~~~~~~~~~~~~~~~ Año XIII Cagua, Venezuela Nº 200 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 1 de diciembre de 2008 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “200”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Santos Balán premiado. / La estela de Finnegan. / Ojos | Breves en Cuenca. / Los de Madrid. / Oyendo a Medel. / Viudos, | sirenas y libertinos. / Fondo negro. / Los | especialistas. / Mariana, la heroína. / Wilson lo oye | todo. / Películas imprescindibles. / Discursiva, rural y | urbana. / Rio Grande en primavera. | | Anunciados Premios del Libro de Venezuela en | Noticias centro-occidente. Tres letralianos entre los ganadores. | / Juan Gelman bautiza en Viena la biblioteca del | Instituto Cervantes. / Sergio Pitol inaugura en Cuba | homenaje a su obra. / El poeta centenario Victoriano | Crémer recibe el premio Gil de Biedma. / García Baena | recibe el Reina Sofía en Madrid. / Europeana, la gran | biblioteca digital europea, colapsó en su apertura. / | García Montero podría recurrir sentencia. / Carlos | Fuentes contó en una conferencia cómo escribió sus | libros. / España concede el Premio Nacional de las | Letras a Juan Goytisolo. / Fallece a los 51 años el | escritor español Ángel Campos. / Cristina Peri Rossi se | convierte en primera mujer en ganar el Loewe. / Premio | Juan Rulfo para el escritor mexicano Eduardo Parra | Ramírez. / Juan Marsé gana el Premio Cervantes 2008. / | La mexicana Guadalupe Nettel obtiene el Premio Antonin | Artaud. / García Márquez en la FIL: Me cuesta trabajo | escribir y firmar libros. / Mariana Libertad Suárez gana | el IV Premio de Ensayo Mariano Picón Salas. / Premio | Nezahualcóyotl para el poeta maya Wildernain Villegas. / | Lobo Antunes en la FIL: Soy el Julio Iglesias de la | literatura. / Jacqueline Goldberg obtiene el Premio | Jesús Enrique Lossada. / Néstor Taboada Terán y Clemente | Mamani, premios nacionales en Bolivia. / Reabre después | de veinte meses la Biblioteca Vasconcelos. / Con una | subasta recaudarán fondos para remodelar biblioteca | dominicana. / Italia acoge el evento “América Latina | tierra de libros”. / Realizan encuentro sobre la mujer | en la independencia iberoamericana. Isabel Allende | cerrará el evento con una conferencia. / Sexo en la | antigüedad grecolatina será analizado en unas jornadas. | | III Festheve, Festival de Teatro Venezolano de París: el | Material teatro venezolano tiene espectadores en Francia. | especial | Ficción Mínima. / Proyecto Exlibris. / InterClassica. / | Literatura QuéLibroLeo. / La Grúa de Piedra. | en Internet | “Aquel célebre cadete”, Jack Farfán Cedrón. / “La fruta | Artículos y en el laberinto”, María Elvira González. / | reportajes “Nezahualpilli, sucesor de Nezahualcóyotl: sabio, poeta | y gobernante”, Tarcisio Agramonte Ordóñez. / “Al oeste | de Roma, de John Fante (1909-1983)”, Miguel de Loyola. / | “Acerca de la lectura en el tercer milenio”, Antonio | Cruz. / “La parodia, ese desquite festivo”, Alejandro | José López Cáceres. | | Enrique Vila-Matas: “Hemos enterrado bajo capas de | Entrevistas tierra todas las rosas del mundo”, entrevista por Édgar | Borges. | | “La visión de integración cultural del Inca Garcilaso de | Sala de ensayo la Vega a través de la obra Comentarios reales de los | incas”, Paolo Astorga. / “La soledad en Un tal José | Salomé de Arturo Azuela”, Ernesto Garcímenez. | | Poemas de Maite Ayala Brandt. / “Evasiva criatura”, | Letras Citlalin Castañeda de la Mora. / Poemas de Marcelino | Menéndez González. / “Buenos amigos”, Rafael Mendoza | Lozano. / Poemas de Hui Ting Ruan Li. / “El sesenta”, | Paula Winkler. / Poemas de Ana Vidal Egea. / “Bendito el | que viene”, David Colina. / Poemas de Paola Severino. / | “La edad de hierro”, Eduardo Balestena. / Textos de | Samuel Vásquez. / “Lic. Juan Pérez”, Ana Isabel Hibert. | / Poemas de Oswaldo Roses. / “Una voz dijo...”, Adriana | Prieto. / Poemas de Armando Limón. / “El perro en la | niebla”, capítulo 12, Róger Lindo. | | António Lobo Antunes. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === 200 Jorge Gómez Jiménez ========================================== Hoy arriba Letralia a su bicentésima edición. Uno a uno, los doscientos números de esta revista han ido construyendo la geografía de una Tierra de Letras en la que, dos veces al mes, lectores y escritores de habla hispana se encuentran y se reconocen. No ha sido fácil conducir una publicación como esta durante los doce años y medio en los que han transcurrido estas doscientas ediciones. Pero lo hemos disfrutado. En realidad el número 200 no es otra cosa que una anécdota. El resultado del paso del tiempo y de la resolución cabal de las tareas que cada edición, con sus particularidades y desafíos, nos ha presentado. Esta es la bicentésima edición porque en algún momento nos retrasamos o nos adelantamos y no ha habido ni más ni menos que 199 ediciones antes que la que hoy tiene ante sus ojos el lector. Pero, claro, los números redondos suelen dar la impresión de vastedad, delinean un horizonte que se parece tanto a la perfección, tensan las fibras del orgullo por eso que a falta de una expresión más precisa solemos llamar la labor cumplida. Por estos lares, sin embargo, somos realistas: nuestro número 200 es una línea en el registro de ediciones de Letralia, pero no es distinto a los anteriores ni a los que vendrán. La suma de tantas ediciones da como resultado otros números que, sin ser tan redondos, quizás sean más significativos. Estas 200 ediciones, más los libros digitales y las otras secciones que conforman la Tierra de Letras, han sido escritas en 22.876 archivos. De éstos, 12.103 son páginas de la revista, 10.428 son imágenes y algunos pocos son archivos de texto, PDF u otros formatos. Pero lo más importante: por las 200 ediciones de Letralia han pasado 1.767 autores, entre los cuales hay desde quinceañeros hasta octogenarios. Algunos han muerto, otros han alcanzado el éxito, con otros hemos perdido el contacto y con la mayoría disfrutamos del placer recíproco de la amistad. De un hombre sabio escuchamos alguna vez que una buena obra de arte es aquella que puede resumirse en una frase. Para la obra de arte que es Letralia hemos reservado una frase que lo dice todo: La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet. Es la frase que nos define y con la que ahora nos despedimos, pues el tiempo apremia y debemos empezar a preparar nuestra edición 201. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Santos Balán premiado. El pasado 18 de noviembre le fue entregado el Premio Latinoamericano de Cuento Edmundo Valadés 2008 al escritor mexicano Omar Alberto Santos Balán (1975) cuyo cuento “La confesión de los blasfemos” se impuso sobre más de 480 relatos provenientes de Venezuela, Colombia, Argentina y Centroamérica. En su texto, Santos Balán explora la temática de las pasiones y los deseos humanos confrontados ante el propio credo y la práctica de una corriente religiosa. El protagonista, un sacerdote, es tentado y arrastrado por la tentación carnal que le ofrece una menor. Conflictos existenciales, de fe, de pieles; la bajeza de ideologías y posturas morales débiles son algunos de los elementos de los que se compone el relato de Santos Balán, un licenciado en literatura que aparte de su trabajo como docente de análisis literarios en el Instituto Campechano ha desempeñado una extensa labor en Campeche, donde reside, fungiendo de jurado en diversos concursos y participando en mesas de lectura, charlas literarias, encuentros literarios regionales y nacionales y otras actividades. pedroparamo_300@hotmail.com La estela de Finnegan. En 2009 se celebra el 70º aniversario de la publicación de Finnegan’s Wake (1939), de James Joyce. Para conmemorar este acontecimiento, el poeta y narrador mexicano J. D. Victoria presenta su versión íntegra del primer capítulo de la novela, “Estela de Finnegan”, disponible como libro digital. Avances de este trabajo están publicados en su blog. El texto se presenta como un ensayo de traducción que incorpora miles de referencias literarias, históricas, mitológicas; geográficas, biográficas e idiomáticas para mostrar al fin un texto unitario, enteramente legible en español. Parodia o recreación que transvasa y se apropia del texto original, “Estela de Finnegan” se sirve de una acepción náutica para aludir a la labor del traductor, quien sigue el rastro en el agua de esta auténtica novela-río. Es así como Victoria ensaya, pone a prueba y somete a las lenguas extranjeras (nunca ajenas) para reproducir en castellano el efecto del original Finnegan’s Wake, que se escucha al leerse y se lee al escucharse. Una novela de nostalgia y humor en el exilio, que hace de lado (otra vez) todas las convenciones anteriores para abrirse a nuevos significados, siempre inesperados, en el reverso de cada palabra. http://esteladefinnegan.blogspot.com Ojos en Cuenca. El pasado jueves 27 de noviembre fue presentado, en el Museo Las Conceptas de Cuenca (Ecuador), el libro de cuentos Con los ojos abiertos (Fondo Editorial Ipasme, 2008), de la autora venezolana Ana María Velásquez. La presentación tuvo lugar en el marco del X Encuentro de Escritores de Cuenca, que se desarrolló entre el 24 y el 28 de noviembre. Miembro activo del Círculo de Escritores de Venezuela, Velásquez es egresada de los talleres de narrativa del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg). Es licenciada en letras con estudios de psicología en el Centro de Estudios Junguianos y trabaja como profesora en la Universidad Simón Bolívar. De este libro ha dicho Blanca Arbeláez: “Se produce una especie de simbiosis entre Ana María, el narrador y prácticamente todos los personajes en cuanto al manejo consciente de la palabra, de la manifiesta o de la que se calla. La palabra siempre dice algo, siempre nos cuenta. Y el cuento, un cuento sostiene el existir y abre caminos en los que de pronto tropezamos con mundos desconocidos y quizá alternativos a esta realidad nada complaciente que nos contiene”. http://fondoeditorialipasme.wordpress.com Los de Madrid. El sello Ediciones Vitruvio, creado y dirigido por el poeta Pablo Méndez, lanza con el libro Enredos de luz de Marta Rubio Aguilar el primer ejemplar de “Plaza Mayor”, la primera colección dedicada a difundir la obra de poetas madrileños. Marta Rubio nació en Madrid en 1973, es licenciada en periodismo, ha colaborado profesionalmente con editoriales como Alfaguara, El País-Aguilar, Punto de Lectura, Casariego, Luis Vives, Caro Raggio o Santillana, y trabaja actualmente como editora. En el ámbito literario ha sido finalista de varios premios de poesía, como el Premio Rafael Pérez Estrada o el Premio Ciudad de Mérida de Poesía. Enredos de luz es el primer libro que publica, y congrega, dividida en tres partes, su producción poética de los últimos años. Es una ópera prima que destaca por su sensibilidad, temas intimistas y la concisión en el lenguaje, y que está basada en reflexiones sobre el amor o la contemplación del mundo en un instante. En ciertos pasajes se percibe un estilo oriental similar a los haikús, que recrean momentos de ausencia, de pérdida, de la fugaz belleza de los objetos y de la naturaleza. Y en la tercera parte del libro, poemas más luminosos hablan de amor y de cómo la vida fluye sin detenerse nunca. Según indica la propia editorial, la poesía de Marta Rubio Aguilar es “cuidada, latente, surge de la sensibilidad y la necesidad del amor para llenar un espacio pleno de sentido y rigor poético”. El libro está a la venta a 12,60 euros. http://www.edicionesvitruvio.com Oyendo a Medel. La autora cordobesa Elena Medel imparte una conferencia y comentará algunas de sus obras este martes 2 de diciembre en el Auditorio Santa Ana de Plasencia, Extremadura (España). La actividad forma parte de la programación del Aula de Literatura “José Antonio Gabriel y Galán”. La Asociación de Escritores Extremeños promueve esta iniciativa cultural bajo la dirección de Juan Ramón Santos y Nicanor Gil González, en colaboración con los institutos de Secundaria de Plasencia, la Consejería de Cultura y Caja de Extremadura. Además de conversar con los asistentes sobre su obra en jornadas vespertinas, los escritores participantes en el aula leen, explican sus escritos e intercambian opiniones con los alumnos de los cinco centros de secundaria de la ciudad. Medel estará también el martes 2, a las 8 de la noche, en el mismo auditorio, y el miércoles 3 a partir de las 12 del día en el Instituto de Enseñanza Secundaria “Virgen del Puerto”. Nacida en 1985, Medel disfruta actualmente de una beca de creación del Ayuntamiento de Madrid en la Residencia de Estudiantes. Ha publicado los poemarios Mi primer bikini (Premio Andalucía Joven 2001; DVD Ediciones, 2002), Vacaciones (El Gaviero, 2004) y Tara (DVD, 2006). Traducida al árabe, inglés, italiano y portugués, sus poemas han aparecido en numerosas antologías. Escribe, además, cuentos y artículos, y textos sobre literatura y música en diversas publicaciones y es una de las coordinadoras de La Bella Varsovia. http://www.aeex.org Viudos, sirenas y libertinos. Tal es el título del libro de cuentos del escritor venezolano Miguel Gomes (Caracas, 1964) que, con la presencia de su autor, será presentado este miércoles 3 de diciembre a las 7:30 de la noche en Ciudad Banesco, en Colinas de Bello Monte (Caracas). Inscrito en la colección Papiros 2008 del sello Equinoccio, el libro relata diversas historias en torno a temas fundamentales del ser humano como la soledad, la sexualidad, el erotismo y las historias de inmigrantes, entre muchos otros. “Abunda en estos cuentos un humor inteligente y fino, decantado, contenido, eficiente, fundado en la implicación y la sugerencia o en el juego de palabras y sostenido por una deliciosa complicidad con el lector”, comenta Carlos Pacheco, prologuista del libro, coordinador de Equinoccio y quien tendrá a cargo la presentación del libro este miércoles. Residenciado desde hace casi veinte años en Estados Unidos, Gomes es narrador, crítico y ensayista. Ha publicado los libros de narrativa Visión memorable (Fundarte, 1987), La cueva de Altamira (Alfadil, 1992), De fantasmas y destierros (EAFIT, 2003), Un fantasma portugués (Otero Ediciones, 2004; Premio Municipal de Narrativa de Caracas) y Viviana y otras historias del cuerpo (Random House Mondadori, 2006). http://www.equinoccio.cultura.usb.ve Fondo negro. Tal es el título de la exposición que a partir del 4 de diciembre a las 8 de la noche presentarán los alumnos de Roberto Mata Taller de Fotografía. La muestra, que se exhibe en los nuevos espacios del restaurante La Guayaba Verde, en Caracas, está compuesta por imágenes que resultaron de un experimento planteado en clases. Buscar individuos diferentes y pedirles que se dejaran retratar sobre un fondo negro fue el ejercicio encargado por Roberto Mata a sus alumnos del tercer nivel del ciclo básico. El objetivo era “descontextualizar al individuo y dejarlo sin ningún tipo de referencia que lo ubique dentro de un ámbito socioeconómico, religioso y cultural. Es el individuo y lo que su impronta dice de él”, según Mata. El resultado son 36 elocuentes fotografías en blanco y negro, en formato 30 x 40, de Édgar Agrela, Marina Castellano, Silvia Castro, Luisa González, Ana Gutiérrez, Gabriela Haiek, Mariauxi Montaño, Leonardo Ramírez, Alejandra Riquelme y Valentina Rodríguez. La exposición estará abierta al público hasta finales de enero de 2009. La Guayaba Verde está ubicada en la avenida Rómulo Gallegos, edificio Pascal, local 2, PB, en Santa Eduvigis. http://www.robertomata.com Los especialistas. Hasta el 5 de diciembre es posible inscribirse en la Especialización en Creación Narrativa abierta por la Universidad Central de Bogotá, y que siendo la primera en el sistema universitario colombiano, iniciará sesiones durante el primer semestre de 2009. El programa, que recibió la aprobación por parte del Ministerio de Educación en julio de 2008, es resultado de la experiencia de 27 años del Taller de Escritores Universidad Central (Teuc), y está dirigido a profesionales de todas las áreas que deseen incursionar en el mundo de la creación narrativa. La especialización tendrá una duración de un año académico, distribuido en cuatro (4) bimestres, con un total de 232 horas de clase presencial y 29 créditos académicos. Durante este lapso se hará un recorrido por los distintos saberes y prácticas del oficio del escritor; se estudiarán a fondo géneros, subgéneros y autores representativos de la narrativa universal; se reflexionará acerca del arte literario y sus estéticas; se realizarán prácticas constantes de creación narrativa y se llegará a la producción de una obra propia (novela corta, libro de cuentos, etc.), que será el resultado de todo el proceso y permitirá la obtención del título de especialista en creación narrativa. El inicio de clases está previsto para febrero de 2009, en horario de martes y jueves, de 6 de la tarde a 9 de la noche. Para solicitar información sobre inscripciones, llame al número 342 37 90 o escriba a mireyaucentral@yahoo.es. http://www.ucentral.edu.co/humanidades/teuc.htm Mariana, la heroína. Estival Teatro, Codarte de Maracay y Cuarta Pared (Caracas), la programación cultural de la Sala Experimental de Chacao baja el telón por este año 2009 con la lectura dramatizada Mariana, estoy sola y soy la misma libertad, un trabajo sobre Mariana Pineda, la heroína española del siglo XIX que se enfrentó a Fernando VII, por lo que consiguió la muerte. Inspirada en la obra del gran poeta Federico García Lorca, el autor de Mariana, José Ramón Fernández, se apodera del momento de su encarcelamiento para darnos a conocer el temple, la historia y las ideas de esta mujer cuyo espíritu decidido celebra la Unión Europea otorgándole su nombre a la entrada principal del Parlamento Europeo. La lectura dramatizada se presentará el 11 y 12 de diciembre a las 8:30 de la noche en el Centro Cultural Chacao, en Caracas, con la actuación de la aragüeña Mirla Campos, la dirección de Juan Martins (http://www.letralia.com/firmas/martinsjuan.htm), la iluminación y sonido de Víctor Quiñones y la producción ejecutiva de Yoyiana Ahumada. http://estivalteatro.wordpress.com Wilson lo oye todo. Este viernes 12 de diciembre a las 7 de la noche será presentada, en la sala Juan L. Ortiz de la Biblioteca Nacional de Argentina (Agüero 2502, Ciudad de Buenos Aires), la novela breve El pernicioso oído de Wilson, de la escritora Paula Varela (Buenos Aires, 1975). En la actividad habrá lectura de párrafos de la novela y una presentación de música en vivo. El libro narra la historia de Manuel Wilson, un hombre que tiene el extraño poder de oírlo todo: desde las conversaciones de las demás oficinas hasta los sonidos imperceptibles de los aparatos electrónicos. Ama la soledad y la repetición de los días con las mismas costumbres. Pero sucesos extraños, y la presencia de una mujer en su trabajo, hacen que su vida cambie radicalmente. El escritor y periodista cubano Juan Carlos Rivera Quintana ha dicho de esta novela que está construida “en planos cinematográficos donde podemos sentir, oler, palpar, ver y hasta escuchar los ruidos más disímiles, y padecer junto al protagonista, con su sentido auditivo extremadamente desarrollado, una vida que nadie envidiaría, en ese trabajo rutinario en el Poder Judicial, si no fuera por su capacidad auditiva para entrometerse —sin proponérselo— en el mundillo privado de los demás, lo que lo coloca en una situación de privilegio y poder”. Este es el tercer libro de Varela, que ya ha publicado el poemario Haciendo círculos con un dedo (Ediciones Baobab, 1999) y el libro/CD Arqueología de los espacios sin consuelo (edición personal, 2002). Sus poemas han aparecido también en revistas como Los Rollos del Mal Muerto (Argentina), Torre de Papel (USA) y El Invisible Anillo (España). Entre 2003 y 2004 escribió por encargo cuatro novelas breves en entregas semanales para el sitio encapitulos.com. En la actualidad trabaja como guionista y como docente. http://elperniciosooidodewilson.blogspot.com Películas imprescindibles. El próximo 19 de enero se dará inicio al taller “Las películas que hay que conocer”, que será dictado por el ingeniero Nelson Cordido Rovati (Barquisimeto, 1949) en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg). En sus 16 sesiones, que tendrán lugar los lunes de 6 de la tarde a 8:30 de la noche, el taller recorrerá más de 130 películas que, desde los inicios del cine, están consideradas actualmente como clásicos del séptimo arte. El taller está dirigido a todo público y se basa en la exposición del docente apoyado en láminas proyectadas. Se presentará la ficha técnica de cada película, su sinopsis, curiosidades y anécdotas, y se proyectarán escenas claves de cada filme. Se revisarán películas como El acorazado Potemkin, Metrópolis, Tiempos modernos, Ciudadano Kane, Fantasía, Casablanca, La soga, Rashomon, Lolita, El graduado, La naranja mecánica, El padrino, 2001, Cabaret, Cinema Paradiso, Matrix, Amelie, Irreversible, Match Point, Elipsis y muchas otras. El taller tiene un costo de 1.000 bolívares, que se cancela en la forma de cuatro cuotas de 250 cada una. Cordido Rovati ha publicado el libro Cuentos de amor y terror (2006) y a mediados de este año ofreció un taller similar, titulado “Los libros que hay que conocer”. http://librospeliculas.blogspot.com Discursiva, rural y urbana. El número 3 de la revista digital Discursiva versará sobre lo rural-urbano en la literatura peruana, tema que será ventilado en las secciones de reflexión y humor de esta publicación. Hasta el 31 de diciembre se puede participar enviando materiales para esta edición en las modalidades de reflexión (artículos y ensayos), creación (cuento y poesía), reseñas de libros publicados en el 2007 y 2008 y humor gráfico. Los ensayos y artículos pueden ser de hasta 12 páginas, los cuentos y poemas de hasta 5 y las reseñas de hasta 3. En humor gráfico debe utilizarse de 1 a 3 imágenes. Cada trabajo deberá ser enviado en documento Word en formato A4 a espacio y medio en Times New Roman a 12 puntos y justificada. Para el caso de ensayos y artículos debe seguirse las pautas de presentación de la Real Academia Española (RAE) y/o estilos equivalentes, además de un breve resumen de 200 palabras. Los trabajos deben ser enviados al correo electrónico revistadiscursiva@gmail.com, adjuntados en dos documentos: el primero, conteniendo el trabajo y el segundo, los datos del autor (nombres y apellidos, dirección, teléfono, estudios y una reseña de diez líneas de su vida académica) y la modalidad en la que se participa. Cada correo debe ser enviado bajo el asunto “Revista Discursiva”. Cada participante podrá enviar más de un trabajo, siempre y cuando éstos no hayan sido publicados en ningún soporte impreso ni virtual y estén escritas en español. Para el caso de ensayos y artículos deberá informarse si fue presentado en algún congreso, conferencia, coloquio o cualquier otra actividad similar. http://www.discursiva-ed.blogspot.com Rio Grande en primavera. La revista bilingüe Rio Grande Review ha abierto el plazo de recepción de materiales para su edición de primavera del año 2009, que se extenderá hasta el próximo 23 de enero. La publicación, bajo la responsabilidad de estudiantes de la Maestría en Creación Literaria de la Universidad de Texas en El Paso, acepta textos en inglés o español, en ficción o no ficción, poesía, traducción, "flash fiction", guiones, memorias y entrevistas, así como muestras de arte, fotografía, textos experimentales y poesía visual, para la edición digital. Los textos de ficción deben tener una extensión máxima de 5.000 palabras, y los de poesía, de 10 páginas. Las muestras artísticas deben enviarse en formato .jpg con resolución de 300 puntos, los archivos de audio en formato .wav y las animaciones electrónicas en flash. Los envíos deben hacerse a la dirección electrónica rgr@utep.edu. http://www.utep.edu/rgr ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Anunciados Premios del Libro de Venezuela en centro-occidente Tres letralianos entre los ganadores El pasado 13 de noviembre fue emitido en San Carlos (Cojedes) el veredicto del V Premio Nacional del Libro de Venezuela en la Región Centro-Occidental, certamen convocado con periodicidad anual por el Centro Nacional del Libro (Cenal, http://www.cenal.gob.ve) y en el que este año resultaron galardonados tres autores de la Tierra de Letras según la decisión del jurado, compuesto por los licenciados William García, Willian Ramírez, Belkyss Mejías y Helio Uzcátegui. En la mención Libros y Publicaciones se concedió el premio, en la categoría “Libro como terreno fértil para la inclusión”, a la Antología de la décima popular en el estado Cojedes (http://www.letralia.com/160/articulo04.htm), del cojedeño Isaías Medina López (http://www.letralia.com/firmas/medinalopezisaias.htm), en el género Poesía Popular, y a La honda superficie de los espejos, del carabobeño Arnaldo Jiménez, en Historia Oral. Asimismo, en la categoría “Libro sobre lectura” resultaron ganadores Derivando a Valencia a la deriva (http://www.letralia.com/ciudad/yusti/080717.htm), de José Carlos De Nóbrega (http://www.letralia.com/firmas/denobregajosecarlos.htm), y El silencio del agua, una recopilación de poemas escritos por niños producto de los talleres de escritura creativa. Los pequeños autores de este título son Rosibel López, Yisbel Navas, Salvador Uribe, Daniel Navas, Keimer Acosta y Daine Ulacio. En la mención Lectura, el premio recayó, en la categoría “Instituciones, servicios, medios y proyectos de promoción del libro y la lectura”, al encarte Cuentos de Camino, un recorrido por la vida, mitos y leyendas del llano venezolano editado con motivo del 10º aniversario del diario La Opinión, como medio de comunicación que promueve la literatura venezolana; al proyecto “Vamos a leer un cuento”, de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (http://www.unesr.edu.ve), núcleo San Carlos, como proyecto de promoción de lectura en comunidades, y a la investigación de Armando González Segovia sobre las obras completas del doctor José Carrillo Moreno, como proyecto de promoción de literatura regional. En la categoría “Promotores del libro y la lectura” se concedió el premio como mejor promotor de lectura infantil y juvenil a Aurymar Granadillo, por su labor en la promoción del libro y la lectura en Cojedes; como promotor de lectura en espacios no convencionales, a Meryhannie Benítez, Harwins Subero, Ana María Pérez y Yudith Rodríguez (Cojedes), integrantes del Grupo de Payasos de Hospital “La Piñata”; como promotor de lectura de literatura regional venezolana, a Maritza Torres (http://www.letralia.com/firmas/torrescedenomaritza.htm), por la serie de talleres dictados a estudiantes de educación media, donde se aborda la obra de autores cojedeños; como promotor de literatura oral, al larense Pedro Pablo Linares, investigador y difusor del tema de la lucha armada en Venezuela durante los años 60 y 70 y, finalmente, en el rubro de edición y producción editorial, al libro Arqueología del aire; notas desde una fotografía, de Orlando Baquero (Carabobo), por el innovador diseño de su portada. *** Juan Gelman bautiza en Viena la biblioteca del Instituto Cervantes El poeta argentino Juan Gelman dijo que “volvió a nacer” este 17 de noviembre en Viena (Austria) al convertirse en epónimo de la biblioteca del Instituto Cervantes de esa ciudad (http://viena.cervantes.es), cuyo nombre, según le explicó el director del mencionado centro cultural, Carlos Ortega, proviene de “Vindobona” o “Buenos Aires”, un campamento militar romano. “Yo nací en Buenos Aires, capital de la República argentina. Y ahora vuelvo a nacer en otro ‘Buenos Aires’ porque es aquí donde se le otorga mi nombre a la biblioteca del Instituto Cervantes”, declaró el reputado escritor. “Mi inconsciente me ha guiado bien”, dijo Gelman al referirse a los motivos que le habían llevado a decidirse por la sede de Viena, entre las ofertas hechas por el Cervantes para dar su nombre a una biblioteca. “Cuando me toque tocar el violín en otro barrio, quedará aquí mi nombre y es un altísimo honor el que se me ha conocido”, agradeció el poeta de 80 años a los numerosos asistentes al acto. Gelman calificó de “conmovedor” que su nombre sea el de la biblioteca del Cervantes vienés, que con sus 30.000 volúmenes es, en Austria, la más importante en español. Recordó asimismo, entre risas, que en su barrio bonaerense de Villa Crespo el club de fútbol local de Atlanta ya le puso su nombre a su biblioteca. “Esto es un poco distinto”, bromeó el poeta. Quien fuera en su día miembro del grupo guerrillero Montoneros, insistió en la necesidad de conservar la esperanza, aunque reconoció que hoy día está bastante “lastimada”. “Creo que es imposible quitarle a la gente su capacidad de sueño y de desear un cambio. Hemos visto lo que ha pasado recién en las elecciones de Estados Unidos, algo impensable”, ejemplificó Gelman. Ortega aseguró que Gelman “ha hecho de sus poemas una barricada de la memoria frente a la derrota del olvido, una resistencia para subvertir una de las grandes ignominias del pasado siglo XX”. El director del Cervantes de Viena se refirió así a los crímenes de la dictadura militar argentina, entre los que se cuentan el asesinato del hijo y de la nuera de Gelman y el secuestro de su nieta. Por eso, Gelman, dijo Ortega, “ha construido con la lengua española la salvación de un mundo que le fue arrebatado”. Gelman y su esposa, Mara La Madrid, fueron invitados por Ortega a firmar como “socios honorarios” de la biblioteca del Cervantes en Viena, ciudad donde el poeta vivió durante la época en la que trabajó como traductor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU, http://www.un.org/spanish). Durante la ceremonia, Gelman descubrió y firmó una placa que reproducía sus conocidos versos “eres mi única palabra, no sé tu nombre” y que preside la biblioteca. Por su parte, Manuel Rico director de Gabinete del Instituto Cervantes, felicitó a Gelman en nombre de Carmen Caffarel, directora de la institución y ausente en el acto por estar de viaje en México. Rico recordó que las bibliotecas son la “joya de la corona” de la red de centros del Cervantes y que conforman una “biblioteca universal y única” con más de un millón de volúmenes. En la ceremonia también estuvieron los embajadores de España y Argentina, José María Pons y Eugenio Curia. A partir de ahora, la del Cervantes vienés será la biblioteca de referencia de Juan Gelman y la encargada de adquirir los nuevos trabajos del autor argentino para distribuirlas entre el resto de centros. Con motivo de la advocación de su biblioteca, el centro expone una recopilación de fotos y carteles relacionados con la obra y la vida del escritor. Fuente: EFE *** Sergio Pitol inaugura en Cuba homenaje a su obra Con la lectura de su Diario de La Pradera, concebido en Cuba, el escritor mexicano Sergio Pitol inauguró el pasado 18 de noviembre la Semana de Autor en la Casa de las Américas (http://www.casa.cult.cu), cita que este año estuvo dedicada a su vida y obra. El Premio Cervantes y Juan Rulfo leyó a los presentes pasajes sobre su estancia en el Centro Internacional de Salud La Pradera (http://www.cuba.cu/PRADERA), donde recibió tratamiento médico en el año 2004, en ocasión de su segunda visita a La Habana, luego de cinco décadas. Pitol elogió la idiosincrasia del cubano, raíces y cultura, y evocó además su paso por Cuba en 1954, en plena dictadura batistiana. Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa, en las palabras de bienvenida a Pitol destacó la condición viajera y nómada que ha marcado su vida y prosa, y convidó a promover su obra, insuficientemente conocida por los lectores cubanos. Complementó el programa de apertura de la Semana de Autor 2008 la proyección del corto de ficción Victorio Ferri, basado en el primer relato publicado por Pitol: “Victorio Ferri cuenta un cuento”. La Semana de Autor se extendió hasta el viernes 21, período en que la institución auspició varias lecturas críticas sobre la obra de Pitol, a cargo de intelectuales y estudiosos de su narrativa, como Elizabeth Corral, Mario Bellatin, Jorge Fornet y Tryno Maldonado. También se presentó una entrevista realizada al narrador por la televisión mexicana y el volumen de cuentos Nocturno de Bujara, primer texto de su autoría editado en Cuba. Autor de novelas como El tañido de una flauta, Juegos florales y El arte de la fuga, Pitol destaca por una singular escritura dentro de las letras hispanoamericanas, marcada por la mezcla de géneros y el cruce ficción-realidad. Fuente: Granma *** El poeta centenario Victoriano Crémer recibe el premio Gil de Biedma Victoriano Crémer (Burgos, 1907) protagonizó el pasado 19 de noviembre el acto de entrega del decimoctavo premio de poesía Jaime Gil de Biedma. Y lo hizo con una “homilía laica” en la que trazó un recorrido irónico y profundo por su dilatada trayectoria vital, pareja “al tiempo histórico más alterado y convulso de toda la historia de España”, según dijo tras recibir el galardón de manos del presidente del jurado y de la Diputación Provincial de Segovia (http://www.dipsegovia.es), Javier Santamaría. Gonzalo Santonja, el coordinador del premio, dijo al hablar de los galardonados: “La noticia de la edición de este año, la verdadera noticia, es que Victoriano Crémer, el ‘último jinete’, sigue cabalgando con el alba y a corazón abierto”. Crémer, quien reside en León y cumplirá 102 años este mes, recibió el premio por su obra El último jinete. Según Santonja, la poesía de Crémer sigue teniendo “una raíz y un aliento biográfico” incontestable, como se demuestra en este último libro que, a deducir de las palabras del poeta, no será el último. Crémer recibió una escultura de Cossío y un cheque de 10.000 euros. “El último jinete es el último libro que voy a escribir”, aseguró Crémer, quien por ello atribuye a este libro un “significado especial. El significado de la despedida”. El libro es “un homenaje a la tierra en la que he vivido”. Lo definió también como “la síntesis general de una manera de entender no sólo la literatura y la poesía, sino la vida”. Un libro lleno de emoción y con el poso de quien, con un siglo de vivencias, está a bien consigo mismo. Porque, en su opinión, “un libro de poesía es el afán de un poeta que intenta decir lo que siente”. A propósito del galardón, uno de los más prestigiosos en el ámbito de la poesía, Crémer confiesa tenerle “cierta afición, por la gente que ha contribuido a dármelo. Ya se sabe que el que tiene padrino, se bautiza; y el que no, se queda judío. Soy un afortunado, pero el mérito es de los que se reúnen y de común acuerdo deciden concederle el premio a uno que anda por ahí humilde y errante”. El director de la Real Academia de la Lengua (RAE, http://www.rae.es) y miembro del jurado, Víctor García de la Concha, explicó el pasado mes de junio, tras el fallo del premio, que “es un libro escrito desde la última vuelta del camino, un repaso a la vida, pero con la misma actitud apasionada de los primeros libros de Crémer”. Como anécdota, García de la Concha dijo haber intuido, cuando estaba leyendo El último jinete, que el autor era Crémer, por un detalle muy revelador de la personalidad del poeta leonés: “Había utilizado la misma máquina de escribir que la que empleaba en los años cincuenta”. Por su parte, Santamaría subrayó que en esta ocasión el Gil de Biedma se ha visto prestigiado por el ganador, un hombre “con una vida llena, plena y coherente, una vida llena de vida. El premio Gil de Biedma se honra, se siente privilegiado con este ganador. Para él nuestro reconocimiento y aplauso”. Santamaría destacó la calidad de las obras presentadas, lo que dificultó sobremanera la labor del jurado. El Gil de Biedma tiene además dos accésit que en esta ocasión han recaído en Ángeles Mora y en Eduardo Fraile. La primera logró el galardón gracias a su trabajo Bajo la alfombra, ejemplo, en palabras de Gonzalo Santonja, de poesía rehumanizadora e introspectiva. Mora no pudo asistir a recoger su premio, consistente en una escultura de Cossío y 3.000 euros. Sí lo hizo Eduardo Fraile, que obtuvo el accésit gracias a su poemario titulado La chica de la bolsa de peces de colores. Fraile, nacido en Madrid en 1961 pero afincado en Valladolid, reveló que los poemas de este libro están dedicados a su madre, “pues ella me dio el ser, pero también me enseñó a leer”, dijo antes de recoger la escultura y el cheque por valor de 3.000 euros. Santonja aseguró que se trata de tres obras “muy cabales” que representan “tres modos muy distintos de entender y practicar la poesía en español”. Por ello, destacó que la decimoctava edición del Gil de Biedma “ha sido una de las más afortunadas” de las celebradas hasta el momento. Durante la ceremonia de entrega, que tuvo lugar en el salón de actos de la Diputación Provincial de Segovia, se recordó la figura del escritor y periodista Juan Manuel González, ganador de la edición del 2006 del premio Gil de Biedma, que falleció el pasado mes de junio. Fuentes: Diario de León • Norte de Castilla *** García Baena recibe el Reina Sofía en Madrid La reina Sofía de España presidió este 19 de noviembre en el Palacio Real, en Madrid, la entrega del XVII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana al poeta cordobés Pablo García Baena (1923), a quien se reconoció su contribución al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España mediante el culto a la belleza, la palabra y la sensibilidad. La ceremonia incluyó un concierto de homenaje a los poetas fallecidos galardonados con este premio en ediciones anteriores, en el que se recitó textos de Ángel González, galardonado en 1996. García Baena, “alma mater” del grupo Cántico, que sirvió de enlace a partir de 1947 entre la Generación del 27 y los Novísimos, agradeció a la reina Sofía su “continuado interés y tutela a todo lo que sean artes, letras y ciencias” en España, y articuló su discurso en torno a la figura y obra de su paisano Luis de Góngora. El presidente de Patrimonio Nacional (http://www.patrimonionacional.es), Yago Pico de Coaña, y el rector de la Universidad de Salamanca (http://www.usal.es), José Ramón Alonso, participaron en la ceremonia como máximos representantes de las dos instituciones convocantes del premio, considerado uno de los más importantes en el ámbito de la poesía en español. En su intervención, Pico de Coaña definió a García Baena como un “creador absoluto”, un “poeta-mago que, cual alquimista, transmuta en oro todo cuando toca: el oro de la palabra precisa, de la perfección técnica del lenguaje, de la brillantez metafórica, de la pulcritud hecha estética preciosista, sensual y sonora como un ‘cántico’ ”. Con la decisión del jurado de otorgar este premio al poeta cordobés se reconoce “la labor silenciosa y constante de quienes, más allá de tiempos y momentos, hacen del quehacer cotidiano un culto a la belleza, a la palabra y a la sensibilidad”, subrayó el presidente de Patrimonio Nacional, quien elogió asimismo a la Reina por su “apoyo perseverante, a uno y otro lado del Atlántico, a las obras culturales y artísticas”, así como por una “constante dedicación” a los asuntos sociales y humanitarios que, “hoy más que nunca”, corresponde “proclamar y agradecer”. En este contexto, reafirmó la necesidad de que los bicentenarios de la independencia de los países iberoamericanos sean planteados “como un compromiso colectivo para enfrentarse a los retos y desafíos actuales y como una apuesta de futuro capaz de contribuir en forma decisiva al desarrollo económico y social de la región”. Por su parte, Alonso hizo notar que García Baena construye su poesía desde “la mirada de un niño, el sentimiento de un muchacho, el disfrute de un crío y la felicidad de la infancia”, lo que le ha dado pie a rememorar las alegrías y tristezas que marcan la vida de los niños y a pedir que se escuchen “sus palabras, incluso sus gritos”, y se les dé respuesta. Fuente: EFE *** Europeana, la gran biblioteca digital europea, colapsó en su apertura La biblioteca virtual Europeana (http://www.europeana.eu) colapsó en su primer día de andadura, el pasado 20 de noviembre, debido a la gran cantidad de visitas recibidas, diez millones por hora, un éxito inesperado que ha obligado a cerrar la página “hasta mediados de diciembre” para doblar su capacidad. “Esperamos sobrevivir a este éxito”, dijo en rueda de prensa el portavoz europeo de Sociedad de la Información (http://ec.europa.eu/information_society), Martin Selmayr. El llamado “museo virtual” europeo, inaugurado de manera oficial por las autoridades comunitarias, ofrece acceso gratuito a más de dos millones de libros, cuadros, videos y otros documentos digitalizados procedentes de centros culturales de toda Europa. Como informamos en nuestra edición 194 (http://www.letralia.com/194/1101europeana.htm), se espera que la base documental de Europeana crezca, para el 2010, hasta los seis millones de documentos digitales. Impulsado por la Comisión Europea (http://ec.europa.eu), reúne en una única página web parte de la colección de un millar de bibliotecas, pinacotecas, videotecas, hemerotecas y fonotecas repartidas por el viejo continente. Francia, Holanda y el Reino Unido aportaron juntos casi el 70 por ciento de los contenidos disponibles, mientras que la mayoría de países —entre ellos España— no llega al 2 por ciento. Fuentes: EFE • Europeana *** García Montero podría recurrir sentencia El poeta y catedrático de Literatura en la Universidad de Granada (UGR, http://www.ugr.es), Luis García Montero, estudiará con su abogado recurrir la sentencia que lo condena a pagar 3.000 euros por injurias graves con publicidad a su compañero José Antonio Fortes, con la finalidad de abrir un debate sobre la libertad de expresión. Aunque el intelectual había afirmado que no recurriría el fallo, puesto que personalmente desea “pasar página”, ha sido la publicación de algunos artículos en prensa en los que se instaba al poeta a tomar “una decisión civil” lo que le ha hecho dudar sobre su resolución inicial. García Montero disponía de un plazo de diez días, contados a partir del jueves 20 de noviembre, cuando acudió al Juzgado de lo Penal 5 de Granada a recoger la sentencia, para discutir con su abogado la iniciativa a tomar. Lo que sí es firme es que abandonará la docencia en la Universidad de Granada. “Tengo que buscar una pausa y un ámbito de más tranquilidad para seguir escribiendo”, incidió García Montero, que no cree que la “atmósfera” existente en la Facultad de Filosofía y Letras, donde impartirá sus clases hasta final de curso, sea la más adecuada para trabajar. El presidente de la Junta de Andalucía (http://www.juntadeandalucia.es), Manuel Chaves, le expresó su apoyo el pasado 18 de noviembre, y le instó a no dejar de trabajar en la institución académica granadina, una muestra de cariño que no ha sido la única en estos días, según aseguró el poeta, que ha recibido el afecto de distintas personalidades del mundo de la política o la cultura. Chaves pidió al poeta que reconsidere su decisión de abandonar la universidad tras conocerse el fallo judicial: “Espero que no lo haga. La universidad necesita profesores del prestigio y la calidad humana de Luis García Montero”, indicó. “Como amigo tiene toda mi consideración, todo mi apoyo, afecto y amistad”. Desde la administración autonómica, según señaló, le han transmitido la idea de que es en Andalucía la tierra donde tiene y por la que tiene que trabajar. “Yo en ese sentido no tengo dudas de que voy a seguir trabajando por Granada y por Andalucía, y me siento muy agradecido por todas las muestras de apoyo”, mantuvo. “Me han dado una lección de solidaridad. A veces uno está acostumbrado a confundir el mundo con el cinco por ciento de las puñaladas que te dan, y uno de pronto descubre que la realidad tiene más que ver con un 95 por ciento de gente razonable, cariñosa y solidaria con la que te encuentras”, dijo. Fuente: Ideal *** Carlos Fuentes contó en una conferencia cómo escribió sus libros Ante unas cuatro mil personas reunidas en el Auditorio Nacional de México (http://www.auditorio.com.mx), el escritor mexicano Carlos Fuentes (Ciudad de Panamá, 1928) ofreció este lunes 24 de noviembre la conferencia pública “Cómo escribí algunos de mis libros”, como parte del homenaje que se le rinde por sus 80 años de vida. A través de la lectura de fragmentos de sus novelas Aura, La muerte de Artemio Cruz, Terra nostra, La voluntad y la fortuna y La región más transparente, Fuentes se enfocó en los temas que siempre le han interesado: el tiempo, el poder la identidad y la diversidad. “Cada autor le da voz a su ciudad, mi voz ha pretendido ser muy deformada. ¿Cómo ver a la Ciudad de México?, pues la veo como la vio Ixca Cienfuegos en La región más transparente”, expresó el autor. Fuentes se refirió también a la tradición y la creación como los dos ejes centrales de su obra literaria, explicando por ejemplo que Aura evoca diversas obras artísticas como La picola dama, de Alexander Pushkin, Grandes esperanzas, de Charles Dickens, y hasta la interpretación que hizo María Callas de La Traviata. “Los temas de la literatura en realidad son muy pocos, en el fondo no hay originalidad, lo que importa es el tratamiento del tema gracias al uso de la imaginación y la palabra”, aseguró el escritor, quien detalló a los asistentes algunas de sus intenciones al escribir otras obras como Terra nostra, La muerte de Artemio Cruz, Las buenas conciencias y La voluntad y la fortuna. La conferencia tuvo una duración aproximada de 60 minutos y representó el acercamiento más directo con el público en general que ha tenido durante el Homenaje Nacional que se le rinde. Según autoridades del Auditorio Nacional, antes de la conferencia se habían repartido 8.500 boletos gratuitos y las taquillas de este foro permanecieron abiertas hasta que la charla inició. Entre los invitados especiales a la conferencia estuvieron José María Pérez Gay, Sergio Ramírez, Marcelo Uribe, Nélida Piñón, Guadalupe Nettel, reciente ganadora del premio Artaud, y Santiago Rocangliolo, así como la esposa del homenajeado, la periodista Silvia Lemus, entre otros. Como preludio a la charla del escritor, el chelista Carlos Prieto interpretó algunas obras de Johann Sebastian Bach y Sergei Prokofiev. José Angel Palau y Jorge Volpi hicieron una breve introducción a la obra literaria de Fuentes, en la que destacaron la vitalidad de su obra y el hecho de que sus lectores puedan ser inmortales a través de su literatura. Fuente: La Jornada *** España concede el Premio Nacional de las Letras a Juan Goytisolo El escritor Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) obtuvo este 24 de noviembre el Premio Nacional de las Letras Españolas, uno de los más prestigiosos de cuantos se conceden en España, dotado con 40.000 euros (51.000 dólares). El galardón se concede en reconocimiento a la trayectoria literaria de un autor español. Considerado por Carlos Fuentes como uno de los mejores novelistas contemporáneos en lengua española, Goytisolo acababa de llegar de México cuando le sorprendió la noticia del premio. Candidato desde hace años al Premio Cervantes, ha recibido galardones tan importantes como el Premio Rachid Mimumi 1995 de París a la Tolerancia y la Libertad, el Octavio Paz de Literatura, en México (2002), y el Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe (2004). “Es una noticia, ni buena ni mala, sólo una noticia. A mi edad, ningún premio hace ilusión”, dijo Goytisolo a la prensa. “Me lo han dado y punto. Igual me sentiría si hubiese sido el Premio Cervantes. No soy grosero, ni tampoco quiero ser descortés, pero no me produce ninguna emoción recibir un premio. Acabo de llegar de México, y lo que realmente me apetecía en estos momentos era dormir un par de horas y darme un buen baño”. Según el escritor, “cuando una obra está viva, siempre despierta resistencia. Yo siempre me he tomado los ataques como una confirmación de que iba por el buen camino. La verdad es que si me dan un premio, la primera reacción en las de dudar de mí mismo, ahora, si me declaran persona non grata creo que no ando descaminado con lo que hago”. Goytisolo asegura que vive muy al margen de la vida literaria, sus promociones y sus cenáculos, “porque creo que la cultura es una cosa y la vida cultural otra muy distinta. Además, nunca me he considerado un bien nacional, me horroriza cualquier nacionalismo”. Alejado, pues, de las cuitas literarias y sus puñaladas, Goytisolo vive como él mismo dice “rodeado de gente que no habla español”, lo que no impide que observe con bastante preocupación “la derechización de las sociedades europeas y la persecución de los inmigrantes”, pues se muestra absolutamente seguro de que “una cultura es la mezcla de las influencias externas que ha ido recibiendo con los años. Y yo, personalmente, de la mezcla cultural he aprendido tanto como de Cervantes”. Aseguró, entre irónico y solemne, que no es “una gallina ponedora todo el día pariendo libros, cada novela mía es una propuesta literaria completamente distinta. Creo que ésa es la misión de un escritor, devolver a la sociedad un legado cultural distinto al que recibió”. Por último, Juan Goytisolo aseguró que “más que nunca, en estos tiempos difíciles y de crisis, la cultura es un asidero para la gente. Hay muchas causas dignas de ser defendidas, podría estar toda la noche enumerándolas”. Afincado en la ciudad marroquí de Marraquech desde hace años y gran conocedor de la cultura árabe, Goytisolo es hermano del poeta José Agustín, fallecido en 1999, y del escritor y académico Luis Goytisolo. Publicadas sus dos primeras novelas, Juegos de manos (1954) y Duelo en el Paraíso (1955), vivió exiliado en París (1956-1969) como asesor literario de la prestigiosa editorial Gallimard (http://www.gallimard.fr). En su amplia obra figuran novelas, ensayos, memorias y libros de viaje, y entre sus libros figuran títulos como Duelo en el paraíso, Señas de identidad, Reivindicación del conde don Julián, Juan sin Tierra, Makbara, Paisajes para después de la batalla, Crónicas sarracinas, Las virtudes del pájaro solitario, Carajícomedia y Telón de boca. Fuentes: ABC • EFE *** Fallece a los 51 años el escritor español Ángel Campos El pasado martes 25 de noviembre falleció, a los 51 años de edad, el poeta español Ángel Campos (San Vicente de Alcántara, Extremadura, 1957), como consecuencia de no haber superado una operación de un tumor, que se le detectó recientemente. Además de ser profesor durante muchos años en Badajoz, donde se granjeó el respeto de la comunidad docente y la admiración de miles de alumnos, en seguida destacó por su pasión por la cultura portuguesa, de la que no sólo era un entendido de enorme solvencia sino divulgador de la misma. Impulsó las relaciones culturales y poéticas entre las instituciones e individuos de la región fronteriza de Extremadura y Portugal. Premio Extremadura a la creación en 2005, acababa de ser reconocido con uno de los galardones más importantes del mundo iberoamericano de las letras: el Premio Eduardo Lourenço, otorgado por el Centro de Estudios Ibéricos de Guarda (http://www.cei.pt), que reconoce a personalidades e instituciones portuguesas o españolas que hayan tenido una intervención relevante en el ámbito de la cooperación de las comunidades ibéricas. Al mismo tiempo, era uno de los traductores de la literatura portuguesa más destacados del panorama hispanoamericano. Campos era licenciado en filología hispánica por la Universidad de Salamanca (http://www.usal.es) y había sido profesor del Instituto Español Giner de los Ríos (http://www.ielisboa.net), en Lisboa (Portugal), hasta este año. Era uno de los autores más singulares de la poesía contemporánea en español, con textos en los que la crítica ha destacado “la intensidad de su lectura del espacio, la calidad de sus poemas en prosa y la progresiva simplificación y austeridad expresiva, con fuerte presencia en su obra de la literatura portuguesa”. El escritor vertió al castellano obras de autores tan destacados como Fernando Pessoa, Carlos de Oliveira, António Ramos Rosa, Eugénio de Andrade y Sophia de Mello (de quien tradujo Nocturno mediodía; antología poética (1944-2001), por la que recibió el premio de traducción Giovanni Pontiero), entre otros. Fue fundador y director de las revistas hispanoportuguesas Espacio/Espaço escrito y Hablar/Falar de Poesía, que son “modelos únicos” en el panorama español con una trayectoria amplia y constante en el caso de Espacio/Espaço escrito. Presidió la Asociación de Escritores Extremeños (http://www.aeex.org) y, en 1992, fundó el Aula de Poesía Enrique Díez-Canedo (http://auladiezcanedo.blogspot.com), de Badajoz, bajo el patrocinio de esta misma asociación, una singular iniciativa por la que han pasado más de ochenta autores, que combina los encuentros didácticos con alumnos de institutos y las lecturas abiertas al público. Fue asimismo uno de los fundadores de la editorial Del Oeste Ediciones, “imprescindible” en el panorama de la nueva literatura en Extremadura. Publicó la antología Un corazón de nadie, de Pessoa, que llevó a cabo por encargo de la Editorial Galaxia Guttenberg/Círculo de Lectores (http://www.galaxiagutenberg.com) y que es todo un referente en la comprensión de la poesía portuguesa. Con su obra La semilla en la nieve recibió en 2005 el Premio Extremadura a la Creación. Fuentes: Europa Press • Extremadura 24 Horas *** Cristina Peri Rossi se convierte en primera mujer en ganar el Loewe La escritora hispanouruguaya Cristina Peri Rossi dijo estar “muy contenta de ser la primera mujer que gana el premio Loewe de poesía”, dotado con 20.000 euros, como explicó el pasado 26 de noviembre cuando fue hecho el anuncio del fallo. Bajo el seudónimo “Cassandra”, la escritora presentó su poemario Playstation, un libro “urbano, audaz y de perdedores” en el que habla sobre “la soledad y la desilusión ante las relaciones humanas, de la evolución de la sociedad en un mundo contemporáneo en el que sólo quedan los juegos con máquinas”. Con una gran carga autobiográfica, la autora apuesta en él por la “sinceridad” a la hora de “desmitificar las relaciones y la vida literaria”. A pesar de tratarse de un drama, la escritora reconoció haber vertido sobre ella “una mirada humorística que nos ayuda a olvidar esa tragedia”. El drama no ha excluido sin embargo la esperanza, “si no no existiría este libro porque escribir implica esperanza”. Al contrario que otros títulos suyos, el erotismo, tan presente, no aparece en Playstation, “porque ya ni el erotismo nos salva de la soledad”, apuntó. “En Playstation hay también una crítica al matrimonio y al sexo”. Peri Rossi no dudó en alabar la “valentía” de un jurado —compuesto por Bousoño, García de la Concha, Brines, Caballero Bonald, Colinas, Siles, Villena y Valero— que ha sido “tan audaz al premiar un libro contracorriente”. En la categoría de Creación Joven (menores de 30 años), resultó vencedor el escritor Javier Vela por Imaginario. El premio está dotado con 7.000 euros. Fuente: ABC *** Premio Juan Rulfo para el escritor mexicano Eduardo Parra Ramírez La ira del filósofo, del escritor Eduardo Parra Ramírez, fue designada ganadora del Premio Juan Rulfo para Primera Novela, dotado con 100.000 pesos y un diploma, según informó el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC, http://www.culturatlaxcala.com.mx), una de las instituciones convocantes del galardón. Edith López Sánchez, vocera del ITC, señaló que para la edición 2008 del prestigiado premio se recibieron 118 trabajos, revisados por el jurado que estuvo conformado por Gerardo de la Torre, Felipe Garrido y Gonzalo Vélez, quienes eligieron a Parra por haber presentado una novela bien construida que enlaza sus capítulos mediante cortes de estirpe cinematográfica. La novela cuenta con personajes sólidamente caracterizados que “se desplazan en situaciones verosímiles en un contexto de descomposición social”. López Sánchez agregó que el autor “se vale de un lenguaje esmerado y expresivo, que apoya con eficacia los fines de la novela”. El autor utiliza recursos que podrían considerarse cinematográficos “para hacernos pasar de un tiempo a otro, y para lograrlo enlaza imágenes, descripciones de un tiempo de la historia, con otras similares de un momento distinto, creando un efecto de elipsis inquietante”. Por otra parte, agregó la vocera, recurre a una construcción de personajes poco fiable, completamente intencional, lo que resulta en que, pronto, el lector se sienta desorientado, incapaz de descubrir cómo es realmente cada uno de los personajes. Pese a los tropiezos naturales de quien escribe una primera novela, La ira del filósofo es una novela interesante, coherente, bien construida y capaz de sorprender al lector, de obligarlo a repasar mentalmente algunos de sus capítulos y con esto provocar a la memoria, apuntó la funcionaria. Parra Ramírez (Ciudad de México, 1970) es narrador y cursó estudios de realización cinematográfica, egresado de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem, http://www.sogem.org.mx). Ha sido realizador de cortometrajes, promotor cultural, guionista radiofónico y docente. En 2006 obtuvo la mención honorífica en el Certamen Internacional de Cuento del Ateneo Español. Al siguiente año ganó el Premio Nacional Ignacio Manuel Altamirano de poesía por Refractario. Ha obtenido, además, el Premio Internacional de Cuento Hiper-breve “Pompas de Papel” y es autor del libro de poesía Palabras sobrevivientes, así como coautor de la antología Sin mirar atrás. El Premio Juan Rulfo para Primera Novela fue convocado por vez primera en 1980 y cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba, http://www.bellasartes.gob.mx) y las secretarías de Cultura de los estados de Puebla (http://www.sc.pue.gob.mx) y Tlaxcala, a través del ITC. Fuente: El Universal *** Juan Marsé gana el Premio Cervantes 2008 Juan Marsé (Barcelona, 1933), escritor que ha “marcado” generaciones y ha “contribuido a la defensa en Cataluña de una lengua que hablan 500 millones de personas”, según señaló este jueves 27 de noviembre el ministro de Cultura (http://www.mcu.es) de España, César Antonio Molina, se convirtió en el ganador del Premio Cervantes 2008, el más importante de las letras hispanas, dotado con 125.000 euros. Marsé recibirá el galardón el próximo 23 de abril, fecha en la que murió Miguel de Cervantes, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH, http://www.uah.es) de manos del rey Juan Carlos. Molina hizo público el fallo del Premio acompañado de tres de los miembros del jurado: su presidente, el académico de la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es) José Manuel Blecua, y los dos galardonados anteriores, Juan Gelman (2007) y Antonio Gamoneda (2006). En esta misma línea, Blecua subrayó la “extraordinaria sensibilidad” y capacidad de Marsé para reflejar, a través de sus personajes, la “dimensión lingüística que sucedía y sucede en Barcelona”. “Personajes que en su forma de hablar reflejan un contacto entre lenguas”, precisó. Por su parte, el poeta Juan Gelman indicó que con una gran “economía de medios” y utilizando apenas adjetivos, Marsé siempre ha sabido reflejar la preocupación por el otro, vinculado a aspectos de la lengua. Y así “lo demuestra en El amante bilingüe y en El embrujo de Shanghai”, explicó Gelman. El ministro de Cultura subrayó que Marsé tiene una “gran obra literaria”, cuyas novelas “nos han acompañado a lo largo de toda nuestra vida” y le describió como un escritor “familiar” que nos ha “ayudado a ser críticos con los tiempos que hemos vivido”. A la hora en que se hizo el anuncio, Marsé se encontraba fuera de casa, en una visita al médico, por lo que conoció la noticia más avanzada la tarde, según relató su mujer, Joaquina Hoyas, “al volver a casa y encontrársela llena de gente”. Ella apenas pudo conversar con él porque Marsé volvió a salir enseguida para ofrecer una rueda de prensa. Preguntado por si el Cervantes “saldaba una deuda” con Marsé, uno de los eternos candidatos, Molina respondió afirmativamente, pero matizó que los premios “nunca saldan una deuda, sino que subrayan la obra de un autor”. A respecto, el poeta Juan Gelman apuntó con ironía que el Cervantes “sí saldaba muchas deudas bancarias”. Para la directora del Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es), Carmen Caffarel, Marsé “es uno de los mayores novelistas del último medio siglo, y sus novelas Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí o Teniente Bravo son imprescindibles en la gran narrativa contemporánea en español”. Resaltó igualmente que su “mirada crítica, a menudo cargada de ironía, ha empujado la novela española hacia el siglo XXI. No es de extrañar que los escritores jóvenes vean en él a un auténtico maestro”. Además de Blecua, Gelman y Gamoneda, en el jurado estuvieron Oscar Acosta, representante de la Academia Hondureña de la Lengua; Ángel Gabilondo, propuesto por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue, http://www.crue.org); Malena Mijares, por la Unión de Universidades de América Latina (Udual, http://www.udual.org); Manuel Longares, por el Instituto Cervantes; Ignacio Amestoy, por el Ministerio de Cultura; Antonio Rodríguez, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape, http://www.fape.es); Nelson del Castillo, por la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap, http://www.felap.net), y Ruth Fine, por la Asociación Internacional de Hispanistas (http://asociacioninternacionaldehispanistas.org). Como secretario del Premio actuó Rogelio Blanco Martínez, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas (http://www.mcu.es/libro) y como secretaria de actas, Mónica Fernández Muñoz, subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas. Durante la rueda de prensa ofrecida por Marsé, el escritor afirmó que la literatura “no tiene nada que ver con los premios” pero se mostró ilusionado con el Cervantes, que resultó ser una “sorpresa relativa” porque sabía que era uno de los candidatos. Agradeció la distinción y aseguró que sus candidatos eran José Manuel Caballero Bonald y Ana María Matute. En relación con la anécdota de su visita al médico, el autor admitió que su cardiólogo le había notado “algo nervioso” por el fallo. El Cervantes de 2008 es también el primero que se otorga tras los cambios introducidos por el Ministerio de Cultura en la composición del jurado, para dar más presencia al mundo de las letras y de la cultura en general y menos a las instituciones dependientes del gobierno español. El Premio Cervantes, que no puede ser dividido ni declarado desierto o concedido a título póstumo, ha distinguido hasta ahora a 17 escritores españoles y 16 latinoamericanos, de los que sólo dos han sido mujeres, la española María Zambrano y la cubana Dulce María Loynaz. Juan Marsé es quizá uno de los escritores españoles con más novelas llevadas al cine —desde El embrujo de Shanghai a Últimas tardes con Teresa— y que ha escrito la mayor cantidad de guiones de varias de ellas. Sin embargo, en los últimos tiempos ha renegado tanto del séptimo arte que, dijo, está inmerso en un libro que es un “pequeño ajuste de cuentas” con los guionistas y directores. Marsé nació como Juan Faneca Roca, pero su madre murió en el parto y fue adoptado por el matrimonio Marsé. A los trece años empieza a trabajar como aprendiz de joyero. El futuro escritor se ve obligado a ganarse la vida tras el encarcelamiento de su padre, militante de un partido de la izquierda catalana. Mal estudiante, pasa más tiempo en la calle que en las aulas y empieza a conocer a fondo los que serán los escenarios de su personal mundo literario. Muy pronto, gracias a su amiga Paulina Crusat, comienza a publicar sus primeros relatos en la revista Ínsula, dirigida entonces por José Luis Cano, y críticas de cine en Art-Cinema. A los 22 años le toca cumplir con el servicio militar, tiempo que aprovecha para comenzar a plantear su primera novela, Encerrados con un solo juguete, que terminaría en 1958 y resultaría finalista del Premio Biblioteca Breve. A comienzos de los años 60, y por consejo de Jaime Gil de Biedma y Carlos Barral, se traslada a París, donde trabajará en el Departamento de Bioquímica Celular del Institut Pasteur (http://www.pasteur.fr) como “garçon de laboratoire”. Allí se dedicará también a la traducción y da clases de español a Teresa, la hija del pianista Robert Casadesús, que prestaría su nombre a la más célebre de sus novelas. A su regreso de París en 1962 publicaría su segunda novela, Esta cara de la luna, hoy repudiada por el autor, e iniciaría su relación con el Partido Comunista español, “porque era el único que hacía algo contra Franco” pero cuatro años después, ya en España, decide “separarse” por una cuestión de “intransigencia”. En 1965 obtiene el Premio Biblioteca Breve por Últimas tardes con Teresa, que en 1983 sería adaptada al cine por Gonzalo Herralde. También se casa con Joaquina Hoyas, con quien tiene dos hijos, Alejandro y Berta. A partir de entonces se consolida como escritor profesional y abandona la joyería y la redacción de Art-Cinema. Se gana la vida redactando solapas para Editorial Planeta (http://www.editorial.planeta.es), anuncios y diálogos cinematográficos junto a Juan García Hortelano. Publica sin excesivo éxito La oscura historia de la prima Montse (1970), libro que descubriría las claves del universo literario que ha seguido cultivando hasta la fecha. En esa época comienza Si te dicen que caí, con la que se propone rescatar su infancia y desacreditar la versión franquista sobre la realidad social del régimen. Considerada su gran obra de madurez, la novela tiene una estructura narrativa compleja, articulada a través de continuos saltos entre diversas etapas de la dictadura. Censurada en España, Marsé se ve obligado a publicarla en México, donde recibirá el Premio Internacional de Novela. En 1976 se acaba editando en España y en 1989 Vicente Aranda la lleva a la gran pantalla. Su gran éxito llegaría en 1978, cuando obtiene el Premio Planeta con La muchacha de las bragas de oro, también adaptada en 1980 por el director barcelonés. Luego vendrán Un día volveré (1982) y Ronda del Guinardó (1984). En 1984 sufre un infarto que hace necesaria una complicada intervención quirúrgica. Pero a los dos años ya tiene un libro de relatos en la imprenta, Teniente Bravo (1986). En 1990 publica El amante bilingüe, que le vale el Premio Ateneo de Sevilla, y que Aranda vuelve a trasladar al lenguaje cinematográfico. El embrujo de Shanghai llega en 1994, y es dirigida en 2002 por Fernando Trueba en 2004. Esta novela le reporta el Premio de la Crítica y el Arestión de la UE. Ya en 1997 obtiene el Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe. Tras La fuga del río Lobo (1996) y Dietario de posguerra (1998), Marsé publica, en 2000, Rabos de lagartija, por el que recibe el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa. En 2005 publica la novela Canciones de amor en Lolita’s Club, que cuenta también con versión cinematográfica de Vicente Aranda. Ese mismo año renuncia, con gran repercusión mediática, a seguir formando parte del Premio Planeta por —según sus propias palabras— “la calidad subterránea” de los originales enviados, de la novela ganadora, Pasiones romanas, de María de la Pau Janer, y de la finalista, Y de repente, un ángel, de Jaime Bayly. Recientemente, la editorial Candaya publicó Ronda Marsé, en el que se compila un amplio número de críticas sobre su obra, así como textos donde diversos escritores ofrecen una visión personal del autor de Últimas tardes con Teresa. Este volumen, además, incluye un documental sobre el escritor barcelonés que lleva por título Un parque de verdad con ranas de cartón. Fuentes: El Cultural • Europa Press *** La mexicana Guadalupe Nettel obtiene el Premio Antonin Artaud La escritora mexicana Guadalupe Nettel obtuvo este jueves 27 de noviembre el VI Premio de Narrativa Antonin Artaud (http://www.premioartaud.com) por su obra Pétalos y otras historias incómodas, al mostrar la autora, según el jurado, que “si la locura es cultural, también puede tener una gran fuerza literaria”. El escritor Alberto Ruy Sánchez, presidente del jurado, reconoció la originalidad de la obra premiada por su excepcional narrativa de situaciones peculiares, de extraña intimidad y tensión traumática. Entre tanto, la autora explicó que lo suyo no es escribir sobre lo extraño, sino sobre la belleza. La obra ganadora será traducida y editada en Francia. Nettel nació en ciudad de México en 1973 y es autora también de los cuentos “Juegos de artificio” y “Les jours fossiles”. Su única novela, El huésped, se publicó en español y francés. Publicada por Anagrama (http://www.anagrama-ed.es), Pétalos y otras historias incómodas está poblada por personajes maniacos, obsesivos, temerosos y atormentados. La apuesta de esta joven escritora es presentar que la verdadera belleza está oculta porque incomoda a la vista. El libro ya recibió el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen en México. Esta es la sexta edición del Premio Artaud, que otorgan la Embajada de Francia (http://www.ambafrance-mx.org) y la Asociación de Empresas Francesas en México (EFM, http://www.efmex.org). Michel Bichot, presidente de EFM, dijo que en este mundo globalizado es inevitable el intercambio de las manifestaciones culturales de las naciones. Desde 2003 se entrega este reconocimiento a la obra literaria editada en México. Integraron el jurado Alberto Ruy, Philippe Olle Laprune, Mitchi Strausfeld, José María Espinasa, Margo Glantz, Annie Morvan, y Juan Villoro, ganador en 2007, entre otros. Fuentes: El Universal • Premio Antonin Artaud *** García Márquez en la FIL: Me cuesta trabajo escribir y firmar libros A sus 81 años de edad, el Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez admitió con una sonrisa, durante la conferencia magistral de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara (UdG, http://www.udg.mx), en México, que firmar libros para sus admiradores es tan demandante como escribirlos. “Me cuesta trabajo escribir libros, ¡y además firmarlos!”, exclamó el autor de Cien años de soledad cuando admiradores se acercaron tímidamente la noche del viernes 28 de noviembre a pedirle que les dedicara algunos ejemplares. García Márquez, quien contribuyó a la fundación de la cátedra, junto a otras reconocidas plumas como el mexicano Carlos Fuentes, hace ya 14 años, lució un pesado traje color gris oscuro y gruesas gafas de color negro. El escritor colombiano hizo ante los fotógrafos poses de hombre fuerte, como para enseñar el músculo, cuando se le inquirió sobre cómo se encontraba. “¿Que cómo estoy? ¿Que no me ven..? Creo que estoy maravilloso igual que ella”, dijo García Márquez mientras tomaba del brazo a Alma Guillermoprieto, la periodista mexicana encargada de brindar la conferencia magistral. El autor de El amor en los tiempos del cólera, que fiel a su costumbre rehuyó cámaras y micrófonos de la prensa, también participará en Guadalajara en otras actividades de la Feria Internacional del Libro (FIL, http://www.fil.com.mx), entre ellas un homenaje a su amigo Carlos Fuentes por sus 80 años de vida. La Cátedra Julio Cortázar es un espacio académico de la Universidad de Guadalajara que rinde homenaje permanente a la memoria del escritor argentino autor de Rayuela. Fuente: AFP *** Mariana Libertad Suárez gana el IV Premio de Ensayo Mariano Picón Salas Este 28 de noviembre, en la sala de teatro 2 de la Casa de Rómulo Gallegos, en Caracas (Venezuela), el jurado del Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas dio a conocer el nombre de la escritora cuya obra resultó ganadora de la 4ª edición de este galardón organizado por la Fundación Celarg (http://www.celarg.gob.ve). La obra titulada Sin cadenas, ni misterios; representaciones y autorrepresentaciones de la intelectual venezolana, fue presentada bajo el seudónimo Josefa Venancia. Abierta la plica que contenía los datos del autor, la ganadora resultó ser Mariana Libertad Suárez (Caracas, 1974), profesora del Departamento de Literatura de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve). El veredicto señala que “se trata de una obra audaz y novedosa en su planteamiento. La obra estudia las posibilidades y estrategias de subjetivación de los sujetos que no se conforman a la norma social dominante, y descubre recursos y experiencias necesariamente invisibles para el pensamiento hegemónico, contribuyendo así a la visibilización, al reconocimiento y a la valoración del carácter de sujeto agente de los excluidos”. El jurado concedió también dos menciones de honor. La primera fue para El reino de la transparencia; comunicación y democracia en tiempos del poder popular, firmado con el seudónimo Sebastián, “por constituir un aporte muy importante para comprender el papel de la comunicación en la construcción de una democracia verdaderamente popular y participativa en nuestra América”. Abierta la plica el autor quedó identificado como José Javier León Blanco, profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (http://www.ubv.edu.ve) y autor de diversos libros y artículos. La segunda mención fue para El criollismo en el sistema de imágenes de las artes visuales latinoamericanas, firmado con el seudónimo Flor de Azalea. Abierta la plica la autora resultó ser Isabel Huizi Castillo, cuyo trabajo fue considerado por el jurado como un aporte significativo a la comprensión de una de las representaciones construidas y empleadas para nominar, definir y entender lo latinoamericano. Integrado por la hermana Teresa Forcades I Vila, el profesor Ramiro Podetti y la venezolana Iraida Vargas-Arenas, el jurado seleccionó el texto ganador entre 96 obras que se recibieron para esta convocatoria, cifra récord en la historia del galardón que, dotado con 20.000 dólares, fue creado en 2001 con el propósito de honrar la obra y el pensamiento del ilustre escritor venezolano, y de estimular la actividad creadora de los ensayistas en lengua castellana. Suárez es diplomada en estudios postdoctorales de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y doctora en filología hispánica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Recibió el premio de autores inéditos de Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.gob.ve) en el género de ensayo y una mención del Premio Temas, en la categoría “Estudios sobre arte y literatura” (La Habana, 2006). Ha publicado diversos artículos académicos sobre la escritura de mujeres y es autora del libro Criaturas que no pueden ser: narradoras venezolanas en el postgomecismo (Monte Ávila, 2005). Fuente: Celarg *** Premio Nezahualcóyotl para el poeta maya Wildernain Villegas Con el poemario El canto de la estirpe, el poeta maya yucateco Wildernain Villegas Carrillo (Peto, 1981) obtuvo el Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas 2008, que recibió el viernes 28 de noviembre en el teatro José Peón Contreras, de Mérida, Yucatán. La obra se divide en cuatro partes: “Resplandece la huella”, “Juego primigenio”, “Conjuros de la selva” y “Latidos del mayab”, en las que el autor retoma las imágenes y el discurso de la tradición maya, las apropia a sus recuerdos y a su vida cotidiana y hace con ellas “un crisol poético de alta calidad literaria”. Así lo señala el acta del jurado que estuvo integrado por los escritores Mario Molina y Juan Hernández Ramírez, quienes ganaron este reconocimiento literario en 2006, así como la escritora Teresa Dey y el doctor en letras contemporáneas Patrick Johansson. En la ceremonia de premiación, tras las palabras de Villegas Carrillo, la actriz Ofelia Medina leyó en español algunos de los poemas de El canto de la estirpe, obra escrita en maya-español y seleccionada de entre 32 libros de poesía, narrativa, teatro y crónica escritos en 12 lenguas mexicanas. La ceremonia contó asimismo con la interpretación de canciones en maya y la participación de la gobernadora del estado, Ivonne Ortega Pacheco, así como de funcionarios del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx) y del Instituto de Cultura de Yucatán (ICY, http://www.culturayucatan.com). Villegas Carrillo es licenciado en educación y ha sido becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca, http://fonca.conaculta.gob.mx) en las categorías de Escritores en lenguas indígenas (2002-2003) y Jóvenes creadores (2004-2005). También ha sido becario del Instituto Quintanarroense de Cultura (hoy Secretaría de Cultura de Quintana Roo, http://culturaqroo.blogspot.com) y en 2005 obtuvo el Premio Estatal a la Juventud Indígena en la categoría de Preservación y Desarrollo Cultural. Ha publicado poemas en las revistas Nikte’ T’aan (Palabra en Flor), Luna Zeta, Avisal y el cuaderno de poesía U K’iinil Tsibo’ob (Sol de Palabras). Además, tradujo el libro de cuentos infantiles en maya Por el suelo y sin zapatos, de María Magdalena Vázquez. Villegas Carrillo es promotor cultural en la Secretaría de Cultura de Quintana Roo y docente de maya en la Universidad Intercultural Maya (http://www.seyc.gob.mx/uimqroo/index.php) en Quintana Roo. Uno de sus principales objetivos es promover la lengua, la cultura y la cosmovisión de su pueblo, a través de la poesía. El Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas fue instituido por el Conaculta, a través de su Dirección General de Culturas Populares (DGCP, http://www.culturaspopulareseindigenas.gob.mx), en 1993. Fuente: Notimex *** Lobo Antunes en la FIL: Soy el Julio Iglesias de la literatura Este sábado 29 se dio inicio a la XXII Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México, con la entrega del premio FIL de Literatura en Lenguas Romances al escritor portugués António Lobo Antunes (Lisboa, 1942), quien lo recibió de manos de Marco Antonio Cortés, rector de la Universidad de Guadalajara (UdG, http://www.udg.mx), y aseguró que “el problema esencial de la escritura es el problema del tiempo en las palabras”. En la ceremonia inaugural de este evento que se extenderá hasta el próximo 7 de diciembre, la secretaría de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, aseguró que en 2009 el gobierno federal continuará con su proyecto de fomento al libro y la lectura, por lo que preparan una gran celebración por los 70 años de José Emilio Pacheco y harán una edición especial de su libro Las batallas en el desierto, que será repartido entre todos los estudiantes de escuelas públicas mexicanas. El proyecto cultural se fortalecerá con la construcción del Centro Cultura y Librería Arnaldo Orfila, en Buenos Aires, Argentina, a cargo del Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fce.com.mx), que en 2009 celebrará 75 años de vida, por lo que prepararán un programa de formación para editores y libreros, entre otras actividades. Vázquez Mota recordó, asimismo, la presencia que tendrá México en el Salón del Libro de París, a principios de 2009, cuando acercarán la producción literaria mexicana para traducción y compra de derechos. Añadió que para el próximo año la dependencia distribuirá entre los alumnos de tercero de secundaria una edición de un millón de ejemplares de El espejo enterrado, de Carlos Fuentes, e invitará a la industria editorial a involucrarse con los alumnos de bachillerato. En su discurso de agradecimiento, Lobo Antunes evocó a sus grandes maestros como escritor, personas comunes con las que vivió a través de su trabajo como médico psiquiatra y durante su servicio en la guerra de Angola durante los años setenta. El escritor dijo que estas personas le enseñaron “a mejorar su trabajo” y a resolver los problemas técnicos con los que se encuentra todo escritor. Recordó que cuando volvió de la guerra de Angola, donde “todo era matar y ser muerto”, comenzó a trabajar en un hospital psiquiátrico. Una mañana, mientras estacionaba su coche, se le acercó un hombre mayor, “al que los médicos llamaban esquizofrénico”, y le dijo: “Doctor, el mundo ha sido hecho por detrás”. Para Lobo Antunes, ésta es la solución para escribir: se escribe hacia atrás, al buscar que las emociones y pulsiones encuentren palabras. “Todos los grandes escribían hacia atrás”. También recordó que en África le enseñaron una nueva noción del tiempo, otro de los problemas “esenciales” de la escritura. Para ellos, dijo, no hay pasado, presente y futuro, sino un presente inmenso que “caminaba como una ola”. En su obra ha tratado de reflejar esos planos temporales que se mezclan entre sí. Habló de otros dos maestros: una mujer con cáncer a la que atendió cuando era médico internista. Lobo Antunes le preguntó por qué no había ido antes al médico. “No tengo dinero”, respondió la mujer, “quien no tiene dinero no tiene alma”. Lobo Antunes reconoció que esas palabras lo hicieron llorar y dijo que su literatura trata de hablar sobre “aquéllos a los que les han quitado el alma”. Y también habló de un niño de cuatro años, José Francisco, que murió de cáncer. Lobo Antunes relató que vio cómo envolvían al niño en una sábana y se lo llevaban; al alejarse, vio que el pie del niño salía de la sábana y se balanceaba. “Toda mi vida he escrito para ese pie, para un pie que se alejaba (...). Escribimos por los pies de los muertos que se alejan y así seguirán vivos”. Robert Weil, director de la biblioteca de Nueva York, fue el encargado de hacer una semblanza del autor galardonado, en la que destacó su capacidad para “unir el amor y el sufrimiento” y su manejo de un lenguaje que “trasciende las formas tradicionales de la novela”, y comparó a Antunes con Juan Rulfo, otro autor que, como él, comenzó su carrera literaria en forma tardía. Dotado con 150.000 dólares, el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances se entrega en esta ocasión por vez primera a un autor de una lengua no española. En años anteriores, fueron galardonados Fernando del Paso (2007) y Carlos Monsiváis (2006). Otros autores reconocidos con este premio, antes llamado “Juan Rulfo”, han sido Tomás Segovia, Rubem Fonseca, Juan Goytisolo, Juan Gelman, Sergio Pitol, Augusto Monterroso, Nélida Piñón y Nicanor Parra, entre otros. En conferencia de prensa posterior a la ceremonia, Lobo Antunes dijo que, para él, ser el mejor no significa nada. En cambio, los jóvenes escritores no quieren escribir buenos libros, sólo buscan publicar y ser famosos. “Yo soy el Julio Iglesias de la literatura”, bromeó. Para él, la escritura sólo debe ser fiel al honor de estar vivo y dejarte conforme contigo mismo. Lobo Antunes dijo que sufre al escribir; es un poseso de la palabra que lo consume por entero; se comporta como la gallina que protege sus huevos; es un oficio de tiempo completo que requiere paciencia y mucho trabajo; los mejores escritores son los que trabajan más; existe el talento, pero se tiene o no se tiene, e incluso se fomenta con el trabajo. Por eso decidió dejar su profesión de médico, que estudió por consejo de su padre, y abandonarse a la enfermedad de los libros, cuyo principal síntoma es la obsesión. En sus primeros libros trazó planes muy detallados para su realización; después, comprendió que el libro es un organismo vivo que, cuando es bueno, genera sus propias palabras. La estructura surge poco a poco, más que con la escritura, con la reescritura. Citó al griego Horacio, quien por cada dos horas de escritura dedicaba ocho a modificar lo dicho. El autor de El orden natural de las cosas (1992), libro que es como una carta para su tía, “mi verdadera madre”, que falleció en la época en que lo redactaba, dijo que se escribe para negar la desaparición de las personas que se quieren y por las cuales vivimos. En ese sentido, un escritor comienza a vivir con su muerte, al vivir sólo en su literatura. “En mis libros no hay personajes, hay una sola voz que se transforma”. Lobo Antunes dijo nunca haber escrito sobre nada, ni sobre la guerra ni sobre enfermos psiquiátricos, porque esa voz “proviene de regiones tuyas que no conoces”. Así, espera seguir en esa batalla, que es para él un nuevo libro, “porque siempre le tengo que ganar”. En el acto inaugural, la FIL reconoció el legado de la cultura italiana a la civilización occidental, teniendo como vocero a Raúl Padilla López, presidente del evento, quien dijo que con la presencia de Italia como el primer país europeo y de lengua romance Invitado de honor, la Feria crece en espacio, oferta y calidad. “Italia comienza en esta feria una reconquista cultural de América Latina mediante su producción editorial y artística”, dijo Franco Frattini, ministro italiano del Exterior. Para ese país, la cultura es un instrumento político para ligarse con el mundo hispanohablante. Con esa consigna llega la delegación de 120 personalidades, y el cúmulo de películas, obras de teatro, piezas de arte y libros italianos, que ofrecerán un “panorama completo y actual”. Se abrieron así las puertas al medio millón de visitantes que se espera recorrerán, durante los nueve días de la Feria, los 35 mil metros cuadrados en los que ésta se desarrolla. Este año, FIL Niños se lleva a cabo dentro del recinto ferial, en un área de cuatro mil metros cuadrados, con el Salón del Autor Infantil como una nueva oportunidad para que escritores y pequeños compartan historias. Otra prioridad en esta ampliación de FIL son los espacios para profesionales y negocios: el Salón del Libro y el Salón de Derechos. Nadie queda fuera, con la presencia de más de 1.600 casas editoriales de cuarenta países y la exhibición de 280 mil títulos. Uno de los consentidos este año es el escritor mexicano Carlos Fuentes, quien continúa con la celebración de sus ochenta años. Entre otras actividades, se presentarán su obra teatral Santa Anna y la edición conmemorativa de las academias de la lengua de La región más transparente. En la ceremonia estuvieron también presentes Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco; Alfonso Petersen Farah, alcalde de Guadalajara; Juan Sánchez Aldana, alcalde de Zapopan; Juan Luis Arzoz, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem, http://www.caniem.com); Consuelo Sáizar Guerrero, presidenta del FCE; María Luisa Blanco, portavoz del Jurado del Premio FIL, y Nubia Macías, directora general de la Feria. Fuentes: FIL • El Universal *** Jacqueline Goldberg obtiene el Premio Jesús Enrique Lossada La poeta venezolana Jacqueline Goldberg (Maracaibo, 1966) fue distinguida este 29 de noviembre, Día del Escritor en Venezuela, con el Premio Regional de Literatura Jesús Enrique Lossada, “por su trayectoria como poetisa, ensayista, narradora, editora y autora de literatura infantil”, según el criterio del jurado integrado por Camilo Balza Donatti, Luis Guillermo Hernández, Jorge Govea, Víctor Vielma y Jesús Ángel Parra. El galardón es concedido por la Secretaría de Cultura del Zulia (http://www.gobernaciondelzulia.gov.ve/lista2.asp?sec=10000022). Goldberg ha declarado a la prensa, haciendo referencia a que el premio que acaba de recibir es de su tierra de origen: “No soy profeta en ningún lado ni pretendo serlo, pero me conmueve que un reconocimiento de este tipo venga de mi tierra y más en estos tiempos en que el libro y la literatura están siendo tan mal tratados desde las más altas esferas. Por suerte en el Zulia se mantiene un premio que desde 1992 y hasta ahora, gobierne quien gobierne, ha hecho un esfuerzo por respetar y celebrar, a su manera, la labor intelectual”. De igual forma, señala que la noticia del premio la recibió con felicidad. “No puedo negarlo”, y agregó que “es una excusa oportuna para brindar por la poesía, la amistad, los afectos, la vida, lo demás. Y me compromete, claro, conmigo misma, a escribir, a decir lo que tengo que decir, sea trascendente o no, sirva para algo o no, guste o no. Me compromete con la poesía, con la palabra y su verdad”. La obra de Goldberg, doctora en ciencias sociales y licenciada en letras, acaba de ser reunida bajo el título Verbos predadores (Equinoccio, http://www.cultura.usb.ve/equinoccio.php, 2007). Muestras del mismo pueden leerse en el blog de poesía de la autora (http://jacquelinegoldberg-poesia.blogspot.com). Anteriormente, la poeta ha sido reconocida con el Premio Nacional de Literatura Infantil Miguel Vicente Pata Caliente por Mi bella novia voladora; Premio Los Mejores del Banco del Libro, por Una señora con sombrero; Premio de la Bienal de Literatura Mariano Picón Salas por La salud; Premio de la Bienal Roberto Guevara por La instalación: Tácticas y reveses, entre otros. Sus poemas aparecen en antologías publicadas en Rumania, España, Estados Unidos, Puerto Rico, México, Cuba, Perú, Argentina y Venezuela. Fuente: El Universal *** Néstor Taboada Terán y Clemente Mamani, premios nacionales en Bolivia El escritor, periodista y ensayista Néstor Taboada Terán (La Paz, 1929) se convirtió este sábado 29 de noviembre en ganador del Premio Nacional de Cultura 2008, mientras que Clemente Mamani Laruta (Catavi, 1960) obtuvo el Premio Nacional a la Gestión Cultural Gunnar Mendoza 2008, tras una sesión en la que participaron 76 consejeros departamentales de Cultura. “Esta es la primera vez en la historia de nuestro país que, de la manera más amplia y representativa, se elige a los Premios Nacionales de Cultura y a la Gestión Cultural Gunnar Mendoza 2008”, manifestó el viceministro de Desarrollo de Culturas (http://www.culturasdebolivia.gob.bo), Pablo César Groux, durante el acto de votación. A diferencia de años anteriores, cuando la elección la realizaba un máximo de seis profesionales reconocidos en el ámbito cultural, este año los ganadores fueron elegidos por el voto de 76 de los 90 consejeros departamentales de Cultura que se reunieron en el Palacio Chico, sede del Viceministerio, para elegir a los ganadores y abordar otros temas. Además de Taboada Terán, el Premio Nacional de Cultura tuvo como nominados a los escritores Juvenal Canedo Chávez, de La Paz, y al cochabambino Enrique Rocha Monroy. En cuanto al Premio Nacional a la Gestión Cultural Gunnar Mendoza 2008, además de Clemente Mamani fueron parte de la terna de candidatos los cochabambinos Adolfo Taborga Álvarez y Wilfredo Camacho García. Taboada Terán es narrador, ensayista, historiador y periodista, cursó estudios de artes gráficas en Río de Janeiro (Brasil) y periodismo en la Universidad de Quito. En 1960 escribió su primera novela, El precio del estaño, y fue galardonado con Mención de Honor del Premio Nacional de Literatura conferido por el Ministerio de Educación y Cultura de su país (http://www.minedu.gov.bo). Según el autor de El signo escalonado, el exilio y la labor constante de largos años le dieron el éxito literario. Su novela Manchay Puytu, el amor que quiso ocultar Dios, obtuvo la distinción Faja de Honor a la mejor obra publicada en Buenos Aires en 1977 y fue traducida al alemán. Una de sus más recientes obras es el ensayo Tierra mártir; del socialismo de David Toro al socialismo de Evo Morales, publicado en julio de 2006, en el que hace una apología de la actual gestión gubernamental boliviana. Mamani Laruta es poeta, comunicador social y gestor cultural por formación y vocación. Entre sus obras destacan Parlanaka, cuentos y leyendas aymaras del altiplano boliviano, que fue publicada en francés por la Asociación La porte du Soleil en París. Su obra poética Jallalla Warminaka (Viva a las mujeres) también fue elogiada por organizaciones internacionales. El ganador del Premio Nacional de Cultura recibirá 40.000 bolivianos, una medalla de oro y un diploma de honor, galardones que serán otorgados por el Gobierno (http://www.ci-lapaz.gov.bo) y la Prefectura del Departamento de La Paz (http://www.prefecturalpz.gov.bo). Mientras, el ganador del Premio Gunnar Mendoza tendrá un reconocimiento económico de 37.000 bolivianos, una medalla de plata y un diploma de honor, otorgados por las mismas instancias. Fuentes: La Razón • Prensa Latina *** Reabre después de veinte meses la Biblioteca Vasconcelos Este lunes 1 de diciembre será reabierta la Biblioteca Vasconcelos (http://www.bibliotecavasconcelos.gob.mx), en Ciudad de México, tras permanecer cerrada por veinte meses a causa de problemas en la estructura del edificio. Las reparaciones, que se iniciaron en marzo de 2007 (http://www.letralia.com/160/0320vasconcelos.htm), incluyeron trabajos de impermeabilización, aparte de lo cual se reorganizó el centro debido a las críticas de que se trataba de ser “un gran cibercafé”. La Dirección General de Bibliotecas Públicas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx) ha conformado un catálogo automatizado para que los lectores accedan “de manera sencilla” al acervo de libros digitales, según indicó el titular del ente, Federico Hernández Pacheco, quien agregó que lo principal “es que tengamos los contenidos muy bien seleccionados, que el uso de Internet y de las computadoras sea para uso educativo y cultural; también puede ser de carácter lúdico, pero en un marco educativo”. Esa será la función del personal de la Biblioteca Vasconcelos, que tendrá la responsabilidad de orientar e informar a los usuarios, guiándolos sobre el uso y manejo de la red. “Habrá espacio para la consulta del catálogo automatizado de la biblioteca, como también la consulta de portales y recursos electrónicos; daremos talleres y cursos de Internet, desde el uso de la paquetería de software hasta los recursos informativos; los talleres de habilidades informativas están muy de moda”. Con la reapertura de la biblioteca —rodeada por 26 mil metros de jardín botánico e invernadero—, se pondrá en funcionamiento un portal que, a decir de Hernández Pacheco, no solamente va a servir a la comunidad, sino que “va a ser ese instrumento, esa herramienta de comunicación con toda la red de 7.211 bibliotecas públicas del país”. El portal, que está en su fase beta y fue presentado durante el pasado Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, celebrado entre el 9 y el 11 de octubre en Chiapas, es según el funcionario el primer paso para hacer de la Vasconcelos una de las más importantes bibliotecas públicas del país. “Queremos perfilarla como un modelo de biblioteca pública en México, no sólo en cuanto a servicios, condiciones y normatividad, sino también en cuanto a que sea un edificio representativo de que tenemos un México moderno, un México que quiere tener mejores ciudadanos a través de la lectura y la información bien seleccionada a través de los servicios bibliotecarios”, señaló Hernández Pacheco. Mientras el director de Bibliotecas asegura que la digitalización de libros será tan amplia como la Internet y buscará “dar acceso, orden, obtención y difusión a todo el conocimiento”, Gustavo Reynoso, subgerente de construcción y supervisión del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed, http://www.inifed.gob.mx), afirma que el principal reto de ese instituto fue quitar todos los problemas que hubo “por los varios elementos que tiene la misma construcción y que por las prisas de inaugurar no se pudieron tratar como deberían”. El Inifed está por hacer la entrega completa del inmueble al Conaculta. Esos trabajos de corrección, en los que se invirtieron 22 millones 900 mil pesos —menos de 2% del costo total de la obra— ejercidos entre 2007 y 2008, se tomaron su tiempo y no tuvieron “la prisa de la inauguración” como en tiempos del presidente Vicente Fox. Gustavo Reynoso dijo que desde el 28 de octubre —fecha de la última entrega parcial— el Inifed entregó a Conaculta los planos con las adecuaciones que se le hicieron al edificio diseñado por Alberto Kalach, para que ellos puedan gestionar los permisos para la reapertura de la biblioteca, en especial las licencias de seguridad. Fuente: El Universal *** Con una subasta recaudarán fondos para remodelar biblioteca dominicana La Secretaría de Estado de Cultura de República Dominicana (http://www.cultura.gob.do), el Museo de Arte Moderno de la República Dominicana (MAM) y la Asociación Amigos del MAM celebrarán este próximo miércoles 3 de diciembre a las 7 de la noche una subasta de obras de arte, con la finalidad de recaudar fondos para la remodelación y actualización de la Biblioteca del MAM. Las obras a subastar serán exhibidas en el Sótano del MAM del 1 al 3 de diciembre, fecha en que se celebrará la subasta con el arquitecto Gamal Michelén a cargo del martillo. Los asistentes al evento pujarán por obras de Enriquillo Rodríguez Amiama, Plutarco Andújar, José Luís Baldera, Cándido Bidó, Dionisio Blanco, Pérez Celis (Argentina), José Cestero, José Luis Cuevas (México), José Gausachs, Antonio Guadalupe, Osvaldo Guayasamín (Ecuador), Ángel Haché, Gilberto Hernández Ortega, Alberto Houellemont, Clara Ledesma, Domingo Liz, Tomasín López Ramos (España), Leopoldo Maler (Argentina), Luichy Martínez Richiez, Teté Marella (Argentina), Virgilio Méndez, Joan Miró (España), Yoryi Morel, Elsa Núñez, Ramón Oviedo, José Perdomo, Cuquito Peña, Leopoldo Pérez, Guillo Pérez, Dionisio Pichardo, Hilario Rodríguez, Mariano Sánchez, Timoteo Santos (Vinagre), Amable Sterling, Sacha Tebó (Haití), Alberto Ulloa, Fernando Varela (Uruguay), y Antonio Práts Ventós (España). Conjuntamente con la apertura de la exposición este lunes 1, se llevará a cabo un homenaje póstumo al artista argentino Pérez Celis (http://www.perezcelis.com), como un tributo a un artista con un estilo particular producto de una evolución coherente entre su pintura y su vida, de un modo muy contemporáneo, sin dejar atrás la identidad argentina, su país natal y la influencia de Europa y Estados Unidos con el uso de la geometría, el informalismo, la neofiguración, el “Action Painting”, el arte gestual y la pintura matérica. Pérez Celis falleció el 8 de agosto de este año, dejando tras de sí una producción artística de unas cinco mil obras. Los fondos recaudados en la subasta serán empleados íntegramente en la remodelación de la biblioteca y la actualización de sus fondos bibliográficos, que conjuntamente con la recién inaugurada Sala Digital donada por el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel, http://www.indotel.gob.do), viene a ampliar los servicios ofrecidos al público, especialmente artistas, investigadores, estudiantes de arte y público en general. Para contactar a la Asociación Amigos del MAM es preciso llamar al 809-685-2153 al 56, ext. 222, en horarios de 8 de la mañana a 4 de la tarde. El Museo de Arte Moderno de la República Dominicana está localizado en la avenida Pedro Henríquez Ureña, Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, Santo Domingo. Está abierto de martes a domingo, de 10 de la mañana a 6 de la tarde. *** Italia acoge el evento “América Latina tierra de libros” Del 5 al 8 de diciembre se celebrará en Roma el evento literario “América Latina tierra de libros”, que bajo el lema “Del realismo mágico al mundo global” reunirá a 170 casas editoriales latinoamericanas, con cerca de 500 volúmenes y catálogos. La primera exposición conjunta que se realiza en Italia de la producción latinoamericana y el mundo editorial italiano fue organizada por la Secretaría Cultural del Instituto Ítalo Latino Americano (Iila, http://www.iila.org) y se presentará en una feria de las pequeñas y medianas casas editoriales italianas denominada “Più libri, più liberi” (“Más libros, más libres”, http://www.piulibripiuliberi.it). Se trata de “un importante evento cultural para promover la lectura y la publicación de las obras de nuestros autores emergentes”, dijo la secretaria cultural del Iila, la chilena Patricia Rivadeneira. Se prevé encuentros con escritores de toda América Latina, como el mexicano Jorge Volpi, quien protagonizará un coloquio el lunes 8, el uruguayo Federico Guiglia, el colombiano Héctor Abad Faciolince, el guatemalteco Dante Liano, el haitiano Louis-Philippe Dalembert, el paraguayo Jesús Ruiz Nestosa, el peruano Santiago Roncagliolo y el dominicano Avelino Stanley. También participarán poetas como los argentinos Gabriel Impaglione y Carlos Sánchez, el boliviano Pedro Shimose, el chileno Felipe Tupper, el colombiano Darío Jaramillo Agudelo, la costarricense Zingonia Zingone, el dominicano León Félix Batista y los venezolanos Luis Alberto Crespo, Gustavo Pereira (http://www.letralia.com/firmas/pereiragustavo.htm) y Alejandro Oliveros. En un encuentro con escritoras latinoamericanas que se realizará en el marco de la muestra, participarán las argentinas Rosalba Campra y María Negroni, la brasileña Marcia Theophilo, la salvadoreña Roxana Sagrera, la guatemalteca Eugenia Gallardo y las venezolanas Carmen Isabel Maracara y Yolanda Pantin. “Es una oportunidad inmejorable para poder presentar nuestra producción literaria y editorial al público italiano”, manifestó Rivadeneira. La cita, dijo, servirá de vitrina de lo que se produce en Latinoamérica, más allá de lo que publica España: “Por primera vez se podrán conocer directamente, intercambiarse ideas y experiencias, el mundo editorial latinoamericano y las pequeñas y medianas casas editoriales italianas que juegan un papel muy importante”. La iniciativa contó con el apoyo del Centro Regional para el Fomento del Libro de América Latina y el Caribe (Cerlalc, http://www.cerlalc.org) y las embajadas de los países latinoamericanos en Italia. Fuentes: EFE • El Universal *** Realizan encuentro sobre la mujer en la independencia iberoamericana Isabel Allende cerrará el evento con una conferencia Este 9 de diciembre se celebrará en el Anfiteatro Gabriela Mistral de Casa de América (http://www.casamerica.es), en Madrid (España), el I Encuentro Internacional: Mujer e Independencias Iberoamericanas (http://www.miradamalva.com/mujeres), evento en el que se analizará la relevancia de la mujer en el proceso emancipador de Iberoamérica y, por tanto, en la formación de las naciones, y en el que participará la escritora chilena Isabel Allende. La actividad es organizada por la Asociación Cultural La Mirada Malva (http://www.miradamalva.com), el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España (Maec, http://www.maec.es), la Secretaría de Estado para Iberoamérica y la Comisión Nacional para la Conmemoración de los Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas, y cuenta con el auspicio de la Secretaría de Estado para Iberoamérica y el Ministerio de Cultura de España (MCU, http://www.mcu.es), la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas (http://www.mcu.es/libro) y Casa de América. Los participantes analizarán cómo ha sido tratada la mujer en los textos en Hispanoamérica durante el proceso de independencia, y trazarán trayectorias, como la que va de textos fundacionales como El carnero, de Juan Rodríguez Freyle, hasta Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador, de Alfonso Rumazo González, prestando especial atención a la manera como la historia alimenta la ficción narrativa y sirve de modelo para fijar estereotipos femeninos en distintos periodos, de tal forma que posibiliten nuevas formulaciones en torno a la construcción del género femenino. La inauguración se hará a las 4:30 de la tarde con la asistencia de María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del gobierno español; Felipe González Márquez, embajador extraordinario y plenipotenciario para la Conmemoración de los Bicentenarios de las Independencias Iberoamericanas, y Trinidad Jiménez, secretaria de Estado para Iberoamérica. A las 5 de la tarde se celebrará la mesa “Mujer e independencias iberoamericanas”, que será abierta con la intervención de María Ángeles Vázquez, doctora en filología hispánica por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), especializada en literatura hispanoamericana y presidenta de La Mirada Malva, y quien explorará los antecedentes históricos y la relevancia del papel de la mujer en el proceso emancipador iberoamericano. Concepción Bados, doctora en filología hispánica por la Universidad de Washington (http://www.washington.edu) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM, http://www.uam.es), especializada en estudios de género, pronunciará a continuación su ponencia “Imaginario femenino e independencia en Latinoamérica”. Luego la escritora y ensayista colombiana Consuelo Triviño, doctora en filología románica por la UCM e hispanista del Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es), hablará sobre el caso de Manuela Sáenz. Eva Valero, doctora en filología hispánica por la Universidad de Alicante (http://www.ua.es) y especializada en literatura hispanoamericana, pronunciará seguidamente su ponencia “Heroínas de la libertad y ‘obreras del pensamiento’ en la Independencia del Perú”. La mesa continuará con “Al trasluz del papel. La imagen de las mujeres en la prensa de la Guerra de la Independencia”, a cargo de Marieta Cantos Casenave, doctora en filosofía y letras (filología hispánica) y vicerrectora de Extensión Universitaria de la Universidad de Cádiz (http://www.uca.es). Por último, María José Moreno, asesora de la Comisión Nacional para la celebración del Bicentenario de la Guerra de la Independencia y de la Fundación Zaragoza 2008 (http://www.fundacion2008.com) ofrecerá una presentación del trabajo de estas entidades. A las 7:30, la escritora y diputada por el Partido Socialista de Chile, Isabel Allende, ofrecerá una conferencia que será presentada por Trinidad Jiménez. La entrada al evento es libre. *** Sexo en la antigüedad grecolatina será analizado en unas jornadas Entre el 6 y el 8 de agosto de 2009 se realizarán, en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC, http://www.unc.edu.ar), en Argentina, las II Jornadas Internacionales y III Nacionales de Estudios Clásicos Ordia Prima, evento que este año se enfocará en el tema “Sexo, cuerpo, género y saber en la antigüedad grecolatina”, y en las cuales podrán participar todos los investigadores y estudiosos argentinos e internacionales cuyo objeto de estudio sea el mundo grecorromano. Organizadas con el aval académico de la UNC y de la Asociación Argentina de Estudios Clásicos (Aadec, http://www.aadec.org), las jornadas cuentan con el apoyo del Instituto Italiano di Cultura de Córdoba (http://www.iiccordoba.esteri.it) y el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (Foncyt) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (http://www.agencia.mincyt.gov.ar). El objetivo del evento es el análisis y la reflexión acerca de la elaboración histórica y la gestión discursiva y cultural que en la antigüedad grecolatina da como resultado la constitución de la corporalidad como objeto del saber, así como la intervención de distintos modos y medios del poder. Entre los participantes ya confirmados se encuentran Peter E. Knox (University of Colorado, http://www.colorado.edu, EUA), Margalit Finkelberg (Tel Aviv University, http://www.tau.ac.il, Israel), Graciela Marcos (Universidad de Buenos Aires, UBA, http://www.uba.ar, Argentina), Alicia Schniebs (UBA), Luca Graverini (Università degli studi di Siena, http://www.unisi.it, Italia), María Isabel Santa Cruz (UBA) y Lidia Gambón (Universidad Nacional del Sur, UNS, http://www.uns.edu.ar). Los participantes podrán abordar temáticas particulares como la construcción moral y científica del objeto “cuerpo”, el papel de las edades del hombre, las diferencias o indiferencias entre sexos y su consecuencias sociopolíticas, la delimitación medicinal del cuerpo en referencia a su tratamiento religioso, la problematización de lo corpóreo en su faz material por parte de la filosofía, la tensión entre erótica y normativas económicas y otras ligadas al poder, la administración política del rol del cuerpo, la sexualidad en la vida cotidiana y su representación pictórica, el lugar disciplinario de la estética y otros temas. Hasta el 12 de junio de 2009 hay oportunidad de enviar resúmenes, los cuales tendrán una extensión de hasta 300 palabras y deberán contener hipótesis de trabajo, líneas de desarrollo, posibles conclusiones, bibliografía principal y entre tres y cinco palabras clave. Se adjuntarán también datos personales (que no se cuentan dentro de las 300 palabras). Las comunicaciones que sean admitidas, por su parte, se recibirán hasta el 18 de julio de 2009; deberán estar escritas en fuente Unicode u Open Type (Gentium, Palatino Linotype, etc., que contienen caracteres griegos) y no deberán exceder las 3.000 palabras. Para notas se deberá utilizar la misma fuente pero en tamaño 10. Ni las notas ni la bibliografía cuentan dentro de las 3.000 palabras. La recepción de resúmenes y comunicaciones, así como su aceptación, serán confirmadas por la comisión organizadora. El envío tanto del resumen como de la ponencia puede hacerse de manera electrónica a las direcciones gveneciano@fibertel.com.ar y jaubrit@yahoo.com.ar. Se publicará un CD con todos los trabajos presentados y un libro con una selección, con evaluación anónima efectuada por evaluadores externos, dentro de la colección “Ordia Prima - Studia”. Los aranceles tendrán un costo de $200 para expositores no socios de la Aadec, $100 para los socios y $40 para asistentes. Los interesados deberán enviar por correo electrónico su nombre y apellido, documento de identidad, dirección y teléfono, dirección electrónica, institución, título de la comunicación y resumen, así como especificar si asistirán como expositores o como asistentes. En el caso de presentaciones de estudiantes, las mismas deben ser avaladas por un profesor. ||||||||||||||||||||||| MATERIAL ESPECIAL ||||||||||||||||||||||| === III Festheve, Festival de Teatro Venezolano de París ================== === El teatro venezolano tiene espectadores en Francia ==================== Bajo el auspicio de la Asociación Le Ciel d’Émail (http://festheveparis.spaces.live.com/Blog/cns!720585068BE1638E!127.entry), la Maison de L’Amèrique Latine (http://www.mal217.org) y el Ayuntamiento de París (http://www.paris.fr), y con el apoyo de la Maison Antoine Vitez (http://www.maisonantoinevitez.fr), el III Festival de Teatro Venezolano de París (http://festheveparis.spaces.live.com) se inauguró el 15 de octubre pasado en la Embajada de Venezuela en Francia (http://www.embavenez-paris.com). La tercera edición de este festival de dramaturgia venezolana se realiza en homenaje al destacado dramaturgo y pintor venezolano César Rengifo, con el apoyo de la Universidad Experimental de las Artes (Uneartes), de Caracas, la Delegación de Venezuela de la Unesco en Francia, la Dirección de Asuntos Internacionales del Ministerio de la Cultura de Venezuela (http://www.ministeriodelacultura.gob.ve) y el Centro de Artes La Estancia. Una obra del pintor Oscar Aguilera se le obsequió a la familia Rengifo, siendo recibida por sus nietas Barbarita Rengifo y Francesa Cordido Rengifo de las manos del pintor Oscar Aguilera y de la directora del Festival, la dramaturga franco-venezolana Yahaira Salazar. El 21 de octubre se rindió homenaje a Rengifo en el teatro de la Maison des Cultures du Monde (http://www.mcm.asso.fr), en París. Rengifo, humanista y gran hombre de teatro, considerado como uno de los dramaturgos más prolíficos de la escena venezolana, artista de múltiples facetas, desarrolló una carrera excepcional como pintor, paralelamente a su oficio de dramaturgo, convirtiéndose así en una referencia obligada para las artes escénicas de América Latina. El homenaje estuvo animado por las palabras de la directora del festival, Yahaira Salazar, la embajadora, delegada permanente de la Delegación de Venezuela en la Unesco, Rebeca Sánchez Bello, y el director de Uneartes, el dramaturgo José Gabriel Núñez. En la Maison des Cultures du Mondes se proyectó el cortometraje Homenaje a César Rengifo, de Luis Plaza, Jesús Mujica y Pedro Riera, seguida por el documental Los comparseros, de Miguel Issa, inspirado en la obra de César Rengifo. La dramaturgia venezolana presente en París Las obras de los dramaturgos que participaron en esta edición del festival fueron Hasta la vista Beibi, de Juan Ramón Pérez (Puerto La Cruz), obra leída por Marie Blanchet y Remy Dorget; Se acercan las elecciones, de José Gregorio Parada (Mérida), pieza leída por el colectivo de Festheve08; La tarde de la iguana, de Juan Martins (Maracay, http://www.letralia.com/firmas/martinsjuan.htm), obra leída por la Compañía Salazar, bajo la dirección de Charlotte Rita Pichon; El enano y el domador, de Carlos Russo (Caracas), puesta en lectura por las compañías Babelocura y Compañía Pacari; Buenos días, Noruega, de Fermín Reina (Maracay), texto leído por la Compañía Les Arts et Mouvants, con la sorprendente interpretación de Laurent Schuh y Alice Carel. Estas cinco obras traducidas al idioma francés fueron presentadas en forma de lecturas dramatizadas, durante el festival. Los traductores fueron José Luis Sánchez, Claude Murcia, Yahaira Salazar, Bernadette Chaude-Morel y Claude Demarigny. Trabajaron en colaboración con los compañías de teatro y sus directores, haciendo posible este encuentro entre dos culturas, presentando estas piezas de teatro totalmente inéditas, obras de un carácter irreverente en sus temas, con una profunda reflexión y una trascendencia psicológica que nos muestran la grandeza de unos personajes terriblemente humanos. De una manera excepcional se presentó en el festival la obra El mago del patíbulo, del dramaturgo Edilio Peña, traducida por Claude Demarigny, obra leída por la actriz Yahaira Salazar y el actor Luis Jaime Cortez. En esta programación especial del festival también se ha presentado, el 17 de octubre, la obra Yo soy Carlos Marx, de la dramaturga Gennys Pérez, interpretada por los actores españoles Olivier Peissel, Victoria Sáez y Sofía López Cruz. La noche de cierre del festival se ha dedicado al director del Celcit en París, Claude Demarigny, director, dramaturgo, traductor y hombre de teatro, quien ha desarrollado una importante labor por el teatro latinoamericano en París. El grupo musical mexicano Batoloko animó la fiesta de despedida, anunciando el próximo festival para el año internacional de la América Latina en Francia, en 2011. Entre las actividades variadas durante la tercera edición del festival estuvo “Los caminos de la voz”, conferencia dictada por Jorge López con la compañía de Sylvie Blasco, una tesis sobre trabajo de la voz y los cantos indígenas de la Cordillera de los Andes. Por su parte la periodista y crítico de teatro Susana Castillo, presentó su conferencia “César Rengifo, semblanza de un visionario”, que ilustró a los asistentes sobre la vida del pintor y dramaturgo. Oscar Aguilera, “El maestro del petróleo”, artista plástico y diseñador gráfico, en un homenaje al pintor que fue el maestro César Rengifo, expuso en los salones de la Embajada de Venezuela en Francia del 15 al 24 de octubre, durante el festival. La Asociación Le Ciel d’Émail y Festheve, dirigidos por la artista franco-venezolana Yahaira Salazar, tienen su sede en París, y es una organización cultural sin fines de lucro dedicada a la difusión y al conocimiento de la dramaturgia venezolana en Francia, apoyando diversas corrientes del arte venezolano en ese país. A propósito del III Festheve El teatro debe hablar de nuestros sueños, el teatro debe servir a decir el mundo, decir lo que tenemos necesidad de decir, cuando hay que decirlo, hablar del mundo en el que vivimos, transformarlo con nuestra voluntad, la voluntad del creador propia del hombre. El dramaturgo en constante reflexión debe ser la luz... Debe reencarnar los hechos y mostrarnos el camino. Él debe ser el hombre consciente que nos ilumine con su pensamiento y así darle una tribuna a la palabra. En la permanente búsqueda por un mundo posible y en transformación constante, él debe “decir” el mundo como él lo sueña, para el hombre de la sociedad en la que le toca vivir. Hoy, Festheve (Festival de Teatro Venezolano en París) es sin lugar a dudas una manera de prolongar la vida del teatro venezolano más allá de sus fronteras, un encuentro entre dos culturas pero sobre todo un deseo de fraternidad, de amistad entre dos pueblos y su historia. El homenaje a César Rengifo durante el festival en Francia se nos presentaba como una evidencia: venezolano, dramaturgo, pintor y creador. Artista universal, un ejemplo para continuar nutriendo nuestros sueños y una razón para continuar siendo los creadores verdaderos de un mundo mejor. Yahaira Salazar (directora del Festheve) Palabras de la familia Rengifo En nombre de toda la familia Rengifo, y en especial de su viuda, Ángela Carrillo, y sus hijas Diana y Flérida, quiero agradecer este homenaje que se rinde a mi abuelo, César Rengifo, y a su obra como dramaturgo y pintor. Es un acto de reconocimiento a su importante aporte al teatro venezolano, ahora, cuando estamos a punto de conmemorar 28 años de su muerte el próximo 2 de noviembre. Pero no sólo agradecemos el gesto de mantener viva una obra que ha trascendido su momento histórico, sino también el hecho de recordar a un hombre cuyo mayor compromiso fue con su país y con aquellos menos afortunados en la distribución de la riqueza. Por todo ello, nuestras más sinceras gracias. Francesca Cordido Rengifo (nieta de César Rengifo) ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| Ficción Mínima http://ficcionminima.blogspot.com Bitácora dedicada a la minificción, conducida por la argentina Sandra Bianchi, la venezolana Violeta Rojo y el mexicano Lauro Zavala. No se limita a publicar relatos de corta extensión, pues además ofrece enlaces a sitios similares y material de formación, así como textos de autores consagrados e incluso muestras de otras artes, siempre enfocándose en la brevedad de los formatos. Proyecto Exlibris http://www.usal.es/~bgh/1024/html/indexlib.htm La Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca lleva a cabo desde 2001 la catalogación de su fondo antiguo, que puede visitarse libremente en Internet. El catálogo consiste en un registro completo con las sucesivas signaturas de cada ejemplar, las bibliotecas por las que ha pasado o incluso los sitios de cada biblioteca en los que ha estado, las marcas de posesión y uso, las notas de lectura, los testimonios de haber sido libro sospechoso o condenado y la encuadernación como marca de posesión y reflejo de las épocas artísticas. El sitio ofrece este registro ordenado por los nombres de los propietarios y en muchos casos se ofrecen imágenes de exlibris y otros detalles. InterClassica http://interclassica.um.es Creado en mayo de 2006 desde la Universidad de Murcia (http://www.um.es), este sitio ofrece contenidos sobre el mundo antiguo griego y romano. Monografías, tesis, publicaciones, mapas, traducciones, enlaces y otros materiales. El sitio se encuentra abierto a la colaboración de usuarios interesados en estos campos. QuéLibroLeo http://www.quelibroleo.com Red social de recomendaciones literarias en las que el usuario puede compartir sus lecturas favoritas, encontrar las próximas novelas que leer y conocer a más lectores con sus mismas inquietudes. Cada lector califica los libros que ha leído y, con estas notas, la web elabora un perfil a fin de recomendar los libros mejor valorados por lectores con gustos similares. El registro es gratuito y permite calificar lecturas, así como conocer qué libros recomiendan otros usuarios. La Grúa de Piedra http://lagruadepiedra.wordpress.com Bitácora que mantiene desde Santander el escritor español Miguel Ibáñez de la Cuesta, y en el que publica obras suyas (poemas, microrrelatos, aforismos, etc.) y de otros escritores. La literatura es el contenido esencial, pero también hay espacio para otras artes. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Aquel célebre cadete Jack Farfán Cedrón ========================== Dossier Vargas Llosa José Miguel Oviedo Lima: Taurus (Grupo Santillana), 2007 Un ensayístico recorrido, más que suntuoso, explaya de manera crítica y reflexiva lo medular en la narrativa de Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936). Su autor, José Miguel Oviedo (Lima, 1934), es considerado un clásico en la acuciosa reflexión en torno a la obra de Vargas Llosa, integrante del boom latinoamericano en los años sesenta. Los inicios de Vargas Llosa se remontan al periodismo en el diario La Crónica, labor que no ha abandonado a lo largo de su vida, y que fue cincelando al Vargas Llosa crítico, observador y de espíritu libertario que encontrara su primer magma de lecturas de “literatura libertina” en la biblioteca del Club Nacional, en donde laboraba durante su juventud, literatura francesa catalogada por Apollinaire en 1911 —nada menos que 930 títulos—, leídos en parte por el joven arequipeño. Según la precisión crítica de Oviedo, en estos ensayos publicados en revistas o por encargo a prólogos a libros del gran novelista, el persistente leitmotiv que recorre la obra de Vargas Llosa parte de lo erótico, desligado de toda forma de poder, como único camino a la liberación del ser humano. Una crítica al militarismo encumbraría al joven Vargas Llosa, que ya a los 27 años —el más joven del boom— fuera galardonado con el premio Biblioteca Breve, por esta primera novela ya madura, bajo el lema Los impostores; otro título provisional fue también La morada del héroe. La ciudad y los perros, La ciudad y la niebla y un tercer título que “ya no recuerda”, fueron sugeridos por Oviedo, “seguramente en la redacción del diario El Comercio”, antes de su publicación en España, por Seix Barral (1963). En La casa verde alterna la narración de cinco historias en acontecer caleidoscópico, a lo largo de la novela, en una Piura marginal, de las chicherías y el prostíbulo, y la selva amazónica. Anclado ya como un célebre escritor de renombre, alternando entre la trama novelesca y la crítica puntual ante un mundo siempre caótico en los ámbitos deshumanizados que urde una sociedad en crecimiento, su columna “Piedra de toque” (aparecida inicialmente en 1977 en la revista Caretas) recorre América y Europa en prestigiosos diarios cuyos lectores leen quincenalmente, reflexivas apreciaciones del mundo cambiante. Contra viento y marea reúne sus artículos periodísticos aparecidos en diarios como El País, El Comercio, Le Monde, entre otros, que muestran la faceta crítica de un intelectual plenamente comprometido con su sociedad, y que ya suman “quizá decenas de miles de páginas”. Series de reportajes periodísticos realizados entre los años 2003 y 2004: Diario de Irak e Israel/Palestina: paz o guerra santa, remarcando su faceta libertaria respecto del acaecer internacional, que muy bien tiene en la mira de francotirador acucioso de una realidad que no escapa a sus cuestionamientos reflexivos y malestar ante la guerra, el caos y los actos inmorales. Conversación en La Catedral (1969) es una muestra de la plenitud alcanzada como narrador diestro, novela política, y visos de lo caótico y diverso del bajo mundo limeño acaecido durante el período dictatorial de Manuel Apolinario Odría (al que apenas menciona en una línea), entre 1948 y 1956; retratando un clima de “cinismo, apatía, resignación y podredumbre moral”, caricaturesca, “cacográfica”, del Perú del ochenio. Magistral estilo de contar, la intromisión de un narrador omnisciente, en la historia que van develando sus propios personajes. De lleno, la técnica al servicio de la historia, orquestada con ingenio magistral, dando la impresión de que apenas interviniera el autor, comparado a un Joyce invisible que —burlón— signa la vida de sus farfullescos personajes a su antojo en el Ulysses (1922), mientras se lima las uñas. Oviedo observa que en Pantaleón y las visitadoras (1973) y La tía Julia y el escribidor (1977) aparece una segunda faceta más remarcada en la experimentación como curso de la narrativa. Alterna la crónica, el informe policial, cartas, documentos oficiales, artículo periodístico, etcétera, y el nada serio y parodiado discurso apocalíptico y moralizador de radio, que denota un mundillo provinciano alterado en su orden por el batallón de visitadoras regidas por la disciplina militar del mediocre Pantaleón Pantoja. En este segundo grupo de novelas aparece ya una faceta más irónica, parodiada, como que los temas tocados (prostitución, militarismo, “autorreferencialidad”) así lo requerían, una manera de darle más verosimilitud hilarante a esa verdad creada por el novelista, que nada tiene que ver con la del mundo fáctico, como creyeran lectores ingenuos. Un puntual manifiesto criticando al gobierno aprista de la segunda mitad de los escabrosos años ochenta, ubicaría a Vargas Llosa como virtual candidato a la presidencia peruana, liderando el movimiento Libertad, unido luego al Fredemo, vencido en elecciones “democráticas” en el año 1990, por el ingeniero Alberto Fujimori; de seguro, una experiencia traumática para el escritor con esperanzadoras aspiraciones políticas. La última faceta del escritor, El paraíso en la otra esquina (2003), entretejida por una mirada reflexiva, casi hibridizando el ensayo y la novela, por el carácter autorreflexivo de la narración, fusión de lo real y lo ficticio, que incluso el epitafio de Paul Gauguin no se sabe a ciencia cierta si ha sido inventado o tomado de la propia tumba de Koke, su apodo tahitiano. Alternancia que parte del mundo personal del novelista, su espacio autorreflexivo asociado a la experiencia de sus personajes, involucrando su historia al espacio de filosofía personal, imaginería, hilaridad tramada a la usanza del arquitecto que hace de la otra historia, su historia, universo independiente, convergida en el mundo imaginario-biográfico de su creador, una trama indesligable de su realidad como universo fáctico, desliza su rueda la última etapa del escritor. Estas dos biografías se alternan en un principio, desligadas, pero convergentes conforme se acerca el desenlace. Tanto por la cercanía genealógica de nieto y abuela, como protagonistas, como por la experiencia inventiva del autor mismo, nos acerca la confabulación a ese final desenlace, al que progresivamente se llega, en exquisita lectura bien documentada (como últimamente se caracterizan los proyectos novelísticos que aborda el escritor, programándolos cada quinquenio), que aparentemente mostraba cierto aislamiento, esto por el desarrollo paralelo y a la vez alternado, que en principio se creyera cada biografía por su lado, pero que un final de estoque desenlaza el encuentro feliz, llegada a buen puerto, culminación plena de la historia. La última novela de este harto premiado y prolífico autor se embarca en una experiencia amorosa: Travesuras de la niña mala (2006) que arranca en los años cincuenta de una Lima miraflorina y continúan las narraciones en París, Londres, Tokio y Madrid. La reciente faceta del escritor es la del teatro, habiendo presentado en la Feria del Libro de Guadalajara, el 2007, La verdad de las mentiras, adaptación teatral alimentada de textos célebres de la literatura universal, que ubican apasionadamente la escena de la experiencia por la lectura y la creación, sobre las tablas. Últimamente ha adaptado y escenificado Al pie del Támesis y Las mil y una noches. De momento, Mario, autor de una treintena de libros, entre estudios, ensayos, novelas y teatro, ha emprendido al Congo en busca de información in situ para alimentar la redacción de su última novela, El sueño del celta, título provisional en torno a Roger Casement, “un irlandés que fue el primero en conocer al novelista Joseph Conrad, al llegar a ese país africano”, y que también merodeó la cuenca del río Putumayo, en la Amazonía peruana, defendiendo los derechos humanos, lo que le costaría la vida. Será una novela de “gran aliento”, en la que lleva ya un año trabajando —según leo en la Revista Ñ, del diario argentino El Clarín, y en el libro-homenaje ilustrado: Mario Vargas Llosa, La libertad y la vida (Planeta/PUCP, 2008). Para el autor de Conversación en La Catedral, “la literatura es un mundo perfecto”. Ve en la apacible sensualidad del hipopótamo, hosco al hacer el amor, esa contradicción que lo emociona. Estatua viva (2004), un poema largo con tres litografías de Fernando de Szyszlo y una instalación de estatuas del artista español Manolo Valdés, que incorporan “la poesía hablada”, muestran la faceta lírica (bien puesta) del autor de La fiesta del chivo (2000). A sus 72 años, Mario Vargas Llosa es uno de los más grandes, célebres, galardonados, lúcidos y disciplinados escritores vivos del planeta, inventor de ficciones que son verosímiles en su propio universo. La totalidad de su obra ha sido y será (Dios mediante) una oda libertaria de ese héroe persistente signado a lo largo de su obra, de espíritu moralizador, infractor de las reglas impuestas, cuyo malestar existencial parte, protagonista rebelde, contrasistema, de un carácter hedónico, erótico, móvil para alcanzar la plena libertad como ser humano íntegro y perecedero, para así alcanzar y recrear sus fantasías, reinventando su propio mundo literario a partir de los escombros en donde le ha tocado habitar, devastado, mundo enfermo, incompleto. Ese mundo perfecto que urde su literatura (lejos de la realidad aplastante), tan bien cohesionada y a la vez indesligable de su frío magma real que es el mundo ordinario, para el autor de la próxima novela: Las cartas de doña Lucrecia (que cierra el ciclo de don Rigoberto), alimenta mucho más a la imaginación del hombre, que la burda rutina, amén de si el oficio literario nos paga más con olvido que con lauros, lo cual no debiera importarnos más que la simple pasión por escribir. Referencias bibliográficas • OVIEDO, J. M. Dossier Vargas Llosa. 2007. Lima, Perú. Taurus (Grupo Santillana), 122 páginas. • VARIOS AUTORES. Mario Vargas Llosa, La libertad y la vida. 2008 (Planeta/PUCP), 251 páginas. • http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/10/14/_-01781101.htm ** Jack Farfán Cedrón jackgofri@rocketmail.com Escritor peruano. Ha publicado Pasajero irreal y Vironte, en 2005; en 2006, Cartas, la serie de plaquettes Al Castor y parte de La hendidura del vacío; en 2007, Ángel, Las ramas de la noche y El leve resquicio del amor. En 2006 ocupó el 2º lugar en la encuesta: “¿A quién de darías el premio poeta joven del Perú?” y el tercer puesto en el III Concurso Región Norte Literario. En 2008 el Indecopi le otorgó reconocimiento por su contribución al respeto y promoción de la propiedad intelectual en el Perú. Dirige la revista Kcreatinn (http://kcreatinn.blogspot.com). Mantiene las bitácoras Pasajero Irreal (http://jackfarfancedron.blogspot.com, poesía), El Águila de Zaratustra (http://elaguiladezaratustra.blogspot.com, textos híbridos y reseñas) y Exquioc (http://revistaexquioc.blogspot.com, eventos culturales). === La fruta en el laberinto María Elvira González =================== (Nota del editor: el pasado sábado 15 de noviembre fue presentado en la Librería Estudios-Este, en Caracas, el Libro del amor, la obra del chino Feng Menglong, reconocido compilador de piezas de literatura popular que vivió al final de la dinastía Ming. El acto contó con la presencia del traductor, el escritor venezolano Wilfredo Carrizales, quien leyó algunos de los textos. Las palabras de presentación, que hoy ofrecemos a los ojos de la Tierra de Letras, estuvieron a cargo de la escritora María Elvira González). Libro del amor, de Feng Menglong Traducción de Wilfredo Carrizales bid & co. editor, 2008 El poeta Carrizales se ha esforzado risueñamente en vivir ese estrecho margen —entre la magia y la cotidianidad— que deja la poesía: vive en China, dibuja como un niño, investiga en la academia, cumple labores diplomáticas, es un excelente fotógrafo y regresa a la poesía jugando con el lenguaje, como si tal cosa. Ahora nos presenta a un colega suyo, el poeta Menglong, nacido en 1574, quien se ocupó de recopilar la literatura popular durante la dinastía Ming, justamente cuando los valores estéticos imperiales estaban en su apogeo. Además, el poeta Menglong colocó a la mujer en el centro del universo del amor, justamente cuando la mujer era verdaderamente un objeto; tal vez por ese motivo descubrir la diversidad de emociones y conflictos internos en la mujer era, para el hombre de aquella época, muy desconcertante... ¡Y aún lo es! Reconocer diversidades extremas en el aroma de una rosa requiere interés, paciencia y, tal vez, un poco de práctica. Esas suaves capas que se esconden y se asoman sugieren un tibio laberinto penetrable y frágil. Un aroma que se inicia delicado y tenue, prometiendo más allá, entre sus pétalos, un olor más consistente y acentuado. Tal vez por esos motivos, en occidente la rosa está asociada al amor, tal vez por eso, la portada del libro asoma insinuante una rosa roja entreabierta, como una vulva. El poeta Feng Menglong recorre con delicadeza las diversidades extremas del amor: sus aromas avinagrados por los celos, sus ternuras dulzonas o el amargo recuerdo del amante ausente, todo se mezcla con sencillez y suavidad, sin concesiones románticas. La infidelidad, la prostitución, una paliza a la esposa o el dolor de una viuda, no son temas aislados, forman parte del tejido de las relaciones que conforman el amor, tal como se entendía en la China feudal. El amor ha sido sacralizado y prostituido, casi siempre al mismo tiempo. Entre los vaivenes del cristianismo y el consumismo están las investigaciones científicas, las feromonas y las discusiones sobre las emociones asociadas a la soledad y la pareja. Pero lo que predomina hoy es la venta de objetos de consumo a través de la sexualidad o más bien, de la genitalidad. No estamos lejos de la dinastía Ming: desbaratamos la rosa tratando de llegar al orgasmo prometido. Junto con el automóvil o el viaje a las cinco estrellas del hotel de lujo, no están contemplados el aburrimiento, el vacío existencial, el engaño o la presencia verdadera de otro ser humano. En la flor, lo esencial es la belleza y el perfume. En China, las metáforas relacionadas con el amor no están dibujadas en el texto, forman parte de la trama como piezas para armar, la belleza está asociada integralmente al texto en su conjunto, como en “Flor de jazmín”: “Cuando llega el tiempo sofocante, voy al jardín a buscar flores para ponérmelas en el pelo... La flor escogida llega a mi mano... Su corazón aún no se ha abierto. Temprano sé que tú no tienes corazón, flor”. No es responsabilidad de Menglong, ni del traductor, ni de los editores, si esta fruta, diversa y única, cosechada en el laberinto sinuoso de la flor, asoma a los impacientes lectores al abismo cotidiano del amor. ** María Elvira González mariaelviragonzalez@cantv.net Escritora venezolana (Caracas). Reside en El Limón, Maracay (Aragua). Fue docente en Maracay y en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Beijing (China). Ha sido traductora en la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y en forma independiente para diversas publicaciones. Fundó y dirigió durante varios años la revista Libros de Venezuela, que circuló en el país y en bibliotecas del extranjero. La mayoría de sus trabajos están inéditos, aunque dos cuentos breves se publicaron en el diario El Periodiquito (http://www.elperiodiquito.com), de Maracay, y su cuento “Ojos verdes” fue publicado en la página web Escuela de Escritores (http://www.escueladeescritores.com) como finalista del concurso Relatos Breves con Banda Sonora. === Nezahualpilli, sucesor de Nezahualcóyotl ============================== === Sabio, poeta y gobernante Tarcisio Agramonte Ordóñez ============= Nacido en 1464 en Texcoco, ciudad capital del reino y señorío de Acolhuacan, en Nezahualpilli, hijo y sucesor de Nezahualcóyotl, se daban cita grandes cualidades de pensador, de sabio y de poeta y un exquisito don de gentes que durante toda su vida habrían de granjearle la amistad, la simpatía y la adhesión permanentes no sólo de sus súbditos sino de todos los reyes y señores que tenían la fortuna de tratar con él y aun las de los príncipes y señores de comarcas lejanas que acudían a Texcoco a solicitar su guía y sus consejos. Entre todos los príncipes que gobernaron a Texcoco, la metrópoli que en el siglo XV fue la gestora del gran resurgimiento de la antigua cultura tolteca, sólo Nezahualpilli habría de alcanzar las más altas cimas de grandeza y habría de situar su nombre justo al lado del de su padre y antecesor Nezahualcóyotl. Dicho de otra manera, que frente a Nezahualpilli, sólo su padre y antecesor Acolmitzli Nezahualcóyotl habría de alcanzar más fama y gloria. Legendarias fueron desde un principio las circunstancias del nacimiento así como las de la muerte de este príncipe. Desde su nacimiento cobró fama de hombre encantado y se dice de él que estando en su cuna sus amas lo veían en diferentes figuras de animales, unas veces en forma de león, en otras, en la forma de un águila en vuelo. Cuando sintió cercana la hora de su muerte se refugió en el sitio más alejado de su palacio de Tecpilpan y allí se fue consumiendo su vida, cada vez más inaccesible y cada vez más pensativo y distante. Su muerte se mantuvo en secreto y sus vasallos empezaron a afirmar que Nezahualpilli no había muerto sino que se había ido a reinar a las tierras del norte, de modo que la desaparición de su rey coincidía con el momento justo en el que se había dispuesto que fuese a gobernarlos. Envuelto en la leyenda y el mito, quedó así para la posteridad el recuerdo del nacimiento y de la muerte de este príncipe a quien la historia conocería más tarde como gobernante, sabio, poeta y orador, arquitecto y astrónomo. Nezahualpilli comenzó a gobernar en Texcoco a la edad de 11 años y por designación directa de su padre y antecesor Nezahualcóyotl. A la muerte de éste y siendo todavía muy niño gobernó con la ayuda del noble Acapioltzin, quien lo aconsejó y lo guió en sus años de juventud. Al frente del principado de Texcoco, Nezahualpilli —el humanista, el poeta, el hombre que detestaba la guerra cuyos horrores cantará más tarde— tuvo que participar en varias campañas militares de conquista emprendidas por sus aliados, los aztecas, y siendo aún un joven capitán se distinguió en las guerras que se libraron en contra de los totonacas y en la región de Oaxaca, y en contra también de los señoríos de Huexotzinco, Atlixco y Tlaxcala. Justicia, mujeres y poesía Pero no sería en la guerra en donde Nezahualpilli cosecharía sus mejores glorias. Hombre justiciero y noble promulgó una serie de leyes, como lo había hecho su padre, a las cuales creyó de su deber someterse y cumplirlas aun a costa de seres allegados a él por lazos de sangre o por los lazos del amor y del afecto. Fue así como ocurrió en el caso que tuvo lugar cuando fue necesario adelantar la búsqueda de una mujer para que fuera su legítima esposa y señora de Texcoco. Para estos efectos Nezahualpilli había hecho venir a princesas y a hijas de personajes nobles que fueron llegando a Texcoco desde diversos lugares y desde los reinos vecinos. Finalmente, la decisión del príncipe Nezahualpilli recayó sobre la princesa Chalchiuhnenetzin, hija de Axacáyatl, rey y señor de México-Tenochtitlan. Tan agraciada y hermosa era Chalchiuhnenetzin que pronto llegó a ser la preferida de Nezahualpilli, pero aconteció también que por dentro y por debajo de tanta belleza y hermosura se ocultaba un corazón amante de cosas livianas y de placeres prohibidos, y fue así como comenzó “a dar en mil flaquezas y fue a dar que cualquier mancebo galán y gentilhombre acomodado a su gusto y afición, daba orden de aprovecharse de ella, y habiendo cumplido su deseo, los hacía matar”. Luego mandaba a hacer figuras y estatuas de estos desgraciados amantes, a las cuales mandaba a adornar con ricas vestimentas y con joyas de oro y pedrería y las mandaba a poner en una sala a la que ella asistía. Pronto fueron tantas las estatuas de los que así mató que casi llegó a llenar toda la sala. Cuando el rey pasaba a visitarla, Chalchiuhnenetzin solía decirle que aquellas eran estatuas de sus dioses. Los crímenes y las liviandades de la princesa fueron al fin descubiertos, y hechas las diligencias probatorias, Nezahualpilli, dolorido y perturbado, tuvo que aplicar justicia. Así, y a pesar de que la princesa Chalchiuhnenetzin era hija de Axacáyatl, señor de México-Tenochtitlan, tuvo que pagar con su vida sus crímenes, sus liviandades y su infidelidad al rey. No pararon aquí los pesares ni los percances amatorios del joven rey. Porque años después y habiendo ya contraído matrimonio, habrían de sobrevenirle otros percances y complicaciones que pondrían a prueba su celo por la justicia, su interés por las mujeres, lo mismo que su amor por la Poesía. Entre las varias concubinas que tuvo Nezahualpilli sobresalía una a quien se le conocía con el sobrenombre de “la señora de Tula”, y quien literalmente le había robado el corazón al joven rey. A esta señora se le llamaba “la señora de Tula” no por su origen noble, pues era hija de un mercader, sino porque era tanta su sabiduría que llegaba a competir con el rey y con los más sabios de su reino, y era no sólo versada en la poesía sino aventajada practicante de este noble arte. Fue gracias a la poesía y a sus dones naturales como logró adueñarse de la voluntad del rey, hasta el punto de que sus menores caprichos llegaron a ser órdenes para él. Y fue precisamente de ella de quien vino a enamorarse Huexotzincatzin, el hijo mayor de Nezahualpilli. Fue él, de quien se dice que fue un buen poeta, quien compuso una sátira a “la señora de Tula” y ésta, versada en poesía, compuso también una respuesta. Y así, sátira va y sátira viene, pasó a saberse todo y a ponerse en tela de juicio. El asunto era traición al rey y quien tal cosa hacía merecía la pena de muerte. Grave asunto entre allegados, es verdad, y todos amantes de la Poesía, que se saldó con la pena de muerte, dolorosa pero inflexiblemente aplicada a Huexotzincatzin. Citemos, para cerrar este segmento de amores contrariados en la vida de Nezahualpilli en el cual se entrecruzan en forma constante justicia, amor y poesía, el caso de una señora, esposa de un noble principal llamado Teanatzin. Se hallaba Nezahualpilli en uno de sus palacios en donde se daba una fiesta, y en ella, entre los invitados, estaba el noble Teanatzin. Para desgracia de todos, la esposa de éste tenía aficiones ocultas por el rey poeta, aficiones que se dio maneras de comunicárselas al rey en el curso de la fiesta. Y fue así como el señor de Texcoco se solazó con ella. Hasta ahí todo iba bien, hasta cuando Nezahualpilli se enteró de que la señora era casada. La señora de Teanatzin había cometido adulterio y había incitado al rey a cometer también aquel crimen horrendo. Se aplicó la justicia, que en aquellos casos consistía en la muerte de la mujer, pero no paró allí el asunto porque, contrario a todo lo que pudiera pensarse y gracias otra vez a la providencial intervención de la poesía, esta historia no sólo tuvo un segundo acto sino algo que podría catalogarse como un final feliz. Algo que tiene mucho que ver con la forma en que la justicia, las mujeres y la poesía se entrecruzan en esta historia y a todo lo largo y ancho de la vida de Nezahualpilli. Teanatzin, que amaba a su mujer a pesar de la afrenta que había recibido, cuando se enteró del desenlace llegó a afirmar que si, ya que el rey se había aprovechado de ella, ¿entonces por qué se la había matado? Que más razón era que se la dejara con vida y no perder, como perdía, a una mujer que tanto amaba. Nezahualpilli, ofendido al conocer esta respuesta que le pareció que provenía de “poca estimación de la honra del rey”, puso en prisión a Teanatzin, y es aquí en donde interviene de nuevo la poesía para darle una salida y un mejor remate a este incidente porque Teanatzin, también poeta, viéndose en tan larga y oscura prisión, compuso un canto en el que presentaba todos sus trabajos y tragedia. Luego, por negociación que hizo con los músicos del rey, que eran sus amigos, se dieron modos para cantarlo en unas fiestas que el rey daba en sus palacios. Estaba tan bien compuesto el canto, relataba las cosas con palabras tan vívidas y exactas, que movieron el ánimo y la voluntad del rey, quien ordenó dejar en libertad a Teanatzin. En estos, como en muchos otros casos, la vida de Nezahualpilli estuvo siempre ligada a la poesía. Señor de la paz y de la poesía, de la escuela del canto y de las flores, Nezahualpilli no pudo menos que atender las guerras de conquistas emprendidas por sus aliados los aztecas. La vida era muy compleja en su tiempo, y le tocó vivir circunstancias adversas y hasta contradictorias tal como a su padre Nezahualcóyotl le había tocado vivirlas. Le tocó asumir con frecuencia posturas que parecían opuestas. En materia de religión, por ejemplo, le correspondió consagrar un templo que a instigación de los aztecas se había comenzado a erigir en Texcoco para honrar a Huitzilopochtli, siendo que en lo más profundo de su corazón y de su espíritu cultivaba las tradiciones religiosas de origen tolteca y éstas ordenaban seguir y adorar a Tloque Nahuaque, Dios Único, el No Visto, el Dador de la Vida, el Dueño del Cerca y del Junto, el Intocable e Inasible, como el viento. Nezahualpilli fue, por encima de todo, cultivador en su corazón de la fe en Tloque Nahuaque, el Único, el Dador de la Vida, el Dueño del Cerca y del Junto, a quien tendremos que volver cuando llegue el día inevitable y cuando nos toque regresar a rendir cuentas a la Región del Misterio, al País de los que no tienen Cuerpo. Cantor de la guerra Poco, en realidad, fue lo que se salvó de la obra de Nezahualpilli de la destrucción general que sobrevino con la llegada de los españoles. Sin embargo, las crónicas y los antiguos cantares mexicanos ponderan sus dotes de gobernante y de cuicapicqui, es decir, de forjador de poesía. Si de Acolmitzli Nezahualcóyotl se tiene la certeza de que escribió cerca de treinta composiciones, de Nezahualpilli sólo conocemos una elegía que compuso para referirse a un hecho histórico como es el de la muerte de los príncipes Macuilmalinatzin y Tlacahuepan durante la guerra de Huexotzinco. De este canto, reflejo de la sabiduría del poeta adorador de Tloque Nahuaque y que contemplaba los astros, sabemos que fue conocido bajo el título de Nenahualizcuícatl, es decir, como “canto que declara traiciones y engaños”, sobre todo cuando se refiere al engaño de la guerra que trajo consigo la muerte de los príncipes aztecas, entrañables amigos del poeta. La tristeza del canto se hace evidente con una visión deslumbrante de la guerra, el agua y el fuego, el florido licor que embriaga en la región del humo, allí en donde el águila grita y el tigre incita a la lucha. En este poema Nezahualpilli se erige como pintor extraordinario de la guerra, pero no con la intención de hacer apología ni explicación de estas luchas emprendidas por sus aliados aztecas. Para él la guerra es embriaguez. Los guerreros exclaman “una y otra vez bebo el licor floreciente... ¡sea distribuido entre ellos la flor del néctar precioso..!”. A lo largo del poema los que combaten reciben el nombre de cuextecas, en alusión a un mito que relata la embriaguez casi crónica de ese pueblo por razones del mandato de los dioses. La embriaguez desfigura los rostros, la guerra también, y la guerra acaba con todo. La guerra es destrucción irremediable de jades y de plumas, símbolos de todo lo bello. “Embriagados por la muerte están los guerreros”, son como cuextecas, cegados por el licor florido, su oficio es matar y morir. En la guerra el hombre se cubre de gloria, pero en ella también mueren los amigos. Los que eran dueños de las flores tienen que marcharse a la región del misterio. Ensangrentados, sus rostros se tornan amarillos, y antes de ser llevados a la pira se les baña con el licor florido de la guerra. Estaban embriagados, y se les embriagaba una vez más. El águila grita y el tigre gime. En medio de la danza de la muerte, los amigos se van yendo a la región del misterio. Nezahualpilli recuerda todo esto, y al recordarlo llora. Con la imagen del fuego y del agua que es la guerra en su corazón, él también se siente embriagado, invadido por el licor que engendra la muerte. En la evocación de la guerra y del final de sus amigos Macuilmalinatzin y Tlacahuepan, el príncipe de Texcoco nos dejó un cuadro extraordinario de lo que habría de ser el destino impostergable de los antiguos pueblos mexicanos, y nos dejó también su condena de esas luchas que son destrucción de jades y de plumas de quetzal y de rostros humanos. Nezahualpilli, el poeta, el gobernante, el inventor de cantos, el asiduo consultor de las estrellas, en donde impera la paz y vive Tloque Nahuaque, en ese poema suyo nos ha legado un mensaje: su doliente rechazo a la guerra y a toda forma de violencia que se utiliza como instrumento para resolver los conflictos, mensaje que adquiere una mayor dimensión si lo contextualizamos en el ambiente de guerra —guerra permanente, guerra destino y guerra misión— en el que fue concebido y que todavía mantiene su sentido, su racionalidad y su carácter perentorio para nosotros que aún no hemos aprendido a vivir libres de la embriaguez que ha concebido el hombre para avasallar a los pueblos, para la destrucción de libertades y culturas y para la destrucción del hombre, del otro hombre, cuando piensa distinto. Finalmente, demos paso al poeta para asistir con él al espectáculo que implica el horror de la guerra y para asistir con él y acompañarle en sus requisitorias en favor de la justicia y en favor de la poesía y de la paz. Canto de Nezahualpilli Así vino a perecer Huexotzinco Estoy embriagado, está embriagado mi corazón: Se yergue la aurora, ya canta el ave zacuán sobre el vallado de escudos, sobre el vallado de dardos. Alégrate tú, Tlacahuepan, tú, nuestro vecino, cabeza rapada, como cuexteca de cabeza rapada. Embriagado con licor de aguas floridas, allá en la orilla del agua de los pájaros, cabeza rapada. Los jades y las plumas de quetzal con piedras han sido destruidos, mis grandes señores, los embriagados por la muerte, allá en las sementeras acuáticas, en la orilla del agua, los mexicanos en la región de los magueyes. El águila grita, el jaguar da gemidos, oh, tú, mi príncipe, Macuilmalinalli, allí, en la región del humo, en la tierra del color rojo rectamente los mexicanos hacen la guerra. Yo estoy embriagado, yo cuexteca, yo de florida cabellera rapada, una y otra vez bebo el licor floreciente. Que se distribuya el florido néctar precioso, oh hijo mío, tú, hombre joven y fuerte, yo palidezco. Por donde se extienden las aguas divinas, allí están enardecidos, embriagados los mexicanos con el florido licor de los dioses. Al chichimeca yo ahora recuerdo, por esto sólo me aflijo. Por esto yo gimo, yo Nezahualpilli, yo ahora lo recuerdo. Sólo allá está, donde abren sus corolas las flores de guerra yo lo recuerdo y por eso ahora lloro. Sobre los cascabeles Chailtzin, en el interior de las aguas se espanta. Ixtlilcuecháhuac con esto muestra arrogancia, se adueña de las plumas de quetzal, de las frías turquesas se adueña el cuextécatl. Ante el rostro del agua, dentro de la guerra, en el ardor del agua y el fuego, sobre nosotros con furia se yergue Ixtlilotoncochotzin, por esto se muestra arrogante, se apodera de los plumajes de quetzal, de las frías turquesas se adueña. Anda volando el ave de plumas finas, Tlacahuepatzin, mi poseedor de las flores, como si fueran conejos los persigue el joven fuerte, el cuexteca en la región de los magueyes. En el interior del agua cantan, dan voces las flores divinas. Se embriagan, dan gritos, los príncipes que parecen aves preciosas, los cuextecas en la región de los magueyes. Nuestros padres se han embriagado, embriaguez de la fuerza. ¡Comience la danza! A su casa se han ido los dueños de las flores ajadas, los poseedores de los escudos de plumas, los que guardan las alturas, los que hacen prisioneros vivientes, ya danzan. Arruinados se van los dueños de las flores ajadas, los poseedores de los escudos de plumas. Ensangrentado va mi príncipe, amarillo señor nuestro de los cuextecas, el ataviado con faldellín color de zapote, Tlacahuepan se cubre de gloria, en la región misteriosa donde de algún modo se existe. Con la flor del licor de la guerra se ha embriagado mi príncipe, amarillo señor nuestro de los cuextecas. Matlaccuiatzin se baña con el licor florido de guerra, juntos se van a donde de algún modo se existe. Haz ya resonar la trompeta de los tigres, el águila está dando gritos sobre mi piedra donde se hace el combate, por encima de los señores. Ya se van los ancianos, los cuextecas están embriagados con el licor florido de los escudos, se hace el baile de Atlixco. Haz resonar tu tambor de turquesas, maguey embriagado con agua florida, tu collar de flores, tu penacho de plumas de garza, tú el del cuerpo pintado. Ya lo oyen, ya acompañan las aves de cabeza florida, al joven fuerte, al dueños de los escudos de tigre que ha regresado. Mi corazón está triste, soy el joven Nezahualpilli. Busco a mis capitanes, se ha ido el señor, quetzal floreciente, se ha ido el joven y fuerte guerrero, el azul del cielo es sus casa. ¿Acaso vienen Tlatohuetzin y Acapipíyol a beber el florido licor aquí donde lloro? Nezahualpilli, señor y príncipe de Texcoco, reinó durante cuarenta y cuatro años, al cabo de los cuales murió de pena por ciertas pesadumbres que tuvo, especialmente por la gran soberbia de Motecuhzoma, su primo y a quien había ayudado a entronizar, que había utilizado contra él ciertas deslealtades y traiciones. Murió Nezahualpilli en 1515, a la edad de cincuenta y un años, muy pocos en realidad comparados con los que habían vivido sus pasados. Desde entonces el aura de leyenda que lo había acompañado durante toda su vida no hizo más que aumentar: algunos lo habían visto partir para los lejanos reinos del Norte desde donde hacía mucho tiempo había sido invitado a gobernar. Otros lo vieron entrar en una cueva, y parecía flotar, parecía ir como encantado, en una cueva en cuyas afueras lo esperan todavía. ** Tarcisio Agramonte Ordóñez navarglad@hotmail.com Escritor, sociólogo, periodista y analista político internacional colombiano. Ganador de dos premios iberoamericanos de Literatura. Diplomado en derecho internacional humanitario. Botón de Honor de la Comisión Colombiana del Océano (http://www.cco.gov.co). Miembro de la Asociación de Escritores del Caribe y de la Academia Colombiana de Letras y Filosofía. === Al oeste de Roma, de John Fante (1909-1983) Miguel de Loyola ===== El vigor y entusiasmo de la pluma del llamado padre del hiperrealismo sucio resulta impresionante, y uno se frota los ojos pensando cómo pudo este tremendo escritor norteamericano pasar ignorado por la crítica durante tantos años. Sin la generosidad de Charles Bukowski, no cabe dudas de que habría pasado desapercibido por el público lector. ¿Cuántos como él se habrán perdido por ignorancia de la crítica? Los dos relatos que componen el libro Al oeste de Roma resultan verdaderamente piezas magistrales, sin ese relleno asfixiante que caracteriza la narrativa actual de ciertos escritores en boga, de gran cobertura mundial a través de la llamada Industria Editorial, cuyo producto no suele ser precisamente literatura, y a quienes acostumbra a favorecer la crítica, sin explicar por qué, aunque tal respuesta resulte de Perogrullo. En el primer relato, “Mi perro idiota”, el autor se la ingenia para recrear una gran historia a partir de un hecho simple: el hallazgo de un perro desconocido en el patio de la casa, convirtiéndolo de paso en personaje novelesco al usarlo como aguja de la trama. En este relato con características de nouvelle por su longitud y desarrollo, Fante recrea una etapa concreta de la vida conyugal y familiar, aquella suscitada cuando los hijos llegan a la edad en que pasan a ser una molestia para la tranquilidad de los padres, sobre todo dentro del paradigma de la sociedad norteamericana. Henry Molice, protagonista y narrador, es un libretista que en algún momento de su carrera gozó de cierta fama y posición social, pero ahora su carrera se encuentra en franca decadencia, está cesante y ya no puede continuar llevando la vida de ayer, deberá desprenderse de sus bienes para solucionar sus problemas económicos, entre éstos su amado Porsche. No obstante siendo esa la situación, sus hijos, casi todos mayores de edad, siguen viviendo a sus expensas y pareciera que en nada va a cambiar dicha situación. Sin embargo, veremos cómo poco a poco comienza cada uno a tomar su propio rumbo, ante la mirada absorta y nostálgica de Molice y Denny, su mujer. La nouvelle recrea la psicología de todos sus personajes con una facilidad pasmosa, desmontando frente al lector la arquitectura general del adolescente en su paso —salto— a la vida adulta. Lo mismo con la del hombre adulto en su ya no salto, sino más bien caída a la vejez. En sus sueños ya inalcanzables, como el de viajar a Roma a escribir lo que no puede escribir en su hogar. La ironía impresa en la forma de mirar el mundo quizá sea lo más impresionante de John Fante, imprimiéndole siempre a la dura e inmutable realidad esa dosis de flexibilidad que se consigue tras una mirada positiva, cargada de ingenio mágico y también de sana conformación, no exenta de ese humor medicinal que conllevaba a la salud y al llamado goce estético. Ambos atributos cada vez más difíciles de conseguir en un relato actual. En el segundo relato, “La orgía”, será la mirada de un niño quien nos pondrá al tanto de acontecimientos tan sorprendentes como los del relato anterior del libro. La ternura e ingenuidad del niño conmoverán al lector por su naturalidad y verosimilitud. Nick, su padre, es maestro de la construcción y trabaja con su amigo de toda la vida Frank Gagliano. Nick recibe de regalo una supuesta mina por parte de Buck (su ayudante), y se asocia con Frank para trabajarla. A Frank, la mujer de Nick lo odia por su ateísmo y no lo admite en su casa. No obstante, ambos socios se irán todos los fines de semana juntos a fin de explotar la supuesta mina. Un fin de semana, los acompañará el niño narrador, enviado por la madre, y a través de su mirada conoceremos los verdaderos secretos de dicha mina. Se trata de un relato ágil, donde cada frase llama a la otra, creando expectativas e interés por la lectura, dotado de la candidez y desenvoltura de esa mirada del niño narrador que comienza a descubrir y a vivir las inexplicables desviaciones de los adultos. El contraste de ambos mundos está muy bien logrado. Fante consigue perfilarlos con la sencillez que caracteriza a los grandes autores. ** Miguel de Loyola deloyola@hotmail.com Escritor chileno (San Javier, región del Maule). Realizó estudios universitarios en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde se tituló de profesor de estado con mención en castellano en 1981, y obtuvo en 1994 el grado de magister en letras con mención en literatura. En esa misma casa de estudios obtuvo sus primeros premios literarios entre 1978 y 1981. Participó en el Taller Literario de Roque Esteban Scarpa y Alfonso Calderón, y más adelante en el de José Donoso. En 1981 obtuvo un primer lugar compartido en el concurso literario de la revista La Bicicleta. Ha publicado el libro de cuentos Bienvenido sea el día (edición del autor) y la novela Despedida de soltero (Lom Ediciones). Es secretario de redacción de la revista literaria Proa y miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile. También es editor de Ensayo y Crítica Literaria de Letrasdechile.cl. === Acerca de la lectura en el tercer milenio Antonio Cruz =========== Transitamos tiempos complejos. Se me ocurre que nadie puede poner en duda que los vertiginosos y turbulentos días que vivimos generan ansiedad e incertidumbre en casi todos los aspectos de la vida del hombre. La Literatura (como disciplina o como arte o si solamente la consideráramos, de manera arbitraria, como un simple elemento lúdico) no está ajena a esa confusión más o menos generalizada. Muchos de nosotros habremos escuchado o leído y quizás hasta participado de la polémica acerca de si la televisión o Internet han relegado a la lectura como hábito en las nuevas generaciones. Es más, he llegado a leer artículos en los que pensadores reconocidos especulan con la desaparición del libro, al menos en su formato impreso en papel, en no muy largo plazo. ¿Cuál es el significado de la palabra leer? ¿Qué significa la palabra lectura? Responder a estas preguntas no es tarea sencilla. A partir de los conceptos de Roland Barthes se admite que, para que el círculo iniciado por el autor de un texto literario se cierre, es indispensable que el lector le adjudique un significado, pero debemos aceptar que siempre habrá una pluralidad de interpretaciones porque los lectores no pueden evitar la participación aleatoria de sus propios conocimientos (que son contingentes al texto y propios para cada individuo) con lo que cada escrito determina una lógica interpretativa diferente en cada persona que lee. En mi modesta opinión, si nos atenemos al concepto que sostiene que para leer es indispensable tener un libro en las manos, probablemente los que sostienen dicha teoría están en lo cierto; ahora, si nos basamos en algunas de las diferentes definiciones de la palabra “leer” que pueden encontrarse (1. Pasar la vista por lo escrito o lo impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados; 2. Comprender el sentido de cualquier otro tipo de representación gráfica; 3. Entender o interpretar un texto de determinado modo; 4. Comprender o interpretar un signo o una percepción), dicho de otra manera, si entendemos que lectura y escritura son formas de comunicación social, que el acto de leer implica interactuar con un determinado texto para comprender su significado y aceptamos que no solamente los libros pueden leerse sino también un anuncio publicitario o un grafiti o cualquier otro texto, podemos concluir que también leemos en la pantalla de nuestra computadora; por tanto, si me atrevo a calcular cuántas personas “pasan su vista por diferentes textos, los interpretan y comprenden sus signos” cotidianamente a través de Internet o en sus propios archivos virtuales, es creíble la postura que sostiene un incremento en la práctica de la lectura, aunque es imposible no aceptar que este crecimiento de la cantidad de “lectores” es absolutamente anárquico y no responde a ninguno de los cánones tradicionales de la “lectura”. Es un nuevo tipo de lectura. De cualquier manera, más allá de una discusión que a prima facie se presenta como “bizantina”, tengo la casi certeza de que, como sostengo al principio, la literatura está sumergida en la misma confusión por la que atraviesan otras actividades humanas. Probablemente los signos más importantes de estos tiempos son la velocidad (tal como expresa Italo Calvino en sus seis propuestas para el nuevo milenio), o la fractalidad, la brevedad, la fugacidad y la virtualidad de la literatura (según afirma Lauro Zavala, quién también habla de la “fragmentariedad paratáctica” de la escritura hipertextual propia de los medios electrónicos). Es menester aceptar que actualmente la vida se mueve por los anchos caminos de la información y la necesidad de una comunicación rápida, concisa, inmediata, se ha convertido en algo urgente e impostergable; en algo que no admite otra forma que la hipertextual y virtual. He notado que muchos autores demonizan a Internet por su interferencia en los mecanismos sociológicos de comunicación a los que estábamos habituados, como el caso de la lectura, pero es menester decir que, si bien los riesgos del abuso de la red son inconmensurables, la verdadera utilidad del sistema dependerá de la concepción de quienes la usan. Es verdad que Internet es un arma peligrosa y un territorio que se presta a múltiples transgresiones. Su lenguaje dista mucho de ser el ideal de acuerdo a las tradicionales normas (el propio Calvino anticipa una “peste” del lenguaje, que se ha vuelto vago, impreciso y vacío de contenido, lo que, según sostiene, se debe a la pérdida de forma de la vida y a un extendido abandono de la espiritualidad) pero también es cierto que los medios en general y en particular los periódicos y sobre todo la televisión han variado la forma de expresarse, lo que indudablemente contribuye a una mayor confusión. Internet nos ofrece una serie de textos que funcionan como si fuera un enorme texto fragmentado en lo que se llama hipertexto, y al que se accede por formas diferentes a la lectura convencional. En este inmenso hipertexto, el lector puede elegir o descartar a voluntad aquellos fragmentos que no le interesan, lo que deviene en múltiples lecturas que llevarán a una inevitable fragmentación de las historias. Es, salvando las distancias, como si alguien que tiene un libro en sus manos encuentra en el camino textos que le aburren o no le agradan y que con el simple acto de cambiar su señalador de posición pudiese evitarlos. Adelaide Bianchini, en su artículo “Conceptos y definiciones de hipertexto”, sostiene que “a diferencia de los libros impresos, en los cuales la lectura se realiza en forma secuencial desde el principio hasta el final, en un ambiente hipermedial la ‘lectura’ puede realizarse en forma no lineal, y los usuarios no están obligados a seguir una secuencia establecida, sino que pueden moverse a través de la información y hojear intuitivamente los contenidos por asociación, siguiendo sus intereses en búsqueda de un término o concepto”. Pero más allá de esto, me gustaría llamar la atención sobre la posibilidad que nos brinda Internet de acceder a la lectura de libros como la Biblia, el Corán, los clásicos y, para no aburrir con mi lista, de autores contemporáneos de renombre que, muchas veces, por diferentes motivos, como por ejemplo los mandatos de la industria editorial, son inaccesibles para el hombre común; tampoco podemos ignorar la posibilidad que tienen muchos escritores de colgar sus trabajos en la red esquivando los numerosos inconvenientes de editar en papel (ya decía Eugenio Montale que los editores muchas veces eligen aquello que más posibilidad tiene de vender en lugar de elegir los trabajos mejores y más valiosos, lo que impide a muchos poder hacer conocer sus textos). Se me ocurre que esto no es tan malo. No desconozco los riesgos que encierra la red, pero quisiera dejar instalados los interrogantes que por ahora, para mí al menos, deberíamos aspirar a resolver. ¿Es Internet la responsable de todos los males sociales? ¿No habrá también mucho de “pereza” intelectual para generar que, de alguna manera, el hombre pueda volver nuevamente su mirada hacia su propia esencia y descubrir la riqueza de su vida interior? ¿No habrá llegado el momento de que la sociedad en su conjunto y la familia en particular intenten una mirada diferente y más amplia sobre el fenómeno de Internet y que, tal como sostienen múltiples autores, sea en el hogar donde se ejerza un control estricto sobre el contenido al que acceden sus integrantes? Por último, ¿no sería más coherente tratar de aprovechar el fenómeno Internet, de volcarlo a favor de una recomposición social y buscar un entorno menos denso y más agradable para todos? (Extracto del trabajo “El microrrelato. Un género en expansión”, leído en la Feria del Libro de Villa María, Córdoba, el 11 de junio de 2008). ** Antonio Cruz tonio_cruz@hotmail.com Maestro, médico y escritor argentino (Frías, Santiago del Estero, 1951). Egresó como médico cirujano de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC, http://www.unc.edu.ar; 1976). Ha ejercido diversos cargos públicos relacionados con su profesión. Ha hecho periodismo radial y ha publicado colaboraciones en medios periodísticos de Santiago del Estero, Buenos Aires, Tucumán, Córdoba, Salta y otras provincias argentinas. Ha publicado los poemarios Catarsis, poemas de amor con esperanza (1998), Ashpa Súmaj (2003), Canto a mi pueblo (2003), Aires del noroeste (selección provincial del concurso literario del Consejo Federal de Inversiones, CFI, http://www.cfired.org.ar; 2003) y Tránsito (desde la oscuridad hacia la luz) (2008), así como el libro de cuentos Tío Elías y otros cuentos (selección provincial del concurso literario del CFI, 2004). También es autor de dos novelas inéditas, La hoguera de las utopías y El maquinista. Textos suyos aparecen en Panorama del microrrelato en el noroeste argentino (Universidad Nacional de Tucumán, UNT, http://www.unt.edu.ar), entre otras antologías. Ha obtenido reconocimientos como, en poesía, el primer premio del 2º Concurso Literario Horacio Germinal Rava (2001), el primer y segundo premio en el 2º Concurso Literario del Colegio de Médicos (2001), y en narrativa el primer y tercer premio del Concurso Literario “La Inmigración Árabe en Santiago del Estero” (2001). Ha sido jurado de diversos concursos y ha participado en eventos como la Feria del Libro de Santiago del Estero, la Feria del Libro de Buenos Aires (http://www.el-libro.org.ar), la Feria del Libro de Córdoba (http://www.ellibrocordoba.org.ar), las Primeras Jornadas Universitarias de Minificción organizadas en 2007 por la UNT, y otros. Junto a prestigiosas figuras como Lisandro Amarilla y Alfonso Nasif integró un panel sobre “Un siglo de literatura santiagueña”. Escribe artículos de opinión para medios gráficos y virtuales y ha llevado sus trabajos literarios a numerosas ciudades de Argentina y Latinoamérica, participando en numerosos recitales y encuentros de poetas o narradores. Es miembro permanente del staff de la revista literaria La Iguana (http://laiguanarevistadepoesia.blogspot.com), que se edita en papel y por Internet. Su obra ha sido difundida por medios periodísticos de Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba y Buenos Aires, así como en medios digitales entre los que se cuentan Misioletras (http://www.misioletras.com), Texto Sentido (http://www.textosentido.com), La Cultura (http://www.lacultura.com), Poesía+Letras (http://www.poesiamasletras.tk), Isla Negra (http://isla_negra.zoomblog.com), La Lectura (http://www.la-lectura.com), Bitácora Global (http://www.bitacoraglobal.com.ar), Con Voz Propia (http://www.convozpropia.com.ar) y Fundación Cultural Santiago del Estero (http://www.fundacioncultural.org). === La parodia, ese desquite festivo Alejandro José López Cáceres ==== Proyecto piel Julio César Londoño Editorial Seix-Barral Bogotá, 2008 224 páginas. Aquella respuesta del viejo Zuleta me pareció memorable, lapidaria. Salíamos del auditorio, en la universidad, cuando un estudiante que iba a mi lado lo abordó. Quería obtener una conclusión precisa de la conferencia recién terminada: —Maestro Estanislao, ¿cuál es entonces el mayor desafío de la pedagogía? El viejo lo pensó un instante y se despachó: —Hacer que la clase y el recreo ocurran simultáneamente. Ahora, leyendo Proyecto piel, de Julio César Londoño, esta idea feliz ha regresado a mi memoria. Y precisamente porque me siento frente a un libro exquisito que consigue aunar, a lo largo de sus doscientas veinticuatro páginas, el saber y la diversión. Esta novela, escrita en clave de parodia, se inscribe por ello mismo en una larga y alborozada tradición. Inaugurado por Cervantes, el recorrido histórico de esta literatura nos pasea por obras como Jacques el fatalista, escrita por Diderot en el siglo XVIII, y se extiende hasta nuestros días en joyas del divertimento, como Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas. Hay, no obstante, un aspecto recurrente en esta novelística que suele dividir las opiniones, que le crea incondicionales adeptos y detractores furibundos. Se trata del tipo de acción que incorpora. No se relatan en dichas obras sucesos extraordinarios, como los que cuenta un García Márquez o un Faulkner, por ejemplo, ni se construyen personajes de psicologías extremas, como los de un Stendhal o un Dostoievski. Para decirlo de una forma puntual, éstas son novelas de trama tenue; o, a manera de consigna: la historia no es en ellas lo más importante. Así puede constatarse en el gran hito de esta vertiente narrativa, Vida y opiniones del caballero Tristan Shandy, obra maestra publicada por Lawrence Sterne en 1767. Tampoco vayás a creer que estamos ante novelas aburridoras. Dado que no es la trama el fundamento de su composición —si acaso se nota, cumple una función de mero pretexto—, estas obras incorporan otros recursos para cautivar a los lectores. Aparecen en ellas opiniones, comentarios, reflexiones ingeniosas; pero, sobre todo, sus autores apelan al humor: a la irreverencia, a la sátira, a la parodia. En el caso de Proyecto piel, se nos cuenta sobre un matrimonio, Manuel y Lina, que tiene un hijo autista: Francisco. Para derribar el muro de su incomunicación, el padre idea un proyecto de estimulación radical, un Museo de los Sentidos. Involucra en esta empresa a su amigo Óscar y consigue un socio financiero: el oscuro G. El desarrollo de esta iniciativa nos permite asistir a discusiones apasionantes —sobre ciencia, tecnología, arte, humanidades— y a revelaciones sorprendentes sobre el modo en que funciona nuestro aparato perceptivo. Todo esto adobado con los enredos eróticos que se arman en torno a Lina, “una mujer así, bella, pervertida y conversable”. Una pregunta me ronda al cabo de esta lectura, y está relacionada con el humor. Bien es sabido que detrás de toda burla hay algo que se quiere derruir; o, dicho de otro modo, toda parodia entraña un desquite festivo. Dos ejemplos: Cervantes se propuso asestarle un golpe satírico a las novelas de caballería; Diderot, arremeter jocosamente contra la idea de Dios. ¿Cuál es el blanco contra el cual dispara Julio César Londoño? Tal vez la clave esté en el discurso final de Lina: “A mí tampoco me simpatizan mucho los intelectuales, me parecen gente reseca. Jarta”. Y es cierto que cada página de Proyecto piel ridiculiza aquella actitud de gravedad y circunspección con que usualmente se acompaña al conocimiento. Sí, los parlamentos de sus personajes son exquisitas cátedras que corren simultáneas al recreo, a la carcajada. ** Alejandro José López Cáceres alejolopz@hotmail.com Escritor y realizador audiovisual colombiano (Tuluá, 1969). Ha publicado los libros Tierra posible (crónicas, 1999), Entre la pluma y la pantalla: reflexiones sobre literatura, cine y periodismo (ensayos, 2003), y Dalí violeta (cuentos, 2005). Reside en Cali, donde dirige la Escuela de Estudios Literarios (http://estudiosliterarios.univalle.edu.co) de la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Enrique Vila-Matas: =================================================== === “Hemos enterrado bajo capas de tierra todas las rosas del mundo” ====== === Édgar Borges ========================================================== Pautar un encuentro virtual con Enrique Vila-Matas podría desencadenar un juego literario difícil de concretar en un tiempo y espacio. ¿Cómo evitar distraernos (lejos del show, de cara al laberinto) con la identidad de un trastocador de realidades? ¿Será el verdadero Vila-Matas quien responde mis eternas preguntas? ¿Será el mismo viajero que ideó Historia abreviada de la literatura portátil, Extraña forma de vida, El viaje vertical, Bartleby y compañía, El mal de Montano, Doctor Posavento, Exploradores del abismo y Dietario voluble, entre otros itinerarios quebrantadores de realidades absolutas? ¡Qué pregunta más larga! Mejor será que intente descifrar el misterio. ¿La ficción es usada como arma perversa de la política? “En política”, me llega su respuesta, es filosa, es Vila-Matas, “la mentira es casi obligatoria, o de lo contrario el político es un necio. En ficción, se puede elegir a la carta. Los más interesantes han sido aquellos escritores —desde Cervantes a Kafka— que eligieron la ficción —suma paradoja— para ir en busca de la verdad”. Tomo un poco de café; miro la biblioteca: efectivamente, puedo elegir a la carta; me levanto, me asomo a la ventana: la calle huele a política, y por estos días la política se ejecuta en clave de mentira. Mejor retomo la ruta del juego que dejé en el ordenador. Vila-Matas me dice que últimamente a algunos escritores les ha dado por convertirlo en personaje de ficción. “Paul Auster, por ejemplo, en su nuevo libro, el que publicará en 2009. Alberto Manguel en su última novela, Todos los hombres son mentirosos. Antonio Casas Ros (Teoría de Almodóvar) me ha pedido permiso para incluirme en su nueva novela. Por lo visto, tengo algo de personaje literario”. He ahí Vila-Matas, no hay dudas. Pero, ¿de cuál Vila-Matas estamos hablando? Para acercarme más (últimamente los seres humanos jugamos a conocernos a través de la web), le pregunto si está creando un universo. “He creado un universo fácilmente distinguible”, me asegura, “pero no ha sido algo que haya hecho de forma deliberada. Es decir, no me levanté un día de buena mañana y me dije: ‘voy a crearme un universo’ ”. ¡La realidad! ¡La realidad! ¿Qué cosa es la realidad? ¿Le molesta la realidad que nos enseñan? ¿Qué es lo que más le molesta? “Sí que me molesta”, responde tajante (me imagino lo tajante; pronto Google nos dirá dónde haremos click para escuchar el efecto de tajante). “¿Para qué negarlo? Me molestan la incompetencia, la ligereza moral, el desorden, la mezquindad. Hemos enterrado bajo capas de tierra todas las rosas del mundo. Quienes intentan rescatarlas a través, por ejemplo, de la poesía, lo pasan muy mal”. Muy mal, muy mal; antes de que esa frase se salga del ordenador y me asesine, recurro al clásico juego de preguntas y respuestas. E.B.: —¿Qué es la novela? Vila-Matas: —En ella cabe todo. Es una de sus ventajas, permite ensayar todo tipo de formas de contar. Pero, para los ortodoxos, la novela es lo que había antes de Joyce, es decir, Tolstoi o Dickens. E.B.: —A la hora de crear, ¿se influencia de la física como hecho científico? ¿Qué tanto intervienen los factores científicos en su juego literario donde no existen realidades absolutas? V.M.: —Me interesan últimamente los movimientos de la ciencia. Empiezo a parecerme a Dalí que, cuando era viejo, estaba sólo interesado en lo que pudieran decir los científicos acerca de Dios o de quien juegue los dados en su lugar. E.B.: —¿En Exploradores del abismo jugó con claves más cercanas a lo cotidiano, o simplemente le tendió una trampa a los lectores para que descifraran la complejidad que encierra el día a día? V.M.: —Simulé que me había vuelto un ser normal, como me pedían algunos cretinos. De ese libro destacaría el ensayo final, el relato con Sophie Calle y la creación del misterioso funambulista que cruza toda la obra. El lobby del cuento en España ha opuesto una clarificadora resistencia a aceptarlo como un libro de cuentos perteneciente a un clan ortodoxo. Ha sido muy significativo. He roto con los esquemas del libro de cuentos que “se ha de hacer” en España cuando escribes un libro de cuentos y quieres que te den el aprobado los del Premio Setenil. E.B.: —Dentro de su obra, Dietario voluble (2008), libro de citas, ensayos y viajes, ¿sería otra ficción? V.M.: —Lo veo como ficción. Rompe, por otra parte, con todos los esquemas de lo que ha de ser un diario en España. Como se sabe, ese género dispone de una total libertad, salvo su servidumbre con el tiempo, pero esa esclavitud yo también la he roto, con lo cual el libro es de una total heterodoxia respecto al género del diario. En realidad, como ha visto muy bien Almodóvar —véase su blog en Internet—, es una novela, o en todo caso un libro “inclasificable”. E.B.: —¿Por dónde apunta la nueva novela que sabemos está escribiendo? ¿Qué parte del juego sigue ahora? ¿Para cuándo la podremos leer? V.M.: Acabo de regresar de Bankside, un barrio de Londres. Es la única pista que puedo darle. Gracias por la entrevista, un abrazo. Click, debo entregar. ** Édgar Borges edgarborges1407@yahoo.es Escritor y periodista venezolano (Caracas, 1966). Autor de la radioserie La fuga de don Quijote, transmitida por Radio Exterior de España (http://www.rtve.es/programas/radioexterior) en el marco del IV Centenario de Don Quijote de La Mancha (2005). Ha publicado los libros de relatos Sueños desencantados, Mis días debajo de tu falda y El vuelo de Caín y otros relatos, las novelas La monstrua, la mujer que jamás invitaron a bailar y ¿Quién mató a mi madre? (finalista del III Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches, 2008) y el monólogo Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante. Sus relatos han sido publicados en diversas antologías. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La visión de integración cultural del Inca Garcilaso de la Vega ======= === a través de la obra Comentarios reales de los incas =================== === Paolo Astorga ========================================================= La incorporación cultural europea, a través de la llegada de los españoles a nuestro territorio peruano, no sólo trajo consigo un nuevo sistema social, cultural, religioso, político diferente, sino que también podemos observar que a raíz de ésta hay un enfrentamiento cultural e ideológico que hará nacer indefectiblemente las visiones desde dos perspectivas diferentes. En un primer lugar la mirada española, que vendrá a ser la predominante como pueblo sometedor, y una segunda en menor intensidad pero con vigencia que será la andina (1). Podemos notar, además de esta interacción cultural, un problema que girará en torno a la visión del otro en el discurso literario de la obra Comentarios reales de los incas, escrito por el mestizo Inca Garcilaso de la Vega. Esta obra, categorizada como una crónica, tiene la intención principal de mostrarnos el modo de vida del antiguo incario, y nos presenta además los móviles y los hechos que se suscitan ante la llegada española al Perú, transmitida desde la postura del testigo (2), ya que las referencias que hace Garcilaso en su discurso no son hechos vividos, sino sucesos que son anteriores inclusive a su nacimiento y también a la llegada de los españoles al territorio peruano. Se puede mencionar además que Garcilaso, al observar este primer problema (que es el de estar alejado de los hechos), nos presentará referencias de otros cronistas como Pedro de Cieza, Blas Varela, entre otros, logrando así una consistencia loable en su obra, ya que no sólo se referirá a su visión individual del Perú, sino que logrará integrar otros discursos para conseguir un corpus único y más definido en lo que respecta a los datos que integra en sus crónicas. Garcilaso tratará de integrar en su discurso elementos europeos dentro de la identidad india incaica. Esta inserción cultural que se da a nivel del lenguaje responde a la necesidad de lograr una significación española ante una significación indígena. Pero el móvil de por qué se escriben los Comentarios reales lo explica de una forma concreta el estudioso Édgar Montiel en su ensayo América en las utopías políticas de la modernidad: “[Garcilaso] Estima que se necesita explicar a España, América y Europa que no se trataba de reinos de bárbaros, sino de gentiles; que no se trataba de pueblos carentes de desarrollo, sino de pueblos que tenían una civilización. A Garcilaso no le quedaba otra opción que recurrir a la cultura y la historia para vencer a la política de la espada y el arcabuz, y así preservar al hombre y a la cultura autóctonos. Entonces decide escribir los Comentarios reales, reales no por lo de monárquicos sino por lo de veraces, para rectificar a los historiadores a sueldo que habían comenzado ya a profesar en Europa la versión de una América caníbal, sacrificial, idólatra, déspota y opresiva” (3). Pero retornando a la idea del lenguaje como herramienta de inserción cultural, podemos captar representaciones concretas acerca de este punto. En primer lugar la idea de sincretismo se da en el discurso de Garcilaso de una manera explícita y más aun cuando se habla de creencias religiosas. Él nos propone un enfoque integrador de las dos visiones religiosas tanto españolas como indígenas haciendo una comparación con la religión dominante, que es la cristiana, y la religión dominada e “idólatra”, que es la indígena: “Además de adorar al sol por dios visible a quien ofrecieron sacrificios e hicieron grandes fiestas (...) rastrearon con lumbre natural al verdadero sumo Dios y Señor nuestro (...) al cual llamaron Pachacámac. (...) El cual, en decir que el Dios de los cristianos y de el Pachacámac era todo uno (...) porque la intención de los indios nunca fue dar este nombre al demonio, que no le llamaron sino Zúpay que quiere decir “diablo”... (4). En el discurso de Garcilaso es notoria la utilización de elementos ficcionales para lograr una asimilación cultural en unos casos y una trascendencia de ciertos hechos o personajes en otros. Es así como la presencia de motivos épicos y líricos confluyen en la formación estética de la integración cultural que Garcilaso trata de intentar. El lenguaje literario juega un papel importante a la hora de darle una importancia a ciertos elementos culturales andinos (5), como por ejemplo: a los incas, sus grandezas, el modo de vida, los avances científicos que lograron, el sistema económico, social, político, religioso, etc., logrando así desde la perspectiva del “otro” una visión enaltecedora de todo el proceso vivido antes y durante la llegada de los españoles al territorio nacional. Los elementos primordiales para lograr la visión integradora que Garcilaso nos trata de mostrar en sus Comentarios reales, se pueden definir como una fusión cultural enraizada al contexto histórico en que se suscita la obra, pero también trascendiendo a la idea de identidad nacional. Raquel Chang-Rodríguez nos muestra algunos de los elementos integradores que ayudarán al Inca Garcilaso a elaborar un discurso sincrético entre la visión europea y la andina, pero a su vez crearán un problema que será el cómo insertar estos elementos en un único discurso: “Si su familiaridad con el pasado, conocimiento lingüístico y ascendencia andina facultan a Garcilaso para reescribir la historia de su patria americana, las lecciones aprendidas en textos filosóficos e historiográficos europeos le sirven para fundamentar el plan de su obra maestra. Den¬tro de este esquema general, el autor debía hallar solución a una cuestión clave: cómo insertar al incario en la historia sagrada y universal” (6). Garcilaso se propone un discurso no sólo donde la visión del inca sea la de un ser humano propio de una civilización avanzada, sino también que hay una relación de significado en lo que respecta al concepto de rey. El inca es un rey y por lo tanto un ser noble, pensante. Por otro lado también nos dice que el problema más grande de los cronistas anteriores a él es su grado de conocimiento del mundo indígena a través de una oralidad. Él plantea que el tratamiento y preservancia de lo oral en sus discursos se da “de una manera fragmentaria que llega a alterar y corromper la ‘verdad’ ” (7). Algo muy interesante que cabría rescatar en Garcilaso es la idea moralista con respecto a la imagen del inca y todo su imperio. Su visión, centrada en ciertos valores como la honradez, la clemencia, el temor hacia la divinidad principal (el sol), nos muestra ya un espacio concedido a la ficción, ya que no sólo nos presupone un sistema incaico social y económico idealizado, sino también que a través de estas descripciones trata de enaltecer la imagen incaica más allá de entes idolátricos y barbáricos; Garcilaso nos muestra a un ser dual en amplitud con el “ideal” de hombre o ser humano; esto responde, claro, a la formación humanística que tuvo en su educación. En suma, la amplitud trascendental de la obra Comentarios reales de los incas, no sólo nos hace referencia a una identidad nacional (muy cuestionable por cierto), sino que la necesidad integradora en el discurso de Garcilaso, principia un deseo de reivindicación indígena, pero desde una visión de la otredad, donde elementos europeos describen elementos indígenas y en todo caso estos últimos adaptados a un sistema europeizado, pero sin imponer un orden hegemónico, sino más bien abre una brecha antes no tocada: la idea de sincretismo cultural para la obtención y adaptación a un sistema social tan caótico y complejo como lo fue la colonia en el Perú. Notas 1. Cabe resaltar lo que nos dice José Antonio Mazzotti en una entrevista realizada por el poeta Paolo de Lima acerca de la intención de Garcilaso por lograr una integración cultural: “(...) el regionalismo de Garcilaso es hegemonizante. Es decir, él no plantea un regionalismo democrático o de convivencia; él plantea un regionalismo de dirección cuzqueña y, por añadidura, altamente aristocratizante. He ahí la diferencia”. Tomado de la revista electrónica Ciberayllu: http://www.andes.missouri.edu/andes/Cronicas/PdL_Mazzotti.html. 2. “Garcilaso habría sido el primer mestizo que diera cuenta de su infancia a través de su obra; su madre pertenecía a la nobleza incaica, sólo hablaba quechua, mientras que su padre era un conquistador español de linaje y sólo hablaba español” (Hamann, Marita y otros; Cuando el psicoanalista es interpelado por las ciencias sociales y políticas: Identidad nacional e idiosincrasia en el caso peruano). 3. Montiel, Édgar; América en las utopías políticas de la modernidad; Aparecido en Cuadernos Hispanoamericanos Nº 658, AECI, Madrid, abril del 2005. Sobre este tema, Hyalmar Blixen nos dice, de igual manera: “Es evidente que el fin que persigue el gran mestizo es el de reivindicar a los indígenas del Perú, respecto de los injustos reproches de que eran objeto por otros cronistas. Es obra de madurez, escrita en estilo brillante y conciso, puesto que el Inca Garcilaso recibió una educación humanística”. Tomado de: El Inca Garcilaso de la Vega y sus comentarios reales; diario Lea, Montevideo, 15 de enero de 1990. 4. De la Vega, Inca Garcilaso; Comentarios reales de los incas; Ed. Fondo de Cultura Económica; México, 1995; Tomo I, Libro II, Cap. II, p. 70. 5. Vargas Llosa nos dice: “El logro extraordinario del Inca Garcilaso de la Vega —dicho esto sin desmerecer sus méritos sociológicos e historiográficos—, antes que en el dominio de la historia, ocurre en el lenguaje: es literario”. Tomado de “El Inca Garcilaso de la Vega y la lengua de todos”; aparecido en: Encuentro de pueblos y culturas; Centro Cultural de la Villa; Madrid, octubre-noviembre 2003; p. 46. 6. Chang-Rodríguez, Raquel; Comentarios reales; Extraído de http://es.geocities.com/educalibre3/comentarios-reales.rtf. 7. No, Song; “La oralidad garcilasista en los Comentarios reales de los incas”; publicado en Perspectivas Latinoamericanas #3, 2006. ** Paolo Astorga das_adler@hotmail.com Poeta peruano (Lima, 1987). Es técnico en diseño web. Ha publicado el poemario Anatomía de un vacío (Lulu.com, 2006). Fue finalista del II Premio Internacional de Poesía “Desiderio Macías Silva” 2006 con su poemario Rehenes del silencio. Textos suyos han sido publicados en Encontrarte (http://encontrarte.aporrea.org), Ser Poeta (http://www.serpoeta.com), Tu Breve Espacio (http://www.tubreveespacio.com), Oxigen (http://www.revistaoxigen.com) y Liceus (http://www.liceus.com), así como en la antología Reflejos del alma. Mantiene en Internet la revista digital de creación y opinión literaria Remolinos (http://www.remolinos.ar.gs). Es creador de la primera antología digital de poesía La voz del mundo (http://www.lavozdelmundo.pe.kz), la cual reúne a más de 24 poetas de diferentes países de Latinoamérica y el resto del mundo. === La soledad en Un tal José Salomé de Arturo Azuela ===================== === Ernesto Garcímenez ==================================================== A propósito del pasado homenaje a los 70 años del escritor mexicano Arturo Azuela y, gracias al esfuerzo conjunto de universidades y editoriales, se ha publicado una colección con su nombre que consta de 15 títulos, de los cuales la mayoría son novelas. Dejo la profundización exhaustiva de esta totalidad, a la emprendedora disposición de un futuro libro; aquí sólo trataré lo referente a Un tal José Salomé. La ambigüedad que surge de la desparticularización de circunstancias tiende a forjar universalismos. De ahí que haya elegido de la billetera de títulos, uno en el que los referentes espaciales bien pueden ser asumidos como propios para lectores de distintas latitudes. A diferencia de El tamaño del infierno, La casa de las mil vírgenes, Los ríos de la memoria y Alameda de Santa María, en que la representación del espacio es un barrio de la ciudad de México, en esta novela nos encontramos con un espacio ambiguo, violado por el choque de una superciudad con un pueblo. El desarrollo de la trama son las eventuales vicisitudes que determinan la lapidación del más débil y la heteróclita y sin rumbo constitución del otro. Es una novela dividida en dos partes. La primera (“El antiguo Rosedal”) es la historia de los últimos albores y la decadencia de un pueblo de leñeros, con la exposición de sus costumbres, sus amores, sus cantos y sus héroes. Mientras que la segunda (“El vecindario perdido”), relata el arquetipo negativo de “la conquista” o, dicho de otro modo más literal, la desolación de los sobrevivientes del antiguo Rosedal. Este dualismo se unifica bajo el hilo conductor de dos días en la vida de un personaje: José Salomé. La importancia de éste radica en ese hecho, ya que la novela es un mural de voces varias que, sin periodicidad precisa, toman las riendas de la narración como deícticos catafóricos de la trama. La primera jornada de José Salomé es símbolo de la plenitud del Rosedal y de sus últimos tiempos. De ahí el tono evocador e idealizante de todas las voces narrativas. En ese sentido, esta primera jornada es la configuración psíquica de una “historia nacional” desde su fundación mítica hasta sus sospechas apocalípticas, representada bajo la parabólica imagen de un día de trabajo. Conforme José Salomé trabaja, el narrador y las voces de los pobladores se desatan en monólogos y recuerdos que dan fe y testimonio de un hecho existencial en abstracto, la creencia en un pueblo llamado el Rosedal. Los capítulos de esta primera parte son nombres para desfragmentar el tiempo de un día. Antes del primer capítulo, sin embargo, como un folio suelto o un eco descabalado de la partitura de una composición musical, la voz sin tiempo de José Salomé invoca el recuerdo del Rosedal. La urdimbre del tiempo que viene después en los capítulos, son recuerdos de su historia inmediata. La configuración social del Rosedal es un símil de la organización de una horda, Leodegario (tutor de José Salomé) es el leñador más experimentado, los trabajos, y los comercios de dicha acción, son supervisados y organizados por él. José Salomé, por su parte, es la representación del héroe epopéyico, no sólo porque su origen es un mito que nadie quiso desentrañar (su madre ya estaba embarazada cuando conoció a Leodegario) sino porque también así lo transformó el “trovador” del pueblo, después de que J. Salomé anduviera peregrinando por la tierra gracias a la leva. Don Andrés, en realidad es el barbero, sacamuelas, boticario y musicólogo, esto es, el que domina artes que sólo vienen como resultado de una tradición iniciática; a diferencia de la tosquedad del hacha, la navaja que esgrime contiene la idea de sutileza y técnica. Don Andrés, consciente de las tradiciones de un pueblo, le regaló una figura nacional al Rosedal. Los demás personajes cumplen también un papel en el esquema, la comadrona, el sotanudo, el herrero, la prostituta. Conforme los momentos del día pasan y los recuerdos se van arremolinando en el consciente colectivo del Rosedal, una idea lejana y abominable comienza a florecer en la narración: la ciudad, una mancha de cochambre y podredumbre hambrienta de terrenos. Desde el primer capítulo, “La salida del sol”, hay una breve referencia a la ciudad; pero en “Los últimos rayos del sol” (capítulo VIII) y en “Ya de noche” (capítulo IX) esta idea se transforma en una obsesión, como un terror nocturno que acaba siendo el presentimiento de su propio fin. La segunda parte del libro es otra jornada de José Salomé; pero una en la que ya es un anciano decrépito, cuando no quedan del Rosedal más vestigios que la tragedia de unos alcohólicos consagrados, y donde la ciudad ya los ha rebasado desde hace tiempo. Si la tragedia de José Salomé en los tiempos del Rosedal, era un conflicto amoroso por la idealizadora imagen de Genoveva, en los tiempos del vecindario es la búsqueda inútil de una razón de ser. Sobretodo Josefina y José Salomé, son los sobrevivientes más heridos del antiguo Rosedal, otros sin menor conciencia asumieron el yugo sin preguntas ni dolores. Pero este par de viejos llevan a flor de piel los prados, ríos, cavernas y mantos celestes de ese lugar. Por eso se niegan a irse, a difuminarse entre la indeferencia del interminable bosque de edificios y senderos de chapopote. El trovador del antiguo Rosedal, por el contrario, se especializó, se adaptó al nuevo universo y lejos quedarían los acordes con que le construía una tradición al Rosedal, finalmente se internó en el nuevo mundo y no volvió. Como una “visión de los vencidos”, José Salomé y Josefina expresan ese desarraigo que viene como producto de la extinción cultural de un pueblo. Mientras la idea de una deidad en el Rosedal era asumida sin complicaciones, representada en las imágenes de la vieja capilla; en el vecindario se torna una figuración terrible, incomprensible e indiferente que juega al titiritero con los hombres. Mientras en el Rosedal no hacía falta un tiempo preciso y desfragmentado infinitamente, en el vecindario se asumen los horarios divididos en números. Y finalmente, mientras en el Rosedal todos seguían por confianza y franqueza a Leodegario, en el vecindario los dirigentes son unas criaturas difusas que ensucian las calles de propaganda que nada quiere decir. Arturo Azuela, con un especial uso del lenguaje, donde es posible observar la diferencia entre el poema en prosa y la prosa poética, revive el pasado de América Latina en esta suerte de fábula de la perdición y la soledad. El título, cargado de la misma ambigüedad que el tiempo y el espacio en la novela, es una estrategia de particularización en la mente del lector. “Un tal José Salomé” es “un tal individuo”, o “un tal pueblo”. De ahí que esta novela pueda ser asimilada con mayor facilidad. Aunque conviene destacar que la prosa de Arturo Azuela tiene el doble valor de los grandes escritores, por un lado claridad y precisión en los contenidos, y por otro profundidad y belleza en lo referente a las formas. Ser hombre, peripatética y rousseanamente, es formar parte de un conjunto de identidades de similares máscaras y mitos. Deshilvanar dichos pretextos ontológicos implica un encuentro descarnado con la soledad más aciaga del ser. No dudo que la lectura de esta novela penetre al lector en esas riberas, inconscientemente presentidas por todos. Sobre el autor Arturo Azuela (México, 1938) es nieto del gran Mariano Azuela, novelista de la Revolución Mexicana. Estudió música, ingeniería, matemáticas, historia y filosofía de la ciencia. Por sus obras ha obtenido grandes reconocimientos como el Premio Nacional de Novela de México (por Manifestación de silencios); el Premio Xavier Villaurrutia (por El tamaño del infierno); y el Premio Carlos V de Bélgica (por El matemático). Ha desempeñado distintos puestos dentro del marco de la cultura en México y actualmente es presidente del Seminario de Cultura Mexicana. ** Ernesto Garcímenez ernygarcy1@hotmail.com Escritor mexicano (1983). Estudió lengua y literatura hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Ha sido ganador del primer lugar en el IX Concurso de Cartas “Cementerio postal” nivel licenciatura y posgrado, convocado por la Unam. Textos suyos fueron incluidos en la Antología de poesía joven de Editorial Santillana. Además ha escrito numerosas reseñas para la Coordinación Nacional de Literatura (http://www.literaturainba.com) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inba). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Maite Ayala Brandt *** Evasiva criatura Citlalin Castañeda de la Mora *** Poemas Marcelino Menéndez González *** Buenos amigos Rafael Mendoza Lozano *** Poemas Hui Ting Ruan Li *** El sesenta Paula Winkler *** Poemas Ana Vidal Egea *** Bendito el que viene David Colina *** Poemas Paola Severino *** La edad de hierro Eduardo Balestena *** Textos Samuel Vásquez *** Lic. Juan Pérez Ana Isabel Hibert *** Poemas Oswaldo Roses *** Una voz dijo... Adriana Prieto *** Poemas Armando Limón *** El perro en la niebla, capítulo 12 Róger Lindo === Poemas Maite Ayala Brandt ======================================== *** La mujer de Lot No sé aún la razón que me hizo voltear. Miré aunque debía seguir sin mirar atrás sostenida mi mano dentro de la otra la de Lot quien apuraba el paso sin dejar de mirarme cerré los ojos antes de voltear y ver lenguas de fuego ennegreciendo nuestros hogares me turbé de pesar por los que no hablarían. Alcanzar la suave colina a la distancia como una ensenada de suave musgo era nuestro propósito pero miré atrás antes que la curiosidad nunca es fácil despedirse de lo que uno ha construido con sus propias manos No, no es fácil despedirse del pasado volteé y fue cuando entonces vi toda la sal reunida en mí. *** El astrónomo El astrónomo inicia su búsqueda hacia lejanías que sus ojos no han visto dentro del cuarto repleto de objetos usa y desecha todo el tiempo artefactos el que le representa es uno con la circunferencia de vidrio que no duda en acercarlo al hechizo de la aparente noche pero ésta en realidad no es tal pues no vemos todo en el universo; una y otra vez ante su mirada se expande el enigma, el misterio más inmenso e interconectado que el mundo geográfico estudiado incontables veces en los mapas encima de las hojas ventanales el telescopio le acercará más de una estrella materia no luminosa, agujeros y los no descubiertos aún. Cada noche desde aquí observará la Vía Láctea y la constelación de la gran Osa Mayor tomará entonces papel, pluma, instrumentos de medición y hará un punto un círculo un anillo Sobre el cual sostenerse. *** Esperando a Godot A Samuel Beckett Estamos a la orilla de acontecimientos mejores tramamos una obra más allá del telón el propósito es vivir las tardes, las mañanas de la mejor manera sin ahorcarnos con elegancia si es posible pues hemos de ser dignos ante toda circunstancia revés o enfermedad Esperamos reivindicaciones plenas o el café al despertarnos algo que nos diga, alguien por qué vivimos deduciendo tal o cual cosa la alborada de los prestigios o los 15 minutos de gloria queremos ser recordados sin exponernos por los cuatro costados y es que aparecen diversas posibilidades o ninguna pertenecemos a la duda del siglo que acabó con sumo existencialismo Esperamos dijeron que Dios no podía ser comprobado que ciencia y fe eran contrapuestas ninguna cabía dentro de la otra y que todo seguiría igual comenzamos a crear de la nada otros materiales más livianos para que pesara menos la vida no deseábamos aburrirnos e introdujimos la velocidad los motores los aviones las licuadoras los filtros de agua antes que tú Samuel Thomas Alva Edison logró encender el mundo con los bombillos Esperamos que nos llamen por nuestro nombre limpio invaluable publicitado a pulso apuntalado como la proa de los barcos vikingos siempre dirigido a nuevos descubrimientos aparte de estas tierras vegetales olorosas a lluvia y a sangre a musgo y amargura, escuchemos el remolino de las aguas aprendamos carreras y oficios provoquemos nuevos hallazgos vibrantes certidumbres de frente siempre amanece Esperamos sin excesiva culpa o remordimiento por mi parte no he matado a nadie tampoco tú lo has hecho alguien dijo “se hace lo que se puede” para dejar un mejor legado tomemos cada día como el primero olvidemos lo que nos fue impuesto sin beneficio alguno no somos todavía perfectos le andamos pidiendo a los demás lo que no hacemos lo políticamente correcto cuanta pregunta no aceptamos de nosotros mismos Esperamos puertas y ventanas abiertas otro árbol que dé más sombra días importantes, afables que nos engarcen a lo alto de lo alto a lo supremo y al fin sepamos que la espera nunca fue en vano pues llegaron y llegarán engalanadas las promesas en la boca de los ruiseñores... ** Maite Ayala Brandt maitea5@hotmail.com Escritora venezolana (Caracas). Realizó estudios académicos y de violín en el Coleridge School (Cambridge, Inglaterra; 1977-1978), de letras en la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve) y de derecho en la Universidad Santa María (USM, http://www.usm.edu.ve), obteniendo el título de abogada. Miembro del International PEN (http://www.internationalpen.org.uk) y del Círculo de Escritores de Venezuela (http://circulodescritoresvenezuela.org), entre otras organizaciones, ha participado en diversos talleres y eventos literarios. Ha publicado los poemarios El silencio del árbol (Caracas, Editorial Diosa Blanca, 2005) y El umbral de los geranios (Diosa Blanca, 2008). Textos suyos han aparecido, además, en diversas antologías. === Evasiva criatura Citlalin Castañeda de la Mora =================== Me había acostumbrado a la frustración y a los senderos inestables de mi patria. La mía, la absurda, la pestilente. Gustosa albergué por años la agonizante punzada de lidiar con el papeleo. Me tragué a sorbos la noción aguda de la espera, palabreja sucia de frenos que desenfrenan el irreverente desencanto de la impunidad. Me redimí de mis culpas con rezos contaminados. Movimiento difícil. Geométricas realidades trazadas con puntos que dejaban circular los calores. Señales invisibles y la fragilidad siempre incorruptible de los pájaros libres. Desencadené mi partida con pausadas respiraciones. Dejé atrás las tullidas multitudes que, rodeadas de coloridos preámbulos, anhelan poseer verdades que flotan en un aire embriagado de falsedad. Mentiras que despojan a lo cierto de su lado de verdad. Huí de la mentira y se exacerbó la fealdad. Anómalas criaturas, bisontes encogidos de civilidad, farsantes enfermos de disfuncionales piedades, paladines de hechizas injusticias llorando lágrimas rápidas para muertos veloces. Y lo blanco y lo negro entremezclándose. Ardientes latigazos de realidad que me orillaron a soñar como último recurso. Cancelé mis sentidos para evadir la fealdad. Infalible evasión que me desprendió del entorno y me escondió en mÍ misma. ¿Quién soy hasta que me descubro? Mirada interna que acabó por segarme. Desorientada salí de mí misma en búsqueda de trampas para ratas y a tientas comprendí que no somos pocos, sino poquísimos. Caminé, durante meses, por senderos que conducen a nada. Cuestioné la moralidad de un sistema respaldado por átomos egoístas que se repelen uno al otro. Comprendí entonces que no había nada en el medio. Nada, aparte de la inmunidad que me brindaba mi género. Carente de referencias e internamente confrontada hice malabares por dejar de ser yo misma. Angustiosa comodidad que socavaría mi intento de evolución. No mucho después de seguir siendo yo misma, recibí por correo las credenciales que me avalaban como un espíritu en deterioro. Manía invasora la mía de reencarnar la farsa de las hermanas de la caridad y otros titanes menores. Refugié mis pensamientos en temores ajenos, en cabezas de gente pequeña. Ya fuera de mí y dentro de ellos, desarrollé la tendencia a infligirme voluntarias confusiones. Épicos los ensayos que me devolvieran al fugaz recreo de convivir con mis ausentes amigos de la infancia. Volví para toparme con personas que sólo hablan consigo en voz alta. Liberadora la nostalgia que incrementó mi fiel propensión a apagarme. Cuando callo, ¿qué parte de mí resulta traicionada? Tras el bullicio, busqué el encanto bucólico de las verdades que se callan. Despiadadas las controversias, diáfanos los disensos. Miradas perdidas. ¿Y yo? Retornando siempre al vulgar punto de partida. Mudamente me sumé a connotados festines. Historias poco exploradas de seres andantes que, tras dejar las palabras y su mal uso, habrían de conducirme al enclave de la limpieza conceptual. Al renacer de mis más inapropiados apetitos. Silencio de espejos circunstanciales que me reflejarían sonámbulas visiones, fragmentadas partículas de mí: ser semiconsciente que deambula por jardines de esplendores antiguos, de rigurosos y distorsionados presentes. Flores que huelen a indescifrables aromas. Y calla mi utopía siempre muda en un “aquí” lunático y desparramado. De entre el silencio emergieron peninsulares aullidos, gestos vitales que materializarían la urgencia de reanimar la inconstante y fútil travesía de mi vida. Me atrajeron los gritos de las almas suicidas. Invitada a evadir los profusos evangelios, morí envuelta en profanidad y renací con la apatía diluida en un “aquí” detenido por evidentes exactitudes. Exactitudes que se hicieran perceptibles sólo cuando mi muerte canceló los tradicionales sentidos. Pude entonces entender la violenta historia mía. La malentendida e inconclusa fortaleza que me curaba en vida de una enfermedad inexistente: el agudo deseo de escapar. ¿Y la parte podrida de mí? Resucitaba cada mañana, haciéndose acompañar de mi declinado instinto de conservación. Disfrutaba poseer tan profunda verdad cuando el canto de una araña me alertó que mi muerte no era tal. No había muerto ni un momento y seguía siendo yo misma. ¿Me había engañado el espectral movimiento, el sangriento carnaval o la refrigerante agonía? ¿Y después? Volví a la vida en medio de trémulas palpitaciones, sintiendo como mía la penuria ajena. Desde el instante ese en que realicé que estaba viva, comenzaron a estallar ante mis ojos etéreas burbujas. Lágrimas de un llanto horizontal, elíptico. No son ni tuyas, ni mías, ni de nadie. Llanto anónimo que corroe la rígida sequedad de mis ojos otrora desérticos. Lluvia de llanto que me purifica. Dosificadas células de realidad que lubrican mis sentidos. Sufrimiento ajeno que se apodera de mí: inconclusa criatura que ha dejado de morir con anticipación. ** Citlalin Castañeda de la Mora citlalinc@hotmail.com Escritora mexicana (Colima, 1977). Es abogada de profesión y maestra en derecho internacional de los derechos humanos por la Universidad de Essex (http://www.essex.ac.uk). Desde 2002 trabaja para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, http://www.unesco.org), actualmente como oficial de derechos humanos en la Oficina de México (http://www.unescomexico.org). Tiene estudios de arte dramático y ha participado en diversas obras de teatro, recibiendo el premio como mejor actriz estelar en el Concurso Nacional de Teatro Aficionado por su papel en la obra La culta dama. Textos suyos han sido publicados en la prensa local desde su adolescencia. En 1996 cofundó la organización civil “Jóvenes Unidos por la Democracia”, con el fin de promover la vigencia y denunciar las violaciones de los derechos civiles y políticos en su estado natal, y por la que el gobierno de Colima le dictó a ella y a su familia órdenes de aprensión que fueron retiradas pocos días después, tras protestas de los ciudadanos de Colima. === Poemas Marcelino Menéndez González =============================== *** En el vértice del tiempo Con un inmortal silencio y el reposo de la luz, el eterno tiempo con el velo de las sombras, fue cerrando el postigo donde ya nadie me espera, ni a nadie espero. Fue un momento diferente y, sin embargo, en el humo se quedaron las palabras; humos blancos que se alejaron, en la callada altura de nuestra despedida... Donde yo quedé, perdido en tu silencio y tú, flotando en mi infinito; y la esperanza, en el vértice del tiempo... *** Hacia la lejanía Sólo la lluvia comparte sobre las calles su presencia en turbios charcos de nostalgia, de una ciudad vacía, cuyas aceras piso y siento mía, en mi paseo solitario. En busca del rumbo de las ausencias de viento triste, de soledad y tarde, percibiendo la última luz que anida, hacia la lejanía... *** Reconciliación Con la mente transida en el claro insólito de mi abandono, afilo la idea de aprender a acompasar el tiempo de la calma, trenzando en sargazo mis remordimientos oteando lontananzas reconciliables. ** Marcelino Menéndez González chamapa19@hotmail.com Escritor español (Lugo de Llanera, Asturias, 1933). En 1939 emigró a México, regresando a España en 1973. Ha publicado los poemarios Plectro y Las páginas gastadas, entre otros. Textos suyos aparecen en revistas de casi todos los países de América y en Ágora, Dáctilo y La Rosa Profunda, entre otras. Es miembro de varias asociaciones literarias, como la de Poetas y Escritores del Casino de Murcia, Asociación Literaria Las Torres y de Tertuliemos. Mantiene en Internet el blog literario http://marcelinomenendez.blogspot.com. === Buenos amigos Rafael Mendoza Lozano ============================== Marco hizo su cálculo. Invirtiendo treinta soles por día, jugando caballitos en el casino, podría no sólo vivir sino hacer dinero. Cada golpe devolvería 10 veces el dinero invertido, y cada día golpearía al menos una vez antes de perder los treinta soles. Un genio, carajo. Eso sí, únicamente en el Arcadia, los otros casinos tenían ajustadas las máquinas para evitar los golpes. Qué lindo. Hay que ser un profesional del casino, en eso todos estamos de acuerdo. Lo malo es que Marco recién iba tres años jugando, así que le faltaban dos más para graduarse. Y esos dos años que le faltaban podrían ser muy onerosos porque no jugaba bien al casino, sino que apostaba todo lo que tenía en el bolsillo y generalmente lo perdía todo. Sacando cuentas, en sus años de casino había perdido 10.000 dólares. Nada mal para alguien que gana 500 al mes. Como era de esperarse, su temperamento le jugó mal la semana pasada, y perdió los 900 soles del mes en un noche, larga muy larga noche. También le iba mal en el trabajo, o sea lo botaron, y mejor aun, acababa de jugarse los últimos 900 soles de su liquidación. Brillante. Había algunas cosas buenas, como que el casino quedaba cerca de su casa; así que de cualquier forma podía caminar de ida y de vuelta. Su madre le proveía de la comida y la casa donde dormir. No hay para qué desesperar. Además era optimista, siempre lo fue, y ciegamente optimista. También colérico, afanador compulsivo, aprista, desubicado, con floro barato pero poco efectivo. Mujeres ni una, salvo haciendo memoria. El problema estaba allí delante nuestro: Marco y el casino. “Marco, ¿dónde vas a conseguir la plata para el casino?”, dije yo. “Un golpe al 999 con 10 soles y me recupero, y estoy arriba” —dijo Marco. “Eso es casi imposible” —esta vez Renzo. “Nada es imposible en esta vida, muchachos” —siempre optimista. “Sí para ti”, dije yo. “Sí, ¿no? Nunca golpeo y me endeudo más, hasta quedar en la miseria, sin chamba y sin nada. El casino se llevó mi vida. Es más, quien me ha llevado a la miseria tiene nombre propio: el Arcadia. Vamos 5-6... esta máquina está arreglada, no paga”. “Ustedes, Rafael, han perdido un huevo de plata en la bolsa. Tú esposa nomás. Sólo para darte un ejemplo, voy a decir lo que tú mismo dijiste, Rafael: es una sanguijuela chupa sangre agarrada a tu piel extrayéndote los recursos sin parar —y engordando, agregó Renzo—. O sea, la verdad es que todos hemos invertido mal”. “Sólo que unos peor que otros”, dijo de nuevo Renzo. Pero Marco no se inmutaba, más bien disfrutaba estar allí y ser el centro de atención. Ayer nos avisó que su viejita estaba mal. Necesitaba dinero para la operación porque el Seguro sólo podía cubrir la mitad. País de mierda, ¿no? La gente aporta toda su vida, manda a los hijos a colegios privados (pagas impuestos pero no haces uso de los servicios estatales por lo malos que son), votas en cada elección, discutes de política en la calle, en la casa, todos los días. Me pregunto si hay un país donde se viva más la política que en Perú. Pero claro, el Seguro Social no tiene plata. Como siempre andaba misio, excepto para el casino, ayer para variar le pagamos su cuarto de pollo, como siempre hacíamos cada vez que salíamos en grupo, y nos contó con detalles lo mal que se había puesto su mamá. Nos acompañó a jugar al casino. Muchas veces sólo miraba y recomendaba. “Vamos 5-6” era nuestra muletilla, para él su cabala. Cuando tenía plata iba solo, y solo perdió gran parte de su dinero. Una vez lo vi perder 300 soles una noche. A mí me sacaron de la mesa del derby por no jugar más de 10 soles y Marco casi ni se dio cuenta. Los de seguridad me hubieran sacado a rastras y él no se inmutaba. Qué concentración en el juego. Admirable. Pero ayer estaba tranquilo y no jugó nada. Necesitaba el dinero, en serio, en serio. Su vieja tenía que ser operada para vivir. Le dije que no. Yo no apuesto a perdedores. ** Rafael Mendoza Lozano rafo76@ufl.edu Escritor peruano (Lima). Reside en Gainesville, Florida (EUA), donde estudia un doctorado en antropología. === Poemas Hui Ting Ruan Li ========================================== *** Alas negras Tíñanse las alas blanquecinas y vuélvanse negras para alzar su vuelo equívocamente aterrizan en campos desconocidos rumbo a un errante destino. Extráñense los rostros, olvídense los recuerdos alma desnuda, cuerpos abrigados de mentiras verdaderas no hay palabras de lógica comprensible por ambiguo significado que la mente duda descifrar. Furtivo reencuentro, atracción divina carcomiendo las entrañas muriendo internamente sin palabras expresadas perpetuo silencio disfrazado de fingido orgullo nada más una cercanía, un roce, y el muro ha de romperse. Madrugada infernal con deseo de abandono duelo de pensamientos a la espera de una voz reflexiva inquietantes voces del subconsciente pierden los estribos y se vuelven en contra se huyen, se temen, se mueren por un te quiero. Inevitable derrota, distancia acumulada ilusiones hechas cenizas, tosco recuerdo gotas derramadas sobre teclas prometidas en ellas se escribieron los mejores versos y las despedidas más desoladoras. Utopía construida en corazones devastados fría noche de septiembre madrugada fantasmal de palabras puntiagudas incrustándose lento, pronunciado... El mero recuerdo del dolor en el pecho sensación fallida, insoportable deseo de verse alas negras emprenden su vuelo olvídense del sexto sentido, sumérjanse al fondo vacío. Su plumaje vuelve al color blanquecino de su memoria se ha borrado el destino errante. *** Labor sembrada desde el corazón Dedicado a Fong... Futuro gran médico de Perú. Viajero solitario recorriendo horizontes traspasando fronteras en busca de nuevas oportunidades, pesar de los pesares animado por sus pasiones se pasea por lugares gélidos de corazones abrumados por tragedias de cuerpos en desbalance con la vida de ojos nostálgicos que no notan brillar nunca el Sol. Vuelos de esperanzas impuestas por las desesperanzas toques ajenos como ángeles caídos del cielo vestimenta blanca que recuerda la eterna luz de la felicidad ante el mar de lágrimas. Labor humana que ninguna otra profesión en la vida puede ofrecer dar una mano solidaria en momentos críticos es revivir una sonrisa tras las lágrimas y devolver el arco iris al cielo tras una tormenta. El placer de servir a un ser vivo es el paso más cercano al cielo que un hombre puede estar lograr el bienestar de otro es satisfacción interna más allá de la vida mortal. Corazón que se llena con felicidad ajena corazón que vivirá eternamente aun si sus latidos dejan de oírse pues el sonido perdurará en los corazones de otros todavía latentes. El médico es sin duda el Sol que brilla en los hombres cuando su cuerpo recibe el crepúsculo de la muerte. *** Su nombre en un poema Martirio sin cesar de un alma desbordado de incógnitas. Amanecer vuelto en oscuras cenizas sin poder recordar el esplendor de cada mañana. Ruego porque aquella noche se repita para sentir nuevamente su cercanía. Inmerso en un delirio estaba hasta que una mentira suya me hizo estremecer en la locura. Opuesto a sus palabras, sangre de su linaje me despertó de un cuento que inventó para ocultarme de su realidad. Corazón quebrantándose, ardor pasional apoderándose de mi ser. Enamoré y me decepcioné en menos de veinticuatro horas, aún veo su mirada al cerrar mis ojos, su ser todavía recorre por el mío, de olvidar no he podido y al filo del sufrimiento aún me mantengo. Nada ni nadie me hizo advertencia que con su gota de sencillez pudiera hacer latir a este corazón. ** Hui Ting Ruan Li heligna@hotmail.com Escritora venezolana (Guanare, Portuguesa; 1990). Estudiante de medicina de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (Ucla, http://www.ucla.edu.ve). Ganadora del concurso estudiantil de literatura “Natalicio de El Libertador”, género cuento (2004). Ha participado en diversos eventos literarios como “Voces jóvenes en la mirada del mañana” (Circuito Liceísta, 2006) y el 1r Encuentro de Dramaturgia Femenina “Mujeres que escriben teatro” (2007). Textos suyos han sido publicados en los diarios Últimas Noticias (http://www.ultimasnoticias.com.ve), El Occidente y El Regional (http://www.elregional.net.ve), así como en la antología Semillero de dramaturgos (2005). Ha publicado El reflejo de lo inimaginable (2006). === El sesenta Paula Winkler ========================================= Cuando tomé el 60 para ir a visitar a mi madre no sabía que un celular podría obsesionarme tanto. Aquel domingo era un domingo cualquiera, de esos en los que uno no se despega del cigarrillo. Es difícil estar solo, mi mujer se fue hace tres años y, tras ella, mis hijos. En la semana me entretengo con las cirugías y el consultorio, pero durante los domingos, sobre todo las tardes se hacen pesadas. Mi madre tiene ochenta años y está más lúcida que yo, me dice que tengo que buscar novia, que vaya al cine, pero no le hago caso. La obstinación me hizo médico, pero en la vida me he vuelto ermitaño. Nadie me gusta: o son muy viejas o muy jóvenes, las inteligentes compiten y las que no lo son se meten en la cama y preparan comidas o ensayan conversaciones que no me interesan. Subí aquel domingo al 60. El viaje en colectivo me obliga a pensar, en el auto apenas freno, embriague, acelerador, mirar-el-espejito. No cambio el automóvil por este viaje los domingos en colectivo. Veo distinta clase de gente, y en una hora, que es la que tardo en llegar a lo de mi madre, puedo repasar cada momento del divorcio, mis hijos que se fueron, y me mantengo abstemio del cigarrillo, que es como la segunda piel de mis pulmones. El escape, mi redentor. Quizá, lo único que me adapta. Mientras iba pensando aquel domingo en mi fracaso y toda esa historia que duele, una jovencita se sentó a mi lado y apenas me miró. No tengo una buena cara que impresione a nadie y, a mis años, sólo mis pacientes o mis alumnas del hospital pueden verme con buenos ojos. (En realidad se prenden de mi prestigio. Uno se enamora de las mujeres con la vista nomás.) Pese a que le sonreí, la jovencita no dijo palabra, así que me puse a curiosear por la ventanilla. El 60 hizo su parada obligada en Plaza Italia, la joven abandonó rápidamente el asiento y bajó. Fin de la historia. Más bien, habría sido fin de la historia, si no fuera que se dejó olvidado su celular. Le avisé enseguida, pero ella no me oyó. El aparatito quedó conmigo y yo estuve a punto de dárselo al chofer. Se lo iban a devolver, tal vez lo necesite —pensé. Pero como era domingo, me pareció mejor tomarle prestados unos momentos a ese teléfono. Luego averiguaría en la compañía para restituirlo. Así de sencillo iba a ser el domingo. Llegué a destino y caminé unas cuantas cuadras. La Plaza de los dos Congresos estaba vacía. No había manifestantes, ni banderas argentinas que flamean en esa escasa nada de los que no quieren ver. Doblé en Hipólito Irigoyen, a la altura del correo, y pensé en todas las cartas que jamás enviaría. Continué a paso tranquilo. Mi madre estaría esperándome para hablar de lo de siempre. El celular no paraba de sonar. No lo quise apagar porque no sé acceder a la clave de guardado y luego no podría encenderlo. (Así de torpe soy.) Al principio lo atendía y cortaban sin contestar, pero luego me animé a hablar. Me hice pasar por un amigo de la jovencita. La jovencita se llamaba Laura y era estudiante de filosofía. En las cuatro cuadras que me faltaba caminar hubo siete llamados, todos previsibles. Llegué a destino. —Cómo estás —me preguntó mi madre al recibirme, y yo le dije que bien. Qué otra cosa podía contestar. Cuando inician una conversación con esa frase es porque esperan que uno no entre en detalles. Charlamos de intrascendencias y me quedé mirando el viejo sillón del living en el que alguna vez habían hecho piruetas mis hijos y me había quedado a dormir durante las primeras peleas del matrimonio. Hablé de la cátedra. Como siempre, el hospital tenía problemas de presupuesto. En la semana le haríamos un homenaje a Álvarez. —¿Se acuerda, vieja, de Álvarez? El aparatito insistió en sonar y atendí. Esta vez era la voz joven (y plural) de una mujer, que parecía inteligente. Dijo algo que no entendí acerca de las utopías y pidió un libro de Foucault, que se lo acercara a una dirección en Barrio Norte. Besé la frente de mi madre, como lo hago todos los domingos, y me lancé a la avenida Entre Ríos, dispuesto a todo con tal de entregar el libro en las manos adecuadas. Pero no estaba seguro de poder conseguirlo. Comencé a caminar hasta Corrientes. Me metí en cuanta librería encontré, pero ninguna tenía La arqueología del saber. Un hombre flaco y desgarbado, de esos a los que uno nunca puede adivinarles la edad, me hizo esperar en otro local que encontré. Fue al sótano y desempolvó un ejemplar, escrito en francés, probablemente perteneciente a una de las primeras ediciones. —Acá muchos estudiantes vienen buscando textos de este autor, es muy complicado y pocos lo comprenden, pero es un clásico —me dice—, y hay que hacer como si uno lo conociera a fondo para quedar bien. Quedar bien, eso sí que no formó nunca parte de mi experiencia. El vendedor se me quedó mirando con unos ojos voraces, como si reclamara respuesta. Me encogí de hombros y le pagué los ciento y tantos pesos que me exigió, quién sabe si por el texto o por el polvo que debió esquivar para encontrarlo. Me llevé a Foucault cuesta arriba, hasta Callao, en donde encontré una vieja confitería. Mientras estaba eligiendo mesa volvió a sonar el celular. Atendí y contesté a la voz femenina, menos plural y más emotiva que la otra, que reclamaba su teléfono. —Qué hace con este aparato que no es suyo —me preguntó—. Dígame dónde está, que lo voy a buscar. Me asusté un poco (yo no era hombre de invadir la vida de nadie). Sólo buscaba matizar la rutina de los domingos por un rato. Por qué esa chica parecía no entenderme. Titubeé, debía entregar un libro en Barrio Norte (eso le dije). —Mientras tanto le atiendo los llamados y luego nos encontramos, ¿qué le parece? Cuando pensaba que iba a oír un improperio, obtuve un silencio de tumba como toda respuesta. Cortaron. Elegí mesa e hice mi pedido. Hojeé el libro sin entender. Yo había elegido ser médico por algo. Aquello de las humanidades nunca me convenció. Por lo demás, los que hacen Filosofía están más cerca de los muertos que yo, pensaba, y aunque ahora se ocupen también de las cosas cotidianas, siguen hablando de entelequias. Al pan, pan y al vino, todo. Tomé el café de un saque. Por suerte, el celular tomó un descanso, por lo menos hasta que pagué y salí a Callao para tomar un taxi. ¿Qué hace que un hombre como yo se apropie de la intimidad de otros aunque sea por un día? Me paso horas viendo enfermos y dando cátedra. En el consultorio reviso cuerpos y hago diagnósticos; en la facultad enseño. Esa sucesión de actos constituye mi arqueología. Pero yo ahora estaba en el cruce de las avenidas Callao y Corrientes, en busca de un taxímetro que me alcanzara hasta Barrio Norte para cumplir la orden de una mujer desconocida. El taxi me dejó en la calle Arenales, en el número exacto que anoté cuando la voz plural de la mujer joven había llamado en lo de mi madre. Era un edificio de trece pisos, bien puesto. En la entrada, un portero eléctrico de bronce esperaba que mi mano presionara el 4º A. Una pareja jugueteaba en la esquina. Abrazos robados en plena adolescencia. Era una tarde fría, asomaba un sol de a retazos. Unos gorriones deslucidos y afónicos en las ramas de un plátano. Encaramado en otro árbol, un gato envejecido bostezó. Di vueltas una y otra vez. El portero eléctrico continuó desafiando, hasta que junté fuerzas y presioné el 4º A. Escuché enseguida la voz plural. Subí y en el cuarto piso, algo me dijo que debía desistir. Un hombre común, como yo, podía arruinarse la vida por un detalle. Mi mujer y yo nos separamos por uno de esos detalles. Yo estaba hablando tonterías con la anestesista cuando Marga entró en casa. Nunca me animé a serle infiel a Marga, soy demasiado quisquilloso con los horarios. Pero me encantaba el pavoneo, a qué negarlo. Traté de explicarle ese día a Marga. Pero ella no quiso escuchar y preparó sus valijas. Se fue a lo de su madre; y mis hijos, a la semana, tras ella. Casado, no tenía tiempo. Separado, me sobra (mucho más, los domingos). Rara vez me llaman para alguna emergencia. Tengo el prestigio de los años, es la ventaja. Cuánto habría dado aquel domingo por no tenerlo. El teléfono volvió a sonar. Atendí, dispuesto a seguir jugando, pero cortaron. (Desde que había subido al taxi, por lo menos cinco veces hicieron lo mismo.) Finalmente encaminé hacia el departamento: me esperaban a mí, a Foucault, o a ambos. Toqué timbre. Abrió una mujer de unos cuarenta años, atractiva. La recepción que daba al living, separado del comedor por un biombo de laca, estaba atestada de libros dispuestos de a grupos en forma de escalera. Alcancé a ver un tapiz antiguo, color borra vino en una de las paredes. El departamento era oscuro. (Tal vez serían los árboles añosos que tapaban la vista desde el balcón corrido.) Y la cara de esa mujer tampoco era luminosa. Vestía un kimono azul eléctrico y había velones encendidos en todas las mesitas del living (conté cinco). Me hizo sentar en el piso, sobre un almohadón de raso. Ella hizo lo mismo y encendió una pipa iraní, que comenzó a fumar sin vergüenza. Marga y yo nos habíamos comprado una de esas pipas en Niza, los franceses tienen devoción por las cosas orientales. Cerámica tallada en negro y verde profundo como el de los diamantes. —Así que sos amigo de Laura, mirá vos —me ataca la mujer mientras fuma. —Y sí —le contesto al tiempo que prendo uno de mis malditos cigarrillos. Le entrego al fin el libro, temeroso. No tengo ganas de oír preguntas. La mujer hojea unas páginas y se echa a reír con una carcajada que no desentona. —A este Foucault —dice— la Facultad lo sigue a muerte. Y a vos, decíme, te gustan los pensamientos barrocos. No le contesto. Me quedo detenido en su pelo rojizo. Mi cigarrillo expele un humo trasparente. La pipa iraní bicolor uno perfumado, que dibuja en el aire el rostro de Marga. La mujer insiste en eso de los pensamientos barrocos. —La vida ya es bastante barroca —agrega—, ¿para qué complicarla con cosas raras? —Es lo yo que pienso —le contesto, entusiasmado—. Ustedes, los filósofos, pueden pasarse la vida argumentando, para mí son más importantes los hechos. —¿Y quién te dijo que a mí no me interesan los hechos y que soy filósofa? —hasta entonces no sabía el nombre de esa mujer. Tampoco, por qué estaba ahí y hablaba con ella de pavadas—. Mirá, yo enseño, pero no soy filósofa —me dice—. Me contaminé de tanta porquería. La sobreabundancia de palabras termina por transformar al lenguaje en algo obsceno, ya nadie cree en nada. La cuestión es poner en práctica lo que se siente. Y una cosa es enseñar filosofía y otra, ser filósofa. Deja la pipa y se va. Al rato, vuelve con un gato siamés entre los brazos. Me lo ofrece e intento sostenerlo, pero mi estornudo lo expulsa de inmediato. Lejos de sus brazos y de los míos, el gato se acomoda plácido bajo la mesa del comedor. La mujer de voz plural me observa ahora de soslayo. Por un momento, no sé por qué, me imagino en medio de una indagatoria. (El gato es el juez, como si los animales pudieran percibir mejor la realidad al no razonar.) —Cómo te llamás, yo soy Adriana, aunque me dicen “Ari”. Su pregunta fue el disparador de una conversación esotérica que duró unas dos horas. Yo iba a decirle que no era amigo de Laura, le dejaría el celular para que se lo devolviera a su dueña, pero me sentí atraído por la voz de Ari (y por su inteligencia), aunque no me gustaba su departamento, atiborrado de objetos. Estuve a punto de abalanzarme sobre Ari, pero ella (astuta) me despidió con un beso seco en la mejilla y me palmeó en los hombros. En el 4º A quedaron el libro y mis ciento y tantos pesos. Bajé por el ascensor y cuando alcancé la calle, el domingo me alivió. Al día siguiente, Ari y Laura quedarían en el olvido y volvería a tomar el 60 los siguientes domingos del resto de mi vida. Cuando el sol comenzó a ponerse, el celular volvió a sonar: voz joven de mujer furiosa, era Laura. Le conté que había entregado el libro. Laura se puso peor. —Cómo hiciste semejante cosa —me reprochó—, ¿no tenés nada que hacer? —Y... no, es día domingo —le contesté—. —Pues yo sí. Por qué hiciste esto, ir a lo de Ari —me gritó—. Fijá un lugar ya y me devolvés lo que no es tuyo. Nos encontramos Laura y yo. Eran como las siete. Le pedí que se acercara hasta Belgrano (me gusta mi barrio). Me ubiqué en una de las mesas sobre el pasaje Olleros, en la confitería que está en el cruce con la avenida del Libertador. Hacía frío, pero no quise perderme de hablar por fin con la jovencita del 60. Así que sostuve el celular entre mis manos, como un trofeo, para que me reconociera. Le pedí al mozo un escocés en las rocas, porción doble, como siempre. Y apareció Laura. Era linda la jovencita, vestía unos jean y una campera de cuero negro, abierta. Cuando la tuve enfrente, pude ver la puntilla de encaje turquesa del corpiño por entre la camisa de seda blanca, abotonada hasta la altura necesaria. No se iba a sentar, pero la invité con un café. Aceptó a regañadientes. Trajeron el escocés, doble porción, y poco después, el café para Laura. Yo no paraba de mirarla; ella mantenía un silencio de tumba. Estaba nerviosa e improvisaba rulos en su pelo largo. Laura tendría unos veinticinco años. Segura de sí, me estaba dejando sin aliento. Intenté hablarle: de Foucault, de cualquier cosa. —¿Me vas a dar mi celular o no? Y contáme bien qué estupidez le comentaste a Ari. Ésas fueron las únicas palabras de Laura. Le resumí la historia con Ari, y bastó que colocara el teléfono en las manos de Laura para que ésta intentara una llamada. Concentrada en la comunicación, yo había dejado de existir para esa joven que el 60 me había regalado aquel domingo. —Debe de haber algún teléfono público, supongo —dijo, esta vez preocupada—, maldita batería. Le señalé, resignado, la casilla del teléfono de la plazoleta Olleros, y corrió hasta ahí, desesperada. La vi gesticular a Laura. De pronto, colgó el auricular. Parecía vencida. Evidentemente, tampoco a ella habían querido escuchar. La jovencita dio media vuelta, cruzó Olleros, y la perdí por Libertador. Terminé el escocés, otro cigarrillo y fui caminando hasta mi casa. Aquel domingo soñé con las dos mujeres. Ari estaba desencajada, y Laura se deshacía en llanto. Experimenté un abismo, algo que faltaba, un resto... (Tal vez un exceso.) Desde entonces, voy siempre en auto a ver a mi madre. ** Paula Winkler Escritora argentina (Buenos Aires). Doctora en derecho y ciencias sociales y magíster en ciencias de la comunicación. Ensayista y cuentista, ha publicado el libro de cuentos Los muros, la nouvelle Cartas escritas en silencio para el viento y el libro-objeto Cuentos perversos y Poemas desesperados, además del ensayo El discurso argentino de la mentira, del cual es coautora. Ha recibido el premio Jorge Luis Borges de la Fundación Givré (1989), el premio publicación categoría cuento de Ediciones Nuevo Espacio (2003), y el mismo premio en la categoría cuento breve (2005). Textos suyos han aparecido en revistas como Híbrido Literario, El Escribidor, Letras (Buenos Aires), Everba (Universidad de Berkeley), Turia (Aragón, España), Hontanar-Cervantes, (Meulbourne, Australia), Brújula Compass (Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York), y en la revista del Lake Forest College, (Departamento de Literatura y Lenguas Extranjeras de Chicago). Su cuento "Esperando instrucciones" ha sido traducido al alemán por la escritora y traductora Lilith Tetzner. === Poemas Ana Vidal Egea ============================================ Un hombre que ha buscado su casa por más de un continente durante más de una década; que ha permanecido sin ver a su familia durante años, a sus amigos, durante años, ha llegado a mí. No hemos gastado palabras. Le he dado el único beso que me importa y se lo he dado entero. === Guardo tus cartas en un ataúd en aquella, la habitación de mi infancia, de la que me separa todo un laberinto de telarañas. No hay sangre azul, no hay regreso. Mi rostro sangra sonrisas. Vuelvo a mi mundo terrenal, donde ningún girasol sobrevive. === *** Anna Dices que mi nombre debiera escribirse con dos enes como las protagonistas de las películas de Bergman, de Theo Angelopoulos. Dices que desde que me encontraste me llamas así, que me nombras muy despacio, deteniéndote en el centro justo, de la palabra. Que nadie puede notar la diferencia, y que es así, como viven los secretos. === A veces dejo un lado libre en nuestra cama por si regresas cualquier noche en que no importe estar desnuda. No estás. Yo sigo buscando árboles. Podré perderme en un bosque algún día cuando no quiera ser más. === De pronto un día empezaste a odiar a todas las madres tú que no querías odiar, que no crees en la venganza, ni en los gritos. Que no quieres creer ni en la verdad. Que la niegas. Por qué no haber elegido ser invertebrado, impermeable, inaccesible para que nada, nadie, pudiera tocarte jamás. Romperte. Partirte, como lo estás ahora, derruido. Por qué no haber elegido. === Era demasiado mayor cuando descubrí la nieve, el frío, la vastedad, los bosques solos, el miedo al blanco. === Si soy un enfermo, o si estamos enfermos, no importa ya. Alguna vez creí tener una cura oculta pero sé que no existe más que esto, esta habitación, las notas tus vestidos en el ropero, algún cuadro, una foto, tu dolor, que no encuentra reposo que te salve, mi dolor, al que no quieres acostumbrarte, ese disco que no se cansa de decirnos lo que somos y lo que seremos aunque vayamos y hagamos lo que sea. Tú, pidiendo auxilio, tú en todos los caminos, tú de todas las formas, en todos los cuerpos, tú, en broma y en serio, suplicándome que me cure y te sane pronto. Tú, que tienes miedo, que tienes tanto miedo, que tienes más miedo aun. Que sabes que me quieres, que no quieres querer a un enfermo terminal que como tú, se muere, y que te coge de la mano y te arrastra y te lleva adonde siempre estás. === Quiero tener el suficiente amor para que Dios no me importe, que un beso de aquellos viejos no malgaste mi dolor. Yo, en trozos, fui lluvia de piedras sobre las islas peregrinas que me habitaron. Supo arrancarlo, he sido. ya se han ido todos los que creen en el adiós. === Hubo una época de derrochar Cuando creía en el exceso Y prodigaba y desperdigaba Siempre en plural Besos a doquier, Tibios, alegres, altruistas. Llegó después la época de morder, De arrancar a jirones lo que quería, Tragarme cartas enteras, Exámenes, ramos de flores, Morder para tatuar A quien temía las agujas, Ahogar así los gritos. Después noté que me agotaba Vino la medición y la cautela. Di únicos besos, A un libro, a la arena, A mi madre, al disco que me curó, A ti. ** Ana Vidal Egea anavidalegea@hotmail.com Escritora española. Es licenciada en periodismo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Es miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles (AEAE, http://www.aeae.es) y del grupo de poetas jóvenes Nocturno I. Ha obtenido los premios de narrativa del IES Alfonso X El Sabio (Murcia, 2002) y Fernando Belmonte (2005), y los de poesía XV “Blais de Infante” del Baix Llobregat (Barcelona, 2001) y del Colegio Mayor Isabel de España (http://www.cmisabel.com), entre otros. Aparece en la antología Tiempo de relatos, del III Concurso de Jóvenes Talentos. Además, textos suyos han sido publicados en diversos medios impresos y digitales. === Bendito el que viene David Colina ================================ Estaba yo recostado a un auto, junto a una plaza, y había una pareja un poco más allá. Se besaban y yo sentía envidia porque la mujer era muy bella, una de esas mujeres bellas que uno nunca puede besar. El hombre se percató de mi presencia y, dejando de besar a la mujer, vino hasta mí. —¿Sabe? El reino de los cielos se ha acercado —dijo. Y sacó de un maletín dos revistas que me quiso vender, muy baratas. —No tengo dinero —contesté. —OK, se las dejo más baratas. —No tengo dinero. —¿Cuánto me puede dar por ellas? —No tengo dinero. —Entonces se las regalo, que la palabra de Dios no se cobra. ¡Pero léalas de una vez! Me dejó las revistas y se fue con la mujer, parándose a cada tanto para besarla y mirarme luego. Me puse a leer las revistas sin saber qué pensar sobre ellas. El estilo era aburrido, se hablaba de demasiadas matanzas y, peor, no se hacía de las matanzas una descripción decente, por lo que uno debía concluir que quien narraba no había estado ahí y tal vez había tenido noticia de los hechos a través de un relato tergiversado y torpe de dos hombres que conversaban sobre el tema en un baño público. Vi entonces a unas seis o siete mujeres que se acercaban a mí con otras revistas religiosas, de la misma secta o de otra muy parecida, a juzgar por las ilustraciones. Intenté pensar rápido, idear una salida sorprendente que me librara de esa potencialmente molesta compañía y que pudiese contar luego a los amigos para de algún modo auxiliar mi autoestima. Nada se me ocurrió, así que cuando las mujeres estuvieron junto a mí, miré con desesperación la revista que tenía en las manos y no respondí a sus palabras. “¿Será sordo?”, se preguntaron e hicieron señas para llamar mi atención. Yo seguía igual. Escribieron con tiza en el suelo y me hicieron señas para que leyera. No me moví. Entonces, otra vez con tiza, dibujaron algo como: ? ? No entendí y mi cara debió mostrarlo con claridad, porque las vi irse, contentas y hablando de condenación. Entonces reparé en la curiosa situación en que me encontraba: sectas religiosas y religiones establecidas recorrían todos los caminos de la tierra en pos de adeptos, pues aunque habían fallado en las predicciones del fin de los tiempos y de Apocalipsis de las más diversas índoles, aún tenían promesas de mundos ultraterrenos y de ejemplar castigo a quien desoyese sus prédicas y, por ende, obrase mal. ¿Qué podía yo hacer? Iban y venían a mi alrededor. ¿Por qué estaba yo tan lejos de casa? Condenada idea de ir a recostarse a un auto. Me cubrí la cara con las manos y doblé el cuerpo (así imaginaba yo que me verían menos). Por entre los dedos vi a dos hombres con camisa blanca y corbata, uno moreno y otro rubio. Aguanté la respiración y pasaron de largo. Mi postura era incómoda, por lo que estaba obligado, de nuevo, a pensar rápido. No obtuve mejor resultado ahora. Me comenzó el dolor de siempre en la zona lumbar. Calle arriba venía un grupo numeroso. Mi nerviosismo, creo, hacía aumentar el dolor. Pensé, como casi todos en situación desesperada, en rezar, pero hacerlo en ese momento no tenía sentido porque, al final de cuentas, ¿no estaba yo huyendo de Dios o, al menos, de sus enviados? Claro, no sabía en realidad de cuál Dios huía, pues aunque sólo hay uno parece que también son varios, como ocurre con la Virgen. Nunca están de acuerdo y las diferencias irreconciliables entre ellos a veces se basan en detalles mínimos. Por tanto, mejor era estarse tranquilo, pensé, porque meditando la cuestión, puede ser que se equivoque uno de Dios y luego lo pongan de ejemplo como hizo Elías con los cuatrocientos cincuenta sacerdotes de Baal en el monte Carmelo. Esa historia es interesante. El rey Ajab llamó al Profeta peste de Israel o cosa peor que no se consignó en la escritura por obra de los censores de la época o posteriores. Elías, sabedor de que el rey adoraba al dios Baal, que tenía sacerdotes en el número que ya dije y que bien caros debían serle y costarle, lanzó un reto o especie de prueba entre sacerdotes y entre dioses, haciendo énfasis en lo desigual de la pugna, siendo él uno solo y ellos tantos. La competencia consistía en invocar al dios correspondiente para que hiciere descender fuego sobre un altar de sacrificio (un novillo a despedazar y leña para cada competidor componían tal altar). Los sacerdotes de Baal se extenuaron, entraron en trance, laceraron sus cuerpos según su costumbre, pero no lograron el portento. Fe no era lo que les faltaba, eso creo, ni mansedumbre porque la Biblia, a pesar de su evidente postura a favor del profeta de Israel, no dice que hayan respondido nada a las burlas que les hacía Elías, quien les recomendaba hacer mayor ruido para ser oídos por un Baal presuntamente dormido u ocupado en otros asuntos. Elías, procediendo sobre seguro, incluso hizo mojar repetidamente leña y novillo en trozos antes de demandar y obtener de Yahvé un fuego que lo consumió todo. Los sacerdotes fueron degollados por su incapacidad o la de Baal. Mala comunicación, tal vez. El grupo numeroso se detuvo frente a mí. Dos hombres, con gran seguridad, se despidieron de los demás. Caminaron un poco a derecha e izquierda, como para examinarme bien, miraron al cielo y, de repente, provocando mi sobresalto, se lanzaron al suelo y se retorcieron como en convulsión. ¿Epilepsia? No estaba seguro, pero era muy extraño que los aquejase a los dos a la vez. Me di cuenta de que era una exhibición de corte pentecostal, muy eficaz para atraer nuevos adeptos a la fe o para ahuyentarlos definitivamente, porque esta gente no era de medias tintas. Uno de los tipos me miraba con un ojo reseco y luego se golpeaba contra la calzada, creo que teniendo cuidado de no causarse mucho daño. Me miraba y se golpeaba. Si era hipnotismo, no funcionaba porque el dolor lumbar me mantenía más o menos alerta. El tipo del ojo seco continuaba con su rutina. Me empezó a temblar una pierna y del empezar vino el proseguir y el aumentar. Temí caer en cualquier momento porque el estremecimiento se concentró en la rodilla (es que la mirada del tipo tenía un no se qué de escena de película de terror de aquellas en las que uno sabe lo que va a pasar en el sótano cuando baje el tonto que ni idea tiene de que lo espera un maníaco, demonio, profesor, mendigo, tipo miserable, etcétera con un hacha, sierra o lo que sea que corte y cause gran hemorragia y mucho dolor, es decir, cuando uno sabe lo que va a ocurrir y sin embargo da un brinco cuando sucede). De igual manera estaba claro para mí que el tipo ejecutaba su actuación para impresionarme, sin que estuviese para mí muy claro el porqué y, sin embargo, mi calma ya sólo era un recuerdo, el temblor de la rodilla se hacía insoportable y hasta visible en exceso, por lo que tuve que agarrarla con una mano para intentar apaciguar el movimiento que ya se extendía a la cadera mientras, con la otra mano, intentaba ocupar el sitio de las dos juntas en la cara de manera tan poco satisfactoria que sólo logré llamar decisivamente la atención del joven moreno y el joven rubio que no habían pasado tan de largo. Entendiendo que yo podría comprender su mensaje y que, tal vez, tendría cierta predisposición para hacerlo, llegaron abriendo un libro. Al ver esto, los hombres que convulsionaban se pusieron de pie, sobando alguna parte del cuerpo y explicando, por señas, al rubio y al moreno que deberían irse. Éstos no hicieron caso alguno y entonces el del ojo seco se adelantó y abriendo mucho los dedos, golpeó con la palma izquierda el pecho del joven moreno, por lo que lo califiqué, de inmediato y mentalmente, de racista. El joven rubio hizo gestos al moreno que me permitieron entender que él habría de protegerlo y de seguido comenzó a manotear frente a la cara del otro de los hombres convulsivos y a increparle con extrañas palabras. Este último miró nervioso al del ojo seco como requiriendo apoyo o alguna idea sobre qué hacer. Ojo seco dudó unos instantes, pocos si no se es demasiado exigente a la hora de actuar con premura y se acercó, extendiendo ambas manos con las palmas hacia arriba. El rubio lo observó unos instantes y se quedó quieto. El segundo de los hombres convulsivos, quién sabe si respondiendo a una señal de su compañero, políticas de la organización o a pura y maravillosa iluminación, se abalanzó sobre el moreno, agarrando, con una mano, parte del cuello y de la oreja mientras, con la otra, halaba dos o tres veces y por largos segundos un espeso mechón de cabello. Tal era el estado de las cosas cuando sentí una mano sobre mi hombro y una voz que decía ven conmigo. Miré y vi a un hombre, a su cabeza calva y a su rostro sonriente. Ahora digo que sentí confianza. No estoy seguro, sólo respondí “Voy” y nos apartamos de aquel sitio. —Es un problema esto, hoy por hoy —dije por decir. —Sí —contestó él mientras caminaba mirando al frente, por encima de las cabezas de las personas. —Una vez leí —continué— que en un pueblo había un muchacho que desde muy pequeño hacía rimas con todo y sobre todo. Que llegaba alguien al pueblo: él hacía una rima. Que se iba alguien del pueblo: hacía otra rima, distinta. Era motivo de orgullo para casi todos. Ah, era un pueblo frente al mar, se comía mucho pescado frito. Un día el muchacho estaba comiendo pescado frito en la playa, no sé a qué hora y vino el mar y se lo tragó. Desde aquel día a todo el que llega de visita le dicen que el mar se comió a un premio Nobel. Me da rabia, no joda, cómo si no existieran más premios. —OK —dijo. —La historia no era exactamente así. En realidad oí un trozo por radio y le pegué un poco de aquí y de allá. Siempre he querido escribir historias. A veces lo he intentado, pero creo que me puede la pereza. Es decir, claro que he escrito relatos. Y una vez me dijeron que debo inventar más. Yo era literal, quería contar las cosas tal como pasaban. Durante un tiempo seguí haciéndolo. Después todos dejaron de aconsejarme y cambié. Ahora, como ya dije, agarro un poco de aquí y un poco de allá y escribo, pero aún no me parece del todo satisfactorio. —¡Ah, te gusta escribir! —Sí. Bueno, me gustaría escribir, pero escribir bien. Una cosa que le guste a la gente. Lo que ocurre es que la gente a veces es muy idiota y yo no pienso dedicar mi tiempo a complacer a los idiotas. —No seas tan duro con la gente. —Bueno, tampoco es que odie a la gente. ¿Por qué llevas prisa? —No es prisa, es consideración por la gente. La gente que me espera. Pero cuéntame de tus ganas de escribir. —Ah, eso fue desde niño. Pero he perdido demasiado tiempo. Pasó así: yo de niño empecé a leer con unos libros que me compró mamá. Puras adaptaciones: Tom Sawyer, Moby Dick, La llamada de la selva, cosas así, claro, adaptadas y suavizadas, como para niño. Empecé de una vez a escribir. Hacía cosas muy largas, uff, llenaba cuadernos. Bueno, no los llenaba, porque no tenía plata para comprar cuadernos nuevos. Lo que hacía era escribir con la letra más pequeña en la escuela, para que al final del curso me quedase espacio en el cuaderno. Lo que me quedó fue una letra demasiado pequeña, que luego en secundaria hizo que me llamaran marico. Me tuve que dar golpes con unos tipos así de altos. Yo soy malo para pelear. No he vuelto a hacerlo. Pero no fueron días tan malos. —Ajá, ¿cómo te llamas? ¿Qué tal te quedaron las historias que escribías en esos cuadernos? —Jesús, así me llamo. Yo pensaba que me quedaban finas y tal. Pero era muy tímido y no se las mostraba a nadie. Un día intenté con un profesor. Era un tipo flaco de bigote que nos decía que no viéramos telenovelas. Que leyéramos. Yo veía telenovelas y leía. Bueno, el asunto es que le di mi cuaderno. Me dijo que estaba bonito, a los días, claro. Eso me puso contento. Pero después eso me sonó a nada. No creo que lo haya planteado yo así entonces, pero me sonó a nada. —Y entonces, fuiste de nuevo a hablar con él. —Sí. Primero me volvió a decir que estaba bonito y que siguiera adelante. Luego le pregunté que qué era lo que le había parecido bueno. “Es Robinson Crusoe”, contestó. “¿Cómo?”. “Claro, Robinson, pero en Paraguaná”. Yo pensaba que nadie se iba a dar cuenta, no te vayas a reír. —¡Cómo se te ocurre! Pues te digo, es bueno que escribas. Siempre hay que alabar las cosas bellas de la vida, hablar de lo que vale la pena, dar gracias por todo lo que se tiene, tanto material como espiritual. Este tipo también me iba a salir con cosas de Dios, eso quedaba claro. Ahora bien, el tipo sabía escuchar, así que decidí seguir junto a él un rato más. Al parecer ya casi llegábamos al sitio donde le esperaban. Se trataba del estacionamiento de la sede regional de un gremio profesional. Estaba separado de la calle por paredes altas y delgadas, como a punto de caer, coronadas por fragmentos de botellas rotas, para espantar a ladrones e indigentes de sus ingresos nocturnos. Dentro había, en grupos pequeños, unas cincuenta personas. Junto a la entrada estaba un quiosco de venta de refrescos. Al final, una tarima sobre la cual algunas personas, hombres y mujeres no menores de cuarenta años, sudaban sentados al sol, vestidos con elegantes ropas. —¿Cómo te llamas? —quise saber. —Me puedes llamar Ramón —apuntó y me dejó, para subir a la tarima, desde donde le hacían inútiles señas para que subiera. ¿No había venido a ello? Me molestan los gestos inútiles. Fui hasta el quiosco de bebidas y pregunté por una cerveza. —No hay —informó el muchacho que atendía. —¿Esto a qué hora empieza? —Creo que en un rato. Hoy ha venido poca gente, pero no creo que esperen mucho. —¿Es que viene más gente, por lo común? —Acá no sé, creo que es la primera vez. Pero en otras partes da gusto ir. —Ajá. “EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO Y TODO ESO”, sonaron parlantes a mi espalda. Ramón estaba de pie y desde lo alto arengaba con un micrófono en la mano. —Generación de víboras, se ha dicho —decía—. Y se ha dicho más. Mucho más, pero no se ha escrito todo. ¿Cuándo íbamos a leer todo eso, si no leemos ni lo que tenemos al frente? Generación... basta... ni hay que hablar más. Un poco, sólo un poco de fe se nos ha pedido. Tal vez ustedes no hayan visto un grano de mostaza ni conozcan una higuera. Tal vez no. ¿Y qué con eso? Con eso no se gana el cielo. Caridad, eso sí. Pero fe también y un poco de paz, de calma, de sobriedad. No es tanto pedir. No es tanto. Digan: no es tanto, digan. La gente dijo eso y más, pues Ramón les hacía repetir muchas cosas. Así fue por un rato hasta que él aseguró que también había que hacer obras. Muchos sonrieron. Todos se acercaron a él, formando un grupo compacto. Yo quedé entre los últimos. Un hombre gritó: “No tengo empleo”. Ramón le pidió que subiera. El hombre era pequeño con el cabello negro y crespo. Aseguró haber sufrido mucho en la vida. Ramón le pidió que se uniera a ellos, que les acompañara en su ministerio y el hombre se mostró muy contento de hacerlo. —Yo no puedo ni llegar a mi casa —explicó otro— porque unos malandros me esperan. Me la tienen jurada. Yo sé que me van a matar. Y no tengo la culpa, porque uno de vez en cuando debe hacer lo que debe hacer. Uno es prójimo, ¿no? También este hombre pasó a formar parte de la comitiva de Ramón. Una mujer recibió una carta, manuscrita, de recomendación para un crédito en un banco. “Con eso debería bastar”, opinó la mujer. Un joven que no lograba entrar a la Universidad se convenció de que su futuro estaba en el comercio e incluso recibió, al oído y con una sonrisa cómplice, algunos datos para inversiones fáciles y de gran rendimiento. De pronto se oyeron grandes gemidos. Un grupo de unas veinte personas vestidas de luto que lloraban y traían un féretro. “Mi padre, mi padre”, gritaba una muchacha que me pareció bonita. “¡Ay, ay, ay, será nunca más verlo, más oírlo, más saber de él o conversar!”, se quejaban otros. La gente se apartó, no demasiado, no tanto como para no enterarse. El féretro pronto estuvo a los pies de Ramón, quien sonreía. —Se murió —le informó una señora mayor—, era el hijo mío y el papá de aquella. —¿Cuándo fue? —preguntó Ramón. —Pues ayer. Se hizo lo que se pudo, digo, para buscar la plata que costaba la operación, pero igual se murió. Los médicos no sé qué tanto habrán hecho, pero nosotros sí hicimos todo lo que se pudo. —Mire, señora, yo sé que deben tener muchas deudas, ¿no es cierto? —Sí, claro, y desde hace mucho tiempo. Ramón sacó una chequera y un bolígrafo. “Es que se dice que usted hace milagros”, señaló la muchacha bonita, “y yo lo quería mucho”. Entonces Ramón miró dos o tres veces al cielo y con ambas manos señaló la urna. Luego dobló sus rodillas y, con lentitud, fue pasando repetidamente las yemas de los dedos sobre la tapa. Esto duró mucho rato: dos o tres de los dolientes se fueron del lugar, visiblemente molestos. Ramón se puso de pie y me miró. De repente, la urna se abrió. —Parece que me hubieran dado una paliza —dijo un hombre de bigotes y pelos ya canos levantándose con dificultad. Entonces supe que era posible, de verdad posible, que yo fuese un escritor y de los buenos. Incluso podría ganar mucha plata; yo también tenía derecho a los milagros, después de todo. Intenté avanzar hacia donde estaba Ramón, pero codos y maldiciones me lo impidieron: todos querían llegar a su lado. La cosa pronto generó en violencia y yo me aparté. Las personas con ropas elegantes golpearon a los asistentes con bastones y bates extrañamente oportunos. —¿Dónde estará Ramón? —pregunté al del quiosco de bebidas. —Ya se fue. —¿Para dónde? ¿Cuándo? —Se habrá ido a otro sitio. En esta ciudad la gente es muy grosera; en otros sitios sí da gusto ver cómo dan las gracias y hacen filas. —¿Cómo hago para verlo de nuevo? —No sé. Venga mañana a ver. Volví al día siguiente, pero Ramón no vino. Ni los días que le siguieron a ese. Ni hasta hoy le he vuelto a ver, allí o en otro sitio. Pero no abandono su búsqueda, no, porque las ganas de contar son muy grandes y las historias, incluso ellas, ya están empezando a llegar a mi cabeza. Y a nadie le va a gustar leerlas mal escritas. ¿Verdad? ** David Colina dagercol@hotmail.com Escritor venezolano (San Cristóbal, Táchira, 1973). Abogado graduado en la Universidad Católica del Táchira (1995), trabaja en la Contraloría Municipal de San Cristóbal desde 1997. Textos suyos han aparecido en el periódico estudiantil Fuerza y Avance y en la revista literaria Sujeto Almado, así como en diversos medios digitales. Es miembro fundador del Taller Literario Libélula y fue jurado en la parte literaria del Concurso La Voz del Torbes (Táriba). Con su cuento “De los inconvenientes del escepticismo pertinaz” obtuvo el primer premio del concurso Iniciantes 2005, convocado por la Gobernación del Estado Táchira. Ha publicado el libro de relatos Pequeños episodios (El Perro y la Rana, http://www.elperroylarana.gob.ve; 2007). === Poemas Paola Severino ============================================ *** Silencio pardo Nadie te está oyendo ¡Shh! Dice la almeja, Desde lo lejano aconseja Al pez del profundo abismo ¡Oh! Mi bella mariposa del tiempo, Que en tus colores te fundiste, Retazos de tu carne, pasión clandestina, Ya la fuente al río, ya el pez al tiburón, De las alas caracolí ¡Oh dolor!, ¡oh dolor! Emerge del tibio seno marino Una murena desangrada ¡Oh dolor!, ¡oh dolor! Ya no sufras más Nadie te está oyendo Ya tus ojos al revés Ya el agua tinta de tu sangre... *** Al Rapsoda de la Revolución Dedicado a Charly García Aunque digas que la vanguardia es así Tu sangre no es jugo de tomate frío Y dicen que tu ego es piedra de río Pero tú mismo te burlas de ti Aunque siempre estas allí Tu alma siempre está en otro lado Y aunque sea pegando abajo Tú ya no quieres volver en ti. Aunque aire respiras te estás ahogando Porque ya no perteneces a este mundo Por el cielo roquero estás vagando Tu música encanta hasta el mismo Demonio Por eso a su reino no te ha encargado Y porque tienes alma de rapsoda alucinado. Es verdad que alguien en el mundo piensa en ti, Pues ahora yo te estoy pensando *** Requiescat in Pace Tu inmune capacidad de caballero milenario Tu inmensa destreza de creerte feliz, Integra tu mente, cose tu sombra; en los pies del gigante Donde estamos ahora todos El gigante (el tiempo), pero recuerda que esto lo sabemos muy pocos Recuerda, mi payasito de llavero, como solía llamarte, Que lo que se necesita es coleccionar estrellas De las noches donde des un paseo por la luna Loquéate mi huésped de eternos ojos cerrados Cabalga en mi corcel gris, que Radagast, el pardo Te llevará al lugar donde habita toda tu belleza Y no dejes que nadie interrumpa tu viaje hacia ti mismo. Descansa en paz, y vive tu descanso como si fuera Tu eterna parranda de un personajillo guardando las proporciones [celestiales Excesos, defectos, razones y el suficiente color para tus mejillas, ya [moradas, Mejillas de payasito de cuerda, y vive tu muerte, como si fuera el otro [lado, De tu superficial percepción. *** Mientras tardo... (el tiempo de la espera) Por aquí está pasando el tiempo de la espera... el miedo y frio sudor corre por mi cuerpo, el anhelo y desasosiego que trae con él, es una maldición, como si el mismo supiera que no lo puedo adelantar, por más cuerda que dé al reloj... Por aquí pasa el tiempo de la espera... sin aviso ni silla para sentarse, sin revistas, sin televisión, sin divagaciones, sin juegos, ni soluciones... sin precisión... ni arte... Por aquí pasará el tiempo de la espera... y yo no haré nada distinto que colorear sus flores.. (si es que tiene...) Y delirar con sus estelas de luz... Por aquí pasó el tiempo de la espera... y dijo que a la misma hora mañana, para quedarse en mi cabeza, hasta que busque otro cuerpo, y deje de lacerar mis sueños, de resguardar entuertos... Ya pasó por aquí el tiempo de la espera... ¡Y dejó el infernal vacio de las dos de la tarde..! ** Paola Severino saynomore1812@hotmail.com Escritora mexicana (1991). Es estudiante de teatro e interpretación. Su obra permanece inédita. === La edad de hierro Eduardo Balestena ============================== Decidida a cambiar el rumbo del destino, Azucena Marchite salió a la calle. La calle la esperaba para saltarle encima. No importaba, iba a hacer algo que cambiaría el rumbo a su vida, ella que, como el Salieri de Amadeus a la música, la había dedicado a la literatura. Igual que una diosa que se metamorfosea, la literatura se le había presentado bajo algunas de sus múltiples formas: como alumnos con mirada vacuna, pastando en la pradera de la ignorancia, o como el universo de vastos libros, que llevaba fundidos como una segunda piel, y bajo la de palabras que hacían brotar los torrentes de su magma, emborrachándolo y arrastrándolo todo. Así, en esos trances, había escrito Las campanas no doblan por él. Qué novela. En la esquina de Rawson y Garay se le cruzó una bicicleta contramano, se detuvo para dejarla pasar, y el ciclista comenzó a hacer círculos frente a su Clío verde petróleo. Claro, si el ciclista pudiera interpretarla, estaría comunicándose en un código común, el de la calle, y en ese caso no iría a contramano. Se sintió torpe de haberle tirado esa margarita a un chanco que miraba la nada, delante de él, como si ni siquiera registrara que estaba en la calle. Enfrente, salía Rafael de Diego de su casa, portando la enorme montaña de los libros que había leído, sus viajes a la Antártida, las cartas de Petorutti, y ese enorme e irreconocible mundo que fluía de sus palabras. A él le había encantado la novela. De todos los demás, no se sabía. Cuando cortó el semáforo de San Luis retomó la marcha. Que fácil parecía entonces. Una trama policial impecable: un fiscal que asesina a un travesti dominicano en un prostíbulo. Cómo había podido ocurrírsele eso. No lo sabía (de eso justamente se trata la literatura). Pero en ese mareo, había hecho una obra maestra cuya intriga crecía hasta el final. No soy, yo, pensaba, sino esa deidad que vive prisionera dentro de mí y que, como Sophie Scholl, mira por la ventana con rejas el cielo azul. Quieren cosas pasatistas: ahí tienen y encima, buenas. Sólo eran tres personajes, además del muerto. No le había hecho falta más, como en Trama macabra, con Michael Caine y Lawrence Olivier. En Rioja se cruzó una motito en contramano manejada por un enorme insecto de una sola mano, con enormes ojos negros y cabeza en forma de gorrito. Otra extremidad era una garra que parecía un teléfono, y por un momento el escape calló al concierto de Brahms. Construyó su obra en un equilibrio impecable, entre el orgasmo y la articulación prodigiosa, y cada ladrillo estaba ahí, con las palabras justas. Acabado el trance místico, la registró, y empezó a mandarla a las editoriales, los concursos, y a peregrinar en busca de contactos que pudieran ayudarla. Cómo podía ser, pensaba tiempo después, que con todo lo que había pasado por dentro de ella, ahora el mundo fuera tan indiferente. En la esquina de Rioja y Alvarado la saeta de una fiorino blanca con vidrios negros pasó en rojo por Alvarado. Quienes tenían contactos no los compartían con ella, y las editoriales directamente ni le contestaban. Ya había comprobado que en los concursos no se lee, que siempre los ganan los mismos; pero seguía creyendo en su obra, seguía teniendo la fuerza impulsora de los escritores de lanzar al mundo objetos que, como cometas que entran a la atmósfera, se desintegran apenas comienzan su trayectoria. El motor de la literatura es también su primera víctima. Así fue el primer año. Así fue el segundo, así era el tercero. Mientras, leía y releía Las campanas no doblan por él, sin poder corregirle nada, porque era perfecta. Seré yo. Serán ellos, será la novela, había pensado. Ahora se daba cuenta de que no; no eran ni ella ni la novela, sino que las dos estaban a contramano, como la bicicleta y la motito. Buscaba la calle de la dirección salvadora, ¿era San Lorenzo, Roca, o Primera Junta? Ir a Fray Mocho se había convertido en un martirio. Cuántos títulos, cuántas colecciones, cuánta comología, cuánta tradición, cuántas novelas de esas a las que se les adjudica la calidad de prodigio nada más que porque las escribió fulano, cuántas pésimas traducciones, qué cantidad de obras maestras y en esa primavera de títulos y autores, muchos desconocidos, muchos malísimos, se preguntó por qué extraña razón, en un horizonte tan colorido, no había lugar para Las campanas no doblan por él. Entendió así que la calidad no significaba nada, y entonces, para qué vivía, para qué se había entregado a la musa tan devotamente, soportando a las vacas pastando en la pradera de la ignorancia, los jadeos, la indiferencia de la primavera inalcanzable donde ella no existía. Tuvo un lapso de inactividad. Trató de pensar en otra cosa. Hizo yoga, subió a la cinta, al elíptico, hasta pensó en comprarse un celular, de esos con los que hablan todos aquellos que no registran al que tienen al lado, sólo para tratar de ser como ellos, pero descubrió que no valía la pena, que más vale ser cabeza de ratón que cola de león. No se trataba de parecerse a nada, sino de echar una pócima capaz de inocular el centro mismo de esa negación que le daba el mundo, invirtiéndola en un signo positivo: había que encontrar un cambio. En la esquina de Avellaneda se cruzó una cuatro por cuatro que por poco la choca, enfrascado el conductor en mandar o recibir un mensaje de texto. En esos momentos se piensa en William Golding, a quien 26 editoriales le habían rechazado El señor de las moscas, o en Giuseppe Tomasi, que murió con el rechazo de Il gattopardo clavado en su corazón. Pero a ella ni siquiera se la rechazaban, simplemente, salvo aquel sello que le dijo que su obra era excelente, pero que no podía publicarla por la crisis del libro (cuál sería la crisis del libro, si están por todas partes y se publican sobre todas las cosas), la ignoraban. Pero ahora no, ahora todo quedaba atrás, ahora se había decidido a una mutación drástica. Antes, había venido la época de las consultas a las editoriales de autor, tan dispuestas a abrir sus brazos a los ignorados por el cielo de la industria cultural. Eso sí, el abrazo tenía su precio. No importaba la calidad, no importaba el enigma puro, sólo la cantidad de páginas, el número de ejemplares y la forma de pago, en tres cuotas, o con Master o Visa hasta en doce mensualidades. El precio incluía la presentación en un salón y la muestra en el stand de la feria del libro, pero “no hay que esperar que la obra se venda, solamente cabe la satisfacción a los autores, de verla impresa”. Le ofrecían, por un módico sobreprecio, la posibilidad de corrección, justamente a ella, a Azucena Marchite, que había dedicado su vida a las letras. Ellos sí, contestaban en el día, con una cifra como para irse a las Bahamas en el Clío, con Miss Dalloway, la gata, las dos juntas: los que no ignoran al escritor es porque viven de él, pensaba y también pensaba por qué razón nadie, en ningún suplemento, hablaría de eso, sumergido en una cuidadosa negación, o acaso sería un mafioso pacto de silencio. Ahora recordaba: Roca. Roca e Independencia. Finalmente llegó. Estaba a salvo de las bicicletas danzantes, los descomunales insectos de las motitos, las fiorino kamikaze y los 747 con vidrios negros y pilotos celulares. Al fin. Ahora entraba, dispuesta a gastarse toda esa plata en lo que siempre había querido y que la transportaría, como un céfiro, a un orden nuevo y a la vez antiguo y elemental. Frente a ella se extendían las esculturas, la quietud de la sala del museo, el silencio del hierro: las salamandras, con sus puertas y detalles de bronce y sus vidrios biselados, los discos de arado, las ollas de fundición, las paelleras, los atizadores, los anafes, los portafuegos. Objetos profundos y enigmáticos. Era un silencio de templo. Todo eso hablaba de épocas remotas, infantiles, de un elemento, el fuego y de una esencia: el recuerdo. No se trataba de una primavera sino de una dimensión: la de aquello que —como ella misma— era frío y aparentemente sin vida, pero que podía soportar las temperaturas más grandes, y así, se encaminó hacia eso tan deseado, aquello que las letras nunca habían podido darle, aquello capaz de reinventarla, rebautizarla, y llevarla al inefable mundo de los aromas, los gustos, los sonidos y el ineludible calor infantil de la leña y su dulce olor. Tanto ofrecerse a las letras, que nunca se había dedicado a cumplir este deseo y así, se encaminó a la cocina Istilart a leña que, con sus puertas, su manómetro y sus hornallas refulgía con esa mezcla de cosa inalcanzable que podrá sin embargo ser obtenida, y con eso saldar una extraña cuenta pendiente. A partir de ahora, nunca más escribiría. Si bien menos que publicar Las campanas no doblan por él, valía un dineral, que le pareció un regalo. Allí recuperaba la sensación infantil de arrojar los marlos a las llamas, el crepitar del quebracho, y todo aquello que, en la evocación, le devolvía el campo perdido, cuando era tan chica que le parecía que en la vida la aguardaban grandes cosas. Ahora, recuperar esa sensación era algo más grande que aquello que la estafa de la vida le había negado. Me dedicaré a los anafes, los fuegos y la cocina, pensó mientras le venían imágenes de los programas de Francis Mallmann en el Sur, con el Land Rover (ahora yo seré una aventurera exótica, como él). Salió de allí como si se hubiera curado de una extraña e invencible enfermedad, con esa sensación de inmensa esperanza que sobreviene al dejar atrás una larga amargura y aguardar a que nos lleven e instalen algo que habíamos deseado siempre, y que, o habíamos ignorado que lo deseábamos, o nunca nos habíamos atrevido a obtener, quizás por pensar que no era posible, que no éramos dignos de ello, o vaya a saber por qué. Salió despacio, dobló en Independencia. La ciudad había retrocedido, ahora todos parecían cederle el paso y ella pensó que después de todo, las campanas no habían doblado por él. Cuando la detuvo el semáforo de Garay una astilla se clavó en su mente: el sonido de tres letras pasó zumbando, una vez y otra y otra, como tres flechas: F, N, A. Sí, el Fondo Nacional de las Artes. ¡Cómo no se le había ocurrido! Quizás habría que intentar ahí. Luego se sumergió en la piadosa evocación del fuego, que resuelve todos los enigmas y devuelve todos los recuerdos que valen la pena. A Noemí Gil de Castro y Rafael de Diego ** Eduardo Balestena ebalestena@yahoo.com.ar Escritor argentino (Mar del Plata, 1955). Trabajador social, ensayista, escritor, funcionario judicial en la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata (CFAMDP) y docente en la Cátedra de Criminología de la Universidad Atlántida Argentina (http://www.uaa-mardeajo.com.ar). Ha publicado las novelas Ocurre al otro lado de la noche (Del Castillo Editores, Buenos Aires, 1987) y Ana, el interior del fuego (Editorial Melusina, Mar del Plata, 2000), la nouvelle El secreto borde de la luz (La-Lectura.com, 2001), el poemario La sala China (Red Internacional del Libro, Santiago de Chile, 1996) y los ensayos Lo institucional, paradigma y transgresión (Espacio Editorial, Buenos Aires, 1996; reeditado en 2003), Fiesta y pinturas en la posmodernidad de la exclusión (Ente Municipal de Cultura, Mar del Plata, 1997) y La fábrica penal, con prólogo del doctor Eugenio Raúl Zaffaroni (Editorial I b de F, Buenos Aires-Montevideo; Colección Memoria Criminológica), entre otros. Ha recibido, entre otros, el Primer Premio de Novela Del Castillo Editores (1986); el Segundo Premio del Concurso Nacional de Cuento Horizonte de Cultura (Junín, 1992); el Primer Premio del Concurso Nacional de Ensayo (Sade, Lanús, 1992); el Premio Lobo de Mar a la Producción Literaria 1996 (Fundación Toledo, 1997), y el Premio Alfonsina, del Ente Municipal de Cultura, a la Producción Literaria (1998). Artículos suyos han sido publicados en diversos medios digitales e impresos. === Textos Samuel Vásquez ============================================ Esta palabra carece de sentido y ese es el sentido de su escritura, esa su soberanía. A nadie debe y a nadie va dirigida. Como la rosa. Como el cuerpo de ella. En este espejo nadie se mira, nadie tiembla en esta página. La luz se tapa los ojos, su sed de forma ha quedado insatisfecha. Esta nada significa nada. Significar es fracaso que ostenta. Esta escritura fracasa con decisión, calla sin haber dicho cosa ninguna. Cavo una fosa para sepultar esta palabra y que nadie ponga pie alguno sobre ella. === Impío estilete del sol divide mi ayer en dos olvidos iguales y persiste una mancha de fulgor en el laberinto sin alas de esta rosa. El canto de la mañana clava su pico de luz, pequeña llama que guía mi pie incierto. El verano en su caída se aferra de la rama más terca del guayacán. Mis manos no me alcanzan. Me despeño entre los que se levantan en esta ciudad cuya caricia es cuchillos ausentes. Todo el esplendor de este día es sólo el comienzo de la herrumbre. === *** Pequeña Alejandría “La muerte está hoy ante mis ojos como el deseo de un hombre cautivo por ver su casa” Antiguo Egipto Pongo tempestad en mi corazón y fuego en las palabras. Regreso delirante a la infancia y queda a salvo el papel blanco. Cae indiferente la hoja del árbol, cae una estrella húmeda sobre la hierba, cae un ángel loco en la canoa del sueño y el cantor no se entera en su noche de ébano y droga: Habla más fuerte el mundo su silencio. La muerte está hoy ante mí, la miro a los ojos, mi mirada incendia la escritura y doce soles se consumen sembrando frío adentro: Queda a salvo el papel blanco. Sólo sobreviven la fortaleza de mi infancia, el orgullo risueño de mi madre y el miedo de tu amor. Ahora habla más fuerte el mundo su silencio: === Hay dolores que viven en manada y atacan cuando huelen una herida. Lo que carece de temblor no me interesa. A tu paso se abre el mar rojo: yo me quedo de esta orilla. No hay tierra prometida que cumpla su promesa. Ante los censores escondo mis manos manchadas de tinta. Condenado, cargo la maleta de mis nadas. La palabra silencio habla demasiado para expresarlo. La palabra soledad me acompaña, traicionándose. El pan es estrella irremplazable de la mañana. La violencia nos viene del sol. La fresca sombra del árbol borra mi sombra estremecida. A mi regreso, sólo tu perro me reconoce. === Llega a la tierra prometida y no levanta allí su casa; reconoce que dios la ha engañado de nuevo. Llega a la belleza y quiebra su espejo; sabe que ese no es su destino. Llega a la verdad y no se amaña allí; echa sobre sus hombros la pesada carga e inventa un sendero hacia lo inefable con su lámpara de oscuridad. Llega al domingo y no descansa entonces; ama su pie errante. Adelantada a sus propios pasos, invisible y umbría, no posee luz propia pero sabe encender el fuego. Sin fe en el camino, cuanto más se aleja más cerca está del comienzo, hasta alcanzarse a sí misma por la espalda, pero no se reconoce. No mira hacia el horizonte que la llama. No vuelve la cabeza para reconocer el sendero de sal. Su rostro desaparece entre la bruma. Su equívoco pie importa nada. Camina con zapatos de felpa entre el simún, para que su rastro no pueda ser seguido. Sólo el orden del polvo que ha levantado en su errancia estremecida es lo que queda. Para evitar explicaciones se defiende con olvido. La poesía. ** Samuel Vásquez samuelvasquez@une.net.co Escritor colombiano (Medellín, Antioquia, 1949). Poeta, dramaturgo, ensayista, músico y pintor. Organizó con Leonel Estrada la exposición “Arte Nuevo para Medellín” (1967). Fue curador de la Bienal de Arte de Medellín, y Comisario de la Bienal de Pintura de Montevideo. Exposiciones en Colombia y el exterior en los años 60 y 70. Profesor de pintura, diseño, estética e historia comparada de las artes, en varias universidades. Fundador y director del Taller de Artes de Medellín que congrega teatro, música y artes plásticas. Sus montajes de El bar de la calle Luna, de su autoría, y El Arquitecto y el Emperador de Asiria, de Fernando Arrabal, fueron aclamadas como las más importantes obras del Festival Hispano de Estados Unidos y el Festival de Manizales, y fueron incluidas dentro de los Hitos del teatro colombiano del siglo XX, de Carlos José Reyes. En 1992 le fue conferido el Premio Nacional de Dramaturgia por su obra El sol negro, y una Beca Nacional de Creación del Ministerio de Cultura de Colombia (http://www.mincultura.gov.co) por su obra El plagio. En 1999 le fue otorgada mención en el Concurso Internacional de Dramaturgia Ciudad de Bogotá, por su obra Raquel, historia de un grito silencioso. En 2005 le fue concedido el Premio de Ensayo Ciudad de Medellín por su obra El abrazo de la mirada. Cofundador de la revista de poesía Prometeo (http://abbrr.com/6nl) y miembro del comité organizador del Festival Internacional de Poesía de Medellín (http://www.festivaldepoesiademedellin.org). Poemas y ensayos suyos han aparecido en antologías y revistas de Colombia y el exterior. Otras obras suyas son Gestos para habitar el silencio (poesía), Las palabras son puentes que nos separan (poesía), Técnica mixta (teatro) y Erratas de fe (ensayo). === Lic. Juan Pérez Ana Isabel Hibert ================================ El Licenciado Juan Pérez se sentó en la mesa de la cocina a las 6:40 con una humeante taza de café en una mano y el diario, lleno de verdades listas para ser leídas, en la otra. No se movería de la mesa del desayuno hasta terminar de leer su periódico por miedo a que se le escapara alguna noticia importante: nada era más odioso que una persona mal informada. Como todos los días, la primera sección que abrió fue la de Justicia, esperando leer una cobertura del caso en el que llevaba toda la semana participando y que se había resuelto el día anterior con un trato bastante favorable para el cliente del Lic. Pérez. Se sorprendió al encontrarse, no con su nombre ensalzado en uno de los artículos, sino con una foto suya, siendo escoltado fuera de su domicilio por dos policías. Debajo de la foto, el título leía: “Abogado arrestado por asesinato: mata a vecino”. El Lic. Juan Pérez se levantó de la mesa y se asomó por la ventana de la cocina. Su vecino, que había salido en ropa interior a recoger el periódico, lo saludó con una sonrisa antes de regresar al interior de su casa, que ya necesitaba una buena mano de pintura. El Lic. Pérez volvió a echarle una mirada al periódico para asegurarse que había leído bien. Sí: él, Juan Pérez, sería arrestado a las 10:40 horas de ese mismo día por asesinar a su vecino y a la esposa de éste. Eso significaba que tampoco iría al trabajo, o no le daría tiempo de regresar a su casa para que lo arrestaran. En vez de sentarse a tomarse el café que ya comenzaba a enfriarse, se dirigió a su habitación, donde guardaba una pistola en caso de emergencia. La sacó de la mesita de noche y comprobó que estuviera cargada y que fuera del calibre correcto, el que se mencionaba en el artículo del periódico. Regresó a la cocina y releyó el artículo completo dos veces para estar seguro que no se equivocaría a la hora de cometer el asesinato. El artículo especificaba que el Lic. Juan Pérez había entrado en la casa de sus vecinos la mañana del 2 de julio, entre las siete y las ocho de la mañana, y había disparado a quemarropa, primero contra la mujer y luego contra su marido. Ambos habían muerto instantáneamente de heridas a la cabeza. El motivo del doble asesinato era aún desconocido, pues al momento de la redacción todavía no habían conseguido la declaración del Lic. Juan Pérez. Asegurándose que era ya el 2 de junio, el Lic. Juan Pérez esperó a que dieran las siete y salió de su casa por la puerta trasera. Saltó la corta barda que separaba su jardín del de los vecinos y entró por la cocina para llamar la atención lo menos posible. Lo último que quería era que alguien lo interrumpiera y entonces le saliera mal. Encontró al matrimonio desayunando quesadillas en la cocina, y al principio ninguno de los dos se dio cuenta que el Lic. Juan Pérez había entrado. Siguiendo las instrucciones del artículo, el Lic. Pérez disparó primero contra la mujer y luego descargó otro par de balas en las sienes del atónito hombre. Ni siquiera tuvo que preocuparse por apuntar bien antes de disparar: la verdad estuvo de su lado e impidió que fallara. Ambos cayeron sobre la mesa de la cocina, remojando las quesadillas del desayuno en sangre. Consumado el hecho, el Lic. Pérez regresó a su casa y encontró, enfadado, que su café ya se había enfriado. Antes de volver a calentarlo, miró de nuevo su fotografía en el periódico y se dio cuenta de que, con las prisas de la mañana, se había puesto la camisa equivocada. Lo arrestarían usando una camisa azul, y él se había puesto una blanca. Mientras su café daba vueltas en el microondas, el Lic. Pérez subió a cambiarse. ** Ana Isabel Hibert ahibertjr@gmail.com Estudiante mexicana (México, D.F., 1989). === Poemas Oswaldo Roses ============================================= *** He visitado He visitado la miseria —nuestra miseria— en un viejo rostro que puede ser igual al de los gallos estrujando el entusiasmo espejismos haciendo filigranas de luz rosas de torpe leche escaparate de caricaturas blanquecinas durante la algarabía de los fusiles por una feria de máscaras ceguedad gris y vigilancia de ratas *** Ha latido Azul el país ha latido aunque al bisbiseo de gusanos plausible en burbujas inmobiliarias y cansinos desencarcelados por espátulas de alcohol cocainómano y putas para la Corte bueno es algo para traducir a pedradas decir que la amnesia se hace con hielo y el corazón pide noches más noches mientras la impuesta serenidad da la lata con su nuevo versículo de la bondad en días de acantilado señoreo a pruritos necios por doquier y a políticos en apuros o en desarreglos anales *** De la vida nos preguntan siempre De la vida nos preguntan siempre, de ese corral de lágrimas, de esa ventaja de morir; ¿hace buen tiempo en la vida?, ¿qué cansancio hay?, ¿cómo se van, cómo... los sueños? De la vida nos preguntan siempre. *** Las palabras En las palabras morimos escuchando sus sueños, sigilosos lucimientos del amor. En ellas que habíamos dado lealtad amigablemente honrosa y lo de azul nos mueve. Pero de ellas nos alejamos un día con los ojos cruzando el aire..., y en eso nos vamos c-r-e-y-e-n-d-o cómo nos durmieron —tan dulce y ligeramente— para que escucháramos —¡tanta belleza!— sus sueños. ** Oswaldo Roses oswaldo_roses@hotmail.com Pensador, poeta, narrador y ensayista español (Cuevas de San Marcos, Málaga, 1965). Ha publicado los libros Cantos de sangre (Ediciones Rondas, Barcelona, 1984), La muerte más difícil (Ediciones Torre Tavira, Cádiz, 1994) y Amada, dulce amada (sumario sideral). Ha ganado los premios Ángel Martínez Baigorri, de Navarra, y Encina de la Cañada, de Madrid. Es asesor literario de la colección Torre Tavira de Cádiz, donde ha publicado los plegables La muerte más difícil, Carne de cañón (1996), Soñada luz (1999) y La caja de cristal (2000). Textos suyos han aparecido en diversas revistas de todo el mundo, como Casa de las Américas (Cuba), Repertorio Americano (Costa Rica), Signo (Bolivia), Trizas de Papel (Venezuela) y Los Papeles de Río Seco (España), entre otras. Mantiene una bitácora personal en http://maspolvoenamorado.blogspot.com. === Una voz dijo... Adriana Prieto =================================== Y cuando escuché la voz que dijo: “¡Háganse las flores!” y de cada rincón nacían nuevas, coloridas y hermosas flores sentí que algo estaba sucediendo. Sentí que ya no era la misma, ahora mi nariz percibía olores agradables, perfumes alegres. De todo mi cuerpo fue mi nariz quien me enseñó la alegría, la alegría de oler más allá de mí misma, la alegría de percibir distintas tonalidades de un mismo olor, diferenciarlos según la hora del día. Cuando ya estaba completamente consustanciada entre diversos olores y mi vista se dejaba llevar y se perdía entre tantos colores, volvía de nuevo esa voz, que esta vez dijo: “¡Hágase el viento!” y en ese momento surgió una brisa odiosa que levantaba mi cabello y hacía bailar a las flores, sentí que no lo necesitaba, que estábamos bien sin él, hasta ahora mi mundo era perfecto, ese viento fastidioso lo único que hacía era molestarme, pegarme en el rostro, no lo quería, pero insistentemente seguía ahí, no había manera de que me ignorara, me ponía de espalda, de frente, de perfil, ya no sabía qué posiciones hallar para que no me tocara, no me persiguiera, pero parecía que la molesta era sólo yo, ellas, las flores, seguían bailando de un lado para otro, sin parar, a veces, en medio de tanto viento, me parecía escuchar un leve canto de alegría que trataba de invitarme al baile. Pensé y después de un rato accedí, no podía ser yo la única molesta. Ellas me dieron un espacio. Me acosté y en ese momento sentí un leve cosquilleo por todo el cuerpo, comenzó una brisa fría y constante mientras las flores me acariciaban. Sentí que todo había cambiado, ya no me quería levantar, quería dejarme llevar por el viento a cualquier parte que quisiera, quería que mi cuerpo perdiera su peso, flotara y siguiera el rumbo del viento. De repente escuché: “¡Hágase la lluvia!”. Y comencé a sentir a lo largo de mi cuerpo gotas pesadas y húmedas que caían por todas partes, todo comenzaba nuevamente. Me senté repentinamente y las flores se habían escondido, me levanté para escapar a esos disparos pero ellas me perseguían y ahora el viento las ayudaba a pegarme por todos lados, el pobre viento no podía imaginar que su sutileza podía convertirse en algo tan real y preciso como ese disparo que no me dejaba caminar, no podía ver, incluso temía que en mi huida lastimara a las flores, no era mi culpa, ellas lo entenderían, me conocían. Mientras caminaba me preguntaba: ¿qué hacía yo allí, mientras nacían las cosas?, ¿qué hacía yo allí en medio de tanto alboroto? Era una caminata larga y las piernas se estaban convirtiendo en esa lluvia que ahora recorría los caminos, ya no querían seguir, no me obedecían, se empeñaban en deslizarse dentro del agua, en dejarse llevar, insistentemente continuaba, no me quería detener, pero en un momento sentí que todo mi cuerpo era lluvia y ya el cansancio no me dejaba continuar, así quedé inmovilizada, no podía más, mi cuerpo agua no avanzaba más; y vi a lo lejos arriba una luz que espantaba la lluvia, no lo podía creer, una luz amarilla y cálida que me daba la bienvenida y hacía que todo se tranquilizara nuevamente, y de repente volvía esa voz, de nuevo esa voz que esta vez dijo: “¿me estás prestando atención?”, y por fin pude responder: “No mamá, esta historia no me gusta”. ** Adriana Prieto adrianasolnegrove@yahoo.com Escritora venezolana (Maracaibo, 1981). Licenciada en letras y en educación mención Castellano y Literatura por la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve). Dicta clases de literatura para niños en el Colegio Alemán de Maracaibo (http://www.cam.edu.ve). Forma parte como actriz-bailarina del Colectivo Corpus-Teatro. Ha publicado artículos literarios en revistas digitales e impresas. === Poemas Armando Limón ============================================= *** Corto el queso y el pan Un trago de cerveza yendo por mi faringe hacia la sangre que se desinhibía sencilla y peligrosamente; insistí en cultivar, entre otras cosas: los huecos de mi ocio a la sombra de un beso voluptuoso y a la mesa del pan con vino tinto, el mundo de mis voces mudas en los pezones de la electa, el fruto del pecado que injertara las palabras en renglones torcidos, entre las piernas y entre las mordidas. Entro en mi casa y me recuesto, trato de no pensar, de no decapitarme, de no mover la mente inconcebible; —le doy un trago a la cerveza— quiero que mis neuronas memoricen sus poros excitables, sus gemidos reciclables, el candor de su alma; no quiero los recuerdos, ni el olvido, ni relatividad en la teoría, ni siquiera un habano de Matanzas. Me acurrucaré bajo la cama a soñar tan desaforadamente que me levante a realizar el sueño con la cabeza entre sus muslos firmes y los efectos terapeutizables y la interpretación descabellada, en el diván o con ella y su encanto que me eche en cara mis verdades aunque luego no sepa dónde vivo. La botella de cerveza está muerta. *** Octaedro Frases cúbicas, ideas refractarias a su peso de fractal. Julián Herbert Gota a gota la sangre de la frase en carne viva, negra y desgarrada que trato de pasar al otro lado de otro modo y sin fe en la suma perfecta de las partes. Cúbica mi razón iluminada por corazones lógicos que el Corazón no entiende, ni siquiera en los glóbulos fractales y menos en las venas paralelas, y jamás en la frente de los lóbulos doctos cuando uso el teorema de Pitágoras o la interpretación de los sueños. Esférico el dolor atragantado en el cogote y en el viento del cuerpo vivo de las frustraciones, de la impotencia, de las frases duras que me ablandan despacio, sin romperme la osamenta del alma refractaria. Yo y el sol No tapo el sol con letras ni con puntos ni comas ni aun con el silencio, tapo mis partes nobles, sus traumas pesarosos y mis incertidumbres con gritos viscerales y entrañas desastrosas mientras paso saliva. La irradiación solar exhibe su paréntesis, sus lamentos nucleares; me expongo a su calor, a su distancia exacta y su monstruosidad, me exhibo con la piel, con mis inhibiciones y expectativas dúctiles mientras tiemblo de gusto. Yo y el sol somos uno en los renglones retorcidos de la gravedad básica. ** Armando Limón gusali@live.com.mx Escritor mexicano (1950). Estudió matemáticas en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) y teología en la Universidad Iberoamericana (http://www.uia.mx). Ha publicado Carta erográfico barroca, Azul cielo de noche y Urbano perdido. Textos suyos han aparecido en los periódicos La Prensa y El Financiero (http://www.elfinanciero.com.mx) y en la revista La Pluma del Ganso (http://www.laplumadelganso.com). === El perro en la niebla, capítulo 12 Róger Lindo =================== (Nota del editor: publicada por Verbigracia [http://www.verbigracia.com/editorial/catalogo.html], El perro en la niebla, la primera novela del poeta salvadoreño Róger Lindo, encierra una historia de amor en medio de conflictos sindicales. Las primeras 54 de las 235 páginas de la novela están disponibles para su lectura gratuita en el sitio de la editorial [http://www.verbigracia.com/editorial/extractos/perro_frag.pdf], pero además el autor nos ha enviado el capítulo 12, que hoy compartimos con la Tierra de Letras). Un día, sin darnos cuenta, sobrevino la edad de hierro. O quizás siempre habíamos vivido en la edad de hierro y aquello fue sólo el descenso a otro círculo. Yo corría por el laberinto con la mayor levedad posible, procurando evitar el desgaste de las suelas de mis zapatos, sabiendo que una vez que éstas se agotaran el tiempo de la ciudad habría terminado. Cada día me adentraba por nuevos callejones y recovecos, y mis rutas se acumulaban ominosamente, trenzando un enredo capaz de estrangularme (de ahí el cuidado que siempre pongo —hábito que me viene de la niñez— de salir siempre por el mismo lugar por donde entro y de desandar las vueltas que doy en torno a un objeto). Necesitaba un medidor para llevar la cuenta de mi desgaste, pero desafortunadamente no se fabrica ese tipo de aparatos. Vivía bajo una grave amenaza. Las avenidas por las que me llevaba mi madre cuando niño para admirar la iluminación navideña parecían ahora congestionadas de gente suspicaz, áspera incluso. Las luces de neón destilaban fluidos intolerables. Nuevos nombres y estilos desplazaban a los viejos. Musiquillas simples o jacarandosas me asediaban del amanecer al anochecer, lo que ocurrió en el momento más inoportuno: durante mi etapa de transición del rock al jazz. Ya fuera por delicadeza o por gratitud hacia quienes compartían su morada conmigo (hacía ratos que había abandonado la casa de mi madre) callaba sus gustos ordinarios. Para colmo, aquellos remedos de música que eran su dicha horadaban pasadizos en mi cerebro, por cuyas galerías rondaban y roían con encono. La desconfianza se convirtió en el sentimiento predominante en la ciudad. Salir de ella brindaba el único aire fresco disponible. Una hora verde en carretera era tan reparadora como una jornada de sueño. En una ocasión, después de descubrir una fotografía de Emiliano Zapata en un libro, decidí dejarme crecer el bigote, que fue cobrando una forma inesperada, indeseable, antiheroica. Cuando menos, me dije como consuelo, me ayudará a alcanzar la invisibilidad (a la que contribuyeron no poco unos trapos que descubrí en un local sindical, ropas de segunda mano donadas para los obreros y que éstos despreciaban), una de mis metas supremas. Mis gustos alimenticios se corrompieron o fueron anulados: comía lo que fuese. Le hinqué el diente a sustancias indecibles, blandas en extremo, severas o correosas, y acepté cualquier remedo de café que se me ofreciera. Al expirar el verano (seguía atentamente los cambios de estación) renuncié a mi empleo en la oficina. Parecieron extrañados pero no lo lamentaron. En esta vida nadie es imprescindible: detrás de cada empleado aguarda una larga fila de aspirantes. Llegué a casa de mi madre cada vez con menos frecuencia, en parte para no exponerla al peligro, pero sobre todo porque las tareas lo impedían. Pasaba las 24 horas del día alerta como una fiera y lo único que me hacía dichoso era la lluvia. Privado de un salario, me habitué a comprar mis cigarrillos al menudeo. Mi memoria se afiló, cosa importante pues cada vez veía menos a Ana Gladys. Las lecturas del Quijote se fueron espaciando, pero ella siguió por su cuenta. Con mis magros fondos le compré un diccionario. Mimí, que me inspiraba una gran ternura, fue desapareciendo en andanzas clandestinas de las que nada contaba. Veía a Ana Gladys dos, con suerte tres veces a la semana en casa de una tía soltera de ella en un sitio semisilvestre llamado El Limón. Cuando la tía se ausentaba, nos bañábamos juntos a huacalazos con el agua de un pozo. Yo la enjabonaba a ella, ella me enjabonaba a mí. Prácticamente ya no tenía casa. Ana Gladys se encontraba en la misma condición. A inicios de nuestro apenas perceptible otoño se produjo un golpe de Estado protagonizado por un club llamado la “Juventud Militar”. Ese mismo día fueron asesinados varios compañeros del sector obrero después de ser capturados en las tomas de fábricas de entonces. Entre ellos se encontraba Pacín. Antes de matarlo, los guardias le quemaron los ojos con ácido sulfúrico. Otros camaradas desaparecieron sin que nadie diera cuenta de ellos. Temía por Ana Gladys, pero ella se miraba tan segura, tan radiante. Una vez, al hablar de esa vida a salto de mata que llevábamos, comentó: “Hemos de tomarlo como si se tratara de la segunda salida de Don Quijote”. Desde entonces la amé más. Lino, el canario, terminó con la tía solterona en El Limón. Se miraba saludable y nunca paró de cantar. Ana Gladys y yo quemábamos nuestros escasos encuentros como candelas exóticas. Por primera vez me manifestó que deseaba tener un hijo. Le pedí esperar: aquel me parecía el momento más inoportuno —y en secreto, también el más adecuado: si me mataban al menos dejaría una criatura como testimonio de mi paso por el mundo. Una vez, a pleno mediodía, unos desconocidos arrojaron un lío de candelas de dinamita por el zaguán del viejo local sindical. Recrudecía la era de los vidrios polarizados. La Negra, que fue testigo del ataque, juraría tiempo después que aquel fue el momento en que empezamos a endurecernos. Cuentan que Luisón, que estaba de paso en el edificio durante el atentado, atrapó con sus manazas aquella cruda bomba y la desactivó arrancándole la mecha. De todos modos, cuatro o cinco días después nuestros enemigos hicieron volar definitivamente el local, pero como el atentado ocurrió de noche no hubo víctimas. Un sábado por la tarde, yendo contra las órdenes de Lucrecia que nos tenía prohibido terminantemente acercarnos a la vieja casona, incapaz de dominar mi nostalgia, di un rodeo por el lugar. Ese día se celebraba una fiesta en el Club de Motociclistas, cuyo edificio había salido incólume del ataque. Desde el otro lado de la calle sorprendí a mi ex condiscípulo de la secundaria conversando con otros miembros de la asociación. Llevaba un corbatín y sostenía un trago en la mano. Atenido a su aparente ebriedad, me permití acercarme lo suficiente para distinguir el relumbrón de su diente de oro. El no me reconoció. Cuando me acerqué al local, descubrí que los borrachos y los perros utilizaban sus ruinas como defecadero. En ese momento comprendí que los días felices del sector obrero habían terminado. Por un segundo volví a evocar mi primera visita al sindicato, pero sofoqué este brote de sentimentalismo: no quería que ningún fantasma oscureciera mi derrotero. Nosotros también teníamos terror que dispensar. Una vez me topé con Lupita en un centro comercial. Iba acompañada de Sonia, su mejor amiga, que estaba cada día más fea. No me reconocieron. Comprendí el porqué una noche en que se presentó la oportunidad de dormir en una casa con espejos: cuando me visité en el azogue yo tampoco pude reconocerme. Había cierta ferocidad en mi expresión. Otro signo de los tiempos fue que la célula que formábamos Eva, Chico, Toño y yo fue disuelta por órdenes superiores. Daba la impresión que la organización hermética a la que pertenecíamos había abierto mil sucursales, viéndose obligada a reubicar al personal en otras áreas para atender la creciente demanda. Yo fui igualmente promovido: un día me entregaron un papelito con un contacto y entendí que en lo concerniente a mi futuro aquello representaba un cambio total. El encuentro tuvo lugar en la Avenida España, frente a la sala de cine a la que solían llevarnos los sábados por la mañana en los tiempos de la secundaria, la única actividad memorable de ese período académico. En la parada de autobuses que está frente a la sala me encontré nada menos que con Gérber, quien por primera vez no cargaba su cartapacio. Nos saludamos con efusión y anduvimos como siempre en dirección opuesta al tráfico. Indagó por mi situación y la de Ana Gladys (no hizo ninguna alusión a mi bigote, lo cual me decepcionó un poco). Le hice una sinopsis, obviando por supuesto lo del canario y los retrasos en la lectura de la segunda parte del Quijote. Al agotarse las preguntas me informó que iban a trasladarme al área militar. Al “Ejército”, recuerdo bien que dijo, vocablo que suscitó en mí una racha de imágenes: un casco, un Garand viejo de la segunda guerra mundial, un perro de color indefinido e hirsuto ceñido por un collar erizado de púas plantado en pose agresiva, y por último, un diario personal recubierto de cuero. No exterioricé ninguna emoción, aunque en mi fuero interno sentí alivio al pensar que se acercaban las batallas decisivas. Gérber no me entregó ningún documento esa vez, pero me largó un rollo que me permitió sacar en claro (difícilmente puedo escuchar a alguien hablar por mucho tiempo antes de que mi mente empiece a fantasear, lo que considero una especie de autodefensa) que la dirección secreta de nuestro movimiento tenía prisa en pasar al estado de guerra abierta. Me entregó un papelito con un contacto, nos dimos un apretón de manos a la manera tradicional y nos largamos en direcciones distintas. Cada vez que pienso en esa despedida me viene a la cabeza la imagen de dos bisontes que tras encontrarse y olfatearse mutuamente en medio de la hirsuta sabana, se separan al atardecer bajo un cielo que estalla en llamas. Esa noche, después de varios días de ausencia, fui a visitar a mi madre. Una brisa empezaba a levantarse. Durante el recorrido de la parada de autobuses a la casa, el viento se encrespó y remolineó. Hubo choque de puertas y batientes. Las coníferas me saludaron con una agitación dichosa, núbil, casi nerviosa. No había nadie en casa, lo que aproveché para cocinar algo decente: berenjenas horneadas y unas tiras de prosciutto, y como secondo piatto, espaguetti con aceite de oliva y pimienta. Cuando estuvo lista la cena, prendí un cigarrillo y me puse a esperar. Me dirigí al aparador a ver si encontraba alguna nota de ella, pero desde que me alejé de casa casi no volví a verlas. En cambio di con una botella abierta de coñac. Tenía años de no probar esa bebida y me serví un traguito, sólo para paladear. ¡Ahhhhh! Era licor del bueno, francés. Qué lástima que Ana Gladys no estuviera a mi lado, recostada contra los cojines, en un vestido floreado. Ella y Mimí andaban de visita con su familia. Uno de sus múltiples hermanos planeaba marcharse al Norte, al mundo del dólar y las muñecas inflables, y el clan se reunía para despedirlo. Traté de imaginármelos, pero no pude. Estaba a punto de poner un disco de Bartok, cuando se oyó un portazo en el fondo de la casa. Sin duda era el cuarto del servicio doméstico, que utilizábamos como bodega. Me asomé a las ventanas. Los cipreses se convulsionaban como una manada de lobos que ha dado con un rastro de sangre. El restallido de un rayo me alegró el espíritu: nada más sublime que una tormenta. Dejé el disco de Bartok a un lado y me serví otro trago, un dedo nada más, en lo que esperaba a mi madre. Los zumos del coñac me entibiaron las entrañas y el corazón. Di una ronda por la casa, celebrando mi bien merecida soledad. Encontré mi cuarto tal como lo había dejado, sus sombras intactas. Un porro me habría venido de perlas: me dirigí a mi viejo escondite en busca de un residuo de mota. Mi mano se hundió ávida como una fiera que irrumpe en la madriguera de su presa favorita. Nada, apenas la memoria de un olor. Pensé llamar a Piolín, quizá tuviera mota... En eso cayeron unas gotas gruesas, ordinarias, inolvidables. Un relámpago iluminó los cuartos del cielo, las luces parpadearon, corrí a mi dormitorio a buscar una linterna con la esperanza de que se fueran las luces en San Salvador. Desde siempre me han arrobado los cortocircuitos magníficos, esos que le cortan la energía a toda la ciudad: entonces cada quien se queda solo con su alma y con su voz. De una gaveta del aparador extraje las candelas que guardábamos para momentos como ese. El resto del coñac de la copa se deslizó por mi gaznate, que rogó por una nueva ronda. Llovía en forma. Bebí un vaso entero de agua, me serví un tercer trago y prendí un nuevo cigarrillo que me supo a gloria. Cuando terminara la guerra, si es que llegaba ese día, mi mayor deseo, pensé, sería poseer un apartamento propio en la provincia más lluviosa que existe. Trabajaría como un demonio desde la salida del sol para volver a mi apartamento a eso de las 14:00 o las 15:00 horas... Sería el momento del diluvio. Sentado frente a unos grandes ventanales, descorridas las cortinas, me dedicaría a beber scotch y comulgar con la lluvia. Tal sería mi rutina y mi recompensa. Ni siquiera necesitaba muchos muebles para vivir así. Bastarían un sofá, una mesa de comedor y una alfombra. Me dirigí al dormitorio de mi madre y pegué la cara contra el vidrio que daba al patio para ver llover. Se estaba bien ahí. El vaho de la tierra mojada se alzó como un gigante recién despertado. Las aletas de mi nariz se distendieron de placer. Permanecí así un largo rato, vacilando entre quedarme inmóvil, dejando la mente flotar en una deliciosa deriva o volver al aparador y llenar de nuevo la copa. Fue en aquel momento, creo, que me entró el impulso indomeñable de platicar con Lupita. Sería una especie de llamada del más allá... Pero antes debía servirme un nuevo trago. Una vez hecho esto me acomodé en el sofá para degustar el coñac con la mirada perdida en los penachos de los pinos, que me hicieron pensar en las grandes batallas de la antigüedad. Habría podido quedarme así de no ser porque me roía el deseo de platicar con Lupita, que probablemente se encontraba a unos pasos de mí, arrebujada en la luz de su sala de estar. Cogí el auricular y marqué su número lo más lentamente que pude. Una corriente placentera circulaba por los canales de mis huesos, algo parecido al túnel del amor, combinada con los tics expectantes de la carne. Zurriagazos furiosos castigaron las ventanas. Ahora los cipreses semejaban capuchinos trenzados en combate mortal con salteadores de camino. —Aló... —¿Roki? —¡Guille! —Simón, oíme, ¿no está la Lupe? —No ha llegado, maje, salió con la ruca... Hey, maje, ¿qué te has hecho? ¿Al fin te dejaron salir de la cárcel? —Más respeto, cabroncito. Estoy en Tegucigalpa, trabajando en la Feria del Libro, si necesitan un enano te mando a traer... Decile a la Lupe que le hablo más noche, que aquí está cayendo un gran vergazo de agua. —¡Qué casualidad, aquí también! —No se te vaya olvidar. —No, hombre, cómo vas a creer. Desde que conocía a Roki nunca entregaba los recados. No tuve éxito entrenándolo. Degusté mi coñac (ninguno se compara con el primer trago, el que abre las puertas del placer) y prendí un cigarrillo: tenía derecho a una sesión autodestructiva antes de que la guerra se declarara: algo así como una escala en el descenso a los infiernos. Eran las 20:00 pasadas. De mi madre ni señas. El hambre empezó a atormentarme. Un dueto de relámpagos anunció que pronto dejaría de llover. Así es el trópico: la furia y después el silencio. Me levanté llevando la copa conmigo y volví al cuarto de mi madre. Volví a pegarme a los vidrios igual que antes, como para ser testigo de la transición celestial. Sin embargo, no paró de llover. En ese momento empezó a caer una lluvia rítmica, leve pero rebosante de autoconfianza. Abrí la ventana (mi madre tenía por costumbre cerrar las de su cuarto antes de salir) y saqué la mano cuanto pude, como quien se busca a sí mismo al otro lado. Enseguida me dio por observar el cuarto de quien me trajo al mundo: sencillo, reconfortante, denso de recuerdos. Qué bien olía. Reconocí el perfume, esencia de jazmín, una de mis favoritas. De seguro era la fragancia que mi madre llevaba ese día (todo perfume es una especie de carruaje). No paraba de llover. Un impulso me atrajo al tocador y me dediqué a contemplar las fotos desplegadas al pie del espejo, empezando por el retrato del marido, es decir, de mi padre. En otra aparecía mi madre al momento de comerse un sorbete junto al viejo Packard del viejo un día de playa. En otra se me veía a la orilla del estero, alma solitaria sentada en un tronco abandonado, por cierto con un enorme parecido a un caimán. Esta foto siempre me ponía melancólico: era el retrato de la soledad. En otra aparecía mi tío al volante de su primera máquina, un Hondita del tiempo en que empezó a ejercer el Derecho, y a su lado su primera esposa, una maestra de primaria, la preciosa Elizabeth. Dejé la copa en el tocador y abrí la primera gaveta. Desde niño no había curioseado por ahí. Lo que me atrajo de inmediato fue el arconcito donde mi madre guardaba sus cartas y el álbum familiar. Ahí, en las primeras páginas, apareció la foto del pintor con barbita de chivo que la pretendió por un tiempo, mucho antes de conocer a mi padre. Siempre fue un misterio por qué no se casó con él. De seguro nuestra vida habría sido muy distinta o por lo menos más interesante: era uno de los artistas más conocidos del país, lo que hacía evocar veladas fascinantes, licores finos, viajes a tierras exóticas con nativos exóticos como París, Bruselas y Nueva York. También descubrí una vieja carta del ruco dirigida a mi madre. Al principio no la identifiqué: ajada, amarillenta, olvidada. Comenzaba con un “Mi adorada chiquita”... ¿Mi adorada chiquita?... Qué raro, nunca oí al viejo dirigirse a ella con esa ternura. Recuerdo que cuando mi padre quería contentarla, por ejemplo a la mañana siguiente de una riña, le daba por contarle un chiste o algo así, lo que ella rechazaba invariablemente: mi madre es una mujer delicada. Lo cierto es que nunca lo oí llamarla “chiquita” o “muchacha”, o “meloncito” o nada parecido. Ternura perdida, desgaste: ¿el fin ineluctable de toda relación matrimonial? La carta procedía de Panamá, país que él visitaba frecuentemente en sus viajes de negocios. Según se desprende de la lectura, en esa época el viejo ya se dedicaba al comercio de calcetines. En cierto momento alude a mí: “nuestro monito”, decía, lo que me pareció insultante. También mencionaba los regalos que traía para nosotros: un pantalón y unas botas vaqueras para mí, y un anillo con piedra de aguamarina para ella. Fue a estas alturas, creo —las memorias son borrosas en este punto— que empezaron a brotarme las primeras líneas de un monólogo. Aunque el deseo de hablar con Lupita se extravió por algún resumidero, aún me acuciaba el deseo de comunicarme. Vacié la copa y fui a servirme más, pero antes repuse los recuerdos de mi madre en su caja, incluidos unos colochos que seguramente me pertenecieron en una lejana edad. Deje el cuarto de mi madre tal como lo había encontrado, fui por la botella de coñac y llevándola conmigo me posesioné del escritorio del viejo, que mi madre utilizaba para guardar sus partituras y materiales pedagógicos. A continuación, sin dejar de beber, me dediqué a abordar con gran familiaridad, a sotto voce, los más graves asuntos humanos, observado únicamente por los pinos. Nunca me expreso mejor que cuando bebo. Entonces me convierto en la persona más interesante y profunda que conozco. Pero conste, tengo que estar solo. Esa vez, por ejemplo, tomé en mis manos la hoja de una begonia que encontré al pie de una maceta y me dediqué a reflexionar sobre la esperanza. Fue un largo monólogo, no menos de una hora. Cesó de llover. Comí abundantemente y de prisa, y dejé el resto a mi madre. Los árboles se sosegaron. Llegué a la cama llevado en vilo por una especie de torbellino delicioso. Me hundí en el fondo de una barcaza negra, silenciosa, conducida por una figura oscura, que pretendía trasladarme a una orilla brumosa. ** Róger Lindo rslindo@yahoo.com Escritor salvadoreño (San Salvador, 1955). Trabaja como periodista en La Opinión de Los Angeles (http://www.impre.com/laopinion/home.php) desde 1992 y ha publicado Los infiernos espléndidos (poesía, Dirección de Publicaciones, San Salvador, 1998) y El perro en la niebla (Verbigracia, Bilbao, 2007). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Escribimos por los pies de los muertos que se alejan y así seguirán vivos”. António Lobo Antunes, discurso al recibir el Premio FIL de Literatura (29 de noviembre de 2008). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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