~~~~~~~~~~~~~~~ Año XIII Cagua, Venezuela Nº 201 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 15 de diciembre de 2008 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “En el bosque de las paradojas”, discurso de recepción | Material del Nobel por Jean-Marie Gustave Le Clézio. | especial | Premiados en Albarracín. / León por Guédez. / | Breves Antropología en Anthropos. / Cordoliani en la ventana. / | Remolinos 35. / Gotero digital. / Diciembre con mancha. | / El Salmón y sus artefactos. / El premio de Sahuayo. / | Saramago, ¿plagiario? / La ReSeña de Lozada. / La | Isadora de Soria. / Literatura infantil y juvenil en | red. / Consuelo en la Luna. / Artaud en Chile. / | Poemario rehén. / A publicar en Zona Moebius. | | Exclusión de Celaya de colección de poesía genera | Noticias protesta. / Llaman a “rodear solidariamente” a la | universidad colombiana. / Falleció el periodista | argentino Daniel Chirom. / Tres premios Nobel anunciaron | convocatoria del Premio Aura Estrada. / Grijalbo celebra | 70 años en México con lanzamiento de nuevo premio. / | Eugenio Montejo y Adriano González León homenajeados en | Guadalajara. / Carlos Monsiváis obtiene el Premio Las | Pérgolas. / Murió la poeta mexicana Enriqueta Ochoa. / | México será invitado de honor en el Salón del Libro de | París. / Digitalizará toda la producción bibliográfica | de Euskadi. / Comisión Europea crea el Premio Europeo de | Literatura. / Por segunda vez es declarado desierto el | Premio Tusquets de Novela. / Francisco Ayala dona más de | 2.000 documentos a su fundación. / Gioconda Belli: los | libros son el tesoro más grande del mundo. / Celebrado | en Mérida el VIII Encuentro de Investigadores | Literarios. / Crean en Internet el Portal del Español | como Lengua Extranjera. / Fotografía y collage en tres | exposiciones del Celarg. / Falleció la soprano Irma | González. / FIL Guadalajara cierra con balance positivo. | / José Antonio Fortes: “El silencio me ha hecho más | sabio”. / Le Clézio: “Los libros son un tesoro mayor que | las cuentas bancarias”. / Vargas Llosa rechaza enmienda | constitucional de Venezuela. / Murió el poeta español | Juan León. / Un oriolano dona 3.000 obras sobre | Hernández e historia municipal. / Ignacio Barreto nuevo | director de la Biblioteca Nacional de Venezuela. / | Escritores nicaragüenses condenan censura contra Sergio | Ramírez. / Puerto Rico inicia homenajes a Alejandro | Tapia y Rivera. / Gallimard publica selección de Octavio | Paz en su colección La Pléiade. / Fallece a los cien | años la poeta española Cres Sanz. / Recordarán a Rafael | Alberti en los 106 años de su nacimiento. / Fundación | Giardinelli recibe Premio B’nai B’rith Derechos Humanos. | | El Salmón, revista de poesía. / Literalia.tv. / Totonko. | Literatura / Nórdica Libros. / ochoymedio.info. | en Internet | “Jane Austen en nuestros días”, María Angélica Franco | Artículos y Frías. / “La generación tardía”, Gustavo Esmoris. / | reportajes “John Lennon: el mundo será uno”, Gabriel Mantilla | Chaparro. / “Efectos diferentes (Ovidio y otros)”, Raúl | Lavalle. / “Cereté se vistió de Lena Reza”, Leopoldo de | Quevedo y Monroy. / “Albacea”, Alberto José Pérez. / | “Mercurial Periodística”, Sergio Román Armendáriz. / | “Nunca llueve sobre el Sáhara, de Pedro M. Martínez”, | Víctor Montoya. / “De cuando Pablo Neruda plagió a | Miguel Ángel Macau”, Laura García. | | Max, el creador de Bardín el Superrealista: “La obsesión | Entrevistas por la muerte recorre toda mi obra”, entrevista por | Eduardo Corrales. | | “Entre el ensayo y la crónica: los aires de familia de | Sala de ensayo Carlos Monsiváis”, Leopoldo Cervantes-Ortiz. / “El mito | de las Moiras en El otro, el mismo, de Jorge Luis | Borges”, María Alejandra Crespin Argañaraz. / “María | Mercedes Carranza: el relato de un fracaso colectivo”, | Jorge Mario Sánchez. | | “El tacón de Manuela”, Natalie Gamero. / “Corona de | Letras sonetos lunfardos”, Delia E. Fernández Cabo de | Hernández. / “Manos atadas”, Yvette Schryer. / Tres | poemas de Carmen Elena Pérez. / Dos relatos de Mónica | Sánchez Escuer. / Poemas de Larissa Orellana. / “The | hater”, Mayke De Freitas Santos. / Poemas de Luisa | Pastor Martínez. / “Victoriano Alcántara”, Gabriel | Impaglione. / “El Poeta Ulloa”, Gustavo Adolfo Becerra. | / “Documento secreto de Judas Escariotes. La verdadera | historia de Jesús de Nazaret”, Francisco Sancho | González. / Poemas de Daniel Rojas Pachas. / “Ella besa | de medio lado”, Mariana Palmero. / Poemas de Edilberto | González Trejos. / “El diario”, Edgardo Herrera. / | Poemas de John Torres. | | Las hormigas literarias: Letralia y sus 200 ediciones. | El buzón | Jean-Marie Gustave Le Clézio. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Premiados en Albarracín. El II Concurso de Relato Corto Comunidad de Albarracín 2008, que se enmarcaba dentro del Programa Cultural “De Sexma en Sexma”, organizado desde el Servicio de Proximidad de la mencionada comunidad española, puso el punto final a su andadura mediante el fallo del jurado calificador, emitido el pasado 29 de noviembre. El ganador del premio Modalidad Libre, dotado con 450 euros, fue Antonio Rodríguez Veiga (A Coruña) por el relato “Tenemos poco tiempo”. En la Modalidad Participante Sierra, dotada también con 450 euros, el ganador fue Javier Martínez González (Guadalaviar) por “Espíritu de pastura”. En la Modalidad Menores de 18 años se presentó sólo un relato, “La última carta”, de Andrea Moliner Ros (Valencia), quien recibió el premio dotado de un lote de libros. El jurado concedió accesits en la Modalidad Libre a los relatos “El valle del silencio”, de Javier Díez Carmona (Bilbao); “Canto fúnebre por Mercedes Galazzo”, de Julián Granado Martínez (Sevilla), y “La duda”, de Manuel Terrín Benavides (Albacete). Igualmente, se adoptó la misma decisión en la Modalidad Participantes Sierra, concediendo un accésit a “La diosa del estanque”, de Jordi Morera Bernús (Sabadell). http://www.comunidaddealbarracin.org León por Guédez. El cineasta venezolano Miguel Guédez acaba de presentar en Internet un documental de 30 minutos en el que el poeta Eleazar León (Caracas, 1946) recita algunos de sus poemas y habla de su infancia junto al mar, sus inicios en la lectura como una manera de escape de la realidad durante su paso por un liceo militar; habla de su obra, de sus ideales poéticos y de su actitud hacia el arte. “Uno sueña la existencia humana como una plenitud”, dice León en este trabajo, “y como en la vida práctica llevarla a término es ilusorio, utópico, uno la guarda para la dimensión de la virtualidad poética, de la escritura, que no es menos vida, que no es menos realidad, que la realidad que nos acorrala todos los días”. El poeta se refiere también a la relación entre la poesía y el poder: “Hay una poesía como poder, sin duda, que se ejerce desde las jerarquías materiales, culturales y sociales, que vive de la vanidad, sobre todo, de la notoriedad, de la infatuación, cuando la poesía verídica es voz callada, se dice en silencio”. El documental puede apreciarse gratuitamente en el blog de Miguel Guédez. http://migueleguedez.wordpress.com/2008/12/01/eleazar-leon-documental Antropología en Anthropos. Publicado por el sello español Anthropos en coedición con la Universidad Autónoma Metropolitana de México, Unidad Iztapalapa, acaba de aparecer el libro Antropología: historia, cultura, filosofía, de Christoph Wulf. El libro, que tiene un costo de 20 euros, analiza campos temáticos como el cuerpo, bases miméticas del aprendizaje cultural, teorías y prácticas del performativo, rituales, lenguaje, imagen e imaginación, muerte y alteridad, y se profundiza en el significado que tienen la interdisciplinariedad y la diversidad metodológica para la antropología histórica, todo bajo la idea del autor de que, tras el final de la validez de la norma antropológica abstracta, es tarea de la antropología histórica investigar fenómenos y estructuras de lo humano en el campo de tensiones que conforman la evolución, la historia, las ciencias humanas y la crítica de la antropología, de modo que sea posible abrirse a nuevos planteamientos y cuestiones. http://www.anthropos-editorial.com/ficha_libro.asp?codart=PCPU-174 Cordoliani en la ventana. Acaba de aparecer en España, bajo el sello Escalera, la reedición del libro de cuentos La mujer por la ventana, de la escritora venezolana Silda Cordoliani, una de las voces punteras en la literatura hispanoamericana. Publicado originalmente por la editorial venezolana Troya en 1999, el libro reúne once historias definidas en la presentación como “inquietantes, culpables, sensuales, oníricas”. Una mujer que interpela a un hombre, los recuerdos de París de un grupo que fue, los secretos de las cuevas, las cavidades mentales de un antiguo seminarista: cada uno de los once relatos que conforman este libro posee una atmósfera única, que se adhiere a la piel del lector incluso después del punto y final. De este libro ha dicho el crítico venezolano Rafael Rattia: “Una vez comenzada su lectura no se puede dejar así nada más; su lectura atrapa de tal manera que es como que te agarraran por los testículos y no pudieras soltarte hasta la última página, y discúlpeseme el símil pero no encuentro otra comparación más exacta y más fiel. Vamos al hecho, o al lecho, si se prefiere; porque leer los textos narrativos consignados en este volumen es lo más parecido a una sensual y gratificante experiencia individual, intransferible por lo demás”. http://www.edicionesescalera.com/libro.asp?codart=TRA002 Remolinos 35. Ya está en línea el número 35 de la revista Remolinos, que edita desde Perú el escritor Paolo Astorga. Correspondiente a diciembre de 2008 y enero de 2009, esta edición de Remolinos incluye textos poéticos de Liliana Céliz, María Alejandra Castellanos, Graciela Bucci, Carla Striker, Yamila Greco, Rodrigo Alejandro Jara Reyes, María de los Milagros López, Ana María Intili, José María Ahuitzotl Pastrana, Luciana Martín, Roxana Ghiglino, Marcelo Pezzotta, Carlos Ernesto García, Alex Javier Martínez Huamán, Oscar González Pardo, Martha Pardiño, Eder Hernán Sarao, Yurimia Boscán, Lucía Solís, Pablo Miravet, Alonso David Lázaro Quispe, Francisco Pinzón Bedoya, Estrella Gomes, Lilia Boscán de Lombardi, Ana Patricia Moya y Yamilka Noa, y narrativos de Harol Gastelú Palomino, J. Carlos de León, José Núñez del Arco de la Cuadra, Andrés Tapia Faggioni, Alberto Hernández Güemes, Ricardo Iribarren, Ricardo Abdahllah, Coral Tello, Daniel Alejandro Gómez, Lina Macchi, Amado Gómez Ugarte y Ana Patricia Moya. Además, entrevistas a los escritores Marina Verónica Garritano, José Antonio Núñez del Arco de la Cuadra y Pilar Ana Tolosana Artola, textos críticos de Alexis Antonio Alvarado, María Aránzazu Garralda Ortega, Sócrates Tsokonas y Carlos Fos, artículos de Lidia Corcione Crescini, David Galeano Olivera, Andrés Ugueruaga, Ricardo Martínez y María Aixa Sanz, y la acostumbrada sección de reseñas. http://es.geocities.com/revista_remolinos Gotero digital. El escritor español Luis Amézaga acaba de publicar en formato digital su libro El gotero, una breve colección de aforismos y máximas de 51 páginas que ha sido producido por la revista Groenlandia de literatura, opinión y arte en general, y diseñado por Ana Patricia Moya Rodríguez. El libro se puede leer en línea mediante un sistema que permite pasar las páginas con el mouse, ampliarlas o revisar detalles como si fuera un libro impreso. Previo registro en el servicio Issuu, además, los lectores pueden descargar la publicación o escribir comentarios sobre su lectura. Nacido en Vitoria en 1965, Amézaga ha publicado, en papel, los poemarios El caos de la impresión (Ediciones Sinmar) y A pesar de todo... adelante (Baile del Sol). Textos suyos han aparecido en antologías poéticas de editoriales españolas y latinoamericanas como La casa del poeta (Editorial La Bolsa de Pipas) y Poemas para un minuto (Editorial Hipálage), así como en las antologías de relatos Narrativa contemporánea española y 60 autores, 60 relatos (Editorial Beta). También colabora con diversas revistas literarias y ha dirigido la revista El Verso que Viene. Siglo XXI. http://issuu.com/luisamezaga/docs/el_gotero_por_luis_am_zaga Diciembre con mancha. La Mancha Literaria, la revista literaria en formato blog que editan desde España los escritores venezolanos Juan Carlos Méndez Guédez y Juan Carlos Chirinos, y los españoles Ernesto Pérez Zúñiga y Nicolás Melini, acaba de publicar su edición correspondiente a diciembre de 2008, en la que es posible leer los relatos “En una isla flotante”, del español Félix Romeo, y “La inspiración”, del también español Hipólito G. Navarro. De igual manera se encontrarán allí las habituales secciones de ficción, reseñas y ensayo, junto con una selección de videos sobre actividades literarias. En números anteriores de La Mancha Literaria el lector encontrará leer relatos de autores invitados de la talla de Alfredo Bryce Echenique, José María Merino, Medardo Fraile, Fernando Iwasaki, Jorge Eduardo Benavides, Blanca Riestra, José Balza, Anelio Rodríguez Concepción, Ricardo Menéndez Salmón y Carlos Franz. http://delamanchaliteraria.blogspot.com El Salmón y sus artefactos. El tercer número de la revista literaria venezolana El Salmón, titulado “Artefactos”, fue presentado el pasado 5 de diciembre en Mérida (Venezuela), durante el VIII Encuentro de Investigadores en Literatura del Instituto de Investigaciones Literarias “Gonzalo Picón Febres” de la Universidad de los Andes. “Artefactos” es el producto de una investigación sobre la poesía experimental venezolana del siglo XX. “Ya no es el poema inalterable, ya no la sonoridad ni la metáfora”, reza la presentación de la revista. “Nos convoca esta vez la emancipación del significante, el peso del sentido puesto en vilo. El poema convertido en artefacto, en rotación y desajuste: la imagen escrita”. Martha Durán escribe sobre los Grafopoemas (1992) de Ramón Ordaz; Oscar Rodríguez Ortiz revisa los Trans-verbales (1967-1971) de Alfredo Silva Estrada. También, como parte de una serie de reseñas de poemarios olvidados, textos críticos sobre Samuel Villegas, Gelindo Casasola y Arnaldo Acosta Bello. Un dossier poético con trabajos de Julio Miranda, Juan Calzadilla, Andrés Eloy Blanco, Elmer Szabó, Carlos Contramaestre, Lino Cervantes, Gilberto Ríos, Ludovico Silva, Rafael Cadenas, Dámaso Ogaz, Darío Lancini, Gustavo Pereira, Andrés Athilano, Rafael José Muñoz, Ángel Mila y Salustio González Rincones, entre otros. En la sección de poesía inédita, una selección de Logodédalos, libro-artefacto de Darío Lancini. Como novedad se incluye el espacio “El alevín”, donde tendrán cabida nuevas voces de la poesía venezolana, como la de Elizaria Flores, que inaugura dicha sección. Ejemplares de El Salmón ya pueden adquirirse en Caracas en las librerías El Buscón (C.C. Paseo las Mercedes), Noctua (Centro Plaza), Templo Interno (Centro Plaza), Liberarte (C.C. Los Chaguaramos), y en Mérida en La Ballena Blanca (Av. 3 Independencia). http://revistadepoesiaelsalmon.blogspot.com El premio de Sahuayo. El Jurado Calificador de los LIII Juegos Florales Sahuayenses, que convocan en Sahuayo de Morelos (Michoacán, México) la Asociación Propulsora del Arte, el ayuntamiento local y otras entidades, decidió conceder el premio único, el pasado sábado 29 de noviembre, al poemario Expatriación. El autor es Danis Omar Rodríguez Rodríguez, guatemalteco radicado en El Salvador desde 1994. La ceremonia de premiación se llevó a cabo este sábado 6 de diciembre y estuvieron presentes, además del poeta ganador, las representaciones de las embajadas de Guatemala y El Salvador, la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán e importantes intelectuales de México. Rodríguez Rodríguez (San Antonio Huista, Huehuetenango, 1964) es maestro rural, intérprete de personas sordas, psicólogo, profesor universitario y autor de libros de texto para niños y adolescentes. Ha publicado los poemarios Por amor inevitablemente y Por el camino de enfrente, el poemario infantil De olas y caracolas y el romancero El pueblo de las calles huérfanas, sobre la guerra civil de su país, así como el libro Sordera, comunicación y educación sobre la sordera y sus implicaciones educativas. http://danisomar.blogspirit.com Saramago, ¿plagiario? El escritor mexicano Teófilo Huerta Moreno asegura que la novela Las intermitencias de la muerte, del premio Nobel José Saramago, es una derivación de su cuento “¡Últimas noticias!”, que escribió en los años 80 y registró en 1986 en la Dirección General del Derecho de Autor. Por ello, ha expuesto en Internet toda la información que, a su juicio, lo respalda, incluyendo un esquema comparativo entre ambas obras en el que se pueden apreciar los puntos coincidentes. Según Huerta, habría sido el escritor Sealtiel Alatriste el responsable de que Saramago leyera su cuento. Alatriste organizó en 1997, para Alfaguara México (Santillana) y el diario Reforma, un “concurso de cuento triste” en el que el relato “La mujer rojinegra”, de Huerta, obtuvo una mención honorífica. “A partir de la premiación entablé contacto con la editorial y presenté el resto de mi obra para su evaluación y posible publicación”, indica el escritor. “Nada sucedió. Posteriormente Sealtiel Alatriste fungió como diplomático en Barcelona con una gran cercanía de las Islas Canarias donde radicaba José Saramago. Casualmente la relación entre los dos escritores se afianzó y no fue nada difícil sustraer de los archivos de la editorial mi cuento ‘¡Últimas noticias!’ para que sirviera de inspiración al afamado Nobel y desarrollara Las intermitencias de la muerte”. http://saramagoplagiario.blogspot.com La ReSeña de Lozada. La escritora Carolina Lozada (Valera, 1974) resultó ganadora del II Concurso de ReSeñas organizado por ReLectura y el Grupo Santillana de Venezuela, con su trabajo sobre la novela La tarea del testigo (El Perro y la Rana, 2007), de Rubi Guerra, como se anunció el pasado 13 de diciembre en los espacios del Centro Cultural Chacao, en Caracas. El certamen, destinado a personas residenciadas en Venezuela, consistía en presentar una reseña inédita sobre un libro cualquiera a elección del participante, y estaba dotado con 1.000 bolívares, una cesta de libros de Santillana equivalente a otros 500 bolívares, y la publicación de la reseña en el suplemento Papel Literario del diario El Nacional. “El libro de Guerra”, dice Lozada en un fragmento de su reseña, “conjuga la brevedad de sus 92 páginas con la hondura del expresionismo alemán, cuyos mundos distorsionados por la pesadilla sirven de contexto a la historia contada. El desequilibrio onírico es de gran utilidad en la descripción de la estadía de ese hombre enfermo y atormentado en tierras extranjeras”. Lozada ha ganado antes el I Certamen Internacional de Relato Breve “El País Literario” (Madrid, 2005) el Premio Municipal de Narrativa Oswaldo Trejo (Mérida, 2006) y el Premio Nacional de Narrativa Solar (Mérida, 2007), y en 2006 obtuvo una mención en el I Certamen de Narrativa Salvador Garmendia, entre otros reconocimientos. http://www.relectura.org/myphpBB2/viewtopic.php?t=640 La Isadora de Soria. La periodista y poeta quiteña Rocío Soria (http://www.letralia.com/firmas/soriarrocio.htm) resultó ganadora del Primer Festival de Poesía Joven Ileana Espinel Cedeño 2008, que organizaron el grupo cultural Buseta de Papel y el núcleo Guayas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (http://cce.org.ec/ccenew). Fernando Cazón Vera, Sonia Manzano y Siomara España, designaron el primer lugar al conjunto de poemas Isadora, que firmaba Soria con el seudónimo de Ed Kemper. El jurado tomó su decisión “en mérito a las imágenes, al ritmo y a la musicalidad de estos textos, y al buen uso de un personaje de ficción, creando unos versos altamente logrados que le hacen honor solamente a la buena poesía”. La autora también ha sido ganadora de varios premios en su país, como el del concurso Interuniversitario de Relato Corto (2005), el Premio Nacional de Poesía Fanny León Cordero (2005) y el primer lugar del concurso del Libro y de la Rosa (2006), organizado por la Unesco y la Universidad Católica del Ecuador (http://www.puce.edu.ec). El jurado, además, concedió menciones de honor a La mujer de Helio, de Dina Bellrham; Ambigüedad de deseos, de Tamara Pin Acosta; Desobedientes papeles, de César Eduardo Galarza, y De origen incierto, de Johanna López. http://abbrr.com/jfJ Literatura infantil y juvenil en red. La escritora venezolana Mireya Tabuas (Caracas, 1964) está organizando la Red Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil, una iniciativa que pretende valerse de Internet para desarrollar actividades en las que estén involucrados autores de todo el continente. Se trata de reunir a quienes están escribiendo literatura para niños, adolescentes y jóvenes, en una red que serviría de punto de contacto para los autores y sería, además, el primer paso en una iniciativa comunicacional para la difusión del trabajo que en esta área se está haciendo en Latinoamérica. “Lamentablemente”, dice Tabuas, “la mayoría de nuestros libros sólo se venden en nuestras propias naciones y poco circulan en el resto del continente y el mundo. Aspiramos a ver si de alguna manera, conociéndonos y acercándonos, podemos llegar a acuerdos que permitan ediciones en conjunto o propuestas editoriales de países distintos al nuestro”. Los autores interesados deberán hacer contacto por correo electrónico. mtabuas@gmail.com Consuelo en la Luna. Este lunes 15 de diciembre sale a la venta en España la novela Una isla en la Luna, de la escritora colombiana Consuelo Triviño Anzola. Editada por Alfaqueque, la novela reúne a un escritor frustrado, una joven obstinada tras la búsqueda del amor, una hechicera insólita que cura y enferma a la vez, un crítico literario feroz, un antropólogo oportunista que reniega de los valores tradicionales y un espectador escindido que reseña la vida de tan lastimeras criaturas. Estos personajes, vinculados por hilos secretos, arman la historia de unos amores fatales y el testimonio de un momento clave en el que los seres humanos pensaban que era posible transformar el mundo con la voluntad. Nacida en Bogotá en 1956, Triviño Anzola es una de las voces más sugerentes en el ámbito de la narrativa hispanoamericana. Es doctora en filología románica por la Universidad Complutense y actualmente está vinculada al Instituto Cervantes, al tiempo que colabora con el suplemento cultural ABCD las Artes y las Letras, del diario ABC, en la crítica de libros. Ha publicado Siete relatos (1982), Prohibido salir a la calle (1998), novela finalista en el Concurso Nacional de Novela Eduardo Caballero Calderón del Ministerio de Cultura de Colombia, La casa imposible (2005) y La semilla de la ira (2008). Sus cuentos han sido traducidos a otras lenguas, incluidos en numerosas antologías y publicados en revistas de reconocido prestigio internacional como Puro Cuento, Caravelle, L’Ordinaire Latinoamericaine y Torre de Papel, entre muchas otras más. http://alfaquequeediciones.blogspot.com Artaud en Chile. Este miércoles 17 se realizará en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC), en Santiago de Chile, el coloquio “El cuerpo posible: asedios y tentativas a la obra de Antonin Artaud”, en el marco de los 60 años de la muerte del conocido poeta, dramaturgo y actor francés. El evento se iniciará a las 5 de la tarde con el foro “Cuerpo deseante. Escenas de lenguaje y fuga”, en el que, con la moderación de Samuel Ibarra, participarán el antropólogo Jaime Muñoz Cuevas, el filósofo y dramaturgo Mauricio Barría, el teórico artístico Jorge Michell y el académico José Luis Olivarí, doctor en comunicación y docente de la Escuela de Teatro de la UAHC. A las 7 de la noche se realizará otro foro titulado “Violencias, cuerpos a la deriva y territorios difusos”, que será moderado por Alberto Moreno y en el que intervendrán la poeta y ensayista Pavella Coppolla, directora del Diplomado de Literatura de la UAHC, el poeta y sociólogo Mauricio Torres, la teórica del arte Valentina Shultze y la teórica y curadora de performances Lissett Olivares. A las 8 de la noche, los poetas Leonor Dinamarca, Antonio Silva y Carolina Benavente leerán obras de Artaud, a lo que seguirá un performance de Nako Tako, artista chileno residente en EUA. Las actividades terminarán con un brindis. El coloquio tendrá lugar en el Salón Plenario de la UAHC (Av Condell 343, Providencia; Metro Salvador) y la entrada es gratuita. http://www.academia.cl Poemario rehén. Este viernes 19 será presentado en la Librería Isla, de Río Piedras (Puerto Rico), el poemario Rehén de otro reino, con el que el puertorriqueño Juan Carlos Rodríguez obtuvo el Premio Olga Nolla en 2004. La presentación estará a cargo de la poeta y profesora Aurea María Sotomayor. Editado por el sello Tiempo Nuevo, este libro —que inaugura la colección de poesía Julio César López— fue escrito en varias jornadas en las ciudades de Durham, Munich, San Juan, Houston y Atlanta a lo largo de los últimos diez años, y celebra el despliegue del cuerpo a través de una escritura que asume las encrucijadas éticas del mundo contemporáneo a partir de la posibilidad de habitar la palabra. Rodríguez (Trujillo Alto, 1975) es escritor y tiene un doctorado en literatura de Duke University, en Durham (Carolina del Norte, EUA). Ha enseñado español en el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y en Rice University (Houston, Texas, EUA). Actualmente, es profesor asistente de español en la Escuela de Lenguas Modernas de Georgia Tech en Atlanta (EUA). Ha publicado ensayos académicos en libros y revistas de América Latina, Europa y Estados Unidos. La presentación de su libro se realizará a las 6:30 de la tarde como parte de las actividades “Regala poesía en la Navidad”. http://tinyurl.com/5mac6o A publicar en Zona Moebius. La revista digital Zona Moebius publicará el año próximo una nueva versión y su editora, Patricia Boero, está solicitando material. Los interesados pueden enviar reseñas cinematográficas, musicales (de conciertos, discos, canciones, etc.) o editoriales, ensayos de hasta 8 páginas tamaño A4, textos poéticos o narrativos, trabajos experimentales (sonido, video, multimedia), muestras de artes visuales (pintura, dibujo, grabado y fotografía), piezas de teatro breves, notas de actualidad (política, social, etc.), crónicas de viaje, propuestas originales y trabajos que no puedan encuadrarse en ninguna de las anteriores categorías. Los materiales deberán ser inéditos en Internet, lo que quiere decir que no se aceptará materiales que ya hayan aparecido en otras publicaciones digitales, aunque sí pueden enviarse trabajos editados en papel o que hayan aparecido en blogs, páginas o archivos de fotografías personales como, por ejemplo, Flickr o Facebook. Los trabajos seleccionados se publicarán en la próxima edición, aunque si se rebasa las expectativas en volumen la revista podría publicar parte del material en ediciones posteriores. Para proponer material es preciso enviarlo, antes del 25 de diciembre de 2008, a boero@zonamoebius.com. http://www.zonamoebius.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Exclusión de Celaya de colección de poesía genera protesta La exclusión del poeta español Gabriel Celaya (Hernani, Guipúzcoa, 1911; Madrid, 1991) de una colección del diario El País (http://www.elpais.com) en la que en treinta títulos se asegura estará contenida una muestra de “la poesía más relevante en lengua española”, ha generado una protesta internacional contra este medio de comunicación y contra el escritor José Manuel Caballero Bonald, quien estuvo encargado de la selección. En protesta por la exclusión de Celaya se ha iniciado un proceso de recolección de firmas (http://cabrasola.com/cabreodecabras) a la que ya se han adosado las de Amparitxu Gastón, viuda de Celaya, y la de Ton Carandell Robusté, viuda de José Agustín Goytisolo (Barcelona, España, 1928-1999), otro escritor que también fue excluido. Para sumarse a la iniciativa basta con enviar el nombre, profesión y DNI a info@cabrasola.com. En carta publicada el 17 de noviembre por el diario La República (http://www.larepublica.es/spip.php?article13350) y reproducida el 19 por El País (http://abbrr.com/aEE), el periodista José Manuel Martín Médem se pregunta “con qué argumentos ha llegado José Manuel Caballero Bonald (el seleccionador) a la conclusión de que Gabriel Celaya no merece formar parte de la colección”, que a su juicio “excluye precisamente a uno de los pocos poetas que mantuvo en España la dignidad de escribir, con tanta calidad como valentía, contra la dictadura del franquismo”. La colección de El País se publica en volúmenes semanales (http://abbrr.com/7YC), cada miércoles, a un precio por ejemplar de 8,95 euros, y recoge a los poetas de habla hispana que a juicio de Caballero Bonald son los más relevantes del siglo XX. Cada entrega incluye un prólogo preparado por un autor de reconocido prestigio. El domingo 23 de noviembre se publicaron en edición especial los dos primeros números, dedicados a Juan Ramón Jiménez, con prólogo del mismo Caballero Bonald, y a Antonio Machado, con prólogo de Emilio Lledó. A partir de allí se regularizaron las entregas los miércoles, siguiendo Federico García Lorca, con prólogo de Juan Luis Cebrián, el 26 de noviembre; César Vallejo, con prólogo de Alfredo Bryce Echenique, el 3 de diciembre; y Rafael Alberti, con prólogo de Manuel G. Aragón, el 10. Este miércoles 17 aparecerá el número dedicado a Pedro Salinas, con prólogo de Manuel Rivas. Fuentes: 20 Minutos • El País • Gritos en el cielo *** Llaman a “rodear solidariamente” a la universidad colombiana Un llamado a “rodear solidariamente” a la universidad colombiana (http://tinyurl.com/5mgnja) está siendo difundido desde mediados de noviembre por la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (http://humanidadenred.org), al considerar que “en los últimos meses las universidades públicas colombianas, y algunas privadas, han venido siendo estigmatizadas por diferentes funcionarios del gobierno colombiano, desde el presidente de la República hasta un fiscal, pasando por una senadora y varios concejales de Bogotá”. Tales señalamientos, indica el comunicado, han creado un ambiente propicio para que el grupo paramilitar Águilas Negras amenace de muerte, “física o simbólica, como el destierro”, a estudiantes y profesores de la Universidad Nacional de Colombia (http://www.unal.edu.co). “En el pasado”, agregan, “tales amenazas en otras instituciones de educación superior pública no sólo han tenido consecuencias mortales, sino que han conducido al control de algunas universidades regionales por este tipo de organizaciones y han atentado gravemente contra el derecho de la comunidad universitaria a la protesta y a la crítica razonada”. Destaca el comunicado que en virtud de estos procesos de militarización existe ya una “larga lista” de profesores y estudiantes asesinados por organizaciones armadas, cuyos miembros “se consideran a sí mismos y por la sola invocación de sus credos políticos, como los jueces, fiscales y verdugos de los miembros de la comunidad universitaria que condenan a muerte”. “Invitamos a la sociedad colombiana a rodear solidariamente a las universidades públicas, rechazar las amenazas contra la comunidad universitaria y exigir la desarticulación inmediata de grupos paramilitares como las Águilas Negras y de las redes institucionales o parainstitucionales que les sirven de soporte”, finaliza el documento. “La autonomía y los derechos a la protesta y la crítica razonada de las comunidades académicas son valores fundamentales de la democracia contemporánea y su desconocimiento conlleva a la entronización definitiva del totalitarismo”. Para apoyar el llamado es necesario manifestar la voluntad del firmante de suscribirse enviando su nombre completo, el número de su documento de identidad, su nacionalidad y su profesión u oficio a la dirección electrónica suscribollamamientoun@gmail.com. Fuente: Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad *** Falleció el periodista argentino Daniel Chirom El pasado 1 de diciembre falleció luego de padecer una larga enfermedad, a los 52 años de edad, el poeta y periodista argentino Daniel Chirom, quien fuera editor de la revista de poesía El Jabalí (http://www.poesiaeljabali.com.ar) y conductor del programa del mismo nombre, dedicado también al género, que se emitió durante varios años por Radio Nacional (http://www.radionacional.gov.ar). Con un gran empuje, Chirom trascendió su proyección poética para convertirse en gran difusor de la poesía, rescatando a través de los medios a todos aquellos poetas y escritores olvidados de las letras hispanoamericanas o voces del continente insuficientemente leídas o no conocidas. Chirom había publicado los poemarios Crónica a Robledo Puch (1975), Los Atlantes (1979), La Diáspora (1983), El Hilo de Oro (1989), Candelabros (1999, Premio de Poesía Fundación Inca 1994), El ojo de los días (2003) y Manjar del exilio (2005, Bogotá, Colombia). Compiló además la Nueva Antología de la Poesía Argentina (1980), con prólogo de Raúl Gustavo Aguirre y estudio preliminar de Cristina Piña, y para el Centro Editor de América Latina hizo antologías de Wallace Stevens, Walt Whitman, Raúl Gustavo Aguirre y Edgar Bayley. En prosa publicó Charly García (1983) y textos para la cantata Lamdelam, cuya música pertenece al compositor y director Sergio Piterbarg. La obra, un homenaje al pintor Wilfredo Lam, fue estrenada en el Festival Garonne, Toulouse, Francia, por el ensamble vocal-instrumental Xinum. El poeta y profesor Juan Manuel Marcos realizó un estudio sobre su obra que fue publicado en la Universidad de Louisiana, Estados Unidos, bajo el título Imagen y autoimagen en Daniel Chirom. Colaboró en los suplementos literarios de Clarín (http://www.clarin.com), La Prensa (http://www.laprensa.com.ar), La Razón (http://www.larazon.com.ar), El Periodista y Debate, además de publicar regularmente en muchas revistas argentinas y extranjeras. Para el momento de su muerte Chirom se desempeñaba como gerente de Relaciones Institucionales de Visa. Con antecedentes como los de su madre, Perla Chirom (que durante años condujo en radio el programa Buenas tardes, buenos libros), y apoyos de colegas divulgadores culturales como Vicente Battista, Horacio Salas y Marcelo Gurruchaga, Chirom dio vida a un programa inusual —por la temática poética— además de continuar con un archivo de voces de poetas, que superaban las 150 grabaciones. Fuente: La Nación *** Tres premios Nobel respaldan el Premio Aura Estrada Con el apoyo de tres premios Nobel, el colombiano Gabriel García Márquez, la estadounidense Toni Morrison y el irlandés Seamus Heaney, se lanzó el pasado 1 de diciembre la convocatoria del Premio Aura Estrada 2009 (http://www.auraestradaprize.org), dirigido a escritoras en lengua hispana menores de 35 años que residan en Estados Unidos o México y que escriban en español ensayo, cuento, novela, crónica o géneros híbridos. El premio, que rinde tributo a la memoria de la escritora mexicana Aura Estrada (http://www.letralia.com/firmas/estradaaura.htm), quien murió trágicamente en 2007 a los 30 años, fue presentado, en el marco de la 22ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), por la escritora mexicana Gabriela Jáuregui, con la presencia de Gabriel García Márquez y de Francisco Goldman, viudo de la autora. “Las buenas cosas hay que apoyarlas. Cuando son premios todo mi apoyo”, dijo brevemente a la prensa García Márquez al ser consultado sobre los motivos que lo condujeron a patrocinar este premio. Goldman añadió que, por motivos fiscales, el premio está dirigido sólo a mujeres residentes en Estados Unidos y México, “pero como hay muchas jóvenes de Colombia, Argentina y otros países latinoamericanos que realizan estudios de posgrado en esos países de alguna forma está abierto a todas”. El premio para la ganadora, cuya identidad se dará a conocer en la ciudad mexicana de Oaxaca, consiste en 15.000 dólares y por lo menos tres residencias en las siguientes colonias de escritores: Ucross, en Wyoming, Ledig House en Nueva York, y Santa Maddalena en la Toscana, en Italia. Cada una de estas tres residencias tendrá una duración de hasta dos meses. Según Goldman, para reunir el apoyo para el premio ha contado con donaciones en efectivo de escritores como Salman Rushdie, mientras que otros, como el italiano Umberto Eco, donaron manuscritos originales para ser subastados. “En el caso de la familia García Márquez, donaron un libro artesanal elaborado por Gonzalo, el hijo de don Gabriel. Es Vivir para contarla, con un rico diseño gráfico, firmado por el autor y que esperamos subastar en al menos 2.500 dólares”, explicó. Otro método para recabar fondos, añadió, es subastar cenas por al menos 1.000 dólares entre particulares para que puedan invitar a algún afamado escritor a su casa en Nueva York. “No te cuento porque después no sé qué pueda suceder”, dijo a modo de broma García Márquez al ser consultado sobre si él estaría dispuesto a ser “subastado” para una cena. Fuente: AFP *** Grijalbo celebra 70 años en México con lanzamiento de nuevo premio Para celebrar los setenta años del sello Grijalbo (http://www.randomhousemondadori.com.mx) en México, el grupo editorial Random House Mondadori (RHM) lanzó este 1 de diciembre el Premio Bicentenario de Novela Histórica, dotado con 400 mil pesos y abierto a escritores de cualquier parte del mundo, con la condición de que los temas de sus trabajos sean la Independencia de 1810 o la Revolución de 1910 mexicanas. El director editorial de Random House en México, Cristóbal Pera, dio a conocer la convocatoria en el marco de la 22ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx) y señaló que “Grijalbo es un sello que consideramos más mexicano que español”. Aseguró también que “no quisimos lanzar un premio más, sino que ésta es nuestra contribución a los festejos del Bicentenario de la Independencia en México”. En un análisis sobre la situación actual de la septuagenaria editorial, Pera apuntó que “sabemos que los libros más polémicos y arriesgados de coyuntura política se publican en Grijalbo”. Paralelo al anuncio del Premio Bicentenario de Novela Histórica, Cristóbal Pera dio a conocer que RHM tiene una nueva colección de libros titulada “Charlas de café”. Se trata de biografías de personajes de la Revolución Mexicana, como José María Morelos y Pavón, los hermanos Sedán o Emiliano Zapata, contadas en 100 páginas y de manera tan digerible como una charla de café. Juan Grijalbo, exiliado español en México, era un hombre de izquierdas que en su casa editora publicaba en español hasta la enciclopedia rusa y cuyo primer gran golpe lo dio al comprar los derechos de El Padrino, de Mario Puzo, y distribuir el best-seller por América Latina. El plazo para participar en el Premio Bicentenario de Novela Histórica es el 1 de agosto de 2009. Un jurado de tres personas elegirá al ganador y éste será publicado en abril de 2010. Las bases pueden solicitarse a Wendolín Perla a través del correo electrónico wperla@randomhousemondadori.com.mx. Fuente: El Informador *** Eugenio Montejo y Adriano González León homenajeados en Guadalajara Los escritores Antonio Deltoro, Juan Villoro, Adolfo Castañón (http://www.letralia.com/firmas/castanonadolfo.htm) y Francisco José Cruz protagonizaron el homenaje que, durante la 22ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), se hizo a los escritores venezolanos Eugenio Montejo y Adriano González León, el pasado lunes 1 de diciembre. Natural de Valera (Trujillo), donde nació en 1931, González León fue el autor, entre otros títulos, de País portátil, novela con la que obtuvo en 1968 el premio Biblioteca Breve, y falleció en Caracas el 12 de enero de este año. Montejo —cuyo verdadero nombre era Eugenio Hernández—, a quien se deben títulos como Alfabeto del mundo o Papiros amorosos, nació en Caracas en 1938 y murió en Valencia (Carabobo) el pasado 5 de junio. El homenaje celebrado en la FIL, organizado por la Cámara Venezolana del Libro (Cavelibro, http://www.cavelibro.org), convocó a un nutrido público y se inició con las palabras de Deltoro. El conocido poeta mexicano, integrante del jurado que le concedió en 2004 el Premio Octavio Paz de Poesía a Eugenio Montejo, tituló su texto “Final sin fin” y resaltó la cordialidad en los versos del autor de Terredad. “La poesía de Montejo es cínica e inteligente, por eso la existencia de sus heterónimos que llevaba siempre en paz. Algo fantasmal había en él, como sucedía con Antonio Machado. Sus poemas son lugares donde soplan vientos de presencia y ausencia al mismo tiempo. Releyendo su obra creo que está tan vivo como los asistentes de esta sala”, dijo Deltoro después de recitar “El último gallo”. Villoro, por su parte, dividió su intervención en dos mitades dedicadas a cada autor homenajeado. De Adriano González León dijo que le debía su primer asomo a la literatura venezolana, cuando se topó con fragmentos de País portátil, novela que calificó de referencia y ruptura para su generación, y a la que comparó con obras de John Dos Passos y Aldous Huxley. “País portátil trataba de varias cosas a la vez. Nosotros leíamos la polifonía de las voces con musicalidad, más todo el contenido político que encerraba. Con este libro comprobamos que la novela latinoamericana podía renovarse con formas arriesgadas. Fue la primera obra que entiende las voces a distancia, como si todos los personajes llegaran por teléfono”, comentó el escritor mexicano. El ganador del Premio Herralde de Novela 2004 reconoció haber sido más amigo del poeta Eugenio Montejo, a quien dijo admirar: “A lo largo de 18 años conocí a un hombre que convirtió el decoro y la discreción en formas de cultura. Por eso me sorprendió mucho la reacción de la gente ante la pérdida de un hombre mesurado. Creo que esperamos ese momento para hacer un ruidoso duelo por Montejo. Pienso que en su parquedad logró calarnos más hondo”, confió Villoro antes de leer un poema infantil incluido en Chamario. El poeta mexicano Adolfo Castañón intentó trazar paralelismos entre los dos autores fallecidos este año. Los percibió como artistas del instante, sagaces y finos oyentes, que escribieron cosas para niños y alternaron la prosa con la poesía. De Adriano González León se permitió evocar episodios de su novela Viejo y leyó fragmentos de su último libro, Cosas sueltas y secretas. Con Montejo confesó sentir que, después de su partida, sigue dejándole mensajes ocultos. Antes de finalizar su intervención le dio un consejo al auditorio: “Si alguna vez arribaran al otro mundo, y Fernando Pessoa les preguntara cómo llegaron a él, ustedes le responderán: porque Eugenio me habló de ti”. Por su parte, el poeta español Francisco José Cruz leyó en braille su intervención. El joven sevillano, quien dijo reconocer en Montejo a un padre, hizo referencia al contraste entre la dura realidad del poder político en Venezuela y la educación del poeta. “Conservo esta frase de Eugenio: en un viejo país desabrochado, yo iba de puerta en puerta mendigando la forma”, dijo antes de finalizar con estas palabras: “He hecho mías, rumiándolas, viejas observaciones suyas. Al releer la poesía de Montejo, tras su muerte, estoy seguro de que las escribió para nosotros cuando no estuviera”. Fuente: El Universal *** Carlos Monsiváis obtiene el Premio Las Pérgolas La Asociación de Libreros Mexicanos (Almac, http://www.almac.org.mx) anunció este 1 de diciembre al escritor mexicano Carlos Monsiváis como ganador del Premio Mexicano de Libreros Las Pérgolas 2008, durante una comida realizada dentro del marco de actividades de la 22ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx). El premio consiste en una escultura elaborada en plata pulida y bruñida sobre una base de mármol negro, un diseño original de la artista plástica Soledad Garcidueñas fundamentado en un entramado de letras. El tejido de sus signos indica todo el universo que envuelve la escritura, que permite revelar la diversidad de estilos e historias que, en mérito a cada pluma excepcional, traza en sus obras para mostrar una realidad y la fuerza de su imaginación. Monsiváis lo recibirá el 30 mayo de 2009 en Xcaret, Quintana Roo, en el marco del XV Congreso de Libreros Mexicanos (Colime). El presidium durante el evento estuvo conformado por importantes personalidades de la industria editorial y sector del libro, como el ingeniero Juan Luis Arzoz Arbide, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem, http://www.caniem.com); la licenciada Nubia Macías Navarro, directora de la FIL; el licenciado Fernando Fernández, titular de la Dirección General de Publicaciones (http://publicaciones.conaculta.gob.mx) del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx); el licenciado Henoc de Santiago Dulché, presidente de la Almac, y el maestro Arturo Ahmed Romero, coordinador del premio y vicepresidente de esta misma asociación. La elección del ganador se determinó a través de una convocatoria presentada a los 130 miembros de la Almac, con la cual el Consejo Directivo de la Asociación eligió a Monsiváis como el galardonado de este año. El Premio Mexicano de Libreros Las Pérgolas fue creado en julio de 2006 por la Almac para promover la lectura y cultura en México, conmemorando el 15º aniversario de la entidad. Este galardón reconoce anualmente a escritores por su trayectoria y nivel de ventas en librerías. Monsiváis se hizo merecedor de la distinción por su excepcional trayectoria como escritor crítico del México contemporáneo y del panorama cultural hispánico. El autor de Los rituales del caos (1995) ha obtenido siete doctorados honoris causa en México y el extranjero, así como el Premio Nacional de Periodismo (1977); el Manuel Buendía (1988); el Xavier Villaurrutia (1995); el Príncipe Claus para la Cultura y el Desarrollo, concedido por Holanda (1998); la Medalla Gabriela Mistral, por Chile; el Premio Nacional de Ciencias y Artes (2005, en Lingüística y Literatura), el Premio FIL de Guadalajara (2006), y la Medalla de Oro de Bellas Artes (2008); entre otros galardones. Fuente: Almac *** Murió la poeta mexicana Enriqueta Ochoa La poeta Enriqueta Ochoa, nativa de Coahuila y una de las principales exponentes de las letras mexicanas, falleció en Ciudad de México la tarde del 1 de diciembre a la edad de 80 años, víctima de una trombosis intestinal, según informó su yerno, el también escritor Alejandro Sandoval Ávila. La salud de la autora estaba desde hace tiempo deteriorada a causa de males cardiacos y renales, lo que le impedía salir de su hogar. Poeta esencial de Coahuila y compañera de generación de escritoras como Rosario Castellanos y Dolores Castro, su trabajo es considerado por la crítica como uno de los más personales escritos en México. Ha ejercido el periodismo y la docencia en varias universidades de su país y del extranjero y su poesía fue incluida en varias antologías, además de formar parte de la colección “Voz Viva de México”, publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) en 1992. Formó a gran cantidad de escritores y poetas. Es autora, entre otros títulos, de Las urgencias de un dios (1950), Los himnos del ciego (1968), Las vírgenes terrestres (1969), Cartas para el hermano (1973), Bajo el oro pequeño de los trigos (1984), Enriqueta Ochoa de bolsillo (1990), Retorno de Electra (1987), Manual de poesía (1992) y Asaltos a la memoria (2005). En 2004 se publicó Que me bautice el viento, un volumen para niños formado por poemas de Ochoa e ilustraciones hechas por pequeños coahuilenses inspirados en el trabajo de la autora. Actualmente, el Fondo de Cultura Económica (http://www.fondodeculturaeconomica.com) está por publicar sus obras completas y su Diccionario de imágenes poéticas de la poesía mexicana del siglo XX, que le tomó muchos años preparar y que, de acuerdo con Esther Hernández, quien hará la semblanza y el prólogo, será aun más valioso porque es la visión de una poeta y no de un crítico literario, como se hace comúnmente. Entre los muchos homenajes que ha recibido dentro y fuera de México, vale la pena destacar que fue nombrada Hija Predilecta de Torreón (Coahuila) en 1976. En 1985 fue colocado un busto de bronce con su efigie en la Calzada de los Escritores en la misma ciudad. Existe también el Certamen Nacional de Poesía “Enriqueta Ochoa”, convocado anualmente a partir de 1994, por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx) el Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba, http://www.bellasartes.gob.mx) y el Seminario de Cultura Mexicana (http://www.culturamexicana.org.mx). “Me siento muy feliz de haber nacido en Torreón, de tener todo lo que tuve, que es lo que tienen ahora ellos. Siento que Torreón me ha acogido siempre bien. Si me acogió mal, ya ha pasado mucho tiempo y está olvidado”, dijo recientemente Ochoa en una entrevista. Fuentes: El Siglo de Torreón • Notiver *** México será invitado de honor en el Salón del Libro de París El Salón del Libro de París (http://www.salondulivreparis.com), que se realizará del 13 al 18 de marzo de 2009, tendrá por invitada de honor a la literatura de México y contará con la presencia de más de 40 escritores mexicanos como Carlos Fuentes, Fernando del Paso, Jorge Volpi, Elena Poniatowska y Paco Ignacio Taibo II. Al anunciar en un comunicado, emitido este 2 de diciembre, la lista de escritores invitados, los organizadores señalaron que esperan una edición 2009 “ecléctica y festiva” que permitirá “una inmersión total en la literatura mexicana”. En total 44 escritores mexicanos (http://www.salondulivreparis.com/?IdNode=83) participarán en el evento, todos ellos traducidos y publicados en francés. Los organizadores recalcan la presencia entre ellos de Carlos Fuentes, “el más célebre embajador de la literatura mexicana”, pero también de autores que escriben en lengua indígena, como la poeta maya Briceida Cuevas Cob. Figuran en la lista, igualmente, Gonzalo Celorio, Carmen Boullosa, Carlos Monsiváis, Vicente Leñero, Jordi Soler, Fabricio Mejía Madrid, Guadalupe Nettel e Ignacio Padilla. El pabellón mexicano del Salón, diseñado por el arquitecto Bernardo Gómez Pimienta y titulado “Mosaico de diversidad”, presentará un “concentrado de cultura mexicana”, “reflejo de una nación llena de vida y alegre, en la que existe una larga y profunda tradición cultural”, señalan los organizadores del salón. Dotado de un espacio de mil metros cuadrados, el pabellón permitirá conocer “un país en constante renovación, contemporáneo y enraizado en sus múltiples orígenes”. En él estarán representadas las principales editoriales de México, pero albergará también una exposición de libros-objeto creados por artistas mexicanos y un espacio dedicado a los encuentros de los escritores con el público. Otro espacio del salón, el Club de la Juventud, se vestirá asimismo con los colores de México. Dedicado a los jóvenes lectores y diseñado también por Gómez Pimienta, propondrá una exposición de obras de jóvenes dibujantes mexicanos y un taller dedicado a la literatura de México. Los diversos espacios de animación del Salón (Plaza de los Libros, salas de conferencia, Lector Estudio, etc.) resaltarán también la cultura y el sentido festivo de los mexicanos. El Salón del Libro de París es una de las mayores manifestaciones culturales europeas abiertas al público y recibe cada año unos 1.200 editores, 3.000 autores y cerca de 180.000 visitantes. Fuente: AFP *** Digitalizarán toda la producción bibliográfica de Euskadi El Departamento de Cultura, Juventud y Deportes del gobierno vasco (http://www.ejgv.euskadi.net/r53-2283/es) digitalizará toda la producción bibliográfica generada en la historia del País Vasco a través del sistema de información Ondarenet (http://tinyurl.com/6qcjze), que tiene por objetivo la captura de recursos digitales, como páginas web, blogs, foros o listas de distribución y ficheros digitales asociados a los contenidos, susceptibles de conformar parte del patrimonio digital vasco. La directora de Patrimonio Cultural, Arantza Arzamendi, y la responsable del Servicio de Bibliotecas, Francisca Pulgar, presentaron en rueda de prensa el sistema en el marco de las jornadas sobre “Patrimonio digital: estrategias para la recuperación, conservación y difusión”, celebradas en el Palacio Euskalduna de Bilbao, en las que participaron el director de Google Book Search (http://books.google.com) para España y Portugal, Luis Collado, y Allan Arvidson, en representación de la Biblioteca Real de Suecia (http://www.kb.se/hjalp/other-languages/espanol). Según explicaron las responsables del gobierno vasco, se trata de crear un gran archivo electrónico que recoja, conserve y difunda el conjunto del patrimonio digital vasco que se ha ido conformando en las últimas décadas, con la irrupción de las nuevas tecnologías, a partir de la generación de nuevos contenidos en soporte digital en múltiples y varias disciplinas del saber. En ese sentido, señalaron que la evolución de las tecnologías de la información y la popularización de Internet está contribuyendo a facilitar el proceso de digitalización de materiales bibliográficos con un “indudable” valor histórico, científico y cultural, como la producción de documentos creados directamente en formato digital, que deben ser, “todos ellos, preservados para las generaciones futuras”. El proyecto impulsado por el gobierno vasco se enmarca en la estrategia de la Unión Europea de crear una librería digital que en el año 2010 contenga seis millones de documentos y que estarán a disposición de todos los ciudadanos. El objetivo de esta iniciativa europea, anunciada el pasado mes de octubre por los ministros de Cultura de los 25 países miembros, es la digitalización de depósitos bibliográficos y archivísticos en formatos que sean compatibles. Ondarenet sigue los pasos de iniciativas similares emprendidas en otros países, como Pandora (http://pandora.nla.gov.au), de la Biblioteca Nacional de Australia; Internet Archives, del Reino Unido, o Padicat (http://www.padicat.cat), de la Biblioteca Nacional de Cataluña, enfocados a la recuperación y preservación del patrimonio digital generado en el entorno web. Tras un año de trabajo, el Departamento de Cultura ha logrado impulsar un proyecto de gran magnitud y actualmente se está trabajando en la descripción de los recursos siguiendo estándares internacionales, con el fin de convertir Ondarenet en un repositorio institucional en el que se puedan conservar, además de las páginas web, todo tipo de documentos digitalizados, explicó Arzamendi. La captura, preservación y organización de la información se ha llevado a cabo utilizando herramientas que han sido aceptadas por el International Internet Preservation Consortium (IIPC, http://www.netpreserve.org). La base de datos de Ondarenet está compuesta por sitios web capturados, archivados e indexados según una clasificación establecida ad hoc por el Servicio de Bibliotecas del gobierno vasco (http://www.kultura.ejgv.euskadi.net/r46-4878/es) y que se divide en doce grandes temas: Arte; Ciencia y Tecnología; Cultura vasca; Euskera; Ocio y Cultura; Política y Gobierno; Empresa; Economía y negocios; Educación e investigación; Salud; Sociedad, y Sociedad de la Información. Esta iniciativa emprendida desde el Departamento de Cultura es “punta de lanza” de un proyecto de mayor alcance, como es la creación de la Biblioteca Digital Vasca, que incluye la digitalización del conjunto de los fondos bibliográficos, públicos y privados, generados a lo largo de la historia y que conforman el corazón de la producción cultural vasca. Se trata de recoger en formato digital toda la producción bibliográfica generada en el soporte tradicional del papel. Este proyecto ya ha comenzado su andadura mediante la digitalización de los fondos bibliográficos históricos, exentos de derechos de autor, así como los fondos históricos institucionales. El siguiente paso de este proyecto estará destinado a abordar la digitalización de los fondos bibliográficos sujetos a derechos de autor, para lo que el gobierno vasco deberá alcanzar acuerdos con aquellos particulares o entidades propietarios de los mismos. Fuente: Europa Press *** Comisión Europea crea el Premio Europeo de Literatura La Comisión Europea (http://ec.europa.eu/index_es.htm) anunció este 2 de diciembre en Bruselas (Bélgica) la creación del Premio Europeo de Literatura, que se convocará por vez primera el próximo año para fomentar el interés por los nuevos autores y las obras escritas en los idiomas menos traducidos en la Unión Europea. En la primera edición se galardonarán 12 obras de ficción de 34 países del viejo continente, aunque las bases y el montante del premio aún están por definir, según explicó el portavoz comunitario de Cultura, John Macdonald, en una rueda de prensa. El Premio Europeo de Literatura ha sido concebido “para reconocer las obras de los valores emergentes, y para que éstos puedan franquear las barreras de la traducción” con vistas a darse a conocer en otros países comunitarios, señaló Macdonald. En particular, y “a diferencia de los premios literarios existentes a nivel nacional”, el nuevo galardón pretende “impulsar la difusión de obras en idiomas que normalmente no son traducidos”, subrayó el portavoz. Preguntado sobre la posibilidad de que puedan competir obras escritas en lenguas minoritarias o cooficiales de la Unión Europea, Mcdonald dijo que no ve “ninguna razón por la que no puedan participar obras en catalán”, por ejemplo, aunque precisó que las condiciones para los candidatos aún deben discutirse. Las bases del premio, así como las características del proceso de selección de las obras, serán definidas por la Comisión Europea junto a la Federación de Libreros Europeos (http://www.ebf-eu.org), el Congreso de Escritores Europeos (http://www.european-writers-congress.org) y la Federación de Editores Europeos (http://www.fep-fee.be). Estas tres instituciones han sido elegidas por el Ejecutivo comunitario para organizar la selección de candidatos nacionales —que serán hasta doce por país participante— y la ceremonia de entrega de premios, para lo cual contarán con 300.000 euros provenientes de las arcas europeas. Asimismo, la comisión anunció que a partir de 2009 concederá cada año el título de “Embajador de la Literatura Europea” a una “conocida personalidad” de este ámbito, que desempeñará funciones de “apoyo y promoción a los nuevos escritores”. Estas iniciativas servirán para difundir “la riqueza y la diversidad cultural de Europa”, según explicó el comisario europeo de Cultura, Educación y Deporte, Jan Figel, en un comunicado. Fuente: EFE *** Por segunda vez es declarado desierto el Premio Tusquets de Novela El jurado de la cuarta edición del Premio Tusquets de Novela, integrado por Juan Marsé, Almudena Grandes, Jorge Edwards, Elmer Mendoza y, en representación de la editorial, Beatriz de Moura, consideró por mayoría que ninguna de las 427 novelas presentadas merecía ganar el concurso, según un comunicado (http://www.tusquets-editores.es/premios3.html) difundido el pasado 2 de diciembre durante la 22ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), en México. El Premio Tusquets fue instaurado en 2005, año en que también fue declarado desierto. En 2006 resultó ganadora la novela Los ejércitos, de Evelio Rosero, y el año pasado lo recibió Balas de plata, de Elmer Mendoza. El volumen de participantes duplicó en 2008 al del año pasado, cuando postularon al reconocimiento escritores de Alemania, Argentina, Austria, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, Israel, México, Nicaragua, Nueva Zelanda, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Suiza, Uruguay y Venezuela. Según el comunicado, “el jurado quiere dejar constancia de que no ha sido una decisión fácil, sino fruto de una larga deliberación. Los miembros del jurado han tenido en todo momento la libertad de expresar sus valoraciones sobre las novelas leídas, con absoluta independencia de los intereses de la editorial y de cualquier otro criterio ajeno a la literatura”. Según se explicó, en el proceso de lectura el jurado solicitó otros manuscritos además de los preseleccionados para su valoración, pero ni aun así encontraron uno que, a su criterio, justificara el premio. “No nos entusiasmaba lo que estábamos leyendo”, apuntó De Moura. “Todas las novelas que leímos eran fantásticas (...) hasta la mitad”, afirmó por su parte el escritor mexicano Elmer Mendoza, ganador del galardón en 2007. “Tusquets Editores quiere manifestar que la posibilidad de declarar el premio desierto forma parte de la idiosincrasia de los premios convocados por la editorial, un aval de la independencia y rigor de sus jurados, y que históricamente se ha recurrido a él en algunas convocatorias del Premio La Sonrisa Vertical de literatura erótica o del Premio Comillas de historia, biografía y memorias”, agrega el comunicado. Al mismo tiempo, se anunció la convocatoria a la quinta edición del premio y que la dotación de la presente convocatoria se sumará a la del año que viene, que pasará a ser entonces de 40.000 euros. Fuentes: Revista Ñ • Tusquets *** Francisco Ayala dona más de 2.000 documentos a su fundación El escritor español Francisco Ayala, quien en marzo de 2009 cumplirá 103 años de edad, donó este miércoles 3 de diciembre, a la fundación que lleva su nombre (http://www.ffayala.es), más de 2.000 documentos, vinculados tanto a su labor literaria como a su correspondencia, apariciones en prensa y contratos con editores, que constituyen “un valioso material” para profundizar en “la rica trayectoria” del autor. Esta donación fue ratificada por Ayala minutos antes de que comenzara en su casa la reunión del patronato de la fundación, que estuvo presidida por el propio escritor y por la directora general del Libro de la Junta de Andalucía (http://www.juntadeandalucia.es), Rafaela Valenzuela, y en la que fueron aprobados el presupuesto—de 265.000 euros— y el programa de las actividades de 2009. Entre los documentos figuran también fotografías, carteles, discursos inéditos, entrevistas “inencontrables”, programas de actos a los que ha asistido Ayala, “imprescindibles”, según Valenzuela, para establecer la cronología del escritor, y trabajos sobre la obra del narrador y ensayista granadino, algunos de ellos no recogidos en libros. Esta entrega se suma a los 1.325 bienes que el autor de La cabeza del cordero y Muertes de perro donó en 2007 a la fundación, entre los que figuraban una importante colección de libros dedicados a él por escritores amigos, primeras ediciones y el cuadro Nuestro jardín, pintado por Luz García Duarte, madre del novelista. Rafaela Valenzuela anunció además que, en 2009, Ayala completará la donación de su archivo personal con una nueva entrega, que, al igual que la ratificada el pasado 3, será catalogada y digitalizada para “allanar el camino” a los investigadores y a cualquiera que le interese conocer “la rica trayectoria intelectual del escritor”. En el acto estuvieron presentes también la mujer del autor, la hispanista estadounidense Carolyn Richmond; el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada (http://www.granada.org), Juan García Montero, y el gerente de la fundación, Rafael Juárez, entre otros. Preguntado por los periodistas sobre su salud, Ayala aseguró con bien humor que, para la edad que tiene, se encuentra “extraordinariamente bien, milagrosamente bien”. Sobre los objetos que donó dijo que no se está desprendiendo de ellos, “los deposito en mejores manos que las mías, que son muy vacilantes. Van a la fundación, que funciona maravillosamente bien”. Ha perdido algo de vista y sus ojos no le “consienten leer mucho”, pero, gracias a su mujer, sigue siendo “auditor de prensa” y está “al tanto” de todo lo que sucede en el mundo y de una época tan “incierta y complicada como la actual”. Y cuando le preguntan acerca de lo que ha aprendido a lo largo de su vida, Ayala sonríe y asegura que necesitaría “por lo menos un cuarto de hora” para responder, pero sí dice que su vida ha sido “muy variada, porque lo característico del curso histórico es el cambio continuo. Todo ha ido cambiando, y no diría que para mejor”. Fuente: El Mundo *** Gioconda Belli: los libros son el tesoro más grande del mundo “Tantos momentos de duda y soledad, tienen recompensa, cuando alguien lee un libro recibe una visión nueva. Los libros son el tesoro más grande del mundo”. Así se expresó la escritora nicaragüense Gioconda Belli (Managua, 1948) el pasado 3 de diciembre al recibir, en Guadalajara (Jalisco, México), el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, que obtuvo por su novela El infinito en la palma de la mano, en el marco de la 22ª Feria Internacional del Libro (FIL, http://www.fil.com.mx) de esa ciudad. En El infinito en la palma de la mano, que además obtuvo este año el Premio Biblioteca Breve, convocado por Seix Barral (http://www.seix-barral.es), Belli recrea la expulsión del Paraíso como una experiencia en la que sus protagonistas deben asumir la responsabilidad de tomar decisiones propias. Adán cree que quizá lo mejor sería no alejarse de la frontera del Paraíso por si Dios se lo piensa mejor y los busca, mientras que Eva teme que eso sea imposible. Belli agradeció el premio “con maracas y panderetas” y declaró sentirse “muy feliz”. La ceremonia se inició a las 7:30 de la noche en el Auditorio Juan Rulfo y contó con la asistencia de Marco Antonio Cortés Guardado, rector de la Universidad de Guadalajara (UdG, http://www.udg.mx); Raúl Padilla López y Nubia Macías, presidente y directora, respectivamente, de la FIL; Martha Cerda, escritora; Margarita Valencia, vocera del jurado, y Araceli Ramos, representante de la Fundación Casa Cuervo. La obra de la escritora nicaragüense “exquisita, precisa, fluida, rebosante de insinuaciones y resonancias”, le valió el reconocimiento a su novela El infinito en la palma de la mano. Correspondió a Margarita Valencia leer el acta y al rector Cortés Guardado hacer entrega del reconocimiento. Ramos, por la Fundación Casa Cuervo, entregó simbólicamente el cheque por diez mil dólares del premio, que es auspiciado por esta institución desde 2004. Belli contó a los asistentes que el día que Nubia Macías la llamó para darle la noticia de su premio, la llamada coincidía con la fecha de cumpleaños de su padre, quien, dijo, “siempre me contrarió, pero fue solidario”. Al hablar de su obra, se dijo orgullosa de ir “limpiando” el polvo de la incomprensión hacia la mujer, porque eso es salir del prejuicio. Su gran reto al escribir fue no alterar el Génesis, sino hacerlo entender. Al finalizar, expresó su deseo de que muchos adanes y muchas evas se reflejen en su obra, “porque todos estamos en este mundo mordiendo frutas prohibidas”. Fuente: FIL *** Celebrado en Mérida VIII Encuentro de Investigadores Literarios Organizado por el Instituto de Investigaciones Literarias Gonzalo Picón Febres (IIL, http://vereda.saber.ula.ve/sitioinstituto) de la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve) entre el miércoles 3 y el viernes 5 de diciembre se realizó en la sede de ese centro en Mérida, capital del estado homónimo en Venezuela, el VIII Encuentro de Investigadores de la Literatura Venezolana y Latinoamericana, que bajo el lema “Avatares literarios desde un País portátil” reunió a 16 profesionales del área. Las actividades, que tuvieron como escenario la Sala de Conferencias “Domingo Miliani” del IIL, se iniciaron el miércoles 3 de diciembre a las 9 de la mañana con las palabras de bienvenida a cargo de la doctora Maén Puerta, directora del instituto, después de lo cual el escritor Oscar Marcano pronunció la conferencia inaugural, en la que hizo referencia a la importancia de Adriano González León en la literatura venezolana y en todo el ámbito de habla hispana, no sólo a partir del éxito de su novela más conocida, País portátil, sino por la calidad sostenida que se puede apreciar en toda su obra. Además de hablar de la extensa cultura de González León, Marcano recordó entre otras anécdotas que el autor de Linaje de árboles desdeñaba, no sin alguna amargura, las críticas que se hacían a la cantidad de libros que había publicado, defendiendo el derecho del escritor a hacer su trabajo según se lo dictara su voluntad, ajeno a programas impuestos por factores externos, como contratos con editoriales o incluso la presión de la misma crítica. Al término de su intervención, Marcano presentó un video con una pequeña selección de momentos inéditos de González León, extraídos de grabaciones descartadas de su programa Contratema, que transmitía en los años 80 el canal 5 de la Televisora Nacional de Venezuela, hoy desaparecido. En la tarde, el profesor Enrique Plata Ramírez fungió de moderador de la mesa “Otros avatares”, que se inició con un trabajo en el que la doctora Cecilia Cuesta, a partir de un análisis del libro Criaturas verbales, de la escritora venezolana Milagros Socorro, delinea un panorama contemporáneo de la crónica en Venezuela. Le siguieron Francisco Javier Díaz, con su conferencia “El personaje y la ficcionalidad literaria: una mirada sobre cuentos venezolanos”; Vanessa Márquez con un estudio del erotismo, la perversidad y la pornografía en los relatos de El pájaro insaciable, de Rubén Monasterios, y Alirio Pérez Lo Presti con “La literatura de la violencia en la contemporaneidad”, trabajo en el que hizo referencia al papel del escritor venezolano en el momento histórico actual. El jueves en la mañana, con la moderación de la profesora Carmen Díaz Orozco, se iniciaron las actividades con la presentación de la ponencia “La literatura infantil y juvenil en Venezuela: ¿en busca de un lector(a), vampiro, hada o bruja?”, a cargo de la doctora Maén Puerta. El profesor Steven Bermúdez, de la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve), habló a continuación sobre la construcción, en el cuento, de la emoción literaria. Por último, el profesor Enrique Plata Ramírez pronunció su conferencia “Fisuras y trasvasamientos en la narrativa de Alberto Jiménez Ure”. Moderada por Vanessa Márquez, la tarde del jueves se instaló la mesa “Avatares narrativos”, que se inició con la conferencia “Del somnonauta de la tetractis a la miaíta en la jeta: saltando del filósofo reflexivo al prosaico local en la escritura de José Manuel Briceño Guerrero”, a cargo de la profesora Clea Rojas, quien describió cómo en su obra este autor suele alternar entre un lenguaje de alto vuelo y el humor coloquial y localista. A continuación la profesora Carmen Díaz Orozco, en “Cuerpos urbanos: de Caracas la hostil a Maracaibo la flatulenta”, describió el tratamiento que de la ciudad se hace en la novela Corrector de estilo, con la que Milton Quero Arévalo se convirtió, en 2005, en ganador de la primera edición del Premio Bienal de Novela Adriano González León. El viernes en la mañana, con Clea Rojas como moderadora, se abrió la mesa “El vuelo de Polimnia”, en la que Renato Rivas recordó la figura del poeta Eugenio Montejo en su conferencia “Errante deseo que acompaña la tierra”, una aproximación al poemario Papiros amorosos. Posteriormente, el escritor Santiago Acosta recuperó en su trabajo la figura olvidada de la poeta Emira Rodríguez, y Willy McKey hizo lo propio con Salustio González Rincones en su ponencia “Crítica y retaguardia”. Acosta y Rodríguez son coeditores de la revista de poesía El Salmón (http://revistadepoesiaelsalmon.blogspot.com). La mesa terminó con la intervención del profesor Arnaldo Valero, “En las antípodas de la ciudad letrada”, sobre el estado de la crítica en la actualidad. “En tinta electrónica” es el título de la mesa que se celebró en la tarde, y en la que fungió de moderador Arnaldo Valero. Jorge Gómez Jiménez, editor de Letralia, habló sobre cómo se fueron acercando las tecnologías en el siglo XX hasta producir las publicaciones digitales actuales, y describió el proceso de selección de material de su revista. Héctor Torres, editor de Ficción Breve Venezolana (http://www.ficcionbreve.org), habló de cómo los medios digitales han incidido favorablemente en el buen momento que vive la literatura venezolana, y manifestó que las editoriales deben apostar a utilizar estos medios como espacios ideales para la internacionalización de la obra de los autores del país. A continuación se realizó un recital narrativo en el que Jorge Gómez Jiménez leyó el relato “Amalia”; Héctor Torres parte del primer capítulo de su novela La huella del bisonte; Oscar Marcano dos cuentos inéditos y la doctora Maén Puerta algunos textos de su libro Historias de fútbol. Al concluir el recital, Santiago Acosta y Willy McKey presentaron el número 3 de la revista de poesía El Salmón, dedicado a la poesía experimental venezolana del siglo XX. El encuentro terminó con la presentación de la parranda navideña del instituto y un brindis. *** Crean en Internet el Portal del Español como Lengua Extranjera La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com), conjuntamente con la Fundación Comillas (http://www.fundacioncomillas.es), presentaron el pasado 3 de diciembre el Portal del Español como Lengua Extranjera (http://www.cervantesvirtual.com/portal/comillas), creado para ofrecer en un espacio digital materiales y recursos educativos que faciliten el estudio del español. El portal se articula en cuatro grandes bloques temáticos que facilitan su consulta: Documentos ELE, biblioteca compuesta por obras de referencia para conocer el español como lengua de cultura; Mundo iberoamericano, que reúne portales institucionales auspiciados por organismos de relevancia presentes en diferentes países hispanohablantes; Recursos didácticos, que contiene distintas herramientas para trabajar las destrezas orales y escritas en el aula, así como propuestas puntuales para el uso didáctico de textos literarios, y Enlaces de interés, que ofrece al usuario una relación exhaustiva de espacios de utilidad para la enseñanza del español como lengua extranjera. La presentación contó con la asistencia de Ignacio Rodríguez del Bosque, director general de la Fundación Comillas; Manuel Bravo Lifante, director general de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes; Inmaculada Martínez, jefa de Estudios y Actividades Académicas de la Fundación Comillas; Raquel Gómez Lisaso, responsable de Servicios Informáticos de la Fundación Comillas; Dolores Azorín, profesora de la Universidad de Alicante (http://www.ua.es) y directora académica del portal, y Luis Rodríguez Moreno, director de Relaciones Institucionales de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Fuente: BVMC *** Fotografía y collage en tres exposiciones del Celarg Este 4 de diciembre fueron inauguradas las exposiciones “Warao y el último viaje sobre un árbol” (http://av.celarg.org.ve/MiguelGarciaMoya/PortalMGM.htm), de fotografías del venezolano Miguel García Moya; “Mujeres latinoamericanas” (http://av.celarg.org.ve/OlgaMorales3/PortalOlgaMorales.htm), de fotografías de la argentina Olga Morales, e “Imaginarios urbanos” (http://av.celarg.gob.ve/DavidAcevedo/PortalDA.htm), de collages del también argentino David Acevedo. Las dos primeras se mantendrán abiertas al público hasta el 15 de febrero, mientras que la última podrá ser visitada hasta el 22. La primera exposición, en la Sala RG1 de la Casa de Rómulo Gallegos, en Altamira (Caracas), permite apreciar 38 fotografías de García Moya (Carúpano, Sucre, 1975), pertenecientes al Proyecto Fotográfico Memoria Verde, realizado con comunidades indígenas venezolanas de los estados Bolívar, Amazonas, Anzoátegui y Zulia, donde además se puso en práctica el Proyecto Fotolata, que instruyó a sus participantes sobre el registro fotográfico con materiales precarios como, por ejemplo, el empleo de latas en la elaboración de cámaras rudimentarias. Por su parte, la muestra de Olga Morales (Argentina, 1950), abierta al público en la Sala RG2, está conformada por treinta fotografías realizadas entre 1992 y 2006 en diferentes lugares de América Latina. Las mismas registran a mujeres de todas las edades en actividades vinculadas a diferentes movimientos sociales. La exposición de collages de Acevedo (Buenos Aires, 1978), en la Sala NG, incluye treinta y seis collages realizados entre 1991 y 2005. El artista también es conocido por su seudónimo “Armando Guerra”, que lo identifica con su labor de activismo político dirigido a la defensa de los derechos humanos en Argentina. Fuente: Celarg *** Falleció la soprano Irma González Este jueves 4 de diciembre falleció en su hogar, a las 11:10 de la mañana y con 92 años de edad, la maestra Irma González, una de las más grandes sopranos de México y de muchas casas de ópera en el mundo, quien luego de triunfar en los escenarios y salas de grabación consagrara medio siglo a formar a varias generaciones de las mejores voces de su país. Sus restos fueron honrados en una agencia al sur de Ciudad de México y al mediodía del viernes recibió, además, un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes (http://www.bellasartes.gob.mx), donde formó parte de lo que es conocido como la “época de oro” de la ópera en México, en las décadas 40 y 50 del siglo pasado. “No padecía de ninguna enfermedad. Simplemente le dio tos hace unos días, ni siquiera neumonía, simple tos”, comentó Raúl Herrera, pianista acompañante de la soprano y editor del libro Irma González, soprano de México, publicado por La Jornada (http://www.jornada.unam.mx) en 1994. “Deja un legado enorme tanto con su trabajo artístico como pedagógico. Tuvo una vida muy plena en tan diversos sentidos como el familiar y vivió una muy larga existencia. A pesar de eso no deja de ser dolorosa su pérdida”, expresó el maestro Herrera. “Murió de edad y casi en coincidencia cronométrica con la poeta Enriqueta Ochoa, quien se fue el lunes 1 de diciembre: ellas dos se fueron en una suerte de santidad laica, en estado de gracia”, dijo Ignacio Toscano, quien fue responsable del renacimiento del género operístico en Bellas Artes en los años 80, hazaña en la que participó Irma González. La cantante inició su carrera en 1935 y tan sólo cuatro años después, con Carlos Chávez dirigiendo a la Sinfónica de México (hoy Sinfónica Nacional), realizó el estreno local de la suite de la ópera Lulú, del compositor austriaco Alban Berg. Fue alumna de piano de Manuel M. Ponce y discípula de canto de la legendaria María Bonilla. Su debut operístico fue bautizado por Mozart: en 1941 cantó La flauta mágica y eslabonó leyenda hasta la fecha de su retiro, en 1980, con su insuperable Madame Butterfly. Participó en más de mil funciones operísticas en Bellas Artes y en quince países, además de medio millar de presentaciones en conciertos y recitales. Durante sus presentaciones en el Metropolitan Opera House de Nueva York fue contratada para grabar una versión de la Novena sinfonía de Beethoven bajo la batuta del director de orquesta austriaco Bruno Walter. Además de ese registro histórico (discos Columbia, http://www.columbiarecords.com; New York Philharmonic Orchestra, http://nyphil.org), realizó grabaciones con la Boston Symphony (http://www.bso.org) bajo la batuta de Serge Koussevitsky y también trabajó con Leonard Bernstein, Erich Kleiber, Sergiu Celibidache, sir Thomas Beecham, Rafael Kubelik, Ernest Ansermet, Otto Klemperer, Igor Markevich y Joseph Krips, entre otras figuras históricas. El jueves 30 de diciembre de 1976 cantó obras novohispanas acompañada por la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), y fue en consecuencia la primera solista en la historia de la Sala Nezahualcóyotl, que esa noche se inauguró. Entre las figuras del canto que Irma González formó figuran Francisco Araiza, Flavio Becerra, Ignacio Clapés, María Luisa Tamez, Gabriela Herrera y Alicia Cascante. Fuente: La Jornada *** FIL Guadalajara cierra con balance positivo Este 7 de diciembre fue clausurada la 22ª edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), el más importante evento editorial en español, que contó a Italia como país Invitado de Honor, homenaje que el año próximo recibirá no un país, sino la ciudad estadounidense de Los Angeles. El presidente de la Feria, Raúl Padilla, informó que la FIL recibió, en nueve días, a 604.000 visitantes; 17.259 profesionales de los libros fueron registrados; 1.667 periodistas acreditados, y 1.947 casas editoriales provenientes de 40 países transportadas a un moderno espacio de exposición con una superficie total de 37.000 metros cuadrados. En el ámbito de la participación italiana el Ministerio de los Bienes y las Actividades Culturales, con el Centro del Libro y la Lectura de la Dirección General de los Bienes del Libro, los Institutos Culturales y el Derecho de Autor y la AIE-Asociación Italiana de Editores, encabezaron el programa literario y académico, además de organizar la presencia de las 60 editoriales italianas en la FIL. Con Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, como hilo conductor, la participación editorial italiana fue articulada en un programa literario compuesto por 60 eventos, reuniendo 65 personalidades de la cultura italiana de los más representativos ámbitos generacionales. También se destaca la participación italiana en el programa académico, con 30 eventos que reunieron cerca de 25 profesionales representantes de las universidades italianas. Federico Motta, presidente de la AIE, explicó que Italia hizo lo posible “para traer a Guadalajara todo aquello que representa y explica lo mejor de nuestra actual cultura, pero no podíamos imaginar una respuesta tan grande del público. Los contactos para los intercambios de derechos fueron numerosos y abrimos un canal privilegiado con un área importante del mercado editorial mundial”. Motta reconoció sobre todo “a los escritores invitados y a su gran disponibilidad, pero también al Ministerio de los Asuntos Exteriores (MAE), que coordinó la participación, al Ministerio de los Bienes y de las Actividades Culturales, que sostuvo la participación editorial, al Ministerio del Desarrollo Económico, y al Instituto Nacional del Comercio Exterior que realizaron el Pabellón italiano”. Autores y editores también manifestaron satisfacción por los resultados de la feria. Los responsables de la Librería Morgana (http://www.libreria-morgana.com) y el Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fondodeculturaeconomica.com), que administraron la venta de libros en italiano y español de los escritores, tanto clásicos como contemporáneos, dentro del Pabellón Italiano, dijeron estar “sorprendidos” por el éxito. Del sábado 29 de noviembre, día de la inauguración, hasta el domingo 7 de diciembre, se veindieron cerca de 12 mil volúmenes, para un total de 2 millones de pesos. Entre los más vendidos estuvieron los libros de autores presentes en la FIL como Niccolò Ammaniti, Patrizia Cavalli, Vincenzo Cerami, Cristina Comencini, Valerio Evangelisti, Paolo Giordano, Valerio Massimo Manfredi, Valerio Magrelli, Dacia Maraini, Melania Mazzucco, Piergiorgio Odifreddi, Sandro Veronesi, aunque también los clásicos, libros de gramática italiana y diccionarios de italiano-español. Entre los más pedidos destacan Gomorra, de Roberto Saviano; Il nome della rosa, de Umberto Eco; Novecento, de Alessandro Baricco, y los títulos de Italo Calvino. Italia y sus autores fueron “sorprendidos por un asalto” en las intervenciones realizadas en el Caffé Letterario en el Pabellón de Italia, donde se realizó la mayor parte de los encuentros, registrando un cupo lleno, tanto con la presencia de autores conocidos y traducidos, como de autores menos nombrados en México. El particular interés del contacto directo con los autores y académicos italianos fue manifestado con las preguntas que realizaba el público mexicano, que demostró curiosidad de profundizar Los autores para niños y jóvenes, como Nicoletta Costa, Paola Zannoner, Antongionata Ferrari, Moony Witcher, fueron aplaudidos por un nutrido grupo de jóvenes entusiastas, que ayudados por la antología de los autores italianos, distribuidas tanto en las escuelas como en FIL, se prepararon para seguir las sesiones. En 2009 el Invitado de Honor será, en lugar de un país, una ciudad: Los Angeles. En la ceremonia en la que se hizo el anuncio correspondiente estuvieron presentes Dana Gioia, presidente del Fondo Nacional para las Artes de los Estados Unidos (NEA, http://www.nea.org, por sus siglas en inglés); Olga Garay, gerente general del Departamento de Asuntos Culturales de Los Angeles; Edward Ramotowski, cónsul general de Estados Unidos en Guadalajara; Marco Antonio Cortés Guardado, rector de la Universidad de Guadalajara (UdG, http://www.udg.mx); Raúl Padilla López, presidente de la FIL, y Nubia Macías, directora de la feria. Padilla López agradeció a la delegación italiana y dio la bienvenida a quienes toman la estafeta. Recalcó que por primera vez se elige a una ciudad y que Los Ángeles fue la mejor opción por no ser ajena a la dinámica social y cultural mexicana. “Los Angeles es un punto de encuentro de la tradición oral y escrita por el destino de miles de latinos a esta ciudad”, dijo. Los presentes coincidieron en que en Los Angeles existe un enorme desarrollo cultural y artístico, perfecto espacio para el intercambio por la asombrosa fuerza que emerge de la diversidad cultural que se encuentra en esa urbe, considerada la ciudad prototipo para el siglo 21. La presencia de Los Angeles se planea como una muestra espectacular que incluirá más de cien actividades, donde se muestre la conjunción de ideologías y culturas que en el mundo se esparcen en medios como el cine, la televisión, el arte en todas sus expresiones y, por supuesto, la literatura, dijo Olga Garay. Dana Gioia, uno de los principales promotores de esta iniciativa, declaró haberse preparado “toda la vida para este brindis”, al alzar la copa para celebrar la próxima presencia de Los Angeles, toda vez que su abuela era italiana y su madre mexicana. Él recibió, de manos del embajador Felice Scauso, la máscara veneciana con la que Italia dijo arrivederci y la FIL abrió sus brazos para decir welcome. Fuente: FIL *** José Antonio Fortes: “El silencio me ha hecho más sabio” Entrevistado por la periodista Victoria Fernández para el diario Ideal (http://www.ideal.es), de Granada, el profesor José Antonio Fortes (Vélez, Málaga, 1949) habló sobre el enfrentamiento judicial (http://www.letralia.com/199/1112garciamontero.htm) en el que semanas atrás se vio envuelto con su compañero de trabajo en la Universidad de Granada (http://www.ugr.es), el poeta Luis García Montero, a quien la justicia española ha condenado, por injurias graves con publicidad, al pago de una multa de 1.800 euros e indemnización de 3.000 euros. Fortes niega tener siquiera conciencia de haberse llevado históricamente “mal” con García Montero. “Sí he sabido que su pensamiento representaba para mí unas posiciones engañosas y contrarias, pero nunca nos hemos enfrentado por cuestiones personales, ni tan siquiera académicas, sino por razones intelectuales que atañen a posiciones de izquierdas”, indicó. Respondió en forma afirmativa a la pregunta de la periodista sobre si considera que fue machacado públicamente, aunque agregó que en octubre de 2006, “a los pocos días de iniciarse la ceremonia de la confusión con el artículo en El País, era todo tan grotesco, el juicio intelectual y político al que me sometían, la manipulación, las injurias que, de inmediato, fui consciente de algo obvio: que la persona vituperada no era yo. Estaban hablando de un Fortes que yo no conocía. Ni yo había dicho las palabras que me atribuían, ni actuaba como decían, ni soy un dogmático, ni un sectario, ni un revisionista y yo me preguntaba: ¿pero qué dicen?, ¿de quién hablan? Hablaban de alguien que no era yo, para nada. Por tanto, en esa ajenidad que me producía el personaje al que estaban manipulando, yo me he sentido fuerte y seguro”. Explica que no ha estado solo en el proceso contra García Montero, pues ha estado siempre “completamente acompañado por un grupo de amigos, no de copas ni de prebendas, sino camaradas del pensamiento político y del pensamiento literario” al lado de quienes “nunca me he sentido yo individuo, sino una persona colectivamente unida a un grupo de gente —incluso anónima, antiguos y auténticos alumnos, otros con nombre y apellidos— que estaban conmigo, estábamos todos juntos”. “De no haber sido así”, continúa Fortes, “no habría podido sobrevivir al aniquilamiento —por tierra, mar y aire— al que me ha sometido el poder mediático de la prensa, la radio y la televisión, especialmente desde el grupo Prisa (http://www.prisa.com) a través de El País (http://www.elpais.com) y la Cadena Cuatro (http://www.cuatro.com). Pero no me han hundido porque tengo la fuerza de mis ideas sólidas y contrastadas, como las personas que están conmigo. Personas que han intervenido siempre con razones y nunca con el insulto, la injuria o la difamación”. Calificó de “campaña de manipulación y desprestigio”, por otro lado “totalmente lógica”, la posición asumida por medios y particulares a favor de García Montero. “Cuando se pone en marcha una maquinaria de poder, ésta cumple sus objetivos de clase y tritura al contrincante o incluso al contrario, a quien no esté alineado a su servicio. Y esto no es ni bueno ni malo. Es lógico, porque el sistema, su pensamiento único y sus agentes, no pueden permitir disfunciones ni rebeliones, ni disidencias ni posiciones contrarias, ni heterodoxias. Nada de nada”. Dijo que con este caso se ha dado cuenta de haberse “vuelto mayor”, de haber “madurado” y de que “el silencio me ha hecho más sabio, más prudente, más radical, más fuerte, más contundente, más riguroso y más preciso. Creo que estoy en el mejor momento intelectual de mi vida. Nunca me he encontrado más lúcido y decidido. Ni más feliz”. Considera que este asunto “ha puesto en cuestión el papel que tiene el intelectual en la sociedad de hoy”, y asegura conocer, en la universidad, “grandes trabajadores intelectuales que han sabido ver dónde estaban las razones; otros, sin embargo, no las han visto. Pero me quedo con lo positivo. El posicionamiento de quienes ostentan en la actualidad el poder administrativo es algo secundario para mí, porque la gestión administrativa del poder se recambia; hoy están unos y, mañana, otros. Lo que valen son las ideas y la creación de un espacio abierto universitario donde debatir, no donde insultar o manipular”. Fuente: Ideal *** Le Clézio: “Los libros son un tesoro mayor que las cuentas bancarias” El escritor Jean-Marie Le Clézio se convirtió este 7 de diciembre en el decimocuarto francés en recibir el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca argumentó su decisión en favor de Le Clézio por ser “el escritor de la ruptura, de la aventura poética y de la sensualidad extasiada”. El rey Carlos Gustavo de Suecia distinguió al autor de El africano, La cuarentena y El atestado, junto a los ganadores en las categorías científicas, en la Sala de Conciertos de Estocolmo. En su discurso de recepción del premio, pronunciado el sábado 6 y titulado “En el bosque de las paradojas” (una versión en español puede leerse en nuestra sección de materiales especiales, http://www.letralia.com/201/especial01.htm), Le Clézio dijo que no cree en la posibilidad de que se puedan lograr cambios en la sociedad mediante la literatura, pero que ésta es imprescindible para velar por la lengua y la supervivencia cultural del hombre. Rindió homenaje al escritor mexicano Juan Rulfo y recordó las selvas tropicales de Panamá, donde vivió largos periodos hace 30 años. Vestido de azul marino, camisa negra, corbata psicodélica y aparentemente impresionado por el solemne ambiente, el escritor francés de 68 años dedicó el galardón a Elvira, prodigiosa contadora de cuentos en la selva de los amerindios, antes de rendir homenaje a autores literarios del mundo entero, como Rulfo, el nigeriano Chinua Áchebe, el mauritano Malcom de Chazal o el poeta británico Wilfrid Owen. Antes de comenzar su discurso, el escritor volvió a agradecer a la Academia Sueca “el gran honor” que le ha deparado. Después de una pausa, empezó preguntándose: “¿por qué escribimos?”, y continuó: “Imagino que cada persona tiene una respuesta. Tal vez porque no estamos dispuestos a enfrentarnos a la realidad. Para mí escribir es la guerra, pero no como un hecho histórico revolucionario, sino la guerra que viven los civiles y, sobre todo, los niños y los jóvenes. Tenemos hambre, tenemos miedo, tenemos frío”. Recordó cómo las tropas del Mariscal Rommel desfilaban bajo su ventana, cómo escribió sus primeros textos en las páginas de las cartillas de racionamiento (“desde entonces me gustan los lápices y los papeles sin refinar”) y la falta de libros en la postguerra, un período que, confesó, le marcó más que la propia guerra. Entonces escribió su primer libro, a los seis o siete años. Se llamaba Un globo para viajar alrededor del mundo. Al abordar los asuntos relacionados con su infancia y sus primeras lecturas recordó el talento narrador de su abuela, los textos de Don Quijote, El Lazarillo de Tormes y los viajes de Gulliver y de Marco Polo. Las aventuras escritas por Víctor Hugo, el Abad Rochon y los cuentos de Balzac. Habló sobre sus viajes a África, su encuentro con la verdadera selva, los animales y cómo su padre le enseñó a escuchar los sonidos de los gorilas, experiencias que le sirvieron para escribir novelas futuras. Se refirió a Cicerón, Solzhenitsyn, Rabelais, Rousseau, Madame de Staël, Milan Kundera y Jean-Paul Sartre, entre otros, y tras divagar sobre la necesidad de reinventar la cultura, aseguró que no cree que el escritor puede cambiar el mundo, sino que es un testigo: “La soledad es su destino”. Tras explicar que el bosque de paradojas —como el sueco Stig Dagerman define la literatura— es un lugar del que no se escapa, contó cómo minutos antes de que la Academia le anunciara el premio estaba precisamente leyendo un libro de textos políticos de este autor, titulado La dictadura de la nostalgia. “Un libro cáustico y amargo, que amo especialmente. Estoy más cerca de los textos pesimistas de Dagerman que del activismo de Gramsci o la desilusión de Sartre”. Le Clézio habló con énfasis sobre la lengua, de la que dijo que es el invento más extraordinario de la humanidad, que precede a todo y comparte todo; “sin la lengua no habría ciencia, tecnología, leyes, arte, amor”, y advirtió sobre el peligro de anemia y degeneración. Habló también de los libros, “un tesoro mayor que los inmuebles o las cuentas bancarias”, y de cómo descubrió la cultura de otros continentes a través de Soyinka, Achebe, Kourouma, Betin o Malcolm. Mencionó a Internet como una “cosa buena” y se preguntó: “¿Habrían valido la pena estos asombrosos inventos de no ser por la enseñanza del lenguaje escrito y los libros? Proporcionar a casi todas las personas en el planeta un dispositivo de cristal líquido es utópico. ¿No estamos, de cierta manera, en el proceso de creación de una nueva elite, trazando una línea que divide el mundo entre aquellos que tienen acceso a la comunicación y el conocimiento y aquellos que se quedan fuera? Grandes naciones, grandes civilizaciones han desaparecido por no darse cuenta de que esto podía ocurrir”. Y concluyó con una nueva mención a Dagerman, de su creación literaria y de la insatisfacción de no poder hablar a aquellos que pasan hambre y a los analfabetos que exigen nuestra lucha. Pidió igualmente que en el milenio que ha empezado “ningún niño, sea cual sea su sexo, su idioma o religión, sea abandonado a la ignorancia y condenado a pasar hambre. Sea dejado a merced de su destino. Porque a ese niño (dijo citando a Heráclito), que lleva dentro de sí el futuro de nuestra raza humana, le pertenece el reino”. Fuentes: ABC • AFP • DPA *** Vargas Llosa rechaza enmienda constitucional de Venezuela “Guardaré siempre gratitud y cariño a Venezuela”, dijo el escritor al recordar el otorgamiento del Premio Rómulo Gallegos, en 1967, que recibió de manos del autor de Doña Bárbara. El escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, que el pasado lunes 8 de diciembre fue distinguido con el doctorado honoris causa de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve), cree que la propuesta del presidente de Venezuela, teniente coronel (r) Hugo Chávez, para una enmienda constitucional no tendrá éxito, debido a los dos reveses que ha sufrido en los últimos procesos electorales. Advirtió, sin embargo, “que los pueblos se equivocan”. La USB decidió conceder este reconocimiento al autor de La ciudad y los perros por la solidez, vastedad e intensidad de su obra y su importancia en las letras latinoamericanas, además de su comprobado conocimiento de las realidades del continente a través de sus novelas. En su discurso, Vargas Llosa confesó que descubrió a América Latina en París en los años sesenta. En la ciudad que concentró a las letras latinoamericanas en aquella década, lo que para él había sido un archipiélago de países muy poco relacionados entre sí, empezó a tener un sentido distinto. “Mi descubrimiento de América Latina en esos años me catapultó a leer a sus poetas, soñadores, novelistas, a interesarme por su pasado y presente, a viajar por todos sus países y a vivir sus problemas y sus luchas políticas como si fueran míos. Desde entonces comencé a sentirme ante todo un latinoamericano”. Afirmó que hoy entiende mejor que antaño que “lo latinoamericano es una expresión de lo universal, sobre todo de lo occidental”. Sentirse latinoamericano significa, dijo, “tener conciencia de que las demarcaciones territoriales que dividen a nuestros países son artificiales”. Estas fronteras fueron impuestas de manera arbitraria en los años coloniales y legitimadas, y a veces agravadas, por los líderes de la emancipación y los gobiernos republicanos. “Esta balcanización forzada de América Latina ha sido uno de los factores más conspicuos de nuestro subdesarrollo. Estimuló el nacionalismo y los conflictos en los que los países latinoamericanos nos hemos desangrado, malgastando ingentes recursos que hubieran podido servir para el progreso. Sólo en el caso de la cultura, la integración latinoamericana ha llegado a ser algo real, impuesto por la experiencia y la necesidad”. Señaló que los artistas del continente suelen descubrir “que lo que los une es mucho más importante que lo que los separa de los otros latinoamericanos. En otros dominios, en política y economía sobre todo, los intentos de unificar se han visto siempre frenados por los reflejos nacionalistas, enraizados en todo el continente. Esa es la razón por la que todos los mecanismos concebidos para unir a la región, desde el Pacto Andino hasta Mercosur, nunca han prosperado”. La obsesión recurrente por definir la identidad de América Latina es, según él, una pretensión inútil e imposible, pues la identidad la tienen los individuos, las colectividades carecen de ella. “América Latina es a la vez portuguesa, española, india, africana, ¿con qué criterio fijar una identidad única a América Latina?” Hacerlo, agregó, tendría el inconveniente “de practicar una cirugía discriminatoria que excluye a millones de latinoamericanos y a su frondosa variedad cultural. Esa amalgama es nuestro mejor patrimonio, ser un continente que carece de una identidad porque las tiene todas, y porque sigue transformándose cada día”. ¿Forma parte América Latina de Occidente, culturalmente hablando, o es algo distinto como lo sería China, India o Japón?, se preguntó. “A mí la respuesta me parece obvia, América Latina es una prolongación de Occidente que naturalmente tiene matices y diferencias propias que, sin alejarla del tronco común, le dan cierta singularidad. Esta opinión está lejos de ser compartida por todos los latinoamericanos. A menudo, es rebatida con el argumento de que si fuera así, América Latina carecería de voz propia y sería apenas un epílogo colonial”. En realidad, dijo el escritor, “lo diverso es la condición característica, es en buena parte consecuencia de las fuentes occidentales, por eso los latinoamericanos hablamos español, inglés, portugués y francés, por eso somos católicos, protestantes, ateos o agnósticos”. Expresó que en Europa siempre se ha sentido como en casa, ni más ni menos que en América Latina. “No me identifico con todo lo que contiene la tradición occidental porque, no lo olvidemos, también son productos occidentales el antisemitismo, el fascismo, el nacionalismo, el comunismo. La tradición occidental que he hecho mía es la de la cultura democrática, la libertad, la racionalidad, la tolerancia y su riquísimo patrimonio literario, histórico y artístico”. Rechaza con todas sus fuerzas “la barbarie que representan los antiguos militares, las dictaduras de los hombres fuertes, todas sin excepción, de derecha o de izquierda, el estúpido machismo, el nacionalismo que es la gran cortina de humo tras la cual los gobiernos justifican el armamentismo, y los cuantiosos robos, la visión patriotera y provinciana de la política, la mejor receta para no salir nunca del subdesarrollo”. Europeo y latinoamericano coinciden y expresan lo mejor que ha dado la cultura occidental, afirmó. “No viene mal recordarlo en la universidad que lleva el nombre de Simón Bolívar, uno de los latinoamericanos que más hizo en su vida por entender al viejo y al nuevo mundo como el anverso y el reverso de una misma civilización”. Al agradecer el doctorado honoris causa, dijo recibirlo “como un mandato” y aseguró que hará “lo posible para no defraudarlos”. Agradeció los discursos de Carlos Pacheco y Rafael Arráiz Lucca, ambos miembros de la Academia Venezolana de la Lengua, “que evocaron momentos inolvidables de mi vida, como recibir el Premio Rómulo Gallegos de manos del maestro Gallegos. Fue quizás el más importante impulso que recibió mi vocación, mi carrera de escritor, por lo que guardaré siempre gratitud y cariño a Venezuela”. Ya en un encuentro con la prensa, el novelista expresó abiertamente su posición en contra del gobierno de Chávez, y rechazó de plano la enmienda constitucional que el mandatario aspira a someter a referéndum durante las celebraciones de carnaval de 2009. Dijo dudar que los venezolanos apoyen la reelección presidencial indefinida, debido a los reveses que sufrió el oficialismo durante los dos últimos procesos comiciales y a la “tradición de lucha contra los gobiernos autoritarios” que, dijo, ha caracterizado al país. Sin embargo, advirtió que los pueblos se equivocan e hizo un llamado a las naciones del continente a cumplir con su “obligación moral y cívica” de solidarizarse con quienes se resisten a la implantación del proyecto chavista. Insistió en que “si el proyecto autoritario de Chávez echa raíces, la libertad no sólo se empobrecerá en Venezuela sino en muchos países de América Latina”, y aseguró que tenía “mucho que aprender de los jóvenes venezolanos”, saludando su lucha por la libertad y la justicia. A pesar de sus advertencias y alarmas sobre la vida política y financiera de la zona, se mostró optimista ante los nuevos y jóvenes escritores y aplaudió la creatividad de quienes han dibujado las páginas más recientes de la literatura hispanoamericana. Recordó con agrado cuando se le concedió en Caracas, en su primera entrega, el Premio Rómulo Gallegos de novela que recibió de manos del propio autor venezolano. “Le debo mucho a Venezuela por esto”, dijo. Fuentes: El Nacional • USB *** Murió el poeta español Juan León El poeta Juan Jesús León (Granada, 1946) falleció en la madrugada del pasado martes 9 de diciembre a consecuencia de una larga enfermedad. Académico de Buenas Letras de Granada, su línea poética pertenecía a la llamada tradición quevedesca, una lírica satírica, irónica y cargada de humor, que lamentablemente no contó con el reconocimiento de otros tipos de poéticas. Nació en el seno de una familia de propietarios agrícolas de la vega accitana. Pasó su infancia entre su ciudad natal y Benalúa de Guadix, en cuya escuela inició sus estudios primarios, que completó en el colegio granadino de los Escolapios, donde también cursó el bachillerato. A los ocho años comenzó a redactar cortos relatos y anécdotas familiares de ingenuidad infantil, hasta que, a la edad de doce años aproximadamente, escribió sus primeros versos. En la década de los años sesenta publica sus primeros libros de versos, considerados por él como intuitivos y de aprendizaje, por lo que no los incluyó en sus poesías completas. A partir de 1971 viaja con frecuencia por toda la España peninsular, Europa y algunos países de África y Asia. En 1974 crea y dirige la Colección Zumaya de poesía, en la que publica Espero la caída del pájaro más triste, su primera obra de madurez. Aquella colección fue una editorial de referencia para algunos de los jóvenes poetas que entonces empezaban a publicar. En 1978 edita Estos tiempos son largos paréntesis de goma y se licencia en filosofía y letras por la Universidad de Granada (http://www.ugr.es), en la sección de filología románica y, en el año 1985, en la sección de historia contemporánea. En 1986 publica Conciencia puesta en pie. En 1988 hace un viaje con el desaparecido poeta y padre de la Otra Sentimentalidad, Javier Egea, a Portugal, en cuya capital ambos poetas dieron varios recitales. Este mismo año publica una carpeta de poemas titulada Canción debida e ilustrada con serigrafías de José Aguilera, y reúne y edita bajo el título Del corazón y la experiencia toda su poesía escrita entre 1970 y 1988. Al año siguiente publica su libro de ensayos titulado Expresión poética y expresión popular, que sería reeditado el año 2000, en una versión ampliada, bajo el título de Formas de expresión poética en el lenguaje popular. En 1994 participa, junto a otros poetas, en un recital en el Ateneo de Sevilla. En 1995 publicó sus Poemas satíricos, escritos entre 1973 y 1993, y, al año siguiente, colabora en la obra Églogas de Tiena, de la que es autor junto a Fernando de Villena, José Lupiáñez y Enrique Morón. En 1998 publica una Literatura universal, razón y la experiencia, continuación del que publicó en 1988. Sus dos últimos libros de poemas son Espacio entre dos fechas y la segunda parte de Del corazón y la experiencia (2004), que recopila la obra poética escrita entre 1989 y 2002. León compaginó asimismo su trabajo de escritor con el de profesor de bachiller de lengua y literatura. Era un poeta y escritor incansable, prueba de lo cual son los dos libros que ha dejado en imprenta, y que verán la luz próximamente. Uno de ellos será editado por el sello granadino Dauro (http://www.edicionesdauro.com) y el otro en la colección Mirto de la Academia de Buenas Letras de Granada (http://www.academiadebuenasletrasdegranada.org). Fuente: Ideal *** Un oriolano dona 3.000 obras sobre Hernández e historia municipal El español Ildefonso Cases Andreu donó el pasado 10 de diciembre a su ciudad natal, Orihuela (Alicante, España), para uso y disfrute de sus vecinos, la extensa biblioteca, sonoteca y videoteca que ha ido recopilando a lo largo de los años sobre la historia del municipio y sobre uno de sus ciudadanos más ilustres, el poeta Miguel Hernández. En total, el Ayuntamiento (http://www.aytoorihuela.es) y la Fundación Miguel Hernández (http://www.miguelhernandezvirtual.com) recibieron más de 3.000 obras en diferentes formatos, que pasarán a engrosar los fondos documentales del municipio y podrán ser consultados por todos los oriolanos, según anunció la concejal de Cultura y Patrimonio Histórico, Pepa Ferrando. Las obras referentes al poeta fueron trasladadas a la fundación, que las documentará, clasificará y dará cobijo. Entre ellas, explicó Ferrando, hay una extensa colección de discos de vinilo con las versiones musicadas de obras de Hernández, ya que estas versiones han sido uno de los principales objetos de coleccionismo y estudio por parte de Cases. En cuanto a las obras sobre la historia de Orihuela, han sido colocadas, temporalmente, en una sala del Teatro Circo, donde varios becarios de la Concejalía de Cultura las clasificarán. “Posteriormente irán destinadas a la futura biblioteca municipal, cuando se construya, donde podrán ser consultadas por los oriolanos”, apuntó Ferrando. Cases es, además de un gran estudioso de la vida y obra de Miguel Hernández, un apasionado de Orihuela, ciudad donde nació y a la que visita con frecuencia, a pesar de que sus obligaciones le llevan a pasar mucho tiempo en Andalucía, donde llegó a ser director general de Patrimonio y donde trabaja como profesor de la Universidad de Sevilla (http://www.us.es). Precisamente su dedicación a la ciudad y al poeta le han valido el honor de ser uno de los elegidos para recibir, en enero de 2009, la distinción de Caballero de la Orden de San Antón. “Su donación ha sido muy generosa y se merece nuestro más sincero agradecimiento, porque fue él mismo el que se puso en contacto con el ayuntamiento y la fundación para ofrecernos su biblioteca privada”, indicó la edil. Fuente: La Verdad *** Ignacio Barreto nuevo director de la Biblioteca Nacional de Venezuela Según el número 39.078 de la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, de fecha jueves 11 de diciembre de 2008, a través de una resolución de la Vicepresidencia de la República, fue designado Ignacio Barreto como director del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (http://www.bnv.gob.ve). Barreto, músico venezolano, desempeñaba el cargo de director de la Colección Audiovisual de la Biblioteca Nacional, cuya misión consiste en preservar la memoria no bibliográfica y audiovisual del país, en aras de garantizar al pueblo el libre acceso a los documentos que el ente del Patrimonio resguarda. Hasta el momento de producirse esta designación, el director del ente era el escritor Fernando Báez (http://www.letralia.com/firmas/baezfernando.htm), autor de Historia universal de la destrucción de libros y La destrucción cultural de Iraq, entre otros títulos. Fuente: MPPC *** Escritores nicaragüenses condenan censura contra Sergio Ramírez Un grupo de 79 escritores nicaragüenses condenó este 11 de diciembre la “censura impuesta” por el gobierno sandinista al novelista Sergio Ramírez (http://www.sergioramirez.com), a quien no se autorizó a escribir el prólogo de la antología de la poesía de Carlos Martínez Rivas que el diario español El País (http://www.elpais.com) tenía previsto publicar en mayo próximo. “Los poetas, escritores y artistas nicaragüenses condenamos la censura impuesta por el Gobierno de Nicaragua a través de Luis Morales Alonso, titular del Instituto Nicaragüense de Cultura (INC), contra el escritor Sergio Ramírez”, expresaron los intelectuales y artistas en un comunicado. Los escritores nicaragüenses, encabezados por Gioconda Belli, lamentaron que la antología del poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas (1924-1998), cuyos derechos de autor fueron cedidos al INC, ya no será publicada por El País ante la “negativa oficial” del gobierno que preside Daniel Ortega. El INC impidió que Ramírez prologara el libro con el argumento de que los derechos de autor del nicaragüense Martínez Rivas (1924-1998) fueron cedidos a esta institución gubernamental por familiares del poeta. El País solicitó al INC en 2004 autorización para publicar parte de la obra del poeta acompañada de un prólogo de Ramírez, pero la respuesta de las autoridades de Managua fue negativa. En dicha respuesta, Luis Morales, director del INC, afirmó que la voluntad del poeta era que su obra quedara “bajo el estudio únicamente del escritor nicaragüense Pablo Centeno Gómez”. Ramírez, por su lado, dice que conoció la noticia de la prohibición durante la 22ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), en México. Sostiene que esto “no es una cosa del INC, no lo quiero ver así. Esto es un acto de censura oficial del gobierno de Nicaragua en contra de un escritor, por represalias por sus opiniones críticas”. El escritor publicó este 15 de diciembre el texto íntegro del prólogo en su blog de El Boomeran(g), y puede ser leído en http://abbrr.com/2VZ. En el documento que suscribieron la semana pasada los intelectuales y artistas nicaragüenses, señalaron que “con esta actitud el gobierno de Nicaragua no sólo censura la palabra de Sergio Ramírez, sino también la palabra poética de Martínez Rivas y, finalmente, censura el derecho a que muchos lectores accedan a la poesía, misma que no puede callar, aunque otros así lo quieran”. Calificaron esa decisión del INC como una “acción totalitaria” contra el escritor Ramírez, que “sólo demuestra el repudio, la persecución y el acoso del gobierno de Nicaragua, que como es sabido, ha venido ocurriendo en meses anteriores en casos particulares”. Entre esos casos mencionaron al poeta Ernesto Cardenal, a los cantautores Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy y el periodista Carlos Fernando Chamorro, y ahora a Ramírez. Vicepresidente de Nicaragua durante el primer gobierno sandinista (1979-1990), Ramírez es actualmente un fuerte crítico al régimen de Ortega. “Nosotros demandamos al gobierno de Nicaragua respeto absoluto a la libertad de expresión de Sergio Ramírez, exigimos respeto a su palabra, a su voz, que es la voz de muchos, y a su creación literaria, lugar donde hemos aprendido a soñar y tener esperanza”, exigieron los intelectuales que suscribieron el manifiesto. Además, repudiaron “la acción indigna de no permitir la publicación a nivel internacional de la poesía de Martínez Rivas, para muchos considerado uno de los mejores poetas después de Rubén Darío”. El INC no autorizó que Ramírez escribiera el prólogo de la antología de la poesía de Martínez Rivas, llamada La insurrección solitaria. Autor de Castigo divino y Un baile de máscaras y ganador del Premio Alfaguara 1998 con la novela Margarita, está linda la mar, Ramírez ha calificado esa decisión del INC como “un acto oficial de censura del gobierno de Nicaragua”. El escritor ha recibido el respaldo de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Fernando Savater, Tomás Eloy Martínez y Juan Gelman, entre otros. Fuente: EFE *** Puerto Rico inicia homenajes a Alejandro Tapia y Rivera Las Jornadas de Tapia, todo un año dedicado a la figura de Alejandro Tapia y Rivera se iniciaron este viernes 12 con la inauguración, a sala llena, de la exposición “Tapia: el primer puertorriqueño”, realizada en el Ateneo Puertorriqueño con la asistencia de su presidente, el licenciado Eduardo Morales Coll, el director del Archivo Nacional de Teatro y Cine (http://www.archivonacionaldeteatroycineap.com) y rector del Conservatorio de Arte Dramático (http://www.conservatorioap.com), el profesor Roberto Ramos-Perea, y el director de la Sección de Teatro, el doctor Edgar Quiles Ferrer. La muestra ofrece al público documentos, recién encontrados, relativos al destierro de Tapia y Rivera, así como documentos, fotografías y primeras ediciones de sus obras literarias. Habrá actividades especiales dirigidas a los estudiantes previa coordinación. Estará abierta al público hasta el 30 de enero de 2009, en horarios de lunes a viernes de 11 de la mañana a 4:30 de la tarde, y los domingos de 12 del día a 4 de la tarde (con excepción de las vísperas y días festivos de la Navidad, Año Nuevo y Reyes.) La entrada es libre. Como parte de los actos programados en homenaje al escritor, este mes se estrenará el largometraje de La Cuarterona, una película de Roberto Ramos-Perea, José Orraca y Julián Ramos Trabal basada en la obra homónima de Tapia y Rivera, y actuada y producida por la Compañía de Teatro del Ateneo Puertorriqueño. Posteriormente, el 29 de enero, será presentado el largometraje documental Tapia: el primer puertorriqueño, escrito y dirigido por Roberto Ramos-Perea y producido por el Archivo Nacional de Teatro y Cine y el Conservatorio de Arte Dramático del Ateneo. La 32ª edición del Festival de Teatro del Ateneo Puertorriqueño, titulada “Todo Tapia”, llevará a escena toda su obra dramática, así como varias adaptaciones de sus novelas, y culminará con el estreno de la obra Mucén o el triunfo del patriotismo, escrita y publicada en San Juan por Celedonio Luis Nebot de Padilla en 1833, y que es la primera obra de teatro puertorriqueña publicada en Puerto Rico, y el primer libro publicado en Puerto Rico por un puertorriqueño. Asimismo, del 3 al 5 de abril, se llevará a cabo el II Congreso Tapiano, donde intelectuales puertorriqueños e internacionales hablarán sobre la obra tapiana y su vigencia. Las Jornadas de Tapia incluyen la publicación de libros, audiolibros y DVD de las obras de Tapia, estudios y presentaciones. Se espera dar también traslado a las cenizas del escritor y de su esposa, Rosario Díaz Espiau, que se encuentran en un panteón prestado, al Panteón de los Próceres del Ateneo Puertorriqueño. Considerado el padre de las letras puertorriqueñas, Tapia y Rivera nació en San Juan en 1826 y murió en la misma ciudad en 1882. En 1849 fue deportado a España a raíz de un duelo con un oficial de artillería, y en Madrid se dedicó a estudiar las fuentes históricas de Puerto Rico. Publicó novelas como El heliotropo (1848), La leyenda de los veinte años (1874), y Cofresí (1876), y dramas como Roberto D’Evreux (1856) o Vasco Núñez de Balboa (1872); así como biografía, poesía, conferencias, antologías, cuadros de costumbres, ensayos y un trabajo autobiográfico, Mis memorias, que quedó inconcluso y se publicó póstumamente en 1927. Tapia y Rivera ejerció la docencia en el Museo de la Juventud, de Ponce, fue presidente del Ateneo Puertorriqueño y, entre sus muchas condecoraciones y honores, el gobierno de España le concedió la medalla de Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Fuentes: Ateneo • Wikipedia *** Gallimard publica selección de Octavio Paz en su colección La Pléiade Tras Cervantes, Lorca y Borges, Octavio Paz es el cuarto escritor de lengua española publicado en la legendaria colección de La Pléiade (Gallimard, http://www.gallimard.fr), una de las más influyentes del mundo, una referencia canónica, a pesar de ciertas arbitrariedades, suerte de “panteón” en papel biblia de las grandes obras literarias de nuestra civilización. La Pléiade también publicó en su día una antología de referencia consagrada a la picaresca, un volumen dedicado al teatro español de los siglos áureos y una discutida antología de la poesía española del siglo XX. La colección suele dar una relevancia particular a la gran literatura francesa. Sus ediciones de Chateaubriand, Baudelaire, Rimbaud o Proust son referencias absolutas. Las literaturas en lengua inglesa, alemana, italiana o española están representadas con distinta fortuna. Pero está fuera de duda su carácter “canonizante”. Borges cedió materiales de primera importancia para su edición propia. Paz, por su parte, firmó el contrato de su volumen en La Pléiade el 24 de junio de 1994. Catorce años más tarde se publica el volumen de sus Oeuvres, en una edición presentada y anotada por Jean-Claude Masson, que ha contado con una importante nómina de traductores. Amory, Caillois, Claude Esteban, Carmen Figueroa, Lambert, Magne, Masson, Munier, Benjamín Péret, André Pierre de Mandiargues y Jacques Roubaud. Masson ha seguido la edición española de las Obras completas de Paz. Pero aporta materiales y una visión propia de la obra, el legado y el puesto del gran poeta mexicano en la historia de las literaturas, como puente entre ambas orillas del Atlántico, como eslabón entre las culturas de Oriente y Occidente. Las Oeuvres de Paz en La Pléiade incluyen quince libros de poemas y prosa poética, de Libertad bajo palabra (1958) a Árbol adentro (1987), y cuatro libros de ensayos, de El arco y la lira (1956) a La otra voz (1990). Quedan fuera libros mayores, como La llama doble (1993), su indispensable ensayo sobre el amor y la noción del amor en Occidente, o su ensayo sobre Sor Juana Inés de la Cruz (1982). Gracias al trabajo y sabiduría de Masson, la ausencia de este o aquel libro no merma en absoluto la importancia excepcional de estas Oeuvres, cuyo puesto en La Pléiade es, justamente, el de un “puente” entre las literaturas españolas escritas a uno y otro lado del Atlántico, entre esas literaturas y el resto de las culturas occidentales, entre las culturas de las Américas, Europa y Asia. Masson reconstruye con mucha finura las distintas “pasarelas” biográficas, históricas, culturales donde se fundan y proliferan tales diálogos, a través de la vida y la obra de Paz. En su México natal, donde se cruzan en íntimo mestizaje las tradiciones españolas e indígenas, para culminar en la plaza de Tlatelolco, en un ensayo indispensable. En México, Valencia, París, donde las tradiciones literarias y políticas, locales y cosmopolitas (movimiento cristero, anarquismo español, comunismo de tutela soviética) y las tradiciones literarias del siglo XX (orientalismo, modernismo, vanguardias) contemplan la tragedia de la historia (nazismo, comunismo, Europa de hinojos en su íntima guerra civil) e inventan o importan nuevas formas artísticas. En Nueva Delhi, México y París, donde Paz da nuevos rumbos íntimos a su vida, ayudándonos a comprender las nociones del amor donde se funda nuestra civilización y él intenta el diálogo entre los despojos y semillas de varias civilizaciones, del budismo zen a la mística occidental, del erotismo hindú a Spinoza, del arte tántrico a Marcel Duchamp y las literaturas que vendrán. Fuente: ABC *** Fallece a los cien años la poeta española Cres Sanz Cres Sanz, maestra y poeta, decana de los escritores de Palencia (Castilla y León, España), falleció este 14 de diciembre, sólo cuatro meses antes de cumplir 101 años de edad. Cres Sanz residía en los últimos años en la residencia de San Bernabé de Palencia, en cuya capilla se celebró la misa de funeral este 15 de diciembre a partir de las 10:30 de la mañana. Nacida el 10 de marzo de 1908 en la localidad de Baltanás, dedicó toda su vida laboral a la docencia, como maestra de escuela. Primero en Palencia y posteriormente en Dueñas, en donde se jubiló en 1978, Sanz, conocida por sus alumnos como doña Cres, dejó su impronta en cientos de niños palentinos a través de sus clases, sus cuentos y sus poemas. Su obra literaria está recogida en un libro de artículos escritos entre 1942 y 1952 titulado Una limosna pa san Juanillo, y en varios poemarios: Poemas para el recuerdo (1986), Con otra luz, Desde la vida (1987), Rimas del color del tiempo (1988), Todo es ayer (1991) y Está gritando el alma (1998). Todos los poemas incluidos en estos libros se recogen en la publicación Obras completas; canto a la calidad de vida, que fue editado en marzo de 2005 con motivo de su nonagésimo séptimo cumpleaños. Sanz recibió también, en noviembre de 2000, un homenaje público ofrecido por el Consejo Municipal de Mayores de Palencia en el Teatro Principal. En aquel acto, la concejala de Mayores del Ayuntamiento, Aurora Merchán, también maestra y poeta como ella, la definió como “una mujer caracterizada por la sencillez de las gentes grandes”. Aquel homenaje y la presentación de las Obras completas el 10 de marzo de 2005 son los últimos actos públicos en los que se le pudo ver, dado su delicado estado de salud. Fuente: El Norte de Castilla *** Recordarán a Rafael Alberti en los 106 años de su nacimiento Este martes 16 de diciembre la Fundación Rafael Alberti (http://www.rafaelalberti.es) celebrará el 106º aniversario de su titular con una serie de actos en El Puerto de Santa María, Cádiz (España), según se informó el pasado 5 de diciembre en una rueda de prensa en la que estuvo presente la viuda del poeta y presidenta de la entidad, María Asunción Mateo. “A él le hubiera encantado cumplir esa edad, porque quería vivir 113 o 116 años, una barbaridad”, dijo Mateo en la sede de la fundación, durante un acto en el que también participó el concejal de cultura de El Puerto, Millán Alegre. “Él no está con nosotros pero la fundación representa muy bien su obra, su carácter y, sobre todo, creo que venir aquí es compartir con él su labor de creador”, expresó Mateo antes de anunciar la agenda programada para el martes, cuando la fundación celebrará una jornada de puertas abiertas. En la mañana del día 16 habrá una lectura continuada de textos de Alberti. “Es el acto que más afluencia de público tiene y para mí es el más emotivo. Es lo que más le gustaba a él porque un poeta que no está en labios de su pueblo es un poeta que no existe”, declaró Mateo. Por la tarde se inaugurará en la Sala Audiovisual una exposición con fotografías tomadas por el argentino Roberto Otero durante las visitas que Alberti hizo a Picasso en París. “Son fotos hechas en la intimidad, que no tiene nadie. Son de un valor histórico inconmensurable”, explicó la viuda del poeta. La muestra lleva por título “Picasso y Alberti: imágenes de una amistad”, porque según Mateo “amistad es lo que había entre ellos. Lo que les unía, además de los lazos artísticos, eran fundamentalmente lazos humanos: los dos eran andaluces, estaban enamorados de su tierra y estaban exiliados, uno voluntariamente y el otro no”. Las imágenes han sido cedidas por el Museo Picasso de Málaga (http://www.museopicassomalaga.org) y es la primera vez que se exhiben fuera de esta institución. Según María Asunción Mateo, esta muestra “es un homenaje a la amistad entre Rafael y Picasso, pero también a Roberto Otero, gran fotógrafo y amigo nuestro, que murió hace cuatro años”. Además habrá otra exposición con publicaciones de Alberti sobre Picasso, con traducciones en varios idiomas y ambientada con la voz del poeta portuense recitando poemas dedicados al artista malagueño. Tras las inauguraciones, el director del Museo Picasso, Bernardo Laniado-Romero, pronunciará la conferencia “Museos. Espacios. Una visión personal”. Para cerrar la jornada, el Orfeón Portuense ofrecerá un concierto en el que interpretará principalmente canciones de Alberti, además de otros autores. Los actos continuarán el día 17 de diciembre con un concierto de Paco Cepero en el salón de actos de la fundación titulado “50 años de leyenda”, en el que el guitarrista estará acompañado por otros tocaores, además de un bajo, violín y percusión. La entrada será libre. María Asunción Mateo quiso agradecer a la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco (http://www.juntadeandalucia.es/cultura/aadf) su colaboración para hacer posible este concierto. Por su parte, el concejal manifestó el apoyo del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María (http://www.elpuertodesantamaria.es) “a esta fundación que lleva el nombre de la ciudad por todo el mundo, como hacía Alberti”, para que cada año la conmemoración del aniversario “sea más brillante”. Fuente: Diario de Cádiz *** Fundación Giardinelli recibe Premio B’nai B’rith Derechos Humanos La Fundación Mempo Giardinelli (FMG, http://www.fundamgiardinelli.org.ar) ha sido galardonada con el Premio B’nai B’rith Derechos Humanos, distinción que se confiere a personas u organizaciones que se han destacado en la promoción y defensa de los derechos humanos. B’nai B’rith es la organización judía de servicios más antigua y extensa del mundo, creada en 1843 en Nueva York y actualmente con filiales en 58 países. B’nai B’rith Argentina (http://www.bnaibrith.org.ar) fue fundada en el año 1930. El galardón, que fue entregado el pasado 3 de diciembre en el Salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires (http://www.legislatura.gov.ar), también ha sido conferido este año a la Asociación Madres del Dolor (http://www.madresdeldolor.org.ar), la Fundación de la Merced (http://www.fundaciondelamerced.org.ar), la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana (http://www.cajudeocristiana.org.ar) y el doctor Osvaldo Canziani, de Córdoba. La FMG tiene previsto celebrar en la ciudad de Corrientes, el jueves 18 de diciembre, una ceremonia especial en ocasión de haber recibido este premio, acto en el que se contará con la presencia de voluntarios y beneficiarios de la entidad. La propuesta de premiación a la FMG fue hecha por la Filial Tikva-Corrientes, en base a que “la Fundación pone en foco un modo de hacer realidad los más altos y nobles valores que deben alentar la vida y la convivencia humanas, otorgando dos instrumentos esenciales: nutrición y conocimiento para uno de los segmentos más desprotegidos como es el de la infancia”. La colectividad correntina destacó en particular el Programa de Asistencia a Comedores Infantiles, puesto en marcha oficialmente el 9 de julio de 2002, y que “desde entonces ha distribuido más de siete toneladas de mercaderías”. Dicho programa lleva alimentos y lectura a cientos de niños que asisten a comedores escolares o salas de copeo de leche para complementar su ingesta diaria. Los niños de todos los comedores reciben también en distintos momentos del año material didáctico y útiles escolares, juguetes, libros, ropas y calzados. Fuentes: B’nai B’rith Argentina • FMG ||||||||||||||||||||||| MATERIAL ESPECIAL ||||||||||||||||||||||| === En el bosque de las paradojas ========================================= === Discurso de Jean-Marie Gustave Le Clézio ============================== === previo a la ceremonia de entrega ====================================== === del Premio Nobel de Literatura 2008 =================================== === Pronunciado en Estocolmo, Suecia, el 6 de diciembre de 2008 =========== ¿Por qué escribimos? Creo que cada uno tiene su propia respuesta para esa simple pregunta. Uno tiene predisposiciones, un entorno, circunstancias. Defectos, también. Si estamos escribiendo, significa que no estamos actuando. Que nos encontramos en dificultades cuando enfrentamos a la realidad y hemos elegido otra manera de reaccionar, otro camino para comunicar, una cierta distancia, un tiempo para reflexionar. Si examino las circunstancias que me llevaron a escribir —y esto no es mera autoindulgencia sino un deseo de precisión— veo con claridad que el punto de inicio para mí fue la guerra. No la guerra en el sentido del tiempo específico de un magno trastorno, donde se experimentan eventos históricos, como la campaña francesa en la batalla de Valmy, como la retrata Goethe del lado germánico o mi ancestro François por el bando de la armée révolutionnaire. Este debió ser un momento de exaltación y patetismo. No, para mí guerra es lo que los civiles experimentan, niños pequeños primero y todos los demás. Ni una sola vez la guerra ha sido para mí un momento histórico. Estábamos hambrientos, estábamos temerosos, teníamos frío, y eso es todo. Recuerdo haber visto a las tropas del Mariscal Rommel pasando por mi ventana en camino a los Alpes, buscando un pasaje hacia el norte de Italia y Austria. No tengo un recuerdo particularmente vívido de tal evento. Recuerdo, sin embargo, que durante los años siguientes a la guerra carecíamos de todo, particularmente libros y materiales para escribir. A falta de papel y tinta, realicé mis primeros textos y dibujos en la contraportada de los libros usando un lápiz bicolor, rojo y azul. Esto me dejó una cierta preferencia por el papel rugoso y los lápices ordinarios. A falta de libros para niños, leía los diccionarios de mi abuela. Eran como un maravilloso portón, a través del cual me embarqué en el descubrimiento del mundo, me extravié y soñé despierto mientras miraba las láminas ilustradas y los mapas y las listas de palabras poco familiares. El primer libro que escribí, a la edad de 6 o 7 años, se tituló, más o menos, Le Globe à mariner. Inmediatamente después escribí la biografía de un imaginario monarca llamado Daniel III —¿podría haber sido sueco?— y un relato contado por una gaviota. Era un tiempo de reclusión. A los chicos apenas se les permitía salir de casa a jugar, porque en los jardines y descampados alrededor de la casa de la abuela aún había minas enterradas. Recuerdo que un día, mientras caminaba a la orilla del mar, llegué a un terreno cercado por alambre de púas: en la entrada había un aviso en alemán y francés que amenazaba a los intrusos y estaba rematado con un cráneo para dejar el mensaje perfectamente claro. Es fácil entender, en ese contexto, el deseo de escapar —y de ahí, el deseo de soñar y de poner esos sueños en la escritura. Mi abuela materna, sin embargo, era una gran contadora de historias, y se sentaba durante las largas tardes a contar sus historias. Éstas eran siempre muy imaginativas y su escenario eran los bosques —quizás en África o en Mauritius, la isla de los Macabeos— donde el personaje principal era un mono que tenía mucho talento para las travesuras y cuyas inquietudes siempre lo llevaban a las más peligrosas aventuras. Después, viajaría a África y pasaría tiempo allí, para descubrir el verdadero bosque, uno donde casi no había animales. Pero un oficial de distrito en la villa de Obudu, cerca de la frontera con Camerún, me enseñó cómo escuchar el tamborileo de los gorilas en una pradera cercana, provocado al golpear sus pechos. Y de esa jornada, y el tiempo que pasé allí (en Nigeria, donde mi padre era doctor extramuros) no sería la sustancia que rescataría para futuras novelas, pero sí el nacimiento de una segunda personalidad, un ensoñador que estaba fascinado con la realidad al mismo tiempo, y esta personalidad ha estado conmigo durante toda mi vida desde entonces —y ha constituido una dimensión contradictoria, una extranjería dentro de mí mismo que ha sido a veces fuente de sufrimiento. Dada la lentitud de la vida, me ha tomado la mejor parte de mi existencia el entender la importancia de esta contradicción. Los libros entraron en mi vida en un periodo posterior. Cuando la herencia de mi padre fue dividida, luego de que fuera expulsado de la casa familiar en Moka, Mauritius, él arregló que se instalaran varias bibliotecas con los libros que le quedaron. Fue entonces cuando comprendí una verdad que de inmediato no es aparente para los niños: que los libros son un tesoro más preciado que cualquier propiedad o cuenta de banco. Fue en esos volúmenes —muchos de ellos antiguos tomos encuadernados— que descubrí las grandes obras de la literatura universal: Don Quijote, ilustrado por Tony Johannot; La vida de Lazarillo de Tormes; las Leyendas Ingoldsby; Gulliver’s Travels; las grandiosas e inspiradas novelas Quatre-Vingt-Treize, Les Travailleurs de la Mer y L’Homme qui Rit. Así también Les Contes Drôlatiques, de Balzac. Pero los libros que tuvieron mayor impacto en mí fueron las antologías de cuentos de viajeros, la mayoría de ellos dedicados a India, África y las islas Mascarene, o las grandes historias de exploración de Dumon d’Urville o Abbé Rochon, así como Bougainville, Cook, y desde luego los viajes de Marco Polo. En la mediocre vida de una pequeña provincia dormitando por el sol, después de todos esos años de libertad en África, esos libros me otorgaron el sabor de la aventura, la sensación de vastedad del mundo real, significados para explorar por medio del instinto y sentidos más allá del conocimiento. En cierto modo, también, esos libros me dieron, a muy temprana edad, la advertencia de la contradictoria naturaleza de la existencia de un niño: un niño puede aferrarse a un santuario, un lugar para olvidar la violencia y competitividad, y a la vez encontrar placer al contemplar tras la ventanilla el mundo exterior en su devenir. Hace poco recibí —para mí, algo sorprendente— la noticia de que la Academia Sueca me premiaba con esta distinción. Estaba releyendo un pequeño libro de Stig Dagerman al que le tengo particular aprecio: una colección de ensayos políticos titulado Essäer Och Texter. No era pura casualidad que yo estuviera releyendo este agridulce, abrasivo libro. Me preparaba para un viaje a Suecia para recibir el premio que la Asociación de Amigos de Stig Dagerman me otorgaría el verano previo, para visitar los lugares en los que había estado el escritor cuando niño. Siempre he sido particularmente receptivo a la escritura de Dagerman, a la manera en que él combina una ternura casi infantil con cierta ingenuidad y sarcasmo. Y por su idealismo. Por la clara contemplación con la que juzga su problemática era de post guerra —la de sus años de madurez, la de mis primeros años. Una frase en particular captó mi atención, como si hubiese estado dirigida a mí desde siempre, por la que publiqué una novela titulada Ritournelle de la Faim. Esa frase, o el pasaje, es como sigue: “Cómo es posible por una parte, por ejemplo, comportarse como si nada en la Tierra fuera más importante que la literatura, y por otra parte darse cuenta de que la gente sólo quiere vencer al hambre y que necesariamente consideraran que la cosa más importante es lo que puedan conseguir al final del mes. Debido a esto es que él (el escritor) se confronta con una paradoja: mientras lo que él quiere es escribir para aquellos que pasan hambre, luego descubre que sólo aquellos que tienen los recursos para comer son los que notarán su existencia” (The Writer and Consciousness). Este “bosque de paradojas”, como lo llamó Stig Dagerman, es precisamente el numen de la escritura, el lugar desde el que el artista no debe intentar escapar: al contrario, él o ella debe desplegarlo en orden de examinar cada detalle, explorar cada rincón, nombrar cada árbol. No es siempre una estancia agradable. Él piensa que ha encontrado un refugio, ella confiesa en sus páginas como si fuera una cerca, indulgente amiga; pero ahora estos escritores se confrontan con la realidad, no precisamente como observadores, sino como actores. Ellos deben elegir bandos, establecer su distancia. Cicerón, Rabelais, Condorcet, Rousseau, Madame de Staël, o, más recientemente, Solzhenitsyn o Hwang Sok-yong, Abedalitif Laâbi o Milan Kundera: todos fueron obligados a seguir la senda del exilio. Para algunos como yo que siempre han —excepto durante breve tiempo de guerra— disfrutado libertad de movimiento, la idea de que uno se ve impedido de vivir donde uno ha elegido, es tan inadmisible como perder la libertad. Pero el privilegio de la libertad de movimiento resulta una paradoja. Observemos, por un momento, al árbol con sus filosas espinas que está en el corazón del bosque donde vive el escritor: este hombre, esta mujer, ocupados escribiendo, inventando sus sueños —¿no pertenecen ellos a una afortunada, exclusiva y feliz minoría? Tomemos una pausa e imaginémoslos en una extrema, terrible situación —como aquella en que se encuentra una vasta mayoría de gente en nuestro planeta. Una situación en la que, tiempo atrás, en el tiempo de Aristóteles o Tolstoi, era compartida por aquellos que no tenían status —siervos, sirvientes, villanos en la Europa de la Edad Media, o aquellos que durante el Iluminismo fueron llevados a la costa de África, vendidos en Gorée o El Mina o Zanzíbar. E incluso hoy, mientras les hablo, existen quienes no tienen libertad de expresión, que están en el otro lado del lenguaje. Me he contagiado de las reflexiones pesimistas de Dagerman, más que de la militancia gramsciana, o de la desilusionada apuesta sartreana. La idea de que la literatura es un lujo de la clase dominante, alimentando ideas e imágenes que continúan siendo extrañas para una vasta mayoría: esa es la fuente del malestar que cada uno de nosotros siente —porque me dirijo a aquellos que leen, a los que escriben. Desde luego, uno quisiera difundir la palabra a todos aquellos que han sido excluidos, invitarlos de manera magnánima al gran banquete de la cultura. ¿Por qué es esto tan difícil? Comunidades sin escritura, como los antropólogos gustan llamarles, han triunfado al inventar otras formas de comunicación, a través de la canción y el mito. ¿Por qué esto se ha vuelto imposible para nuestras sociedades industrializadas, en esta hora presente? ¿Debemos reinventar la cultura? ¿Debemos regresar a una inmediata, directa forma de comunicación? Es tentador creer que la cinematografía satisface esa necesidad en nuestro tiempo, o la música popular con sus ritmos y rimas, sus ecos de danza. O el jazz y, en otros climas, el calipso, el maloya, el segá. La paradoja no es nueva. François Rabelais, el más grande escritor en lengua francesa, hace tiempo combatió sin tregua contra la pedantería de los escolares de la Sorbona, burlándose de ellos en su cara con palabras extraídas de la lengua común. ¿Estaba él hablando por todos los hambrientos? Exceso, intoxicación, banquete. Él puso en palabras el extraordinario apetito de aquellos que devoran la demacración de campesinos y obreros, sólo lo suficiente para una mascarada, para poner el mundo al revés. La paradoja de la revolución, como la épica cabalgata del caballero enfadado, vive en la consciencia del escritor. Si hay una virtud que la pluma del escritor debe tener siempre, esta es que nunca debe ser usada para alabar al poderoso, ni siquiera con el más imperceptible garabato. Y sólo porque el artista observa esta conducta virtuosa no quiere decir que esté fuera de sospecha. Su rebelión, rechazo e imprecaciones sólo corresponden a un lado de la barrera, el lado del lenguaje del poder. Unas cuantas palabras, unas cuantas frases podrían haber escapado. ¿Pero el resto? Un largo palimpsesto, un elegante y distante tiempo para postergar. Y hay algo de humor, algunas veces, que no es la forma educada de los resignados, sino la resignación de aquellos que conocen muy bien sus imperfecciones. Humor es la costa donde el tumultuoso afluente de la injusticia los ha abandonado. ¿Por qué escribir entonces? De un tiempo para acá, los escritores han dejado de lado la presunción de creer que pueden cambiar el mundo, cosa que harán a través de sus historias y novelas, germinando un buen ejemplo de cómo debería ser la vida. Sencillamente, quieren respaldar su testimonio. Ese es otro árbol en el bosque de las paradojas. El escritor quiere respaldar su testimonio cuando, de hecho, no es nada más que un simple voyeur. Y luego hay artistas que se convierten en testigos: Dante en La Divina Commedia, Shakespeare en The Tempest —y Aimé Césaire en su magnífica adaptación de dicha obra, titulada Une Tempête, en la que Calibán, sentado sobre un barril de pólvora, trata de volarse a sí mismo y llevarse a su despreciado amo consigo. También están esos testigos que son imponderables, como Euclides da Cunha en Os Sertões, o Primo Levi. Vemos lo absurdo del mundo en Der Prozess (o en las películas de Charlie Chaplin); su imperfección en La Niassance du Jour, de Colette; su fantasmagoría en la balada irlandesa que Joyce creó en Finnegan’s Wake. Esa belleza resplandece, brillante e irresistible en The Snow Leopard de Peter Matthiessen o en A Sand Country Almanac, de Aldo Leopold. Su inmundicia en Sanctuary de William Faulkner o en First Snow de Lao She. Su fragilidad infantil en Ormen (The Snake), de Dagerman. El mejor escritor como testigo es aquel que se convierte en testigo a pesar de sí mismo, a regañadientes. La paradoja consiste en que no podrá apoyar el testimonio de lo que ha visto, incluso de lo que ha inventado. Amargura, incluso desesperanza puede surgir debido a que él no puede estar presente cuando se formule la acusación. Tolstoi puede mostrarnos el sufrimiento que el ejército de Napoleón infligió al pueblo ruso, pero al final nada cambia del curso de la historia. Claire de Duras escribió Ourika, y Harriet Beecher Stow escribió Uncle Tom’s Cabin. Pero fueron los propios esclavos quienes cambiaron el curso de su destino, quienes se rebelaron y pelearon contra la injusticia creando una resistencia granate en Brasil, Guyana Francesa y en las Indias Occidentales, así como la primera república negra en Haití. Actuar: eso es lo que el escritor quisiera ser capaz de hacer, sobre todas las cosas. Actuar, en lugar de ofrecer testimonio. Escribir, imaginar y soñar de tal manera que sus palabras e invenciones y sueños tuvieran un impacto sobre la realidad, cambiaran las ideas y corazones de las personas, los prepararan para un mundo mejor. Y entonces, en el momento preciso, una voz le susurra que eso no será posible, que las palabras son palabras y el viento de la sociedad se las lleva, y que los sueños son meras ilusiones. ¿Qué derecho tiene para desear ser mejor? ¿Realmente corresponde al escritor brindar soluciones? No está él en el rol del guardabosques que, en la obra Knock ou Le Triomphe de la Médecine, quiere prevenir los terremotos? ¿Cómo puede el escritor actuar, cuando todo lo que sabe es cómo recordar? La soledad será su terreno en la vida. Así ha sido siempre. De niño era un chico frágil, ansioso, excesivamente receptivo, o la chica descrita por Collete, que no puede hacer más que presenciar cómo sus padres se dañan a sí mismos, con sus grandes ojos negros alargados en una suerte de dolorosa atención. La soledad es cariñosa con los escritores, y es en compañía de la soledad donde ellos pueden encontrar la esencia de la felicidad. Es una felicidad contradictoria, una mezcla de dolor y deleite, un triunfo ilusorio, un tormento mudo y omnipresente, nada parecido a un inquietante tono breve. El escritor, mejor que nadie, sabe cómo cultivar la vital y venenosa planta, la única que crece sólo en la tierra de su propia impotencia. El escritor quiere hablar por todos y para cada era: allí está él, ahí está ella, cada uno solo en su habitación mirando el espejo blanquecino de la página vacía, bajo la pantalla de la lámpara destilando su luz secreta. O sentado frente a la muy brillante pantalla de la computadora, escuchando el sonido de unos dedos jugando con las llaves. Este, entonces, es el bosque del escritor. Y cada escritor conoce muy bien cada pasillo de ese bosque. Si, una y otra vez, algo escapa, como un ave lanzada por un perro al amanecer, entonces el escritor mira, sorprendido —esto pasa meramente por azar, en perjuicio de uno mismo. No es mi deseo, de este modo, regodearme en la negatividad. La literatura —y este es el punto al que quiero llegar— no es ninguna reliquia arcaica que debe, lógicamente, ser reemplazada por las artes audiovisuales, el cine, en particular. La literatura es un complejo, difícil patíbulo, pero sostengo que ahora es más vital que en la época de Victor Hugo o Byron. Hay dos razones por las que la literatura es necesaria: Primero, porque la literatura está hecha del lenguaje. El sentido primario de la palabra: letras, que son escritas. En francés, la palabra “roman” se refiere a esos textos en prosa que por primera vez después de la Edad Media usaron el nuevo lenguaje hablado por la gente, una lengua romance. Y la palabra para “relato corto”, nouvelle, también deriva de su noción de novedad. Aproximadamente al mismo tiempo, en Francia, la palabra rimeur (de rima o ritmo) decayó en uso para designar a la poesía y a los poetas —las nuevas palabras vinieron del verbo griego poiein, crear. El escritor, el poeta, el novelista, son creadores. Esto no significa que ellos inventan el lenguaje, significa que usan al lenguaje para crear belleza, ideas, imágenes. Es por ello que no podríamos hacerlo sin él. El lenguaje es la más extraordinaria invención en la historia de la humanidad, el que vino antes que todo y que hace posible compartir todo. Sin lenguaje no habría ciencia, tecnología, leyes, arte, amor. Pero sin otra persona con quien interactuar, la invención se convierte en virtual. Se atrofia, disminuye, desaparece. Los escritores, en cierto grado, son defensores del lenguaje. Cuando escriben sus novelas, su poesía, sus obras, mantienen vivo al lenguaje. Ellos no sólo están usando palabras —al contrario, están al servicio del lenguaje. Lo celebran, lo afilan, lo transforman, porque el lenguaje vive a través de ellos y por causa de ellos, y él acompaña todas las transformaciones sociales y económicas de su era. Cuando, en el último siglo, fueron expresadas las teorías racistas, se hablaba de diferencias fundamentales entre culturas. En una suerte de absurda jerarquía, se dibujó una correlación entre el éxito económico de los poderes coloniales con su pretensión de superioridad cultural. Dichas teorías, como un febril, insano impulso, tendieron a resurgir aquí y allá, una y otra vez, para justificar el neocolonialismo y el imperialismo. Allí había, se nos dijo, algunas naciones que se quedaron rezagadas, que no habían conquistado sus derechos y privilegios allí donde el lenguaje está implicado, porque estaban atrasados económicamente o tecnológicamente rebasados. ¿Pero se han dado cuenta aquellos que ponderan su superioridad cultural, de que todas las personas, el mundo entero, sin importar su grado de desarrollo, usan el lenguaje? ¿Y de que cada uno de esos lenguajes tiene, de manera idéntica, un ordenamiento lógico, complejo, estructurado, con rasgos analíticos que les permiten expresar el mundo, que les permiten hablar de ciencia o inventar mitos? Ahora que he defendido la existencia de esa ambigua y un tanto pasada de moda criatura a la que llamamos escritor, me gustaría regresar a la segunda razón por la que se necesita la literatura, y que tiene más que ver con la fina profesión de publicar. En estos días se ocupa mucho tiempo en hablar de globalización. Se olvida que, de hecho, el fenómeno inició en Europa durante el Renacimiento, con el inicio de la época colonial. La globalización no es una cosa mala en sí. La comunicación ha acelerado progreso en medicina y ciencia. Tal vez, la generalización de la información contribuya a prevenir conflictos. Quién sabe, si la Internet hubiera existido en el tiempo de Hitler, quizá su argumento criminal no habría triunfado —el ridículo habría prevenido que siquiera hubiera visto la luz del día. Vivimos en la era de Internet y la comunicación virtual. Esta es cosa buena, pero ¿habrían valido la pena estos asombrosos inventos de no ser por la enseñanza del lenguaje escrito y los libros? Proporcionar a casi todas las personas en el planeta un dispositivo de cristal líquido es utópico. ¿No estamos, de cierta manera, en el proceso de creación de una nueva elite, trazando una línea que divide el mundo entre aquellos que tienen acceso a la comunicación y el conocimiento y aquellos que se quedan fuera? Grandes naciones, grandes civilizaciones han desaparecido por no darse cuenta de que esto podía ocurrir. Para estar seguros, existen grandes culturas, consideradas minorías, que han sido capaces de resistir hasta este día gracias la transmisión oral del conocimiento y sus mitos. Es indispensable, y benéfico, reconocer la contribución de estas culturas. Pero nos guste o no, aunque no hayamos alcanzado la era de la realidad, ya no vivimos en la era de los mitos. No es posible proveer una fundación por la igualdad y el respeto de otros a menos que cada niño reciba los beneficios de la escritura. Y ahora, en esta era que sigue a la descolonización, la literatura se ha convertido en una manera para que hombres y mujeres en nuestro tiempo expresen su identidad, clamar su derecho a hablar y ser escuchados en toda su diversidad. Sin esas voces, su llamado, viviríamos en un mundo de silencio. La cultura en una escala global nos concierne a todos. Pero es sobre todo responsabilidad de lectores —y editores, en otras palabras. Ciertamente, es injusto que un indio del lejano norte de Canadá, si desea hacerse escuchar, tenga que escribir en la lengua de sus conquistadores —en francés o inglés. Ciertamente, es una ilusión esperar que el lenguaje creole, de Mauritius o de las Indias Occidentales, sea escuchado tan fácilmente como las cinco o seis lenguas que reinan hoy día como monarcas absolutos en los medios electrónicos. Pero si, a través de la traducción, sus voces se pueden escuchar, entonces algo nuevo está ocurriendo, una causa para el optimismo. La cultura, como he dicho, nos pertenece a todos, a toda la humanidad. Pero en orden de hacer esto verdadero, cada uno debería tener iguales accesos hacia la cultura. El libro, sin importar lo anticuado que pueda ser, es la herramienta ideal. Es práctico, fácil de manejar, económico. No requiere ninguna destreza en particular y se mantiene bien en cualquier clima. Su único defecto —y aquí quisiera dirigirme a editores en particular— es que en un gran número de países es aún muy difícil acceder a los libros. En Mauritius, el precio de una novela o una colección de poesía es el equivalente a una gran proporción del presupuesto familiar. En África, Sureste de Asia, México o las Islas del Sur, los libros continúan siendo un lujo inaccesible. Y existen los remedios para esta situación. Unir publicación con los países en desarrollo, el establecimiento de fondos para bibliotecas y librerías ambulantes, y sobre todo, mayor atención en publicar trabajos de esos llamados dialectos (lenguajes minoritarios) —que son a menudo los mayoritarios— ayudaría a la literatura para continuar su labor de maravillosa herramienta para el autodescubrimiento, para el descubrimiento de los otros, y para escuchar el concierto de la humanidad, en toda su rica gama de temas y modulaciones. Creo que me gustaría agregar algunas palabras más respecto al bosque. No tengo duda de que por esta razón la pequeña frase de Stig Dagerman sigue haciendo eco en mi memoria, y es por esta razón que quiero leerlo y releerlo, para llenarme de ello. Hay una nota de desesperanza en sus palabras y algo triunfante al mismo tiempo, porque en ese carácter agridulce encontramos la semilla de verdad que cada uno de nosotros busca. Cuando niño, soñaba con ese bosque. Me asustaba y me fascinaba a la vez —suponía que Tom Thumb y Hansel se habían sentido del mismo modo, cuando estaban en las profundidades del bosque, rodeados por sus peligros y maravillas. El bosque es un mundo sin fronteras. Puedes perderte en la espesura de los árboles y la oscuridad impenetrable. Lo mismo podría decirse del desierto, o el océano abierto, donde cada duna, cada pradera nos encamina a una pradera idéntica, cada ola nos lleva a otra perfectamente idéntica ola. Recuerdo la primera vez que experimenté lo que podría hacer la literatura —en The Call of the Wind, de Jack London, donde uno de los personajes, perdido en la nieve, siente cómo el frío lo posee como el círculo de lobos cercándolo. Él miró su mano, que estaba casi entumecida, y trató de mover cada dedo, uno después del otro. Este fue un mágico descubrimiento para mí cuando era niño. Se le llama autoconciencia. A ese bosque debo una de las más grandes emociones de mi vida adulta. Esto fue hace casi 30 años, en la región de Centroamérica conocida como El Tapón del Darién, porque allí, en aquellos días (y creo que la situación no ha cambiado mucho al paso del tiempo), hubo una interrupción en la Carretera Panamericana que se suponía uniría a las dos Américas, desde Alaska hasta el borde de Tierra de Fuego. En esta región del istmo de Panamá el bosque tropical es extremadamente denso, y la única manera de viajar es en una balsa río arriba. En ese bosque vive una población indígena, dividida en dos grupos, los embera y los wounaans, ambos pertenecientes a la familia lingüística ge-pano-carib. Aterricé allí por casualidad, y quedé tan fascinado por esta gente que permanecí durante varios periodos a lo largo de 3 años. Durante todo ese tiempo no hice otra cosa que vagar sin rumbo fijo de casa en casa —en ese tiempo la población se negaba a vivir en villas— y aprendí a vivir de acuerdo a un ritmo que era completamente distinto a cualquiera que hubiera experimentado hasta ese momento. Como todos los bosques verdaderos, este era particularmente hostil. Tuve que hacer una lista de todos los peligros potenciales y de todos los correspondientes recursos de sobrevivencia. Debo decir que los embera fueron muy pacientes conmigo. Estaban muy divertidos con mi falta de elegancia, y creo que hasta cierto punto yo estaba dispuesto a pagarles con entretenimiento lo que ellos me compartían en sabiduría. No escribí un gran tratado. El bosque tropical no es realmente un escenario ideal. Los papeles se reblandecen por la humedad, el calor seca las puntas de las plumas. Nada que funcione por medio de electricidad dura mucho. Arribé allí con la convicción de que la literatura era un privilegio, y que siempre me hospedaría en ella para resolver todos mis problemas existenciales. Una protección, de cierta manera; una suerte de ventana virtual que podía desenrollar cuando necesitara refugio de la tormenta. Una vez que asimilé el sistema de comunismo primitivo practicado por los indios americanos, así como su profundo disgusto por la autoridad y su tendencia hacia una natural anarquía, pude ver que el arte, como forma de expresión individual, no tiene nada qué hacer en el bosque. Por otro lado, estas personas no tenían nada que se asemejara a lo que llamamos arte en nuestras sociedades consumistas. En lugar de colgar pinturas en un muro, hombres y mujeres pintaban sus cuerpos, y en general se resistían a crear algo duradero. Luego tuve acceso a sus mitos. Cuando hablamos de mitos, en nuestro mundo de libros escritos, parece que nos referimos a algo que está muy lejos, en el tiempo o en el espacio. Yo también creía en tal distancia. Y de pronto los mitos estaban allí para que los escuchara, regularmente, casi cada noche. Cerca de las higueras que la gente construía en sus casas en un corazón de tres piedras, en medio de la danza de mosquitos y palomillas, la voz de los rapsodas —hombres y mujeres por igual— ponía en movimiento historias, leyendas, cuentos, como si estuvieran hablando de la realidad cotidiana. Los rapsodas cantaban en una voz aguda, expandiendo su pecho; su rostro mimetiza las expresiones y pasiones y miedos de los personajes. Eso podría ser un episodio de una novela, no un mito. Pero una noche, una joven mujer vino. Su nombre era Elvira. Ella era conocida a lo largo de todo el bosque de los embera por sus habilidades para narrar. Era una aventurera y vivía sin un hombre, sin niños —la gente decía que era un poco borracha, un poco prostituta, pero yo no lo creí ni por un minuto—, e iba de casa en casa para cantar, a cambio de carne, una botella de alcohol o unas monedas. Aunque no tuve otro acceso a sus historias más que por traducción —el lenguaje de los embera tiene variantes literarias que lo hacen mucho más complejo que su forma cotidiana—, rápidamente me di cuenta de que ella era una gran artista, en el mejor sentido del término. El timbre de su voz, el ritmo de sus manos golpeando contra su pecho, contra su collar de monedas plateadas, y encima de todo ese aire de posesión que iluminó su rostro y su mirada, una suerte de trance rítmico mesurado, ejercía un poder sobre todos aquellos que lo presenciaban. Al simple marco de sus mitos —la invención del tabaco, los gemelos primigenios, historias sobre dioses y humanos al amanecer del tiempo— ella añadía su propia historia, su vida de errancia, sus amores, las traiciones y el sufrimiento, la intensa alegría del amor carnal, el escozor de los celos, su miedo a envejecer, a morir. Ella era poesía en acción, teatro antiguo, y la más contemporánea de todas las novelas al mismo tiempo. Ella era todas esas cosas con fuego, con violencia; ella inventó, en la oscuridad del bosque, entre el envolvente sonido de insectos y ranas y el aleteo de los murciélagos, una sensación que no podía ser llamada de otra manera más que belleza. Como si en su canción ella cargara el auténtico poder de la naturaleza, y esto era seguramente la más grande paradoja: que este lugar aislado, este bosque, tan lejos como podía imaginarlo de la sofisticación de la literatura, era el sitio donde el arte había encontrado su más fuerte, su más auténtica expresión. Después dejé la región y no volví a ver a Elvira, ni a ningún otro rapsoda del bosque de Darién. Me quedé con algo más que nostalgia —con la certeza de que la literatura podría existir, incluso si estaba revestida con la convención y compromiso, incluso si los escritores fueran incapaces de cambiar al mundo. Algo grande y poderoso, que los sobrepasaba, que en alguna ocasión podría animarlos y transfigurarlos, y restaurar el sentido de armonía con la naturaleza. Algo nuevo y muy antiguo al mismo tiempo, impalpable como el viento, etéreo como las nubes, infinito como el mar. Esto es algo que vibra en la poesía de Jalal ad-Din Rumi, por ejemplo, o en la arquitectura visionaria de Emanuel Swedenborg. El escalofrío que uno siente al leer los más bellos textos de la humanidad, como el discurso que Chief Stealth dio en la mitad del siglo XIX al presidente de los Estados Unidos cuando les concedió su tierra: “Podemos ser hermanos después de todo...”. Algo simple y verdadero, que existe en el lenguaje por sí mismo. Un encanto, algunas veces una treta, una danza chirriante o largas campanadas de silencio. El lenguaje de farsa, de interjecciones, de cursos, y luego, inmediatamente después, el lenguaje del paraíso. Es a ella, a Elvira, que dirijo este tributo —y a ella que dedico el premio que la Academia Suiza me ofrece. A ella y a todos los escritores con los que —o a veces contra los que— he vivido. A los africanos Wole Soyinka, Chinua Achebe, Ahmadou Kourouma, Mongo Betu, a Cry the Beloved Country de Alan Paton, a Chaka de Thomas Mofolo. Al gran autor mauritano Malcolm de Chazal, que escribió, entre otras cosas, Judas. Al novelista mauritano de lengua hindi Abhimayu Unnuth, por Lal Passina (Sangre sudorosa), al novelista Urdu Qurratulain Hyder por su épica novel Ag Ka Darya (Río de fuego). Al desafiante Danyél Waro de La Reunión, por sus canciones maloya; al poeta kanak Déwé Gorodey, que desafió los poderes coloniales de camino a la prisión; al rebelde Abdourahman Waberi. A Juan Rulfo y Pedro Páramo y sus relatos en El Llano en llamas, y las simples y trágicas fotografías que tomó del México rural. A John Reed por Insurgent Mexico; a Jean Meyer que fue el portavoz de Aurelio Acevedo y los cristeros insurgentes del centro de México. A Luis González, autor de Pueblo en vilo. A John Nichols, que escribió sobre la amarga tierra de The Milagro Beanfield War; a Henry Roth, mi vecino de la calle Nueva York en Albuquerque, New Mexico, por su Call it Sleep. A Jean Paul Sartre, por las lágrimas contenidas en su obra Morts sans Sépulture. A Wilfredo Owen, el poeta que murió en la ribera de Marne en 1914. A J. D. Salinger, porque triunfó al ponernos en los zapatos de un chico de 14 años llamado Holden Cauldfield. A los escritores de las primeras naciones en América —Sherman Alexie el Sioux, Scott Momaday el navajo por The Names. A Rita Mestokosho, una poeta innu proveniente de Mingan, Quebec, que dirige su voz a los árboles y los animales. A José María Arguedas, Octavio Paz, Miguel Ángel Asturias. A los poetas del oasis de Oualata y Chinguetti. Por su gran imaginación, a Alfonso Allais y Raymond Queneau. A Georges Perec por Quel Petit Vélo à Guidon Chrome au Fond de la Cour? A los autores de las Indias Occidentales Edouard Glissant y Patrick Chamoiseau, a René Depestre de Haití, a André Schwartz-Bart por Le Dernier des Justes. Al poeta mexicano Homero Aridjis que nos acercó a imaginar la vida de una tortuga vuelta al revés, y que evoca los ríos color naranja cuyo afluente lo hacen mariposas monarca que recorren las calles de su villa, Contepec. A Vénus Koury Ghata que habla de Líbano como un trágico e invencible amante. A Khalil Gibran. A Rimbaud. A Emile Nelligan. A Réjean Ducharme, por la vida. Al niño desconocido que encontré un día, en el delta del río Tuira, en el bosque del Darién. Por la noche, sentado en el piso de una tienda, iluminado por la flama de una lámpara de keroseno, está leyendo un libro y escribiendo, encorvado hacia delante, sin prestar la más ligera atención a lo que lo rodea. Ese niño sentado con las piernas cruzadas, en el piso de esa tienda, en el corazón del bosque, leyendo solo a la luz de la lámpara, no está allí por casualidad. Él se parece al hermano de otro chico al que me referí al inicio de estas páginas, que estaba tratando de escribir con un lápiz de carpintero en la contraportada de unos libros, en los años oscuros al término de la guerra. El niño nos recuerda dos grandes tareas en la historia de la humanidad, tareas que estamos lejos de cumplir. La erradicación del hambre y la eliminación del analfabetismo. En todo su pesimismo, la frase de Stig Dagerman sobre la paradoja fundamental del escritor, insatisfecho porque no puede comunicarse con aquellos que padecen hambre —sea de alimentos o de conocimientos— toca la gran verdad. La alfabetización y la batalla contra el hambre se conectan de manera cercana, interdependiente. Una no puede triunfar sin la otra. Ambas requieren, además de impulso, que actuemos. Así que en este tercer milenio, que apenas ha iniciado, ningún niño en este planeta compartido, más allá de su género, su lenguaje o su religión, debe ser abandonado a la hambruna o la ignorancia, o llevado lejos del banquete. Este chico lleva consigo el futuro de la raza humana. En palabras del gran filósofo Heráclito, pronunciadas mucho tiempo atrás, el reino pertenece a un niño. J.M.G. Le Clezio, Brittany, 4 de noviembre de 2008. Fuente: Zócalo Saltillo ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| El Salmón, revista de poesía http://revistadepoesiaelsalmon.blogspot.com Publicación venezolana que circula en formato impreso y reproduce algunos de sus contenidos en su bitácora, en la que además se informa sobre los puntos de venta. Sus ediciones recuperan voces y textos de la tradición poética venezolana que, por carecer de adecuada difusión, corren el riesgo de perderse en el olvido. Literalia.tv http://www.literalia.tv Canal literario en la red que dice estar “pensado para gourmets de la lectura y hambrientos de letras”. En sus programas, que pueden verse directamente desde la web o descargarse en diversos formatos (Quicktime, Windows Media Player, iPod y móvil), se ofrece recomendaciones de libros, información de actualidad del medio editorial y opiniones profesionales no sólo acerca de las obras y sus autores sino también sobre editoriales, librerías, presentaciones, congresos y actos literarios. Totonko http://totonko.com Bitácora definida como un “filtro de diseño”, cuyos responsables recopilan proyectos e imágenes de diseños contemporáneos y sobresalientes alrededor del mundo. En sus páginas se puede apreciar muestras de diseño de accesorios y utensilios de uso diario, decoración, arquitectura, escultura, fotografía, tecnología, exposiciones y otros temas. Nórdica Libros http://nordicalibros.com Editorial española especializada en las literaturas de los países nórdicos. Su catálogo se compone de tres colecciones: “Letras Nórdicas”, dedicada a la literatura nórdica; “Ilustrados”, grandes relatos ilustrados en edición de lujo, y “Otras latitudes”, espacio dedicado a la recuperación de textos fundamentales de la literatura universal. ochoymedio.info http://www.ochoymedio.info Publicación digital sobre cine. En sus archivos es posible leer reseñas de películas, artículos sobre diversos aspectos relacionados con el séptimo arte o trabajos especiales. Incluye una bitácora en la que se comenta asuntos de actualidad en el medio. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Jane Austen en nuestros días María Angélica Franco Frías ========= Para mis amigas Gina C., Gina L. y Paola, porque Jane creyó y luego ella misma lo hizo posible. “El estuche es ahora bien diferente —prosigue la buena dama—, continúa siendo un atizador, pero al que todo el mundo teme... ¡Un ingenio, una delineante del carácter, que no habla, es sin duda temible!”. Prólogo de Emma (texto incluido en The Common Reader, colección de ensayos escritos por Virginia Woolf). El mundo de las mujeres de hoy es, tal vez, el que Jane Austen soñó para sí durante la época que le correspondió vivir, en tiempos de la Regencia británica. Un mundo en el que la mujer pudiera ir más allá de la casa paternal a la marital, completando una educación que no se limitara a desarrollar los “talentos” que hacían de una joven elegible para casarse; y dotada de libertad para ir y venir a su antojo. Años más tarde, Henry James también pondría a sus personajes de Las bostonianas a soñar de manera más ambiciosa con ese mundo, reclamando para ellas derechos ciudadanos y mayores garantías individuales. Nos encontramos en una era en la que hay, sin duda, todo un terreno ganado para la igualdad de la mujer; sin embargo, vemos que todavía parece que algunas de ellas viven en condiciones semejantes a las heroínas de estas novelas e, incluso, de su autora. Nos atrevemos a considerar lo anterior, la razón por la cual su obra sigue siendo tan leída y llevada a la pantalla, tanto en películas como en miniseries de la talla de The Complete Jane Austen, trasmitida este año por el canal de televisión pública norteamericana PBS. Las preocupaciones de las heroínas de ficción no están muy lejos, en su contexto, de los interrogantes que en determinado momento asaltan a sus hermanas de género hoy día: el amor, la situación socioeconómica, la formación intelectual; pero, ponderando nuevamente por encima de las anteriores, los asuntos del corazón. Tomamos este fragmento de Emma para cuestionar si una conversación de esta naturaleza podría estar teniendo lugar en este mismo momento: (Emma Woodhouse hablando con Harriet Smith:) —...¡Pobre de mí!, pero ¿qué va a hacer usted? ¿A qué se va a dedicar cuando sea vieja? —Si me conozco a mí misma, Harriet, mi mente es activa y laboriosa, con muchos recursos independientes; y no comprendo por qué iba a necesitar más ocupación a los cuarenta o cincuenta años que a los veintiuno. Las ocupaciones habituales de los ojos y de las manos de la mujer me seguirán tan abiertas entonces como ahora, o, sin variación importante. Si dibujo menos, leeré más; si abandono la música, me dedicaré a tejer alfombras. Y en cuanto a los objetos de interés, objetos de afecto, que es en realidad el gran punto de inferioridad, y cuya falta es realmente el gran mal que hay que evitar al no casarse, estaré de sobra bien, con todos los hijos de una hermana a quien quiero tanto, para preocuparme de eso. Habrá bastantes de ellos, con toda probabilidad, para proporcionar toda clase de sensaciones que necesite la vida en decadencia. No cabe la menor duda de que lo que no preocupa a Emma, era una prolongación de lo que no preocupó a la misma Jane una vez pudo sobreponerse de sus propias tribulaciones. Porque, aunque parezca increíble, ella, quien fuera llamada un “ejemplar de dicha célibe”, la misma mujer que compartía sus cuitas tan sólo con su hermana mayor Cassandra, también amó; y no de la manera como se quiere aparecer en la película La joven Jane Austen (Becoming Jane), llena de lágrimas y resignación ante su infortunio sentimental. Se dice que el no tener ataduras de ningún tipo la dotó de una mirada objetiva para dilucidar esta clase de asuntos. Pero, desde su cuna en la Rectoría de Steventon, donde nació un dieciséis de diciembre, parecía que un hada la hubiese bendecido con el don de poder ver el mundo y plasmarlo a través de las letras, con ironía y sincero realismo. Nos quedan seis novelas u otras obras inconclusas por su temprana desaparición. Nadie para hacer de lo cotidiano, lo simple o hasta lo frívolo y banal, algo memorable: —...Sin embargo, eso no se aplica a la señorita Bates; esa es únicamente de demasiado buen carácter y demasiado tonta para venirme bien; pero en general es muy al gusto de todo el mundo, aunque sola y aunque pobre. La pobreza, ciertamente, no le ha encogido el ánimo, creo realmente que si no tuviera más que un chelín en el mundo, muy probablemente regalaría seis peniques de él; y nadie la teme, ese es su gran encanto. Jane, descrita por Virginia Woolf como “encantadora, pero perpendicular, amada en casa, pero temida por los extraños, de lengua mordaz pero de corazón tierno...”, vio limitada su carrera de escritora por su corta existencia. Nos preguntamos qué más hubiese logrado de no haber contraído la enfermedad de Addison que la llevó a la tumba con tan sólo cuarenta y dos años, los cuales en nuestros días se consideran una prolongación de la juventud. Crearía más personajes memorables y quizá intentaría para ellos un final diferente a la consabida boda de sus protagonistas, las cuales se pueden trasladar hasta este siglo al encontrarnos en la cotidianidad con mujeres que comparten sus mismos rasgos de carácter: Ellinor Dashwood afronta la adversidad a consecuencia del fallecimiento paterno, convirtiéndose en cabeza de hogar, poniendo en segundo plano sus propios intereses. Independiente y despierta, Elizabeth Bennet cuestiona las rígidas costumbres de la sociedad, alegando: “No tenemos institutriz, todo lo hacemos por nosotros mismos”. La huérfana Fanny Price, quien logra casarse con el amor de su vida, pese a las marcadas diferencias de clases sociales imperantes en Mansfield Park. Ya hemos mencionado a Emma Woodhouse, modelo de mujer dueña de pensamientos discrepantes de los tradicionales, para los cuales se estaba destinada a ser esposa, madre, y nada más. La Emma de hace más de una centuria se transforma, en los años noventa, en Cher Horowitz, esa mimada adolescente de Beverly Hills que “es tan quisquillosa con sus zapatos, y eso que son para sus pies...”, antes de entregarse en cuerpo y alma a cualquier desaliñado espécimen masculino de la Generación X, en la adaptación de la historia para el filme Clueless (Ni idea). Fanática de las novelas góticas, Catherine Morland descubrirá que la realidad es más inquietante y mucho más cruda que la lectura de Los Misterios de Udolfo; siendo el desamor más mortífero que la aparición de presuntos vampiros y fantasmas habitantes de la Abadía de Northanger. Pero es Ann Elliot, personaje principal de Persuasión, su última novela considerada como una obra de transición, el personaje mejor logrado por la autora. Ann es la clásica “underdog” (desvalida), la mujercita timorata y subestimada, a quien relegan los miembros de su familia; blanco de habladurías de sus conocidos por haber alcanzado cierta edad, privada de fortuna y sin haberse casado. Acostumbrada al trabajo duro en el hogar, a cuidar enfermos, lista para caminar con botas gruesas en el barro, no contaba con quien compartiera con ella un paraguas para protegerse de la lluvia torrencial que la atrapa fuera de casa; para colmo, ignora ser parte de la estratagema de un calavera que pretende aprovecharse de ella para concretar su maquinación que le permita evitar la ruina y el descrédito. No obstante, había quienes la apreciaban por sus cualidades, por encima de los malévolos juicios ajenos. Al final, Ann se sale con la suya y reivindica su derecho a la felicidad con el hombre al que nunca olvidó. Lo convence de darse una oportunidad para amarse, sin tener en cuenta cuántos años hubiesen pasado, ignorando que la primera juventud les abandonara tiempo atrás, y se sube al barco del que una vez se dijo jamás llevaría a una mujer como tripulante. Fue consciente de que la suerte hay que crearla, es por eso que aprovecha el instante en que la oportunidad se presenta, desterrando temores y sin pensar en el qué dirán. Un siglo antes de la difusión masiva de las premisas de psicólogos y libros de autoayuda pregonando acerca del amor hacia uno mismo, la autovaloración y la sana autoestima; una mujer valiente toma en sus manos las riendas de su vida y apuesta todo a su felicidad, con un coraje basado en la fe, y una inteligencia que la lleva a actuar con tal discreción que deja a más de uno con la boca abierta, lo cual lleva a celebrar su triunfo con mayor júbilo. Luego Jane muere. Nos hubiese gustado saber que para ella también hubo una oportunidad, ya que era joven y talentosa, no “la mariposa cazamaridos más bonita, boba y afectada” de cuantas pudiera recordar Mary Russell Mitford, novelista y dramaturga que conoció cuando era una muchacha, a la séptima hija del reverendo George Austen y su esposa Cassandra Leigh; gentes cultas y estimadas, pero carentes de grandes medios económicos. Al morir su padre, al igual que las hermanas Ellinor y Marianne, deben retirarse a una casa más modesta, quedando atenidas a la manutención que les brindaban los hermanos varones y a una pequeña pensión que le legara el prometido muerto a la hermana mayor, también soltera. No era bien visto que una dama ganara su propio peculio, ni siquiera para sostenerse al no contar con herencias y rentas. Esto lleva a que en las publicaciones de sus novelas apareciera “By a Lady” por toda mención de la identidad de su creadora. Tampoco contaba ésta con gran visión para los negocios, por lo que no obtuvo una gran fortuna de las transacciones hechas con los editores. Esa falta de dinero, las privaciones impuestas por un revés económico a veces infranqueables por su condición de mujeres en una época que no brindaba mayores opciones aceptables dentro de los convencionalismos que las regían, hacen del matrimonio una tabla de salvación para salir a flote de la escasez, tanto para hombres y mujeres; incluso a costa de sus convicciones, ideales o principios morales. Este recurso no era de fácil acceso para algunos, debido a la falta de posibilidades para mejorar el nivel de vida de la época, en la que se necesitaba más que una cara hermosa para ascender de clase. Es común ver en las diferentes novelas los compromisos ocultos y las bodas luego de sortear mil obstáculos, al presentarse desigualdad financiera o social entre los contrayentes. En Sensatez y sentimientos, el personaje secundario Lucy Steele es agarrado de la nariz por su airada cuñada, arrojado a la calle mientras ésta la llama víbora, cuando revela su relación secreta con Edward Ferrars; debido a su condición de parienta pobre de los Middleton, familia que la acoge para mitigar las estrecheces de su propia casa. Es en Orgullo y prejuicio donde más se aprecia claramente lo anteriormente expuesto. Según Wikipedia: “...Elizabeth Bennet, la protagonista, y su familia, pertenecen a una clase social media baja. Mr. Darcy y otros personajes como Mr. Bingley y Lady Catherine de Bourgh; son claros íconos de la burguesía del momento. La escritora busca romper estas barreras sociales, mostrándose reacia a la incapacidad de movilidad social típica de la época, y concluye con el matrimonio de los protagonistas, el contrato civil, y la fusión de clases”. ¿Sería ésta la manera en que Miss Austen sentaba su voz de protesta por su propio destino? ¿O, por el contrario, desde su rincón, se reía del mundo como se reía a los quince, edad en la escribió su primera obra, Love and “Freindship” (Amor y amistad)? De los grandes escritores de lengua inglesa, hubo quienes no fueron seguidores de su estilo literario ni de su personalidad, como Charlotte Brontë y Mark Twain. Otros, como el Príncipe Regente en persona, disfrutaban con sus visitas y las dedicatorias de sus libros; y, autores como Rudyard Kipling, Truman Capote y su sobrina Catherine Hubback, eran rendidos admiradores de su figura. Esta última finalizó su obra corta Los Watsons, publicada bajo el título de The younger sister, a mediados del siglo XIX. Las mujeres de hoy damos por sentadas muchas cosas que añoraron todos estos personajes de ficción, como un eco de los anhelos de todas aquellas que vivieron a finales del siglo XVIII y mediados del XIX: la autora, sus hermanas y tantas otras cuyas historias desconocemos. Sin embargo, resulta paradójico que aún persistan formas anacrónicas de discriminación hacia éstas. Peor aun, continúa veladamente la práctica de formas de exclusión y maltrato para coartar el libre ejercicio de su personalidad y desarrollo de sus potencialidades. Todavía vemos mujeres que ganan menos que sus compañeros de trabajo, en razón de su género, o sometidas a la dependencia económica que les impide completar una formación profesional y acceder a ser productivas económicamente. Pero, lo más desconcertante y triste de todo, es ver con impotencia que a diario se presenten casos de violaciones y muertes de mujeres víctimas de abuso doméstico que no son denunciados. ¿Qué pensaría y escribiría Jane en nuestro tiempo? ¿Podríamos considerar que sus luchas se encuentran ganadas? Leerla nos lleva a cuestionarnos acerca de qué se necesita realmente para realizarse como mujer, trascendiendo los atributos superficiales en los que se cree falsamente radica la felicidad, incluso en tiempos como éste, en los que la soledad y la angustia no logran ser mitigados con ningún avance tecnológico u objeto de consumo. Sin embargo, como ella, pese a tantas decepciones, no hay que dejar de soñar y de creer, sobre todo en una misma. Es la manera de hacer posible lo que perseguimos y nos mantiene con vida. Bibliografía • AUSTEN, Jane. Emma, prólogo de Virginia Woolf. De Bolsillo. Barcelona. Mayo de 2007. Pp. 8, 10, 11, 111, 112. Otras fuentes consultadas: • Wikipedia, La enciclopedia libre. Jane Austen. En: www.wikipedia.com. • The complete Jane Austen: o Persuasión: enero 13 de 2008. o Northanger Abbey (La Abadía de Northanger): enero 20 de 2008. o Mansfield Park: enero 27 de 2008. o Miss Austen Regrets (Los arrepentimientos de la señorita Austen): febrero 3 de 2008. o Pride and Prejudice (Orgullo y prejuicio): febrero 10, 17, 24 de 2008. o Emma: marzo 23 de 2008. o Sense and Sensibility (Sensatez y sentimientos): marzo 30 y abril 6 de 2008. • En: Masterpiece Theater, PBS. www.pbs.com. • Becoming Jane. La joven Jane Austen. En: www.youtube.com. ** María Angélica Franco Frías mfrancofrias@yahoo.es Abogada colombiana (Cartagena, Bolívar, 1974). Egresada de la Universidad de Cartagena (http://www.unicartagena.edu.co). Diplomada en Altos Estudios en Gerencia Política y Gobernabilidad de la Universidad del Rosario (http://www.urosario.edu.co), The Graduate School of Political Management (http://www.gwu.edu/~gspm) (George Washington University, http://www.gwu.edu) y Corporación Andina de Fomento (CAF, http://www.caf.com). Miembro del Taller de Escritura Creativa de la Universidad Tecnológica de Bolívar (http://www.unitecnologica.edu.co, 2006). Redactora del diario La Verdad de Cartagena (2008). Ha publicado relatos y artículos en Semana (http://www.semana.com, Colombia), Letralia (http://www.letralia.com, Venezuela), Destiempos (http://www.destiempos.com, México), Revista Literaria Remolinos (http://es.geocities.com/revista_remolinos, Perú), Cañasanta (http://www.canasanta.com, Canadá), La Generación Fallida (http://lageneracionfallida.blogspot.com, Colombia) y Revista Noventaynueve (http://www.revistanoventaynueve.org, Colombia). === La generación tardía Gustavo Esmoris ============================= Todos muros. Ni una puerta. ¿Dónde esconderé mis miedos? Orosmán Mayol A mediados de la década del ochenta, a la salida de la más cruenta dictadura que vivió el Uruguay en toda su historia, la lucha por el cambio social emigra hacia ámbitos menos estructurados, crea nuevas formas de militancia, reorganiza esfuerzos con su simple tracción a sangre. Desde una experiencia nueva, el concepto de Revolución varía sus criterios. Sin perder firmeza y convicción, la esperanza trasiega su escenario, se vuelve elíptica, insubordinada y sutil. Ya no se cataloga como negativas o reformistas a aquellas medidas que no se supediten estratégicamente a la toma del poder, siempre y cuando modifiquen —de alguna manera— la composición de la sociedad y se conviertan, a su vez, en el motor de nuevas modificaciones. Por supuesto que esta mirada diferente va provocando cambios que alcanzan, por elevación, a la literatura. Si bien a la caída de la tiranía hay una avidez por reencontrarse con escritores largo tiempo prohibidos, pertenecientes en su mayoría a la generación del cuarenta y cinco, el fenómeno no dura demasiado. Es en ese momento cuando irrumpe un heterogéneo y desconectado grupo de escritores, cronológicamente tardíos en cuanto a su aparición pública. Hay tonos absolutamente personales, sonoridades variadas, estilos muy distintos, pero mucho en común, fundamentalmente por el sello a fuego que la dictadura les dejó, todo lo cual se ve reflejado —explícita o implícitamente— en las respectivas obras de cada uno de ellos. Y hay además una pérdida —no se sabe bien de qué, aun cuando se intuya— como hilo conductor de esa literatura que irrumpe queriendo dejar atrás toda forma de ingenuidad. Se trata de un conjunto de voces que afanosamente intenta recuperar el tiempo perdido (la militancia social, política y gremial, en muchos casos desde la clandestinidad, fue la tarea primordial que sostuvieron muchos de estos creadores durante los años más duros). Entre los principales representantes de esta generación “tardía” (y en buena medida, involuntaria) se podría citar los nombres de Tomás de Mattos, Lauro Marauda, Mario Delgado Aparaín, Carlos Liscano, Rubén D’Alba, Andrea Blanqué, Roberto Genta Dorado, Rafael Courtoisie, Helena Corbellini, Roy Berocay, Leo Masliah, Suleika Ibáñez, Jorge Chagas, Héctor Rosales, Gabriel Peveroni, Roberto Appratto, Jorge Meretta, Hebert Benítez Pezzolano, Jorge Majfud, Zully Ribeiro, Melba Guariglia, Miguel Motta y Claudia Amengual, entre otros. Las diferencias más notorias que esta nueva literatura uruguaya mantiene con la anterior a la dictadura, se dan fundamentalmente a nivel de la narrativa. Si bien —aun despojado de la visión dura y pura de décadas atrás— sigue habiendo realismo, se agregan con mucha fuerza, dentro de esa arquitectura revisionista, elementos extraños y fantásticos, poco frecuentes en los años sesenta y setenta, donde predominaba en forma casi exclusiva un hiperrealismo urbano (con excepción del entonces muy combatido Felisberto Hernández). Pero si bien hay una visible distancia que las separa, también estas dos generaciones tienen puntos de contacto entre sí; en los nuevos sigue presente —por ejemplo— el conflicto del Hombre con su exterioridad, la impregnación de la ciudad en el ser humano, el sexo convertido en la única puerta de escape. (Como habitualmente sucede cuando una generación llega para ocupar el lugar de otra, siempre convive, en ese intento de parricidio, un reconocimiento tácito al “padre”). En cuanto a la poesía —y a diferencia de la nueva narrativa, que para navegar hasta la orilla eleva voces y apuestas con respecto a sus antecesores— ésta emerge a la salida de la dictadura enfocando su proa hacia el silencio, sin mirar hacia atrás con tanta atención. Como descifrando una combinación secreta que la poesía comprometida de los sesenta extravió debajo de las palabras, los espacios en blanco parecen articularse a lo interno de la estructura poética. Desde ese equilibrio entre lo manifiesto y lo implícito, se reivindica el entendido de que en la literatura en general, y en la poesía en particular, la recta suele ser el camino más largo entre dos puntos. Emparentada a los grafitis vertiginosamente instalados sobre los muros de la dictadura, tal vez de allí descienda, de alguna manera, esa poesía breve, llena de viento, que parece provenir del diálogo con una ciudad solitaria y amenazante. La intención de construir lo nuevo con los ladrillos de lo que se ha demolido, llegando paralelamente desde la vereda narrativa y desde la poética, completa el círculo de una generación que pese a todos los obstáculos llegó a la cita. Un poco tarde pero a tiempo. Con la mirada intacta. ** Gustavo Esmoris gustavoesmoris@gmail.com Periodista uruguayo (Montevideo, 1959). Es egresado como animador en el Primer Centro de Animación y Coordinación de Talleres Literarios Quipus, en la Casa Bertolt Brecht (http://www.casabertoltbrecht.org.uy). Es periodista del semanario Voces del Frente (http://www.vocesfa.com.uy), donde tiene una columna cultural, y desde 2001 integra el taller literario Lauro Marauda. Ha publicado los poemarios Detrás de la noche (Banda Oriental, http://www.bandaoriental.com.uy, 1992), Calles vacías (Banda Oriental, 1998) y Adyacencias (Ediciones de Aebu, http://www.aebu.org.uy, 2002), así como la novela Un viejo octubre roto (Rumbo Editorial, 2007; ganadora del primer premio de narrativa del Concurso Municipal de Literatura). Además, textos suyos aparecen en Breve muestra de poesía contemporánea del Río de la Plata, selección dos (Bianchi Editores, 1995), Cuentos para las cuatro estaciones (Ediciones de Aebu, 1996), Pájaros en el espejo (Ediciones Ideas, 2003) y Voces en las manos (Tradinco, 2006). Mantiene una bitácora literaria en http://gustavoesmoris.blogspot.com. === John Lennon: el mundo será uno Gabriel Mantilla Chaparro ========= Imagine es la imagen permanente de un hombre que marcó este siglo (al igual que Martín Luther King, Ernesto Che Guevara, Gandhi). Cada uno en su propio papel existencial fue un rebelde. Amaron, soñaron y lucharon por lo que consideraban lo más elevado: su pueblo, su historia personal y su derecho a imponerse contra toda la adversidad. John Lennon mismo se confiesa. “Siempre fui un gran rebelde”. Pero no fue su objetivo disociarse de la sociedad, sino contribuir a sus transformación desde dentro de ella misma. Fue “rebelde”... Pero un hombre común. A la vez que músico, también “poeta”, “fanfarrón” y “loco”. Se reconocía como tal. ¿Qué le llevó a ser tan extraordinario? ¿Qué le llevó a ser el hombre de la década de los setenta? Su salto sorprendente desde una taberna de baile de Liverpool al centro de un mundo agitado por la Guerra de Vietnam, por la crueldad y el sacrificio de un pueblo remoto y la pérdida inútil de tanta vida joven en esa controversia; un mundo atiborrado de convencionalismos hipócritas desvitalizando su derecho a ser mejor, menos aburrido y con mayores garantías de supervivencia; un mundo excesivamente ideologizado, enredado en la telaraña de la Guerra Fría, del espionaje, de misiles nucleares amenazando con la mutua destrucción, un mundo que clamaba por la descolonización y el cese al intervencionismo militar en las naciones débiles, un mundo conmovido por la imaginación del terrorismo. ¿Qué esperaban los jóvenes de entonces? Una voz universal, un mensaje desenfadado, una sugerencia, no una orden, un signo de ruptura con el convencionalismo extremo, una aventura prolongada y hermosa, un sueño, un sonido, una nueva canción, una nueva luz. Y eso significaron Elvis Presley, Janis Joplin, The Beatles, Bob Dylan, Allen Ginsberg, Joan Báez y otros. Pero The Beatles fueron la flor del trébol que mantuvo incólume, flotando en esa inundación de nuevas manifestaciones (algo extraño, porque su vida fue relativamente efímera como grupo). Luego vendrían grandes bandas y solistas como Led Zeppelin, Yes, The Temptations, Deep Purple, Uriah Heep, Grand Funk, Rolling Stones, Genesis, Super Tramp, Ten Years After, Bee Gees, Crosby Steel y Nash, Frank Zappa, Jethro Tull, The Jackson Five, Elton John, David Bowie, Alice Cooper, Eric Clapton, Isaac Hayes, etc... Pero The Beatles fueron los primeros, abrieron el camino. Ellos crearon el espíritu y las condiciones para ir a lo de Woodstock y Bangladesh. Estuvieron juntos hasta que ya no fue posible, vivieron su gran etapa personal y como banda, pero llegó el momento de romper ese sueño, ya no funcionaba para ellos... y menos después de la muerte de su empresario Brian Epstein. De allí esa inextinguible esperanza de sus fanáticos por volver a verlos unidos. Esa nostalgia. Los Beatles sintieron tempranamente que sus admiradores tendían a apoderarse de sus vidas y huyeron de esa histeria avasallante. Y supieron dar la lección... nunca demostraron nostalgia por el pasado como la banda que rompió la música y el mundo en dos. Aceptaron que no fue a propósito, que fue una simple circunstancia o que, en todo caso, si hubiese habido algún propósito consciente estaba quizás en la mente de ese genio que distinguió a Brian que él era quizá el gran rebelde y que encontró en John Lennon a su mejor aliado. Como banda sí hubo planes, proyectos, pero terminaron, como toda cosa que empieza, conocieron un final. De ahí el mensaje que nos transmite el Beatle mayor: “Todos los planes y proyectos son sólo sueños / lo único que realmente deberían hacer / es hacer el amor / No espero que tú comprendas ahora / que el reino de los cielos está en tus manos / No espero que tú despiertes de tu sueño / demasiado tarde para llorar”. Este “rebelde” saltó de Liverpool al paraíso. Sacó provecho del caos, del histerismo, de la confusión política, moral y religiosa de su tiempo. Hizo provecho consciente de los frutos que obtuvo por su profesión de músico. Un extraordinario músico, un músico espontáneo, con capacidad de liderazgo y potencialidad para crear exactamente lo que la gente necesitaba... lo que él mismo necesitaba. Y en eso fue un empresario de la poesía crecida a través de la música, fundamentalmente del piano y de su condición vocal, porque, a decir verdad, las letras, como composición poética, no serían tan “geniales” sin esa música que las acompaña. Después de separarse, cada uno tomó su propia ruta aunque el camino fuera en apariencia el mismo. les gustaba el dinero y la publicidad, se vestían finamente aunque con diseños originales, entraban en lujosas limosinas, pero su valor nos demuestra que no confundieron la rebeldía con el fatum (destino) de sumirse en la trampa de tragarse los mitos sin masticarlos, como advierte agudamente Álvaro Mutis. Saltó a su Paraíso de Titternhurst, en Ascott, Inglaterra. Allí hizo el amor por primera vez con la mujer de su vida: Yoko Ono, la fea más hermosa. Allí se deslumbró de tanta riqueza Julian, su primer hijo (habido con Cinthya, su esposa), quien iba de una calle de casas apretadas en un suburbio de Londres, a pararse en el centro del paraíso de su padre, hasta entonces desconocido por él, un hombre que por estar dedicado a dar al mundo motivos para afirmarse en el siglo no pudo estar pendiente de su hijo... Ambas cosas a la vez no fue posible realizarlas. Más tarde, en carta a Cinthya, le dice: “Me apena y lamento haberme perdido el hecho de que Julian ha estado creciendo. Ahora es un hombre y lo extraño terriblemente. He sido un sinvergüenza, porque no le presté atención y lo eché de la habitación cuando hacía ruido”. Sin embargo, Cinthya no desconoce el pasado infantil y adolescente de Lennon. Su padre estuvo en la guerra de 1940, y luego se desaparece. Lo crió una tía, no sin dificultad. Pero fue siempre un niño creativo, inquieto, nunca desaprovechó un instante. Relata su tía: “Yo tenía que ser fuerte porque tenía que criar a un niño. Mi trabajo era estar ahí. Él nunca llegó a una casa vacía. Lo que él no podía entender era cómo yo sabía cuándo él estaba por hacer una de las suyas. Era creativo y simplemente un líder. Si se sentaba nunca perdía un minuto: o estaba dibujando, o escribiendo poesía, o leyendo; era un lector ávido. Todas las noches se dormía cantando”. Con justificada razón dice Cinthya: “Creo que John se vio obligado a ser un padre incompleto”. Sí, obligado a buscar su lugar en el mundo que se lo había negado. Y como carecía de “modelo” para ser un padre cabal, tuvo la felicidad de repetir su desgracia en su relación con Julian, precisamente cuando el mundo no apartaba sus ojos de él, cuando él era el símbolo de lo que soñaban ser los hijos de los indiferentes. Vuelve a encontrarse con su madre a los dieciséis años reanudando con ella una relación más bien tormentosa. Sin embargo, ella le enseñó lo más importante: la música, a tocar el banjo y la guitarra. Poco después moriría: “La atropelló un policía que estaba borracho. La perdí dos veces”. Inspirado en esa relación traumática y resentida con sus padres, escribió la célebre canción que ninguno de nosotros, los adolescentes de entonces, desconocía. Aunque en un principio no supiéramos qué significaba, qué traducía, su solo título lo decía todo, y la forma fuerte, enérgica, convincente y desgarrada como la cantaba, parecía suficiente para entenderla: “Mother”. Mamá / tú me viste / yo jamás te tuve / Yo te quería / pero tú no me quisiste / por eso yo / sólo tengo que decirte / adiós / adiós / Mami no te vayas / Papi ven a casa / Mami no te vayas / papi ven a casa / Mami no te vayas / Papi ven a casa. El rock and roll y el surrealismo serían las dos grandes fuentes en las que bebió la miel y el veneno de su música. Elvis Presley era su ídolo en sus tiempos de Liverpool: “Todos esperaban para verlo (en películas) y yo también; todos gritaban cuando aparecía en la pantalla. Nosotros pensábamos: eso es un buen trabajo”. Y con respecto al impacto que causó en él el maremágnum surrealista, confiesa: “El surrealismo tuvo un gran efecto en mí, porque me di cuenta de que la fantasía de mi mente no era locura, la visión psicodélica es realidad para mí”. John Lennon no era ningún chico dulce, ningún hombre en extremo compresivo. Era duro, implacable consigo mismo y con los demás. No le agradaba la idea de que la gente absorbiera sus canciones al punto de tomarlas como razón suficiente para invadir su vida privada o considerarse con derecho a ser protegido suyo. Pero, lamentablemente para él, era Beatle, la cabeza visible de un grupo que surgió en el momento más oportuno, y eso lo convertía en un mito viviente. Razón por la cual un mismo fanático suyo le asesinaría más tarde, cuando justamente alcanzaba la edad de cuarenta años... “Sólo soy un tipo que escribe canciones”, decía. La vida de cualquiera de ellos era una ventana abierta, un diario. Pero más en John Lennon, el más excéntrico, el más carismático de ellos, el compositor estrella, el antiguo fundador de la banda The Quarrymen antes de formar The Beatles, el que tenía que ocultar a su esposa Cinthya para que las fanáticas mantuvieran su vibración hacia él y hacia el grupo, el del pelo más largo, el que dejó a la rubia inglesa y más o menos atractiva, por una asiática, pequeña y físicamente fea, con la que se fotografió desnudo para el mundo. Muchos, por cierto, no digieren aún esa aparición tan absoluta de Yoko Ono en la intensiva vida de los últimos años de Lennon; él tenía sus intensas buenas razones para defender su derecho a vivir y amar a Yoko, pero los que tragan mitos sin masticarlos no habían llegado (y muchos aún no lo logran) a este nivel de entendimiento acerca de quién fue verdaderamente este hombre que el mundo conoció como John Lennon. El mismo que los miembros del ultraderechista Ku Kux Klan querían quemar vivo en el nombre de Cristo. Quién era este hombre que un día se apartó de todo para dedicarse a criar a sus hijos y más a Sean John, el segundo de ellos. Él mismo escribió: “Cierra los ojos / no temas nada / el monstruo se ha ido / está huyendo / y papi esta aquí / hermoso hermoso, hermoso niño / Ahí en el océano. Navegando / casi no puedo esperar / para verte hecho un hombre / pero se me ocurre que ambos debemos ser pacientes / antes de cruzar la calle / Toma mi mano / la vida es lo ocupado haciendo otra cosa / Hermoso, hermoso, hermoso / Amado niño”. Esta dedicación a su segundo hijo le reivindica como padre, lo que testimonia el mismo Sean, quien por cierto dirigió, junto a su madre Yoko, el video que presentaron los artistas norteamericanos contra la reciente Guerra en el Golfo, titulado “Give Peace a Chance” (“Den un chance a la paz”). Dice Sean John: “El hecho de que mi padre interrumpiera su carrera musical para criarme me hace sentir bien. Sé eso. Solía tocar su música a mi alrededor... En realidad nunca me había dado cuenta de que era un Beatle hasta que vi la película Yellow Submarine (El submarino amarillo). Ahí me di cuenta. Él decía: “Sí, esos son los Beatles, yo era un Beatle, pero eso ya terminó y ahora paso todo el tiempo contigo”. En ese paraíso de Titternhurst, en Ascott, entre sus amigos y músicos, y sus inseparables Yoko y Sean, pasó el resto de su vida siempre escribiendo música, explorando la magia de su piano blanco, grabando en su propio estudio, es aquí donde escribía la canción que viene a cerrar el ciclo de su creación y abrirá con ella la ventana de su inmortalidad. Es verdaderamente una canción dulce, ideal y definitiva. Dijo en ella lo que le pasaba por dentro: mucho en pocas palabras, y al igual que cuando empezó, lo que todos queríamos oír, y como “Mother”, también la cantamos, pero esta vez nos apresuramos a indagar su significado. Esa canción es “Imagine”. “Imagina que no existe paraíso / es fácil si lo intentas / sin infierno abajo / arriba el cielo / imagina a todo el mundo entero / puedes decir que soy un soñador / pero no soy el único / Espero que algún día te unas a nosotros / y el mundo será uno”. Es muy posible que haya sido él, entre los creadores musicales contemporáneos, el que más sentido de la oportunidad tuvo y estuvo veinte años entre nosotros, escaso tiempo, diríamos. Idealista, optimista, positivo, fraterno, solidario, rebelde, excéntrico millonario y artista, caprichoso, reconciliado consigo mismo, genial músico y encomiable padre y esposo amante. Dijo una vez: “la década del setenta fue como despertarse en la mañana y todavía no hemos llegado a la hora de cenar...”. Era ya, en ese momento, el hombre de la década. Y ahora decimos: “John se fue a cenar... lo esperamos para el desayuno”. ** Gabriel Mantilla Chaparro gabrinadja@yahoo.com Escritor colombiano (Cali, 1954). Reside en Venezuela, país del que se nacionalizó. Licenciado en letras y magíster en literatura latinoamericana por la Pontificia Universidad Javeriana (http://www.javeriana.edu.co). Es profesor asociado y jefe del Departamento de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve), en Mérida. Dicta las cátedras de Taller de Poesía y Cuento y de Literatura Contemporánea. Es autor de los libros de ensayo Hernando Track, el superior de las lámparas (1992), Vivir a pulso (1995), Ser filosófico y ser poético en la obra de Álvaro Mutis (2001), Los hijos de Acteón (2002) y Viaje al poema (2003), y de los poemarios Último bosque (1985), Canción para Mervarid (1985), El velo de Maya (1998-2000), Una tumba en el bosque (2000) y Larga es la noche (2001). === Efectos diferentes (Ovidio y otros) Raúl Lavalle ================= Dice la mitología que el niño Cupido, dios del amor, lanzaba dos tipos de flechas. Con unas provocaba el amor en quienes eran heridos; con las otras, rechazo. Pues bien, veremos aquí otras cosas que tenían también efectos contrarios. Pero lo primero que tiene doble valencia es la voz griega phármakon (1), que significa primero “remedio”, pero después “droga funesta”, “veneno”. A estas acepciones podemos agregar otras: “preparación mágica”, “tintura”, “ensalmo”, “fórmula” (2). Lo que hace la diferencia entre un remedio y un veneno es otra noción griega, la dosis, “lo que se da”, que también es término técnico de la medicina. Así lo expresa el saber enciclopédico de San Isidoro de Sevilla, echando mano de una etimología equivocada (cosa nada rara en su época): “El nombre medicina se considera que viene de modo; esto es, del temperamento, de forma que no se administre lo que se necesita sino poco a poco. Pues la naturaleza se entristece ante la abundancia, pero se alegra ante la medianía. Por ello quienes beben antídotos o pigmentos asiduamente o en abundancia, son dañados. Pues toda falta de moderación no lleva salud sino peligro” (3). Sobre las mentadas saetas de Cupido, una de oro y otra de plomo, así narra el poeta latino Ovidio, cuando cuenta cómo el dios hijo de Venus hirió a Apolo: “Sacó de su aljaba dos dardos / de diversos efectos: uno ahuyenta, el otro causa el amor. / El que lo causa, tiene punta y brilla su aguda cúspide; / el que lo ahuyenta, es obtuso y lleva en su caña plomo. / A uno lo clavó en el pecho de Dafne, hija de Peneo; / con el otro atravesó los huesos y médula de Apolo. / Inmediatamente él ama, mas ella huye hasta del nombre de amante” (4). Como vemos, la mitología así explicaba las afinidades afectivas, las cuales me animo a decir que pocas veces se dan. Cabe aclarar que el fixit del v. 472, que es “clavó”, habría que entenderlo en un sentido más amplio, pues no tenía punta sino que era obtuso. Al tópico aluden estos versos de Eurípides: “Eros, de dorada cabellera, dos dardos / lanza de sus gracias; uno es / para un destino feliz; el otro, / para confusión de nuestra vida (5). Y estos otros, de Góngora: Juntos así nos criamos, y Amor en nuestras niñeces hirió nuestros corazones con arpones diferentes. Labró el oro en mis entrañas dulces lazos, tiernas redes, mientras el plomo en las suyas libertades y desdenes (6). El italiano Ludovico Ariosto (1474-1533), en su Orlando furioso, cuenta cómo Reinaldo de Montalbán, uno de los caballeros de Carlomagno, estaba enamorado de Angélica, reina del Catay. Antes era al revés: Angélica amaba a Reinaldo, pero éste la rechazaba; de repente todo cambió, pues él la amaba y ella sólo sentía por él desdén. ¿Cuál fue el motivo? Otra vez el tópico de los dos efectos: E questo hanno causato due fontane che di diverso effetto hanno liquore, ambe in Ardenna, e non sono lontane: d’amoroso disío l’una empie il core; chi bee dell’altra senza amor rimane, e volge tutto in chiaccio il primo ardore. Rinaldo gustò d’una, e amor lo strugge; Angelica dell’altra: l’odia e fugge (7). En realidad aquí no hay una cosa con dos poderes, sino que cada fuente tenía el poder de cambiar los afectos; en todo caso el amoroso azar dispuso que cada uno bebiera en una distinta. Creo que así suele ocurrir; al menos así pensaba el Ariosto, quien en otro lugar decía: “Ingiustissimo Amor, perchè sì raro / corrispondenti fai nostri disiri? / Onde, perfido, avvien che t’è sì caro / il discorde voler ch’in dui cor miri?” (8). Y Prisciano, autor latino del s. VI d.C., en su poema Descripción de la tierra, menciona a Débride, ciudad de Libia “que supera a todas por el admirable don de una fuente / que caliente hierve en el frío de la noche y las sombras, / pero que es fría como el hielo ante los rayos del sol y el fuego” (9). Las fieras, el clima, el desierto, los pigmeos y todas las maravillas de África bien podrían admirar a estas raras aguas, de dos efectos y fuerte personalidad, pues no van por donde va la corriente. Por otra parte, se parecen al amor, que según Quevedo “es hielo abrasador, es fuego helado” (10). Y Quinto Curcio, escritor latino del s. I d.C. (11), también nos habla de una fuente, cercana al oráculo del dios egipcio Hamón, que tenía propiedades semejantes. La llamaban Agua del Sol. Al amanecer era tibia; a mediodía, en el máximo calor, fría; al acercarse el atardecer, caliente; a media noche, hirviente; al acercarse la luz, multum ex nocturno calore decrescit (12). Una novela griega medieval, la Historia de Calímaco y Crisórroe, habla de una manzana de oro que podía matar y también devolver la vida. Esto es lo que le ocurre a Calímaco, el príncipe protagonista del relato. En efecto él había muerto por la manzana pero sus hermanos encuentran en ella la inscripción: “Si algún muerto sin sentidos huele la manzana, / inmediatamente recobrará sus sentidos y la vida” (13). Y la mitología decía que Télefo, un hijo de Heracles, había sido herido por Aquiles en el muslo. Apolo en un oráculo predijo que lo que lo había herido lo curaría. Así fue años más tarde: aplicó herrumbre de la lanza de Aquiles sobre la herida y sanó (14). ¿Pero por qué este tópico de los dos efectos, que acabamos de recorrer un poco? No sé, pero me animo a una endeble interpretación: nos gusta porque nosotros también tenemos dos efectos; porque, capaces de grandes maldades y a la vez de conmovedora bondad, hacemos el bien y el mal con los mismos medios. Es lo que a diario vemos: somos como los fármacos. Sin duda otros, más preparados e inteligentes que yo, darán mejores explicaciones. Creo de cualquier forma que tener a mano estos ejemplos puede ser útil a quienes enseñan literatura. Notas 1. Para evitar el uso del alfabeto griego, translitero las palabras griegas de un modo aproximado. 2. Cf.: M. A. Bailly. Dictionnaire grec-français. Paris, Hachette, 1938, s. v. Phármakon. 3. San Isidoro de Sevilla, Etimologías, 4, 2. 4. Ovidio, Metamorfosis, 1, 468-474. 5. Eurípides, Ifigenia en Áulide, 548-552. 6. Luis de Góngora. Obras completas, 6ª ed. (ed. Juan Millé y Jiménez - Isabel Millé y Jiménez). Madrid, Aguilar, 1972, romance Nº 17. 7. Ludovico Ariosto, Orlando furioso, 1, 78. 8. Ludovico Ariosto, Orlando furioso, 2, 1. 9. Prisciano, Descripción de la tierra, 203-205. 10. Francisco de Quevedo. Obras completas I (poesía original), ed. José Manuel Blecua. Barcelona, Planeta, 1963, p. 387. 11. No hay certeza acerca de la época en que vivió. 12. Quinto Curcio, Vida de Alejandro Magno, 4, 7. 13. Historia de Calímaco y Crisórroe, 1406-1407. 14. Cf.: Pierre Grimal. Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona-Buenos Aires, Paidós, 1981, s.v. Télefo. ** Raúl Lavalle raullavalle@fibertel.com.ar Docente argentino (Buenos Aires, 1953). Enseña latín en varias instituciones de Buenos Aires y es autor de varios artículos relacionados con las literaturas griega y latina. Actualmente presta especial atención a la presencia del mundo clásico en el mundo de hoy (los motivos clásicos en las canciones populares, en la publicidad, en autores contemporáneos, entre otros temas). === Cereté se vistió de Lena Reza Leopoldo de Quevedo y Monroy ======= Cereté es costa y valle, Río Sinú y tierra fértil. Es de algodón, arroz y ñame. Cielo con nubes blancas cargadas de mar y truenos. “Si acaso ves una nube negra debes saber que es lluvia fija”, predice Irina Henríquez, piel de río y de diosa sinuana. Su paisaje es de paz con horizonte largo y un poco más allá está el monstruo verde con sus crespos blancos. Cereté es una señora a la que todos los días le hacen calles de honor sus arboledas de cerezos, matarratones, palmas nobles y acacias florecidas. En esta semana los diablos de diciembre se levantaron de madrugada con tambor gordo, redoblante, corneta y clarinete negro. Nos despertaron con su alegre canto de vallenato, fandango, bullerengue y gaita. Las mariamulatas, los corromochos y las alondras salieron a la puerta de su nido, pararon sus trinos y le dieron turno a los cuatro muchachos en la esquina del Hotel Cacique T y en la plazoleta principal. Luego el repique de la campana tocó su sonido de sabor a bronce y anuncio de rosario de aurora. Cereté estuvo de fiesta por las mujeres de la verdad y la poesía. En la Casa de Cultura, por la Calle de las Flores y el Bulevar del Río Bugre, una treintena de poetisas dejó el rastro de su palabra y el pueblo entero aplaudió sus gozos y pesares. El malecón, que adorna con sus luces la noche, y el cauce del rumor del agua, le dieron la bienvenida con su majestuosa imagen. Gómez Jattin volvió la cara y sonrió a Lena Reza que trajo a su mesa a mujeres que ofrecieran el rico manjar que sólo prueban las musas allá, en el cercano Olimpo. Este año vinieron con sus rebozos y retozos de España, Venezuela, México y Perú a acompañar en el concierto de palabras y sonidos a colombianas de la variada superficie patria. Oímos a Josefa Parra, a Doris Moromisato, a Flor Aguilera, Gloria María Medina, a Ela Cuavas, a Margarita Galindo, Guiomar Cuesta, Nora Carbonell, Tania Maza, a Belkys Arredondo, Astrid Salazar, Beatriz Vanegas, Idania Ortiz, a Elcina Valencia, negra de canción y baile, a Marga López y a la poetisa abuela Meira Delmar, que engalanó con lujo el XV Encuentro de Mujeres Poetas de Cereté con su embeleso y simpatía. El evento se ha convertido en monumento a la calidad sonora de la poesía de mujer con paisaje de costa, mote de queso y enyucado. Por cinco días la poesía anduvo del brazo de mujeres de color y canto, de sabor y encanto. Y su alegría alcanzó para repartir su aroma hasta Montería, la Universidad de Córdoba, San Pelayo, Cotorra, San Antero y el mar Atlántico gozó con el recital junto a sus olas en movimiento de leva. Los niños en la premiada Biblioteca Pública dirigida por Vera Centeno, hicieron sus pininos poéticos junto al hada y maga Marga López y los brindaron a sus padres y a la tarde cubierta de sol y vellones de agua. Ni la lluvia ni las improvisadas ciénagas dañaron la visita de estas divas enviadas por Safo y Virgilio a contribuir a la paz y a la Cultura. Terminó el encuentro y las garzas cereteanas alzaron vuelo con la V del triunfo. El aire se llevó sus versos y el tiempo escribió en sus páginas tantas horas de remar y tejer poemas. Cereté, como casa viajera, tendrá lista sus alcobas para que vuelvan estas y otras aves a habitarla y llenen sus bellos aposentos republicanos de carcajadas, anécdotas y arrullos de palomas con mensajes en sus picos. ** Leopoldo de Quevedo y Monroy leoquevedom@hotmail.com Escritor colombiano. Abogado egresado de la Universidad Libre (http://www.unilibre.edu.co) y magíster en Docencia Universitaria por la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). Ha publicado Confesiones de un cura casado (Corredor, 1999), El anteproyecto y el proyecto de investigación, los poemarios Versos sacros y profanos (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2005) y Cotidianidad en Re-verso (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2006) y diversos materiales en el diario El Tiempo (Cali) y la revista Plenilunio. Ha participado en eventos literarios como la “Hora de la Poesía” en la Feria del Libro en Bogotá (2005), el V Festival Internacional de Poesía en Cali, la XI Feria del Libro Pacífico y otros. === Albacea Alberto José Pérez ======================================= Miguel Honduras, en la presentación de Albacea, libro de poemas de Ramón Ordaz, manifiesta, dice, que los poetas son lectores del mundo que viven como parias en él; yo difiero del maestro Honduras. No es un paria el poeta, no son parias los poetas, no. Son en todo caso, iluminados, en la oscuridad del mundo que viven. Son arquitectos de los sentidos, dadores de sueños; fundan dolores y cantan, eso sí, como si el próximo día fuese el último; descifran códigos de vida que sólo a través de la poesía es posible conocer, por eso el poeta es un inventor, un dador de vida y mundos. Así pude entender aquella frase certera que hace muchos años le escuché decir a Manuelito Malaver en una fiesta bonita para Ignacio “Indio” Figueredo, en San Fernando de Apure: La poesía es la verdadera literatura, y cómo no serlo, poeta. Ramón Ordaz es de esos poetas que de tanto andar goza la libertad de las formas del tiempo y como su albacea, elevado en los campos del sueño donde lo obvio es la muerte, lo demás no es otra cosa que “...un lugar que no es más que nombre / el polvo que pasa y no regresa...”, pero más allá el discurso del poeta se ensancha con el sentido político que significa la palabra “patria” y en cantos bien logrados, lejos de la vulgaridad y pobreza panfletaria, tan común en el tratamiento de asuntos nacionales, patrios, Ordaz logra erigirse en una voz que multiplica su acento, sin que sus versos se debiliten ante la indignación que le produce la presencia extranjera, dicho de mejor forma, la presencia imperial: “...un día de Ira, un día, United Status / una hoja más en el Apocalipsis / que escribes con tus armas / un día, / signa todos los días / tu historia en occidente...”. De manera que Ramón Ordaz al momento de nombrar elementos tan comunes lo hace con tal elegancia, con tal dulzura que toda esa mezcla de horrores que significa, por los menos, el siglo XX, se hace inolvidable, con la poesía como albacea testamentaria de toda su historia, cantada de tan buen modo y tono, desde el lugar deseado, desde la palabra deseada, por Ordaz. Pero los días del mundo parecieran tener, todos, esa sombra, así ha ido tras de sí mismo el hombre, como el tango de Gardel: por una cabeza, por un poco de oro. Albacea (Fondo Editorial del Caribe, 2003), tiene asiento y llama: Mi destino era otro, pero el viaje, en fin, era el mismo: alcanzar la orilla donde se pierden los caminos O en aquella Esa patria, tu vientre cuyo último terceto transcribo a continuación: Vuelvo a la huella, verso tu vientre; las albas claras de quien espera vivir tus sueños, vivir tu patria, tus hemisferios. Ordaz (1948), autor de numerosos libros de poesía y algunos de ensayos, es también animador y fundador de revistas literarias y factor importantísimo en la vida de la Casa Ramos Sucre, allá, en la muy recordada ciudad de Cumaná, en el extremo más oriental de Venezuela, donde, por cierto, su poesía goza de simpatía legítima como si fuera un solo aplauso, en el momento en que más se necesita. ** Alberto José Pérez albertoperez802@hotmail.com Poeta, editor y comentarista literario venezolano (El Samán, Apure, 1951). Ha obtenido reconocimientos por su obra poética entre los cuales vale mencionar el Premio Único de Poesía de la Bienal de Literatura de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) por su libro Homenajes (1991), y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), por el poemario El espejo y la memoria (1987). También ha publicado los poemarios Los gestos tardíos (1975), El libro de Barinía (1985), Marca (1984), Olor de amor (1995), Como si valiera un siglo (1996), Retrato de memoria del corazón de una mujer (1997), Un poeta como yo (2006) y la antología poética El poeta de quien les hablo (1999). === Mercurial Periodística ================================================ === Un caso de ética y defensa del derecho de respuesta =================== === y un intento de preservar la memoria política ========================= === de David Ledesma Vázquez (1934-1961) ================================== === Sergio Román Armendáriz =============================================== (Nota del editor: a fin de aclarar un concepto que sobre su amigo, el poeta ecuatoriano David Ledesma Vázquez, se emite en un artículo publicado en el diario El Mercurio, de Cuenca, el también poeta Sergio Román Armendáriz, hoy radicado en Costa Rica, remitió dos cartas a la dirección del medio. Ambas cartas quedaron sin respuesta, por lo que Román Armendáriz ha decidido darlas a la luz pública). ¡Ay, del periodista que convierta su pluma en cuchara! Juan Montalvo (1832-1889) polemista ecuatoriano, autor de Mercurial Eclesiástica I. Brújula de Mercurial Periodística Norte. “La frase de la discordia” (cita del tercer párrafo del artículo del señor Luis Gerardo Salgado Espinoza: “El poeta de la corbata amarilla”). Sur. “Intento de aclaración” (carta 1 destinada al señor Luis Gerardo Salgado Espinoza, periodista del diario El Mercurio, Cuenca, Ecuador). Este. “David Ledesma Vázquez: ¿desganado o entusiasta de la Revolución Cubana?” (carta 2 destinada al señor director del diario El Mercurio, Cuenca, Ecuador). Oeste. Anexos (no se incluyen). II. Contenido de Mercurial Periodística Norte. Cita: La frase de la discordia Para enfocar la atención en la frase que llevó a Sergio Román Armendáriz a redactar dos cartas, vía correo electrónico (al autor del artículo y al director del diario El Mercurio de Cuenca, Ecuador), se transcribe únicamente el tercer párrafo del texto del señor Luis Gerardo Salgado Espinoza: “El poeta de la corbata amarilla”, enfatizando, con letra itálica, la frase de la discordia: “La Casa de la Cultura Ecuatoriana, matriz, editó la poesía completa, en la colección Memoria de Vida. El escritor, en su desencanto, estuvo en la búsqueda de una definición más clara de la existencia, e hizo que pugnara por los interrogantes, en esa escena de hombre cotidiano que se batió el pan como locutor (voz varonil la suya en contraposición con sus preferencias amatorias), colaborador de prensa, actor de teatro, viajero por Cuba y Argentina, desganado de la revolución cubana, pese a que mantuvo un programa radial sobre ésta”. Salgado Espinoza, Luis Gerardo. “El poeta de la corbata amarilla” (tercer párrafo). En: Diario El Mercurio, Cuenca, Ecuador, 11 de septiembre del año 2008. Sur. Carta 1: Intento de aclaración Curridabat, Costa Rica, 11 de septiembre del año 2008 Señor Luis Gerardo Salgado Espinoza Diario El Mercurio. Cuenca, Ecuador Sr. Salgado: Los insomnios propios de la vejez me llevan a la deriva por la red de redes y así, en este amanecer del día 11 de septiembre del año 2008, acabo de leer su artículo “El poeta de la corbata amarilla” acerca de mi entrañable compañero y hermano en la poética simbolista y en la política de izquierdas, David Ledesma Vázquez, nota que publica, hoy mismo, El Mercurio de Cuenca, texto que yo me apresuro en contestar. En mi calidad de sobreviviente del lírico Club 7 y del Toachi urjista, debo agradecer que su pluma nos recuerde, gracias a David, poeta emblemático que le da voz y nombre a toda nuestra generación. Pero, permítame expresarle mi desacuerdo en lo concerniente a su expresión “...desganado de la revolución cubana, pese a que mantuvo un programa radial sobre ésta”. Debo decirle que conocí a David desde nuestras primeras escaramuzas estudiantiles en la imprenta y en las aulas del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte, hasta el momento de su adiós supremo, y en ese tránsito de 1951 a 1961 hicimos juntos muchas cosas que ya pertenecen a la historia, siempre juntos, también con Carlos y Gastón e Ileana, entre ellas, el Club 7, su taller y su publicación plural; Triángulo, otro libro compartido; el programa radiofónico “Aquí... Cuba”, que dedicamos a combatir la desinformación o el silencio alrededor de tan libérrima gesta. Además, viajamos juntos a la isla, barajamos horas y horas de conversación política (que iba desde la Bolivia insurrecta de 1952 y la Guatemala o “Guatebuena” de 1954, hasta la Cuba guerrillera de 1959) charlando alrededor de algunas cervecitas frías o sin ellas, y, resultado de nuestra militancia revolucionaria y poética, él escribió Cuba en el corazón y yo escribí Varón en La Habana, dos poemarios breves que íbamos a editar asimismo unidos bajo el título Dúo, pero su muerte y mi exilio frustraron ese afán. Dígame, señor Salgado, si yo tengo o no tengo elementos de juicio para saber si David era un desganado o un entusiasta de la causa socialista. Permítame con todo respeto decirle que David nunca fue un desganado de la revolución. David Ledesma Vázquez fue un ser sensible y laborioso y por eso, un antiburgués, y un heterodoxo, y un alma con efluvios de ese Cristal que le dio carácter a su primera publicación. Y como todos nosotros, agonistas, sí, herederos literarios de Vallejo y de Medardo Ángel Silva y de Barba Jacob y de Hugo Mayo y de César Andrade y Cordero. Herederos de la utopía a la que se refiere Agnes Heller, neomarxista: “La utopía es lo que debe ser... hecho, ya”. De todas maneras, muchas gracias por recordarnos, y disculpe mi intento de aclaración cuyo énfasis puede confundirse con descortesía. Atentamente, Sergio Román Armendáriz Este. Carta 2: David Ledesma Vásquez: ¿desganado o entusiasta de la Revolución Cubana? Curridabat, Costa Rica, 12 de septiembre del año 2008 Señor director del diario El Mercurio Cuenca, Ecuador Señor director: Saludo a usted. Acompaño otra vez mi “Intento de aclaración” respecto de una frase que me parece infundada y desafortunada dentro de un artículo (por lo demás, elegante incluso desde el título metafórico y metonímico) del señor Luis Gerardo Salgado Espinoza (“David Ledesma Vázquez, el poeta de la corbata amarilla”, 11.IX.2008) publicado en el diario de su digna dirección. David (1934-1961) emblemático poeta, como todos sabemos, no puede defenderse porque murió hace cuarenta y siete años. Casi todos los miembros de nuestra generación han muerto. Sobrevivimos pocos de los cuales yo fui muy cercano amigo y compañero en la lid poética pero, sobre todo, en la lid política. El señor Salgado da una versión acerca del estado de ánimo de David y lo califica como “desganado de la Revolución Cubana”, pero esa versión es una suposición. Los hechos dicen lo contrario y esos hechos son, entre otros, nuestro programa radiofónico “Aquí... Cuba”, en defensa de la gesta revolucionaria y los poemas de su Cuba en el corazón entre los cuales emerge su “Castro en Manhattan”. ¡Ésa es la realidad! Sus lectores y sus lectoras, señor director, tienen el derecho de conocer esta otra realidad que encierra mi versión, la cual surge de mi relación cercanísima con David, como lo atestiguan dos libros publicados en conjunto: Club 7 en 1954 y Triángulo en 1960. Y, también lo atestigua el hecho de haber creado juntos el programa radiofónico mencionado que David dirigía y distribuía, pero, en el cual yo escribía los editoriales que después publiqué en Alcantarilla, sitio de ratas, 1962, un poco antes de salir al exilio. Sr. director: acuse recibo y publique mi “Intento de aclaración”. Es lo justo para sus lectoras y lectores y también para la salud del derecho a la libre expresión que defiende este ciudadano que se suscribe de usted como un atento y seguro servidor. ** Sergio Román Armendáriz romantic@racsa.co.cr Poeta ecuatoriano (Riobamba, 1934). Licenciado en ciencias sociales por la Universidad de Guayaquil (http://www.ug.edu.ec, 1959). Hizo radioteatro y periodismo y formó parte del Club 7 de poesía (1954-1962, con David Ledesma, Ileana Espinel, Gastón Hidalgo y Carlos Benevides). Exiliado en 1962 por su vinculación política a los sucesos del Toachi en Santo Domingo de los Colorados, reside actualmente en Costa Rica, país donde ha trabajado como docente en la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica (http://www.ucr.ac.cr), la Escuela de Artes Dramáticas (http://www.teatro.ucr.ac.cr) y la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva (http://www.eccc.ucr.ac.cr). También dirigió el Teatro de Estudios Generales. Cursó estudios en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (Cuec / Unam, http://www.cuec.unam.mx) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). En 2008 fue nombrado profesor emérito de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR. Ha publicado el poemario Cuaderno de canciones (Ateneo Ecuatoriano, Quito, 1959), las obras de teatro Un extraño en la niebla (Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas; Guayaquil, 1970) y Función para butacas (Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas; Guayaquil, 1972), así como el libro Palabra, imagen, poder (apuntes para elaborar un guión documental de carácter educativo; Centro de Capacitación para el Desarrollo, Cecade, http://www.cuscosolar.org; San José, 1986). Mantiene una página web en http://www.sergioroman.co.cr. === Nunca llueve sobre el Sáhara, de Pedro M. Martínez ==================== === Víctor Montoya ======================================================== Pedro M. Martínez (Madrid, 1951). Narrador y fotógrafo. Llegó a la escritura de la mano del Taller Literario de El Comercial, del que es uno de sus miembros fundadores, en cuyo trabajo participa desde el año 2000. Es director de la Revista Digital de Arte y Cultura Almiar (http://www.margencero.com), socio fundador de la Asociación de Revistas Digitales de España (Arde, http://www.arde.org.es) y socio del Círculo Independiente Ñ de Escritores (CiÑe, http://www.circuloindependiente.net). Militó en el sindicalismo y la política desde los años de la dictadura franquista. Tiene relatos dispersos en publicaciones de América Latina y Europa. El reciente libro de Pedro M. Martínez, compuesto por 18 relatos, hace gala de la destreza narrativa del autor, quien recrea los hechos y personajes que marcaron su vida. Hay remembranzas que afloran con nitidez y precisión, y otros que se mueven en la línea exacta donde confluyen la realidad y la ficción. No cabe duda de que la memoria es una fuente inagotable en materia literaria y un crisol en el cual se funden las aventuras de la imaginación. El autor, en una suerte de viaje en el tiempo y el espacio, nos invita al territorio de su infancia, donde constatamos el primer beso que le dio a la hija de la pipera, el trato cariñoso de su madre y la actitud afable de su padre, quien trabajaba en la construcción, suspendido como una alondra entre los andamios de madera. Asimismo, en “Tarde de sábado”, el primer relato de este fabuloso libro, nos familiarizamos con un tío flacuchento, enamorado y contador de historias de la Guerra Civil, y un profesor que maravilla a los alumnos con sus ocurrentes frases. No podía faltar la presencia de su abuelo comunista, quien, además de hablar de vendavales y ciclones, estaba consciente de que “hasta la madre naturaleza sabe que para progresar hay que destruir. El paso tranquilo del tiempo nunca ha cambiado nada. Es un hecho objetivo de la historia”. Sabias las enseñanzas de este abuelo que, aparte de valorar los buenos muslos de una hembra, amaba el mar cantábrico y vivía obsesionado con el viento. El abuelo, protagonista inolvidable y simpático, sufrió también los abusos de la Brigada Político Social de Franco y pasó un tiempo en la cárcel de Oviedo, sin más acusaciones que las imputadas a quienes expresaban las ideas de los enamorados de la libertad y la justicia, y repetían de memoria las célebres frases del Manifiesto: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo...”. La escuela ocupa un lugar privilegiado entre los relatos, no sólo porque es la institución oficial de la enseñanza y el aprendizaje, sino también porque en ella se inculcan las ideas de las clases dominantes, las creencias religiosas y las supersticiones de antaño. De ahí que en “El río petrificado” se destaca el temor de un niño ante la muerte, sobre todo, cuando la maestra le confirma que los pecadores se van al Infierno, a sufrir durante toda la eternidad para expiar sus horribles pecados. Y que la única manera de evitar este cruel castigo es honrar a los padres y comulgar todos los domingos. Amar a Dios, a la Patria y al Caudillo. La literatura, revestida con valores éticos y estéticos, permite canalizar de manera efectiva los sentimientos de protesta de quienes no comparten las normas establecidas por un régimen dictatorial ni los sermones de una Iglesia retrógrada. El autor, con la potestad de decisión sobre el destino de su obra, se convierte en un faro que ilumina el camino de la lógica y la razón, induciendo al lector hacia una temática que, con ingenio y conocimiento de causa, revela una de las etapas más sombrías de la historia contemporánea de España, donde la dictadura de Franco caló hondo en la mente y la conducta de millones de ciudadanos amordazados por la censura y amedrentados por los crímenes de lesa humanidad. Pedro M. Martínez, con los atributos que caracterizan a un buen narrador, logra conjugar la imaginación y el verbo. Sus protagonistas, lejos de parecerse a los héroes inmortales de las películas, están hechos de carne y hueso, y, por eso mismo, son inmediatamente reconocidos por el lector que respira junto a ellos, como si se tratara de familiares o amigos que, urgidos por la necesidad de contar sus vidas, buscan la complicidad de alguien predispuesto a compartir sus tristezas y alegrías. La inmigración latinoamericana se refleja en dos de los relatos. Ahí tenemos a la peruana Myriam Anita, asistente social en casa de un anciano, y a la ecuatoriana Aura Esthela, quien llegó a España como la mayoría de los indocumentados que, sin tener “papeles” de residencia ni de trabajo, abandonan sus países de origen en busca de mejores condiciones de vida, aun sabiendo que sus sueños pueden trocarse en pesadillas. Son personas que luchan día a día para llevarse el pan a la boca y enviar puntualmente las remesas a sus familias que depositan todas sus esperanzas en estos seres acostumbrados a la discriminación y al apelativo de “sudacas”. La soledad y el desarraigo del inmigrante están retratados vivamente en “La soledad de la gata”, que fue finalista en el segundo concurso de relatos de UGT y el Ayuntamien¬to de Alcobendas, convocado bajo el lema “Inmigración, emigración e interculturalidad”. Algunos de los personajes, como Joaquín en “La mano inocente”, encarnan la pobreza en la cual estaban sentenciados a vivir los más desposeídos durante la posguerra. Los contrastes sociales eran tan evidentes que incluso los perros de las damitas de alcurnia tenían un trato más digno que los labradores del campo y los parias de la ciudad. Sin embargo, como no existe pobreza ni riqueza que resista la tentación de la carne, Joaquín se siente atraído por las voluptuosidades de una de las vecinas de su abuela. El autor describe con elegancia la lujuria del joven protagonista y la sensualidad de Engracia; una cuarentona de ojos verdes, que tiene el fuego de la pasión a flor de piel y un cuerpo apto para conducir a Joaquín hasta el umbral de las sensaciones más fuertes de la condición humana, con palabras que incitan al amor: “Ven, mi cielo, te voy a enseñar algo que quieren hacer todos los hombres”. En “El botones”, que obtuvo el primer premio en el Certamen de Relato Breve de la Asociación Amigos del Foro Cultural de Madrid en 2006, se retoma el tema de la sexualidad masculina, recordándonos que la simple fotografía de una mujer desnuda provocaba aspavientos en una época en que la mojigatería moralizante era moneda corriente. En la España franquista, como es sabido por todos, se tuvo que esperar el “destape” y el retorno a la democracia, para que los curas se quitaran la venda de los ojos y los guardianes de las “buenas costumbres conyugales” aceptaran que la sexualidad es uno de los impulsos más naturales del ser humano. Y, por consiguiente, uno de los motores principales del arte en general y de la literatura en particular. Pedro M. Martínez, como todo viajero ansioso por tragarse el mundo, nos cuenta, en “Disparos en un parquin”, las experiencias de un grupo de amigos que, metidos en un viejo Renault 12 azul, ven cruzar coches Mercedes y Volkswagen por las carreteras de Hamburgo, mientras escuchan la música de Serrat y José Luis Perales, sin más pensamiento que aspirar aire libre, forrar el estómago con bocatas, cervezas y descansar el cuerpo sobre colchonetas. De hecho, el relato está protagonizado por jóvenes dispuestos a vivir una aventura bien vivida y recorrer el mundo dentro de un coche destartalado. No era extraño que los jóvenes de los años ‘60 y ‘70 estuviesen decididos a ampliar sus conocimientos y conquistar nuevos horizontes para dejar de ser provincianos y considerarse ciudadanos de un mundo cada vez más moderno y globalizado. Los viajes siguen y se prolongan en “Nunca llueve sobre el Sáhara”. De las carreteras asfaltadas de Alemania se pasa a la llanura de Marrakech y a las cumbres del Toubkal, donde los protagonistas escalan con la ayuda de crampones, cuerdas, piolet y la firme decisión de alcanzar la cima más elevada entre las paredes de hielo y experimentar la sensación de un pájaro de alto vuelo. La lectura, pasito a paso, se hace apasionante en “Toubkal”, que fue finalista en los Certámenes Literarios de la Universidad Popular de Alcorcón en 2005. Por otra parte, de un modo consciente o inconsciente, el autor manifiesta su antifranquismo con perífrasis y expresiones inherentes en el texto y el contexto, como en los relatos “El silencio del valle”, “El botones” y “Todos éramos iguales, menos uno”. No faltan las escenas en las cuales se describen las fachas y los desmanes de los miembros de la Guardia Civil, sembrando el terror y el pánico entre los pobladores que se oponen a la dictadura sin más armas que el estoicismo y el silencio; un aspecto relevante en la obra de este escritor con vínculos familiares en Asturias, donde las fuerzas de oposición libraron las batallas más cruentas contra un régimen fascista que, con el respaldo del clero y la Falange, estaba decidido a perpetuarse en el poder como por mandato divino, mientras las cárceles y las fosas comunes se llenaban con los militantes de la izquierda republicana. El último relato, que da nombre al libro, es una pieza literaria cuidadosamente hilvanada desde el principio hasta el final, sin más recursos que el manejo de un lenguaje efectivo que permite recrear, con soltura y lucidez, la entrañable relación existente entre un escritor entrado en años y una nieta intuitiva, cuya inteligencia simboliza el mensaje humanista metido en una botella de cristal, que, tras navegar a la deriva entre los libros de la gran industria editorial, llega a nuestras manos como cuando llegan las buenas noticias desde tiempos y lugares remotos. Pedro M. Martínez, así como es capaz de convertir en materia literaria cualquier suceso de la vida real, con imágenes y palabras destinadas a revelar el alma humana, es también capaz de lucir un buen sentido del humor y una prosa llena de expresiones que están a medio camino entre las metáforas y las figuras de dicción. Nunca llueve sobre el Sáhara, aunque incluye relatos publicados anteriormente en obras compartidas con otros autores, exige una relectura atenta no sólo porque es un mosaico rico en ejes temáticos y matices literarios, sino también porque confirma la madurez de un escritor que merece ser considerado con seriedad tanto por la crítica como por los lectores más exigentes de la actual literatura hispanoamericana. ** Víctor Montoya montoya@tyreso.mail.telia.com Escritor, periodista cultural y pedagogo boliviano (La Paz, 1958). Perseguido, torturado y encarcelado durante la dictadura militar de Hugo Banzer, fue liberado en 1977, después de haber pasado por las prisiones de mayor seguridad de San Pedro y Viacha, por una campaña de Amnistía Internacional. En prisión escribió su testimonio Huelga y represión. Se exilió en Suecia. Es autor de Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002) y Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003) Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Ha recibido premios y becas literarias y tiene textos traducidos y publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para diversas publicaciones en América Latina y Europa. === De cuando Pablo Neruda plagió a Miguel Ángel Macau Laura García == Cuando el librero colombiano Álvaro Castillo Granada se encontraba a la caza de importantes pistas y relevantes datos que le permitieran armar —o rearmar— el polémico paso de Neruda por Colombia en 1943 y posteriormente en 1968, se encontró repentinamente con que dentro de su zapatilla se había introducido una pequeña piedrita: Neruda plagiario. Tantos caminos andados y desandados atravesando obstáculos impensados y consiguiendo material increíble, para encontrarse, sin buscarlo, frente a una de esas situaciones que son detectivescas en la literatura, por ejemplo, el plagio. El 22 de octubre de 1943, un periodista y escritor colombiano de nombre Felix Raffán Gómez, publicó en el diario La Razón, de Bogotá, un artículo que incluía una doble columna entre —nada menos— el poema “Farewell” de Neruda, el poema “Otra vez será” del poeta peruano José Santos Chocano y “Los nautas” del poeta cubano Miguel Ángel Macau. El asunto con Santos Chocano fue más fácil de deducir por Álvaro y corroborar que no hubo plagio, y, si lo hubo, ni Santos Chocano ni Neruda se dieron por enterados, pues siempre se trataron con mucha deferencia y admiración. Ahora, ustedes se preguntarán, ¿quiénes diablos son Álvaro Castillo Granada y Miguel Ángel Macau? Bien. Vamos a por el primero. Álvaro nació en Bucaramanga, Colombia, en 1968, y de niño fue a vivir a Bogotá. A la grosera edad de 12 años sucumbió a una de las pasiones que lo acompañarían durante toda su vida: Neruda. La otra pasión son los libros. Álvaro es un librero de tomo y lomo. Conocido en Colombia como “El Librero Mayor”, Álvaro tiene una colección personal de 10.000 libros y una de las librerías de usados más prestigiosas e importantes de Colombia, llamada de la misma forma que el santo al que me encomiendo todos los días: “San Librario”. En ambas, tanto en su colección personal, como en la librería, se encuentran auténticas joyas que han dejado, dejan y dejarán helados de emoción a los fetichistas de los libros. Pero lo de Álvaro va más allá de la pura apreciación del libro como objeto de valor: a la misma edad que descubrió su amor por la obra de Neruda, decidió que viviría de y por los libros. Y lo ha logrado, a pesar de todas las dificultades (penurias, diría yo) que esto implica. Como “Nerudólogo profesional”, Álvaro tiene una de las colecciones más impresionantes de obras del vate que incluye primeras ediciones muy difíciles de conseguir, la mayoría firmadas por Neruda y algunas de ellas dedicadas a importantes personalidades, láminas y revistas raras con publicaciones inéditas entre muchas otras cosas más. Su colección personal, además, fue la protagonista de las celebraciones en Colombia por el centenario del nacimiento de Neruda, cumplido en 2004. La pasión de Álvaro por Neruda fue tomando forma de investigación y se comenzó a materializar en un libro que recoge todo lo sucedido en Colombia en 1943 y 1968, cuando el poeta chileno estuvo de visita allá. El año 1943 fue especialmente interesante, puesto que el poeta fue recibido en Colombia con odio y amor repartido en iguales dosis. Para responder a quién diablos es Miguel Ángel Macau y por qué se acusó a Neruda de plagiarlo, tengo que remitirme a la última maravilla de investigación lograda por Álvaro. Cuando éste descubrió que la pequeña piedrita en la zapatilla era otra punta de hilo de la que podía tirar y desenrollar una infinita madeja, se decidió a llevar un registro minucioso de las aventuras y respectivos documentos que avalan esas aventuras en pos de descubrir si realmente hubo plagio o no. Ahora los registros son un libro que por fin vio la luz en Bogotá, bajo el sello Ediciones San Librario. El libro, titulado De cuando Pablo Neruda plagió a Miguel Ángel Macau, es una suerte de artesanía elaborada con los materiales que Álvaro fue encontrando a lo largo de sus viajes a Cuba, Perú y Chile, siempre centrado en la investigación del tema primordial: los años colombianos de Neruda. De cuando Pablo Neruda plagió a Miguel Ángel Macau es una crónica, reportaje, trabajo de investigación y novela policial, todo junto. Nada más, ni nada menos. Como Álvaro tampoco sabía quién era Miguel Ángel Macau, cuando este nombre se cruzó por primera vez en el material de su investigación primaria lo primero que hizo fue buscar una edición de 1984 del Diccionario de Literatura Cubana. Encontró que Macau era un poeta nacido en Matanzas en 1886 y muerto en La Habana en 1971. De su vida, el diccionario dice que estudió derecho y fue juez municipal del Vedado en La Habana. Como poeta, ganó los Juegos Florales de Oriente tres veces. Los narradores y poetas cubanos entrevistados por Álvaro simplemente coincidieron en que Macau era un poeta muy menor. La verdad, Macau era casi un desconocido y la acusación de plagio, por decir lo menos, asombrosa. Pero tal acusación existió y Álvaro dedicó no pocas horas y millas aéreas a encontrar “al verdadero culpable”, que en este crimen podía ser Neruda por plagiario o Félix Raffán, el periodista que inició la acusación, por mentiroso. Lo emocionante de la obra escrita por Álvaro se centra en la búsqueda de La Gran Prueba Del Crimen: el poema “Los nautas”, supuestamente plagiado por Neruda, y que no aparece por ningún lado. Álvaro revisó con furia casi todas las ediciones circulantes de los libros de Macau, sin perseguirlo, el poeta cubano se le aparecía en una biblioteca en Chile o en una librería en Perú; de repente un amigo cubano lo estaba esperando en La Habana con un lote de macaunianos hallazgos, pero, como insistentemente nos dice Álvaro en su obra: “de ‘Los nautas’, nada”. ¿Plagió Neruda a Macau? ¿Es “Farewell” una reacomodación del poema “Los nautas” de Macau? ¿Quizás Neruda se aprovechó de la casi nula fama de Macau para cometer el plagio? Con la curiosidad nos quedaremos, porque el poema de Macau sólo aparece mencionado en el artículo acusatorio de Félix Raffán Gómez y la clave del caso está en corroborar una segunda fuente, tan sólo una más, en donde aparezca el poema publicado el poema de Macau. Sé lo que están pensando, pero no: Álvaro fue a consultar en el archivo donde supuestamente Raffán Gómez encontró el poema “Los nautas” y no, “de ‘Los nautas’, nada”. Esta historia que podría parecer una pavada sobre todo si tomamos en cuenta que Macau es casi un perfecto desconocido, se convirtió en la pluma de Álvaro en una emocionante seguidilla cuasi policial. Con su particular capacidad de atrapar al lector hasta la médula, Álvaro se encarga de reconstruir a dosis las pistas y uno termina inevitablemente enfermo de ansias por leer la línea que sigue, se los digo yo, que soy amante de Huidobro, mas no de Neruda. Plagado de transcripciones textuales de las fuentes, este libro no aburre para nada, porque apela a ese voraz y furioso bicho que ataca a todo aquel que se clasifique en el casillero de “humano” —bueno, y a los gatos, según el dicho popular—: la curiosidad. Ahora bien. La mala noticia: De cuando Pablo Neruda plagió a Miguel Ángel Macau sólo está a la venta en Bogotá y su edición es reducida puesto que la publica una editorial independiente. En todo caso, si alguna librería lo llevara a Chile, no dejaré de avisarles. La buena noticia: Su autor me ha permitido reproducir las estrofas de los poemas en conflicto. Sírvanse hacer de jueces ustedes mismos, estimados lectores: “Los nautas”, Tercera parte y quinta estrofas tercera estrofa de “Farewell” Amo el amor de los marineros Amo el amor de los marineros que besan las mujeres y se van, que besan y se van. dejando una promesa de naufragios Dejan una promesa. para huir y no volver jamás. No vuelven nunca más. Vienen a la vida entre los brazos En cada puerto una mujer espera, de los trigueños cantos del azar, los marineros besan y se van. y una noche se acuestan con la muerte Una noche se acuestan con la muerte en el lecho letal de la mar. en el lecho del mar... ** Laura García laura.lalita@gmail.com Escritora colombiana (Cartago, Valle del Cauca, 1985). Cursa estudios de licenciatura en letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar), en donde reside actualmente, después de vivir en Chile entre 1998 y 2003. Mantiene en línea el blog sobre artes y literatura Club de Artes y Letras El ClarLet (http://clar-let.blogspot.com) y la revista ArcoLibris (http://blogs.clarin.com/arcolibris). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Max, el creador de Bardín el Superrealista ============================ === “La obsesión por la muerte recorre toda mi obra” ====================== === Eduardo Corrales ====================================================== “La obsesión por la muerte recorre toda mi obra y creo que casi todo lo que tengo hecho tiene que ver con ella”, afirma el dibujante Francesc Capdevila (Barcelona, 1956), quien firma sus dibujos como Max y es el creador de personajes como Peter Punk, Gustavo y Bardín, quien ha visitado Nueva York con motivo del certamen Graphic Novels from Europe: New Literature from Europe 2008, dedicado al cómic europeo. “Pero no es una obsesión vital, no es que esté todo el día temiendo morirme, es una obsesión intelectual, como para comprender qué es ese lio: una vida, una muerte, y nada más después seguramente”, amplía el artista a quien correspondió en 2007 el primer Premio Nacional del Cómic, otorgado por el Ministerio de Cultura de España, por su trabajo Hechos, dichos, ocurrencias y andanzas de Bardín el Superrealista. En cuanto a Bardín —el personaje cuya existencia hizo que el jurado dedicara al arte del catalán piropos como el de “gráficamente deslumbrante” y no se ahorrara establecer “un antes y un después en la historieta española” a partir de aquel libro—, asegura que surgió de casualidad, casi sin querer, sin tener nada que ver con ningún personaje anterior. “Buscaba un personaje a quien no le pasara lo que les pasa siempre a los personajes de cómic; es que siempre son iguales a sí mismos, se repiten en todo y llega a ser muy monótono, ¿no?”, comenta. Max quería un personaje que le fuera útil tanto para una historia de humor absurdo, como para una historia poética, una historia de acción o una historia de cualquier cosa. “En ese sentido, el personaje es muy neutro y reacciona ante las cosas que le suceden”, añade. Y vaya si le suceden cosas a ese personaje que soporta una enorme cabeza y viste permanentemente de azul. “Si en el primer libro me ha dado por que sean temas de apariciones, de entes metafísicos, sueños y pesadillas, en el próximo libro serán otras cosas. Tengo el guión prácticamente acabado”, refiere. El autor nunca le ha hecho ascos a los temas políticos, allí está Gustavo, anarquista y partidario de la acción directa, para dar testimonio de ello, y antes, en 1976, ya había adaptado al cómic El Capital, pero el abordaje de los temas políticos se ha tornado menos explícito y ha ganado en sutileza con los años. “No paso de ellos, están insertados de un modo que no es explicito, pero están ahí”, precisa y relata que las veces que ha intentado hacer algo muy directo en ese sentido luego se ha arrepentido, tras ver que lo que salía no era arte, era un panfleto. “Entonces no: soy un artista, no un creador de panfletos, pero es evidente que me preocupa la realidad social que me envuelve y creo que se trasluce en mis historias”, agrega. “Bien, muy bien, me parece muy justo”, dice respecto a la versión 2008 del premio que ha correspondido esta vez a su colega Paco Roca (Valencia, 1970) por el álbum Arrugas, en el que ilustra la vejez y el mal de Alzhéimer. “Es un tema sensible y precisamente Paco ha conseguido hacer un cómic nada sentimental, sin asomo de compasión ni nada, sino un cómic incluso con sentido del humor. Vaya que ha tratado muy bien el tema”, comenta. Un largo recorrido Max inició sus andanzas por los caminos de la historieta allá por 1973, en el fanzine El Rrollo Enmascarado, y a tres décadas y media de emprendido ese recorrido creativo se refiere a aquella fase —que se extendió aproximadamente hasta 1985— como “digamos, underground y muy gamberra”. Ese período comprende su participación como fundador en la revista El Víbora, el apogeo del social y políticamente comprometido Gustavo, y la aparición de Peter Punk. Luego pasó por un momento de mayor exploración del medio, del cómic, de ir probando muchas cosas, que se extendería hasta finales de los años ‘90. Si en sus inicios el trabajo de Max había sentido la influencia del estadounidense Robert Crumb, con el paso del tiempo su creación gráfica le aproximaría a las huellas sucesivas de artistas como Yves Chaland y Ever Meulen. En el aspecto temático comienza a adentrarse en los terrenos de la mitología y lo fantástico. “Hay una tercera etapa, que es la actual, en que sigo explorando y creo que ya he encontrado, de una manera bastante clara, el tipo de caminos que me interesa seguir. He estado muchos años probando muchas cosas distintas; ahora creo que ya sé en qué parámetros moverme”, señala. El artista catalán cuenta que el proceso de elaboración de una historieta arranca cuando se forma un principio en su cabeza, una idea. “Luego anoto cosas y voy pensando en cómo darle un hilo argumental; a partir de ahí empiezo a contar la historia con dibujos, pero con bocetos muy rápidos”, apunta. Esa tarea continúa hasta que el dibujante tiene todo “muy clarito”. Llegado a ese punto “empiezo a dibujar en serio, diríamos, pero primero lo tengo todo muy previsto, muy claro”. Max utiliza mucho el ordenador sobre todo en lo que se refiere al color, el diseño y trucos varios. “Básicamente el dibujo lo hago a mano, en blanco y negro, pero luego lo escaneo y hago modificaciones, y cambios”, acota. Las creaciones de Max ofrecen algunas veces guiños al cine y la literatura. Él se define más lector que cinemero y si se pretende hallar alguna huella del cine de Ingmar Bergman en sus historietas esclarece que la obra del director sueco nunca le ha gustado mucho. “Creo que por el tono en que trata los temas; de todos modos hace años que no reviso sus películas, igual ahora me entrarían mejor”, acota. El dibujante e ilustrador también se declara un gran lector de cómic y sigue con atención el desarrollo de ese arte en Europa, Estados Unidos y América Latina. “Me gusta mucho el trabajo de (José) Muñoz (historietista argentino, creador de Sudor Sudaca y Sophie), me parece un maestro, pero no me ha influido porque mi estilo de dibujo es muy distinto”, afirma. El manga, la historieta japonesa, no entusiasma mucho a Max, aunque de vez en cuando halla algo que sí le gusta. “Pero igual pasa con el cómic europeo o americano: el 80 por ciento es basura comercial, pero hay un 20% que vale la pena leérselo”, asegura. En relación a las diferencias entre el cómic que se hace en los Estados Unidos y el que se cultiva en Europa, el creador de Bardín observa que en la actualidad sólo radican en el aspecto temático. “En el nivel formal, artístico, visual, no hay diferencia ya hoy, pues los cruces de influencias ya llevan tantos años dándose que no se puede decir que haya estilos más americanos o mas europeos”, puntualiza. ** Eduardo Corrales corraleseduardo@yahoo.com Periodista y escritor peruano (Lima, 1958). Reside en New Jersey (EUA). Estudió comunicación social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe). Desde mediados de los 80 ha ejercido el periodismo en calidad de reportero, editor, jefe de redacción e informaciones en diarios y revistas. También ha cumplido labores periodísticas en la radio y la televisión, además de tener amplia experiencia en materia de imagen corporativa en empresas privadas y en el sector público. Textos suyos han aparecido en el diario El Nuevo Union (NJ, http://www.nj.com/news/elnuevo/union) y en la revista electrónica Ciberayllu (http://www.ciberayllu.org). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Entre el ensayo y la crónica: ========================================= === los aires de familia de Carlos Monsiváis ============================== === Leopoldo Cervantes-Ortiz ============================================== Y lo cierto es lo afirmado algún día por Juan Rulfo: a los escritores les toca afirmar el realismo o la irrealidad; lo mágico es la existencia de lectores (1). Carlos Monsiváis El ensayista (...) es un campeón del pensamiento aproximativo. No le interesa la verdad sino esa peculiar aproximación a la verdad que se llama lo verosímil. En esto el ensayista es un novelista de los conceptos. Así como interesa al narrador mantener la verosimilitud de su relato, así el primer deber del ensayista es el de darle visos de credibilidad a sus tanteos en el campo del pensamiento. Como la necesidad no es lo suyo —el ensayo se convertiría ipso facto en tratado, monografía o disertación—, el ensayista ha de manejarse en el campo de lo probable (2). Evodio Escalante 1. De la ubicuidad, la obsesión por lo cronicable y los orígenes El nombre de Carlos Monsiváis es, desde hace mucho tiempo, sinónimo de ubicuidad y humor autocontenido. Su omnipresencia, real o virtual, en cuanta actividad cultural, suceso político o presentación de libro lo amerite, atestigua su avidez, no sólo por estar al día, sino por calibrar los hechos para considerar su posible inclusión en una crónica o en una columna desperdigada en el periódico o revista más impredecible. Dar cuenta de la trascendencia de lo cotidiano, para decirlo con un cliché más o menos aceptable, es su obsesión. Por lo tanto, lo cronicable no necesita ser un producto cultural de gran alcurnia, basta con que exista como objeto de interés público, y no importará si se trata de un concierto de Luis Miguel o Gloria Trevi, de una exposición de fotografías de luchadores, o del más reciente libro de Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Sobre su carácter de escritor proteico se han publicado muchas páginas. Definido por Sergio Pitol, compañero de generación suyo, Monsiváis es un hombre llamado legión: A su modo, Carlos Monsiváis es un polígrafo en perpetua expansión, un sindicato de escritores, una legión de heterónimos que por excentricidad firman con el mismo nombre. Si a usted le surge una duda sobre un texto bíblico no tiene más que llamarlo; se la aclarará de inmediato; lo mismo que si necesita un dato sobre alguna película filmada en 1924, 1935 o el año que se le antoje; quiere saber el nombre del regente de la ciudad de México o el del gobernador de Sonora en 1954, o las circunstancias en que Diego Rivera pintó un mural en San Ildefonso en 1931, y que José Clemente Orozco calificó de “nalgatorio”, o la fidelidad de un verso que le esté bailando en la memoria (...) de cualquier gran poeta de nuestra lengua, y la respuesta surgirá de inmediato: no sólo el verso sino la estrofa en la que está engarzado. Es Mr. Memory (3). Otro autor más joven, Adolfo Castañón, lo ve como una ciudad, y también se esfuerza ampliamente por definirlo, en los siguientes términos: Es un Marco Polo de la miseria y de la opulencia, un agente viajero de la crítica que vive atravesando las fronteras sociales, desde los bajos fondos hasta la izquierda exquisita pasando por las masas y las estrellas, las figuras legendarias y las tragedias, las máscaras y las fiestas. Va en busca del presente perdido en la basura de los periódicos. Es un paseante y un pasajero del tren de la vida que asoma la cabeza para asistir al paisaje cambiante del status (4). Y por supuesto que no faltan perfiles más polémicos y sumarios, aunque no por ello menos conscientes de la importancia del autor en cuestión, como éste de Evodio Escalante: “Monsiváis emerge a la escena literaria como un polígrafo inclasificable no sólo por la enorme variedad de sus temas y sus registros, de sus intereses y propuestas, en los que cabe todo México, sino por el carácter limítrofe y hasta camaleónico de sus textos” (5). La mención de la palabra polígrafo no es gratuita. Al lado de José Emilio Pacheco, Monsiváis ha sido visto como heredero de la tradición de Alfonso Reyes, aunque también se acepta que ambos han ido más lejos que el ensayista regiomontano. Su vastedad de intereses es inagotable y tal vez por ello busque estar presente en cuanta oportunidad le surge de encontrar material de trabajo. La aparición del tomo V del Diccionario de escritores mexicanos de la Unam ha venido a constatar nuevamente hasta dónde llegan su voracidad y productividad: su ficha es la más extensa, pero seguramente han quedado sin registrar muchos textos que seguirán dispersos todavía, hasta que alguien emprenda la oceánica tarea de ordenarlos y recopilarlos. Simplemente la catalogación temática plantearía ya un problema difícil de resolver, dado que la mera enunciación de los títulos no sería de ninguna manera una clave para afrontar tal tarea. Esto se explicaría, en parte, por la confluencia y la simultaneidad de ideas y observaciones que maneja en cada artículo, prólogo, ensayo, columna o crónica. Desde su muy temprana autobiografía, Monsiváis mostraba ya los síntomas de la elefantiasis literaria que acabaría por dominarlo. Ojalá sirva de ejemplo la siguiente cita, en la que da testimonio de sus nuevas lecturas en la época en que ingresó a la universidad: Gracias a Sergio Pitol me exilié de las lecturas a que Vicente Magdaleno —el único maestro que había conocido— me llevó. Borges, Alfonso Reyes, Faulkner, Dos Passos, Scott Fitzgerald, Nicholas Blake, Thomas Mann, Gide, Hemingway, Nathaniel West, E.M. Forster, sustituyeron de golpe a Hesse, Ehrenburg, los bienaventurados escritores españoles y demás ídolos de mi primera adolescencia. En la literatura norteamericana hallé la viva conciencia de un país en pleno movimiento, mucho más allá de su tiempo. Veía en Norteamérica el lugar donde la literatura transforma al país y donde el país se hacía visible, intenso en la novela. La generación perdida me sacudía y los comprometidos (Caldwell, John Steinbeck, James T. Farrell, Robert Penn Warren) me absorbían. Por la literatura inglesa y a través de mi regocijada lectura de Cuerpos viles y Decadencia y caída, las novelas de Waugh, descubrí la sátira, los límites del chiste y el humor de Jardiel Poncela. De pronto, Waugh me reveló, al burlarse de las pretensiones sociales de la Inglaterra de los veintes, la falibilidad absoluta de un neo porfirismo que entonces iniciaba su marcha triunfal (6). Como se ve, su eclecticismo como lector le permitió arribar, en el momento de tomar la pluma, a un estilo en cuya formación influyó de manera determinante la obra de Salvador Novo. Él mismo se refiere a ello cuando afirma: Mis primeras incitaciones al plagio se llamaron Alfonso Reyes y Salvador Novo (...). Por Novo entiendo que el español no es nada más el idioma que los académicos han registrado a su nombre, sino algo vivo, útil, que me pertenece. Por Novo aprendí que el sentido del humor no difamaba la esencia nacional ni mortificaba excesivamente a la Rotonda de los Hombres Ilustres; en Novo he estudiado la ironía y la sátira y la sabiduría literaria y si no he aprendido nada, don’t blame him” (7). Si a todo eso le agregamos la influencia de la Biblia en su vida y obra, debida a su formación protestante, se descubrirá un sustrato profundo que, muchas veces, no se toma muy en serio a la hora de plantearse el problema de su escritura. Sobre este aspecto, y casi de manera colateral, Emmanuel Carballo, su editor, además de referirse a él —¡ya desde entonces!—, como un ser “ubicuo ya que está en todas partes y en ninguna”, agregaba que era un “lector que lo mismo transita por los dominios de la economía, la sociología y la política que por los caminos sinuosos de la literatura, las revistas (...), los comics y las hojas subversivas de difusión minoritaria (...), sectario en cuestiones de comida y como buen hijo de familia protestante enemigo del alcohol y los inevitables placeres adyacentes”. José Emilio Pacheco también ha hablado acerca de la forma en que Monsiváis compartía sus lecturas bíblicas a quienes, como Pacheco, habían estado alejados de dicha influencia (8). Hace falta, a estas alturas, un buen estudio que dilucide los inmensos y profundísimos vasos comunicantes que existen entre la literatura bíblica y la obra de Monsiváis, porque las escasas observaciones en ese sentido sólo han tocado de manera tangencial el asunto. Castañón, muy justamente, se expresa al respecto de la siguiente manera: La predestinación aflora también en otro de los recursos preferidos del cronista: la cita, la parodia o la paráfrasis bíblica, la referencia inevitable al Antiguo Testamento, el periodismo como evangelización dan a la descripción monsivaítica la fijeza de una comprobación. En la consistencia religiosa de este nacionalismo, los tiempos perfectos de las citas bíblicas contrastan con el presente, con el obsesivo indicativo de lo efímero, encerrándolo en un marco de leyenda falaz y de saga instantánea, prefabricada por la voz que, desde la radio, agita las páginas (9). Y es que, efectivamente, el lenguaje bíblico aflora, aquí y allá, como una enredadera textual que no deja escapar al autor Monsiváis sin dar fe de su confianza en la fuerza de la impronta de las Sagradas Escrituras, en el impacto de las palabras que, incluidas como ensalmo beatificante de lo profano, dotarán al nuevo texto de un impacto profético. El propio Monsiváis, al ser interrogado sobre la influencia de la Biblia en su obra, respondió: “¿Aporte a mi escritura? Supongo que muchísimo. (Quisiera creerlo.) La Biblia es un libro de registros variados, de énfasis comunitario e individual (Proverbios o Job), de intensidades y matices. En nuestra cultura es el clásico de clásicos, y eso beneficia a todos los que escriben” (10). Otro aspecto destacable es la inexistencia de límites, en sus ensayos, entre cultura culta y popular, un asunto del que se ha ocupado varias veces (11). De ahí su avidez por todo lo que se mueva, sea cine, música, novela, poesía, etcétera. José Miguel Oviedo resume muy bien la actitud de Monsiváis con respecto a la cultura popular y a la forma en que ésta aparece en su obra: Perteneciente a una generación que maduró con Tlatelolco y todo el espíritu de revuelta y negación de la época, Monsiváis es un crítico pertinaz de la cultura “oficial” y de las invenciones que niegan el dinamismo de la vida real mexicana. Más que a los libros e instituciones culturales del establishment, el autor debe su cultura a los mensajes y símbolos del cine comercial, la radio y la televisión, el lenguaje de la calle y las mitologías instantáneas de la juventud (...). Con una prosa sarcástica, llena de color y dinamismo, Monsiváis muestra algo importante: cómo el México profundo ha evolucionado por su cuenta, al margen de las previsiones del Estado y la retórica del gobierno (12). Semejante amplitud de gustos e intereses propicia una dispersión mayor, que algunos ven como una actitud veleidosa y poco concentrada. Sin embargo, y a despecho de tales críticas, con el paso de los años, el estilo Monsiváis se ha impuesto de manera irrefutable como una especie de escritura ritual, identificable según el medio impreso donde aparezcan publicados. Así, en La Jornada y Proceso podemos encontrar al Monsiváis más directamente interesado en tomar el pulso de la vida nacional, aunque sin excluir la revisión de asuntos literarios; en El Universal, y casi en el mismo tenor, se dan cita columnas políticas de aliento más amplio, puesto que calibran los sucesos con mayor perspectiva; en Nexos, aun cuando sus colaboraciones son ya menos frecuentes, se publica(ba)n textos disímbolos sobre materias de más amplio registro; en revistas como Viceversa u otras más nuevas, pueden aparecer revisiones o actualizaciones de temas tratados previamente. En fin, que desde los tiempos de “La Cultura en México”, de la revista Siempre!, Monsiváis no ha querido quedarse rezagado en la autocomplacencia de quien ya domina una actualidad y puede estar en riesgo de perderse en la simultaneidad de sucesos que demandan análisis puntuales por su importancia. Mención aparte merecen sus eventuales aportaciones a la lucha por la tolerancia sexual y religiosa, trincheras que no ha abandonado a pesar de la falta de atención, sobre todo en el caso de la segunda, y que hacen que, en ocasiones, sus lectores habituales no interpreten adecuadamente. 2. Crónica o ensayo: he ahí el dilema El secretario tuvo desde ese día un objetivo: crear una herejía formidable que nadie lograse distinguir o sospechar. Durante años, copió a la luz de la vela códigos y manuscritos, discurrió y anotó, se preparó hasta la incandescencia. Tuvo suerte, su obsesión heresiarca fue tomada por devoción y recibió la encomienda del nuevo Catecismo para las masas que firmaría el Pontífice y que desplazaría a todos los anteriores. Lo preparó con diligencia, sufrió la espera, leyó complacido el nihil obstat, cuidó las pruebas de imprenta. Y el juicio fue unánime: su Catecismo era el mejor de todos los tiempos (13). Aun cuando parecería demasiado irrelevante la mera definición genérica de los textos de Monsiváis, podría buscarse una relación entre la hibridez del objeto de estudio privilegiado por él y su escritura, la cual podría catalogarse precisamente como escritura híbrida. Esta característica ha ido complicándose con el tiempo y guarda relación con la clara diferencia que Monsiváis manifiesta a la hora de recopilar sus textos: la inmensa mayoría de ellos, que se encuentran dispersos, no han conseguido incorporarse al canon de los libros tal vez porque no logran tensar la relación crónica-ensayo, lo que sí sucede con los que se han publicado en libros (a excepción, tal vez, de los que aparecen en su Nuevo catecismo para indios remisos, los cuales, navegando entre la fábula y el cuento a cuentagotas, plantean otras dificultades formales). Evodio Escalante alude al problema del género de los escritos de Monsiváis cuando dice, un tanto tendenciosamente: La pregunta acerca del estatuto genérico de sus textos, que no sé si ha sido formulada, mucho menos ha sido resuelta, y no creo que sesudos abordajes académicos puedan aportar claridad al respecto. ¿Cómo podríamos clasificar los textos que escribe Carlos Monsiváis? ¿Son crónicas en estricto sentido? Y si no son crónicas, ¿son ensayos? ¿Son una mezcla de ambas cosas? ¿Se trata en realidad de textos híbridos que comparten características de ambos géneros sin decidirse por ninguno? ¿O es Carlos Monsiváis el inventor de un nuevo género discursivo para el cual todavía no alcanzamos el nombre? (14). La perplejidad de que da cuenta este crítico a la hora de intentar resolver la confusión de géneros y la variedad de registros de la escritura de Monsiváis es la actitud más frecuente que se ha asumido frente a los textos en cuestión. Sobre todo si se considera que nos hemos acostumbrado a vivir con ellos. Sí, porque no hay semana que no comience con la pregunta sobre la columna dominical de El Universal, sobre los políticos, empresarios o jerarcas eclesiásticos exhibidos en “Por mi madre, bohemios”, o sobre qué libro presentará. Esta presencia constante de los textos de Monsiváis ha reducido el interés por definir su género, dado que su actualidad y feroz fugacidad los hacen elusivos. Lo que nadie duda es la manera en que, al combinar los géneros mencionados, Monsiváis da en el blanco de la sátira. Por cierto, una de las semidefiniciones de ensayo que aventura Escalante en otro lugar, le vienen como anillo al dedo a las crónicas-ensayos de Monsiváis: El ensayo, me gustaría decirlo, es el concepto más un punto de vista, y este punto de vista es el que rompe con los esquemas. Tanto el discurso del amor como el discurso de la plebe, tanto el discurso dogmático de la academia como el de la multitud sin rostro y sin nombre, los dos cerrados por el espíritu del sistema o por la fuerza de la costumbre, serán contestados o refractados por la enunciación del ensayista, por el discurso abierto y libremente asumido de un yo que desafía lo mismo la autoridad de la ley que la ley de la autoridad (15). En esta afirmación de la peculiaridad del ensayo se deja ver el cruce de caminos que se da entre los discursos culto y popular, al grado de que el ensayista se sitúa casi a medio camino entre ambos, y alguien tan atento a ambos como Monsiváis, reproduce fielmente la dialéctica que se da entre ellos, siendo como un puente que permite recorrerlos y moverse en ellos sin ningún rubor. Es por ello que la prosa monsivaítica cumple muy bien con otra observación apasionada de Escalante: la de ver al ensayo no como un género, sino como un acontecimiento (16). Y vaya que si esta escritura lo es, por su carga herética, disonante, contestataria y aleatoria, en suma, impredecible e imprescindible. Acaso el talante moral, señalado muchas veces mordazmente por algunos comentaristas, dota a su escritura de un tono que le permite superar el peligro de la frivolidad exterior que anuncia el uso reiterado de la ironía y su confesada lucha contra el lugar común. Además, su izquierdismo nunca negado es quizá lo que consigue que esta combinación de moralismo e ironía tenga el efecto demoledor que frecuentemente se le atribuye. Estar del lado de las causas mayoritarias le proporciona a estos escritos la legitimidad que no da ningún status genérico literario. Por ello, quienes le han otorgado a Monsiváis el epíteto de humorista lo hacen con el fin de descalificar el contenido edificante de sus textos. Elena Poniatowska, su gran amiga, ha apuntado en esa dirección en algunas entrevistas, y Enrique Serna lo ha colocado en el armario de los autores que han hecho de la bandera progresista una forma de vida. Lo curioso es que los dos tienen razón, porque sin descalificarlo literariamente, menos la primera que el segundo, aceptan la validez de su escritura, aunque Serna señale los sesgos moralizantes de Monsiváis de manera negativa (17). Escalante, de nuevo, es quien traza la relación tono moral-ironía, trayendo a cuento el problema genérico de manera muy sugerente: Carlos Monsiváis se impone como el más consumado de los ironistas. Rescato el sentido originario del término: el ironista es un disimulador profesional. Su trabajo consiste en disfrazarse y aparecer como otra cosa de lo que es. Esto se traduce en la evidente dificultad genérica de que se habló antes: Monsiváis es un ensayista que se trasviste de cronista polimórfico, y al revés, un cronista polimórfico que se disfraza de ensayista (...). Lo anterior es válido no sólo en términos del problema del género, sino incluso en cuanto a la tesitura de la voz. Esta voz no sólo describe, agrupa, discierne, conceptualiza, también establece inevitables juicios de valor. ¿Pero cuáles son éstos? ¿Hay de verdad juicios de valor? Y en caso de haberlos, ¿cuáles son éstos? (18) La crónica y el ensayo, como géneros intercambiables en los que Monsiváis se mueve tan ágilmente, son los vehículos para descargar innegables juicios de valor que inevitablemente le granjean a su autor la animadversión expresada, las más de las veces, mediante el silencio que otorga la razón. Octavio Paz, en las ocasiones en que aceptó el clinch con Monsiváis, se defendió de éste diciendo que “no tenía ideas, sino ocurrencias”, lo que obtuvo como respuesta que Paz “era el maestro de las generalizaciones”. Algunos discípulos no negados de Monsiváis, como José Joaquín Blanco, practican la crónica-ensayo con una pasión digna de los fajadores más consistentes, y allí, justamente, en el ejercicio de la crítica moral, es en donde se convierten en blanco de los ataques más polémicos. Véanse, si no, las amargas quejas de alguien como Christopher Domínguez Michael, quien no le perdona a Monsiváis sus veleidosas inclinaciones por ejercer un liderazgo de opinión que nadie le ha pedido. En una crítica de este tipo, lo que no se le perdona es que, como escritor que debería solazarse en sus hallazgos literarios en la soledad de su estudio, abandone el gabinete para abanderar causas que hoy se consideran trasnochadas. Al cuestionar su “conversión gradual (...) en un ‘líder de opinión’ que convoca multitudes y que —quizá a su pesar— ha empezado a tomarse en serio como una suerte de patricio cultural que destila sus materiales según la óptica de ese estatuto y no desde la perspectiva del artefacto literario” (19), Domínguez da a entender que Monsiváis se quedó en el viaje del escritor comprometido, al contrario del escritor posmoderno que sólo debe quedar bien consigo mismo, y dormir tranquilo por ello. El único criterio posible para evaluar a un autor así, debe ser el literario, y el peor reproche que se le podría hacer sería el de no definir con claridad a qué género pertenecen los textos que salen de su computadora. Los cruces de caminos, ya aludidos, entre economía, sociología, política y literatura, para no sobrecargar la enumeración, han hecho que Monsiváis maneje una escritura polivalente ante la cual las definiciones de género quedan inservibles, más aun si consideramos que, sin llegar a ser panfletarios, muchos de sus textos sirven a causas bien determinadas. Cuando se lanza en campaña abierta contra ciertos políticos, funcionarios —eclesiásticos o gubernamentales, da igual— o actores de la vida nacional cualesquiera sea su ocupación, el entramado discursivo opera de tal modo que disuelve las distinciones genéricas. Acaso detrás de esta obsesión por situarse ante el tiempo que le toca vivir, sin olvidar ningún estrato de la realidad visible y oculta, se encuentre el eco de la lectura de los libros de las Crónicas, que desde el nombre marcan ya un cruce de caminos entre la literatura religiosa y la observación minuciosa de los acontecimientos. En varios momentos, Linda Egan se ha esforzado por deslindar con mayor cuidado los cruces genéricos entre la crónica y el ensayo monsivaítas. En un estudio particularmente agudo, en el que compara un texto de Monsiváis con uno de Héctor Aguilar Camín, y luego de una sólida exploración teórica, califica al autor de la colonia Portales como “cronista paradigmático” (ella insiste en usar los términos crónica y cronista en español) (20). Algunas de sus observaciones finales son sumamente aleccionadoras: Una marcada cualidad de este discurso es su textura visual, icónica (...). Los lectores “ven una película” de la cultura “sucediendo” (...). El formato seriocómico de este discurso textualmente modela la clase de pensamiento autocrítico, ambivalente, que está siendo fomentado; rompe con las distinciones anticipadas entre el discurso ensayístico intelectualizado y la conversación informal, entre las exigencias empíricas de objetividad y la tolerancia humanista para la subjetividad, entre el Insider de elite que pertenece a una cultura escrita y el Outsider poco educado que mejor captura los significados de una cultura oral (...). ...su lenguaje poético destaca y realza lo local y temporal hacia la universalidad del arte (...). En términos periodísticos, si el ensayo es como un análisis sobre la página editorial, la crónica es más parecido a la “historia de color”, de interés humano, que acompaña las fotografías en una sección que atrapará a un lector más amplio y ecléctico (...). Donde el ensayo prescribe por expresar un mensaje cerrado en un lenguaje directo, la crónica describe al mostrar un proceso abierto de pensamiento con un discurso indirecto (...) (21). Esta escritura camaleónica, de un modo plenamente consciente, busca constituirse en testimonio y confesión de fe en la sátira, una fe heredada del magisterio de Salvador Novo, con una buena pizca del mejor Alfonso Reyes, aquél que era capaz de combinar la sal y pimienta de la vida cotidiana con los sesudos análisis de los temas más variados y aparentemente poco relacionados. 3. Los aires de familia latinoamericanos desde el prisma mexicano de Monsiváis ¿Qué se sabe hoy de lo que ocurre culturalmente en América Latina en atmósferas dominadas por la economía y la política? ¿Son compaginables la globalización y el nuevo aislacionismo? ¿Qué une y qué divide a países hermanados por las deficiencias de la economía y las gravísimas insuficiencias de la política? La cultura iberoamericana existe, pero los modos tradicionales de percibirla han entrado en crisis. Miré los muros de las patrias mías (22). Para entrar, por fin, en materia, se impone una pregunta largamente anunciada, implícita en lo dicho hasta aquí: ¿cómo ha podido llegar Monsiváis a interesarse por abordar orgánicamente el tema de la cultura y la sociedad latinoamericanas viniendo desde una multitud de intereses previos, colaterales o paralelos? La complicada pero gozosa inmersión en la multiplicidad de asuntos que atraen su atención —la poesía, el cuento, la vida política, los gazapos de los políticos profesionales—, casi todo circunscrito al ámbito mexicano, lo ha venido a hacer un aterrizaje forzoso en la realidad variopinta de América Latina. Resulta obvio, a estas alturas, recordar que no es nuevo ni reciente su interés por lo latinoamericano, pues siempre ha estado latente o muy explícito en sus eventuales acercamientos a algunos autores del subcontinente (como Lezama Lima, Onetti, Puig o Gelman, dentro de sus muy particulares gustos literarios, para no hablar de sus aficiones plásticas y cinematográficas). Y tampoco es posible creer que dicho interés se haya visto acicateado sólo por la ambición de ganar un premio prestigiado del otro lado del Atlántico. Lo cierto es que Monsiváis se debía a sí mismo un libro de este tipo: orgánico, sesudo, en momentos enciclopédico, fiel a su estilo orgiástico en el manejo de información privilegiada; en síntesis, toda una summa, un inventario y una recapitulación de lecturas y experiencias latinoamericanas. Aires de familia es un registro de obsesiones vividas desde México y ahora extrapoladas a América Latina, puestas por fin en un orden legible, en primer lugar para el propio autor. En el espectro de sus últimos trabajos publicados (Las herencias ocultas del pensamiento liberal del siglo XIX [23] y Salvador Novo: lo marginal en el centro [24]), con los que viene a conformar una especie de trilogía sui géneris, Aires de familia ocupa un lugar peculiar al lado de ellos porque representa la consagración de un autor esencial, casi desconocido en España. Además, porque constituye un contrapunto afectivo a los otros libros mencionados, en el sentido de que Las herencias ocultas... explora una zona ideológica que ha marcado conflictivamente la reflexión política y cultural de Monsiváis, y Salvador Novo... remite directamente a sus orígenes como escritor, amén de que era una obra largamente anunciada (desde las solapas de su ya lejana autobiografía). Por otro lado, la posibilidad de trascender hacia América Latina hasta publicar en España no deja de ser una ironía del destino, porque después de El Centauro en el paisaje (25), Monsiváis es el segundo mexicano en figurar en la colección que recoge a los ganadores del Premio Anagrama de Ensayo. Sergio González Rodríguez, autor de aquel libro y miembro del grupo —liderado por Monsiváis— que desde “La Cultura en México” le rendía culto a la crónica “como carta común de identidad” (26), anticipó la aparición tan deseada de un libro de Monsiváis, al menos por el editor Jorge Herralde, en la colección mencionada. La reticencia del escritor mexicano por ganar las Españas, según el testimonio de Herralde, resultaba inexplicable, como inexplicable es el hecho de que, a estas alturas, venga a ser presentado al lector español (27), pero, como escribe Enrique Héctor González: “Sería más reconfortante pensar que se trata de un apunte hiperbólico antes que de un alarde de franqueza, pues no haber accedido a un texto de Monsiváis, que aparece a todas horas y en todos lados, es tan verosímil como espigar en el espejo una imagen que no tenga que ver con nosotros” (28). En un sentido, el autor de Aires de familia es otro Monsiváis, decidido por fin a salir de las fronteras, reales y simbólicas, de México y abordar a Latinoamérica como un todo, siguiendo una estructura, que acaso homenajee inconscientemente a Mariátegui, de siete secciones o ensayos independientes. González define atinadamente el libro como una lección impecable de ensayo, en el sentido más montaigniano del término: un texto dispuesto a pesar causas y consecuencias, a reflexionar con el lector a propósito de su realidad más inmediata, a argüir a partir de la descripción despiadada antes que del juicio de valor, a ironizar sólo cuando los términos del retruécano consienten una yuxtaposición elocuente en vez de un alarde de adjetivos (no en balde llamados modificadores desde un punto de vista gramatical) que inclinen la balanza en favor de sus argumentos antes por su peso específico que por la fuerza de un desequilibrio natural (29). Ya sin ninguna duda aparente sobre la exterioridad genérica del libro, hay que advertir, no obstante, que su armazón profunda es el de la crónica, puesto que semejante alud de datos y circunstancias referidas es inconcebible sin una razón de ser cronológica, cronotópica. De modo que hay que rendirse ante la organicidad del acomodo de los materiales que salta a la vista como primera evidencia de su construcción armonizadora. 3.1. La intención orgánica del libro La estructura del libro, a la manera de un quiasmo, coloca, al primer ensayo y al último (sobre las versiones de lo popular y lo entretenido y lo aburrido), al segundo y al sexto (sobre el cine y la vida urbana moderna), al tercero y al quinto (sobre los héroes cívicos y las migraciones de todo tipo), en una relación de continuidad y discontinuidad, acentuada no sólo por los contactos temáticos evidentes, sino además por la necesidad de recurrir, cíclicamente, a la reiteración de constantes y acercamientos iluminadores con otras luces. En el centro, refulge con luz propia el que parece ser el ensayo nodal de la obra: “Ínclitas razas ubérrimas. Los trabajos y los mitos de la cultura iberoamericana”, cuya enérgica exhaustividad intenta concentrar los mayores logros interpretativos de la obra. Desbrozar o desmontar las manifestaciones comunes de las culturas y las sociedades latinoamericanas es una tarea que, con todo y su vastedad, o tal vez a causa de ella, encuentra en Monsiváis su mejor cronista. Justo él tenía que recoger la estafeta de otros adelantados que no habían podido cargar suficientemente con el paquete, aun cuando sus aportaciones son invaluables. Esfuerzos como los de Jean Franco (30), Ángel Rama (31) o Denis Lynn Daly Heyck (32), por sólo mencionar algunos, se ven ampliamente complementados y superados por alguien que no buscó competir con ellos, por tener otras intenciones: no la presentación didáctica de la cultura latinoamericana al público estudiantil estadounidense, ni la introducción de lo latinoamericano a una franja de lectores de clase media, sino, como dice en la advertencia preliminar, dar fe de cómo “la cultura deja de ser lo que separa a las élites de las masas y se vuelve, en teoría, el derecho de todos” (33). Ello al lado del reconocimiento continuo de los lastres que se siguen arrastrando entre nosotros en materia de infraestructura, puesto que el acceso a los productos culturales todavía sigue siendo privilegio de una “minoría, muy activa” ciertamente, pero minoría al fin. 3.2. Las versiones de lo popular y el dominio de la televisión En el primer ensayo, Monsiváis se extiende en la temática más circunscrita a lo que podía esperarse de él: las versiones de lo popular. Este tema remite, desde el principio, al de las identidades, en cuya formación tienen que ver directamente los escritores, quienes sabían, desde el siglo XIX, que escribían prácticamente sólo para las élites, porque el Pueblo y la gleba jamás tendrían acceso a sus libros. De ahí que gente como Payno haya escrito con un tono popular, plenamente consciente de que sólo así llegaría a retratar los modos más auténticos, pero finalmente sucumbió a “las fatalidades de clase y nación”, y sus intentos de realismo no pudieron ir más allá, por lo que en el tránsito progresivo del campo a las realidades urbanas, la “selva de concreto” se va a imponer poco a poco. Lo popular, en los relatos que lentamente van a situarse en ambientes urbanos, “es la entidad carente de conciencia de sí, o la conciencia usurpada y hecha a un lado” (34). Así, el determinismo de la pobreza alcanza a novelas como Adán Buenosayres y La región más transparente. La región... va a ser todavía un paso intermedio hacia la concepción de la ciudad como un espacio corroído por el ímpetu destructivo. En ella se entrecruzan los mundos cultos y los populares, en una existencia contigua donde no hay que buscar muchas diferencias entre ambos. La novela se ve, entonces, como un sucedáneo de otras disciplinas serias, porque a través de ella pasa todo lo que la gente no alcanza a captar todavía mediante aquéllas. La influencia del cine en la literatura latinoamericana se dejará ver, también, como el entrecruzamiento de lo culto con lo popular: en autores como Cabrera Infante y Puig, “lo popular se transfigura y resulta lo clásico marginal” (35). El advenimiento de la tecnología acelerará el proceso mediante el cual se van a reconciliar formas literarias y gustos populares. El desenfado con que se manejarán temas antes tabú, como la sexualidad, será una característica notable de lo popular. Los lectores potenciales se enfrentan, dice Monsiváis, en estos tiempos, a géneros nuevos o novedosos afincados en lo popular: el thriller, la experiencia femenina, el regreso de la novela histórica, la reelaboración del kitsch, la literatura homosexual y la novela carnavalesca, entre otros. En todos ellos la frontera entre lo culto y lo popular es prácticamente una ficción. El séptimo capítulo (“Lo entretenido y lo aburrido. La televisión y las tablas de la ley”) coincide con el primero en el reconocimiento del dominio de algo tan propio de lo popular, como es la televisión. Ésta tiene un papel determinante en los procesos de identidad nacional que ya nadie le discute. Primero, arrasa con la privacidad, fundando nuevas formas de convivencia íntima, subordinadas a ella, a su presencia avasallante. Luego, “decide por cuenta de naciones y sociedades el significado de lo aburrido y lo entretenido” (36), dejándole a la radio el papel de comparsa ínfimo. Y finalmente instala su dictadura abusando de un poder de convencimiento inédito hasta su aparición, lo que le permite entretener a todos los descerebrados y jodidos que se dejen, puesto que saben que no cuentan con alternativas. La moral tradicional reacciona cuando se siente agredida y lo mejor que logra es apenas mejorar su rating, cuando consigue introducirse, ridículo de por medio, para impugnar a Cristina Saralegui. A ella, como a otros programas, los acusa de desnacionalizar y americanizar negativamente a las familias impecables, pero “en la confrontación la derecha pierde (...) y los dogmas quedan a cargo de los comerciales” (37). 3.3. El cine de marca hollywoodense y los profetas de la vida urbana De manera similar, y como ya se advirtió antes, el cine, South of the border, down Mexico’s way, ha sido la gran intromisión anglosajona, estadounidense, en el mundo latinoamericano: modas, ídolos (divas y divos), clichés, historias, todo se lo ha comido Hollywood. Los lugares comunes del mundillo cinematográfico han sustituido a las mitologías ancestrales entre nosotros: el ascenso de las estrellas del celuloide llena planas enteras de la imaginación de las juventudes del subcontinente, y son arrastradas por una idolatría sin freno. Las imitaciones y transfiguraciones se darán al por mayor y a destajo: nuestros charros son una transformación burda del cowboy que sí tuvo que librar peleas verdaderas, no las de las subtramas de nuestro cine. Las cinematografías nacionales, con todo, logran incidir en la formación melodramática, sentimental y humorística de varias generaciones, y la censura (fascistoide y mocha a más no poder) cumple su papel de salvaguarda de las conciencias más débiles, sometiendo incluso a los gobiernos. El cine de vanguardia es reducido al mínimo y la ruptura con Hollywood se atisba como muy lejana, apenas hasta los años sesenta. Lo que no se puede negar, a pesar de todo, es que “el cine entrega a varias generaciones de latinoamericanos gran parte de las claves en el accidentado tránsito a la modernidad” (38). Es como la única puerta trasera de ingreso al primer mundo que se deja ver desde su lado más amable. Para seguir con la asimilación de la modernidad y de la tecnología, casi sinónimos ambos, profetas de la parusía de un nuevo mundo son algunos escritores y poetas, principalmente, cuyas loas al advenimiento de los nuevos tiempos mesiánicos no dejan de incluir a las misas negras ni a las prostitutas, quién lo diría, símbolos de nuevas formas de vida, que vienen aparejadas con una nueva sensibilidad, que rompe con “la entraña de la vida burguesa” (39). Asimismo, comenzaron a manifestarse en algunos poetas, como Barba Jacob, los síntomas del “amor al que no le permiten atreverse”, mediante el conocimiento cada vez mayor de la vida y obra de Wilde. Con la difusión del futurismo apareció la nota disonante de las vanguardias, de los ismos que poco a poco se fueron importando, aunque también hubo versiones criollas. La celebración de las máquinas y otros extremos también se instalaron en América Latina. Las mujeres, por su parte, comenzaban a asomarse por encima del rebozo, pero no obtendrán el derecho al voto sino hasta los años cincuenta, al menos en México. Antes, en la década de los veintes, con Alfonsina Storni, por delante, la poesía femenina comienza a abandonar sus corsés rígidos y la cursilería en que estaba confinada. Y, finalmente, surge la declaración de fe poética, en labios de Julián del Casal: “Tengo el impuro amor de las ciudades”, desafiante transgresión de la ley y de la fidelidad a la languidez de las vírgenes purísimas. Al evocar el final del siglo XIX, José Guadalupe Posada es catalogado como “un profeta visual de consideración” (40). Posada retrata a todo el mundo, con curiosidad de entomólogo y tiene una especial proclividad por lo morboso, por lo marginal de la sociedad. Se esforzó sólidamente por demostrar su plena aceptación de la fealdad social instituida por la atracción de lo repulsivo. El periodo que va de 1880-1920 es visto como un “fin de la historia”, preludio de lo que había de venir. 3.4. La educación cívica y las migraciones de todos tipos La Historia y los héroes son el tema del tercer capítulo: sus avatares y sus derivaciones. Los héroes como “espejos de virtudes”. El amor a la Patria como consecuencia trágica de los abusos de los criollos advenedizos en el poder. El surgimiento de las nacionalidades y la casi inmediata inmolación de millares de personas en su nombre. El heroísmo es machista y sacralizador. Sin él no pueden existir con honra (y con mitología) las naciones. Los héroes de los nuevos países conforman un panteón venerabilísimo y son “el arma poderosa de una etapa de la secularización, cubren el segundo paisaje espiritual, son la gran escenografía de las naciones, y no se le niegan a entidad alguna, por reducida que sea” (41). La enseñanza cívica es el núcleo de la educación de las nuevas multitudes, su razón de ser, lo más sublime, aunque, al mismo tiempo, tenga que haber una dolorosísima rebatinga entre algunos héroes seculares y la Santa Madre Iglesia, a cuyo jefe máximo ya no están dispuestos a hacerle mucho caso. El pensamiento católico atrincherado en los catecismos combativos recibe su duplicación reactiva en los catecismos cívicos o patrióticos, que los igualan en la magnitud de la impostura, pero con el signo aparentemente contrario. Se transfiguran después los héroes, y, de la mano de las Repúblicas triunfantes, surgirán los Maestros de la Juventud, quienes se echaron a cuestas la labor de pastorear a las masas ignorantes para conducirlas hacia el sendero del conocimiento luminoso. Los nombres son variados e inundan el continente: Montalvo, Sarmiento, Rodó, Vasconcelos. Sus sucesores, con armas en la mano, tratarán de imponer por la fuerza lo que aquéllos estaban dispuestos a esperar por efectos de la redención educativa. Desde la Revolución Mexicana hasta el levantamiento zapatista puede trazarse un arco de heroísmo caudillesco que da forma militar e institucional a las reivindicaciones de las masas. Por medio de las luchas armadas se busca una “modernidad popular” (42) (una y otra vez el adjetivo), alternativa a la que ofrece el capitalismo, tan galopante como ajeno a las realidades de pueblos enteros del continente. Y qué tragedia tan delirante, la que se enuncia a continuación: la transformación y la enorme frecuencia con que los revolucionarios o simplemente los caudillos se transforman en dictadores, peste latinoamericana por excelencia. Con Perón con delante como paradigma de ogro filantrópico, Monsiváis se regodea en referir a la fascinación de su historia, de su primera esposa, la mujer de dudosa moral a quien el pueblo argentino ha elevado a los altares. Y cuánta mala leche monsivaíta colocar al lado de este drama multitudinario la figura de los héroes deportivos, depósito de la fe ciega de millones y millones de personas que saben que su ascenso social y económico nació clausurado. Y así, como no queriendo, Monsiváis nos planta frente a frente a la Revolución Cubana, el paradigma de paradigmas, con su propuesta del Hombre Nuevo. “Las alucinaciones del fetichismo” (43) tardan un poco en mostrar toda la crudeza de la realidad. Pero mientras dura el sueño, toda América Latina se estremece por lo que allá sucede. Castro y el Che se vuelven el centro del mundo hasta que la muerte del segundo empieza a preludiar el réquiem de la ilusión. Todavía Allende es un episodio más de la esperanza: los dictadores tienen en su mano la balanza y no la soltarán por un buen tiempo. Los escritores, en cambio, siguen siendo el alma de los pueblos y Neruda, sobre todo Neruda, encarna la celebración desaforada, la carnavalización poética de las luchas humanas. Las mujeres, mientras tanto, agazapadas durante años, por fin levantan vuelo: no sólo la pléyade de escritoras que surge y se confirma plenamente, sino desde el anonimato le van ganando espacios a la derecha que se resiste a reconocerlas como lo que son. El post-heroísmo y la generación del High Tech cierran este capítulo, entendidos como consecuencia del derrumbe socialista soviético. El neoliberalismo se impone a pasos agigantados porque ya no tiene enemigo enfrente. Su programa incluye de manera central la “reconversión mental” (44), la renuncia a las causas que desaparecieron por inconsecuentes. Ahora todo tiene que rendirse incondicionalmente ante el altar del libre mercado, y aunque dicha doctrina fracase una y otra vez, el fundamentalismo de los gobiernos hace oídos sordos ante la evidencia. Ante un panorama así, todo es migración, cambio obligado: la cultura (los gustos dominantes); los productos tecnológicos del entretenimiento (el cine, la televisión); el deseo de cambio mismo (la cual censura porque ahora todo se vale); la nación del ánimo (el rock y su relación dialéctica con el pasado cultural, sus infinitas interacciones); el feminismo y la conducta femenina; el aspecto y la conducta (la muerte de los lenguajes de género); la religión predominante (donde todo el mapa religioso, prácticamente, es devorado por el pentecostalismo: aquí le falla el vigor a Monsiváis, acaso por su protestantismo histórico todavía militante en las profundidades). Hemos pasado del rancho al Internet, y casi sin escalas. La tecnología de punta se vuelve la obsesión máxima, mientras miles de poblaciones viven aún en la exclusión. 3.5. Los trabajos y los mitos de la cultura iberoamericana Este capítulo es el centro de toda la reflexión, en donde Monsiváis, heredero y continuador desencantado de los mejores pensadores y analistas latinoamericanistas establecidos ya como clásicos, acomete la trabajosa revisión de los trabajos y los mitos de la cultura iberoamericana. Preside el capítulo la valiente respuesta afirmativa (basada en un inventario de lacras sociales, políticas y educativas) a la pregunta de rigor: ¿hay tal cosa como la unidad de Iberoamérica?, y le sigue el contrapunto de la duda sobre lo que nos separa y nos acerca a los latinoamericanos. La unidad hispanoamericana nace con la separación de la corona de España: gran lección de origen más elocuente no puede haber. Sucesivamente nos van acercando frustraciones comunes (como la del estéril culto al dios Progreso, a la diosa Educación), pero va a ser en la poesía (modernista para mayores señas) donde América Latina se va a afirmar positivamente como un todo, como un polo que irradiará luces verdaderas, no fatuas. Con el modernismo nace, casi literalmente, América Latina. Y con una prosa que también va a ir encontrando senderos comunes, aunque, como en el caso de Sarmiento, se fabriquen oposiciones tan falsas como anquilosantes. El americanismo de los escritores, a pesar de todo, es una marca de agua que traen nuestras literaturas y muchos escritores van a apostar su resto por combatir al fantasma del Norte en nombre de la quimera bolivariana. Las Esencias Nacionales se resistirán a aceptar su estatuto de ficción o fantasía. América Latina querrá nacer de las cenizas de la vieja Europa que ya no puede ser modelo de vida. Más tarde, y en el mismo tenor, la revolución será el eje unificador, y el marxismo criollo, encarnado sobre todo por Mariátegui, intentará dar el salto mortal de la plena adaptación en un medio que no lo vio nacer. La izquierda casi le ganará la partida a la derecha tradicionalista. Surgirán entonces nuevas élites culturales en México, en Cuba, en Argentina, que cumplirán el sueño de la contemporaneidad simultánea con las metrópolis culturales del mundo. El panamericanismo verá mejores días y será desenmascarado por su vertiente pro-imperialista. La Revolución Cubana, otra vez, ejemplificará nuevamente otra serie de años de consenso. Y en los sesenta, por fin, el boom, la recontraafirmación de lo que ya sabíamos (o debíamos saber): que nuestras letras ya no le piden prestado nada a nadie. Y no es casualidad que sean los años del auge de la izquierda intelectual, a la que el caso Padilla le asesta un duro golpe, del que aún no logra reponerse. La Casa de las Américas intenta imponer su visión unívoca de lo latinoamericano, y para lograrlo borra medio canon de las letras anteriores. El sueño está terminando y la unidad de la moda viene a sustituir, casi como una caricatura, las ilusiones anteriores. Se ha instalado la banalidad como dogma. Quedará lo verdaderamente valioso, pocos nombres, porque ahora el centro está en todas partes. Se resiste al neoliberalismo con las únicas armas posibles, las culturales, y aunque las economías sigan dando tumbos, la vieja utopía de la América Latina lucha por seguir de pie. Lo dijo Monsiváis en una entrevista: ¿La globalización cómo transformará las tradiciones, el folclor y el concepto de patria? Tengo una vaga idea. Sé que va a ser una transformación muy importante, parte de las tradiciones más arraigadas se volverán costumbrismo, otra parte se considerará no negociable, y otra será sujeto de escrutinio sociológico y antropológico, habría que discernir: la globalización no afectará al espíritu religioso, la globalización sí afectará al sentido comunitario, la globalización evitará la sorpresa de quien se asombra de rasgos que no son específicos sino comunes a todos (45). Notas 1. C. Monsiváis, Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina. Barcelona, Anagrama, 2000 (Colección Argumentos, 246), p. 49. 2. E. Escalante, “La metáfora como aproximación a la verdad. Ensayo acerca del ensayo”, en Las metáforas de la crítica. México, Joaquín Mortiz, 1998, p. 302. 3. S. Pitol, “Con Monsiváis, el joven”, en El arte de la fuga. México, Era, 1996, pp. 50-51. 4. A. Castañón, “Carlos Monsiváis: un hombre llamado ciudad”, en Arbitrario de literatura mexicana. Paseos I. México, Vuelta, 1993, p. 368. 5. E. Escalante, “La disimulación y lo posnacional en Carlos Monsiváis”, en Las metáforas de la crítica, p. 74. 6. Carlos Monsiváis. México, Empresas Editoriales, S.A., 1966, pp. 48-49. 7. Ibid, pp. 49-50. 8. J. E. Pacheco, “Carlos Monsiváis, 35 años después”, en La Jornada, 17 de enero de 1993, p. 38: “En la feliz ignorancia del porvenir combinamos sin saberlo alta cultura y cultura popular: programas triples en viejos cines ya también desaparecidos, lectura de la Biblia en la versión de Reina y Valera que yo ignoraba como buen niño católico, del mismo modo que me había mantenido a distancia de los poetas rojos como Neruda y Vallejo”. 9. A. Castañón, op. cit., pp. 374-375. 10. R. Peguero, “La Biblia, madre de todos los libros”, en La Jornada, 14 de abril de 1995, p. 24. 11. Cf. C. Monsiváis, “Notas sobre el Estado, la cultura nacional y las culturas populares”, en Cuadernos Políticos, núm. 30, 1984; Idem, “De las finuras del arte rascuache”, en Graffiti, núm. 2, Xalapa, julio-agosto de 1989. 12. J. M. Oviedo, Breve historia del ensayo hispanoamericano. Madrid, Alianza Editorial, 1991 (Libro de bolsillo, 1509), p. 145. 13. C. Monsiváis, “La herejía que se hacía pasar por santa doctrina”, en Nuevo catecismo para indios remisos. México, Siglo XXI, 1982, pp. 25-26. 14. E. Escalante, op. cit. 15. E. Escalante, “La metáfora como aproximación a la verdad. Ensayo acerca del ensayo”, p. 292. 16. Ibid, p. 297. Dice el párrafo completo: “A mí me gustaría ver en el ensayo no un género sino un acontecimiento. Un acontecimiento que escapa, por su íntima vocación, que es la herejía, a todo intento de asignarle un lugar dentro del esquema de los géneros. Transgresor de la ley, y no de modo ocasional, sino en virtud de esa búsqueda de un conocimiento no sujeto a los dictados de la razón imperante, la errancia del ensayo no admite los alfileres del anticuario ni del clasificador. Digo errancia como puedo decir ironía. Una ironía que desmantela todas las asignaciones. Y que abandona al lector en la franja de la intemperie”. 17. Cf. E. Serna, “Historia de una novela”, en Las caricaturas me hacen llorar. México, Joaquín Mortiz, 1996, p. 209, donde implícitamente califica a Monsiváis de “paladín literario de la sociedad civil”. El caso de Serna es interesante, puesto que, como parte de una generación que ya no se traga tan fácilmente los magisterios morales de los literatos, los ha denunciado en su novela El miedo a los animales, donde se retrata con nombres sarcásticos a algunos de los protagonistas de la literatura mexicana de fin de siglo. Al buen entendedor... 18. E. Escalante, op. cit., p. 75. Cursivas mías. 19. Ch. Domínguez Michael, “Carlos Monsiváis, el patricio laico”, en Servidumbre y grandeza de la vida literaria. México, Joaquín Mortiz, 1998, p. 23. 20. L. Egan, “Play on Words: Chronicling the Essay”, en Ignacio Corona y Beth Jörgensen, comps., The Contemporary Mexican Chronicle: Perspectives on the Liminal Genre. Albany, Universidad de Nueva York, 2002, pp. 95-122. 21. Ídem. 22. C. Monsiváis, Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina, p. 154. 23. México, Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América, 2000. 24. México, Era, 2000. 25. S. González Rodríguez, El Centauro en el paisaje. Barcelona, Anagrama, 1992 (Colección Argumentos, 129). La alusión al ensayo, como “centauro de los géneros”, es clarísima. Este libro fue finalista, junto con José Martínez, la epopeya de Ruedo ibérico, de Albert Forment, del XX Premio Anagrama de Ensayo. El ganador fue José Antonio Marina, con Elogio y refutación del ingenio. 26. Ch. Domínguez Michael, “El ensayo del centauro”, en Servidumbre y grandeza de la vida literaria, p. 252. Resulta interesante consignar el posterior acercamiento de Domínguez y González Rodríguez, luego de la ruptura del segundo con la revista Nexos, espacio donde se refugió buena parte del equipo de “La Cultura en México”. Actualmente, ambos colaboran en la misma columna de El Ángel, suplemento del periódico Reforma. 27. La Jornada, 26 de noviembre de 2000: “Monsiváis en España gozaba de una situación paradójica: por una parte era conocido y muy admirado por los intelectuales bien informados, pero por otra parte, al ser inédito en nuestro país, era un completo desconocido para la mayoría de la gente. Al obtener el Premio Anagrama, que ganó por aclamación, los lectores y la crítica ante la publicación fue unánime: uno de los raros descubrimientos que se dan sólo de tarde en tarde. Tras la sorpresa y el aplauso de la crítica vino una pregunta escandalizada: ¿cómo es posible que un autor como Monsiváis no se hubiera publicado antes en España? Qué fallo por parte de los editores españoles, qué miopía”. 28. E. H. González, “Entre el poder y el pudor”, en La Jornada Semanal, supl. de La Jornada, núm. 291, 1 de octubre de 2000, p. 13. 29. Ídem. 30. J. Franco, La cultura moderna en América Latina. Trad. de Sergio Pitol. México, Grijalbo, 1985. La primera edición en español fue publicada por Joaquín Mortiz. 31. Á. Rama, La crítica de la cultura en América Latina. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1985. 32. D. L. Daly Heyck y M. V. González Widel, comps., Tradición y cambio. Lecturas sobre la cultura latinoamericana contemporánea. Nueva York, Random House, 1988. La segunda edición, corregida y aumentada, fue publicada por McGraw Hill, en 1996. Se trata de un libro de texto para estudiantes estadounidenses de nivel bachillerato. 33. C. Monsiváis, Aires de familia, pp. 11-12. 34. Ibid, p. 23. 35. Ibid, p. 33. 36. Ibid, p. 214. 37. Ibid, p. 245. 38. Ibid, p. 78. 39. Ibid, p. 189. 40. Ibid, p. 208. 41. Ibid, p. 83. 42. Ibid, p. 94. 43. Ibid, p. 101. 44. Ibid, p. 109. 45. L. Hernández del Valle, “Carlos Monsiváis: en México sólo matan a los periodistas que denuncian el narcotráfico. Aparte, no hay problemas”, en Lateral. Revista de Cultura, núm. 70, septiembre de 2000, www.lateral-ed.es/articulos/monsivais70.html. ** Leopoldo Cervantes-Ortiz lcervortiz@yahoo.com.mx Corrector, editor y teólogo mexicano (Oaxaca, 1962). Tiene estudios de medicina, teología y letras hispánicas, y es maestro en teología y pasante de la Maestría en Letras Latinoamericanas de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Ha publicado Sendos placeres; poemas para leer y acariciar, en coautoría con José Manuel Mateo (selección y nota introductoria; México, Planeta, 2000); Lo sagrado y lo divino; grandes poemas religiosos del siglo XX (selección y nota introductoria; Planeta, 2002); Sobre ángeles; antología de poemas del siglo XX (selección y nota introductoria; Planeta, 2003); el poemario Navegación del fuego (México-Sao Paulo, Obranegra-Callis, 2003); Series de sueños; la teología ludo-erótico-poética de Rubem Alves (Clai; 2003; portugués, 2005), y El salmo fugitivo, una antología de poesía religiosa latinoamericana (prólogo y selección; México, Aldus-Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, 2004). Coordina la revista virtual elpoemaseminal (http://www.elpoemaseminal.lupaprotestante.es) desde 2003. === El mito de las Moiras en El otro, el mismo, de Jorge Luis Borges ====== === María Alejandra Crespin Argañaraz ===================================== En el marco del movimiento modernista, Jorge Luis Borges desarrolla en su obra El otro, el mismo una elaboración de numerosos elementos literarios, míticos históricos y filosóficos de la cultura helénica. Esta ponencia muestra algunos aspectos del trabajo poético de ese autor argentino, en su libro El otro, el mismo aparece la actividad de cada una de las Moiras: Cloto, Láquesis y Átropos. Las alusiones eruditas a personajes, obras, lugares y ciertos caracteres del vocabulario se consideran como emergentes superficiales de una actitud profunda del poeta frente al fenómeno cultural griego, que invita y exhorta a la creación de nuevas formas de belleza inspiradas en las que se dieron en aquel contexto. En primer lugar, se analizarán las expresiones en las cuales la figura de las Moiras aparece insinuada por verbos referentes al tejido. En el “Poema conjetural”, la presencia de las Moiras es sugerida por el verbo “tejieron” que además de hacer referencia a la actividad de estas divinidades, exige, por estar conjugado en tercera persona del plural, su sujeto múltiple (las Moiras son tres). El sustantivo que cumple esta función es “días”; no son las Moiras las que tejieron, sino los días. El adjetivo posesivo “mis” aparece como modificador que circunscribe la temporalidad generalizada o indefinida del sustantivo a la temporalidad del yo lírico, haciéndola más personal. Si se agrega a esto el circunstancial de tiempo “desde un día de la niñez”, queda aun más limitada esta temporalidad a la duración de la vida de ese yo. En el mundo grecolatino esa duración es regulada por las Parcas mediante el hilado. Hay una coincidencia entre mito y poema en lo que respecta a la actividad de las Moiras, pero el modo de actuar de éstas en el mito es externo al hombre, mientras que en el poema, adquiere un carácter mucho más personal mediante el reemplazo de la mención de estas divinidades por el sujeto “mis días”. En “A un poeta menor de la Antología”, se encuentran también el verbo “tejieron” y el sustantivo “días”, cumpliendo las funciones antes señaladas, sólo que, en este caso, los días no pertenecen al yo lírico, sino al poeta menor; no obstante, se observa el mismo carácter personal dado por el adjetivo posesivo (en este caso “tuyos”). Pero hay una diferencia profunda entre los dos poemas: en éste, el objeto directo es “dicha y dolor”, dos ingredientes habituales de la vida que podrían ser tejidos por las Moiras; no hay ruptura respecto del mito. En cambio, en el “Poema conjetural”, el objeto directo es “laberinto múltiple de pasos”, algo no considerado por el mito dentro de las posibilidades de las Moiras; hay un entrecruzamiento con otro mito perteneciente al mundo grecolatino. En “A un poeta menor de la Antología”, la imagen del laberinto es sugerida por el sustantivo “red”. Se considerará este aspecto más adelante. En “Límites” reaparece el verbo tejer en tercera persona del plural, pero hay variantes con el objeto directo y en el sujeto. Éste está compuesto de tres sustantivos (concuerda, en este sentido, con el mito, puesto que tres son las Moiras) que nombran objetos intangibles (“sombras”, “sueños”, “formas”) y que, por esta característica, se oponen a todo lo que pueda sugerir el sustantivo del objeto directo (“vida”). Este sustantivo está modificado por el adjetivo demostrativo “esta”, que le da concreción e impide toda relación con algún otro tipo de vida que pudieran sugerir los tres sustantivos del sujeto. Éstos realizan la misma actividad que las Moiras en el mito (hilar el destino), pero en el poema lo hacen con un dinamismo mayor, que se logra por la inclusión del verbo “destejen” junto a “tejen”. No obstante, no hay una simple traslación del plano mítico al poema, ya que el reemplazo de las Moiras por “las sombras, los sueños y las formas”, da a la acción y a su producto características no contempladas por el mito. La relación de las Moiras con la actividad creadora del hombre se observa también en el sujeto (“el sueño [o el terror]”) y el objeto directo (“mitologías y cosmogonías”) del verbo “tejiera” que aparece en el poema “El mar”. Allí, lo humano queda empequeñecido por la comparación con uno de los elementos de la naturaleza: el mar existía antes que los sueños y el terror, las mitologías y las cosmogonías. La comparación transfiere el poder que las Moiras tienen en el mito, no a la actividad del hombre (que, en este caso, mediante el verbo “tejiera”, sólo comparte el aspecto laborioso y creativo de estas diosas), sino al mar, que adquiere mediante los verbos (“estaba”, “era”) y adverbios (“siempre”, “ya”), las características propias del Ser parmenídeo: unión de esencia y existencia, inmovilidad, eternidad. En “El Golem” hay otro verbo que hace alusión a la tarea de las Moiras: “devanar”. Específicamente, ésta es la actividad de una de ellas, Cloto. Hay, por lo tanto, una selección dirigida hacia una acción que, en principio, no tiene límites temporales, puesto que no están las otras dos Moiras para establecerlos. Dicha carencia de límites adquiere un carácter de intemporalidad mediante el circunstancial “en lo eterno”, en el cual hay un entrecruzamiento de lugar y tiempo; lo eterno es el ámbito donde se devana; esto indica una universalidad témporo espacial. Hay también una intensificación del dinamismo de la acción, que es el resultado de la ubicación de ésta en el plano de la eternidad; el devanar es continuo. El sujeto de “se devana” es “la vana madeja”; hay correspondencia con el mito en cuanto a la actividad, pero la figura de Cloto queda desplazada por un sujeto cuya acción recae sobre sí: el pronombre reflejo “se” da a “madeja” un carácter de autosuficiencia que, sumado al circunstancial “en lo eterno”, se acerca a la omnipotencia (la madeja única, en lo eterno, se devana a sí misma). El adjetivo “vana” que modifica a “madeja” extiende, semánticamente, su influencia hacia el verbo: la vanidad de la madeja hace vano el devanar. La omnipotencia antes señalada queda relativizada por este adjetivo que además ocupa, por el hipérbaton, un lugar predominante. Respecto de la actividad y la omnipotencia de la Moira existe concordancia entre mito y poema. La diferencia reside en el elemento con el cual realiza el tejido. En el mito, el hilo que tejen las Moiras es el destino de cada ser humano. En cambio, el poema habla de un “tejido de hombres”; los hombres mismos pasan a ser hilos que “la mano” entrecruza para formar la batalla. Cada hombre pierde su individualidad, pues pasa a ser un mero elemento del tejido. Ahora bien, tampoco adquieren relevancia por su existencia conjunta, puesto que, como tejido, han sido creados y serán dirigidos por “la mano”. La omnipotencia de ésta subraya la insignificancia y la dependencia de aquellos. En el poema “A quien está leyéndome” el verbo “rigen” sugiere la acción de las Moiras que, en este caso, son reemplazadas por el sujeto “los númenes”, si se considera la versión que aparece en las Obras completas del autor y “los números” en la versión posterior que figura en la Obra poética. Al sujeto se transfiere la omnipotencia que implica el hecho de regir el destino del hombre. En ese aspecto coinciden mito y poema. En este último, se hace mucho más personal la acción que en aquél realizan las Parcas por la presencia del adjetivo posesivo “tu” que modifica a “destino”; no es cualquier destino el que los números o los númenes rigen, sino el de cada lector, el verbo de la oración (“han dado”) acentúa la limitación de éste frente a aquellos, al ubicarlos, respectivamente, en un plano de receptor y dadores. Por último, el objeto directo agudiza el contraste de ambos al reducir al hombre (o, más concretamente, al lector del poema) a la nada (“certidumbre de polvo”). Hasta el momento se han considerado los poemas en los cuales las Moiras aparecen sugeridas por verbos. Se analizará, ahora, su presencia a través de otras alusiones. El sustantivo “suerte” aparece en dos poemas que llevan el mismo nombre, “Buenos Aires” y en “A un poeta menor de la Antología”, designando aquello que en el mito personifican las Moiras; la suerte de cada individuo, la parte que le corresponde en este mundo. A esto, en “Buenos Aires” se agrega otra función; acompaña al sustantivo la aposición “esas cosas que la muerte apaga”, que indica la presencia y la acción de una de las Moiras, Láquesis, aquella que, en el mito, corta el hilo cuando la vida de un hombre llega a su fin. En “La noche cíclica” y “El Golem” se encuentra el sustantivo “madeja” acompañado del adjetivo “vana”. En el primero de los poemas se aclara de qué está hecha la madeja; los hilos son las calles con los nombres de los antecesores del yo lírico; este carácter personal y concreto se refuerza con el adjetivo demostrativo “esta”, que acompaña a “vana madeja”. Toda la expresión “esta vana madeja / De calles que repiten los pretéritos nombres / De mi sangre: Laprida, Cabrera, Soler, Suárez...”, es objeto directo de una oración en la cual la palabra “tiempo” aparece en lugar de las Moiras: “El tiempo que a los hombres / Trae el amor o el oro, a mí apenas me deja / (...) esta vana madeja”. Aquello que le corresponde a cada cual es dado, en el mito, por la Moira y, en el poema, por el tiempo. La parte que le ha tocado al yo lírico es, justamente, la madeja, el elemento con el cual tendrían que trabajar las Parcas. Hay aquí un nuevo desplazamiento respecto del mito: aquello con lo cual las Parcas tendrían que tejer el destino, pasa a ser, en el poema, el destino que le es dado al yo lírico, sin tejer todavía. Las posibilidades implícitas en este hecho quedan anuladas por el adjetivo “vana” que modifica a “madeja” y también por el modificador indirecto “de calles” que, por su contenido semántico (algo ya hecho), no deja margen a la acción del yo; por otra parte, la posibilidad de construir o descubrir algo transitando esas calles; queda trunca por la expresión “que repiten los nombres de mi sangre”, que da carácter acabado y circular a toda la oración y se acerca a la imagen del laberinto. En “El Golem”, no se especifica ningún aspecto acerca de la “madeja”, salvo su vanidad. Además, no hay ninguna expresión que se refiera a algo concreto, o cercano al yo lírico como en el poema anterior; la “madeja” aparece como única, por la presencia del artículo “la” y el número singular del sustantivo y el adjetivo. Esta madeja, con sus peculiares características, cumple en esta obra la función (devanar) de una de las Moiras (Cloto) en el mito. En el mismo poema aparece otro sustantivo que, en algunos aspectos (no de manera explícita sino, como se ha visto hasta el momento, sugerida), se asemeja al mito de las Moiras, y en otros, introduce modificaciones; es el sustantivo “red”. La “red” es el producto, por así decirlo, de la tarea de tejer y, en ese sentido, se puede considerar como la vida del hombre, que es aquello que las Moiras regulan con su tarea. Sin embargo, una red no es un tejido cualquiera, puesto que su función es atrapar. Hay, entonces, una variación respecto del mito. En “El Golem”, esa función queda subrayada por el participio “aprisionado”. Quien está aprisionado es el Golem, un muñeco que, según el poema, es “aprendiz de hombre”. En consecuencia, puede decirse que es el mismo hombre quien está atrapado en la red, y el poema lo expresa con una construcción comparativa: “Gradualmente se vio (como nosotros) aprisionado en esta red sonora”. El participio y el sustantivo sugieren la imagen del laberinto, con lo cual se produce un nuevo entrecruzamiento de este mito con el de las Moiras. La figura del laberinto queda reforzada, en el poema, en una estrofa posterior, cuando se dice que los ojos del Golem seguían a su creador “por la dudosa / Penumbra de las piezas del encierro”. El sustantivo “red” está acompañado de modificadores; por un lado, el adjetivo demostrativo “esta”, que lo hace concreto y cercano; por otra parte, el adjetivo “sonora”, seguido de un modificador indirecto compuesto por nombres propios (vocablos que adquieren tal carácter en el poema por estar escritos con mayúsculas). Esto indica que los elementos que componen la red son palabras que ubican al Golem en una serie de relaciones temporales (antes, después, ayer, mientras, ahora), espaciales (derecha, izquierda) y personales (yo, tú, aquellos, otros). Esas relaciones constituyen la red, pero están, por su parte, constituidas por palabras; por ello, la red es “sonora”. La importancia de aquéllas se refuerza por el hecho de estar escritas con mayúsculas. En “A un poeta menor de la Antología” el sustantivo “red” cumple la función de predicativo (“los días son una red de triviales miserias”); se equipara “días” a “red”. Con anterioridad, en el mismo poema, aparecen los días del poeta menor como tejedores de dicha y dolor; ahora hay una visión más generalizada; no se especifica a quién pertenecen los días. Además, el dinamismo de la acción de éstos, implícito en el verbo “tejieron”, se diluye en el verbo “son”; el uso del tiempo presente en éste, en contraposición con el pretérito perfecto simple en aquél, indica la desaparición de esa realidad y la permanencia de ésta; los días que tejieron ya no existen (“¿Dónde está la memoria de los días..?”); los días son, ahora, el producto de esa tarea de tejer: una red. El modificador indirecto que acompaña a este sustantivo (“de triviales miserias”) subraya solamente el aspecto negativo del objeto directo del verbo “tejieron” (dicha y color) y le añade un matiz de insignificancia. En “Mateo XXV, 30”, hay una alusión directa al laberinto en relación con el mito de las Moiras: “Fragor de trenes que tejían laberintos de hierro”. Habitualmente los trenes transitan por carriles de hierros, ya formados; en cambio, ejercen la misma tarea que las Moiras en el mito. Ahora bien, con ese hierro que habitualmente es material de sus vías, los trenes elaboran algo que se opone a los caminos, ya que los laberintos no conducen, sino que confunden a los que transitan en ellos, los aprisionan. El modificador “de hierro”, por la dureza, frialdad y solidez que indica, da al laberinto un carácter más opresor aun. En “Jonathan Edward (1703 1785)” reaparece la imagen de prisión y, por lo tanto, se entrecruzan, una vez más, el mito de las Moiras y el del laberinto. En este caso, el sustantivo no es “red”, sino “maraña”, lo cual acentúa el aspecto de confusión, de complejidad (podría decirse, de “laberinto”). El prisionero está ubicado con precisión: “en el centro puntual de la maraña”; esto ofrece una variante respecto de los poemas anteriores y, al mismo tiempo, un acercamiento mayor al mito del laberinto. La “Araña”, a posición de “Dios”, ocupa en el poema la función de las Moiras en el mito, pues su tarea es tejer; aparece aquí atrapada en el centro de lo que ella misma ha creado. Esta imagen está, en cierto modo, anticipada en “Mateo XXV, 30”, donde los trenes construyen aquello que los atrapa: laberintos de hierro. Sin embargo, en el poema que ahora consideramos, la figura del creador adquiere mayor importancia por el uso de mayúsculas, el agregado de una aposición y la presencia del circunstancial de lugar. Hay, nuevamente un alejamiento respecto del mito de las Moiras y un acercamiento al del laberinto (sugerido por el adjetivo “prisionero”). El creador de la maraña que aprisiona al hombre es, junto con éste, prisionero. Pero existe una diferencia significativa, en tanto que el hombre depende de su creador, el creador de aquel laberinto está atrapado por su criatura. Ahora bien, a la inversa de lo que ocurre en otros poemas (“El mar”, “Poema del cuarto elemento”, “El Golem”, “Fragmento”), donde se otorga, a aquellos elementos que cumplen la función de las Moiras en el mito, atributos propios de la divinidad, en “Jonathan Edwards (1703 1785)” ésta es mencionada explícitamente, pero aparece sin ninguno de los poderes que le son propios, excepto el de crear. Las características que las Moiras tienen en el mito han sido transferidas al laberinto de la poesía: ésta es fuerte, poderosa, perdurable; puede decirse que es divina. El poeta es prisionero de esa divinidad y es divino él mismo, únicamente porque puede crearla. La criatura supera al creador. En El otro, el mismo, de Jorge Luis Borges, se sugiere la presencia y la acción de las Moiras mediante verbos y sustantivos que aluden a la tarea que éstas realizan en el mito (tejer) y a su resultado. Aunque éste es el aspecto en el cual se pone el énfasis, todas las particularidades contempladas por el mito son tomadas en este libro: aparece la actividad de cada una de las Moiras, Átropos, Cloto y Láquesis; se considera también su acción conjunta como diosas del destino humano; por momentos, surgen como aquella parte que a cada uno le toca en la vida e incluso se las ve como las fuerzas elementales del mundo. No obstante la existencia de similitud con respecto al mito, hay variaciones introducidas por el autor. Las mismas, se señalan a continuación. La principal actividad que realizan las Moiras en el mito es el único aspecto que comparten con los hombres en el poema: el hombre también puede tejer, ya sea su propia vida (“Poema conjetural”, “A un poeta menor de la Antología”, “Composición escrita de un ejemplar de la Gesta de Beowulf”), mitologías y cosmogonías (“El mar”) o poemas ( “A un poeta sajón”, “Jonathan Edwards (1703 1785)”, “Edgar Allan Poe”). Esa única aptitud que tiene es común con las Moiras (la posibilidad de crear), es, al mismo tiempo, el único atributo divino que éstas conservan en El otro, el mismo: en la medida en que es creador, el hombre adquiere una condición divina, aunque, como las Moiras, cree un laberinto, un destino en el cual quede atrapado; aunque, como poeta, quede aprisionado en su obra. En síntesis, en El otro, el mismo, Jorge Luis Borges utiliza las distintas características de las Moiras contempladas por el mito, pero realiza, asimismo, innovaciones. Una de las más interesantes es la inversión de dicho mito, mediante la transferencia de aquellos atributos que hacen a esas diosas poderosas divinidades del destino a un objeto que, en la mitología griega, no sólo no es divino, sino que tiene un autor humano: el laberinto. Otra modificación importante es la figura de un laberinto constituido por palabras, con lo cual hace imprecisos los límites entre obra literaria y vida, así como considera difusa la frontera entre el sueño y la vigilia. Por último, resulta original la equiparación de las Moiras con el hombre en general y el poeta en particular a través del único atributo divino que aquéllas no pierden y el laberinto no tiene ni recibe por transferencia: la facultad creadora. Bibliografía • GRIMAL, Pierre. Diccionario de la mitología griega y romana. Barcelona. Labor. 1965. • OTTO, Walter F. Los dioses de Grecia. La imagen de lo divino a la luz del espíritu griego. Buenos Aires. Editorial Universitaria de Buenos Aires. 1973 • JAEGER, Werner: Paideia: los ideales de la cultura griega. México, Fondo de Cultura Económica. 1957. • LESKY, Alabin. Historia de la literatura griega. Madrid. Gredos. 1976. • FERRATER MORA, José. Diccionario de filosofía abreviado. Buenos Aires. Editorial Sudamericana. 1980. • BORGES, Jorge L. Obra poética 1923 1977. Buenos Aires. Emecé Editores. 1977. —. Siete noches. México. Fondo de Cultura Económica. 1980. —. Ed. Borges, oral. Buenos Aires, Emecé Editores Editorial de Belgrano. 1979. • MÜLLER, Martín, Ed., Borges, oral. Buenos Aires, Emecé Editores Editorial de Belgrano, 1979. • SPITZER, Leo. Lingüística e historia literaria. Madrid. Gredos. 1974. —. Estilo y estructura en la literatura española. Barcelona. Crítica. 1980. ** María Alejandra Crespin Argañaraz alejandracrespyn@hotmail.com Investigadora argentina. Es docente en la Escuela Normal Superior Nº 2 en Lenguas Vivas “Mariano Acosta”, en Buenos Aires. === María Mercedes Carranza =============================================== === El relato de un fracaso colectivo Jorge Mario Sánchez ============ “The rest is silence”. W. Shakespeare, Hamlet. “La poesía está en el comercio del poema con el lector, no en la serie de símbolos que registran las páginas de un libro. Lo esencial es el hecho estético, el thrill, la modificación física que suscita cada lectura” (1). Este thrill del que habla Borges ha acompañado siempre mis lecturas (y relecturas) de los poemas de María Mercedes Carranza: los recorro con avidez, uno tras otro, como si lo escrito fuese una novela, la novela de una vida, la historia de un fracaso. Pero no del fracaso individual, no de una vida desperdiciada (porque no lo es si nos queda la obra crítica y literaria de esta poeta y sus acciones en defensa de la poesía colombiana), sino del fracaso que todos nosotros, hombres y mujeres del mundo contemporáneo, soportamos como individuos y como sociedad. Los temas de María Mercedes Carranza son nuestros temas —la hipocresía, el miedo, la angustia, la frustración, la decepción amorosa, el deseo siempre insatisfecho, lo indecible y lo inconsciente, la ausencia de centro, el horror, la violencia—, expresados por medio de la descripción de una cotidianidad asfixiante. Detrás de la aparente sencillez de estos poemas, de la representación de lo ordinario y lo vulgar, se esconden los demonios cuya sola evocación inquieta y aterra. Lograr esta representación implica un compromiso estético: para alcanzar las profundidades la poeta tiene que despojarse de prejuicios e imposturas, y por ello intenta una escritura sobria, sin embellecimientos ni ripios. Ya desde la publicación de Vainas y otros poemas (1972), su primer libro, críticos como Darío Jaramillo Agudelo y Patricia Valenzuela coinciden en afirmar que la escritura de Carranza se acerca a la “antipoesía” de Nicanor Parra. Según Valenzuela, los aspectos que le confieren dicho título a la obra de la poeta colombiana son, ante todo, el uso de la palabra coloquial, la ironía, el humor y una marcada tendencia a la prosa en sus versos, además de un pesimismo inquebrantable y el uso de la “parodia como ejercicio de intertextualidad” (2). La propia Carranza es consciente de que su búsqueda poética se centra en estos aspectos y lo hace explícito en uno de los poemas de Vainas, donde entiende que el desmantelamiento de la mentira debe empezar en la Palabra: ...Si es cierto que alguien dijo hágase la Palabra y usted se hizo mentirosa, puta, terca, es hora de que se quite su maquillaje y empiece a nombrar, no lo que es de Dios ni lo que es del César, sino lo que es nuestro cada día... (3). Estos versos resumen el credo formal y temático que recorrerá toda la obra de Carranza. Refiriéndose a la poesía de esta escritora, Fernando Charry Lara nos recuerda que “el poeta procede más por sustracción que por adición: desecha lo que no dilucida, por no brotar de las entrañas, hasta llegar a descubrir su secreta y verdadera expresión” (4). En Carranza esta tendencia a la condensación, a decirlo todo en pocos versos, con imágenes precisas, es casi un mandamiento. La “palabra justa” es la obsesión de María Mercedes Carranza, la palabra justa que nombra la desazón y el miedo, que escarba en los abismos, que desentierra las verdades individuales que se oponen a un mundo homogeneizado, a las sonrisas de la publicidad, a la tiranía del poder. Ya en estos primeros poemas de Vainas se hace evidente el conflicto entre las apariencias exigidas por la sociedad y sin las cuales seríamos incapaces de sobrevivir, y los demonios internos, el ello que debemos reprimir: Crece una bestia por dentro, por fuera la más dulce sonrisa. Las garras se estiran en uñas rosadas y manos muy suaves. Crece una bestia por dentro y esta voz es sólo un gemido. Si le fuera posible hablar diría encantada de conocerlo o cosas por el estilo (5). Por obvias razones, poemas como éste han dado pie a una interpretación feminista: “Irónica, incisiva, su poesía reniega de todos los tópicos ‘femeninos’: no admite el tono emocionado, la postura mística, el aire sentencioso” (6), nos dice Helena Araújo. Esta negación de “tópicos femeninos” también es vista por James Alstrum, para quien la poesía de los primeros libros de Carranza toma distancia, ante todo, de la tradición poética masculina, de la sociedad patriarcal reinante en Colombia; con sus obras la autora lanzaría “sus dardos agridulces precisamente contra aquellos vocablos, lugares comunes y clisés con los cuales una sociedad de hegemonía varonil pretende ocultar o justificar un prejuicio totalizante que ha logrado dejar como su único legado la marginalización, el menosprecio, y el malogro de la inteligencia femenina” (7). En este sentido se llega incluso a decir que la rebelión en términos poéticos de María Mercedes Carranza apunta, igualmente, contra el lirismo de su padre, Eduardo Carranza: La poeta hija de poeta tenía que devastar el territorio del padre. Eduardo Carranza era el lírico: pues ella sería la antilírica (8). O como dice Miguel Méndez Camacho: Como era la hija de un poeta de contagiosa lírica, escribió desafiante sin Teresas ni arroyuelos azules, sin jilgueros ni ríos. Su obsesión era lo cotidiano: las cuentas del mercado, el maquillaje, el pescado frito en la cocina, los inconstantes amoríos, el esmalte de uñas, el cepillo de dientes, los amantes ausentes, la cortesía y Santas Pascuas (9). La misma María Mercedes Carranza reafirma este carácter de su obra en el poema “Salmodia, sin gracia ni ritmo”: Sé muchas cosas alrededor de mí. Sé que yo no me visto de crepúsculos para dormir. Añoro esas viejas andanzas de tanto vate insigne. Mas sin embargo sólo me pongo la piyama y un par de medias en los pies. Tampoco veo cosas misteriosas, ni las intuyo, ni me importan. Me basta con que el cielo siga todos los días, sin más perendengues, y que tus caricias sean eso y no vehículos para llegar a las esferas celestiales (...) (...) Y cómo no, reconozco que me gusta el aguardiente y no los néctares sagrados. Después de todo, malvivo mi vida, como usted (10). Sin embargo, una lectura demasiado feminista, como la de Alstrum, limita una obra tan compleja como la de María Mercedes Carranza e imposibilita un acercamiento más general, más humano, independiente del género. Cuando este autor lee los versos “Crece una bestia por dentro, / por fuera la más dulce sonrisa”, nos dice: El epigrama presenta el choque síquico entre el sentimiento reprimido y los límites impuestos por el decoro civil sobre la libertad expresiva de la dama (11). Hay, por supuesto, un “choque síquico”, pero cabe resaltar que, a pesar de que es evidente que la autora escribe el poema desde su óptica femenina, éste puede ser leído, especialmente, como un reproche a los esquemas sociales que nos obligan a reprimir lo que verdaderamente somos, lo cual es una realidad para hombres y mujeres por igual. Pero este “choque” sólo puede ser vivido en la literatura, en la poesía, al ser vetado en el mundo real; si evidenciamos demasiado nuestras contradicciones es posible que seamos tildados de locos y apartados del camino. El simple hecho de vivir nos obliga a utilizar máscaras que nos desgastan hasta el punto de hacer insoportable abandonar la cama por las mañanas. María Mercedes Carranza entiende que en el mundo de los oficios y las obligaciones, de los desayunos de trabajo, de los comités, las sonrisas y las buenas maneras, no puede existir la libertad. Nos encontramos sumidos en lo real, vivimos en la superficie a pesar de nosotros mismos, y en Carranza son estos eventos superfluos del día a día los que desencadenan el miedo, ese sentimiento muchas veces irracional al que la autora le ha dedicado decenas de versos buscando quizás definirlo, entenderlo, hacerlo tolerable. El miedo va siempre acompañado de una abrumadora sensación de soledad, y de allí los títulos de los siguientes poemarios de Carranza, Tengo miedo (1983) y Hola, soledad (1987), libros en los que es mucho más evidente el rigor de la escritura opuesto al éxtasis de la inspiración, y en los que el uso de la palabra coloquial, la ironía, el pesimismo y la parodia se mantienen, pero ya sin el humor presente en Vainas: De la soledad [1]: una mujer camina sin rumbo horas y horas por la ciudad. Sin ver mira caras, edificios, el suelo. Al final de una calle encuentra un teléfono. Llama, en la habitación desierta nadie contesta. (...) Del miedo: una niña de cuatro años está jugando con un tintero, la tinta se derrama sobre el tapete. La madre se le acerca a pegarle. Los ojos de la niña se abren más de lo normal y expresan desconcierto y temor. Esos mismos ojos, treinta años después, me están mirando ahora en el espejo. (...) Del amor: un hombre y una mujer se encuentran. Brevemente se miran a los ojos. El hombre se marcha y la mujer se tiende boca abajo sobre la misma cama en la que tantas veces se acostó con él y comienza a llorar. Todavía está llorando (12). El amor (el desamor) es uno de los grandes temas de Carranza. Pero este amor no es aquel “de ojos aterciopelados y demás gestos admirables” (13). Por el contrario, es un vehículo que conduce al tedio y al desengaño, a la tristeza y a la nostalgia. Los momentos de dicha son breves y con el tiempo sólo serán recuerdos carentes de vida. Todo encuentro amoroso lleva implícita la destrucción de este amor: Antes de que veamos que el hermoso camino es sólo una farsa inútil, un pozo de aguas misteriosas de donde hemos sacado aquello que no existe; antes de que la cercanía del tedio o la ruina de la sonrisa ocurran; antes de que la frivolidad regrese a acostarse en mi cama; antes de que el deseo se corrompa o las palabras o las risas, déjame pedirte que el engaño, el dulce engaño de ser tú y yo dure el vasto tiempo de este instante (14). El “Amor” es sólo un concepto como tantos otros, una abstracción imposible de apresar que vive de instantes que el tiempo trastoca en tedio, y en la mayoría de los casos es una mentira repetida hasta el cansancio, una mentira que, al igual que la Libertad, la Solidaridad o la Fe, es necesario desmantelar: Por traidoras decidí hoy, martes 24 de junio, asesinar algunas palabras. Amistad queda condenada a la hoguera, por hereje; la horca conviene a Amor por ilegible; no estaría mal el garrote vil, por apóstata, para Solidaridad; la guillotina como el rayo, debe fulminar a Fraternidad; Libertad morirá lentamente y con dolor; la tortura es su destino; Igualdad merece la horca por ser prostituta del peor burdel; Esperanza ha muerto ya; Fe padecerá la cámara de gas; el suplicio de Tántalo, por inhumana, se lo dejo a la palabra Dios. Fusilaré sin piedad a Civilización por su barbarie; cicuta beberá Felicidad. Queda la palabra Yo. Para esa, por triste, por su atroz soledad, decreto la peor de las penas: vivirá conmigo hasta el final (15). ¿Qué queda después de esta aniquilación sistemática de todos los conceptos por los cuales supuestamente vale la pena vivir, aparte de ese “Yo” encerrado en sí mismo, incomprensible y caótico? Sin duda el vacío, el silencio. En María Mercedes Carranza la búsqueda de la palabra justa, aquella sustracción de todo lo superfluo, tiene que desencadenar en el silencio textual. Este silencio, por lo tanto, debe ser entendido como un resultado tanto formal como temático. Es el fin último, lo que queda tras las muertes cotidianas que no son más que la consciencia de que todo comienzo implica un final, un desengaño, una decepción. Con sus poemas María Mercedes Carranza explora sus sueños y sabe que en algún momento será necesario despertar y seguir viviendo, y que por cada sueño que termina algo en su interior se desgarra o se destruye. La consciencia de que inevitablemente lo perderemos todo es también la consciencia de la muerte: comparados con ella, los ideales, los anhelos, las cosas que poseemos, las palabras e incluso la poesía palidecen y pierden su peso. En su “Borgiana”, por ejemplo, Carranza ve a un Borges que “derrotado se resigna fatalmente a la sabiduría” porque hubiera deseado ser Alonso Quijano y no Cervantes, porque hubiera querido morir “bajo las lanzas” o “deteniendo las balas con el pecho” (16). En Vainas (escrito cuando la poeta tenía 27 años) ya encontramos una contemplación de la muerte: Pero ¿cómo entender que el más allá es también para ti estando tan más acá? Al llegar aquí dejas de comprenderlo todo, tanto que el misterio de la santísima trinidad es un chiste; una especie de pared negra y neblinosa, para más exactitud, te golpea en la frente y no te deja pasar; buscas salidas como en los sueños, atrabiliarias, tropezadas y tan de duermevela. Finalmente lo dejas para otro día (17). Pero en sus poemarios posteriores la muerte ya no es dejada “para otro día”: es afrontada, visualizada, deseada, se torna obsesiva. En algunos versos María Mercedes Carranza imagina que todo el juego inútil de la vida cesa por fin, que habrá un instante (el último) en el que morirán el deseo, el dolor y el tedio, en el que el “Yo” se liberará de sí mismo: No más amaneceres ni costumbres, no más luz, no más oficios, no más instantes. Sólo tierra, tierra en los ojos, entre la boca y los oídos; tierra sobre los pechos aplastados; tierra entre el vientre seco; tierra apretada a la espalda; a lo largo de las piernas entreabiertas, tierra; tierra entre las manos ahí dejadas. Tierra y olvido (18). Esta imagen de la desolación absoluta (tierra y olvido) recorre el último libro de poesía de Carranza, titulado El canto de las moscas (versión de los acontecimientos) (1997), en el cual el silencio se hace, definitivamente, parte indisoluble de los poemas. La importancia de los silencios en estos cortos y precisos poemas fue resaltada una y otra vez por la crítica: Hay tal vez menos palabras en este admirable libro de María Mercedes Carranza que las que habrá en esta reseña. Pero son suficientes, en este país eternamente ahogado bajo un océano de vacua palabrería. Su mayor virtud, aparte de la lucidez y la belleza, es la brevedad. Ha llegado el poeta (sic) (...) a la condensación del haikú o de los epitafios griegos, que, como sus veinticuatro cantos —nombre con el que alude al carácter épico de los acontecimientos, esas horrendas masacres casi cotidianas que cubren nuestra geografía como las moscas el mapa de la carátula— crean una enorme tensión, el peso de lo no dicho, de lo implícito o sugerido (19). La diferencia primordial de El canto de las moscas con los poemarios anteriores de Carranza radica en que en éste la poeta se ha salido de sí misma, de sus conflictos interiores, para abordar el tema de la violencia y el horror presentes en el país y en el mundo; tema que, sin embargo, está fuertemente relacionado con el desasosiego explorado, sobre todo, en Tengo miedo y Hola, soledad: En esta forma epigramática, ella desarrolla aun más su economía del lenguaje demostrada en sus libros anteriores. Al escribir estos poemas de estilo impersonal, Carranza va más allá de su mundo de soledad interior. En este último poemario no hay un hablante lírico íntimo proclamando la soledad y el miedo ante el entorno social citadino. Extendida a toda Colombia, la soledad predominante en este poemario (...) crece en desolación a partir de la muerte, de la ausencia y el vacío por causa de la violencia. Sin un yo lírico obvio, sus textos ganan en universalidad (20). Este paso de la desazón interior a la desazón y la muerte que saturan a Colombia se puede apreciar en uno de los poemas anteriores a El canto de las moscas, “Huele a podrido”: Caes y te levantas en un juego innoble de muertes sin fin y resurrecciones. Porque mueres a causa de cosas frívolas, como un amor que inatajable se seca o las trece sílabas que hacen un verso amargo o por las sábanas destendidas y el turbio olor que deja en tu cama un cuerpo ajeno y pasajero o sólo por una palabra que oyes a destiempo. Y resucitas por esa indolente resignación a desgranar hechos y risas con desgano. A tu alrededor, sin embargo, y a toda hora hay muertos que mueren de verdad, el aire huele a cosa sucia y podrida y la vida se vive entre las balas y el abismo (21). Las muertes cotidianas, las muertes diarias en las que se sumerge el “Yo” al golpear una y otra vez los muros del miedo y la soledad, las muertes a causa del amor, la decepción, las trece sílabas de un verso, dan paso de forma natural a las muertes “de verdad” de un país azotado por la violencia. Así, el asesino ronda todos los poemas de El canto de las moscas y deja tras de sí una estela de horror, un desierto donde la vida ya no es posible. Lo sentimos, por ejemplo, danzando en los versos de “El Doncello”: El asesino danza la Danza de la Muerte. A cada paso suyo alguien cae sobre su propia sombra (22). Y en el poema “Cumbal”: En bluyines y con la cara pintada llegó la muerte a Cumbal. Guerra Florida a filo de machete (23). El silencio se instala en medio de estas imágenes desérticas y las reafirma, las potencializa, como ocurre en “Dabeiba”: El río es dulce aquí en Dabeiba y lleva rosas rojas esparcidas en las aguas. No son rosas, es la sangre que toma otros caminos (24). Y sobre esto nos habla Jennifer Fischer: En vez de definirse por el vacío y la nada, el silencio tiene sentido (...). El silencio existe dentro del lenguaje y es una entidad en éste. Parte del lenguaje, el silencio puede ser interpretado y poseer un significado (...). Desde esta perspectiva, cada poema alimenta su propio silencio. En el Canto 4, “Dabeiba”, las palabras ya han pintado la imagen de la sangre en el agua. Pero, en el silencio sugerido por la brevedad epigramática en la página blanca reside la red de asociaciones. La sangre existe en oposición a las rosas, lo feliz y vivo de la naturaleza. El choque por el cambio súbito de la imagen produce un vacío y en él se muestra el silencio de la muerte. Este silencio en la otra cara de las palabras nos dice de la vida cotidiana de los seres humanos que han muerto. Los que ahora no poseen una voz, sino sólo su sangre por la violencia. Pero también, en vez de sólo contener el silencio de dolorosa desolación, el poema puede poseer un silencio aparente de cierta armonía con la naturaleza, de sugerida justicia cósmica (...). El silencio de los muertos no se compone solamente de la angustia de la muerte sino también de cierta tranquilidad neutral de la naturaleza (25). Nos quedan, pues, la sangre que se mezcla con el agua, la sangre desangrada, el canto de las moscas, los cementerios de sueños, los pájaros negros que husmean las sobras de la vida, el cadáver de la risa... Historias de un fracaso permanente, de un fracaso individual y colectivo, de la desolación externa que refleja los desiertos internos, todos esos “Yo” desgarrados que forman a Colombia, que la desgarran. Todo ello envuelto en ese silencio que es la muerte pero que es también un orden cósmico, la paz definitiva. María Mercedes Carranza ha alcanzado, con El canto de las moscas, el final de su búsqueda poética, o por lo menos ha logrado palpar la perfección, la exactitud que siempre anheló, aquella “palabra justa” que se aproxima demasiado a la nada. Después de un libro como éste sólo resta el silencio absoluto. Por eso, aunque Carranza dejó algunos poemas inéditos, que pretendían ser parte de un volumen titulado Los placeres verdaderos (sí, un libro sobre los placeres cotidianos, sobre los martinis secos y los días de asueto), me atrevo a pensar que con su muerte ella desiste de la publicación de dicho libro. Y quizás una muerte así se acerca a la que ella misma imaginó para Dylan Thomas: Nada tocará sus pasiones y sus sueños; no envejecerá entre cuatro paredes dócil a las prohibiciones y a los ritos. (...) Le bastó la dosis exacta de alcohol para morir como mueren los grandes: por un sueño que sólo ellos se atreven a soñar (26). Notas 1. Borges, Jorge Luis, “Prólogo”, en Obra poética. Buenos Aires, Emecé Editores, 2005, p. 11. 2. Valenzuela, Patricia, “María Mercedes Carranza: balance inicial”. En Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República, Nº 47, 1998, p. 3. 3. Carranza, María Mercedes, “Métale cabeza”. en Poesía completa y cinco poemas inéditos, Bogotá, Alfaguara, 2004, p. 70. 4. Charry Lara, Fernando, “María Mercedes Carranza”. En Golpe de dados, vol. XIX, Nº CX, Bogotá, marzo-abril 1991, p. 22. 5. Carranza, María Mercedes, “Quién lo creyera”, op. cit., p. 67. 6. Araújo, Helena, “Algunas post-nadaístas”, en La Sherezada criolla, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1989. 7. Alstrum, James J., “La función iconoclasta del lenguaje coloquial en la poesía de María Mercedes Carranza y Anabel Torres”. En The violence of Colombia: An Interdisciplinary Symposium, Ithaca, Cornell University, 1987, p. 1. 8. Jaramillo Agudelo, Darío, “Todos los años que en mis párpados son”, prólogo para la última edición del libro Tengo miedo, Bogotá, El Áncora, 2003. 9. Méndez Camacho, Miguel, “María Mercedes”. En El Malpensante, Nº 55, Bogotá, junio-julio de 2004, p. 72. 10. Carranza, María Mercedes, “Salmodia, sin gracia ni ritmo”, op. cit., p. 73. 11. Alstrum, James J., op. cit., p. 5. 12. Carranza, María Mercedes, “Situaciones”. op. cit., p. 108-109. 13. Carranza, María Mercedes, “Muestra las virtudes del amor verdadero y confiesa al amado los afectos varios de su corazón”, op. cit., p. 159. 14. Carranza, María Mercedes, “Poema para el amante”, op. cit., p. 161-162. 15. Carranza, María Mercedes, “Sobran palabras”, op. cit., pp. 113-114. 16. Carranza, María Mercedes, “Borgiana”, op. cit., p. 95. 17. Carranza, María Mercedes, “Ahí te quiero ver”, op. cit., p. 78. 18. Carranza, María Mercedes, “Oración”, op. cit., p. 181. 19. Suescún, Nicolás, “María Mercedes Carranza: Elegía con canto de moscas para un millón de muertos”. En Revista Diners, Bogotá, diciembre de 1998, p. 80. 20. Fischer, Jennifer L., “La función del silencio en El canto de las moscas de María Mercedes Carranza”, Department of Modern Languages and Linguistics, The Florida State University, 2001, p. 9. 21. Carranza, María Mercedes, “Huele a podrido”, op. cit., p. 156. 22. Carranza, María Mercedes, “El Doncello”, op. cit., p. 192. 23. Carranza, María Mercedes, “Cumbal”, op. cit., p. 207. 24. Carranza, María Mercedes, “Dabeiba”, op. cit., p. 188. 25. Fischer, Jennifer L., op. cit., pp. 5-6. 26. Carranza, María Mercedes, “Una rosa para Dylan Thomas”, op. cit., p. 93-94. ** Jorge Mario Sánchez jeinzu2003@yahoo.com Escritor colombiano (Bucaramanga, 1979). Es ingeniero electrónico de profesión. Estudia la maestría en literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá (http://www.javeriana.edu.co). Ha publicado cuentos y ensayos en el suplemento cultural del periódico Vanguardia Liberal (http://www.vanguardia.com) de Bucaramanga y escribe reseñas de cine para la revista virtual ochoymedio.info (http://www.ochoymedio.info). También ha publicado ensayos y otros textos en varios medios electrónicos. Mantiene los blogs literarios El Persa (http://elpersa.blogspot.com) y Espacios Vacíos (http://jeinzu.blogspot.com). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** El tacón de Manuela Natalie Gamero *** Corona de sonetos lunfardos Delia E. Fernández Cabo de Hernández *** Manos atadas Yvette Schryer *** Tres poemas Carmen Elena Pérez *** Dos relatos Mónica Sánchez Escuer *** Poemas Larissa Orellana *** The hater Mayke De Freitas Santos *** Poemas Luisa Pastor Martínez *** Victoriano Alcántara Gabriel Impaglione *** El Poeta Ulloa Gustavo Adolfo Becerra *** Documento secreto de Judas Escariotes. La verdadera historia de Jesús de Nazaret Francisco Sancho González *** Poemas Daniel Rojas Pachas *** Ella besa de medio lado Mariana Palmero *** Poemas Edilberto González Trejos *** El diario Edgardo Herrera *** Poemas John Torres === El tacón de Manuela Natalie Gamero =============================== Estúpida chatarra, cómo me traicionas en esta boca de lobo. Sí, ya sé, el taller, parece hasta que hablaras, que insensatez. Y esta menguante caprichosa, nada que colabora. Pero mis pupilas se dilatan, se acostumbran. Quizás ahora pueda caminar sin miedo a dejar la frente estampada en alguno de estos postes que no destellan más que negligencia y burocracia. Recuerdo que a unas cuadras hay una estación de servicio, un teléfono. ¿Servirá? ¿Traigo todo? Si dejo algo en el auto seguro lo desvalijan. Virgencita, acompáñame. ¿Por qué siempre me habrán dejado aquella lucecita prendida? Si me hubiesen enseñado a entender la oscuridad ahora no me estarían retumbando salvajes los latidos. Es que esta zona no es buena, sabía que no debía tomar esta ruta. Seguramente la autopista se descongestionó pronto y hubiese podido llegar a casa, pero en cambio estoy aquí, deambulando por esta avenida exánime. Sólo venía a estos lados de pequeña cuando acompañaba a mi madre a comprar frutas en el mercado de la plaza. Eran otros tiempos, ahora esto es tierra de nadie, un poco más y dejo el tacón en la alcantarilla. ¡Ay! Pero quién se quita los zapatos en esta inmundicia. ¡Imposible! Tic toc tic toc. Despertaré a los indigentes, los latidos me suben poco a poco a la garganta, el auto ya se ve pequeño, distante, debo estar cerca. ¡Ah! Recuerdo esta panadería, la misma fachada, ahora en blanco y negro; la vida le ha pasado por al lado, a la avenida entera, y ni se dieron cuenta. Del derecho al izquierdo, del izquierdo al derecho. Cómo pesa esta cartera, siento que llevo al mundo sobre mis hombros. Que prácticos los hombres que pueden cargar la vida en un bolsillo. El auto ya parece de juguete y aún no llego a la estación de servicio. ¿Seguirá allí? Virgencita, acompáñame, creo que era por aquí, no debe estar a más de tres o cuatro cuadras, mira que ya no me entra aire en el pecho y tengo el cuerpo mojado del miedo que resbala ya hace rato de mi frente. Dicen que uno debe creer en las señales. Al salir de la oficina vi un auto accidentado, pero si de esas señales se ven todos los días, lo que he debido hacer es llevar el bendito carro al mecánico cuando empezó a hacer aquel ruido. Llovizna. Lo que me faltaba. Van dos más y aún no veo nada. El agua aprieta. ¿Y el auto, de qué tamaño va? No, no, no, lo sabía, debo apurarme, alejarme, ay virgencita, ayúdame que yo oro por ti, no importa que me hayan dejado la lucecita encendida, me estaban cuidando, gracias, cuídenme también ahora, ay Dios, los tobillos titubean, el miedo pesa en la punta de los pies, inclinados, los dedos aterrados, corre, apura, el agua se sacude ahora fuerte contra mí y, más atrás, contra él, perdóname diosito, perdóname chatarra, las frutas del mercado, de qué me quejaba tanto, perdóname, no puedo ni gritar, en qué momento se me cayó el aliento, alguien que me escuche, que me ayude. Tic toc tic toc, tic... ¡Ay! ¡Auxilio! Señor, por favor, señor, no, no, se lo pido, no me haga daño... Y allí, tirada en el piso, con un pie desnudo, los párpados fruncidos y el tacón viéndome adolorido desde la alcantarilla, pero con cara de ay qué mujer tan tonta, escuché la voz de aquel hombre próximo a mi cuerpo decir “Señora, pero cómo corre, caramba. Tenga, se le cayó la billetera de su bolso. Yo en su lugar me habría quitado los tacones”. ** Natalie Gamero ngr888@hotmail.com Escritora venezolana (Caracas, 1976). Reside desde 1994 en Miami, Florida (EUA). Estudió publicidad en la Escuela de Comunicación Social de la Florida International University (FIU, http://www.fiu.edu). Trabaja en el área de mercadeo y negocios en general. Ha cursado algunos talleres de narrativa con el profesor Emilio de Armas en el Miami Dade College (http://www.mdc.edu) y por Internet con Jorge Eduardo Benavides. Su producción permanece inédita. === Corona de sonetos lunfardos =========================================== === Delia E. Fernández Cabo de Hernández ================================== (Nota de la autora: la corona de sonetos es una pasión antigua. La estructura difícil se convierte en un desafío para el poeta. Es una joya de la poética italiana incorporada a la literatura española por los escritores del Renacimiento. Consiste en una serie de catorce sonetos derivados del soneto madre). *** Soneto madre El bulín se quedó junando ausencia; la poesía rimando en un cajón; la viola apoliyando en el rincón. Un silencio de parla y confidencia. El berretín se impuso a la conciencia. Marcó tu alejamiento y mi bajón. En la vitrola Manzi, el Milongón. Un llanto gris sin ritmo ni cadencia. El recuerdo de días de fandango afilando al arrullo de un gotán; de bohemia, de vento y de champán; de vidas trajinadas entre el fango. Hoy estoy ya fané y abandonada sin fe, sin vos, sin mí, sin sueños. Nada. *** Soneto Nº 1 El bulín se quedó junando ausencia aquella tarde que te di el espiante. Te fuiste con tus pilchas y al instante me estaba haciendo falta tu presencia. Por fanega no quise, y por decencia, por posar de finoli y elegante, rogar que te quedaras, ¡qué ignorante! Y me banqué la mala con paciencia. Así quedé, pagando mi locura, y por este beguén que aún me dura de una se me piantó la inspiración. Hoy veo los papeles y me borro y mientras piola, me gana el atorro, la poesía rimando en un cajón. *** Soneto Nº 2 La poesía rimando en un cajón espera que se pase la modorra. Yo temo que te agarre una cachorra mientras lloro tu ausencia de varón. Ya sé que sos un langa barrigón, que al laburo le gana tu pachorra, que hacés pinta calzándote la gorra de cotelete y ya sos un gavión. Yo estoy tan sola y triste y achacosa. Nada dejaste que te atara a mí: un pañuelo, una foto, cualquier cosa ¡Ma qué sorpresa! ¡Atenti corazón! Al abrir el ropero estaba allí. La viola apoliyando en el rincón. *** Soneto Nº 3 ¡La viola apoliyando en el rincón! Yo sé que la querés más que a una mina. Que, compinche, te acompañó a la esquina, al burdel, al boliche, al bodegón. Aquí te hago el aguante. La ocasión bien vale me zambulla en la cocina. Preparo un pucherito de gallina; regado con un buen vino carlón. Porque vas a venir, ¡me juego entera! No por mí, por la viola arrabalera, tu cumpa en la farra y la pendencia. Y si no fuera así, ¡qué vamo a ché! Me iré a menos... callada sufriré un silencio de parla y confidencia. *** Soneto Nº 4 Un silencio de parla y confidencia envolverá el bulín, como hasta ahora. No habrá día, ni noche, ni habrá aurora que no añore el calor de tu presencia. Tengo más que tranquila la conciencia porque soy una mina bien señora. Pensar que fui una grela alternadora y hoy pido encamotada tu clemencia. Cuando a veces chamuyo ante el espejo, solari como novia sin cortejo tratando de entender tu indiferencia, me consuela pensar que no fue mía ni tuya fue la falta. Fue que un día el berretín se impuso a la conciencia. *** Soneto Nº 5 El berretín se impuso a la conciencia. Nos amuró a los dos como chingolos. Nos creímos vivancos, ¡qué pipiolos! Analfas vos y yo, sin experiencia. Sanateamos a gusto y sin prudencia. Nos batimos la real sin protocolos. Y al final aquí estamos, los dos solos, con tu abandono yo, vos con mi ausencia. Hay veces, que te juro, me pregunto quién fue que dio manija en este asunto y embretó aquel tremendo metejón. Desde el fondo la bronca me contesta que fue el destino que, al perder la apuesta, marcó tu alejamiento y mi bajón. *** Soneto Nº 6 Marcó tu alejamiento y mi bajón aquella noche de naipes y reclamos. No tuvimos cintura, nos cabreamos y nos fuimos de boca sin razón. Hoy lo evoco y no tuvo ton ni son el portazo y la injuria. Nos amamos y al calor de la bronca difamamos cuanto tuvo lo nuestro de ilusión. No sé si fue el cansancio de mil lunas o tal vez el embale, que fue mucho. Sólo sé que mis penas son tan brunas que invoco una nostálgica canción. Entrecierro los ojos y la escucho: en la vitrola Manzi, el “Milongón”. *** Soneto Nº 7 En la vitrola Manzi, el “Milongón”, ritmo de ayer volviendo del pasado. Tan lleno de recuerdos, rezagado, al evocar el tango compadrón con estilo de bute de zanjón, de arrabal y maxera requintado, del muchacho, zapato charolado, pisando las baldosas del salón. El fueye lastimero se despliega, luego sobre las gambas se agazapa y el compás dos por cuatro al cuore llega arropado de sombra y somnolencia. Sin quererlo, mistongo se me escapa un llanto gris sin ritmo ni cadencia. *** Soneto Nº 8 Un llanto gris sin ritmo ni cadencia mezcla de soledad y de añoranza. De soledad sin cura ni esperanza; de añoranza amurada con tu ausencia. Me lastima junar tu indiferencia; mucho más enfrentar tu desconfianza. No es por tirar la bronca, ni es venganza que hoy te bato la justa sin clemencia. Yo te di lo mejor, te hice el aguante. Fui buena, cariñosa, tolerante; banqué tu pobre vida sin un mango. Fue al divino botón. ¡¿Qué me ha quedado?! En un rincón del cuore, amarrocado, el recuerdo de días de fandango. *** Soneto Nº 9 El recuerdo de días de fandango que pasaron tal cual pasa la vida: un firulete, un corte, una corrida, porque la vida, al fin, cabe en un tango. Éramos belinunes de alto rango: yo, una minita piola y atrevida, giluna, bocabierta y presumida; vos, un langa con pinta de zanguango. Cuando en noches de farra bolichera, sonaban en la viola arrabalera los acordes finales de un chan-chán, sentíamos el cuore aquí en la gola, abrazados los dos, senza parola, afilando al arrullo de un gotán. *** Soneto Nº 10 Afilando al arrullo de un gotán soñábamos un mundo de novela: mundo de agua florida y lentejuela; mundo caté, charol y tafetán. Sombrero cajetiya de galán y sombrero castor de damisela; un fueye y un violín y una vihuela y el éxtasis de un faso en el diván. El sol abriendo cancha a un nuevo día; la vida que era sólo una utopía sujeta a lo genuino con hilván. El vértigo sutil de la mentira y el entorno falaz, que un día se pira, de bohemia, de vento y de champán. *** Soneto Nº 11 De bohemia, de vento y de champán fue aquel sueño del que nos despertamos. Con reproches, con quejas, con reclamos y un cortante hasta nunca en el zaguán. Te fuiste sin chistar, como rufián, y en esta soledad nos embretamos. Fuimos dos gilastrunes que apostamos a olvidarnos sin tregua y con afán. Y dejamos morir en el pasado como quien se abanica, desangrado, nuestra historia caliente igual que un tango. Se fumaron las horas del amor; no quedó ni la huella ni el calor de vidas trajinadas entre el fango. *** Soneto Nº 12 De vidas trajinadas entre el fango, testimonio fetén de nuestra historia, que le hizo la boleta a la memoria y se piantó ipso pucho, bien al mango. No hubo verso, ni cábula, ni tango que al girar incesante de la noria, lograra rescatar para la gloria nuestros días felices de fandango. Por eso, sin razón para quererte, y sin poder tampoco hallar olvido, prefiero presentarme ante la muerte y al tenerla, por fin, bien amurada, batirle que el destino me ha vencido... Hoy estoy ya fané y abandonada. *** Soneto Nº 13 Hoy estoy ya fané y abandonada pensando que vivir es mi condena; haciendo rancho aparte con mi pena porque la vida es una fantochada. Y la felicidad una fachada; una simple y vulgar puesta en escena; un canto fayuteli de sirena que te atraviesa de una puñalada. Como el clown que vive la agonía de provocar la risa cada día sufriendo la sonora bofetada, me vi, por cachirula o no sé qué igual que aquel payaso y me quedé, sin fe, sin vos, sin mí, sin sueños. Nada. *** Soneto Nº 14 Sin fe, sin vos, sin mí, sin sueños. Nada. Ni una huella quedó del metejón. La viola que apoliya en el rincón. La poesía que atorra encajonada. El llanto que se escapa por la almohada. Un gotán melancólico y llorón corta el silencio. Por el callejón crepa comme-il-faut, una carcajada. La timba de la vida fue fulera. Nos repartió una mano, de contrera, que apostaba a matarnos sin clemencia. Por eso, entre recuerdos y aflojadas, entre reproches, broncas y rodadas, el bulín se quedó junando ausencia. ** Delia E. Fernández Cabo de Hernández jose-hernandez@adinet.com.uy Poeta uruguaya (1941). Profesora jubilada de derecho, sociología y cultura cívica. Docente de práctica de declamación. Escribe poesía clásica, ciudadana y lunfarda, letras de tango y folklore, así como poesía infantil. === Manos atadas Yvette Schryer ====================================== Leo bajo la pérgola del bar que está frente al atracadero. Leo y tomo apuntes. Tomo apuntes y sigo con la mirada el vaivén de las olas que vienen mansas a morir en el pequeño puerto. El malecón les quita la fuerza de embestir con ímpetu contra las rocas. Llegan en ondas dóciles, como mis escritos. El periódico no me exige más. Traiga cada semana un buen artículo de fondo, no muy comprometido, no muy polémico, no muy... estamos siempre en el no muy, que es decir: chato. Pido un café no muy azucarado, como mis textos; ni calientes ni fríos ni dulces ni amargos: sosos. No consigo escribir algo coherente desde que bullen en mi cabeza ideas rebeldes, todo me molesta; el resplandor del sol, los ruidos de la máquina del café, la obstinación de las moscas, el perro de la mujer de la roca que cruza la calle cada tanto para husmear mis zapatos. Le dejo hacer, sabiendo que después de comprender que conmigo no puede compartir ni el olor, volverá junto a su dueña, dibujando con la correa un zigzagueante arabesco sobre la arena. Pienso en la mujer sentada frente al mar, tan inmóvil sobre la roca como si fuera parte de ella. Me inquieta mirarla, desde que conozco su historia. Sería un buen cuento, me dijo la dueña del café un día de lluvia en el que no había parroquianos en el local. Sucedió hace veinte años... escuché interesado el relato que ella sazonaba con sabrosos giros locales y sus palabras me arrancaron por unos minutos de este mundo conformista en el que me he resignado a vivir. Hoy las mismas ideas se defienden con otras armas. Cuando llego al café por la mañana, la mujer de la roca está siempre en el mismo lugar, sentada de cara al mar. La veo de espaldas. No es joven pero se mantiene esbelta, los cabellos oscuros, veteados de blanco le llegan lánguidos hasta los hombros. Nunca vi su rostro que sé surcado de cicatrices. Había sido hermosa. Podría seguirla, podría hablarle con cualquier pretexto, pero no lo hago, prefiero no hacerlo. Sé que se va cuando ha visto bajar a todos los pasajeros del ferry que llega cada mañana del continente. Desde que supe su historia no consigo sacármela de la cabeza. No la podría escribir sin comprometerme. Tengo las manos atadas; un relato así pondría en peligro mi empleo. Hace tres días que no la veo. Pregunto. La mujer del bar confirma mi temor. Hoy las olas han superado las escolleras y llegan altivas hasta el puerto. Lo entiendo como una señal. Desato mis manos, y comienzo a escribir el cuento... ** Yvette Schryer ivets@netvision.net.il Escritora argentina (1932). Reside en Israel desde 1970. Estudió filosofía y letras en Buenos Aires. Publicó en 2003 el libro de cuentos Un ramo de prosas en la editorial Índigo, de París. Madre de 2 y abuela de 6. Habla italiano, francés y hebreo. Imparte en Israel lecciones de castellano y dirige un taller de escritura creativa en castellano. === Tres poemas Carmen Elena Pérez =================================== *** Abismo Duele el silencio duele la tempestad duelen los manifiestos se ahogan las palabras El viento cesó el abismo se rompe ¿del polvo se forma el hombre? se acabó la creación Dios ha fracasado Sólo la palabra nos salva *** Soy Simplemente soy, existo con placeres pecados deseos La libertad la tomo entre mis manos, la deslizo, la libero Aquí estoy hoy sola sin penas cargada de plegarias corazón ardiente que devora la existencia *** Hastío El mismo mundo monótono, aburrido. los mismos ricos, los mismos pobres, la misma miseria ¿Dónde está el encanto de la vida? Tanto poder, tanto dinero frente a la necesidad, el hambre y la tristeza. Capitalismo monstruoso, aberrantes guerras, muertes, llantos que desembocan en el desierto y en la aridez de los sentimientos. ** Carmen Elena Pérez p.salome55555@yahoo.es Escritora y docente venezolana (Maracay, 1974). Profesora de lingüística y literatura y magíster en Literatura Latinoamericana. Participante activa desde 2001 del Simposio de Literatura Venezolana, evento que ha publicado cinco ponencias de la autora sobre la valoración e investigación de algunos escritores venezolanos. Participó en un taller de creación poética en 1997. Participó en el II Festival de Teatro Nacional Magosom en 1999. Tiene experiencia en títeres y narración oral. Actualmente es docente de tercera etapa y a nivel universitario. === Dos relatos Mónica Sánchez Escuer ================================ *** Viuda La oscuridad de la finca se prolonga por el bosque y le ensombrece el sueño. Las delgadas cortinas no pueden contener la penumbra que se asoma, tampoco las densas voces de la noche que arañan la ventana. Tiene frío. En el lado izquierdo de la cama, la mujer dobla su cuerpo sobre la huella ausente. Unos débiles rayos salen de la lámpara que no quiere apagar. Hace meses, desde que él se fue, duerme con la luz encendida. Cierra los ojos y se cobija bajo el lumínico tacto. Dos horas o tres. Un ruido cae en su oído y la despierta. Intenta descifrarlo pero su memoria adormecida apenas reconoce el seco golpear del corazón en su cabeza. Afuera no se escucha nada, sólo el ronco murmullo del aire. La mujer permanece inmóvil unos segundos, luego se atreve: apaga la luz. Su almohada la recibe tibia, le acaricia el cabello. Ella cierra los ojos. No duerme. A los pocos minutos, unos ruidos en el piso de abajo la sorprenden y le arquean la espalda. Mira la tenue raya de luz que se filtra por la puerta cerrada. Escucha el rechinido de la escalera. Se desprende de las sábanas que abrazan su pecho acelerado. Camina. Busca en la cómoda: ahí está, cargada, fría. La duela vieja le anuncia la proximidad de los pasos. El arma sostiene sus dedos nerviosos. La puerta se abre: una bala y dos alaridos estallan. El cuerpo del marido cae. *** Espera Nadie llama. La sangre ya está seca sobre sus muslos. El reloj avanza. Es tarde. Lena no quiere moverse. El cuerpo le duele, pero hay algo más profundo que la tortura. No debe dormir. Cada quince minutos, encaja las uñas sobre sus brazos amoratados para ahuyentar el sueño. Tampoco pensar: teme que la voz, su propia voz se le suelte dentro y no la deje escuchar el timbre. Pero nadie llama. Una hora, dos. Mira el techo como si buscara en el mapa de la humedad y el polvo las palabras que quiere oír. Está cansada. Los párpados hinchados quieren caer y cerrarle para siempre los ojos que lleva como dos heridas más debajo de las cejas. Lena los sostiene con los dedos unos segundos y una lágrima le moja el oído. Tres horas. Nadie llama. La sangre, como el pulso del reloj, camina lenta dentro de sus venas heladas. Siente frío. El asco del último beso le escurre como un hilo de hielo por la boca. El cuerpo se entume, se hace silla sobre la silla dormida. Lena ya no siente. Las manos, mariposas violentas que se estrellan sobre su rostro, son su única señal de vida. Cuatro horas y unos minutos: el timbre del teléfono quiebra el aire y cae como nido de alfileres sobre su carne. Los dedos torpes aprisionan la bocina. Apenas acerca la boca. Sin voz, escucha a la hermana: ha muerto. Lena mira el suelo manchado, el cuchillo y, en un bostezo, se lleva todo el aire denso de la habitación. Poco a poco se levanta. Sus huesos crujen más que el piso de madera bajo sus pasos. Cuando llega a la cama, deja caer sus catorce años y el colchón tiembla, como tembló horas antes, cuando su cuñado le cayó encima con los puños y su sexo erguidos. Él ha muerto. Lena por fin duerme. ** Mónica Sánchez Escuer monicsae@gmail.com Escritora mexicana (Ciudad de México). Estudió la licenciatura en sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) y una maestría bilingüe en creación literaria en la Universidad de Texas (http://www.utexas.edu). Ha impartido cursos y conferencias sobre literatura, sociología, traducción literaria y cultura en diversos foros académicos. Sus cuentos, poemas y traducciones han sido publicados en suplementos culturales, antologías y revistas literarias de México y Estados Unidos. Ha sido becaria de la Unam, de la Universidad de Texas y del programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca, http://fonca.conaculta.gob.mx) en la categoría de cuento. Ganadora del University of Texas Literary Contest en narrativa (2005) y del The Frank McCord Memorial Poetry Prize (2006). Tiene un libro de poesía, dos de cuentos y una novela en proceso de edición. Mantiene la bitácora literaria Historias Baldías (http://monicaescuer.blogspot.com). === Poemas Larissa Orellana ========================================== *** Silencio de agua Silencio de agua es una herida en la mujer abrazada a su niña rota, un vaso frágil lleno de cenizas transparentes que Hansel y Gretel dejaron para volver a casa. Es la última flor de su primavera líquida, cicatriz, voz sin palabras, pero su silencio esconde una caricia azul. *** La hija del silencio Sus palabras no llegan a pronunciarse, son una herida invisible que se derrama por el agujero de una bolsa de sueños. La hija del silencio es un grito de pájaros debajo del mundo, un abrazo borrado por avalanchas de nieve que no reflejan frialdad. Ella tiene la voz del agua cuando duerme aunque su corazón sea una flor de fuego eternamente callada. *** Bt-176 maize Poco se habla de los asesinos que nos infectan cuando comemos el arroz de su ponzoña. La advertencia promueve risas como el aparatoso nombre de una mala película pero el terror desmorona bosques al entrometer los huesos en su corazón verde. A mí no me traigan espigas de inmundicia. Aborrezco los guisos de calavera. Aunque prometan milagros sólo son la semilla de un fraude. Yo no le quiero masticar las hormonas a la muerte ni me impresionan los naranjos que dan manzanas negras, espeluznantes, como el embrión de un cáncer. *** La bélica miel amarga La violencia es un secreto rayado de miedos. A veces cobra vida cuando se agusana el alma. O es grito avizor. Siempre oculta un vaso frágil y ahí duerme esa caricia que desarma pleitos. Es un hombre cansado de tanto azúcar falso, una mujer triste que tarde o temprano despedimos. Y mientras el mundo arde en el luzbélico papel, ellos guardan el cadáver del amor en bolsitas. *** Patito lindo Pequeño ángel de ternura, no llores porque he venido a decirte cuánto te quiero. Traigo el espejo de mi corazón para que veas tus estrellas y te regalo una burbuja en donde quepan las flores que imaginabas desde un desierto líquido. Junto los pedazos que lloran. No dejaré que vuelvan a romper tu arco iris de plumas. Cuando crezcas serás el alma de un collar de cisnes azules. ** Larissa Orellana vozdelmar@hotmail.com Escritora salvadoreña (San Salvador, 1985). Es consejera matrimonial. Ha publicado Manifiestos para la Tierra. === The hater Mayke De Freitas Santos ================================ A José Ernesto Rodríguez De las pocas cosas que Arturo hubo de posponer durante largo tiempo, a la espera de mejores circunstancias, una de ellas era matar. Víctima de un extraño proceso mental en el cual las pequeñas cosas se convertían en enormes tragedias, Arturo desarrolló el sabor por todo tipo de vindicaciones, cuando sentía que sus causas eran más que justas. Muchas de ellas lo fueron. Su atropellada infancia la transcurrió en una inmensa casona donde vivía la enorme familia. De carácter apaciguado y piel de color un poco más oscura que el resto de sus coetáneos, fue obligado a vivir como un bastardo. Con el tiempo sabría que su madre huyó de la casa cuando era adolescente y había quedado embarazada. Nunca se casó. La tragedia se hizo más dura cuando ella, en busca de mejores oportunidades, lo dejó al cuidado de estos familiares y marchó a trabajar en la gran ciudad. Nunca quiso culparla, aun cuando todo el mundo, con la excepción del primo Álvaro, hizo de su vida en aquella casa algo duro, penoso, miserable. El abuso no sólo fue psicológico sino también físico. Huyó varias veces, intentó matar a uno de sus agresores, trató de acabar con su vida. Lo internaron en un orfanato de donde su madre lo rescató. El amor llegado en la flor de la adolescencia y la mano afable de un cura lo salvaron del abismo. Fue ese mismo cura quien un día descubrió en el pequeño Arturo los rasgos de imperdonable que lo caracterizarían por el resto de su vida. Sus miradas de odio, su sentido del recuerdo, o mejor, del no olvido. Los dieciocho años le llegaron con la promesa del futuro mejor, de las tierras lejanas como un dorado. Llegado el momento, empacó y huyó. La puerta de la vida se le abrió franca. No ocultó su indiferencia ni su desilusión ante la gran familia. No hizo promesas vanas de continuo contacto, comunicación. Su madre, único ser piadoso, santo, que rodea la existencia de esos seres llamados hijos, recuperó de algún escondrijo de la casa algunas joyas que le entregó entre lágrimas. Arturo no dio señas de conmoción. Empacó, hizo viaje desde su casa hasta el aeropuerto a solas. No miró hacia atrás. Únicamente las cartas entre él y su madre mantuvieron vivos los viejos sentimientos. Viejos sentimientos que recordaba con una extraña mezcla de tristeza y alegría. Como aquellas tardes de sosiego junto a su único ser querido. Los paseos al parque en los que jugaba pelota con seres imaginarios, mientras su madre, quizás abrumada por otros sentimientos, desde la distancia vigilaba con una leve sonrisa de cansancio. También recordó los gemidos callados, y las lágrimas que al ser descubiertas, ella secaba con rapidez; como para no transmitir lo que, a todas luces, ya había sido transmitido. Los años se sucedieron con los éxitos. No así los amargos recuerdos que se acrecentaron con la muerte de su madre, entre la soledad e indiferencia del conjunto familiar. No fue capaz de volver para darle el último adiós al único ser digno de sus recuerdos, de sus amores. Algunas pocas condolencias llegaron en sobres de aquel que ya era un extraño país. El dolor sólo acrecentó su sed de venganza. Pasados los treinta, al caer en cuenta que el dolor y la venganza sólo aumentaban su tamaño y fuerza, decidió que había que cerrar el capítulo. Comenzó la trama que ya, desde su infancia, había imaginado; pero que sólo el tiempo y la madurez le permitieron perfeccionar. Escogió el mejor momento del año para viajar sin sospechas. Boletos de ida y vuelta a alguna isla del Caribe, desde ahí, con nombre falso, otro boleto a su país. Sacó de una lista muy personal a sus cómplices, necesitaba ayuda. Pensó en Ricardo, su único amigo de juventud, al cual había conocido en el orfanato donde lo internaron. Pensó en Álvaro, el único primo inocente, y al que todos en la familia querían y admiraban por su inmensa bondad. Hizo tres llamadas. El primero aceptó a todas las exigencias gustosamente. El segundo lloró de alegría al saber de la vuelta del ser querido alejado por las infamias. A ambos Arturo imploró el mayor de los secretos, en aras del factor sorpresa. “El tipejo no les va a pagar de todas formas. Yo les entregaré la otra mitad luego de que ustedes cumplan con el trato. Aparenten que es un robo”, sentenció Arturo a través del auricular en su tercera y última llamada. En la oficina se despidió con la promesa de disfrutar sus merecidas vacaciones, souvenirs, y muy buenas fotografías del “holiday”. De camino a casa recogió en los suburbios el pasaporte falso y la caja con los mementos prometidos a sus compañeros de trabajo. La noche previa la pasó sobresaltado, recorriendo en su mente todos y cada uno de los pasos de su plan. Un profundo cansancio le recorrió todo el cuerpo cuando pudo por fin desabrochar el cinturón de seguridad en el avión. Cayó en un profundo sueño. En la isla alquiló por una semana un pequeño cuarto en el hotel del aeropuerto. Conectó su ordenador portátil al aparato telefónico. Sólo cinco horas lo separaban de su destino final, abordaría otro vuelo y estaría en casa luego de tantos años. Se imaginó de nuevo los viejos paisajes, las encumbradas laderas, la vegetación floreciente. Gruñó de felicidad al sentirse conductor de una justicia divina; sonrió al ver la victoria tan cerca, y de su lado. Desde la ventana del avión observó el paisaje árido y caluroso. Nada había cambiado al parecer. Se dirigió hacia la zona de casilleros del aeropuerto, guardó un paquete en el número veinticinco, colocó la pequeña llave en su bolsillo; caminó a la salida. Ricardo lo esperaba en el terminal cual lo pautado. Se intercambiaron ciertas palabras, bromearon sobre el paso de los años en cada quien. Al llegar al vehículo, Arturo revisó la caja con todo el material solicitado, tomó el teléfono celular, lo encendió, las copias de las llaves del auto de Ricardo y el pequeño regalo; los guardó en su bolsillo. Sólo faltaba algo, Ricardo extendió su mano hasta debajo del asiento y sacó el revólver envuelto en un paño. Arturo lo revisó y asintió con la cabeza. Mientras el paisaje se sucedía, nada parecía haber conmovido aquellas tierras áridas de hombres duros y odiadores; así lo pensó Arturo. Ricardo relataba en voz alta algunas anécdotas del pasado que no hicieron desviar a Arturo del drama de aquellos últimos instantes de gloria personal. Vindicta. Pensó una vez más en lo que temía; que quizá luego de obrar su venganza, el remordimiento supliría su odio. La tristeza a la furia. Un cadáver a la imagen suave de su madre. Decidió correr el riesgo. Suplantar una carencia por otra. Por una vez sentirse el malhechor, perseguido ya no por recuerdos, sino por culpas. El teléfono celular sonó a la hora acordada. Confirmó la hora del encuentro y colgó. Arturo le agradeció a Ricardo el gesto de amigo, sacó el dinero de su pequeño bolso y le recordó que tenía que estar en el lugar de la reunión a las cinco de la tarde, para saldar la deuda de que habían hablado; Ricardo le recalcó que esa era sólo la mitad del dinero que él debía, a lo que Arturo contestó que la otra parte estaba en un lugar seguro y que era una medida para salvaguardar su vida, “Si tienes el dinero completo te dan un balazo”, le espetó. Cuando ya se acercaban al caserón donde el primo Álvaro vivía, Ricardo detuvo el carro y le dijo a Arturo que esperaba que hubiera perdonado los errores del pasado (Arturo recordó cómo Ricardo y otros en el orfanato abusaban de él constantemente). “El pasado quedó ya atrás, mi viejo amigo. No hay rencor”, aseveró Arturo mirándolo a los ojos. Sacó la pequeña llave de su bolsillo, se la entregó y le pidió que la conservara con él. Se dieron un abrazo sincero y Ricardo prometió estar de vuelta a la mañana siguiente para llevarlo al aeropuerto. Mientras se acercaba a la puerta Arturo sacó de su bolso el pequeño presente; lo aguantó entre sus manos y tocó el timbre. Álvaro abrió la puerta y ambos se entrelazaron en un abrazo profundo. Ricardo dio vuelta en la rotonda y a lo lejos divisó a los dos hombres detenidos a un costado del camino; no había nadie alrededor. Avanzó algunos metros más y detuvo el automóvil. Álvaro no paraba de preguntar cosas y de lamentar por la ausencia de Arturo en el funeral de la tía Alicia. Mientras se acomodaban en la sala Arturo le entregó el presente al primo y observó el reloj; eran las cinco en punto, no había mucho tiempo. Cuando Álvaro se disponía a abrir el paquete, Arturo disparó a quemarropa. Ricardo cayó fulminado en el piso mientras uno de los hombres le revisaba la chaqueta, encontraron las llaves del auto y la otra más pequeña, hurgaron en el auto en busca del dinero; salieron en búsqueda del aeropuerto. Mientras la mancha de sangre se extendía por sobre la alfombra Arturo escuchó el teléfono de la casa repicar. Se lamentó el no poder disfrutar de las lágrimas que todos en la familia derramarían por esta innecesaria muerte. Al contrario de lo que temía, no sintió nada. Aguardó en silencio hasta que la contestadora respondiera, y escuchó su propia voz en el parlante lamentando el no poder hablar con Álvaro, enviando saludos a todos en la familia desde sus vacaciones en el Caribe, y excusándose por no viajar a verlos a pesar de estar tan cerca, por lo corto de sus vacaciones. La computadora, a cientos de millas de distancia, había hecho su parte a la perfección (su coartada estaba lista, nadie podría acusar a alguien a cientos de millas de distancia del lugar del crimen). Tomó el paquete, lo abrió bruscamente y regó la cocaína por encima del cadáver de Álvaro (él era uno de los pocos que sabía que Álvaro era adicto, fingió una escena de venganza por deudas y drogas, y así abochornar aun más a la familia). El conductor observó en el reloj del tablero que eran las cinco y diez e hizo señas al copiloto para que hiciera la llamada. “Está en el aeropuerto. Casillero número veinticinco”, pronunció Arturo, cerrando la puerta de la casa y dirigiéndose hacia la calle por uno de los laterales. Mientras el taxi se abría paso por entre el denso tráfico y el insoportable calor, Arturo hizo su última y magistral llamada. Un sujeto incógnito llamó a la policía y le informó del homicidio cometido en la rotonda, describió el auto y las personas, mencionó haberlos escuchado hablar del aeropuerto, se reservó el nombre por temor a represalias. La policía, sospechando una fuga anticipada, acordonó el aeropuerto a toda prisa. Arturo le extendió el dinero al taxista desde la ventanilla y se enfiló hacia el estacionamiento del aeropuerto, le costó un poco divisar el viejo armatoste de Ricardo; sacó el chip del teléfono y abatió este último con todas sus fuerzas contra el suelo, se dirigió rápidamente hacia la maleta del auto, la abrió y colocó el revólver, envuelto en un paño, entre la caja de herramientas. Lanzó las llaves en una de las alcantarillas. La policía detuvo a los dos sospechosos en el área de los casilleros, mientras éstos descargaban su furia contra un paquete aparentemente lleno de periódicos viejos. La policía no les creyó el cuento de que un hombre, con una voz misteriosa, había coordinado todo sin estar nunca en persona, mucho menos después de encontrar otro revólver en la maleta del auto; “Y yo soy Sherlock Holmes y esto es una película”, bromeó uno de los policías. Era lógico que la víctima les debía dinero (Arturo había denunciado el acoso en la policía unos meses antes), y que los extorsionadores sólo habían cumplido su promesa de enviarlo “al otro mundo” por no haberles pagado a tiempo. Arturo tuvo que esperar mientras la policía levantaba la restricción de las áreas comunes del aeropuerto. Se deshizo del pasaporte falso inmediatamente después de haber llegado a su habitación en la isla, y se dispuso a disfrutar de sus restantes días de vacaciones. Estaba fuera de peligro. Una mueca de satisf acción se dibujó en su boca al recibir el email con la noticia de la muerte de Álvaro, y la profunda consternación en que la familia se encontraba sumida. Ahora todo estaba en su lugar. Llegada la hora de retornar a los Estados Unidos, Arturo abordó el vuelo y se dejó llevar por el sueño. Durmió durante lo más largo del trayecto entre el Caribe y Boston, donde debía hacer su escala hacia Los Ángeles. En Logan abordó su último vuelo y suspiró de alivio; luego de algunos retrasos el avión despegó a las siete y cincuenta y nueve, faltaba muy poco ya para descansar y dar todo por terminado. Una vez más, el cansancio y la satisfacción se le hundieron en la piel y lo hicieron dormir profundamente. Tuvo un extraño sueño, su primo Álvaro, sentado en un banco de plaza, sonreía sarcásticamente. Arturo entreabrió los ojos sobresaltado en el avión al sentir un brusco viraje, pensó en las turbulencias. Entre dormido, se asomó por la ventana y se extrañó el ver la ciudad tan de cerca; trató de recordar las veces en que los vuelos de Boston a Los Ángeles sobrevolaban Nueva York. Distinguió borrosamente la cara de Salvador Allende en la televisión del pasillo, escuchó a lo lejos una alusión a los veintiocho años del golpe. En los asientos centrales del avión, en la misma fila que Arturo, una mujer lloraba mientras hablaba por el teléfono celular; por un momento elucubró sobre las razones de semejante llanto, pensó en lo notorio del stress en la cara de las personas cuando se vuelve de unas cortas vacaciones, y lo estúpido que es pensar que algo malo te puede pasar hoy en día en un vuelo. Decidió cerrar sus ojos de nuevo, escuchar un poco de música con los auriculares y relajarse por el resto de lo que quedaba del viaje. ** Mayke De Freitas Santos maykef@gmail.com Abogado venezolano (Caracas, 1979). Residenciado en Inglaterra. Alterna su afición literaria con estudios de desarrollo y planificación en la Universidad de Bradford (http://www.brad.ac.uk). === Poemas Luisa Pastor Martínez ===================================== *** Presagio Oír cómo el cielo se desprende, leve, en el mar, y ser en ti vigía de la noche. Deseo. Existo. Aquí y ahora. Me sueño péndulo de tu roce, balandro de tu respiración, acompasada y cierta, como el viaje de las olas. Llaman las gotas de lluvia a mi cristal. Yo, por si acaso conocen el fin de mis dichas, te abrazo. *** Te invoco Indelebles son las marcas que dejaron en mi piel aquellos prístinos encuentros, hoy tan lejanos. Y esta noche rielan una vez más tus ojos, a oscuras. Ahí están: fulgúreos, etéreos, dominantes, ahítos en mi delirio. Sales y entras: como tu casa es mi alma, sin ti deshabitada. Todas sus ventanas quedaron abiertas, permitiendo el escape de una apenas perceptible melodía... ¡Ah, sí! Una de esas canciones italianas que no dan tregua a los enamorados. *** Noche VIII Cifrados estaban nuestros días en el ábaco, el tiempo de este amor profano concebido en las entrañas mismas de la desesperanza. Efímera había de ser tu debilidad, cual irisada burbuja, mas gocé el momento de bautizarte en mis aguas y rociar tu boca, de anegar tus pupilas, y cubrirte en mis olas. En arrebato horaciano te hice náufrago de mi marea, capitán sin barco, reo de las sirenas, puerto sin faro, estrella sin nombre perdida un instante en mi océano. ** Luisa Pastor Martínez luigipastorderegil@yahoo.es Docente española (Orihuela, 1974). Imparte clases de lengua castellana y literatura en el IES Gabriel Miró de su ciudad natal. Textos suyos han sido publicados en revistas digitales como El Coloquio de los Perros (http://www.elcoloquiodelosperros.net) y Realidad Literal (http://www.realidadliteral.net). === Victoriano Alcántara Gabriel Impaglione ========================== Cuando Victoriano Alcántara cerró la puerta, un escalofrío trepando por su espalda le mordió la nuca como un reptil fantástico. Afuera la noche ensanchaba sus latidos sobre los perros atentos. Un viento negro escurría de prisa su largo vestido. Entre bota y bota sonando como tambor lejano contra el piso, la casa callaba meciendo un oleaje de penumbras. El hombre bajo la toalla se miró de nuevo en el espejo. Sólo un breve gesto tenso, todavía. Sin importancia. Sin rastros de sangre, magullones, dientes rotos. Apenas los ojos negros dilatados como los perros que afuera deambulaban la noche, nerviosos. Que andaban atentos con todos sus colmillos atentos, deambulando. Victoriano —correntino, peón de albañil, soltero, treinta años— conocía de memoria historias de muerte y lobizones. Desde chico fue acostumbrándose a relatar apariciones y abrir senderos por el monte. En más de una noche de luna llena clavó sus ojos en la punta de los pies, como si fueran una presa codiciada, mientras las manos morenas raspaban su cara en busca de cualquier indicio imprevisto, desesperadamente invadido de miedos y de habladurías. Su familia no hizo otra cosa que trabajar por nada, como si trabajar fuera deber de ocupación gratuita para los pobres. Mejor dicho: sus padres no hicieron otra cosa que trabajar por nada. Vales por tabaco y yerba a cambio de veinte horas diarias de desmonte en los feudos de ilustres apellidos que decoran las calles de las ciudades. Serpiente y desmonte y hambre. Los hermanos de Victoriano representaban un abanico de malos ejemplos, cretinadas e hipocresía santulona sin igual, sobre cuyos pormenores llegaron a dedicar algunas columnas los diarios de los pueblos cercanos. El anteúltimo de los Alcántara fue ubicado de monaguillo en una parroquia, por una tía fanática de no recuerdo bien qué congregación. Para desaliento de la mujer, el chico no entró en el seminario sino como mandadero oficial, ocupación ideal para vivir de arriba en Santa Fe. Adalberto, el mayor de los siete Alcántara, graduado con honores de contrabandista en la Triple Frontera. Los mellizos, par simpático si lo había en todo Corrientes, cadetes desde los doce años en una gran tienda de Resistencia, hasta que los descubrieron revendiendo mercadería y fueron a parar a la calle, aunque un concejal de la capital, que andaba entreverado en esos asuntos de reventa, los hizo entrar a la administración pública de encargados de no sé qué área de Compras de la Municipalidad. Crisóstomo Segundo, quien fue dado a luz justo cuando Adalberto inflaba los pulmones para soplar las velitas de su primer cumpleaños, se dedicó a la política como guardaespaldas de un mandamás del Pacto en Paso de los Libres. Julián, de quien poco podrían comentar las comadres memoriosas, era trece meses mayor que el fallido aprendiz de curita. En algún momento de su vida abrazó la artesanía regional, pero en los últimos tiempos se ganaba unos pesos como mercachifle y revendedor de baratijas a pilas en Uruguayana. Victoriano tuvo hasta los dieciocho una vida tranquila, anónima, sin roces con sus semejantes. Hizo el servicio militar en Entre Ríos, y allí comenzaron a chorrearle las penurias. Le daba por morder a los conscriptos dormidos. Lo molieron a palos varias veces y hasta conoció las asperezas de la celda gracias a sus irrefrenables impulsos. Después, enganchado de cabo en el Ejército, comenzó a hacer carrera. Hasta que un día metálico de enero, un tal José Ignacio Cabañas, de guardia en los arsenales, lo vio correr en cuatro patas, zigzagueando entre unos tambores de combustible. Lo encontraron jadeando boca arriba. En el pueblo dijeron —que decía un principal— que se había contagiado alguna porquería con la hija del despensero, que tenía ideas raras. No pudo haberse puesto tan malo ese gurí, se lamentaba un sargento mayor de apellido Loria, que lo tuvo a cargo cuando manejaba un camión cisterna. Lo cierto es que a Victoriano Alcántara, después de algunas juntas médicas, le dieron licencia por tiempo indeterminado. Los perros gimieron mientras encendía la lámpara de la cocina. Se calzó las botas y una gorra. El viento negro regresaba con un bramido que se enredaba en las arboledas. Alcántara, trabajosamente, garabateó una breve nota con su mano izquierda. Cierta sirena agitaba a los perros que ladraban diferente. Victoriano descolgó el Máuser descargado, con mira telescópica. En otros tiempos supo matar varios leones de un sólo tiro, comentaría después un hombre conocedor de las andanzas del milico por el monte. Le hizo un gran favor a la gente, afirmaría una anciana de negro casi como un rezo, cerrando los ojos y persignándose. Alcántara se detuvo frente a la puerta cerrada. La villa, ahora, hervía bajo una espesa expectativa. Se escucharon pisadas de varios hombres. —¡Salí, correntino, estás rodeado! —gritó un agente. Victoriano acompañó la inconclusa ronda de la puerta con un leve movimiento de su mano, mostrándose de cuerpo entero, a contraluz, sin respuestas, ni gestos, ni palabras. Sin pensar en nada. Alzó el Máuser hasta el hombro apuntando despacio. Una lluvia de muerte lo partió en cuatro. Dicen que al frente de la partida estaba un sargento gordo y hablador que no dejaba de repetir algo acerca de una bala de plata. Victoriano Alcántara quedó allí, en medio de su sangre, como cualquier cristiano. Este cuento fue incluido en la antología Racconti fantastici, d'amore e di morte. También fue publicado por Patrick Cintas, en francés. ** Gabriel Impaglione impaglioneg@yahoo.es Poeta y periodista argentino (Morón, 1958). Reside en Lanusei, Sardegna (Italia). Coorganizador de las lecturas simultáneas mundiales de poesía “Palabra en el mundo”. Ha publicado los poemarios Carte di Sardinia (Uni-Service; Trento, Italia; 2006), Explicaciones con mar y otros elementos (Uni-Service; Trento, Italia; 2007) y Otras explicaciones (0111 Edizioni, http://www.0111edizioni.com; Italia, 2008, edición español-italiano; Ala de Avispa, http://www.aladeavispa.com; México, 2008, edición en español), así como los libros de narrativa Racconti fantastici, d’amore e di norte (El Taller del Poeta, http://www.eltallerdelpoeta.com; Galicia, España; 2007; a cuatro manos con su esposa Giovanna Mulas) y Medanales, crónicas y desmemorias y otros enigmas (Eco Ediciones, http://www.redeco.com.ar/ecoediciones; Buenos Aires, Argentina; 2008). Ha sido traducido parcialmente al portugués, italiano, sardo, francés, catalán, gallego, inglés, rumano y búlgaro. Textos suyos han sido publicados en numerosas revistas literarias electrónicas e impresas de todo el mundo. Dirige la revista electrónica de poesía Isla Negra (http://isla_negra.zoomblog.com). Además mantiene un blog personal en http://gabrielimpaglione.blogspot.com. === El Poeta Ulloa Gustavo Adolfo Becerra ============================ “Cuando por fin regresas a tu tierra, descubres que no era tu vieja casa lo que extrañabas, sino tu niñez” (1). a: Osvaldo Ulloa Sánchez, in memoriam Se Ama o no se Ama. Ese para siempre de toda Exigencia Mística. “No solamente los pobres gritan ahora, gritan también la tierra, los animales, las plantas, ya que, también son oprimidos” (2). ¿De qué tienes prisa, poeta? Hace / Escarcha. Tal vez hace Frío. Hacen Cuarenta grados / en León Viejo. Y hace Lluvia. Duermen los Custodios de Rubén Darío. Y Fray Antonio Valdivieso. Tiemblo de Ti, Monseñor Leonidas Proaño cuando me acerco a estos Umbrales / Abismos y Rostros gastados por la Violencia y el Desprecio. Monseñor Romero, Profeta y Mártir, Obispo Alvear, entro al Corazón de Osvaldo / con Humildad litúrgica. En esta Patrística busco Refugio / en estos Bosques Iluminadores, en estos Ríos de Aguas nacionales y cristalinas. Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem Reverteris (3). Ninguna Eternidad podría contenerte. Ni el Tiempo de Dios / puede ser Exacto. Ni la Relojería Electrónica del Aire. Cada uno de Nosotros es una Célula. Alma y Divinidad. Cuando Adquieren Movimiento / el Universo abre los Ojos, Gira, se Mueve en la Dirección de los Relojes. Nosotros sentimos, en ese instante, que ese Momento es irrepetible. Y lo guardamos. Progresión Temática: Manchas Amarillas, Rojas y Cilindros. Cátedra de Redención. Embriones que Giran, Palabras a las cuales le crecen raíces. Palabras que en las palabras / tiemblan. Caballos que galopan / dentro de sus propias cegueras. La Montaña es el Cuerpo / Místico. Visible a tus Ojos como a los Ojos de los Campesinos del Cuá. Jesucristo no-Teoría, ni Conocimiento Abstracto... Párpado a Párpado / deletreamos el Camino. Fotografía de una Cena inconclusa / y una Copa de Vino. Atrás ese Otro que no Era / y estaba. Sabía llevar su piel, ¿sabes? Inmutable y Simple. Adoración Eucarística. Debilita pasiones, Amortigua las llamas de la Concupiscencia. Besa Relámpagos, destruye Debilidades e Impurezas. La Otra teología. Martirologio latinoamericano / Conciencia, Evangelización, Política. Ahora sí: Jesús Sacramentado paseando descalzo en tus Arenas. Adoramus te, sanctissime Domine Jesuchriste. Jesús yendo de las Montañas de la Segovia a Palacagüina. Bebiendo una Cerveza “Toñita” y comiendo chicharrones. Formas sonoras en Movimiento / como Música santificante. La Camisa afuera del Pantalón y los Ojos en el Horizonte. Remake de Melodías y Fotogramas Vivas. Y rostros de muchachas que alguna vez amaste. Y te amaron, quién sabe. Militia est vita hominis super terram (4). El Cielo recomendable para Días de Lluvia / en todos sus Capítulos. Expuesto ante el Señor en la Capilla de sus Propios Poemas disciernes acerca del Destino Humano: El actual problema lo vemos en dos dimensiones: 1) Reducir en el plano cultural rural los efectos nocivos de la [globalización manteniendo las tradiciones y potenciando la identidad propia. 2) Fortalecer el [capital humano de modo de que el aporte de la agricultura al desarrollo del país sea el adecuado para poder intervenir en el competitivo mercado [internacional. Protegido por esta Red Misteriosa de Buenas Intenciones mira el Mundo y entiende el Sentido Comunitario de Olas y Alas. Te mantuviste en la Tradición de los Apóstoles. Por eso, hablas de la Necesidad de Re-Alfabetizar al Hombre… Inventa Palabras / para decir lo que Callamos (desde siempre). A veces por temor / a veces por vergüenza. Los mayas tenían una medida de tiempo que equivalía a 63.081.429 años y se llamaba alautún. Hay Universos inexplicables. Lugares a los cuales sólo entraremos de Noche / si es que alguna vez entramos. Ahí dormimos. Pensábamos Ingresar en esos Flujos Digitales. Justicia Social, brother. Vivimos la Liturgia de los Actos. Escribo contra la Muerte. Doctrina de Cosas Últimas, la Escatología, como Sistema de Medición de todos los Orígenes, partos y Nacimientos. Páginas Finales de Esencias Definitivas y Hermosas. Hoy Domingo me he entretenido dedicándole tiempo / a una propuesta concreta que te envío en archivo adjunto. El tiempo pasa, brother, como dice la canción, y nos vamos poniendo viejos, pero es bueno enfrentar el paso del tiempo haciendo / cosas productivas que [beneficien a los demás. Rastreamos tus Huellas en la Escritura, en las Páginas Web, en los Sitios Virtuales que parecen haber sido Bloqueados. Leo tus Cartas amorosas a destinatarios desconocidos / que enviaste por Internet. Aún sobre sus Imágenes / hay una Lluvia de Pétalos. Hechos como éste / pueden pasar Inadvertidos. Actúan bajo otra Lógica. Quería hablarte de Haroldo Conti. Te llamé al Teléfono Celular. / Era el día 10. Otro día de Océano. Estabas en una Plaza —dijiste. Esperabas a Alguien / cuya sola presencia lograba conmoverte. Aequam memento rebus in arduis servare mentem (5). Reclamaste mi silencio y pediste Explicaciones acerca de esa Actitud. Dijiste que tenías algunos Registros míos. Espacios de Meditación en la Estridencia Mundial y rokhiana. Reflexiones que deben Cumplir su Rito / en Forma y Deseo. Escribimos contra las Cosas/ que Arañan, contra el Imperialismo de Águilas y Puños de Acero. Este Hermano de América deshojó Días, vetus latina, caminó descalzo por Ochomogo y Analizó Mariposas con la misma quietud de quien enciende una Vela. Presencia, Sacrificio y Comunión. Asistimos a la Floración de los Cerezos. Y todo es Primavera. Cuerpo a Cuerpo los Materiales de la Vida (en Solentiname o donde sea), albergan corredores de una sola Luna. Y Pasiones sanguíneas. Las Manos sobreviven al Tacto / la Vida sobrevive al afecto profundo (pathos) / como Biblioteca / admirable Florecimiento: Palomas, Bosques, pero sobre todo cerezos (6). Después el Incendio Material: la destrucción de Bienes y Refugios. Al fin de cuentas toda Revolución es Ensayo y Error —dices. En el Lago de Managua dejé huellas de sueños / y amores que ahora con el paso de los años deben ser / pequeñas olitas que me buscan en [la playa. El Teatro Darío y el Correo donde esperaba / cartas de mi patria en [cautiverio. Vos andás con la verdad al suave, chaval. ¡Qué nostalgia! Todo Prendimiento Remite al Volcán Masaya, iniciándose en el Oficio de Fumador Empedernido. Osvaldo, te Escribo / para que te quedes Ahí. En ese Ahí que no tuvo Representación pero que, sin embargo, fue el momento sagrado de la Comunión profunda. Tocan y cantan los hombres que Vuelan machete en la Selva / Siglos de in-Cultura Tocan y cantan. En esa Aureola de Volcán y en esas Marimbas / tocan y cantan. El Amor es una Extensión (que toca y canta) por donde pasaste / dejando Huellas y Marcas. Acerca de esa Identidad / escribiremos nuestros Perfiles. Veo que como dices seguimos anclados a un pasado. El viento tibio de Centroamérica nos da en el rostro / como si hubieran abierto la puerta del averno. Pude ver, sólo en una oportunidad el Camino Sin-Nube del Cosmos. Cuatro Hectáreas de Estrellas sin Aguacero ni Lesiones. Sólo golondrinas en las Cercas de Madera, de la ética cristiana. Sólo Alas en los Despeñaderos de las Aves mansas. Y cabellos sueltos. Y vestidos arremolinados. Y muchachas que algunas vez dijeron que Sí. Una misma Multitud (gime) / en el Mismo Oficio. Todo el Tiempo en La Quedada. Y en la Pasión Infinita. No hay Otro “Sin Embargo” en el Mantel de la Mesa. Ni en la Mirada morena y Turbia de los Castigados. Ernst Bloch: principio-esperanza (7). Libero Cristales de Agua en el Pozo Seco. No es justa esta Muerte, hermano. Levantamos Piedras del Tamaño de una Catedral: recibimos a Cambio Lirios destrozados. La vida es más veloz —dices— que la velocidad de la luz. ya se sabe: nadie puede viajar / a esa velocidad sin desintegrarse. Nadie dura mucho viajando / a la velocidad de la vida que es más rápida que la de la luz: todos nos desintegramos. “La hierba no creció / sobre la sepultura de Jesús” (8). Toda esa Tarde Dios Padre estuvo en la Plaza, viendo crecer comunidades de enamorados a la salida de la Escuela. Inabarcable como el Espíritu Humano, brother. Nota del autor: los versos con sangría pertenecen a cartas personales que me enviara el poeta Ulloa Sánchez, en diferentes momentos y por diversas razones. Notas 1. Cayo Salustio Crispo, más conocido como Salustio (86 aC - 34 aC). Historiador romano. 2. Teólogo Leonardo Boff. 3. Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te convertirás. 4. Job VII: 1. La vida del hombre sobre la tierra es lucha. 5. “Acuérdate de conservar la mente serena en los momentos difíciles”. Horacio (65 aC - 9 aC). Libro “Odas”. 6. El físico alemán W.O. Schumann constató en 1952 que la Tierra esta rodeada de un campo electromagnético poderoso que se forma entre el suelo y la parte inferior de la ionosfera situada a unos 100 Km por encima de nosotros. Ese campo posee una resonancia (de ahí el nombre de resonancia Schumann) más o menos constante del orden de 7,83 pulsaciones por segundo. Funciona como si fuera un marcapasos, responsable del equilibrio de la biosfera, condición común de todas las formas de vida. También se ha comprobado que todos los vertebrados y nuestro cerebro están dotados de esa misma frecuencia de 7,83 hercios. Empíricamente se ha constatado que no podemos ser saludables fuera de esta frecuencia biológica natural. Siempre que los astronautas, en razón de los viajes espaciales, quedaban fuera de la resonancia Schumann, se enfermaban. Pero sometidos a la acción de un “simulador Schumann” recuperaban el equilibrio y la salud. 7. De: González García J C. Diccionario de Filosofía. Madrid: Editorial EDAF; 2000. Es lo que Ernest Bloch (1885-1977) denominaba principio esperanza, definiéndolo como aquel impulso que ha existido a lo largo de la historia para la creación de la utopía en una sociedad nueva. 8. Teólogo Leonardo Boff (n. 14 de diciembre de 1938) es un teólogo, filósofo y escritor nacido en Concórdia, Estado de Santa Catarina, Brasil, conocido por su apoyo activo a los derechos de los pobres y marginados, y además al movimiento ecologista. ** Gustavo Adolfo Becerra gustavoadolfo_becerra@yahoo.com Escritor y cineasta chileno (1947). Ha sido director general de la Gran Gala sobre Neruda realizada en el Teatro Nacional de Costa Rica, jurado del X Festival Internacional de Cine de Costa Rica, agregado cultural de Chile para Centroamérica, encargado de Comunicaciones del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) de Chile, asesor del ministro de Agricultura, director de la Casa de la Cultural "Anáhuac" del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y coordinador ejecutivo de la Vicaría Esperanza Joven, en el Arzobispado de Santiago. Ha trabajado como director, director de arte y guionista en las películas y videos Dance of Hope, Mis amados valles, Concierto en Montegrande, AIDS, Lo que queda del Paraíso, Música ríos y calles y Con Neruda en el corazón. === Documento secreto de Judas Escariotes ================================= === La verdadera historia de Jesús de Nazaret ============================= === Francisco Sancho González ============================================= Judas escapó corriendo del templo tras el incidente protagonizado por Jesús, en el que éste fue detenido y luego ejecutado clavado en una cruz. Como los otros cuatro del grupo: Pedro, Andrés, Jonás y Otilio, escapó despavorido de la persecución de los guardianes del templo, donde habían acudido —como otros miles de judíos a la Pascua— pero ellos —como muchos otros— para protestar, por los sacrificios de miles de animales, corderos, cabritos, gallinas, conejos, etc., que eran degollados para ofrecer su sangre a los dioses, y porque para el mantenimiento del templo y los sumos sacerdotes habían decretado el pago de impuestos del 13% de todos los ingresos familiares, por orden de los ocupantes romanos, que se quedaban la mayor parte. Judas tardó más de dos meses en regresar a Nazaret, deambulando por tierras desconocidas, alimentándose de lo que encontraba en unos campos poco fértiles. Se metió de noche en la casucha en que vivían los 6, a unos 4 km del poblado de Nazaret, donde habían hecho una granja agropecuaria, de cuyas producciones vivían. Las gallinas, conejos, cabras y la burra se habían comido todas las plantas del huerto e incluso los árboles más pequeños, y bebiendo de la pequeña poza-manantial, con que regaban el huerto, para poder sobrevivir. —Pero esto no tiene nada que ver con lo que nos han contado sobre Judas, y las famosas 30 monedas de oro que le dieron por decirle a los guardias quién era Jesús —exclamó cabreado Gines, al leer lo anterior. —Y tú te lo habías creído, como todas las patrañas que nos han contado. ¿Por qué le tenían que dar nada a uno del grupo de los alborotadores, cuando a estacazos podían hacerle hablar lo que quisieran?, si cogen a Judas, o a cualquiera otro del grupo, hubieran corrido la misma suerte que el tal Jesús —le espetó Damián, y continuó—: lo mejor no lo has visto. Judas, el único del grupo que sabía escribir el griego, la lengua que se hablaba y se enseñaba a escribir en todo el oriente medio, dejó un relato-memorias escondidos en un jarro de cerámica, enterrado en un hoyo de más de 2 m de profundidad en la esquina de la casucha del huerto. Este escrito cayó en manos de la Federación de Ateos de España, que lo ha publicado tal cual les ha llegado, ya traducido al castellano. ¡Agárrate..! Yo Judas Escariotes, para la posteridad dejo este escrito escondido, “por si como me temo soy apresado y ejecutado como mi mejor amigo Jesús llamado de Nazaret”. En el pueblo todos sabían que mi amigo no era hijo de José —el carpintero— sino de un tal Javier. Hijo de un ricachón mercader, que estaba liado con unas cuantas mujeres casadas, entre ellas María, la madre de Jesús, y su prima Elizabet, madre de Juan el Bautista. José repudió a María cuando se quedó preñada, pero los sacerdotes de la sinagoga del pueblo le dijeron que ello sería la ruina para su negocio de carpintero y desistió. Con 4 años metieron al pequeño Jesús en la escuela-sinagoga —eran la misma cosa—, teniendo que sacarle de ella a poco más de un año después, porque los otros niños le hacían la vida imposible gritándole continuamente bastardo y otras cosas peores. Con apenas 6 años José le metió en la carpintería como ayudante, que apenas podía mover las maderas más delgadas, lo más útil que hacía era recoger el aserrín, José le regañaba y lo enviaba a casa “con la zorra de tu madre”. Como ayudante estuvo hasta los 14 años, soportando todas las humillaciones imaginables, hasta que se hartó y se largó de casa aconsejado por su madre, “vete con tu primo Juan a un terreno —donde él está— cerca del lago”, Juan también se había largado de casa traumatizado por las burlas de todos como el “ilegítimo” y en vez de trabajar el terreno se dedicó a bañarse en el lago para lavar los pecados de su madre y los de los hijos del pecado, eso hizo que zambullera a Jesús en el agua —contra su voluntad— cuando éste lo encontró metido en el lago, “te he lavado tus pecados que son como los míos”. Desde entonces le pusieron a Juan de mote “El Bautista”. —Éste ha enloquecido —se dijo Jesús para sus adentros mientras se secaba al sol tiritando, e intentando después que su primo le acompañara al terreno. —Yo allí no vuelvo ni atado, me quedo aquí, este es mi sitio y dormiré en esa cueva del barranco. En el terreno había unos cuantos arbolillos y un chufardo hecho con piedras y techado con ramas secas, una pequeña fuente-acuífero del que bebió Jesús, se tumbó en un camastro y durmió largas horas. Cuando fui ese día a su casa —como casi todos los días— su madre me explicó lo sucedido, y me fui al terreno indicado. Me encontré a mi amigo haciendo adobes con barro y pajas, le pregunté para qué eran y me dijo que para hacer una casa. Le ayudé todo el resto del día e hicimos más de 100 adobes. Volví al pueblo y expliqué a los amigos lo ocurrido, y mi intención de irme con Jesús. Unos con más ganas que otros, todos decidieron hacer lo mismo que yo, aunque gradualmente, para no levantar sospechas en la sinagoga que lo controlaba todo. En los tres meses siguientes construimos la casa y la granja que llenamos de animales poco a poco. Lo que producíamos, lo vendíamos de forma ambulante por los poblados más próximos, y con el dinero de las ventas comprábamos la ropa y el calzado, así como los utensilios para la granja, y de vez en cuando, los servicios de las putillas deambulantes por la zona que recorríamos. Tres de éstas, Magdalena, Hosanna y Calcita, se vinieron a vivir con nosotros sucesivamente, durante 4 años, luego tuvieron que marcharse, pues supimos que las buscaban, por su desaparición de los caminos, donde prestaban sus servicios. Así vivimos todos aquellos años hasta la famosa Pascua, durante los cuales Jesús se iba radicalizando e indignando contra el degüello masivo de animales, que los sumos sacerdotes y sus acólitos cometían para ofrecer su sacrificio a los dioses del gran templo de Jerusalén. Tras muchas insistencias, Jesús nos convenció para que asistiéramos a la pascua con el único propósito de rebelarnos contra la muerte de los animales. Toda una larga semana de viaje desde la granja hasta Jerusalén, caminando casi siempre, pues sólo llevábamos la burra, en la cual nos montábamos por parejas, y sólo a ratos, para no extenuarla. Cuando llegamos el templo estaba abarrotado de mesas ensangrentadas con miles de animales degollados, y la muchedumbre de acólitos-criminales arrodillados, ofreciendo sus crímenes a los dioses, Jesús en cabeza del grupo penetró corriendo en el templo, y en su recorrido iba derribando las mesas que había a su paso, el resto del grupo apenas pudimos imitarle. En medio del templo Jesús les gritó a los sumos sacerdotes, “sois una manada de asesinos, y vuestros dioses si son justos os darán el castigo que merecéis con un cataclismo que destruya este templo con todos vosotros dentro” y salió a toda prisa seguido por los compañeros, excepto yo, que me quedé rezagado observando el comportamiento de despavoridos de los sacerdotes. Pronto llegaron los guardianes del templo interrogando a los acólitos, varios de los cuales les indicaban con las manos hacia dónde habían ido los alborotadores y delante de los guardias fueron hasta el grupo que a media yarda bajo un árbol —donde habíamos dejado atada la burra— comían los restos de las viandas que quedaban en las alforjas. Ese ha sido, dijeron señalando a Jesús, los guardias lo apresaron y lo arrastraron hasta los sacerdotes, mientras nosotros corrimos a escondernos cada cual por su lado para que no pudieran relacionarnos. Yo volví dos días después por las proximidades y pregunté si sabían qué habían hecho con el alborotador del templo. Lo han clavado en una cruz junto a otros dos, y al día siguiente los han desclavado y arrojado a una fosa común que tienen preparada los romanos para los delincuentes, donde ya se pudren lo menos 50 cadáveres —me dijeron—, es raro el día que no crucifican en grupo a la vista de todo el mundo. Ni Jesús —mi mejor amigo— ni ninguno de la fosa común fue sacado nunca de ella, pese a ello montaran las mayores mentiras sobre lo sucedido en el templo en aquella condenada pascua, a la que nunca debimos ir. Para que quede constancia fehaciente firmo el presente. Yo Judas Escariotes. ** Francisco Sancho González sanchobcn@hotmail.com Escritor español (Cristina, Badajoz, 1939). Pastor durante su infancia, en la postguerra civil española, ha ejercido oficios agrícolas, en la construcción y metalúrgicos. Cofundador de la organización sindical Comisiones Obreras en los 60, forma parte de su Dirección Confederal. Ha participado en consejos de redacción de periódicos y revistas del sindicato, así como de partidos políticos de izquierda. Actualmente participo en movimientos sociales antiglobalización y antibélicos, y es presidente desde 1994 de la Asociación de Vecinos de Sat Andreu, el barrio barcelonés en el que reside. === Poemas Daniel Rojas Pachas ======================================= *** Leitmotiv Quiebra el escudo la imantada imagen. Atraviesa lo pasmado celular. El recurrir rumiante de rezos, esos rezos; míos no son. Tuyos, creo que no. Nos enseñaron a creer, nos enseñaron a pensar temiendo. El placer. La bendita túnica, cubre nuestro escaso tiempo. Aún no logro romper el espejo de mis creencias, descubrir el sol, cabalgar la tierra. Ojalá mañana no amanezca. (de Helor, inédito). *** Helor Mudo manco, eléctrico relámpago. El dios cieno rodea nenúfares sinópticos; muladares y labios lluviosa blanca roca. Retozando en las brumas, veleidades belicosas. El regazo de mujer gorda, un cencerro pende de su ombligo y cobija el uni-verso. De tus amados rencores; de tus sucintas pretensiones. Helminto tu hijo; reside jocoso en las floraciones huecas. El osario de tus labios, las cuencas desastrosas. Astroso, desértico, padre oído excelso pájaro con rostro de niño amargo... Marino en las dunas, arenales pasajes del tiempo. Odio. Y la gruta sabia, precipita cóncavos cuerpos. Tus manos reciben el sacro vertedero, emociones y poesías ardiendo. (de Helor, inédito). *** Bastardaje Fórmulas reptantes hondan la vanidad del llanto, esa críptica necesidad del [yo y la alteridad crucificada, desnuda, arrastrada por los confines del abandono. Son los huérfanos del alma, los porno-míseros que tienden su emoción, cristalina puerca lista a engendrar el alba cancerosa y la brisa de noche cerrada, todo pende de una sonrisa afable y todo el tiempo, de todas las otras noches, menos ambiguas y descorazonadas, le niegan sin piedad. Y como dios manda. Tu dios: el fuego, se prende el terrón infame, de esta maldita cumbre de primates grandiosos y elocuentes. Y la ardiente negación regresa, sintoniza la desconfianza y en nuestra maldad encarada descansa un tango, hipnotizado por su gloria [imbécil. La sabia tentación de pasajes bellos, aún no han sido recorridos por los pies rotos, descalzos y mágicos tallos de la enredadera humana... Por qué lloras madre, pregunto confundido y luego corro, entronizado me desbando por las callejuelas de mi desdicha. Temiendo la respuesta, soy yo la desgracia y poesía o sólo un refugio pasajero. Soy yo la otredad que carcome tu vientre rutilante, tu desaforada juventud que aguanta y vuelve al cauce de su inocente [miedo... Tan devastador es el reflejo, en verdad; saberse un sabedor. Rata pensante, carcomida desde el rabo a la cabeza, por la furia de los [dientes y esas millones de interrogantes. Este roer y saltar vallas, se ha vuelto un maratón y cataclismo... Idas y venidas, tantos cruces y circunvalaciones. Soy entonces un narciso erostrato, un errado enamorado cantando su imagen al viento. Odiando al mundo, sin nada mejor que hacer que pasar al recuerdo. Al inconsciente colectivo, De la mano persigo el horror de mis arrebatos y el tatuaje perenne. Se revuelca en mi delirio perpetuo. Ese retorno constante y fallido. La violación a la cordura. Y de mis remansos atávicos, de mis desviaciones genuinas, nace este canto infame, esta impúdica salvación a mi propio refugio y la gesta de mi nacimiento nuevo, que se reconoce en los errores [resurrectos y la palpitación del henchido mal, oculto en los numerosos vacíos de una corriente desconectada, drenan la rauda puerta a mi propia destrucción. Las uñas largas, el cabello como un océano de relámpagos. No despejan, la polvareda ominosa de mi abrevadero... Allí, Allá, destronado en la esquina del sol, desuso mis espasmos y las variantes de la carcajada... Tu desnudez empalma con mi sueño y mi blasfemia, material, cruda en silencios, tiende una red de solipsismo, autoengaño y afirmación. A quién engaño y afirmo, si no es a mí mismo, a este íncubo fracasando en las aceras delicadas, del yacer en soledad... Y cuando la ausente caridad Deje de ser viña para mi catadura, palpo la codicia del amor, es el horno macabro en que miles de veces cae, Caigo. Esperanzado, mi esperanza... Alimenta, Nutre Y sacude, la ceniza de tu cama lengua. Recibes la humedad el trago... La amarga sequedad y el pago infecto de mi cariño. Mutilado, cobrizo, mudando a cada instante en cada rápida imagen que tus cámaras de carnicera, cuelgan de sus dedos garfio... La línea es una paralela, oblicua oquedad, túneles de cera que en su costra fermentada, revelan el rostro. La enajenación bruja, la paridad de nuestro sexo. Allí preso de tu maraña furibunda... Soy cualquiera, luego otro, Más tarde mientras llueve mi costado, vuelvo a ser yo mismo y pierdo mi principio, la identidad de mis ojos, el color de mis pies, la rapidez de mi boca y ya no sé qué puede ser, lo que rezo y como, lo que tengo y dejé pasar... pues en tu centro gravitatorio las partes de mi trizada figura... son un recordatorio, opaco, mustio, anegado de un retrato que olvidé... Es el canto del pájaro mudo, la sórdida difamación, la carcajada irresponsable, la droga en mi párpado y nueva-mente la mente re-nueva, el friolento trato, el acuerdo tácito, la violencia de ese útero a la moda, que anda. Pariendo despojos... (de Delusión, 2007). *** Delusión Y conjugada la palabra como el rito y gracia del cual todos bebemos, un [aullido partió mi nada... Y la del resto; cobró un cetro y voz de hierro, conquistando hasta la [última carencia, mi carente totalidad, amada inocente, postergada en cuclillas, debió reclamar el silencio antiguo, la consuetudinaria razón de olvido, [también fulminada por el rayo. Ese opaco martirio y pentecostal obsesión. Ese rellano compartido, lar de corderos, fagocitando al hombre, ladrón de [almas, siervo atado a la madera y huérfano de río. La palabra, su cuna, morfina, incensario, tumba, remanso, DIOS, sentido y [anatema. Y en los canales anfractuosos del gólgota hogar de locos, no pude abrir la multitud como un mar de carne y huesos, siendo inundado por la durmiente pasión y sopor castizo. Desde el gozo entero, gradación urgente y medular desliz, debí reconocer el [frío golpe violáceo, humillado placer de convertirme en piedra al fondo del saco, hundiendo al bebé, anegando el sentido, pobre niño mudo, víctima del [Aleph. (de Delusión, 2007). ** Daniel Rojas Pachas carrollera@hotmail.com Escritor y docente peruano-chileno (Lima, Perú, 1983). Profesor de literatura. Corresponsal cultural del diario El Morrocotudo (http://www.elmorrocotudo.cl). Ha publicado los poemarios Música histórica (2006) y Delusión (2007). Actualmente trabaja como gestor cultural y profesor de su área, tanto en colegios como en la Universidad de Tarapacá (http://www.uta.cl). Realiza talleres de literatura para escritores y organizó el primer recital de poesía joven en Arica (2008). Mantiene un blog literario (http://carrollera.ohlog.com) y la página Grupo MAL (http://grupomal.cjb.net). === Ella besa de medio lado Mariana Palmero ========================== Una vez más me encontraba caminando por la ciudad, mi ciudad, bella en su más perversa depresión. Oscurecía y como era habitual conseguí en mi camino sus huellas, excrementos con firma de hombre, no de cualquier animal, de hombre que actúa en sus más básicos instintos de animal. A tres pasos de aquella firma un niño, le llamaban Jesús, comiendo una arepa de amarilla textura que chorreaba un desagradable hedor. Sus cinco años lo hacían conocedor de cinco técnicas para sobrevivir, robo, ruego, golpes, manipulación y escape. Su más cercano vecino, el anciano lleno de blancas arrugas, babeaba junto a su perro los pocos años de vida que le quedaban. Ese era el camino diario de mi casa al bar de Jacinta, donde descargaba frustraciones frente a una posibilidad alcohólica de infinidad de vasos. Ese día fue diferente; era el mismo lugar, el mismo olor, el negro en la esquina derecha con sus dos botellas de ron, la vacía y la media bebida. A la derecha el faisán con 12 cervezas que jugaban a ser el centro del tablero y yo, sentado en la tercera butaca de la barra; pero había algo insoluble que minutos más tarde cambiaría la oscura rutina del bar. Pedía mi cuarto trago, Jacinta siempre tarda en reponer la bebida debido a su ritual: primero te veía a los ojos exigiendo el pago, luego con una habilidad envidiable los contaba sin tocarlos, sonreía para esconder su desconfianza; por último, se traslada al otro extremo del bar entre saltos dirigidos por su única pierna. Finalizado aquel baile de sombría seguridad, hizo entrada una mujer de cabellos lisos hasta la cintura, ojos verdes melancólicos, su cuerpo era frágil como de niña adolescente pero revelaba una fuerza contradictoria en su caminar. Se acercó a la barra y en su trayecto rozó mi mano, su piel era fría y seca como un hielo que se derrite, le dijo dos palabras al oído de Jacinta y se dirigió al fondo del bar, tomó una guitarra llena de polvo, se sentó en la orilla de una butaca un tanto olvidada y comenzó a tocar. En una dulce melancolía llena de bemoles dispares, narraba una historia cargada de rabia. Ninguno de los presentes dejó su rutina; el negro debatía entre tres botellas, las 12 cervezas multiplicaron su cuenta y yo en vísperas de mi sexto trago. En ese momento comencé a recordar, había algo en aquella lírica que me hacía volver al pasado, pero mi mente no terminaba de ajustar el recuerdo. Ya terminaba su canción cuando volví a sentir el hielo seco sobre mi piel, esta vez acompañada de una punzada en un costado, fue ahí cuando recordé. La niña, que cinco años atrás había visto cómo le quitaba la vida a su padre con mis 27 técnicas para sobrevivir, había cumplido su venganza y con la más dulce sutileza volteó mi cuerpo para besarme de medio lado, susurró unas palabras a mi oído y caminó hacia la puerta. Yo, ahora en el piso, con el sexto trago junto a mí, repetía su nombre con aquel olor de un amor olvidado y con el sabor de su beso cerré mis ojos. ** Mariana Palmero marianapalmerog@gmail.com Escritora venezolana (Caracas, 1979). Egresó de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) como licenciada en comunicación social para dedicarse de inmediato al cine. Cursó estudios en The New York Film Academy (http://www.nyfa.com) y regresó a Caracas, donde realizó el programa superior de escritura creativa. Ha hecho cursos sobre ensayos fotográficos, lenguaje cinematográfico y talleres de documentales, entre otros. Recibió la formación integral para televisión en el renglón de dramáticos y se desempeñó como directora de fotografía y camarógrafa por cuatro años. Entre sus trabajos se encuentran varios cortometrajes en los que ha participado como directora, guionista, editora y directora de fotografía. === Poemas Edilberto González Trejos ================================= *** Minería espiritual I. Soy minero ante tu veta virgen, Labrador ante tu suelo intacto, Te descubro; Aquella rueda que gira sobre sí Para volver al principio soy, vuelvo Y te hallo Clave escrita en mi pared. II. Minero del Ser Topo del Verbo, En el principio La noche, En lo profundo El fuego, Anaeróbica proeza Que penetra en soledad y Cava la Entraña Terrena En pos del Tesoro Divino: Interno Y Eterno. *** Canto lunar Esta noche La luna canta Sorbo su luz por mis poros Cual brebaje eléctrico, Salvaje y erguido En una Danza Lunar Fertilizo sueños secos De un Alma Vieja. *** Maíz-Sol Sendero de Espavé, Río seco, Sombra en grano, Trillo de arenas. Maleza al Sol, Verdes sin fin Sobre la tierra blanca De un Continente Olvidado. Ya no queda maíz Astros sumergidos Te buscan bajo tierra Entre sangre y sal. Maíz del Sol Ausente en sombras El Oscuro Norte Anuncia el fin del sendero. *** Las edades del hombre Quien porta el báculo entre escombros Sol en su propio día, lucero en noche ajena desgrana misterios de una espiga común. Pastor ancestral de ovejas perdidas Buzo reciente de perlas sumergidas Jardinero Eterno del Huerto Estelar. *** La amenaza invisible El prejuicio burló una guardia llena de autocomplacencia bajo una forma disfrazada de temor, un sentido distorsionado de amenaza que acosa cual Fantasma de Odio; se justifica entonces una Amnesia que borra aquella certeza que fue en un Principio trocada en Duda Absoluta por un Calendario Houdiniesco, bajo la vigilia invidente de los guardias burlados. *** Maleza En mi nomadismo, algunas veces hedonista, otras tantas, estoico se acumuló maleza en mi pecho. En la aridez de mi alma la maleza devino en hojas secas, filosas que atravesaban mi corazón, herido, me negaba a sucumbir. Tus ojos, cristales y tu corazón, el sol han consumido la maleza, mi pecho arde, el fuego forja algo nuevo en mí: Brilla una piedra preciosa allí donde otrora hubo un sangrante y maltrecho músculo, del dolor infinito surge una extraña redención. *** Bochorno El odio empinó su codo sobre el bochorno intacto del verano; la sangre llena los vasos estivales, embriaga mas no aplaca la sed del temor. *** Escena del crimen Las huellas dactilares de una conciencia popular híbrida cuelgan en el vacío, maculadas de la sangre de la identidad perdida, los trozos afilados de la ruptura generacional cortan la mano de la sociedad. ** Edilberto González Trejos egtrejos@gmail.com Escritor panameño (Santiago de Veraguas, 1971). Reside en Ciudad de Panamá. Es escritor, traductor y abogado, miembro de la directiva de la Asociación de Escritores de Panamá (http://www.escritorespanama.com). Sus poemas han sido publicados en antologías en inglés y español, así como en revistas de poesía en España, Iberoamérica y Norteamérica. Ha publicado el poemario Balanceo (2003). Ha estado envuelto de manera activa en la gestión y promoción literaria y cultural, de forma individual y colectiva, a través de talleres, fundaciones y la propia Asociación de Escritores de Panamá. === El diario Edgardo Herrera ======================================== Los libros de historia mencionan a un tal Claus von Staufenberg, coronel alemán, quien en los tenebrosos años de la segunda guerra atenta en varias ocasiones contra la vida de su funesto líder, sin tener nunca éxito. A mis manos ha llegado, de manera casual, un pequeño libro en mal estado, sus hojas maltrechas narran la vida de un oficial alemán, de ascendencia aristocrática y fugaz ascenso en la milicia de su país. Fue un arduo trabajo el conseguir a alguien quien leyera el idioma, y tradujera sin preguntas aquel interesante documento. Al principio la lectura del diario resulta bastante monótona; sí, a los pocos minutos de trabajar la traductora sobre las amarillas páginas, aquello resultó ser un diario; llevado tan religiosamente, que en la sucesión cronológica de los días no había ninguna. Eran simples anotaciones de la rutina diaria de un tal Gottfried Staufenberg, sin embargo en algunas páginas se lee el traumático suceso de la muerte de sus padres bajo un bombardeo en Polonia; él describe el suceso como un trágico accidente; explayándose en elogios hacia Herr Goering, y mostrando gran pesar por la imprudencia mostrada por sus padres al coincidir ingenuamente en Varsovia durante el ataque de los aviones de la Luftwaffe. No podría yo asegurar que este Staufenberg, del diario, sea el mismo del que hablan los libros de historia, sólo creo que si alguna de sus empresas hubiera llegado a feliz término, llámese Gottfried o llámese Claus, la historia hubiera resultado diferente. Del diario, página 168 El ataque fue nocturno y calcinó la ciudad. De los grandes monumentos y edificios públicos poco queda, sólo un montón de hierros retorcidos y escombros, toneladas de escombros, columnas de humo se extienden hasta el cielo, y el alboroto de las sirenas, y los gritos de mis hombres junto con aquella maldita melodía que taladra mis oídos y suda mis manos; aquella música había estado flotando en el ambiente durante toda la noche; quizás los aviones llevaran consigo grandes artefactos y fueran ellos quienes difundían la música, el efecto sobre nosotros era aterrador, parecía un réquiem, cuando en realidad era una virtuosa interpretación del piano, pero en aquellas circunstancias, aquella belleza parecía burlarse de nosotros. Todo, todo aquello me transporta inexorable a aquel invierno, cuando mi padre me obsequia aquel primer fusil, el viejo Mauser, y con él y en aquellos bosques nevados me convertí en lo que soy. Y la guerra, en la cual podría alcanzar en méritos a mi padre y a mi abuelo, donde podría obtener grandes triunfos y forjar mi nombre, y colocar mis medallas en la sala junto a las suyas y hablarle a mis hijos de las grandes batallas, había sido sólo un fraude, un engaño. Fueron tantos; aún puedo verlos caer en la distancia, e imaginar sus lamentos inútiles y el rezumar sofocante de sus heridas, y el sonido sordo e infalible de mi arma. Soy capaz, y Dios es testigo, de atinarle a un hombre o a cualquier cosa en movimiento a gran distancia; y sin embargo a él, al artífice de toda esta desgracia, lo he tenido a mi merced tantas veces, en muchas ocasiones estuve a cargo de su seguridad y lo escolté muchas otras a su casa de verano, sólo una bala hubiese bastado, sólo un disparo limpio y franco y todo el horror hubiese terminado. La masacre lleva cuatro años y no creo que termine pronto, sin embargo para nosotros ya todo ha terminado; somos un pequeño reducto en el ejército. Es casi hilarante, pero hay entre nosotros dos guías de ascendencia gitana, y un feliz cabo, el cual es el marido de una mujer judía. Por supuesto que todo lo anterior está oculto a los demás, ante todo somos la unidad al mando del coronel, tan sólo nos defendemos como hombres, tan sólo sobrevivimos. Del diario, página 169 He subido hasta aquí sin pensar. La sangre del centinela ha manchado mi abrigo, era sólo un niño y sus ojos suplicaban conocer el amor y volver a casa, era un obstáculo en mi camino. El día transcurre según lo planeado. Los recolectores de escombros hacen su labor y benefician la mía. Llego hasta la cúspide del campanario y me instalo junto al vitral. El ruido de los camiones me permite romper el vidrio sin ser detectado. Mi arma está a punto, la he aceitado y mantenido resguardada del frío toda la noche. Desde aquí puedo ver a mis hombres, no sé a qué hora ni en que momento fueron prendidos, me alejé por escasos cuarenta minutos en busca de municiones y algo de morfina, el cabo había resultado herido durante el bombardeo y necesitaba la medicina con urgencia. Y al regresar a la pequeña habitación en el sótano de lo que fue alguna vez un hotel, ésta había sido reducida a escombros, la morfina ya no haría falta, ya todo había salido a la luz, su mujer se encontraba camino a Treblinka, y él yacía en medio de la habitación, entre escombros y trozos de vidrio, flotando en su propia sangre. Como ya dije desde aquí puedo ver a mis hombres, los tienen alineados contra el muro de la iglesia, sólo quedan cinco de un grupo de diez, el oficial SS les lee algo, otra vez puedo oír esa tonada, es la misma melodía que escuché durante el bombardeo, es Chopin, ahora lo recuerdo, de niño lo tocaba en el Bechstein de mi padre, sí, es Chopin, pero, ¿de dónde proviene la música? El oficial da la orden y se escuchan las descargas, los cuerpos caen pesadamente sobre las lozas de atrio, la música es suave y de excelente interpretación, aviones surcan el cielo, el estrépito de los motores desprende otro vidrio en el vitral, las exclamaciones y los vivas de los soldados me informan que el momento ha llegado, mi blanco esta aquí. Me asomo lentamente al hueco en el vitral y lo veo saludando a la multitud desde el auto, ya no es el mismo, ha envejecido, pero aún mantiene la esvástica en su lugar, es seguro que pronunciará su discurso desde el balcón. Ha sobrevivido a todos los atentados en su contra, ha filmado y sonorizado las ejecuciones de los conspiradores y las de sus familias, ha instaurado el odio y estigmatizado a nuestro pueblo, pero morirá hoy, él no saldrá vivo del edificio, así como yo jamás saldré vivo de esta iglesia. ** Edgardo Herrera edgardo1925@yahoo.es Escritor colombiano (Barranquilla, 1974). Asiste con regularidad a los talleres literarios de Cartagena, donde reside. Administrador de profesión, egresado de la Universidad del Atlántico (http://www.uniatlantico.edu.co). Trabaja como docente y ha fundado cine clubs en Cartagena. === Poemas John Torres =============================================== *** Lumen Dulce comba de ópalo tu labio luz, vaticinio del tropo que nos habita. *** Tratado La memoria del cuerpo es un prisma de resonancias. *** Afectar los afectos Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar. José Lezama Lima El día en que caíste los vistosos vitrales se vistieron de blanco y un denso sistema de ojos obnubilaba los bares. Lancé mis lentes y mis maldiciones al acantilado y regresé a la casona a humillarme ante la más fea de las sacerdotisas para apaciguar mis malos humores. Entre besos y piedras le pregunté por ti: la miseria es el recuerdo morir es un reverso un lento pasaje a la anestesia de los cristales, detener la policromía que el sol le otorga a la tarde para los días musgos por venir. Lo hice por ti nadé en el lago del Kraken, como quien blande la nada por falta de fe en las formas, y le pedí tres deseos; la dulce limpidez del plomo, una cama de rosas y que la lluvia se vuelva morfina. El animal sonrió tristemente me lamió y regurgitó mis huesos. El día en que expiraste los hermosos adictos se quedaron sin palabras; un vacío inmaculado les arañaba las venas, hacer falta es una horrible condición del lenguaje. *** Especular Under a juniper-tree the bones sang scattered and shining. T. S. Elliot Hay estructuras fantasmales que operan sobre la conciencia gnomos de vidrio, peces lacrimógenos en exilio del mar. *** Honorable discharge (Inclosión honorable) Escapar es siempre un pase al origen. Deleuze En el momento preciso escaparé por la ventana de su vientre. ** John Torres yontorres@yahoo.com Escritor puertorriqueño. Estudió psicología forense en la Universidad de Puerto Rico (UPR, http://www.upr.edu). Su trabajo ha sido laureado y publicado en diarios, revistas literarias y antologías poéticas en Puerto Rico y el extranjero. Ha publicado el poemario Fracturas del devenir (Isla Negra, 2006). |||||||||||||||||||||||||||||| EL BUZÓN ||||||||||||||||||||||||||||| === Las hormigas literarias: Letralia y sus 200 ediciones ================= 8 de diciembre de 2008 Nada tan reconfortante como ver crecer y perfeccionarse un proyecto realizado desde el tesón y el entusiasmo. Contra viento y marea, los objetivos claros, los sueños dibujados se persiguen y así se concretan los proyectos. Como las hormigas, transportando mínimos granos de arena de un lugar a otro, recorre el camino paso a paso, por más de 12 años este entramado literario, esta red que articula la palabra desde nuestra América hasta Europa y viceversa, y que puede leerse desde cualquier parte del mundo. Letralia es un equipo, pequeñito, pero es un equipo. Diligentes hormigas venezolanas que no cesan de trabajar, que lo han hecho por 200 números consecutivos. Que se merecen todos los reconocimientos y todos los premios y todos los apoyos posibles, por hacer un periodismo limpio y equilibrado. 200 mil abrazos a Letralia. A Jorge Gómez Jiménez y extensivos a todos los cientos de miles de granitos de arena, que como escritores, lectores, articulistas o comentaristas de alguna manera han crecido a la par de la revista y esperamos con placer cada primer y tercer lunes de cada mes. Sinceramente, Marialcira Matute Venezuela http://tvlecturas.wordpress.com http://lalibreriamediatica.wordpress.com ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Si hay una virtud que la pluma del escritor debe tener siempre, esta es que nunca debe ser usada para alabar al poderoso, ni siquiera con el más imperceptible garabato”. Jean-Marie Gustave Le Clézio, discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura (6 de diciembre de 2008). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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