~~~~~~~~~~~~~~~ Año XIII Cagua, Venezuela Nº 196 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 6 de octubre de 2008 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | El paro en un libro. / Jazz en poesía. / Manceda | Breves premiada. / Hernández visual. / Niños musicalmente | sensibles. / Manos que ven. / El libro de las tiras. / | Leyendo a Neruda. / Narrativa gay. / Los digitales. / | Español estadounidense. / Ensayando el ensayo. | | Realizan en México el III Festival de Lenguas de | Noticias América. / Anuncian fallo del Premio Nacional de | Literatura de Libros y Letras. / Premio Transgenérico | para el venezolano Pedro Enrique Rodríguez. / Revistas | digitales culturales discutieron problemas comunes. / | Herederos de García Lorca acceden a que se abra la fosa | del poeta. / Carmen Boullosa obtiene el Premio de Novela | Café Gijón. / Falleció el filólogo español Ignacio | Soldevila. / Yolande Villemaire obtiene el premio | Sabines-Gatien Lapointe. / Arturo Arias obtiene Premio | Nacional de Literatura de Guatemala. / Falleció el | escritor colombiano Juan Zapata Olivella. / Crean la | Biblioteca Digital Venezolana. / Biblioteca Nacional de | España conservará huellas en libros robados. / Otorgan | rango constitucional en México al acceso a la cultura. / | Ingresan manuscritos de Lugones a Biblioteca Nacional de | Argentina. / Antología La realidad oculta recibe el | premio Qwerty. / Publican novela inédita de Guillermo | Cabrera Infante. / Presentan en México el Diccionario | del Cine Iberoamericano. / Eugenio Chang-Rodríguez | recibirá doctorado honoris causa en Grecia. / Jean-Marie | Gustave Le Clézio, Premio Nobel de Literatura 2008. / | Inaugurarán Salón Arturo Michelena en Valencia. / | Seminario sobre edición profesional realizarán en | Bogotá. | | “Janet Frame al margen del alfabeto”, Luisa Futoransky. | Artículos y / “Paradise Now y Jenin Jenin: más que cine”, Musa Ammar | reportajes Majad. / “Prólogo a Aimarte, de Leonardo Rosiello”, | Gerardo Ciancio. / “El elemento mágico de las minas en | la obra de Víctor Montoya”, Valeria Murru. / “La | carretera”, Raymundo Gomezcásseres. / “La creatividad y | la originalidad en la literatura borgeana”, Andrés A. | Ugueruaga. | | Horace Engdahl, secretario de la Academia Sueca: “Las | Entrevistas especulaciones son un producto de mentes perezosas”, | Lilian Fernández Hall. | | “Carlos Fuentes: los laberintos de (la) Constancia”, | Sala de ensayo Rodica Grigore. / “Sobre la muerte en un cuento de | Quiroga”, Sócrates Tsokonas. / “Aproximación a la | Francia política del siglo XIX y una postulación actual | por el socialismo”, Julio Pino Miyar. | | Dos poemas de Antonia Blasa Martín Pérez. / “Madrugada”, | Letras Carlos Castro. / Poemas de C. A. Campos. / “Oficio de | solterona”, Ingrid Cruz Bonilla. / Poemas de Omar | Espinosa Cisneros. / “Harlem: en víspera del | Modernismo”, Juan Carlos Hernández Cuevas. / Poemas de | Maritza Aguirre. / “Entrevista virtual a Dostoyevsky”, | Víctor Montoya. / Poemas de Horacio Centanino. / “Te | están buscando matador”, William Guaregua. / Poemas de | Silvina Jatón. / “La falsa hipótesis”, Judith Godoy. / | Poemas de María Teresa Miranda. / “El fantasma del bar”, | Claudia Andrea Pointet. / Nueve poemas de Cristian | Andrés Astigueta. / Dos relatos de Flavia Hein. | | Nicolás Gómez Dávila. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| El paro en un libro. La segunda edición del libro Gas, testimonios del paro petrolero 2002-2003, del escritor venezolano Roberto Alonzo Figueroa, de Puerto La Cruz (Anzoátegui), fue presentada en mayo pasado en la ciudad de Anaco, concretamente en las instalaciones de la empresa PDVSA-Gas, firma que patrocinó su publicación. Alonzo Figueroa ha sido reconocido con diversos premios literarios, entre los que se cuenta el de la Casa de la Cultura “Francisco Lazo Martí” (1979), oportunidad en que el jurado le concedió el galardón indicando en el veredicto: “Por la magia convincente de su palabra”. Después de una dilatada experiencia por el mundo del periodismo, donde calzó su firma en periódicos y revistas venezolanos como El Nacional, Letra G de El Globo y Exceso, de Caracas, se ha dedicado a la investigación de temas de largo aliento, entre los que destaca esta que refiere los acontecimientos que tuvieron lugar en Venezuela en 2002-2003, alrededor del paro y sabotaje petrolero que sacudió a la principal industria venezolana, en particular a la sección oriental, donde fueron recogidos los testimonios de este libro. altosdesucre@gmail.com Jazz en poesía. El pasado viernes 5 de septiembre, en el marco de la inauguración del décimo Festival de Jazz y Músicas del Mundo 2008 en Manizales se presentó La música callada. La soledad sonora. Antología de poemas al jazz, realizada por el poeta colombiano Federico Díaz-Granados en la que se ofrecen, en orden cronológico, textos de 39 poetas: los estadounidenses Langston Hughes, Jack Kerouak, LeRoi Jones, Horace Julian Bond, Billy Collins y Quincy Troupe, el inglés Philip Larkin, los españoles Gabriel Celaya, José María Fonollosa, Ángel González, Félix Grande, Manuel Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer y Miguel Iriarte, el argentino Julio Cortázar, los chilenos Gonzalo Rojas y Óscar Hahn, los peruanos Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson y Alonso Rabí do Carmo, los venezolanos Eugenio Montejo, Armando Rojas Guardia, María Antonieta Flores, Ernesto Román Orozco (http://www.letralia.com/firmas/romanorozcoernesto.htm) y Jorge Gustavo Portella, los mexicanos Francisco Morales Santos, Eduardo Langagne, Víctor Cabrera, Francisco Alcaraz y Carlos Ramírez Vuelvas, los colombianos José Luis Díaz-Granados, Darío Jaramillo Agudelo, Juan Carlos Bayona, Orlando Sierra Hernández, Gustavo Tatis Guerra (http://www.letralia.com/firmas/tatisguerragustavo.htm), Winston Morales Chavarro (http://www.letralia.com/firmas/moraleschavarrowinston.htm), Juan Carlos Acevedo Ramos y Felipe Martínez Pinzón, y el dominicano René Rodríguez Soriano. Manceda premiada. El pasado 26 de septiembre le fue concedido a la escritora argentina Ana María Manceda (http://www.letralia.com/firmas/mancedaanamaria.htm), por su relato “Derrumbe”, el primer premio de narrativa del Concurso “2008 de Arte y Letras”. Como parte del premio, Manceda será incluida en una antología que será presentada el próximo 11 de octubre a las 6 de la tarde en el Hotel El Virrey (Boulevard Mitre, Nº 227, Costanera del Río, Córdoba, Argentina). El día mencionado habrá rondas de lecturas libres de poetas y narradores a partir de las 9:30 de la mañana. Al finalizar el evento está programada una cena en el hotel para agasajar a los ganadores. Además de Manceda, la mención narrativa tuvo como ganadores a la española Salomé Chulvi Lleó y a las argentinas Adriana Mercedes Trecco, Adela M. Salas y Martha Efrón. En poesía, el primer premio recayó sobre la argentina Elma María Torri de José, y los restantes sobre los también argentinos Raúl Enrique Frezzi, Amalia Lateano, Amanda Romero de Puerta e Inés Ramonda de Vélez. Hubo también menciones especiales. Hernández visual. Hasta el 31 de octubre es posible visitar la muestra de poesía visual “Miguel Hernández, poeta”, que ha sido instalada en la Sala de Exposiciones Temporales del Ayuntamiento de Beneixama (Alicante, España) bajo la coordinación del Vicerrectorado de Estudiantes y Extensión Universitaria de la Universidad Miguel Hernández de Elche, en colaboración con el ayuntamiento y dentro del programa Circuit d’art. Con esta exposición se continúa con un proyecto marcado por una voluntad de aproximación y canto a la figura del poeta oriolano que se fundamenta en los territorios de los nuevos lenguajes poético-artísticos. Los poetas que han intervenido en la muestra son Francisco Aliseda, J. M. Calleja, Manuel Calvarro, Camacho Molina, José Luis Campal, Carles Cano, Corporación Semiótica Gallega, Juan López de Ael, Pablo del Barco, Eduard Escoffet, Roberto Farona, Ferrán Fernández, Bartolomé Ferrando, Raúl Gálvez, Antonio Gómez, Joaquín Gómez, Ibírico, Isabel Jover, Alfonso López Gradolí y Jesús Maestro, entre otros. Niños musicalmente sensibles. La Coordinación de Investigaciones de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) ofrece para el mes de noviembre el taller de sensibilización musical “Alí Primera”, cuyo plazo de inscripción se extenderá desde este viernes 10 hasta el sábado 15 de noviembre. El objetivo de este taller es fomentar que niños y adolescentes desarrollen sensibilidad hacia las expresiones artísticas, guiándolos desde sus primeros pasos en el ámbito musical, despertando no sólo el amor por la música, sino también formando ciudadanos participativos, que disfruten y participen en la creación de las diversas manifestaciones culturales del ser humano. El taller está dirigido a niños de seis años en adelante. Comprende tres etapas, siendo la primera de reconocimiento (teoría y solfeo, reconocimiento de las notas musicales, ritmos y compases), la segunda de formación vocal (voz y escalas vocales, modulación, ejercicios de respiración) y la tercera de lectura de partituras (lectura, escritura y concepto de una partitura). El facilitador será Alí Rafael Vásquez y para formalizar la inscripción sólo se requiere la fotocopia de la cédula de identidad del participante (si ya la posee) o su partida de nacimiento, junto con la fotocopia de la cédula del representante. El taller se realizará los sábados de 9 de la mañana a 12 del día. http://www.celarg.gob.ve Manos que ven. El próximo sábado 11 de octubre, a las 11 de la mañana, será inaugurada en la Casa de Los Arcos (avenida Las Delicias, Maracay) la exposición “Las manos para ver”, un proyecto creado para los invidentes y personas con deficiencias visuales del estado venezolano de Aragua. Ana Nóbrega y Aarón Almeida Holmquist estuvieron relacionándose durante cinco meses con Emilio Delvalle, David Velásquez, Lennys Díaz, Argelia Pichardo, Alcira Baptista, Adrián Nieves, Ana Francisca Girón, Andreína Manrique, Alfredo Meléndez, Wilfredo Sánchez, Gustavo Pérez y Yaury Montenegro; quienes con sus relatos y experiencias como invidentes sirvieron de base conceptual para la creación de las imágenes gráficas y poemas que componen esta muestra: 24 obras gráficas hechas en las técnicas de colografía, punta seca y cartonaje; cada una acompañada de un texto poético adaptado al sistema de lectura Braille. Las gráficas podrán ser tocadas para que los invidentes puedan capturar las imágenes y texturas que allí se manifiestan. En el marco de la inauguración se realizará asimismo una lectura poética con los escritores Alberto H. Cobo, Gabriel Morín, Andi Arias y Susana Potente, y un performance por la artista Blanca Carrero. http://lasmanosparaver.blogspot.com El libro de las tiras. El próximo lunes 13 de octubre será presentado, a las 6:30 de la tarde, el libro Historietas a diario: las tiras cómicas argentinas de Mafalda a nuestros días, de los argentinos Hernán Martignone y Mariano Prunes, con la intervención de los autores, acompañados por el caricaturista Rep y el escritor Pablo de Santis. Publicado por Libraria Ediciones y utilizando como ejemplo ocho de las más populares tiras argentinas de diarios y revistas —Mafalda, Inodoro Pereyra, Clemente, Rep, Mujeres alteradas, Gaturro, Macanudo y La Nelly, con una cuidadosa selección de imágenes—, el libro propone un estudio crítico sobre las posibilidades de la tira como medio de expresión, comunicación y entretenimiento. A través de un detallado análisis de los mecanismos narrativos, formatos, estilos, temáticas y personajes arquetípicos de la tira cómica, presenta una inédita y específica aproximación a este género tan especial, matriz de todas las historietas modernas, y ofrece una reflexión sobre la originalidad y vitalidad de la tira argentina de los años sesenta a nuestros días. La actividad se realizará en el microcine del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930, primer piso), en Buenos Aires. http://www.librariaediciones.com.ar Leyendo a Neruda. Tal es el título del seminario monográfico que han organizado UN, La Librería y la Corporación Babilonia, y que estará conducido por José Luis Díaz-Granados, uno de los colombianos que mejor conocen la obra del escritor chileno. El instructor hablará de Neruda y su entorno sociopolítico y cultural, sus inicios en la literatura, su relación con sus contemporáneos, el exilio, su militancia comunista y otros temas, dándose por supuesto especial atención a sus libros capitales. Nacido en Santa Marta (Colombia) en 1946, Díaz-Granados es poeta, novelista, periodista cultural y profesor universitario. En 1985 fue finalista del Premio Rómulo Gallegos por su novela Las puertas del infierno, y ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar por su entrevista al poeta Luis Vidales (1990) y el Premio Nacional de Novela “Aniversario Ciudad de Pereira”, por su obra El muro y las palabras (1994). En 2004 el gobierno chileno le otorgó la Medalla de Honor Presidencial “Centenario Pablo Neruda” (2004). Es autor de 28 libros de poesía, novela, ensayo, periodismo, teatro y para niños. El seminario se desarrollará del 15 de octubre al 17 de diciembre en sesiones semanales, los miércoles de 6 de la tarde a 7:30 de la noche. El costo de la inscripción es de 220.000 pesos para particulares y 170.000 para estudiantes y personas de la tercera edad. http://www.corporacionbabilonia.org Narrativa gay. Del 17 de octubre al 5 de diciembre se realizará en Santiago de Chile un taller de narrativa gay, en el que el escritor Eduardo García, autor de la obra Feliz cumpleaños, te quiero, dará a los asistentes las bases para la composición narrativa en la temática homosexual. El taller se dividirá en dos partes. La primera se refiere a la identificación de nudos temáticos relevantes en un cuento de contenido gay, para lo cual se establecerá, previamente a las clases, un tema que será discutido por los participantes del taller junto al profesor. La discusión tendrá un enfoque analítico objetivo como tema a ser tratado en una estructura narrativa. La segunda consistirá en la conversación y análisis de los cuentos de cada uno de los participantes. El número de cuentos a analizar por sesión será de dos, por un período de 30 minutos aproximadamente por texto. El alumno terminará con un cuento (de entre 8 y 12 páginas, a espacio simple, formato Times New Roman, tamaño 12), con al menos 3 correcciones por parte del profesor, más una corrección por parte de un corrector de prueba (ortografía y gramática). Respecto de los mejores cuentos del taller, se gestionará su publicación virtual en algún medio de difusión gay. Las sesiones serán los viernes de 7 a 9 de la noche. El curso tiene un costo de $65.000. http://libroseduardogarcia.blogspot.com Los digitales. Entre el 18 y el 26 de octubre se realizará en Valencia (Venezuela) la 9ª Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc), en cuyo marco se celebrará el conversatorio “Literatura en la Web”, en el que los editores digitales venezolanos de mayor trayectoria dialogarán con el público sobre la difusión de contenidos literarios a través de Internet. Jorge Gómez Jiménez, editor de Letralia.com; Daniel Pradilla, de Panfletonegro.com, y Héctor Torres, de Ficcionbreve.org, todos con más de diez años en el medio, darán un paseo por la historia de las publicaciones literarias en la red, total en Venezuela como en Latinoamérica y en el resto del mundo. La actividad tendrá lugar el próximo 22 de octubre a partir de las 4 de la tarde en el Centro Comercial Cristal, ubicado en el sector La Granja, municipio Naguanagua (estado Carabobo), en los espacios asignados a la Filuc. http://www.filuc.uc.edu.ve Español estadounidense. El próximo 23 de octubre a las 4:30 de la tarde será presentada, en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, la Enciclopedia del Español en los Estados Unidos, un esfuerzo editorial pionero que, con el aval del Instituto Cervantes, contiene 1.200 páginas con artículos especializados que cubren aspectos históricos, demográficos y legales, y otros que aportan datos sobre la enseñanza, la traducción, la edición, los medios de comunicación, análisis lingüísticos, actividades culturales y producción literaria. La actividad será moderada por Luis Alberto Ambroggio, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (Anle), y participarán destacados académicos de esa institución, así como de la Real Academia de la Lengua (RAE), del Instituto Cervantes y de otras entidades que integraron el proyecto, como Humberto López Morales, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española y coordinador de la enciclopedia en Estados Unidos; Gerardo Piña-Rosales, director de la Academia Norteamericana, Carmen Caffarel, directora del Cervantes, Orlando Rodriguez Sardiñas (Rossardi) y Emilio Labrada Bernal, de la Academia Norteamericana. http://www.academianorteamericana.org http://www.loc.gov Ensayando el ensayo. Este sábado 1 de noviembre se realizará en la Biblioteca Pública Agustín Codazzi, de Maracay (Aragua, Venezuela), un minitaller sobre el género literario del ensayo a cargo de la profesora Julia Elena Rial. El Taller pretende dar una comprensión de las ideas y cambios culturales a través de importantes ensayos literarios. Se dará un breve lineamiento sobre las características del discurso ensayístico con lecturas breves y significativas de ensayistas latinoamericanos, intentando desgranar con sencillez y claridad los conceptos a trasmitir sobre la visión de diferentes tiempos, ideas y los conceptos filosóficos: modernismo, vanguardia, ensayo social, postguerra, existencialismo, crisis de pensamiento. Ente los objetivos de la actividad se encuentran acercar el lenguaje ensayístico y sus características para aquellos que sienten puede ser la forma de expresar con mayor creatividad sus ideas, facilitar la aproximación a las claves culturales de las ideas en Latinoamérica y Venezuela, sustentar la importancia del ensayo para acceder a planteamientos socioculturales y valorar la dimensión estética, creativa e investigativa del ensayo. La actividad se desarrollará de 8:30 de la mañana a 12:30 de la tarde en la Sala Audiovisual de la biblioteca, ubicada en el Complejo Cultural Santos Michelena (avenida 19 de Abril). http://www.juliaelenarial.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Realizan en México el III Festival de Lenguas de América El III Festival de Lenguas de América, un encuentro internacional de poesía con participación mayoritaria de autores de lenguas aborígenes, se celebrará el próximo 10 de octubre en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario (http://www.centrocultural.org.mx) de la capital mexicana. Organizado por los escritores mexicanos Carlos Montemayor y José del Val, el encuentro reunirá a una docena de conocidos poetas de diez países. Confirmaron ya su participación Iguaniginape Kungiler (de la etnia kuna, de Panamá), Rayen Kvyeh (mapuche, de Chile), Gaspar Pedro González (maya, de Guatemala) y José Ángel Fernández (wuayuunaiki, de Venezuela), junto a otros creadores de otras expresiones de grupos étnicos mexicanos. Los grandes idiomas que más se utilizan en el continente estarán representados por el poeta argentino Juan Gelman (español), la brasileña Alice Ruiz (portugués), el canadiense France Mongeau (francés) y otros dos representantes de Estados Unidos y Gran Bretaña (inglés). Al referirse al contenido del festival, Montemayor declaró que lo principal es acabar con la tradición equivocada, en términos científicos, de creer que existen lenguas desarrolladas y subdesarrolladas, superiores e inferiores; las primeras denominadas idiomas y las otras dialectos. Fuente: Prensa Latina *** Anuncian fallo del Premio Nacional de Literatura de Libros y Letras El escritor colombiano Jairo Aníbal Niño, uno de los más destacados autores colombianos dedicados al público infantil y juvenil, fue galardonado con el VII Premio Nacional de Literatura que entrega la revista Libros y Letras (http://www.librosyletras.net) por votación de sus lectores, informaron los directivos de la publicación el pasado 12 de septiembre. Niño, narrador y dramaturgo nacido en Moniquirá, Boyacá, en 1941, es autor de Safari en el rostro (poesía, 1965), Las bodas de lata o el baile de los arzobispos (teatro, 1968), El monte calvo (teatro, 1975), Los inquilinos de la ira (teatro, 1975), Zoro (cuentos, 1977), El rescate (1977), Puro pueblo (cuentos, 1977), El sol subterráneo (teatro, 1978), La madriguera (teatro, 1979), Toda la vida (cuentos, 1979), Efraín González (1980), El manantial de las fieras (1981), El último asalto (1981) y Caracolí de las alas (1981). La misma revista premió además como Mejor Libro Colombiano de No Ficción a Siete años secuestrado por las FARC, del ex senador Luis Eladio Pérez y el periodista Darío Arizmendi, sobre el cautiverio sufrido por el político, liberado en febrero pasado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Este libro, una entrevista de Arizmendi, director de noticias matutinas de Caracol Radio (http://www.caracol.com.co), al ex congresista, salió en julio pasado y ha vendido más de 20.000 ejemplares. Como Mejor Libro Colombiano de Ficción fue distinguido en la misma votación la novela Justos por pecadores, de Fernando Quiroz, que también fue finalista del premio Planeta-Casa América. Fuente: EFE *** Premio Transgenérico para el venezolano Pedro Enrique Rodríguez La octava edición del Premio Anual Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana (http://www.fundacionculturaurbana.org) fue otorgado el pasado 12 de septiembre, por decisión unánime, al libro Oficio de lectores, del narrador y psicólogo clínico Pedro Enrique Rodríguez, quien se impuso a más de un centenar de autores. Oficio de lectores está conformado por un conjunto de ensayos y reflexiones sobre el hecho literario, al cual el jurado integrado por Ana Teresa Torres, Ramón Guillermo Aveledo y Miguel Osío Zamora, destacó que “la mirada culta e inteligente de Rodríguez analiza, especula, narra y crea, ofreciéndonos una propuesta novedosa en la literatura venezolana, especialmente interesante por su singularidad y contemporaneidad”. Rodríguez es psicólogo clínico, profesor de la Cátedra de Psicología de la Personalidad de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve), jefe de la Cátedra de Asesoramiento Psicológico en la Escuela de Psicología y profesor e investigador en el Centro de Asesoramiento y Desarrollo Humano de la misma casa de estudios. Por otra parte, participó en el taller de Narrativa del Celarg del año 2000-2001, a cargo de Ángel Gustavo Infante. Participó en la I Semana de la Nueva Narrativa Urbana. Su libro inédito Caligrafías salvajes recibió mención honorífica en la Bienal de Literatura “Augusto Padrón” (Maracay, 2003) y ha publicado en varias revistas literarias digitales, como Ficción Breve Venezolana (http://www.ficcionbreve.org) y Panfletonegro (http://www.panfletonegro.com), de la que fue colaborador, además de escribir para el blog colectivo Argonáuticas (http://argonauticas.blogspot.com). También estuvo en la lista de 14 finalistas (entre 5.596 textos participantes) de la 24ª edición del Premio Juan Rulfo de Cuento. El acto de entrega del Premio y la presentación del libro se llevarán a cabo los primeros días del mes de diciembre durante el aniversario del Grupo de Empresas Econoinvest (http://www.econoinvest.com). Fuente: Ficcionbreve.org *** Revistas digitales culturales discutieron problemas comunes Editores de catorce de las más importantes revistas digitales culturales de España y Latinoamérica, así como representantes de otras entidades públicas y privadas ligadas a la difusión de contenidos literarios en Internet, se dieron cita el lunes 15 y martes 16 de septiembre en la Casa de América (http://www.casamerica.es), en Madrid, para discutir sobre sus problemas comunes y proponer soluciones orientadas a la integración. Presentado con el lema “Dos orillas y un océano digital”, el I Encuentro Internacional de Revistas Digitales Culturales (http://www.miradamalva.com/revistasdigitales) fue organizado por las publicaciones españolas Literaturas.com y Ómnibus (http://www.omni-bus.com), el Centro de Estudios Literarios de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) y la Asociación Cultural La Mirada Malva (http://www.miradamalva.com), con el auspicio del Ministerio de Cultura de España (http://www.mcu.es) y la Casa de América. Imma Turbau, directora del Ateneo Iberoamericano de la Casa de América, saludó a los presentes de parte de la institución anfitriona, durante la inauguración celebrada el lunes a las 10 de la mañana. A continuación tomaron la palabra Ignacio Fernández, director de Literaturas.com, María Ángeles Vázquez, presidenta de La Mirada Malva, y Héctor Perea, de la Unam, para explicar a los presentes las líneas de discusión de las que se trataría el encuentro. En el acto, Fernández se quejó por “la falta de ayudas” de parte del Ministerio de Cultura de su país, con cuya administración, “que siempre falla en estas cosas”, dijo estar disgustado. “Queremos ser un país moderno y de vanguardia, pero cuando se plantean cosas como ésta, las ayudas no llegan”, dijo. Vázquez matizó y aseguró que las ayudas económicas del gobierno habían llegado, aunque “tarde, tardísimo”. En la primera mesa participaron, en representación de las publicaciones culturales digitales españolas, Giselle Etcheverry Walker, venezolana que coordina los contenidos del blog colectivo El Boomeran(g) (http://www.elboomeran.com); Fernández, por Literaturas.com; Joaquín María Aguirre, editor de la revista Espéculo (http://www.ucm.es/info/especulo), y Alexánder Prieto, de Ómnibus. Aguirre, profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), en cuyos servidores desde hace casi trece años está radicada su publicación, Espéculo, afirmó que hoy en día sería “impensable” que una universidad brinde apoyo a una revista de este tipo, pues se da primacía a publicaciones académicas con ciertos criterios normativos no compatibles con una revista literaria moderna. La tarde del lunes fue el turno para las publicaciones latinoamericanas. La mesa fue coordinada por Pedro Martínez, editor de la revista Almiar/Margencero (http://margencero.com), y participaron Jaime de la Gracia, escritor colombiano radicado en Alemania que dirige la revista Café Berlín (http://www.delagracia.de); Carlos Morales, director de la chilena Culturart (http://www.culturart.cl), que tiene versiones digital e impresa; Federico Álvarez Arregui, director de la revista Literatura Mexicana (http://www.filologicas.unam.mx/indices/litmex.htm), del Instituto de Investigaciones Filológicas (http://www.filologicas.unam.mx) de la Unam; Héctor Perea, coordinador del Centro de Estudios Literarios de la Unam; Jorge Gómez Jiménez, editor de Letralia.com; Adolfo Pardo, director de Crítica.cl, y Elena Medel, escritora y columnista de la revista peruana Los Noveles (http://www.losnoveles.net). En su intervención, Gómez Jiménez habló de los procedimientos de selección de material para las revistas literarias y las particularidades que en este sentido ofrece el entorno digital. Definió al consejo editorial como el corazón de su revista y aseguró que, si bien se puede calificar de “dictatoriales” sus decisiones, “publicar textos de calidad es la única manera de garantizar la calidad de nuestro trabajo”. “Está claro que en materia de literatura la calidad es un elemento muy subjetivo, pero es justamente esa la razón por la que no nos queda más remedio que confiar en nuestra experiencia y nuestra intuición”, dijo el editor venezolano. “Sólo publicamos lo que satisface nuestra hambre lectora y si, entre los textos que hemos rechazado en todos estos años hay una nueva Cien años de soledad, asumimos la responsabilidad que nos corresponda. Claro que hay quien piensa que una revista literaria debería ser un medio democrático que publique todo lo que reciba, pero esto sería materialmente imposible y, por otro lado, desvirtuaría el perfil de la publicación”. Posteriormente se procedió a la presentación del libro Latin American Cyberculture and Cyberliterature, con la participación de sus editoras, las británicas Claire Taylor y Thea Pitman, quienes dedicaron una parte de su exposición al capítulo que sobre Letralia escribió la también británica Shoshannah Holdom, destacando la “metáfora geográfica” de la Tierra de Letras como un factor decisivo en el éxito de esta publicación venezolana. Las mismas Taylor y Pitman acompañaron a María Ángeles Vázquez y a Héctor Perea en el taller-coloquio “La literatura hispanoamericana digital en la literatura europea”, con el que cerraron las actividades del lunes. El martes en la mañana se realizó la mesa dedicada a las instituciones, en la que participaron la escritora colombiana Consuelo Triviño Anzola, del Centro Virtual Cervantes, quien habló de los diez años de la sección El Rinconete (http://cvc.cervantes.es/el_rinconete); Trinidad García Leiva, profesora de la Universidad Carlos III Madrid, quien disertó sobre revistas culturales, digitalización y políticas públicas; Víctor Domingo Prieto, presidente de la Asociación de Internautas de España (http://www.internautas.org); Manuel Ortuño, presidente de la Asociación de Revistas Culturales de España (Arce, http://www.arce.es); Nacho Fernández, presidente de la Asociación de Revistas Digitales de España (Arde, http://www.arde.org.es), y Natalia Briones Beneit, del gabinete jurídico del Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro, http://www.cedro.org). A continuación se realizó la mesa sobre innovación y tecnología, en la que intervinieron Luis Collado, de Google España (http://www.google.es), quien describió el programa publicitario AdSense y sus ventajas para los editores digitales; Javier Celaya, director de Consultoría, Formación y Marketing de Dosdoce.com, quien habló sobre la digitalización del libro; Francisco Olivares, director del máster “Periodismo y comunicación digital” del Instituto Universitario de Postgrado (IUP, http://www.iup.es); Ángel María Herrera, socio de Evoluziona (http://www.evoluziona.com), quien anunció nuevas prestaciones del servicio Bubok.com, y Elad Rodríguez, director de Nitsnets (http://www.nitsnets.com), quien presentó el servicio de publicación de medios digitales GoPress (http://www.gopress.es). A las 4 de la tarde fue presentado el libro La vía digital, de Héctor Perea, con la intervención del autor y de Manuel Medina (Universidad de Louisville, http://louisville.edu), Miguel Marañón (Centro Virtual Cervantes, http://cvc.cervantes.es), y María Ángeles Vázquez. Los mismos Perea y Medina participaron posteriormente en el taller “Universidad y educación: retos digitales”, junto con Rufina Moreno Cañizares, coordinadora nacional de Escuelas Asociadas a la Unesco en España. Por último, Amalia Iglesias e Iria Álvarez, redactora jefe y coordinadora de la edición digital, respectivamente, de la Revista de Libros (http://www.revistadelibros.com). Tras dos días de confrontar experiencias y adelantar iniciativas conjuntas, los editores se despidieron hasta el próximo año, cuando realizarán en México una segunda edición del evento. *** Herederos de García Lorca acceden a que se abra la fosa del poeta Un giro radical dio el pasado 17 de septiembre la postura de los seis herederos de Federico García Lorca en su oposición a que pudiera ser exhumado el cadáver del poeta granadino de la fosa donde supuestamente yace, cercana al lugar donde fue fusilado y enterrado posteriormente. Los familiares, tras una reunión celebrada en la Residencia de Estudiantes (http://www.residencia.csic.es), decidieron aceptar el derecho de las familias de Dióscoro Galindo y Francisco Galadí a recuperar los restos. Fuentes próximas a la familia adelantaron que ésta “reconoce el derecho legítimo de las familias a recuperar los restos de sus seres queridos”. Laura García Lorca, sobrina nieta del poeta, había mantenido en diferentes ocasiones que “exhumar los cadáveres de las personas identificadas ya, enterradas luego en fosas comunes y de las que se conocen las circunstancias de su muerte, podía hacer que se falseara la historia”. “No lo impediremos. Aunque nos gustaría que no se hiciera, respetamos los deseos de las otras partes implicadas”, aseguró la sobrina del escritor. Por su parte, el esposo de la heredera adelantó que “la familia García Lorca acatará, como no podía ser menos, la decisión que sobre la apertura o no de la fosa donde reposa Federico adopte el juez Baltasar Garzón”. De igual manera, justificó la negativa de la familia a abrir la fosa no en “no querer saber”, sino en que haciéndolo “no se cerrará ni abrirá una herida”, si bien mostró su apoyo a las iniciativas de investigar, de abrir los archivos para saber la identidad y las circunstancias de todos los asesinados. “Lo importante son los datos históricos”, mantuvo. Una de las reservas que mantiene la familia es el miedo a que se convierta en un espectáculo y al morbo del hecho. Para evitarlo solicitarán en el comunicado que se proceda con mucho respeto, sin publicidad y en la intimidad. Familiares de los otros fusilados con García Lorca, Dióscoro Galindo y Francisco Galadí, junto a miembros de la Asociación para la Memoria Histórica (http://www.memoriahistorica.org) y el escritor Ian Gibson, se apersonaron recientemente ante Baltasar Garzón solicitando que ordenara la apertura de la fosa del poeta. Laura García Lorca aseguró no haber podido hablar con la nieta de Galindo, Nieves Galindo, a quien dejó un mensaje en el teléfono “que no ha sido contestado” y con Francisco Galadí, nieto del banderillero, también le mostró su intención de reunirse, por lo que sigue sin descartar entrevistarse con ellos. En cuanto a las posibles especulaciones de que los restos del poeta no se encuentren en la fosa entre Víznar y Alfacar, una de cuyas teorías fue publicada en nuestra edición 175 en una investigación de Fernando Guijarro (http://www.letralia.com/175/articulo01.htm), la sobrina del poeta afirmó que es “absurdo” e “impensable” que eso pudiera suceder en plena Guerra Civil. “No tiene importancia, pero sí es chocante que se pueda insinuar que nosotros no queremos abrir la fosa porque no queremos remover la historia o esa frase tan vacía de no abrir heridas, esa frase que no significa nada que queremos dejar las cosas como están cuando no tiene nada que ver con eso”, apuntó. “Nuestro deseo y nuestro empeño desde que creamos la Fundación es que se estudie y se dé a conocer y se investigue la vida y la obra de Lorca que, por cierto, está muy bien estudiada por otro lado por Ian Gibson”, insistió García Lorca, quien consideró que “sacar el cuerpo no añade nada importante, satisfacer una curiosidad, pero no una curiosidad justificada”. Fuentes: El Plural • Europa Press *** Carmen Boullosa obtiene el Premio de Novela Café Gijón La escritora mexicana Carmen Boullosa resultó ganadora, el pasado 18 de septiembre, del Premio de Novela “Café Gijón” 2008, con su obra El complot de los románticos. Este certamen literario es uno de los más antiguos del panorama español y cuenta con una dotación económica de 18.000 euros. La entrega del galardón se celebrará en marzo del año próximo, en el Ayuntamiento de Gijón (http://www.gijon.es), una vez publicada la novela ganadora. El Premio de Novela “Café Gijón” fue instituido en 1949 como réplica del prestigioso Premio Nadal que se convocaba en Barcelona. La idea provino del actor Fernando Fernán-Gómez y un grupo de amigos con los que compartía tertulia en el café del Paseo de Recoletos, entre los que se encontraban Camilo José Cela, José García Nieto, Manuel Aleixandre o Eduardo Haro Tecglen. Desde 1989, el Ayuntamiento de Gijón es el encargado del patrocinio y la organización de este premio, que cuenta en su nómina de ganadores con autores de la talla de Carmen Martín Gaite, Eduardo Mendicutti, Luis Mateo Díez, Luis del Val, Fernando Quiñones, José Carlos Somoza, Lázaro Covadlo o Fernando Luis Chivite, ganador de la última edición. El jurado estuvo presidido por la escritora Rosa Regàs. Ediciones Siruela (http://www.siruela.com) publicará la obra ganadora como ya hizo el año pasado con Madre mía, que estás en los infiernos, de Carmen Jiménez. En esta ocasión se han presentado 575 novelas, el doble que en la anterior edición. El complot de los románticos es, en palabras de su autora, entrevistada por Letralia, “una novela sobre un encuentro de escritores llamado El Parnaso, al que sólo se invita a los consagrados, todos muertos”. En este sentido se trata, dijo, de una “novela de fantasmas. Si es que puedes decir que Dante encarnado es un fantasma, o Byron”. El encuentro representado en la novela se celebra desde hace años en Nueva York, pero sus fantasmales propulsores deciden cambiar de sede. “Envían a Dante, la narradora y una joven poeta de moda neoyorkina a explorar si Ciudad de México conviene para sede. Van por tierra, Dante se enfrenta a la cultura contemporánea, viajan también en el tiempo. Pero Madrid gana la sede”. En El Parnaso se entrega un premio literario a un libro, pero los románticos se rebelan contra la decisión del jurado. “Es una novela literaria sobre temas literarios, pero también sobre la cultura popular contemporánea y sobre México y sobre Madrid un poco”. —Escritores muertos que se reúnen en Madrid, ¿cuánto de ironía tiene el tema? —La “tesis” de la narradora de la novela es que los escritores no sirven si no están en contacto con los muertos. Y que los únicos reconocidos son los que están bien parados con los muertos. Es una ironía mayor, no como único blanco Madrid, sino todos nosotros los del gremio. —¿De qué forma está estructurada la obra? —Es una novela escrita por diferentes “escritores”, uno de los cuales trae un pleito cazado contra Carmen Boullosa. Esto obliga a una forma peculiar. Además, como los protagonistas están muertos, se saltan la línea del tiempo continuamente, viajan adelante y atrás en el tiempo sin que les duela. Y esto también obliga a otra forma. Más que nada, me parece que la novela tiene forma de risa. No sólo porque está llena de humor, sino que es como una carcajada. —¿Cómo nació y creció la idea? —Fue una puntada, comenzó con la idea de hacer una pequeña novela brooklineta con Dante y otros muertos visitando, pero se fue formando. La comencé varias veces, pero tuve que suspenderla porque no iba como yo quería que fuese... Sí hubo un pleito adentro de la novela, como que la narradora quería que fuese por otro lado, y la verdad es que ella terminó ganando la partida. Pude escribirla cuando entendía esto, así la tuve conmigo, el tono, las distintas voces, las pequeñas novelas que hay adentro de la novela... Desde 2006 la tenía en hechura, pero confieso que la entregué a mi agente para someterla al premio cuando llegué de carreras al final. Y en las semanas subsiguientes le he seguido metiendo un poquito de mano aquí y allá. Fuentes: Carmen Boullosa (vía e-mail) • Europa Press *** Falleció el filólogo español Ignacio Soldevila El filólogo español Ignacio Soldevila Durante falleció en la madrugada del pasado jueves 18 de septiembre en Montreal (Canadá), tras permanecer hospitalizado durante algunas semanas al agravarse su dolencia. Según apuntan fuentes familiares, estuvo tres días en coma. “Ignacio en duermevela pronunciaba versos y evocaba a Machado” y también recitaba el romancero, hasta que se apagó en la madrugada del 18, indicaron las fuentes. Nacido en Valencia en 1929, Soldevila residía desde 1956 en Laval (Québec), donde también viven sus hijos, uno de ellos médico, “y ha estado rodeado por la familia hasta el final”. Desde 1956 era profesor en la Facultad de Letras de la Universidad Laval (http://www.ulaval.ca) y se le nombró doctor en 1970. Dio clases en la Universidad de Alicante (http://www.ua.es) desde 1993 como emérito. Fue redactor del Diccionario histórico de la lengua española, de la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es), y consejero de lexicografía y de electrónica de la misma. Publicó los libros de narrativa La mentira. La crisis, y estudios sobre Max Aub, como La obra narrativa de Max Aub (Madrid, 1973) y Max Aub dramaturgo (Madrid, 1975). Cuenta en su bibliografía con un Panorama du roman espagnol (1939-1975), en colaboración con Monique Joly y Jean Tena. Hizo contribuciones diversas en Cuadernos Hispanoamericanos, Ínsula, Papeles de Son Armadans, Cuadernos Americanos y Revista Hispánica Moderna, entre otras. Había dejado su casa en la playa de San Juan y se trasladó a Laval (Canadá) cuando, en 2005, recibió la noticia de que su enfermedad era de carácter terminal. El año pasado le escribió a su amigo, el escritor Juan Carlos Hernández Cuevas (http://www.letralia.com/firmas/hernandezcuevasjuancarlos.htm): “Por aquí, sin novedad digna de mención. Lo de siempre. Ir tirando, en espera de un eterno descanso, como rezaban las viejas esquelas. Nada me vendría mejor, y no sólo por andar harto de la enfermedad, sino de los tumbos de este sucio tranvía de la especie humana, del que quisiera apearme lo más pronto posible. Con lo tranquilo que andaria este mundo sin nosotros”. Fuente: Levante-EMV *** Yolande Villemaire obtiene el premio Sabines-Gatien Lapointe La poeta Yolande Villemaire se adjudicó el pasado 18 de septiembre el VI Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe, que otorgan de manera conjunta el Seminario de Cultura Mexicana (http://www.culturamexicana.org.mx) y la editora quebequense Ecrits Des Forges (http://www.ecritsdesforges.com). El jurado estuvo integrado por Alejandro Alonso, Hugo Gutiérrez Vega y Geney Beltrán. El anuncio fue hecho por Arturo Azuela, presidente del Seminario de Cultura Mexicana, y por Hélene Oeconomo, agregada académica de la representación del gobierno de Québec en México, quienes informaron que el premio, que se otorga cada año de manera alternada a un poeta vivo quebequense y a uno mexicano, consiste en 50 mil pesos y la difusión de la obra en la nación azteca. Fue instituido en 2003 y se entrega por trayectoria, no por obras específicas. Durante la ceremonia, Alejandro Alonso destacó que este año, para otorgar el premio a Villemaire, “no tuvimos duda por la calidad de su voz introspectiva y femenina para expresar un mundo propio”. Para el jurado, la autora nacida en Quebec en 1949 posee una voz que se apropia de la figura que van de lo humano a lo animal y de lo animal a lo humano. El premio, que será entregado este mes durante la inauguración del festival de poesía de Trois Riviéres en Quebec, permite conocer la producción poética de Quebec y México, y en este caso, “el perfecto equilibrio entre el mundo real y el onírico de Yolande Villemaire”. Además de los 50 mil pesos, aportados en partes iguales por ambas instancias organizadoras, se edita un disco con la voz de cada autor ganador, que en México aparece bajo el sello del Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fondodeculturaeconomica.com). Villemaire ha publicado 12 libros de poesía y en 2003 apareció una antología de su obra. En 2006 su libro Celeste tristeza fue reeditado en Francia. También ha publicado Muros de niebla, De ámbar y de sombra y El sueño de la humanidad. Fuente: El Universal *** Arturo Arias obtiene Premio Nacional de Literatura de Guatemala El pasado 20 de septiembre fue anunciado el fallo del Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 2008, que el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala (http://www.mcd.gob.gt) concede año tras año y que en esta ocasión recató sobre el novelista Arturo Arias. El premio es concedido específicamente a un escritor de relevantes méritos y de importante trayectoria. Según el criterio del Consejo Asesor para las Letras, “la obra literaria de Arturo Arias nos permite identificar eso que comúnmente llamamos oficio; a partir de un estilo único que se expresa en obras como El jaguar en llamas o Sopa de caracol, Arias apunta a la innovación del lenguaje (tanto en los aspectos formales como de contenido) y se sale, muchas veces, de los cánones más transitados y conocidos. En este sentido, quizás uno de los rasgos más característicos de su particular estilo sea el humor”. Con cinco novelas publicadas, una inédita y dos premios Casa de las Américas, Arturo Arias es uno de los más importantes exponentes de la literatura guatemalteca contemporánea. Ha obtenido más reconocimientos internacionales que dentro de su país. Ha vivido desde los 18 años de edad en el exterior y nació en la ciudad de Guatemala en 1950. Tiene un doctorado en sociología de la literatura en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (http://www.ehess.fr), de París. Arias ha desarrollado una amplia labor docente en universidades de Estados Unidos. Obtuvo el premio Casa de las Américas en la rama de ensayo por Ideologías, literatura y sociedad durante la revolución guatemalteca 1944-1954 (1979) y el de novela por Itzam-Na (1981). De acuerdo con el boletín informativo del Ministerio de Cultura y Deportes y la Editorial Cultura, “los múltiples ensayos de crítica literaria y sociológica sobre la literatura guatemalteca, y su incondicional apoyo a escritores y escritoras del país, así como sus diversos reconocimientos, han sido motivos suficientes para que Arturo Arias reciba este año el Premio Nacional de Literatura”. “Es un premio muy merecido, Arturo es un narrador serio, de gran calidad. Ha sido un escritor perseverante y comprometido, sobre todo, con la narrativa; incluso ha experimentado con el lenguaje de formas muy originales”, opinó Ana María Rodas, miembro del Consejo para las Letras y Premio Nacional de Literatura de 2000, al ser consultada acerca del premio obtenido por Arias. El acto de premiación tendrá lugar en el Salón de Recepciones del Palacio Nacional de la Cultura. La fecha aún está por confirmarse. Fuente: El Periódico de Guatemala *** Falleció el escritor colombiano Juan Zapata Olivella El pasado 21 de septiembre murió a los 78 años, en Cartagena (Colombia), el médico, poeta, crítico, novelista, periodista, cuentista, historiador y dramaturgo colombiano Juan Zapata Olivella, quien con sus hermanos Manuel y Delia fue el iniciador del movimiento reivindicatorio por los derechos de los negros en su país, y una de las grandes personalidades de las letras colombianas en el plano nacional e internacional. Zapata Olivella, quien fuera candidato presidencial, candidato a la Alcaldía de Cartagena y embajador de Colombia en Haití, vivió sus últimos años en La Cartujita, su residencia ubicada en la Calle del Curato de Cartagena. El humanista murió con el deseo de promover un museo que reflejara la cultura de África en América, con pinturas figurativas de África, Haití, Jamaica, Cuba y Trinidad y Tobago, entre otras procedencias, así como tallas en madera y esculturas en bronce que guardaba con celo en su casa. Fue autor de obras de teatro, novelas, poemas y ensayos. Entre sus obras se encuentran Gaitas bajo el sol, Campanario incesante, Albedrío total, Amor en azul transparente, Bullanguero, Panacea, Cuentos del tercer mundo, Mundo poético, Pisando el camino de ébano, Entre dos mundos, Piar, Petión y Padilla, La bruja de pontezuela, Los hijos sin regateo y Poemario de Portugal. Estuvo vinculado como columnista a los diarios El Espectador (http://www.elespectador.com), Diario de la Costa, El Tiempo (http://www.eltiempo.com) y El Universal (http://www.eluniversal.com.co). Médico de la Universidad de Cartagena (http://www.unicartagena.edu.co), pediatra del Hospital Infantil de México (http://www.himfg.edu.mx), máster en salud pública y médico epidemiólogo del departamento colombiano de Bolívar, Zapata Olivella estuvo casado con Zunilda Bohórquez, con quien tuvo cinco hijos: Elio, Hugo, Jairo, Zunilda, Patricia y Ariel Zapata Bohórquez. Fuentes: Asociación de Escritores de la Costa • EFE *** Crean la Biblioteca Digital Venezolana El pasado jueves 25 de septiembre fue publicada la Biblioteca Digital Venezolana (http://bdigital.bnv.gob.ve), iniciativa de la Biblioteca Nacional de Venezuela (BNV, http://www.bnv.gob.ve) que brinda acceso gratuito, a través de Internet, al patrimonio bibliográfico y no bibliográfico de la institución, con el objetivo de facilitar el conocimiento y la apropiación colectiva de documentos fundamentales de la historia venezolana y latinoamericana, preservados en las distintas colecciones que integran su acervo. La Biblioteca Digital Venezolana ofrece colecciones de publicaciones oficiales, publicaciones seriadas, libros raros y manuscritos, archivo audiovisual, videos, fotografías y orientación y referencia, que actualmente reúnen más de quinientos documentos, cifra que paulatinamente será incrementada con la incorporación de obras en soporte digital (CD, DVD, etc.) y otros materiales en soporte analógico y papel que están siendo digitalizados. Uno de los patrimonios incluidos en la Biblioteca Digital Venezolana es la Colección de Fotografía de Latinoamérica y el Caribe del Siglo XIX y Principios del Siglo XX, compendio del que se seleccionó un extracto dedicado a la zona de las Antillas y que posteriormente abarcará otras regiones. Esta colección forma parte del Comité Memoria del Mundo de la Unesco (http://www.unesco.org), organismo que la reconoció como una de las más valiosas herencias documentales de la humanidad. Entre los documentos resaltan una serie de partituras musicales manuscritas de principios del siglo XIX, que representan el movimiento de la canción patriótica que acompañó la Guerra de Independencia, la Constitución Federal para los Estados de Venezuela de 1812, la Constitución del Estado de Venezuela de 1830, los libros Firme Defensa de la Ley Fundamental de 1825, Impostura de 1825, Martín Tovar a sus Conciudadanos de 1826, la Constitución de los Estados Unidos de Venezuela del año 1864 y la revista Horizontes de Ciudad Bolívar de 1899, entre otros valiosos materiales. La Biblioteca Digital Venezolana aspira a crecer hasta albergar un número aproximado a los diez mil documentos, según informó el doctor Fernando Báez (http://www.letralia.com/firmas/baezfernando.htm), director general de la institución, quien destacó que el proyecto es un esfuerzo independiente por difundir y preservar su patrimonio documental más relevante. Fuente: RNV *** Biblioteca Nacional de España conservará huellas en libros robados La directora de la Biblioteca Nacional de España (BNE, http://www.bne.es), Milagros del Corral, y el restaurador Arsenio Sánchez, explicaron el pasado 1 de octubre cómo será la reparación de los once libros, entre ellos los incunables de Ptolomeo, de los que el “ladrón confeso” César Gómez Rivero sustrajo dieciséis láminas durante un periodo de unos dos años y medio, de las cuales cinco siguen aún en paradero desconocido. Había, esencialmente, dos posibilidades: eliminar cualquier rastro de los daños, considerables en algunos casos, o compatibilizar las necesidades de conservación con la historia de los ejemplares, ligados ya para siempre al expolio que descubrió una bibliotecaria en agosto del año pasado. “Hemos elegido la segunda aunque suponga que el nombre del ladrón de los libros permanecerá ligado a ellos de igual forma que lo está el de quien atentó contra la ‘Pietá’ ”, detalló el responsable de la restauración, encargado del Fondo de Impresos Raros e Incunables o, lo que es lo mismo, de “los tesoros” de la BNE. Cuando, como en este caso, el ladrón no sólo mutila los originales sino que además le estampa sellos con sus iniciales para ocultar el de la institución, le pega “ex libris” falsos y le agrega no menos falsos certificados de procedencia, todo ello con el propósito de venderlos por Internet, “el problema ético que se plantea en la restauración es qué hacer con esos añadidos”, dice Sánchez. La tendencia en el mundo, indica, es restaurar el soporte y asegurar su supervivencia respetando la historia del ejemplar, lo que incluye, “lamentablemente”, incorporar las huellas del robo. Gómez Rivero, el español de origen uruguayo de 63 años detenido en Argentina tras confesar el robo, utilizó una cuchilla para cortar las láminas pero en algunos casos, como en el de dos de las que no han aparecido, tiró de las hojas y rasgó otras. Las dos láminas del mapamundi en azul de la Cosmografía de Ptolomeo, de 1482, fueron cortadas con una cuchilla, dobladas para sacarlas ocultas, luego unidas con celofán, posiblemente retocadas en el color, “selladas” y por último pegadas a un “ex libris” y un falso certificado, datado en 1953. En otras ocasiones, como en el del mapamundi de la Geografía de Ptolomeo, de 1508, llegó a tratar con agua el papel y ha desaparecido el color original y se ha afinado la lámina. Uno de los que peor parte se ha llevado es el Arte de caballería y montería, de Alonso Martínez de Espinar, de 1644, pues el saqueador arrancó las láminas y reventó la encuadernación, por lo que tendrán que desmontar el libro y reconstruirlo entero. El proceso de restauración, que tuvo que ser autorizado por el juez porque los ejemplares están técnicamente en depósito en la BNE hasta que se sentencie el caso, aún no ha comenzado “por el volumen de trabajo en los laboratorios”, en los que trabajan 22 especialistas, y está previsto que dure aproximadamente dos meses. La directora de la BNE indicó que en este caso se dan “una panoplia” de situaciones distintas y que, tras consultar con colegas de distintos países, han optado porque los ejemplares “guarden para siempre la memoria de que esto se produjo”. “No se va a falsear nada, queremos que siempre sea visible la mutilación y habrá una nota en cada una de las obras explicando cuáles son las falsificaciones, las intervenciones que se ha hecho y cómo se han llevado a cabo”, añadió. Fuente: EFE *** Otorgan rango constitucional en México al acceso a la cultura La Cámara de Diputados de México (http://www.cddhcu.gob.mx) aprobó el pasado 2 de octubre, por unanimidad de 334 votos, reformas a los artículos 4 y 73 de la Constitución Política de ese país con el objeto de conferirle rango constitucional al derecho al acceso a la cultura y su libre ejercicio. Igualmente, se validó adicionar al artículo 73 Constitucional la facultad del Congreso “para legislar en materia de derechos de autor y otras figuras de la propiedad intelectual relacionadas con la misma”. Al argumentar en favor del dictamen, el presidente de la Comisión de Cultura, Emilio Ulloa Pérez, recordó que en las constituciones de 1857 y de 1917, “jamás se planteó como un apartado y de manera específica el acceso y el disfrute a la cultura. Es decir, dos siglos después definimos un tema que hoy, ante la circunstancia de la violencia, es reflejo de que sí podemos construir acuerdos con principios, y que cada partido mantenga su identidad y proyecto político”. El legislador del PRD sostuvo que para contener la violencia en las calles de México, “no necesitamos más patrullas ni más policías. Necesitamos darles oportunidades a los jóvenes: que vayan a una casa de cultura a convivir, a educarse, a desarrollar el intelecto”. La diputada del PRI Beatriz Pagés refirió que se proponía al pleno reformar el artículo 4º constitucional, donde se incluyó el derecho al acceso a la cultura, en un momento que la nación enfrenta una de las crisis de valores más graves de su historia, y “cuando la cultura de la muerte nos ha tomado como rehenes, se ha empoderado para sustituir a la cultura de la vida”. Dijo que el acceso a la cultura es un bien democrático, pero que este apenas es un peldaño para que la cultura deje ser una mera pieza de museo y se transforme en instrumento de progreso y desarrollo. “Si se quiere ganar la guerra a la violencia y al crimen organizado; si se pretende combatir los orígenes de la ilegalidad, de la corrupción e impunidad; si se pretende construir un ciudadano diferente al actual, entonces deben fortalecerse, desde diferentes ámbitos, los valores y principios que den arraigo a la sociedad”, dijo. Planteó que la reforma no debe ser vista sólo como un acceso libre a espacios de creatividad, sino una oportunidad “de recuperar lo que la dictadura del libre mercado nos arrebató: la identidad, el sentido de pertenencia, la solidaridad y compromiso con nuestro destino; nos quitó la unidad y ahondó la injusticia social. Por eso hoy México, además de pobres, produce muertos. Debemos comenzar a darle viabilidad a un México atrapado en la cultura del cinismo y del caos”. Fuente: La Jornada *** Ingresan manuscritos de Lugones a Biblioteca Nacional de Argentina El pasado 2 de octubre fue presentado un lote de manuscritos de Leopoldo Lugones (1874-1938), que la Biblioteca Nacional de Argentina (http://www.bn.gov.ar) compró a la bisnieta del escritor, Tabita Peralta Lugones. Los manuscritos, en un papel que no oculta el paso del tiempo, ofrece aún con claridad el trabajo del escritor argentino. “En ellos vuelve Lugones a Biblioteca Nacional y eso no deja de ser un acontecimiento de gran significación para la institución, y para la memoria de Lugones como escritura fundamental de la Argentina”, comentó Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, en la presentación de los documentos. “Papeles sobrevivientes”, en palabras de González, que ahora descansan de su agotador ajetreo de años, en las vitrinas del Tesoro en el primer piso del edificio de la calle Agüero de Buenos Aires. “Es una maravilla que esto esté aquí”, comentó Peralta Lugones mientras se paseaba entre los originales, que ella misma trajo de nuevo a la Argentina. Residente en Francia, la bisnieta del destacado pero también polémico poeta, ensayista y político, ofreció a la Biblioteca Nacional, a través de Alejandro Vaccaro, la colección de manuscritos, papeles, cartas y archivos que aún estaban en su poder. Por esos textos, entre los que hay 38 folios del tercer capítulo de El payador, el original del artículo “Significación de Goethe”, escritos parcialmente inéditos de El dogma de obediencia y fragmentos del Diccionario etimológico del castellano, la Biblioteca Nacional pagó 400.000 pesos. “Lugones desató varias polémicas. Pasados los años y transcurrido un tiempo de su muerte, esas polémicas no hacen sino fortalecer la idea de que es un escritor de la vida intelectual argentina en su veta más profunda, más dramática y más apasionada. Todo eso aparece en su escritura”, marcó González. Sus archivos y papeles, como el propio Lugones, no escaparon a la tragedia y el drama que signó a toda la familia. Muchos textos fueron destruidos por su hijo, Polo Lugones —jefe de la policía política del dictador Uriburu en 1930—, quien consideró que no debían circular fuera de la familia. Luego el golpe militar de 1976, y la desaparición de Piri Lugones —nieta del poeta—, volvieron a desdibujar el rastro de los manuscritos. “Por ello, que hayan llegado aquí en esta instancia es casi producto del azar. Todos estos papeles fueron sometidos a las inclemencias de la dictadura. Son papeles sobrevivientes”, consideró González. Tabita Peralta Lugones prefirió no hablar ni dar declaraciones periodísticas, pero revisitó con la mirada, como despidiéndose de ellos, aquellos papeles que perfilan parte de la historia de su familia y también parte de la historia nacional. “Estos manuscritos son de la Nación. El nombre de Lugones, la pasión y el ejemplo de Lugones, son esenciales para la vida cultural argentina en un momento particularmente complicado para el intelectual. El modo de asumir ese papel constituye la gran pasión nacional”, sentenció González. El director de la Biblioteca Nacional adelantó también que parte de estos manuscritos, que ahora sólo son accesibles a los investigadores, en el futuro podrían ser editados en versiones facsimilares. Algunos de estos textos, como El dogma de obediencia, ya han despertado el interés de varias editoriales. Fuente: Clarín *** Antología La realidad oculta recibe el premio Qwerty La realidad oculta; cuentos fantásticos españoles del siglo XX, una antología que reúne relatos de este género publicada este año por el sello español Menoscuarto (http://www.menoscuarto.es), ha logrado el Premio Qwerty 2008 en la modalidad de mejor libro de cuentos en castellano, dentro de los galardones que concede el programa Qwerty: Libros y argumentos, que dirige el periodista Joan Barril en Barcelona Televisión (http://www.barcelonatv.com). La selección de los veinticinco cuentos incluidos en La realidad oculta y el estudio introductorio son obra de David Roas —profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB, http://www.uab.es)— y Ana Casas, investigadora de esta misma universidad, reconocidos expertos en literatura fantástica. El programa Qwerty entregó recientemente estos premios durante una gala celebrada en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba, http://www.macba.es) a la que asistieron unas cuatrocientas personas del mundo de la cultura, entre ellos los miembros de un jurado integrado por prestigiosos escritores, periodistas especializados, críticos, libreros, agentes literarios y otros profesionales de la edición. Los antólogos Roas y Casas sostienen que cada vez es más evidente la existencia de una tradición fantástica española, que surge de forma tímida con el Romanticismo y se prolonga sin interrupción hasta el presente. La antología demuestra cómo muchos autores del siglo XX considerados canónicos se han sentido atraídos por el género, como Pío Baroja, Valle-Inclán, Juan Benet, Juan Eduardo Zúñiga, José María Merino, Cristina Fernández Cubas o Javier Marías. Junto a éstos, se rescatan relatos de escritores menos conocidos (Eduardo Zamacois y Miguel Sawa) y voces tan recientes como Carlos Castán. La realidad oculta es el número 32 de la colección “Reloj de arena”, serie dedicada a la narrativa breve que dirige el profesor Fernando Valls para Menoscuarto, donde ya se han publicado los cuentos completos de autores como Miguel Delibes y Carmen Laforet, así como todos los textos narrativos breves de Federico García Lorca. Fuente: Menoscuarto *** Publican novela inédita de Guillermo Cabrera Infante La viuda del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, Miriam Gómez, ha sacado a la luz La ninfa inconstante (Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, http://www.galaxiagutenberg.com), una de las últimas novelas del escritor fallecido en 2005 en la que vuelve a recrear La Habana anterior al 59 “con numerosas pinceladas autobiográficas”. Gómez apuntó, en un acto celebrado en Madrid el pasado 4 de octubre, que la publicación de este libro ha sido “toda una fiesta” en la que se le ha permitido respetar todo lo escrito por Cabrera Infante sin recortes. La compañera del escritor señaló que “este trabajo ha sido como montar una película de cine”, ya que Infante dejó todas sus novelas escritas a mano “con una letra bastante indescifrable” que sólo ella entiende. El director general de Círculo de Lectores, Joan Tarrida, adelantó que su editorial tiene previsto publicar en 2009 las obras completas del escritor cubano. “En principio saldrán siete volúmenes que podrían acabar convirtiéndolos en nueve, tanto de obra inédita, como de textos y escritos en inglés”. La ninfa inconstante relata el encuentro sexual entre Estela, una adolescente de 16 años, y “ese ‘alter ego’ del escritor que fue Guillermo Caín, personaje con el que también firmaba las críticas de cine que tanto le gustaban”, explicó el cineasta y amigo de la pareja, el director cinematográfico David Trueba. Para Trueba, “este libro narra el cruce de trenes de estos dos personajes en los que, como sucede en la película de Elia Kazan, Baby doll [1956], la tensión sexual es incontenible y su desenlace del todo imprevisible”. “Cabrera Infante hizo del placer su varita mágica con la que tocaba todo a lo que se refería”, destacó el director, quien reiteró que el autor cubano sólo escribía críticas si le producían placer y que esa misma actitud la trasladaba a la hora de escribir cualquier libro. Trueba destacó que su escritura, como lo fue también su personalidad, es del todo impredecible: “Como en un buen bolero, uno nunca sabe cómo va a acabar la frase”, sentenció. Otras de las características de su estilo presentes en la novela son, para Trueba, las continuas referencias cinematográficas y literarias. “El protagonista, como su autor, se ponía gafas de sol para ir por la calle y las gafas de ver sólo cuando entraba al cine”, comentó Trueba quien matizó que “Cabrera Infante en el refugio del cine y de la literatura encontró la vida real”. El novelista y crítico de cine Vicente Molina Foix resaltó la estupenda capacidad del Cabrera Infante como narrador oral, “siempre asistido por la más constante de sus ninfas que fue Miriam”. Para Molina Foix, el personaje seductor de Estela es una de sus más grandes creaciones. “Su mérito es saber transmitir la fuerza de la trama a través de historias paralelas”. Fuente: Europa Press *** Presentan en México el Diccionario del Cine Iberoamericano Un bosquejo del primer Diccionario del Cine Iberoamericano fue presentado este 5 de octubre en México, en el marco del Primer Congreso de la Cultura Iberoamericana. Francisco Galindo, directo de la Fundación Autor (http://www.fundacionautor.org), de España, dijo en conferencia de prensa que el diccionario saldrá a la venta a librerías en toda Iberoamérica en 2010. También se informó que tendrá diez volúmenes y diez mil páginas, “donde se relata toda la historia del cine iberoamericano”, agregó. La obra, calificada por él como “monumental”, contará con más de 25 mil entradas sobre cineastas y dos tomos más con títulos de películas. “Va a ser la gran referencia bibliográfica de la cinematografía iberoamericana en el mundo”, explicó. Para que esta obra sin precedentes se pudiera llevar acabo se invirtieron dos millones de euros (unos 2,8 millones de dólares) y se acudió a 150 investigadores de 21 países. Los trabajos de acumulación de datos y edición, que se llevan a cabo desde hace cinco años desde España, fueron coordinados con el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (http://www.iccmu.es) —quienes ya hicieron un diccionario similar para su disciplina—, la Fundación Autor y la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE, http://www.sgae.es), los dos patrocinadores del proyecto. En la presentación se precisó que solamente faltan dos tomos con más de cien títulos de películas representativas de Iberoamérica, los cuales estarán listos en noviembre próximo. La edición en papel del Diccionario del Cine Iberoamericano será presentada en 2010, coincidiendo con las fechas de los Bicentenarios de la independencia de varios países de América Latina, entre los años 2009 y 2010. Posteriormente, informó Galindo, se editará una versión en la red, la cual tendrá un sistema de pagos por derechos por cada cita en el universo de la Internet. Fuente: DPA *** Eugenio Chang-Rodríguez recibirá doctorado honoris causa en Grecia El lingüista y crítico literario peruano Eugenio Chang-Rodríguez recibirá el próximo jueves 9 de octubre el doctorado honoris causa de la Universidad de Atenas (http://uoa.gr), la tercera distinción con ese grado académico que obtendrá este prolífico peruano, algunas de cuyas obras han sido traducidas al inglés, chino, coreano, árabe y griego. En la ceremonia de entrega de la distinción, la profesora Efthimia Pandis Pavlakis, catedrática de filología hispánica, tendrá a su cargo el laudatio. En su discurso, la escritora trazará la fructífera trayectoria académica de este autor, varios de cuyos veinticinco libros están entre las obras de más circulación de varias bibliotecas públicas, según sus portales cibernéticos. Su volumen Una vida agónica (2007), publicado por el Fondo Editorial del Congreso del Perú (http://www.congreso.gob.pe/fondoeditorial), fue presentado por el presidente de su país, Alan García, en el Palacio Legislativo de Lima. En Estados Unidos, Europa y Perú, otros libros suyos han sido presentados por prestigiosos críticos literarios, filósofos y científicos sociales, como Francisco Miró Quesada Cantuarias (ex ministro de Educación), Humberto López Morales (Real Academia Española, RAE; http://www.rae.es), Carmen Ruiz Barrionuevo (Universidad de Salamanca, http://www.usal.es), Nicolás Sánchez Albornoz (Real Academia de la Historia, http://www.rah.es), Giuseppe Bellini (Universidad de Milán, http://www.unimi.it), Fermín del Pino (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, http://www.csic.es) y Edith Grossman (traductora de Cervantes, García Márquez y Vargas Llosa), entre otros. Dos tesis sobre la estructura léxica del castellano, sometidas por William Taylor Patterson y Héctor Norberto Urrutibeheity para obtener el PhD, han sido aprobadas en la Universidad de Stanford (http://www.stanford.edu). Ambas tesis se basan en el Frequency Dictionary of Spanish Words (Serie Estructura de las Lenguas Romances), de Chang-Rodríguez. Financiado por el Consejo Nacional de Investigaciones de Italia, Ferdinando Roselli y Alessandro Finzi utilizaron el mismo libro en la elaboración del Diccionario de concordancias y frecuencias del léxico poético de César Vallejo. Catedrático de la City University of New York (Cuny, http://www.cuny.edu) y director del Seminario Latinoamericano de la Universidad de Columbia, Chang-Rodríguez es también miembro de número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (http://www.academianorteamericana.org) y académico correspondiente de la RAE y de las academias Peruana (http://academiaperuanadelalengua.org) y Cubana de la Lengua. Ha sido ministro consejero de la Embajada del Perú en Washington (EUA, http://www.peruvianembassy.us) y presidente de la Asociación Internacional de Lingüística. También ha sido laureado con la Medalla de Honor del Congreso del Perú (http://www.congreso.gob.pe), la Orden al Mérito del gobierno, los doctorados honoris causa de las universidades nacionales Federico Villarreal (http://www.unfv.edu.pe) y Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta; http://www.une.edu.pe), y el profesorado honorario tanto de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe) como de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (http://www.uigv.edu.pe). Su bibliografía incluye títulos como Latinoamérica: su civilización y su cultura (4ª edición, 2008), Entre dos fuegos. Reminiscencias de las Américas y Asia (2005), Antenor Orrego. Modernidad y culturas americanas (2004), Manuel Seoane. Páginas escogidas (2003), Poética e ideología en José Carlos Mariátegui (2ª edición, 1986) y el Collins Spanish-English Dictionary (1971). Sus publicaciones lingüísticas han sido reseñadas en importantes revistas académicas como la Hispanic Review (http://hr.pennpress.org), en la que Paul Lloyd (Universidad de Pennsylvania, http://www.upenn.edu) escribió: “El Frequency Dictionary es un instrumento inigualable para la investigación fonética y morfológica. Es el mejor diccionario de su clase”. En su reseña del Collins Spanish-English Dictionary publicada en The Modern Language Review (http://www.mhra.org.uk/Publications/Journals/mlr.html), el lingüista inglés Ralph J. Penny concluyó: “Este diccionario bilingüe es el mejor de todos los que hasta hoy se han preparado”. Fuente: LAWI *** Jean-Marie Gustave Le Clézio, Premio Nobel de Literatura 2008 El escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio es el ganador del Premio Nobel de Literatura 2008 (http://nobelprize.org), informó este jueves 9 de octubre en Estocolmo la Academia Sueca, que calificó a Le Clézio de “autor de nuevos rumbos, de la aventura poética y del éxtasis sensual” y de “explorador de la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante”. El nombre de Le Clézio no estaba entre los favoritos para el Nobel de este año. La Academia señala que, partiendo de los últimos estertores del existencialismo y del nouveau roman, Le Clézio ha conseguido “rescatar las palabras del estado degenerado del lenguaje cotidiano y devolverles la fuerza para invocar una realidad existencial”. Nacido en Niza en 1940, Le Clézio es novelista y ensayista, y tiene el grado de doctor en letras por la Universidad de Niza. Empezó a escribir muy joven, con 7 años, inspirado por los paisajes marítimos de Isla Mauricio, donde vivió. En la actualidad reside en México y ha llegado a escribir más de 50 libros. Proviene de una familia bretona emigrada a Isla Mauricio en el siglo XVIII y ha recibido ya numerosos premios a lo largo de su trayectoria. En 1963 recibió el Premio Renaudot por su primera novela, Procès-verbal, que había sido candidata al Goncourt, considerado el galardón más importante de la lengua francesa. En 1980 recibió el Premio Paul Morand y en 1994 fue elegido el mejor escritor francés vivo. La fiebre, El éxtasis material, Tierra Amada, El libro de las huidas y La guerra son algunas de las obras del nuevo Nobel de Literatura cuyo último libro es de este año, Ritournelle de la faim. La Fundación Nobel ya anunció los premios Nobel en las categorías de Medicina, galardonando al alemán Harald zur Hausen y los franceses Francoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier, descubridores de los virus del papiloma humano y del sida. El Nobel de Física fue para los japoneses Toshihide Maskawa y Makoto Kobayashi y el estadounidense de origen japonés Yoichiro Nambu por sus descubrimientos en el campo de la física subatómica. El de Química fue para los científicos Osamu Shimomura, Martin Chalfie y Roger Tsien, por descubrir y desarrollar una proteína fluorescente. La semana próxima se anunciará el Nobel de Economía. Los premios Nobel están dotados, cada uno, con diez millones de coronas suecas (alrededor de un millón de euros) y se entregan en Estocolmo y Oslo (Noruega) el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de su fundador, Alfred Nobel. Fuentes: AFP • EFE *** Inaugurarán Salón Arturo Michelena en Valencia Este domingo 12 de octubre, a las 11 de la mañana, será inaugurada en Valencia (Venezuela) la Bienal “64º Salón Arturo Michelena”, que tendrá como escenarios el Complejo Cultural y Deportivo “Don Bosco”, el Centro Cultural “Eladio Alemán Sucre” (http://www.el-carabobeno.com/cceas/index.html), el Gabinete del Dibujo y la Estampa de Valencia (http://www.gabinetedeldibujo.com), la Sala de Exposiciones del Instituto Docente de Urología (http://www.idu.net.ve) y las salas de exposiciones de la Cámara de Industriales del Estado Carabobo (http://www.ciec.org.ve). El escritor José Napoleón Oropeza anunció, en rueda de prensa, que el museógrafo de la edición, el artista y arquitecto Alberto Asprino, se encuentra, junto con el equipo que lo acompañará en el montaje, distribuyendo las obras en los diferentes espacios, y que lo original de esta museografía quizá radique en el estudio del entorno social y espacial que rodea a cada una de las sedes donde se exhibirán las obras, con el fin de integrar obra, espacio y entorno dentro de una cartografía que guiará a los visitantes y espectadores por dichos espacios, distribuidos en sitios que cubren y abarcan los límites urbanos de Valencia. En la reunión estuvieron presentes también miembros de la Junta Directiva del Ateneo de Valencia y del comité organizador de esta edición, Cora Páez de Topel (presidenta), Pedro Douahi Toledo, Guillermo Manosalva, José Páez del Nogal, Jorge Serrano y Aldo Ramos, entre otros. Luego de la intervención de Oropeza, Páez de Topel anunció una serie de actividades diseñadas para procurar los fondos con los que se cubrirá los gastos inherentes a la museografía, museología, edición del catálogo y guías del visitante. Entre tales actividades se encuentra una cena de gala a celebrarse el próximo jueves 9 en los salones del Country Club de Valencia, así como una edición especial de bonos de 500 y 1.000 bolívares para personas interesadas en colaborar no solamente con la producción de la Bienal “Salón Arturo Michelena” sino con la idea de contribuir a completar los montos de los Premios “Arturo Michelena”, que anteriormente otorgaba el gobierno de Carabobo. Guillermo Manosalva, en representación del empresariado carabobeño, expresó que las cámaras de comercio e industriales de Carabobo coadyuvarán en todas las actividades de la institución y que, luego de la cena y la venta de bonos, se organizarán dos subastas de obras de arte, en los espacios de dichas cámaras. Fuente: Ateneo de Valencia *** Seminario sobre edición profesional realizarán en Bogotá Jorge Gómez Jiménez, editor de Letralia, participará en un conversatorio en torno a las publicaciones digitales junto con Jorge Consuegra, de Libros y Letras, el domingo 2 de noviembre a las 3 de la tarde. Del 31 de octubre al 3 de noviembre se celebrará, en el Auditorio del Gimnasio Moderno (http://www.gimnasiomoderno.edu.co), en Bogotá, el II Seminario de Edición Profesional para Revistas y Publicaciones Seriadas, una iniciativa conjunta de la Corporación Babilonia (http://www.corporacionbabilonia.org) y la Red Nacional de Estudiantes de Literatura (Rednel, http://www.rednel.blogspot.com) en la que se congregarán editores y directores de revistas y otras publicaciones seriadas de Latinoamérica para hablar sobre temas como la historia de estos medios, la figura del editor, las revistas académicas, la dirección editorial, el proceso editorial, el diseño del medio y, por supuesto, la presencia de las revistas en el entorno digital. El evento se iniciará el viernes 31 a las 10 de la mañana con la conferencia “Aproximación histórica a las revistas y su papel en Colombia y América Latina”, a cargo del historiador Jorge Orlando Melo, ex director de la Biblioteca Luis Ángel Arango (BLAA, http://www.lablaa.org), de Colombia. A continuación, Mario Jursich, subdirector de la revista El Malpensante (http://www.elmalpensante.com), hablará sobre la figura del editor y su importancia en el desarrollo de la publicación. A las 3 de la tarde, Érika Ruiz Sandoval, directora editorial de la revista Foreign Affairs Latinoamérica (http://fal.itam.mx/FAE), de México, y Guillermo González, director de la revista Número (http://www.revistanumero.com), de Colombia, protagonizarán un conversatorio sobre las revistas académicas y las revistas culturales, con la moderación de Camilo Jiménez, editor de El Malpensante. Luego se realizará la mesa redonda “La dirección editorial de una revista”, en la que intervendrán Guillermo Osorno, director de Gatopardo (http://www.gatopardo.com), de México; Daniel Titinger, director de Etiqueta Negra (http://www.etiquetanegra.com.pe), de Perú; Astrid Harders, editora de Rolling Stone (http://www.rollingstonela.com), de Colombia, y Marianne Ponsford, directora del suplemento cultural Arcadia, de Colombia. La moderación estará a cargo de Alejandro Martín, coordinador de la Biblioteca Virtual de la BLAA. El sábado 1 de noviembre a las 10 de la mañana, el editor del suplemento cultural Arcadia, de Colombia, Juan David Correa, dictará una conferencia sobre la recepción de artículos y su proceso editorial, desde la evaluación hasta la corrección de pruebas. A la 1, John Naranjo, director creativo de Naranjo Rey Estudios (Colombia), hablará sobre el diseño y la diagramación de una revista. A las 3 de la tarde se realizará el conversatorio “Edición o normatización: sinónimos o antónimos”, con Mario Jurisch, de El Malpensante, y el narrador y fotógrafo colombiano Roberto Rubiano Vargas. A las 5 tendrá lugar la mesa redonda “Concepción gráfica de una revista”, con Carlos Salas, artista plástico colombiano, director de la Galería Mundo (http://www.galeria-mundo.com) y de la revista Mundo; el fotógrafo colombiano Nicolás Achury; José Rosero, ilustrador de El Malpensante y Rolling Stone, e Iván Cortés, director general de la revista Proyecto Diseño (http://www.proyectod.com). La moderación estará a cargo de Lucas Ospina, profesor de la Universidad de los Andes (http://www.uniandes.edu.co). Al día siguiente, a las 10 de la mañana, se realizará la conferencia “Administración, gestión y manejo de costos”, seguida, a la 1 de la tarde, por “La planeación estratégica y la gestión editorial en la concepción de una revista”, a cargo de Álvaro Romero, editor y consultor del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc, http://www.cerlalc.org). A las 3 de la tarde se desarrollará el conversatorio “Las publicaciones seriadas en el entorno digital”, en el que Jorge Gómez Jiménez, editor de la revista venezolana Letralia, Tierra de Letras (http://www.letralia.com), compartirá espacio con Jorge Consuegra, director de la agencia colombiana de noticias culturales Libros y Letras (http://www.librosyletras.net). Ambos hablarán sobre las posibilidades de las revistas digitales, con la moderación de Jaime Alejandro Rodríguez, director de la Carrera de Estudios Literarios de la Pontificia Universidad Javeriana (http://www.javeriana.edu.co). Las actividades del domingo cerrarán a las 5 de la tarde con la mesa redonda “Distribución y comercialización de revistas”, en la que participarán Emilia Franco, gerente de la distribuidora colombiana Siglo del Hombre Editores (http://www.siglodelhombre.com); Ana María Aragón, directora de la Asociación de Revistas Culturales Colombianas (Arcca); Daniel Titinger, director de Etiqueta Negra, y Alba Inés Arias, librera y gerente de la librería Lerner (http://librerialerner.com.co). La moderación estará a cargo de Nicolás Morales, director del Centro Editorial Javeriano (Ceja), de Colombia. El lunes 3 a las 10 de la mañana, el investigador literario colombiano Germán Rey y Alba Inés Arias realizarán el conversatorio “Revistas, lectores y no lectores”. A las 2 de la tarde tendrá lugar el conversatorio “Públicos singulares y revistas excepcionales”, con Carlos Poggi, director de la revista argentina El Gráfico (http://www.elgrafico.com.ar), Elkin Restrepo, director de la Revista Universidad de Antioquia (http://revistaudea.webcindario.com) y Karl Troller, codirector de la revista colombiana Larrivista (http://www.larrivista.com). A las 4 de la tarde se celebrará un conversatorio con varios de los editores participantes, quienes dialogarán sobre el proceso completo de una publicación. Intervendrán Carlos Poggi, director de El Gráfico; Winston Manrique, editor del suplemento cultural español Babelia (http://www.elpais.com/suple/babelia); Oscar Castaño, jefe de redacción de la revista colombiana Diners (http://www.revistadiners.com.co), y Hernán Sansone, director creativo de la revista Semana (http://semana.com) y director de arte de las revistas Blog y Larrivista. La moderación estará a cargo de Marianne Ponsford, directora del suplemento cultural Arcadia. Al terminar este conversatorio, se realizará un cóctel de clausura. Las inscripciones ya están abiertas y el formulario de inscripción puede descargarse de la web de Corporación Babilonia (http://www.corporacionbabilonia.org/descargas/formularioinscrpcion.doc). El costo de la inscripción es de 380.000 pesos, o de 340.000 para grupos de un mínimo de cinco personas. Estudiantes y personas de la tercera edad pagarán 200.000 pesos. Para solicitar mayor información se puede telefonear a los números 313-4716449 y 315-2457889, o escribir a seminarioderevistas08@hotmail.com. Fuente: Corporación Babilonia ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Janet Frame al margen del alfabeto Luisa Futoransky ============== De película En los años cincuenta creían que normalizaban a los perturbados mentales imponiéndoles electroshocks. A Janet Frame le efectuaron unos 200. Fueron practicados por profesionales encarnizados, aplicados o indiferentes. Y ni con esas impidieron que menguara su pasión por la escritura. La leyenda de su vida se alimenta de literatura. En 1952 está en la lista de operaciones inminentes del hospital Seacliff de Otago, Nueva Zelanda. Diagnóstico: (erróneo, sabremos más tarde) esquizofrenia. La cura propuesta es una lobotomía para facilitarle “la normalidad”. La madre, confusa y “horrorizada”, aceptó el dictamen y autorizó la operación. Pero cuando nadie lo esperaba interviene el hada madrina de la literatura. Conceden a Lagoon (La laguna y otras historias), su primer libro, el premio más prestigioso del país. Las autoridades del hospital interrumpieron la proyectada lobotomía. Que el cirujano Blake Palmer y la burocracia del hospital de Otago leyeran ese día en los periódicos la concesión del Hubert Church Memorial Prize a la internada Janet Frame es obra de prodigio. Los crímenes que empiezan por “lo hice por tu bien”, porque ofrecen “darte una nueva personalidad” suelen ser irredentos por ser “argumentos convincentes que conducirán a que un hombre acepte su propia destrucción”, dirá después. Para ubicarla en el tiempo el espacio Nació un 28 de agosto de 1924 en Duneddin y se fue el 29 de enero de 2004, después de tanta agua que corriera bajo los puentes, en la misma ciudad. Un ángel en mi mesa (1990) la película de Jane Campion, basada en los tres volúmenes de su autobiografía, fue premio especial del jurado del Festival de Venecia y la propulsó a la admiración internacional. A ella le arrancó el siguiente comentario: “Hasta la película de Jane Campion me conocían como la escritora loca. Ahora como la escritora loca y gorda”. Su especialidad, cultivada a lo largo de casi 80 años, fue desmenuzarlo todo, sin ahorrarse una sola espina. Así, nunca dejó de pensar en su amiga de aquella época, Nola, y en las otras a quienes no salvó de la lobotomía ningún premio de nada y siguieron convertidas, para siempre, en silenciosas zombies. “...Fue devuelta al grupo conocido como ‘las leucotomías’; les hablaban; las llevaban de paseo; las arreglaban con maquillaje y pañuelos de flores cubriendo sus cabezas rapadas. Eran silenciosas, dóciles; sus ojos eran grandes y oscuros, y sus caras pálidas”. Las retrató en Faces on the Water (Rostros en el agua). Allí, una vez más, cuenta la locura por dentro. La protagonista no se llama ni Janet ni Nola sino Istina Mavet. Me pregunto: ¿sabría, a la hora de escribir, que en hebreo mavet es la palabra absoluta que designa la muerte? En esta novela comprueba que ni la locura definitiva ni la muerte llegan cuando se las busca ni convoca. Como los escritores creían que sabían sentir y relatar (algunos creen todavía) cuánto siente una mujer en el parto o durante el orgasmo, los profesionales de la locura suelen reducir los casos clínicos a meros papers de congresos donde alardean sus conocimientos sobre la intimidad de los colifatos que cayeron en el mejor de los casos bajo sus lupas, y en el peor bajo sus garras. Experiencias, contraexperiencias, modas por oleadas. Psiquiatría y antipsiquiatría lo confirman. Frame en cambio instala su voz en otro mundo, el de los vencidos, en el revés mismo de la trama, detrás de las rejas, los sedantes, la camisa de fuerza: su testimonio es el de los cuerpos, del pensamiento encerrado en la prisión que es el loquero. Los enfermos se dividen, aprenderá a sus expensas, en buenos enfermos, tocados y refractarios, que son los que, como ella, no dejan de pensar. A estos últimos les tienden el electro, una trampa que se cierra “sobre las tinieblas del abismo”. Eran cinco hermanos... Verso melodramático de tango. En efecto, la familia Frame estuvo compuesta por cinco hijos. Un varón y cuatro mujeres. El padre, obrero ferroviario, estuvo sujeto a frecuentes traslados. La madre, antes del nacimiento de Janet, fue durante un tiempo mucama de la familia de la escritora Katherine Mansfield. La vida de los Frame quedó estigmatizada para siempre por varias tragedias: dos hijas, con diez años de diferencia, murieron ahogadas. El hermano fue epiléptico. En su infancia se la rechaza por su físico ingrato, de joven la atormentan por su excesiva timidez. La dentadura, “el infierno de las encías”, no la ayuda para nada y el profesor de quien se enamora la convence, tras un torpe intento de suicidio donde ingiere un tubo de aspirinas, de que ingrese en el manicomio. Así lo hizo, pasando prácticamente ocho años internada en instituciones neuropsiquiátricas. Antes las llamaban menos eufemísticamente loqueros. Esquizofrenia. Nunca se movieron del diagnóstico primero. Fueron agregando periódicamente sellos que corroboraban, tenaces, el error. Una suerte de pecado original. Admitámoslo: como Janet era muy pobre fue considerada loca. Si hubiera nacido rica y en Londres la hubieran admirado y respetado por excéntrica. Ella misma describe el tratamiento: “Las seis semanas que pasé en el hospital Seacliff en un mundo que nunca hubiera pensado que pudiera existir, fueron para mí un curso condensado de los horrores de la locura. Desde mis primeros momentos allí, supe que no podría volver a mi vida normal ni olvidar lo que vi. Muchos pacientes confinados en otros pabellones no tenían nombre, solo apodo; sin pasado, sin futuro, solo un Ahora encarcelado; una eterna tierra del presente, sin horizontes que la acompañen”. De su diario: “Ellos piensan que voy a ser maestra, pero voy a ser poeta. En cuota de miedo, cada electro equivale a una ejecución. Comprendí que era soñadora porque la realidad aparecía tan sórdida y baldía”. Scented Gardens for the Blind, Jardines perfumados para los ciegos, relata las peripecias de una familia en decadencia que después se revela como el delirio de una mujer internada desde hace 30 años en un neuropsiquiátrico. Segunda destacada intervención del hada madrina de los escribidores: al término de la pesadilla hospitalaria conoce al reputado cuentista Frank Sargeson, veinte años mayor que ella y mentor de la nueva camada de escritores neocelandeses y precursor de la liberación gay. Le presenta gente, alimenta su voracidad sin límites por la lectura y la persuade de que debe escribir a tiempo completo. Para que pueda hacerlo la instala en una cabaña dentro de su propiedad en Takapuna, al norte de Auckland. Al año terminó su primera novela Owls do cry (Los búhos lloran). No conforme con todo eso, Sargeson la convenció y ayudó a reunir el dinero suficiente para que viajara a Europa. A la muerte de Sargeson, cuando se vendió el terreno que contenía la cabaña —la casa es hoy día un museo comunal—, ésta fue destruida pero la colcha de patchwork que en señal de agradecimiento le confeccionó Janet sigue ahí, desflecada, para que otros necesitados y frágiles de espíritu abriguen sueños, alejen y si pueden olviden, las pesadillas. Volver para contarlo El barco de Janet finalmente amarró en Inglaterra. Obligada estadía en París donde descubre cuánto malentendido puede traer consigo un idioma, aunque sea de prestigio, como el francés. Es hora, piensa, de buscar las luces del sur. A Barcelona pues. Ejemplo del infierno en que puede convertirse la traducción. En la estación de Austerlitz deposita sus valijas en la consigna con el lógico deseo, tal como aprendió que se hace en los aeropuertos, de recuperarlas en destino. Al trasbordar en la frontera al tren español le informan que consigne en el ferrocarril de Francia es otra cosa, es un mero depósito a término. Llega pues a España como literalmente quería Machado, “ligera de equipaje”. Sin nadie que la espere. Recala una larga estadía en la Ibiza de los años cincuenta, isla de magia y de pobreza, isla sin cerrojos como los que traía puestos su propia vida. Aprendió allí sobre la guerra civil española de boca del campesino que le alquilaba su casa: “El caudillo puso ahí en fila a los comunistas y los fusiló, yo lo vi”, recogió. Ruda y cándida admite que tiene 36 años e ignora hasta qué es masturbarse y ni hablar de lo sexual. Entonces aterriza en el panorama ibicenco Bernard, poeta norteamericano segundón. Cuenta, como es ella de rotunda, su primera noche con él: “Supe que había venido a eso”. Qué más. Tras un tiempo vuelve sola a Londres donde busca trabajo de enfermera. Desde el vamos la rechazan por sus antecedentes mentales. De nuevo los estigmas, de nuevo pide voluntariamente que la internen esta vez en el hospital londinense De Maudsley. El hada se presenta por tercera vez a su puerta bajo la forma del médico Alan Miller, quien cuestiona el diagnóstico inicial afirmando que nunca padeció esquizofrenia. La insta a seguir un tratamiento psicoanalítico y exorcizar toda su travesía vertiendo con palabras la experiencia. La convence además de que ejerza la escritura en forma absoluta y definitiva. Como lo exigen la fuerza mágica del número y los signos, tras siete novelas dedicadas a su psicoanalista R. H. Cawley volvió a su país siete años después. Como debe ser. A partir de entonces se sucedieron premios, becas, residencias de escritores, condecoraciones, viajes y doctorados honoris causa pero también controversias sobre su obra y su persona. En suma las peripecias artísticas de normal administración. Al margen del alfabeto Encontré mi primer libro de la Frame hace más de cuarenta años en el estante de la biblioteca de alguien. Un libro de quiosco de estación. Cubierta oscura nada atrayente; un muchacho rubio sentado en una tranquera con un hatillo al hombro y una oveja al pie. En la contracubierta más ovejas. Al margen del alfabeto. Ninguna explicación. Nada que a uno le tiente y sin embargo. Un par de subrayados míos de la época me explican un poco por qué me atrapó. Releerla fue revivir la cuota de dolor que incluye hasta la inocencia de la niñez. Rasguño sin cicatrizar, indeleble. Ya se trate de la aureola de sudor en un vestido de fiesta, la codicia por la propina de un cliente en la mesa que está sirviendo, una visita al dentista. Un arrorró. Un juego infantil. Balbuceos. El lenguaje corrosivo y compasivo. Nimiedades pero al límite de lo soportable. Flor de paradoja. Hasta hoy. “Al margen del alfabeto todas las serpentinas se rompen. Es difícil vivir aquí”. Tanto. Postdata 1. Indispensables: La autobiografía de Janet Frame. Tres volúmenes agrupados bajo el título de Un ángel en mi mesa, el mismo que la lanzó al estrellato internacional y la película-culto de Jane Campion de 1990, que precedió en un año a otra también memorable: Una lección de piano. 2. Janet Frame tuvo en común además del signo astrológico, virgo, algo bien fuerte con Jorge Luis Borges. Se habló de ambos con frecuencia como una martingala, una fija para el premio Nobel de Literatura que nunca obtuvieron. O sí, al margen del alfabeto, en un planeta más benévolo, compasivo y a veces espléndido o divertido, qué tanto. 3. Todo a fojas cero. El sitio oficial de Janet Frame (http://janetframe.org.nz/Home.htm) querella a Wikipedia (http://en.wikipedia.org) por si cierto biógrafo que la considera autista tiene o no razón. O si tal historiador puede permitirse y con qué derecho cierta crítica. Los devotos que no saben encogerse de hombros murmurando “y eso a quién le importa” y hacerse a un lado, no rinden servicio alguno a la memoria de la Frame y mucho menos al lector, interlocutor único y responsable detrás del empeño mayor que es la página del libro que no se puede dejar. ** Luisa Futoransky luisa.futoransky@wanadoo.fr Escritora argentina que reside en París desde 1981. Ha publicado Son cuentos chinos (Planeta, 1991), sobre su experiencia en Asia, Lunas de miel (Juventud, 1997) y De donde son las palabras, antología poética, (Plaza y Janés, 1998), entre otros. === Paradise Now y Jenin Jenin: más que cine Musa Ammar Majad ======== Sucedió en el año 2006. La Academia de Hollywood colocaba a la película Paradise Now (http://wip.warnerbros.com/paradisenow) como candidata al premio a la mejor película extranjera, en representación de Palestina. Así figuraba en la web oficial de los Oscar (http://www.oscar.com). Paradise Now reclama el derecho a existir, no en un soporte físico, el cual ya poseía, sino en el imaginario colectivo mundial, contraponiéndose a las campañas de descrédito fomentadas por el gobierno israelí y diversas organizaciones judías norteamericanas. La película fue presentada cuando se anunciaron las nominaciones como candidata a mejor película extranjera en representación de Palestina, sin que la Academia no tomara una decisión definitiva sobre si sería identificada como procedente de la Autoridad Palestina o de los territorios palestinos. La campaña fue algo personal para los judíos. Gran número de ellos se sumaron al indudable boicot. Inclusive se buscaron las firmas de familiares de víctimas de atentados para una carta que exigía a la Academia que retirara Paradise Now de la lista de candidatas. A ello también se sumó la prensa hebrea, la cual puso en marcha distintas matrices para desacreditar la película. Una de ellas supuestamente informaba a los miembros de la Academia de los errores de la producción; entre ellos, y según The Jerusalem Post, “humanizar a asesinos de masas”. Los que se oponían a la publicidad de la película tenían un secreto propósito: evitar a toda costa que la gente conociera una realidad que, a diario, los grandes medios de comunicación, movidos por distintos intereses, ocultan. Para ellos, los palestinos, sencillamente, no existen. No será una película la que devuelva una patria a los palestinos, pero, de seguro, las miradas honestas que tratan de comprender el drama de seres humanos que están siendo exterminados han de ayudar a que el conocimiento de la tragedia se profundice en Occidente. Pienso en otra película: Jenin Jenin. Ya durante el gobierno de Ariel Sharon, mediante la Operación Muro Defensivo, tuvo lugar una reocupación de Cisjordania en la que las ciudades de Jenín y Nablus fueron especialmente castigadas y se puso cerco a Arafat en la Mukata en Ramala. A partir de entonces la destrucción de viviendas con personas dentro, el bloqueo de ayuda médica o el uso de palestinos civiles como escudos humanos se convirtieron en prácticas habituales. El informe de Amnistía Internacional sobre la operación Muro Defensivo pone de manifiesto la extrema vulneración de los derechos humanos. El 29 de marzo de 2002, las Fuerzas de Defensa israelíes emprendieron una nueva ofensiva, llamada Operación Muro Defensivo, contra las poblaciones palestinas. Inició con un ataque contra el cuartel general de Yasser Arafat en Ramala. Seguidamente las Fuerzas de Defensa entraron en Belén, Tulkarem y Qalqilya, el 1 de abril, y en Jenín y Nablus, el 3 y 4 de abril; declararon esas zonas áreas militares cerradas y prohibieron el acceso del mundo exterior, incluidos los servicios de ayuda médica y humanitaria. La población de Jenín permaneció aislada entre los días 4 y 5 de abril; el casco antiguo de Nablus, del 3 al 22 de abril. Las Fuerzas de Defensa cortaron el suministro de agua y electricidad de las mayoría de las zonas, imponiendo toques de queda a los residentes de las ciudades. Desde el primer día no se pudieron enterrar los cadáveres de las víctimas ni se pudo dispensar atención médica a los heridos en Jenín y Nablus. Los cadáveres permanecían en las calles debido a que los residentes que se atrevían a salir para asistir a los heridos o recoger a los muertos se convertían en blancos de los disparos de las Fuerzas de Defensa. Los tanques, a su paso por las calles estrechas, demolían implacablemente los muros externos de las casas, causando destrozos en gran parte arbitrarios e innecesarios. En el curso de una operación a gran escala, las Fuerzas de Defensa demolieron con explosivos y apisonaron con máquinas excavadoras una amplia zona residencial del campo de refugiados de Jenín; ello, arbitrariamente, pues ya habían cesado los enfrentamientos. Estos últimos sucesos se narran en la película Jenin Jenin, prohibida no sólo en Israel, donde se ha censurado su exhibición comercial, sino también en la cadena franco-alemana Arte, donde por presiones del lobby proisraelí francés se obligó a suspender su emisión programada. En ella el conocido actor palestino-ísraelí Muhammad Barakha habla con los habitantes de Jenín poco después de la incursión y reconstruye los hechos en las ruinas del campo de refugiados, convertido en una gran explanada tras el ataque. ** Musa Ammar Majad musamajad@hotmail.com Investigador venezolano (Táriba, Táchira; 1977). Licenciado en letras por la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve). Dirige la Coordinación de Eventos Educativos del Museo de Artes Visuales y del Espacio (San Cristóbal, Táchira), donde ha llevado adelante el Centro de Investigaciones Históricas, Artísticas y Culturales y el proyecto de registro y catalogación de la colección permanente, entre otras actividades. En 2004 recibió la orden Luis María Rivas Dávila, de la ULA, por su alto desempeño académico. === Prólogo a Aimarte, de Leonardo Rosiello Gerardo Ciancio ========== (Nota del editor: el sello uruguayo Ediciones de la Banda Oriental [http://www.bandaoriental.com.uy], que dirige Heber Raviolo, arriba a sus cuarenta años. También se cumplen treinta de su serie Lectores de la Banda Oriental, que viene publicando libros de calidad, sobre todo de narrativa, ininterrumpidamente a razón de un libro por mes. Como parte de la celebración de estos hitos, el sello acaba de publicar Aimarte. El globo de Garibaldi, novela con la que el uruguayo Leonardo Rossiello obtuvo en 2003 el premio Álvaro Cepeda Samudio, en Colombia, y que hasta ahora no había aparecido en su país. Con su libro de relatos La sombra del guerrero, a la sazón, Rossiello fue el primer ganador del premio anual Lolita Rubial, que convoca la editorial desde 1993. Hoy publicamos, para disfrute de quienes habitan la Tierra de Letras, el prólogo con el que el investigador Gerardo Ciancio presenta Aimarte, en su primera edición uruguaya). “La soledad, una hidra amorosa en el baldío”. L. R. I. “Los lectores de hoy acaso deseen leer historias intensas y breves”, ha escrito Leonardo Rossiello (Montevideo, 1953). Esta nouvelle o novela breve que el lector tiene hoy entre manos, responde a esa suerte de premisa del autor uruguayo que reside, desde hace treinta años, en Suecia. Aimarte es la culminación de ese axioma rosselliano: una historia tan intensa como breve, o mejor, condensada en las secuencias narrativas que apelan al lector con mayor potencia sugestiva y fuerte sostenimiento de la expectativa; un relato apuntalado en una discursividad llana, confortable para el receptor, pero muy cuidada técnicamente. Hoy por hoy, escribir una historia “entretenida” sin caer en la literatura bestsellerista y olvidable, implica un dominio del oficio de narrar, un temple escritural, que no es común, ni es norma. De ahí que este relato confirma la destreza narrativa y la ductilidad en el manejo de un gran repertorio, dentro de las posibles “retóricas” del relato, por parte de la pluma de Leonardo Rossiello. Ya en el prólogo a La sombra y su guerrero, primer trabajo del autor publicado por esta editorial, Heber Raviolo observaba agudamente esta condición poligráfica de Rossiello, el “carácter proteico” de su escritura, la apertura de recursos y las posibilidades que éstos otorgaban a su “variada serie de tesituras narrativas”, en donde “lo realista y lo fantástico, la experimentación con el idioma y el lenguaje llano, el monólogo interior y el apólogo clásico, coexisten y se alternan” (1). Debido a ello, y a la confirmación de estos rasgos en su último libro de relatos Gente rara (2) (estupendo friso de cuentos de un autor maduro que nos avisa de la potencia “proteica” del género de mayor tradición y arraigo en nuestra historia literaria), Leonardo Rossiello se nos presenta en el horizonte de experiencias lectoras, como el mejor narrador de su promoción. Me refiero, para acotar este juicio de valor en sus justos términos, a ese contingente de escritores que cuando ocurrió el golpe de Estado de 1973 (Rossiello ya no estaba en Uruguay, pero eso hoy es anecdótico), frisaba la edad de veinte años. Grupo, o conjunto, o configuración de narradores que puedo denominar, provisoriamente, como generación escindida. Algunos integrantes de esa generación escindida quedaron escribiendo, con las cotas y límites del caso, en lo que se denominó “insilio”, otros, “insiliados” por fuerza en las cárceles, insistieron, en medio de las condiciones más adversas, en la pasión y el compromiso con la escritura literaria, otros (dentro de los que ubico a nuestro autor), desde el afuera que supone todo exilio, fueron formándose, escribiendo, publicando, arrojados a otras culturas, a otras lenguas, a otras cotidianeidades. II. Lo cierto es que la firma autoral “Rossiello” se instala en el campo literario uruguayo contemporáneo (campo desparramado, topográficamente, por la faz del planeta) con nitidez, con una voz y un perfil reconocibles a lo largo y ancho de su producción: cinco volúmenes de cuentos (3) (cincuenta relatos incluyen en total esos libros); un corpus de otros cuentos aparecidos en revistas y antologías de Uruguay y otras partes del mundo (4); un volumen de poemas en los que el autor decide ponerse a lidiar con el haikú, la tradicional forma japonesa recepcionada en nuestro continente desde los estertores del Modernismo histórico, y de la que Rossiello sale muy bien parado; una serie de poemas inéditos, de los que afloran algunos en una ya clásica antología de poesía uruguaya en Suecia (5); un caudal de artículos y ensayos de investigación literaria, particularmente en el ámbito del relato decimonónico uruguayo, zona en la que nuestro autor se ha especializado con rigor (6), y especialmente, destaco, una novela que consagra definitivamente a Rossiello en su búsqueda e indagación escritural: La mercadera. Recuerdo haber leído esta novela de Rossiello (la única novela “extensa” que el autor ha publicado) en el invierno del año 2000. En ese entonces, la novela de marras era un mamotreto mecanografiado y encuadernado con un rulo plástico. Estaba ubicada entre más de un centenar y medio de textos narrativos que concursaban por los Premios Anuales en el género, categoría inéditos, que otorga el Ministerio de Educación y Cultura. Luego de leer todos los trabajos, no dudé en apartar uno: La mercadera, de autor inidentificable detrás de su seudónimo. Quedé maravillado, encantado, por la magia destilada en el discurrir narrado, discurrir que acompañé en el viaje de las tres camelleras (en realidad, montan dromedarios) a través del desierto; por la intriga alternada con extensos y ágiles diálogos sobre una gama de temas muy variados; por la austeridad de la prosa y el sesgo de humor que la habita (sesgo, que, por otra parte, está siempre presente en la narrativa rosselliana); por la humana condición de esas mujeres, en un mundo gobernado y estructurado en torno al género femenino; por la ternura que el autor iba mostrando hacia sus criaturas en la estela arenosa de su escritura, esa empatía por sus personajes (otra constante en la producción narrativa del autor de Aimarte), así como por la capacidad sintética del escritor para “maquetear” grandes tópicos en breves líneas: “en el desierto, el tiempo y la distancia no eran magnitudes en el papel sino, ante todo, estados de ánimo, actitudes mentales”, reflexiona uno de los personajes (7). III. Luego de más de veinticinco años de praxis en el oficio de relatar historias, Leonardo Rossiello nos ofrece Aimarte (8). Para llegar a esta escritura narrativa despojada, atrapante, cuasi cinematográfica, pulida en sus dispositivos técnicos y en el fluir “natural” de su prosa, el autor asumió su dominio poliforme de la metodología del cuento, su depurada narratividad a la hora de encarar la novela (me refiero a la ya mencionada La mercadera), y, particularmente, llevó una historia posible a cuestas durante años, macerándola, rumiándola con paciencia (otra invariante en la historia de los pre-textos rossellianos). Este proceso, que se dispara a partir de la lectura de una noticia en un viejo periódico, recorre un extenso camino para transformarse en la saga de Volterra atravesando literalmente el mundo para “venderle” una idea, quizá no tan descabellada, pero sí una idea y un destino que lo obsesionan (más allá de intentar convencer a su “cliente” y compatriota, de que un globo aerostático es lo mejor “para fines militares”), al guerrillero y legendario soldado al servicio del gobierno, instalado en la Troya montevideana, José Garibaldi (“el renombrado jefe”, se lo califica en la obra). En la nota que prosigue a la novela, el autor recrea algunos momentos de su búsqueda, de su indagación en las diferentes versiones de la historia, en la prensa, en las tecnologías de un siglo que apostó al “progreso” y a la invención. Destaco, y reproduzco aquí, el hallazgo de lo que podría ser la proto-nouvelle, o, por lo menos, su representación embrional: Uno de los semanarios de esa época es La Mariposa. Periódico semanal de literatura, costumbres, teatros, modas, noticias, crónica interior y variedades. En el número 37, del 23 de noviembre de 1851, en la columna de Variedades, encontré una noticia titulada “Muerte de un aeronauta”. Se contaba allí el fin de un Giuseppe Tardini en las afueras de Copenhague. El italiano había desaparecido en el viento, aferrado a su globo, pero no sin antes haber dejado a salvo a “su hijo de once años, y una joven artista dramática”. IV. Los personajes de Aimarte se mueven en un mundo que se está haciendo, que está construyéndose en torno a una Modernidad incipiente, a una voluntad tecnológica y libertaria muy marcadas, a un algoritmo no resuelto en el imaginario de muchos, tensado entre las polos sarmientinos de “civilización y barbarie”. Logias, asociaciones secretas, reuniones para conspirar e imaginar otras realidades políticas y sociales, guerras civiles cuasi globalizadas (como lo fue, por ejemplo, el conflicto bélico desarrollado en el Río de la Plata entre 1839 y 1851, al que se le llamó “Guerra grande”, pero en nuestra escala, podría haberse llamado “Gran Guerra”). No obstante, estas criaturas rossellianas arrastran su pathos amoroso, familiar, sus ideas de realización personal, sus obsesiones más acuciantes, por la faz del planeta (literalmente, la familia de Volterra viaja desde el extremo norte al extremo sur del mundo). El ejemplo más claro, visto en las siguientes palabras desde la perspectiva de su hijo Franco (quizás compatible con el foco del propio lector), es el de Luciano Volterra, “un visionario empecinado que ha cruzado el Atlántico hasta Montevideo, en busca de Garibaldi y de este momento”. El protagonista vive y sueña en función de concretar la construcción de su globo y la puesta en práctica de sus ventajas comparativas en un mundo donde la carrera por mejorar los transportes venía in crescendo: Lo cierto es que los vuelos en globo exaltaban su imaginación de niño y soñó con ser aeronauta desde que tuvo edad para ayudar a mis abuelos con la cosecha de aceitunas. “Algún día yo mismo me haré un globo”, decía. Me interesa, además, destacar otro sesgo de la escritura de Rossiello, en cuanto a una de sus preocupaciones (y pasiones) como lo es la temática del mar (que desborda la cuentística vinculada a Cabo Frío, esa pequeña ciudad balnearia en la ficción rosselliana). Incluye este extremo, los motivos de la navegación, de los relatos de naufragios, de los diversos tipos de embarcaciones y sus detalles técnicos, de la historia náutica. En esta nouvelle, la minuciosa descripción y las peripecias (no siempre auspiciosas) del viaje entre Copenhague y Montevideo (contemplando la cotidiana vida de la gente embarcada así como los sinsabores y riesgos de los navegantes), vertebran una gran zona del relato que, no me cabe la menor duda, captará al lector hasta trasladarlo al interior de este mundo de ficción que no descuida la configuración, a la interna del relato, de sus referentes históricos. V. Luciano Volterra, es, ante todo, un solitario, ya que un hombre atado a una verdadera pasión, la vive, irremediablemente, en soledad. Más allá de sus compañeros de ruta, de su familia, de sus amores, de su propio hijo, Luciano tiene un norte que busca desde una profunda soledad: la comprensión del otro, por más esforzada y empática que sea, no llega a dimensionar un estado de cosas que es intransferible. Como el mitológico Ícaro, como en 1851 le ocurrió a “Giuseppe Tardini en las afueras de Copenhague”, como sucedió con el religioso brasilero que se perdió en la inmensidad del mar no hace muchos meses, el héroe narrativo de Aimarte recorre el via crucis de su propia hibrys, de su aspiración a la desmesura, a la medida que desborda lo humano. Notas 1. La sombra y su guerrero, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 1993, p. 6. Este volumen de cuentos ganó el Premio Nacional de Narrativa “Narradores de Banda Oriental 1992”. 2. Gente rara, Montevideo, Torre del Vigía Ediciones, 2006. La polifonía, la poligrafía y la ductilidad de recursos de Rossiello, destacan en este libro de un cuentista en su apogeo. Me interesa, especialmente, atender a su trabajo con la metanarrativa, “Eclipses (edición anotada)”, al formidable relato “La leña no se termina”, contado en dos tiempos narrativos muy bien ensamblados, al “emailero” cuento “La dama ubicua”, a la contundencia alucinada de “El campanero” que abre el volumen, en fin, al ya conocido “La casa de Rasmussen” que apareciera seleccionado en el volumen Cuentos de inmigrantes, Montevideo, Trilce, 1997, pp. 99-119. 3. Solos en la fuente y otros cuentos, Montevideo, Vintén Editor, 1990; La horrorosa tragedia de Reinaldo y otros cuentos, Montevideo, Arca, 1993; La sombra y su guerrero, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 1993; Incertidumbre de la proa, Editorial Graffiti, 1997 y una versión online en Editorial Letralia (http://www.letralia.com/ed_let/proa), 1998 (donde no aparece el cuento “Cruces zoológicos”, pero en cambio se incluye “La casa de Rasmussen”); Gente rara, Montevideo, Torre del Vigía Ediciones, 2006. 4. Por ejemplo, señalo, los cuentos “Estado de siglo” y “Cuento para vos” aparecidos en el volumen colectivo como resultado de un concurso literario (junto a un texto de Hebert Abimorad y tres de María España Corrado) intitulado Desde el exilio, Gotemburgo, Casa del Uruguay, 1984. Curiosamente, en el primero de los dos cuentos citados ya hallamos una breve referencia a Cabo Frío, su balneario inventado como referente topográfico de algunas de sus ficciones. Asimismo, en el volumen Contando historia, Montevideo, Cal y Canto, 1995, se registra el cuento de Rossiello “Sangre rota (apuntes para una historia de Santiago)”, pp. 105-122; y en Cuentos fantásticos del Uruguay, Buenos Aires, Colihue Sepé Edicones, 1999, se incluye “Casi todos los juegos”, pp. 231-240, originalmente en La sombra y su guerrero, 1993, cuento que funciona como una poética afantasmada de su obra. 5. Me refiero a 8 antologías personales. Poesía uruguaya en Suecia, Montevideo-Estocolmo, Vintén Editor, 1992. Figura aquí una serie de poemas del autor de marras escritos en la década del ‘80, pp. 131-145. Señalo, incluso, el importante trabajo poético que siguen haciendo en Suecia otros dos poetas que figuran en esta antología, y viven desde hace más de 30 años en Gotemburgo y Estocolmo, respectivamente: Hebert Abimorad y Juan Carlos Piñeyro. 6. Se destacan su tesis doctoral La narrativa breve uruguaya. 1830-1880. Formas y direcciones, Gotemburgo, 1990; Narraciones breves uruguayas (1830-1880), recopilación, prólogo y notas de Leonardo Rossiello, Montevideo, TAE, 1990; Las otras letras: literatura uruguaya del siglo XIX (compilación de L. R.), Montevideo, Graffiti, 1990. Amén de su trabajo sobre narrativa vareliana y sus artículos sobre temas vinculados a la prensa, la literatura, la retórica y algunos personajes paradigmáticos en las narrativas decimonónicas. 7. La mercadera, Sydney-Montevideo, Cervantes Publishing, 2001, p. 37. Hay otra edición en Torre del Vigía, 2004. La novela ganó el Primer Premio (categoría narrativa inédita) en el referido concurso del MEC en el año 2000. 8. En 2003 la nouvelle obtuvo en Colombia el premio de Novela Corta Álvaro Cepeda Samudio, y fue publicada ese año en dicho país. ** Gerardo Ciancio ciancame@adinet.com.uy Investigador uruguayo (Montevideo, 1962). Profesor de literatura egresado del Instituto de Profesores Artigas (1985) y master en dirección educativa por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es, 2002). Egresado del Instituto Magisterial Superior en la Especialización “Adolescentes con dificultades de aprendizaje” (1990), tiene además otros cursos vinculados a temas de literatura, lingüística y semiótica, entre otros. Es director del Liceo 10 de Montevideo, cargo que este año no ejerce, y se desempeña actualmente como coordinador de los Proyectos de la Dirección de Formación y Perfeccionamiento Docente y el Programa de Mejoramiento de la Educación Media y Formación Docente (convenio gubernamental con el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, http://www.iadb.org) y como profesor de lengua escrita en la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República (http://www.universidad.edu.uy). Ha obtenido diversos reconocimientos, como el Premio Anual de la Academia Nacional de Letras (http://www.mec.gub.uy/academiadeletras) por sus ensayos literarios (en tres oportunidades), el Premio César Vallejo de la Biblioteca Nacional de Uruguay (http://www.bibna.gub.uy) y la Embajada de Perú en Uruguay (http://www.angelfire.com/country/embaperu), el Premio Ramón Gómez de la Serna de la Embajada de España (http://www.maec.es/Subwebs/Embajadas//Montevideo/es/home) y el Instituto de Cooperación Iberoamericana; el Premio sobre ensayos de Jorge Luis Borges por su trabajo “Texto y contexto en la epicidad de la poesía borgeana” (1988), el Premio Anual de ensayo literario édito otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura (http://www.mec.gub.uy) y el Premio “Netzahualcoyotl”, en México, por su ensayo Espacio y paisaje en la poesía latinoamericana. Ha publicado los libros de ensayo La crítica literaria integral (1998) y La ciudad inventada, (1998), las antologías Nada es igual después de la poesía. 50 poetas uruguayos del medio siglo (2005) y El amplio jardín. Poesía joven de Uruguay y Colombia (en coautoría con el poeta colombiano Federico Díaz Granados), el manual para estudiantes de CBU Plan 1986, Entretextos (primer premio de la Inspección Docente de Literatura del CES, 1993), La cultura en el periodismo y el periodismo en la cultura. De Mario Benedetti a Maldoror (en coautoría con Jorge Olivera, 2007), y otros textos. Decenas de artículos suyos han aparecido en revistas literarias de Uruguay, Brasil, Argentina, Puerto Rico y Paraguay, y ha participado como ponente en congresos y seminarios en Uruguay, Brasil, España y Suecia. === El elemento mágico de las minas en la obra de Víctor Montoya ========== === Valeria Murru ========================================================= Las temáticas de la literatura minera son varias y han sido narradas por medio de distintos estilos. Ahí tenemos, por citar un caso, el compromiso social de César Vallejo, quien definió su novela Tungsteno como una obra de la literatura proletaria. Augusto Céspedes, en su Metal del diablo, lanzó ataques furibundos contra la política boliviana, a tiempo de denunciar la opresión de los trabajadores y el rol predominante que las multinacionales mineras tenían sobre los gobiernos. Los Cuentos de la mina, de Víctor Montoya, se alejan no sólo de las temáticas abordadas por los autores mencionados, sino también de su propia producción literaria. Si en sus obras anteriores analizó y criticó las difíciles condiciones de vida en los centros mineros, en Cuentos de la mina dirige su mirada hacia el ámbito de la mitología minera. El libro, compuesto por 18 cuentos, recrea con un estilo personal las leyendas, los mitos y las tradiciones orales de los mineros bolivianos. El protagonista indiscutible es el Tío; deidad de la cosmovisión andina, ser mítico, sagrado y demoníaco, que decide la vida y la muerte de los mineros. Así como ocurre en los relatos orales, Montoya describe al dueño de las tenebrosas galerías sentado en su trono, esperando la pleitesía de sus “súbditos”: los mineros. El centro neurálgico de la realidad de los trabajadores del subsuelo es el mismo diablo, que regula los sentimientos de los hombres. El Tío es, a su vez, demonio y energía reanimadora, que permite la realización de sueños y deseos. Él determina la producción de los minerales, él da y quita la vida. Cuentos de la mina es una colección de relatos, leyendas y mitos que, según se lee en la dedicatoria, han sido transmitidos por vía oral. No obstante, es importante destacar que el libro refleja también la memoria y los sentimientos del autor, que se convirtió en una suerte de depositario de los relatos referidos por las generaciones anteriores. De ahí que el autor revela al principio de su obra: Aún recuerdo el día en que mi abuelo me refirió por primera vez la leyenda del Tío: dicen que el diablo llegó a las minas una noche de tormenta. Un elemento fundamental en la obra de Montoya es, por otra parte, su experiencia personal. Sus orígenes, en el seno de una familia de mineros, permiten que los cuentos sean ricos en veracidad y tengan un intenso compromiso con el tema tratado. Montoya es testigo directo de la realidad minera, como él mismo declara: Conozco la miseria de sus hogares, el drama de sus luchas y la tragedia de sus vidas. El autor nos define al demonio en varios ámbitos: en su reino natural o durante las fiestas, describiendo sus caprichos y su relación con la población minera. Cuentos de la mina, sin dejar de ser fiel a las narraciones mineras, se distancia en cierta medida de la tradición oral y añade algunas variaciones: el diablo, que generalmente, en las leyendas, reside sólo en los socavones, en algunos cuentos de Montoya emerge de su reino y toma apariencia de hombre para hacer gala de sus trampas de seducción. Por ejemplo, en uno de los cuentos se afirma que el Tío entra por el ojo de la cerradura al cuarto oscuro de las mujeres, las seduce y las penetra sin que ellas se den cuenta. En otro cuento, por una apuesta ganada, abandona su reino para acostarse con la mujer de un minero; en “El hijo del Tío” sale de las galerías “dispuesto a hacer germinar su semilla en el vientre de una de las mujeres más jóvenes y hermosas del campamento minero”, para así tener un legítimo heredero. El Tío, aparte de su rol de seductor, es cruel y vengativo con los mineros que le faltan el respeto y no le rinden tributos. En algunos casos, el Tío se disfraza de mujer para atraer a los mineros ingenuos e infligirles castigos brutales. En “El castigo del Tío”, Montoya nos cuenta la venganza que el Tío tenía reservada para su abuelo por no haberse despedido debidamente del diablo al salir de la galería: el Tío esperó a su víctima en la puerta de su casa, disfrazado de anciano, y lo castigó severamente, dejándolo paralítico en la cama hasta el día de su muerte. La narración de los mitos, hechos en forma de los cuentos, nos permite también entender de qué modo las leyendas tomaron forma. En el cuento “El último pijcheo”, asistimos al diálogo entre el último minero y el Tío. El escenario es una mina abandonada, poco antes de su cierre definitivo. El último minero se para delante del Tío, depositando al pie de su trono, por última vez, un puñado de hojas de coca. Aquí comienza una larga conversación en la que el diablo le revela al minero el origen de su nombre y su genealogía. Así nos enteramos que, en principio, el Tío representaba a la divinidad Huari que, según cuenta la leyenda, era venerado por la antigua comunidad de los Urus, los mismos que vivían en la región situada entre el lago Titicaca y el lago Poopó, y cuyas tradiciones han sido heredadas por los quechuas y los aymaras. Huari era una de las divinidades más veneradas, considerado el protector de los animales silvestres y los árboles. Un día Huari, al darse cuenta de que los humanos le habían vuelto las espaldas para adorar a otra divinidad, decidió vengarse desencadenando el fuego de los volcanes y lanzando a las bestias más feroces contra los Urus. Sin embargo, a pesar de su actitud implacable y vengativa, fue derrotado por la divinidad femenina ñusta Anti Wara, la cual neutralizó en un solo instante todos los castigos inflingidos a los hombres, obligándolo a esconderse en las entrañas de la tierra. Desde ese momento el dios Huari es conocido por los mineros como el Tío, deidad protectora de las riquezas del subsuelo. El cuento, además de revelar el verdadero origen del diablo, menciona algunos elementos históricos, como es el caso de la crisis de la minería. De hecho, son varias las minas que en las últimas décadas han cerrado sus galerías, con el inevitable despido de los trabajadores y la dispersión de las tradiciones relativas al culto del Tío. Además, muchos indios prefieren dejar sus tierras y mudarse cerca de las ciudades, con el consiguiente decaimiento de la cultura andina. Cuentos de la mina, aparte de abordar la temática del Tío, recoge también otras simbologías. Por ejemplo, es muy interesante la leyenda que nos cuenta sobre el origen de la planta de coca. Las hojas de coca representan, para los mineros y los campesinos de los Andes, un elemento esencial que está vinculado al trabajo. El líquido que extraen al masticarlas, aumenta la percepción de fuerza y resistencia, y mitiga la sensación de cansancio y de hambre. La leyenda cuenta que, en realidad, la planta de coca se originó de los restos de una mujer hermosa pero pretenciosa, que solía burlarse del sentimiento de los hombres que le declaraban su amor. Entonces los yatiris y amautas de la comunidad, para evitar que los hombres perdiesen la razón por la mujer y se arrojasen a los precipicios, ordenaron su ejecución y dejaron que su cuerpo fuese decapitado. Poco tiempo después, en los mismos sitios donde los restos de su cuerpo fueron enterrados, crecieron unos arbustos verdes que tenían la facultad de dar fuerza a los cansados, mitigar el hambre de los hambrientos y hacer olvidar la miseria de los desgraciados. Por otra parte, son muchas las narraciones relacionadas con el elemento femenino. Existe la creencia de que el Tío no soporta la presencia de las mujeres en las minas por dos razones: una, porque provoca los celos de su amante Chinasupay (diablesa) y, otra, porque existe la superstición de que el flujo menstrual hace desaparecer los filones de mineral en los socavones. Otro elemento trascendental en los pueblos mineros bolivianos es, sin lugar a dudas, el Carnaval; Montoya describe esta festividad que se celebra en la ciudad de Oruro, una de las más importantes del país. El Carnaval representa la perfecta fusión entre los rituales cristianos y paganos. Durante la fiesta se rinde culto a las dos imágenes que, más que ser antagónicas, se complementan en el Carnaval: la Virgen del Socavón y el Tío. En vísperas de la fiesta, hombres y mujeres entran a la mina, adornan la estatua del Tío y le dejan diversas ofrendas: comidas, alcohol, cigarrillos y coca. El Tío, de acuerdo a la creencia de los mineros, se disfraza de Lucifer para bailar en el Carnaval, por eso los hombres se disfrazan de Tío y las mujeres de Chinasupay. Se baila esta danza como una forma de homenaje al demonio. En la fraternidad de la diablada, junto al Lucifer y a otros personajes principales, aparecen también los diablos que representan los siete pecados capitales. Al final de la danza, se representa de manera teatral la lucha de Lucifer contra el arcángel San Miguel, quien, luego de salir victorioso en la batalla, procura la caída de Lucifer hacia las entrañas de la tierra o del infierno; éste es el momento en que la figura del Lucifer y la del Tío llegan a trocarse en una sola entidad. El Tío, como dice Montoya en una crónica que escribió sobre el tema, es la expresión más alta de sincretismo cultural entre la religión católica y el paganismo ancestral, no sólo porque forma parte de una leyenda que gira en torno a la mina y sus asuntos, sino también porque es un ser mítico capaz de esclavizar y liberar a los hombres con sus poderes mágicos. Otro aspecto interesante de la cultura minera de los Andes, que Montoya nos describe en sus cuentos, es el elemento lingüístico. El indio en la mina no olvida su idioma materno, el quechua o el aymara. De este modo, las herramientas, los minerales, los lugares de trabajo, así como las divinidades y los apodos de los mineros, están en las lenguas originarias de Bolivia. Cuando los indios emigran a las ciudades en busca de trabajo, y se encuentran en un contexto donde el castellano es dominante, siguen utilizando su lengua materna. Añaden a las palabras españolas sufijos y prefijos típicos de sus idiomas, creando de este modo innumerables neologismos. En los cuentos de Montoya se advierten interferencias idiomáticas tanto del quechua como del aymara, y de muchos otros términos propios del lenguaje minero. Es más, al final del libro existe un glosario de palabras, que ayuda al lector a comprender mejor las interferencias idiomáticas durante el proceso de la lectura. Cuentos de la mina es un libro que, debido a sus descripciones fascinantes, en algunos momentos poéticas y en otros violentas y despiadadas, nos da la posibilidad de conocer de manera más amplia no sólo los mitos y las leyendas que desde hace siglos pueblan el mundo de los mineros, sino también los ritos, las ceremonias y el rico lenguaje de la población minera de los Andes bolivianos: todos estos elementos que, con el tiempo y el cierre de las minas, probablemente desaparezcan de manera total o parcial. Por eso mismo, la obra de Víctor Montoya es de vital importancia, porque registra y mantiene viva una parte fundamental de la cultura minera andina. ** Valeria Murru Investigadora italiana. Fue estudiante de la Facultad de Lenguas y Literaturas Extranjeras de la Universidad de Cagliari (http://www.unica.it), ante la cual presentó la tesis de licenciatura La letteratura nelle miniere: storie, voci e lotte dei minatori. I casi della Sardegna, della Bolivia e del Perú (La literatura en las minas: historias, voces y luchas de los mineros. Los casos de Cerdeña, Bolivia y Perú). === La carretera Raymundo Gomezcásseres ============================== “Una vez hubo truchas en los arroyos de la montaña. Podías verlas en las corrientes ambarinas allí donde los bordes blancos de sus aletas se agitaban suavemente en el agua. Olían a musgo en las manos. Se retorcían bruñidas y musculosas. En sus lomos había dibujos vermiformes que eran mapas del mundo en su devenir. Mapas y laberintos. De una cosa que no tenía vuelta atrás. Ni posibilidad de arreglo. En las profundas cañadas donde vivían todo era más viejo que el hombre y murmuraba misterio”. Cormac McCarthy. La carretera. Fue Einstein quien lo dijo, pero no recuerdo sus palabras exactas. En todo caso el enunciado era algo como: la tercera guerra mundial se hará con armas nucleares; la cuarta la pelearemos con palos y piedras. La carretera, penúltima novela de Cormac McCarthy, nos muestra el meta-apocalíptico panorama de una “cuarta” guerra librada entre los escasos sobrevivientes de una hipotética, previa devastación nuclear: convertidos en caníbales, armados con trozos de tubería, arcos y flechas; a veces haciendo fuego como el hombre de las cavernas, deambulando sin rumbo por el desolado y desértico paisaje de un mundo sin luz solar (con “el cielo a mediodía negro como las bodegas del infierno”. Todas las citas son tomadas de la edición de La carretera; literatura, Mondadori, Bogotá, 2007), cubierto de ceniza atómica, atravesando parajes con árboles calcinados aún en pie, encontrando personas muertas adheridas al asfalto como carbonizadas estatuas de hulla que conservan en sus cuerpos el último ademán y en sus rostros (“las bocas aullantes”), el postrero rictus facial de la huida hacia ninguna parte; soportando un implacable invierno nuclear y su correlato de muerte: la lluvia radiactiva... Cuando menos, ácida. Y siempre la carretera y a sus lados y a lo lejos, ciudades desoladas de las que únicamente quedan las otrora antisísmicas estructuras de acero y hormigón de sus rascacielos, retorcidas como plástico quemado, negro; enormes, imponentes esculturas, monumentos a la muerte: “a lo lejos en la interestatal largas hileras de coches carbonizados y herrumbrosos. Las llantas desnudas de las ruedas asentadas en un cieno gris de escombros derretidos, en negros círculos de alambre. Los cadáveres incinerados reducidos al tamaño de un niño y apoyados en los muelles vistos de los asientos. Diez mil sueños encerrados en el sepulcro de sus recocidos corazones”. Y por todas partes, “las cenizas del mundo difunto trajinadas de acá para allá por los crudos y transitorios vientos en el vacío. Llevadas, esparcidas y llevadas de nuevo. Todo desencajado de su apuntalamiento. Sin soporte en el viento cinéreo. Sostenido por una respiración, temblorosa y breve”. Gracias a ese desvanecimiento de lo sólido, “la fragilidad de todo por fin revelada. Viejos y preocupantes problemas desintegrados en la nada y la noche”. Hasta no quedar nada, ni siquiera los signos que generaban la existencia: “¿Cuánto de ese mundo había desaparecido ya? El sagrado idioma desprovisto de sus referentes y por tanto de su realidad”. Las citas anteriores tomadas al azar de diferentes partes del relato son apenas una pequeña muestra de la expresividad de la vigorosa y magra narración de Cormac McCarthy. Detengámonos en eso. La carretera es una novela que abruma por su sobriedad. La historia está armada con breves párrafos, algunos de apenas tres o seis renglones; los más extensos no superan las dos o dos páginas y media. Gracias a ellos y en sucesivas elipsis espacio-temporales, así como valiéndose de movimientos analépticos y prolépticos bien dosificados, la narración fluye sin contratiempos predominando un acontecer diacrónico. No hay en todo el relato un rasgo más visible que la sencillez alcanzada (en parte) gracias a la construcción de fugaces imágenes que impactan por su transparencia y economía retórica. No hablo de una sencillez rústica, mucho menos simple, sino de la que resulta cuando se alcanza el más maduro y depurado manejo de los signos del arte en el nivel en que ellos esencializan los signos sensibles. Hablo (permítaseme la paradoja) de la compleja sencillez artística que espiritualiza la experiencia desmaterializando los medios físicos que la determinan, para traducirlos en la construcción de un mundo original que es el universo de la diégesis obtenido gracias al estilo, considerado aquí como el discurso en el que se transmuta la materia en esencia, en el cual se condensan y dilatan (implosiva y explosivamente) arquetipos, palabras, sabores, olores, ideas, para adquirir una nueva dimensión, una nueva vida que se revela como la verdad artística, la única que vale la pena, la única “verdad verdadera”, pero también la menos tenida en cuenta. ¿Desde cuándo desoímos la única voz que podría salvarnos? ¿Cuánto hace que ignoramos las alertas que podrían evitar que terminemos en “la carretera”? Miremos esa capacidad de C. McCarthy para revelarnos el horror con apenas unas palabras que al dessubstancializarse devienen en imágenes: “Los relojes se pararon a la 1:17. Un largo tijeretazo de claridad y luego una serie de pequeñas sacudidas. Se levantó y fue a la ventana”. Borges dijo una vez que bastaba la mención de la palabra automóvil para dañar una página. No hay guerra ni razones de guerra, ni ejércitos en combate, ni edificios cayendo, ni sunamis, ni terremotos provocados por explosiones nucleares, ni bombas, ni hongos de bombas atómicas. Todo se reduce a “un largo tijeretazo de claridad y luego una serie de pequeñas sacudidas” seguidas de “un fulgor rosado en la luna de la ventana”. ¿Qué mejor imagen para mostrar el desastre? Como una implacable seguidilla de jabs esos relámpagos semánticos inundan el texto aturdiendo gratificantemente al lector. Empieza entonces “el último día de la tierra”. Ya “no existe pasado” y cuando se le evoca es a través de traducciones precisas, compactas que son como fogonazos en medio de la oscuridad. Así, ante las ruinas de lo que antaño fuera una mansión sureña, el protagonista piensa: “Por aquellas tablas habían transitado esclavos llevando comida y bebida en bandeja de plata”. No queda nada salvo ceniza, oscuridad, frío, desolación y muerte. El país es un mapa en el cual “las líneas negras son nuestras carreteras. Las carreteras estatales. / ¿Por qué son estatales? / Porque antes pertenecían a los estados. A lo que antes llamaban estados. / ¿Es que ya no existen estados? / No. / ¿Qué pasó? / No lo sé exactamente. Es una buena pregunta”. Dejar para el final lo más perturbador y logrado de una obra en la que todo perturba por la perfección de sus registros estilísticos, es simplemente un tic que propone falsas prioridades. En La carretera todo es prioritario. No hay una sola pieza suelta, no hay nada al azar. Sin embargo, lo que la hace una novela perfecta, el elemento que cohesiona todos sus niveles semánticos como una amalgama tan firme como flexible, es el interés humano. Las escasas 200 páginas de la obra tienen como únicos protagonistas a un padre (“el hombre”) que tose y escupe sangre a cada paso con los pulmones desechos por la radiactividad, y su hijo (“el chico”) que “parecía salido de un campo de exterminio. Famélico, extenuado, enfermo de miedo”. Son ellos los actantes principales en cuya ruta surgen y desaparecen como fantasmas (¡son fantasmas!) los demás escasos personajes. La sola circunstancia de una novela de 200 páginas con apenas dos protagonistas, cuya intensidad dramática no declina, bastaría para cerrar con un ligero comentario y colocar el punto final. Pero eso sería reducir el tema de la obra a una facticidad ramplona. “El hombre” y “el chico” son más que eso. Encarnan y representan a toda una especie por fin y de verdad herida de muerte, condenada, ¿irremediablemente?, a desaparecer. Pero, ¿en qué plano de la existencia cósmica se plantea ese sino si “la historia” ha desaparecido atomizada por un cataclismo nuclear? ¿Si ni siquiera hay estados ni sociedades cuyas “historias” se relaten? Es más, en un deslumbrante episodio “el hombre” “había estado en las ruinas calcinadas de una biblioteca donde los libros yacían renegridos en charcos de agua. Los estantes volcados. Rabia contra las mentiras dispuestas en millares de hileras sucesivas” (negrillas mías). Desde sus primeras páginas La carretera sugiere, apenas insinúa el problema de fondo con señales de luciérnaga que se abren paso a través de la oscuridad transapocalíptica invitándonos a interpretar sus códigos. Esas señales son más claras de lo que podría pensarse. El lector se ve obligado a dirigirse a un nivel de dimensión metahistórica: el plano en el cual desde los orígenes, el bien y el mal se disputan el universo y entre sus cosas todas, uno de los más preciados trofeos: el corazón del hombre. El relato abunda en referencias en ese sentido. La principal preocupación del “chico”, todo su interés se encamina a indagar quiénes son “los buenos” y quiénes “los malos” (a la manera del mejor western) y a asegurarse de que su padre y él pertenecen al primer grupo. Uno de los diálogos más intensos de la obra apunta a ese problema: “Nosotros nunca nos comeríamos a nadie, ¿verdad? / No. Claro que no. / ¿Aunque estuviéramos muriéndonos de hambre? / Ya lo estamos. / Tú dijiste que no. / Dije que no nos estábamos muriendo. No que no estuviéramos muertos de hambre. / Pero no lo haríamos. / No. No lo haríamos. / Pase lo que pase. / Pase lo que pase. / Porque nosotros somos de los buenos. / Sí. / Y llevamos el fuego. / Y llevamos el fuego. Así es” (negrillas mías). La naturaleza del mencionado “fuego” queda esclarecida más adelante en otro diálogo soberbio entre el padre agonizante y su hijo desolado: “Te pondrás bien, papá. Tienes que ponerte bien. / No. Lleva siempre encima la pistola. Necesitas encontrar a los buenos pero no debes correr ningún riesgo. Ninguno. ¿Has entendido? / Quiero estar contigo. / No puede ser. / Por favor. / No. Tienes que llevar el fuego. / No sé cómo hacerlo. / Sí que lo sabes. / ¿Es de verdad? ¿El fuego? / Sí. / ¿Dónde está? Yo no sé dónde está el fuego. / Sí que lo sabes. Está en tu interior. Siempre ha estado ahí. Yo lo veo. / (...) Dijiste que no me abandonarías nunca. / Lo sé. Perdona. Te llevo en mi corazón. Como te he llevado siempre. Eres el mejor que conozco. Siempre lo has sido. Aunque yo no esté tú puedes seguir hablándome. Puedes hablarme y yo te hablaré a ti. Ya verás”. La insignia de “los buenos”, el fuego-bien “está en tu interior. Siempre ha estado ahí” y él lo ve. Y antes de morir, en un penúltimo diálogo, recordando a un niño indefenso al que no pudieron ayudar mientras recorrían la carretera, como profetizando lo que sucedería a su hijo, el padre, refiriéndose a aquel niño abandonado, insiste, ante los dolorosos recuerdos de su hijo: “Yo creo que estará bien (...). La bondad encontrará al niño. Así ha sido siempre y así volverá a ser” (negrillas mías). Metahistoria: suceder arquetipal intangible, invisible a nuestros precarios sentidos; sólo intuible. Bien y mal: arquetipos sincrónicos del rizoma cósmico disputándose (incubados en) el corazón del hombre, que apenas con su frágil y veleidosa voluntad, mueve el fiel de la balanza para actuar con arreglo a las “máximas” (Kant) de uno de ellos. No hay término medio. Es ese corazón humano la arena donde se libra la batalla final. Es el espacio del suceder metahistórico con sus fuerzas pugnando por la victoria. En los escasos supervivientes de la carretera esas fuerzas (bien y mal) siguen vivas y combaten. Es la cuarta guerra. En ella los buenos no pueden ser débiles ni correr riesgos. (Recordar las palabras del padre a su hijo). Ellos saben que “Todas las cosas bellas y armónicas que uno conserva en su corazón tienen una procedencia común en el dolor. El hecho de nacer en la aflicción y la ceniza”. Esa conciencia los lleva a seguir adelante a pesar de que “nos han ocurrido muchas cosas malas pero todavía estamos aquí”. Es una afirmación de la vida que pasa por el homicidio, asumido por el padre sin pestañeos cuando tiene que proteger a su hijo. Y actúa impulsado por una máxima de impecable factura moral: “Querías saber qué pinta tenían los malos. Pues ya lo sabes. Podría ocurrir otra vez. Mi deber es cuidar de ti. Dios me asignó esa tarea. Mataré a cualquiera que te ponga la mano encima. ¿Lo entiendes?”. Y como reafirmando esa indeclinable voluntad de supervivencia, nunca desfallecer: “Esto es lo que hacen los buenos. Seguir intentándolo. Jamás se rinden”. Y para contrarrestar la presencia y la fuerza corrosiva del mal que busca impregnar el corazón humano con su viscosa oscuridad...: “Cuando no tengas nada más, inventa ceremonias e infúndeles vida”. Pero falta algo. La llave. La clave para descifrar la cifra propuesta en el imprecisable ámbito de la metahistoria. La respuesta a las preguntas: ¿dónde está Dios?, ¿nos habla? ¿actúa (si lo hace) como juez y parte?, ¿es sólo un arbitro impío? Las referencias a Dios son frecuentes y variadas en la novela. Consideraré únicamente algunas. Así, una de las primeras se encuentra al principio de la obra, apenas en la página siete, recién iniciado el recorrido del “hombre” y “el chico” por la carretera. Después de un doloroso despertar debido a un agresivo ataque de tos, el hombre “permaneció de hinojos en las cenizas. Levantó la cara al pálido día. ¿Estás ahí?, susurró. ¿Te veré por fin? ¿Tienes cuello por el que estrangularte? ¿Tienes corazón? ¿Tienes alma, maldito seas eternamente? Oh, Dios, susurró. Oh, Dios”. ¿Es el silencio de Dios una ausencia de respuesta, o la forma de un lenguaje que no entendemos? Es el mismo silencio ante una bengala que, disparada al vacío nocturno por el padre para divertir a su hijo, suscita en éste la idea de que esa luz artificial pueda mostrarle a Dios, como una carta que se escribe a “los buenos”, el lugar donde se encuentran. Pero, ¿y si no todo fuera silencio? ¿Acaso no podría ser que Dios nos habla siempre pero no lo entendemos? ¿O mejor, que no necesita hablar porque está en nosotros habitándonos con una presencia que ignoramos insensibles a ella? De ser así, ¿cómo saberlo? ¿Lo sabía este “hombre”-Job, sumiso, indefenso ante los megatones destructivos de la fuerza del mal? ¿Lo entendía ese “hombre”-Abraham que resistía a cada paso la pulsión de sacrificar a su hijo y suicidarse después, cuando sentía que no quedaban salidas? ¿Era así a pesar de su blasfemia deicida? Es posible que lo supiera desde siempre. Qué otro significado podrían tener estas conmovedoras palabras suyas: “sólo sabía que el niño era su garantía. Y dijo: si él no es la palabra de Dios, Dios no ha hablado nunca” (negrillas mías). Es esa conciencia de portar La Palabra que en últimas es Dios mismo, la respuesta a las preguntas precedentes. También la respuesta a la pregunta fundamental que cualquier lector debe hacerse ante un texto literario: ¿qué significa la obra? El interrogante no apunta a esclarecer el significado semántico, pues quedaría limitado al plano de la poética, dado por el valor expresivo de los signos. Esa pregunta exige una respuesta que visibilice el objeto significado. Es decir, cuál es el qué de la interrogación. Esto implica un ejercicio hermenéutico que aspira a revelar “una cualidad del mundo” (G. Deleuze). Para alcanzar esta revelación se debe asumir la lectura como traducción en el sentido de virtualizar y des-cifrar la “cualidad del mundo”. Se trata en este caso de los herméticos signos del lenguaje de Dios. Enigma que como un iceberg apenas asoma su punta valiéndose de primeros planos que se encuentran en las páginas finales. Veámoslo. Después de la muerte del padre “el chico” permanece tres días con el cadáver antes de reemprender la marcha y casi enseguida se encuentra con un hombre que “llevaba una escopeta con el cañón hacia abajo (...). Un veterano de antiguas escaramuzas, barbudo, con una cicatriz en la mejilla y el pómulo hundido y la mirada extraviada por su único ojo”. Lo primero que hace “el chico” es asegurarse: “¿Tú eres de los buenos?” (... diálogo dilatado.). “¿Y cómo puedo saber que eres uno de los buenos?/ No puedes. Tendrás que hacer la prueba. / ¿Lleváis el fuego? / ¿Cómo dices? / Si lleváis el fuego”. Cumplido el proceso de reconocimiento viene un final que es como una epifanía en la que confluyen articulándose los aparentemente dispersos, erráticos símbolos de la metahistoria. En compañía de su nuevo protector “el chico” llega al sitio donde acampa la que será su nueva familia: “La mujer al verle lo rodeó con sus brazos y lo estrechó. Oh, dijo, me alegro tanto de verte. A veces le hablaba de Dios. Él intentó hablar con Dios pero lo mejor era hablar con su padre y eso fue lo que hizo y no se le olvidó. La mujer dijo que eso estaba bien. Dijo que el aliento de Dios era también el de él aunque pasara de hombre a hombre por los siglos de los siglos” (negrillas mías). En otras palabras, el espacio destruido por la catástrofe nuclear es apenas el reducido ámbito en que (parafraseando a Borges) “se encendió esta guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra”. Pero la confrontación decisiva tiene como contrincantes, por un lado al “aliento de Dios”, ánima y “fuego” de “los buenos” y por el otro, a “los malos”. Simplemente “los malos”, sin “el fuego” que es el “aliento de Dios” pasando “de hombre a hombre por los siglos de los siglos”. Pero esa liza no se ve porque es el corazón humano. Sólo podremos acercarnos a él sumergiéndonos en las friables aguas de la metahistoria. Lo visible y que creemos verdaderamente importante y decisivo son “las mentiras dispuestas en millares de hileras sucesivas” en las que se acumularon durante milenios todas las falacias positivistas, reduccionistas e historicistas que configuran los relatos legitimadores de la injusticia, la desigualdad, la violencia y la guerra, que de paso sepultaron las verdades del arte. La carretera reivindica algunas de ellas. Debe ser por eso que Cormac McCarthy no gasta mucha tinta describiendo el bombardeo que arrasa a la especie humana y a todas sus obras. “Un largo tijeretazo de claridad y luego una serie de pequeñas sacudidas. (...) Un fulgor rosado en la luna de la ventana”. Basta y sobra para despachar de un plumazo “las mentiras dispuestas en millones de hileras sucesivas” y dedicar la totalidad de 200 páginas de carretera a desarrollar lo espiritual del arte que lo es de su novela: la cruenta disputa por el corazón del hombre, pebetero del “fuego”, del “aliento de Dios”, pero también el deber que tienen “los buenos” de defender sin descanso la morada de Dios en la trinchera de sus corazones. ** Raymundo Gomezcásseres avalverde27@hotmail.com Escritor colombiano. Autor de la trilogía novelística Todos los demonios, formada por Metástasis (1989), Días así (1994) y Espejismos (inédita). Es profesor catedrático del Programa de Lingüística y Literatura de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena (http://www.unicartagena.edu.co). === La creatividad y la originalidad en la literatura borgeana ============ === Andrés A. Ugueruaga =================================================== Ya demasiado se ha escrito y hablado sobre la enorme, influyente e inabarcable obra de Jorge Luis Borges. Sus ensayos, poemas y cuentos cortos todos tienen un peso similar en la literatura contemporánea universal. “Su creatividad es incuestionada”, tal como es muy frecuente escuchar respecto de su obra, es una frase fácil al referirse. Por otra parte su modo de concebir la literatura, si bien trasunta cualquier frontera gracias a su originalidad, hay ciertos puntos que serían bastante interesantes de revisar. Ya que en Borges estos puntos que serán señalados son realmente nuevos respecto a otros escritores. Cabe diferenciar dos términos que pueden resultar ser sinónimos. Por un lado impera el tema de lo que solemos llamar “creatividad”. Y por el otro, el otro extremo de este ensayo, es el caso de la originalidad borgeana. Tema en el cual Borges era mucho más puntilloso y exacto que en la cuestión de su creatividad. Para él, este termino: originalidad era no como lo que comúnmente se entiende acerca de esta palabra, sino que este término lo llevaba a remitirse al mismo origen, en el sentido más clásico de la palabra. Originalidad entonces en el sentido de origen, más allá de la mera novedad de “lo nuevo” valga la redundancia... Para Borges la originalidad es lo que yace en el origen mismo, es lo común a todos los hombres y a todos los pueblos, suele ser en su obra la salvación, suele ser el pasado que rebasa al hombre, es “lo perdido” que lo sobrepasa; los espejos que reflejan lo que somos; el espejismo de la identidad y del mundo; el tigre que es todos los tigres... Originalidad de este escritor es en este caso, todo lo que se entiende comúnmente por lo borgeano, lo cual es el sello de la inconfundible originalidad de Borges... Este gran escritor nos enseña que lo original no es algo que jamás ocurrió, sino que vuelve a ocurrir, vuelve a hacerse conocer como alguna vez lo ha hecho. Por lo tanto lo original es la principal premisa de lo eterno. Por otra parte cabe decir que Borges no fue uno de los primeros, pero sí uno de pocos en afirmar que dentro del contexto literario, la creatividad es, en este caso, una lucida cuestión de idiomas (1). Lo dicho en la vasta obra de Borges tiene una gran tendencia a sacar a luz lo que ya se ha dicho, incluso en otras lenguas. La repetición no existe en lo borgeano, todo lo que Borges exhibe es único, así como El Quijote no fue el mismo en el momento de ser escrito, en el momento en que Borges escribió su Pierre Menard y ahora (2). Nuestro escritor fue el primero en ver claramente que el comercio e intercambio literario que existe entre los idiomas, más allá de los países y corrientes diversas de diversas nacionalidades, son los que en verdad supieron dar un tinte nuevo y novedoso a la labor literaria, como hemos ya de ver. Si leemos y reflexionamos sobre El Quijote de Pierre Menard, nuestro escritor es implícito al decir que Pierre Menard, un francés del siglo XX, es justamente quien escribe El Quijote: su innovación reside entonces en que El Quijote es nuevamente escrito algunos siglos después, y que ya no se trata de un español quien lo hace, sino que además se trata manifiestamente de un francés. Es bueno enfatizar que Borges no presta atención tanto a las nacionalidades como a los idiomas. Se puede afirmar que para Borges el idioma preestablece un cierto cúmulo de palabras que al hombre se lo ha destinado a decir, y a escribir, parece que a cada uno le está destinado un idioma o varios, por hablar. Así, Borges ha llevado a otros puntos la creatividad en el terreno de la literatura universal, pero no es lo que se puede decir “la creatividad propia de Borges”, sino más bien su creatividad, su gran criterio para escoger obras ajenas y reinterpretarlas, combinarlas con otras obras y finalmente, hacer una visión propia ciertamente muy personal. Cabe mencionar por otra parte que Borges era, de más está decirlo, un buen políglota. Sus conocimientos de diversas literaturas no tuvieron par en su época. Probablemente Borges fue un secreto traductor y adaptador de ciertos fragmentos desconocidos, o directamente olvidados, de literaturas provenientes de distintas partes y de distintos tiempos, para situarlos en la suya propia, más allá de que se lo haya conocido como una suerte de arqueólogo de prístinas e ignoradas obras del pasado, aunque jamás un plagiador, su labor como escritor era semejante a la de los antiguos alquimistas, sólo que su objeto era la palabra, y su transformación en algo diferente. Este escritor era sutilmente consciente de que la palabra Golem en el contexto de la vida y obra de Gustav Meyrink, no serían para nada iguales en la propia vida y obra de Jorge Luis Borges: en Borges pesaron más las percepciones que las meras apariencias que irradian los objetos, las palabras, las frases y los libros como entes variables y conmutables (que configuran además un mundo que es en verdad un espejismo). Probablemente la creatividad de Borges debe haber consistido en ciertas ocasiones, de transcribir y de adaptar y de inmiscuir ciertos fragmentos ya sean latinos, germanos, franceses y hasta islandeses, en oraciones propias... Borges sabía que su innovación iba por otros carriles: en él, la cuestión puramente idiomática era la que lograba ese efecto: los fragmentos vertidos desde algún idioma al castellano, como si una cierta riqueza pasara a ser valuada de una moneda a otra... esa transmutación o traducción de esa idea, de un idioma a otro, ¿fue indudablemente eso, en algún sentido, lo que le permitía lograr ese milagro? Salvando las distancias, las enormes distancias, Borges alcanzó el feliz efecto que Virginia Woolf logró dentro de la literatura inglesa, o que la brasilera Clarice Lispector consiguió en la literatura del idioma portugués. Estas dos escritoras, en sus respectivas obras e idiomas, se inspiraron e hicieron lo que Marcel Proust había hecho ya a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX sólo que en francés, y a su vez, éste se había inspirado en las teorías de Ruskin, un esteta inglés, y en Ludwig Sterne, un alemán (3). ¡Qué es lo que reflejan García Márquez y Juan Carlos Onetti si no el modus operandis de William Faulkner! La originalidad de estos dos, sean bilingües o no, reside en la reinterpretación de la obra faulkneriana y su traspaso, su exportación (si se me permite el término) al español. Borges nos enseña que a veces es una cuestión de idiomas lo que se expresa en la creatividad, en especial en los quehaceres de la literatura. El gran escritor argentino nos enseña que en verdad no hay barreras (como entre país y país) en todo esto, sino que hay algo más inexorable como lo es la cuestión de las lenguas que a su vez tienen su tiempo de vida y que finalmente desaparecen. Que la parte más incomunicada de los hombres es un problema más de idiomas que de temores y hostilidades. Así como los poetas saben combinar las diversas palabras, tanto en su fonética como en su configuración visual, y poder lograr una armonía y un equilibrio. Borges no sólo fue un gran poeta en estos términos, sino que también logró conjugar, además, ideas y libros en algunas ocasiones propios pero la mayor de las veces ajenos. A fin de cuentas, Borges supo notar que lo más hermoso que puede reflejarse es el cambio de una palabra, de un libro, de un corpus de ideas a través del tiempo, de eso que tanto nos recuerda a aquel personaje mitológico llamado Proteo y nos recuerda a uno de sus más celebres cuentos: El libro de arena. Su mérito al igual que los grandes poetas fue entonces su modo de conjugar tan variadas cosas. Notas 1. Idioma entendido casi como un mundo, como un todo organizado con sus propias reglas, palabras, sinónimos, antónimos, etcétera. Los idiomas intercambian palabras, una palabra de un idioma a otro implica una modificación, para Borges, mágica. 2. Borges invoca una idea del pragmatista William James, en que afirmaba que el conocimiento de un mismo objeto variaba según la percepción. 3. Sin olvidar que otro gran seguidor de Marcel Proust fue el irlandés James Joyce. El autor del Ulises usó las reminiscencias proustianas para recrear sus famosas epifanías. ** Andrés A. Ugueruaga andresugueruaga@hotmail.com Escritor argentino (Santa Fe, 1973). Textos suyos han aparecido en el diario El Litoral (http://www.ellitoral.com.ar), y ha colaborado con páginas como Monografias.com. La mayoría de su producción permanece inédita. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Horace Engdahl, secretario de la Academia Sueca ======================= === “Las especulaciones son un producto de mentes perezosas” ============== === Lilian Fernández Hall ================================================= Ocupa la silla Nº 17 de la Academia Sueca desde 1997 y desde 1999 es su Secretario Permanente. Líder indiscutido del Comité Nobel, Horace Engdahl es probablemente el hombre más poderoso del mundo de las letras. Curiosamente, poco se sabe sobre él. Cada año, cuando el eterno ir y venir de las oficinas de redacción de los periódicos de todo el mundo se detiene un instante para escucharlo anunciar al ganador del Premio Nobel de Literatura, su imagen se reproduce en todas las pantallas para luego, inmediatamente, olvidarlo hasta el año siguiente. ¿Quién es Horace Engdahl? Nacido el 30 de diciembre de 1948 en la localidad de Karlskrona, al sureste de Suecia, Engdahl es un hombre culto y enigmático. De una corrección académica impecable, deja de vez en cuando vislumbrar una veta de humor elegante y muchas veces provocador. Aprendió ruso en el ámbito militar, durante sus años como alumno de la Escuela de Intérpretes del Ministerio de Defensa sueco; y el alemán por su amor a la obra del dramaturgo Heinrich von Kleist. Como la mayoría de los académicos, se mantiene apartado de toda actividad social o literaria del país, y tiene fama de trabajador incansable. Tuvo tiempo, sin embargo, de concedernos una entrevista. —Alfred Nobel escribió en su testamento que se debería premiar a la literatura que fuera “de mayor provecho para la humanidad”. ¿Cómo interpreta la Academia estas palabras en la actualidad? —Esa es una expresión que se refiere a los premiados en general y no específicamente a los del campo de la literatura. Surgió principalmente pensando en las ciencias naturales. Es incómodo razonar en torno a la literatura en términos de “provecho”, y hasta se diría que es imposible decidir cuál de entre dos destacados escritores ha sido de “mayor provecho para la humanidad”. Actualmente tenemos que basarnos en otros criterios. —Los académicos deben defender continuamente sus decisiones y asegurar que no tienen en cuenta otros factores más que los literarios. A pesar de estas explicaciones, parece siempre existir un recelo por las decisiones de la Academia. ¿Por qué cree que es así? —Esas especulaciones son un producto de mentes perezosas. Como miembro de la Academia Sueca sé que las discusiones acerca de los candidatos al Premio Nobel son de carácter puramente literario y que nunca tienen que ver con puntos de vista políticos o de cualquier otro carácter extraliterario. Pero para aquellos que tienen que comentar las elecciones de la Academia siempre es más fácil especular acerca de falsos motivos ocultos que hacer un análisis de la producción premiada, que la mayoría de los periodistas normalmente no ha leído. —¿Por qué es tan severa la regla de “información confidencial” que se le da a las nominaciones? (son secretas durante 50 años). ¿No sería mejor darlas a conocer al público, para evitar las especulaciones? —No. El sistema del Premio Nobel no funcionaría sin este carácter confidencial. Quienes envían las nominaciones tienen que estar seguros de que sus colegas no sabrán a cuál candidato prefieren. Y quienes representan al Comité Nobel deben sentir que pueden hablar con libertad y sin temor a develar a nadie en sus declaraciones. —En Suecia se traduce casi exclusivamente literatura del mundo anglosajón al sueco. ¿Cómo influye este hecho en el trabajo de la Academia? —Las traducciones al sueco no significan prácticamente nada para el trabajo del Comité del Nobel. No podríamos nunca llevar a cabo nuestro trabajo si tuviéramos que limitarnos a la selección bastante azarosa y actualmente muy anglófila de las editoriales suecas. Leemos, lo más posible, en las lenguas originales de los escritores, y cuando esto no es posible, leemos traducciones al francés, alemán o inglés (en mi caso también al ruso). Los países con una larga tradición cultural tienen una industria editorial más amplia. Podría decirse que ellos logran acceder a prácticamente todo aquello que vale la pena leerse, de todas partes del mundo. Sobre todo las editoriales francesas hacen un trabajo excelente. —Por razones obvias, los escritores procedentes de países pobres o menos desarrollados tienen grandes dificultades para acceder al público lector, a las editoriales y por lo tanto, de llegar a los oídos de la Academia. ¿Qué piensa acerca de este problema? —En lo que se refiere a ambientes literarios a los cuales se es difícil de acceder, la Academia tiene por costumbre encargar informes confidenciales a lingüistas o investigadores de literatura que posean conocimientos específicos sobre esos países. De esa manera, nos mantenemos informados acerca de la creación literaria inclusive en las zonas más marginadas. —¿Por qué entonces son tan pocos los escritores del Tercer Mundo que han recibido el Premio Nobel de Literatura? —Nosotros no clasificamos a los escritores de acuerdo a los “mundos” de que provengan. En el testamento de Alfred Nobel se puede leer que la voluntad del donante es que “no se le otorgue ninguna importancia a la nacionalidad”. El Premio Nobel es un reconocimiento a un escritor en particular, no a un idioma, un país o una parte del mundo. Por lo tanto, cómo se haya distribuido el Premio geográficamente, no tiene ninguna importancia. —Sin embargo, han pasado ya 18 años desde que el escritor mexicano Octavio Paz fuera galardonado con el Premio Nobel de Literatura. El mundo de habla hispana sería muy feliz si algún escritor o escritora española o latinoamericana recibiera el Premio este año. ¿Qué posibilidades existen de qué este deseo se convierta en realidad? —Posibilidades existen siempre... —Normalmente, no vale la pena tratar de adivinar quién recibirá el Premio Nobel, las decisiones parecen ser bastante impredecibles. El año pasado, sin embargo, muchos se atrevieron a afirmar que probablemente sería un escritor o escritora relativamente “joven” (entre los 50 y los 60 años) quien recibiría el Premio. Parecía que la Academia se orientaba hacia ese grupo de escritores, teniendo en cuenta las elecciones de los últimos años. Finalmente, la ganadora resultó Doris Lessing, de 88 años. ¿Fue una excepción o realmente la edad no tiene ninguna importancia? —No, no le damos absolutamente ninguna importancia a la edad del candidato. Tenemos en cuenta la calidad de sus obras, no la elasticidad de sus rodillas... —Nicanor Parra y Gonzalo Rojas son dos célebres poetas chilenos que con frecuencia se mencionan en el contexto del Nobel. Muchos creen, sin embargo, que ciertos factores influyen en su contra: que dos poetas chilenos anteriormente ya hayan ganado el Premio Nobel (Gabriela Mistral y Pablo Neruda) y la edad avanzada de estos escritores (Parra tiene 94 años y Rojas 91). ¿Cuánto influyen estos factores en el trabajo de la Academia? —Personalmente pienso que es completamente posible discutir candidaturas aunque los escritores hayan alcanzado esa edad tan avanzada. Quiero simplemente recordarle que algunos de los miembros de la Academia tienen una edad similar y son todavía muy activos. —Escritores como Mario Vargas Llosa del Perú, Ernesto Cardenal de Nicaragua, Carlos Fuentes de México, Nicanor Parra y Gonzalo Rojas de Chile, Ernesto Sábato y Juan Gelman de la Argentina, son todos escritores que, de acuerdo a los medios, han figurado en las discusiones de la Academia. ¿Nos podría revelar si han aparecido en la famosa “lista corta” de candidatos? —¡No! ¡Sería una violación flagrante a las reglas si lo hiciera! —Escritores más jóvenes que los mencionados, como ser Andrés Neuman, Rodrigo Rey Rosa u Horacio Castellanos Moya, ¿deben resignarse a esperar la vejez para entrar en los cálculos de la Academia? —Le recuerdo que Orhan Pamuk tenía 54 años cuando recibió el Premio Nobel. En años anteriores se han premiado escritores aun más jóvenes: Albert Camus, de 44 años, y Rudyard Kipling, de 41. —¿Hay algún miembro de la Academia que tenga conocimientos específicos de la literatura de habla hispana? ¿Hay alguno que domine el español? ¿Quiénes tienen como tarea dedicarle especial atención a la literatura de este idioma? —Nuestro trabajo no funciona de manera tal que ciertos académicos tienen la responsabilidad específica de cierta zona idiomática. La Academia lee toda aquella literatura que le parece valiosa de ser leída, sin que nos importe mucho de dónde proviene. Tenemos académicos que dominan el español, pero nadie está especializado en esa zona. —El día del anuncio, usted lee la motivación del premio en sueco, inglés, francés, alemán y ruso, pero no en español. ¿Por qué? —Leo la motivación en los idiomas que manejo más o menos bien. Si la leyera en español estaría dando señales falsas. —¿Le interesa la literatura latinoamericana? ¿Podría mencionarnos algún escritor de América Latina cuya obra lo atraiga? —Un autor que yo aprecio mucho, y que muy bien podría haber recibido el Premio Nobel, es Juan Carlos Onetti. —Finalmente: ¿quién recibirá el Premio Nobel de Literatura este año? —Sí, eso... ¿usted qué cree? Estocolmo, 26 de septiembre de 2008 ** Lilian Fernández Hall lilian.fernandez@yahoo.com Docente e investigadora argentina residente en Estocolmo, Suecia. Egresada de la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Colabora en varias publicaciones, impresas y digitales, de Europa y de América Latina. Corresponsal en Suecia de El Diario de Hoy (http://www.elsalvador.com), de El Salvador. Coordinadora de círculos de lectura en español en Suecia. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Carlos Fuentes: los laberintos de (la) Constancia ===================== === Rodica Grigore ======================================================== Carlos Fuentes, Constancia y otras novelas para vírgenes. México, Fondo de Cultura Económica, 1989. “...desde su nacimiento hasta nuestros días, la literatura hispanoamericana ha sido una incesante invención de fábulas que son reales aun en su misma irrealidad”. Octavio Paz La narrativa latinoamericana contemporánea fluctúa a veces entre el violento desprendimiento de la tradición y una muy evidente tendencia de continuar, al menos en ciertos niveles, las líneas más características del “canon occidental”, en el sentido que Harold Bloom, por ejemplo, da a dicho término. Además, la prosa del continente suramericano intentó solucionar, durante el último decenio, todos los conflictos teórico-prácticos determinados por un problema muy debatido en las letras latinoamericanas (y no sólo por aquí): el de la representación (más o menos mimética) y la “cantidad” de originalidad que una obra literaria debería afrontar. En principio, la cualidad más importante de la literatura latinoamericana contemporánea —desde la época del “boom” de los años ‘60 y ‘70 y hasta los escritos del presente—, es su capacidad casi milagrosa de trasformar y subvertir todas las antiguas convenciones, modas y modelos literarios, empezando, evidentemente, con el realismo mismo. Con el tiempo, escritores importantes del continente tales como Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias y Gabriel García Márquez, entre otros, van a utilizar todas las experiencias estéticas o literarias de la vanguardia artística poniéndolas, quizás paradójicamente —pero no difícil de entender en esta parte del mundo—, al servicio de lo “real”. En este contexto debe ser incluida y discutida también la obra narrativa tan diferente de Carlos Fuentes, un autor que intenta, desde sus inicios literarios, es decir desde la publicación de su primera novela, La región más transparente (1958), reconstruir el antiguo sistema de valores de la civilización mexicana, llenando los vacíos de la misma apoyándose en la literatura, y por consiguiente reestableciendo la comunicación con una tradición cultural más antigua que posteriormente aparece en cada una de sus obras. Alejado de las formas expresivas tan conocidas del realismo mágico, utilizadas por numerosos de sus contemporáneos, Fuentes, autor de una obra extensa y diversa, intenta descubrir por sí mismo la esencia del realismo crítico, ilustrado en su novela La muerte de Artemio Cruz (1962). También apoyándose en la prosa “fantástica” que lo fascina igualmente, como sus lectores bien pueden ver en Aura (1962); o más recientemente en Instinto de Inez (2001). Situada casi en la mitad de su obra e integrando todas las formas retóricas y discursivas, está la colección de novelas publicadas en 1989, titulada Constancia y otras novelas para vírgenes y compuesta de cinco textos: Constancia, La desdichada, El prisionero de Las Lomas, Viva mi fama y Gente de razón. En Constancia, más que en las otras novelas, el autor demuestra una vez más la pasión por las palabras. Constancia no es solamente el nombre de la protagonista sino, también, la cualidad (tener constancia, ser constante) que necesita el lector que quiere o intenta interpretar el texto. La verdad es que Fuentes hace aquí una mezcla muy interesante: establece un enlace entre la literatura latinoamericana y su evolución, y la tradición de las formas discursivas consagradas. Además, su texto también plantea una crítica de los modelos tradicionales de interpretación —semejante a la manera retórica del Quijote—; crítica que con el transcurrir del tiempo se transforma por completo en una crítica de la escritura misma; actitud que igualmente profesara James Joyce. Sólo que hay una diferencia sustancial: la orientación general de este tipo de novela es más una “contra-conquista cultural”, para utilizar el término propuesto por Lezama Lima. Carlos Fuentes, más que nada intenta identificar y, sobre todo, recuperar la unidad estructural de la multiplicidad de la cultura latinoamericana, simplemente porque para él, el debate sobre la modernidad es al mismo tiempo un debate sobre la tradición. Por lo mismo, el hilo narrativo de la novela Constancia, la primera novela del libro aparecido en 1990 y considerada por el autor mismo como una ars poética implícita, no es muy complicado: el doctor Whitby Hull está casado desde hace más de cuarenta años con Constancia, una andaluza muy guapa que tuvo la oportunidad de conocer hace mucho tiempo en España. Incapaz de olvidarla o de vivir sin ella, Hull consigue convencerla de vivir con él en Savannah, Georgia, Estados Unidos, ciudad donde él ha vivido siempre y a la que siempre ha considerado como una Andalucía del continente norteamericano. Constancia lo ha amado muchísimo por mucho tiempo y aun parece amarlo más en su edad madura. Pero Hull tiene algunas cosas muy raras. Cosas que no ha querido entender cuando joven y a las cuales parece haber renunciado definitivamente. Por ejemplo, los dos viven en una casa con una biblioteca impresionante (Hull es un lector apasionado), pero Constancia nunca lee un libro. Con una excepción: sólo le interesa la obra de Kafka, ya que ella piensa que este escritor es el hijo que ella nunca tuvo con su esposo Whitby. También se niega a aprender inglés, lo que la convierte en una extranjera no solamente en el mundo tan diferente para ella de los Estados Unidos, sino también en su misma casa. Toda su vida se organiza según la vida del doctor Hull, única persona con la que ella se comunica. Quizás por esto Hull se hace amigo de un vecino, un ruso refugiado en los Estados Unidos que se apellida Plotnikov y que fue actor en sus tiempos de juventud. Con este personaje Hull se comunica en varias ocasiones, pero estas conversaciones tienen como distintivo importante un marcado miedo de parte de Hull; o al menos un nerviosismo muy difícil de explicar. Sus temores son aun mayores cuando Plotnikov viene a su casa a anunciar su propia muerte. Entonces Hull entiende finalmente que entre su esposa y Plotnikov hay una relación extraña que lo incluye de una manera que él no puede entender por completo. No es nada semejante al clásico ménage à trois o triángulo amoroso, porque en el tercer capítulo del libro el lector entiende que la estrategia narrativa de Fuentes se parece a la retórica policíaca de Edgar Allan Poe: es fácil entender después que la bella Constancia es una especie de espíritu, la esposa de Plotnikov, madre de un hijo muerto en circunstancias trágicas que llega a América, la nueva tierra prometida, pero solamente para volver a vivir con los suyos. Cosa que durante cuarenta años hace posible el doctor Hull. Constancia es una buena novela policíaca. Las intuiciones del lector sólo se confirman al final. También es un libro con connotaciones muy importantes y complejas porque todos los elementos que la componen (acciones, personajes, diálogos) tienen un contenido simbólico muy marcado, profundamente entremezclado con la poética intertextual del postmodernismo. Igual que en su novela La campana (1990), Fuentes describe a Constancia como una mujer cuya belleza y sensualidad —a veces excesivas— la convierten en una representación de la naturaleza americana. Por otra parte la pasión obsesiva que Hull siente por Constancia transforma al texto, en muchos de sus apartes, en una parodia de la novela de amor o de la novela histórica; aquella que va desde Dumas hasta Pérez-Reverte. El texto puede ser también leído como una actualización de la novela criollista (en la línea de Gallegos, Alegría o Revueltas), e incluso como una ficción muy bien elaborada, o una metaficción en relación directa con lo que implica el proceso de escribir una novela. Constancia es una novela, que es la historia de la escritura postmoderna. Además, Carlos Fuentes incluye en todos los niveles de su texto la metáfora ya tan conocida del mundo visto como un teatro inmenso y la imagen de lo carnavalesco-inédito en conjunción con sofisticadas máscaras que los personajes de la novela usan o elaboran para esconderse o, de vez en cuando, para definirse y mostrarse a sí mismos. Esta es precisamente la situación de Plotnikov, el viejo actor ruso, que interpreta el papel de refugiado perfecto solamente para revelar posteriormente que él ha sido el primer esposo de Constancia. Constancia, por su parte, tiene poca constancia: ella se transforma muy rápido de rusa en andaluza, de jovencilla en esposa amable y entregada, y posteriormente en amante exquisita, lo mismo que la Maga en Rayuela de Cortázar, o como Aura e Inez del mismo Fuentes. Podemos entonces decir que esta es la estrategia del autor mexicano para tratar el problema de la identidad, utilizando a su manera las técnicas narrativas de la novela francesa (“Le Nouveau Roman”) que él conoció y admiró en cierto momento de su evolución como escritor. Técnicas narrativas que él combina muy bien con la retórica elaborada y libresca de la prosa postmoderna. Por otra parte el epígrafe, tomado de un escrito de Mahmud Daarvish, Reflexiones sobre el exilio, orienta la novela hacia la poética del exilio; por eso la abundancia de imágenes de la casa, de la tierra natal, del espacio privilegiado, de un lugar único que te llama y con el que te identificas para y desde siempre. Pero también imágenes de un tiempo privilegiado por lo cual el mismo Fuentes declaró: “El tiempo es la preocupación más importante de todos mis libros”. El tiempo es tratado e interpretado en esta novela de forma única: hay en el texto un elemento definitorio y auto-referencial, perfectamente adaptado a la estructura del texto. El narrador, mientras ve un video de Anna Karenina —ejemplo de intertextualidad patente con la obra de Tolstoi—, por descuido ve una escena que avanza hacia atrás: en ella, Vivien Leigh, la actriz de la película, camina rápidamente hacia atrás, huyendo del tren. Así que el accidente que ocurre posteriormente es vivido como revelación: “Vivien Leigh está muerta, Vivien Leigh vive”. La película es una ilustración de la novela. La novela se re-hace o re-escribe cada vez que es leída. En el pasado los lectores están muertos; en el presente están vivos y todavía no sabemos qué tipo de lectores nos depara el futuro. Cuando muere Anna Karenina en la estación de Moscú, en verdad no muere la actriz que la interpreta. Ella muere después de la interpretación. “La interpretación de la muerte sobrevive a la actriz”. Su reflexión, mediada por el recuerdo de las discusiones estéticas con un actor, Plotnikov, que prefiere lo efímero de la puesta en escena a la actuación en cuanto tal, llega a la conclusión de que “las distinciones como forma-contenido, vaso-agua, posada-huéspedes son las que destruyeron a mi vecino exilado y a su generación de artistas”. Después, las imágenes de Vivien Leigh que sobreviven se mezclan con el rostro de Constancia, pero se trata de una nueva Constancia transformada ahora por completo en Mater Dolorosa, como en la antigua foto de la mujer de Plotnikov, donde aparecía también su niño —otra representación de una nueva Sagrada Familia—, puesta en escena nuevamente al final del libro, pero con otros héroes exilados también. La gran mayoría de estas imágenes es mediatizada por las reflexiones del narrador sobre las consideraciones que Walter Benjamin hace de la pintura Angelus de Paul Klee, leitmotiv de la novela de Fuentes: “Da la cara al pasado. Donde nosotros vemos una cadena de eventos, él contempla la catástrofe única que acumula ruina sobre ruina y luego las arroja a sus pies. La tormenta es lo que nosotros llamamos el progreso”. De esta manera, el texto se transforma en una inesperada contra-utopía. El “American dream” ha sido destruido y todo es dominado por una concepción llamada por Fuentes “ucrónica”: desde la huida en Egipto hasta la fuga de Rusia todos los exilios son uno; y todo el dolor del mundo es integrado en un único y gran dolor: el sufrimiento de las personas amadas por Whitby Hull. Además, todos los sueños que Constancia le cuenta de antemano a su esposo son, en realidad, premoniciones o sueños revelados que hacen que Whitby (o un lector con poca constancia) se pierda en un laberinto multiplicado al infinito lleno de espejos y de máscaras que es la atmósfera que esta novela construye. Un autor puede valerse de máscaras para firmar dentro de su obra, pero, como señala Maurice Blanchot, en el momento en que la concluye se ausenta y se convierte en fantasma (como un tipo de padre muerto), cediendo el lugar al lector. La narrativa de Carlos Fuentes escribe (o mejor sería decir inscribe) su lectura, en un intento soterrado de eliminación de la distancia crítica de lectura que pregona. A manera de conclusión podría decir que Fuentes intenta —y exactamente aquí reside el gran éxito de sus libros— repetir lo que Cervantes o Velásquez han hecho: cambiar un modo de lectura por otro e inventar una nueva perspectiva para mirar el mundo exterior. Lo que dice Carlos Fuentes sobre Jorge Luis Borges se podría aplicar perfectamente a sí mismo y su obra: “Él miraba solamente dentro de sí mismo como si esta fuera la única cosa importante en esta vida; una mirada al mundo exterior le parecía una cosa sin importancia”. ** Rodica Grigore rodica_grigore@yahoo.com Filóloga y ensayista rumana (Sibiu, 1976). Licenciada (1999) y doctora (2004) en filología románica por la Universidad Lucian Blaga de Sibiu (http://www.ulbsibiu.ro/en). Ha publicado tres libros de crítica literaria y ensayo: Despre carti si alti demoni (De libros y otros demonios, 2002), Retorica mastilor în proza interbelica româneasca (Retórica de las máscaras en la narrativa rumana moderna, 2005) y Lecturi în labirint (Lecturas en laberinto, 2007). Además, ha traducido al rumano el libro de ensayos de Octavio Paz, Hijos del limo (2003), una selección de la obra poética del autor colombiano Manuel Cortes Castañeda, con el título general Oglinda celuilalt (El espejo del otro, 2006), el libro de narrativa breve del escritor norteamericano de origen rumano Andrei Codrescu, A Bar in Brooklyn (2006), y la antología de textos y las traducciones para el Festival Internacional de Teatro de Sibiu (2005, 2006 y 2007). Enseña literatura comparada en la Universidad de Sibiu. === Sobre la muerte en un cuento de Quiroga Sócrates Tsokonas ======== “El hombre muerto” nos lleva a la cotidianidad de nuestras existencias. Quiroga hace por medio de la imagen de la muerte una alegoría a lo incierto de la vida; una advertencia, una exhortación que despierta aun a la conciencia más adormecida. El cuento nos transmite lo irónico y lo efímero de la vida, en la que no existen cánones ni patrones, es decir, no existe certidumbre de ningún tipo. Por el contrario, la incertidumbre, siempre presente, es lo que se deriva de la irracionalidad de la existencia. Es una consecuencia de ésta. Y a su vez, podemos deducir de la incertidumbre una consecuencia importante: la imprevisibilidad. Lo imprevisible de la muerte se nos muestra como rasgo esencial de la muerte real, no ella misma como algo que no se sepa va a ocurrir sino enmarcada dentro del tiempo y lo perecedero de nuestra vida, es decir, dentro de lo temporal, el cuándo puede llegarnos, cuándo nos puede visitar en medio de nuestra más absoluta sorpresa; mientras que de la muerte ficcional en el cuento resalta la muerte como obra, a la vez, macabra y natural de la vida. La paradoja que encierra Quiroga en esta parte del relato: “...¡Qué nos reserva aún esta existencia llena de vigor, antes de su eliminación del escenario humano! Es éste el consuelo, el placer, y la razón de nuestras divagaciones mortuorias: ¡tan lejos está la muerte, y tan imprevisto lo que debemos vivir aún!” (1), nos introduce al argumento fundamental que desarrolla a lo largo del cuento: lo imprevisto y lo incierto de la ley natural de la existencia. En alguna parte dirá Quiroga: “El hombre resiste —¡es tan imprevisto ese horror!— y piensa: ¡es una pesadilla; esto es!...” (2). En el fondo todo el cuento es hasta irónico, colinda con el borde mismo de la ironía. Es justamente la muerte en donde acaba nuestra existencia y a la vez es parte de la vida, de lo que sucede a diario, de lo cotidiano. La muerte, como nos la presenta Quiroga, es un acontecimiento natural y, por consiguiente, un acontecimiento irracional. No está sujeta cabalmente al análisis por parte de nuestros razonamientos, siempre tan razonables. Escapa ella a nuestra conciencia siempre que la pensemos como solemos hacerlo, es decir, a partir de un supuesto matiz que le atribuimos como propio y que consideramos sensible a nuestra inteligencia. No en vano, desde que surgió la escritura y con ella la historia que hoy conocemos, la muerte sigue siendo aún un gran misterio. Quizá por esta razón las religiones que profesan los hombres y las mujeres de todo el mundo están fundadas sobre hechos que, al igual que la muerte, no son comprensibles a través de nuestras meras explicaciones, que surgen de capacidades limitadas propias de todo ser humano. También podemos concebir la muerte desde una posición algo más banal; la muerte como el simple término de la vida. Si conversáramos con un biólogo seguramente nos diría que la muerte es otra de las etapas por las que debe atravesar cualquier forma de vida y que, lamentablemente para nosotros, lo que a él le ocupa es el estudio de toda forma viviente y su respectivo ciclo vital; mas en ningún caso la muerte. Pero como esto constituye una sencilla suposición volvamos mejor al asunto que nos interesa. En condiciones relativamente normales: cuando no somos capaces de situar algo espacial y temporalmente ni podemos clasificarlo, o sea, etiquetarlo, tampoco lo somos para aceptarlo. Así, creo yo, fue como comenzaron a tomar forma algunos de los misterios que han ocupado la mente de muchos pensadores a lo largo de la historia y que, posteriormente, tras una lenta y casi imperceptible evolución fueron alimentando lo que hoy en día se conoce bajo la denominación de religión. Basta pensar en la cosmogonía, por ejemplo, para imaginar cómo y de qué se nutrieron las sociedades antiguas cuando paulatinamente fueron asiendo sus vidas y creencias a ídolos y dioses. Recordemos que en toda religión la muerte merece un trato diferente de muchos otros estados de la vida. Particularmente se le celebra como un acontecimiento solemne dentro de cualquier organización humana. Precisamente el acto de enterrar o sepultar a un individuo constituye la aproximación más cercana que tenemos de nuestros antepasados y de las primeras civilizaciones; fue del mismo modo una de las formas en que cohesionaron los individuos de una misma sociedad (mediante una creencia común acerca de la muerte) pues, junto a otros ritos, éstos fueron adquiriendo eso que llamamos nosotros identidad colectiva, imprescindible para que exista unidad y una relativa homogeneidad dentro de cualquier sociedad. Cuando discurrimos de esta manera lo hacemos únicamente con el fin de ser conscientes de la faceta más interesante que nos muestra la muerte (es posible que la única). Ya una vez expuesto a la luz este argumento tan formal y, a la vez, tan pesado acerca de la muerte, aparece el siguiente fragmento en el que Quiroga se mofa con ironía de esa pesadumbre eclesiástica que gira en torno de la muerte y del hombre a quien la muerte ha tomado por sorpresa: “Muerto. Puede considerarse muerto en su cómoda postura. Pero el hombre abre los ojos y mira. ¿Qué tiempo ha pasado? ¿Qué cataclismo ha sobrevenido en el mundo? ¿Qué trastorno de la naturaleza trasuda el horrible acontecimiento?” (3). Hay lugar aquí para tratar de lo que para Quiroga es lo risible y, al mismo tiempo, lo terrible de la muerte cuando refiere que el jornalero: “...Ha sido arrancado bruscamente, naturalmente, por obra de una cáscara lustrosa y un machete en el vientre. Hace dos minutos: se muere” (4). Por un lado, observamos a través de la lectura del cuento cómo Quiroga urde en su mente la muerte del personaje, y cómo sabe retratar con increíble frialdad la absurda muerte del campesino, quien es aleccionado por la muerte sin que pueda hacer nada, cuando, en un día como tantos, sale desprevenido a tomar parte en sus labores. Por el otro, percibimos un tono que hace pensar en lo cotidiano del suceso; aunque no de la forma tan curiosa como Quiroga lo hace, es decir, por medio de muerte semejante, sino en lo diario y cotidiano de la muerte y hasta de lo insignificante que puede llegar a parecer. Esto último es quizá lo que nos refiere más a la muerte que nos circunda en lo común de nuestras vidas y en la realidad, o sea, nos remite a la muerte real tal y como la vemos en nuestro día a día. “¡Qué pesadilla!... ¡Pero es uno de los tantos días, trivial como todos, claro está!...” (5). Esto es lo que dice Quiroga a propósito del momento en que el campesino escucha la voz de su hijo. Así es como se revuelve la muerte dentro del cuento: en medio de lo fortuito y lo intempestivo. Referencias 1. Horacio Quiroga. “El hombre muerto”. Biblioteca Ayacucho, 1993. 2. Ídem. 3. Ídem. 4. Ídem. 5. Ídem. ** Sócrates Tsokonas socratestsokonas@hotmail.com Ensayista grecovenezolano (Caracas, 1979). Egresado de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve, 2007). Se dedica a investigar y redactar ensayos con miras a su publicación como libros, en diarios, o revistas. === Aproximación a la Francia política del siglo XIX ====================== === y una postulación actual por el socialismo Julio Pino Miyar ====== Uno En 1815 Napoleón Bonaparte fue derrotado en la histórica Batalla de Waterloo, como resultado se restauró en Francia la Monarquía borbónica y el país se mantuvo ocupado tres años por los ejércitos de una coalición política y militar de la cual formaban parte Inglaterra, Austria y Rusia. A partir de estos acontecimientos, Europa quedó cubierta varios decenios por el manto de la reacción ultra conservadora, puesta en vigor por las potencias hegemónicas que integraban “La Santa Alianza”. El propósito era barrer con todo vestigio de la Revolución Francesa. Sobre las ruinas del proyecto napoleónico se erigió el diseño europeo elaborado por el príncipe Metternich, el reaccionario canciller austriaco. Pero ¿cuáles fueron las razones que dieron la victoria a las fuerzas de la reacción continental frente a Napoleón, el privilegiado heredero de la Revolución burguesa de 1789? Federico Engels dijo que los ejércitos napoleónicos que avasallaron a Europa por varios lustros, estaban compuestos por “la flor y nata” del campesinado francés. Como heredero del 1789 revolucionario, Napoleón, a principios del siglo XIX, le entregó la tierra al campesino, haciendo desaparecer los últimos vestigios de feudalismo en Francia; en agradecimiento, el campesinado engrosó el ejército nacional y se convirtió en uno de sus más firmes baluartes sociales. Pero la prolongación de la guerra provocó la ruina de los campos, al quedar abandonados por una juventud que era reclutada para ser llevada al frente de batalla. Napoleón, con el pasar del tiempo, se hizo más dependiente de la oligarquía, el Imperio abandonó las medidas populares y permitió que las zonas rurales, la propiedad de la pequeña tierra entregada originalmente por la Revolución, quedara embargada por un capital financiero cada vez más poderoso. Por eso cuando las tropas de “La Santa Alianza” invadieron territorio francés, el pueblo no se jugó el todo por el todo en defensa de su Emperador; el campesinado estaba agotado, y, sobre todo, sentía que había sido traicionado. Más allá de los consabidos análisis que explican en términos estrictamente militares las razones que llevaron a la derrota de Waterloo, se precisa el análisis socioeconómico; una visión de conjunto que vea en el campesinado un protagonista de extraordinaria importancia. Curiosamente Napoleón al regresar de su destierro forzoso de la isla de Elba y retomar por alrededor de tres meses el poder en París, pudo haber exonerado a los campesinos del gravamen de impuestos sobre el vino, no lo hizo. No lo hizo porque en el contexto apresurado de su gestión política no tuvo tiempo, o porque semejante medida significaba recabar el apoyo popular para la guerra a despecho de los nexos contraídos con la oligarquía. Napoleón pudo haber convertido la guerra en territorio francés contra las potencias invasoras —antes o después de Waterloo— en el gran escenario de la resistencia popular. Tampoco lo hizo, su conservadora situación de clase no se lo permitió. En 1815 Napoleón no era ya el heredero de una gran Revolución; con el decurso del tiempo su gestión política lo había llevado a pactar con la reacción. El historiador marxista “soviético” Eugenio Tarle, afirma, en una biografía teóricamente superior a la del célebre biógrafo de origen judío Emil Ludwing, que los errores de Napoleón no fueron militares, sino principalmente políticos. La alianza del emperador de Francia con los sectores más reaccionarios de Europa, su filiación con la Casa de Austria (su matrimonio con María Luisa, hija del Emperador Francisco I), terminaron negando el contenido libertario que originalmente encarnara como prometido emancipador de la sociedad y las clases europeas. Fueron esos errores, derivados de oportunistas alianzas de clase, los que determinaron sus derrotas militares. Por ejemplo: la campaña de Rusia condujo al Gran Ejército a las puertas de Moscú. El general ruso Kutúzov, al frente de las operaciones, sabía que militarmente Napoleón era imbatible. Éste se lanzó por la enorme extensión del imperio ruso buscando una batalla decisiva. Kutúzov prudentemente no se la concedió, se retiró con sus tropas dejando a conciencia mucho territorio por medio. En esa atípica situación el ejército expedicionario comprobó cómo se debilitaba logísticamente, se hacía vulnerable por los flancos, al tener que abrazar la gigantesca extensión de territorio enemigo. Por fin, en las proximidades de Moscú el ejército ruso decidió presentar combate. Fue la Batalla de Borodino. Napoleón quedó dueño del campo de batalla y entró acto seguido en la ciudad de Moscú. Pero el costo militar había sido para él enorme. Moscú fue parcialmente incendiada por los patriotas rusos y el zar Alejandro se refugió en sus cuarteles de invierno de la ciudad de San Petersburgo. Napoleón carecía de condiciones logísticas para seguir avanzando, pronto llegaría el invierno que agravaría la precaria situación de sus tropas, a lo que se sumaba la falta de abastecimiento. Ante esa situación a Napoleón sólo le quedaban dos opciones. La primera, concertar la paz con el Zar. La segunda, hacer un llamado al campesinado decretando la abolición de la servidumbre en Rusia, presentándose como un libertador ante los “mujik” convirtiéndolos en aliados políticos. No lo hizo. Se empeñó en buscar la paz con Alejandro, al no obtener respuesta decidió iniciar la retirada; la llegada del crudo invierno asoló a sus tropas en el largo camino de regreso... Ante la idea de una revolución agraria con consecuencias sociales impredecibles, Napoleón se detuvo con temor, él no era ya el “Robespierre a caballo”, como una vez lo designara el joven espíritu romántico de la Revolución, propalador, con sus ejércitos en Europa, de las ideas y leyes revolucionarias. El campesinado ruso esperaba a Napoleón como el “predestinado” que los iba a liberar de la servidumbre, al no ser así las circunstancias políticas y sociales se revirtieron en favor del Zar. Después de los sucesos de la Revolución republicana en Francia de 1848, Luis Bonaparte se presentó a elecciones y resultó elegido democráticamente con el apoyo del campesinado. La llegada al poder de un sobrino del Emperador, quien tiempo después se convertiría en dictador y en 1852 proclamaría el II Imperio, frustró el proyecto de la República social que la pequeña burguesía, en alianza con la clase obrera, quería proclamar para Francia. Carlos Marx fue particularmente enfático en su repudio al nuevo líder político elegido realmente por los intereses del gran capital; su libro El 18 de brumario de Luis Bonaparte se convirtió en el primer estudio socioeconómico en el que se aplicaban las leyes del materialismo histórico. Existe una tesis en particular de ese libro sobre la que quiero detenerme. Marx expone, en ese volumen, una convicción teórica que explicaría las razones del equívoco voto campesino dado a quien más adelante sería Napoleón III. Según el pensador alemán, el pequeño propietario rural, es decir, el campesino aparcero, no configura en sí mismo una clase social, ya que el concepto de clase supone un grupo humano ocupando un concreto lugar en la organización social de las relaciones de producción, mientras que el campesinado se encuentra atado, en la práctica, a la particularidad de su terruño, a la estricta necesidad individual, familiar de su parcela. Por el contrario, la realidad de la producción económica, ejecutada en la ciudad por los diferentes grupos humanos, como la burguesía, el pequeño propietario y la clase obrera, sí se encuentra implicada al entramado general de relaciones y necesidades sociales. Y del conjunto de las relaciones sociales que engendra la producción, es que la burguesía extrae su propia posición como clase, más la noción histórica de su universalidad política: ser la clase destinada a liderar, en un momento determinado, una revolución social. Esto es lo que en resumen parece opinar Marx. Por tanto, el pequeño aparcero es un ser empeñado en la soledad de su primitiva organización socioeconómica. Es lo que condujo a Marx a considerar teóricamente al campesino como esencialmente reaccionario, al ser un grupo humano anómalo, inoperante socialmente como clase. Esto es lo que condujo también a Marx a cuestionar la racionalidad histórica de la entrega de tierras al campesinado por Napoleón, en cumplimento de los ideales de la Revolución Francesa, pues ese hecho creó un amplio sector de pequeños propietarios independientes, envueltos en su egoísmo aparcero, quienes, en un momento dado, podrían sumar sus fuerzas —en este caso el voto electoral— a las de la oligarquía. El pequeño productor agropecuario es un remanente social de los tipos de organización económica de la Edad Media y Antigua... Podría considerarse incluso un enquiste económico socio localizado en tiempos de la Modernidad. Sin embargo, si consideramos el importante papel jugado por el campesinado —decisivo como hemos visto en algunos momentos de la historia—, un grupo humano que luchó secularmente por la pequeña propiedad de la tierra, la tesis que sostiene el carácter aclasista del trabajador aparcero no explica convenientemente su lugar dentro de la historia. Existe un área de determinación social que actúa sobre los diversos grupos humanos que, aparte de ser socioeconómica, es también sociohistórica. El tema de la propiedad de la tierra ha venido gravitando desde milenios sobre la sociedad, cumpliendo un amplio significado histórico. La pequeña propiedad de la tierra fue la utopía del campesino de la gleba, sometido a las peores condiciones de servidumbre en la Edad Media. Cuando Napoleón le entregó la tierra a los campesinos estaba cumpliendo, en su concreta particularidad socioeconómica, con un compromiso histórico, con un ideario universal; la gran utopía —irresuelta— de la Revolución: entregar los medios de producción a quienes los trabajan. El campesino arribaba, en tiempos napoleónicos, a la singular consumación de su propia universalidad como grupo humano: el fin de la alineación económica, entendida, primero, como la apropiación del trabajador de sus propios medios de producción, y, segundo, como el reconocimiento social de su gestión productiva mediante la libertad de mercado. De todas formas parece ser cierto que una revolución agraria, una vez que hace entrega de la tierra al campesino, se paraliza y de hecho retrocede, pues se consuma, en esa forma de propiedad, la razón de su existencia y de su lucha. Lo que no podía entender el campesinado de principios del siglo XIX, es que si quedaba intacto el poder del gran capital, éste, a la larga, conspiraría abiertamente contra la autarquía económica de la pequeña parcela. Fue eso exactamente lo que sucedió: con el movimiento de centralización económica impuesto por el desarrollo del gran capital, amplias zonas rurales fueron hipotecadas, lo que convirtió a la parcela, en el mejor de los casos, en simple propiedad nominal, mientras que la propiedad, su riqueza, en términos económicos reales, pasaba a manos de los banqueros de las ciudades. En la época de producirse la Revolución de 1848 una profunda deuda interna corrompía las zonas rurales. Y la crisis económica iniciada en la industrializada Inglaterra, principal acreedora de Francia, hizo posible el vaticinio científico de Carlos Marx: Francia estaba lista para un nuevo período revolucionario. Más tarde, cuando Luis Bonaparte se presentó a elecciones generales, usurpando con su gestión política el contenido revolucionario de 1848, prometió suspender el impuesto sobre el vino... para de esta manera ganar en las urnas el mayoritario voto campesino. El militarismo y el aventurerismo político de Napoleón III llevaron finalmente al país en 1870 a la guerra contra Prusia. El ejército francés fue rodeado en la Batalla de Sedán y obligado a rendirse. El nuevo Bonaparte tuvo que humillarse físicamente ante el Káiser Guillermo y el canciller Bismarck terminó proclamando, en el “Salón de los Espejos” del palacio de Versalles, el nacimiento del II Reich. Como consecuencia de estos trascendentales hechos (la aparatosa derrota militar de Francia) se creó en París un espacio político de vacío y la clase obrera parisina, llevada por una acción relativamente espontánea, fiel a las insurrecciones populares de 1789, 1830 y 1848, aprovechó el momento y se lanzó a las calles proclamando La Comuna. El ejército profesional francés, que ahogara en sangre al primer intento genuinamente socialista de la historia, estaba compuesto por “lumpen proletarios”, desclasados sociales que habían llegado a las ciudades provenientes del campo, huyendo de las condiciones provocadas allí por los gravámenes de la usura. A fines del siglo XIX los ejércitos profesionales de Europa no estaban formados, como en tiempos de Napoleón I, por “la flor y nata” del campesinado, sino por la oscura “flor del pantano”, al decir metafórico de Federico Engels. Dos El escritor Alejandro Dumas, en su archifamoso libro El Conde de Montecristo, creó un extraordinario personaje de ficción dotado de un gran sentido del honor y movido por un poderoso afán de venganza personal, quien, después de veinte años de cautiverio en una mazmorra, reconoce, en la polémica Francia del siglo XIX, encumbrados a la primera instancia social, a sus enemigos de siempre. Se cree que el gran escritor tomó como materia de inspiración la azarosa vida de Luis Bonaparte, condenado también en su juventud, luego de un fallido intento de golpe de Estado, a una mazmorra de la que se fugaría audazmente; habilitando con ello su leyenda política. Se menciona que los historiadores marxistas que han estudiado el proceso histórico vivido en Francia tras la proclamación del II Imperio (1852-1871) en su primera etapa liberal y, en la segunda, conservadoramente católica, no han podido cuadricular convenientemente al Estado napoleónico, por ser una máxima institución burguesa que, sin dejar de responder a los intereses en desarrollo del gran capital, cumplía a la vez con un ministerio social. Se menciona además que Marx, en los años finales de su vida, recogió índices estadísticos que mostraban que el nivel de vida de los obreros estaba gradualmente mejorando, siendo esto correlativo al desarrollo en sí de las condiciones del capitalismo en Europa. Hecho que ponía en riesgo la teoría que el desarrollo capitalista agudizaba las contradicciones internas, al determinar la existencia de una clase obrera, víctima de la explotación económica, cada vez más depauperada. Habría que valorar el papel jugado por la burguesía histórica, su función como agente global del desarrollo, concretamente en países como Francia y Alemania para comprender allí la misión política y económica del llamado Estado-Nación. En Alemania el Estado y la constitución resolvían un conflicto histórico en nombre de la ansiada unidad sociopolítica del país; en Francia, como en la Alemania del Káiser, el Estado de Napoleón III estaba puesto al servicio del gran capital y encarnaba un proyecto nacional burgués —varias veces fraccionado a lo largo del siglo por conflictos intestinos—, en debate y contraposición a los grupos antinacionalistas, anarquistas y socialistas. El marxismo ha definido al concepto del Estado como instrumento de dominación social; como “la expresión jurídica de la clase que está en el poder”. No me parece que sea errónea esa definición, valdría sólo precisar que el poder de la clase burguesa, su condición hegemónica, se verifica esencialmente en el seno de la sociedad civil —la sociedad económica. El Estado, como máxima institución política, instrumenta los intereses generales de una burguesía civilmente constituida. La Revolución Francesa fue así, en su propia definición, una revolución política empeñada en construir un Estado político que garantizara la expansión sin techo de la sociedad económica, grupos e intereses privados. Lo que se vivió en Europa con el ascenso de la burguesía histórica (siglos XVIII y XIX) fue un proyecto liberador desarrollado frente a la antigua sociedad estamental —de raíz medieval— al haber, primero, desvinculado, en lo básico, la gestión económica del Estado, y, segundo, al haber convertido su gestión política en el instrumento jurídico de los intereses privados. Para los pensadores burgueses del siglo XVIII, el Estado cumple la función de ser el vehículo institucional donde se legisla, se arbitra y se ejecuta la voluntad general, si como voluntad general se entiende, es muy necesario aclarar, las prerrogativas de la sociedad económica. Obviamente, se debe tener en cuenta que con estas definiciones nos encontramos frente al modelo más tradicional y liberal de sociedad burguesa, mientras que el papel que cumplió en la práctica el Estado en Francia y Alemania, en tiempos de Napoleón I, Napoleón III y Bismarck, fue francamente anómalo. El Estado es un concepto que denomina una institución histórica, no una categoría teórica estática, una realidad inscrita, por tanto, en el reino objetivo de las necesidades y eventos materiales y políticos que la condicionan. En la Francia del siglo XIX, el desempeño del Estado burgués expresó mayoritariamente una proyección económica claramente centralizadora, la cual priorizaba el interés económico y dejaba a un lado el viejo ideario político emancipador. La historia política de esa nación se movió, de esta manera, entre la herencia ideológica de la primera gran Revolución, la organización y desarrollo de la recién emergida clase obrera y una monarquía que, bajo diversas formas, se negaba a desaparecer. Circunstancias que, en su conjunto, afectaron el derrotero ideológico de los líderes políticos de izquierda y de derecha, redefinieron los programas políticos y las alianzas de clase. Enunciemos brevemente los acontecimientos históricos: La Primera República y la dictadura revolucionaria en 1793, una vez decapitada la Monarquía... El I Imperio napoleónico hasta 1815. La Restauración borbónica hasta la proclamación de la Monarquía constitucional en 1830. La nueva caída de la Monarquía y la efímera República social de 1848. El II Imperio de Napoleón III; la guerra franco-prusiana y el fin del Imperio. La derrota de La Comuna de París en 1871 y la proclamación de la Tercera República burguesa sobre la sangre de los comuneros muertos. La revolución política burguesa fue un fenómeno que se produjo en el tiempo, abrazando un complejo período de casi un siglo; no fue un acto ideológico creado por una generación de iluminados que plasmaran un ideal clásico; fue, por el contrario, el resultado concreto de una turbulenta historia política que generó, en la paradójica lógica de su desarrollo, sus grandes contradicciones: el totalitarismo de la gran burguesía, y su criatura, el súper estado napoleónico. Tres Juan Jacobo Rousseau definió su concepción ilustrada del Estado como el fruto de un pacto en el que intervienen todos los grupos sociales, establecido mediante la concertación y el diálogo, en el que se realizaría el ideal social y humano de la igualdad y la fraternidad colectivas. Pero siempre que la sociedad civil sea construida por la burguesía que, como clase económicamente hegemónica, hace del interior de la propiedad privada el espacio donde se realiza la libertad jurídica del individuo, la función del Estado será puramente representativa de un orden económico previamente constituido. Inversamente a lo que opina el individuo burgués, la contracción jurídica que padece el Estado, en tiempos del capitalismo liberal, no ha sido hecha para habilitar sus libertades políticas, sino para constreñirlas. Pues es el Estado, como eminente sociedad política, el que ha sido limitado por las prerrogativas sin techo de la propiedad privada. Con el capitalismo liberal se asiste a la agonía sin término de la sociedad política y al orden constituido por una sociedad económica. Poco o nada puede hacer o aportar el individuo burgués frente a las leyes de lo económicamente “constituido” y lo políticamente mediatizado. Las cinco libertades públicas que le asisten (libertad de pensamiento; libertad de expresión; libertad de asociación; libertad de movimiento, y libertad de gobierno) hijas del viejo ideario emancipador de la burguesía histórica, sólo le sirven para habilitar su propio espacio privado frente a una realidad jurídica francamente hostil que, por un lado, le entrega los derechos indispensables para su protección, y, por el otro, lo condena a la soledad. Cuando Marx criticó abiertamente en el siglo XIX el proyecto político de la burguesía histórica, señaló esencialmente la nueva dimensión del problema aparecido con “las libertades burguesas”: el apartamiento del hombre con respecto al hombre, que no es otra cosa que su muerte política; el patente fracaso de su ideario moral. El proyecto político de Estado y sociedad burguesa fue producto de un complejo tránsito en el que la burguesía pudo finalmente realizar su contenido histórico. Inglaterra y Estados Unidos representan los modelos clásicos, liberales, de ese desarrollo, mientras que Francia y Alemania representan, en el siglo XIX, el lado “infrecuente” de la evolución del capitalismo en Occidente. Con el totalitarismo político del II Imperio francés el capitalismo expresó sus propias contradicciones, priorizando, sin embargo, lo esencial, el desarrollo mismo, la concentración de capital, al “ideario político”. Cuando este ideario político pudo finalmente realizarse —el nacimiento de la Tercera República en 1871 y la desaparición definitiva del Imperio y la Monarquía— y la nación francesa asumió para el siglo XX el modelo liberal de Estado y sociedad, el contenido objetivo, subyacente, de la burguesía histórica no tardó en revelarse en toda su crudeza en la crisis del hombre político, en el encasillamiento jurídico de su existencia moral, determinada, en realidad, por el orden económico establecido. Si nos acercáramos con un breve análisis a ese orden “económicamente establecido” que es el sistema capitalista, veremos que posee la tendencia inherente de favorecer el crecimiento económico, lo cual resulta beneficioso para la sociedad en su conjunto, sobre todo si se comprende que los precios de la competencia tienden a igualarse al precio mínimo del mercado. Lo que no se debe olvidar es que, si el aumento de la producción provoca la caída de los precios, para que la economía capitalista pueda ser rentable debe reducir al mínimo los cotos, y el costo básico de la producción es el salario del obrero. O sea, reducir al mínimo los salarios y aumentar al máximo la jornada laboral, representa el sueño cumplido del capitalista y es la base de la explotación económica más desaforada: fijar, tasar, utilizando una medida temporal, el valor del trabajo e imponer con esto el aumento de las extenuantes jornadas que conducen al crecimiento económico. Aunque, en realidad, cuantas más horas trabaja el obrero mayor será el valor de su trabajo y, por consiguiente, menos dinero recibirá en proporción inversa al valor creado y al tiempo laborado. La plusvalía, definida como el valor creado y no convenientemente retribuido, bien pudiera expresar aquí la lógica infernal de su existencia. La crítica a la economía política del capitalismo realizada por Marx deviene así crítica al Estado burgués. La muerte de la sociedad política se resuelve, para el individuo privado, en el interior de su propiedad, pues es allí donde quedan suprimidos los nexos políticos del hombre con el hombre y se manifiesta, en cambio, el instrumental jurídico que liga a los ciudadanos sólo mediante el interés y el peculado. Por lo que se desprende que el fin de la propiedad privada significaría el fin del orden jurídico burgués y el renacimiento del Estado como sociedad eminentemente política. Mientras que en el interior de la propiedad colectiva, en su constante gestión económica, se verificaría la propia esencia de la sociedad política: la equidad y la diversidad como usufructos tangibles. Nuestra Modernidad política es la doble heredera del París comunero y del 1848 democrático social. Ambos constituyen alternativamente, en un juego real de opciones, el cielo y el suelo de la gran utopía revolucionaria. La Comuna obrera representó la expresión política de un contenido universal, emancipador, testimonio del “nuevo sentido” que comenzaba a operar en la historia: la búsqueda de la racionalidad socioeconómica. Mientras que la revolución democrático burguesa de 1848 actuó como el núcleo ideo político donde se encontraron, en la espiral del desarrollo, dos fuerzas históricas —la plenamente configurada burguesía y el incipiente proletariado—, las cuales, en un determinado momento, actuaron de consuno e inmediatamente se separaron, tomando distintos e incluso antagónicos derroteros. Hay sin embargo una idea de Víctor Hugo la cual enuncia, en su en sí ideológico, una cosmovisión históricamente integradora. El célebre escritor (apasionado contemporáneo y participante del 1848 político y de la Comuna obrera) definió la postulación cívica de la primera etapa de la Revolución Francesa —la etapa eminentemente política— como la que agitó “la cuestión del Derecho”; y la segunda etapa —la etapa eminentemente socioeconómica— como la que debe agitar “la cuestión del Salario”. Sin embargo, Hugo añade, “derecho y salario son una misma cosa” y acto seguido maximaliza: “Salario es derecho retribuido”. El pensamiento socialista es el que históricamente ha proclamado la necesidad de aplicar el principio del salario justo en la jornada laboral, el cual tendría que tener principalmente en cuenta el valor real creado por el obrero a la hora de tasar el precio de su trabajo. Esto no solamente implicaría superar las enormes desigualdades que engendra el antagonismo entre el capital y el trabajo, sino que, sobre la base de una nueva equidad, se reorganizaría la estructura interna de la antigua propiedad, democratizándola, entendida entonces como trabajo y propiedad colectiva. Hugo vuelve a tener actualidad: el derecho laboral se convierte en la forma más importante del derecho jurídico, y el derecho al salario justo deviene plataforma de la democracia social. Francia es la cuna más original del Socialismo como lo es de la gran Revolución burguesa. Sobre la piedra angular de esta concepción es que podemos acercarnos a la esencial historicidad de la clase obrera que, luchando denodadamente por profundos cambios sociales, hiciera suya la herencia fundamental de la extinta Francia política. Es en la complejidad de los procesos históricos que se manifiesta el largo y accidentado camino de la racionalidad, o de aquello que, en un momento determinado de la historia, fue racional y ha dejado de serlo. El mundo burgués representa este tipo de racionalidad acabada; el socialismo, por su parte, el cercano cumplimento de una esencia universalmente intuida en el entresijo de las relaciones sociales. El socialismo obrero se vuelve así en la manifestación política de un contenido “sociocultural” que pugna, desde hace dos siglos, por su plena concreción sobre la tierra, anunciando no sólo un nuevo y superior modo de producción, sino nuevos y superiores fundamentos morales para las relaciones interhumanas. Y si nos atenemos a la lógica del devenir que implicó a Francia en la construcción de un originalísimo proceso histórico, comprobaremos que los postulados políticos e intelectuales de una Revolución que duró casi un siglo, devinieron, en ocasiones, o en el límite mismo del gran sueño político de la burguesía, o en el particular comienzo de la realidad social y económica del comunismo. En resumen, transformar mediante el salario justo la estructura de la propiedad económica, su organización interna, significa transformar la estructura, la organización, de la sociedad en su conjunto. Pero sobre todo, sería ver plasmado, por primera vez en nuestras sociedades, el sueño utópico más radical del pensamiento ilustrado; pues significaría reconstruir el significado general del hombre, no como ciudadano privado de un Estado y una nación jurídicos, sino como artífice de la soberanía política y el autogobierno económico. ** Julio Pino Miyar isla_59_1999@yahoo.com Poeta, ensayista y narrador cubano (Santa Clara, 1959). Radica en Estados Unidos desde 1987. Colabora en calidad de ensayista con prensa escrita de Cuba, Estados Unidos y América Latina. Ha sido prologuista de varios libros de literatura. Escribió las palabras del catálogo del Primer Premio Internacional de Pintura de la Bienal de La Habana de 2001. En 2003 realizó en Tel Aviv una exposición conjunta de fotos bajo el rótulo “El libro de los árboles desnudas”. En 1995 fundó en Miami la revista cultural Los Conjurados. Tiene en La Habana tres libros en proceso editorial. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Dos poemas Antonia Blasa Martín Pérez *** Madrugada Carlos Castro *** Poemas C. A. Campos *** Oficio de solterona Ingrid Cruz Bonilla *** Poemas Omar Espinosa Cisneros *** Harlem: en víspera del Modernismo Juan Carlos Hernández Cuevas *** Poemas Maritza Aguirre *** Entrevista virtual a Dostoyevsky Víctor Montoya *** Poemas Horacio Centanino *** Te están buscando matador William Guaregua *** Poemas Silvina Jatón *** La falsa hipótesis Judith Godoy *** Poemas María Teresa Miranda *** El fantasma del bar Claudia Andrea Pointet *** Nueve poemas Cristian Andrés Astigueta *** Dos relatos Flavia Hein === Dos poemas Antonia Blasa Martín Pérez ============================ *** Entre la esquina y mi almohada En una esquina de mi pueblo —por lejana sin tejado— hago cita con el recuerdo y es quimera lo que hago. Me reinvento: Los amigos del pasado y los sueños truncados y los pies cantando descalzos y la lluvia dibujando los pasos y los amores deshojando labios y la mochila rosa sobre el regazo y las caderas danzando y los niños arrojando guijarros y las vecinas murmurando y los tambores cimbrando y las rosas besando tallos y las pupilas contando astros... Y me pierdo soñando con el rocío sobre la cara: entre la esquina y mi canto hay un abismo: la almohada. *** Sueño impúdico En secreta complicidad con la renuncia la alevosía inocente se esconderá bajo la piel; desgarrará la carne y por los surcos abiertos se desangrará el amor; clamará a dentelladas la negación hipócrita que los labios nombran olvido. Fragmentos del concilio desencadenarán aludes en descenso níveo contenido en quimera; amanecido, bajo los párpados cerrados tu cuerpo será mi abrigo y no sabrás nunca que me he bebido tu sombra porque al despertar sedienta degustaré con culpa la ambrosía del tiempo perdido y tú... no estarás conmigo. Será la violación sin mácula la promesa de un pacto infringido; en la boca retozará el olvido y en la vertiente de la sangre habrá rebelión de besos prohibidos. El sueño impúdico guardará el secreto suscrito en público y el pacto roto aparecerá completo. Absolutamente nadie descubrirá la falsificación del documento tan sólo visible en el polo izquierdo que queda de lo que fue mi cuerpo. ** Antonia Blasa Martín Pérez antoniamartin@bellsouth.net Escritora cubana. Reside en Miami (EUA). Textos suyos han sido publicados en medios digitales. === Madrugada Carlos Castro ========================================== Evoca las formas. Cuando no tengas nada más inventa ceremonias e infúndeles vida. Cormac McCarthy En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer cada momento. Mirar, por ejemplo... Julio Cortázar Desarropada, serena. Extendida en un sueño hondo y lento. Su cuerpo latiendo, desnudo, cálido. Sé que no está aquí, que cayó en el ámbito de un lugar secreto. Una zona a destiempo a la que no tengo acceso. La miro desde mi trasnocho, silencioso. En esta madrugada suave y profunda. Mi compañera. Puntual. Una sonrisa le tiembla en la boca. Mi sombra también tiembla sobre la cama. No puedo dejar de mirar su proximidad, su proximidad ausente, constante, abismal. Algo ronda en el aire (¿estas palabras?), una ráfaga de nada. Afuera, el frío de la noche. Adentro, el temor y el deseo. Otra vez afuera, y las calles y los edificios agonizan de nocturnidad. La noche le cerró los párpados a Caracas. Cautelosa, la ciudad también sueña, se reencuentra con sus horas extraviadas. Migran sus culpas. Tropieza con sus fantasmas, con las imágenes y las voces de los festines y las hambrunas que se estremecen en su memoria del día. Descansa de su aptitud para convulsionar. Su único tráfico es de quietud y de sombras. Otra vez ella, frágil y hermosa. Su piel tiene un extraño sonido luminoso. Su piel que imagino reflejada en mis ojos, vibrando en el espejo negro del lago circular de mis pupilas. Estos ojos que también han visto al mundo y su bruma, que han visto el desamparo, la felicidad, el terror, estos ojos míos que han visto otros ojos que han visto otras cosas y otros ojos en una trama interminable de miradas y cosas. Mirar. Pensar. La miro dormir y es insólita. Con esos senos implacables, ese vientre preciso, ese cabello inmortal. Me gustaría bebérmela. Apagar la lámpara y abrir la boca y bebérmela con la oscuridad. Pero no, no puedo. Su encantamiento me sobrepasa. ¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo llevo viéndola? Sí, ya sé, esto no tiene ni una migaja de trama. Esto parece un espacio en el que nada se cumple. Quizá simples especulaciones delirantes de una imaginación en vela. Palabras, palabras. Un sinfín de palabras que se escogen a sí mismas, que me estremecen, me quebrantan, me quiebran. Palabras que hacen y deshacen situaciones y a mí con ellas. Palabras que me dan sentido y me lo quitan. Palabras invencibles. Pero es que contar es fácil, había una vez un muchacho que se sentía observado, constantemente, por algo que no podía ver. Vertiginosa presencia invisible. Resolvió, a partir de la idea de que eso podía estar en cualquier parte, encontrarlo. Al azar (o al menos él creyó que era al azar) eligió cualquier cosa: la bombilla de su cuarto, y concentró allí todas sus atenciones. Durante una hora la observó, obsesionadamente, sin descanso. Todo empezó a desvanecerse, lentamente, hasta desaparecer, con él. Fin. ¿Dónde estoy? Cierta fragilidad me aleja del mundo. Cierta rigidez me acerca. Parece llover, y quisiera ser la lluvia y caer y caer y caer y reventarme contra el lomo del suelo, plash. ¿Y si está soñando conmigo, viéndola dormida? Todo pasa. En esta noche que se me hace líquida, todo pasa. Digo líquida porque la soledad y el insomnio son de agua. Limpian, diluyen (pero también pueden sofocar). Pronto amanecerá, y otra vez darle tregua a los gestos del día, a la muchedumbre de interrogaciones sin responder, a sus enunciaciones trágicas, a las identidades, a los resabios y las incoherencias, a la secuencia de los carros, de la gente, al estupor de una ciudad que me envuelve, prisión de aire, ajena, compartida. Pronto amanecerá y ella se irá y yo estaré solo, en una ciudad frenética, otra vez. Pensando. Mirando. Pronto amanecerá, sí, pero no ahora, ahora que tengo el coraje de dejar salir estas cosas, de no contar nada concreto, de estar frente a frente con este instante hermoso y siniestro, refugiándome, amparándome, justificándome con la contemplación de esta preciosa mujer dormida, no dejando morir estas horas, circunscribiendo la forma de mis emociones a estas palabras que esperan algo que ignoro, que quizá luchan desesperadamente por dilatar la madrugada para no dejar entrar el día, el momento de las confrontaciones con un sitio jadeante, iluminado, saturado. Sí, está lloviendo. Y ella sigue allí, detenida en el fondo de la cama, indolente, desplegando indiferencia, escondida tras sus párpados cerrados. Perdida. ¿Por qué escribo esto? ¿Para definir qué? ¿A mí? ¿Una especie de autocreación? ¿Para qué? ¿Para llegar a ser? ¿Para trabar un contacto con qué? ¿Con quién? Una oración, otra, y otra, en un azar de regadera, arquitectónico. Si ella estuviera despierta entonces seríamos dos cuerpos desvelados, uno encima del otro, dos cuerpos como dos rimas pronunciadas por una boca invisible, en la posición predilecta, abrasante, concebida para derretirnos, para darnos ritmo y un nuevo sentido, en un movimiento sin tiempo, dos cuerpos sin espacio, jadeantes, sosteniendo el rumor de la medianoche, desmoronando los gemidos, estrangulando el silencio, para luego quedar bien exhaustos, descansando extendidos a orillas de la noche. Pero no está. Está rendida, soñando, e insisto, ¿estará soñando conmigo, viéndola dormida? ¿También lloverá en su sueño? Caracas tampoco quiere que llegue el día, un día que vendrá, ella lo sabe, con temores, con presiones ruinosas, con resentimientos, impunidades, crímenes, con la violencia diaria de sus seres. La ciudad quiere permanecer así, con el reposo circulando en sus entrañas, callados los ruidos, aletargada. Todo está en orden, cada cosa en su sitio, inmóvil. No sucede nada, sólo escritura. Escritura: una manera de interrumpir el dominio del tiempo. Refugio. Una posibilidad caminante, vaivén asombroso, sorpresivo, certidumbre y azar en guerra, encuentro y extravío, donde sucede todo lo que nos estuvo esperando siempre. Como ahora, instante en que ella despierta, y yo desaparezco. Amanece en Caracas. ** Carlos Castro ccastro666@hotmail.com Escritor venezolano (La Victoria, 1984). Es escritor, estudiante universitario y corrector de pruebas eventual para la editorial Comala (http://www.comala.com). Obtuvo el primer lugar en el IX Festival Literario de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), mención Cuento Breve, con el volumen de relatos Algo es algo (2007). === Poemas C. A. Campos ============================================== *** Fluvial Para que registres sus ondas en el sueño, el recuerdo, la palabra se desnuda, en el agua se zambulle del sereno y los ojos. Para que con luz, sombra y silencio su sonido captes, su cuerpo de maicena tú puedas aparar y poner al sol. *** Otra partitura Es el final de una amistad, noviazgo, de una lectura que como la noche soñaba con no dar miedo, con ser otra luz La confrontación de lo que se dice con lo que se siente, de la expectativa con la realidad— ese sismo, memento mori El comienzo de otra partitura, marcha fúnebre, de otro dolor que sueña con su amor: su renacimiento *** Solo de viento Ausencia de presencias, presencia de ausencias, entre ésta y la otra la cámara un árbol nos señala, un árbol que te orienta, empalma la tierra con los cielos y suprimiendo el eco a su alrededor, la desolación, el nudo en la garganta desamarra, un árbol que en la fotografía juega el papel de loma, axis mundi, de signo de exclamación— haciendo posible la palabra, esperanza, en el agosto del paisaje, de la soledad, haciendo posible esa música, lontananza, este pianissimo vertical. *** Diagnóstico El problema es que no se puede compartir, que la compañía de otros no la alivia sino que la intensifica, que ni vino ni droga ni coito tampoco pueden su reinado saquear Este es el problema de tu condición, soledad, de tu proceder que ha dejado de creer en la inocencia, Adán y Eva, en la rueda de Ixión Esta la razón es por la cual en la radiografía vemos que tu alma, tumor, no ha dejado de crecer, sufrir, de tu yo desmentir ** C. A. Campos l_tmartin@hotmail.com Escritor dominicano nacido en Santiago. Desde 1984 reside en Nueva York, EUA. Escribe tanto en inglés como en castellano. === Oficio de solterona Ingrid Cruz Bonilla ========================== Desde bien temprano, Gertrudis sabía lo que iba a ser cuando fuera grande. Sus compañeritos del kinder querían ser bomberos, policías, astronautas. Gertrudis decía que quería ser científica, pero su verdadero destino, trazado por su madre, era ser jamona. Desde tiempos inmemoriales había una en cada generación de su familia, y en su generación el puesto había recaído sobre ella. Sus amigas las futuras secretarias (todavía en esa época las chicas no soñaban con ser ejecutivas) jugaban con maquinillas de juguete y maquillaje de Walgreens, riendo a carcajadas las tres y burlándose de la vocación de Gertrudis mientras modelaban las faldas cortas y tacos de su mamá frente al closet de espejos. —A la verdad que tú eres bien pendeja, Gertrudis. ¿A quién se le ocurre querer ser jamona cuando sea grande? Mira todo lo que te estás perdiendo —decían mientras le mostraban a Gertrudis sus posters y fotonovelas de Menudo. Gertrudis no lo tomaba a mal, sus amigas eran ignorantes y no entendían la fuerza de la tradición y la importancia de complacer a los mayores. —Es mi destino, chicas; en mi familia hay una larga tradición de jamonas y a mí me ha tocado el honor de seguir la tradición. Secretamente odiaba la idea; le hubiera gustado ser científica como decía en la escuela. Pero alguien tenía que cuidar a su mamá cuando fuera vieja; había que planear para el futuro y la calle estaba dura para los viejos. Desde bien temprano Gertrudis cultivó las virtudes de la mujer jamona. A los diez años aprendió por su cuenta a cocinar leyendo el libro de doña Carmen. A los doce años estaba encargada de cocinar la cena para su familia tan pronto llegara de la escuela. Aprendió a coser con patrones y a lavar la ropa blanca separada de la de colores. Sabía planchar muy bien, pero no le gustaba hacerlo y le huía como a la peste. Gertrudis visitaba religiosamente a sus tías del Reparto Metropolitano. Se sentaba a ver televisión junto a las dos viejitas bajo el retrato de Jesús y estudiaba todos sus manierismos. Mientras las viejitas dormían la siesta, Gertrudis investigaba todos los rincones de la casa, examinando todos sus cachivaches y tratando de aprender cómo llenar sus días cuando fuera como ellas. Se vestía con ropas anchas y largas, y cultivó un despiste selectivo con relación a los hombres. Nunca se daba cuenta de las reacciones que provocaba en ellos. Se veía a sí misma como “one of the guys”, bromeando con sus amigos de la escuela a la hora del almuerzo; sirviéndoles de confidente en sus amoríos con las futuras secretarias. Las chicas apreciaban la fidelidad de Gertrudis. Sabían que no importara lo que pasara entre ellas, Gertrudis nunca les iba a quitar los novios. Pero al mismo tiempo la odiaban porque sabían que los chicos la querían y que andaban con ellas para estar cerca de Gertrudis. Y es que los chicos adoraban a Gertrudis. Era la única de las chicas del colegio dispuesta a escaparse de la escuela para jugar billar en un cafetín de mala muerte en la Ponce de León; fumaba con ellos y se reía de sus chistes colorados sin vergüenza alguna. Ninguno nunca se atrevió a ponerle un dedo encima, sin embargo. A pesar de que ella nunca les contó de su vocación de solterona, ellos sentían que Gertrudis estaba “off limits”. Dos cosas dificultaban el éxito de Gertrudis como jamona en ciernes. En primer lugar, era una vaga confesa e incorregible. No había Dios que la hiciera recoger su cuarto. Después de cocinar dejaba un reguero en la cocina que su madre tenía que limpiar. Y era imposible lograr que doblara la ropa después de lavar y tenderla. De hecho, nunca la recogía del tendedero, de suerte que la ropa se mojaba en la lluvia y se desteñía bajo el sol si nadie más se encargaba de recogerla. El otro impedimento era su voraz apetito sexual. El mismo despertó un verano cuando Gertrudis tenía trece años. Estaba en la cama tumbada con un catarro terrible, y en un momento de aburrimiento abrió la gaveta de la mesa de noche de su papá, topándose con su colección de revistas Penthouse y Hustler. Para Gertrudis fue como ver las puertas del cielo abiertas. Desde entonces se le hizo más fácil tolerar sus amores frustrados con los novios de sus amigas. Gertrudis vivía vicariamente a través de las revistas, soñándose tocada y deseada a la manera de las chicas de los “pictorials”. En octavo grado fue a un retiro del Colegio Bautista, durante el cual escuchó por los altoparlantes que la masturbación era pecado de Dios. Gertrudis se rió para sus adentros. Después de todo, Dios no existía, y si existiera no iba a ser tan malo como para condenar eso; nada que se sintiera tan bien podía ser malo. Además, ella ya había leído en la columna de Penthouse que masturbarse era una necesidad biológica tan normal como comer y dormir. Años después, uno de sus múltiples amantes le comentó a Gertrudis que nunca antes había conocido una mujer tan desinhibida como ella. Acababan de hacer el amor por tercera vez esa noche y el hombre se hallaba en ese período de vulnerabilidad en que a los hombres les falla el freno verbal. El tipo le propuso matrimonio, lo cual ocasionó un ataque de risa descontrolado que duró cinco minutos. Al final, Gertrudis se compuso lo suficiente para decirle al hombre que se fuera al carajo, que ella nunca se iba a casar, y lo botó de la casa después de tirar su ropa a la calle. Todavía se mantenía en contacto con sus amigas de la infancia. Sólo una llegó a ser secretaria alguna vez, primer peldaño en su carrera de negocios. Otra se casó con un abogado y se dedicó a sus hijos y su casa. Una de ellas era actriz de televisión. Las cuatro se veían una vez a la semana para tomar café y recordar los viejos tiempos. Nunca se casaría, pero se acostaba con quien quisiera cuando quisiera. Se hizo médico de profesión y se dedicó a la investigación genética. Y pagaba a una señora para que cuidara de su madre y mantuviera la casa en orden. Así desempeñaba Gertrudis su oficio de solterona del nuevo milenio. ** Ingrid Cruz Bonilla ingrid.cruz@att.net Escritora puertorriqueña (Santurce, 1968). Ha publicado cuentos en la antología El rostro y la máscara (Isla Negra/EDUPR, 1995). Actualmente reside en Houston, Texas (EUA). Escribe un blog personal en inglés, Boricua in Texas (http://boricuaintexas.blogspot.com). === Poemas Omar Espinosa Cisneros ==================================== (I) La noche llega a su mitad. Campanas vuelven. Te escribo sin saber por qué. Dictado por la fuerza de un impulso que aún [es sueño. Soy sin nombre ni más-cara postiza. Tú eres tú. Intacta si te pienso. Sonámbulo recuerdo de un ayer que te halla a la deriva. Permaneces inmóvil. Atenta. A la espera de una primavera que vendrá con flores en tus pies y tus raíces [en extremos que nos resta por nombrar. Me sabes a recuerdo de un jardín en tierra fértil a punto de sangrar con [lunas llenas. Tiemblas en despertar de niña, cuando es la propia fiebre quien dicta el [final de otro indigno otoño. Vuelves siendo estrella. Un mar celeste que cubre en su abundancia me aleja hacia otro tinte. Viento y olas en que navegas, vela. (II) Aciaga carga, Y el viento ya es delirio. Mañana empeño al corazón en riña. (III) Aconte/ser vacila Grácil embriaguez desliz que atina Otro fin comienza. (IV) Tu nave es cama Féretro preñado invierno que me mece polvo en que navego. (V) Yacían quedas Lanzas en el filo sombras fidedignas goce que amenaza. (VI) Soledad bendita cruenta amistad de los afortunados. (VII) Tarde que floreces joven Las calles en que vibras Las torres de penumbras, Y un jardín abandonado. ** Omar Espinosa Cisneros omar_espinosa@yahoo.com Escritor mexicano (Ciudad de México, 1983). Profesor universitario. Licenciado en filosofía con mención honorífica por la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ, http://www.ucsj.edu.mx; Ciudad de México). Actualmente estudiante de la Maestría en Filosofía e Historia de las Ideas en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ, http://www.uaz.edu.mx). Cuenta también con estudios en derecho por la Universidad Panamericana (http://www.upmx.mx, Ciudad de México). Se ha desempeñado como investigador adjunto del programa de investigación Cultura y Sociedad en la América Colonial en la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado de la UCSJ. Textos suyos han aparecido en las revistas A Parte Rei (de filosofía, http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei) y Narrativas (de narrativa contemporánea, http://www.revistanarrativas.com). Ha participado como ponente en varios coloquios de filosofía en México reflexionando sobre autores como Hegel, Nietzsche, Heidegger y Cortázar, pero también sobre actitudes como el skepsis griego y el encierro académico de nuestros días. Actualmente traduce textos del inglés y el alemán al castellano. === Harlem: en víspera del Modernismo Juan Carlos Hernández Cuevas === A Clément Akassi Animan I La algidez vespertina lo sorprendió cruzando el claroscuro del Brooklyn Bridge. Solo y por un instante, cuando la neblina empezaba a disiparse, reflexionó en torno a las vidas que habían encontrado su destino trágico en ese extraordinario abismo gótico de hambre y acero. El desgastado sobretodo, guantes de piel de cabra y cordobés trataban de amainar el efecto de ráfagas que lograron colarse por las hendiduras de algunas ventanillas empañadas con un vaho lánguido. La escarcha, enraizada al endeble cristal, le permitía vislumbrar un mar de rescoldos, cubiertos parcialmente por sombras de agua, extraviadas en la memoria efímera de otro atardecer neoyorquino. Fatigado por la resaca de muchos años, sintió necesidad de satisfacer a plenitud esa terrible sed que el amor vehemente por la vida es capaz de provocar. —¡Sí!, ¡sí! Embrutecerme hasta alcanzar el estado sublime. El momento pleno. ¿Por qué no? —dialogaba consigo mismo, humedeciendo sus labios resecos y enjugando la amplia frente cobriza con un pañuelo de seda—. ¡Las naos de China! —comenzó a recordar nostálgicamente a la Perla del Pacífico. Podía apreciarse desde aquella ubérrima cordillera, poblada con melenas bañadas de oro, y lluvia plateada que acariciaba a infinidad de seres mimetizados. En el vagabundeo profundo aparecieron caravanas de muleros, desfilando bajo un cielo diáfano y ardiente que intentaba penetrar grutas, barrancos húmedos e inmensos peñascales morados donde los tonos se protegían de cazadores furtivos. Un conjunto de hombres y bestias transportaba porcelanas, jarrones, estatuillas y cofres incrustados con marfil. Entre las veredas y caminos resguardadas por los orichas, percibía hileras de baúles y fardos repletos de jade, joyas, peines y peinetas; biombos, especias, bisutería fina, telas, esclavos, mantones, alfombras y grabados. En lontananza, continuó soñando con el agua turquesa-esmeralda. Todo, absolutamente todo, era cálido y afable. II Un cochero de ascendencia caribeña, apellidado Schomburg, condujo las caballerías hasta el borde de la amplia acera del edificio construido con bloques de piedra pulimentada, madera y ladrillo. El poeta se dirigió hacia el grupo de hispanohablantes ubicados bajo el sobrio arco de granito. Lola Rodríguez de Tío y su marido lo saludaron. Abrazó a Gonzalo de Quesada, quien le sujetó el antebrazo para presentarlo a José Julián Martí. —¡Maestro!, es un verdadero honor conocerle —expresó Rubén. Las delgadas manos de Martí estrecharon con admiración la diestra regordeta de Darío. Ambas miradas se reconocieron en silencio. Al concluir la conferencia, se dirigieron hacia Harlem. Allá, explicaba Martí, nadie les negaría el acceso a convivir con decoro. —¿Qué le parecen mis correspondencias? —inquirió Martí. —“No hay sobre la tierra quien arriende mejor un período, y guíe una frase en un steeplechase vertiginoso, como usted: no hay quien tenga un troj de adjetivos como la suya, ni un tesoro de adverbios, ni una ménagerie de metáforas, ni un Tequendama verbal como el suyo”. —Tiene usted razón. “El verso se improvisa, pero la prosa no; la prosa viene con los años. Mientras me quede un átomo de vida. Haré la prosa flor”. Mi propósito es diseminar ideas y educar al lector. La elocuencia fluía en metáforas novedosas; la música y plástica eran combinadas en el tratamiento de varios temas. Las aguas del East River parecían reflejarse en los ojos de Rubén, atento a las sabias palabras que iluminaban el silencio. —He tratado de que nada se me escape. Mis crónicas norteamericanas son testimonio que alerta a los países del sur para que no incurran en los mismos errores. El encuentro duró unas cuantas horas, y Martí ya había decidido conceder a Darío su fuente de La Nación. La sorpresa del nicaragüense fue incontrolable, ya que, cada colaboración representaba el acceso a una respetable cantidad de dinero. Sin embargo e inesperadamente, sintió un escalofrío terrible en las partes más íntimas de su ser. Así viajaría a España para escribir de 1899 a 1900, las crónicas de España contemporánea: un alimón a destiempo con Martí. III —La Nación me ha enviado a Madrid a que diga la verdad, y no he de decir sino lo que en realidad observe y sienta. —¡Claro que sí, hombre! —respondió el humilde y pulcro camarero manchego, cuyos dientes mostraban el paso implacable de la vida. El crepúsculo permitía vislumbrar imágenes de cuerpos opacos que pretendían avasallar infructuosamente el inefable transcurso del tiempo. Olvidaban o quizá trataban de ignorar, meditó Darío, que el tiempo había sido ya el gran protagonista del Barroco. Un extraño trinar emanaba de las copas de árboles y aceras adyacentes. El zigzag irrumpió la calidez del refugio efímero. El rechinido y chispazos de tranvías se unían a los pasos y paseos de transeúntes y coches tirados por mulas o caballos famélicos que proseguían embadurnando las calles con heces fecales. La mezcla de chillidos, humo de cigarro, puros, vaivenes incontrolables y frenesí reaparecían por doquier. Las palomas alzaban el vuelo para resguardarse en balcones, terrazas, techumbres, pórticos, torres, huecos y fachadas incrustadas con ramas, hojas y retazos de El Imparcial, El Heraldo de Madrid, Alma Española y otros periódicos. Una lluvia de efluvios permeó la atmósfera del café, invadido asimismo por rostros taciturnos, acompañados de abrigos deslavados, trajes, sombreros y calzado heredados. La bohemia renacía alrededor de mesas de mármol, rodeadas por cristal abigarrado que translucía una soledad espantosa, equiparable a los cuadros de Ricardo Baroja, y las opiniones incisivas de su hermano, que hablaba como si estuviese poseído por fuerzas extrañas. La pérdida de las últimas colonias ultramarinas les dolía, y trataban de paliar el desastre con pláticas sobre corridas de toros, cantantes de moda o las bellas artes. Cada uno, a su manera, resentía la posibilidad de haber tenido una mayor oportunidad económica en el imaginario del ex imperio colonial que yacía humillado. Quizá, reflexionaban, esa angustia había motivado el suicidio de Ganivet. El Garbancero, vociferaban algunos, ¡sí que había sabido aprovecharse! El poeta miraba el espectáculo sórdido, reflejado en varios espejos. Sabía muy bien que España lamentaba haber perdido el azúcar que contribuía a endulzar esos caracteres tan agrios. Pidió otra cerveza, e imaginó estar charlando aún con Martí. Sin embargo, la conversación fue interrumpida abruptamente por la presencia lejana de Sawa: blasfemando, como siempre, anticlericalismo. —¡Me cago en Dios y la leche! —repetía la voz en incesante soliloquio, frente a una mesa del Barrio Latino de París. La figura desastrada se perdía en la oscuridad de los mismos callejones donde Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Wilde y otros solían embriagarse. —¡Que te casas con mi Rosario, o te meto un tiro entre ceja y ceja! —insistió un segundo eco insolente. —¿Caballero, gusta probar este aperitivo? —replicó el camarero. —Sí, sí... muchas gracias. Y tenga la amabilidad de servir más consumiciones a los señores —reafirmó la mirada extraviada por otras geografías. —¡Como usted ordene! —Valle-Inclán y sus corifeos brindaron alegremente. No, no era fácil —pensaba entre sorbo y sorbo— deambular de país en país, con un talento a veces incomprensible. Recordó al joven precoz y melancólico que recorrió angustiado, con un cuadernillo en las manos, las calles de Santiago en busca de Azul. Desde entonces, ya auguraba la inmortalidad literaria. Había nacido con el don de la palabra y, aunque temblase el pulso, las crónicas tenían que publicarse. Estaba consciente de que las Prosas profanas lo habían consagrado, y provocaban envidia o reverencia entre dos generaciones de escritores que aceptaban gustosos las bebidas que el camarero continuaba sirviendo. ¡Ése era el verdadero valor del dinero! ¿Si no, para qué más lo necesitaba?, proseguía meditando. Se veía a sí mismo africano e indígena, expatriado. Fue despreciado en Chile, y percibía actitudes análogas por parte de Unamuno, Pío... ¿Qué tenía en común con la mayoría de ellos? Casi nada. Observaba a Juan Ramón: recién llegado para apoyar al Modernismo. No supo cómo, pero en aquel momento intuyó también la muerte de Mariano Miguel de Val. Sonrió, ya que él se iría antes. No obstante, deseaba regresar a París con el propósito de escribir más crónicas, y dirigir la revista Mundial. Don Antonio hizo el intento de pagar más consumiciones y, al abrir su billetera, cayó al piso la imagen amarillenta de la Pilarica. Desde el fondo y al unísono, dos voces impusieron su tono agreste a la algarabía reinante. —¡Dios, Patria y..! —el botellín se fragmentó estrepitosamente a los pies del cronista que intentaba defenderse con un bastón sólido. ¡Zas! —¡Pero qué... Hijo de..! —repetía Don Barbas de Chivo en los brazos de Villaespesa, atentísimo al cardenal creciente en la muñeca de su contertulio. Las conversaciones, chillidos y bromas siguieron el curso acostumbrado. Los comensales continuaron entrando, o saliendo por calles aledañas a la Puerta del Sol. Casi todos, apresurados e indiferentes, echaban un vistazo al reloj, antes de desvanecerse bajo la tenue luz de las farolas húmedas y el escaparate de la librería San Martín. Allí moriría acribillado José Canalejas en 1912, después de padecer una enfermedad inexplicable, y haber revisado varias portadas de libros. ** Juan Carlos Hernández Cuevas juancarlos_59@hotmail.com Investigador. PhD en estudios hispánicos (literatura latinoamericana) por The University of British Columbia (Vancouver, Canadá), máster de artes por Pórtland State University (Portland, Oregon, EUA), licenciado en artes y letras (Portland) y minor en estudios africanos (Portland). Tiene también una diplomatura en educación primaria por la Escuela Nacional de Maestros de Ciudad de México. Ha publicado "México" en Max Aub en el laberinto del siglo XX (Ed. Juan María Calles; Valencia, España, 2003) y "Los cuentos mexicanos de Max Aub" en Actas del Congreso Internacional Max Aub: testigo del siglo XX (2003). Becario de la Fundación Max Aub (Segorbe, Valencia, España; 2000-2001), ha trabajado como instructor de español para Emporia State University (Kansas, EUA, 2002-2004). === Poemas Maritza Aguirre =========================================== *** No creo que pudiera No creo que pudiera mozos míos encajar de nuevo en la costilla no lo creo esta mortal mujer ya no acompasa al jurásico marcar de vuestros días a los fieles tenaces desempeños a los desajustados ajustes permanentes esta mortal mujer que se diluye no pisa ya la tierra apenas flota y se deleita al contemplar el vuelo de los que van y vienen y escucha ensimismada largas notas de sol lejanas en el viento no creo que pudiera mozos míos responder al llamado de la selva y destrozar mi tiempo en vuestros vientres no lo creo. *** Amo las islas tibias Amo las islas tibias que secretean confidencias los archipiélagos que pasan por mis manos con sombrillas las calles angostas de las ciudades viejas el encuentro del mar por las esquinas los muros de la ermita la plaza donde habitan las palomas y tu voz esa voz que desde un balcón de piedras nunca me dijo vuelve. *** Mis amores se van Mis amores se van huyen de los tornados de las lluvias ácidas con que a veces amanezco dicen que no soy un buen planeta y entre copas despedazan mis grutas capitanes capitanes sin velas ni mares. *** Oración en tiempos de desamor Devuélvele ¡Oh, señor! el azul de los monarcas o dale a esta mujer nueva ceguera. *** Despertar Ay amor cómo hubiera sido despertar en tu abrazo esta mañana fría sin gobierno. *** Hombres Cuando digo que os odio pensáis que estoy amando y si digo que os amo lo tomáis para siempre hombres tontos hombres fatuos tan tontos como pollos tan fatuos como pavos hombres que estáis en todas partes tantas páginas escritas en vuestro nombre tanta la razón para un poema y no voláis. *** Sin palabras Un día él no pronunció los artículos ella no hizo comentarios mas se mantuvo el diálogo a pesar de los cambios cuando ya fue habitual él dejó de usar los adjetivos y se acostumbraron a no aportar demasiadas descripciones como los sustantivos ya no tenían atractivo ella comenzó a usar los verbos pero sólo algunos para no abusar de los excesos al cabo de cierto tiempo consumidos de tanto masticarlos quedaron sin palabras y ya no hubo más nada que decir. *** Y le guardé a febrero los pedazos Te pareces a tu padre cuando me hablas desde ese reposo de voz esa blandura noche cuajada de montañas hombro donde asoma el universo y le nacen estrellas a febrero tu mano cogida de mi mano calle abajo tu brazo río de mi pueblo por mi espalda tu boca genocida de todos mis sentidos el mundo era pequeño por entonces después vino el diluvio y le guardé a febrero los pedazos te pareces a tu padre cuando me hablas. *** Por los 60 Amigos vamos a celebrar brindemos con buen vino español por los 60 que el ángel de los gatos adobe con polvos de Francia la ausencia de Baco que el mago calvo corone La Sonámbula con pelos importados y eleve los ojos en blanco cuando el Rey sobre la mesa contorsione que la maja viuda tararee un tango al oído de la madre de todas las musas que el pájaro de Prévert revuele por la garganta de la niña en Turquía y un gran turco bajo le baile en el alma que la vuelta de todas las curvas nos traiga la magia que el amor no se acabe aunque lleve muletas que la vida nos mate pero nunca termine que los hijos cosechen que sirvamos de abono que no falten amigos que nos sobren encuentros aunque ya ni recuerde para qué nos reunimos. ** Maritza Aguirre maritza2099@terra.es Escritora cubano-española (1949). Es además arquitecta, escultora y poeta. Reside en Estados Unidos. === Entrevista virtual a Dostoyevsky Víctor Montoya ================== Todo estaba confirmado. Acordamos vernos en un casino central de San Petersburgo, una tarde en que las calles parecían flotar en medio de una lluvia intensa y menuda, mientras el cauce del río Neva atravesaba como una flecha por el corazón de la ciudad. Cuando ingresé en el local, que lucía espejos empotrados en las paredes, arañas de cristales esmerilados y alfombras uzbekistanas, lo divisé sentado al fondo, tomándose una humeante taza de té. Lo primero que me sorprendió es que no vestía como Máximo Gorki, con rubashka bordada a mano ni botas de cuero tosco hasta las rodillas, sino un traje occidental; camisa de algodón, zapatos de cuero lustroso y un chaquetón algo grande para su talla. En su aspecto, semejante al del terrible Rasputín, destacaba la barba ligeramente desgreñada, la frente amplia y la mirada penetrante. Le tendí la mano y me presenté. Él se limitó a esbozar una sonrisa afable. —Dostoyevsky, Fiódor Mijáilovich Dostoyevsky —dijo luego en un tono muy fuerte, como golpeándome a los oídos con cada acento prosódico. Nuestras miradas se cruzaron por un instante. Me invitó a tomar asiento y preguntó: —¿Estamos listos para la entrevista? —Sí —contesté dubitativo, mientras me servía una taza de té del samovar que relucía en la mesa de mármol alabastrino. —Entonces te escucho. —Sé que eres el segundo de siete hijos, pero me gustaría saber algo más sobre tu familia —dije, aún sin salir del asombro de tener frente a mí a uno de los escritores más célebres del siglo XIX, cuyas obras, además de haber influido en los existencialistas como Sartre y Camus, inspiraron las teorías filosóficas de Kierkegaard, Nietzsche y La metamorfosis de Kafka. —Provengo de un hogar de clase media, donde la actitud omnipresente de mi padre era decisiva en la educación de los hijos. Claro que su autoritarismo era compensado con el amor y la protección de mi madre, quien, por desgracias, murió de tuberculosis cuando cumplí dieciséis años. Tras la muerte de ella, mi padre, que ejercía como médico de pobres, se sumió en la depresión y el alcoholismo, y, para deshacerse de mí y de mi hermano Mijaíl, nos mandó a estudiar en la Academia de Ingeniería Militar de esta ciudad, donde aprendí a vivir con cinco rublos al mes, de los cuales me los gastaba cuatro y medio apostando al parchís; pero también aquí nació mi interés por la literatura, estimulado por las obras de Shakespeare, Pascal, Víctor Hugo, Hoffmann y Friedrich Schiller, entre otros. —¿Y cómo murió tu padre, el hidalgo de Darovóye? —Murió ahogado en vodka. Sus propios siervos mancomunados, en un intento de apaciguarlo en uno de sus arranques de violencia provocados por el trago, y furiosos porque les negó la paga extraordinaria de Navidad, lo inmovilizaron de pies y manos, le metieron el gollete de la botella en la boca y lo dejaron morir como a un perro degollado. A mí me dolió mucho su muerte, aunque a veces, preso de mis instintos de venganza, le deseé la muerte por déspota y testarudo; con todo, desde ese luctuoso suceso, me sentí acosado por sentimientos de culpabilidad y viví arrepentido como el detestable Dimitri, el parricida que asesina a su padre en Los hermanos Karamásov. Al cabo de estas palabras, pronunciadas con un dejo de autocompasión, lo noté algo nervioso; crispó las manos, cruzó los pies y cerró los ojos. Fue entonces cuando aproveché para preguntarle sobre la epilepsia que padecía desde los nueve años de edad. Él se acarició la barba, suspiró hondo y contestó: —Esa enfermedad de mierda, que cada vez se hacía más convulsiva y frecuente, me sirvió al menos para describir la epilepsia vivida y sufrida por el príncipe Myshkin en El idiota y la de Smerdyakov en Los hermanos Karamázov. No quise entrar en detalles y pasé a la siguiente pregunta: —Después de culminar tus estudios de ingeniería, con el grado militar de subteniente, ¿dónde conseguiste trabajo? —En la Dirección General de Ingenieros de San Petersburgo. Compaginé mi trabajo de ingeniero con la de jugador de póquer. Tiempo después, como despreciaba las matemáticas con la misma fuerza con que amaba la literatura, abandoné el tedioso trabajo con los números para dedicarme al oficio de las letras, aun sabiendo que de la literatura no se podía vivir holgadamente, y mucho menos en una época en que existían más pobres que ricos y más analfabetos que letrados. —¿De nada sirvió que muy joven te hayas convertido en una celebridad literaria luego del rotundo éxito de tu novela epistolar Pobres gentes? —La celebridad de un autor se desvanece con la misma facilidad con que se apaga una estrella fugaz, no sólo porque mis posteriores obras, desde El doble hasta La mujer del otro fueron acribilladas por la crítica, sino también porque nunca pude comer de la literatura; es más, la literatura me convirtió en un deudor moroso de cuantos tenderos e hijos de vecinos se cruzaron en mi camino. A veces no tenía con qué pagar el piso, no disponía de fondos para invertirlos en el casino ni en los tratamientos de mi enfermedad. Fue en esas circunstancias, de gran necesidad tanto material como espiritual, que escribí el autoflagelante monólogo de un funcionario frustrado, un antihéroe enfermizo y vengativo, que constituye Memorias del subsuelo, y el primer borrador de Crimen y castigo, que es la obra en la cual desahogué algunos de mis trastornos emocionales producidos por el fallecimiento de dos de mis seres más allegados. —A propósito de Crimen y castigo —irrumpí cortándole la palabra—, ¿me puedes explicar por qué se le ocurrió al protagonista de la novela, el pobre estudiante de derecho Raskolnikov, la cruel idea de asesinar a la anciana Aliona Ivanovna? —Porque padecía de delirios de grandeza. Él se sentía, en el plano moral y humano, un ser supremo a ella, quien, siendo una prestamista próspera, era una vieja usurera; por eso la mató a sangre fría, porque quería robarle el dinero y porque la consideraba una escoria social, una cucaracha que sólo merecía el desprecio y la muerte... Al poco rato, me miró a los ojos y preguntó: —¿Tú no hubieras hecho lo mismo que Raskolnikov? No le contesté ni sí ni no. Y proseguí con la entrevista: —¿No será que las acciones de Raskolnikov estaban determinadas por las teorías socialdarwinistas, cuyos principios más aberrantes sostienen que sólo los más jóvenes y fuertes tienen derecho a la vida? —No eran esas ideas las que movían las acciones de Raskolnikov, sino las necesidades existenciales que lo obligaron a obrar de forma irracional. De ahí que, cuando volvía a su estado racional, se sentía atormentado por la culpa y, a manera de redimirse espiritualmente, buscó el castigo por el crimen cometido, entregándose voluntariamente a las autoridades. —¡Ah! —dije—. Hablando de castigos y condenas, querría saber, sólo por curiosidad, ¿cómo experimentaste tu destierro a Siberia en 1849? Dostoyevsky se sirvió otra taza de té, miró en derredor y, entre sorbo y sorbo, replicó: —De eso prefiero no hablar. Me acusaron de pertenecer a una organización clandestina y de conspirar contra el zar Nicolás I; un personaje que, en honor a la verdad, nunca me interesó por el poder autocrático que ostentaba ni por la hermosa mujer que tenía a mano; más todavía, podría afirmar que en esa época tenía más diferencias con los nihilistas y socialistas ateos, que con las ideas aristocráticas del zar. —Lo peor es que casi pagas con la vida una falsa acusación. —Así es. Me condujeron a un lugar en que debía ser fusilado junto a otros prisioneros. Me pusieron frente a un pelotón, maniatado y con los ojos vendados. Escuché los disparos al aire, pero, por alguna razón hasta hoy desconocida, mi pena máxima fue conmutada por cinco años de trabajos forzados en Siberia, donde pasé rodeado de pulgas, cucarachas y “silenciado dentro de un ataúd”. La prisión en Siberia era un sitio endemoniado; en verano, encierro intolerable; en invierno, frío insoportable. Todos los pisos estaban podridos. La suciedad en los pisos tenía una pulgada de grosor; uno podía resbalar y caer. Éramos apilados como anillos de un barril. Ni siquiera había lugar para dar la vuelta. Era imposible no comportarse como cerdos, desde el amanecer hasta el atardecer. Ahora bien, si quieres saber más detalles sobre la compleja conducta de los humanos en tales circunstancias, te recomiendo leer Memorias de la casa muerta, donde analizo el sadismo de los carceleros y las condiciones infrahumanas de los prisioneros condenados a trabajos forzados en lugares donde el diablo perdió los cuernos. —Siguiendo tus afirmaciones, debo suponer que es menos dolorosa una muerte instantánea que una condena perpetua, ¿no es así? —En efecto, es preferible una muerte instantánea que el sufrimiento de la tortura y el destierro —afirmó seguro de sí mismo. Luego prosiguió—. No es casual que en El idiota diga que la guillotina se ha inventado para evitar el sufrimiento del reo. Es menos dolorosa que la tortura y el destierro. Claro que cuando te anuncian que irás al patíbulo, te invade una enorme angustia, se te derrumba el mundo y el corazón se te acelera como un caballo al galope. Aun así, es preferible la muerte en la guillotina, donde lo terrible se concentra en un solo instante, mientras tienes la cabeza expuesta a la cuchilla y oyes cómo ésta se desliza hacia tu cuello... La frialdad con que describió una decapitación, me provocó un acceso de tos, seguido por un estremecimiento inevitable. Acto seguido, en procura de cambiar el tema, le formulé otra pregunta: —Cuando recobraste la libertad, se sabe que te reincorporaste al ejército como soldado raso y que fuiste destinado a una fortaleza en Kazajistán, donde conociste al primer amor de tu vida. ¿Verdad? —Ni más ni menos —corroboró con la mirada puesta en una de las mesas de casino del local—. Allí comenzó mi relación con María Dmítrievna Isáyeva, quien, antes de meterse en la cama conmigo, fue la esposa y viuda de un compañero que conocí en Siberia. Con ella contraje matrimonio en febrero de 1857, pero, hablando en pepas, confieso que nunca fui un marido feliz con ella. —Quizás no sólo porque la llama del amor se apagó entre ustedes, sino también porque volviste a caer en el embrujo de los juegos de azar. —No voy a negar que soy un ser depresivo y un jugador empedernido de la ruleta, donde he despilfarrado mis rublos entre copas de vodka y camareras de vida alegre, hasta verme sumergido en graves problemas financieros, acorralado por las deudas y por una angustia que no lograba superar ni siquiera con la ayuda de mi esposa. —¿Y qué hacías para evitar el acoso de tus acreedores? —Huía al extranjero. Recorrí por varios países de Europa occidental, donde derroché mucho dinero en los casinos; incluso conocí, en uno de esos viajes, a la crupier y joven estudiante Paulina Súslova, con quien mantuve un romance efímero pero apasionado, hasta el día en que ella decidió abandonarme, según me dijo, debido a mi adicción a los juegos de azar y mis ideas conservadoras que no eran de su agrado. —¿Se puede decir que los juegos y las mujeres han sido dos de los problemas que más atormentaron tu vida? —No los únicos, pero sí los que más me enseñaron a comprender que la dicha y la desdicha son hermanas gemelas, que se atraviesan en nuestras vidas cogidas de la mano. A todo esto hay que añadirle la muerte de un ser querido. Por ejemplo, cuando mi esposa María Dmítrievna Isáyeva murió en 1864, seguida poco después por la de mi hermano Mijaíl, quien, además de su viuda, me dejó un montón de deudas y cuatro sobrinos a quienes dar de comer, me hundí en una profunda depresión y me dediqué obsesivamente a jugar en los casinos. Perdí lo poco que tenía y quedé en la ruina. Para recobrar la dignidad y saldar mis cuentas, me vi obligado a recurrir al préstamo de un editor poco escrupuloso, bajo el compromiso de entregarle una nueva novela completa en el plazo de un año. De modo que contraté los servicios de la mecanógrafa Anna Grigórievna Snítkina, la misma que me ayudó a transcribir, en el lapso de sólo veintiséis días, la novela El jugador, basada en mi pasión por la ruleta. —¿En esos días nació tu romance con Anna, a poco de apostar con un amigo que, a pesar de tu edad, eras todavía capaz de conquistar a una jovencita? —Así es, era una muchacha tierna y encantadora. Con ella me casé el 15 de febrero de 1867 y alcancé la felicidad plena. Juntos viajamos a Ginebra, donde nació y murió mi primogénita, como si Dios, que siempre fue muy cruel conmigo, me la hubiese arrebatado a poco de haber nacido... Los ojos se le inundaron de lágrimas, la voz se le aflojó y se sonó la nariz con un pañuelo a rayas. No supe qué hacer, me puse incómodo y hasta me sentí culpable de su repentino malestar. No obstante, a manera de reconfortarlo, se me ocurrió la idea de que podía proponerle otras preguntas ajenas a su vida. Y dije: —Ahora que ya hablamos de tu vida, quizás sea oportuno profundizar sobre el hilo argumental de algunas de tus obras. —¡Ahora no! —dijo poniéndose de pie—. Ahora se me hizo tarde y tengo otros compromisos. Asentí con resignación, disponiéndome a pagar la cuenta del té. Dostoyevsky hizo chasquear la lengua contra los dientes, meneó la cabeza y dijo: —Esta vez invito yo... Sacó monedas del bolsillo de su chaquetón y los puso sobre la mesa, con el típico ademán de quien está acostumbrado a apostar y jugar a la ruleta. Abandonamos el local justo cuando la lluvia se precipitaba como por un caño roto. Nos despedimos con un fuerte apretón de manos, cual viejos amigos que se reencontraron para revivir tiempos idos. Él se perdió en la esquina oscura y fría de la ciudad que odiaba y amaba a la vez, mientras yo me encaminé rumbo al hotel, sin dejar de pensar en que los humanos, aun estando protegidos por un aura de celebridad, somos simples mortales ante Dios y el Diablo. ** Víctor Montoya montoya@tyreso.mail.telia.com Escritor, periodista cultural y pedagogo boliviano (La Paz, 1958). Perseguido, torturado y encarcelado durante la dictadura militar de Hugo Banzer, fue liberado en 1977, después de haber pasado por las prisiones de mayor seguridad de San Pedro y Viacha, por una campaña de Amnistía Internacional. En prisión escribió su testimonio Huelga y represión. Se exilió en Suecia. Es autor de Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002) y Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003) Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Ha recibido premios y becas literarias y tiene textos traducidos y publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para diversas publicaciones en América Latina y Europa. === Poemas Horacio Centanino ========================================= *** Chandleriana Más que las palmeras pudieron las luces de neón y la sordidez de los hoteles donde la desesperación se corta con cuchillo y alguien se muere de unánime soledad. Más pudo el saxo deletreando saldos en blue, bebedores persiguiendo con cerveza la última copa de bourbon. Más mucho más la ausencia del amor ya tan raído por el trillo que lo busca enredado en sus laberintos y en sus largos adioses. Más la oficina vacía y el teléfono inútil los ventiladores de aspa y el humo constante de los cigarrillos. los matones de barrio las putas del Hollywood Boulevard la serie mundial de 1942 y la voz en off que va nombrando La Brea, Coldwater Canyon, Sepúlveda, Idle Valley como cuentas de una elegía. Las casas de estuco el siseo del riego bajo el sol inclemente la tácita lealtad y el valor tácito el glamour del art deco el foco suave de la luz matutina en Chinatown y el enredo de las autopistas las rubias etéreas que bordean el pool-party la nostalgia de un mundo más simple la corrupción de los poderosos la invencible tentación del fracaso. *** Antemeridiano Un careo fresco con las cosas me pide la mañana Misterio de la pura claridad Senda sin lindes Por donde voy a mis asuntos Los árboles celebran la brisa Con espejeo de castañuelas Por un instante cenital Áfono y pleno El cielo fue celeste Y sereno en su extensión En el júbilo solar Las campanas de la iglesia doblan por todos Y el aire transparenta una liviandad indecible Fervor de lo acotado en sí mismo Flama de los días que llegan y se van Fastos del instante donde no caben las palabras *** Lontananza No tuvieron los colores otro ensayo semejante No hubo otro cielo como aquel cielo que dolía en las pupilas Y aquel verdor enmarañado del jardín Que recaudaba la hojarasca Y los vecinos quemaban en pequeños montículos de ensueño Por donde la vida se detenía un instante y aspiraba La acritud del eucalipto y de la piña encendida Y mi perro venteaba barbacoas Como yo versos felices Notaciones de terraza Bitácora de las prendas de la tarde Traducidas a poesía Las arboledas que formaban un túnel sobre la avenida Los rastrillos y las tijeras laboriosas Las nubes blanquísimas Las muchachas en sus lentas bicicletas Y el martilleo que desde un lejano edificio en construcción Percutía en el irse de las horas. Un halo de novias presentidas Acechaba en las esquinas Y se podía andar de aquí para allá Con la inminencia del amor en el aliento Cuántos afanes sublimables Los de aquella vida deseosa de cantarse A la terraza llegaba la brisa marina Valseando cuesta arriba por callejas Y había tonadas de acordeón en el aire Y estrenos de impaciencia Y ganas de sobrevuelo El mar irrumpía en la casa Con cofres y leyendas Revoltijo de naufragios E invitaciones al viaje Piedra sobre piedra Levanto este tinglado Para que ceda el recuerdo Y se lo trague el silencio ** Horacio Centanino hcenta@gmail.com Docente, traductor, periodista y escritor uruguayo. Doctor en literaturas hispanoamericanas por la University of California, Berkeley (http://www.berkeley.edu, 1998). Artículos suyos han sido publicados en medios como Enciclopedia (http://www.henciclopedia.org.uy), Revista de crítica latinoamericana y Lucero. A Journal of Iberian and Latin Studies, y tiene publicado el libro Modernización y cultura en el Uruguay. Una lectura teatral (Montevideo: Melibea, 2000). === Te están buscando matador William Guaregua ======================= Te lo habían dicho, pero tú no lo creías. Te vienen a buscar. Te llamó por teléfono uno de los pocos amigos que te quedaban en el edificio desde que salieron a buscarte. Pero tú, pobre incrédulo, nunca creíste que podía pasarte algo así. Las botas comenzaron a sonar desde el primer piso, más fuertes las del guardia nacional, de uniforme verde oliva, botas para marcar el compás y fusil ruso colgado del hombro. No se escuchaba otro ruido, el silencio había crecido poco a poco dentro de la compañía, las risas y el buen humor se hicieron sospechosos y el rumor, las voces al oído, las conversaciones en bajo tono, la sospecha de no saber quién te denunciaría, quién se metía a tu oficina sólo para saber lo que opinabas, tú que nunca callabas lo que pensabas, siempre rectilíneo, predecible, mordiste el anzuelo y te denunciaron, alguno que quería un cargo importante, estar en la buena con los nuevos jefes, ser el invitado exquisito de las reuniones secretas, y ya no había vuelta atrás. Tú que habías dado los mejores años de tu vida a la empresa, que varias veces fuiste reconocido por formar parte del mejor equipo para aumentar la producción, que pensaste que con sólo trabajar como un animal hacías el mejor aporte a tu país por todos los ingresos que llegaban, que llegaste a soñar con jubilarte para disfrutar de todos los esfuerzos. Allí vienen, los pasos se confunden con los latidos de tu corazón. Siempre pensando que no podía pasarte a ti, que vivías en el mejor país del mundo, donde nadie podía condenarte por tus pensamientos, que eso sólo pasaba en las películas de los nazis, las SS sacando de las fábricas a sus propios hermanos alemanes que no creían en Hitler, para que luego tomaran interminables vías de trenes, obligados a emigrar hacia otros países europeos o a tomar barcos hacia desconocidos continentes, para no dejar morir de hambre a sus familias, denunciados públicamente como traidores de la patria, enemigos del pueblo que era lo mismo que decir enemigos del Führer. Escuchaste sonar la puerta del ascensor cuando se cerró en la planta baja porque nadie hablaba, el silencio era espeso, todos alrededor sabían que era a ti a quien iban a buscar, eras el último, ya se habían llevado a muchos, demasiado habías durado. Lo primero que pensaste fue en los morochos, apenas habían comenzado en la escuela privada y la casa y el carro se tragaban casi todo el dinero. Habías escuchado de otras personas expulsadas, sus comentarios de cómo la plata desaparecía de manera tan rápida, vendían su casa para vivir alquilados, trabajan en oficios que nunca se imaginaron realizar, chofer de taxi, buhonero, criador de pollos o cerdos en minúsculas granjas, después de haber estudiado tanto. Nadie les daba trabajo por miedo a no poder hacer negocios con el gobierno y hacer negocios con el gobierno era el mejor de los negocios en el país, a pesar de las comisiones, las invitaciones y regalos, los pagos de autobuses y mesadas de gente para mítines políticos. La subida del ascensor pareció durar una eternidad, un viaje en un agujero negro sin límites de tiempo, demasiado espacio para colgar los recuerdos, para buscarle miles de soluciones al futuro, ecuaciones diferenciales del odio, sumas algebraicas de la intolerancia, movimientos asintóticos del que da la vuelta al rostro para decir que todo esto es una mentira. Que la sagrada lista del diputado, entregada con toda la malicia imaginable por el consejo electoral, era sólo un invento para desprestigiar al líder. Mary te lo había advertido, quedarse sin empleo no era una buena idea en aquel momento, después de aquel tratamiento para ella, que había reventado los límites del seguro, el seno extirpado y reconstruido, las terapias, los nervios, el pelo perdido, los malos momentos después de la quimio, hasta saber que ya estaba a salvo, y tenías que comentar, tenías que decir que aquello no iba bien, que no cuadraba por ningún lado con el sentido del humanismo y de la libertad. No podías callarte, hacer como otros sobrevivientes, simular, dejar hacer, preguntar dónde quieren que vaya para yo moverme, a quién quiere que aplauda, a quién quiere que insulte y vivir con una máscara. Allí se abrió la puerta del ascensor en el piso donde tienes la oficina, vuelven a sonar los pasos. Péndulo de un reloj descompuesto. Tambor de hojalata de Günter reventando tus oídos, marcha de los verdugos por el pasillo de la prisión. Nadie más que ellos caminaba en el piso, no se escuchaba ni una tecla de los computadores, ni siquiera un celular sonaba, menos los teléfonos de oficina a los que casi todo el mundo pedía que no les llamaran porque monitoreaban cada palabra que no les cuadrara, que no caminara en el mismo sentido que ellos querían. Creíste escuchar a alguien llorando por ti pero sólo fue un rumor muy fugaz, un trazo ligero en el inextricable entramado de tu pensamiento momentáneo. Llegan a la puerta y te piden que los acompañes. El guardia no habla, sólo está allí como símbolo del poder que llega hasta ti como imagen del terror. Te habla uno de los vigilantes, aquel que jugaba contigo futbolito en los torneos de la compañía y se burlaba entre risas de ti por lo mal que hacías los pases, pero hablaba y miraba al piso, no te miraba a los ojos, había un peso enorme también dentro de su cabeza. Tú les dices que vas a recoger tus cosas: libros personales, el pendrive, un viejo sweater y algunos papeles y diplomas. El otro vigilante, aquel que siempre te preguntaba que cuándo ibas a venderle la camioneta, dice algunas palabras en voz baja, que no comprendes, y el guardia le mira inquisitivo hasta que te dice claramente que no puedes recoger nada, que tienes que salir ahora mismo. Y allí dejaste todo, también quedó el retrato de Mary y los morochos, sonriendo los tres, mirándote desde el laminado espacio de algún tiempo feliz mientras sales por la puerta, detrás los tres extraños personajes de Kafka. El pasillo brillaba con una luz incandescente hasta la salida hacia el ascensor. Nadie salió para despedirse de ti y sonreíste, como aquellas veces que solías reírte de ti mismo cuando las cosas no salían bien. Recordaste al caminar con tus guardaespaldas aquella vieja canción de los Fabulosos Cadillacs, te están buscando matador, matador te están matando. Pero claro que no te iban a matar de aquella manera, sólo vinieron esta vez a sacarte hasta la puerta del edificio para que te diluyeras en la nada, en el vacío, si no te miran no existes, si no tienes espacio para hablar no eres absolutamente nadie, te perseguirán hasta las compañías privadas porque las amenazarán con quitarle los contratos si te emplean. Con alguna suerte conseguirás un trabajo en el extranjero y te largarás del país, y allí quedarán tus recuerdos, la familia que tanto quieres, los espacios inigualables, el mar, tu antiguo compañero, los viejos amigos que no encontrarás en otras tierras solitarias y que te seguirán recordando con aprecio, mientras los otros, con el odio sembrado hasta los tuétanos dirán: que se vayan todos a la mierda, que nos dejen tranquilos en el país, traidores de la patria, lacayos del imperio, otros que no puedes dejar de apreciar porque son de tu misma sangre. Allí te dejan en la entrada del edificio. Indeciso, no sabes si ir directamente al estacionamiento y largarte de una sola vez o caminar un rato para ordenar los pensamientos, para ensamblar las palabras que le dirás a Mary al llegar a casa. Desde el penthouse del edificio detrás de la ventana con las persianas abiertas de par en par te mira desvariar en la acera del frente el presidente de la compañía. Con una mano sostiene el blackberry y con la otra se acaricia la gruesa cadena de oro entre la camisa abierta a la mitad del pecho mientras sonríe. —Señor ministro, acabo de expulsar al último de la lista. Ahora mismo lo veo, sin rumbo fijo como todos ellos. Desde el otro lado de la línea se escucha una diminuta voz que le dice: —Usted es un patriota. Tenga por seguro que será gratificado en el próximo programa del comandante. ** William Guaregua waguaregua@cantv.net Poeta y narrador venezolano (Barcelona, Anzoátegui, 1962). Ingeniero egresado de la Universidad de Oriente (UDO, http://www.udo.edu.ve), donde fundó el suplemento literario estudiantil El Mástil Roto (1986-1988). Dirigió por dos años (1997-1999) el suplemento cultural Fragua, del diario El Oriental (http://www.elorientalonline.com), de Maturín (Monagas). Ha publicado los libros de poesía Sólo piel intensa (1990, Editorial La Espada Rota), Cotidianas (1992, Departamento de Tecnología Educativa UDO-Anzoátegui), De tanto andar en solitario (1999, Fumcultura) y Pentagrama (2003, Litolila). Ha colaborado con diversas publicaciones periódicas, incluyendo la Revista Nacional de Cultura y ha escrito para diversas exposiciones de artistas plásticos de Venezuela. === Poemas Silvina Jatón ============================================= *** Padre Sola y mi alma y Los ruidos de la noche Que me parten la cabeza. Ahí va el último gato. Dibujo a mi soledad Y ella me sonríe, despiadada... No pierdo la esperanza De ver a ese fantasma Mirarme... No puedo creer que no voy a decirle Toda esta mierda. Tiene que saberlo... Inconcluso sonido. No hay eco. No hay nadie Que responda a mi Desesperado clamor De emociones vivas *** Jazzzzzz Soy este compendio de Imperfectas armonías Musicales. Sueno como free jazz, Ese que no todos entienden. Entre las manos acuno Una niña perdida, Una impaciencia de siglos, La curiosidad más grande del mundo, Mi dolor, Una luz de esperanza Y esta ansiedad de trascender, De ir más allá de la última De las puertas cerradas... *** Alas Percibo respiraciones, Como pequeños latidos de Algún ente herido y Sangrante. En mi historia respiran (y apestan, y muerden) Anhelos antiguos, Gritos prehistóricos, Raíces profundas... Soy un compendio de ruidos, Mis ojos me delatan: Se me reflejan visiones remotas, Lugares que aún no conozco, Ciudades enteras construidas Desde la mente de Un aventurero inmigrante. Tengo alas. Aunque a veces me siento Ícaro. Pero bien en el fondo de Este montón de pasado Me admito única hacedora De mi destino. Romper el cristal en caso De emergencia. Pegar un salto (Hacia delante, Siempre adelante) Y desplegar las alas En la esperanza de que no Sean papel, O cera. Me siento Pinocchio, Añorando que se cumpla El deseo: Ser un pájaro de verdad Y no conformarme con Este pájaro de madera. *** Pérdidas Una letanía de pérdidas, Las más profundas. Pañuelos llenos de sangre. Lágrimas que corren Como ríos de deshielo. En el fondo de mi cabeza Un reloj con un tic-tac incesante Que me marca el destino. Todos somos papeles a punto De ser quemados, Todos vamos al mismo lugar. El camino se acorta. Al final, nuestros muertos Esperan En su paciencia infinita... *** Una musa Si dibujo el continuum de Mis pensamientos se me Acaba la hoja y no Consigo plasmar todas Las figuras. Soy el instrumento de alguna Musa olvidada y harapienta. Si se le ocurre que recorra Un desfile oscuro, de personajes Inservibles o sangrientos, O si tengo que describir Un paisaje verde brillante con Un árbol solitario recortado Sobre un perfecto cielo azul, No sé, la musa me dicta Y yo escribo, como una cantaleta Incesante de imágenes truncas. Hago entonces una lista interminable De figuras poéticas susurradas En mi oído: Paraguas, Gatos, Lágrimas, Notas musicales, Ojos, Dibujos animados, Teclas de computadora, Mapas, Papeles quemados, Letras, Actores de 2ª mano, Anteojos, Tinta china, Sangre... *** A Alejandra Me alejo de mí misma En un barco de velas grises, Me separo de un mundo Entusiasta y brillante, Me recluyo en la isla Desierta Y apelo a mi Nostalgia Para que dibuje en la arena Lo que me define, La que transforma los colores Del viento... *** Koi A jirones desmigajo presente, Pasado y futuro. Transcurren como ríos, Saltan contra la corriente Como peces koi. Soy cíclica y vulnerable. Me admito como tal para Dejar de pelear conmigo misma. ¿Cómo hacer para volverme dragón? ¿Cuál es La clave El secreto? *** Plagio Rescato palabras prestadas, Maremagnums de palabras Inspiradas por la Existencia previa De Julios, Pablos, Alejandras, Jorge Luises... Soy un rompecabezas. El compendio de sentimientos Que no son exclusivos míos y Que otros ya dijeron antes. ¿Qué puedo aportar a la Literatura universal? ¿Cuál es la parte Que me corresponde Entre tanto cerebro, tanto corazón, Tanta tinta/sangre? *** Instrucciones New Age Inhalar hasta que los pulmones Duelan de tanto oxigeno. Mantener el aire, quemando. Mientras tanto, bucear en Recuerdos, en Nostalgias. Soltar el aire de golpe, Saltar... soltar... Que con el aire quemante Se vayan los dolores y los Miedos y las Tristezas. Convertir ese momento en Pura alegría. Por ser parte de esto, De esta locura, De esta belleza. Saberse hacedor de Los momentos de felicidad. Ponerse en movimiento, Para que la próxima respiración sea Perfecto reflejo De la alegría que nos inunda... *** One Doubt Throwing wishes to the air Hoping to find some kind Of peace. High expectations and the eternal Doubt, ticking in my head: Am I worthy? Do I deserve everything I Wish for? Arrojando deseos al aire Esperando encontrar alguna clase De paz. Altas expectativas y la eterna Duda, clickeando en mi cabeza: ¿Valgo la pena? ¿Me merezco todo lo Que deseo? ** Silvina Jatón silvy_jaton@yahoo.com.ar Poeta argentina (Río Tercero, Córdoba, 1981). Su obra literaria permanece inédita. Es fotógrafa amateur e incursiona eventualmente en el diseño de indumentaria alternativa. === La falsa hipótesis Judith Godoy ================================== El hombre de la hipótesis indestructible se calzó su par de argumentos, los ató firmes con referencias y salió a tirar la basura simbólica que había acumulado en el fin de semana. Como era de esperarse, cual hombre de extremo orden, separó su desperdicio y recicló los símbolos viejos, sabía que éstos volverían a él. Los orgánicos, los referentes al cuerpo que son renovables y perfectos para hacer composta, los depositó con cuidado en la bolsa del fondo. Siempre sería más fácil hacerse de una simbólica fenomenológica. Subió con calma a su departamento, un poco más libre, un poco más triste, pero con la certeza de que los símbolos habían sido puestos en su lugar. Se desayunó un par de artículos y junto a su café, la nota roja de la legislatura como postre. Era sano mantener el morbo y ver algunos cadáveres. Ahora sí una vez que lavó sus dientes e hizo gárgaras de Foucault, era hora de ir a trabajar. A mostrarle al mundo lo indestructible de su hipótesis. Se hallaba perfectamente articulado esperando en su eje espacio temporal, la línea histórica del metro. Meros desplazamientos horizontales. ¡Qué bien me sienta mi saco de académico! Se dijo, mientras bebía un sorbo de su narciso enlatado. Anduvo aquí y allá con su hipótesis, burlándose de esos hermeneutas que flotan en el espacio en torno a la modernidad reflexiva con esos trajes plateados, buscando un punto de anclaje en la gravedad cero. “Equivocistas”, los llamaba con desprecio, mientras susurraba el a priori kantiano como una antigua jaculatoria; al mismo tiempo arroja al pasar unas citas textuales al sombrero del tragafuegos que escupe logos a mitad del semáforo. Es un hombre piadoso, nunca le niega una cita a quien le tiende la mano. Su devenir sígnico ocurre en horas de trabajo, pero nadie sabe que al caer la noche y volver a su casa, se desnuda de su hipótesis, se descalza sus argumentos y se pone secretamente su pijama de metáforas, prende su móvil alegórico y se bebe un poema en las rocas, se toma sus promesas para dormir, y se acurruca junto a un peluche de Freud. Se persigna frente a la imagen de Lacan, que lo libra de todo mal. Se entrega al sueño, sin saber que mientras anochece... es de día en otras realidades. Ay, el hombre de la hipótesis es tan vulnerable cuando deja de verbalizar a los otros y se enfrenta con el coco de la ipse, siempre circular y amenazante, que lo acecha desde el fondo del ropero. ** Judith Godoy judith_godoy@hotmail.com Escritora mexicana (1976). Estudiante del Doctorado en Letras Modernas en la Universidad Iberoamericana (UIA, http://www.uia.mx), Plantel Santa Fe, donde además cursa la maestría en literatura con especialidad en poesía mexicana. Colabora con diversas publicaciones y programaciones radiofónicas de la UIA y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm, http://www.itesm.mx) como docente, cronista, locutora, correctora de estilo y guionista. Un ensayo suyo fue incluido en Poéticas mexicanas del siglo XX, coordinado por el doctor Samuel Gordon para el sello EON-UIA. === Poemas María Teresa Miranda ====================================== *** (ovum) tantos poemas abortados y otros tantos por salir pequeños, grandes, óvulos medianos en tiempo fértil pendientes de la vid unas veces fecundado y otras tantas no sol, luz, calor agua, aire, hervor ruptura y despliegue sangra la voz *** En que da moral censura a una fantasía con amor ausente (y a este poema) Esta tarde mi bien, del vino y tus recuerdos he libado. Olor del fruto prohibido queda todavía entre mis manos, ya secas, ahora crujen el humor tostado. La carne alerta, tiembla, se estremece. Suspiro a veces y al sopor me olvido del amor que a solas he librado. Tú te pierdes en las colinas del silencio, la brisa de tu aliento se oye cerca pero ajena. Yo me yerto al mar que me encadena a vos... Tus ojos huyen, niegan, palabras de amor hundidas en la oscura arena donde entierras el alma y la ternura. *** Salmo - Equinoccio de otoño, una luna brilla (Con la nariz fría entre las frías rodillas) Escucha mis palabras Oye mis gemidos de asmática. No seas indiferente a mi voz. No seas insensible a la calamidad de mis pulmones. Mis músculos están cansados de expirar. Mis sienes y quijada cansados de morder esta noche amarga. Una guerra de ácidos explota en mis entrañas: pastillas, teses, jarabes, la ciencia encapsulada en la garganta. Mientras una columnita de aire es mi esperanza, mi señal de humo, mi alianza. Atrapada en el aquí y en el ahora, al lado de dos gatos saludables... Soy el reloj de los que descansan. *** hollín del tiempo y como ahora, a veces la tristeza se me cae junto a un poco de letargo y entonces los miro ahí tendidos y a veces los recojo juntos porque así yacen al caer y no sé dónde ponerlos si echarlos a la taza del inodoro o esperar a que se sequen cuando pierden el hedor respectivo y se confunden entonces, es cuando decido secarlos al sol y se encaracolan y cambian de color así tostaditos, crujen al quebrarse entre mis dedos o cuando los picotean los pájaros al pasar *** ascensor a brief encounter in an elevator is could be as brief as unexpected for two strangers and all and nothing happens at the same time as you are could be as you let yourselves be all of you in that sudden simultaneous moment of that all and nothing happens at the same time-space situation of a brief encounter in an elevador for two strangers ** María Teresa Miranda mmiranda@hostos.cuny.edu Docente e investigadora puertorriqueña (Guayama). Reside en Estados Unidos. Es profesora de lengua y literatura hispánica en la Unidad de Lenguas Modernas del Departamento de Humanidades del Hostos Community College (http://www.hostos.cuny.edu), de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, http://www. cuny.edu). Su doctorado es del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Kentucky (http://www.uky.edu) y obtuvo su licenciatura de Rutgers University (http://www.rutgers.edu), después de cursar estudios generales en la Universidad de Puerto Rico (UPR, http://www.upr.edu). Ha viajado y vivido por varios años en España y Guatemala, donde estudió teatro y se inauguró en las tablas en la Universidad Popular, fundada por Miguel Ángel Asturias. En Hostos ha tenido la oportunidad de ser parte del elenco de la producción bilingüe de Romeo and Julieta en NY. Ha ejercido la docencia en varios niveles e instituciones académicas de EUA. === El fantasma del bar Claudia Andrea Pointet ======================= Tuve un día duro, largo y monótono. Tenía un nudo en la garganta. Necesitaba distraerme. Pasé frente a un bar, entré y pedí una bebida. Había buen ambiente, lindas luces y buena música. La gente charlaba, reía, fumaba y bebía. Era otro mundo y la mezcla de los olores me invadía más y más hasta que mi cuerpo y alma se entregó al ambiente festivo y relajado. A mi lado se sentó un joven. Estaba tan cansado como yo, tan angustiado como yo y necesitaba distraerse como yo. Su cara irradiaba tristeza, sus ojos estaban caídos y apagados. Lo invité a beber y charlar. Al principio no hablamos mucho. El alcohol, el ruido y el humo se encargaron de que nuestra conversación cambiara y fuera amena. Me contó toda su vida, con lujo y detalles. No tuve tiempo de contarle la mía, porque su historia era conmovedora y quise escucharla hasta el final. Su esposa e hija habían muerto en un grave accidente el año anterior. Su vida se había apagado para siempre. Tuvo una depresión tan grande que perdió el trabajo, sus amigos y su casa. Estaba muy solo y para aliviar sus penas venía al bar y contaba su historia a los amigos de la noche. A medida que avanzaba el tiempo me di cuenta de que no se movía de su asiento, hablaba intacto, sin expresión, sin gestos y con la mirada fija hacia una luz del bar. Sin embargo, todo lo que salía de su boca me producía escalofríos. En ningún momento me miró a los ojos, sólo hablaba y hablaba. El barman nos servía cuando nuestras copas estaban vacías. Era un gesto mecánico para él. Conversamos hasta la madrugada, no sentí ni el tiempo ni la cantidad de alcohol en mi cuerpo. Ya no había un alma en el bar. Mis ojos apenas podían estar abiertos; el cansancio me impedía escuchar bien, pero la historia era entretenida y no pude dejarlo solo. El barman nos pidió salir para cerrar el local; el joven me dio su mano para despedirse. Estaba fría, “seguramente el cansancio y el ambiente del lugar”, pensé. Nos despedimos como si nos conociéramos de toda la vida. Quedamos de encontrarnos más adelante, “un día de estos”, me dijo. Cuando salí por la puerta trasera del bar, mi amigo ya no estaba, sólo sentía su olor inexplicable. La semana siguiente fue tan agitada y dura como la anterior. Decidí pasar al bar para encontrar a mi amigo. Entré, me senté y esperé largamente. La gente entraba y salía; las horas pasaban. Al ver que mi amigo no venía le pregunté al barman si lo había visto. Me miró sorprendido y me dijo: “Señor, ese joven no vino ni ayer, ni hoy y no vendrá mañana. Murió en un accidente el año pasado. Sólo su señora e hija sobrevivieron. Fue una historia muy triste, porque la señora quedó sin hogar y no encuentra trabajo. Viven en la pieza de un hotel”. No supe qué decir, estaba desconcertado. Me sentía seguro de haber discutido durante horas con el joven y le pregunté si no recordaba que había hablado toda la noche con alguien “No, no, usted estaba tan cansado que sólo tuvo el gesto de tomar y tomar hasta que le pedí que se fuera”. El barman quiso consolarme y dijo: “No se preocupe, señor, usted no es el primero que me pregunta por él”. ** Claudia Pointet andreapointet@yahoo.fr Escritora franco-chilena (Concepción, 1967). Es asistente maternal, programadora y escritora. Textos suyos han aparecido en revistas infantiles y en un libro colectivo de la Escuela de Escritores (http://www.escueladeescritores.com) de Madrid. === Nueve poemas Cristian Andrés Astigueta =========================== *** m.a.d.e. deberías saber / cómo he buscado / tu tacto / azul / entre las volutas / intactas / de la hierba / perdido / rebaso los puentes / veintisiete veces menos / deberías saber / del sabor / t r a n c e / de mi paladar / i lo demás / encaramado / (tan lejos de tus tetas) / intentando olerte / lamerte / el corazón / deberías saber / cuántas luces / me han encontrado / morado / contando insectos i nubes / (bajo los puentes) / imaginando / hacerte veintisiete nudos / en la lengua / e inútilmente el amor *** adormidera la parca / descendió / de los cielos / húmeda / no feliz / tan puta / tan criminal / que todos / imploraban / sus favores / i ella / ida / adormecida / los acariciaba / hasta romperlos / hasta llevarlos / a la mandíbula niña de belcebú / ... / bendito sea tu mal / parca trémula / i hambrienta / bendito / el sueño de los creyentes / el sexo dolorido / tu hueco rostro / en el último plenilunio de julio / bendita la piara (i sus sueños) / las nubes coaguladas / los ojos abiertos / tu paraíso incontenible *** (( putanoise )) prometí fuego / para tu cuerpo / la muerte freak / por el pasaje eterno / de tu entrepierna / i sólo soy una puta / ruidosa / que no puede rayarte / una mueca en la cara / (¡dios!) / post domingo seis a.m. / la paga en los bolsillos / i la mandíbula sangrada / atravieso los hostales / la pestilencia del amor / derramándose / por la cama rara / sin poder encender / las cortinas / o el cuerpo extraño / prometí tanto / i sólo soy una puta / demorando los autos / i el semen / ceremonial / farsa noise *** antes.meridíano. halada niña / tú / que guardas mi carne / (entre las uñas) / tú que ardes por dentro / no me dejes amanecer / (no) / jugar en tus pezones / ya no puedo / a.m. / la radio sin señal / el licor barato / i la necedad / florecerán las vísceras de tu reino celestial / tan diosa tú / elevada después del coito / brillarás como el sol / me matarás / me derretirás / (como la mierda) / nunca seremos / uno / las estaciones traerán nuevos rostros / ardiendo / sola / en la caída / (enmudeceré) / te dejaré *** polvo polvo / susurro de la tierra / desmenuzando los cerebros / i el arco iris / beat ofrecida / tiniebla macho / vicio / veo crecer tus brazos / saquear las profecías / reinar / transito tus dominios: / bienvenido idiota / ... / soy uno más / hago mierda lo que quiero / los ángeles no tenemos madre / ni final / estoy maldito / necesito enfermar / romper los cuerpos / i el silencio / prorrogar tu santa dulzura / beat / ascender / bellos i abstractos / como el polvo in maculado / de la muerte *** señorita señorita m i s h i m a / déjeme / quitarle / las bragas / i rasurarle / la cabeza / déjeme / observar / dentro / de sus heces / comerme / sus uñas / hacerme / a ñ i c o s / contra la luna / llena / de algún autobús / déjeme / coser su lengua / (a la mía) / i déjeme / introducir / mis rodillas / en su sexo / cortarle la respiración / los brazos / rescatarla / (de la danza circular) / de los pájaros negros de lima / déjeme / huir / huir / huir / de su carne muda / e interminable / ...déjeme *** nebulosa quisiera / regresar a casa / coser mis muñecas / virar la lluvia / la ventana / oír el pecho de mamá / lamerme el alma / descansar / / pero los ángeles / echaron abajo el puente / i mis córneas / los ángeles no dormimos (dijiste) / i el polvo blanco / reptaba / rumbo al cielo / quisiera / perder mi corazón / en una gran avenida / saturada / de perras / insanas / quisiera / saber / ¡oh! ¡beat! / ¿cómo te hiciste reina? / tú / tú que eras el mejor polvo / del universo / quisiera / olvidar *** universo suelo verte / caminando sobre el sol / esquivando los escupitajos / riendo de dolor / oh amor / dime si aún / tus labios / se tuercen / cuando jadeas / (así) despacio / dime si aún / los pájaros de la noche / se estrellan / de mañana / contra las puertas / para oler tu primer celo / (de temporada) / dime si aún / rebuscas / la vida / en los periódicos / que cubren / el crimen / la locura / dime si aún / piensas en mí / i dejas entrar / el invierno / a tu vagina / larga (i vacía) / como el universo *** ceremonia sácate los dientes / i la ropa / de color / (acaríciame) / cerca la tristeza / fiel / de mi abdomen / escarbado / acércate niña / no dejes de moverte / (así) / no dejes de llorar / enciende mi dolor / hasta sangrar / como el agujero / inmisericorde / del sátiro / acaríciame / con tus labios / (hinchados / cuadrúpedos) / destruye / me / pómulos i fe / sé crimen / perfecto / v o r a z / adormidera / déjame sangrar / pronto / vendrá el sol / (será él o seré yo) / asesíname ** Cristian Andrés Astigueta dioserpiente@hotmail.com Poeta y actor peruano (1980). Actor y director del Taller Experimental Teatro del Vacío. Integrante del sello LaParcaCelestial Ediciones (i Editores) Accidentales. Ha publicado la plaqueta artesanal Tenue final de la Reina Beat. === Dos relatos Flavia Hein ========================================== *** La llorona Angustias era una niña pobre que vivía al borde de la vía. Un día se cansó de ser la madre de sus hermanos y la amante forzada de su tío y decidió vender sus lágrimas. Se fue un domingo antes de pascua, día en que su padre estaba completamente ebrio tendido sobre la foto desteñida de su esposa muerta, llorando. Angustias empacó su ropa en una bolsa de cartón, acostó a cada uno de sus hermanos, los besó en la frente y se marchó. Se subió de contrabando al tren que pasaba todos los días a las once de la noche y se dirigió hacia la libertad. Tuvo empleo en los velorios, era la llorona más efusiva y la menor paga. El secreto para llorar era tomar tres cucharaditas de miel y recordar lo mal que la había pasado en su casa paterna. Visitó todo tipo de ceremonias fúnebres, lloró a ancianos y niños, señoras y señoritas, prostitutas y puritanas, policías y proxenetas y a todo aquel que los familiares o allegados creían necesario un buen duelo. Con una parte del dinero que ganaba se pagaba una modesta pensión y la otra se la hacía llegar a Paco, su vecino de la villa y mejor amigo, para que les compraran a sus hermanos y a su padre todo aquello que necesitaban. Dos días después de navidad Angustias había sido contratada para llorar en un velorio que se llevaría a cabo en una mansión del pueblo vecino, por lo que ese día se fue hasta el centro a comprarse un atuendo que estuviese a la altura de las circunstancias. Antes de partir tomó sus tres cucharaditas de miel y se colocó la mochila de los recuerdos tristes para que las lágrimas siguieran su curso natural. Al llegar se encontró con que era un gran palacio, cercado por grandes rejas cubiertas con enredaderas; al entrar el resplandor del mármol la encegueció por unos instantes, un silencio fúnebre invadía todo el lugar, una dama de llaves vestida de luto la guió hasta el lugar donde se encontraba el féretro. El trayecto le pareció eterno. Al llegar ante el ataúd realizó el ritual como de costumbre, sólo que esa vez no pudo frenar su curiosidad y llorando se acercó al muerto. Sus lágrimas, que le brotaban a borbotones, bañaron la cara del joven produciéndole un gran estornudo. Ella pegó un grito con toda la boca abierta que invadió la gran casona e hizo que todos los allí presentes fueran inmediatamente a ver lo que sucedía. Tras aclarar el equívoco, el joven le agradeció a Angustias su llanto y le propuso matrimonio. Ella un poco por deslumbramiento y más por necesidad aceptó la propuesta. Ambos aprendieron rápidamente a amarse y cuidarse. Ella abandonó su trabajo; a partir de ese momento cada vez que lloraba lo hacía en su habitación y de felicidad. Una noche de verano en la que tres estrellas fugaces se habían sucedido, Angustias decidió dormir con la ventana abierta, y fue entonces cuando una abeja perdida en las tinieblas entró y le clavó su aguijón en las sienes matándola de manera súbita. A la mañana siguiente su marido se dirigió a la habitación con el desayuno servido y se dio cuenta de que su mujer estaba sin vida. En su desesperación intentó revivirla pero ya era demasiado tarde, nada funcionaba, su esposa era alérgica a las abejas y no lo sabían. A partir de ese día cada domingo su esposo se embriagaba y se pasaba el día tendido junto a una foto con la imagen de ella, llorando. *** Sólo necesitaba verlo una vez más Sólo necesitaba verlo una vez más, sólo una y le confesaría todo el amor que él le provocaba. Se habían conocido por casualidad, como ocurren las mejores cosas en la vida. Ana había ido a cenar más por obligación que por elección con su mejor amiga Carmen, la cual quería probar las pastas que hacían en ese restaurante porque decían que eran las mejores del lugar. Cuando llegaron estaba repleto. Carmen alcanzó a divisar una pequeña mesa en un lateral del lugar. Ana se sintió un poco más a gusto cuando vio que había un escenario. Pensó “si la comida no es buena al menos disfrutaré de un espectáculo”, se sentaron y esperaron. El mozo llegó en el momento en el que un joven ingresó al escenario. Ana, deslumbrada por la belleza del muchacho, no hizo más que pedir lo mismo que su amiga sin saber lo que era. El adolescente tenía la belleza de los griegos renacentistas, una mirada capaz de derretir el iceberg más grande del planeta y un canto que logró cautivarla completamente. Carmen trató de sacarla de ese ensimismamiento preguntándole si ya había entregado todas las invitaciones de su casamiento, Ana respondió mecánicamente que sí mirándose fijamente en los ojos del joven que sin saber por qué había posado los suyos en ella. Ambos estaban absortos. Terminó el espectáculo, Ciro se fue a su camarín con el pensamiento fijo en esa mujer de ojos color miel que no cesó de mirarlo. Ella se llevaba grabado en sus ojos aquel adolescente que no pudo dejar de mirar por un solo instante desde que apareció en el escenario. A partir de ese día Ana concurría al lugar las noches en que él cantaba. Se sentaba en el mismo sitio en que se vieron por primera vez y sentía que las canciones de amor iban dirigidas a ella; él las elegía, en secreto, pensando en ella. Cada noche se miraban, se presentían, se deseaban hasta que él no soportó más esa situación y le hizo llegar con el mozo una esquela citándola después del espectáculo. Ella no dudó, se encontraron y se sintió obligada a serle sincera, le confesó que se casaría en pocos meses, que lo de ellos no funcionaría por la diferencia de edad, pero él le selló la boca con un beso y se amaron como nunca habían amado ni amarían jamás. Después de una hora de placer desmedido Ana se vistió y se fue a su casa. Lloraba, lloraba por lo feliz que había sido en tan poco tiempo, lloraba por estar a pocos meses de dar el sí ante Dios mientras su corazón le pertenecía a un joven menor de edad, lloraba de amor y de rabia porque la vida se empeñaba en entregarle las cosas tarde. Esa noche no pudo dormir, su cabeza era un barco sin capitán perdido en medio de una tormenta. Sin embargo tomó una determinación: le confesaría su amor a Ciro y le pediría que se fueran de ese pueblo a una ciudad donde él pudiera desarrollarse como cantante y a su futuro esposo le dejaría una carta que se la entregaría Carmen cuando ellos ya estuvieran en viaje. El plan era perfecto. Ana empacó toda su ropa y la puso en la camioneta, pasó por la casa de Carmen, le dejó la carta sin darle demasiadas explicaciones y se fue al restaurante a buscar al joven. Al llegar vio que el dueño pegaba un cartel en la puerta y que caminaba cabizbajo. Ella bajó de la camioneta rápidamente, leyó el cartel “cerrado por duelo” y lo interceptó. Al escuchar que Ciro había sido apuñalado la noche anterior Ana se desvaneció. Cuando despertó estaba dentro del restaurante junto al dueño y Carmen. No encontraba consuelo, sentía que otra vez la vida le había jugado una mala pasada y que nunca sentiría el amor que sintió por aquel joven. Un mes después Ana estaba por dar el sí en la iglesia cuando de repente irrumpió la policía para arrestar a su marido por haber sido el culpable de asesinar a Ciro Reyes. Al oír esas palabras ella se desvaneció y nunca más volvió a despertarse. Recordé esta historia porque entre las fotos que tengo junto a mi amiga encontré la carta que me había dejado para que le entregara a quien era su novio el día que huiría junto a Ciro. ** Flavia Hein flaviahein9@yahoo.com.ar Escritora argentina (1983). Es correctora literaria y profesora de lengua y literatura. Se desempeña como docente en la localidad de San Pedro (provincia de Buenos Aires). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Las frases son piedrecillas que el escritor arroja en el alma del lector. El diámetro de las ondas concéntricas que desplazan depende de las dimensiones del estanque”. Nicolás Gómez Dávila, Escolios a un texto implicito, Selección (2001). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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