~~~~~~~~~~~~~~~ Año XIII Cagua, Venezuela Nº 195 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 15 de septiembre de 2008 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Gardel al cine. / Remolinos busca colaboradores. / Perú | Breves en NY. / Poesía femenina en los genes. / Poesía inicial. | / Sexo, letras y sombras de Fuster. / Mujeres en las | nubes. | | Yahaira Salazar presenta en Venezuela su obra de teatro | Noticias Ángelus. / Murió en Nueva York el escritor | puertorriqueño Edgardo Vega Yunqué. / Fallece el poeta | español Fernando Gil Tudela. / Andrea Camilleri gana el | premio RBA de Novela Negra. / Estación de tren es | bautizada en México como Gabriel García Márquez. / | Entregaron Medalla al Mérito Literario a Eduardo | Lizalde. / António Lobo Antunes gana el Premio FIL. / | Fernando Iwasaki obtiene el Premio Algaba. / Falleció el | escritor y periodista español Isaac Montero. / | Biblioteca del Exilio inaugura comunidad gallega en | Buenos Aires. / Piden a Garzón aprobar exhumación de | enterrados con García Lorca. / Ola de reacciones levanta | el caso del poeta Ernesto Cardenal. / Concluye en | Caracas el II Festival de Cine Latinoamericano. / | Presentan en Lima colección de libros de jóvenes poetas. | / Educación, literatura y comunicación analizarán en | Argentina. / Crean en Venezuela blog audiovisual sobre | libros en Internet. / Octavio Paz será recordado en el | Hay Festival de Segovia. / Celebrarán Feria del Libro en | Nueva York. / Realizarán en Maracay II Encuentro de | Ensayo y Narrativa. / Dedicarán Feria del Libro | Dominicano en NY a Norberto James Rawlings. / Literatura | española del siglo XXI analizará Fundación Caballero | Bonald. / Jornadas sobre educación y lectura realizarán | en Buenos Aires. / Becas para escritores ofrece | Universidad de Texas en El Paso. | | “Un galardón a la altura de su obra. Efraín Barquero, | Artículos y Premio Nacional de Literatura de Chile 2008”, Sebastián | reportajes Jesús Villalobos. / “Germán Espinosa, detrás del | espejo”, Joaquín Robles Zabala. / “Carlos Rodríguez | Ferrara: la lucidez de la eternidad como destino | estético”, María Cristina Solaeche. / “Literatura, | diálogo”, Luisa Pastor Martínez. / “Una nueva memoria”, | Alberto José Pérez. / “Sobredosis. Un artículo | puritano”, Antonio Otero García-Tornel. | | Entrevista a don Guillermo Gómez Rivera, de la Academia | Entrevistas Filipina: “La pérdida del español para el filipino ha | comportado el desarraigo de su propia cultura”, por | Andrea Gallo. | | “Un imaginario etno-surrealista de la violencia (Caracol | Sala de ensayo Beach, de Eliseo Alberto)”, Julia Elena Rial. | | “¿Cuándo vas a dejar de huevear? (cuento poema hip hop | Letras para leer de corrido)”, Rocío Santillana. / Poemas de | Ana Zhennamir Rivas Delgado. / “El sapo burlón”, Gustavo | Páez Escobar. / “Nuestro planeta Tierra”, Erasmo | Sondereguer. / “Saetas de junio”, José Álvaro Cálix | Rodríguez. / Poemas de Javier García Zapata. / “Nocturne | in E Flat major, Opus 9 Nº 2”, Géyser Daniel López. / | Poemas de Paula Winkler. / “Hijos de amor y de rabia”, | Paula Goberna. / Poemas de Carla Striker. / “De | madrugada”, Ricardo Abdahllah. / “El Quinto Cristal” | (extractos), Eudes Alexánder Moncada. / “La tarotista”, | Carolina Meneses Columbié. / Poemas de Samantha | Barendson. / “Preguntas”, Jéssica de la Portilla | Montaño. / Poemas de Juan Carlos Céspedes. | | “Libro del amor”, Feng Menglong; Wilfredo Carrizales | El regreso (traductor). | del caracol | Carta pública sobre la Coordinación de Literatura de | El buzón Aragua. | | Manuel Maples Arce. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Gardel al cine. Un grupo de aficionados al cantante argentino Carlos Gardel, encabezados por el cantor, músico y guionista Pepe Crow (Ecuador, 1940) está buscando apoyo para la realización de una película-tributo sobre la vida y la trayectoria artística del llamado “Zorzal de los Zorzales”, para lo cual ya se tiene listo el guión, basado en el exitoso libro The Life, Music and Times of Carlos Gardel, de Simon Collier, considerado el mejor biógrafo del artista. Aunque Crow ya había iniciado planes para la producción de la película con Collier, éste murió en 2003 y el proyecto no ha podido ser completado hasta ahora. El libro contiene 384 páginas y 35 fotografías, en una de las cuales, destaca Crow, se puede ver a Gardel cantando “Mi Buenos Aires querido” en la Estatua de la Libertad, justo antes de iniciar la gira por Latinoamérica durante la cual lo encontró la muerte en Medellín. Para la realización del filme, en el que el artista interpretará ocho tangos clásicos, se espera reunir los esfuerzos de productores de Argentina, Francia, México, España, Colombia y otros países. Crow es parte de los entusiastas que en 1994 le consiguieron a Pedro Infante una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, y que desde 1988 intentan una distinción similar para Gardel. mundial5115@sbcglobal.net http://www.xlibris.com/gardelgardel.html Remolinos busca colaboradores. En octubre saldrá la edición Nº 34 de la revista literaria bimestral Remolinos, que está de aniversario y es dirigida por el escritor peruano Paolo Astorga. Para colaborar con esta edición se puede enviar poemas, relatos, artículos de crítica literaria, artículos en general o reseñas de libros. Los textos deben ser enviados como datos adjuntos por correo electrónico a la dirección colaboracionesremolinos@gmail.com. Para la extensión de los trabajos se tendrá en cuenta las siguientes especificaciones: para poesía, un mínimo de 3 poemas y un máximo de 10; para narrativa, un máximo de un cuento o fragmento de novela que no excedan las 15 cuartillas, y para artículos y crítica literaria, un mínimo de una cuartilla. Los colaboradores deberán adjuntar también un pequeño resumen biográfico de no más de 8 líneas y, si lo desean, una fotografía o una imagen artística para ilustrar el texto. http://es.geocities.com/revista_remolinos Perú en NY. Del 19 de septiembre al 19 de octubre podrá ser visitada, en el marco del Festival de Arte Hispano del Bronx, la muestra “Perú Imagen: historia y memoria”, que reúne a catorce artistas peruanos: Alejandro Ángeles, Francisco Guerra-García, Liliana Ávalos, Marcel Velaochaga, Rocío Rendón, Sol Romero, Alfredo Márquez, Maricarmen Felices, Jorge Miyagui, Olga Engelmen, José Gómez, Luisa Michelsen, Fernando Bedoya y Miguel Lescano, quien es uno de los curadores de la muestra, conjuntamente con Alexis Mendoza y Luis Stephenberg. “No ha sido fácil hablar de historia y arte con mis paisanos, que hoy comparten espacios expositivos en la Primera Bienal de Arte Hispano en el Bronx”, dice Lescano. “Tarea edificante de agruparlos, trabajar y lucubrar visualmente por el Perú; aunque sólo sea para revisar objetual y gráficamente el juego más difícil de todas las profesiones: crear, conocer, criticar, resolver, asumir un discurso y cambiarlo cuantas veces sea necesario. Arte. Tarea mordaz por la cual damos la vida, hoy en esta eternidad perdida, pero anhelada”. Perú Imagen es auspiciada por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú y el Consulado del Perú en New York. Para solicitar información es preciso escribir al correo bxlatino.bienal@bluetie.com. http://msa-x.org/bb Poesía femenina en los genes. Este 19 y 20 de septiembre se realizará en la sede del Banco del Libro en Caracas (avenida Luis Roche de Altamira, a dos cuadras del metro Altamira) el seminario “La memoria genética de la mujer desde la creación poética”, que a cargo de la profesora María Isabel Novillo desplegará una mirada filosófica y poética centrada en la condición actual de la mujer, además de, según los organizadores, “propiciar una reflexión sobre las pautas de repeticiones de conductas emocionales y patrones de respuesta que como conciencia biológica adquirida, como carga genética, lleva la mujer ancestralmente. Una memoria celular cargada de errores de apreciación que, inconscientemente, le pueden llevar a atentar contra sus derechos más íntimos, los de su propia esencia”. El seminario, que es organizado por la Asociación Civil Autores Venezolanos y tiene un costo de 150 bolívares, está conformado por tres campos de trabajo, antecedidos de un estudio introductorio a los mitos poéticos universales y femeninos de creación. La sesión del viernes 19 será de 2 a 6:30 de la tarde, mientras que la del sábado 20 será de 9 de la mañana a 12 del día y de 2 a 6:30 de la tarde. Los participantes podrán disfrutar de un refrigerio. Novillo tiene formación en sociología, filosofía, letras clásicas y música. Ha publicado los poemarios Metálica virtud (1992) y Poemas peregrinos (2004). Para formalizar la inscripción, es preciso escribir a autoresvenezolanos@gmail.com o telefonear al (0416) 6387987, a la atención de Astrid Lander. autoresvenezolanos@gmail.com Poesía inicial. Este 24 de septiembre se dará inicio al Taller de Lectura Colectiva “Poetas iniciales”, que pretende dar una mirada a las primeras publicaciones de los poetas más importantes de Venezuela. El taller es coordinado por Willy McKey y auspiciado por la revista de poesía El Salmón. En su primera edición, el taller acercará a sus participantes a los poemarios Elena y los elementos (1951) de Juan Sánchez Peláez, El reino (1958) de Ramón Palomares y Los cuadernos del destierro (1960) de Rafael Cadenas, libros que en cierto modo iniciaron la voz poética de tres de los más importantes poetas venezolanos de la segunda mitad del siglo veinte. Serán doce sesiones semanales, todos los miércoles de 6 de la tarde a 8 de la noche, en la Casa de la Cultura de Chacao (calle Cecilio Acosta con avenida Ávila, frente al Mercado Municipal de Chacao). Las inscripciones están abiertas desde hoy 15 de septiembre en la Casa de la Cultura de Chacao. Para solicitar mayor información se puede telefonear a los números (0212) 2630512 / 8825. http://revistadepoesiaelsalmon.blogspot.com Sexo, letras y sombras de Fuster. Este sábado 4 de octubre, a las 4 de la tarde, se realizará en la Librería Mágica, de Río Piedras (1016, avenida Ponce de León), en Puerto Rico, el conversatorio-presentación “Sexo, letras y sombras en la Ciudad Silente”, a cargo de los escritores y docentes Emilio del Carril y Leticia Ruiz Rosado, quienes comentarán sobre los temas del erotismo, sexualidad y los cuentos urbanos en Bocetos de una ciudad silente (Isla Negra), de la poeta y narradora Ana María Fuster Lavín, quien leerá algunos de los textos de esta que es la segunda edición, corregida, del libro. Del Carril es vicepresidente del Pen Club de PR; es narrador, profesor universitario y tecnólogo médico y ha publicado 5 minutos para ser infiel y otras divagaciones testiculares (Pasadizo). Ruiz Rosado edita la revista literaria Identidad, es poeta y profesora universitaria, y su más reciente poemario es Te vi Luna (Terranova). Fuster, por su parte, ha publicado Verdades caprichosas (cuentos, First Book), Réquiem (novela cuentada, Isla Negra), El libro de las sombras (poesía, Isla Negra) y Leyendas de misterio (infantil, Alfaguara), entre otros. http://www.islanegra.com Mujeres en las nubes. La segunda semana de noviembre se llevará a cabo, en la región mixteca de Oaxaca (México), el XVI Encuentro Internacional “Mujeres Poetas en el País de las Nubes”, evento que viene realizándose anualmente desde 1993 y en el que poetas de diversas partes del mundo son recibidas por las comunidades indígenas del sureste mexicano. En el marco del encuentro se desarrollarán además recitales, talleres y conferencias en diversos espacios universitarios, institucionales y populares, para cerrar con un magno recital en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México. Las escritoras interesadas en participar deberán enviar diez poemas, acompañados de su currículo, a paisdelasnubes@mexico.com. Los organizadores enviarán en respuesta las condiciones de participación, la fecha definitiva de la actividad y, en su caso, la invitación oficial como participante en el evento. Las participantes recibirán apoyo en transporte local, hospedaje y alimentación. El cupo es limitado y la recepción de propuestas se cerrará tan pronto se cubra el número de poetas que los organizadores están en capacidad de recibir este año. paisdelasnubes@mexico.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Yahaira Salazar presenta en Venezuela su obra de teatro Ángelus Con un lleno total en el Centro Cultural Español Cervantes de El Tigre (Anzoátegui, Venezuela), el pasado 22 de agosto fue presentada por la compañía Alianza Poética la obra teatral Ángelus, de la dramaturga y directora venezolana, residenciada en Francia, Yahaira Salazar. Ángelus es, según su autora, “una historia que abarca el presente, el pasado y el futuro”, que toma como recurso la vida de seres celestiales y sus vivencias en la tierra con los hombres. “Su contenido continúa siendo de actualidad y reflexión, y el mensaje de esta obra es y continuará siendo motivo de disertación a lo largo de los tiempos”. Estructurada en cuatro actos y con una duración de dos horas y media, Ángelus presenta, usando como medio la metáfora de los ángeles y de cómo desempeñan su oficio, “el deseo inalcanzable de una posible liberación en el encuentro con lo divino”, quedando la inmortalidad “reducida al errar infinito del viaje infatigable hacia el interior de sí mismo”, según explicó Salazar. El escenario de la obra emula un “tiempo infinito” donde no se representan iglesias ni ningún otro recinto sagrado, y los ángeles cobran vida en una expresión de sincretismo cultural que muestra, bajo sus alas, sus cuerpos desnudos maquillados con los símbolos típicos de los yanomami, etnia indígena venezolana asentada en el estado venezolano de Amazonas. “Aquí el Paraíso toma vida en el espacio teatral”, continúa la también poeta y actriz. Salazar viajó a Venezuela expresamente para dirigir esta obra, en la que participaron los actores Víctor Manuel Osuna, Soira Millán Villalba, Zabnny Carreño Siso, Rosángela Domínguez, Carlos Daniel Vera, Daría Velásquez, Jesús Ramón Marcano, Alicia Rodríguez, Junior Rafael González, Claribel Obando, Daniel Ruiz, Maria de los Ángeles Montilla, Crismel Quiriagua, Nicolás Méndez, Mariana Méndez y Cilerime Arteaga. La dirección musical estuvo a cargo de Nelson Marín y de Leonardo Idrogo. La Fundación Alianza Poética es una organización cultural pionera del movimiento teatral en la región, y su sede está en las instalaciones de la Orquesta Sinfónica Juvenil e Infantil de El Tigre, donde ofrece un taller de iniciación teatral para actores y actrices profesionales y aficionados. Natural de El Tigre, Salazar ha hecho su carrera en Venezuela, Estados Unidos, Cuba, México y Francia. En 1992 obtuvo el Premio de Honor Marco Antonio Ettedgui. En 1995 su obra Titania se presenta en el Nosotros Theater, en Los Ángeles, en 1996 en el Teatro de L’ile de St Louis (París) y, en 2001 y 2002, en el Festival de Avignon Off. Su obra Hormigas caminando sobre una axila ganó el tercer premio del Festival des Arts Crysalydes (Pau, Francia). En 2004 Salazar presentó, en el Teatro de L’ïle, la obra Ceci n’est pas un coup d’état. Ceci est une Revolution. Al año siguiente dirige, durante el II Festival de Teatro Venezolano en París, la obra de José Gabriel Núñez, La encuesta, en el Teatro L’Article. En 2006 monta Milonga para Atahualpa Yupanqui, performance musical de una danza contemporánea americana, en el mismo L’Article. El año pasado estrenó por primera vez Ángelus en el Centro Recreacional Mare-Mare, en San Tomé (Anzoátegui). Fuente: Antorcha *** Murió en Nueva York el escritor puertorriqueño Edgardo Vega Yunqué El pasado 25 de agosto falleció en el Lutheran Hospital de Brooklyn, a los 72 años de edad, el escritor puertorriqueño Edgardo Vega Yunqué, según informó su agente Tom Colchie. Vega se destacó como cronista de la vida de los boricuas en la isla y en Nueva York, y sus textos resaltaban con visión política e ironía las contradicciones y las vivencias de esta comunidad. Nacido en Puerto Rico, tenía 13 años cuando su familia se trasladó a Nueva York, ciudad “de la que estaba enamorado, pero desgraciadamente su amor nunca fue devuelto”, según su amigo, el escritor y periodista David González, con quien se reunía al menos una vez al mes. “Vega era un tesoro, una persona que tenía mucho cariño por la comunidad puertorriqueña, sobre la que escribió mostrando su tragedia, su humor y su absurdo”, dijo González. Otro de sus amigos, el también escritor puertorriqueño Martín Espada, definió a Vega como una “persona de gran integridad, directa, admirable y como escritor muy importante, pero nunca recibió el tributo y reconocimiento que se merecía aunque había publicado como 17 libros, algo increíble”. Vega creció en el Este de Harlem, el barrio más puertorriqueño de Nueva York, y ya adulto se trasladó a Brooklyn. Fundó el Centro Cultural Clemente Soto Vélez (http://www.csvcenter.com) y fue profesor en Hostos Community College (http://www.hostos.cuny.edu), Hunter College (http://www.hunter.cuny.edu) y The New School (http://www.newschool.edu). Era el padre adoptivo de la cantante Suzanne Vega. Fuentes: El Diario La Prensa NY • The New York Times *** Fallece el poeta español Fernando Gil Tudela El poeta de Cehegín (Murcia, España), Fernando Gil Tudela, murió en su domicilio a los 99 años el pasado 1 de septiembre, habiendo sido durante toda su vida una referencia poética y cultural para toda una generación de ciudadanos y escritores locales. El entierro fue el martes 2 en el Santuario de la Virgen de las Maravillas. Más conocido como Fernando “el del molino”, Gil Tudela desplegó su poesía a lo largo de todo el siglo XX. Sus sonetos, editados por el Ayuntamiento de Cehegín (http://www.cehegin.com), lo dieron a conocer como un hombre de enorme sensibilidad, pintor de paisajes, y fundido a la vez con esa naturaleza que tanto cantó en sus poemas y de la que nunca se alejó. Se sintió poeta desde niño, cuando trabajaba en el molino de su padre. “Molinero de blanca palabra”, lo llamó el también poeta Francisco Sánchez Bautista. Gil Tudela fue un juglar que trazó su destino desde la palabra precisa y sentida. Fue concejal de la localidad y tiene hasta una avenida en su ciudad natal, la avenida Poeta Fernando Gil Tudela. Como homenaje permanente, el Ayuntamiento puso en funcionamiento este año el premio de poesía que lleva su nombre y que ha tenido un enorme éxito de participación. Fuente: Murcia.com *** Andrea Camilleri gana el premio RBA de Novela Negra La muerte de Amalia Sacerdote, de Andrea Camilleri, se alzó este 4 de septiembre con la segunda edición del Premio Internacional de Novela Negra RBA (http://www.rba.es). El asesinato de una muchacha supuestamente a manos de su novio, caso conocido popularmente como “Crimen del Garlasco” y que fuera un hecho real bastante famoso en Italia por la gran repercusión que tuvo en los medios de comunicación, le sirvió a Camilleri como punto de partida para crear la novela. De esta forma, Camilleri se alza con el galardón mejor dotado de este género, cuyo reintegro asciende a 125.000 euros, y firma así su primera novela policíaca sin la presencia de Salvo Montalbano, su entrañable comisario de policía. Según el autor, “a diferencia de la saga Montalbano, en esta obra no hay un detective que investigue los hechos, sino que es el mismo lector quien debe desenmascarar la trama”. La novela, que adopta desde su primera página “un enfoque periodístico”, según el autor, transcurre en la redacción de la RAI en Palermo. La capital de la Sicilia contemporánea es el escenario elegido por el autor para desarrollar esta magnífica trama en donde política, mafia y familia conforman una red sólida en la que incluso la justicia y los medios de comunicación están a su servicio. El escritor, director teatral y guionista italiano no pudo asistir a la entrega, pero quiso agradecer el premio mediante videoconferencia y envió un mensaje a sus lectores españoles: “En el pasado se decía que el medio era el mensaje; para mí, mi mensaje son mis libros. Yo como lector leo autores españoles, por lo que se produce un intercambio continuo, la maravilla de la inexistencia de obstáculos”. Asimismo, destacó que “desde España me llega un mensaje de libertad, y no puedo decir lo mismo de lo que veo aquí, en Italia”. Camilleri creó una fundación para ayudar a los hijos de funcionarios asesinados por la mafia. “El gobierno italiano no distribuye ayudas a los hijos de estas familias destrozadas; sólo a las viudas. Por ese motivo quise fundar esta organización con los fondos que recaudase de los derechos de autor”, destacó. Lorenzo Silva, encargado de comunicar el fallo del jurado, destacó “la solidez de la trama criminal, la construcción de los personajes y la maestría en el manejo de la intriga” de la obra ganadora. El jurado, integrado por Silva, Soledad Puértolas, Xesús Miguel Suso de Toro, el periodista Antonio Lozano y la editora de RBA Anik Lapointe, quiso destacar además la novela Giley, de Julián Ibáñez, “por su especial interés y por presentar una vía novedosa dentro del género español”. Joaquim Palau, director general de RBA Libros, indicó que el premio pretende consolidar al grupo como especialista en el género negro, al tiempo que “colabora a que el género negro sea considerado como literatura con mayúsculas”. También hizo especial mención a Francisco González Ledesma, vencedor de la primera edición del premio con Una novela de barrio, que desde su publicación ha cosechado grandes críticas y se ha convertido en uno de los libros más leídos de este año”. La muerte de Amalia Sacerdote llegará a las estanterías de las librerías españolas el 9 de octubre y, a principios del 2009, ya estará disponible también para su público en Italia de la mano de la editorial Sellerio Editore (http://www.sellerio.it). Fuentes: EFE • RBA *** Estación de tren es bautizada en México como Gabriel García Márquez La antigua estación de trenes de Nuevo Laredo en la frontera con Estados Unidos ha sido convertida en un moderno centro cultural de 1.800 metros cuadrados y lleva, desde el pasado 4 de septiembre, el nombre “Palabra Gabriel García Márquez” (http://www.estacionpalabra.com), en homenaje a que fue ese el primer sitio de México que pisó el escritor colombiano en 1961. El autor de Cien años de soledad estuvo presente en la ceremonia, organizada por la empresa ferroviaria Kansas City Southern de México (KCSM, http://www.kcsouthern.com/es-mx), que cedió en comodato las instalaciones de esta terminal ferroviaria al Ayuntamiento de Nuevo Laredo (http://www.nuevolaredo.gob.mx), para que fuera convertida en un centro cultural. Fuentes de KCSM recordaron que el premio Nobel de Literatura 1982 llegó a México procedente de Estados Unidos por la estación ferroviaria de Nuevo Laredo, y que “apenas descendió del tren El Águila Azteca”, se dirigió al desaparecido restaurante Azteca, en donde probó el arroz. “En un país que cocina arroz así, vale la pena vivir”, habría dicho el escritor, por lo que decidió continuar recorriendo el país y residir en él. García Márquez volvió a la antigua estación de ferrocarril 47 años después de su llegada a México para asistir a la ceremonia de inauguración y colocar su nombre en este recinto, que será un centro cultural en su honor para la promoción del libro y las artes plásticas. KCSM indicó que revisará diversas estaciones y se conversará con las comunidades y autoridades locales de varias ciudades para utilizar estos espacios en beneficio social. La presencia del escritor fue celebrada con los acordes del tema musical inspirado en su libro más famoso, Cien años de soledad: “Los cien años de Macondo sueñan, sueñan en el aire”. García Márquez llegó acompañado de su esposa Mercedes Barcha, y ambos fueron invitados por el alcalde de Nuevo Laredo, Ramón Garza Barrios, y su esposa Rebeca Canales, a que conocieran ampliamente el recinto. “Es un gran gozo para nuestra ciudad que usted, querido Gabriel, esté con nosotros. Hoy es un día memorable, hoy le podemos decir a los hombres y mujeres de Nuevo Laredo que tenemos palabra, mucha palabra”, dijo Garza Barrios. “Hoy cumplimos con usted un compromiso con nuestra propia historia, le rendimos un sincero y profundo homenaje porque hace 47 años estuvo en este mismo lugar y desde aquí decidió, para beneplácito de nuestro país, vivir con los mexicanos”, indicó. “Los neolaredenses somos personas leales con la palabra. En este lugar nació una relación entre nuestra comunidad y usted. De nuestra parte le digo que en Nuevo Laredo le admiramos y le respetamos porque usted está comprometido con los más altos valores de la humanidad, porque es usted un ejemplo de congruencia, es un paradigma de la realidad. Sepa usted, querido Gabo, que nos sorprende y nos congratula su enorme compromiso con la palabra”, precisó el alcalde. Y para sorpresa de todos, García Márquez tomó el micrófono y dirigiéndose al alcalde expresó: “Estoy emocionado, me he quedado sin palabras. Muchas gracias”. El nuevo centro cultural cuenta con un acervo inicial de 6.500 libros de literatura, artes plásticas, fotografía, ciencia y sociología, en español e inglés, además de un archivo hemerográfico del diario local El Mañana (http://www.elmanana.com.mx) y un amplio salón donde queda plasmada la vida del escritor colombiano. Como corolario de la actividad se anunció la apertura del plazo de recepción de obras para el Premio Nacional de Ensayo “Estación Palabra”, sobre literatura latinoamericana, en el que el tema y el personaje cambiarán cada año, correspondiendo esta primera edición al epónimo del centro, de quien se deberá destacar y analizar la visión y aspectos relevantes del autor sobre América Latina en su obra. “A mí me da gusto poder instituir este premio y le doy las gracias al gobernador del estado (Eugenio Hernández Flores) por su generosidad para llevar a cabo este primer concurso”, dijo Garza Barrios. Los participantes podrán enviar sus obras hasta el 28 de noviembre, como se indica en la web del centro. Por su parte, la escritora Rosaura Barahona, coordinadora del concurso, aseguró que este premio prevalecerá después de concluido el mandato de Garza Barrios, pues se trata de un certamen esencial para las letras nacionales. “Este premio nacional de ensayo es muy importante porque entre muchas otras cosas nos pone a la altura de otros premios dentro del país y es uno de los más importantes que hay a lo largo de la frontera norte”, comentó. Fuentes: El Financiero • El Universal • Notimex *** Entregaron Medalla al Mérito Literario a Eduardo Lizalde El poeta y narrador mexicano Eduardo Lizalde (Ciudad de México, 1929) recibió el pasado 5 de septiembre la Medalla al Mérito Literario, en el marco del Segundo Encuentro Internacional de Escritores Literatura en el Bravo, que forma parte de las actividades del IV Festival Internacional Chihuahua (FICH). La cita para la entrega de la condecoración se llevó a cabo en la Sala de Usos Múltiples del Centro Cultural Paso del Norte (http://www.ccpn.com.mx), seguido de otras actividades en las que se analizó la obra de Lizalde, y donde el mismo poeta dio lectura a algunos de sus textos. Previamente, Jorge Humberto Chávez, jefe de la Representación Ciudad Juárez del Instituto Chihuahuense de la Cultura (Ichicult, http://www.chihuahua.gob.mx/Ichicult), dio lectura a un texto que contenía su biografía y enunció parte de su obra. “El peso poético de sus versos se logra gracias al ritmo, al desenvolvimiento de la poética, de las distintas metáforas”, expresó Chávez en relación a la labor literaria de Lizalde. Posteriormente el director general del Ichicult, Jorge Carrera Robles, entregó la Medalla al Mérito Literario al autor, que asistió en calidad de invitado distinguido del encuentro. “Estamos aquí para dar una señal de que los chihuahuenses honramos a quien lo merece. Reciba pues, a nombre del Festival Internacional Chihuahua, esta Medalla al Mérito Literario como un gesto de magno reconocimiento”, dijo Carrera Robles, al tiempo que agradeció al escritor que compartiera su talento con muchos otros artistas. Autor de los libros de poesía El tigre en la casa, La zorra enferma, Caza mayor, Memoria del tigre y Tabernarios y eróticos, entre otros, Lizalde se mostró complacido con la presea y dio las gracias frente un público compuesto por funcionarios culturales, intelectuales y admiradores de su legado. Entre los reconocimientos que ha recibido destacan el Premio Xavier Villaurrutia 1970, el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1974, el Premio Nacional de Letras y Lingüística 1988 y el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde 2002. En 1984 obtuvo la beca de la Fundación Guggenheim. Ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua (http://www.academia.org.mx) el 24 de mayo de 2007, tomando posesión de la silla XIV que perteneció a Elsa Cecilia Frost. Fuente: El Diario *** António Lobo Antunes gana el Premio FIL Este 8 de septiembre fue anunciado el veredicto del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (antes Premio Juan Rulfo), que entrega anualmente la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), en México, y que en esta edición recayó sobre el escritor portugués António Lobo Antunes, por el aporte de su obra a la “profunda reflexión sobre la experiencia interna de los seres humanos”, como indicó el jurado. Lobo Antunes ha recibido más de seis premios este año, es uno de los autores portugueses más traducidos y, en una conversación telefónica que sostuvo desde su estudio en Portugal con los miembros del presidium y los periodistas asistentes a la rueda de prensa, habló sobre la alegría que le produce volver a Guadalajara: “Desde hace dos años que fui me trataron con mucha ternura y generosidad. Me causa mucha alegría tener la oportunidad de volver tan pronto a esa ciudad”. “Juan Rulfo es uno de los autores latinoamericanos más importantes de la literatura contemporánea”, dijo Lobo Antunes, un escritor que ha sido varias veces candidato al premio Nobel de Literatura. “Por ello es un honor muy grande recibir un premio con el espíritu de este escritor mexicano”, agregó. El autor, quien recibirá la distinción en el marco de la ceremonia de inauguración de la FIL, el próximo 29 de noviembre, habló también sobre su oficio como novelista: “Lo más importante para mí es escribir. El problema para mí siempre es escribir, escribir siempre es muy difícil. Por muy innovador que seas, no eres más que un pobre hombre luchador”. Durante el diálogo trató igualmente sobre el trasfondo de su obra, en donde el dolor que ocasiona la guerra es un tema recurrente: “Las guerras son lo más terrible. En una guerra nadie sale ganando. Estuve en la guerra cuatro años y perdí varias cosas, a la hermosa gente de mi batallón. En combate perdimos 150 muchachos, eso no es ganar nada. Mi hija mayor nació cuando estaba en la guerra y no la conocí ni estuve durante el embarazo de su madre”, relató el creador de novelas con temas como la muerte, las crueldades humanas o la dictadura que vivió su país. Durante la conferencia de prensa, Raúl Padilla, presidente ejecutivo de la asociación civil que otorga el galardón, destacó que ésta es la primera vez que se incluye como candidatos de este premio a escritores que se expresen en lenguas cuyo origen es el latín y no sólo autores iberoamericanos y del Caribe, como se hizo hasta 2007. También agradeció a todos los miembros de la asociación que hicieron posible aumentar el monto del premio a 150 mil dólares. El fallo, al que se llegó de forma unánime, fue leído por María Luisa Blanco, miembro del jurado, conformado además por Franc Ducros, de Francia; Efraín Cristal, de Perú; Gerald Martin, del Reino Unido; Lucía Melgar y Vicente Quirarte, de México. “La obra de Lobo Antunes se caracteriza por una exploración de las potencialidades expresivas de la palabra, y una profunda reflexión sobre la complejidad de la experiencia interna de los seres humanos, en el marco de la violencia, la lucha anticolonial y la transición política de Portugal”, reza el veredicto. La ceremonia estuvo presidida por Alfonso Petersen Farah, presidente municipal del Ayuntamiento de Guadalajara (http://www.guadalajara.gob.mx); Raúl Padilla López, presidente ejecutivo de la asociación civil del premio; Alejandro Cravioto, secretario de Cultura del Gobierno del estado de Jalisco (http://www.jalisco.gob.mx); Fernando Fernández, director general de publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx) en representación de su presidente, Sergio Vela; Martí Soler, editor del Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fce.com.mx), en representación de su directora general, Consuelo Sáizar; Juan Sánchez Aldana Ramírez, presidente del Ayuntamiento de Zapopan (http://www.zapopan.gob.mx), María Luisa Blanco, representante del jurado; Nubia Macías, directora general de la FIL Guadalajara y Dulce María Zúniga, coordinadora del premio. Dotado de 150 mil dólares, el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances fue otorgado bajo el nombre de Premio Juan Rulfo a Nicanor Parra (1991), Juan José Arreola (1992), Eliseo Diego (1993), Julio Ramón Ribeyro (1994), Nélida Piñón (1995), Augusto Monterroso (1996), Juan Marsé (1997), Olga Orozco (1998), Sergio Pitol (1999), Juan Gelman (2000), Juan García Ponce (2001), Cintio Vitier (2002), Rubem Fonseca (2003), Juan Goytisolo (2004) y Tomás Segovia (2005). En 2006 y 2007 fue entregado como Premio FIL de Literatura a Carlos Monsiváis y Fernando del Paso, respectivamente, y este año se decidió ampliar su cobertura a autores que se expresen en alguna de las lenguas romances: español, francés, italiano, portugués, gallego, catalán y rumano. Fuente: FIL *** Fernando Iwasaki obtiene el Premio Algaba El escritor peruano Fernando Iwasaki obtuvo este 10 de septiembre, por unanimidad, el VI Premio Algaba de Biografía, Autobiografía, Memorias e Investigaciones Históricas, con su libro Cuando dejamos de ser realistas, un ensayo “polémico y documentado” sobre las relaciones entre Hispanoamérica y España a lo largo de los dos últimos siglos. El libro, merecedor de los 24.000 euros con que está dotado el premio, lleva por subtítulo “200 años de pendencias y dependencias entre España y América Latina” y ha sido elegido por un jurado formado por Ramón Pernas, Patricio de Blas, Juan Ignacio García Garzón, Felipe Hernández Cava y Melquíades Prieto. Iwasaki, residente en Sevilla desde hace unos veinte años, ha sabido aplicar en su ensayo ese “cruce de miradas” propio de quien conoce bien cuanto sucede a uno y otro lado del Atlántico y, según Pernas, presidente del jurado, “es un libro oportuno” porque llega cuando se conmemora el bicentenario de la independencia de los estados americanos. “Uno de sus grandes aciertos es el lenguaje. Es la obra de un novelista que no pierde nunca de vista el relato histórico. Está escrito con un gran sentido del humor y con ironía, algo poco habitual en este tipo de premios”, dijo Ramón Pernas. Según Patricio de Blas, la obra merecedora del VI Premio Algaba “provocará el debate, la reflexión y, sobre todo, el diálogo sobre un asunto que es de máximo interés”. Iwasaki aborda “la gran paradoja que se vive en estos momentos en una España donde hay movimientos nacionalistas que pretenden desvincularse del resto del país, frente al proyecto hegemónico que desarrollan algunos países de América Latina por construir una supranacionalidad”, agregó de Blas. También puede enfadar a algunos lectores porque Iwasaki realiza “un lúcido análisis del momento actual en que se mueven los españoles y los latinoamericanos” y profundiza en cuestiones como el nacionalismo, el laicismo, las relaciones entre la Iglesia y el Estado o la lengua. “A partir de esos temas formula una serie de opiniones sobre el presente y algunas de ellas son polémicas”, señaló Felipe Hernández. “Es un libro idóneo para la controversia y de abrazo crítico entre las dos orillas; es la obra de un gran lector, que demuestra su profundo conocimiento de la literatura española”, añadió Pernas. Escritor, columnista e historiador, Iwasaki (Lima, 1961) realizó sus estudios de licenciatura y maestría en la Pontificia Universidad Católica del Perú (http://www.pucp.edu.pe), donde fue profesor de historia de 1985 a 1989, y los de doctorado en la Universidad de Sevilla (http://www.us.es), donde fue profesor invitado en 1985 y 1991. Autor de los libros de relatos Tres noches de corbata, A Troya, Helena, Inquisiciones peruanas y Un milagro informal, y de la novela Libro del mal amor, Iwasaki ha merecido galardones como el American History Grant Award, el Premio Copé de Narrativa y el Premio de Ensayo “Alberto Ulloa”. Colaborador habitual de medios de comunicación españoles y peruanos, ha publicado también libros como Mario Vargas Llosa, entre la libertad y el infierno, Nación peruana: entelequia o utopía y Extremo Oriente y Perú en el siglo XVI. Desde 1989 reside en Sevilla, donde fue designado director del Área de Cultura de la Fundación San Telmo (http://www.santelmo.org; 1991-1994). En la actualidad es el director de la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco (http://www.flamencoheeren.com). Fuente: IBLNews *** Falleció el escritor y periodista español Isaac Montero El escritor, periodista y guionista madrileño Isaac Montero, Premio de la Crítica 1998 por la novela Ladrón de lunas, e identificado con el realismo crítico, falleció en Madrid el pasado miércoles 10 de septiembre, a los 71 años. Fernando-Isaac Hernández Montero, que fue enterrado el jueves 11 en el cementerio civil de La Almudena, se consideraba políticamente cercano al Partido Comunista, y a finales de los años cincuenta participó en la creación de la revista Acento Cultural, de donde pasó a la sección de internacional del diario Pueblo, donde permaneció dos años. Trabajó en publicidad y en 1964 obtuvo el premio Sésamo de novela corta por Una cuestión privada. Un año más tarde, su primera novela, Alrededor de un día de abril, fue secuestrada por la censura, antes de que se distribuyese en las librerías, y no vio la luz hasta la primavera de 1981. En su obra narrativa destacan además Al final de la primavera (1965), Los días de amor, guerra y omnipotencia de David el Callado (1972) y la serie de novelas Documentos secretos, realizadas en el mundo de la ficción y cuyos primeros volúmenes aparecieron en 1972 (Al-borak), 1974 (Los árboles y ropa de vestir), y 1978 (Necesidad de un nombre propio). En 1979 publicó la novela Arte real, a la que siguieron Pájaro en una tormenta (1985), Juegos de luz (1988), Primera comunión de Aurorarroja (1991), El sueño de Móstoles (1993) Estados de ánimo (1994), Ladrón de lunas (1998), La fuga del mar (2000) y El lobo cansado (2007). En diciembre de 1994, Montero, que era presidente de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE, http://www.acescritores.com), dimitió de su cargo, al no ser respaldada su propuesta de apoyar el contenido de la carta del director de la Real Academia de la Lengua (RAE, http://www.rae.es), Fernando Lázaro Carreter, al presidente del gobierno, Felipe González, en la que se le proponía intervenir en defensa del castellano en Cataluña. Fue sustituido por Juan Mollá al frente de la asociación. Montero era hijo de maestros y estudió en el madrileño Colegio de los Agustinos del Buen Consejo. Ingresó en 1956 en la Escuela Oficial de Periodismo, donde se decantó por la tarea del comentario y la investigación social, aunque, posteriormente, continuó estudios de derecho y filosofía y letras. Su vocación como escritor se inició tras la muerte de su padre, cuando Montero tenía doce años. En esa época escribió sus primeros poemas y en 1957 obtuvo el Premio Sésamo de Cuentos, en su VIII edición. Valorado por la crítica, pero no muy conocido popularmente, Isaac Montero es también autor del ensayo publicado en 1992 con el título Grandes personajes: Abraham Lincoln, y ha escrito un buen número de comedias y numerosos guiones de ficción para televisión, un medio que influyó en su obra. Se manifestaba partidario de huir del éxito “a toda costa”, para buscar un “equilibrio con el que saber lo que se puede ceder para no estropear lo que se quiere hacer”. El escritor hizo esta afirmación poco después de ganar el Premio de la Crítica de 1998 con Ladrón de lunas, una novela de mentiras y dobles personalidades en la España de la posguerra, que tiene como protagonista a un bígamo madrileño que se llama a sí mismo “los dos Antonios”. Fuente: EFE *** Biblioteca del Exilio inaugura comunidad gallega en Buenos Aires La Federación de Asociaciones Gallegas de Argentina (http://www.fsgallegas.org.ar) inauguró el pasado viernes 12 de septiembre, en Buenos Aires, su Biblioteca del Exilio, un nuevo espacio integrado dentro de la Biblioteca Galega de la capital argentina, donde se podrá consultar las producciones editoriales y primeras ediciones de las obras de gallegos y españoles exiliados en Argentina y América, como Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez, Xosé Neira Vilas o Castelao. Los responsables de la federación y de la biblioteca consideran que este nuevo fondo documental, abierto al público, constituye un material de investigación imprescindible para conocer la labor intelectual que los emigrados y exiliados no pudieron desarrollar en su país de origen, ya fuese por las prohibiciones de la dictadura de Primo de Rivera o más tarde por la acción censora y represiva del régimen franquista. En la Biblioteca del Exilio es posible encontrar tanto obras de poesía y narrativa como ensayo político e histórico, correspondientes a libros publicados entre 1920 y 1975, mayormente primeras ediciones originales o ediciones únicas que vieron la luz en América. Rafael Alberti, María Teresa León, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Xosé Neira Vilas y Ramón Valenzuela, entre otros, forman parte de la sección de narrativa y poesía de esta biblioteca. En el ámbito del pensamiento pueden encontrarse además obras de Antón Alonso Ríos, Castelao, Luis Jiménez de Asúa, Emilio González López, Claudio Sánchez Albornoz y Ángel Ossorio y Gallardo. El catálogo incluye también las colecciones Hórreo y Dorna que Arturo Cuadrado y Luis Seoane dirigieron para la editorial Emecé, así como gran parte de los fondos de las editoriales Nova y Botella al Mar, que fueron una continuación de aquellas dos colecciones. Fuente: Galiciae *** Piden a Garzón aprobar exhumación de enterrados con García Lorca Los familiares del que fuera maestro de Pulianas (Granada, España), Dióscoro Galindo, y del banderillero Francisco Galadí, supuestamente enterrados en la misma fosa común que el poeta Federico García Lorca, presentaron el pasado viernes 12 ante el juez Baltasar Garzón, en la Audiencia Nacional, una demanda para poder recuperar los restos de sus antepasados. Frente al silencio de los herederos de Lorca, “que ha primado siempre”, los Galindo y los Galadí confían ahora en una “salida legal” que les sea favorable y permita la exhumación. La nieta del maestro republicano, Nieves Galindo, que estuvo acompañada por el historiador Ian Gibson y varios miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (http://www.memoriahistorica.org), defendió que la solicitud presentada ante Garzón es la “última salida” tras muchos años reclamando la exhumación. En todo ese tiempo, “ha ganado” la oposición de la familia del escritor a buscar la fosa pero ahora “tendrá que ser al revés”, mantuvo Galindo. El hispanista Ian Gibson tampoco entiende la negativa de la familia de García Lorca a buscar la fosa, a saber al menos si el poeta está enterrado en el paraje entre las localidades de Alfacar y Víznar, por lo que saludó la posibilidad de que setenta años después exista la “oportunidad” de buscar el cuerpo del “poeta más grande que tiene este país y el desaparecido más célebre de la Guerra Civil” que, según afirmó, “yace tirado en una cuneta como un perro”. Gibson afirma que “los ganadores tuvieron cuarenta años para sacar a sus muertos, y lo hicieron, pero no dejaron a los otros acercarse a la fosa”. En opinión del historiador “eso es inhumano, injusto y atroz”. No entiende que los seis herederos del poeta granadino se nieguen a la exhumación del cadáver. “Si la familia no quiere sacarlo de allí, me parece muy bien, yo no tengo derecho a entrar ahí, pero sí creo que tengo derecho a saber si está”, indicó Gibson, que también hizo referencia a los “bulos que circulan por Granada”, como el de que los familiares desenterraron el cuerpo dos días después del fusilamiento y lo trasladaron a la propiedad familiar de la Huerta de San Vicente, “inventado por algún sabelotodo”, en su opinión. Gibson dijo apoyar y alabar la iniciativa de Garzón, por lo que así se lo ha transmitido, afirmando que su postura supone un “paso de gigante”. En la misma línea, la nieta del maestro Nieves Galindo ha valorado positivamente la petición que el propio Garzón hizo recientemente a varios ayuntamientos y otras instituciones para que le hagan llegar listados con los nombres de las personas enterradas en fosas comunes desde el comienzo de la Guerra Civil, así como la fecha de los enterramientos y las circunstancias en las que se realizaron. En noviembre del año pasado, Letralia publicó un extenso reportaje del periodista español Fernando Guijarro Arcas (http://www.letralia.com/firmas/guijarroarcasfernando.htm) según el cual estas versiones eran ciertas. “Es hora de decirlo: la familia de Federico García Lorca, deshechos de dolor por su trágica muerte que nada podía justificar, desenterró el cadáver del poeta”, afirma Guijarro. “Lo hicieron dos días después de su trágica muerte en agosto de 1936, para trasladarlo a la finca que sigue siendo propiedad familiar, la Huerta de San Vicente, donde está enterrado aún”. Sin embargo Gibson se muestra incrédulo en este sentido. “Nunca escuché un rumor de ese tipo y me parece algo imposible sin que todo el mundo se enterase y era del todo imposible sacar un cuerpo de aquella zona sin que alguien se percatara”. El reportaje de Guijarro puede leerse en nuestra edición 175 (http://www.letralia.com/175/articulo01.htm). Para el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada, Francisco González, los García Lorca “pueden opinar sobre la recuperación de los restos de Federico si las instituciones se lo consienten”, pero rechaza que se opongan a que los familiares de los otros enterrados junto a él recuperen los cuerpos de sus antepasados. Por su parte, el vicepresidente de la asociación granadina y alcalde de Pulianas, Rafael Gil, presentó junto a la demanda un reportaje técnico, entregado en la Audiencia, en el que se localiza la fosa, y explicó que la localización exacta de la misma y la posterior exhumación se podría realizar “sin ningún escándalo ni circo”, con los medios arqueológicos de los que dispone la Universidad de Granada (http://www.ugr.es). “Lo que no puede ser es que la voluntad del asesino deje a muchos asesinados en las cunetas o en las fosas comunes cuando hay familiares que libremente quieran recuperarlos”, añadió Gil. Gil destacó que “no hace falta hacer excavaciones”, sino que se puede utilizar un radar para localizar los cadáveres, de manera que se evitarían “escándalos”. Además, añadió que las labores de identificación no deteriorarían los cuerpos, puesto que el cráneo de Lorca podría cotejarse con las fotografías que se disponen de él; a Galindo le faltaba una pierna y los restos de Galadí se podrían contrastar con el ADN de su nieto, identificando los restos de Arcollas por exclusión. “Lo que no puede ser es que la voluntad del asesino deje en las cunetas los cuerpos de los fusilados durante la guerra”, observó Gil, que ha insistido en que lo que pretende es que “cualquier familia pueda dar una sepultura digna a sus antepasados”. Para Galindo y para Gibson “las heridas” que en forma de asesinatos causó la Guerra Civil y la represión franquista “siguen abiertas”. Rechazaron así la postura que defiende “la derecha” de que la Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica y las peticiones para las exhumaciones únicamente sirven para abrir viejas heridas. “No vamos a abrir nada que no esté abierto, lo que hay que hacer es cerrarlas y eso sería encontrar los restos de la persona desaparecida, rescatar los restos de nuestros seres queridos sin que se haga en contra de nadie y sin ningún tipo de agravio”, explicó la nieta del maestro asesinado junto a García Lorca, Galadí y el también banderillero Francisco Arcollas, del que no se conocen descendientes, el 18 de agosto de 1936. Fuentes: Cope • Europa Press • Ideal *** Ola de reacciones levanta el caso del poeta Ernesto Cardenal El juicio por injurias y calumnias en contra de Ernesto Cardenal (Granada, 1925) tomó un nuevo giro el pasado 3 de septiembre con la orden del juez suplente Ronaldo Morán de congelar las cuentas bancarias del sacerdote y poeta nicaragüense. La que calificó de “medida preventiva” tiene el objetivo de garantizar el pago de la multa de 20.000 córdobas impuesta por la sentencia del juez primero de Distrito del Crimen, David Rojas, quien previamente se había desentendido del caso y a quien Morán sustituyó el pasado 1 de septiembre. El juez suplente también dio curso al incidente de nulidad promovido por el defensor del poeta, el abogado Boanerges Ojeda. Como se recordará (http://www.letralia.com/194/0901cardenal.htm), durante la segunda semana de agosto Cardenal emitió en Paraguay, país al que viajó como invitado especial para la toma de posesión del presidente Fernando Lugo, unas polémicas declaraciones en las que acusó de ladrón, entre otras cosas, al presidente de su país, Daniel Ortega. Días después, el juez Rojas reactivó un antiguo litigio entre Cardenal y el empresario de nacionalidad alemana Inmanuel Zerger, emitiendo la sentencia que lo obligaría a pagar 20.000 córdobas. La reactivación del caso ha generado, en favor de Cardenal, el respaldo de políticos, intelectuales y otras personalidades de Nicaragua y del exterior, entre las que se cuenta el premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago, por considerar que se trata de una retaliación inaceptable contra el poeta. Este viernes 5, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh, http://www.cenidh.org) anunció que solicitará medidas cautelares a favor de Cardenal, luego de que la Sala Penal II del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM) rechazara el recurso de exhibición personal intentado días antes. La doctora Vilma Núñez, presidenta ejecutiva del Cenidh, informó que la razón que se alegó para el rechazo fue que según el artículo 51 de la Ley de Amparo, no se admite el recurso para las resoluciones judiciales. “Están totalmente equivocados”, advirtió Núñez, “porque confundieron el recurso de amparo contra actos administrativos, al que se refiere el artículo 51, numeral 1, con el de exhibición personal, el cual pretende evitar una detención o que se afecte la movilización del poeta Cardenal”. Gonzalo Carrión, director del Área Jurídica del Cenidh, explicó que si bien la Ley de Amparo dicta que nadie se puede amparar ante resoluciones judiciales cuando éstas son competencia del judicial, la misma no regula los recursos de exhibición personal. Según Núñez, antes de rechazarlo o aceptarlo en primera instancia, debieron solicitar un informe al juez recurrido, para conocer el caso, lo cual no se hizo, y fue rechazado de manera inmediata. Consideró la posibilidad de que en realidad no haya sido una equivocación, sino que sea algo deliberado “como parte de la política gubernamental de persecución y presión contra Cardenal”, indicó. Ante esta situación, Carrión dijo que el Cenidh, que acompaña las acciones legales del insigne poeta, interpondrá un escrito o queja en la Corte Suprema de Justicia, rechazando la resolución del TAM. Entre tanto, el abogado Ojeda, defensor del poeta, le pidió al juez Morán que reforme la resolución en la que congela las cuentas, y que remita el caso al juzgado local porque de acuerdo con la ley ya no puede actuar. Criticó que el juez Morán haya ordenado la medida citando los números de cuentas y el tipo de moneda en que estaban, sin que nadie se los haya dado, lo que constituye una violación al sigilo bancario. Según Ojeda, el juez debía enviar una solicitud a la Superintendencia de Bancos (SIB, http://www.superintendencia.gob.ni), para que ésta se encargara de ordenar, a las instituciones del sistema financiero, revisar si tenía cuentas, y proceder a congelarlas. “Aunque el juez conociera los números de cuentas no podía utilizarlos y menos hacerlos públicas ante los medios de comunicación”, dijo Ojeda. Carrión aseguró que están elaborando un documento solicitando medidas cautelares a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (http://cidh.oas.org/Default.htm) por las diferentes acciones legales que se están tomando en contra de Cardenal. En reacción por la medida, Cardenal reiteró que se mantendrá en rebeldía y no pagará la multa, pues si lo hiciera sería “cómplice de la injusticia”. Calificó la sanción de injusta y dijo que “sería una colaboración con la injusticia si yo lo hiciera (si pagara), sería cómplice”. “Me han quitado todo el dinero, pero también me quitan un dinero que es de los niños con cáncer, con quienes yo tengo talleres de poesía”, afirmó al explicar que la suma “congelada” incluye 2.500 dólares donados por el empresario Manuel Lacayo para niños enfermos. Aunque dijo sentirse “tranquilo, porque estoy en manos de Dios”, aclaró que “también me siento como un perseguido, perseguido por todos lados por unos perros rabiosos, como dice el salmo de la Biblia”. El caso ha desatado una cadena de acciones a favor y en contra del poeta. El lunes 1, el escritor y político nicaragüense Tomás Borge Martínez (1930), quien fuera ministro del Interior durante el primer gobierno de Ortega y es actualmente embajador de Nicaragua en Perú, publicó un artículo titulado “Disparen sobre Daniel Ortega” (http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=23285), en diversos medios de su país y del exterior. Allí, después de reconocer que Cardenal es “una estrella de primera magnitud en la literatura nicaragüense” y de ubicarlo en un sitial comparable con el de “Rubén Darío, Martínez Rivas, José Coronel y Pablo Antonio”, lo acusa de haber convertido el veredicto en su contra “en su enésimo ataque contra Daniel Ortega” y de haber desafiado la medida judicial “sabiendo que en Nicaragua ninguna persona mayor de 70 años va a la cárcel”. Borge cuenta cómo la pareja compuesta por Nubia Arcia y Alejandro Guevara era, durante los años previos a la revolución sandinista, allegada al poeta. Al triunfar la revolución, el poeta fue designado ministro de Cultura. “Alejandro Guevara tuvo a su cargo la defensa de la frontera sur en la guerra financiada por Reagan”, continúa Borge; “Nubia se quedó en Solentiname, acogiendo a los peregrinos que buscaban el paraíso. El ‘Hotel Mancarrón’ fue obra de su esfuerzo. Tras la muerte de Alejandro, la comunidad de Solentiname le otorgó a su viuda la concesión del hotelito por los siguientes quince años (hasta que el último de los niños cumpliera la mayoría de edad: el 2010)”. Posteriormente Arcia se casó con el alemán Inmanuel Zerger, con quien el poeta sostuvo el litigio por el que ahora se le ha condenado. “Hace más de diez años que Cardenal, en su calidad de presidente de la Asociación para el Desarrollo de Solentiname, pretende despojar a Nubia Arcia e Inmanuel Zerger de la gestión del hotel. Se ha valido de artimañas que no están a la altura de su imagen de profeta revolucionario: les ha mandado a cerrar el hotel en varias ocasiones, les ha hecho confiscar el mobiliario, los ha desprestigiado”. “Hábilmente ha volteado la tortilla y se hace pasar por víctima de la revancha política del presidente. El pleito de Ernesto no es con Daniel, es con la viuda de un héroe sandinista”, concluye Borge. El miércoles 3, la prensa nicaragüense reprodujo una carta pública de la señora Olivia Silva en respuesta al artículo de Borge. “Querido Tomás: soy la madre del héroe Alejandro Guevara que vos mencionás”, empieza la carta, “y de otros seis guerrilleros y guerrilleras más, y quiero informarte que esa viuda de él que vos mencionás, hizo que dictaran una orden de captura contra Ernesto y contra mí. Y también, por si no lo sabés, falsificó el contrato de administración del hotel, que después ha dicho que es de ella”. Previamente, el martes 2, la Procuraduría de Derechos Humanos (PDDH, http://www.pddh.gob.ni) había recibido la denuncia de quienes, asegurando ser representantes de campesinos de Solentiname, acusaron a Cardenal de agredirlos y desmembrar las propiedades de la Asociación para el Desarrollo de Solentiname, que preside el poeta y que tiene su sede en el archipiélago de este nombre, al sur del país. La misma denuncia fue hecha pública por la portavoz gubernamental y esposa del presidente Ortega, Rosario Murillo, quien invitó públicamente al presidente de Paraguay, Fernando Lugo, para que se apersonara en la zona a fin de “conocer con sus propios ojos la verdadera cara” de Cardenal. Pablo Antonio Aguilar Sevilla y Arlen Siu Varela, quienes dijeron ser representantes campesinos, aseveraron que el poeta ha realizado diversas acciones legales en su contra para desalojarlos de sus viviendas. Los campesinos fueron acompañados por Nubia Arcia, quien fue directora del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur, http://www.intur.gob.ni) y con quien Cardenal enfrenta un litigio por la administración del Hotel Mancarrón, ubicado en la propiedad de la Asociación para el Desarrollo de Solentiname. Según un escrito público de Cardenal, a pesar de que la asociación dio a Arcia un año de gracia en su contrato de arrendamiento, ella no pagó ni una sola vez, y por esto la asociación se vio obligada a pedir su desahucio en los tribunales. En la PDDH, Arcia aseguró que tanto ella como sus hijas han venido siendo acosadas y agredidas, durante varios años, por Cardenal. Esto por “reclamar la inversión que realizó en el mencionado hotel, junto a mi difunto marido Alejandro Guevara, quien fue miembro de la Comunidad Ernesto Cardenal y la Asociación para el Desarrollo de Solentiname”. Según sus señalamientos, con la muerte de Guevara comenzaron los problemas. Sin embargo, otro grupo de personas también pobladores del archipiélago manifestó públicamente su apoyo a Cardenal, en una carta firmada por 38 personas en la que se expresa: “Por este medio nos dirigimos a usted con el único objetivo de hacerle saber de forma personal, que todos nosotros los y las jóvenes de esta localidad no estamos de acuerdo con lo que plantea la señora Nubia Arcia, en cuanto se expresa al apoyo de la población, pues estamos en contra de las demandas que se le están haciendo a usted”. “Le notificamos que eso que expresa la señora Arcia, que está ‘respaldada por el pueblo solentinameño’, es solamente una falsedad y mentira de parte de ella. Padre Cardenal, siéntase apoyado por todos nosotros y nosotras, los y las pobladores del archipiélago de Solentiname”, termina la misiva. Otro apoyo al poeta Cardenal fue emitido el lunes 8 de septiembre por el poeta argentino Juan Gelman, quien calificó al autor de Epigramas como “un gran poeta, un gran humanista y un gran religioso”. En su mensaje, Gelman aprovechó la oportunidad para expresar que “le alegra” haber rechazado la Orden Rubén Darío que el gobierno nicaragüense quería otorgarle. “Por fin puedo expresar mi repudio a este acto contra Ernesto Cardenal de quienes de sandinistas ya no tienen nada y ni al taco del zapato le llegan al gran poeta, al gran humanista, al gran religioso”, aseveró Gelman. “Puedo ahora declarar públicamente que me alegra haber rechazado la Orden de Rubén Darío que ‘Daniel y Rosario’, según me dijo por teléfono el embajador de Nicaragua en Cuba, querían otorgarme. Esos nombres, Rubén Darío, Ernesto Cardenal, seguirán vivos cuando la infamia se apague”, escribió Gelman. Ese mismo día, 17 miembros de la asociación afirmaron en un comunicado que Cardenal no es dueño, ni nunca ha pretendido serlo, del Hotel Mancarrón, que históricamente ha sido propiedad de la entidad. Agregaron que todas las propiedades que posee la asociación fueron donadas a esta entidad por el poeta, quien a su vez las compró en 1959 a Julio Centeno, padre del actual fiscal general de Nicaragua, Julio Centeno Gómez. Sin embargo tales apoyos no han impedido que se siga levantando acciones contra el escritor. El procurador general de Nicaragua, Hernán Estrada, informó el miércoles 10 que investigará una serie de denuncias hechas contra el poeta sobre supuestas anomalías en la asociación. Pobladores del archipiélago acudieron a la Procuraduría General de la República (PGR) para solicitar que se haga una auditoría en la entidad. Estrada dijo que enviará a Solentiname al delegado de la PGR en el departamento de Rivas, a fin de que realice las inspecciones y averiguaciones en relación a las denuncias de los habitantes del archipiélago, que incluyen acusaciones de venta de terrenos y de daños al medio ambiente. El procurador recibió en su despacho a presuntos pobladores de Solentiname que llegaron a acusar a Cardenal por “actividades ilícitas y en perjuicio del ecosistema” en el lugar. Pablo Antonio Aguilar Sevilla, uno de los lugareños de Solentiname que llegaron a la PGR, dijo a la prensa que, además de la auditoría, piden que Cardenal “se aleje de ese lugar porque impide que las donaciones lleguen a los campesinos de ese lugar”. No precisó de dónde proceden tales donaciones, pero afirmó que la asociación es dueña de varias propiedades y que los campesinos no tienen tierras para sembrar lo que necesitan para elaborar artesanías en Solentiname. Sostuvo que de esa asociación sólo se benefician pocas personas allegadas a Cardenal, y negó que estén siendo “manipulados o utilizados por el gobierno” de Ortega, porque la lucha por tierras y obtener beneficios de la asociación se remonta a 1998. La asociación que preside Cardenal, dijo también, es dueña de varias propiedades, y pidió que se investigue de quiénes eran esos bienes y de dónde procedía el dinero para adquirir tierras y otros inmuebles. Entre las reacciones internacionales también se cuenta la de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac, http://www.uneac.org), que en un comunicado emitido el jueves 4 dijo lamentar el conflicto entre Cardenal y Ortega. “Asistimos con pesar a este enfrentamiento en una hora decisiva para el futuro de nuestro continente”, dice el texto de la misiva. “Habría que preguntarse a quiénes pueden beneficiar estas contradicciones. No hay dudas: sacarán partido de ellas los enemigos de los procesos emancipadores en marcha en nuestra América”, subrayó la organización, añadiendo que expresaba su admiración por “la obra poética, de indiscutible trascendencia” de Cardenal, y destacando “la lealtad que ha mostrado en toda circunstancia” hacia la revolución cubana. “Ha sido y es una figura entrañable para los cubanos (...). En los años en que muchos renegaron de sus ideas, él dio una lección de coherencia y dignidad. Hoy, cuando vivimos en América Latina momentos de cambios y esperanza, Cardenal ha acompañado estos procesos con su voz y su prestigio”, agregó. Los intelectuales cubanos resaltaron también que el regreso al poder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua “quebró la hegemonía de Estados Unidos en Centroamérica” y “ha venido trabajando en bien de su pueblo”. También acusó a los medios de comunicación de “amplificar” y “manipular” el “lamentable diferendo”. La misiva de la Uneac fue respondida por la primera dama Rosario Murillo, quien calificó de desinformados a los intelectuales cubanos. “Sólo la desinformación que Estados Unidos aplica a Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua puede explicar que nuestros hermanos de la Uneac ignoren la realidad política de ciertos figurones que militan desde hace más de una década en movimientos de las derechas oligárquicas”, expuso Murillo en un escrito entregado a la prensa. Las actividades del poeta en el campo intelectual no se han detenido, pese a la situación en la que se encuentra. El jueves 4, participó en la elección de la nueva junta directiva del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE, http://www.escritoresnicaragua.org), jornada en la que propuso al poeta Luis Rocha Urtecho para presidente, siendo secundado por el doctor Carlos Tünnermann. Rocha, quien terminó electo por aclamación, es uno de los miembros fundadores del CNE y por muchos años fungió como su secretario general. En la nueva junta directiva estará acompañado por Daisy Zamora (vicepresidenta), Mario Urtecho (secretario), Porfirio García Romano (tesorero) y los vocales Francisco Bautista Lara, Karla Sánchez y Onofre Guevara López. Cardenal es desde hace algún tiempo presidente honorario del ente. Fuentes: AFP • DPA • EFE • El Nuevo Diario • La Primera *** Concluye en Caracas el II Festival de Cine Latinoamericano Desde principios de este mes se desarrolla en la Casa de Rómulo Gallegos (http://www.celarg.gob.ve), en Caracas (Venezuela), el II Festival de Cine Latinoamericano, que presenta hasta este viernes 18 películas provenientes de diez países del continente, en una muestra que ha brindado especial atención a producciones cinematográficas que se han hecho notar en diversos encuentros y festivales. Esta programación cuenta con la colaboración de Amazonia Films (http://www.amazoniafilms.gob.ve), las embajadas de los países participantes, el Circuito Gran Cine (http://www.grancine.net), Blancica, Disney y Fox. Hasta ahora han sido proyectadas la película dominicana Ladrones a domicilio (2007), la mexicana Cumbia callejera (2007), la cubana La pared (2006), La punta del diablo (2006, coproducción entre Argentina, Venezuela y Uruguay), la argentina Sofacama (2006), la brasileña Polaroides urbanas (2005), la venezolana Infierno perfecto (2006), la argentina Las mantenidas sin sueños (2005), la brasileña El casamiento de Romeo y Julieta (2005), la boliviana American Visa (2005), la argentina Teo, cazador intergaláctico (2004), la mexicana Luz silenciosa (2007) y la argentina Martín Fierro, la película (2007). Para hoy lunes 15 se tiene programada la proyección de la brasileña El pasado (2007), de Héctor Babenco, sobre un traductor que se separa tras doce años de matrimonio y empieza a salir con una modelo de 22 años. Mañana martes se proyectará la ecuatoriana Cuando me toque a mí (2007), de Víctor Arregui, que narra diversas historias de soledad, impunidad, racismo, ciudad y sociedad alrededor de la figura de un médico legista. El miércoles le toca el turno a la mexicana Más que nada en el mundo (2006), de Andrés León Becker, sobre los conflictos entre una niña y su madre. El jueves cierra el ciclo con el filme cubano Páginas del diario de Mauricio (2006), de Manuel Pérez Paredes, que narra la historia de un hombre de 70 años que ha quedado solo y devastado por la inesperada pérdida de su esposa. Las funciones son a las 7 de la noche y el precio de las entradas oscila entre Bs. 1,80 y 3,50. La Casa de Rómulo Gallegos está ubicada en la avenida Luis Roche de Altamira, dos cuadras al norte de la estación Altamira del Metro de Caracas. Fuente: Celarg *** Presentan en Lima colección de libros de jóvenes poetas Esta semana, en una serie de jornadas que se inicia hoy lunes 15 y termina el jueves 18 de septiembre, será presentada en el Centro Cultural de España en Lima (http://www.ccelima.org) la colección de poesía “Piedra/Sangre”, compuesta por dieciséis títulos producidos por el CCE y el sello Lustra Editores. Quince de los dieciséis libros que serán presentados esta semana son de jóvenes autores peruanos, la mayoría de ellos hasta ahora inéditos o con obras poco difundidas, que ofrecen una muestra de las propuestas estéticas que están surgiendo en la literatura peruana contemporánea, según explican los editores en un comunicado. La colección está compuesta por los poemarios Oeste oriental, de Pedro Favarón; Homesick, de Diego Molina Rey de Castro; La orden de las razas ocultas, de José Carlos Salinas-Granda; La estancia del animal malsano, de Arianna Castañeda (http://www.letralia.com/firmas/castanedaarianna.htm); Liebe la muerte en el otro, de Víctor Ruiz Velazco; La radio futura, de Luis Cruz; Nocturno del alba, de José Agustín Haya de la Torre; Poemas médicos, de Bruno Polack; Casa de zurdos, de Alessandra Tenorio; Diario de navegación, de Diego Lazarte; Extensiones, de Sergio Camacho; Nohombre, de Navale Quiroz; Historia secreta, de Paúl Guillén; Paciente 164, de Miguel Sanz Chung, y Entre líneas púdicas, de Alberto Valdivia. El último título es un libro-ensayo del reconocido poeta y crítico José Carlos Yrigoyen, en el que se esboza un panorama general de lo llevado a cabo durante la última década, la llamada “generación del dos mil”. Además de citar y analizar la obra de cada uno de los autores publicados en la colección, el autor incorpora las múltiples y singulares voces que han ido surgiendo desde comienzos del dos mil y que no fueron incluidos en esta oportunidad. “Este pack poético”, concluye el comunicado, “presentado en tapa dura y con falsa carátula, no tiene precedentes en la poesía peruana, ni siquiera tiene un correlato igual de ambicioso en la poesía escrita en lengua castellana y sin lugar a dudas marca un hito en la ya importante tradición poética peruana”. *** Educación, literatura y comunicación analizarán en Argentina Este jueves 18 y viernes 19 de septiembre se celebrarán, en la Universidad Nacional del Nordeste (Unne, http://www.unne.edu.ar), en Argentina, las X Jornadas de Educación, Literatura y Comunicación, que a su vez son las Terceras del Norte Grande y que, como en años anteriores, contarán con la presencia de destacados académicos de nivel nacional invitados. Estas jornadas contarán con el auspicio del Ministerio de Educación y Cultura de la Provincia de Corrientes (http://www.mecc.edu.ar) y la organización de la Secretaría General de Extensión Universitaria, la Facultad de Humanidades y la Carrera de Comunicación Social de la Unne. Entre los participantes más destacados se encontrarán el licenciado Julio Bárbaro, ex interventor del Comité Federal de Radiodifusión (http://www.comfer.gov.ar), el licenciado Daniel López, coordinador del Programa de Radios Universitarias de la Secretaria de Medios de la Nación (http://www.medios.gov.ar), el profesor Aldo Lineras, vicedecano de la Facultad de Humanidades de la Unne, la licenciada Cecilia Vázquez, coordinadora de Cultura del Centro Cultural Ricardo Rojas de la UBA (http://www.rojas.uba.ar) y el profesor Pablo Bontá, responsable del programa “El Rojas fuera del Rojas” de esa entidad cultural de Buenos Aires, entre otros. Los ponentes abordarán temáticas como la educación en contextos complejos y vulnerables, habrá conferencias sobre comunicación, especialmente un segmento dedicado al periodismo científico, disertaciones dedicadas a la literatura infantil, latinoamericana y global, y la enseñanza de las disciplinas, la comunicación como fenómeno ideológico de significación, y la gestión cultural, entre otros. La propuesta está destinada a docentes de todos los niveles educativos, estudiantes terciarios y universitarios, comunicadores sociales, periodistas, y todas las personas interesadas en los tópicos planteados Las actividades tendrán lugar en las instalaciones del Salón Auditorio de la Facultad de Odontología en el Campus Corrientes (Avenida Libertad al 5450, Corrientes). Los interesados en la inscripción o para obtener mayor información deben dirigirse a la Secretaría General de Extensión Universitaria Delegación Corrientes (Córdoba 794), de lunes a viernes en el horario de 7:30 de la mañana a 12 del día o de 3 de la tarde a 7:30 de la noche. Fuente: ChacoOnLine *** Crean en Venezuela blog audiovisual sobre libros en Internet A partir del próximo domingo 21 de septiembre, los internautas que deseen leer o saber de libros tendrán, las 24 horas del día, la opción de pulsar cualquiera de los videos de “TVlecturas: libros a toda hora” (http://tvlecturas.wordpress.com), un blog de creación colectiva que estará disponible en carácter de sitio invitado en Radio Mundial (http://www.radiomundial.com.ve) y otras webs. TVLecturas ha sido desarrollado y coordinado por la periodista venezolana Marialcira Matute (http://www.letralia.com/firmas/matutemarialcira.htm) con el apoyo de Isidoro H. Duarte, sobre una idea propuesta por el filósofo mexicano Fernando Buen Abad (http://www.letralia.com/firmas/buenabaddominguezfernando.htm) en torno a la posibilidad de crear una televisora temática de libros. En entrevista para los programas de La Librería Mediática, serie de programas de Matute y Duarte, Buen Abad expresó la necesidad de “un canal de TV dedicado a libros y letras, un canal incluso por Internet”, y recomendó a Matute algunos lineamientos: “Tu tarea con los libros debería llegar al mundo entero y debería ser una militancia de la conciencia para que se eleve hasta las dimensiones de la revolución toda, del hombre nuevo”. En el proyecto inicial, además de Matute y Duarte, participan de forma honoraria unos veinte lectores-realizadores, quienes aportan videos, ideas o contenidos. El blog se actualizará quincenalmente con videos sobre libros. Permanecerá por un tiempo en la Web y a mediano plazo se convertirá, desde Venezuela, en la “Televisora de los Libros”, que debe ser, según Buen Abad, “participativa, interactiva, imaginativa, sabrosa, seductora, lúdica, creativa y brillante”. De participación abierta, TVLecturas aceptará colaboradores espontáneos, quienes deberán solicitar su inclusión vía electrónica. Los usuarios podrán sintonizar libre y gratuitamente microvideos de temas relacionados con libros y lecturas en general, de creación libre, de hasta 4 minutos de duración. En el equipo inicial, además de Matute, Duarte y Buen Abad, estarán los venezolanos Mónica Chalbaud, Rubén Wizotsky, Antonio Núñez Aldazoro, Cristina González, Luigino Bracci, Héctor Escalante, Lilian Ma’ Door, Mariadela Linares, Roberto Hernández Montoya, Roberto Malaver, Nelly Prigorian, Isabel Huizi, Daniel Torres, Sara Labarca, José Tomás Castejón, Mario Van Dam, Dánice Iribarren, Carola Chávez, Daniela Saidman, Miguel Ángel Varela, Arturo Sosa Leal, Horacio Dam y la niña Camila Medero; los argentinos Julio Fernández Baraibar, Sergio Minore y Marcelo Faure y la cubana Rosa Báez. TVLecturas será presentado formalmente el 20 de septiembre a las 5 de la tarde, en un evento de entrada libre, con microvideos y comentarios, en la Biblioteca Isaac Pardo del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve), con la participación de algunos de sus lectores-realizadores. *** Octavio Paz será recordado en el Hay Festival de Segovia Entre el 25 y el 28 de septiembre se celebrará en Segovia (Castilla y León, España) el II Hay Festival (http://www.hayfestival.com) de esa ciudad, que tendrá como eventos centrales un homenaje al poeta mexicano Octavio Paz (1914-1998) y el análisis del fenómeno de Mayo del 68 y su repercusión política en otros países, además de otras cincuenta actividades literarias. El alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, y la directora del proyecto del Hay Festival en España, Sheila Cremaschi, firmaron el pasado 3 de septiembre un convenio de colaboración para impulsar este encuentro con las letras, el pensamiento, las artes y la música. Durante el homenaje al autor de El laberinto de la soledad se analizará la obra y la trayectoria vital de este poeta y ensayista mexicano, galardonado con el premio Cervantes en 1981 y con el Nobel de Literatura en 1990, entre otros premios. Entre los participantes en el Festival figuran el escritor peruano Mario Vargas Llosa y el periodista estadounidense Jon Lee Anderson, que se han sumado a una lista en la que se encuentran nombres como los literatos españoles Bernardo Atxaga, Juan Goytisolo y Carmen Posadas y el hispanista Paul Preston. Por su parte, Sheila Cremaschi subrayó que, si el primer año, en 2006, Segovia acogió a los mejores escritores ingleses vivos, y al siguiente se hizo una apuesta por los latinoamericanos, en esta edición se han incluido nombres de nuevos talentos. Fuente: El Universal *** Celebrarán Feria del Libro en Nueva York El próximo 3 y 4 de octubre tendrá lugar la III Feria del Libro de Nueva York (http://www.newyorkbookfairexpo.com), evento en el que participarán unos cien autores en representación de doce editoriales, y que tendrá como escenario el auditorio del colegio St. Demetrios Greek American School (http://www.saintdemetriosastoria.com), en la 30-03, 30 Drive, de Astoria, Nueva York. La jornada de apertura se llevará a cabo desde las 4 de la tarde del viernes 3, e intervendrá el reconocido presentador de noticias Dominic Carter, del canal NY-1 (http://www.ny1.com), autor de No mama’s boy, así como la compositora y poeta Andrea Tierra y el director de la Biblioteca Pública de Queens (http://www.queenslibrary.org), James Van Bramer. En esta primera jornada se realizarán talleres literarios y seminarios de edición. En el segundo día de actividades, el sábado 4, el programa se desarrollará entre las 10 de la mañana y las 6 de la tarde, e intervendrán varios de los más destacados autores participantes por Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Grecia, México, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana y Estados Unidos, entre los que se cuentan Perry Brass, P. Chandra Sekharan, Dominic Carter, Dinorah Coronado, Adriana Aristizábal, Gustavo Arango, David Valentine Bernard, Dean Kostos, J. A. Figueroa, Allison Hubbs, Edna Iturralde, Nancy Mercado y Myrna Nieves. Esta feria, creada en 2005 por la periodista Jacqueline Donado, ha dispuesto este año un pabellón para niños en el que éstos podrán compartir con autores como Karla Flórez, Ann Miller, Annette Pérez, Nick Katsoris y Ernie Anastos. Avalado por la Biblioteca de Queens, el evento cuenta con el apoyo de organizaciones como I Love to Read Books, de Brooklyn, y de Queens Book, ambas en representación de los grupos afroamericanos y encabezadas por Phill Andrews, miembro de la junta de directores de ambas; así como de una delegación de autores de la India, respaldados por el abogado Stanley Kalathara. Editoriales como Urbi, del dramaturgo peruano Walter Ventosilla Quispe, y Jaill Publishing House, que dirige Ann Miller, así como Calliope Press (http://www.calliopepress.com), Greater New York Independent Publisher Association, GNYIPA (http://www.smallpress.org), y David L., de Total Package Publications (http://www.totalpackagepublications.com), entre otras, ya han confirmado su participación en la feria. Fuente: NY Book Expo *** Realizarán en Maracay II Encuentro de Ensayo y Narrativa Entre el 7 y el 10 de octubre se celebrará en Maracay, Aragua (Venezuela) el II Encuentro de Ensayo y Narrativa de la Agrupación Pie de Página, evento que este año tendrá como figura homenajeada al escritor y docente Samuel Eduardo Qüenza (Barinas, 1930). La jornada inaugural del encuentro tendrá lugar el 7 de octubre a las 7 de la noche en el fóyer del Teatro de la Ópera de Maracay (http://www.teatrodelaopera.org.ve), en la avenida Miranda de la capital aragüeña. El evento será encabezado por la presidenta de Pie de Página, la escritora Carmen Campos. La presentación del autor homenajeado estará a cargo del escritor Jorge Gómez Jiménez. En el marco del encuentro serán presentadas conferencias, conversatorios y talleres literarios en diversas sedes, como la Biblioteca Agustín Codazzi (Complejo Cultural Santos Michelena, avenida 19 de Abril), la Universidad Pedagógica Libertador (Pedagógico de Maracay, http://www.upel.edu.ve), la Escuela Básica Jesús Pacheco Rojas y la Asociación de Jubilados de Sucre (Cagua). Entre los escritores participantes estarán Ángel Gustavo Infante, Marina Sandoval, Laura Antillano, Cósimo Mandrillo, Víctor Hugo Bolívar, Carlos Noguera, Miriam Kasen, Marisela Gonzalo Febres, Arnulfo Quintero, Frank Ortiz Castañeda, Dory Rojas, Miguel Mendoza Barreto y Alcides Jaimes, así como el invitado especial de Colombia, el poeta Santiago Mutis. Las actividades se realizarán en sesiones de 9 de la mañana a 12 del día y de 3 a 6 de la tarde. Para solicitar mayor información, es preciso telefonear a los números (0243) 2832419, 2832429 y 2461825. *** Dedicarán Feria del Libro Dominicano en NY a Norberto James Rawlings Por su notable aporte a la literatura dominicana de posguerra y por haber profundizado en el tema de la emigración a través de su poesía, la III Feria del Libro Dominicano en Nueva York, que tendrá lugar del 10 al 12 de octubre en el Mirabal Sisters School Campus (21 Jumel Place y calle 168, Manhattan), será dedicada al poeta, ensayista y educador dominicano Norberto James Rawlings (San Pedro de Macorís, 1945), según anunció el comisionado dominicano de Cultura en Estados Unidos (http://www.comisionadodecultura.com), doctor Franklin Gutiérrez. Rawlings es “una de las voces más representativas de la literatura dominicana de posguerra, y su poema ‘Los inmigrantes’ ha sido ampliamente elogiado por los críticos y estudiosos de la literatura dominicana contemporánea”, agregó Gutiérrez. Una conferencia titulada “La valoración estética de la poesía de Norberto James Rawlings”, a cargo del escritor Miguel Aníbal Perdomo, será parte de los homenajes, así como la puesta en circulación de su poemario Patria portátil, que será publicado por la Editora Nacional de la Secretaría de Estado de Cultura de República Dominicana (http://abbrr.com/AEm), a través del Comisionado Dominicano de Cultura en los Estados Unidos. La organización de la feria está a cargo del Comisionado Dominicano de Cultura en los Estados Unidos, con el patrocinio de la Secretaría de Estado de Cultura de la República Dominicana (http://www.cultura.gob.do) y el auspicio del Mirabal Sisters School Campus. El evento estará abierto al público de 9 de la mañana a 9 de la noche, salvo la jornada inaugural, el viernes 10, cuando se abrirá a las 6 de la tarde. Poeta, ensayista y educador, Rawlings tiene una licenciatura en filología de la Universidad de La Habana (http://www.uh.cu), una maestría en lengua y literatura hispanoamericana y un doctorado en lengua y literatura hispánica de la Universidad de Boston (http://www.bu.edu). Ha obtenido premios y menciones honoríficas en concursos literarios de su país. Fue profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (http://www.uasd.edu.do). Rawlings ha enseñado literatura en universidades y escuelas privadas de Estados Unidos. Su poesía ha sido difundida tanto en su país como en el extranjero a través de antologías, revistas y suplementos literarios. Ha publicado los poemarios Sobre la marcha (1969), La provincia sublevada (1972), Vivir (1981), Hago constar (1983) y Obras 1969-2000 (2000), así como el ensayo Denuncia y complicidad (1997). Fuente: Comisionado Dominicano de Cultura en los Estados Unidos *** Literatura española del siglo XXI analizará Fundación Caballero Bonald Entre el 29 y el 31 de octubre se realizará en los Museos de la Atalaya (Jerez de la Frontera, Andalucía, España) el congreso “Las sílabas del futuro. Una meditación sobre la literatura del siglo XXI”, que organizado por la Fundación Caballero Bonald (http://www.fcbonald.com) tendrá el objetivo de analizar hacia dónde va la literatura española actual, y donde se reunirán escritores jóvenes y especialistas en la que será la décima edición de estos encuentros. El escritor español José Manuel Caballero Bonald, que presentó el cartel y el programa el pasado 3 de septiembre junto a la alcaldesa Pilar Sánchez y la delegada municipal de Cultura, Dolores Barroso, anunció que el evento abordará “una reflexión arriesgada porque ¿qué va a pasar en la literatura?, ¿cómo se puede pronosticar?, me parece peligroso pero hay que hacerlo, me parece necesario”. En este sentido, Caballero Bonald se lamentó de que generalmente “vamos a remolque de una literatura que ya se ha hecho en muchos sectores, una literatura del XIX y que puede tener un interés testimonial, de contar hechos tal como lo contaban Galdós, Leopoldo Alas o Baroja, pero a mí lo que me interesa realmente es la avanzada, lo que va a ocurrir, la posibilidad de que la indagación en el lenguaje produzca nuevas posibilidades de belleza, de obras de arte”. Agradeció al equipo de la fundación el trabajo que ha desarrollado para organizar este congreso en el que figuran participantes que él mismo había sugerido, voces importantes y emergentes que estarán en este encuentro literario, junto a profesores especializados y de solvencia de distintas universidades de España. La alcaldesa Pilar Sánchez se refirió en la presentación a que el congreso anual de la Fundación Bonald ha llegado a “una edad de madurez, lo que exige un repaso a la memoria y una apuesta por el porvenir que miramos con fundadas esperanzas, porque los frutos de los jóvenes creadores, que están ahí, y que ya estamos conociendo, nos interesan; y nos interesa conocer sus motivaciones y descifrar sus perspectivas”. Anunció asimismo que en este congreso participarán escritores jóvenes, que llevan publicando algún tiempo y que, a pesar de su juventud, han empezado a gozar del reconocimiento de la crítica y del público, cultivando todos los géneros literarios, desde diversos, y a veces enfrentados, enfoques. Entre ellos estarán Marta Sanz, Carlos Pardo, Juan Antonio Bernier, Elena Medel, Isaac Rosa, Eva Díaz Pérez, Joaquín Pérez Azaústre o Javier Vela, entre otros. También autores y especialistas menos jóvenes confrontarán sus ideas literarias en el evento. Joan Margarit, José María Merino, Felipe Benítez Reyes, Luis García Montero, José Luis García Martín o José Carlos Mainer serán estos otros autores encargados de poner el contrapunto entre el prometedor futuro y el presente consolidado. Tampoco faltarán a la cita anual de la fundación los críticos literarios y los especialistas, como José-Carlos Mainer, Jordi Gracia o José Luis García Martín. Como novedad, este año están previstos dos talleres temáticos a cargo de Araceli Iravedra (“Las nuevas formas literarias del compromiso poético”) y Antonio Ventura (“La nueva literatura juvenil”). Sánchez se refirió a que “afortunadamente, podemos contar, en este momento, con un número importante de jóvenes autores de gran calidad literaria y con una gran proyección de futuro”, y dijo estar segura de que “los autores que participarán en el próximo congreso representan una parte muy estimable de la creación actual. Al poder establecer un interesante diálogo intergeneracional vamos a aprender y vamos a construir”, apuntó. Elogió el texto de Luis García Montero que acompaña al folleto de la programación del encuentro literario, un texto en el que el escritor granadino dice que “se escribe siempre en soledad, pero en una soledad habitada, y los textos son un espacio público en el que dialogan las conciencias del lector y del autor”. Fuentes: Diario Bahía de Cádiz • Diario de Cádiz • El País *** Jornadas sobre educación y lectura realizarán en Buenos Aires El 14 y 15 de noviembre se realizará en Buenos Aires (Argentina) las Segundas Jornadas Rioplatenses “LectoSur: una región que propicia aulas y sociedades inclusivas”, evento organizado por la Asociación “Ciudades Lectoras” (Argentina), la Asociación Uruguaya de Literatura Infantil y Juvenil (Auli), Buquebús (http://www.buquebus.com) y la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil (Allij). La actividad es totalmente gratuita y tendrá como sede la Escuela Normal Superior Nº 4 “Estanislao Zeballos” (Rivadavia 4950, Buenos Aires). Las jornadas LectoSur fueron creadas en el marco del Año Iberoamericano de la Lectura, declarado en 2005 por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI, http://www.oei.es) y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc, http://www.cerlalc.org), como un espacio compartido por escritores, investigadores, editores, educadores y alumnos de diversas ciudades de Iberoamérica, en torno a las nuevas alfabetizaciones. El tema central de esta edición será el papel de los niños, jóvenes y adultos ante los desafíos de las nuevas alfabetizaciones, y los participantes debatirán sobre el rol de la escuela y la universidad, proyectos escolares e institucionales en torno a la lectura, escritura y oralidad, y diversidad e interculturalidad en las propuestas educativas y culturales. El evento pretende propiciar el encuentro con escritores, editores y especialistas, del Río de la Plata y de otras ciudades iberoamericanas, en educación, lenguaje, lectura, literatura y las tecnologías de la información y la comunicación. Igualmente, los participantes compartirán experiencias de lectura y escritura de literatura y de artes en general, de los diversos niveles de enseñanza, reflexionarán sobre propuestas pedagógicas de lectura que propicien la inclusión social y afianzarán la creación de una región de cooperación pedagógica en nuevas alfabetizaciones. *** Becas para escritores ofrece Universidad de Texas en El Paso El Departamento de Creación Literaria de la Universidad de Texas en El Paso (Utep, http://www.utep.edu), de Estados Unidos, acaba de abrir sus inscripciones para las becas de autores que escriban en español o inglés y quieran realizar una maestría bilingüe en ese país, convocatoria que estará abierta hasta el próximo primero de febrero de 2009. La maestría en español e inglés, única en Estados Unidos, dura tres años. Los estudiantes pueden ver materias relacionadas con literatura, realizar talleres de escritura creativa y desarrollar una tesis o proyecto literario para graduarse. Dicho proyecto puede ser una novela, libro de cuentos, guión, libro de crónicas o ensayo en español o inglés, trabajado durante los años de la maestría. “Nuestros alumnos tienen la posibilidad de estudiar narrativa, crónica, poesía y dramaturgia”, explica el escritor y director del Programa Bilingüe, Johnny Payne, quien agrega que, en más de seis años de historia de la maestría, cerca de 80 estudiantes se han graduado con honores o han obtenido importantes premios internacionales. Cabe destacar que la escritora argentina Betina González, quien acaba de lanzar su segundo libro, ganó hace dos años el Premio Clarín de Novela 2006 con su tesis de grado, la novela Arte menor, después de haber cursado la maestría bilingüe en creación literaria de la Utep, en la frontera con México. “Los estudiantes provienen de toda Latinoamérica y de Estados Unidos. Varios de nuestros graduados han ganado diferentes premios: el Clarín de Novela 2006, el Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá en los años 2005 y 2006, el Premio 2005 Chicano-Latino de UC Irvine, el Premio Binacional Frontera de Palabras/Border of Words 2003, convocado por Conaculta, el Premio Bienal Copé de Poesía (Perú 2002)”, agrega Payne. Los requisitos básicos para inscribirse y aspirar a la beca son: título de grado o licenciatura, no importa el campo de estudio, certificados de estudios, tres cartas de recomendación y una muestra de escritura, ya sean veinte páginas de ficción, dramaturgia, guión, crónica, ensayo o de 8 a 10 poemas. Toda la información puede leerse en el documento de preguntas frecuentes de la maestría (http://academics.utep.edu/Default.aspx?tabid=44521). Fuente: Utep ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Un galardón a la altura de su obra ==================================== === Efraín Barquero, Premio Nacional de Literatura de Chile 2008 ========== === Sebastián Jesús Villalobos ============================================ Ya van cuatro años y un tanto más desde que en un artículo para Letras.s5.com (la página de los escritores de Chile) y reeditado en Letralia.com (símil de los escritores hispanoamericanos) me lanzara a la proclamación —junto a un puñado de universidades y lectores acérrimos de la poesía de Efraín Barquero, para no subir a bordo solo en el barco del triunfo, valga la alegoría con el apellido del vate— del Premio Nacional de Literatura que hoy se anuncia y que llega a puerto silenciosamente a causa de una tragedia de proporciones mayores que ocurre en Chile en forma paralela al anuncio de este galardón. Un bus con un grupo de niñas de un colegio católico de Santiago se estrella en un viaje turístico en el extremo norte del país y nueve de ellas mueren en forma nefasta. Para colmo de males, fotografías recientemente tomadas de cada una de las víctimas denotan una transparencia inusual en las pupilas, un candor sólo presente en los ojos de los que aún no han saboreado el odio, y sus padres con esa misma calma se resignan solo con la visión del cielo. Así el mundo real nos arrastra a todos como la fuerza de gravedad y prueba el valor secundario del oficio —la poesía— cuando éste se ve enfrentado a la tragedia del cuerpo. A propósito, me permito reincidir en el mito relatado por Timón en las Sátiras: Tales de Mileto, al ser requerido por una dama para que observase las estrellas cae en un foso, y como se quejase de la caída, la dama en cuestión le reprocha: “¡Oh, Tales, tú presumes de ver lo que está en el cielo, cuando no ves lo que tienes a los pies!”. Y esa es la misión del vate, caer al foso de cuando en cuando, recoger algo de ambos estadios porque he dicho —y repetido hasta el cansancio— que el poeta es reflejo de su tiempo, al contrario del circuito que bruñe la cúpula de cristal, el mundillo enfermizo de “el círculo” o el becerro del “premio y la beca” para negar el prodigio que se alza en silencio. En buena ley Barquero ha centrado su poesía en las cosas cotidianas, los artefactos de diario uso, los elementos; seguirá yendo y viniendo entre Chile y Francia y no hará aspavientos del galardón menos en tiempo de tragedias tan macabras. Y no se perderá, a mi parecer, en el abismal precipitado de los años. Podría volver a convocar sus libros capitales, pero basta saber a los lectores que en Antología, Efraín Barquero (Lom Ediciones, Chile, 2000), Le retour (Noël Blandin, Francia, 1990) y Epifanías (Losada, Argentina, 1951), podrán encontrar mucho más de lo que sorbo en esta pequeña copita: Robarle a la garza su blancura arte poética Robarle a la garza su blancura al águila, la uña con que raya el día a toda criatura volante, su insuperable vértice a mi copa, su unidad que crea el vino su gesto invisible que todo lo divide robarle al mar una sola ausencia al río, su primera catástrofe robarle al sol un sueño poblado a este lugar, mi raíz quemada a mi boca, su fruta perfecta a mis manos, el consuelo de una fuente intacta robarle a cada estancia su habitación sin muros a cada abeja, el latido más pequeño del cielo robarle a cada puerta su visitante imprevisto a la mesa, su cuerpo final robarle a la ventana el prisionero del mundo a la mujer, el tacto de mis árboles verdes la serpiente sin color de mi sangre indescifrable. ** Sebastián Jesús Villalobos svillalobosm@mixmail.com Poeta y narrador chileno (Potrerillos, 1975). Egresado de la Escuela Técnico Profesional (http: / / www.etp.uda.cl) e ingeniero en metalurgia por la Universidad de Atacama (http: / / www.uda.cl). En esa institución organizó los Encuentros de Arte y Filosofía y la revista Guñelfe. Ha publicado Instrumentas (Ediciones Tierra Mía, Santiago, 2002), Antología minúscula (SEA Ediciones, Copiapó, 2004) y el Diccionario de Términos Mineros de Chile (RIL Editores, http: / / www.rileditores.com, Santiago, 2006). Ha sido finalista del premio María del Villar Berruezo (Tafalla, España, 2001) y mención de honor en los nacionales Letras de Cobre (2001) y Dolores Pincheira (2001). Textos suyos han sido incluidos en las antologías Homenaje a Neruda (Pegaso Edición, Argentina, 2001), Senderos hispanoamericanos (Altair, Argentina, 2001), Letras de cobre (Codelco Chile, Santiago, 2001), Poetas del desierto (La Cáfila, Valparaíso, 2004) y 10 poetas jóvenes (SEA Ediciones, 2004), así como en la revista Luces y Sombras (Tafalla, España, 2001). === Germán Espinosa, detrás del espejo Joaquín Robles Zabala ========= Uno Germán Espinosa fue un hombre delgado que, en los últimos días de su vida, se hizo más delgado. El cáncer de garganta, que lo agobió durante largo tiempo, lo había consumido de tal manera que se había convertido en la sombra del otro Germán Espinosa, aquel que conocí en 1987 en Cartagena cuando yo era un estudiante de bachillerato y él un escritor robustecido por la gloria de La tejedora de coronas, una novela que me impactó tanto como tiempo atrás lo había hecho Cien años de soledad. El recuerdo más lejano que conservo de él está ubicado en esa época: un hombre de casi cincuenta años, con una barba descuidada y el cabello revuelto, con una apariencia de poeta casi maldito, acompañado de una mujer bajita, de ojos grandes y pelo negro cuya mano reposaba como una paloma en el hombro del novelista. Lo que más me llamó la atención de él fue el bastón, un bastón que hoy recuerdo de madera, barnizado y brillante, curvo en la parte superior como el manubrio de un paraguas. Más tarde me enteré que éste hacía parte de su personalidad, pero también de una moda que había importado seguramente de sus viajes a Europa, en particular de París, una ciudad que había aprendido a amar a través de las novelas de sus escritores franceses favoritos: Víctor Hugo, Flaubert, Maupassant y Balzac, entre otros. La imagen de Espinosa subiendo los escalones que conducían a la biblioteca Bartolomé Calvo, acompañado de aquella mujer de la que luego supe era su esposa Josefina, me quedó prendida en la memoria durante largos años. El recuerdo de la sala de lectura atiborrado de gente que quería escucharlo, sólo era comparable con las largas filas que se hacían frente al teatro Cartagena para ver el estreno de una película mil veces publicitada. Germán Espinosa era una especie de héroe, un personaje de carne y hueso rodeado por fanáticos que querían tocarlo, hablarle, saber que detrás del gran escritor había un ser terrenal, tan mortal como todos nosotros. Desde el momento en que cruzó la puerta de cristal de la biblioteca, una cámara de televisión captó cada uno de sus movimientos y una lluvia de luces cayó sobre él. Un tropel de chicas y chicos lo rodearon, extendiendo ejemplares de sus libros para que los firmara. El revuelo fue tan grande que hubo que cerrar la puerta central para impedir que la gente siguiera entrando. Los que se quedaron afuera vociferaban, pidiendo acceso. El aire acondicionado colapsó, y con el paso de los minutos se empezó a sentir un calor infernal. Hubo que buscar ventiladores. Victoria, la directora, tomó el micrófono y se apersonó de la situación, pidiendo silencio y orden. Pero la turba emocionada parecía no escuchar. El novelista casi arrinconado contra la escalera que llevaba al piso superior, sin ninguna otra opción, firmaba y ponía dedicatorias en los libros que le extendían, mientras Josefina observaba quizá emocionada. Tuvieron que intervenir los guardias de seguridad, quienes lograron poner un poco de orden. Después de casi treinta minutos, el ambiente empezó a normalizarse. Las voces se volvieron murmullo y el novelista tomó asiento en una mesa dispuesta de micrófonos y botellas de aguas. En la disposición del escenario para la charla, no se previó el número de asistentes. Había tanta gente en la sala de lectura, que los que se quedaron sin asiento se vieron en la necesidad de encaramarse en las mesas que se habían retirado a los extremos del recinto. Algunos estantes de libros se habían corrido hacia los laterales para ganar espacio. Afuera, una multitud impaciente esperaba con la ilusión de entrar. Algunos estaban prácticamente con los rostros pegados a los vidrios, mojados por una lluvia que había empezado a desgajarse con fuerza. Una voz en el micrófono hizo que los asistentes callaran. Era un hombre bajito, de un metro con sesenta y cinco centímetros, aproximadamente, ligeramente gordito, de barba, quien presentó a Espinosa como uno de los grandes novelistas de la literatura colombiana. Tiempo después supe que su nombre era Jorge García Usta, y se desempeñaba como periodista del diario El Universal. Había publicado un poemario y estaba considerado como uno de los mejores poetas jóvenes de la ciudad. Recuerdo que García Usta hizo un recorrido por la vida de Espinosa, desde su primer libro de poemas, Letanías del crepúsculo (1954), pasando por La noche de la Trapa (1965), hasta desembocar en el alucinante y mágico mundo de Los cortejos del diablo (1970) y La tejedora de coronas (1982). Recuerdo también el silencio casi sepulcral que reinó después de las palabras del presentador. Espinosa tomó el micrófono, agradeció a su colega y empezó a hablar de la Cartagena de su infancia: aquella llena de relatos de brujas, de piratas que colmaron su imaginación, de fantasmas que rondaban en las noches las calles de la ciudad. Habló de sus lecturas y de cómo en sus libros esa Cartagena se fue transformando, reinventándose en cada esquina, adquiriendo otros colores en cada momento, nuevos matices y nuevas tonalidades. Habló de cómo los escritores reinventaban las ciudades en las que vivían, de cómo Víctor Hugo reinventó a París en Los miserables y Charles Dickens a la Londres de Oliver Twist. Habló de cómo las ciudades se construyen a partir de sus imaginarios, y de cómo éstos, en ocasiones, son tan poderosos que, después de varios siglos, siguen teniendo vida y siguen siendo aceptados entre las nuevas generaciones. Y, aun mejor, teniendo sus transformaciones en la memoria colectiva. Aquella charla fue impactante, y tenía el mismo tono de sus novelas. Cuando terminó, una larga ovación se confundió con la lluvia que seguía cayendo sobre la ciudad. Hubo preguntas, un conversatorio que se prolongó durante cuarenta y cinco minutos más. Al final, Espinosa volvió a firmar libros, pues los que no habían podido entrar lo hicieron casi en marejada. Una algarabía se apoderó nuevamente de la sala de lectura. Hubo gritos. Recuerdo a una mujer lamentándose porque alguien le había pisado el pie tan fuerte que se le quebró una uña. Aquella imagen de Germán Espinosa repartiendo autógrafos y dedicatorias como lo hubiera hecho una estrella del rock norteamericano o del cine hollywoodense, me quedó prendida en la memoria durante largo tiempo. Desde entonces, me prometí leer todas sus novelas y cuentos. Quería, en el fondo, ser como él. Escribir una novela tan voluminosa y estéticamente bien concebida como La tejedora de coronas. Quería que la literatura fuera la parte más importante de mi vida. Aquella noche, cuando abandoné la biblioteca, la lluvia seguía cayendo sobre el centro de Cartagena, sobre el Parque Bolívar, sobre la Plaza de la Aduana, sobre la Torre del Reloj, sobre la bahía, desde donde la brisa arrastraba un fuerte olor a pescado en descomposición. Crucé la rotonda de la estatua de Pedro de Heredia en dirección a la avenida Luis Carlos López y experimenté toda la tristeza del mundo: quería ser un escritor de verdad pero no sabía por dónde empezar. Dos A Germán Espinosa no volví a verlo hasta 1990, cuando yo era integrante del taller literario Candil de la Universidad de Cartagena, que dirigía el profesor Felipe Santiago Colorado. Por aquel entonces había leído gran parte de sus novelas, incluyendo el volumen de cuentos Noticias de un convento frente al mar, que había sido publicado en 1988. Con relación a la primera vez, en esta oportunidad lo noté delgado, la ropa le quedaba holgadísima y parecía haber envejecido una eternidad. Luego me enteré de que tenía problemas económicos, de que la editorial que publicaba sus libros le debía plata y de que algunos de sus amigos le ayudaban a conseguir algo de dinero. Supe también que fumaba un paquete de cigarrillos cada dos horas, que dormía poco y bebía mucho, que en las mañanas, por café, ingería un vaso de whisky. Había sido internado en varias oportunidades en una clínica para recuperarlo de sus problemas de salud, pero, al salir, volvía a recaer. Hablé con él quince minutos, quizá menos, pero los suficientes para expresarle mi admiración por su obra. Se sintió complacido y me dio un abrazo. Me dijo que le escribiera, que mantuviera los canales de comunicación abiertos. En una hoja de papel que le extendí, escribió una dirección y un teléfono. Luego lo acompañé a tomar un taxi, pues tenía que regresar al hotel y salir inmediatamente hacia el aeropuerto, ya que su vuelo estaba programado para las tres de la tarde y eran un poco más de las doce del mediodía. Lo volví a ver cinco años más tarde, cuando yo trabajaba como corrector de estilo y redactor de El Periódico de Cartagena. Él iba en compañía de un muchacho en dirección a la calle Santos de Piedra. Supuse que entraría al periódico, cuya sede estaba a media cuadra. Y así fue. En la puerta lo abordé, lo saludé y se alegró de verme. Yo también me alegré de saludarlo y de que se acordara de mí. Estaba sumamente delgado. Esbozó una sonrisa y posó su mano sobre mi hombro. Parecía cansando, como si hubiera salido de una convalecencia. Alguien me dijo después que estaba pasando por problemas económicos graves, y que esos mismos problemas le habían afectado aun más la salud y lo habían llevado a fumar más y a consumir mucho más licor. Me dijeron también que venía con mucha regularidad a Cartagena, invitado en ocasiones por el Banco de la República y en otras por algún amigo de los muchos que tenía en la ciudad. Lo vi subir con dificultad las escaleras, unas escaleras amplias de piedra tallada que llevaban al piso superior, apoyándose en cada paso del bastón, haciendo un reposo en cada peldaño como si el esfuerzo le cortara la respiración. Jorge García Usta, que era el encargado de la página cultural y el coordinador del magazín dominical Solar, lo recibió en el rellano, se abrazaron y los vi alejarse por el pasillo hacia el final, en compañía de uno de los accionistas del periódico. Los vi detenerse un segundo y desaparecer después detrás de una puerta de doble hoja. Siete años más tarde, me encontraba en Bogotá estudiando literatura en el Caro y Cuervo. Había terminado la universidad y mi trabajo de grado giraba en torno a un tema recurrente en la obra de Espinosa: la relación que existe entre la mujer, el sexo y la religión. Como no tenía su dirección, ni su teléfono, y la hoja de papel con sus datos se había perdido con la desaparición de una libreta de apuntes, le escribí un correo a Pedro Badrán, el escritor magangueleño radicado en Bogotá desde hacía algo más de diez años, quien mantenía una relación muy cercana con Espinosa. Pedro me contactó una cita, me dio el teléfono y la dirección y me dijo de paso que “Germán no estaba muy bien de salud”. Fue así como una mañana me encontré en camino hacia su casa, armado con dos ejemplares de sus libros —La tejedora y Los cortejos— y con una copia anillada de sesenta páginas de mi trabajo sobre su obra. Yo vivía en La Candelaria Vieja, en la calle 10 con carrera 3, muy cerca de la biblioteca Luis Ángel Arango, y él en Las Aguas, en la calle 16 con carrera 2, en una de las torres Gonzalo Jiménez de Quesada. Aquella mañana la recuerdo mojada y gris como casi todas las mañanas bogotanas. Una lluvia fría y pertinaz caía sobre el centro de la ciudad desde la noche anterior. Monserrate y Guadalupe estaban cubiertos por una gruesa neblina. Bajé por la calle 3 hasta la Jiménez y doblé luego hacia la 2. En la entrada esperé durante varios minutos mientras el vigilante firmaba unos documentos de recibido. Afuera, la lluvia empezó a arreciar. Una mujer, con un niño de pocos meses, esperaba, al igual que yo, sentada en un sofá. El vigilante le entregó una copia de los documentos al mensajero de una oficina de correos y éste se marchó en una motocicleta bajo la lluvia. Luego, el hombre marcó un número telefónico, me llamó y dijo: “Torre 3, apartamento 10-01”. Me señaló la entrada y caminé rápido bajo la lluvia. A una chica que salía con un paraguas, le pregunté por el ascensor y me mostró un pasillo. Miré el reloj: eran las 9:45 y la cita con Espinosa estaba programada para las 10 en punto. Tres Lo que más me impresionó de aquel apartamento fue ese fuerte olor a tabaco que parecía estar impregnado en cada uno de los objetos que reposaban en él. Era un olor viejo, acumulado seguramente en el transcurso de muchos años, y que se alzaba por encima de otro olor: una mezcla de ambientador aromático y colonia. Espinosa me recibió enfundado de saco y corbata. Me saludó, pero esta vez no pareció acodarse de mí. Sólo cuando le mencioné lo del periódico, un recuerdo afloró en su memoria como un débil y tembloroso rayo de sol en una tarde nublada. “Es tu pelo”, dijo. “Cuando te conocí lo tenías corto”. Sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo del saco y encendió uno. “Cómo dejaron acabar ese periódico”, le oí lamentarse. “Los accionistas no quisieron meterle más plata”, le dije. “Era un buen periódico... Cuando yo iba a Cartagena, siempre lo leía”, le escuché decir. Yo estaba sentado frente a él, separado por una mesita de madera y vidrio donde reposaban dos ceniceros que se fueron llenando de colillas en la medida que Espinosa terminaba un cigarrillo. En menos de diez minutos se fumó tres, encendiendo uno con los restos del otro. En un rincón, alcancé a ver un cesto tejido donde reposaba una colección de bastones, de formas distintas y materiales diversos. Le dije que estaba estudiando literatura en el Caro y Cuervo y que mi visita tenía como objetivo entregarle una monografía de grado que había escrito sobre su obra. Detrás de los lentes, sus ojos sonrieron. Se alegró mucho. “Para que le eche la leída cuando tenga tiempo”, le sugerí. “No”, me dijo él. “Léeme ahora algunos apartes”. Abrí el anillado y empecé leer. Durante más de treinta minutos permaneció atento, como un muchacho disciplinado que escucha los consejos del maestro, con el cigarrillo en los labios, mirando en dirección a la ventana la lluvia resbalar sobre el cristal. Por momentos pensé que no estaba escuchando, pero las constantes afirmaciones con la cabeza me decían que sí. En medio de la lectura, apareció Josefina, una mujer que, según cuenta los amigos de Espinosa, fue muy atractiva en su juventud, y que con el tiempo se convirtió en la musa inspiradora del escritor. En un primer momento no la reconocí: estaba descalza y vestía un pantalón corto y una blusa ligera, poco aptos para un clima bogotano que bajo la intensa lluvia se hace más frío. El cabello lo tenía mucho más corto que cuando la conocí en Cartagena y la sombra alrededor de los párpados profundamente demarcada. No dijo nada a pesar de que detuve la lectura para saludarla. Sólo se quedó allí parada unos cinco minutos, al lado de su esposo, con la mirada fija en mí. Luego se marchó. Un amigo me dijo después que, desde hacía ya varios meses, ella no estaba bien de salud. Su mirada, aunque fija, parecía extraviada. Cuando terminé de leer, Espinosa se levantó y fue al baño. “¿Por qué no le propones al Caro y Cuervo que publique ese trabajo?”, me dijo de regreso. “No tienen plata para publicar nada”, le aseguré. Un muchacho, que había visto pasar de un lado del apartamento al otro, me trajo una taza de café. Espinosa tomó nuevamente asiento. Yo le mostré los ejemplares que había llevado de sus libros. El de La tejedora de coronas era una tercera edición de Montesinos, publicada en 1999, de cubierta blanca, ilustrada con una pintura en la que aparecía Genoveva Alcocer tendida en un butacón florido. Germán la miró por ambos lados y dijo: “Esta edición salió con muchos errores. Es quizá la peor que han hecho de mi novela... Debes comprar la de Alfaguara, la edición conmemorativa”. Abrió el libro, extrajo un bolígrafo del saco y escribió, con una letra grande y amplia: “Para Joaquín Robles, con simpatía cordial. G. Espinosa”. Después tomó el ejemplar de Los cortejos del diablo, una edición de Altamir de 1992, cuya portada es una pintura de un aquelarre. Ojeó la primera página y dijo: “De esta conservo varios ejemplares”. Luego escribió, con la misma caligrafía pulcra y amplia: “Para Joaquín Robles, con gratitud por sus trabajos sobre mi obra. E. Espinosa. Bogotá, agosto 28 de 2003”. Afuera la lluvia seguía cayendo y Josefina parecía un ser de otro mundo, deambulando de un lado para otro. Cada cierto tiempo se detenía al lado de su esposo, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, nos miraba, nos escuchaba y se iba. Me sentí algo incómodo. Germán sacó el último cigarrillo de la cajetilla y lo encendió. Los ceniceros estaban colmados de colillas, mi ropa olía a tabaco y sobre la mesita había otro paquete de Marlboro aún sin abrir. “Mira esto”, me dijo de repente. Eran un par de revistas. Una tenía el logo del Ministerio de Cultura y en sus páginas centrales había una larga entrevista que le habían hecho hacía pocos días. “Te la regalo”. La otra era un magazín de la Universidad de Salamanca que había reproducido un artículo suyo. “Esta también te la regalo”. La ojeé rápidamente. Allí, en la página 84, encontré aquel texto que Espinosa había leído en la biblioteca Bartolomé Calvo hacía 16 años y que tanto me gustó. El artículo se titulaba La ciudad reinventada, y desde 1990 hacía parte de su libro La liebre en la luna, una compilación de ensayos y artículos periodísticos que él había escrito a lo largo de 20 años. En la otra publicación, además de la entrevista con Espinosa, había un comentario sobre un libro de Efraím Medina y una fotografía suya. “Este también es cartagenero”, le dije, mostrándole el texto y la foto. “Vaya”, exclamó de repente. “Yo a ese señor no lo conozco. No he leído nada de él, no sé quién es, pero en la pasada Feria del Libro de Bogotá se dedicó a hablar mal de mí, como si yo le hubiera hecho algo malo”. Me eché a reír. “No sólo habla mal de usted”, le aclaré. “Habla mal de todos los escritores colombianos, incluso de García Márquez. Con Héctor Abad tuvo sus encontrones, con Andrés Hoyos también. De ambos dice que no saben escribir. Yo lo conozco desde hace rato, es su manera de ganar amigos”. A través de la ventana, observé que la lluvia seguía cayendo. Germán miró el reloj y yo miré el mío: era un poco más del mediodía. Supe que había llegado el momento de marcharme, así que me puse de pie. Espinosa también lo hizo, me estrechó la mano y se dirigió a la puerta. “Llámame cuando puedas”, le oí decir. Antes de abrir, agarró una bolsa plástica, grande y negra, y me la extendió. “Para que no te mojes”. Abrió la puerta. Antes de cerrarla, pude ver el rostro de Josefina, sus ojos grandes, enmarcados en las líneas negras del lápiz. A Espinosa lo volví a ver pocos días después, un domingo mientras atravesaba el parque de Las Aguas, cerca de la estación de Transmilenio. Iba en compañía de esa mujer de la que supe luego había sido su inspiración. Iban en dirección a la tienda Olímpica, que estaba en la carrera 19 con 3. Ella agarrada del brazo de su esposo y él apoyado en el bastón que, desde hacía algunos años, había dejado de ser un simple elemento ornamental para convertirse en una necesidad. Cuando Josefina murió, supe que Germán no superaría aquella pérdida. Lo llamé varias veces pero nadie agarraba el teléfono. Luego me enteré de que había sido internado en una clínica para que le practicaran unos exámenes. Un día, un amigo me llamó para decirme que Espinosa estaba muy enfermo. Desde la partida de su mujer, él había buscado la manera de acompañarla. Por eso escribió Aitana, una forma de exorcizar la pérdida, pero también de estar cerca de ella. Por eso aumentó el consumo de licor y cigarrillos. Por eso cuando le diagnosticaron el cáncer de garganta, que le estaba consumiendo hasta el alma, en vez de experimentar el miedo natural que sentimos por la muerte, lo que seguramente experimentó fue un alivio. Su historia de amor no había terminado, y estaba dispuesto, al igual que Ulises, a cruzar el infierno para continuarla. ** Joaquín Robles Zabala robleszabala@gmail.com Narrador y ensayista colombiano (1969). Es profesor de comunicación de la Universidad Tecnológica de Bolívar (http://www.unitecnologica.edu.co) y de la Fundación Universitaria Tecnológico Comfenalco (http://www.tecnologicocomfenalco.edu.co). Es profesional en lingüística y literatura de la Universidad de Cartagena (http://www.unicartagena.edu.co) y candidato a Magister del Instituto Caro y Cuervo (http://www.caroycuervo.gov.co). Textos suyos, tanto periodísticos como literarios, han sido publicados en los diarios El Tiempo (http://www.eltiempo.com), El Espectador (http://www.elespectador.com), El Universal (http://www.eluniversal.com.co) y revistas culturales como Noventaynueve (http://www.revistanoventaynueve.org), Transformación e Ítaca. En 1996 obtuvo una beca de creación individual del Ministerio de Cultura de Colombia (http://www.mincultura.gov.co) con el proyecto de novela Una pistola para alquilar. Es autor del libro de cuentos Golpe de daga. Tiene inéditos una novela, un libro de cuentos y un volumen de ensayos. Reside en Cartagena de Indias. === Carlos Rodríguez Ferrara: ============================================= === La lucidez de la eternidad como destino estético ====================== === María Cristina Solaeche =============================================== “En la tristeza húmeda el viento dijo: —Yo soy todo de estrellas derretidas, sangre del infinito”. Federico García Lorca Carlos Rodríguez Ferrara, desde su llegada al mundo el 24 de abril de 1962, en la Ciudad de los Caballeros, Mérida, Venezuela, hasta su lamentable muerte, la madrugada primaveral del 17 de marzo de 1983, en la misma población, nos deja una vida efímera y una voz poética, con apenas veinte años de recorrer su travesía. Vivió intensamente sus viajes por Europa, Cuba, Colombia y su país natal Venezuela, la música clásica, la ópera y la literatura, y estaba a punto de graduarse en la Universidad de los Andes, en lenguas y literatura clásica. Más allá de los espectros (premio Primera Bienal de Poesía “Francisco Lazo Martí” del Ateneo de Calabozo; junio de 1983), es su primer y único poemario, dueño ya de su propia personalidad, desdeñando el desborde, sin regodeos, donde cada palabra es escama de un caparazón que gravita en derredor del poema, capaz de sostenerlo solo mientras transa consigo mismo, con la insoportabilidad de la conciencia y la instantaneidad del fugaz relámpago de la existencia, dejando su consternación en cada verso. “Arde, de nuevo, su lámpara. Brilla, todavía el aire. Más allá de los espectros es árbol de primera floración, agotado por la redondez de sus frutos; es toque de agonía, voz en duermevela, elegía a sí mismo, rosa volcánica cortada al filo del crepúsculo”. (Carlos César Rodríguez, Calabozo, 28 de abril de 1984) Su poesía es indefensa y por indefensa expuesta. Escrita en verso libre, se trata de ochenta y cinco poemas, y desde los primeros versos, el poeta nos deja claro el tema central del poemario: Quiero regresar al silencio perfecto en el que se unen los vacíos y los sonidos donde el viento es sordo (1). Urdimbre del poema, la muerte voluntaria aparece como orbe, como esfera, donde el yo poético pone márgenes breves a su vida, se adentra y diluye sobre la que lo acecha; sintiendo el hostigo de sus pasos, decide expresar la quimera y darle sostén a su existencia, sabedor de que la intensidad de su desasosiego es su impulso tenaz como razón de ser. No intenta esquivar el sentido del final, sino entender desde el verso, el mutismo, el vacío y la ausencia en la muerte. El tiempo de la muerte es también el tiempo del verso. El ser que se refugia en estos poemas es el que escucha la voz del silencio. Escritos en primera persona la casi totalidad de sus poemas, nos presagia este poemario una migración por su mundo íntimo asaltado por la tribulación. A nivel semántico destacan su simbolismo, las imágenes y la tonalidad melancólica, y por sobre todo, su propia voz. Es una poesía que, si fuese árbol, el poeta sería un sauce: Había un sauce triste que pensaba cosas terribles. Cosas como bañarse en un río o comer flores rojas de una trinitaria (2). Si fuese sonido, el silencio que palpita contra los chirridos del mundo: El silencio retumba en los oídos anhelantes de colores ingenuos. Nos iremos a lugares remotos, quizás entre el río y las piedras, para poder comprenderlo (3). Su poesía es la paradoja del reparto entre la vida y la muerte que se amarran e inmovilizan en un único instante, en la eterna lucha entre Eros y Thanatos, y, como un Ulises, el poeta, se ata a sus poemas intentando resistir el canto de las sirenas que lo convocan a morir. Bajo su cálido verbo la sensibilidad insistente en su sorpresivo decir: Ayer vi un camino descendente. Se oscurecía, goteaba hojas Todo en él temblaba incluso hablaba lenguas muertas (4). Intensa convocatoria, texto que despierta desazón, afección y terneza en cada una de sus huellas, indelebles de una gran sensibilidad estético-literaria. Angustiosa metáfora existencial en la que nos queda metamorfosearnos en sus tristezas y escucharlo: Soy, desnudo por primera vez, quien presiente lo absurdo: ese desapego al horizonte de los ojos (5). Argumenta Émile Cioran que, entre poesía y esperanza, la incompatibilidad es completa, conduciendo al poeta a no entender por entender demasiado, y los versos de Carlos Rodríguez Ferrara plasman eso, la imposibilidad de vivir una existencia incompatible con su sensibilidad. El poeta intenta aferrarse desesperadamente al vértigo y a la oquedad de esa sordina que crepita en la muerte con su voz fragmentada que se posesiona del poema, y expandirse donde no haya límites espacio-temporales, en la levedad del tiempo grávido y enigmático. Aventurado a las más inclementes contradicciones, en la tesitura de un espíritu dispuesto a claudicar ante la vivencia de la muerte, en un aprender a ir perdiendo, cediendo, en dar un salto al vacío con sus únicas alas, los poemas, expulsarse a un territorio minado de incógnitas, asediado de fatalidad, al encuentro, no de certezas, ilusiones, esperanzas, lo contrario, al encuentro de un mundo opaco, con su asombro solitario, desgarrando su orfandad frente al albur del universo. Su poesía extraña a fastos pseudometafóricos, a ripios léxicos, en un “hablar silencioso”, austero, que no da cabida a la hipérbole, irrumpiendo el ritmo de la frase con encabalgamientos suaves, los que apenas se apoderan de la unidad de la expresión que continuará en el próximo verso. Abrevia como dejando constancia de que en cualquier instante puede romperse el hilo de la vida, a un ritmo que nos deja entrever cómo el hado le otorga inciertos sentidos a la existencia. Mesura en la disposición visual, con las líneas y espacios blancos bien diferenciados, con mayúsculas, minúsculas y signos de puntuación. Poemas con un protagonista, el poeta en camino a su inexorable destrucción. Hacia atrás, peregrina en la infancia la mirada del niño: Mi infancia huele a jazmines En patios blanquecinos y “Leticias” en los pasos de flores aplastadas ... Libros empolvados en esquinas Como “sostenidos” de los pianos (6). Un profundo lirismo embebido en resonancias íntimas. Una confesionalidad indefensa en la agudeza de sus percepciones e intuiciones, con la posibilidad de escuchar genuinamente su voz interior, su inspiración, sin dejar de afirmar a qué tiempo pertenece su alma, el murmullo de lo propio, su phatos, la culpa del vivir y los culpables. Presentes siempre la ausencia de la vida en la muerte y la traza continua y antitética de la muerte en la vida. Sin lamentos, sin quejidos, sin imprecaciones, sin histrionismo alguno, los versos se convierten en eslabones de esa cadena interior que crudamente espirala su ser; no hay rebeldía, el yo poético, ser sintiente, es espacio que alberga tormentos: Más allá de los espectros se sienten cosas: pesadez en el alma tristeza por lo hermoso. Las cosas no son (7). El hálito de su voz en el poema nos da su íntima imagen, prescindiendo de todo giro que no se inicie y concluya en sí mismo, en una agitación latente e inconteniblemente personal. Y en los abismos de la duda y la culpa, ¿habrá que renunciar a la expectativa de lo absoluto? ¿Es permitida esta renuncia sin caer en el absurdo? ¿Es posible una sublimación no compulsiva? La apuesta del poema es darle la palabra a cada uno de los fragmentos de la subjetividad, a cada una de las voces que la constituyen, y en este poemario, el mar junto a la duda y la culpa, es una de las principales figuraciones de aquellos sus recuerdos agobiantes tras la puerta: El mar no es misterioso ... Como un espejo refleja lo que él quiere que veamos, y si nos acercamos ¡nos perdemos para siempre! condenados y errantes. El mar no tiene Virgilio (8). Ojalá dejes el recuerdo de tus puertas y cantes juegos en los patios sin náusea en la garganta (9). Un mar que acecha, aguarda y surge al abrir la puerta: Algunas veces —es cuando temblamos— se contentan al abrirnos la Puerta infantil llena de mar, sin soles de colores (10). El mar no llegó solo, hay un fuerte sabor salobre e incrustaciones de infelicidad, tribulación, desdicha, que emergen en las conversaciones con su yo, la duda y la culpa, que lo acompañan como heridas de un sueño alucinado. Hay algo de desmesurado e inhumano en la culpa, y es la duda: No hay nada más tremendo que la duda alguien abre la puerta para decirnos que ya no somos (11). Inminencias presentidas con aprensión, temor y hastío. Es la infelicidad que amenaza desde un horizonte muy cercano, una fuerza impersonal que se anuncia, y ese anuncio es ya vestigio de una certeza para el poeta. Su voz poética testimonia la oscilación de la subjetividad entre el miedo y el desaliento; esta incertidumbre, sin embargo, intenta alcanzar la tierra firme de alguna certeza; si se pudieran acoger la culpa y la duda, acaso sería posible conquistar “cierta transparencia digna” en vez del ocultamiento culposo. Pero el desaliento reclama como una posibilidad más inmediata, como un modo de leer el propio ánimo que implica no sublevarse, no rebelarse, y la posibilidad de la lectura se ve cuestionada y difícil. Es el origen en la historia de su verbo emotivo, en la frágil experiencia frente al mundo como un desierto, un medio hostil, recorrido por seres que se siguen unos a otros, pernoctando en endebles y provisionales moradas del pneuma, y, sin una alternativa distinta, el poeta sigue a esa caravana errante; lo hace, abrumado, gravitando con sus cavilaciones, vigilias y fantasías, con su desamparo frente al infinito. Esa luz es la muerte que nos busca. Viene, traspasa cristales y se queda al lado nuestro (12). Tras los pasos dejo —cayendo, bailando— mortalmente las hojas y en esa ausencia de colores pega en el alma tanto que duele (7). En los poemas “Italia”, “Venecia” y “Siena”, agobiado por testimonios antiguos de la historia del hombre, las tonalidades oscuras, las plazas desiertas, la muerte en los olores sepultados, los salones reteniendo los pasos de antiguas danzas, las terrazas y su hojarasca, los pasillos y sus sombras pasadas, una vez más se quebranta el alma del poeta: Tantas las agujas, las estatuas de Milán. Tanto mármol de paredes que se hundían. Y un Leonardo en la Casa de las Voces. Un cristo muerto de verdad en un Brera escondido con un cerdo de Florencia (13). Puedo volver a odiar los salones y las luces en silencio. Como hicieron en Venecia Terrazas de leones cogidos de las alas, ... Manchan las piedras de los suelos; de los puentes; los pies sucios de grises y tocino como recuerdos de los fuegos embrujados en las plazas de los duques (14). Le regala una plaza de campo, desierta, para perderse entre sus ladrillos. ¿Qué hacer con Tanta plaza? Decide convertirse en perro de bronce para al menos sentir algo fresco en la garganta (15). De repente, una escena goyesca, escrita con una maestría extraña, con olores y colores fuertes, acres, nauseabundos: Brazos hundidos en verduras y fermentos. Respiran todavía los tomates y pescados apestosos a vulgo de grama, a espaldas cargadas con tierras florecidas. ... Cada esquina con los ojos angustiados de los campos, —sudados a sucio— ... Calla, para oír sus cantos llenar los aires de cansancio (16). Ningún credo, ni culto o dogma, radicaliza o acalla al poeta, y pulsa sus audaces bordones graves: Los ángeles están desnudos Algunos dicen haberlos visto en minas de cobre chupando miel de las paredes: ... Lirios temblantes, delirantes en torres videntes. Los consume el olor a Cristos caídos; ... Llegué a pensar que eran inmortales, musicales como días de fiesta (17). La unidad que forma el poema es el verso, y en este poemario sus linderos asoman sin invadir el blanco de la página; enmarcado en una realidad, la suya, el verso se fracciona, es la desilusión del poeta que imagina y razona, es aceptación estoica de su realidad, es indefensión frente al dejar de ser, que se apodera del texto, donde cada frase acoge con su vívida síntesis. Una sucesión de personajes reales, míticos o soñados, protagonizan los últimos poemas: Madame Butterfly, Suor Angélica, Penélope, Ariadna, Apolo y Dafne, Minos y el Minotauro; todos ellos enriqueciendo su código literario. “Suor Angélica”, poema inspirado en la ópera de Giacomo Puccini sobre un libreto de Giovacchino Forzano. La música de acentuada delicadeza y fina inspiración melódica; su acción se desarrolla en un convento italiano a fines del siglo XVII. Suor Angélica vive un exilio angustioso por órdenes de su familia, que desaprobó su relación extramatrimonial y trajo como consecuencia un hijo. Ella añora al hijo desconocido y aborrece a los causantes de su reclusión, y el poeta sabe ceñir la desesperación de la mujer por el hijo ausente, en un breve poema de solamente nueve versos: Suor Angélica Recoge hierbas mortales y canta Desea ver su hijo, reconocer su rostro entre fantasmas. (Hay quien dijo haberla visto caminar acompañada) (18). El mito de Apolo y Dafne nutrirá alusiones al amor: Sentada come flores amarillas sin presentir su semejanza con la hoja ... Después corre, acosada por el poseído de terribles niños, y bajo el puente queda ella —amada— Deshojándose (19). El Minotauro y su laberinto, este mito el poeta lo ilustrará con expresivo ingenio en una visión que amalgama las miradas de Jorge Luis Borges en “La casa de Asterión”: “corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado (...). Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme (...). La casa es del tamaño del mundo (...). ¿Cómo será mi redentor?”, Asterión se atemoriza del mundo exterior, un mundo aparente que le produce un profundo sentimiento de orfandad; pero, a su vez, le agobia la soledad, la exclusión de su casa. Y, la obra de Julio Cortázar en Los reyes: un laberinto “poblado de desoladas agonías”, con un rey Minos que se pregunta: “¿Llevamos el Minotauro en el corazón, en el recinto negro de la voluntad?”. Escaleras, ventanas... ¿Bicorne? ¿Cuadrúpedo? De noche contemplas el baño láctico real entre muros duros y obscuros, entre recuerdos de ofrendas que aún yacen a tus pies. Se proyecta la cara de la noche a través del techo abierto. La angustia palpita en los insomnios, ... ¿De qué sirven estas columnas sino para estrellar encéfalos? Las escaleras infinitas, descendentes, te alejan siempre más. Entre delirios seguirás jugando en tu bella casa redonda (20). El hombre, tan joven, cuya voluntad ardorosa e impaciente lanza retos a los entresijos del sobrevivir; y, el poeta, tan joven, de facultades sobreagudizadas, cuya mirada se hunde con zozobra en figuras negras, en esmeraldas, en los espectros, el mar, las flores, las piedras, las hojas... objetos que se expanden espiritualmente y son él a medida que los mira y con voz poética les habla, y por su saber, por su melancolía, participan mucho de la naturaleza de sí mismo. Recogido en sus poesías, el sentir de su existencia, al que el temperamento del autor se sincera totalmente expuesto en su sensibilidad, él, que vive más delicadamente acaso que muchos otros ese agotamiento de tanta conciencia de la muerte. Es Carlos Rodríguez Ferrara, un ser creado para respirar en un desasosiego elevado por sobre la crueldad del mundo, en un esfuerzo espiritual perpetuo para huir de todo aquello que impreca. Ese es el lugar y la posición de este poeta que sabe cómo todo es incierto, confuso y velado en la eternidad. Evolucionamos y dejamos atrás todo, incluso la piedad necesaria. Dejamos ideas, formas, para mezclarlas una y otra vez y así poder oír gotas pesadas; después de la existencia (21). Referencias bibliográficas Extractos de poemas del poemario “Más allá de los espectros” de Carlos Rodríguez Ferrara. Segunda Edición, Centro Editorial Litorama, C.A. Mérida, Venezuela, 2003. 1. “Quiero regresar al silencio”. 2. “Había un sauce triste”. 3. “El silencio”. 4. “Ayer vi un camino”. 5. “Soy”. 6. “Infancia”. 7. “Más allá de los espectros”. 8. “El mar no es misterioso”. 9. “Regreso”. 10. “Misere nobis”. 11. “No hay nada más tremendo”. 12. “Esa luz”. 13. “Italia”. 14. “Venecia”. 15. “Siena”. 16. “Mercado”. 17. “Los ángeles están desnudos”. 18. “Suor Angélica”. 19. “Apolo y Dafne”. 20. “Minotauro”. 21. “Evolucionamos”. Nota: En el año 1988, se otorgó el I Premio Mucuglifo de Literatura “Carlos Rodríguez Ferrara”, en su mención poesía, en homenaje a su memoria. ** María Cristina Solaeche gsmldcm@yahoo.es Docente venezolana (Maracaibo, Zulia, 1948). Licenciada en educación mención Matemática, Magíster en Educación y Magíster en Matemática Pura, en la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve), donde es profesora titular. Fundadora y miembro de la Biblioteca “Teresa de la Parra” en la extensión Cabimas de LUZ. Miembro de la Sociedad Venezolana de Matemáticas, la Asociación de Escritores del Estado Zulia, la Casa de la Poesía y la Peña Literaria César David Rincón y otras organizaciones. Textos suyos han aparecido en diversas publicaciones científicas y literarias, además de webs literarias como Légamos, PoeSite (http://www.arrakis.es/~joldan/poesite.htm) y Texto Sentido (http://www.textosentido.org). Ha recibido, entre otros reconocimientos, el premio “Vicente López y Planes” (Buenos Aires, 2004). === Literatura, diálogo Luisa Pastor Martínez ======================== Sobre el libro muchos son los profetas que se han animado a emitir mensajes apocalípticos. Y no van exentos de algo de razón. Efectivamente, todavía una gran masa de población prescinde, voluntaria o involuntariamente, de los bienes culturales. Aprovechando el tirón que nuestra sociedad le ha concedido a lo audiovisual, esos sectores entienden los libros como artículos más bien accesorios, por no decir inútiles. No obstante, aunque la realidad no sea demasiado halagüeña para la lectura, parece ser que hay motivos para sofocar un tanto las voces de alarma, entre otras razones porque las crisis en la expansión de este hábito no son de factura actual, vienen concurriendo desde los mismos orígenes de la literatura y, en parte, van asociadas a la todavía pendiente tarea de alfabetización global. Más aun, junto a la culturalización, se hace necesaria una campaña de sensibilización, de educación sensitiva y sentimental para que quien vive ajeno a lo estético y lo intelectual vea en su descubrimiento algún tipo de deleite. Quienes conocen el Quijote recordarán cómo los segadores citados en él acceden a la literatura gracias a la presencia entre ellos de un instruido que accede a leer para ellos en los ratos de ocio compartido, y con su noble acción va transformando a sus rudos compañeros en seres pensantes, emotivos y críticos. Éste es el pasaje en que se hace alusión a la costumbre de la “lectura en corro”: “Cuando es tiempo de la siega, se recogen aquí las fiestas muchos segadores y siempre hay alguno que sabe leer, el cual coge uno destos libros en las manos, y rodeámonos dél más de treinta, y estámosle escuchándole con tanto gusto, que nos quita mil canas”. Y no sólo se consigue con ello matar el tiempo; gracias a ese hábito personajes de la talla de Maritornes o el ventero que aloja a don Quijote y Sancho intervienen en una tertulia de carácter literario, en concreto sobre los libros de caballerías, con tanto conocimiento como puede tener cualquier letrado, por ejemplo, el cura, hombre al que simplemente por el hecho de pertenecer al clero se le debía suponer una cierta erudición: “Y como el cura dijese que los libros de caballerías que Don Quijote había leído le habían vuelto el juicio, dijo el ventero: No sé yo cómo puede ser eso, que en verdad que a lo que yo entiendo no hay mejor lectura en el mundo, y que tengo ahí dos o tres dellos, con otros papeles que verdaderamente me han dado la vida, no sólo a mí, sino a otros muchos. (...) A lo menos de mí sé decir que cuando oigo decir aquellos foribundos y terribles golpes que los caballeros pegan, que me toma gana de hacer otro tanto, y que querría estar oyéndolos noches y días. Y yo ni más ni menos, dijo la ventera, porque nunca tengo buen rato en mi casa sino aquel que vos estáis escuchando leer, que estáis tan embobado que no os acordáis de reñir por entonces. Así es la verdad, dijo Maritornes, y a buena fe que yo también gusto mucho de oir aquellas cosas, que son muy lindas, y más cuando cuentan que se está la otra señora debajo de unos naranjos abrazada con su caballero, y que les está una dueña haciéndoles la guarda, muerta de envidia y con mucho sobresalto. Digo que todo esto es cosa de mieles”. Éste es el milagro de la literatura: escapa de la materialidad de las páginas de un libro en el mismo instante en que es compartida. En efecto, la falta de instrucción no debía ser óbice para el disfrute del arte, si quienes ostentan el conocimiento fuesen más generosos con su saber. Se entiende que la educación se da en la escuela y, por ende, ahí queda sobreentendida la lectura. A todas luces se está viendo que no es un medio suficiente. En los ambientes académicos se instruye e incluso se anima a leer, hay muchos proyectos que persiguen ese objetivo. Muchos de ellos recurriendo a la figura del cuentacuentos, figura de ascendencia milenaria y a cuya memoria rinde homenaje Mario Vargas Llosa en su novela El hablador. Pues bien, todo ello es del todo inútil si la lectura no trasciende de los muros de la escuela. En este sentido, son encomiables los esfuerzos realizados por muchos bibliotecarios para dar realidad a los clubes de lectura, un lugar de encuentro en el que compartir la experiencia de ser lector y debatir las múltiples interpretaciones a que están abiertas, en general, las obras literarias, así como curiosidades de otra índole. Se intenta con ello, a mi modo de ver, no sólo el fomento de la lectura, sino la recuperación de la tertulia, hábito que corre peligro de extinción con esta tendencia al ostracismo que está imperando. Trabajar en casa, comprar en casa y ligar con el ordenador: esa parece ser la aspiración de muchos de nuestros contemporáneos. Como si el trato con lo ajeno fuese tóxico o, simplemente, una pérdida de tiempo. Con el declinar del siglo XX nos llega una preocupante moda: la incomunicación. Si el siglo pasado llevó la literatura a los cafés e hizo de ello un referente para los historiadores y estudiantes de literatura (recuérdese, por ejemplo, la Tertulia de la Fonda de San Sebastián, la más importante del S. XVIII, en la que se reunían los mejores escritores del momento o la Tertulia del Nuevo Café de Levante, que, en palabras de Valle-Inclán, ejerció “más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias”), el siglo que corre parece no tener nada que decir, a no ser de modo virtual. Como si la presencia física fuese un incordio, algo que evitar a toda costa. Alberto Manguel, en su libro Una historia de la lectura (Ed. Alianza), nos refiere el caso de Stevenson, que no quería aprender a leer para no privarse del placer que le producían las lecturas de su niñera...”. Imaginamos a una niñera de forma muy distinta a la exótica y sugerente Sherezade, pero el embrujo es el mismo. La voz del otro es nuestra vista y a donde sus cadencias nos conducen es lo que llamamos literatura. “Leemos para saber que no estamos solos”, decía un alumno a su profesor en el filme Tierras de penumbra, del director Richard Attenborough, película biográfica sobre el escritor C. S. Lewis, cuyo guión se inspira precisamente en una obra del homenajeado, Una pena en observación. Quizá no haya una manera más afectiva de referirse a la literatura: una feliz compañía, un escape de la sensación de soledad que acompaña a nuestra propia existencia. No salvar a solas el horror de la duda, la página última del libro que todos acabamos siendo. ** Luisa Pastor Martínez luigipastorderegil@yahoo.es Docente española (Orihuela, 1974). Imparte clases de lengua castellana y literatura en el IES Gabriel Miró de su ciudad natal. Textos suyos han sido publicados en revistas digitales como El Coloquio de los Perros (http://www.elcoloquiodelosperros.net) y Realidad Literal (http://www.realidadliteral.net). === Una nueva memoria Alberto José Pérez ============================= En un país donde la buena literatura abunda, como esponsales con su tierra y su tiempo, surge la poesía de Lucía Salerno, libre de todo cerco generacional y grupal, con un vestido de expresión americana, en un ir y venir del sueño a la realidad y viceversa: Duérmete vida para que tan sólo sea valido el paisaje y la herradura del caballo. Así comienza la oración misteriosa de “Herbívoro”, uno de sus títulos. Así habla con singular belleza como los ojos del Cuco, imperial, en noche cerrada: Hábitat Este silencio extendido arrebata el deseo posado en la noche. Tal fue su curso que pudo flotar al margen del congregado. La melodía es una caída la lejanía da por hecho el vacío. No te escondas de mí bajo las campanadas estoy atenta a tu fúlgida mirada. No te desprendas de tu vistosidad me acuno en ella cuando me toma el viento. Ejecuta el adagio como si el engranaje precisara el rezo que anuncia tu estadía. Cada noche mi corazón colinda con los pájaros que habitan en mí. Hábitat, que así se llama el libro que celebro, es un lugar donde la vida es multitud, donde lo doliente y lo festivo es cantado bajo la sombra de los símbolos que han acompañado a la autora en su crecimiento, para hacer posible una obra personalísima, que sin duda constituye un grato desafío para los lectores de poesía y una referencia importante en la poética venezolana. “Las cosas íntimas del cielo”, “Herbívoro” y “El silencio de las piedras”, títulos contenidos en este libro, confirman lo antes dicho. Hábitat es pues un árbol de tres ramajes donde florece la poesía de una mujer que vibra en los mundos de su palabra y en su horizonte, fundando una nueva memoria en la literatura nacional. ** Alberto José Pérez albertoperez802@hotmail.com Poeta, editor y comentarista literario venezolano (El Samán, Apure, 1951). Ha obtenido reconocimientos por su obra poética entre los cuales vale mencionar el Premio Único de Poesía de la Bienal de Literatura de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) por su libro Homenajes (1991), y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), por el poemario El espejo y la memoria (1987). También ha publicado los poemarios Los gestos tardíos (1975), El libro de Barinía (1985), Marca (1984), Olor de amor (1995), Como si valiera un siglo (1996), Retrato de memoria del corazón de una mujer (1997), Un poeta como yo (2006) y la antología poética El poeta de quien les hablo (1999). === Sobredosis ============================================================ === Un artículo puritano Antonio Otero García-Tornel ================= Ahora resulta que la esencia del porno, ese género tan popular, es la trasgresión. Esto lo dicen Andrés Barba y Javier Montes, y su clarividencia ha sido recompensada con el premio Anagrama de ensayo. En otro tiempo podía ser cierto, ahora es un anacronismo y una bobada. Y lo más llamativo es que lo digan unos jóvenes que no han conocido otra cosa que el pansexualismo generalizado, de sexo mediático. El sexo explícito ya no es pornográfico y sí las escenas de decapitaciones que los islamistas cuelgan en YouTube. Se dedican a convertir en trascendente lo banal, se ponen semiológicos (hay una fenomenología de la felación ridícula), dejan caer frases como la magia de la ceremonia pornográfica... Ahora que tanto se ha hablado de la película sobre Alfred Kinsey, interpretada por Liam Neeson (dirigida por un tipo que, lógicamente, se llama Condon) y también de un documental sobre Garganta profunda en donde se analiza el impacto de la legendaria cochinada treinta años después de su estreno, es el momento de decir cuatro cosas que merezcan el calificativo de retrógradas e incluso puedan achacarse a una irremediable pérdida de vitalidad del autor de la prédica mediática postvictoriana. Y es que a veces uno se pone en guardia como un cuáquero. Y no hace falta, en verdad, ser eso, o un mormón, un monje severo en áspera ropa de penitente, un “Diógenes sin linterna” para sentirse bastante abrumado por las curiosas “necesidades” de tanto guión actual, esa calenturienta morbosidad que nos asalta por doquier: en revistas, en galerías de arte, en teléfonos rosa, en anuncios por palabras (madurita fogosa, azafata espectacular, ducha erótica, masaje birmano). En las pasarelas se da un flagrante quebrantamiento de todo lo decoroso. Las actrices realizan manipulaciones que antes solían efectuarse en la más estricta intimidad, los tenores se ven forzados a fingir que practican la sodomía quizá portando brazaletes con esvástica en óperas de Verdi o Puccini, vemos marionetas (como lo leen) entregándose a la lujuria más explícita: una forma de atraer a nuestro idolatrado público en masa al teatro es poniendo en el escenario a unos señores que se retuerzan el miembro viril, entre chistes de adolescente... Años después de que Freud, pensando siempre en lo mismo, designara al sexo como motor de la humanidad, nos ha caído encima una avalancha textual e icónica en que todo parece girar en torno al aparato genital, rasurado o no. En Internet el sexo se multiplica: es el primer producto de éxito dentro del comercio electrónico. “Be a sex machine”, me exhorta un tal Benito Lane o Marvin Herrera en su correo. Respetables jueces, maestros, otorrinolaringólogos se convierten en impunes usuarios de material sicalíptico. En las protestas sindicales los obreros, al acabar, nos enseñan sus nalgas granujientas con impudicia. Cualquier pretexto es bueno, hasta el pobre Shakespeare, para mostrar senos en todo su esplendor o decadencia. Es la ideología de la transparencia. ¿Puede sorprender luego que, en este clima, personas inmaduras se dediquen a determinado tipo de juegos con cigarro en un despacho oval, que los curas abandonen el celibato para transgredir con más soltura el sexto mandamiento, que presentadoras de televisión aparezcan en vergonzosos catálogos, que el atildado Príncipe de Gales quiera ser un tampax? Siguiendo su inveterada costumbre insiste Shere Hite sobre la importancia del vibrador y mide con atenta dedicación los orgasmos, el grado de placer de cada uno por la intensidad de los gemidos, los sí y los ahh. Se evalúa la práctica sexual con baremos estadísticos y epidemiológicos. Se transmite a los jóvenes que en sexo todo vale, se induce a los ancianos a tomar Viagra aunque no les apetezca, procurando en este caso que se sientan como momias incaicas. (Por cierto, recuerden cómo le alivió a Buñuel el declive de la libido: para él fue como desembarazarse de un tirano.) Dos muñecas hinchables que practican el sexo oral optaban al premio Turner. La genial idea era de los hermanos Chapman, que partían como favoritos, por supuesto. ¿Esta cochambre era lo que anunciaba la aurora que columbrábamos los reprimidos de antaño? Para no hablar de la forma que tienen los envases de desodorante. En publicidad se utiliza la primaria pulsión sexual como argumento y motivo. Si a esto añadimos el magisterio de Burgo Patridge (historiador de orgías), el pansexualismo de ciertos novelistas impotentes (qué absurdos resultan los pasados escándalos por el pelo dorado de un sobaco en un cuento de Doris Lessing o los “culos de las bailarinas” de Céline), los viciosos infantes de los dibujos animados japoneses, los rasgos de humor lúbrico de Berlanga, las gracias de un presentador de televisión y su feo público haciendo “uh, uh, uh”, los ofrecimientos de operadores turísticos a los exquisitos hedonistas de la pedofilia, podemos concluir que el asunto está tomando un cariz, como mínimo, curioso. ¿Queda todavía alguien que “encadene a los perros que tiene en el sótano”, como el ínclito Thomas Mann, que tan bien lo sublimaba todo? El sexo se ha trivializado: no podía ser de otra manera. Es un gran negocio: multiplicación de aceras que parecen de Georges Grosz, eroscenters, peep shows, utilería extravagante, lencería con pinchos que no tapa nada, látigos, postres sicalípticos... Para todos los gustos. ¿No es todo un poco desmedido? El baboso vendedor de pornografía Larry Flint se convierte en un respetable capitalista, y en héroe además de la lucha contra el puritanismo y la opresión: hasta se presenta con alegre desenvoltura a las elecciones de gobernador... (En Cataluña se subvenciona la producción de pornografía, si está hecha en catalán) Cada vez se pone menos sentimiento en el acto por excelencia (que ha perdido la carga simbólica de antaño), y más gimnasia sueca. ¿Es absurdo asegurar que se acaba el auténtico erotismo, ese que se define más por lo que oculta que por lo que muestra? No parece apreciarse que lo que espolea la pasión (que vuelve tan conmovedoramente naïf a cualquiera) es lo prohibido, lo invisible. Es más: como dice Denis de Rougemont, la pasión sólo permanece encendida en tanto el obstáculo se mantiene. Conviene defenderla a través de pretextos que posterguen el cumplimiento del deseo... Uno no puede olvidar la intensidad de Cumbres borrascosas, los silencios de Nausica y Odiseo, el Werther y la sana doblez, la hipocresía de nuestros mayores que como todo el mundo sabe era el homenaje que el vicio rendía a la virtud. Ahora se desnudan multitudes para que un memo (Spencer Tunick) las fotografíe monótonamente, sintiendo el temblor inefable de la creación artística. ¡Una nueva ola de tolerancia y desinhibición sexual!, exclaman los marcados en su juventud por la lectura de William Reich (recuerden: con orgasmo no hay neurosis; permitan que se me escape la risa), que asocian el sexo con la liberación social y están convencidos de que Cicciolina es una mujer de relevante trayectoria progresista. La verdad es que lo que este cargante tiovivo pone en peligro es sobre todo nuestra paciencia de desengañados moralistas contemporáneos, de reaccionarios necesarios. Como decía no hace mucho un sociólogo no exento de agudeza, hay tanta sexualidad por doquier que lo elegante es quizá alguna forma de abstinencia. ¡El sexo está en el aire! ¡Un nuevo amanecer sexual traspasa las fronteras de lo íntimo!, profieren alborozados periodistas españoles con priapismo agudo. Condonerías de diseño se instalan en las calles más caras. La gente habla de bukkake. Aparece pedófilos hasta de debajo de las piedras. Se venden miles de ejemplares del Diario de una ninfómana, de Valérie Tasso. Los sórdidos recuerdos de Catherine Millet se han convertido en un libro de culto: algo difícil de entender. ¿Acaso no son las escenas de sexo en letra impresa terriblemente empalagosas? No debía pensar así Henry Miller pero sí Julio Verne y afortunadamente algún escritor o escritora actual, como Donna Tartt. El coito, tanto en un ascensor historiado como en una cama king size, con todos sus prolegómenos, sólo puede describirse mediante un lenguaje clínico, cursi o soez, y aburre a las ovejas. Tom Wolfe, que en su última novela utiliza el sarcasmo, los diálogos ácidos y veloces para describir el mundo universitario americano como algo infinitamente grosero e imbécil (como lo que aparece en exitosas películas estilo American pie), no se escandaliza ante la trasgresión del sexo sino ante un sexo que, a pesar de invadirlo todo, no transgrede nada. Uno (que, por otra parte, jamás se pondría los calcetines del americano del Upper West Side), aconseja sin acritud a sus lectores improbables que, estando así las cosas, aparten a tiempo la mirada de lo impuro (cuidado con ese mohín seductor de unos labios gruesos...), que pongan en práctica medidas como llevar una vida más hogareña, no acudir a despedidas de soltero, volver a los antiguos padrenuestros y ducharse con agua fría de vez en cuando. ¿Dandismo puro? ** Antonio Otero García-Tornel leosaucius@euskalnet.net Escritor español (Barcelona, 1952). Cursó estudios de derecho. Fue uno de los padres fundadores de Ajo Blanco. Cercano a Carlos Barral, desempeñó varios trabajos relacionados con el mundo del libro. Vivió siete años en Venezuela. Ganó en el País Vasco, lugar en el que ahora reside, el primer premio del VI Certamen Geoda de Narrativa (1991). Ha publicado artículos y poemas en revistas de España y América. Ejerce de columnista en el suplemento cultural de un periódico de Bilbao. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Entrevista a don Guillermo Gómez Rivera, de la Academia Filipina ====== === La pérdida del español para el filipino =============================== === ha comportado el desarraigo de su propia cultura ====================== === Andrea Gallo ========================================================== Guillermo Gómez Rivera es una figura histórica de la cultura filipina. En la presente entrevista habla sobre su actividad académica y artística, menciona la condición cultural y política de su país, la situación de la lengua española en Filipinas y la relevancia que ésta reviste en la cultura filipina. Guillermo Gómez Rivera (Iloílo, 12 septiembre de 1936) es una figura histórica de la cultura filipina. Es sobrino-nieto del escritor Guillermo Gómez Windham, primer autor que recibió el prestigioso Premio Zóbel en 1922. Estudió en la Universidad de San Agustín de Iloílo y en el colegio San Juan de Letrán de Manila y, posteriormente, fue catedrático de español en la Adamson University de Manila. Periodista, escritor, poeta, lingüista y ensayista, durante décadas ha animado la cultura de su país promoviendo la valoración del aporte hispánico a través de varias actividades. Fue miembro y presidente de la Conape (Confederación y luego Corporación Nacional de Profesores de Español) y ha dirigido revistas de lengua española como El Maestro (órgano de la Conape) y el semanario Nueva Era de Manila (única revista filipina en español que todavía se sigue editando). En 1975 ganó el premio Zóbel por la obra teatral El caserón. Importante es también su trabajo como lingüista; participó en la Philippine Constitutional Convention (1971-1973) como Secretario del Comité del Lenguaje Nacional, donde defendió la preservación del español. Su labor de defensa de la cultura hispánica ha valorizado, incluso, el antiguo cine, la canción en castellano y el baile español (es consultor del Ballet Nacional Filipino “Bayanihan”). Es el miembro más antiguo de la Academia Filipina correspondiente de la Real Academia Española. Aunque sus ideas puedan resultar algo radicales, es considerado un punto de referencia imprescindible y una personalidad para toda la cultura filipina de hoy. A.G.: Todo su trabajo de profesor, académico, intelectual y, hasta de hombre, es una defensa de lo hispánico. Desde hace tiempo, la lengua española en Filipinas está en seria dificultad. Hace poco, la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, anunció en España que ella restauraría la enseñanza regular del español, en todos los niveles de la educación filipina. ¿Por qué considera tan importante para su país mantener la lengua española? ¿Y qué opina de esta decisión de la presidenta? G.G.R.: La decisión de la presidenta es oportuna porque se ha dado cuenta de que el conocimiento del español para los jóvenes filipinos de hoy tiene su dimensión económica; pero, como presidente de la Corporación Nacional de Profesores Filipinos de Español, no veo cómo se ha de poner en ejecución factible la restauración del español en este país. No hay duda de que el español es igualmente importante para ayudar a resolver la crisis de identidad del pueblo filipino educado en inglés. La pérdida del español para el filipino ha comportado el desarraigo de su propia cultura, por el que tanto los individuos como las colectividades filipinas hoy carecen de una voluntad para progresar. De hecho hay un refrán filipino que recita: “quien desconoce su pasado no entiende su presente y no tiene la voluntad de ganarse su futuro” (ang hindi lumiñgón sa pinanggaliñgan, di puedeng maka-intindi nang kanyang kasalukuyan, at hindi makararating sa paroroonan); en cierto modo —por la situación tan crítica que vivimos— el filipino piensa que no tiene ningún futuro. Esta crisis de identidad se está traduciendo, en estos momentos, también en una crisis política que escinde al pueblo filipino entre la clase pobre, que es la inmensa mayoría, y la clase pudiente, que son más o menos 400 familias, sobre una población total de más de noventa millones. La crisis de identidad se traduce en la falta de idealismo y de conocimiento de sí mismo, por parte del ordinario filipino; pero también, de aquellos altamente educados supuestamente en inglés, que venden el voto al mayor postor. Esto quiere decir que el político elegido tiene que levantar fondos de cualquier manera, posiblemente de una manera criminal, para poder pagar al votante que le ha de elegir para un puesto encumbrado; y el filipino elegido a los puestos políticos más encumbrados del país, se da cuenta, a la larga, de que no puede decidir independientemente de la supuesta política internacional de Estados Unidos. En medio de esta situación social, cultural y política, la presidenta Arroyo ha anunciado que se va a restaurar la enseñanza del español en todos los niveles de la educación filipina. El problema está en la ejecución actual de esta enseñanza, por la sencilla razón de que ya no hay un suficiente número de maestros filipinos de lengua castellana. Desde 1987 muy pocos jóvenes filipinos se han matriculado para ser maestros de español. A.G.: ¿Y cómo piensa se podría resolver este problema? G.G.R.: Se tiene que crear una “infraestructura humana” local para que la juventud filipina se anime a estudiar español y que más tarde curse el profesorado de esta lengua a fin de poner en ejecución la enseñanza de esta lengua en todas las escuelas, colegios y universidades, públicas y privadas, de este país. Y de momento casi nadie de la actual juventud decide hacerse maestro o profesor de español. A.G.: ¿Cómo pensaría crear esta “infraestructura” a corto plazo? G.G.R.: Siguiendo el refrán “a grandes problemas, grandes remedios”, se tendrían que mandar aquí, para empezar —y a pesar de que la propuesta podría ser ilógica o no factible— unos cuantos millares de maestros españoles preparados para enseñar a los filipinos; a la manera de los “Thomasites” americanos de principio del siglo XX, que vinieron para enseñar inglés a los niños filipinos en todas las escuelas primarias del país; escuelas cuyos edificios, en su mayoría, habían sido construidos de cemento y madera durante la época española en obediencia al decreto educacional de 1863. En esa época, hasta la Escuela Normal de Filipinas, empezada por el gobierno español en 1890, se convirtió en escuela normal en inglés: aquellos maestros, ya entrenados a enseñar en español, se vieron obligados a aprender inglés y entrenarse de nuevo para enseñar inglés, bajo la dirección de los mencionados “Thomasites” (eran maestros voluntarios estadounidenses que llegaron a Filipinas mediante un barco que antes era para transporte de ganado, conocido como S. S. Thomas). Sabemos, desde luego, que es imposible que venga un número parecido de “thomasites españoles” en el presente, dispuestos a sacrificarse y a enseñar en este país con sueldos de hambre. Lo ideal sería que fueran debidamente compensados y subvencionados por el gobierno de España y las instituciones docentes de Filipinas, pero esto ahora no es posible. Habría por lo tanto que tomar en consideración medios, tal vez más sencillos pero más eficaces, proyectos factibles, para la realidad filipina. A.G.: Entre los años 70 y 80 usted organizó el concurso de “Miss Hispanidad” que tuvo mucho éxito. ¿Qué recuerda de esa experiencia? ¿Piensa repetirla? G.G.R.: Dicho concurso era un concurso de talento, personalidad y de conocimientos filipino-españoles que incluía un pasable dominio del idioma español. Lo empecé en 1975, cuando era vicepresidente de la Federación de Profesores Filipinos de Español, y el concurso se celebró desde 1975 hasta 1985. La junta directiva de la Conape aprobó el concurso y la presidenta, doctora Rosario Valdés Lámug, encabezó su dirección y logró obtener el apoyo de muchas compañías filipinas y chinas que levantaron respetables cantidades para premiar a las ganadoras en metálico. El concurso tenía un seminario para los participantes: 20 horas de orientación sobre las relaciones filipino-españolas, 30 horas de español conversacional básico —arrancado de los hispanismos existentes en el idioma tagalo— y 30 horas de baile español. En realidad el concurso era un examen final, por lo que oralmente las participantes tenían que contestar unas preguntas en español. Luego, tenían que mostrar algún talento como cantar una canción en español, bailar un baile español, o también recitar una poesía o declamar un monólogo tomado de alguna obra filipina en castellano; por ello se les iba dando puntos y un jurado las aquilataba y se les daban los grados que a su juicio se merecían. Las que obtenían los grados más altos ganaban; tres eran las ganadoras principales y otras diez las secundarias. Fue tan exitoso el concurso que hasta el presidente Ferdinand Marcos y la primera dama, Imelda, donaban los trofeos para las ganadoras. De las participantes del concurso se formaron nuevos y jóvenes profesores de español. Se entiende que en Europa semejantes concursos podrían ser no pertinentes a la cultura, pero en el caso particularísimo de Filipinas, cuando se quiere llevar a cabo un proyecto a corto plazo, como por ejemplo la defensa del medio ambiente, se obtiene el concurso de “Miss Earth”, etc...; este puede ser un medio muy eficaz que alcance y sensibilice a diferentes estratos de la población. Un concurso parecido puede ayudar mucho a promover la cultura hispánica y el idioma español, si es que el objetivo es crear, a la postre y a corto plazo, una “infraestructura humana” que se dedique a la enseñanza del idioma español, porque lo valora. Actualmente, como decía, no son muchos los jóvenes filipinos que aprenden español y, menos aun aquellos que harán la carrera de maestro o profesor. Si hemos de depender del Instituto Cervantes para crear esta infraestructura, la orden de la presidenta Gloria Arroyo nunca se pondrá en ejecución como todos esperamos. A.G. ¿Ha tomado usted, como presidente aún de la Conape, algún paso definitivo para que se vuelva a celebrar este seminario-concurso? G.G.R.: ¡Sí señor! Le he escrito al senador Edgardo J. Angara —el autor de la “Ley de amistad filipino-española”— y él recomendó al Departamento de Turismo que se organizara, con la colaboración de un servidor, dicho concurso. Pero dicho Departamento de Turismo alega que no tiene fondos específicos para organizar este concurso y ha dirigido una carta a un servidor aconsejándole que se presente el proyecto a la misma presidenta de Filipinas, cosa que un servidor ya ha hecho. Sólo se espera que la presidenta de Filipinas —agobiada por ahora por la campaña de la oposición en contra de ella— se digne responder debidamente a nuestra sugerencia. Confiamos, sin embargo, que la posibilidad de que nos apoye en este sentido es grande. Como un seguimiento, un servidor también ha escrito una carta al ministro don Alberto Rómulo, de Asuntos Exteriores, que, como la presidenta, es miembro de la Academia Filipina y colega de un servidor. Una iniciativa parecida a la que se organizó con éxito en las décadas de los 70 y 80, atraería y animaría a muchos buenos jóvenes estudiantes a que participaran en tal seminario/concurso; propagaría una idea positiva de la tradición hispana y fomentaría nuevo interés hacia ésta y, en fin, de los participantes podrían salir nuevos hispanistas filipinos. A.G.: Cuando estaban vigentes aún las leyes Magalona y Cuenco, las que incluían las 24 unidades obligatorias (8 asignaturas) de español en todos los cursos universitarios, existía una división en el Departamento de Educación que se encargaba de la enseñanza del castellano. En la actualidad, ¿no se ha organizado en el Departamento de Educación una división o una oficina que se encargue de la enseñanza del idioma como antes? G.G.R.: ¡Nada! No hay tal división en el Departamento de Educación. La orden se dio, pero nadie la obedece por la sencilla razón de que no hay maestros en suficiente número como para poner en la debida ejecución dicha orden. Además la señora Arroyo termina su mandato en 2010 y no se sabe si el nuevo presidente de Filipinas ha de empeñarse en que se implemente esta orden ejecutiva. Por esa misma razón el seminario con concurso que sugerimos viene a ser importante. A.G.: ¿Estuvo usted en España alguna vez? G.G.R.: Sí, en 1986, cuando la Real Academia Española invitó a la correspondiente filipina, de la que soy miembro, a ir a Madrid para poner al día los filipinismos en el diccionario español. En esta ocasión tuve la gratísima oportunidad de conocer a los grandes académicos españoles, entre ellos a Dámaso Alonso, Zamora Vicente, Lain Entralgo y Lázaro Carreter además de Manuel Alvar. A.G.: ¿Puede recordar alguna experiencia de su encuentro con los ilustres miembros de la Academia? G.G.R.: ¡Sí, claro! Recuerdo que don Dámaso Alonso, tras haber recibido un escrito del académico filipino don Enrique Fernández Lumba, donde se calificaba a la Academia Filipina como “la reliquia”, preguntó a un servidor la razón de ser de la Academia Filipina, puesto que el idioma español ya no se habla mayoritariamente en las Islas Filipinas. Un servidor le contestó a don Dámaso que: “Precisamente, la Academia Filipina tiene su razón de ser en la actual Filipinas para, justamente, custodiar, enaltecer y difundir el idioma español sistemática y oficialmente perseguido por la influencia colonial “usense” (¡forma con la que un servidor suele definir a los estadounidenses!). Precisamente, la existencia de la Academia Filipina testimonia que el idioma español, además de aún pervivir como tal entre un sector minoritario de filipinos, también pervive como una influencia vital y de referencia sobre el idioma nacional filipino a base del tagalo y las diez otras lenguas principales de las islas, lenguas saturadas de hispanismos. Considere —seguía un servidor explicándole a don Dámaso— que la gramática de las lenguas filipinas, especialmente el tagalo, está a base de afijos que se aplican sobre un caudal de ocho mil palabras-raíces siendo cinco mil de las mismas de puro origen castellano. Además, entre las diez lenguas principales está el criollo, antes chabacano, del idioma español, que todavía lo hablan más de medio millón de habitantes. Al fin y al cabo la Academia Filipina se encuentra en una circunstancia singularísima que no la tienen las otras academias hermanas en la América española. Considere usted, don Dámaso —le dije—, si la Academia Filipina de nuestra lengua no tiene su razón de ser en Filipinas en vista de estas circunstancias”. Un silencio cayó sobre todos los señores académicos y don Dámaso arrancó de un maletín suyo uno de sus libros y anunció para que lo escuchasen todos los demás académicos: “Señores, no es costumbre mía regalar mis libros, pero en esta ocasión voy a dedicarle un libro mío a este académico filipino tan joven y tan bien articulado que con el mero hecho de ser académico de la Filipina, dicha Academia merece existir contra viento y marea”, y escribió “A mi querido don Guillermo Gómez Rivera, filipino. Dámaso Alonso”. A.G.: Volviendo a lo que se decía antes, ¿usted cree que el Instituto Cervantes a corto plazo puede implementar la enseñanza del español aquí tal como lo espera la señora presidenta de Filipinas? G.G.R.: El Cervantes está haciendo una muy buena labor, pero no creo que tenga una capacidad de formar el número necesario de profesores filipinos en español para poner en ejecución la enseñanza del castellano, ni siquiera en la mitad de los colegios y escuelas de Filipinas. No se olvide que aquí se trata de noventa millones de filipinos que deben adquirir un mínimo de nociones del idioma castellano para entender su propia cultura e historia. Pero mucho se podría hacer si también se abriesen otros institutos Cervantes en la ciudades principales como Cebú, Zamboanga, Iloílo, Vigan, Davao, Basilan, Naga. Piénsese que en Brasil hay siete institutos Cervantes, cinco en Marruecos y cuatro en Italia, mientras que en una capital de casi 20 millones de habitantes como es Metro Manila, solamente hay uno para todo el país. A.G.: ¿Cuándo fue que decidió dedicarse a la enseñanza del español? ¿Podría resumir brevemente las etapas de su trayectoria de académico y artista? G.G.R.: Mi primera carrera es de perito mercantil (B. A. of Science in Commerce) y mi especialidad es economía, porque quería abrir un negocio, manejar plantaciones de azúcar y arroz o levantar alguna fábrica de cemento y ladrillos. Pero mi madre me hizo escoger una segunda carrera relacionada con la cultura. Tuve, por lo tanto, que matricularme en la carrera de educación (Bachelor of Science in Education) con la especialidad de enseñar inglés y economía. Pero, más tarde, también hice el Minor en historia y tagalo. Cuando pasó la ley de Cuenco (en los años 60), la de las 24 unidades de español, hubo una demanda de profesores. De Iloílo vine a Manila. Primero entré como contable en Soriano y Compañía, pero como había una gran demanda de profesores de español, me matriculé en Letrán para formarme como profesor de castellano. Vine tomando el curso de noche y lo terminé en 1966 (Liberal Arts, Major in Spanish, con unidades acreditadas para el Master en Español). Simultáneamente, me matriculé en otro centro docente, la Academia de Cervantes, regida por un sabio jesuita filipino, gran hispanista, erudito, dramaturgo y catedrático de literatura española y filipina, donde completé el doctorado en literatura filipina en 1967. Era el año en que empecé a escribir artículos en inglés en el Philippine Free Press y en el Saturday Mirror Magazine, en defensa de la razón de ser del idioma español en Filipinas. También escribía al mismo tiempo en español en el diario El Debate, de Manila. Por esos numerosos artículos, el diputado por Cebú, don Miguel Cuenco, autor de la ley homónima, convenció al doctor José María Delgado, primer embajador filipino ante la Santa Sede, de que me empleara como secretario ejecutivo de la Solidaridad Filipino-Hispana Incorporada, una organización para la defensa de la oficialidad del español y de su enseñanza. En su local había un biblioteca española, salón de clases de español, salón de baile español, salón de proyecciones de películas y documentales en español. Dentro de la misma yo, por mi cuenta, fundé la revista El Maestro en ciclostel (de 1964 hasta 1975) que después fue la revista de la Conape. Desde la Solidaridad llevaba un programa de radio en español que se llamaba La Voz Hispanofilipina, donde teníamos una rondalla filipina completa, bajo la dirección de Roberto Buena, “Bert”, que era director de música de la radio nacional filipina; aquella radio se sostenía por si sola por los anuncios que tenía. Era un programa de música de canciones en español, en vivo, y pagábamos a los artistas. Se organizó otro programa, tres veces a la semana, en la radio católica de Filipinas, Veritas, donde hacíamos comentarios sobre la importancia de la lengua española, además de ir poniendo discos en español de filipinos, españoles y latinoamericanos. Fui locutor también de la Red Nacional (DZFM). Fui campeón regional de la canción en Visayas, ya que al interpretarlas con letras en español, el público en general las entendía y las apreciaba sobremanera. Por eso, además del disco LP, Nostalgia filipina, produje otras grabaciones de música filipina para llenar cuatro CDs más. Se titulan: Zamboanga hermosa, El Ylongo chiquitín, Manila mía y El collar de Sampaguita. El éxito de Nostalgia filipina fue asombroso en los años sesenta y setenta. Ahora, y muy recientemente, la exitosa Nostalgia filipina se pudo reeditar por la incondicional ayuda concedida por el anterior director del Instituto Cervantes de Manila, don Javier Galván Guijo. Volviendo a la Solidaridad, recuerdo que eran miembros de esta sociedad los senadores filipinos Oscar Ledesma y Pedro Sabido; embajadores como Pedro Gil, y tantos otros académicos filipinos. Desde la Solidaridad fundé el grupo manileño de baile español y flamenco, cuyos participantes llegaron a 50; enviábamos bailarines y bailarinas a todas las fiestas escolares y hasta a la televisión, creando de esa manera un ambiente cultural hispano. A.G.: ¿Y cuándo fue que se incorporó como catedrático en la universidad? ¿Qué más recuerda de su experiencia universitaria? G.G.R.: En Iloílo entre 1957 y 1960 era maestro de tagalo e inglés en escuelas secundarias para chinos. Fui maestro de español desde 1962 aunque antes de ese tiempo ya había sido maestro de la primaria, intermedia y la secundaria. En la Universidad de Santo Tomás (UST) empecé a ser maestro de español de la secundaria. Trabajé en el colegio de San Beda y en la Philippine Women University, donde me relacioné con el Ballet Nacional de Filipinas. Más tarde, cuando la Universidad de Adamson pasó a manos de los Padres Paúles, fui invitado a ser jefe del Departamento de Español, compuesto por otros 24 profesores de español. En Adamson escribí ocho libros de texto de español, desde el nivel 1 hasta el 8, y quedé de jefe allí por 15 años. Cuando la regularidad de la enseñanza del español se quitó, se me hizo profesor de lógica, filosofía, estética, geografía mundial, estudios rizalianos, historia filipina y cultura. Más tarde se desintegró el Departamento de Español porque el Departamento de Educación del Gobierno envió una circular ordenando su supresión como asignatura regular. El presidente Marcos, a pesar de su simpatía por el español —a raíz de su participación en el concurso de Miss Hispanidad— dio a entender, en uno de sus discursos a la Conape, que se vio forzado a reducir las 24 unidades a 12 por presiones extranjeras que él no podía en aquel momento identificar. Sin embargo nosotros, que ya conocíamos quiénes tramaban en contra del español “desde la sombra”, sabíamos quién era “el enemigo”. Al identificar positivamente al enemigo resolvimos investigar y exponer su acción agresora sobre Filipinas. Como anécdota contaré que, en una de las audiencias sobre la ley del español organizadas por la legislatura filipina, durante las cuales se preguntaba si era necesario para Filipinas continuar con su estancia y estatus oficial, un servidor tuvo un intercambio con un senador protestante que llegó al extremo de preguntar por qué un servidor no tenía cara de malayo filipino. Un servidor le contestó que el señor senador tampoco tenía el rostro de un malayo filipino porque de hecho era de origen chino. Y que además de protestante, su ejecutoria política demostraba ser la de un procónsul estadounidense. En vista de este intercambio la audiencia se suspendió. Cuando este servidor fue secretario del Comité del Lenguaje Nacional, de la Convención Constituyente, organizada por el presidente Marcos desde 1971 hasta 1973, conoció muy de cerca la intervención norteamericana mediante la Summer Institute of Linguistics. Con la ayuda de un sacerdote jesuita, el padre Llamson, se convenció más aun de que la política de Estados Unidos en Filipinas es quitarnos el español que tenemos como nuestro, y luego destruirnos el idioma tagalo mediante la imposición, en él, del alfabeto inglés que, por antifonético, está diametralmente opuesto a la fonología del tagalo y de todas nuestras lenguas indígenas. A.G.: Usted es director de Nueva Era, ¿es el único periódico que queda en español? G.G.R.: Sí, es el único. Nueva Era fue un periódico fundado el 12 de octubre de 1935 por don Emilio Inciong de Lipa Batangas. Como era amigo de mi abuelo Felipe, él me invitó a que escribiera una columna semanal, esto desde 1965, creo; en la misma época tenía una columna diaria en El Debate, que tuve hasta 1971 cuando, por la ley marcial de Marcos, se cerró, junto con todos los diarios de Manila. En cambio Nueva Era siguió porque era semanario. Más tarde, en 1985 y tras el fallecimiento de don Emilio, sus hijas me nombraron director de Nueva Era. Este periódico es también una gaceta oficial donde los anuncios oficiales sobre naturalizaciones, casos de familia y ventas de terrenos públicos deben publicarse en español. Nueva Era hasta el tiempo presente vive de tales anuncios judiciales, pero bien se podría mejorar si se le ayudara. A.G.: ¿Cuáles son sus futuros proyectos? G.G.R.: Actualmente jubilado como profesor de español, me dedico a dar breves cursos de español a los trabajadores que se van a España; sigo escribiendo Nueva Era y he abierto una academia de baile español en mi casa donde enseñamos tangos, rumbas, alegrías, sevillanas y jotas aragonesas, navarras y castellanas, además del chotis. Voy preparando mis libros: un poemario, algunas novelas y cuentos —parte ya dibujados en forma de tebeo—, un trabajo sobre la destrucción del cosmos filipino, unas obras de teatro: una nueva versión de El caserón, otra titulada Armagedón filipino y otra más, una es sobre el pintor Juan Luna y su tragedia personal. Tengo también algún ensayo extenso sobre el idioma español en el mundo. Pienso, por otro lado, que también tendré que escribir mis ideas en inglés y en tagalo para también llegar con este mismo mensaje de hispanidad a estos otros sectores del país. ** Andrea Gallo agalpes@gmail.com Investigador italiano (Venecia). Doctorando de la Università Ca’ Foscari Venecia (http://www.unive.it) y de la Universidad de Valladolid (http://www.uva.es). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Un imaginario etno-surrealista de la violencia ======================== === (Caracol Beach, de Eliseo Alberto) Julia Elena Rial ============== No le voy a contar mi sueño, sino mi método paranoico-crítico gracias al cual la realidad objetiva de todo lo que nos rodea se convertirá en un elemento de rapto místico. Salvador Dalí. Cuando el novelista inglés del siglo XIX (1850) Roberto Luis Balfour, mejor conocido como Stevenson, le hace decir al doctor Jekyll, al ver en el espejo su monstruosidad, que a esa desconocida otredad la sentía “más directa y simple que la apariencia imperfecta que hasta entonces me había acostumbrado a llamar mía”, el escritor fractura los bordes entre el bien y el mal en un personaje que vive una incontrolada ambivalencia de normalidad y violencia irracional. En algunas narraciones, dentro de un contexto literario poco respetuoso de significantes tradicionales y de modelos predecesores, el lenguaje entorpece la posibilidad de expresar las virtudes públicas y los derechos comunitarios, que serán sustituidos por la subjetividad de comportamientos individuales, y aunque parezca increíble, capaces en algunos discursos de distorsionar la vida de una comunidad. Caracol Beach de Eliseo Alberto está compuesta por un universo de personajes que desafían la uniformidad de caracteres culturales y de identidades comunes, entre quienes la transculturización y la hibridación se desempeñan unas veces armónica y otras conflictivamente, en espacios geográficos intercambiables donde lo real-bélico se confunde con lo religioso, la destrucción con la ilusión y los proyectos futuros con la muerte. La novela de Eliseo Alberto, Caracol Beach, sobrepasa los límites concebibles de la inseguridad, el miedo, la aversión, la ambigüedad. El estado de violencia se genera por pasiones que una sociedad va creando artificial pero realmente, sin la presencia de conductas solidarias. Es un problema de irracionalidad donde nadie paga el costo de las conductas anómalas y donde el lenguaje se convierte en el cómplice, esta vez intencional, de una locura colectiva. Las relaciones se entablan sobre la base de palabras, y ellas carecen de la fuerza que sugieren en el papel del texto. La expresión verbal amarga, violenta, dura, agresora, es un instrumento débil de metáforas y zigzagueantes metonimias, entre cuyo tejido el mal-violencia se escurre y se integra en los protagonistas, sin que el lenguaje trate de evitarlo. Laura, Martín, Tom, Mandy, Ramos son incapaces de asumir los hechos con coherencia. Existe en las relaciones humanas, además de la superficialidad, una gran economía afectiva y un fraude espiritual que la ficción convierte en conflictos familiares. La violencia coloca a todos los personajes en planos de igualdad, frente al peligro que significa el soldado, cuyos comportamientos patológicos corresponden a una personalidad esquizofrénica. El escritor desarrolla una concepción de causa-efecto para justificar la mente escindida del protagonista, donde la guerra-locura ocupa el polo fundamental. En Caracol Beach fluyen las conductas anómalas que asumen un determinismo, con el cual lo inevitable encarcela la libertad humana del soldado, que sólo se verá liberada en el momento de la muerte a través de una transacción mística. Los personajes son arrastrados por las circunstancias y envueltos en significaciones de nihilismo activo que lleva a la desintegración social, sin límites establecidos. Sería absurdo considerar que la violencia es un mal enquistado en determinadas narraciones, o sólo en algunos períodos históricos, cuando desde Homero participa de los relatos, orales y escritos, en diferentes dimensiones, reflejo de la realidad social e individual, antigua y moderna. Walter Benjamin dice que No existe documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie. El escritor cubano crea en su novela una contradicción de cotidianidad —ruptura de la coherencia humana—, que describe muy bien el estudioso de la violencia Saúl Franco Agudelo en el Quinto no matar cuando dice: Las formas violentas de respuesta se van generando en el tejido de las relaciones interhumanas... En los niveles individuales y de lo colectivo, familia, etnia, nación, clase, grupo, donde se han ido construyendo. Eliseo Alberto exige al lector una actividad decodificadora de ese “borderline” de la violencia en que se convierte Caracol Beach. El escritor cubano desenmascara los intersticios distorsionados de la vida en un pueblo de la costa de Florida. Todo tipo de rabias se expresa en este discurso. El recurso expresivo cumple, una vez más, su función de memoria controversial con la historia. En este mundo transmoderno que ha perdido la brújula para llegar a puerto seguro el escritor cubano lleva a la práctica lo que Salvador Dalí vaticinó en un artículo de la revista Vogue el 15 de abril de 1968, cuando dice que una nueva literatura mutará el surrealismo romántico de su época en surrealismo realista y místico. Las imágenes cobran sentido en el sistema de Caracol Beach; el flujo de alegorías y símbolos se desplazan, se expanden, se dispersan, se integran y desintegran en un vasto movimiento, casi cinematográfico, de despliegue, reubicación y relevo de efectos sensoriales. El comportamiento del soldado, producto de realidades y sueños, se convierte en una actividad ritual que modifica, de manera inexorable, la conducta de los demás personajes; Laura, Martín y Tom se dejan envolver por los hechos ilícitos de la ficción individual del protagonista, que negocia con el colectivo creando un vínculo social del cual su imaginario es el productor. Él mismo se convierte en poder judicial y administra su propia justicia. Malinowski en sus estudios antropológicos arriba a la idea de que “En las comunidades primitivas la noción de un derecho penal es aun más escurridiza que la de un derecho civil”. Eliseo hipercodifica la violencia del soldado que opera como estímulo conductor de una entidad psicosocial que regresa a sus ancestros en busca de una identidad fundacional. El escritor con gran dominio del recurso expresivo establece ambigüedades entre sueño y realidad y construye una micro sociedad donde un pequeño mundo de mitos ancestrales convive en el espectáculo de la paradoja cultural de Caracol Beach. La latinidad comparte la tecnología del siglo XX con el subdesarrollo social y los reeditados mitos africanos. Eliseo Alberto demuestra lo que a fines del ochocientos pensaba Durkheim sobre el ser humano, que cuando se debilita el reconocimiento de la identidad-alteridad surge el síndrome de la violencia. La Patria —dice Eliseo— es necesaria en dos momentos de la vida: al inicio del cuento, cuando se es niño, porque si no se acaba siendo un huérfano sin cielo y sin raíces, y cuando el lomo se dobla ante el tonelaje de los años, pues un viejo pesa menos si a la tumba lo lleva de la mano el inocente que un día fue. El soldado, enloquecido por haber participado en la guerra de Angola, crea un contexto donde el combate, en un espacio geográfico que le es ajeno, se entreteje con los hilos de un pasado, anudado por alucinaciones de tigres de Bengala y sueños con Yemayá, imagen del inconsciente, legitimada culturalmente, que remite a espectros interiores. Eliseo Alberto expresa la barbarie de la ideología neoliberal con caracteres de etnografía surrealista, ante la creencia del soldado de que su jefe en la guerra de Angola, accesible en sueños, se convierte en el otro yo de su doble personalidad y con él cuestiona la realidad de la barbarie que le obliga a asumir una guerra que no le pertenece. Hasta el paisaje se convierte en un dominio animista de los espacios que se desgarran con los temores del tigre de Bengala y de la selva angolesa. El diario del soldado, novela dentro de la novela, configura y descontrola las páginas de Caracol Beach; en él la muerte deja de ser ficción para convertirse en la envolvente real de una cultura, que trata de reproducirse a sí misma en un contexto que le es extraño. Sólo la re-imaginación de mitos sobre un mundo lejano, integrados a elementos transfigurados de cultura moderna, podrían alimentar ese universo imaginario del soldado. En la novela de Eliseo Alberto la construcción de esa cultura se realiza con un lenguaje de rituales del mundo de ayer, en coexistencia con la anticultura de la guerra y perversiones sociales, sumadas a la tecnología bélica del mundo de hoy. El tiempo-espacio se maneja en la novela como una dimensión delirante, si los personajes de los sueños se alejasen unos de otros la infancia y juventud del soldado dejaría de existir. Eliseo rompe la superficie plana del relato y la linealidad temporal, superpone los diagramas de radiación entre la guerra y los sucesos de Caracol Beach y los convierte en una textura única que el lector se da a la tarea de canalizar y entender para no caer en las tumultuosas divagaciones de la locura colectiva. En esta problemática de temporalidades se desenvuelve el terrorismo, el sexo, el trabajo cotidiano, la relación familiar, donde cada personaje vive el doble discurso que su increíble realidad-ficción le proporciona. Por encima de todo, el lenguaje enfatiza su energía y su impertinencia estética en la autoverificación de la identidad del soldado quien, en repetidas ocasiones regresa al manantial materno. Es en estos raptos históricos donde el discurso desarrolla lo onírico, lo anecdótico, la explosión prehistórica, la imagen óptica, y hasta la actitud surrealista de un Gaudí cuando derrite patrimonios históricos como apoteosis de lo caduco. Lo primitivo africano desempeña su papel de recurso estético, animista, étnico disponible, y a la vez motivo de estudio científico, como factor interactivo de la esquizofrenia del soldado. La memoria de la guerra se convierte en Caracol Beach en una experiencia absurda e irónica y los efectos que produce son la alternativa exótica que el escritor utiliza para escribir la novela de “la incongruencia étnica posible”. Quiero aclarar que el término etnografía en este espacio supone una tendencia cultural general y amplia que implica análisis de las comunidades humanas, cuyo enfoque se comparte con la literatura, el arte, la música, la sociología, la ciencia, donde el surrealismo y la etnografía son constitutivos de una situación social. Surrealismo en un sentido de ruptura de conceptos, de comportamientos, yuxtaposiciones culturales, realidades extraordinarias que colindan con el terreno de lo soñado, de lo imposible, de lo redimensionado. Tanto en el surrealismo del París de principio del siglo XX, como en esta recreación actual de algunas de sus líneas, la sociedad se ha visto envuelta en crisis sociales. La micro guerra entre los rebeldes y el ejército francés en el Marruecos colonial, a la cual el historiador Maurice Nadeau en su Historia del Surrealismo atribuye características de impacto cultural formativo, tiene su homóloga en la guerra descrita por el escritor cubano, aunque una se considere fundacional y la otra réplica. Es indudable que los fenómenos literarios y artísticos responden a situaciones geopolíticas y sociales. El desborde de consumismo imaginero de la locura produce en el protagonista representaciones zoomórficas, que desde la antigüedad han ejercido la dual capacidad de brindar beneficios y producir daños o temores. Su presencia nos lleva a una reflexión sobre el vínculo existente entre los animales, el personaje, el contexto y el escritor. El tigre de Bengala, la culebra, el leopardo o el cocodrilo, responden a una categorización asignada a lo imaginario arcádico, con preferencia a conceptos simbólicos inherentes a nuestros mitos y tradiciones. Respondiendo a la tendencia actual de evocación premoderna, Eliseo Alberto acude a las formas naturalistas de neolítico cristiano, que han sido fuente de inspiración en todas las épocas de la cultura universal. Beto Milanés, el soldado, se confunde con el soldado de los carteles cinematográficos de los años 30, con las figuras apocalípticas de Lucas Cranach El Viejo, en sueños cuyas imágenes recuerdan el Ángel doméstico de Max Ernst. Lo particular en Caracol Beach es que los animales evocados tienen su hábitat en Latinoamérica, África o la India, cartografías excluidas de los paradigmas de bienestar social, además de ser producto de las prácticas totémicas y zoolátricas de rituales de caza. El tigre de Bengala amenaza al soldado pero no lo agrede porque estaba ahíto de tanta cacería humana en la selva de Ibondá de Akú. Los temores que el tigre produce tienen su contraparte en lo afectivo que surge, en medio de la locura, en la relación del soldado con Strike Two, un perro que invierte los valores racionales y se convierte en cuestionador de “la jauría de coches rabiosos” o de las “manadas de camiones carnívoros” porque “en la selva de los humanos hay caminos intransitables”. El animal es el nexo real con la infancia del protagonista, juega con él, lo cuida y hasta le impide el suicidio una noche de fin de año. Es necesario incursionar en el período cristiano primitivo para rememorar las fuerzas del mal simbolizadas en animales híbridos, imágenes recreadas por el escritor cubano y estilizadas con tendencia a lo fantástico: “tigre con alas articuladas al cuerpo con armonía”, figura refractaria a la claridad del logos que representa, la violencia irracional con alas de ángel. Tal vez la fuente de esta imagen se encuentre entre las descripciones de El Apocalipsis (5.6), preferencias que participan de la antimodernidad actual, aunque lo fantástico e irracional tuvo sus cultores en el arte renacentista, El Bosco anticipa este regreso con raíces en la antigüedad. Con lo que se demuestra que el nihilismo histórico es un exabrupto. Pero representa, tal vez, una de las características posmodernas de la novela, decretar la muerte de la Torre de Pisa o derretir las Pirámides de Teotihuacan, porque estaban hechas de mantequilla, para contar otra historia, la del soldado cubano que moviliza un pasado prehispánico de origen africano, cuya memoria en el discurso subyace como estrategia de crítica ideológica y retórica. Coexisten en Caracol Beach imágenes realistas, miméticas del mundo visible, con contenidos mágicos, míticos y religiosos que estimulan la reinterpretación discursiva en el transcurso de varias reflexiones, luego de las cuales vemos que el escritor no olvida su propósito primordial, entretejer una ficción con obsesiones que vienen del infinito, con subordinaciones inventadas, con horrores imaginarios vividos por personajes de carne y hueso. ¿Quién no ha tropezado alguna vez con una síntesis parecida al pobre soldado loco? Su irracionalidad le sirve al escritor para cuestionar el conceptualismo moderno, como exponente de una época moribunda, en oposición a lo primitivo que regresa con formas ancestrales de vida. La novela de Eliseo Alberto corta la linealidad histórica y reinterpreta formas pasadas en un contexto actual de disolución social, con un discurso que no existiría sin “la vieja manera moderna de narrar”. No es posible asumir la transvanguardia sin pasar por la modernidad. Como respuesta positiva, el escritor crea un formato de mitología propio, no sincrético sino pluricultural, con gusto por las texturas cinéticas e imágenes oníricas. La simbología cristiana, el bestiario medieval, y las formas rescatadas de la memoria infantil del soldado, sumadas a la extensa simbología erótica, nos muestran un híbrido literario que lleva intensa carga de expresión simbólica, la cual activa los mecanismos mentales complejos del lector para responder a interrogantes sobre sus posibles significados. Sobre la función de creencias que mudan sus fronteras para asegurar la existencia de grupos migratorios, sobre todo en relación a otros que no pertenecen a esa comunidad, pero son los dueños del territorio. Edward Said considera que “Existe en todas las culturas que se definen nacionalmente una aspiración a la soberanía, a la absorción, a la dominación”. Comprender este constructo, que se desliza de lo individual a lo colectivo, amerita introducirse en el territorio que predetermina la existencia de las personas que allí actúan: La Bastilla, un bar en decadencia, la casa de Martín en Caracol Beach, expresión de la plutocracia maimera, el deshuesadero, absurda solución habitacional a finales de un milenio cibernético. El viejo olsmobile “un engendro construido con partes y piezas de otros vehículos, “un Frankenstein mecánico” que funciona como centro activador de relaciones de violencia, trasladadas desde la mente del soldado al comportamiento impensado de Laura, Tom y Martín. El alucinado, que ve tigres por todas partes, crea un imaginario cuyos efectos serán colectivamente representados en muertes y agresiones reales, y sus razones ignoradas por las víctimas, quienes viven la emergencia sin entenderla. Tanto los conflictos del movimiento migratorio en Florida como la complicada urdimbre de la pluriculturalidad están expresadas en este relato paradójicamente construido, entre la homogeneidad de una violencia desorganizada y la alteridad de una cultura, cuyos bordes se confunden y se pierden en una noche apocalíptica, donde la certeza de la muerte se convierte en lo inevitable ante la precariedad de la vida. El soldado, sujeto principal del desarraigo, encontró un historiador que destruyó los límites de la red de sentido del sistema racional, produciendo un tapiz polifónico de lenguajes: el de la locura, el de la crisis, el de la irracionalidad, el de la pluralidad cultural, el de los Orisha sincretizados con la Virgen de Regla y San Jorge que, como recurso de subsistencia, consolidaron los esclavos traídos de África y hoy es símbolo de la articulación de diferencias. Todos ellos ofrecen al narrador la posibilidad de entablar el diálogo de la emergencia. Es en esta sustancia-discurso donde la dialéctica configura un excelente lenguaje que envuelve un destructivo contenido, para el cual el escritor sólo pide: ¡Clemencia! Además de salvaguardar la memoria de sus personajes con el testimonio de biografías reales, para reconciliar al lector con seres humanos dueños de nacionalidad, creencias, profesión, aspiraciones y otros detalles que Eliseo describe. Una manera de volvernos a la realidad luego de compartir esa pesadilla de tripolares video-clips grabados entre mitos, obsesiones y violencias. El escritor cubano nos lleva a recordar las alegorías míticas de la narrativa vanguardista de Miguel Ángel Asturias, el dinamismo de las telenovelas, el lenguaje sincopado del rock y la búsqueda de la identidad cubana en la intimidad de los inmigrantes. Mundo actual con sus múltiples hibridaciones, acomodaciones y negociaciones, expresado en un original discurso posmoderno que exige una lectura a contrapelo, cuyas envolventes muestran que la novela no pudo ser escrita sin lo que la postmodernidad niega: la pesq uisa contemporánea del conocimiento y una decidida acción sobre el pasado lejano. Una última instancia aflora desde las páginas de Caracol Beach, elementos que aparentemente pueden parecer conservadores como la religión, la ternura infantil del soldado, la comprensión de Laura, la estudiante porrera, hacia Beto Milanés, la música cubana en un medio rockero, y la actitud del escritor al mantener su autoría intercalada en apariciones esporádicas cuando dice entre otros comentarios semejantes: En prueba del cariño que le tenía como se comprobará al final de la novela, o el anuncio de la muerte de Tom y Martín al decir: Y en esta novela, apenas les quedaban cinco minutos para intentarlo, aspectos todos que además de poner en relieve la heterogeneidad del estilo discursivo subvierten el ambiente de violencia que supura la novela para llevarla a la compasión y a la toma de conciencia social. Tenemos entre manos un relato analítico, descriptivo y coyuntural, una red de sentido que desafía la lectura fácil, escrito por un escritor comprometido con la realidad y la imaginación, con los relatos silenciosos de las minorías y que busca en mitos y creencias sustitutos para conservar la dignidad de los personajes. Postura válida que irrumpe contra la cultura de lo instantáneo, de lo mercantil, contra las respuestas mecánicas al esparcimiento, para escribir la crónica de un día en cualquier lugar del mundo actual. Bibliografía • AUGÉ, Marc (1997). La guerra de los sueños. Barcelona. Gedisa. • BENJAMÍN, Walter (1961). Sobre el programa de la filosofía futura y otros ensayos. Caracas. Monte Ávila. • CARO BAROJA, Julio (1983). Los animales y su representación. Vera de Bidasoa. Itzea. • CLIFFORD, James (1998). Dilemas de la cultura. Barcelona. Gedisa. • ELISEO, Alberto (1998). Caracol Beach. Madrid. Alfaguara. • FRANCO AGUDELO, Saúl (1999). El Quinto no matar. Bogotá. Editores Tercer Mundo. • HOPENHAYN, Martin (1995). Ni apocalípticos ni integrados. México. FCE. • NADEAU, Maurice (1972). Historia del surrealismo. Barcelona. Ariel. • OLIVA, Benito (1983). Postulados de la transvarguardia internacional. Milano. Italia. • SAID, Edward (1996). Cultura e imperialismo. Barcelona. Anagrama. ** Julia Elena Rial majusa@cantv.net Escritora y docente argentina (Tandil, provincia de Buenos Aires). Reside en Maracay, Aragua (Venezuela). Profesora de castellano y literatura en el Instituto del Profesorado de Buenos Aires. Estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires e historia de las ideas latinoamericanas en la Universidad de Chile. Se especializó en literatura latinoamericana en la Universidad de Chile y cursó la maestría en literatura latinoamericana en la Universidad Pedagógica de Maracay. Ha publicado el cuento "La fábula rota" y los ensayos El esperpento en Tirano Banderas de Valle Inclán, La poesía social de José Martí, Las masacres: ortodoxia histórica, heterodoxia literaria (premio de ensayo Miguel Ramón Utrera 1998) y Constelaciones del petróleo (2002). En publicación Memoria e identidad en José León Tapia y el ensayo Identidad, memoria y olvido (mención de honor en el premio de ensayo Augusto Padrón 2005). Colaboradora de la revista brasileña Hispanista. Jurado del premio de ensayo Augusto Padrón 2001 y del premio de ensayo Marita King 2005. Dicta talleres sobre narrativa del petróleo y ensayo en Maracay desde 2002. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** ¿Cuándo vas a dejar de huevear? (cuento poema hip hop para leer de corrido) Rocío Santillana *** Poemas Ana Zhennamir Rivas Delgado *** El sapo burlón Gustavo Páez Escobar *** Nuestro planeta Tierra Erasmo Sondereguer *** Saetas de junio José Álvaro Cálix Rodríguez *** Poemas Javier García Zapata *** Nocturne in E Flat major, Opus 9 Nº 2 Géyser Daniel López *** Poemas Paula Winkler *** Hijos de amor y de rabia Paula Goberna *** Poemas Carla Striker *** De madrugada Ricardo Abdahllah *** El Quinto Cristal (extractos) Eudes Alexánder Moncada *** La tarotista Carolina Meneses Columbié *** Poemas Samantha Barendson *** Preguntas Jéssica de la Portilla Montaño *** Poemas Juan Carlos Céspedes === ¿Cuándo vas a dejar de huevear? ======================================= === (cuento poema hip hop para leer de corrido) Rocío Santillana ===== hora radio programas siete en punto de la mañana te levantas con la meta diaria de leer cincuenta páginas y escribir diez no cualquier borrador que sean válidas armar tu blog comprar un dominio presentarte a premios que no vas a ganar pero igualito hay que intentar irás a un recital o a la presentación de un libro pero además hoy vas a lograr tu objetivo vital vas a aprender a pensar a optimizar el tiempo organizarte la vida no huevear no desviarte de tu camino de escritora feminista guionista poeta bailarina buena persona atractiva y hacerte rica. pero antes levántate haz ejercicio anda a nadar báñate prepara tu desayuno de pan integral combina bien la ropa que te vas a poner píntate la pestaña sal toma tu micro hasta san isidro inscríbete pronto en el registro del consulado deja una foto con el pelo bien corto y sin doble nacionalidad para que puedan identificar tu cadáver maleteado si mueres a manos de algún violador o follador maltratador algo que a pesar de los periódicos a ti no te va a pasar. agarra otro micro anda a darle un besito a tu abuela que todavía sabe que eres su nieta acéptale un tuper de ají de gallina a tu madrina porque hoy no tienes qué almorzar no la hagas renegar dale las gracias y una clase de internet para que consulte su mail ten un detalle con su empleada que tres veces por semana te prepara tu jugo de papaya y naranja. es tarde pero de una vez sácate un seguro médico por si te rompes el tobillo en el micro que acabas de tomar y te toca soltar mil dólares por cada noche de hospital ya que estás en mapfre perú y te maquillaste hazle ojitos al jefe de la unidad de salud que está lindo para invitarlo a tu depa que estrenaste ayer con un cachimbo y acabas de alquilar en miraflores para concentrarte en escribir esa novela que no tienes cuándo empezar. no te enamores pero dale tu celular y ándate ya o nunca vas a llegar a encender tu lap top súbete a otro micro con cuidadito pero bájate en wong que te queda de camino compra agua sin gas y comida preparada verdura hervida y papa a la huancaína no pierdas tiempo en cocinar pasa sin mirar no te antojes de alfajores que eres débil e indecisa y andas con prisa. cuando llegues a la casa ponte a almorzar y lava los platos que dejaste anoche sin lavar que no son de loza ni de cristal para evitar que se te rompan y tener que emplear tiempo en volver a comprar para evitar toda responsabilidad recuerda que devolviste las plantas a la arrendadora para no tener que regar y ya que tus manos están mojadas anda lava tus calzones de toda la semana joder hoy día toca recoger de la lavandería los pantalones y el top que te vas a poner a las diez para ir al concierto de dan den con el torbellino de amor que te quieres agarrar otra vez ése que vino en un plis al saber que habías vuelto de madrid. a propósito antes de salir llama a tu mamá que te extraña y no sabe cuándo vas a regresar y ya que abriste internet contesta los mails que te mandan tus amigas de españa, santo domingo y la habana chatea un rato con tus amantes y tus ex john aldo y hatuey ¡las diez! está bueno el concierto así que baila hasta las tantas porque te encanta sandunguear y te costó cara la entrada pero como más te gusta follar amanécete con el cuero que está más bueno que el concierto y que te pregunta y tú flaca a qué te dedicas y le cuentas tu día lleno de cosas improductivas y te mira y te dice pero tú cuándo escribes y piensas en dejar de lavar de limpiar de ir a la lavandería encerrarte renunciar ver a tu familia vivir del aire o alimentarte sólo con batidos herbalife vivir cochina ilegal renunciar al amor al sexo al baile a nadar a estirar la espalda a orinar a menstruar para no tener que comprar papel ni toallas higiénicas piensas en dejar de hacer todo eso y en tener un marido rico que te garantice una existencia tranquila te organice la vida y el tiempo reproductivo el blog la ropa la comida los envíos las facturas las colas en wong y en inmigración para poder dedicarte por fin a escribir esa novela que ya ni te apetece y es una condena que vas a tener que cumplir antes de volver a madrid. y el cuero que te acabas de gozar te bromea al oído con marido vas a dejar de bailar y follar conmigo. pero tú sabes que ni hablar eso no va a ocurrir porque bailar y follar es lo único de lo que sabes escribir eso sí cuando tengas tiempo cuando dejes de huevear cuando aprendas a pensar y a vivir si es que algún día aprendes. ** Rocío Santillana rocio.santillana@gmail.com Escritora peruana (Lima). Reside en Madrid, donde ha trabajado como guionista de series de TV como MIR, Calle Nueva o La sopa boba. Actualmente escribe en Lima su primera novela. Mi otra lengua es su primer cuaderno de poemas y cuentos. === Poemas Ana Zhennamir Rivas Delgado =============================== *** La luz del santo Vibra la llama sostenida por su voluntad de piedra. Franquean el rigor oleadas insondables de dolor... Y a veces tiembla. *** Al alba Surjo Como el día surjo de entre mis cenizas No he medido el daño del derrumbe mas parece cierto que nada quedó en pie ¡Terremoto en la conciencia! Aunque que ahora que lo pienso antes de esto, Casi nada lo tenía construido Tal vez sería bueno empezar algo con el alba. *** Lección de historia Una por una cayeron las columnas del imperio y las lágrimas del hombre, —del último hombre que quedaba en pie—, naufragaron en la arena. El moho y el silencio nacieron en las ruinas. Pero nadie contemplaba el verde moho, húmedo, optimista, y nadie se quejaba del repiquetear agujereante del silencio. Caminante, si Hermes enodios en desvío, te llevara a transitar por aquel puerto detente a escuchar por un momento las voces que renacen del olvido... ¡Acaso aquel instante, sin saberlo, sea alquimia de tu rumbo en el camino! *** La raíz perdida Hermosa flor arrancada del paraje fuiste a languidecer en mitad del pavimento gris y mendigante, con tu raíz perdida. La mano digna que antes se extendía al campo recogiendo mies, ahora suplicando le arranca algún mendrugo a la fingida caridad del que la ve... ¡Indígena robado del ensueño, conoces la mirada de esos rostros como de quien contempla a un adorno feo que enturbia su pared..! Voy, y al pasar me consumo en la vergüenza de verte allí postrado. Algo de mí agoniza en tu mirada y languidezco, hermano, también yo languidezco con mi raíz perdida... ** Ana Zhennamir Rivas Delgado a_tavacare@yahoo.es Escritora venezolana (Maracay, Aragua, 1972). Trabaja como correctora de estilo. Su obra permanece mayoritariamente inédita. === El sapo burlón Gustavo Páez Escobar ============================== (Nota del editor: el presente cuento obtuvo, en 1971, un premio literario promovido por el diario El Espectador [http://www.elespectador.com], de Colombia, y fue incluido en el primer libro de cuentos del escritor y periodista colombiano Gustavo Páez Escobar, titulado igualmente El sapo burlón. Hoy lo presentamos a nuestros lectores por una gentileza de su autor). El sol reverberante de esa tarde cargada de fatiga arruinaba el buen humor con que me había sentido en la plaza del pueblo, a la salida de la misa de doce. Ahora regresaba a la vereda, con mi mujer al lado, como siempre ocurría inevitablemente todos los domingos. El último aguardiente lo había apurado a medias, sin sacarle todo el sabor del anís, a tiempo que mi mujer me tiraba de la camisa y me obligaba a abandonar la tertulia de amigos que se quedaban festejando el domingo en el único toldo que se tendía en el pueblo. Y mientras silenciosamente nos deslizábamos por el camino curvado que ya casi me sabía de memoria, la bendita de mi mujer aún corría en su camándula las últimas pepas que le habían quedado pendientes de sus interminables padrenuestros; creo que aquello era una costumbre morbosa o maniática, pues ningún movimiento se veía en sus labios, a pesar de que las cuentas del rosario caían con increíble precisión. Yo, entre tanto, con los varios aguardientes que llevaba entre pecho y espalda, tropezaba de vez en cuando con las piedras del camino, pero procuraba mantenerme enhiesto para evitar que mi mujer me encarara una vez más mi condición de borracho que tantas veces y a cada rato solía refregarme. Que yo era un vago, que era un parásito, que no producía nada, me lo había repetido infinidad de veces; y en verdad que me sentía acomplejado, pues de tanto escuchar aquellas expresiones, había terminado creyendo que eran ciertas. Por eso marchaba ahora en silencio, todo sumiso y hasta acobardado, siguiendo sus pasos a prudente distancia. Para distraer la monotonía que aún nos separaba de la casa, me había puesto a pensar en la Dolores, con quien me había tropezado en el pueblo, toda juvenil y que con su vestidito dominguero, que se replegaba dos centímetros arriba de las rodillas, se volvía terriblemente apetecible. En el encuentro le había lanzado un piropo, y ella se había reído. Y ahora, cuesta abajo, mientras no sé en qué más pensaba, de pronto mi mujer sorprendió una sonrisa en mis labios. Me regañó. Y me dijo que hasta malos pensamientos serían, si era capaz de reírme solo. Yo preferí no refutarle nada y continué pensando en la Dolores, aunque de ahí en adelante sólo sonreía en mi interior. Comparándola con mi mujer, ésta me parecía insípida. Pero también me creía indigno de aquélla, si era un vago, como mi mujer me lo recordaba a cada momento. Pero lo peor era que también la Dolores, una vez que le propuse que nos escapáramos, me había dicho que, como no producía nada, no podía sostenerla. Los pensamientos iban y volvían. Las curvas del camino parecían interminables. Los árboles, que otras veces se agitaban sin cesar, permanecían ahora quietos. Un bochorno inaguantable hacía destilar a chorros los diez aguardientes que me había tomado en el toldo del pueblo. A la mitad del camino salió de pronto un sapo y por poco lo trituro con el pie. Se veía sediento, como yo lo estaba. Y quedó mirándome fijamente, con una mirada que me impresionó. El animal sudaba también. Yo siempre les había tenido fastidio a los sapos. Pero éste era distinto. Sus formas las encontré graciosas, y su mirada, de una fuerza extraña, me hizo recordar los ojos de la Dolores, que también despedían chorros de vivacidad. Su cuerpo diminuto no ofrecía el aspecto rechoncho y repugnante del común de los sapos. Con una varita que había quebrado en el camino, le toqué la cola y el animal dio tres saltos. Y a cada nuevo contacto seguía avanzando sin desviarse de la ruta ni pretender escaparse. Se convirtió no sólo en mi entretención, sino también en mi compañía; y en verdad que era mejor compañía que mi mujer, pues mientras ésta avanzaba sin atravesarme palabra, aquél parecía enterado de mi soledad y solidario con mi tragedia. Pero mi mujer, que a la larga se cansó del silencio, se me fue acercando y terminamos ponderando la agilidad y esbeltez de los saltos del animal, hasta que llegamos a la casa. El buen animal sació la sed contenida en una lata que mi mujer le sirvió a la sombra del corredor. Y desde aquel momento —¡quién lo creyera!— el animal se convirtió en el mejor amigo. Sin mucha dificultad lo fui domesticando, hasta llegar a transformarlo casi en una persona racional. Mi mujer se encariñó de él y creo que hasta llegó a apreciarlo más que a mí. Nos dedicamos a enseñarle algunas gracias, que aprendía con tal rapidez y desenvoltura, que terminamos desconcertados. Cuando, por ejemplo, yo le silbaba un aire, se paraba armoniosamente en sus patas traseras, y al cambiarle el tono, hacía lo mismo sobre las delanteras. Y si golpeaba el suelo, comenzaba a dar brinquitos en el aire, que semejaban una especie de danza indígena, y que sólo concluía al oír un nuevo golpe. Al pronunciar ciertas palabras, alargaba una de sus extremidades, en plan de saludar. La fama del sapo se divulgó y muchas gentes comenzaron a llegar deseosas de conocer sus habilidades. Después eran verdaderas romerías. El animal se nos fue pegando al afecto y logró que mi mujer y yo fuéramos más el uno para el otro. Abandoné el aguardiente y mi mujer dejó de ser tan rezandera. Alguien me aconsejó que explotara aquellas habilidades, y así lo hice. En los días de mercado salía a los pueblos vecinos y el dinero comenzó a llenar los bolsillos. ¡Aquello era un prodigio! Algún día volví a pensar en la Dolores. Ya no era el holgazán de antes y el demonio de la tentación me revolvió las entrañas. Ahora tenía cómo mantenerla. Pero todo llega a su fin. Un día, después de la misa de doce, el cura llamó aparte a mi mujer. De lo que sigue, no quisiera acordarme. Aún veo la expresión angustiada de mi mujer cuando, tirándome de la camisa como en mis tiempos de borracho, me sacó del espectáculo y me llevó a la orilla del río. Se quedó observando al sapo y me invitó a que examinara los ojos saltados con que en esos momentos nos miraba. “Está poseído por el demonio. Me lo acaba de decir el señor cura”. Y antes que yo pudiera hacer nada, lo agarró histéricamente y lo tiró al río. Sólo alcancé a escuchar que el buen animal, mi entrañable amigo, lanzaba un sonido gutural, sordo, angustiado, mientras desaparecía debajo de la corriente. En el toldo de la plaza me reencontré con los viejos amigos. En el décimo aguardiente mi mujer me tiró de la camisa, pero esta vez no le hice caso y tuvo que regresar sola a la vereda. El aguardiente me arrancó lágrimas. Y más tarde no pude evitar el volver a pensar en la Dolores. ** Gustavo Páez Escobar gustavopaez@cable.net.co Escritor, periodista y académico colombiano. A los 17 años escribió su primera novela, Destinos cruzados, publicada dos décadas después y luego adaptada como telenovela nacional. En 1971 se hizo conocer como cuentista con “El sapo burlón”, trabajo galardonado en un concurso promovido por el diario bogotano El Espectador (http://www.elespectador.com), y que diez años después le daría título a su primera colección de cuentos. Ha incursionado en la narrativa, el ensayo, el periodismo, la biografía y la crónica de viajes. Ha escrito alrededor de 1.800 artículos de prensa y hoy lleva una columna virtual en El Espectador. Ha sido jurado de diversos concursos y ha obtenido varias condecoraciones durante sus 37 años de labor literaria. Además de los ya mencionados, ha publicado los libros Alborada en penumbra (novela, 1974), Alas de papel (prosa periodística, 1977), Caminos (ensayos, 1982), Ventisca (novela, 1989), Biografía de una angustia (biografía de Germán Pardo García, 1994), La noche de Zamira (novela, 1998), Humo (cuentos, 2000), El azar de los caminos (viajes, 2002), Laura Victoria, sensual y mística (biografía, 2003) y Ráfagas de silencio (novela, 2007). === Nuestro planeta Tierra Erasmo Sondereguer ======================== I Y vendrán otros seres a la Tierra destruida Y hallarán una historia de inconsciencia suicida Abrirán un museo Un inmenso museo Y serán exhibidos Aquí están los humanos Seres sabios, algunos Ambiciosos, dementes Santos, cristos, malvados. Andarán por las ruinas De los griegos, romanos Y la América libre Desde el sur hasta el norte Donde fueron los Incas Los Aztecas, los Mayas Y verán los estadios De Pelé y Maradona Mucha mezcla en un circo Que es humano y rezonga Y al final, ¿qué ha quedado? Destrucción y deshonra. Es la tierra de Hitler Napoleón y Mahoma De Pascal, Mahatma Gandhi De Leonardo, de Shakespeare Y las bellas señoras: Pompadour, la Curie y la dulce Madonna Pasen, entren, contemplen El poder y la gloria. Aquí tienen un tigre Un león, una foca La ballena gigante Un gorila sin manos, Sin cabeza y le siguen Tiburones sangrando Las aletas le roban Elefantes y rinos Acabados sin gloria. Extinción sin reservas Y el humano se mata Es suicidio sin honra Es cantar pa’el carnero Cercenando la historia. Un pasado ha quedado Claridad entre sombras Y el inmenso museo Que es la Tierra deshecha Fue glorioso planeta Que ha caído a la lona Y vendrán otros seres Del espacio infinito Individuos diversos Que en los campos desiertos Donde nada se advierte Construirán edificios. Cada vez serán menos Las riquezas humanas Que podrán divisarse Pues culturas mezcladas Harán nido en la Tierra Sepultando lo viejo Lo extinguido, inservible Y el inmenso museo Será sólo la historia De la historia que un día Colapsó sin remedio Pareciendo al presente Que ya está sin memoria. Aunque habrá seres nuevos Que anhelando saber Sobre quienes poblaron El antiguo planeta Se harán muchas preguntas ¿Qué pasó? ¿Por qué fue El desastre que hiciera Perecer a la tierra? Un calor paulatino Derritiendo los hielos Que en los polos había Y otras zonas cercanas Produjeron crecida De los mares y ríos Inundando sin pausa. Hubo vientos terribles Que arrasaron, matando Y más tarde la calma Una calma mortuoria Extendida en mortaja. Acabado el espanto Que el humano lograra Descendieron las aguas. Al enfriarse el planeta Los glaciares se hicieron Y millones de cuerpos En los hielos quedaron Al llegar otros seres Ya la tierra volvía A crecer y formarse Un terreno baldío Sin control, con el ritmo Natural de las cosas. Y los seres diversos De diversos planetas Fueron nuevos colonos De una Tierra desierta. Los perdidos humanos ¿volverán algún día? Qué poquito fue el tiempo Que estuvieron viviendo Comparándose el lapso Con el Gran Universo Que en millones de años Fue cambiando y creciendo. ¡Qué poquito fue el tiempo! Y han dejado una estela De silencios y espectros. II ¿Oh, por Dios, sucede? ¿Qué inconciencia nos puebla? Mantengamos constante El anhelo y salvemos Nuestro amado planeta. Y dejemos las luchas Las terribles matanzas Se nos cae, se derrumba El hogar que destruimos. Nos segamos idiotas Sin sentir que perdimos. Y hay reuniones muy pálidas No llegamos a nada Y el calor va subiendo Se nos quema la casa. ¿Qué inconciencia nos vive? Que peleamos por pocos Pedacitos de tierra Y no vemos, ¡Dios mío! Cómo cae el planeta. Al talar bellos árboles Al matar animales Y terribles venenos Los lanzamos al aire. ¿Qué esperamos, acaso? ¿Qué la tierra se acabe? Aguardemos, entonces O mejor, prosigamos Apurando sin tino El fatal desenlace. III Se ha conversado, se ha discutido Sobre el efecto de invernadero Y esas personas que lo platican Son grandes líderes, aunque pequeños. Y los acuerdos a ciertos plazos son más palabras que hechos concretos. Y sus conciencias tienen miopía Falta de tacto, grave sordera Pero la lengua la mueven rápido Para intereses como es la guerra. A las cansadas hacen reuniones Reuniones cumbres, altisonantes ¿Y qué resuelven?, ¡triste miseria! Es de este mundo que ellos platican Como si hablaran de otro planeta Es increíble, nos horroriza Que dependamos de aquella gente Que dependamos y que decidan Sobre la suerte de una sentencia Que poco a poco se va cumpliendo Por amplia falta de la conciencia. Hagamos gala de ser humanos Y no vergüenza de que lo seamos. ** Erasmo Sondereguer erasmo@laufquen.com.ar Poeta y narrador argentino (Buenos Aires, 1939). Es empleado administrativo. Ha publicado el poemario Canto y realidad (1970) y la novela Regresa para regresar. === Saetas de junio José Álvaro Cálix Rodríguez ====================== A pesar de los problemas que a menudo enfrento para levantarme temprano, esta vez tuve cuidado de llegar a tiempo. ¡Y vaya que me costó!, si no que lo diga mi madre, a quien le pedí que me despertara (por poco tuvo que recurrir al vaso con agua...); aunque por supuesto no le conté a dónde iba ni, mucho menos, le confié cuál era ese “asunto urgente” que exigía “madrugar”. Valga decir que eran quince kilometros los que tenía que recorrer para llegar a la cita, una cita con la historia, puede agregarse con propiedad. Con la camisa empapada de sudor (nada a tono con las formalidades académicas), tras algo más de una hora de faena, llegué, como dije, a tiempo. Encadené la bicicleta a uno de los barrotes de la barda perimetral, saqué el bote de agua y fui a buscar el sitio más conveniente para sentarme. Se suponía que iban a comenzar a las siete y media, justo la hora que marcaba mi reloj cuando llegué al Campus. “Para variar”, no comenzarían a la hora. La mañana aún era fresca, aunque se advertía que iría calentando hasta merodear los treinta grados. Poco a poco la gente iba colmando el local, entre poses y movimientos precipitados en busca de los mejores puestos; lo cual, desde mi leal saber y entender es una decisión de suyo relativa, sobre todo cuando de bancas de cemento se trata. Pero quién no conoce a los humanos y sus afanes por marcar territorio. Enseguida fueron llegando mis compañeros, a los que, para hacer tiempo, intenté repasar uno a uno. Como es costumbre, desde ya asomaban los camarógrafos, para acomodar tomas desde la parte alta del escenario o en los patios con grama del edificio. El ambiente comenzaba a teñirse con el ropaje negro de la ocasión. Se veían muchos rostros ávidos por que el acto iniciara y, justo es decirlo, no dudo que también desearan que acabase pronto. No expresaría lo mismo de algunas madres (pienso en la mía sin poder evitarlo) en cuyos ojos noté un brillo inusitado, que matizaba un poco la aspereza del ritual. A las ocho y minutos el Coro rompió el murmullo de la gente, entonaba con épicos arrestos el himno nacional. Un aire solemne dominaba mientras se escuchaba el cántico, como si las notas descendiesen del cielo; y así, con el pecho henchido, algunos sentíamos —supongo que no sólo a mí me ocurría— la presencia de una fuerza inexplicable que por momentos nos libraba de los bajos pensamientos. Sí, pero lo bueno es siempre breve, al concluir la intervención del Coro, el bullicio volvió a la carga como un agitado avispero. No faltaron personas del público que iban sacando las sombrillas, atiborradas por el sol que acaba de librarse de un banco de nubes. El maestro de ceremonias continuó con el programa. En algún momento casi no le prestaba atención, y a hurtadillas me fui por un rato a cuando el profesor de derecho romano nos decía: “Hoy ingresan a esta facultad... donde no faltarán escollos, mas para los de vocación genuina, serán apenas los primeros trazos en la senda de un jurista”. Palabras muy inspiradas, qué duda cabe. ¡Ah, pero cuánto se esconde detrás de un decálogo y una Constitución! Ahí comencé a conocer a estos compañeros que habitan el recuerdo de mis años de estudiante, años de idilio, cuando con ingenuidad creíamos que el saber se resumía en un discurso inspirado, en la teoría de Kelsen balbuceada por algún catedrático o, simplemente, en la euforia de un examen aprobado. Los suspiros de aquel tiempo tenían la enjundia de quien nada teme, nada debe; acorazados por la hidalguía, templados por la sangre caliente que nos arroja en la vertiente de los sueños. Sin embargo, entre día y noche, se fueron moldeando nuestras personalidades; mudando la piel que nos tornara en tal o cual clase de adultos, presionados por esa voz entre las sombras, ésa que nos pide no desentonar con el gris del ambiente. Me puse a observar a Martínez, el de bigote recortado, en la segunda fila, si uno comienza a contar desde la parte baja del anfiteatro. De los más inteligentes. Yo diría que su interés está en la política más que en el derecho. Hijo de un encumbrado dirigente de uno de los partidos que gobiernan el país. Muchacho en sus cabales... cuando de amigos se trata. Lo veo con una firme carrera por delante; estudioso de la sicología de masas, hábil para colarse en los entramados de poder. Tiene casta el hombre para esos caminos enrevesados. Sin embargo, huelga decir, debe ser cauteloso, ya que ahora muchos se perfilan —y a costa de cualquier artimaña— en las arenas del juego político. Muchas anécdotas inolvidables con Martínez, cualquier cantidad de buenos momentos. Excepto, cuando tocaba hablar de política. Allí está Marcelo, nadie discute acerca de su vocación: “¡Se equivocó de carrera!, él nació para ser poeta”, él que se defiende: “No dejo de serlo por ser abogado”. Marcelo, el joven bardo, que si le daban orilla, retocaba en fina prosa hasta el más destemplado discurso. Lo conocí desde la clase de filosofía; hablaba poco, casi no daba la vista de frente. Sí, era esquivo y creo que lo que no decía... lo escribía. A pesar de eso, ¡cuánto decía cuando se animaba! Con él... pocas experiencias; casi siempre me pareció una sombra que vagaba por los pasillos de la facultad, siempre observando, como si grabase cada detalle, momentos que los demás suelen ignorar. Armando es el de lentes oscuros, en la misma fila de Marcelo, siempre bien rasurado, la piel alba y su aspecto enjuto. Fue de los mejores alumnos; siempre tan concentrado, tan puntual para acertar con su afinado análisis jurídico. Desde antes de terminar las clases, una firma de abogados de buena aureola lo acogió como procurador. En sus ojos brillaban los códigos; y desde su figura arropada en saco y corbata, nada costaba vislumbrar a un prominente hombre de leyes. No me llevé mucho con él; prefería codearse con personas de otro aire; era inusual verlo en un círculo que no fuese el de las oficinas alfombradas, los autos elegantes y los regios portafolios. Muy serio el Armando; siempre tan leal, tan incapaz de decir algo en contra de lo establecido. No alcanzamos a ser amigos, lo confieso; prejuicios a lo mejor, pero nunca terminó de agradarme. Unas filas más arriba, cerca del pasaje de gradas que conduce al escenario, allí vemos a María Luisa; se gradúa porque Dios es grande, o mejor dicho, porque ella tiene el don de saber mirar; me refiero ciertamente, a la temible capacidad que poseía para alcanzar a ver las respuestas de los compañeros. No importaba si estuviesen correctas o no, de cualquier modo les sacaba provecho. Se ve tan alegre, lista para sentir el orgullo de portar el título entre sus manos, en honor a tan descomunal esfuerzo. Ya me fijé en Ramiro, el del pueblito del sur; le costó un mundo venirse a estudiar a la universidad, no porque él nos lo haya contado; lo hemos visto con nuestros ojos. Sin embargo, ahí fue saliendo adelante, a veces trabajando, a veces... a veces no sé cómo sobrevivió, que préstame diez, te los pago mañana, en efecto, los paga hoy, que préstame otros veinte para fin de mes; que se olvida pagar, pero ahí está a la semana siguiente sin deberte nada. Insistente el muchacho, y hoy más que nadie siente en el alma este momento. Quisiéramos ver a Hipatia, simpatías aparte, la de los ojos claros. Pero eso no es posible. La noticia nos cayó como plomo. Quién iba a pensar que no se estaría graduando hoy; cómo haber imaginado que moriría tan joven. Hipatia, la que desafiaba con buen tino los dogmas que algunos profesores querían imponernos. Nadie tuvo jamás en nuestro tiempo universitario el talante que ella mostraba. “El derecho”, solía decir, “oscila entre dos impulsos: reforzar a punta de normas injustas el statu quo, o bien, convertirse en instrumento para el cambio social...”. “¡De nosotros depende...!”, decía. En el día de sus funerales, qué pena, no asistió ningún compañero, con eso de que todos se confiaron a que el otro iría..., pero en honor a la verdad, muchos tenían miedo a que la policía los asociase con ella, porque era indudable que la policía iba estar husmeando por ahí. No me gustan los funerales, y está de más decirlo ahora, pero acepto sin contemplaciones que... me arrepiento de no haber ido yo tampoco. No sé, a lo mejor exagero, pero aun así me atrevo a pensar que vidas como la de Hipatia son un espejismo, un trazo subreal que sólo podría caber en el interior del Campus. Fuera de ahí, la realidad adquiere una fiereza que devora cualquier ideal... Ojalá que yo estuviese equivocado en esto... A lo mejor no esté bien pensarlo, pero... desafío a la vida para que me muestre lo contrario... Es una digresión, lo sé, de seguro, ecos del espíritu de Hipatia, pero admito, sin rodeos, que la ausencia de rumbo ha perdido ya en mí su encanto; empero, ni se me cruza en la mente, ¡por Dios!, ponerme al cuello el lazo de la rutina de este empobrecedor mercado; debo seguir huyendo, mientras tal vez, quién sabe, encuentre una razón que valga la pena. He ahí, pienso, mi única utopía: la condición de posibilidad de encontrar un sentido. Sueño despierto, sepanlo todos, que en una de esas vueltas de la vida logre por fin escapar de esa insulsa domesticación que veo en la gente, sin que yo me tome a mí mismo como un rebelde desprovisto de motivos. Casi sin advertirlo, infalibles, han pasado los minutos, la graduación está a punto de terminar ya. Cada uno ha sido llamado para recibir su título, menos yo, por supuesto. Sin embargo, aquí estoy, desde las afueras del anfiteatro, observando la escena con mi par de binoculares. Está de más quebrarme la cabeza en justificar los motivos por los cuales tuve que abandonar la carrera, aunque a leguas se entiende que me faltó tomar los estudios en serio, lo cual no es fortuito, si se toma en cuenta, reitero, que nunca pude encontrar incentivos para someterme a la rutina. Pero no se malentienda, mi condición no implica, en lo absoluto, que lleve prejuicio hacia aquellos que lograron adaptarse... De ninguna manera. El calor es sofocante, mucho más para los que llevan puesta la toga, pero aún resta el acto final, algo que si bien no está en el programa se ha vuelto parte de la tradición. Así, jubilosos, los titulados se quitan los birretes para lanzarlos al aire, por encima de sus cabezas; no obstante, contra lo que debería esperarse, impulsados por un vendaval, los birretes, tal si fueran cometas, con las borlas amarillas a manera de colas, comienzan a elevarse más y más, sin que regresen ya a las testas vacías. Puedo observar la angustia de todos, menos la mía... claro está. ** José Álvaro Cálix Rodríguez valaroclaxi-americo@yahoo.com Escritor hondureño (San Pedro Sula, 1970). Es investigador social y analista político. Relatos suyos han sido publicados en periódicos literarios de su país y en el sitio argentino EnCapítulos.com. A finales de 2006 publicará su primer libro, una colección de veintiún cuentos. === Poemas Javier García Zapata ====================================== *** Mujer de todos los días No, tú no eres un ángel, y qué bueno. Me estorbarían tus alas para volar por tu cama persiguiendo tu aliento. Es estrecho mi armario para guardar una aureola. Te prefiero mujer, con senos, con sexo, gemidos y caricias; mujer de carne estremecida hasta mis huesos, de huesos flotando por mi piel con su deseo sin ropa de rubores, sin nubes de por medio, Te quiero sudando mis sentidos sobre el alero de tus párpados; sorbiéndonos las ganas hasta el tuétano, temblando en tus adentros sobre el arco triunfante de tu espalda de excursión por el cielo; trotando tú, concretamente asible, mientras te toco y veo. Te quiero así, terrestre, terrenal, celeste fruto de la tierra, eternamente temporal, mujer terrena de polvo y de jaquecas. ... Mujer de todos los días, mujer de uno solo: en tus alas carnales, elévame; en la diadema de tu pelo, enrédame; en la transparencia de tu vientre, revíveme; con el lenguaje de tu pubis, enciéndeme; con las aureolas de tu pecho, coróname; en el paraíso de tus muslos, sálvame de mí. *** A tu lado A tu lado me tiendo como una sorda nota en busca del sonido; tu pentagrama azul es el milagro cuando el silencio amaga con su estruendo nocturno. A tu lado me extiendo y soy la hiedra amante y victoriosa, una dispersa nube que se va compactando para vaciar su sed en tus estrechos lagos. A tu lado me atiendo como en feudales campos, y tomo de los frutos vibrantes de tu pecho, del vino de tu boca, del cereal de tu cuerpo, de la leche que mana de tus cantos; y me unto en tus manos, y me grito tu nombre con los labios cerrados, y te doy mi semilla como mínimo pago. A tu lado me entiendo... No sé si queda claro. *** Súplica Apiádate de mí como si fuese un verso roto cojeando por el aire; un libro enmohecido, medio litro de sol perdido en el desastre, un árbol desahuciado, una caricia interrumpida por la furia de la tarde. Como si fuese un viejo parque abandonado por las aves y los niños, una alma atropellada a media calle aullando para todos y por nadie... Apiádate de mí como una esposa sorprendida por su amante en el engaño inevitable. Mira mi corazón, mira la tarde en que se hunde y que renace sólo para decir: Apiádate; apiádate de mí como mis manos solitarias que van tocando puertas sin estreno, buscando tactos nuevos que su dolor acalle. Como nunca lo hiciste cuando te suplicaba una caricia, entre mis miedos nocturnales, apiádate de mí: no vuelvas a buscarme. *** Y sin embargo, te espero cuando la eternidad termine respondiste segura y te alejaste de prisa no me diste tiempo de preguntar si tu regreso será por la mañana o por la tarde de cualquier forma te aguardaré con rosas en la puerta y la alcoba conservará tu fragancia amanecerá otra vez *** Impaciencia (Ésta es la última vez que yo te quiero. En serio te lo digo). Jaime Sabines ya me cansé de creer en ti y en la reencarnación que me amarías dijiste en la otra vida lo mismo fue la primera se acabó mi paciencia por sexta vida te digo es la última vida que te doy *** Cuando el amor se canse de nosotros A veces, frente a la tarde, me gusta imaginar que somos como el agua circular reciclable en las entrañas de la fuente abrazándose siempre. Y pienso que somos piedra y agua encontrándonos los labios encima de montañas, o quizá bajo el puente. Y me gusta creer que cuando el amor se canse de nosotros no estaremos tú y yo para saberlo. ** Javier García Zapata jabbier@yahoo.es Escritor mexicano (1965). Estudió parcialmente la carrera de letras hispánicas y se desempeña en el sector educativo. Ha publicado un libro de crónicas y dos de texto escolar. Publica, a partir de febrero de 2008, en páginas de la red como La Casa de Asterión (http://www.lacasadeasterion.net) y Los Cuentos (http://www4.loscuentos.net). === Nocturne in E Flat major, Opus 9 Nº 2 Géyser Daniel López ======== Presencia Cuando pasó no lo creí, pero fue así y por eso lo maté. La mujer lucía una sotana de seda blanca que arropaba su figura y con sus manos pulcras tanteaba las zonas delgadas del niño que yacía tendido sobre la cama. Era como si la madre implorase que ningún aliento se marchara de aquél deslucido cuerpecito y que ahora la observaba con ojos redondos, brillantes, despidiendo con mirada de mamita no me abandones, mamita. Por ello cuando pasó, no lo creí, pero fue así. El ángel que esperaba en el marco de la puerta con brazos cruzados, un albor brillante que escapaba de las alas como si fuera un manto de luz divina, se limitaba a esperar. Yo vi el ángel. Vi la muerte también del otro lado como un perro nauseabundo de colmillos afilados que de vez en cuando se acercaba a la madre y al hijo y moqueaba del hocico un poco de baba. La muerte y el ángel estaban allí esperando el cuándo dentro del dónde. Cuando pasó no lo creí, y de pronto la madre dijo, No, y abrazó a su muchacho destripando el sentimiento, luego sentenció, jamás te abandonaré mi Jeremías, y con las manos mojadas lo acarició besando hasta las esquinas más remotas de aquel ser de carne y hueso, pero era tarde, la muerte y el cielo esperaban y fue en ese preciso instante cuando vi salir una luz potente del cuerpo de ella filtrándose dentro de los orificios del tendido que cayó desplomada sobre el suelo como roca desfallecida. Aquella noche triste de lluvia y llanto el niño abrió los ojos monumentales lleno de vida como descubriendo todo por primera vez y con el índice insignificante señalaba a la mujer blanca dormida sobre el suelo y agachando el cuerpo de infante, justo de rodillas murmuró casi en secreto su mamita tengo hambre, pero ella no respondió. Y pasó, y no supe qué hacer. El corazón se me partió y repitiendo las profundas y misericordiosas palabras de su madre abracé su cuellito con estas manos y apretando fuerte presencié cómo sus ojos, al respiro, se iban lentamente cerrando, y cerrando. ** Géyser Daniel López geyserlopez@hotmail.com Escritor venezolano (Caracas, 1980). Reside actualmente en Canadá. === Poemas Paula Winkler ============================================= Con una fuerza descomunal que sobrevolara ríos y pampas buscaría el océano implacable para poder vencer la vida y vencerme. Brazos que huyen del silencio, elevados como ciprés carcomido se deslizarían quizá entre las sábanas como la loca de un hospicio. Pero la pantera que se aloja en mí no ha querido me disfrace, por eso escribo estos versos, tan improbables como vacíos. === Hoy un texto, trama indigna, busca la palabra exacta que nombre y me nombre. === Vuelve la desazón de saberse viva y muerta en la madrugada de un día gris prostituido y decadente, como las luces de ese cartel que incitan en cualquier ruta a buscar estiércol y beber alguna gaseosa insípida. === Tengo un dolor que aguijonea me desangra este dolor de loca, tengo un dolor de vieja tuerta que apuesta cuerpo y alma en el circo urbano de la estupidez donde la palabra se hizo hueca, resto de aquel abismo transitado, aunque una patota de ángeles se desternilla de risa. Tengo un dolor desvencijado, repetido, por no nombrar al verbo que fue primero, trasformado en sustantivo después, como la realidad azarosa e imberbe toda ésa que no alcanza en la vigilia pues sólo lo real se sueña es un dolor de loca buena. Tengo un dolor que horada sin remedio ineficaz, innecesario este dolor como el del poema que enmudece es un dolor de silencio. Tengo un dolor banal dolor de haber gritado lo suficiente, de vieja tuerta que imagina poder morirse sin la muerte. === Cómo quisiera trasformar estos versos besar sus mejillas, deslizarme en el desierto de hielo y desnudar nuestras apariencias en una bañera de escándalo. Cómo quisiera no querer amar a este amor cómico e inconcluso, filoso como el puñal y fugaz como un cometa en mis noches de miedo. ** Paula Winkler Escritora argentina (Buenos Aires). Doctora en derecho y ciencias sociales y magíster en ciencias de la comunicación. Ensayista y cuentista, ha publicado el libro de cuentos Los muros, la nouvelle Cartas escritas en silencio para el viento y el libro-objeto Cuentos perversos y Poemas desesperados, además del ensayo El discurso argentino de la mentira, del cual es coautora. Ha recibido el premio Jorge Luis Borges de la Fundación Givré (1989), el premio publicación categoría cuento de Ediciones Nuevo Espacio (2003), y el mismo premio en la categoría cuento breve (2005). Textos suyos han aparecido en revistas como Híbrido Literario, El Escribidor, Letras (Buenos Aires), Everba (Universidad de Berkeley), Turia (Aragón, España), Hontanar-Cervantes, (Meulbourne, Australia), Brújula Compass (Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York), y en la revista del Lake Forest College, (Departamento de Literatura y Lenguas Extranjeras de Chicago). Su cuento "Esperando instrucciones" ha sido traducido al alemán por la escritora y traductora Lilith Tetzner. === Hijos de amor y de rabia Paula Goberna =========================== —¿Estás segura? —le preguntó él mientras caminaban. —Sí. —Podría ser peligroso —trataba de persuadirla pero parecía impermeable a cualquier razonamiento lógico. Se detuvieron y ella lo miró a los ojos. —Tengo que hacerlo... Necesito hacerlo. —Esto no nos afecta directamente. ¿Para qué arriesgarnos? La chica posa sus manos sobre su vientre embarazado. —Quiero que crezca pudiendo decir lo que piensa. No es cuestión de ganar, es... al menos hay que intentarlo. Su mirada reflejó comprensión. —Nos quedaremos al fondo —allí estarían seguros si pasaba algo. —Está bien —la chica cedió ante la petición. Se acercaron a los manifestantes. A través de cánticos y manos alzadas pintadas de blanco, expresaban lo que querían decir y nunca antes habían tenido oportunidad. La represión había sido dura. Tan sólo pedían libertad. Los límites impuestos les constreñían tanto que la soga que tenían al cuello les dejaba marcas. Sólo defendían unos ideales que, desnudos otra vez, no tenían más escudo que su piel. Hacía calor a pesar de que la noche ya había caído, protegiendo así a los que pretendían ser anónimos. Los nombres no importaban. La pareja se situó al final, lejos de la acción y donde tan sólo había diez, doce personas tras ellos que avanzaban tranquilamente. Pronto se camuflarían entre la gente, dejando de ser partículas distintas para convertirse en un todo que luchaba por una misma causa. Los medios de comunicación se habían dispersado por la zona tratando de evitar ser identificados. El miedo se leía en sus ojos y lo transmitían por los objetivos de sus cámaras. Sabían que no levantaban simpatía entre la gente allí congregada, hacía tiempo que habían perdido toda fe en ellos. Desde que el soborno había violado a la verdad y maquillado a la información, ninguna de las dos había vuelto a ser la misma. Se habían convertido en un arma cargada de polvo que nadie tenía el suficiente valor de limpiar por miedo a salir herido. A pesar de que la marcha transcurría con normalidad, sin incidentes que nombrar, la policía avanzaba hacia el numeroso grupo, protegidos con escudos y armados con pistolas. No querían sorpresas, mantenían a la gente dentro de las líneas delimitadas por ellos. Evitaban que alguien osase colorear el dibujo fuera de los bordes o con colores distintos a los que ellos les habían dado. La situación cambió en un segundo, cuando uno de los chicos encendió la mecha escupiendo a uno de los agentes. Ya sólo era cuestión de tiempo que la chispa prendiese la pólvora. —Deberíamos irnos —le susurró él al oído. Tenía miedo de lo que podía suceder en su futuro más inmediato. Pronto tendría lugar la pelea que con tanto ímpetu había tratado de evitar, pero ya era tarde. El combate había comenzado, la coreografía aún sólo era ejecutada por las primeras filas, pero pronto el resto de gente aprendería los pasos que debían seguir y se extendería rápidamente. Ella le cogió la mano y comenzaron a intentar marcharse de la zona. Era imposible. El escaso número de participantes que anteriormente había a sus espaldas se había doblado con el tiempo sin ellos apenas notarlo. La gente se agolpaba y los empujaba obligándolos a avanzar en dirección contraria. Salir de allí no era una opción factible. Cualquier vía posible había desaparecido consumida por una alfombra humana que no dejaba de deshilacharse. Estaban nerviosos, asustados. No sabían cómo iba a acabar aquello. La gente seguía avanzando sin temor. Sus canciones creaban un eco que marcaba el ritmo al que debían latir sus corazones. No se detenían por nada ni por nadie, y todo aquello que había comenzado en una calle céntrica de la ciudad, transcurriendo dentro de las líneas marcadas por las autoridades, se había convertido en un garabato de personas. Los colores se habían mezclado y no se podían diferenciar los bandos. Coches volcados. Contenedores quemados. Ideales y principios. Barricadas en las calles. La llama de la ira estaba encendida. La temperatura se elevaba excesivamente. No había nubes en el cielo. Tampoco estrellas, las explosiones y disparos ocupaban su lugar. Todo era caos y destrucción. —¡No me sueltes! —le gritó. Ella asintió, casi no podía oírle pero leyó en sus labios la expresión de preocupación de su rostro. La gente se volvió más agresiva e hizo que sus manos se deslizasen hasta que no se tocaran. Sus cuerpos fueron bruscamente apartados. Sus ojos nerviosos se buscaban sin encontrarse. Los dos tenían miedo. No fue hasta unos momentos después cuando él consiguió volver a verla, una vez que la nube de confusión y rabia que cubría la zona se hubo hecho un poco más transparente pero igual de intensa. Estaba en el suelo tumbada, llorando y tratando de protegerse con las manos de un grupo de manifestantes cercano que atacaban incansablemente a la policía, en sus manos el arma más rústica se convertía en la más potente y peligrosa. Se acercó corriendo. Esquivando a la gente y tratando de no colisionar con nadie, un mínimo roce era, en situaciones como aquella, una verdadera provocación y amenaza. El grupo de policía agredido comenzó a cargar contra los chicos de manera salvaje y su corazón comenzó a latir más deprisa temiendo por lo que le pudieran hacer a ella. Allí tendida en el suelo era un blanco fácil. La sangre comenzaba a dejar de correr por las venas para deslizarse por el exterior de los cuerpos y acabar inundando la acera. Los golpes no cesaban. Él estaba cada vez más cerca, pero la sensación de que no conseguiría alcanzarla no abandonaba el lugar. Tenía que llegar a ella y salir de allí lo antes posible. Aquel no era sitio para los dos. Ella seguía trataba de mantenerse al margen mientras la batalla a unos metros continuaba, pero era complicado. Seguía tumbada, asustada y temblando. Buscaba una cara familiar entre la multitud pero no vio a nadie. Uno de los agentes sacó su pistola y amenazó a uno de aquellos chicos, que forcejeó con él hasta conseguir alejar el cañón de su cara. El dedo del policía acarició el gatillo, pero cuando lo rozó, su brazo ya no apuntaba al objetivo deseado, sino al cuerpo inocente que yacía indefenso en el suelo tratando de proteger a su aún no nacido hijo. Nadie lo vio, salvo él. Escuchó el disparo y lo sintió en su piel. Vio la bala y deseó que fuera su cuerpo el que estuviese atravesando. —¡NO! —lanzó un grito que todo el mundo obvió—. ¡Hijos de puta! —se lanzó sobre ella rezando porque todo aquello no estuviera pasando y que no fuera más que una pesadilla de la que pronto se despertaría. Cuando la cogió en brazos ya no había nadie en su interior al que acunar. Gritó. Maldijo. Zarandeó su cuerpo. Buscaba el último atisbo de esperanza mientras sus manos, manchadas de sangre, acariciaban su largo y precioso pelo. Apoyó su cabeza sobre el vientre y lo acarició. No escuchó ningún latido, ni a nadie estremecerse por el contacto humano en el lugar que ella había creado y donde dormiría para siempre su hijo. Lloró dejando deslizarse las lágrimas por sus curvas, esperando que abriera los ojos. Todo fue inútil. Ya era tarde. No había nada que hacer. El miedo sentido hacía unos minutos se había evaporado, ya no tenía nada que perder. Su corazón aunque roto, aún seguía latiendo, pero probablemente, en aquel lugar alguien tendría la amabilidad de detenerlo. Se levantó con dificultad y se unió a aquel grupo de personas. Ya era uno más. Peleó como si le fuera la vida en ello. Algo estaba mal en todo aquello, el cambio era necesario. ** Paula Goberna itsrainninagain@hotmail.com Escritora española (Vigo, 1988). Es estudiante. === Poemas Carla Striker ============================================= *** Regresar Regresé subversiva, en infinita guerra contra el mundo. Regresé confundida, la vida me parece muy injusta, el Todo se me plasma muy absurdo. Regresé irreverente e indecisa realmente. Dudo que regresar tenga sentido. *** Inquisición Este poema busca asesinar un decálogo de conceptos anteriores. Este poema llegó para matar los poemas que se graficaban de colores. Llegó para inventariar vanguardias como una inquisición a la resignación. *** Mi barranco Mi barranco deseable y manifiesto, de trama laberíntica, de fórmula adictiva. Mi barranco de abismos infinitos, de etílica desmemoria, de machismo infundado. Mi mayúsculo error en esta vida. Imperfecto entre los imperfectos. Ganador absoluto del odio de mi madre, sí, tú, mi barranco. ** Carla Striker carlastriker@hotmail.com Escritora venezolana (Barquisimeto, Lara, 1986). Es técnica superior universitaria en mercadotecnia y estudiante de literatura. Ha publicado Neruda regresando con la brisa (2006). === De madrugada Ricardo Abdahllah =================================== Era la hora negra de la madrugada, borrachos, peleas, autos estrellados, la muerte lenta de la noche. Parejas besándose en las esquinas, despidiéndose en la puerta o simulando despedirse o simulando discutir esperando una invitación, un gesto, que les permita pasar juntos el resto de la noche. Natalia Hetfield. a Yudy, al dr. E. No hay tal despreocupación por la forma pues la escena es bastante cinematográfica. Un hombre y una mujer están parados en el andén. Ella estira el brazo. Un taxi se detiene. “¿Me lleva por cinco mil hasta Floridablanca?”, dijo. Mejor dicho me dijo. Estaba vestida con una falda escocesa, botas y un saco de lana, tal vez prestado porque no hacía juego. Había llovido casi toda la noche y tenía el cabello mojado. La carrera hasta Floridablanca costaba diez mil por lo menos. El tipo que la acompañaba no se acercó hasta el carro ni se despidió de ella. Seguimos por la Carrera 33 hacia el sur. En el primer semáforo en rojo miré el reloj en el tablero. Cuatro de la mañana. Hace tiempo leí en un mal libro (uno de los que hacen daño) algo sobre las cuatro de la mañana. La miré por el retrovisor, ella se limpiaba los ojos y la nariz con la manga del saco. “¿Está llorando?”, pregunté. “No, estoy con gripa”. Que gripa, ni que nada. Obviamente yo estaba llorando. Yo no lloro casi nunca. Es más, creo que no había llorado por nadie antes y eso me molestaba más. Sebitas y yo nunca habíamos discutido de esa manera. Es más, no habíamos discutido casi nunca hasta que hace unos días empezó a aparecer ese nombre recurrente “Natalia, Natalia”. Luego supe que la había conocido en la fiesta del 25 de diciembre, a la que no fui porque a las 12 ya estaba borracha con mis primos. 3:55 A.M. “¿Quién es Natalia?”. “Una amiga que conocí”. “Pero debe ser buena amiga porque la nombras cada rato”. “Una amiga como todas. Como Manuela o como Mary”. “¿Cómo H., o como el tal Rodríguez?”. “Sí, como H., o como Rodríguez antes de que se volviera cristiano. Pero tú nunca conociste a Rodríguez”. 6:17 A.M. Sebastián y H. ya han terminado su caldo. H. pide la cuenta. Mientras la traen retoman la conversación. Sebastián acaba de decir que está aburrido, que quiere que pase algo así sea algo malo. “Lo que pasa es que usted está viejo. Ya se cansó”. “No, H., necesito es un cambio”. “Ya está como Rodríguez”. “Qué va, tampoco me voy a volver cristiano”. “Mire, ¿sabe que eso es lo que me da miedo?, que él días antes de la crisis estaba diciendo lo mismo. Que estaba cansado, que siempre lo mismo”. “Me lo encontré qué días. Ahora canta rap cristiano”. “Pobre man”. “Pero se ve feliz”. “No, pobrecito, quién sabe cuál fue el video. El tipo estuvo en el siquiátrico San Camilo y de ahí salió derechito con los cristianos”. “Era preferible eso”. “No, no era preferible. Quién sabe qué le pasaba por la cabeza cuando los cristianos lo convencieron”. Rodríguez: No se puede decir qué es lo que le pasa por la cabeza a uno en un momento de esos, porque uno sabe o más o menos sabe qué fue lo que le pasó pero ya explicarlo es otra cosa. De esos días tengo lagunas. Lagunas grandísimas. Mares de lagunas. Sé que tenía en mis manos una hierbita que me la habían dado diciendo que era de la tulueña recargada, una vaina de la que yo sólo había escuchado decir que era hierba de Corinto untada con el jugo de una mata que comen los indios. El porro lo armé normal y lo prendí solo en Las Palmas y sé que ahí la pasé bien, muy bien pero no podría decir cómo porque sólo me acuerdo de eso sin ningún detalle. Como si un día uno se levantara rojo como un camarón y con la postal de una ciudad costera y uno supiera que estuvo en la playa pero no pudiera acordarse de nada. Pero luego estuve mal muy mal y sé que duré como dos días de caminado todo ido por las calles y que no podía pasar la carrera 27 porque eran de esos días en que no dejaban de pasar buses de todos los colores. Fue en la tarde del tercer o cuarto día cuando me di cuenta de que todavía tenía unas monedas en los bolsillos y llamé a mi casa. Hasta que mi mamá llegó veía todo verde. Morirse es como estar en un desierto, en El desierto, y estar loco es como ver todo verde. Ya lo otro que recuerdo es despertarme en San Camilo y escuchar los gritos de los locos y escuchar a un tipo con un trapo rojo amarrado al cuello hablando y al loquito Ramón el de las rastas y a una niña muy linda diciendo que había visto luces en el cielo. Eso es lo peor escuchar tanta gente hablando de cosas diferentes. Eso es lo más horrible de San Camilo. “Mucho hijo de puta el que lo dejó solo”. “¿A quién”. “A Rodríguez, Sebas, estábamos hablando de Rodríguez, Alguien me dijo que le había dado una hierba mezclada con no sé qué y lo había dejado solo y esa fue la noche que le dio la crisis”. “No creo”. “Eso me dijeron”. “Marica, no crea todo lo que le dicen. Por los putos chismes fue el problema con Mile. Si no fuera por los chismes, de dónde Mile iba a empezar a preguntarme por Natalia y a decir que la nombraba demasiado”. 3:57 A.M. “No creo que como Rodríguez. No creo que con Natalia hagas las mismas cosas que con H. o con Rodríguez”. “Ni siquiera las mismas. Con H. me la paso más. Con Natalia casi no hablamos”. “¿No se llaman?”. “Casi nunca. Me hablo más con H.”. “¿Y nunca salen por ahí?”. “Una vez nos tomamos par de tintos en Cuarta Etapa. Estaba triste, me habló de un novio de ella que se había muerto”. “Tan lindo el consejero sentimental”. “No te pongas así. Natalia apenas medio ha pasado por mi casa”. Pura mierda, ya sabía que se había quedado con él. Camilo me había contado un día en el messenger. TomWaits dice: Y ya se arreglaron con R? WildStrawberry dice: ? TomWaits dice: no estaban peleados? WildStrawberry dice: No. TomWaits dice: A, pensé porque como que días Natalia se quedó en la casa de él. WildStrawberry dice: ¿quién es Natalia? TomWaits dice: ups, ¿la embarré? WildStrawberry dice: marica, dime quién es? Además estaban los papelitos, los maricas papelitos. No decían nada, es cierto, pero tampoco había papelitos de nadie más. “Papelitos nada más” había dicho y yo le había dicho “¿Y entonces por qué los guardas?”. Eso un par de horas atrás, luego salimos y nos tomamos un martini en Barricada. “Aquí preparan un buen martini” dijo. A la salida del bar yo estaba tranquila, la madre que yo estaba tranquila, que ya me había olvidado de todo y entonces, mientras estábamos parados en la esquina, volvió a nombrarla. El hijueputa volvió a nombrarla y me desbaraté de una. Me dijo que no fuera absurda y, por primera vez en la vida, le di una cachetada. No dijo nada. Yo hubiera querido tumbarlo al piso. Pero no dijo nada. No, no dije nada, escuché un pitico, un silbido como de misil y nada más. Y estiré la mano al primer taxi que pasaba. “¿Me lleva por cinco mil hasta Floridablanca?”, le dije al taxista y Sebitas se quedó en la calle. Luego sabré que esa noche Sebas se encontró con H., un amigo, se puso a tomar y en un tropel de bar le reventaron una ceja. Bien hecho, por marica. Por ahora voy en el taxi. El taxista va despacio y me mira por el retrovisor. “Señor, ¿no puede ir más rápido?”. “Ese tipo no la quiere. Si yo estuviera saliendo con una niña como usted no lo hubiera dejado irse sola”. Y el taxi avanza despacio y despacio toma el puente de La Flora. 6:14 A.M. “¿Todavía le duele?”. “Qué va, no fue tanto. Me duele más la cachetada de Mile”. “Pero le reventaron la ceja”. “Qué va, marica, lo que me emputa es que yo podría estar amaneciendo con Mile y estoy aquí desayunando con usted y con una ceja toteada”. “¿Y por qué se pelearon?”. “Por Natalia Hetfield, marica, puede creer?”. “Claro”. “¿Claro qué?”. “Usted sale con ella ¿no?”. “¡No!”. “¿No?”. “Qué va. La nena aguanta, pero no”. “Ay, marica, diga la verdad”. “No, yo no salgo con la Hetfield. Y fue que alguien (para mis adentros: fue Camilo, la madre que fue Camilo) le dijo algo porqué ella de dónde iba a sacar”. “Usted con lo disimulado”. “Le juro que nada, si cuando estábamos discutiendo allá en la esquina de la 33 yo lo que pensaba era ‘esto es una locura, esto es una locura’ y ya me iba a dar el ataque verde”. “¿Cuál ataque?”. “La locura, hay gente que dice que cuando a uno le da un ataque de locura ve todo verde”. “Qué va”. Los dos se quedaron callados. Sebastián comía caldo de costilla, H. caldo con huevo. El único sitio abierto era el Tony, frente a la Plaza Guarín. Después de un par de cucharadas, Sebastián volvió a hablar. “Marica, me duele la ceja, ¿qué hora es?”. “Las 6 y 15”. “Un minuto hace que empezamos a hablar”. “No, más de un minuto”. “No, el letrerito decía 6:14 A.M. Ella estará ahora durmiendo. Toda vuelta mierda”. “Yo no vi el letrerito”. “A veces pasan unos letreritos que dicen la hora”. “Marica, se le va a correr la teja como a Rodríguez y luego cualquier güevón lo coge de cristiano”. “No joda con eso”. “Pero usted parece que estuviera feliz con Rodríguez yendo a la iglesia, para mí es como si estuviera muerto. “Sí, Sebas, ya el Rodríguez que conocimos murió. El man que le dio la hierba lo medio mató, y los cristianos acabaron lo que quedaba”. “Que mierda, H., qué mierda la trasnochadera, qué mierda la fiesta. Esas cosas pasan por tanto darle al cuero”. “¿Qué cosas?”. 4:08 A.M. Era linda, de verdad que era linda y el tipo la había mandado sola y llorando para la casa. Haberle visto la cara para después sacarle la madre. Pero, no, no lo vi. No alcanzaba a verlo. “¿Cómo se llama?”. “¿Quién?”. “Usted”. “Indira (no le iba a decir ‘Me llamo Milena ¿y tú cómo te llamas?’. No me gustaba que no dejara de mirarme y que manejara despacio. Siendo las 4 de la mañana podía ir a doscientos por la autopista y ya me habría dejado en Floridablanca)”. “Ah, bonito nombre ¿no?”. Milena no contestó, hizo una mueca de fastidio. Pretendía imponer distancia. “Yo me llamo Hugo”. “Ah, bacano”. El tipo se volteó para largarme la mano, le dije que mirara para el frente, que si quería que nos estrelláramos o qué. Aunque a esa velocidad ni siquiera era posible estrellarnos. “Pues, perdone”. “No estoy de genio. Lléveme a mi casa y ya”. Era bonita. La madre que sí. Aceleré a fondo hasta el puente de Provenza. “Tampoco es para que nos matemos. Velocidad media si puede”. Ninguno de los dos dijo nada, pero no dejaron de mirarse a través del espejo. Fue Hugo el que rompió el silencio llegando casi a Villa Firenze. “En todo caso su novio no debió dejarla ir sola. ¿No le da miedo?”. “Siempre me voy tarde y sola y no me pasa nada”. “¿Siempre?”. “Él vive en La Aurora, un taxi ida y vuelta hasta Floridablanca le sale costando un montón de plata”. “¿Y usted siempre sale con esa ropa?”. “¿Qué pasa con mi ropa?”. “Usted se ve muy bonita. No debería andar sola…”. (La madre, va a terminar con “hay mucha gente mala por ahí”). “…no es que en Bucaramanga haya mucha gente mala…”. (bueno, eso está mejor, ya no tengo que pensar cómo me boto de este carro). “...pero sí, la hay, la hay. Mucha gente mala y mucho loco” dijo Hugo. Rodríguez: Uno estando en la calle no piensa que haya tanto loco en Bucaramanga y dicen que uno no se cura, que uno tiene buenos periodos pero recae. Que si a uno se le desconecta algo por ahí adentro ya no queda sirviendo bien del todo. Yo duré un mes. Un mes exacto antes de conocer al hermano Pedro. Vestía muy elegante y tenía un anillo muy grande que seguramente terminaría sacándole joroba. Lo acompañaban dos señoras. “Buenas tardes, hermano, me llamo Pedro, ella son dos hermanas, Alcira y Fania”. Alcira era una señora elegante, y me miraba como a un hijo. Fania era tal vez su empleada y miraba para todos lados. “¿Cómo te llamas?’”. Le dije cómo me llamaba, nombre y apellido, y que me decían Rodríguez. Él me preguntó qué me había pasado y le conté lo que me acordaba, la hierba tulueña potenciada y mi vagabundeo por las calles y los buses que pasaban interminablemente por la carrera 27. Me dijo que la persona que me había dado esa hierba y luego me había dejado solo no podía ser mi amigo, que los amigos no hacían eso y que Dios algún día equilibraría las cosas. “¿Yo le voy a hacer daño a él?”, pregunté. “No”, dijo el hermano Pedro. “Tú le vas a hacer un bien, lo vas a salvar a él o a alguien que quiera”. No entendí del todo pero el hermano Pedro me cayó bien. El día que salí de San Camilo estaba esperándome en la puerta con mi mamá. El domingo siguiente me recibieron en la comunidad y fueron amables, más que mis supuestos “amigos”. Doña Alcira fue mi mentora. Ella me volvió a decir que un amigo lo quiere a uno y si lo quiere no lo deja en la calle cargado de hierba tulueña potenciada. Pero ya cero rencores, ojalá algún día Dios me permita devolverle a mi mal amigo bien por mal. 6:16 A.M. “Todo. Todo es por la farreadera”. “¿Todo qué?”. “Todo, Rodríguez, la pelea con Mile, el golpe que me gané. Todo es por pasárnosla haciendo la fiesta”. “Pero, marica, aprovechar ahora que estamos trabajando, ¿no?”. “Sí, pero no, marica. Mire la fiesta del 25 fue un puto desorden, metí perico que yo nunca meto, me gasté medio sueldo en trago para todo el que llegaba y terminé con Natalia”. “Ah, pero…”. “Pero nada, nada, nos dormimos”. “Claro, marica, usted tiene la nariz llena de coca y llega una niña divina y se queda con usted y usted se duerme”. (La cosa es como sigue, si tú le cuentas a un amigo que estuviste con una mujer (y es cierto) él te va a decir “Qué va, ¿usted?, ¿Con esa nena? Qué va” pero si al mismo amigo le cuentas que no estuviste con ella (y es cierto) también te va a decir “Qué va, ¿usted?, ¿iba a dejar pasar esa oportunidad? Qué va”. De manera análoga, si tu novia te acusa de algo que no pasó y lo niegas NUNCA te lo va a creer. Si quieres ser honesto con ella y le cuentas algo que sí pasó, tampoco te va creer. Todo esto me llevó a que por muchos años yo creyera que la gente me odiaba porque sí, cuando en realidad la gente me odiaba por un problema de credibilidad. Así de sencillo y así de complicado. Así de traumático hasta que me di cuenta que a todo el mundo le pasa lo mismo. No soy celoso. Tal vez Mile me ha engañado pero nunca lo he sabido y prefiero no saberlo. La única vez que le hice un reclamo porque un tipo de Bogotá la llamaba todo el tiempo y ella se había quedado en su casa, resultó que el tipo era gay y en la casa también vivía una francesa que es amiga de Mile hace tiempo). “Eso pasó exactamente”, dijo Sebas. “Yo ya estaba muy ido cuando Natalia llegó. Ya me había hasta quitado la camisa para irme a dormir”. “…”. “No me mire así, mire que me hice dar en la jeta por usted”. 4:00 A.M. Sebas está parado mirando el taxi y todavía escucha el silbido (un chillido agudo, como el pito de una olla exprés) que le dejó la cachetada de Milena. Para ser honestos no sabe qué hacer y piensa en que, de todas maneras, debió haber anotado la placa del taxi. Por si acaso. Uno no sabe. Sólo que era tanta la rabia que pensó que no le importaría no volver a ver a Milena hasta que se la encontrara en un café dentro de 20 años. “Hola”. “Ha sido un tiempo largo, ¿no?”. “Largo. Pensé que me ibas a volver a llamar”. “No, después de ese golpe te volvía a llamar y me matabas”. Los dos se ríen con toda honestidad. La cafetería, el café más bien, es idéntico al de estos tiempos. Parado en la esquina, Sebastián piensa que hay momentos en los que uno en un instante visualiza un futuro en el que nunca había pensado, en el que nunca habría pensado hasta dos segundos antes. Después del golpe, Sebastián se imaginó amante de Natalia Hetfield (era cruel, nada le dolería tanto a Milena) y se imaginó el reencuentro en la cafetería. Fue entonces cuando apareció H. Venía borracho. Sebastián estaba tomado pero no borracho. H. traía medio litro de Smirnoff en la mano. Le preguntó qué había pasado y Sebastián le contó lo de la discusión con Milena sin muchos detalles. A las 4:08 cada uno se tomó a fondo blanco un vaso de vodka. A las 4:10 aparecieron en la esquina. “Mirá, Sebas, son los de la pelea”. “¿Qué pelea?”. “Por una pelada con la que salí. El ex novio me tiene la mala”. “Obvio, no lo va a querer”. “No, muy la mala, qué días nos empujamos y todo”. “Pues, vamos a ver qué”. “No, marica, para qué”. “No, vamos a ver qué”. Sebastián caminó hasta el trío que salía de la licorera. Les preguntó en tono de advertencia qué problemas tenían con H. Sebastián nunca había peleado en la vida y tampoco lo hizo esa noche porque llamar “pelea” a ese mínimo manoteo sería demasiado. Sebastián recibió un golpe en la ceja izquierda y un par de minutos después los dos estaban entrando al Tony para buscar algo de comer y ya Sebastián llevaba una bolsa de hielo en la cara. “Ve, me hice cascar por usted”, dice luego de terminar de comer. “Bueno, le creo, no pasó nada con la Hetfield”. “Nada”. “¿Ni con nadie?”. “Nada grave”. “¿Y entonces de qué se arrepiente?”. “Es la idea, uno bebe, gasta y no pasa nada, ya no pasa nada. O pasa lo mismo de siempre”. “¿Y qué quiere?”. “Que pase algo así sea malo”. El tipo disminuyó todavía más la velocidad, se orilló y detuvo el taxi. Aún estábamos cerca de la autopista pero si la gente puede ver cómo te acuchillan en una calle repleta y nadie va a hacer nada, menos alguien se va a detener para ver por qué un taxi está parado en la entrada a Floridablanca. “Si abro la puerta y corro...”, pensé, pero no estaba convencida. El conductor apagó el motor y las luces y se volteó. “¿Usted cómo se llama?”. “Indira, ya le dije”. Yo sabía que ese no era su nombre. Había dudado antes de contestar. Estaba asustada y miraba para todos lados. Los ojos le brillaban del susto como ojos de delfín. Dicen que a los delfines les brillan los ojos cuando se asustan. “No le creo, pero no importa, le voy a decir así, Indira”. “¿Qué quiere?”. “Tranquila, Indira, no se asuste que no nos demoramos y luego yo la llevo hasta la puerta de su casa si quiere”. 6:40 A.M. El mesero trae la cuenta, afuera pasan los primeros buses llenos de gente que, domingo y todo, tiene que trabajar temprano. Sebastián saca la billetera y H. le dice que él paga. Un par de minutos antes, Milena estaba en un taxi estacionado junto a la autopista. Un par de horas después Rodríguez estará en su culto dominical. Sebastián no piensa en lo primero porque cree que Milena está por fin dormida en su cuarto después de llorar un par de horas por la discusión, lo cual sólo es cierto a medias porque ella todavía está llorando y hace muy poco llegó a casa. En cambio, piensa en lo segundo y mientras salen del restaurante y comienzan a caminar es de Rodríguez de quien habla. “Fui yo”, dice Sebastián. “Fui yo qué”. “Fui yo el que me cagué a Rodríguez”. H. no entiende. El día comenzó hace rato. “Yo fui el que me lo cagué”, dice Sebastián “El día que se fumó la hierba tulueña, Rodríguez estuvo en mi casa. La hierba era mía. Se la cambié por dos acetatos de rock viejo. Desde que se fumó el primer porro supe que se la iba a fumar toda”. 6:35 A.M. El taxi se detiene frente a una casa en Floridablanca. Milena baja llorando, el conductor no le cobra. Milena sigue sosteniendo un arrugado billete de cinco mil en su mano izquierda. “Todo es por la puta rumbeadera”, piensa. Sebastián no puede dormir. En parte por el trago, en parte por el caldo del Tony, en parte por el dolor en la ceja. El reloj marca casi las nueve y Sebastián no ha podido quedarse dormido. Hugo Rodríguez, mientras tanto, espera en la puerta de la iglesia que Milena aparezca de un momento a otro. Aunque todavía tiene los ojos hinchados y odia saber que nunca ha llorado tanto en una sola noche, Milena ya está bien despierta y no sabe si va a esperar la llamada de Sebastián o le hará caso al taxista cristiano que esa madrugada junto a la entrada de Floridablanca le habló durante media hora tratando de convencerla. A las nueve en punto Sebastián López marca el número de Milena Orozco. No se le ocurre que ya todo ha sido jugado y ni él con su ceja rota, ni Milena, que baja despacio las escaleras de su casa y no sabe si contestar el teléfono o salir para la iglesia de una buena vez, saben que todo ha sido jugado. Si lo supieran pensarían que el mundo es pequeño y que Bucaramanga está dentro del mundo y es todavía más pequeña. ** Ricardo Abdahllah r_abdahllah@hotmail.com Escritor colombiano (Ibagué, 1978). Publicó sus primeros textos en los diarios Protexto y Vanguardia Liberal (http://www.vanguardia.com), de Bucaramanga, y se dio a conocer en 1999, cuando su libro Noche de quema ganó el Premio Metropolitano de Cuento de esta ciudad. Fue durante dos años profesor de literatura en la Universidad Industrial de Santander (UIS, http://www.uis.edu.co) y elInstituto Caldas (http://www2.unab.edu.co/institutocaldas/index.jsp). Residió en Estados Unidos (2001) y actualmente en París (desde 2005), donde escribe para Rolling Stone Latinoamérica (http://www.rollingstonela.com), La Hoja (http://www.lahoja.com.co), El Malpensante (http://www.elmalpensante.com), Revista Don Juan (http://www.revistadonjuan.com) y, ocasionalmente, para Revista Credencial (http://www.revistacredencial.com), Puesto de Combate (http://www.puestodecombate.com) y Gatopardo (http://www.gatopardo.com). Ha publicado los libros de cuentos Noche de quema (1999) y El desierto (2003), la novela corta Licantropía (2001) y la biografía Kurt Cobain, el rock estaba muerto (2006). Su relato “La historia de Elizabet Bathory” fue llevado al cine por el director Leonardo Carreño. === El Quinto Cristal (extractos) Eudes Alexánder Moncada ============ (Nota del editor: participante en varias ediciones del Encuentro Colombo-Venezolano de Escritores que anualmente se realiza alternando su sede en las ciudades de Cúcuta [Colombia] y San Cristóbal [Venezuela], y organizador de las Jornadas de Literatura del Municipio Ayacucho, en San Juan de Colón [Táchira], el poeta venezolano Eudes Alexánder Moncada acaba de publicar su segundo libro, El Quinto Cristal, del que hoy ofrecemos una muestra a los ojos de la Tierra de Letras). Aquellos seres diminutos que por abril se bebieron la noche salieron del Quinto Cristal cabalgaron las doncellas con alas y se fumaron otra vez el opio del tiempo. Acompasaron sus versos con brindis de miel y ron y se esfumaron por la esquina que la neblina abraza. === Se me hacen oblicuas las ganas de verte te compro la magia del llanto y desvisto la salvaje sed que amordaza el verso. No te pienso, sólo te siento desde el crepúsculo y vuelvo a amarte en el silencio de una estatua de hiel. Entonces te muero, mil veces más. === ¡Alcoba de cien luces, cocuyos que enarbolan telas de araña en el pecho, gnomos que adivinan hojas secas más allá del clamor... de orgasmos y temblores en la casa de mieles viejas... De aquella mujer! === Te recuerdo entre calles empedradas y un Martini seco... ...vivirte siempre en sueños de espuma es una ilusión mediterránea. Pintarte en óleos de tela austral... ...es como querer desconocer el cansancio de la piel, que hoy me es infinita y próxima. De la espiral del tiempo me hago señor y dueño. Entonces recito todos los cuentos a cuatro tiempos. === No importa cuántos surcos hay, lo importante es la siembra. Ahora llevo diezmos para la muerte y encuentro velorios en cada aldea. No siento los retoños de la cal, pero hago cosechas de la niebla, donde se gestan los fantasmas de mis almohadas... Vuelvo la espalda a mis temores y siempre encuentro las campiñas en mi cama... Cerca, muy cerca de tus sueños. === Son muchos los que ayer se fueron con la borrasca y hoy enarbolan sus espíritus en el miedo. Sigo pensando que no hay verdad en la luz roja del faro, sin embargo en una copa de vino tinto, humedezco las ansias de mis huesos, para decirle al viento que mis alas están listas. Vengo ahora a pintar su cara, canto las verdades del unicornio, me duermo para siempre en la pubertad de mi pluma, que amenaza la otredad del silencio. === ¿A qué me refiero cuando hurgo la urbana costumbre de alcanzar el alba libando la noche? No sabría cómo explicarlo, es como querer reunir las entrañas de la soledad desparramadas por las cantinas vacías, cansadas de contar historias de rockolas donde los bardos siempre mueren. === Compongo para las hojas que no debieron caer en invierno Abril siempre me ha dado hastío Y los demás meses quedan en el letargo Ruego por los años que se quedaron quietos donde están No quiero que sufran los tiempos con más siglos paridos Por lo tanto dictamino que es el final de las horas ¿Quién le diría al Arlequín que podía liberar los segundos? === ¿Y qué decir entonces de la noche que ya no se haya dicho? ¡Mejor veámonos camino de su aliento, para oírnos en su eco y amarla en su [oscuridad! ** Eudes Alexánder Moncada arlekinbohemio@hotmail.com Poeta venezolano (San Juan de Colón, Táchira, 1962). Ha realizado el taller “Una aproximación a la creación poética”, dictado en 1996 por los escritores Homero Vivas y Pedro José Pisanu y bajo el auspicio del Consejo Nacional de la Cultura (Conac). Es miembro fundador del Taller Literario La Trilla (San Juan de Colón, 1996-1998). Organizó en 1998 y 1999 el I y II Recital Poético Ferias y Fiestas de San Juan de Colón y actualmente es el organizador de las Jornadas de Literatura del Municipio Ayacucho, que se celebran en San Juan de Colón con periodicidad anual. Ha participado en varias ediciones del Encuentro Binacional Colombo-Venezolano de Escritores en las ciudades de San Cristóbal y San José de Cúcuta, destacándose su colaboración en la organización de recitales en San Juan de Colón como subsede de dichos eventos, cuando ha correspondido sus ediciones en el estado Táchira. Tiene inéditos los poemarios Siembra de poda, Arlequín bohemio, Crónicas mundanas y El diario de la lechuza. Ha publicado Bitácora noche adentro (Sinopsis, 2006) y El Quinto Cristal (Galería de Arte El Punto, 2008). Textos suyos han aparecido en las revistas El Lápiz, Visor Cultural, Sinopsis y La Palabra Poesía Adentro, así como en Antología del poemario perdido en la geografía venezolana, compilada por Isaías Medina López (Fondo Editorial Teatro de Venezuela, San Carlos, Cojedes, 2007). Se puede revisar también parte de su obra poética en el blog Sinopsis (http://sinopsiscolon.blogspot.com), boletín de la Galería El Punto, de San Juan de Colón. === La tarotista Carolina Meneses Columbié =========================== El teléfono de la tarotista suena temprano, es Amelia, la antigua vecina, que la llama para pedir cita. La tarotista la recibe un par de horas más tarde. En la habitación donde ejerce hay una mesa cuadrada con dos sillas a cada extremo. Bajo la ventana hay un altarcito de madera con un incensario, una copa de cristal con agua, una concha marina, un cuerno de venado y un mazo de cartas del tarot. Amelia se sienta en la silla de los consultantes. La tarotista prende el incienso. Se arrodilla ante el altarcito e invoca los poderes que protegerán la tirada. Da las gracias. Besa a la concha y al cuerno de venado. Se pone de pie. Con la mano izquierda toma el mazo de cartas, con la derecha levanta la copa de agua que alejará las malas vibras durante la sesión y la coloca sobre la mesa, junto al mazo. Ocupa su silla y le pregunta cuál es el problema. Amelia, nerviosa, medio encorvada y mirando de derecha a izquierda, susurra: —Es que José, mi amigo, me dejó. Amelia se fija en la copa de agua para las malas vibras, la agarra y se la bebe casi toda antes de que la tarotista alcance a detenerla. La tarotista considera peligroso leer las cartas con la copa medio vacía y poco delicado ir a rellenarla, así que se queda donde está y en silencio se encomienda por partida doble a la protección de los poderes de la concha y del cuerno de venado. Amelia aspira, resopla. Cuando hace un año el esposo la echó de la casa todavía no ocurría nada con José, sólo coqueteos y conversaciones a la salida de la fábrica donde eran compañeros de la oficina de contabilidad. Bueno, un beso que otro por ahí y una que otra agarradita de manos también, pero nada más. En ese entonces la bruja envidiosa y métete en todo de la cuñada, hermana de su marido, trabajaba con ellos y no tardó en irle con el chisme al hermano. Él, furioso, sacó a Amelia de la casa zarandeándola por un brazo y a ella no le quedó más remedio que aceptar el ofrecimiento de José de ir a vivir con él. José pintó el cuarto, cambió las cortinas blancas por unas floreadas que escogió la misma Amelia, compró cama matrimonial, un armario de doble cuerpo y un juego de comedor. Los sábados la ayudaba con el aseo. Los domingos por la mañana la despertaba con un cafecito humeante y casi a diario, antes de dormir, probaban la resistencia de las patas de la cama nueva recreando las más osadas posiciones de amor que se les ocurriera improvisar en el momento. Sin embargo Amelia, a los cinco meses de convivir con José, ya extrañaba su casa. Extrañaba a las hijas que sólo podía ver en los parques y para su gran sorpresa, a los ay mamacita linda con voz de bebé ansioso que le repetía el marido cuando le llegaba el orgasmo. Un día, sin pensarlo mucho, fue a verlo. Sentada en el sofá de una sala con mugre y desorden de varias semanas, le juró que con el otro no había ido más allá de los besos. Aunque para que viera que hablaba con la verdad en la mano no le negaría que, escondidos en una de las bodegas de la fábrica, cierta tarde estuvieron a punto de pasar a mayores. Pero como bien sabía ella que nadie le iba a hacer sentir lo que sentía con su hombre legal, se arrepintió en el último minuto. El marido, con semblante inexpresivo que no modificó ni aun al escuchar las palabras de la mujer, le echó una ojeada rápida al desordenado lugar y le propuso con tono suave el retorno inmediato. Amelia, que había seguido la trayectoria de los ojos del hombre, se acordó de los cafecitos humeantes que José le preparaba los domingos por la mañana, así que antes de que el marido le hiciera otra petición, le dijo: —No, no, no. No puedo perdonarle la falta de confianza ni que me lanzara para la calle así como lo hizo. ¡Mire que echarme de mi propia casa! Pero —agregó mientras se miraba las puntas de los zapatos— los fines de semana serán para usted. El marido aceptó. A José le dijo que iba a consagrar los fines de semana a las hijas. Y sobre todo le pidió confiar en ella. Porque ella lo amaba. Porque el marido por su lado y ella por el suyo. Porque primero muerta antes que dejarse tocar por él. Y José, luego de un silencio de dos días en el que sólo habló para darle los saludos matutinos y las despedidas nocturnas, le dijo que bueno, que si no quedaba más remedio lo aceptaba. La tarotista levanta las cejas y la mira con los fijos ojos muy abiertos tratando de controlar los rápidos, repentinos e involuntarios saltos del párpado izquierdo. Amelia se tironea los dedos hasta hacerlos tronar, sacude la cabeza y aprieta los labios. Todo le funcionaba como mecanismo de relojería hasta una tarde del mes pasado cuando, por primera vez en todos los años que estuvieron juntos, apareció el marido por la oficina. Amelia, sentada ante su escritorio, revisaba la columna de los haberes del día y al verlo se le cayó el lápiz de la mano. Él avanzó sin titubeos y le plantó un beso en plena boca. —Este domingo por la noche la quiero en mi cama. Usted no se me va más —le dijo con voz clara y alta. Quedó pegada al asiento, con la respiración y el tiempo detenidos, mirando al marido de frente, de pie ante ella, y por el rabillo del ojo izquierdo al amante, en el escritorio de al lado. José se puso de pie de golpe y tiró la silla al piso de un manotazo. Amelia lo vio caminar hacia la puerta como si lo persiguiera el diablo, salir por ella, alcanzar el final del corredor, doblar por una esquina y desaparecer. —¿Era ése, no? —rugió el marido. Amelia asustada, buscó apoyo en las caras del resto de los compañeros de oficina. Pero ellos estiraban el cuello desde atrás de los escritorios y con expresión atónita parecían esperar la respuesta con la misma impaciencia del marido. —¡Conteste! Pero él no se quedó a esperar la respuesta. Salió a zancadas de la oficina gritando: —No quiero volverla a ver ni en pintura. ¡Puta! Si vuelve a aparecerse por mi casa la mato. Juro que la mato. La amenaza retumbó en el lugar hasta que la distancia acalló los bramidos. Cuando Amelia llegó al cuarto no encontró a José. No estaba la ropa ni la máquina de afeitar. Tampoco se presentó al trabajo al otro día, ni al siguiente, ni los que siguieron al siguiente. Quién sabe dónde se había metido José. Lo único que le interesa ahora es recuperarlo. Por eso vino a ver a la tarotista. Está segura de que él va a regresar. Sólo necesita que el tarot se lo confirme y si no es pedir demasiado que le diga cuándo. Qué bárbara, piensa la tarotista, ¿de adónde le vendrá ese arrastre con los hombres? Ni siquiera es bonita, ni de cara ni de cuerpo, no la salva ni el trasero. Seguro que se mueve bien cuando está acostada. —Pero, ¿por qué me mira así? —pregunta Amelia que se balancea sobre la silla. La tarotista carraspea, se fija en la copa medio vacía, en el mazo de cartas, en la concha y en el cuerno de venado. —Oiga —Amelia se queda quieta y eleva el tono—, ¿las va a lanzar o no las va a lanzar? La tarotista suspira, se acomoda en la silla, toma el mazo y lo baraja con manos ágiles. —¿Quiere la tirada de la Cruz o la de El árbol de la vida? Vuelve a barajar las cartas para darle tiempo a decidir pero cuando la aludida abre los labios se le adelanta y le dice: —La de la Cruz. Sí, sí. Es la de las respuestas concretas y los casos complicados. No falla, palabra santa. Amelia se encoge de hombros. La tarotista saca del mazo cuatro cartas y con actitud reconcentrada las coloca boca arriba. La primera, a la izquierda del centro de la mesa. La segunda, a la derecha. La tercera, entre las dos primeras un poco más abajo. Y la última, a la cabeza de la figura. Recorre con los ojos entrecerrados cada uno de los dibujos de las cuatro cartas y exclama sorprendida: —¡Pero qué tenemos aquí! —Dígame qué ve —pide Amelia que ha vuelto a tronarse los dedos. —Veo a José. Es varios años menor que usted, eh. Bueno, a él le gustan mayorcitas. Y qué guapo. Un tipo muy bueno aunque nunca supo diferenciar los caminos. Y los tuvo tan confundidos —mueve la cabeza de un lado para el otro—, el pobre. —Sí, sí, yo pienso lo mismo. Es que está herido, sabe, pero cuando se calme se dará cuenta de que no debió tomárselo tan a pecho. Bueno, un poco sí pero no tanto, ¿no cree? —Aunque —la tarotista sonríe— el camino se le aclara. Nace y crece la luz que le indica la ruta correcta. Sí, una hermosa luz blanca con matices dorados. —¡Ve, ve! —Amelia se lleva las manos al pecho— Se lo dije. Él volverá. Yo lo sabía. Conozco a José. La luz debe de ser la intensidad de nuestro amor. Aunque ¿no debía de ser roja? —Fuerzas opuestas en acción. —¿Opuestas? —Amelia esconde las manos bajo la mesa—. ¿Cómo que opuestas? No me diga que mi marido. —Fuerzas opuestas que se atraen poderosamente —la interrumpe—. La de ella y la de él. —¿La de ella? —Ella. La que lo ama —toma aire, yergue el pecho, levanta el mentón—, la que no lo engaña. —Pero qué está diciendo. La tarotista nota que a la mujer el cuello se le puso rígido y la cara pálida. —Lo siento —dice con el mejor gesto de circunstancias que guarda para estos casos—. Olvídelo, no volverá. —¡Charlatana, mentirosa! José sí va a regresar. Claro que va a regresar. Son los últimos gritos que escucha la tarotista antes del portazo que estremece los cristales de la ventana. Luego oye el taconeo rápido, golpeado, que se aleja en dirección a la calle y que se amortigua hasta desaparecer. Del mazo sólo queda en la mesa un par de cartas, el resto está desparramado por el piso de la habitación junto con tres billetes arrugados, pero no tiene ganas de recoger nada. Se levanta para prender otro incienso, abre la ventana y regresa a sentarse. Recorre con el índice el borde de la copa y ríe por lo bajo. No puede esperar hasta la noche para verlo. Todavía queda tiempo para llamar a la clienta de las cinco y suspenderle la sesión. Luego llamará a José y le dirá que hoy puede llegar más temprano, que le dejará la puerta sin cerrojo y que lo esperará desnuda en el cuarto del tarot, tendida sobra las cartas desparramadas de la última tirada del día. ** Carolina Meneses Columbié caromen_2000@yahoo.com Escritora cubano-chilena (Santiago de Cuba, 1966). En 1992 obtuvo la licenciatura en Información Científico-Técnica y Bibliotecología por la Universidad de La Habana (http://www.uh.cu), profesión que ha ejercido desde 1993 hasta la fecha en Santiago de Chile. Su cuento “El negro del bongó” recibió una mención en el Concurso Interamericano de Cuentos 2006 de la Fundación Avon (http://www.fundacionavon.org.ar, Buenos Aires, Argentina). Fue finalista del Premio La Monstrua 2007 (Guadalajara, México) con el cuento “El retorno” y su cuento “Menos mal” fue incluido en el libro Escritores - Antología 2006 (Ediciones de La Cultura, Buenos Aires, Argentina). Mantiene una página personal en http://www.carolinameneses.cl. === Poemas Samantha Barendson ======================================== Me enamoré de ti hace treinta años De aquellos poemas que escribías Cuando yo apenas nacía Me enamoré de aquella foto tuya Con la pinta del momento De aquel cabello largo Y de tu barba Y de repente Con este abismo Entre nosotros Con tu vida Dos veces Como la mía ¿Qué hacemos? Paso las noches despierta A buscarte entre las líneas Paso los días despierta A esperar aquellas cartas Donde aprendo A conocerte Donde entiendo Cuánto te quiero ¿Por qué no me has esperado? ¿Por qué te has fumado todos esos cigarrillos en noches blancas de París escuchando discos rayados en alfombras polvorientas de un pasado sin mí? Me enamoré de ti hace treinta años Abrazo la noche Y pregunto ¿Dónde estás? === Huelo tus versos Hundida en la noche Huelen a cigarrillo A luz apagada A sudor caliente en sábanas frías A sexo de hombre y de mujer A pinos a sol Vino y sobremesas Huelen a tiempos pasados de aquellos que escribes y que ya no son A noches de jazz en pisos con humo A güisqui acompañando a Bach Huelen a ti A tu piel helada De no estar aquí A texto desenfrenado A orgasmo de papel A luz prendida para ver tus ojos Huelen tan fuerte que no se me despegan Aquellos versos tuyos escritos para otra Leo tus versos En la noche hundida Apago la luz === Paulatinamente acaricio las curvas de tu cuerpo que no existe sino en mi mente La sombra de tu piel en sábanas de olor despierta mis entrañas Desasosiego en noches de insomnio Soledad de la cama y terciopelo oscuro Salgo a la terraza El viento me acaricia Me hacéis el amor Clandestinamente aprieto el bulto de tu cuerpo Sudario entre almohadas empapadas de ti La noche te ha tragado en labios de papel === Es un juego de papel Que terminará quizás En la cama O quizás En lechos de papel Como aquellos que tú escribes === Habíamos hablado De aquel cantante muerto de haberse quemado las alas en alcoholes desamores y poesía Habíamos hablado De cine Películas en blanco y negro Actrices que despiertan erotismos con guantes y pestañas Habíamos hablado de aquellos versos lejanos que partían el cielo y nos dejaban a la merced de la tormenta empalabrados en la sangre Habíamos hablado de un paseo bajo los olmos de un París que ya no existe En búsqueda de un paraguas perdido en otros tiempos No has venido a la cita En la sala en la oscuridad de la tarde estamos sólo yo y unos cuatro señores Nostálgicos === Tomaré un café en un sitio de otros tiempos Y con el sabor de la soledad que me persigue Escribiré los versos hundidos del vientre Pensando en aquel café que tomaremos juntos Caminaré por las avenidas grises de un París radiante En búsqueda de aquella librería (española) En búsqueda de aquel libro (agotado) Que nunca he de hallar Tomaré un mate en el café argentino del bulevar Saint Germain Miraré hacia un lado, hacia atrás quizás Y estaré de nuevo en mi Buenos Aires perdido En mi Buenos Aires herido Caminaré por las calles las plazas las iglesias el río y lo demás Deteniendo la mirada y el zapato en las casillas de mi vida Esbozada con la tiza de colores en la acera Y alcanzaré el cielo Tomaré una copa de vino tinto y con un viejo tango Deslizada entre las sombras de un diván oscuro Me olvidaré la hora el lugar el tiempo Me olvidaré de ti que jamás estás Caminaré por fin hasta la madrugada Escucharé mezclarse pájaros y estrellas Mi corazón colgado de tanto caminar Y tomaré un café el último del día ** Samantha Barendson sbarendson@free.fr Escritora española (Vilanova i la Geltrú, Cataluña, 1976). Reside en Lyon (Francia), donde trabaja en una librería-casa editorial. Después de haber hecho estudios de literatura hispanoamericana en la Facultad de Lyon 2, se dedicó a trabajos de traducción con el taller de traducción hispánica de la Escuela Normal Superior (http://www.ens.fr). Mantiene una página personal en http://sbarendson.free.fr. === Preguntas Jéssica de la Portilla Montaño ========================= Yo sé por qué mi tío Joel dejó de venir tan de repente. Todos los viernes llegaba a la casa con un carrito para mí y una muñeca para mi hermana, y con un montón de rosas que mi mamá solía dejar en un jarrón de barro. Tomen, chamacos, váyanse por ‘ai, nos decía mi tío luego de darnos un puñado de dulces de licor de café. Camila y yo nos salíamos corriendo pa’ jugar con nuestros amigos mientras mi tío y mi mamá platicaban dos o tres horas. Ella cerraba con llave la puerta que da al patio de la vecindad y sonreía con sus labios color carmín cuando la abría de nuevo pa’ que entráramos. ¿Ya acabaron la tarea? Sí, mamá. ¿Y mi tío? Tuvo que irse temprano. ¿Por qué no se despidió? Porque siempre anda de prisa. ¿Cuándo regresa? Deja de estar preguntando sandeces, niño, y no le digas nada a tu papá. ¿Por qué no? Mi mamá se quedaba callada. ¿Por qué no?, le preguntaba mil veces hasta que contestaba lo mismo: Pus ya lo sabes, no se hablan desde que nació tu hermanita. Siempre pensé que mi mamá era una mentirosa, que el pleito debía de tener más tiempo ya que nadie más mencionaba a mi tío y él ni siquiera iba a las pedas: navidad y año nuevo, el funeral de la abuela Maru, la inesperada boda de la solterona Haydeé... y no, nada, nunca lo vi en otra casa que no fuese en la mía. Cada viernes mi mamá despertaba de buenas, barría los rincones y el tapete rojo de la sala mientras tarareaba algún corrido. Antes de poner la olla en la estufa pa’ bañarse con agua caliente, planchaba muy bien su vestido blanco hasta quitarle todas las arrugas. Nada lograba borrarle esa sonrisa color carmín, ni siquiera mi pantalón embarrado de sangre cada que me peleaba con el Júpiter. La última vez llegué con los codos raspados y lo primero que mamá hizo fue toquetearme la nariz a ver si no la traía chueca. ¿Qué te pasó? No le contesté. Ay, José, eres igual de argüendero que tu padre. No fue mi culpa, ‘amá, estaban molestando a Camila. ¿Quién?, ¿y tu hermana? Se fue con Lucy; hasta ellas agarraron a golpes al güey. ¿Qué?, ¿por qué? Pus que anda diciendo que Camila es hija del lechero porque no está tan prieta... Mamá levantó las cejas y volvió a sonreír mientras me limpiaba los codos con un algodón. Camila salió güerita porque abueleó, y no hagan caso de esos chismes porque tu papá nos va a poner una buena cueriza, ya lo conoces, mejor ni le busquen. ¿Por qué yo no tengo ojos claros? Ay, ya m’hijito, y no me marees con tanta pregunta; vete a casa de la Lucy. Pero quiero ver a mi tío, contesté. Hoy no va a venir. ¿Por qué? Porque no puede. ¿Por qué no? Porque no, y punto. ¿Y mis dulces? No seas pedinche, y vete a cuidar a Camila. Mamá tiró el algodón en la bolsa de basura y se puso a buscar algo en su bolsa de maquillaje. Que ya te vayas, Pepito, que vienen mis comadres a jugar barajas. Me salí al patio y me puse a dar vueltas por toda la vecindad para ver qué se traía mi mamá, porque no le creí nada de lo que me había dicho. Me acerqué de puntitas a una ventana rota que da al único cuarto: mamá se pintaba los labios luego de acomodarse el vestido blanco. ¡Seguro mi tío Joel llegaría en cualquier momento! Corrí a la casa del Pancho pa’ meterme abajo del lavadero. Pasaron cinco minutos, y nada. A los diez minutos, el perro de la pulquería se acercó y casi salpica mis tenis rotos. Ya iba a salirme del escondite cuando vi llegar a mi tío Joel con una bolsa llena de dulces pero sin ramo de rosas. Mamá abrió la puerta pa’ recibirlo y la cerró casi de inmediato. Caminé de puntitas pa’ parar bien las antenas. ¿Cómo que ya no? Era la voz de mi mamá. ¡Pero no puedes hacerme esto! Mi tío hablaba demasiado bajito pa’ entender sus respuestas. ¡Pero si es tuya, Joel! ¿O qué, no la ves? Es igualita a ti... No, a nadie. Mi hermana es la única que se las huele, pero yo no he soltado prenda. Ya sé, Joel. Que ya sé, te digo. Mamá soltó una carcajada. Ah, está encantadísimo con su niña de ojos verdes. Ajá. Y quiere ver si el tercero también abuelea... ¿Qué dices, Jo?, ¿te quieres aventar el tercero? La risa de mamá llenó toda la casa, pero luego se hizo el silencio. Esperé cinco minutos a ver si lograba escuchar más, pero no. Nada. Me asomé de nuevo por el hueco de la ventana, pero el cuarto estaba a oscuras. Pegué otra vez la oreja a la puerta, pero luego de quince minutos sólo escuché risitas y susurros. Me puse a dar vueltas en el patio de lo aburrido que estaba; luego el Pancho me gritó pa’ jugar a las canicas y le gané como diez rondas. La puerta de la casa seguía cerrada con llave. Me asomé de nuevo por la ventana rota: mi tío estaba acostado en la cama y veía la tele mientras encendía un puro de Cuba. ‘uta. Mi papá guardaba esos puros hasta mero arriba del librero. Nomás de pensar en lo furioso que se iba a poner... Ya lo estaba viendo con el cinturón en la mano, con una chancla o con la plancha o con un gancho metálico. ¿Quién se fumó mis cigarros, jijos de su? Ya me estaba imaginando también a mamá chillando a mares, cubriéndonos con su cuerpo pa’ que los golpes no nos tocaran. Mamá entró al cuarto y se sentó en la cama. ¿El viernes, a la misma hora? Mamá dejó un cenicero limpio sobre el pecho sin camisa y sin corbata. ¿Otra chela? Tengo que irme; mi mujer está empezando a hacer preguntas. ¿No que la ibas a dejar? Mi tío levantó los hombros, pero ya no alcancé a escuchar más porque sentí que me agarraban bien fuerte de los pelos. ¿Qué haces, cochino? Era mi papá. ¿Qué tanto ves, cabrón? Me soltó del cabello y me empujó contra la pared. Me dejé caer al piso. ¿Salió temprano, ‘apá? Pero qué chingaos te importa, mocoso. ¿Qué haces espiando a tu madre?, ¿y la Camila? Pos córrele por ella, que me salí en friega pa’ partírsela al Júpiter. ¡A mi niña nadie me la toca!, dijo mi jefe mientras sacaba su navaja suiza... ¡’uta y re ’utísima! Me levanté como chiflido pa’ que no me partieran ni madres a mí. Corrí hasta que estuve fuera de la vecindad, corrí hasta alcanzar la avenida y seguí corriendo hasta que llegué a casa de Lucy. Toqué el timbre varias veces. Camila abrió la puerta. Le expliqué rápidamente lo que había sucedido, me tomó de la mano y nos fuimos corriendo hasta salir del condominio horizontal, hasta salir del barrio rico y hasta llegar a nuestro patio mugriento. Las luces de la casa estaban apagadas. La puerta de metal se abrió con un rechinido. Camila y yo nos miramos: papá había enrollado el tapete de la sala y arrastraba el bulto al patio. Mamá, echada en el piso, sollozaba en silencio. Su vestido blanco del viernes ahora tenía una gran mancha. Ninguno de los cuatro volvió a mencionar una sola palabra al respecto. ** Jéssica de la Portilla Montaño gina@ginahalliwell.com Escritora mexicana (México, D.F., 1979). Textos suyos aparecen en la antología Brotes de luna, de Teresa Dey (1999). Cursó los talleres de teoría y práctica del cuento con Alberto Chimal, creación literaria con Teresa Dey y novela con Gerardo de la Torre. Trabaja como correctora de estilo y traductora. Mantiene una página personal en http://www.ginahalliwell.com. === Poemas Juan Carlos Céspedes ====================================== *** Si me quedo en silencio Si me quedo en silencio Puedo escuchar el rumor de sus piernas Cuando viene caminando Trae un idioma que me habla De sábanas desgarradas Si se sienta frente a mí y las une muy fuerte Me dicen tener un bello secreto que contar A veces las cruza y su voz adquiere Una sensualidad deslizante Y habla de una tarde de junio En que aprendió a leer mis ojos. *** Advertencia Poeta Has recibido la luz A cambio de tus ojos Mira bien dónde descargas el golpe Sólo puedes ir hacia delante Y cada paso te cierra el regreso. *** Estepariana Da miedo tocarnos Algo de nosotros asusta Y nos pegamos a las paredes como sombras Eludiendo el contacto del otro Ese que de alguna manera también somos. *** Puerto de Alejandría El viejo conversa con una prostituta; ella fuma un cigarrillo y en el pecho le ladra un perro. Al terminar su trago la mujer guarda al marinero en su cartera mientras el perro orina una pata de la mesa. *** Aclaración La otra orilla... Todos los poetas hablan de ella Pero no hay otra Esta es la única. *** Ciudadano Yo conozco la voz apagada que recorre las calles de mi ciudad Las manos rotas del rezo de los vencidos Los pies desgastados por las escaleras que sólo conducen hacía abajo Yo conozco bien al niño muerto enterrado con voces de protesta Los pájaros calcinados por el fuego El fogón vacío pudriendo la casa Yo me conozco machacado como la uva escupiendo mosto Traspasado por la evidencia de tanta lucidez atornillada a las pupilas. *** Sísifo Quizás el destino que construimos Sea esa piedra empujada cuesta arriba Donde la palabra se desliza de nuevo A los pies del próximo poeta Quizás lo que realizamos piedra arriba Sea el eterno descifrar del paso olvidado Donde encontraremos las claves precisas Para que algún día la roca ocupe su lugar en la cima. ** Juan Carlos Céspedes siddarthapoeta@gmail.com Narrador y poeta colombiano (Cartagena de Indias, 1962). Es abogado y periodista. Fundador y editor de la revista virtual La UrraKa (http://revistalaurraka.blogspot.com). Miembro cofundador del Movimiento Literario “Generación Fallida”. Ha publicado los poemarios La lucidez del contaminado (2003), La herencia del peregrino (2004), El viajero de los pies de aire (2005), Noches de Sidarzia (cuento y poesía, 2006) y El Oráculo de Sidarzia (2007). Es directivo de la Asociación de Escritores de la Costa (http://asoescritoresdelacosta.blogspot.com), presidente del VI Parlamento de Escritores e Intelectuales del Caribe Colombiano (http://parlamentocaribe.blogspot.com) y de la Corporación Cultural Cartagena de Indias, miembro de la Fundación Benkos Bioho y columnista del diario La Verdad. ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === Libro del amor Feng Menglong; Wilfredo Carrizales (traductor) ==== Traducción del chino clásico, introducción y notas por Wilfredo Carrizales (http://www.letralia.com/firmas/carrizaleswilfredo.htm) Crónica, poesía bid & co. editor, c.a. (bidandco@yahoo.com) Caracas, 2008 ISBN: 980-6741-58-4 Feng Menglong (1574-1646) fue un muy conocido compilador de antologías de literatura popular al final de la dinastía Ming (1368-1664). Nació en el seno de una familia de letrados en la ciudad de Changzhou (actual ciudad de Wuxian), provincia suroriental de Jiangsu. Ya desde su juventud se le reconoció un sobresaliente talento literario, aunque repetidas veces fracasó en los exámenes imperiales de donde salían los futuros funcionarios. Hacia la mitad de su vida adulta comenzó a recopilar y editar ficciones populares, poesía, chistes y gacetas, y realizó una respetable labor como escritor y editor de piezas de teatro. Sus publicaciones incluyen colecciones de chistes, colecciones de cuentos en lengua clásica y anécdotas, algunas versiones revisadas de novelas y tres colecciones de cuentos para ser narrados oralmente. Hizo una enorme contribución a la preservación de la literatura popular de su época. El Libro del amor (Qing jing) consta de dos volúmenes atribuidos a Feng Menglong y estuvo prohibido desde los años finales de la dinastía Ming hasta fechas recientes, aunque es un libro nada fácil de encontrar en las librerías. Puede ser denominado “libro de misceláneas”, pues recoge textos breves y brevísimos que abarcan anécdotas, diálogos, monólogos, ficciones, canciones populares y algunos poemas. Al final de ciertos textos, el autor se permite agregar un minúsculo comentario de una o varias líneas. Está redactado en lengua china clásica y saturado de alusiones, giros y juegos de palabras que dificultan muchas veces su traducción. Su tema fundamental es el amor y sus cuitas; los sentimientos amorosos sometidos al vaivén de las pruebas de la vida y la amarga desilusión de los amantes engañados. El autor se sirve de una serie de elementos animales y vegetales y símbolos de la naturaleza (primavera, otoño, invierno, nieve, viento, lluvia, nubes...) para sugerir la congoja causada por el abandono amoroso. Los textos del Libro del amor están escritos en tercera, primera o segunda personas y casi siempre es una voz femenina la que habla. El Libro del amor, que hoy presenta el escritor venezolano Wilfredo Carrizales (http://www.letralia.com/firmas/carrizaleswilfredo.htm), resulta singular dentro de la literatura china clásica por varios motivos. En primer lugar por la concisión y economía de recursos de sus textos, al no rebasar, en muchos casos, las dos líneas en el idioma original; en segundo lugar, el lenguaje alegórico, cargado de alusiones, retruécanos y dobles sentidos y un uso eficaz de expresiones coloquiales que convierten al libro en un divertido y difícil juego de interpretación; en tercer lugar, la forma de diálogo continuo, sin pausas, que utiliza el autor en muchos textos para brindar una pincelada de una situación que desea destacar; en cuarto lugar, la independencia de cada texto con respecto al anterior (salvo cuando los prolonga valiéndose de una o varias “continuaciones” inmediatas); en quinto lugar, el profuso uso de canciones populares para crear una atmósfera de picaresca y sugestiva salacidad entre parejas de amantes o enamorados. |||||||||||||||||||||||||||||| EL BUZÓN ||||||||||||||||||||||||||||| === Carta pública sobre la Coordinación de Literatura de Aragua =========== (Nota del editor: la presente es una carta abierta que se está difundiendo con la finalidad de exigir que las autoridades del estado Aragua, en Venezuela, resuelvan los problemas por los que atraviesa actualmente la Coordinación de Literatura, entidad dependiente de la Gobernación regional. Los interesados en suscribirla deberán contactar al escritor Rafael Ortega a través del correo electrónico rafedort@hotmail.com). El colectivo literario aragüeño ve con honda preocupación cómo la Coordinación de Literatura del estado Aragua ha venido cayendo en el olvido de manera pertinaz. Las personas a cargo de gerenciar los destinos de tan importante oficina no sólo eliminaron la biblioteca que reposaba en el recinto, y que servía de apoyo a investigadores y facilitadores de talleres literarios, sin dar una explicación satisfactoria a los afectados; sino que a lo largo de estos meses las programaciones de difusión de la lectura y de apoyo a los autores de la región, así como el programa de publicaciones que —aún con altibajos— mantenían los anteriores coordinadores, también parece que han desaparecido definitivamente. Por ello, surgen las interrogantes: ¿es que tal situación no preocupa a los entes encargados de mantener, apoyar y supervisar la gestión de estas coordinaciones? ¿Quién asume la responsabilidad ante la muerte no decretada de una oficina que cuenta con una larga trayectoria y que de alguna manera ha logrado mantener el espíritu de las letras y la lectura en nuestra región? El colectivo literario aragüeño solicita a las autoridades correspondientes una salida de emergencia para esta situación. También exige ser consultado sobre las personas más idóneas que puedan asumir la responsabilidad de rescatar la Coordinación de Literatura. Es contradictorio que en tiempos como el nuestro, en que la participación de todos es fundamental, decisiones tan importantes —como lo es la administración del legado literario y espiritual de los aragüeños— no sean consultadas con el colectivo afectado, creando una sensación de exclusión por parte de los órganos regentes. También es preciso destacar que el premio de la Bienal de Minicuentos “Los Desiertos del Ángel” no ha sido cancelado, así como tampoco han cobrado sus honorarios los miembros del jurado de la Bienal de Literatura “Miguel Ramón Utrera” y el Concurso Interliceísta de Literatura no ha sido convocado por falta de organización. Ante tales motivos, un grupo de poetas, narradores, ensayistas y dramaturgos de la región insiste en hacer un llamado a la conciencia para que la “resurrección” de la Coordinación de Literatura se haga efectiva. Ojalá que nuestras palabras no caigan en un abismo sin fondo. (Si desea enviar su manifestación de apoyo escriba a rafedort@hotmail.com). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Cuanta mayor, y más honda emoción he logrado vivir en un recorte de periódico arbitrario y sugerente, que en todos esos organillerismos seudo-líricos y bombones melódicos, para recitarles de changarro gratis a las señoritas, declamatoriamente inferidos ante el auditorio disyuntivo de niñas fox-troteantes y espasmódicas y burgueses temerosos por sus concubinas y su caja de caudales”. Manuel Maples Arce. En: Manifiesto estridentista (1921). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. Si lo prefiere, puede recibirlas por correo electrónico escribiendo un mensaje a info@letralia.com, con la palabra "Condiciones" en el subject, o simplemente dando un doble click de ratón en el enlace siguiente: mailto:info@letralia.com?subject=Condiciones. ########################################################################### El alojamiento de nuestra página web en http://www.letralia.com es cortesía de Abracaadabra Network (http://www.abracaadabra.net) Letralia, Tierra de Letras, es una producción de JGJ Binaria (http://www.letralia.com/binaria) y circula para el mundo de habla hispana desde Cagua, Venezuela ########################################################################### Atentos: nuestra próxima edición circula el lunes 6 de octubre de 2008