~~~~~~~~~~~~~~~ Año XII Cagua, Venezuela Nº 178 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 17 de diciembre de 2007 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “Tragedias sin solución”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Necronomicón 16. / Aponte en España. / Los orales. / La | Breves Cervantes de concurso. / Malba entre cuentos. / | Actuación y dramaturgia. / Dos cuentos de Pérez Aguirre. | | Equinoccio presentó su colección Papiros 2007. / El | Noticias chileno Javier Bello obtiene el Premio Pablo Neruda | 2007. / Piden juicio oral por el asesinato del hijo de | Juan Gelman. / Falleció el escritor venezolano José León | Tapia. / Piden designar por subasta editorial para obra | inédita de Mistral. / Lessing critica a Internet y a la | “sobresaturación” de Occidente. / Premios Juan Rulfo | emiten veredictos. / Laura García Lorca presidirá el | centro dedicado al poeta. / Krina Ber gana el Concurso | de Cuentos de Sacven. / La mexicana Carmen Boullosa | presentó su primer libro de cuentos. / Biblioteca | Vasconcelos no abrirá en enero. / Bienal del Ateneo de | Calabozo entregó sus premios. / Dolan Mor gana el premio | Miguel Labordeta. / Poetas rindieron homenaje a | Aleixandre en su antigua casa. / John Jairo Junieles | obtiene el Premio Nicolás Guillén. / Escritores | españoles participarán en seminario en Pekín. / | Complutense otorgará doctorado honoris causa a Orhan | Pamuk. / Biblioteca Nacional del Perú expone libros | devueltos por Chile. / Convocan a venezolanos a | participar en antología de ciencia ficción. / Juan | Cameron entrevista a ocho poetas en producción | televisiva chilena. / Escritoras hispanoamericanas se | reunirán en Caracas. / Hay Festival Cartagena celebrarán | en enero. / Expertos en información y conocimiento se | reunirán en Bolivia. | | “Juan Pablo Sojo, pionero de los estudios | Especial: afrovenezolanos”, José Marcial Ramos Guédez. / “Juan | Juan Pablo Pablo Sojo y el Modernismo latinoamericano”, William W. | Sojo Megenney. / “Juan Pablo Sojo en el centenario de su | natalicio”, Irma Mendoza. | | “Testimonios, espejismos y desconciertos” (extractos), | Artículos y Rafael Fauquié. / “La fascinación por la mirada: | reportajes Salvador Elizondo”, Daniel Orizaga Doguim. / “Las | locuras de la memoria”, Carmen Malarée. / “XV Encuentro | de Escritores de Colombia y Venezuela”, Ana Berta López. | / “Los buenos modales”, Ricardo A. Halperin. / “En | diciembre llegaban las brisas, de Marvel Moreno: visión | irónica como subversión y afirmación paradójica de la | realidad”, Álvaro Saladén Roa. / “Cruz María Salmerón | Acosta: el solitario de la cima de Manicuare”, María | Cristina Solaeche. / “Juan Gelman, Premio Cervantes | 2007: el dolor transfigurado”, Leopoldo Cervantes-Ortiz. | / “A manera de prólogo a Príncipe esquivo, de Ronald | Castillo Florián”, Leoncio Luque Ccota. | | María Luisa Angarita, tajante y circunstancial: “Si la | Entrevistas literatura no se lee, no sirve para nada”, Rafael | Ortega. / “Murciélagos... al natural”, Teresa Dovalpage. | / Graciela Pérez Aguilar: “El desafío actual es colocar | la literatura infantil en el sitio que merece, a fuerza | de buena escritura”, Marissa Arroyal Ordeix. | | “La mejor capilla poética de Europa”, Harold Alvarado | Sala de ensayo Tenorio. / “Ensayos sobre el relativismo de la crítica”, | Antonio José Rodríguez Soria. | | “Tatuaje de luna” (extractos), Tania María Cabrera | Letras Pérez. / “En el andén de Valby”, Daniel Dimeco. / “Del | membrillo a la guayaba”, Xesca Almécija. / “Olor de | libros”, Yvette Schryer. / “Todo indicio de ti” | (extractos), Cósimo Mandrillo. / “El juego”, Alejandro | López Urquiza. / “Desde ese otro lugar” (extractos), | Gabriela Bruch. / “Mi Ángela”, Érika Fernández. / Poemas | de César Quispe Ramírez. / “Epitafio”, Pablo Brito | Altamira. / Poemas de Carlos Stevens Parra Gámez. / | Textos de Mónica Melo. / “Servidumbre de paso”, Jesús | Sánchez Jurado. / “Hoy por la mañana”, Sandra Becerril. | / Poemas de Eva Ruiz. / “Triunfo Popular, o de los | Poetas”, Juan Carlos Moraga. | | Maurice Blanchot. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === Tragedias sin solución Jorge Gómez Jiménez ======================= La vida del poeta argentino Juan Gelman ha estado signada por una sucesión de eventos de signos radicalmente opuestos entre sí. La política, y con ella la tragedia —como sucede más frecuentemente de lo que la mayoría de la gente está dispuesta a reconocer—, han abordado sus días con una fuerza sólo comparable con la que el éxito y el reconocimiento general también lo han hecho. Quizás sea pertinente buscar las claves de la obra de Gelman en el temple que las adversidades le han obligado a forjarse. Han pasado más de treinta años desde que sus hijos Nora Eva y Marcelo Gelman, y la esposa de éste, la española María Claudia Iruretagoyena, fueran secuestrados por el tornado de la dictadura. Desde entonces Gelman ha dividido su vida entre la literatura y la investigación, lo que le ha permitido reconstruir casi en su totalidad el terrible destino por el que transitarían sus seres queridos. Diez años pasarían entre el descubrimiento de los restos de su hijo Marcelo, embutidos en un tambor lleno de cemento, y el reencuentro con su nieta, de quien el poeta tenía noticia desde 1978. Sólo disponía de datos muy vagos que no incluían, por ejemplo, el sexo o el paradero de la criatura, a la que en 1995 le escribía: “Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos”. Con temple y dedicación, Gelman tuvo su primera reunión con su nieta el 31 de marzo del año 2000. Había pasado por encima de una dictadura, de años de desconocimiento y de la negligencia, quizás interesada, del gobierno uruguayo durante la presidencia de Julio María Sanguinetti, que se negó a ayudarle en las investigaciones. Hoy, cuando Gelman es reconocido como uno de los mayores poetas de habla hispana y distinguido con el más importante reconocimiento de nuestra literatura, la tragedia cumple con puntualidad, como siempre, su ecuación. Si bien es cierto que está cada vez más cerca el momento en que sean juzgados los responsables por la pérdida de sus hijos, también lo es que ello no mitigará el dolor. Al menos ahora el poeta tiene el respaldo de su nieta, quien lo acompaña en las gestiones ante la ley. La justicia es el modo como los hombres intentan en vano restituir el orden correcto de las cosas. En vano, decimos, porque en casos como el de Gelman la justicia siempre llegará a destiempo. Él mismo lo ha dicho en una entrevista reciente: hay tragedias personales que por mucho que se haga no tienen solución. “Me parece importante la justicia”, ha dicho Gelman, “pero no es una reparación. ¿Quién le devuelve a uno un hijo?”. Maurice Blanchot recordaba que el tiempo es una instancia monstruosa que produce la muerte y la muerte del olvido. Paradójicamente es la conciencia del tiempo lo que nos hace aferrarnos a la vida, sacando el jugo de cada segundo que nos ha sido legado. En estos días festivos —de los que regresaremos, si el tiempo lo permite, el próximo 21 de enero—, tomemos las riendas del tiempo con la suficiente lucidez para que nos sea amable y provechoso. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Necronomicón 16. El nuevo número de Necronomicón, publicación venezolana especializada en literatura de terror, ciencia ficción y fantasía, ha sido publicado a finales de noviembre. En Necronomicón 16, el peruano Francisco Morante recrea con su relato “Mi abuelo y yo” un diálogo generacional sobre la vida y la muerte, el venezolano R. R. Mota sugiere en “El loto negro” el más oscuro secreto que consumirá a la humanidad y el español Francisco Javier Pérez rinde un tributo a Edgar Allan Poe con su cuento “La gran obra”. La ilustración de esta edición, correspondiente al segundo relato, es de Juan Raffo (http://juanraffo.blogspot.com). La revista se edita en línea desde 2004 y tiene su origen en la publicación en papel que publicó Ubik, club de ciencia ficción de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve) a principios de la década de los noventa. http://necronomicon.avcff.org Aponte en España. Recientemente fue publicada en España, por el sello Veintisiete Letras y con distribución en Puerto Rico, la cuarta novela de la escritora Marta Aponte Alsina (Cayey, 1945), Sexto sueño, en la que la doctora Violeta Cruz, anatomista de profesión y compositora de boleros, reconstruye, mientras disecciona su cadáver, la vida del embalsamador de pájaros Nathan Leopold, autor del “crimen del siglo” según las crónicas de entonces, quien pasó treinta años en prisión y fue exiliado a Puerto Rico. Aponte Alsina reafirma en esta novela su fascinación por los puntos de vista poco comunes, por las criaturas marginales y extraordinarias, por las “otras” miradas, y lo hace a través de una escritura brillante, con plena madurez estilística y una fuerza expresiva que ya anunció en sus anteriores obras. Sexto sueño es el segundo título de la colección de narrativa “Las eras imaginarias”. http://www.veintisieteletras.com/titulo.php?id=17 Los orales. La Casa Nacional de las Letras Andrés Bello realizó este jueves 13 la entrega de los premios de Literatura y Oralidad Aquiles Nazoa y Antonio José Torrealba correspondientes al año 2005. Antonio Trujillo, Sael Ibáñez y Lionel Muñoz Paz, jueces del premio Aquiles Nazoa, otorgaron el reconocimiento a la escritora Irma Godoy por su trabajo Los barrios cuentan su historia, que compila testimonios de tres localidades de la parroquia El Valle. El jurado del Premio Antonio José Torrealba, integrado por Édgar Colmenares, Luis Alberto Crespo —presidente de la Casa Andrés Bello— y Antonio Trujillo, otorgó el galardón al trabajo titulado Adagios de mi vida, presentado por la escritora Fanny Ramírez; igualmente se concedió una distinción honorífica con mención publicación al libro Cubanito del Llano, de Fidelina Manzo Chirivella, y mención honorífica a La honda superficie de los espejos: las identidades y los sentidos de la historia, de Arnaldo Jiménez. http://casanacionaldelasletras.blogspot.com La Cervantes de concurso. Con motivo de la celebración del programa Alicante hoy por hoy (Radio Alicante, Cadena SER) dedicado a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, se ha organizado el concurso “Entretelibros hoy por hoy”, con la colaboración de varias editoriales españolas. Se sortearán cinco lotes de libros entre quienes respondan correctamente a la pregunta “¿Qué poeta, Premio Cervantes y protagonista del documental Un brindis por la alegría, de la Biblioteca Virtual, celebrará su 90º aniversario el próximo día 20?”. Las respuestas podrán ser remitidas hasta mañana martes 18 de diciembre a la dirección de correo electrónico comunicacion@cervantesvirtual.com, indicando en el asunto del mensaje “Concurso Entretelibros hoy por hoy” e incluyendo una dirección postal en el cuerpo del mensaje. http://www.cervantesvirtual.com Malba entre cuentos. El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) arrancará 2008 dictando dos cursos para los interesados en el cuento. El primero será “Cuentos de ciudad, sexo y dinero” y estará a cargo de Martín Kohan (Buenos Aires, 1967), ganador del premio Anagrama de novela 2007. El curso se centrará en algunos cuentos de Borges, Julio Cortázar, Rodolfo Fogwill, Abelardo Castillo, Roberto Bolaño, entre otros, para indagar qué mundos se crean cuando la literatura aborda la ciudad, sus pasiones, sus vicios y sus escenarios malditos. Se dictará los lunes 7, 14 y 21 de enero de 6:30 de la tarde a 8:30 de la noche y con un costo de $90. El segundo es un taller de cuentos a cargo de Guillermo Martínez (Bahía Blanca, 1962) y está dirigido a escritores interesados en ampliar sus herramientas y técnicas de escritura de ficción. Los interesados deberán enviar antes del 8 de febrero a literatura@malba.org.ar únicamente los siguientes datos personales, con un máximo de 700 caracteres con espacios: nombre completo, fecha de nacimiento, profesión o formación, conocimientos literarios, teléfono e e-mail. Se realizará una selección de hasta 30 participantes y los seleccionados deberán enviar un relato de ficción, de máximo 12.000 caracteres con espacios incluidos. Se dictará los viernes 7, 14 y 28 de marzo de 6 de la tarde a 8 de la noche y la matrícula tiene un costo de $120. Abonando los dos cursos se obtiene un 15% de descuento. http://www.malba.org.ar/web/literatura.php?subseccion=cursos Actuación y dramaturgia. En el marco del 20º Festival La Alternativa, que se celebrará del 24 de enero al 23 de febrero de 2008 en Madrid, el actor, psicodramatista, autor y psicoterapeuta argentino Eduardo Pavlovsky (1933) impartirá un seminario teórico práctico de actuación y dramaturgia que tendrá lugar del 24 al 30 de enero en las aulas del Teatro Triángulo (calle Zurita, 20). Los participantes serán conducidos por temas como la diferencia entre el teatro de estado y el teatro representativo; la concepción del espacio preextensito; la concepción del entre y la estética; la importancia del cuerpo del actor como transmisor de las intensidades del personaje; la ruptura de la concepción del sujeto personaje en teatro; la multiplicación dramática como instrumento de búsqueda de la creatividad del actor, y la imaginación radical como potencia de invención, entre otros. Para reservar el cupo es preciso telefonear al 650 921 343. http://pavlovsky.sincensura.org.ar Dos cuentos de Pérez Aguirre. La escritora mexicana Ruth Pérez Aguirre (Mérida, Yucatán, 1954) acaba de publicar su quinto libro para niños, La muñeca de papel y El juego de las letras, de la colección Curumí del sello brasileño-uruguayo aBrace (http://www.abracecultura.com), cuya presentación se celebrará en la Feria del Libro de La Habana en febrero de 2008. Ilustrado por niñas, el libro incluye dos relatos. El primero narra las aventuras de una muñeca cuya pequeña propietaria puede cambiarle el vestuario a placer; el segundo describe un divertido juego en el que los niños de un salón de clases aprenden las letras del alfabeto. La autora ha publicado además la novela Incompatibilidad-compatibilidad (Buenos Aires, Argentina), la noveleta Cuadros de vida, los libros de cuentos Cuentos de la pluma y Personajes de mis sueños —uno de cuyos relatos fue publicado en nuestra edición 151 (http://www.letralia.com/151/letras14.htm)— y el poemario Arpegio poético, entre otros. Ha recibido dos menciones honoríficas, una en México y otra en Argentina, por las que ha sido incluida en sendas antologías. Escribe en italiano y español para diferentes blogs, es traductora y colabora semanalmente en la página cultural de un periódico local escribiendo reseñas de libros, clásicos y modernos. Además, pronto saldrá una antología de cuento infantil en Nápoles, Italia, y otra en México, en las que se incluyen textos suyos. http://www.letralia.com/firmas/perezaguirreruth.htm ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Equinoccio presentó su colección Papiros 2007 Rafael Cadenas y Diego Rojas Ajmad (ensayo), Antonieta Madrid y Héctor Torres (narrativa) y Luisana Itriago y Pausides González (poesía) son los autores cuyos libros integran la Colección Papiros 2007 de la editorial venezolana Equinoccio (http://www.equinoccio.cultura.usb.ve), presentada la noche del miércoles 14 de noviembre en la sede principal en Caracas del banco Banesco (http://www.banesco.com), patrocinante del sello. De acuerdo con el concepto de esta colección, orientada a promover la creatividad literaria en los jóvenes escritores, en cada serie alterna un creador de trayectoria con un talento en formación. La serie Poesía fue presentada por Lourdes Sifontes y está integrada por El resplandor del instante, una compilación de siete poemarios de Luisana Itriago que prologa Joaquín Marta Sosa, así como por Libro del aire, segundo poemario de Pausides González. Carmen Vincenti, por su parte, presentó la segunda edición de Ojo de pez, novela de Antonieta Madrid publicada originalmente en 1990 y ganadora del Premio Único de la Bienal de Literatura José Rafael Pocaterra 1984, así como el volumen de cuentos El amor en tres platos, del narrador Héctor Torres, editor de Ficción Breve Venezolana (http://www.ficcionbreve.org). Finalmente, Ricardo Bello dirigió las palabras de presentación de la segunda edición de Realidad y literatura, el conocido ensayo de Rafael Cadenas, publicado originalmente por Equinoccio en 1979 y prologado ahora por Luis Miguel Isava; así como Mundos de tinta y papel: el libro en la Venezuela colonial, de Diego Rojas Ajmad, ganador en 2006 del Premio Bienal de Ensayo Enrique Bernardo Núñez. Fuente: USB *** El chileno Javier Bello obtiene el Premio Pablo Neruda 2007 El chileno Javier Bello fue galardonado este 4 de diciembre con la edición 2007 del premio “Pablo Neruda”, que otorga anualmente la Fundación (http://www.fundacionneruda.org) que lleva el nombre del poeta chileno ganador del Premio Nobel de Literatura en 1971, informó el jurado del certamen. El premio, destinado a poetas chilenos menores de 40 años, está dotado de seis mil dólares, un diploma y una medalla, y será recibido por Bello mañana 18 de diciembre de manos del presidente de la fundación, Juan Agustín Figueroa. El jurado, presidido por Jorge del Río Pérez, decidió por unanimidad premiar a Bello, destacando en la fundamentación que su poesía “acontece sólida y bellamente estructurada en los pasajes de la figura de la rima benjaminiana” (por Walter Benjamin) y fluye “recordándonos la esencia de toda poesía que se piensa a sí misma y que contiene la política de un poeta que repiensa su época”. Bello es licenciado en lengua y literatura hispánica de la Universidad de Chile (http://www.uchile.cl), en la que conformó el Grupo Códice y colaboró en la publicación del boletín Cave Canem, en la revista Licantropía y en la antología Códices, de la que es coautor. En 1987 publicó el poemario La noche venenosa y en 1989 fue antologado en Las plumas del colibrí: quince años de poesía en Concepción. Ese mismo año publicó el poemario La huella del olvido; en 1992 fue becario de la Fundación Pablo Neruda, y en 1994, con La rosa del mundo, obtuvo el primer premio en la categoría inéditos de los Juegos Literarios Gabriela Mistral. Entre 1997 y 1998 cursó un doctorado en literatura española contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Este último año obtuvo un accésit en el VIII Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma con el poemario Las jaulas, editado por Visor. En 2006 recibió el XXVI Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez (http://www.letralia.com/142/0525bello.htm). El premio Pablo Neruda ha sido concedido en sus ediciones anteriores a Gonzalo Millán, Raúl Zurita, Diego Maquieira, Clemente Riedemann, Carlos Trujillo, Teresa Calderón, Erick Pohlhammer, Alicia Salinas, Tomás Harris, José María Memet, Isabel Gómez, Bernardo Chandía, Rosabetty Muñoz, Andrés Morales, Armando Roa, Jaime Huenún, Víctor Hugo Díaz, Germán Carrasco y Malú Urriola. Fuente: EFE *** Piden juicio oral por el asesinato del hijo de Juan Gelman El fiscal federal argentino Federico Delgado pidió el pasado 4 de diciembre el juicio oral y público de la causa en que se investiga el asesinato del hijo del flamante Premio Cervantes, Juan Gelman (Buenos Aires, 1930; http://www.juangelman.com), así como otros crímenes perpetrados en el centro clandestino de detención “Automotores Orletti”. El representante del Ministerio Público hizo la solicitud frente al juez federal Daniel Rafecas, quien tramita la denominada “Megacausa I Cuerpo” del Ejército, en la que uno de sus anexos aborda lo ocurrido en el centro clandestino. Marcelo Gelman fue secuestrado por los militares en agosto de 1976 junto con su esposa, la española Claudia García, quien se encontraba embarazada. La hija de ambos fue robada a los dos meses de nacida, para luego entregarla a un jefe de policía de Uruguay. Durante dos décadas el escritor llevó a cabo una intensa búsqueda y en el año 2000 logró encontrar a su nieta en Uruguay, donde fue criada por la familia del policía al que fue entregada. Entre la lista de acusados se encuentran el vicecomodoro Néstor Guillamondegui, el general Eduardo Cabanillas y el teniente coronel Rubén Visuara, quienes conformaron la cabeza de la Secretaría de Inteligencia durante la última dictadura militar. En el listado, también figuran los ex miembros de la Triple A, reconvertidos en agentes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side), Raúl Héctor Guglielminetti, Eduardo Alfredo Ruffo y Honorio Martínez Ruiz. Este último fue detenido por el robo de cajas de seguridad en la casa matriz del Banco Nación. Además de Gelman, la lista de víctimas incluye a Carlos Santucho, hermano de Mario Roberto Santucho, fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). La investigación también contempla más de sesenta casos de privaciones ilegales de la libertad y torturas contra ciudadanos de países vecinos, exiliados en Argentina. El lunes pasado, por otro lado, la nieta de Gelman demandó penalmente a los oficiales argentinos “por lo que a ella le ocurrió, porque la privaron de su verdadera identidad”, según explicó el poeta en una entrevista en el marco de la Cátedra “Julio Cortázar” de la Universidad de Guadalajara (http://www.udg.mx), en el oeste de México. El poeta aseguró confiar en que la justicia pueda hacer pagar a “estos criminales” por los delitos que cometieron, por “los asesinatos, las torturas, todo eso que han hecho”, aunque dijo estar consciente de que estos procesos no le devolverán a su hijo. Fuentes: Clarín • EFE *** Falleció el escritor venezolano José León Tapia El escritor y médico venezolano José León Tapia (Barinas, 1928-2007) falleció el pasado viernes 14 de diciembre, a los 79 años de edad, víctima de un infarto, mientras se prestaba a abandonar su consultorio en la clínica El Pilar de la ciudad de Barinas. Tapia se destacó sobre todo como uno de los más profundos conocedores de Pedro Pérez Delgado, mejor conocido como “Maisanta”, sobre quien escribió el libro Maisanta, el último hombre a caballo. Otros de sus libros son Por aquí pasó Zamora, El compromiso de ser médico, Bajo el sol de los siglos, Ezequiel Zamora a la espera del amanecer, En el país de la memoria, Viento de huracán, El tigre de guaito y La saga de los Pulido. Sus obras estuvieron dedicadas en su mayoría a la revisión histórica. En 2006, Tapia publicó Tiempos de Arévalo Cedeño, libro del cual expresó: “Esta es una ficción novelesca producto de mis conversaciones reales con un ‘viejo capitán’, como llamábamos a don Hilarión Larrarte La Palma. Su única intención es dejar una visión fresca de admiración por un personaje de vida trashumante de guerrillero antigomecista, que algunas veces ha sido maltratado, por las inquinas de algunos hombres de su tiempo”. Tapia ejerció la docencia en la extensión Barinas de la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve) y fue miembro correspondiente de la Academia Nacional de la Historia (http://www.anhvenezuela.org) y de la Sociedad de Historia de la Medicina. En 1999 fue postulado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, para que representara a Barinas en la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la actual Constitución Nacional. En 2004 renunció al Premio Nacional de Literatura para salvaguardar sus obras literarias de vínculos con la política. Fuentes: El Universal • Venezuela Analítica *** Piden designar por subasta editorial para obra inédita de Mistral Dos diputados chilenos, Maximiano Errázuriz y Álvaro Escobar, propusieron este 7 de diciembre que la elección de la editorial que publicará la obra inédita de la poeta Gabriela Mistral, que el día anterior arribó a Chile, se haga mediante subasta pública. Errázuriz y Escobar explicaron en una rueda de prensa que “si son muchas las editoriales que publican la obra de Mistral, es muy difícil recaudar los derechos de autor” que, según el testamento de la poeta, deben destinarse a los “niños pobres” de Montegrande, el pueblo donde ella vivió de niña. Asimismo, Errázuriz señaló que “de todas las editoriales que han publicado hasta ahora la obra de Gabriela Mistral sólo una ha pagado derechos de autor”. Contenido en 168 cajas que pesaban en total tres toneladas, el legado de la ganadora del Premio Nobel de Literatura 1945 llegó a la nación sureña el jueves 6 tras permanecer medio siglo en Estados Unidos, y el sábado 8 fue trasladado a la Biblioteca Nacional de Chile (http://www.dibam.cl/biblioteca_nacional). Textos, cartas, objetos, fotografías, libros y cintas magnéticas conformaban el voluminoso cargamento, lo que, según Errázuriz, “equivale a más del doble de todo lo que se ha publicado de la poeta hasta el momento”. Los diputados dijeron apostar, además, por la opción de la subasta pública, porque sería más fácil controlar la gestión de los beneficios derivados de los derechos de autor que, de acuerdo con el testamento, está en manos de la Orden de San Francisco. “La Orden Franciscana tiene el derecho a retener el 10% de los dineros que recaude para sus propias necesidades, sin embargo durante los 10 años que estuvo a cargo de la gestión tendieron a no entregar a los niños pobres de Montegrande sino muy pocas cosas” (concretamente, un televisor y algunos implementos para la banda de música), explicó Errázuriz. El material había permanecido guardado en Estados Unidos hasta ahora con extremo celo por Doris Dana, albacea de los bienes de Mistral, que en cinco décadas se negó a revelar el contenido de su trascendente herencia. Sólo después de su muerte en 2006, su sobrina y heredera, Doris Atkinson, se abrió a la posibilidad de regresar a Chile los objetos pertenecientes a Mistral, revelando un sorprendente legado que según expertos permitirá revalorar íntegramente la obra de la primera y única latinoamericana en recibir un Nobel de Literatura. Entre los cerca de trescientos poemas inéditos, que fueron escritos por la poetisa desde que partió de su patria en 1922, hasta poco antes de su muerte, en 1957, se encuentran “Rayo”, “Enfermo”, “Casandra” y “Ganas tengo de hablar”, donde Mistral expresa el amor de una madre hacia su hijo, que parecen referirse a su sobrino Yin Yin, de quien se dice sería en realidad su verdadero hijo. También hay trabajos como recopiladora de antologías y traductora de textos, junto a manuscritos sobre feminismo y en favor de la paz. Lucila Godoy Alcayaga, el verdadero nombre de Mistral, murió el 10 de enero de 1957 en Nueva York, a los 68 años. Fuentes: AFP • EFE *** Lessing critica a Internet y a la “sobresaturación” de Occidente El Premio Nobel de Literatura 2007 (http://nobelprize.org) fue entregado este 10 de diciembre en Estocolmo a la escritora británica Doris Lessing, de 88 años, quien por motivos de salud no pudo recogerlo en persona y tuvo que ser representada por su hija y sus nietas. Por ello, y tal como lo anunció el secretario de la Academia sueca, Horace Engdahl, la autora recibirá su diploma y la dotación del galardón (1,1 millones de euros) en una ceremonia privada en su casa de Londres. El viernes 7, el editor británico de Lessing, Nicholas Pearson, fue el encargado de leer su discurso, titulado “No ganar el premio Nobel”. En él criticó la falta de oportunidades de las personas en los países pobres y la “sobresaturación” del mundo occidental. “Somos un montón sobresaturado, nosotros en nuestro mundo, en nuestro mundo amenazado. Somos muy rápidos con la ironía y el cinismo”, señala en el texto a la vez que destaca el hambre de lectura y formación que tienen los alumnos en países pobres como Zimbabwe, donde vivió un cuarto de siglo, hasta 1949. Dado que en una escuela normal de ese país no hay dinero ni para tiza, y muchos menos para libros, las consecuencias son previsibles: “No creo que tantos alumnos de esa escuela puedan recibir galardones”. Por el contrario, afirmó, se puede estar “bastante seguro” de que sí puede ser ése el caso de una conocida escuela de varones con bonitos edificios en el norte de Londres, que ella visitó en su calidad de escritora conocida. Según asegura, allí no percibió ningún hambre por saber: “Seguramente todo aquel que da discursos recuerda ese momento en que mira y sólo ve rostros inexpresivos”. En Londres, cuando aparece una escritora nueva sólo se pregunta: “¿Es guapa?”. Y en el caso de los hombres: “¿Carismático? ¿Atractivo?”. “Hacemos bromas, pero eso no es gracioso”, sostuvo. La autora también atacó a la red informática Internet, sobre la cual dijo que “sedujo a toda una generación con sus nimiedades, de manera que incluso las personas más o menos razonables admiten que es muy difícil desprenderse cuando uno se vuelve adicto”. La Academia sueca argumentó su decisión de otorgar el galardón a esta escritora —nacida en la antigua Persia y criada en Zimbabwe— en que es una “narradora épica de la experiencia femenina, que se propuso analizar una civilización fragmentada con escepticismo, pasión y fuerza visionaria”. Lessing es la undécima mujer que recibe el Nobel de Literatura, concedido por primera vez en 1901. Este año tampoco pudo asistir, igualmente por problemas de salud, uno de los ganadores del Nobel de Economía, el estadounidense Leonid Hurwicz, que fue premiado junto con sus compatriotas Eric S. Maskin y Roger B. Myerson. El economista y matemático de 90 años leyó por videoconferencia su discurso. Lessing no ha sido la única distinguida con el máximo galardón literario que no ha acudido a la celebración con los reyes Carlos Gustavo XVI y Silvia de Suecia. Ya en 2004 se ausentó la escritora austriaca Elfriede Jelinek, y un año después el dramaturgo británico Harold Pinter. Fuente: DPA *** Premios Juan Rulfo emiten veredictos El cubano René Vázquez Díaz ganó este 10 de diciembre el premio Juan Rulfo de novela corta por De pronto el doctor Leal, mientras el español Ignacio Ferrando Pérez ganó el premio al mejor cuento por su obra “Trato hecho”, y el uruguayo Flavio Martín Morante Rodríguez el de fotografía por su serie “Luces de Coyotepe”. El jurado del galardón de novela corta, dotado con 9.000 euros (13.250 dólares), destacó “el dramatismo” con el que Vázquez trata “las relaciones personales y familiares heridas por prejuicios políticos e ideológicos”, además de la conspiración que se refleja en una “inteligente novela”, la cual se impuso a otras 441 candidatas. El premio al mejor cuento, que está dotado con 5.000 euros (7.360 dólares), recayó en la obra de Ferrando, una historia de sustitución progresiva de identidad entre un hombre de negocios y un criminal que están encerrados en la misma celda. “Trato hecho” se impuso entre las 5.596 obras candidatas a este galardón, que es concedido anualmente por Radio Francia Internacional (RFI, http://www.rfi.fr), el Instituto de México en París (http://www.mexiqueculture.org), el Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es), la Casa de América Latina (http://www.mal217.org), Unión Latina (http://www.unilat.org), el Colegio de España en París (http://www.colesp.net) y el periódico Le Monde Diplomatique (http://www.monde-diplomatique.fr). Por otro lado, el premio Unión Latina-Martín Chambi de fotografía recayó en el uruguayo Morante, quien muestra en su serie los pocos cambios que ha sufrido la luz en la fortaleza decimonónica de Coyotepe, en Nicaragua, que el dictador Somoza y los sandinistas transformaron en centro de detención. En este apartado, también recibieron menciones especiales el chileno Jaime Patricio Puebla Soto y el venezolano Jesús Ochoa. Fuente: EFE *** Laura García Lorca presidirá el centro dedicado al poeta Laura García Lorca, sobrina del autor de Poeta en Nueva York, será la presidenta del centro dedicado al poeta en Granada, según confirmaron fuentes de la Fundación Federico García Lorca (http://www.garcia-lorca.org), cuyo patronato se reunió este 11 de diciembre en Madrid. Según los estatutos que regirán a la institución del poeta, debía ser la fundación quien propusiera un candidato a ocupar la presidencia del centro lorquiano. La propuesta fue aprobada por unanimidad de todos los miembros del patronato de la institución. El nombramiento será refrendado de forma definitiva tras la firma del consorcio que regirá el centro, donde se ubicará también la fundación, cuya sede actualmente se encuentra en la madrileña Residencia de Estudiantes (http://www.residencia.csic.es). Según fuentes del patronato lorquiano, el consorcio será ratificado el próximo 27 de diciembre en Granada, lo que dará el empujón definitivo a las obras del edificio de la Plaza de la Romanilla, ya que el nuevo organismo será el encargado de gestionar todo lo relativo al mismo. Los patronos lorquianos señalaron que la primera fase de las obras estará finalizada antes de que acabe el año, para adjudicar en ese momento las obras de la segunda fase de construcción del Centro Lorca. Por otra parte, la fundación aprobó el presupuesto de la institución para 2008. Fuente: Ideal *** Krina Ber gana el Concurso de Cuentos de Sacven La escritora Krina Ber (Polonia, 1948) ganó el VI Concurso Nacional de Cuentos de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven, http://www.sacven.org), por su cuento “Los dibujos de Lisboa”, según se conoció este 13 de diciembre. El jurado del concurso, compuesto por los escritores Ana Teresa Torres, María del Pilar Puig y Ángel Gustavo Infante, decidió que la obra merece el premio “por su elaborada estructura narrativa en la recreación de una historia familiar a través de los referentes urbanos, a partir de los cuales se teje el relato con un lenguaje de alta calidad literaria”. Igualmente decidieron hacer una mención especial al cuento “La isla de Xisca”, de Miguel Hidalgo Prince, “en virtud de las destrezas narrativas y la solvencia formal con las cuales actualiza el eterno tema de las relaciones amorosas”. De igual manera, fueron reconocidos los cuentos “Cuentas pendientes”, de Álvaro Trujillo Contreras; “Oportunidad no negociada”, de Heberto Gamero Contín; Amor de prepago, de Édgar Ferreira Arévalo; “Willi”, de Oscar Perdomo; “La entrevista de empleo”, de Nelson Cordido Rovati; “Regresión elemental”, de Rodrigo Cáceres Acosta y “La princesa triste”, de Vivian Stusser. Ana Teresa Torres expresó que “lo más importante no fue la cantidad sino la calidad de la muestra, tanto así que tuvimos extensos diálogos entre nosotros, examinamos muchas posibilidades, lo cual indica que la calidad de los trabajos participantes era excelente”. Arquitecto y narradora, Ber reside en Venezuela tras un periplo por países como Israel, Suiza o Portugal. Comenzó a escribir en español en el año 2000 en un taller literario dirigido por Eduardo Liendo. En la actualidad prepara su tesis de Maestría en Literatura Comparada en la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Ha realizado talleres de narrativa en la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve), el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve) y el Instituto Icrea (http://www.icrea.org.ve). Ha obtenido mención especial en los concursos de cuentos del diario El Nacional (http://www.el-nacional.com, 2001) y Sacven (2002), además de ganar el Concurso de Cuentos para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.gob.ve) con su libro Cuentos con agujeros (2004). También fue ganadora de la XI Bienal Literaria “Daniel Mendoza” del Ateneo de Calabozo. Fuente: ABN *** La mexicana Carmen Boullosa presentó su primer libro de cuentos Dedicado a todos los narradores y al arte literario, en general, la escritora mexicana Carmen Boullosa (http://www.carmenboullosa.net) presentó este jueves 13 de diciembre a las 6 de la tarde, en la Cafebrería La Pausa, su primera incursión en el cuento, el libro El fantasma y el poeta, que incluye personajes históricos y de la literatura, como santa Teresa de Ávila o el escritor Rubén Darío. Durante la presentación, la autora de La novela perfecta y Treinta años consideró que su libro de cuentos es para adultos, para un lector intelectual que guste del arte de narrar. Indicó que el libro contiene dos tipos de cuentos unos cortos y otros largos, y que éstos últimos “tienen algo en común que precisamente se juntan diferentes épocas con personajes históricos y literarios como Rubén Darío y Teresa de Ávila”. Hay personajes de ficción que son totalmente imaginarios, pero también de la historia y la literatura, como el que lleva el título del libro, El fantasma y el poeta, que sitúa al escritor nicaragüense Rubén Darío en una sesión espiritista en Nueva York. “Sí es cierto que Rubén Darío estuvo en Nueva York, muy cerca de su muerte, cuando era un borracho con mala salud mental y deprimido, pensando que él iba a ganar mucho dinero en esa ciudad estadounidense, dando conferencias, pero nadie le hizo caso”, dijo Boullosa. Abundó que entonces Rubén Darío asistía a sesiones espiritistas, por lo que en su cuento se imagina una sesión de éstas y se le aparece otro personaje histórico, que fue el primer forastero que llegó a esa ciudad y que era un dominicano. Publicado bajo el sello de Sexto Piso (http://www.sextopiso.com), el libro contiene quince cuentos muy documentados e históricos de esta cultura, del mundo hispanoamericano, y pone a jugar en una situación de cuentos a estos personajes. “Entonces tenemos dos cuentos de Rubén Darío y otro de una artista plástica que se relaciona con un cuadro y nos cuenta dentro del lienzo una historia, mientras que ella está varada en el puerto de Londres, en el momento en que se descubrió que una botella de agua se puede convertir en una bomba”, dijo Boullosa. La escritora comentó que hay un espíritu en común en los cuentos, que es el placer de narrar algo, por lo que es un homenaje a todos los narradores y creadores. También dijo que se trata de una obra enteramente narrativa, que no aborda cosas descriptivas de la ciudad de Nueva York, sino que se dedica “a narrar y todo se vuelve histórico”. “Son cuentos para hacer homenajes a los narradores y al arte de la literatura, a ese arte fabuloso, que tenemos la suerte de poder ejercer en muchas culturas y es mi primer libro de cuentos en mi carrera”, concluyó. Fuente: Notimex *** Biblioteca Vasconcelos no abrirá en enero La Biblioteca Vasconcelos no será reabierta en enero de 2008 pese a que así había sido anunciado días atrás por las autoridades del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx), según fue aclarado este 13 de diciembre por Sergio Vela Martínez, titular de la dependencia, al presentar el balance de acciones de su primer año de gestión. El funcionamiento pleno de este recinto se retrasará, por lo que Vela aseguró que no pasará de la primera mitad de 2008. Vela enfrentó cuestionamientos de la prensa durante casi dos horas, en las que el tema central fue la situación actual de la Biblioteca Vasconcelos, una edificación con serias deficiencias en su construcción, heredada por la administración de Vicente Fox y Sari Bermúdez, como titular del Conaculta. La obra ha registrado avances, según Vela; sin embargo, el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE, http://www.capfce.gob.mx), instancia responsable de la construcción, no pudo llevar a cabo este año las licitaciones para la biblioteca por cuestiones de procedimiento, “por lo que, difícilmente, podríamos abrirla en enero, pero sí en el transcurso de la primera parte del año”. El funcionario insistió en que el Conaculta no ha recibido legalmente la biblioteca y que se trabaja en una propuesta dirigida a las secretarías de Hacienda y de la Función Pública para contar con una estructura operativa regular para ese inmueble que fue cerrado a los 10 meses de su apertura oficial, por fallas debidas a su precipitada construcción. Fuente: El Universal (México) *** Bienal del Ateneo de Calabozo entregó sus premios El pasado 14 de diciembre fueron entregados los premios de la XII Bienal Literaria del Ateneo de Calabozo, en un acto especial en el mencionado centro cultural de Calabozo (Guárico, Venezuela) y con la actuación especial del Grupo Vocal D’Conciertos. Los escritores galardonados fueron Leonardo José González Alcalá y Carlos R. Ávila L. en las menciones “Daniel Mendoza” de cuento y “Francisco Lazo Martí” de poesía, respectivamente. La Bienal del Ateneo de Calabozo se realiza en ejecución del convenio Ateneo de Calabozo-Instituto Autónomo de las Artes Escénicas y Musicales (Iaem). El país de los muertos fue el libro con el que González Alcalá obtuvo el premio en poesía. El autor es estudiante de derecho de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve), cursa estudios musicales de guitarra clásica y ha participado en talleres de lectura dictados por Gabriela Kizer y Edda Armas. El jurado, integrado por Armando Rojas Guardia, Igor Barreto y Jorge Gustavo Portella, destacó en su veredicto que el libro “posee un tono intimista y un lenguaje equilibrado que sugiere la reflexión sobre los grandes temas de la poesía universal, a través de un cuidado uso de la palabra y las imágenes poéticas”. En la mención cuento, Ávila resultó ganador por “Morir sin descendencia”. El autor es licenciado en letras por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y ha obtenido el primer lugar en el Premio Nacional Universitario de Literatura, mención narrativa, con el libro de relatos Desde el caleidoscopio de Dios, así como una mención honorífica en la V edición del Concurso Nacional de Cuentos Sacven 2005 con el relato “Los sueños de María Constanza”. Fue escogido por unanimidad por el jurado integrado por Ana Teresa Torres, Víctor Bravo y Krina Ber y en su veredicto destacan que el cuento, que narra el reencuentro de un joven con un padre desconocido, está impregnado de un “desencantado realismo” en virtud de “la eficacia en su estructura y la disciplina de mantener una distancia narrativa”. Agregaron que “el acertado manejo de los diálogos y descripciones acompaña coherentemente la propuesta narrativa de exponer el sinsentido de las relaciones familiares que vive el protagonista”. *** Dolan Mor gana el premio Miguel Labordeta El poeta cubano, residente en Zaragoza, Dolan Mor (1968) ha sido escogido este 14 de diciembre ganador del Premio Miguel Labordeta 2007 de poesía. Su obra, Los poemas clonados de Anny Bould, fue presentada bajo el seudónimo de “Bovary”. El premio, convocado por el Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón (http://www.aragob.es), está dotado con 6.000 euros más la publicación del libro y se otorga a un poemario inédito, escrito en lengua castellana. El jurado ha valorado esta obra por “tratarse de un libro compacto y unitario, serio. Por ser una apuesta interesante, jugando con la heteronimia”. Juan José Vázquez, viceconsejero del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, fungió como presidente del jurado, del que formaron parte María Sanz (ganadora de la anterior edición), Ignacio Escuín, Joaquín Sánchez, Antonio Ansón, Magdalena Lasala y José Luís Acín. Mor es poeta y narrador y ha publicado algunos textos en Letralia (http://www.letralia.com/firmas/mordolan.htm). Es licenciado en literatura y español y pertenece a la Asociación Aragonesa de Escritores (http://www.aaescritores.com). Ha publicado los libros El plagio de Bosternag (2004), Las historias de Jonathan Cover (2005) y Seda para tu cuello (2006). Desde el año 1999 vive exiliado en España. *** Poetas rindieron homenaje a Aleixandre en su antigua casa La casa donde vivió Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-Madrid, 1984) entre 1927 y 1984, en la antigua calle Velintonia, que ahora lleva su nombre, se abrió este 15 de diciembre, después de 23 años, para servir de escenario a un homenaje al premio Nobel 1977 en el que participaron actores, amigos, músicos y familiares de Aleixandre, quienes pusieron voz a poemas de algunos de sus libros, como Historia del corazón o Los encuentros, entre otros. “Resulta incomprensible que esta casa, única en Europa por su historia, agonice habitada por el olvido”, afirmó, al abrir el acto, Alejandro Sanz, presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre y secretario del Ateneo de Madrid (http://www.ateneodemadrid.com), agrupaciones que lo organizaron junto con la Fundación Cultural Miguel Hernández (http://www.miguelhernandezvirtual.com), que editó para la ocasión un facsímil con el poema que el Nobel dedicó al poeta de Orihuela. Amaya Aleixandre, sobrina nieta del escritor; Juan de Loxa, estudioso de su obra; José María Gallego, Ricardo Zamorano —que ilustró cuentos de Aleixandre— y la viuda de Rafael Montesinos fueron algunos de quienes acudieron a leer poemas, entre los muchos que comunicaron sus emociones a los presentes, todos reunidos en una sala vacía y de paredes desconchadas que fue en su día el salón comedor y donde el 14 de diciembre de 1984 se instaló la capilla ardiente del poeta. El cantautor granadino Enrique Moratalla, acompañado por un guitarrista, interpretó el poema “Instante”, que musicalizó junto al desaparecido Ángel Luis Luque; y dos violinistas, Adela y Néstor, de una orquesta de cámara, tocaron la obra “Dúos para dos violines”, de Campagnoli. García Lorca, Gerardo Diego, Emilio Prados, Cernuda, Dámaso Alonso, Pablo Neruda, Miguel Hernández, Claudio Rodríguez y José Hierro fueron algunos de quienes estuvieron en ese espacio, según recordó Sanz, quien dijo que Aleixandre hubiera querido que su casa siguiera siendo lo que fue con él: la Casa de la Poesía. Sanz tachó de “insensibilidad”, “incultura” y “falta de voluntad política” a los gobernantes, en la honrosa tarea de proteger una casa que debería ofrecer actividades de poesía. La familia del poeta califica de “ridículo” el valor catastral de la casa, que las administraciones públicas (Ministerio, Ayuntamiento y Comunidad) no están dispuestas a pagar. Sanz evocó a Aleixandre como “ejemplo de dignidad y un amigo generoso”, destacó “su autenticidad y moralidad inquebrantables” y recordó que “permaneció aquí junto a su hermana Conchita —pilar fundamental en su vida—, en un doloroso exilio interior”. A pesar de lo cual, Velintonia 3, en la época de la dictadura, fue también, agregó, “una isla de libertad para muchos”. Mencionó a los políticos que desfilaron por la casa “para hacerse la foto sonrientes” cuando el poeta obtuvo el Nobel, para luego criticar que “algunos de ellos desempeñen aún cargos de poder sin acordarse de la generosa hospitalidad de Vicente, ni de lo que sigue representando esta casa en la historia de nuestra literatura”. “Quizá parezca increíble que éste sea el único acto que se vaya a rendir al poeta en este año conmemorativo, lo que nos produce una gran decepción y tristeza, como el que estén descatalogados los libros de quien ha sido uno de los mayores poetas del siglo XX”, concluyó Sanz. Fuente: EFE *** John Jairo Junieles obtiene el Premio Nicolás Guillén Con el poemario Metafísica de los patios, el escritor colombiano John Jairo Junieles (http://www.letralia.com/firmas/junielesjohnjairo.htm) obtuvo el X Premio Internacional de Poesía “Nicolás Guillén” compitiendo con centenar y medio de libros procedentes de Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras, México, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, Estados Unidos, Europa, Australia, China y Canadá. El jurado de este concurso —que convocan la Universidad de Quintana Roo (http://www.uqroo.mx), de México, la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac, http://www.uneac.com) y las revistas mexicanas Río Hondo, Confluencias y Tropo a la uña— estuvo compuesto por los poetas Ramón Iván Suárez Camaal (http://www.letralia.com/firmas/suarezcamaalramonivan.htm), Norma Quintana y Roger Metri, quienes dijeron haber encontrado en el libro de Junieles “riqueza de lenguaje, unidad de forma, profundidad y emoción”. Junieles (Sucre, 1970) reside en Bogotá, donde colabora como periodista con diversos medios de comunicación. Ha obtenido importantes reconocimientos como el Premio Nacional de Literatura Ciudad de Bogotá y la Beca de Residencia Artística del Banff Centre for de Arts de Canadá. Es autor del libro de cuentos Con la luz que me queda basta (2007), la novela Hombres solos en la fila del cine (2004) y los poemarios Papeles para iniciar el fuego (1993), Temeré por mí al final de estas líneas (1996), Canciones de un barrio en la frontera (2002) y Viajero con pasaje a tierra extraña (2007). Las revistas auspiciantes publicarán textos del libro premiado. Además, Junieles será invitado por la Universidad de Quintana Roo al Seminario Internacional de Verano, que se realizará en Chetumal (Quintana Roo) en junio de 2008. *** Escritores españoles participarán en seminario en Pekín Destacados novelistas, autores de relatos, poetas, críticos literarios y editores se darán cita los días 18 y 19 de diciembre en el Instituto Cervantes de Pekín (http://pekin.cervantes.es) y el día 20 en la Universidad de Pekín (http://en.pku.edu.cn), en el seminario “Literatura con Ñ. Paisajes literarios del siglo XXI en España”, que se enmarca en la celebración del Año de España en China, y cuenta con la colaboración de la Embajada de España en aquel país. La inauguración se celebrará mañana 18 con la presencia de Tie Ning y Gao Hongbo, presidenta y vicepresidente de la Asociación de Escritores de China, respectivamente; Zhao Zhenjiang, traductor de Antonio Machado, García Lorca y Juan Ramón Jiménez, y el escritor y crítico literario Manuel Rico, director de Gabinete del Cervantes, entre otros. Los debates comenzarán con la mesa redonda titulada “Paisaje personal de la narrativa española (I)”, en la que participarán Cristina Fernández Cubas, Hipólito G. Navarro y Rosa Montero. Por la tarde, José María Pozuelo Yvancos y Luis García Jambrina debatirán sobre “Crítica literaria y siglo XXI. El caso español”. Esther Tusquets, José Carlos Somoza, Jesús Ferrero y Paula Izquierdo dialogarán el miércoles en la mesa redonda “Paisaje personal de la narrativa española (II)”. Asimismo se celebrará el encuentro poético “Poesía y poética en la España actual”, con Jenaro Talens, Antonio Colinas, Miguel Casado y Alfonso Pexegueiro. El último de los debates, previsto para el jueves, abordará la “Literatura de género en la España actual”, en la que intervendrán las escritoras Esther Tusquets, Cristina Fernández Cubas y Rosa Montero. Los protagonistas literarios españoles establecerán diálogos con escritores, hispanistas o traductores chinos como Mo Yan, Bi Shumin, Xi Chuan o Tang Xiaodu. Las jornadas se complementarán con la presentación de las traducciones al chino de tres antologías de Jiménez, García Lorca y Machado. A este último está dedicada la Biblioteca del Cervantes de Pekín. Además, se lanzará la colección “La mitad del cielo”, que reúne doce obras escritas exclusivamente por autoras contemporáneas españolas, ahora traducidas por primera vez al chino con la colaboración del Ministerio de Cultura de España (http://www.mcu.es). Las autoras son: Adelaida García Morales (El silencio de las sirenas), Belén Gopegui (El lado frío de la almohada), Paula Izquierdo (El hueco de tu cuerpo), Carmen Martín Gaite (Irse de casa), Maruja Torres (El calor tan cercano), Elvira Lindo (Una palabra tuya), Marina Mayoral (Recóndita armonía), Esther Tusquets (El mismo mar de todos los veranos), Cristina Fernández Cubas (El año de gracia), Dulce Chacón (La voz dormida), Rosa Regás (La canción de Dorotea) y Carmen Laforet (Nada). La edición corre a cargo de la Editorial de Literatura Popular de China, que ha obtenido recientemente la cuarta edición del Premio Casa Asia, ex aequo con el jesuita español Kike Figaredo. Fuente: Instituto Cervantes *** Complutense otorgará doctorado honoris causa a Orhan Pamuk El escritor turco Orhan Pamuk será investido doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), el próximo miércoles 19 de diciembre, en una ceremonia que tendrá lugar a las 12:30 del día en el Paraninfo (San Bernardo, 49) de la mencionada casa de estudios y que será presidida por el rector Carlos Berzosa. Con su obra, traducida a 34 idiomas y publicada en un centenar de países, Orhan Pamuk es una de las mayores figuras de la literatura turca contemporánea. Entre los numerosos galardones internacionales que ha recibido, destaca el Premio Nobel, otorgado en 2006 en reconocimiento a su trayectoria literaria y su compromiso con los derechos humanos. Los interesados en asistir pueden confirmar su asistencia por los teléfonos 91 3943500 / 3512 / 3513, del Servicio de Coordinación y Protocolo. La entrada será gratuita previa confirmación, hasta completar aforo. Fuente: UCM *** Biblioteca Nacional del Perú expone libros devueltos por Chile Hasta este viernes 21 de diciembre podrán apreciarse en Lima, en la Biblioteca Nacional del Perú (BNP, http://www.bnp.gob.pe), en la exposición “Después de 126 años volvieron a casa”, varias de los casi 3.800 libros que Chile devolvió a Perú el pasado 5 de noviembre, y que habían sido sustraídos durante la Guerra del Pacífico. El director de la BNP, doctor Hugo Neira, recordó que con la devolución de los libros se ha duplicado el patrimonio bibliográfico peruano. “Son libros que ya no se editan: en latín, griego, que trataban el tema del Estado, la Iglesia, la escolástica, el derecho. Esta no es una biblioteca de libros sobre el Perú, sino una biblioteca de libros de todo el mundo en el Perú”, indicó. “Toda esa riqueza es comparable sólo con lo que puede haber de lo mismo en la Biblioteca del Vaticano o en las de Viena, Oxford y La Sorbona. No en todas, sino en aquellas especializadas en las humanidades del siglo XVI al XIX. Cada uno de estos libros posee un valor inconmensurable”, precisó Neira, quien agregó que la institución había recibido llamadas de ciudadanos que deseaban ver las joyas bibliográficas devueltas. “Exhibimos algunos, previamente a su catalogación, para satisfacer esa curiosidad normal. Cumplimos con exhibirlos”. “Estamos apreciando un tiempo en el que éramos una alta cultura y no gastábamos en fragatas, pero sí en libros. Ese momento resulta irrepetible para la imprenta, ante la irrupción de modelos audiovisuales y tecnológicos, como la Internet, que se da en la actualidad”, manifestó en un momento de su intervención. Una vez finalizada la exposición, esas obras volverán a la bóveda y serán catalogados. Según indicó Neira, posteriormente se abrirá una sala de lectura denominada “Fondo Antiguo”, en la que, en unos meses, los usuarios dispondrán de los libros recuperados. También resaltó que el tema de la recuperación de libros no está cerrado, pues en caso de hallarse más libros peruanos en una biblioteca pública chilena, se iniciarían los trámites correspondientes para su legítima repatriación. En la exposición hay obras consideradas incunables, por haber sido impresas a mediados del siglo XVI, como la Crónica de Aragón, que data de 1499. Asimismo se encuentran crónicas, disertaciones, diccionarios, sumas de teología y derecho y manuscritos, en latín, griego, árabe y hebreo, así como obras de la Ilustración, como las de Diderot. La exposición está abierta al público de lunes a sábado de 8:30 de la mañana a 8 de la noche. La entrada es gratuita. Fuentes: BNP • RPP *** Convocan a venezolanos a participar en antología de ciencia ficción Con el fin de elaborar una antología de ciencia ficción que sea representativa de lo que actualmente se escribe en ese género en Venezuela, la Asociación Venezolana de Ciencia Ficción y Fantasía (http://www.avcff.org) ha convocado a los escritores venezolanos, o extranjeros residentes en el país, a participar con sus relatos. Los organizadores de la antología, Juan Carlos Aguilar, Jorge de Abreu, Ronald Delgado, Fili Fazzino y Susana Sussmann, quienes a su vez serán los evaluadores de los relatos participantes, indicaron que el libro será publicado bajo el sistema de edición por demanda de Lulu.com, aunque no se descarta que se trabaje con alguna otra empresa similar. Antes del 31 de marzo de 2008, los interesados deberán enviar sus creaciones a la dirección electrónica antologia2008@avcff.org. Los relatos deberán ser inéditos, estar escritos en castellano y preparados en un formato compatible con Word (.doc o .rtf), con una extensión de 3.000 a 10.000 palabras, en Times New Roman a 12 puntos y doble espacio. El tema será libre, pero el género tendrá que ser ciencia ficción. Se hará acuse de recibo de todas las obras recibidas. Agregaron que los participantes escogidos deberán conservar sus relatos inéditos hasta el momento de la edición del libro o hasta el 31 de diciembre de 2008, lo que ocurra primero. Igualmente, los autores cederán sus derechos sobre sus relatos para la publicación en una primera edición de la antología. Cada autor seleccionado para la antología recibirá gratuitamente un ejemplar de la misma. Fuente: Asociación Venezolana de Ciencia Ficción y Fantasía *** Juan Cameron entrevista a ocho poetas en producción televisiva chilena Entrepoetas es el nombre de la producción televisiva que Canal 13 (http://www.canal13.cl), de Chile, pondrá al aire en ocho capítulos semanales de media hora cada uno, a partir del próximo jueves 3 de enero, y en la que Juan Cameron (Valparaíso, 1947) entrevistará a ocho poetas para hablar en profundidad sobre sus respectivas obras. La serie fue grabada entre agosto y septiembre de 2007 en el Gran Hotel Gervasoni (http://www.hotelgervasoni.com), de Valparaíso, con financiamiento del Fondo del Libro y el patrocinio de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech, http://www.sech.cl). Cada capítulo será emitido el jueves a las 7 de la noche, y el canal los repetirá el viernes siguiente a las 4 y 9:30 de la mañana y a la 1 de la tarde, así como el domingo siguiente a la 1:30 de la mañana y 8 de la noche. El primer programa estará dedicado a la obra de Teresa Calderón (La Serena, 1955) y se emitirá el jueves 3 de enero. El jueves 10 se emitirá el programa dedicado a Manuel Silva Acevedo (Santiago, 1942). Le seguirán los programas dedicados a Cristian Vila Riquelme (Villa Alemana, 1955), el jueves 17; Gustavo Barrera Calderón (Santiago, 1975), el jueves 24; José María Memet (Neuquén, Argentina, 1957), el jueves 31; Jaime Quezada Ruiz (Los Ángeles, Biobío, 1942), el jueves 7 de febrero; Guillermo Rivera (Viña del Mar, 1958), el jueves 14, y Thomas Harris (La Serena, 1956), el jueves 21. Egresado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile (http://www.uchile.cl) en 1971, Cameron es poeta y ha publicado, entre otros, Las manos enlazadas (Valparaíso, 1971), Escrito en Valparaíso (Santiago, 1982), Cámara oscura (Santiago, 1985), Video Clip (Estocolmo, Suecia, 1989), Cuaderno de Rosario (Valparaíso, 1998), Canción (Concepción, 2002) y El bolero de los ángeles (2006). Además ha sido incluido en varias antologías en su país y el extranjero y ha obtenido distinciones de la talla del Premio Gabriela Mistral (Municipalidad de Santiago, 1982), el Premio Municipal de Literatura (Valparaíso, 1996), el Premio de Poesía del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1999), y el más reciente, otorgado a principios de este mes por su libro Cuadernos de retratos, el premio del Concurso Juegos Florales de Vicuña, organizado por la Municipalidad de Elqui. *** Escritoras hispanoamericanas se reunirán en Caracas Del martes 23 al viernes 26 de abril de 2008 se celebrará en Caracas el VIII Encuentro Internacional de Escritoras, evento que rendirá homenaje a la venezolana Elizabeth Schön (1921-2007), y que será organizado por la asociación Autores Venezolanos (capítulo Autoras Venezolanas), el Círculo de Escritores de Venezuela, The Cove Rincon Corp. (http://www.thecoverincon.org) y el Pen Club Venezuela (http://www.pendevenezuela.org). Este encuentro se inició en Arequipa (Perú), en 1998, y se han realizado sus siguientes ediciones en Arica (Chile, 1999), Montevideo (Uruguay, 2000), Río Gallegos, Patagonia (Argentina, 2001), San Juan (Puerto Rico, 2003), Guadalajara (México, 2004) y Vigo (España, 2006). El tema central será “La ecología interna del ser”, en virtud de que la obra de la homenajeada se circunscribe dentro de la filosofía del Ser. Otros temas escogidos para ponencias y reflexión en el marco del evento son la filosofía en la poética escrita por mujeres; la fuerza de lo femenino como catalizador en los cambios de conciencia; la literatura como ofrenda y no como presunción; el pensamiento poético desde la literatura y las ciencias y el proceso creativo en consonancia con el universo. Podrán participar escritoras e investigadoras de Hispanoamérica, quienes deberán enviar a escritorasencaracas@gmail.com, antes del 30 de enero de 2008, un resumen de sus ponencias en dos páginas, letra Arial a 12 puntos y doble espacio, para una exposición de veinte minutos, indicando requerimientos técnicos como videobin u otros, y adjuntando una página de síntesis curricular con nombre y apellido, dirección electrónica, lugar y año de nacimiento, profesión, ocupación actual, obra publicada con datos editoriales (título, editorial, año, ciudad) y premios recibidos. Las escritoras interesadas en hacer presentaciones de libros pueden participar con libros publicados desde 2006 hasta 2008. Deberán enviar, adjunta a la síntesis curricular, una página con el título del libro, género, temática y datos editoriales (editorial, año, ciudad). La inscripción del encuentro tendrá un costo de US$100 y podrá tramitarse igualmente hasta el 30 de enero. El hospedaje será en el Hotel Paseo Las Mercedes (http://www.hotelpaseolasmercedes.com), a un costo de US$87 por noche (el total será $348 las cuatro noches, desde el martes 23 hasta el viernes 26 de abril), y el pago de la inscripción deberá incluir la primera noche para dejar garantizada la reserva; esto es, US$187. El pago deberá consignarse vía Western Union a San Juan de Puerto Rico, a nombre de Mairym Cruz, presidenta del V Encuentro en San Juan y asesora internacional del VIII Encuentro. Una vez efectuado el depósito se deberá confirmar escribiendo a escritorasencaracas@gmail.com. Las escritoras interesadas en aprovechar un paseo a la Colonia Tovar, el sábado 27 de abril, deberán pagar una noche adicional en el mismo hotel. La misma director electrónica podrá usarse para solicitar mayor información, aclarar dudas o conocer alternativas de hospedaje más económicas. La escritora homenajeada en esta edición del encuentro, la venezolana Elizabeth Schön, fue Premio Nacional de Literatura en 1994, por el conjunto de su obra, y Premio Municipal de Literatura 1971 por su poemario La cisterna insondable. Estuvo casada con el libretista, publicista e inventor Alfredo Cortina (1903-1988), autor de la primera radionovela venezolana y de la primera serie radial de suspenso. Publicó En el allá disparado desde ningún comienzo (1962), El abuelo, la cesta y el mar (1965), La cisterna insondable (1971), Mi aroma de lumbre (1971), Casi un país (1972), Es oír la vertiente (1973), Incesante aparecer (1977), Encendido esparcimiento (1981), Del antiguo labrador (1983), Concavidad de horizontes (1986), Ropaje de ceniza (1993), Aún el que no llega (1993), Árbol del oscuro acercamiento (1994), Campo de resurrección (1994) y La flor, el barco, el ama (1995), entre otros. *** Hay Festival Cartagena celebrarán en enero La ganadora del Booker Prize, Anne Enright (Dublín, 1962), y el director de cine Stephen Frears (Leicester, 1941) estarán en Cartagena, entre otros reconocidos artistas, del 24 al 27 de enero de 2008, como parte del programa previsto para el III Hay Festival (http://www.hayfestival.com/cartagena) de esta ciudad colombiana. Al evento también asistirán Andrew Ruhemann, uno de los genios actuales de la animación por computador, quien ha trabajado en videoclips de grupos como Coldplay y Gorilaz; los periodistas Peter Ho Davies, Joh Gower y Aminatta Forna, y el historiador Paul Preston. Este año la lista de ochenta invitados incluye escritores, periodistas, poetas, músicos y cineastas que compartirán con el público en más de cincuenta eventos, entre recitales, exposiciones, conversaciones, debates, conferencias, conciertos y actuaciones musicales. Pese a que apenas llega a su tercera edición se trata de uno de los más importantes acontecimientos culturales del país latinoamericano, y en él se combinarán, en espacios cerrados y abiertos de Cartagena, además de la literatura, el periodismo, la política, la música, el humor e incluso la gastronomía. Es “una fiesta de la creación”, que se enmarca junto al original, que se celebra desde hace veinte años en la localidad galesa de Hay-on-Wye, al de la ciudad española de Segovia, y al próximo a celebrarse por primera vez en Granada, también en España, destacaron los organizadores. Asistirán los españoles Belén Gopegui, Enrique de Hériz y Ana María Moix, el editor Jorge Herralde, el chileno Jorge Edwards, los argentinos Pedro Mairal y Ariel Magnus, el mexicano Jorge Volpi, la cubana Wendy Guerra, los cantautores españoles Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina y el músico senegalés Baaba Maal. Participarán igualmente la sudafricana-norteamericana Alice Walter, los peruanos Julio Villanueva Chang e Iván Thays, los mexicanos Alma Guillermoprieto, Homero Aridjis y Álvaro Enrique, los estadounidenses ZZ Packer y John Lee Anderson, y la libanesa Huda Barakat. Una innovación en el encuentro cultural en la edición de 2008 será la programación dirigida a los niños y jóvenes en un denominado Hay Festivalito, con una serie de talleres creativos de animación y actividades recreativas y literarias. Los boletos para las actividades del festival estarán a la venta hasta el 20 de enero a través de la página web del festival, vía telefónica y en las sucursales de la Librería Nacional (http://www.librerianacional.com). A partir del 21 de enero se expenderán directamente en la taquilla del Teatro Heredia en Cartagena de Indias. Los precios oscilan entre los 5.000 y los 60.000 pesos. Los estudiantes, aunque tendrán cupo limitado, podrán asistir gratuitamente. Fuentes: EFE • El Tiempo *** Expertos en información y conocimiento se reunirán en Bolivia Del 28 al 30 de mayo de 2008 se celebrará en La Paz, Bolivia, el I Encuentro Internacional InfoCC (http://www.documentalistas.org/eventos/infocc08), que organizan la Fundación Ciencias de la Documentación de España (http://www.documentalistas.org), la Vicepresidencia de la República de Bolivia (http://www.vicepresidencia.gob.bo), el Ministerio de Relaciones Exteriores y Cultos (http://www.rree.gov.bo) y la Academia Diplomática de Bolivia. El evento reunirá a destacados académicos, analistas y políticos de distintas disciplinas y nacionalidades para debatir en grupos de trabajo propuestas de soluciones a los desafíos que actualmente se encuentran en el acceso de la ciudadanía al conocimiento, a la información pública y a la producción científica y tecnológica en sus países, tanto como en organismos internacionales multilaterales. Los grupos de trabajo serán temáticos y habrá también invitados especiales, mesas redondas y paneles. Entre los objetivos del evento se pretende crear un foro internacional de reflexión en torno a la participación ciudadana y el conocimiento, enfocándose en el acceso, producción, transformación y circulación del mismo, en un contexto democratizador de la información. Tras el desarrollo de las actividades previstas, las conclusiones de los expertos en los grupos de trabajo serán difundidas públicamente por Internet. Igualmente, serán entregadas a los distintos gobiernos iberoamericanos para iniciar acciones sociales que permitan una mayor participación de los ciudadanos desde un uso efectivo de la información que reciben a diario por diferentes canales, incluidos los gubernamentales. Fuente: Fundación Ciencias de la Documentación |||||||||||||||||||||||||||||| ESPECIAL ||||||||||||||||||||||||||||| === Juan Pablo Sojo, pionero de los estudios afrovenezolanos ============== === José Marcial Ramos Guédez ============================================= Nuestro personaje, Juan Pablo Sojo, nació el 23 de diciembre de 1907 en la población de Curiepe, municipio Brión del estado Miranda, y murió en la ciudad de Caracas el 8 de octubre de 1948. Durante sus años juveniles tuvo como principal maestro a su padre Juan Pablo Sojo B., el Viejo (1865-1929), quien fue un reconocido músico y recopilador de festividades de origen africano-católicas, tanto de su pueblo natal como de toda la subregión de Barlovento. Además, Sojo, hijo, a lo largo de su corta vida, incrementó como autodidacta sus conocimientos académicos en los campos de la etnohistoria, la demografía, la sociología, la literatura, el periodismo de opinión y con mayor intensidad los estudios relacionados con la trata de esclavizados, el uso de la mano sometida a esclavitud y los múltiples aportes culturales de los africanos y sus descendientes en el contexto del continente americano. Cuando leemos las obras publicadas por Juan Pablo Sojo: Tierras del estado Miranda, sobre la ruta de los cacahuales (crónicas, 1ª ed. Caracas, 1938); Temas y apuntes afro-venezolanos (ensayos, 1ª ed. Caracas, 1943); Nochebuena negra (novela, 1ª ed. Caracas, 1943); Estudios del folklore venezolano (ensayos, 1ª ed. Los Teques, 1986) y numerosos artículos en periódicos y revistas, los cuales se difundieron en El País, La Esfera, Ahora, El Universal, El Nacional, Revista Nacional de Cultura, El Farol, etc., y en ellos reivindicó los valores culturales de los africanos y sus descendientes en la formación etnohistórica y social de nuestra nación; todo lo antes dicho, a través de una visión desde adentro, tomando en cuenta el modo de ser de los barloventeños y de los otros venezolanos de origen africano. E igualmente, observamos que conoció a profundidad a africanistas de su época, tales como James George Frazer, Arthur Ramos, Gilberto Freyre, Fernando Ortiz, Maurice Delafosse, Raymundo Nina Rodríguez, etc. Además, citó en muchas ocasiones a los cronistas Juan de Castellanos, José Gumilla, José de Oviedo y Baños, fray Alonso de Zamora y Pedro Joseph de Olavarriaga. Asimismo, a los expedicionarios Alejandro de Humboldt y Francisco Depons. También fueron frecuentes sus múltiples referencias a autores venezolanos contemporáneos: Arístides Rojas, Francisco Tosta García, Lisandro Alvarado, Mariano Picón Salas, Mario Briceño Iragorry, Amílcar Fonseca, Carlos Irazábal, Enrique Bernardo Núñez, Juan Liscano, Francisco Tamayo, Gilberto Antolínez y muchos otros. Juan Pablo Sojo, además, escribió poesías, cuentos y obras de teatro, todas afianzadas en los numerosos problemas que afectaban a los descendientes de africanos tanto en Barlovento como en toda Venezuela; por lo tanto, observamos que tuvo “...un gran afecto por su tierra y el elemento humano que la habitaba, todavía con vivas manifestaciones del contacto entre lo africano y la naturaleza barloventeña...” (Sojo Cardozo, Juan Pablo, “Introducción”. En: Sojo, Juan Pablo, Estudio del folklore venezolano, p. 9). E igualmente, tenemos que destacar que fue J. P. Sojo quien por primera vez utilizó en la patria de Simón Bolívar el término “afrovenezolano”, con la finalidad de hacer alusión a los componentes étnico-culturales procedentes del continente africano e incrustrados firmemente en el país llamado Venezuela. Asimismo, es bueno señalar que en las veintiséis constituciones que han sido promulgadas en la nación aludida, nunca se ha tomado en consideración los aportes antes mencionados, y la propuesta relacionada con “los afrodescendientes”, que fue incluida en el artículo 100 del proyecto de reforma de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, elaborado tanto por el presidente Hugo Chávez Frías como por la Asamblea Nacional, fue rechazada junto con los otros artículos propuestos en el referéndum efectuado el día 2 de diciembre del año en curso. Con amplitud de criterios y sin desconocer las fallas u omisiones que pudo haber cometido Juan Pablo Sojo a lo largo de sus obras aludidas, apreciamos que desde la visión de lo regional-local pudo interpretar tanto nuestra cultura nacional como una aproximación a la mundial, lo que hoy llamaríamos “globalización”. Además, vemos que “la obra de este genuino representante de su pueblo se caracteriza por el acento y la pasión de la tierra expresados en un lenguaje sin refinamientos ni excelencia estilísticas; sencillamente recio, descarnado, puro. Juan Liscano ha dicho de él que ‘escribía por vocación. Por necesidad de decir una verdad que le ahogaba frecuentemente. Siguiéndole pulso de su emoción’. Era un instinto. Una fuerza que brotaba de un medio castigado y de un pueblo sufrido” (Lhaya, Pedro, “El escritor y su pueblo. Memoria de Juan Pablo Sojo”. En: El Nacional. Caracas, 19 de octubre de 1955). Por último, observamos que Juan Pablo Sojo realizó importantes investigaciones sobre los africanos y sus descendientes en Venezuela y por tal motivo, denunció y luchó contra el racismo y la discriminación, orientó sus estudios hacia las costumbres, supersticiones, “brujerías”, arritualismo, magia, las supervivencias negro-culturales, el régimen esclavista, la invocación a los dioses africanos, la princesa María Lionza, la fiesta de San Juan Bautista, los instrumentos musicales de percusión, las fulías como canciones de trabajo, los velorios de angelitos o mampulorio, los velorios de Cruz de Mayo, los sangueos y los luangos, el culto a San Benito, el negro en la toponimia geográfica de nuestro país y su esfuerzo por elaborar un glosario de afro-negrismo. Toda su actividad como acucioso investigador fue plasmada en varios libros y artículos de prensa; por ello tiene todos los méritos para ser considerado el propulsor de los estudios afrovenezolanos en el contexto del siglo XX. ** José Marcial Ramos Guédez marcial@operamail.com Historiador venezolano. Es doctor en historia por la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve) y profesor universitario. Ha publicado El Negro en Venezuela: aporte bibliográfico, El Negro en la novela venezolana, De la Révolution Française aux révolutions créoles et négres (coautor) y Simón Bolívar y la abolición de la esclavitud en Venezuela, 1810-1830, entre otros libros. === Juan Pablo Sojo y el Modernismo latinoamericano ======================= === William W. Megenney =================================================== Generalmente cuando uno ha hablado acerca del estilo del escritor barloventeño Juan Pablo Sojo, se ha enfatizado el hecho de su preocupación con la persona de color y su lucha contra un ambiente hostil a los descendientes de los esclavos de origen africano. José Marcial Ramos Guédez, por ejemplo, ha escrito en uno de sus artículos que “Juan Pablo Sojo es el único escritor de color negro [entre los escritores discutidos en su artículo], así pues que su obra es la visión y la preocupación de un negro por la problemática de su grupo étnico”. El mismo Ramos Guédez, en un estudio titulado El negro en la novela venezolana (Caracas: 1980, Universidad Central de Venezuela, Dirección de Cultura), al hablar de la novela Nochebuena negra, discute los elementos telúricos, las leyendas, los cuentos, los mitos y del acervo de cultura popular tradicional que se encuentran dentro de esta obra. Todo lo que sea típico de Barlovento lo ha incluido Juan Pablo Sojo en su novela, incluyendo el lenguaje típico de la región y los espeluznantes ritmos de los tambores. Lo que no ha mencionado en todo esto es la presencia de elementos modernistas, los que se ven más evidentes en su poesía, reflejo de su entrenamiento cultural en Curiepe mientras crecía bajo la influencia de su padre, también intelectual barloventeño, músico popular, folklorista, poeta y preceptor de una escuela rural. Al hablar del Modernismo hispanoamericano, queremos hacer referencia al movimiento que comenzó en 1888 y vio figuras tales como José Martí, José Asunción Silva, Rubén Darío, Leopoldo Lugones y Guillermo Valencia. Las características modernistas en Sojo se notan especialmente en un poema titulado “Chirimena/Acuarela”, que reza así: Chirimena Acuarela Cocales, cocales de verdes, preñadas cimeras, ranchitos dormidos por la brisa buena y el canto del mar soñoliento de espuma y arena, eso es Chirimena! Barquitos, barquitos con sus velas blancas de garzas viajeras que las dulces manos de obscuras sirenas dejan escapar... temblorosos oros la esmeralda rielan al pulso sonoro del sol. Entre las selváticas algas roqueñas pececitos grises y rojos que sueñan borrachos del iodo, de luz y paisaje. Y boga que boga las naves pequeñas con sus remos tensos. Y anzuelos azules de manos morenas en el aire trenzan agonías de plata... Eso es Chirimena! Mujeres, mujeres hermosas, de ágiles piernas, entre los peñascos recogen mariscos y moradas uvas que parecen gemas. Sobre sus cabezas rebosa el canasto y el peso las hace cimbreñas... Y en las noches tibias de luna que calma la marina pena, el amor desnuda desmayados cuerpos de ardorosas hembras que dejan su huella en la arena..! El poema comienza con lo que el lector espera encontrar en las tierras tropicales de Barlovento —cocales— pero luego deja caer las palabras “verdes”, “preñadas” y “canto del mar”, las que nos recuerdan el sensacionalismo del Modernismo, que pretende estimular nuestros sentidos físicos, i.e., colores, vistas, sonidos. En la segunda estrofa el autor continúa usando imágenes que recuerdan el Modernismo rubendariesco, tales como “blancas”, “dulces”, “obscuras”, “oros”, “esmeralda”, “rielan”, “grises”, “rojos”, “luz”, etc. Esta estrofa pulula con palabras que evocan toda clase de sensaciones estimulantes, recordándonos poemas como “Azul” o “Paisaje tropical” de Rubén Darío o como “Versos sencillos” de José Martí. Además, en la penúltima estrofa, hay una joya de imagen, “moradas uvas que parecen gemas”, la cual evoca un cuadro multifacético y ubérrimo con respecto a su poder semántico combinatorio. En fin, aquí Juan Pablo Sojo nos ha mostrado inequívocamente que sus escritos demuestran una finura de estilo y de uso de imágenes que es totalmente comparable a los estilos poéticos de los grandes maestros y que ha recibido su estímulo de los mismos. Fuentes consultadas • LHAYA, Pedro. Juan Pablo Sojo, pasión y acento de su tierra. Caracas: Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, 1968. 157 p. (Biblioteca Popular Venezolana, Nº 115). • RAMOS GUÉDEZ, José Marcial. “La novela venezolana sobre el negro”. En: Semestre Histórico. Caracas: Nº 3, enero-junio de 1976. pp. 29-76. ** William W. Megenney william.megenney@ucr.edu Investigador estadounidense. Es profesor de lingüística hispánica y brasileña y de literatura egresado de la Universidad de Nuevo México (http://www.unm.edu). Ha publicado trabajos sobre la trata de esclavos en el Atlántico y sus influencias en la formación de lenguas autóctonas como el palenquero de la costa norte de Colombia, así como las influencias subsaharianas en la lengua española y portuguesa en las Américas. También ha escrito sobre los elementos africanos en la literatura brasileña y del Caribe. Ha obtenido, entre otros, el National Defense Education Act Fellowships (1962-63, 1965-68), el National Endowment for the Humanities (Puerto Rico, 1974; República Dominicana, 1979) y el Fulbright Senior Research Fellowship (Venezuela, 1987). === Juan Pablo Sojo en el centenario de su natalicio Irma Mendoza ==== Juan Pablo Sojo nace en Curiepe el 23 de diciembre de 1907,1 de manera que celebramos el centenario de su natalicio. El singular personaje puede considerarse uno de los pioneros de los estudios de los esclavos de origen africano y sus aportes a la cultura venezolana. Además de eximio folklorista, se destacó como escritor y periodista, de manera que para el momento de su sorpresiva y prematura muerte (8 de octubre de 1948) ejerce el cargo de jefe de la Sección de Folklore Literario del Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales, dependencia de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, creada en 1946, y desempeña funciones de primer redactor en el periódico El País. Nos lega una prolífera obra escrita aun diseminada, en muchos casos inédita, y que clama por su divulgación. Como articulista escribe en la prensa nacional, desde 1930 envía cuentos a Fantoches y gana el premio Tamanaco (1943) auspiciado por ese semanario, con el cuento de contenido social titulado “Hereque”. Igualmente publica artículos en El Universal, El País, El Nacional, Ahora, El Heraldo y en revistas especializadas: Venezolana de Folklore, Cuadernos Literarios de la Asociación de Escritores de Venezuela, Archivos Venezolanos de Folklore, Cuadernos Tierras del Estado Miranda. Su novela Nochebuena negra será ampliamente difundida mientras otras obras permanecen inéditas: Los abuelos de color (ensayo), Cantos negros (poesía) y Zambo (cuentos). Incursiona en el teatro con El árbol que anda (1945) aunque se mantienen inéditas Canto malembe, El color del amor y Santa. En la obra El estado Miranda, su tierra y sus hombres (1959) se incorporan los siguientes trabajos: “Allá en las cumbres”, “Barlovento, una invitación a la novela”, “Esquema geográfico y espiritual de Barlovento”, “Notas para un estudio sobre el régimen esclavista en Venezuela” “Algunas supervivencias negro-culturales en Venezuela”, “Biografía de la fiesta de San Juan en Venezuela”, Blancos y mulatos”, “José Larito: negro que no quiso ser esclavo” y “Material para un glosario de negrismos de Venezuela”.2 Asombra su capacidad para combinar los testimonios orales, las observaciones directas de las manifestaciones culturales y una amplia consulta de fuentes escritas. Consultó prestigiosos autores extranjeros: Fernando Ortiz, Gilberto Freyre, Arthur Ramos, George Meter Murdock, Rev. James Jonston, Mauricio Delafosse, Alejandro Lipschütz, A. de Humboldt, F. Depons, P. José Gumilla y nacionales, entre quienes destacan Lisandro Alvarado, M. Picón Salas, Tosta García, Arístides Rojas, Pedro M. Arcaya, Carlos Irazábal, Gilberto Antolínez, M. Acosta Saignes, Francisco J. Yánez. No desechó las fuentes primarias, de manera que realizó diversas consultas en el Archivo General de la Nación, en las secciones Diversos, Real Hacienda y Reales Órdenes, al igual que el Boletín publicado en esa institución. De igual manera investigó en las Actas del Cabildo de Caracas. Así aportó conocimientos sobre el cultivo del cacao y el régimen esclavista en la colonia y enriqueció el contenido de su obra escrita. Hace énfasis en el estudio de las manifestaciones culturales aportadas por los esclavos de origen africano en el Barlovento nativo, de manera que en sus escritos incorpora estudios del malembe, la tradición de los “negros alzados” llamados “boleros” que recorren las calles barloventeñas cada 28 de diciembre, y que aún hoy sobrevive; mampulorio, la fulía concebida como una canción de trabajo de la cual señala: “...se ha creído siempre que la fulía sólo se canta cuando brillan los luceros en las noches del mes de las flores. Las coplas se cantan en todas las épocas del año, en los trabajos del campo o en las labores domésticas. En las haciendas de café o cacao, en la zafra de cañameral; acompaña los golpes de ‘pilón’ vernáculo, el pescador de caribes y mojairas, el arriero sudoroso...” (Ahora, 17-6-1945). Pese a este estudio persiste la creencia en vincular exclusivamente la fulía con el velorio de cruz. Describe los tambores y se remonta al origen en el continente africano, el mina, tambora, congo, quichimba, y llega hasta la costa lacustre zuliana con el chimbagle. Extiende el área de influencia de sus investigaciones a la rica y variada tradición popular en el oriente venezolano (El País, 22-12-1947); cuentos, Currumbaco de Canchunchú, La Mariposa, El Guarandol, La Culebra, Los Chichimitos, canto del pilón; y, hacia occidente, estudia la comunidad guajira, los chimbangueles en Cabimas, Ceuta, La Ceiba, Santa Rita, Bobures, Gibraltar, Lagunillas. La riqueza en la celebración de San Juan lo lleva a escribir numerosos trabajos de esta manifestación en Barlovento, Choroní, Patanemo, costas del Distrito Federal, Carabobo y Yaracuy. Escribe sobre los sangueos y luangos de Farriar (Yaracuy), el tamunangue (Lara) y hasta hace referencia al culto de María Lionza. Como bien señala Juan Liscano, “Juan Pablo nunca separó la investigación sistemática de lo popular de su obra creadora de escritor...” (“En la muerte de Juan Pablo Sojo”. En: El estado Miranda, su tierra y sus hombres, p. 23). Estudió 283 africanismos difundidos en Venezuela e incorporados a nuestro hablar cotidiano. Entre ellos ya incorpora topónimos como araira, aramina, birongo, taguaza, carángano. Permaneció en estrecho contacto con los integrantes del grupo “Presente”: José Fabbiani Ruiz, Carlos Augusto León, Juan Beroes, Carlos Eduardo Frías, Antonia Palacios, Héctor Poleo, Pedro León Castro, César Rengifo. Fue miembro activo de la Asociación Venezolana de Periodistas y compartió amistad con Juan Liscano, Luis Troconis Guerrero, Abel Vallmitjana, Walter Dupouy, J. M. Cruxent, Gonzalo Plaza, M. Acosta Saignes, Neptalí Noguera Mora, Luis Arturo Domínguez, Raúl Agudo Freites, Rhazes Hernández. ¡La vida y obra de Juan Pablo Sojo merece ser conocida y difundida! Fuentes consultadas • Diccionario de historia de Venezuela (1997), Caracas, Fundación Polar, Tomo 3. • STRAUSS, Rafael: Diccionario de cultura popular (1999), Caracas, Fundación Bigott, letras Q-Z. • SOJO, Juan Pablo: “Selección de algunos trabajos literarios, lingüísticos y de investigación folklórica”. En: El estado Miranda, sus tierras y sus hombres (1959), Caracas, Ediciones del Banco Miranda. • El acceso al Archivo del Centro de la Diversidad Cultural, Dirección de Colecciones, Ministerio del Poder Popular de la Cultura, nos permitió revisar los artículos de prensa de Juan Pablo Sojo, publicados en distintos periódicos. Agradecemos la colaboración del hermano-amigo licenciado José Navas y del diligente funcionario Omar Pérez. Notas 1. Ante la disparidad de criterios con relación a la fecha de nacimiento de nuestro personaje, hemos tomado por referencia la expresada en la biografía autoría de su hijo Juan Pablo Sojo Cardoso (Diccionario de historia de Venezuela, Fundación Polar). 2. No se incorporan los artículos de prensa, por cuestiones estrictas de espacio. Pueden ser consultados en el Centro de la Diversidad Cultural; Foro Libertador. Caracas. ** Irma Mendoza Investigadora venezolana. Trabaja en el Postgrado de Historia de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos (Unerg, http://www.unerg.edu.ve). ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Testimonios, espejismos y desconciertos (extractos) =================== === Rafael Fauquié ======================================================== (Nota del editor: acaba de aparecer, bajo el sello Comala [http://www.comala.com], el libro Testimonios, espejismos y desconciertos, una colección de aforismos del escritor venezolano Rafael Fauquié. “Creo que es admirable”, dice Fauquié en la introducción a su libro, “el esfuerzo de seres de palabras empeñados en hacer de esas voces que, rápidas los rondan, un texto; o sea: espacio literario, a veces anamórfico, a veces nítido y acabado, pero siempre forma audible, inteligible expresión por entre el barullo de tantísimas vociferaciones o en medio del silencio que suman demasiadas soledades”. Hoy traemos a los lectores de la Tierra de Letras algunos extractos del libro). Dentro del enigma de mi cotidiano azar avanzo junto a mis ilusiones y espejismos; tratando de aferrarme a oportunidades y aciertos, y, sobre todo, rehuyendo la indiferencia: esa negación del sentido mismo del camino. === Más que de avanzar, de lo que se trata es de convertir nuestros pasos en aceptadas huellas. === Son muchos los errores que podría cometer en mi camino; uno de los más graves: interrumpir su fluidez. Estoy obligado a respetar la continuidad del camino y a cumplir en él, al menos, con dos normas sagradas: ni eludirlo ni soslayar su linealidad. === Me debilito cuando mis pasos contradicen las señales que me muestra el camino. === Distinguir en el camino sólo absolutos y guiarnos únicamente por la luz y el calor de esos absolutos, pudiera significar calcinarnos. === Los espacios que construí me estrechan dentro de cada vez más reducidos linderos. Avanzo y me limito. Avanzo y me peculiarizo. Cada nueva selección es un descarte: lo que escojo me apartará para siempre de lo que rechacé. === Estrechamiento de linderos: una manera como cualquier otra de definir los aprendizajes en el camino. === Habitar, caminar: actos que precisan, por igual, del equilibrio y la armonía. === Pulsión hacia el deslinde: una forma de acatar esa peculiaridad que somos. === Interminables paradojas del camino: en él los aciertos conviven con los errores y las derrotas nos acercan a victorias que lucían imposibles. Los fracasos se convierten en impulso hacia genuinos avances. Vivimos la alegría junto a la tristeza y sabemos de la fortaleza tras intuir la debilidad. El tiempo inhóspito deja paso a la cotidianidad cobijante y la áspera intemperie llega a transformarse en acogedora morada. Reconocemos lo deseable tras saber qué nos repugna. Somos fuertes y, a la vez, débiles. Aceptamos eso que somos sabiendo que siempre existirán muchas cosas que no podríamos aceptar de nosotros. Nuestras frustraciones iluminarán posibles futuras alegrías, nuestros presentes extravíos podrían convertirse en venideras certezas y nuestras actuales convicciones augurar próximos desconciertos. Lo que más creemos saber acaso sea lo que más groseramente ignoramos, lo que más nos atemoriza tal vez sea lo que menos nos desoriente y lo que más nos exalta pudiera ser eso que con mayor fuerza nos condene a la confusión. === En nuestro camino vamos descubriendo verdades que se hacen parte de nuestra sabiduría personal. Los cuadernos del destierro de Rafael Cadenas, sería una de las más hermosas descripciones que yo haya leído alguna vez sobre esas verdades adquiridas por un caminante dentro de su tiempo. Cadenas escribe Los cuadernos... en Trinidad, donde vivía tras haber sido expulsado del país por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Permanece exiliado en esa vecina isla de Venezuela entre 1952 y 1956. Lejos del espacio de su origen, solitario caminante, Cadenas se enfrenta a las mismas preguntas que, en algún momento, cualquier individuo podría llegar a formularse: ¿quién soy? ¿Cuál es mi lugar? ¿Dónde pertenezco? ¿Cómo aceptarme? Cioran dijo alguna vez que todos los seres humanos parecíamos satisfechos con nosotros mismos; pero que, en el fondo, ninguno lo estaba realmente. Quizá el reto esencial para cualquier caminante sea llegar a aceptarse en medio de todas las desorientaciones que, innumerables y constantes, lo rodean. Desde la primera línea de Los cuadernos..., un yo poético va relatándonos opciones de vida, descubrimientos, propósitos, aprobaciones, rechazos... En su percepción y en su memoria transeúnte comienza por evocarse cierto origen del cual el poeta optó por distanciarse: “Yo pertenecía a un pueblo de grandes comedores de serpientes, sensuales, vehementes, silenciosos y aptos para enloquecer de amor (...). Yo no heredé sus virtudes”. Se van dibujando luego, lentamente, las naturales y muy frecuentes paradojas de toda existencia humana: la alegría que existe junto a la tristeza, el error que convive con el acierto, la certeza que se hilvana con la duda, la aprobación y el rechazo que se entrelazan, lo bello y amable hermanado con lo aborrecible, la armonía y la incoherencia complementándose... El camino es, así, dibujado como una incesante suma de contradicciones donde el tiempo presente y el tiempo ya dejado atrás van conduciendo al caminante hacia esa contundente revelación final que cierra el texto: “He recuperado mi nombre”. Recuperar nuestro propio nombre: aprobarnos, reconocernos, aceptar nuestros rumbos transitados y no avergonzarnos de vernos reflejados en ellos... Rafael Cadenas: caminante y poeta, nos confía a sus lectores una sabiduría que es el genuino legado de un camino recorrido. Como poeta, como caminante, Cadenas ha aprendido a vivir consigo mismo, y eso es lo que nos expresa. === Contemplo asombrado que lo que por mucho tiempo fue dispersión, impredecibilidad o desorden, terminó por hacerse en mi camino coherencia, armonía y propósito. === Me oriento al lado de mis aciertos tratando de no repetir viejísimas equivocaciones. === Rara vez existe la nitidez dentro del camino; se reitera en él lo difícil, lo complejo, lo inalcanzable. Sin embargo, afortunadamente, son también a veces posibles las metas cumplidas, las felices conclusiones, las fantasías hechas realidad... === Dentro del camino, somos a veces protagonistas y a veces debilitadas comparsas. === A veces, siento como si la vida supiese a poco; por eso me esfuerzo en cubrirla con mis ilusiones. === Me adivino en lo inesperado, me preveo en lo sorpresivo, me predigo en lo azariento... Propósitos, empeños; eventualmente logros, ciertamente destinos, metas... === No es para mí el fruto de la semilla que ignoro haber sembrado. === Amargura y autodestrucción: dos laboriosas tejedoras de infiernos; las dos, consunción e inconsistencia, decadencia y regresión, sustracción y penuria; anuncios, ambas, de lentas e irreversibles agonías. === El acto de escribir acepta las sumas, los añadidos, las transformaciones; permite todos los estilos, todas las expresiones, todos los matices, todos los énfasis, todas las entonaciones... === El ser de palabras se debe a sus verdades y a sus interrogantes. Junto a ellas, y siempre al lado de sus necesarios espejismos, explora, descubre y construye. === Escribo: establezco un orden en el que descifro significados para mi camino, apoyándome en un estilo que es impulso, rostro, máscara; fuerza germinativa, seminal, espermática; potestad, densidad, asidero, proyección; propósito tanto como convicción, artificio tanto como necesidad. Un estilo: mi estilo: ahora y siempre de mis voces. Mi forma de vivirlas y sentirlas y actuarlas. Construyo mi estilo y, a la vez, él me construye; permanece junto a mí, siempre al alcance de mi mano y junto a mis ahoras: meta y, a la vez, rutina cotidiana. === Escribo lo que me importa: enfrento el silencio de muchísimas cosas mudas y resisto en mi camino junto a voces que me sostienen. Escribo desde mis esenciales curiosidades y mis revelaciones, desde mis días abiertos y mis noches insomnes, desde mis palabras interrumpidas y la continuidad de mis comprensiones, desde la sombra o la ceniza de tantos días gastados y el brillo de los días nuevos, desde las esperanzas que no declinan y las imposibilidades que me circunscriben, desde las fantasías a las que no podría dejar de acogerme y la opacidad de mis desconciertos, desde la sonoridad de mis triunfos y la amarga sombra de mis fracasos, desde la necesaria continuidad de mis pasos y mis abruptas decepciones, desde mis sueños hechos realidad y tantos días iguales a sí mismos, desde muchas sorpresas imposibles y demasiadas rutinas consabidas, desde la alegría y la tristeza, desde la esperanza y la desilusión, desde la tormenta en un vaso de agua y la pulsión por reinventarme a cada paso, desde la búsqueda de mis horizontes y la claudicación ante linderos que necesito sobrepasar, desde la firmeza de muchos actos y la imposibilidad de actuar, desde mi obsesiva búsqueda de espacios y demasiados vacíos que no sé cómo llenar, desde mi amor por la soledad y mi necesidad de compañía, desde las voces ásperas y la seductora melodía de los días, desde los instantes que me abruman y los ahoras que me iluminan, desde la fuerza de mis fantasías y la banalidad de mis desesperanzas, desde el sueño por siempre repetido y la ausencia de cualquier sueño, desde los vagos comienzos que me trajeron hasta este lugar en que me encuentro y mi esperanza por ir más allá de este lugar en que me encuentro... === Proponernos ser felices: tratar de dar un significado de plenitud o de armonía a esos actos y pasos y espacios que construyen nuestra existencia. === Uno de los mayores absurdos de la condición humana: no reconocer la felicidad. O, dicho de otra manera: grotesca y muy humana actitud de colocarse ante el paisaje de la felicidad y negarse a contemplarlo. === Tratar de ser felices: acaso el más individualista de todos los propósitos humanos. === Sólo podrá ser feliz el caminante capaz de moverse libremente en la búsqueda de su propia plenitud. === Reconocido el lugar de mi felicidad, me aferro con todas mis fuerzas a las relampagueantes intensidades que lo colman. === Hay dos cosas que no podrían dejar de asociarse con el descubrimiento de la felicidad. Una: que ella reside sólo en nosotros, que nadie está obligado a hacernos felices. Otra: que lo que significa la felicidad para unos muy poco o nada tiene que ver con el significado de la felicidad para otros. === Esperar que alguien nos haga felices es tan absurdo como esperar que alguien nos ayude a entender o a vivir o a mirar o a percibir o a conocer o a disfrutar... === El rostro que teníamos a los veinte años y el que tenemos cuatro o cinco o seis décadas después... ¿Qué mayor triunfo que conseguir que el segundo pueda aún reconocerse en el primero? === La felicidad individual se opone drásticamente a cualquier idea de felicidad convertida en fórmula colectiva. No entiendo esas promesas de felicidad a cargo de Estados, Iglesias, Secretarios, Presidentes o Santones. Cualquier religión, sistema o utopía que prometa felicidades multitudinarias y futuras a cambio de ciegas obediencias individuales, será una oferta corrompida. La ofrecida felicidad para creyentes, seguidores, súbditos o borregos, es y será siempre una promesa falsa o una promesa vacía. Tampoco hay ni podría haber felicidades decretadas para todos en un tiempo por venir o en un tiempo que ha dejado de ser humano. La felicidad existe aquí y existe ahora. A fin de cuentas, ése sería uno de los tantos desenlaces al que nos ha llevado nuestro atosigante presente: enseñarnos a los hombres a ser razonablemente egoístas para poder llegar a ser razonablemente felices. ** Rafael Fauquié rafabes@cantv.net Ensayista y poeta venezolano (Caracas, 1954). Licenciado en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve; 1977), postgrado en sociología de la literatura en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (1979) y doctor en ciencias sociales por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve; 1984). Entre 1979 y 1985 dirigió los seminarios de literatura venezolana en la Universidad Católica Andrés Bello. Desde 1980 es profesor del Departamento de Lengua y Literatura de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve), institución de la que es profesor titular y en donde ejerció entre 1989 y 1993 el cargo de director de Extensión Universitaria. Ha publicado Espacio disperso (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. El Libro Menor, 1983), Rómulo Gallegos: la realidad, la ficción, el símbolo (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. Estudios, Monografías, Ensayos, 1985), De la sombra el verso (poesía, Caracas, Epsilon Libros, 1985), El silencio, el ruido, la memoria (Caracas, Alfadil, col. Trópicos, 1991; Premio Conac de Ensayo “Mariano Picón Salas”, 1992), La voz en el espejo (Caracas, Alfadil, col. Trópicos, 1993), La mirada, la palabra (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. El Libro Menor, 1994), Espiral de tiempo (Caracas, Fundarte-Equinoccio, 1996), Arrogante último esplendor (Caracas, Equinoccio, 1998), Puentes y voces (Caracas, Sentido, 1999), El azar de las lecturas (Caracas, Galac, 2001) y Testimonios, espejismos y desconciertos http://www.comala.com (Caracas, Comala, 2007). === La fascinación por la mirada: Salvador Elizondo ======================= === Daniel Orizaga Doguim ================================================= Al revisar la obra de Salvador Elizondo nos encontramos con que sus preocupaciones literarias parecieran poder concentrarse en la semántica de ciertos verbos que le permiten construir sus relatos. Esta constelación de novelas, cuentos y ensayos giraría en torno a las acciones de escribir, leer, recordar, imaginar o mirar, y la posibilidad de que cada uno esté prefigurado en el otro, de que lo supone. El ejemplo más claro es el cuento “El grafógrafo”. Este concentrado de obsesiones elizondianas (tenemos el escribir, el imaginar, el recordar) cae en la fascinación de sí mismo en el acto de escribir. Es tal el ensimismamiento que el sentido se vuelve casi hermético, casi místico. Conjetura y fascinación son las categorías que mejor se acercan a la definición de escritura para Salvador Elizondo y que incluirían a los demás. Todo autor tiene sus palabras claves, especie de muletillas, que nos sirven como seña de identidad para remitirnos, inequívocamente, a un universo cerrado. Abrir el espacio en blanco, rasgarlo con la pluma o los pinceles, cortarlo como a un cuerpo con un bisturí es la inquietud de Elizondo. El texto, la novela es el signo total: desentrañarlo —sacarle las entrañas— es la cifra que resuena en su obra. Para Elizondo, mirar es crear el objeto; describirlo, conjeturar una ontología de cada ser redescubierto. Precisamente para redescubrirlo, hay que matar al objeto tangible, dejarlo en estado de descomposición y mostrar fríamente sus atributos. Tal es el camino —el Tao— que nos muestra su novela Farabeuf o la crónica de un instante. La agonía llega al paroxismo cuando revelamos al Yo, en el que el objeto soy yo, que al mirarme, me conjeturo como escritura. Conjeturemos aquí, pues, sobre la obra de Elizondo. El plural no es casual. Entrar en ese universo tiene no poco de hipnótico, y por la misma mirada, nos transformamos en voyeurs, mirones especulares y en connivencia pública. Elizondo nos ve que nos miramos que nos miramos que lo miramos que nos mira que nos miramos en el texto. En la mirada está la conjetura y la fascinación. Esta fascinación permea la obra de Salvador Elizondo. La separación espacial con un objeto permite un nuevo tipo de encuentro hecho sólo de miradas. La enajenación del objeto, así sea un objeto mental, como Zoé del cuento “El retrato de Zoé” permite el deslinde de lo corpóreo, puramente estático, frente al resultado de la mirada que es extática. Entendamos esto en el cuento mencionado. El narrador, mientras conjetura o especula —y nótese la cercanía con speculum, espejo— establece una diferencia sustancial entre Zoé y la mujer que tiene al lado, entre lo corpóreo y el ser aquel que se evoca por el recuerdo, el que se construye por la suposición como en un juego. El cuerpo cercano no nos fascina, aunque podemos amarlo. Es el objeto de fascinación al que queremos acceder, y al hacerlo, lo vamos conjeturando. La mirada en Farabeuf La novela Farabeuf nace de ese ejercicio escriturario que da cuenta de una mirada a la vez prolongada e instantánea, de una fotografía de un supliciado chino: captar el momento mismo de la muerte sería el logro del observador que acciona el obturador del aparato fotográfico. Tenemos así una huella de esa mirada de los observadores, que como acto en el texto no es solitaria —onanista— sino pública: el tormento se realiza en la plaza por su propia intención, para lograr el máximo de su efectividad disuasiva, y la composición de las figuras en el papel nos indica diferentes formas de mirar o no el suceso. Notemos, simplemente, que alguno mira el cuerpo del atormentado, pero la mayoría vuelve su vista al suelo. A pesar de la distancia espacial, nosotros como observadores del vestigio, de la fotografía, somos capaces de mirar de frente, y más allá que quienes están presentes en el momento. El acto es público, y por lo tanto, el que mira es también mirado, y de la misma forma que el supliciado, está expuesto. “Mirar es el rito”, escribe el narrador en Farabeuf. Nosotros, sin embargo, al observar la fotografía la atraemos al ámbito de lo privado: la soledad en una habitación o en una biblioteca en la que nos alejamos como espectadores. Mirar como público lo que se realiza en el espacio privado, adentrarse en esa esfera, también, de complicidad: ser un voyeur, un mirón, un ser fascinado. Un lector. A todo esto, el filósofo Maurice Blanchot nos señala efectivamente la dimensión humana del acto con la fascinación: ¿Por qué la fascinación? Ver supone la distancia, la decisión que separa, el poder de no estar en contacto y de evitar la confusión en el contacto. Ver significa que, sin embargo, esa separación se convirtió en encuentro (1) (1992:25 [1955]). Encuentro no de cuerpos, sino de miradas, de lecturas. Para Elizondo, la mirada es lo que constituye no sólo el acto, sino el propio objeto. Es decir, si sabíamos que nombrar es dar existencia a un ente al dotarlo de identidad en el continuo del Ser, Elizondo eleva la actividad visual del reconocimiento —acto previo y necesario para el encuentro— con la mirada que se crea por la propia fascinación: juego de espejos, pura simulación —¿significante sin significado?—. Lo concreto son los cuerpos, no los objetos: es la fascinación lo que le da existencia, el objeto existe porque nos fascinamos con la mirada y al estar bajo ese efecto, nos paralizamos, nos hacemos de piedra. Así como el conocimiento es siempre conocimiento de algo, la mirada es la fascinación de la mirada que nos presenta el objeto. Aquí Blanchot nos responde magistralmente: “[Al mirar/leer] Alguien está fascinado, puede decirse que no percibe ningún objeto real, ninguna figura real, porque lo que ve no pertenece al mundo de la realidad sino al medio indeterminado de la fascinación. Medio, por así decirlo, absoluto” (1992:26). Orfeo, Medusa y Narciso Si escribir una obra comporta la mirada de Orfeo, la mirada de Medusa —como hemos dado en llamarle— se revela como mecanismo de la fascinación para la lectura, por lo menos en ciertos textos Salvador Elizondo, como los cuentos “La mariposa (Composición escolar)”; “El grafógrafo”, “El retrato de Zoé”, “Abysthoma triginum” y por supuesto, en Farabeuf. La mirada de la medusa implica la triangulación: así como mirar de frente al monstruo transforma a quien se atreve en piedra, la mirada desnuda o ingenua, afecta a la posibilidad de lectura de la obra, contradiciendo su esencia, que es la de no ser estática, pero que al estar fascinados por ella, nos impide concretizaciones alternativas o posibles dadas por el artefacto verbal. En otras palabras, es mirar al sesgo, es ver el mecanismo de la obra no de frente, sino reflejada —lo que quiere decir, modificada— en una superficie lo que nos consiente un acercamiento. Esto bien puede funcionar en dos niveles, dentro del espacio ficcional y como mecanismo de lectura metaficcional o en la retórica. Volvamos a Farabeuf. El espejo es una variante del motivo del reflejo en la hoja de la espada de Teseo en el que puede ver a la Medusa indirectamente y no a los ojos, para protegerse de la mirada petrificadora (2). El motivo del espejo en Farabeuf es consistente: como los espejos en el pasillo al que entra el doctor Farabeuf, como la pintura alegórica en el anfiteatro de la disección, incluso en la similitud recordada entre los objetos del espacio ficcional de la obra, como el cuerpo del supliciado, la estrella de mar pudriéndose y el ideograma chino liú. Detengámonos, una vez más en el núcleo del relato: la fotografía del supliciado. Tobin Siebers en El espejo de medusa (1985 [1983]) señala la fascinación antropológica y sostenida en toda cultura, con la fascinación mágica del mal de ojo —conectada en su trabajo con la mirada de la Medusa. Es decir, el temor al mal de ojo se presenta con distintas variaciones, pero siempre reclama una posición privilegiada en las creencias y supersticiones, incluso en el mundo moderno. Los griegos, a través del mito de la Medusa, serían quienes le dan un tratamiento literario. La protección contra el mal de ojo es una preocupación íntimamente relacionada con este temor. Según se menciona, la defensa más eficaz contra el mal de ojo sería otro ojo, una especie de espejo que refleje el efecto de quien procede. Esto es pertinente para escribir sobre la fotografía del supliciado y de la novela en sí. Presenciamos la escena como mirones, voyeurs. Aparentemente, el efecto de la fascinación —del mal de ojo— ha sido atenuado: el lente de la cámara es el espejo reflejante, y nosotros estaríamos exentos de ver la escena directamente “a los ojos”. La fascinación al enfrentarnos a la obra, sin embargo, es más fuerte que si estuviéramos en presencia del acto. Es que hemos caídos en la trampa: el suplicio es la lectura del texto, el texto mismo es el supliciado. Nos fascinamos por la retórica, por la palabra. La fotografía del condenado se nos revela como otro reflejo del mecanismo de fascinación de la novela: ya no nos fascina la imagen, sino la escritura. Hemos invertido, por el juego de espejos, el objeto fascinador: ya no es la escritura la que da cuenta de la fotografía, es la fotografía la que nos enseña a desvelar el texto. Vayamos de nuevo a Blanchot: “Escribir es disponer el lenguaje bajo la fascinación, y por él, en él, permanecer en contacto con el medio absoluto, allí donde la cosa vuelve a ser imagen, donde la imagen, de alusión de una figura, se convierte en alusión a lo que es sin figura...” (1992:27). La figura y la imagen, el objeto y la escritura, todo en una relación irresuelta como otro efecto de la fascinación: el desconcierto. Para Elizondo, la mirada es el prerrequisito de la escritura y su presentimiento para la lectura. En el cuento “Abysthoma trigynium”, la descripción del objeto, el ajolote, toma la forma de un reporte científico. La verdadera actividad cognoscitiva, o mejor dicho, ya que la cognición como la conocemos se desarticula, la verdadera actividad de penetración en el ser es la contemplación, como lo pensaban los místicos; disciplinan sus sentidos en busca de un objeto no material, una “alusión de una figura” metafórica, y sin embargo, lo que los fascina es la nada pero sobre las que se permiten conjeturar. La compleja corporeidad de los ajolotes sería no la razón de la mirada y de la atención, sino una excusa para que la fascinación que esos animales nos causan sea digna de ser mirada, o mejor dicho penetrada con la vista y que posibiliten el ejercicio mental. Nueva paradoja: según Elizondo, es imposible, al ver un ajolote, saber “quién mira a quién”. Es la fascinación que puede fascinarse de sí misma, pensarse. La fascinación, o el efecto de la fascinación en las obras mencionadas, como decíamos, trabaja en varios niveles, y no pretendemos abarcarlos todos. El estilo de Elizondo no deja de tener algo de hipnótico. La repetición incesante de palabras, de temas y de motivos también es un estribillo, no por carencia de imaginación o de inteligencia creadora, sino como estrategia. Es entrenar la mirada, la vista y el oído interior, es un juego obsesivo: el mismo hecho de escribir, la escritura, se enajena a sí misma, de ahí la inmensidad del sistema elizondiano. Dice Blanchot: “La fascinación está fundamentalmente ligada a la presencia neutra, impersonal, el uno indeterminado, el inmenso Alguien sin rostro. Es la relación que mantiene la mirada —relación neutra e impersonal— con la profundidad sin mirada y sin contorno, la ausencia que se ve porque ciega” (1992:27). ¿Nos vemos a nosotros mismos al mirar el texto, o sería más bien que el texto es el que se ve en nosotros? ¿No es lo que decían los místicos cuando se referían al abandono, a la fusión con la nada, con la suprema Voluntad, la vuelta al Ser? Baste anotarlo aquí, y rescatar la posibilidad que nos plantea Blanchot de la “relación neutra e impersonal”, que tal vez sea la prefiguración terminante de las lecturas que hacemos de los textos literarios. Finalmente, el texto, la obra es, existe, y poco podremos modificarla, mejorar o disminuir en su condición. Pero la obra, como también recalca Blanchot, es gracias al lector. El recurso de la fascinación podría entenderse como una forma de la seducción, un llamado inconsciente —aunque voluntario— a dejarnos adentrar en un espacio para darle actualización y como lectores competentes, para descifrarlo —conjeturarlo. “Para la literatura, el hombre es un lector”, escribió alguna vez Alfonso Reyes. La mirada “literaria” es el ejercicio de esa actividad humana principal, y el develamiento que obtenemos, el resultado de dejarnos fascinar y permanecer en ella. Referencias • Blanchot, Maurice. 1992 [1955]. El espacio literario. Barcelona: Paidós (Trads. Vicky Palant y Pablo Martín). • Elizondo. 1994. Obras. Tomo I. México: El Colegio Nacional. —. 1994. Obras. Tomo II. México: El Colegio Nacional. • Siebers, Tobin. 1985 [1983]. El espejo de medusa. México: Fondo de Cultura Económica. (Trad. Lorenzo Aldrete Bernal) Notas 1. El énfasis nos corresponde. 2. La mirada en el espejo y la fascinación del objeto está presente en otros textos, como Graffiti del argentino Julio Cortázar y en El gato de Juan García Ponce. ** Daniel Orizaga Doguim emet_d@yahoo.com.mx Investigador mexicano (Tampico, Tamaulipas, 1983). Licenciado en español por la Universidad Autónoma de Querétaro (http://www.uaq.mx). Recibió una beca del Programa de Estímulos a la Creación Artística otorgada por el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (http://www.culturaqueretaro.gob.mx; 2006—2007). Tiene publicaciones en diarios, revistas y suplementos culturales. Miembro del consejo de redacción de la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea, publicada por The University of Texas at El Paso (http://www.utep.edu) y Ediciones y Gráficos Eón (http://www.edicioneseon.com). Autor de Minuta: ensayos sobre literatura (2007). === Las locuras de la memoria Carmen Malarée ========================= Un artículo publicado en el periódico británico The Guardian el sábado 3 de noviembre de 2007, sobre un eminente músico inglés, Clive Wearing, me recuerda ese cliché repetido a menudo que nos dice que a veces la realidad supera la ficción. Hace ya más de veinte años que Mister Wearing carece de memoria a causa de una infección de encefalitis herpética. El tiempo de retención de acontecimientos, imágenes, situaciones, etc., es de unos pocos segundos. Sufre además de una amnesia, un borrón total de su vida pasada, salvo que reconoce a su esposa, a sus hijos y que retiene aún la capacidad musical de interpretación de partituras completas. A nuestros ojos, la música se representa en una sucesión de instantes que forman una totalidad, una melodía, canción, etc. desde el principio hasta el fin, en un lapso del tiempo presente. Para Mister Wearing, lo que cuenta es cada nota aislada que él lee, interpreta y expresa externamente en sonido, pero que luego huye disolviéndose en su memoria. El sonido desaparece en el instante mismo en que se emite, para, de inmediato, representar otro. La continuidad de una nota tras otra constituyendo una pieza musical, Mister Wearing no la tiene, sino que experimenta cada nota aislada, cada nota en su presente. Su esposa relata que en una ocasión lo vio observando una barrita de chocolate que tenía sobre la palma de la mano repitiendo todo el tiempo: “Mira, es nueva”. Ella le dijo: “No, es la misma que tenías hace un momento”, pero él insistía que no, que era otra diferente. Este caso de la vida real es lo opuesto a lo que nos relata Jorge Luis Borges en un cuento de ficción titulado “Funes el memorioso”. El personaje de Borges, que lleva por nombre Ireneo Funes, es un campesino de una región del Uruguay, quien, luego de un accidente en que se cae del caballo, despierta con una capacidad inacabable para recordar, no pudiendo olvidar ni un solo instante experimentado en su conciencia. Todo lo que ocurre se graba en su memoria con una precisión asombrosa. De esta forma, sin saber ni comprender el latín, con sólo mirar las páginas de la Naturalis historia es capaz de retener en su cabeza todo lo relatado por Plinio. Además, cada objeto se representa a sus ojos empapado de su propio proceso de transformación; por ejemplo, nos cuenta Borges, para el ser humano normal, tres copas de vino sobre una mesa son tres copas de vino sobre una mesa. No para Ireneo Funes, que percibe en esta imagen “todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra”. Agrega Borges que Funes podía recordar también en el más mínimo detalle todo lo que ocurría en cada día de su vida, y por tanto, necesitaba todo otro día para contarlo. Poseía “más recuerdos... que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo”. El desenlace tiene el sello de Borges y su estilo irónico: Funes muere abrumado por una congestión pulmonar, destrozado por su capacidad de memoria que no le deja ejecutar la función corporal mínima que es la de respirar. Mister Wearing representa el caso contrario al de Funes, pero es real y ha tolerado la dolorosa situación por más de veinte años. Luego de haber sido internado en una clínica siquiátrica por seis años, fue mudado a una casa de reposo en la campiña inglesa que se especializa en casos de personas con daño cerebral. Ahora es capaz de mantener una conversación, aun cuando lo que relata se cree que es en su mayor parte apócrifo, ya que posee lo que se denomina memoria semántica, es decir, la memoria basada en el conocimiento general. Habrá una película de este caso, que muestra a Mister Wearing conduciendo un coro con sensibilidad, dirigiéndose a distintos integrantes de la orquesta instrumental alentándolos en su tarea, moviéndose con elegancia, gracia y distinción, porque el protocolo y las sutilezas sociales Mister Wearing no las ha olvidado. Es más, es en la música donde él puede realizar todo su potencial artístico: aquí el tiempo fluye y se detiene al unísono, al igual que su vida que existe únicamente en el tiempo presente, es decir, lo que ocurre en segundos es borrado de su mente y lo que no existe aún es lo actual. Dicho en otros términos, en su capacidad de percepción de la realidad no existe pasado ni futuro. La historia de Borges nos asombra, remece nuestra imaginación, pero, ¿puede uno imaginarse lo que Mister Wearing debe soportar en cada instante consciente de su existencia? Al comparar un relato imaginario con un caso de la vida real —opuesto uno al otro— sólo se puede concluir que la ficción y la realidad se sitúan en un mismo plano y que la primera no hace más que preceder en tiempo y espacio esta última. Es el poder de la creatividad humana; si no, baste recordar a dos grandes visionarios de la ciencia y la tecnología: Leonardo Da Vinci y Julio Verne. ** Carmen Malarée cgmalaree@btinternet.com Docente chilena (Longavi, 1950). Profesora de francés y español en el Reino Unido. Ha publicado la novela La voz del silencio (Editorial Maranatha; Talca, Chile) y el estudio “Development Education in the Spanish Classroom”, en la revista Vida Hispánica Nº 30 (otoño de 2004), de la Association for Language Learning del Reino Unido. === XV Encuentro de Escritores de Colombia y Venezuela ==================== === Ana Berta López ======================================================= Este año el Encuentro de Escritores de Colombia y Venezuela arribó a sus, esperamos, primeros quince años de existencia. Se celebró en la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira (Venezuela) del 8 al 11 de noviembre. La delegación colombiana, encabezada por los dilectos Ciro Pérez y Rodolfo Carrillo, llegó al Círculo Militar el jueves 8 a eso de las 5 de la tarde; hay que destacar que resultó una delegación bastante nutrida. En su mayoría venían de participar en la Bienal Gaitán Durán de Narrativa y la Cote Lamus de Poesía. Los grandes ausentes del encuentro fueron Triunfo Arciniegas —que resultó ser el ganador de la Gaitán Durán con un libro de cuentos para adultos sobre amores femeninos, y quien por un viaje a la Feria de la Guadalajara, en México, hubo de faltar a la cita en San Cristóbal— y Octavio Escobar Giraldo —quien por compromisos en Bogotá pudo sólo estar presente en las actividades de la Bienal en Cúcuta. El primer fallo fue el hospedaje, el hotel del Círculo Militar realmente es pésimo, la comida lamentable: sin sopa, ni postre, ni café y, por supuesto, ninguna variedad para escoger. La inauguración se realizó en el Tennis Club de San Cristóbal. Este es un club que está cumpliendo en este 2007 ochenta años y fue creado por la alta sociedad sancristobalense. Allí desde hace cuarenta y siete años se reúne todos los meses la Peña Literaria Manuel Felipe Rugeles, la cual fue creada por un grupo de intelectuales de la ciudad a modo de homenaje al ilustre bardo tachirense, y tal vez también un poco a modo de desagravio de tantos sinsabores que el devenir político y los radicalismos produjeron en su ánimo y que al fin lo llevaron a la muerte. En ese marco se premió al ganador del concurso de poesía y se informó el cronograma de actividades de los días subsiguientes. Esa noche el maestro de ceremonias fue Pedro José Pisanu. Al público se dirigió Carmen Teresa Alcalde en representación de la peña para dar la bienvenida, luego Luis José Oropeza hizo otro tanto en nombre de la Asociación de Escritores del Táchira, Ciro Pérez por los escritores colombianos y Daniel Suárez Hermoso, dieron sendos discursos muy interesantes; el primero hizo todo un paseo por la obra de Antonio Mora, por su significado en las letras regionales, demostrando conocer toda la obra de Mora; de esta manera se inició el homenaje a este escritor, nativo de Pregonero. La Asociación de Escritores de Norte de Santander homenajeó y condecoró al siempre diligente Ciro Pérez por todos sus años de dedicación con las letras y con el encuentro. No hay palabras para describir la emoción de Ciro, además de que todo fue hecho de sorpresa, el hombre no tenía ni idea de ese reconocimiento y la alegría y el estupor se reflejaban parejas en su rostro. Y nos alegra mucho que la asociación haya tenido ese gesto con él pues realmente Ciro parece una hormiguita trabajando siempre en pro de la literatura y merece ese y más reconocimientos. En resumen la noche fue muy grata y animada. Todas las actividades diurnas se hicieron en la Biblioteca Pública Leonardo Ruiz Pineda, la cosa estuvo un tanto tensa el viernes, pues por la 5ª Avenida había una marcha de estudiantes opositores al gobierno y por la 7ª estaba una de afectos al gobierno. La biblioteca está en el medio del punto convergente de ambas avenidas, siendo todo esto centro de la ciudad de San Cristóbal; afortunadamente no pasó nada desagradable, sólo la tensión natural que la situación producía. Ese día entre los ponentes estuvieron Jorge Gómez Jiménez, por Venezuela, y Luzmary Giraldo, Álvaro Miranda y Winston Morales, por Colombia. Hubo también un taller de poesía dictado por Luis José Oropeza. En la tarde hubo varias actividades, unas en San Cristóbal y un recital en la ciudad de San Juan de Colón, que fue a la que asistió quien suscribe esta nota. Este de Colón fue un evento bien coordinado, ordenado y organizado, sin altibajos. Se llevó a cabo en las instalaciones de la Casa de la Cultura Pedro Antonio Ríos Reyna. Las lecturas se realizaron en grupos de cuatro para darle oportunidad cómodamente a todos los invitados, que eran los siguientes, por Venezuela: William Osuna, Iris Villamizar, Dory Rojas, Arnulfo Quintero López, Amanda Reverón, Susana Potente, Ulrike Sánchez, Jorge Gómez Jiménez, Isabel Rivas, Daniel Suárez Hermoso, Natividad Barroso, Gilberto Cedeño, Marco Antonio Mendoza; por Colombia: un recital poético musical a cargo de Juan Antonio Durán Mendoza (escritor), Luis Carlos Almeira (declamador) y Rafael Ángel Gelves Contreras (guitarrista). También leyeron Álvaro Flores, Margoth Quintero y Pedro Quintero, de la Universidad Simón Bolívar, y Luis Antonio Ortega Gelves. Como dicen algunos: un acto muy humilde pero bien hecho. En la noche hubo una lectura de jóvenes poetas en el Ateneo, actividad organizada por Freddy Ñáñez, “Chucho”, coordinador de la Plataforma del Libro y la Lectura en el Táchira, y que contó entre otros con la presencia de los poetas Saúl Gómez y Rodolfo Ramírez Soto, ambos de Colombia; también la poeta peruana Cecilia Podestá, un poeta argentino y otro ecuatoriano. Este evento comenzó con retraso, cosa que realmente no se entendió pues de esos chicos no había ninguno en Colón, lo que hacía injustificable la tardanza. Pero a pesar de esto fue una buena lectura donde se oyeron trabajos muy interesantes. La acción se inició esa noche con un performance de la agrupación dancística Andanza, encabezada por la excelente bailarina tachirense Sidy White, y luego se procedió a la lectura de textos. El sábado 10, en la mañana, entre los ponentes por Colombia estuvo el narrador Jaime Echeverri, y en la tarde estaba pautada la lectura en homenaje al difunto poeta nortesantanderiano Tirso Vélez, y que estaba convocada para hacerse en la Plaza Bolívar pero hubo de trasladarse para el Ateneo, por lo mismo de lo tensas que estaban las cosas en la calle. Igualmente sucedió con el taller de narrativa que dictó Pedro José Pisanu en principio en la Biblioteca Pública. También estaba pautada una actividad en la ciudad de Rubio que fue cancelada. Se suponía que este encuentro era en homenaje al poeta tachirense Antonio Mora y esa noche del sábado era el acto central, durante el cual se haría mayor énfasis en el homenaje. Pero en realidad eso resultó ser cualquier cosa menos un homenaje. Antes de comenzar el acto —que por alguna extraña e insólita razón se efectuó en la galería Eugenio Mendoza del Ateneo, donde en esos días se había dañado el aire acondicionado, lo cual hizo que el sitio se convirtiera en un pequeño “infierno”—, el poeta Alberto José Pérez decidió leer los poemas de un libro inédito. Este acto de rebeldía le quedó muy bien ya que no lo incluyeron en el programa de la noche (que a todas estas no se supo jamás si realmente existía) y resultó la única cosa buena y una de las únicas dos interesantes de esa noche. El poeta comenzó la lectura con sólo tres personas oyéndolo y terminó con la sala llena y un muy fuerte aplauso. Luego de esto comenzó el “homenaje” a Antonio Mora. Luis José Oropeza, presidente de la Asociación de Escritores del Táchira, dijo algunas palabras referentes a Antonio Mora pero realmente no hubo nadie que hiciera una semblanza sobre él, como habría sido lo lógico, porque nosotros aquí en el estado lo conocemos, apreciamos y valoramos pero las personas de otros estados y los de Colombia no tienen ni idea de quién es Antonio Mora. Luego el mismo Antonio leyó algunos de sus textos y se suponía que varias personas leerían algunas cosas de él, especialmente algunos de sus compañeros del taller literario Zaranda, entre ellos Marisol Pérez Melgarejo y Luz Marina Sarmiento, cosa absolutamente pertinente pues ese taller es emblemático en San Cristóbal y un hito en la vida de Antonio. Pero sólo leyeron Oropeza, Elizabeth Valero y Chucho, que leyó la “Letanía para mechudos” de Antonio y dio por terminado el homenaje dejando cortadas a Marisol Pérez y a Luz Marina Sarmiento que iban a leer luego de él. Y... se acabó el homenaje, sin un detalle para el homenajeado, sin orden, sin nada. Comentario aparte merece la trifulca entre Natividad Barroso y Pablo Mora. Este último es un reconocido poeta tachirense que tiene la particularidad de que cuando lee sus textos se va poniendo frenético, apasionado; grita, golpea las mesas y lo que tenga a la mano y, en resumen, hace todo un espectáculo, además de que siempre en la poesía de él hay muchas palabras soeces, cosa a la que acá ya estamos acostumbrados y no nos sorprende en lo absoluto, no así las personas provenientes de otros lugares, y esa noche en el poema que leyó Pablo se dedicó a llamar putas a las mujeres y cabrones a los hombres. Natividad Barroso, que es una mujer de un carácter muy vivo y explosivo, aguantó un rato pero varias veces le dijo que ya, que parara, y Pablo nada; Natividad se puso de pie y lo mandó a callar; como es de imaginar, él no lo hizo. Él le gritaba puta a ella y ella le respondía cabrón, forcejeando por el micrófono hasta lograr romperlo. Todo mundo juraba que Pablo le iba a dar un golpe a ella pero no, Natividad le arrebató el micrófono y le dijo que mientras en estos países estemos pensando que las mujeres son putas y los hombres cabrones no dejaremos de ser tercermundistas. La lluvia de aplausos fue atronadora... Lo cumbre fue que los colombianos juraban que aquello era un performance y que Pablo y Natividad eran fascinantemente multifacéticos y excelentes actores, tamaños ojos pusieron cuando se enteraron de que aquello era la más cruda y triste realidad.... El domingo hubo dos ponencias, una de Luz Marina Sarmiento y la otra de Leonardo Jesús Bustamante... y cero entrega de certificados. Porque quien estaba encargado de los mismos era el coordinador de la Plataforma del Libro y la Lectura, y no pudo entregarlos a tiempo, según explicaron ese día, por falta de tinta. Y se comprometieron a hacerlos llegar a cada quien en cuanto se subsanara la eventualidad. Pero ya ha transcurrido un mes y nada se ha sabido de los certificados. La verdad es que fue muy triste ver cómo la desorganización, la improvisación, el egoísmo de no permitir que otros ayuden de manera efectiva al correcto desarrollo de esa actividad, se la está llevando al caño, al menos en lo que respecta al lado venezolano. Un evento que pudo ser excelente. Un “homenaje” que más parecía una burla horrenda. Un desorden en todos los niveles, una actitud de inexperiencia absolutamente ilógica en unos personajes que tienen ya quince años efectuando este encuentro y que por obvias razones deberían estar más que duchos en la realización y manejo del mismo. Esperemos que las muchas críticas que sabemos han recibido les sirvan para entender que deben cambiar la actitud y la forma de manejar esta actividad, para lograr que repunte y se convierta (como de manejarla bien sin duda alguna se lograría rápidamente) en un evento puntual de las letras en Venezuela. La cita es el año que viene en Colombia, donde el buen amigo Ciro Pérez junto al inseparable Rodolfo Carrillo han demostrado saber gerenciar muy bien la parte que a ellos les compete, allá estaremos compartiendo y departiendo con los amigos. ** Ana Berta López ablaconsta@yahoo.es Fotógrafa y actriz venezolana (Caracas, 1963). Cursó estudios en el Taller de Actuación Luz Columba, de Nelson Ortega, en 1986, y en 1990 cursó el Ciclo Básico de Arte Dramático en el IFAd y el Taller de Elaboración de Libretos para TV con Mariela Romero. Al llegar a San Cristóbal, Táchira, donde reside actualmente, tomó el Taller de Actuación para Cine y TV con Miguel Ponce, en 1998. En teatro hizo la obra Avenida Lecuna, con el grupo Arriba El Telón, en 1989, mientras en televisión se desempeñó en Radio Caracas Televisión como actriz destajista en varios programas tales como Selva María, Señora, Abigaíl, Mi Amada Beatriz y otros. Desde 1997 ha trabajado como docente independiente de actuación en la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Táchira, la Unidad Educativa Bolivariana Páramo de La Laja y el Colegio Don Bosco, entre otros entes. Como fotógrafa cursó los talleres “Fotografía y cultura popular”, dictado por Mariano Díaz, y “Revelado y copiado blanco y negro”, con Gustavo Carmona, ambos en la Fototeca del Táchira. Ha presentado sus trabajos en la exposición colectiva “Creadores del hecho fotográfico”, en la Fototeca del Táchira (2004), y en las individuales “Capturando egos”, en la Casa Steinvorth (1999); “Ojos de miles miradas”, en la Fototeca del Táchira (2004), “Aunque sean tonterías, ¡escríbeme!”, en el Consulado de Venezuela en Cúcuta y en el Ateneo del Táchira (agosto y noviembre de 2005) y “¡A escena!”, en la Casa Sindical San Cristóbal (2006). === Los buenos modales Ricardo A. Halperin =========================== Así como la de mis padres, mi generación se forjó en la rebelión. Pero un día cayó el muro de Berlín, los chinos decidieron dedicarse a fabricar inutilidades de plástico con las que inundaron el mundo, y la era de la rebeldía terminó. Creo que para los jóvenes el tiempo pasado fue mejor, había montañas que escalar, barricadas que los llamaban, y los unía la ideología de la esperanza. Hoy el sectarismo, las diferencias raciales y los extremismos religiosos compiten por reemplazar a las ideas políticas en el corazón de los jóvenes. Cuando tienen éxito, éste toma una forma terrible. En la gran mayoría de los casos, sin embargo, los jóvenes se han dado por vencidos y han renunciado a la posibilidad de un ideal. Sin rumbo para la rebeldía, los jóvenes de hoy se aburren y aceptan sumisos el destino de trabajo que sus padres les marcan o huyen de la monotonía montados a una tecnología que a los mayores nos elude. En otros casos recurren a la droga. En un campo, sin embargo, la juventud de hoy supo continuar el camino que sus ancestros le comenzamos a trazar; me refiero a la aniquilación de los “buenos modales”. No es de descartar que los haya asistido algún psicólogo, preferentemente francés, que haya vinculado los “buenos modales” con mecanismos de control social o alguna otra cosa por el estilo, pero no voy a explorar ese camino; confieso que apenas chapurreo el francés y en psicología: nones. Lo cierto es que el emprendimiento fue exitoso y ha llegado el momento de proclamar oficialmente que los “buenos modales” están muertos. Muertos de pata estirada y cementerio con florcitas. Se juntaron en la tumba con el sentido del honor, que en la Argentina fue enterrado en 1965, con Alfredo L. Palacios. En su lápida debería decir: “Primer diputado socialista de América, expulsado del Partido Socialista por batirse a duelo”... O se podría haberle recordado al visitante casual que, siendo embajador en el Uruguay, don Alfredo servía mate a sus visitantes pues el país estaba muy pobre para comprar café, y correspondía ejercer austeridad. En fin, valores de un tiempo pasado... Ya mi generación tendió a menospreciar los “buenos modales”, que consideró como una contraseña que los de arriba usaban entre ellos para mejor identificar a los de abajo. O acaso un ejemplo de frivolidad, imposible de defender en un mundo plagado de problemas reales, de hambre y de miseria. Retrospectivamente, me pregunto si la verdadera razón no escondía algo de comodidad y un inconsciente deseo de provocar; “épater le burgeois”, creo que diría el psicólogo francés. En esta nueva visión del mundo, los “buenos modales” tenían-tienen la misma utilidad que la corbata. Hoy la corbata aún sobrevive, pero con vergüenza, limitada a los lugares de trabajo de los obreros de camisa blanca, símbolo de sumisión al sistema, que desaparece a las cinco de la tarde y que pasa los fines de semana colgada de una silla. Sabe que el tiempo le juega en contra... Pero si mi generación acometió contra los buenos modales por razones de pudor ideológico, la de hoy lo hace por inercia o porque sus propios padres se olvidaron de enseñárselos. Les tengo que confesar que lamento la muerte de los buenos modales. Cuando un jovencito se desentiende de mis canas y me tutea, cuando se me olvidan de decir “por favor” o “gracias”, cuando colocan los zapatos sucios sobre la silla o se sientan en el cine con la gorra puesta, añoro un tiempo hipotético en el que una matrona, imponente bajo su sombrero, le habría propinado al infractor un merecido carterazo. Digo hipotético, porque apenas si conocí ese tiempo en el que aún circulaban los sombreros como parte de un atuendo correcto. Usted quizás me preguntará, ¿por qué esperar a una matrona salvadora? Respondo: la matrona es simbólica, pero no es una imagen freudiana (creo) sino una añoranza de un tiempo pasado, y yo no enfrento al infractor porque se me reiría en la cara; hoy la infracción es la norma y el que la cuestiona es el nuevo infractor. Ahora que los “buenos modales” están bien enterrados, creo que nadie habrá de sospechar de mis intenciones, y suponer que intento darles un nuevo soplo de vida para que me acusen de reaccionario o, lo que es peor, de inglés camuflado. ¡Resucitarlos: ese sí que habría de ser un milagro! Por eso, porque están bien muertos, estimado lector, usted y yo nos podemos dar el lujo de la honestidad en esta nota necrológica que en todo caso llega demasiado tarde. ¿Usted no añora también ese tiempo tan lejano en el que se esperaba que desplegásemos un cierto grado de cortesía hacia nuestro prójimo? Admito que, en lo que hace a la mujer, eso de cederle el asiento y abrirle la puerta, quizás reflejaba un prejuicio “machista” (y además me parece razonable quedarme sentado si yo llegué al asiento primero), pero tendrán que admitir que el no hacer ruido al tomar la sopa no exigía un esfuerzo tan grande y hacía más agradable la comida para todos los demás... Dije usted, pero reconozcamos que el “usted” va por el mismo camino que la corbata, todos somos vos (o en la Argentina: “che”), igualados en el mínimo común denominador del vocabulario reducido. Los angloparlantes han sabiamente evitado el dilema entre el tú y el usted mediante el uso del ubicuo “you”, pero en el español no es así, elegir el uno es dejar de elegir el otro. Elegir el tú es una manera de definir la relación como entre iguales, aunque uno sea joven y otro sea viejo (¿se acuerdan del tango: “lo mismo un burro que un gran profesor, todo es igual, nada es mejor...”?). En algunos casos, por ejemplo, al ordenarle la comida al mesero que aún se siente obligado a responder con el usted, el uso del tú (o del vos) adquiere un tono de patronil condescendencia. Es la venganza del maleducado de clase alta, o ínfulas de... Confieso que mi opinión acerca de cómo deben tomarse los cubiertos es sesgada y responde, probablemente, más a razones estéticas, que a consideraciones de peso. Pero quizás de eso se trate. Quizás el tema de los buenos modales refleje simplemente la necesidad de una estética en las relaciones que los seres humanos mantenemos. Como taparnos la boca al toser. Tildarla de hipocresía sería, creo yo, superficial. El automóvil vino al mundo cuando los buenos modales aún gozaban de buena salud, pero su proliferación (la del automóvil, claro está) es un hecho moderno. Quizás eso haya inducido alguna confusión en los conductores, que en su mayoría parecen considerar que los buenos modales son un fenómeno pretérito, estrictamente peatonal. Y eso me lleva a proponer que los “modales”, sean buenos o inexistentes, responden a una visión de cómo encarar la convivencia social. Puede ser que esto lo haya dicho, o refutado, algún sociólogo, pero como yo no lo soy puedo meterme en el pantano con toda inocencia y decir lo que pienso sin preocuparme de consultar bibliografía. Los buenos modales son convenciones. Arbitrarias como toda convención, puede en general encontrarse que responden a alguna lógica. Así, el cederle el asiento a las damas respondía a la visión del sexo femenino como sexo “débil”, y era un reconocimiento sutil del carácter de “dama” de la beneficiaria del gesto. El símbolo de la caballerosidad, don Quijote, nos enseña una lección que parece haber pasado desapercibida al tratar con el respeto que merece una dama a la moza Aldonza Lorenzo. Con tristeza, hoy barrunto que el terrible castigo de don Quijote fue ser el único cuerdo en un mundo poblado por locos. El “por favor” de antaño (¿lo recuerdan?) era un reconocimiento de que lo solicitado podía representar una molestia, por pequeña que fuese, y reconocer anticipadamente la generosidad del gesto de acceder. Lo mismo por las “gracias”. Abrir la puerta e invitar al otro a pasar primero es un gesto de cortesía. Entre extraños permite comenzar una relación en un plano amable. La consideración del otro deja en el destinatario del gesto la sensación de ser respetado, valorado. En el mundo de los buenos modales las personas son merecedoras de respeto, no son simples objetos. Este modo de razonar lleva, inevitablemente, a preguntarse si la muerte de los “buenos modales” no es, en buena medida, la muerte del respeto. El respeto significa el reconocimiento del otro. Mi sensación es que vivimos un tiempo de agresiva afirmación de los derechos propios, y escasa consideración de las obligaciones hacia los demás. En ese mundo los “buenos modales” son superfluos. Lo confirman aquellos que destruyen nuestros tímpanos con cacofonías a todo volumen que, con excesiva generosidad, llaman música. Estimado lector, le agradezco el tiempo que me ha dedicado leyendo estas disquisiciones. Y le pregunto: ¿usted, qué piensa? ** Ricardo A. Halperin rhalperin2@verizon.net Escritor y docente argentino (Buenos Aires, 1940). Actualmente reside en las afueras de Washington (EUA). Se educó en la capital de su país y en Córdoba, y completó estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (EUA). Fue profesor de economía en la Universidad de Buenos Aires (1968-1973). En 1976 se incorporó al Banco Mundial, en la ciudad de Washington, DC, donde desempeñó diversos puestos gerenciales hasta jubilarse en 2001. Ha publicado numerosos trabajos sobre temas económicos. === En diciembre llegaban las brisas, de Marvel Moreno: =================== === visión irónica como subversión y afirmación paradójica de la realidad = === Álvaro Saladén Roa ==================================================== I. Coordenadas de lectura El escritor Ramón Illán Bacca, en una reseña del libro En diciembre llegaban las brisas, de Marvel Moreno (1), publicada en la revista Huellas (Barranquilla, 1989), consignaba la siguiente apreciación: “Esta novela amarga, a veces ingrata en su lectura y que no hace concesiones a la esperanza, es una de las mejores (...) escritas en la última década por un autor colombiano” (Bacca, 57). Once años después de que falleciera la escritora, el relativo asedio que su obra ha generado por parte de la crítica pareciera confirmar aquella valoración. El objetivo de este ensayo es examinar, desde un enfoque sociocrítico, la visión del mundo de la obra, resultante de la confrontación discursiva latente dentro de ésta. Se intenta guardar cierta distancia; es decir, situarse un poco más allá del examen entusiasta de su obra, intensificado entre la crítica (y particularmente en el ámbito universitario cartagenero) desde finales del decenio de 1990, en parte a raíz del fallecimiento de la autora (2). Se intenta sustentar la siguiente hipótesis: En diciembre llegaban las brisas es portadora de una visión del mundo irónica —surgida con la modernidad—, mediante la cual Marvel Moreno cuestiona los valores de la sociedad patriarcal, que subyacen en la estructura de tensiones de base, y asimismo aparecen resemantizados en el repertorio del texto. Antes de iniciar el examen de la visión del mundo de la obra, conviene delimitar el sentido de éste y otros términos conceptuales: isotopía y repertorio. El concepto de visión del mundo (3) se toma de Wilhem Dilthey y su Teoría de las concepciones del mundo. Según ésta, a partir de un orden vital nacen los temples universales (cambiantes debido al dinamismo de la vida). En los individuos siempre predominan ciertos temples vitales, entre los cuales los más generales son el optimismo y el pesimismo, particularizados en múltiples matices. “Estos temples vitales, los innúmeros matices de la actitud ante el mundo, forman el estrato inferior del desarrollo de las visiones del mundo” (Dilthey, 44). Todas las ideas del mundo, si intentan dar una solución completa al misterio de la vida, implican por lo regular la misma estructura. Esta estructura es siempre una complexión o conexión unitaria, en la cual, sobre la base de una imagen del mundo, se deciden las cuestiones acerca de la significación y el sentido del mundo, y se deducen de esto el ideal, el sumo bien, los principios supremos de la conducta en la vida. Está determinada por la regularidad psíquica, según la cual la aprehensión de la realidad en el curso de la vida es el fundamento para la valoración de las situaciones y objetos según el agrado o desagrado, placer y disgusto, aprobación y desaprobación, y esta estimación de la vida constituye luego, a su vez, el estrato inferior de las determinaciones de voluntad (Dilthey, 45). No obstante lo planteado por Dilthey, al analizar la novela En diciembre llegaban las brisas se tiene presente la polisemia cuyo resultado es el sistema del texto. Como advierte Hélène Pouliquen, aunque “el texto literario se construye probablemente a partir de (...) una visión del mundo, (...) en su seno, en la medida en que es una ‘estructura de estructuras’ semántica, (...) los efectos de sentido no son reductibles a una totalidad monolíticamente coherente” (38). La misma estudiosa considera la posibilidad de ordenar dichos efectos en un conjunto estructurado de dos o más estructuras elementales de sentido (38). Ahora bien, la visión irónica no constituye una estructura monolítica, una ideología o discurso; constituye toda una actitud frente a la vida. La “estructura de tensiones de base” (4) de la novela se determinó rastreando las isotopías que subyacen en la misma. El concepto de isotopía está relacionado con el de semema y, por extensión, con el de sema. Aquí se utiliza la definición de Algirdas J. Greimas (citado por Fernando Gómez Redondo): “Por isotopía entendemos el conjunto redundante de categorías semánticas que hace posible la lectura uniforme del relato, tal como resulta de las lecturas parciales de los enunciados y de la resolución de sus ambigüedades que es guiada por la investigación [búsqueda] de la [una] lectura única” (Gómez R., 266). Respecto al repertorio del texto, término acuñado por Wolfgang Iser (5), éste se comprende mejor en relación con el concepto de espacio intertextual propuesto por Julia Kristeva. El significado poético [literario] remite a significados discursivos distintos, de suerte que en el enunciado poético resultan legibles otros varios discursos. Se crea, así, en torno al significado poético, un espacio textual múltiple cuyos elementos son susceptibles de ser aplicados en el texto poético concreto. Denominaremos a este espacio intertextual. Tomado en la intertextualidad, el enunciado poético es un subconjunto de un conjunto mayor que es el espacio de los textos aplicados a nuestro conjunto (66-7) (6). II. La visión irónica como subversión y afirmación paradójica de la realidad Se planteó al inicio que la novela de Marvel Moreno es portadora de una visión del mundo fundamentalmente irónica. ¿Cuáles son los rasgos característicos de esa concepción o actitud ante la vida, los procesos textuales y los recursos literarios que la concretizan en el texto de ficción en general, y en su obra en particular? Según Víctor Bravo, en su libro Figuraciones del poder y la ironía, ésta tiene básicamente dos acepciones: una retórica y otra “nacida en las entrañas mismas de la cultura moderna” (Bravo, 9). Retóricamente, “la ironía no designa sin un tropo: ‘decir lo contrario de lo que se quiere dar a entender’ o ‘decir una cosa para dar a entender otra’ ” (10). Por el otro lado, a “finales del siglo XVIII y principios del XIX, en el horizonte abierto por la modernidad, la ironía se coloca en una nueva perspectiva: como visión del mundo en la revelación de sus ocultas incongruencias” (10). Como bien lo expone dicho autor (87-90), desde Sócrates el pensamiento irónico era una forma de conocimiento. Posteriormente, gracias a las tesis románticas de Friedrich von Schlegel, se cuestionan las grandes certezas del mundo. Más tarde, los contemporáneos ven la ironía “no sólo como una estrategia retórica, ni sólo como una actitud subjetiva de un autor, sino fundamentalmente como un estado del mundo: (...) si lo real es una construcción siempre es posible percibirlo desde la negatividad, y desde esta perspectiva se coloca el pensamiento irónico” (Bravo, Ib.). En ese sentido, la mirada irónica se extenderá en la “permanente refutación de las homogeneidades de lo real, en el distanciamiento ante el llamado a la identificación con las verdades establecidas, en el escepticismo ante los valores aceptados, en la negación de los adoctrinamientos, en la afirmación del yo consciente y distanciado” (Ib.). De otra parte, la pregunta por la concreción en el texto literario de esa visión del mundo, también es formulada y resuelta por el autor antes citado: ¿Cómo se expresa la visión irónica en el tramado estético de la literatura? La expresión literaria ha mantenido desde siempre una compleja relación de fidelidad y/o traición con lo real: o se subordina a lo real para ser su más prestigiosa propagandista, o rompe amarras y muestra sus fulgurantes capacidades de crear propios universos: la identidad y la diferencia han acompañado a la literatura en su amistad y en su enemistad con lo real. La literatura moderna, partiendo de esa dos grandes imantaciones (la identidad y la diferencia) ha desarrollado diversos procesos textuales de la ironía: procesos de la diferencia, como la paradoja y el absurdo que, en su capacidad de refutación de lo real, abren la posibilidad de mundos imposibles; y procesos de la identidad, como la parodia y lo grotesco, la alegoría y el humor, que en una afirmación paradójica de lo real, crean posibilidades expresivas, y reconstrucciones de sentido, en el turbión mismo de la negatividad. (...) La ironía socava, niega y afirma lo real (Bravo, 11-2). En ese orden de ideas, la novela de Marvel Moreno se ubica en la vertiente de la identidad, pues la autora intenta —desde el exilio— socavar una Barranquilla pretérita —su referente ineludible— al tiempo que la ficcionaliza, afirmándola paradójicamente (7). En efecto, la ciudad novelada como gran referente real se afirma paradójicamente. Por eso el historiador Eduardo Posada Carbó, aunque reconoce en la obra varias referencias autobiográficas “que permiten identificar con claridad a Barranquilla” (282), le resta valor historiográfico a la misma, en un tono de sutil reproche: Con todo, Marvel Moreno apenas nos ofrece una Barranquilla a pincelazos, meras referencias, alusiones y evocaciones. No hay descripciones precisas de esa calles, ni de esos vecindarios, ni de esas casas, ni del Country Club que tanto parece obsesionarle (8). Tampoco hay un cuadro detallado de su sociedad y sus complejidades. No es ésta una novela de costumbres. Ni mucho menos una novela histórica (9). No lo pretende. Marvel Moreno nos revela sí una gran pasión por la ciudad, una contradictoria pasión que parecería traducirse con frecuencia en un profundo rencor y hasta desprecio. (...) Entre los casi rabiosos sentimientos hacia la ciudad —una rabia identificada a ratos con la nostalgia por una ciudad que va dejando de existir—, sobresalen las frustraciones del espíritu (283-4). Siguiendo la misma línea, esa Barranquilla difuminada obedece, según Blanca Inés Gómez, a la creación de un nuevo mundo, imaginario, que desplaza o remplaza el referente. Ella explica que la escritora trabaja dentro de las categorías del realismo pero con la conciencia clara de que no se escriben cuentos y novelas para contar cómo es la vida, sino para transformarla. Y lo hace con el artificio de la palabra y la creación de un lenguaje imaginario. Partiendo de un referente plenamente reconocible: Barranquilla, la ciudad del carnaval, el Prado, el Country Club, la burguesía de emigrantes cosmopolitas, crea un mundo imaginario propio (Gómez B., 32). En relación con los personajes y el espacio narrativo, la parodia y la alegoría —mecanismos irónicos de afirmación paradójica de la realidad mediante la reconstrucción de sentido— hacen presencia en la novela a través de figuras como Eloísa (de clara filiación feminista) e Irene (caracterizada apoteósicamente). Sus casas simbolizan, por un lado, especies de santuarios femeninos —en ese sentido, paganos—; por otro, una alegoría de la naturaleza misma de la mujer (la Torre del italiano, casa de Irene). Esta última casa, por ejemplo, “es la gran metáfora de los sueños y de las fantasías tan presentes en toda la novela. Habitada de objetos y personajes fantásticos, (...) remite a ese mundo secreto de pasillos sinuosos y repetitivos que evoca el gran laberinto mítico cretense” (Ángel, 11). En realidad, “la casa” como objeto simbólico femenino del espacio narrativo estaba presente desde los relatos de Algo tan feo en la vida de una señora bien. Como bien lo indica Pamela Flórez, la casa como objeto y como ámbito adquiere una dimensión simbólica al constituirse en el espacio que estas mujeres conquistan y colonizan desterrando de allí a los hombres. Oriana y Genoveva se encierran en sus casas después de haber eliminado a su padre y marido, respectivamente, e imponen allí las reglas que no hubieran podido imponer en el mundo de fuera. Tomasa regresa a morir en su casa, y la tía Irene de En diciembre llegaban las brisas se instala en la torre del italiano como hecho culminante de una historia de desacatos (8) (10). Igualmente Nadia Celis confirma esa transformación irónica del sentido de la casa como espacio antes represivo y ahora subversivo, que tiene lugar en los relatos —y en la novela— de Marvel Moreno: [Su] sentido solía ser el de prisión o jaula, (...) [ahora] es usado en la narrativa femenina, y en la de Marvel, tanto para evidenciar el lugar de represión, el caso de Laura Urueta encerrada en esa casa diseñada al gusto de su esposo y de la que nunca se siente parte [Algo tan feo en la vida de una señora bien], como para significar el refugio en el que la mujer se protege del influjo externo, como en la fortaleza en la que se resguarda doña Genoveva en La muerte de la Acacia (30-1) (11). Valga recalcar que esa resemantización del espacio doméstico permite, a su vez, fundar (recrear) una nueva realidad —irónica— a partir de la negación de la preexistente (afirmación paradójica). Mayela Vallejos-Ramírez explica tal proceso textual: “La nueva ideología femenina busca una propia identidad. Algunas escritoras encuentran este nuevo estilo literario precisamente en los espacios y las labores domésticas que irónicamente (12) la habían relegado a un lugar de segunda categoría” (49). Y complementa, acerca de la recodificación del espacio: Este nuevo espacio nacido del antiguo, el cual era asfixiante y controlador, produce nuevos códigos, nuevos significados en donde la mujer puede crear y crecer. Podemos observar que el espacio femenino se va desmitificando en la medida en que la mujer aprende a controlarlo y a aprovecharse de los medios que se encuentran a su alrededor. (...) Entonces, el espacio doméstico antes visto como alienante para la mujer toma nuevos matices (46-7). Además de Marvel Moreno, otras escritoras del continente también utilizan lo que Mayela Vallejos-Ramírez denomina “estrategias de la economía doméstica como armas de cambio”: El uso de estrategias nacientes de la economía doméstica como armas de cambio ocupa un lugar relevante en algunos textos de escritoras latinoamericanas de finales del siglo XX como lo son Collar de camándulas, de Rosario Ferré; La señora de la miel, de Fanny Buitrago, y Como agua para chocolate, de Laura Esquivel. Los espacios tradicionalmente asumidos por el género femenino, como el cuarto de costura y la cocina, les permiten crear una nueva realidad [irónica] en donde la mujer puede liberarse de las ataduras ancestrales por medio de un conocimiento profundo de su propio medio (46). Al respecto Laura Esquivel —citada por Vallejos-Ramírez— explica que ha sido un error de la mujer buscar su libertad desde fuera, combatiendo con las mismas armas masculinas. Se ha intentado “usar el mismo lenguaje falocéntrico y las estrategias de la economía masculina para lograr un reconocimiento público pero con ello lo único que se ha logrado es asimilar las características del universo masculino sin darse una verdadera liberación y sobre todo, sin crear una identidad propia” (46). Ahora bien, en el caso de la novela de Marvel Moreno los espacios masculinos también son recreados con nuevos matices que suponen subversiones o conquistas femeninas. Por ejemplo, “el burdel” frecuentado por Álvaro Espinoza se convierte en un campo crucial de la batalla entre éste y Catalina, cuya estrategia induciría a su esposo al suicidio. Asimismo, el espacio asfixiante del “Country” —en general negativizado— se transforma (reafirmándolo paradójicamente) en un pequeño oasis de libertad para Odile Kerouan y su grupito de amigas burguesas. Por otra parte, en relación con las diversas representaciones literarias de la ciudad en Colombia, Luz Mery Giraldo indica tres grandes tendencias: algunos/as autores/as recrean el pasado de ciudades históricas; hay quienes la exploran como espacio ideal para la aristocracia intelectual y del espíritu; “mientras otros recrean la ciudad como escenario y modo cultural o social propicio para la ironía crítica , la parodia y la burla (13), en una suerte de desmitificaciones ancestrales” (Giraldo, XIV). Evidentemente, Marvel Moreno se halla entre quienes hacen de la ciudad “motivo de cuestionamiento, objeto de recusación y revisión del eco del pasado en el presente” (XIV). En la visión irónica, para subvertir la realidad antes se debe deconstruirla. Esa de(s)construcción, a su vez, tiene como punto de partida la identificación de lo real. Pero, ¿cómo se manifiesta lo real? Víctor Bravo responde: “La forma de manifestarse lo real es a través del orden, pues el hombre [también la mujer], en su intransferible apetencia de lo real, no puede vivir, como señala Musil, sino según un orden” (24-5). Empero, ese interrogante inmediatamente genera otro, de nuevo resuelto por Bravo: “¿Cómo se manifiesta y se hace posible el orden? Podríamos señalar por lo menos la instauración de tres procesos: la jerarquía, el sentido, la exclusión” (25). De este modo se comprende que Marvel Moreno ataque por lo menos dos de esos tres procesos: la jerarquía y la exclusión, a través de procesos irónicos de la identidad, como la parodia y el humor. De otro lado, Víctor Bravo advierte que la visión del mundo irónica solamente se concreta con la conciencia crítica que posibilita el distanciamiento y consecuente cuestionamiento del orden establecido. “Sólo la distancia producida por la conciencia crítica permite ver la sintaxis de lo verdadero y lo falso (correlativa de la del bien y el mal) como un sistema de coacciones que puede ser negado, refutado, parodiado” (52-3). La experiencia del exilio aumenta el distanciamiento de Marvel Moreno, no sólo por la obvia lejanía física con el entorno novelado, sino además porque le ofrece un nuevo referente a partir del cual juzgarlo. En el mismo orden de ideas, la cuestión del bien y el mal es el núcleo de toda moral, y ésta es uno de los objetivos de ataque favoritos de la escritora. La moral se concibe como la cohesión del orden, “y la crítica a la moral es la postulación (o el ansia) de otro orden donde la coacción se encuentre subordinada a la libertad y a los derechos, y donde toda posibilidad de jerarquización y verticalidad se encuentre subordinada a la sintaxis de la solidaridad y la horizontalidad” (53). III. Conclusión Resumiendo, En diciembre llegaban las brisas —su visión del mundo irónica— le permite a Marvel Moreno el distanciamiento crítico necesario para cuestionar los presupuestos y verdades establecidos en la sociedad patriarcal en general, y en particular en la clase burguesa barranquillera de mediados del siglo XX. Su condición de exiliada, su rechazo al pasado que ficcionaliza y, al mismo tiempo, su pasión por Barranquilla, la sitúan entre los procesos textuales que materializan la ironía desde la identidad. Se trata de una afirmación paradójica de la realidad —resemantizada a partir de la deconstrucción de ese referente— para intentar crear mediante la ficción, un mundo menos verticalizado y más horizontalizado, más solidario. La visión del mundo configurada en la novela parece constituir un punto de transición en la trayectoria evolutiva de la cosmovisión de la autora, la cual se completa con el libro que precede y el que prosigue a la obra en cuestión. “Al recorrer los dos libros de relatos de Marvel Moreno, el lector sigue el desarrollo de una experiencia vital: el primero es de separación y crisis ante el mundo y el segundo [más maduro], de aceptación del pasado y del presente, no exenta de escepticismo y truculencia” (Giraldo, 204). En diciembre llegaban las brisas, su visión irónica, resulta de una conciencia crítica lograda desde la condición y experiencia de mujer, con todo lo que ello implica en un entorno ostensiblemente patriarcal. Por eso Marvel Moreno no elude la realidad, cuya estructura es casi toda de concepción masculina. Por el contrario, es a partir de ésta, de su deconstrucción desde la distancia, como logra identificar los pilares de la dominación-exclusión, y señalar un posible camino hacia la liberación. (Este trabajo está basado en otra investigación más amplia: “En diciembre llegaban las brisas, de Marvel Moreno: tensiones básicas, repertorio y visión del mundo” [2005]). Textos citados • ABDALÁ MESA, Yohainna. El devenir de la creación. Marvel Moreno: escritura, memoria, tiempo (Beca Nacional de Investigación en Literatura 2004). Santafé de Bogotá: Ministerio de Cultura de la República de Colombia, 2005. • ÁNGEL, Miguel Arnulfo. “Barranquilla en las líneas apretadas de En diciembre llegaban las brisas: una novela de ciudad de Marvel Moreno”. Huellas 43 (abr.-ago. 1995): 3-12. • BACCA, Ramón Illán. “En diciembre llegaban las brisas”. Reseña. Huellas 25 (abr.-ago. 1989): 57. • BRAVO, Víctor. Figuraciones del poder y la ironía: esbozo para un mapa de la modernidad literaria. Caracas: Monte Ávila; Universidad de los Andes, CDCHT, 1997. • CELIS SALGADO, Nadia V. Escritura femenina en el Caribe colombiano: Marvel Moreno. Trabajo de grado (profesional en lingüística y literatura). Cartagena de Indias: Universidad de Cartagena, Facultad de Ciencias Humanas, 2000. • DILTHEY, Wilhelm. Teoría de las concepciones del mundo. Barcelona: Atalaya, 1994. • FLÓREZ, Pamela. “Marvel Moreno: las trampas de la razón”. Huellas 69-70 (dic. 2004): 2-9. • GIRALDO B., Luz Mery. Ciudades escritas: literatura y ciudad en la narrativa colombiana contemporánea. Bogotá: Convenio Andrés Bello, 2001. • GÓMEZ, Blanca Inés. “En diciembre llegaban las brisas, entre el melodrama y la carcajada”. Cuadernos de Literatura 1.2 (jul.-dic. 1995): 27-35. • GÓMEZ REDONDO, Fernando. La crítica literaria del siglo XX. Madrid: Edaf, 1996. • ISER, Wolfgang. El acto de leer: teoría del efecto estético. Madrid: Taurus, 1987. • KRISTEVA, Julia. Semiótica, vol. II. Madrid: Fundamentos, 1978. • MORENO ABELLO, Marvel Luz. En diciembre llegaban las brisas. Barcelona: Plaza y Janés, 1987. • ORTEGA, Manuel Guillermo. “Ciclos y espejos en la narrativa de Marvel Moreno”. Litterae 9 (feb. 2001): 75-96. • POSADA CARBÓ, Eduardo. El desafío de las ideas: ensayos de historia intelectual y política en Colombia. Bogotá: Banco de la República; Fondo Editorial Universidad Eafit, 2003. • POULIQUEN, Hélène. Teoría y análisis sociocrítico. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, 1993 (Cuadernos de Trabajo, 4). • SOROCK, Margarita. “Cartagena y Barranquilla: ¿cómo éramos? ¿Cómo somos? ¡Que hablen los escritores!” (artículo inédito). New York, 2004. Por atención de la autora. • VALLEJOS-RAMÍREZ, Mayela. “El arte culinario: subversión, erotismo e identidad en tres textos de escritoras hispanoamericanas de finales de siglo veinte”. Con-Textos: revista de semiótica literaria 16.33 (jul.-dic. 2004): 45-55. Notas 1. Marvel Luz Moreno Abello nació en Barranquilla el 23 de septiembre de 1939 y falleció en París el 5 de junio de 1995. Desde 1969 fijó su residencia en la capital francesa, donde redactó (curiosamente a mano) la gran mayoría de sus textos. Casi toda su producción literaria está reunida en los siguientes libros: Algo tan feo en la vida de una señora bien (Bogotá: Pluma, 1980, relatos; versión francesa de Jacques Gilard: Cette tache dans la vie d’une femme come il faut, 1983; e italiana, de Mónica Molteni y Anna Roberto: Qualcosa di brutto nella vita di una signora perbene, 1997), En diciembre llegaban las brisas (Barcelona: Plaza & Janés, 1987. Trad. italiana de Mónica Molteni: In dicembre tornavano le brezze, 1988; y francesa, de Eduardo Jiménez: Les dames de Barranquilla, 1990), El encuentro y otros relatos (Bogotá: El Áncora, 1992) y Cuentos completos, volumen póstumo al cuidado de J. Gilard y F. R. Amaya (Bogotá: Norma, 2001). Además, dejó inédita una segunda novela: El tiempo de las amazonas (1994). Para más datos biobliográficos en forma sucinta, véase: Manuel Guillermo Ortega, “Ciclos y espejos en la narrativa de Marvel Moreno” (2001): 75-77; para un recuento bibliográfico exhaustivo: Yohainna Abdala Mesa, El devenir de la creación. Marvel Moreno: escritura, memoria, tiempo (2005): 19- 37, 140-1. Nota: para las citas de la novela, tanto textuales como contextuales, solamente se indicará el número de la página entre paréntesis. Para el resto de las citas, se incluirán el apellido del autor (cuando éste no sea mencionado en el contexto) y, precedido por coma, el número de página/s. En todo caso, las referencias completas aparecen al final. 2. Algo sintomático de esto último es la realización de cuatro trabajos de grado en un mismo pregrado de literatura, en el lapso de cuatro años (2000-2003). Entre ellos destaca por su calidad el de Nadia V. Celis Salgado, Escritura femenina en el Caribe colombiano: Marvel Moreno (2000). 3. Con algunos matices, el concepto de visión del mundo pertenece a la denominada “sociología clásica de la literatura”, representada por L. Goldmann y G. Luckacs. Cf. Lucien Goldmann, El hombre y lo absoluto (Barcelona: Península, 1985) y G. Luckacs, El alma y las formas. Teoría de la novela (México: Grijalbo, 1975). 4. Dicha estructura básica está configurada por la isotopía de la Represión y la de la Libertad. Éstas se reflejan en las voces del repertorio, agrupadas en dos polos: discursos “Represivos” (bíblico, psicoanalítico, machista y reaccionario), y “Subversivos” (feminista, contestatario, liberal-ilustrado, y los intertextos de la literatura y el cine). 5. La inclusión de determinados discursos en el repertorio implica la referencia a los distintos contextos históricos, sociales y culturales preconstruidos de los cuales son extraídos. Éste también lo conforman las obras literarias —y artísticas en general— que el texto funcionaliza para reaccionar ante sistemas de sentido más complejos. Cf. W. Iser, El acto de leer (Madrid: Taurus, 1987). 6. A partir de la noción saussureana de paragrama, Kristeva incorpora la de paragramatismo como “una particularidad fundamental del funcionamiento del lenguaje poético (...) a saber, la absorción de una multiplicidad de textos (de sentidos) en el mensaje poético que por otra parte se presenta como centrado por un sentido” (Kristeva, 67). Nótese la proximidad entre el espacio intertextual y el repertorio. Asimismo, gracias al paragramatismo, el texto importa los diversos discursos extratextuales, o mejor, contextuales, los cuales interactúan dando como resultado lo que Iser denomina el sistema del texto (análogo a la visión del mundo particular de éste, gracias a la colaboración del lector). 7. Al respecto, Posada Carbó afirma que las evocaciones de Marvel son “en parte fruto de una creación del exilio” (280). 8. Los subrayados son nuestros. 9. Margarita Sorock parece disentir del historiador barranquillero cuando afirma que la novela “por un lado puede considerarse una historia de la ciudad de Barranquilla” (Sorock, 18). En cambio, Consuelo Posada también distingue la ciudad real de la literaria. Véase: “Encantamiento y realidad en la Barranquilla de Marvel Moreno”: 2-9. 10. Para un análisis narratológico de la categoría “espacio narrativo”, véase: María Teresa Zubiaurre, El espacio en la novela realista: paisajes, miniaturas, perspectivas (México: Fondo de Cultura Económica, 2000). 11. Apreciación también compartida por Blanca I. Gómez B.: “Los tres libros publicados por Marvel Moreno (...) tienen elementos recurrentes de su universo narrativo: el erotismo, la abyección y el enjuiciamiento a la sociedad patriarcal y a la clase burguesa (...). La mirada del mundo creado se renueva en cada uno, la comprobación y la denuncia de sus primeros relatos se transforma en burla mordaz en la novela donde el tratamiento del erotismo, el amor y el juicio irónico de la sociedad barranquillera estalla en una amplia carcajada” (27). 12. Subrayado nuestro. 13. Subrayados nuestros. ** Álvaro Saladén Roa aasroa@yahoo.es Investigador colombiano (Cartagena de Indias, 1975). Profesional en lingüística y literatura egresado de la Universidad de Cartagena (http://www.unicartagena.edu.co). Docente catedrático en la Facultad de Ciencias Humanas de la misma institución; en la Fundación Universitaria Tecnologico Comfenalco (http://www.tecnologicocomfenalco.edu.co) y en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, Seccional del Caribe (http://caribe.utadeo.edu.co). Ha sido ponente en la Agenda alterna de la Alcaldía Distrital de Cartagena durante el IV Congreso Internacional de la Lengua (2007) y en el XXIV Congreso Nacional de Lingüística, Literatura y Semiótica (2006). Actualmente cursa estudios de maestría en lingüística, en la Universidad Nacional de Colombia (http://www.unal.edu.co). === Cruz María Salmerón Acosta: el solitario de la cima de Manicuare ====== === María Cristina Solaeche =============================================== Cruz María Salmerón Acosta (Manicuare, estado Sucre, Venezuela, 3/1/1892 - 30-7-1929): “el poeta del martirio”, “el poeta milagroso”, “el paradigma literario de Araya”, “el Hijo Santo de Manicuare”, “el poeta de la resignación”. El poeta Cruz María Salmerón Acosta nació en las áridas y salinas costas cumanesas del oriente venezolano el 3 de enero de 1892, en Guarataro, estado Sucre, Venezuela. En una ensenada donde estaba la hacienda de su padre, a pocos pasos del mar y a unos centenares de metros de Manicuare, prolongación de Araya, a orillas del Golfo de Cariaco, desde donde se divisa Cumaná, la capital. Un pueblo muy pobre, colmado de soledad, pescado y sal, donde las piedras son de ceniza y cal, la mayoría de las aves silenciosas y grisáceas y la vegetación escasa y espinosa; en una época de guerras internas y de autoritarismo institucionalizado, durante el gobierno de Juan Vicente Gómez. “Manicuare es un puñado de mar, un puñado de gente y un puñado de tierra” (Víctor Salazar). Allí transcurre su infancia, siempre a la orilla del agua o mar adentro, entre botes, peces y atarrayas. Porque fue eso, un niño y un adolescente sembrado en el mar, y un hombre a quien le naufragó el mar en la sangre. Un torturado poeta víctima del mal de Hansen (la lepra), dolencia que lo consumió desde su plena juventud hasta los 38 años de edad, cuando murió. Desde la niñez, Cruz María se adueña del afecto de su pueblo, que lo supo comprender en sus juegos de cartas, caída y truco a los que era tan aficionado, sus cantos de malagueñas y corríos en las fiestas de la Cruz de Mayo y sus poesías. De boca de Mano Catire, folklórico personaje de Manicuare, escucha cuentos y leyendas, lo lleva de su mano a los puestos de los vigías sobre las colinas que bordean al golfo, le enseña sobre las peripecias de la pesca, el manejo del arpón, el canalete y el anzuelo, el garapiño y el remo, a manejar el timón, a tejer redes y lanzar atarrayas. La casa de los Salmerón-Acosta está en la calle Arismendi, llamada por el pueblo “la calle margariteña”, rememorando su pasado histórico, bordeando al río, y terminando en la Boca del Monte. Allí, de niño, estudia sus primeras letras como pupilo de las maestras Carlota y Petra González, y después, en la piragua Santa Ana, llega a Cumaná, muy lejos de su Manicuare (hoy día, a dos horas de un insoportable periplo terrestre), a realizar los estudios en la escuela de Pedro Luis Cedeño, en Toporo, calle de Cumaná hoy conocida como “calle de los telares”, “calle Cantaura” o “calle Cedeño”; los últimos grados los cursa en el Colegio Nacional de Cumaná, logrando culminar la primaria a los 12 años, en 1904. Estudia la secundaria en el Colegio Federal (hoy Liceo Antonio José de Sucre), a cargo de don José Silverio González, obteniendo el título de bachiller en filosofía y letras, en septiembre de 1910, a los 18 años de edad. El mismo año 1910 ingresa a cursar ciencias políticas en la Universidad Central de Venezuela y en 1911, a los 19 años, escribe su primer soneto, “Cielo y mar”, cargado de gran intuición y fuerte premonición: (...) “Al extinguirse el último celaje, Copio en mi alma el alma del paisaje Azul de ensueño y verde de añoranza. Y pienso con oscuro pesimismo, Que mi ilusión está sobre un abismo Y cerca de otro abismo mi esperanza” dedicado a su entrañable amigo el insigne poeta José Antonio Ramos Sucre, paisano, contemporáneo, condiscípulo y compañero en la poesía y la tragedia. De esta época es la única fotografía que deja Cruz Salmerón, la de un joven muy bien parecido, de facciones fuertes y abundante cabellera oscura. Su amor es Conchita Bruzual Serra, una mujer nativa de Cumaná a la que él llama “Cordera”, y para ella son la mayoría de sus emocionados poemas (...) “El colibrí de tu mirada riela sobre el agua enturbiada de mis ojos, y de tus célicas mejillas vuela un crepúsculo rosa de sonrojos. Hilo por hilo la ilusión devana y urde sueños en fina filigrana la araña de mi vaga fantasía. Porque cuando me miras y te miro sale volando tu alma en un suspiro y embriagada de amor cae en la mía”. Colaboró en publicaciones como: Satiricón, La U, Claros del Alba, Élite y Renacimiento, en Cumaná; El Universal y El Nuevo Diario, en Caracas, y Broche de Oro en colaboración con José Antonio Ramos Sucre. En 1912, a los 20 años de edad, estudiando el segundo año de la carrera, comienza a sentir dolencias en los brazos y adormecimiento en las manos, acude a los médicos Felipe Guevara Rojas, para la época rector de la Universidad Central de Venezuela, y a Juan Iturbe, quienes lo examinan detenidamente. El diagnóstico es fatal, crudo, doloroso, el poeta había contraído el que la Biblia llama “inmundo mal”, “el mal de los malditos”, la lepra, y ser leproso era exponerse al asco y al desprecio, a que su propio pueblo lo execrara con gestos de repugnancia y terror al contagio. Le aconsejaron los doctores regresar rápidamente a su tierra y que se escondiese, antes de que las autoridades sanitarias lo aislaran forzosamente condenándolo al Degredo, isla del Lago de Valencia donde funcionaba un hospital para enfermos contagiosos y un penitenciario. Según testimonio de su amigo Dionisio López Orihuela, Cruz Salmerón no se rindió inmediatamente, siguió estudiando y así completó dos años de la carrera, hasta 1913 cuando, cursando el tercer año, el dictador Juan Vicente Gómez clausura la universidad, y el poeta forzosamente regresa a su pueblo. El abanico de la tragedia ya se había desplegado en su vida; una hermana, Encarnación, muere al siguiente día de su regreso, su hermano Antoñico es asesinado por un jefe civil del pueblo, y el poeta, que aún no mostraba los estragos de la enfermedad, afrenta esta muerte y es encarcelado en Cumaná, sufriendo durante un año los rigores del presidio de entonces. Pero aún le quedarían 15 años, los más penosos de su existencia. Y su aislamiento voluntario durante esos años será en Manicuare, en una playa desolada que se encuentra después de atravesar las salinas de Araya, donde la historia mira al mar desde lo alto, con la misma lejanía que elige el pescador para divisar el cardumen. “Un hombre atrapado en una maldición con el océano infinito y libre al frente” (Ramón Alberto Escalante). Allí se refugia el poeta; en una casa construida especialmente para él, sobre una pequeña colina a la orilla de su mar. Una casita-reclusorio, de un solo cuarto, con una sencilla cama individual y una tina de cemento para que se bañe cuando la invalidez ya no le permita hacerlo en su océano. A partir de entonces, toda su poética estará sometida al doloroso marco de su vida, al ámbito de su propio sufrimiento. Será el lugar de su destierro físico y espiritual; hoy, la casa es conservada con esmero por los jóvenes del Centro Cultural Cruz Salmerón Acosta, y tiene un museo en el lugar donde sus padres vivieron, además, un liceo, una biblioteca, una parroquia, un municipio y unas canciones de Alí Primera llevan su nombre. “La canción de Salmerón el que la vida cambió por un día de lluvia porque su pueblo moría de sol”. El poeta “logra”, pese a sus enormes sufrimientos físicos, a su brutal aislamiento, a su dolorosa y agobiante soledad, afrontar con resignación su desolada realidad, glorificando en vida la desintegración del cuerpo, cincelando el patrimonio de la muerte como una lápida en sus poemas. Se apasionará en los arpegios poéticos de su maestro Rubén Darío, de Nicaragua, en José Martí, de Cuba, los sonetos de Villaespesa y Valle-Inclán, de España; la poesía nocturnal de Silva, de Colombia, y admirará a los grandes estilistas de la literatura, Rodó, Díaz Rodríguez y D’Annunzio. En 1923, cuando Cruz María tiene 21 años, otro poeta cumanés, Andrés Eloy Blanco, regresa triunfal a Venezuela con su Canto a España, entrando al Golfo de Cariaco en un buque que lo trae desde Madrid. Cruz Salmerón, desde su aislada ribera, le declama en voz alta su poema “Bienvenida” y se lo envía con un pescador de la localidad. (...) “Desde mi sombrío y eterno retiro, Esta tarde, el buque donde viajas, miro, Y sufro mirándote ante mi pasar, Pues quiero y no logro dar unas palmadas Con mis dolorosas manos mutiladas Que ya ni la pluma pueden empuñar”. (...) Mas no es un solitario generacional en la literatura, es un admirador ferviente de la poesía medieval y de la renacentista castellana. Por ello, es de esperarse que su creación literaria no posea las características determinantes del movimiento modernista, que ya se iniciaba en Venezuela, tales como renovación métrica, léxico de efecto exotista, referencias a culturas lejanas, neologismos y la maravillosa orfebrería de la metáfora. Su poesía se enmarca, en Venezuela, en la etapa de la transición del clásico a la modernidad. Sencillez con dimensión mística de la palabra, recreando la belleza sonora de antiguas tradiciones rítmicas en el verso, la religiosidad y el imaginario medieval; la ingenuidad, la candidez, y el hipérbaton tan característico de los períodos cortesanos de la literatura española del siglo XV y del barroco, que trastrueca el “orden normal de la frase”, con encabalgamientos frecuentes cortando la frase final inacabada de un verso y continuándola en el siguiente, herencias de la poesía del medioevo y del clasicismo renacentista. Claridad de estilo, plasticidad espontánea de las imágenes y fluidez del numen en el lírico estuche del soneto. Predominio de conceptos como tormento, esperanza, amor, pesimismo y muerte, lo acercan tardíamente con el romanticismo venezolano, siempre con la búsqueda religiosa como centro. Un dolor sin agresividad, sin ironía, sin sarcasmo, sin desconfianza, sin rebeldía y sin reproche, que asoma a los prerrafaelistas y nos recuerda este anónimo español del siglo XVI: “No me mueve mi Dios, para quererte / El cielo que me tienes prometido / Ni me mueve el infierno tan temido / Para dejar por eso de ofenderte (...) No me tienes que dar porque te quiera: / Pues aunque lo que espero no esperara, / Lo mismo que te quiero te quisiera”. La sencillez de sus epítetos: “claro cielo”, “dulce madre”, “tierna mujer” “fresca hierba”, “divina belleza”, “oscura noche”, “blanca luna”, “rosados sonrojos, “verde añoranza”... expresados en su elemental contingencia desvinculada del contingente, convertidos en imágenes místicas, lo identificarán de nuevo, con la herencia medieval y la tradición renacentista, en un deseo de entregarse a la “suprema voluntad”. Ráfagas de idealismo sobrevuelan en ruiseñores, alondras, cisnes... aves muy difícilmente vistos en Manicuare, en búsqueda de la divinidad, compartiendo con Rubén Darío sus solitarios árboles, su océano, su colina... tan vívidas en su existencia, revistiéndolos de su animosidad espiritual interior. (...) “Quiero cantar a tanta poesía Que habla a los ojos, y a la mente encanta, Pero la alondra de la musa mía Aun sin querer solloza cuando canta”. (...) Para el “solitario de la cima de Manicuare”, la esencia, la fuente secreta de vida, el Grial, está en la mirada de la amada, y cuando para ella escribe, es un rezo para invocarla. La mujer amada, inspiradora de ensueños, su corazón como emblema de sentimientos “Miróme ayer una mujer hermosa Y su presencia me causó tortura, Vi la herida más honda y dolorosa Que he sufrido en mi vida de amargura (...) Y hoy tengo el corazón más adolorido De vivir vanamente deseando Sufrir de nuevo la mortal tortura, De ser visto otra vez por la hermosura Que con mirarme ayer me dejó herido Y con no mirarme hoy, me está matando”. Escribir poesía, para Cruz María Salmerón Acosta, es anhelar amor, orar, arrodillarse, pedir perdón, dejar de preguntarse el porqué, retumbando su voz entre las piedras, el papel y la orilla del mar. Su obra cumbre, y la más conocida, el soneto: Azul Azul de aquella cumbre tan lejana Hacia la cual mi pensamiento vuela Bajo la paz azul de la mañana, ¡Color que tantas cosas me revela! Azul que del cielo emana, Y azul de este gran mar que me consuela, Mientras diviso en él la ilusión vana De la visión del ala de una vela. Azul de los paisajes abrileños, Triste azul de los líricos ensueños, Que me calman los íntimos hastíos. Sólo me angustias cuando sufro antojos De besar el azul de aquellos ojos Que nunca más contemplarán los míos”. No hay cabida, en su poesía, para el tiempo vertiginoso, el espacio limitante, las desazones de la pasión; en ella es el aquí, sin cuestionamientos complejos, y el allí, la vida-no vida, y la muerte-no muerte. Apostar a abandonar la materia yaciendo en el templo del cuerpo. Cruz Salmerón yace, siempre yace en su templo interior, entre ritos medievales y ritmos prerrenacentistas, envolviendo su limitado mundo con mirada agónica y su idealismo con evasión, en la búsqueda de una imagen única de la divinidad. “Se le estaba cayendo la carne a pedazos y el alma a versos” (Juan Santaella). Durante el mes de julio de 1929, Manicuare sufre los estragos de una fuerte sequía, el ardiente sol castiga las polvorientas casas, las arenosas calles, los árboles y sus pájaros. El poeta lacerado, desgarrando por primera vez en sus versos toda la dignidad de su rebeldía contenida, asfixiada por la enfermedad y su mística resignación, escribe “Soy hombre porque soy libre, Y soy libre porque he decidido Someterme al rigor de un dolor interminable”. Y el 30 de julio de 1929, en Manicuare, Cruz María Salmerón Acosta se confundió con aquel al que tantas veces le cantara... el azul de su mar... y… ese día… llovió en Manicuare; el recuerdo de aquella lluvia aún permanece en esa tierra, en los recuerdos de los más ancianos y en quienes anhelan preservar la memoria de este poeta. “Mas no habré de cantarte, el sufrimiento obliga a que mi alma el verso guarde; hoy me siento tan triste y tan cobarde que ya ni quiero echar mi canto al viento”. Una recopilación de toda su obra lírica, sus sonetos, Fuente de amargura, con prefacio de Dionisio López Orihuela, se publicó por primera vez en 1952, volumen VI de las Ediciones Gratuitas por la Línea Aeropostal Venezolana. Fuentes bibliográficas • De Fuente de amargura. Editorial Línea Aeropostal Venezolana, 1952, extractos seleccionados de los poemas “Cielo y mar”, “Mirándonos”, “Bienvenida”, “Desolación espiritual”, “Mirada fatal”, “El poeta lacerado” y “La canción recóndita”. ** María Cristina Solaeche gsmldcm@yahoo.es Docente venezolana (Maracaibo, Zulia, 1948). Licenciada en educación mención Matemática, Magíster en Educación y Magíster en Matemática Pura, en la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve), donde es profesora titular. Fundadora y miembro de la Biblioteca “Teresa de la Parra” en la extensión Cabimas de LUZ. Miembro de la Sociedad Venezolana de Matemáticas, la Asociación de Escritores del Estado Zulia, la Casa de la Poesía y la Peña Literaria César David Rincón y otras organizaciones. Textos suyos han aparecido en diversas publicaciones científicas y literarias, además de webs literarias como Légamos, PoeSite (http://www.arrakis.es/~joldan/poesite.htm) y Texto Sentido (http://www.textosentido.org). Ha recibido, entre otros reconocimientos, el premio “Vicente López y Planes” (Buenos Aires, 2004). === Juan Gelman, Premio Cervantes 2007 ==================================== === El dolor transfigurado Leopoldo Cervantes-Ortiz ================== El acto creador supone un movimiento exílico, una retracción, una distancia y, en la praxis humana, una retirada de los honores y, ciertamente, del territorio impuro del poder. José Ángel Valente I Desde el dolor, apenas concebible, causado por la muerte de un perro o por el Atlanta, un club de fútbol descendido a la segunda división y después desaparecido, hasta los vientos del exilio y la derrota autoasumidos en varios países y durante tantos años, además de la nostalgia forzada de hijos y amigos, la poesía de Juan Gelman se ha ido labrando contra todo y contra todos, incluso contra su autor. Y es que hay que ver cómo el lenguaje se retuerce y da más de sí ante semejante proyecto, en primer lugar humano, pero también, a qué negarlo, poético. Ni siquiera el Gelman militante que no ha dejado de escribir contra todo lo que representó la tiranía que se adueñó de Argentina puede hacernos olvidar que el lamento, la elegía, la endecha en la mejor tradición bíblica, son el mejor vehículo para lo que ha pasado por su vida. Extraña ternura habita, por ejemplo, en los poemas de Si dulcemente (1980) o en Carta a mi madre (1984, 1987), y, por supuesto, el dolorido homenaje de Carta abierta (1980), desgarradora cirugía cardiaca que va más allá de cualquier compromiso ideológico. Por ello tenía razón Cortázar cuando escribió: “Acaso lo más admirable en su poesía es su casi impensable ternura allí donde más se justificaría el paroxismo del rechazo y la denuncia, su invocación de tantas sombras desde una voz que sosiega y arrulla, una permanente caricia de palabras sobre tumbas ignotas”. El crítico uruguayo Ángel Rama, autor de un texto ya clásico (La poesía en el tiempo de los asesinos), resumió muy bien esta trayectoria poética: “La proposición poética de Gelman ha sido clara y ha venido ajustándose respondiendo a una necesidad interior. Surgiendo cuando declinaban los ecos del vanguardismo surrealista, su obra se edifica fuera de su influencia, recogiendo astillas del populismo de los veinte y el rigor realista y alucinado de la escuela norteamericana. Su precisión, su sequedad y laconismo, su medio tono, su emoción bajo cenizas, su exacta relojería, dan la medida de su madurez. Sobre todo testimonia uno de los más raudos y riesgosos vuelos del ave poética, pues la reencontramos mientras atraviesa el fuego y la carnicería y nos habla desde las llamas y nos dice cómo se sale de las llamas”. París, Ginebra, Roma, Calella de la Costa, Madrid, Zürich y finalmente México, son los puntos geográficos del itinerario forzado de una poesía que ha transfigurado el dolor como tarea ineludible, obligando al idioma a personalizarse mediante una experimentación radical que algunos no han tenido más remedio crítico que explicar por el sustrato caucásico de su autor. Nada más errado y fácil, porque el propio Gelman reconoce cómo bebió en Vallejo sus dos atmósferas y, aunque no lo hubiera dicho, ellas han salido a la luz porque no tienen de otra. La indagación lingüística y la mirada preocupada por el destino de la sociedad se han trenzado sin estorbarse, pues al contrario, al no ceder a las tentaciones de uno y otro terreno, esta poesía levanta aun más vuelo sin nunca despegarse del piso. Bien ha expresado Eduardo Milán el triunfo de la poesía en la obra de Gelman en el prólogo de Pesar todo (FCE, 2001), amplia muestra de este trabajo literario: Aunque atravesada por los afectos, la poesía de Gelman es una poesía material, una de las experiencias materiales más profundas de la poesía latinoamericana del siglo. La palabra como signo material impregna el mundo de las emociones, contamina el aire de la historia, baja de estatura los grandes discursos heroicos. Y ocupa, por esa voluntad de raíz, de ir al centro del acto donde todo ocurrió y ocurrirá, un preciso lugar en la lengua. El exilio, en esta poesía, no es sólo un tópico, es el lugar desde donde se escribe. Es posible afirmar que desde sus primeros libros escritos en Buenos Aires, el tono exílico ya traía su marca de origen, pues el pasado familiar, aunque no descrito con pelos y señales, ya cobraba sus cuentas en esos poemas. Así, habría que hablar de un doble exilio, consecuente con lo señalado líneas arriba: el histórico, implícito en lo lingüístico, y el existencial, tan explícito en el compromiso político de otras épocas y en el tránsito de país en país. Por eso hay que reprocharle a Elena Tamargo no haberse sumergido en estas aguas en su libro Juan Gelman: poesía de la sombra de la memoria (Universidad Iberoamericana, 2000), aun cuando ese era aparentemente su propósito, y divagar en una teorización intrascendente. Cuando al fin se decide a hablar de Gelman, encuentra la veta mística de esta poesía: Gelman reconoce el valor de la lengua desde otra experiencia más, la mística; tiene en el exilio su encuentro de fondo con la cultura judía. Relee a los místicos, San Juan de la Cruz y Santa Teresa, sobre todo, obsedidos por la presencia ausente de lo amado, y esto lo conduce a la Cábala, donde reconoce su propia visión exiliar de la vida. Los cabalistas se preguntan si acaso el hombre no está exiliado sobre la Tierra, y en esa indagación de sí mismo, a través del fundamento de lo hebreo, encuentra la idea extraordinaria que suscribe, en Isaac Luria [siglo XVI, Safed, Palestina], acerca de que el gran exiliado es Dios, porque se retira de sí mismo para dar espacio a su creación. La voz gelmaniana no sólo habla desde la obviedad territorial del destierro (o transtierro), sino que discute y pelea, metapoéticamente, con él. Acaso el poeta pensó que para esto era necesario escribir en prosa, divagar sin concesiones sobre su condición y hacer de la dolor (como ha transgredido tantas veces la gramática) un interlocutor visible, con todas sus aristas, desde la evocación de sucesos y personas, hasta el diálogo nostálgico con ese fantasma posmoderno, la patria (“Es justo que la extrañe. Porque siempre nos quisimos así: ella pidiendo más de mí, yo de ella, dolidos ambos del dolor que uno al otro hacía, y fuertes del amor que nos tenemos”), como amada inmóvil omnipresente en el pensamiento y en la vida. Ingrata y todo, pero matria al fin, amada siempre: “Te amo, patria, y me amás. En ese amor quemamos imperfecciones, vidas”. Y aunque ella tiene nombre de hijos, nieta, amigos y compañeros, no se funde con ellos, sigue allí, imperturbable como motivo del dolor transfigurado. Carlos Monsiváis advierte: “Gelman es un indagador metafísico, un evocador de vidas como epitafios, un poeta político, un poeta amoroso, un enamorado de la metamorfosis de la tradición, un dilapidador de Dios... requiere de lectores con experiencia poética, de seguimiento de su complejidad, del lector que sepa complementar lo que Gelman deja ahí como claves, señas, puestas, silencia incluso. Gelman cree que cada poema demanda del lector una respiración específica, que el poema es un entramado orgánico de versos en donde el último ilumina al primero y así sucesivamente en la cadena interminable”. Admirar esta poesía por su desgarramiento no es sadismo (como se quejaba Bob Dylan cuando se celebraba el sufrimiento que aparece en Blood on the tracks), es poca cosa. Porque admirar no es suficiente, apenas es el inicio de una conexión humana, simpatética, con una obra que, sin una gota de autoconmiseración, dice más que los discursos encendidos: “Nosotros arrastramos los pies en ríos de sangre seca, almas que se pegaron a la tierra por amor, no queremos otros mundos que el de la libertad y esa palabra no la palabreamos porque sabemos hace mucha muerte que se habla enamorado y no del amor, se habla claro, no de la claridad, se habla libre, no de la libertad”. La ajenidad, vivida desde la raíz en tierra extraña, se experimenta, también, al compararla con la tierra propia. Ésta es única, aquélla apenas brinda ocasión para saborear la alteridad. Por eso ahora que Gelman ha hecho público su deseo de terminar sus días en México, no queda más que agradecer que siga siendo el canal por el cual la poesía ha alcanzado tonos y énfasis universales —por humanos— desde esta parte del mundo que, por lo que se ve, no logra encontrar la brújula que marque su destino propio. La poesía, con todo, sin ser un consuelo barato ni mucho menos, es un asidero en espera de tiempos más favorables. Si alguien ha refutado a Adorno sobre la posibilidad de escribir poesía después de las catástrofes humanas, ése es Juan Gelman. II Ahora que Gelman ha sido galardonado con el Premio Cervantes, precisamente cuando acaba de publicar Mundar, estas reflexiones adquieren una nueva dimensión: el poeta del exilio permanente es reconocido, en primer lugar, por las virtudes de su obra literaria, pero también (hay que decirlo) por su intransigencia ante la muerte. Acaso se estén premiando ambas cosas en una o acaso ambas sean una, pero lo cierto es que al leer este nuevo poemario queda la sensación, una vez más, de que se encuentra uno por primera vez con la ternura gelmaniana, con la forma en que pelea a palabrazos contra la muerte y la tristeza. Y es que, para quienes lo hemos seguido, al menos desde los años ochenta, Gelman sigue dejando constancia de su batalla experimental contra los resabios del dolor que lo ha agobiado sin descanso, pero también sin queja. Cómo entender los múltiples pronunciamientos acerca de su poesía, que de manera casi unánimes repiten los lugares comunes: poesía comprometida, exilio, guerrilla, luchas populares... En el texto aludido líneas arriba, Rama sintetiza al respecto: “Es comprensible que uno de sus temas sea el de la supervivencia de la poesía y su legitimidad en tiempo revolucionario. Confianzas y Hechos persuasivamente reflexionan sobre que ningún endecasílabo acabó con un dictador pero simultáneamente reconocen la fatalidad de una escritura que no cesa ni debe cesar, el empecinamiento de la función poética que aun en los lugares inhóspitos, aun constreñida, no deja nunca de brotar, como dice en “Poderes”: “como una hierba como un niño como un pajarito nace la poesía la torturan y nace la sentencian y nace la fusilan y nace la calor la cantora”. Había que estar cerca de sus versos para encontrarlos como epígrafe en libros tan improbables como el de Leonardo Boff sobre el Padre Nuestro (Oración de un desocupado), en los años más álgidos de la teología de la liberación, o en la cinta El lado oscuro del corazón, de Eliseo Subiela. Conmueve, claro está, saber que María Macarena, la nieta que encontró en Uruguay luego de tanto esfuerzo, se congratula por este premio que llega cuando el poeta se ha expresado a lo largo de su vida con una voz no solamente “inconfundible” (otro lugar común), sino también entrañable, en el sentido más literal, de entrañas, esto es, que se ha desgarrado las entrañas para extraer el canto que lo define. Es nuevamente Monsiváis quien de manera inmejorable valora las alturas y profundidades de esta poesía, pues a propósito del premio, observa que la poesía de Gelman es “de una potencia lírica considerable y, en última instancia, [está] regida por una idea de Dios no afiliada a las religiones”. Y afirma: “Él, escritor con rabia y desesperanza y denuncia, se da tiempo para reelaborar su experiencia política como poesía, volviendo inconcebible el panfleto, y dándole a la indignación moral la dignidad literaria que es, en sí misma, un sentimiento distinto. En el vértigo de esta poesía, los símbolos y las imágenes, sin alejarse de su función específica, se extienden discretamente, e iluminan la “abierta oscuridad”. Mundar (2007), obviamente, es un verbo típicamente gelmaniano, de esos que brotan en su hablar poético vallejiano, que alude a lo que debe hacerse siempre con el mundo para vivir: yo mundo, tú mundas, etcétera. Mundar es estar en el mundo y dejarse llevar, no por la belleza que se sabe siempre relativa, sino por las cosas que se encuentran aquí, mudas y silenciosas, pero también trágicas y terribles. En “Callar” lo dice sin ambages: “El manantial de vos / cae como vino en la copa / y el mundo calla sus desastres. / Gracias, mundo, por no ser más que mundo / y ninguna ora cosa”. Amor, desastre y lenguaje se conjugan sin grandilocuencia mediante una coloquialidad acompasante que avasalla la experiencia y la hace decir más de lo que “normalmente” dice, “se dice”. El dolor va y viene de la boca a la calle; la ternura nace, muere y resucita; y el exilio se enreda con el ritmo de una poesía que celebra todo lo que pasa sin aspavientos: el poeta munda todo el tiempo y se ancla mediante el lenguaje y el oído atento en algún lugar de México, D.F.: “Unas viejas sentadas en la calle / hacen con suave náhuatl / el pasado de esta tarde contra / el frío de las casas desiertas” (“Tarde”). El sustrato eslavo del idioma poético de Gelman reaparece una y otra vez para dotar a sus versos de una cadencia inesperada: “El cerca lejos de / tu despego sin alma / resplandece en servicios de tu voz / y la / conciencia de lo amado” (“Descubrimientos”). Juan Gelman o el arte de hacer preguntas imposibles: “¿Se hace sola la doble conciencia / donde la huella brilla? / ¿Por qué no creer en el sencillo / callejón de la espera?” (“Callejones”), “¿quién podría nombrar al pasado / de este presente seco?” (“Así, así”). Años y años de interrogar al lenguaje, a la vida, de hacerles ver su suerte con todo lo que dan, de hacerles decir, si no lo indecible, sí el fulgor de las dudas que acechan todo el tiempo. Lejos y cerca está la búsqueda en el misticismo de San Juan de la Cruz (el “padre dulce”), Santa Teresa y otros más. Lejos y cerca también la indagación en un idioma casi muerto (Dibaxu), traduciéndose a sí mismo, como en los libros de heterónimos o Los poemas de Sydney West, todo un panteón variopinto y luminoso. Cerca, más bien, la hora de afrontar la muerte en todas sus formas. Aceptar, incluso, quizá a destiempo, nadie lo sabe, que Dios existe, a duras penas, con un diminutivo muy mexicano: “Te fuiste, no dejaste / que una luz te sacara / de vos a la luz de tu luz. / Caen estrellas y está triste / Dios, que existe poquito” (“Envolturas”). Ecos de aquella interrogante sin respuesta: “¿y si Dios fuera una mujer?” (“Preguntas”, Hacia el sur, 1982). En suma, para captar algo de este ya vasto universo poético, de esta sintaxis única y personalísima, aquejada por tan intensa mundidad, tal vez habría que oír al propio Gelman cuando introduce una antología personal (En el hoy y mañana y ayer) con estas palabras: “Las maravillas y miserias del amor. Sus oscuros fulgores, sus catástrofes. Caminar por el filo de la pérdida. Dar lo que no se tiene. Recibir lo que no se da. El amor a la poesía, a la madre, a la mujer, a los hijos, a los compañeros que cayeron por una esperanza, a la belleza todavía de este mundo. Como cualquier hombre, amé y amo todo eso. Algo de todo eso tal vez tiemble en los poemas que siguen, escritos a lo largo de 40 años. La muerte me enseñó que no se muere de amor. Se vive de amor”. (Véanse el sitio personal de Gelman: www.juangelman.com, y el dossier de El Mundo [España]: http://www.elmundo.es/especiales/2007/11/cultura/premio_cervantes). Bajo la lluvia ajena (notas al pie de una derrota) (Roma, mayo de 1980) (Fragmentos) III Yo no me voy a avergonzar de mis tristezas, mis nostalgias. Extraño la callecita donde mataron a mi perro, y yo lloré junto a su muerte, y estoy pegado al empedrado con sangre donde mi perro murió, existo todavía a partir de eso, existo de eso, soy eso, a nadie pediré permiso para tener nostalgia de eso. ¿Acaso soy otra cosa? Vinieron dictaduras militares, gobiernos civiles y nuevas dictaduras militares, me quitaron los libros, el pan, el hijo, desesperaron a mi madre, me echaron del país, asesinaron a mis hermanitos, a mis compañeros los torturaron, deshicieron, los rompieron. Ninguno me sacó de la calle donde estoy llorando al lado de mi perro. ¿Qué dictadura militar podría hacerlo? ¿Y qué militar hijo de puta me sacará del gran amor de esos crepúsculos de mayo, donde la ave del ser se balancea ante la noche? No era perfecto mi país antes del golpe militar. Pero era mi estar, las veces que temblé contra los muros del amor, las veces que fui niño, perro, hombre, las veces que quise, me quisieron. Ningún general le va a sacar nada de eso al país, a la tierrita que regué con amor, poco o mucho, tierra que extraño y que me extraña, tierra que nada militar podrá enturbiarme o enturbiar. Es justo que la extrañe. Porque siempre nos quisimos así: ella pidiendo más de mí, yo de ella, dolidos ambos del dolor que el uno al otro hacía, y fuertes del amor que nos tenemos. Te amo, patria, y me amás. En ese amor quemamos imperfecciones, vidas. VI Del espesor de la experiencia. Hay discursos que rozan determinado espesor, parecen expresarlo, pero un despegue, una distancia, una nota no falsa pero distraída los distingue. La ajenidad de esos discursos —cualquiera sea su universal aceptación— certifica de nuevo esta perra soledad. ¿Será la soledad, que no tiene discursos? ¿Perra que ladra a la luna, sorda de su derrota, satélite o muertita? ¿En qué lengua podría hablar la soledad? El que perdió sus hijos, su másvida, ¿qué piedras escupiera por la boca? ¿Y quién las iba a recoger como señal de amor, o a entender, aceptar, recibir, aunque sea sentir en la ventana? La soledad de la palabra. La lluvia barre los países del alma. Una palabra va por el camino, aterida, temblando, no sabe a dónde. Sólo sabe de dónde: tanta sangre camina ahora bajo la lluvia nueva, limpia, fresca, ignorante. X Serías más aguantable, exilio, sin tantos profesores del exilio, sociólogos, poetas del exilio, llorones del exilio, alumnos del exilio, profesionales del exilio, buenas almas con una balancita en la mano pesando el más el menos, el residuo, la división de las distancias, el 2 • 2 de esta miseria. Un hombre dividido por dos no da dos hombres. Quién carajo se atreve, en estas circunstancias, a multiplicar mi alma por uno. XII Mi padre vino a América con una mano atrás y otra adelante, para tener bien alto el pantalón. Yo vine a Europa con una alma atrás y otra adelante, para tener bien alto el pantalón. Hay diferencias, sin embargo: él fue a quedarse, yo vine para volver. ¿Hay diferencias, sin embargo? Entre los dos fuimos, volvimos, y nadie sabe todavía adónde iremos a parar. Papá: tu cráneo se pudre en la tierra donde yo nací, en representación de la injusticia mundial. Por eso hablabas poco. No hacía falta. Y lo demás —comer, dormir, sufrir, hacer hijos— fueron gestiones necesarias, naturales, como quien llena su libreta de ser vivo. Nunca te olvidaré, en la oscuridad del comedor, vuelto hacia la claridad de tus comienzos. Hablabas con tu tierra. En realidad, nunca te sacaste esa tierra de los pies del alma. Pieses llenos de tierra como silencio enorme, plomo o luz. XVII Amo esta tierra ajena por lo que me da, por lo que no me da. Porque mi tierra es única. No es la mejor, es única. Y los ajenos la respetan sin querer, siendo ellos, siendo de otra manera, bellos de otra manera. En sus bellezas me conmuevo. Nada tengo que ver con su manera de llegar a la belleza. Esto es hermoso: dándome su belleza, me dan también la ajenidad de la belleza. La injusticia, el dolor, el sufrimiento, se interponen casi siempre. Salú, belleza. Somos pedazos del viaje universal, diferentes, contrarios, las mismas olas nos arrastran. Iremos a parar a cualquier playa. Vamos a hacer un fueguito contra el frío y el hambre. Vamos a arder bajo la misma noche. Vamos a vernos, ver. XXVI En realidad, lo que me duele es la derrota. Los exiliados son inquilinos de la soledad. Pueden corregir su memoria, traicionar, descreer, conciliar, morir, triunfar. En este último caso, se miraron la cara como si fuese suya: estaba llena de traidores, descreídos, conciliadores, muertos, y también de compañeros que murieron con fe y arden bajo la noche y repiten sus nombres y no dejan dormir. Nadie te deja dormir para que veas las distancias. Crujís de huesos, vos. Así sea. De palabra. Madrid, Visor, 1994 (Visor de Poesía, 310), pp. 312, 315, 319, 321, 326, 337. Mundar (2007) La camisa La luz que toca mi camisa nada sabe de mí. La recibo, pero quién la merece. Poner el cielo al fuego es una condición de este tiempo, el almanaque finge inocencia en su papel. Los bárbaros que manejan las penas de los demás, espinan astros que no vendrán. ¿Qué esperan los dolidos en su cueva con una cama donde espantos, miedos, duermen cada noche? El no mundo conversa con mañanas sin Dios. La sed En esos prados donde dejóse y olvidóse hoy crecen inviernos y el vacío. Él vio ciervos de aire cruzando su sed de amor. Esos flujos de sombra que arden tan lejos, don San Juan, interrogaban lo que no es porque no es. Es la única forma de vivir, padre dulce, insaciable. El agua que no has de beber moja la mano que te escribe. Descubrimientos Derrota/leo tu libro/ maestra íntima/ya libre de vos/¿qué ángel caído hay en tu espalda?/vos/ tan siempre/vi tu cara un día que volabas de vos a mí/endemientras el deseo levantaba su furia en las desgracias del amor. El cerca lejos de tu despego sin alma resplandece en servicios de tu voz/y la conciencia de lo amado. Me recrearás en tu flujo Donde llorás más que yo. ** Leopoldo Cervantes-Ortiz lcervortiz@yahoo.com.mx Corrector, editor y teólogo mexicano (Oaxaca, 1962). Tiene estudios de medicina, teología y letras hispánicas, y es maestro en teología y pasante de la Maestría en Letras Latinoamericanas de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Ha publicado Sendos placeres; poemas para leer y acariciar, en coautoría con José Manuel Mateo (selección y nota introductoria; México, Planeta, 2000); Lo sagrado y lo divino; grandes poemas religiosos del siglo XX (selección y nota introductoria; Planeta, 2002); Sobre ángeles; antología de poemas del siglo XX (selección y nota introductoria; Planeta, 2003); el poemario Navegación del fuego (México-Sao Paulo, Obranegra-Callis, 2003); Series de sueños; la teología ludo-erótico-poética de Rubem Alves (Clai; 2003; portugués, 2005), y El salmo fugitivo, una antología de poesía religiosa latinoamericana (prólogo y selección; México, Aldus-Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, 2004). Coordina la revista virtual elpoemaseminal (http://www.elpoemaseminal.lupaprotestante.es) desde 2003. === A manera de prólogo a Príncipe esquivo, de Ronald Castillo Florián ==== === Leoncio Luque Ccota =================================================== En lo alto del día eres aquel que vuelve a borrar de la arena la oquedad de su paso el héroe miserable que escapó del combate apoyado en su escudo mira arder la derrota. José Emilio Pacheco. I La poesía es una cuestión de amor y principio, pero también de asombro e inteligencia; ejercicio y práctica de la memoria; principio o génesis que da nacimiento a la luz que es vida, y ésta ilumina con sus imágenes, un cuadro verbal y trascendente, complejo y deslumbrante. El mundo es un universo de imágenes que nos sugiere temas a tratar que el poeta no escoge, sino, sólo escribe como un dictado. Pero además, la poesía es un espacio donde se “prueban las cosas del mundo” (1) y se vive experiencias sensibles y preocupaciones que sólo se despliegan en el mundo interior del ser humano. En pleno siglo XXI seguimos hablando de la soledad como integración, de la muerte como un acto imaginario y de emergencia, y del amor como existencia amenazada que nos comunica e incomunica y borra distancia y edades; pero nunca se extingue, sino vuelve a ser un tema recurrente, el más grande en la poesía peruana y universal. Y si parafraseamos a San Agustín; amar será primero y después de amar todo. Pero hoy observamos que el mundo globalizado excluye al amor como sentimiento de primera necesidad, para presentarnos imágenes borrosas y confusas, llenas de muerte y violencia que cargan nuestra memoria de insolidaridad, donde la solidaridad huye de emergencia y entonces, sólo nos toca hablar del amor solitario, para salvar al AMOR a través del AMOR que recrea y nos cubre de indiferencia y nos azota. De esto y otros motivos habla este libro, como un manifiesto existencial de drama y amor, que concluye como una visión exploratoria a través del monóculo que todo poeta utiliza para redimirse o mitigarse. II Príncipe esquivo, de Ronald Castillo Florián, es un poemario digno de ser escenificado en una obra de teatro, ya que los personajes construyen un mundo de ilusiones, frustraciones y esperanzas que se cruzan como fantasmas en el sueño de los lectores y caminan por caminos separados, pero el amor a la distancia los UNEN mediante símbolos prefigurados que se abren paso a paso, bajo el cielo de sus sueños, y que proyecta, además, una luz que limpia el camino de la medianoche y sus desgracias, por un espacio de espera y detención del mundo. Es un poemario que se teje en el tiempo y nos enseña a esperar, pero a detener el tiempo a través de los ojos del amor que bajo la dicotomía de algunas palabras, se pierde a veces sin palabras sin sentido, pero al final, se celebra un encuentro de DOS en UNO para desaparecer “...en la frontera que aquí no dan libertad”. La poesía de Ronald Castillo es un libro que intenta romper el drama existencial de dos seres separados por el destino y que a través de ese destino estigma, se esperan los amantes como letanía en el tiempo, llena de esperanzas y desesperanzas, que nos hace soñar que detrás de estas imágenes hay una historia viva que nos interpela y nos dice que al final de un túnel oscuro, que parece nunca acabar, existe una antorcha del amor que siempre nos guía al encuentro. III Ronald Castillo Florián (Cañete, 1979), poeta insular y místico, se presenta en la poesía peruana última premunido de ese dominio de la memoria, imaginación e inteligencia, donde se vuelve un arquitecto de imagen totalizador, ya que construye un libro ensoñador, diseñado en cuatro visionales partes, para ser escenificado en nuestra imaginación, producto de los retratos o sueños irreales, que va tomando cuerpo a partir de la doncella abandonada “pura y encantadora”, que se confiesa y enlaza a leer y confirma que, detrás de esas palabras, hay un abandono y eterna espera. En la segunda parte del libro el príncipe se confiesa haber “recorrido caminos / en busca de un sendero” y llamadas, hasta el encuentro que se produce en la tercera parte del acto donde los personajes se confunden “...en un cálido y enfermizo beso...”, “unido al tiempo” “como amor de esclavos” “pero siempre / lejos / lejos / lejos”. Y finalmente, en la última parte del libro hay un verso que nos pregunta, sin hacerlo, qué hay detrás de esas “fronteras que aquí no dan libertad” en un “pacto sublime”. ¿Acaso el encuentro final es en el limbo o el cielo, que es lo mismo, como un lugar de descanso y paz? Príncipe esquivo, de Ronald Castillo Florián, se liga a la emoción, al amor y a la ternura. Cada lector hará su propia lectura, sólo me queda decir que he leído con emoción, entrega y alborozada pasión y goce, lo que ha sido escrito con pasión y agonía, y palabras explosivas. A partir de la lectura de este poemario, “el amor ha cambiado de rostro” (Emilio Adolfo Westphalen). Nota 1. Odiseo Elitys. ** Leoncio Luque Ccota leoncioluque@hotmail.com Escritor peruano (Puno, Huancané, 1964). Siguió estudios de economía en la Universidad Nacional del Callao (http://www.unac.edu.pe, 1985), la misma que abandonó un año después, para seguir estudios de educación en la especialidad de lengua y literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal (http://www.unfv.edu.pe). Publicó los poemarios Por la identidad de las imágenes (1996), En las grietas de tu espalda (2001) y Crónicas de Narciso (2005). Actualmente estudia la maestría en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (http://www.une.edu.pe, La Cantuta). Mantiene los blogs http://noblekaterba.blogspot.com y http://cronicaskaterbianas.blogspot.com. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === María Luisa Angarita, tajante y circunstancial ======================== === “Si la literatura no se lee, no sirve para nada” ====================== === Rafael Ortega ========================================================= “El escritor debe reflejar lo que ocurre en la sociedad, en el lugar donde reside. Está bien que hablemos sobre lo que sentimos, lo que pensamos, pero también hay que mostrar lo que se vive”. Lo que atrajo a María Luisa Angarita (Caracas, 1982) al mundo de la poesía fue la música. De sus inicios recuerda que “escuchaba las canciones y les cambiaba la letra” para darle vida a sus propios textos. En el año 2000, el Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura del estado Aragua publicó su primer libro: Mundo ambiguo, el cual obtuvo el primer premio del Concurso Interliceísta Sergio Medina, mención Poesía. En la actualidad ejerce la docencia en el área de castellano y literatura y ha escrito cinco libros que aún permanecen inéditos. En su trayectoria destaca el trabajo poético, así como la precisión y destreza que emplea como herramientas útiles a la hora de redactar sus ensayos, los cuales denotan una lucidez que sólo se adquiere a través de una lectura profunda del tema a tratar, dándole tonalidades subjetivas que atrapan al lector. —¿Crees que los talleres literarios pueden ser fábricas de escritores? —Fábricas no. Pienso que el taller literario explota lo que ya traes porque creo que el poeta o el escritor no se fabrica de ninguna manera. —¿Cuáles temas te motivan a escribir? —Es circunstancial, depende del momento. —¿En cuál género te expresas mejor? —En la poesía, porque en ensayo lo que hago es hablar sobre lo que he estudiado, sobre lo que he leído y doy mi opinión sobre ciertas obras, pero en poesía me siento mejor, es mi verdadera área y me permite expresar no sólo lo que siento, sino lo que veo. —Aparte de la lectura, ¿de qué otras fuentes te nutres para escribir? —Primero fue la música, después vino la lectura y ahora es lo que observo, por ejemplo, el poemario que actualmente estoy escribiendo está basado en una observación de lo que ocurre a las mujeres. —A tu criterio, ¿cuáles escritores venezolanos son fundamentales? —De los contemporáneos, me parecen fundamentales Eugenio Montejo y Rafael Cadenas; entre las poetisas, deberíamos leer a Yolanda Pantin, Edda Armas, Ana Enriqueta Terán, Antonieta Madrid... —¿Y en cuanto al panorama regional actual? —Me parecen interesantes las obras de Alberto Hernández y Manuel Cabesa. También deberían leernos a los más jóvenes. Ahí están Gloria Dolande, Astrid Salazar, Leonardo Maicán... —¿A qué atribuyes que los escritores venezolanos no sean tan conocidos en el exterior? —Mercado... el año pasado estuve en el Simposio de Literatura en Mérida y se me ocurrió preguntar frente a Víctor Bravo y a la supuesta élite de amigos que ellos tienen: “¿Cómo hacemos los poetas jóvenes para publicar?”, y todo el mundo se echó a reír. Nadie respondió. ¿Por qué? Porque es un mercado. Crearon su propia editorial para publicarse ellos mismos. Y así, las editoriales que van surgiendo publican gente que paga para estar allí o son conocidos, o son amigos, o son de Caracas, de Valencia, de Mérida, los que tienen su grupo y se autopublican. —¿Es difícil ser escritor en un país de pocos lectores? —Por supuesto, porque terminamos leyéndonos nosotros mismos. Leemos a nuestros amigos escritores, nuestros amigos escritores nos leen, pero quienes deberían leernos no nos leen. Uno escribe para un público y si el público no está, no vale la pena escribir. Si la literatura no se lee, no sirve para nada. —¿Cómo percibes la presencia de la mujer en el mundo de la literatura? —Es importante, pero al mismo tiempo se encuentra opacada porque la literatura siempre ha sido masculina. Últimamente se ha tendido a mitificar la posición de la mujer: la mujer escribe desde la casa, desde el trabajo, desde el oficio, o si escribe del amor le escribe a un hombre o si no es lesbiana y punto, se acabó. Entonces eso afecta porque no sólo se escribe sobre tales temas y no todas las mujeres son lesbianas y las que escriben sobre otras mujeres no tienen por qué serlo tampoco. Hay mujeres que escriben desde una voz masculina y lo hacen muy bien, y viceversa. —¿Cuál es la función de un escritor? —El escritor debe reflejar lo que ocurre en la sociedad, en el lugar donde reside. Está bien que hablemos sobre lo que sentimos, lo que pensamos, pero también hay que mostrar lo que se vive. Hay quienes escriben sobre un pasado que no vivieron, pero lo investigaron. Yo creo que si me tocó vivir en el siglo XXI, pues debería hablar sobre eso, de las cosas que están sucediendo, reflejar mi visión en cuanto a eso. —¿Piensas que la Internet podría ser una valiosa herramienta para promocionar tu obra? —Sí podría ser una buena herramienta, pero también puede servir para plagiar, y eso no me convence mucho. No es lo mismo publicar en papel, una revista, un periódico, un libro, que publicar un texto en Internet que de repente dentro de dos meses ya no está porque eliminaron la página o ya no la puedes ubicar fácilmente. Es cierto que cualquier persona tiene acceso, pero sólo las personas a que les interesa el área. El mensaje termina llegando a un grupo limitado, no a todos. —¿Los libros virtuales suplantarán la imprenta? —No creo. Puede ser que archives un libro virtual en tu computadora, pero sería muy difícil leer gran cantidad de páginas frente a la pantalla. —¿Las instituciones prestan la ayuda que requiere el escritor? —No. Es muy difícil publicar porque las instituciones siguen siendo manipuladas por el amiguismo, por el compañerismo. Igual sucede con los concursos, siempre ganan los mismos: los de Caracas, los de Valencia o los de Mérida. Pareciera que es algo que está predestinado: “Olvídalo, tú no tienes chance ni en tu propio estado”. Debe haber un cambio en las políticas, deberían crearse programas diferentes, el Conac debería hacer algo distinto, ahora que es parte del Ministerio de la Cultura. La vida del escritor “Si una persona nació para escribir, esa será su vida. Su vida se transformará en su trabajo, su trabajo se transformará en su oficio, y así sea un ingeniero químico, buscará reflejar todo lo que haga en función a la escritura. Es una forma de rescatar la palabra. El poeta tiende a reflexionar y a trabajar la palabra. Es un proceso extraño porque se empieza coqueteando con la palabra y se termina difundiéndola. Eso, para el escritor, es la vida”. Esta entrevista fue publicada originalmente en el suplemento cultural Contenido, del diario El Periodiquito (http://www.elperiodiquito.com), de Maracay, Aragua, Venezuela. ** Rafael Ortega rafaelortega@letralia.zzn.com Escritor venezolano (Maracay, Aragua, 1969). Es técnico superior universitario en publicidad. Ha sido jurado en concursos literarios del estado Aragua. Textos suyos han sido publicados en revistas y periódicos venezolanos, así como en las antologías Narrativa aragüeña en Tierra de Letras (Senderos Literarios, 1997), Narrativa de Aragua (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 1997) y Muestra de minificción aragüeña (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 2001). En 2002 publicó su libro de cuentos La última sutileza del diablo. === Murciélagos... al natural Teresa Dovalpage ======================= Gregorio León es un periodista español, autor de El pensamiento de los ahorcados (Premio Diputación de Córdoba). Ha recibido el Premio Alfonso Grosso de Relatos (Sevilla, 2004), el Uned de Cuentos (Madrid) y ha sido finalista del concurso NH de Relatos, en su última edición. Su último premio lo recogió en Huesca (España), por un relato dedicado a los crímenes de Ciudad Juárez. Su más reciente obra, Murciélagos en un burdel, fue ganadora del premio Ciudad de Badajoz de este año y ha sido publicada por la editorial Algaida, del grupo Anaya. Cuando empecé a leer Murciélagos en un burdel (X Premio de Novela Ciudad de Badajoz, 2007, publicada por Algaida Editores) tuve la sensación de haberme encaramado en una máquina del tiempo. No conocí La Habana de los años 50, pero he escuchado suficientes historias familiares como para reconocer personajes, hechos y lugares. Así se abrieron ante mí, como antiguas amigas, “las páginas sonoras de la novela del aire”, tan famosa que los dueños de restaurantes la sintonizaban cada noche para que los clientes no se fueran a casa a escucharla. La voz de Clavelito, el médium que aconsejaba a sus oyentes que pusieran su pensamiento en él, me sonó en los oídos. Y los números cantados de la lotería nacional, y tantos otros detallitos. Si no hubiera leído en la contraportada que el autor “lleva veinte años trabajando de periodista, siempre en Onda Regional, la emisora autonómica de Murcia” habría pensado que este libro era de un habanero. Pero Murciélagos... es más que una novela de costumbres. Y más que un thriller también, aunque tenga de las dos cosas. Cuenta la Historia con mayúscula (la del fallido ataque al Palacio Presidencial, la toma de Radio Reloj, etc.) y la que, por escribirse con minúscula (una sesión de brujería, las películas que se ponían en el teatro Shangai) no es menos importante. Es la pintura de una época que, aunque ha quedado atrás, dejó su huella en la Cuba de hoy. Queda a los investigadores averiguar qué ha sido, tras más de medio siglo, de aquellos “chicos del Directorio Revolucionario”. De los que sobrevivieron, quiero decir. Algunos, como José Antonio Echeverría, murieron en la acción y hoy son sólo el nombre de una escuela. La secundaria donde yo estudié, la de La Habana Vieja, llevaba el nombre real del gordo Manzanita. Ahora, lo que más me gustó fue la absoluta ausencia de estereotipos. Alabao, qué descanso. Porque la mayoría de las novelas sobre la Cuba de los cincuenta transita por dos caminos bastante trilladitos. Por el primero se contonean aquellas en que los protagonistas son dueños de ingenios, autos americanos e inevitables casonas en Miramar. Las que suceden en una isla idílica en que amos y criados, blancos, negros y chinos conviven en bucólica armonía y todos los muchachos tienen nanas de piel oscura que los adoran. ¿Huh? El segundo camino está poblado por los adefesios del realismo socialista, según los cuales en La Habana no había sino hambre, miseria, prostitutas de a peso, marines zafios y heroicos revolucionarios. (¡Ay, Manuel Cofiño, que tus pecados de lesa escritura te sean perdonados!). Murciélagos... huye de los extremos. Batista, el dictador que manda a matar sin remordimientos, es padre querendón, amén de lector insaciable (el Soldado Polilla, le llamaban). Los estudiantes que se le oponen no dudan en enfrentarse a las balas de los policías y en desafiar a la tortura, pero fuman pitos de marihuana con desembarazo total. Hay delatores entre ellos. Y, no faltaba más, sienten miedo y hasta se defecan del susto como cualquier hijo de vecino. En fin, que se trata de un libro al natural, libre de afeites. ¡Bienvenido! —Ante todo, ¿por qué Cuba y por qué esa época? ¿Qué lleva a un murciano de treinta y seis años a escribir sobre La Habana de los años cincuenta? —El chispazo inicial surge en mi primer viaje a La Habana. Nada más entrar en el Museo de la Revolución me encontré con siete agujeritos hechos en el mármol de la escalera que da acceso a la primera planta, como siete picotazos hechos por un pájaro carpintero. Esa imagen creció en mí hasta que me obligó a profundizar en su causa... El episodio de un grupo de estudiantes intentando matar a un dictador me pareció una materia narrativa que no podía despreciar, y que se acomodaba perfectamente a mi deseo de escribir una novela negra. La Habana de los años 50 era el escenario perfecto. La trama me la regalaba la Historia con un 13 de marzo diferente a todos los demás. —¿Cómo conseguiste recrear tan bien la pintoresca atmósfera de la mitad del siglo? —¿Tan bien? ¿Tú crees? Bueno, al menos lo intenté. Sería fácil decir que, simplemente, escuchando a Benny Moré. Su música me acompañó durante todo el proceso de escritura de esta novela. Pero no puedo olvidar a los eficientes funcionarios de la Biblioteca José Martí, que pusieron en mis manos números de la revista Bohemia de los años 50. Ni a Zoé Valdés, que puso a mi alcance mucha documentación para acercarme a la figura de Batista. Y desde luego, a Lucy Echeverría, la hermana de Manzanita. Una persona que me ha fascinado, y que me estremeció con su relato de todos los hechos que rodearon el asalto al Palacio Presidencial. Espero conocerla personalmente, en Miami. —¿Has estado en La Habana? ¿Qué piensas de la situación actual en Cuba, al compararla con la época en que transcurre la trama de Murciélagos..? —Sí, he estado en La Habana hasta seis veces. Es una ciudad a la que salvan su historia y los habaneros. No puedo evitar pisar la trampa de la nostalgia cuando pienso en La Habana de la década de los 50, aunque fuera porque estaba animada por un hervor político que echo de menos en la actualidad. Me gustaría imaginármela sin Fidel y sin Batista. A La Habana no sólo le sobra la basura botada en las esquinas... Y le falta algo más que una mano de pintura. —“La Habana tiene una historia que jamás se ha contado”, dice uno de los personajes. ¿Estás de acuerdo con él? —Tan de acuerdo como que me he atrevido a contar una historia distinta a la oficial, a través de Murciélagos en un burdel, pero sin ninguna pretensión historicista, porque considero que habré fracasado si he escrito una novela de historia. Murciélagos en un burdel contiene un puñado de inexactitudes, deliberadamente elegidas, para que la realidad se ponga al servicio de la ficción. No quería hacer una novela dogmática, entre otras cosas, porque se me da bastante mal colocar la etiqueta de malo o bueno. Demonizar a Batista es fácil, sobre todo si se vive en Cuba, pero al final le dedico una mirada indulgente. Batista creó a Fidel, pero ni siquiera por eso he querido ensañarme con él. —¿Cómo te sentiste al recibir el premio Ciudad de Badajoz? —Me quedé mudo de emoción, diez o doce minutos. Luego me acordé de los calores matinales que pasé en la Biblioteca José Martí, durante quince días. Este premio es importante, sobre todo, porque lo publica una editorial como Algaida, del grupo Anaya, que permite que la novela llegue a todos los sitios. Gracias a Algaida estoy ahora respondiendo a estas preguntas, porque la editorial se ha encargado de llevarla a Estados Unidos. Me parece casi sobrenatural que un libro de un murciano, periodista deportivo para más señas, se esté leyendo ahora mismo en Miami. Ese fenómeno da, por lo menos, para un cuento. —¿Qué estás escribiendo ahora? —A mí me pasa como a Graham Greene. Fue a Cuba y escribió Nuestro hombre en La Habana. Visitó México y eso fue el germen de El poder y la gloria. El año pasado estuve en México, DF, y me encontré con el culto a la Santa Muerte y el narcotráfico. Mientras intento crear una historia que no se gane acabar en la papelera (y aviso que está haciendo méritos), seguiré leyendo a Graham Greene, aunque eso me haga preguntarme todos los días qué diablos hago yo juntando frases con pretensiones narrativas. ** Teresa Dovalpage dovalpage@aol.com Novelista e investigadora cubana (La Habana, 1966). Terminó una licenciatura en lengua y literatura inglesas y una maestría en literatura española en la Universidad de La Habana (http://www.uh.cu). Desde 1996 reside en Estados Unidos. Actualmente vive en Albuquerque y estudia el doctorado en literatura latinoamericana en la Universidad de Nuevo México (http://www.unm.edu). Ha publicado las novelas A Girl like Che Guevara (en inglés, Soho Press, http://www.sohopress.com; 2004), Posesas de La Habana (en español, PurePlay Press, http://www.pureplaypress.com; 2004) y Muerte de un murciano en La Habana (Anagrama, http://www.anagrama-ed.es; 2006; finalista del Premio Herralde 2006), así como artículos en El Nuevo Herald (http://www.elnuevoherald.com), Hispanic Magazine (http://www.hispanicmagazine.com), Latina Style (http://www.latinastyle.com), Hispanic Culture Review (http://www.gmu.edu/org/hcr), Rosebud Magazine (http://www.rsbd.net), Latino Today (http://latinotoday.net), Encuentro (http://www.cubaencuentro.com), Revista Baquiana (http://www.baquiana.com) y La Peregrina Magazine (http://www.laperegrinamagazine.com). Mantiene una página personal en http://www.dovalpage.com. === Graciela Pérez Aguilar ================================================ === “El desafío actual es colocar la literatura infantil ================== === en el sitio que merece, a fuerza de buena escritura” ================== === Marissa Arroyal Ordeix ================================================ En el marco del 2º Encuentro Internacional con la Literatura Infantil en Venezuela, en homenaje al escritor Aquiles Nazoa, los días 27, 28 y 29 de septiembre pasado, se reunieron en la ciudad de Valencia escritores, ilustradores, docentes y editores nacionales y de varias partes de América y el Caribe. Allí tuve la oportunidad de conversar con la escritora argentina Graciela Pérez Aguilar. Lo primero que me sorprendió de Graciela fue su voz y su forma de hablar. Su manera de expresarse a través de una voz profunda, lenta y muy bien modulada. Graciela reflexiona antes de hablar. Piensa lo que dice y dice lo que piensa de forma serena y armoniosa. Graciela Pérez Aguilar nació en Buenos Aires, en 1947. Es profesora y licenciada en letras de la Universidad de Buenos Aires. Trabajó como docente y editora de libros de texto y de literatura infantil para diversas editoriales. Integró la Comisión Organizadora de la Feria del Libro Infantil y el Consejo de Dirección fundador de la revista La Mancha, Papeles de Literatura Infantil. Publicó la novela El constructor de sueños, las recopilaciones de relatos tradicionales Los dragones y otros cuentos y El tigre del espejo, y los libros de cuentos Había una vez un delfín, El peludorrinco, Piraterías y La lagartija Amarilis. Actualmente participa en el desarrollo de proyectos de Internet relacionados con la lectura y la literatura para chicos, como la Biblioteca Imaginaria y Guía de Letras. —Graciela, ¿por qué literatura infantil? —Nací en un pequeño departamento del barrio de Congreso, en Buenos Aires, en una época en que no existía la televisión, pero sí la radio. Además fui (y sigo siendo) hija única. Recuerdo que había una pequeña biblioteca al lado de la cama, convertible en sillón, en la que yo dormía. Cuento esto porque sospecho que allí empezó todo. No tengo presente el momento en que me convertí en una lectora voraz, pero me imagino que fue cuando entendí que los libros podían transformar las cuatro paredes del living y mi enorme aburrimiento en una aventura de horizontes interminables. Y leí, leí y leí. Salgari, Verne, Dumas, Alcott, y todo lo que se me ponía al alcance. Ya la suerte estaba echada. La literatura debe haber sido tan importante para mí en ese momento que, a la hora de escribir, recuperé con mucha naturalidad y alegría ese mundo de la infancia. Supongo que escribo literatura infantil para seguir contándole historias a la niña solitaria y aburrida que fui. —¿Qué significa la escritura en tu vida? ¿Cómo se da en ti esa experiencia? —Para mí, escribir es como pescar. Me siento en el sillón, frente a la computadora, y lanzo el sedal con la esperanza de que las palabras piquen el anzuelo. Muchas veces no sucede nada pero, otras veces, el sedal se agita y pesco algunas palabras que funcionan como inicio de una historia. “Había una vez un pez llamado Joaquín”, “La mayor parte de los tripulantes ignoraba hacia dónde iba la nave Argirium”, “Hace mucho tiempo, Colombina vivía en una isla de piratas”. Todos estos comienzos de historias me producen una descarga de adrenalina y me gana la curiosidad de saber cómo sigue el cuento. Como no está escrito, no tengo más remedio que seguir escribiendo para saber cómo acaba. En los mejores momentos, el cuento se escribe solo y yo lo leo como si lo estuviera escribiendo otra persona. ¡Escribir es una verdadera aventura! —¿Cómo es tu relación con los escritores, quiénes te han influido? —Además de mis queridos Salgari, Verne y Dumas de la infancia, tengo una deuda impagable con Michael Ende, el estupendo autor de La historia interminable, y con Ursula K. LeGuin, la luminosa escritora de la serie de Los libros de Terramar. Pero he comprobado, a lo largo de mi trabajo como editora, que la mayoría de los escritores y escritoras comparten esta sensación de la excepcionalidad de su trabajo. En el fondo, todos saben que escribir es un compromiso serio y que no tienen más remedio que zambullirse en el mundo de las palabras para seguir sacando a la superficie nuevos territorios imaginarios. —En este comienzo de siglo, ¿qué tendencias observas en la escritura para niños y jóvenes? —Quedan muchos terrenos por explorar en la literatura para niños. Siempre ha sido un espacio celosamente vigilado por educadores, padres y editoriales porque nadie quiere exponer a los chicos a las verdades crudas de la vida. Sin embargo, hay escritores que se animan a relatar historias ásperas en un lenguaje adecuado y con metáforas que permiten contar lo “incontable” de una manera que sea tolerable. Esas tendencias me parecen muy promisorias siempre que no se pierda de vista la gran diferencia que significa el trabajo literario. La literatura infantil carga con el lastre de ser un género menor desde hace más de treinta años y me parece que el desafío actual es colocarla en el sitio que merece, a fuerza de buena escritura. —¿Qué te dejó el II Encuentro de Literatura Infantil? ¿Y Venezuela? —Yo no conocía Venezuela y la visita al II Encuentro de Literatura Infantil me ha dejado muchos recuerdos incomparables. Fue muy reconfortante comprobar que lidiamos con los mismos problemas y hallazgos, que enfrentamos los mismos desafíos y nos pegamos contra las mismas piedras del camino. Después de haber estado en la ciudad de Valencia durante esos tres días, siento que mi mapa personal se ha vuelto más grande y entrañable. Ahora tengo nombres y personas queribles para mí en otra ciudad de este mundo, que a veces me parece tan ancho y ajeno. Me despido de Graciela con deseos de seguir conversando con ella, con ganas de escucharle uno de esos cuentos de piratas que, gracias a un padre marinero, tanto le gustan y tan bien se le dan. ** Marissa Arroyal Ordeix urania.gaia@gmail.com Escritora y ecologista venezolana (San José de Mayo, Uruguay). Ha participado en los talleres de creación poética de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello (http://casanacionaldelasletras.blogspot.com) y del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve). Seleccionada para integrar el Taller de Literatura Infantil de Monte Ávila Editores Latinoamericana (http://www.monteavila.gob.ve) 2004-2005, coordinado por el escritor Armando José Sequera. Ha colaborado con la producción de la Semana Internacional de la Poesía, organizada por la Casa de la Poesía J. A. Pérez Bonalde. Ha publicado los poemarios Vertiente norte (Ediciones Actual, 2004; mención de honor en la V Bienal de Literatura Mariano Picón-Salas, de la Universidad de Los Andes, ULA; http://www.ula.ve), Guaraira Repano (Premio Certamen Mayor de las Artes y Las Letras 2004; edición del Consejo Nacional de la Cultura, Conac; http://www.conac.gov.ve) y Sueño en el templo (XXI Premio Internacionzzionale di Poesia Nosside, http://www.nosside.com; Italia). También es autora de los libros para niños Bambú y sombrero (junto con Juan Ramón Pérez), Los Tropitrolls y La montaña que vino del mar (Premio Único Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, Monte Ávila Editores Latinoamericana; http://www.monteavila.gob.ve). Formó parte del grupo de escritores que redactó los textos de ficción de la Colección Wepia (Alfaguara-El Nacional; http://www.alfaguara.santillana.es, http://www.el-nacional.com). Fue seleccionada para una residencia en México a través del Concurso Programa de Residencias Artísticas Colombia-México-Venezuela (Pira 2005). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La mejor capilla poética de Europa Harold Alvarado Tenorio ======= La llamada Generación de 1927 toma su nombre del homenaje que un puñado de escritores españoles hizo a Luis de Góngora con ocasión de cumplirse, en esa fecha, el tricentenario de su muerte. En Diciembre de ese año, el torero Ignacio Sánchez Mejías convenció al Ateneo de Sevilla, ante la negativa de las autoridades académicas de celebrar al poeta cordobés, para que invitase a un grupo de jóvenes a pronunciar varias conferencias sobre la vida y la obra del entonces olvidado poeta, a quien Rubén Darío había ya elogiado a comienzos del siglo en el primer número de su revista Helios. Entre quienes participaron están Rafael Alberti, Federico García Lorca, Juan Chabás, Mauricio Bacarisse, Jorge Guillén, José Bergamín, Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Luis Cernuda, que acababa de publicar su primer libro. La mayoría de ellos había nacido entre 1898 y 1902. Según Alonso, “el centenario de Góngora fue una explosión juvenil. Los jóvenes de entonces nos sentíamos cerca de algunos de los problemas estéticos que había ocupado a Góngora. Estaba en el ambiente europeo la cuestión de la pureza literaria: se trataba de eliminar del poema toda ganga, todo elemento no poético”. La recuperación del poeta barroco suscitó, entonces, una diferencia sustancial con los movimientos de vanguardia peninsulares que se agruparon bajo el mote de Ultraísmo, y del cual hicieron parte, de una u otra manera, prosistas como Ramón Gómez de la Serna, Guillermo de Torre, y poetas como Jorge Luis Borges y Vicente Huidobro. Mientras los ultraístas propugnaban por una búsqueda constante de lo nuevo, los admiradores de Góngora establecen un encuentro con ciertos elementos de la poesía española clásica y la lírica popular. Por eso Alberti llegó a decir que ellos eran “vanguardistas de la tradición”. No obstante, la gran mayoría de sus poetas, Pablo Neruda y César Vallejo incluidos, escribieron los mejores poemas surrealistas del siglo. Esos fueron los años cuando se modificó, para siempre, la manera de mirar el mundo. Al poner en primer plano el inconsciente y el azar, los surrealistas jugaron con todo lo que hasta entonces había ocultado la creación artística. El mundo de los sueños, la noche, los vagabundos, el erotismo, la blasfemia y las denuncias contra la inmutabilidad de las instituciones, hacen parte de las hipérboles y juegos de libros como Sobre los ángeles, de Alberti; Los placeres prohibidos, de Cernuda; Poeta en Nueva York, de García Lorca; Residencia en la tierra, de Neruda. Sin que podamos olvidar que la pintura, el cinematógrafo, la música y la filosofía tuvieron sus representantes: Picasso, Gris, Miró, Dalí, Buñuel, Falla y Ortega, son también del 27. Sin duda la Guerra Civil Española (1936-1939), produjo un efecto desastroso en la cultura y la poesía. España perdió un millón de hombres, mujeres y niños durante la contienda, y sólo pudo recuperar su nivel de crecimiento a partir de bien entrada la década de los años setentas. En 1939, cuando Francisco Franco conquistó prácticamente todo el país y asumió la jefatura del Estado, la gran mayoría de los más notables intelectuales se enfrentó al dilema de abandonar España o guardar para siempre silencio. García Lorca muere asesinado por los falangistas. Miguel Hernández dejó en su poesía escrita la espantosa experiencia de la cárcel, donde murió de tuberculosis a los 32 años. Salinas, Alberti, Cernuda, Guillén, Altolaguirre, tienen que tomar el camino del exilio, como antes lo habían hecho Larra, Unamuno o Espronceda. Quizás por ello y porque la mayoría de esos poetas apostaron a la República y llegaron a su primera madurez durante esos años, se les ha llamado también Generación de la República. Los poetas de la Generación de la República Pedro Salinas (1892-1951) Pedro Salinas nació en Madrid, donde estudió derecho y filosofía y letras en la Universidad Central. Habitual contertulio del Ateneo de Madrid, vivió en París, donde trabajó como lector de literatura española en la Sorbona. En 1918 fue nombrado catedrático de la Universidad de Sevilla, donde tuvo como alumno a Luis Cernuda. Al reorganizar, la Segunda República, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, en el otoño de 1931, fue nombrado profesor encargado de autores y temas modernos españoles. Como consecuencia de la guerra civil, marchó al exilio, instalándose en los Estados Unidos, donde enseñó en la Johns Hopkins University. En el verano de 1943 se trasladó a la Universidad de Puerto Rico. Falleció en Boston. Su obra poética está reunida en libros como Fábula y signo (1931), La voz a ti debida (1934) y Poesías completas (1955). La de Pedro Salinas es una voz desnuda que insiste en sostener que la poesía no es un artificio, ni una sombra, sino la más veraz de las realidades. Su verso es tenue y ligero pero rítmico. Y sus asuntos, dedicados en su mayoría al amor, escritos en segunda persona, con la amada por delante. Y sin embargo, allí están, en sus poemas, todos los elementos que las vanguardias creyeron suyas: relojes, teléfonos, calendarios, espejos, automóviles, playas. Cosas y lugares que hacen visible a la amada y que dan asidero al amor. La mujer es en sus versos un ser de carne y hueso, nada idealizada, alguien que se necesita en la intimidad y por su belleza, fuente inagotable de los sentidos y la ternura. Amar es descubrir, parece ser la divisa del poeta. “La lírica de Salinas”, dijo Azorín, “no es la lírica de los anteriores poetas. Todo aquí es sencillo, natural, coherente... Acaso es esta poesía lírica la más avanzada, la más física, la más honda de toda Europa..”.. Salinas escribió, además, muchos libros de crítica literaria, en una época cuando importaba más la persona del autor que su obra. Sus trabajos, reunidos en Literatura española siglo XX, La responsabilidad del escritor y otros ensayos o La poesía de Rubén Darío, fueron resultados de sus prolongados estudios durante sus años de enseñanza en universidades francesas, españolas y americanas. A esa que yo quiero A esa, a la que yo quiero, no es a la que se da rindiéndose, a la que se entrega cayendo, de fatiga, de peso muerto, como el agua por ley de lluvia, hacia abajo, presa segura de la tumba vaga del suelo. A esa, a la que yo quiero, es a la que se entrega venciendo, venciéndose, desde su libertad saltando por el ímpetu de la gana, de la gana de amor, surtida, surtidor, o garza volante, o disparada —la saeta— sobre su pena victoriosa, hacia arriba, ganando el cielo. Jorge Guillén (1893-1984) Jorge Guillén nació en Valladolid. Estudió en España, Suiza y Alemania. Fue catedrático de literatura española en las universidades de Murcia y Sevilla. A los 45 años decidió exiliarse en los Estados Unidos, donde trabajó como profesor en Wellesley College. A finales de los años setentas regresó a España, donde le fue concedido el Premio Cervantes de 1984. Murió en Málaga a los 91 años de edad. La obra poética de Guillén se fue reuniendo en diversas ediciones que acrecían un solo libro de 334 composiciones, recogidas por último bajo el título genérico de Aire nuestro (1968). Cántico es una ardiente exaltación de la perfección del Universo —”el mundo está bien hecho”, dice Guillén—, un gozoso voto ante el maravilloso espectáculo de la realidad terrestre. Y si Cántico se subtitula Fe de vida, Clamor lleva por subtítulo Tiempo de historia. Los poemas de este último son un grito de protesta ante las intensas realidades de nuestro tiempo: guerras, dictaduras, injusticias, negocios, tiranías, muerte, explotación, etc. “El mundo del hombre está mal hecho”, dice ahora Guillén. Las contrariedades de la historia, de los últimos años de vida del poeta, no le hicieron abandonar su fe en el hombre y la vida. A Cántico y a Clamor Guillén sumó un tercer titulo: Homenaje —Reunión de vidas— (1967), un conjunto de poemas dedicados a diversas figuras de la Historia, las Artes y las Letras. Y tras las dos ediciones de Y otros poemas (1973; 1979), su obra completa termina con Final (1981). En una carta de 1926 Guillén expuso algunas ideas sobre lo que él consideraba la poesía. “No hay más poesía”, dice, “que la realizada en el poema, y de ningún modo puede oponerse al poema un estado inefable que se corrompe al realizarse y que por milagro atraviesa el cuerpo poemático. [...] Poesía pura es todo lo que permanece en el poema después de haber eliminado todo lo que no es poesía. Pura es igual a simple, químicamente. Lo cual implica una definición esencial. [....] Cabe la fabricación —la creación— de un poema compuesto únicamente de elementos poéticos en todo el rigor del análisis: poesía poética, poesía pura —poesía simple prefiero yo. [...] Como a lo puro lo llamo simple, me decido resueltamente por la poesía compuesta, compleja, por el poema con poesía y otras cosas humanas. En suma, una poesía bastante pura, ma non troppo, si se toma como unidad de comparación el elemento en todo su inhumano o sobrehumano rigor posible, teórico. Prácticamente, con referencia a la poesía realista, o con fines sentimentales, ideológicos, morales, corriente en el mercado, esta poesía bastante pura resulta todavía, ¡ay!, demasiado inhumana, demasiado irrespirable y demasiado aburrida”. La de Guillén es una poesía de cosas, pretendiendo que ellas, por sí mismas, se tornen en lírica. De tal manera que sus textos son en su casi totalidad metáforas, o cantos, que exigen del lector una particular atención para ser comprendidos. Su lenguaje se caracteriza por su extraordinaria concisión. Atendiendo a lo esencial, elimina, por innecesarios, los elementos decorativos, con una extremada economía de medios que convierten al poema en mera emoción, haciendo que su entendimiento se torne difícil en no pocas ocasiones. Plaza Mayor Calles me conducen, calles. ¿A dónde me llevarán? A otras esquinas suceden Otras como si el azar Fuese un alarife sabio Que edificara al compás De un caos infuso dentro De esta plena realidad. Calles, atrios, costanillas Por donde los siglos van Entre hierros y cristales, Entre más piedra y más cal. Decid, muros de altivez, Tapias de serenidad, Grises de viento y granito, Ocres de sol y de pan: ¿Adónde aún, hacia dónde Con los siglos tanto andar? De pronto, cuatro son uno, Victoria: bella unidad. Gerardo Diego (1896-1987) Gerardo Diego nació en Santander. Poeta, profesor, critico literario, cronista, musicólogo, pianista, pintor, estudió filosofía y letras en Deusto, Salamanca y Madrid. Fue catedrático de literatura en institutos de Soria, Gijón, Santander y Madrid. En 1932 publicó su famosa antología Poesía española, donde reunió composiciones y testimonios de los poetas de su generación. En 1947 ingresó en la Real Academia Española. Recibió numerosos premios, entre ellos el Nacional de Literatura y el Cervantes. Murió en Madrid. La versatilidad de Diego quedó demostrada en su variada obra poética. Publicó numerosos libros con estilos y temas que van desde el más acendrado vanguardismo creacionista hasta poemas de corte clásico y tradicional, con un dominio total de las formas, cualesquiera que fuese el verso elegido. Sus primeros libros fueron de una gran sencillez estilística, pero de gran musicalidad, como en Nocturnos de Chopin (1918). Vanguardistas fueron sus libros de la década de los veintes, con textos originalísimos, alejados de toda lógica o referencia a la realidad. Según el Diego de esos años: “Creer lo que no vimos dicen que es la Fe; crear lo que nunca veremos, esto es la Poesía”. Fábula de Equis y Zeda, escrita en pleno fervor gongorino, es una sucesión de imágenes disparatadas, donde intenta asociar la expresión tradicional con las audacias de entonces. En los años cincuentas y sesentas publicó varios libros de poesía amorosa, religiosa, musical y taurina. La extensa obra poética de Gerardo Diego es, como puede verse, una de las más variadas. Sus formas, metros y tendencias dieron fe de una concepción de la poesía como divertimiento, resultado de una relación irreal con la belleza, ligeramente apoyada en las realidades de nuestro mundo. “Yo no soy responsable”, dijo Diego, “de que me atraigan simultáneamente el campo y la ciudad, la tradición y el futuro; de que me encante el arte nuevo y me extasíe el antiguo; de que me vuelva loco la retórica hecha, y me torne más loco el capricho de volver a hacérmela —nueva— para mi uso particular e intransferible”. “La mejor definición de la poesía”, escribió, “es la palabra incorruptible. Si la poesía verdaderamente lo es, ha de serlo invariable y de una vez para siempre, gracias al ritmo en el que encuentra a un tiempo [...] su desnudez y su vestidura”. La poesía de Gerardo Diego es de una belleza que sin tocar los lindes de las hondas realidades de la vida, exhala una eterna frescura que la hace una de las maravillas del arte literario. El ciprés de Silos Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño. Mástil de soledad, prodigio isleño; flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, peregrina al azar, mi alma sin dueño. Cuando te vi, señero, dulce firme, qué ansiedades sentí de diluirme y ascender como tú, vuelto cristales, como tú, negra torre de arduos filos, ejemplo de delirios verticales, mudo ciprés en el fervor de Silos. Federico García Lorca (1898-1936) Federico García Lorca nació en Fuente Vaqueros en la provincia de Granada en Andalucía. Poeta y dramaturgo, hizo estudios de filosofía y letras y derecho en la Universidad de Granada, viajó muy joven por toda España y en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, conoció a Juan Ramón Jiménez, Luis Buñuel y Salvador Dalí. En 1930 viajó a los Estados Unidos. A su regreso crea el teatro universitario itinerante La Barraca. En 1933 estrenó Bodas de sangre y visitó Argentina y Uruguay, donde fue aclamado como uno de los grandes escritores de su tiempo. En Buenos Aires ofreció conferencias y asistió a clamorosas representaciones de sus obras de teatro. Conoció a Pablo Neruda. En mayo de 1934 vuelve a España y un año después publica su famoso poema Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, su amigo torero que había muerto, un año antes, en la plaza de Manzanares de Ciudad Real. Visita Barcelona y asiste a las representaciones de Yerma y Bodas de sangre. Participa en un homenaje a Luis Cernuda y el 13 de julio de 1936 sale de Madrid hacia Granada, donde es asesinado, tras el levantamiento militar de Francisco Franco contra la República Española, el 19 de agosto de 1936. Su obra ha sido recogida en varias ocasiones, la primera de ellas, por Guillermo de Torre, en Buenos Aires, 1942. La publicación de Romancero gitano (1928) dio a Federico García Lorca inmediato prestigio, convirtiéndole en el poeta popular andaluz por derecho propio, una especie a medio camino entre torero, gitanería, superstición y pandereta que terminó por atormentarle. Luego de una violenta crisis emocional decidió viajar a Cuba y Estados Unidos en busca de alivio y nuevas fuentes de inspiración. El viaje produjo una obra maestra: Poeta en Nueva York, libro que hace pendant con algunas de las obras de Eliot, Pound, Celan y Auden sobre el horror y la muerte en vida de las sociedades mecanizadas. García Lorca, “poeta popular”, se encuentra “de la noche a la mañana” frente a una ciudad y una sociedad de acero y finanzas que muerde el polvo en la noche negra del anunciado derrumbe del capitalismo. Mientras las castas imperiales Vanderbilt, Morgan y Rockefeller hacían de las suyas, millones de inmigrantes italianos, judíos, irlandeses y negros del sur llegaron a Nueva York para padecer, y ser testigos del fracaso de la democracia celebrada por Whitman. Entonces las imágenes surrealistas reemplazan las del romancero para producir con dolor y angustia la viva imagen de caos, violencia y oscuridad que vio. “New York”, dijo a Pablo Suero, “es algo tremendo, desagradable. Tuve la suerte de asistir al formidable espectáculo del último crac. Fue algo muy doloroso, pero una gran experiencia... Vi en un día seis suicidios. Íbamos por la calle y de pronto un hombre se tiraba del inmenso edificio del Hotel Astor y quedaba aplastado en el asfalto. Era la locura... Una visión de la vida moderna, del drama del oro, que estremecía”. Nueva York: símbolo infernal de la vida en el siglo XX, máquina destructora de la conciencia, devoradora del ser, partera de la soledad y soledad ella misma, emperatriz del mundo que separa al hombre “debajo de las multiplicaciones, debajo de las divisiones”, donde nadie parece ser y donde un día todo estará al revés. El rey de Harlem Con una cuchara arrancaba los ojos a los cocodrilos y golpeaba el trasero de los monos. Con una cuchara. Fuego de siempre dormía en los pedernales, y los escarabajos borrachos de anís olvidaban el musgo de las aldeas. Aquel viejo cubierto de setas iba al sitio donde lloraban los negros mientras crujía la cuchara del rey y llegaban los tanques de agua podrida. Las rosas huían por los filos de las últimas curvas del aire, y en los montones de azafrán los niños machacaban pequeñas ardillas con un rubor de frenesí manchado. Es preciso cruzar los puentes y llegar al rubor negro para que el perfume de pulmón nos golpee las sienes con su vestido de caliente piña. Es preciso matar al rubio vendedor de aguardiente a todos los amigos de la manzana y de la arena, y es necesario dar con los puños cerrados a las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas, para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre, para que los cocodrilos duerman en largas filas bajo el amianto de la luna, y para que nadie dude de la infinita belleza de los plumeros, los ralladores, los cobres y las cacerolas de las cocinas. ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos, a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro, a tu violencia granate sordomuda en la penumbra, a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje. Vicente Aleixandre (1898-1984) Vicente Aleixandre nació en Sevilla. Pasó su infancia en Málaga y en 1909 se trasladó a Madrid, donde estudió derecho y comercio y vivió toda su vida. Una tuberculosis renal le alejó para siempre de la vida social. En 1933 obtuvo el Premio Nacional de Literatura con La destrucción o el amor. En 1949 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Con Poemas de la consumación (1968) ganó el Premio Nacional de la Crítica. En 1977 recibió el Premio Nóbel de Literatura. La producción poética de Vicente Aleixandre es muy extensa. La crítica suele clasificarla en dos periodos, el primero comprendería los libros publicados en los años veintes hasta primeros cincuentas y la segunda, desde esas fechas, hasta Diálogos del conocimiento, de 1974. Según el propio Aleixandre : “En la primera parte de mi trabajo, yo veía al poeta en pie sobre la tierra, como expresión telúrica de las fuerzas que le crecían desde sus plantas [...]. En la segunda parte de mi labor, yo he visto al poeta como expresión de la difícil vida humana, de su quehacer valiente y doloroso”. Ciertamente, en sus primeros poemas las fuerzas cósmicas elementales —la tierra, el mar, el sol, el fuego, el viento, la selva...— son arrebatadas por un fuerte impulso de fusión que persigue la unidad amorosa del mundo. En esa ambición de trato amoroso no están solas, pues los animales y el hombre de los campos o las selvas, participan de ese impulso de ardiente solidaridad. Luego la pasión cósmica es suplantada por la solidaridad con la tragedia de vivir. La destrucción o el amor (1934) y Sombra del paraíso (1944) son dos de sus más conocidos libros. El primero da testimonio de las ideas que tenía de su poesía en esos años. Para el poeta, amor y muerte son una misma cosa; la plena posesión amorosa sólo se alcanza fundiéndose el amante con la criatura amada, destruyéndose en el éxtasis amoroso. Con el segundo, el lenguaje de Aleixandre alcanza las más altas cimas poéticas. El libro intenta ser un cántico a la aurora del mundo, desde el hombre presente; un canto a la luz, desde la conciencia de la oscuridad; la visión de la aurora, como un ansia de verdad y plenitud, desde el estremecimiento doloroso del hombre de hoy, según sus propias palabras. Quizás por ello el Premio Nóbel le fue concedido “por su gran obra creadora, enraizada en la tradición de la lírica española y en las modernas corrientes poéticas iluminadoras de la condición del hombre en el cosmos, y de las necesidades de la hora presente”. Unidad en ella Cuerpo feliz que fluye entre mis manos, rostro amado donde contemplo el mundo, donde graciosos pájaros se copian fugitivos, volando a la región donde nada se olvida. Tu forma externa, diamante o rubí duro, brillo de un sol que entre mis manos deslumbra, cráter que me convoca con su música íntima, con esa indescifrable llamada de tus dientes. Muero porque me arrojo, porque quiero morir, porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera no es mío, sino el caliente aliento que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo. Deja, deja que mire, teñido del amor, enrojecido el rostro por tu purpúrea vida, deja que mire el hondo clamor de tus entrañas donde muero y renuncio a vivir para siempre. Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo, quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente que regando encerrada bellos miembros extremos siente así los hermosos límites de la vida. Este beso en tus labios como una lenta espina, como un mar que voló hecho un espejo, como el brillo de un ala, es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo, un crepitar de la luz vengadora, luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza, pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo. Dámaso Alonso (1898-1990) Dámaso Alonso nació en Madrid. Poeta, crítico literario y filólogo, licenciado en derecho y filosofía y letras, fue discípulo de Menéndez Pidal en el Centro de Estudios Históricos. En la Residencia de Estudiantes conoció a García Lorca, Buñuel y Dalí. Fue catedrático de las universidades de Valencia y Madrid y durante muchos años director de la Real Academia Española, a la que accedió en 1945. En 1978 recibió el Premio Cervantes. Fundó la colección Biblioteca Románica Hispánica y fue director de la Revista de Filología Española. Autor de una ingente obra, fue el editor en versión prosificada de las Soledades (1927), de Luis de Góngora, sobre quien escribió también La lengua poética de Góngora (1935). Los primeros libros de poemas de Alonso, publicados en la segunda década del siglo pasado, pasaron prácticamente desapercibidos por los lectores y la crítica. No sucedió lo mismo con Hijos de la ira (1944), el más original de sus libros, uno de los más trascendentales de la posguerra, donde Alonso rompe amarras con la poesía esteticista y ajena a la realidad histórica —de José García Nieto y otros poetas de la llamada “Juventud Creadora”— que vivía España. Hijos de la ira es un claro exponente de la angustia que domina al hombre del siglo veinte, un mundo donde dominan la crueldad, el odio y la injusticia. Libro de clara inspiración religiosa, desgarrado y patético, una amarga penitencia hace que Alonso exclame los más feroces y terribles denuestos de amor a Dios, con un lenguaje desgarrado y prosaico, sus majestuosos versículos —que recuerdan el ritmo de los salmos bíblicos—, y las imágenes con influjos surrealistas hizo que su poesía —a la que él mismo llegó a calificar de “desarraigada”— ejerciera un fuerte influjo en los poetas de los años cuarentas, allanando el camino a la poesía dramáticamente humana que escribirían, con un altanero tono de protesta ante las injusticias políticas, Blas de Otero y Gabriel Celaya. Alonso distinguía dos actitudes entre los poetas de la posguerra: unos contemplaron el mundo como un todo armónico y ordenado —poesía “arraigada”—, y la de aquellos que sintieron repulsión por un mundo caótico donde sólo señoreaba la injusticia —poesía “desarraigada”. “Para otros”, dijo, “el mundo no es un caos y una angustia, ni la poesía una frenética búsqueda de ordenación y de ancla. Pero otros estamos muy lejos de toda armonía y de toda serenidad. Hemos vuelto los ojos en torno, y hemos sentido una monstruosa, una indescifrable apariencia, rodeada, sitiada por otras apariencias tan incomprensibles, tan feroces, quizá tan desgraciadas como nosotros mismos... Y hemos gemido largamente en la noche. Y no hemos sabido hacia dónde vocear”. ¿Cómo era? La puerta, franca. Vino queda y suave. Ni materia ni espíritu. Traía una ligera inclinación de nave y una luz matinal de claro día. No era de ritmo, no era de armonía ni de color. El corazón la sabe, pero decir cómo era no podría porque no es forma ni en la forma cabe. ¡Lengua, barro mortal, cincel inepto, deja la flor intacta del concepto en esta clara noche de mi boda, Y canta mansamente, humildemente, la sensación, la sombra, el accidente, mientras ella me llena el alma toda! Luis Cernuda (1902-1963) Luis Cernuda nació en Sevilla en el seno de una familia burguesa extremadamente conservadora. Su padre, puertorriqueño de origen, era comandante del Regimiento de Ingenieros y poseía un rígido carácter militar que produciría en el niño, de carácter tímido y sensible, una constante introversión que le marcaría de por vida. A los catorce años comenzó a escribir poemas mientras estudiaba el bachillerato en el colegio de los Escolapios. Estudió derecho en la Universidad de Sevilla, y luego de prestar el servicio militar publica su primer libro Perfil del aire (1927). En Toulouse, donde se desempeñaba como lector de español, redacta Un río, un amor, inspirado en motivos como el cine y el jazz. Luego escribiría Los placeres prohibidos, un libro de marcado carácter surrealista y de un fuerte erotismo, con violentas y atrevidas imágenes que escandalizan a los lectores españoles. Al estallar la Guerra Civil tiene que exiliarse en Inglaterra donde trabaja en Surrey, Glasgow y Cambridge e inicia el estudio de las obras de Shakespeare, Blake, Keats, Browning, Coleridge, Elliot, Kierkegaard, Schopenhauer y Marx. Diez años después viaja a los Estados Unidos donde trabaja en Mount Holyoke Collage y a México donde vivirá el resto de su vida. Su obra poética completa fue reunida, por primera vez, en 1964 bajo el título de La realidad y el deseo. La realidad y el deseo alude a la idea de la vida como fuerza devorante —el deseo—, que se alimenta de sí misma pues fuera de ella no hay nada que la sacie. La vida, tormento sin fin, como lo entendieron los románticos alemanes. El mundo ofrece al hombre, por un lado, realidad, y por el otro, moderación, convirtiendo al poeta y al lector en la víctima de los presentimientos, nunca de la realidad. Vivir será desengañarse, ir arruinando el encantamiento inicial que ofrecieron niñez y juventud. Se ha dicho que su poesía no brinda un tono hispánico por ser resultado de influencias inglesas y escocesas. Quizá ni lo uno ni lo otro. Mejor es decir que su voz, que canta desde la lengua oral, no aspiró al tumulto, ni al culteranismo y la garrulería, tan habituales en nuestras poesías desde el romanticismo. Su condición de apartado le confirmó la necesidad de escribir una poesía donde el interlocutor de sus monólogos fuera él mismo, y quizás alguien más en igual condición de desamparo. Está escrita para conscientes de la soledad. Por eso sus poemas son miradas sobre el mundo, no reflexiones. Allí reside la diferencia de esa poesía, en nada equiparable siquiera con la de muchos de sus contemporáneos, tan aparentes en sus visiones y tan reiterativos en sus asuntos: ellos y España. Mirar y esperar que la palabra atrape, es el ocio creador, según Cernuda. Nada de elucubraciones, nada de intrincados alambiques para terminar diciendo lo mismo. Ni siquiera en los poemas eróticos se deja atrapar por el pensamiento. La importancia y primacía de su poesía es notoria si tenemos en cuenta que, mientras la poesía de posguerra insistió en el tema patriótico, estando roto el contacto con el público, Cernuda asumió como definitivo su extrañamiento. Se fue convirtiendo, desde América, en la figura trágica del poeta contemporáneo, llevando a cuestas su condición de homosexual, de poeta y exiliado. Te quiero Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena. O iracundo como órgano tempestuoso. Te lo he dicho con el sol, que dora cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes. Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas. Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes que se cubren de rubor repentino. Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela en un fondo de sombra; te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: más allá de la vida, quiero decírtelo con la muerte; más allá del amor, quiero decírtelo con el olvido. Rafael Alberti (1902-1999) Rafael Alberti nació en Puerto de Santa María. Poeta, pintor y dramaturgo, descendía de familias católicas italianas que vinieron a España para hacer vino. Pasó su infancia entre el campo y la mar de Cádiz, estudiando con los jesuitas. En 1917 fue a Madrid junto a su familia y se dedicó a la pintura, arte que nunca abandonaría. En la Sierra de Madrid, mientras convalecía de una enfermedad, escribió su famoso Marinero en tierra, por el cual recibió el Premio Nacional de Literatura. Luego publicaría Sobre los ángeles, considerado otro de sus mejores libros. Desde 1931 intervino activamente en política, se afilió al partido comunista e intervino como comisario de cultura de la república durante la Guerra Civil. Se exilió en París y luego fue a Buenos Aires, donde continuó publicando sus libros de poemas y sus memorias. Viaja por Polonia, la antigua Unión Soviética y en 1963 se fue a vivir a Roma, de donde regresaría a España quince años más tarde. Recibió, entre otros muchos, el Premio Lenin, el Cervantes y el Andalucía de las Letras. La poesía de Alberti, de “un aroma enlutado” como dijo de ella Neruda, respira siempre un aire de sensual y pícaro andalucismo. Por ella desfilan la luz y las sombras, los ángeles y los demonios, las casas, los patios, los muros, los jardines y los mares de su mundo errante y doloroso. Uno de sus libros vanguardistas es Cal y canto, donde luego de sostener: “Yo nací —¡respetadme!— con el cine”, hace un retrato del nacimiento del mundo moderno, con un desfile de novedades que pasan por el avión, el telegrama, el automóvil, el teléfono, los viajes en tren, los tranvías, los futbolistas, las estrellas de cine, etc. Bares, peluquerías, modistos, bellas mujeres, Nueva York, París, Islandia, Persia, todo un mundo de turismo se da cita en esos versos. Poeta de la calle, como gustaba definirse, fue la imagen viva del poeta comprometido, incluso del poeta panfletario. Pero junto al militante, existió siempre y terminó por superarlo, el poeta refinado y exquisito, el vanguardista por excelencia que hizo de lo popular la materia de su primer libro, o el neo gongorista de Cal y canto y el surrealista de Sobre los ángeles, y aquel nostálgico del ayer y de lo bello de Roma, peligro para caminantes, uno de sus últimos libros. A Federico García Lorca Sal tú, bebiendo campos y ciudades, en largo ciervo de agua convertido, hacia el mar de las albas claridades, del martín-pescador mecido nido; que yo saldré a esperarte amortecido, hecho junco, a las altas soledades herido por el aire y requerido por tu voz, sola entre las tempestades. Deja que escriba, débil junco frío, mi nombre en esas aguas corredoras, que el viento llama, solitario, río. Disuelto ya en tu nieve el nombre mío, vuélvete a tus montañas trepadoras ciervo de espuma, rey del monterío. Manuel Altolaguirre (1905-1959) Nació en Málaga. Abogado de profesión, autor de obras de teatro, biografías, poemas, traducciones, ensayos y guiones de cine, desde muy joven se dedicó a la publicación de libros y revistas literarias. Primero estableció una imprenta en compañía de Emilio Prados y en 1923 fundó su primera revista poética, a la que siguieron otras como Poesía, en colaboración con José María Hinojosa y José María Souvirón. En 1932 contrajo matrimonio con la poeta Concha Méndez y juntos publicaron una nueva revista que Federico García Lorca bautizó con el nombre de Héroe (1932). A partir de 1926 codirigió con Emilio Prados la revista Litoral. Viaja a Francia, estableciendo allí su propia imprenta privada, que le acompañó en todos sus viajes. Luego fue a Londres, donde siguió editando libros. En 1935 regresa a España y edita otra revista, Caballo Verde para la Poesía, dirigida por Pablo Neruda. Durante la guerra civil luchó al lado de la República y continuó su labor de impresor. Antes del fin de la guerra abandona España y se traslada primero a Cuba y luego a México, donde transcurrirá todo su exilio. En la década de los cincuentas se hizo productor de cine. Murió en España en un accidente automovilístico. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1933. Algunos de sus libros de poemas son Las islas invitadas y otros poemas (1926), Poesías completas (1960), Poema del agua (1973) y Alba quieta y otros poemas (2001). Manuel Altolaguirre se inició como poeta con un tono que recordaba a Juan Ramón Jiménez, pero luego su voz se fue haciendo más personal, espontánea y humana, plena de ansias de trascendencia; una suerte de poesía del adentro del hombre, con la soledad como asunto, pues para él, “el mundo era triste”, como correspondería a un romántico. El dolor y la rumia de los pesares es la principal fuente de inspiración. Un “ángel sombrío”, hecho de luto y sombras, entra silencioso en su poesía. Si es verdad que no hizo de la novedad su fuerte y que tampoco escribió mucho, ni es de igual valor toda su poesía, Altolaguirre fue un lírico en el cabal sentido de la palabra, de íntima espiritualidad, dotado de una melodía para el verso que lo hace inolvidable. La naturaleza, el amor, la realidad que rodea la existencia del hombre, la fusión del sujeto lírico con el paisaje, la meditación sobre el amor y la muerte conforman ese universo poético de verso limpio y adelgazado. Como dijo Cernuda: “En esa breve obra hay versos y poemas que anidan nuestra memoria, en la que han de perdurar como lo que son: grandes poemas hermosos y vivos, al par de lo mejor que sus contemporáneos escribieron”. Viaje Su muerte ¡Qué golpe aquel de aldaba sobre el ébano frío de la noche! Se desclavaron las estrellas frágiles. Todos los prisioneros percibimos el descoserse de la cerradura. ¿Por quién? ¿Adónde? El sol su página plisada entró por la rendija oblicuamente, iluminando el polvo. Descorrió su cortina el elegido, y penetró en los ámbitos sonoros del Triángulo y la espuma. Nos dejó la burbuja de su ausencia y la conversación de sus elogios. ** Harold Alvarado Tenorio alvaradotenorio@telesat.com.co Escritor colombiano nacido en Buga (1945). Doctor en Letras de la Universidad Complutense de Madrid. Dirigió el Departamento de Español y las Latin American and Spanish Writers Series del Marymount Manhattan College (Nueva York, EUA), así como el Comité de Redacción de la revista China Hoy (Beijing, China). Es profesor titular de la Cátedra de Literaturas de América Latina y director del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia. Dirige actualmente la editorial y la revista de poesía Arquitrave (http://www.arquitrave.com). Ha publicado Summa del cuerpo (2002); Fragmentos y despojos (2002); Literaturas de América Latina (1995); Ensayos (1994); Poemas chinos de amor (1992); La poesía de T.S. Eliot (1988); Espejo de máscaras (1987); Una generación desencantada: los poetas colombianos de los años setentas (1985); Kavafis (1984) y Cinco poetas españoles de la Generación del Cincuenta (1980). Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Internacional de Poesía Arcipreste de Hita. Su obra ha sido publicada en inglés, francés, italiano, griego, chino, alemán y portugués. === Ensayos sobre el relativismo de la crítica ============================ === Antonio José Rodríguez Soria ========================================== El relativismo en la crítica literaria La literatura que se perpetúa con el paso del tiempo se reconoce en los atributos del mensaje publicitario: responde a una necesidad concreta ante el desgaste de una corriente de acción, o bien se apresura a crear una nueva necesidad y a responderla al mismo tiempo (acción doblemente audaz). Ambas circunstancias, en los estudios de crítica literaria, reciben el término de apertura del horizonte de expectativas. Esto es, la literatura que innova generalmente basa su éxito en actualizar la imagen del receptor o en dirigirse a un lector no habitual; a un lector que no responde al perfil por lo común aceptado, lo cual es en evidencia un riesgo cuyo éxito o fracaso depende del grado de hartazgo que flote en la atmósfera literaria. De esta manera, si redujésemos todos los libros a las tragedias de Shakespeare, el número total de lectores a lo largo del planeta se reduciría a un solemne grupúsculo. Pero si introducimos a Henry Miller la diversidad aumenta. Lo mismo si añadimos a Corín Tellado y después a Santa Teresa y luego a Joyce y a Fernández Mallo: la literatura extiende su campo de acción porque se reconoce con individuos diferentes. Esta idea es axiomática y exige que la crítica literaria necesariamente pase por el relativismo de valores. La defunción de la novela Como muchos otros lectores, la manera en la que yo comprendo la literatura tiene que ver con una conversación con el texto; un diálogo que de algún modo persigue retroalimentar mis cogniciones. Es decir, que si la perspectiva de mi entorno es gris y dramática me negaré rotundamente a la lectura de Whitman. Al igual que si la realidad me decepciona por su intranscendencia, con poca duda recurriré a la evasión que me ofrecen las tragedias de Shakespeare. En cualquier caso, mi propuesta siempre es la de una lectura pragmática. Eficiente. La lectura de un profesional. Una lectura efectuada tras la conclusión del canon personal. A este respecto, pienso en la confesión de Steiner en una entrevista en la que admitió que no pasaba una semana sin releer a Dante, Proust o Hölderlin. Dicho comportamiento es típico de quien no espera ya encontrar grandes sorpresas en cuanto a la expansión de su conocimiento se refiere; típico de alguien intelectualmente concluso, porque es evidente que el conocimiento se anquilosa y queda atrapado en los límites de la vanguardia cuando es incapaz de superar un enigma o proponer nuevas problemáticas. Así pues, si la madurez del lector acaba desembocando en la literatura fragmentaria, ¿para qué leer la integridad de una novela de 1.500 páginas si lo que le satisface al lector es un único párrafo de la misma en la que texto e individuo convergen en una misma idea?, ¿para qué crear novelas?, ¿por qué no desarrollar directamente fragmentos que se identifiquen con arquetipos de lectores; con distintos estadios emocionales e intelectuales? Crítica literaria, ¿pero para quién? La más extendida de las acepciones que definen al crítico literario es la de “lector profesional” (o “espectador profesional”, extendiendo el término a toda la crítica de arte). En este sentido, parece haberse asumido ya que la subjetividad sea un rasgo inevitable al comentario de una obra en la medida en que, por lo común, la construcción de la crítica suele tener por método la resonancia del texto y la puesta en relación del mismo con la estructura cognitiva del sujeto crítico. Ahora bien, una idea sobre la que se hace necesario incidir es que dicha estructura cognitiva —dentro de la cual sobresale, evidentemente, el “bagaje de lecturas”— se construye siempre de manera azarosa, independientemente de su profundidad y experimentación; es decir que a lo largo del proceso de formación del crítico, del “lector profesional”, la manera en la que tiene lugar el impacto de las obras depende de las circunstancias personales y sociales que envuelvan al lector, o de la sincronía emocional e intelectual que se establezca entre lector y texto. Es por esto que el crítico se ha acostumbrado a no respetar los distintos estadios del lector (sería conveniente hablar de actitudes más que de estadios, pues no debería haber ningún summum de lector, por mucho que se empeñen los investigadores del canon): escribe como si su bagaje y disposición ante la obra fueran los únicos aceptados, y escribe también para aquéllos que comparten una estructura cognitiva similar. En este contexto surge la siguiente cuestión: ¿de qué manera es posible aproximarse a la tentativa de objetividad —olvidada ya— dentro del espectro de la crítica? Probablemente, una pregunta a la que todo texto crítico debería responder es: ¿para quién se ha escrito la obra?, ya que, a priori, parece objetivamente reconocible el lector implícito de un texto. A qué estadio anímico e intelectual responde o qué bagaje reclama la obra, son preguntas indispensables para convertir, no sólo ya en ligeramente objetivo sino también en eficiente, un texto crítico. De esta manera, cualquier “lector profesional” mínimamente lúcido que, por ejemplo, denostara de la desmesurada expresividad en la poesía de Ginsberg, hallaría utilidad en su crítica proyectándola hacia quienes son o fueron elementos marginados en las democracias tan heterogéneas y cuestionables como la estadounidense. Igualmente, no es de sentido común que la llamada “literatura para escritores”, como la del Ulises de Joyce, sea impuesta por la crítica ante la totalidad de grupos sociales. Un ejemplo de lo que, a mi juicio, significa una crítica erróneamente proyectada, se halla en el texto que Martín Schiflino dedica en el número 127-128 de Revista de Libros a los libros póstumos de Roberto Bolaño —La universidad desconocida y El secreto del mal—: “Bolaño llegó a ser un gran escritor del fracaso, pero en sus comienzos españoles no fue un buen escritor fracasado. Más allá de cómo la oscuridad, el exilio o la falta de recursos lo afectaran personalmente, el problema estriba en que estas carencias aparecen reflejadas en una poética de lo banal que no se eleva sobre aquello que describe. Considérense estos versos: ‘Es de noche y estoy en la zona alta / de Barcelona y ya he bebido / más de tres cafés con leche’. O: ‘Escucho a Barney Kessel / y fumo fumo fumo y tomo té / e intento prepararme unas tostadas’. ¿Qué son sino un simple registro del aburrimiento?”. Efectivamente, los versos de Bolaño no ensalzan el aburrimiento como valor sublime, ¿pero por qué habrían de hacerlo? A diferencia de Baudelaire, Bolaño no registra el esplín desde lo sublime sino desde el propio esplín. Y es precisamente por ello que Baudelaire debe ser leído desde una actitud sublime mientras que a este Bolaño, al Bolaño de finales de los 70 y principios de los 80, se debe leer desde el propio esplín —aunque Schifino recomiende, con más o menos discreción, no leerlo. ** Antonio José Rodríguez Soria rodriguez_soria1908@yahoo.es Escritor español (1987). Estudiante de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Habitualmente ha colaborado con una publicación periódica de la UCM, así como con su radio. También ha ganado dos premios de poesía regionales y uno de relato breve local. Su producción permanece inédita. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Tatuaje de luna (extractos) Tania María Cabrera Pérez *** En el andén de Valby Daniel Dimeco *** Del membrillo a la guayaba Xesca Almécija *** Olor de libros Yvette Schryer *** Todo indicio de ti (extractos) Cósimo Mandrillo *** El juego Alejandro López Urquiza *** Desde ese otro lugar (extractos) Gabriela Bruch *** Mi Ángela Érika Fernández *** Poemas César Quispe Ramírez *** Epitafio Pablo Brito Altamira *** Poemas Carlos Stevens Parra Gámez *** Textos Mónica Melo *** Servidumbre de paso Jesús Sánchez Jurado *** Hoy por la mañana Sandra Becerril *** Poemas Eva Ruiz *** Triunfo Popular, o de los Poetas Juan Carlos Moraga === Tatuaje de luna (extractos) Tania María Cabrera Pérez ============ Trabaja la luna sobre mi espalda Dibujando tatuajes lentos y profundos Sus agujas invisibles puntean la piel como zapateo Ni mantón de sereno Ni rocío que limpie las líneas platas de su firma Trabaja la luna sobre mi sombra de carne Me miro al espejo y veo su risa Diciéndole al tiempo que le preste otro pincel para rematar la huella, La luna vuelve a pedirme la piel Y su trabajo es perfecto como ella misma Al girar la vista destellos de su obra intuyo en mis momentos Graciosa luna que acompaña los giros de las manos Que le aplauden, Única en su labor De buscar lobos que desordenen los espacios Vampiros que se visten de frac armani Para festejar los cuellos que le brindan su esencia, Trabaja la luna sobre mi espalda Suelta, fresca, armando la copla de la existencia, Arrancando segundos sin color ni precio Dejando la piel muerta para que los cuervos Escriban la historia bajo el fantasma de Poe O encima del cabello de Whitman. === Compro un tramo de aliento Envuelto en papel de esquelas viejas, Acerco el vaso de todas mis fugas Fugas que acompañaron los balcones de tus ideas Fugas que sólo sirven para que en la hora de la tarde Vistas un cachemir abriendo la camisa golpeada de café Compro este tramo de aliento Y no hay búhos, ni mariposas Ni testigos Ni niños en columpios Ni casitas de chocolate Ni brujas malas Ni el cuento que una vez nos hicieran para creer Que el mundo volaba tras los renos de santa claus Y este tramo me enseña una vez más Que el camino vuelve una y una, dos, tres Hasta que las gotas del sueño destiñen las huellas Y reanudamos al amanecer con otra marcha Colgando espantapájaros para el sueño Sin hojalatas ni paja Totalmente colgados a la sombra de nuestro porvenir. === Nadie dijo que fuera fácil Tropezamos con la sombra de una nube, Continuamos acumulando la tristeza tal vez para que un día Se desentierren los tiestos de la duda, En un rincón salen los zapatos que Bailaron al compás de una mirada Y quizás estén ahí para aumentar la nostalgia Mientras desayuno esta taza de té con la ventana, Nadie dijo que fuera un cuento Y los signos continúan haciéndole la broma al escritor Saltan como cabras y se duermen donde quieren o donde pueden, Está llegando el día en que las acuarelas se conviertan en mares Profundos de senderos Los bastones terminarán atados a las camisas Y las rodillas al fin dejarán de ser eternamente ciegas, Nadie dijo que fuera fácil entablar un susurro con la luna Sin que ella se dé cuenta de que existimos Sólo la sombra en la ventana continúa tomando el desayuno Y el tacón de los zapatos fuma tranquilamente su momento. ** Tania María Cabrera Pérez emiokan@hotmail.com Escritora, actriz y directora teatral cubana (La Habana, 1971). Ha escrito varias obras de teatro presentadas en Cuba y en España, país en el que reside actualmente. Tiene escritos varios poemarios y cuentos para niños. === En el andén de Valby Daniel Dimeco =============================== Lo que escribo a continuación me lo contó un amigo, Henrik Clausen. Cuando lo conocí sus ojos chiquitos y acuosos me transmitieron curiosidad. Detrás de aquella mirada tenía que haber o bien un hombre sin nada que mostrar o uno con mucho que ocultar. Un día de comienzos de febrero, cuando cayó la noche temprana, fuimos juntos hasta el barrio libre de Christiania. Luego de muchas cervezas y un par de porros me narró una historia que, según afirmó, le había ocurrido a un amigo de él, treinta años antes. Se trataba, como en el caso del mismo Henrik, de un chico llegado a Copenhague procedente de un pueblo perdido en los confines de la península de Jutlandia. Una tarde gris de domingo de 1972, el muchacho en cuestión se montó al tren en la estación de København H. Se sentó y mantuvo la mirada fija en el cristal, viéndose a sí mismo reflejado en el vidrio, con el flequillo hacia un lado y los ojos claros y diminutos. Dicen que ha muerto el rey, oyó que alguien le susurraba cerca del oído, pero no prestó atención. Un gran dolor lo apenaba tanto que no ha podido seguir viviendo, volvió a insistir la misma vocecita aguda y susurrante. Miró hacia la izquierda y una mujer pequeña y totalmente calva, vestida de negro, lo observaba. ¿De qué me habla, señora?, le preguntó el amigo de Henrik. Ella abrió los ojos, como si le estuviese preguntando una obviedad, algo conocido por todos. Sacudió reiteradas veces la cabeza, sin comprender la estúpida pregunta del otro y se volteó hacia el pasillo, evidentemente molesta. El tren se detuvo en la estación de Enghave. Descendieron dos chicas con sus bicicletas. En la siguiente parada debía bajarse el amigo de Henrik. Se puso de pie y se aferró al caño de hierro. Tenga cuidado, los secretos de la Corte danesa son muchos y no faltan los peligrosos. La mujer se había puesto de pie a su lado y le hablaba de puntillas, acercándose tanto como podía a su oreja. Las puertas se abrieron. El joven sintió el aire helado que corría y se dejó envolver con su abrazo. Respiró hondo y continuó la marcha hasta el final del andén. No había nadie allí, las taquillas ya habían cerrado al igual que el estanco. Volteó la cabeza hacia atrás, sentía que el corazón le palpitaba a mucha velocidad. Y las piernas le temblaban de miedo. Con las manos quitó el hielo acumulado en un banco y esperó sentado, contemplando las vías que se perdían en la niebla y el portal de su piso, que se hallaba cruzando la calle. Trató de serenarse, de calmar la taquicardia. Sintió las manos agarrotadas y se las llevó a los bolsillos. La imagen en sombra de la misma cabeza calva se fue acercando con lentitud y le heló el cuerpo. Se dio vuelta y allí estaba, mirándole directamente a los ojos celestes y pequeños. No tema, pero cuídese. Usted, ¿quién es? La mujer se limitó a sonreír. Una sonrisa que se fue apagando hasta desaparecer. La noche de Valby olía agridulce. El amigo de Henrik cruzó la calle y entró en su casa. Subió las escaleras y se asomó a la ventana. Miró hacia el andén de la estación. La mujer del tren estaba tendida en el suelo junto al banco del andén y debajo del reflector de luz, con el cuerpo yaciendo sobre una mancha oscura. El muchacho se llevó una mano al pecho con el puño cerrado y se miró la otra mano, que empuñaba una navaja. Tenía los dedos moteados y el abrigo salpicado de puntos rojos. Henrik Clausen pidió otra cerveza y enmudeció para el resto de la noche. Tenía unos cincuenta años, más papada blanda, menos pelos y los mismos ojos pequeños y acuosos que durante mucho tiempo me habían intrigado. ** Daniel Dimeco daniel.dimeco@yahoo.es Escritor ítalo-argentino (1969). Reside en Madrid desde 2002. Master en Gestión Cultural por el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset (http://www.ortegaygasset.edu), de Madrid. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar). Ha dirigido la obra de teatro ¿Son los días felices?, estrenada en Madrid en 2005. Compilador de las obras de teatro breve para la Escuela de Interpretación Jorge Eines (http://www.jorge-eines.com/obras.htm). Ha trabajado en las embajadas de Argentina en Copenhague, Unesco y Madrid. Mantiene en línea la bitácora Scoprire (http://scoprire.blogspot.com). === Del membrillo a la guayaba Xesca Almécija ======================== I Descomunal inocencia puede ser el horizonte donde el trino de un sinsonte aguarda su adolescencia. Se pierde en la transparencia de mi sueño peregrino y por cosas del destino pongo un santo y una vela, para que una castañuela le marque el son del camino. II Del arte por el que vivo viaja Espinel en mi verso en cada rima converso con el hombre, el poeta vivo. Entre líneas le revivo poesía que en mi garganta desgarra, laza, levanta entreteje con miradas deseos, pasiones calladas brebaje, verso que imanta. III Con un pájaro he cantado en controversia dispar yo me pongo a improvisar cuando él lo tiene ensayado. Muchas veces se ha burlado de mi rima favorita y otras cuando necesita dialogar libera el canto en su plumaje de llanto a un nuevo vuelo me invita. IV Le dio cabida en su pecho la historia, a un mambís remoto llevando en su acero roto las miserias de su lecho. Cuido el azul de su techo cabalgo de frente al sol y en un tierno caracol quedó grabado el sonido, en el último estampido de un arcabuz español. V El orgullo del cubano se multiplica a distancia ajiaco de la constancia folklórica de un hermano. Como el humo de un habano va emigrando la poesía multirracial en porfía que la distancia desgrana entre mi Cuba, tu Habana y la mágica Almería. VI Si adornan la poesía romances y cascabeles humedad en los dinteles de satírica porfía. Borracha de lejanía en las mieles del idioma como un arado se asoma surcando el sur del Caribe. Esta india que recibe diez versos de una paloma. VII Y pare luces de rima si la poesía se apaga bálsamo para la llaga, mientras un virus se anima a devolverla a la cima en su estado natural. Y una tradición oral gestora de descendientes, que en Nahories y valientes encuentra su pedestal. VIII Una estrella es lo que quieras raro espejo de algún poeta cartero de otro planeta que sin conocer lo esperas. Extrañas rimas viajeras incalculables bombillas cocuyos en las Antillas luciérnagas en mi noche o un espontáneo de-Roche en metáforas sencillas. IX En la península ibérica de árabes y romanos los íberos son cubanos regresando de su América. Dejo la historia colérica a una dama prematura sentada en el mar tan pura para regresar silente con aires de un continente que guarda nuestra cultura. X Tengo de Rondón de Luna de aceite de oliva y miel de Góngora y de Espinel Dulcinea y Fuenteovejuna. Tengo de estirpe moruna fenicia, céltica, íbera de invierno y de primavera del otoño y del verano y de un amigo cubano tengo también su bandera. XI En la estrella solitaria dentro de un triángulo rojo hay una musa en su antojo primitiva y milenaria. Sobre la sangre ordinaria que se perdió en el camino una luz de lo divino a cinco puntas escala y cada punta es el ala de un trovador campesino. ** Xesca Almécija xescaalmecija@yahoo.es Poeta española (Almería, 1962). Ha publicado los poemarios Poesya... con perdón (1981) y Líquidas alas (Torremozas/Aullidos de Asfalto, 2005), y la novela Julia y viceversa (1995). Textos suyos han sido publicados en diversas revistas literarias. Hoy en día trabaja en la empresa Mester de Juglaría, de espectáculos y talleres artísticos, que ella misma junto al poeta y actor José Antonio Roche han formado. === Olor de libros Yvette Schryer ==================================== Blanca me enseñó a oler los libros. Aún hoy, a distancia de tantos años, me parece verla olfatear los volúmenes que deponía en el cajón para despacharlos por barco. Al acercarlos a la nariz, su rostro asumía una expresión de ternura, de tristeza, o de enojo... En ese caso, lo descartaba diciendo: No, éste no lo llevo. Blanca vive en Valencia desde hace muchos años. El único recuerdo olfativo que yo conservaba entonces era el de los libros del colegio, no tanto por el olor a goma o a tinta de sus páginas, sino por el de la tela de hule con que mi madre los forraba. Era un hule delgado de color negro y en las primeras semanas de clase esa emanación se imponía sobre todas las otras, pero pronto se iba perdiendo por los contactos con otras cercanías, hasta que el aroma a cosa nueva desaparecía. Cuando ayudé a Blanca a seleccionar los libros que llevaría consigo a Europa, me dijo que cada libro, con su olor, le recordaba la época en que lo había leído, la persona que se lo había regalado o las noches de estudio que dejaron en las páginas un tufillo a café. Blanca me dio en custodia algunos libros. Le prometí conservarlos y que si extrañaba a alguno, se lo enviaría por correo. Nunca los reclamó y aún están en un rincón de mi biblioteca. De allí viene un aire que no pocas veces me obliga a acercarme y tomar uno al azar. El libro con olor a jazmines revela que el origen de su fragancia es el amor. La fecha de la dedicatoria es anterior al nacimiento de mi amiga, las pocas palabras escritas en tinta roja estaban dedicadas a una mujer llamada Lisette y las firmaba Omar. El libro era Las flores del mal, de Baudelaire. “A ti que has sabido compartir conmigo la magia del pecado”, escribía. El libro aprisionaba un jazmín entre sus páginas y si bien no podía relatarme la historia de ese amor pecaminoso, abrió una puerta a mi fantasía. El olor a chocolate provenía de un volumen que al hojearlo iba dejando caer granitos de azúcar, miguitas y trocitos que podían ser de nuez. Sus páginas se veían manoseadas y amarillentas. Era el libro de cocina de Doña Petrona, regalo obligado para toda joven argentina casadera, hace más de cincuenta años. Las recetas de Doña Petrona recuerdan un mundo que ya no existe, una época en la que no importaba estar seis horas en la cocina vigilando un dulce, o en la que el miedo al colesterol no existía. Del Demián de Herman Hesse se desprendía un fuerte aroma a tabaco; un papel entre sus páginas revelaba que había pertenecido al abuelo de Blanca, pero ¡quién sabe! A lo mejor se había impregnado de ese olor por el contacto con el Sherlok Holmes que tenía a su lado. ¿Sería posible que el olor surgiera de la eterna pipa del famoso detective..? Entonces comencé a preguntarme si la sensación olorosa la aporta sólo el lector o quizás provenga del contenido del texto. Si así fuera, sería interesante saber a qué olerían La Divina Comedia, Los Tres Mosqueteros, La Biblia o El Principito. ** Yvette Schryer ivets@netvision.net.il Escritora argentina (1932). Reside en Israel desde 1970. Estudió filosofía y letras en Buenos Aires. Publicó en 2003 el libro de cuentos Un ramo de prosas en la editorial Índigo, de París. Madre de 2 y abuela de 6. Habla italiano, francés y hebreo. Imparte en Israel lecciones de castellano y dirige un taller de escritura creativa en castellano. === Todo indicio de ti (extractos) Cósimo Mandrillo ================== El que sueña y el que habla no es el mismo El que sueña desbroza de malezas y malicia El cuerpo nuevo de su mujer Se dice: Esta mujer es mi alimento Mi plegaria de la tarde Mi taza pintada de azufre y carbón Ella, entre tanto, cuece su alma En esa pócima de amor Que guarda En la magia terrible de sus piernas === Pienso en ti Como náufrago que mira el mar Desde la franja de arena Que le sirve de refugio y cárcel Y es un mar de tal modo suyo Que no puede sentir sino que se le escapa Que su mirada en la orilla Contiene y aleja El horizonte en el que se mira Y se ve a sí mismo Como un hombre que parado en la orilla Contempla un mar Cada vez más inmenso Más extraño Y más suyo === Son iguales el despertar y el harakiri En ambos una inapropiada daga Perfora intestinos y alma La carne se retuerce como si fuera sábado Y una sombra se descuelga de la cama Donde se paseó el amor la noche entera === Habrá que despedirse Tomarse del silencio E irse lento a casa Buscar estrategias para el olvido Lavar platos anula el pensamiento Amarrarse al televisor como tigre herido Para detener hemorragias Tiempo para el repaso Recorrer el cuerpo ausente Con precisión de bisturí Recrear el sabor de salivas y sudores La textura buena de piel y lengua === No hacer la cama No alisar las sábanas Buscar todo indicio de ti Identificar cada sospecha de tu cuerpo Determinar rastros de humores, piel cabello Analizarlos a conciencia Determinar culpabilidad Guardar el expediente al fondo del alma === Esta mujer duele Y es como un mar a la espalda Me sonríe con sus hierros Con sus yerros me mata === No es difícil Si uno quiere Fumar y mirar el cielo a las cuatro de la mañana Levantarse del suelo como esponja abierta Y aspirar lo que queda de la noche Lo difícil es arrancar de otro cuerpo Este mismo sudor Este afán de tinieblas Que recorre febrero como autopista rota === Se puede navegar desde una ventana Con la pura humedad de adentro O con toda el agua del cielo Se puede navegar aferrado a una sábana como a una vela Con el viento del sueño empujando a estribor Al oleaje de lo oscuro Lo que no sabemos y nos gusta Se puede navegar como quien vive Mansamente hipnotizado Por lo pequeño del día Llevado por la corriente === Para reconstruir un rostro Colóquese arriba la voz A un lado la mano que se cruza Una que otra pregunta Si nadie lo reconoce Continúe perdido en su cuerpo Hasta hallarse en la última línea Como visitante solo === Hilo este monólogo de derrota En la ropa húmeda En el vapor de urdir la vida Los sonidos son enanos extraviados Si nadie interrumpe Es sólo un primer aviso ** Cósimo Mandrillo cosimomandrillo@gmail.com Escritor, docente e investigador venezolano (Taranto, Italia; 1951). Licenciado y magíster en literatura venezolana por la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve). Doctor en literatura hispanoamericana por la Universidad de Iowa (EUA, http://www.uiowa.edu). Profesor e investigador de la Escuela de Letras y del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Literarias del cual fue director, actual coordinador de la maestría en Literatura Venezolana de LUZ. Ha publicado, entre otros, Víbora y barro: acercamientos a la obra de Gustavo Díaz Solís; Literatura zuliana siglo XIX; de los inicios a Ildefonso Vázquez; Antología poética de María Calcaño; Migra; Poemas de lengua brava; Parte de guerra; El árbol de jugar; El mundo es una piedra; La ciudad de Odón y Todo indicio de ti. === El juego Alejandro López Urquiza ================================= Delfino Flores Mascote no podía creer lo que escuchaba de la boca de Fidedigno López... tan sólo habían pasado veinticuatro horas desde su último encuentro, todavía tenía el mal sabor del cigarro y de la cerveza en la boca, aún no aliviaba su cruda, seguramente él tampoco, y ya estaba traicionándole de esa manera. Estaba mandando al caño la confianza que puso en él un día antes, toda su confianza. Abiertamente le mostró todo su pensamiento, lo guió hasta que creyera, lo encaminó al salón del conocimiento y, hoy, a tan pocas horas, “ya enseñaba el cobre”. Cómo no advertirlo, se le veía inmediatamente que era un traicionero, había sido una estupidez hablarle de aquello, fue una tontería decirle precisamente a él aquellas verdades tan ocultas. Ya se lo habían dicho, ya le habían hablado de Fidedigno, todos lo conocían menos él y, precisamente él, tuvo que entregarle todo. *** Aquel tres de mayo, aquel día que (¡por Dios!) quería ver lejano y que hacía apenas unas horas atrás llegaba a su término, era el desgraciadísimo tiempo en que dio y perdió todo. Sólo iniciaron una conversación cuando aquél se ofreció amablemente a destaparle una cerveza, entre todos los presentes fue el primero y único en todo el día y parte de la noche que se arrimó con él a disfrutar de la fiesta. —¿Qué —dijo Fidedigno—, le destapo una cerveza? —No, gracias, todavía tengo algo —le respondió cortantemente Delfino, mientras daba un sorbo a la modelo que, en realidad, ya estaba amarga. —Échesela, un trago más y la suya va a chupar faros. Aquí “sta”, usté sabrá si quiere seguir tomando esa que segurito ya escalda la lengua. —Bueno, gracias, Fidedigno, ya decía yo que no eras lo que la gente habla de ti. Te he visto en la obra y eres serio, creo que vas por buen camino, eres joven y si sigues así, pronto, llegarás a “maistro” de obra. —No quiero ser “maistro di obra”, la verdá sólo pienso estar aquí poco tiempo. Sabe, ya me inscribí a la primaria, dicen que echándole retiartas ganas uno llega a terminar de estudiar pa empezar una carrera a lo más en cinco años. Quiero llegar a inge. —Eso está bien, Fidedigno, lo vas a hacer, yo sé deso y lo vas a ser. Mira, yo no estudié pos porque mis padres no tuvieron lana pa darme l’estudio; no les reprocho porque yo sé que si viera tenido ganas lo viera hecho —haciendo una pausa e inhalando el polvo de la cal don Delfino continuó:—. Pero pos yo creo que no se trata de hablar de penas, menos hoy que tamos tan a todas margaritas. —Sígale diciendo, don Delfi, ya todos sabemos que usté es el mero mero pa eso de los consejos, déme chanza, toy chavo y necesito alguien como usté pa alivianarme. Además siempre andamos en la friega, usté cree que vamos a tener otra oportunidá como la diora. —Es como todo, mi Fide —continuó Delfino—, nomás que pus, unos tamos más viejos quiotros y eso es lo que hace que la cosa parezca que sabemos más, pero sí, como te decía, tú, echándole ganas llegas a donde quieres. —La neta que sí, don Delfi, sólo espero terminar la primaria y ya verá, hasta le voy a dar trabajo porque usté me cai retebien, no es sorna, es la neta don Delfi, ya verá. Las horas transcurrieron hasta las tantas de la mañana mientras Delfino y Fidedigno platicaban sin tomar en cuenta a nadie, hablaron de la vida, de los recuerdos, de la cerveza, la ingeniería, política y, por supuesto, de fútbol; tomaron una cerveza tras otra y llegaron hasta el punto de hermanarse, no como una cosa de borrachera sino como una verdadera fraternidad. —Mira, Fide, me caes rebien tú también, sé que eres buena persona... me cai... yo creo que la vas hacer... mira... me caes re bien... me cai... bueno... la cosa es que... bueno... como me caes bien... pos... mira ... pus ya... la verdá es que quiero que conozcas a mi hija Eustolia... es bien chula y la traigo cortita... me cai... esa muchacha es una buena muchacha y muy decente ... si tú quieres es pa ti... bueno... porque me cais bien... Esa mañana amanecieron juntos sobre los bultos de cemento dentro de la obra negra. Primero el festejo al santo y luego el colado. El interior de la finca que se levantaba estaba repleto de fichas de cerveza, pedazos de papel de estraza, las latas y envases de modelo se esparcían como parte de un “performance” sobre el suelo del inmueble. Los castillos coronados de bolsas de chicharrón de harina y las tarimas conservaban aún las pisadas pegajosas de quienes se animaron a bailar sobre ellas algún danzón. Cuando por fin despertó el maestro de la obra, tuvo que levantar a algunas de las muchachas del barrio que habían llegado a acompañar, fraternalmente, a los encargados de la construcción. Una botella de salsa botanera derramaba, gota a gota, su contenido, mientras se tambaleaba de un lado a otro, en un poético vaivén, decorando las botas de Juan Nepomuceno, primo hermano del chalán del chalán, quien estaba aún inconsciente. Una tortilla endurecida, con carne seca de barbacoa y un chile jalapeño avinagrado y repleto de sal despertó el olfato de Fidedigno que, animado por el aroma, se levantó para beberse de un solo trago el resto de su “caguama” Victoria que, si bien estaba caliente, le alivianó la sed. Comenzó a enterarse de dónde se encontraba y recordó la agradable noche de bohemia que pasó junto a su futuro suegro Delfino. Trataba de recordar si efectivamente había sido verdad el ofrecimiento de Eustolia, él ya la conocía, en la obra siempre se hablaba a escondidas de lo buenísima que estaba la hija de don Delfi. Despertó a Delfino y le guardó un trago de su “caguama”. Delfino se despidió, llegó a su casa donde se encontró con que Eustolia estaba embarazada... ¿de quién? No supo, no le dijeron... se durmió. Eran las siete de la tarde en punto cuando abrió los ojos y, afortunadamente, la cruda había desaparecido, claro, no del todo, el mal sabor y un cierto golpeteo en las sienes siempre queda por unos días, total, todo con tres cervezas se relaja. Mientras destapaba su Victoria y daba un sorbo, ese agradable disfrute se vio interrumpido por el recuerdo matutino... ¡Eustolia estaba embarazada y no sabía de quién! Qué afrenta le representaba haber estado hablando bien de ella toda la noche, incluso habiéndole conseguido un buen partido, cómo lo pudo haber imaginado. La vergüenza que le produciría ver a la cara al Fidedigno, quien le había demostrado la noche anterior ser de la mejor clase de hombre. ¡No era posible! ¡Eustolia! Mientras miraba a su alrededor buscando a alguien, mientras se pasaba el coraje con un trago de cerveza y la vergüenza se le escapaba en la exhalación del humo de sus “delicados”, prendió la tele. Pasó uno por uno los seis canales que se receptaban en su televisión hasta llegar al noticiero de deportes... Había un entrevistador que rondaba la zona peatonal del centro, preguntaba a los transeúntes su opinión sobre la selección mexicana, nadie sabía contestar correctamente —a los ojos de Delfino—, nadie de los entrevistados había hablado de la realidad del fútbol mexicano. Se alegró al ver que entrevistaban a Fidedigno, ahí precisamente estaba aquel muchacho con el que hoy, debido a las circunstancias, se sentía avergonzado; Delfino sintió una emoción que no pudo describir al ver precisamente en red nacional a la persona con quien hacía unas horas había fraternizado. Ahí estaba, dando su punto de vista sobre la selección tricolor, la sonrisa de Delfino se fue borrando a medida que avanzaba la respuesta de Fidedigno. No lo podía creer. Todo menos la traición. No era posible. —¿Qué opina usted de la selección mexicana? —decía el entrevistador a Fidedigno. —La verdá, pus yo creo que falta realmente una verdadera unión, de los directivos y los jugadores, no deben pensar nomás en el dinero, eso es lo que lleva a la selección a la derrota siempre, deben jugar con el corazón y olvidarse de lo que les van a pagar. Siempre le rezan a Guadalupe, pero con una mano en el bolsillo, deben jugar con fe, esto siempre se los digo a todos y nunca me hacen caso, mire, si me dejaran nomás un día con la selección de veritas que hacía campeones a los muchachos... Estas mismas palabras, idénticas, una a una, las había confesado Delfino a Fidedigno la noche anterior, el día anterior, hace unas horas, y, hoy, “así como si nada”, se las arrebataba de la boca y las ponía como suyas en la televisión... ¡En la televisión! ¡A nivel nacional! ¡A ojos de todos él era el que lo había dicho y las palabras le pertenecían! Delfino se quedó pensativo, imaginando lo que hubiera sido de la pobre Eustolia compartiendo su vida con un traicionero, le dio sentimiento haberla ofrecido como si fuera una cosa. Ahora tendría un nieto y debía ver por él, sería hombre, tendría que serlo, ¿por qué no?, lo haría futbolista y por lo que respecta a Fidedigno que se fuera al demonio. Fidedigno no regresó a la obra, Eustolia terminó su embarazo, jamás dijo de quién era el muchacho. Sí, fue varón. El día del bautismo Delfino gritó a Eustolia (ahí junto a la pila de la iglesia, cuando el cura preguntó a la madre el nombre para el niño), que no permitiría que su nieto llevara por nombre Fidedigno, jamás. ¡Eso no! ** Alejandro López Urquiza urquiza_al@yahoo.com Escritor y abogado mexicano (Zitacuaro, Michoacán; 1976). Trabaja en la administración pública y en la procuración de justicia. Poemas suyos han aparecido en el periódico Cambio de Michoacán (http://www.cambiodemichoacan.com.mx) y textos de crítica política en la revista Por Qué, de Morelia (Michoacán). Ha publicado Contares y tentativas poéticas (Sociedad Cultural Miguel Hidalgo; Morelia). === Desde ese otro lugar (extractos) Gabriela Bruch ================== *** Verano no quiero un otoño sin haber volado entonces qué pasa con este verano qué que no me trae las sensaciones que espero que me mata a sol de enero y olas que me entierra entre las sierras como una víbora de cascabel que anaranjea mi piel para nadie que se desmiente a cada rato como un amante ladino que me regala todo a destiempo que viene bach cuando quiero tocar un tambor africano qué mierda pasa con este verano qué *** Salvaje huelo las tormentas desde lejos me mojo con la lluvia cara a cara monto ese caballo tan salvaje y salgo por ahí, desbocada, en las noches de enero y ebriedad arremeto contra las olas como si nunca y escucho desde lejos el sonido del tam tam también lo palpo en las mañanas o en las madrugadas de dulzura cuando me despierta con una palabra y recuerdo todo el rito, todo el rito que acaba que acaba blanco desparramándose sobre el infinito candor de una piel que se moja toda cara a cara con la lluvia *** Perfume huele a tormenta, a nube negra a arena del desierto a mar huele a inmenso, a noche a estrella titilando, a luna llena huele a profundo, a inalcanzable a mano dormida, a perfume soñado huele a nada, a híbrido a gato siamés descolorido, a cuerpo torturado huele a campo, a flor silvestre a tabaco rancio huele a vida, huele a nada huele a profundo, a inalcanzable huele a deseado ** Gabriela Bruch revlaiguana@yahoo.com.ar Escritora argentina (Lomas de Zamora, Buenos Aires, 1971). Ha publicado Naturaleza de lo oscuro (2000) y Open door, los poemas del hospicio (2006). Edita y dirige la revista La Iguana (http:// laiguanarevistadepoesia.blogspot.com), que circula en versiones impresa y virtual. === Mi Ángela Érika Fernández ======================================== No logro entender cuál fue mi ofensa, cuál mi error, cuál terrible fechoría cometida que deba ser castigada de esta manera. Mi cuerpo se resiente ahora tras largas horas de lucha, cansado hasta para seguir respirando, sucumbo a una muerte inevitable, me rindo. Despojado de manera tan vil de tu cálida protección, busco refugio en este árbol, empapado como estoy tras andar y andar a través del fango y el fuerte viento. Y aquí me encuentro, sucio y exhausto. Tiemblo, tiemblo de frío, de miedo y de desesperación. No puedo ver, está todo tan oscuro... ¡Y ese terrible ruido! ¡Qué puede ser si no el fin del mundo! Suena lejano y se acerca veloz entre la negrura de este paraje alejado de todo cuanto conozco, cuanto me hace sentir seguro; y una vez llega a mí ese sonido, ese diabólico sonido estalla en mis oídos y penetra hasta lo más profundo de mis entrañas. No puedo soportarlo, creo que voy a volverme loco. Busco en mi memoria recuerdos de tu amor perdido, pues creo que aportarán a mi dolorido cuerpo algo de calor y templanza. Cuánto añoro, ¡oh querida!, tus suaves caricias. Retengo en mi mente la imagen de tus delicados dedos hundiéndose en mi pelo, mientras tu dulce mirada reposa sobre mí sin decir nada, yo tampoco te digo nunca nada, no hace falta. Siempre he creído que sabias cuánto te adoro, cuán fervientemente he procurado servirte siempre y con qué devoción he permanecido a tu lado. Debía estar equivocado entonces. Tal vez no he sabido demostrarte mi fiel adoración, puesto que únicamente el desconocimiento del amor que te profeso podría justificar tu abandono esta noche. Y es que un amor como éste no puede ser correspondido de otro modo que no sea también con amor, aunque sólo sea por caridad. Con esta devastadora duda y el recuerdo de tu imagen para contrarrestar el dolor, me abandono a lo que esta lúgubre noche quiera depararme. Con seguridad, mi fin... *** ...¿Ángela? No... ¡Ángela!... No puede ser, y sin embargo juraría haber escuchado la ternura de su voz. No, ya no la oigo, ha debido de ser mi imaginación. ¿Cuánto tiempo llevo dormido? Peor aun, ¿me he dormido? ¿No será esto sino el despertar tras la muerte a la que he debido sucumbir quién sabe hace cuánto? Pero yo me siento vivo, no, debí dormirme presa del horror y el cansancio... ¡Quiera Dios librarme de tan agónicos pensamientos y arroje sobre mí algo de cordura y claridad! Trato de serenarme, deduzco de mi cuerpo embarrado que aún sigo con vida. Hay algo familiar en el ambiente, intento agudizar al máximo todos mis sentidos... y... ¡Nuevamente ella! Mi corazón se acelera, mi cuerpo experimenta una sensación tan profunda de regocijo que temo nuevamente por mi vida. El jadeo entrecortado que surge de mi pecho me impide oír con claridad. —¡Cálmate! —y la oigo pero no consigo verla—. ¡Cálmate, cálmate, cálmate! —¡Argos! Veo una pequeña luz a lo lejos, se mueve de un lado a otro. De nuevo su voz: —¡Argos! ¿Dónde diablos te has metido? Y tras la luz... ¡Ella! La veo, sí, la veo con toda claridad. Oigo su voz angustiada tratando de encontrarme. Y como siempre que me llama, acudo a ella. Corro enloquecido de felicidad al encuentro de quien yo creí me había abandonado. ¿Cómo pude? ¿Cómo pude tan siquiera por una milésima de segundo llegar a pensar, qué digo pensar, llegar a creer, que me había abandonado? Ya estoy cerca, tan sólo unos pocos metros me separan de ella. Estoy loco de alegría, corro y salto sobre ella, salto y salto una y otra vez ensuciándola con mis patas embarradas. —Oh, Dios mío, ¡Argos! Qué preocupada me tenías. Ya está, ya está, pequeño. Con el miedo que te dan los truenos... Ha debido ser fatal para ti estar perdido tanto tiempo con esta tormenta, ¿verdad? Venga, vamos a casa. Vuelvo a sentir sus dedos acariciándome nuevamente. La miro, ella también me está mirando. Me resulta imposible describir el bienestar que siento al estar otra vez junto a ella. Le digo que siempre estaré a su lado, que nunca dejaré de servirle, que le seré fiel hasta el último de mis días. Y ella me responde que me quiere, lo sé, aunque no entienda su lenguaje ni ella el mío, lo sé. Porque la entiendo cuando me mira sin decir nada, y yo tampoco le digo nada, pues nunca hace falta. ** Érika Fernández nena_debod@hotmail.com Escritora española (Barcelona, 1981). Reside en Madrid. Cursó estudios hasta el Curso de Orientación Universitaria (COU) e hizo un curso de auxiliar de vuelo, área en la que trabajó durante dos años. Actualmente labora en el área administrativa. Mantiene un espacio personal en http://www.myspace.com/nena_myspace. === Poemas César Quispe Ramírez ====================================== *** Son las cuatro de la tarde Son las cuatro de la tarde en el lomo fiero del cielo azul y el pan subyace atravesado por las duras estocadas que la infame lluvia sabe hacer, en medio de la calle. El pan, la mesa, son dos amigos que dialogan sin decirse nada. Las horas llegan lentas, anunciando a un dios que nos busca navegando en una barca. Apenas el bastón que me soporta el débil cuerpo, tambalea como las hojas de las viejas palmeras que resisten los fuertes vientos. Son las cuatro de la tarde y mi garganta es una cárcel abierta por donde se escapan todas las palabras para bordear el mundo en contados segundos. Hoy, hoy me he inclinado hacia el diálogo monocorde del pan que intenta encontrar el abrigo de unas manos, y he sentido todas las espadas, todos los dolores que se iniciaron en las duras esquinas donde dormía arropado como un pájaro frágil, todas las emociones enrojeciéndose con el aire que mi boca retiene, he saboreado todos los labios cansados y avasallados por la interminable fiesta de un puerto. Y me he quedado, apenas, con los ojos dormitados de una extraña que en silencio deja caer sus curvados senos al pie de mi cama, incrustándome sus frías raíces para prolongar su ya promulgada muerte. He visto caer a los árboles por una mano enemiga, han luchado el pan, mi garganta, la mesa, la lluvia, la soledad, mis palabras arremolinadas en las calles, pero la cuerda, aún, no se ha roto. Hoy, que huele a setiembre navegable sobre el puerto, desembarcaron los enemigos, al grito unísono del comandante Lynch, para llevarse todo, llegaron a plantar su bandera roja en señal de victoria. Hoy, que son las cuatro de la tarde, juego a cruzar las calles con mi viejo bastón de árbol quemado, calzo los zapatos oreados al pie de la ventana, desde esa calle he intentado esconderme de mi peso, de mis ganas de pájaro, de mis duras escamas secándose en la orilla de este mar donde sólo hemos construido el más extenso silencio. A esta hora, tu piel tiene un sabor lejano, un sabor que apenas endulza mi corazón de pájaro. Sólo me queda desatarme la vieja camisa para flamearla en este pueblo, como las ventanas de tu cuarto donde aireabas los dulces recuerdos de nuestro amor que se engañaba ser perfecto. Ven aquí, para enseñarte que no he soñado, que todo lo que estuve haciendo lo puedes palpar con tus manos cejijuntas; ven a este reclamo, a este rompecabezas, a entregarme tu presencia, tu olor a diciembre, tu amor a bandera, el color amanecido de tus ojos, mirándome desde aquella distancia sin decirme nada, ven, sin muro, sin falsear tu risa de gata, con ese corazón que despeja el cielo. Cómo dices que no busque el crepitar de tus besos para cambiar la historia, que no invoque a la luna para no encontrar tu mejor secreto, que te deje con las alas puestas, que no te recoja el cabello caído en los viejos puertos, que hoy has empezado a desaparecer mi nombre grabado en tu piel azul donde se posaron incontables amores rehaciendo nuestra triste historia. ¡Ah, qué dura vida la del hombre y su zapato donde recoge toda la lluvia, a las cuatro de esta tarde fría y callada! Está bien, volverás a ser un sueño en esta comarca, en este empapelado cuarto donde un día estrujamos los labios abrazados al mundo aguardando el brotar de tu vientre. Te dejaré dormida, recostada, soñando puertos, amores, caminos, destinos aún no manchados con la mano de esta humana tierra. Mientras yo intento una fuga de esta piel que me reduce, de esta patria, de estos puertos que a hurtadillas me persiguen en los sueños para rehacerlos de nuevo. *** Cómo quieres que me calle Cómo quieres que me calle si soy un pétalo tiritando a un costado de tu vientre, cómo quieres que de mi boca no nazcan las palabras si la noche es lenta en su latir de cuervo viejo y ciego. Cómo quieres que encienda los fuegos, la ardiente sombra que tu cuerpo trae a escondidas cuando el puerto duerme. Cómo quieres que apague todas las velas si el mar y la arena se alejan al sentir nuestros besos. Sólo déjame un instante suspendido en este tiempo para que mi muerte sea néctar de pájaros. Déjame un instante para coger mis herramientas y socavar (cabalgar) tu piel de yegua, tu risa de yegua, tus ojos de yegua, tu epicentro donde nace la tierra, tu corazón sediento en la orilla del mar que poco a poco florece, tu vientre donde guardas los grandes tesoros que nadie ha encontrado, tu ardiente labio que se retuerce con el tiempo de un reloj-corazón. Un instante, y nuestro amor sonará lejano como el cielo azul y la tierra árida, allí donde descansan los huesos de los ancestros pidiendo un poco de nubes que hagan calmar la sed que llevan puesta hace miles de años. Cómo quieres que no diga una palabra sin pensar en tu aliento de gata limpiando el firmamento, de tus dedos que son como las hojas que florecen en los troncos secos y desiertos. Déjame recogerte un poco el cabello, que cuelga como péndulo debajo de esta sábana, antes de que mi aliento te siga socavando (cabalgando), te siga floreciendo, y que desde nuestro corazón retorciéndose emerja el cuerpo de una flor para esta tierra donde tú y yo somos aliento fresco. Sólo un instante, déjame sentir la mordida muerte que brota en el término de tu espalda cuando mi piel te socava con este picocolibrí atado a este cuerpo sediento. Y descenderemos hasta nuestros tobillos para oler nuestro humano perfume explotando en el centro de nuestros corazones. Allí nos encontraremos con los ojos recién nacidos, con el brotar de la primera palabra en un idioma que tan sólo tu piel conoce. *** He despertado sin hojas He caído arropado en el centro de una piedra y me he visto como sombra, como palabra afilada acechando la piel oscura de la noche; me he resbalado en sus mejillas y he encontrado el peso de su interminable tristeza, sus ojos se han parecido a los míos cuando cruzaba las calles buscando dónde moldear mi destino, sus manos, sus manos han abrigado el rostro infante de aquella mujer que se contempla en el rajado espejo esperando encontrar el nacimiento de una risa. He despertado junto a la trascendente piedra, sin hojas que me cubran esta humana piel. He pronunciado su nombre como un conjuro a nuestro atravesado destino, y se han desatado todas mis emociones, mi cauce se ha desbordado como un río que acecha las casas. He despertado sin hojas junto a sus pies que se mecían suspendiendo el tiempo, abreviando los besos de mi mujer cuando se arropa junto a mi pecho. He despertado y ahora soy esa piedra lanzada en medio de la calle esperando una sombra, una mano que me guarde en su mejor bolsillo y me exilie de este puerto. Aquí, en medio de esta calle, donde las mujeres juegan a venderse la piel, sueño con el fuego de unas manos esparciéndome el cuerpo cuando cabalga el viento. Ahora que soy esa piedra, otro ha caído deshojado, despojado de sus alas, sin lumbre para encender la lámpara que ardía en el centro de mi pecho. Dime, cómo vamos a alumbrarnos los costados, cómo dormiremos debajo de esta sábana sin secarnos las escamas, sin olernos el polen que cuelga de nuestras hojas. ¡Oh piedra! ¡Oh caída hoja! Somos dos ojos llorando por el mismo orificio en medio de la calle, donde las mujeres hacen ronda para venderse la piel cuando oyen silbar a los barcos. ¡Oh piedra! ¡Oh caída hoja!, Hoy, hemos despertado solos al pie del camino. *** El vuelo de la mosca La mosca ha retornado de los pueblos quebrados en la guerra, ha vuelto a mostrarme su último vuelo, su último aleteo en este infierno, su última estratagema para posarse en este mísero plato, su última sonrisa quebrada frente a los pueblos, su corazón oliendo a batalla. La he dejado descansar en el filo de este plato como a un hermano de un mismo destino, y he sentido en su sueño el latido de los árboles, la meditación de las piedras en medio del camino, la risa de los niños jugando encima de los escombros, el hambre bordeando las orillas de los pueblos. He dejado que se vista de piel, de una pesada tristeza, de huesos, de toda humanidad. La he dejado pronunciar palabras, al salir a la calle. He dejado que desde sus ojos caigan los vientos amargos para restablecer las guerras de los pueblos. Desde hoy, aprenderá a comer en la mesa con su cuchara de palo, a pagar la cuenta con la tarjeta de crédito. Pintará paisajes en el centro de los escombros, no hará el menor intento de posarse en los míseros platos. Buscará visitar bibliotecas para redescubrir su quebrada historia. Asistirá al trabajo sin mover las alas. Buscará en un abrazo a los niños del mundo que se esconden detrás de las puertas esperando un destino. Saldrá todas las mañanas a mojarse al sol. Visitará por las noches los salones, los bailes humanos, antes de abrirse más la blanca y perfumada camisa. ** César Quispe Ramírez cesarperez30@hotmail.com Escritor peruano (Chimbote, 1977). Estudió lengua y literatura en la Universidad Nacional del Santa (UNS, http://www.uns.edu.pe). Es fundador de las revistas de literatura Tinta Libre, Eleusis y Gleba. En 2003 obtuvo el primer lugar en los Juegos Florales de Poesía “Juan Ojeda Ojeda”, organizados por el Instituto Nacional de Cultura de Chimbote y la Universidad César Vallejo (UCV, http://www.ucv.edu.pe). Integró el taller de artes plásticas “Palamenco” de la UNS. En 2006 publicó la plaquette de poesía El abrigo de mis sandalias. Colabora en las páginas culturales de los diarios Correo (http://www.correoperu.com.pe) y La Industria (http://www.laindustria.com/chimbote), ambos de Chimbote. Es coordinador de la Asociación Cultural del Santa. === Epitafio Pablo Brito Altamira ==================================== Desde el lecho del hospital, el poeta llama a la enfermera. No hay en la sonrisa de ésta ningún ingrediente de los que adornaron los labios de las enamoradas y de las admiradoras, porque no quedan versos ni escenas: aquí no es el gran autor, nadie lo conoce. Es un paciente más y ella es la que manda. ¿Qué palabra haría valer los privilegios de quien fue amo y maestro de palabras? Los lomos de libros donde su nombre estuvo escrito en hoja de oro y los carteles donde en letras grandes deslumbraba su autoría forman parte de un universo que allí nunca ha existido. Un paciente más, un paciente terminal como ellos dicen, al que se le da lo justo para que muera con justicia. ¿Valdría una escena de sainete al menos? Un escándalo de estertores fingidos que convirtiera a los otros enfermos en público y que hiciera correr a los internos por los pasillos: ¡se nos muere, corran..! Aquí se mueren a cada minuto y todos saben que correr no alcanza. El poeta bebe un sorbo del agua con el que traga la pastilla. “Despierte el alma dormida, avive el seso y recuerde...”. ¿Se le permitirá una última elegía? Para sí mismo esta vez, sí, una despedida digna al menos. Sólo que las manos no responden, sólo que el único papel es el higiénico, sólo que la lengua está atrapada entre dos tubos de plástico. “Lo que pienso, eso me pertenece. No importa que no haya público ni lector, haré poesía para mí mismo”, piensa mientras por la aguja se introduce en la sangre, lentamente, la morfina. “Lo que sueño... eso... nunca me ha pertenecido...”, alcanza a pensar antes de dormirse. “Yo soy la que manda” dicen en silencio los labios de la enfermera mientras su figura se convierte en la de un águila posada en su hombro que lo observa con un solo ojo y con el pico reluciente como una navaja. ¿Qué esperas, que no vienes a volar conmigo? Soy tu amada... ¿recuerdas? Llevo aquí toda la vida esperando por ti. Ha llegado el momento. “Una sola palabra al menos, replica el poeta, concédeme eso”. Sí, responde el águila, estaba previsto. Un minuto y un solo verso. 2 Despierta el poeta y sabe ya que es el último día. La palabra ha logrado escapar antes de la caída del telón del sueño: “Previsto. ¿He sido tan previsto?”. Previsto es previsible, ay de mí, yo que alardeaba de original. Pero previsto también puede significar deseado; los niños que se buscan y se aguardan con las colchitas rosas y azules de la cunas. Previsto, visto antes de que ocurra. Ocurrir y ocurrirse, como se me ocurrían las ideas de las comedias. ¿Eras tú quien las susurraba desde mi hombro? ¿Eres la que llamaba yo Musa? ¿O eres mi duende? ¿Vienes de arriba o de abajo... o vienes en diagonal, como los esquivos ángeles? Vamos, descúbrete... quién eres... “Esquiva es más bien la musa y de arriba baja el ángel”, corrige el editor. “Con la enfermedad tu estilo flaquea... hace tanto que no escribes nada bueno...”. Y no escribirá ya nada, responde la voz; no al menos para ti. La mujer de ojos del color de la lavanda ha hecho su entrada en la sala y la escena es digna de la mejor de las tragedias. “¡Deux ex machina! ¿Es Atenea? ¿Duermo o ya estoy muerto?”. 3 Nadie sabe a ciencia cierta cómo encontró el modo de transmitir a la médico jefe lo que ahora está inscrito sobre su lápida. Ella no ha dado ninguna declaración al respecto, pero se amparó en un artículo olvidado del reglamento para ejercer el derecho que se otorga al director de servicio cuando los pacientes no tienen familiares ni amigos y se puso de acuerdo con los sepultureros antes de que el sudoroso empleado de la asociación de escritores llegara con su maletín. “No olvidamos a los nuestros...”, comenzaba el pequeño discurso que un escribiente había preparado esa mañana para que se leyera en el pequeño funeral que el sindicato ofrecía por ley y con cuyos costos se descontaban impuestos. El obituario estaba incluido en el servicio y la corta esquela de 2x2 apareció en un diario de provincia. “Viene una que otra vieja amante y a veces los hijos del editor, o algún librero”, le había comentado su superior cuando le dio las instrucciones. “Tú sólo haces acto de presencia y, llegado el caso, lees el texto”. Llevaba apenas una semana en el cargo y no conocía nada del escritor muerto, pero aquel era un trabajo como cualquier otro y la tarea no parecía difícil. Cuando se acercó al lugar donde se reunían las cuatro personas vestidas de negro se ajustó la corbata y bajó la vista. El capellán susurraba casi de memoria el salmo previsto mientras todas las miradas se dirigían hacia abajo. El empleado recordó el funeral de su abuelo, un viejo abogado que lo sentaba en sus rodillas y le decía siempre: “La ley y la justicia no son la misma cosa, Francisco, tú recuerda eso y serás un buen abogado”. Francisco no había terminado la carrera que nunca hubiera iniciado si su padre y su abuelo no hubiesen tenido todo listo desde antes de que terminara la primaria. Sintió un gran alivio cuando el abuelo murió, ya que su padre había desaparecido en combate un año antes; el viejo era el único depositario de aquella forma fingida de la fatalidad. “Es por eso que la escena me parece familiar, no es un déjà vu”, se dijo mientras terminaban de pronunciarse las frases litúrgicas... polvo eres... “Polvo en el viento”, había escrito Castaneda para poner en labios de Don Juan... “Extraña manera de continuar con el Don Juan eterno, ahora convertido en mago tribal...”, comentaba su madre, “la artista de la familia” como le gustaba decir a su abuelo, mientras tarareaba el Don Giovanni de Mozart. No supo nunca por qué ese recuerdo lo llevó al otro del capítulo final de El lobo estepario de Hesse. El capellán había levantado la mirada y ahora todos parecían observarlo a él. Se dio cuenta con pánico de que le tocaba entrar en escena y recordó con alivio el papelito que había estado estrujando entre los dedos transpirados sin darse cuenta. Lo había aprendido de memoria en el tren, pero supo de inmediato que sería inútil intentar recordarlo y que las manos le temblarían si trataba de leerlo. Miró hacia arriba en un gesto que a los otros pudo parecer piadoso y observó un pájaro que cruzaba el cielo. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea que más tarde sería el leitmotiv de su primera novela, la que haría de él un escritor conocido y comentado. En aquel momento, sin embargo, sólo pudo tartamudear con aspecto sonrojado: “Amigos y amigas, en nombre de la comunidad literaria, en la que el difunto ocupaba y ocupa ahora para siempre un lugar tan encumbrado, quiero decirles...”. Los dolientes esperaban que concluyera, porque hacía frío y el horario del tren no permitía improvisaciones. La anciana de los ojos claros golpeó con su bastón el suelo y él cruzó una mirada con ella; los ojos de azul acero parecían brillar como un puñal. Al desviar la vista se topó con la lápida que nadie había tomado en cuenta, porque estaba tumbada con un pedazo de trapo encima y la pala del obrero que había ido a comer mientras llegaba su turno de colocarla. Se acercó, corrió el trapo con un pie y leyó la inscripción. “Nadie mejor que él mismo para decir la última palabra”, balbuceó. Entonces todos rodearon el pedazo de piedra y leyeron. “No lloréis por mí, porque yo me estoy riendo de vosotros”. Así lo relató Francisco mucho más tarde. Pero nunca contó toda la verdad: pensó que era demasiado inquietante. ** Pablo Brito Altamira mercurius132003@yahoo.com Escritor venezolano (1953). Reside en Francia. Dramaturgo, cuentista, poeta, ensayista y realizador cinematográfico. Ha obtenido, entre otros reconocimientos, el primer premio en el certamen literario "Villa de Navia" (2005). Ha dirigido varios cortometrajes. === Poemas Carlos Stevens Parra Gámez ================================ *** En mí, una mariposa A Rocío. El viento nos trajo hasta aquí Donde estamos. Aquí donde la lluvia llega por encargo de Tu ausencia. Aquí donde te lloran estos majaderos ojos que te amaron un día. Mis alas no soplan el viento que necesitas. La muerte de ti Será también mi muerte. En mí una mariposa ha venido a posarse y su pupa está colgando de mi [ansiedad ciega. Extiende sus alas, Policromas... Pero debo cuidar Tu membrana del vuelo. Mariposa del día. Mariposa nocturna. Volando por mi cuerpo. Llevándose mi néctar, Mariposa ladrona. El viento me condujo solo. Y te llenó la boca de lastimeras palabras. *** La muerte abrió la puerta Como es costumbre La muerte les abrió la puerta. Era tarde, Y el sol echó sus últimos suspiros. Abrió la puerta la muerte imprudente. Y en media hora se marchó con su barriga llena. Entraron sin saludo. 110 hombres con metralla. Capuchas, boinas y sombreros. Sin ni siquiera un “buenas” De estirpe montañera Tumbaron la losa y los jarrones. La muerte abrió la puerta. Como es costumbre de ella... Volcaron la radio, Tiraron las cosas. Y en dos minutos la muerte echó cenas. La madre fue primera Pues les escupió la cara. Y el padre fue segundo Por rogar que no la mataran. La hermana fue tercera, Por huir de la sala. Y al hermano de rodillas Le mutilaron el alma. La muerte abrió la puerta. La muerte abrió la puerta Como es costumbre de ella... *** Momento del beso A Paula, ligera para el amor y la despedida Los nervios embistieron la calle donde estábamos próximos al beso. Por la calle, Bajaban los ojos fatigados de los taxis. Eran una estampida de corceles amarillos. Debíamos suponer que todo estaba listo. Sus manos carcomidas por los nervios Y yo, meditando el si debo, no debo... La ansiedad iba repitiéndose en las lámparas. Hasta la aurora vertió la luz en su cómplice mirada. *** Nos quisimos Nos quisimos cuando no era tiempo. Pero es cierto, nos quisimos. De habernos conocido mañana, No existirían ruinas. Pero es cierto que tus besos Fueron altos. Estuvieron en el ápice. Los guardábamos en el desván para los dos. Recuerdo que éramos una llama hecha de palabras. La gente nos veía pasar por los cielos áureos, y colarnos por las zanjas [que tu voz le hacía al viento. Pero no era tiempo... Recuerdo que iban las palomas a buscarte, porque tú, con una caricia, les [motivabas el vuelo. El viento iniciaba su descenso cerca de la nube que fue el hogar [subversivo. Lavar la losa Hacer la casa Ir al mercado. ...es cierto, nos quisimos. Recuerdo que besabas a la lluvia, Antes de dejarla caer sobre la tierra. Recuerdo a tus pupilas Sembradas de trigo, Tiritando ante el espectáculo de mi sonrisa, Que fue más tuya que mía. Pero no era tiempo... Nacieron muchos sueños Muchos, muchos, muchos... Es cierto, nos quisimos... Recuerdo que te hiciste amiga de mi pobreza, Y nunca me dejabas sin abrigo Cuando eran helados días de cansancio. Recuerdo que cuando llorabas Llovía todo el invierno. Pero había más colores en tu voz. Que en el arco iris. Pero no era tiempo... Un tifón de miedos Destruyó toda la casa. Recuerdo bien que eras la mies con que Dios Inspiró el pan de cada día. Pero como se guarda el sol En el cofre de la tarde, Te guarda mi corazón. Nos quisimos cuando no era tiempo. Pero es cierto, nos quisimos. ** Carlos Stevens Parra Gámez reporteroconeco@hotmail.com Escritor colombiano (Ibagué, 1986). Es estudiante. Ha publicado artículos periodísticos en revistas locales. === Textos Mónica Melo =============================================== *** De mis historias de amor, allá, del otro lado Conejo mío tan desnudo tocarte hocico miedo Todo está mal bendito seas luna de arlequín bandido Arrimadito a mí descalzo por el día que no viste el trébol que perdimos de agua dulce y estancada lágrima cebra silenciosa tan sin embargo sin pero pudriéndose Ay si supiera yo conejo rabia lo que escribo con qué narrar si todo es blanco un puño blanco invierno sillas la escalera caminito luna tibia atroz por mí por vos mirar Sentirme historia de amor Pelusa instinto a tiempo de morderme y jamás para vos nunca siempre digo siempre uno dos tres contar de nuevo No supe no pude no quisimos Éste es el último El que elegí por vos de mí Por vos conejo amor Para nosotros. *** Del perdón Si las piedras y el agua, si los truenos sin cayados y sin túnicas. Es por el sol que cae del alma fiel, bilingüe. Por el Cristo que perdona el corazón sin abrir la tiranía en cada falta, sacerdote que hace un cielo de los ojos. Como no entiende, me escucha. Pone su mano sobre mí, Padre Nuestro, padre de chinos que trabajan en infiernos de una calle sin andamios, 39 en cada espalda, en barro estás, tripas sin fondo, en pulmones de su cobre, en las almejas, en los perros que han comido aquellos tres que ahora se crecen sin salario, Santificado seas. Perdón por lo que no veo y por lo que sí y no conjuro, que tu Nombre sea en nosotros. Y tu Reino se alce en cuellos que no tengan que romperse. La estola santa, Gloria Aleluya. En Shanghai no hay estrellas, es fácil deprimirse, tirarse bajo un subte. No más paz. Como los viejos comen y no mueren, les dan una escoba de mimbre y uniforme naranja. Y tu Voluntad se cumpla, así en Almagro como en la China, como en los sordos, como en la Bolsa. Los pinchos de gorriones, gusanitos envueltos en canela, ratas hervidas, banquete de la grasa y de los monos, danos el pan, danos cada día un poco de hambre Señor, la libertad de los banquetes que nosotros mutilamos. Tengo tu Cuerpo en mi cuerpo, te como, de mi boca hasta la lengua que te ofende, que tanto deberá aprender a dar a todo lo que sangra y te respira. A los que maltratamos, a los del cross en la mandíbula, al traidor de tanto Hamlet en su Ofelia, danos la fe de perdonar. Y no nos dejes caer en tentación. Correr tras esta nada. Líbranos del mal de ser sin Vos. Amén. *** Shanghai Babel de los deseos materiales, Dios la regala y yo lo dejo hacer. La ciudad de los mil Budas bien saciados, cine, museo, los sabores, los ojos a lo bello y lo terrible, piedras cultas y piernas depiladas, cuellos anónimos y hermosos, el tono ruso hablado sobre inglés, mujeres, vinos, las telas frotadas contra fiestas: pieles sudor de nada y lodo, rabia y la prisa de cultura milenaria, de los días espuma que se quejan a lo Vian dentro del peso de las horas trabajadas (por los otros). Siempre a lo chino, claro está. Comparto mi habitación 1415 con una japonesa que habla coreano, sabe un poco de chino, eso nos sirve para la vida cotidiana, aunque casi no nos vemos. Biblia desagitada de reloj, fin de semana, dónde comer a Cristo, me pregunto. En el patio interno, la rubia que no me saludó en el ascensor y la boquita pintada de Toulouse se están mordiendo a besos mientras los otros francesitos dan cervezas, diez de la mañana. Yo cuelgo mi remera en el balcón, 39 grados me devuelven hacia el cuarto y la señora fruncida en su dialecto juzga en mueca, deja las toallas limpias en mi cama y me repite el nombre abierto de las cosas, etiquetas de Macondo personal. Saludo en japonés, disculpo en coreano, hablo en inglés, estudio chino y bajo al comedor en ruso. El alemán del café está tímido de mí, se ha corrido de mi taza con su sombra, tiene pena, pero no sé escucharla, su segunda lengua es el francés, me dice quedo y así se va como París Vallejo. Pero algo las personas siempre dejan. Imagino el dolor del alemán. Imagino un abandono, lo brutal rápido instante de silencio breve. Desgastado. Lo imagino tinta roja, cartas, es de aquellos que regalan gestos y aprendieron a pedir perdón. Ojos nube sabe qué es melancolía. Lo describo ardido abrazo en cierta noche, preocupado por lo que no existe, sin los dioses catecismo ni la muerte. Desobediente, olvidadizo, apasionado. ¿Cómo es la ciudad? Me preguntabas. Como el pecoso lacaniano berlinés: tan goce rico, tan mudo bello, diverso, variable, impersonal. Ideogramas cuando no haya qué decirnos. Dos chicas que se duermen contra el agua: botellas rotas que no nos lastiman: muro de almíbar. Sueño metálico: siempre a punto de: partir, volar, caerse. *** Soy tu espejo Soy tu espejo, lapicito que busca su semilla. Pañuelo mío, que jamás lastimes, y que no lo hagan. Así, toda en mí, roja y nuestra la voz, como la cal. Más tarde y tan lejos, hubo un vasto regocijo de espadas, cierta arena de sangre en la fe. Ahora, una noche esparcida en el fuego. Tenemos un antiguo dolor que no aprende a sentir ni rezar. *** (sin título) “Viajé durante dos corazones por su vientre”. César Vallejo. Hay, madre, una fiebre de abrigo donde puedo ser aquello que podrían ver tus ojos. Una cuerda en el tensado mar de aire, todo un río que se cuece esta única habitación multiplicada donde el fin es ilusorio. Como no estás, debo tomarlo con el justo peso de su cifra, ajustarme cada duda al nacimiento, tributarme el sol sin rostro que di bajo mi pena. Hay madre, en el mundo un sitio, que se llama Tongling. Un sitio muy grande y muy lejano y otra vez grande. ** Mónica Melo monicalibros@gmail.com Poeta y docente argentina (1969). Licenciada y profesora en letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar). Ha publicado el poemario Versión de la noche (Ediciones Extranjera a la Intemperie, 2005). Desde 2006 imparte clases de español en la Universidad de Tongling (China; http://www.tlc.edu.cn). === Servidumbre de paso Jesús Sánchez Jurado ========================= 1 La vida siempre nos pone en nuestro sitio, aunque de ir contra corriente hagamos nuestro sino. 2 Como si fuera un cuadro, mirar mi vida desde cierta distancia, para observar esos detalles que la encauzaron, hoy puedo. Detalles, en apariencia tan insignificantes, como el torcer un paso para no chocar con quien avanza de prisa o no discutir con quien se empeña en alzar su tienda en la vía pública pero que le dieron su curso sin que yo lo advirtiese. Pasos oblicuos que van dejando la estela de mi desvío a la izquierda, a la derecha, tejiendo la red de mis errores. 3 ¡Desdoblar las solapas del tiempo y dejarlo fluir sin saltos ni remolinos, sacudir las arrugas de la memoria y dejar que la luz llegue a todos sus escondrijos, si yo pudiera, ay, si así fuera, con el peso vacío de mil cáscaras de huevos no seguiría cargando! Como un inmenso pajar es la memoria. Si no sabes separar la paja del grano, rumias mucho y te alimentas poco. Lo rumiado se repite una y otra vez, deja mal sabor de boca e impide que se deguste otra cosa. 4 El rostro envejecido, con sus arrugas irregulares y profundas, que me devuelve el espejo, lo he ido tallando con el cincel de mis mentiras y el martillo de los años. Esta máscara que me deforma con sus profundos tajos, ¿quién me la quitará? Y las llagas que siguen sangrando debajo de mi piel, ¿quién las cerrará? Como la brisa fresca que sopla a orillas del mar, llevándose ligera las goteras de dolor. Así hace tu presencia con las espinas de sal clavadas en las puertas de mi viejo corazón. Pero no soy capaz de seguir tus pasos ni de mantener los míos, no soy capaz. no soy, no... Me niego y negándome corto las ramas del árbol de la vida, y envejezco y me voy muriendo en esta nada. 5 Dicen que he leído, sentido, reflexionado y meditado, pero de todo eso que “he”, poco se refleja en mis ojos, porque con tanto cambio de norte, soy una línea quebrada, rota y de incierto destino. ¿Sé? Sí, puede que sepa algo, pero a tanta distancia del hacer que en mí poco se mueve sabiendo dónde quiere ir y por dónde se va. Hoy, aquí, sentado en la estación de El Puerto de Santa María, descargados mis hombros de todo eso que dicen, con el punzante sol lamiendo la piel de mis sentidos, mientras aguardo por si algún tren supiese llevarme de regreso a mi sitio, vuelvo la cabeza atrás y miro el largo otoño de mi vida... ¿dónde estoy y cómo he podido llegar a tan poco? Los dulces recuerdos de cuando perseguía las cambiantes luces ajenas, como las secas hojas de mi lejano ayer, regresan cortantes a mi paladar, haciéndome sangrar mientras me las trago... 6 Esta forma de ser sin ser y de vivir sin vivir, esta forma de existir como una arruga deforme y nudosa de tiempo malgastado, es una malla invisible que me enreda en mi laberinto, y de la que salir ¿no sé o no quiero? Yo soy, sé que yo soy, pero olvidé el atributo y no sabría pronunciarlo con la voz de los vientos, el calor de los fuegos y la cercanía de las aguas. Olvidé quién soy y me conformo siendo algo, con el existir deambulante de una sombra que ignora quién la proyecta. Pero una voz se empeña en clamar como un trueno en el que se descarga toda una tormenta, inquiriéndome quién soy. La oigo, pero no la localizo, la siento, pero no entiendo por qué la tierra le responde. Como un vagabundo que busca dónde reposar, así busco mi sosiego. El laberinto de las demandas sin salida y de las pulsiones retornantes agota mi cuerpo y acalla la voz que invoca en el desierto el recuerdo de lo que fue. 7 Trabajo. Como, duermo y trabajo; tan sólo eso. Un día, no recuerdo cuando, dejé mi vida camino del trabajo tras cualquier esquina, en cualquier rellano, y perdí de vista los besos, los abrazos, y las alegrías que hoy a recuperar no alcanzo. Porque dejé mi camino por tomar un atajo, me perdí yo mismo yendo al trabajo. “Había un tiempo en que el vuelo de las palomas servía de reloj, dichoso tiempo, cuando en cada hora anidaba el amor...” Por los andenes de este trabajo, donde nunca volaron las palomas, sostengo el reloj en la mano y miro cómo pasan las horas: si me quedo sentado, pasan guardando las formas, y si estoy paseando, entre ellas se estorban cediéndose el paso. 8 La noche tiene varias plantas, como esta obra, porque sobre su sustancia se diseñan y levantan los sueños o las pesadillas a las que le pone cada cual los pilares con los que ansía alcanzar la consistencia de la determinación que palpita en las estrellas, las plantas, que señalan la amplitud de la planificación del orden con que crea sus cosas, y los tabiques, que muestran la forma de la vida que les dará sentido. Y este bloque, con sus noventa y dos viviendas de sesenta y ocho metros cuadrados, tiene las mismas vistas, ¡tan estrechas!, como las que me trajeron aquí. La noche tiene varias plantas, aunque nadie las conoce todas. Yo trabajo en su planta baja, donde sólo viven las ratas porque pocos la hollan, sólo los guardas de las obras que nos vamos cada mañana arrastrando la última hora, sin saber dónde sumarla porque siempre nos sobra. Cada noche, sentados a la lumbre de una cerveza, como siempre charlando sobre qué empresa da peor trato con mayor diligencia a sus empleados. Las horas lentas van pasando mientras los ojos se cierran. En ese silencio que no tiene puertas, justo en ese momento en el que una rata se acerca sin reparos ni miedos a lamer la cerveza que se ha caído al suelo, una voz oír se deja llenando mi silencio: “¿dónde estás. Cómo has caído tan bajo; a semejante sitio, cómo has llegado?”. 9 Mis ojos, apenas un segundo, extraviaron las coordenadas de mi mirar; lo que antes me era invisible se me mostró en medio de aquel vacío momentáneo de pensamiento, y vi una estatua maltratada y rota del Sagrado Corazón de Jesús... Mis ojos, apenas un segundo, dejaron de ver el engaño de mi vida y vieron el fracaso que construía con ella. 10 Sigo la rutina: doy la ronda controlando las vallas y observando el exterior, para volver a sentarme; nunca pasa nada. Así es esta vida, como nunca la quise: rutinaria, como el erguirse de los pilares sosteniendo las plantas y el aporte continuo de materiales para irles dando contenido, como mi mente se nutre de los mismos aportes sin percatarse del discurrir de las horas; como los desechos, que cubren los suelos y convierten el paisaje en una ficción, como el tiempo sin noches ni días en que aquí habito; como el deambular de las ratas, que se muestran indiferentes ante mi presencia, como si me consideraran otro desecho, otra rutina... Tan tranquila, una rata, dominando la situación, pasa a dos metros, se da media vuelta, pasa a un metro y libra una pelea con otra, de la que escapa chillando... La otra ocupa su lugar sin mirarme ni prestarme atención, sino que sigue a lo suyo. Y yo sigo con mi rutina: regreso a casa, duermo, como y vuelvo al trabajo, a ese mundo irreal donde pago servidumbre de paso. ** Jesús Sánchez Jurado jesan.sevilla@gmail.com Poeta español (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1957). Textos suyos han sido incluidos en diversas antologías. === Hoy por la mañana Sandra Becerril ================================ —Hoy por la mañana enjuagué mi pálido rostro con el agua fresca del estanque, tomé mi cartera y salí a hacer unas compras. Llegué hasta el mercado. Compré unas naranjas rojas que se veían saladísimas, unas fresas azules con sabor a mango y huevos de ornitorrinco. De regreso, mientras la boca se me hacía agua al pensar en el sabor de las naranjas, adquirí también un vaso para no tirar baba en la calle y me detuve en el puesto de periódicos. Una veintena de viejitos encuerados cruzaron corriendo la calle y desaparecieron en el horizonte. Conseguí el periódico de ayer, lo coloqué bajo mi brazo izquierdo, saqué mi llave maestra y robé un auto negro que estaba en la acera de enfrente. ”Dejé el auto estacionado a media calle porque no tengo lugar dentro de mi casa. Para entonces, mi boca ya era completamente de agua, mis labios se escurrían por mi barba. Me vi en el espejo y me reí: mi rostro era un Picasso. Dejé las bolsas sobre la mesa, saqué una de las naranjas, la metí toda en mi boca antes de que patinara hasta mi garganta y en efecto: el sabor era el más salado que había probado jamás. Tocaron mi ventana interrumpiendo mi comida: la vecina fastidiosa. Abrí sacando mi lengua que, para aquel momento, ya llegaba hasta mi cintura. Sarita río mucho también y me sacó una foto instantánea que descubrió sus alas y se colgó junto con las demás, en los alambres del teléfono. —Buenas, Sarita, ¿qué se le ofrece? —dije en voz muy alta para que no escuchara mis pensamientos, fue inútil porque se veían a través de mi cabeza como letritas provenientes de un teclado: “Ya viene otra vez a fregar. ¿No se dará cuenta de lo poco deseable que es su presencia? ¿Qué cree? ¿Qué por ser su vecino le tengo que resolver la vida?”. ”—Buenas —su vista fija en mis pensamientos—. No lo vengo a molestar. Necesito su ayuda. Verá, mi abuela está en mi jardín y no puedo meterla a la casa sola... pues usted que es taaaan fuerte... “Si cree que con halagos me va a convencer...”. —¡No es ninguna molestia! Vamos... ”—Pero antes, ¿me permitiría entrar a su baño? Es que el caimán que habita el mío, se comió la taza... “¡Aparte gorrona! No, si eso me faltaba: que se metiera a cagar en mi casa”. ”—No faltaba más. Pase —“¿Se notará mucho mi risa fingida?”. ”Mi vecina entró a mi casa meneando su enorme y flácido trasero frente a mis narices. Quise voltear hacia otro lado pero mecánicamente mis ojos regresaban como resortes hasta esas bofas, celulíticas nalgas. Ni siquiera preguntó dónde estaba el baño. Sus inquietos ojos brotaron de sus cavidades y en menos de tres minutos ya habían inspeccionado cada habitación y hallado el baño. Los horribles verdi-azules ojos regresaron a su dueña brincando hasta aquellos huecos donde habitaban. Yo fui a la cocina por un pepto bismol porque después de aquella visión se me había revuelto el estómago. ”Lo peor es que hasta donde me hallaba, podía escuchar que Sarita canturreaba mientras orinaba. Me dieron ganas de vomitar. ”Sarita salió con su habitual sonrisa plástica mostrando todos los falsos dientes de todos colores: rojos, azules, violetas. Toda una gama que se puso de moda hace mucho pero que ahora ya es obsoleto. Le ofrecí algo de tomar y aceptó un refresco con aspirinas. Se recargó sobre la mesa viéndome de frente. Su escote también me observaba de frente. Sucedió lo mismo que con su trasero: mis ojos rebotaban sin poderlos controlar. ”—¿Por qué no te has casado? —inquirió sin delicadeza. “Porque me da pavor que mi esposa se convierta en usted”. —Estoy ocupado para pensar en eso... —“Y yo me pregunto: ¿por qué su esposo no se ha divorciado de usted?”. ”—Me ama —respondió indiferente a mis pensamientos. “Pon tu mente en blanco. Así no sabrá lo que pensamos de ella ni de su inmenso trasero y de sus pechos que rebotan como pelotas desinfladas sobre mi mesa...”. ”Vio por un momento el elefante que se acercó a mi ventana pidiendo limosna para el zoológico. Cerré las persianas. Me molestan los pordioseros. Ella me miró de arriba abajo. No era una mirada despectiva, todo lo contrario. No sé si nadie se había fijado antes en sus carnes, pero me vio con deseo. “¡Me lleva la..! ¡Ahora resulta que a la vieja esta se le antoja conmigo!”. ”Salimos de mi casa dos horas después. Al dar un paso en la calle, un niño que lamía una paleta me señaló con el dedo gritando: —¡Trae abajo el cierre! —después desapareció en una coladera. Llegamos hasta el patio de Sarita donde su abuela nos esperaba. Yo no entiendo aún por qué la mandó traer del panteón, se ve muy descompuesta, ni siquiera la cera logró arreglarla bien. La cargué, pesaba tanto o más que las nalgas de su nieta. La llevé hasta la planta alta mientras mi vecina me dirigía como si su abuela fuera un mueble. La colocamos cerca de la ventana, desde afuera parecía que la señora observaba el cielo con ojos soñadores. Ojos de vidrio porque los verdaderos ya se los habían comido los gusanos. ”Mi vecina me agradeció, no sé exactamente por qué, y regresé a mi cómoda casa. En mi jardín me encontré con uno de los viejitos encuerados que andan en las manifestaciones. Estaba en el pasto como muerto, lo moví con una bota; me acerqué a su pecho. El condenado estaba vivo. Con mi antena integrada llamé a una patrulla que tardó horas en llegar (hay cosas que nunca cambian) y se lo llevaron al matadero. ”Justo antes de abrir la puerta de mi casa, un meteorito me cayó en el cráneo, me abrió la cabeza en dos. Mi lado derecho volteó al suelo y observó al lado izquierdo quejarse. Lo levanté, traté de pegarlo. No coordiné bien. Creo que los pegué al revés. Por eso vine al hospital. ¿Ahora si entiende mi urgencia? ¿O debo esperar cuatro semanas más para que me atiendan?” La enfermera lo ve a través de sus gruesas gafas. Nunca le agradaron los hombres. Decide que lo dejará esperando dos meses más, hasta que el cerebro se le termine de chorrear por el rostro, llegue hasta la boca hecha agua y se lo coma... ** Sandra Becerril sbecerril@shamra.com.mx Escritora mexicana. Egresada del Centro de Excelencia Educacional, cursó también los siguientes talleres: Fotoperiodismo (Escuela Activa de Fotografía), Módulos Literarios I y II, Teoría y práctica del cuento I y II, en la Sociedad General de Escritores de México (Sogem, http://www.sogem.org.mx). Estudió un diplomado en literatura fantástica y ciencia ficción en la Universidad del Claustro de Sor Juana (http://www.ucsj.edu.mx), fue becada por el escritor Marcial Fernández; estudió creación literaria en la Sogem y actualmente estudia Novela en la Universidad Iberoamericana (http://www.uia.mx). Ha recibido menciones honoríficas en el concurso “La Identidad de mi barrio”, organizado por la delegación Tlalpan; en el primer Encuentro Estudiantil Fotozoom; Concurso “Nuevos Talentos”, organizado por Foto Regis (2002); concurso “Juana de América” por el texto “Érase una vez...”, y concurso “Espejo Roto” de relatos de terror. Además fue seleccionada por Fujifilm México (http://www.fujifilm.com.mx) para publicación como profesional de esa casa. Textos suyos han aparecido en las revistas Luz Directa, Fotozoom, Expansión, Expresión Autónoma, Época, Líneas, Crítica, Voces de la Primera Imprenta y Universo del Búho, y en las antologías Escritores hispanoamericanos en el mundo, de editorial Bellvigraff; Antes de que las letras se conviertan en arañas, Palabras sin piel y en la colección especial para el Festival de Cine Macabro 2007, próximo a editarse. Fue corresponsal y redactora de artículos especiales para deportistas para el Diario Nacional Deportivo. Ha publicado la novela La calle de las brujas (Editorial Justine) y el libro El legado de las abejas (Colección Especial de Nutrición Deportiva). Imparte diversos cursos de redacción y creación literaria desde 2004. De estos talleres ha surgido la antología Sueños de tinta, editado por Ediciones Shamra, colección de textos de diversos alumnos. Mantiene una página personal en http://www.shamra.com.mx y una bitácora en http://sandra-becerril.blogspot.com. === Poemas Eva Ruiz ================================================== *** El verdadero miedo al tiempo no está en los que llevan sus huellas como quien lleva su nombre, ni de quien al mirar su rostro encuentra los sucesos. El verdadero miedo al tiempo está en nosotros que borramos con pánico sus surcos, somos del tiempo, su descaro. *** Alineación Mis pies se baten a duelo con enemigos invisibles y terminan exhaustos, contemplando inertes el territorio perdido... Sobre la cama yace, como una hoja encerada, mi blusa nueva, mientras desde la repisa me saludan, alineados, monarcas mudos. Todo es grávido. La lengua declama, entre recuerdos, la simbiosis con un cuerpo que me alimenta y un viaje fantasmagórico en la punta de una lanza. Busco la mitad de mi microcosmos apretujada en un aerostático globo, entre refriegas de iguales. Es una calma falsa, sólo uno de nosotros llegará. No sé si debo esperar que acontezca o tengo que agitar una bandera roja en cada vibración de las paredes. Quiero mi otra mitad, no tengo memoria, sólo un suave deseo, compulsivo, como un rayo. *** Copla del quebrado amor Vena lírica del arte que en soledad pronto vierte espinada, su dolor de convocarte en feliz gozo convierte calcinada. Tan eternos tus calostros, tan veraz que no se olvida y se suman a los huecos y a los rostros que van siendo nuestra vida aun presuman. Fuga para ti vencida, pavor que es por ti incendiado, sueño malva, que da por igual venida cabellera, credo o hado rubia o calva. El tiempo es como una fuente que al dar vida le das agua cielo y frutos. Y que no haya en tierra, puente ¡ardidos todos en fragua! ¡impolutos! Religión encuentra su ayo cuando son y resplandecen tras de ti año, luz, lluvia y rayo mejor son y palidecen tan por ti que no es como bien tenida sino como bien amada lo excelente. Da septiembre bienvenida brinda agosto la morada bien paciente. Muy de golpe se acrecienta cuan invisible se amansa como fuego; en rojo cuerpo escarmienta, en azul velo descansa, como ruego. Por un quizás de tu ciencia palpita el cuerpo de barro convocado por desigual consistencia de corazones y carro es prendado. Civil código aceptado, la loca Juana exiliada, que corría. Abelardo al ser castrado, y Camila fusilada, que moría. No hay un límite que encierre ni dolor en que repares, tu imposible. Vena de oro que bien cierre El corazón que tu pares ¡No es posible! ** Eva Ruiz evaisabelruiz@speedy.com.ar Poeta y cuentista argentina (Buenos Aires). Textos suyos han sido publicados en diarios y revistas como Caracol Rosarino, Artes y Letras, Ronda Literaria y diario El Cóndor, entre otros, así como en diversas antologías. Obtuvo la mención de honor en cuento de Ronda Literaria (1996-1997), el Premio Nacional de Literatura organizado por la Sociedad Argentina de Escritores (http://www.lasea.org.ar) y el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Tres de Febrero (http://www.tresdefebrero.gov.ar; 2003, 2004 y 2006) y otras distinciones. Ha sido jurado en los Juegos Florales de Tres de Febrero y es colaboradora de la revista Las Letras. Mantiene una página personal (http://evaruizbarrios.com.ar). === Triunfo Popular, o de los Poetas Juan Carlos Moraga ============== (Nota del editor: Rafael Asoli [Sílaba Salazar] y Juan Carlos Moraga [J. C. Moragaux] son dos escritores argentinos, ambos de 24 años, que hacen discurrir su vida entre los estudios de piano en el conservatorio [uno], la sociología [el otro] y la docencia [ambos]. El texto aquí reproducido pertenece al libro inédito A tres manos [tristes silabas]). Habíamos estado bebiendo algunos refrescos tras después de clases. Más tarde habíamos pasado por casa a cambiarnos la ropa y ahora tomábamos otra cerveza antes de ir al MalBA, donde nos esperaban algunos amigos. Se nos acercó un Poeta que llevaba en la mano unas hojas impresas. Nos preguntó si queríamos leer algo de su producción. Llegó a decir que teníamos cara de pensantes. —¿Pensantes? —le pregunté. Tal vez había querido decir pescados. —Gente que piensa —ratificó. —Ah, no, flaco, nada que ver. Yo hace rato que no pienso. ¿Cuándo fue? ¿En agosto? —Agosto —confirmó Gabi. —Me quemé. ¿Podés creer que estaba haciendo un huevo frito y me quemé? Por pensar. Me puse a pensar y me quemé. Después de ahí me dije “no pienso nunca más”. El tipo me miraba. Tenía el típico aspecto de un intelectual de Palermo. Probablemente no se había hecho un huevo frito en su triste vida. —Bueno, pero ¿no quieren leer? Éste se llama Crítica de una remera de Marilyn Manson. Gabi ojeó de mala gana la hoja que le alcanzaba el Poeta, y se excusó. —No es momento... —¿Y vos cuál querés? —me tocó el turno. —Tengo la Crítica de una remera de Marilyn Manson, El barrabrava que se volvió lacaniano... —Dame la del lacaniano —me interesé. —A ver si la tengo... El Poeta buscaba en una gruesa pila de fotocopias. —¿Querés la Crítica de una remera de Marilyn Manson? —No, dame la del lacaniano. —¿Aventuras y desventuras de..? —Quiere la del lacaniano —lo interrumpió Gabi, en ese tono un poco compadrito que suele adquirir con la tercera o cuarta cerveza. El Poeta hurgó un poco más en el papelerío y sacó una hoja impresa de ambos lados. —Acá está. —El barrabrava que se volvió lacaniano... —leí en voz alta—. Supongo que incluirá la rima tectónica y popular: “agarrámela con la mano”... —No... eso es muy chabacano —respondió. —Agarrámela con la mano. Gabi agarró un maní y lo tiró en su vaso de cerveza. Era su manera de anotar: nosotros 1, ellos 0. Después vaciamos nuestros vasos como podía haberlo hecho un Lenin o un Rucci: con la satisfacción de haber hecho nuestro aporte a la causa popular. ** Juan Carlos Moraga Fadel jcmf83@vtr.net Escritor, sociólogo y docente chileno (1983). Reside en Buenos Aires. Ensayos y poemas suyos han sido publicados en diversas revistas. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “La cultura está ligada al libro. El libro, como depósito y receptáculo del saber, se identifica con el saber. El libro no es sólo el libro de las bibliotecas, ese laberinto donde se enrollan en volúmenes todas las combinaciones de las formas, de las palabras y las letras. El libro es el Libro. Para leer, para escribir, siempre ya escrito, siempre ya transitado por la lectura, el libro constituye la condición para toda posibilidad de lectura y de escritura”. Maurice Blanchot, “L’absence du livre”. En: L’entretien infini (1969). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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