapictóricas, recitales poéticos y presentaciones de libros, revistas, periódicos, folletos, videos, películas, CDs, multimedia y objetos literarios. Participarán autores de Estados Unidos, Brasil, República Dominicana, Cuba, Puerto Rico, México, Venezuela, Argentina, Perú, Chile, Japón, Rusia, Corea, Italia y España. Hasta el 24 de octubre se pueden enviar a metapoetas@gmail.com las ponencias, que deben tener una extensión de 2 a 4 cuartillas (Times New Roman a 12 puntos, 4.800 caracteres a doble espacio) e incluir un resumen curricular de hasta 4 líneas. La matrícula para participar es de 100.000 bolívares ($25) para miembros del Movimiento Internacional de Metapoesía (MIM), 20.000 ($10) para estudiantes y 200.000 ($50) para poetas que no sean miembros del MIM. La entrada a todos a los recitales poéticos será sin costo alguno para el público en general. El evento se realizará en el núcleo Maracay de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. http://metavenezuela.blogspot.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Cristina Peri Rossi despedida de programa radial por hablar castellano La escritora uruguayo-española Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941; http://www.cristinaperirossi.es) denunció haber sido despedida, en septiembre pasado, del programa Una nit a la Terra, emitido de 1 a 3 de la mañana en Catalunya Radio, por hacer sus intervenciones en castellano, por lo que un grupo de intelectuales se ha adherido, en http://perirossicristina.blogspot.com, a una campaña de rechazo a la acción de la emisora. En una carta pública difundida en su web, Peri Rossi explica que fue por dos años, una vez a la semana, tertuliana fija del programa creado por Gaspar Hernández. “Todos hablaban en catalán, salvo yo, que lo hacía en castellano; nunca fue obstáculo para que nos comprendiéramos y parecía un modelo ideal de convivencia lingüística, sin rigideces, sin exclusiones”. Sin embargo, al iniciarse el tercer año del programa la emisora decidió prescindir de la participación de la autora por no hablar en catalán. “Me consta que Gaspar Hernández y Joan Barril lucharon contra este despido, haciendo valer motivos de calidad profesional”, agrega Peri Rossi. “No lo consiguieron. Se esgrimió como causa la Carta de Principios del 17 de julio de este año, fruto del acuerdo político entre Esquerra Republicana, CIU y el tripartito, que recomienda la prioridad de invitados que hablen en catalán. El programa cumplía el requisito, dado que sólo yo hablaba en castellano, pero una exigencia oral reclamaba hablar sólo en catalán”. Cataluña es una nación bilingüe, por lo que Peri Rossi ha denunciado ser víctima de “persecución lingüística”, como explica en su carta. “Es paradójico que me ocurra a mí, Premio Ciudad de Barcelona de Poesía en 1992 por el libro que se titula precisamente Babel bárbara y donde se exalta la diversidad de lenguas, la Babel mítica”. La manifestación de rechazo al despido, y de solidaridad a la escritora, ha recogido firmas de autores de todo el mundo, encabezados por Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, José Manuel Caballero Bonald, Mario Benedetti, Ana María Matute y Ana María Moix, entre otros. Fuente: Blog en apoyo a Cristina Peri Rossi *** Ballet Dimensión Integral, de Venezuela, se presentó en Polonia El Ballet Dimensión Integral, agrupación artística del estado Monagas (Venezuela) que cuenta con el respaldo del Instituto de Cultura (Icum) de esa entidad federal, presentó en Polonia parte del amplio y rico repertorio dancístico de esta región del oriente venezolano, en una serie de presentaciones celebradas entre el 24 de septiembre y el 12 de octubre, respondiendo a la invitación que hiciera la Embajada de Venezuela en dicho país. El escritor Miguel Mendoza Barreto, presidente del Icum, comentó que Dimensión Integral participó como agrupación invitada de honor en la Casa de la Cultura y de las Artes de Varsovia. Además visitó el Palacio Malachowski, en la ciudad de Naleczo, se presentó en la Concha Acústica del Parque Skaryszewski, de Varsovia, en la ciudad de Zielona Gora y en el Gimnazjum 103 de la ciudad de Wawer. La agrupación, en cuya dirección general se encuentra Lorena Salazar y en la dirección artística Frank Maicán, está conformada por las destacadas jóvenes bailarinas Marialexis Acuña, Karla Daniela Gárate, María Gabriela Amaya, Adranny Velásquez, Alba Beatriz Russián, Yngrids Castañeda, Elianny Días, Alexandra Zapata, Helvanys Español, Azalea Russián, Andreína Velásquez, María Cecilia Rondón y Laura Daniela Gímez. Bajo la dinámica de la danza integral, la delegación monaguense presentó al público polaco diversos trabajos coreográficos, como Ánimas ancestrales, pieza con la que la agrupación ganó la edición 2006 del Festival Juana La Avanzadora; además de La Burriquita, Gaita del Tambor, la Oración del Tabaco, la Cruz de Mayo, entre otras producciones, siendo éstas las que más cosecharon ovaciones en el público que asistió a cada una de las presentaciones del ballet. Fuente: Icum *** Web de la Academia Sueca tendrá versión en español La Academia Sueca (http://www.svenskaakademien.se), cuya página web hasta ahora sólo puede apreciarse en sueco e inglés, ha acogido una iniciativa del Instituto Cervantes de Estocolmo (http://www.cervantes.se) para incluir una versión en nuestro idioma como una señal de “respeto a los 500 millones de personas que hablan el español”. La profesora María Bernal, de la Universidad de Estocolmo (http://www.su.se), será la responsable de controlar que se emplea un castellano correcto en la nueva versión del sitio, según se anunció a principios de este mes. El Cervantes de Estocolmo ha trabajado, desde su inauguración en abril de 2005, para que el español esté presente en las instituciones más relevantes de Suecia. Así, ha conseguido que obras literarias de Francisco Ayala —quien da nombre a su biblioteca— y de Antonio Gamoneda, ambos premios Cervantes, se publiquen traducidas al sueco en dos importantes editoriales, Symposion y Tranan. Además, la institución organizó en 2006 un congreso internacional sobre Mario Vargas Llosa, que reunió a los especialistas más destacados en la obra del autor hispano-peruano. Por primera vez se habló español en la Internationela författarscen (Escena Internacional de Escritores) de la Kulturhuset (Casa de la Cultura; http://www.kulturhuset.stockholm.se) de Estocolmo, el foro literario más representativo de la capital sueca. Fuente: Periodistas-ES *** Eloi Yagüe Jarque gana Premio Nacional del Libro de Venezuela La novela Cuando amas deber partir, del escritor y periodista Eloi Yagüe Jarque (Valencia, España, 1957), fue premiada el pasado miércoles 3 de octubre con el IV Premio Nacional del Libro 2006, según se anunció en Caracas. La novela ya había recibido el año pasado el Premio de Narrativa Salvador Garmendia 2006, que otorga la Casa de las Letras Andrés Bello. Calificada por su autor como una novela negra, roja y rosa, y titulada con un verso del poeta francés Blaise Cendrars, la novela de Yagüe cuenta la historia del periodista Fernando Castelmar, y es la primera parte de una trilogía integrada por Las alfombras gastadas del Gran Hotel Venezuela —publicada en 1999 y que en realidad es la segunda entrega— y La princesa flotante, en la que el autor trabaja actualmente. Castelmar es la figura del antihéroe característica en el género de la novela neopolicial latinoamericana, que posee algunas chispas de humor y otros elementos no tradicionales en la novela negra clásica. Autor de cuentos de terror, policiales, fantásticos y minicuentos, Yagüe explica que lo rojo de la novela consiste en su contexto político y social en el que se desarrolla el movimiento popular del 27 de febrero de 1989, conocido como El Caracazo, que es el detonante que acelera la crisis de Castelmar y lo hace retomar sus ideales de izquierda. La parte rosa de esta novela viene dada por el romance del protagonista con una joven llamada Aída, un personaje que fue muy difícil de construir y uno de los mayores retos de la obra, a juicio de su autor, quien la semana pasada la presentó en Bogotá, Colombia. Fuente: ABN *** Una ley española podría acelerar la exhumación de García Lorca El reciente impulso del proyecto de ley de memoria histórica, una norma que prevé una mayor implicación de la Administración para facilitar la recuperación e identificación de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, acerca la exhumación de los restos del poeta Federico García Lorca, enterrado en Granada (España). Así lo aseguró el pasado 8 de octubre el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada (http://www.memoriahistorica.org), Francisco González, quien apuntó que aunque los familiares del dramaturgo se opusieran a la exhumación, como han manifestado en reiteradas ocasiones, los restos de Lorca podrían quedar identificados “por descarte”. Es decir, la ley, que, a falta de completar su tramitación, reconocería el derecho de las víctimas a un enterramiento digno, avalaría a los familiares de quienes se supone que están enterrados en una fosa común junto al poeta, en las inmediaciones del Barranco de Víznar (Granada), que sí son partidarios de las exhumaciones. En este sentido, consideró que los restos de Lorca, pese a la oposición de sus descendientes, serían identificados “por exclusión” en las labores de reconocimiento del maestro republicano Dióscoro Galindo y del banderillero Francisco Galadí, quienes fueron fusilados con Lorca junto al también banderillero Joaquín Arcollas. Según González, los legítimos herederos de Lorca no tienen razón alguna para negarse a que se trabaje en esa fosa, puesto que en ella existen otros cadáveres, y algunos de sus familiares, miembros de la asociación que preside, se han mostrado partidarios de que se les entreguen los restos identificados de sus antepasados. Confió igualmente en que, en caso de iniciarse los trabajos de exhumación, que espera que no se demoren “mucho tiempo”, la familia del poeta no exprese su oposición mediante algún tipo de reclamación o acción judicial. Al respecto, opinó que los restos de Federico García Lorca no son “patrimonio” exclusivo de sus sobrinos carnales, puesto que su legado pertenece al pueblo español y la humanidad, que es quien debería decidir, según dijo. La recuperación de los restos de Lorca, que fue fusilado la madrugada del 18 de agosto de 1936 y sepultado en una fosa común, ha generado en los últimos años un intenso debate sobre su exhumación, a la que la familia se opone rotundamente y que distintos sectores defienden. Fuente: EFE *** Anunciados en México los Premios de Bellas Artes en Literatura 2007 Estimular el talento de los escritores y promover la literatura mexicana son los objetivos de los premios Bellas Artes de Literatura 2007, que este año recayeron en creadores como Paco Ignacio Taibo II, Mónica Brozon, Pedro Damián y Ernesto Lumbreras, entre otros, según se anunció el pasado 9 de octubre. Al dar a conocer los ganadores de los 11 premios que entrega el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal, http://www.cnca.gob.mx/cnca/buena/inba), a través de su Coordinación Nacional de Literatura, Silvia Molina destacó que este año la competencia fue muy fuerte por la calidad de los escritos. La titular de dicha coordinación resaltó además que en esta ocasión se recibieron entre 25 y 30 por ciento más de trabajos que los del año anterior. Comentó que algunos de los ganadores son reconocidos en el mundo de las letras, mientras que otros apenas comienzan a sobresalir por sus trabajos. Precisó que el ganador del Premio de Cuento Infantil “Juan de la Cabada”, con sede en Campeche, fue Mónica B. Brozon por Memorias de un amigo casi verdadero, al que el jurado consideró un cuento bien tramado, con tema difícil pero bien abordado, y por su excelente manejo del humor y del lenguaje. El triunfador del concurso de cuento de San Luis Potosí fue Pedro Damián Bautista, con La soledad de los grandes establecimientos comerciales, por su enorme riesgo y la eficacia de su punto de vista, además de la riqueza de su universo personal. Molina señaló que el jurado, integrado por Mario González Suárez, Daniel Sada y Eduardo Parra, consideró que se trata de una obra que es una apuesta significativa en la cuentística mexicana. Martín López Bría obtuvo el premio de dramaturgia con sede en Mexicali, Baja California, por El crimen del hotel Palacio, mientras que el de Ensayo Literario José Revueltas lo ganó Lilia Solórzano Esqueda por Anagnórisis: el territorio de la reconciliación. En este caso, dijo, el jurado integrado por Fernando de Ita, José Ángel Leyva y Liliana Weinberg, consideró que el trabajo del autor propone una lectura cuidadosa de la obra de Tomás Segovia a partir del poema y el concepto de anagnórisis. Es un texto bien escrito, resuelto de manera eficaz, que permite aproximarse a los conocimientos y comprensión de la obra, todavía poco estudiada, de ese gran poeta contemporáneo. El ensayo premiado, precisó, trata de forma penetrante la relación entre exilio y poesía. Respecto al premio Juan Rulfo para Primera Novela, con sede en Tlacala y Puebla, Molina indicó que el ganador fue Manuel R. Montes por la obra De infinita sangre bajo nuestros túneles, a la cual los jueces calificaron por su afortunada factura, excelente prosa, vocabulario amplio y poético, original y eficaz estructura y novedoso tema: el amor de los padres hacia un octomesino que nace muriéndose. El premio Luis Cardoza y Aragón para Crítica de Artes Plásticas fue declarado desierto por el jurado, por “el escaso contenido o perfil crítico de los escritos participantes, de su deficiente dominio del lenguaje y de una generalizada falta de rigor en el ejercicio de la escritura”, explicó Molina. En el premio Narrativa Colima para Obra Publicada, con sede en dicha entidad, el ganador fue Paco Ignacio Taibo II, por Pancho Villa. Una biografía narrativa, por considerarla una obra excepcionalmente documentada, con una narrativa inusitada en el género y que revela facetas fundamentales e inéditas de un personaje clave en el México moderno”, anotó. El premio de Novela José Rubén Romero, con sede en Michoacán, fue ganado por Issa López, con su obra Lengua muerta, pues de acuerdo con el jurado integrado por Gaspar Aguilera, Agustín Ramos y David Toscaza, es de resaltar el diestro manejo del lenguaje y la sólida construcción de sus personajes. Además, por la pluralidad sugerente de sus diversas voces narrativas y por el puntual tratamiento de la marginación de los indios, la desintegración de sus culturas y las políticas indigenistas, indicó la funcionaria. Del galardón Obra de Teatro para Niños, de Torreón, Coahuila, el ganador fue el escritor Jesús Antonio Rodríguez Aguirre por El vuelo de Cliseo, obra que cuenta la adecuada estructura dramática, temas interesantes, acertadas metáforas escénicas, sentido del humor, rasgos de identidad nacional y amor a las raíces patrias. En Testimonio Chihuahua, el premiado fue Ernesto Lumberas por la obra La ciudad imantada, por considerarla una obra fresca, así como por su ingenio y su calidad literaria, además de la manera en que retrata un aspecto central de la vida cultural de Guadalajara. Por último, el Premio Internacional Iberomerica de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada, el ganador fue Pedro Guzmán con El hospital de cardiología. De acuerdo con el jurado, integrado por Luis Felipe Fabre, Armando González y Níger Madrigal, la obra fue premiada por su gran tradición del poema largo en México, con una voz personal y una singular condición. Cabe destacar que cada uno de los autores reconocidos recibirá un premio que va de los 90 mil a los 150 mil pesos, para un total de 1.800.000 pesos en premios, subrayó Molina. Fuente: Notimex *** García Valdés y Molina Foix ganan en poesía y narrativa en España Los premios nacionales de Poesía y Narrativa de España recayeron este año sobre la asturiana Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, 1950) y el alicantino Vicente Molina Foix (Elche, 1949), según se supo por los anuncios hechos el 9 y 16 de octubre pasados, respectivamente. García Valdés mereció el Premio Nacional de Poesía por su último libro, Y todos estábamos vivos (Tusquets, 2006). Autora de otros cinco poemarios, ha escrito, además, el ensayo biográfico Teresa de Jesús (2001) y traducido a Pier Paolo Pasolini y, junto con Monika Zgustova, a las poetas rusas Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva. Es licenciada en filología románica y en filosofía y dirige el Instituto Cervantes en Toulouse (Francia; http://toulouse.cervantes.es). Además, coedita la revista poética Los Infolios desde 1981 y es miembro del consejo editor de la publicación El Signo del Gorrión. Sus obras, consagradas sobre todo a la poesía, han sido traducidas a diversos idiomas y aparece en varias antologías. Exposición, Ella y los pájaros o Del ojo al hueso son algunos de sus títulos más destacados. Entre los premios que ha recibido se encuentran el Esquío de Poesía en Lengua Castellana (1989), el Caro de Literatura (1990) y el Leonor de Poesía (1993). Dotado con 15.000 euros, el Premio Nacional de Poesía se concede a la mejor obra de poesía publicada en 2006 en español o en algunas de las otras lenguas cooficiales habladas en España. El jurado, presidido por el director general del Libro, Rogelio Blanco, lo integraban también Andrés Sorel, Luis García Jambrina, Jon Kortazar, David Jou, Xoxé Luis Axeitos, Juana Vázquez, Juana Castro, Francisca Aguirre y José Manuel Caballero Bonald, galardonado el año pasado. Molina Foix, por su parte, se hizo acreedor del premio en su mención Narrativa por la novela El abrecartas, que recorre la historia española del último siglo en formato epistolar, mezclando personajes ficticios con otros reales como los escritores Aleixandre, García Lorca, Miguel Hernández, Eugenio D’Ors, Alberti, Fernando Sánchez Dragó o José María Castellet. El libro comienza con unas cartas escritas en los años 20 por un amigo de la infancia del poeta García Lorca, y termina en 1999 con un correo electrónico entre otros dos personajes. Novelista, poeta, dramaturgo y crítico de cine, Molina Foix nació en Elche (Alicante) el 18 de octubre de 1949. Licenciado en filosofía por la Universidad Central de Madrid (la hoy Complutense; http://www.ucm.es), vivió y ejerció la docencia en Gran Bretaña durante ocho años, y entre 1976 y 1979 fue profesor de literatura española en la Universidad de Oxford (http://www.ox.ac.uk). Publicó en 1970 su primera novela, Museo provincial de los horrores, y en 1973 obtuvo con Busto el premio Barral, libro al que le seguirían Tres cuentos didácticos y La comunión de los atletas. Después de conseguir en 1983 el Premio Azorín de novela por Los padres viudos, Molina Foix publicó en 1985 la pieza teatral Los abrazos del pulpo. En 1988 publicó su primer poemario, Los espías del realista, y la novela La quincena soviética, por la que consiguió el Premio Herralde. En septiembre de 1990 se incorporó al Centro Dramático Nacional como director literario, institución para la que tradujo y adaptó Hamlet y El mercader de Venecia. Basado en un guión suyo, en junio de 1994 se estrenó en Barcelona el espectáculo El amor brujo, de Manuel de Falla, que puso en escena el ballet de Víctor Ullate. En 1997 publicó su novela La mujer sin cabeza, y un año después se estrenó su obra teatral Seis armas cortas. En 2000 publicó El novio del cine donde combina la narración con el ensayo y la crítica cinematográfica. Un año después publicó El vampiro de la calle Méjico, por el que recibió el Premio García-Ramos de Novela. También en 2002 estrenó la obra teatral Lenguas de plata. Molina Foix también es director cinematográfico, área en la que debutó en 2000 con Sagitario, y en 2005 presentó su segundo filme, El dios de madera. Ha sido colaborador del Diario 16, y desde 1985 escribe en El País (http://www.elpais.es) y en la revista Fotogramas. Fuentes: AFP • EFE • La Nueva España *** Francisco Brines obtiene el premio García Lorca El escritor español Francisco Brines (Oliva, Valencia, 1932) fue galardonado este 11 de octubre con el IV Premio de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, el de mayor dotación económica (50.000 euros) de cuantos se conceden en el ámbito de habla hispana. El alcalde de Granada y presidente del jurado, José Torres Hurtado, explicó que acordaron conceder el premio al escritor valenciano “por la valoración del conjunto de su obra poética y su valor literario, que sin duda constituye una aportación relevante al patrimonio cultural de la literatura hispánica”, así como por su función de enlace entre la Generación del 27 y las generaciones poéticas sucesivas. Efectivamente, la figura de Brines es comúnmente admirada por los nuevos valores de la poesía española, y en especial por aquellos integrados en la llamada “poesía de la experiencia”, como Carlos Marzal, Felipe Benítez Reyes o Vicente Gallego. Brines es, después de Ángel González, el segundo español que recogerá la “Luna Lorquiana”, galardón al que han concurrido en esta edición 33 escritores españoles e hispanoamericanos, propuestos por distintas academias de la lengua española e instituciones vinculadas a la literatura en castellano. El escritor mexicano José Emilio Pacheco y la peruana Blanca Varela completan la nómina de premiados en este certamen. Encuadrado habitualmente en la Generación del 50 junto a poetas como Jaime Gil de Biedma y José Ángel Valente, Brines acogió con sorpresa y enorme gratitud la concesión de este premio, que a pesar de su corta vida goza ya de un “prestigio extraordinario”. “Sabía que era candidato, pero no me lo esperaba en absoluto, esto es algo que nunca se piensa, en todo caso se desea”, declaró el poeta y académico, quien agregó que, por su edad, el galardón le llega “en un momento crepuscular” de su carrera. El escritor expresó su deseo por “realizar algún otro libro”, pues aunque actualmente no escribe con la misma regularidad de otros tiempos, ello indicaría “que estoy vivo y vivo ante la poesía”, señaló. “Es la poesía y no el poeta la que decide siempre, la que le dice al poeta cuándo tiene que hablar, y cuándo callar”. Lorca representa para Brines “un poeta absolutamente extraordinario” y en este sentido afirmó que “si alguna vez se emplea la palabra genial para calificar a alguien, nadie lo merece tanto como García Lorca”, autor al que calificó como “un poeta dramático, un poeta hondo dentro del dramatismo de la vida, y al mismo tiempo gozoso de la vida”. La obra del poeta valenciano, ganador también del premio de la Crítica (1966) y del Nacional de Poesía (1987), se ha reunido en diferentes antologías, entre ellas Ensayo de una despedida y Poesía completa, 1960-1997. Fuentes: ABC • EFE *** Doris Lessing gana el Premio Nobel de Literatura 2007 La escritora británica Doris Lessing ganó este jueves 11 de octubre el Premio Nobel de Literatura 2007, que viene a recompensar, según el veredicto, a “la narradora épica de la experiencia femenina, que con escepticismo, ardor y una fuerza visionaria escruta una civilización dividida”. La concesión del premio a Lessing fue “madurado mucho tiempo y muy reflexionado”, comentó el secretario permanente de la Academia Sueca, Horace Engdahl, tras anunciar a la ganadora. “Los sorprendimos un poco a todos, ¿no?”, comentó sonriendo Engdahl, porque también los periodistas reunidos en el edificio de la antigua Bolsa de Estocolmo estaban anonadados. El día anterior al anuncio, la propia esposa de Engdahl, la profesora de literatura y abierta feminista Ebba Witt-Brattström, declaró públicamente que el bajo porcentaje de mujeres entre los ganadores del Nobel de Literatura era “una mancha de vergüenza en la bandera sueca”. Lessing, quien cumplirá 88 años el 22 de octubre, es la undécima mujer en obtener el Nobel de Literatura desde la creación, en 1901, de esos premios, que han sido recibidos en cambio por 93 hombres. La escritora conoció la noticia cuando regresaba de las compras, en la puerta de su domicilio londinense y vestida con una vieja falda y una chaqueta desteñida, donde era esperada por los periodistas. La escritora dijo que el galardón se suma a “todos esos malditos premios” que ya recibió. “Me he ganado todos los premios que hay en Europa, todos esos malditos premios, que estoy muy contenta de haber ganado”, dijo a la prensa antes de festejar la noticia tomándose un trago de ginebra y tónica que hizo incluso oler a uno de los reporteros, para que comprobara que no se trataba de agua. Finalmente, la escritora, que vive en Londres desde que tenía 31 años, dijo que estaba “muy contenta” de haber recibido el premio antes de morirse. “No le pueden dar el Nobel a un muerto, así que creo que probablemente pensaron que era mejor que me lo dieran ahora”, declaró. La elección fue sorpresiva puesto que el nombre de Lessing, con frecuencia citado como favorito en el pasado, ya no parecía ser de actualidad en los círculos literarios suecos. Los nombres que se barajaban para esta edición eran los del estadounidense Philip Roth, y el surcoreano Ko Un, ambos de 74 años, entre otros. Nacida en Persia (el actual Irán) en 1919, cuando su padre era capitán en el ejército británico, Doris May Taylor vivió una parte de su infancia en África, lo que marcaría su obra. Ex miembro del Partido Comunista británico, del que se separó en 1956 tras la represión de la rebelión húngara, Lessing ha sido comparada frecuentemente por sus ideas feministas con la francesa Simone de Beauvoir. Su Cuaderno dorado (The golden notebook, 1962), su libro más conocido, cuenta la historia de una mujer escritora de éxito en forma de diario íntimo. Para el Comité Nobel, este libro “es considerado como una obra pionera por el movimiento feminista y pertenece al puñado de obras que han cambiado la forma de ver las relaciones hombre-mujer en el siglo 20”. La escritora ha sabido explorar todos los estilos y no ha dudado incluso en hacer incursiones en la ciencia ficción con los cinco tomos de su serie Canopus in Argos, escrita entre 1979 y 1983, y en la que imagina el mundo tras un conflicto atómico y habla de los antagonismos entre los principios femenino y masculino, así como de colonialismo y de catástrofes ecológicas. En 1984 Doris Lessing jugó una broma a los medios literarios al publicar Diario de una buena vecina bajo un seudónimo. Su propio editor, que no conocía la verdadera identidad del autor, se había negado a publicarlo. Su juventud, pasada entre varios continentes, le inspiró los cinco volúmenes de Niños de la violencia, redactados entre 1952 y 1969. Casada dos veces y divorciada, la escritora estima que “el matrimonio es un estado que no le conviene”. Entre sus principales obras figuran Going home (Regreso a casa, 1957), donde denuncia el apartheid en Sudáfrica, y The good terrorist (La buena terrorista, 1985) sobre un grupo de revolucionarios de ultraizquierda. El trabajo de Lessing comprende desde obras de contenido social o político hasta thrillers psicológicos o novelas de ciencia ficción, género al que pertenece su más reciente obra, The cleft (La hendidura, 2007), en la que imagina lo que sucede cuando aparecen los hombres en un mundo mítico habitado tan sólo por mujeres. El Nobel de Literatura está dotado de 10 millones de coronas suecas (alrededor de 10,8 millones de euros) y será entregado el 10 de diciembre en Estocolmo durante la tradicional ceremonia en presencia de la familia real. Fuentes: AFP • BBC • DPA *** Festival de la Palabra reunió en Armenia a escritores latinoamericanos Entre el 12 y el 15 de octubre se celebró en Armenia, Quindío (Colombia) el I Festival de la Palabra (http://www.festivaldelapalabra.org), evento que reunió a diecisiete escritores latinoamericanos, provenientes de Argentina, Cuba, México, Perú y Venezuela, además del país anfitrión, quienes ofrecieron al público muestras de su trabajo literario, así como conversatorios en los que disertaron sobre el oficio. Entre los escritores visitantes estuvieron el poeta y narrador argentino Washington Cucurto, director de la editorial Eloísa Cartonera (http://www.eloisacartonera.com.ar); la periodista cubana María Grant, colaboradora de la revista Opus Habana (http://www.opushabana.cu), de la Oficina del Historiador de la Ciudad; la narradora y poeta mexicana Carmen Boullosa, ganadora del Premio Javier de Urrutia y una de las impulsoras del Café Nueva York (http://www.letralia.com/155/1205cafeny.htm), y el escritor, editor y arqueólogo peruano Gabriel Rimachi Sialer, director de la Editorial Casa Tomada. Por Venezuela asistieron la crítica, escritora y promotora de lectura Marisela Gonzalo Febres, coordinadora de la revista Equis3, dedicada a jóvenes y enfocada en temas de ciencia y tecnología; el narrador Eloi Yagüe Jarque, ganador del premio de cuento Juan Rulfo y del Premio Nacional del Libro de Venezuela, y el narrador Jorge Gómez Jiménez, editor de la revista literaria digital Letralia, Tierra de Letras (http://www.letralia.com). Entre los participantes colombianos estuvieron el novelista y poeta Oscar Osorio Correa, ganador del Premio Hispanoamericano de Novela Breve Gijón 2007; el sociólogo, periodista y escritor Hernán Darío Correa, editor del Centro de Estudios de la Realidad Colombiana; el dramaturgo y poeta Carlos Vásquez Zawadzki, profesor de las universidades Tadeo Lozano (http://www.utadeo.edu.co) y Javeriana (http://www.javeriana.edu.co); la investigadora Ángela Rosa Giraldo Cruz, directora del Centro de Estudios Andrés Caicedo, y el narrador, poeta y dramaturgo Diego Fernando Montoya, docente de la Facultad de Teatro de Bellas Artes. También el narrador Julio Paredes, graduado en filosofía y literatura en la Universidad de los Andes (http://www.uniandes.edu.co) y con una maestría en la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es); el poeta y novelista Gonzalo Mallarino, autor de Según la costumbre y Delante de ellas, entre otros; la narradora e investigadora Susana Henao, licenciada en filosofía de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP, http://www.utp.edu.co) con especialización en literatura por la Universidad de Caldas (http://www.ucaldas.edu.co) y maestría en literatura por la UTP, y el poeta, ensayista y abogado Andrés Matías, fundador del Centro de Estudios Políticos y del Café Literario de la Universidad de la Gran Colombia (http://www.ulagrancolombia.edu.co). El evento fue coordinado por la escritora, dramaturga y periodista colombiana Samaria Márquez Jaramillo, ganadora del Premio Iberoamericano de Novela Mario Vargas Llosa 2004 y columnista del diario La Crónica del Quindío (http://www.cronicadelquindio.com). Ha publicado La vida en tiempos de muerte, Por obra de las palabras, Eloísa en el umbral del infinito, Esta no es una novela de amor y Ojos de gata ciega. Durante la inauguración, Márquez Jaramillo agradeció a las autoridades locales el respaldo que le brindaron al festival. David Barros Vélez, alcalde de Armenia, dio la bienvenida a los escritores participantes, a quienes concedió las llaves de la ciudad, que fueron recibidas en representación de todos por la escritora mexicana Carmen Boullosa, y el carácter de huéspedes de honor, distinción que también les confirió la Gobernación del Departamento del Quindío en la persona de su titular, Amparo Arbeláez Escalante. Tras el acto inaugural, los asistentes presenciaron la actuación del narrador oral Luis Hernán Arango González (Piripí). Los conversatorios se realizaron en los teatros Yanuba, Sena y de la Cruz Roja y abordaron temas como la “ecoficción” o narrativa sobre asuntos ecológicos, el periodismo narrativo, la prosa poética, la dramaturgia, el aprendizaje del oficio literario, la novela negra, el mercado editorial, la poesía del despecho, la novela de género, las mejores novelas leídas y la metaficción, entre otros. El Centro de Estudios Andrés Caicedo, de Cali, coordinado por Ángela Rosa Giraldo Cruz, ofreció un conversatorio especial sobre el autor colombiano que se suicidara en 1977 a los 25 años de edad, en el cual participaron Cindy Muñoz, Mario Baos, Diana Rivera, Katherine Daza y otros jóvenes entusiastas seguidores de la obra de Caicedo. Márquez Jaramillo, quien en el marco del evento fue homenajeada por el Concejo Municipal de Armenia, indicó que los escritores que participaron en esta primera edición del festival “son los más destacados escritores de América Latina”, y aseguró que “la literatura que se ejercía en el Quindío no podrá nunca ser igual, cambió totalmente, cambió para bien, y esto es, y lo dicen los 290.000 habitantes de Armenia, el mayor evento cultural que hemos tenido”. Agregó que el año próximo realizará la segunda edición, para lo cual ya las autoridades locales garantizaron un sustancial apoyo económico, y que para la misma ya están invitados los escritores que participaron en la que acaba de terminar. “Creo que debemos repetir todos, que debemos hacerlo aquí, y mejorar muchísimas cosas pero no suprimir ninguna”, explicó. Consultada sobre la respuesta del pueblo de Armenia al festival, indicó que “como no es fútbol, que es un deporte de masas, ni ciclismo, que transcurre por la calle, es especializada”. Según ella, “todos aquellos que aman la literatura, sea que la conozcan o la quieran conocer, han estado allí, tan admirablemente que somos nosotros quienes tenemos que levantarnos de la mesa, somos nosotros quienes tenemos que salir corriendo por encima de todos, porque ya levantada la mesa nos toman en los pasillos, nos toman del codo y nos dicen: qué pasó, qué ocurrió, qué dijo y qué no dijo”. La escritora y gestora cultural, que además funge como directora de Gestores Culturales del Quindío, destacó la “avidez impresionante por saber” que demostraron los habitantes de Armenia, lo que, aseguró, la compromete y apena consigo misma, “porque pienso que si les hubiéramos dado más no tendrían tanta hambre, no tendrían tantos deseos, no tendrían tantas ganas de saber. Entonces creo que la responsabilidad es toda nuestra de que nosotros tengamos nuestros lectores tan atrasados. Porque ellos sí aportan, ellos no desaprovechan la oportunidad. Ellos, yo los miraba, y eran con unos ojotes como búhos, abiertos, poniendo atención. Entonces creo que es un compromiso del gobierno, y de los gestores culturales, darles a estos muchachos y a estos jóvenes una oportunidad de integrarse al arte, pero al arte mundial, al arte de ahora, del siglo XXI, no al arte parroquial, provinciano, que durante 106 años se ha hecho aquí”. *** Jiménez Emán, Lozada y Román Orozco ganan el premio Solar 2007 El pasado viernes 12 de octubre fue emitido, durante la clausura de la III Feria Internacional del Libro de Venezuela capítulo Mérida, el veredicto del Premio Nacional de Literatura Solar 2007, que fuera convocado en las menciones Ensayo, Narrativa y Poesía. Rodolfo Quintero-Noguera, director de la revista Solar (revista-solar@hotmail.com), dio lectura al veredicto, que arrojó como ganadores a Gabriel Jiménez Emán, en Ensayo; Carolina Lozada, en Narrativa, y Ernesto Román Orozco, en Poesía. Jiménez Emán se alzó con el premio de ensayo por su libro El espejo lúcido, seleccionado por los jueces Gabriel Mantilla Chaparro, Drina Hocevar y Héctor López. Igualmente se otorgó menciones de honor a los libros Los umbrales de Rayuela, de Lesbia Quintero de Adrián; La poesía y la casa del ser, de Gonzalo Fragui, y Cúmulo de variables para comprender a Julio Verne esóterico, de José Gregorio Parada. En narrativa el jurado estuvo constituido por Enrique Plata Ramírez, Amable Fernández y Alberto Jiménez Ure. El premio a Lozada fue concedido por su libro Adictos y transeúntes, y se otorgó menciones de honor a Aquellos ojos tuyos, de Maribel da Silva Rodríguez; Cuentos de la esquina, de Víctor Vázquez, y Bravo día de fiesta brava y otros cuentos, de Ramón Antonio Colmenares. El jurado de poesía, compuesto por Stephen Marsh Planchart, Carlos Danez y Le Comte Blue, otorgó el premio de la categoría a Magisterios de la grieta, de Román Orozco, una mención publicación al poemario Láudano, de Xiomara Rojas, y menciones de honor a Aventura, de Alexis Vázquez Chávez y Asuntos domésticos, de Javier Alexander Roa. El Premio Nacional de Literatura Solar es convocado por la Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida (Fundecem), ente adscrito a la Dirección de Educación, Cultura y Deportes de la Gobernación del Estado Mérida (http://www.merida.gob.ve). Los ganadores recibieron un certificado, un premio en metálico de tres millones de bolívares y la publicación de la obra, en primera edición, en las Ediciones Solar de Fundecem. *** Turquía será invitada de honor en Frankfurt 2008 El escritor mallorquín Baltasar Porcel cedió el testigo de la cultura catalana a Turquía como invitada de honor de la Feria del Libro de Frankfurt para el próximo año, con un discurso en el que destacó los lazos mediterráneos entre ambos, pronunciado en la clausura del evento el pasado 14 de octubre. Durante su discurso de clausura, Porcel aseguró que el Mediterráneo ha atraído “a una multiplicidad de pueblos e idiomas” que “se han conocido y entrelazado, y han ocasionado una riqueza de ideales y de creencias, de belleza casi sin parangón”. De esta forma, continuó el escritor, “cada ser humano mediterráneo ha existido con su correspondencia y visión mezcladas con las del otro, de los otros, sea para abrazarse o combatirse”. Tras repasar citas de Empédocles, Protágoras, Horacio, Heráclito y Johann Gottfried Herder, Porcel señaló que incluso la filosofía alemana tiene sus raíces en el “fermento mediterráneo ateniense”. Es precisamente, continuó, de estos “sabores, perfumes y colores” del Mediterráneo, en los que se basa y extiende la creación literaria de la cultura catalana y la turca, ambas “frondosas e infinitas”. Antes de ceder el testigo a la escritora turca Elif Shafak, Porcel rebatió a los “profetas de los persistentes apocalipsis” y manifestó su “fe en la literatura, en la incitación estética y en el ansia pasional”, además de en el padre de la literatura mediterránea, el Ulises de Homero. La literatura turca se presentará bajo el eslogan “Turquía, en todos sus colores” y su logo ha sido diseñado por el artista Bülent Erkmen. El programa se iniciará en marzo de 2008 y tendrá lugar hasta los primeros meses de 2009, principalmente en Frankfurt y Berlín. La escritora turca Elif Shafak señaló que la presencia de la literatura en 2008 es “importante” y “un honor”. Como anticipo a su presencia como invitada de honor en 2008, un equipo de 50 personas, entre escritores, agentes, traductores, críticos literarios y artistas estuvieron presentes en esta edición de la feria. Fuente: Europa Press *** José Emilio Pacheco homenajeado en la Unam Como reconocimiento a su trayectoria literaria, la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) rindió el pasado lunes 15 de octubre un homenaje al escritor José Emilio Pacheco, con la develación de una placa que lleva su nombre y con el que ahora se conocerá el salón de los candiles de la Casa del Lago Juan José Arreola. En este espacio cultural, donde el poeta pasara varios años de trabajo entusiasta y creativo, se le puso su nombre a una de las principales salas. Ello a pesar de sus múltiples esfuerzos por autosabotearse el homenaje, como dijera el maestro José de la Colina, presente en el reconocimiento. En el acto, Pacheco estuvo acompañado por el rector de la mencionada casa de estudios, Juan Ramón de la Fuente, los escritores Margo Glantz e Ignacio Solares, así como el titular de Difusión Cultural de la institución, Gerardo Estrada. El autor de Las batallas en el desierto, tras recordar entre otras cosas los usos que se dio a la Casa del Lago antes de convertirse en el más importante centro cultural de los años 60 y de hacer un llamado a revalorar la figura de Justo Sierra, manifestó no merecer tal distinción, ya que si el recinto “con toda justicia lleva el nombre de Arreola, es igualmente justo que lo acompañen los nombres de Tomás Segovia, Juan Vicente Melo, Juan García Ponce o Juan José Gurrola”. Recordó que las actividades de la Casa del Lago “no giraron en derredor de mí, no fui ni siquiera una de sus estrellas; me parece que el sentido de este reconocimiento consiste en dar lugar a un miembro más de la tropa anónima que con su trabajo colectivo hace posible las empresas culturales”. Una ventaja de aquellos años, continuó el poeta, “fue la inocencia total con la que trabajábamos. Las cosas se hacían lo mejor posible, porque era necesario hacerlas. Por fortuna no teníamos la creencia de que eran importantes ni mucho menos de que iban a pasar a la microhistoria de la cultura”. Agregó que era entonces un “simple estudiante de 19 años” cuando fue llamado por Jaime García Terrés “para colaborar en Difusión Cultural, y no sé cuánto o cuán poco de lo que fue y es la Casa del Lago tuvo su humilde origen en ese plan inexperto que le presenté”. Desde un principio, reiteró Pacheco, “mi actuación fue todo menos estelar. Era un simple ayudante de Benjamín Orozco, entonces subdirector de Difusión Cultural, a quien sí hay que reconocer como uno de los fundadores. Mi trabajo en la Casa del Lago duró tan sólo unas semanas. Luego de que el rector Nabor Carrillo encargara la dirección a Arreola; yo pasé a ser uno más de los redactores, hoy se diría editores, de la revista de la universidad”. Durante el tiempo en que Tomás Segovia estuvo como director, “recuerdo nada más una conferencia en mayo de 1962, que pudo haber sido de las primeras ocasiones en que se expuso en México una visión en conjunto de la obra de Borges, cuando no era todavía Borges”. Con Juan Vicente Melo, Pacheco tuvo la oportunidad de impartir “dos veces por semana un cursito de iniciación a la literatura”. Cuando García Terrés se va como embajador a Grecia, en 1965, Pacheco renunció a su trabajo en Difusión Cultural. “Por tanto”, comentó el escritor, “me salvé con dos años de anticipación del enfrentamiento de 1967. Hubiera sido insoportable para mí la guerra entre mis amigos de la Casa del Lago y Gastón García Cantú”. La Casa del Lago, según destacó el poeta tras agradecer la distinción, “fue y es ante todo un escenario. Aparecemos en escena sólo un instante y enseguida llegan otros a poner su espectáculo, uno sólo es un pequeño eslabón en la cadena de las generaciones, la verdadera continuidad es el cambio, una perduración posible es la que se logra a través de los demás, de los que vienen después. La nostalgia es inútil y nociva, lo que importa es lo que se hace hoy y lo que se hará mañana”. Para concluir, el rector De la Fuente destacó que “lo más valioso que se tiene en la universidad y en México es su patrimonio intangible, el cual le da un enorme sentido a lo que somos como mexicanos y a lo que podemos aspirar a ser. José Emilio Pacheco es, en ese sentido, una parte fundamental de ese patrimonio intangible que hoy nos enriquece”. Igualmente, Ignacio Solares hizo una reflexión acerca de la faceta de Pacheco como poeta, esa en la que se muestra convencido de que la palabra es un instrumento capaz de iluminar la sombra, de que “la poesía contiene lo mejor del hombre y es una garantía contra la muerte, contra el desastre”. Fuentes: La Jornada • Milenio *** Premio Planeta para Juan José Millás y Boris Izaguirre El escritor español Juan José Millás (Valencia, 1946) ganó el pasado 16 de octubre el 56º Premio Planeta de Novela por El mundo, de la que dijo que el título se debe a que un preadolescente explica la historia del mundo. “Son unas memorias de infancia, casi de adolescencia, y cuentan la historia de un muchacho que vive en una calle y cuyo sueño es escapar de esa calle”. “Luego, la encuentra en todas partes porque es una metáfora del mundo”, dijo al recibir el galardón, y añadió que son una especie de memorias de su infancia. Explicó que la novela estaba firmada con el seudónimo Tiresias porque es un personaje mítico y que va surgiendo a lo largo de la historia de la literatura. Destacó de él que es vidente y ciego a la vez. Millás recibió 601.000 euros tras el anuncio, hecho durante una cena literaria en el Palacio de Congresos de Barcelona, con la asistencia de un millar de invitados, entre los que se encontraban el presidente de la Generalitat (http://www.gencat.net), José Montilla, y el ministro de Cultura, César Antonio Molina. El nombre del escritor, guionista y animador venezolano de televisión Boris Izaguirre sonó insistentemente como posible ganador, y su novela Villa Diamante ha quedado finalista. “El libro que he escrito va de mi infancia”, dijo Millás al recibir el premio. “La historia de un niño en la preadolescencia, de la calle de la que siempre quería huir, de mi calle. Pero a todas partes a las que iba estaba la misma calle, mi calle era el mundo y el mundo era esa calle”. El autor aseguró que esta novela, de doscientas páginas, le ha permitido “rehacer aquello que se rompió en una época remota” y recordó que no pasó una infancia feliz, refiriéndose a sus primeros años en Madrid tras abandonar su Valencia natal, aunque también admitió que “hasta en las infancias desdichadas hay momentos de una dicha delirante”. La escritora Soledad Puértolas, miembro del jurado, señaló que “la novela nos da el mejor Millás, es su estilo pero no peyorativamente, es el Millás más brillante, creo que hace unas memorias personales con una elegancia, ironía y distancia con un final glorioso”. De humildes orígenes valencianos, Millás se trasladó aún niño con su numerosa familia a un suburbio de Madrid (1952), ciudad donde ha vivido la mayor parte de su vida. Cursó la mayoría de sus estudios de noche mientras trabajaba en una caja de ahorros. En la universidad franquista empezó filosofía y letras, que dejó al tercer año. Obtuvo un trabajo como administrativo en Iberia y se consagró a la lectura y la escritura. Su primera novela estaba influida por Julio Cortázar y posee las lacras acumuladas del experimentalismo de esa época y de ser un autor primerizo, aunque original; la segunda, Cerbero son las sombras (1975), obtuvo el premio Sésamo y le abrió las puertas de la crítica. Gracias a un entusiasta miembro del jurado, Juan García Hortelano, pudo publicar después Visión del ahogado (1977) y El jardín vacío (1981) en la editorial Alfaguara. Pero su novela más popular fue Papel mojado (1983), un encargo para una editorial de literatura juvenil. Simultáneamente empezó a colaborar en la prensa con un gran éxito, nacido de su imaginación y su compromiso con los desfavorecidos, de suerte que dejó el empleo en el gabinete de prensa de Iberia y ahora vive del periodismo y la literatura. Divorciado de su primera mujer, tuvo un hijo con la segunda, psicóloga. En su numerosa obra, de introspección psicológica en su mayoría, cualquier hecho cotidiano se puede convertir en un suceso fantástico. Sus columnas en el diario El País (http://www.elpais.es) han alcanzado un gran número de seguidores por la sutileza y originalidad de su punto de vista para tratar los temas de la actualidad, así como por su gran compromiso social y la calidad de su estilo. Ha ganado varios premios de periodismo muy prestigiosos, como el Francisco Cerecedo 2005. En la actualidad está construyendo un glosario con estos relatos logrando una numerosa participación. En el mes de mayo de 2006 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Turín (http://www.unito.it). Sus obras han sido traducidas al inglés, francés, alemán, portugués, italiano, sueco, danés, noruego y holandés, entre otros idiomas. En su última novela, titulada Laura y Julio, plasmó sus principales obsesiones: el problema de la identidad, la simetría, los otros espacios habitables dentro de nuestro espacio, el amor, la fidelidad y los celos. Por su parte, el título de la novela de Izaguirre (Caracas, 1965) rinde un particular homenaje a la obra de Evelyn Waugh, Retorno a Brideshead. El venezolano dijo que “ha sido una aventura absoluta” asistir a la cena hasta conocer el resultado de las votaciones. “He escrito esta novela pensando en Latinoamérica, simplemente por el hecho de que compartimos un idioma”. Explicó que el arquitecto Gioponti, en 1957, decidió hacer una casa en Caracas, casa que “ha visto todos los eventos” importantes de ese país. Describe a dos hermanas que se enamoran de un mismo hombre, y una de ellas consigue levantar la casa “en base al amor”. Añadió que ha escrito la novela más pensando en cine que en libros, y dedicó el libro a Terenci Moix. Izaguirre ha publicado las novelas Azul petróleo (Espasa, 1998), 1965 (Espasa, 2002) y El vuelo de los avestruces (Alpha Decay, 2006), así como los libros de ensayo Morir de glamour (Espasa, 2000), Verdades alteradas (Espasa, 2001), Fetiche (Espasa, 2003) y El armario secreto de Hitchcock (Espasa, 2005). Desde noviembre de 2005 es copresentador, junto a la periodista Ana García Siñeriz, del magacín de Cuatro (http://www.cuatro.com) Chanel Nº 4, además de guionista, periodista y escritor. Es el menor de tres hermanos, hijo de Rodolfo Izaguirre, director de la Cinemateca Nacional de Venezuela (http://www.cinemateca.gob.ve), y de Belén Lobo, bailarina clásica y de danza contemporánea. Su carrera en los medios comienza con 16 años en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com), donde escribe una columna de crónica social, “Animal de Frivolidades”. Como guionista coescribió para Radio Caracas Televisión (RCTV, http://www.rctv.net), junto a José Ignacio Cabrujas, los libretos de las telenovelas Rubí y La dama de Rosa. Tras el éxito de esas producciones en Televisión Española (RTVE, http://www.rtve.es) se traslada a España, donde se radica en Santiago de Compostela. Una vez allí colabora en los guiones de programas de televisión como Inocente, Inocente o El Súper. Apareció delante de las cámaras en Moros y Cristianos, La noche por delante y Más madera, de Telecinco (http://www.telecinco.es), pero su verdadera popularidad en España llegaría con su incorporación a Crónicas Marcianas, donde se hizo famoso. Durante algún tiempo presentó su programa en Telecinco. También es articulista en varias publicaciones; entre ellas, el suplemento dominical El País Semanal, la revista de cine Fotogramas, Zero, dirigida al público homosexual, o la femenina Marie Claire, donde escribe una sección fija llamada “De vuelta al armario”. También ha hecho incursiones en la radio, sobre todo como colaborador en el espacio radiofónico La Ventana, presentado por Gemma Nierga. Fuentes: ABC • Europa Press • Ideal *** Falleció el escritor colombiano Germán Espinosa El escritor colombiano Germán Espinosa falleció el pasado miércoles 17 de octubre tras una prolongada enfermedad, informaron allegados al novelista. De 69 años, el autor falleció a las 3 de la mañana, mientras era atendido de una neumonía en la Clínica Colsánitas, de Bogotá. Desde hace un año padecía además un cáncer bucal que le impedía hablar. El escritor, que nació el 30 de abril de 1938 en el balneario histórico de Cartagena (costa caribe), publicó su primer libro, un poemario titulado Letanías del crepúsculo, a los quince años de edad. La temática erótica del libro le valió la expulsión del Colegio Mayor del Rosario. Su primer cuento fue “La noche de la Trapa” (1965). Su primera novela, Los cortejos del diablo, apareció simultáneamente en Montevideo y Caracas, en 1970. En 1982 apareció La tejedora de coronas, que fue recibida con escepticismo en su país, pero recibió elogiosos comentarios en sus versiones en italiano y francés. Esta novela relata la historia de una mujer quemada por bruja en tiempos de la Inquisición en la ciudad caribeña de Cartagena de Indias, y para diversos críticos de Colombia y otros países es una de las más grandes de la literatura latinoamericana. Diez años después de su publicación, la novela fue incluida por la Unesco como una de las obras representativas del quehacer literario mundial. El novelista estuvo casado durante 42 años con la pintora Josefina Torres, que murió en 2005. Se le solía comparar con Gabriel García Márquez y en ocasiones se le llamaba “el Gabo sin Nobel”. Fue autor de unas cuarenta obras de poesía, cuento, ensayo, biografía y novela. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas, entre ellos el italiano, el francés, el alemán, el inglés y el chino. Hace algunas semanas se terminó de imprimir en Bogotá una nueva edición de sus Cuentos completos, que reúne 75 piezas que estaban en cinco libros. Espinosa trabajó como periodista y ocupó cargos diplomáticos en Nairobi y en Belgrado. Entre sus obras se encuentran El signo del pez, La balada del pajarillo, La aventura del lenguaje, Cuando besan las sombras, El magnicidio y Aitana, novela presentada en abril pasado en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (http://www.feriadellibro.com). El 5 de septiembre de 2002, la revista colombiana Libros y Letras (http://www.librosyletras.net) le otorgó el Premio Nacional de Literatura, que se decide por votación de los lectores. En 2004, el Ministerio de Cultura de Francia lo había declarado Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras. Según el crítico y escritor Alfonso Carvajal, Espinosa fue uno de los momentos cumbres de la literatura colombiana, al que calificó de “orfebre de la historia y de la ficción”. Fuentes: AFP *** Sale a la luz fotografía inédita de García Lorca Personal adscrito al archivo de la Universidad de Granada (UGR, http://www.ugr.es) identificó entre los fondos que conserva una fotografía inédita de Federico García Lorca, según informaron este viernes 19 de octubre fuentes de la institución académica. La foto, según la universidad, “muestra a un Federico muy joven”, y está incluida en el expediente académico correspondiente a sus estudios realizados en la Facultad de Filosofía y Letras. Aunque no contiene ninguna indicación sobre la fecha exacta en que fue realizada, se estima que debe corresponder con el inicio de sus estudios en la Facultad, en el curso 1914 a 1915. En 1914 Federico García Lorca tenía 16 años, por lo que resulta extraño en un primer momento que cursara ya estudios universitarios. El hispanista Ian Gibson despejó ayer esa duda: “En aquella época”, explicó, “era frecuente que los estudiantes de bachillerato pudieran también entrar en la universidad para irse preparando de cara a la futura carrera que habían elegido, por lo que no resulta nada extraño”. El expediente no puede ser anterior al año 1914 dado que en él consta que se sigue el ordenamiento de un Real Decreto de 23 de octubre de 1914. Se trata de un registro académico de la Facultad de Letras en el que sólo aparece el nombre y la firma de Federico García Lorca, aunque sin ninguna calificación en sus notas. Las asignaturas que pretendía cursar eran las de lengua y literatura españolas, lógica fundamental, historia de españa, lengua griega, lengua árabe, paleografía, lengua latina (primer curso) y literatura española (curso de investigación), en un primer grupo de estudios. el segundo grupo incluía lengua y literatura griega, lengua hebrea, historia de la lengua castellana, lengua latina (segundo curso) y bibliología. García Lorca decidiría finalmente matricularse en la Facultad de Derecho. El expediente académico encontrado con la fotografía inédita continuará en los archivos de la UGR. La institución tiene intención de editar en el futuro un libro con estudios preliminares y la reproducción en facsímil de los diferentes expedientes académicos de personajes como García Lorca, Elena Martín Vivaldi o Francisco Ayala. El profesor Andrés Soria Olmedo, uno de los grandes expertos en la obra de Federico García Lorca, publicará en noviembre un estudio sobre el hallazgo de esta foto y un análisis sobre el expediente para la revista El Fingidor. Pese a ser uno de los personajes más fotografiados de su tiempo, no era habitual ver una foto de Federico García Lorca en su época de adolescente. Fuente: Granada Hoy *** Níger Madrigal gana el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños El escritor mexicano Níger Madrigal (Cárdenas, Tabasco, 1962) ganó el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2007 con su obra Rutinario, según anunció este 19 de octubre el Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fce.com.mx), organizador del concurso. El galardón otorgado a Madrigal consiste en 200.000 pesos (unos 19.000 dólares) y en la edición del libro en las colecciones líricas para niños del FCE. El jurado, integrado por el escritor argentino Mempo Giardinelli, el brasileño Luiz Raul Machado y la mexicana María Baranda, determinó que el trabajo de Madrigal, seleccionado entre 191 libros presentados a concurso, era el de más valor “por su sonoridad y su capacidad de crear imágenes que pueden ser estimulantes para la iniciación a la lectura de poesía”. El certamen, convocado conjuntamente con la Fundación para las Letras Mexicanas (http://www.fundacionletrasmexicanas.org), tiene como objetivo “acercar al público infantil al mundo de la creación literaria a través de la poesía”. El premio le será entregado a Madrigal en una ceremonia especial el próximo 13 de noviembre en el Centro Cultural Bella Época, en la Ciudad de México. Madrigal ha sido coordinador del Taller Literario Juan Rulfo en Tabasco y fue fundador y director de la revista Parva. En 1990 fue ganador del Premio de Poesía de los V Juegos Florales de Cunduacán, en su natal Tabasco, y en 1992 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ramón Iván Suárez Caamal, de Calkiní, localidad de Campeche. Otros libros suyos son Amontonamientos y Tiempos de otros. El año pasado el galardón se lo llevó el poeta y ensayista mexicano Luigi Amara por su libro Las aventuras de Max y el ojo submarino, una historia que escribió cuando su esposa estaba embarazada. Fuentes: EFE • Notimex *** Crean formalmente el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska El jefe de Gobierno del Distrito Federal mexicano, Marcelo Ebrard Casaubon, instituyó el pasado domingo 21 de octubre el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska de la ciudad de México, con un valor de 500 mil pesos. Luego de que se declarara instituido el premio, la escritora Elena Poniatowska, presente en el acto, agradeció la distinción a Ebrard Casaubon y, sobre todo, dijo al público “a ustedes porque finalmente son como la hierba en la tierra que a mí me ha hecho crecer en este país que amo profundamente”. Ante el mandatario capitalino, la autora de La noche de Tlatelolco destacó la importancia de cuidar a la gente “para que la gente no se pregunte ¿dónde nos hemos venido a instalar, en qué país vivimos? ¿quién nos cuida? ¿qué somos nosotros los mexicanos, por qué nos abandonan, por qué no nos resuelven muchos problemas como el del agua, el del empleo, es categórico?”. Poco antes la escritora hizo referencia a los momentos en los que como periodista le ha tocado atestiguar, entre ellos la huelga de ferrocarrileros que encabezó Demetrio Vallejo, la masacre de 1968, el sismo de 1985 y finalmente el plantón. “El plantón, yo creo que es una gloria, es la gran estrella de nuestras vidas, la de todos nosotros, porque durante 50 días aguantamos no sólo la lluvia sino los improperios, y toda la lucha en contra nuestra y todo el deseo de pulverizarnos, y aquí estamos, nos damos la mano, nos amamos y vamos hacia delante”, agregó la escritora, ganadora del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. Sobre el premio, la secretaria de Cultura, Elena Cepeda de León, dijo que se trata de la más grande distinción de literatura que se otorgará en la ciudad de México, y que llevará el nombre de Poniatowska como reconocimiento a su trayectoria literaria y por contribuir a la formación de mujeres actualmente comprometidas con la creación de novelas, cuento, crónica y poesía. Fuente: Notimex *** Lanzarán edición definitiva de Poeta en Nueva York, de García Lorca Poeta en Nueva York, el poemario que Federico García Lorca elaboró durante su visita en 1929 a la emblemática ciudad de Estados Unidos y que, por años, fue objeto de controversias literarias, será publicado en 2009 en una edición definitiva por la Fundación Federico García Lorca (http://www.garcia-lorca.org), que compró el original en subasta en 2003, según se anunció este lunes 22 de octubre. Este acontecimiento editorial se celebrará con un simposio en el que diversos especialistas analizarán la influencia de este libro en el arte universal y una exposición de textos y dibujos del poeta junto a obras inspiradas por él. La sobrina del poeta, Laura García Lorca, confirmó que este encuentro se desarrollará tanto en Nueva York como en Madrid y en Granada. Además, la ciudad andaluza será el destino final de este poemario que Federico jamás vio publicado: como el resto de los fondos que posee la fundación, se trasladará al Centro Lorca que se construye en la Plaza de la Romanilla. El anuncio de la publicación se produce cuatro años después de que los herederos del poeta adquirieran en una polémica subasta en Londres el texto original, una especie de proyecto poético compuesto de versos manuscritos, mecanografiados o impresos en revistas, notas, correcciones e indicaciones sobre el contenido, el orden y la estructura del poemario. El legajo recuperado constaba de 26 páginas escritas a mano y 96, en letras de molde. La familia del poeta siempre ha insistido en que este documento, que él entregara a su editor y amigo José Bergamín semanas antes de morir, no era un manuscrito, sino un original o, en palabras de Manuel Fernández Montesinos, presidente de la fundación, un “mapa del libro”, que será publicado atendiendo a las voluntades literarias del poeta, gracias al trabajo de expertos que resolverán las dudas de su estructura o el orden y procedencia de algunos poemas. El original de Poeta en Nueva York está siendo estudiado por algunos de los principales estudiosos en la obra lorquiana, entre ellos el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM, http://www.uam.es), Mario Hernández, el profesor de la Universidad de Boston (http://www.bu.edu) Christopher Maurer o el director del departamento de Literatura Española de la Universidad de Granada (UGR, http://www.ugr.es), Andrés Soria Olmedo. La directora de la fundación resaltó que el interés del legajo perdido y encontrado radica en que refleja el dinamismo del proceso de creación. En la dedicatoria de uno de los capítulos, Federico escribió y tachó: “A Vicente Aleixandre” (dos veces), “A Eduardo Ugarte”, y, finalmente, dejó “A Concha Méndez y Manuel Altolaguirre”. Laura García Lorca aseguró que este hallazgo confirma el buen proceder de José Bergamín. “Se discutía si había publicado el libro tal cual lo había concebido García Lorca o había hecho una interpretación del original entregado”, explicó. En ese sentido, Mario Hernández reconoció que el original que el poeta le dejó a Bergamín “era un poco anómalo: nadie lleva a la imprenta un libro en el que dice ‘Este poema está en tal revista; búsquese’ o ‘Este poema manuscrito que ni siquiera está a limpio va en tal capítulo’. Es el clásico original que se entrega a un editor que es amigo”. Un día de julio de 1936, el escritor se acercó a ver al editor José Bergamín a su despacho de la editorial Cruz y Raya, en la calle de Bartolomé Mitre, 5, de Madrid. Su amigo y colaborador no estaba, así que el poeta le indicó en una nota: “Querido Pepe: he estado a verte y creo que volveré mañana. Abrazos, Federico”. El escritor no regresaría, pues partió hacia Granada, donde a los pocos días del golpe militar, el 18 de agosto, fue asesinado. El texto será publicado con todas las indicaciones del poeta, sin los cambios que introdujera Bergamín y que dieron lugar a un sinnúmero de especulaciones. Las polémicas que comenzaron en 1940 quedarán zanjadas con esta nueva edición. Tales polémicas surgieron cuando las dos ediciones primeras aparecieron en México y en Estados Unidos. Una bajo el sello de Norton, y otra con Séneca, aparentemente salidas del manuscrito en poder de Bergamín, pero muy divergentes. Hasta el punto de llevar a expertos a pensar que el editor se había inventado parte. El silencio de Bergamín multiplicó las inseguridades. “Decía que eran todas discusiones bizantinas”, apunta Mario Hernández, catedrático de literatura española de la Universidad Autónoma en Madrid. Durante la Guerra Civil española, los embajadores de Colombia y México le ofrecieron exilio al poeta, porque preveían que podía ser víctima de un atentado debido a su función de funcionario de la República española, pero él rechazó las ofertas y se dirigió a su casa en Granada para pasar el verano. Por esos días, cuando alguien le inquirió sobre sus preferencias políticas, manifestó que se sentía a la vez “católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico”; de hecho nunca se afilió a ninguna de las facciones políticas y jamás discriminó o se distanció de ninguno de sus amigos por ninguna cuestión política; se sentía, como él lo dijo en una entrevista al Sol de Madrid poco antes de su asesinato: íntegramente español. Fuentes: El Siglo • Ideal *** Foro Literario Vargas Llosa se centrará en la obra de Jorge Edwards La obra y la figura del escritor chileno Jorge Edwards, de 76 años y Premio Cervantes 1999, centran buena parte de los contenidos de la segunda edición del Foro Literario Vargas Llosa, que el Cabildo de Gran Canaria celebrará los días 25 y 26 de octubre en tres espacios distintos, la Biblioteca Insular, la Casa-Museo Pérez Galdós (http://www.casamuseoperezgaldos.com) y la Facultad de Filología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC, http://www.ulpgc.es). El citado foro literario dedicado al escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa, pretende arrojar luz sobre la relación y vínculos existentes entre las literaturas española y latinoamericana, articulando para ello un programa de actividades que dará comienzo el jueves 25 con un encuentro que mantendrá Edwards con los clubes de lectura de la Biblioteca Insular a partir de las 6:30 de la tarde, en la sede de dicho centro ubicado en la Plaza Hurtado de Mendoza. Ese mismo día, a las 8 de la noche, Edwards pronunciará en la Biblioteca Insular la conferencia “El joven Vargas Llosa visto por el joven Jorge Edwards”, un entrañable periplo de ida y vuelta en el que el chileno avanzará su primigenia relación con algunas de las claves literarias de los comienzos de Vargas Llosa. El viernes 26, los actos de la mañana se trasladarán al salón de grados de la Facultad de Filología de la ULPGC, en donde a las 12 del día se desarrollará un coloquio con Edwards sobre narrativa hispanoamericana. En la tarde, y en la sede de la Casa-Museo Pérez Galdós, a las 7:30 de la noche, tendrá lugar la presentación del libro La casa de Shakespeare, acto en el que participará el propio escritor chileno junto con los editores José Esteban y Jesús Egido. En septiembre de 1889, Benito Pérez Galdós tomó un tren en Newscastle para realizar un viaje que planeaba desde hacía años: visitar la casa de Shakespeare en Stratford-on-Avon. La aventura de aquella peregrinación en busca de las huellas de uno de los grandes genios de la literatura universal la incluyó en 1906 en el libro Memoranda. Este breviario recupera también, a manera de prólogo, el capítulo de sus memorias dedicado a Inglaterra, donde el gran narrador español refleja el especial interés que siempre sintió por la literatura y la organización política de Gran Bretaña, lo que pone de manifiesto su modernidad y curiosidad intelectual, a la vanguardia de la mayoría de los escritores europeos de su época. Seguidamente, a las 8 de la noche, se llevará a cabo la mesa redonda titulada “Los museos de escritores”, que moderará el escritor canario Armas Marcelo, y que contará con la presencia de José Luis Correa, Federico Castro y Cristina Rodríguez Court. Todos los actos organizados son de entrada libre. La primera edición del Foro Literario Vargas Llosa tuvo lugar durante el pasado mes de febrero con la intención de analizar la obra del escritor hispano-peruano y su influencia en muchos de los más destacados escritores canarios actuales. Esta segunda edición, impulsada por el Cabildo grancanario a través de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico (http://www.grancanariacultura.com) que preside la consejera Luz Caballero, ha incidido en extender las actividades a otros departamentos relacionados con la literatura o con la lectura en general, propiciando su fomento. Dada la vinculación de Jorge Edwards con la Casa-Museo de Pablo Neruda en Isla Negra, este año el foro profundizará en el papel que juegan estos espacios museísticos en los que se conserva buena parte del espíritu de los escritores a los que están dedicados. Fuente: Canarias7 *** Más de 650 actividades se desarrollarán en la Feria de Guadalajara La ciudad mexicana de Guadalajara se convertirá, del 24 de noviembre al 2 de diciembre, en el corazón del mundo del libro, al realizarse allí la XXI Feria Internacional del Libro (FIL, http://www.fil.com.mx), cuyo programa fue presentado en conferencia de prensa el pasado 16 de octubre. A lo largo de los nueve días de feria se realizarán 650 actividades en las que participarán 300 autores. Además, visitarán la feria por primera vez editoriales de países nórdicos, de Hungría, Bélgica y Holanda. La conferencia de prensa estuvo presidida por Carlos Briseño Torres, rector general de la Universidad de Guadalajara (UdeG, http://www.udg.mx). Lo acompañaron Catalina Rey, gerente del proyecto Colombia, país Invitado de Honor; Igor Lozada, director de Cultura de la UdeG; Nubia Macías y Raúl Padilla López, directora y presidente, respectivamente, de la FIL. Padilla López destacó la consolidación de la feria como la más importante en el mundo del libro en español, con la exhibición de más de 280 mil títulos en exhibición y 315 presentaciones de libros, cifra que subrayó como un dato récord y que ubica al evento como la principal plataforma de lanzamiento de las novedades del mundo editorial iberoamericano. “Esto hace de la FIL Guadalajara, además de una feria profesional, una que en sí misma se constituye en la mayor exposición del libro en español. Junto con ello y obviamente para disfrutar de lo que va a ser una auténtica fiesta del libro y un verdadero festín cultural, contaremos con la presencia de medio millón de visitantes, que es una cifra que se ha consolidado y ha venido en incremento en los últimos años”, destacó. La FIL Guadalajara recibirá a 16 mil profesionales, representantes de 1.600 editoriales de 39 países. Habrá 21 foros y encuentros, de los cuales 19 forman parte del programa académico de la feria, organizado por la UdeG. “Como cada año, el programa (literario) de este año consolida a nuestra Feria como la cita más relevante con los autores de habla hispana, así como un espacio que comienza a ser referente también para autores de otras latitudes lingüísticas. No existe un evento literario en la región ni en el mundo que congregue a tal número de escritores que interactúen entre sí a la manera de un festival literario”, dijo al señalar que en FIL Guadalajara se realizarán 60 actividades literarias y acudirán más de 300 autores. Entre los encuentros académicos, destacó el Encuentro de Humanistas, en el que se que se abordará el tema de la violencia y sus efectos en el tejido social. Para examinar este tema desde diferentes perspectivas estarán Carlos Castresana, organizador de este encuentro; Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia General de España; Loretta Napoleoni, periodista y experta en el tema de financiamiento del terrorismo, además de asesora de numerosos gobiernos y compañías privadas en acciones contra el terrorismo; Sergio Fajardo, alcalde de Medellín (Colombia), reconocido por haber transformado la vida social de la ciudad a través de la educación y la cultura; Eva Joly, jueza franco-noruega que logró vencer la impunidad en Francia al destapar el caso de corrupción de la empresa Elf y autora de la Declaración de París, y Ernesto Villanueva, vicepresidente de la Asociación Iberoamericana de Derecho a la Información y de la Comunicación. En cuanto a FIL Niños, Padilla destacó que se dedicarán quince talleres, con 1.125 sesiones, a la promoción de la lectura entre el público infantil. En este espacio, los escritores realizarán lecturas especiales para niños y los pequeños tendrán acceso a una sala de lectura en la que podrán conocer más de mil libros de distintos países, seleccionados para ellos. “Este año nos complace particularmente que el programa de espectáculos infantiles contemple un cartel internacional, con artistas de Colombia, Brasil y Venezuela; la participación del reconocido flautista mexicano Horacio Franco, quien presentará su interpretación de El flautista de Hammelin, y la selección de cine infantil con la que estará presente la Academia de Cine de Nueva York (http://www.nyfa.com/mtv-site/locations.html)”, dijo el presidente de la FIL. Nubia Macías, directora del evento, detalló que para los profesionales que visitan la feria se ha preparado un programa con trece encuentros. “Esta feria es una feria de autores, como ustedes ya lo vieron, pero es, sobre todo, también una feria de lectores. Una feria de autores y lectores debe también tener muchos libros, y los vamos a tener, más de 300 mil títulos en exposición”, dijo durante su intervención, en la que destacó que “para que esta ecuación nos dé resultados, tiene que haber negocio, y por eso a esta feria vienen más de 16 mil profesionales, a hacer negocios”. Que los profesionales de la industria en español logren crear un nicho para la literatura en nuestra lengua dentro del mercado de habla inglesa del continente americano es uno de los ejes que mueven al Salón de Derechos, que en su cuarta edición ofrecerá asesoría gratuita para orientar a los profesionales en materia de negociación de derechos, a cargo de José Luis Caballero, vicepresidente del Instituto Mexicano de Derechos de Autor. En las sesenta mesas del salón participan editoriales, agencias y agentes literarios de Alemania, Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Dinamarca, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, India, Israel, Italia, México, Países Bajos, Reino Unido, Uruguay y Venezuela. Macías adelantó que para 2008 se preparan programas específicos con Turquía, Polonia, y los países nórdicos, lo que permitirá que lo que están escribiendo ellos nos lleguen a nosotros y lo que nosotros escribimos les llegue a ellos. Destacó también el Foro Internacional de Editores, cuyo tema central serán las redes y alianzas y el Salón del Libro, el Encuentro de Promotores de Lectura y el XI Congreso Internacional de Traducción e Interpretación San Jerónimo, la más importante reunión de traductores en nuestro continente, al que se espera que acudan 300 participantes. Por su parte, Igor Lozada y Catalina Rey dieron detalles de las exposiciones, conciertos y obras de teatro que presentará Colombia en Guadalajara como país Invitado de Honor a esta feria. Se realizarán 31 conciertos (9 en la explanada y 22 en FIL Niños) y habrá siete exposiciones, que irán a los espacios museográficos más importantes de la zona metropolitana de Guadalajara: el Museo de las Artes, el Museo de Arte de Zapopán, el Instituto Cultural Cabañas, el Centro Cultural Casa Vallarta, el Museo Regional y el Trompo Mágico. Por el momento y hasta el 18 de noviembre, la FIL está propiciando un acercamiento con el público a través de una campaña llamada “Presencia Urbana”, consistente en una cabina de karaoke cuyos visitantes pueden, además de divertirse cantando el jingle del evento, conocer los avances de programación literaria, cultural y musical, así como recibir regalos y entradas gratis. La campaña busca propiciar que la mayor cantidad posible de personas sepa qué actividades habrá dentro del programa de la FIL. En total se visitarán 41 lugares, entre escuelas, universidades, centros comerciales y plazas públicas. La cabina karaoke estará activa sólo por las tardes en los emplazamientos seleccionados entre semana y el día completo los fines de semana. Fuente: FIL ||||||| MATERIAL ESPECIAL: PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2007 |||||| === Doris Lessing, Premio Nobel de Literatura 2007 ======================== === “Nuestra historia deja ínfimo espacio para la utopía” ================= === Edmundo Bracho ======================================================== Doris Lessing dice que parte de su rutina diaria es dar de comer a los pájaros de su vecindario, temprano en la mañana. Muy temprano. Cuando son las 6 am ya ha regresado de su encuentro aviar y comienza a preparar su desayuno, para iniciar su trance redaccional lo más próximo posible a las nueve de la mañana. Lo hace de modo sistemático, y lo ha venido realizando durante los últimos 26 años desde un austero escritorio, en su modesta casa en el norte de Londres, no muy distante del estadio del mítico club de fútbol Tottenham Hotspur y del famoso cementerio que alberga los huesos de Karl Marx. Sin esa disciplina que raya en mandato, Lessing jamás hubiera escrito las cincuenta novelas y relatos que, a sus 88 años de edad, la convierten según muchos en “la escritora (y el escritor) viviente más relevante de Gran Bretaña”. Casi la totalidad de sus novelas se ambientan en lo que hoy en día es Zimbabwe, ahí donde Lessing se crió y experimentó “la soledad infernal como modo de vida”. Incluso sus relatos que podrían ser tildados de ciencia ficción presentan un intenso barniz de esa íntima catástrofe que conoció desde niña en su entorno de colonos explotadores. Sus domésticos retratos de desintegración social, marcados por el sinsentido de la tensión racial en África colonial, demuestran su interés en conjugar la exploración de la psiquis humana con la crítica política. De hecho, una de las razones principales —según dijera la Academia Sueca— para que le fuera otorgado el más reciente Premio Nobel de Literatura es su combativo rechazo de políticas racistas, además del sostenido vuelo estilístico de su prosa. —Ha dicho que empezó a escribir su autobiografía, Dentro de mí, en 1995, porque veía la inminente posibilidad de que otros lo hicieran por usted... —Antes se esperaba a que la gente se muriera para escribir su biografía. Ahora, debido a que con la publicación de biografías se hace mucho dinero, especialmente si son tremendistas e impudorosas, mucha gente se ha lanzado al negocio. Ya me habían mostrado dos intentos biográficos sobre mí, repletos de errores y exageraciones. Mi libro tiene la base factual que ninguna otra biografía sobre mí pudiera tener. Quise adelantarme a posibles falsedades. —En su autobiografía sostiene el credo de que muchos secretos biográficos no deben ser revelados. —Me refería a secretos relacionados con la vida personal de otra gente, no de mi persona. No creo que sea mi tarea estar abriendo las gavetas de la vida privada de otros, más aun cuando no quieren que sus secretos se sepan. Es pudor y compasión. En mi autobiografía he tratado de ser lo más confesional posible, sólo he resguardado los secretos de otros. Los míos están todos ahí. —Usted confesó que de niña, cuando vivía en Rodesia del Sur (hoy Zimbabwe) pasó muchísimo tiempo fijando momentos en su mente. ¿Cómo fue ese proceso? —Sentía desde temprana edad mucha presión por parte de mis padres en ver y percibir las cosas a su manera. Entonces me esforzaba por preservar mis sensaciones e impresiones en medio de esa presión. Era una niña que pasaba mucho tiempo diciéndose a sí misma: “Así es que pasó esto de verdad, esto sucedió así, y no dejes que ellos (mis padres) te convenzan de que fue de otro modo”. Constante presión en mi interior. Pero se trata de un modo de convertir las experiencias en algo más seductor. Gracias a este doloroso proceso es que conservo imágenes, emociones y sentimientos vividos durante mi niñez. Los recuerdo en detalle, muy claramente. —No hace mucho dijo que a partir de la década de los 80 pareciera haberse impuesto un dogma que proscribe a todo autor blanco escribir sobre negros, sobre la negritud y la experiencia cultural africana. —Sí, es parte de esas imposiciones de la literatura como parte de lo políticamente correcto, que está por todas partes. Es un juego que se lleva a cabo en universidades. Es un debate académico que a mí, como escritora, me parece fútil. Siento que yo puedo escribir de la experiencia africana tanto como un autor negro africano, así como un indio, como lo es Rushdie, puede escribir sobre la experiencia inglesa o Achebe, que es nigeriano, sobre la experiencia norteamericana. Por otra parte, la lengua inglesa ya tiene mucho tiempo fuera del uso exclusivo de los ingleses. Una cantidad considerable de literatura india ha sido escrita en inglés. También muchos africanos y caribeños escriben en inglés. —En Dentro de mí nunca menciona que usted siempre supo que sería escritora. ¿En qué momento se convirtió su vocación en algo irreversible? —Desde mi adolescencia escribía. Nunca romanticé sobre el hecho de escribir. No creo que haya nada extraordinario en ser escritora. Quizás el momento más crucial en mi carrera literaria fue cuando decidí irme de Rodesia, rumbo a Londres, buscando publicar Canta la hierba. Para ello dejé a mi esposo y a mi familia. Fue algo muy doloroso, pero quedarme en Rodesia era quedarme en el limbo. —¿Diría que fue especialmente el panorama opresivo que se vivía en la colonia británica lo que la llevó a hacerse militante comunista, a sus veinte años de edad? —Me convertí en comunista porque por primera vez en mi vida conocí a gente que pensaba como yo, o que pensaba. Así de simple. La sociedad de Rodesia del Sur era extremadamente filistea y vulgar. Era muy difícil conseguir a alguien con un ápice de interés literario. La gente en el Partido Comunista había leído lo mismo que yo, problematizaba las cosas y deseaba un cambio social igual que yo. Éramos muy críticos con la sociedad blanca, pero éramos un movimiento muy pequeño y desacreditado por los demás. —Al cabo de un lustro se distancia del activismo comunista y comienza a seguir la disciplina islámica del sufi. ¿Cuáles son las razones detrás del vuelco? —Me resulta muy difícil hablar de eso. Fue, claro está, un cambio radical: refutar el credo comunista y adentrarme en el sufismo. El sufismo es un modo de entender la vida... Sólo podría decir un par de frases al respecto y se distorsionaría el sentido de lo que a mí me interesa del sufismo. La gente tiende a hacer asociaciones con esta corriente espiritual, un estereotipo que me desagrada mucho. No es un culto, no es una religión, no es un dogma, no es una corriente psicológica. —Quizás pueda hablar de las motivaciones de su vuelco a la lectura bíblica y coránica después de haber seguido una praxis comunista y atea... —Empecé a leer la Biblia y el Corán por pura inquietud literaria, o más bien intelectual. No fue el sufismo lo que me condujo a ello... —No he sugerido eso. Me refiero particularmente al prólogo de su novela Shikasta, donde evoca pasajes bíblicos. —La introducción a Shikasta la escribí a partir de una anécdota. En una oportunidad, alguien me dijo que nadie lee el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y el Corán en secuencia; y que si yo lo hiciera me daría cuenta de que cada uno representa una etapa diferente de la misma religión. Y eso fue lo que hice. Me interesé mucho en esos textos sagrados y resolví escribir un libro utilizando las ideas que eran comunes a todos los textos. Estos son los libros sobre los cuales se edificó la civilización occidental. Creé entonces una utopía, un trabajo de ficción espacial, pero más bien de “espacio interior” en un contexto de ciencia-ficción. No me propuse nunca hacer una cosmología a partir de la Biblia o del Corán. —¿Considera que la utopía sólo puede construirse en el ámbito de la ficción literaria, de las artes? —Nuestro mundo social y nuestra historia deja ínfimo espacio para cualquier utopía. El hombre no ha dejado de enfrascarse en guerras desde siempre. Y la guerra trae consigo la mentira. Durante la segunda guerra mundial yo pertenecí a un grupo que se reunía semanalmente para analizar las noticias sobre la guerra. Creíamos tener una idea clara de lo que estaba pasando, pero al terminar la guerra nos dimos cuenta de que todo lo que habíamos leído era mentira. Vivimos en un mundo de engaño. Aunque a veces, se dan eventos maravillosos, impredecibles. Como en 1990, cuando recién caía el Muro de Berlín, colapsó la Unión Soviética, se derrumbó el apartheid en Sudáfrica. Nadie pudo prever esta serie de eventos. Y pudimos soñar un rato. —Es un tipo de sueño diferente al que tenía cuando militó como comunista: ahora dice que eventos puntuales y súbitos se convierten en cuasi-utópicos debido a su carácter imprevisible. —Sí, y la pregunta que me hago desde hace años es cómo gente inteligente y lúcida creyó en esa psicopatología masiva que es el comunismo. No puedo negar que fue emocionante ser parte de ese grupo en aquella época, y que cuando me reunía con mis amigos creíamos estar salvando el mundo. Pero era pura basura. No tardé en darme cuenta de eso. No queríamos ver lo que realmente estaba pasando en el mundo. Nos obsesionábamos con lo que creíamos sucedía en la Unión Soviética. Éramos incapaces de ver que, como todo socialismo, aquello era un desastre, un fracaso. —Estaban, sin querer saberlo, apostando a un fracaso. —Bueno, claro. Y lo triste es que aún existe mucha gente que, a pesar de las evidencias, continúa apostando al fracaso, hablando en nombre de un pensamiento progresista, que no es otra cosa que anti-progresista. —Joyce Carol Oates ha descrito El cuaderno dorado como “el más sofisticado trabajo literario de liberación femenina”. ¿Cómo ha lidiado con la etiqueta de escritora feminista? —Es una apreciación, y los escritores no deberían preocuparse de apreciaciones críticas. Ni yo soy feminista ni mi prosa es feminista. Si para Oates esa es una obra de liberación femenina, pues no me parece mal: es su apreciación. No salí a escribir algo sobre liberación femenina. Mi idea era escribir un libro que conllevara un comentario sobre sí mismo, que hablara de cómo se fue construyendo. La forma del libro en sí era mi interés central. El cuaderno se escribe a partir de fragmentos, que son los reflejos de un yo dividido que busca integrarse. —En muchas de sus novelas, en especial La ciudad de las cuatro puertas, se proyecta la llegada de un holocausto final. Existe un fatalismo recurrente. Sin embargo, la catástrofe es contrarrestada en su prosa por un sentido de sobrevivencia excepcional, en personajes de gran estoicismo. —La raza humana es experta en supervivencia, sin duda. Yo misma he visto cómo determinadas personas subsisten en medio de un desastre continuo. Lo vi de niña en Rodesia y lo he visto de adulta en muchos sitios. Llevan una vida miserable, y si mis novelas se ambientan sobre un fondo muchas veces desastroso, también he querido dar espacio a la esperanza en aquellas personas estoicas, que nadan a contracorriente. —¿Desde el acto literario, cree que el futuro es esperanzador? —En realidad siento que pertenezco más al pasado. Observo los niños jugando con gadgets electrónicos y no siempre comprendo bien qué está sucediendo. Ya cuando algunos expertos en ciencia ficción hablaban del futuro que le espera a la raza humana en los próximos cien años, entendía apenas la mitad. Lo cierto es que la tecnología no está siendo utilizada de manera adecuada. Esos niños de los que le hablo no pueden articular una frase larga, mucho menos leer un libro. Siempre buscan más y más estímulo visual y sonoro. Son incapaces de sentirse cómodos en el silencio, y el sentido de memoria, que es tan importante, pierde cada vez más relevancia. Eso es muy grave. —Dijo en una oportunidad creer que el sufrimiento y la tensión que vivió de niña fueron requerimientos para devenir escritora... —Sí, creo que la tensión es particularmente importante para el escritor. Creo que la tensión es algo positivo para un niño que luego vaya a ser escritor porque desarrolla una capacidad de observación muy sensible y precisa. Soy demasiado emotiva para mi propio bien. Muchas cosas del transcurso de mi infancia en Rodesia, viéndolas hoy en día, a distancia, me dan horror: lo filisteo y obtuso de la sociedad blanca, el sufrimiento que uno veía alrededor como parte de una otredad, la indiferencia y los prejuicios de los colonos, incluyendo, lamentablemente, a mi familia. Me tuve que ir de ahí. Volví a recordar ese sufrimiento, esa tensión, a distancia, en Londres. Lo viví fuertemente cuando llegué a Londres, en 1947. Y es justo en ese entonces que empezó mi carrera como escritora. ** Edmundo Bracho brachodigital@cantv.net Escritor y periodista venezolano (Caracas, 1969). Es autor de las colecciones de poemas Hospitalario (1997), La puerta de Leónidas (2000) y Orilla revuelta (2003); así como de los títulos de crónica y ensayo El oponente: Encuentros literarios (30 entrevistas a autores de la talla de Octavio Paz, Susan Sontag, Mario Vargas Llosa, Paul Auster, Guillermo Cabrera Infante, William Burroughs, Carlos Fuentes, Edward Said, entre otros; 2000) y María Lionza en Venezuela (2004). Publica regularmente artículos de opinión, crónica y ensayo breve en varios diarios y revistas de Latinoamérica y España. En Venezuela ha sido coordinador editorial de Papel Literario, director de la revista dominical del diario El Nacional (http://www.el—nacional.com), jefe editorial del diario TalCual (http://www.talcualdigital.com) y editor de la revista Veintiuno. Inauguró en calidad de profesor el primer taller de periodismo literario del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve; 2003—04). Además de su labor como escritor y periodista, ha realizado curadurías de plástica y fotografía en Venezuela y el extranjero. Ha traducido al español obras poéticas del inglés y del francés (Seamus Heaney, René Char, Henri Michaux, Allen Ginsberg, Peter Boyle, entre otros). Desde noviembre de 2004, dirige diariamente un programa radial en la emisora Ateneo 100.7 FM (de lunes a viernes, entre 5 y 7:30 pm), desde Caracas. === El arte de sorprender Lilian Fernández Hall ====================== Una vez más, la historia terminó como suele terminar: la Academia sueca sorprendió al mundo literario con su decisión. Ni los expertos en Estocolmo, ni los críticos especializados, ni los libreros, ni los editores, ni los aficionados a las apuestas, ni mucho menos la mismísima autora premiada, se imaginaban que Doris Lessing sería la galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2007. Los aplausos en la Börshuset, el elegante edificio donde la Academia tiene su sede, no querían terminar nunca luego de haberse oído la declaración de Horace Engdahl, secretario permanente de la Academia Sueca. El nombre de Doris Lessing ha figurado en las discusiones durante varios decenios, pero ya se consideraba improbable el reconocimiento a esta escritora después de tantos años. La Academia lo lograba otra vez: los presentes en el acto daban una feliz exclamación de sorpresa, y por fin una autora apreciada por el público en general recibía el galardón, mejorando al mismo tiempo la estadística de los premiados, de los cuales sólo el 9% son mujeres. La autoridad de Doris Lessing como escritora y su renombre como intelectual honesta, íntegra e independiente son ya reconocidos en todo el mundo. Probablemente muy pocos puedan cuestionar la elección de la Academia. Lo interesante es la vuelta de tuerca que significa esta decisión. Si algo estaba claro antes de la elección de este año, era la declarada voluntad de los académicos de darle al Premio Nobel el carácter de estímulo para una autoría en plena madurez, más que una confirmación a una carrera ya consagrada. Sin adelantar ningún nombre —que nunca pasaría de adivinanza azarosa— esperábamos con una cierta seguridad el nombre de un escritor/escritora relativamente joven. Y llegó la respuesta como una confirmación de lo inútil de las predicciones en este campo: Doris Lessing, de 88 años en unas pocas semanas, ganaba el Premio Nobel: el escritor/a de más edad que alguna vez haya recibido el galardón. Como vemos, el factor sorpresa es inagotable (curiosamente, el tema de la edad del galardonado y las posibilidades que abre en el campo de las especulaciones fue la única pregunta que Engdahl dejó sin contestar en el chat con los lectores del periódico Dagens Nyheter, que tradicionalmente suele estar abierto unas horas después de comunicada la decisión). Aunque quizás, vista desde otro ángulo, la elección no sea tan caprichosa: hace cien años se premiaba al escritor más joven que hasta la fecha recibiera el Premio Nobel: Rudyard Kipling contaba con apenas 41 años de edad al recibir, como primer escritor británico, el galardón en 1907. Kipling contaba entonces en su bagaje con la experiencia de haber nacido en una colonia británica (India), y de haber dedicado muchos años de su vida y muchas páginas de su obra al tema del colonialismo y sus efectos en sus habitantes. Una centuria después, el premio recae en otra representante de la literatura en lengua inglesa: una de las pocas mujeres que se han hecho acreedoras a este reconocimiento y, hasta la fecha, la de más edad. Como Kipling, Doris Lessing nació en un país del Tercer Mundo (la entonces Persia, actual Irán) y se crió en una ex colonia británica: Rhodesia (actualmente Zimbabwe). Al igual que su compatriota, Lessing ha dedicado varias de sus obras a la problemática del colonialismo; aunque a diferencia de su antecesor, la voz de la escritora ha sido de crítica y denuncia a los atropellos de un sistema racista y cruel (a tal punto que, ya en 1956, Sudáfrica y Rhodesia prohibían la obra de esta escritora). El tema de la edad tampoco deja de ser significativo: a una mujer le llevaría más del doble de tiempo que a un hombre el reconocimiento del valor de su obra literaria. Oh, Christ! No menos sorprendida fue la escritora galardonada, que, como el mismo Engdahl comentara: “no se puede decir que estuviera sentada al lado del teléfono esperando la llamada...”. Como sabemos, Doris Lessing fue sorprendida llegando a su casa después de una visita al hospital y una ronda de compras con su hijo Peter, quien presenció la escena mudo, con una alcaucil en la mano. Apenas descendía la escritora del auto cuando un reportero de la Reuters le lanzó a bocajarro: —¿Se ha enterado de la noticia? —No. —¡Ha ganado el Premio Nobel de Literatura! —Oh Christ! ¡Si me han estado mencionando hace más de treinta años! ¡Tengo otras cosas de las cuales preocuparme! Por su parte, los libreros en Estocolmo tuvieron que hacer a un lado las pilas de libros que habían preparado con las obras de los autores que más se rumoreaban: Philip Roth, Adonis, Amos Oz. Buscaban desesperados y felices algunos libros de Lessing, autora enormemente productiva y muy popular. “¡En la mesa de saldos!”, gritaba una empleada. “¡En el sótano!”, recordaba la otra. Lograron juntar una decena que se agotó en pocos minutos. Las imprentas funcionan a toda máquina y en pocos días seguramente disfrutaremos de una nueva reedición de los textos de esta brillante escritora. El año pasado, cuando le preguntaron a la profesora Ebba Witt-Brattström, docente de literatura con especialidad en estudios de género, quién era su escritor favorito para recibir el Premio Nobel de Literatura, respondió: “Doris Lessing. Por haber contribuido como pocas a ese género tan importante que es la novela femenina del siglo XX”. Witt-Brattström no era la única en desear que la escritora británica recibiera el galardón. Muchos de los seguidores de Lessing habían manifestado el mismo deseo durante muchos años, especialmente escritoras y críticas literarias comprometidas con la reivindicación de la función de las escritoras en la historia de la literatura contemporánea, pero pocos creían ya en ese reconocimiento. Lo cierto es que muchas expertas han expresado sus deseos, pero sólo una está casada con Horace Engdahl, el secretario permanente de la Academia Sueca y arquitecto de las decisiones de la misma: Ebba Witt-Brattström. Y quizás bastaba para los aficionados a las apuestas, fijar la vista en la muy modesta pero pintoresca lancha a motor que la pareja Engdhal-Witt Brattström utiliza en sus excursiones veraniegas en el archipiélago de Estocolmo. En su proa se puede distinguir el nombre revelador con el cual han bautizado a la embarcación: Doris. ** Lilian Fernández Hall lilian.fernandez@yahoo.com Docente e investigadora argentina residente en Estocolmo, Suecia. Egresada de la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Colabora en varias publicaciones, impresas y digitales, de Europa y de América Latina. Corresponsal en Suecia de El Diario de Hoy (http://www.elsalvador.com), de El Salvador. Coordinadora de círculos de lectura en español en Suecia. === De la manga sueca... Doris Lessing Rolando Gabrielli ============= Ahí está la británica Doris Lessing, sentada frente a la puerta de su residencia en el número 24 de alguna calle del Reino de Inglaterra (oeste de Hampstead, al norte de Londres) como una dueña de casa, asediada por los fotógrafos y sus flashes inmortalizándola como el Premio Nobel del 2007. No figuraba entre los favoritos de este año, pero reunía las condiciones de época en que se están moviendo las decisiones de los académicos suecos para otorgar el máximo lauro de las letras globales. Doris Lessing, una antigua y destacada activista feminista, tenaz opositora al racismo sudafricano, nacida en Irán, criada en Rhodesia, desplazó a los grandes favoritos: el italiano Claudio Magris y el norteamericano Philip Roth. Con una larga y premiada trayectoria, Lessing de 87 años de edad, es autora de las novelas Canta la hierba, El cuaderno dorado, Hijos de la violencia y otros libros que le han merecido premios importantes, entre ellos, el Médicis y el Príncipe de Asturias de las Letras. Los académicos han declarado que es una de las decisiones más meditadas que hemos tomado jamás y le otorgan el premio por ser una “narradora épica de la experiencia femenina, quien con escepticismo, ardor y poder visionario ha sometido a escrutinio a una civilización dividida”. En poco más de un quinquenio, el Reino Unido se ha alzado con tres premios Nobel: Surajprasad Naipaul (2001), Harold Pinter (2005) y Lessing. Ningún periódico, ni los suecos, tampoco los más reputados críticos y conocedores de la filosofía de la premiación escandinava, tuvieron la más remota idea de que Doris Lessing, quien cumple 88 años este 22 de octubre, se convertiría en la onceava mujer que recibe el Premio Nobel desde que la chilena Gabriela Mistral abrió las puertas a la mujer en 1945. Lessing es una escritora activa, este año editó The Cleft (La grieta). Le han preguntado a Doris Lessing, quien militó en los años cincuenta en el Partido Comunista de Inglaterra, qué veía hacia atrás: “Todo aquello tan espantoso que había cuando era joven ha desaparecido. Todo eso que parecía permanente: Hitler, Mussolini, la Unión Soviética, el Imperio Británico, todos los países europeos que eran imperio, el racismo en Estados Unidos, Franco... Se han ido”. ¿Y si mira hacia el futuro? “Siempre veo el mundo con problemas serios... La conclusión es que la especie humana está totalmente loca. Lo siento por ustedes que son más jóvenes...”. ¿Escribe cada día?, le preguntaron. “No, sólo los hombres”. ¿Por qué?, “Porque tienen una mujer que se ocupa de ellos”. —¿Estamos viviendo una guerra de culturas entre Occidente y Oriente? —No. Pero, de alguna manera, estamos volviendo a las cruzadas. Hay diferentes pensamientos, diferentes facciones, no un pensamiento único... Metemos todo en el mismo saco porque no entendemos, pero no es lo mismo. —Usted ha dicho: “Blair es un hombre pequeño en un país pequeño; Bush es un hombre pequeño en un país grande...”. ¿Por qué la gente les da el poder? —No sé... La gente eligió a Blair para un tercer mandato cuando sabía que es un mentiroso y un incompetente. Los estadounidenses ignoran casi todo. La gente allí es fácil de manipular. —¿Qué está escribiendo en este momento? —Historias cortas. En enero, quizá, salga un nuevo libro. Leí en algún lugar que la base de la humanidad es femenina y después llegaron los hombres. Eso es lo que me inspiró para escribir un relato sobre ese asunto. Estas preguntas las hizo Fernando Mas, corresponsal en Londres del diario español El Mundo. Doris Lessing dijo sentirse contenta, optimista, no feliz, porque nunca esperó nada maravilloso ni la felicidad. Doris Lessing, de acuerdo con quienes la conocen, sigue escandalizando con sus ideas y literatura, lo que para mí resulta ser su mejor carta de presentación y de todo escritor que se aprecie de tal. Una nota de Stuart Wavell, de The Time, advierte que el lenguaje escabroso de su novela más reciente, The Cleft (La grieta), ha ofendido a la correctora de pruebas hasta el punto de que se ha negado a seguir trabajando en el libro. “La novela de Lessing narra la historia mitológica de unas mujeres conocidas como las clefts, que viven sin necesidad de aventuras sexuales ni de hombres y que sólo dan a luz a niñas, hasta que su armonía salta por los aires ante el nacimiento de unos descendientes varones, los squirts. Ambos nombres hacen referencia al aparato reproductivo (cleft significa grieta o hendidura; mientras que squirt quiere decir mequetrefe o chiquitajo)”. “Le voy a contar”, dice Lessing sin necesidad de preguntárselo, “qué es lo que a esta mujer le resultaba insoportable. Le molestaba la palabra cleft. Decía que la encontraba repugnante y degradante. No veo por qué. Le molestaba incluso más que squirt, la otra palabra”. Wavell, quien la visitó en su casa previo al Premio Nobel, dice que sigue teniendo la mente tan afilada como un cuchillo. En los dos volúmenes de su autobiografía, Under my skin (Bajo mi piel) y Walking in the shade (Paseando a la sombra), Doris Lessing describe sus años de educación en Irán y el traslado de su familia cuando ella tenía cinco años al sur de Rhodesia, la actual Zimbabwe. Y esta es su vida, como la recoge Wavell: “Dejó de frecuentar la escuela a los 13 años y escapó de las expectativas agobiantes de su madre. Trabajó como niñera y como operadora en la central de teléfonos de Salisbury (Rhodesia), y a los 19 años se casó con Frank Wisdom, un funcionario público. Incapaz de aguantar el estilo de vida de las colonias, abandonó a su marido y a sus dos hijos y se largó con un emigrante alemán, Gottfried Lessing, un comunista acérrimo, con el que tuvo un hijo, Peter. Pero el matrimonio no duró mucho”. Al término de la segunda guerra mundial se trasladó con Peter a Londres, donde su primera novela, The grass is singing (Canta la hierba), la reveló como una prometedora estrella en el año 1950. “Antes de que otros intelectuales se dieran por enterados de los desmanes violentos de Stalin, Lessing se retractó de su ‘decisión neurótica’ de afiliarse al Partido Comunista. Desde entonces, se ha referido a los comunistas como ‘asesinos con la conciencia tranquila’ ”. Doris Lessing ha roto todas las convenciones, narradora, poeta, dramaturga. “Sus lectores se dividen entre quienes sienten pasión por su novela The golden notebook (El cuaderno dorado), considerado un clásico del feminismo —aunque no por su autora— y quienes prefieren sus obras de ficción científica, de las que se afirma que son responsables de que su nombre haya desaparecido de la lista oficiosa de candidatos al premio Nobel. Resulta difícil, sin embargo —advierte Stuart Wavell—, verificar hasta qué punto se toma ella misma en serio la idea de una sociedad femenina que se perpetúa sola a sí misma. Los científicos modernos sostienen que, en los seres humanos, ese tipo de reproducción es inviable, con la notable excepción de Jesucristo. Sin embargo, el nacimiento asexuado de cuatro dragones de Komodo en el Zoo de Londres ha reavivado el debate acerca de la forma en la que se ha desencadenado ese mecanismo. Pues bien, resulta que Lessing se lo toma absolutamente en serio. “En mi opinión”, explica, “los hombres han sido un invento reciente. Tienen ideas diferentes, pero son imprevisibles, no se puede contar con ellos. Todavía no se han asentado. Estará usted de acuerdo en que, en las mujeres, hay una especie de solidez. Tienen un empaque, como que han echado raíces”. ** Rolando Gabrielli panglobal@hotmail.com Periodista y escritor chileno residenciado en Panamá. Poeta, narrador y ensayista. Ha obtenido diversos premios y menciones literarias en Chile, México y Panamá. Ex funcionario internacional, corresponsal extranjero en Colombia y Panamá. Ha dirigido y editado diversas publicaciones y artículos suyos han sido publicados en América Latina y Europa. Es el autor de la avenida "Fechado en Panamá", en nuestra Ciudad Letralia (http://www.letralia.com/ciudad/gabrielli). ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Los niños de la calle en la obra de Monica Zak Víctor Montoya ==== Monica Zak confesó que la idea de escribir este libro empezó a principios del 2002, en la capital de Honduras, donde conoció a un niño de la calle, cuya vida insólita, en compañía de dos perros vagabundos, la impactó tanto que, sin pensar dos veces, decidió acercarse a la realidad de los niños andariegos de la limosna; una experiencia que duró dos meses y constituyó el tema central de Alex Dogboy. Lo interesante es que no todo terminó en este libro, ya que su obsesión por el tema, como ya le había ocurrido en otras ocasiones, con otros libros y otros temas, la impulsó a escribir la continuación bajo el título de Tredje kärleken (El tercer amor), un libro aún inédito en nuestra lengua. Monica Zak, con pasión y estilo depurado, combina los métodos del periodista acucioso con el talento del narrador que sabe manejar el hilo sutil de la imaginación y la realidad a la hora de tejer el texto y el contexto de su obra, con personajes y situaciones que existen y respiran cerca de nosotros; por eso mismo, el libro Alex Dogboy, lejos de toda consideración tendenciosa, es una obra que pertenece al llamado realismo social, que sigue teniendo tanto cultores como lectores en este nuevo milenio. La caracterización del personaje El protagonista principal, llamado Alex Dogboy entre amigos y conocidos, tiene un aspecto fácil de identificar; viste gorra roja de béisbol, pantalones sucios, suéter grande y zapatos de tenis. Es un niño de carácter taciturno y melancólico que, como todos los mendigos, raterillos ocasionales y buscadores de desechos, deambula por las calles de Tegucigalpa, comiendo lo que encuentra a su paso y durmiendo a cielo abierto en las aceras de la Calle Real, como hijo de nadie, como basura de la ciudad. Monica Zak corresponde a esa categoría de escritoras europeas que no temen ingresar en los territorios invadidos por las injusticias sociales, raciales y culturales. La prueba está en que siempre avanza más allá de lo folklórico y lo pintoresco de un país, para escudriñar de cerca una realidad que resulta sugerente y explosiva, sobre todo cuando penetra en el fuero interno de su personaje para ver el entorno social a través de los ojos de él y para sentir las llagas de un corazón angustiado, que palpita entre el desamparo y el desprecio de una sociedad donde los sistemas de poder enseñan la ley salvaje del “sálvese quien pueda”. El abandono y la esperanza Alex Dogboy tiene cuatro años de edad cuando lo abandona su madre, quien se marcha a Estados Unidos en busca de mejores horizontes de vida. Desde entonces vive soñando con ella, abrigando la esperanza de volver a verla, de estrecharla en sus brazos y cubrirla de besos. Acude cada tarde a la parada del autobús, hasta el día en que la ve llegar hasta la puerta de la casa. Hay júbilo en la familia, pero la alegría se esfuma pronto, porque la madre, al cabo de un tiempo, retorna a Estados Unidos llevándose sólo a sus hijos mayores. Ni modo, Alex Dogboy queda primero bajo el cuido de su padre, un humilde pescador, y luego bajo la custodia de su tía, una mujer con varios hijos y una modesta casa. Así transcurren los días, los meses, los años y no vuelve a saber de su madre, quien parece haberlo puesto en el olvido, a diferencia de él que la sigue esperando con cariño, recordando vagamente la vez que lo llamó “orejas de perro”, porque nació con las orejas peludas. No pocas veces sus deseos se proyectan como películas en su mente. En sus pensamientos ve a su madre descendiendo de un taxi, con juguetes traídos desde tierras lejanas y con la promesa de recogerlo y llevárselo vivir a su lado. Monica Zak, conocedora intuitiva del espíritu humano, intenta reflejar en el libro las añoranzas y esperanzas de un niño de la calle, porque la esperanza es lo último que se pierde en la vida, luego de haber vivido a saltos de mata y entre golpe y golpe. Una vida en la calle Se sabe que Alex Dogboy no se siente bien en la casa de su tía Ana Lucía, por eso desea huir de una vez y para siempre. En ese trance se cruza en su camino otro niño, el Rata, quien le comenta que la vida en la calle es lo mejor, que uno no está obligado a asistir a la escuela y que sólo hace falta pedir limosna para comer a gusto. Estas insinuaciones son suficientes para que Alex Dogboy tome la decisión de marcharse, tras quemar las fotografías de sus padres en el patio de la casa de su tía. Así cambia el curso de su vida y comienza la historia de un niño más de la calle. Pero muy pronto, mientras vaga sin más consuelo que la esperanza pero sintiendo una profunda libertad por dentro, se da cuenta de que la vida en la calle es mucho más peligrosa y complicada. Si bien es cierto que existe solidaridad entre quienes comparten el mismo destino, es cierto también que uno pierde la confianza en los demás, aunque todos comparten los mismos sueños, incluso el de enamorarse de una persona que ostenta otra condición social, como le ocurre a Alex Dogboy, quien se siente atraído por una muchacha cuyos padres tienen casa, trabajo y dinero. Los niños de la calle, desde el instante en que piden limosna en afán de llevarse un mendrugo de pan a la boca, así como aprenden a inhalar pegamento para escaparse de la realidad y refugiarse en falsas ilusiones, aprenden también que las reglas para sobrevivir son el robo y la velocidad, ya que ellos, en su condición de elementos considerados “asociales”, viven huyendo de la policía, de los autos patrulla y de los guardias armados y uniformados, por el temor a que los pillen y los encierren en la celda de una “Cuarta” (estación de policía), donde van a dar los delincuentes, las prostitutas y los miembros de las “maras” (pandillas), quienes son sometidos a un régimen de maltratos y humillaciones. Monica Zak, con su estilo particular de contar historias sostenidas sobre una base real, habla con la voz de ellos, como si formara parte de ese grupo de rapazuelos que conviven en la calle sin que nadie los acepte, ni los integre —o reintegre— a la vida social, donde el respeto a los derechos humanos es escamoteado por la desidia de propios y ajenos. Aquí es donde la Declaración de los Derechos de los Niños se torna en un mero enunciado lírico, porque una cosa está escrita en los papeles y otra muy distinta es la realidad que experimentan los niños de la calle, quienes no conocen la escolaridad, la seguridad social ni la protección familiar. Ellos son hijos de nadie y, por lo tanto, no gozan de los mismos derechos ni de las mismas oportunidades que los hijos de las familias pudientes. Y, lo que es peor, las diferencias sociales y el menosprecio hacia los menos privilegiados se vislumbran en todos los niveles de la vida social. Esto constatan Alex Dogboy y sus compañeros cuando son llevados a la casa del gringo George, un ser sin escrúpulos que los invita a comer y a dormir en camas cómodas, con la intención de abusar de ellos y luego venderlos a los mercaderes que controlan la red de la prostitución y la pornografía infantil. Por suerte, Alex Dogboy y sus compañeros logran huir sanos y salvos de la casa del gringo George. Dogboy en el basural El protagonista del libro, entre idas y venidas, trabaja como pepenador en una montaña de basura, en medio de olores malolientes y aves de carroña. Vive bajo un techo de cartones y bolsas de plástico y se alimenta con los restos que echan los camiones de MacDonald’s, Pizza Hut y Burger King. Trabaja de sol a sol, hasta que un día encuentra a una cachorra moribunda tirada en una caja de cartón. Él la cuida y le entrega su cariño. La llama Emmy y la convierte en su fiel compañera. Con ella, más que con sus amigos, comparte sus penas y alegrías. En el basural, a orillas del río, donde encuentra a la preciosa cachorrita, encuentra también su segundo nombre: Dogboy, el muchacho de los perros. No es para menos, pues Alex Dogboy conversa en voz alta con la perra, y ésta, con las orejas en alto, parece escucharle el relato de una vida hecha de dolores y desengaños. En el libro de Monica Zak, al mejor estilo de Jack London, los perros se convierten instintivamente en personajes dignos de ser amados y admirados, no sólo porque son los mejores amigos del hombre, sino también porque atesoran un sentimiento más noble que el de muchos humanos. A pesar de ello, los perros callejeros, en ciudades como Tegucigalpa, son animales que sufren el desprecio y el abandono. En este mismo ambiente, plagado de moscas y deshechos, Alex Dogboy conoce a una niña llamada Margarita, la misma que, ataviada siempre con un vestido rojo, camina en medio del basural rodeada por una manada de canes de todos los tamaños y colores. Se hacen amigos, juegan y conversan en sus ratos de ocio, compartiendo un interés común y el amor que sienten por los perros. Alex Dogboy, con el paso del tiempo, se adjudica un nuevo perro que, como agradecimiento al trato que recibe, pasa a ser otro de sus mejores compañeros. No en vano un día les confiesa: “Son ustedes los que son mi madre y mi padre”. De este modo, los dos perros, Emmy y Canelo, se convierten en la única familia de este niño de la calle, aparte de la mujer caritativa que, una y otra vez, deja que la ayude en los quehaceres de su restaurante popular a cambio de un plato de comida y algo de ropa. En la obra de Monica Zak se funden los perros y el niño en una simbiosis que les permite sobrevivir a las adversidades, mientras vagan por los recovecos de la cuidad y husmean en los basurales en procura de encontrar restos de comida y un rincón donde pasar la noche. Calidad literaria y compromiso No cabe duda de que la autora del libro, con la habilidad legítima de una comunicadora de fuste, deja traslucir el submundo urbano, como quien deposita su amor y su sabiduría en todo lo que escribe, aun a riesgo de conceder, de manera consciente o inconsciente, demasiada ternura maternal a sus personajes; algo que los lectores pueden constatar en algunas de las páginas cargadas de sensaciones sólo conocidas por quienes entablan un contacto estrecho con los héroes y antihéroes de una obra literaria. Se nota, asimismo, que el discurso narrativo fluye como el remanso de un río, sin ripios ni descripciones abundantes. Usa un lenguaje sencillo pero efectivo, y nos conduce de la mano por un ámbito que, aunque alejado de la Inglaterra victoriana, nos recuerda a Oliver Twist y a otros personajes de Charles Dickens; más todavía, su capacidad de percibir las palpitaciones de la naturaleza le permite describir con precisión la catástrofe provocada por el huracán Mitch, el aullido del viento, las lluvias torrenciales, la belleza salvaje del mar, la exuberancia del paisaje tropical y la forma como Alex Dogboy y su perra Emmy, que se refugian del huracán entre las ramas de un árbol, son rescatados por un helicóptero de salvación. Por lo demás, el libro “Alex Dogboy” es un regio alegato a favor de los niños de la calle, un testimonio que adquiere dimensiones verdaderamente humanas en la obra de una escritora que, desde los primeros atisbos de su vocación, ha dedicado su tiempo y su energía a forjar una literatura basada en hechos reales y documentos de primera mano. Vida y obra de Monica Zak Monica Zak es escritora, periodista y productora de documentales para televisión. Durante diez años trabajó en la revista Globen (El Globo), como corresponsal internacional, escribiendo reportajes de África, Asia y América Latina. Su preocupación principal fue siempre el derecho y la vida de los niños del mundo. En 1971 escribió sus primeros libros, y desde entonces ha publicado 47 libros, la mayoría destinados a los jóvenes y niños. Sus libros han sido traducidos a 15 idiomas. Durante 2005 terminó un guión de película basado en su novela Pojken som levde med strutsar (El niño que vivió con avestruces), para la compañía de cine FinalCut de Dinamarca, y publicó la novela juvenil Tredje kärleken (El tercer amor). La vida de Monica Zak está hecha de viajes, aventuras e investigaciones. En 1965 dejó su trabajo en el periódico Aftonbladet y compró junto con su marido un viejo barco de pesca, un barco sin motor, sólo con velas. Cruzaron el Mar del Norte y el Atlántico. En la isla Tobago, en las Antillas, tuvieron un hijo, que se llamó Christofer Tobago, y siguieron viajando. Con el viejo velero visitaron todas las islas del Mar Caribe, parte de América del Sur y Centroamérica. Durante ese viaje creció su amor e interés profundo por América Latina. El viaje duró seis años, y, durante ese tiempo, Monica Zak publicó sus primeros libros, uno para niños y otro para adultos sobre los indígenas cunas de Panamá. Desde entonces ha regresado a América Latina muchas veces y ha publicado libros con temas concernientes al Perú, Panamá, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Belice, México y Honduras. Sus últimas novelas juveniles son Alex Dogboy (2003) y El tercer amor (2005), cuyos temas abordan las peripecias de un niño que vive con sus perros en las calles de Tegucigalpa, Honduras. Su primer trabajo sobre Guatemala fue la novela La hija del puma (1986), que se adjudicó dos premios, uno en Suecia y el otro a nivel internacional. La novela ha superado los 50.000 ejemplares vendidos en Suecia y ha sido publicada en Noruega, Dinamarca, Alemania, México y, en 2004, en Guatemala. La película La hija del puma, basada en la novela, ganó un Guldbagge (Escarabajo de Oro) en Suecia y otros premios internacionales. Otros libros que reflejan la vida de los niños y jóvenes en Guatemala son Gatubarnsmordet (La muerte de un niño de la calle) y Felix gatubarn (Félix, niño de la calle), dos libros cortos que cuentan la vida de algunos niños en la ciudad de Guatemala. En la colección de cuentos cortos Tigermiraklet (El milagro del tigre) hay también un cuento de dos niños indígenas de Guatemala adoptados por una sueca. Monica Zak, en los últimos años, se ha interesado mucho por la literatura de la tradición oral; ha reunido cuentos de espanto y aparecidos de varios países, y ha publicado tres libros, en cada uno de ellos hay varios cuentos de América Latina. En el primero, Spöken från hela världen (Fantasmas del mundo entero), figuran, por ejemplo, El Sombrerón, La Llorona y otros de los nahuales. Los niños suecos, gracias a este libro, conocen los espantos famosos de Guatemala y El Salvador, y hay suecos que juran que El Sombrerón se les aparece ahora en las tiendas del sur de Suecia. Este libro, el año 2004, fue publicado en sorani, el dialecto más importante de los curdos. Según comenta el traductor, ahora los niños curdos en Turquía, Irán e Irak, conocen también a El Sombrerón, a La Llorona y a los nahuales de los mayas. Las últimas dos colecciones de cuentos de terror son Vampyrens tunga (La lengua del vampiro, 2002) y Den sjungande dödskallen (La calavera cantante, 2004), con cuentos orales de terror de América Latina, Suecia, Sahara, Somalia y Asia. En 2002, Vampyrens tunga (La lengua del vampiro) ganó el premio Bokjuryn (Jurado del Libro). 16.000 lectores, entre 14 y 19 años de edad, lo nominaron como el mejor libro del año. Libros publicados en español: Salve mi selva (Sitesa, México, 89), Paloma y el secreto de las pirámides (Sitesa, 91), La hija del puma (Sitesa, 97, y Piedra Santa, Guatemala, 2004, con nueva traducción de Ana L. Valdés), Alex Dogboy (Coedición Nordan, Uruguay, y Piedra Santa, Guatemala, 2005, traducción de Ana L. Valdés). Durante 2006 serán publicados otros dos libros, Colin y los monos (Piedra Santa, Guatemala), y El niño que vivía con avestruces (Nordan, Uruguay). Monica Zak, como productora de documentales, ha filmado en México y en Guatemala un documental sobre el niño Omar Castillo, quien trató de proteger la última selva de México, y en 1995 tres documentales sobre la selva de Ixcan de Guatemala, país al cual retornó con el camarógrafo Bo Öhlén, en 1999, para filmar el trabajo de algunas “brujas”. Este documental, Las brujas y San Simón, ganó el Premio de Onda de España como el mejor documental del año. Al mismo tiempo filmaron cinco documentales cortos para niños, Lucky en La Línea, sobre la vida de una niña de siete años que vive en La Línea. Luego regresaron para filmar tres documentales más sobre la vida de algunos niños indígenas de Todos Santos y dos sobre niños mexicanos que ayudan a los científicos a proteger las tortugas marinas. Monica Zak nació en Dresden, Alemania, en 1939, de madre sueca y padre checoslovaco. La pequeña familia logró salir de Alemania para evitar la Segunda Guerra Mundial. Creció en Örebro, donde culminó el bachillerato. Después se mudó a Estocolmo, donde estudió periodismo en la universidad y empezó su vida profesional. Entre 1994 y 2003 fue miembro de Svenska Barnboksakademin (Academia Sueca de la Literatura Infantil y Juvenil). Actualmente vive en Estocolmo, está divorciada y tiene un hijo. ** Víctor Montoya montoya@tyreso.mail.telia.com Escritor, periodista cultural y pedagogo boliviano (La Paz, 1958). Perseguido, torturado y encarcelado durante la dictadura militar de Hugo Banzer, fue liberado en 1977, después de haber pasado por las prisiones de mayor seguridad de San Pedro y Viacha, por una campaña de Amnistía Internacional. En prisión escribió su testimonio Huelga y represión. Se exilió en Suecia. Es autor de Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002) y Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003) Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Ha recibido premios y becas literarias y tiene textos traducidos y publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para diversas publicaciones en América Latina y Europa. === Gauchos alfabetizados y l’indovinello lugonese ======================== === Fernando Sorrentino =================================================== En los prolegómenos de la payada que sostendrán Martín Fierro y el Moreno, éste se muestra receloso. Por un lado, advierte a los circunstantes que su condición de negro no lo hace menos inteligente ni menos capaz de expresarse, ni tampoco menos digno de que se lo escuche con atención (Martín Fierro, II, XXX, 4037-4048): De lo que un cantor explica no falta qué aprovechar, y se le debe escuchar aunque sea negro el que cante: apriende el que es inorante, y el que es sabio, apriende más. Bajo la frente más negra hay pensamiento y hay vida. La gente escuche tranquila, no me haga ningún reproche: también es negra la noche y tiene estrellas que brillan. Tras estas ponderaciones, le advierte implícitamente a Martín Fierro que no está dentro de las reglas de la payada formular preguntas sobre cuestiones de lectura y escritura, ya que él es analfabeto (II, XXX, 4049-4054): Estoy pues a su mandao; empiece a echarme la sonda si gusta que le responda, aunque con lenguaje tosco: en leturas no conozco la jota por ser redonda. No deja de ser un hallazgo que, en lugar de “No sé leer ni escribir”, diga “en leturas no conozco / la jota por ser redonda”. En cambio, se infiere que Martín Fierro no es analfabeto, pues más adelante (acaso olvidando la advertencia del Moreno, acaso con mala intención) dice (II, XXX, 4371-4378): Y te convido a cantar sobre cosas de la estancia. Ansí prepará, Moreno, cuanto tu saber encierre y, sin que tu lengua yerre, me has de decir lo que empriende el que del tiempo depende en los meses que train erre. Desde luego, los meses que llevan ere (mejor que erre) son todos, menos mayo, junio, julio y agosto. En esta propuesta halla el Moreno el pretexto, que tanto estaba buscando, para enojarse con Martín Fierro: a su juicio, éste quiere someterlo a una humillación al incursionar en el campo de la escritura (II, XXX, 4379-4390): De la inorancia de naides ninguno debe abusar y, aunque me puede doblar todo el que tenga más arte, no voy a ninguna parte a dejarme machetiar. He reclarao que en leturas soy redondo como jota; No avergüence mi redota pues con claridá le digo: no me gusta que conmigo naides juegue a la pelota. Antes dijo “En leturas no conozco / la jota por ser redonda”. Ahora introduce la variante “He reclarao que en leturas / soy redondo como jota”, vueltas de tuerca y juegos literarios que corresponden a la inmensa fuerza creadora de José Hernández. Sea como fuere, lo seguro es que, hacia 1880, los gauchos analfabetos fueran la regla, y los alfabetizados (o semialfabetizados), la excepción. Sin embargo, Lugones (El payador, 1916) cita una adivinanza que, según él, correría entre los paisanos argentinos (VI): Los gauchos dicen: Pampa blanca (el papel). Semillas negras (las letras). Cinco vacas (los dedos). Y una ternera (la pluma). Me parece inverosímil que paisanos analfabetos —cuya vitalidad estaba centrada en actividades muy diferentes— se detuvieran un solo segundo a formular esos acertijos y símiles de maestra de escuela primaria. Acentúa este sabor de falsedad el empleo del vocablo pampa, que es un término literario y no oral. Lo más probable es que —aun en el remotísimo caso de que el paisano jugara con estos modestos enigmas— dijera campo y no pampa. Lugones aporta otra cita: He aquí, por último, una adivinanza albanesa que significa la carta: “Semillas negras en campo blanco. Las siembras con la mano y las recoges con la boca”. Algo parecido expresa el “Indovinello veronese” (Adivinanza veronesa), de fines del siglo XVIII o comienzos del IX: Boves se pareba, alba pratalia araba, et albo versorio teneba, et negro semen seminaba. Estos versos horrendos —que parecen escritos en latín deficiente— están, sin embargo, en italiano y significan: “Se parecía a bueyes, / blancos campos araba, / y blanco arado tenía, / y negra semilla sembraba”. Constituyen el texto conocido más antiguo en esa lengua. ** Fernando Sorrentino fs_literatura@yahoo.com.ar Escritor; profesor en letras (Buenos Aires, 1942). Ha publicado, entre otros, los libros de cuentos Imperios y servidumbres (Seix Barral, 1972; reedición, Torres Agüero Editor, 1992), El mejor de los mundos posibles (Plus Ultra, 1976; 2º Premio Municipal de Literatura) y El rigor de las desdichas (Ediciones del Dock, 1994; 2º Premio Municipal de Literatura); la novela Sanitarios centenarios (Plus Ultra, 1979; reedición, Editorial Sudamericana, 2000); la nouvelle Crónica costumbrista (Pluma Alta, 1992; reeditada como Costumbres de los muertos, Colihue, 1996); los libros de relatos para niños o adolescentes Cuentos del Mentiroso (Plus Ultra, 1978; Faja de Honor de la Sade; reedición, Norma, 2002), Historias de María Sapa y Fortunato (Sudamericana, 1995; Premio Fantasía Infantil 1996; reedición, Santillana, 2001), El que se enoja, pierde (El Ateneo, 1999) y El Viejo que Todo lo Sabe (Santillana, 2001); los libros de entrevistas Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (Casa Pardo, 1974; reediciones, El Ateneo, 1996, 2001) y Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares (Sudamericana, 1992; reedición, El Ateneo, 2001). Libros suyos han sido traducidos al inglés, al portugués, al italiano, al alemán, al polaco, al chino, al vietnamita y al tamil. === Los hombres que siguen siendo hombres ================================= === Reseña para el libro de cuentos 5 minutos para ser infiel, ============ === de Emilio del Carril ================================================== === Yolanda Arroyo Pizarro ================================================ Para crear un altar se necesita poco. Acaso algunos efectos significantes, un cierto aire de misticismo y algo así como un ritual que concrete el deseo ceremonial. Yo he preparado mi altar. En él he colocado el efecto significante: la prosa de Emilio del Carril. El aire de misticismo lo otorgan las palabras que el autor ha entretejido afanosamente, dejándonos descifrar el entorno y permitiendo la permeabilidad de otros espacios, otros entes y mundos; acaso otras eras. El ritual tomará lugar en breve: se abre la portada, se separan las hojas, se aspiran los aromas de las páginas, se vierten las sudoraciones causadas por el embeleco de su arte, por el vaivén de la oración tras la oración, por la taquicardia de los temas cavilosamente expuestos, meticulosamente anejados. No hace falta más. Orgasmo de los sentidos es lo que se obtiene mientras se lee, mientras se dilata el desenlace, se acentúan los contornos de esta nueva prosa emiliana. Cuando se aspiran los aromas del libro, se perciben flores medievales por todo el precinto, en especial el olor de las orquídeas. El lector de nuestros días también quiere tener su altar, y desea en él reconocer y conocer el mundo a través de los ojos de honestidad, de desparpajo, y de desenvoltura de aquel que nos cuenta y nos hace el cuento. Descubrir en los íconos de “la sociedad del macho” que estos machos sienten y padecen, que no son héroes ni villanos, o santos ni mártires. Es el propósito colectivo de moda. No hay ángeles ni demonios, no hay melodrama maniqueísta. Rectificar la imagen “masculina en lo literario” es la tarea a la que se lanza este prosista, y ya tiene a su público esperando. Nos mostrará que no todos son quijotes, ni don juanes, ni romeos. Y de serlo, habrá que estudiarles de cerca las fisuras, los resquebrajamientos, la raja por donde se les derraman las pústulas, las imperfecciones, el pus. Así como no existe David de Michelangelo sin Michelangelo, hoy por hoy no debiera existir el hombre de la actualidad en literatura sin Emilio del Carril. Del Carril, primer graduado del programa de maestría en creación literaria de la Universidad del Sagrado Corazón, ha creado un rompecabezas entre historia e historia que nos hace guiños de ojos, que nos promete un juego de los sentidos. Ha redactado una prosa que emite y permite intertextualidades con otras narraciones y que el lector astuto irá descubriendo a medida que se adentra en el antiantaño del autor, ése antimedioevo que ya no nos tiene restringida la sabiduría por “la leche de las celestiales doctrinas” de la cristiandad recién nacida. Pronto descubriremos, mientras se lee 5 minutos para ser infiel, que hay otros tipos de leche que se entremezclan, conjugan, se endulzan y pudren cortadas dentro de la maraña de vidas narradas. Tal como sucedió con la construcción de la torre de Babel, los códices de los protagonistas masculinos de nuestro referencial literario dejaron de entenderse, y necesitaban esta renovación con rasgos de epifanía para que los representantes del género empezaran a comprenderse más. El hombre que quiere seguir siendo hombre se enfrenta al paradigma literario de que muchos han creado una mofa de su esencia. Ya no se reconocen ni a sí mismos en los espejos de estas lecturas; regresan a sus hogares como hombres distintos, con elevados ideales, con diálogos en su cabeza que nadie les ha conversado. Este ser lee sobre “él” y no se registra en las hazañas navales, heroicas, en las vidas alborotadas, policiales o en los crímenes que violentamente se han cocinado para ellos. No es hasta que aparecen escritores como Emilio del Carril, que comienza la desmitificación testosterónica del emblema masculino. El hombre vuelve a verse reflejado en los matices de esas funciones cuando el autor nos los muestra en las acciones de llorar, descorazonarse por la ignominia ajena, deprimirse, reconciliarse, conformarse, cuando no tiene una erección o si guarda el secreto de que le han puesto los cuernos. Es ahora cuando se habla de que un hombre tiene complejos por su impedimento de copular, por lo arbitrario de sus desamores, por el descubrimiento tardío de una sexualidad alterna. Lo que hasta ese momento representaban, lo que atacaban o defendían, ya no lo es, es otra cosa. Esos hombres que quieren seguir siendo hombres, viven en otro mundo. Y es precisamente ese mundo el marco de ambientación de esta obra. Del Carril, ganador de una importante mención en el Primer Campeonato Mundial de Cuento Corto Oral y premiado también en el Certamen Nacional de Cuento de la Universidad Politécnica y Letras, nos recuerda la tradición de prosa filosa de las últimas tendencias latinoamericanas, un hombre que en sus escritos con marco de fondo de un universo desmembrado, dice lo que siente y como lo siente su ser, sus ojos de hombre, su id. La prosa masculina se reivindica, no plagada de la testosterona bélica, militante, atropellante y violenta con que textos de caballerías, inquisiciones, y conquistados alguna vez se convirtieron en la única opción para el lector ávido. Ahora tenemos frente a nosotros un escritor que si bien escribe desde sus instintos más primigenios y hormonales, lo hace para mostrarnos referentes de actos cotidianos, de lo que le sucede hoy a un hombre que se ha quedado para vestir santos, o un hombre que es el “zángano de la colmena”, uno que se ha quedado en un matrimonio luego de descubrir la infidelidad de la esposa, otro enamorado de un mesías, o al que no le funciona la Yohimbina ni la Viagra. Si Bukowski, el último escritor maldito de la literatura norteamericana, hubiera leído a Del Carril, le hubiera mandado el peor de los castigos por tener el atrevimiento de filtrar estos secretos de guerra que esconden los hombres para seguir siendo “hombres”. Finalmente, el problema del “nuevo hombre” señalado ya por varios intelectuales en los inicios del siglo XX y su desmitificación en literatura, adquiere hoy toda su importancia. Esto es así porque la sociedad humana se encuentra ante un umbral desmesurado respecto de la historia precedente, lo anterior, lo medieval. Por eso sus aromas, retazos y suculencias todavía nos rondan. Nos arropan. Pero no nos identifican, no nos definen. Lo que nos define es el nuevo rayo de la luz, acaso para una luna negra, lo que nos define es la prosa emiliana con la que inicia este cuento: “No ha sido fácil descubrir mi homosexualidad cuando recién incursiono en los setenta años. Primero porque no estoy preparado para efectuar cambios en mis últimos días, diseñados para los adioses, las enfermedades, el desapego paulatino de la vida, el alejamiento de la realidad, el entumecimiento de las articulaciones, el enmohecimiento de las ilusiones, la espera lánguida y las cataratas que me ayudan a no verme las arrugas en el espejo. Estoy listo para la resignación de sentarme cada día en la sala de espera de la existencia con la única encomienda de no estorbar, y entretenerme con el borroso álbum de recuerdos archivado con desorden en el cerebro. Segundo, porque después de manosear el amor por tantas décadas, la palabra se ha convertido en una flor de las que se usan para adornar los sepulcros olvidados. Tercero, y no menos importante, porque todavía estoy unido a la mujer con quien hace cincuenta años me casé y que de alguna forma se ha convertido en mi sombra”. Dilaten sus orificios nasales, abran grandes los ojos, acentúen todos los sentidos y dejen entrar el perfume transgresor de las orquídeas medievales de Emilio del Carril. Permítanle tan sólo Cinco minutos. Es todo lo que se necesita para caer en las garras de su prosa. (El libro de cuentos 5 minutos para ser infiel está disponible en las principales librerías del país y en Amazon.com). ** Yolanda Arroyo Pizarro yarroyo@vernetwork.com Escritora y docente puertorriqueña (Guaynabo, 1970). Es instructora educativa de tecnología en la Universidad del Turabo. Ha escrito ensayos para la página de literatura Ciudad Seva (http://www.ciudadseva.com) y columnas para los periódicos El Vocero y La Expresión. Es autora de un libro de cuentos, Origami de letras, y una novela, Los documentados. === Raíz y clima del isleño María Eugenia Caseiro ==================== La mayor parte de mi vida viví rodeada de un clima de isla; clima tórrido en que se habla de frío frente a un pálido ensayo del invierno. En mi isla el clima es sinónimo de eterno verano; uno que entraña dos estaciones: la de la lluvia y la de la seca. El calor llega a ser tan sofocante que lo sofoca su propio suceder en el día, lenitivo ante ese impasse en que el calor alcanza el punto de condensación en la atmósfera a partir de las primeras horas de la tarde, entonces se originan capas nubosas más allá de las copas de los árboles, tapan el sol, se esparce una brisa fresca que más tarde acompañará un chubasco para mitigar el fuego de la tierra, aunque a partir de ese instante la bañe de un aroma que todavía no es el olor a hierba que pronostica lluvia, sino el aroma suave que seduce, invita a salir de las casas para ser aspirado a pulmón lleno en el momento supremo en que la naturaleza brinda cobijo de madre amorosa y donde quiera que se esté en la isla, se percibe un halo de delicia que luego de un lapso que no puede medirse en minutos o segundos, trasunta en aguacero y mitiga el vaho caliente de la atmósfera, la amansa por un período no muy largo que permite reponerse del bochorno y provoca meterse bajo el agua que acaricia con esa suavidad ingrediente de vida... lluvia que purifica, que limpia el hollín de los centrales azucareros en plena molienda, reguero de negrura sobre las sábanas blancas de las azoteas y los patios donde las reinas de casa dejaron medio pulmón para blanquear la noche y perfumarla. En los meses de lluvia los aguaceros no se conforman con una cuota diaria, se suceden hasta convertirse en ese aguacero total que no permite salir de no llevarse consigo, a mostrarlo con orgullo, el estigma del isleño. Los isleños somos atrevidos, bulliciosos, parranderos, palabreros, maldicientes... Podemos hablar, hablar y hablar, de lo que sea, también del clima; inigualable a pesar del sudor que suele correr por todo el cuerpo y convertirse en una capa pegajosa que deja la etiqueta del pellejo pegada en todas partes. El sudor del hombre es siempre bien acogido por la madre tierra; ella lo recibe, mezcla, refina, almacena y deja reposar hasta que fermenta y es absorbido por el sol depositándolo en toneles de nubes que se encargan de acuñarlo como la mejor reserva y devolverlo a la atmósfera en forma de lluvia. Sé muy bien de lo que hablo; bebí en la lluvia el sudor de los negros africanos que tanto enriquece el gesto y la palabra; la danza y la cantata..., mezclado con el de los criollos bravos y el de los hombres comunes y corrientes. También entró en mi cuerpo, en mi sangre, llenó la vejiga para abonar el inodoro del apego y transformarse en semilla que reclama tierra colorada para florecer. El clima de mi isla tiene también una seca terrible, los hombres se agrietan bajo el sol como pasas, o como esa misma tierra colorada; ennegrecen y mueren como estatuas de ébano, o como diablos curtidos que no tienen voz más que para renegar de haber nacido isleños. Los pájaros, como premoniciones, se lanzan al vacío sin jaulas a llorar y no hay un canto que anime a enderezar el alma frente a la tetera para exprimir el néctar negro brotado de unas semillas que pueden ser la salvación del día. Entonces no vale invocar a los orishas, a las deidades puras o a las metamorfoseadas por el sincretismo, y una mancha como de polvo se instala sobre las cabezas, sobre los ojos de todos los mortales, hasta que la propia fecha da la vuelta en cada uno de los relojes, en cada una de las clepsidras, se compadece de los hombres, de los cerdos que están en los chiqueros, de las gallinas y los gallos en sus corrales, de las vacas, de los gatos, de los perros y los devuelve a su estado natural. Todo esto y mucho más puedo contarles de mi isla, pero el clima de una isla nunca se conforma y sale a buscar demonios a otras latitudes, se revuelcan sus hembras de verano, sus machos de lluvias y de secas, con los regentes de las tempestades marinas y de los vientos oceánicos, revuelven el tiempo, acarrean temporales, ras de mares, ciclones; ángeles maléficos que no entienden lo que es la destrucción, o puede que sea el inocente isleño quien no ha descubierto los propósitos de los dioses. Así la providencia se aproxima y deja caer su sombra sobre los pastos secos hasta provocar de nuevo lluvia; una lluvia inconmensurable, con sed, con hambre de revolverlo todo y arrasar con el color de los sembrados y hasta con el de la propia gente. Por eso los isleños somos como las lechuzas, siempre con el ojo detrás de las cortinas, de las cerraduras, de las mamparas, de las claraboyas, de las mirillas, de los portones, de cada uno de los ojos de buey, para percibir y contrarrestar la cercanía del brazo del viento y la resaca del tiempo que llega desde afuera, desde el mar, desde ese padre riguroso y profundo a quien abrimos la entraña cada año para sacarle los tesoros, y cada año su cópula con el viento deviene en un orgasmo terrible de mareas, que arrastra a los isleños en espasmos mortales para cobrarse la deuda. Vayas donde vayas, te perseguirá el sudor de tu isla, como viento entrañable, como aguacero, como las olas que la bañan y no bastan. La isla se te mete dentro, echa raíz; la ves ante el espejo, al pasar frente a las vidrieras, de día o de noche, en las luces de neón y en los anuncios. El isleño también lleva el anuncio de su isla apuntalado en cada rincón del cuerpo. Si viste, si desviste; si habla, si calla; si ríe, si llora, el resto puede leer el anuncio aunque hable diferentes lenguas, ver esa raíz anclada en la memoria. La palabra isla no puede ni debe traducirse; se creó para ser sin adulteraciones. La hemos destilado de todo mineral y fraguado en la paciencia de la historia. Ahora que el clima que me envuelve no es de isla, aunque mantiene algunas semejanzas, la humedad es asesino silencioso que decapita la respiración y densa el aire delante de las puertas. ** María Eugenia Caseiro buhowriter@hotmail.com Escritora cubana radicada en Miami. Textos suyos han aparecido en la Muestra de Poesía Siglo XXI, de la Asociación Prometeo de Poesía, y en las antologías Famous Poets Society (1997 y 2000), Nueva poesía hispanoamericana (2004 y 2005) y Paseo en verso (México, 2005). Fue finalista del Concurso Internacional de Poesía Pasos en La Azotea y obtuvo mención de honor en el Concurso Internacional de Poesía y Cuento Mis Escritos (Lanuz, Argentina). Participa en Agonia.net y Radio Agonía. Delegada en Estados Unidos del grupo LCeeE, bajo la directiva de Napoleón Lizardo. Sus textos están difundidos en Internet, donde colabora con revistas y diarios digitales. Actualmente dirige el grupo con inquietudes literarias Los Búhos y Las Lechuzas, con escritores profesionales y noveles de habla hispana. Participa en numerosos foros de literatura. === De Sábato y orugas ==================================================== === Tras resolanas en campo abierto Pablo J. Fierro C. =============== “En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario, el mío”. Tal vez recuerden que es éste el epígrafe de la novela El túnel (1948), de Ernesto Sábato. Me preguntaba por aquellos años setenta —y lo hago ahora—, cuando por disposición de mi condición de liceísta incipiente establecí conexión con la mencionada obra, si la voz que enunciaba la dubitativa frase correspondía a divagaciones del alma del célebre escritor argentino, en independencia del relato, o a Juan Pablo Castel, oscuro protagonista. Revisando un poco algunas entrevistas realizadas a Sábato, en diferentes épocas y por diferentes personajes, he podido notar que este gran literato, dedicado con aventajadas aptitudes, antes de desviarse a los océanos de la pluma, al estudio de disciplinas científicas como la matemática y la física, revela en esas palabras —que a veces parecieran preferir el confinamiento en las recónditas esferas del mutismo— detentar una personalidad a media luz, no del todo vertida hacia el pleno descampado; pisando todavía, con vacilante pie, los linderos de un largo y tortuoso conducto que atravesó carnosidades telúricas, soterradas en la vasta extensión de la geografía memorística. Isabel Allende, en entrevista que le hizo en junio de 1971, lo cita a partir de “Informe sobre ciegos”, palabras que me apoyan en la intención de representarlo en esa cuasi penumbra donde se debate en manifiesta turbación: “La astucia, el deseo de vivir, la desesperación, me han hecho imaginar mil fugas, mil formas de escapar a la fatalidad. Pero ¿cómo puede nadie escapar a su propia fatalidad?”. En esa desazón existencial, que a estas alturas de la trayectoria vital del escritor se me antoja un tanto reposada, Sábato es uno, pero a la vez es múltiple; su conflicto íntimo, en analogía con aquella campaña institucional de higiene urbana que rezaba: “si alguien tira un papel a la calle el problema es pequeño... pero somos seiscientos mil habitantes”, se traduce en una masificación de anomalías, en razón a la similitud de vivencias que acaso por un asunto de masa crítica repercute en incontables sujetos, esparcidos alrededor del planeta. En las profundidades de éste se entrecruzarían, en incontrolable madeja, millones de túneles, habitados por solitarias orugas espirituales, tendiendo hacia delante la mirada, en procura de los primeros destellos de un estallido de resolana en campo abierto. ¿Habría un sólo túnel..., o serían inconmensurables las cavilaciones atormentadas por mantos de sombras extendidos desde los escenarios del miedo? ¿Serían conglomerados enteros los seres sumergidos en aquella bruma a la que se refería el bíblico Zacarías —padre de Juan el bautista— cuando, recuperada el habla, precisa en su canto la exacta misión encomendada por Dios a Jesús de Nazaret?: “Porque nuestro Dios, en su gran misericordia, nos trae de lo alto el sol de un nuevo día, para dar luz a los que viven en la más profunda oscuridad, para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz” (subrayado nuestro). Si por aquí vienen los tiros, entonces no, no habría un sólo túnel; Sábato en su zozobra estaría acompañado por todos aquellos habitantes del dolor que dan cuenta de dos bandos humanos claramente delimitados: los que venturosamente y para la gloria del Reino gozan de bienestar y paz, y los que viven —para continuar con las referencias bíblicas— en “sombra de muerte”, a quienes el Mesías aludió cuando dijo: “Yo no he venido a curar a los sanos, sino a los enfermos” (subrayado nuestro), caídos en combate, seguramente, ante las fauces de “el enemigo”, que como también advierten palabras del Nuevo Testamento, “anda como león rugiente buscando a quien devorar”. ** Pablo J. Fierro C. rmpf@intercable.net.ve Pintor, diseñador gráfico y escritor venezolano (Caripito, Monagas, 1959). Ha publicado Juanín escucha voces. Artículos y relatos suyos han sido publicados en los diarios El Carabobeño y El Sol de Margarita, en el semanario Tiempo Universitario y en la revista Texto y Color. === 50º aniversario de la muerte del escritor chipriota Nicos Nicolaides == === Juan Franco Crespo ==================================================== Se ha celebrado el medio siglo de la desaparición de uno de los más grandes escritores chipriotas (Nicosia, 3 de abril de 1884; El Cairo, 24 de febrero de 1956). Hijo de padres sin recursos, tuvo una hermana (Maria); sus progenitores murieron cuando apenas tenía siete años, entonces una tía materna se hizo cargo de ellos. Nicolás dejó la escuela primaria en el cuarto grato y comenzó a trabajar con un encuadernador que lo acabará despidiendo porque pasaba más tiempo leyendo que trabajando, entonces pasó al estudio de un pintor de iconos y ese sería su modo de vida durante bastantes años. Algunos de sus cuadros sobreviven todavía en aldeas de la zona de Pitsillia. En 1907 emigró a Atenas; con este cambio de aires llegaron también sus primeros trabajos literarios escritos en poesía y prosa, aparecieron justo un año después en la revista ateniense AODO (Apo Ola Dia Olous: Todos los géneros, para todos los lectores). Sin embargo él estuvo estudiando un semestre en el Departamento de Bellas Artes de la Escuela Politécnica y simultáneamente escribió Galazio Louloudi (La flor azul) y en esa época incursiona en el mundo teatral. Sería su tercera ocupación. En julio de 1908 marchó a Alejandría y El Cairo, que serían, junto a Atenas, las tres ciudades que conformaron su vida y se desplazaba entre ellas; fueron frecuentes también sus viajes por Grecia, Europa y Oriente Medio. Fueron años de una gran experiencia viajera y también de grandes conflictos en la región; en alguna ocasión fue detenido por las autoridades turcas (Siria, 1914). Visto desde la perspectiva que nos da el tiempo, podríamos calificarlo como una especie de trotamundos en el sentido más literal del término. Viajaba a pie y se alojaba en albergues que se proporcionan a gente sin recursos, esta fue una etapa de grandes penurias en su existencia en donde llegó a alimentarse de las sobras de los restaurantes por los que pasaba. Tuvo una vida bohemia y ello acabó afectando a su salud. Su principal fuente de recursos fue la pintura que ejecutaba sobre cualquier trozo de madera que le presentaban, aunque no descuidó su parte literaria en la que fue perfilando historias cortas y una prosa lírica en las que rápidamente desarrolló un estilo personal que le acabaría abriendo los círculos literarios de Atenas y El Cairo. Entre 1915 y 1919 (I Guerra Mundial) estuvo en Atenas, y entonces se relacionó con Agras, Avregis, Kanzantzakis, Karyotakis, Paraschos, Papatsonis, Varnalis, etc. Fue uno de sus períodos más fructíferos y sus trabajos en prosa fueron muy buscados por los periódicos de su tiempo. Sus historias cortas conocieron grandes tiradas, entre otras, destacan Skeletheras (El esqueleto), To mystiko (El secreto), I Koukla (La muñeca), Oi Iperetes (Los sirvientes), Metathanato (Después de la muerte), etc. En 1919 regresa a su isla natal con el objetivo de impulsar la vida literaria y publicar sus trabajos. Desgraciadamente no encontró el eco previsto y en 1924 acabará marchándose nuevamente a Egipto, en donde vivirá prácticamente hasta el final de sus días; sin embargo continuó su colaboración con Kypriaka Granmata (diario literario chipriota) y ayudando financieramente a su hermana (pagó los estudios de uno de sus hijos en el Harokopeion de Atenas). Nicolaides, en fin, vivió en un tiempo de cambios y los tres campos en los que incursionó le sirvieron para generar los mínimos necesarios para la vida; una vida que para él era más sencilla de lo que otros colegas pensaban. Impartió clases, pintó, expuso y fue un referente de la cultura en lengua griega, participó en la democratización y la independencia de Grecia y Chipre y hoy es considerado uno de los más grandes literatos modernos. Sus obras principales fueron To Galazio Louloudi (La flor azul, 1919), Anthropines Kai Anthines Zoes (Vida del hombre y las flores, 1920), Diegemata (Historias cortas, Libro I; 1921), To Stravoxylo (El compañero de Peevish, 1922), O Skelethras (Historias cortas, Libro II; 1924), I Kali Syntrophisa (Historias cortas, Libro III; 1929), Anthropines Kai Anthines Zoes (segunda edición versión 1920; 1938), O Chrysos Mitos (El mito dorado, 1938), Apo to kalo kai (Más allá del bien y del mal, 1940), To Tria Karfia (Los tres clavos, 1948) y To Biblio tou Monachou (El libro del monje, 1946). El sello que le dedicó su tierra natal el 16 de noviembre de 2006 fue diseñado por Liza Petridou; a la izquierda aparece un texto manuscrito, una vieja fotografía en la que nos lo encontramos leyendo, debajo va su firma manuscrita. El matasellos de primer día lo muestra de perfil (lado izquierdo), se imprimió en hojas de 20 sellos y se lanzaron 300.000 ejemplares con un facial de cinco céntimos. El Servicio Filatélico de Nicosia confeccionó cinco mil sobres de primer día y se cancelaron en la Administración Principal de Correos. ** Juan Franco Crespo lacandon999@yahoo.es Docente e investigador español (Alhama de Granada, 1953). Profesor de primaria, licenciado en geografía y estudios de doctorado en historia de América. Ha colaborado regularmente desde los años 70 con publicaciones especializadas del mundo de las comunicaciones, como WRTH (Dinamarca), DSWC (Dinamarca), Radio Nuevo Mundo (Tokio, Japón), y otras de Argentina, Uruguay, Perú, México, Estados Unidos y España, entre otros países. Durante varios años también colaboró en el mundo de la radio con diferentes emisoras internacionales. Actualmente algunos de sus trabajos son radiados para América Latina a través del espacio Frecuencia RM, en la emisora La Voz de Rusia. Colabora regularmente con Madrid Filatélico, El Eco Filatélico y Crónica Filatélica y mantiene una sección, sobre filatelia alusiva a literatura infantil y juvenil, en la revista Educación y Biblioteca, así como en las publicaciones electrónicas OpusMúsica (http://www.opusmusica.com) y Naturaleza Educativa (http://www.natureduca.com). === Germán Espinosa, tejedor de historias Dixon Moya ================= (Nota del autor: el presente artículo lo escribí en el año 2004, en fecha reciente a la única conversación que sostuve con el maestro Germán Espinosa. Por aquellos días tuve la intención de invitarlo a Nicaragua, en donde presto mi servicio diplomático, pues sabía de su pasión y conocimiento por Rubén Darío, expresados en un libro que podría calificarse de cuento largo, más que novela breve. En el proceso de conseguir sus datos, varias personas me advirtieron sobre su personalidad, algunos incluso me dijeron que era arrogante. Sin embargo, encontré a una persona muy cálida quien me dijo que la única condición era viajar con su esposa Josefina, no podía separarse de ella. En últimas, la incomprensión burocrática de no poder justificar la compañía de su amada, finalmente impidió el viaje. El artículo está escrito en tiempo vivo, el paréntesis del cual hablo finalmente se cerró, pero su obra seguirá más viva que nunca, alcanzando la inmortalidad de los grandes escritores, por eso no lo modifico. Las noticias dicen que el maestro murió de cáncer; falso, murió por culpa de ese inmenso amor que siempre manifestó por su esposa, por no soportar que ella se fuera primero de este mundo). Las biografías de personajes célebres comienzan de una forma clásica, al lado del nombre se dibuja un paréntesis para consignar en ese breve espacio encerrado dos fechas vitales, nacimiento y muerte. En el caso de Germán Espinosa, para fortuna de Colombia y la literatura universal, el paréntesis todavía no se cierra. Espinosa nació en Cartagena de Indias a las ocho de la noche del día 30 de abril de 1938. Se trata de un prolífico autor, que ha incursionado con éxito en todos los géneros, novela, cuento, teatro, ensayo, poesía, crónica periodística. No es extraño que un cartagenero tenga una imaginación fecunda. El “Corralito de Piedra” o “La Heroica”, nombres con los que se conoce a la ciudad amurallada, refleja en sus construcciones y calles las huellas de fantásticas historias, relatos de romances, brujas, corsarios y héroes de la independencia. Espinosa publicó en el año 2003 sus memorias, tituladas La verdad sea dicha, en donde plasma los recuerdos de su existencia hasta el presente. Se narra, entre otras situaciones, su desplazamiento a Bogotá, para continuar sus estudios, en compañía de muchos de los jóvenes caribeños de mediados del siglo XX, por ejemplo un muchacho llamado Gabriel y apodado por el mundo “Gabo”. El descubrimiento de la capital para Espinosa fue definitivo. A diferencia de García Márquez quien se aterrorizó con el frío, Espinosa se deslumbró con el ambiente cultural. “¡Los cafés! ¡Bogotá era una ciudad de cafés, como París!”. Germán Espinosa es un rendido admirador de Rubén Darío, a quien en el año 2003 convirtió en personaje de una breve novela que mezcla lo místico y policíaco, Rubén Darío y la sacerdotisa de Amón. Su conocimiento de la obra del vate nicaragüense le sirvió además para asegurar su ingreso a uno de los colegios más tradicionales de Bogotá, el claustro del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, gracias a que impresionó al rector en una entrevista de selección. A finales de la década de los cincuenta, Germán Espinosa comenzó a trabajar en el periódico El Espectador, no como reportero, sino en el cargo de “fabricante de crucigramas”, labor en la cual demostraba su habilidad como prestidigitador de las palabras. En 1954, publicó su primer libro de poesía, Letanías del crepúsculo. Once años más tarde fue su hora definitiva, no sólo se casó con su gran amor, la pintora Josefina Torres, una historia digna de contar algún día, también publicó su primera compilación de cuentos, La noche de la Trapa; el relato que le da título a todo el libro es del orden futurista fantástico y aparece en algunas antologías de ciencia-ficción. En 1977, Germán Espinosa se integra al mundo diplomático, es nombrado cónsul de Colombia en Nairobi, Kenia, y posteriormente es trasladado a Belgrado, en la antigua Yugoslavia. Experiencia que le sirvió para concretar uno de sus mayores retos intelectuales, la elaboración de la que sería una de las grandes novelas escritas en español durante el siglo pasado, La tejedora de coronas, publicada finalmente en 1982. Esta novela ha pasado de ser objeto de culto de un reducido grupo de especialistas para convertirse en un título indispensable en cualquier biblioteca, hasta el punto de ser consagrada por la Unesco como obra patrimonio de la humanidad. La tejedora de coronas, obra fundamental, va de la mano de su protagonista, una mujer fascinante. Es la historia de Genoveva Alcocer, quien aparece como la encarnación del siglo de las luces en el nuevo continente. Acusada de brujería, perseguida por la Santa Inquisición al interesarse en la astronomía en su Cartagena natal, comienza un periplo que la llevará por diferentes países durante el siglo XVIII, época en que las ideas comienzan a traducirse en revoluciones. Espinosa demuestra no sólo su amplia erudición, sino que hace gala de la misma habilidad del antiguo crucigramista, maestro en el arte de disponer de las palabras. Algunos de los libros de su extensa obra son: Los cortejos del diablo (1970), Noticias de un convento frente al mar (1988), Sinfonía desde el Nuevo Mundo (1990), La liebre en la luna (1990), La tragedia de Belinda Elsner (1991), Los ojos del Basilisco (1992), Romanza para murciélagos (1999), La balada del pajarillo (2000). Aunque La tejedora... es caso excepcional, personalmente confieso mi admiración por El signo del pez (1987), la historia de un perseguidor convertido en perseguido, Paulo de Tarso, el reverso de la moneda de su vida, nos advierte el autor. La autobiografía de Espinosa recoge algunas opiniones que valen la pena destacarse: “Los libros son simientes que, en la punta de una flecha, lanzamos hacia la altura y no sabemos dónde van a caer”. De igual manera, describe su relación con Gabriel García Márquez: “Su personalidad posee demasiados intersticios y el enorme amor que le profeso como escritor colisionará siempre con el enfado que suelen producirme algunas actitudes suyas”. El prolífico autor sostiene que “todo género literario, es por necesidad, poesía... por poiesis entendían los griegos toda la creación que tiene por elemento principal la palabra”. Actualmente Espinosa reside en Bogotá, su lugar favorito para la creación. La tejedora de coronas se tradujo al francés como La cartagenera, este título en sus dos versiones, ayuda a definir a Espinosa como un cartagenero, tejedor de... historias. En el año 2002, Espinosa obtuvo el Premio Nacional de Literatura, por votación popular, una iniciativa de la fundación cultural Libros y Letras, demostración de cómo la democracia y la escritura son dos mundos que pueden encontrarse en la encrucijada de la libertad. Es posible que Espinosa pase a integrar la exclusiva galería de grandes escritores que mereciéndolo, no les fuera otorgado el Nobel de literatura. Ojalá el paréntesis vital demore bastante en cerrarse. ** Dixon Moya dixonm@hotmail.com Diplomático colombiano aficionado a la literatura. Fue cónsul de Colombia en Ciudad Guayana (Puerto Ordaz, Venezuela) y actualmente desempeña un cargo diplomático en Nicaragua. Ha publicado artículos en revistas de su país. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Astrid Salazar, lectura cruda de la realidad ========================== === “El escritor debe dejar huella y marcar su espacio” =================== === Rafael Ortega ========================================================= “Los temas que me motivan a escribir están relacionados con la problemática social. En toda mi poesía se abordan casos sobre los niños de la calle, la prostitución, la violación... son las cosas que llaman mi atención”. Una de las voces más jóvenes de la poesía en Aragua es Astrid Salazar (Maracay, 1984), quien obtuvo el primer premio del Concurso Interliceísta Sergio Medina en el año 2001 con el poemario Azules de mi infancia, publicado en el año 2004 por la Editorial La Liebre Libre. Cabalísticamente, tres años más tarde, La Espada Rota editó la plaquette Gloria/Astrid, en compañía de Gloria Dolande, así como El Perro y la Rana lanzó al mercado editorial su más reciente obra: El octavo pecado (2007). Su obra está caracterizada por la crudeza y nitidez con que describe la realidad de manera fiel y sin ambages, que a veces golpea el rostro de las instituciones y las sociedades retrógradas que maquillan sus defectos para mantenerlos ocultos bajo varias capas de hipocresía. —¿Cuáles fueron tus primeras lecturas? —Cuando leí 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda, me influenció muchísimo; después, César Vallejo, Jaime Sabines y Rainer María Rilke, se convirtieron en mis pilares y, más recientemente, Álvaro Mutis. —¿Piensas que los talleres literarios son fábricas de escritores? —Los talleres son una guía, un camino, no es que te van a convertir en escritor, sino que te van a ayudar a encontrar ciertos parámetros, ciertas estructuras... —¿Cuáles temas te motivan a escribir? —Los temas que me motivan a escribir están relacionados con la problemática social. En toda mi poesía se abordan casos sobre los niños de la calle, la prostitución, la violación... son las cosas que llaman mi atención. —¿De qué otra fuente te nutres para escribir? —De la música y la fotografía. Escucho alguna canción y de allí puede partir el tema de un poema. —A tu criterio, ¿cuáles escritores venezolanos son fundamentales? —Vicente Gerbasi, Eugenio Montejo, Juan Calzadilla y Juan Sánchez Peláez. —¿A qué atribuyes que los escritores venezolanos no sean tan conocidos en el exterior? —Porque no ha habido apoyo para la publicación y distribución de las obras. Ahora es que está empezando, pero se requiere un esfuerzo mayor y aportar los recursos necesarios para que eso se cumpla. —¿Consideras que es difícil ser escritor en un país de pocos lectores? —No es difícil. Eso nunca ha sido ningún obstáculo para mí. La razón de que existan pocos lectores no limita mi capacidad de creación. Simplemente escribo y ya. El que lo vaya a leer, que lo lea... —¿Cómo percibes la presencia de la mujer en el mundo de la literatura? —La mujer siempre ha sido vulnerada ante la figura de los escritores masculinos. Ahora es que se está fortaleciendo la presencia de la mujer. —¿Cuáles libros o autores de la literatura universal recomendarías? —Carta a un joven poeta, de Rainer María Rilke; El arco y la lira, de Octavio Paz; todo lo de Carlos Fuentes... —¿Crees que las instituciones del Estado prestan el apoyo necesario al escritor? —Creo que sí. Hasta el momento ha sido reconocido mi trabajo y no tengo ninguna queja hacia las instituciones. —¿Para qué sirve un escritor? —Para dejar una huella y marcar su espacio en el tiempo en que le correspondió vivir. —¿Cómo ves el panorama regional actual? —Se está haciendo un buen trabajo y están surgiendo nuevos talentos, algunos provenientes de los talleres literarios. —¿De qué manera influenció el boom latinoamericano a los autores venezolanos? —Esos autores que marcaron la pauta influenciaron mucho a nuestros escritores porque era inevitable no seguir su estructura, su contenido. Ahora nos toca a nosotros decir lo mismo que dijeron ellos, pero con otras palabras. —¿Qué opinas de las nuevas tecnologías? —Son un gran apoyo porque no sólo publican tu obra, sino que te puedes nutrir también, ya que los libros a veces son muy costosos y allí podemos encontrar gran variedad de autores. —¿Pero no crees que tu obra podría correr el riesgo de ser plagiada? —Es un riesgo que hay que correr. —¿Algún día los libros virtuales suplantarán a los tradicionales? —No. El libro es la obra, la hoja de papel, nada podrá suplantar la presencia de un libro en tu biblioteca. Además, no todos tienen acceso a la Internet, lo cual hace difícil la desaparición física del libro. La necesidad de escribir poemas “Si no escribo me siento incómoda conmigo misma, siento que me falta algo, me pongo malhumorada cuando no encuentro motivos para escribir un poema. El oficio de escribir se ha convertido en una necesidad para mí”. Esta entrevista fue publicada originalmente en el suplemento cultural Contenido, del diario El Periodiquito (http://www.elperiodiquito.com), de Maracay, Aragua, Venezuela. ** Rafael Ortega rafaelortega@letralia.zzn.com Escritor venezolano (Maracay, Aragua, 1969). Es técnico superior universitario en publicidad. Ha sido jurado en concursos literarios del estado Aragua. Textos suyos han sido publicados en revistas y periódicos venezolanos, así como en las antologías Narrativa aragüeña en Tierra de Letras (Senderos Literarios, 1997), Narrativa de Aragua (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 1997) y Muestra de minificción aragüeña (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 2001). En 2002 publicó su libro de cuentos La última sutileza del diablo. === Gabriel Mantilla Chaparro ============================================= === “En poesía nada es impune” Alberto José Pérez ==================== Gabriel Mantilla Chaparro Cali, Colombia, 1954. Profesor de literatura hispanoamericana y del Taller de Poesía de la Escuela de Letras, jefe del Departamento de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Los Andes. Autor de libros de ensayo y poesía como Vivir a pulso (obras, autores y el hecho creador), Ser filosófico y ser poético en la obra de Álvaro Mutis (presentación de Mutis, Briceño Guerrero y Lionel Pedrique; prólogo de Gabriel Jiménez Emán), Viaje al poema (Ediciones El Perro y la Rana), Hernando Track, el superior de las làmparas, y, en prensa, Los hijos de Acteón (ensayos; Premio Municipal de Literatura, 2006, Mérida). —¿De dónde vienes? —Vengo de lejos y de cerca. De una ciudad a otra, de vivir fragmentos en uno y otro lugar. Vengo de Cali, de Bucaramanga, de Ureña, de San Cristóbal, de Valencia, de Caracas, de Mérida, de Punto Fijo, de Santafé de Bogotá. De por esos lados vengo. Son los hitos que demarcan mi camino, mis vivencias, mis angustias y mis esperanzas. Cada ciudad me ha dejado algo en los abisales del espíritu. A todas les debo algo. Esa misma cercanía aleja, esa misma lejanía acerca. Olores, voces, momentos dignos de haber sido vividos, seres queridos que se extraviaron por los caminos del tiempo y de la muerte. —La poesía, ¿cuándo entró en tu casa? —Con la poesía fui haciendo mi casa. Una morada sentida y soñada en la cual pudiera recorrer cada cosa vivida como algo extraño, bello, mágico y a la vez incierto, peligroso, acechante que es todo aquello que uno va viviendo, todo eso que se amplía en nuestra alma y se valoriza en la medida en que vamos reflexionando sobre ello. Una realidad imposible de expresar pero con la poesía uno hace el mejor de los intentos. Sólo es necesario ser verdadero, para poder dignificar hechos, seres y cosas que nos sucedieron, suceden y sucederán. Es una firme conexión con el corazón de la realidad. En cierta forma, como dice el Mahavakya o Upanisad, “uno es aquello”. La otredad absoluta, entendido como “absoluto” lo que contiene en sí el corazón de las cosas, lo anterior a ellas y que está por encima de ellas, en los Brahmanes. La poesía está cubriendo y habitando en mi casa. En todas las casas que he habitado, que son bastantes. —La vida, ¿mañana, hoy? —La vida de hoy es la de mañana, porque con ella pensamos trascender. Debemos entender ese don como algo que requiere de nuestro empeño para no irse al despeñadero. Vivir no es fácil, ni lo será mañana. En todo tiempo habrá gente que teme, que sufre, que asesina, que se suicida, que pasa hambre, que miente, que lucha. Y eso ocurre en el momento menos esperado, hay que estar listo para actuar y digno para llegar al final con el talego lo más liviano posible. Mientras tanto vivir es lo importante hoy para mañana. Sería muy triste que John Lennon tuviera razón cuando dijo en “Imagine” que “La vida es todo aquello que nos sucede mientras uno está ocupado haciendo otras cosas”. —¿Cuáles son tus gustos literarios? —Me gusta todo lo bueno, como dice el bolero. Lo que lea y me conmueva, alegre, me haga reflexionar, me sirva de ejemplo, de admirar, me enseñe otro modo de intentar las cosas en literatura, en el desciframiento sin tregua de este logaritmo de la vida, ya es de por sí declarado de mi mayor gusto. Sea poema, cuento o novela. Sea quien sea el autor, famoso o no o de cualquiera lugar. La Biblia, la Divina Comedia, El Paraíso perdido de Milton, Kafka, Hesse, Rimbaud, Baudelaire, Whitman, Mutis, Track, Palomares, Laura Antillano, Alberto Jiménez Ure, De León Calles, Rafael José Álvarez, Wilfredo Machado, Gregory Zambrano, Víctor Bravo, José Barroeta, Jiménez Emán, Guillermo Thiele, Alfonsina Storni, Olga Orozco, Borges, Bioy Casares, Onetti, Cortázar, Rulfo, García Márquez, Juan Gelman, Briceño Guerrero, Galeano, Montaigne, Calvino, Kundera, Zweig, Dostoievski, Cervantes, Brönte, Camus, Zweig, Byron, Shakespeare, Goethe, Cervantes, Joyce, Homero, etc., son muy especiales para mí, entre muchos otros. —¿Qué autores han influido en tu poesía? —Khalil Gibran, Neruda, Vallejo, Whitman, Rilke, Rimbaud, Baudelaire, Martí. Veo en ellos equilibrio interior, desesperanza, plenitud, autoconciencia y esmero en superar los rápidos interiores, rebeldía, lo escatológico, el reto, la duda esencial y el amor por la infancia y por lo propio. Cada uno de ellos aporta algo a esa constelación que es la conciencia, el imaginario, la filtración y el afloramiento del sentimiento poético. Sólo nombro los más inmediatos y para no pecar de inventario. —El paisaje interior o exterior: ¿cuál es tu preferencia? —Considero que el poeta tiene bien definidos sus puntos cardinales: por el norte con lo cenital, la cima, por el este con el afelio, por el oeste con el perihelio y por el sur con las regiones abisales, allí donde los peces ya son ciegos, bellos y luminosos, rodeado de monstruos nunca imaginados que hacen temblar las aguas densas durante un largo rato con un solo alarido. Por eso al poeta yo lo llamo “astrobuzo”. En astrofísica, cuando el cometa pasa cerca del sol está en el perihelio y cuando se halla en el punto más lejano es llamado afelio. Así son, también, los puntos cardinales de la poesía. —Cuéntame un poco de tu región de origen. —Son muchos los sitios del origen. Son tantos los lugares donde uno se mira un día con la mejor mirada, con la mayor profundidad y lo más inteligentemente que puede, quiere o le sale mirarse. Ahí está el sitio del origen. Una vez le preguntaron a Onetti sobre la Patria, después de largos años de autoexilio. Y respondió: “La patria de un hombre son las mujeres que lo han amado a uno”. Pasa igual con el origen. Alguna mujer nos da a luz al comienzo y otra mientras vamos viviendo. Ya en todo caso hablé de las ciudades que me habitaron. —Una anécdota. —Dejé los estudios por un tiempo, realmente asqueado de profesores mediocres, aburridos y autoritarios, reprobé el tercer año y decidí viajar pidiendo cola. La gente era generosa y sana, daban el aventón y uno tenía el placer de conocer gente y lugares interesantes. Lo único malo es que no existían cajeros automáticos ni la banca estaba desarrollada, era más bien tímida y poca gente tenía una cultura bancaria, muchos cobraban en sobre. Una transferencia duraba hasta veinte días. Era terrible, pedía uno un auxilio y cuando llegara ya uno estaba muerto. Así que la primera vez que salí me dio la cola una pareja muy agradable. Me preguntaron adónde iba y yo les dije que a lo más lejos que llegaran en cualquier dirección. Me dijeron que iban a un lugar en Portuguesa. En el camino me brindaron cerveza y cigarrillos, así como la comida. Tenían una finca hermosa, con muchas cabezas de ganado y caballos. Mi trabajo era lavar los caballos, traer el heno, limpiar y llenar los abrevaderos. Empezaría el lunes siguiente, era día viernes. Me ubicaron en un establo con otros seis hombres pero cada uno cómodo, pues era grande. Abrí mi morral y me puse a leer a Walt Whitman, Canto a mí mismo. Era temprano aún, y leí largo rato. Cayó la noche y me dispuse a descansar. Los hombres no me decían nada pero me observaban fijamente como con extrañeza, desconfianza y atención sin disimular. Me acosté como a las ocho. En la madrugada escucho un sonido pesado, seco, amenazante, como de cosas que caen sin interrupción. Al principio creo estar soñando pero pronto me doy cuenta de que estaba sucediendo algo extraño. Los hombres salían corriendo hacia fuera del establo. Uno se acercó y me dijo: “Empiece a trabajar desde hoy, compai ñerito”. Salió corriendo y le seguí. Los hombres traían enormes bultos para el establo. Desde el cielo caían decenas de bultos, casi treinta de algo que de entrada supuse no lícito y sí muy peligroso. No sabía de qué se trataba. Ese día pude ver tanta marihuana como para fumar en cientos de vidas. Me asusté pero me llamaba la atención que fuera una planta, algo natural, sin intervención humana, cosa de Dios, que fue el autor de todo. De la mujer, de la serpiente y de esa mata extraña que todo lo hacía temerla y anhelarla por parte de mucha gente que conocía. Al día siguiente, después de haber dormido con molimiento, el amigo que me trajo me dijo: “Has visto algo que debes mantener en silencio, te quedarás por tres meses mientras se entrega la mercancía y luego podrás irte. Si hablas algo te matamos”. Me hizo jurar que cumpliría mi palabra. Fui el mejor recogedor de heno, lavador de caballos y alimentador del abrevadero que jamás haya trabajado en esa finca. Cuando llegó el momento de irme le entregué el libro de Whitman a su mujer delante de él y les dije: “Para donde yo vaya ustedes lo sabrán, nunca diré nada, pero si no confiaran en mí les será fácil encontrarme porque donde yo vaya iré dejando siempre un libro que haya leído”. Espero que algún día sepan dónde estoy, cuando vean que ahora escribo algunos. Yo respeto la vida y tampoco voy a dar pie para que me la quiten. Pero por la Patria no garantizo nada. Tenía entonces 17 años. No molestaban tanto a los menores las autoridades y cuando sucedía algún abuso contra ellos, casi siempre eran los policías y guardias los culpables. Seguí mi camino. Salí a dar una vuelta pero quería saber que algún día iba volver a donde mis padres y hermanos, pues amé la vida familiar siempre. —¿Algo que recuerdes te haya marcado? —La enfermedad de angina de pecho de mi padre, el asma, forma en que morí muchas veces, y la noticia en plena madrugada de que habían asesinado al menor y más gozoso de mis hermanos. Así como la casi pérdida de dos de mis hijos, de mi esposa y mi persona. La salud no ha sido nuestro fuerte. Estamos sanos la mayor parte del tiempo pero cuando nos enfermamos no es cualquier cosa, es algo que obliga al cuerpo a tocar la campana. Tremendo eso. Pero tenemos la oración y la poesía para ver el camino. Y la mejor armonía posible, tanto interiormente como con los demás. Es lo que los griegos llamaban “ortopraxis”, o sea, la elección de un bien concreto: la paz, el amor, la solidaridad. —¿Dios para ti? —Cuando era muy joven, como aquella época en que llegué a la finca de que te cuento, no creía en Dios. Sólo me interesaba vivir experiencias, fundirme a la vida, conocer, explorar, buscar algún sentido. No pensaba en Dios, no dudaba de él, por tanto. No era mi tema. Cuatro años después conocí a mi esposa Nancy Mervarid y ella me hizo conocer la fuerza de la idea de Dios, la necesidad de tener a Dios siempre invocado y cercano a nuestra realidad. Y me ha resultado un hermoso modo de asumir que uno no es nadie ante todas las cosas creadas, incluso uno mismo. No me interesa el misterio de la salvación, sino del diálogo con la idea más poderosa de toda filosofía: la presencia de Dios. Pedirle que se manifieste es como querer meter un mar en un río. O como el fulgor manifiesto de un “instante eterno” en nuestra medida temporalidad. Creo y es bonito tener fe. Además la Biblia es un hermoso libro. Me interesa el estudio de las religiones, esos imaginarios del espíritu. —¿El diablo? —Es el principio, el irracional motor que mueve a la maldad y a los malignos, aquellos seres que no se acuestan conformes si en el día no han dañado a alguien, si no han invadido algún país y llevado la desgracia; el fortalecimiento de la dimensión de lo maligno en una dimensión superior a la nuestra, por parte de quienes en la realidad ejercen su vida en forma espuria, cínica, sin escrúpulos. Hay muchas formas para conocer el diablo. —¿Desarrollas tu escritura alejado de los círculos intelectuales o intercambias con ellos? —Preferiblemente sí, lejos de los círculos intelectuales. No me muevo mucho por ahí y lo lamento porque dejo de vivir cosas interesantes, tengo muchos amigos allí, muy talentosos, cuya obra estudio, pero no me interesa el bullicio, el banquete, el brindis, aunque hago buenas excepciones. Me disgusta cierta informalidad para incluirlo a uno en los programas que hacen. Me quejo del mundo cultural, sobre todo literario, en su promoción y publicación de obras para especificar y los dirigentes son muy cuestionados. Eso ocurre en una ciudad como Mérida y es muy lamentable que así sea. —¿Cuál es tu opinión sobre los talleres literarios? —Son la machera, como dirían en Bogotá, es una experiencia interesante, entrar en contacto con otras gentes y con la naturaleza y la fuerza de tus reflexiones y vivencias, con tu interior y manifestarlo, describir cómo nació en ti, cómo se transmite, cómo se degusta o se padece, qué nos trae, qué nos lleva hacia el poema. Conoce uno allí una cantidad respetable de jóvenes y no tan jóvenes que llevan dentro de sí la gran savia de la poesía, de la narración. Llegarán a la conclusión de que lo sobrenatural también está inscrito como un tatuaje en la existencia humana. La poesía parece serlo a veces. Es preciso identificar bien la vivencia poética. —La muerte: ¿tema de tu poesía? —Es inevitable. “La vida es pura muerte que anda luciendo”, nos dice Borges en su “milonga”. —¿Piensas en el poema o es aluvional su llegada? —Ambas cosas. Observo mucho el escenario donde se mueve mi poema, por mi tendencia a narrar. Pero lo esencialmente poético, la atmósfera, los tonos, lo profundo, lo remoto, lo visible, lo presentido, va directo a enriquecer la hacienda del poema. Siempre tiene que ver cada poema con vivencias muy inquietantes a nivel de poesía, reflexionadas, sentidas, vividas y vibradas con intensidad. En poesía nada es impune. Ningún poeta goza de impunidad. —¿Religioso? —Digo mis oraciones, escribo mis propias oraciones, tengo un libro titulado Almendra mística para ese tipo de escritura. Creo en Dios como dije. Nunca voy a misa; algunas veces con mi esposa, a bodas, bautizos, pero no soy un asiduo visitante del templo, ni me gusta rezar en público ni en coro. —¿La oración para ti? —Es toda la poesía que el alma puede expresar para hallar el sentido de la existencia misma. Son las más bellas palabras en un solo momento que salen a volar para unirse a lo absoluto, a Dios. ** Alberto José Pérez albertoperez802@hotmail.com Poeta, editor y comentarista literario venezolano (El Samán, Apure, 1951). Ha obtenido reconocimientos por su obra poética entre los cuales vale mencionar el Premio Único de Poesía de la Bienal de Literatura de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) por su libro Homenajes (1991), y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), por el poemario El espejo y la memoria (1987). También ha publicado los poemarios Los gestos tardíos (1975), El libro de Barinía (1985), Marca (1984), Olor de amor (1995), Como si valiera un siglo (1996), Retrato de memoria del corazón de una mujer (1997), Un poeta como yo (2006) y la antología poética El poeta de quien les hablo (1999). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Los romances de Quevedo: tradición y renovación ======================= === Nora González Gandiaga ================================================ Acaso nadie, fuera de su ostensible rival y secreto cómplice, Góngora ha paladeado el castellano, el peculiar sabor de cada palabra y de cada sílaba, como don Francisco de Quevedo y Villegas, caballero de la Orden de Santiago y señor de la Villa de la Torre de Juan Abad. Así le placía presentarse en la carátula de sus libros; así se engalanaba de sonidos, que ahora son inútiles y le pesan. Ahora es Quevedo, para siempre y para nosotros. Prólogo de Jorge Luis Borges a la Antología poética de Quevedo (1). Haciendo algo de historia El título de este breve ensayo parece parodiar casi el de aquella obra magistral de Pedro Salinas: Jorge Manrique o tradición y originalidad, un clásico, indispensable para abordar la Elegía de J. Manrique, libro de ya muchos años, editado en Buenos Aires por Losada, pero la andadura de este trabajo nos llevará por y a caminos diferentes: la forma romance indagada tanto en España como en América, incluyendo nuestro país, por numerosos teóricos y críticos en la materia. Para el estudio de los romances de Quevedo que es el tema de esta exposición, resulta imprescindible retrotraernos a la categoría romance en la instancia de la aparición de esta forma en el medioevo español cuando los registros a los que respondían estas manifestaciones eran en términos amplios: discurso épico-lírico con predominio hegemónico de la serie indefinida, anónimos, arcaísmos. Aclaramos que la introducción sucinta permite una revisión en cuanto a lo referente a los romances, pero no debe hacernos perder de vista el centro de esta exposición que es precisamente el romancero de Quevedo, sus deudas con la tradición y sus propuestas renovadoras. Esta puntual línea de trabajo nos lleva a indagar en los principales aportes críticos que han estado a nuestro alcance respecto del romance quevediano. Está dicho por la historiografía que el nacimiento de los romances en España implicó un proceso de fragmentarismo entendido como la reescritura de motivos, tópicos que toma el vulgo conforme a sus gustos. Por consiguiente, el romance es un reescribir libre, de aquí la problemática cuestión de las diversas versiones de romances existiendo coetánea y no coetáneamente en el mapa del romancero español. Citando a Mariano de La Campa Gutiérrez (2) decimos que Menéndez Pidal en 1948, en una conferencia inaugural de los Cursos de Extranjeros en Segovia, llamó a su recopilación “el Romancero Nuevo” (3); posición que sostuvo en 1953 cuando refiere a los romances nuevos y alude entre otros a Lope y sostiene que no por ser nuevos en su estilo hay que desecharlos como producciones romances. Sabemos que muchos pensarán que el afán clasificatorio de los romances es un simple ejercicio de erudición, sin embargo no es tan así. No sólo don Ramón trabajó en esto sino también su mujer María Goyri. En un recorrido historiográfico llegando al siglo XVI se recupera el material de las canciones y del villancico. Francisco Salinas (4) recoge también villancicos que evidencian que hubo variaciones en estas formaciones discursivas populares. Está muy bien registrado el proceso en, por ejemplo: ¿A quién contaré yo mis quejas mi lindo amor, a quién contaré yo mis quejas si a vos no? Asociamos estas composiciones con algunas de las jaryas recuperadas por Stern y Garci Gómez como formas de una lírica que en su bilingüismo era ya premonitoria de ejes escriturarios del sistema literario de la península. La lírica popular no pierde su importancia en los inicios del siglo XVI y glosa romances viejos, orales, con un sinfín de variaciones. Al villancico y a la canción sucede el predominio de la seguidilla que evoluciona hacia el romancero; un romancero al que en un recorrido diacrónico lo llamarían nuevo o artístico, de autor conocido. Estas formas poéticas cobran hegemonía y viven a la par de la naciente poesía culta del Renacimiento. La problemática de la pérdida de versiones con variantes genera un verdadero conflicto para los historiógrafos y críticos porque además circula numeroso material en manuscritos y en pliegos sueltos de los que se alimenta la imprenta en el siglo XVI. Es un discípulo de Pidal, José Fernández Montesinos, quien apunta que lo que en un tiempo se llamó romancero artístico se llamara Romance nuevo. Sostiene que el mismo surge a fines del siglo XVI y se extiende hasta finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Reconoce la existencia de muchas piezas anónimas pero considera que sin duda serían de autoría de poetas cultos (5). Cabe aclarar que siempre existió un afán clasificatorio de los romances pero no respondía a un mero discurso teórico, ya que a medida que iba creciendo el caudal de textos de la más variada procedencia (antiguos y modernos, impresos y manuscritos, tradicionales y cultos, orales o escritos), los materiales romancísticos recopilados por el matrimonio de Menéndez Pidal se hacían inmanejables y se necesitaba un ordenamiento y clasificación (6). El romancero se contamina en este siglo XVI con las cancioncillas. Deja prácticamente de ser anónimo, considero en respuesta a una nueva sociedad que conoce y usa la imprenta de Gutenberg y a una sociedad antropocéntrica a la que domina el derecho de propiedad de bienes y objetos y de sus creaciones culturales. Lope reúne todas estas formas poéticas variables. En este siglo aparece el Cancionero de romances, s / año, impreso en Amberes por Martín Nucio con una segunda edición en 1550, y la Silva de romances (7), Zaragoza, de 1550, compilada por Esteban Nájera. Son estas recién mencionadas las dos primeras colecciones de romances de este período, según asevera Antonio Prieto. En estas instancias el romance se desgaja y busca su pureza de poesía popular o tradicional. Momentos en los que la poesía culta trabaja con metros italianos. Y hemos dicho que hay innumerables pliegos sueltos y manuscritos que se encuentran en bibliotecas europeas (8) y reaparecen figuras legendarias como la del Cid que incluso va a romancear Quevedo con un fuerte tono conceptista (9), octosilábico y también hexasilábico que implica que leamos el metro popular de los romances antiguos. Muy característica de los cancioneros es la intensidad del conceptismo. De los provenzales venía el gusto por los juegos de palabras y los contrastes de ideas. Enhebrando en una sola frase diversos empleos de un mismo vocablo o diversas palabras de una misma familia, el poeta hacía gala de su habilidad e ingenio; las antítesis y aparentes contrasentidos servían para hacer patente la contienda interior y la irracionalidad de la pasión. Desde luego que se cultivan ya en el siglo XVI géneros heredados del mundo poético grecolatino: églogas, elegías, odas, epístolas, sonetos, jácaras (atender que se pueden reconocer como romances festivos que ingresan al texto dramático en las pausas), todas formas que conviven con la poesía llamada popular del romancero. En esta confusión de los límites estilísticos de los diferentes tipos de romances no sólo se mantuvo por los impresores de los siglos XVI y XVII y más incluso. Hubo que esperar el trabajo de Wolf y Hofmann (1856) para excluir todos los testimonios de romances no tradicionales. Liberado el romancero tradicional del resto de los demás tipos de romances, se adoptó hasta ahora este modelo como universal dentro de los estudios romancísticos (10). Mariano de la Campa Gutiérrez, ya citado, sostiene que, sin una solución definitiva en lo que respecta a su denominación, podemos por el momento seguir manteniendo el título de Romancero nuevo para esta etapa de la generación de 1580, es decir los romances que surgen a fines del siglo XVI, y se extiende el período hasta finales del siglo XVII y primeros años del siglo XVIII, escrito por poetas cultos que en muchas ocasiones y en su mayoría escondieron su nombre en el anonimato. Sin embargo tenemos representantes importantes como Lope, Góngora y Quevedo que publicitan la autoría. Los textos incluidos en el corpus del Romancero nuevo se definen por su estilo, opuestos al de los otros tipos de romances existentes en la historia del género (11). Lo cierto es que todos ellos se ajustan a un lenguaje y una poética barroquizante, escritos en la segunda mitad del siglo XVI y del XVII. Algunos se caracterizan por un estilo narrativo, noticioso y popular que despertaba el interés de un público ansioso por noticias nuevas, casos ejemplares y sucesos espantosos y se acercan al estilo de barroco del siglo XVII. Desde ya decimos que en la historiografía se reconocen subgéneros. Muchas de las piezas se relacionan con el teatro y la música de la época. Es precisamente del romance de Quevedo de lo que quiero comunicar a ustedes mis exploraciones, sobre todo porque este autor ha sido muy trabajado en sus sonetos, en su obra en prosa pero escasamente en sus romances (12). La mayoría de los que el escritor considera romances no corresponden al canon de los romances tradicionales, deja su huella personal. Según Blecua (13) antes habían aparecido numerosas colecciones de romances conocidos como romanceros: como el Romancero General de 1600, reimpreso en 1602. El mismo crítico habla de una generación nueva de poetas barrocos: la segunda, y en ésta reconoce a Quevedo, y atiende a que la seguidilla aparece muchas veces en sus romances. Refiere que Góngora y Quevedo en esta etapa también cultivan las letrillas de contenido muy diverso, como también las seguidillas que figuran muchas veces en los romances como final lírico, que a la par con éstos llegan hasta el recién finalizado siglo XX, por ejemplo en la obra de García Lorca por citar uno. Adentrándonos en los romances de Quevedo Comenzamos citando a Jauralde Pou (14): Es un lugar común en la crítica lamentarse de lo retrasado o insatisfactorio de los estudios quevedianos. Sin embargo, lo que más extraña es la desproporción entre lo que se sabe y se ha documentado de su vida (sigue siendo básica la contribución de Aureliano Fernández Guerra [1897- 1907], enriquecida con las aportaciones de R. Bouvier [1929], Astrana [1945], González Palencia [1946], J. M. Blecua [1963], López Ruiz [1980]), frente al panorama caótico de sus obras. Ambas cosas están en relación. El gesto escandaloso y agresivo con que a veces Quevedo se expresa humana, política y literariamente engruesa lo biográfico —y da pie a lo legendario—, al par que convierte en excesivamente mediatizada y circunstancial buena parte de su obra, olvidada, perdida o rehecha infinidad de veces por el propio autor, para desesperación del crítico (Crosby [1975], Jauralde [1982]). Quevedo encabeza la segunda generación barroca para Blecua y también sostiene que nuestro autor no se preocupa por la impresión de su obra, de aquí la problemática que generan las diversas versiones que circularon de toda su producción. De ahora en más trabajaremos sus romances, aunque desde ya advertimos que el romance quevediano quiebra la tradición del romance popular y sus escrituras se contaminan con las marcas individuantes en muchos casos del barroco. Como dijimos en un párrafo anterior: debemos reconocer el caos de las versiones y/o publicaciones de sus obras, en las que encontramos en referencia a los romances la existencia de diferentes versiones. Leemos que los problemas textuales han comenzado a ser dilucidados por Crosby (1959-1966), J. Blecua (1963) y Jauralde Pou (1982). Cabe agregar que numerosísimos escritores posteriores se han vito y se ven atraídos por toda su producción: don Miguel de Unamuno, Azorín, A. Reyes, Gómez de la Serna, J. L. Borges, Ayala, Garciasol, P. Umbral, por citar algunos. Sabemos además que en su época circulan manuscritos, opúsculos festivos y burlescos. Blecua recopila obras en su libro de 1963, y desde ya no queremos dejar de advertir los profundos cruces polémicos con Góngora que persisten más allá de la muerte del cordobés. El estilo quevediano se hace incluso más paródico y de un extremado discurso lírico burlesco del discurso gongorino que generan opúsculos como La culta Latiniparla (1631) y La aguja de navegar cultos (1631). La veta satírica y festiva es muy marcada también en los romances pero anotan algunos críticos que aparece el grotesco en algunos de sus Sueños, grotesco que como dardo apunta a la sociedad española derrumbando mitos del Barroco cristiano. Se ríe del infierno, de los condenados, la eternidad, la muerte. Quevedo es autor de un polémico ensayo: la España defendida en la que instala por la escritura los “males” de España hasta que asume su neoestoicismo. En esta instancia aparece un Quevedo de tensión humana. Críticos como Mariano de la Campa Gutiérrez, citado con anterioridad, hablan del poeta Quevedo en su originalidad por la recreación, más que por la innovación. Nosotros aspiramos a hablar de la renovación en el romancero quevediano en tanto ingresa en la forma romancero nuevas propuestas que se detallan después. Hay en toda su producción vetas de un hastío amargo que se acentúa al final de su vida y se reconocen ejerciendo en nuestra función lectora dos pasiones: la literaria y la política. Es arriesgado hacer una clasificación de los romances quevedianos pero lo intentaremos aunque en esta lírica hablemos de tres líneas básicas por su temática: • romances amorosos • romances metafísicos • romances burlescos Corresponde aclarar que la clasificación es bastante ambigua porque incluso en los amorosos y metafísicos aparecen marcas, registros burlescos, por los desbordes de la lengua en el discurso. En el título hablamos de renovación de la forma romance en la producción de Quevedo. Esta renovación, a manera de síntesis, se centra en: • No total seguimiento del metro octosilábico y/o hexasilábico. Es decir, si somos puntuales, hay algo de polimetría en algunos de sus romances. Sirvan estos ejemplos donde se incorporan otros metros como el heptasílabo y el pentasílabo: Lición de una tía a muchacha y ella muestra cómo la aprende (15) ... Y tú, porque ella conozca / tu garduña habilidad, / con boca de pierna en pobre / empiezas a demandar. / El que sólo promete, / mete cizaña, / que los prometimientos / son para el alma. / Muestro a mis pretendientes / dientes y muelas; / danles alabanzas, quieren meriendas. Hombre sin talego / lego se queda; / que en mi orden el rico / sólo profesa. / Sólo quien derrama / ama de veras, / que es amar a peste / amar a secas. / Mancebito guardoso / oso le digo, / pues se lame las manos / para sí mismo. / A quien guarda el dinero / Nero le llamo, / y a quien da lo que tiene, / un Alejandro. / Para mí son bolsones y liras. / Gaita mejicana / de mi codicia. / Es mi Mariquita / quita pesares, / Digo quien quita pesos, / de a ocho reales. • La rima asonante, en los versos pares y los impares libres, la maneja nuestro poeta a su total arbitrio. Véanse como ejemplo algunos versos del romance Testamento de Don Quijote (16). • Se deja de lado el anonimato como respuesta ya a otro período de la diacronía literaria en consonancia con la sociedad de la época. • Conserva la serie indefinida sin introducir el diálogo aunque responde a la narratividad del romance tradicional. • Toma personajes míticos de la tradición grecolatina pero incorpora figuras de estatura mítica en España como el Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, marca que deviene de los romances tradicionales e incluye referencias de las novelas de caballería, ejemplo: Belianís de Grecia, caballero del Febo, Esplandián el de las jergas. Desde ya que están inscriptos en este caso en el contexto del Testamento de Don Quijote del que habláramos más arriba. • Son objetos de romances elementos naturales y vulgares que no se registran en los romances antiguos. • Procede a emplear la intertextualidad cuando incorpora fórmulas nemotécnicas de ciertas estructuras que aparecen en el Poema de Mío Cid (17): ... Allí fabló Sancho Panza, Bien oiréis lo que dijera. ... • Introduce registros metafóricos y cultismos en variadas ocasiones, propios del barroco gongorino de modo tal que algunos romances primero fueron atribuidos a Góngora pero actualmente se los reconoce como de Quevedo, por ejemplo (18): Una flota que fue a Indias, / galeno de mil enfermas, / dio salud a una muchacha / y desopiló a una perla. / Era una Venus de alcorza / esta casadilla tierna, / con achaques de marido / y con dolores de suegra. ... Baños de reina mora / acredita su limpieza, / que en emulación de amor / es Manzanares Esgueva. / Con despejada deidad / pega al alma más exenta Zainerías de azabache / con el cabello y las cejas. / Trae la nariz entre ojos, / porque ha dado su pendencia / entre valientes mejillas / amontonada braveza. / En lo que es rubio y azul, / perdónenme los poetas, / que he de decir que sus ojos / son dos soles de Guinea / Y como nos preste abril / lo servido de sus yerbas, / ni hay clavel como sus labios / ni jazmín como sus muelas. • Ingresa en el discurso temas, tópicos nuevos en relación al romance tradicional como por ejemplo romances a distintos pájaros y a diferentes tipos de alimentos. Trabajando un romance La mitología clásica se inscribe en el sistema literario universal si abordamos tanto la diacronía como la sincronía del sistema, pero primero haremos alusión sucinta a la leyenda o historia de Hero y Leandro en la mitología clásica, este repaso lo hacemos sólo para recordar la fábula bastante lineal porque abordaremos posteriormente el Romance de Hero y Leandro en paños menores: Vivía en la antigüedad griega en la ciudad Sesto, junto al Peloponeso una hermosa doncella llamada Hero, consagrada a Afrodita y cortejada por Apolo y Eros. Un día, ocupándose de sus tareas, vio al bello Leandro, que humildemente había llevado sus ofrendas al recinto sagrado. A partir de ese momento su corazón sólo latía por él, éste que también había sido cautivado por la belleza de la joven le confesó su amor con la alegría de saber que era correspondido por Hero. Los padres se opusieron al casamiento y sembraron muchas dificultades. Pero un día advirtieron muy seriamente a sus respectivos hijos que sus visitas debían terminar para siempre. Ellos desobedecieron a sus progenitores y siguieron viéndose en secreto. Por medio de una linterna colocada en la ventana al caer la noche, Hero avisaba a Leandro que se encontraba en la orilla opuesta del estrecho, de que no había ningún peligro y el camino estaba libre para visitarla. Todos los días al ver el farol, Leandro se arrojaba ansioso al Helesponto y lo cruzaba a nado para reunirse con su queridísima Hero. Así gozaron de su amor un tiempo, una y otra vez Leandro desafiaba la muerte en las fuertes olas del mar, animada por la recompensa de ver a su amada. Pocas horas de la noche podían permanecer juntos, por miedo a que los sorprendieran y en cuanto veía el alba Leandro volvía a su casa, pero con la esperanza de que volvería al día siguiente. Hasta que una noche se desencadenó un fuerte vendaval que hizo apagar la lámpara por la que se guiaba Leandro. Debido a esto impidió que regresara, dejando la visita para cuando el temporal se calmara. El animoso joven que hacía poco había iniciado la travesía redobló sus esfuerzos pero las furiosas olas terminaron con su vida. Al amanecer del día siguiente, Hero angustiada, había acudido a la playa intentando recibir noticias de su amado, cuando una enorme ola depositó a Leandro a sus pies ante el terror de la muchacha. Hero no pudo aguantar aquella pérdida, que lo era toda para ella y decidió marchar en su busca, arrojándose a las turbulentas aguas que apenas se habían amansado y desde luego muere. La leyenda, el mito de Hero y Leandro, es hipotexto en algunos cuantos escritores antes de Quevedo. Citamos los principales: Homero, Esquilo, Eurípides, Virgilio, Ovidio, Séneca, más tarde Medrano. Antes que Quevedo la propuesta gongorina de la reinscripción del mito resulta magistral y Quevedo toma el hipotexto para un tratamiento burlesco. Los personajes y sus virtudes más sublimes se han visto deformados y ridiculizados en el Siglo de Oro español tanto por Góngora como por Quevedo, fundamentalmente por Quevedo; ambos siempre en ese cruce de esgrima en el que vivieron siempre. Góngora también escribe su fábula como Poema burlesco con este tópico de la mitología clásica. La producción gongorina cuenta con un romance escrito en 1589 y un Poema burlesco en forma romance. La propuesta gongorina en cuanto al manejo de registros burlescos resulta genial. Consideramos que inscribir lo grotesco supone un enriquecimiento para el sistema ya que da apertura a otros mundos, a otros potenciales lectores en interacción con el texto y confiere la alternativa de la comparación y reconocer el hipotexto que se parodia, lo cual implica en el caso de Quevedo renovación de la historia de Hero y Leandro en forma romanceada. Quevedo en el siglo XVII atiende a la leyenda con precisión, pero escribe un romance burlesco que se titula Hero y Leandro en paños menores. De este romance encontramos dos variantes: una que recoge en las Obras Completas de Quevedo la Editorial Aguilar (19) y la segunda ofrecida en el Apéndice de las Obras Completas y que es la copia del manuscrito 3.797 folio 92-93 de la Biblioteca Nacional, que parece tener enmiendas de González de Salas. El romance referido consta de 184 versos en tanto el manuscrito sólo de 172. Cossío (20) sostiene que el grotesco es un tópico del culteranismo (21) y reconoce que Góngora lo introduce antes que Quevedo. Agrega Cossío que en el caso de Hero y Leandro se habían producido poemas transidos de pasión, pese a su verosimilitud: por su ausencia de elementos extraordinarios había tenido tratamiento más humano, era la pareja, por supuesto, símbolo de amor fatal y pasional. No es intención en esta comunicación ocuparnos de la obra de Góngora, por eso vamos a Quevedo. Las divergencias entre las versiones a las que nos hemos referido en párrafos anteriores no son esenciales. Afectan sólo a algunos pasajes breves, y son algo totalmente lateral; podría hablarse incluso de diferentes manuscritos. El tono paródico de esta obra es superior a la de Góngora, la caricatura más cruda, las innovaciones mayores. Se aparta bastante del tema tradicional. Hero no es sacerdotisa, ni una joven que viva en su torre; es una moza de una posada, a la que llaman Torre, y es desde una ventana desde donde presenta su candil para servir al joven de guía. El desenfado es enorme, las descripciones bajas, sucias, malolientes, se iteran en el romance con franca actitud burlesca, grotesca, para producir el efecto buscado: la risa en aquel que conoce el hipotexto. El retrato de Hero es muy del gusto de Quevedo: la fealdad y hasta la deformidad de la muchacha (acordémonos de las Meninas de Velásquez) es ofrecida con sumo placer por parte de la voz autorial; no hay sublimidad; la historia es vulgar, seguramente tal como nos la quiso presentar Quevedo. En el romance quien asume la voz sigue la técnica de un observador que ve unos hechos y los cuenta, tal como van sucediendo, pero introduciendo comentarios personales, imaginando lo que piensan los personajes, lo que él mismo piensa de lo que ocurre. Así Leandro está: hecho por la Hero aprendiz de rana; vv. 7-8. y... pescado se vuelve el hijo de cabra; vv. 9-10. La descripción de Hero es mordaz corita en cogote y gallega en ancas; vv. 29-30. ... piernas de ramplón fornida de panza las uñas con cejas; vv. 33-35. El narrador prevé la tormenta que está en la leyenda y que se avecina y se dirige a Leandro que en el romance es el nadador: mancebito, aguija, que los vientos braman y la luz dormita ya en trémulas pausas; vv. 85-88. Leandro se está ahogando y Quevedo mediante el yo lírico dice: ¿Juega al escondite?; v. 105. ... ¿Se ahoga de veras? y la tragedia se vuelve cómica cuando: Pero ya dio al traste. ¡Hay tan gran gracia que a vista del puerto no llegue a la playa! No habrá habido ahogado que mejor lo haga ni con menos gestos, ni con mayor gracia; vv. 113-120. Nada que ver con las descripciones de los naufragios (no es este exactamente el caso) de toda la historia de la literatura y menos de la situación de aquel náufrago que llega a tierra en la Soledad Primera de Góngora. Lo que se nos dice es cómo es posible reaccionar así ante la muerte, pero es evidente que don Francisco no es precisamente respeto a la actitud natural del hombre ante la muerte lo que inscribe, que aparece siempre como un estereotipo en toda la literatura anterior y posterior. Decide quebrar lo canónico por lo grotesco y deforme, propio del mundo barroco. Hero, al ver el cadáver de Leandro que las olas dejan en la playa, arroja el candil al mar y decide suicidarse pero el mar se aparta. dio sobre el aceite del candil, de patas, y en aceite puro se quedó estrellada ... Reiteramos: No habrá habido ahogado que mejor lo haga, ni con menos gestos, ni con mayor gracia. No es nuestra intención hacer una contrastación y o comparación con el otro romance de Francisco de Quevedo Hero y Leandro (22), discurso poético con el mismo tópico que difiere en su totalidad en su realización lírica. Para verificar lo dicho a continuación transcribimos algunos versos de este romance completamente despojado del tratamiento burlesco: Esforzóse pobre luz a contrahacer el Norte, a ser piloto al deseo, a ser farol una torre; Atrevióse a ser aurora una boca a medianoche; a ser bajel de amante. y dos ojos a ser soles. Embarcó todas sus llamas el amor en esta joven, y caravanas de fuego navegó reinos salobres. ... Valga este recorrido de lectura para fehacientemente demostrar la mesura con que Quevedo da tratamiento a la misma historia a la que nos referimos más arriba escrita con desparpajo: la leyenda de Hero y Leandro incorporada en dos disímiles romances que en el sistema se han reescrito de forma diferente; ambas se gestaron con elocutio, con admiratio al igual que los testimonios de otros escritores de distintas lenguas. Quevedo se lanza a la inventio en el romance burlesco y en la mayoría de su romancero para quebrar la reverencia de escritores hacia temas mitológicos, costumbres, actitudes culturales y seres humanos que la mayoría culta reverenciaría. Bibliografía general sobre los romances de Quevedo • ALONSO, Dámaso (1952). “El desgarrón afectivo en la poesía de Quevedo”, en: Poesía española, Madrid: Gredos. • AYALA, Francisco (1974). Cervantes y Quevedo, Barcelona: Seix Barral. • BLECUA, José Manuel (1963), ed. F. de Q. Obra poética. Poesía original. Barcelona: Edit. Planeta. —, ed. F. de Q., Obra poética, Madrid: 1969, Castalia, Ed. 4 volúmenes. —, ed. Poesía de la Edad de Oro I y II (Renacimiento y Barroco). Prólogo y notas. Madrid: Castalia, 1985. • CHICOTE, Gloria (1993). “El romancero panhispánico: observaciones acerca de la subtradición americana” en: MARTÍNEZ CUITIÑO, Luis y LOIS, Élida (eds.), Actas III Congreso Argentino de Hispanistas. Tomo I. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. pp. 442-252. • CORTÁZAR, Celina S. de. “Lo cómico y lo grotesco en el Poema de Orlando de Quevedo”. Filología, XII (1966-1967), pp. 95-135. • COSSÍO, José María. Las fábulas mitológicas en España. http://interclassica.um.es. • CROSBY, James (1967). En torno a la poesía de Quevedo. Madrid: Castalia Ed. • DE LA CAMPA GUTIÉRREZ, Mariano (2006). “Algunas observaciones para la revisión de un género barroco: El romancero nuevo”, en: Anthony CLOSE (ed.). Actas del VII Congreso Internacional de Siglo de Oro (Aiso). Madrid: Iberoamericana - Vervuert. • GUILLÉN, Claudio (1985). Entre lo uno y lo diverso. Introducción a la literatura comparada, Barcelona: Ed. Crítica. • LAPESA, Rafael (1982). De la Edad Media a nuestros días, Madrid: Gredos. • LÁZARO CARRETER, Fernando (1977). “Sobre la dificultad conceptita”, en: Estilo barroco y personalidad creadora. Madrid: Ed. Cátedra. • JAURALDE POU, Pablo (1979). “La poesía de Quevedo”, en: Estudios de literatura y arte dedicados al profesor Emilio Orozco Díaz, Vol. II. Granada: Universidad de Granada. —. Quevedo: leyenda e historia (1980). Granada: Universidad de Granada. —. Francisco de Quevedo (1580-1645), Madrid, 1999, Ed. Castalia. —. Quevedo, en RICO, Francisco: Historia y crítica de la literatura española. Vol. 3. Madrid: 1983. Edit. Crítica. p. 534. • MORALES RAYA, Remedios. “El romancero de Quevedo: notas sobre la innovación barroca de un género literario”, en: Revista La Perinola: Revista de investigación quevediana, Nº 10, pp. 175-194. Navarra: 2006. Griso. —. Las procacidades de un romance quevediano. Madrid: 1990. Revista Edad de Oro, IX. —. Los romances de Quevedo, ed. anotada y estudios críticos (tesis doctoral). Granada: 1991. Universidad de Granada. • PRIETO, Antonio. La poesía española del siglo XVI, I. Andáis tras mis escritos. Madrid: 1984. Ed. Cátedra. • SCHWARTZ, Lía. “Cronología de dos parodias áureas del mito de Hero y Leandro”. En: Revista Edad de Oro XIII. Madrid: 1994, pp. 103-111. —. “El juego de palabras en la prosa satírica de Quevedo”, en: Anuario de Letras, XI. Madrid: 1973, pp. 149-175. Notas 1. Borges, Jorge Luis (1982). Prólogo a la Antología poética de Quevedo, Madrid: Alianza Editorial. 2005. 2. Cf. Mariano de la Campa Gutiérrez: “Algunas observaciones para la revisión de un género barroco: El romancero nuevo”, en: Anthony Close (ed.) (2006) “Edad de Oro Cantabricense”, Actas del VII Congreso de la Asociación Internacional Siglo de Oro (Aiso). Madrid, Iberoamericana Vervuert. 3. Ibíd. 4. Prieto, Antonio, 1984. La poesía española del siglo XVI, I. Andáis tras mis escritos. Madrid: Ediciones Cátedra. p. 151. 5. Mariano de la Campa Gutiérrez, ob. cit. 6. Ibíd., p. 138. 7. Ibíd., pp. 161-168. 8. Cfr: Chicote, Gloria (1993). “El romancero panhispánico: observaciones acerca de la subtradición americana”, en: Martínez Cuitiño, Luis y Lois, Élida (eds.): Actas III Congreso Argentino de Hispanistas, Tomo I. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. pp. 442-452. 9. Lapesa, Rafael (1967). De la Edad Media a nuestros días, Madrid: Gredos, 1982. pp. 150 y sigs. 10. De la Campa Gutiérrez, Mariano, ob. cit. 11. Ibíd., p. 140. 12. Jauralde Pou, P: Francisco de Quevedo (1580-1645), con prólogo de Zamora Vicente. Madrid: Castalia, 1999. Y Remedios Morales Raya en El Romancero de Quevedo: notas sobre la innovación barroca de un género literario, en La Perinola: Revista de investigación quevediana, Nº 10, Navarra: Griso, año 2006, pp. 175-194. 13. Cf. Blecua, José Manuel: Poesía de la Edad de Oro II. Barroco. Ed., introducción y notas. Madrid: Castalia. 1985. p. 19. 14. Jauralde Pou, Pablo: (1983) Quevedo en Rico, Francisco: Historia y crítica de la literatura española, t. 3 Madrid: 1983. p. 534. 15. Quevedo, Francisco de: (1964) en Obras Completas, Tomo II. Edición de Felicidad Buendía. Madrid: Edit. Aguilar. pp. 269-270. 16. Ibíd., pp. 280-281. 17. Ibíd., Testamento de Don Quijote, p. 281. 18. Ibíd., p. 350, atribuido erróneamente a don Luis de Góngora en Variantes en Poesías varias de grandes ingenios españoles (Zaragoza, 1654). En la edición de las Obras Completas en Madrid: Edit. Aguilar, ya citada más arriba, están las dos versiones. 19. Este trabajo ha sido escrito sobre la base de la edición española de las Obras Completas de Quevedo de Editorial Aguilar. Datos ya citados. 20. Cossío, José Mª. Las fábulas mitológicas en España, http://interclassica.um.es. 21. De mi parte hablaría de Barroco español. 22. Quevedo, Francisco. ob. cit. Obras Completas, p. 146, rom. III. ** Nora González Gandiaga noragonzalez@gigared.com Investigadora argentina (Santa Fe, 1941). Catedrática de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Litoral (UNL, http: / / www.unl.edu.ar). Ha publicado su tesis doctoral Poesía y estilo en las “Odas” de Ricardo E. Molinari (UNL, 1983) y el ensayo Transculturación verbal y resignificación de discursos (UNL, 2001). Textos suyos han sido publicados en los libros Hora actual de la novela hispánica (Ediciones Universitarias de Valparaíso, Chile, 1994) y Temas del Barroco Hispánico (Ignacio Arellano y Eduardo G., eds.; Vervuert, Madrid, España, 2004), así como en las publicaciones Revista Chilena de Literatura, Texturas, Signos y Celehis, entre otras. === El héroe travesti en la narrativa colombiana: ========================= === Andrés Caicedo y Alonso Sánchez Baute ================================= === Oscar Iván Londoño Zapata ============================================= “Existe en el mundo vivo una ley de disfrazamiento puro, una práctica que consiste en hacerse pasar por otro, claramente probada, indiscutible, y que no puede reducirse a ninguna necesidad biológica derivada de la competencia entre las especies o de la selección natural”. Roger Caillois (1960). El travestismo como tema literario ha sido enmarcado en una de las nueve categorías que Omar Calabrese (1989) ha determinado como definidoras de la cultura neobarroca: inestabilidad y metamorfosis. La obra de Calabrese es fundamental para conceptualizar los principios estéticos que permiten comprender el neobarroco y con él fenómenos de la cultura contemporánea en la literatura, el arte, el cine, la televisión y otros medios audiovisuales. Desde el punto de vista de las conductas y estéticas sociales, el travestismo puede considerarse como una manifestación del gusto por la metamorfosis, desde la pérdida de los límites entre una identidad y otra; de esta manera, siguiendo lo planteado por Severo Sarduy en su texto “La simulación”, “los mitos de la metamorfosis y el gusto del disfrazarse responden al travesti”. El travestismo en la producción literaria colombiana no ha alcanzado niveles altos de popularidad como estructura significativa susceptible de ser abordada en la narrativa; sin embargo, la tradición literaria ha aportado algunas obras que presentan diferentes construcciones genéricas, entre ellas referencio el cuento de Andrés Caicedo: “Besacalles” (1969), y las obras de Alonso Sánchez Baute: “Al diablo la maldita primavera” y “Un amor eterno” (2004), entre otras. A partir de lo anterior, pretendo desarrollar en este texto una aproximación al análisis del héroe travesti a partir del contraste entre los sistemas de heroicidades presentados en los cuentos “Besacalles”, escrito por Caicedo en la década de los sesenta, y “Un amor eterno”, de Sánchez Baute, más contemporáneo. Entre travestismo y transexualidad: una puesta en escena de lo simbólico A partir de los respectivos análisis de las obras, planteo que los tipos de héroes presentados en las narrativas de Andrés Caicedo y Alonso Sánchez Baute poseen rasgos genéricos y sexuales travestis, transexuales y bisexuales, de ahí que finalizados los respectivos análisis, plantee la construcción y cualificación de una categoría de identidad genérica y sexual múltiple que permita evidenciar las particularidades heterogéneas genéricas y sexuales del héroe travesti. Iniciaré especificando que el travestismo (del latín trans, a través y vestis, vestidos), es una práctica genérica y social en la que se establece la adopción de las formas de vestir del sexo opuesto y que supera los límites impuestos por la sociedad patriarcal entre los géneros femenino y masculino. Se da en ambos sexos, pero es más común entre los hombres. En esta medida, el travestismo es un comportamiento que se expresa a través de la vestimenta, otros consideran que el instinto erótico está orientado hacia la mujer, objeto de deseo del hombre, que al no poder poseerla se apropia de su imagen externa. Por su parte, algunos científicos sociales ven este fenómeno como un síntoma de fracaso en la socialización del género y algunos psiquiatras creen que requiere tratamiento si la persona experimenta conflictos en su vida social o profesional. Para Cristina Peri Rossi (1991) el travestirse es disfrazarse de lo que no se es, expresando el deseo de ser del sexo opuesto, “el juego, la fascinación, la fantasía y sus ambiguas relaciones con la realidad están presentes en esta puesta en escena simbólica que es el travestismo”. El travesti, según Severo Sarduy, es la aparición imaginaria y la convergencia de las tres posibilidades del mimetismo definidas por Roger Caillois (1960): travestimiento, camuflaje e intimidación. El travestimiento está dado desde la pulsión ilimitada de metamorfosis, que no se reduce a la simple imitación de un modelo real único, sino que se orienta hacia una irrealidad infinita, yendo más allá de la mujer; de ahí que Sarduy plantee que “el travesti no copia: simula, pues no hay norma que invite y magnetice la transformación que decida la metáfora”. El camuflaje, por su parte, apunta al ocultamiento, desaparición e invisibilidad del hombre (o la mujer), a partir de la conversión cosmética. La intimidación se da desde el terror del desajuste o la desmesura de los afeites, lo visible del artificio y la abigarrada máscara. El simulacro ofrece proporciones que dan ilusión al modelo, no es una copia exactamente homóloga, primera forma del mimetismo, porque no reproduce el modelo con proporciones exactas. Se simula. No obstante, reducir el performance travesti al simple simulacro resulta ser una conjetura superficial, debido a que no sólo buscan no ser percibidos como hombres, convertirse en apariencia de mujer, sino que su búsqueda va más allá, son, como apunta Sarduy, “hipertélicos, van más allá de su fin, hacia el absoluto de una imagen abstracta, religiosa incluso, icónica en todo caso, mortal. Las mujeres —vengan a verlo al Carrusel de París— los imitan”. Considerado en sentido amplio, el travestismo implica una parodia de las convenciones ortodoxas, que fijan un papel rígido y dogmático a cada uno de los sexos, así como de las normas: vestimenta, gestos, comportamientos en la intimidad y en público, que consideran las funciones, los sexos, las razas y las clases sociales como estructuras cerradas. La transexualidad, por su parte, en los campos de la psiquiatría y la sexología, se define como la identificación total con el rol de género asociado al sexo opuesto, mujer en el caso del hombre y hombre en el caso de la mujer, y que conduce al individuo a modificar su anatomía. Los transexuales adoptan las formas de vestir, las conductas sociales y, normalmente, las preferencias sexuales típicas del sexo opuesto; también algunos utilizan hormonas y desean someterse a una operación de cambio de sexo para modificar su apariencia física; esta cirugía se aplica en ciertos países a transexuales masculinos y femeninos, y cada vez son más las personas que la solicitan. La diferencia fundamental entre un travesti y un transexual, desde algunas posturas de la sexología y la psicología, consiste en que el travesti, cuando se viste como mujer, no deja de saber perfectamente que es un hombre, pero actúa como mujer, así, imita las formas de vestir del sexo contrario con grados de conocimiento conscientes sobre su acción; en tanto que el transexual, cuya identidad de género difiere de su sexo biológico, tiene la clara sensación de pertenecer al otro sexo, es una mujer atrapada en un cuerpo de hombre o un hombre atrapado en un cuerpo de mujer, aunque es más frecuente en el hombre, que desea borrar toda traza de su propio sexo. Sin embargo, dejo en claro que la polarización de la definición de las identidades expuestas resulta limitante porque existen casos, como en los analizados en las obras literarias, en los que éstas se combinan, de ahí la necesidad de formular y cualificar una identidad heterogénea y multisexual del héroe travesti. A partir de lo anterior, considero necesario la construcción de una categoría de identidad genérica y sexual que pueda extender el espectro genérico y sexual, y que incluya las otras formas de identidad como el travestismo, la transexualidad y la bisexualidad, esto porque la cultura patriarcal tiende a polarizar las identidades de género para hacerlas coincidir con las dos formas biológicas de nuestra especie: hombre = pene; mujer = vagina; por tanto, es preciso tener en cuenta que la identidad es un fenómeno socio-sexual complejo no reductible, en modo alguno, a dos únicas existencias: hombre y mujer, y a una sola identidad: heterosexualidad. El héroe travesti caicediano El héroe travesti en la obra de Andrés Caicedo (1952-1977), “Besacalles”, se define y cualifica desde una serie de estructuras sociales y axiológicas que determinan su rol de identidad, comportamientos, conductas y visiones de mundo; dichas estructuras involucran las dinámicas sociales del entorno urbano del héroe en las que éste se ve inmerso, así como los sentimientos que desarrolla, aspectos que influencian las formas con las que el héroe travesti se relaciona con los hombres, las mujeres y el mundo. El héroe se presenta como un individuo que busca acción sexual: “Entonces corro hacia la esquina, y si hay una verja por alguna parte, apoyo un pie en ella y me pongo una mano en la cintura, acomodando bien la cartera con la otra mano, y así los espero”, esta búsqueda y espera está enmarcada dentro de un juego erótico que se dinamiza a partir de la dualidad interés-desinterés: “cuando pasan frente a mí, aguardo que me miren con interés para lanzarles la sonrisa. Después de todo eso alcanzan a dar dos pasos, máximo tres. Allí es cuando se deciden”; de esta manera, el héroe llama la atención del hombre, a partir de un juego de insinuación, y éste actúa; dicho juego se determina como una acción de seducción femenina típica de la concepción de la mujer que no es directa en su deseo sino que lo insinúa. Culminada la etapa sensorial del juego el hombre interactúa: “Voltean primero la cara; después se me acercan muy lentamente. Entonces pueden decir qué tiene mamita o qué más hermana o pa’ dónde va mija”; capturada la atención del hombre el héroe realiza una acción de “evasión”: “Allí yo me hago la poco interesada y los miro como de reojo, sí, como de reojo, y me alejo caminado ni muy despacio ni muy rápido”; con ello, el héroe muestra desinterés desde el plano de la apariencia, pero, desde el plano de la realidad es verdadero deseo e interés el que siente. Aunque el juego erótico se establece desde la dualidad de estos dos planos el héroe no permite que el hombre se aleje: “Si el muchacho es tímido, pues dará la espalda muy avergonzado; en este caso yo me vuelvo, y medio le grito qué ¿se va ya? Él se asombra ahora y sonríe y puede decir eso depende de usted, ¿no?”, ésto si el hombre es tímido, pero, “si es entrador el muchacho, cuando yo me haya alejado un poco, él no perderá aún las esperanzas y se pondrá a seguirme a una distancia de diez metros o diez pasos, pero, eso sí, acercándose cada vez más”. El propósito del héroe es seducir al hombre, empleando el juego de insinuación que genera una tensión ambigua de la no certeza. Aceptada la atracción en forma mutua (héroe-hombre), el héroe vuelve a su etapa de desinterés: “y ya en una parte bien oscura y bien sola doy media vuelta y me le acerco y le digo muy lentamente qués lo que usted sestá creyendo joven”, esta acción produce, como el héroe mismo lo indica, “reacciones interesantes”; aunque “lo que importa es que a estas alturas ya estamos muy cerca y yo solamente espero a que él acabe de explicarse para mandarle la mano con mucho estilo”. Es por ello que el juego erótico que se da a partir de las lógicas de interés-desinterés, en los planos de apariencia y realidad, es la estructura ritual urbana de seducción empleada por el héroe travesti para atraer a los hombres que provocan gusto en él. El juego, entendido en su acepción más amplia y dinámica como espacio privilegiado de libertad, es una idea común desarrollada a partir de Friedrich Schiller en diversas perspectivas; partiendo de las dos características fundamentales del concepto kantiano de juego: libertad y subjetividad, Schiller formula el concepto de juego como la puesta en práctica de la libertad, “todo el predominio exclusivo de uno de sus dos impulsos fundamentales es para el hombre un estado de coacción y de violencia; y la libertad se encuentra únicamente en la acción conjunta de sus dos naturalezas” (Schiller, Carta XVII), en el impulso del juego. Por su parte, el historiador holandés Johan Huizinga define el primer rasgo esencial del juego como una actividad libre que permite la conservación de un lugar de libertad para ser, ejecutado dentro de un determinado tiempo y espacio, dando origen a asociaciones que propenden a rodearse de misterio o erotismo. Desde esta perspectiva, el objetivo de Huizinga es demostrar que la cultura humana brota del juego “...no se trata... del lugar que al juego corresponda entre las demás manifestaciones de la cultura, sino en qué grado la cultura misma ofrece un carácter de juego”. De esta manera, la noción de juego se amplía más allá de la niñez, hasta el conjunto de las manifestaciones humanas relacionadas con las máscaras, los intercambios, las metamorfosis y las simulaciones, y es desde estas relaciones que el juego de seducción del héroe travesti, un travesti ludens, en mi concepto, no sólo se significa desde el deseo de seducir y atrapar, sino desde el deseo mismo de libertad, de ser. En su juego él es lo que quiere ser, y es libre. La ambigüedad que plantea Huizinga al conceptualizar el juego como acción libre sometida a reglas, inspira a Roger Caillois (1960) para afirmar que el juego tiene una estructura propia y que su fin último es el juego mismo. El autor describe la estructura de la actividad lúdica configurada por cuatro formas: agón, alea, ilinx y mimicry. El héroe travesti realiza la forma mimicry del juego porque predomina la simulación de una segunda realidad, el jugador-héroe escapa del mundo haciéndose otro, complementándose así con el disfraz, con el vestido. Este juego conforma la ocupación principal del héroe: seducir jóvenes: “hay noches en las cuales todo me sale a las mil maravillas: puedo llevar hasta cinco muchachos al río y quien quita que entre ellos haya uno que comprenda todo de la mejor manera, como uno del viernes pasado, que quiso terminar las cosas como Dios manda”, de ahí que desee encontrar un hombre que entienda su forma de ser y actuar, es decir, que entienda que aunque biológicamente es un hombre siente como una mujer, y es una mujer en su simulación y su juego. La construcción femenina asumida por el héroe travesti desarrolla los roles tradicionales de la mujer, naturalizados y reproducidos por las sociedades y culturas patriarcales; de tal forma, conserva la función, definida desde la ideología patriarcal, como objeto sexual que sacia el deseo y el placer en el hombre: “no mamita, no se vaya que mire que ni siquiera hemos empezado, comprenda, nada más mire en el estado que me deja, ¿ah?”, así como la definición laboral secundaria: “Mi hermano montó después un negocio de verduras y de granos para que lo administráramos mi mamá y yo”, aspecto que se consolida con su ocupación actual: “buscapollos”. Por ende, el héroe travesti no es presentado como una persona con una profesión académica relevante, ni con un trabajo consolidado de importancia (como se presenta en la obra de Alonso Sánchez Baute), ni con un gran conflicto que resolver en su confrontación con el mundo. Por su parte, el héroe se ve inmerso en dos grupos sociales que determinan conductas y visiones específicas en él: la familia y la gallada o pandilla. Referente a su familia el héroe relata: “Llegué a Cali cuando tenía 11 años. Mi papá consiguió un empleo en una agencia de repuestos Ford, y allí duró siete años hasta que se murió de tuberculosis. Mi hermano montó después un negocio de verduras y de granos para que lo administráramos mi mamá y yo”; teniendo en cuenta lo anterior, la conformación familiar corresponde a una familia nuclear, integrada por un grupo biológico básico: esposa/madre, esposo/padre e hijos (as), con roles de género patriarcales muy bien definidos. De esta manera, el padre asume los roles masculinos paterno y proveedor, “Mi papá consiguió un empleo en una agencia de repuestos Ford, y allí duró siete años”; el hermano asume algunas características del rol paterno y el proveedor al morir el padre, “Mi hermano montó después un negocio de verduras y de granos”; la madre y el héroe administran el negocio. Por tal motivo, el personaje se desarrolla en una familia clásica o nuclear portadora de una serie de valores y visiones ortodoxas y moralistas que evalúan en forma negativa la manera de ser y actuar del héroe travesti: “comprendieron que yo salía los sábados era a buscar muchachos, de modo que si te encontramos en esas, palabra que te matamos, y yo sabía que si me encontraban cumplían la amenaza”. Por su parte, el héroe travesti caicediano se desplaza muy joven con su familia a una ciudad; además, por la misma historia, se puede evidenciar de una manera detallada las conductas, comportamientos y formas de interactuar que establece el héroe en la ciudad, espacio en el que, siguiendo lo planteado por William A. López (1994), se desarrolla la propuesta ideológica del escritor valluno, “la vida de Andrés Caicedo está fuertemente marcada por este proceso (urbanización masiva) y a través de su narrativa habla de manera especialmente obsesiva sobre los diferentes y violentos efectos de la modernidad en la ciudad”. Las conductas familiares represivas y autoritarias contribuyen a que el héroe huya del grupo familiar y se una a la gallada: “Entonces conocí a Frank, y él fue el que me convenció para que entrara en su gallada, y me volara de la casa y todo eso para que pudiera batir a la gente de día y noche”, así, encuentra en este grupo conductas y visiones que aparentemente aceptan la forma de ser y actuar del héroe, “Pasábamos muy bien al principio; yo creía que Frank me tenía cariño porque cada vez que iban a hacer una cagada me invitaban a mí de primeras”. En esta medida, el héroe travesti encuentra un grupo al que asimila como una nueva familia, esto desde la necesidad de conservar vínculos afectivos, que aunque no son consanguíneos, brindan estabilidad al héroe. Los integrantes del grupo guardan también una dinámica patriarcal de roles: un líder o figura dominante masculina, Frank, y los demás integrantes que ven a la mujer (Marta) y al héroe como objetos de placer. En este grupo el héroe realiza algunas prácticas de vandalismo: “cuando quemaron la tienda a Morales dejaron que yo tirara la primera molotov de las que hacía El Merrengue”, así, se ve inmerso en las prácticas violentas de la gallada a quienes “todo el mundo en Cali les tenía... terror, físico miedo”. Por tal motivo, el héroe experimenta diversas situaciones determinadas desde la lógica urbana de la época. Al respecto, López (1994) plantea, refiriéndose a la obra de Caicedo, que “en esta narrativa la ciudad es el espacio de la aventura, de la violencia, de la muerte, es el lugar en donde chocan ciertos lenguajes y sus visiones del mundo”. Por su parte, la inclinación sexual del héroe travesti se orienta también a una curiosidad heterosexual y por ende bisexual: “Marta era de ojos verdes y muy bonita... y como era tan bonita a mí también me comenzaron a entrar ganas de hacerle alguito a mi manera”; lo anterior evidencia una tensión entre las dualidades: hombre-mujer, masculinidad-feminidad, travestismo-masculinidad-bisexualidad, de ahí que la polarización de las identidades resulte limitada por la complejidad y ambigüedad del ser. La bisexualidad es la atracción sexual por ambos sexos. Las personas bisexuales son capaces de tener fantasías y disfrutar tanto de las relaciones físicas heterosexuales como de las homosexuales, aunque algunos muestren mayor preferencia por uno de estos dos tipos de relaciones. La bisexualidad no debe confundirse con el travestismo, que consiste en vestirse y actuar como una persona del sexo opuesto, ni con la transexualidad, que consiste en la identificación con los caracteres sexuales del sexo opuesto y la modificación anatómica. Sin embargo, esto no quiere decir que los transexuales o los travestis no puedan ser bisexuales. Por otro lado, hay un hombre que genera especial interés al héroe travesti: “lo conocí por intermedio de un amigo suyo y desde esa noche me gustó cantidades y comencé a seguirlo siempre que salía del Conservatorio”, con él aplica también sus tácticas y estrategias de seducción desde los planos de interés-desinterés; la relación con el joven, y en general con los demás hombres, gira en torno al acto sexual y no a una relación amorosa clásicamente definida como auténtica, heredada de la tradición romántica: “caminamos sin conversar hasta que llegamos al la orilla del río Cali, y allí fue donde me besó por primera vez, y yo tuve que atajarlo para que no fuera tan rápido porque podía venir gente”. Lo anterior se debe no sólo a la forma como es visto el héroe por los hombres sino también a la manera como él se relaciona con el mundo y a su pasión por buscar sólo momentos de placer: “cómo que rápido, si antes es que nos estamos demorando mucho, y diciendo eso me besaba en la nuca y este era el momento que había esperado y comencé a acariciarle el estómago como yo únicamente lo sé hacer... me metió una zancadilla del tamaño de Cali, y fui a dar al suelo”. La resolución del encuentro no es favorable: “todo iba muy bien y muy rico hasta que él metió la mano debajo de mi falda sin que yo pudiera evitarlo. Entonces quedó paralizado. Pero antes de que yo reaccionara me levantó agarrándome de los hombros y me arrancó la blusa y me sacó los papeles y los algodones gritando que su vida era la más puta de todas las vidas, y dándome patadas en los testículos y en la cabeza hasta que se cansó. Cuando se fue no sé si estaba llorando o se estaba riendo a carcajadas” (Caicedo, 1969). Ante tal descubrimiento el hombre actúa con indignación y violencia, y aunque el héroe travesti es golpeado, esto no le afecta del todo: “como ya dije, mi vida está lo suficientemente organizada para que venga él a estropearlo todo”, esto determina que no hay un conflicto con su identidad, por lo que no hay arrepentimiento ni dolor por no ver consolidado el acto sexual o la relación. Lo anterior evidencia sus especiales formas de relacionarse con los hombres. Por tanto, al descubrir el componente sexual-biológico masculino del héroe travesti, éste es rechazado y agredido, hecho que permite denotar las diferentes ideologías sexistas de identidad genérica de la época; de tal manera, aunque el héroe travesti pretenda ser como una mujer, no lo puede realizar del todo y esto es evaluado en forma negativa por la sociedad sexista patriarcal. El héroe travesti actual El héroe travesti presentado en la obra de Alonso Sánchez Baute, “Un amor eterno” (2004), se dinamiza a partir de aspectos como el desplazamiento del héroe del pueblo a la ciudad, el concepto de trabajo consolidado, la nostalgia y el recuerdo del pasado y las lógicas familiares, estructuras que cobran importancia en la medida en que permiten evidenciar de una manera más amplia el modus vivendi así como la visión de mundo del héroe travesti más contemporáneo. El nombre del héroe travesti en esta obra sí es especificado: Paula; al contrario de la obra de Caicedo en la que no aparece el nombre del héroe, esto es índice de un mayor nivel de orientación hacia la asimilación de la identidad femenina travesti, y por ende, una mayor caracterización transexual: “Paula se despertó por la conmoción, los gritos, los susurros... Paula se levantó de su asiento y miró por el vidrio del frente y por el trasero”, de ahí que se pueda estructurar una visión más particular y concreta del héroe travesti; el desarrollo de la historia desde un narrador extradiegético contribuye a esa acepción de mayor especificidad genérica femenina; por su parte, la visión del héroe travesti caicediano es menos particularizada. Este aspecto se consolida en la medida en que aparece una descripción detallada del héroe: “Sea este el momento para comentar que Paula es una mujer impresionantemente hermosa, de esbelta figura (sin tacones, mide más de un metro ochenta), obsidiana como una noche oscura, de largos cabellos ensortijados, profundos ojos miel y un tumbao desaforado por el que todos morirían”; además, se referencia su edad aproximada: “treinta y pocos”; teniendo en cuenta lo anterior, el héroe es asumido en una primera instancia como una mujer: “Paula es una mujer”, de ahí que se establezca una identidad entre los dos héroes travestis, aunque el héroe travesti actual desarrolla aun más cualidades transexuales como la alteración de su anatomía, referente a los senos, “sus tetas túrgidas”, ya que no altera su pene, y la clara sensación de pertenecer al otro sexo. Por otro lado, se establece un desplazamiento progresivo del héroe travesti del pueblo de origen a la ciudad: “De allá (el pueblo natal) salió muy joven, a los 15, buscando las luces de la capital y el anonimato eterno”, así, el héroe travesti es un homoviator. Este recorrido se presenta con un especial sentido, el héroe no sale de “su pueblecito natal, perdido en la nada a mil kilómetros de distancia de la realidad”, con una intención pragmática de ascenso social arribista, sino que lo hace para huir: “se fue sin despedirse, fugada. Sabiendo, con Chejov, que el interés al visitar nuevas ciudades no es conocerlas, sino apenas escapar de alguna”, de ahí que después de llegar a Bogotá viajara a Nueva York y a París: “entró a Nueva York, donde vivió un par de años hasta que se cansó de la estupidez gringa. Un día cualquiera, sin darse cuenta, amaneció en París”. Teniendo en cuenta que el héroe travesti, al desplazarse a la ciudad, realiza un proceso de confrontación con el mundo, motivado por su deseo de huir y querer ser, se puede plantear que éste pasa por varias etapas de aprendizaje en su recorrido de confrontación, en las que va consolidando su heterogénea identidad travesti-transexual, aspecto que guarda estrecha relación con la categoría de novela de aprendizaje trabajada por György Lukács (1999). Otro aspecto que determina las cualidades del héroe travesti actual es el concepto de trabajo reconocido: “En Bogotá consiguió empleo en una peluquería ‘chic’ como acostumbraba decir de cada cosa que gustaba”; de esta forma, la ocupación del héroe es consolidada e importante debido a que “no había quien le ganara en el uso de las tijeras y el secador”; esto en contraposición al héroe travesti caicediano que no posee un trabajo consolidado de importancia. Por tanto, con referencia al trabajo, los héroes travestis oscilan entre las actividades de interés (buscapollos en Caicedo) y la profesión consolidada de importancia (peluquería y belleza en Sánchez Baute). Por su parte, el empleo de la partícula discursiva “chic” (elegante, gracioso), del inglés, no sólo evidencia la asimilación de estructuras lingüísticas de una segunda lengua, aspecto que también es producto de su confrontación y aprendizaje por el mundo, sino que permite develar la hiperbolización femenina del héroe travesti, que se asume como una persona elegante y a la moda; hiperbolización porque no es una expresión tan recurrente en las mujeres, así, el héroe en su naturalización femenina lleva a un punto extremo dicha identidad, de ahí que sea una identidad caricaturesca e hiperbolizada de la mujer. Al respecto, Cristina Peri Rossi (1991) plantea que el travesti “exagera hasta tal punto la caricatura de los roles tradicionales... que difícilmente es un objeto de identificación para otra mujer”. Se establece entonces el concepto de hiper-mujer, según Gallia, un travesti citado por Sarduy. La nostalgia y el recuerdo también son aspectos que caracterizan al héroe travesti: “Pero el tiempo pasa rápido y una Navidad —alegría obligada—, se encontró con que la nostalgia le empañaba el corazón”, “Los ojos se le encharcaron más de una vez, recordando la casa donde nació, las flores de su infancia, los olores caseros, la ternura de una mamá que aprendió con ella a escribir, a contar, a leer”. Por tanto, el héroe travesti no es sólo un homoviator que huye sino también un héroe que regresa debido a un sentimiento de nostalgia, “como todas las decisiones de su vida, esta también la tomó en un santiamén (aspecto que deja ver la rapidez del héroe al momento de tomar decisiones) y al día siguiente aterrizó en Bogotá. Dos días después, tomó un avión a la capital de su departamento. No conocía la Central de Transporte y le pareció hasta bonita, al igual que los buses que cada hora partían hacia la profundidad del trópico, haciendo una breve escala en aquel pueblito que desde niña juró diluir en su memoria”. La familia también se ve inmersa en este proceso de nostalgia y recuerdo: “se durmió imaginando reacciones, pensando si podría contener las lágrimas al encontrar los ojos de su madre. En su padre prefería no pensar. ¿Estaría muerto?, se preguntó un par de veces, luchando por creer si acaso sería mejor”; lo anterior permite determinar las lógicas familiares del héroe travesti: es nacido en una familia nuclear clásica: madre-padre-hijo, que no posee la característica de unión íntima, porque se evidencia un sentido de evasión hacia el padre. Por su parte, el héroe travesti caicediano no siente nostalgia por su niñez o su familia debido a que la dinámica social y sus visiones de mundo no lo especifican como héroe nostálgico, su modus vivendi es progresivo, lineal, no se detiene a evocar su pasado. Al igual que el héroe travesti actual se ve inmerso en una familia nuclear y se aleja de ella, de este modo se establece un punto de encuentro entre los héroes desde el alejamiento de sus casas y familias. En la historia de Sánchez Baute hay un hombre que se enamora del héroe: “Para entonces sabía que sus captores no pertenecían al ejército sino que se trataba de un grupo paramilitar. Se lo contó el mismo hombre que se enamoró de ella al verla, al que le decían Comandante”; además, expresa las intenciones de establecer con el héroe (sin saber que es un travesti) una unión más comprometedora, en relación con la que asume el héroe caicediano con los hombres, pero que también se enmarca dentro de la visión machista patriarcal: “el hombre que cada noche la cortejaba con mirada inquietante y frases floridas, el mismo que aseguraba que no necesitaba su voluntad para hacerle lo que quisiera; que la deseaba como su mujer, para que fuera su compañera. Quería, se lo dijo, que fuera la madre de sus hijos”. El hombre logra seducir al héroe, aspecto que en el héroe travesti caicediano sucede a la inversa porque es el héroe quien busca seducir al hombre: “Sucedió el noveno día: su cuerpo de modelo cansado de tanto caminar, se dejó vencer. Le dijo sí al oído y lo besó en la boca con tanto desenfreno que parecía querer extraer los órganos del otro con su propia lengua. Era hambre, sed, soledad, miedo, dolor, venganza, sexo, sabor, pasión, ganas, sufrimiento, angustia, desconsuelo”. A partir de este acto el héroe travesti hace catarsis y libera con agresividad y pasión todos sus sentimientos que se encuentran y contradicen, así, deja ver la naturaleza del ser, experimentando emociones que oscilan entre la alegría, la angustia y el miedo. El hombre ama al héroe con pasión y ternura: “El comandante la abrazó con ternura; peinó sus cabellos con delicadeza, como lo habría hecho un hombre enamorado... le besó su cuerpo lentamente, sus tetas túrgidas, su abdomen plano, sus caderitas de Adriana Ricardo, y pasó de largo hasta las piernas, siguiendo con su lengua hacia el sur. Qué pies tan grandes tienes, comentó mientras metía cada dedo en su boca”. Y aunque aparentemente la resolución del encuentro no sería favorable: “él... estaba inmerso en el más puro éxtasis de amor y gloria. Fue cuando subió su mano derecho metiéndola bajo la falda. Pucha, ¿qué es esta mierda?, palideció el Comandante, y ella le dejó ver que no era del todo mujer”, la resolución de la historia denota lo contrario: “Esto sucedió tres años atrás, antes de convertirse en su amor eterno. Hace un par de semanas, el Comandante y los hombres bajo su mando entregaron las armas. Desde entonces, la bella Paula anda tirada a la pena sin saber dónde diablos cantará la música de plancha con que alegraba en las noches a sus soldados”. Hacia una definición de la multisexualidad travesti Teniendo en cuenta el análisis literario realizado planteo la categoría de la “multisexualidad travesti” para establecer las diferentes identidades: genérica y sexual que presenta el héroe travesti de la literatura colombiana. La multisexualidad travesti, en su sentido más amplio y dinámico, permite concebir al travesti, en este caso el héroe travesti literario, como una construcción sexual y sociocultural definida desde identidades como el travestismo, el transexualismo y el bisexualismo, que conviven y se encuentran en una sola personalidad. Los géneros, femenino y masculino, fueron definidos por la división sexual y social del trabajo; surgen por la necesidad ideológica patriarcal de especificar los roles para los hombres, orientados hacia el trabajo y las labores de los espacios públicos, y los roles de las mujeres referidos a la reproducción y las funciones del hogar; así, ante este panorama, el género, concebido desde las funciones biológicas del sexo, definía dos únicas identidades sexuales: masculina (superior) y femenina (secundaria). En la actualidad, muchos de los nuevos trabajos histórico-deconstructivistas, según lo planteado por la antropóloga y periodista mexicana Marta Lamas (2003), siguen los pasos de Michel Foucault: desencializar la sexualidad, mostrando que el sexo no sólo se define desde lo biológico sino que también está sujeto a una construcción social y cultural, a una socio-sexualidad. Al respecto, Lamas (2003) plantea que “hoy se acepta que la sexualidad no es natural, sino que ha sido y es construida: la simbolización cultural inviste de valor, o denigra, al cuerpo y al acto sexual. Bajo el término sexo se caracterizan y unifican no sólo funciones biológicas y rasgos anatómicos, sino también la identidad sexual. No sólo se pertenece a un sexo, se tiene un sexo y se hace sexo”. Ante esta resemantización de sexo, que supera el determinismo biológico y se orienta también a la identidad y diferencia sexual, es posible insertar dentro del espectro de las identidades ya definidas: m/f otras que aparecen determinadas desde el homosexualismo, el travestismo, la transexualidad y el bisexualismo; dicha inserción se especifica a nivel de identidades y no a nivel de género, debido a que las categorías ya se han definido y a que las identidades aparentemente diferentes a las de los hombres y a las de las mujeres no evidencian construcciones sociales y culturales propias y originales, que determinen otra categoría de género, sino que han naturalizado y articulado, en algunos casos, las ya existentes, es decir, las de los hombres y las mujeres. Es por esto que los gays, lesbianas, travestis, transexuales y demás, no serían el denominado tercer género. Tendrían otras identidades que articulan, y en algunos casos hiperbolizan, de manera especial, comportamientos, visiones, experiencias, sensaciones, deseos, pasiones de hombres y mujeres. El rechazo a la perspectiva que define el género desde lo natural, es decir, desde lo biológico o de una sola esencia masculina (macho) o femenina (hembra), se fundamenta en el reconocimiento de que no hay cuerpo que no haya sido marcado por la cultura y la sexualidad; de ahí que las identidades diferentes a la m/f también hagan parte del sexo, la sexualidad y, por ende, la cultura y la sociedad. Marta Lamas (1995) inicia su artículo “Cuerpo e identidad” con la pregunta: ¿cómo se conforma la identidad de los seres humanos que son, a la vez, cuerpos sexuados y seres socialmente construidos? Realizando una transposición semántica orientada al análisis literario desarrollado en este trabajo, podría formular el siguiente interrogante: ¿cómo se conforma la identidad del héroe travesti (presentado en las obras, específicamente), que es a la vez cuerpo sexuado y ser socialmente construido? La respuesta gira alrededor de una concepción socio-sexual fundamental: las anatomías de los cuerpos, de hombre y mujer, no bastan como referencia para establecer los procesos identificatorios: feminidad y masculinidad. En esta medida, el hecho de poseer un cuerpo de hombre o mujer no determina del todo que los procesos de identidad sean homólogos al sexo específico; es por ello que en la construcción de la identidad participan elementos del orden psíquico y social. Teniendo en cuenta lo anterior, desde la propuesta de Lamas (1995) se estructura la identidad a partir de dos espectros: el genérico y el sexual. La identidad genérica es el sentimiento de pertenencia al sexo femenino o masculino, y la identidad sexual es el posicionamiento de deseo de una persona: homosexual, bisexual o heterosexual. Desde este concepto, el héroe travesti caicediano posee una identidad genérica travesti, un sentimiento de pertenencia al sexo femenino que puede caracterizarse como no total, es decir, aunque se asuma y sienta como mujer, la asimilación femenina no es total, debido a que posee grados de conocimiento conscientes sobre su condición biológica masculina (rasgo travesti). Por su parte, el héroe travesti actual posee una identidad genérica travesti total más femenina (rasgo transexual), de ahí que posea una conciencia plena de su ser femenino, es decir, una clara y concreta sensación de pertenecer al sexo opuesto; aunque es necesario determinar que la feminización del héroe es hiperbolizada por él mismo, dando paso con ello a un concepto de hiperfeminidad (hipermujer) que extremiza el sentimiento de pertenencia al sexo femenino así como sus prácticas sociales y discursivas. La identidad sexual travesti o el posicionamiento del deseo del héroe caicediano se orienta hacia el gusto por los hombres, pero también por las mujeres (rasgo bisexual), es por ello que un travesti con rasgos transexuales puede ser bisexual. El héroe travesti actual de Sánchez Baute, por su parte, tiene un posicionamiento de deseo por los hombres. A manera de conclusión A partir de la valoración axiológica transgresora que hace Andrés Caicedo de la realidad, construye un héroe travesti que desarrolla juegos eróticos dados a partir de las lógicas de interés-desinterés en los planos de apariencia y realidad, práctica que resulta ser una estructura ritual urbana de seducción, semantizada de rasgos femeninos; de ahí que el héroe desarrolle los roles tradicionales de la mujer como los referidos a la concepción de objeto sexual de placer. Además, el héroe no es presentado con un trabajo consolidado de importancia, ni con un gran conflicto que resolver en su confrontación con el mundo, pues tiene definida su identidad genérica y sexual, y esto no es problema para él. Por su parte, Alonso Sánchez Baute construye un héroe travesti con un mayor nivel de orientación hacia la asimilación y pertenencia de la identidad femenina, ésta se hace más concreta en la obra y se significa de rasgos transexuales; aunque es preciso plantear que dicha identidad genérica se estructura desde la hiperfeminidad. De igual manera, el héroe es presentado con un trabajo consolidado de importancia que se posiciona en su confrontación con el mundo. Por tanto, aunque el héroe travesti actual posea rasgos transexuales (pertenencia a la identidad genérica femenina, transformación anatómica: senos), oscila entre el travestismo-transexualismo, porque no modifica completamente su cuerpo (conserva el pene). Desde este punto de vista, la visión de mundo que presentan los autores, visionaria y transgresora en Caicedo y reveladora en Sánchez Baute, referida a la multisexualidad travesti, en épocas históricas y sociales diferentes, es un ejercicio de valoración axiológica del contexto importante debido a que muestran realidades sexuales que la sociedad y la cultura patriarcal, ortodoxa y hegemónica han definido y excluido, desechándolas de los discursos y las prácticas oficiales. Dicho ejercicio de creación privilegia y da relevancia a un prototipo de condición humana marginal y es por este proceso que las obras alcanzan niveles interesantes de universalidad. De esta manera, he establecido la aproximación de un perfil de cada héroe que involucra componentes sociales como las lógicas familiares, las formas de interacción humana, las relaciones de atracción sexual, los juegos eróticos de seducción, el trabajo, las galladas o barras, que a su vez determinan las visiones de mundo y las ideologías de los héroes; así, aunque he intentado presentar un cuadro de comportamientos, conductas, cualidades, identidades multisexuales y valores de heroicidad travesti, el proceso de la estructuración del héroe no se agota debido a que la categoría no es cerrada y por ello acepta más propuestas literarias y lecturas críticas. Bibliografía de referencia • CAICEDO, Andrés. Calicalabozo. Grupo Editorial Norma. • CAILLOIS, Roger. Méduse et Cie. París. NRF. Gallimard. 1960. —. Los juegos y los hombres. • CALABRESE, Omar. La era neobarroca. Traducción de Anna Giordano. Madrid: Cátedra. 1989. • HUIZINGA, Johan. Homo Ludens. 1991. • LAMAS, Marta. “Usos, dificultades y posibilidades de la categoría de ‘género’ ”. En: El género. La construcción social de la diferencia sexual. Compilación e introducción de Marta Lamas. Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, Programa Universitario de Estudios de Género, Pueg, México. 2003. —. “Cuerpo e identidad”. En: Género e identidad. Ensayos sobre lo femenino y lo masculino. Ediciones Uniandes. 1995. • LONDOÑO ZAPATA, Oscar Iván. “¡La literatura gay y lésbica al aula de clase!”. En: Facetas. El Nuevo Día: abril 15 de 2007. —. “¡La literatura gay y lésbica al aula de clase!”. En: Avivavoz. Periódico estudiantil. Universidad del Tolima. Abril 2007. Año 3. Nº 6. • LÓPEZ, William A. “La ciudad en la narrativa de Andrés Caicedo”. En: GIRALDO B., Luz Mary (coordinación y compilación), La novela colombiana ante la crítica 1975-1990. Bogotá: Centro Editorial Javeriano, Ceja, Cali: Editorial Facultad de Humanidades, Universidad del Valle, 1994. • LUKÁCS, György. Teoría de la novela. Biblioteca Universal del Círculo de Lectores. 1999. • MESALLES, Jordi. Travesti: gesto y deseo. • PERI ROSSI, Cristina. Fantasías eróticas. Ediciones Temas de Hoy. TH. Madrid, 1991. • SÁNCHEZ BAUTE, Alonso. Un amor eterno. Selección de cuentos de la revista Cambio, diciembre 27 de 2004. • SARDUY, Severo. La simulación. • SCHILLER, Friedrich. Cartas sobre la educación estética del hombre. ** Oscar Iván Londoño Zapata oscarivan84@yahoo.es Estudiante de último semestre de Licenciatura en Lengua Castellana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad del Tolima (http://www.ut.edu.co). Integrante del Grupo de Investigación en Competencias Comunicativas de la Facultad de Ciencias de la Educación. Coinvestigador del proyecto “Caracterización y evaluación del desarrollo de competencias en la comprensión y producción textual de los estudiantes de pregrado de la Universidad del Tolima”. Autor del estudio discursivo “Análisis crítico de los discursos evaluativos de los docentes de lengua castellana de los grados décimo (10º) y once (11º) de algunas instituciones educativas de Ibagué”. Colaborador en la sección “Facetas” del periódico El Nuevo Día (http://www.elnuevodia.com.co), de Ibagué. Miembro de la Asociación Latinoamericana de Estudios del Discurso (Aled). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Astrid Salazar *** Una loca en casa Paula Winkler *** Tres poemas David Omar Juárez *** Un capítulo de la novela inédita Romance del guerrero olvidado Orinoco abajo, después de la campaña perdida Carlos Bastidas Padilla *** Suma del árbol (extractos) Freddy Ñáñez (Chucho) *** Venecia en Carnaval Yvette Schryer *** Poemas María Elena Cerecero *** Tres relatos Alfonso Navarro *** Poemas Stephanie Carolina Amaro Vans *** Cartas tras las rejas (extractos) María Celeste Vargas Martínez *** Poemas Luis Macaya Jiménez *** La orureña Alejandro Saravia *** Poemas Álex Morillo Sotomayor *** Retrato con mujer desnuda Bertha Fréitez *** Poemas Ana María Manceda *** Péndulo Adán Echeverría === Poemas Astrid Salazar ============================================ ...no te escogí porque fueras santo o con madera de futuro santo santos he tenido demasiados te escogí para variar. Ernesto Cardenal a Egbert López Vamos a romper los paradigmas arruguemos la hoja y el papel sellado no le paguemos a nadie por su firma. Quebremos estos cálices llenos de normas en donde ya no existan altares ni traje de novia sin fiesta ni protocolo. Que por esta vez no haya un cura alabando entre aleluyas. Seamos sinceros y acabemos con tanta farsa. Qué puede saber un cura de matrimonio si no le permiten casarse y formar lo que tú y yo ya somos; una pareja sin simulacros los cuales hacen el amor desde el alma hasta los huesos. Vamos a romper con estos paradigmas caminemos al azul de nuestra montaña no invitemos a amigos ni a familiares respiremos el aire miremos el amanecer saludemos al sol entre las nubes. Estemos allí con nuestros zapatos de goma y jeans favoritos. Arruguemos las complejas tradiciones dejemos atrás la unión a vox populi y amémonos a lo lejos de todo y de todos a fin de cuentas el amor es improbable. === Si estamos en mesa servida alrededor de gente falsa realizaré mis modales de buenas costumbres afuera los codos espalda recta la servilleta en mis piernas. Si estamos en mesa servida en un restaurante donde se debe dejar el sueldo del mes con personas que ni saben tu segundo nombre o apellido realizaré mis modales de etiqueta y protocolo (tan bien aprendidos) del resto déjame en paz en mi mesa de cartón. === (ars amatoria) Descanso el alma en tu piel vino blanco. Apaga las luces respiro tu aire cierro mis ojos calmo mi sed y tú quieto mirándome rezándome en un credo eterno. === Aunque la sangre nos arrope la sed invada al país y el hambre llame al teléfono de muchos. Aunque Bagdad sea siempre el centro de los misiles norteamericanos y la ciudad se llene de cadáveres y almas calcinadas. Aunque los almuerzos sean de batallas y las cenas de lutos. Aunque “algunos” multipliquen a la muerte en nombre de una religión y “muchos” sean víctimas de los gérmenes fanáticos. Aunque se entremezclen los llantos con la putrefacción de los cuerpos. Aunque el infierno se mude a casa presos en el hambre atados a la miseria sujetos a la quema. Aunque el mundo esté bañado de sangre y la sangre pudra al ser humano y el ser humano muera en el mundo bañado de sangre. Aunque el niño de la esquina me siga extendiendo la mano a pesar de saber que no le daré nada. Aunque al prender el televisor sólo escuches ideas escatológicas con cercanía apocalíptica. Aunque la libertad sólo impere para mancharnos de mierda vertiendo nuestras copas de ella. Aunque salga a la ventana y una bala atraviese mi alma. Aunque mañana cuando amanezca lágrimas negras rieguen el universo yo te amo. ** Astrid Salazar aixa_astrid27@hotmail.com Escritora venezolana (Maracay, 1984). Estudiante de educación en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel, http://www.upel.edu.ve), en la especialidad de castellano y literatura. Ha publicado los libros Azules de mi infancia (La Liebre Libre, 2004), Gloria/Astrid (con Gloria Dolande; La Espada Rota, 2007) y El octavo pecado (El Perro y la Rana, 2007). Textos suyos han sido publicados en el diario El Periodiquito y otros medios. Ha recibido el primer premio de poesía del Concurso Interliceísta "Sergio Medina" (2001), y el primer lugar de las I Olimpíadas Departamentales de Ortografía en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Colabora de manera permanente con los principales periódicos del estado y ha participado en diversos talleres literarios. Pertenece a la Agrupación Pie de Página y se desempeña como miembro activo del Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura del estado Aragua. === Una loca en casa Paula Winkler =================================== Me tomó algún tiempo componer los vestidos que, contenta, arrojaba Andrea sobre la cama cuando volvía de algún baile, ir colocando los libros, cada uno en su lugar, después de haber sido hojeados hasta el cansancio por ella. Poner orden en ese caos que fuera su vida no era una tarea fácil, no, señor. Nadie parece darle a los objetos el espacio que merecen. ¿Pero qué espacio merecen ciertos objetos? Andrea acumulaba vestidos, películas, discos, revistas y libros. Y también, de vez en cuando, con las fotografías de la familia armaba unos álbumes espantosos y hasta veladores. Las manos de Andrea, precisas en la labor de crear baratijas, siempre andaban inventado algo: con papel maché, un joyero; con las fotocopias de postales antiguas impresas en la tela, unas remeras. Con discos antiguos llegó a construir una mesa de apoyo para el comedor, como si hubiéramos sido tantas las personas convocadas para el almuerzo diario. Así era Andrea. Siempre pensé que las cosas que nos acompañan a lo largo de la vida merecen la dedicación con que se atesoran las piezas de un museo. Además de ser testimoniales, aceptan su destino sin chistar, alegran la existencia, y nos permiten reverberar el pasado con misericordia. Sin embargo, como nada parece suceder ordenadamente en esta viña del Señor, Andrea iba sumando objetos, sin advertir que éstos ocupan algún espacio y que requieren de cuidados. En definitiva, todas sus cosas quedaron a mi cargo. Me viene a la memoria aquel vestido que le regalara papá. A mí me hubiera durado años con sus mangas largas de terciopelo, un corsé apretado del color de las ciruelas y pollera prevista para el vuelo de una reina. Ese vestido, yo lo habría lucido en varias galas; Andrea, en cambio, lo arruinó en una puesta. Pero lo recuperé la semana siguiente entre sus trastos, y lo enviamos con mamá a limpiar. Hoy luce donde debe: en un vestidor improvisado, bajo una luz blanda. ¿Cómo se puede vivir en el caos? Para conocer el abecedario se debe comenzar por la “a” y, lentamente, llegar a la “z”. En el diccionario cientos de misterios son develados ante los ojos impacientes del lector. A mí siempre me gustaron las reglas. ¿Cómo evitar la legalidad? No se puede, ni en la lengua. Es saludable el hábito de reconocer y respetar a nuestros maestros y sus ideas. Andrea, en cambio, prefería andar desafiándoles, sin decencia alguna y con preguntas extrañas. Cómo va a existir Dios después de Darwin, explíquenmelo, exigía durante los cumpleaños familiares —fechas, todas, propicias para su rebeldía. Nuestro padre, con la paciencia de un santo, se limitaba a la espera de las pruebas concretas de la anunciada inexistencia. Como esas pruebas, naturalmente, no se aportaban, venían los nuevos disensos de Andrea, y nos atacaba —ora con gestos vulgares, ora a gritos. De qué les sirve tanta confianza —decía, rabiosa, y continuaba. Primero, en la zaga de críticas, caía mamá: Andrea odiaba su afición por la cocina. Después, yo porque no le gustaba mi pelo corto, sos una aburrida, a ver si te avivás de una buena vez, y tal. Pasó el tiempo, nuestros padres murieron, y sólo ella y yo quedamos en la casa. No nos fue fácil convivir, ahora que lo pienso ni a ella. Atribuyo el milagro de la mutua adaptación, sin embargo, a que, fallecidos nuestros padres, se había extinguido entre nosotras la causa de las discordias. Los celos —ese sostén emocional que nos mantuvo alertas hasta entonces— de a poco fueron diluyéndose, y aprendimos: cada una en su lugar, fuera y dentro de la casa. Es bello y tranquiliza coleccionar objetos. Teníamos poco dinero, sin embargo comencé a comprar algunos juguetes, nuevos y antiguos. Y, a medida que les encontraba un lugar adecuado, sentía que, lentamente, yo iba creciendo en cuerpo y alma a través de esa arquitectura improvisada de objetos que hilaba nuestras vidas. Papá encargó construir la casa cuando niñas. Consta de tres habitaciones, una gran cocina, dos recepciones y un baño. Llevó unos cuantos años terminarla. Si mi hermana hubiera sido más decorosa, el espacio nos habría sobrado. Dicen que hay estilos de vida a través de los que pueden adivinarse distintos modos de ser o pensar. Debe de ser cierto porque sólo quien se siente ahogado necesita expandirse tanto, y las pertenencias de Andrea ocupaban hasta el cuarto de baño. Aquellos juguetes que yo compraba casi a diario debían permanecer en la repisa, pues rememoraban los tiempos de ocio de sus antiguos dueños, y a los nuevos, los veía como a una conquista: el haber salido de la casa para ir hasta la juguetería, charlar con el vendedor y comprarlos. Andrea no les prestaba atención y como temí que esos juguetes la amenazaran con su presencia, con el tiempo terminé por ir deshaciéndome de ellos, pero en lugar de agradecérmelo, mi hermana ocupó más espacios. De a poco, me invadió con sus enseres y prendas. Llegué a contar diez pares de guantes de lana y treinta de zapatos. Entremedio, toda clase de agujas de tejer se mezclaba, sin recelo, con anteojos de sol, lápices labiales, cajas con pestañas postizas, collares, anillos, libros de hojas rotas y amarillentas o con sus textos tachados, tapas de botellas, cajitas de fósforos, o con alguna peluca. La tarde que, al acomodar la caja de sombreros, vi la peluca —de pelo acerado y corto—, me asombré más allá de lo acostumbrado. En realidad, el pánico me invadió de pies a cabeza. Parece que una tuviera varios cuerpos, uno que baila, otro que colecciona, uno que sufre y escribe, otro que piensa... quizás, el único es el que muere. Y Dios sabe que creí morirme esa tarde lánguida de otoño al ver la peluca, idéntica a mi peinado. Andrea salía mucho debido a su trabajo, además de que siempre frecuentó muchos amigos. Yo me fui quedando en casa, donde aún me siento segura. Limpiaba, y los bronces, refulgentes. Me detenía horas para mirar los ceniceros, estuches, portarretratos, o los pies de las cómodas trabajados en forma de trenzas inacabadas. También, cada rincón de las repisas, y esos recovecos que suelen formarse entre libro y libro eran cuidadosamente revisados para actuar allí donde el ojo común no alcanza a ver el polvo del tiempo. Me enorgullecía mi tarea soterrada de limpieza. Descubrí también que los libros, después de haber sido leídos atentamente, se olvidan y sólo reaparecen por el contacto con la vida, cuando es necesario contestar a alguien con un pensamiento ilustre que vaya a saberse quién escribió, o cuando algún niño reclama por el saber abandonado en la vieja biblioteca. Andrea, siempre alegre, volvía a casa a altas horas de la noche. Rara vez la acompañaba alguno de sus festejantes. Extenuada, con el maquillaje corrido, lanzaba al aire sus zapatos de taco. Nunca se ocupó de dejar su cartera a buen resguardo. No es que yo fuera a revisarla —debo confesar que no me faltaron las ganas—, pero me parece que la cartera, por encerrar esa intimidad que se trasporta con una, requiere de cierto control o cuidado. A veces nos quedábamos charlando frente a la salamandra hasta ver consumido el último leño. Otras, sobre todo cuando ella parecía preocupada, apenas nos saludábamos y cada una se iba a dormir sin intercambiar palabra. Nunca supe a qué atribuir esos silencios. Durante unos segundos en que intercambiábamos nuestras miradas, sin quererlo, se entrometía algo como suspendido y angustiante. Andrea, desde la muerte de papá, descubrió áreas nuevas como el canto. Pasaba horas los domingos de descanso ensayando esas vocalizaciones insoportables, que a mí me sonaban como una rutina descarada y mediocre. Raro en ella comenzar por lo que se debe, pero de a poco y no sé por qué razón milagrosa, el canto la disciplinó. Con los años casi no nos veíamos. Andrea se acostaba tarde o se iba a trabajar temprano. Mi refugio —mi interlocutor— fue mi casa. Las paredes oían mis quejas a diario, pues una se va haciendo grande y el escobillón no llega a donde debe. Mis huesos rechinaban por la artrosis, pero mis ojos continuaban contemplando con idéntico desagrado la colección interminable de prendas desordenadas y de objetos extraños de Andrea, o alguna tela de araña en la parte recóndita de la biblioteca, entonces fuera del alcance de mi mano. Nadie diría que éramos hermanas a no ser por algunos gestos comunes que nos denunciaban. Ahora que lo pienso, nuestros ojos, del mismo color glauco, eran sensibles a la luz. Por eso siempre se cerraban las celosías en las horas de mucho sol, no tolerábamos la agresividad de esa luz que se filtraba hasta el sillón, cuyo tapizado solemne y vetusto se iba reemplazando a medida que lo permitía el dinero. A casa llamaban unos cuantos de sus festejantes, pero no sé bien cuándo dejaron de hacerlo. Andrea regresaba a casa inexplicablemente rendida y, pese a que yo me desvivía por cobijarla, le preparaba su comida preferida, e intentaba no tocar ninguno de sus objetos, continuaba ensimismada, como si algo anduviera dándole vueltas en la cabeza. Por las noches, no hacía más que deambular con su camisón largo, y comencé a pensar que me había convertido en invisible para ella. Para papá, yo era la invisible y, pese a que compartía tareas en la cocina con mi madre, tampoco que recuerde, ella me veía con ojos amorosos. Por eso, tal vez, me he ocupado tanto de ordenar la casa. Un modo de devolverle su espacio a los objetos, o a mí. Andrea siempre tuvo el suyo, hasta conmigo. Pero, como nada es justo en esta vida, aunque se apropiara del bargueño de nuestros padres para su dormitorio y de las mejores sábanas y tuviera la dicha de salir y trabajar, siempre gozosa, tenía un secreto que nadie hubiera imaginado. A las dos nos perturbaba un poco la luz. El sol no era potente aquella tarde de otoño, así que dejé abierto el cortinado del comedor. De repente, sentí un ruido en la habitación de Andrea. Corrí y sostuve la respiración por temor a que alguna cosa se hubiese salido de lugar. Vi, entonces, caída, una caja de sombreros. Redonda y perfecta, no sé por qué, de inmediato, la asocié a la luna. El papel floreado, con el diseño de unos jazmines mustios que intentaban animar unas largas hojas vertebradas. Pensé en dónde colocarla. Una extraña superstición en la familia aconsejaba no hacerlo en la cama, así que estiré el otro brazo para acercar una silla, y la caja se abrió. La tapa mostraba lo suficiente, aunque yo no hubiera querido curiosear: una peluca de pelo acerado y corto, idéntica a mi peinado. La dejé en la silla por un rato. No alcancé a comprender los hechos hasta después de pasado el tiempo. Y me miré al espejo, eso recuerdo. Luego, dejé la caja con la peluca en su lugar. No investigué, preferí quedarme con la angustia. Yo limpiaba y ponía todo en orden, esa era mi tarea habitual. La vida continuó después del hallazgo de la peluca, pero Andrea comenzó a agitarse por las noches. Además de deambular, tosía como si algo que fuera a gritar estuviera atrapado en su garganta. Fui considerando razonable su encierro: Andrea cada vez salía menos, se ve que no le interesaba disfrutar, y me concentré en sus objetos. Trataba de acomodarlos con desespero. Trascurridos los años, mi hermana prefirió aferrarse a su dormitorio, sólo dejaba el cuarto para tomar un baño o cuando la tos la obligaba a tomar el aire. Cuando mejoraba, de vez en cuando, se atrevía a intercambiar alguna palabra. El misterio crecía como el pasto... hasta que una noche me atreví y miré por entre la puerta de su dormitorio, que apenas abrí, avergonzada por mi curiosidad. Vi la caja de sombreros con que había tropezado antes. Andrea la conservó todo ese tiempo y se probaba, feliz, la peluca ante el espejo. Vestía distintas prendas, todas parecidas a las mías. Durante esas noches, Andrea era yo... como aquéllas, cuando la encontré tirada en el piso y balbuceando algo referido a nuestro padre. ** Paula Winkler paula_winkler@fibertel.com.ar Escritora argentina (Buenos Aires). Doctora en derecho y ciencias sociales y magíster en ciencias de la comunicación. Ensayista y cuentista, ha publicado el libro de cuentos Los muros, la nouvelle Cartas escritas en silencio para el viento y el libro-objeto Cuentos perversos y Poemas desesperados, además del ensayo El discurso argentino de la mentira, del cual es coautora. Ha recibido el premio Jorge Luis Borges de la Fundación Givré (1989), el premio publicación categoría cuento de Ediciones Nuevo Espacio (2003), y el mismo premio en la categoría cuento breve (2005). Textos suyos han aparecido en revistas como Híbrido Literario, El Escribidor, Letras (Buenos Aires), Everba (Universidad de Berkeley), Turia (Aragón, España), Hontanar-Cervantes, (Meulbourne, Australia), Brújula Compass (Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York), y en la revista del Lake Forest College, (Departamento de Literatura y Lenguas Extranjeras de Chicago). Su cuento "Esperando instrucciones" ha sido traducido al alemán por la escritora y traductora Lilith Tetzner. === Tres poemas David Omar Juárez ==================================== *** Funámbula una enorme sombra me camina las costillas de los sentidos abro la ventana y se levanta con la noche atada a la calle / las brujas y los duendes se elevan cruzados en sus piernas en el aire camina goza se diluye / se posa en los rostros salva un país revolotea explota como una luz duerme sobre el volcán / llega trota sobre una almohada oscura funde quema la mirada se desmenuza / vive y yo que me hago llamar hombre y poeta me siento tan pequeño / observándola en la línea de los duelos ancestrales contra la mitología y ella tranquila se acuesta de lado para olvidarse de olvidar... cuando la observo / tan pequeño ¿y poeta? *** Hacedor de obituarios cuando termina el día cuando se te escapa la noche sospechosa la voz que no suena la rama que no se estremece en el vapor de la calle el corazón que no bulle con los trozos del milenio pongan un precio a la palabra a ese breve y transparente vínculo de las cosas y descansen en paz en el océano del silencio. *** Rúbricas Mi invidia ciento a ciento contó, dichosas aves, vuestros besos suaves. Góngora con los días dirán que nos conocieron que sabían nuestro santo y seña que contaron nuestras víctimas civiles que leyeron con hondura nuestras manos que apostaron nuestros nombres en la ruleta... con los días aparecerán nuevos cuerpos salvándose de la lluvia en nuestra topografía / o en la boca del refrigerador diciendo / ingenuos / que también saben leer la desvelada mirada del pasado como una tropa lista a embarcarse en una misión suicida ríe / ríe en ese momento ríe como una hiena torcida como una tórtola en el fuego como un cazador que ha sido cazado ríe / yo no tengo que pedírtelo escucharé tu risa con el oído que germina en los malabares de lo eterno Buscarán pistas en nuestras paredes en nuestros cuadernos en tus anillos y en mi barba en las huellas que dejamos en el camino a la puerta en el epígrafe que cosecha nuestra única frente en la espesa fragancia de los cuerpos pero nuestra historia la escribimos con signos con rúbricas ilegibles en nuestra pieles donde sólo vos y yo sepamos leerla donde sólo vos y yo sabemos tocarla Tendrán que mordernos quemarnos arrancarnos la piel para escribir en la carne. ** David Omar Juárez juarezquintanilla@hotmail.com Psicólogo y escritor salvadoreño (Apopa, 1978). Ha publicado algunos de sus textos en el suplemento cultural Tres Mil, de Diario CoLatino (http://www.diariocolatino.com, San Salvador), en la revista Divisadero de la Universidad de San Francisco (http://www.usfca.edu), y en la revista Lucero de la Universidad de Berkeley (http://www.berkeley.edu), ambas de California, así como en las revistas virtuales de arte y literatura La Puerta Azul (http://www.lapuertaazul.com.ar), Destiempos.com y Los Noveles (http://www.losnoveles.net). Tiene inéditos los poemarios Ciudad donde el olvido es fiel y Diario del mes que se repite en el calendario. === Un capítulo de la novela inédita Romance del guerrero olvidado ======== === Orinoco abajo, después de la campaña perdida ========================== === Carlos Bastidas Padilla =============================================== (Nota del editor: el docente y escritor colombiano Carlos Bastidas Padilla nos ha cedido, para disfrute de los lectores de la Tierra de Letras, un capítulo de su novela inédita Romance del guerrero olvidado, en la que describe la desastrosa campaña de 1818, en la que Francisco de Paula Santander participó como jefe de Estado Mayor de Simón Bolívar). Nota introductoria a este capítulo y que no hace parte de la novela El resumen de la campaña del 1818 la hace el general de división F. J. Delgado Velasco (1860-1914) en los preliminares de su libro 1818. “La campaña de 1818 se divide naturalmente en tres partes: los preparativos de la invasión, la invasión de los llanos y la serranía, y la lucha por las antiguas fronteras (...). En noviembre la concentración premeditada se retarda por la operación loca que termina en la jornada de La Hogaza; en diciembre se trabaja por recuperar el tiempo perdido, sin que falten choques aislados; en enero, como lo había soñado Piar, el Orinoco se convierte en gigantesca línea de operaciones (...); en febrero los patriotas invaden las altas llanuras con ejército crecido, sorprenden a Morillo y dejan escapar la victoria de entre las manos por descuidos inexplicables; en marzo avanzan sobre la serranía con ceguedad de bruto, y el fantasma de Caracas torna a arrebatarles la victoria; en abril se lucha sin concierto por conservar la llanura; en mayo los últimos encuentros dejan las cosas como estaban, salvo en aquello que era obra del hijo de Curazao, el mulato Piar, y contribuye, como se comprende, al éxito de las operaciones de 1819”. Ya de regreso a Angostura, Simón Bolívar reconoció los servicios prestados durante la campaña, como jefe del Estado Mayor, al granadino Francisco de Paula Santander; lo ascendió a general de Brigada, lo condecoró con la Estrella de los Libertadores y lo comisionó a los Llanos Orientales a preparar el ejército de vanguardia con el que habrá de decidir favorable y definitivamente la suerte de las armas republicanas, el 7 de agosto de 1819. El capítulo de mi novela histórica Romance del guerrero olvidado, sobre la vida romántica, aventurera y heroica de Francisco de Paula Santander, recrea el regreso del Libertador a Angostura siguiendo el curso del Orinoco; derrotado otra vez y enfermo, pero no vencido. El hombre con el que conversa —y que lo ha sacado a nado de las olas del Orinoco, como el Libertador mismo le dirá desde Arequipa el 7 de junio de 1825— le abrirá las puertas de la gloria. C.B.P. Orinoco abajo, después de la campaña perdida El 24 de mayo de 1818, enfermo, derrotado, sin prestigio entre sus hombres, Simón Bolívar se embarcó haciendo rumbo a la Guayana. El ejército republicano había desaparecido y de oriente a occidente Venezuela estaba en poder de las fuerzas de Morillo. El barco en que viajaba Bolívar y su Estado Mayor se llamaba “Gaviota”. Era un buen velero que por el Orinoco parecía un pececito navegando empujado por la brisa que le daba en el velamen inflamado y blanco. Atrás venían los otros del convoy que se le parecían; pero ésta era la capitana, con su borda redondeada y su caseta de proa con faroles y ventanas. En la cámara donde Bolívar convalecía, Santander sentado en un taburete conversaba con el enfermo de cara alargada, amarillenta y ojos vivos, que seguía en su empeño de planear nuevas campañas libertadoras, así se las llevara el diablo (como siempre ocurría con él). Santander sabía que ese hombre si tenía que ir al Cielo, iría aunque tuviera que chamuscarse al pasar por el Infierno. Ahora estaba de nuevo chamuscado y el Cielo estaba lejos. Tal vez no tanto... tenía un contacto conversándole al oído. —...sí, general, podríamos emprender la campaña por los lados de la Nueva Granada. Libertándola aprovecharíamos sus inmensos recursos para libertar su patria y los demás países de América que sufren la opresión de España. —Yo sé de sus recursos, coronel Santander, con ellos liberté a mi patria en el 13; y, por cierto, que usted no quiso acompañarme... —Por esos tiempos, general, yo tenía otros deberes con mi patria. —La patria... la patria nos escuda. —Y nos justifica, si somos victoriosos. —Espero que al final lo seamos —contestó Bolívar suspirando hondamente y haciendo ademán de levantarse de su camastro—. Ayúdeme, coronel; acompáñeme un rato arriba. Quiero gozar del aire y del paisaje maravilloso y alentador del Orinoco. Subieron a cubierta y en silencio se dirigieron al puente de mando desde donde pudieron observar, acariciados por la fresca brisa vespertina, las verdes y boscosas orillas del río. Loros, tucanes, papagayos y mil aves más de espléndidos colores encantaban el paisaje que cruzaba la nave serena y alada. —Estoy pensando en su propuesta —dijo de pronto Bolívar mirando al horizonte—. La guerra se hace con dinero. ¿Qué puede ofrecernos la Nueva Granada? ¿Qué podría darnos un país al que le han sacrificado en el patíbulo a sus mejores hombres y que vive bajo el régimen del terror impuesto por Morillo? ¿De dónde sacaría hombres y recursos económicos? —Los hombres, de la desesperación; los recursos sí que serían abundantes e inagotables: las salinas de Zipaquirá, las de Chita, Sacama y Muneque —ya sabe, sin sal no hay ejército—; las minas de esmeraldas de Muzo y los yacimientos de oro de Supía y Marmato nos proveerán de cuantiosas riquezas y los podríamos ofrecer como garantía a los banqueros europeos, si precisáramos de empréstitos para cubrir los costos de la independencia. —Viviremos de empréstitos, coronel, y no acabaremos de pagarlos nunca. Y continuó Santander, como si no hubiera oído a su interlocutor: —Nuestros tejedores de la provincia del Socorro asegurarán vestidos a la tropa que gozará de la abundancia de productos agrícolas y ganaderos; los dos océanos nos permitirán desplazar soldados a cualquier nación y adquirir armas, municiones, vituallas de países extranjeros. Miles de granadinos se unirán a la causa de la libertad y tendremos un ejército de hombres aguerridos y heroicos, como el que usted llevó a su patria en el 13. Bolívar, que lo había escuchado con suma atención, comprendió que no se había perdido del todo la campaña, y que ese día se le había revelado su lado positivo: haber descubierto que Santander era hombre mesurado, inteligente, valeroso, hábil, y que podía confiar en él que, a diferencia de la casi totalidad de sus oficiales, había sido su compañero fiel en los días de aflicción que había pasado. La fortuna lo había puesto al lado del hombre que decidiría su propio destino y el de América. —Coronel Santander —le dijo—, déjeme pensar en su propuesta. Algo me dice que el futuro de la libertad de América está en la Nueva Granada y que usted y yo vamos a ser sus artífices. —Algo más, general Bolívar: como ocurre en Venezuela, en la Nueva Granada no hay guerra de castas, ni caudillos ambiciosos; esto nos permitirá unificar nuestras fuerzas y encaminarlas a combatir al enemigo común: el gobierno español. Por otra parte, la Nueva Granada está desguarnecida; no pasarán de 5.000 las fuerzas realistas; en Venezuela, en cambio, Morillo ha concentrado el ejército del Rey; logrará reunir dentro de poco entre 10.000 y 15.000 hombres bien armados, bien uniformados, provistos de los recursos que a manos llenas le llegan de La Habana. —Coronel Santander —le respondió Bolívar, con voz risueña—, no me hable más de su proyecto, que me va a hacer cambiar de rumbo y ahora necesito estar en Angostura, debo instalar el Congreso... Pero mire. Mire ¡Esto es magnífico! El granadino miró hacia el lugar señalado. Una bandada alharaquienta de monos capuchinos seguía la embarcación saltando de liana en liana y de árbol en árbol; a su paso delirante se espantaban los tucanes de enormes y pintados picos y las guacamayas y los demás pájaros, y una miríada de mariposas de esplendorosos colores que tendieron el vuelo hacia la nave, y se apoderaron de ella revoloteando y ondulando entre las cosas del barco y los hombres que suavemente tendían las manos para que se posaran en ellas, como si fueran pompas de jabón, de tan leves e iridiscentes a la luz del sol. —¡Qué hermosas son! —exclamó Bolívar. —Son buena señal, general; indican prosperidad y cartas de amigos ausentes, como en los sueños —arguyó Santander, como el hombre de Caracas rodeado de mariposas que, de un momento a otro y como obedeciendo a una señal, abandonaron el barco y tornaron a la selva ostentando la fantasía de su vuelo y sus colores esplendentes. El capitán del buque les hizo pasar dos sillas a los dos jefes que charlaban en el puente, y un ayudante de cocina llegó a servirles limonada. Y qué cosas no alcanzaban a ver con los anteojos desde el puente los maravillados capitanes: caimanes perezosos zambulléndose al paso de la nave; manatíes paciendo en las orillas; manadas de gamos nadando en los remansos, indiferentes a la panteras y jaguares que, tal vez desde la espesura, los estarían observando con ojos maliciosos; islas de asombrosa vegetación donde bandadas de pelícanos espátulas y garzas blancas se dedicaban a pescar. De un bejuco chorreaba un líquido que al ser tocado por el Sol pareció un reguero de diamantes; un tigre manchado, de espinazo cimbreante, que se deslizaba cauteloso entre los árboles y que se paró a mirarlos mostrándoles sus fauces fieras; alcaravanes picoteando en el lodo de la orilla... El aire estaba perfumado con el aroma de la selva, cuyos verdes claros brillaban con el sol, y los oscuros se retraían hacia su corazón y se iluminaban con las rojas, blancas y amarillas flores de las parasitarias. —Mire allá... —Y allá... Cuando los tonos dorados de las aguas se volvieron cobrizos al caer la noche, y las flores nocturnas y los sarrapiales soltaron sus perfumes, Santander y Bolívar ya no estaban en el puente. Anochecía, y era como si naciera un nuevo mundo. Cruzaban sombras, leves unas, otras densas. Volaban oscuras formas. En la espesura refulgían ojos de fuego y eran otras voces las que resonaban en los dominios sórdidos de los pantanos. Obediente a la diestra mano del timonel que no dormía, el barco continuó su crucero hacia el oriente, hendiendo el cielo en sombras con sus velas blancas, y las aguas del rumoroso río que los cucuyos con sus candiles verdes habían vuelto un camino de brillantes. ** Carlos Bastidas Padilla tantalia@latinmail.com Docente colombiano. Es profesor en la Universidad del Cauca (http://www.unicauca.edu.co/ucauca). En 1975 obtuvo el Premio Casa de las Américas con el libro de cuentos Las raíces de la ira. Entre otros libros, ha publicado El intrépido Simón, novela histórica juvenil sobre Simón Bolívar; La canción del haragán, novela juvenil; Érase una vez el libro. La historia del libro contada a los niños como un cuento; La casa de Tántalo, mitología griega, y Permítame que la muerda, señorita, cuentos humorísticos. === Suma del árbol (extractos) Freddy Ñáñez (Chucho) ================= *** Lección de canibalismo EL HOMBRE está desnudo (como ese pan a las puertas del horno) por la misma razón que el agua moja. Ella quiere morderle por el mismo motivo que no hay lluvia en el desierto Y punto. (Desestimo cualquier otro argumento) Para afirmarnos, ya ven, no apelo al mito (El amor, es una cuestión Atómica más bien Gastronómica, siempre que sea) ¡Oh mundo de las partículas... Majestad del fuego lento... ¡Ingobernable vapor!: Estar en ella de la misma manera que el pan está en la carne Que en las legumbres hay pan Que el agua es la casa de la sed (Sólo esto conjuro) Que ella resida en mí del mismo modo Que todo está en todo Y vivir feliz impunemente COMO EL HAMBRE... ENTRE CANÍBALES *** Examen al yo profundo ...ha entrado a mi pecho con un palo en la mano Hablar luego de Sócrates al médico? (César Vallejo) —¿Dónde estoy? —¿Quién eres? —me pregunto a veces— —En qué momento... Por qué gritar... —respondo— Esto de aludir mi quintaesencia cada vez, resulta necio. —¿A dónde vas? —¿Cuál es el motivo? —no dejo de indagarme— Quién le dijo... por quién pregunta Hacer un inventario de este modo a cada rato, es cosa recia —en la soledad todo se duplica, se remueve, se desborda— —¿Cómo le va? —¿Qué hora es? —y si tengo alguna duda (Antes de replicar me muerdo el ánimo, pero sucumbo...) cuál inconveniente... en qué coincido o si tan mal va la proeza... Lo he dicho. Esto de llenar el cuestionario sabiendo erradas las preguntas (y para colmo perder Luego la cuenta de lo acertado) es más que fracasar. Es como no haber ganado nunca. *** Ícaro HAY UN hombre cayendo constantemente en el ascenso del pájaro. Es cierto Hay, en el canto del pájaro, en su aleteo infatigable, un hombre tocando fondo Pero nunca ocurre lo contrario Cuando el pájaro expande su ausencia y como puño cerrado encuentra el polvo o se detiene de golpe para siempre en su sombra Nadie sube Nadie cae otra vez Todo se porta inmóvil como la V E R T I C A L I D A D a Javier Bosch ** Freddy Ñáñez (Chucho) torredetimon@gmail.com Músico, titiritero, editor y poeta venezolano (1976). Reside en San Cristóbal (Táchira) desde 1988. Miembro fundador del grupo de rock “Los Residuos” y de Nadie Nos Edita Editores. Editor del periódico Sujeto Almado (http://www.sujetoalmado.com.ve). Ha publicado los poemarios Todos los instantes (Nadie Nos Edita Editores, 2000), Un millón de pájaros muertos (El Árbol Editores, 2003) y Suma del árbol (El Árbol Editores, 2006), entre otros. Coordina en el Táchira la Plataforma del Libro y la Lectura. === Venecia en Carnaval Yvette Schryer =============================== Quisimos intentar una reconciliación bajo el sortilegio de Venecia, pero fue un error pensar que volveríamos a ser las personas de entonces por el sólo hecho de volver al mismo lugar. En veinte años de matrimonio el deterioro de nuestra relación era comparable al envejecimiento; un desgaste, una opacidad de los sentidos, un desgano que nos obligaba a interrogarnos ¿ésa soy yo? ¿esos somos nosotros? Venecia nos recibió con una lluvia hostil. Tratamos de restarle importancia, así como tampoco comentamos que el hotel, remodernado, ya no era el que recordábamos. Salimos a caminar y para no perdernos en el laberinto de las callejuelas, elegíamos en los escaparates algo que nos recordara que habíamos pasado por allí; unas botas rojas, un mantel a cuadros, un arreglo floral, una vasija de terracota... El método funcionaba; Pulgarcito lo sabía. La calleja desierta se animó de pronto de risas y cantos. Nos rodeó un grupo de enmascarados que venía envueltos en marañas de serpentinas. Alguien tomó mi mano con fuerza, otro me puso un sombrerito de cartón. Busqué a Dino con la mirada pero la turba lo había engullido. Avanzaba contra mi voluntad, arrastrada por esa mano, pero conseguí zafarme y encontré refugio en un portón oscuro. Esperé hasta que se alejaron los ecos de las voces y cuando la calle quedó desierta, sentí alivio y angustia; estaba desorientada. Sólo después de mucho andar divisé el muelle. El mar fue mi guía. Una ráfaga de viento arrancó de mi cabeza el sombrerito y el cono de cartón de brillantes reflejos, cayó entre las góndolas amarradas dibujando piruetas. Borracho de agua naufragó. El tacón de mi zapato se quebró entre dos adoquines. Seguí caminando descalza. Comprendí lo absurdo de nuestras intenciones de reconciliación interpretando como símbolos de un final inevitable: nuestra separación provocada por los enmascarados, mi deambular sola y descalza y el sombrerito de cartón hundido en el canal... Cuando me reuní con Dino no tuvimos necesidad de hablarnos. A él debía haberle sucedido algo semejante... comprendimos con una mirada que nuestro intento de reconciliación en Venecia, había fracasado. ** Yvette Schryer ivets@netvision.net.il Escritora argentina (1932). Reside en Israel desde 1970. Estudió filosofía y letras en Buenos Aires. Publicó en 2003 el libro de cuentos Un ramo de prosas en la editorial Índigo, de París. Madre de 2 y abuela de 6. Habla italiano, francés y hebreo. Imparte en Israel lecciones de castellano y dirige un taller de escritura creativa en castellano. === Poemas María Elena Cerecero ====================================== *** He llegado a creer que nací pájaro a Gaby He llegado a creer que nací pájaro no he visto mi color ni alcanzo a oír mis trinos pero viaja conmigo un ruido de alas. El pájaro que soy persigue nubes clandestinas se sumerge en abismos, fascinado, fabrica nidos sin temor al aire cierra los ojos al tocar la noche. El pájaro que soy lo ignora todo sabe sólo de soles y de lunas bebe el cristal que cae sobre las hojas con el amanecer en la garganta. Por eso es que yo creo que nací pájaro no he visto mi color ni alcanzo a oír mis trinos pero viaja conmigo un rumor de alas. *** Ángel de papel Eres el ángel que tocó a mi puerta en tiempos de aves rojas en mis ojos de abismo te escondiste echaste negros rezos a mis venas. Con un lazo juntaron nuestros cuerpos a mi enero en solsticio amurallado y tus alas en medio de la bruma son hojas sueltas que remonta el viento. Son alas de misterio aquellas manos mariposas nocturnas, flores muertas. Amor oscuro húmeda esperanza me despido de ti, álamo blanco, adiós al azabache y al sabino adiós a la razón, a la cordura, a mi ángel de papel, a mi hermosura. *** Mi padre Mi padre no vivió, no murió, no inventó nada. Supe que caminaba con botas con chamarra y pantalón de cuero en medio de los bosques; que al tocar su corteza conocía la edad de los encinos. Y sin embargo sé que no vivió mi padre porque de mis cumpleaños mis quince o mis cuarenta, él no conoció nada. No acarició mis hojas no tocó mi corteza no escuchó mi primera crinolina. Me dijeron que pisaba aserrín, que en una noche fría me trajo una cobija, que construyó una banca para el parque donde dejó su nombre aprisionado (eso decían los labios de mi madre mientras miraba no sé a dónde y sonreía), pero yo sé que mi padre no vivió, ni murió. No inventó nada. ** María Elena Cerecero mcerecero@hotmail.com Poeta y narradora mexicana (Zitácuaro, Michoacán). Ha publicado los poemarios Las lluvias rojas, Los caprichos del agua, Apago luces y Ángel de papel, además del libro de cuentos Las horas vacías. Obtuvo primer lugar en el concurso de Abrace en Uruguay y Brasil de poesía mexicana contemporánea e imparte talleres literarios en varias instituciones. === Tres relatos Alfonso Navarro ===================================== *** Sé que todavía me quieres Sé que todavía me quieres, vuelve a casa. Después de la décima vez que esa frase se escuchó en su cabeza en un idioma que casi no entendía ya parecía una miserable mentira. Todos los días arreglaba la habitación, colocaba los pijamas, el suyo y el de ella, bajo la almohada, y esperaba una llamada. El reloj entonces era esa clase de amigos que a uno nunca le apetece llamar, pero cuando te llaman siempre contestas. Sé que me quieres, vuelve aquí conmigo. Se puso el pijama, era de noche, cogió el de ella y se lo acercó a la cara, no sabía si prefería olerlo o sentirlo, tampoco veía demasiadas diferencias entre uno y otro. Luego se durmió. Luego soñó y al poco se despertó. Miró a su derecha y pensó en el frío. Pronto lo padeció. Da igual qué pienses de mí, vuelve. *** En la tetera Pones una tetera al fuego. Vamos a hacer una infusión de pasado. Deberemos buscar algo que anule el sabor amargo de la sal de algunas lágrimas que aprovechando la inevitable gravedad escaparon de tus pupilas para ir justo al centro de gravedad de tus labios. Ese punto exacto que mantiene mi vida en pie. El punto del equilibrio. Nico, sentada en el sofá del comedor, canta All Tomorrow Parties. Está afectada. O es mi percepción de la realidad soñada. Me sacas una taza de té. Bebes primero de ella para hacerme ver que todavía no vaciaste todo el cianuro. Yo me ahorro decirte que nunca me darás veneno sin antídoto. Luego me comentas que sólo comprobabas que no estaba demasiado caliente. Yo te creo, por necesidad, por comodidad, también quizá por algo de amor. Sólo el llanto de Nico corta el silencio ante una conversación pendiente, de hace ya demasiados días. Nos miramos. Hacemos como que sonreímos. —No me importa todo lo que hicieras en el pasado. —Pasó la semana pasada. —He decidido vivir, cada segundo que dejamos atrás sólo es un recuerdo, un lugar que se sitúa en el tercer vértice, tras el presente y el futuro. —No es justo para ti. —La vida no suele serlo, pero he decidido vivirla. Me quemo los labios con el té, pero hago como si eso no hubiera pasado. Tampoco. *** Debió ser el día del Apocalipsis Debió ser el día del Apocalipsis, yo estaba tumbado en el sofá viendo cualquier película de ésas que a ti no te gustaban y que hacían que yo me tuviera que hacer el dormido para evitar que se notara que el estremecimiento brotaba de mis ojos. El Sol explotó y todo ante mí se desintegró. Tú la primera. Parpadeé y ya no estabas. Quise soñar y ya no existía el sueño. Así que no me quedó más que vagar por la Tierra, en busca de alguien sin tener realmente claro que quisiera encontrar a nadie. Lloré por ti la mayor parte del tiempo. El hambre era un amigo que nunca calla más que una necesidad insufrible. El Sol no volvió, eché de menos algunas canciones, otra vez tus besos. La humanidad ya no existía y nunca más volví a probar uno de aquellos helados que compartíamos algún martes por la noche desde que decretamos ése como el día que podemos dejar de adelgazar. Me encantaba morder tus costillas sin tener que perforar carne. Estaba solo. Y lo más que pude hacer por resucitarte fue releer algunos poemas que escribí entonces. Comprendí el significado entonces de aquella frase del gran Ildefonso Iruña en la que decía “me importa muy poco la humanidad cuando alguien te lleva tan dentro”. Pero tú estabas tan muerta como todos los demás. ** Alfonso Navarro jdepedro10@yahoo.es Escritor español (Burriana, Castellón, 1979). Textos suyos han sido publicados en revistas digitales como Oxygen (http://www.revistaoxigen.com) y en impresas como Voces. Tiene dos libros inéditos. === Poemas Stephanie Carolina Amaro Vans ============================= *** La puerta condenada Qué daría por las manchas de la pared sobre tu boca, sobre el invierno que me dan tus gritos. Qué daría por la humedad tranquila que acaricia el tiempo. El papel rasgado quisiera ver florecer sobre tus ojos y en tu grieta soplar cal y sentir verdadera la eternidad. Ahora que las noches enceguecen que las plantas del pasillo aúllan a la luna. Ahora que la extraña parsimonia de los días me fatiga. Qué daría por las manchas de la pared sobre tus labios. El hotel de cuento se vuelve irrepetible y anciano, se vuelve para oírme en tus gritos inventados. *** Otros ojos Suspiran las puntas de los dedos en la ociosa tarde: el laberinto de la ceguera es a veces predecible. Esconde una rosa en su amalgama oscura y esgrime la espada del miedo. Alimenta las caídas de pelo en otoño y algunos gestos de ternura. Las yemas de los dedos se escurren tras la vida y una piel. Una continua espera. *** Sentencia I El día es dueño de mi cuello, de mis ojos pardos. Mi cuello escupe gritos que borran su hueco, la sombra que me arde. La ausencia que cae sin saberlo, como arena en un reloj, imparable. II El hijo espera en la curva, en la oscura antesala de la vida. A veces sabe lo que las voces dicen al otro lado del muro. El hijo bebe tierra y letras servidas en las páginas de un libro. Come lápidas de gente que no conoce. III El temporal corre en puntas de pie por la casa. Susurra el trueno, dispara el cielo y el temor del hijo, al otro lado del muro, se cuela en gritos desde su cuello. Imparable, ajeno, su cuello. *** Transferencia de bienes Mi día empieza y termina, sucede y muerde. Me taladra el filo de la súplica y llega el trueno con su dulce voz. Debajo de mi frente aúlla el sueño y las sienes moradas de la duda, mientras canta el grillo, elocuente y vengativo. Mi día es nada más que la compra al contado de una soledad inmueble. *** Espero Espero el mudo susurro de la lluvia y el eco de mis pisadas por las desiertas calles. Atardecerá mañana, una vez más, y nadaré de nuevo en el río que me llena tu cúmulo de versos. Espero la contagiosa neblina que envuelve mi voluntad de respirar futuro, y la prohibida sensación de despertar. Trágate el sarcasmo, la lámpara rota, la alfombra manchada, el espejo de la sala, el saco apolillado, el polvoriento libro, la oscura ventana, el miedo. El miedo. *** Elegía a un loco ¿En qué torcido abismo he de buscar su sombra que se escapa de mis manos temblorosas? ¿En qué podrida ciudad he de llorar sus huesos, la extraña suerte de haberle tenido y ya no respirar su espejo ahora? ¿En qué agujero se empozará mi llanto, el dolor ambiguo del misterio, la certeza de tenerle enfrente y mirar al vacío si miro sus ojos? Ahógame, tiempo, cruel destino, fiera incontenible de la memoria. Ahógame, tierra, bancos y cemento que guardan nuestras tardes en su anonimato. El loco sigue, como uno más, en su extraña resignación de ser la minoría. ** Stephanie Carolina Amaro Vans streclipse@gmail.com Escritora uruguaya (Montevideo, 1988). En 1999 gana, con el cuento “La luna de los ratones”, un concurso organizado por el grupo “Fábulas”. También gana en noviembre de 2006 el segundo premio de poesía Rubén Lena, organizado por una ONG uruguaya. Actualmente cursa la Licenciatura en Diseño Gráfico y paralelamente su segundo año en la Escuela Nacional de Bellas Artes (http://www.enba.edu.uy). Mantiene el blog personal Connotaciones, en http://connoteclipse.blogspot.com. === Cartas tras las rejas (extractos) María Celeste Vargas Martínez == *** Carta de un murciélago a su primo ratón Entrañable primo: Te escribo esta carta porque nuevamente la tristeza me ha invadido. Sé que me has dicho una y mil veces que debo superarla, y en ocasiones lo logro. Sin embargo, llega un humano y todo el trabajo arruina. De verdad, ya no quisiera estar triste ni llorar ni pasarme todo el día y la noche colgado de este, en ocasiones, frío y solitario techo. ¿Por qué no puedo superarlo? Para ti es fácil decir: “Ve siempre adelante”. ¡Sí! Como tú no sufres la ignorancia del ser humano. Tú puedes dormir tranquilo en tu casa, hurgar en los rincones y hacerte de la comida sin que nadie te moleste. Sólo una que otra mujer loca que grita despavorida con sólo verte. ¿Pero yo? ¿Qué puedo hacer yo? Cuando salgo de mi casa, llamada por ellos escondite, inmediatamente hay alguien que observa, me vigila, me odia. ¡Nunca falta nadie que me vea! Y cuando me tiene, si es hombre dispara, si es mujer algún trasto lanza y si es niño la piedra en mi cuerpo se estrella. Todos tienen la estúpida creencia de que por la noche me posaré en su cuello, sacaré mis afilados y largos colmillos y su sangre beberé hasta dejar sus ojos sin brillo. Si tan sólo me dejaran explicarles que la sangre no es mi alimento, pues sólo los frutos apetezco. Sólo unos cuantos hermanos beben sangre y cuando lo hacen se inclinan por animales y no seres humanos. Los demás, los otros, somos vegetarianos y a nadie queremos hacer daño. Pero a ellos no les importa y cuando me ven tratan de matarme. Entonces regreso triste a mi cueva... ni siquiera tengo qué comer (aunque al menos yo lo puedo hacer, otros no han tenido la misma suerte). En verdad, querido primo, no sé qué hacer para superar tanta ansiedad y tristeza que me invade cuando mis hermanos regresan y entre ellos faltan más de tres. *** Respuesta del ratón a su primo murciélago Estimado primo: No sabes cómo lamento tu historia. Imagino tu dolor al ver caer a tus hermanos, pero no creas que mi vida es tan sencilla. ¡No! Yo también sufro de la persecución de los humanos. A veces me corretean por toda la casa sosteniendo una escoba entre sus manos. En cuanto me ven, pegan un grito, y van en busca de cualquier objeto que pueda terminar con mi existencia. En las madrigueras colocan alimento, pero impregnado de veneno y mis hermanos, sin saberlo, lo comen y después los encuentro en cualquier lugar tirados y retorcidos de tan horrible muerte. Otras veces colocan trampas... ¡No sabes cuán espantosas son! Caminas tranquilo por cualquier habitación y de repente, cuando tratas de mover un pie... ¡Sorpresa! El pie y todo tu cuerpo está pegado a esos horribles objetos. Y entre más te mueves más te pegas y cuando ellos se dan cuenta de tu presencia corren felices y a la basura te echan. Entonces ya no hay otro camino que el de la muerte. Vas desfalleciendo poco a poco. El hambre llega y tú pegado ahí. ¿Y qué me dices de los experimentos? Quiénes si no nosotros somos los más solicitados para esos menesteres. No les importa el dolor, el sufrimiento, los cambios en nuestro cuerpo. Ellos sólo quieren resultados y no importan los medios. ¡Ah, querido primo! El ser humano acaba con todo y los animales somos tan indefensos. Pero imagino que su conciencia no está del todo tranquila pues los animales somos fuente de inspiración de miles de cuentos, películas, fábulas y hasta caricaturas. Nos toman a nosotros para hablar de su vida, nos colocan ropas, nos visten de frac, usamos zapatos, vivimos en casas, manejamos carros y hasta comemos con cubiertos. ¡Horrible visión para nosotros si fuera real! En pantalla nos ven simpáticos y adorables y dicen: “Mira qué bello ratón”. Pero cuando nos tienen a la vista tratan de acabar con nuestra vida a como dé lugar. Por ello, querido primo, no pienses que mi vida es mejor que la tuya... sufro, sólo que de diferente manera. Cualquier animal que viva cerca de los humanos enfrentará la misma suerte que nosotros y más tarde que temprano morirá. Cartas tras las rejas, de María Celeste Vargas Martínez, es una serie de relatos para niños. ** María Celeste Vargas Martínez tete_c27@yahoo.com.mx Escritora y periodista mexicana (México, DF, 1976). Es licenciada en periodismo y comunicación colectiva por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), Campus Acatlán. Actualmente es especialista en estudios sobre animación. Tiene inéditos los libros Animando un siglo... Historia mundial del dibujo animado y Hecho en México, historia de la animación mexicana. Ha impartido conferencias sobre animación, cómic y literatura en diversas universidades. Textos suyos han sido publicados en Ciberayllu (http://www.ciberayllu.org), Ariadna (http://www.ariadna-rc.com), Destiempos (http://www.destiempos.com), Remolinos (http://es.geocities.com/revista_remolinos) y Caminos Abiertos (http://www.revistacaminosabiertos.blogspot.com), así como en la revista Visión Universitaria (México, 2006), entre otras. === Poemas Luis Macaya Jiménez ======================================= *** Al pasar El bus que pasa y que me lleva de regreso a casa. La gente extraña en horas del ocaso que lo ve pasar. La parada innecesaria que clavó tu mirada en el pasado de mi vida. El bus que se aleja y yo mirando al niño que paseabas con amor. Tus ojos en mi mente se van conmigo viajando y yo queriendo saber de tu vida y de ese hijo que no es mío. Yo te vi parada allí con mis ojos y tus ojos asesinando recuerdos. Tus ojos y mis ojos sus flechas disparadas que no matan y hacen daño. *** Yo te dije Yo a ti te dije: —¡Eres mi vida! y no me creíste nada ¿fue una mentira? Tú me dijiste entonces: —¡te quiero tanto! y yo me quedé en silencio pensativo, pensando. Los dos nos miramos, luego, y fuimos por la calle abrazados. Tú me pediste un beso y yo te regalé un abrazo. Tú y yo en un mundo aparte creyendo que nos amamos. *** Qué he de hacer ahora Qué he de hacer ahora. Satisfacer el alarido sordo de mi estómago vacío o aniquilar mi soledad con tu mano y tu beso. Iré despacio rondaré tus huesos y apagaré mi hambre con un morder discreto. Despacio, lento, seguro y cierto pensando en ti haré todo eso. Qué he de hacer después después del último beso me rascarás la espalda y atormentarás mis sesos. Queriéndome tener exprimiendo mi tiempo secándome los versos que fluyen medio presos. Algo así, medio apretados exigidos, fatigados, escapándose a tu lazo que cercena la intención. ** Luis Macaya Jiménez lmacaya@hotmail.com Escritor chileno (Coquimbo, 1955). Cofundador de la revista de poesía Añañuca (http://lmacaya.fortunecity.com), de La Serena, que circula desde 1984. Creador y mantenedor del sitio Poesía y Literatura (http://www.angelfire.com/nj/poesia). Ha publicado La otra vida y Dónde está el amor. === La orureña Alejandro Saravia ===================================== María Isabel bailó tanto una tarde de carnaval en Oruro, que sus zapatos acabaron perdiendo el uno un taco y el otro la suela. Ante la sorpresa del accidente en plena fiesta, sus amigas estallaron en la más jovial de las risas, mientras seguían elaborando en el salón unos giros de medialuna al compás de la canción Istanbul (Not Constantinople), de los Four Lads de Toronto. En cuestión de minutos apareció a su lado Sonia, la hija de la dueña de la casa en la calle 6 de octubre, trayendo en la mano un par de zapatos de reemplazo. ¡Pruébalos!, seguro que te quedan bien, le dijo. María Isabel se los puso. Le quedaban bien. Sonrió, le dio las gracias y volvió al ruedo del baile. Cuando la aguja del enorme animal sonoro Telefunken llegó al último surco, los invitados a la fiesta dejaron de bailar y se acercaron a la mesa a servirse un vaso de ponche de frutas sin alcohol, mientras otros se sentaban en el salón en conversaciones llenas de algarabía. Al otro lado de la gran habitación se encontraban los adultos sentados en una ronda de sillas, algunos menos festivos, discutiendo sobre los pasados días de 1952, cuando la ciudad se llenó de cadáveres de soldados y milicianos destrozados por la dinamita y la metralla. Los hombres bebían de rato en rato sus vasos de singani y las mujeres hablaban entre ellas tejiendo y destejiendo las posibilidades que deparaba el futuro a cada uno de los muchachos y muchachas que bailaban más allá. ¡Por Dios, esa música, hija!, ¿de dónde la sacan?, dijo una de las mujeres. La trajo uno de los jóvenes ingenieros, uno que dizque quiere casarse con mi Sonia, le respondió la madre. Viene de Toronto. Y dijo “Toronto” como si dijera “Marte”. ¡Jah, Toronto, donde los toros son tontos! metió la cuchara el padre. ¿Qué es eso de querer venir a casarse con mi hija?, ¡si ni siquiera conocemos qué clase de gente será su familia! Los demás patriarcas asintieron con la cabeza la justeza de la observación. Si no hubiera sido por los inmensos depósitos de estaño, ni la llegada de ingenieros ingleses, alemanes, estadounidenses y uno que otro canadiense, además de los préstamos y las maquinarias, ese disco de los Four Lads, grabado por Columbia Records en Estados Unidos en 1953, jamás habría llegado en las maletas de un desorientado canadiense a aquella fiesta en Oruro en ese lluvioso mes de febrero de 1954. Habían llegado tantas cosas a la pequeña ciudad andina. María Isabel tenía 16 años cuando vio en algunas esquinas de Oruro cómo los vecinos limpiaban los escombros que dejó la Revolución Boliviana del 52. Tapándose la nariz para protegerse de los hedores, los hombres recogían un brazo por aquí, un torso por allá, pedazos de soldados que las explosiones de dinamita, lanzadas por los mineros a hondazos, habían desparramado por las calles. Desde la ventana de su casa, ella veía cómo esos enormes pedazos de carne y coágulo negro formaban poco a poco pequeñas pirámides que luego un camión militar capturado por los milicianos iba recogiendo de calle en calle. Dos años más tarde, la ciudad de Oruro, rodeada de sus montañas desnudas de árboles y cargadas de metales que atraían a los rayos, dejaba escuchar entre el canto del viento y la pajabrava el rumor lejano de sus bandas de música ejecutando morenadas y diabladas. Y los mineros, esos dulces y violentos indígenas y mestizos de corta vida, vestidos ya de diablos, ya de morenos, entraban bailando a la plaza frente a la catedral orureña y luego, de rodillas, ingresaban a la iglesia, a rendir su fe al pie de la Virgen del Socavón. Los sacerdotes venidos del exterior miraban con absoluta estupefacción el descabellado espectáculo. Hordas de satanases rítmicos, postrados a los pies de la madre de Cristo. Bloody pagans!, that’s what they really are, murmuraban los que comerciaban almas con Dios en inglés. Maudits hypocrites! rezongaban los que hablaban con Dios en francés. Y los que tenían uno en español suspiraban y se decían resignados que, al final, hay de todo en estas viñas del Señor. Pero en quechua y en aymará, otros eran los dioses y otras las divinidades veneradas entre la niebla del alcohol, el humo de los sahumerios y la intensa celebración andina. Moments to Remember era otra de las canciones que María Isabel recordaría de sus 20 años, cuando la escuchó por primera vez en 1956. Sobre todo porque, mientras aprendía inglés, esa frase, Momentos para recordar, la despertó una noche de febrero de 1976 en La Paz porque se acordó de golpe de la letra, que decía The ballroom prize we almost won We will have these moments to remember, una canción que le hacía pensar en los pequeños concursos de baile organizados en los salones de fiesta de su antiguo Oruro. También recordó de golpe por qué había dejado de tocar el piano. En algún momento de su infancia, mientras practicaba el piano, un gallo surgido de la nada le dio un picotazo en la frente. Sus dedos flotaban sobre el teclado cuando sintió el impacto. La música se paró de golpe y un dolor creciente la recorrió como el oleaje de un mar helado. Un gallo de plumas coloradas la miraba con ojos iracundos desde lo alto del piano mientras la niña se levantaba del taburete huyendo de la sala, en busca de su madre. Una semana después un grupo de agentes de mal aliento y peor facha allanaron su casa en el barrio de San Pedro en La Paz. María Isabel tenía 40 años ya cuando se la llevaron en un carro del Ministerio del Interior por las calles silenciosas de la ciudad y la encerraron en una celda del Departamento de Orden Político, que se encontraban en un costado de lo que fue la Asamblea Popular de 1970. Para entonces imperaba en Bolivia el orden, la paz y el trabajo de la dictadura de Banzer. Su marido había sido desterrado y sus cinco hijos se quedaron con Rosita, la abuela siempre vestida de negro, quien al ver a los chicos tan solos, lloraba y no decía nada. Encerrada en la semioscuridad de su celda, María Isabel supo que en una de las celdas vecinas se encontraba Graciela Artés. Los carceleros la llamaban la gaucha. Supo que ella tenía una hija que se llamaba Libertad. Lo que no supo sino décadas más tarde fue que la Policía Federal Argentina se encargó de que esa mujer, con quien sólo pudo compartir el silencio, no vea la luz del año nuevo de 1977. Para vencer el poder del miedo en esos momentos, que no fueron los únicos, ella se acordaba de sus amigas de juventud, de su ciudad natal, de su familia, y, sin querer, de las fiestas, mientras tarareaba despacito algún bolero de Los Panchos, cantado por el orureño Raúl Shaw Moreno, cuyo padre le había enseñado las artes de la taquigrafía. Y entre memoria y memoria, surgía de pronto alguna canción de Paul Anka, el Paulino Huanca boliviano y a veces, pero sólo a veces, escuchaba en los corredores de la memoria el tema Istanbul de los Four Lads. Como una mazorca de maíz que la vida va desgranando, poco a poco sus hijos fueron embarcándose en los aviones, hasta que algunos echaron raíces en Toronto. Los trajeron los malos recuerdos, la fatiga de vivir bajo tanto militar, tanto civil neoliberal; el canibalismo de los grandes bancos, el refrigerador vacío, la amenaza de la puñalada anónima, gratuita, al pasar una esquina. Así, María Isabel llegó a esta ciudad casi a los 70 años de edad. Toronto. Urbe henchida, políglota. Por sus calles corrían los tranvías como musculosos caballos de metal. Ciudad de las mil y una lenguas y cocinas. Olor de leones en el metro. Mexicanos que cocinan como italianos. Ecuatorianos que enseñan el tango. Peruanos que bailan el flamenco en los restaurantes españoles de dueños rusos. Cocineros chinos que carajean en español a sus paisanos. Y el verano, ese intenso animal de fuego que se trasmuta en el íntimo silencio del invierno y sus esplendores de hielo. Though summer turns to winter And the present disappears. María Isabel pregunta ¿Cómo se pronuncia el nombre de esta ciudad? Mil respuestas en su clase de inglés llena de inmigrantes del interior y el exterior de Canadá. Uno dice Thronah. Otro dice no, es Tourontou, mejor Tórontó, o Tronto. Oiga, le dice finalmente una nueva amistad mexicana, no se preocupe señora por eso de los acentos, que ni nosotros en América Latina hablamos como los madrileños, ni los toronteños hablan como los londinenses. ¿Y no hay problema cuando uno tiene un acento fuerte?, pregunta María Isabel desde sus gafas. La mexicana le responde seria: Aquí todos tienen acento, doña María, y si a usted le dicen algo, ¡pues usted nomás me los manda a la chingada y ya! Un año más tarde, en el 2006, a fin de mejorar su inglés, María Isabel tomó un anuncio escrito en un papelito colocado a la entrada de una farmacia de su barrio. El texto solicitaba la asistencia de una persona para conversar unas horas por semana con un anciano que sufría de Alzheimer. Se fijó en la dirección. Estaba a dos cuadras del metro Bathurst. Ella vivía en una pequeña habitación alquilada a diez minutos de distancia del metro Dufferin. Visitaba a menudo a sus hijos, pero optó por no vivir con ninguno. A su edad, sus días y sus noches eran sólo para ella. Podía entregarse al sueño en cualquier momento, salir a la calle sin prevenir a nadie, hacer de su vida un poncho. Cantar en la mañana, roncar por la noche. Comer un paquete entero de helado de cerezas Cherry García, sin el menor sentimiento de culpa. Salir del cine y entrar a la biblioteca. Bailar sin que nadie la vea. Esto no tiene precio. ¿Cómo explicar a sus hijos ya adultos un repentino ataque de ganas de bailar sola aquella cumbia de la orquesta Swingbali, Caballo Viejo, o cantar a medianoche Volver a los 17... después de vivir un siglo es como descifrar signos sin ser sabio competente? Mejor no intentarlo. El viejito estaba sentado en un sofá. Sus manos descansaban en la empuñadura de un bastón. Here he is, his name is James le dijo una enfermera filipina en el hogar de ancianos. Él debía ser más o menos de su misma edad. Pero se veía como un perro labrador muy viejo y muy frágil. Esta dieta de primer mundo es capaz de acabar con cualquier Tarzán, pensó María Isabel. What is your name? le preguntó el hombre. María Isabel respondió ella. Ah! María Isabel, repitió el anciano y empezó a cantar María, María de West Side Story. And who are you? remató el hombre al acabar su improvisada canción. ¿Por dónde empezar? se preguntó, notando que pese a sus años, aquel hombre aún tenía dejos de musicalidad en la voz. Con un diccionario inglés-español en la mano, ella empezó a contarle su historia, cosa que no haría con cualquier persona. En este caso, dos razones la movieron, primero, la necesidad de practicar su inglés, y segundo, que James sufría de Alzheimer, lo cual tenía ventajas y desventajas. Una ventaja era que él sin duda olvidaría lo que ella le iba contando. La desventaja se resumía en saber si su nuevo amigo sabría o no cómo corregirle la pronunciación. Poco a poco se instaló una rutina semanal en su nueva vida toronteña. María Isabel iba a visitar a James los martes y jueves por la mañana. Estas visitas continuaron porque, pese a todo, él le hacía repetir algunas frases y palabras, lo cual mejoraba su dicción y, para su sorpresa, él era capaz de recordar algunas cosas de lo que ella le iba contando, aunque James no podía contar mucho sobre su vida porque prácticamente no recordaba nada. Un día le preguntó: Mahrie, how was the music in Oruro in your youth? María Isabel le respondió preguntándole si alguna vez había escuchado hablar del gran cantante boliviano Paulino Huanca. Con sus vocales irremediablemente inglesas James repitió el nombre. Phaolinou Wanka?, never heard of that lad. Its Paul Anka!, from Ottawa respondió triunfalmente María Isabel. ¡Ah!, ¿todavía sigue cantando?, preguntó James en inglés. Sí, claro, respondió ella. El buen hombre sigue llenando teatros. And what other songs do you remember? Me acuerdo de una que se llamaba Momentos para recordar y decía así (y aquí ella repitió la frase tarareando, casi cantando la canción en su nueva lengua inglesa, que ahora se abría como una flor secreta, como un prisma que le permitía ver el mundo desde otro planeta): The quiet walks, the noisy fun, the ballroom prize we almost won, we will have these moments to remember. Al escuchar estas frases, ocurrió algo al interior de James. Crujió una puerta hasta abrirse, entró un torrente de agua, de imágenes y voces, atravesándole brevemente de sien a sien. Entonces sus pupilas se dilataron y de pronto su voz saltó en el aire como un tigre ágil, atrapando la canción al vuelo y continuó con las demás líneas: Though summer turns to winter and the present disappears the laughter we were glad to share will echo through the years. Y continuó así, en un torrente melódico. Cuando dejó de cantar James le tomó de las manos y le dijo con dos pedazos de cielo iluminado en la mirada You know?, I wrote that song! María Isabel no entendió lo que el hombre le decía. James le dijo de nuevo en inglés: ¡Yo escribí esa canción! La luz de febrero de 1954 volvió a los ojos de María Isabel cuando finalmente comprendió a quién le estaba contando su vida. En su inglés más exquisito y apuntándole con la incredulidad de su índice María Isabel le preguntó Are you?... are you one of The Four Lads? Yes, Mahrie, yes, I am, le respondió el anciano, apretándole la mano. Esta podría ser una historia de amor, pero no lo es. (Al final, aun el amor tiene sus límites). Pero ella sigue visitando a sus hijos y saliendo al cine con sus nietos. Y los martes y jueves por la mañana ella va a platicar con James, quien va perdiendo ineluctablemente la memoria. Ella va contándole cómo era Oruro again and again. A veces le cuenta cómo es la vasta ciudad de Toronto que ella va inventando en su nueva lengua. Y James va haciéndose orureño a fuerza de pasear por las mismas calles, los mismos lugares, el Liceo Dalence en la calle 6 de octubre, el Hotel Edén en la plaza principal, el Teatro Imperio, el gran escenario al estilo francés del Teatro Palais Concert, donde ahora se presentan The Four Lads, y James sale en primer plano ante el aplauso del público, vestido con un elegante tuxedo negro, micrófono en mano, siempre joven los martes y jueves, explicando en español cómo se originó su grupo musical en una escuela católica de Toronto. Él sabe que María Isabel está entre el público. Y ella, mientras camina hacia el metro Bathurst a visitar a su cantante, sabe que aquella canción Moments to Remember ya no es solamente la iluminada puerta de escape de su celda en el Departamento de Orden Político. Y cuando escucha a James tarareando antiguas canciones saliendo palabra a palabra de la niebla del olvido, ella puede imaginar a su amiga Graciela Artés, la gaucha, sentada también en una butaca del Palais Concert de Oruro, escuchando canciones antiguas. ** Alejandro Saravia alejandrodemontreal@yahoo.ca Escritor boliviano (Cochabamba, 1962). Hizo algunos estudios en comunicación en la Universidad Católica de La Paz y luego de literatura en la Universidad de Montreal, Canadá, donde vive desde 1986. Ha publicado Rojo, amarillo y verde (Artifact Press / Las Ediciones de la Enana Blanca, 2003); Habitante del décimo territorio (Artifact Press, 2000); Oilixes helizados (Artifact Press, 1998); La brújula desencadenada (Hispanos, 1996) y Ejercicio de serpientes (Hispanos, 1994). Textos suyos han aparecido en diversas antologías y revistas literarias y en 2004 obtuvo una mención honorífica en el II Concurso Iberoamericano de Poesía Neruda 100 años 1904-2004, convocado por la Municipalidad de Temuco, en Chile. === Poemas Álex Morillo Sotomayor ==================================== *** última estación Dame tu mano entonces: Quiero morir tocando El extremo más dulce de la tierra... Juan Gonzalo Rose Espérame donde el mar se convierte en un animal invertebrado, puedes ir jugando con las olas sólo así todo el que te vea pensará que eres una mariposa de sal cuyas alas cambiarán de color cuando las escamas de la tarde caigan sobre los parientes que no te miran porque temen saludarte, espérame, aunque te hayan atrapado las gaviotas o la ballena perezosa que ha quedado varada, espérame aunque hayas donado la última luz de tu vientre a los pescadores. Y si no deseas ser poseída por la orilla que tanto y tanto temes —seguramente las nuevas olas serán la última versión del horizonte— recuerda que si ves asomarse algunas hojas con los bordes calcinados coagulando la marcha justo a tus pies lo poco que quede de mí estará cerca. *** pastor de retazos Desde ese momento sabía lo que tenía que hacer. Los retazos maduros no se irían por sí solos, había que removerlos y sacudir sus fijaciones circulares teniendo en cuenta una exploración cuidadosa. Hay que saber frotarse en tus dominios, porque me lo advertiste tímidamente: la cubierta sólo es un pretexto para ajustar mis yemas en tu impalpable realidad. De esta forma me declaro el pastor de tus retazos y el único modo de apaciguar mi instinto de siembra es con un riego de besos en cada uno de sus detenimientos que no siguen el curso natural porque prefieren acompañarte un buen tiempo. Un día entendí la razón de los retazos acompañantes: es difícil aceptar la condición de la distancia contigo, por este motivo a veces paso a ser de pastor a retazo de retazo a pastor. Mi vocación artesanal consiste en no distinguir la pasión de esa dependencia. *** palimpsesto La cálida locura que produce la ausencia tiene diversas versiones: desde los cigarrillos manchados con las ganas de fumar, el deseo que quema las cosas lejanas como un pretexto repentino para reemplazarlo todo hasta el rosario ácido que perfora las glándulas de los débiles. Pertenecemos después de todo a estas versiones porque hace mucho que ya no se nos permite la inocencia tan fácilmente, como cuando nos sujetábamos de los cabellos que llegaban hacia nuestros dedos como señales en espirales o cuando alguien besaba sin miedo alguno el borde aparentemente clausurado de nuestros escritos sencillos y por ratos muy parecidos a modo de un palimpsesto inconfundible. Pero habrá que esperar que esta locura sea pasajera cuando el más decidido entre nosotros logre preguntarse: ¿qué hacemos con los corazones enjaulados mientras nos dejamos morir de esta manera?, y entonces ya no nos dedicaremos a sonreírle de memoria a una pared desgastada o a treparnos a las palabras como si nos libraran de una extinción eminente. Nuestro único pasatiempo será jugar con la transpiración para volver a ensuciarnos y en medio del renovado estrago sentirnos como nunca hemos debido dejar de hacerlo. *** quisiera Quisiera adelantarme algunos días para espiar los bordes de los hechos que aún no suceden y poder finalmente enroscarme tranquilo. Quisiera creer un poco más en mí y apretar con más fuerza mis barandas, mi cinturón de seguridad, si es esta la justa razón que no depende tanto del pronóstico del clima. Quisiera no hundirme en los sillones y jugar con el castillo de baba que ha edificado el sobrino o en todo caso ser menos cobarde y levantarme más temprano para el desayuno. Quisiera evitar las peleas que nunca tengo con mi mujer y decirle que hemos aprendido con el tiempo, a pesar de que cada vez que nos tocamos es el comienzo de todo. Quisiera saber de qué se trata el misterio de iniciar esta escritura continua donde se desea tanto. O por lo menos sospecharlo. *** dimensión desconocida Hay esa vacilación inexplicable Cuando el espíritu acerado Recupera las formas del innombrable Caos. Rodolfo Hinostroza Todo hace suponer que me encuentro atrapado. El lugar es lo de menos desde que los colores ya no vienen a reemplazar la transparencia impalpable. La velocidad ya no es para el encierro un sustento necesario porque al detenerme las cosas que desfilan circularmente también se han detenido, ser el último en la habitación y olvidar cómo se cierra una puerta me ha llevado a la única respuesta posible: soy un parroquiano del umbral. Bajo estas circunstancias la memoria se convierte mansamente en un cuerpo cóncavo donde las líneas convencionales cambian de rostro sin aviso ni remedio, de allí nace entonces el deseo de donar el comienzo de los poemas con la condición de no seguir escribiendo. Pero no todo se encuentra perdido ni encerrado, sólo hay que saber calcular cuándo las pastillas son parcialmente exitosas sobre los tumores que el corazón hereda y cuándo la nueva invención de mis contornos necesita de una oración compartida. Las manos cruzadas pueden asumir esta labranza pendiente y más aun las tuyas que construyen alegremente la mezcla, la calma de los días anteriores y la sencilla porción de nuestras pálidas carnes cuando las ponemos a secar con la última coordenada de los soles. Todo hace suponer que me encuentro atrapado. El lugar es lo de menos desde que las huellas familiares dejaron de circular. Perdona el desorden pero necesito saber si tus pecas seguirán pastando sobre mi espalda cuando comience verdaderamente el día. ** Álex Morillo Sotomayor alex_morillo@hotmail.com Escritor peruano (Lima, 1984). Estudiante de literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe). Formó parte del comité organizador de las Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (Jalla) en 2004. Ha publicado textos críticos y poéticos en diversas revistas, periódicos y blogs de su país. Forma parte de la muestra poética Generación 2000? Es miembro del grupo cultural Nudo de Voces y del comité editorial de la revista peruana de literatura Tinta Expresa. Es el representante de la colección de narrativa peruana Diamantes y Pedernales, de la editorial San Marcos. === Retrato con mujer desnuda Bertha Fréitez ========================= Desde hace un tiempo, en vista de que la musa no llega a mí, me he propuesto a buscarla. Visito museos, veo los álbumes de mis amigos, veo revistas, fotos de periódicos. Escojo una imagen, y en base a ella me invento una historia. He aquí lo que ocurrió el día que me conseguí en un museo el retrato de la mujer desnuda que a continuación describo: Era grande, muy grande el retrato (no esperen algún análisis del mismo, no tengo idea de cómo hacerlo. Me limito sólo a describir lo que veo, lo demás lo invento, lo imagino). En primer plano se apreciaba una mujer joven, de piel blanca, cabello negro y suelto. Caminaba desnuda por la calle, cubierta sólo por un abrigo de piel. Sus pies, en zapatos negros, un poco altos. En su mano derecha llevaba un portafolio. Su otra mano, aunque libre, apretaba su lado del abrigo, como aferrándose a él, como si el abrigo fuera quien llevara a esa joven mujer a su destino. No se dejaban ver los senos, pues los cubría ese punto en que el abrigo se cierra a la altura de su pecho. En cambio su vulva se veía completamente. Bueno, no completamente, pues era velluda, como deben ser las vulvas. Así era el retrato. No tenía nada más. Sólo esa joven mujer que caminaba desnuda, cubierta por un abrigo de piel. Me senté frente al cuadro. Lo miré todo, sin detallar mucho en un primer momento. Luego empecé a mirarla a ella, con detalle. Miré sus ojos, miré sus piernas. Eran delicadas, delgadas, elegantes, bellas como para mostrarlas en un baile de tango. Observé bien el abrigo, su portafolio negro, su reloj de cadena, su cabello suelto, libre, como si recién se levantara de su cama, desordenado, pero hermoso. Traté de descubrir si estaba feliz, si estaba triste, si venía a un paso rápido cuando le hicieron el retrato o más bien si venía a un paso lento. Detallé sus zapatos, su abrigo. Me preguntaba qué hacía una hermosa mujer como ella caminando desnuda en la calle. Necesitaba hacerme su historia. Tomé mi lápiz, mi libreta de anotaciones y quise empezar a escribir. De pronto voces internas y contradictorias comenzaron a apoderarse de mi lápiz, de mi mano, de mi historia. —¡La robaron, seguramente la robaron! —solté una carcajada y le contesté a la voz: es posible. Pero sería absurdo, quién la robaría y le dejaría el reloj y sobre todo el abrigo. —Bueno, seguramente la ropa era de Versace, además fíjate que no tiene cartera. ¿Dónde está la cartera? —sí, bueno, puede ser, le dije. Pero igual, no quisiera hablar de la inseguridad, de los robos. No quiero escribir para recordarle a la gente lo que vive a diario. Lo que ve a diario. Al contrario. —Es una prostituta desesperada —me dijo una segunda. ¿Una prostituta? —Claro, ¿qué hace una mujer desnuda en la calle a esta hora? —me dice. Pero, ¿por qué salir desnuda? Le pregunto. Tengo entendido que mientras más insinuadora sea la vestimenta resulta más atractivo el cuerpo de la mujer para los hombres, no precisamente un desnudo total es lo más atractivo. A los hombres les gusta descubrir el cuerpo de las mujeres, y antes de hacerlo imaginar cómo serán tras los trapos que las cubren. —¡Bah! ¡Tonterías! —me contesta—. Hablas como si fueras de otra época, ahora las cosas son distintas: ¡tetas, tetas, tetas!, ¡culos, culos, culos! Mientras más grandes mejor. Mientras más se vean mejor. Mientras más rápido vayamos al grano mejor. Interrumpe una tercera voz. —De otra época pareces tú, si ella fuera de esta época mínimo se afeitaría la que te conté. ¿Desde cuándo no te acuestas con una mujer? ¿Desde cuándo no te afeitas? La moda es afeitarse. No dejarse ver ese bojote e’ pelos que lo que dan es asco. Tanto en mujeres como en hombres la ley ahora es depilarse. Penes y vulvas descubiertas, lisas, cual penecitos y vulvitas de bebés. Cero vellos en el cuerpo. Brazos, piernas y pechos de lampiños es la moda del momento. Mi hermano por ejemplo se depila hasta las nalgas, si no, las chicas no se acuestan con él. ¿Y los pelos en el jabón? Ya son parte del pasado. Así que ésta no puede ser trabajadora sexual, como ahora se llaman. Y si lo es, le debe ir muy mal pues no complace las preferencias de los clientes. A esta voz le respondí: tienes razón en que existe una moda, pero cada quien es como es, además eso de pelarse completamente no me gusta, ¿no te parece antinatural? A mí no me parece mal el hecho de que no se afeite completamente, lo que me parece ilógico es que sea una trabajadora sexual y ande en la calle con un portafolio, ¿para qué le serviría? —¡Una portátil! —contesta otra voz diferente—, ahora vienen en unos modelos chiquiticos, que hasta te caben en el bolsillo. Estas señoritas son organizadas, de seguro lleva digitalizada su cartera de clientes. Bueno, en todo caso no es de eso de lo que quiero hablar tampoco. Además no me parece que ella sea una prostituta. —Trabajadora sexual —me corrigió una de las voces un poco molesta. ¡Como sea!, ella no me parece una. Hay algo en ese tipo de mujer que ésta no tiene. Miren su mirada. Miren sus labios, relajados, entreabiertos. Más bien parece una mujer con una vida grata. Además su piel no se ve maltratada. —¡Basta! No sigan hablando así de mí —se escuchó de pronto una voz femenina—. La verdad es que esa noche lloré, lloré, lloré —mis voces y yo nos quedamos atónitos—. Llegué tarde, como siempre que vengo de mi trabajo. Pasaba el día entero allí. En esa oficina, frente a esa computadora. Tratando de hacer algo que valiera la pena. Nada allí vale la pena. Ni siquiera mi sueldo valía la pena. Detrás de mí siempre los comentarios de todos: “Me dijeron que la nueva jefa es una ogra”, “Mejor era el anterior”, “¿Viste cómo se puso de flaca Mariela?”, “Mataron a un malandro de un tiro en la cabeza, ¡míralo!”, “Amiga, ¿revisaste si depositaron?” (cuando es 25), “¿Viste cómo Ana le está jalando a la nueva jefa?”, “No pasen por aquí que estoy limpiando” (cuando son las ocho de la mañana, hora de llegada de todos), “José se escapó el viernes”, “¿viste qué abuso?, apenas pagan siete días de tu sueldo como bono de vacaciones”. La lista es inmensa, se cansarían de escucharme. Me agobian, me atormentan todos. Y mis jefes. “Creo que deberías darnos una propuesta para mejorar el trabajo”, “cambia esto y aquello de la propuesta”, “busca otros precios”, “¡mejora la propuesta!, ¡mejora la propuesta!, ¡mejora la propuesta!”. La propuesta lista, impecable, perfecta: “Ya no hay dinero para algo como lo que propones”. Segundos, minutos, días. Se repiten, se repiten, se repiten. Llegué a casa, me recibió la soledad, el silencio, sólo me acompañaba el sonido de los autos que se cuela por mi ventana. Y el de mi televisor una vez lo enciendo. Nadie con quien hablar, nadie con quien discutir, nadie a quien contarle mi frustración, mi alegría, si la hubiera. Empecé mi rutina. Preparar mi cena, botar basura, lavar mi ropa, etc. Sentí de pronto unas incontrolables ganas de escuchar música. Como si mi alma me lo pidiera. Como si no pudiera aplazar esa necesidad. Me pareció además buena idea, así podía distraerme mientras terminaba. Era música de la radio, instrumental. Suave, muy suave. Hacía contraste con la fuerza que usaba para lavar mis ropas y con el ritmo con el que lo hacía. Poco a poco mi ritmo al mover mis manos fue bajando. —¡Hey! ¿Será que la matamos? —¡Cállate!, le grité a la voz imprudente, ella continuó como si no hubiera sido interrumpida. —Sentí un gran agotamiento, dejé de lavar y me dediqué a terminar de hacer mi cena. No pude comerla. Terribles ganas de llorar se apoderaron de mí, mi cuerpo me llevó a mi cama, me abrazó a mi almohada. Lloré, lloré, lloré, lloré, lloré, no podía parar. Todo me empezó a molestar, la ropa que llevaba, la peineta que me sostenía mi cabello, mis anillos. Me despojé de todo, seguía llorando. Creo que estuve así durante muchas horas. Mis sábanas terminaron mojadas, empapadas de lágrimas y sonadas de nariz. Mis ojos dolían, costaba abrirlos, pesaban, mi nariz no me permitía respirar, se secó mi garganta de usarla como nariz. Me dormí. Cuando desperté mi nariz seguía sellada. Mi visión estaba nublada. Mi cuerpo pesado, enrollado como si tuviera mucho frío. En pocos minutos sonaría mi despertador, siempre suena a la misma hora, siempre me despierto antes que él. —¿Duermes con alguien? —Ya dijo que está sola. Calla por favor. —Y el mismo impulso que me llevó a mi cama me levantó. Me hizo incorporarme, salir, andar. Tomé mi abrigo, mis zapatos, mi reloj, mi portafolio, salí. Al llegar a la calle comencé a sentir las miradas pesadas de la gente sobre mí, comentarios detrás de mí. No entendía lo que decían, sólo escuchaba voces que rumoraban, susurraban, las sentía lejanas. —Yo sí las oía —dijo el fotógrafo—. “¡Está loca!”, “¡Qué asco!”, “¡Qué vulgar!”, “¡Debe haber robado a alguien!”, “¡Policía!, ¡Policía!”. En mi mente había un agradable silencio. Me dominaba una extraña tranquilidad, por primera vez no me importaba si era de mí que hablaban. Sólo quería andar en libertad. Seguí caminando y allí estaba él. Me vio pasar y no podía perder la oportunidad. Tenía su cámara en mano y la usó en mí. El flash me sorprendió. Fue como si aún estuviera dormida y ese pequeño relámpago silencioso me despertara realmente al día, o a la noche. Seguí caminando, ahora despierta, de pronto sentí mucho frío. Las voces de todos, que antes escuchaba lejanas, comencé a escucharlas muy cerca de mí, me aturdían. Las cornetas de los autos las sentí todas dirigidas a mí. El silencio terminó. Un grupo de señores uniformados se acercó a mí. También él se acercó, pero detrás de los primeros. —Deténgase, señorita —me dijo una voz con mando. Me detuve. —¿Me puede explicar por qué está caminando por las calles de esa manera? No entendía a lo que se refería. No entendía nada. Me sentía recién sacada de un sueño. Le dije: No le entiendo señor, ¿a qué se refiere? —Está desnuda, señorita. ¿O es que eso le parece normal? ¿No se da cuenta de que está alterando el orden público? —¿Desnuda? —pregunté. Y en seguida me miré. Me asusté muchísimo, deseaba estar dormida y despertar en cualquier momento. Deseaba hablar y mi voz no lograba salir. Deseaba cubrirme pero mi cuerpo estaba detenido, inmóvil. —Es mi modelo —dijo el fotógrafo. La hice desfilar desnuda para tomarle la foto que enviaré al concurso nacional. Tengo derechos de tomar fotografías en esta zona. —Mientras sacaba una serie de permisos y papeles —no se preocupe, dijo el fotógrafo—. Uno de los otros uniformados miró los papeles, asintió con la cabeza mirando al que se dirigió a mí. Devolvieron los papeles. Se fueron. Yo en cambio miré al fotógrafo, cubrí el resto de mi cuerpo con el abrigo y le sonreí. La voz se quedó callada. Mis otras voces y yo preguntamos al unísono: —¿Y qué pasó luego? —Ya tienes la historia de cómo llegué hasta aquí... ** Bertha Fréitez berthafreitezpulido@gmail.com Escritora venezolana (Barquisimeto, Lara, 1977). Es ingeniera en informática. Textos suyos han sido publicados en periódicos de su ciudad. === Poemas Ana María Manceda ========================================= *** Buceando en el infinito El excéntrico millonario lo raptó. El poeta encerrado jugaba a descubrir el sol en la ostentosa pintura de las paredes de la cárcel, sus lágrimas brillaban con el reflejo. El cuaderno y una lapicera eran sus únicas posesiones, ni un libro, tremenda tortura. En las páginas debía escribir todo lo que sabía del infinito. Escribió sobre pájaros, sobre vientos. ¿Hasta dónde llegaban sus sonidos? ¿El amor rozaba sus fronteras? ¿Existirían los arco iris en ese sinfín? Se expandió con su conciencia y con el universo. Escaló montañas virtuales para observar desde la mágica altura la pequeñez real de la existencia. Se sumergió en las entrañas de la tierra para viajar junto al magma que se desplazaba sobre la superficie, buscando en cada partícula algún indicio del misterio. Sólo descubrió las rocas que engendraban el planeta. El sueño era bendecido cuando su mente agotada dejaba de pensar. El tiempo dado para explicar lo abstracto llegaba a su fin. Creyó estar cerca de terminar su obra cuando se compenetró en la violencia, en el sufrimiento de las madres ante la pérdida de sus hijos, ante la injusticia social que veía en el mundo, sufrió tanto que no pudo [escribirlos. El día del último encuentro llegó. El secuestrador entró en su celda, era [repugnante, su abdomen promiscuo se adelantaba soberbio a su cuerpo. Sus ojos eran dos huecos vacíos si no fuera que dispersaban algunos [destellos inciertos. El poeta sabía de su muerte, se acercaba, estaba sentenciado. Ante la pregunta si había llegado a la explicación del infinito respondió. Sí, pero no tengo una sola respuesta, una está en la búsqueda que he vivido [en estos días de encierro, la otra en su ignorancia, en su triste e [infinita ignorancia. *** El aleteo de la mariposa Creí que estaba en reposo la nostalgia, pero en algún lugar del universo aleteó una mariposa. Como un río viajando por su cauce, la mente esculpida a cada instante timonea emociones en la rutina. El caos acecha transparente, lo simple se vuelve complejo lo equilibrado comienza el desorden, lo invisible se presenta inexorable. Porque la nostalgia es perversa, parásita, seductora. Omnipresente, se mezcla con el flujo de la sangre, con el aire que inspiramos. El bello paisaje se cubre de neblina, la música escuchada proviene desde las sombras y pinta las caras extrañas que deambulan por las calles. entonces... El poema es incipiente y el temido llanto asoma. Creí que estaba en reposo la nostalgia, pero en algún lugar del universo aleteó una mariposa. *** Gaia (Diosa tierra) Tú que vas navegando en el espacio Gaia, dime, ¿Podremos curar tus heridas nosotros, que las infligimos? Sé de tu fiebre, tu ahogo producido por la ingobernable codicia humana; El gas carbónico, la lluvia ácida, la tala indiscriminada de nuestros bosques, la llaga gigante de la capa de ozono, la fatuidad nuclear, la destrucción del delicado equilibrio que sostiene el tejido de la biodiversidad. Sobre todo Gaia la insustentable política ambiental. Nacen muchos niños Gaia que serán pobres, eso es hambre, eso es enfermedad ya no harán falta las guerras Gaia la extinción será natural. Tú sigues navegando en el espacio azul y magnífica herida de muerte. Tu venganza no es dulce nos arrastras con tus vientos tus huracanes, tus ríos enfurecidos. Tus otrora cristalinas aguas invaden los pueblos con nuestras propias pestilencias. El infierno íntimo quema los frondosos bosques. ¡IGNORANCIA! Arden la belleza y el oxígeno arden las esperanzas mueren especies inocentes. No vale nada la vanidad de nuestra intelectualidad. Y tú sigues Gaia tu majestuoso viaje por el universo en expansión sigues entre el polvo cósmico junto a la Vía Láctea tras el Sol, por la oscuridad de la nada hacia un destino iluminado herida de muerte. *** Para cacho de tango Cacho... escuchando a Dolina hablar de tangos recordé tus letras y tus cuentos. No dejes de tramar tus fantasías, la nostalgia tanguera tiene un ritmo que nos hace bailar la humedad porteña mientras cae la nieve en primavera. ¡Dale! No te quedes! creá tus personajes en dos por cuatro, hablá de musetas y de mimís, de esquinas rosadas y calles empedradas, Así soñamos todos... Que es cierto que Dios habita en Buenos Aires que Gardel canta mejor y que Borges desde un laberinto de nubes, soñando espejos, describe a feroces malevos que miran despiadados a Piazzola y se tocan el sombrero ante Discépolo. Un farol, un hombre, una mina, el burdel, el humo, el pernot, madreselvas en el patio y un bulín mistongo refugiando a los amantes. ¡Dale Cacho! No te quedes... ¡El Sur está tan lejos! recordanos el agridulce sabor de la nostalgia y ese olor a tango... ese olor a tango que nos llega desde el puerto. *** Soy transparente Soy transparente no porque sea bella etérea, luminiscente, soy transparente porque soy mama de un hijo adolescente. Él vaga por la casa repartiendo de forma dadivosa calzones, medias, zapatillas. soberbia juventud sonámbula no me ve, no me oye pasa a mi lado de figura de fantasma dejándome la estela del perfume a esperanza. y se prende, mi amor en ese aroma. Yo sé que estoy sembrando semillas que germinaran cuando él sea padre, mientras tanto desde mi transparencia armo todo los días este hogar de plantas perros y gatos. Soy transparente tengo un hijo adolescente pero sé que en la historia de mi vida esto es sólo un rato. ** Ana María Manceda amtaboada@smandes.com.ar Escritora argentina (Tucumán, 1943). Estudió ecología en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (http://www.unlp.edu.ar). Ejerció hasta su retiro la docencia a nivel secundario en geografía y biología en Neuquén, Patagonia Argentina, donde reside desde 1975. Es socia fundadora de la Fundación San Martín de los Andes. Coautora de El libro de los cien años (Fundación San Martín de los Andes, 1999) y de las obras teatrales Corramos, el escrache está a la vuelta (2004), Adelina prende un sahumerio y Los llamadores del viento (2005). Fue seleccionada para antologías de poesía y narrativa por la Editorial Minerva (Córdoba). Textos suyos han sido recogidos en diversas antologías como Analogías (Subsecretaría de Cultura de San Martín de los Andes, 2005), El río demorado (Editorial Dunken, 2006), Poetas y narradores contemporáneos (Editorial de los Cuatro Vientos, 2007) y Mensajeros literarios (Centro de Escritoras Nacionales; Córdoba, 2007). Recibió el 2º premio en Narrativa del Concurso Internacional de Editorial Novelarte (Córdoba, 2006). Ha publicado en revistas digitales como Isla Negra (http://isla_negra.zoomblog.com), Artesanías Literarias (http://www.artesanias.argentina.co.il), Con Voz Propia (http://convozpropiaenlared.blogspot.com), El Cuento Nuestro (http://www.elcuentonuestro.com) y Azul Arte (Uruguay; http://revistaliterariaazularte.blogspot.com), entre otras. === Péndulo Adán Echeverría ========================================== El grito de Leticia permanece en la garganta creciendo en espirales sobre el cadáver que cuelga del travesaño. Se ha animado a retirar el cabello del rostro, y al hacerlo, le sobresalta el movimiento estertóreo que aún recorre las piernas, y ese ronquido apenas audible del ahorcado. El cuerpo pesa. Por más que hace para descolgarlo no lo consigue. A qué correr a la calle y asustar a los vecinos. Él ahí colgado, estático en el tiempo, y ella sentada en el rincón mirando el vaivén del cuerpo que pende de la soga. Y es que era insoportable la búsqueda de abandono a que su esposo se dedicaba. Leticia intentando escapar de la cotidianeidad recalcitrante y ajena. Los sueños pretéritos de esa historia que juntos decidieron ir construyendo, sepultando el dolor en ambos pechos, las traiciones, quizá nunca consumadas en lo físico pero si dentro, en el sentimiento, en la memoria, en la mente. Pusieron barreras infranqueables. Las palabras hiriendo los cuerpos hasta adentrarse como saetas envenenadas que ya no tendrían oportunidad de sanar la lepra que habían inoculado. Todo fue transportado a la rutina de las últimas semanas: un rostro de ira que giraba por la noche dentro de la casa, de una habitación a otra, persiguiéndola. Leticia tratando de sonreír y abandonar la angustia en su hogar, que se paseaba por los rincones y las sábanas. No había sitio para esconderse, no quedaba espacio para la ternura y los recuerdos del noviazgo, todo se había consumido en el fuego de las pequeñas venganzas. El mirar de ella hacia otros varones que reconocían en su maternidad a una mujer completa, y luego, al llegar la tarde, mientras sirve la cena, caer en el rostro siempre tenso de su esposo, esperando arreglar las cosas, recuperar lo que se ha perdido. Leticia comenzó a ver a Édgar en casa de una tía, cerca del cementerio. Se las ingenió para estar con él los jueves, durante un año, por las prohibiciones de su padre que a tantos novios le había espantado. La noche comenzó a mostrar sus frutos en los brazos de este hombre, y el placer creció tanto que decidieron transitar la eternidad con la presencia de un hijo para alimentar la vida. Tuvieron que casarse. Construyeron un hogar más que cómodo, ante el escándalo de la pobreza del pueblo y sus ejidatarios. ¿Qué importaba más, si no la felicidad completa? Pero cuando el niño cumplió los siete años sucedió que Édgar no pudo asimilar la violenta muerte de su padre en una noche de pelea de gallos, y la tragedia se amarró a su cuello como un grillete de odio, y no quiso soltarle más, en cambio, apretaba, apretaba y el nudo era cada vez más fuerte. Édgar se hundió en una depresión que lo ponía meditabundo. Nadie del pueblo podía hablarle sin recibir improperios de su parte. Su odio le causó las llagas que ostenta en los puños. Podía vérsele gatear por el jardín de la casa devorando hormigas venenosas o subir al techo a dispararle a las iguanas que tomaban el sol sobre el muro. Los ojos en blanco se hacían una visión normal para su rostro, no poder controlar el vértigo de la mirada. Y el hablar solo, tan recurrente. Solía llevar a su hijo al interior del cementerio, entre los dos se encargaban de mantener impecable la tumba del abuelo, la pintaban de colores, siempre adornada con rosas y flores de la región, recogían los recuerdos por medio de fotos, que luego, juntos iban pegando en la pared del cuarto del niño, como armando un rompecabezas a la muerte, una ofrenda a la memoria, con esa entrega vital que Édgar le iba enseñando. Leticia cuenta que Édgar se pasaba las horas mirándola dormir. En ocasiones cuando ella despertaba para ir al baño, Édgar estaba desnudo en la ventana con la escopeta cargada, al acecho. Muchas veces ella lo cubrió con una colcha para esconderlo del frío amanecer, mientras aquél permanecía acurrucado en un sillón de la terraza con el arma caída a un costado. Édgar dejó de hablarle a Leticia. La ausencia del abuelo había convertido la casa en un altar, y el insomnio fue tragándose la cordura de este hombre, antes acostumbrado a luchar, ahora sólo luchaba contra ella, contra sus salidas a trabajar, sus llegadas tarde. Se supo que Édgar decidió no separarse más de su hijo, rehuyendo la compañía de la esposa. Hasta se mudó al cuarto del niño, y ella los escuchaba durante las madrugadas hablando de temas intrascendentes: el color de los pájaros, la heladez del agua de los cenotes, de los eclipses que dejan caer la mitad de su luz sobre las hojas de los árboles, del sabor de la sangre de los venados, del olor de la pólvora húmeda durante la cacería, los recuerdos de una infancia que Édgar quería recrear en su hijo. Leticia comenzó a sentirse sola en medio de su familia, ajena a esta historia que circulaba de los solares a la plaza, de la milpa al atrio de la iglesia. Todos pendientes de Édgar. Todos culpando a Leticia por la cordura de un hombre. Mujer hermosa, de carnes amplias, acabó por inundar de celos la cabeza de Édgar, tan trabajador y dedicado, ahora lo miran desaliñado, con los ojos invadidos de tristezas, sumido en la pesadumbre, y ella siempre afuera: sólo Édgar se encarga de Adriancito. Leticia estaba sola con el recuerdo de aquella piel de su marido que ya no se acostaba en su lecho, que se la pasaba por las mañanas acompañando al niño, y por las noches como un guardián que defendía la fortaleza de su honor. Vigilándola, asustándola, y poniendo a Adriancito en su contra. El niño crecía robando la pasión de sus años. Aquel anhelo de una vida juntos se quedó escrita en el templo, la noche en que se consagró a Édgar, y ahora esas mismas fibras que tejieron su destino la asfixiaban, tenía que soltarse. ¿Cómo un ritual arcaico puede cambiar los ánimos? ¿Es acaso la muerte social una complicidad del matrimonio? El cuerpo de su esposo aún se balanceaba. Trepando sobre un banco, Leticia logró cortar la soga y el bulto cayó. Aquella mirada, la boca manando sangre, la tráquea rota, y esa marca alrededor del cuello, amoratándole la piel. Algo decía entre labios: que ella era la culpable de dejar al niño sin padre. Qué importaba, si había muerto. A fin de cuentas, sólo ella lo había visto. Si él hubiera querido ver la falta que le hacía en las noches, para abrazarla y sentirse protegida. ¿Por qué la culpaba si él había decidido largarse sin consultarlo con ella? Conforme los días se agrietaban, el color de la mirada de su esposo fue adquiriendo tonalidades amarillas y rojas, negras de odio, palpitando en su cerebro, sobre los músculos de la cara, pero para el niño la sonrisa de siempre, intacta. La casa se tapió de infierno con la desesperación de saberse vigilada, insomne a pesar de las pastillas, ignorada. Édgar jugaba y se divertía con el niño, y cuando Leticia quería acercarse, el juego o la broma terminaban. Leticia no pudo acostumbrarse a despertar con el sobresalto de ver a su marido en cuclillas sobre la cama, observándola: Soy capaz de cualquier cosa, le decía al oído mientras le tiraba del cabello. Luego se levantaba y salía a la terraza, escopeta en mano, caminaba por el jardín, se arrodillaba sobre los hormigueros con la mirada perdida entre los helechos, dejaba que los hormigones hicieran una fila sobre su torso desnudo; subía a los techos, y se quedaba fijo, ahí, como una gárgola, dejando a Leticia con la garganta comprimida por el miedo. Tal vez deba acabar con esta situación, le dijo en muchas ocasiones para rematar alguna riña, y se llevaba al niño, mientras ella se encerraba en el cuarto y el llanto la aventaba sobre las paredes de su prisión. En la fiesta de cumpleaños de la madre de Leticia, se les vio bailar juntos sin despegar los cuerpos, y todos recordaron aquellos días de enamoramiento. Leticia nunca estuvo dispuesta a rendirse, había decidido no dejar pasar los ardores de su piel, quería consagrarse de nuevo a su esposo: reconquistarlo. Si pudiera saber cómo lograrlo, si pudiera saber contra quién tenía que luchar. El recuerdo de su suegro, la marejada de celos, la rivalidad del niño. Durante la fiesta, Édgar tenía la mirada penetrante de siempre para ella, mirada de ojos fijos; que se iba transformando mientras se deslizaba hasta el rostro de su crío. Dijo que iba a la casa a darse un regaderazo. Abrazó a Adriancito hasta que el niño estalló en risa, y media hora más tarde Leticia lo encontró colgado de un madero. Sus pies no tocaban el piso, y en la mirada el rencor se veía puro, disecado; colgaba del travesaño de la cocina, meciéndose ante los sueños inconclusos de su esposa; los ojos fijos en el vaivén, como un péndulo que con cada movimiento arranca la amargura del rostro de Leticia y destella en los instantes próximos de la muerte. Ella siente enormes impulsos de correr atravesando el pueblo hasta perderse en las milpas. Ajena a todo y a todos. Sabe que tardará en acostumbrarse a los silencios que inundarán la casa. Ahora teme por Adriancito. En los últimos días la mirada del niño se ha vuelto amarilla-roja, negra de odio. Quizá también le rehuya y guarde esa manía de ir al cementerio a visitar la tumba de su padre y platicar con él, como Édgar lo hacía con el abuelo. Acostumbrado a su trato con la muerte, la vida podría significar solo una lamentación, una sala de espera. Tiene que evitarlo, por eso nadie debe encontrar el cadáver. Arrastra el cuerpo hasta el baño; lo desnuda pensando en qué lugar su esposo ha guardado los serruchos. ** Adán Echeverría adanizante@yahoo.com.mx Escritor mexicano (Mérida, Yucatán, 1975). Escribe poesía y cuento. Biólogo con Maestría en Producción Animal Tropical por la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady, http://www.uady.mx). Integrante del Centro Yucateco de Escritores, A.C., de cuya revista Navegaciones Zur es editor. Ha publicado los poemarios El ropero del suicida (Editorial Dante, 2002), Delirios de hombre ave (Ediciones de la UADY, 2004) y Xenankó (Ediciones Zur-PACMYC, 2005). Participa en los libros colectivos Litoral del relámpago: imágenes y ficciones (Ediciones Zur, 2003), Venturas, nubes y estridencias (ICY-INJUVY, 2003) y Los mejores poemas mexicanos; edición 2005 (Fundación para las letras mexicanas y Joaquín Mortiz-Editorial Planeta, 2005). Textos suyos han aparecido en las revistas Abisal (Instituto Quintanarroense de Cultura), Luna zeta (Oaxaca), Acequias (Universidad Iberoamericana de Torreón, Coahuila), Tierra Adentro (Conaculta), Alforja de Poesía (Universidad Autónoma Metropolitana, UAM), El Universo del Búho (Instituto René Avilés Fabila), Molino de Letras (Texcoco, estado de México), Fandango (Oaxaca) y SIC y Los Otros Errores (Distrito Federal), así como en el suplemento Arena del periódico Excélsior (Distrito Federal) y en las revistas digitales Prometeo Digital (http://www.prometeodigital.org), Proyecto Sherezade (http://home.cc.umanitoba.ca/~fernand4), Ficticia (http://www.ficticia.com) y El Otro Mensual (EOM, http://www.eldigoras.com/eom/umbral.htm). Coordinó el taller de creación literaria del Injuvy (2003-2004) y el Taller Literario Grietas (2004-2005), participa en el taller del CYE y coordina la Catarsis Literaria El Drenaje. Ha obtenido diversos reconocimientos en su país, como el primer Certamen de Poesía Joven Jorge Lara (2002) y el Premio Nacional de Poesía Rosario Castellanos, donde obtuvo el segundo lugar. ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === Orisha Carlos Rubio Albet ======================================== Novela Xlibris Tinicum, Pennsylvania, 2007 ISBN: 1-4257-6000-7 166 páginas Acaba de aparecer en Estados Unidos la más reciente novela del escritor cubano Carlos Rubio Albet, Orisha, que enfocada en el tema de la santería es, en palabras de su autor, su obra de sustancia más cubana. Algo que se puede apreciar ya en la imagen que ilustra la portada, un cuadro de Yolanda Fundora (http://www.yolandafundora.com) que representa a Yemayá, la potencia que controla las aguas. Un orisha es una divinidad, hija y manifestación directa de Olodumare, dios supremo de la religión yoruba. Partiendo de este tema medular de la tradición afrocubana, Rubio Albet ha vuelto a sus raíces con este libro que, a juicio de la profesora y crítica literaria colombiana Leonor A. Ulloa, “dibuja una elipse que magistralmente enlaza el ámbito primigenio de la isla con el contemporáneo”. Orisha narra el desenlace del vaticinio de un babalao lucumí que anuncia con detalles el nacimiento y futuro de Ignacio Benítez, alias Agua Dulce, un mulato de ojos azules “descendiente de yorubas, desenredador de enigmas, despejador de conjuros malignos”, hijo del español Jorge Ferragut con una apasionada e indómita cubana. “Dos veces por semana, sin preámbulos escabrosos”, narra Rubio los encuentros furtivos de la pareja, “se entregaban a un placer sin inhibiciones y repleto de mordidas, arañazos y hasta que una que otra imprecación al no lograr alcanzar esa región tan cotizada, pero inasible, a la cual los conducía el conducto carnal”. Ignacio será el elegido sucesor del brujo lucumí y el encargado de ratificar la veracidad del pronóstico de los caracoles courís sobre su propio destino. “Desplazándose desde la Cuba originaria hasta la revolución fidelista de 1959 y el subsiguiente éxodo a tierras floridanas”, agrega Ulloa, “la novela describe y recoge sensualmente la riqueza del paisaje guajiro, el sabor de su tierra tostada y suculenta, el mundo alucinante y fogoso de la zafra, la decadente vida nocturna de la capital cubana y el Miami comercializado de la emigración”. Rubio Albet aprovecha los ámbitos mágicos por los que se interna en su historia para desarrollar una narrativa florida que Ulloa no duda en calificar de barroca. Por otro lado, el autor hace gala de un conocimiento minucioso de los ritos y leyendas asociados a la religión yoruba, y su buen hacer se pone de manifiesto en la relación de tales procedimientos, que discurre de manera natural, sin producir en el lector la impresión de estar ante un ensayo sobre el tema. Orisha se revela como parte de un plan literario de su autor, en el que se cruzan personajes y situaciones de otros de sus libros. No sin justicia la novela ha sido descrita por Ulloa como “un lúdico experimento artístico que mantiene el interés del lector de principio a fin al mismo tiempo que lo reta a explorar los diversos vínculos que la unen a la polifacética cultura cubana”. Oriundo de Pinar del Río, Rubio Albet es un autor bilingüe, con obras en inglés y español, que reside en Estados Unidos desde 1961. Ha publicado el libro de cuentos Caleidoscopio y las novelas Saga, Quadrivium, The Neophyte, Dead Time/Tiempo muerto (bilingüe), Orpheus’ Blues, Bullwhip y Secret Memories/Recuerdos secretos (bilingüe). En su sitio web (http://www.carlosrubioalbet.com) es posible adquirir Orisha y los otros libros que conforman su producción literaria. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Muchos artistas, a la vista de los resultados, viven su vida totalmente en vano: artistas a millares y ni una sola obra de arte. Recuerde, a su vez, que la mayoría de los hombres son incapaces de hacer algo razonablemente bien, y entre otros cosas, arte. El artista inútil no habría sido un panadero del todo incompetente. Y el artista, incluso si no divierte al público, se divierte a sí mismo; al menos ese hombre será más feliz gracias a sus horas de vigilia”. Robert Louis Stevenson, “Carta a un joven que se propone abrazar la carrera del arte” (1888). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. Si lo prefiere, puede recibirlas por correo electrónico escribiendo un mensaje a info@letralia.com, con la palabra "Condiciones" en el subject, o simplemente dando un doble click de ratón en el enlace siguiente: mailto:info@letralia.com?subject=Condiciones. ########################################################################### El alojamiento de nuestra página web en http://www.letralia.com es cortesía de Abracaadabra Network (http://www.abracaadabra.net) Letralia, Tierra de Letras, es una producción de JGJ Binaria (http://www.letralia.com/binaria) y circula para el mundo de habla hispana desde Cagua, Venezuela ########################################################################### Atentos: nuestra próxima edición circula el lunes 5 de noviembre de 2007