~~~~~~~~~~~~~~~ Año XIII Cagua, Venezuela Nº 188 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 2 de junio de 2008 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Juan Ramón y yo. / Woody y el Oriente. / Testimonios | Breves dramáticos. / Bolañósofos. / Aprendiendo poesía. / Habla | Marx. | | Carmen Matutes gana Premio de Novela Ciudad Ducal de | Noticias Loeches. Venezolano Édgar Borges finalista con ¿Quién | mató a mi madre? / Biblioteca Nacional de Venezuela | relanza servicio de información. / Hospitalizado por | unas horas Mario Benedetti. / Literatura es incorporada | a laptops para niños pobres del Perú. / Venezuela | elimina al libro prioridad para adquirir divisas. / | Arturo Pérez-Reverte obtiene premio Gregor von Rezzori. | / Sebastián Antezana Quiroga gana Premio Nacional de | Novela de Bolivia. / Premio Unión Latina para el rumano | Dumitru Tsepeneag. / Iniciativa india Digital Green gana | Stockholm Challenge de Cultura. / Jacobo Rauskin recibió | el Premio Nacional de Literatura de Paraguay. / | Descubren un texto olvidado de Rimbaud en un diario de | 1870. / Anuncio sobre novela del Gabo y libro sobre Cuba | revela su biógrafo. / Ballet venezolano triunfa en | Polonia. / Producirán versión fílmica de Boves, el | Urogallo, de Herrera Luque. / Dos novelas de García | Ponce en quinto volumen de sus Obras reunidas. / Juan | Gelman homenajeado por Embajada de España en México. / | Lanzan DVD con versión de Pippi Calzaslargas en lenguaje | de signos. / Encontrado muerto en su casa el poeta | peruano Alejandro Romualdo. / Dos artistas venezolanos | exponen en Pekín. / Crean en Lima el Teatro Mario Vargas | Llosa. / Feria del Libro de Madrid está dedicada a | Latinoamérica. / Revista peruana Casa de Citas presenta | su quinto número. / Nueva versión del reality Caza de | Letras anunciarán esta semana. /Crean el Premio de | Ensayo Isabel Polanco. / Roberto Echeto dirigirá | encuentro sobre narrativa venezolana actual. / | Promotores de lectura serán formados en línea por el | Banco del Libro. / Expertos en literatura iberoamericana | se reunirán en Puebla. / Congreso “Leo Diferente” | realizarán en España. / Seminario sobre Borges dictarán | en Bogotá. | | Revista Vértigo. / Hablemos de Literatura. / Revista El | Literatura Margen. / Cinosargo. / PoesíaDigital. / Kcreatinn: | en Internet Conocimiento Creatividad Innovación. / Poesía Emergente. | | “Víctor Montoya: Cuentos violentos”, Manuel Cabesa. / | Material “En el exilio”, Marcos Veroes. / “Cuentos en el exilio”, | especial Adolfo Cáceres Romero. | | “Notas sobre la actual narrativa venezolana”, Valmore | Artículos y Muñoz Arteaga. / “Don J. M. Vargas Vila”, Harold | reportajes Alvarado Tenorio. / “Personajes de la literatura y la | música checas”, Juan Franco Crespo. / “Le frisson | nouveau”, Carlos Barbarito. / “Diez años de | equivocación. El silencio durante la era fujimorista”, | César Pancorvo Rosazza. / “El malestar de la lectura o | la satanización de las ideas”, Joaquín Robles Zabala. / | “Lolita y la publicidad”, Ricardo Mena Cuevas. / “La | letra y el garabato: Matar un ratón”, Alejandro José | López Cáceres. | | Héctor Abad Faciolince: “Escribo libros como los | Entrevistas arquitectos diseñan casas”, entrevista por Lilian | Fernández Hall. | | “La viña de Omar Kháyyám”, Juan Guerrero. / “Poética de | Sala de ensayo la nostalgia en Tío Vania (1899) de Antón Chéjov, La | señorita de Tacna (1981) y El loco de los balcones | (1993), de Mario Vargas Llosa”, María Elvira Luna | Escudero Alie. / “Lacan y el amor al prójimo: una | hermenéutica para la vida cotidiana”, Paula Winkler. / | | Poemas de Norma Etcheverry. / Dos relatos de Rubén | Letras Javier Nazario. / Poemas de Arturo Álvarez D’Armas. / | “La deliciosa fuga de una escribidora”, Marcela Adaros | Rojas. / Tres poemas de C. A. Campos. / “El cartujo de | Bloy”, Musa Ammar Majad. / “Caracas en el viento” | (extractos), Gloria Cepeda Vargas. / “El bisturí”, Luis | Recuenco Bernal. / Poemas de Morelva Oropeza. / | “Recuerdos de hace casi 30 años”, Carlos Duarte Merino. | / “Construcción del Minotauro” (extractos), Rodolfo | Ybarra. / “Abatimiento”, Marianela Cabrera Pineda. / | Tres poemas de Vivian Ximena Rodríguez Lozano. / “Las | tres señoritas”, Marina Verónica Garritano. / Cuatro | poemas de Alberto José Pérez. | | “Una vida tan llena de esdrújulas”, Idalia Sautto. | El regreso | del caracol | Felicitaciones recibidas por nuestro 12º aniversario. / | El buzón Buscando a Aguilar. / Ítalo Tedesco y Einar Goyo Ponte. | | Mario Vargas Llosa. | Post Scriptum | =========================================================================== HABLEMOS..., de Octavio Santana Suárez Redactado a la manera de los clásicos de la filosofía, en el estilo característico del español Octavio Santana Suárez, Hablemos... dibuja diversas reflexiones sobre los grandes temas de siempre. “Un inmenso poema del pensamiento”. Antonio Núñez Ordóñez. Léelo en Editorial Letralia: www.letralia.com/ed_let/hablemos =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Juan Ramón y yo. Hasta el próximo 31 de julio es posible visitar la exposición “Recuerdo de Juan Ramón Jiménez”, con que la Fundación Camilo José Cela, con sede en Iría Flavia-Padrón (La Coruña, España), se suma desde Galicia a los actos que por estos días recuerdan el cincuentenario del fallecimiento del poeta. La muestra ofrece, además de un recorrido por la vida y obra del autor de Platero y yo, originales manuscritos de algunos de sus poemas, primeras ediciones de sus principales títulos, fotografías y referencias documentales de tanta importancia como las cartas que Cela cruzó con la mujer del poeta, Zenobia Camprubí. Durante la inauguración el pasado jueves 29 de mayo, fue presentada una nueva edición de Pisando la dudosa luz del día, título que reúne los poemas escritos por Cela en 1936, y que ha recuperado la editorial orensana Linteo mediante una cuidada edición del catedrático de historia de la literatura española en la Universidad de Barcelona, Adolfo Sotelo Vázquez, quien destacó la influencia de Juan Ramón Jiménez en esta poesía que Cela escribió en el umbral de sus 20 años, algo en lo que han coincidido distintos críticos a lo largo del tiempo. Poeta y prosista conviven en esta exposición que pretende “rendir el homenaje de admiración y respeto que Cela siempre profesó hacia Juan Ramón”, según fuentes de la fundación. http://www.fundacioncela.com/asp/home/expovirtualJRJ08/index.htm Woody y el Oriente. Este mes el Cine Club Petroperú, de Lima, conjuntamente con Cine y Televisión de San Marcos, presenta los cines foro “Woody Allen: guionista”, los martes a las 6 de la tarde con la coordinación de Josué Méndez, y “Nuevos directores asiáticos”, los miércoles a las 4 de la tarde, a cargo de Ichi Terukina. El ciclo dedicado a Allen incluye los filmes Hannah y sus hermanas (1986), el martes 3; La Rosa Púrpura del Cairo (1985), el 10; Broadway Danny Rose (1984), el 17, y Annie Hall (1977), el 24. Por su parte, el dedicado a los nuevos directores asiáticos se inicia el miércoles 4 con La casa de las dagas voladoras (China, 2004), de Zhang Yimou, y continúa el 11 con El tigre y el dragón (Taiwán, 2000), de Ang Lee; Deseando amar (Hong Kong, 2000), de Wong Kar Wai, el 18, y Flores de fuego (Japón, 1997), de Takeshi Kitano, el 25. Las funciones se realizarán en el Auditorio de Petroperú, ubicado en Canaval y Moreyra 150, San Isidro, Lima. http://www.petroperu.com.pe/Main.asp?T=3607&S=0&id=21&idA=8980 Testimonios dramáticos. Este mes continúa el ciclo de lecturas dramatizadas de teatro testimonial latinoamericano organizado por la Fundación Celarg con la dirección general y concepción del profesor Humberto Orsini, palabras de introducción a las lecturas del maestro Orlando Rodríguez, producción de Mayling Peña Mejías, y asistencia de producción y escena de Henry Zambrano. Las sesiones de este mes, dedicadas a Ecuador y Nicaragua, se realizarán a las 8 de la noche el jueves de cada semana. Este jueves 5 se inicia el ciclo con Edipo y su señora mamacita, del ecuatoriano Peki Andino, bajo la dirección de Beto Benites y con las actuaciones de Yulika Krauzs, Delbis Cardona y Arlette Torres. El 12 le toca el turno a Danzon Park, del ecuatoriano Arístides Vargas, bajo la dirección de Delbis Cardona y con las actuaciones de Beto Benites, Nadeschda Nakagonow, Arlette Torres y Delbis Cardona. El 19 será la lectura de Por los caminos van los campesinos, del nicaragüense Pablo Antonio Cuadra, bajo la dirección de José Domínguez, con las actuaciones de Gerardo Luongo y Dora Farías y con la participación de los alumnos del II nivel del Taller Nacional de Teatro: Wilfredo Argüello, Kristel Calderón, María Güite, Yuleima Mata, Carlos Alberto Núñez, Julio César Rodríguez, José Jesús Torres y Jhonny Torres. Finalmente, el 26 le tocará el turno a El juicio y El premio, del nicaragüense Jaime Alberdi, bajo la dirección de Francis Romero y con las actuaciones de Crisol Carabal, Antonio Delli, Vito Lonardo, Rhandy Piñango, Mabe Hernández y Luis Alberto Rosas. La entrada a las presentaciones es gratuita. La cita es a las 8 de la noche en la Sala Experimental Sótano 3 de la Casa de Rómulo Gallegos. http://www.celarg.gob.ve Bolañósofos. Entre el 7 y el 28 de junio se dictará en Bogotá el Taller Literario “Así habló Roberto Bolaño”, donde fungirá Alberto Bejarano como conferencista. El taller se enfocará en las relaciones de Bolaño con la literatura y filosofía, proponiendo una lectura filosófica del autor de Los detectives salvajes que se atreva a experimentar con su literatura como un puente con otros autores, tanto literarios (Borges, Melville, Cernuda) como filosóficos (Pascal, Lichtenberg, Wittgenstein). Para ello Bejarano guiará a los asistentes a través de cuatro obras de Bolaño: Entre paréntesis, Amuleto, Llamadas telefónicas y El secreto del mal. El conferencista es master en filosofía y estética de la Universidad París VIII y docente e investigador en el Departamento de Filosofía de la Universidad Externado de Colombia, en el área de filosofía francesa contemporánea y estudios estéticos. Ha sido ganador del premio Joven Investigador Conciencias 2005-2006 y del concurso de cuento “Bogotá paralela”, de Bogotá Capital Mundial del Libro. Las inscripciones están abiertas hasta el 6 de junio y tienen un costo de 70.000 pesos para particulares y 40.000 para estudiantes. Las sesiones se realizarán los sábados de 2 a 4 de la tarde en la Librería Arteletra, ubicada en el Nº 70-18 de la carrera 7 de Bogotá. http://letrasemiautomaticas.blogspot.com Aprendiendo poesía. A partir de este sábado 7 el escritor peruano Paúl Guillén dictará un taller de poesía de carácter informativo, analítico y experimental, en el Centro Cultural Época, de Lima, con sesiones teóricas que buscan consolidar un conjunto de conocimientos sobre la historia de la poesía en el siglo XX y situar al asistente en la articulación entre tradición y experimento, y sesiones de lectura y corrección de textos que se propondrán como una guía abierta para la escritura de los propios poemas de los asistentes al taller, quienes recibirán materiales oportunamente por el coordinador. Entre los temas que se tratarán se encuentran la situación de la poesía en el siglo XXI, el poema en prosa, la vanguardia norteamericana y las experiencias grupales en Latinoamérica. El taller se realizará los miércoles de 6 de la tarde a 8 de la noche y los sábados de 4 a 6 de la tarde durante cinco semanas, en la sede de la Librería Época (Comandante Espinar 864, Óvalo Gutiérrez, Miraflores), y tendrá un costo de 160 soles. http://sol-negro.blogspot.com Habla Marx. Yo soy Carlos Marx, obra ganadora del I Concurso Nacional de Dramaturgia Innovadora 2006 original de Gennys Pérez, un espectáculo polémico que desnuda a la sociedad venezolana y desmitifica la histórica figura de Karl Marx, iniciará sus presentaciones en Caracas a partir del jueves 12 de junio a las 8 de la noche, en la sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas (avenida México, Plaza Morelos, frente al Hotel Alba). Montada por la agrupación Teatro Gastronómico y dirigida por Dimas González, Yo soy Carlos Marx es protagonizada por el primer actor Gustavo Rodríguez y la reconocida actriz Nattalie Cortez. Rodríguez encarna a Marx desdoblado en dos rostros o en dos tiempos: un Karl Marx alemán, y otro venezolano, Carlos Márquez, inmerso en un mundo de contradicciones y conflictos sociales, políticos, y existenciales, que lucha poderosamente por no perder la fe en el humanismo, mientras su esposa Jenny Von Westphalen, o Jenny Castro, harta de una sociedad llena de pobreza y desigualdad, ya no se deja engañar por falsas promesas y sólo desea morir limpia, lejos de la basura. La obra se presentará hasta el domingo 27 de julio, de jueves a sábado a las 8 de la noche y los domingos a las 6 de la tarde, con entradas entre 38 y 43 bolívares. ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Carmen Matutes gana Premio de Novela Ciudad Ducal de Loeches Venezolano Édgar Borges finalista con ¿Quién mató a mi madre? Círculos concéntricos, de Carmen Matutes (Ibiza, 1956), es la novela ganadora de la III edición del Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches, según el veredicto anunciado el martes 15 de abril en el Café El Espejo del Paseo de Recoletos 31, en Madrid. La sangre de las marionetas, de Fernando Claudín, y ¿Quién mató a mi madre?, del venezolano Édgar Borges, resultaron finalistas de este galardón convocado por el sello Ediciones Irreverentes (http://www.edicionesirreverentes.com) y dotado con la publicación de la obra. La novela ganadora muestra la Barcelona de los últimos años del franquismo, en la que conviven las creencias y la forma de vida de la España de siempre y una nueva generación que quiere romper los moldes sociales. Este contraste queda reflejado por dos mujeres: la novia tradicional, peluquera, pacata, conservadora, y la intelectual, amante de un muchacho que está atrapado en una red de mentiras por su dependencia del juego. Según Matutes, quienes han leído ya la novela afirman que ha hecho un retrato de la Barcelona de Juan Marsé. “Es la Barcelona de 1972 a 1973, y es cierto que retrato la intrahistoria de la ciudad, del lumpen, pero también la Barcelona universitaria y abierta al futuro, esa Barcelona que anhela salir del franquismo, pero que a la vez fue tan brillante en la última década de la dictadura. Aunque soy de Ibiza, mis estudios universitarios los hice en Barcelona y he procurado rescatar aquel ambiente que ya no es el mismo y que no quisiera que quedara en el olvido”. Matutes es doctora en economía por la Universidad de Berkeley. Profesora universitaria en Francia y en el Reino Unido, e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC, http://www.csic.es). Fue coordinadora de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva y miembro electo del Consejo de la European Economic Association (EEA, http://www.eeassoc.org). Ha publicado las novelas Andrea(s) y De cháchara. La sangre de las marionetas, de Fernando Claudín (Madrid, 1971), es la historia de un detective que recibe de una mujer el encargo de encontrar a quien mató a sus padres, unos judíos de las Baleares metidos en negocios multimillonarios de dudosa limpieza y que dejaron un seguro de vida con tres millones de euros para cada hijo. Se entrecruzan en la narración vivencias que no siempre son pistas y subtramas como un juvenil amor homosexual y una obra de teatro, que contribuirán en el esclarecimiento de un crimen casi perfecto. Claudín es uno de los más reconocidos narradores jóvenes en la actualidad. Ha publicado una abundante obra narrativa en varias de las más importantes editoriales españoles. Es autor de Una loca como un palo de escoba y Muertos de la nada, en Ediciones de la Torre; ¡Ahueca el ala, urbano!, en Ediciones S.M.; A cielo abierto, La serpiente de cristal, Pacto de sangre, La banda de Pepo y El embrujo de chalbi, toda ellas en Anaya, y Lou Andrea Salomé la bruja de Hainberg, en Diálogo. ¿Quién mató a mi madre?, de Édgar Borges (Caracas, 1966), narra la historia de unas personas que creían que estaban viviendo la vida, pero en realidad estaban viviendo la trama de una novela que alguien había escrito anteriormente. El crimen de una madre es el punto de partida de esta historia; en el medio ronda la sospecha de que el asesino pudo haber sido el esposo o uno de sus dos hijos. Literatura dentro de la literatura; novela negra tanto como psicológica. Edgar Borges es el autor de la serie La fuga de don Quijote, transmitida por Radio Exterior de España (http://www.rtve.es/programas/radioexterior). Ha publicado los libros de relatos Sueños desencantados, Mis días debajo de tu falda y El vuelo de Caín y otros relatos, la novela La monstrua, la mujer que jamás invitaron a bailar y el monólogo Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante. Sus relatos han sido publicados en diversas antologías. La convocatoria del premio ha sido un completo éxito de participación, con 184 obras de 16 países. Los participantes debían enviar novelas de al menos 200 páginas. De España se han presentado 146 obras, 13 de Argentina, 5 de Venezuela, y el resto son procedentes de Francia, Marruecos, Escocia, Israel, Cuba, Inglaterra, Colombia, Uruguay, México, Estados Unidos, Alemania, Perú y Colombia. Los ganadores de las dos primeras ediciones fueron Francisco Nieva y Antonio Gómez Rufo. El jurado de esta III edición estuvo presidido por el escritor Miguel Ángel de Rus y compuesto por los escritores Luis Alberto de Cuenca y Antonio López del Moral, el crítico Eduardo Campos, Vera Kukharava en representación de Ediciones Irreverentes. De Rus exaltó los valores de las novelas ganadoras indicando que “muestran a la perfección la vitalidad de la creación en español y sus diversas corrientes”. En cuanto a la novela del venezolano, explicó que se trata de “una apuesta totalmente experimental, una novela dentro de la novela. Es una obra vanguardista y que nos debe llevar a mirar más hacia Hispanoamérica, porque tienen una creatividad desbordante”. Fuente: Ediciones Irreverentes *** Biblioteca Nacional de Venezuela relanza servicio de información La Biblioteca Nacional de Venezuela (BNV, http://www.bnv.bib.ve) relanzó este viernes 16 de mayo su antiguo Servicio de Información a la Comunidad (SIC) bajo la nueva denominación de Servicio de Información para la Diversidad Cultural (SIDC), que continuará funcionando en la Biblioteca Pública Central “Simón Rodríguez”. Esta nueva etapa del SIDC fue inaugurada por Fernando Báez (http://www.letralia.com/firmas/baezfernando.htm), director general de la BNV, en una visita a su sede que sirvió para poner en funcionamiento la moderna plataforma tecnológica del servicio, integrada por una serie de computadoras personales de última generación, que integradas en red servirán de soporte a una amplia base de datos que próximamente podrá ser consultada en la Web. Báez informó que la mejora forma parte de una serie de avances que permitirán la actualización tecnológica de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. El servicio ofrece a la ciudadanía información sobre direcciones, números telefónicos, tipos de trámites y procedimientos que ofrecen instituciones públicas o privadas, regionales, nacionales e internacionales, de los sectores de la salud, educación, emergencias y servicios públicos, entre otros. También sirve de vínculo a las comunidades con organizaciones de asistencia social, legal y promotoras de la organización y la participación popular, así como información cultural, turística, deportiva y científica. La modernización del SIDC, entre otros avances, permitirá la difusión de los eventos y actividades que se realicen en la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. El SIDC puede ser consultado de lunes a sábado, de 9 de la mañana a 5 de la tarde, por los teléfonos 8621521 y 8647332, o través del correo electrónico serviciodeinformacionbn@gmail.com. También ofrece atención presencial en su sede de la BPC “Simón Rodríguez”, en la esquina El Conde de Caracas, de martes a sábado. Fuente: RNV *** Hospitalizado por unas horas Mario Benedetti El escritor uruguayo Mario Benedetti, de 87 años, fue ingresado en un sanatorio de Montevideo el domingo 18 de mayo tras sufrir una descompensación, y dado de alta el lunes 19. El escritor se había sentido mal y “se decidió su internación para hacerse unos estudios”, informaron colaboradores del poeta. El estado de salud del poeta es mucho mejor, según Federico Silva, uno de sus secretarios, quien informó a la prensa que Benedetti había comenzado con una infección y se le suministró un antibiótico, causante de la descompensación, por lo que fue ingresado en el hospital de Impassa, en la capital uruguaya. Tras los exámenes, que se extendieron hasta el mediodía del lunes 19, se le permitió al escritor regresar a su domicilio. “Se le realizaron análisis de sangre, orina y radiografías que dieron resultado normales”, señaló la doctora María Brotos. El poeta ha sido internado tres veces en lo que va del año, la primera debido a una enterocolitis en el mes de enero, que hizo preocupar por su vida y, la segunda, en marzo, cuando se le realizó una serie de controles. Anteriormente, Benedetti estuvo ingresado en el mismo centro asistencial entre comienzos de enero y el 1 de febrero debido a una infección intestinal, que le causó una deshidratación y obligó a su atención en una unidad de cuidados intensivos. Benedetti trabaja actualmente en un libro de poemas, Biografía para encontrarme, que espera concluir este año, mientras para julio prevé, en Buenos Aires, el lanzamiento de su más reciente obra, Testigo de uno mismo. De manos del ministro de Educación venezolano, Francisco Sesto, el pasado 9 de marzo recibió en su domicilio el Premio Alba, de la Alternativa Bolivariana de las Américas, otorgado por el Gobierno de Venezuela. En diciembre del año pasado, el poeta uruguayo fue condecorado también con la Orden Francisco de Miranda en grado de Generalísimo por el presidente venezolano, Hugo Chávez. Fuente: EFE *** Literatura es incorporada a laptops para niños pobres del Perú Más de un centenar de obras literarias y de consulta han sido incorporadas a la memoria de las computadoras del programa “Una laptop por niño”, que el Ministerio de Educación de Perú (http://www.minedu.gob.pe) distribuye gratuitamente entre maestros y alumnos del 4º y 5º grado de las zonas más pobres del país latinoamericano. Así lo afirmó el pasado 19 de mayo Oscar Manuel Becerra, titular de la Dirección General de Tecnologías Educativas (Digete, http://www.minedu.gob.pe/digete), tras asegurar que un grupo de educadores de alto nivel, junto a especialistas de la Dirección Nacional de Educación Primaria, hicieron la primera selección de obras de lectura. “En una segunda etapa se realizará la selección de enciclopedias y textos de consulta e investigaciones, que serán incorporadas en las laptops que se entregarán a los profesores. Una tercera etapa comprende acciones orientadas a mantener actualizados tanto los textos de lectura de los alumnos como de los docentes”, agregó el funcionario de Educación. Becerra explicó que con todas estas acciones, cada una de las laptop XO1 puede ser usada como aula virtual, biblioteca o laboratorio, donde los niños pueden crear y organizar actividades personales o grupales, acceder y procesar información escrita, hablada y gráfica con fotos y videos. Señaló que el modelo permite formar redes de aprendizaje entre compañeros del mismo colegio y de otros centros educativos. Los beneficiados con este programa tienen acceso a Internet y a miles de libros, imágenes y documentos de grandes bibliotecas y bancos de datos de otros países. Entre las obras de lectura incluidas en las computadoras de “Una laptop por niño” entregadas a pequeños del 4º grado figuran: Las aves de los pueblos, de José María Arguedas; Los rivales y el juez, de Ciro Alegría; El narrador de cuentos, de Oscar Wilde; La gallina que detuvo a una camioneta, de Ursula Wolf; y ¿Quién sabe, señor?, de José Santos Chocano. Asimismo, entre los libros para los alumnos del 5º grado se pueden citar: Los cachorros, de Mario Vargas Llosa; Un día de estos, de Gabriel García Márquez; El vuelo de los cóndores, de Abraham Valdelomar; Historia de un cañoncito, de Ricardo Palma; Paco Yunque, de César Vallejo; El cántaro y el asno, de Mariano Melgar; La historia de Pedro Serrano, del Inca Garcilaso de la Vega; y Oda al albañil tranquilo, de Pablo Neruda. El programa “Una laptop por niño” ha recibido total apoyo del presidente de Perú, Alan García, quien en días pasados señaló que el mismo ayudará a situar la educación peruana a la misma altura de la educación de otros países, permitiendo a más niños el acceso a muchos conocimientos gracias a esa tecnología. Fuentes: El Comercio • RPP *** Venezuela elimina al libro prioridad para adquirir divisas El gremio editorial venezolano advirtió que la libre circulación de libros en el país corre el riesgo de verse limitada, en vista de que éstos fueron incluidos en el listado de rubros no prioritarios para adquisición de divisas, según consta en la página 22 de la Gaceta Oficial Nº 38.882, del 3 de marzo pasado (http://www.sicht.ucv.ve:8080/bvirtual/doc/Documentos%20UCV/38882.pdf). En un comunicado publicado en la prensa venezolana, la Cámara Venezolana del Libro (Cavelibro, http://www.cavelibro.org) y la Cámara Venezolana de Editores denunciaron que el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio (Milco, http://www.milco.gob.ve) no ha dado respuesta alguna a las diversas comunicaciones que se le han remitido. La inclusión del libro en este listado implica que a partir de ese momento, para realizar importaciones en ese rubro, es requisito indispensable la presentación del certificado de no producción nacional o de producción insuficiente que emite el Milco. “Esta medida coloca en riesgo a más de 400 pequeñas y medianas empresas del sector del libro en Venezuela, las cuales generan una masa laboral de alrededor de 35.000 trabajadores, de forma directa e indirecta”, agrega el comunicado. Según el gremio, la medida afecta a la existencia de libros, “de manera especial los universitarios, técnicos y recreativos, entre otros, y en los meses venideros se acentuará este problema, tomando en cuenta el próximo inicio de clases”, y agrega que “esta decisión unilateral por parte del Milco impide el desarrollo intelectual, científico, y tecnológico de los venezolanos, colocando a nuestro país al margen de las innovaciones en el ámbito mundial”. Yolanda Fernández, presidenta de Cavelibro, indicó que desde marzo no reciben las divisas por parte de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi, http://www.cadivi.gov.ve), el ente oficial que regula la asignación de las mismas, ni respuesta a catorce comunicaciones enviadas al Milco. “Toda la cadena de libros tanto los libreros como editores como distribuidores tuvimos acceso directo a Cadivi hasta el 3 de marzo pasado, pero a partir de este día en la Gaceta Oficial el Milco puso a los libros en bienes no preferenciales, no tenemos documentación, ahora tenemos que pedir el permiso de no producción al Milco”, explicó. Dijo que desde el 12 de marzo las empresas han introducido la solicitud y no han obtenido ninguna respuesta. “Ya las estanterías están vacías, no tenemos novedades, y la situación se complica. El 85 por ciento del mercado es libro importado y no se considera prioritario. Creemos que los libros son bienes necesarios para cualquier país en desarrollo o desarrollado”, apuntó. Recordó que “para producir un libro las editoriales nacionales o extranjeras tienen su derecho con el autor, si la editorial está en Colombia, México o España tiene que venir el libro de allá, tiene que haber libre circulación de los libros”. El pasado 26 de mayo, la doctora Elsi Jiménez, directora del Sistema de Información Científica, Humanística y Tecnológica (SICHT, http://www.sicht.ucv.ve) de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) emitió un comunicado (http://tinyurl.com/6eqt5k) en el que expresa la “preocupación” del ente por la medida. “La UCV, al igual que el resto de las universidades de nuestra sociedad, necesita se facilite la incorporación a sus bibliotecas de los recursos del aprendizaje que le son esenciales para su función”, indica Jiménez. Agrega que anualmente debe incrementarse en cerca de 5% los fondos de las 83 bibliotecas de la UCV, y que “cualquier retraso que nos impida cumplir con esa meta disminuye nuestra capacidad como institución educativa, porque estos recursos son absolutamente indispensables ante nuestra impostergable necesidad de mantenernos vinculados al flujo internacional del conocimiento y ser el núcleo de nuestro poderío académico”. El ente adscrito a la máxima casa de estudios de Venezuela afirmó su propósito de “llamar la atención del gobierno, así como de los organismos internacionales”, si se ve en peligro la estabilidad intelectual y académica de la institución. “El libro no es un ente físico, solamente, sino una plataforma de las ideas”. El comunicado concluye deplorando “las acciones tendentes a limitar el papel del libro en la sociedad venezolana”, expresa su esperanza “de que las autoridades correspondientes sabrán preservar para nuestros estudiosos esos poderosos recursos del aprendizaje expresados en el libro y la revista” y exhorta al Gobierno Nacional y a las autoridades universitarias del país “a fin de que protejamos nuestras bibliotecas y sus documentos, sin cuya existencia el propio espíritu intelectual y académico de nuestra sociedad estaría en peligro”. Fuentes: El Universal • Gaceta Oficial de Venezuela • SICHT • Unión Radio *** Arturo Pérez-Reverte obtiene premio Gregor von Rezzori El escritor español Arturo Pérez-Reverte se alzó el pasado 19 de mayo con la segunda edición del premio Vallombrosa Gregor von Rezzori, cuyo jurado seleccionó su novela El pintor de batallas como la mejor obra de narrativa extranjera, según se anunció durante la ceremonia de presentación del veredicto, en el monasterio de Vallombrosa, localidad próxima a Florencia, en el centro de Italia. Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), uno de los escritores españoles de mayor proyección mundial y traducido a más de treinta idiomas, es autor de éxitos de ventas como El capitán Alatriste, El caballero del jubón amarillo, El oro del rey, Limpieza de sangre, El club Dumas, La tabla de Flandes o El maestro de esgrima. Aparte del premio, el novelista podrá disfrutar de una “estancia de trabajo” en las instalaciones de la Santa Maddalena Foundation, una de las instituciones que otorga el galardón. Los finalistas fueron los escritores estadounidenses Peter Cameron, con la obra Algún día este dolor te será útil, y Gary Shteyngart, por Absurdistán; el argentino José Pablo Feinmann, por La sombra de Heidegger, y el suizo Charles Lewinsky, con La fortuna de los Meijer. El premio Vallombrosa Gregor von Rezzori, cuyo propósito es promover la difusión en Italia de las obras más destacadas de la narrativa internacional, se fundó hace dos años por iniciativa de la provincia de Florencia para recuperar la tradición de un premio de la región Toscana de literatura extranjera. Fuente: EFE *** Sebastián Antezana Quiroga gana Premio Nacional de Novela de Bolivia Con La toma del manuscrito, una historia que juega con la ficción a partir del misterio de unas fotografías y que fuera presentada con el seudónimo “V”, el boliviano-mexicano Sebastián Antezana Quiroga, de 25 años, se convirtió este martes 20 de mayo en el ganador más joven del Premio Nacional de Novela de Bolivia en su décima edición. La ceremonia se realizó en el hall del Palacio Chico con la participación del viceministro boliviano de Desarrollo de Culturas, Pablo Groux; Carola Ossio, presidenta de la Cámara Departamental del Libro de La Paz; Luis Alberto Gutiérrez, gerente regional de BBVA Previsión AFP; Leslie Salazar, representante del Grupo Santillana, y Juan Carlos Rocha representando al diario La Razón (http://www.la-razon.com) y la red ATB (http://www.atb.com.bo). El viceministro de Culturas fue quien abrió las plicas, pero antes la autoridad cultural habló del compromiso “que asumió el Viceministerio de Desarrollo de Culturas, para esta décima edición, y es así que estamos asignando 15 mil bolivianos más a la novela ganadora de esta versión”, puntualizó. Raquel Montenegro, directora de la carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés (Umsa, http://www.umsa.bo) y presidenta del jurado calificador, al realizar la lectura del acta, señaló que La toma del manuscrito tuvo el apoyo unánime de los jueces, Claudia Bowles, María Teresa Lema, Joaquín Aguirre y Ariel Mustafá Rivera. “Hemos tenido jurados de La Paz, Cochabamba, Sucre y Santa Cruz, y hemos podido comunicarnos mediante dos videoconferencias”, explicó Montenegro. “La novela se plantea, con una estrategia narrativa sólida y original, las historias, y los personajes se convierten en la excusa para contar por el solo placer de hacerlo, historias que se inician pero que no terminan y que se entrelazan para formar un todo armónico, sobrio pero cargado de humor, donde la presencia de la intertextualidad enriquece la novela al colocar el texto ‘bajo sospecha’ permanente”, agregó la presidenta del jurado. “Feliz y aún sorprendido” se sintió el galardonado de 25 años; hijo de Mauricio Antezana, nieto del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz que fue asesinado en 1980, y flamante licenciado en literatura, que destinó cuatro años discontinuos a terminar su novela. El joven escritor nació el 11 de diciembre de 1982 en México durante el exilio en ese país de sus padres, Mauricio Antezana y María Soledad Quiroga, que fue ministra de Educación en Bolivia en la gestión del ex presidente Carlos Mesa (2003-2005). La virgen de los deseos, de Néstor Taboada Terán, se presenta “como una obra bien concebida, en la que un tema recurrente en la literatura es tratado de una manera novedosa con personajes sólidos que se destacan con fuerza en el espacio local de algunos barrios de la ciudad de La Paz, en los que se mezclan tradiciones, lenguajes, seducciones y culturas”, acotó. Las dos obras fueron escogidas entre 40 novelas que fueron postuladas de diferentes partes de Bolivia al concurso literario más importante de ese país, creado por el Viceministerio de Cultura —hoy Viceministerio de Desarrollo de Culturas— el 10 de diciembre de 1998 y que tiene entre sus objetivos la promoción y difusión de la literatura boliviana, en particular del género novela en lengua española. El galardón está dotado con 8.000 dólares estadounidenses, la publicación de la novela a través del sello Alfaguara (http://www.santillanabo.com), una medalla y un diploma que son entregados en acto público por organizadores y patrocinadores del Premio Nacional de Novela. Quienes recibieron este galardón desde su creación son: Gonzalo Lema con La vida me duele sin vos (1999), Carlos Mendizábal con Alguien más a cargo (2000), Tito Gutiérrez Vargas con Magdalena en el paraíso (2001), Ramón Rocha Monroy con Potosí 1600 (2002), Edmundo Paz Soldán con El delirio de Turing (2003), Juan Claudio Lichín con La gula del picaflor (2004), Eduardo Scot Moreno con La doncella del barón cementerio (2005), Luisa Fernanda Siles Postigo con El agorero de sal (2006) y Wilmer Urrelo Zárate con Fantasmas asesinos (2007). Fuentes: Bolivia.com • EFE • La Razón *** Premio Unión Latina para el rumano Dumitru Tsepeneag El escritor rumano Dumitru Tsepeneag, autor de una célebre trilogía sobre la emigración rumana, es el vencedor de la XVIII edición del Premio Internacional Unión Latina de Literatura Romance, según anunció en Roma este miércoles 21, en la sede del Instituto Cervantes en Roma (http://roma.cervantes.es), el escritor italiano Vincenzo Consolo, presidente del jurado que ha otorgado el galardón. Consolo destacó que Tsepeneag creó “un movimiento literario opuesto a la doctrina oficial” del dictador rumano Nicolae Ceaucescu, quien le privó de su nacionalidad y le obligó a exiliarse en Francia, donde escribió numerosas novelas en francés. El novelista rumano se impuso en la cuarta ronda de votaciones a la escritora española Ana María Matute y recibirá un premio de 12 mil euros, la mitad de los cuales se destinará a financiar la traducción y edición de sus obras en otra lengua latina. Tsepenag —nacido en Bucarest en 1937, disidente durante la década del 70 del régimen comunista de Ceausescu— fue premiado por la “excelente calidad de su obra literaria y por su empeño a favor de la defensa de las formas literarias y de la libertad de expresión”, subrayó el jurado. El premio “prescinde de los recientes hechos” protagonizados por rumanos y gitanos recientemente en Italia, subraya el comunicado oficial de la Unión Latina (http://www.unilat.org) refiriéndose a los ataques contra asentamientos gitanos de origen rumano en algunas ciudades italianas y el endurecimiento de la legislación sobre inmigración ilegal, acerca de lo cual Tsepeneag dijo que “un país de emigrantes” como Italia “debería ser más sensato y paciente”. Sobre esta nueva realidad del continente, en el que la emigración de Rumania y otros países del Este es un elemento importante, el novelista aseguró que quienes llegan a los países “ricos” de Europa lo hacen con una “gran esperanza” y acaban “desilusionados” y sin “apreciar la hospitalidad”. En cualquier caso, vaticinó que “la situación se calmará” y comentó la similitud entre los idiomas italiano y rumano, “dos lenguas romances del Este”, uno de los motivos, a su juicio, por los que tantos compatriotas suyos emigran a Italia. La cuestión de las migraciones y las relaciones entre las lenguas es un asunto importante en la obra de Tsepeneag, quien en la década de los años 80 pasó a escribir directamente en francés y volvió al rumano tras la caída del Muro de Berlín en 1989. “En la obra de Dumitru Tsepeneag la experimentación literaria se asocia con el contexto social e histórico. El punto de vista del autor, siempre sutil e irónico, emerge a través de los destinos de sus personajes, mostrándonos cómo se está construyendo ante nuestros ojos la nueva Europa”, sostuvo el jurado, del que formaban parte también los escritores españoles Joan Francesc Mira y Fanny Rubio (directora del Cervantes en Roma) y el colombiano Santiago Gamboa. Tsepeneag es autor de Hotel Europa, Ponts des Arts y Au pays des Maramures (1996-2001), calificado de “vasto y tumultuoso retrato de la emigración rumana hacia Occidente”. El premio, creado en 1990 como un reconocimiento al patrimonio literario latino, fue entregado en una ceremonia oficial el mismo 22 de mayo en la sede en Roma del Instituto Ítalo Latinoamericano (http://www.iila.org). Entre los escritores que han recibido la recompensa figuran el uruguayo Juan Carlos Onetti, el español Juan Marsé y el cubano Guillermo Cabrera Infante. Fuentes: AFP • EFE *** Iniciativa india Digital Green gana Stockholm Challenge de Cultura El pasado 22 de mayo fueron anunciados, en una cena de gala en el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo (Suecia), los ganadores de los premios Stockholm Challenge (http://www.stockholmchallenge.se), en los cuales la revista literaria digital venezolana Letralia fue uno de los 158 proyectos finalistas provenientes de 52 países. Los premios, dotados con un trofeo y 5.000 euros para cada categoría, son convocados cada dos años, desde 1994, por el Instituto Real de Tecnología (KTH, http://www.kth.se) con el auspicio del gobierno local (http://www.stockholmbusinessregion.se), la empresa de comunicaciones Ericsson (http://www.ericsson.com) y la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional (Sida, http://www.sida.se). En la categoría Cultura, en la que estaba nominada nuestra revista, el premio fue concedido a Digital Green (http://www.digitalgreen.org), de India, una iniciativa que utiliza sencillas tecnologías audiovisuales para desarrollar prácticas agrícolas más efectivas en comunidades rurales, beneficiando a más de 1.000 pequeños productores. Producidos por equipos compuestos por agricultores locales y técnicos de Digital Green, los videos instruyen sobre la actividad agrícola enfocándose en procedimientos de bajo costo pero efectivas para resolver situaciones a los productores. En la categoría Entorno el ganador fue el Servicio de Información Climática Mundial (http://worldweather.wmo.int) del Observatorio de Hong Kong (http://www.weather.gov.hk), que ofrece, en seis idiomas, pronósticos e información del tiempo para 1.200 ciudades en 117 países. Asimismo, en la categoría Salud el premio correspondió al Proyecto EpiSurveyor (http://www.datadyne.org), que brinda acceso a un compendio informativo de primera calidad usando software de código abierto, enfocándose en la creación de políticas de salud. El ganador de la categoría Administración Pública fue el Servicio Público de Gobierno Electrónico (http://www.jansevakendragnr.gujarat.gov.in) de Jan Seva Kendra, Gandhinagar (India), que ofrece servicios gubernamentales a través de Internet minimizando la corrupción y extendiendo la efectividad del gobierno digital. En Desarrollo Económico el premio fue para el servicio M-PESA (http://www.safaricom.co.ke), de Kenia, que permite realizar transferencias confiables de dinero mediante teléfonos móviles. En la categoría Educación el premio fue compartido para los sitios Shilpa Sayura Project (http://www.shilpasayura.org), de Sri Lanka, una iniciativa de enseñanza a distancia para localidades rurales, y Container Project (http://www.container-project.net), de Jamaica, que brinda instrucción informática para niños de la calle. Fuente: Stockholm Challenge *** Jacobo Rauskin recibió el Premio Nacional de Literatura de Paraguay El pasado 22 de mayo, durante una sesión de la Cámara de Senadores de Paraguay (http://www.senado.gov.py), el presidente de este poder, el doctor Miguel Abdón Saguier, le entregó al escritor Jacobo Rauskin el Premio Nacional de Literatura, distinción que se le concedió por su obra Espantadiablos y que está dotada con un diploma de reconocimiento y un cheque por valor de cincuenta salarios mínimos (unos 67 millones de guaraníes). Rauskin expresó su satisfacción ante el pleno de la Cámara Alta, y solicitó a los legisladores prestar mayores esfuerzos en el diseño e implementación de políticas para el ámbito de la educación y de la cultura. Después de agradecer la distinción, Rauskin anunció que dedicaría “unas pocas palabras” a la cultura y la política, haciendo suya la esperanza “de quienes dedican sus mejores esfuerzos a la enseñanza de las artes y que, en su modesta condición de educadores que trabajan en el sistema público de enseñanza, no suelen suscribir declaraciones de ningún carácter”. “Puesto que algunos de los senadores presentes también lo serán en el nuevo Congreso”, continuó Rauskin, “me dirijo a ellos, de manera especial, para recordarles algo que pertenece al terreno de lo muy conocido y de lo siempre olvidado en esta transición a la democracia que, aunque parecía inacabable, ya ha llegado a su fin”. “Lo muy conocido es oír decir a algún político que nadie como un artista a la hora de representar lo más noble e imperecedero de la cultura paraguaya. Lo siempre olvidado es tener en cuenta esa afirmación cuando se trata de promulgar leyes, de administrar recursos, de concebir el país a partir de una educación abarcante, de luchar contra la ignorancia también en el campo de las artes, en fin, de establecer y mantener una política que incluya la mejor enseñanza posible, pública y gratuita, de las artes en todas sus manifestaciones, en el nivel básico para niños y jóvenes, y en forma de cursos de apreciación artística para adultos, a modo de extensión universitaria”, dijo finalmente el escritor, quien estuvo acompañado de su esposa Helena Endler y varios amigos. Espantadiablos fue elegida como ganadora de entre 58 libros presentados a concurso en octubre del año pasado, como informamos en Letralia 175 (http://www.letralia.com/175/1029rauskin.htm). La decisión estuvo a cargo de un jurado conformado por el senador Juan Manuel Marcos, el doctor José Antonio Moreno Ruffinelli, la señora Irina Ráfols y los señores Alejandro Gatti y Victorio Suárez. Nacido en la ciudad de Villarrica en 1941, Rauskin es uno de los poetas paraguayos más representativos de la actualidad. Desde los años 60 lleva publicados más de una decena de libros de poemas, entre ellos Oda (1964); Casa perdida (1971); Naufragios (1984); Jardín de la pereza (1987); La noche del viaje (1988, Premio La República 1989); La canción andariega (1991, Premio El Lector); Alegría de un hombre que vuelve (1992); y Fogata y dormidero de caminantes (1994). Sus poemas han aparecido en diversas revistas y publicaciones antológicas paraguayas y extranjeras. Fuente: ABC Digital *** Descubren un texto olvidado de Rimbaud en un diario de 1870 El poeta simbolista francés, Arthur Rimbaud (1854-1891), publicó el 25 de noviembre de 1870 un artículo en el diario Le Progrès des Ardennes titulado “El sueño de Bismark (Fantasía)”, bajo el seudónimo “Jean Baudry”. Tras 138 años, Patrick Taliercio, un joven cineasta que llegó a Charleville siguiendo las huellas del escritor “maldito”, se tropezó por casualidad con el texto, desconocido hasta ahora. Los especialistas conocen bien el seudónimo de Jean Baudry que utilizaba Rimbaud cuando enviaba sus textos al diario y en particular este “Sueño”, marcadamente patriótico y anti-Otto von Bismark, el entonces canciller alemán. Interrogado por el diario Le Figaro, Jean-Jacques Lefrère, gran especialista del poeta, confirmó el descubrimiento. “Es un bello texto metafórico, muy controlado”, dijo, agregando que este descubrimiento “hace renacer la esperanza de encontrar, en otros ejemplares del diario, otros textos del poeta”. Según Le Figaro, el pasado mes de abril el realizador pasaba su segundo día en la villa natal del poeta con la intención de hacer una película sobre la segunda de sus fugas, de Charleville a Charleroi. Taliercio buscaba documentación en las librerías sobre la guerra de 1870 en las Ardenas y, en una de ellas, su dueño François Quinart le sacó tres ejemplares del periódico Le Progrès des Ardennes. Uno de ellos llamó la atención del cineasta, que lo compró por 30 euros. “Esos periódicos no han interesado jamás a nadie”, reconoce el librero, quien los compró a un cliente que le quería vender libros y pretendía también deshacerse de diarios viejos que llevaba en el maletero del coche”, relata. “Me quedé con todo. Por costumbre. Sabía que Rimbaud había escrito probablemente para Le Progrès, pero no me acordaba del nombre de Baudry”. Este seudónimo, que al cineasta no se le escapó, lo tomó Rimbaud prestado de un drama de Auguste Vacquerie. Muchos indicios apuntan a que el Rimbaud adolescente acarició inicialmente la idea de ser periodista. De hecho, llegó a enviar varios textos al director del periódico local bajo el nombre de Baudry. Jacoby, director del Progrès, mandó una carta al tal Baudry, pidiéndole dejar de enviar versos que no publicaría e instándole a mandar “artículos de actualidad con una utilidad inmediata”. El 31 de diciembre, el bombardeo alemán de Charleville destruyó parte de la ciudad, además de la imprenta del periódico, por lo que actualmente quedan pocos ejemplares del rotativo contestatario. “No tenemos más que una colección muy incompleta de una quincena de números”, confirma Gérard Martin, director de la biblioteca municipal, que espera ansioso la respuesta de Taliercio a la oferta de compra que le ha hecho para que el inédito de Rimbaud se una a la colección de Charleville. En la ciudad natal del poeta nadie duda de la importancia del hallazgo, olvidado ya el triste episodio de la pérdida del mítico manuscrito “La caza espiritual” que el crítico literario Pascal Pia simuló haber encontrado en 1949 cuando en realidad lo había construido por entero. Fuentes: AFP • Europa Press *** Anuncio sobre novela del Gabo y libro sobre Cuba revela su biógrafo Dentro de aproximadamente un año las librerías de todo el mundo recibirán la nueva novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, con la que cerrará una tetralogía dedicada al amor que se inició en 1985 con El amor en los tiempos del cólera, siguió con Del amor y otros demonios (1994), continuó con Memoria de mis putas tristes (2004) y finalizará en 2009. El 7 de mayo pasado, Darío Arizmendi, director de noticias de Radio Caracol (http://www.caracol.com.co), fue el primero en hablar de esta supuesta novela de amor del escritor colombiano, tal como informamos en nuestra edición 187 (http://www.letralia.com/187/0507ggm.htm). Ahora, este 24 de mayo, el escritor colombiano y biógrafo del autor de Cien años de soledad, Dasso Saldívar, de paso por Tenerife (Canarias, España) para presentar un exposición fotográfica sobre la vida de García Márquez, aseguró que éste ya tiene escrita la próxima novela y que gira en torno a un personaje que conoció. “Todo lo que ha escrito García Márquez durante más de cincuenta años está basado en personajes que conoció”, aseguró Saldívar. “Gabo es muy discreto respecto a las cosas que tiene escritas pero no publicadas, libros ya terminados y poemas que guarda en su gaveta y que todavía no han visto la luz, como uno dedicado a Cuba y que se llama Cuba y el bloqueo”, reveló Dasso Saldívar. García Márquez, según relata su biógrafo, escribió el libro sobre Cuba entre 1975 y 1979, justo cuando dejó de vivir en Barcelona y se instaló en México. “El libro tiene más de 500 páginas y cuenta historias maravillosas de las cosas que hacen los cubanos para sobrevivir al bloqueo cada día”, agregó. Según Saldívar, el líder cubano Fidel Castro leyó el texto y le pareció muy “elogioso con la revolución”, por lo que García Márquez “hizo una segunda versión que ya no le gustó tanto, y ambos decidieron que se publicaría cuando uno de los dos, Fidel o Gabo, falleciera”. Sobre Cuba y Fidel Castro, el biógrafo de García Márquez que tardó 20 años en escribir la vida del Premio Nobel de 1982 (que se inicia 19 años antes de su nacimiento en Aracataca y acaba cuando publica Cien años de soledad), resaltó el silencio que ha guardado Gabo durante los dos últimos años. “No sólo sobre Cuba, sino también sobre lo que está pasando en su país, Colombia, hace mucho que no opina. Su producción literaria es más lenta y en la actualidad lleva un régimen estricto de vida y comidas”, explicó. “Hay que darse cuenta de que Gabo ha superado dos cánceres; uno de pulmón, en 1992, y otro linfático en 2000 por el que recibió sesiones de quimioterapia en Los Ángeles (Estados Unidos), donde vive su hijo Rodrigo, y esto le dejó muy debilitado”, añadió. No obstante, aclara Saldívar, García Márquez se hace revisiones cada tres meses y el médico que le trata le ha dicho que ya está curado del cáncer linfático y en la actualidad se encuentra “feliz” en México, donde vive con su mujer y sus nietos. “Gabo está reviviendo ahora con sus nietos lo que él vivió con sus abuelos en Aracataca”, señaló su biógrafo para quien si García Márquez no hubiera nacido en esa ciudad caribeña y no se hubiera “alimentado” de las historias que sus abuelos le contaron no se hubiera dedicado a la literatura. “Su abuelo, el coronel Nicolás Vázquez Mejía, le relataba historias reales de vida y muerte, mientras que su abuela, Tranquilina Iguarán, le contaba historias fantásticas donde los muertos continuaban en este mundo convertidos en espíritus”, señaló. Saldívar, que durante 20 años recorrió los lugares donde vivió Gabo para escribir El viaje de la semilla, indicó que desde el éxito de Cien años de soledad la vida de García Márquez está documentada día a día; “todo el mundo conoce ya su vida y no me resulta estimulante escribir una nueva biografía que abarque hasta la actualidad”. Aseguró que lo que estimula a un escritor “es el desconocimiento del objeto narrativo y a Gabo ya le conocen en todo el mundo”. Fuente: EFE *** Ballet venezolano triunfa en Polonia El ballet venezolano Dimensión Integral, del estado Monagas, se hizo merecedor del título “Ganador especial” del 2º Festival Internacional Europeo de la Danza, que se celebró el Centro de Cultura de la provincia de Naleczowski, en Polonia, del 23 al 25 de mayo. La sumatoria de cada una de las presentaciones de la agrupación dio como resultado que la misma obtuviera el premio, consistente en una estatuilla y una suma en metálico. Dimensión Integral viajó a Polonia con el respaldo del Instituto de Cultura de Monagas (Icum, http://www.monagas.gob.ve/icum), la Alcaldía del Municipio Cedeño y la Embajada de Venezuela en el país europeo, donde recibió la atención y orientación de la encargada de Negocios, Ana Pino Pasquier. Desde el primer día que la representación venezolana, conformada por 16 bailarinas monaguenses, subió al escenario, los aplausos y las ovaciones por parte del público no se hicieron esperar, lo que hizo que la agrupación se convirtiera en una de las favoritas del evento. El cuadro de ganadores quedó integrado por el Grupo Incognito, de la localidad de Tukow (Polonia), que obtuvo el primer lugar. En la segunda posición quedó Fux, de Swidnik, y el tercer lugar fue para Chupacabra, de Janow Podlaski. Las monaguenses cerraron su ciclo de presentaciones con seis piezas: Zumba que zumba, La oración del tabaco, A ti San Juan, Homenaje a Simón, Sentimiento nacionalista y Parranda. Estos trabajos hicieron que el público se volcara al escenario, ya terminada la presentación, para abrazar y tomarse fotos con las integrantes del ballet. Raza negra, ánimas ancestrales, pieza con la que el Ballet Dimensión Integral alcanzó el título “Ganador absoluto”, del Festival Nacional de Danza “Juana La Avanzadora” 2006, un tema de música disco y un hip pop (fusión de los ritmos hip hop con pop), fueron otros de los trabajos que el ballet monaguense mostró a los espectadores durante los tres días del evento. Fuente: Icum *** Producirán versión fílmica de Boves, el Urogallo, de Herrera Luque Conjuntamente con Jericó Films, la Fundación Villa del Cine (http://www.villadelcine.gob.ve) de Venezuela asumirá la producción de la versión cinematográfica de la novela Boves, el Urogallo, de Francisco Herrera Luque, que será dirigida por Luis Alberto Lamata, también realizador de Miranda regresa (http://es.wikipedia.org/wiki/Miranda_Regresa). Una de las novelas emblemáticas de la literatura venezolana contemporánea, Boves ha sido adaptada por Lamata, quien parte de la misma visión de Herrera Luque y dramatiza libremente “la extraordinaria y terrible saga de aquél fabuloso guerrero asturiano, que entre 1813 y 1814 fue el paladín de la antirrepública, el destructor afiebrado del orden colonial y el primer caudillo de la democracia en Venezuela”, como lo definió Herrera Luque. Ya culminado el rodaje de un filme similar sobre el prócer histórico Ezequiel Zamora, dirigida por Román Chalbaud, la Villa del Cine emprende ahora este trabajo “con el propósito de contribuir a la creación de una conciencia nacional a partir del conocimiento de la historia local”, como explican en un comunicado emitido el pasado lunes 26 de mayo. Se estima que el rodaje de Boves, el Urogallo, dure alrededor de seis semanas en locaciones como Guárico, (Hacienda Las Guabinas, Chaguarama), Aragua (La Gruta, San Sebastián de los Reyes), Caracas (Quinta La Colina, El Hatillo) y Vargas (Oricao); entre otras que se irán definiendo en el proceso de rodaje. Fuente: ABN *** Dos novelas de García Ponce en quinto volumen de sus Obras reunidas El Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fce.com.mx) lanzó este lunes 26 de mayo el volumen V de las Obras reunidas que en 2003 empezó a publicar del escritor Juan García Ponce, una de las figuras primordiales de la literatura mexicana de la segunda mitad del siglo XX. El volumen incluye las dos últimas novelas del autor: Inmaculada o los placeres de la inocencia (1989) y Pasado presente (1992). Inmaculada o los placeres de la inocencia es la novela más explícitamente erótica de García Ponce, donde, con un lenguaje directo y despojado de ornamentos, la celebración de la mujer como objeto se presenta con elocuencia, sin explicaciones ni sustentos, más allá de lo evidente. “Ya Octavio Paz —Nobel de Literatura 1990— decía que la palabra inocencia aparece frecuentemente en las obras de García Ponce, aliada a esas pasiones que llamamos malas o perversas”, apunta la contraportada de esta edición, y añade que “Inmaculada es la encarnación misma de la inocencia, expresada en la necesidad imperiosa del placer que colinda con la perversión y se mantiene intacta precisamente por la falta de una intención premeditada que implique ofensa o deshonestidad”. En Pasado presente, García Ponce da rienda suelta a una nostalgia sincera. Novela autobiográfica desprovista de recelo, parte de la ciudad como personaje para encontrarse y reconocerse en un pasado que se mantiene vivo, porque ha encontrado su auténtico sentido, su sitio. Perteneciente a la Generación del Medio Siglo, narrador, dramaturgo, ensayista y crítico, apasionado de la mirada y guardián de las obsesiones, García Ponce nació en Mérida, Yucatán, en 1932, y murió en la Ciudad de México en 2003. Destacado miembro de una generación que desarrolló su caudal creativo en el marco de la Casa del Lago “Juan José Arreola”, impartió clases de literatura alemana en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), fue secretario de redacción de la Revista de la Universidad de México (http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/5008) y director de la Revista Mexicana de Literatura. Su presencia fue fundamental en las redacciones de Plural y Vuelta. Obtuvo la Cruz de Honor de Ciencias y Artes Primera Clase de Austria (1981); el Premio Nacional de Literatura (1989) y el XI Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (2001) Entre sus obras figuran Cuentos, La noche, Imagen primera, Encuentros, Figuraciones, Cinco mujeres, Figura de paja, La presencia lejana, La vida perdurable y El nombre olvidado. Fuente: El Universal *** Juan Gelman homenajeado por Embajada de España en México Tras su regreso a México luego de haber obtenido el Premio Cervantes 2007, el poeta argentino Juan Gelman recibió el pasado miércoles 28 de mayo un reconocimiento de la Embajada de España en México (http://tinyurl.com/69x5d3), cuyo titular, Carmelo Angulo Barturén, recordó su calidad de exiliado de Argentina, su país natal, del que tuvo que partir en 1976, así como su compromiso en el desarrollo de la cultura argentina y la literatura española. Angulo agregó que una de las razones por las que se le hizo este reconocimiento a Gelman es “su lenguaje universal, la calidad y la novedad de su estilo literario y de los símbolos de su poesía, la dignidad con la que llevó un exilio desgarrador y su compromiso con la condición humana”. El poeta, quien reside en México, dijo sentirse plenamente conmovido ante el reconocimiento y agradeció al gobierno español por los honores recibidos. Nacido en 1930, Juan Gelman es considerado uno de los más grandes poetas contemporáneos. Su vida y obra han estado marcadas por un exilio de 12 años derivado de la violencia política, que además le arrancó un hijo y a su nuera, embarazada, quienes se convirtieron en “desaparecidos” del régimen. Su conexión entre exilio y poesía, agregó el diplomático, está “provocada por el horror y el dolor, por la persecución, por la tortura y desaparición de familiares y amigos, por la negación y soledad de lo propio, de lo vivido en los sueños de niño, por el alejamiento de la querida tierra que lo vio nacer y crecer”. A esta relación, enfatizó, se suma la faceta como humanista del bardo, “su uso de la palabra y la poesía para acusar a los genocidas y para reivindicar la memoria como factor de reconciliación y de engrandecimiento humano”. A la ceremonia, realizada en la Casa de España en México, también asistieron amigos, artistas y funcionarios de la cultura mexicana como Javier Garciadiego, director de El Colegio de México (http://www.colmex.mx), el artista José Luis Cuevas y el político Cuauhtémoc Cárdenas, entre otros. Fuente: El Universal *** Lanzan DVD con versión de Pippi Calzaslargas en lenguaje de signos El pasado 28 de mayo fue presentada, en el CaixaForum Madrid, la primera versión en lengua de signos española de la novela infantil Pippi Calzaslargas, original de la escritora sueca Astrid Lindgren. El proyecto, elaborado por la Fundación CNSE (http://www.fundacioncnse.org) con la colaboración de la Fundación Solidaridad Carrefour (http://www.carrefour.es/fundacion), pretende acercar a la infancia sorda este conocido personaje de la literatura infantil y juvenil. El acto ha contado con numeroso público infantil, además de la presencia del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, Jordi Sierra i Fabra, el presidente de la Fundación CNSE, Luis J. Cañón, la responsable de Relaciones Externas de la Fundación Solidaridad Carrefour, Alba Vicente, y el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, así como con distintas personalidades del ámbito de la cultura, la educación y la discapacidad. Esta iniciativa pretende convertirse en una herramienta pedagógica que incite a la lectura a las niñas y niños sordos, un colectivo que ha tenido siempre enormes dificultades para acceder a la cultura de forma lúdica. La obra se presenta en un DVD que recoge una selección de las aventuras de la traviesa pelirroja y una reseña biográfica de Astrid Lindgren, la autora del texto. Se trata de un producto innovador y totalmente accesible, ya que se ofrecerá en lengua de signos española, con subtitulado y voz en off, lo que permitirá a los más pequeños disfrutar plenamente de la obra, sin barreras de comunicación. Además, hay que destacar que es la primera vez que Pippi Calzaslargas, editada en más de sesenta idiomas, se traduce a la lengua de signos. Con esta iniciativa, la Fundación CNSE da un paso más en su labor de normalización lingüística de la lengua de signos española, acercando la cultura, a través de su lengua natural, a un colectivo que históricamente ha vivido al margen de las letras y el conocimiento. Fuente: Fundación CNSE *** Encontrado muerto en su casa el poeta peruano Alejandro Romualdo El poeta peruano Alejandro Romualdo, uno de los mayores representantes de la Generación del 50, fue encontrado muerto el pasado miércoles 28 de mayo en su vivienda, ubicada en la primera cuadra de la calle Ernesto Plascencia, en el distrito de San Isidro, en Miraflores. El autor de “Canto Coral a Túpac Amaru”, quien vivía solo en dicho lugar, habría fallecido varios días atrás. La noche anterior, una vecina alertó al cuerpo de serenazgo del distrito de que la puerta de la casa del escritor se encontraba entreabierta. Al ingresar al domicilio, lo encontraron en su habitación, tendido boca arriba sobre el piso, vestido con ropa de abrigo, en medio de revistas y libros regados a su alrededor. Gabriela Cabada, sobrina del poeta, informó que la familia presume que el poeta fue asesinado. Pero las investigaciones preliminares de la policía señalaron que la muerte se habría producido a causa de una afección cardíaca. Su cuerpo presentaba un hematoma a la altura de la ceja derecha y una herida en la nuca originada, presumiblemente, al caer al piso. El cadáver no presentaba huellas de estrangulamiento ni lesiones y los familiares confirmaron que ningún objeto había sido sustraído de la vivienda. Alejandro Romualdo Valle, escritor, periodista y dibujante, estudió literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe), en 1946, y se desempeñó como profesor universitario y como dibujante de agudas caricaturas de humor político. En 1949 recibió el Premio Nacional de Poesía. Obras suyas como La torre de los alucinados (1949), El movimiento y el sueño (1971) y Edición extraordinaria (1958), que contiene el conocido poema “Canto coral a Túpac Amaru”, son un importante referente en el proceso literario peruano. Para el escritor Carlos Eduardo Zavaleta, compañero de Romualdo en la aventura de la Generación de los ‘50, este es uno de los poetas más importantes, junto a Eielson, Sologuren y Varela. “La vigencia de él en el país no solamente está limitada a la gente culta, sino que es un poeta muy popular en todos los auditorios. No hay más que haber viajado con él por todo el país y ver cómo la gente del pueblo saluda sus poemas con entusiasmo”, recuerda. Si bien Romualdo se mostraba un tanto hosco con la prensa —era capaz de conversar con un periodista pero no darle una entrevista—, fue un hombre con un gran sentido del humor. “A veces, estaba caminando e inventaba chistes o bromas. Tenía una carcajada de esas que podían derrumbar paredes”, precisa Zavaleta. “Por un lado, era muy callado y mesurado. No tenía un bagaje cultural para expresarlo fuera de la poesía, pero dentro de ella era una especie de cantor individual muy asentado en la realidad peruana y a veces muy frenético. Tenía sus ideas, a las que abrazaba con ardor”, agrega. El reconocido poeta Carlos Germán Belli, otra de las figuras de la poesía peruana y compañero de estudios del fallecido, destacó que su obra “trasciende las ideologías”, y dijo del autor que “es una figura emblemática de la poesía comprometida con el sentido solidario” que “supo conjugar lo ético con lo estético”. Su legado “está más allá de la impronta personal, de la actitud ideológica. La trascendencia literaria de sus textos está por encima”, remarcó. El escritor Oswaldo Reynoso recordó así a su colega y amigo: “Él es el gran poeta peruano del siglo XX. Ha escrito poemas de amor y compromiso social extraordinarios... Es un ejemplo para todos los escritores del Perú, porque fue consecuente con su ideología, con su poesía y con su vida”. El narrador y poeta arequipeño dijo sentirse “apenado y furioso por cómo el país oficial trata a los poetas que verdaderamente hacen el Perú”. Romualdo nunca buscó puestos oficiales o prebendas, resalta, pero su “Canto Coral a Túpac Amaru” es parte de la educación de los jóvenes y, desafortunadamente, de la demagogia de los líderes políticos. “Es una vergüenza lo que ha pasado con nuestro querido Romualdo: lo han dejado morir. Le pidieron una pensión y pusieron muchos obstáculos, pero para dar pensión a los jaraneros y a los que tocan cajón, ahí mismo (se las dan). Siempre en el Perú se olvida a los poetas y escritores contestatarios, a los que no están detrás del poder. Mire usted a tantos zánganos mediocres que viven del Estado y de cuya obra no quedará después de su muerte ningún solo minuto. Lo de Romualdo quedará para siempre”, enfatiza. Romualdo recibió un homenaje póstumo el jueves 29 en La Casona del Parque Universitario, por parte de la UNMSM, que corrió con los gastos del velatorio y el entierro. “Alejandro Romualdo es una figura importante de nuestras letras y merece recibir todos los honores del caso”, expresó Federico García Hurtado, director general del Centro Cultural de San Marcos (CCSM, http://www.ccsm-unmsm.edu.pe). Al homenaje, que empezó a las 3 de la tarde, asistieron más de 200 personas, entre las que se encontraban los pintores Víctor Delfín, Alberto Quintanilla y Carlos Ostolaza; los escritores Guillermo Niño de Guzmán y José Ruiz Rosas; el cineasta Federico García; la doctora Aurora Marrou, quien asistió en representación del rector de la universidad, Luis Izquierdo; y el capellán de la casa de estudios, Ignacio García. En primer lugar intervino Christian Beteta, prologuista del último libro publicado de Romualdo, Ni pan ni circo. Después, le tocó el turno al poeta Arturo Corcuera. Ambos hicieron una sentida semblanza del vate y tuvieron palabras de aliento hacia su hija, Laura Valle, presente en el homenaje. Posteriormente, el periodista y escritor César Lévano hizo uso de la palabra para dar su testimonio de la faceta de periodista de Romualdo, sobre quien aseguró, parafraseando uno de sus poemas, que escribía “para que la dicha sea verdad”. A su vez, los poetas Sonia Luz Carrillo y Reynaldo Naranjo recitaron versos del homenajeado. La primera leyó fragmentos de El retorno del cometa Halley, mientras que el segundo se encargó de A otra cosa. Para concluir se proyectó un video del archivo de TV Perú en el que Romualdo declama su famoso “Canto coral a Túpac Amaru”. Al terminar el video, el público asistente aplaudió de pie. Laura Valle, hija del poeta, agradeció las muestras de afecto de los presentes. Acabado el homenaje, el féretro con los restos del poeta fue cargado por sus amigos y colegas como Arturo Corcuera, Guillermo Thorndike y Manuel León Alva, entre otros. Antes de abandonar el local un grupo de asistentes empezó a cantar espontáneamente “La internacional socialista”, como despedida al escritor quien siempre militó en partidos de izquierda. Sus restos fueron cremados en el cementerio de Conchán, en una ceremonia privada. Fuentes: Andina • El Comercio • Perú.com • RPP *** Dos artistas venezolanos exponen en Pekín El pasado jueves 29 de mayo, a las 7:30 de la noche, fueron inauguradas en forma simultánea, en la Embajada de Venezuela en Pekín (http://www.venezuela.org.cn/indexen.htm), las exposiciones “Esculturas lumínicas”, de Naysa Andrade, y “Obras recientes”, de Andrés Iglesias. Después de las palabras de bienvenida y presentación de los artistas venezolanos por parte del encargado de Negocios, a.i., Emir Moros, el agregado cultural, el escritor Wilfredo Carrizales, pasó a introducir al numeroso público, a Ding Jia, la joven y destacada intérprete del guzheng, instrumento tradicional chino de cuerdas, invitada especialmente para que, con sus interpretaciones, dejara inauguradas las muestras. Concurrieron a la sede diplomática venezolana representantes de todas las embajadas latinoamericanas acreditadas en China, comunicadores sociales de los diversos medios, representantes de galerías de arte, coleccionistas, investigadores, profesores y alumnos del ámbito artístico y venezolanos residentes en la capital china. Oriunda de Ciudad Bolívar, Andrade es una artista autodidacta quien, tras realizar estudios de arquitectura, se interesó por el diseño de objetos para configurar espacios. A través de sus conocimientos de arte se vale de elementos cotidianos para crear “esculturas lumínicas”. Su trabajo, de gran y pequeño formatos, se caracteriza por el uso de metal y papel y logra darles a estos materiales un valor escultórico. En busca de su evolución como artista viaja a Barcelona, España, donde reside actualmente, y comienza a indagar en nuevas formas artísticas. A partir de los modelos de las crisálidas ejecuta el proyecto Papallona, que muestra especialmente en Pekín. Iglesias, por su parte, nació en Uruguay. Se traslada a Maracaibo y empieza a trabajar como fotógrafo en el Teatro Bellas Artes. Conoce a Francisco “Chino” Hung, con quien mantiene amistad por más de doce años y quien le influye en su posterior obra plástica. En 1991 decide radicarse en Barcelona, España, donde da inicio a la realización de obras pictóricas de grandes formatos. Se considera heredero de la tradición informalista y del expresionismo abstracto, producto de su afán de investigación y trabaja en función de sus inquietudes que pugnan por exteriorizarse. *** Crean en Lima el Teatro Mario Vargas Llosa El pasado 29 de mayo fue estrenada en Lima la comedia negra La nona, del argentino Roberto Cossa, en el nuevo Teatro Mario Vargas Llosa, establecido en el auditorio de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP, http://www.bnp.gob.pe), en San Borja, con la colaboración de la Fundación BBVA Banco Continental (http://tinyurl.com/5no5gr) y la Asociación Cultural Plan 9 (http://www.teatroplan9.com). Después de un año de negociaciones, las tres instituciones han convergido en un proyecto común al anunciar el lanzamiento del teatro, cuyo nombre fue gestionado por las autoridades de la biblioteca y concedido por el propio autor de La Fiesta del Chivo. Giovanni Ciccia y David Carrillo, actores, directores y productores teatrales de Plan 9, son los encargados de dirigir la sala, hacerla conocida para el público y, gradualmente, convertir a San Borja en un centro de actividad escénica. “Para nosotros lo importante es conseguir que la gente se anime una vez a venir a este teatro. Si vienes una vez, volverás otra”, afirma Ciccia. La nueva sala es muy cómoda, posee un amplio estacionamiento y sofisticados equipos de luces y sonido. “Como productores de teatro nos dimos cuenta de que la comodidad del público es tan importante como la calidad artística de la obra. Ver una obra extraordinaria sentado en una silla de palo minimiza tu placer frente al producto”, explica Carrillo. “Es una sala lista para competir con los mejores teatros privados de Lima. Lo que le faltaba era la programación”, señala Carrillo. “Lo importante es que, además, es la sala de todos los peruanos. Por eso los precios de las entradas serán más bajos y habrá promociones y días populares”, añade. Hasta hoy, la asociación Plan 9 ha producido en sus cinco años de vida una decena de obras, errando por distintos lugares de Lima, buscando “huecos” en las programaciones de cada teatro limeño. “Tuvimos la suerte de hacer tres obras el último año en el Teatro Británico: Recontrahamlet, La nona y El misterio de Irma Vap. Por eso sentimos el placer de la continuidad. Si nosotros hubiéramos tenido una sala a disposición desde nuestros inicios, en el 2003, seguramente habríamos triplicado nuestra producción”, cuenta Ciccia. Los próximos estrenos de la sala son El niño que cayó dentro de un libro, del dramaturgo británico Alan Ayckbourn y dirigida por Carrillo, los sábados y domingos del 5 de julio al 7 de septiembre, a las 4 de la tarde; y El mentiroso, de Carlo Goldoni y dirigida por Ciccia, de jueves a domingo entre el 12 de julio y el 21 de septiembre, a las 8 de la noche. Fuente: El Comercio *** Feria del Libro de Madrid está dedicada a Latinoamérica La Infanta Doña Elena inauguró el viernes 30 de mayo la 67ª edición de la Feria del Libro de Madrid (http://www.ferialibromadrid.com), que dedicada este año a Latinoamérica se mantendrá abierta hasta el domingo 15 de junio, y tiene como comunidad autónoma invitada al Principado de Asturias. Al acto de inauguración asistieron el ministro de Cultura de España, César Antonio Molina; el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; el consejero de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, Santiago Fisas; la consejera de Cultura y Turismo del Gobierno del Principado de Asturias, Encarnación Rodríguez Cañas; el delegado del Gobierno del Principado de Asturias en Madrid, Miguel Munárriz; el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, y la delegada de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, Alicia Moreno, entre otras personalidades. La Comisión Organizadora de la Feria del Libro de Madrid obsequió a la Infanta doña Elena, al principio de su recorrido por los espacios del evento, con los dos grabados originales inspirados en Flaubert y Stendhal realizados por Eduardo Arroyo con motivo del 75º aniversario que este año celebra la Feria del Libro. Esta edición de la Feria del Libro pretende acercar al público a los creadores latinoamericanos, con especial atención a los menos conocidos en la nación ibérica. Asimismo, el evento ha sido concebido como un escaparate para aquellas editoriales que editando obras de calidad no están incorporadas al mundo editorial por su tamaño o estructura, y permitirá a los lectores españoles conocer y adquirir las últimas novedades editoriales, junto a premios nacionales y autores clásicos de Latinoamérica. Para ello los organizadores contaron con la colaboración del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina, el Caribe, España y Portugal (Cerlalc, http://www.cerlalc.org), organizando en torno a su eje temático un interesante programa de actividades. En ellas intervendrán más de treinta autores de quince países iberoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Perú, Portugal y Venezuela, entre ellos, los mexicanos Sandra Lorenzano y Jorge Volpi, el portugués José Luis Peixoto, el boliviano Edmundo Paz Soldán, los argentinos Ricardo Piglia, Alan Pauls y Andrés Neuman, el brasileño Joâo Paulo Cuenca, el chileno Alejandro Zambra, los colombianos William Ospina y Roberto Burgos y el peruano Alonso Cueto. El Cerlalc cuenta con cinco casetas en la feria, en las que los visitantes se encontrarán con 1.800 títulos de editoriales de todos los países latinoamericanos y de Portugal. Según Isadora de Norden, directora de la institución, la Feria del Libro de Madrid puede servir para que España “empiece a tener una mirada más amplia” de lo que es la literatura iberoamericana, “que no son sólo diez nombres”. “Ya dejamos el boom atrás”, agregó De Norden. “Ahora hay una nueva literatura en todos los géneros y es importante que se conozca, porque hay gente talentosa que no ha salido de sus países”. El desconocimiento de lo que se escribe en Latinoamérica, en especial lo de los autores más jóvenes, “no es sólo un problema entre España e Hispanoamérica, sino entre los propios países hispanoamericanos”, afirmó. El Principado de Asturias es este año, por otro lado, la comunidad autónoma invitada a la feria. El viernes 30, presentado por el escritor y periodista Juan Cruz, el escritor y cineasta Gonzalo Suárez impartió la conferencia “Asturias, los libros y la mirada”, que inauguró las actividades asturianas en la feria. Además, el domingo 8 de junio a las ocho de la noche se celebrará una mesa redonda que mostrará el panorama actual de la literatura en el Principado. El sábado 14 a la misma hora la prensa cultural será el tema sobre el que debatirán periodistas de los periódicos españoles y asturianos. Más de 400 actividades se desarrollarán durante los 17 días que dura la feria: debates, encuentros con escritores, mesas redondas, conferencias y presentaciones de libros, entre otras, todas repartidas en diversos pabellones. De 160 metros cuadrados, el Pabellón del Ayuntamiento de Madrid es, con el lema “Latinoamérica y su literatura”, una de las dos sedes principales de las actividades relacionadas con los países latinoamericanos. Habrá cuentacuentos, presentaciones de libros, conferencias, mesas redondas y otras actividades. Por su parte, el Pabellón de la Comunidad de Madrid está dedicado a los niños. La otra sede de las actividades latinoamericanas es el Pabellón Fundación Círculo de Lectores, en el que se escenificarán diecisiete actos culturales entre presentaciones de libros, mesas redondas y debates, que se sucederán a lo largo de los días de la feria en distintas sedes: Casa de América (http://www.casamerica.es), Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es), Secretaría General Iberoamericana (Segib, http://www.segib.org) y en la propia feria. Muchas son las actividades organizadas por Galaxia Gutenberg y Círculo de Lectores en este pabellón, entre otras: Alfonso Alegre y Tomás Segovia conmemorarán los 50 años de la muerte de Juan Ramón Jiménez; José Luis Pardo y José María Ridao recordarán el Mayo del 68, cuarenta mayos después; se presentarán las Obras completas de Carmen Martín Gaite, la antología Conversación con la intemperie; seis poetas venezolanos, y la antología de textos Por la gracia de Dios; catolicismo y libertades en España, de José María Ridao. Además, en este pabellón destaca la actividad “Encuentro con...”, en la que Josefina Castellví, José Manuel Sánchez Ron, Carlos García Gual, José de la Sota, Juan Pimentel y Antonio Lafuente mantendrán encuentros con estudiantes de diversos colegios madrileños para charlar sobre viajeros científicos apoyándose en libros. En el Pabellón Carmen Martín Gaite, por su parte, se celebrarán presentaciones de libros, encuentros con escritores, conferencias, mesas redondas, debates y otras actividades en las que participarán Ken Follet, Carlos Ruiz Zafón, Francisco Ibáñez, Gonzalo Suárez, Fernando Iwasaki, Andrés Neuman, Laura Gallego, Agustín Fernández Mallo y José María Merino, entre otros. El Pabellón de Universidades Públicas Madrileñas y UNED reunirá a las seis universidades públicas de la capital española, Universidad Complutense (UCM, http://www.ucm.es), Universidad Autónoma de Madrid (UAM, http://www.uam.es), Universidad Politécnica de Madrid (UPM, http://www.upm.es), Universidad de Alcalá (UAH, http://www.uah.es), Universidad Carlos III de Madrid (http://www.uc3m.es) y Universidad Rey Juan Carlos (URJC, http://www.urjc.es), y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es). En este pabellón se celebrarán actividades que reflejan el trabajo que estas universidades desarrollan en sus distintas áreas educativas. Como en las últimas ediciones, los seis rectores de las universidades públicas madrileñas y el de la Uned debatirán en torno a una mesa redonda. En el Pabellón Feria del Libro de Madrid Infantil y Juvenil “Nos Entendemos” se concentrarán las actividades orientadas a fomentar la lectura entre los niños y jóvenes, con cuentacuentos, espectáculos y talleres para niños y jóvenes. Igualmente los más pequeños tendrán actividades dedicadas a ellos en el Pabellón Caja Madrid “Te voy a contar un cuento... Libros para los más pequeños”, donde habrá espectáculos, conciertos, teatro de títeres y marionetas y cuentacuentos. El lunes 2 se entregará en su primera edición el premio Leyenda, otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid (http://www.librerosmadrid.es), al editor Jorge Herralde, seleccionado por el jurado como un “editor imprescindible” gracias al “trabajo intenso y de calidad” que ha desarrollado desde el nacimiento de la editorial Anagrama (http://www.anagrama-ed.es). Asimismo, el jueves 5 se realizará, en el Pabellón Fundación Círculo de Lectores, la entrega del Premio Libro del Año 2007, también del Gremio de Libreros, a la novela El corazón helado, de la escritora española Almudena Grandes, que fue escogida por el jurado en virtud de la capacidad narrativa de la autora, desplegada en esta obra que contiene un repaso a las heridas mal curadas que la Guerra Civil dejó en España. Entre las actividades de la feria destaca la exposición “Agua”, organizada por Lunwerg Editores (http://www.lunwerg.com) y patrocinada por la Fundación AXA, que se expone en el Paseo de Coches de los Jardines del Buen Retiro desde el viernes 30 de mayo, y que muestra una selección de las imágenes más impactantes sobre el agua realizadas por grandes fotógrafos. Este año la feria reúne, en sus 364 casetas, a 428 expositores entre los cuales hay 119 librerías, 59 de ellas especializadas, 259 editores, 14 distribuidores y 31 organismos oficiales, así como 5 pertenecientes al Cerlalc. Las actividades están abiertas al público de lunes a viernes entre 11 de la mañana y 2 de la tarde y entre 6 de la tarde y 9:30 de la noche, así como sábados y domingos de 10:30 de la mañana a 2:30 de la tarde y de 5 de la tarde a 9:30 de la noche. Iniciada en 1933 como Feria Nacional del Libro, tuvo su primera edición en el Paseo de Recoletos, pero el estallido de la Guerra Civil trajo consigo la suspensión del festival literario, que no se volvería a convocar hasta 1944. Luego hubo un par de años en los que tampoco se celebró, por lo que esta edición será la número 67 aunque se cumplan 75 años de su creación. Fuentes: EFE • Feria del Libro • La Nueva España *** Revista peruana Casa de Citas presenta su quinto número La revista literaria peruana Casa de Citas presentará este mes su quinto número, que dedicado al tema de la migración ya puede adquirirse en las principales librerías de Lima: Librería PUCP, Ksa Tomada, La Casa Verde, El Virrey y La Familia. En su sección Open Bar, la revista entrevistó al reconocido escritor Enrique Congrains Martin, quien habla acerca de su nueva narrativa, su salida del Perú, la migración y otros temas que atraviesan y configuran la sociedad actual peruana, como identidad, nación y globalización. La sección Recámara agrupa distintas perspectivas y miradas acerca del tema, desde la migración de mediados del siglo XIX, pasando por el análisis del discurso en las canciones de Los Mojarras, hasta el cuestionamiento de lo que se ha venido a llamar “cultura chicha”. Por otro lado, en Swingers, Doris Moromisato, Peter Elmore y Alfredo Villar responden a las preguntas sobre este fenómeno en las letras peruanas. Las secciones de creación están a cargo de los poetas José Miguel Vásquez y Denisse Vega Farfán, finalista del Premio Copé 2007, así como de Sebastián Esponda, finalista del Premio Copé 2006, con un cuento en el que la presencia de Ciro Alegría y José María Arguedas es evidente. Asimismo, se incluye una crónica de Edwin Chávez sobre Iquitos como ciudad novelesca. En Escarceos, sección de artículos variados, se abordan temas como la figura del danzante de tijeras en la obra de Arguedas y Alonso Cueto, la configuración de la identidad en dos cuentos de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, y el análisis de la figura protagónica en Rosario Tijeras, del colombiano Jorge Franco. Finalmente, se cierra el número con la sección de reseñas, La del estribo. El precio de Casa de Citas es de 12 soles en las librerías en las que se expende, y de 10 soles si se solicita al correo casadecitas04@yahoo.es. *** Nueva versión del reality Caza de Letras anunciarán esta semana Esta semana será anunciada la segunda convocatoria del reality literario de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), Caza de Letras (http://www.cazadeletras.unam.mx), que estará enfocado en la realización de una novela corta de entre 80 y 120 cuartillas y por un premio de 100.000 pesos, según informó la escritora Rosa Beltrán. La titular de la Dirección de Literatura de la Unam (http://www.literatura.unam.mx) explicó que además de duplicar el monto del premio respecto a la edición pasada, un incentivo más será la publicación de la obra ganadora a cargo de Alfaguara (http://www.alfaguara.com.mx). La escogencia de la novela corta respondió al hecho de considerarlo “un género interesante y particular, algo a medias entre la novela y el cuento, como en el caso de El viejo y el mar, de Ernest Hemingway”. El taller en línea trabajará con una serie de ejercicios que el jurado establecerá basándose en las novelas que resulten seleccionadas, garantizando así que el ganador tenga una muy buena novela. Mónica Lavín, Alberto Chimal y Álvaro Enrigue repetirán en esta responsabilidad, y probablemente serán acompañados por un par de novelistas que participarán sólo en el proceso de selección. Los detalles de la convocatoria abierta al público se darán a conocer en breve, sin embargo, Beltrán adelantó que el fallo del certamen en línea se dará a conocer en noviembre próximo, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL, http://www.fil.com.mx) de Guadalajara. En 2007, el reality literario reunió en su blog taller a 12 participantes, seleccionados de entre más de 80 aspirantes, que entre el 11 de mayo y el 6 de julio participaron con sus historias. El certamen lo ganó, con el seudónimo de “Falanja”, Fernanda Melchor, quien obtuvo una beca por 50 mil pesos otorgada por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca, http://fonca.conaculta.gob.mx) en el rubro de letras para llevar a cabo un proyecto de novela durante el periodo 2007-2008. Por otra parte, Beltrán comentó que otros proyectos en puerta de la Dirección de Literatura son el Encuentro de Traductores y el de Poetas del Mundo Latino, cuyas fechas también están por darse a conocer, una vez que concluyan las pláticas entre organizadores y participantes. Asimismo, se está preparando la visita de escritores actuales a los diversos recintos de la Unam, que pretenden denominar “Los fabuladores y su entorno” . Fuente: Notimex *** Crean el Premio de Ensayo Isabel Polanco Este 2 de junio fue anunciado el Premio de Ensayo Isabel Polanco que, convocado por la Fundación Santillana (http://www.fundacionsantillana.org), en colaboración con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), nace con la intención de apoyar a uno de los géneros con mayor crecimiento e “hibridación” de la actualidad, otorgará una dotación de 100 mil dólares y tendrá como presidente del jurado al reconocido escritor mexicano Carlos Fuentes (1928). En la primera edición del galardón, el tema a desarrollar es el Bicentenario de las Independencias de América Latina, su época, su evolución, su presente y su futuro, desde cualquier enfoque académico y metodológico. “En ediciones futuras se continuará con la reflexión histórica y el pensamiento del siglo XXI en Latinoamérica”. A este reconocimiento, al que la crítica literaria Fabienne Bradu define como “una noticia muy feliz, pues no hay muchos premios para este género en comparación con la narrativa y está muy bien dotado”, podrán optar “los escritores que lo deseen, sea cual sea su nacionalidad, siempre que la obra se ajuste al concepto comúnmente aceptado de ensayo, esté escrita en idioma español, sea original, inédita y no haya sido premiada anteriormente en ningún otro concurso ni corresponda a un autor fallecido antes de presentar la obra al premio”, apunta la convocatoria. El documento especifica que el plazo de admisión de los originales se cerrará el 15 de mayo de 2009, que el fallo del jurado se hará público en un acto que se celebrará el 10 de septiembre del año entrante en la ciudad de Guadalajara, y que la obra galardonada será editada por Taurus y se comercializará en América Latina, España y Estados Unidos. El escritor y académico Gonzalo Celorio, quien ocupará la secretaría permanente del jurado “que estará compuesto por cinco destacados miembros del mundo cultural”, rechazó opinar sobre el galardón ya que, afirma, desempeñará un papel menos protagónico. “Sólo puedo destacar que el ensayo es un género que necesita ser impulsado porque es muy importante y no tiene los mismos reconocimientos que suelen tener otros géneros como la narrativa fundamentalmente y también la poesía”. La ensayista Liliana Weinberg ve también con buenos ojos este reconocimiento. “No sólo considero que el ensayo tiene una amplia tradición en México, que arranca ya con la prosa de la Nueva España, sino que tiene una enorme vigencia, como lo confirman diversas publicaciones, múltiples antologías, numerosas convocatorias a becas y este nuevo estímulo”. “México ha dado al mundo algunos de los más grandes representantes del género de las letras latinoamericanas e hispanoamericanas: Alfonso Reyes, Julio Torri, Rosario Castellanos, Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Tomás Segovia, para tomar sólo algunos de los nombres más eminentes”, añade. La investigadora y catedrática, ganadora del Premio Internacional de Ensayo y Narrativa por su obra Pensar el ensayo, considera que hay “una amplia producción, y el género tiene reconocimiento como tal, aunque se sigan debatiendo sus características y su futuro”. El ensayo, dice, “ha crecido, pero a la vez se ha transformado. Está próspero, con exploraciones complejas, pero goza de buena salud”. Pedagoga y editora, Isabel Polanco murió de cáncer el pasado 29 de marzo en Madrid, a los 51 años. Ligada al Grupo Prisa (http://www.prisa.es), que fundó su padre, Jesús de Polanco, fallecido en julio de 2007, era consejera delegada del Grupo Santillana (http://www.gruposantillana.com) desde el año 2000. Fuentes: Excelsior • FIL *** Roberto Echeto dirigirá encuentro sobre narrativa venezolana actual El próximo martes 10 de junio, a las 8 de la noche, el escritor Roberto Echeto (http://www.letralia.com/firmas/echetoroberto.htm) ofrecerá, en los espacios del centro Santa Palabra (http://santapalabra.com.ve), en Caracas, su visión personal sobre el proceso editorial en Venezuela, en el encuentro interactivo “La narrativa venezolana actual: entre el optimismo y el pesimismo”, de entrada libre, según un comunicado de la institución. “El papel de un escritor no sólo se trata crear una buena obra con un buen argumento para luego publicarla”, continúa el comunicado. “Ser escritor también implica vivir los vaivenes de ese proceso que significa materializar un libro. En el panorama editorial actual abundan las experiencias positivas y negativas, especialmente en un país cuya situación política influye hasta en sus narradores, y Echeto lo sabe muy bien”. Desde la perspectiva del narrador, Echeto abordará diferentes puntos relacionados al ciclo editorial en Venezuela de forma dinámica. De esta manera, los asistentes podrán participar activamente junto al escritor en el desarrollo del tema a lo largo de este encuentro literario. Nacido en la capital venezolana en 1970, Echeto es licenciado en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve). Actualmente colabora para distintos medios y es productor y guionista de conocidos espacios radiales. Ha publicado los libros de relatos Cuentos líquidos y Breviario galante, así como la novela No habrá final; también participó en la antología del cuento venezolano actual Las voces secretas y este año formó parte de la colección “Llámalo amor, si quieres”, con la obra Barry White no es el único que sabe de amor. Ubicado en la avenida Trieste con avenida Madrid, en La California Sur, dentro de los espacios de Roberto Mata Taller de Fotografía, Santa Palabra es un centro de actividades literarias especialmente concebido para fomentar la expresión escrita y el intercambio cultural sin ningún tipo de inhibiciones. Además de la temporada regular de cursos, su oferta incluye seminarios intensivos, talleres sabatinos y club de lectura. Sin embargo, no se limitan a lo académico y sus espacios también sirven como punto de encuentro para quienes deseen disfrutar de recitales, entrevistas en vivo, encuentros con autores, lecturas dramatizadas y tertulias. Fuente: Santa Palabra *** Promotores de lectura serán formados en línea por el Banco del Libro A partir del jueves 1 de mayo el Banco del Libro de Venezuela (http://www.bancodellibro.org.ve) abrió las inscripciones para los interesados en participar en su Programa Integral en Línea para la Formación de Promotores de Lectura que, integrado por dos cursos y un seminario, posibilita el intercambio de conocimientos y experiencias con profesionales de otros países a través de un abordaje teórico-práctico de la promoción de la lectura. Desde el próximo 12 de junio, un equipo interdisciplinario de profesionales de comprobada experiencia en el área dictará los cursos “Teoría de la lectura y estrategias para su promoción” y “Estrategias para el uso y tratamiento de la información en la promoción de la lectura”, así como el seminario “Nuevas tecnologías y educación”. Dirigido a estudiantes universitarios avanzados y profesionales con interés en el campo de la lectura, el programa ofrece a sus participantes la posibilidad de valorar la lectura a partir de una visión histórico-social, reconocer la diversidad de materiales de lectura y manejar criterios para su evaluación, conocer técnicas de la lectura en voz alta y la narración oral, así como sus aplicaciones educativas y sociales, e identificar los géneros de la tradición oral y de la literatura infantil; adquirir estrategias para la selección y tratamiento de la información en los libros para niños y aproximarse a las posibilidades de lectura de los medios digitales, entre otros aspectos. Una de las ventajas del programa consiste en que los alumnos pueden armar su propio itinerario, ya que los cursos y seminario no requieren ser vistos en orden progresivo, y pueden cursarse por separado, recibiendo por cada uno su correspondiente certificado. Sin embargo, para recibir la acreditación del “Programa Integral de Formación para Promotores de Lectura” deberá haberse cursado todas sus partes. El costo de cada uno de los cursos es de US$260 (Bs. 599) y US$180 (Bs. 385) por seminario. El pago puede realizarse en línea a través de la página web del Banco del Libro (http://www.bancodellibro.org.ve) o mediante un depósito a nombre de la Asociación Civil Banco del Libro (los detalles de la cuenta son suministrados por el teléfono 2663621). Los interesados en formalizar su inscripción pueden escribir a las direcciones cursosenlinea@bancodellibro.org.ve o cholmes@bancodellibro.org.ve (atención: Carolina Holmes). Fuente: Banco del Libro *** Expertos en literatura iberoamericana se reunirán en Puebla La Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap, http://www.buap.mx), en México, será sede, del 24 al 28 de junio, del XXXVII Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, que busca generar un diálogo a nivel mundial sobre los trabajos que se han realizado en esta área. Alicia Ramírez Olivares, coordinadora de la Maestría en Literatura Mexicana de esta unidad académica, destacó que se contará con la participación de 350 ponentes, académicos provenientes de universidades de Estados Unidos, Cuba, Argentina, Chile, Francia, Israel, Italia, México, entre otros, quienes abordarán 15 temáticas. “Vamos a crear un diálogo en torno a los estudios que estamos realizando las diversas universidades, es decir, se trata de congreso académico, donde se analizará la literatura iberoamericana desde la época colonial hasta nuestros días”, indicó Ramírez Olivares, quien explicó asimismo que es importante conocer cómo se da la formación de una nación a través de la literatura y su relación con los medios de comunicación y otras disciplinas. “El rector Enrique Agüera Ibáñez nos ha dado todo el apoyo para que la Buap sea la sede de este importante congreso internacional, evento que es de gran relevancia, sobre todo porque el diálogo saldrá de la máxima casa de estudios hacia el mundo”, subrayó. Dijo que la propuesta que plantearán los investigadores de la universidad será en torno a que se fomenten la literatura y las humanidades, y que el diálogo permita estar en contacto con todo el mundo a través de la literatura. Expresó que el haber obtenido la sede de este congreso les permitirá situar internacionalmente a la Facultad de Filosofía y Letras de la Buap, brindar a los alumnos de la División de Estudios Superiores de Educación y Humanidades la oportunidad de actualizarse académicamente e interactuar con personalidades académicas. Asimismo podrán difundir el trabajo de investigación en las humanidades de los académicos y estudiantes de la casa de estudios y apoyar la publicación de resultados de investigación de profesores de la facultad en las memorias, entre otros aspectos. Los interesados en asistir a este congreso lo podrán hacer de forma gratuita, en tanto aquellos que requieran de una constancia con valor curricular deberán comunicarse al teléfono 2 32 38 21 de lunes a viernes de 8:00 a 16:00 horas. Fuente: Poblanerías *** Congreso “Leo Diferente” realizarán en España La Organización Española para el Libro Infantil (Oepli, http://www.oepli.org) organiza e invita a participar en el IV Congreso Ibérico de Literatura Infantil y Juvenil “Leo Diferente: El Libro Infantil y Juvenil desde la Diversidad Cultural” (http://www.leo-diferente.com), que se realizará en el Palacio Miramar Jauregia en la ciudad de Donostia-San Sebastián, entre el 3 y el 5 de julio. El objetivo del congreso es reflexionar, desde un enfoque contemporáneo que propicie la convivencia y la paz, en torno a las nuevas necesidades que se están planteando en el libro infantil y juvenil a raíz de la convivencia de diversas culturas. El impacto que la multiculturalidad ha tenido en la crítica literaria, la educación, o la promoción de la lectura, serán algunos de los aspectos que se analizarán. Conocidos escritores, profesores y críticos literarios tomarán parte en el evento y analizarán, desde diferentes ángulos, el impacto de la diversidad cultural en nuestra sociedad. Estarán presentes en San Sebastián, entre otros, los escritores vascos Juan Kruz Igerabide y Patxi Zubizarreta, Karen Sands (Universidad de Buffalo, http://www.buffalo.edu, EUA), Elisa Bonilla (creadora del Programa Nacional de Lectura de México), Marisa Pata (Fundación Germán Sánchez Ruipérez, http://www.fundaciongsr.es), José António Gómes (Red Temática de Literaturas Infantiles y Juveniles del Marco Ibérico, Lijmi, http://www.usc.es/lijmi), Enrique Gil Calvo (sociólogo, Universidad Complutense de Madrid, UCM, http://www.ucm.es) y Pedro Cerrillo (Universidad de Castilla-La Mancha, http://www.uclm.es, y director del Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, Cepli, http://www.uclm.es/cepli). Para registrarse en el congreso es preciso dirigirse, antes del 15 de junio, a la página web oficial: www.leo-diferente.com. Fuente: Imaginaria *** Seminario sobre Borges dictarán en Bogotá Entre el 9 de julio y el 10 de septiembre se realizará en Bogotá, auspiciado por la Corporación Babilonia (http://www.corporacionbabilonia.org) y UN, La Librería (http://www.unlalibreria.unal.edu.co), el seminario “Leyendo a Borges”, que tendrá como instructor al escritor Harold Alvarado Tenorio (http://www.letralia.com/firmas/alvaradotenorioharold.htm), doctor en literatura hispanoamericana de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), director emérito de la Carrera de Estudios Literarios de la sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia (http://www.unal.edu.co) y director de la revista de poesía Arquitrave (http://www.arquitrave.com). El seminario se realizará en diez sesiones, todos los miércoles entre las 4:45 y las 6:30 de la tarde, en la sede de UN, La Librería, en el número 7 de la calle 20 de la capital colombiana. La primera sesión, el 9 de julio, servirá a Alvarado para ofrecer el contexto social, histórico, político, literario y artístico de la obra del gran escritor argentino. El 16 de julio se hablará sobre los primeros libros y los primeros amores del autor de El Aleph, así como de sus relaciones con el periodismo porteño. Las sesiones del 23 y 30 de julio estarán dedicadas a Borges como ensayista. En la primera se hablará de la relación de Borges con el tango, mientras que en la segunda se leerán textos de su libro Siete noches. El 6 de agosto, la faceta de narrador de Borges será analizada desde la perspectiva de relatos como “Hombre de la esquina rosada” e “Historia de Rosendo Juárez”. El 13 se continuará con el análisis de la narrativa borgiana a través de “Pierre Menard, autor del Quijote”, y “Emma Zunz”. La faceta del escritor argentino como poeta será analizada el 20 y el 27 de agosto. Habrá lecturas y análisis de “Poema de los dones” y “Ajedrez”, de El hacedor, y “El golem” y “El tango”, de El otro, el mismo. El 3 de septiembre los participantes elaborarán un texto a propósito de Borges, para lo cual podrán utilizar notas, libros y otros recursos. Finalmente, la sesión del 10 de septiembre estará dedicada a lectura y comentarios sobre los textos producidos por los participantes. Fuente: Corporación Babilonia ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| Revista Vértigo http://www.revistavertigo.info Guía del cine de Venezuela. Se trata de una publicación periodística independiente en Internet que busca facilitar la obtención de información sobre las películas que se exhiben en las salas venezolanas y el acceso a una selección de materiales periodísticos y críticas. Editada por el periodista Pablo Gamba. Acepta colaboraciones espontáneas sobre cine (entrevistas, reportajes, noticias y artículos de opinión) sin exigir otra cosa que la buena calidad de los textos. Hablemos de Literatura http://senciales.blogspot.com Bitácora personal del escritor español Antonio Senciales, en la que publica sus artículos, críticas literarias, reflexiones, intentos de cuentos, relatos y otros materiales. Revista El Margen http://revistaelmargen.wordpress.com Revista literaria de aparición trimestral, donde tienen un espacio de expresión poetas, narradores, ensayistas, dramaturgos, fotógrafos y artistas plásticos latinoamericanos y españoles. Se descarga gratuitamente desde su web, en la cual también puede encontrarse información actualizada de eventos, concursos y novedades de la actividad artística y literaria de América Latina y España. Recibe en forma permanente todo tipo de colaboraciones en narrativa, poesía, ensayo, dramaturgia, fotografía, artes visuales y otras disciplinas. Cinosargo http://www.cinosargo.cl.kz Revista de arte y literatura cuya finalidad es generar, a través de Internet, un movimiento que impulse a otros cronistas, amantes y estudiosos de las letras, música y cine, a indagar y explorar, en torno al ambiente, historia y perspectivas, en el campo creativo de las diversas áreas de expresión. La publicación privilegia miradas alternas, ácidas y fuertes críticas, no sólo con respecto al medio y las circunstancias que envuelven al autor, sino en un plano general, a todo los partícipes del rol creador: instituciones culturales, investigadores y el público. PoesíaDigital http://www.poesiadigital.es Portal de poesía, parte de un proyecto que pretende abrirse a nuevos contenidos. Su periodicidad es mensual y acepta material de poetas de toda Hispanoamérica. Además de textos poéticos publica artículos periodísticos o críticos, entrevistas, reseñas editoriales y otros materiales. Es editada desde España por Javier García. Kcreatinn: Conocimiento Creatividad Innovación http://kcreatinn.blogspot.com Sitio de esta organización cultural sin fines de lucro de Cajamarca, Perú, dedicada a la difusión del conocimiento, el arte y la cultura, y editora de la revista Kcreatinn. El sitio ofrece información sobre cómo obtener cualquiera de los números ya publicados y convocatorias a los futuros. Poesía Emergente http://www.poesiaemergente.com.ar Revista virtual para difundir la literatura y en particular el género lírico. Es administrado por el grupo Nueva Literatura Correntina y dirigida por la escritora Alicia Herrero. Se aceptan colaboraciones desde todo el globo y se actualiza cada tres meses. Diseño sencillo, fácil de cargar y con una selección exquisita de obras. |||||||||||||||||||||||||||||| ESPECIAL ||||||||||||||||||||||||||||| === Víctor Montoya ======================================================== === Cuentos violentos Manuel Cabesa ================================== Cuentos violentos Víctor Montoya Narrativa Ediciones Luciérnaga Estocolmo, 2006 ISBN: 91-631-9103-2 100 páginas Una doble reflexión me asalta al leer el volumen Cuentos violentos (Estocolmo, Suecia: Ediciones Luciérnaga, 2006). La primera es la más sencilla de expresar: resulta que entre los latinoamericanos, aún persiste ese gran desconocimiento de lo que actualmente se escribe en nuestros respectivos países. De no ser porque Montoya visitó Maracay el 25 de abril pasado, a esta altura no supiéramos quién es, y su obra sería totalmente desconocida entre nosotros. Mientras hablábamos con un grupo de amigos, nos dimos cuenta de que es Montoya el primer autor boliviano realmente contemporáneo del que tenemos noticia; el otro de quien he oído hablar es de Augusto Céspedes, quien es autor de mediados de siglo pasado, autor de una novela reconocida en su tiempo llamada El metal del diablo. La noticia que ahora manejamos de Montoya es que nació en La Paz en 1958, y que por causas políticas tuvo que exilarse en Suecia desde 1977, luego de pagar cárcel y torturas a manos del régimen dictatorial de Hugo Banzer. Ya en Europa realiza estudios de pedagogía y comienza a desarrollar su obra literaria, que hoy día cuenta con títulos como Días y noches de angustia (1982), El laberinto del pecado (1993), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003), por sólo mencionar algunos de los más destacados, además de estos Cuentos violentos cuya primera edición vio luz en 1991. La segunda reflexión es más ingrata. ¿Cómo expresar el cúmulo de sentimientos contradictorios que siente el que se acerca a este delgado volumen? La violencia ha acompañado cada capítulo de la historia latinoamericana. Una violencia que se impone para que el mundo permanezca tal y como está, donde unos pocos gozan de privilegios que la mayoría nunca llegarán a disfrutar. Lo interesante de estas historias que nos trae Montoya es que, aunque están tamizadas por una escritura sobria y bien cuidada, su basamento es real, y muchas veces autobiográfico. Impacta por ejemplo “La letra con sangre entra”, que recrea los amargos días de un niño que debe sufrir, a manos de su maestra, todo tipo de maltratos y vejámenes para que comprenda la importancia de la educación. Frida A. Oswald, prologuista del libro, nos comenta: “ ‘La letra con sangre entra’ es una historia real, donde el talento estilístico del autor logra metaforizar la imagen de la Madre en una tríada simbólica de la dictadura: la Madre biológica, a quien se ama y se obedece; la segunda madre, profesora que disciplina con violencia, control y poder; y la tercera Madre, quien tiene el poder total de acción sobre todo individuo. Las dos primeras Madres convergen hacia una figura permanente y segura de una tercera Madre, la Madre Patria, donde las tres representan, casi asociadas, una forma unitaria de autoritarismo, poder y violencia”. Este relato y “El tablero de la muerte” que abre el volumen y recrea la muerte de Atahualpa a manos de los conquistadores, son los únicos que se refieren a un mundo ficcional más personal, el autobiográfico en el primero y la recreación histórica en el segundo. Los demás, pienso, funcionan más como testimonios de una realidad muy concreta: la brutal represión contra campesinos, obreros y activistas políticos a manos de policías, militares y cualquier otro que por algo de dinero ponga en práctica las formas más sádicas de la violencia. Las descripciones que hace Montoya de la tortura que sufren varios personajes es simplemente escalofriante: “Los torturadores la tiraron contra el piso sanguinolento. La volvieron a levantar por los brazos. La sujetaron contra la silla y la golpearon delante de su hija, una niña de unos cinco años, quien, aterrada por la bestialidad humana, fue obligada a mirar cómo un torturador tiraba con pinzas de los pezones de su madre, mientras otro le introducía el cañón del fusil por entre las piernas. La niña lloraba a gritos, a medida que su madre era insultada y agredida con objetos contundentes”. Podríamos pensar que estos relatos se refieren a una época muy concreta: esa larga noche de dictaduras que ensombreció a casi toda Suramérica, y de la cual hay relatos y novelas muy contundentes escritas por autores de la importancia de un Fernando Alegría, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Manuel Scorza, entre otros. Y sin embargo, quién dice que mantener vivas estas lecturas no es importante para evitar que esos grandes pecados de la historia se repitan nuevamente. ** Manuel Cabesa hjsherman@hotmail.com Narrador, poeta y ensayista venezolano (Caracas, 1960). Perteneció al Taller de Poesía del Celarg y ha colaborado con las principales páginas literarias de la región y del país. Ha publicado el poemario Vida en común (1985), la antología El acto y el lugar de la poesía. Una antología de arte poética venezolana (Maracay, 2002) y el libro de cuentos Falsificciones (Villa de Cura, 2004). Reside en Maracay, Aragua. === En el exilio Marcos Veroes ======================================= Cuentos en el exilio Víctor Montoya Narrativa Baile del Sol (http://www.bailedelsol.org) Estocolmo, 2008 ISBN: 978-84-96687-71-4 142 páginas Cuando leemos los cuentos de Víctor Montoya tenemos la impresión de que no vamos a encontrar nada asombroso, y menos aun, algún elemento truculento. Efectivamente es esto lo que ocurre, pues el placer está en la anécdota por la anécdota misma, por el mismo placer de contar. Sin embargo, la cosa no es tan llana como aparenta ser de entrada, pues la organicidad y correspondencias entre las distintas narraciones va haciendo un círculo de una voz narrativa que traslada de un lugar a otro con todo un cúmulo de agresividad y violencia que vamos a ver acrecentada en otro libro de título más explícito como lo es Cuentos violentos. Los temas del libro que nos ocupa van desde la voz narrativa de quien ultimó al Che, pasando por quien de manera enfermiza duerme con una pistola, hasta llegar al nieto de una loca, quien está encerrado en un manicomio presumiblemente por estar enamorado. Referencias a otros relatos, a otras manifestaciones del arte, conforman una urdimbre narrativa para lectores de mayor recorrido. Cuentos en el exilio habla precisamente de lo que quedó atrás, antes del estado de quien está forzosamente lejos de aquello que le pertenece íntimamente. Al fin y al cabo el exilio es un estado emocional y mental. La ciudad de Estocolmo podría ser Caracas, Río de Janeiro o Ciudad de México, es decir, cualquier ciudad en la cual los encuentros ocurren, los enfrentamientos se suceden y los amores momentáneos se gestan. Otro elemento que se comporta como hilo conductor en estos cuentos es la presencia de la violencia. Las situaciones se generan a partir de una mirada, una acción premeditada o de un cliché, producto de la apariencia, el color de piel o el sexo. Es violenta la conquista, el amor, las relaciones, la ciudad, el recuerdo. La violencia no se presenta de golpe como solemos creer. Pareciera que la voz que organiza estos relatos está administrando el aliento para una narración de prolongado tenor. No nos extrañaría toparnos con una novela de este autor en los años venideros, pues así lo demuestra en estas cortas narraciones estructuradas en función de un lenguaje que pareciera tener todo el tiempo del mundo para contar. ** Marcos Veroes marcosveroes@hotmail.com Escritor venezolano (Barquisimeto, Lara, 1965). Graduado en el área de Castellano y Literatura, es también Magíster en Literatura Latinoamericana. Ha publicado un libro de cuentos, Vencedores (1986), en la editorial La Liebre Libre. Colabora de manera eventual en diarios y revistas. Ha dictado talleres de lectura y creación en la ciudad de Maracay donde reside desde hace cuarenta años. === Cuentos en el exilio Adolfo Cáceres Romero ======================= Ningún título podría ser más preciso y adecuado a estos cuentos —que nacieron en el exilio— que el elegido por su autor. Víctor Montoya los perpetúa como producto de una síntesis de su labor creativa, lejos de su natal Bolivia, para permitirnos celebrar su palabra una vez más. Treinta y un años de estar en una Suecia que lo acogió en una etapa difícil de su vida, marcan las páginas de este singular libro de cuentos. En él se fijan no sólo sus experiencias a partir de su excarcelación, como refugiado político, sino también sus anhelos y, sobre todo, la prodigiosa talla de su fuerza creativa; entonces, sus páginas son mucho más que el testimonio de un exiliado que sufrió la rutina de torturas que lo llevaron al límite del dolor, la angustia y el rencor. Su cuento “En el país de las maravillas”, sorprende por concentrar en su argumento una réplica que emerge de las sombras del miedo, donde los sicarios pernoctan entre gemidos y salpicaduras de sangre de sus víctimas, hasta que el suplicio quiebra el silencio del héroe, con los gritos de una mujer que significa mucho para él. Qué cuento más desgarrador éste que, a pesar de todo, tiene un final más afortunado que el resto del volumen. Nos resulta difícil elegir un cuento que sobresalga de entre los 40 que nos ofrece Víctor Montoya, pues todos llevan el indiscutible toque de su talento, casi siempre con la impronta del dolor, el desasosiego y la violencia, pues hasta la fantasía se hace pesadilla en los sueños de sus protagonistas. Cuando de crear se trata, no es nada fácil hacer una obra de arte endulzando el acíbar de lo vivido; como tampoco es fácil sublimar el horror, como si éste sólo fuera una experiencia pasajera. Vargas Llosa considera que es como practicar un exorcismo. Las heridas del alma difícilmente cicatrizan, que en la mayoría de los casos es como decir nunca. Cuando Javier Claure le pregunta el porqué de sus finales trágicos, Montoya le responde: “No lo sé, pero estoy convencido de que sería incapaz de escribir una historia que tuviese un final feliz, porque considero que la vida real no siempre es así”. Para entender el periplo estético de estos cuentos, situados en el torrente creativo que los anima, me atrevo a decir que habría que leerlos, si no al azar, empezando por los últimos, porque ahí se suelta la honda imaginativa que, con la argamasa de sus experiencias, resume la secuencia que nos abre a un mundo de palabras difícil de olvidar; mundo que a pesar de ser violento y despiadado, como el que encontramos en su “Asesinato en invierno”, digo “su” porque nadie sino él, como víctima de persecuciones y vejaciones, pudo concebirlo con todo su trágico patetismo; trágico y sin concesiones, como si hubiera sido arrancado del ámbito helenístico de Esquilo o de Eurípides. Así, estos cuentos se hacen catárticos, para dejarnos meditando en los entramados vericuetos de la vida. Y precisamente es la vida que fluye en estas páginas, ya sea dentro del más puro realismo o, también, en la fantasía que no es muy común en la narrativa boliviana de hoy, pero que en Montoya adquiere un relieve originario, con la sustanciación del mito en su sello popular, como lo apreciamos en “El tigre de Bengala”, “La veleta del diablo”, “Con el Diablo” y “El mago de la botella”, donde hasta los sueños cobran un hálito de realidad. Por lo general los críticos comienzan a filiar la obra de un autor en relación a sus modelos; desde luego que Víctor Montoya los tiene y hasta nos da a entender cuáles son, cuando Javier Claure, en su Víctor Montoya, con el fuego en la palabra, le induce a hablar de la “creación literaria y (el) compromiso”. Podemos afirmar que en estos cuentos en el exilio, Montoya se autentifica, y define como parte de la conciencia crítica de su tiempo y sociedad. No es un escritor político, pero sabe bien lo que tiene que decir. Según nos revela: “El escritor, como cualquier otro individuo, define su compromiso social a partir de su conciencia y de la realidad que le toca vivir”. Es lo que caracteriza las obras de Paz, Neruda, Cortázar, Vargas Llosa, Fuentes, García Márquez, como lo hacían Brecht y Sartre y Bulgákov, y lo siguen haciendo Kundera, Rushdie y Pamuk. Como ciudadano de un país arrasado por las dictaduras, despojado y explotado por las oligarquías vendidas al imperio capitalista, Montoya no vacila en revelarnos lo que piensa y siente. Ojo, su palabra no es proselitista, tampoco sus obras son de mera recreación. Su objetivo apunta a la conciencia del lector, lo que no quiere decir que procure generar un impacto ideológico o social, desde alguna agrupación política. Montoya es, ante todo, un artista. Y así lo apreciamos en el singular manejo de sus temas, donde el poder de la imagen simplifica su lenguaje; su humanismo se hace vital en el retrato de sus personajes. Sentimiento y poesía se desprenden de su ser sustancial, para trascender más allá de su propia existencia en cada uno de sus cuentos. Su serie de pesadillas, secuencializadas del I al III, no son resultado de los sueños fantásticos de Borges, aunque su lenguaje encuadre con lo mejor de ese maestro. Son auténticas pesadillas provocadas por el hombre, y que Montoya las refleja como “un acto solitario”, donde su escritura no deja de ser “un arma de protesta y denuncia contra las discriminaciones raciales, las injusticias sociales y los poderes de dominación que arremeten contra los derechos humanos”; entonces sí entendemos mejor la temática de este volumen de cuentos, sobre todo de los que, como “Asesinato en invierno”, nos hablan de su nueva vida de exiliado. No sería nada raro que alguien se atreviera a decir que Víctor Montoya instrumentaliza la literatura, precisamente porque no cree “en la literatura por la literatura, sino en una literatura cuya función consiste en revelarnos el contexto histórico que nos toca vivir, con todas sus grandezas y miserias”. Decimos “precisamente”, porque tanto el diseño, como la estructuración desde el lenguaje y el sentimiento que anima los Cuentos en el exilio, están por encima de toda limitación que haga de la obra un mero instrumento de denuncia. Es fácil advertir que estos cuentos, como obras de arte, fueron motivados en una experiencia de vida. Y así brotan y se dan más allá, inclusive, del propósito inicial de su creador. Y no sólo por estar comprometido y definido en las situaciones que narra, sino por la fuerza imaginativa que lo singulariza. Por ejemplo, en sus cuentos “Don Quijote”, “Van Gogh”, “Yo maté al Che”, el testimonio no se repite ni se define como una reminiscencia anecdótica: nace, se siente e intuye a partir de la animación del relator, de modo que su desenlace, a pesar de salir de la imaginación del autor, se hace más humano, dinamizado en un imaginario diestramente elaborado. ** Adolfo Cáceres Romero caceres_adolfo@hotmail.com Escritor y crítico literario boliviano (Oruro, 1937). Ganó el Premio Nacional de Cuento de la Universidad Técnica de Oruro (http://www.uto.edu.bo; 1967) con “La emboscada”, cuento que fue traducido al alemán, noruego, inglés, francés, japonés y croata. Ese mismo año ganó el Premio Municipal de Literatura, en Cochabamba, con su libro de cuentos Galar (1968); Premio “Franz Tamayo” de la Alcaldía de La Paz (http://www.lapaz.bo), con su libro Entre ángeles y golpes (1982); mención de honor de la Editorial Atlántida (Buenos Aires) por su cuento “Los ángeles del espejo” (1982), traducido al alemán. Es autor de las novelas La mansión de los elegidos (1973), Las víctimas (1978), La saga del esclavo (2006) y Octubre negro (2007); de los libros de cuentos Copagira (1975), Los golpes (1983), La hora de los ángeles (1987) y Entre ángeles y golpes (2001). También es autor de La nueva historia de la literatura boliviana (tres volúmenes: 1987, 1990, 1995) y del Diccionario de la literatura boliviana (1997). ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Notas sobre la actual narrativa venezolana ============================ === Valmore Muñoz Arteaga ================================================= A mi amigo Roberto Echeto Antes de comenzar a desarrollar lo que indica el título de este texto, quisiera dejar algo en claro, en especial a Roberto. Con enorme seguridad puedo certificar que este texto no está escrito correctamente. A veces la pasión no nos permite la objetividad necesaria para mentir; como consecuencia de ello, hay quienes puedan pensar que es una declaración de enemistad con proyección hacia la militancia. Debo dejar claro que no es ese el espíritu que mueve este escrito. El espíritu que lo mueve es el del agradecimiento. Sí, puede que ese espíritu esté oculto soterradamente entre un marasmo de inexactitudes lingüísticas; pero, como responsable directo de muchas de las palabras que aquí explayo, les garantizo que es —inequívocamente— puro agradecimiento. No sólo a Roberto Echeto a quien aparece dedicado, sino a todos los hombres y mujeres que, directa o indirectamente, están involucrados en este momento esplendoroso de nuestra literatura. Porque, y aquí va la primera muestra de apasionamiento irracional, nunca había sentido a la literatura venezolana más mía como en estos tiempos. No sé cuándo comenzó a ocurrir esto, pero comenzó y es lo que realmente me importa. Lo cierto es que de un tiempo para acá, en los anaqueles de las principales librerías del país, hemos comenzado a ver cómo ha venido creciendo la producción literaria en Venezuela. Hay que acotar que este momento lo está protagonizando el género narrativo. Importantes editoriales nacionales e internacionales han apostado por una nueva camada de autores que, hay que dejar de una vez en claro, su calidad literaria se corresponde con este esfuerzo editorial. Nombres como los de Israel Centeno, Federico Vegas, Oscar Marcano, Alberto Barrera, José Irimia Barroso, Eloi Yagüe, Juan Carlos Méndez Guédez, Gisela Kozak, Fedosy Santaella, Rodrigo Blanco Calderón, Miguel Gomes, Sonia Chocrón, Salvador Fleján, Héctor Torres, María Ángeles Octavio, Karl Krispin, Norberto José Olivar, Roberto Echeto (podría continuar hasta llenar no sé qué tantos folios) comienzan a hacerse conocidos. Sus nombres nos empiezan a resultar familiares, no sólo por los libros que exhiben las librerías, sino porque sus firmas se han vuelto constantes en periódicos, revistas, blogs, páginas web y tantos otros recursos de los cuales se han servido para mostrar que existe una literatura venezolana que presenta atributos necesarios para salir a competir (aunque no escriben para ello) con otras propuestas hispanoamericanas. Eso lo demuestran los premios obtenidos, entre otros, por Alberto Barrera y Boris Izaguirre. En un ensayo escrito por Roberto Echeto y que lleva por nombre, muy a la sazón por cierto, “La literatura venezolana no va detrás del camión de la basura”, hace un recorrido pormenorizado acerca de las causas que han originado este ¿boom? de nuestra literatura. Roberto puntualiza en los siguientes aspectos, pero antes de entrar en esta parte coloco un compact de Motörhead, Another Perfect Day, para que la dedicatoria sea completa. Ya dicho esto, entro en los puntos que plantea Roberto. 1. El momento que vive nuestra literatura ha echado por el suelo los viejos mitos que hacían vida en las siguientes ideas: a la gente no le gusta leer, por lo tanto el mercado es reducido; en Venezuela no hay escritores; que la literatura, no sólo venezolana, es aburrida. Si bien es cierto que, en otros países hispanoamericanos como Argentina, Colombia y Chile, se lee más que en Venezuela, no es del todo cierto que aquí no se haga. La proliferación de librerías, talleres y concursos literarios, páginas web y blogs literarios parecen contradecir el mito. De hecho, muchos escritores con los cuales he mantenido algún contacto me han manifestado que algunos de sus libros están agotados. A menos que ellos mismos los hayan comprado y luego desaparecido en una hoguera en el patio de sus casas, debo suponer que fueron vendidos a unos lectores que, en la mayoría de los casos, no tenían conexión alguna con los autores. Porque, salvo Roberto Carlos, nadie tiene ni quiere un millón de amigos. 2. La situación social, política y económica que vive el país ha hecho que, de alguna manera, los venezolanos abandonen un poco ese afán “rumbero” y lo desvíen hacia la introspección apuntando hacia actividades como la lectura y el cine (porque este es otro punto digno de tomar en cuenta). 3. El ámbito editorial también ha sido un punto de resaltar. Roberto nos recuerda algo de lo que no les gusta hablar a los escritores románticos, o sencillamente, los escritores que saben muy bien que no venden nada, y es que la literatura también es un negocio. Las editoriales invierten un dinero y esperan, nadie puede culparlos, ver las ganancias de lo que han invertido. Esto es tan real como el grito que me acaba de dar mi esposa por el escándalo que tengo armado en el estudio. Procedo entonces a bajar un poco el volumen a Motörhead. Habiendo asegurado el almuerzo y llegar a la noche con vida, continúo con las editoriales. El hecho de que empresas como Alfaguara, Planeta, Norma, Grijalbo-Mondadori, entre otras, muestren interés en los escritores venezolanos sólo puede significar dos cosas: en ellos hay calidad y que, para variar, pueden vender sin repetir los inicuos esquemas de Paulo Coelho. 4. La crítica literaria. Qué se puede decir de ella. Creo que Roberto ha descrito inmejorablemente la razón de ser de la crítica literaria, así que procedo a robarle la idea: “Los críticos literarios encienden sus pipas, se tocan sus quijadas y escriben desde sus cubículos universitarios para que los lean otros especialistas que también encienden sus pipas y se tocan sus quijadas en sus respectivos cubículos universitarios”. Debo decir acá que el comentario de Roberto no es del todo cierto, nuestros críticos no sólo se limitan a encender pipas y toquetearse las quijadas. No, además de ello, algunos toman vino mientras escriben, otros café, otros whisky, algunos más bohemios se lanzan con una cervecita. No todos fuman pipa, hay quienes fuman cigarrillos, eso sí, nadie les puede negar que sus rostros son severos, circunspectos, hasta da la impresión de que saben lo que están escribiendo. No como yo, por cierto, que le temo obsesivamente a tener la cara seria, dicen que las consecuencias son truculentas, aunque, hay que aceptar, nadie se ha devuelto. 5. Por último, los propios escritores. Roberto toca, entre otras cosas, algo que creo fundamental. La humildad, no sólo la humildad en el carácter, sino la humildad en aquello que escribo. La literatura que hoy se edifica en Venezuela es una literatura, se me ocurre ahora sintonizarme con el país, democratizada, es incluyente. Una literatura sin complejos, dispuesta a abrirse espacio en quien la tome. Por ello coloqué hace un rato que por primera vez siento mía a la literatura venezolana. Sobre este último punto quisiera agregar algo del anecdotario personal. Soy profesor de literatura en la Universidad Católica Cecilio Acosta y en el Colegio Alemán de Maracaibo. Entre los libros que pedí para leer durante el año escolar está la antología realizada por Antonio López Ortega para Alfaguara llamada Las voces secretas. Paralelamente, los muchachos han leído cuentos que he sacado de Ficcionbreve.org y algunos textos dispersos en blogs y páginas web. La semana pasada los chamos leyeron, entre otras cosas, el cuento “La escopeta”, de Roberto Echeto. Luego de leerlo y de escuchar, debo confesar con henchida emoción, las risas cómplices de los chamos, pregunté lo que se pregunta en estos casos: ¿Qué tal? La respuesta casi masiva fue: “¡Valmore, ese coño es como uno!”. No creo que se necesite explicar el significado de esas palabras. Creo, y estoy seguro de no equivocarme, que para un escritor esto tiene que ser más importante que cualquier palabra proveniente de un circunspecto fumador de pipa y toqueteador de quijadas. “Ese coño es como uno”, pero por Dios, en el tiempo que llevo como profesor, nunca había escuchado algo más conmovedor. Y esto, gente que me lee, y en especial, mi amigo Roberto, no es una victoria pírrica, mucho menos de mierda. Claro que son como uno, y lo son porque se debaten entre las mismas necesidades que nos debatimos todos en este país, pero en especial porque se arriesgaron a construir un puente, no sé si de manera consciente, con la gente, con todos. Se decidieron a escribirle, no sólo al circunspecto aquel cuya pluma se volcará en elogios o vituperios, según sea el caso o, para ser más honesto, en el tamaño de la amistad o enemistad que se profesen. López Ortega afirma en el estudio introductorio a Las voces secretas: “La nueva narrativa venezolana se debate entre el pasado y el futuro, entre el país real y el país ideal, entre los estertores de la provincia y las omnipresentes realidades urbanas, entre la cotidianidad y la trascendencia, entre la violencia colectiva y las tensiones domésticas, entre la singularidad y la duda, entre valores literarios foráneos —la larga tradición anglosajona que se desemboca en Auster, Carver, Cheever— y valores literarios de la vanguardia iberoamericana —como Bolaño, Vila Matas, Aira o Villoro. Podría igualmente admitirse como línea afirmativa (y hasta cierto punto continuadora de lo que ya esbozaban los narradores de las décadas anteriores) un interés consistente por la historia (por la necesidad de contar) más allá de las tentaciones (o desvaríos) formales. Y como ejes temáticos, la violencia individual y social, las relaciones o reminiscencias familiares, la vida en la ciudad o sus periferias, la marginalidad social, los recuerdos de infancia, las experiencias foráneas o de desarraigo”. Cómo no van a ser como uno si cuentan en sus historias nuestras historias. Las mujeres ven cómo se desnuda su cotidianidad en los cuentos y novelas de Vivian Jiménez, María Ángeles Octavio, María Celina Núñez o Milagros Socorro. Muchos inquilinos de cualquier edificio acaso no se ven reflejados en historias como las de Luis Medina o Carlos Sandoval. La violencia que vivimos a diario, la tragicómica violencia que nos escupe en la cara no es acaso la que queda al descubierto en las historias de Israel Centeno, Roberto Echeto o Eloi Yagüe. Entonces, cómo no van a ser como uno. Aquí me detengo. Acaba de terminar el CD de Motörhead y busco a los gloriosos Kiss. Pongo el Alive I. “You want the best and you got it... The hottest band in the land... Kiiiissss!!!”. Suena Deuce y la voz carrasposa de Gene. ¿Puede haber algo mejor que Kiss? No lo creo. Dejo de fondo a los carapintadas y continúo en lo nuestro. En otra valiosa antología llamada De la urbe para el orbe, hecha por Héctor y Ana Teresa Torres, para cuyo prólogo escribe Luis Barrera Linares, éste último comenta lo siguiente: “Lo que sí hay detrás de todos los textos es una indiscutible ambientación urbana de esta contemporaneidad del siglo XXI que nos ha correspondido compartir”. Una ambientación que se sustenta las más de las veces en la Venezuela que surge a partir del movimiento social ocurrido en 1989 y las fracasadas asonadas golpistas del 92 hasta la actualidad bonita. Otro aspecto que resalta Barrera Linares es que “el delineamiento y conducta de los personajes marca ya una diferencia notable en cuya explicación no puedo extenderme. Lo que sí es común a todos y todas es el desenfado con que asume cada cual la relación de su historia: aquí no hay tapujos, ni pudores, ni posiciones rebuscadas, ni facilismos eruditos ni posturas éticas prefabricadas. Ni tampoco preocupaciones telúricas o complejos hacia lo local. Como tampoco aversión hacia lo foráneo. Hay, sí, la manifiesta intención de sintonizar y encantar a los lectores y lectoras a fin de cautivar y mantener su atención”. En uno de los puntos que rescato del ensayo de Roberto Echeto hago mención de la humildad que él, y yo lo secundo en ello, distingue como característica de los escritores actuales en Venezuela. Esta humildad desnuda una faceta poco frecuente en la historia de nuestra literatura. A diferencia de pasadas generaciones de escritores, en la actualidad se reconoce a una tradición literaria y de la cual ellos son herederos. Ninguno de los que hoy se están abriendo paso desconoce los méritos de los clásicos. El respeto y consideración hacia los que les precedieron es demostrado sin ningún tipo de complejo, lo cual me permite decir que, por fin, nuestros escritores han madurado. Han comprendido que forman parte de una misma línea histórica. Se hastiaron de ese complejo de hiato con el pasado del cual llegó a hacerse gala alguna vez. Termino este escrito robando el final del ensayo de Roberto porque considero que por ahí deben ir los tiros, hacia allá debemos apuntar para mantener este esplendoroso momento: “Necesitamos inventar algo para que los que estamos interesados en la producción literaria en nuestro país no estemos solos. Necesitamos vernos, discutir, proponernos cosas imposibles... Porque a nuestra literatura, señoras y señores, le hace falta eso: aspiración, aliento, ganas, bolas, deseos de superarse y de que la conozcan en muchos lugares y no sólo en nuestro pequeño y hundido país. Puede que me digan ingenuo por decir estas cosas, pero no me importa. Las grandes acciones comienzan así, como unos raptos de ingenuidad mezclada con algo que no sé definir muy bien, pero que supongo hecho con la misma materia de los sueños. ”Ojalá que este momento luminoso de la literatura venezolana sea mejor y más largo que el que tuvo la Vinotinto hace unos meses... porque cuando aprendíamos a poner cara de ganadores, comenzamos a perder otra vez”. Que así sea. ** Valmore Muñoz Arteaga vajomar@cantv.net Docente y escritor venezolano (Maracaibo, 1973). Profesor de literatura en la Universidad Católica Cecilio Acosta y en el Colegio Alemán de Maracaibo. Ha publicado Epistolario: Mario Briceño-Iragorry-Mariano Picón Salas, Mario Briceño-Iragorry desde la vigilia y otros ensayos, Bajo la caligrafía de la noche y La memoria de la noche. === Don J. M. Vargas Vila Harold Alvarado Tenorio ==================== Hace 75 años falleció el más temido de los panfletarios colombianos. Una novela de Consuelo Triviño celebra su vida y su obra. Vargas Vila, señor de rayos y leones, callado y solitario recorre las ciudades, y ninguno alimenta rebaño de ilusiones, como este luminoso pastor de tempestades. Rubén Darío. Que yo sepa, sólo una losa de piedra, sobre una de las paredes de la fachada de una casa sita en la Carrera 2 número 12-14 de La Candelaria, le recuerda. “Aquí nació, el 23 de Junio de 1860, José María Vargas Vila, autor de Aura o las violetas”. Sus restos, si es que existen, viven en la indiferencia de una cárcava del Cementerio Central, que habrán ido a parar quién sabe dónde, entre los huesos desplazados por las políticas urbanísticas recientes, que vaciaron 18 mil sepulturas para levantar un parque que emperifolla una estatua, hueca, renacentista y ecuestre, de Fernando Botero. Fue, a pesar del desprecio y el olvido, el escritor colombiano más leído y vendido del siglo pasado, y su gloria no desmerece la de GGM, con quien más de una vez se ha contrastado. Al menos, fue tan rico y famoso como el Nobel de 1982. Murió en Barcelona en 1933, dejando a la posteridad cerca de cien libros, entre novelas, crónicas de viajes, historia, panfletos o ensayos, y a su hijo adoptivo, sus mansiones decimonónicas de París, Málaga, Sorrento, Madrid o Barcelona, donde con el más preciso y obstinado aislamiento, cumpliendo horarios de oficinista y vistiendo con exotismo se dedicó a combatir los gobiernos de Núñez, Holguines, Caro, Sanclemente, Marroquín, Reyes, Concha, Suárez, Ospina y Abadía Méndez de la República Conservadora de Colombia, y a déspotas sudamericanos como Estrada Cabrera de Guatemala, Porfirio Díaz de México o Cipriano Castro en Venezuela, con una obra que se sigue vendiendo, en el más absoluto pero galopante silencio e incluye joyas de la prosa modernista como Ibis, Ante los bárbaros, Los césares de la decadencia, Los divinos y los humanos o Rubén Darío. “La influencia de un escritor sobre su época marca, no los grados de su talento, sino los de su virtud”, dijo. Y continúa: El talento en un alma sin carácter es como la hermosura en una mujer sin virtud; un elemento más de prostitución. Claudio de Alas (1886-1918), el vate colombiano admirado por Borges que se quitó la vida en Buenos Aires cuando tenía 32 años y le conociera en New York, en 1904, ha dejado quizás el mejor retrato del Divino iracundo: “Vestido de negro azabache, era tan taciturno como la misma sombra. Sus largas e inquietantes manos rebosantes de anillos de oro, lapislázuli y amatistas parecían talladas en mármol para cincelar largas frases dignas de Hugo y D’Annunzio. Un camafeo con una serpiente egipcia, obsequio del alejandrino Kavafis y el griego Kappatos hace las veces de un alfiler de Wilde sobre su corbata de seda peinada. Un bastón de ébano con una cabeza de dragón chino, engastada en azules de Ling y platinos de Mei sirven de apoyo a su mano izquierda. Pálido y moreno, un dedo sellaba sus labios indicando silencio, con los hirsutos cabellos más negros que grises delatando una gran testa, amplios los temporales y vivas las pupilas de halcón, dominadoras, semejantes al misterio que producen las olas de la mar en noches de alta lujuria”. Nacido en aquella pequeña casa, en una de las riberas del río San Agustín, entre las viejas calles La Gallera y Las Águilas tres años antes de la promulgación de la Constitución de Río Negro, cuando la capital era apenas un pueblo frío, feo y fétido regido por los treinta campanarios de sus iglesias coloniales, con las calles infestadas de campesinos pobres y viejas mujeres viudas de las guerras civiles, seguidas de borricos y perros famélicos, los años de juventud de Vargas Vila fueron los del Olimpo Radical, cuando como periodista y agitador defendió los estados federados de Mosquera, Murillo Toro y Parra, irreductibles partidarios de la libertad de expresión, enseñanza, asociación y culto, cuyo contradictor, Rafael Núñez, tras haber leído en Spencer, rompió con el radicalismo y optó por un centralismo político y fiscal que llevó a la guerra civil de 1876-78, cuando militó con el general Santos Acosta y luego, como secretario del general Daniel Hernández —quien, perdiendo la vida y la guerra en la sangrienta batalla naval La Humareda, permitió a Núñez declarar liquidada la Constitución de 1863 y expedir la de 1886—, hubo de huir a los llanos del oriente y luego a Venezuela, iniciando un exilio que duraría toda la vida. Admirado y leído en cantinas de barrio, barberías, costureros, fábricas, universidades, tabernas portuarias, sastrerías y carnicerías, sus numerosos enemigos, intelectuales al servicio de tiranos y autoritarios, le llamaron bastardo, blasfemo, desnaturalizado, disolvente, pernicioso mientras propagaban la especie que vivía como un rey, era hermafrodita y homosexual, misógino, anarquista, terrorista e impotente. Lo cierto es que fue un formidable defensor de la libertad con la palabra escrita. Nadie como él, quizás con la excepción del granadino Isaac Muñoz (1881-1925), cuyo exotismo, perversidad y lujuria de estilo le es equiparable, hizo que las ideas y las maneras de ver el mundo de artistas y pensadores laicos ascendieran hasta las voluntades de millares de intelectuales campesinos, jornaleros, analfabetos, desposeídos y desocupados que aspiraban a ser tan libres como Jorge Amado, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier, Guillermo Cabrera Infante, José Vasconcelos, Francisco Umbral, Ramón Gómez de la Serna, Gabriel García Márquez, José Donoso, Jorge Zalamea o Ramón del Valle Inclán, ese puñado de sus admiradores, que reconocieron que sin él y sin su prosa, no habrían existido. Una prosa lírica cuya eficacia no hay que buscar entre las sábanas, sino en su fluir subversivo contra lo establecido, los discursos oficiales hegemónicos cuyos designios nacionales se sustentan en nociones como la familia burguesa, las tutelas morales de las iglesias y la centralización de los poderes que explotan, excluyen y reprimen el cuerpo social y el individuo. Por eso Vargas Vila violenta la ortografía, la sintaxis y la prosodia del español de Caro y Cuervo, abundando en adjetivos, modificando el uso de mayúsculas, minúsculas, la puntuación, salpimentando con hipérboles, galicismos, neologismos y metáforas sinestésicas sus extensas ráfagas de fuego y hielo, citando al por mayor del latín y el griego, cuando no del italiano, francés e inglés, lenguas que quizás no bien conocía. Que casi 150 años después de haber nacido se publique una novela que indaga en los apuros de su alma en lucha contra los día a día de su tiempo, demuestra su vigencia. La semilla de la ira, de Consuelo Triviño, con un preciosismo que perpetúa la prosa en primera persona de José Fernández, el alter ego de José Asunción Silva, en De sobremesa, repasa los tormentos de la conciencia del asceta profano en varias de sus residencias en la tierra, ofreciéndonos un retrato de su alma que no había imaginado la crítica hasta hoy. La de un esteta consumado que hace de la búsqueda de la libertad un instrumento para alcanzar eternidad con el arte de las palabras, la más grande y destructora arma que ha inventado el hombre. Una auténtica novela de época, deliciosa en su ritmo lento y circular; una obra de arte tejida con esmero a partir de las investigaciones que la novelista ha realizado durante los más de veinte años que lleva viviendo en España, luego que en Colombia le fuera negada la sal y el agua en varias de las universidades donde quiso prestar su concurso. La prosa de Triviño es magistral e incisiva: “He llegado a comprender —dice Vargas Vila en La semilla de la ira¬— que a estas repúblicas las matan no las doctrinas conservadoras sino los intereses, la ambición y la codicia que se ocultan tras la fachada de la tradición y las buenas costumbres. La enfermedad que corrompe el cuerpo social no es la miseria, sino el miedo. Cuando nadie se atreve a decir la verdad y todos huyen al chocar contra ella, la sociedad se lanza por un precipicio. En Colombia sólo tienen cabida el bufón y el canto adulador de los juglares al servicio de los tiranos de turno. Si por azar del destino lleva hacia aquellas geografías a un hombre capaz de desvelar tanta ignominia, todos le vuelven la espalda; los periodistas, pagados por los poderosos, impiden que su verbo candente llegue hasta la multitud. Sin embargo no hay nadie que no declare vivir esperando una revolución...”. En una época como esta, sometida al tira y afloja del pensamiento único que notifica una globalización arbitraria cuyos señores son las grandes empresas de un capitalismo sin rostro ni propósitos, doblegada por la corrupción, el lucro, el trapicheo y la discriminación; donde nada ni nadie parece ya importar, sólo el dinero y su plaza de mercado, el panfleto parece el instrumento más idóneo para despertar al hombre del letargo. Cada día, quienes orientan el mundo están más coléricos, más mordaces, mas emponzoñados contra los establecimientos y las ambiciones de los poderosos. Cada día el arte y las literaturas, la música y el cine, eligen la postura de un alma como la de Vargas Vila en la novela de la señorita Triviño: un gran silencio para gritar más fuerte contra los enemigos de la libertad. ** Harold Alvarado Tenorio alvaradotenorio@telesat.com.co Escritor colombiano nacido en Buga (1945). Doctor en Letras de la Universidad Complutense de Madrid. Dirigió el Departamento de Español y las Latin American and Spanish Writers Series del Marymount Manhattan College (Nueva York, EUA), así como el Comité de Redacción de la revista China Hoy (Beijing, China). Es profesor titular de la Cátedra de Literaturas de América Latina y director del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia. Dirige actualmente la editorial y la revista de poesía Arquitrave (http://www.arquitrave.com). Ha publicado Summa del cuerpo (2002); Fragmentos y despojos (2002); Literaturas de América Latina (1995); Ensayos (1994); Poemas chinos de amor (1992); La poesía de T.S. Eliot (1988); Espejo de máscaras (1987); Una generación desencantada: los poetas colombianos de los años setentas (1985); Kavafis (1984) y Cinco poetas españoles de la Generación del Cincuenta (1980). Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Internacional de Poesía Arcipreste de Hita. Su obra ha sido publicada en inglés, francés, italiano, griego, chino, alemán y portugués. === Personajes de la literatura y la música checas ======================== === Juan Franco Crespo ==================================================== El 20 de enero de 2008 aparecían dos sellos dedicados a los autores checos Karel Klostermann y Josef Kajetán Tyl (Carlos y José Cayetano, respectivamente), personajes que entroncan con varias disciplinas, entre ellas la música y la literatura. Josef Kajetán Tyl (Kutná Hora, 4 de febrero de 1808; Pilsen, 17 de julio de 1856). Este dramaturgo y periodista, fundó y dirigió las revistas Antaño y Hogaño, Flores Checas y El Mensajero de Praga. Estudiante de teatro, pronto dejó la escuela de Hradec Kralove y se enroló en el teatro ambulante donde aprendería la técnica narrativa que le llevó a crear algunas de las grandes piezas teatrales de carácter nacional. A Praga llegó en 1830, comenzó su trabajo en el Teatro Estatal, primero como actor y luego como líder del Renacimiento Nacional Checo. De esa época son algunas de sus famosas historias cortas que se publicaron en Kwety Èeske (aún se edita bajo el nombre de Kvety). Escribió toda una pléyade de piezas costumbristas, de las que sobresale La fiesta de los zapateros (1834); ahí destaca la canción “Dónde está mi patria” que acaba convirtiéndose en himno nacional de la República Checa como Kde domov muj? Musicalizada por Frantisek Jan Skroup, exitoso compositor y director de la ópera de Praga, bajo el nombre de Fidlovacka. De nuevo sonó, como manifiesto, en una representación, el 9 de junio de 1917: el auditorio se levantó y empezó a cantar; significó el inicio de la liberación nacional del 28 de octubre de 1918. También en la “Primavera de Praga” y en la “Revolución de Terciopelo” en noviembre de 1989, reconocido de manera popular como himno nacional, lo sería de manera oficial a partir del 1 de enero de 1993 cuando Checoslovaquia se convertía en dos repúblicas: Chequia y Eslovaquia. Estrenada el 21 de diciembre de 1834, fue tachada de folklórica y vulgar, su autor ridiculizaba a los burgueses de la capital checa de su tiempo; sin embargo, durante décadas, fue una canción muy popular. Una segunda parte, inspirada en los célebres Montes Tatras, es una popular pieza del folklore eslovaco (el himno de Eslovaquia es obra del poeta Janko Matúska). Una adaptación libre del himno checo sería: “¿Dónde está mi patria? ¿Dónde está mi patria? ¿Dónde está mi patria? Murmullo de aguas por los prados, susurro de bosques por las rocosas colinas resplandor primaveral que florece en los huertos. ¡Paraíso terrenal para extasiarse! Este es un hermoso país. El país checo, mi patria. El país checo, mi patria”. Siguieron La hija del incendiario (1846); El gaitero de Strakonice (1847), gracias a ella, la población situada al sudoeste de Praga es conocida como “la ciudad de las gaitas” en honor de Svanda el gaitero, personaje principal de la obra (musicalizada por el compositor Jaromír Weinberger), allí tiene lugar el Festival Internacional de Gaitas; Jan Hus (1848), sus ideas inspiraron el levantamiento husita del siglo XV. En el año revolucionario de 1848 fue elegido diputado al Parlamento en Viena, hecho que le marcó políticamente: tachado de “subversivo”, fue obligado a abandonar su actividad al frente del Teatro praguense; acaba muriendo en la pobreza a los 48 años en la cervecera ciudad de Pilsen cuyo espléndido teatro lleva su nombre. En la ciudad vieja de Praga, cerca del mercado de frutas, encontraremos el Teatro Tyl (abrió sus puertas en 1783 como Teatro Nostitz, está considerado el más viejo de la ciudad y varias veces cambió de nombre, con la última, volvió a uno de sus anteriores Teatro Estamental, Teatro de Estamentos o Stavovské Divadlo). A lo largo de su corta, pero productiva vida, realizó varios trabajos, al margen de escritor, fue actor, periodista, crítico y político. Cuando escribió su obra, los checos eran una minoría integrada en el imperio austro-húngaro, entonces la lengua dominante era el alemán. Eran tiempos difíciles, pero supo despertar y mantener el interés de las masas populares hacia una literatura sana, estimulando a los jóvenes y recordándoles la gloriosa historia de la nación checa. El sello que le dedicó el correo checo aparece en el clásico retrato ovalado (en 1956 ya le honraron con otro facial, entonces bajo la denominación de Checoslovaquia); el matasellos especial, aplicado en su ciudad natal, estaba ilustrado con las clásicas máscaras teatrales; en el sobre se emplearon diferentes motivos alusivos al teatro y algunos dibujos centrados en la música: violín, lira y flauta. He aquí una bibliografía, incompleta por lógica limitación de espacio: Los músicos callejeros (1833); Fidlovacka (La feria, 1834) de donde salió el himno nacional musicalizado por Skroup; Cestmir (1835); Una peregrinación de artistas checos (1836); Rozina Ruthardova (1838); El decreto de Kutná Hora (1841); El director de teatro (1842); Mariana, la madre del regimiento (1844); El último checo (1844), novela sentimental de carácter patriótico; El violinista loco (1844); María (1845); El pobre prestidigitador (1847); El gaitero de Strakonice (1847); Dalimil (1847); Los mineros de Kutná Hora (1848), considerado el primer drama social aparecido en la literatura checa; Los brandemburgueses en Bohemia (1848); Drahomira (1849); Zizka de Trocnov (1849); La visita de Jorge (1849); La tarasca (1849); La driada (1849); Los pobres (1849), etc. Karel Klostermann nació en Haag am Hausruck (Alpes austriacos) el 15 de febrero de 1848 y falleció el 17 de julio de 1923 en Susice (Steken). Uno de los grandes prosistas checos, sus piezas teatrales se inspiraron en la vida de los pobladores de la región de los bosques de Bohemia (montañas de Sumava, actualmente parque natural), cuyas leyendas y tradiciones narró con extraordinaria maestría; sobre todo la vida de leñadores y granjeros. Es uno de los grandes representantes del realismo checo; poco después de su nacimiento, la familia se trasladó a Susice, donde el padre, que era médico, trabajó para Marshal Windischgraetz, que murió en 1862. Entonces se mudaron a los montes Kasperske (Kasperské Hory), en donde su padre trabajó atendiendo a los buscadores de oro que acudían a la región. Estudió en la Escuela Superior de Gramática (Liceos) de Klatovy y Písek; poco después llegó a la Facultad de Medicina de Viena en donde finalizaría su formación; fue editor de la revista Wanderer. Durante varios años trabajó como profesor de alemán y francés en la Escuela Real (Liceo) de Písek, donde inició su carrera como escritor en lengua alemana y luego en checo; está considerado uno de los más grandes escritores de su tiempo. Publicó más de 150 obras y su novela cumbre fue Mlhy na blatech; los últimos días de su vida los pasó en Steken (cercanías de Strakonice). En Klostermann encontramos claras influencias de Stifter y Tolstoi, su actividad literaria se inició en 1880 con Böhmerwaldskizzen (Esbozos de la Selva de Bohemia), se decantó por el estilo realista y directo, con cuidadísimas descripciones de la naturaleza y sus habitantes. Siguieron En el paraíso de Sumava (1893); Del mundo de la soledad de las montañas (1894); Los vidrieros (1897); Tinieblas sobre Balta (1909); ¡Ecce Homo! (1915), en donde dramatiza el eterno conflicto del amor y el deseo en el personaje del religioso Vendelin Zbonek. La Rapsodia Sumava (“Dos guardias”) está centrada en Susice, zona prácticamente impenetrable durante el régimen comunista ya que es frontera natural con Austria y Alemania, de ahí que su flora y fauna permaneciera casi inalterada. La pequeña aldea de Srni es la cuna de los antepasados de este escritor (padre alemán y madre francesa) que fueron campesinos reales (exentos de servidumbre de gleba, gozaron del privilegio de utilizar libremente los frutos del bosque a cambio de servicios de vigilancia en la zona fronteriza); en su cementerio pueden leerse muchos de los nombres de los personajes que aparecen en su prolífica producción de cuentos y novelas. En el castillo de Kasperk hay una muestra permanente sobre su vida y su obra. En esta zona se inspiró el gran Bedrich Smetana para su celebrada composición de los primeros tonos del Vltava (ciclo de poemas Mi Patria). Tienen un facial de 11 coronas (Klostermann, 160 aniversario de su nacimiento) y 14 coronas (Tyl, bicentenario de su natalicio); realizados por Jan Kavan, grabados por Václav Fajt, se imprimieron en la Imprenta del Correo de Praga en hojas de 50 ejemplares, tamaño 23 x 30 mm. El sobre de primer día fue cancelado en Steken, en el matasellos aparece una doble cruz adornada con una serie de utensilios mineros, en la ilustración del sobre, pluma, flora, setas, libro, quevedos, zuecos de madera, casa tradicional montañesa, etc. Mayor información: www.mpo.cz/dokument40343.html • www.radio.cz/espanol Nota: Agradecemos a Jana Ondrakova, de la Redacción Española de Radio Praga, su corrección y sugerencias para el presente trabajo. Cualquier error es responsabilidad del autor. ** Juan Franco Crespo lacandon999@yahoo.es Docente e investigador español (Alhama de Granada, 1953). Profesor de primaria, licenciado en geografía y estudios de doctorado en historia de América. Ha colaborado regularmente desde los años 70 con publicaciones especializadas del mundo de las comunicaciones, como WRTH (Dinamarca), DSWC (Dinamarca), Radio Nuevo Mundo (Tokio, Japón), y otras de Argentina, Uruguay, Perú, México, Estados Unidos y España, entre otros países. Durante varios años también colaboró en el mundo de la radio con diferentes emisoras internacionales. Actualmente algunos de sus trabajos son radiados para América Latina a través del espacio Frecuencia RM, en la emisora La Voz de Rusia. Colabora regularmente con Madrid Filatélico, El Eco Filatélico y Crónica Filatélica y mantiene una sección, sobre filatelia alusiva a literatura infantil y juvenil, en la revista Educación y Biblioteca, así como en las publicaciones electrónicas OpusMúsica (http://www.opusmusica.com) y Naturaleza Educativa (http://www.natureduca.com). === Le frisson nouveau Carlos Barbarito ============================== I Hubo un tiempo en la literatura en el que lo único a temer era el fantasma. Visión quimérica —dice el diccionario—, como la que ofrecen los sueños o la imaginación acalorada. El fantasma no pertenece a este mundo, habita en otro plano, en lo sobrenatural y prefiere las construcciones amplias con numerosos pasadizos y escaleras donde esconderse y aparecerse de pronto —es inimaginable un fantasma en un departamento de una o dos habitaciones, salvo que lo queramos confinar allí para tornarlo ridículo o patético. Por lo general, el fantasma, al cabo de tanto aparecerse deja de asustar y los habituales u ocasionales habitantes de la casona terminan por acostumbrarse. E, incluso, le ponen un nombre y se divierten llamándolo cuando el juego de cartas o la partida de ajedrez no alcanza. Casi siempre el fantasma es al final vencido. O, al menos, devuelto a su mundo —es decir sepultado de manera correcta, como se debe. Un fantasma es un alma en pena que clama por un enterramiento digno, con cita bíblica y adecuado servicio. A veces procura venganza por un hecho del pasado y en este caso se manifiesta irascible, agita más fuerte las cadenas y emite un sonido monocorde. Pero el fantasma es, invariablemente, un suceso exterior, ajeno. Afirma J. M. Cohen (1) que Horace Walpole llama a la literatura de fantasmas escalofríos deleitables. El lector sabe que aparecidos y espectros están confinados en construcciones tan complejas como remotas y, además, si es curioso sabrá que la ciencia, a través de sesudos estudios, hace tiempo decretó la imposibilidad del fantasma. Se deleita leyendo, es decir: no teme como no le teme a las brujas de los relatos tradicionales, habitantes de mundos pasados o atemporales, incapaces de acceder al mundo real. Pero la literatura deparó sorpresas al respecto, para intranquilidad de los confiados lectores. Desde Poe y Baudelaire el fantasma dejó de ser espantajo o espíritu errante, voz que clama y causa más pena que otra cosa, siempre situado afuera para transportarlo a lo más profundo de cada uno. Lo sobrenatural se convirtió en sicología. Baudelaire, sostiene Cohen, presentó su mente y su corazón como un limbo sobrenatural del que no había posibilidad de escapar a un mundo más tranquilo. Y agrega: ...transformó lo sobrenatural en algo interno sustituyendo las manidas almas en pena y los aparecidos por el horror de la complejidad sicológica (2). Frisson nouveau, lo llama Victor Hugo en una carta dirigida al propio Baudelaire. Hugo supo, en ese momento, 1857, con motivo de la publicación de Les fleurs du mal, que ya no había posibilidad de regreso: el mero recurso tan explotado para deleitar se había transformado, en ese libro, y para siempre, en otra cosa. La tempestad desatada por Baudelaire barrió con el concepto del varón ilustre por sus hazañas y virtudes, personaje elevado en la epopeya, el héroe. Un héroe puede enfrentarse, con grandes posibilidades de victoria, con un fantasma; ahora, ¿cómo lleva a cabo su tarea cuando el fantasma reside en su propio ser? ¿Cómo combate y con qué armas? Recuerdo espadas encontradas en tumbas como recurso eficaz. Me acuerdo de conjuros, invocaciones, fórmulas. Y, como se vio antes, de buenas y afiladas palas y buenas ediciones de los Evangelios. Pero desde el nuevo escalofrío todo cambió, al héroe sucedió una especie de médico que, en Baudelaire, se autoexamina y hasta se autointerviene, bisturí en mano; cirujano que más adelante saldrá de sí para auscultar y operar a la sociedad. II Yo soy el otro —expresión harto conocida de Rimbaud. División, escisión en el seno de quien escribe; nunca antes —creo— ningún escritor se hubiese atrevido a formular tal cosa. En un mismo ser dos direcciones, simultáneas y opuestas, hacia arriba y hacia abajo. En Baudelaire —me parece— todavía persiste un rastro del descenso y ascenso propio de la busca de salvación o perfección teologal; perfección que desmienten sus poemas —Baudelaire no aspira a la claridad de un Gautier, desafía a la claridad mediante oscuridades y contradicciones. Personalidad en extremo compleja, Baudelaire desconcertó a sus contemporáneos e inauguró un fértil camino para la poesía que más tarde transitaron Verlaine, su discípulo, Eliot, Rilke, Montale... El lenguaje se torna desde entonces impreciso, ajeno a la retórica. Se aboca a la representación de experiencias para las cuales no hay palabras o ante las cuales las palabras no alcanzan. Pero, también, Baudelaire —que no otorga sosiego— en su estricta modernidad se nos aparece como un antiguo, una especie de Racine que encuentra en Roma decadente una fuente en la que abrevar porque —confiesa— se siente en medio del fin de otra civilización. Así, en Baudelaire hay al menos dos: un dandy, gozador de la modernidad, vestido a la moda y que pasa largos ratos contemplándose al espejo; alguien que mira hacia atrás, a momentos determinados de la historia que encuentra afines a los días en que vive. De todos modos, sin duda, hombre de su época como pocos. Me parece adecuado formular la siguiente pregunta: ¿fue Baudelaire el gran culpable del alejamiento de los lectores de la poesía? Aun hoy, en claustros y escuelas, se repiten los poemas anteriores a Baudelaire y los que a lo largo de los años hasta hoy persiguen claridades. La poesía moderna sufrió una profunda y brutal mutación, en su cuerpo las marcas de una contemporaneidad que expulsó al poeta. Miremos un momento aquel período y veremos que la angustia se produjo primero en Francia —luego de Waterloo. A partir de Baudelaire y Rimbaud el poeta se convirtió en clarividente y predijo guerras y revoluciones —en realidad se trata más bien de más sensibilidad ante las señales de alrededor, las cuales no eran vistas por el resto sumido en la indiferencia o la apatía. Un caso conocido el de Hofmannsthal, pronosticador de la caída de Austria-Hungría y de la inminencia de la revolución proletaria. Otro caso semejante el de Blok, temeroso y deseoso, al mismo tiempo, de lo por venir, en Rusia, diez años después de la fracasada revolución de 1905 y dos antes de los sucesos de 1917. Entretanto, Dios si está todavía (cosa harto dudosa) sufre de sordera y no oye a los hombres. Velozmente todo se aproxima a la barbarie. Y ante la certeza de que ya no hay receptor para elevar el ruego y la inminencia de devastación y crimen masivos, se solidifica una poética desesperanzada, escéptica. O se rechaza el mundo o se lo acepta, sin medias tintas. Mundo donde los hombres parecen ser apenas piezas en un inmenso tablero de un juego en el que se repiten los desastres, del cual sólo se puede huir a través de los paraísos artificiales o, como en el caso de Yeats, del regreso a la sencillez del santo o el mendigo. Notas 1. COHEN, J. M. Poesía de nuestro tiempo. FCE, México-Buenos Aires, 1963. 2. COHEN, J. M. Op.cit. ** Carlos Barbarito barbarito694@hotmail.com Escritor argentino (Pergamino, 1955). Su obra literaria comprende quince libros de poesía y dos de crítica de artes plásticas. Ganador del Premio Fundación Alejandro González Gattone, Premio Fondo Nacional de las Artes (http://www.fnartes.gov.ar), Premio Dodero de la Fundación Argentina para la Poesía (http://www.letrasargentinas.com.ar), Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber, Premio César Tiempo, Premio Raúl Gustavo Aguirre de Sade, Mención de Honor Leopoldo Marechal, Mención de Honor Carlos Alberto Débole, Gran Premio Libertad, Premio Francisco López Merino, Premio Hespérides, Premio Iparragirre Saria, Mención Plural de México y mención honorífica en el Concurso de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires. Figura en el Breve diccionario de autores argentinos desde 1940, en el Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000, de Juan Ruiz de Torres y José Javier Márquez Sánchez, en el ABC de las artes visuales en la Argentina y el Diccionario de autores argentinos. Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés, al francés, al portugués, al catalán y al holandés. Textos suyos pueden leerse en http://vigabajoelagua.blogpsot.com, http://d-sites.net/barbarito, http://www.writers.net/writers/25829 y http://carlosbarbarito.lalupe.com. === Diez años de equivocación ============================================= === El silencio durante la era fujimorista César Pancorvo Rosazza ==== Aunque la opinión pública pronosticaba que él no iba a ganar las elecciones presidenciales, Alberto Fujimori, en 1990, fue capaz de pasar a segunda vuelta, donde compitió contra Mario Vargas Llosa y, asombrosamente, consiguió la victoria: iba a ser el presidente peruano durante el quinquenio 1990-1995. Vargas Llosa, ya un consagrado escritor latinoamericano, ingresó a la política recién en el año 1987, cuando criticó la estatización de la banca del gobierno aprista, y después, en 1990, lanzó su candidatura por el Frente Democrático —que era formado por el Movimiento Libertad, el Partido Popular Cristiano y Acción Popular, considerados partidos que simbolizaban la derecha tradicional. El Apra, por otro lado, llegaba a las elecciones con un prestigio esmirriado después de llevar al país a una crisis económica que en esos momentos estaba en su etapa más espinosa; su candidato fue Luis Alva Castro, que ya había sido primer ministro y ministro de Economía. Fujimori, cabeza de Cambio 90, un nuevo partido, surgió como una opción revitalizadora, una alternativa fresca que iba en contra de los partidos tradicionales, y fue respaldado por sectores que recién ingresaban a la política. (De hecho, el Apra, al ver que su candidato no alcanzaría la victoria, decidió apoyar a Fujimori, que también tuvo el apoyo de los partidos izquierdistas). Como ya se explicó, en la segunda vuelta compitieron Mario Vargas Llosa, el favorito, y, sorprendentemente, Alberto Fujimori, pero fueron aun más sorprendentes los resultados de esa contienda: Fujimori venció a su competidor con el 57% de los votos. En los primeros años de su gobierno, Fujimori logró un hecho notable y trascendente que acrecentó su popularidad y, sin duda, fue positivo para la nación: la captura de la cúpula senderista, incluido Abimael Guzmán. Aunque la guerra interna continuó en el interior del país, y Sendero Luminoso no fue derrotado del todo, la captura de sus líderes fue percibida como un logro excepcionalmente importante. La disolución del Congreso, en abril de 1992, también marcó este primer gobierno, así como la aprobación de una nueva constitución en 1993 —se asomaba la sombra del dictador. El Congreso se negaba a darle poderes a Fujimori para que se encargara con mayor eficiencia de temas como la economía, que, gracias a un shock económico radical, comenzaba a mejorar después de la crisis del final de los ochentas, y, por ese motivo, el presidente decidió disolverlo y tener más autonomía a la hora de dirigir el país. Con una economía creciente, el terrorismo en aparente declive y una Constitución nueva que lo favorecía, Fujimori continuó en el poder hasta finalizar su primer régimen. En 1995, el país, a simple vista, parecía haberse regenerado y haber dejado atrás los problemas de inicios del lustro. Aunque la Constitución de 1979 no permitía la reelección inmediata, la de 1993 sí lo hacía, ventaja que fue aprovechada por Fujimori para quedarse en el poder durante cinco años más. (Su más cercano adversario, Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de las Naciones Unidas en el período 1982-1991, estuvo lejos de alcanzarlo). Entre los acontecimientos más notables de aquel gobierno están: el conflicto armado con Ecuador, en 1995, que ocurrió en la frontera peruano-ecuatoriana, y la consiguiente firma del Acta de Brasilia, en la que se acordaba un límite definitivo y se terminaba un problema añejo; también la liberación de rehenes de la casa del embajador japonés, luego de estar cuatro meses secuestrados por terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, gracias a la triunfante operación Chavín de Huántar, que incrementó la popularidad del presidente Fujimori, quien ya planeaba lanzarse como candidato para un posible tercer gobierno consecutivo. Cabe mencionar que, desde estos momentos, Fujimori ya comenzaba a enfrentar acusaciones de corrupción. En el cambio de siglo, las denuncias de corrupción contra Fujimori eran cada vez más visibles y comunes y, debido a la crisis coreana, el Perú comenzaba a tener algunas debacles económicas; no obstante, Fujimori se lanzó como candidato para un tercer gobierno, esta vez con el partido Perú 2000. Las nuevas elecciones, que mostraron desigualdades y fueron una clara prueba de la corrupción del régimen, también fueron ganadas por Fujimori, luego de que su contrincante, el futuro presidente Alejandro Toledo, se negara a participar en la segunda vuelta por la fraudulencia que circunscribía a todo el proceso electoral. Luego de apenas algunos meses de su tercer mandato, con las acusaciones de corrupción como pan de todos los días, apareció en televisión el primero de los “vladivideos”, donde se mostraba a Vladimiro Montesinos, el asesor presidencial de novelesco curriculum, sobornando al congresista Alberto Kouri, ofreciéndole dinero para que éste apoyara a Fujimori, que necesitaba mayoría parlamentaria (1). Montesinos escapó del país, siendo capturado al año siguiente en Venezuela, mientras que Fujimori continuó en la Presidencia por algunas semanas más, en medio de un ambiente de turbulencia y desequilibrio político, hasta que viajó, primero a una conferencia en Brunei, y luego a Japón, donde envió su carta de renuncia vía fax —así terminaban poco más de diez años bajo su mandato. En el Perú, los gobiernos, y especialmente el de Fujimori, se valieron de la televisión y la utilizaron como un instrumento para favorecerse, incrementar su popularidad, hacer escuchar a la población lo que ellos querían que escuchen, mientras que los empresarios televisivos se favorecían económicamente de esta alianza. Como dice el autor de la siguiente cita, la televisión fue un instrumento para el gobierno. “(...) consideramos que en el Perú no se habría configurado un modelo liberal en el campo de la televisión privada, de libre competencia, plural y en el contexto de un marco institucional que favorezca la construcción de relaciones transparentes entre el Estado y los empresarios operadores. Más bien se ha construido un patrón de articulación caracterizado por la utilización que los gobiernos de turno han hecho de la televisión como instrumento para legitimarse ante la ciudadanía, y un comportamiento esencialmente rentista desde los grupos empresariales operadores con relación al Estado” (Acevedo: 2007). Esto llega a su máxima expresión, ya se dijo, durante el régimen fujimorista, que manipuló a la televisión como si fuera vocero del gobierno y, también, para ocultar las acusaciones y los hechos de corrupción. Las primeras acusaciones provienen no de los años finales de la dictadura, sino del año 1992, coincidentemente el año en el que disolvió el Congreso. Antes de entrar a ejemplos concretos de corrupción, mencionaré los tres tipos de vínculos que se dieron entre la televisión y el poder político (2): 1. Vinculación de poder político a poder mediático: Existió comunicación directa entre el gobernante y los empresarios de televisión, o se negoció con la ayuda de intermediarios. Se comercializaron los beneficios para ambas partes. 2. Lobby en el Poder Legislativo: Se dio cuando los empresarios de televisión tuvieron el ánimo o la iniciativa de presionar al poder político para que se aprobaran determinadas leyes que los favorecían o desaprobaran aquellas que iban en contra de sus intereses. 3. Lobby en instancias del Ejecutivo: Los empresarios se comunicaron con funcionarios del Estado para alcanzar “beneficios concretos, especialmente facilidades para obtener o renovar licencias de funcionamiento”. Así se dieron tales negociaciones y los empresarios prácticamente se vendieron al Estado —o, en algunos casos, el poder político los buscó a ellos— para obtener beneficios... ¿Se puede hablar de libertad de expresión en una canal de televisión que actúa al servicio del gobierno de turno? Un caso importante es el de Panamericana Televisión (Canal 5), considerado como uno de los canales líderes a nivel nacional, debido al prestigio adquirido a lo largo de décadas, un prestigio que se vio afectado al descubrirse que la administración del canal colaboró, de modo directo, con las lóbregas intenciones del fujimontesinismo. A finales de los noventa, Panamericana Televisión se encontraba bajo el mando de Ernesto Schütz, un exitoso empresario que había llegado a ser accionista mayoritario gracias a la venta de las acciones de su consuegro, Manuel Delgado Parker. Schütz, al ser propietario principal del canal, fue uno de los blancos del plan de Montesinos para controlar los medios: el broadcaster consiguió el apoyo del ex asesor para hacerse con el control de las acciones no sólo de Panamericana, sino también de Radio Programas del Perú (RPP) y SUR y, adicionalmente, Montesinos ofreció a Schütz grandes sumas de dinero, tal y como se pudo apreciar en uno de los ya famosos “vladivideos” que se difundió en el Congreso de la República. En dicha cinta, el ex jefe del SIN (Servicio Nacional de Inteligencia) pide a Schütz que comprometa a su canal a realizar un trabajo fino, es decir, a actuar como si no pasara absolutamente nada sabiendo que en el país se vivía una dictadura que era evidente. Se llegó a controlar el frente periodístico de Panamericana Televisión, donde su dueño se jactaba por poseer un control absoluto sobre sus empleados, asegurando que él mismo podía conducirlos sin que se den cuenta. Así, los periodistas eran manipulados y forzados a ser esclavos de la dictadura, restringiendo sus opiniones o críticas, y muestra de ello fue la pasividad que se tuvo ante los actos de corrupción, ya que en dicho canal, si bien no se inició una campaña abierta a favor de Fujimori, los empleados no emitían información relacionada con abusos cometidos por parte del gobierno que, normalmente, deberían ser denunciados sin temor alguno. Otro de los hechos que delatan más clara y flagrantemente la falta de libertad de expresión fue el caso de las elecciones del año 2000. Fujimori, durante los noventas, logró modificar la legislación para poder participar por tercera vez consecutiva en una elección presidencial, lo cual generó el rechazo de un sector de la población, mientras, a la vez, algunos actos de corrupción se hacían conocidos. En estas elecciones, surgió un candidato que se oponía firmemente a Fujimori, Alejandro Toledo, del partido Perú Posible, además de otros candidatos: Alberto Andrade, Víctor Andrés García Belaunde, Luis Castañeda Lossio, Máximo San Román, entre otros. El papel de la televisión fue crucial en estas elecciones. Y no fue justo ni imparcial, por el contrario, apoyó al gobierno de turno, algunas veces de manera directa por medio de periodistas fujimoristas que instaban al pueblo a votar por Fujimori, y en otras por el sutil medio de la publicidad. Principalmente, la televisión tuvo dos papeles: a favor del régimen fujimorista, y en contra de los demás candidatos. El espacio que se les daba a los candidatos también varió, claro está, a favor de Fujimori, que tuvo mucho más tiempo televisivo para exponer sus ideas, planes y promesas para una posible tercera gestión. Con el simple hecho de aparecer más en televisión, ya tenía una ventaja sobre el resto de candidatos. Fujimori encabeza la lista de más minutos de aparición en televisión, con un total de más de nueve horas, seguido de Alejandro Toledo, que tuvo un poco menos de dos horas; García Belaunde tuvo apenas 37 minutos de apariciones televisivas y Castañeda Lossio tuvo 26 minutos. Aparte de eso, el Estado gastó mucho dinero en propaganda para la campaña electoral de Fujimori: 32 millones de dólares. La inversión del partido Perú Posible, de Toledo, fue de 1,8 millones (3). No sólo eso, también se trató de afectar a los demás candidatos de otras formas. “No fue sólo un problema de falta de equidad o la profusión de noticias inventadas sino la aplicación de recursos en la puesta en escena de las informaciones (...), como por ejemplo, no dar la palabra ‘en vivo’ a los opositores (...); sus discursos fueron groseramente tergiversados; de otro lado se los presentó en locaciones inadecuadas, con iluminación deficiente, elección de planos inconvenientes, etc. Mientras esto ocurría con los opositores el público era testigo de la insistente y benévola presentación del candidato presidente” (Carrillo: 2002). No se puede decir que el gobierno de Fujimori careció de soporte; de hecho, fue laureado por la mayoría de la población debido a los logros iniciales: acabar con la crisis económica gracias al shock económico y por la captura de Abimael Guzmán, que significaba el aparente fin del problema de terrorismo. Pero la libertad de expresión de los medios, incluyendo a la televisión, fue incontestablemente quebrantada y, además, no sólo los medios estaban prohibidos de ir en contra del Estado (salvo excepciones, como el programa de César Hildebrandt, que sí estaban reñidas con el régimen), sino que muchas empresas que no coincidían con los puntos de vista del gobierno eran de algún modo desacreditadas o simplemente solían no ser consideradas en aquellos campos en donde el trabajo conjunto entre al sector público y privado era necesario, con lo cual dificultaba su accionar. El cierre del Congreso, las atrocidades contra los derechos humanos —la Cantuta, Barrios Altos, las torturas en el SIN—, la reelección, la segunda reelección, fueron hechos que crearon un clima de desconfianza en las personas, aunque lo que descubrió todo fue la presentación de los “vladivideos” en televisión, en el año 2000. Desgraciadamente, ya era muy tarde cuando todo esto se develó. Notas 1. Cfr. Requena, 2001. 2. Cfr. Acevedo, 2007. 3. Cfr. Carrillo, 2002. Bibliografía • ACEVEDO ROJAS, Jorge. 2007. http://www.veeduria.org.pe/articulos/acevedo.htm. • ALSINA, Miguel Rodrigo. 2004. http://www.nombrefalso.com.ar/apunte.php?id=36. • Revista CARETAS. 2001. http://www.caretas.com.pe/2001/1690/articulos/Schutz.phtml. • CARRILLO, Sonia Luz. 2002. http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n26/sluz.html. • COMISIÓN ANDINA DE JURISTAS. 2007. http://cajpe.org.pe/rij/bases/lib-exp/iag1.html. • REQUENA, Carlos. 2001. http://www.revistaprobidad.info/016/004.html. • SAVATER, Fernando. 1997. Conferencias en Lima. Lima: Fondo Editorial UPC. • SOTO RODRÍGUEZ, Juan. 2004. http://tinyurl.com/4sjw2f. • VARGAS LLOSA, Mario. 1993. El pez en el agua. Barcelona: Seix Barral. ** César Pancorvo Rosazza cesar_601@hotmail.com Escritor peruano (Lima, 1989). Estudiante de Ciencias de la Comunicación, especializándose en Periodismo, en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC, http://www.upc.edu.pe). Realizó estudios de primaria y secundaria en el Colegio Trener de Monterrico y en el Colegio Markham. Publica artículos en la web desde los diecisiete años. Ha escrito cuentos, ensayos y dos novelas. === El malestar de la lectura o la satanización de las ideas ============== === Joaquín Robles Zabala ================================================= No puede haber una escritura liberal si el pensamiento de la sociedad que la produce no lo es. Roland Barthes Uno Siempre he creído que la escritura no se enseña, como tampoco se puede enseñar el hábito por la lectura ni amor por los libros. En los talleres de composición se formulan pautas, técnicas, procedimientos para la elaboración de oraciones y párrafos; se señalan las características que diferencian un texto de otro: un ensayo de una reseña; una crónica de un comentario; una monografía de una tesis. Se enseña también que estos géneros no son monolíticos, que en ocasiones uno atraviesa los límites del otro. Pero la escritura, en su sentido amplio, no. La escritura sólo se aprende, como se aprende quizá a caminar o a montar bicicleta: a veces sólo recibimos el empujoncito. Nadie, en realidad, puede obligarnos a hacer lo que no queremos ni a enamorarnos de quien no deseamos. La historia es diciente en este aspecto: la relación entre los grandes hombres, la escritura y los libros ha sido, por los siglos de los siglos, una relación amorosa. Un amor que nace en el calor de la sala de una biblioteca o, por qué no, en la vitrina de la librería de la esquina, y que el tiempo va transformando en algo más: en una enfermedad incurable que sólo puede detener la muerte. Jorge Luis Borges, ese gran maestro de las letras universales a quien nunca le dieron el Nobel, decía, más en serio que en broma, que él se enorgullecía de los libros que había leído mientras que otros lo hacían con aquellos que habían escrito. Felipe Santiago Colorado, un legendario profesor de la Universidad de Cartagena, les recalcó siempre a sus jóvenes pupilos que un escritor es mil veces lector. Algo similar decía ese gigantesco poeta alemán, Rainer María Rilke, en uno de sus numerosos ensayos: “Para escribir un sólo verso, el poeta debía haber visto muchas ciudades, debía haber visto mucha gente y, por supuesto, haber leído muchos, pero muchísimos libros”. En este sentido, escribir está más allá de un simple acto de fe, más allá todavía de la inspiratio-onis latina, de las musas que recorrían los salones de los palacios, las orillas de los ríos y los lagos para insuflar de motivos al poeta-cantor. La polémica creada en torno a la enseñanza de la escritura, parte precisamente de la compleja realidad de que ésta es sólo el final de un largo proceso, un proceso que nace en las páginas de otros libros, en las ideas de otros autores, en el amor por la vida que esos escritores, llámese poeta, novelista o ensayista, desbordan en las cuartillas que escriben. Es que escribir es también un acto de amor, pero viciado por la lectura. La historia del libro ha estado siempre asociada a la historia de la lectura porque ésta es su fin último: los libros se escriben para ser leídos. Y la lectura es en realidad un acto de protección, de blindaje contra los prejuicios y una cura indolora contra la ignorancia, porque lo que nos enseñan los libros es, precisamente, aprender a pensar, y no hay nada más peligroso y subversivo en un país tercermundista como el nuestro que un pueblo pensante. Alberto Manguel, el escritor argentino, autor de los libros Una historia de la lectura y La biblioteca de noche, nos recuerda en una de de sus últimas entrevistas para El País de España, que “la tarea del político es mucho más fácil frente a un pueblo idiota”, que “educarnos en la estupidez es simplemente quitarnos los libros, y esa ha sido siempre una tarea de los dictadores”. La censura de los libros ha sido, es y será una censura contra el conocimiento. En el largo periodo en el que instaura la Edad Media, la lectura estaba sólo destinada a unos pocos. Primero, por el alto nivel de analfabetismo existente entre las comunidades; segundo porque las bibliotecas eran patrimonio único de la Iglesia, y el conocimiento que se impartía en las abadías y conventos estaba sesgado por la religiosidad, por lo que no era de extrañar que la visión del hombre medieval sobre su entorno estuviera ligada a un orden cósmico, a una jerarquía suprema, a un Dios castigador y vengativo: cielo e infierno se fundían en una sola coacción de premio y castigo. Umberto Eco, en su ya clásica novela El nombre de la rosa, nos narra una historia que se desarrolla en una abadía del siglo XII, y nos describe la lucha intestina de unos monjes por guardar los secretos de unos libros no aptos para el buen desarrollo de la fe cristiana. El interés por no develar la información que subyace en las páginas de los manuscritos es tan poderoso que no escatiman incluso el asesinato. Pero esta no es sólo una práctica de vieja data, como parecería, de seres incivilizados que en nombre de sus creencias no vacilaron en llegar a los excesos con el fin de mantener parado el edificio de su fe. En la década de 1920, en Inglaterra, uno de los países más modernos del mundo, cuna del desarrollo industrial y del pensamiento científico, un escritor como D. H. Lawrence, autor de títulos tan exquisitos como El amante de Lady Chatterley y Mujeres enamoradas, era perseguido y condenado a muerte por las élites victorianas que creían ver en sus libros una mala influencia para las nuevas generaciones de jóvenes ingleses, quienes, siguiendo los pasos de los personajes del escritor, se internaban en los bosques y en los parques para darle rienda suelta a sus instintos sexuales, lo que llevó, por ende, a que la natalidad aumentara aceleradamente en Londres y sus alrededores. No obstante, lo más curioso de este caso es que hasta 1960 la censura sobre los libros de Lawrence continuaba, tanto así que un juez ordenó el cierre de una editorial porque ésta, a petición de unos clientes, había publicado una colección completa de la obra del autor, evitando de esta manera que los libros cumpliesen con su fin último: llegar a nuevos lectores, ser descodificados y valorados a luz de un nuevo paradigma. Dos Hoy, en pleno desarrollo del siglo XXI, la tiranía contra los libros y la censura del pensamiento liberal continúan. Sólo basta con echar un vistazo a un pasado no muy lejano para saber que el oscurantismo no fue sólo un problema de la Edad Media, sino también un propósito bien fundamentado de los gobiernos seudodemocráticos de Latinoamérica. En Argentina, por ejemplo, ese gran país que Borges vertió en sus relatos de gaucheros que se destripaban a cuchillazos, que Roberto Arlt mitificó en sus novelas y que Julio Cortázar romantizó en sus cuentos, se constituyó durante varias décadas de dictadura militar en una tierra satanizada para la libre expresión. De allí salió para París el autor de Rayuela en un exilio que duró toda su vida; de allí, igualmente, partió Mempo Giardinelli para México y Osvaldo “el Gordo” Soriano para Bélgica. La misma suerte corrió Tomás Eloy Martínez y, entre otros, el poeta Juan Gelman en un exilio de doce años. Muchos de estos pensadores fueron vetados en territorio argentino y sus libros sacados de circulación por los entonces padres de la patria que no podían permitir que sus ideas se constituyeran en caldo de cultivo para los subversivos que manifestaban su inconformismo en las calles y plazas de Buenos Aires y en provincias aledañas. La desaparición de los que se quedaron hace parte hoy del capítulo más oscuro de la historia política de Argentina. Roberto Walsh, un destacadísimo reportero que, según sus amigos, escribía crónicas policíacas con el mismo aliento con que Raymond Chandler sus novelas, salió un día de su apartamento de un conocido barrio del centro de Buenos Aires, fue retenido por un grupo de policías que lo esperaba en una esquina y más nunca se volvió a saber de él. Ernesto Sábato, uno de los escritores más alabados, queridos y respetados de América Latina, eterno candidato al premio Nobel, tuvo que refugiarse un tiempo en París, donde experimentó, según sus propias palabras, una de las tres crisis fundamentales de mi vida: el exilio como otra forma de muerte. El veto, en este sentido, se constituyó en una historia de larga duración. Tanto así que narradores de la talla de Soriano, cuyos libros producidos en el exilio habían sido publicados ya en países como Francia, Italia, Polonia y Alemania, sólo empezaron a conocerse en Argentina a principios de 1980, en ediciones limitadas que circulaban únicamente entre amigos, estudiantes de literatura y uno que otro curioso interesado por conocer el pensamiento de los que estaban por fuera. Pero esta satanización moderna de los libros y, por ende, de la lectura, no es propia de un país considerado en los setentas como el polo de desarrollo más importante del cono sur. A pocos kilómetros de allí, en la hermana república de Chile, la llegada del general Augusto Pinochet al poder, después de la toma a sangre y fuego del Palacio de la Moneda donde el presidente Salvador Allende contestaba el teléfono, fue sólo el inicio de una cruenta historia de silencio sobre la cual se han escrito muchos libros, pero también la de una larga lista de desterrados a los que ya no se les permitiría por ningún motivo regresar al terruño. Uno de estos casos, quizá el más conocido porque el premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez lo convirtió en uno de los reportajes más vendidos del periodismo latinoamericano, es el de Miguel Littín, el cineasta chileno que un día, disfrazado de un hombre de negocios de origen uruguayo, dirige tres equipos de filmación para llevar a cabo un documental sobre la vida chilena bajo el régimen dictatorial. El reportaje, que apareció publicado en 1986 con el título de La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile, fue motivo de cólera para el generalísimo, quien, a través del Ministerio del Interior, ordenó un decreto que prohibía la circulación del libro en territorio chileno y castigo para todo aquel que le fuera decomisado un ejemplar. En un artículo sin firma que circuló durante un tiempo entre grupos de rebeldes sin nombres, se dice que en noviembre de 1986, en Valparaíso, fueron quemados un total de 15.000 ejemplares de la primera edición del libro, y que días después, en el patio de una de las guarniciones militares más custodiadas de Santiago, diez mil ejemplares más corrieron la misma suerte. Los libros nunca se han llevado bien con el poder, pues la historia de éste corre paralela a la historia de la censura, y la censura ha estado siempre relacionada con el destierro, la miseria y la muerte. La larga dictadura de Alfredo Stroessner, en Paraguay, produjo tantas muertes y destierros como las secuenciales dictaduras en Argentina. Augusto Roa Bastos, por ejemplo, autor de dos obras maestras de la literatura latinoamericana como Hijo de hombre (1960) y Yo el supremo (1974), tuvo que abandonar Asunción en 1948 porque su nombre hacía parte de una lista de pensadores que iban a ser arrestados por su oposición a un gobierno instaurado tras un golpe militar. Desde entonces se estableció en Buenos Aires, donde escribió gran parte de su obra, y de donde igualmente tuvo que salir en 1976 y trasladarse a Francia porque otra dictadura amenazaba su vida. Tres La aparición en la novela latinoamericana de un tema en el que el poder dictatorial se instaura como protagonista, fue de alguna manera una respuesta de los escritores a la censura y una reflexión sobre un siglo XX turbulento en el que la barbarie parecía estar ganándole el pulso a la civilización. La promesa de Gabriel García Márquez en 1973 de no volver a escribir un libro hasta cuando cayese la dictadura del general Augusto Pinochet, se constituyó en un golpe de opinión que hizo que el mundo pusiese nuevamente los ojos en nuestra tierra, así como lo había hecho en la década anterior el boom de la novela. Pero aquella no fue en realidad una posición nueva entre los escritores de este trozo del continente. En el año de 1946, Miguel Ángel Asturias, el segundo escritor latinoamericano en ganar un premio Nobel de Literatura, publicó El señor Presidente, un extenso relato que le había ocupado diez años de su vida, varias entradas a la cárcel y un largo destierro por haber utilizado como modelo la figura del dictador Manuel Estrada Cabrera, quien gobernó con mano de hierro durante veintidós años a Guatemala, dejando durante este tiempo varios cientos de muertos, un centenar de opositores tras las rejas, entre ellos un gran número de periodistas, y un puñado de intelectuales en el exilio. Cuba, la isla que durante casi cincuenta años ha mantenido en el poder al comandante Fidel Castro, y que para muchos románticos de la izquierda latinoamericana es el emblema que sintetiza la revolución contra todos “los males que representa el capitalismo”, no ha sido en este aspecto la excepción de la regla. La persecución ejercida por el régimen castrista contra un grueso número de poetas, novelistas y periodistas que alzaron su voz para defender su derecho a la libre expresión, no tiene nada que envidiarle a la persecución desplegada por los regímenes de centro derecha que durante muchos años ostentaron el poder en Argentina y Chile. Tania Díaz Castro, la autora del libro Flores amarillas cortadas al anochecer, editado en 1996 en España, nos cuenta en uno de sus ensayos cómo en 1971 el joven poeta Nelson Rodríguez, quien en 1964 había publicado una hermosa colección de poemas con el título de El regalo, fue sacado una noche de su casa de La Habana, conducido a un cuartel militar, torturado durante varias horas y luego asesinado en el patio con una ráfaga de fusil. La misma suerte la hubieran corrido los poetas Gastón Baquero, Agustín Acosta, Belkis Cuza Malé, Manuel Díaz Martínez y Raúl Rivero, entre otros, si no toman el camino del exilio. Hasta los poetas chilenos Nicanor Parra y Pablo Neruda, nos recuerda, fueron censurados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba a mediados de los sesentas porque se atrevieron a cuestionar al régimen y el trato poco digno que éste les daba a los pensadores disidentes cubanos. Mario Vargas Llosa, uno de los cuatro grandes del boom de la novela latinoamericana, quien durante muchos años compartió su pensamiento político con el comandante, terminó retirándole su apoyo porque no soportó el ultraje al que el régimen sometía a los artistas que no compartían su afiliación política. Éstos, según cuenta un puñado de exiliados, eran sacados de sus casas, retenidos y llevados como prisioneros de guerra al Hospital Psiquiátrico Militar de Topes de Collantes, en el centro de Cuba, donde eran torturados hasta causarles, en muchos casos, la muerte. Por allí estuvo a punto de pasar Reynaldo Arenas, el autor de El mundo alucinante, quien hizo parte de una larga lista de postulados al paredón. Por allí pasó Tania Díaz, confinada durante seis meses a una mazmorra para que pudiera expiar sus pecados antirrevolucionarios. De ese mismo confinamiento se salvó Guillermo Cabrera Infante, el autor de Tres triste tigres y La Habana para un infante difunto, quien se exilio en París y murió en febrero de 2005 en Londres con el sueño aferrado al alma de volver algún día al terruño. Lo curioso de su muerte, que lamentó en voz alta el mundo literario, fue que en Cuba ni siquiera se divulgó oficialmente la noticia de su deceso, pues para Fidel, como para su corte, el novelista era considerado un traidor de la revolución y un enemigo declarado del comandante. La satanización de las ideas es la satanización del libro y de la libre expresión. Es amarrar el espíritu a la hoguera de la estupidez y la ignorancia. Es el primer y último recurso del tirano que pretende silenciar las voces del conocimiento y la información. Quemar libros y torturar opositores no es un acto revolucionario sino un acto de barbarie, una barbarie que se pensó había quedado atrás con la Edad Media, pero que Adolfo Hitler modernizó con el holocausto judío, y que en la historia reciente de la Humanidad parece resurgir de sus cenizas como el famoso mito del ave Fénix. Las últimas manifestaciones de esta barbarie en América Latina se han venido dando con mayor énfasis en Colombia y Venezuela, dos países hermanos que hoy, por sus diferencias políticas, sus gobiernos se lanzan insultos y amenazas. En el primero, la persecución que ha ejercido el Estado, por un lado, a través de los grupos paramilitares y la fuerza pública, y la guerrilla de las Farc y el ELN, por el otro, han dejado, según el informe de octubre de 2007 de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, un saldo de 110 periodistas muertos en los últimos diez años. A esto se le agrega la desaparición de cinco comunicadores y un número amplio de defensores de los derechos humanos y sindicalistas que han caído asesinados por sicarios de los distintos grupos armados en conflicto. Otros han tenido que abandonar el país y buscar refugio en Europa y Estados Unidos por las desbordantes amenazas contra sus vidas. Uno de los hechos más significativos de los últimos años, que marcó un bache profundo en la historia política reciente del país, fueron los asesinatos selectivos de un poco más cinco mil miembros del partido político de izquierda Unión Patriótica, entre los que se encontraban varios candidatos a la Presidencia de la República y un buen número de congresistas y concejales de diversos municipios de la geografía nacional. En Venezuela, la llegada al poder del coronel golpista Hugo Chávez hace diez años, abrió una brecha enorme entre el deber de la información de los medios y el derecho de los ciudadanos de ser informados. Según la SIP, si es cierto que el número de comunicadores muertos en ese país es muy inferior al de otras naciones de América como México y los Estados Unidos, el derecho a la libre expresión está siendo amenazado por las fuerzas represoras del Estado y el gobierno de turno. El cierre indefinido de Radio Caracas Televisión en mayo de 2007, fue el primer golpe de alerta contra el ejercicio del periodismo y la libre información en esa nación latinoamericana. La SIP, en su momento, calificó el cierre de RCTV como “un acto de barbarie y una represalia contra una voz crítica que le estorba al presidente”. El informe de Venezuela en la Reunión de Medio Año celebrada en marzo de 2007 en Cartagena de Indias, resaltó la amenaza de cierre de Radio Caracas Televisión, RCTV, formulada por Hugo Chávez en diciembre de 2006, quien esgrimió como razón una acusación política. “Ese es un canal golpista”, dijo, haciendo referencia al supuesto apoyo que algunos sectores de la prensa dieron al golpe de estado que lo dejó un par de días por fuera del poder de esa nación latinoamericana. “Esta no es sólo una amenaza contra el periodismo de ese país, sino también contra la democracia de Venezuela, contra el derecho de informar y ser informado y contra el derecho a la réplica y tener posiciones distintas a las del gobierno de turno”, resaltó en su momento la Presidencia de la Sociedad Interamericana de Prensa. Pero las acciones del presidente del gobierno de Venezuela, ha dicho el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa de ese país, van más allá. Ahora ha puesto en la mira de sus desafectos a Globovisión, un canal sobre el que ha recaído una posible medida de cierre, similar a la que se ejecutó hace un año contra Radio Caracas Televisión. Tanto para Chávez como para su equipo de colaboradores, según un informe del diario El Nacional de Caracas, fechado el 15 de febrero del presente año, los comunicadores de Globovisión son tildados de “amarillistas, golpistas, terroristas y desestabilizadores” y de ser un grupo de informadores “serviles al imperio”. Ante esta vulnerabilidad del trabajo periodístico, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos, OEA, emitió un comunicado manifestando su “preocupación por el progresivo deterioro del ejercicio de la libertad de expresión en Venezuela” y demandó al Estado venezolano ante la Corte Interamericana “por violación de los derechos humanos relativos a la libertad de expresión, integridad personal, garantías judiciales y protección judicial de los trabajadores y periodistas de Radio Caracas Televisión y Globovisión”. Por su lado, el escritor mexicano Carlos Fuentes, autor de los libros La región más transparente y La muerte de Artemio Cruz, manifestó asimismo para la Asociación de Prensa su preocupación por la grave situación por la que pasa el periodismo en Venezuela y calificó a Hugo Chávez de “demagogo lloricón” sin rasgos redimibles. Asimismo dijo que cuando (Chávez) “estuvo a punto de perder el poder, se refugió en la Iglesia”. Y agregó: “Es un hombre sin sustancia. Un Mussolini tropical de cuarta. Un Mussolini con plátanos que confunde el fascismo con el socialismo”. Es por estas razones, nos recuerda Manguel, que tanto la escritura y la lectura, en su concepción más amplia y real, no se enseñan, porque las experiencias no se pueden enseñar sino que se viven, y que por mucho que las vivencias de un individuo se parezcan a la de otro, siempre serán distintas y siempre diferentes. Es una realidad que no podemos obviar. ** Joaquín Robles Zabala robleszabala@gmail.com Narrador y ensayista colombiano (1969). Es profesor de comunicación de la Universidad Tecnológica de Bolívar (http://www.unitecnologica.edu.co) y de la Fundación Universitaria Tecnológico Comfenalco (http://www.tecnologicocomfenalco.edu.co). Es profesional en lingüística y literatura de la Universidad de Cartagena (http://www.unicartagena.edu.co) y candidato a Magister del Instituto Caro y Cuervo (http://www.caroycuervo.gov.co). Textos suyos, tanto periodísticos como literarios, han sido publicados en los diarios El Tiempo (http://www.eltiempo.com), El Espectador (http://www.elespectador.com), El Universal (http://www.eluniversal.com.co) y revistas culturales como Noventaynueve (http://www.revistanoventaynueve.org), Transformación e Ítaca. En 1996 obtuvo una beca de creación individual del Ministerio de Cultura de Colombia (http://www.mincultura.gov.co) con el proyecto de novela Una pistola para alquilar. Es autor del libro de cuentos Golpe de daga. Tiene inéditos una novela, un libro de cuentos y un volumen de ensayos. Reside en Cartagena de Indias. === Lolita y la publicidad Ricardo Mena Cuevas ======================= La compañía filial en Inglaterra de la corporación americana Woolsworths había aceptado vender un producto de un fabricante de camas para niñas cuyo nombre comercial era Conjuntito de Ensueño Lolita. Una internauta y madre inglesa recaló en la página web de Woolsworths y quedó atónita ante el incestuoso nombre de la camita que se publicitaba para su compra con el erótico nombre que Humbert Humbert había puesto a su reencarnado amor de juventud Dolores Haze o, en su propia declaración, Dolores: “Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita”. La madre, más sorprendida que indignada, protestó: “¿Estoy siendo particularmente sensible, o es que no hay nadie ahí fuera que piense que es de mal gusto por parte de Woolies el tener una cama para niñas llamada Lolita?”. La excusa que la Woolsworths podría haber puesto podría haber sido: “La verdad es que tenemos tantos productos que vender al cabo del día para ganar el máximo dinero posible y dominar el mercado infantil, que no leemos las marcas de los productos que nos llegan para su venta, ni siquiera leemos los clásicos literarios, ni aun así los de la talla de este icono inmortal como es la Lolita de Vladimir Nabokov”. Pero esto habría sido una mala publicidad para ellos y una demostración de buen gusto literario; en cambio, el relaciones públicas de la Woolswhorths dijo en The Times el día 1 de febrero de 2008 con motivo del escándalo de la cama Lolita tras la retirada del producto por las quejas de los padres: “Parece que lo que ha ocurrido es que el personal que mantiene la página web nunca ha oído escuchar de Lolita, y para ser honesto, nadie aquí la conocía tampoco. Hemos tenido que ir a mirarlo en Wikipedia. Pero ahora ciertamente sabemos quién es”. Si bien para una empresa americana desconocer a Lolita supone lo mismo que para una empresa francesa desconocer a Madame Bovary, o para una española desconocer a don Juan Tenorio, lo que nos interesa no es este desacertado título publicitario mal escogido para vender a toda costa una cama para niñas, sino el tema de qué es la publicidad, cuáles son los tipos que existen, cuántos sus ejemplos, y en qué forma se puede plantear su definición aproximada. En cuanto al sujeto de origen, la publicidad puede ser pública o privada; pública es la publicidad que se conoce como propaganda; privada es la publicidad que se conoce como marketing. En cuanto a su contenido, la publicidad puede ser creativa o agresiva; si es creativa, prevalece la imaginación artística de lo que se dice sobre el qué se dice; casos de publicidad creativa son la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, o Las Meninas de Velázquez; si es agresiva, priman en el mensaje los más primarios instintos del ser humano como el sexo, la violencia, la irracionalidad, y el deseo, como ocurre con los anuncios de contactos. En cuanto a la finalidad que se persigue, no hay distinciones entre pública y privada, ya que la publicidad, per se, y esto ya es un elemento esencial de su definición, siempre sirve para convencer a terceros de que el emisor que lanza el mensaje merece su voto, su fe, su confianza, su sacrificio en la batalla, su llamada telefónica, su obediencia religiosa o civil, su consumo, etc. Definamos publicidad, entonces, como aquella acción humana que consiste en expresar algo de forma creativa o agresiva con pretensiones verídicas y con el fin de obtener, retener, o aumentar el poder frente a terceros. Sorprende esta definición, porque vemos que toda comunicación es publicidad (el Eclesiastés utiliza “vanidad”). La imaginación y la razón del ser humano, cuando ambas son armónicas y medidas, expresan, no obstante, una publicidad poética y mítica de gran belleza; a estas cotas llegó la publicidad de los griegos que vendían sus ideas en sus academias o sectas a terceros, desde Pitágoras que decía que la razón de la vida humana era “ver las estrellas y los cielos”, pasando por la Academia de Platón con su Reino del Ser perfecto, hasta el Liceo de Aristóteles que paseaba hablando que “Todos los hombres por naturaleza desean saber”. ** Ricardo Mena Cuevas ricardomenacuevas@hotmail.com Escritor español (Málaga, 1975). Abogado de profesión. === La letra y el garabato ================================================ === Matar un ratón Alejandro José López Cáceres ====================== No pude resistir la tentación cuando descubrí que habían reeditado los cuentos de Hemingway, de modo que resolví darme semejante manjar todas estas noches, sentado frente al jardín. Y mientras deambulaba emocionado de un relato a otro, se me fue encajando una pregunta en el corazón: ¿por qué motivo la popularidad de este gran maestro decayó tan notoriamente entre las nuevas generaciones? La respuesta me llegó, debo decirlo, de forma insólita. Desde la jornada inicial me instalé en una silla confortable. Todo estaba en paz alrededor, así que me dejé llevar por una feliz remembranza y comencé con “Los asesinos”. No lo recordaba mal. Sigo pensando que si a alguien se le ocurriera hacer una antología de cuentos perfectos, éste tendría garantizado allí un sitial de honor. Su magia está en el manejo del dato escondido: no se nos dice qué hizo el sueco Ole Anderson, pero sabemos que esto selló su destino y ahora lo buscan para matarlo. Luego pasé a “Gato bajo la lluvia”, pues en el comentario escrito por García Márquez —usado en la nueva edición a manera de prólogo— aparece claramente festejado. No se equivoca Gabo en su elogio de esta narración en la que todo está dicho mediante implícitos. Me dispuse a concluir mi primer envión con “Cincuenta de los grandes” y conseguí deleitarme con la historia de Jack, un campeón de boxeo venido a menos que decide aceptar un último combate —aquí se vuelve sobre la vacuidad del triunfo, uno de los temas preferidos de Hemingway. Cuando ingresé a la casa ya era tarde y mi familia dormía plácidamente en la profundidad de la noche. Para emprender la segunda jornada, retorné a mi silla del jardín, sin sospechar el embrollo en que habría de terminar envuelto. Una vez ubicado, me di a leer “Las nieves del Kilimanjaro”. Aquí el protagonista es Henry, un escritor-cazador —o sea, un perfecto alter ego del autor. Este personaje acaba de sufrir un percance terrible. Se le ha gangrenado una pierna y ahora se halla varado en un campamento de caza, en medio de la estepa africana. Al concluir el relato, tengo que reconocerlo, volví a sentirme cautivado con la extraordinaria destreza narrativa de Hemingway: su técnica es impecable. Pasé entonces a “La breve vida feliz de Francis Macomber” y, mientras leía, tuve una intuición. Muchas de las mejores historias de este maestro extraen del universo de la cacería situaciones y metáforas que le permiten escudriñar sus asuntos predilectos: la dignidad, el honor, la lealtad. Y estando en esa meditación, fui perturbado por una algarabía de los mil demonios. Irrumpí en la casa alteradísimo. Encontré a mi esposa y a mis dos hijas encaramadas en los muebles de la sala; mi hijo, por su parte, corría frenéticamente los asientos y las mesas de un lado para otro. —¡Qué diablos está pasando aquí! Los cuatro me gritaron en coro: —¡Un ratón! Para algunos hombres de letras, las oportunidades heroicas son sumamente escasas. Por eso aprendemos a identificarlas con presteza, sobre todo si es la familia lo que está en juego. Comprendí que debía entregarme a lo que me dictara el instinto, así que fui al patio y regresé trayendo una escoba. Tan pronto como advertí al enemigo pasando bajo la mesa de centro, descargué mi furia sobre él. Tuve mala fortuna: el golpe fue evadido y di justo en el jarrón que nos había regalado mi suegra. Para mi esposa ese fue el final, de manera que se retiró a nuestro cuarto enfurecida. Como no podía permitirme un nuevo error, afiné mi puntería y aproveché el instante en que mi hijo corrió el equipo de sonido. El animal saltó y logré propinar sobre su cuerpo un golpe certero. Habiendo vencido, me paré en la mitad de la sala para recibir los honores familiares que, a mi entender, merecía. —Se trataba simplemente de espantarlo, papá —afirmó mi hijo indignado—. Nadie tiene derecho a matar un animal por mero deporte. Mis dos hijas estuvieron de acuerdo con él y, visiblemente molestas, se marcharon mirándome de reojo. Sin más que hacer, volví al jardín para quedarme con Hemingway. ** Alejandro José López Cáceres alejolopz@hotmail.com Escritor y realizador audiovisual colombiano (Tuluá, 1969). Ha publicado los libros Tierra posible (crónicas, 1999), Entre la pluma y la pantalla: reflexiones sobre literatura, cine y periodismo (ensayos, 2003), y Dalí violeta (cuentos, 2005). Reside en Cali, donde dirige la Escuela de Estudios Literarios (http://estudiosliterarios.univalle.edu.co) de la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Héctor Abad Faciolince ================================================ === “Escribo libros como los arquitectos diseñan casas” =================== === Lilian Fernández Hall ================================================= Con el éxito de su libro El olvido que seremos, dedicado a la memoria de su padre, el escritor y periodista colombiano Héctor Abad Faciolince logró el reconocimiento ya no sólo de su país de origen sino de toda América Latina y España. Con catorce ediciones en Colombia y tres en España desde su publicación en el 2006, este libro de difícil clasificación (¿testimonio? ¿ensayo? ¿memorias? ¿novela?) ha logrado cosechar un sinnúmero de comentarios elogiosos y ha ubicado a su autor como uno de los más representativos escritores latinoamericanos del momento. Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) se ha desempeñado como periodista, traductor, editor y escritor. Autor del libro de cuentos Malos pensamientos (1991), las novelas Asuntos de un hidalgo disoluto (1994), Fragmentos de amor furtivo (1998), Basura (2000, ganadora en España del I Premio Casa de América de Narrativa Innovadora y Angosta (2004). Es además autor del libro de “género incierto” denominado Tratado de culinaria para mujeres tristes (1996, traducido al alemán, italiano, griego y portugués), los libros de ensayos breves Palabras sueltas (2002) y Las formas de la pereza (2007) y la crónica de viajes Oriente empieza en El Cairo (2002). Como periodista, ha sido columnista de las revistas Cromos, Cambio, El Malpensante y de los periódicos El Espectador, El Colombiano y El Nacional de Caracas. Abad Faciolince vive actualmente en Medellín y trabaja como columnista de la revista Semana de Bogotá. El olvido que seremos Lilian Fernández Hall: El olvido que seremos fue un libro cuya escritura, como tú mismo has dicho, ocupó tus pensamientos durante casi veinte años. Ahora ya está escrito y ha sido recibido de manera muy positiva por los lectores y la crítica. ¿Qué sientes? ¿Satisfacción, vacío, alivio, nostalgia? Héctor Abad Faciolince: Ni mis editores ni yo creímos nunca que el libro fuera a tener tantos lectores ni tantas reseñas entusiastas. Para mí era un libro casi privado, escrito en primer lugar para mis hijos y mi familia. Para que mis hijos entendieran el pasado del que venían y para que comprendieran algunas obsesiones mías. Escrito también, no para mi padre, pues él no lo puede leer (no creo en la vida después de la muerte), pero sí por mi padre, por su memoria, por su vida. Yo siento una gran tranquilidad después de haber escrito el libro; era algo que tenía que hacer, uno de los pocos deberes ineludibles de mi trabajo como escritor y de mi responsabilidad como persona. LFH: En El olvido... dices: “Mi vida y mi oficio carecerían de sentido si no escribiera esto que siento que tengo que escribir, y que en casi veinte años de intentos no había sido capaz de escribir, hasta ahora” (p. 232). ¿Fue alguna circunstancia en particular que te permitió escribir este homenaje después de 19 años, o fue simplemente un producto de la reflexión de todos esos años? HAF: Ninguna circunstancia en especial sino la constancia de los años. Como una y otra vez lo intenté sin éxito, pero nunca dejé de intentarlo, un día, al fin, me di cuenta de que había hallado el tono adecuado. Adecuado, al menos, para llegar hasta el final de la historia. Si escarbo entre mis papeles encuentro muchos intentos fallidos, e incluso en mis libros publicados hay intentos de contar episodios de la vida o la muerte de mi padre. Diría que en todos los libros se me salía un pedazo de esta historia, pero sólo esta vez pude llegar hasta el fondo. LFH: Tú describes a tu producción anterior a El olvido... como “divertimentos y allegrettos de palabras” (Las formas de la pereza, p. 110), a los cuales te has dedicado mientras maduraba el proyecto del libro dedicado a tu padre, y a los que retornarás sin remordimiento una vez concluido ese trabajo. ¿Consideras realmente tu trabajo literario anterior solamente como una práctica de “el viejo arte de la evasión”? ¿Incluyes también en esa descripción a novelas como Angosta o Basura? HAF: Tal vez fui un poco injusto con mis libros anteriores. Yo tiendo a menospreciar lo que he hecho en el pasado. Vivo muy intensamente el presente y el pasado se me va borrando. Lectores que me quieren dicen que las cosas no son así. Tal vez algún día yo llegue a decir que tampoco El olvido... es literatura bien escrita. Tengo muchas dudas sobre lo que ya publiqué; afortunadamente confío en lo que estoy haciendo. Es cuando pasa el tiempo que me parece que ya no sirve, que ya no vale. Uno no sabe nunca bien si lo que escribe vale la pena o no, pero yo no sirvo para otra cosa. Europa LFH: Hace poco concluiste tu período de trabajo en Berlín, como becario del Servicio de Intercambio Académico Alemán. Cuéntanos algo de esta etapa: ¿qué ha significado para ti en el plano laboral, y qué te ha aportado como experiencia personal? HAF: Bueno, la del DAAD es una beca extraordinariamente generosa: un año sin compromisos, con todo el tiempo para leer y escribir y pasear, y sin ninguna obligación. Es el ideal y el paraíso del antiguo mecenazgo europeo. No escribí mucho, pero sí leí, pensé, caminé, viví intensamente en una ciudad que es muy agradable. Museos, bicicleta, parques, exposiciones, amigos, comida, cerveza. Digamos que fue un año de felicidad y que también allí se gestó la idea y los primeros pasos del libro que sigo escribiendo. La historia es bonita, y se la debo a la paz de Berlín. LFH: Tú has dicho en una entrevista: “No me gusta ese miedo, esa xenofobia que hay en el primer mundo contra nosotros”. ¿Cómo has percibido el ambiente europeo en ese sentido, desde tu estadía en Berlín y tus frecuentes viajes? HAF: Yo no he tenido dificultades. En Berlín nunca me hicieron sentir mal. Lo cierto es que yo me puedo camuflar como un europeo del sur, y eso hace mucho más fáciles las cosas. Si eres negro o aborigen australiano o indio suramericano, la cosa es a otro precio. La gran mayoría de los europeos no son racistas ni xenófobos, pero hay un porcentaje alto de personas que sí lo son. La inmigración es un gran problema del siglo 21. Habrá que definir qué porcentaje de población foránea están dispuestos a aceptar los europeos. Yo creo que si se llega paulatinamente a un 20 o 30 por ciento de población de orígenes étnicos distintos, los europeos no deben temer por la desaparición de su cultura, y sí por un enriquecimiento cultural, económico, comercial. El miedo que a mí más me molesta es el de las visas y los controles paranoicos, como si todos fuéramos terroristas; eso es inaceptable. Literatura LFH: Si bien te dedicas fundamentalmente a la narrativa, muchos de tus libros no pueden clasificarse en géneros tradicionales: narrativa “innovadora”, homenaje, testimonio, “divertimento”. ¿Es una característica personal tuya la de borrar o transgredir las fronteras de los géneros o es algo común a los escritores latinoamericanos actuales? Tú has hablado de la “hibridación” de la novela contemporánea, ¿te refieres a este fenómeno? HAF: Creo que hay dos tipos de artistas: los que hacen toda la vida variaciones sobre una misma obra, y los que en cada período de su vida se enfrentan con problemas distintos y tratan de meterse por un nuevo camino. Hay pintores que hacen básicamente toda la vida el mismo cuadro (Botero), o que escriben el mismo libro (Rulfo, en parte García Márquez) y pintores que varían (Picasso) o escritores que buscan (Calvino). No creo que unos sean mejores que otros, sino que es cuestión de personalidad. Hay gente más fiel a lo que hace y a su vida y a sus obsesiones. Otros nos aburrimos y somos infieles. Ni una postura ni la otra es garantía de nada; es una actitud vital que tiene que ver con la personalidad. A mí me aburriría mucho hacer siempre cosas parecidas y por eso cada libro mío tiene poco que ver con el anterior. LFH: Un tema que surge con cierta recurrencia en tus escritos (sobre todo en el Tratado de culinaria para mujeres tristes, pero también en otros textos) es la reflexión sobre la huella que deja el tiempo en nuestros cuerpos, el lento decaimiento que indefectiblemente sufre el ser humano con el transcurrir de los años, y la manera de enfrentar o sobrellevar este cambio. ¿Es la tuya nada más que una reflexión sobre este fenómeno, o implica también una cierta angustia personal ante el hecho indefectible de envejecer? HAF: Decir que la vejez es agradable es un consuelo que se inventan algunos viejos. Envejecer, ante todo, es acercarse a la muerte, y si a uno le gusta la vida, esa sola cercanía es molesta. Mejor sería no envejecer nunca y suicidarse cuando uno se aburra de estar vivo. Quedarse para siempre a los 33 años, máximo. Claro, hay vejeces sanas y vejeces enfermas, vejeces solitarias y sedentarias y vejeces vitales. No me gusta envejecer, pero lo acepto, y espero envejecer con dignidad, sin ocultar los rastros del tiempo. ¿Qué más se puede hacer? Es como la estatura o la belleza: uno nace de cierto tamaño y con ciertas características físicas. Lo mejor es aceptarlas, así a uno le gustara medir diez centímetros más o menos, y tener los ojos o las orejas distintos. LFH: Uno de los temas de tu novela Basura es la finalidad de la escritura: por qué, para qué y para quién escribimos. Tu personaje Davanzati dice: “Escribo como quien orina, ni por gusto ni a pesar suyo, sino porque es lo más natural, algo con lo que nació, algo que debe hacer diariamente para no morirse y aunque se esté muriendo”. ¿Por qué y para quién escribes? HAF: Nunca he entendido por qué no les preguntan a los ingenieros por qué hacen puentes y a los escritores sí por qué escriben libros. Es como si lo nuestro fuera una vocación sacerdotal, dictada por el Espíritu Santo, un llamado del mundo ultraterreno. Creo que es simple. Así como un ingeniero ve que se le dan bien las matemáticas y que le gusta manipular objetos mecánicos, el escritor se da cuenta de que le gusta leer, contar historias y que le sale bien escribir (que le celebran lo que escribe). Es así de simple, sin llamados misteriosos, sin vocaciones venidas del más allá. Es una combinación: uno descubre que tiene un talento, como lo descubren los músicos (no hay músicos sordos, salvo al final de su vida), y si le va bien al desarrollarlo, tal vez se dedique a eso toda la vida. Escribo libros como los arquitectos diseñan casas. Tal vez la diferencia está en que los arquitectos lo hacen para vivir. Yo escribiría aunque nadie me pagara por escribir. ¿Será esa la parte sacerdotal de la escritura? ¿Que es una pasión? LFH: Alguna vez dijiste que estabas convencido de la inutilidad de la literatura. ¿Sigues pensando lo mismo? HAF: Lo que pienso es que la literatura no es una actividad tan importante. Tal vez tiene más prestigio de la cuenta, y los escritores se creen mucha cosa. En el gremio de los escritores hay de todo: genios, bobos, buenos, malos, idiotas, malévolos, bondadosos. No entiendo por qué a los escritores los ponen a opinar sobre los temas más distintos; es mejor que llamen a los expertos de cada área pues en general los escritores no saben sino de literatura, y eso es muy poca cosa. La utilidad de la literatura, para mí, es que paso horas leyendo, y esas horas me han hecho muy feliz. Si consigo lo mismo con algún lector, alguna vez, habré cumplido con mi tarea. Blogs LFH: Tu experiencia como blogger fue corta y tus motivos para abandonar esa modalidad de escritura son muy razonables y respetables. Nos quedó a muchos, sin embargo, el deseo de seguir leyendo tus reflexiones y comentarios. ¿Reincidirás alguna vez? HAF: Mi abuela materna, que se murió en 1982, solía repetir esta frase: “¡Malhaya no haber nacido en esta época!”. Frente a los bloggers a veces yo he sentido algo parecido, aunque yo vi nacer Internet y probablemente fui uno de los primeros en tener correo electrónico. Soy un enamorado de las posibilidades de la red, y los blogs me parecen un mundo abierto. Sin embargo, yo nací todavía en la era del libro de papel. Soy librero (de libros viejos), editor de libros, traductor de libros y también escribo libros. Me puse a hacer un blog pensando que la cosa era simplemente un cambio de soporte: la red en vez del papel. Es eso, pero es más que eso, y requiere mucho más tiempo del que yo pensé. En todo caso nunca digo de esta agua no beberé. Si hubiera nacido diez años más tarde, seguramente yo sería un blogger. No soy asiduo de ninguno, pero en mis búsquedas voy a dar a muchos, y casi siempre encuentro material de lectura y de aprendizaje muy interesantes. Colombia LFH: ¿Qué planes tienes ahora que estás de vuelta en Medellín? HAF: He vuelto a mi trabajo como editor; paso a ratos por mi librería y me he hundido otra vez de lleno en la realidad nacional. Colombia es un país tan intenso que no te permite sentir nostalgia de nada. Llegas, y la realidad es tan fuerte que se impone. Pienso seguir viviendo aquí, con salidas esporádicas afuera. Quisiera, antes de morirme, vivir un año en varias ciudades del mundo. Creo que la próxima será Buenos Aires. Pero creo que me voy a morir en Medellín, “y el día esté lejano”. Mis planes son ya los mismos de siempre: leer, escribir, comentar el presente, encontrar las palabras para contar bien las cosas y tratar de no volverme un fanático en ningún sentido. LFH: Tú hablas del poder cuestionador y contestatario de la literatura en una sociedad cerrada y autoritaria, mientras que, en el otro extremo, en una sociedad abierta y permisiva, estarían los escritores que deben luchar para que sus textos no desaparezcan o sean ignorados o asimilados por una sociedad inmune a todo cuestionamiento. ¿Cómo es escribir en Colombia? HAF: Hay muchos temas. Y te tienen en cuenta: te leen, te insultan, te amenazan. Es como si la gente confiara todavía en el poder de la palabra, en la influencia del periodismo. Uno se siente protagonista de lo que ocurre, aunque sea una mera ilusión. Colombia es una sociedad semiabierta. No hay censura, no hay prohibiciones por parte del gobierno, pero sí hay un control amenazante de parte de muchos poderes. No tanto en la literatura como en el periodismo, y más si eres de radio o de televisión. No somos un país muy letrado. No nos aburrimos nunca, en mi país, pero yo aspiro a vivir en un país un poco más normal, menos interesante, un poco más aburrido. Debemos aspirar a ser normales, como los matrimonios normales, que son un poco aburridos, pero uno no puede vivir en pasiones, melodramas, amores furtivos permanentes. Qué cansancio. LFH: Pienso en el escritor Fernando Vallejo: provocador, egocéntrico, conflictivo, pero, en definitiva, un destacado escritor. Se notó su ausencia en la Feria del Libro de Guadalajara (dedicada este año a Colombia). A pesar de haber renunciado a la nacionalidad, no podría menos que considerarse como un escritor colombiano de renombre. ¿Por qué crees que no se lo invitó? HAF: Creo que lo deberían haber invitado. Él no hubiera ido, pero hoy no tendría un motivo más para quejarse de la maldad y mezquindad de su horrible país. Además él tuvo que recuperar su ciudadanía hace poco. Estuvo en Bogotá haciéndose un transplante de córnea, y en Colombia está prohibido que se donen córneas a los extranjeros. Tuvo que desempolvar la cédula. LFH: ¿Sigues siendo optimista en cuanto al futuro de Colombia? HAF: A largo plazo, sí. Digamos que antes de la extinción del universo, antes que se apague el sol, viviremos un período suizo, de próspera tranquilidad. Pero ese tiempo no se cuenta en años sino en siglos. Aunque también creo que el mundo de aquí a cincuenta años no es siquiera imaginable. A lo mejor ni siquiera existan muchos países y haya otro tipo de fronteras. La profesión de profeta es muy ingrata: sólo aciertan unos pocos, y los que aciertan, aciertan por azar. Esta entrevista fue publicada en mayo de 2008 en la revista El Hablador (http://www.elhablador.com/entrevista15_abab1.html). ** Lilian Fernández Hall lilian.fernandez@yahoo.com Docente e investigadora argentina residente en Estocolmo, Suecia. Egresada de la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Colabora en varias publicaciones, impresas y digitales, de Europa y de América Latina. Corresponsal en Suecia de El Diario de Hoy (http://www.elsalvador.com), de El Salvador. Coordinadora de círculos de lectura en español en Suecia. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La viña de Omar Kháyyám Juan Guerrero ============================ Melesígenes (conocido por el apodo de Homero, el ciego) cuenta en su Odisea la experiencia que el héroe tuvo con el cíclope. Los marineros ingresaron a la caverna y fueron sorprendidos por Polifemo, quien los encerró y se preparó para comérselos. Odiseo y sus navegantes idearon una estratagema para librarse del cíclope. Le ofrecieron de beber el zumo de la fruta de la vid. Así, y mientras el cíclope bebía grandes cantidades de vino, Odiseo y sus compañeros buscaron la manera de vencerlo, incrustándole un pedazo de madero en su único ojo. Después huyeron de la caverna. Una simple lectura de este poema nos hablaría también de una acción donde el héroe logra, con su astucia, vencer monstruos y doblegar dioses y hasta controlar fenómenos naturales. Sin embargo, la lectura simbólica ofrece una interpretación más sutil que nos permite introducirnos en un viaje inverso. Mientras la Ilíada canta la cólera de Aquiles por la muerte de su amado Patroclo, la Odisea canta el viaje interior del héroe. Y es aquí que esa peregrinación se inicia al penetrar, en un acto iniciático, en el centro, exactamente donde el cíclope mantiene su fuerza. Ese ojo interior que anula de tanta brillantez, luminosidad (defínese también la divinidad con estos términos). Y esto es posible, entre otras razones, porque se tiene un referente; el vino que proporciona la posibilidad para traspasar el espacio-tiempo humano e instalarse en el no-tiempo, el yllo témpore o presente eterno de los dioses. Tiempo donde se asiste a la vitalidad interior del ser. Por eso nuestra concepción cultural dentro de la cual los dioses siempre han sido seres potencialmente vitales aun siendo adultos o viejos. Es el caso del adivino de Tebas, Tiresias, quien atiende en el inframundo al héroe odisíaco, mientras éste va en busca de sus muertos. Dice Odiseo, en la rapsodia undécima: “Y yo, desenvainando la aguda espada... abrí un hoyo de un codo por un lado; hice a su alrededor libación a todos los muertos, primeramente con aguamiel, luego con dulce vino y a la tercera vez con agua; y lo espolvoreé todo con blanca harina”. Igualmente, en la última rapsodia, la vigésima cuarta, denominada “Las paces”, el héroe menciona como regalos recibidos, árboles para su huerta, de sus antepasados, los siguientes: “Fueron trece perales, diez manzanos y cuarenta higueras; y me ofreciste, además, cincuenta liños de cepas, cada uno de los cuales daba fruto en diversa época, pues hay aquí uvas de todas clases, cuando los hacen madurar las estaciones que desde lo alto nos envía Zeus”. ¿De dónde vendrá la semilla de la uva, nos preguntamos nosotros?, mortales y silvestres humanos odisíacos. Dionysos, por su parte, dios de la festividad, de lo dionisíaco-orgiástico y ditirámbico, es la real y viva encarnación de la vid. Él es hijo de Semele (semilla, simiente y semen), fertilizada por la divinidad absoluta, Zeus olímpico. Por ello la naturaleza de Dionysos es doble; humana y divina al mismo tiempo. Tiene dos nacimientos (en tanto fue rescatado por Zeus cuando su madre miró de frente al dios olímpico y éste la fulminó, luego lo rescató de su vientre y lo montó en su muslo derecho de donde vino de nuevo al mundo) y así también dos muertes: descuartizado por los Titanes, por ver en él una nueva generación de dioses más benévolos con los mortales. Pero su corazón lleno de amor se salvó y regresó con el Perdón entre sus manos. Huido de Egipto cuando Tifón atacó el cielo, Dionysos se fue al desierto y devino macho cabrío y fue sacrificado eternamente por la tradición judeocristiana, como cordero. Adorado por las ninfas quienes lo perseguían y por sus adeptas humanas, las dionisias, que establecieron, en conmemoración de su muerte y resurrección, las fiestas orgiásticas (entre otros lugares, Delfos) donde las mujeres deliraban mientras libaban su sangre (el vino) y comían su cuerpo (como pan primario) en honor también del dios Pan (de ello su vínculo con lo pánico). En algunos cultos mucho más antiguos, como los babilonios, se le conoce como Zangreo (de ahí la similitud fonético-fonológica, sangría, de sangre). Los adeptos y adeptas a su culto debían someterse a un sinnúmero de pruebas, entre ellas, las denominadas de purificación: con fuego, agua y aire. Al final de las pruebas, y ya como iniciado, se le dejaba caer en medio de la cabeza y en el entrecejo, el falo flamígero mítico-simbólico del dios resucitado. Las mujeres danzaban en círculos manteniendo al iniciado en el centro. El falo dionisíaco se le introducía simbólicamente en el entrecejo para despertar el ojo interior, donde mora Polifemo. Estas historias de la tradición oral de la humanidad han sido trastocadas y adulteradas, y así tenemos el mismo culto en Egipto, con Osiris; en Grecia con Dionysos; en Roma, con Bacchus y en el cristianismo, con Jesús. Osiris-Dionysos-Bacchus-Jesús, son una misma y única imagen mítico-simbólica que celebra el nacimiento de la semilla que se hace sangre y deviene inmortalidad, pues la simiente original fue dada a los hombres por la divinidad suprema, olímpica. No es gratuita por ello la frase del maestro Jesús: “Yo soy la vid”. En los días de este maestro, por ejemplo, los judíos eran absolutamente celosos de todo aquello que estuviera vinculado con su vida, pues ésta debía dar razón a Adonai y al maestro Moisés. Así, cuando se preparaban para ir de viaje, eran meticulosos con los alimentos y las frutas. Describe así Margaret George, mientras habla de la vida de María de Magdala (o María Magdalena): “Los carros estaban cargados según dictaba la tradición: debajo de todo iba la cebada, después el trigo y los dátiles, luego las granadas, los higos y las olivas en capas sucesivas y, encima de todo ello, las uvas”. Las culturas mediorientales y mediterráneas siempre han visto en la simiente de la uva y el vino, parte de su desarrollo como origen de la vida y de lo eterno. Por ello en la Hélade, cuando se iba a iniciar un nuevo ciclo en la siembra, sobre todo en la plantación de viñedos, los campesinos honraban a la diosa Démeter, protectora de la vida y dadora de la fertilidad, realizando pequeñas aberturas en la tierra. A continuación los hombres mostraban sus falos, los masturbaban y eyaculaban en los huecos, donde además depositaban las semillas que representaban a la madre del dios Dionysos, Semele. A continuación, y siempre en círculos, las mujeres entonaban cánticos en honor a su dios. Así podría haber una nueva y mejor cosecha y la uva oscura nacería junto con huellas claras, como imagen de lo humano y divino. Este detalle aún se mantiene, aunque un tanto trastocado, entre los musulmanes, en el sagrado rito de la circularidad mientras oran alrededor de la piedra cúbica, en La Meca. Esa memoria nuestra, olvidada y relegada al casi impenetrable abismo de la oscura noche, nos hace devenir seres mortales e inferiores. Por eso hay instantes en nuestras vidas donde el tiempo detiene su marcha y entonces, cual marionetas de un juego que no conocemos, nos desplomamos como fardos en esta vida que es un festín. Si por un momento pensamos qué sentido tiene tanto esfuerzo, el inconmensurable progreso humano; la única respuesta será para demostrarnos a nosotros mismos que aún estamos vivos. Sólo el hombre tiene necesidad del escándalo para sentir que existe. Y el hombre también necesita de su arrogancia para sentirse superior. Y si esto es así, tan descarnadamente humano, ¿qué sentido tiene el trabajo, el amor, la fe, Dios, la vida y la muerte? Son sólo estados del hombre en descomposición. Estamos aprisionados por el tiempo y para esconder nuestra debilidad inventamos el concepto del Estado platónico (no olvidemos que el filósofo ateniense desterró a los aedos-poetas de su república). El Estado es ese gigantesco y abstracto campo de concentración donde sobrevivimos junto con las alimañas, los recuerdos, las deudas, los deseos, la nostalgia y el miedo a la muerte. Posiblemente fue ese pensamiento de la pequeñez humana lo que motivó a Ghiyas Uddin Abul Fath Omar Ibn Ibrahim al Kháyyám de Nishapur, conocido como Omar Kháyyám a abandonar las investigaciones en astronomía y matemática y dedicar su vida al vino y al placer. Kháyyám nace en Persia hacia el siglo XI de nuestra era, y un tanto frustrado por no encontrar respuesta en la ciencia sobre el hombre y Dios, se refugia en la poesía de alto contenido dionisíaco. Así nos canta el poeta: “Bien sabéis, amigos míos, cuánto tiempo hace / que festejé con una orgía, mi nuevo matrimonio. Repudié / de mi lecho a la vieja y estéril razón y tomé / a la hija de la vid por esposa”. Hay un escepticismo en su obra tan laboriosamente hilvanada. En parte, quizá en su estructura, remite a los cánones de los rubáy (especie de cuartetas) o a los hai-ka chinos, quizá a cierta similitud en Li Po o Tu Fu, en la dinastía T’ang. Este es el primer tema en sus cantos; la mirada recelosa a lo establecido, en tanto le tocó vivir en una época plagada de barbarie y superstición. Se cuenta que en su época existían cerca de setentidós religiones, entre ellas la sufí, que posiblemente influyó en su obra, por el desprendimiento de la vida, el sentido de la compasión, la humildad y el amor entre todos los hombres. Como adeptos a este sendero espiritual son los más grandes poetas persas de todos los tiempos, como Saadi (1184-1292), Rumi (1207-1273), Hafiz (1391-) y Jami (1414-1492). Todos ellos vinculados a la tradición sufí. Kháyyám fue un hombre inicialmente formado en la ciencia, de contenido helénico, pues en sus investigaciones y tratados de matemática y astronomía se nota la influencia del epicureísmo. Fue el reformador del calendario persa así como de una nueva concepción algebraica en la medición de los catetos y la hipotenusa en la triangulación espacial. Por ello fue durante años un protegido en la corte del sultán Alp Arslam. Pero aun y con todo el poder del Estado a su favor, sentía recelos de ese poder. Nos dice el poeta: “No trates de encontrar amigos en la mundana feria que atraviesas / no busques más un asilo seguro. / Soporta con entereza el dolor y no suspires / por un remedio que no has de hallar. / Sonríe en el infortunio y no esperes de nadie una sonrisa: / perderías el tiempo”. Por lo que respecta al amor, éste se presenta delimitado en formas femeninas. Y es aquí donde aparece una manera especial del tema amoroso. Parcialmente las culturas antiguas y entre ellas la árabe y la persa, presentaban el tema amoroso dedicado al hombre, de ahí lo difundido de las relaciones homosexuales que tenían, entre los antiguos, una visión totalmente diferente a la actual. Pensemos, por ejemplo, en el llanto de Aquiles a la muerte de su mancebo Patroclo, ya citado en páginas precedentes. O los efebos que mantenían los reyes, sultanes, emperadores y sacerdotes. Estas prácticas se han mantenido hasta nuestros días, aunque un tanto distorsionadas. Pero es en el vino, esa línea roja y orgiástica que se desliza por los labios, donde encontramos el eje de sus cantos, en las rubáiyát. Existe en Kháyyám un tratamiento voluptuoso del vino (de voluptas corporis), de la vida y los placeres sensuales femeninos. Se siente en las rubáiyát ese gozo por la vida, la íntima felicidad de existir mientras se espera y siente la fugacidad de ella. Esa conciencia referida al presente, tiempo único de los dioses. Nos dice el poeta: “¡Ignorante que te crees sabio y te debates entre / dos infinitos: el pasado y el futuro! / Quisieras poner entre ambos una piedra y sentarte allí a descansar. / Mejor es que busques la sombra de un árbol y / un ánfora de vino / y trates de olvidar tu impotencia”. Y siempre volvemos al inicio, esa especie de mito del eterno retorno mirceliana. El mismo hombre a través de los siglos perseguido por los dioses y que le genera dudas, temores, incertidumbre y soledad. Kháyyám nos dice: “Nos diste ojos, señor y permites / que la belleza de tus criaturas / nos deslumbre. / Podemos ser dichosos y pretendes que renunciemos / a los goces de este mundo. / ¡Mas esto es tan insensato como querer invertir una copa sin derramar el vino que contiene!”. ** Juan Guerrero bdclfj@cantv.net Ensayista, poeta y docente venezolano. Es licenciado en letras, magíster scientiarium en educación, mención enseñanza del castellano, y candidato a doctor en filología hispánica por la Universidad de Oviedo (España). Es docente-investigador de la Universidad Nacional Experimental de Guayana. Ha publicado el poemario Elegía a la sombra / Elegia all'ombra (1981) y ha recibido en dos ocasiones mención de honor en el premio José del Valle Laveaux (Ciudad Bolívar, 1989 y 1992). === Poética de la nostalgia en Tío Vania (1899) de Antón Chéjov, ========== === La señorita de Tacna (1981) y El loco de los balcones (1993), ========= === de Mario Vargas Llosa María Elvira Luna Escudero Alie ============ A Gabriel Escudero Tineo, el entrañable tío Galo, in memoriam A pesar de las muchas y diversas distancias: cronológica, geográfica, histórica, lingüística, y cultural entre el dramaturgo y cuentista ruso Antón Chéjov (1860-1904) y el novelista, cuentista y dramaturgo peruano Mario Vargas Llosa (1936- ), me propongo en este artículo señalar que existen influencias chejovianas importantes en la obra dramática de Vargas Llosa. Específicamente me referiré en estas líneas a Tío Vania, de Chéjov y a La señorita de Tacna y El loco de los balcones, de Vargas Llosa. Estas semejanzas entre los universos dramáticos de Chéjov y Vargas Llosa no sólo son patentes en cuanto a la temática, sino también en relación a la estructura de las obras dramáticas de ambos escritores. De hecho, me parece que se puede hablar de una influencia chejoviana en cuanto a la concepción dramática de Vargas Llosa, así como también de un marco filosófico común bajo el cual se teje la concepción dramática de ambos autores. El teatro fue “el primer amor literario de Mario Vargas Llosa”, y su primera obra dramática: La huida del Inca, fue escrita en 1952, cuando MVLl tenía 16 años y cursaba el quinto año de secundaria —el último— en el Colegio Nacional de San Miguel, en Piura, en el norte del Perú. La adolescencia de Vargas Llosa transcurrió en épocas cargadas de intensidad política y de dictaduras militares, que luego marcarían el rumbo ideológico de Vargas Llosa, y delinearían su clara entrega a la causa de la libertad individual y política. Sí, efectivamente, aquellas eran épocas de largas dictaduras en Latinoamérica; en el Perú, el general Manuel Odría —en el poder desde 1948 hasta 1956— dirigía el destino del Perú, y una constelación de dictadores estaba también al mando en otros países latinoamericanos: Fulgencio Batista gobernaba Cuba (de 1938 a 1959), Anastasio Somoza, Nicaragua (de 1937 a 1947, y entre 1950 a 1956), y Rafael Leonidas Trujillo, la República Dominicana (de 1930 a 1961). Vargas Llosa no sólo escribió La huida del Inca, obra de teatro en tres actos en la que ya se vislumbraba su pasión por la literatura, es decir que en 1952, MVLl “ya era el que sería”, como habría dicho Borges, sino que el joven Vargas Llosa también seleccionó a los actores, repartió roles y dirigió su obra. Walter Palacios Vinces, un abogado y periodista peruano, y también ex presidiario político de una cárcel de Lima, fue además uno de los ex alumnos del Colegio Nacional de San Miguel que actuaron en La huida del Inca. Palacios recuerda esa experiencia dramática tan remota de una manera muy vívida, en una entrevista que Eduardo González Viaña le hiciera en 2004, desde la cárcel: “(...) Recuerdo que en uno de los primeros ensayos, cuando me corresponde entrar en acción, empiezo muy circunspecto a pronunciar mi parlamento y Mario detiene el ensayo y me dice: No, no Walter, así no. Tú no eres un sacerdote, un personaje serio. Tú eres un chamán, un brujo, un hechicero, por eso tu actuación tiene que ser farsesca. Y él mismo comienza a caminar, a dar pequeños saltos gesticulando grotescamente. Eso no he podido olvidarlo hasta ahora. Todos aceptábamos y cumplíamos con disciplina sus indicaciones. La seriedad con la que nos dirigía, no alteraba nuestras relaciones de amistad (...)”. González Viaña, Eduardo: “Leyendo y recordando a Vargas Llosa en una cárcel del Perú. Conversación con Walter Palacios Vinces, periodista y abogado”, en Ciberayllu [en línea] 2 de marzo del 2005. http://www.andes.missouri.edu/andes/Cronicas/EGV_WalterPalacios.html. Lamentablemente esta obra de los años escolares de MVLl, que incluso obtuvo un premio por su mérito literario (que consistió en un viaje a Lima), nunca se ha publicado, entre otras razones porque se extravió o, como se comenta en círculos literarios, el propio autor, perfeccionista como es, “la extravió” . El amor de Vargas Llosa por el teatro perdura hasta la actualidad. De hecho, en España, Perú, Chile y Argentina, MVLl se ha subido recientemente a las tablas, participando en roles muy literarios. MVLl ha actuado con la actriz española Aitana Sánchez Gijón, la peruana Vanesa Saba y otras, y lo ha hecho nada menos que en el papel de Ulises u Odiseo, leyendo textos de la literatura universal escogidos por él. Además, entre los próximos proyectos de Vargas Llosa está el de presentar otra obra para leer en el teatro como el proyecto Penélope y Odisea; pero esta vez será sobre Sherezade, de Las mil y una noches. En el transcurso del verano europeo, se publicará la última obra de teatro de Vargas Llosa, titulada Al pie del Támesis; dicha obra, que también trata del tema de la memoria y de los juegos entre ficción y realidad, ha tenido su estreno mundial en Lima a fines de marzo de 2008. Aunque, como bien se sabe, Vargas Llosa es mucho más conocido y celebrado como novelista, también escribe ensayos literarios, cuentos, artículos periodísticos y obras de teatro. Cuenta hasta el momento con seis obras dramáticas (sin sumar a la lista La huida del Inca, pero sí la que se publicará en el verano de 2008, Al pie del Támesis). La primera obra de teatro publicada de MVLl fue La señorita de Tacna (1981), luego le siguieron Kathie y el hipopótamo (1983), La Chunga (1986), El loco de los balcones (1993), Ojos bonitos, cuadros feos (1996) y, recientemente, Al pie del Támesis (2008), que ya se está presentando en un teatro limeño. Estas seis obras dramáticas de MVLl escritas entre 1980 y 2008, han sido representadas con éxito de crítica y de taquilla en diversos lugares del mundo. Conviene recalcar que MVLl no es un escritor al que se le pueda constreñir a un lugar geográfico, o explicar solamente de acuerdo al contexto latinoamericano, que por otro lado no tiene mucha tradición dramática si la comparamos con la tradición lírica o la novelística. La obra de MVLl no tiene, pues, puestos a colocar etiquetas, una patria determinada, ya que es bastante universal e intenta enriquecerse y aprehender de experiencias culturales diversas. Como explica Verónica López Quesada en su excelente estudio sobre Chéjov, El brillo perdido y la apatía existencial, Chéjov diseñó sus personajes de acuerdo al contexto político, histórico y la realidad social de su época. En efecto, la antigua clase aristocrática rusa estaba en decadencia a fines del siglo XIX, y estaba perdiendo terreno político y por lo tanto social y económico frente a la fuerza de la incipiente burguesía. Estos cambios políticos y sociales darían paso más tarde, en 1917, a un cambio histórico más radical; a la Revolución Bolchevique. Ya para 1861 se había decretado en Rusia, en el reinado del zar Alejandro II, la abolición de la servidumbre. Los antiguos siervos, y los padres de Chéjov eran hijos de siervos, que eran los mujiks, se convirtieron en personas libres y por tanto debían trabajar por sí mismos. Así, estos mujiks liberados fueron formando una baja clase burguesa que vivía en el campo y en los barrios obreros de las grandes ciudades como Moscú y San Petersburgo. La nobleza se va sintiendo amenazada por esta nueva clase social pujante forjada en base al trabajo y el sacrificio. El conflicto se plantea entonces frente a la clase aristócrata regida por la sangre, y la nueva clase burguesa basada en el trabajo. Como buen observador de su realidad social, y por la circunstancia privilegiada que su trabajo como médico le permitía; es decir, por los viajes que hacía de aldea en aldea para curar a sus pacientes, Chéjov supo recoger en su escritura y en sus personajes esos importantes cambios sociales y políticos que ocurrían en su vasto país que paulatinamente se enfilaba hacia la industrialización y la modernidad. Así como es difícil clasificar la obra de Vargas Llosa, así también lo es la de Chéjov, que es heredera del realismo social de sus antepasados literarios. Con respecto a la estructura de las obras dramáticas de Chéjov, las cuatro mayores: La gaviota (1896), Tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904), consiste en una temática realista, dividida en 4 actos. Chéjov no utiliza la experimentación, y huye de lo subjetivo y del melodrama porque su intención es presentar a sus personajes de manera realista y verosímil. Chéjov presenta con éxito, en sus dramas, un mundo objetivo en cuanto a la temática, y de la forma no parece preocuparse demasiado. No es la forma lo que más le interesa sino más bien plasmar de manera fiel la realidad que observa en su expresión más cotidiana. La acción dramática, en las obras de Chéjov como también en las de Vargas Llosa, se reduce al mínimo, de acuerdo a muchos estudiosos. La trama se configura en base a diálogos simples y cotidianos, incluso banales en algunos casos. Chéjov quería pintar la realidad con todos sus matices. En una carta a Suvorin en 1888 Chéjov escribió: “El artista observa, elige, conjetura, combina... Usted tiene razón en exigir una actitud consciente del artista hacia su obra, pero mezcla dos ideas: la solución del problema y su correcta presentación. Sólo lo último es obligatorio para el artista”. Chéjov, como también lo hace Vargas Llosa, presenta en sus obras una realidad y unas temáticas que incluyen problemas reales existenciales, éticos, sociales, etc., y deja al criterio del espectador encontrar las soluciones. Las obras dramáticas de Chéjov, como las de Vargas Llosa, expresan la imposibilidad del hombre moderno de actuar de acuerdo a sus deseos, ponen al descubierto la inercia moral del ser humano, sus sueños frustrados, y la falta de responsabilidad y entereza para tomar las riendas de su destino. Los personajes chejovianos se aburren en las casas de provincia como miembros de una aristocracia decadente que se sabe en vías de extinción. En la primera obra publicada de Vargas Llosa, La señorita de Tacna, vemos claramente cómo la familia de la Mamaé va descendiendo de una clase media-alta a casi la indigencia; pero los prejuicios sociales que tenían contra las clases sociales y razas consideradas por ellos inferiores, se mantienen intactos. Es importante resaltar también en cuanto a la estructura dramática de las obras de Chéjov que éstas están configuradas, como señala acertadamente Verónica López Quesada, de acuerdo a un principio básico: el conflicto entre un explotador y sus víctimas. Por ejemplo, en El jardín de los cerezos, Madame Ranevskaya pierde su finca a manos de Lopakhin, que representa a la burguesía naciente. En Las tres hermanas, Natasha, la esposa de Andreiv Prozorov, es la que como un cáncer invasor se va colocando en todos los espacios de la casa Prozorov para ir eliminando a todas sus cuñadas: Olga, Másha e Irina. Natasha logra echarlas fuera de su propia casa de provincia por su actitud vulgar, intransigente y agresiva que configura lo que Natasha es en realidad: una “nueva rica” muy insegura de su nuevo rol social. Natasha también representa, en la obra, a la naciente clase burguesa; pero en su caso quizás a lo peor de esta nueva clase; a la ambición desmedida y la falta de consideración y respeto por los demás, por los miembros de la clase decadente, que en el caso de Las tres hermanas son nada menos que los parientes políticos más cercanos de Natasha. En La gaviota, Trigorin es el destructor de la inocencia de Nina, así como Arkadina destruye las esperanzas y sueños de su propio hijo Kostantín Tréplej que termina suicidándose. En Tío Vania el regreso al campo de la bella y joven Elena y su esposo el profesor Serebriakov fuerza a los demás, a Sonia, y a Vania especialmente, a tomar conciencia de su miserable situación existencial. Se considera que el teatro de Chéjov es un teatro casi desprovisto de acción dramática, ya que el tópico principal de sus obras es la vida cotidiana, la rutina. El mismo Chéjov dijo: “Los hombres comen, duermen, fuman y dicen banalidades y sin embargo se destruyen”. También el teatro de MVLl ha sido caracterizado como desprovisto de acción dramática, aunque algunos importantes estudiosos de la dramática de MVLL, como la destacada académica y autora Bárbara Mujica, discrepan con esta aseveración radical. Aquellos que dicen que el teatro vargasllosiano no conlleva mucha acción dramática, consideran que se trata más bien de un teatro de tipo narrativo donde los personajes, más que realizar acciones concretas, recuerdan, inventan historias, sueñan, especulan sobre acontecimientos ocurridos o por ocurrir cuyos hechos específicos desconocen. Tanto en la obra dramática de Chéjov como en la de MVLl, el diálogo es crucial para caracterizar la idiosincrasia de los personajes, para determinar a qué clase social pertenecen, para conocer ciertos aspectos variados de la ambigua personalidad de estos interesantes personajes que son mucho más complejos de lo que parecen. Y precisamente en relación a los personajes dramáticos me parece importante resaltar que tanto los de Chéjov como los de Vargas Llosa no son de ninguna manera arquetipos de héroes o villanos; personas buenas o malas sino al mismo tiempo buenas y malas, capaces de amar y de odiar al mismo tiempo, de ser felices y de sufrir a la vez. Chéjov y Vargas Llosa rechazan una visión maniquea del mundo donde el mal está enfrentado contra el bien, donde el mundo se explica por fuerzas externas opuestas. El bien y el mal, para los personajes de Chéjov y para los de Vargas Llosa, se confunden en conflictos internos. Y cito a Chéjov: “Se exige que el héroe y la heroína sean dramáticamente vigorosos. Pero en la vida la gente no se suicida, no se ahorca, no se enamora ni dice cosas geniales a cada minuto. Pasa la mayor parte del tiempo comiendo, bebiendo... o diciendo tonterías... La vida en la escena debe ser lo que es en realidad, y la gente, por lo tanto, debe andar naturalmente y no sobre zancos”. Los personajes de Chéjov revelan, de acuerdo a la caracterización que Chéjov les da, la profunda ambigüedad y complejidad del ser humano. Chéjov impide de alguna manera que los espectadores se identifiquen con los personajes que son las víctimas en sus obras porque les otorga también matices caricaturescos, y a los personajes opresores les da ciertas características que suavizan su maldad. Se puede decir lo mismo de los personajes de MVLl, no sólo los de sus dramas sino también los de sus novelas, nunca son arquetipos, sino personajes complejos y variados, multifacéticos, con cualidades positivas tanto como negativas y siempre rodeados de una aureola de ambigüedad. La atmósfera es otro aspecto importante en la dramática de tanto Chéjov como en la de MVLl. Se podría decir que las obras son atmosféricas, es decir que la atmósfera, el clima de las historias es más importante que las acciones mismas. Esto no significa para nada que los personajes no estén muy bien configurados; precisamente sucede lo contrario; el clima atmosférico de las obras ayuda a la configuración de los personajes, a esa característica de ambigüedad que los hace tan cercanos, tan humanos. Ni el teatro de Chéjov ni el de MVLl siguen la regla clásica de las tres unidades de Aristóteles: unidad de tiempo, de acción y de espacio. En las obras de Chéjov hay varios espacios, y a través de los recuerdos hay mudas de tiempo, al igual que en las obras de MVLl. Las historias de MVLl no se pueden leer de manera lineal porque muchas de las historias se desarrollan en la mente de los personajes. En cuanto a la temática es importante señalar que el proceso creativo y la concepción y destrucción de la belleza son preocupaciones muy grandes en todas las obras de teatro de MVLl, especialmente en La señorita de Tacna, en Kathie y el hipopótamo, en El loco de los balcones, en Ojos bonitos, cuadros feos, y un poco menos en La Chunga. Y con respecto a las obras de Chéjov, estas preocupaciones se hacen patentes especialmente en La gaviota y en Tío Vania, y algo menos en Las tres hermanas y en El jardín de los cerezos. El teatro de MVLl es, de acuerdo al mexicano Enrique Azúa Alatorre, aseveración que comparto; un “teatro total”; que busca dibujar un mundo completo, válido en sí mismo, y por ello, no es fácil llevar a los escenarios las obras de Vargas Llosa (AZÚA ALATORRE, Enrique. “El teatro de Vargas Llosa: suma de una teoría literaria”. En: Forgues, Roland, Editor. Mario Vargas Llosa, escritor, ensayista, ciudadano y político. Lima: Editorial Minerva, 2001). El clima de ambigüedad y las técnicas narrativas tan diversas y presentes en las novelas de MVLl están reflejados también en su obra dramática. Las obras de teatro de Vargas Llosa han sido consideradas por algunos críticos y especialistas en teatro, como ya he mencionado, como carentes de acción dramática. La carencia o apariencia de carencia de acción dramática, afirmación discutible, es una característica que las obras de MVLL compartirían con las de Antón Chéjov, y me parece que en todo caso, aun aceptando que casi no hubiera acción dramática en estas obras, no debe considerarse esto como una característica negativa. Chéjov precisamente es el dramaturgo con el que, a mi modo de ver, y de acuerdo a declaraciones del propio Vargas Llosa, éste tendría más afinidades estéticas e incluso éticas, como he tratado de demostrar aquí y seguiré haciéndolo. En las obras de teatro de Chéjov, tales como Platonov (1881), Tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901), El jardín de los cerezos (1904), Ivanov (1887) y La gaviota (1896), se usa a menudo el subtexto, y en la propuesta teatral de Chéjov hay, como indica el famoso autor y director de teatro peruano Alonso Alegría, una gran abundancia de propósitos inconscientes, y la consecuente falta de las normales acciones conscientes (vale decir, los propósitos que los personajes saben que quieren cumplir). El subtexto es lo que verdaderamente está siendo dicho con las palabras que se escuchan. Ejemplo: “Soñé contigo” no está diciendo que el personaje soñó con él o ella, sino que está enamorado(a). El actor, director y productor ruso de teatro Konstantín Stanislavski, director del Teatro de Arte de Moscú, logró, en sus producciones de las obras de Chéjov, con su técnica de la acción indirecta, dibujar muy bien la ambigüedad y complejidad de los personajes chejovianos. Aceptar que en las obras de teatro de Vargas Llosa (tanto como en las de Chéjov) no hay o parece no haber acción dramática, supone un reto, sobre todo si lo que nos proponemos es percibir cómo el teatro complementa la novelística de Vargas Llosa, y cómo desarrolla fuerzas dramáticas que los personajes novelísticos no poseen. Tomemos el caso de los personajes femeninos, porque suelen ser ellos los verdaderos protagonistas de sus dramas, a diferencia de los personajes femeninos de la narrativa, en particular los anteriores a Elogio de la madrastra (1988). Si la acción dramática no es lo más importante en las obras de teatro de MVLL, ni en las de Chéjov, la atmósfera de las escenas, el clima y el tono de la obra, sí lo son, como ya he mencionado. Para construir una atmósfera específica desde luego que los diálogos son cruciales. En efecto, tanto Chéjov como Vargas Llosa se valen con singular destreza del uso de diálogos fragmentados, de silencios muy bien logrados, cuando se trata de expresar falta de comunicación en la vida de sus personajes. Vargas Llosa es, en su obra dramática como en sus cuentos y novelas, un maestro del diálogo. Gracias a la manera como Vargas Llosa dibuja a sus personajes a través de sus diálogos, tenemos una idea clara sobre la idiosincrasia de cada personaje, así como de su respectiva clase social. El tema de los amores frustrados en las obras teatrales de Vargas Llosa es muy interesante en tanto se trata de una suerte de poética del fracaso que también se halla presente en sus novelas. En las obras de teatro, sin embargo, como los personajes femeninos son los protagónicos, esto le da al tópico del amor frustrado un giro muy especial, y nos trae a la memoria, como dijo hace poco y muy acertadamente, la académica Gwen Kirkpatrick, a la Madame Bovary de Flaubert, escritor tan admirado por MVLl. En la penúltima obra de teatro publicada de Vargas Llosa: Ojos bonitos, cuadros feos (1996), podría hablarse, además de una influencia de Chéjov, de una de Arthur Miller (1915-2005). Y en La Chunga (1986), de MVLl, podríamos mencionar, además de la influencia de Chéjov, una de Tennessee Williams (1911-1983), en cuanto al aspecto psicológico de los personajes y los diálogos que tienen los Inconquistables de La Chunga. Las 6 obras de teatro de MVLl tratan el tema de la ficción dentro de la ficción, y por eso es que se puede hablar de un metateatro, como lo hace Oscar Rivera-Rodas en su libro: El meta-teatro y la dramática de Vargas Llosa. Hacia una poética del espectador (1992). Rivera-Rodas analiza 3 de las 6 obras de MVLl, las 3 primeras: La señorita..., Kathie y... y La Chunga. Pero la reflexión sobre cómo se construye una obra de arte, y el tema de la ficción dentro de la ficción, se observa en las 6 obras de Vargas Llosa, porque es uno de los “demonios” personales que siguen asaltando a Vargas Llosa. En algunas novelas de MVLl hay también esta preocupación, por ejemplo en La tía Julia y el escribidor, Los cuadernos de Don Rigoberto, Historia de Mayta, El Paraíso en la otra esquina, etc. Vargas Llosa escribe, en el prólogo de La señorita de Tacna, una reflexión sobre cómo surgen las ficciones que hace las veces de didascalia en la obra en la medida en que nos da pistas para leerla y verla en el escenario. Puesto que el propio autor aclara que su obra trata del tema de la ficción, y de esta manera se establece una relación del narrador con su público de complicidad, y podríamos señalar entonces acá, en cierta medida, también la influencia de Brecht, de su famosa técnica de “distanciamiento”. El tema de los amores contrariados está presente en todas las relaciones humanas, muchas de ellas triangulares, que aparecen en las seis obras de teatro de MVLl. En Kathie y el hipopótamo, la protagonista contrata a Santiago Zavala (el héroe y antihéroe de Conversación en la Catedral) para que escriba un libro de viajes por ella. En el recuento de sus aventuras, a las que Zavala les da una dimensión literaria con su imaginación, es posible observar que Kathie no está satisfecha con su vida y que no es feliz con su esposo, y que por ello, requiere de la ficción para huir de su monótona realidad cotidiana. Vemos en esta obra los efectos y el poder de la ficción en la vida de CATIE, que se siente más contenta con los amores que Zavala le inventa en las aventuras que escribe, que con el esposo burgués que tiene en casa. En uno de los viajes imaginarios de Kathie en su así llamada “buhardilla de París”, Santiago Zavala, disfrazado, en la ficción dentro de la ficción, de admirador y potencial amante de la Kathie viajera, le dice lo siguiente: Santiago: (Zalamero, envolvente, serpentino, girando como un trompo alrededor de Kathie, moviendo manos y ojos) “Pero quién habla de comprar nada, bella extranjera, quién piensa en el vil dinero, exótica extranjera venida del exótico reino del Perú. Todo lo que hay en esta tienda es tuyo. Escoge lo que quieras, llévatelo. ¡Es un homenaje a tu belleza!”. Y Kathie responde: “Su generosidad me abruma y me confunde, monsieur. Pero no puedo aceptar dinero de desconocidos. Soy una señora decente, católica, limeña, madre de familia. Yo no soy una de esas turistas gringas de cascos ligeros a las que usted está seguramente acostumbrado, monsieur” (VARGAS LLOSA, Mario. Op. Cit. pp. 191-192). En La Chunga hay una mujer muy fuerte que es la dueña de un bar y cuya sexualidad queda en el ámbito de la ambigüedad. Ella, La Chunga, parece enamorarse de la bella Meche, arquetipo de la sensualidad, y la acepta en alquiler a cambio de dinero para que los Inconquistables sigan bebiendo cerveza en su local hasta el amanecer. Es un misterio también lo que sucede entre la Chunga y Mechita; pero lo cierto es que ésta desaparece y de entonces en adelante, los Inconquistables especularán sobre las posibles respuestas para la desaparición de Meche; ahí tenemos otra vez el tema de la ficción dentro de la ficción. Meche ama a su novio, pero su amor no es correspondido; otro Inconquistable ama a Meche, pero a ella no le interesa, y la Chunga parece haberse prendado de la belleza de la joven, que posiblemente no le corresponderá por no ser lesbiana, o quizás sí, este punto queda también dentro del ámbito de la ambigüedad. Hay cierta influencia de Artaud en esta obra, de acuerdo al crítico y director de teatro peruano Alonso Alegría, porque hay momentos donde la acción no verbal es muy importante, y también hay cierta crueldad (en el sentido que Artaud le da a este sustantivo). La Chunga le repite a Meche que quien se enamora se vuelve débil y por eso ella prefiere reprimir sus sentimientos y no actuar con relación a sus atracciones. La Chunga quisiera que Meche entendiera que Josefino no está en realidad enamorado de ella y sólo planea usarla. Y así le habla La Chunga a Mechita: “Porque sé cuál será tu suerte. Ya te tiene en su puño, ya hace contigo lo que quiere. Comenzará por prestarte a uno de los Inconquistables, una noche de éstas, en una borrachera. Y acabará por convencerte que putees, con el cuento de juntar plata para una casita, para irse de viaje, para casarse” (MVLL, Op. Cit. pp. 344-345). En El loco de los balcones, el personaje principal es el profesor de italiano y de historia del arte Aldo Brunelli, que “se ha enamorado” de la ciudad de Lima, a quien llama “ingrata” por no corresponderle como él quisiera. También, desde otro ángulo de análisis, es posible argüir que Lima es la protagonista de la obra. En todo caso, Ileana, la hija del profesor Brunelli, también un personaje importante, estuvo enamorada de un joven marxista con quien no se casó, y esta relación de amor frustrado es interesante en la obra también. Y también en Ojos bonitos, cuadros feos hay el tema de la homosexualidad, como en La Chunga, y como en Al pie del Támesis, del arte, de la crítica sobre arte, y de hecho que hay ficción dentro de la ficción también, así como amores frustrados, pues Rubén ama a Alicia, pero ella sólo le tiene afecto. Alicia se suicida cuando descubre que sus cuadros no son aceptados por la crítica. Alicia le confiesa a su novio Rubén su falta de interés en el matrimonio y lo hace en una carta de despedida que le deja: “(...) Pese a quererte, no me sentía con ánimos, con el espíritu que hace falta para tener una vida familiar, dirigir una casa, criar niños, ocuparme de mi marido, en fin, todas esas cosas que tú esperabas de mí. Todas esas cosas que te dará tu mujer cuando te cases. Yo sé que ese es el sueño de todas las chicas, que lo que más les asusta en la vida es quedarse para vestir santos, como dicen. A mí, en cambio, casarme no me hizo nunca ilusión; al contrario, el matrimonio me dio siempre espanto. (...) A mí, la sola idea de ser la esposa y la mamá modelo me deprimía, Rubén” (MVLL. Op. Cit. pp. 548-549). En todas las obras de Vargas Llosa hay juegos con el tiempo, tal como en sus novelas, cajas chinas, diversas perspectivas narrativas, clima de ambigüedad y mudas dialécticas. Las mujeres de las obras de teatro de Vargas Llosa poseen roles protagónicos y también son seres con vidas frustradas y ninguna de estas mujeres logra la felicidad. Las mujeres de las obras de teatro de Chéjov, de las cuatro últimas que escribió, tampoco son felices ni logran conquistarse un lugar en el espinoso espacio del amor. Sólo consiguen alcanzar cierto grado de felicidad cuando se escapan del mundo cotidiano, de sus infaustas circunstancias y se refugian en el ámbito de la ficción, al que logran acceder a través de la nostalgia. Estamos hablando de metaficción; de ficción dentro de la ficción. Es solamente dentro de este ámbito privilegiado de la metaficción que los personajes de Vargas Llosa, y valga decir que también los de Chéjov, logran consumar sus sueños y proyectos personales, al menos por ráfagas esporádicas de tiempo. La dinámica familiar es otro elemento muy importante para comparar las obras de Chéjov con las de MVLl. Destaca en este tópico la relación entre las hermanas Prozorova y su cruel cuñada Natasha en la obra Las tres hermanas, y la relación entre el tío Vania, su sobrina Sonia, y el cuñado de Vania, Serebriakov, que es el padre de Sonia y el esposo de la joven Elena, de la cual todos (el médico Astrov, Vania, Serebriakov) están enamorados. Desde luego que la relación de amor y odio entre la famosa actriz Irina Arkadina y su hijo, un joven dramaturgo, Kostantín Tréplej, es de suma importancia ya que culminará con el suicidio de Kostantín. En las obras de MVLl conviene destacar la relación familiar algo viciada existente en La señorita de Tacna, entre la Mamaé y su prima Carmen y sobre todo el esposo de su prima, Pedro, de quien Mamaé vivió secretamente enamorada. También es importante referirse a la interesante dinámica familiar en El loco de los balcones, entre el profesor Brunelli y su hija Ileana, esta relación de amor y odio casi termina con el suicidio de Brunelli. Me parece que tanto la poética de Chéjov como la de MVLl puede explicarse bien tomando en cuenta como fondo el pensamiento existencialista. Obviamente en el caso de Chéjov pienso en la filosofía de Kierkegaard como posible influencia, y en el de MVLl en Jean-Paul Sartre, Camus, Unamuno, posiblemente Heidegger, y Ortega y Gasset. En las obras de Chéjov, como en las de MVLl, los personajes sufren y se angustian, y sueñan con una vida mejor, con un mundo más de acuerdo con sus esperanzas y expectativas. Por ejemplo, las hermanas Prozorova, en la obra Las tres hermanas, sueñan e incluso basan su vida añorando con volver a vivir en Moscú, casi se podría decir que sobreviven sus días en el campo aferradas a la nostalgia por Moscú, ese espacio liberador donde están seguras que se encontrarán a sí mismas. Nunca consiguen esa vuelta a los orígenes, ese regreso al espacio de sus nostalgias, a Moscú. Sonia, en Tío Vania, vive enamorada del doctor Astrov, que ama a Elena. En El jardín de los cerezos, Madame Ranevskaya desea mantener su casa-hacienda donde su hijo murió ahogado en el río; pero no es capaz de entender las maneras como podría en efecto conservar sus tierras, y al final las pierde en manos de la nueva clase social, la burguesía, representada por Lopakhin. Otra semejanza importante, a mi modo de ver, en relación a la construcción de los universos dramáticos de estos dos grandes autores, separados geográfica, cultural, lingüística, histórica y cronológicamente por tantos mares, es la ausencia de Dios. Efectivamente, en los complejos mundos que construyen Chéjov y Vargas Llosa, no hay Dios. En sus universos no hay Dios de ningún tipo, ni tampoco la noción de que el ser humano se angustie o sea infeliz por esta carencia en su vida; por esa falta de aparente trascendencia espiritual. Entre las diferencias que encuentro en relación a la dramática de Chéjov y la de MVLl con respecto a la temática o más bien a la escenografía, vale destacar la importancia del paisaje natural, la belleza del campo, la mención de lagos, árboles, ríos, animales, etc., en las obras de Chéjov, mientras que en MVLl es la ciudad la que cobra mucho más relevancia. En relación a la estructura es importante recalcar que las mudas temporales son mucho más radicales y contundentes en las obras dramáticas de MVLl. Y estas mudas temporales también determinan el espacio en la dramática de Vargas Llosa, pues cuando los personajes recuerdan y así se ubican en otro tiempo, el espacio en el que están es meramente mental. Cito, como ejemplo sobre el espacio en la dramática vargasllosiana, concretamente en La señorita de Tacna, unos párrafos del muy agudo libro de Doménico Antonio Curato, El teatro de Mario Vargas Llosa (2007): “La dificultad de reconstruir plenamente la fábula hace intuir la complejidad de la cronología de la obra y la falta, al menos en el sentido tradicional, de una unidad de lugar y de acción. Por otra parte, lo que el autor ha querido transmitir no podría ser propuesto de modo lineal; una historia que en realidad se desarrolla sólo en la mente del único personaje que actúa en el plano temporal necesita desenvolverse libremente, como los pensamientos, en espacios y tiempos diferentes. Los planos temporales sobre los que se desarrolla la fábula son varios; sin embargo, dos de ellos pueden ser considerados principales: el del presente, en el que se encuentra el escritor Belisario, que es relativo a un día de 1980, y otro más antiguo, en el que se recupera el último día de la vida de Mamaé, transcurrido en una fecha imprecisa de los años cincuenta” (pp. 26-27). La primera representación de Tío Vania (1899), una obra interpretada generalmente como tragicomedia, fue en 1900 y bajo la dirección del director, actor y teórico teatral Kostantin Stanislavski (1863-1938). Tío Vania tiene su antecedente en Demonio de madera, obra publicada muchos años antes que Tío Vania. Los personajes más importantes de Tío Vania • Alexander Vladimirovich Serebriakov: Es un profesor retirado, casado en segundas nupcias con la bella y joven Elena Andreevna. Es malhumorado, egoísta y arrogante. Sus familiares creían que era una lumbrera en su área de especialidad, pero descubrirán que más bien era un fraude. • Elena Andreevna: Es una mujer hermosa y consciente de su belleza. Tiene 27 años y es la segunda esposa de Serebriakov. Elena sentirá nostalgia por su belleza desperdiciada y por el tiempo perdido al lado de Serebriakov que no puede darle lo que ella quisiera y añora, un significado a su vida. • Sofía Alexandrovna (Sonia): Hija del profesor Serebriakov y de su primera esposa. Es noble y poco agraciada. Trabaja aplicada y sacrificadamente en la hacienda, al lado de su tío Vania. Ama al doctor Astrov sin ser correspondida, y ese amor frustrado le quema las entrañas. • Iván Petrovich Voinitzkii (Tío Vania): Es el cuñado de Serebriakov. Admiraba a Serebriakov al punto de leer todas sus obras y de creerlo un genio, un gran intelectual. Por tanto prefirió vivir de manera austera con tal de apoyar económicamente con su trabajo en la hacienda, y el de su sobrina Sonia (hija de Serebriakov), a su cuñado Serebriakov. • Mijail Lvovich Astrov: Es un médico que también siente un profundo aprecio por la naturaleza y en especial por los bosques (se ha comentado que Astrov sería una especie de alter ego del propio Chéjov). Se ha enamorado de Elena, al igual que Vania. Trama La trama tiene lugar en la hacienda de Serebriakov, que se mantiene gracias al trabajo eficiente y constante de Sonia y de su tío Vania. El profesor Serebriakov y su joven esposa Elena, la madrastra de Sonia, acaban de volver a la hacienda. La madre de Vania y abuela de Sonia, junto a Teleguin, acompañan normalmente a Sonia y al tío Vania. El trabajo dedicado y arduo de Sonia y del tío Vania tiene como meta apoyar al profesor Serebriakov en su labor intelectual, para que éste solamente se dedique a escribir sin preocuparse por cosas prosaicas como el sustento económico. El tío Vania y la hija de Serebriakov, Sonia, trabajan incansablemente para que Serebriakov pueda vivir una vida holgada y pueda dedicarse a escribir sus artículos y libros de arte. El tío Vania se dará cuenta de que Serebriakov no era el genio o la lumbrera intelectual que ellos creían que era y esto le producirá una profunda depresión. Vania se percatará con horror de que sus esfuerzos fueron vanos y que malgastó el tiempo de su vida para que otro, que él creía más talentoso, pudiera triunfar en su empresa intelectual. Es decir que Vania comprenderá que Serebriakov no era mejor ni más talentoso que él, y que de nada había valido sacrificar su vida por alguien que no sólo carecía de talento real sino que además era un ser humano muy egoísta y ruin. La vida de Vania queda transfigurada al enfrentarse a su propia verdad, a su propia nada: Vania había apostado al vacío y, naturalmente, salió perdiendo. Serebriakov es, en efecto, un profesor retirado que escribe artículos de arte, lo cual encantaba a Voinitzkii (el tío Vania), por lo que éste se condena a trabajar indirectamente para él de por vida. Pero cuando llega a la hacienda Serebriakov, se percata de que éste es un verdadero fracasado; un ser absorto en sí mismo, acostumbrado a vivir para sí y no ser considerado, ni menos agradecido con nadie, lo que le produce a Vania una gran desolación, pues siente que su vida está acabada. Y, en efecto, Vania tratará de poner en la práctica, de trasladar en la realidad su espíritu derruido: intentará asesinar a Serebriakov y suicidarse también. Los ánimos se crispan especialmente cuando a Serebriakov se le ocurre vender la hacienda para comprar un hotelito veraniego para vivir con su esposa, que no lo ama pero acepta su infortunado destino, cual penitencia por su candidez y quizás frivolidad. El tío Vania toma tal propuesta como una afrenta, recriminándole a su cuñado de no haber colocado ni a Sonia ni al propio Vania en esa ecuación financiera que cambiará sus destinos en forma radical. Vania le reclama furioso su falta de consideración, le pide respuestas puntuales: ¿dónde iban a vivir él, su madre y Sonia?, le recuerda a su cuñado que la hacienda surgió de la dote que le dieron a la primera esposa de Serebriakov, la hermana de Vania, y le restriega que incluso él, el propio Vania, había aportado de su propio capital y saldado las cuentas, las muchas deudas que tenía la hacienda, amén de su trabajo por más de veinticinco años. La discusión acaba con un Vania furioso que intenta dispararle dos veces a su cuñado, pero que falla, y que planeará, robándose medicinas de Astrov, suicidarse infructuosamente también. Otro aspecto importante de la obra es Sonia, quien está enamorada del doctor Astrov pero sabe que éste la rechaza, pues Astrov ama a Elena, la esposa del profesor, quien lo rechaza a su vez. En el último acto Astrov le pide a Vania que le devuelva su morfina, que si quiere suicidarse se pegue tiros en el bosque. El profesor y su esposa se van de la hacienda, el doctor Astrov se niega cortésmente a regresar a ella, donde se quedarán Sonia y Vania, quienes prometieron cumplir puntualmente con la renta al profesor “como antes”, pese a los niveles de violencia y de desilusión a los que habían llegado; pese a que la muerte les había tocado a la puerta. Tema Tío Vania tiene, en mi opinión, como tema central, el de la nostalgia; esa especie de cansancio vital, esa conciencia de “vida gastada” y por tanto la necesidad de añorar posibilidades mejores. Esto puede observarse a través de la visión de los personajes y de sus respectivas miserias existenciales. Elena se instala en la nostalgia por esa vida que había soñado alcanzar al sacrificar su belleza y juventud junto a un hombre mayor, al que ella respeta o respetaba, pero al que no ama ni se siente atraída por él. Elena creía que su marido era sabio y talentoso, pero luego comprueba que estaba muy equivocada. Vania tiene nostalgia por una vida donde sus talentos fueran reconocidos y valorados, y como esto no ocurrió, él sacrificó su vida y sus sueños por el bien común, por decirlo así, para ayudar a que el talento y supuesta sabiduría de su cuñado Serebriakov tuvieran posibilidad de expandirse y florecer. El doctor Astrov también sueña con un mundo perfecto donde la naturaleza sea valorada, donde el ser humano comulgue con su entorno natural y lo respete profundamente. Astrov siente nostalgia por el paraíso sibarita, idílico y bucólico donde, rodeado de belleza y de paz, su amor por la muy hermosa Elena sea correspondido. Y la buena y abnegada Sonia siente también nostalgia por esa belleza que no le fue otorgada, por la hermosura negada, por su juventud desperdiciada, por ese amor hacia Astrov que nunca será recíproco. En palabras del propio Mario Vargas Llosa, he aquí la génesis de su primera obra teatral publicada, La señorita de Tacna: “(...) Pero, desde mediados de los años setenta, comenzó a rondarme la idea de escribir una historia sobre una tía abuela mía, la Mamaé (la mamá Elvira), que vivió más de cien años, un personaje muy querido en la familia y sobre cuya juventud, en Tacna, circulaba toda clase de leyendas, entre ellas que por alguna terrible razón dejó plantado a su novio, un oficial chileno, el día de la boda, y decidió quedarse solterona para siempre. Desde el primer momento tuve la seguridad de que aquella historia no debería ser una novela sino una obra de teatro. Muchas veces me he preguntado en qué se basaba semejante convicción. ¿Acaso en que, a diferencia de otros personajes que me sirvieron para las novelas, casi siempre borrosos, unas sombras furtivas, a éste mi memoria lo conservaba con gran nitidez, sus rasgos, sus ademanes, su voz, esa figurita entre tierna y patética que se arrastraba por la casa de los abuelos prendida a una sillita? Tal vez la precisión visual que tenía del modelo que inspiraba al personaje me indujo a dar una forma teatral a La señorita de Tacna. Sin embargo, no creo que fuera la única razón. Más que su visualidad, lo que me parece distinguir sobre todo a las ficciones representadas es que éstas tienden a ser más intensas y las leídas más extensas, pues las primeras exigen siempre una condensación y una síntesis, algo que a las segundas, propensas a proliferar y prolongarse en el tiempo, más bien las perjudica (...)”. “El viaje de Odiseo”, por Mario Vargas Llosa, marzo 2007. Revista virtual Letras Libres. http://www.letraslibres.com/index.php?art=11912. En La señorita de Tacna, la trama de la historia se estructura tomando en cuenta el trasfondo histórico de la Guerra con Chile; la Mamaé, o Mamá Elvira, es la protagonista de la obra, la que a través de la memoria recupera su juventud y sus amores malogrados por la lujuria de su pareja (y su propia intransigencia, quizás, y por ser “una muñequita de mírame y no me toques”). En La señorita de Tacna, de MVLl, el sobrino Belisario, sobrino nieto de la Mamaé, la señorita de Tacna, y estudiante de abogacía para satisfacer a sus padres, pero escritor por vocación propia, quiere escribir una historia de amor sobre la Mamaé; su tía abuela. En el proceso de recoger la información pertinente para su novela de amor, Belisario va descubriendo muchas cosas interesantes y, poco a poco, La señorita de Tacna se va estructurando como una obra dramática metateatral en la que se reflexiona sobre cómo se crean las historias, de qué manera surge la ficción, qué factores intervienen para concebir una ficción, qué permite que la ficción sea de una manera o de otra, etc. La Mamaé vivirá en la nostalgia por dos amores imposibles que le marcaron la vida: el de ese oficial chileno con el que estaba comprometida en matrimonio, y el amor platónico que sentirá por Pedro, el esposo de su prima Carmen. Mamaé iba a casarse con el apuesto oficial chileno Joaquín, pero éste le fue infiel con Carlota, razón por la que Mamaé canceló su promesa matrimonial y prefirió “quedarse a vestir santos”. Esta decisión radical que le destrozó el alma no es óbice para que Mamaé, cuando sueña despierta, y en sus fantasías más recónditas, piense en Joaquín con un halo nostálgico. La amante del novio de la joven Mamaé, doña Carlota, una mujer casada, con hijos y aparentemente respetable, se atreve a contarle a Mamaé la verdad de sus amoríos ilícitos con Joaquín, el novio chileno de la joven novia. Carlota, la amante desvergonzada, le habla así a Mamaé en la víspera de su matrimonio con Joaquín: “He venido a decirte que Joaquín no te quiere. Que me quiere a mí. Aunque seas más joven. ¡Aunque seas virgencita y soltera! A él no le gustan las miniaturas de filigrana que quiebra el viento. A él le gusto yo. Porque yo sé algo que tú y las señoritas como tú no aprenderán nunca. Yo sé amar. Sé lo que es la pasión. Sé dar y recibir placer. Sí, eso que para ti es una mala palabra: placer” (VARGAS LLOSA, Mario. Obra reunida de teatro, Ed. Alfaguara. Madrid: 2001, p. 47). La vida de Mamaé da un gran giro frente a esta desdichada revelación que le rompe su hoja de ruta existencial. No se casa con Joaquín y se queda a vivir con su prima, la abuela Carmen, casada con Pedro, el abuelo Pedro. Mamaé vivirá enamorada platónicamente de Pedro, alternando sus recuerdos juveniles por el amor que dejó al pie del altar, por ese esposo chileno que no pudo ser, con los pensamientos y sueños a veces pecaminosos, según se confiesa al sacerdote, que Mamaé tiene en relación a su amor platónico, el marido de su prima. Mamaé vive entonces inmersa en la nostalgia porque sus sueños fueron deshechos y estropeados por factores externos a ella misma, y no logrará, excepto en sus propias ficciones, alcanzar esa felicidad sensual y existencial que busca. Su circunstancia de “muñequita de mírame y no me toques” y su clase social privilegiada le impiden dar rienda suelta a sus deseos e impulsos, y por lo tanto, aunque su propia vida está en juego, decide, no sin dignidad y estoicismo, enterrarse en vida y vivir una existencia casi monacal. Sólo su amor prohibido, y por eso platónico, por Pedro, el marido de su prima, y sus castos pero ardientes recuerdos de juventud antes de la revelación de Carlota, le permitirán aceptar su condición de enterrada en vida. En El loco de los balcones, el profesor de arte Aldo Brunelli vive sumido en la nostalgia por esa Lima de sus amores, por la belleza perdida de la Lima colonial cuyos hermosos balcones se caen a pedazos junto con su historia. Ileana, la hija de Brunelli, siente nostalgia por la vida que hubiera querido tener si su padre no la hubiera “condenado” a cazar balcones derruidos e intentar salvarlos. Ileana también siente nostalgia por el amor que no pudo ser al lado de Huamani, de quien estaba enamorada. La ficción dentro de la ficción está presente en esta obra emblemática cuando el profesor y los Cruzados (los que están a cargo de recuperar, salvar y restaurar los balcones destrozados), y también Ileana, imaginan las vidas anteriores de los balcones coloniales que intentan salvar de la destrucción que en aras de la técnica, la modernidad y el progreso, el ingeniero Cánepa y compañía pretenden hacer para modernizar la ciudad de Lima. Encuentro influencias de Chéjov en esta obra también, sobre todo en los parlamentos poblados de ironía de Ileana, y desde luego considero que se podrían trazar paralelos entre Aldo Brunelli y la misma Ileana con los personajes de Chéjov, el tío Vania y su sobrina Sonia, y las tres hermanas Prozorova, Olga, Marsha e Irina. También hay, de alguna manera, cierta influencia de Brecht, porque se exponen en forma clara ideas marxistas en los parlamentos de Huamani, y porque se discuten proyectos socialistas, y cómo mejorar el país. Hay también una gran reflexión sobre lo que es el arte en general, y de esta manera podemos comparar también El loco de los balcones y Ojos bonitos, cuadros feos, con La gaviota, de Chéjov. El siguiente diálogo entre el profesor Brunelli y su hija Ileana revela la frustración de ésta frente a la vida y frente al amor: Profesor Brunelli: ¿Estabas enamorada de Huamani, entonces? Ileana: Sí. Estaba enamorada de él. Profesor Brunelli: Yo no te prohibí que te fueras con él. Ileana: Tú nunca me has prohibido nada, papá. Te reprocho también eso: tu bondad. Ella me ató a ti más que la carta que me escribió mi mamá pidiéndome que te cuidara. Si no hubieras sido tan bondadoso, estaría ahora con Teófilo. Profesor Brunelli: Tu vida con él hubiera sido... Ileana: ¿Sacrificada? Tal vez. Pero no me habría dejado en la boca el sabor de tiempo malgastado que ahora tengo. Profesor Brunelli: Te vas a casar con alguien que vale muchísimo más, Ileana. Ileana: Te reprocho el tener que casarme con Diego para escapar de aquí (MVLL, Op. Cit. p. 468). Cuando Brunelli se percata que su hija Ileana había sufrido por su culpa, y que sólo por lástima y por responsabilidad filial lo había secundado en su empresa quijotesca de rescatar balcones coloniales, y cuando este proyecto cultural y humanitario fracasa, apuesta al suicidio como la única salida para resolver su entelequia. Al igual que en el caso del tío Vania, el suicidio no consumado de Brunelli será otro fracaso más para su larga lista de frustraciones y sinsabores existenciales. Un borrachito que representa al hombre-masa y a Sancho Panza, en El loco de los balcones, salvará a Brunelli, a través del humor y la solidaridad, de la melancolía, y le permitirá seguir adelante con sus sueños. En el caso del tío Vania, la dinámica de la vida, con su secuela de responsabilidades y la solidaridad de su sobrina Sonia, otro personaje desdichado, le permitirán al tío Vania seguir existiendo; pero desprovisto de sueños y de proyectos. El tío Vania y Sonia existirán a pesar de ellos mismos, y existirán para completar la vida de los otros, para ayudar a los demás. La nostalgia es, pues, a mi modo de ver, el eje principal a través del cual se articulan los demás temas que nos presentan Tío Vania, de Chéjov, y La señorita de Tacna y El loco de los balcones, de Vargas Llosa. La nostalgia es también, desde mi perspectiva, la base de la atmósfera de las tres obras mencionadas; el común denominador a partir del cual se dibujan y configuran los personajes en toda su complejidad y ambigüedad existencial. Bibliografía consultada • ALEGRÍA, Alonso. Comunicaciones vía correo electrónico. Diciembre de 2006. • BOLAND OSEGUERA, and ROY C., ENKVIST, INGER, eds. 70 años. 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Tiene licenciaturas en filosofía, literatura, y lingüística de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCE, http://www.pucp.edu.pe), y actualmente estudia el doctorado de literatura contemporánea latinoamericana en la Universidad de Georgetown (http://www.georgetown.edu), en Washington, DC. Trabaja en el Departamento de Lenguas y Literaturas Modernas de la Universidad Howard (http://www.howard.edu) y en la Johns Hopkins University - SAIS (http://www.sais-jhu.edu). Ha publicado ensayos de literatura y cultura en revistas especializadas. Varios ensayos sobre la obra de Mario Vargas Llosa, sobre cuya obra dramática será su tesis doctoral. === Lacan y el amor al prójimo: =========================================== === una hermenéutica para la vida cotidiana Paula Winkler ============ Palabras preliminares La comunicación, con sus distintas representaciones sociales a través del lenguaje, nos está haciendo perder de vista nuestra mismidad. Hay una autoconciencia también extraviada, tal vez porque la univocidad que proponen la retórica de la propaganda y el cinismo relativista ha sustituido el reconocimiento de nuestra limitada condición humana. ¿Qué puente posible hacia el conócete a ti mismo que gustamos en atribuir a Sócrates vamos a encontrar, si ya todo —incluso nuestra subjetividad— se está diciendo mediante la certeza de la ciencia o con aquella retórica, la ceguera de los fanatismos o con la mera adhesión personal a los rituales religiosos? Es decir, con todas esas construcciones, fórmulas o relatos que la humanidad ha ido inventando para sobrevivirse a sí misma. ¿Cómo refundar una civilización con sustento en el respeto y el amor al otro si no sabemos quiénes somos? ¿Cómo advertir la existencia del otro si no a partir de un reconocimiento propio? Es que para gozar, hay que tener un cuerpo y para posibilitar el quiebre de la identificación narcisista con la madre e insertarnos en la cultura, primero deberíamos poder reconocer nuestra maldita limitación humana. Sin una ética de la asunción de lo que parecemos no admitir, por abyecto (ora por falta, ora por excedencia), continuaremos repitiéndonos en el trauma inicial. Y aquí viene el Lacan vinculado a las ciencias sociales: no se trata de curas porque no buceo en los fenómenos sociales a través de su clínica, la pulsión —al ser asocial— no tiene remedio y no es razonable ni moral estipular unilateralmente un discurso acerca del bien y de cómo amar y respetar al otro. El Lacan del que voy a escribir ahora, es el Lacan del movimiento —siempre inconcluso y abierto—, pues el único “determinismo” en esta suerte de filosofía de la acción que concibo —vinculada al detalle de la vida cotidiana—, no deviene por caso sólo del psicoanalista, sino de nuestra propia condición humana y de los inacabados intentos históricos que hemos hecho y continuaremos haciendo para convivir en sociedad y recrear imaginarios. (Asumo el riesgo de que se me tilde de sustancialista). Ama al prójimo como a ti mismo (según San Mateo 22, 34-40) —una propuesta cristiana, de difícil realización si no reconozco al otro porque no sé de mí, pues para vencerme sería imprescindible no esquivar espejos—; no hay vencedor más caro que el que se atreve consigo mismo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y cargue con su cruz, y sígame” (según San Marcos, 8 -34). Agrego: para negarse, primero hay que saber qué somos más allá de nuestros roles y pertenencias. Una filosofía para la vida cotidiana Cotidianidad es definida en los diccionarios como la cualidad de lo cotidiano o diario. Es la habitualidad hecha costumbre; para estos tiempos ¿posmodernos?: lo inevitable. Qué es eso inevitable y cómo se relaciona el concepto con su antónimo, es decir, con lo evitable en el ámbito fenoménico y en el intelectivo social. Una filosofía para la vida cotidiana es una filosofía de la acción, pues sus principios se ponen en evidencia en la práctica social, siempre y cuando se parta de la base que no se trata de vivir como en la Papimania de La Fontaine, donde se duerme “y se hace más aun, pues no se hace nada”. Lacan, cuyo pensamiento intento rescatar como de índole filosófica —consciente de la controversia que suscita todavía hoy esta afirmación—, puede ayudarnos a comprender ciertos fenómenos o autorregulaciones de la sociedad desde una perspectiva diferente de la sistémica. Esta mirada no intenta resolución alguna, ni síntesis o superaciones dialécticas. No hay sustento en la Lógica, por lo menos en la aristotélica. Todo lo contrario, de la mano de Lacan, los fenómenos sociales se interpretan desde la paradoja, sus dos extremos contrapuestos. Ésta queda elevada a una categoría autónoma del razonamiento, pues Lacan ofrece una lógica de la ambivalencia: una visión de paralaje, que nos permite descubrir matices distintos en las conductas sociales. El contexto social no es, pues, el único calidoscopio sino el objeto, objeto que varía merced al desplazamiento que nos permite la visión de paradoja y la paralaje. Esta mirada social es subjetiva y no explica, interpreta, pero lo hace metiéndose, decidida, en esos intersticios que deja siempre el silencio, lo no dicho, lo no reglado; lo que está ahí, como contracara de lo expresado, en un sempiterno desafío a ser visto. Por de pronto, Lacan puede ser leído más allá de la clínica porque incrusta el relato personal (1) en el orden simbólico del lenguaje y no sostiene una clínica del sujeto a partir del sujeto-individuo. Más bien hay un no sujeto o sujeto negado/barrado, sujeto del significante, en virtud de que —para él— el anudamiento identificatorio —point de capiton— no es un tiempo de inicio sino un segundo tiempo, que refiere a un pasado en el que la persona se inserta para hacer su propia lectura como manera identificatoria de su construcción. Lo real es todavía lo no enunciado, se enuncia siempre hacia atrás. El significante propio pertenece, así, al orden de otros significantes. Ese punto de cruce entre el otro (ora imaginario, ora real) y el Otro (orden simbólico social) nos permite vincular a Lacan con la filosofía y las ciencias sociales. La metonimia del lenguaje —ese Otro—, eje de articulación eminentemente temporal, funciona para Lacan como un efecto oclusivo y nos define en nuestra condición humana. No hay subjetivación sin alteridad. Una filosofía puesta en acción para la vida cotidiana es una filosofía sujeta a debate y, a mi juicio, en el detalle. No interesan las respuestas sino las repreguntas a partir de los interrogantes, tal vez por una angustiosa esperanza, la de bucear no sólo en nuestra mismidad sino en la del otro. Pero no un “otro” genérico y abstracto, sino cada uno de esos otros y otras a partir de los que continuamos diferenciándonos y reafirmando nuestra subjetividad. Más a menudo deberíamos preguntar por qué, hoy, todas las personas a la hora de decidir nos comportamos como modelos de propaganda. ¿Por qué solemos hacernos las preguntas inadecuadas, aun a sabiendas de su tópica? ¿Por qué convivimos a diario con la tiranía de los objetos como si se tratara de un mandato divino? En las sociedades occidentales, el nacimiento de una persona es un espectáculo. No hay boda sin planificador y hasta la muerte se celebra mediante ritos —una de las pocas cosas de este mundo que no se reciclan masivamente (Joel-Peter Witkin, fotógrafo neoyorquino, como cultor de la versión actualizada del dadaísmo, tiene predilección por los cadáveres y las malformaciones humanas, pero de momento parece que venden más las versiones kitsch del paraíso). A poco que se advierta, a los muertos les enterramos en cementerios alejados de la ciudad: aunque la cultura judío cristiana no le escapa a la muerte en su discurso, la evitación parece ser la moneda corriente en la vida cotidiana de los feligreses. La muerte, uno de los infiernos temidos y, al mismo tiempo, un trance hacia la eternidad, según cómo se la mire. Desde que madrugamos hasta el merecido sueño conciliador de nuestro ello, nos exponemos a la matriz de comunicación, de la que hoy no rehuyen ni las iglesias. Todas tienen un programa de televisión u organizan encuentros multitudinarios, el mundo busca consuelo. Nadie quiere renunciar al goce. Cuanto más prolongado, mejor. La catarsis y los tratamientos médicos, la new age y el fetichismo religioso, que reproduce imágenes al infinito, ayudan a expulsar los fantasmas. (En apariencia). Si aun sujeta a la ley moral o a la ética esforzada del día a día, esta civilización de occidente no tiene otra cosa para ofrecernos, algo está escrito en nuestra historiografía para ser leído distinto. Este pretende ser el desafío. Por qué Lacan, qué Lacan y para qué Lacan Las ciencias sociales y la comunicación se ocupan de los fenómenos humanos, aunque haya respetados autores que admitan una comunicación no necesariamente antropomórfica (2). El cognitivismo y todas sus derivaciones consideran la experiencia humana como una edificación del conocimiento para convivir. Allí es donde entra a jugar la autopoeisis —una construcción que realiza el ser humano para sí mismo en sociedad con el objeto de sobrevivir. El cognitivismo (3) asegura un acercamiento eficaz y cierto del signo social, penetra en el lenguaje de la mente a través de las redes neuronales, concibe el conocer como el resultado de un procesamiento de los estímulos de la percepción y, quizá, es uno de los oponentes epistemológicos más importantes —como protociencia— que las filosofías de la subjetividad deberían encarar hoy para reafirmarse después —de ser posible— como el saber del docto y permanente cuestionamiento —aun de este saber cognitivo. En este sentido, interesa Lacan como una de las pocas hermenéuticas que nos permiten navegar por entre los intersticios de nuestra subjetiva condición. He ahí una explicación aproximada de por qué recurrir a Lacan frente a la presunta objetividad y al certero conocimiento del cognitivismo y de la ciencia. Qué Lacan se vincula con las ciencias sociales y la comunicación se contesta, para mí, con el Lacan filósofo. Pero ¿hay un Lacan vinculable a la filosofía? Para Ricoeur (1970, p. 327) el psicoanálisis no es un método de observación sino una interpretación (4). Como la historia, la investigación psicoanalítica permite comprender los aspectos fenoménicos humanos y a través de esta comprensión, se devela una concepción o un modo de ver las cosas. Por de pronto, la weltanschauung lacaniana no es empírica sino hermenéutica, suponiendo que deba subsistir la conocida diferencia entre pensamiento científico y pensamiento filosófico, con sustento en la división entre ciencias naturales, formales y humanas, en vez de considerar a todos estos ámbitos como lenguajes o relatos. Lacan, desde una época muy temprana, frecuenta los textos de la escuela francesa de sociología. Durkheim y Mauss son estudiados primero por él, quien aborda a Lévi-Strauss después. Y es partir de este último, que Lacan hará un giro hacia Freud e incluirá en sus trabajos postestructuralistas un retorno a la figura del padre como función esencial para la organización de la familia. (No se olvide del Lacan asociado al imago materna) (5). Lecturas apresuradas han creído ver en Lacan sólo a un distinguido inspirador de las asociaciones o centros psicoanalíticos y limitaron el objetivo de sus trabajos a una supuesta readaptación de las personas para evitar los malestares sociales de los que ya había hablado Freud. Por caso, aludirán al Lacan de la clínica —sobre todo al de la clínica deconstructivista norteamericana, que asocia el debilitamiento de las figuras identificatorias familiares con las deficiencias de la subjetividad de las nuevas generaciones. Lacan, empero, evitó suficientemente estas convicciones de pócima sanadora. ¿Cómo entender las sociedades y sus formas de comunicación si no comprendemos de inicio a las personas que las conforman? Más allá de las concepciones organicistas de la sociedad, parece necesario desvelar los mecanismos que subyacen en toda comunicación y de los que ésta se vale para asegurar la eficacia, que invade y trasforma nuestra vida cotidiana. No basta con analizar tal eficacia en el ámbito de las ciencias y de la comunicación porque olvidaríamos comprender qué hace de este peculiar discurso de la eficacia una plaga arrolladora para sus receptores. Me aclaro: antes de volver a Freud, en su última época, Lacan libera el relato familiar de la función cultural del padre, pues éste también está sujeto al lenguaje. La madre —otra deudora del orden simbólico—, representa la atemporalidad y el terror del goce narcisista. La imposibilidad de alcanzarla sella la falta existencial que contribuirá a la formación del yo, a través del reconocimiento y la separación, en los que está implícita la propia construcción del cuerpo (6). ¿Pero cómo gozar sin un cuerpo, y cómo comprender la vida social si sustituimos el propio por uno impuesto, por el Otro? Para Lacan, la comprensión se logra a través del pasado, con miras hacia el futuro, pero desde un presente significado. Es la significación permanente del yo la que lo incluye en la alteridad, y este proceso de subjetivación tiene una condición doble: la lectura après coup se tensa con la anticipación del futuro, pues siempre existe una sujeción imaginaria con el otro/Otro, irresuelta; la lógica colectiva hace que la objetividad del alter ego se traduzca en anticipación incierta, siempre. Sobre esa hendidura aparece la falta y su contrapuesto, el deseo. Este deseo es el motor de los imaginarios y de la cultura. Es que en el desarrollo del concepto de identificación aparece la relación entre el tiempo y el sujeto de la lingüística saussureana. En Écrits, “Subversión del sujeto” (Lacan, Jacques, 1984: v.1, p. 65) se trata del fundamento del deseo, ya no en los términos de una “relación de objeto”, sino en la teorización de la esencia imposible de aquél. El objeto a alcanzar no es un objeto satisfecho y cooptado de la “realidad”, sino que es su falta —o exceso— lo que establece la fórmula de realidad, el real/Real. En una palabra, la imposibilidad del vínculo fálico con la madre hace que todo individuo experimente la supremacía del orden castratorio. Y es ese principio de imposibilidad el que convierte al hablante en sujeto de deseo. La prohibición del incesto marca, así, una ambivalencia hacia el padre y el peligro de la identificación narcisista con la madre, e instala al individuo en la muerte como condición de finitud. Y la identificación simbólica se habita en la repetición compulsiva de evitar esos peligros o de minimizarlos, por eso nunca podría haber una adaptación enteramente social, ni a la realidad histórica. He ahí la paradoja de la condición humana, pero la apuesta a futuro de Lacan, centrada en esa misma paradoja, que no encontramos en Freud. ¿Para qué Lacan? inspira la pregunta ¿por qué no Lacan? Hoy conviven cortésmente los estudios culturales, los de género, la historiografía y las sociologías de la vida cotidiana con el cognitivismo, los postestructuralismos, los paradigmas de la complejidad y las teorías holísticas. Parece, entonces, que una visión de la comunicación y de la sociedad desde una lógica de la subjetividad puede contribuir también. La mundialización se concentra en los medios masivos, que resignifican los objetos, producidos así hasta la saciedad. ¿Por qué esos objetos, resignificados por los medios, se instalan en nuestro imaginario como objetos de deseo “inevitables”? La producción desproporcionada y sin control de la mercancía es el pilar de un sistema económico que nos devora. Entiéndase bien, no estoy presentando una teoría de la comunicación paranoica, sino tratando que se comprenda por qué la comunicación, en las distintas versiones retóricas que ofrecen la publicidad, la moda, el arte pop, las instalaciones, el diseño y la gastronomía, parecen el aliado inconfundible de la globalización voraz que supimos conseguir. ¿Qué cruce de qué subjetividad nuestra y de la del otro/Otro con nuestra demanda constante entorpece la dinámica social? ¿Intersubjetividad, alejamiento o comunicación? A mi juicio, son estas preguntas, todas, que tienen respuestas (y nuevos interrogantes) en Lacan. El “bien” y el amor al prójimo como representaciones sociales de orden Concebir “el bien” como la ausencia total del daño es una reflexión perteneciente a la literatura maravillosa, si ese valor es pensado antropomórficamente. La subjetividad es el puente entre lo inmanente y la trascendencia. El otro imaginario, que remite a una persona que nos parece similar a nosotros sobre la base del que percibimos —el otro real— nos zambulle en un análisis espectral que pone en evidencia aspectos imaginarios y reales, pero también simbólicos. El Otro simbólico es la sustancia o humanidad, el conjunto de significantes individuales y sociales, el principio que define nuestra especie, metáfora por tanto de lo inasible. En definitiva, el otro/Otro es —en su caracterización funcional de aquel al que no podemos acceder a través de ninguna intersubjetividad— lo tan temido. De ahí, el alivio paradójico por no comprenderlo. Como contrapartida de esta hendidura de lo imposible, lo humano se idealiza en su doble partida de “bondad” y “maldad”, una de nuestras representaciones sociales para permitir una tranquila supervivencia. Ningún vínculo permite que nos apropiemos de la humanidad del otro. Saludable que así sea, pero le tememos al misterio de la no apropiación y de la imposibilidad del diálogo simétrico con el otro, condicionante por lo demás de nuestra psiqué. Sin embargo, nosotros no asumimos esta imposibilidad ni ese miedo, que cuando irrumpen se convierten en “la Cosa” (das Ding, de la que hablara Freud). Por el contrario, hemos configurado para soportarlo diversas representaciones (7), que van desde los universos de orden hasta los universos de caos, sin descuidar los universos del imaginario. Los sistemas de regulación social que permiten la convivencia —por eso, universos de orden— están constituidos por distintas representaciones sociales, como la ley jurídica, la moral religiosa, la ética y el reconocimiento de ciertos estatutos: el familiar, el laboral, etc., amén de ciertos simulacros sociales que construimos y hemos aceptado para relacionarnos merced a la costumbre, la jurisprudencia, los relatos religiosos, vecinales, de familia, etc. Los universos de caos se construyen mediante las regulaciones de ciertas trasgresiones admitidas, como la artística, los deportes, las performances de concurso, etc. (8). Los universos del imaginario, que podrían llamarse también de ataraxia, pues instalan emociones bastante parecidas a la visión edénica y de purificación luterana —o, por lo menos, a ese estado que designa la palabra griega de serenidad pura—, son aquellos que nos transportan a un mundo perfecto o de total esparcimiento o despreocupación y desempeñan el grato rol intermedio de entretenernos de nosotros mismos y de la pulsión de muerte. Aunque, de vez en cuando, se cede el paso a alguna visión infernal no ataráxica en el imaginario, como ocurre con el género de la narrativa o cinematografía del terror, la otrora llamada “literatura basura”, las distintas versiones del feísmo, dadaísmo, el llamado “gótico” como estilo de vida urbano, etcétera. La cuestión radica en preguntar, respecto del tema que nos ocupa, cuándo aquellas regulaciones o universos de orden comienzan a funcionar —si no lo hacen siempre— como “objetos-a” lacanianos. El concepto del “objeto-a”, fue elaborado por Lacan hacia los años sesenta en su Seminario XX casi en forma matemática y es el sustituyente de lo que yo llamaría el instinto humano de desarraigo (no terminamos por amar ni odiar nunca del todo). El objeto-a no se encuentra en lugar-del vacío existencial ni de la Cosa, ni tapa los agujeros de la existencia, sino que tiene implicancia con el deseo, tal cual lo entendió el psicoanalista, es decir como una forma de búsqueda permanente, en oposición al goce psicótico, que nos hace pulsar, nada más. Dentro de la concepción filosófica de Lacan la adaptación a la sociedad no puede suceder mediante una interacción directa. Presupone una tercera instancia, una mediación que evite el drama de Antígona o que nos convirtamos en los ciudadanos clonados de una nación híbrida y de laboratorio. He ahí la vinculación posible de Lacan con la filosofía, la comunicación, las ciencias sociales y hasta el derecho, si se piensa que una de esas terceras instancias entre la faz del yo y la del otro real se encuentra en la construcción del sistema normativo y judicial. ¿Qué papel juega en todo esto el prójimo/próximo, un Nebenmensch que nos significa como la imagen especular del otro, oculto en el abismo de la Otredad simbólica y radical? ¿Qué es este instituto de la cultura cristiana, que nos obliga a respetar a los demás —aun conscientes de que les tememos—, en una especie de lazo de fraternidad asegurada? Como autorregulación de orden, parece que ante el dilema de odiar o amar al otro, preferimos cumplir con la moral cristiana y amarlo sin restricciones, ayudarle, contemplarlo. La pregunta continúa sin contestación: ¿es Dios amor o el amor, divino? Porque si no amamos a ese otro real como a nosotros mismos, todavía queda la posibilidad del amor que Dios nos y le promete al prójimo. Si consideráramos que el amor mismo es divino, el amor al prójimo —más próximo— se debería demostrar en los detalles y en el aquí y ahora de nuestras vidas. Lo que motiva este trabajo es comprender cómo funciona esta representación de orden. El amor al prójimo como fenómeno social: una lógica perfecta para la evitación Nótese que no hablamos de “prójimos” ni de “prójimas” y que rehuimos hablar de “próximo”. Si la lengua habla por nosotros, el uso del sustantivo abstracto resulta anticipatorio. En materia jurídica, los derechos procesales suelen contemplar las llamadas “medidas cautelares”, que se interponen preliminarmente al proceso. Si el juez las dispone, se obtiene el mantenimiento de un statu quo de cosas o de situaciones (verbigracia, medidas de no innovar) que motivaron el pleito, hasta tanto recaiga una sentencia definitiva. Consiste, jurídicamente, en una manera de contemplar la equidistancia de las partes durante el proceso cuando una de ellas se encuentra en una situación de mayor ventaja o la situación que motiva tal proceso puede provocar un daño inmediato e irreparable en detrimento de una de las partes, que no puede esperar los efectos de la sentencia definitiva. La paralaje es una visión lacaniana del objeto por desplazamiento que estudió Žižek (9) (“Violencia en acto”, 2005, p. 14) en profundidad, sin descuidar a Kant. Con esa visión, que al desplazar el objeto logra que descubramos sus partes contrarias, considera Žižek que hablar hoy de la resistencia del pueblo de Israel al mensaje de Jesucristo no es relativizar la deficiencia del poder temporal del padre de la iglesia cristiana, sino meterse en la apertura misma de la carne del sacrificio, que es lo que ha logrado la simbolización, siempre expandida y posterior del cristianismo. Y si este poder del padre de la iglesia crece es, precisamente, por el exceso de pérdida de quienes decidieron no seguirle, lo que a su vez produce una cierta pérdida en el exceso de la autoridad eclesiástica de hoy, que a su vez resignifica el sacrificio (ver Žižek, 2005, pp. 88/89). Ser el pueblo elegido, por caso, no otorga derechos sino que asegura obligaciones, y esta paralaje nos permite comprender en su dinámica la conducta humana. Con este ejemplo se puede ver, más allá de la creencia religiosa de unos y otros, que ningún fenómeno que interese a las ciencias sociales y a la comunicación como práctica social, puede entenderse en su justa medida si no se mantienen también sus variantes intrínsecas. Esto, debido al proceso de significación humana, que no expele totalmente una cierta opacidad del signo. En la mismidad humana (y su conciencia) se encuentra una contradicción irresoluta. Y el mundo nos habita como humanos. Por tanto, los fenómenos sociales —al pertenecer a la dimensión de nuestra imposibilidad y origen castratorio— no deberían estudiarse con pretensiones reduccionistas, ni tampoco a través de análisis superatorios solamente. Eso sería castrar nuestro horizonte reflexivo. No caeré en la confusión de sostenerme en el primer Lacan que en “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis” (Lacan, 1953, disponible en http://www.litura.terre.org/Iletrismo-Funcion_y_campo_de_la_palabra.htm) llegó a reconocer que el sujeto es esclavo del significante. Esto no condice con su noción posterior, omnisciente, de un algo imposible que se encuentra más allá de la simbolización y que —en todo caso— es principio fundante, como la libra de carne por la que se jugó erróneamente el mercader de Shakespeare. Es que lo real/Real, o das Ding (la cosa freudiana) es esa insoportable levedad de la que huimos, aunque la limitación aparece siempre en nuestras vidas, sea por nuestros excesos o debido a nuestras omisiones. Puede ser un gesto, una vivencia, algo no logrado u obtenido pese a nosotros, lo monstruoso que nos acerca a nuestra dimensión falible. El “ama al prójimo como a ti mismo” cristiano interesa a las ciencias sociales y a la comunicación, pues nos regula socialmente en un universo de orden, que nos permite convivir con otros, diversos. Pero esa regulación de orden, perteneciente al ámbito de la ley religiosa, tiene un efecto cautelar. Véase cómo se articulan las obras benéficas y cómo se ejecutan en los países de altos niveles de corrupción los préstamos mundiales “contra” la pobreza. Tienen que crearse fundaciones locales o extranjeras para controlar que los más próximos a esos préstamos o recaudaciones —que no son el prójimo ni los prójimos— no puedan verse ilegítimamente beneficiados con lo que no les pertenece. Los prójimos, así, no se encuentran próximos a nada. El mandamiento religioso actúa, como práctica social, como un relato para el objeto-a, es decir como una construcción evitativa del vacío que nos provoca la otredad del otro real. Nos mantiene alejados convenientemente del otro al que tememos, porque nos recuerda alguna falta o exceso propios —aun cuando encorsetemos a ese otro real en un otro imaginario (el otro al que nosotros le atribuimos, por analogía, nuestros defectos o cualidades). La versión agnóstica y sofisticada del asunto sería la “tolerancia” multicultural, que tampoco es análoga a la convivencia con los otros reales, distintos de nosotros, próximos a nuestra cultura aunque difieran de ésta. La subjetividad como el riesgo de asumir la construcción de una esperanza La comunicación nos ha hecho perder de vista nuestra humanidad, en su eficacia hemos delegado convenientemente nuestras vidas. Es que, hoy, vivir es un perpetuo “inevitable” y la espiritualidad se consume localizada, por horas y como mercancía. Si se nos preguntara cuántos minutos diarios dedicamos a pensar-nos, y a meditar (acerca de Dios, una idea de dios, o lo que trascienda nuestra inmanencia —según seamos creyentes, creedores o ateos), probablemente se contestaría que ninguno, no hay tiempo ni ganas, muchos problemas. Entonces dejamos que el Otro piense por nosotros y nos quedamos, contentos, atrapados en el lenguaje, muchas veces sólo de la eficacia, del que desde luego nunca participamos activamente sino a través de reglas y códigos preestablecidos. Si Lacan descubrió el valor del lenguaje para la construcción del yo, y del otro/Otro, nosotros deberíamos pensar en la subjetividad para rescatarnos de la trampa de los lenguajes y de todas las representaciones sociales que se nos aparecen como sagradas, forzosas e inevitables. Los estudios sistémicos se ocupan de las sociedades, ocupémonos nosotros de nosotros. Un ejercicio ético del amor al prójimo, para mí, no es intentar comprender al otro imaginario —el construido por la cultura—, sino a esos otros reales que están y se nos diferencian, mal que nos pese. Es riesgoso, y hasta imposible, vincularnos intersubjetivamente, pero la paradoja de arriesgarse, aun a sabiendas de esto, consiste en animarse haciendo de cuenta que es posible, cuanto menos, una subjetividad compartida. Esa propuesta está encaminada hacia el deseo, no golpeada por el goce. En esta esperanza estriba la riqueza simbólica de nuestro lenguaje, es lo que nos hace humanos y nos diferencia de las máquinas perfectas de Terry Gilliam en aquella película Brazil y de los jovencitos sorprendidos de Hailsham, del Kazuo Ishiguro de Nunca me abandones. Así leo a Lacan. Lo peor que puede sucedernos es creer que amamos a los otros reales porque amamos a un prójimo, no próximos ni “prójimo” próximo, es decir —en definitiva— a otros imaginarios, como los que nos construyen a diario los medios masivos: modelos perfectos, lánguidos y fríos como las sirenas de la mitología, o menos lánguidos y más cotidianos —según la estética del mensaje—, todos, en definitiva, modelos de la comunicación, que sólo están presentes en nuestra cultura —no sólo como relatos—, sino como objetos-a, es decir como meras representaciones que nos mantienen en orden y alejados de la otredad, y de nosotros mismos. Como se preguntaba Lacan: ¿se debe optar por el lugar del goce, aunque éste permanezca “vacío”, o se debe intentar un amparo mentiroso en el semejante tan sólo para renunciar a un goce propio, que vuelve? Preguntas que sólo pueden responderse desde la ética, no sólo la del psicoanálisis. Notas 1. Mi interpretación de Lacan está lejos de los psicoanálisis deconstructivistas norteamericanos, para los que un relato après coup superaría el trauma inicial. No hablo de “relato” en sentido de pócima curativa, sino de una manera de comprender al sujeto como una no-identidad o una entidad inasible a partir del otro. 2. PIÑUEL RAIGADA, José Luis y LOZANO ASCENCIO, Carlos. Ensayo general sobre la comunicación, Paidós, Barcelona, 2006, págs. 58 y s.s. En especial, interesa la conceptualización de estos autores a partir del instituto de la “autopoeisis” de Maturana y Varela y su relación con la biología. 3. Recomiendo como introducción: FODOR, J. (1985). La modularidad de la mente. Madrid: Morata (Ed original 1983). Ver también: http://www.magarinos.com.ar/Rastier.htm. Asimismo, MAGARIÑOS, Juan Ángel. A mero título orientador, Los fundamentos lógicos de la semiótica y su práctica, Buenos Aires: Edicial, 1996. El signo: las fuentes teóricas de la semiología: Saussure, Peirce y Morris, Buenos Aires: Hachette, 1983. Asimismo: www.magarinos.com.ar y www.semiótica-on-line.com.ar. MATURANA, H. y VARELA, F. De máquinas y seres vivos, Santiago de Chile: Ed. Universitaria, 1973. El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del conocimiento humano. Madrid: Debate, 1962. MOLES, A. y FRANK. El concepto de información en la ciencia contemporánea, México: Siglo XXI, 1966. 4. V. también: FERNÁNDEZ, Sergio P. Epistemología y psicoanálisis 2. ¿Ciencia, hermenéutica o ética? Disponible en Web, 3 pág. en: http://rehue.csociales.uchile.cl/publicaciones/moebio. 5. ZAFIROPOULOS, Markos. Lacan y las ciencias sociales. La declinación del padre (1938-1953). Buenos Aires: Nueva Visión, 2002, pág. 15 y s.s. 6. ACHA, Omar. “ ‘Cette chose que je déteste’: Jaques Lacan y la historia”. Universidad de Buenos Aires: Revista Litorales, 2004, año 4, Nº 4. 7. “Representación” constituye un proceso de culturización por el que las personas, a través de la cognición o de imágenes, nos separamos de los estímulos inmediatos. Nos mediamos así con la naturaleza, las personas y los objetos. Ver, PIÑUEL RAIGADA, José Luis y GAITÁN MOYA, Juan Antonio. Metodología general. Conocimiento científico e investigación en la comunicación social. Madrid: Síntesis, 1995, entre otros trabajos de los autores mencionados. 8. Es curiosa la aparición de contraculturas urbanas como la gótica, que a mi juicio manifiestan una violencia reprimida, o sectas religiosas que nos recuerdan otras culturas tabúes para los occidentales, como el canibalismo y todos los rituales de muerte que no están legitimados socialmente. 9. ŽIŽEK, Slavoj. Violencia en acto. Buenos Aires: Paidós, 2005. Arriesgar lo imposible. Conversaciones con Glyn Daly. Madrid: Editorial Trotta, 2006. Bibliografía • ACHA, Omar. “ ‘Cette chose que je déteste’: Jaques Lacan y la historia”. Universidad de Buenos Aires: Revista Litorales, 2004, año 4, nº 4. • FERNÁNDEZ, Sergio P. Epistemología y psicoanálisis 2. ¿Ciencia, hermenéutica o ética? disponible en Internet, 3 pág. en: http://rehue.csociales.uchile.cl/publicaciones/moebio. • FODOR, J. (1985). La modularidad de la mente. Madrid: Morata, 1985. • FREUD, Sigmund. “Tótem y tabú”, en Obras completas, 24 volúmenes. Buenos Aires: Amorrortu, 1978-1985. • LACAN, Jacques. 1953: “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, disponible en Internet en http://www.litura.terre.org/Iletrismo-Funcion_y_campo_de_la_palabra.htm. —. 1960: “El amor al prójimo”, Clase del 23 de marzo. El Seminario, Libro 7, XIV, 217 y s.s. Buenos Aires: Paidós, 9ª reimpresión, 2005. —. Écrits, París, Seuil: 1966. Traducción castellana: Escritos, dos volúmenes, México: Siglo XXI, 1984. El Seminario, Libros 4, 5 y 20. Buenos Aires: Paidós, 1998. • LAPLANCHE, J. y PONTALIS, J. B. Diccionario de psicoanálisis, Barcelona: Paidós, 1996. • MAGARIÑOS, Juan Ángel. Los fundamentos lógicos de la semiótica y su práctica, Buenos Aires: Edicial, 1996. El signo: las fuentes teóricas de la semiología: Saussure, Peirce y Morris, Buenos Aires: Hachette, 1983. Asimismo: www.magarinos.com.ar, www.semiotica-on-line.com.ar y http://www.magarinos.com.ar/Rastier.htm. • MATURANA, H. y VARELA, F. De máquinas y seres vivos, Santiago de Chile: Ed. Universitaria, 1973. El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del conocimiento humano. Madrid: Debate, 1962. • MOLES, A. y FRANK. El concepto de información en la ciencia contemporánea, México: Siglo XXI, 1966. • RICOEUR, Paul. Freud: una interpretación de la cultura, México: Siglo XXI, 1970. • ZAFIROPOULOS, Markos. Lacan y las ciencias sociales. La declinación del padre (1938-1953). Buenos Aires: Nueva Visión, 2002, pág. 15 y s.s. • ŽIŽEK, Slavoj. Arriesgar lo imposible. Conversaciones con Glyn Daly. Madrid: Editorial Trotta, 2006. Violencia en acto. Buenos Aires: Paidós, 2005. Las metástasis del goce, Barcelona: Paidós, 2003. ** Paula Winkler paula_winkler@fibertel.com.ar Escritora argentina (Buenos Aires). Doctora en derecho y ciencias sociales y magíster en ciencias de la comunicación. Ensayista y cuentista, ha publicado el libro de cuentos Los muros, la nouvelle Cartas escritas en silencio para el viento y el libro-objeto Cuentos perversos y Poemas desesperados, además del ensayo El discurso argentino de la mentira, del cual es coautora. Ha recibido el premio Jorge Luis Borges de la Fundación Givré (1989), el premio publicación categoría cuento de Ediciones Nuevo Espacio (2003), y el mismo premio en la categoría cuento breve (2005). Textos suyos han aparecido en revistas como Híbrido Literario, El Escribidor, Letras (Buenos Aires), Everba (Universidad de Berkeley), Turia (Aragón, España), Hontanar-Cervantes, (Meulbourne, Australia), Brújula Compass (Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York), y en la revista del Lake Forest College, (Departamento de Literatura y Lenguas Extranjeras de Chicago). Su cuento "Esperando instrucciones" ha sido traducido al alemán por la escritora y traductora Lilith Tetzner. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Norma Etcheverry *** Dos relatos Rubén Javier Nazario *** Poemas Arturo Álvarez D’Armas *** La deliciosa fuga de una escribidora Marcela Adaros Rojas *** Tres poemas C. A. Campos *** El cartujo de Bloy Musa Ammar Majad *** Caracas en el viento (extractos) Gloria Cepeda Vargas *** El bisturí Luis Recuenco Bernal *** Poemas Morelia Oropeza *** Recuerdos de hace casi 30 años Carlos Duarte Merino *** Construcción del Minotauro (extractos) Rodolfo Ybarra *** Abatimiento Marianela Cabrera Pineda *** Tres poemas Vivian Ximena Rodríguez Lozano *** Las tres señoritas Marina Verónica Garritano *** Cuatro poemas Alberto José Pérez === Poemas Norma Etcheverry ========================================== *** La ojera de las vanidades 1 Junto mis huesitos en la hoguera de las vanidades porque según la abuela Jana nadie teje con agua del propio río Nadie cruza él mismo a nado el fuego Nadie nada sabe de las cosas que realmente pasan en el mundo. Tengo un esqueletito que brilla en la noche y me alumbra Voy tras él veré de reunirme con mi espalda Huesito quemado y ceniza seré carbón tizne tinta hilo sin hilar haré crochet con las memorias de mi origen. 2 Dicen que soy cursi ¿Lo soy? pregunta en el espejo De la letra deformante Y se ratonea con Alan Pauls No soy Nadie Sylvia tampoco fue Sylvia antes de hacer Plaff. Moriré piensa En la incertidumbre Como cualquier otra molécula en las aguas del Mar Muerto. *** Fotos de familia 1 Papi mataba un cordero Cada cumpleaños Los cuereaba y les sacaba despacito El corazón Delante de mí Papi sí que sabía de vacas y caballos A las vacas Las miraba a los ojos Y ellas permanecían impávidas Pensando, vaya uno a saber qué. A los caballos Les acariciaba las patas con Delicadeza y después, Les daba una palmadita Como podrían saludarse los viejos amigos Papi me decía “nena, no se dice puta” Y yo aprendí con inocencia De cordero “pu, no... ta, no...”, le decía, “Puta sí”. 2 Mami tampoco era inocente Le retorcía el cuello A una gallina En un santiamén Con la excusa del puchero Una vez la vi llorar Frente al despeñadero De plumas A lo mejor era nostalgia Por las causas perdidas O tal vez lloraba con lágrimas Del pato Que —estoy segura— amaba A la bataraza en el cadalso. *** Poesía desgenerada “Ella va a demostrarles quién es mujer y cómo se es mujer” (José Donoso, en El lugar sin límites) La Manuela tiene un tajo En su costado izquierdo Igualito al que quisiera Allí debajo De su pollera Te mereces un amor a la altura De tu vientre Ay, Manuela, Te amaría si no fuera Que amo a un hombre más hombre Que tu Pancho Un varón que no vuelve (Porque, hombre, se murió sin decirme que moría de no saber amar, Manuela mía). Ya ves, también yo tengo un tajo Una rajadura Acá en el corazón Y ahí, Abajo Donde nos une no el amor Sino el espanto Todo lo que no se dice y se desboca. La infancia Iaia se perdía cada tarde entre los malvones del patio de ladrillos, [tendiendo la ropa. Iaia lavaba las camisas, los pantalones, lavaba a mano, sobre la tabla, [toda la ropa. Y mientras lavaba me contaba historias de sus hermanos, y de mi padre, y de [los hermanos de mi padre y de los hijos de los hermanos de mi padre. ** Norma Etcheverry noralcasa@hotmail.com Escritora y periodista argentina (Ranchos, provincia de Buenos Aires). Reside en La Plata. Estudió periodismo en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP, http://www.unlp.edu.ar) y cursó en humanidades materias de literatura y filosofía. A fines de los 80 participó con, entre otros, E. Tomaz, Caso Rosendi, Rezzano, Patricia Coto, Carlos Ríos, Susana Dakuyaku y Ralveroni, de la Feria del Autor Inédito, un proyecto que llevó la poesía a la calle mediante la difusión de producciones artesanales en plazas y espacios públicos. Publicó Máscaras del tiempo (1998) y Aspaldiko (Editorial Universitaria de La Plata, 2002). Colabora en la revista de poesía El Espiniyo y en publicaciones del interior de su país. Produce Diagonal Converso (http://diagonalconverso.blogspot.com), revista breve que se distribuye periódicamente por correo electrónico. Ha participado en talleres de escritura en la Casa de la Poesía de Buenos Aires bajo la coordinación de Alicia Genovese. === Dos relatos Rubén Javier Nazario ================================= *** Clic Se pasaba mira que te mira, fantaseando entre los brillos parentéticos de las pausas, el clic clic sonoro mareando sus dedos que yacían rendidos sobre el teclado. El índice proseguía con la sapiencia del mouse, sobando poco a poco su contorno de tortuga encapuchada, descubriendo ante sus dunas las concavidades de ratón, hasta que llegaba al punto final, y clic, clic. Luego de la pausa, venían los anuncios brillantes y saltarines, con un minúsculo botón de eliminación a milímetros del cursor, y a veces ni se ve hasta que el anuncio termina por su propia conclusión, pues a veces se escapa, se escapa, por ser tan pequeño y juguetón y le rehuye al clic, clic del mouse. Se suceden las páginas y aburren todas con sus letrillas de times new roman, todas con sus confabulaciones para arrancarte la identidad, tan fácil como el clic, clic, que no es sonoro en los recónditos rincones submarinos, pero acá, en la superficie, respirando el aire acuclillado ante el amor, y apenas cien metros sobre el nivel del mar, suena hueco, en vez de un tanto metálico. Se pasa las horas, mira que te mira, observando las fechas que pasaron, las decisiones anteriores, los pequeños recuadros que critican. Pasa las horas oteando páginas que no son, hasta que los ojos empiezan a hervir, y se desaguan, no de pena, te lo juro mamita no me pasa nada, es la brillantez de la pantalla. Pues ajústala papito que para eso es el botoncito del contrast. Se ajustan los niveles de colorido y a veces es mejor usar gafas. Y cuando se enfoca bien todo, cuando los mega-pixels se alinean a modo de espagueti, de repente centelleas tú, o más bien tu dirección electrónica. Tan fácil como castañetear los números de su tarjeta de crédito y tu nombre y apellidos y tu posible dirección y lo más importante tu posible edad y tu correo electrónico. Parece que así se encuentra todo en la vida, como en espejo retrovisor, al revés y sin riesgo. Quién sabe, a veces el ático cibernético contiene menos secretos de los que ansiamos. Pero ese centellear es un guiñar, es un correo electrónico inesperado. El clic clic te deja un poco mudo, no tanto por la facilidad de obtener tus pistas, sino por las posibles razones. Ese espejo retrovisor no distorsiona, pero tu mente sí, y te bate entre los sinsabores de lo que pasó y la cobardía de lo que pudo haber sido. Es que en la playa el sol no bailotea con la seguridad de las decisiones, y es que en las capillas, los aires de sahumerio no azuzan los deseos de unión, y es que en los baños públicos, hasta en ellos en que hicieron el amor, no perdonan por la indiscreción, por más que reventaran los corazones de amor. Menos clic, ahora sólo otra brillante propaganda, si te gusta esta información y quieres más, más, hasta los hábitos alimenticios, hasta dónde se casó y con quién, hasta qué tiendas visita, sólo marca los otros números, los mismos de antes que se deslizaron como castañuelas sobre el teclado, y listo, y ya. Sólo cabe una pregunta mientras tintinea tu corazón: ¿todavía quedará el anillo? Pero ahí está, en la foto donde apareces casada con otro. *** Ángel Hoy mi hijo corrió a la calle. Corrió y no se detuvo, pues la incipiente parálisis de los nervios caduca en los años de la niñez, y no se encumbra en su relevancia hasta después. Por lo que corrió sin parar. Sus piernitas alentaban al resto de su cuerpo, nalguitas conectadas a muslitos, conectados a rodillitas y a taloncitos. Toda una mezcla antropomórfica creada para el traspaso de pie a pie, el desnivelado vaivén del caminar. Nunca soñé el momento hasta que lo vi pasar frente a mis ojos. Salió corriendo y la parálisis de los buenos modales me aturdió. Hasta tuve un segundo para pedirle permiso a mi interlocutor. “Permiso, que el nene salió corriendo”. Las sílabas no demostraban urgencia, y el paladar aún no se resecaba. Las pupilas se enfilaron detrás de la figura del niño, una risa tras la otra, buscando la libertad del paréntesis primaveral en pleno plenilunio de invierno. Disculpe, ya vengo, pero ya el niño desciende la rampa de la marquesina, ya el sonsonete de su úvula ante el torbellino de sus pulmones tarda un poco más en viajar los diez metros que nos separan. Mis piernas entonces responden retrasadas, ahuyentando la modorra del tener que activarse sin razón, no pasa nada, indica mi cerebro, todavía no desafía las leyes físicas con la urgencia de la adrenalina. Todo esto cambia en un microsegundo. Mi hijo no se detiene, y va directo a la calle. Calle de cinco de la tarde, murmura imperceptible una neurona, canalizando imágenes de tráfico sin frenos, maldiciones de parachoques, ojerizas por el correr, y hasta un dedo reprobando a una corneta. “¡Calla, que no me dejas correr!”, le dice el cable que conecta a los talones. Calla, calla. El microsegundo acaba con una inyección necesaria de adrenalina. Sin pensar, acelero, no sin antes mirar a ambos lados. Mis muslos permanecen inyectados de emoción, listos para la aceleración de fondo, pero no llega la urgencia, y desacelero un poco. Atrapo a mi niño, lo alzo en vilo, y no le pego entonces, porque el vecino me mira, y nuestros buenos modales reprenden a los reprendedores públicos. Lo alzo en vilo y el cuello se me eriza. No hay autos, no hay carros a las cinco de la tarde. “Tienes un ángel”, le susurro al oído, antes de zumbarle una palmada. Luego, trato de ahogar las visiones con una cerveza. No había autos, no había carros. Me rasgo la calva, enervo la fuente de caspa, se detiene la mente en el momento. Salió volando, mi hijo, salió volando, y los gritos de ayuda penetraron la psiquis del vecindario, rasgando la calvicie de los hogares, desollando las chimeneas de la modorra invernal. No había autos, no había carros. “Tienes un ángel, mijo, tienes... eres un ángel”. ** Rubén Javier Nazario rjnaza2@email.uky.edu Escritor puertorriqueño (San Juan, 1971). Cuentos suyos han sido publicados en la revista Hispanic Culture Review (http://www.gmu.edu/org/hcr). Ha publicado el libro de cuentos La soberbia venganza del verbo (Terranova Editores, http://www.terranovaeditores.com, 2006) y la novela Recuerdos de plata (Editorial Isla Negra, http://www.islanegra.com, 2008). === Poemas Arturo Álvarez D’Armas ==================================== Soy un fantasma busco tu cuerpo corro al rato flotamos rozamos damos vueltas me hundo en lo más hondo. Muero a la orilla de tus senos. === Limpiamos a la carrera el piso del cuarto admiré tu cuerpo de ébano no había sombras columna inmóvil. En ese lugar te despojé la vestimenta anduvimos meses años uno tras el otro tu allá yo aquí pero nos amamos. === Yo, pecador de siempre añoro el mes de mayo en que adoré tu carne por primera vez deseo la mano tierna la lengua que lame suspiro sudor cuerpo bañado abierto como la flor esperando los besos con olor a incienso y ramas de eucalipto. === Se entrecierran mis ojos aún puedo verla mas no tocarla el agua corre por la regadera cual bautizo de Jesús me dejabas tocar dulce cuello muslos morenos mordí la manzana silencio tiemblo ante lo desconocido anhelo de nuevo esa esperanza vuelve desnuda compañera de la infancia. === Retorno a la calidez de la comarca cotúas, garzas, corocoras yantan en la laguna fuego y humo tierra yerma braman reses en la sabana desnuda de pasto la muerte acecha en verano. Mi árido corazón necesita la llovizna. ** Arturo Álvarez D’Armas arturoalvarez176@hotmail.com Bibliógrafo y poeta venezolano (La Pastora, Caracas, 1950). Investigador de las tradiciones africanas y afrocaribeñas. Edita las plaquettes de poesía Cumbe y Tambor y Viento del Sur. === La deliciosa fuga de una escribidora Marcela Adaros Rojas ======== Dos días después de que Agatha Christie desapareciera de Londres sin dejar rastros, yo pagaba en libras y me registraba bajo el nombre de Aura Smith en un hotel africano. En ese momento no lo sabía, pero ahora me explico mi renuencia a recordar el motivo del viaje y a qué obedecía el secreto placer que me llenaba el cuerpo. Me asomé al ventanal, el viento agitaba las cortinas y allá afuera, más allá del embarcadero, el río serpenteaba sin tocar el campo de dunas de Merzouga. A medio vestir, me tendí voluptuosamente sobre la cama, y me sentí feliz y sola en medio de un planeta blanco. Una mucama tocó a la puerta con un golpe casi imperceptible y entró arrastrando sin ruido un carrito con dulces y dos tazas de té. Miré la hora, era mucho más de las cinco de la tarde del 5 de diciembre de 1926 y sonreí al pensar que hasta hace tan poco solía tomarlo a las cinco. Después de beber el té en la cama como una gitana, comenzó el letargo en la fascinación de disponer de tiempo para escribir The murder of Roger Ackroyd bajo la luz de las lámparas que agigantaba mi sombra, y cuando me sentí atrapada en la fisura entre el sueño y la vigilia, dejé de escribir y escuché música de cuerdas. Me asomé a la ventana, lista para ver algo extraordinario, y lo vi. Era una barca navegando por el Mgoun, no sólo era oscura, sino que podría decir que carecía por completo de color, y sin embargo, sus velas me cegaban. De una manera extraña podía escucharlo hablar en Tifinagh en un anacrónico Valle de las Rosas, como si su presencia volara sobre mí en círculos cada vez más estrechos. Las fogatas de la caravana esperan en Seddrat, y los djinns me traen en la barca de madera negra con velas de lino. Sobre la nave vi dos filas de atriles con antorchas que pintaron la irrealidad con trazos ardientes, mientras un gigante oscuro tañía un instrumento de cuerdas sin tocarlas. Sobre el puente, diez estrellas de fuego, una por cada siglo sin tocarte desnuda, así sabrás que soy yo quien hace brotar sonidos de vino en la copa eterna de tu boca. La barca avanzaba hacia el embarcadero, suspendida y estable sobre su ruta líquida. Entonces lo vi tan cerca. Los ojos sombríos del bereber eran los de un ave dominando rutas del desierto y atravesaron abismos de tiempo para reunirse con los míos, entonces recordé los ojos crueles de mi marido, resbalando por los pechos de la Señorita Smith mientras jugaban golf en el club y pensé que en realidad no me importaría nada si el Señor Christie decidía continuar con su amante. A las cinco de la tarde del 13 de diciembre di los últimos toques a la novela, organicé mi equipaje y abandoné la habitación para acomodarme en una poltrona del lobby a leer The Times de dos días antes, lo abrí en la página de anuncios y leí satisfecha: “Amigos y parientes de Aura Smith, contactar con ella en Hotel Morocco”. A la hora de la cena Archie Christie ingresó al comedor del Morocco y se quedó mirándome perplejo. —May I sit with you, madam? —me preguntó, recuperando su sangre fría habitual. Lo miré un instante sin verlo y le dije que sí, y a decir verdad, no fue grande el esfuerzo que hice por simular el olvido, mientras aún sentía el perfume africano del bereber navegando a ultranza entre mis pechos. ** Marcela Adaros Rojas marcelaadaros@gmail.com Escritora chilena (Coquimbo, 1963). Profesora de estado en castellano y filosofía y doctora en ciencias de la educación. Académica de tres universidades de la ciudad de La Serena. Mantiene un blog en http://www.atinachile.cl/blog/u33774. === Tres poemas C. A. Campos ========================================= *** Genuflexión A la sombra de un árbol mi educación sentimental continúa, el estudio de mis amores o humores; comparezco ante mí mismo guardando las maneras, teniendo en cuenta la pomología y nuestra falta de importancia. A la sombra de un higüero, de otro verde que me muda de color, voluntad. *** Apartado postal Asómese y recuerde, no obstante, que es aquí donde exhibo mi orgullo, donde a veces me paso de la raya tratando de llegar al fondo de las cosas. Asómese, si le atañe, a esta niebla, a este velo que nos separa como el vidrio a los vivos de los muertos, a este vaho que producen los afectos. *** Acto de presencia La derecha, esa otra izquierda, te ayuda a arriesgarte, a mirar mejor, te detiene en seco tratando de levantar tu cabeza, tu moral, moverte con soltura, compostura, te ayuda a llevar a cuestas el valor sentimental al que se aspira dejando constancia de tus vacilaciones, de tu dolor y placer, tu vergüenza y orgullo, a ti que eres de muchos lugares, algunos extraños o ficticios para otros pero todos reales para ti, a ti que en una mata de plátano o una mancha de café encuentras toda la poesía, toda tu niñez ** C. A. Campos l_tmartin@hotmail.com Escritor dominicano nacido en Santiago. Desde 1984 reside en Nueva York, EUA. Escribe tanto en inglés como en castellano. === El cartujo de Bloy Musa Ammar Majad ============================== I El día que encontraron a Lucio Moro tendido en la acera frente a una pequeña estructura que de vivienda sólo tenía el uso, con la tela que cubre los testículos estirada y lustrándole el único zapato que calzaba, la bragueta perfectamente cerrada como si allí dentro se mantuviera incólume la dimensión de su sexo, con una sábana roja hecha con el tinte seco de su propia sangre, desnudo de la cintura para arriba; el día que el cadáver de “Yunque” Melo Pérez era velado en una casa semiderruida que de casa sólo tenía el nombre, con las dos tapas del ataúd completamente cerradas para no dejar ver la coladera que a tiros la policía había hecho de aquel cuerpo, entre hombres que no llegarían a tener la edad en que murió Cristo, mujeres de cuarenta años envejecidas desde hacía tiempo y mujeres doblemente ancianas con manos aletargadas por el cruel oficio de repasar las cuentas del rosario que a diario limpiaban con sus propias lágrimas; el día que los cadáveres de Lucio Moro y “Yunque” Melo Pérez estuvieron a menos de cinco metros de distancia, ese día, se concretó una venganza jurada hacía un par de años cuando ambos ingresaron como estudiantes a la Facultad de Letras. A Melo Pérez sólo le bastó el instante en que escuchó el apellido en la clase mientras el profesor pasaba la lista de asistencia para jurar vengarse de Lucio Moro. El hecho de que un Moro irrumpiera nuevamente en su vida era inconcebible; recordó la mañana en que, como nunca lo había hecho con su propio perro, Gastón Álamo acarició con un cariño infinito la esmaltada superficie de la estufa antes de salir. II Ni el alto número de trabajadores que estaba bajo su mando, ni las consecuentes visitas de melifluos burgueses, ni las solapadas envidias que acrecentaba en los demás comerciantes cumplían a cabal término lo que aquella estufa. Su tamaño había aumentado con el mobiliario y el menaje domésticos, con el recubrimiento de las paredes desnudas, para llegar a ser fiel indicadora del estatus de su dueño. Éste, en su ampliación, mantuvo los azulejos que custodiaban los bordes, cubriendo la amplia superficie con diversidad de colores que no llegaban a agredirse entre sí. Ciertamente, desde la burguesía para abajo, era la envidia de la ciudad. Como nunca lo había hecho con su propio perro, Gastón Álamo acarició con un cariño infinito la esmaltada superficie antes de salir. Era una mañana calurosa. Desde la orilla más cercana del río una vaharada laxante, nacida en el lodo añejo que contenía carretas de verduras y frutas que, de podridas, ni los animales más sucios se atreverían a comerlas, inundaba las calles para invitar al comerciante a terminar de abandonar su hogar. Fue el primer aroma que respiró. Caminó como todos los días, con lentitud y sin soltar las manos, entrelazadas y firmes, de detrás de la espalda. Frunció el ceño al ver a un extranjero comprar una vasija con agua del río, agregarle unas gotas de vinagre y justificarse ante el aguador: —Je trouve inconfortable. En vano el aguador le explicó a su cliente que acababa de pagar por la mejor agua que el río podía dar. No era ésta aquella que usaban los panaderos para hacer el pan, la de los pozos de la orilla izquierda, los cuales, como todos sabían, no estaban protegidos contra ciertas infiltraciones. —Infiltrations? —interrogó el extranjero, sin sospechar la respuesta que lo impelería, con la misma fuerza instintiva que gobierna a un ave de presa, a pagar dos vasijas más de agua y vaciar en ellas todo el contenido del frasquito de vinagre. Sin escuchar el diálogo, Gastón Álamo pudo deducir la información que inauguró aquel acto ridículo: los tres perros muertos encontrados dentro de los pozos la tarde anterior. La ciudad no tenía un acueducto lo suficientemente grande. Las dos bombas del puente sólo lograban suministrar setecientos metros cúbicos de agua del río. Nadie lo reconocía, pero la ciudad conquistaba el día a día gracias a la mal pagada labor de los cerca de ciento cincuenta aguadores que transportaban a diario el valioso líquido, sin que el trastorno del tiempo ni los pisos más altos ni las distancias más largas consiguieran detenerlos. Se diría que conformaban una raza llamada a ser inmortal. Y como todo irrefrenable y organizado ejército aquellos hunos tenían su Atila: Gastón Álamo. Él percibía considerables ingresos a partir de agrupar, colocar, representar y brindar refugio a cada uno de sus aguadores. Cierto que no eran los ciento cincuenta que se empleaban en la ciudad, pero noticias nos cuentan que se calculaban en un centenar. Conjuntamente, con el paso de los años, la magnitud de sus ingresos aumentó por las compensaciones constantes que recibía de miembros de la burguesía, de la Compañía tabacalera e, incluso, de las clases más desfavorecidas. No es de extrañar. Muchos enfermos, en vez de acudir a un médico, se dirigían a verlo a él. No había día en que un Modelo T, uno de los tres que había en la ciudad y del que él era dueño, trasladara hasta las puertas de su casa a un paciente misterioso. Fue lo que aconteció la mañana en que, como nunca lo había hecho con su propio perro, Gastón Álamo acarició con un cariño infinito la esmaltada superficie de la estufa antes de salir. Cuando ya paseaba a orillas del río, uno de sus aguadores le informó que el automóvil estaba frente a su residencia. Al llegar, el comerciante oteó por sobre la ventana y vio que dentro no había nadie. Apenas entró a la casa la femenina figura que lo aguardaba giró sobre sus talones con elegante frialdad, sólo mostrando unos inescrutables, oscuros y brillantes ojos a través del espacio libre del velo negro que la cubría. El único que parpadeó fue Gastón Álamo: la percibía hermosa. La mujer hizo un gesto con la mano y un hombre, que seguro fungía de criado sin serlo, abandonó el rincón desde donde, como una sombra, vigilaba al comerciante, quien no pudo contener la grosera exhalación de alivio al verlo abandonar la casa. —Pardonnez-moi, mademoiselle —se disculpó. No hubo conversación alguna. Desde el momento en que la dama comenzó a hablar, Gastón Álamo aceptó el acuerdo tácito: él callaría hasta que le concedieran el uso de la palabra. El motivo de la visita no se dejó esperar. Los médicos, como en todos los casos en que personas de las clases altas acudían solicitando los servicios del comerciante, prescribían tratamientos ineficientes que, en vez de paliar la enfermedad, lo único que conseguían era empeorarla, aunándola a otras nuevas que no tardaban en aparecer. La última y secreta esperanza era Gastón Álamo, pues, es hora de decirlo, él poseía el conocimiento de la virtud del agua: ciencia olvidada, remota y universal. Los beneficios que procuraba devenían de una certera relación entre el tipo de agua utilizada y las costumbres y características físicas, espirituales e intelectuales del paciente, redundando, simple y llanamente, en la extirpación de la enfermedad. Fuera la sífilis o la gota, el sarpullido o la lepra, él encontraba la cura a través de la simbiosis individuo-agua. No en vano intimaba asiduamente con un tratado anónimo, único en su género, mútilo al principio, que comenzaba con los versos de Lucrecio: “huc accedit uti quicque in sua corpora rursum / disoluta natura neque ad nilum interemat res” (1). Voltaire llegó a tenerlo en sus manos (2). Gracias a él sabemos que allí se determinaban las bondades del agua de lluvia (ya común y corriente, ya de tormenta, ya de principios de la primavera u otra estación del año), río, mar, lago, fuente, manantial, del agua contenida en recipientes de cobre, de plasta, en barriles, canales (ya de barro, ya de madera, ya de plomo), pozos y cisternas, del agua destilada con alambiques o arena, del agua derivada del desleimiento del granizo, de la escarcha invernal, del agua recogida de las estalactitas de las cavernas, del agua hervida, del agua de nieve, del agua de la saliva (ya de mujer encinta, ya de virgen, ya de desahuciado, ya de bebé), del llanto (ya de parturienta, ya de niño azotado, ya de madre afligida), del sudor (ya de caballo, ya de amantes, ya de niño jugando, ya de niño huyendo de un terrible castigo a manos de su padre, ya de soldado en la pelea, ya de ladrón fugitivo) e, incluso, de la orina. No habría prórroga. Temprano al otro día el hombre que aguardaba fuera vendría por las indicaciones. Gastón Álamo se encerró en su estudio para redactar el tratamiento apropiado. Cuando lo encontraron muerto a la mañana siguiente, con un puñal clavado en la espalda, sentado frente al escritorio, el agente de policía, luego de levantar la cara del comerciante, pudo leer el papel en el que éste había estado escribiendo. Al afirmar Heráclito que la cebada se descompone si no se la agita, impélenos a mantener como cierto que la conservación de la identidad de cualquier cosa se encuentra precedida por la operación oportuna de la fuerza externa. Para el caso en que me habéis ocupado es necesaria la acción de un agua especial que, os prevengo, su sólo dictado enturbiará vuestro semblante, así como vuestros oídos y corazón. Mas antes permitidme la libertad de continuar apoyándome en el filósofo griego, padre de la ciencia a la cual me dedico. La sentencia de Heráclito respecto a la ambivalencia del agua de mar compete a toda solutio. Cualquier líquido es, a un idéntico tiempo, purus e impurus. Para los animales marinos el agua de su medio es, necesariamente, potable y salutífera; para los hombres, en cambio, esta misma agua resulta impotable y deletérea. Os ruego mantengáis en la memoria tales equivalencias al momento de llevar a término mis indicaciones, ya que, como de seguro habréis comprendido, lo que para unos es repugnante y desfavorable, para otros, si bien puede continuar siendo repugnante, es la salvación. III Costó para encontrar un culpable. Gastón Álamo, se dijo, fue asesinado por un ferviente lector de De Quincey, por alguien que consideraba al asesinato como una de las bellas artes. Las investigaciones, conducidas por burgueses intelectuales, el embajador que, en secreto a voces, dirigía la Compañía tabacalera, y la policía de la ciudad, no avanzaron más allá de la perplejidad ante el lugar donde se había cometido el innegable crimen. Se trataba de una habitación pequeña, sin muebles grandes y cóncavos, sin ventanas, cerrada por dentro con una llave que siempre se mantuvo en la cerradura. El embajador conjeturó que el asesino era un discípulo de Poe; un burgués, en cambio, dijo que no era de Poe sino del autor de El pez amarillo; otro recordó a Bar Ryper Owne y a Israel Zang Will. En vano se invocaron los espíritus de Chesterton y Descartes. En vano leyeron y releyeron las Reglas para la dirección de la mente. En vano repasaron las distintas soluciones que la literatura ha dado al asesinato dentro de una habitación herméticamente cerrada. Resulta curioso cómo el gusto por ciertos autores condicionó el fracaso de esas voluntades. Es justificable. No creo que ninguna forma textual pueda catalogarse de simple. El relato, en las tradiciones culturales más fuertes, comprende un rito sexual, un enfrentamiento, una seducción del otro, que es comunidad, resultando en una orgía, una aglutinación. Recuerdo un profesor de la universidad, defensor de los hallazgos de la importancia de la escatología musulmana en la Divina Comedia. Sostenía, por ejemplo, que muchos conceptos escatológicos cristianos provienen de las ideas dantescas del mundo de ultratumba. Dos conceptos esenciales, decía, que jamás hicieran su aparición en los antiguos Infiernos, paganos o cristianos, se abren paso en los relatos escatológicos musulmanes: el limbo y el purgatorio. ¿Puede creerse que el Limbo, preguntaba, esa antecámara del Infierno, en la que no se sufren ni se conocen penas ni alegrías, es ignorado por la antigua teología cristiana? Es el borde, el orillo, el límite indeciso, explicaba, que circunda la morada de los muertos; los musulmanes le llaman al-A’raf. Precisamente, Dante es el primer escritor cristiano que utiliza la palabra limbo para denominar a semejante lugar, decía y más de uno pensaba Words, words, words! Ninguno de aquellos hombres que intentaron esclarecer el crimen repasó la biblioteca de Gastón Álamo. No repararon en los autores que en sus títulos repetían en obsesión conjunta la palabra muerte: Manuel Bretón de los Herreros, San Cipriano, Paolo Giacometti, Walter Savage Landor, János Arany, James Mcpherson, Georg Büchner, Hölderling, Lisias, Manzoni. No repararon en León Bloy, que relata el suicidio, con un puñal clavado en la espalda, de un cartujo dentro de una celda herméticamente cerrada. Sé que nadie ha de atender a esta hipótesis, que deviene, lo sé, de mi gusto por Bloy. Ya la historia, y así lo prueban los años, se conformó con la solución del detective Brisco Moro, quien, a la semana después del trágico suceso, llegó a la ciudad para explicar que el asesino había sido la misma persona que encontró el cadáver. Dijo que Florencio Pérez, secretario de la víctima, gritó por ayuda tres veces, tiró la puerta, sacó el puñal y se lanzó sobre la espalda del anciano. ¿El motivo? No otro, dijo, que apoderarse de un tratado anónimo, único en su género, mútilo al principio, que comenzaba con unos versos de Lucrecio. IV Así que, luego del instante en que escuchó el apellido en la clase mientras el profesor pasaba la lista de asistencia y de que jurara vengarse de Lucio Moro, Melo Pérez abandonó el aula. Nunca más habría de volver a la universidad. Esa misma tarde leyó en el periódico que los habitantes de La Puerta, hombres que no llegarían a tener la edad en que murió Cristo, mujeres de cuarenta años envejecidas desde hacía tiempo y mujeres doblemente ancianas con manos aletargadas por el cruel oficio de repasar las cuentas del rosario que a diario limpiaban con sus propias lágrimas, habían constituido una turba que asesinó a un policía que se llegó contra todo pronóstico hasta una casa que de casa sólo tenía el nombre, donde se velaba un muerto. Al policía lo encontraron tendido en la acera frente a una pequeña estructura que de vivienda sólo tenía el uso, con la tela que cubre los testículos estirada y lustrándole el único zapato que calzaba, la bragueta perfectamente cerrada como si allí dentro se mantuviera incólume la dimensión de su sexo, con una sábana roja hecha con el tinte seco de su propia sangre, desnudo de la cintura para arriba. Al día siguiente Melo Pérez abandonó la casa paterna y se trasladó a vivir en La Puerta. Dos años le bastaron para ser uno de los criminales más buscados de la ciudad. “Yunque” llegaron a llamarlo, no porque su cara se pareciera a un prisma de hierro acerado con sección cuadrada como algunos periodistas han inventado. Con la misma fuerza inquebrantable de un objeto al caer, “Yunque” Melo Pérez llegó a ser el modelo a seguir por todos los jóvenes de La Puerta, el asesino de veintiún policías, el amigo de tres curas y cuatro monjas, el católico que se encomendaba antes de cada delito a San Seferino, que es el santo de los bandidos valientes, el sostén de cuarenta y siete mujeres, de las cuales diecisiete lo amaban como si lo hubieran parido y el resto como si la vida se llamara Melo Pérez y se apodara “Yunque”, el hombre que de tan hombre sólo conoció la muerte cuando ciento treinta y tres balas deshicieron su cuerpo. Precisamente el día que velaban el cadáver de “Yunque” Melo Pérez, Lucio Moro apareció contra todo pronóstico en La Puerta. Conjeturo que el objetivo no era otro que recuperar para su padre, Brisco Moro, y para la familia Álamo la última prueba irrefutable de la culpabilidad de Florencio Pérez, padre de “Yunque” Melo Pérez, y que no era otra que un tratado anónimo, único en su género, mútilo al principio, que comenzaba con unos versos de Lucrecio. Conjeturo que fue engañado por “Yunque” Melo Pérez, quien le orientó a la muerte más dolorosa que pudo disponerle al citarlo con la excusa de entregarle el libro de Gastón Álamo, sabiendo que horas antes del encuentro se haría matar en el atraco a la Compañía tabacalera. Notas 1. De rerum natura (I, 215-216). Lisandro Alvarado los traduce: “Agrégase a esto que la naturaleza disuelve recíprocamente cada objeto en sus cuerpos primitivos, sin reducir las cosas a la nada”. 2. Refiere una fuente de la época que Voltaire indicó a un maestro en lenguas un nombre poco legible, manuscrito en una de las páginas del tratado. El especialista lo leyó así: Felipe Aureolo Teofrasto Bombastus von Hohenheim. La traducción aproximada de Hohenheim es “Paracelso” (!). ** Musa Ammar Majad musamajad@hotmail.com Investigador venezolano (Táriba, Táchira; 1977). Licenciado en letras por la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve). Dirige la Coordinación de Eventos Educativos del Museo de Artes Visuales y del Espacio (San Cristóbal, Táchira), donde ha llevado adelante el Centro de Investigaciones Históricas, Artísticas y Culturales y el proyecto de registro y catalogación de la colección permanente, entre otras actividades. En 2004 recibió la orden Luis María Rivas Dávila, de la ULA, por su alto desempeño académico. === Caracas en el viento (extractos) Gloria Cepeda Vargas ============ *** Las estrellas de diciembre Las estrellas de diciembre vienen del mar transparentes como globos de cristal las estrellas del diciembre de Caracas huelen a lo que huele el mar. ¡Cómo brillan en el hondo firmamento! ¡Cómo giran en el viento! ¡Cómo en círculos de espuma que no es dado percibir nos enseñan el abscóndito misterio del nacer y del morir! Sobre el Ávila que guarda la ciudad las estrellas de diciembre se levantan y nos dejan en los labios sabor de sal. Más allá del impalpable alhelí más allá de la menguada arboladura del ¿dónde voy? ¿qué hago aquí? Las estrellas han venido emergiendo del abismo que respira detrás del verde alminar ¡Qué lejanas! ¡Qué imponentes! ¡Qué inasibles esas flores tan azules que en la clara soledumbre de la noche retan nuestra desnudez y nimiedad! No sabemos quiénes somos esta noche de diciembre mientras caen en los cerros de Caracas las estrellas que han venido desde el mar. *** Caminando Ayer anduve toda la tarde. El cielo oscuro era pequeño y quieto los árboles de siempre los viejos de sombreros arrugados la esquina de los cines —rostro de caramelo contraído sobre las losas grises de la tarde— ¡Todo era tan distante! Anchos pliegos de cera derretida al paso trepidante de los buses y mis manos jugando a no encontrarte en este laberinto de Caracas a las cinco, de rojos y amarillos en las mujeres que huyen extraviadas en los hombres clavados en la acera jugando a no mirarte comiendo chocolate de ceniza rompiendo las vidrieras tomándome a hurtadillas el último destello del cielo de las cinco jugando a no escucharte tratando de quitarme de las suelas mojadas las últimas estrellas. ** Gloria Cepeda Vargas gloriacepe@hotmail.com Escritora y periodista colombiana (Cali). Residió en Caracas (Venezuela) durante muchos años. Ha publicado los poemarios Bajo la estrella (1954), Poemas de los hijos (1960), Cantos de agua y viento (1996, ganador del Premio de Poesía Jorge Isaacs 1995, otorgado por la Gobernación del Valle del Cauca), Carta a Manuel (1996), Poemas del exilio (1999) y En Colombia y ahora (2003). Pertenece al Círculo de Escritores de Venezuela. La Cámara de Comercio de Popayán le concedió en 2006 el título de Personaje Cultural del Año. === El bisturí Luis Recuenco Bernal ================================== Sales del edificio y el sol te hiere los ojos obligándote a cerrarlos. Te proteges con una mano haciendo de visera mientras con la otra te alzas el cuello de la gabardina. Es primavera y hace buena temperatura, pero sientes frío en los huesos. Bajas las escaleras y te acercas a la parada de taxis; en el último instante decides caminar. Siempre te ha gustado caminar por las calles de Málaga bajo el sol, pero hoy es distinto, no caminas por gusto sino para cumplir una tarea que te has impuesto. Deambulas, callejeas sin precisión, desorientado por la luz excesiva —han sido demasiados días de hospital— y la debilidad. Llegas a los jardines de Picasso y te sientas unos minutos en un banco, a la sombra de un olmo enorme con corazones y nombres rasguñados a navaja en el tronco. Carlos y Mónica, Jonathan y Ana. Piensas con una ligera sonrisa que al final serán Carlos y Ana y Jonathan y Mónica, pero sólo un tiempo; después serán sólo Carlos y sólo Ana y sólo Jonathan y sólo Mónica. De sobra sabes que ellos acabarán sabiéndolo sólo cuando ya no tenga remedio. Y piensas que cometerán el error de arrepentirse, modificando así el pasado —esto, recuerdas, es de Oscar Wilde—, trastocándolo hasta el punto de que un día no quedará una sola marca en el tronco del viejo olmo, que nunca debió ser herido por manos que antes de saberlo ya mentían; que al final las heridas a él infligidas sólo serán un desleído reflejo de las más profundas que habrá en los corazones de quienes grabaron sus nombres a cuchillo donde no hacía falta. Sigues tu caminar impreciso, encuentras el portal que buscabas, llamas al interfono. —¿Quién es? —Soy yo, Antonio —contestas con voz trémula, recuerdas que casi no has hablado en semanas y ahora te cuesta—, ¿puedo subir? Se hace un silencio eterno en el interfono, te secas con un pañuelo las gotas de sudor que caen sobre tus ojos. —Mejor que no —responde al fin la voz nasal de hombre—, Adela está esperando a unas compañeras de trabajo para almorzar. Yo tengo que cuidar del niño. ¿Qué quieres? —Hablar un poco, sólo eso. —Pues habla. —Es que así es muy frío, déjame subir sólo un momento, seré muy breve. —Ya te he dicho que no puedo, di lo que sea por el interfono. Sonríes con pena. Tu propio hermano no quiere recibirte. Reprimes el impulso de marcharte y haces acopio de valor. —Ernesto, ¿tú crees que en el fondo he sido una buena persona? Hemos crecido juntos, tal vez me conozcas mejor que nadie. Necesito saber si he sido una buena persona, tienes que decírmelo, por favor. De nuevo el silencio opresivo que te hace sudar más que el calor. Respiras con dificultad, jadeas, te limpias con el pañuelo pero te embozas enseguida con la gabardina para combatir el frío que te traspasa. —Oye, mira —dice la voz—, estas no son maneras, Antonio, de verdad, es que contigo no hay quien pueda. Mira, oye, llámame a la oficina y tomamos un café. Allí hablaremos. —No me queda tiempo para cafés —contestas y prosigues tu camino. A los pocos metros oyes la voz del interfono ya lejana y apagada. —Pero, ¿tú no estabas en el hospital? Sonríes de nuevo y sigues caminando. Te coges el vientre y te doblas un poco. Tu cara se agria por el dolor y el sudor empapa tus cejas y tus párpados; apenas consigues ver. Te limpias con el pañuelo mojado y te apoyas un momento contra la pared. Respiras profundamente varias veces. Notas palpitar las venas en las sienes y en el abdomen. Debes continuar, te queda poco tiempo. Sigues por la Alameda tu recorrido errático y renqueante, tropiezas varias veces con baldosas mal niveladas o descolocadas por el paso del tiempo y de la gente que siempre atiborra esa calle principal de tu ciudad. Te detienes frente al escaparate de una joyería y contemplas un collar, piensas lo bien que quedaría en el cuello de Laura, ese cuello largo y pálido surcado de venitas azulinas que tanto te gustó. Haces el amago de entrar en la joyería pero recuerdas que no llevas dinero encima, ni siquiera documentación. Echas a andar ahora con paso más firme bajo el sol mordiente del mediodía malagueño, la mano izquierda aferrada a la gabardina a la altura del pecho, como queriéndola aplastar contra tu cuerpo; la derecha, cruzada sobre el abdomen. Llegas al Paseo de Reding, contemplas las casas de construcción antigua y señorial, pequeños palacetes habitados por la clase más pudiente. En uno de ellos vivías tú con Laura y los gemelos, hace años, antes de que todo se torciera. Te propones insistir con firmeza para que Laura te deje entrar pero no hace falta: ves que está a punto de subir al coche con los niños. —¡Laura! —gritas y tu voz se quiebra al final. Ella se vuelve y observas blanquearse sus mejillas, te contempla un instante con la boca abierta y, reaccionando de inmediato, hace subir al coche a los gemelos. —¡Dios santo! ¡Antonio! ¿Qué quieres ahora? No vas a dejarnos vivir en paz; es eso, ¿verdad?, no vas a parar hasta que ocurra una desgracia. —No, por favor, Laura, no es eso, créeme, sólo quiero hacerte una pregunta. —Sabes muy bien que tienes una orden de alejamiento. Si llamo a la policía te meterán en la cárcel —y esgrime el teléfono móvil ante tu cara, como si fuera un arma. —Por favor, Laura, he salido hace unas horas del hospital, estoy débil, no tengo fuerzas, no soy una amenaza para nadie. Necesito que contestes a una pregunta, sólo eso, después me marcharé y no volverás a verme, te lo juro por nuestros hijos —y tratas de adivinar sus rostros a través del cristal ahumado del coche; consigues ver un par de narices aplastadas contra la luna trasera del vehículo. —Tengo que llevar al colegio a los niños, ahora no tengo tiempo para preguntas, llama por teléfono después. —No hay un después para mí, Laura, tiene que ser ahora, por favor —notas la calidez de las lágrimas que resbalan por tus mejillas y ya no te contienes, lloras como un niño perdido, suplicas—, sólo una pregunta, por lo que más quieras. La ves dudar, tiene abierta la puerta del conductor pero detiene el movimiento de introducirse en el coche, se queda parada en esa incómoda postura, una pierna dentro y la otra fuera, apuntalando el equilibrio con las manos, una sobre la puerta abierta, la otra sobre el techo. —Que sea rápido, voy con retraso —saca la pierna del coche, se queda mirándote con enojo. —Laura, hemos vivido juntos más de seis años, me conoces muy bien. Yo lo que quiero saber es si a pesar de todo, en el fondo, tú crees que soy una buena persona. Ves arrancar el coche a buena velocidad, casi quemando rueda. Te sientas en un banco, a la sombra de un tilo y sacas del bolsillo de la gabardina el maldito papel, el que se le cayó esta mañana a la enfermera tras revisarte y que tú, antes de que se diera cuenta ella, tapaste arrojando una almohada al suelo y recogiéndola, junto al papel, antes de que ella lo hiciera (“no se moleste, ya ve que estoy ágil todavía; sí, ya sé que no debo hacer esfuerzos, no se volverá a repetir”). Ese papel que te dijo lo que no te dijeron los médicos cuando les preguntaste, y que siempre evadieron la respuesta preguntándote a su vez si tenías familiares cercanos que pudieran ir a verte, que preferían hablar con ellos primero. Ahora sonríes pensando en esos familiares cercanos, en lo dispuestos que se habrían mostrado a ir a verte. Sabes bien que ellos sabían que estabas internado desde hacía semanas, todos tus conocidos lo sabían. Ninguno te visitó. Los ojos llorosos de Laura, mitad iracundos, mitad apenados, te han hecho comprender hace un momento que ella es la única que tal vez se lo había pensado, pero había decidido no hacerlo, como decidió no contestar a tu pregunta con palabras: su mirada inequívoca lo dejó todo dicho antes de introducirse con rapidez en el coche y salir huyendo de tu vida. Una vez más. La última, piensas mientras intentas sonreír sin conseguirlo. Paseas por el parque a solas con tu desesperanza. Miras a los patos en el estanque, a los niños jugando en los columpios, al cielo limpio del atardecer. Sientes el frío con violencia dentro de tu cuerpo, te aferras a la gabardina y te proteges el vientre con el brazo. Se levanta una suave brisa que seca tu cabello mojado y te permite respirar hondamente. Sales del parque y te sientes mejor lejos de la penumbra de los árboles. Tu andar rengo y arrastrado se acentúa a medida que se acerca el crepúsculo. Te encaminas hacia ninguna parte, sabiendo que tu tiempo se acaba; y no obtienes respuesta a tu pregunta. Tanto penar para una mísera respuesta que te niegas a vaticinar porque intuyes que sería una presunción certera y eso te da pavor. Pasas, ya casi de noche, frente a El Corte Inglés, que anuncia en grandes carteles adosados a las paredes del edificio las maravillas que se pueden adquirir en primavera. Será la primavera del próximo año, piensas, porque estos van siempre con varias estaciones de adelanto. Un perro sarnoso se cruza contigo, lleva el rabo entre las piernas y ves en su mirada la misericordia que no has visto en las de tus congéneres, que se apartan de tu camino como si fueses un apestado. Sientes la curiosidad de ver tu imagen reflejada en un escaparate pero desechas la idea. Sabes que debes de parecer un pordiosero, no hace falta que te lo confirme ningún espejo. Eso está bien, te dices, porque es lo que te sientes por dentro, un pordiosero, así que tu apariencia no es mas que el reflejo de tu realidad. No quieres admitir la derrota y decides quemar un último cartucho. Te encaminas hacia el pub Gwendal, que frecuentas desde hace casi veinte años. Allí tienes amigotes y camaradas de barra siempre dispuestos a reír tus chistes, sobre todo cuando además pagas las copas. Está casi vacío, todavía es temprano. El propietario está terminando de limpiar. Te sientas en la barra. —Fíame una copa, Vicente. —¿Así estamos? ¿Pero tú no estabas en el hospital? —Me han dado el alta. —Pues tienes mala cara, estás blanco como la cera. —Es que me falta sol. Te sirve un whisky con hielo que apuras de un trago. Sientes una punzada en el abdomen y te encoges, pegando la frente en la barra. Te llevas la mano al vientre, como sujetándolo. —¿Te encuentras mal? —No es nada, todavía estoy un poco débil, se me pasa enseguida. —Pues yo te veo mal. —Te digo que no es nada. Oye, Vicente, si te pregunto algo ¿me responderías con sinceridad? —Depende. —Tú nunca te mojas, ¿verdad? —Yo sólo soy un camarero, si buscas consejo espiritual ve a ver un cura. —Gracias por tu sarcasmo, pero va en serio, ¿responderías de verdad, con el corazón en la mano, a una pregunta? —Joder, qué solemnidad, venga, pregunta. —Llevas más de veinte años detrás de la barra, has visto de todo, calas a la gente en cuanto la ves, eres como un psicólogo, no, más, porque los borrachos no mienten; aquí las he pillado de cuadritos, me conoces, lo sé. Ahora escucha y responde con sinceridad, ¿crees que soy buena persona? No digo un buen colega de borracheras, sino buena persona de verdad, ¿lo crees? —hay súplica en tu mirada aunque tú no te des cuenta, estás quemando tu último cartucho. —¿Se te han cruzado los cables? —se muestra preocupado, titubea—, ¿te pasa algo serio? —de repente se relaja—, me estás vacilando, capullo. Le miras con cansancio a los ojos, una mirada desprovista de matices, vacía, como de yonki o de zombie. Al cabo de unos segundos, tal vez minutos, contestas. —En mi vida he hablado más en serio. Sientes que él sabe que es verdad, ves un destello de alarma en el fondo de sus ojos, está nervioso de nuevo, aparta sus ojos de los tuyos y finge seguir con sus tareas. —Te repito la pregunta, Vicente, ¿crees que he sido una buena persona? Son muchas noches juntos, me has visto borracho y llorando, sabes cómo soy, ¿puedes responderme, por favor? —Mira, Antonio —dice tras dejar la bayeta y encararte—, cada uno es como es y no hay que darle vueltas. La vida es corta —sentencia señalándote con un índice acusador—; disfrútala y déjate de filosofías. —Gracias, muy amable —susurras y esbozas, ahora sí, una de tus sonrisas. —Y vete a casa a descansar, que pareces un muerto. Sales del bar con el dolor reflejado en tus facciones, trastabilleas y te cuesta recobrar el paso, caminas por caminar, te pierdes en laberintos de calles, piensas que es gracioso perderse en la ciudad de uno. No quieres preguntar a nadie, tu camino está próximo a su fin, lo sientes en tus huesos, en tu abdomen, en todo tu cuerpo que parece un títere que va perdiendo los hilos que lo mueven. Tus miembros ya casi no responden, son migajas, casi restos. Vomitas contra una pared. El vientre te arde pero sigues sintiendo frío, un frío como nunca hubieses imaginado que se podía sentir. —¿Estás chungo, colega? Son cuatro, la luz turbias de la farola arranca destellos en sus chamarras claveteadas y en sus cabezas con reflejos engominados. Forman un semicírculo que te encierra. Te yergues y miras más allá de sus figuras chulescas y reconoces el barrio, La Trinidad; has venido alguna vez a pillar algo, con algún amigo que conocía a alguno que pasaba tema; sabes que no se debe andar solo por esas calles de noche. Apoyas la espalda en la pared, tratas de relajarte. —¿Qué queréis? No llevo nada encima. —¿En serio? — pregunta el más gordo acercando su cara a la tuya. Los demás esperan tensos, casi sientes su miedo, sus nervios agazapados, sus músculos rígidos y a la espera. —En serio, miradme, no valgo la pena —pero sonríes, esta vez con tu sonrisa de siempre, con la de antes: una sonrisa que pide guerra. Sientes punzadas de dolor por todo el cuerpo, caes y te encoges en el suelo, en postura fetal, recibes patadas en la espalda, en las piernas, en la cabeza desprotegida porque tus manos, instintivamente, se aferran a tu abdomen. Al poco tu sistema nervioso se afloja, ya no te duele tanto, sientes los golpes como a través de un colchón; no sufres. Te zarandean y paran, abres los ojos, ves las estrellas y la luz mortecina de la farola. Te registran, notas que te tiran de la gabardina, buscan lo que no tienes para ellos. A cambio, uno, el más bajo y aniñado, saca el papel, ves turbiamente cómo lo lee, tú le acompañas murmurando las palabras que has leído cien veces esa mañana, las recitas susurrando: “Antonio Rengel Vargas, 38 años. Diagnóstico: tumor maligno en la base del páncreas con metástasis en hígado, estómago y pulmón izquierdo. Pronóstico: de dos a cuatro meses”. Ves la cara de estupor del chaval. —Tíos, vámonos, dejadle y vámonos, ¡venga! —Espera, tronco, no hemos acabado —dice el gordo. Te abre la gabardina a tirones, luchando con tus dedos engarfiados en los bordes, al final claudicas y dejas de resistir, te aflojas y abres los brazos, los apoyas extendidos contra el suelo. —Hostia, tíos, el nota está desangrándose —oyes que dice uno, tratas de localizar la voz pero tus ojos no responden, ves turbio. —Fijaros —dice otro—, lo han apuñalado. Acercas titubeante tu mano derecha al abdomen, localizas el mango del bisturí y sonríes tosiendo sangre, lo aferras y das un tirón con el resto de tus fuerzas. Mana tu sangre desbocada, liberada al fin. —Decidme una cosa —susurras apenas, no te queda aliento—, por favor. Es importante —ellos se ponen nerviosos, hablan de salir corriendo, tú agarras al que está más cerca por la pernera, es el más joven, el que ha leído el papel. —Dime una cosa, por favor —tu voz ronca, agónica, suena fúnebre, el chico trata de soltarse pero tú sacas tus últimas gotas de energía y lo sujetas fuerte—, por favor, sólo una cosa —el chico te mira, sereno de repente, quieto—, ¿crees que soy una buena persona?, por favor —tu vista se nubla y te sientes en calma, sabes que vas a morir. El chico da un tirón y se zafa de tu presa, sale corriendo. Tu vista se apaga por momentos, te relajas y te dispones a dormir. —Señor, señor —oyes la voz y abres con esfuerzo los ojos, es el chico de nuevo—, señor, yo, yo... creo que es usted un buen tío, se le ve en los ojos, y en su sonrisa —el joven se aleja mientras, en tus labios, la muerte dibuja una sonrisa de serenidad. ** Luis Recuenco Bernal luis@recuenco.es Escritor español (Alora, Málaga, 1962). Reside en Rincón de la Victoria. Estudió ingeniería de telecomunicaciones y ciencias empresariales. === Poemas Morelva Oropeza =========================================== *** Lo cierto es Podría darte mil razones, tu ropa de alfombra en nuestra alcoba, la boca abierta del dentífrico derramándose sobre el lavabo... que me hayas negado tu mano; que, de cuando en vez, en comedor público hayas convertido tu cuerpo. Podría decirte, por ejemplo, que nuestra “vida” huele a naftalina, de [tantas veces que se ha colgado de un gancho y resignadamente se ha [metido en el armario del respeto. Podría decirte, peor aun, que de un tiempo a esta parte camino para dentro, [me veo para dentro, hablo para dentro como una ostra absurda [queriendo escindir el nácar del silencio... Podría decirte eso: tontos argumentos. Darte, podría, estas jorobas comunes como pretextos, según tu precámbrica miopía. Pero lo cierto es que se me desgarró el traje, ese que me ponía a la hora [de acostarnos. Lo cierto es que en algún momento, dejé de ir al álbum de nuestra historia [para asirme a él, como un creyente al crucifijo; que dejé de lanzar al aire la moneda que a ambos lados tenía la misma [tabla, que siempre me salvaba de la tierra movediza de los sueños. Lo cierto es que la arena dio en mi reloj su postrero bostezo, y que al último reducto de este corazón se lo llevó un huracán de piedras. Lo enteramente real es que por alguna parte se me hizo un hueco, por donde, a cuentagotas, me he vaciado, y me he puesto de revés. No obstante, aun con las entrañas por fuera, aun teniendo por corazón una piedra, aun sin huellas, y con el tiempo bufándose de mí, en ese armario de silencios, abdico de mis funciones: ya no quiero más el cargo y me niego a cumplir el preaviso establecido por la ley. Y si aquellas razones no fueran suficientes, expongo con mayor fuerza mi [tedio vomitivo y esta extraña alergia que he presentado a todo lo que seas tú, se te parezca, o de alguna forma lleve implícito en su seno el más mínimo temblor de tu recuerdo. Y si esto tampoco fuera suficiente, al carajo las razones, ¡yo te dejo! *** Sólo me queda ahora Tendré que ocuparme de mí, o abandonarme al sofá, comerme las uñas y después la carne; observar cómo se agiganta una pared tras otra, ladrillo sobre ladrillo, apógrafos de tu nombre. Ahora tendré que buscarme un libro y hacerme su amante, volver a alimentar a las hormigas por las que siento, desde que te fuiste, una envidia despreciable. Ahora sólo me queda escuchar a esta mujer que se acuerda de ti [insistentemente, que no le importa la hora, ni el lugar, ni mi maldito silencio, para hablarme de ti, de cómo fue que te quiso las veinticuatro horas, de lunes a lunes, días feriados y años bisiestos, mientras en sus manos, agujas de espinas, sus caricias sin destino, se tejen como un colmenar bermejo. Ahora sólo me queda hacer un croquis de mi casa, de mis días y mis noches, porque no sé dónde están, cómo se llega a ellos, ni qué dirección tiene la vida, ni dónde fue la última vez que yo me vi. Todos, sin más, han ido desapareciendo equitativa y puntualmente. Me queda buscar también un hacedor de calles: la única que tenía, se fue tras de tus pasos, y como espantos se los tragó la tierra. Sólo me queda ahora recoger los pedazos de esto que soy yo: un simple despojo del tiempo, hundido en tu recuerdo como un barco parapléjico. *** Basta Haz lo que tú quieras: Quédate descalzo, entrégate al hastío Duerme en tu lecho de cuervos silenciosos extiéndele una buena oferta a la costumbre. Asimílate al poder, vístete de negro Enróscate a la mano un maletín de axiomas. Convierte con ellos el mundo en un panfleto. Repártelos, recuéstate de la democracia. Endósale al alcalde todos tus errores. Dale de comer a las palomas, perfúmate la prisa No amenaces tu habitual monotonía con el encuentro de unos labios clandestinos. Acuéstate de madrugada, cumple tu deber, finge tus orgasmos, llévate tus sobras Lávate los dientes, límpiate las uñas. Reafirma tus modales adquiridos en la Corte y con ellos adorna tus farsas tus vaivenes, tu andar, por el mundo, entre las ramas Sigue haciendo tu vida impecable: reluciente en los zapatos, dialécticamente insípida. Maquíllate las canas, estudia psiquiatría. Róbate un camello, que te escuche cuando quien te acompaña en tu vida inmaculada tenga cita con la repostera. Hazte de un destornillador y desarticula la galaxia. Cómprate una nave y múdate a Ganímedes O a donde más te plazca. Haz lo que tú quieras, lo que te venga en gana. Dispárale a tu sombra. Que a mí me da lo mismo. Ya te expulsé del mundo. *** Poema 24 Soy culpable. Lo admito: es cierto que te amé. Pero fue en defensa propia. ** Morelva Oropeza marinaoropeza@hotmail.com Escritora venezolana (Coro, Falcón). Es licenciada en educación, mención lengua y literatura, con post-grado en literatura venezolana por la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve). Mantiene las bitácoras Cambalach (http://sigloveintecambalach.blogspot.com) y Al filo de la poesía (http://enelbordedelcamino.blogspot.com). === Recuerdos de hace casi 30 años Carlos Duarte Merino ============== Estoy de excursión. Es sábado y hace algunas horas que descanso en mi campamento, en la falda del Señor de la Montaña, el cerro alto e imponente de la sierra de Samaipata al cual de vez en cuando vengo a pedir reposo y amistad. Me acoge, me da consejos. Una vez estuvo a punto de matarme y me quedan 2 dedos de mi mano izquierda semiinmovilizados como recuerdo de su ira (o mi soberbia estupidez de creer que todo es posible). El asunto es que estoy aquí, acurrucado en su falda, con una fogata de ramas secas por toda compañía y esperando que caiga la noche. Mirar el fuego hipnotiza, máxime si nos rodea la oscuridad y el ruido sordo del viento y el crepitar de las llamas velan nuestro reposo. Arropado en el biby bag y apoyado en una piedra dejé volar los recuerdos, y en el cielo poblado de estrellas vi desfilar hechos y personas que terminaron por anclarme en estas feraces y salvajes tierras del oriente boliviano. He vivido intensamente, a mi manera, bajo mis propias leyes, solamente porque me negué a seguir el consejo irónico de nuestro Decano al despedirnos de la Facultad (o quizá, sin saberlo seguí su consejo velado y críptico): “Jóvenes, han terminado una etapa. Ahora tienen un título en la mano; ahora pueden buscar un puesto en la CAP o en la CEPAL o en la Papelera, ganar un sueldo, pagar las cuotas de un departamentito DFL-2 y de una citroneta o un Fiat 600, y buscarse una mujer que se llenará de kilos y los llenará de hijos”. La mayoría de mis compañeros eligieron ese camino... los que quedan vivos y a veces veo son aburguesados, ejecutivos, y están llenos de hijos. Cuando hablo con ellos, cada tantos años, reconocen estar aburridos y me envidian: a la larga, yo he tenido más que ellos, en plata y vida. No conozco a sus mujeres pero deben estar llenas de kilos o de horas inútiles en el gimnasio. Otros muchos murieron “por sus ideas” (el entre comillas es mío, porque no dejo de pensar que murieron por las ideas de otros); yo, me dediqué a vivir mi vida y a recorrer el mundo ya que aún en ese entonces me importaba un carajo el pueblo o la sociedad. Me fui del país, con mi cartoncito bajo el brazo (sin saber para qué me serviría en el exterior), un atadito de ropa, y pensando... en nada. Solamente en lo que me esperaría a la vuelta de la esquina. ¡Aventuras! ¡Conocer! ¡Eso quería! Unos cuantos años sabáticos para terminar de escaparme de mi ambiente, de mi familia, de ese esquema de ideas y preconceptos provincianos que me ahogaban y que eran tan distintos a los que me contaba mi padrastro, mi verdadero padre, judío andado por mil caminos y sobreviviente de mil aventuras (mamá decía... Hijo, un médico siempre será más que un tecnicucho; Hijo, respeta a la fulana, no te la vayas a pescar; Hijo, hay que trabajar solamente para ganar plata; Hijo, busca a la mujer que te convenga; Hijo...). Nunca fui político ni me interesaron las ideas sociales, fui hijo de comerciante semita, pero aproveché el éxodo de esos días (1978), después del golpe en que los militares abrieron la puerta a todos los que quisieran irse, y me metí en una cola de un Ministerio para obtener un pasaporte. Mis amigos y contactos en una compañía extranjera, del medio oriente, me ayudaron. En algún momento y en algún recodo de mi camino el cartoncito sirvió para algo... y lo usé para eso y lo boté. El abrazo frío de la montaña y el calor del fuego escarban en mi pasado. Era mediados del año 1982 más o menos cuando llegué a Desaguadero, en la frontera con Perú, al mando de 4 camiones cargados con quintales de azúcar y latas y botellas de alcohol, directo desde Santa Cruz, comiendo y durmiendo en el camino a como se podía y cuando se podía. Mi pequeño capital y mi vida iban en esos armatostes, porque si fallaba... no habría lugar seguro en el mundo donde esconderme. En ese entonces los caminos (sendas en realidad) estaban diseñados para destrozar riñones, sin pavimento alguno, llenos de piedras y huecos, y los viajes duraban días, no horas como hoy en día. Eran tiempos de pioneros, de osadías, de gentes que abrían caminos y no solamente los recorrían... y yo era uno de ellos. Durante todo el trayecto fui pagando el “impuesto al paso” (coima) a cuanta tranca y policía se me puso por delante, y regalando botellas de alcohol y haciendo amigos entre los representantes de la ley, apostando a que algún día los volvería a necesitar (¡y fue verdad!). Lo mismo hice con los “representantes” peruanos, y crucé la frontera con mis camiones mientras ellos miraban para otro lado, tratando de escrutar lo inescrutable en el cielo azul del altiplano con sus rostros hieráticos. Me contacté, entregué la mercadería y recibí el pago. Mientras trasbordaban los quintales y latas a otros camiones pregunté: “¿Y adónde va esta carguita?”. “A Buenaventura”, me respondieron. Para mí, Shangri-La hubiera sido tan válida como respuesta, pero luego me dijeron que era un puerto de contrabandistas en un brazo medio perdido del río Amazonas, lejos de Iquitos, y desde allí se embarcaría en una barcaza de carga hasta Manaos, Brasil. Hay veces en que no pienso las decisiones, las tomo simplemente: “¿Y puedo ir con ustedes?”. “Pues, claro, hermanito”. Bien. Ya era hermanito; mi desazón era no terminar siendo su próximo cadáver, cosa que no sucedió felizmente. Mi decisión tenía una lógica subterránea. Era solo, mi propio dueño, no me debía a nadie más que a mi mismo, estaba en tierra extraña en la que no había ni Dios ni ley, no tenía miedo a nada ni a nadie, no pensaba amarrarme a un patrimonio todavía (me seguía riendo del DFL-2 y la citronetita y los kilos de hijos y la peguita de ejecutivo y las planillitas), y el mundo era ancho y ajeno... Sobretodo ajeno y quería que fuera mío, pero no por dinero sino por conocerlo. Hablé por teléfono con Santa Cruz (desde Desaguadero Perú se podía hacer, desde Desaguadero Bolivia no), envié a mis socios un giro con su parte y me quedé con la mía, y me despedí hasta unos meses más. ¡Cuiden mis cosas, paguen mi alquiler, etc.! Y sin mirar atrás, me subí al camión de los peruanos. El viaje fue infernal y duró 5 días, bajando al llano, cruzando la selva hacia el norte, y subiendo y bajando cerros hacia el este nuevamente, soslayando los caminos principales, hasta que por fin apareció Buenaventura, en medio del calor sofocante, los árboles inmensos cuyas copas tapaban el cielo, los mosquitos (¡allá pican con fierros y tienen columna vertebral!), y una niebla húmeda y olorosa a resina podrida que se pegaba a la piel y no dejaba mirar al llenarse los ojos de un líquido viscoso, como legañas. Además, ese permanente y penetrante olor a tierra húmeda y madera descompuesta que lo trasmina todo, la ropa y la piel. Durante el viaje fui conversando y aprendiendo de los cargadores y chóferes peruanos, conocimientos que estoy seguro me salvaron la vida más tarde y muchas veces. Aparentemente me tomaron cariño, ya que sólo uno de ellos (eran como 12) había visto un chileno en su vida, y afortunadamente la experiencia le había sido positiva. ¡Hasta era su compadre! Buenaventura era (¿seguirá siendo, después de casi 30 años?) un “puerto fluvial”, por llamarlo de alguna manera. En realidad, era un villorrio indígena perdido en la selva, con sus pahuichis redondos de techos de palmera y llenos de humo, y situado en una parte del río que era navegable. Lo llamaban así porque hasta allí llegaron unos curas, cientos de años atrás, fundaron una misión y le dieron el nombre al villorrio, y por alguna razón fueron muertos y comidos por los lugareños (sus corazones, dizqué; yo creo que todo, hasta las alpargatas franciscanas). Hasta allá podían llegar las barcazas, no así los pequeños pontones de quilla y calado, cuyo destino obligado era Iquitos. La carga se hacía a hombro, cruzando un tablón cruzado entre la quebrada de la orilla y el borde de la barcaza; no eran pocas las veces en que carga y hombres se iban de cabeza al río, ocasión que era esperada por los enormes lagartos (yacarés) para zambullirse e ir a ver en qué consistía el almuerzo esa vez. Finalmente, se terminó la carga y el patrón tocó el pito de partida. Eran como las 0400AM de cualquier día, y la noche oscura como alma de diablo. Después de la carga subimos los pasajeros, previo pago del pasaje, unos $S 10 de esa época más o menos. Seríamos unos 25 en total, más hombres que mujeres, de los cuales 5 eran indígenas de cualquier tribu amazónica de las riberas. De ellos, 2 eran viejos y los otros 3 jovenzotes robustos, con sus caras pintadas de rojo y negro y sus cabellos cortados como una cacerola sobre su cráneo, y sus faldones de lianas y pastos. En sus manos, un pequeño carjac con cerbatanas largas y dardos terminados en un pompón de algodón del árbol de toboroche y del cuello les colgaba una bolsa en la cual se adivinaba el frasquito de veneno curare. Uno de los viejos, muy enfermo al parecer, tuvo que ser cargado en brazos por uno de los jóvenes, y dejado en un rincón de la carga de tablones, sitio desde el que no se movió hasta que murió durante el viaje. El otro viejo, después lo supe, era un chamán, un sacerdote médico de su tribu, que se dedicó a atender al enfermo durante todo el viaje y darle pociones de yerbas. Durante la travesía no hablaron con nadie ni nadie los molestó. Ellos iban allí, con nosotros, y luego supe que eran nuestros proveedores de alimentos. En medio de la selva no existen las exclusiones ni las diferencias sociales o culturales; todos pueden ser útiles en cualquier momento. El único que es excluido es el que no sirve de respaldo, el inútil. El viaje duró 12 días, largos y tediosos días, navegando por el río, escuchando ese ruido sordo del motor y el chapoteo del agua contra la embarcación. Yo me entretenía leyendo. Tengo una Biblia, con la fecha escrita de 1967, año en que la compré en una casa de libros viejos de Concepción, y que me ha acompañado por siempre... lo que no es poco decir porque he andado mucho y por todas partes. Y el otro libro que me acompaña desde la Universidad es el formulario de Rinehart (edición de 1948). Un día leía las historias bíblicas, y otro día me sumergía en las fórmulas y ecuaciones del Cálculo y cabalgaba en sus gráficas soñando con caballos alados. Ambos libros siguen en mi biblioteca... desde hace unos 30 años atrás. Mucho en mí ha ido y venido; mucho he ganado o perdido menos esos libros. Se han ido viajes extraños, vacaciones de ensueño, relojes de oro y joyas, fortunas en ropa, casas, carros, mujeres de todo tipo, pero esos libros no, siguen conmigo. Son lo único que me ha acompañado siempre. Y no se por qué. En el caso del formulario lo comprendo, las matemáticas han sido mi afición de siempre, pero ¿la Biblia? ¿Yo, un descreído total y militante, que se sienta en Dios y su santa corte? Pero ahí están todavía, el Rinehart con sus tapas negras desgastadas y sucias y la Biblia con sus tapas rojas y volutas doradas. Algún día descifraré el misterio, o le pediré a un brujo que lo descifre por mí. Una mañana me despertó un tiroteo desde la proa. Pensé en un asalto o en matanza entre pasajeros por juego o mujeres (eran las entretenciones nocturnas de a bordo). No era para tanto; simplemente el patrón se entretenía disparando su salón calibre 22 a unas masas redondas que estaban en la orilla, las que al recibir la balita se desenrollaban como un resorte y de un enorme salto se lanzaban al agua. Eran anacondas, inmensas, de unos 10 o más metros, y tan gruesas como el torso de un hombre. Dormían plácidamente en la orilla, enrolladas al calor del sol. A cada balazo, el resorte se iba al agua y una carcajada del patrón de la barcaza y los que lo acompañaban. Era una manera cruel de entretenerse, pero ese era un mundo cruel, en el que no cabían los miramientos ni las bondades, y en ese mundo los hombres no pedían permiso: simplemente pisaban y pasaban. Como yo tampoco era muy sensible ni dado a la ecología, comencé a encontrar interesante el espectáculo y me uní a la jauría, y terminé aplaudiendo cada tiro certero. Otra mañana el indígena enfermo amaneció muerto. Por sus síntomas parecía peritonitis. El viaje era un vano intento de llegar a la civilización más cercana para ellos, Manaos, buscando cura. Pregunté a otro pasajero por qué no usaron los camiones que me trajeron a mí y lo dejaban en algún pueblo del interior del Perú y la respuesta me sobrecogió, no por su frialdad y crudeza sino por su lógica: el viejo no habría durado el viaje y un muerto en el camino era un cerro de problemas. Malo para los negocios. Que se muera, nomás, tranquilo, que a esa altura ya no había remedio. Tuve que reconocerle la razón y agradecerle calladamente la lección, que nunca olvidaría: la vida sirve cuando sirve. La barcaza se detuvo, los mocetones lo bajaron como subió, en brazos, y se internaron en la selva con el cadáver a cuestas; regresaron al cabo de un par de horas y subieron a la barcaza, tan silenciosos y leves como siempre... nadie dijo nada, todos miraban hacia otro lado, callados. La muerte infunde respeto cuando no amenaza. El viejo simplemente desapareció y fue olvidado, volvió al lodo de la selva de donde salió. El motor de la barcaza volvió a toser y el barroso camino de agua volvió a ser recorrido. Punto final a esa vida y que siga la nuestra. La comida no era nada de variada: carne, carne, carne, todos los días carnes. Si alguien traía, podía comer arroz u otra cosa. Pero todos los días eran carnes distintas. A veces la carne liviana de un pecarí, otras veces la carne ligosa de la cola de un lagarto (yacaré), otras veces la sabrosura de la grasa de una pieza mayor como un anta. Y hasta anacondas menores, cuya carne tostada tiene el sabor de chicharrón de pollo con pescado, aunque seco. Otra vez era la carne sabrosa de un pez de río, piraña, piracurú, y otros cuyos nombres no recuerdo. ¡Si hasta un bufeo, un delfín de río, entró a la olla una vez, empujado por la bala del patrón! La barcaza se detenía diariamente un par de horas, a media mañana, y los indígenas iban a tierra y se internaban en el monte con sus cerbatanas. Y volvían al cabo con piezas sobre sus hombros, monos, cervatillos, pecaríes, pavitas de monte, lo que fuera. Todo servía. Era su manera de pagar el pasaje, y de ahí salía nuestra comida. A la carne muy poco se agregaba, y si alguien quería ser mejor servido, ¡que traiga, pues carajo! El menú era... carne. Si quería algo distinto, se le ofrecía... charque, carne secada al aire y al sol. ¿Y cómo nos deshacíamos de lo comido? Para ello servía la selva, en esas horas de parada diaria, o un tablón que sobresalía del borde de la barcaza, con un par de palos clavados a sus costados para asegurarnos de no caer al río mientras adoptábamos la posición más eficiente para tan magno quehacer. Ese improvisado W.C. estaba separado de la vista de los pasajeros por.... aire. Sí, aire. Ni una cortina siquiera. Allí nadie se interesaba por mirar a nadie, sea hombre o mujer, haciendo sus necesidades. En la selva todo es natural. En esas 2 horas diarias tomábamos el baño. Un chapuzón y unas brazadas en el río. Un día nos advirtieron que usáramos pantalones apretados en el cinturón y ligas en las piernas; mejor si no entrábamos en el agua. ¿Pirañas, serpientes de agua? No, algo peor: candirú. Ahí supe de la existencia de ese pez amazónico larguirucho, como un gusano pero más gordito, viscoso, transparente, provisto de unas espinas dorsales y laterales volcadas hacia atrás, como un ancla, que impedían el retroceso. Tenía la manía de buscar los agujeros corporales de los bañistas, sean humanos o animales, y meterse en sus entrañas; vagina, ano, pene, todo le servía para introducirse. Obviamente, de ahí sólo salían con cirugía, algo impensable en esas inmensidades selváticas vacías de toda ayuda. Se decía que los nativos utilizaban una planta, cuyo efecto era matar y disolver el pez, pero nadie sabía de qué planta se trataba a ciencia cierta. La travesía siguió sin mayores percances. La belleza exótica de la selva y sus habitantes se nos entraba a la fuerza, a raudales, por lo ojos. Nos aplastaba. Y los atardeceres de mil colores, en tonos que iban desde el azul negroide hasta el rojo resplandeciente... Nunca había visto ni he vuelto a ver esos colores en un atardecer, más que en los ríos amazónicos. Y el ruido de la selva, apagándose mientras la luz se iba escondiendo, hasta quedar reducido a unos pocos gritos de monos o pájaros nocturnos, y el sempiterno chapotear del río contra la barcaza. En la noche la embarcación paraba su motor y el sueño terminaba por rendirnos a todos. A menudo se escuchaban los gemidos de una o más parejas follando entre la carga, pero eran ruidos peregrinos que terminaban en un grito gutural, animal, de sexo saciado, suspiros de animal lleno... y la selva volvía a imponer su silencio. Estos climas calientes multiplican el llamado de la carne, y hay que responderle aunque sea con la mano. Fueron 12 largos días en el río. ¿Para qué? Simplemente para conocer el río... ¿Para qué más? Nada más me interesaba. A Santa Cruz volví al cabo de 3 meses, en los que subí desde Manaos hasta Sao Paulo, recorriendo pueblos en camiones de carga y micros destartalados. Me bañé desnudo en playas paradisíacas, amé por un día a mujeres de ensueño, conocí pueblitos pintados de añil y colores vivos, y conversé con personajes salidos de la ficción. Y desde ese monstruo industrial palpitante de millones de víctimas que es Sao Paulo, enfilé al oriente boliviano de nuevo, en ferrocarril hasta Corumbá. A veces pensaba... ¿Y si le hubiera hecho caso al Decano? ¿Sería un alto ejecutivo de alguna empresa importante? Después de todo, mis notas no fueron malas, siempre fui un pequeño geniecillo cuantitativo.... ¡Bah! Hubiera sido un simple empleado, disfrazado de ejecutivo, disfrazado de Gerente, comiendo la mierda diaria que el patrón quisiera darme, lambiendo su sucio culo y el de sus hijos, y llenando planillitas. Sin buscarlo, igual he sido ejecutivo de multinacionales e igual me ha llegado el dinero que quise y no quise ni necesité. Mi vida ha sido diferente, yo la escogí y la diseñé a mi gusto, y luego de unos pocos años de trabajo asalariado recuperé la libertad y ahora soy mi propio patrón. Hasta la muerte. El tinte negro de la noche me envolvía y yo seguía hipnotizado con el fuego, atizando mis recuerdos. Las estrellas cuajaban el firmamento, y una que otra fugaz se deslizaba por el cielo dejando su estela de brillantinas. El viejo cerro amigo me recordó, con una ráfaga de viento helado en la cara, que la noche venía cada vez más fría. Agregué madera a la fogata, preparé el último chocolate caliente, me tomé mi pastilla de magnesio y vitamina B-12, y enfilé mis pies hacia el calor del fuego. Cerré el largo cierre del biby bag y así abrigadito me aislé del mundo, desplegué la gasa que cubre la cara... Y me dormí. Mientras tanto, el Señor de la Montaña velaba mi sueño hasta el día siguiente, en que regresaría a mediodía “a la civilización”... con las pilas recargadas y lleno de energías. A seguir construyendo el mundo que me queda por vivir... sea cual sea o con quién sea o como sea. Han transcurrido casi 30 años, y no me puedo quejar. Si pudiera desandar caminos, haría lo mismo, pero esta vez hacia el norte, hacia los Tepuales... Algún día lo haré, cuando pueda desligarme de toda esta mierda de organización y trabajo que me oprime, pero que debo atender porque es mío. Todavía me quedan unos 10 años por vivir, y estoy seguro que los viviré a mi manera. ** Carlos Duarte Merino carlosduartemerino@hotmail.com Escritor chileno (Santiago, 1946). Residente en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y es ingeniero consultor de empresas. === Construcción del Minotauro (extractos) Rodolfo Ybarra ============ I Me he buscado occiso bajo los escombros de la tarde este día en que no espero a nadie este día desprendido de su orilla como un barco en el vaivén de las olas sin puerto, sin espera y sólo he hallado una sombra que se niega a sí misma acompañarme. Paso los días contando estrellas, moldeando el aire inexacto entre mis dedos inexactos; de esta forma pago mis culpas, no sé si este cielo se repite al otro lado del abismo, entre el paso que doy y el paso que dejo atrás volteando la esquina. Sólo quisiera encontrar un pedazo de vidrio y despacio como cualquier loco desfigurarme el rostro. II En días azules enfrento el destino golpeo con mis alas las pupilas del ocaso; el día se abre como canéfora mitológica y entro en ella ángel minotauro. El sol sucumbirá en mis brazos, la luna, los planetas; con una cadena protegeré lo que es mío: dolor-náusea-soledad mientras cuerpos atormentados se azotan contra la noche y el mañana nos arroja al hijo muerto de su vientre. Arriba muere el dios blanco con su corazón acuchillado muere el edificio lagarto, la urbe ácida, el hombre hostil al fondo la ciudad es una cáscara de plátano en la que resbala la muerte. III Oscurece. A medias tintas distingo calles fragmentadas donde la noche es la horrible cara de un fantasma que no quiero contemplar; los carros pasan arrastrando una pesada sombra de escarabajo, los ángeles recién perfumados por el smog caminan ensayando una mueca de pavo real Y expectoran una moneda de diez centavos. La polución de los días me persigue, arrastra, acosa, avienta, y no encuentro puerta o ventana que me acerque a la luz, no encuentro el camino que me lleve a una casa con hijos, con jardines, con paredes blancas en las cuales colgar un cuadro de colores. Siempre he disimulado mi tristeza, la forma de estar así, solo Como un cactus creciendo en el desierto. Mi alegría se reduce al último color de la escala cromática, a ese color que se proyecta en las crayolas de mis ojos, y que aún no logran plasmar esa mirada. IV No reconozco los recovecos del odio Pero mis ojos desorbitados arden en los candelabros de la noche, mi cadáver adormecido tropieza en lugares oscuros, silenciosos como reflujos de arena en el desierto, y sólo una luz guía mis pasos, sólo un sonido resuena a lo lejos y me devuelve la calma. Estoy harto de observar el ojo imposible del mañana; el olor a pólvora me ahoga y obliga a testimoniar rostros quebrados por el espanto. Los días pasan como balas, el invierno es una enorme mancha en mi camisa que ningún azul Brasso puede limpiar. La sombra que fluye de una cañería arrastra un pedazo de noche y en cada fragmento logro distinguir los gritos de un loco con la mirada de Vulcano que ha incendiado su sonrisa. Nuevamente la náusea se apodera de mi frente y como en un sueño una flor asoma por mi boca. V Abro las ventanas de la noche, afuera encontraré un corazón de dos cabezas envuelto con papel periódico, sólo un latido bastará para levantar el polvo del polvo, el agua del agua que es mi líquida forma de amar lo que aún es amago en lo amargo, sólo un latido bastará para impulsar mis labios sobre las olas de un mar sabio denso, mar sabio denso, que es mi propia sombra que no reconozco mi espejo distorsionado donde recobro la mirada, esa luz estéril volátil como yo mismo: ángel minotauro, triste ángel minotauro, estúpido ángel minotauro cuando caen fetos de los techos y el silencio invade las calles y levanta su bandera. Un corazón de dos cabezas ha dejado de latir. Un cadáver con los brazos en cruz se hace polvo Y se eleva con el viento. VI No sé qué quieren de mí estas noches góticas con avisos de muerte recién pintados mis ojos ciegos giran como planetas y en un salto de araña logro eludir las maquinaciones ciegas de la náusea mis días transcurren simples y tristes como raros pájaros migratorios y no hay señal de vida a mil kilómetros a la redonda todos están muertos. Camino a tientas con mis párpados pesados y enormes como Caterpillar mis pasos devuelven el eco de héroes y bandidos cuyo suicidio no sirvió para nada mi rabia muerde el lomo sanguinolento de la tarde sombras temerosas cruzan las esquinas y se esconden en los parapetos-soledad. El chirrido de un carro enerva mis alas y detrás del parabrisas alguien gira el tambor de su revólver. El reloj detenido de una iglesia gira innumerables veces sus manecillas y estalla sobre alambres de púas y fáculas de luna. VII Cansado de pudrirme en el sereno volando de rama en rama sobre casas derruidas invento un universo de cucarachas, moscas y polillas —hórridas criaturas en el jardín de la memoria— prefiero los colores de la tarde, pero es mejor un bestiario que una sórdida belleza. Un viejo camina y pisa mi universo Pude ser el dios de los insectos, pero ahora no soy nada o quizá un minotauro alado buscando su camino. Encontraré a dios en una de mis borracheras lo bañaré en gasolina cortaré sus largas barbas de pelos hirsutos y prenderé fuego a todo mi pasado entre sombras y pedazos de insectos nublando mi visión del paraíso. VIII Sobre farallones de edificios maldigo los tentáculos del día espanto con mis alas los horrores de la vida, plúmbago color en el desamor; quienquiera llegar a la luz tiene que vencer a su propia sombra construir como Diógenes un camino de fuegos. Mis alas sucumben ante el vértigo y sólo queda cerrar los ojos para no ver, cerrar los ojos y desaparecer, tocar el cielo plúmbeo narcisa mirada en el espejo de los párpados y ahí afuera el cíclope, el monstruo de los tiempos derribando espacios. Quisiera ser esa nube que arrastra el viento a lo lejos, volar de comarca en comarca este mundo derruido regar con mis orines su cuerpo carcomido. No se engañen lluvia ácida caerá. IX Persigo sombras amorfas que surgen de los desagües acuchillo siluetas de rojas sirenas que desafiaron el olor de los basurales el eructo de los ángeles me incomoda y trato de encontrar un lugar donde inventarme mis pasos retumban en las paredes descarachadas de los salones subterráneos mi angustia no tiene otra forma de expresarse soy el sucio arcángel, el que nunca perfumó sus ropas con los olores del parnaso el que nunca escuchó los sabios consejos de los rapsodas. La felicidad es la línea de un autobús que no pasa a esta hora. Desde el obelisco se observa el suicidio de las estatuas, la muerte de los puertos, la decapitación de las orillas. El océano es un enorme monstruo que nos observa con su ojo de espanto. X Un perro acompaña mi soledad o la soledad es el perro mismo una prolongación de mi sombra disipada por la luz sin saberlo camino en dirección contraria a los astros y sólo encuentro un puñado de cosas por las cuales reír un puñado de cosas por las cuales contar mi historia. Debería preguntar por ése que escapa de mí ése aquel ladrón de mi compañía ladrón de este tiempo, báscula de mis caminos, relámpago sin cielo. El paraíso sigue siendo la gris morada donde todos fuman el mismo cigarro el mismo humo que nos borrará el color de los ojos. Un perro ladra y cae por toboganes de locura toneladas de angustia lo sepultan. Sombras de ángel desaparecen entre destellos y aullidos de dolor. XI Sostengo un incendio entre los brazos dos velas encendidas para caminar resucitado este día con la posibilidad de ser la sombra que proyecto y que no reconozco mientras la luna me pudre los recuerdos y algo crece en los ojos como manos tratando de dibujar una puerta una estúpida puerta para huir con el rabo entre las piernas ocultando mi cobardía, mi desamor amando lo inevitable, la lucha del ser contra el no ser porque a mí mismo me tengo miedo y aunque lo niegue yo soy todos: un grito en la garganta del ocaso una voz de todos desprendida. XII A lo lejos un hombre herido me mira desde una estera lo ayudo a ponerse de pie y me abraza desconfiado el dolor se contagia como un virus y no soy inmune todo se enferma a mi alrededor y caen cuerpos derrotados por la angustia —púrpura caída de miradas convexas— trato de avanzar y me siguen los recuerdos la vida se cierra en esquizofrenia y paranoia alguien tiene que sacrificarse dar la vida para la vida efluvio-coraza-minotauro Subo a un edificio y pretendo la caída abajo nadie sólo sombras esperan abrazarme. XIII Parado frente al mar una ola amenaza, presiento una feroz tempestad el frío del cuerpo no es comparable al frío del alma pero estoy solo y nadie me abriga ni siquiera las gaviotas que dibujan remolinos de fuego en las mayólicas del cielo de pronto descubro que esta piedra es mi planeta y yo su único habitante miro mi rostro reflejado en el agua y una mano de angustia me coge del cuello toda mi vida corre en una pantalla y me detengo triste solitario en el mismo instante en el que traspuse la puerta fallida. El cielo rojo como un coral cae sobre mi cabeza. Dentro de mil años todo será escombros ya no existirán las aves, ni el agua la muerte habrá roto las cadenas reinará con su corona de mil espinas. XIV Amarrado a una estaca silencio los ruidos del tormento mis ojos retornan a mi rostro pero a mi diestra la rabia es ciega, la cornamenta del sueño se quiebra y los ángeles que asoman no tienen alas para remontar una utopía. Mi cuello no soporta el peso de la angustia seguro, de mi cuerpo acéfalo brotarán alas de ángel minotauro o impertérritas nubes de plomo. “Resurrección” es una palabra que no me gusta pero encaja en la oración del hipócrita. Inexorable es el regreso al origen de la especie. Un río de aguas negras cruza a través de mis labios y en la oquedad de mi lengua una frase se torna incompleta una parábola enseña el camino de la luz una blasfemia enseña la trocha deleznable arriba, la luna gótica no parirá más misterios esta noche sólo las almas y los perros aullarán el sacrificio del minotauro XV La noche me trae retazos de cuerpos que rodaron en oscuros manicomios parcho mi cuerpo con pedazos de otros que no conozco y a los que nunca se les prenderá una vela camino fragmentado reconstruyendo la mirada en losetas que se quiebran mientras lobos de vidrio intentan engañarme y cuásares de tiempo borran los vestigios. Las sábilas crecen detrás de las puertas los esqueletos vivientes llaman poderosamente: “pagarán el daño que causaron, llorarán con lágrimas de sangre y no estarán más”, y no serán más los hombres, la carne vestida en la hoja donde el miedo se alza y pierde su fe en los helmintos. XVI El sereno de los días trae un intenso frío que congela humus en los ojos dos miradas que se cruzan son dos miradas que se apagan. Todos se buscan y nadie se encuentra un laberinto para el ángel minotauro es una calle con millones de caminos lugares donde la risa ha perdido todos los dientes ciudades donde es posible morir sin que nadie se dé cuenta. Estoy muerto y mis alas resucitan dando golpes en la acera espasmos de dolor me castigan pero mi cuerpo logra elevarse cuando verdugos de dolor muestran sus panoplias y formas calcáreas entumecen mis alas. Lágrimas son pedazos de hielo cayendo en el sereno. XVII Amanece todo vuelve a mí en forma de piedra y tengo que abrir la celda a mi alma enjaulada limpiar de una vez por todas las alcantarillas de mi pecho despejar el estrecho espacio donde habito. Un lugar para las flores es todo lo que quiero olvidarme que existo, que soy un gusano más que se retuerce sin poder avanzar, olvidarme que los días traen noches con lunas marrones, noches con los ojos abiertos y una lágrima de sal. A veces entiendo que es preferible el olvido al recuerdo constante y doloroso al recuerdo de los pies sobre el cemento y una llaga en la espalda sin alas. XVIII Pájaros metálicos surcan el firmamento rasgan el cielo en tiras y rafias de neón. Rescato a un niño de su propia trampa soy tan pequeño ante el dolor tan miserable ante la angustia que piojos y moscas podrían matarme herido ayudo y soporto el látigo de gárgolas. Espacio y tiempo son coordenadas que nunca podré descifrar. La tierra abre su boca y me traga con un bostezo ¿Qué hago aquí dios de la mirada atroz? ¿Sobreviviré al genocidio de los tiempos? Mis alas se agitan cuando caigo al centro del universo. Miles de cabezas claman horrorizadas en los sótanos del sueño. XIX Camino cien cuadras y descubro dos ojos como lenguas que lamen mi espectro debería emprender el vuelo o morir boca arriba quemándome en el día. Existo mientras muero y caigo por ventanas de edificios dos alas cortadas suavizan los temblores ya no hay tiempo para el arrepentimiento una terrible furia se apodera de mi cuerpo y me escondo antes de perder el conocimiento perros y coyotes atenazan los cabellos del sol —tenue iluminación en el velorio de los tiempos— desde aquí callo y observo cómo un arco-iris se hunde en el océano y obtusos planetas se precipitan al vacío mientras vahídos de agonía son notas musicales en el pentagrama del silencio. XX Alas de ángel minotauro es lo único en la acera solitaria mañana será un fósil más, una osamenta para hombres utópicos porque la muerte será sólo grotescos gestos de muerte Torcidos rostros enderezando al silencio. Aquí ya nada tiene sentido y escapo del remolino mi sombra recorta la silueta de un arcángel y lo extraño. Una bola de fuego incinera el firmamento. El mundo arde, el cielo escupe lava la muerte sobre un caballo decapita al ángelus es el final, gallinazos escoltan al minotauro el sol parpadea en el horizonte. XXI Otro laberinto me espera con signos de espirales puedo cruzar las calles, volar sobre cordones eléctricos o quedarme para [siempre detenido en los arenales. Poco importa el acto heroico de los días sólo avanzar con las alas adulteradas caminar cientos de cuadras, miles de espacios cotejando a la nada reptando-dando botes-gimiendo-aullando preguntando por el lugar inexistente de la felicidad y el rostro dibujado en la arena el rostro del sin rostro el que sólo tiene la nuca de la duda. Este mundo sólo tiene un camino llamado angustia un derrotero endosado por la náusea y la soledad una vía rápida hacia el fin de los principios y aunque no quiera avanzo tras la procesión que no he convocado: el funeral de ángel minotauro que soy o que dejo de ser cuando aprendo a ser humano. (Construcción del Minotauro, Editorial Zignos, 2006) ** Rodolfo Ybarra rodolfoybarra@hotmail.com Artista y escritor peruano (Lima, 1969). Estudió matemática pura, física, electrónica y comunicaciones. Ha publicado los poemarios La túnika de Ankou (edición del autor, 1989), Sinfonía del kaos (Ediciones Humo Bajo el Agua, 1993), Vómitos (Editorial Mantaro, 1998), Por la boca, muertos (Editorial Duodeno, 2002), Ruptura de heje (Editorial Caparazón, 2006), Carne humana (Editorial VL, 2006) y Construcción del Minotauro (Editorial Zignos, 2006). En el plano teórico, ha publicado Las armas del escritor. En video, ha registrado La decadencia de Lima (1998). En música, aparte de haber compuesto más de cien temas musicales y tres óperas, ha tocado con la banda Distorsión Ácida, y apoyado a otras, como Melchor Malo, África Caníbal, Ácido y Plátano Contaminado. Ha dirigido también el programa político-cultural de televisión Degeneración, en canal 27 UHF. En radio, coprodujo Nuestra Época, que se emitió por Radio Santa Rosa. Ha editado las revistas Vía Expresa y El Moscón Rojo y el fanzine Ácido, producido con Carlos Rengifo. Como diseñador vintage ha intervenido trajes de Giorgio Armani. Ha sido tres veces finalista con sendos libros, en las Bienales de Poesía “Premio Copé”. Ha ganado el Premio Nacional de Poesía 500 VL organizado por la Municipalidad de Lima con el libro Carne humana. Ha participado en diversos espacios académicos, culturales y penitenciarios. Ha participado en diversas antologías y muestras, como La generación de los noventa (Biblioteca Nacional del Perú) y las antologías de los ganadores y finalistas de las Bienales de Poesía “Premio Copé”. Se dedica actualmente a la patafísica, así como a la docencia y al periodismo. === Abatimiento Marianela Cabrera Pineda ============================= —¡Tortúrenme, pues! Yo no sé nada. Péguenme a esa mugrosa pared. Total, yo no sé nada, denme duro. Y si quieren me patean el trasero. Yo solo sé que no sé nada. —¡Estas alza’íto!, ¿no?, ¿te la das de alza’o, no? Pues para que lo vayas asimilando, te vamos a llevar con el Inspector. Y ese si le tiene bronca a los alzao’s. Sin demora, sin habladera de pendejadas, se las vas a cantar claritas al Inspector ese. ¿Me oíste? ¿So cabrón? —¡Denme de coñazos, pues! Yo no le disparé a nadie. Ni siquiera tengo un arma. Llegó del trabajo a las ocho de la noche. Estuvo en una cola casi dos horas, pensando en su hijo, y la plata que no le iba a alcanzar esa semana. Y pensaba en ella, su mujer, peleándole siempre, exigiéndole hasta las facturas, para sumar ella misma y ver cuánto era el 30% de todo ese reguero de números y pedidos. Era distribuidor de repuestos para carro. El apartamento frente al Ávila, era prestado por sus padres y el condominio cada día más alto, además de la mensualidad del colegio, el agua y la electricidad. Más el cable para la TV, y el mantenimiento de su medio de transporte, tan costoso. Las colas para poner gasolina, lo tenían sin dormir cada dos días. Sin ese vehículo, las ventas bajaban y sus clientes se extendían desde el casco central hasta oriente y a veces, hacía la ruta del centro occidente y los llanos. Lo que más lo aturdía eran las colas. Su urbanización no fue la misma después que se instalaron unos fascistas a liberar una plaza pública y establecieron un símbolo de resistencia macabra, la cual ostentaba una bandera con los colores del país pero negra, sin gracia y ondeaba día y noche, inmensa en su propuesta a ultranza. Tardaba menos viajando por el interior y regresando, que entrando a su residencia. A los tres días de la declaración de independencia del territorio liberado, comenzaron los ruidos intensos. El sonar aparatoso de miles de ollas de buena marca, con su patético retumbar a niveles intolerables, de tanto oírlas, se le metieron entre las paredes de su cabeza y lo seguía a todas partes. No hubo diferencia entre lunes y domingos, la parálisis del planeta se conjugaba entre las cuatro esquinas de la plaza pública. Afuera, el mundo bullía indetenible, pero allí se había parado el comercio y las vías de acceso, además se veían las cosas de manera ambigua hasta por la televisión, y él ya no sabía a quién creerle. —Muy bonito... eh, ¿Cómo se llama éste?... Ah, sí, el portugués éste, ¡bruto, mamón!... ¿Te crees que me vas a tener aquí toda la vida?... Mira que yo no me ando con mariqueras. ¿Me oíste... hijo de puta?... Este coño de madre me va a hablar, ¡carajo!... ¡A mí no me jodes tú!... y menos si ando arrecho y no he cobrado. ¿Entiendes, portugués? A ver... ¿quién te contrató para dispararle a los sifrinos de la plaza, ah?... ¿Cuánto te pagaron, ah?... Y ¿el arma?, ¿quién te la dio?... Pedazo de rabia agarraste ¿no?... estabas amarga’o ¿no?... ¡Háblame pues!... o ¿crees que estoy puesto po’l gobierno, ah? —Yo no sé nada. ¿Usted tiene un arma, no?... Yo no tengo un arma, ¿acaso me ve con un arma? ¿Tenía yo un arma?... ¿No, verdad?... Entonces yo no fui. Yo no he matado a nadie. —Sí, vale... hazte el pendejo ahora... ¡Tremenda arma automática que tenías!... Y el coñazo de gente que mataste. ¡Un reguero aquella vaina, y te vas a hacer el güevón!... Lo de pinga, y que te debes sentir artista, es que sales en todos los canales de televisión... ¡tremendo galán!... Mira Portu... es mejor que me digas quién te contrató... Porque aquí, somos todos chéveres, y no te vamos a dar más palo... ¿Entiendes? Se estaba bañando. La televisión encendida en el canal de noticias veinticuatro horas y el niño, aburrido jugando con unos amiguitos. Gritando y halándose los pelos, y torciéndose los brazos. La Navidad, siempre se celebra, así sea pelando. O tal vez sus padres lo invitaban como el año pasado, a comer y a beber vino. Y el ruido allí. Golpeando rítmicamente. Cada vez más cerca. Y las cornetas con música y los himnos de los viejos partidos políticos sonaban de vez en cuando, entre una gaita o algún “cantor de nuestros días que no arriesga su cuerda por no arriesgar su vida” y el alcalde y unos militares hablando a todo pulmón, día y noche. Por esos días, a los militares les dio por disolver tumultos a punta de gases lacrimógenos, y el niño con la alergia y el medicamento desaparecido de las farmacias. Y él sin poder salir a comprar nada, porque no trabajó esos días, cerradas como estaban algunas distribuidoras y centros comerciales. Y era la primera vez que el niño no tenía estrenos para esos días de paz y amor y Jesús y regalos. Y Fátima Celeste, gritándolo. No recordaba el último beso que le había dado, y mucho menos desde cuándo no se abrazaban en la cama. Los ojos le ardían, y una picazón insoportable, lo dejaban como rendido en el sofá, con el ruido estrepitoso metido en su cuerpo, igual que un escalofrío. —¿Te das cuenta que no somos tan malazos?... Vístete. Ve a lavarte y te vienes otra vez para que hablemos. —¡Al fin!... Se dieron cuenta que yo no fui. Yo soy inocente... Me voy de esta apestosa jaula... ¿Qué día es hoy?... —Tienes dieciséis días aquí... Hoy te vas a Lisboa, por tu doble nacionalidad... Allá en el aeropuerto te esperan otros tipos con todos tus papeles... Y como en tres meses puedes mandar a buscar a tu mujer y a tu hijo... Antes no, tienes que esperar ese tiempo, más o menos... ¿Entendiste, portugués? Parecía una pesadilla, el letargo de todos los días y esa desesperación metida en el cuerpo. Los gritos, las bombitas peligrosas para la salud, el gentío, el abuso. Se levantó y salió atormentado a las calles de Altamira, era de tarde, casi la noche ya. Abrió el closet y sacó algo más que su chaqueta de cuero marrón. En el avión, le dieron una cena con bacalao y papas al vapor, bebió vino. Era la primera vez que se montaba en un avión de ese calibre. Con los sentidos adormilados por las copas y la presión en sus oídos, lo único que no entendió jamás, fue aquella visión de sí mismo en aquel video, era él, tan clarito ahí, mirando las cámaras, con la chaqueta marrón, la policía agarrándole la cabeza para meterlo en la patrulla, el sangrero de los cuerpos tirados y sus ojos desorbitados. Tenía una expresión fugaz, un rictus. Nunca se había visto esa cara, transfigurada, aturdida. La cara brotada, salida, como de loco. ** Marianela Cabrera Pineda zcabrerap69@hotmail.com Escritora venezolana (Barquisimeto, 1965). Reside en Cagua (Aragua). Trabaja en un laboratorio de biomedicina de la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve) como asistente para un proyecto del CDCH UC, sobre células apoptóticas. Estudió letras en la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y ha colaborado en diversos periódicos y revistas literarias. En 2006 recibió una mención honorífica en la Bienal de Literatura Augusto Padrón con el poemario Necrolírica para Eros despiertos. === Tres poemas Vivian Ximena Rodríguez Lozano ======================= *** En tu senda Enlodada en tu ardor enfrías mi sangre y atas mi cuerpo. El hierro viscoso paraliza mi lengua. Hiedo a sal, arde mi pecho. Sacrificas mis oídos escuchando tu enojo corro, corro por el lindero, enredándome en las hortensias y violetas que sosiegan mi pecho. Me visto en su follaje para confundir tu ojo inquieto. resuello, resuello, mientras me atrapa la lanza perdida que encontró en mi cuerpo lugar bendito donde callar. *** La suavidez de tu adiós Anticipando, ya está ahí, en la penumbra del silencio, como una enmienda a su vida ya sin remedio. Robaré tu sueño, robaré tu entraña de vez en mes, enlodando el letargo enmudecido de tu avidez. Mi solapa cubrirá tu frío y una fronda maquillará el espacio que aún queda vivo. Sentaré pues en la alfombra de tu cuerpo para que tu alma no se pueda levantar hacia el infierno. Tu susurro se esconde, y se inmola ya, atiéndeme vida que me quedo sin quién vivir, señala el camino que debo seguir tras la larga espera de mi vivir. *** Destino Solloza, trémula y exacerbada, inclino la mirada en el cadáver roto, atenciones sin premeditación, círculo de miradas preguntonas dilucidan la inescrupulosa intención. Sublevan cada vez más mis sentidos, fluctuando la presencia de vistas, lanzas de murmullos, que sólo me hacen ver la pronta sepultura ante la despistada conciencia de quien cruza la avenida con las manos libres, con la mente en blanco, con el cumplimiento del grande ** Vivian Ximena Rodríguez Lozano prinsecita.ximena@gmail.com Poeta colombiana (Ibagué, Tolima, 1986). Es estudiante y docente de licenciatura en lengua castellana (Universidad del Tolima, http://www.ut.edu.co). === Las tres señoritas Marina Verónica Garritano ===================== Hacía mucho tiempo que no me internaba en la negrura selvática de las regiones de mi pueblo de infancia. Es que hacía mucho tiempo en verdad que aquel niño huidizo y juguetón que yo había sido me había abandonado. Es triste saber que sólo los negocios me dejaron por esos parajes y que la nostalgia me obligó a acercarme a mi pasado como algo que ya no podía evadir. En la época de mi relato trabajaba para una empresa de energía eléctrica. Me encargaba de viajar inspeccionando las reservas naturales. Mi vida obedecía a las horas de los relojes que nunca dejan de funcionar. Lejana y enterrada ya, había quedado la suave delicia de las horas que no tienen tiempo, esas que pasan lentas bajo el tórrido noviembre, ocultas bajo las lluvias intermitentes que se escurren por los pastizales más salvajes de la selva. Mis horarios le pertenecían ahora a la estupidez intrépida de la humanidad parcelada y etiquetada. Pero yo aún no era consciente de ello, la revelación surgió con las tres señoritas y con las lluvias nuevas de ese diciembre profético. Llegué a la ciudad en la cual debía reunirme con importantes empresarios. Ya en el avión mi cuerpo parecía haber cambiado, mi fisonomía se estaba amoldando al recuerdo inconsciente de mi niñez en ese país. No pensé inmediatamente que a unos pocos kilómetros se hallaba mi pasado. Llovía y estaba absorto en las complicaciones que podrían surgir si empleaba mal las palabras que ya había calculado, o mejor, que la empresa ya había calculado por mí, al encontrarme con los hombres importantes. Por suerte no hubo complicaciones. La reunión fue un éxito y mis habilidades empresariales descollaron en medio de un ambiente minado. Pero esa vez no sentí satisfacción. De repente, haber ganado —porque todo era sobre perder o ganar— no sabía tan rico. Al llegar a mi hotel, el sabor agridulce que siempre me quedaba luego de una gran batalla verbal, era ahora más agrio que dulce. No pude dormir esa noche. Tenía un día más allí antes de volver y cuando el alba apareció por la ventana haciéndome saber que la noche de desvelo culminaba, decidí salir a caminar por la ciudad. No era como todas las demás ciudades; aunque al principio me había parecido así. Era una ciudad plagada de vida: una ciudad que dormía la siesta. Mi abuelo, don Antonio Valle Rey, solía dormir la siesta y yo siempre había pensado que su astucia surgía de esos momentos en los que cargaba energías y volvía al mundo un poco cascarrabias y audazmente verborrágico. Me obligaba muchas veces a dormir la siesta sabiendo que yo detestaba aquello. El día era para vivir, para salir a internarse entre el follaje y descubrir nuevos pájaros, atolondradas hormigas y frutos silvestres. Una vez, me llevé a la habitación el antiguo reloj de la abuela y lo escondí bajo la cama. Pasados diez minutos del comienzo de mi forzada siesta, lo hice sonar. Mi abuelo se levantó sobresaltado y creyó que habían pasado muchas horas de siesta, pero luego de haberme despertado —porque yo fingía dormir muy bien— y de haberme dejado ir a jugar a la selva, ya recompuesto, entendió lo que había sucedido. Cuando regresé de mis juegos al aire libre, mi abuelo no me dijo nada y yo pensé que mi engaño había tenido éxito. Mientras mi abuela nos servía la leche de la tarde, pensaba en volver a hacerlo todas las veces que debiera dormir siesta. Pero al otro día, cuando disimuladamente busqué debajo de la cama el reloj, no lo encontré. Cuando mis abuelos murieron y yo empecé a trabajar en la empresa, vendí la casa a una familia de la región. Pero había pasado mucho tiempo y ahora, estando en la ciudad vecina, pensaba qué podría haber ocurrido con la propiedad; si aún seguiría siendo de esa familia o si habría sido vendida nuevamente. Un impulso me llevó a tomarme el tren hacia aquel lugar de poesía pulcra y ya desteñida. A medida que el tren avanzaba por recodos ya conocidos por mí, comprendí que nada había cambiado, el tiempo sólo había pintado algunas cicatrices, pero los paisajes inconmensurables y paradisíacos aún estaban en pie. Todos los lugares que pasaban por la ventanilla del tren antes de llegar a mi pueblo transformaban mi cuerpo, así como el avión a una altura gigante lo había cambiado. Pero ahora la transformación era más acelerada y terrosa, unida a la tierra y al polvo que volaban en ligeros ribetes al costado de ese tren. Estaba repentinamente triste pero excitado a la vez. La tristeza que me cobijaba allí era una mezcla de muchas tristezas que ahora suspiraban a medida que la música estentórea del tren me llevaba hacia la que había sido mi casa. Por fin llegué y el calor apareció pesado sobre mi cabeza, ruin y pujante. La casa no estaba lejos de la estación así que fui caminando. Escuchaba mis pies sobre las hojas, ese suave sonido de savia aplastada. Los pájaros cantaban como si me dieran la bienvenida, pero no era así. Lo hacían para cortar con el silencio de muerte de la selva. La lluvia aún no vendría por unas horas. Vi la casa a la distancia, olvidada detrás de árboles frondosos y envuelta en hiedras que reclamaban su derecho de piso. Estaba muy venida a menos, descuidada pero firme. Pensé que la habían abandonado, pero sentí vida, como cuando mis abuelos estaban allí con su tocadiscos que les había salido una fortuna, la cual ellos habían tardado en conseguir. Habían resignado meses de comida por el beneficio de la música. Ahora no sonaba ninguna música más que la de los pájaros cantores o la del caluroso silencio. Me aventuré a entrar pero la puerta estaba con llave; golpeé y luego de unos largos minutos en los que sólo pensaba en golpear de nuevo, una señorita alta y morocha me abrió la puerta pero no dijo ni una palabra. Le expliqué que estaba de paso y que había vivido allí de muy chico. La mujer me miró con una sonrisa pero siguió sin decir nada. Pensé que no hablaba español y torpemente traduje al francés y al inglés lo que había dicho. Cuando terminé, me dijo “pase, por favor”. La casa por dentro estaba en perfectas condiciones; había demasiado mueble y los ambientes, al estar tan sobrecargados, parecían más pequeños. La mujer me invitó a sentarme en una silla de madera de mimbre un poco rota y se ató rápidamente su larga cabellera en un rodete perfecto. La vi irse hacia donde estaba la cocina y antes de que regresara con un té y masitas, otras dos mujeres aparecieron por el mismo lugar. Ambas eran muy altas también pero rubias. Todas tendrían alrededor de cincuenta años y todas tenían la misma mueca que deja el tiempo sobre los rostros que aún no se resignan a la muerte. Las tres señoritas eran hermanas; la morocha se llamaba Elba y las otras dos eran Perla y Eulalia. Vivían allí hacía mucho tiempo, ninguna se había casado y habían abandonado su pueblo por amores contrariados. Les inspiré confianza o quizá estaban necesitadas de la presencia de un hombre, el tema es que me contaron lo que las había obligado a irse a vivir allí, a mi casita. Eulalia se había enamorado de un hombre casado quien había estado dispuesto a dejar a su familia para vivir una aventura de pasión desbordante, pero ella, ni bien supo que su enamorado era capaz de abandonarlo todo por su amor, sintió que el juego de lo prohibido ya había perdido su encanto y decidió dejarlo. Perla también había amado a un hombre, pero éste no era casado y tampoco pensaba en serlo; sólo obtenía placer al engañarla con su hermana Elba sin que ninguna lo supiera. Descubiertos los engaños y terminadas las pasiones, las tres hermanas buscaron la paz de la soledad y la calma del silencioso tiempo. No me contaron todo de un tirón; lo hicieron pausadamente, pero con una necesidad evidente de diálogo. Yo les conté algunas correrías de niño pero nada más. Descubrí que todos amábamos la casa aquella que ya cargaba con enormes e infinitos significados. No les conté que era empresario. Estando allí, compartiendo el té y riendo, me había olvidado de quién era para transformarme en quien había sido. Me mostraron todas las habitaciones de la casa y era como abrir puertas que me llevaban a momentos precisos de mi pasado. En la cocina, bastante cambiada por cierto, recordé el olor a ajo de mi abuela. La constancia con la que los pelaba y los cortaba chiquitos para tirarlos luego en la olla en donde hacía fideos o sopa. El doctor del pueblo le había dicho que hacía bien para la presión y ella siempre los tenía en su cocina y parecía necesitarlos tanto como el aire mismo que respiraba. En la pieza de mis abuelos vi la cama sobre la que dormían. No estaba allí, por supuesto, en su lugar había dos camas, bien tendidas y femeninamente arregladas. Pero yo veía la de mis abuelos que en las noches chirriaba en fracasados intentos de amor tal vez. Mi pieza tenía otra cama y el reflejo del sol que entraba por la ventana me hizo ver mis juguetes desparramados por el suelo. Un niño, solo, efusivo, jugaba en un rincón olvidándose del mundo. Me quedé un instante observando mi cuarto. ¿Dónde estaba ese niño que había sido? ¿Dónde me esperaba? ¿Podría haber muerto entre los años que habían consumido los recuerdos en esa casa vieja y olvidada por la civilización? ¿Dónde estaba yo? Me hacía estas preguntas sin escucharlas en mi mente; la única imagen que parecía hacerlas era esa del niño tirado en el suelo buscando un juguete, sin saber que pasarían muchos años antes de volver a esa pieza, antes de retornar a ese rincón perdido dentro de su alma. Una delgada lágrima surcó mis arrugas y cayó de lleno en mi boca. El gusto salado me llenó el cuerpo entero y tirité de un frío sepulcral. Algo se estaba quebrando dentro de mí; mi cuerpo ya no era mi cuerpo y olvidadas estaban ya las horas de ese reloj que no deja de funcionar. La lluvia ya había comenzado a sonar afuera y una pequeña brisa arremolinaba los árboles. Luego del paseo por la casa, las señoritas estuvieron con ánimos de leerme cuentos. Me sentí mimado, me sentí un nene con sus tías. Y todo era correcto, no había más nada afuera de esa casa y parecía como si los cuatro ya nos conociéramos, como si nos hubiéramos soñado alguna vez. Me leyeron algunos cuentos de Horacio Quiroga que se acoplaban al calor selvático y al ruido de lluvia, y yo leí unos poemas que ellas tenían de Pablo Neruda. Noté el brillo de la admiración y del recuerdo en sus ojos a medida que recitaba las palabras del poeta chileno. Eran ojos que no habían crecido y que a su vez confesaban en ese brillo nostálgico que habían vivido. Terminé de leer y nos despedimos. Les dije que iba a volver y me fui. No regresé a la empresa y a mis actividades de ciudad. Viví cerca de allí y en efecto volví a la casa un caluroso día de diciembre. Pero ya no estaban. El gran enigma de su desaparición quedará conmigo por siempre. Acaso, como lo habían hecho con el término de sus pasiones, todas juntas y decididas, de la misma forma habrían decidido morir o se habrían mudado hacia otros silencios. O tal vez nunca habían existido y la casa que encontré unos años después en ruinas haya sido la misma que había encontrado en ese viaje de negocios. Lo que más resurge en mi mente cada vez que pienso en las tres señoritas y en la casa es aquello que vi cuando ya no estaban. Al salir, ensimismado y triste por no haberlas encontrado y por ver mi casa en ruinas, mis ojos encontraron sobre una vetusta madera del hall de entrada el antiguo reloj de mi abuela. Mi memoria no me falló. Los endebles rayos del atardecer me dejaron ver que las agujas muertas hacía años, marcaban los diez minutos del engaño a la hora de la siesta, los diez minutos de una antigua picardía que, ahora, nacía nuevamente en mí y me robaba una sonrisa cómplice. ** Marina Verónica Garritano marinaburana@yahoo.com.ar Escritora argentina (La Plata, 1986). Enseña inglés y francés. Ha publicado un libro de cuentos en español por la editorial Al Margen y algunos poemas en revistas locales. === Cuatro poemas Alberto José Pérez ================================= *** En la alta noche Hay quien busca alas en los pies Alas que sólo una palabra Dicha a tiempo y con hondura Proporcionan Cuando no se proclaman banderas En el vuelo de un murciélago Bajo el sol calcinante De una ciudad de sangre Como es lógico La música del mar Le es ajena Como la sublime vida polifónica De un bosque En la alta noche En los ojos del corazón del hombre Es donde están las alas Por eso el poeta Por eso es que vuelan muy pocos No importan telarañas y escombros Vuelan Palomas blanquísimas Con sus ramitos de dolor En el pico Celebrando el poema La vida En su dulce muerte. *** Una carta Quise escribir una carta Bastó la luna Con su luz de conejos en el patio Para darme cuenta Que no tenía las palabras Para ella Una carta cuyo destino eras tú Apenas la fecha Tu nombre Y la palabra hola Quedaron en la inocencia nívea Del papel Que yo maltraté Cuando pensé que darte noticias mías Sería grato para ti Di muchas vueltas En la madrugada A la idea de escribirte Que ni Vivaldi con su música Supo aplacarme Cambié los espacios de la casa Pensé en una fotografía grande de Neruda En la media pared Donde tú decías Que se devuelven los demonios Y al fondo Una de mi pueblo Retratado desde la mitad del río En fin Creo que la puse más chica Hablo de la casa Donde sólo he matado Serpientes inocentes Como ves No escribirte fue bueno Aunque quería hablarte del café Los aguacates Las mandarinas Las naranjas Y del cantar de los pajarillos mañaneros Los grillos Y de los amigos que han muerto. *** La luna de mi tierra Podría decir que la vida es muy poca Cuando me paseo Por los campos y aldeas de mi tierra Es como un milagro Todo tan de mi gusto y goce Que me desnuda en otras angustias En las noches La luna Pasa Como una flor Como un beso Cubriéndome el alma Como una voz Diciendo Amor Por qué no me escribes. *** El tiempo Dicen que el tiempo Es una máquina No una flor silenciosa Que tiene el encanto De los magos. ** Alberto José Pérez albertoperez802@hotmail.com Poeta, editor y comentarista literario venezolano (El Samán, Apure, 1951). Ha obtenido reconocimientos por su obra poética entre los cuales vale mencionar el Premio Único de Poesía de la Bienal de Literatura de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) por su libro Homenajes (1991), y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), por el poemario El espejo y la memoria (1987). También ha publicado los poemarios Los gestos tardíos (1975), El libro de Barinía (1985), Marca (1984), Olor de amor (1995), Como si valiera un siglo (1996), Retrato de memoria del corazón de una mujer (1997), Un poeta como yo (2006) y la antología poética El poeta de quien les hablo (1999). ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === Una vida tan llena de esdrújulas Idalia Sautto =================== Cuento y poesía Editorial Torres Asociados, editorialtorres@prodigy.net.mx México, D.F., 2007 ISBN: 970-9066-49-8 68 páginas Claro homenaje a Julio Cortázar, Una vida tan llena de esdrújulas congrega en sus páginas fragmentos escritos bajo las más diversas claves. A primera vista es un libro de narrativa y poesía, pero su lectura revela un patafísico conglomerado de cuentos, poemas, instrucciones, citas, acordes musicales y epístolas, elementos que a veces aparecen incluso mezclados en una misma página. La obra discurre a través de los espacios comunes que surcan dos personajes, Otroperseguidor (quien al tropezar con un árbol “se convierte en Olmo”) y Rosamunda, que se atraen y se repelen en un permanente juego de espejos en el que ella desea “cepillar el cabello de un te amo o de un te quiero para desenredar lo más que pueda” su amor por él, y él no deja de recordarle que ella lo aburre. Ambos son prologados por la autora en un intento por presentarlos ante los lectores. Otroperseguidor, quien “amaneció el primero de enero encima de un cuaderno pautado” para darse cuenta de que se había transformado en Otroperseguidor, ha olvidado su nombre verdadero y el significado de su vida. “La verdad era que la vida de Otroperseguidor carecía de episodios importantes antes del primero de enero, día en que se vio envuelto en la condena de ser Otroperseguidor”, dice la autora. Rosamunda, por su parte, se describe por su cuenta: “Soy parda, antes que nada, color membrillo, color zambaigo, cambujo o amarillo trigueño, aceitunado y pelinegra trenzada”. Es una enana barbada que mide “un metro de la cabeza a la alfombra” y trenza cada noche su barba. Caótico como los recuerdos que se tienen de viejas lecturas, el libro es también en algunas de sus páginas la propuesta de un juego literario que combina letras y elementos gráficos, como la “partitura de Rosamunda” (“DO-RE-MI-UN-TO-DO-MI-O”), onomatopeyas y un enigmático final “que no se le ocurrió” a la autora. Y, en una “galería de fotografías” hacia el final del libro, “Julio (Cortázar) dormido. (Con un libro en las manos —este libro— en una mecedora.)”. Nacida en Ciudad de México en 1984, Sautto estudia historia en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) y es egresada de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem, http://www.sogem.org.mx). Un cuento suyo aparece en la antología Paso al frente. Ha participado en talleres literarios coordinados por los poetas Maricruz Patiño y Agustín Jiménez. |||||||||||||||||||||||||||||| EL BUZÓN ||||||||||||||||||||||||||||| === Felicitaciones recibidas por nuestro 12º aniversario ================== Doce años que no son dos días... Aún recuerdo ese día en El Tabloide y empujando esa puerta de cartón piedra... Mi compadre sentado al frente de la 386, la computadora más avanzada que habíamos visto para esos tiempos... “Compadrito... Ya tengo lista la revista, se llama Letralia”. “Suena de pinga”, le dije, y él me replicó: “Sí... Letralia, la Tierra de Letras...”. Hermano, son doce años de ese momento, pero no son tantos los años como los esfuerzos que usted ha tenido que hacer para sostener esa locura que nos nombra y que mentan Letralia, yo soy testigo de que esa revista te ha costado hasta lo que no tienes. Sé que en esa revista están los más nobles esfuerzos de lo que usted es capaz, pero sé también que ese rancho de letras es mío como lo es de Miguel, de Marco y de otros militantes de la palabra, del numen y moradores de la mata de mango. Hoy estoy orgulloso de esa locura que nos conecta con los sublimes momentos de la memoria que nos menta al nombrarte. Y este es mi regalo: hoy mi palabra es un relámpago en el patio de las brujas hoy mi verso surco, palabra semilla en espera de la próxima lluvia. en esta tierra de letras no dejan de florecer las diásporas que serán [nuevas semillas y nuevos florecimientos. este canto que es un nuevo nombrarnos en la sombra que nos recuerda [la última fría. y es que la lucha es una por no desaparecer en un grafema que no es [nuestro, en esta tierra de letras estamos renombrando al animal con cachos que [todos culpan. en esta tierra la palabra es el primer y último recurso en esta tierra el discurso son los distintos discursos que nos [nombran desde la diversidad de lo que somos. en esta tierra trópico, la palabra con sus grafemas son colores que [incendian los años por venir, en esta soleada palabra siempre habrá cobijo para un sueño [insurgente, profano o sagrado. tierra, trópico y gente que seguirá cultivando la palabra que nos [nombra. eso somos en Letralia... Con muchos afectos, hermanos... Ángel Domingo Montesino A. desde el Laboratorio del Espíritu === Quiero felicitarlos, para muchas personas entre las que me incluyo son un oasis. ¿Saben?, en un mundo donde cada día queda menos tiempo para la actividad literaria, entrar en la página es un descanso y una esperanza, sobre todo si como yo se sueña con ser escritor. ¡Un beso y mil felicitaciones, espero leer la edición 500! Ayarí García === ¡Felices 12 años! y que se cumplan muchos más. Verónica Mussi === Apreciado Jorge: Recibe mis congratulaciones por los doce años consecutivos de esfuerzo para beneficio de la literatura latinoamericana. Personas como tú hacen mejor el mundo y nos llenan de esperanza en medio de tanta sombra que amenazan destruirnos. Un abrazo: Benhur Sánchez Suárez === Amigo Jorge, no sólo te felicito por el magnífico aniversario de Letralia, sino que me honro y felicito como colaborador vuestro. Sigo considerando que hacéis las cosas muy bien, razón por la cual —siempre que puedo— me tomo la libertad de hablar bien de vosotros. Con un saludo cordial y afectuoso: Ricardo Martínez-Conde === Muchas felicidades por los doce años de Letralia, por Literatura y bits desde la Tierra de Letras... Un abrazo, Emma Fernández López === Felicitaciones por sus 12 años de vida, han pasado la infancia y comienza su juventud. Gracias por la información constante y por todo lo demás. Un abrazo afectuoso desde Colombia, para todo el equipo y especialmente para Jorge, el editor. Lili Duque Henao === Apreciado Jorge: Deseo a Letralia y a ti (muy especialmente) un feliz 12º aniversario. Sin duda, eres un ejemplo de perseverancia, de trabajo y de calidad literaria. Gracias por compartir con tod@s los escritor@s Letralia y con ello ayudarnos a difundir nuestros trabajos literarios. Mi abrazo solidario, Roberto Quesada Honduras === ¡Felicitaciones, Jorge, por el 12º aniversario de Letralia! Cada día más consolidada como una bella y útil herramienta para todo los que aman las letras... Un gran abrazo, Marissa Arroyal === Querido Jorge: Felicitaciones por estos doce años de Letralia, y por esta gran labor tuya. Y que cumpla muchos más... Un saludo de una de tus suscriptoras, Pola Gutiérrez Alegre === Felicitaciones, es una gran labor y por ello lo valoro. Lo bueno perdura. Hasta pronto. Sencillamente, Milagro Haack === Ante todo mis saludos por tan brillante esfuerzo, doce años es el tiempo en mi carrera en el Ministerio de Educación de Venezuela y aunque tengo menos tiempo acompañándolos me siento halagada por ser parte del encuentro lector. ¡Felicitaciones! Jorge, desde que conocí la revista me siento prendada. Lourdes Teresa Ramírez de Sosa === Apreciado Jorge: ¡mis felicitaciones en el aniversario de Letralia! Te envío un poema para tu revista, un regalo de cumpleaños. Abrazo. Tu cuerpo habita mi cuerpo Tu cuerpo habita mi cuerpo Esta noche... Las lágrimas corren Lágrimas de sangre Por mis venas El dolor... sí... ¡Mi cuerpo está cubierto de este tiempo helado! Nunca más he dormido Después de tu regreso ¡Nunca más! Las noches pasan deslizándose Por el fuego... De mis lágrimas... De insomnio... Tú nunca te fuiste ¡Nunca! ¡Tú me esperabas allí! ¡Iluminado por la misma luz De aquella mañana de invierno! Tú me esperabas... Sí... ¡Y sonreíste con tu sonrisa de niño! Estábamos allí ¡Por fin! El mismo paisaje ¡La misma hora de antaño! Tú me recibiste en tus brazos... Para irte ¡Una vez más! (Del poemario Paris mon amour c’est toi). Yahaira Salazar Francia === Buscando a Aguilar ==================================================== 20 de mayo de 2008 Buen día: Por favor, necesito ubicar el e-mail de un escritor que figura en Letralia. Se llama Alejandro Aguilar Rodríguez, es de Cuba y hace 20 años que perdí contacto con él. ¿Tendrán su e-mail? Gracias, Eva Mónica Miranda Argentina evamonicam@gmail.com http://www.aaronproducciones.com === Ítalo Tedesco y Einar Goyo Ponte ====================================== 22 de mayo de 2008 ¡Hola! Soy profesora de castellano y literatura, graduada en el Pedagógico de Caracas, alumna de excelentes profesores como Ítalo Tedesco y Einar Goyo Ponte. Bueno, de eso hace mucho tiempo, lo cierto es que siempre los recuerdo ya que transmitían esa pasión por la poesía y las letras. Quisiera saber cómo comunicarme con ellos o cuál es el correo de cada uno. Hasta luego, Carla Espín espincarla@hotmail.com ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “La literatura narrativa tiende cada vez más, hoy, a consecuencia de la especialización que ha traído el desarrollo industrial y el establecimiento de la sociedad moderna, a diversificarse en dos ramales inquietantes: una literatura para el consumo, ejecutada por profesionales de mayor o menor habilidad técnica, que se limitan a producir de manera serial y según procedimientos mecánicos, obras que repiten el pasado (temático y formal) con un ligero maquillaje moderno, y que, en consecuencia, predican el conformismo más abyecto ante lo establecido (y dentro de esta tendencia caben, por igual, la literatura de best-sellers del mundo capitalista y esa literatura patriotera, complaciente y oficialesca del mundo socialista) y una literatura de catacumbas, experimental y esotérica, que ha renunciado de antemano a disputar a la anterior la audiencia de un público y mantiene un nivel de exigencia artística, de aventura y novedad formal, al precio (y, se diría, la manía) del aislamiento y la soledad”. Mario Vargas Llosa, La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. Si lo prefiere, puede recibirlas por correo electrónico escribiendo un mensaje a info@letralia.com, con la palabra "Condiciones" en el subject, o simplemente dando un doble click de ratón en el enlace siguiente: mailto:info@letralia.com?subject=Condiciones. ########################################################################### El alojamiento de nuestra página web en http://www.letralia.com es cortesía de Abracaadabra Network (http://www.abracaadabra.net) Letralia, Tierra de Letras, es una producción de JGJ Binaria (http://www.letralia.com/binaria) y circula para el mundo de habla hispana desde Cagua, Venezuela ########################################################################### Atentos: nuestra próxima edición circula el lunes 16 de junio de 2008