~~~~~~~~~~~~~~~ Año XIV Cagua, Venezuela Nº 215 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 3 de agosto de 2009 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “El pensamiento como delito”, Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | La novela de Hypatia. / Las hechiceras de Felicidad. / | Breves Escribiendo para niños. / Resistiendo. / Aprendiendo | cine. / Derechos en Bogotá. / Los monstruos. / Las | fantasmas. / La reunión de los gestores. / Otoño en Rio | Grande. | | Eduardo Lizalde homenajeado con edición de un libro, un | Noticias CD y un DVD. / Universidad de Alcalá enviará más de mil | libros a refugiados del Sáhara. / Murió la poeta | uruguaya Ulalume González de León. / Sistema Nacional de | Imprentas presentó cuatro libros en Faalba. / Poemas de | Miguel Hernández serán depositados en la superficie | lunar. / El jazz protagoniza una exposición en | Barcelona. / Obras completas de José María de Pereda en | todos los Cervantes. / Reeditan narrativa de Mario | Monteforte Toledo. / Designado Félix de Azúa como jurado | único del Premio Bruguera. / Publican en Internet | proyecto didáctico sobre independencia americana. / | Digitalizan la Biblioteca de Ultramar del Museo de | América. / Ernesto Cardenal recibió en Chile el Premio | Pablo Neruda. / Google ha digitalizado un kilómetro de | la Biblioteca de Catalunya. / Diputación de León otorgó | Medalla de Oro póstuma a Antonio Pereira. / Carlos | Fuentes inauguró su cátedra en Veracruz. / Las Voces | Oscuras de la UCV reciben premio en España. / Alcalde de | Sevilla critica paralización de construcción de | biblioteca. / Premio Bicentenario 2009 para el | colombiano Mauricio Vargas. / Gobierno venezolano retira | concesiones a 34 emisoras de radio. / William Ospina | recibió en Caracas el premio Rómulo Gallegos. / Jesús | Miguel Soto ganó el 64º Concurso de Cuentos de El | Nacional. / Universidad Central realizará homenaje a | Roberto Burgos Cantor. / Realizarán en España festival | Trovalia de poesía improvisada. / Traducido al alemán | Yo, Claudia, de Triunfo Arciniegas. | | “Pernoctar, infinitamente”, Mauricio López Osorio. / | Artículos y “Memoria histórica de América Latina”, Magdalena Mattar. | reportajes / “Cuando la realidad es la ficción”, Beatriz Vanegas | Athías. / “Saliendo del sueño”, Víctor Montoya. / | “Centenario de Hergé: el padre de Tintín”, Juan Franco | Crespo. / “La letra y el garabato. De nuevo usted, don | Mario”, Alejandro José López Cáceres. / “Tres caballos o | la historia de un poeta sin destino”, Abraham Prudencio | Sánchez. / “El hechizo de la plenitud”, Antonio Otero | García-Tornel. / “Casa de las Américas: 50 años de | iniciativa integradora en el Caribe”, Montague Kobbe. / | “La importancia de ser intelectual”, Leopoldo de Quevedo | y Monroy. | | “El autor de La Guajira en la obra de García Márquez. | Entrevistas Descubriendo a Víctor Bravo Mendoza”, Jaime de la Hoz | Simanca. / Oscar Saavedra Villarroel: “Hay que atreverse | a cambiar el engranaje neoliberal del pensador vegetal”, | entrevista por Augusto Rodríguez. / “Cuando uno no es | nadie y quiere serlo todo”. Una charla con José Luis | Díaz-Granados, por Andrés Felipe Escovar. | | “Preámbulo a la filosofía en la obra de Cortázar”, César | Sala de ensayo Pancorvo Rosazza. / “Jorge Luis Borges. La infinitud del | laberinto”, Horacio Montenegro. / “La tradición de la | novela histórica y la novela política mexicana. Un | asesino solitario de Elmer Mendoza y La paz de los | sepulcros de Jorge Volpi”, Andrea Naranjo Merino. | | “Paz a los hombres de buena voluntad”, Rafael Romero. / | Letras Poemas de Francis Montesano Diguida. / Cinco poemas de | C. A. Campos. / “Albores de un suicidio”, Ingrid | Chicote. / Tres poemas de Fernando Velázquez Medina. / | “Cuestión de humanidad”, Héctor Lisonje. / Poemas de | Mariana Kruk. / Relatos de Edgardo Herrera. / Tres | poemas de Simón Fernando Herrera Herrera. / “El ama de | llaves”, Gilda Manso. / “Engendros miopes”, Leslie | Bryon. / “Pie”, Luis Emel Topogenario. / “Lenguaje | extraño” (extractos), Giovanni Collazos Carrasco. / | Relatos de Ana Patricia Moya Rodríguez. / “Andén | simulado” (extractos), Alejandra Villarreal. | | John Donne. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === El pensamiento como delito Jorge Gómez Jiménez =================== El gobierno venezolano ha emprendido estos días una ofensiva contra los medios de comunicación, encauzada desde dos frentes: el cierre de medios bajo la figura de la revocación de concesiones radioeléctricas y la presentación de un proyecto de ley especial contra delitos mediáticos (http://www.letralia.com/214/0730ley.htm), que propone sanciones concretas —años de prisión, prohibición para ejercer cargos directivos en otros medios— para regular conductas tan indeterminadas como “crear matrices de opinión” o “infundir temor”, por ejemplo. La expresión “delitos mediáticos” es a nuestro juicio un eufemismo decorativo que intenta atenuar lo que la ley termina estableciendo en su articulado: la figura expresa del delito de opinión. La ley no sólo afectará a medios de comunicación —asumiendo por tales los que se adaptan a una idea tradicional del concepto— sino que abarcará a “productores nacionales independientes, periodistas, locutores, conferencistas, artistas y cualquier otra persona que se exprese a través de cualquier medio de comunicación”. Los delitos tipificados por el texto legal son los siguientes: “las acciones u omisiones que lesionen el derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, que atenten contra la paz social, la seguridad e independencia de la nación, el orden público, estabilidad de las instituciones del Estado, la salud mental o moral pública, que generen sensación de impunidad o de inseguridad y que sean cometidas a través de un medio de comunicación social”. Se establece, también, que será sancionado todo ciudadano que divulgue “noticias falsas que ocasionen una grave alteración a la tranquilidad pública, la hubieren mantenido en zozobra, que haya alterado el orden público, que hubieren producido un perjuicio a los intereses del Estado”. Se trata, como se puede ver, de un vasto territorio de arenas movedizas. ¿Quién determina si un contenido contiene información oportuna, veraz e imparcial? ¿Desde qué punto de vista se puede determinar si un contenido atenta o no contra la salud mental o la moral pública? ¿Qué es la moral pública? Pensemos en un hipotético funcionario que tenga la posibilidad de ocultar evidencias a fin de convertir en falsa una noticia, con el fin expreso de perjudicar a quien difundió la noticia. La propuesta establece sanciones a casi todo lo que se mueva en el campo de la difusión de contenidos, pero olvida crear las necesarias trincheras detrás de las cuales el ciudadano tenga la posibilidad de defender su opinión y defenderse a sí mismo. Con unos límites tan borrosos, prácticamente todo aquel que difunda contenidos de cualquier tipo podría ser encarcelado. La denuncia es una herramienta ciudadana universal para que la sociedad pueda acceder a la corrección de situaciones irregulares. Creemos que una ley de este tipo convertiría a la comunicación —ya sea que ésta sea ejercida desde medios poderosos, boletines comunales o incluso desde el individuo— en un campo minado, imponiendo la necesidad de la autocensura para evitar las múltiples penas en que se podría incurrir, en algunos casos de forma inadvertida. La iniciativa, presentada ante la Asamblea Nacional de Venezuela por la fiscal general Luisa Ortega Díaz el pasado jueves 30 de julio —y que al cierre de esta edición, el martes 4 de agosto, fue desestimada por la misma AN debido a que no ha recibido consenso entre los parlamentarios—, llega apenas unas horas antes de que la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) iniciara un proceso de revocaciones masivas de concesiones a más de doscientas estaciones de radio. En el primer paso de este proceso, fueron revocadas las concesiones de treinta y cuatro estaciones, lo que ha desencadenado protestas de diversos tipos en todo el país: desde el aprovechamiento de las redes sociales —en particular Twitter, con el hashtag #FreeMediaVe— como caja de resonancia para comunicar al mundo lo que está ocurriendo, hasta el enfrentamiento físico entre un sector de la ciudadanía contra las fuerzas del orden, en el mejor de los casos, y contra otro sector, en el peor. Los argumentos para el cierre de medios de comunicación tienen ingredientes legales —plazos vencidos, insuficiencia documental—, sociales —influencia de los medios en la población— o políticos —estos medios adversan al gobierno actual—, pero obvian una verdad fundamental: con el cierre de medios de comunicación se restringe el derecho de los ciudadanos a expresarse en libertad y se abre paso a la penalización de la opinión como conducta habitual de los entes de poder. En la estructura de relaciones que da forma al concepto de libertad de expresión, los medios —y sus demonizados, y en muchos casos demoníacos, propietarios— ocupan un espacio minúsculo, apenas el de un canal, toda vez que el derecho a opinar concierne a cada ciudadano y, por ende, debe garantizarse su ejercicio en todos los ámbitos, lo que por supuesto implica la tolerancia respecto a quien opina de forma inconveniente a quien detenta el poder. Es harto preocupante que semejantes argumentos descansen sobre la idea de que el Estado debe “proteger” al individuo ante los medios. Esto —que equipara a la ciudadanía con una manada expuesta a los depredadores— es una falacia que tiene sus orígenes en la concepción interesada del ciudadano desprevenido, la víctima indefensa e incapacitada para comprender y enfrentar el mundo que le rodea. Según sus propulsores, la opinión del ciudadano puede ser manipulada por entes externos —sean éstos los medios de comunicación, la empresa privada u otros ciudadanos—; de hecho, todo ciudadano que exprese una opinión en contra del poder es una pobre víctima de la manipulación o bien un conspirador. No tolera el poder, en el caso venezolano, que el ciudadano pueda tener opinión propia y que ésta no sea producto de factores externos ni expresión de una conducta delictiva. Esto es, ni más ni menos, una bofetada a la dignidad y a la inteligencia del ciudadano, algo que, por otro lado, es habitual en las prácticas del poder. Jorge Gómez Jiménez Editor http://www.letralia.com/jgomez http://jorgeletralia.blogsome.com http://www.facebook.com/jorgeletralia http://twitter.com/jorgeletralia ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| La novela de Hypatia. Acaba de aparecer en España, publicada por el sello español ESediciones (http://www.esediciones.es), la novela Hypatia y la eternidad (http://www.hypatiaylaeternidad.com), del escritor español Ramón Galí (Madrid, 1969), quien envuelve a la famosa matemática, filósofa y astrónoma Hypatia de Alejandría, última directora de la famosa biblioteca, en una historia de intriga, suspense, aventura, fantasía y realidades paralelas. A comienzos del siglo V de nuestra era, Hypatia sabe que antes de ser brutalmente asesinada debe transmitir el Gran Secreto para salvar los volúmenes que atesoran el conocimiento de la humanidad; a partir de allí, y gracias a una misteriosa alquimia, se convertirá en un ser eterno capaz de adentrarse en las mentes de los personajes más influyentes de la historia. Galí es informático y compagina la profesión de docente con su pasión por la historia, el arte, la ciencia y la tecnología. En 2007 publicó La invencible sonrisa de Leonardo en la editorial digital Bubok (http://www.bubok.es). En el año 2002 resultó triple ganador del concurso de microrrelatos de ciencia ficción del diario El Mundo (http://www.elmundo.es). Precisamente uno de ellos, “Dos microvatios”, es el germen de esta novela de 376 páginas, cuyo primer capítulo puede leerse en su web. http://www.hypatiaylaeternidad.com Las hechiceras de Felicidad. La escritora española Felicidad López Vila obtuvo el pasado 22 de julio el premio de la Convocatoria de Literatura Infantil-Juvenil 2009 de la agencia literaria Fidelio Trading, con su obra Hechiceras. El certamen, convocado a principios de este año, estaba destinado a autores de habla hispana. Como ganadora, López Vila podrá ser representada por la agencia. La autora es natural de Valencia, España, donde nació en 1967. Es escritora y pintora, y anteriormente ha publicado la exitosa novela Tropecé con un ángel. Enmarcada en el género fantástico, Hechiceras es una novela infantil-juvenil, totalmente apta y recomendada para adultos, que cuenta la historia de la unión, presagiada por un oráculo, de un mago grandioso y una humilde aprendiz de bruja, de la que nace el más poderoso hechicero del reino mágico, quien tendrá que enfrentarse al brujo maligno de las siete esferas para que la magia buena no desaparezca por siempre de la faz de la tierra. http://www.fideliotrading.com Escribiendo para niños. El sábado 8 de agosto se dará inicio al curso de extensión “Taller de literatura infantil y juvenil” en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, en Lima, Perú. El curso se extenderá hasta el 12 de septiembre, los días sábados de 9:30 de la mañana a 12 del día, y estará a cargo del escritor y editor Jorge Eslava, licenciado, magíster y doctor en literaturas hispánicas. Realizó estudios de postgrado en Madrid y Lisboa. Ha sido profesor de primaria y secundaria, en la actualidad ejerce la docencia universitaria. Su obra en narrativa y poesía ha merecido premios. Publicaciones destacadas: Ítaca y Territorio (poesía); Flor de azufre (periodismo); Navajas en el paladar y Templado (narrativa); La niña de la sombra de colores, Florentino, el guardador de secretos y La estrella del circo (literatura infantil). El año pasado publicó, además, dos libros de ensayos: Adolescentes en la ciudad. Una visión de la narrativa peruana del siglo XX y Libro del Capitán. Navegación por la literatura infantil. El taller está dirigido a adultos, en especial a docentes, que deseen incursionar en el campo creativo, y desarrollará, sobre la base de lecturas ejemplares y ejercicios de escritura, diversas técnicas narrativas que permitirán afinar el lenguaje literario de los participantes. Se realizarán prácticas de descripción, narración y diálogos. Bastará que el participante tenga un germen de historia para que, al término de las sesiones, pueda culminar un cuento o un relato. Para mayor información es preciso telefonear al 719-5990 o al 424-5322 (opción 1), o escribir a extension@uarm.edu.pe. La Universidad Antonio Ruiz de Montoya está ubicada en la avenida Paso de los Andes 970, en Pueblo Libre. http://www.uarm.edu.pe Resistiendo. Este domingo 9 de agosto, a las 11 de la mañana, en el Hall Principal de la Casa de Rómulo Gallegos, en Caracas, la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (Clacpi) y la Red Nacional de Voceras y Voceros Comunitarios Indígenas de Venezuela (Renavive) inician su primer ciclo de programación con el recital de la poeta wayuu Isabel Ortega, quien ha participado en diferentes eventos internacionales en apoyo al proceso revolucionario como indígena y líder nacional, en la redacción de documentos indígenas de Venezuela y América. Estará acompañada del performance La danza del mono, a cargo de Emilio Spósito, quien ha dedicado toda su vida a la investigación antropológica y arqueológica en Venezuela, construyendo los originales instrumentos musicales indígenas con motivos ancestrales. Además se presentará Jesús González, valioso líder de la comunicación indígena, quien al son de tonadas wayuu hablará de las razones por las que se conmemora el Día Internacional de la Resistencia Indígena y comentará el trabajo de Renavive en compañía del equipo de Radio Nacional de Venezuela (http://www.rnv.gob.ve). La entrada a este evento es libre y, para solicitar mayor información, basta con escribir a clacpivenezuela@gmail.com y noticiarioindigena@rnv.gov.ve. http://www.celarg.gob.ve Aprendiendo cine. El sitio Cine Documental está ofreciendo una serie de cursos virtuales y presenciales. El primero de ellos es el curso de historia del cine documental argentino, que será dictado por el guionista e investigador cinematográfico Javier Campo, y que dará a sus participantes datos históricos, modelos de representación y variantes expresivas del cine documental argentino para promover los elementos de juicio necesarios para un serio balance de su devenir histórico. Se inicia el próximo lunes 10 de agosto y tiene una duración de ocho clases a lo largo de dos meses. El martes 11 se dará inicio al curso-taller (presencial) de realización documental, que incluirá orientación en torno al trabajo de investigación, guionado y realización en base a una temática propuesta por los docentes Gabriel Corvi y Javier Campo. El taller se dictará durante tres meses en dos sesiones semanales, los martes y jueves de 19:30 a 22 horas. Finalmente, el viernes 11 de septiembre se iniciará el taller “Cine documental: arte y ciencia”, que introducirá a sus participantes en las problemáticas propias del cine documental como registro cinematográfico y discurso social a través de un recorrido por los diferentes estilos y modalidades que se dieron en momentos históricos específicos y con el aporte de diferentes disciplinas científicas. El curso será dictado por Javier Campo a lo largo de diez sesiones, los viernes de 17 a 19 horas. La inscripción se cierra el 28 de agosto. Para solicitar información sobre los cursos se puede escribir a centroformacion@documentalistas.org.ar o a cursos@cinedocumental.com.ar, o llamar al (011) 3526-4923. http://www.cinedocumental.com.ar Derechos en Bogotá. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), en conjunto con la Cámara Colombiana del Libro (http://www.camlibro.com.co), impartirá un taller de derechos de autor en la Feria del Libro de Bogotá (http://www.feriadellibro.com). El taller, impartido por el abogado José Luis Caballero Leal —consultor de derechos de autor para el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, Cerlalc; http://www.cerlalc.org—, tiene como objetivo brindar a los profesionales del libro estrategias para la compraventa de derechos de autor, así como para la compraventa internacional de derechos subsidiarios, dos rubros que contribuyen a fomentar el intercambio cultural entre las regiones que comparten nuestro idioma y fortalecer a las industrias nacionales. En el taller también participará Nubia Macías, directora general de la FIL Guadalajara, la única feria en español que cuenta con un Salón de Derechos que atiende a este mercado, y que en 2008 recibió a 180 agentes y editores dedicados a esta actividad. El taller se realizará en el recinto ferial Corferias, en la Sala José Eustasio Rivera, el 13 y 14 de agosto. El costo será de 100 dólares, y 29 dólares para los miembros de la Cámara Colombiana del Libro o comunicarse al teléfono (57–1) 323–0111. Este año, México es el país invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, que se realizará en Corferias del 12 al 23 de agosto. http://bit.ly/1aka3Q Los monstruos. Javier Martínez y Carolina Lusa ofrecerán, del 6 de agosto al 10 de septiembre, el ciclo “Monstruos: 6 charlas sobre libros y cine”. “La construcción literaria del Otro”, con Martínez, y “Del papel al celuloide”, con ambos especialistas, recorrerán a lo largo de seis jueves, entre 19 y 21 horas, las obras Frankenstein, de Mary Shelley; Drácula, de Bram Stoker; El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson; El Horla, de Guy de Maupassant, y Soy leyenda, de Richard Matheson, así como las versiones de Frankenstein hechas por James Whale en 1931 y por Kenneth Branagh en 1994, y las de Drácula hechas por Tod Browning en 1962 y por Francis Ford Coppola en 1992. El taller será dictado en Crack Up Libros & Café, ubicado en Costa Rica 4767 (Palermo, Buenos Aires). Se puede solicitar mayor información por el teléfono 4831-3502 o a través de la dirección electrónica libros@crackup.com.ar. http://bit.ly/hEXGt Las fantasmas. Del 14 de agosto al 2 de septiembre se realizará en Lima, Perú, el taller “Fantasmas femeninos del siglo XIX”, que recorrerá la obra de las escritoras peruanas Mercedes Cabello de Carbonera, Zoila Aurora Cáceres, María Nieves y Bustamante y Teresa González de Fanning. Dirigido por Mónica Cárdenas, de la Université Michel de Montaigne Bordeaux 3 (http://www.u-bordeaux3.fr), y Richard Leonardo, del Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos “Antonio Candido”, Gellac (http://gellac-unfv.blogspot.com), el taller constará de cuatro sesiones de 4 a 6 de la tarde: el viernes 14 de agosto, “El universo narrativo de Mercedes Cabello de Carbonera”; el 21, “Zoila Aurora Cáceres entre el naturalismo y el modernismo finisecular”; el 26, “María Nieves y Bustamante y el discurso regionalista arequipeño” y, finalmente, el 2 de septiembre, “Abyección, rechazo y nación en Teresa González de Fanning”. El taller será dictado en la Sala Antenor Orrego de la Universidad Nacional Federico Villarreal (http://www.unfv.edu.pe). La entrada es gratuita, aunque los interesados en recibir certificado deberán pagar 5 soles. Para solicitar inscripción se puede escribir a gellac@gmail.com. http://bit.ly/y0hLm La reunión de los gestores. El próximo sábado 29 de agosto se realizará en el Centro Cultural “7 de Junio de 1891”, de Mar del Plata (Argentina) el Encuentro de Gestores Culturales organizado por el equipo “Almagesto Mediando Cultura” —integrado por Rosario Baigorri Iparraguirre, Gabriela Costaguta, Florencia Parodi Cánavas y Florencia Scheggia—, y para el cual están invitando a gestores, administradores de espacios culturales, animadores socioculturales y emprendedores. Los objetivos del evento son generar un espacio de encuentro y reflexión de la gestión cultural en Mar del Plata y sus alrededores, e intercambiar experiencias del campo de la cultura. La acreditación comenzará a las 9:30 horas. La jornada continuará con las mesas de formación y comunicación y por la tarde se trabajará sobre industrias culturales y en los foros de conclusiones. La organización ha invitado a agentes culturales de la ciudad como disertantes en las diferentes mesas. Por otra parte, todos los que deseen compartir sus propias prácticas podrán hacerlo mediante la Galería de Experiencias —una muestra gráfica que estará en exhibición durante toda la jornada—, con la presentación de afiches de hasta 50 x 60 cm. Los interesados deben presentar sus afiches listos para colgar (con varilla, ganchos, etc.) y consignando el nombre de la experiencia, responsable o responsables con descripción en el caso de los grupos, descripción de la experiencia y datos de contacto. Los afiches pueden incluir gráficos, fotografías, ilustraciones y otros elementos y deberán ser entregados únicamente el jueves 27 de agosto entre17 y 20 horas en el centro cultural donde se realizará el encuentro. La actividad es totalmente gratuita, siendo necesaria una inscripción previa por cuestiones de capacidad e infraestructura. Por consultas e informes escribir a almagesto.mediandocultura@gmail.com indicando en el asunto del mensaje “Encuentro de Gestores Culturales”. http://bit.ly/1a9T7b Otoño en Rio Grande. La revista bilingüe Rio Grande Review ha abierto el plazo de recepción de materiales para sus ediciones impresa y online de otoño, que se extenderá hasta el próximo 21 de septiembre. La publicación, bajo la responsabilidad de estudiantes de la Maestría en Creación Literaria de la Universidad de Texas en El Paso (http://www.utep.edu), acepta textos en inglés o español, en ficción, poesía, crónica, traducciones, microficción, guiones, memorias, entrevistas, arte visual (todos los medios), novela gráfica, fotografía, textos híbridos/experimentales y otros. Los textos de ficción deben tener una extensión máxima de 5.000 palabras, y los de poesía, de 10 páginas. Las muestras artísticas deben enviarse en formato .jpg con resolución de 300 puntos, los archivos de audio en formato .wav y las animaciones electrónicas en flash. Los envíos deben hacerse a la dirección electrónica rgr@utep.edu. http://www.utep.edu/rgr ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Eduardo Lizalde homenajeado con edición de un libro, un CD y un DVD En ocasión del 80º aniversario del natalicio del poeta y narrador Eduardo Lizalde, cumplido el pasado 14 de julio, el Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fondodeculturaeconomica.com) lanzó al mercado un regalo doble para él y sus lectores: el libro Nueva memoria del tigre y el combo Entre voces, que contiene CD y DVD. Nueva memoria atrapa la poesía de Lizalde de 1949 a 2000. Es un recorrido por medio siglo de obra literaria. En este volumen, el autor selecciona, ordena y comenta su vasta producción, en un ejercicio de la crítica en el espejo y de la memoria que dispone sus obras con orden y rigor. La edición incluye un esclarecedor prólogo autobiográfico y una selección de la obra de juventud, que preceden los nueve libros de poesía que Lizalde dio a conocer entre 1966 y 1993. También contiene el más reciente trabajo de este autor, nuevas traducciones y una selección de poesía no recopilada. El libro ya circula en todas las librerías del FCE, dentro y fuera de México, como un interesante modo de conocer a este autor. El presenta “nuevos tigres”, propios y ajenos y, como se sabe, a Lizalde se le conoce como El Tigre, por evocarlo constantemente en su obra. El CD Poemas en voz del autor y el DVD Eduardo Lizalde, poeta, perteneciente a la colección Entre voces en español y francés, incluyen entrevistas que le realizó Héctor Tajonar, intercaladas con poesía en la voz del autor. Una compilación que refleja su forma de pensar y de escribir. Las distintas etapas creativas de Lizalde se pueden apreciar en Nueva memoria del tigre y el CD-DVD, donde se amalgaman los libros más recientes del autor y una recopilación de medio siglo de trabajo poético, con textos de gran calidad en su propia voz. Lizalde intentó formar una corriente literaria novedosa, que consistía en hacer poemas con originalidad, claridad, y complejidad, al lado de Enrique González Rojo y Marco Antonio Montes de Oca. La búsqueda filosófica, el amor descarnado y su propia crítica están constantemente en sus escritos. Al arribar a sus ochenta años, el autor fue homenajeado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx), que el domingo 19 de julio le entregó, de manos de su presidenta Consuelo Sáizar, la Medalla de Oro de Bellas Artes, como informáramos en nuestra edición 214 (http://www.letralia.com/214/0719lizalde.htm). Fuente: Notimex *** Universidad de Alcalá enviará más de mil libros a refugiados del Sáhara La Oficina de Cooperación Solidaria (http://www.voluntariosuah.org) de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH, http://www.uah.es) enviará más de 1.000 libros, recogidos en una campaña, a una biblioteca situada en los campamentos de refugiados de Tindouf (Argelia), en el Sáhara. La campaña, en la que colabora el Consejo de Estudiantes, se desarrolló durante dos semanas hasta el pasado 15 de julio, en diferentes facultades de la universidad alcalaína, según informó la UAH en una nota de prensa. Esta iniciativa tiene por objeto aumentar los fondos de la biblioteca del centro de enseñanza de español para adultos de El Aaiún, en los campamentos de refugiados de Tindouf, institución con la que diferentes agentes de la UAH trabajan en un programa de voluntariado. Además, la UAH colabora con el centro de enseñanza del Aaiún en la formación de profesores de español. Los ejemplares recogidos servirán a los alumnos del centro y al resto de los miembros del campamento para mejorar su proceso de aprendizaje del idioma. La Oficina de Cooperación Solidaria de la UAH, junto con la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Alcalá de Henares, coordinará el envío de los ejemplares y su organización en el centro. Fuente: EFE *** Murió la poeta uruguaya Ulalume González de León Poeta, narradora, ensayista y editora, Ulalume González de León falleció el pasado viernes 17 de julio, alrededor del mediodía, en una clínica de Querétaro, México. La escritora “padecía de Alzheimer desde hace tiempo y murió de insuficiencia respiratoria”, informó su sobrina, Berenice González de León. Nacida en Montevideo, Uruguay, en 1932, y naturalizada mexicana en 1948, González de León perteneció a una generación de mujeres poetas entre las que figuran Carmen Alardín, Isabel Fraire y Thelma Nava, cuyo quehacer “en los años 70 destacó por enfrentar nuevas problemáticas de la mujer, el amor y la relación de pareja”. “Ulalume fue la poeta más sugerente de esa generación en cuanto a su propuesta poética”, apuntó la investigadora Gloria Vergara, autora del volumen Identidad y memoria en las poetas mexicanas del siglo XX. Su obra —destaca Vergara en su estudio— “parte de la idea de que todo está dicho, lo que hace la poesía es un reacomodo, un plagio. En su poética el verdadero sujeto es la memoria, los cuerpos son sólo célula del cuerpo de la memoria, la memoria es el cuerpo lleno y vacío de sí. Todo se revierte en ella, todo se contrae, los cuerpos van y vienen: el cuerpo de la escritura, el cuerpo del tiempo, su cuerpo”. Para el poeta Eduardo Hurtado, el fallecimiento de González de León es una lamentable pérdida. “Entre los varones poetas de su generación, entre los que se podría mencionar a Gabriel Zaid, Eduardo Lizalde, Marco Antonio Montes de Oca, todos ellos, al igual que González de León, representan el primer intento de crear una sana distancia con la poética predominante, la cual predicaba Octavio Paz”, comentó Hurtado. “La originalidad de Ulalume fue el haber reconocido que los poetas siempre estamos haciendo rescrituras, que el mito de la originalidad, el cual provenía de las vanguardias, no es tal. La idea de Ulalume es que estamos escribiendo un mismo, largo poema, y que en realidad hay una permanente continuidad y una permanente rescritura en la literatura, particularmente en la poesía”. “Ella llevó a cabo las rescrituras más interesantes y más cumplidas, y paradójicamente más novedosas, con un sello personal de cuantos pudo haber producido esa generación. El concepto de plagio, en cuanto a las rescrituras, era una palabra cara a Ulalume”, agregó Hurtado. Fue autora, entre otros libros, de A cada rato lunes (cuentos, 1970), Las tres manzanas de naranja (1996), de los libros de ensayo y traducción: El uno y el innumerable quién (sobre la obra de E. E. Cummings), El riesgo del placer (sobre la obra de Lewis Carroll), y Plagios, donde reúne los siete libros de poemas escritos de 1968 a 1979. Fue distinguida con los premios Xavier Villaurrutia, 1978; de poesía La Flor de Laura, 1979, otorgado por el Centro de Estudios Internacionales sobre Petrarca, de París, y Premio Alfonso X, en 1991, por su trayectoria como traductora (compartido con Julio Pimentel). Como editora fue integrante del consejo de redacción de las revistas Plural, Vuelta y Letras Libres (http://www.letraslibres.com), labor que también la distinguió, “pues jugó un papel muy importante, en la época de la revista Vuelta, para convocar a los poetas de todo el país y de otras latitudes, para establecer juegos con la poesía, a dejar la solemnidad y devolverle al trabajo de la escritura del poema su espíritu lúdico”. Fuente: La Jornada *** Sistema Nacional de Imprentas presentó cuatro libros en Faalba El pasado sábado 18 de julio, durante el Festival de Cultural Afrovenezolano de los Países del Alba (Faalba), realizado en el Hotel Maracay (Aragua, Venezuela), fueron presentados los libros Religión, cuentos y cantos de Choroní, de Rita Roldán de Nieves; La presencia africana en Venezuela, de Jorge Guerrero Veloz; Turiamo: diablos del exilio, de Roberto Correa, y La macagua silbadora y otros cuentos de Mercedita, de Neguel Machado, publicados por la Editorial El perro y la rana (http://www.elperroylarana.gob.ve) a través del Sistema Nacional de Imprentas. Acerca de la obra de Rita Roldán de Nieves, en ésta se busca hacer un recuento cronológico —“sin pretensiones academicistas”, de acuerdo con lo declarado por la autora— de todas las celebraciones que en el pueblo costero se realizan año tras año. Con Religión, cuentos y cantos de Choroní, la Imprenta Regional de Aragua inicia su colección “Arawak, voz primigenia” para decir y describir un pueblo. En cuanto a La presencia africana en Venezuela, de Jorge Guerrero Veloz, este trabajo versa sobre la vida de los antiguos esclavos, y se hace mención especial de José Leonardo Chirino, interpretando, más allá de lo que el autor interpreta como una hegemonía impuesta por algunos historiadores, que José Leonardo era un “jacobino negro” o estaba influenciado por la Revolución Francesa. Asimismo, en Turiamo: diablos del exilio, de Roberto Correa, se busca explorar el mundo de una de las cofradías de mayor raigambre dentro de la cultura afrodescendiente en Aragua. Es preciso destacar que estos tres títulos fueron editados a través de la Imprenta Regional de Aragua. Por su parte, el Sistema Nacional de Imprentas de Caracas presentó en Maracay uno de los libros ganadores del Concurso Historias de Barrio Adentro, en la serie tradición oral, titulado La macagua silbadora y otros cuentos de Mercedita, de Neguel Machado, en el cual se evoca la geografía barloventeña a través de las vivencias del autor. Fuente: Coordinación de Literatura de Aragua *** Poemas de Miguel Hernández serán depositados en la superficie lunar Un ejemplar del poemario Perito en lunas (http://lunasperito.blogspot.com), del español Miguel Hernández (1910-1942), será depositado en la Luna por la firma estadounidense Celestis (http://www.memorialspaceflights.com) durante la próxima misión espacial, proyectada para 2011, en atención a la solicitud hecha por la Fundación Cultural Miguel Hernández (http://www.miguelhernandezvirtual.com). “El poeta llegó a denominarse a sí mismo como lunicultor”, declaró el filólogo y miembro de la Fundación, Aitor Larrabide, quien explicó que la solicitud de esta propuesta fue formulada el pasado año con motivo de los preparativos del centenario del nacimiento del poeta oriolano, fijado en 2010. “Aunque la llegada del poeta a la Luna tendrá lugar un año después, el hecho de que sus poemas estén allí evidenciará la relación que el poeta oriolano mantuvo con el astro lunar”, manifestó Larrabide. El propio Hernández se definía como perito en lunas ya que, para él, la luna simbolizaba la vocación poética, la fecundidad y la exaltación de la vida. Por ello, eligió como título de su primer libro de poemas, escrito en estrofas de octava real y editado en 1933, el significativo nombre Perito en lunas. La relación del poeta con la Luna también queda patente en la exposición “Perito en lunas”, en la Universidad Miguel Hernández de Elche (http://www.umh.es), Alicante, donde se recogen fotografías de las lunas del Sistema Solar ilustradas con los versos del poeta. “La Luna simboliza la inspiración durante toda su producción”, explicó Larrabide, quien matizó que este astro pasa de ser “compañera del poeta, inspiradora de versos” a “una mucho más rica con más símbolos, cuando el poeta ya ha vivido”. “Estamos encantados de incluir a Miguel Hernández en nuestra próxima misión a la Luna”, afirmó Charles M. Chafer, presidente y fundador de Celestis, compañía especializada en realizar este tipo de homenajes. En 1998, a petición de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (Nasa, http://www.nasa.gov), Celestis ofreció una cápsula de vuelo lunar a la familia y amigos del legendario astrónomo y geólogo planetario Eugene Shoemaker. La cápsula se adjuntó a la nave “Lunar Prospector” de la Nasa, la cual, tras terminar su misión, impactó intencionadamente contra el polo sur de la Luna, por lo que Shoemaker se convirtió en el primer habitante de la Tierra cuyos restos descansan sobre otro cuerpo celeste. La firma estadounidense lleva más de una década ofreciendo cuatro tipos de servicios funerarios en el espacio. El primero es el vuelo espacial de las cenizas con retorno a la Tierra, y cuesta desde 695 dólares por un gramo de cenizas de una persona hasta 2.085 por 14 gramos de cenizas de dos personas. Los servicios restantes son el de órbita terrestre, con el que los restos son liberados en la órbita de la Tierra por precios que oscilan de 2.495 a 7.485 dólares; el servicio lunar, donde los restos son depositados en la superficie de la Luna, con precios de 9.995 a 29.985 dólares, y el servicio Voyager, que lanza los restos al espacio profundo, de donde continuarán su trayectoria por sí solos hasta abandonar el Sistema Solar, oscilando sus precios entre los 12.500 y los 37.500 dólares. Fuentes: Celestis • EFE *** El jazz protagoniza una exposición en Barcelona La exposición “El siglo del jazz” (http://www.cccb.org/elsegledeljazz), inaugurada el pasado 21 de julio en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB, http://www.cccb.org/es), en España, analiza las relaciones entre el jazz y las artes a lo largo del siglo XX e ilustra de manera cronológica cómo el sonido de este ritmo ha influido en la pintura, la fotografía, el cine, la literatura, el grafismo o los dibujos animados. El director del CCCB, Josep Ramoneda, subrayó que “el jazz constituye, junto con el cine y el rock, las tres grandes manifestaciones artísticas más importantes del siglo XX”. La muestra se articula en torno a una línea del tiempo a lo largo de la cual se abren diez secciones que evidencian las relaciones del jazz con las otras disciplinas artísticas y explican así la historia del siglo siguiendo la huella de este hilo conductor musical. En ese recorrido, el comisario, el filósofo y crítico de arte Daniel Soutif, se ocupa de los primeros años (antes de 1917), de la era del jazz en América (1917-1930), la Renaissance en Harlem (1917-1936), los “años locos” en Europa (1917-1930), la era del swing (1930-1939), los tiempos de guerra (1939-1945), el Bebop (1945-1960), el jazz de la costa oeste (1953-1961), la revolución free (1960-1980) y los contemporáneos (1980-2002). La muestra, que estará abierta al público hasta el 18 de octubre, cuenta con más de 1.000 piezas: 150 obras de arte, 80 audiovisuales, 100 fotografías, 100 partituras, 200 portadas de disco y documentos como libros, revistas, programas, carteles y objetos varios. Las investigaciones a propósito de su origen o de su significado primario probablemente no se acabarán nunca, comentó Soutif, pero por lo menos es seguro que, un día de 1913, un tal Ernest J. Hopkins publicó en las páginas del diario San Francisco Bulletin un artículo breve titulado “In Praise of ‘Jazz’, a Futurist Word Has Just Joined the Language”. En aquella primera mención, el autor afirmaba que “jazz” significaba algo parecido a “vida, fuerza, energía, efervescencia de espíritu, alegría, vivacidad, magnetismo, inspiración, virilidad, exuberancia, valor, felicidad”, y subrayaba la dimensión sonora, no de su significado, sino precisamente de la palabra en sí, calificada como “extraordinaria y que suena bien”. Bastaron cuatro años para que el jazz figurara impreso debajo del pequeño agujero central de la etiqueta pegada en un pesado disco negro, en cuyos surcos había grabados unos pasajes destinados a convertirse en históricos. Los músicos blancos de la Original Dixieland “Jass” Band tuvieron el privilegio de ser los primeros en entrar en un estudio de grabación —era el 26 de febrero de 1917, en Chicago— para fijar en la cera los primeros ejemplos de esta nueva música. Fuente: EFE *** Obras completas de José María de Pereda en todos los Cervantes La Fundación Comillas (http://www.fundacioncomillas.es) donó el pasado 21 de julio las obras completas del escritor cántabro José María de Pereda a las bibliotecas de todas las sedes que el Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es) tiene en el mundo. La iniciativa contó con la colaboración de Ediciones Tantín (http://www.edicionestantin.com), que diseñó los once tomos que componen la obra, y con el patrocinio de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria (http://www.consejeriactdcantabria.com). En los once tomos se incluyen los 17 títulos que Pereda publicó. Los ocho primeros reúnen dos títulos cada uno y del noveno al undécimo se recoge la Miscelánea, una serie de textos dispersos, publicados en la prensa periódica, colaboraciones sueltas, prólogos a libros ajenos, y discursos. En el conjunto se incluyen obras destacadas de la literatura cántabra como Peñas arriba, La Puchera, Sotileza, Escenas montañesas o El sabor de la tierruca. En el simbólico acto de donación estuvieron presentes la directora del Cervantes, Carmen Caffarel; el director general de Cultura, Justo Barreda; el director general de la Fundación Comillas, Ignacio Rodríguez del Bosque; el responsable de Ediciones Tantín, José Luis Fernández; la alcaldesa de Comillas, Teresa Noceda; y el alcalde de Polanco, Julio Cabrero. En su intervención, Caffarel señaló la excelente acogida institucional que el Cervantes ha tenido en Cantabria. “Tenemos la mayor biblioteca en español fuera de nuestras fronteras, puesto que todas juntas funcionan como una sola y cualquier hispanista, lector, o estudiante que quiera recrearse con la obra de Pereda podrá acceder a ella en cualquiera de nuestros centros”, dijo. Por su parte, Justo Barreda felicitó a los directores de las sedes del Cervantes por la inmensa labor que desarrollan para que el español sea más universal y cada día tenga más calidad. También dijo que como cántabros “este es un día histórico, porque sabemos que la obra de nuestro Pereda va a estar en todos los rincones del mundo para todas las personas que quieran disfrutar de ella”. Por su parte, Rodríguez del Bosque manifestó su satisfacción porque la Fundación Comillas contribuya a la difusión del español a través de las obras de un autor cántabro que escribió sobre Cantabria, y hacerlo además con el apoyo de la principal institución en la promoción del español. “Un destacado autor cántabro estará presente en las bibliotecas Cervantes de todo el mundo cumpliendo la meta de presencia internacional que busca la Fundación Comillas” afirmó. A su vez, el director de Ediciones Tantín recordó que en los últimos años se han realizado diversas presentaciones, entre ellas en los institutos Cervantes de Londres y Toulouse. Finalmente, el regidor de Polanco, pueblo en el que nació Pereda, afirmó sentirse orgulloso como polanquino y como representante de los ciudadanos del pueblo por poder estar presente en este acto en el que el protagonista ha sido “el mejor embajador que ha tenido el municipio”. La obra de Pereda aportará un activo más a la literatura mundial a través del costumbrismo, concluyó. Ediciones Tantín ha llevado a cabo este trabajo durante 19 años bajo la dirección de tres grandes especialistas en la obra de Pereda: los catedráticos de Literatura Anthony Clark (Universidad de Birmingham, http://www.bham.ac.uk; Reino Unido), José Manuel González Herrán (Universidad de Santiago de Compostela, http://www.usc.es) y Salvador García Castañeda (Ohio State University, http://www.osu.edu; EUA). La publicación contó además con la participación de hispanistas y especialistas de universidades españolas y extranjeras. Fuente: Europa Press *** Reeditan narrativa de Mario Monteforte Toledo Convocan el II Premio Centroamericano de Cuento Mario Monteforte Toledo 2009, dotado con 25.000 quetzales. El pasado 23 de julio fue presentada en el Centro Cultural de España en Guatemala (http://www.centroculturalespana.com.gt), una colección de doce volúmenes que reúne la obra narrativa del escritor guatemalteco Mario Monteforte Toledo (1911-2003), considerado el segundo más importante de su país después de Miguel Ángel Asturias. En la presentación de la colección, que ha sido publicada por la Editorial Piedra Santa (https://www.piedrasanta.com) y la Fundación Mario Monteforte (http://www.fundacionmonteforte.org), intervinieron los escritores Max Araujo, Irene Piedra Santa, José Luis Perdomo, Ana María Rodas y Adolfo Méndez Vides. La colección está compuesta por los libros Anaité, Entre la piedra y la cruz, Donde acaban los caminos, La cueva sin quietud; Una manera de morir, Cuentos de derrota y esperanza, Llegaron del mar, Los desencontrados, La isla de las navajas y otros cuentos, Unas vísperas muy largas, Los adoradores de la muerte y Cuentos de la Biblia. Monteforte Toledo dejó una vasta obra literaria que abarca la novela, el cuento y el ensayo, en la que se aprecia su visión como sociólogo, politólogo y analista de gran agudeza en los problemas sociales latinoamericanos. En Historia de la literatura hispanoamericana, de Enrique Anderson-Imbert, se señala que en la narrativa de Monteforte Toledo se presenta, magistralmente, la lucha entre el hombre y la naturaleza, con protestas, males sociales y la explotación del pueblo campesino. Sin embargo su valioso trabajo literario, casi agotado en las librerías, poco a poco se ha convertido en algo difícil de encontrar, vacío ahora cubierto por esta reedición. Los libros incluyen reseñas de varios de los escritores ganadores del Premio Centroamericano de Novela Mario Monteforte Toledo, así como impresiones y prólogos de personas allegadas al escritor guatemalteco. “Sus palabras se respiran a través de cuentos, novelas, poemas, ensayos y reflexiones sobre el confuso tiempo en que vivimos. Siempre a contracorriente, apostándole a la esperanza. Con esta colección del maestro, se viven los choques de las ideologías que atravesaron el siglo XX, así como toda la complejidad de la condición humana”, prologa la escritora Ana María Rodas. Igualmente, como parte del homenaje permanente que la Fundación Mario Monteforte rinde al autor, ha sido convocado el II Premio Centroamericano de Cuento Mario Monteforte Toledo 2009, certamen literario en el que pueden participar autores residentes en cualquiera de los países de Centroamérica con relatos inéditos, en español y de hasta quince páginas de extensión. El plazo de recepción de este premio, que está dotado con 25.000 quetzales, termina el próximo 10 de noviembre. Las bases pueden ser consultadas en nuestro boletín de concursos (http://www.letrali.com/herramientas/concursos.htm). Fuente: El Periódico *** Designado Félix de Azúa como jurado único del Premio Bruguera El escritor Félix de Azúa (Barcelona, 1944) será el jurado único en la V edición del Premio Bruguera de Novela, cuya dotación es de 12.000 euros, según se anunció este 24 de julio. El plazo de entrega de originales finalizará el 30 de noviembre y el fallo se hará público durante enero de 2010. El premio cuenta con un jurado unipersonal, que en ediciones anteriores recayó en Eduardo Mendoza, Ana María Matute, Esther Tusquets y José Manuel Caballero Bonald. Además, la obra se premiará con una primera edición de al menos 8.000 ejemplares. Podrán optar al Premio Bruguera de Novela las obras de ficción escritas originariamente en lengua española con una extensión mínima de 150 páginas. El galardón no podrá repartirse entre dos o más novelas y podrá ser declarado desierto. El premio literario recayó en las cuatro ediciones anteriores en las novelas Todos se van, de la escritora cubana Wendy Guerra; Me refiero a los Játac, de Carlos Peramo; La soledad de las vocales, de José María Pérez Álvarez, y El heredero, de Mario Catelli. Los interesados pueden consultar las bases completas del premio en nuestro boletín de anuncios de concursos (http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm). Fuente: Europa Press *** Publican en Internet proyecto didáctico sobre independencia americana Tres años después de haber comenzado a digitalizar los fondos de la Guerra de la Independencia, el Archivo Histórico Nacional (ANH, http://www.mcu.es/archivos/MC/AHN) de España ha publicado en Internet el proyecto didáctico “La Guerra de la Independencia a través de los fondos del Archivo Histórico Nacional” (http://pares.mcu.es/GuerraIndependencia/portal/), que muestra las claves de dicho conflicto. El proyecto ha sido publicado en la web del Portal de Archivos Españoles (Pares, http://pares.mcu.es) y es el resultado de la identificación, descripción y digitalización de una enorme cantidad de material. Concebido como “un instrumento pedagógico de gran utilidad para el profesorado y el alumnado”, como indicó Carmen Sierra, directora del AHN, el pasado 26 de julio. El proyecto, en el que colaboraron también la Subdirección de Informática del Ministerio de Cultura de España (http://www.mcu.es) y el Museo del Prado (http://www.museodelprado.es), describe sistemáticamente los archivos existentes que datan del período 1808-1814, con el objetivo de facilitar el acceso a sus destinatarios y lograr que se familiaricen con estos documentos. Esta exposición virtual, en la que según Sierra han trabajado “más de cincuenta personas entre archiveros y digitalizadores”, permite conocer de primera mano documentos acerca del desarrollo bélico, la ocupación y la resistencia, o la revuelta y el proceso revolucionario. Entre los archivos más interesantes y reveladores, Sierra destaca los relativos al posicionamiento de los territorios americanos ante la invasión francesa, “estrechamente vinculado al germen de las independencias”. También pueden tener interés para los aficionados a la historia las bases del constitucionalismo y el absolutismo, la información y la propaganda como parte de la guerra ideológica o las tácticas y el armamento en la estrategia militar. Pero la investigación sobre este período no ha concluido. Se trata de un trabajo abierto a la descripción de más documentos e incluso a la aparición de nuevos fondos, ya que, según afirma Carmen Sierra, tras haber incluido “8.176 descripciones y 236.356 imágenes digitalizadas”, todavía está pendiente de añadir en el portal “una tercera parte de los documentos”. El portal pone además a disposición del usuario recursos y juegos didácticos, una cronología, un glosario, un motor de búsqueda y un apartado para acceder a las últimas incorporaciones de fondos documentales, en un proyecto que posibilita “asegurar la perfecta conservación de los documentos” y lograr una “enorme difusión” de los mismos, añade Sierra. Fuente: EFE *** Digitalizan la Biblioteca de Ultramar del Museo de América El Ministerio de Cultura de España (http://ww.mcu.es) ha digitalizado casi 60.000 páginas de 157 títulos de la antigua Biblioteca de Ultramar, que se conserva en el Museo de América (http://museodeamerica.mcu.es) de Madrid. Esta colección, que ya es accesible a través de la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico (http://bvpb.mcu.es), se enmarca dentro de las iniciativas del ente gubernamental para digitalizar materiales bibliográficos y permitir la máxima visibilidad y accesibilidad de los fondos bibliográficos relevantes de antiguas colecciones españolas. La Biblioteca de Ultramar fue constituida en 1887 como consecuencia de la Exposición General de las Islas Filipinas, con el objetivo de reunir elementos de estudio para el fomento de las colonias. Tras la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, el gobierno consideró que ya no tenía utilidad mantener esas colecciones reunidas, por lo que se creó una comisión presidida por Menéndez Pelayo, entonces director de la Biblioteca Nacional (http://www.bne.es), con el objetivo de hacerse cargo del archivo y la biblioteca y distribuir sus fondos entre distintas instituciones. Actualmente una buena parte de estos fondos permanece en la Biblioteca Nacional, pero una colección significativa se incorporó al Museo Arqueológico Nacional (http://man.mcu.es), de donde pasó al Museo de América en 1941. Parte de esta colección es ahora accesible a través de la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico. Fuente: Europa Press *** Ernesto Cardenal recibió en Chile el Premio Pablo Neruda La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, otorgó al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2009 el lunes 27 de julio, reconocimiento dotado de un diploma y 30.000 dólares, que se le concedió por su obra literaria y por su apuesta “por un mundo más humano y más justo”, en una ceremonia celebrada en el Salón Montt Varas. Al entregarle el diploma, la mandataria chilena catalogó al poeta, de 84 años, como “un hombre cuya poesía está profundamente integrada en la historia, las luchas, los sueños de esta América nuestra”, destacando que el reconocimiento no sólo es para “su inmensa obra literaria, sino también a su permanente apuesta por un mundo más humano y más justo, donde el amor y la cooperación serán una realidad y no sólo bellas intenciones”. Cardenal, de pelo y barba blancos, cubierto con una manta de color crema, leyó con mano temblorosa un breve discurso, en que agradeció el que se le concediera el galardón, “por ser un premio tan importante con el nombre del que fuera para mí el mayor ídolo literario en mi juventud”. También aprovechó la oportunidad para pedir la presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de quien es un reconocido detractor, que le quite las trabas para poder depositar su premio y ayudar a los pobres. “Le pido al presidente Daniel Ortega que se me levante la congelación de mis cuentas bancarias que él ha ordenado, para poder guardar este dinero. En estas cuentas está también congelada una donación para un taller de poesía de niños con cáncer, que yo dirijo. Digo que este premio es con bastante dinero y sobre todo lo es para alguien que es pobre como yo”, indicó. Las cuentas de Cardenal están congeladas desde el 3 de septiembre de 2008, como informáramos en nuestra edición 195 (http://www.letralia.com/195/0915cardenal.htm), después de que el poeta perdira un juicio por injurias contra un empresario alemán por una disputa de tierras. El canciller chileno Mariano Fernández, quien estuvo presente en la ceremonia, indicó que esperaba que el gobierno nicaragüense “tenga una respuesta positiva” a la demanda de Cardenal, quien fue ministro de Cultura de su país entre 1979 y 1987. El galardonado, quien dijo que éste es el primer premio internacional que recibe, añadió a periodistas que el régimen nicaragüense “no es la revolución, no es izquierda ni sandinismo, sino una dictadura. En Nicaragua no hay democracia ahora”. Cardenal también reclamó por la piratería de los libros porque los escritores son “trabajadores” que deben recibir dinero por ejercer su actividad. Además, y según la agencia Notimex (http://www.notimex.com.mx) denunció que el poeta y gobernador del estado venezolano de Anzoátegui, Tarek William Saab, le ha “pirateado” algunas de sus poesías. El jurado que eligió como ganador al sacerdote católico, seguidor de la Teología de la Liberación, estuvo integrado por la triunfadora del año pasado, la chilena Carmen Berenguer, el argentino Jorge Boccanera, el colombiano Juan Gustavo Cobo y la filóloga española Selena Millares. El Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda fue instaurado en 2004, en el centenario del nacimiento del poeta chileno y Nobel de Literatura Pablo Neruda, y es considerado el galardón más importante en su género en Latinoamérica. Un comunicado oficial dijo que “se trata de la más alta distinción que concede el Estado de Chile a un poeta iberoamericano, cuya obra posea una dimensión universal y contribuya al diálogo cultural entre los pueblos”. El acta que consagró el premio para Cardenal señala que se le entrega en atención “al logro de remozar la tradición occidental clásica aplicándola a la actualidad contemporánea, su interés y preocupación permanente por los pueblos originarios de este continente y por su compromiso político”. Añade el acta que “se rinde homenaje a una obra plena, de muchos registros y a un país que puede enorgullecerse, como Chile, de sustentarse y perdurar gracias a la voz de sus poetas, que traspasan la historia y ofrecen un rostro nuevo a los nuevos lectores de cada día”. La versión 2004 del Premio Iberoamericano fue para el escritor mexicano José Emilio Pacheco; en 2005 lo recibió el argentino Juan Gelman; en 2006 ganó el peruano Carlos Germán Belli; en 2007 la cubana Fina García Marruz; y en 2008 la chilena Berenguer. Fuentes: AP • Notimex *** Google ha digitalizado un kilómetro de la Biblioteca de Catalunya Google Books (http://books.google.com) ha digitalizado en dos años y medio unos 35.000 libros de la Biblioteca de Catalunya (BC, http://www.bnc.cat), equivalentes a cerca de un kilómetro (917,6 metros lineales de estantería) según informó este 27 de julio el director de la empresa en España, Luis Collazo, durante la presentación del balance del acuerdo entre ambos organismos. “Las instituciones y editores privados ya se han dado cuenta de que a esos libros no les pasa nada; bueno, sí que pasa: que los que tienen derechos de autor se venden más porque se pueden hojear desde la red, lo mismo que harías en una librería física, y la gente después los compra”, apuntó Collazo. Según sus cifras, en la red hay treinta bibliotecas que están en el mismo proceso que la BC. Cuantificó en 20.000 los editores privados que participan en el proyecto, en más de ocho millones las personas que acceden diariamente al buscador de libros de Google y en unos 100 millones los títulos que aquéllos pueden rebuscar en la red por este sistema. Aprovechó para presentar la versión catalana del buscador de Google (http://books.google.cat), lo que eleva a 42 las lenguas en que está operativo. La mayoría de los 35.000 libros digitalizados de la BC, recuerda su directora, Dolors Lamarca, han sido editados en el siglo XIX, garantizándose así que estén libres de todo derecho de autor. Entre éstos están el Don Joan de Serrallonga, de Víctor Balaguer (1868) y la Crónica Catalana, de Ramon Muntaner, en traducción castellana de Antoni de Bofarull (1860). Lamarca calcula en 100.000 los títulos que se digitalizarán en los próximos años. En 2007, el consejero de Cultura, Joan Manuel Tresseras, debutó con el anunció del acuerdo. En la presentación del balance volvió a estar para reafirmar la voluntad de seguir con la digitalización. Por ello, adelantó que el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC, http://www.mnac.cat) se podrá visitar en 2011 íntegramente por Internet. La consejería tampoco descarta que el Servicio de Publicaciones de la Generalitat (http://www.gencat.cat) llegue a un acuerdo con Google para su digitalización. Fuente: El País *** Diputación de León otorgó Medalla de Oro póstuma a Antonio Pereira La Diputación de León (http://www.dipuleon.es) entregó el pasado 27 de julio la Medalla de Oro de la Provincia, a título póstumo, a Antonio Pereira, quien murió el 25 de abril (http://www.letralia.com/209/0425pereira.htm) como consecuencia de un paro cardíaco. Decenas de amigos, familiares y compañeros literarios asistieron al homenaje que la institución provincial organizó en honor al autor de Meteoros y destacado autor de relatos breves. La corporación que preside Isabel Carrasco dijo a través de un comunicado que estaba cumpliendo un viejo compromiso al otorgar una de las máximas distinciones de la provincia a “uno de los cuentistas de referencia del siglo XX en España, un ilustre poeta, un relevante escritor, así como a una entrañable persona que quería y fue querido por León”. La Diputación respaldó por unanimidad, en un pleno celebrado en abril, la concesión de la Medalla de Oro de la Provincia al poeta berciano. El mismo día del fallecimiento del autor de La divisa en la torre, Carrasco anunció el reconocimiento. El Pleno tomó el acuerdo de iniciar el expediente para otorgar la medalla conforme al Reglamento de Honores y Distinciones de la Diputación. Fuente: Diario de León *** Carlos Fuentes inauguró su cátedra en Veracruz El escritor mexicano Carlos Fuentes inauguró este 30 de julio la cátedra que lleva su nombre en la Universidad Veracruzana (http://www.uv.mx), que este año será dedicada a la “Nueva Novela Latinoamericana”. Durante la ceremonia inaugural de unas jornadas que se extendieron hasta el viernes 31 en la ciudad de Xalapa, capital del estado de Veracruz, el autor de Cambio de piel dijo que mientras en los regímenes totalitarios “los escritores son llevados a campos de concentración”, en uno democrático “son llevados a estudios de televisión”. La cátedra debe su tema de este año al libro publicado por Fuentes hace cuatro décadas, La nueva novela latinoamericana. En la presentación de la cátedra, el rector Raúl Arias Lovillo exhortó a los asistentes: “Celebremos que hoy, cuarenta años después, sigamos escribiendo desde y para América Latina, sigamos siendo testigos, en la acción y en el lenguaje, de América Latina. Celebremos, pues, que hoy se instaure en esta casa de estudios la Cátedra Carlos Fuentes, la cátedra con la que rendimos homenaje a un hombre que ve, escucha, imagina y dice: un hombre que aspira a que todos por igual vivamos en un mundo mejor”. Fuentes se refirió a la novela como un género reivindicado por Miguel de Cervantes Saavedra y dijo que “es como el ave Fénix, que ante los embates de la televisión e Internet, resucita para decirnos lo que se puede decir de otra manera”. El laureado escritor dijo que la cátedra, que ha sido creada por la Universidad Veracruzana y será organizada cada año, se dedicará en 2010 a debatir el Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia de México. Participaron también el escritor mexicano Ignacio Padilla, el chileno Arturo Fontaine y el colombiano Santiago Gamboa, y tras la clausura de las jornadas el Teatro del Estado representó la ópera Santa Anna, de Fuentes. Fuentes: Ansa • Universidad Veracruzana *** Las Voces Oscuras de la UCV reciben premio en España El Coro de Voces Oscuras de la Universidad Central de Venezuela Campus Maracay (http://www.myspace.com/vocesoscuras), dirigido por César Liendo, obtuvo este 30 de julio el primer premio de habaneras “Juan Aparicio”, dotado con 12.000 euros, máximo galardón del Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía de Torrevieja (http://www.habaneras.org), celebrado en esta ciudad española. El segundo premio, dotado con 6.000 euros, fue para el Coro de Voces Graves de Madrid (http://www.coroggc.com), que dirige Juan Pablo de Juan. Esta agrupación también recibió el primer premio nacional “Ciudad de Torrevieja”, que suma otros 6.000 euros, y el premio del público, dotado con 2.000 euros. El tercer premio de habaneras recayó sobre la Coral Aurora de Montevideo (Uruguay) y el premio “Francisco Vallejos”, otorgado a la mejor interpretación de una habanera de comprobado arraigo popular, dotado con 2.000 euros, fue para el Coro Neovocalis de Valencia, por la interpretación de la obra “Marinero” de Miguel Asíns Arbó. El primer premio en la modalidad de polifonía, que asciende a 10.000 euros, fue para el Coro de Cámara Novo Concertante de Manila (Filipinas), dirigido por Arwin Tan. El segundo premio, que asciende a 5.000 euros, fue otorgado al Coro Académico “Ángel Manolov” de Sofía (Bulgaria), cuya directora, Darena Popova, ha conseguido el premio a la Mejor Dirección “José Hódar”. El tercer premio de polifonía, dotado con 2.500 euros, fue para el Coro de Cámara Masculino Svanholm Singers de Malmoe (Suecia). El premio “Región de Origen”, de 2.000 euros, fue obtenido por el Coro de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (http://www.unab.edu.co), de Santander (Colombia), por la interpretación de la obra “Sensemayá” de Nicolás Guillén y José Antonio Rincón. El segundo premio nacional “Patronato de Habaneras”, que otorga 3.000 euros, fue para el Coro de la Universidad de La Laguna, (http://webpages.ull.es/users/coropu) de Tenerife (Canarias, España). Antes de la ceremonia de entrega de premios, que fue presidida por la presidenta de Les Corts Valencianes (http://www.cortsvalencianes.es), Milagrosa Martínez Navarro, la Consellera de Turismo de la Generalitat Valenciana (http://www.gva.es), Angélica Such y el alcalde de Torrevieja, Pedro Hernández Mateo, se celebró una gala con ocho corales, que interpretaron doce habaneras y cuatro polifonías marcadas por una gran calidad, tónica generalizada de esta edición del certamen. La velada concluyó con la interpretación conjunta por parte de los componentes de todas las corales que habían actuado en la gala, de la que ha sido habanera de obligada interpretación en esta edición, “La llamada” de Armando Bernabeu Lorenzo, que dirigió Darena Popova como galardonada con el Premio a la Mejor Dirección. Las Voces Oscuras es una de las más importantes agrupaciones corales de Venezuela. Fue fundada en 1975 por el profesor Luis Emilio Rondón, quien se mantuvo en la dirección hasta 1979, momento en que es asumida por César Liendo, entonces estudiante de la Facultad de Agronomía de la UCV. El coro está conformado principalmente por estudiantes de las facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias y algunos egresados, así como por gente cercana a dicha institución. El coro tiene una vasta trayectoria que incluye no sólo diversas giras nacionales e internacionales por países como Curazao, Cuba, República Dominicana, Ecuador, México, Colombia y España, entre otros, sino también presentaciones populares en plazas, barrios, hospitales, cárceles, eventos científicos y deportivos. Liendo es nativo de Chuao, Aragua, e inició sus estudios musicales en Antímano, Caracas, en 1968, con el presbítero Pedro María Flamerique. Ha sido miembro de distintas agrupaciones corales, como la Coral Juvenil de Antímano y los Madrigalistas de Aragua. Como director ha trabajado con la Coral del Club de Leones de Cagua, la Coral de Laboratorios Lilly, la Coral Flexilón y la Coral del Hospital Militar. Actualmente dirige al Coro de Voces Oscuras y al Coro Universitario, ambos pertenecientes a las facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias del campus Maracay de la UCV, siendo además jefe del Departamento de Cultura. Igualmente ha realizado una intensa labor como compositor, poeta y arreglista de música coral. Fuentes: Qué Es • Voces Oscuras de la UCV *** Alcalde de Sevilla critica paralización de construcción de biblioteca El alcalde de Sevilla (http://www.sevilla.org), Alfredo Sánchez Monteseirín, expresó este 31 de julio su descontento con la paralización de las obras de la nueva Biblioteca del Prado (http://bib.us.es/prado-ides-idweb.html) de la Universidad de Sevilla (http://www.us.es), que se construía en los Jardines del Prado de San Sebastián, tras la medida dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) atendiendo a las denuncias vecinales fundamentadas en motivos ambientales (http://www.letralia.com/194/0827prado.htm). Monteseirín aprovechó su visita a las obras de construcción de una nueva biblioteca en el paseo Juan Carlos I para pronunciarse sobre este particular. “Por cada biblioteca que nos boicoteen, construiremos dos más”, sentenció. El alcalde añadió que “no vamos a cejar en este empeño, ni a permitir que nos quemen las bibliotecas administrativamente hablando”. El alcalde precisó sobre el proyecto de Torneo que “no se trata de una actuación aislada, sino que forma parte de una apuesta decidida por seguir recuperando espacios que en su día estaban degradados”, e insistió en el proyecto paralizado de la Biblioteca del Prado para afirmar que “las iniciativas de este tipo contribuyen a generar empleo que en estos tiempos son un bien muy preciado”. El alcalde reiteró sus planteamientos e indicó que “intereses particulares” están impidiendo que se generen dichos puestos de trabajo. La nueva biblioteca se sitúa en el margen izquierdo del río Guadalquivir junto a la calle Torneo a la altura de antigua torre de Renfe, en el denominado paseo de Juan Carlos I entre el puente de la Barqueta y la pasarela de la Cartuja. “Esta construcción significa el encuentro entre la ciudad y el río”, opinó el alcalde, que visitó las obras acompañado del gerente de Urbanismo, Miguel Ángel Millán, y la delegada de Cultura y Comunicación, Maribel Montaño. La edificación, que comenzó el pasado 17 de junio, cuenta con un plazo de ejecución de siete meses, por lo que se calcula que estará disponible a comienzos del 2010. Un presupuesto de más de cuatro millones de euros ha sido asignado a esta nueva biblioteca, que parte de la iniciativa del Plan Director Municipal de Bibliotecas, elaborado por la Delegación de Cultura, y que será financiado con fondos del Plan de Inversión Local para el Empleo provenientes del Estado, explicó el alcalde. El edificio contará con una superficie útil de 1.656 metros cuadrados que se repartirán en dos plantas, aprovechando los dos niveles de la parcela en la que se asienta. Tendrá dos entradas diferenciadas: una en la calle Torneo y la otra, en la planta baja, desde el paseo Juan Carlos I. Respecto a la distribución de las plantas, el nivel superior prestará servicio a la mayor parte de la población que se dirija a la biblioteca, pues en ella se concentran las actividades de mayor trasiego y diversidad, tales como la zona infantil, la cafetería, el vestíbulo de acceso o la sala de exposiciones, repartidas en 824 metros cuadrados. En la planta inferior, situada al nivel del río Guadalquivir, se dará acceso al público de la zona de paseo, reuniendo en 809 metros cuadrados las actividades que necesitan mayor silencio, como las salas de lectura de adultos, la sala de trabajo colectivo y las dependencias de uso administrativo. El edificio, de 72,5 metros de longitud y 13 metros de anchura, se levantará de cara al río y la Isla de la Cartuja en todo su frente, consiguiendo así que todas sus estancias asomen a la orilla del río. Fuente: Diario de Sevilla *** Premio Bicentenario 2009 para el colombiano Mauricio Vargas El escritor colombiano Mauricio Vargas recibió este 31 de julio el I Premio Bicentenario 2009 por su novela histórica El mariscal que vivió de prisa, sobre las glorias y vicisitudes del Gran Mariscal de Ayacucho, el prócer de la independencia americana Antonio José de Sucre. Auspiciado por la Editorial Planeta (http://www.editorialplaneta.com.co) y Telefónica de Colombia (http://www.telefonica.com.co), el lauro fue instituido en homenaje a los dos siglos de las gestas que condujeron a la independencia de varios países latinoamericanos alrededor de 1810. Vargas aborda la infancia, educación, amores y batallas emprendidas por Sucre desde los 15 años, “y la trama siniestra tras su asesinato en 1830 en las montañas de Berruecos, Nariño, el primer magnicidio de la historia colombiana”. El novelista se apoya en cartas y documentos de la época —reflejada también en los modismos y particularidades del lenguaje— para hilar, con la agilidad de una crónica, una trama en que los personajes emergen con sus luces y sombras, grandezas y pequeñeces. Con un estilo trepidante, según apunta el escritor Juan Esteban Constaín, el autor entrelaza las voces narrativas de la tercera persona todopoderosa con la primera del refrán y la confesión. En su obra, añade, revela una erudición sin límites y gran precisión histórica. “De un solo golpe aprendemos varias lecciones que caen muy bien en un mundo tan confundido como el nuestro”. Nacido en Bogotá en 1961, Vargas tiene una extensa trayectoria periodística, desde sus inicios reporteriles en El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co), de Barranquilla, y en varias ocasiones ganó el Premio Simón Bolívar. En 2004 publicó su primera novela, La pesca del delfín, y en 2007 La última vida del gato, su segunda incursión en este género. Fuente: Prensa Latina *** Gobierno venezolano retira concesiones a 34 emisoras de radio Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, presentó un proyecto de ley especial contra delitos mediáticos, del que la AN se desligó. Este sábado 1 de agosto el gobierno venezolano revocó las concesiones, a través de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel, http://www.conatel.gob.ve), a 34 estaciones de radio de Miranda, Vargas, Falcón, Zulia, Táchira y Distrito Capital, de un contingente de más de doscientas de todo el país que están siendo investigadas por el ente gubernamental. Conatel informó que el proceso afecta a emisoras “en aquellos casos de vencimiento de la concesión o permiso, titulares de las concesiones fallecidos y otra persona explota ilegalmente el servicio y, renuncia a las concesiones o permisos, en aquellos casos en que el titular no solicitó la adecuación de sus permisos al marco legal vigente en el período estipulado, entre otros”. El hecho ha levantado reacciones de entidades como la Cámara Venezolana de la Industria de la Radiodifusión (CVIR, http://www.camradio.org), que opina que “es inconstitucional cerrar estaciones de radio sin que se haya abierto un procedimiento previo, sin que los afectados se hayan podido defender y conocer de qué se trata dicho proceso, y sin que culmine el mismo con una decisión en contra, con expreso fundamento en disposiciones legales”. Diosdado Cabello, ministro de Obras Públicas y Viviendas y director de Conatel, ha respondido a estos señalamientos indicando que Conatel convocó a un censo para actualización de datos al que algunas emisoras no asistieron. En base a eso se realizó una revisión que concluyó con la remoción de las concesiones en los casos en que procedía. La nota de prensa de Conatel ofrece como ejemplo el caso de la emisora CNB 102.3 FM, donde “se declaró la cesación de los efectos jurídicos del permiso que autorizaba el uso y explotación de la frecuencia 102.3 MHz a la ciudadana Rosa Rodríguez de Guiscafre por cuanto legalmente ésta renunció al permiso, cuando la explotación de la frecuencia la estaba realizando la sociedad mercantil CNB 102.3 Caraqueña FM, sin contar con la debida autorización para ello”. El domingo 2 de agosto, el ministro Cabello retó a los propietarios de las emisoras afectadas a consignar la documentación que los acredita como concesionarios legales. En respuesta, el mismo día, Nelson Belfort, presidente de la CVIR y propietario de CNB 102.3, alegó haber consignado ante Conatel, en dos oportunidades —en los años 2000 y 2002—, la documentación pertinente para la renovación de la concesión. “Hemos entregado la documentación, si (Cabello) quiere la volvemos a entregar, las metimos en el año 2000 y 2002. Hemos dicho que queremos reunirnos con Conatel para darle los papeles, pero, ¿qué quieren que les volvamos a entregar? ¿Las fotocopias de papeles que ya les hemos entregado? Queremos seguir siendo concesionarios de las emisoras del circuito, queremos seguir siendo operadores porque tenemos una audiencia”, dijo Belfort. En su artículo 73, la Ley de Telecomunicaciones (http://www.tsj.gov.ve/legislacion/LT_ley.htm) de Venezuela, sancionada en 2000 con el objetivo de “garantizar el derecho humano de las personas a la comunicación y a la realización de las actividades económicas de telecomunicaciones necesarias para lograrlo”, establece que estas concesiones —que son actos administrativos unilaterales de Conatel— no pueden cederse o enajenarse, aunque se prevé un procedimiento para la sustitución del titular. “El concesionario podrá solicitar (...) su sustitución en la titularidad de la concesión por la persona que indique al efecto, siempre que ésta cumpla con las condiciones y principios establecidos en esta ley”, reza el referido artículo. Al revocarse una concesión, el titular queda inhabilitado de obtener otra por un lapso de cinco años, como establece el artículo 172. Paralelamente al cese de las concesiones, la Fiscal General de la República, doctora Luisa Ortega Díaz, presentó el pasado jueves 30 de julio, ante la Asamblea Nacional (AN), un proyecto de ley especial contra delitos mediáticos, un texto legal que está siendo procesado por la Comisión de Medios de la AN y que pretende satisfacer la intención, expresada por diversos personeros del gobierno —entre ellos Diosdado Cabello, titular de Conatel—, de limitar la libertad de expresión, por considerarse que ésta “no puede estar por encima de la seguridad del Estado”, como declaró Ortega Díaz al momento de presentar el proyecto. El texto del proyecto y el video que recoge la presentación de Ortega Díaz pueden apreciarse en nuestra entrega especial de ese día (http://www.letralia.com/214/0730ley.htm). La propuesta incluye sanciones a quienes incurran en “acciones y omisiones que lesionen el derecho a la información oportuna, veraz e imparcial”, aunque no deja claro bajo qué parámetros podrá considerarse oportuno, veraz e imparcial un contenido. Igualmente, prevé castigos a quienes manipulen información que genere “una falsa percepción de los hechos” o cree “una matriz de opinión en la sociedad”, si con ello resultan lesionadas “la paz social, la seguridad nacional, el orden público o la salud mental o moral pública”. El proyecto prevé sanciones también para el responsable de un medio “que se niegue a revelar la identidad del autor de la emisión o artículo periodístico publicado bajo seudónimo o en forma anónima”, o para el que pretenda “infundir un temor a otros”. Sin embargo, exime de estas penas a los responsables de medios “respecto de las opiniones emitidas por los parlamentarios en el ejercicio de sus funciones”. Sin embargo, al cierre de esta edición, el martes 4 de agosto, la Asamblea Nacional se desligó del proyecto presentado por Ortega Díaz. El diputado Manuel Villalba, en rueda de prensa, manifestó ese día ante la prensa que la propuesta no cuenta con el consenso en el seno de la Comisión de Medios de la AN. “A partir de allí hemos convenido que es necesario considerar todos los elementos jurídicos que tenemos a mano en contra del terrorismo mediático, convocando a los consejos comunales, trabajadores y estudiantes, a continuar en un debate en el que la sociedad venezolana debe seguir participando”, comentó. Negó, por otro lado, que exista tal proyecto. “Queremos reiterar que no es verdad que en esta AN exista o haya llegado una propuesta de ley que contenga 17 artículos. Lo que el país contempló el pasado jueves no es otra cosa que lo que la fiscal señaló de unos aportes que hemos venido discutiendo en esta comisión, donde no existe consenso”. El parlamentario indicó que allí existen periodistas que tienen posiciones distintas y que en base a eso, “hemos abierto la discusión como lo ha hecho la AN en todo lo que tiene que ver con el terrorismo mediático”. Precisó que ese “terrorismo mediático” se refleja cuando hay empresas de comunicación que llaman al pueblo a desconocer las medidas que el gobierno ha tomado en el marco de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones. “Si algún gobierno ha sido respetuoso de la libertad de expresión, ha sido precisamente este. Tan sólo que no puede nadie apoyarse en una patente de corso y pretender decir que la libertad de expresión no tiene límite”, aseveró. Señaló que por ello valoran la proposición de la fiscal Ortega Díaz, por cuanto ella es la garante de los derechos de los venezolanos y en ese sentido, “quién más que ella también para expresar su preocupación por la impunidad de ese terrorismo mediático”. “Queremos aclarar esa situación sobre todo porque hemos visto cómo desde el espacio internacional, la triangulación que existe no sólo desde Estados Unidos, sino también desde España y Colombia, países que pretenden hacer ver que en nuestro país hay persecución y limitación a la libertad de expresión”, recalcó. Fuentes: ABN • Conatel • CVIR • El Universal • RNV *** William Ospina recibió en Caracas el premio Rómulo Gallegos “Nunca podremos renunciar al juicio severo de la historia”, dijo el escritor colombiano en el Celarg. El escritor colombiano William Ospina recibió este domingo 2 de agosto el Premio Rómulo Gallegos, en una ceremonia realizada en la Sala de Teatro 1 del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve), con la presencia del ministro venezolano de Cultura, Héctor Soto, el presidente del Celarg, Roberto Hernández Montoya, y el escritor Humberto Mata, presidente del jurado. Ganador de esta 16ª edición por su novela El país de la canela, Ospina comenzó su discurso agradeciendo haber llegado a la tribuna del Premio Rómulo Gallegos, que según Fernando Vallejo es una de las más altas de América. El escritor centró sus palabras en las vivencias que le permitieron interesarse en la historia del descubrimiento de América y que lo llevaron a escribir una trilogía en torno al tema. Un poema de Juan de Castellanos, cronista de la Conquista, fue lo que indujo a William Ospina a contar la historia en sentido poético y a vivir individualmente el descubrimiento de América. “No sabía yo que aquel poema iba a ocupar veinte años de mi vida. Comprendí que nuestra literatura continental había comenzado no con un cuento sino con un canto, con una crónica en verso casi infinita”, expresó el escritor. Ospina manifestó que conoció la obra de Juan de Castellanos gracias a un par de libros editados por Monte Ávila. Para el escritor, “la Conquista fue nuestra gran tragedia continental: el gran dolor que guarda para nosotros un solemne sentido”. Además, el poeta comentó que “he notado que estas novelas que he escrito (Ursúa y El país de la canela) son mi interrogación de quién soy como colombiano”, pues el autor quisiera definir a Colombia como un abrazo de sierras, de aguas y de islas. “Nunca podremos renunciar al juicio severo de la historia; no podemos dejar de señalar los crímenes y de reivindicar a las víctimas; no podemos demorar por más tiempo la recuperación y la revaloración del vasto y rico mundo negado y profanado por la Conquista. Pero tampoco podemos renunciar al reconocimiento del asombro y de la curiosidad, a reconocer los diálogos donde los hubo, a admirar los encuentros y los descubrimientos”, afirmó. Por su parte, Hernández Montoya aseguró que desde Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, no había sido seducido por una novela hasta que leyó El país de la canela, pues ésta refleja que la poesía no estorba la narración sino que la constituye poderosamente. El presidente del Celarg definió la novela como “un poema épico de esa aurora de sangre que fue nuestro nacimiento como continente”. El acto culminó con las palabras del ministro Héctor Soto, quien afirmó que Colombia y Venezuela son “una misma gente, un mismo pueblo, un mismo sentimiento”. La cantante venezolana Cecilia Todd interpretó un variado repertorio en honor al llano venezolano. También amenizaron la velada los músicos llaneros Eudes Álvarez y José María Rocha. Creado hace 45 años, el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos está dotado con una medalla, un diploma y cien mil euro. En esta edición participaron 275 autores de 19 países de habla castellana y como jueces estuvieron Humberto Mata y Enrique Hernández D’Jesús —en sustitución, este último, de la recientemente fallecida Stefania Mosca—, de Venezuela; Graciela Maturo, de Argentina; Miguel Barnet, de Cuba, y Elena Poniatowska, de México y ganadora de la XV edición. Fuente: Celarg *** Jesús Miguel Soto ganó el 64º Concurso de Cuentos de El Nacional Con el cuento “La república de Fennelly”, el joven narrador venezolano Jesús Miguel Soto (Caracas, 1982) recibió este 3 de agosto el 64º Concurso de Cuentos del diario El Nacional (http://www.el-nacional.com), según decisión de un jurado compuesto por Violeta Rojo, Jesús Nieves Montero y Heberto Gamero Contín. En el veredicto, el jurado declaró que en dicho cuento “destacamos sencillez y precisión narrativa para elaborar una metáfora inteligente sobre el destino de las utopías, a partir de una anécdota vinculada a lo absurdo”. De igual manera, el jurado otorgó mención especial a Rafael Antonio Venegas, por su cuento “Hoy no es el día de los santos inocentes”, presentado con el seudónimo Alí Rafael. El cuento ganador, que fue publicado en el suplemento Papel Literario de El Nacional el pasado 1 de agosto, refiere la reunión de un grupo de amigos en la que se crea una república utópica, la de Fennelly. Jesús Nieves Montero, profesor de escritura creativa en el Instituto de Creatividad y Comunicación, Icrea (http://www.icrea.org.ve), y en la Universidad Metropolitana (http://www.unimet.edu.ve), destacó que el valor de “La república de Fennelly” radica en su brevedad, con la que logra un rápido efecto dramático —el cuento tiene diez páginas, la mitad del máximo requerido en las bases del concurso. “Bajo una anécdota que parece absurda desarrolla un conjunto de connotaciones que pueden ser asimilables a la realidad de Venezuela y de otros países de Latinoamérica, como la fundación de un país en un apartamento. Indudablemente, este cuento tiene una lectura política hecho con el carácter polisémico de la literatura”, agrega. Soto ya había obtenido el segundo lugar en la Segunda Edición del Premio de Cuento para Jóvenes Autores de la Policlínica Metropolitana, en 2008, con “Noche Black Blue”. Fuentes: El Nacional • Ficción Breve Venezolana *** Universidad Central realizará homenaje a Roberto Burgos Cantor Este jueves 6 de agosto a las 6 de la tarde se realizará en Bogotá un homenaje al escritor Roberto Burgos Cantor, que, organizado por la Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Arte de la Universidad Central (http//www.ucentral.edu.co) y su Especialización en Creación Narrativa (http://www.ucentral.edu.co/humanidades/2009/narrativa.htm), se realizará en el marco de la Temporada del Arte 2009, en el auditorio del 6º piso de la Sede Norte (calle 75, Nº 15-91). En el acto intervendrán el doctor Guillermo Páramo Rocha, rector de la mencionada casa de estudios; Alonso Aristizábal, escritor y ensayista; Ricardo Sánchez, ex decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia (http://www.unal.edu.co); Mario Price, escritor, egresado de la Especialización en Creación Narrativa, e Isaías Peña Gutiérrez, director del Departamento de Humanidades y Letras. Nacido en Cartagena en 1948, Burgos Cantor estudió derecho y ciencias políticas en la Universidad Nacional de Colombia. En 1965 inició su carrera literaria con el cuento “La lechuza dijo el réquiem”, publicado por Manuel Zapata Olivella en la revista Letras Nacionales. En 1969 ganó el Concurso Nacional de Cuento del periódico Pizarrón de la Pontificia Universidad Javeriana (http://www.javeriana.edu.co) y en 1971 obtuvo el Primer Premio del Concurso Jorge Gaitán Durán del Instituto de Bellas Artes de Cúcuta. La ceiba de la memoria, novela que ganó el Premio Latinoamericano de Narrativa José María Arguedas, de Casa de las Américas (http://www.casa.cult.cu), resultó este año finalista del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, en Caracas. En la actualidad, el autor es profesor de la Especialización en Creación Narrativa de la Universidad Central y de la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia. Fuente: Especialización en Creación Narrativa *** Realizarán en España festival Trovalia de poesía improvisada El festival internacional de poesía improvisada “Trovalia” (http://bit.ly/yVG0j) se celebrará en Cartagena, Murcia (España), del 9 al 14 de agosto, en cuatro escenarios diferentes como serán la plaza del Ayuntamiento de Cartagena (http://www.cartagena.es), el Polideportivo Molino Derribao, Mar de Cristal y el puerto de Cabo de Palos. Los espectáculos de poesía improvisada se iniciarán el domingo 9 en la plaza del Ayuntamiento con una ceremonia inauguración en la que serán presentados los países y regiones participantes. El martes 11, el Polideportivo Molino Derribao servirá de escenario a la jornada “Entre lo rural y lo poético: cultivando la improvisación”. El jueves 13 será la presentación “Entre luna, mar y versos: brisas poéticas del Mar Menor”, en Mar de Cristal. Las actividades terminarán el viernes 14 en el Puerto de Cabo de Palos con la ceremonia de clausura. Todas las actividades serán a partir de las 22:30 horas. En esta ocasión, en el festival de “Trovalia” estarán representados cinco países iberoamericanos, además de España, como son Argentina, Colombia, Cuba, Panamá y Puerto Rico, y tres comunidades autónomas, además de Murcia: Islas Canarias, Cantabria y Galicia. Por Argentina participará el payador Wilson Saliwoncyk; por Colombia, los trovadores Jorge Iván Álvarez, “Zarco de Caldas”, y Juan Ernesto Muñoz, “El Malicioso”; por Cuba, los repentistas Luis Paz Esquivel, “Papillo”; Raúl Herrera y Orlando Laguardia; por Panamá, el trovador Arcadio Camaño, y, por Puerto Rico, los repentistas Roberto Silva y Omar Santiago, el cuatrista Edwin Colón Zayas y el músico Billy Colón Zayas. Las regiones españolas participantes son Islas Canarias, con el verseador Yeray Rodríguez; Cantabria, con el rabelista Miguel Cadavieco; Galicia con los regueifeiros Benito Lobariñás, “O Xordo”, y Josiño da Teixeira, “O Caco”, y Cartagena con la Asociación Trovera “José María Marín”. Fuentes: Europa Press *** Traducido al alemán Yo, Claudia, de Triunfo Arciniegas El próximo 12 de agosto llegará a las librerías, en la colección “Isla del Tesoro” del sello Fischer Verlag (http://www.fischerverlage.de), la versión en alemán de Yo, Claudia, cuadragésimo libro del escritor colombiano Triunfo Arciniegas, que ha sido traducido por Julia Heldenberg con el título Ich, Prinzessin Sophia (http://www.fischerverlage.de/buch/Ich,_Prinzessin_Sophia/9783596853748). La edición alemana, de 32 páginas, conserva las ilustraciones originales de Margarita Sada. Arciniegas presentó por primera vez su libro en la 26ª Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij), celebrada en México en noviembre de 2006, año en el que también obtuvo mención de honor en el XI Premio Internacional del Libro Ilustrado Infantil y Juvenil. Yo, Claudia es la historia de una niña traviesa que toma el poder, primero durante la enfermedad de su padre el rey Federico V y luego durante unas vacaciones que parecen definitivas, y que se convierten en el principio de la diversión de los habitantes del reino. Nacido en Málaga y residente de Monteadentro, en las afueras de Pamplona, Arciniegas es un destacado autor de literatura infantil y juvenil, con títulos como El cadáver de sol, En concierto, La silla que perdió una pata y otras historias, La media perdida, Caperucita Roja y otras historias, Los casibandidos que casi roban el sol y otros. Ha obtenido reconocimientos como el VII Premio Enka de Literatura Infantil, el premio Comfamiliar del Atlántico, el Premio Nacional de Literatura de Colcultura y el Premio Nacional de Dramaturgia. En Ciudad Letralia (http://www.letralia.com/ciudad) mantiene la avenida Tinaja, lecturas de agua fresca (http://www.letralia.com/ciudad/arciniegas). Fuente: Fischer Verlag ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Pernoctar, infinitamente Mauricio López Osorio =================== De Vladimir Nabokov se dijo en algún momento que vivía por el solo hecho de escribir; de Kafka se dijo, en la primera mitad del siglo veinte, que de no haber sido por sus libros no existiría para la humanidad; de Proust, se ha dicho algo similar, al decir: En busca del tiempo perdido es la mejor poesía escrita en prosa del siglo que acaba de pasar, sin hacer mayor alusión a la vida del hombre merecedor de tan grato elogio; cada uno de ellos tiene algo en común como lo es el hecho de haber sido escritores geniales que supieron saltar por encima de los grandes acontecimientos del siglo que les tocó vivir para dedicar todo su tiempo y talento a su obra. Kafka le dice al comienzo de la guerra, has comenzado, me voy a nadar; Proust dispone su tiempo a escribir su extensa novela, dando mayor importancia a los celos que al estallido de las bombas; Nabokov, por su parte, viaja (como lo hizo en su momento John Dewey en su viaje a la China, donde impartió diversos seminarios, trabajó arduamente en sus escritos, y conoció otras literaturas —leyendo autores tan destacados como Kawabata y Murasaki— que le permitieron tener una lectura más erudita de los autores de quienes solía hablar, entre ellos William James, Bertrand Russell, Henry Bergson, Aristóteles y John Locke), pernoctando en varios países para escribir sus libros sin importar la violencia y la barbaridades cometidas por los bolcheviques. Los tres eran ajenos a las búsquedas de una verdad por parte de cualquier grupo bélico, fueran nazis, bolcheviques, franquistas o como se quisieran llamar, al igual que no se sentían identificados con algún grupo de intelectuales que se creían poseedores de un último lenguaje poseedor de la verdad. Para ellos, el lenguaje no era un equivalente de verdad sino una forma de existir en el mundo. Este ensayo se propone mostrar de qué manera la literatura se aleja de la pretensión filosófica de alcanzar un último lenguaje o uno en el que determinadas palabras tienen un mayor significado para todas las personas, como lo intentaron en su momento histórico Heidegger y Nietzsche. Contrario a esto, la literatura permite al lector advertir lo que uno está haciendo y escuchar lo que los demás están diciendo. Esto último se logra gracias a que la literatura guarda un interés con en lenguaje ordinario o, como lo decía mejor Rorty, con el lenguaje moral ordinario. Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes coincidían en que el lenguaje no nacía entre la burguesía o entre las personas con un mayor grado de estudios. Para Borges el lenguaje se creaba y se difundía con mayor rapidez en los arrabales, en las calles pobres de Buenos Aires, en los cafés de mala muerte, en los prostíbulos. Tenía a la mano el caso ejemplar del escritor argentino Roberto Arlt, admirado por todas las generaciones siguientes de buenos escritores, entre ellos Bioy Casares, las hermanas Ocampo, Norah Lang, Pizarnik, Cortázar, Gombrowicz, Sábato, Piglia, Walsh, Mujica Láinez, Giardinelli, Pauls, y Neuman, entre otros. Borges consideraba a la literatura de Arlt como la gran impulsora de la escritura en los jóvenes, dado que Arlt les mostraba cómo se podían decir muchas cosas en el lunfardo, sin necesidad de acudir al barroco, a las palabras rimbombantes y merecedoras de distinción en las clases más altas de la sociedad, sin importar el hecho de que estén diciendo una estupidez con palabras pomposas. Reyes infundó esa idea en Borges desde sus primeras conversaciones, cuando el argentino apenas era un aprendiz del que en consideración suya era el hombre que mejor había escrito en español hasta el momento, refiriéndose al estudioso de la cultura mejicana en muchos campos artísticos. Ambos redescribieron a sus respectivos países y a los autores de las literaturas más ricas del mundo, dándole vida al lenguaje. Los escritores que vinieron después de ellos, entre ellos algunos de los mencionados, agradecieron a Borges la vitalidad y las nuevas dimensiones que abrió para el castellano, lengua acostumbrada al barroco y un ritmo pesado, desprovisto de fuerza y fluidez; cosas que Borges quizá no hubiese conseguido de no haberse relacionado con las distintas literaturas, especialmente la inglesa y, por supuesto, con el lunfardo. Shakespeare fue otro escritor quien tuvo ojos para observar los dramas humanos en los sitios frecuentados por alcohólicos y vagabundos. En ellos debió haber visto algo más el dramaturgo inglés, posiblemente porque compartió con ellos sin sojuzgarlos de sus actos o de sus razones por las cuales habían terminado en tabernas brumosas. El joven suicida pudo desahogarse y dar a conocer su historia; el asesino que veía en la noche la sombra de su víctima pudo mirar al rostro del dramaturgo sin intentar esquivarlo inmediatamente. El borracho que al final de sus días tuvo que reconocer a su hija menor como la única que lo había amado de todas sus hijas tuvo un hombro para llorar su pena. La mujer madura, dueña de un prostíbulo, tuvo en su taberna a un muchacho que escuchaba atento sus relatos y sus amores del pasado, sin ser aborrecida por ello. El joven Shakespeare le mostraría una amistad a una mujer que nunca antes había sido tratada en términos de amistad. El muchacho no cae en esa doble cara mostrada por Esch, el personaje principal de Esch o de la anarquía, segundo libro de la trilogía Los sonámbulos, quien se muestra afable y enamorado de una tabernera, pero cuando la toma como esposa, dedica la mayor parte del tiempo a insultarla y golpearla. El dramaturgo inglés más tarde hallaría en la mujer que, en algún momento de su vida, ejerció la prostitución, ciertos rasgos similares con Cleopatra, la sabia seductora. Shakespeare, después de ser un hombre reconocido en los grandes teatros de Inglaterra y luego de haber sido admirado por la burguesía del siglo XVII, permaneció fiel a su formación en las tabernas y callejones de Londres y Liverpool. Contrario a lo que hacían los otros directores de teatro adinerados, Shakespeare preparaba y presentaba sus obras en teatros a los que cualquier persona podía asistir. Así conseguía reunir desde el burgués más incrédulo y orgulloso, hasta la persona más pobre de Inglaterra, en un mismo acto. La gallardía y la suspicacia no eran características de un considerable grupo de personas adineradas. En sus obras hay frases en que seguramente habrá hecho un efecto perturbador en la dama perfumada de algún lord, quien al verse ofendida habrá dirigido una mirada de asco hacia la prostituta del asiento contiguo a ella, que se sonríe de ver el efecto de frases como: El tiempo siempre expone la doblez de la astucia; lo que al principio cubre, de vergüenza lo ensucia. Que seáis muy prósperas (1). O esta, que lanza Cleopatra, que revela una de las tantas caras de la mujer acomodada de la época, esta vez en el papel de esposa, quien ordena a su criada: Averigua qué está haciendo, dónde y con quién. Actúa como si no te mandara. Si lo hallas triste, dile que estoy bailando. Si se ve alegre, que estoy enferma. Hazlo de prisa e infórmame (2). Marcel Proust, al escribir los siete libros que componen En busca del tiempo perdido, alcanzó una resonancia imborrable en sus lectores. Cualquiera que haya leído su obra o algunos de sus libros recordará a personajes memorables, gracias a la habilidad de Proust en crear personajes tan bien caracterizados, como por ejemplo Swann, Orine Guermantes, Odette, Morel, Marcel y muchos otros más. Para los lectores de su novela no hubo la necesidad de hacer superproducciones cinematográficas ni miniseries, pues el resultado de esa tentativa terminaba en el fracaso debido a que el atractivo del lenguaje se fundía hasta quemarse, al mezclarse con imágenes; ejemplo de esto último fueron los cómics, en los cuales las imágenes sobraban, pues los diálogos ya lo decían todo, y las imágenes resultaban siendo un estorbo. En definitiva, la falta de persistencia en ese objetivo de utilizar los nuevos medios de la publicidad fue un beneficio para la ambiciosa obra de Proust, pues no cayó en esos malos intentos de plasmar las obras de Shakespeare en el cine o en la televisión, que gracias a la profundidad de las obras del dramaturgo inglés, que no se sostienen por frases excepcionales o memorables soliloquios sino por muchos elementos reunidos que sólo en la literatura y en el papel impreso se vislumbran, fracasaron en esos vanos intentos; elementos que ni los mejores actores y directores lograrán igualar por más empeño que realicen. A ellos les queda la alternativa por la que han optado los críticos literarios de comentar las obras de Shakespeare, dando por sentado que siempre habrá mucho más que decir de Shakespeare. La literatura de Nabokov consigue afianzarse un lugar ante escritores que pretenden sostener una novela por el solo argumento o, en el mejor de los casos, por el simple tanteo con los temas tocados en sus escritos. De Nabokov algunos críticos llegaron a menospreciar su literatura por el parecido con el Marqués de Sade. Comparación injusta dada la calidad y la belleza de la escritura del escritor ruso, quien de lejos estaba por encima de Sade. Allí donde el Marqués de Sade apenas daba breves alusiones a ideas y conceptos que se podría formar el lector al tener contacto con sus cuentos y relatos (además de sus tratados filosóficos), Nabokov creaba tramas complejas, laberintos intrigantes, y narraciones exquisitas donde ponía en un segundo plano los aspectos de la literatura que Sade veía más atractivos. Mientras a Sade le tomaba de principio a fin elaborar textos en los que se mostraba a una pareja de la alta sociedad, en la cual el hombre le era infiel a su esposa con una humilde campesina francesa, y ella hacía lo mismo con el sirviente empleado en el molino, para luego pasar a desarrollar esa idea con la intención de mantener la atención de ese inicio con otros sucesos hasta llegar a un final cruel, Nabokov escribe obras que van más allá de las moralejas que intenta dejar Sade, pues no desdeña a sus personajes como lo solía hacer el escritor francés. Los episodios de las obras destacadas de Sade ocurren de manera muy similar a la siguiente secuencia: la orden de Monsieur de matar al molinero quien deshonraba su nombre al acostarse con su esposa y posteriormente la reina pone las fichas sobre la mesa al quitarle las ropas a su amante para ofrecérselas a la campesina y ésta hacer el mismo recorrido que iba a hacer el molinero el día en que los vasallos del señor irían a asesinarle. La noticia de la muerte del molinero es dada al rey y no puede evitar la emoción. Sus ánimos amainan cuando ve a su amante campesina llegar a su recinto muerta, con las ropas del molinero. Su esposa le explica por qué cometió tal acción y él se le enfrenta arguyendo lo sucia que era al tener de amante al molinero. Monsieur llega a un acuerdo con su señora y ella acepta. El molinero abandona el castillo que lo albergaba y se larga a vagar por el extranjero. Fuera de su camino ambos amantes, la pareja comienza una nueva vida lanzándose a follar como desesperados tan pronto ven alejarse al molinero. No tardan en ser una pareja reconocida en todo el pueblo como una de las parejas ejemplares en ese momento. Para Sade y sus lectores es un digno final para una historia erótica pues cumple a cabalidad con el desarrollo del primer planteamiento. Pero para Nabokov, y sus asiduos lectores, exigentes con la narrativa, ese fácil desarrollo de la trama vendría a significar poco, por no decir nada, pues el placer de narrar no ocupa un lugar relevante dentro del relato y todo el interés del escritor consiste en concluir su trabajo como una máquina. La crueldad pierde su acento sobre las personas si no conlleva otros factores en la historia como la intriga, la decepción y la ironía, elementos que deben ser narrados y puestos en escena, cautivando al lector; para Nabokov, una vez más, la importancia de los detalles de una obra bien escrita. Al dar inicio a uno de sus mejores libros, Nabokov, nos dice en pocas palabras lo que sucede en la historia que va a ser contada al lector, pero hace la invitación a leer la obra, cosa que ningún adicto a sus libros dudará en aceptar, pues la insinuación es apenas un primer paso a descubrir el regalo que nos tiene preparados. Nabokov dice al inicio de Risa en la oscuridad: Érase una vez un hombre llamado Albinus, que vivía en Berlín, Alemania. Era rico, respetable, feliz. Un día abandonó a su mujer por una amante joven; amó; no fue amado; y su vida acabó en un desastre. Éste es el cuento en suma, y podríamos haberlo dejado aquí si no fuera por el interés y placer de narrarlo (3). De ese pequeño esbozo se despliegan fragmentos de vida que no se pueden vislumbrar en un principio en el personaje principal y en los otros actores. Albinus cae en desgracia, como se dice en el inicio al obsesionarse por Margot, una joven que ocupa un espacio más grande en las emociones del ya maduro Albinus, a medida que se producen los encuentros íntimos. Su esposa, Elizabeth, llora la separación y los engaños de su marido. El intuitivo Paul observa atento los movimientos de Albinus, quien en su opinión ha perdido el juicio, al haber dejado a su hermana, una mujer dulce y amorosa con su esposo, en la que veía transparencia en el amor profesado a Albinus. Paul, aunque no lo demuestre, aprecia a Albinus tanto como a su hermana Elizabeth. Sin embargo, esa tranquilidad que le ofrece una familia apacible, no es suficiente para Albinus y el resultado de esa insatisfacción es el enamoramiento hacia Margot y su propia perdición; el aprovechamiento de ella de esto para jugar con él; el juego que tiene con uno de sus amigos para robar dinero a Albinus; la posterior entrega de este dinero a Albinus por parte de su ladrón, quien dice arrepentirse de haberlo robado y por eso la devolución del dinero, seguido de un Albinus que se muestra generoso con el hombre que lo roba y le ofrece una recompensa por ello, la negación de éste a aceptarla en un primer instante para sentirse bien con el mismo y finalmente recibirla arguyendo con una simple mueca su bienvenida al dinero no merecido, después del leve arrepentimiento; la ceguera de Albinus producida por un accidente; las burlas de Axel Rex y Margot de ver a un hombre ciego que cree estar felizmente ligado con una joven, cuando ellos se pasean por todo el hogar desnudos mientras el viejo permanece sentado en un canapé; Axel Rex, quien se come la cena del ciego a su lado, sin preocuparse de que éste lo escuche, luego de haber hecho el amor de forma salvaje con Margot. Albinus presiente que no están solos con Margot desde hace mucho tiempo, pero se conforma ante la duda de una posible alucinación. La mujer es astuta, y lo hace descartar esa posibilidad, al fin y al cabo desde antes de la ceguera frecuentaba sus encuentros con Axel Rex, muchas veces en reuniones y mítines que el mismo Albinus preparaba. Paul lee en el Berliner Zeitung sobre el terrible accidente sufrido por su cuñado, e inmediatamente llama al hospital donde le comunican que está fuera de peligro, y que a pesar de los esfuerzos médicos, perdió la vista en el accidente. Su hermana termina enterándose de todo, aunque él intentó no sumarle un peso más a su pena, sin embargo, ella se entera y al poco tiempo le prepara las maletas para traer de vuelta a Albinus, quien según la información que recibió Paul de parte del director de un banco, amigo suyo, residía en Suiza. El director del banco le comenta a Paul de las grandes sumas de dinero que estaban solicitando al banco por medio de cheques firmados por una caligrafía cercana a la de un niño con problemas físicos o con la de algún ciego. Paul conoce la letra de Albinus y se da cuenta de la treta propiciada por alguien que sólo deseaba el mal para su cuñado. Al llegar a Suiza, le comentaron que Albinus estaba siendo atendido por su joven esposa y por su médico personal. Paul llega a la casa indicada, y ve a un tipo desnudo que juega y humilla a Albinus pasándole cosas cerca de la cara, a veces rozándolo, y riéndose de las transformaciones en los gestos de la cara de Albinus. Paul persigue al tipo, lo golpea con su corpulento cuerpo y lo deja huir para encargarse de su cuñado, que desde que empezó a escuchar su voz hablando con la de otro hombre, es decir, con Axel Rex, se puso a sollozar y abrazarlo, mientras le suplicaba: Oh, Paul, dime que no hay ningún otro hombre aquí. Paul lo lleva de vuelta a Alemania para reunirlo con su hermana Elizabeth y puedan rehacer una vida de pareja. Albinus, mientras llora, le comunica su deseo de asesinar a Margot, propuesta que Paul lo hace descartar con sólo escucharla una vez. Elizabeth empieza a cuidar de él, feliz de que algún día puedan ser la familia que eran antes, junto a su hijita Irme. La esposa se dedica a cuidar de Albinus, guardando respeto y generosidad hacia él. No obstante, él sigue con la misma rabia hacia Margot, y un día contesta una llamada dirigida a Paul, en la que el sujeto al otro lado de la línea, dada la insistencia de Albinus, le comunica que el señor Paul le había dicho que cuando viera a la señorita Margot en el apartamento compartido con el señor Albinus se lo comunicara. Albinus, ciego, sin la posibilidad de rehacer su hogar por más empeño que su mujer le pusiera a ese deseo, coge el arma que mantiene en su mesa de noche y sube hasta el apartamento que compartió con Margot. Entra y siente sus pasos, los mismos que escuchaba abandonar su habitación a las dos de la mañana para trasladarse a otra cuando vivían en Suiza. Ahora que es consciente de todo lo sucedido y sus ojos sólo le permiten ver sombras y frágiles imágenes del pasado, es cuando ha tenido la determinación y la fuerza de destruir aquello que le trajo desgracia a su vida. En esta novela salen a relucir aspectos como el de la amistad y la solidaridad, aunque la crueldad prevalezca. Pero da otras miras hacia lo que ocurre, permitiendo al lector tomar distancia de su propia realidad para reflexionar sobre ella y saber contemplarla, pues la memoria permite espacios en que las cosas suceden por segunda vez, dando fuerzas al hombre poseído por el efecto desmoralizador de haberse equivocado en sus actos. Proust consiguió con su obra mostrar aspectos no tocados acerca de los celos, porque muchas veces eran considerados como un sentimiento reprochable y vulgar, que era mejor alejarlos pronto, antes de enloquecer a quien le diera espacio en su ánimo y en sus recuerdos. En la parte de Swann, Proust les revela a sus lectores otra cara de los celos, cuando está relatando el enamoramiento de Swann por Odette, Proust muestra cómo los celos habían revivido antiguos impulsos de juventud como el deseo de verdad, de estudio, de constancia en otros ámbitos que no tenían relación alguna con la obsesión del enamoramiento. Energías que cobraban fuerza gracias a una verdad que era desconocida para el enamorado y probablemente para su amada, pero que con el solo hecho de Swann hacer uso del recuerdo de Odette cobraban sentido. Proust sabía de la fragilidad de sus pensamientos, de cómo se iban y venían sin poderlos retener, por eso su monumental obra es una válvula de oxígeno contra esa huida de eso que se nos escapa, para llegar a ello, tuvo que registrar incluso los momentos en que algún pensamiento se perdía. Quisiera dar por terminado este breve escrito con una cita de La invención de la soledad, de Paul Auster, que dice así: Como en los significados de las palabras, los objetos cobran significado sólo en su relación con otros objetos. “Dos caras son parecidas”, escribe Pascal, “y aunque ninguna de las dos sea graciosa por sí misma, su similitud nos hace reír”. Las caras riman a los ojos, así como las palabras riman al oído (4). Notas 1. SHAKESPEARE, William. El rey Lear, Editorial Norma, Pág. 35. 2. SHAKESPEARE, William. Marco Antonio y Cleopatra, Editorial Norma, Pág. 37. 3. NABOKOV, Vladimir. Risa en la oscuridad, Editorial Anagrama, Pág. 9. 4. AUSTER, Paul. La invención de la soledad, Editorial Anagrama, Pág. 229. ** Mauricio López Osorio maulop_5@hotmail.com Escritor colombiano (Santander, Bucaramanga; 1988). Es estudiante de filosofía. === Memoria histórica de América Latina Magdalena Mattar ============= La historia de nuestro continente puede considerarse como la experiencia más traumática que, en su nacimiento y desarrollo, puede experimentar una civilización, sólo comparable al trauma sufrido por África, cuyos habitantes fueron desarraigados y sometidos a una esclavitud indigna y cruel, muy diferente a la practicada por los pueblos esclavistas de la antigüedad, donde un esclavo podía incluso ser filósofo o educador de príncipes. Por el contrario, príncipes y reyes africanos e indios fueron convertidos en sirvientes o esclavos de truhanes, que despreciando toda nobleza, sólo ansiaban el oro y demás riquezas materiales, tal como continúa ocurriendo hoy en día. Escribir es equivalente a recordar, a “hacer memoria”, a dominar el pasado. En nuestra época actual, en que el pasado de América es materia de análisis y discusión, en que se está escribiendo “otra historia” ya no desde el punto de vista de los opresores, sino de los oprimidos, es preciso recuperar esa memoria histórica para reformar la memoria colectiva y recuperar ese espíritu de libertad que tuvieron nuestros ancestros indios y africanos, libertad que sólo puede ser posible a través del conocimiento de la verdad que durante siglos se ha ocultado o pervertido, verdad que es relativa si nos la muestra una Europa esclavista que nos considera étnica, social, culturalmente inferiores. Inferioridad creada y cultivada por políticas injustas. Una visión holística sobre los procesos del pasado tiene que tener en cuenta, independientemente del factor de excepcionalidad, la verdadera situación inicial que dio origen a este crisol que es América Latina. Recuperar la memoria histórica es, pues, fundamental para crecer moralmente y dar nacimiento a una verdadera identidad, dejando de ser una copia servil de pueblos decadentes, que han basado su desarrollo en el robo, el pillaje y la explotación, y que están destinados a la autodestrucción si las nuevas generaciones no asumen su responsabilidad y producen cambios fundamentales en sus modos de vida y en su forma de hacer política, entendiendo la política como una expresión y una práctica de la justicia, que se constituye como originaria de todas las virtudes morales. Es el momento histórico propicio para dar curso al debate, para dar la lucha, ya no en forma de guerrillas heroicas contra un enemigo bélicamente invencible, sino en el plano ideológico; y así como los metales que conservan sus propiedades intrínsecas pese a ser sometidos a altísimas presiones, fenómeno conocido como resiliencia, es posible podamos superar los traumas de la conquista y de la posterior explotación tan cruel e inhumana. Memoria y futuro son inseparables. La recuperación de la memoria histórica en América es imprescindible, no sólo para una identidad latinoamericana, sino para construirnos como individuos éticos que exigen justicia, la primera de las virtudes, y así poder construir una democracia auténtica, como la soñó el Libertador, basada en la verdad y en el común deseo de perfeccionarla día a día, lo cual implica como condición sine qua non nuestro propio perfeccionamiento, sin que ello signifique practicar las serviles timideces cristianas que nos transmitieron a través de una enseñanza deformada del cristianismo, que no implicaba la práctica de las virtudes, sin la cual toda política, filosofía o religión es vana. El pueblo judío ha conservado su identidad conservando el pasado, por doloroso que éste sea; nosotros tratamos en lo posible de negarlo: no queremos ser indios, no queremos ser negros, no queremos no ser europeos... Aunque también somos europeos, tanto por la herencia genética como cultural. “La memoria, que es diferente a la historia, se constituye, por su intrínseca naturaleza, como un puente entre el pasado, el presente y el futuro” (Helga Schneider: La memoria: puente entre pasado, presente y futuro, Humboldt, 2005). Lo más lejano es lo más próximo, dice Lezama Lima, escritor cubano, quien dice que la historia es un texto que oculta la ausencia de un origen auténtico, y postula que es preciso subvertir la relación mimética entre texto y realidad, siendo el texto discurso artificial y arbitrario que oprime otros discursos, ecos de los escritos que han urdido su historia, cuya característica es la ambigüedad, en que no hay relación entre el signo y su contexto, que no es “natural”: modernidad excéntrica de América Latina. La “transposición de la cultura clásica europea al nuevo mundo” implicó no sólo la producción de una cultura híbrida, sino inestabilidad, alteración del orden, y, por consecuencia individuos híbridos con un gran poder subversivo. Este poder subversivo se ha aplicado a la lucha armada y muchos individuos valiosos perdieron sus vidas en aras de la libertad continental. Sacrificios que no han sido en vano, sino dado origen a nuevas formas de subversión en el plano ideológico que tiende a romper con una injusticia establecida. Pasado subversivo, que se ido transformando en nuestra historia y que ha dado origen a un sentimiento de solidaridad continental, que puede ser el principio o el germen de una identidad latinoamericana. ** Magdalena Mattar magdalenamattar@gmail.com Docente venezolana. Profesora de español egresada de la Universidad de Concepción (Chile) con especialización en Comunicación y Lenguaje. Dicta clases de español a todo nivel, en universidades, institutos y a particulares. Tras abandonar toda actividad transitó un período de búsqueda en diferentes áreas, especialmente la religiosa. Cursó estudios de dibujo y pintura y talleres de arte, y creó el Centro de Atención Psicológica y Educativa. Ha sido redactora y reportera del diario VEA (http://www.diariovea.com.ve) y colaboradora de la revista Dominical. Actualmente colabora con la Fundación Debate y el Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela. === Cuando la realidad es la ficción Beatriz Vanegas Athías ========== Tocar la pantalla era un imposible, para ello era necesario ser hombre y hombre con deseos de descargar la vejiga. Sólo ellos podían tentar la gigantesca imagen situada al lado del exclusivo orinal. Aquel baño inalcanzable para las mujeres estaba justo a la derecha de la inmensa pared donde ocurría la vida a color, desaforada, y con final previsible. Para la hija de la taquillera, la noche que pudo palpar la polvareda dejada por los caballos en los desiertos del oeste fue una noche milagrosa. Aún hoy, una arritmia gozosa la agobia ante el recuerdo del prodigio palpado en la noche de la infancia. El Teatro Diana, con su techo que dejaba caer luceros o chubascos, según el antojo atmosférico, era el templo donde fue posible saborear y oler la felicidad. Allí los ojos de una Medusa petrificando a diestra y siniestra. Allí el rojo atemorizante de los ambientes japoneses. Allí el amarillo del oeste y la furia del verbo y las manos de María Félix. Allí las lágrimas jugosas de Sarita Montiel. Allí el ocre de los atardeceres en que guerreros romanos hacían de la guerra la única manera de habitar el mundo. Todo era posible en el Teatro Diana, hasta la desnudez que colmaba el aire de toda clase de befas y abucheos. Todo era posible, incluso rehacer la trama de la vida; rehacer, por ejemplo, el beso interrumpido por la cinta averiada, o la muerte detenida del bandido a la que sobrevenía de inmediato, las manos todopoderosas de “Mañe Mico” o tal vez ¿Alfredo?, corrigiendo la falla técnica. Dice John J. Junieles que dijo Manuel Puig: Yo fui al cine y allí encontré una realidad que me gustó. Hubo un momento, no sé cómo sucedió, en que yo decidí que la realidad era esa ficción, y que la realidad del pueblo era una película de clase B que yo me había metido a ver por equivocación. Dedicar imágenes Y como me he pasado la mitad de la vida viendo cine y la otra añorando ver más películas, estoy convencida de que la vida debería ser como en el cine. Por eso me sorprendo en ocasiones dedicando imágenes antes que versos o canciones. Porque, qué es una dedicatoria si no entregar un pedacito de vida, ofrecer, obsequiar una parte del ser. Y una no va por el mundo regalando de buenas a primeras su vida. Se dice que los versos predilectos son en el fondo aquellos que deseamos haber escrito. Por eso se citan, se parafrasean, se dedican. En consecuencia: vale decir que las escenas preferidas de una película, son sin duda, las que hubiésemos querido vivir. Y es aquí donde la vida puede ser como en la pantalla gigante. Si yo evoco con sublime alegría el instante preciso en que Alfredo y Totó calman el hambre de ficciones a cientos de cinéfilos del Cinema Paradiso, ese momento único en que hay un mitin que clama por llorar, reír, rabiar, desilusionarse, enamorarse, si yo evoco esa bella imagen y luego la dedico, sin duda debo estar convencida de que los relatos son la sal del mundo y de que la palabra narrada debe estar al alcance de todos. Creo con hondura que somos lo que leemos y lo que vemos en el cine. Por eso tengo por cierto que hay que enamorar con franqueza, pero con suma ternura como lo hace Guido, en La vida es bella: ¿a qué mujer no hace plena que cada mañana le digan: “Buon giorno, principessa!” y que el día sea sólo un pretexto para la risa, a pesar del cerco cotidiano que funda el dolor? O enamorar con creatividad, a punta de obsequiar campos repletos de girasoles, como hizo Edward Bloom en El gran pez. O hacer del amor una aventura tierna y libre en rituales cotidianos como los vividos por Karen y Denys en la inolvidable África mía. Vivir como en el cine: con la templanza del rojo maestro Gregorio y la lealtad de Moncho en plena Guerra Civil. Con la tolerancia de Antonia cuya casa no tenía puertas pues a ella entraban todos y todas sin restricción de creencia o tendencia sexual. Con el orgullo gay de Horst que portó sin miedo el nefasto triángulo rosa que los nazis asignaron a los “torcidos” en los campos de concentración en el filme Bent. Con la esperanza de los Joad quienes en Las uvas de la ira reivindican el derecho de los campesinos a trabajar la tierra en medio de la década inmisericorde de la Gran Depresión estadounidense. O la dignidad del viejo violinista Plutarco quien en medio de la Guerra Sucia de México, no cede ante el chantaje militar y como un roble se dispone a morir de pie. Vivir como en el cine, hasta que caiga el telón y se acabe la música. ** Beatriz Vanegas Athías beatri12@yahoo.es Escritora colombiana (Majagual, Sucre, 1970). Premio Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia (1993) con el libro Abriendo las piernas a la carne, publicado por Editorial Lealon, de Medellín (1994). Premio Departamental de Poesía, Fondo Mixto de Sucre, con el libro Galería de perdedores, publicado por la misma editorial (2000). Finalista en el Tercer Concurso de Poesía Amorosa en Palma de Mallorca (2006). Cronista y reportera de los suplementos culturales de los diarios Vanguardia Liberal (http://www.vanguardia.com), El Meridiano de Sucre (http://www.elmeridianodesucre.com.co) y El Meridiano de Córdoba (http://www.elmeridianodecordoba.com.co). Trabajos poéticos suyos han sido publicados en antologías de poesía departamental y nacional y en las revistas El Túnel, de Montería, y Puesto de Combate (http://www.puestodecombate.com) de Bogotá. En 2006 publicó Los lugares comunes (poemas), con la Editorial Sic (http://www.siceditorial.com) de Bucaramanga. Coordina el Taller de Lectoescritura “Sara Malacara”, donde promociona la literatura infantil y juvenil, y es candidata a magíster en semiótica de la Universidad Industrial de Santander (http://www.uis.edu.co). Mantiene una bitácora personal en http://lasnochesdesaramalacara.blogspot.com. === Saliendo del sueño Víctor Montoya ================================ Anoche soné otra vez con el Tío. Lo vi clarito, acomodándose en su trono y vestido con su traje de luces. Estaba en compañía de un minero, quien masticaba hojas de coca y sorbía tragos de aguardiente. El Tío, cuyos ojos relampagueantes desprendían luz y fuego, lo miraba en silencio, mientras el minero, de rostro demacrado y voz pausada, le confesaba los sinsabores de su desgracia: —He cumplido cuarenta y cinco años y, como a ti te consta, tengo tres grados de silicosis, esa maldita enfermedad que los mineros cargamos en la espalda como quien carga el peso de la muerte. Nací en un pequeño pueblo de Oruro y estudié en la universidad hasta el golpe de Estado de 1971. Como era dirigente de la federación universitaria, identificado con los ideales de la izquierda, tuve que salir exiliado a Chile, durante el gobierno socialista de Salvador Allende. Cuando retorné clandestinamente al país, dispuesto a seguir mi lucha de resistencia contra la dictadura militar de Hugo Banzer, me trasladé al distrito minero de Siglo XX, donde los trabajadores estaban a la vanguardia de las luchas sociales. Aquí me reorganicé políticamente y aquí entré a trabajar sin pensar dos veces. —¿O sea que entraste a la mina más por hacer un trabajo político que por ganar dinero? —preguntó el Tío. —Sí —afirmó el minero—. Ingresé a trabajar a los 25 años de edad, como a ti te consta. Desde entonces desempeñé varios cargos en el sindicato, hasta que el gobierno decidió cerrar las minas por medio del Decreto Supremo 21060. —¿Y las cooperativas? ¿Qué ha sido de las cooperativas? —indagó el Tío, con una chispa de curiosidad en los ojos. —Las cooperativas y los cooperativistas hemos hecho todo lo posible para sobrevivir, incluso nos largamos a la ciudad de La Paz en una marcha de protesta. Tomamos las calles entre gritos de pan y justicia, mientras hacíamos reventar cachorros de dinamita en medio de una selva de banderas y pancartas. “¡Vivan los mineros, carajo!”, gritaban unos. “¡Vivan!”, contestaban otros. Después nos concentramos en la Pérez Velasco, frente a la Catedral de San Francisco, entonamos el himno nacional y levantamos carpas con lo que teníamos a mano. —Así que marcharon hasta la sede de gobierno —dijo con el mismo gesto de quien, sabiéndolo todo, se hace el despistado. —Sí, era necesario para protestar contra el Decreto 21060 y llamar la atención de las autoridades, ya que nuestras cooperativas, que funcionaban sin dirección técnica ni seguridad laboral, seguían explotando las minas a fuerza de combo, pico, barreno y dinamita; en otras palabras, como a ti te consta, trabajábamos a la que te criaste, con una botellita de té para burlar la sed y una merienda pobre para burlar el hambre. El Tío, con el cuerpo erguido y el ademán solemne del amo que está penetrado de la importancia de su rango, no dijo nada y dejó que el minero continuara su relato: —Nuestra permanencia en La Paz no fue fácil. Por ejemplo, un compañero, que hacía tiempo no probaba una gota de alcohol por temor a despertar los viejos recuerdos que se le escondían en la memoria, se dejó vencer por la emoción de algunos y volvió a echarle un trago amargo de la botella. Luego alzó la voz y dijo: El gobierno no escucha nuestras demandas. Se ríe de nosotros y no mueve un dedo por mejorar nuestra situación. Si sobrevivimos es porque Dios es grande y porque el Tío está siempre con nosotros en las buenas y en las malas. Nuestras mujeres y guaguas están pasando hambre y nosotros trabajamos como los esclavos en la época de la colonia. No tenemos ayuda técnica, por eso mismo, una vez juntado el mineral en el interior de la mina y a falta de carros metaleros para recoger la carga, tenemos que acarrear nosotros en la espalda como los q’epiris (cargadores), en bolsas y aguayos que antes usaban nuestras mujeres para ir a la pulpería... —¿Y qué más? —preguntó ahíto de satisfacción el Tío, a poco de enterarse que un minero mentó su nombre en La Paz. —En eso nomás, otro minero, que estaba akullicando en silencio, cabizbajo, levantó la mirada y, a manera de corroborar lo que dijo su compañero, prosiguió entre lágrimas: El gobierno es una mierda. No le importa nuestra suerte. Nosotros nomás nos las arreglamos como sea, a pesar de los bajos precios del mineral y el rápido agotamiento de las vetas. Para el gobierno, en cambio, es una ventaja porque recibe un porcentaje de los ingresos de las cooperativas sin gastar nada. Además, el gobierno no tiene ya que enfrentarse a los combativos sindicatos mineros, que también parecen haber sido “relocalizados”... El Tío lo escuchaba atento, como preocupado por su propio destino, mientras en las chispas de su mirada se reflejaban las llamas del infierno. —...Lo peor es que no conseguimos nada. El gobierno no nos tiró ni pelota y tuvimos que retornar a nuestros distritos con más hambre y las manos vacías. Desde aquella marcha de protesta han pasado algunos años y... —¿Y qué? Todo se fue al carojo, ¿verdad? —se adelantó el soberano de los socavones. El minero, con la precisión y prontitud de quien está seguro de lo que dice, contestó: —Sí, todo se fue al carajo. De las cooperativas no ha quedado nada, salvo el triste recuerdo de varios compañeros muertos y varias familias abandonadas a su maldita suerte. No podía ser de otro modo, en algunas cooperativas trabajaban apenas entre veinte y treinta obreros, rescatando las casiteritas sin tecnología apropiada ni seguridad laboral. La quiebra se dio por el desinterés del gobierno y la baja de las reservas mineras. Luego vinieron las dificultades y la desesperación, y los cooperativistas, como afectados por un ciclón de brujería, fueron desapareciendo del campamento uno por uno. El Tío, como si no hubiese escuchado bien las palabras de su interlocutor, cambió la expresión de su rostro, hizo chisporrotear los ojos y dijo: —¿Quieres decir que el fin del ciclo de la minería en Bolivia se debe a la caída mundial de los precios del estaño? —No sólo a eso —aclaró el minero. Se puso el gollete de la botella en la boca. Sorbió tragos de aguardiente y prosiguió—. La política neoliberal del gobierno estaba también encaminada a liquidar los sindicatos, pues a treinta y tres años de la Revolución Nacionalista, el mismo presidente Víctor Paz Estenssoro, quien nacionalizó las minas y creó la Comibol (Corporación Minera de Bolivia), cerró las minas como si la revolución se hubiese vuelto contra los mismos trabajadores que la hicieron en 1952. Una vez aprobado el Decreto 21060, miles de mineros fueron echados a la calle como perros sin dueño. Los más viejos se marcharon a las ciudades en calidad de “relocalizados” y los más jóvenes, para salvarse de la miseria, se fueron a “colonizar” las tierras en el Chapare, donde casi todos se dedicaron a cultivar la hoja de coca, que el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, por mandato de los yanquis, quiso erradicar con la ayuda de las tropas militares... —No entiendo cómo los mineros, siendo una clase de hombres luchadores, han permitido que el mono Paz Estenssoro cierre las minas y despida a tanta gente —dijo el Tío, atravesando con la luz de su mirada las penumbras de la galería. —Eso mismo me pregunto yo —repuso el minero—. La clase trabajadora nunca se rindió ante el poder de la “bota militar”, aunque le costó mucha sangre defenderse, sobre todo, en tiempos de masacres rojas y masacres blancas. Ahora las cosas han cambiado de la noche a la mañana y, lo que es peor, los dólares del norte pueden más que la conciencia de clase. Ya no queda nadie para mantener en alto las banderas que los mineros levantamos en años de peleas y sacrificios. El Tío, consciente de que estaba quedando solo en el laberinto de las galerías, sin que nadie le rinda pleitesía ni le tribute hojas de coca, k’uyunas (cigarrillos) ni quemapecho (aguardiente), no quiso creer en lo que escuchaba, porque temía que la montaña, hecha una coladera tras tantos años de haber sido explotada por arriba y por abajo, se derrumbara como un castillo de naipes, dando fin con su propia vida. Mas como tenía las esperanzas de compartir los milagros de la Pachamama, que es más poderosa que todos los gobiernos juntos, se cargó de coraje y dijo: —Sé que me quedaré solo en el laberinto de estas galerías, que volveré a ser roca de la roca y polvo del polvo, pero me pregunto qué pasará con los campamentos y las poblaciones mineras. —En las minas de Uncía, donde se organizó el primer sindicato y se dio la primera masacre minera en 1923, no han quedado más que los desechos del campamento Miraflores y las ruinas de la antigua fortaleza del “Barón del Estaño”, don Simón I. Patiño. Lo mismo está ocurriendo en Siglo XX, donde se organizó no sólo una de las industrias mineras más prósperas del mundo, sino también uno de los movimientos sindicales que más influyeron en el pensamiento político de los gobernantes de turno. En la Plaza del Minero, donde está el famoso Sindicato de Trabajadores, flanqueado por el monumento al minero, la estatua de Federico Escobar y el busto de César Lora, ya no toca la sirena convocando a la huelga ni se escuchan los discursos incendiarios de los dirigentes en medio de las explosiones de dinamita. La plaza ha sido ocupada por los comerciantes y en la sede del sindicato se venden pollos ahumados. Ahora comprendo mejor que todo lo que un día tiene un principio, otro día está condenado a tener un final, aparte de que en la vida hay cosas que nunca se llegan a saber sino después de la muerte... El Tío, que a veces tenía en la mente y la punta de la lengua las soluciones a los problemas habidos y por haber, se reacomodó en su trono y dijo con voz queda: —Pero ahora que se cerraron las minas y el gobierno te ofreció una indemnización por tus años de trabajo, por qué no te vas de este infierno y te reintegras a la comunidad de tu pueblo. Allí podrías emprender un negocio y rehacer tu vida, incluso volverías a casarte con una mujer más joven y hasta volverías a tener hijos... —No, yo no me largo del campamento minero —dijo el minero, con la convicción cargada en sus palabras—. Aquí llegué para hacer trabajo político, aquí me quedaré y aquí dejaré mis huesos... Cuando desperté del sueño, como saliendo de un socavón de angustias, pensé que tanto el Tío como el minero, que vivían en una suerte de simbiosis, eran los únicos testigos de la explotación de los yacimientos de estaño en la cordillera andina, donde unos pocos, desde la época de la colonia, ganaron lo que vale un Potosí, mientras otros perdieron la vida a cuatro mil metros sobre el nivel de la miseria. ** Víctor Montoya montoya@tyreso.mail.telia.com Escritor, periodista cultural y pedagogo boliviano (La Paz, 1958). Perseguido, torturado y encarcelado durante la dictadura militar de Hugo Banzer, fue liberado en 1977, después de haber pasado por las prisiones de mayor seguridad de San Pedro y Viacha, por una campaña de Amnistía Internacional. En prisión escribió su testimonio Huelga y represión. Se exilió en Suecia. Es autor de Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002) y Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003) Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Ha recibido premios y becas literarias y tiene textos traducidos y publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para diversas publicaciones en América Latina y Europa. === Centenario de Hergé: el padre de Tintín Juan Franco Crespo ======= Cuando nos referimos a la literatura de viajes, estamos pensando en las guías que la persona que proyecta una salida, suele consultar; sin embargo, muy pocos echan mano de esa literatura de y para los más jóvenes que les abren el camino al viaje más maravilloso que ser humano pueda realizar: el de la imaginación. Lamentablemente no sólo ha sido ignorada por los más cultos, sino que ha sido arrinconada e, incluso, vilipendiada por los críticos (sabios ellos) que pretenden (ex cátedra) que el lector se forme por generación espontánea. ¿Cuántos de los que nos leen no pasaron sus años de infancia y juventud por nuestros clásicos “cuentos o tebeos” (perdón: hoy decimos cómics) que les abrieron el camino a esas otras realidades, otros mundos, otras gentes..? Nunca olvidaré ese salto a mis nueve años cuando, atraído por las aventuras del Capitán Trueno y el Jabato, me adentré en una de las obras más maravillosas que leí en toda mi vida: Un viaje a la India y Ceilán de Rudyard Kipling, casi medio siglo de aquella lectura iniciática. Hay autores que a pesar de los años, siguen siendo vigentes en este género. Tal vez sin los relatos de Hans Christian Andersen, los Hermanos Grimm, las fábulas de Esopo y un largo etcétera que nos llevaron a otros autores y otros mundos; donde Julio Verne, Salgari, Defoe, Twain o Stevenson nos harían soñar con historias que, a lo sumo, nos ofrecían alguna que otra imagen en blanco y negro, pero nos hacían “viajar imaginariamente” con aquellas narraciones que dejaban ir nuestra mente a mundos que difícilmente los medios de nuestro tiempo nos pueden hacer interiorizar con tanta riqueza de matices: quizás porque lo más maravilloso del ser humano, es su mente. No es extraño que fuesen apareciendo autores clásicos en los tebeos, aunque muy pocos han llegado a gozar del predicamento y el éxito del belga Hergé. Los tebeos conformaron una nueva manera de presentar el mundo, sobre todo para los más pequeños, aunque la industria también produce hoy tebeos (cómics o mangas) para el personal adulto. Hay tebeos tan excelentemente realizados que, en ocasiones, mejoran los textos literarios de determinadas historias, incluso forman mejor a los niños y jóvenes que las mejores fotografías y libros de texto, quizás porque desde sus páginas, cada uno deja volar su mente y monta su propio “imaginario”. Hergé toma su nombre artístico de las iniciales de su nombre y apellido, pero invertido: Georges Remi = Hergé. Nació el 22 de mayo de 1907 en el barrio de Etterbeek (Bruselas) en el seno de una familia francófona de hondas raíces católicas; su padre era empleado de comercio y su madre ama de casa (cinco años después nació su hermano Paul). Su educación la realizó en una escuela católica y pronto destacó en el dibujo que empleaba para ilustrar los márgenes de sus cuadernos escolares; como tantos jóvenes de la época, se integraría en el movimiento scout (el aniversario se celebró en 2007 y las emisiones Europa conmemoran ese evento) que fundara lord Baden Powell. Su paso por el mundo scout, con el que realizó campamentos en Austria, España, Italia y Suiza, acaba marcando su vida; en la publicación del grupo fue donde aparecieron sus primeros dibujos, tenía 17 años y ya en Le Boy Scout Belge, donde publicó su primera historieta, Totor, jefe de patrulla de los abejorros (1926-1930), firmó como Hergé, nombre artístico que mantuvo hasta que el cáncer nos los arrebatara. En 1925 entra en Le Vingtième Siècle (Siglo XX), que dirigía el abad Norbert Wallez, quien (como el propio dibujante reconoció) será el gran mentor de su carrera. El abad le sugirió la creación de la tira cómica para el suplemento infantil del famoso diario francófono, conservador y de tradición católica (¡qué lejos quedan esos tiempos en donde podías acercarte a un quiosco y saber qué orientación tenía una publicación!) y pronto apareció la primera aventura del famoso e intrépido reportero Tintín en Le Petit Vingtième (suplemento infantil dominical) el 10 de enero de 1929. Ese mismo año vio la luz el primer libro del famoso Tintín: El país de los soviets, duramente atacado por la izquierda europea que prácticamente lo ignoró (cuando no lo boicoteó) durante décadas. ¡La falta de libertad viene de lejos! Aunque no sea precisamente el mejor, sí era el inicio de un formato que se iría consolidando con el tiempo y aquella primigenia aventura en la Unión Soviética fue dando paso a materiales de gran interés no sólo literario, sino sociológico, arquitectónico, costumbrista o vanguardista en una sociedad en constante mutación. Hergé se fue dotando de una ingente cantidad de libros e imágenes que, con su desaparición, pasaron a ser buscados por historiadores y curiosos que rastrean el universo en que se inspiró este belga universal. La prensa fue una fuente constante de suministro de fotografías que archivaba y, en muchos casos, le servían de modelo para sus exitosas historias que gozaron de una inmediatez y un realismo que los medios de comunicación de la época no siempre llevaron a sus respectivos mercados. El segundo libro llegaría en 1930: Tintín en el Congo (que, salvo error, creemos fue la primera de las historias de Tintín en un sello de correos), algo que podríamos llamar lógico puesto que en aquella época el Congo era una colonia belga. El abad quería divulgar en sus páginas la labor misional en África (años más tarde llegarían esas interminables arengas contra las metrópolis; tras la II Guerra Mundial, los clásicos bloques y sus influencias, luego la descolonización; ahora tenemos el constante, y sangrante, trasvase de africanos en esta nueva era globalizadora de esclavitud económica que no deja de cebarse en las gentes del continente negro, aunque las cosas se quieran disfrazar con mil y un adjetivos). Por supuesto, nada de lo que sucedía en aquella peculiar y personal finca del rey Leopoldo se dejaba entrever en la historia que hoy podríamos decir fue hecha por encargo de la empresa en la que trabajaba. La religión, en cierta medida, le alimentaba, no sólo de manera directa, sino intelectualmente; no pocas de sus historias tienen como trasfondo un eje religioso. Podría ser el caso de una de sus más famosas obras: El loto azul (1934). Su gestación hay que buscarla en una carta del padre Gassot que, desde la bella Lovaina, escribió sugiriéndole una aventura en aquel lejano y desconocido país oriental, le puso en contacto con un joven chino que estudiaba Bellas Artes en Bruselas, desde otra perspectiva, una historia propia de las novelas de espías y los mundos antagónicos instituidos en el célebre período de la guerra fría. Tchang Tchong Jen regresa a China, el triunfo del Ejército Rojo liderado por Mao, los cambios políticos, etc., hacen que pierdan el contacto durante un largo período. Gracias a la tenacidad de Hergé y el mundo diplomático, de una u otra manera, hicieron que ambos amigos se volvieran a encontrar en una época totalmente diferente a la que se habían conocido (fue por este personaje por el que Tintín derramó algunas lágrimas en toda su historia de audaz e intrépido aventurero). Durante la II Guerra Mundial publicó en Le Soir (1940), tras finalizar la contienda se le prohíbe publicar bajo la acusación de colaboración con el enemigo. En 1946 Raymond Leblanc le plantea fundar Tintín y cuatro años más tarde nacen los Estudios Hergé. Hergé muere el 3 de marzo de 1983; en su testamento estableció que nadie siguiera su obra, de tal forma que Tintín deja de ser un héroe en constante renovación y pasa a la esfera de la “mitología” en el más amplio sentido de la palabra. Hergé y su obra saltan al nivel del personaje de culto, de estudio, de encumbramiento, que para sí quisieran los llamados escritores de literatura (con mayúsculas). El año del centenario ¡qué duda cabe!, fue el año de más éxito de su figura y su obra. Exposiciones de todo tipo, homenajes póstumos y aumento de la Tintín-manía hasta cotas insospechadas, y es que el intrépido reportero y sus inseparables compañeros de aventuras han dejado el mundo de la literatura infantil y juvenil para convertirse, por méritos propios, en una literatura de viajes con una gran carga de realidad y perfección gracias a las técnicas de la moderna impresión y al éxito de la BD (banda diseñada o tiras cómicas), que tienen en el pequeño país un centro de culto de primer orden. También es tradicional el célebre festival de Angulema (Francia), que proyecta el fascinante mundo de los cuentos al resto del orbe gracias a esa visión comercial que caracteriza la francofonía en donde sus medios de comunicación, sobre todo oficiales, no dejan de informar sobre este tipo de literatura, especialmente en las transmisiones radiales en onda corta (aunque cada vez es un mundo que está en retirada por la falta de visión de los políticos de nuestro tiempo). En total se realizaron veinticuatro álbumes que vieron la luz entre 1929 y 1986, el último había quedado sin finalizar cuando falleció su creador en 1983. Hubo adaptaciones cinematográficas (Tintín y el misterio del toisón de oro, Tintín y las naranjas azules), se desarrollaron partiendo de guiones originales y no de los álbumes, no intervino tampoco su autor. Para la televisión sí se adoptaron los tebeos de Tintín con la única excepción de Tintín y el lago de los tiburones. Está por ver si, finalmente, Spielberg le hinca el diente al personaje para llevarlo a la gran pantalla, dispone de los derechos cinematográficos desde 1983 pero aún no hay datos ciertos sobre esta ambiciosa historia llevada al celuloide por el norteamericano, las últimas noticias informan que El secreto del unicornio podría estrenarse en el 2010, ahora se están negociando los márgenes comerciales que se esperan cuantiosos con la memorabilia de Tintín, el intrépido viajero y el resto de personajes habituales en las historietas de Hergé. Hergé participó asimismo en la creación teatral con dos obras presentadas en Bruselas (1941 y 1941/42): Tintín en la India y La desaparición de Mr. Boullock. A finales de los setenta y ochenta también se realizaron en Londres (1976/77 y 1980). En el XXI de nuevo hubo representaciones teatrales en Bélgica: Las siete bolas de cristal y El templo del Sol (15/9/2001, Teatro Municipal de Amberes). Para el año del centenario estaba programada Tintín en el Tíbet, que se había representado en Londres en diciembre de 2005 y enero de 2006. No todos los álbumes son idénticos; hubo pequeñas variantes según los idiomas. La traducción española fue encargada a Editorial Juventud y la realizó Concepción Zendrera (hija del propietario de la editorial barcelonesa), los célebres Dupond se convirtieron para nosotros en Hernández y Fernández, o el caso de Tryphon Tournesol, aquí bautizado como Silvestre Tornasol. En el primer congreso del cómic de Nueva York (1972) se le concedió a Hergé el primer premio al conjunto de su obra; a partir de ahí los honores y reconocimientos llegarían de manera regular. En 1976 fue inaugurada una bella escultura de Tintín y Milú en el parque de Wolvendael (Uccle, Bruselas). En 1982 la Sociedad Belga de Astronomía bautizó con su nombre artístico el planeta descubierto por Silvain Arond en 1953. Tintín se ha publicado en 60 idiomas, se calcula que su viuda Fanny Rodwell (segunda esposa con la que se casó en 1977) ingresa, por derechos de autor, cerca de veinte millones de euros anuales, una fortuna que le proporciona el éxito planetario de sus álbumes de los que van vendidos más de 300 millones de ejemplares. Año Título España ============================================== 1929 Tintín en el país de los Soviets 1930 Tintín en el Congo 1968 1932 Tintín en América 1968 1934 Los cigarros del faraón 1964 1935 El loto azul 1965 1937 La oreja rota 1965 1938 La isla negra 1961 1939 El cetro de Ottokar 1958 1941 El cangrejo de las pinzas de oro 1963 1942 La estrella misteriosa 1960 1943 El secreto del unicornio 1959 1944 El tesoro de Rackhan el Rojo 1960 1948 Las siete bolas de cristal 1966 1949 El templo del Sol 1966 1950 Tintín en el país del oro negro 1962 1953 Objetivo: la Luna 1958 1953 Aterrizaje en la Luna 1959 1956 El asunto Tornasol 1961 1958 Stock de coque 1962 1960 Tintín en el Tibet 1972 1963 Las joyas de Castafiore 1964 1968 Vuelo 714 para Sidney 1969 1976 Tintín y los pícaros 1986 Tintín y el Arte-Alfa La versión española corresponde a Editorial Juventud, aunque ya en 1952 la propia Editorial Casterman hizo su edición; en 2001 entró en conflicto con la editorial barcelonesa al romper la exclusiva y editar en nuestro idioma directamente en Bruselas. Los conflictos no están solucionados y al parecer se planteaban desde Moulinsart romper también con la susodicha Casterman: las ganancias son tan cuantiosas que todo el mundo aspira a esa porción tan apetitosa de pastel. Tintín en la filatelia La primera emisión apareció en los años setenta, le siguieron otros sellos en Bélgica, Congo, Francia, Holanda, etc. Por supuesto, podrían haber sido muchos más, pero Tintín no deja de ser una marca comercial y sus propietarios preservaron su patrimonio: no concedieron facilidades para inmortalizar su obra en el mundo postal. A lo sumo las editoriales en los respectivos países emplearon su imagen para realizar franqueos mecánicos y sobres entero postales que, en algunos casos, son sumamente buscados por los especialistas en este incansable viajero del siglo XX. En muchos casos las piezas que escaparon a la destrucción son pocas y su rareza aumenta a medida que los aficionados al legado o Tintín-manía aumentan. El año del centenario, al momento de dar por cerrado el trabajo, teníamos conocimiento de las emisiones realizadas por tres administraciones postales: Bélgica, 25 sellos (uno por álbum y en el centro de la hoja —Nº 13—, uno dedicado al dibujante con su foto; cada sello recoge una portada de un álbum de manera cronológica, la que corresponde al español es El templo del Sol —Nº 15—), Francia, seis sellos, y Suiza, dos tarjetas entero postales. Por supuesto, donde tendremos que buscar más material sobre Hergé es en Bélgica, que tradicionalmente ofrece emisiones con personajes de los cómics (BD) en su serie anual dedicada a la Filatelia para la Juventud. En el 2004 se lanzaron cinco efectos inspirados en Tintín en la Luna. Ahí encontraremos algunas cositas más sobre este sagaz viajero; también en los entero postales belgas y en la marcofilia que lo inmortalizó en varias ocasiones. Por supuesto, se suceden las exposiciones en diferentes países y eso debe ser tenido en cuenta por los aficionados puesto que podrían aparecer piezas de los patrocinadores de esas muestras susceptibles de ser tenidas en cuenta por los filatélicos que siguen a este viajero incansable. Creo recordar que años atrás apareció también una tarjeta entero postal mostrando una vista parcial del gigantesco mural instalado en la estación del metro de Stockel, en el mismo aparecen Tintín y los principales personajes de sus historietas. Los sellos realizados por Bélgica, Francia y Suiza fueron diseñados por Moulinsart-Hergé (que ostentan los derechos de su legado). Los franceses confeccionaron seis valores que aparecieron en dos versiones: hojas de cincuenta ejemplares con cada personaje y una hojita bloque con los seis, vendida con una sobretasa de 1,76€ a favor de la Cruz Roja Francesa (5€ la hojita), en ambos casos dedicados a Tintín y Milú, Tornasol, Capitán Haddock, los Dupond, la cantante de ópera Bianca Castafiore y el amigo chino Tchang. Las tarjetas de Suiza fueron vendidas a 1,50 francos ejemplar y muestran la entrada de dos hoteles suizos y la llegada de Tintín. En la obra inconclusa de Tintín y el Arte-Alfa, esencialmente dedicada al mundo de la pintura moderna, incluía una referencia al genial pintor Salvador Dalí, una de las pocas concesiones que hizo a España en sus historietas. La última noticia sobre nuestro personaje es la emisión de los Ferrocarriles Belgas (unos de los pocos que aún utilizan sellos de correo para el transporte de la paquetería), se trata de un ejemplar de 8,50€ en HB (también hay edición especial de 4.200 ejemplares numerados y, evidentemente con un buen sobreprecio, prácticamente el doble de su facial) y la tarjeta postal. En esta emisión hubo tres matasellos especiales empleados en otras tantas ciudades belgas, en todos la misma imagen: Tintín asomado a la ventana del tren. El museo monográfico, de casi 4.000 metros cuadrados, abrió sus puertas el 2 de junio de 2009 en Lovaina y se espera una visita anual de más de 200.000 personas. El coste de la instalación ha sido de 17 millones de euros que ha sufragado la fundación que mantiene viva la memoria del gran creador del personaje, Georges Prosper Remi (1907-1983), los visitantes podrán comprender con mayor objetividad las aventuras y el carácter del personaje que forma parte de la iconografía universal pero, sobre todo, para los niños, sus más fieles lectores, que cada año consumen un promedio de dos millones de ejemplares del inconfundible reportero. Tintín, en fin, es un personaje plenamente consolidado y popular, basta con darse una vuelta por la web y encontraremos centenares de entradas, buscando “Tintín” tendremos infinidad de material. Si queremos adentrarnos en su obra, valgan estas páginas para los más impacientes: • www.editorialjuventud.es (detalles de las ediciones, biografía, personajes, etc.). • www.free-tintin.net (una de las primeras, lamentablemente presionaron los propietarios). • www.intertintin.com (ídem, nivel mundial). • www.tintin.cat (página de los aficionados catalanes). • www.tintin.com (página oficial). • www.tintinaire.com (coleccionismo y memorabilia). • www.post.be (para los sellos de Bélgica). • www.laposte.fr (ídem, Francia). • www.post.ch (ídem, Suiza). ** Juan Franco Crespo lacandon999@yahoo.es Docente e investigador español (Alhama de Granada, 1953). Profesor de primaria, licenciado en geografía y estudios de doctorado en historia de América. Ha colaborado regularmente desde los años 70 con publicaciones especializadas del mundo de las comunicaciones, como WRTH (Dinamarca), DSWC (Dinamarca), Radio Nuevo Mundo (Tokio, Japón), y otras de Argentina, Uruguay, Perú, México, Estados Unidos y España, entre otros países. Durante varios años también colaboró en el mundo de la radio con diferentes emisoras internacionales. Actualmente algunos de sus trabajos son radiados para América Latina a través del espacio Frecuencia RM, en la emisora La Voz de Rusia. Colabora regularmente con Madrid Filatélico, El Eco Filatélico y Crónica Filatélica y mantiene una sección, sobre filatelia alusiva a literatura infantil y juvenil, en la revista Educación y Biblioteca, así como en las publicaciones electrónicas OpusMúsica (http://www.opusmusica.com) y Naturaleza Educativa (http://www.natureduca.com). === La letra y el garabato ================================================ === De nuevo usted, don Mario Alejandro José López Cáceres =========== El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti Mario Vargas Llosa Editorial Alfaguara Madrid, 2008 248 páginas Me dio por entrar a una de esas gigantescas librerías madrileñas —de las llamadas grandes superficies— y me ocurrió algo extravagante: por primera y única vez en mi vida sentí deseos de ser un hombre rico. Mi instinto de bebé glotón afloró con ímpetu voraz, tanto que llegó a asustarme. Sí, don Mario, quería llevarme todos aquellos títulos fascinantes a casa. También me apetecía hablar con Dios, o con cualquiera de sus equivalentes, para solicitar que se me concedieran siete vidas más; es decir, el tiempo que, según calculé, me tomaría darme por completo aquel festín literario. Transcurridas las primeras cinco horas de mi caótica francachela, ebrio de felicidad, saltando de un volumen a otro, yendo de capítulos intermedios a iniciaciones de libros disímiles, circulando de una época a otra, traspasando géneros, autores, temas y naciones, vine a parar en la sección de crítica. Me detuve en una de las innumerables carátulas que había allí, en la cual distinguí su nombre. Leí el título: El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti. Entonces recordé que, hace un par de décadas, cuando ya me había enamorado irredimiblemente de Emma Bovary, un libro suyo me enseñó aspectos extraordinarios que yo ni siquiera había advertido en la novela de Flaubert y, con ello, mi devoción hacia esta obra maestra se acrecentó. Otro tanto le ha sucedido, en tiempos más recientes, a todo el que se apasiona con Víctor Hugo: usted, don Mario, le ayuda a desentrañar las fibras más profundas que rigen esa escritura; usted le muestra en qué consiste aquella tentación de lo imposible. Pero además de inteligencia y conocimiento, hay en su trabajo crítico un rasgo definitivo: la generosidad. En 1971, una época en la cual muchos discutían quién era el más grande novelista latinoamericano, si García Márquez o Vargas Llosa, usted, don Mario, le dedicó un estudio inolvidable a Gabo: el mejor que se había escrito sobre él hasta ese momento —tal vez lo siga siendo. Ahora, con el libro en que se ocupa de Onetti, sobreviene algo semejante. Y esta es la culminación de un bello gesto suyo, muy anterior. Me refiero a lo ocurrido con el Premio Rómulo Gallegos en 1967, cuando se supo que el maestro uruguayo había resultado finalista y Vargas Llosa, ganador. En su discurso de recibimiento, tuvo usted la nobleza de decir que “otros escritores latinoamericanos con más obra y más méritos que yo, hubieron debido recibir (el premio) en mi lugar —pienso en el gran Onetti, por ejemplo, a quien América Latina no ha dado aún el reconocimiento que merece”. Pues bien, don Mario, comprenderá la enorme curiosidad que me despertó el título referido, el cual tomé entre mis manos y me llevé finalmente a casa. ¡Vaya banquete! Empezando por el exquisito ensayo inicial —en el que hace usted una de las más hermosas apologías a la ficción que he leído en mi vida—, donde recuerda una figura cara a su propio imaginario narrativo: el hablador. A continuación, nos pasea por el itinerario vital y creativo de Onetti, desde sus primeras obras maestras en el género cuentístico: Un sueño realizado (1941) y Bienvenido Bob (1944); pasando por la invención de la mítica Santa María, en La vida breve (1950); hasta sus magistrales novelas: El astillero (1961) y Juntacadáveres (1964); y su final: Cuando ya no importe (1993). Mucho es lo disfrutado y enorme lo aprendido, don Mario, como las tres grandes influencias del maestro uruguayo y qué atributos en cada caso: Faulkner (la invención de un mundo mítico), Borges (los tránsitos recurrentes entre realidad y ficción), Céline (el estilo crapuloso y la cosmovisión oscura). En fin, usted nos muestra la grandeza de Onetti pero también sus excesos, como ciertos momentos de frondosidad retórica o algunos en que se abusa de la información implicada. Bien sé que nunca me serán concedidas las siete vidas que hubiera requerido; con todo, ésta tiene sus compensaciones, incluso para un bibliófilo desahuciado. Por ejemplo, encontrarse con mentores capaces de incrementar ad infinitum el deleite de una obra o de un autor, con críticos que sean a un tiempo agudos, amenos y generosos. Como Ortega y Gasset, Harold Bloom, Ángel Rama, George Steiner, Jorge Luis Borges, Martín de Riquer. O como usted, don Mario. ** Alejandro José López Cáceres alejolopz@hotmail.com Escritor y realizador audiovisual colombiano (Tuluá, 1969). Ha publicado los libros Tierra posible (crónicas, 1999), Entre la pluma y la pantalla: reflexiones sobre literatura, cine y periodismo (ensayos, 2003), y Dalí violeta (cuentos, 2005). Reside en Cali, donde dirige la Escuela de Estudios Literarios (http://estudiosliterarios.univalle.edu.co) de la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). === Tres caballos o la historia de un poeta sin destino =================== === Abraham Prudencio Sánchez ============================================= Tres caballos Erri de Luca Akal Literaria España, 1999 Tres años un seto, Tres setos un perro, Tres perros un caballo Tres caballos un hombre. Las historias que escribe De Luca aparentan simplicidad, tanto el lenguaje utilizado como la estructura estilística podrían denotar cierta facilidad; sin embargo, el contenido de sus historias es mucho más profundo, todas estas experiencias devienen de una larga reflexión. El lenguaje es simple y directo y el uso de las metáforas y el lenguaje poético determinan la riqueza del texto. La memoria es un pozo de recuerdos en el que las experiencias acumuladas de tantos años el día menos pensado salen a la luz para actualizar la vida del personaje. El recuerdo que pertenece al pasado está ligado con el presente; sin embargo, la peculiaridad del texto consiste en que todo ese pasado es como si se viviera en el presente, porque para el narrador-personaje el verbo en tiempo pasado simplemente no existe. Mediante la travesía de nuestro personaje por el mundo comprendemos que el ser humano es la suma de “causalidades” y que en muchos casos la “causalidad” determina la existencia de muchos de nosotros. El errante enamorado en su largo peregrinaje no sólo llega a entender la complejidad del ser humano sino que también descubre la posición correcta del mundo: el “sur” no debería estar abajo sino arriba, es el sombrero y no son los zapatos del mundo, este descubrimiento es de gran valor simbólico, es darse cuenta de que esta parte del mundo con sus fortalezas y debilidades aún no ha recibido el valor ni la importancia que merece. El personaje vive el momento a plenitud, por lo tanto sólo reconoce el tiempo (actual-presente), el reconocimiento sólo de este tiempo “presente” se debe a que el personaje está en constante movimiento, su presente también engloba su pasado, todos esos acontecimientos ocurridos en el ayer se relatan como si estuvieran ocurriendo en ese momento: estamos ante una suerte de actualización literaria. Cuando relata su historia lo hace en tiempo presente como reflejando que lo vivido no ha pasado, las heridas aún continúan abiertas a pesar del tiempo transcurrido. Ese hombre no tiene pasado, toda su vida es un presente. 1. Cuando el pasado se vive en el presente Nuestro personaje desde el inicio de la trama reactualiza su vida construyendo una historia que pertenece al pasado. Mediante su propia confesión nos enteramos que radicó durante 20 años en Argentina, algunos sucesos han marcado para siempre su vida, su presente le obliga a tener otro tipo de visión, ahora es un hombre diferente y la persona que alguna vez se enamoró de una joven argentina simplemente ya no existe, para el narrador personaje lo que se hizo en el pasado ya no importa, por ello trata, sin fortuna, de evitar que sus vivencias pasadas influyan en el presente. En su presente aún tiene recuerdos de su pasado como perseguido, reflexiona sobre la imposibilidad de sentirse libre por más de estar solo, se siente atemorizado. Se dirige hacia el “sur” pero no puede evitar sentirse acosado, sensación que se resume en la frase “pero el mundo me acosa y las estrellas son perros tras mis pasos”. Estamos ante el peregrinaje de un hombre cuya vida poética e incierta motiva a la reflexión. Mientras trata de tranquilizarse recuerda ese pasado brutal, Laila sólo lo escucha callada y temerosa sin poder comprender aún las vicisitudes de la existencia humana. Aunque no narra con lujo de detalles se deja entrever que Argentina está pasando por una etapa muy difícil, todos esos años cruentos se han plasmado en su ser, en su trasnochado rostro se podían distinguir las atrocidades de la guerra. Laila le confirma una gran verdad: “pero tu cara está llena de aquello”. Este personaje es consciente de que la guerra ha cambiado definitivamente su vida. Nuestro poeta errante, dada su experiencia va más allá del simple razonamiento, hemos aprendido muchas cosas, dice, pero no hemos aprendido a vernos el alma: “aprendimos el alfabeto, pero no sabemos leer los árboles”. Desde su particular visión dice que ha aprendido que las cosas grandes son en realidad más sencillas de lo que parecen. Dada su experiencia afirma que Europa es la antípoda de Argentina. En su nueva posada, junto a las plantas y los días, mira cómo el tiempo pasa lentamente. Recuerda los amores que tuvo a los 20 años, dentro de todos los recuerdos hay uno que lo llena de nostalgia, ese es el recuerdo de Dvora, lo dejó todo para irse con ella, Dvora es la mujer que cambió su vida. “Hay criaturas mutuamente destinadas que no llegan a conocerse nunca y se adaptan a amar a otra persona remendando la ausencia” (pág. 40). Después de la desaparición de Dvora sólo le queda esperar que la vida pase y la muerte se avecine callada. Revela el feliz día en que conoció a Dvora, fue en la montaña, un lugar alejado de la ciudad, en la pared de la Tofana di Rozes. Ella le demuestra que la vitalidad y la fortaleza pueden superar cualquier barrera. Él cree que ella es la chica asignada, a la que tanto ha estado esperando, la soledad le hace pensar que el amor existe, siente la proximidad del amor, “siente que su presencia se corporiza y le da la mano” (pág. 42). Anteriormente Dvora había viajado por Europa en premio por la obtención de un título, ya en la Argentina él sólo desea que su amor puro sea correspondido. 2. El pasado: el fantasma de la guerra y el recuerdo de un amor inolvidable Es la simplificación del primer amor, se ha enamorado a primera vista, el poder de encantamiento de Dvora es total, el narrador personaje se confiesa enamorado, le atrae su sensibilidad e inteligencia. Se nos presenta como una mujer idealizada y distante a la vez. Es una persona que ama la jardinería, con el tiempo ha llegado a conocer mucho sobre plantas, hay cosas de la naturaleza que no llega a entender del todo. Tiene la particularidad de pasar más tiempo con las plantas que con los hombres, debido a los años transcurridos ha llegado a comprender que la vida parte de cosas sencillas como de la contemplación a un árbol, su vida gira en torno a este medio, dada esta compenetración para él Laila será “un árbol precioso”. Comparte con Laila gran parte de su experiencia, ambos disfrutan el momento estando juntos, siente una sensación muy rara por esta mujer, dice sentirse “embobado” y ello le parece “hermoso” disfruta el momento y la conciencia de sentirse vivo lo hace feliz. Sabe que ella es más joven, y por momentos esa verdad lo perturba; sin embargo, Laila no se hace problemas, a medida que lo conoce se va enamorando de su manera de ser, los sentimientos puros alejan todo tipo de perjuicios, ella siente la dicha de sentirse niña otra vez. Nuestro poeta sin nombre recuerda constantemente lo sucedido en la guerra, estos instantes se reactualizan, cuenta lo sucedido hace muchos años como si estuviera sucediendo en ese momento. Relata el difícil momento en el que sólo tiene que huir, siente mucho miedo, la presencia de la muerte está más cerca que nunca, sabe que la situación es demasiado difícil; Argentina está en guerra, la mayoría de la los jóvenes han muerto, sólo pocos han logrado escapar al horror del conflicto. Es consciente que estuvo allí en la Argentina sólo por amor a una mujer cuando de pronto se presentó la guerra, la muerte ronda su vida a cada instante, es inevitable el clima de tensión y pesar. Su compañero de viaje había sido asesinado en un puesto de vigilancia, en ese momento sólo desea huir, él también se ve obligado a disparar, el horror se apodera de su persona, lucha por escapar de la muerte, su meta sólo es huir pero no sabe a dónde. Su vida errática, es una constante, en ese peregrinaje sólo le queda esperar, desea que algún día las cosas mejoren. Es la poética del hombre sin destino que, como un vagabundo, tiene que recorrer el mundo escapando del horror, cualquier salida es válida, huye sin saber por qué, siente que es muy tarde para actuar y él no tiene ninguna opción, por ello, cual hoja de otoño, se va como grumete de un buque irlandés, desde que se inició la guerra por seguridad andaba armado pero en ese momento se desase de todo, siente que ya no lo va a necesitar, en ese momento se percata de un detalle, del valor de la libertad “pues sin armas ya no pesa nada” (pág. 47). Lo único que sabe de la guerra interna que vive Argentina es que le ha quitado lo mejor que tenía, entre tantas cosas ha perdido la esperanza de continuar en ese país. “Tampoco pienso en la mujer amada, aquella que seguí hasta convertirme en un hombre más de su país”, Dvora lo fue todo para él, su vida inicia y termina con ella, es por Dvora que ha permanecido en la Argentina durante tanto tiempo y al perderla ya no tiene sentido seguir en ese lugar: “ahora sé que yace en el fondo del mar, después de que la arrojasen maniatada desde un helicóptero” (Pág. 47). Como se puede constatar Dvora ha sido asesinada de la peor manera, él no puede entender tanta maldad entre los hombres y por ello la vida pierde sentido para él. Nos narra este episodio sin ninguna muestra de nostalgia o melancolía. Parece ser fuerte y querer omitir aquello que le hace daño, pero el dolor lo ha convertido en una persona fría y calculadora. Nuestro poeta es un hombre maduro de 40 años y toda la experiencia vivida sólo es de desolación y muerte. Después de tanto sufrimiento sólo desea descansar. Sus compañeros de embarcación lo llaman “el muerto” porque todo el tiempo se lo pasa como si fuera uno, sólo quiere cerrar los ojos para olvidar el horror. En su nuevo peregrinaje se encuentra con hombres rudos, estos marineros han perdido el sentido de la vida. La existencia en ese lugar también le resulta bastante difícil, se come mal y se vive peor, en esa larga travesía sólo lee la Biblia, pero no lee por fe sino porque la historia que se cuenta le despierta mucho interés. Sólo la soledad y la reflexión lo acompañan a lo largo de la travesía que dura alrededor de un mes y medio, después de ese periplo, cuidándose de morir degollado, desembarca en Inglaterra. En su nuevo refugio hace lo que sea para sobrevivir. Está allí mucho tiempo varado, espera con paciencia que el tiempo pase tranquilamente, se produce el hecho crucial del encuentro consigo mismo, es en esas circunstancias difíciles cuando descubre que la naturaleza determina su temperamento, en esta isla “Soledad”, como siguiendo los pasos de Odiseo, permanece durante varios años. Esta experiencia le ayuda para encontrarse consigo mismo. Lo sucedido en Argentina lo ha cambiado para siempre, sabe lo que significa la persecución y la muerte. No puede evitar rememorar esos momentos; Laila es quien descubre el pasado tormentoso de un hombre aparentemente de vida pacífica. Ella sólo escucha y calla, dice que es una mujer que ha aprendido a escuchar, también ella tiene su propia historia, una historia de tropiezos y desolación. No sólo es una reflexión de su pasado sino también de lo que significa estar vivo en ese momento porque “el presente” es el único instante que importa, tanto el ayer como el mañana simplemente escapan a la comprensión del ser humano; sin embargo, aquellos sucesos lo han marcado para siempre, su rostro refleja toda esa etapa tormentosa. 3. La cotidianidad representada en la vida diaria La taberna es su segunda casa, aquí es donde almuerza y lee un poco, trae al presente del relato la historia que está narrando e incluye sin advertir las dos historias, se deleita con la cotidianidad de la vida. Estando en este apacible lugar conoce a Laila, una mujer extraña y enigmática, Laila es quien da el primer paso para establecer cierto contacto, es ella quien le plantea la posibilidad de verse y no le interesa su edad ni su pasado, él vive solo, no entiende el porqué de la repentina atracción hacia su persona, no puede comprender que, al igual que él, ella es una mujer con muchos secretos por descubrir. Aunque no quiere los recuerdos vividos en Argentina lo acosan una y otra vez, es imposible olvidar lo sucedido en ese país. Cuenta su vida rutinaria en la que la sencillez es una constante, es una persona que se fija en los más mínimos detalles. Tanto su vida como sus acciones están plasmadas de cotidianidad, él mismo se define como un simple jardinero, no puede entender que Laila, esa muchacha joven, se haya fijado en él siendo un simple jardinero pero a la vez ella tampoco puede entender cómo un hombre tan tierno le haya dejado entrar en su vida siendo ella una mujerzuela, nuestro poeta no le reprocha nada, la quiere como es. El narrador personaje parece no tener sentimientos, estando juntos en el lecho le dice que si continúa así va a terminar enamorándose pero él sabe que ello es mentira, un hombre que ha conocido la verdad y ha recorrido el mundo en un busca de un amor, estando a punto de morir, ya no puede enamorarse. Laila es la única persona con la que intercambia cierto tipo de sentimientos cercanos al amor, ella ha empezado a quererlo, el amor hace cambiar su manera de pensar, él no le hace ningún reproche pero ella le pide disculpas por su pasado y su presente pues en el fondo ella sólo quiere ser amada. Él sabe que las cosas sucedieron porque sí y no tiene derecho a juzgarla. El acto de reconocer su pasado y pedir disculpas es un acto valeroso que la redime y reconcilia con el mundo. Nuestro personaje en su rutina habitual conoce a un negro, este gentil hombre se gana la vida como albañil, en estas tierras civilizadas no puede entender por qué la gente se resiste a conversar con él, Selim manifiesta su deseo de querer dialogar pero los hombres no responden, la comunicación entre él y los otros simplemente no existe, su condición de extranjero y de persona de color lo estigmatiza, es víctima de la discriminación. Nuestro personaje lo entiende y trata de ayudarlo, sabe mejor que nadie el significado de la soledad. Laila se confiesa prostituta pero él la considera una princesa, ha dejado de ser la misma de antes. El sentimiento cercano al amor hace que él se sienta conmovido, la poesía se representa en esa mirada que emiten esos ojos claros. Mientras la vida transcurre a toda velocidad él se pasa junto a sus plantaciones mirando cómo pasa el tiempo, contempla con paciencia la naturaleza. Tiene una mirada analítica ante el mundo, cada acto y reflexión es un tratar de acercarse al mundo. 4. La vida en soledad y esperanza El personaje vive desde hace mucho tiempo solo, su única compañía es la de sus plantaciones y la lectura de libros viejos, es la única manera de enfrentar al mundo cruel, la soledad permanente en la que vive se manifiesta en cada uno de sus actos: “¿yo, un disecado vivo, diciendo de tu parte? ¿Y a quién? Si yo no tengo a nadie” (pág. 11). Por ello cuando Laila se muestra dispuesta a hacerle compañía él se muestra sorprendido. Una de sus principales actividades es la jardinería, trabajaba para un director de documentales, Mimmo, que a la sazón se ha convertido en su jefe. Recuerda su infancia en Calabria y la pobreza en que estaban sumidos en ese lugar, Mucha gente al igual que él salió de casa en busca de un mejor destino, pero Mimmo se había quedado y 20 años después se había convertido en un director de documentales, lo sucedido a Mimmo sólo puede ser interpretado como un caso fortuito. Este joven director le cuenta la historia de un hombre kurdo de 50 años, la policía lo sometió a un régimen de torturas por sospechas de agitación, sólo tenía una hoja escrita en inglés, es la historia de atropellos en un país controlado por el autoritarismo. A través de este personaje descubrimos verdades ocultas en un país marcado por la violencia. Le fascina descubrir mundos tan asombrosos como la ciudad de Odesa o su relación con la estrellas cuando se dirigía al sur. Dentro de su concepción cree que el amor es un largo abrazo en el que la pareja va despidiéndose. Reaparece Selim por las mimosas, este negro es muestra también de la pobreza pero sobre todo de la lealtad, a pesar de la vida amarga en tierras foráneas trata de vivir honradamente, su naturaleza sencilla le ayuda a valorar la vida, se admira de las enormes casas construidas con mucho sacrificio, Selim hace la diferencia: “nosotros construimos con agua del cielo” (pág. 51). Con el intento de seguir luchando por la vida, planea viajar a Sicilia para recoger tomates, este personaje sabe qué significa carecer de lo más elemental, es un hombre que intenta sobreponerse valientemente a las adversidades. En uno de sus tantos recuerdos rememora a María y la relación que tuvo con esta mujer, cree que ella lo odia por haberla dejado intempestivamente, él se alejó tal como llegó sin dejar huellas, pero su alejamiento se debió a un intento de salvarse, no tenía otra salida que salir huyendo de ese lugar, su vida estaba corriendo peligro. Junto a los marineros se adentran hacia el ecuador, estas personas que están fuera de todo contacto humano quieren divertirse a como dé lugar, es en esas circunstancias cuando se produce una rencilla, un viejo marinero intenta violar a un joven, nuestro personaje interviene y se produce un altercado. Este suceso muestra el embrutecimiento de los hombres de mar por el sexo. Nuestro personaje no tiene nombre ni pasado. Su vida es la reflexión. Laila es su única intermediaria con el mundo real, ella le abre nuevamente la posibilidad de creer en el amor. Ambos están juntos como una manera de enfrentar la soledad. La vida de ambos está hecha de pequeños retazos. A pesar de estar juntos se dan cuenta de que en esa continuidad también son distintos, Laila es el amor tardío, es la relación cotidiana de una pareja en la que se reflexiona acerca de la existencia del ser humano como tal. Esta mujer con su transparencia y sinceridad le devuelve las ganas de seguir luchando, el humilde jardinero, hechizado por la poesía y la naturaleza quiere encontrar en Laila lo que la dictadura argentina le arrebató. Gracias a Laila nos adentramos por caminos imposibles, cada historia narrada es una muestra de valentía y perseverancia. Otra de las personas desamparadas por el mundo es Selim, éste cuenta que ha sido víctima de un robo, la injusticia hace presa de él. Selim, ayudado por las cenizas, le revela a nuestro poeta que debe alejarse lo más pronto posible, un mal destino le espera si se queda allí; sin embargo, él ya no piensa moverse, ya está cansado de huir, el mundo es pequeño, no tiene a dónde ir. El que esté vivo es una prueba más de esa suma de casualidades, esta casualidad se plasma en el hecho de haberse salvado de morir una noche sólo por haber llegado tarde a una reunión. El recuerdo de todo lo sucedido en Argentina es un recuerdo que permanece en él a cada instante. En el incierto mundo de Laila nos enteramos de que ésta tiene una cuenta pendiente con un hombre que la quiere matar. Nuestro poeta sabe que ha caminado demasiado, a esas alturas de su vida sólo quiere descansar. A pesar de estar junto a Laila recuerda los momentos felices junto a Dvora; aún recuerda el día en que la perdió: “Y sólo un año hasta que llega aquel aciago día en el que la meten en un coche, y me la arrancan, y yo me quedo en la calle, doblado por el dolor y los sollozos, como un clavo torcido” (pág.75). El sólo logra salvarse gracias a su pasaporte italiano, es en ese momento cuando entra en guerra sin destino, huye de la dictadura argentina, tiene que ocultarse bien para no ser acribillado, a esas alturas sólo desea cerrar los ojos y esperar que todo termine. Sin embargo, pese a su esfuerzo es capturado: “Y estoy en el catre de la celda y ya no quedan guardias a la vista, y en otras celdas están gritando de hambre porque no comen ya desde hace días, y luego llega gente para abrir y ya todos parecen ser felices y yo no respiro, pero sé que la muerte me escupe a la cara una vez más” (pág. 82). Gracias a la ayuda del posadero logra levantar anclas, su destino nuevamente depende de la suerte y de la buena providencia, se percata de que toda huida es imposible, la gente sólo se libra de la persecución con la muerte. Es una consigna que él conoce más que nadie. Es en la posada cuando se da cuenta de que el mundo está invertido, lo que está arriba debe estar abajo y lo que está abajo debe estar arriba, la posición del mundo ha sido determinada a la fuerza y no por las leyes naturales de la lógica. Constata que el mundo está al revés, y a partir de este reconocimiento espera embarcarse hacia lo desconocido. Sólo sabe una cosa: que el pasado es de los escritores, el futuro de los adivinos y el presente es de la persona que lucha día a día sin esperar nada. Laila ha empezado a amar al jardinero; sin embargo, la idea de que otro hombre se inmiscuya en la relación lo atemoriza. Selim se siente totalmente agradecido, el jardinero fue el único que le prestó ayuda y como pago a esa sincera amistad él mismo se encarga de degollar a la persona que se entrometía en la relación de su amigo. Las cenizas que presagiaban un destino amargo ya no recaerán en el jardinero, Selim se encargó de limpiarle el camino, pero el jardinero a pesar de ese gesto bondadoso siente como si él lo hubiera degollado. “Mi segundo caballo yace muerto en la cocina oscura, entre tinieblas”. Aquí se desprende que la vida del hombre sólo dura tres caballos y nuestro jardinero ya lleva dos, siente que se aproxima a su destino final; sin embargo, aún le queda mucho amor. Lee con paciencia y espera sentado que el amor se aproxime. Es difícil imaginarnos una vida más dura que la del jardinero, nuestro narrador ha pasado por momentos muy difíciles, frente a un presente reflexivo se puede decir que su pasado ha estado lleno de dolor. A esas alturas de su vida se ha convencido de muchas mentiras, ya no espera nada de la vida. A través del tiempo su vida ha estado relacionada tanto al amor como la muerte. Su amada Dvora ha sido asesinada, a partir de ese momento su vida se convierte en un peregrinaje para salvar su vida y cuando quiere volver a creer en el amor nuevamente se enfrenta con la muerte. Se ve obligado a deshacerse de un hombre para que su relación con Laila se afiance aun más. Toda la estructura de esta novela-poema está narrada en primera persona, este hombre, así como en los textos que lee, sólo se siente un narrador que cuenta ciertas partes de su vida, nos relata el horror vivido en la Argentina de la dictadura militar, describe cómo la injusticia y la muerte se apoderan de la ciudad, una prueba de ello es el terrible final de Dvora. La guerra clandestina parece ser el único medio de conmemorar la muerte de su amada. Ya en su país después de haber vivido alrededor de dos décadas en la Argentina se da a la reflexión, en su presente más inmediato reactualiza el pasado, la historia que nos cuenta está llena de presente, no hay un solo verbo que remita al tiempo pasado. En su país natal intenta rehacer su vida, quiere curarse las heridas. Debido a su amplia experiencia todos sus actos están regidos por la sabiduría, la memoria es una fórmula eficaz para luchar contra el olvido, las cosas no pasan por gusto, al final todas ellas cobran sentido. Uno de los temas más importantes es el exilio y la lejanía. Este exilio voluntario se da impulsado por el amor pero una vez que se da la guerra interna se hace difícil su estancia en ese lugar, escapa de la muerte sólo por pura casualidad, si continúa vivo se debe a su buena suerte. El narrador vive apasionado con la naturaleza, su vida sencilla se asemeja a la metáfora de su vida, quiere tener nuevamente la oportunidad de amar y ser amado. En muchas de sus acciones pareciera no importarle el tiempo, sólo rueda por el mundo en busca de algo nuevo. Para nuestro personaje el mundo es un constante aprendizaje. A lo largo de la novela nos damos cuenta de que el personaje no busca más que el reencuentro consigo mismo, no tiene ninguna ambición, sólo quiere estar bien junto a sus plantas y libros viejos, la vida le ha tratado muy mal, tuvo que dejar a su familia para buscar un futuro mejor, en el camino se enamoró; sin embargo, la dictadura militar acabó con lo único que tenía, desde ese momento sólo vive su presente, es una persona que ha ido perdiendo gradualmente las cosas más amadas, las circunstancias siempre le han jugado una mala pasada pero no se resigna a perder, no se rinde tan fácilmente, lucha por seguir afrontando la adversidad. Si bien es cierto que en el camino ha ido perdiendo pero aún le queda un caballo, en esta última etapa es cuando intentará ser feliz. Al final de su larga travesía comprende que para ser feliz sólo es necesario el deseo de querer serlo, su vida es un ejemplo de que se puede llegar a la felicidad careciendo de todo lo material, su vínculo con la naturaleza le ayuda a comprenderse a sí mismo. Aunque la vida lo haya hecho pasar por malos momentos, nuestro poeta sigue enamorado porque después de todo está vivo, aún puede gozar del sol y de la naturaleza, aún puede recostarse bajo un árbol y leer un buen libro y seguir creyendo que la vida es un regalo muy valioso. En este breve texto De Luca nos entrega una muestra de sencillez y alta calidad poética. ** Abraham Prudencio Sánchez alan1411@hotmail.com Escritor peruano (Ancash, 1979). Es licenciado en literatura peruana y latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe). Ha publicado el libro de relatos La vida no vale nada (2005), la novela El día de mi suerte (2006) y el ensayo El Inca Atahualpa o historia de un héroe que nunca muere (2007) (texto premiado por el Consejo Superior de Investigación de la UNMSM). Ha traducido y prologado La bonne Chanson, del poeta francés Paul Verlaine. Actualmente sigue estudios de maestría en Lettres Modernes en la Université París 3 Sorbonne Nouvelle (http://www.univ-paris3.fr). === El hechizo de la plenitud Antonio Otero García-Tornel ============ A uno le gustan más las biografías tradicionales, al estilo de las de Ellmann, Peter Ackroyd, incluso el entrañable André Maurois, que esta mezcolanza en que consiste Vidas y muertes de Luis Martín Santos, perpetrada por un biógrafo imparcial llamado José Lázaro. Aquí no encontramos la narración que obliga a seleccionar materiales, sino una trascripción de voces, los recuerdos de quienes conocieron al biografiado: una criada, el malhablado y racial cineasta Anton Eceiza, un colega ambiguo, su hermano ex hippie... Es como si se hubiera hecho una especie de collage o pachtwork con las fichas que teóricamente deberían servir para armar el libro comme il faut. El autor se refiere a sí mismo en tercera persona como el “inquiridor”, y confiesa admirar a Symons y su En busca del Barón Corvo. Hay que decir que la imagen resultante es, de todas formas, asaz convincente. Martín Santos, nacido en Larache (palabra que le sonaba fatal y evitaba siempre, prefiriendo referirse al “norte de África”), fue un escritor mítico de los sesenta gracias a una única novela, Tiempo de silencio, en cuya solapa (detestaba las fotos) se podían contemplar a placer sus ojeras de oso panda. La biografía, ganadora del XXI Premio Comillas, nos lo presenta, sobre todo a través de entrevistas, como un intelectual típico de su generación: bebedor, bastante fanfarrón, listo, cortante, visceral en sus juicios, avasallador, orgulloso, aficionado al puterío. Encontramos detalles significantes e insignificantes, fragmentos farragosos junto a cartas más o menos interesantes, y disquisiciones literarias sobre la responsabilidad social del novelista, que a Mary MacCarthy le parecieron muy graciosas por arcaicas. Le escribe a Hannah Arendt: “Para ellos la literatura moderna se resume en un combate entre el realismo socialista y el nouveau roman”. Imaginamos el ja, ja, ja de doña Hanna... Era al parecer alguien de brillante verborrea (a pesar de tener una boca más bien pequeña), con un timbre de voz poco grato. Cordial pero sin excesos, no entrañable, “tenía un último fondo de defensa”, según Vidal-Beneyto. Juan Benet y Castilla de Pino fueron rivales, amigos reticentes. Se le podía calificar de multidimensional, un tipo constituido por múltiples yos. Tenía una gran capacidad de desdoblamiento, decía su editor, al que fastidiaba sobremanera su vedetismo, una compulsiva necesidad de autoafirmación. Juerguista, consciente de su atractivo para las mujeres, proclamaba que Cristo era gay. Le gustaba ir contra corriente, escandalizar, lo cual, a diferencia de hoy, era muy fácil en la España de entonces, que no había sabía que Bretón ya había certificado la defunción del escándalo. Empapado de Freud y Marx, llega a la dirección de un hospital psiquiátrico en la época en que se descubren el Valium y otros benditos medicamentos: éstos le hacen abandonar algo la práctica del electrochoque, un sistema en el que encontraba múltiples virtudes. Elige a Pedro Laín (bestia negra de Castilla del Pino) como director de su tesis. Declara que nadie es normal, todos tenemos un germen de chaladura que se desarrolla en cuanto las circunstancias son propicias. No era sensible a los paisajes y repudiaba las monsergas sobre la forma de tratar a los niños: “¡Cuando a un niño hay que darle una torta, pues se le da!”. Tesis por la que hoy sería condenado al ostracismo. Tenía la manía de elevar todo lo vivido a reflexión teórica. Ingresó en el PSOE. En aquel tiempo eran cuatro gatos dirigidos desde Toulouse por un tal Llopis. Creía firmemente que los socialistas elegían mejor el color de los calcetines que los comunistas. Pasando páginas vemos a los cuatro felinos jugando a agentes secretos en la España de Franco, ignorados por la clase obrera, queriendo movilizar a unas masas que no querían ser movilizadas, siendo detenidos, pasando por trances que elevaban su autoestima y de los que esperaban sacar rentas en el futuro. Por otra parte a él las reuniones políticas le aburrían mortalmente. La dictadura le parecía poco seria, de pacotilla: “Los censores son imbéciles, Franco es un personaje ridículo”. Él se había metido en eso de la política más por resistencia ética, rechazo personal a la memez ambiente que por hacer una revolución canónica. De los percances salía bien parado gracias al grado militar de su padre pero de todas formas le fastidiaban: finalmente llegó a la conclusión de que los resultados eran ridículos en relación al coste personal y abandonó el combate. Hijo de general y médico (para quien la autoridad era sagrada) y madre esquizofrénica (a la que se le resbaló una hija desde un balcón al paso de quién sabe qué emotivo desfile religioso y vivía aferrada a la rutina), le gustaban las situaciones límite, tensar todo lo posible el arco, conducir por ejemplo, a modo de juego existencialista, por el carril de la izquierda. Admiraba, claro, a Sartre (su hijo, que acabó teniendo serios problemas mentales, se llamó Juan Pablo en su memoria), que prefería, como todos entonces, a Camus: “demasiado individualista”. Cuando se publicó la novela (llena de alusiones ad hominem, algo siempre peligroso), como ésta le salió más bien pesada y de estirpe joyceana, el éxito en el mundillo fue inmediato y la traducción a muchas lenguas no se hizo esperar. Su mujer se suicidó o, como dice la familia, sufrió un accidente: había perdido el olfato, por lo que no se dio cuenta del escape de gas que se había producido en la cocina. Él murió poco después en la carretera de Vitoria, camino de San Sebastián: adelantando en un cambio de rasante se encontró con cierto camión de frente en enero de 1964, provocando el lógico desastre y la perplejidad posterior entre amigos y vecinos. No había cumplido los cuarenta. ** Antonio Otero García-Tornel leosaucius@euskalnet.net Escritor español (Barcelona, 1952). Cursó estudios de derecho. Fue uno de los padres fundadores de Ajo Blanco. Cercano a Carlos Barral, desempeñó varios trabajos relacionados con el mundo del libro. Vivió siete años en Venezuela. Ganó en el País Vasco, lugar en el que ahora reside, el primer premio del VI Certamen Geoda de Narrativa (1991). Ha publicado artículos y poemas en revistas de España y América. Ejerce de columnista en el suplemento cultural de un periódico de Bilbao. === Casa de las Américas: 50 años de iniciativa integradora en el Caribe == === Montague Kobbe ======================================================== En cuanto a efemérides se refiere, es posible que el 2009 celebrara el más anticipado de sus aniversarios el mismísimo primero de enero, cuando se cumplieran los 50 años de la victoria de la revolución cubana. A un mismo tiempo, mientras se derrumbaba el semblante de gobierno que mantenía Fulgencio Batista, se erigía una cantidad de instituciones, edificios y aparatajes difusores, todos ellos, de la ideología revolucionaria —alternativa que hacía lo máximo por perfilarse como la redención del desastre que la antigua administración había ocasionado. Lejos, muy lejos, han quedado ya los días de ingenuidad en los que barbas, habanos y campamentos guerrilleros en la Sierra Maestra eran sinónimo de libertad o esperanza. Pocos son los organismos que, en Cuba, han existido ininterrumpidamente durante los 50 años del castrismo; y ninguno de ellos los ha sobrellevado con tanta integridad como lo ha hecho la asociación cultural Casa de las Américas. Fundada apenas unos meses después del triunfo de la revolución, en 1959, por la heroína revolucionaria Haydee Santamaría, esta organización ha sido parte fundamental de la propuesta revolucionaria, a la vez que se ha mantenido al margen del discurso político/ideológico que a lo largo de los años ha infectado prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana del cubano. Y es que, en la medida en que la propuesta de la revolución cubana sobrepasa las márgenes de lo político para convertirse en una propuesta compleja, de revolución social, educacional, cultural, etc., en esa misma medida se puede considerar a Casa de las Américas ya no como un vehículo difusor de la revolución —un utensilio a su disposición— sino como la revolución misma, la vertiente cultural de la revolución, paralela pero independiente de su aspecto político, de su vestidura militar, de su discurso demagogo y populista. Es por este motivo que en su 50º aniversario, no ha sido precisamente su postura ideológica ni las repercusiones del barajeo de Castros en el poder lo que ha captado la atención de estudiosos y observadores. Por lo contrario, ha sido, más bien, la constancia con la cual Casa de las Américas ha promovido el desarrollo de la música, las bellas artes, la fotografía, el teatro y la cultura en general en toda América, estimulando además un diálogo multicultural e interdisciplinario como pocas otras instituciones se han atrevido a hacerlo en el mismo período de tiempo. Sin embargo, es, sin lugar a dudas, en el ámbito literario en el que Casa de las Américas ha dejado su huella más palpable. Su concurso literario, establecido en el mismo ‘59, cuenta entre los más prestigiosos del continente. Asimismo, el fondo editorial, iniciado en 1960 para publicar al primer ganador del Premio Literario, ha crecido de manera formidable, abarcando una decena de ediciones de poesía, ensayística y ficción tanto de autores contemporáneos como de figuras consagradas en el mundo de las letras de América Latina y el Caribe. Entre sus páginas se encuentran obras de luminarias latinoamericanas como César Vallejo y Julio Cortázar, quien en alguna ocasión colaborara con la editorial y fuese parte del jurado de sus premios literarios. Otros autores reconocidos incluidos en la lista de publicaciones de la editorial son Julio Garmendia y Horacio Quiroga, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, estos dos últimos publicados en su momento en la edición “La Honda”, ideada en 1967 con la finalidad de prestar una oportunidad a escritores contemporáneos, noveles o emergentes. Pero el más ambicioso de los proyectos de Casa de las Américas tiene apenas unos veinte años de historia. Surge en 1979 con la producción de la primera edición de la revista Anales del Caribe y se refuerza algunos años más tarde con la aparición de la edición de libros “Pasamanos”, la cual recoge en traducción la obra de algunos de los más reconocidos teóricos del Caribe francófono, como lo son Patrick Chamoiseau y Edouard Glissant. Así también se ha publicado cierto número de obras de autores del Caribe anglófono, como la novela Los placeres del exilio, del prominente pensador de Barbados, George Lamming. Así pues, enfrentados a una realidad en la que el rol del libro como objeto se ve cada vez más cuestionado, y equipado con las herramientas existentes en una nación cuya infraestructura y tecnología aún se alinean con más facilidad al modelo del siglo XIX que al del siglo XXI, los retos que se vislumbran en el futuro de Casa de las Américas no son ni pocos, ni pequeños. Lo cual hace aun más sorprendente que sea, en efecto, un producto de esta anticuada estructura, el único vehículo que en la actualidad busca descubrir, crear o, a lo menos, promover algún tipo de integración cultural entre las diferentes tradiciones post-coloniales que definen a los habitantes de las Américas y del Caribe. La publicación Anales del Caribe, con su formato políglota y su filosofía liberal, ha hecho suya la tarea de diseminar el pensamiento intelectual de las principales personalidades de la región en idiomas francés, inglés y castellano, proporcionando una oportunidad invaluable de encontrar en un mismo sitio las diferentes perspectivas propiciadas por un bagaje histórico que es tan diverso como es compartido. Me encontraba yo en la feria del libro de San Martín a principios del mes de junio, entre un grupo de panelistas calificados, indagando su opinión respecto al elemento específico que pudiera actuar como nexo particular entre los habitantes del Caribe —algo que fuese compartido por todos los antillanos, mas no por todos los habitantes del planeta, por así decirlo. El consenso entre mis entrevistados fue que tal nexo existía, pero la respuesta más satisfactoria a la hora de conceptualizar aquel lazo fue la noción, algo etérea, aunque no por ello menos válida, de un “ritmo”, una cadencia, una actitud compartida. De más está decir que plasmar tal elemento en una revista, inclusive una tan atrevida como Anales del Caribe, es prácticamente imposible. Ese es el tamaño del reto al que se enfrenta, no sólo ya Casa de las Américas, sino el resto de la comunidad intelectual que habita entre Cuba y Venezuela; un reto similar al que enfrentan los habitantes de América Latina. De cierta manera, es característico de su ímpetu y su perfil que la única entidad con la visión y las agallas para enfrentarse a tal realidad sea Casa de las Américas. ** Montague Kobbe montycobbe@hotmail.com Escritor venezolano (Caracas, 1980). Ingresa a la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve) en 1998; en 2000 parte a la Universidad de Bristol (http://www.bristol.ac.uk; Reino Unido) para completar su licenciatura en literatura inglesa y filosofía (2003). Posteriormente completa una maestría en la Universidad de Leeds (http://www.leeds.ac.uk; Reino Unido) en literatura y cultura norteamericana (2004). Entre 2005 y 2008 escribe una novela y una colección de cuentos en inglés al igual que una colección de cuentos en castellano. Repetidos fracasos en su intento por publicar la novela en el Reino Unido lo llevan a emigrar al Caribe en 2008. Durante 2009 ha publicado crónicas, artículos y perfiles en periódicos y revistas de Anguilla, Sint Maarten y Antigua, como Anguilla Life, Daily Herald (Sint Maarten), The Anguillian y Lime (Antigua). Actualmente trabaja en un nuevo proyecto literario. Mantiene una bitácora literaria en http://mkobbe.blogspot.com. === La importancia de ser intelectual Leopoldo de Quevedo y Monroy === El título me supo al de Wilde, pero lo tomé para divagar un poco a partir del tema que trae el sociólogo venezolano Rafael Fauquié en la revista literaria Letralia (http://www.letralia.com/214/articulo04.htm). Cita, para afincarse en su escrito, a Sartre y a Kierkegaard. Qué de monstruos. Desde pequeño pasaron a mi lado personajes a quienes les oí decir que fulano o sutano eran unos intelectuales. Tuve curiosidad por conocer alguna vez personalmente a algunos de esos menganos. Hay palabras que se llevan un airecito de importancia, yo no sé... Más tarde oí la fábula de Nietzsche sobre el camello, el león y el niño en su libro Así hablaba Zaratustra, y me di cuenta de que ese tal Dionisos sí había sido un intelectual, con toda la barba. ¿Quién, creo yo, que es un intelectual? A lo largo de mi vida, muy corta todavía —lo confieso—, he conocido a mucha gente. A unos en persona, a otros en enciclopedias, de unos he visto sus acciones, de otros he oído anécdotas o he leído sus obras. A unos los he visto en fotos con barba y con sombrero, a otros con gorra y con anzuelo, a otra con el cabello candelo y una bata blanca, de algunos he oído su voz en disco, a otros los he visto montados en un caballo blanco con una espada en alto o sentados escribiendo con una luz al frente. Ser “intelectual”, pensador, hacedor de pensadores, divagador de parajes no socorridos, buscador de incógnitas cercanas, esculcador de cachivaches olvidados, preguntador de razones que pesan en la nuca. Gimnastas que toman distancia de Midas, de las gallinas de huevos de oro y de contar mal y de nuevo el cuento de Lolita. Es tan difícil encontrarse a boca jarro con personajes de estos en la calle o en el almorzadero del pueblo o en la oficina o en la fábrica o cuando uno abre un libro. Lo que es fácil es hallar a la vuelta de la esquina al concejal y sus escoltas, al ex profesor del que ya nadie se acuerda, o al escritor autor del best-seller sentado en una feria cansado de firmar o al poeta que regaña a las palabras o maldice palabrotas. Tal vez, si nos pusiéramos el casco de Scotland Yard con lupa y overcoat y saliéramos por teatros, por cafetines baratos, en casas despintadas o visitáramos con frecuencia un par de librerías, tendríamos la sorpresa de toparnos con alguno de ellos. De pronto no estarían afeitados, andarían solos y regresarían a casa en bus a leer, a oír a Gardel, a Cuco Sánchez o a Pavarotti o a escribir su penúltima crónica o a tomar changua con leche, huevo blando y cilantro. No es fácil ser intelectual. No bastará escribir diez o veinte libros, hablar por la TV o hablar inglés o radicarse en Uruguay, o ser amigo de Fernando Gaitán, o untarse de perfume Grand Monsieur o enseñar en una universidad. Tendrá que ser alguien muy humano, alejado de los políticos, crítico del statu quo y del qué dirán, preocupado por el ambiente y el armamentismo. Hablará bajito, pero duro. Mirará más allá de sus narices y jamás tolerará las injusticias aunque él no las haya sufrido. Le importará la vida, aunque peligre la suya. Sí, ser intelectual es ser consciente del pasado, vivir en el presente y cavilar sobre el futuro, sin pedirle permiso al pensamiento. ** Leopoldo de Quevedo y Monroy leoquevedom@hotmail.com Escritor colombiano. Abogado egresado de la Universidad Libre (http://www.unilibre.edu.co) y magíster en Docencia Universitaria por la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). Ha publicado Confesiones de un cura casado (Corredor, 1999), El anteproyecto y el proyecto de investigación, los poemarios Versos sacros y profanos (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2005) y Cotidianidad en Re-verso (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2006) y diversos materiales en el diario El Tiempo (Cali) y la revista Plenilunio. Ha participado en eventos literarios como la “Hora de la Poesía” en la Feria del Libro en Bogotá (2005), el V Festival Internacional de Poesía en Cali, la XI Feria del Libro Pacífico y otros. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === El autor de La Guajira en la obra de García Márquez =================== === Descubriendo a Víctor Bravo Mendoza Jaime de la Hoz Simanca ====== (Nota del editor: este mes será presentado el libro La Guajira en la obra de Gabriel García Márquez, del escritor guajiro —y descendiente de venezolanos— Víctor Bravo Mendoza, durante la 22ª Feria Internacional del Libro de Bogotá, que tendrá lugar del 12 al 23 de agosto. El periodista Jaime de la Hoz Simanca ha preparado, en exclusiva para los lectores de la Tierra de Letras, este perfil en el que el autor da cuenta de su vida y de su trabajo). I Los libros de Víctor Bravo Mendoza ocupan dos paredes de un estrecho cuarto ubicado a un lado de la sala. Están organizados y escalonados en un mueble fino de madera, cubiertos por una inmensa manta de plástico que los hacen invulnerables al polvo que se filtra por la ventana. Los más grandes tienen su propio espacio y están en la parte superior de los anaqueles. El resto de obras se estira a lo largo y ancho de los tablones, confundidos en sus géneros y disímiles en temas, carátulas y colores. La Guajira en la obra de Gabriel García Márquez, su más reciente producción literaria, espera un resquicio del anaquel para ubicarse y mostrar en su lomo el título de un libro que próximamente se presentará en la Feria del Libro de Bogotá, en medio de una gran expectativa que todavía sobrevuela en el mundillo de las letras. Su autor, Víctor Bravo —de los Bravo de Venezuela— se ha batido a duelo con los adverbios, adjetivos, pronombres y, en general, con las palabras; pero, sin el reconocimiento debido, tal vez por mantenerse al fondo de su refugio, ubicado en una provincia olvidada. Víctor Bravo quiere a los libros como a sus hijos. Por eso, los conserva intactos, apenas profanados por una lectura cuidadosa que fue determinante, en tiempos lejanos, para sus ambiciones de convertirse en un escritor con reconocimiento nacional. Los exhibe con un orgullo sin límites, deslumbrado por aquella Babel de letras que ha sabido cultivar con esmero y con la que trabaja todos los días en medio de los recuerdos que todavía quedan. Entre centenares de obras hay varias ediciones de Azul, del poeta nicaragüense Rubén Darío. Fue el primer libro que le regaló su madre y con el que comenzó la ruta hacia la poesía, un extraño destino en aquel pueblo bucólico que sólo incitaba al trabajo de campo y al pastoreo de cabras y vacas. Los versos de Azul los sabe de memoria al igual que los pasos que dio el poeta en los lejanos años de su vida cruzada por una melancolía infinita. Por eso sabe, y lo dice ahora, que Darío publicó Azul en 1898 con una carta prólogo de Juan Valera. Sabe, además, que fue gran amigo del escritor colombiano José María Vargas Vila, quien escribió Rubén Darío, el libro que traza una semblanza inquietante del poeta. Y por eso, adonde asiste para dictar sus talleres de literatura, lleva consigo una o dos ediciones de la obra. A Vargas Vila lo siguió luego de aquel descubrimiento de los versos del poema épico. Tenía catorce años de edad cuando leyó Emma y Lo irreparable, los dos cuentos largos que acompañan a Aura o las violetas, la primera novela del conocido panfletario. Después lo buscó como el aire hasta reconocer a un autor prolífico que había sacudido la Iglesia con sus diatribas, que se había regodeado hasta el infinito con sus novelas lujuriosas y que logró ser el escritor hispanoamericano con más libros traducidos al francés, sin excluir a reputados prosistas españoles. Así, se volvió un admirador y amante de la literatura de El Divino, como le llamaron sus biógrafos. Recuerda las lecturas silenciosas de El huerto del silencio, Los discípulos de Emaús, Huerto agnóstico, Archipiélago sonoro, al igual que su obra política Ante los bárbaros. Pretéritas, una de las obras más representativas del escritor bogotano, le permitió conocer a Diógenes Arrieta, quien fue ministro de Educación de Venezuela y uno de los más grandes oradores colombianos. El discurso de Vargas Vila en la tumba de Diógenes Arrieta, en Venezuela, fue la referencia que le produjo un deseo irrefrenable por saber más de aquel personaje que había desafiado a la sociedad de su época en medio de una persecución implacable del gobierno y de las autoridades religiosas. *** Yo nací en Distracción, Guajira, el 28 de abril de 1956. Soy hijo de Guillermina Mendoza y de Víctor Bravo Mendoza. En la infancia remota, mi padre fue el guía, y mi madre, la luz. Recuerdo que mi padre decía que lo más importante de un hombre era el mantenimiento de su honor, a costa, incluso, de perder la libertad. Mi madre fue la que me enseñó a leer a través de una bola de caucho que tenía el alfabeto escrito a relieve, al igual que los números arábigos. Por el polvo que había en las calles de mi pueblo, a veces sentía la magia de lo poético al observar que cuando la pelota me golpeaba en la piel se quedaban marcadas las letras. En ocasiones jugaba con mis compañeros tratando de formar palabras con sentido de acuerdo con las letras adheridas a la piel. Mi memoria alcanza hasta los cuatro años. Distracción era en ese entonces un pueblo que tenía una vegetación y unos árboles frutales que jamás yo he podido conseguir en otros sitios. Había una fruta que llamábamos pamplenusa, parecida a la toronja, con cáscara verde por fuera, pero de un color rosado intenso por dentro. Eso formaba parte de uno de mis dos paraísos, porque el otro eran las cristalinas aguas del río Ranchería, el que no sólo atravesé con mis brazadas largas, sino que utilicé para enviar mensajes al África a través de muñequitos que moldeaba en barro después de dejarlos cocinar al sol a la orilla del río y embalarlos en “estuches” de los frutos del algarrobo. Mi madre ayudaba mucho a mi padre en las labores del campo, acompañándolo a llevar los frutos maduros a las plazas de Valledupar y de Riohacha. Para que no se dañaran en el viaje, había que envolverlos en papel periódico que yo conseguía en los hogares de las familias pudientes de Distracción. Pero antes de utilizarlos, me sumergía en el mundo de los comics, esos muñequitos cuyos vistazos me fueron afianzando en el amor a la lectura. Recuerdo las historias encantadas de Mandrake y Tarzán, pero la que más me gustaba era la tira cómica de Chanoc, que llegó a mis manos a través de revistas mexicanas. De allá también conocí las aventuras de Santo, El Enmascarado de Plata, a quien acompañé en mi imaginación en su lucha contra las momias de Guanajato. Yo puedo decir que descubrí la lectura a través de los periódicos y de sus suplementos literarios en los que encontré por primera vez la poesía, los versos y las metáforas. Mi abuelo paterno se llamaba Víctor Bravo, un nombre que ha sido constante en mi familia. En este momento somos siete Víctor Bravo y hay tres que nos llamamos Víctor Bravo Mendoza, aunque el Mendoza no es familiar entre los tres. Mi abuelo nació en El Molino, Guajira, hijo de un señor que vino desde Coro, Venezuela, y formó su familia en ese pueblo. Allí nació mi padre, también Víctor Bravo. A mi abuelo paterno, con quien viví hasta los trece años junto con mi abuela, lo recuerdo como la presencia de un ángel dentro de la familia. Mi abuela, Margarita Policarpa, era todo lo contrario del abuelo: recia y de carácter fuerte; una negra guajira reconocida por su vocación libertaria que disponía a sus antojos del dominio que ejercía en su reino. Después de acontecida su muerte comenzó a resquebrajarse el emporio familiar. A mi abuela materna, Nicolasa, la evoco como un ser angelical a la que siempre encontré apegada a una religión que denominaban Aleluya, aunque nunca la practicó para atraer feligreses sino para sentirse bien consigo misma. De mi abuelo materno tengo los recuerdos de una persona dedicada, sobre todo, a los negocios y a los viajes al igual que a las mujeres. No vivió en un solo sitio y tuvo veintidós hijos con nueve mujeres. Aún no sé cuántos más permanecieron clandestinos ni cuántas mujeres quedaron ocultas. Yo estoy en Distracción hasta la edad de 17 años. Después de Azul aparecieron los clásicos rusos, en especial uno, León Tolstoi, quien logró estremecerme con su novela Resurrección, que casi no se menciona. También leí La guerra y la paz, Ana Karenina. A los títulos enumerados se suman los de otros autores: Crimen y castigo. Almas muertas. La madre. No eran lecturas guiadas, sino por el simple gusto de descubrir otros mundos y personajes que se iban revelando ante mis ojos mediante descripciones fantásticas. Mi lugar preferido para poblar la cabeza de imágenes era la orilla del río. Allí me alimentaba con frutos y con la agüita del coco biche, mientras Raskolnikoff vagaba por las calles sin conocer su destino. Recuerdo bien a ese personaje. También leía en la escuela que quedaba en la periferia, donde nadie me molestaba. Pero sí recuerdo que alguna gente pasaba y me decía: “Te vas a volver loco de tanto leer, te vas a confundir”. Al poco tiempo me fui para Marsella, Risaralda, el pueblo más liberal del mundo donde terminé mis estudios como técnico pecuario y agrícola, la carrera que mi padre me pidió que cursara con el propósito de que retornara al campo para continuar sus pasos. Pero la biblioteca de Marsella me puso en contacto con otros autores y entonces mi visión del mundo se hizo más grande. Allá conocí el Libro Rojo de Mao Tse Tung y Las cinco tesis filosóficas. También descubrí a Federico Nietzsche. En esa época aún no escribía ni sabía lo que era ser escritor. II A los veintidós años, Víctor Bravo llegó a Maicao, un pueblo caótico donde el comercio y las mercancías de contrabando se habían tomado las calles cruzadas del centro y los alrededores. La impresión fue tenaz, según sus propias palabras. Una sensación de desarraigo constituyó el primer impacto que golpeó las ilusiones construidas en las breves playas del río de su Distracción natal. No quería estar en Maicao: quiso huir, volver a su pueblo, regresar a Marsella o abordar una nave de sueños que lo transportara al África, de donde provenía, según él, pues así lo indica el color de su piel. Porque vio a esa tierra de mezclas raciales con vientos permanentes y tierra que se pegaba al rostro en medio de una desesperación que se salía de madre. Fue entonces cuando pensó que prefería al Maicao de los charcos y no al de la brisa, porque el primero permitía tener los pies llenos de barro, pero el segundo llenaba los ojos de tierra. Sin embargo, el tiempo cambió una visión inicial que hizo pensar al escritor en ciernes que Maicao estaba más cerca del génesis que del apocalipsis. Entonces pensó que aquella tierra sometida a los vaivenes de un comercio feroz podría tener también un engrandecimiento cultural fundamentado en su ubicación geográfica y en la trietnicidad que ocupa ese espacio. Así, conformó un grupo de jóvenes amantes de las artes y las letras y junto a ellos comenzó a generar un ambiente cultural que, poco a poco, se fue abriendo paso en medio de una cotidianidad atravesada por la mercadería de contrabando y por el arribo de multitudes de comerciantes que llegaban de todas partes y de ninguna. Al poco tiempo nació la Casa de la Cultura de Maicao, la primera piedra de una labor en la que habría de dejar huellas imborrables. Durante doce años fue invitado a la Feria Internacional del Libro y nunca fue en representación de Distracción ni mucho menos de Riohacha, sino de Maicao, ese pueblo del que terminó enamorándose para siempre y al que muchos le atribuyen su origen. Pensó, incluso, en un proyecto de vida para vivir allí porque, según él, era el punto clave para concretar un trabajo cultural. De aquel tránsito que terminó afianzando su vocación literaria prevalecen un ensayo sobre Maicao que aparece en la antología Literatura y ciudad; y el recuerdo imborrable de Francisco Piratova Arias, el amigo más grande que ha tenido en la vida, un llanero de Villavicencio a quien, aún hoy, lo mira con una inteligencia rayana en la genialidad, coeditor de la revista Entre Letras, cuya poesía y a él mismo, se lo llevaron para siempre, hace cinco años, varios balazos que nadie sabe de dónde salieron. En aquella tierra calurosa del norte de La Guajira, Víctor Bravo mantuvo una actividad febril a favor de la cultura que terminaría afirmando sus sueños de infante. Durante ocho años sostuvo una revista oral literaria que funcionó con un sugestivo lema: “Espacio abierto para cerrar un vacío”, y por el que desfilaron, entre otros, Rafael Humberto Moreno-Durán, Álvaro Pineda-Botero, José Luis Garcés Gonzales, César Valencia Solanilla, Arturo Alape, Santiago Ariza, Germán Vargas Cantillo y Jorge García Usta. *** Cuando comencé a escribir, se apoderó de mí un temor: dejar mi obra incompleta. Ya tengo varios libros, tal vez los que he deseado. Pero el gran libro me hace falta. En él quiero referirme al poeta César Vallejo, a García Márquez y a Pablo Neruda. Lo imagino como un libro de ensayos en el que se entrelazan los tres pensamientos. Pero, no lo niego, la muerte me puede sorprender en cualquier esquina y he ahí mi temor. Yo conozco este país: mañana puedo estar muerto. Yo acompaño este tema con versos del poeta inglés George Meredith: “¿La muerte? / Ya he visto bastante; / no le temo: / no es más que el otro lado de la puerta”. Hay que entender, de todas maneras, que uno cumple su ciclo y entonces se necesita experimentar qué encuentra al otro lado de esa puerta. Aquí en Riohacha estoy en la misma cotidianidad del trabajo, pero sin dejar de ser gestor. Acompaño el proceso de formar el sistema de cultura para el departamento de La Guajira en mi condición de consejero en literatura. En estos momentos soy el presidente del Consejo Nacional de Literatura, lo cual me permite ser miembro del Consejo Nacional de Cultura ante el Ministerio del mismo ramo. Soy el único costeño, el único que se come las eses que, elegido por votación, conforma dicho consejo. No fui nominado a dedo, sino por elección nacional. ¿De la música? Me perturba para leer, pero me gusta mucho escucharla cuando escribo. Si escribo una poesía inspirada en las vicisitudes de mi entorno, me acompaño de música social. Entonces recurro a las notas encantadas de Alí Primera, Víctor Jara o Violeta Parra. La música clásica la tengo reservada para las narraciones que requieren un ritmo especial y un desenvolvimiento armonioso en cada frase. ¿Poetas? Admiré a Pablo Neruda y todavía prevalecen vestigios de esa especie de adoración. Sin embargo, César Vallejo es el culpable de que me haya ido separando del gran vate chileno. Hay más, por supuesto: Walt Whitman, por su fuerza interior; Héctor Rojas Herazo, quien reivindica el cuerpo, pues no sólo somos espíritu. La feliz circunstancia de haber encontrado a Rojas Herazo en mi camino llevó a que intentara escribir sobre el desierto. En mi pensamiento mi mayor metáfora es La Guajira. Me ha costado mucho ese tema, pese a que conozco mi desierto, lo he caminado. Cuando viajé en busca de los cuentistas guajiros tuve la oportunidad de recorrer ese espacio al que no designaría con el nombre de exótico, pues parecería que no nos perteneciera. En cambio, sí tiene una naturaleza mágica que no la hay en ningún otro espacio del universo. Hay poemas hermosos de poetas que por haber viajado al Cabo de la Vela lograron versos con matices distintos a los de su poética tradicional. Y no sólo los poetas del Caribe sino los de otras regiones. Tengo el testimonio de andinos, antioqueños y de bogotanos. Sin olvidar, ¡imagínese!, Cuatro años a bordo de mí mismo, de Eduardo Zalamea Borda y Luna de arena, de Arturo Camacho Ramírez, dos monumentos de la literatura del desierto de La Guajira. ¿Que si he llorado? ¡Mucho! Me he puesto una máscara para enfrentar la vida porque soy muy sensible. Lloro por una injusticia y también frente a un noticiero de televisión. Romeo y Julieta fue una revelación mientras apuraba sus páginas. Y no niego que derramé lágrimas al descubrir aquella relación funesta de amor, al igual que cuando leí las vicisitudes amorosas que se suceden en Resurrección, de Tolstoi, a quien ya mencioné. Ahora bien, releyendo esos mismos libros, no entiendo aquel llanto. Debe ser que, efectivamente, la sociedad nos corrompe después del estado de pureza por el que todos atravesamos. ¿Que cómo quisiera morir? Lo digo en un poema: “No será a través / De una ventana / Donde pronuncie / Mi adiós de partida / Tengo demasiado / Fuego en las pupilas / Para dejar en cuarto / Oscuro / Las cenizas de mi vida”. Así, de esa manera. Creo que me gustaría morir viendo porque esa debe ser la esencia de la muerte. Hay que esperarla con los ojos abiertos. III Víctor Bravo se enorgullece de contar en su extensa biblioteca con libros de su autoría y otros antológicos en el que su nombre también aparece. Algunos son decenas de ejemplares repetidos que él va regalando, con el correspondiente autógrafo, a todo el que, según él, tenga merecimientos para recibirlo. Inicialmente, publicó dos libros de antología que financió con recursos extraídos de su propio bolsillo que hicieron tambalear el patrimonio familiar. Y todo obedeció a una razón elemental: Víctor Bravo Mendoza, este escritor que vibra con los libros, quería que en La Guajira hubiese escritores como hay compositores en la música vallenata. Lo logró en parte, porque las antologías despertaron un inusitado interés y una gran sensibilidad en los círculos de intelectuales jóvenes del departamento. Hoy continúa con la valiosa labor de inducir a muchas personas en el difícil oficio de escribir: es director fundador del taller Cantos de Juyá, al igual que del taller Renata Guajira, apéndice de Renata (Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa del Ministerio de Cultura). Los libros siguientes fueron financiados, pues ya comenzaba un reconocimiento que ha alcanzado el nivel nacional. Los gritos del olvido fue su primer libro de poesía. Después publicó Martirologio de los ámbitos de ego en ese otro que me sueño, la muerte recurrente en el lado opuesto de la vida, la ausencia, los sueños, el recuerdo de la abuela, domadora de hombres a través de los hijos y la presencia de Lenis María Estrada, su esposa, y Alexis y Carlos Alberto, sus hijos. Es, digamos, la sucesión de una identidad a través de la familia o una metáfora sobre La Guajira. El V Concurso de Investigación en el Departamento lo ganó con el libro La Guajira, ecología y metáfora. En él hace un reconocimiento a Armando Torregroza Pérez, poeta del Magdalena, autor de Guajirindia, sobre quien ha pesado un injusto olvido. Su otro libro fue La Guajira en su literatura, pensado y concebido con la convicción de que en esta tierra subyace una literatura propia que incluyen textos escritos en otra lengua que hablan de la dimensión de las razas y de otra manera de sentir el mundo. Por eso señala que el mar de La Guajira es distinto a cualquiera otro en el mundo; que el desierto guajiro es único e irrepetible, y que, además, ahí está Un asilo en la Goajira, novela indigenista publicada en 1904 por Priscila Herrera. Ah, y Los dolores de una raza, novela histórica publicada en 1936. *** Hay algo importante que se me había olvidado y que he descubierto hace poco. En mis comienzos yo tenía la idea de que era escritor por herencia genética por parte de madre, los Mendoza. Yo veía en mi mamá a una artista y una poseedora de gran sensibilidad, incluso para vivir. Además, había un tío de ella que tocaba acordeón. En la familia hay artistas, aunque lejanos: Máximo Móvil era sobrino de mi abuela materna y Nicolás “Colacho” Mendoza también era pariente de ella. En 1995, tal vez, descubrí a un autor venezolano que se llama Víctor Bravo. En una revista, de cuyo nombre no me acuerdo, leí una reseña de un libro suyo que se llama El poder de la ficción. Aquel Víctor Bravo nació en 1942 en Coro, Venezuela, de donde vino mi bisabuelo. Entonces, en la búsqueda de ese parentesco, me enteré de que allá tienen los mismos nombres que nosotros tenemos en la Guajira colombiana. Él está vivo pero no he tenido la oportunidad de conocerlo sino a través de El poder de la ficción. Pero sé que posee una prolífica obra crítica, entre otros libros uno que lleva un título muy hermoso: El geranio en secreto convertido, dedicado a su hijo, el poeta Víctor Manuel. Alguna relación debe existir en esa especie de misterio familiar que algún día habré de descifrar. ** Jaime de la Hoz Simanca delahoz.jaime@gmail.com Periodista y catedrático colombiano. Ha sido tres veces galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Coautor del libro de crónicas y reportajes Trece claves para soñar y de los textos didácticos Crónica y Reportaje. === Oscar Saavedra Villarroel ============================================= === Hay que atreverse a cambiar =========================================== === el engranaje neoliberal del pensador vegetal Augusto Rodríguez === Oscar Saavedra Villarroel (1977) es licenciado en educación por la Universidad Tecnológica Metropolitana (Utem). Fue becado por la Fundación Pablo Neruda en 2005. Ha participado en el Taller de Poesía de Balmaceda 1215 con Edwin Díaz y Elvira Hernández; en el Taller de Teatro para Profesores impartido por Patricia Tamargo (Universidad Arcis, 2001); participa en el Proyecto Cine Clubes Escolares, organizado por el Área de Cine y Artes Audiovisuales de la División de Cultura del Ministerio de Educación de Chile con talleres impartidos por el crítico de cine y profesor doctor David Vera Meigg; organizador del Cine Foro “Pedagogía y Cine” (Utem); editor de la revista Paedagogus (2000); mención honrosa del I Concurso Nacional de Literatura Joven “Poesía y Cuento On Line”, categoría Poesía; segundo lugar (2001) en el Concurso de Teatro Infantil, Provincia Cordillera, con la obra El muro de los ideales, en 2003 con la obra Mi papá se fue a la guerra o se perdió en una esquina y en 2005 con Un guiño de los niños a la poesía chilena; en 2003, mención honrosa en el concurso de poesía “Conmemoración del trigésimo aniversario de la muerte de Pablo Neruda”, con Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Miguel Arteche, Fernando Quilodrán Volodia Teitelboim en el jurado; en 2005, mención de honor en el XXVII Concurso Nacional Arte y Poesía Joven de la Universidad de Valparaíso. Ha participado en diversas lecturas de poesía: “Poquita fe”, II Encuentro Latinoamericano de Poesía Actual, Fiesta de la Cultura, Día Internacional del libro, Feria del Libro Usado, Violento Sur, Valdivia; Poesía en Tránsito, Concepción, Poesías de Emergencia, Valparaíso; Lecturas en el Yacana, Perú, presentación del libro Anomalías en el Averno, Perú; ha sido publicado en Anomalías, 5 poetas chilenos, editorial Zignos, Perú, 2007; es editor del área Literatura y crítico de teatro de la revista Indie.cl. Ha publicado en revistas de México, Venezuela, Chile y Costa Rica; actualmente escribe su libro dOPING hISTÓRICO, que está constituido por Tecnopacha, Paíscidio, Pachas, Espunkas y Visiones panópticas, y una novela llamada Biblia que es un anexo escritural al libro anteriormente citado, cuyos primeros títulos serán publicados en Perú (editorial Zignos) y España (Ediciones Amarcord). —Oscar, ¿cuándo y por qué empiezas a escribir poesía? —Comencé a escribir por necesidad. Una necesidad que nació en la adolescencia. Una adolescencia feroz, política —viene de familia. En donde el sentimiento es distinto, es un globo hormonal y un mundo de ideas a las cuales cuesta darle forma, quizá la carencia de herramientas, quizá la aglomeración —que no debe dejar al ser creativo— en donde la visceralidad reina por sobre lo racional. Desde esa irracionalidad —bien autista por lo demás, parte de una personalidad construida a base de experiencias trágicas— comenzaron mis primeros versos. Versos que a su vez eran música. O en realidad eran pura música como, decía Enzensberger. Música que me ha seguido como mi sombra, claro que una sombra con mensajes directos. Siempre he pensado que al leer un poema éste vuela por el aire y llega a oídos o sensibilidades que perciben la resonancia verbal de las palabras. Palabras que he sentido en mi corazón o en mis pensamientos y que se han impuesto por sobre la tempestad de la competencia o el fetichismo de lo mediático. Por ejemplo, cuando comencé a escribir la dictadura militar se había digamos terminado, existía ese fraudulento concepto llamado transición, que dio paso a otra dictadura, la peor de todas, llamada neoliberalismo, con un capitalismo sanguijuela. Imposible que la adolescencia no sea el inicio. El inicio más desordenado y brillante de la escritura. De ahí me dije: no seré nunca un poeta joven. Y puse en un verso: yo maté mi juventud / para no ser viejo. Rebeldía. Atisbos de verdad. Entonces cuando estaba en el liceo, jodido por esa juventud mediocre y estúpida, que sólo pensaba en el fútbol, y que la transición quería que fueran unos jodidos amantes de la democracia, bien carcelaria por lo demás, me encontré con la biblioteca, cuya arquitectura neobarroca me enamoró. Ahí creo haber leído a los simbolistas franceses, al Rimbaud, qué adolescente —poeta— no se ha enamorado de Rimbaud, del Baudelaire de Las flores del mal, imagínate, ¡Las flores del mal! Y me hice adicto a un rincón en el subterráneo, en donde las bibliotecarias, como caso único, me dejaban estar, leer, escaparme de las clases, de los partidos de fútbol de la selección —no sé, pienso que el fútbol es una manera de mantener a la población en un estado vacuo, bien ordenados en su no pensamiento, es mi paranoia, en fin—, ahí estaba ojeando la Broma, libros que conquistaban, que te hacían volar o soñar o detestar el catolicismo, porque a esa edad uno se encuentra con El Anticristo, o Zaratustra, y crees que puedes poner un pie sobre una política oportunista, de codazos; sobre la moral amueblada; sobre el desesperado espectador sin espectáculo. Ese fue mi hogar, por sobre la labia del profesorado cansado de escudriñar en su lengua, el repetido discurso de la educación a medias. —¿Qué poetas son tus referentes y cuáles son tus autores de cabecera? —Comenzaré por los autores de cabecera, como la película The Pillow Book, en donde —por costumbre— se guardan los libros de cabecera o diarios de vida que son una visión literaria, en las almohadas, además —y el porqué a base de tu pregunta cito esta película— es que esta película nos entrega una visión de escritura y cuerpo. La unión entre ambas. Y creo que he tenido ese tipo de contacto o relación con los libros que han perdurado en mi cabecera. Porque también tengo esos libros de velador, que me acompañan como una enciclopedia, o esos libros que saco cada dos años, porque son mi fetiche o retrospección del tiempo, o esos libros para visitas: “Oye, te voy a mostrar un libro que te va a gustar mucho” —a veces he tenido dos, para regalar, o más. Eso me pasó por ejemplo con Merville, Bartleby, el escribiente. Como salió una colección de Lom bien barata —porque también tengo esa empastada, la personal, la para lucirme con mis invitados sorpresa, que igual la compré barata en el Biobío—, compré varias, creo que cuatro, y cada vez que sentía que alguien tenía que leerlo, entonces lo regalaba y le decía, por ejemplo al Joaco: hazlo correr. Es un libro fenomenal y que puede acercar a las personas al pensamiento, al cuestionamiento y a la lectura. También una antología de Girondo, esa que hizo Sábato, y las regalaba, las compré baratísimas una vez en un supermercado. Bueno, Girondo es importante. Algo que siempre he dicho, si bien hay que leer lo que más se pueda, también es preferible no intentar leerlo todo sino leer bien lo poco y bueno que llegue a nuestras manos y dejarlos como libros que podemos guardar bajo nuestra almohada, y leerlos como también se debe leer la otredad, el silencio, la calle, las vivencias, lo retórico del viento y el futuro del mar, Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, donde para que no desaparezcan los libros —porque los quemaban—, había que memorizarlos; yo diría que hay que comprenderlos y adherirlos a uno lo que más se pueda, para llegar al conocimiento puro —Arthur Schopenhauer—, ese conocimiento que luego se expulsa como inspiración o gracia. Uno de los libros de los que no he podido despegarme: Los cantos de Ezra Pound —autor y libro de cabecera, creo que esa obra es una creación mayor, una épica histórica-poética que ha marcado a muchos poetas. También podría hablar de Pablo de Rocka y sus gemidos. La metafísica de los Bello y la estética de Arthur Schopenhauer. Spoon River, de Edgar Lee Masters. Los Beat, una generación con fuerza, estilo, consecuencia y buena escritura (luego en mis años posteriores encontré patéticos aquellos imitadores tanto de los personajes como de sus obras, yo les llamé la policía beat, en mi Tecnopacha). Los objetivistas: Oppen, sobre todo, y A, lo que he podido leer, de Zukofsky (a los imitadores de ellos les llamé “la mafia objetivista”). David Antin, lo poco que he leído de él, siempre me tiene al borde de la creatividad. Poesía universal traducida por poetas chilenos, me gusta ese libro, abre mundos. Los poetas Tang, Sang, Kenneth Rexroth. Maquieira, por facho que parezca, su obra es fenomenal, aunque también la he visto en novelas de ciencia ficción; Vila-Matas, Coetzee ahora último, Elvira Hernández, Ariel Aparicio —un poeta under que adoro y que conocí en un bar, pero son como esas personas de Bartleby y compañía, que han renunciado a la escritura, sin embargo, su obra es maravillosa, y creo que quienes la conocieron en este caso, son los habitantes de ese bar, incluso me quería llamar así—, Zizek, Vallejo, uf, son tantos. Elliot, Derek Walcott, Silvia Plath, Anne Sexton con un confesionalismo macabro, Huidobro, Gonzalo Rojas y su sonido envolvente, mántrico, a ratos un canto, Virgilio Piñera, Ted Hughes, Maiakovsky, el viejoven Rimbaud, el potente y rebelde Baudelaire, Nabokov y esa lolita loca y demente, Nathaniel Hawthorne, Droguett y sus Patas de perro, qué libro, son tantos, por eso te digo que no todos son los de cabecera; Lautréamont, Celan, el Tarkovsky, padre e hijo, Esculpir en el tiempo y el padre por El espejo—, todo Ungaretti, quien ha sido una de mis grandes influencias, Kafka, Damaris Calderón y sus sílabas; Ecce Homo, qué genial ese libro. Pero por sobre todo, y lo repito, el viejo Ezra. (Se me quedan muchos, incluso lo que estoy leyendo hoy en día, que no puedo nombrarlos, todavía no sé si serán de cabecera). —¿Cómo ves el panorama chileno-poético actual? ¿Qué escritores recomendarías? El panorama de la poesía actual —el que conozco, porque esta respuesta de por sí es una respuesta a medias—, no puedo ser arbitrario, pues me falta por conocer y no caeré en el error ese de decir: estos son los poetas que forman “el panorama chileno”. Podría eso sí nombrar nombres de amigos, de poetas que he ido conociendo o de sus obras o procesos de obras, o de sus libros que escapan de la capital capitalista. También te podría decir soy el visionario y hablar de estos diez, ¿o dos o cuatro? Mientras menos mejor, porque así mantenemos escondidos a los poetas, ¿o no? —esos pensamientos me dan un dolor ético. Aun así: muchos de l@s poetas que conozco, tienen fuerza. Me hacen creer que lo poco que sé de panorama, es vasto. Es fecundo. Creo eso sí que hay que ir descubriéndolo, y desde luego los años hablarán de él, no como la hegemonía de un territorio o institución por sobre la independencia del ser y su lejanía con el establishment, no, sino como un país en donde la diversidad debe tomar la palabra, debe hacerse notar su punk, dialogar con sus geografías, debe haber diferencias, distancias, debates. El neoliberalismo capitalista quiere homogenizar, eso lo sabemos, decir que sólo hay una cultura por sobre las demás culturas y éstas deben rendirle pleitesías. Creo que ese es el pensamiento que se ha ido imponiendo. Pienso que debo a ratos alejarme de mis gustos para saber apreciar el valor de otros. Desde esa objetivización se debe hablar, entablar el diálogo, por ejemplo, del concepto panorama en donde veo rebeldía, en especial en las regiones alejadas de Santiago y sus instituciones. Instituciones que ya eligieron a sus efebos o ninfas. Que los tienen ahí, pensando que escriben un poema fuerte, pero como dice mi amigo Alexis Donoso, se alejan del poema peligroso, el poema que no cualquier acepta, menos las intis —concepto tecnopachamánico. Y escriben lo que yo llamo “el poema capitalista”. Que quizá no es su misión y uno puro quiere que se rebelen, eso es parte de uno. Aunque con esto tampoco quiero generalizar, porque he visto rebeldías y alejamientos drásticos, y eso me hace pensar que las instituciones no siempre pueden agarrar un cerebro y moldearlo a su gusto. Es que, sabes, pienso que las instituciones, que deberían ejercer su verdadero rol, ya tuvieron su tiempo, y su tiempo no ha generado más que distanciamientos, pocas oportunidades, vuelvo a citar una frase que me ha seguido: “Cuando el ser humano entra en una institución, se olvida del ser humano, y sólo piensa en la institución”. Un ejemplo evidente son las bibliotecas: hermosas, geniales, libros únicos, de algunas universidades. Y que en todos lados dice: “lean, es lo mejor que puede pasar en sus vidas”, “la lectura es un derecho”, etc. ¿Tú crees que esa institución abrirá sus puertas y les dirá a las personas de poblaciones, jóvenes extraños en sus vestimentas, abuelitos humildes, señoras dueñas de casa, “vengan, aquí tienen libros maravillosos que, como dicen los carteles, pueden leer”? No. Y eso ha pasado tanto con la educación como con la cultura en general. Un aislamiento. Una falta de oportunidades. Y se habla de democracia. Y de un país en donde las instituciones hacen bien su trabajo —risas. Aunque por otro lado, en relación al panorama, no podría afirmar nada, porque todavía me falta por conocer bastante, pero recomendaría dar unas vueltecitas al desconocimiento, acercarnos a la arena, no sólo observar el mar, sino dibujarlo a través de textos que nos hacen sentir la marea o lo brígido de las olas, sentir un árbol o lo cementado del árbol por sobre la tiranía imponente de las montañas, sentir el frío, el hielo que cae a través de las nubes o como iceberg, el norte, el sur y despegar un poco los ojos del centro, dialogar con el misterio, potencializarse mutuamente, no esconder el sol bajo una aguja, no. A quiénes recomendaría, a los que no se han leído del todo, a los que no se ha leído bien todavía, a la otredad de la escritura. De los que conozco, Arica: Markos Quisbert, Daniel Rojas Pachas; Iquique, un amigo que quiero harto, Juan José Podestá y su Novela negra, que queremos publicar en Andesgraund, Marcelo Ramos, me leí también el libro que publicó Juan Malebrán en Yerba Mala Cartonera, Reproducción en curso, que está bien desgarrador; Antofagasta, Marietta Morales, Copiapó, Víctor Munita y su libros —casi todos— publicados en Cuarto Propio, Cristián, Christopher Malebrán, Juan Santander, Aída Osses, Carolina Mayerovich; de Coquimbo: Alejandro Jordán —que reside ahí pero es ariqueño, Kamila Muñoz —Valle del Elqui—; Valparaíso: Karen Hermosilla, Marcela Parra, Jaime Elgueta, Antonio Rioseco que hizo un muestra de poesía inédita de Valparaíso, Juan Eduardo Díaz, que hace poco me envió su libro, Fernando Ortega, C. Faúndez, Absalón Opazo, América Merino, Sebastián Farah, Banda, Daniel Tapia, Nenen —entre otr@s—; San Antonio: Florencia Smiths, Yeko Aguilera; San Felipe, Felipe Moncada; Curicó: Eduardo Leyton, Gisella Moretti, Rodolfo de los Reyes, Matilde Méndez, Rodrigo González, Mauricio Tapia, Constanza Artiz; Talca: Cristóbal Ramírez, Diego Muñoz, Gustavo Palavecino, un amigo que en realidad está estudiando allá y es Juan Carlos Veloso —muy joven él— que además es un gran gestor cultural y ha entablado diálogo con distintos colectivos de arte, Luis Herrera y su hermetismo performático; Santa Cruz: Marcela Menares; San Fernando: Priscila Lagos; Chillán: un poeta que es uno de mis mejores amigos, Milton Leiva y su Elegía para fantasmas, que da la casualidad que nos conocimos muchos años atrás, a través de mi primo, punkys todos, anarkos por excelencia, Santiago Bonhomme, hay que poner ojo en él, Rodolfo Hlousek, tiene unos textos desbordantes, Patricio Morales, Alejandra Contreras, Arnaldo Donoso; Concepción, Oscar Petrel, Jorge Cid, Ricardo Espinaza, Greta Montero, Cristián Lagos y su colectivo Tres Mujeres, Dafne Meez; Temuco: Oscar Mansilla, Gerardo Quezada, Camilo Herrera, César Cabello, Christian Martínez; Valdivia: Bruno Serrano Navarro, Cristina Bravo, Guido Arroyo, Álvaro Pereira, la patagona-valdiviana Ivonne Coñuécar; Osorno: Cecilia Pérez, Cristián Antillanka, una de mis poetas predilectas, Roxana Miranda Rupailaf, Juan Pablo Huirimilla; Puerto Montt: Nicolás Said, Carolina Caro, Marcos Leiva, Eduardo Fernández, Poli Roa, Persus Nibaes, de la Unión, Paullete Vásquez, Pía Sommer, etc. En Santiago conozco a muchos: el colectivo Florerito Quebrado, los Neodecadentes, que he ido conociendo ahora último y están en una búsqueda reinteresante, los chicos de la revista Pájaro Verde, muchos poetas de las Okupa, los de Santa Rosa 57, los novísimos que son cinco más Rodrigo Gómez, los del ex espantagruélico que ahí estuvieron Raúl Hernández, Marcos Yupanqui, los de Poechileanrockers con Amanda Durán, Radio Manini, algunos de la UDP y otras universidades privadas, los de Producto Kolectivo y Editorial Problema, los del colectivo Lingua Quiltra, de la Usach, que están haciendo buenos encuentros, poetas del Arcis, poetas de la Chile y de la Universidad Católica, en donde tengo varios amig@s, poetas de Cerro Navia —mapuches que Aniñir les llama “habitantes del Mapurbe”— como Alberto Guzmán Rallimán, muchos chicos que salen de Balmaceda 1215 y son bastantes, poetas de San Bernardo y su Centro Cultural Otro Sur, de Maipú, de Puente Alto, de Pudahuel, de la revista 2010, de tantas comunas y son muchos, Los Poetas del 5, los de la revista Contrafuerte y Calle Passy, los de la Rabiosamente Independiente a cargo de la Eli, mi amiga Marcela Saldaño quien tiene un libro maravilloso llamado Un ojo llamado cacería, y un largo etcétera. He soñado con hacer un libro que no deje de escribirse jamás, un libro que dé cuenta de un panorama, un libro abierto, como ese libro Je me souviens, de Perec, en donde cada poeta que quiera agregue su poema y luego venga un gilipollas —traducción Anagrama— y diga: este no es un libro verdadero, demasiado democrático el espacio, y vengan todos los poetas y le sacaran la cresta. Broma, no apelo a la violencia. —Tu poesía se nutre de una gran gama de imaginarios urbanos, idiomáticos, políticos, sociales, culturales muy diversos. ¿Qué me puedes decir al respecto sobre tu propia poética? —Mi poética tiene directa relación con lo político, lo social, la historia, lo literario, con las conductas de la tribu, aquí la imagen es todo el poema en sí —un golpe, declaro mi lenguaje como un golpe—, es la acción misma en la palabra y su medida es la musicalidad, una musicalidad que entrando en ella se vuelve visceral a ratos, otras veces apenas audible más que para los ojos; es una mezcla entre identidades, espionajes y la saturación de lo evidente, dando respiración boca a boca a conceptos a veces añejos, otras veces renovados. Valorar el hecho de que los conceptos nos pertenecen a todos. Por ejemplo, yo hablo de pachas, concepto reutilizado en el norte, como también en el canto popular, pero siempre me han dicho es como un pacha tecnológico, y claro, los Pachas, a veces tribu, son la involución —cohesionada, verticalizada— de la masa actual, los individuos que resignificara Marx, he ahí la construcción. Por otro lado, la transculturización está en ella, porque no podría evitar las nomenclaturas que se dan entre tanto acento cosmopolita que juega al viaje aferrándose hasta la invasión. Cohesiones arbitrarias a ratos, pero que son un vil ejemplo de la sociedad contemporánea que vivimos. Es el rompimiento —táctil, a ratos— con el lenguaje español, de invasión; es romper el adjetivo y darle el lugar de referencia histórica. Lugares comunes. Es potencializar el mensaje, por sobre la típica imagen usaísta. Es una visión dopada de la historia. Cito: “Te hablaba por ejemplo que esta historia está dopada, manoseada desde siempre. Que esta historia que ahora vamos a vivir está dopada desde antes del siempre incluso, mucho antes del antes”. Quizá en esta cita se ejemplifique la imposición de la historia, el matiz burgués de su uso, la escritura irreal de los hechos. Es por lo demás una poética del riesgo, no como modelo a seguir, sino como lenguaje a escuchar o leer. Una mezcla rara entre barro y blancura, es una opositora a lo que llamo el poema capitalista. —Sé que sigues escribiendo dOPING hISTÓRICO, ¿qué me puedes decir de este libro? —Es un libro que está compuesto por cinco títulos, Tecnopacha, el primero, que fue publicado el año pasado —octubre— y que da cuenta de una sociedad amante de las vidrieras, neoliberal hasta en su humanismo, cuyo principal protagonista se llama Bolchevique Emotion, un joven fundador-dictador que quiere escribir el poema capitalista, haciendo una revolución consumista para llegar a ser, por ejemplo: un usaísta integral o un buen ejemplo del Eurorreinato; luego viene Pachas, un canto, que es la transmutación —a manera de Visnú— de Bolchevique Emotion a Pacha Hombre: un tirano venido del Eurorreinato; enseguida Las Espunkas, una mezcla entre espuma y punk, que es como una lluvia, el lenguaje de estas espunkas es la lluvia y dan una visión de lo que pasa en las sociedades actuales —desde el punto de vista del agua de mar— (este es uno de mis textos predilectos dentro del dOPING), Paiscidio es la cagada, de esto no hablaré, y “Los cinco episodios continentales”, en donde dialogan los cinco continentes. Más una novela llamada Indivicultura que está en proceso todavía. Es que siempre he pensado, en escribir un solo libro (no una obra, sino un libro), y en mi caso se llama dOPING hISTÓRICO. —Sé que diriges y recorres tu país con el proyecto Descentralización Poética y sé que has inaugurado la editorial Andesgraund, ¿qué me puedes decir de estos proyectos? —El primero no es un proyecto como tal, es una acción constante. Y si lo definimos como proyecto, desde la proyección misma, vendría a ser un encuentro —terminando con ese concepto de evento— de poetas en distintas regiones de Chile, interrelacionando diferentes artes: música, visual, teatro, danza, performance, etc.; generando una red que vaya creciendo en la medida en que las partes se conozcan —que hasta el momento se mantiene a través de la amistad, honestidad, lealtad hacia la misma acción, una acción genuina—, podríamos decir que al irnos conociendo los diversos poetas de Chile, se puede dar cuenta de un panorama o un acercamiento. (Bueno, también esto se pretende prolongar a través de Latinoamérica, hay bastantes poetas que en sus respectivos países quieren seguir con esto). Es democratizar los espacios, evidenciar la gran diversidad poética que hay en Chile. Un poeta de Copiapó me dijo la otra vez: “Pareciera que en la poesía chilena el norte no existe, a excepciones, no existe. Las antologías están diseñadas de Santiago hacia arriba”, y esa sensación real, la he escuchado en muchos lugares, incluso en las poblaciones del mismo Santiago. También es no apostar por que todo tenga que pasar por el Estado; es volver a pensar en el concepto de la autogestión, volver a enamorar a las personas con dicho concepto. Es compartir la poesía, y reencantar —reencantarnos— a las personas desde las poblaciones de cemento hasta los desiertos nativos; desde el hielo hasta el creciente sol; desde los subterráneos a la lejanía de una cumbre, teniendo en cuenta que la literatura es para todos y que todos podemos escribirla, escucharla, leerla, que Chile es un país lleno de tradición poética, y que desde la política y la cultura, debe asumir un rol de y actuar, a través de la página-tierra o la tierra en constante acercamiento con la hoja de papel. La acción se puede prolongar a través de talleres, encuentros de poesía, conversaciones, generando movilidad cultural, intelectual, sensitiva, como la quieras llamar, entendiendo los conceptos. No creo en el poeta —artista—, en estos tiempos, como el poeta burócrata, el poeta de escritorio que no tiene participación cultural, no tiene opinión política o no tiene incidencia en los cambios culturales ni sociales. Y, si bien, se puede decir que en realidad no hay incidencia en lo anterior. Tenemos que saber que hay lecturas, hay pensamiento, hay opinión y ésta debe escucharse, y no sólo quedarse en la ensoñación que el azar nos entrega, la que te deja como un individuo que piensa en él, en su sombra y lo brilloso de la sombra, por sobre la pluralidad de sus escritos. Eso es lo que hay que cambiar, y quizá he ahí un lugar para la rebeldía, la con contenido y realmente opositora a los sistemas actuales. La que puede imponerse a través de pensamientos y acciones, la que puede pintar el sol con sus letras. En resumen, y volviendo a lo primeramente señalado: Descentralización Encuentro de Poesía y Descentralización Periférica, pretende compartir y llevar poesía a los lugares más inhóspitos, a los lugares en donde hay desconocimiento, porque pensemos una cosa: en las universidades —u otros lugares—, donde se hacen hartos eventos, hay literatura, hay guías espirituales y culturales, hay poesía escrita, no es necesaria tanta lluvia, ¿por qué entonces seguir apostando ahí?, ¿a las mismas instituciones?, ¿a los mismos lugares comunes de encuentro? ¿Sería posible cambiar un poco el switch, sintonizar un canal diferente? Poder escucharnos y leerlos en una plaza pública, por ejemplo, en donde por casualidad pasa un niño o una señora y escucha, y hasta se compran un helado y se sientan, y sigues escuchando y a veces llegan con un poema y nosotros escuchamos, y podemos hablar, regalar un libro; ahí también se pueden regalar libros, y no sólo enviarlo al sótano de la institución cultural. Es verdad, se necesita energía. Entonces: dejemos de ser flojos. Y Andesgraud quiere dar cuenta de la poesía que se está escribiendo en Chile —desde Arica a Punta Arenas—, y en otros países. Se vienen publicaciones que se están trabajando: Hlousek de Chillán; Eduardo Leyton de Talca; Alberto Guzmán Rallimán, Gustavo Barrera —quien de un principio ha apoyado Descentralización—, una muestra de poesía de Curicó-Talca; poetas del norte, de Santiago, de poblaciones de Santiago, entre otros. —He escuchado en numerosas ocasiones que supuestamente la poesía sólo la leen y la consumen los mismos poetas, ¿crees que es así? ¿Cómo crear mecanismos para que la poesía llegue a otros sectores de la sociedad, pero sin que pierda su parte radical o subversiva? —Sé que muchos dicen: “La poesía es para pocos, para los que se interesen y sepan leerla, y no nos interesa tener tantos lectores ni nada”. Yo pienso lo contrario, pienso que la poesía es del gusto de las personas. Todos en algún momento han escrito un poema. Y en Chile la poesía tiene fuerza. No es casualidad que haya llegado a niveles políticos decisivos, hecho revoluciones o ser partícipe de revoluciones, encantar a las personas y que todavía tenga ese encuentro o reencuentro. Sé que hubo un tiempo largo llamado dictadura en donde la poesía era un peligro, ahora muchos dicen que lo es, pero en realidad el Estado los pulveriza con sus cariñitos mediáticos y de migajas. Y como palomas, corren a recoger las migas, y se pelean por las migas, y se escupen por las migas y hasta se enemistan por las migas que tienen algo ahí en su masa: estancamiento. Pienso que hay muchos jóvenes o niños con potencialidades enormes, que simplemente no han tenido la oportunidad de leer a un poeta que no sea la Mistral o Neruda, si es que —el de Veinte poemas de amor y una canción desesperada—, y que tienen talentos enormes, a los cuales les llamo “talentos quebrados” en muchos casos. Hay personas sedientas de poesía. Pero, ¿cómo hacerlo, si los poetas se centran en un lugar y dejan ese espacio vacío? ¿Si muchos poetas lo único que quieren es tener un papá institución que los lleve al estrellato hermético de la poiesis? Pero hay otros, los reales, que saben que la poesía tiene pies. He ido a varios colegios, he trabajado en colegios —incluso hice un taller de teatro que se fusionó con poesía—, a distintas poblaciones de Santiago y de regiones y la reacción frente a la poesía es positiva. No hay lectores porque el sistema no deja que existan, es un oscurantismo, así de trágico, potencializado por miles de distractores, porque el vacío de la televisión es un distractor, el capitalismo neoliberal, abuelitos con pinta de loli pop —todavía—, papás compra-udis, patrullas oligárquicas de piel y hueso; amantes de la cultura, pero a la primera se van a pedir limosnas a Los Providencias; aulladores beat como los papás de Flanders, todos ellos esclavizan y anulan, y si no los anula el Estado entonces los anula el mismo poeta burócrata —soldado oficial del sistema—, amante de su escritorio, el que sabe menear las influencias, hacer una lambara con el banco mundial de su ciudad: anula. Y el posible lector, más que reencantarse, se va por lo vacuo, por la risa superflua de lo mediático. Creo en el poeta como un actor social —a manera de Marx—, no como un ser que no hace más que engominarse con versos. Un poeta que tenga opinión política, opinión en relación a la educación: acción en ambas direcciones. Un mecanismo basado en lo que llamo individualismo (poética) plural (acción, diálogo, red), en donde el actor social pueda generar su escritura —en el caso de la literatura— y compartirla, hacerla un acto, ponerle pies a los libros —los libros parecen están inválidos— y que caminen, que sepan llegar a los ojos, al pensamiento, a la sensibilidad. Y no dejarlos ahí, vegetando, observando al zapato salir y llegar, como una escena trabada, repetida en el televisor. Entonces un gran mecanismo son los talleres. Los talleres en las poblaciones los hacen en las escuelas y son profesores que poco saben de poesía. Hace poco hablaba con una profesora que ha hecho un gran trabajo con niños, me dijo: “Yo no soy una gran conocedora de poesía, pero he visto que a los chicos les gusta y quieren saber más”. Los poetas o las poetas deberían estar ahí, enseñando, dando a conocer su arte, su escritura, la escritura de otros, aportando al gran mecanismo: la educación. Hay lectores, pero están ocultos o los ocultan. Por ejemplo hay muchos poetas adolescentes en poblaciones que no conocen Balmaceda 1215. Y sí conocen el taller de la tía Juana. La tía Juana es un amor, tiene muchas buenas intenciones, pero le faltan herramientas. Si hay potencialidades ahí, capacidades a veces innatas, por qué no energizarlas, a través del conocedor de aquello, el que ha vivido su vida leyéndola, sitiándola, conociéndola: un poeta o un escritor más genéricamente. La otra vez fui a un lanzamiento de un libro de poesía en La Florida, una comuna de Santiago, una antología con cinco poetas, y me llevé una gran impresión, estaba repleto, más que cualquiera institución, y las personas gozaban con la poesía, muchos subieron y leyeron sus textos. Hasta bailamos escuchando poesía. Hay que atreverse a cambiar el engranaje neoliberal del pensador vegetal. Hay que encontrar medios para que las personas se reencanten con las palabras, o el arte, o la expresión, la política por ejemplo. Es que yo escribo metapoesía, podrían decir, solamente escribo sobre el lenguaje, y es que yo cito a los norteamericanos, incluso pongo frases en ruso, es que mi poesía es mayor, no la puede leer cualquiera, no es para muchos, ese flaite qué va a leerme, es que primero tendrían que leer biología, historia, ilustrarse, es que tendrían que haber leído a Elliot, es que sin teoría, etc. Ya basta, basta con ese despotismo ilustrado pornodernista. Y basta de no creer en las potenciales lecturas de las personas. A veces pienso que muchos son concertación o derechistas al máximo. Lo único que hacen es llegar a un sector de la sociedad. La misma que luego criticarán. Porque muchos escriben sobre la pobreza, sobre la rebeldía poblacional, sobre las niñas-araña, y es como en la televisión, utilizan la pobreza para fines lucrativos, o de burla. Maldición: sí somos seres sensibles y pensantes, ¿o no? Creo en la lectura. Creo que la lectura genera movilidad intelectual, social y de pensamiento. Y creo que hay que buscar fórmulas. Fórmulas que son muchas, pero requieren un mínimo de transpiración. Ya estoy escuchando a alguien decir por ahí: es que yo soy escritor solamente. Pico. —Actualmente, ¿en qué proyectos literarios estás? —Mira, estoy escribiendo una novela llamada Indivicultura. Novela que cerraría el dOPING hISTÓRICO y que tiene que ver con la acción, la anotación y el ensayo. Por otro lado estoy escribiendo un libro llamado Asia. Asia es una chica que tiene los ojos tajeados por pirámides, pero quiere operárselos para hacerlos globales. También un texto llamado Poema capitalista, que es simplemente encender la televisión mental de la literatura que me ha llegado, y hacerla dialogar con ese texto hollywoodense, sigo escribiendo y corrigiendo constantemente. También tengo proyectado hacer algunos videos poemas con textos de poetas amigos. Algo que hice hace tiempo, pero con VHS, un equipo y cables bien piratas. Ahora me encuentro con programas computacionales buenísimos como el After Effects y el Sony Vegas, con los cuales edito los videos. También quiero aportar a la revista Panorama Literario, que será presentada en Talca. Desde el punto de vista de la organización, sigo en esto de la descentralización, algo que me hace volar y soñar, soñar con una política cultural basada en la autogestión, divorciada con el baboseo estatal. Y cercana a la ética, la ética de una historia presente y un mundo de amistad poética. ** Augusto Rodríguez elfrancotirador79@hotmail.com Escritor ecuatoriano (Guayaquil, 1979). Ha publicado los poemarios Ausencia (Santiago de Chile, 1999), Mientras ella mata mosquitos (2004), Animales salvajes (2005) y La bestia que me habita (2005). Sus textos aparecen en varias antologías locales y del extranjero. Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía David Ledesma Vásquez (2005), el Premio Nacional Universitario de Poesía Efraín Jara Idrovo (2005) y Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía César Dávila Andrade (2005). Es el fundador del grupo cultural guayaquileño Buseta de papel. === “Cuando uno no es nadie y quiere serlo todo” ========================== === Una charla con José Luis Díaz-Granados Andrés Felipe Escovar ===== La cita con José Luis Díaz-Granados se dio el veinticuatro de diciembre en horas de la tarde. Pero apenas se inició la charla, el tiempo cobró una naturaleza silenciosa que sólo pudo ser advertida cuando salimos y la noche anegaba a Bogotá. Díaz-Granados nació en Santa Marta y creció en Bogotá. Ha urdido los libros de poemas El laberinto (1968-1984), Cantoral (1988-1992), Poesía dispersa (1992-1994), Rapsodia del caminante (1996) y Oficio terrenal (1998). Así mismo, escribió las novelas Las puertas del infierno (1985), El muro y las palabras (1994), El esplendor del silencio (1997), Ómphalos (2003), Los años extraviados (2006). También hizo una biografía de Neruda llamada El otro Pablo Neruda (2003) y ha elaborado distintos volúmenes de literatura para niños. —El día que recitaste el primer poema de tu propia cosecha acaeció el golpe militar de Rojas Pinilla, ¿cómo ocurrió exactamente? —Fue el 13 de junio de 1953. Los sábados en la noche había un programa radial que se llamaba “La hora infantil” en la Radiodifusora Nacional; lo dirigía un chileno llamado Nerón Rojas y la madrina Clara Inés. Era a las siete. Como yo escribía versos en un álbum en que mi mamá copiaba poemas de autores famosos, trataba de hacer algo parecido a lo que encontraba, de manera que escribí un poema llamado “La casa de mayo”, el cual estaba dedicado a la Virgen de Fátima. La radiodifusora estaba en la 26 con Caracas; estaba llena de Policía Militar, nosotros entramos, yo llevaba un corbatín negro como todos los niños bogotanos de esa época, entonces recité mi poema y como era de mi autoría me dieron el primer premio que era una tortuguita plástica. —¿A partir de ese momento comenzó la escritura de la poesía? —Ahora leyendo las memorias de Vargas Llosa veo que hay identidad con él; con la Lima de él y la Bogotá mía, con su Miraflores y mi barrio Palermo. Yo comencé a escribir las coplas y las leía cuando mis familiares cumplían años y él hacía lo mismo. Ese comienzo fue con la poesía y con los juegos de palabras. Luego hice pequeños periódicos. A los doce años fuimos a Santa Marta y volvimos a Bogotá después de un año, y en la capital comencé a escribir cuentos porque se organizaban concursos intercolegiados; estaba tan lleno de eso, que mi primo Pepe Stevenson me dijo: “lee a Faulkner, lee a Hemingway” y comencé a leerlos. En esos tiempos, una tía política me dijo: “Mi sobrino Gabriel García Márquez está aquí, para que te conozca y lea tus cuentos” y lo conocí. En aquel entonces su nombre se relacionaba con el periodismo por Relato de un náufrago, que había publicado en El Espectador en 14 crónicas. Yo iba los domingos durante el año que estuvo en Bogotá del 59 al 60, cuando triunfó la revolución cubana y él fue comisionado para dirigir la agencia Prensa Latina, donde yo trabajé muchos años después. Él vino, se estableció en Bogotá, estaba recién casado y con un niño de meses. Era muy espontáneo porque no era famoso ni yo buscaba la fama. —¿Desde que escribiste el primer verso quisiste ser poeta? —Sí, estuve seguro de eso. Ahora leo que la única ambición de José Eustasio Rivera era ser poeta; de causalidad, él como abogado, tuvo problemas en los llanos, padeció el paludismo y se puso a escribir el relato de todo lo que vivió y así surgió La vorágine. Se dice que Cortázar quería ser poeta y García Márquez también, según lo dice en las memorias. —¿Cómo nació Las puertas del infierno, tu primera novela? —Era una necesidad de soltar mis vivencias. Todas las técnicas que uno adquiere en la adolescencia mediante las lecturas son las que van a aplicarse el resto de la vida. Eso me pasó a mí y a Luis Fayad, que nos formamos juntos. Escribí esa novela tratando de poner en práctica técnicas novelísticas y lingüísticas. También surgió de vivencias propias; en ese momento estaba recién separado de mi primera esposa y conocí los bajos fondos de Bogotá: las prostitutas, los amores frustrados y todo eso lo quería poner junto a la técnica y surgió ese híbrido; una mezcla de Samuel Beckett en Molloy y Vargas Llosa en Los cachorros. También estaba leyendo a Joyce y Henry Miller, una mezcla de estilos... Después me di cuenta que esas novelas son las que quedan: cuando uno no es nadie y quiere serlo todo, uno da lo mejor de sí mismo. —¿Cómo fue la experiencia con Luis Vidales, sabiendo que fuiste su secretario? —Cuando cumplí 16 años en 1962, yo ya sabía que iba a ser escritor a tal punto que abandoné mis estudios secundarios. Admiraba tanto a Luis Vidales que se volvió una obsesión conocerlo. Mi padre, que era economista, había trabajado con él en el Dane. Entonces nos conocimos, y hubo empatía; él venía de un exilio en Chile y vivía en un apartamento en el sector judío del barrio Teusaquillo y yo iba a visitarlo con Luis Fayad. Tomábamos aguardiente, fumábamos cigarrillos egipcios que él siempre tenía. Fue una de las etapas más bellas de mi vida. Fayad entró a trabajar en la estadística, pues era sociólogo y Vidales era su jefe de redacción técnica. Cuando Fayad se fue a París, yo estaba en pleno vagabundaje bogotano escribiendo Las puertas del infierno. Vidales y Fayad me citaron y me propusieron ser el reemplazo de mi amigo. Fui secretario personal de Vidales porque me confiaba que le compilara y le seleccionara los poemas de La obreríada y le corregía textos tanto de estadística como de su literatura. Fue desde el 75 hasta el 80. —¿Piensas en los lectores a la hora de escribir? —Cuando escribo poesía o novelas pienso en determinados amigos. Siempre, aunque uno no quiera, está escribiendo para ellos, para ese círculo de amigos que saben de literatura. —Cuando escribes para niños, ¿cómo entiendes a tu destinatario? —Escribo lo que hubiera querido leer cuando niño; me encantan los trabalenguas, las charadas, los anagramas, las retahílas, jugar con las palabras, escribir con rimas. Para niños comencé a escribir cuando nació mi hija Carolina; yo era un hombre de 45 años y empecé a escribir para ella y luego vino mi nieto. Fue tan bien recibido lo que hice que Editorial Norma me ha propuesto escribir libros sobre leyendas de Colombia; me siento muy bien con ello y me divierto mucho con la literatura para niños; es cierta forma de revalorar las cosas bellas de nuestra patria: las tradiciones, los mitos, las leyendas. La editorial me lleva dos veces por semana a colegios de todos los estratos. Para mí, los niños son los lectores más honestos. —¿La literatura para niños debe inculcar valores? —No, sencillamente el amor a la literatura; que amen las palabras. A los niños les hablo con rimas y se ríen mucho; les gustan las leyendas, les fascina asustarse. Para adolescentes ya hay cierta noción de pasión erótica: la Patasola, la Madremonte; cierta morbosidad que aparece a veces en las leyendas colombianas. Yo todavía no he podido entender el mito de Bachué aunque me gusta mucho: la mujer que sale con un niño que no se sabe si es su hijo, pero tiene relación sexual con él y se crea la nación muisca... ¡es nuestra mamá Bachué! De Bochica la gente dice que era español porque tenía barbas blancas y era blanco; yo pienso que a lo mejor es una metáfora del propio salto del Tequendama que es una larga barba blanca. —¿Qué diferencias hay entre la elaboración de poemas y el urdir narrativa? —La poesía tiene que ser una fuerza verbal que pueda expresar asombros en pocas palabras; en la poesía hay mucho sentimiento interior. La novela es el exorcismo, la libertad total; la poesía es contención, es la obra de arte. —Toda tu obra está cruzada por el erotismo... —Es una de las vivencias mentales más fértiles que tiene el ser humano y la literatura es una liberación de la conciencia. La última novela breve, que posiblemente saldrá el otro año y que se llama Cita de amor a mediodía, es un encuentro entre un empleadillo público horrible con una mujer madura, esperpéntica y ninfómana. —¿La aparición de nuevas tecnologías para escribir y publicar, habrá de ocasionar un nuevo género literario? —En realidad, todo en la vida es una transformación; uno crece y le salen bigotes pero se sigue siendo el mismo niño. La novela es una transformación de la epopeya y después casi se volvió reportaje, crónica. Ahora mismo, la novela de Pamuk, Estambul, es crónica, novela, cuento, diario. Yo pienso que la novela esta yéndose por ahí. A la misma novela mía, Las puertas del infierno, la han calificado de metaficcional porque hay un momento en que yo digo que este párrafo está mal escrito y vuelvo y lo escribo. —Perteneciste a la llamada Generación sin nombre, la cual apareció en 1968. ¿Qué posición tuvieron respecto al mayo de ese año? —Nosotros surgimos a la vida literaria bajo el influjo del año más revolucionario del siglo veinte: Tlatelolco, Praga, París, la guerra de Vietnam. Pero paradójicamente, nosotros estábamos contra todo el escándalo nadaísta; nos dedicamos a escribir y a estudiar la poesía: la generación del 27, Vallejo, Neruda, Huidobro, las vanguardias. Considerábamos que los nadaístas eran más para mostrarse ellos, eran más la figura de Gonzalo Arango. En realidad pensamos que de la literatura quedó muy poco de ellos. Ahora, la teoría de Álvaro Miranda es que después de la muerte de Gonzalo Arango, los nadaístas comenzaron a escribir en serio, es el caso de muy buenos poetas como Jotamario Arbeláez, Eduardo Escobar, Armando Romero. En nosotros no se nota que nos hubiera influido el año 68. Después sí, cada uno tomó su rumbo. Creemos haber hecho una obra sólida, fuimos la primera generación poética que escribió novelas. —¿Por qué el nombre de Generación sin nombre? —Hubo tres coincidencias: Álvaro Burgos Palacios, que era periodista cultural de El Tiempo, escribió: “Una generación busca su nombre”. Jaime Ferrán, un poeta español, dijo “esta es una generación sin nombre” y se refería a un grupo de Puerto Rico. Augusto Pinilla asegura que Aurelio Arturo fue quien acuñó el nombre. El autor de Morada al sur fue uno de nuestros dos padres tutelares, el otro era Héctor Rojas Herazo, quien nos presentó en una página de las Lecturas Dominicales de El Tiempo. —Después de la propuesta estética de la Generación sin nombre, ¿cuál fue el paso dado? —Me llamó mucho la atención lo marginal, creí que el poeta pertenecía al lumpen e intenté recrearlo en las novelas. —¿Aún te llama la atención lo marginal? —Sí porque soy un observador del comportamiento humano. Las sociedades muchas veces están gobernadas por la doble moral y la hipocresía. Las clases medias de las urbes latinoamericanas son muy mentirosas; por ejemplo, en Cuba tuve una experiencia curiosa: había turistas que detestaban a Fidel Castro pero se morían por tomarse una foto con él; detestaban a García Márquez, y también buscaban fotografiarse con él. —¿Qué ocurrió en tu carrera literaria luego de la publicación de Las puertas del infierno? —Fui a la Unión Soviética, era un hombre de izquierda y entonces fueron quince años de poesía política. Estuve en Alemania Oriental, pero de visita, en festivales de cultura. Escribí poesía y novelas políticas como El muro y las palabras; no sé si eso fue bueno o malo para mi obra porque la política lo lleva a uno a veces al sectarismo. Neruda tiene apartes de gran sectarismo en Las uvas y el viento y en el Canto general; también poetas comunistas como Rafael Alberti y Raúl González Muñón. Y Ezra Pound que era fascista... Yo no me arrepiento de esa etapa. Esto me llevó a que fuera amenazado y tuviera que marcharme a Cuba en el 2000, y fue la reflexión total. Allá me dijeron que me dedicara a escribir mi literatura. Elaboré una biografía de Neruda, que me la publicó Planeta con ocasión del centenario. También escribí libros para niños y me publicaron uno llamado Ritos de primavera. Además, elaboré tres novelas: Ómphalos, La noche anterior al otoño y Los años extraviados, que es una novela sobre mi adolescencia. —¿Qué proyectos tienes? —Estoy preparando un libro llamado El escritor y sus demonios, con artículos sobre las locuras del escritor, rivalidades, plagios, envidias, los escritores que no escriben, los que escriben cosas extraliterarias. En total son unos sesenta ensayos. Y también trabajo en un libro de memorias mías, de recuerdos sobre Gabriel García Márquez a lo largo de cincuenta años de amistad. ** Andrés Felipe Escovar andresfelipe.escovar@gmail.com Escritor colombiano (Bogotá, 1981). Reside en Buenos Aires (Argentina). Ha publicado artículos y entrevistas en sitios web como Libro de Notas (http://www.librodenotas.com) y Cinosargo (http://cinosargo.blogspot.com). Así mismo, ha realizado entrevistas y textos publicados en diarios como El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co), de Barranquilla (Colombia), y El Diario de Río Negro (http://www.rionegro.com.ar; Argentina). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Preámbulo a la filosofía en la obra de Cortázar ======================= === César Pancorvo Rosazza ================================================ Le doy un beso a la señora de Regules, el té al chico de los Rivas, y me reservo para resistir por dentro. Me digo: “Ahora estoy cruzando un puente helado, ahora la nieve me entra por los zapatos rotos”. No es que sienta nada. Sé solamente que es así, que en algún lado cruzo un puente en el instante mismo en el que el chico de los Rivas me acepta el té y pone su mejor cara de tarado. “Lejana”. Historias de cronopios y de famas Entre las obras más importantes de Julio Cortázar, como, por ejemplo, la trascendental Rayuela, que juega con las técnicas de lenguaje y con el método de lectura, y el libro de relatos Bestiario, donde prepondera el silencioso cuento “Casa tomada”, está un libro de cuentos publicado en el año 1962: se trata de Historias de cronopios y de famas, una de las obras más surrealistas del autor, que excede los límites del realismo fantástico para darnos a entender un mundo de entes totalmente irrisorios y desconocidos. Este libro, irónico, delirante, será analizado a partir de las ideas filosóficas de pensadores notables como William James, pragmatista por excelencia, Ludwig Wittgenstein y el estadounidense Donald Davidson. Se tocarán aspectos básicos y claves del pragmatismo, y también temas como las tres variedades de conocimiento, de las que habla Davidson, los juegos de lenguaje de los cuales escribe Wittgenstein, los principios de coherencia y correspondencia, hipótesis vivas y muertas, los componentes de la comunicación, entre otros. En primer lugar, una pequeña reseña del libro estudiado, como para dar una idea más completa al lector: la obra, Historias de cronopios y de famas, es un libro escrito con una narrativa viva y colorida, aunque simple, y está escrito en un lenguaje lo suficientemente sencillo como para no dar problemas a los lectores más novatos —ellos ya tendrán algunos problemas entendiendo el fondo de la historia y las creaciones lisérgicas del autor—, pero que no da una visión total del mundo que quiere exponer. Consta de cuatro partes (“Manual de instrucciones”, “Ocupaciones raras”, “Material plástico” e “Historias de cronopios y de famas”), y la cuarta parte de otras dos secciones (“Fase mitológica” e “Historias de cronopios y de famas”). Cada parte, además, está construida por cierto número de cuentos, que generalmente superan la decena. La primera parte, “Manual de instrucciones”, consta de varios cuentos que son instrucciones bastante descabelladas acerca de temas aleatorios —“Instrucciones para llorar”, “Instrucciones para subir una escalera”, “Instrucciones para dar cuerda a un reloj”, etc. La segunda es un compendio de cuentos, también de tramas dispersas, acerca de temas poco comunes —como la conducta en los velorios, etc. La tercera parte es la que consta de más relatos, que son también de temas variados, aunque siempre con ese toque cortazariano y la ironía ilógica. La cuarta y última parte, finalmente, es la principal del libro y se dedica a contar historia de los cronopios, de los famas y de las esperanzas, para dar a conocer sus actitudes y hechos. Los relatos no son muy largos: la mayoría no sobrepasan la primera página; el más largo no supera las cinco. El libro, que puede parecer un recuento de relatos algo dispersos y extraños/cómicos al comienzo, tiene como tema central el nombre del título... Las historias de los cronopios y los famas, que son seres creados por la imaginación del autor, muy humanos, con sus virtudes y problemas también. Los cronopios son entes más inclinados hacia las artes, seres bohemios, poetas desordenados, idealistas, ingenuos y sensibles. Se les describe como criaturas húmedas y verdes. Los famas, al contrario, son como los políticos —y más aun, los políticos serios, oligarcas: son más serios, pomposos, rígidos, centrados. Un tercer tipo de criaturas, creadas por el argentino Cortázar, son las esperanzas: no están ni de un lado ni de otro, son sencillas e ignorantes. Esta puede ser una metáfora que Cortázar hace acerca de la humanidad. Dato trillado, pero relevante, es que él fue conocido, por sus amigos, como el cronopio mayor. Juegos de lenguaje Lo primero que puede ser relacionado a uno de los filósofos mencionados anteriormente —lo más evidente, también— son los juegos de lenguaje utilizados por Cortázar en su obra. El libro mismo (más específicamente, algunos cuentos) es un gran juego de lenguaje, pues uno no puede entenderlo a la primera; al ser una obra complicada, muy imaginativa, surrealista, está claro que es más difícil entender su temática que la de, por ejemplo, algún libro de Alfredo Bryce, por decir un nombre. Cortázar no es tan directo, juega más con el lector y utiliza recursos que hacen compleja su lectura. En primer lugar, uno nunca va a poder entender totalmente el juego de lenguaje de Cortázar en este libro, sólo va a poder dar interpretaciones de él. Uno nunca sabrá, con exactitud, qué son los cronopios, los famas y las esperanzas. Sólo nos podemos dar una idea. Sin embargo, alguien que ha estudiado más a Cortázar —una persona más leída, o tal vez uno que fue amigo cercano— sí va a poder comprender mejor el juego de lenguaje que utilizó en esta obra. Los juegos de lenguaje que Cortázar utiliza en los cuentos podrían ser entendidos mejor por alguien del mismo contexto: una persona ya adulta, y de mundo, en los años sesenta. Cabe mencionar que Cortázar nació —según él, accidentalmente— en Bruselas, en el año 1914. Mientras el lector más se pueda acercar a ese contexto, yo creo que va a poder entender mejor el juego de lenguaje usado en la obra, los lugares, las jergas, etc. Se puede deducir que los juegos de lenguaje pueden ser mejor entendidos por alguien que conoce lugares como Amalfi, la plaza Quirinal de Roma, la calle Humboldt, el Luna Park, o la pintura La dama del unicornio de Rafael, etc. Ahora, entender el fondo de la historia es otro tema. Uno de los ejemplos más claros de no entender el juego de lenguaje se da cuando uno comienza a leer los cuentos y no entiende lo que son los cronopios, ni los famas, ni las esperanzas. Uno puede entender la palabra fama o esperanza, pero Cortázar les da un significado completamente diferente al del diccionario. Le pone ese nombre a criaturas. La palabra cronopio ni siquiera está en el diccionario, así que tal vez el lector nunca la haya escuchado. En este caso, estarán más familiarizados con el juego de lenguaje quienes hayan leído algunos cuentos o quienes conozcan un poco más sobre literatura. Uno, tras leer algunas páginas del libro, comprenderá que Cortázar se refiere a cronopio como “criatura húmeda y verde, sensible, artista, desordenada, etc.”, a fama como “criatura seria, rígida, ponderada” y a esperanza como “ser aburrido, ecuánime, sin voz ni voto”. Así, se puede ver que hay varios juegos de lenguaje en este libro, depende de la arista que se quiera analizar: la forma, el fondo, los personajes, los lugares, etc. En Historias de cronopios y de famas, Cortázar le pone un dialecto o lengua desconocida a los seres que inventó (es raro, pues también pueden hablar español). Por ejemplo, está una escena donde un cronopio se encuentra con un fama, en la liquidación de la tienda La Mondiale. El fama llega y le dice al cronopio: “Buenas salenas cronopio cronopio”. Es respondido por el cronopio: “Buenas tardes fama, tregua catala espera”. Luego el fama pregunta: “¿Cronopio cronopio?”. El cronopio responde: “¿Hilo?”. Y el fama dice: “Dos, pero uno azul”. En otro cuento del libro, llamado El baile de los famas, se muestra a los famas cantando: “CATALA TREGUA TREGUA ESPERA”. Luego, Cortázar nos vuelve a indicar un saludo que le pueden hacer los famas a los cronopios: “Buenas salenas, cronopio cronopio”. Y otro canto: “CATALA TREGUA ESPERA TREGUA”. “Costumbres de los famas” muestra otro juego de lenguaje: al estar lastimado y herido un fama, los cronopios lo compadecen diciendo: “cronopio, cronopio, cronopio”. Es su juego de lenguaje, que nosotros no conocemos, pero que sí es entendido por los cronopios y también por los famas. El relato finaliza así: “Y el fama comprendía, y su soledad era menos amarga”. El juego de lenguaje de las esperanzas se puede apreciar a su totalidad, como quien ve libros a través de un escaparate, en el cuento “Telegramas”, donde se ve el telegrama que intercambia una esperanza con su hermana. Este juego de lenguaje, de hecho, es más entendible por nosotros, aunque ellos (en la ficción) viven con él: “OLVIDASTE SEPIA CANARIO. ESTÚPIDA. INÉS”. No se puede hablar de Julio Cortázar y de juegos de lenguaje sin hablar del idioma que creó —aunque éste no se muestre mucho, o casi nada, en la obra analizada acá. El juego de lenguaje más completo de Cortázar se muestra mucho más en la novela de 1963 Rayuela (que debe ser mencionada para explicar este tema). Aquí, Cortázar crea un lenguaje que aparece en el capítulo 68. El capítulo entero está escrito en ese idioma. En glíglico, o sea. Pareciera que el autor lo ha creado para que nadie lo entienda, lo cual lo haría innecesario, pero sí es comprensible. Posee la misma morfología y sintaxis que el castellano —hasta algunas palabras castellanas—, la puntuación no es tan extraña y es un lenguaje de sonidos, más musical. El lenguaje sí puede ser entendido y compartido por los enamorados que crea Cortázar en aquel capítulo. Se presenta un ejemplo de glíglico: Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias. Pragmatismo, variedades del conocimiento y más Pasando a otro tema, es importante señalar que Cortázar, mediante su comunicación escrita —mediante los libros—, nos da una forma extraña de entender el mundo, le da un sentido distinto al mundo. En cuanto a la idea de persuasión, este libro es una obra de literatura, una obra de arte y, por lo tanto, no tiene ninguna voluntad de persuasión salvo ser creíble per se para el lector. Si estamos de acuerdo con Donald Davidson, no se cumple el concepto de verdad objetiva, pues la fuente de ésta es la comunicación interpersonal. Dado que uno no puede tener comunicación interpersonal ni con Cortázar, ni con los personajes urdidos en su ficción, no existe realmente una verdad objetiva. Después de todo, debemos recordar que es literatura. Podemos tener la seguridad de que es ficción con el simple hecho de contrastar entre lo verdadero y lo falso, entre la apariencia y la realidad. La base de la comunicación, para Davidson, está en la estructura tripartita que se forma entre hablante, intérprete y mundo compartido. En este caso, existe un hablante y un intérprete (el narrador y el lector), aunque el mundo no es precisamente compartido. La mayor parte de él sí es compartido (las historias se desarrollan en el mundo humano que todos conocemos), pero hay una parte muy subjetiva, inventada por el autor y existente en su mente. Cabe resaltar, otra vez siguiendo palabras de Davidson, que lo objetivo y lo ínter-subjetivo son esenciales a cualquier cosa que podamos llamar subjetividad, y que el contexto de Cortázar es lo que formó su subjetividad. No se puede entender a la perfección lo que Cortázar quería transmitir —como es el caso de toda literatura, donde hay que interpretar y no se puede saber cuáles eran los verdaderos sentimientos del autor al escribir, aunque casualmente algún lector podrá intuirlos—, y para calibrar su pensamiento habría que compartir su mundo. Sólo él sabía qué quería decir. Sobre todo en la primera parte se puede apreciar que el pragmatismo es una idea importante en la ficción de Cortázar: no pierde tiempo describiendo a los cronopios o a los famas, sino que va directamente a relatar —de manera objetiva y con un toque de humor— sus extrañas historias, sus hechos, sus acciones, las cosas que afectan sus vidas. Además, incluso desde el principio, Cortázar se enfoca en asuntos pragmáticas. El primer cuento se llama “Instrucciones para llorar” y es precisamente eso, un manual de pasos minuciosos que deben seguirse al llorar, que empieza con la frase: “Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza (...). Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto”. Va directo a la acción práctica. Pasa lo mismo con “Instrucciones para subir una escalera”, donde se cuenta algo que tiene finalidad práctica: “La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto (...)”. Algo similar ocurre en los siguientes relatos, donde Cortázar va directamente a la acción, a lo que afecta a las personas y a sus necesidades, aunque disparando desde la ficción: por ejemplo, dando instrucciones sobre la forma de tener miedo, pero mencionando a un libro que, de ser abierto a las tres de la tarde, mata al lector: es una mezcla entre la narración inverosímil e instrucciones pragmáticas. Al contrario, se muestra totalmente antipragmático en otro cuento (“Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj”). Ahí escribe de relojes desde un punto de vista más etéreo, que no tiene nada que ver con los efectos prácticos en las personas. Extracto: “Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire (...). Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero que no es tu cuerpo (...). Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días (...). Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”. El cuento “Historia” se consume en un solo párrafo: “Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de la luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta”. Aquí se juega con el principio de coherencia, con la consistencia lógica de lo que dice el hablante. El otro principio que señala Davidson es el de correspondencia, que lleva a un intérprete u oyente, o en este caso lector, a descubrir que el hablante está respondiendo a los mismos rasgos del mundo a los que él respondería en circunstancias parecidas. Cortázar tiene conocimiento y entendimiento de todos los juegos de lenguaje, de todos los tiempos y de la naturaleza no sólo de seres como los cronopios y famas, sino también de animales y plantas, como las tortugas y los eucaliptos. Sabe todo. Sabe lo que piensa y cuáles son sus sensaciones. Sabe, siempre, lo que hay en la mente de sus personajes ficticios y, finalmente, sabe del mundo que lo rodea, y también del mundo que describe. Esas son las tres variedades de conocimiento de las que habla Davidson al comienzo de su escrito. Hipótesis vivas y muertas Las hipótesis vivas y muertas de los cronopios y famas se pueden ver en varios cuentos, porque son parte de su vida. Hay cosas que están dispuestos a hacer —hipótesis vivas— y cosas que no —hipótesis muertas. “Filantropía”, que se aparece como una alegoría de la clase alta, trata sobre una hipótesis viva de los famas. Un gesto, según Cortázar, de gran generosidad. Se refiere a que los famas se encargan de las esperanzas heridas que se han caído de un cocotero, hasta que estén curadas y vuelvan a subirse y caerse del cocotero. Ayudar a las esperanzas, en estas circunstancias, es una hipótesis viva de los famas. Al mismo tiempo, es una hipótesis muerta de los cronopios, que son más egoístas. Mientras los famas están dispuestos a ayudar —dispuestos a la filantropía—, los cronopios no lo están. Otra hipótesis muerta de los cronopios es que no están dispuestos a tener hijos. Esto es explicado por Cortázar en el cuento “Eugenesia”. Algo similar se dice en “Educación de príncipe”, donde el autor comienza diciendo que los cronopios no tienen, casi nunca, hijos. Un ejemplo final de hipótesis muerta aparece en el último relato del libro, llamado “Sus historias naturales”. Se muestra a un cronopio andando por el desierto, y encontrándose con un león. Este animal, en seguida, le dice que se lo va a comer. La hipótesis viva del león es comerse a los cronopios, al parecer. El cronopio, “afligidísimo pero con dignidad”, no se resiste a su destino. El león, extrañado ante la pusilanimidad del cronopio, dice: “Ah, eso no. Nada de mártires conmigo. Échate a llorar, o lucha, una de dos. Así no te puedo comer”. Es una hipótesis viva, para el león, comerse a un cronopio, pero es una hipótesis muerta comerse a un cronopio que no ofrece resistencia. Son entonces, así, las ideas de hipótesis vivas y muertas que se muestran en esta obra de Cortázar. Textos citados • CORTÁZAR, Julio. Cuentos completos 2. Buenos Aires: Punto de Lectura, 2007. ** César Pancorvo Rosazza cesar_601@hotmail.com Escritor peruano (Lima, 1989). Estudiante de Ciencias de la Comunicación, especializándose en Periodismo, en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC, http://www.upc.edu.pe). Realizó estudios de primaria y secundaria en el Colegio Trener de Monterrico y en el Colegio Markham. Comenzó, en el 2006, como redactor y corresponsal. Además de material periodístico, ha publicado los siguientes ensayos: Del Indigenismo Paternalista al Liberacionista, Diez años de equivocación, La visión vargasllosiana y Preámbulo a la filosofía en la obra de Cortázar. También ha escrito ficción. === Jorge Luis Borges ===================================================== === La infinitud del laberinto Horacio Montenegro ==================== La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! Milan Kundera, La insoportable levedad del ser. En el tiempo en que yo estudiaba letras en la Universidad de Los Andes, tuve la fortuna de cursar el Taller de Lectura de Textos Narrativos con el profesor Juan Molina, quien por entonces nos dijo, a los alumnos del primer semestre, algo que está arraigado en mi memoria: “Todo aquello que se repite en una narración tiene significado”. Hace dos años de aquella revelación, que en todo rigor no lo era pues ha sido tema reiteradamente tratado por estudiosos de la teoría literaria, pero en todo caso no sólo he comprobado lo mucho de cierto que había en esa sentencia, sino que me ha sido de muchísima utilidad en mis humildes tentativas de hermenéutica. Y es justamente esa idea, que sostiene que las repeticiones —explícitas o implícitas— en los relatos no son fortuitas, sino que obedecen, al contrario, a un íntimo propósito de los autores notables, lo que a los efectos de este ensayo denominaremos el principio de la repetición, toda vez que constituye un punto crucial en el análisis que nos proponemos de “El milagro secreto” de Jorge Luis Borges. Antes de comentar lo propio acerca de este relato, cabe hacer algunas precisiones sobre la narrativa borgiana en general. Hallamos en las ficciones del autor argentino un rasgo común, aunque expresado en términos disímiles y circunstanciales: el tema del infinito, y aun más, el laberinto como símbolo de éste. Prácticamente todos los cuentos de la etapa madura de su carrera son equivalentes entre sí por el rasgo semántico de estructura profunda y la mayor o menor alusión al laberinto y el infinito. Ambos aspectos, si bien operan de sendas maneras en la estructura de las ficciones, están ceñidamente enlazadas por una relación de dependencia más o menos evidente: el laberinto supone el enigma que sirve de piedra angular a la intriga y el infinito se pone de manifiesto en la recurrente intemporalidad característica de las ficciones. Así, tiempo y espacio —perpetuidad y cautiverio— impregnan los textos de esa álgebra inescrutable que parece convertir las obras de Borges en problemas matemáticos de talla mayor. En efecto, la matemática no está muy alejada del estilo del autor, pues no sólo demuestra en la forma una aspiración perfeccionista de exactitud, evidente en un afán de minimalismo complejo y de concisión extrema, sino que la superlativa sobriedad del tono del narrador contribuye a un hermetismo apenas comparable con los crípticos poemas del neobarroco José Lezama Lima. Se trata de sendos hermetismos, desde luego, pues el hecho de ser enterrado junto a Martín Lutero, según lo solicitó, dice mucho del desprecio que sentía Borges por esa especie de la literatura. Pero leer un cuento suyo, volviendo al tema del hermetismo, parece implicar enfrentarse a un problema: domar un tipo de escritura en que cada palabra es imprescindible en el propósito de decir lo máximo posible con un mínimo de términos, y una vez que logramos domar esa suerte neoconceptista, nos encontramos con otro asunto por resolver: el problema tratado en el cuento. Porque, en verdad, me parece que no sólo los personajes de sus historias están encerrados en un laberinto, sino que también el autor nos somete a un dédalo semejante. Veamos algunos ejemplos que puedan ilustrar esto. El cuento “Los dos reyes y los dos laberintos” trata de la disputa entre dos comarcas hostiles representadas por un par de monarcas enemigos. Bajo el pretexto de hacer las paces, uno invita al otro a su reino para ponerlo a prueba en un juego. El asunto consiste en introducir al adversario en un gran laberinto del que no encontrará salida, haciéndolo así objeto de burla. Luego éste, siguiéndole la jugarreta a aquél, le hace una invitación semejante para que en su reino pueda enfrentarlo también a un laberinto, pero entonces lo obliga a uno mucho más difícil porque lo deja en el medio del desierto, a merced de la desorientación. Así cumple su venganza con un problema aparentemente opuesto al de su contrincante, pero en esencia el mismo, pues el último está tan desorientado en la inconmensurabilidad del espacio abierto como lo estaba el primero en el confinamiento del laberinto. De aquí se desprende, por otra parte, algo que más adelante tendrá una importancia singular: el desierto, esa vastedad interminable, es también un laberinto. Otro tanto ocurre en “Funes el memorioso”, un hombre cuya fenomenal retentiva le arrastra al recuerdo perpetuo de las cosas de su vida, hasta las más lejanas y efímeras, al punto de resultarle un absurdo los sustantivos (cada uno de los cuales, como sabemos, comprende todo el universo de sus variantes) y pretenda, pues puede recordarlos en todos sus detalles, crear una nueva lengua en que cada cosa del mundo, provista de sus accidentes circunstanciales, tenga nomenclatura propia. Así, está claro que ese personaje carente de olvido tiene un poder de abarcamiento sin fin, lo mismo que el Aleph, el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos sus ángulos (1), ambas dimensiones tales que en ellas existen, en un mismo plano, el pasado, el presente y el futuro, o acaso el primero y el último en un presente continuo. Luego, en Las ruinas circulares un hombre engendra un hijo soñándolo, de modo que es éste una criatura onírica, pero al cabo el padre comprende que él existe porque también otro lo ha soñado, lo que deja el camino abierto a toda una ascendencia y descendencia genealógica marcadas por la misma génesis. Asimismo, Juan Dahlmann, en “El sur”, emprende un viaje que es a un mismo tiempo a sus orígenes y al pasado, en el cual aceptará un duelo para tener una muerte digna, honorable, pero como lo ha dicho el mismo Borges, en realidad nunca fue a la provincia porque todo el relato es el delirio circular que el protagonista padecía en el sanatorio. Dos tiempos distintos se confunden nuevamente, pasado y presente, en tanto que la gallardía del duelo se proyecta a un futuro de honor póstumo, de una especie de inmortalidad. Dicho esto, es innecesario señalar el paralelismo que esta cuestión tiene con “El inmortal”. No es de extrañarse, a este respecto, que tales personajes, aunque perezcan, resulten inmortales, ya porque sus vidas extraordinarias impiden que se les eche al olvido, ya porque el orden establecido en las ficciones exige, según la naturaleza de los eventos, una continuidad. A la luz de ese orden imperecedero, encontramos que la muerte tiene un carácter más simbólico que terminativo para el autor, por lo tanto, los finales de los relatos tienden a quedar abiertos, inconclusos, cual si cada historia fuese un eslabón de esa gran cadena narrativa sin principio ni fin. Los acontecimientos, sujetos al entramado laberíntico, se sucederán en ciclos, donde lo fantástico y mágico juegan un rol fundamental en la creación de esa narrativa circular, de modo que la única realidad posible es un eterno “durante”. Pues bien, vistas estas constantes del quehacer literario de Jorge Luis Borges, “El milagro secreto” no es la excepción. Este relato, como los demás, está colmado de simbolismo y repeticiones. Dos de los aspectos primordiales, que tienen mucho peso en la delineación del asunto del cuento, son, a primera vista: el rompimiento del orden cronológico, como es costumbre del autor, y la constante reiteración del número nueve y la insistencia en cosas últimas. Indistintamente de otros trabajos de Borges, éste se vale de elementos de la cultura oriental y pareciera que se aminorase el protagonismo de aquel que se nos presenta como el personaje central. Éste se verá rodeado de otros que son parte de él y a su vez conducen a la confusión sobre cuál de todos es el protagonista. Porque de la trama central, digamos, penden diversas subtramas que generan la ilusión de profundidad y desvío, semejante a la constante preocupación de los pintores, a lo largo de los siglos, por dar con la tercera dimensión en el plano. Y aunque en la historia se entretejen otras historias cuyos personajes gozan de una relevancia tan o más significativa que la del primero, a la postre ninguno opaca al otro porque todos son el mismo hombre. De cualquier modo, ya analizaremos con más detalle estas razones. Por lo pronto, conviene hacer un resumen del relato para así conocer mejor los pormenores que nos atañen. A saber: El 14 de marzo de 1939, el judío Jaromír Hladík, escritor y examinador de las fuentes judías de Jakob Boehme, soñó un largo ajedrez. El juego había durado siglos, lidiándose en el desierto, y se disputaban la victoria dos familias durante una eternidad. El soñador era hijo primogénito de una de ellas. Se decía que el premio destinado a los ganadores era enorme y quizá infinito (2), y las huestes estaban ocultas en una torre secreta. El estruendo de los relojes exigía una movida y Hladík no recordaba cómo jugar. Luego despertó. El día 19 la Gestapo arrestó al judío y fue condenado a muerte. El fusilamiento fue pautado para el 29 de marzo a las 9:00 am. Confinado en el calabozo, Hladík se atormentaba imaginando cómo moriría y absurdamente procuraba agotar todas las variaciones (3). La vida anterior de Hladík tampoco le había dado muchas satisfacciones. Se consideraba un literato mediocre y no se enorgullecía de las obras que había publicado, a excepción de una, que le parecía menos mala que las otras: la Vindicación de la eternidad, en la cual discurre sobre el inmóvil Ser de Parménides y la postura de Hinton, quien cree que basta una sola “repetición” para demostrar que el tiempo es una falacia... (4). El 28 de marzo, su último día de vida, el condenado concibió su drama en verso Los enemigos, obra que habría de deslastrarlo de sus fracasadas tentativas literarias. El drama sería compuesto en verso, pues evita que los espectadores descubran la farsa teatral, y en hexámetros, el mismo tipo de verso que usaran los aedos griegos y el más fácil de recordar. El drama tenía lugar en la biblioteca del barón de Roemerstadt, en una de las últimas tardes del siglo diecinueve (5). El barón, pese a no conocer a quienes le visitan y fingen ser sus amigos, tiene la sensación de conocerlos ya. Eventualmente se da cuenta de que sus visitantes son enemigos secretos. Ocurre un diálogo, alguien menciona a la novia de Roemerstadt, Julia de Weidenau, y a un sujeto llamado Jaroslav Kubin que otrora procuraba conquistarla. Se dice que éste ha enloquecido y cree ser aquél. Hay peligro y Roemerstadt asesina a un conspirador. En el tercer acto del drama, ocurren incoherencias, regresan personajes que no vienen a cuento, vuelve la persona asesinada, y, pues los relojes dan la misma hora y se repiten elementos del principio, se advierte que el tiempo no ha transcurrido. Nadie se asombra por ello y al cabo se entiende que el barón de Roemerstadt y Jaroslav Kubin son la misma persona. El drama no ha ocurrido: es el delirio circular que vive y revive Kubin (6). Luego de idear Hladík estos actos de su drama, a sabiendas de que lo fusilarían al cabo de unas horas, pidió a Dios que le otorgara un año de plazo para culminar la pieza. Soñó esa noche que halló al omnipotente en el atlas de una biblioteca, por azar, y que éste le concedía el tiempo solicitado. Fue un hallazgo asombroso porque el bibliotecario le dijo que Dios era una sola palabra en una página de los miles y miles de libros que ahí había, que sus ancestros habían muerto buscándolo y él había quedado ciego sin dar con él. La mañana siguiente, al ser dirigido al paredón, cuando el sargento dio la orden de fuego, el mundo se inmovilizó. Hladík, al comprender que Dios había congelado el cosmos para que él acabara su drama, lo rehizo en la mente, pues podía recordar los hexámetros, y exactamente un año después, el 29 de marzo de 1940, a las 9:01 am, la bala que había quedado quieta en el aire lo alcanzó y murió. Hasta aquí el resumen del relato, que desde luego podría ser más escueto, pero he querido mencionar algunos elementos de relevancia que nos servirán para el análisis. Digamos, no obstante, algunas cosas más de las formalidades narrativas y léxicas. Redactada en prosa y tercera persona, la narración está colmada de imágenes que permiten la visualización de los hechos de la trama. La presencia constante de símbolos exige una dilucidación que habría de señalar el argumento, de modo que la averiguación del asunto, que está entre líneas, aunque de ello no dependa que sea disfrutable, es imprescindible a la comprensión plena del texto. La estructura, insistimos, es circular. Una y otra vez se repiten los hechos y los nexos entre unos y otros pueden discernirse por analogía. Una vez comprendido el todo, cobrará especial significado la cita que aparece al principio del cuento. Podría decirse, sin que ello implicase a mi juicio un desacierto, que estamos ante un cuento de cuentos, no en el sentido de relevancia, sino de abarcamiento. En otras palabras, es este un relato que tiene varios relatos dentro de sí. Y lo que es más, si bien difieren en sus accidentes, no así en lo esencial. He resuelto, amén de hacer el conjunto más inteligible, dividir sus partes y así distinguir mejor cómo participan del cometido. Así, el relato puede subdividirse en cuatro historias: 1) el sueño del ajedrez en el desierto, 2) las pretensiones de la obra La vindicación de la eternidad, 3) el drama Los enemigos y 4) el sueño con Dios. Y auún podríamos agregar una quinta, en atención a la propuesta hermenéutica de Martín Heidegger, quien aseguraba que el todo es la suma de sus partes más el todo, a saber: la propia trama de “El milagro secreto”, es decir, la totalidad. Hemos dicho que estas historias tocan aspectos afines como el laberinto, la repetición y el infinito, entendido este último como la nulidad del tiempo en atención a ciertas premisas y el rompimiento del orden cronológico de los eventos. Veamos cada caso por separado. En primer lugar tenemos el sueño de Jaromir Hladík sobre el juego del ajedrez en el desierto, disputado entre dos familias de índole patriarcal durante una eternidad. Aquí ya tenemos el primer síntoma de rompimiento de la temporalidad. La palabra eternidad supone el carácter sempiterno e inmortal de los jugadores, aspecto ficticio e impensable de la condición humana. La referencia al desierto, como lo vimos en los comentarios de las dominantes borgianas, alude a un gran laberinto. El laberinto, además, guarda semejanza con el ajedrez porque ambos son problemas. Tanto requiere un pensamiento disciplinado y paciencia férrea la búsqueda de una salida del laberinto cuanto el logro del jaque mate en el tablero. Y al problema del juego se añade el hecho de que las piezas están ocultas en una torre secreta. Por otra parte, el mismo tablero de ajedrez es un perfecto retrato de la repetición: ahí se repiten los recuadros blancos y negros, en perfecta geometría y simetría, de modo que descubrimos, en primera instancia, una insistencia en la fluidez ininterrumpida de los elementos. En segundo lugar está el contenido de la Vindicación de la eternidad, la única obra, de todas las de su autoría, a la que Hladík tiene cierto respeto. El motivo por el cual sea destacada del resto es evidente: esa obra contiene las premisas por las cuales se regirá el propio relato de Borges y sólo bajo esas leyes habrá de edificarse la verosimilitud de la ficción. Dicho de otro modo, en la Vindicación de la eternidad está expuesto un estado de cosas que sustenta el sentido de continuidad ilimitada que propone “El milagro secreto”. Sabemos que la obra de Hladík, tras estudiar las posturas de algunos filósofos, plantea un pasado sujeto a modificaciones y también que las repeticiones hacen del tiempo una falacia. Asimismo, “El milagro secreto” propone la negación del tiempo. En tercer lugar es preciso hablar del drama Los enemigos de Jaromir Hladík. Hemos dicho que la pieza trasgrede la linealidad del tiempo porque, de hecho, éste nunca transcurre. La demostración de ello es que los relojes dan la misma hora que al principio, suena la misma música que al comienzo, regresa el personaje asesinado. Y no sólo eso, sino que nadie se asombra de estos absurdos, lo que pone de manifiesto que los personajes del drama están habituados a ese orden de cosas. Acaso la repetición más significativa es la que reúne a los dos personajes al parecer antagónicos. El barón de Roemerstadt es el mismo Jaroslav Kubin y se nos dice, en añadidura, que nada ha ocurrido salvo el delirio circular de este último. ¿Acaso no es esto lo mismo que “El sur”, donde Dahlmann nunca viajó físicamente a la provincia, sino que siempre había estado en el sanatorio y fue desde ahí que deliró y vivió su travesía? Luego, no sólo tiene Los enemigos repeticiones intrínsecas y con “El sur”, sino que el drama es la fiel proyección de la vida de su autor Jaromir Hladík. ¿Quiénes son esos enemigos, pues, si no los nazis de la Gestapo que lo han aprehendido y condenado a fusilamiento? ¿No está acaso el barón de Roemerstadt rodeado de libros en su biblioteca, como los que lee y escribe Hladík y están en los anaqueles de la biblioteca del Clementinum, donde tiene el encuentro con Dios? ¿Y no era acaso Juan Dahlmann un bibliotecario que se hundió en el laberinto de alucinaciones que le causara Las mil y una noches, título que ya de por sí sugiere una historia sin término definido? Y todos estos entrecruzamientos inacabables, ¿no son un laberinto también? Por último, si en el drama Los enemigos queda establecido que el barón de Roemerstadt es Jaroslav Kubin, y admitimos que la trama de la pieza trata de la propia vida del autor, entonces la conclusión es obvia: Jaromir Hladík, el barón de Roemerstadt y Jaroslav Kubin son uno solo. Después aparece el encuentro de Jaromir Hladík con Dios, por medio de un sueño, que a su vez sigue el cauce de ese río narrativo que desemboca en sí mismo. He aquí otras repeticiones significativas. No sólo se repite el sueño, en este caso sería el segundo del personaje, sino que ocurre éste en la biblioteca del Clementinum. Una biblioteca es un sitio donde los libros están sistemáticamente dispuestos uno tras otro; un lugar semejante de inmediato da la sensación de repetición hasta lo indecible. Dice Borges, refiriéndose a este sueño, que Del otro lado de la puerta, Hladík había previsto un laberinto de galerías, escaleras y pabellones (7). En fin, así como se repite el sueño, se repite también el laberinto que estaba en el primero. Revelación: tanto el desierto como la biblioteca son dédalos. En el sueño referido se nos dice que el bibliotecario quedó ciego buscando la palabra Dios del mismo modo que lo hicieran sus antecesores, perdiendo todos la vida en ello, generación tras generación. Entonces ¿no guarda esto relación con las dos familias jugando al ajedrez durante siglos y siglos? Todas las subtramas guardan paralelismos en cuanto al hecho de que hay un impedimento: en el sueño del ajedrez Hladík no recuerda cómo mover las piezas y le desesperan los relojes anunciando la hora cero de mover; en la Vindicación de la eternidad la linealidad del tiempo es un problema porque impide la perpetuidad; en el drama Los enemigos hay una lidia contra lo Otro y los personajes batallan entre sí; en el sueño con Dios el impedimento es encontrar al Creador rápidamente para que haga un milagro y le conceda el tiempo para dedicarse a su obra porque morirá horas después. Esta necesidad surge, además, por el impedimento del personaje de hacer una gran obra con la cual pueda morir en paz. En todos los casos, el impedimento es el tiempo, de modo que la Vindicación de la eternidad, como premisa, y el completar Los enemigos suponen vencer el tiempo y ser inmortal. En una palabra, salir del laberinto. En un intento por distinguir una cosa de otra, entre tantas superpuestas, nos preguntamos, de entre todas estas historias, ¿cuál es el verdadero relato? La pregunta es tan inútil como averiguar quién es el verdadero Jaromir Hladík. Del mismo modo que él es Roemerstadt y Kubin, tanto el sueño del ajedrez como la Vindicación de la eternidad, Los enemigos, el sueño con Dios y “El milagro secreto” son todos la misma cosa. Distintos en forma, claro está, pero iguales en sustancia. Aunque en diferentes contextos, los elementos capitales se repiten sin fin. Y de esto, que es el meollo del asunto, podemos decir: según el principio de la repetición, del que hablamos al principio, concluimos que lo que se repite en Borges es la propia repetición. Esto es tan cierto que hasta en lo extra-lingüístico hay repetición: el escritor argentino se repite a sí mismo al escribir sobre un escritor. Y en cuanto a la hermenéutica singular de Borges, no sería descabellado decir que, distintamente de Heidegger, en el caso de “El milagro secreto” el todo puede ser tanto la suma de sus partes más el todo como cada una de sus partes por sí sola. Y aun más, se diría que “El milagro secreto” es también “Los dos reyes y los dos laberintos”, “Funes el memorioso”, “El Aleph”, “Las ruinas circulares”, “El sur”, “El inmortal”. Y lo que es lo mismo, Jaromir Hladík, además de ser el barón de Roemerstadt y Jaroslav Kubin, cabe también en el pellejo de Funes, Juan Dahlmann, y así sucesivamente. Esta infinitud del laberinto, propia de la narrativa de Jorge Luis Borges, puede ilustrarse de muchas maneras. Se diría, por ejemplo, que los textos suyos dan la sensación de contraponer dos espejos frente a frente; cualquier cosa reflejada entrambas sería representada infinitas veces. Está también el caso de la cebolla, cuyas incontables capas se van pelando de modo interminable. Podríamos hablar asimismo de las famosas muñecas rusas o las cajas chinas, la mayor de las cuales contiene una menor y ésta otra más pequeña y así en adelante. En lo que nos concierne, la muñeca más grande sería “El milagro secreto” porque ella contiene las subtramas que no son más que extensiones de sí. Es un árbol de texto, cuyas ramas a su vez se ramifican. Leer al autor de Fervor de Buenos Aires es abrir una Caja de Pandora. Un último punto nos queda por comentar acerca del relato, y tal vez el más interesante por tratarse de algo que un lector desatento podría pasar por alto, pero que insiste en la eternidad borgiana: la repetición del número nueve en el cuento, notable en la mención de fechas, horas y demás enumeraciones, por demás arraigadas a los hechos principales. Revisemos los casos. Una de las primeras cosas que se nos dice en el relato es la fecha en que Jaromir Hladík soñó el ajedrez: 14 de marzo de 1939. Hay dos nueves y, si nos damos a la tarea de buscar más sólo aquí, encontraremos que basta sumar cuatro de los cinco elementos restantes para obtener otro nueve. Así, de sumar el 1 y el 4 del día con el mes número 3, correspondiente a marzo, más el 1, primer número del año, el resultado es nueve. Por otra parte, el día 19 fue arrestado Hladík y condenado a muerte. El fusilamiento se pautó para el día 29 a las 9:00 am. Dicho esto, hallamos que, incluyendo la suma hecha, se repite 6 veces el 9 en el relato, y no deja de sorprender que aquel dígito no es más que un 9 a la inversa. Es probable, claro está, que Borges no haya pensado en todo esto, pero muy improbable que la repetición del nueve en su relato sea algo involuntario, especialmente tratándose de un autor tan erudito e intencionado como él. La significación del nueve recurrente se presta a diversas interpretaciones, todas las cuales ilustrarán asuntos muy cercanos al propósito del autor. Aun sin profundizar demasiado, y apelando solamente al sentido común, podemos ubicar el rol del nueve entre los demás números. Nuestro sistema de numeración consiste únicamente en diez dígitos, a saber: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9. Son diez expresiones numéricas finitas, cuya combinación gradual, según ese orden, hace posible la contabilidad infinita. Así vemos que es sólo después del nueve cuando se produce la primera combinación, la del uno y el cero para formar el diez, y se procederá del mismo modo, combinando de manera ascendente hasta que después del nueve sea preciso repetir el ciclo. En ese sentido, la importancia del nueve es fundamental; se trata del último dígito de la serie contable antes de la repetición. Es decir, el nueve es la frontera entre la serie y la repetición, el límite entre una cosa y otra, y por ello cobra fundamental importancia. Es la puerta al más allá, al estado siguiente, el puente a otro mundo, la última metamorfosis necesaria para completar la transformación. Siguiendo este orden de ideas, comprendemos la participación que el número tiene en el relato: Jaromir Hladík estaba al borde de la muerte, necesitaba repetirse a sí mismo para sobrevivir, y es precisamente a través de su obra como pretende hacerlo. El nueve nos habla también de algo inconcluso, un círculo que no se ha cerrado aún. Ese círculo será cerrado con la muerte de Hladík, evento que podría ser ilustrado con el número diez, porque entonces ya se habría completado el proceso. Sin embargo, puesto que el diez es un número que depende de dos que le precedieron para existir, es preciso que éstos se repitan para que el diez pueda ser. De ahí que la muerte, como lo dijimos en algún momento, no es terminativa en Borges. La muerte de Hladík no supone un final, sino un principio. El inicio de algo nuevo, el próximo ciclo, que tendrá otras características pero conservará el laberinto y el infinito en su seno. No sólo estos factores se corresponden con el orden de intemporalidad del relato, sino que imponen una naturaleza que no admite la interrupción. Luego, si reparamos en la apariencia del nueve, encontramos otro rasgo: es el único número de la serie que, al ser dispuesto de otro modo, se convierte en otro número: el seis. Así, pues, podemos asociar el nueve a una dualidad (Roemerstadt-Kubin), a la máscara, a algo que tiene más de una significación, a lo oculto. El tarot también dice lo suyo del nueve. Se trata del dígito del ermitaño, ese personaje místico que lleva la luz de la sabiduría y se complace más transmitiéndola que poseyéndola. Sabemos que Jaromir Hladík, por tratarse de un escritor, tenía un cometido semejante. El oficio del personaje también se halla en la numerología, pues esta ciencia asocia el nueve con personas de índole elevada e intelectual: poetas, escritores, genios y creadores en general. Sujetos que tienen una vida interior muy fuerte y secreta. El otro punto es la mención reiterada de cosas últimas. Citemos, como ejemplo, algunos fragmentos del relato sobre el encierro de Hladík y cuanto preveía de su próxima muerte: Anticipaba infinitamente el proceso, desde el insomne amanecer hasta la misteriosa descarga (...); cada simulacro duraba unos pocos segundos; cerrado el círculo, Jaromir interminablemente volvía a las trémulas vísperas de su muerte (...); con lógica perversa infirió que prever un detalle circunstancial es impedir que éste suceda. Fiel a esa débil magia, inventaba, para que no sucedieran, rasgos atroces (...) (8). No sólo el autor condensa aquí los rasgos primordiales de ese orden, sino que destaca, en letras cursivas, la frase para que no sucedieran y en la página 510 subraya, con comillas, la palabra repetición, al decir que basta una repetición para descubrir la inexistencia del tiempo. Así, pues, al cerrarse el círculo con la muerte de Hladík, evento que representa el número diez, el personaje permanecerá vivo de alguna manera, no sólo porque el diez es repetición de algo anterior, sino porque en el drama Los enemigos y en los padecimientos de su calabozo, ya había previsto su muerte y, por lo tanto, la había evitado. En cuanto al milagro secreto de Dios, pudo Hladík vencer el tiempo postergando el momento de su defunción en un año, período en el cual se dedicó a completar la obra. Jaromir Hladík había alcanzado, pues, la inmortalidad. Creo que el espíritu de esta ficción de Jorge Luis Borges no busca la prospección ni la retrospección, sino la concomitancia. Desde luego que el autor, en cuanto a sintaxis, está obligado a la prospección por el carácter lineal de los significantes, lo que a un tiempo le lleva a ordenar las subtramas de “El milagro secreto” de cierta manera, pero la sustancia, pues la literatura es un palimpsesto, es concomitante. Y el laberinto, pues salimos de uno para entrar en otro, está por doquier. Notas 1. BORGES, Jorge Luis. Obras completas. Buenos Aires: Emecé Editores, 1974. p. 623. 2. Ídem. p. 508. 3. Ídem. p. 509. 4. Ídem. p. 510. 5. Ídem. 6. Ídem. 7. Ídem. p. 511. 8. Ídem. p. 509. ** Horacio Montenegro plumademontenegro@gmail.com Escritor venezolano (Ciudad Guayana, Bolívar; 1978). Poeta, ensayista y dramaturgo. Es licenciado en letras egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Algunos de sus poemas han sido publicados en diarios tales como El Correo del Caroní (http://www.correodelcaroni.com), Frontera (http://www.diariofrontera.com) y Los Andes (http://diariodelosandes.com). Sus artículos de opinión han aparecido en los diarios Tal Cual (http://www.talcualdigital.com) y Pico Bolívar (http://www.picobolivar.com.ve). Ha sido colaborador de diversas publicaciones virtuales, entre ellas Enfocarte y http://www.arteliteral.com Arteliteral. Es autor de un libro de poesía, Monólogo, publicado por el sello Comala (http://www.comala.com), y de Baudelaire, tragedia en tres actos aún inédita, que presentó como tesis de grado de creación y por la cual obtuvo la mención distinguido. Entre 2005 y 2008 fue miembro de la junta directiva de la Fundación Amarcorteatro (http://fundacionamarcorteatro.blogspot.com), donde se desempeñó como secretario y asistente de dirección y escena en diversos montajes teatrales. Mantiene una bitácora literaria en http://horaciomontenegro.wordpress.com. === La tradición de la novela histórica y la novela política mexicana ===== === Un asesino solitario de Élmer Mendoza ================================= === y La paz de los sepulcros de Jorge Volpi Andrea Naranjo Merino === “...el poder que emana del don o el artificio de ver allí donde los otros están ciegos, de reconocer las formas y las figuras mientras los demás permanecen bajo las fronteras de la oscuridad”. Jorge Volpi En México desde hace mucho tiempo existe la tradición de la narrativa histórica y política. Los autores a través de la literatura han denunciado los hechos que han marcado a su país y lo han llevado a profundas crisis, delitos nunca probados ante la justicia y que, a pesar del tiempo, siguen siendo una incógnita para la sociedad. La novela histórica y política mexicana ha cobrado en las últimas décadas cada vez más importancia, los autores han alcanzado una madurez óptima para reflexionar sobre el pasado, cuestionándolo y racionalizándolo, ya que determinados hechos han afectado “la vida nacional, regional, familiar e individual” (Aguirre 123). Tal es el caso del asesinato del líder político Luis Donaldo Colosio y el levantamiento zapatista en Chiapas, ambos eventos ocurridos en el año de 1994 y que aparecen manifiestos en las novelas Un asesino solitario (1999) de Élmer Mendoza (n. 1949) y La paz de los sepulcros (1995) de Jorge Volpi (n. 1968). De esta manera, Élmer Mendoza y Jorge Volpi recrean parte de la historia y de la política mexicana. En este trabajo demostraré la relación que hay entre la historia y la política mexicana, los hechos ocurridos en el 94, y la literatura a través de las dos novelas mencionadas. Y como afirma Tomás Regalado en su artículo “Literatura contra el sistema: la dialéctica individuo poder en La sombra del caudillo de Guzmán y La paz de los sepulcros de Volpi”: Desde Los de abajo hasta Noticias del imperio, pasando por La sombra del caudillo o La muerte de Artemio Cruz, la tendencia central de la narrativa mexicana a lo largo del siglo XX ha sido la fuerte vinculación con el desarrollo de la realidad histórica nacional (41). Vicente Francisco Torres también añade al respecto, él cita tres novelas en las que se denuncia la masacre de Tlatelolco, como otro ejemplo de esa tradición histórica y política mexicana: ...la novela mexicana de planteamiento político ha tenido en los años recientes otras manifestaciones, tal como podemos apreciar en El cielo por asalto (1979), La vida no vale nada (1982) y Agora que me acuerdo (1985), ciclo en el que Agustín Ramos reflexiona sobre la militancia juvenil, el ímpetu revolucionario y la tibia respuesta de políticos, artistas e intelectuales ante las represiones de Tlatelolco y la Escuela Nacional de Maestros (22). Un asesino solitario y La paz de los sepulcros, como muchas otras novelas, representan la realidad de un país y de una sociedad que se debate entre la corrupción y la violencia por alcanzar el poder, poder que termina degenerándose y constituyéndose en la peor arma que impide la consecución del bien común. Bien común como presupuesto constitucional y que debiera ser perseguido por la administración pública pero por supuesto, esto no sucede así. Presupuesto claramente violado por ciertos hechos que se instituyen en las obras que analizaré y que en vez de generar entre la sociedad mexicana un ambiente armónico, lo único que sucede es que generan caos y violencia en el Estado, corrupción y lógicamente inseguridad pública (Corona 181). Un asesino solitario y La paz de los sepulcros proceden: de la realidad sociopolítica como fuentes literarias: el material novelístico procede, por una parte, de los sucesos históricos de 1994, bien conocidos por Volpi desde el gobierno por su trabajo como secretario del procurador general de Justicia de la República: las dificultades de la cúpula en el poder para sofocar el levantamiento indígena en Chiapas, el desplome económico general y, sobre todo, el ambiente de corrupción política provocado por los asesinatos de Luis Donaldo Colosio, candidato a la presidencia, y José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI (Regalado 42). Otro aspecto relevante es el poder de los estamentos gubernamentales y la manipulación de la información, esa relación existente que hay entre el saber y el poder y de la cual, Foucault señala: “se trata de saber no tanto cuál es el poder que pesa desde el exterior sobre la ciencia, sino qué efectos de poder circulan entre los enunciados científicos; cuál es de algún modo, su régimen interior de poder, cómo y por qué, en determinados momentos, dicho régimen se modifica de forma global” (Foucault 44). Los entes de gobierno, cualquiera que sea, al tener la información, al saber o tener el conocimiento de los hechos, pueden llegar a abusar de su poder, en algunos casos “recurriendo al concepto de represión”, el poder sería entonces como esa fuerza que circula entre la sociedad diciendo siempre no y a su vez produciendo discursos (Foucault 48). El Estado puede entonces manejar a su conveniencia la verdad, mostrándole a la sociedad lo que considere necesario sin necesidad de tener que mostrar la verdad real. Estos discursos, que son a veces de índole político o histórico, son los presentados por Élmer Mendoza y Jorge Volpi en las novelas que presentaré; como dije anteriormente, son dos novelas que reflejan la realidad mexicana pero que, al mismo tiempo, dejan de ser localistas cuando vemos en ella temas universales como la violencia, la corrupción, el abuso de poder. Por extensión, estas novelas representan una realidad latinoamericana porque no hay una sociedad que se salve de estas características. Hechos históricos y políticos en 1994 Hubo varios hechos que en el año 1994 desencadenaron la crisis y la desestabilización del poder, “los diversos factores de poder dejaron de actuar dentro del sistema y ventilaron públicamente sus diferencias, alterando la mayor baza que el PRI había empleado para legitimar su permanencia: la llamada paz social” (Volpi). Dentro de estos hechos cabe mencionar el día 1 de enero de 1994, ya que con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), un grupo de guerrilleros se alzó en Chiapas, tomándose la ciudad de San Cristóbal de las Casas y declarándole la guerra al presidente Carlos Salinas de Gortari y después, el día 23 de marzo del mismo año en la ciudad de Tijuana, asesinan al candidato a la presidencia de la República Luis Donaldo Colosio (1951-1994) cuando estaba de gira y daba uno de sus discursos. Otro incidente sucede el 28 de septiembre con el asesinato del secretario general del PRI José Francisco Ruiz Massieu, quien era el cuñado del entonces presidente Carlos Salinas; Ruiz Massieu se encontraba en frente del edificio del partido cuando ocurrieron los hechos. Estos hechos conducen a México a vivir una crisis política, económica y social y, como lo explica Volpi: Su muerte fue una verdadera catástrofe. Frente a ella, la revuelta zapatista parecía una consecuencia lógica de las condiciones de marginación de los indígenas chiapanecos, mientras que la muerte de Francisco Ruiz Massieu se inscribió de modo más inmediato y previsible en una tragedia familiar: el supuesto autor intelectual del crimen no sólo era el hermano del ex presidente Salinas, sino el cuñado de la víctima. En cambio, los disparos que segaron la vida del candidato continuaron —y continúan— siendo inexplicables y, por ello mismo, aterradores (Volpi). El homicidio nunca logró ser esclarecido y aunque Mario Aburto fue capturado e imputado por el homicidio de Colosio, de los móviles del crimen nunca se supo nada. Mario Aburto fue “un asesino solitario”, sin cómplices y siendo él el autor intelectual y material del crimen, según la información oficial. Después del hecho varios intelectuales del país dieron sus declaraciones a la prensa, protestando por el magnicidio que había afectado enormemente al país y en especial, los diálogos con la guerrilla que en ese momento se estaban adelantando. Y hasta la misma guerrilla se declaraba inocente del hecho; en el periódico La Jornada se hace una publicación acerca de lo que pensaba el subcomandante Marcos, quien se lamentaba por la pérdida, seguramente, de alguien que hubiera podido haber sido su próximo enemigo: —Ellos... ¿Por qué tuvieron que hacer eso? —se pregunta el subcomandante—. ¿A quién castigan con esta ignominia? Si tratan de justificar una acción militar en contra nuestra y de nuestra bandera, ¿por qué no mejor matar a uno de nosotros? Sangraría así menos el país que con esta infamia que ahora nos estremece. ¿A quién hacía daño este hombre? ¿Quién obtiene ganancias de su sangre? ¿Dónde estaban los que lo cuidaban? ¿Quién patrocina esa mano “pacifista” que abre de nuevo la gigantesca puerta de la guerra?... ¿Cuánto más para dejar entrar, por fin, la democracia, la libertad y la justicia? (Volpi 308). Los intelectuales que se pronunciaron con el homicidio de Colosio fueron entre otros Enrique Krauze, diciendo: “Él no era hombre de rupturas, sino de lealtades”, escribe en Reforma, “no de lealtades perrunas e incondicionales, pero sí de lealtades absolutas a la amistad y la verdad”; y Salvador Elizondo: “Es una cosa trágica y espantosa, de enormes magnitudes. Naturalmente va a afectar a la vida general del país. No puedo decir más porque no soy político” (Volpi 308). Aquí, el poder del discurso oficial lo manipula todo, el poder del Estado y el poder de los medios incrementan la zozobra y el caos en la sociedad al impedir que la verdad real salga a la luz pública. Según Foucault dentro de la sociedad los poderes se entrelazan y entrecruzan, hay “relaciones de poder [que] no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento del discurso...” (Guzmán XII), también afirma Foucault que “en toda sociedad la producción del discurso es a la vez controlada, seleccionada, organizada y redistribuida de acuerdo a cierto número de procedimientos” (Volpi 48). Así, es imposible saber la verdad de los hechos y más aun cuando son perpetrados por la misma administración del Estado, porque cada uno de los miembros ejerce su poder y cada poder quiere estar por encima de los otros poderes, sin importarles de qué manera se llegue a lo propuesto. Leemos entonces en La paz de los sepulcros: ...cualquier crimen en el que se vea entremezclado el poder, de un modo u otro, jamás será completamente esclarecido. Todavía nos encontrábamos en el motel —el lugar de los hechos— bajando las escaleras, a punto de salir, cuando esas consideraciones ya habían comenzado a operar: se había iniciado el lento camino de disolución, se había puesto en marcha la rueda que en apariencia solucionaría el crimen pero que en realidad sólo habría de llevarlo a su inevitable encubrimiento, a su liquidación. El poder es ciego, pero opera rápida, imperceptiblemente (Volpi 27). Afirma Jorge Volpi en La guerra y las palabras que “desde la aparición en las calles de San Cristóbal, el primero de enero de 1994, el guerrillero se convirtió no sólo en el personaje más buscado de México, sino en un ícono indispensable de finales del siglo XX” (116). Lo que buscaba la guerrilla era desestabilizar el poder del Estado y protestar en contra de la globalización, ya había entrado en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) y los miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional se habían sublevado (Guzmán XIII). Los zapatistas querían que se les reconocieran los derechos a los indígenas, pedían una reforma agraria y querían también un gobierno autónomo y paralelo al ya existente, el subcomandante Marcos era considerado como “una reencarnación del Che, un manipulador de los indígenas, un comunicador de insólita brillantez, un ególatra inclasificable, un escritor talentoso y como el último de los héroes románticos de nuestra época” (116). En 1996, entre la guerrilla y el gobierno se suscribieron acuerdos con miras a solucionar el problema agrario, la guerrilla estaba descontenta con el tratamiento que se le daba al tema, por lo que solicitaba que se reformara el artículo 27 de la Constitución Política. El espíritu de la ley debía ser el de Emiliano Zapata: “la tierra es de quien la trabaja, y Tierra y Libertad” (documento 2, “Propuestas conjuntas que el Gobierno Federal y el EZLN se comprometen a enviar a las instancias de debate y decisión nacional, correspondientes al punto 1.4 de las reglas de procedimiento”, página 11, apartado 5, “Reformas constitucionales y legales”, inciso B). Igualmente la guerrilla, no el caso especial de los zapatistas, buscaba el reconocimiento de derechos y garantías constitucionales a las mujeres indígenas, el acceso pleno a la justicia, educación y capacitación, empleo, la promoción de la cultura indígena, entre los más importantes (1). Los hechos históricos y políticos anteriormente narrados son denunciados por Mendoza y Volpi en sus novelas y dan cabida a una literatura más reflexiva sobre los hechos, ofreciéndonos diferentes lecturas y enfoques, “la historia es la consecuencia cronológica de fechas, datos y cifras estadísticas que... tienen el inconveniente de que, aunque aparentemente enseñan mucho, tapan lo más importante” (Aguirre 124). El objetivo sería entonces la denuncia de los hechos sin entrar a juzgar a nadie, los hechos son expuestos por los autores para que los lectores reflexionen sobre los mismos. Literatura e historia/política mexicana Entre la literatura y la historia, entre la literatura y la política existen grandes vínculos. Cada vez hay un mayor acercamiento de la novela política mexicana al poder, este tipo de literatura busca denunciar esas “formas antidemocráticas” que cercenan el poder en sus distintos niveles dentro de la sociedad y que generan caos. (Regalado 42). Como afirma Luis Mario Schneider en La novela mexicana entre el petróleo, la homosexualidad y las política, “sus denuncias son o pueden ser concretas, pero lo que importa es ese dramático juego en el que el poder económico o político es tan poderoso que avasalla y manipula al individuo, el grupo social y al resto de la sociedad...” (93). En México a lo largo de la historia han sobresalido algunas novelas que reflejan cambios socio-políticos o que ponen de manifiesto sucesos históricos que han marcado profundamente al país. Un asesino solitario y La paz de los sepulcros denuncian esa realidad, por ejemplo “El levantamiento del subcomandante Marcos, en enero de 1994, dio pie a que surgiera La paz de los sepulcros (1995), de Jorge Volpi...” (Torres 22). Ambas novelas comienzan con la idea de la muerte, con la idea de que alguien que detenta el poder tiene que morir como es el caso de Un asesino solitario, aquí Macías es contratado por el Veintiuno para matar a Barrientos, un político reconocido y que representa a Colosio: “¿un candidato a la presidencia?, pregunté, Claro, ¿quién va a ofrecer tanto por un candidato a diputado o senador?” (Mendoza 15), o alguien que detentaba ese poder ha muerto de una forma trágica, como es el caso de La paz de los sepulcros, en este caso los cadáveres son encontrados en un motel a las afueras del D.F.: “[el cadáver] le pertenece al ministro de justicia... —el hombre recto que ayudaba a guiar los destinos del país” (Volpi 24). En La paz de los sepulcros la muerte ronda, la novela se inicia con un discurso sobre la vida y la muerte y con “A veces la muerte inmortaliza” empieza Volpi su novela; más adelante el argumento continúa con “la repugnante descripción de dos cadáveres ensangrentados, uno de ellos sin cabeza, en la habitación de un motel a las afueras del D.F.” (Regalado 43), Volpi utiliza la descripción de los cuerpos como una metáfora del poder. Un poder que ya no existe y en el que ya no se puede confiar porque han abusado de él. Los cadáveres pertenecen a Ignacio Santillán y a Alberto Navarro, ministro de justicia y candidato a la presidencia. Augusto Oropeza, periodista y narrador de la historia, investiga los hechos descubriendo un mundo oscuro y sin luz, no sólo de lo que se esconde detrás del homicidio sino detrás de Ignacio, su amigo de preparatoria y de Alberto, el ministro. En esta novela Volpi también simboliza la luz y la sombra que convergen por ejemplo en Ignacio Santillán (Val Julián 344). En Un asesino solitario el crimen no alcanza a consumarse, en la narración siempre estamos esperando que pase algo que nunca pasa, el poder utiliza el hampa para quitar a alguien del camino. Los sitios oscuros son característicos en el desarrollo de los hechos, el mundo en el que se mueve Macías, el Veintiuno y la corrupción, son el símbolo de una sociedad que se desangra y nadie hace nada porque suceda lo contrario. El abuso del poder y las verdades real y oficial no concuerdan nunca. En Macías confluyen “un poder económico enlazado a uno político” (Guzmán XII), el poder económico porque él tiene que aceptar el encargo para vivir y el político porque quitaría a alguien del camino que podría ser su próximo “presi”. En ambas novelas vemos retratada la sociedad y cómo los entes que tienen el poder abusan de él para ocultar la información y manipular a los habitantes, el poder de los medios de comunicación y el poder de la información se degenera constituyéndose en el poderío de unos cuantos. En el caso de Un asesino solitario existen los medios que alienan a Macías, los noticieros televisivos muestran lo que desean y a Macías no le gustaba mucho cuando, por la cadena NBC, mostraban por ejemplo alguna entrevista hecha a un guerrillero, “encapuchados con pasamontañas” (47), que decían “que estaban dispuestos a morir luchando” (47), Macías se “hartaba de tanto rollo y mejor apagaba la tele o le cambiaba, buscaba una película...” (48), en el noticiero de la NBC “pasaban un resumen sobre las guerras del mundo” (67), ese era el mensaje que se transmitía, la violencia. A Macías no le gustaban los noticieros gringos porque exageraban mucho las noticias, a él le gustaba ver el noticiero nacional, el cual a su vez también manipulaba la información. En La paz de los sepulcros, la verdad real y la verdad oficial también era manipulada y ofrecida a la sociedad de la manera que más les convenía, “la Fiscalía General de la República sostuvo, inamovible, la opinión contraria: ningún nexo —aparte de las muertes en el mismo lugar, se dijo por primera vez— existía entre el difunto Alberto Navarro, ministro de Justicia, y el otro sujeto aparecido en el lugar de los hechos, el cual ahora ha sido identificado” (Volpi 33). La fiscalía abusa de su poder porque esta entidad no debería ocultar la verdad, no podía permitir que se le descubriera su lado oscuro, ya que ellos instituyen el deber ser, y deberían dar ejemplo de ello, no pueden verse desprestigiados y mucho menos acusados por crímenes políticos, esto hacía que el crimen: se perpetuara en el tiempo más allá de cualquier voluntad: debía ser investigado (“hasta las últimas consecuencias”, como siempre se dijo), el público debía conocer la verdad (al menos algunos avances hasta que encontrase un nuevo entretenimiento), y el culpable o culpables debían ser hallados y castigados, sin importar quiénes fuesen, pero todo ello sólo por la inercia propia de los homicidios, no porque en realidad alguien quisiese (o creyera conveniente) encontrar últimas consecuencias, descubrir identidades o practicar castigos implacables: este largo y abstruso proceso, de llevarse a cabo, hubiese equivalido a mantener las heridas abiertas y sangrantes —un sangrado interminable: una muerte mucho más cruel que las ya ocurridas—: el desprestigio del reluciente ministro de Justicia y, por consiguiente, el del gobierno de la República (Volpi 26). La novela de Volpi, según Eloy Urroz en su artículo “La paz de los sepulcros: El apocalipsis de las utopías”, tiene un sentido apocalíptico, al igual que otras de sus novelas como El temperamento melancólico, En busca de Klingsor y El fin de la locura, éstas destruyen “los telos de la historia”, sus utopías “meras estructuras opresivas de poder” (298). Al respecto también afirma Luis Mario Schneider en su libro La novela mexicana entre el petróleo, la homosexualidad y la política, y también citado por Urroz, que: “La paz de los sepulcros revela que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, sin importar los antecedentes de quien lo detenta. En una visión descarnada y pesimista, el México de los demócratas hace encarnar inevitablemente todos los vicios del derrocado sistema priísta sin que parezca haber opciones de salvación (132). Volpi arma un discurso en contra de ese poder y es curioso que para Foucault “es el Poder quien inicia esta literatura de crímenes, la cual prolifera en torno a algunas siluetas” (Urroz 301). Tanto para Volpi como para Mendoza lo que se nota en sus relatos es “la destrucción ininterrumpida de valores, estatutos, estructuras y formas consuetudinarias de vida. Es el espacio novelístico de la novela [de ambas] (un Distrito Federal...) una megápolis de cuarenta millones de habitantes sin pies ni cabeza, el nihilismo es absoluto y, entonces, ya todo puede suceder...” (Urroz 302). En los dos relatos hay caos, luz y sombra, poder, el magnicidio. Eloy Urroz hace una tabla comparativa sobre la historia de México en el año 1994 y el libro La paz de los sepulcros: México, 1994 La paz de los sepulcros ===================================================== Carlos Salinas de Gortari Presidente del Villar Manuel Camacho Solís Gustavo Iturbe Luis Donaldo Colosio Luciano Bonilla (2) Las dos novelas son narradas en primera persona. Élmer Mendoza utiliza un lenguaje popular que refleja pensamientos de izquierda, el autor denuncia las injusticias de las cuales han sido víctimas los mexicanos a través del tiempo y cada tiempo lleva consigo esa violencia generada por la consecución del poder, por las ansias de gobernar, dirigir y controlar. Jorge Volpi utiliza otro tipo de lenguaje, uno más “sintético en frases y párrafos cortos, en esta ocasión [en La paz de los sepulcros] utiliza oraciones largas en las que abundan los paréntesis y las aclaraciones entre comas. El lenguaje ‘telegráfico’, desnudo hasta la pureza sintética de ese breve relato, halla, pues, en La paz de los sepulcros, su máxima antípoda” (Urroz 306). He aquí un ejemplo que a su vez es transcrito por Eloy Urroz en su artículo “La paz de los sepulcros: El apocalipsis de las utopías” en las páginas 306-307: Los cuerpos, o digamos la porción más importante o más completa de los cuerpos, se encontraba en el cuarto principal. La víctima 1 se hallaba tendida sobre las sábanas, en una especie de altar, completamente desnuda a excepción del calcetín izquierdo (el resto de su ropa, un saco de cashmere café con leche, una camisa de algodón azul, italiana, pantalones de lino beige y zapatos, también italianos, de piel marrón, con hebilla lateral, se hallaron esparcidos por distintos puntos del cuarto), boca arriba, con los brazos y las piernas extendidas en forma de x, amarrados con cuerdas de marino a las patas de la cama, la cabeza ladeada, llena de golpes, marcas y moretes, y una enorme hendidura en el vientre, producida sin duda por el cuchillo —casi un estilete, una pieza templada y perfecta— que apareció a un lado del tórax de la víctima 2 y que, según se comprobó después, fue causa segura del percance (307). Vemos en el ejemplo anterior cómo Volpi narra y explica cómo se encontraban los cuerpos, utilizando cómo Urroz expone, paréntesis, guiones y en otros casos corchetes, lo que hace que el párrafo, la narración, pierda un poco de fluidez, porque el lector debe detenerse y examinar los detalles y la minucia de la que el autor está exhibiendo. Por el contrario, esto no ocurre con la novela de Mendoza, él por su parte hace que la narración sea más ágil, la cual atrapa la atención del lector, lo apresa y no lo deja ir hasta el final de la novela. Transcribo a continuación un párrafo de Un asesino solitario para ilustrar el lenguaje utilizado por Mendoza y la rapidez que le imprime a la narración que hace. Aquí no nos detienen las explicaciones: La noche que me reuní con Veintiuno llegué a mi casa pensando en los quinientos, en los puros quinientos, hice mis cuentas y todo, no quería pensar en otra cosa porque primero deseaba disfrutar machín lo que me iba a embuchacar, casi ni le iba a ir bien al bato, ¿eh? Billetes como arroz, simón, y entonces ¿para qué clavarme en lo que tenía que enfrentar? (29). Luz y sombra En las dos novelas los autores revelan dos mundos que se entrecruzan y se yuxtaponen y que son como una moneda. Uno es la cara amable que se muestra a la sociedad de sus personajes, por ejemplo en Un asesino solitario dice el narrador: “Luis Eduardo Barrientos Ureta, candidato del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia de la República: así carnal, bien chilo” (Mendoza 50), al parecer el pueblo estaba de acuerdo, pero la maquinaria política que sería el lado oscuro, la sombra, representada en la novela, debía quitarlo del camino. La novela no nos muestra la otra cara de la vida de Barrientos, así que no podemos especular sobre su otro lado, no sabemos si es oscuro como sucede con Navarro en La paz de los sepulcros o si por el contrario lleva una vida transparente, pero sí nos muestra la cara oscura del poder gubernamental, al cual sólo le interesan los individuos que éste pueda manejar. En La paz de los sepulcros Ignacio Santillán “se define como producto de tinieblas, hijo y lazarillo de una pareja de ciegos. Pero tal dicotomía no es un tablero de ajedrez, con casillas blancas y negras. La idea es más bien que la sombra y la luz conviven en cada ser humano” (Val Julián 344). En este caso en la novela se muestran sus dos caras o sus dos lados, “los juegos de luz dan a conocer la dualidad entre el hombre público que fue Navarro y el ser íntimo que fue depravado del ministro” (Val Julián 344). Alberto también tiene su lado oscuro: “No se trata de que a fuerzas yo quiera contrastar su imagen exterior con una oscuridad interna que me permita rastrear los ecos de su futuro, pero debo agregar otros testimonios para enriquecer al débil retrato que existe del Alberto Navarro de entonces” (Volpi 79). En La paz de los sepulcros el autor nos muestra cómo es la vida oscura de los personajes que representan a los “más altos funcionarios del poder político mexicano: su fascinación pederasta, la drogadicción la corrupción y el crimen pertrechado allí, tras bambalinas, tanto como su afición a la astrología, símbolo de la magia negra que debe permear en todo momento las tinieblas que informan la novela” (Urroz 316). Ese lado oscuro también aparece en el libro como una metáfora cuando el narrador el narrador lo compara con la colección de insectos que Alberto guardaba: “miles de patitas muertas de cuerpos extraños, cucarachas y escarabajos, arañas y grillos y moscas (casi no había mariposas), clasificados con indecible cuidado... En medio del espanto y la curiosidad, los animalitos clavados eran a la vez tétricos y hermosos” (Volpi 77). La luz y la sombra no solamente se muestran a través de los personajes sino a través del abuso de poder ya que ambas “desenmascaran métodos evidentemente antidemocráticos, desarticulan formas de corrupción, denuncian el abuso de los gobiernos sobre las instituciones parlamentarias y revelan, en fin, los mecanismos del sistema para la opresión de la colectividad” (Regalado 48). Estas novelas no sólo han traducido la historia y la política mexicana en las narraciones antes analizadas, sino que se constituyen como dos novelas que valoran ciertos aspectos que han cercenado a la sociedad por mucho tiempo. El poder mal usado, el abuso del poder por las diferentes esferas estatales han generado el inconformismo de los autores, lo que hace que crímenes nunca esclarecidos por la autoridad competente cobren vida a través de la ficción. También es clara la relación literatura/historia, literatura/política y no podemos olvidarnos de la relación poder/literatura, presupuestos que son ya tradición en la literatura de México. El poder de la palabra, el poder del discurso que es presentado por los administradores públicos a la sociedad y que también es expuesto y reflejado por los autores en Un asesino solitario y La paz de los sepulcros. El poder que tienen los intelectuales que, como puntualiza Foucault, hacen parte de ese “sistema de poder” (107), porque el papel del intelectual debe ser luchar en contra de la ignominia del Estado y luchar por lo menos por el esclarecimiento de la verdad. Y aunque los críticos no consideren estas novelas como los ejemplos cumbres de la novela política o novela histórica, podemos claramente ver que en ellas, los autores reproducen los hechos ocurridos en México en el año 1994 y que sumieron al país en un caos total. Estas novelas corresponden “a múltiples aspectos de la historia mexicana reciente, de su cultura y sociedad (Zavala 346), y no debemos considerarlas solamente como “thriller policiacos” (Zavala 346), ya que ellas de manera indirecta están señalando a los personajes que una vez hicieron parte de la realidad mexicana. Notas 1. Bibliografía: de clase aportada por el doctor Daniel Chávez. 2. Un par de irregularidades, sin embargo, saltan a la vista en nuestro esquema: Colosio es Luciano Bonilla, pero también es Alberto Navarro, el probable candidato a la presidencia ahora sin embargo asesinado, mientras que en la realidad (mediados de 94) Manuel Camacho Solís, mediador con la guerrilla zapatista, quedará aniquilado en la contienda luego de una breve sacudida de popularidad (Urroz 321). Bibliografía • AGUIRRE, Eugenio. “La novela histórica en México”. Revista de Literatura Mexicana. 6. (1997): 123-139. • CORONA, Ignacio. “Violencia, subjetividad y mediación cultural: Un abordaje al neopoliciaco a través de la narrativa de Élmer Mendoza”. RAMÍREZ-PIMIENTA, Juan Carlos (ed. and prologue) and FERNÁNDEZ, Salvador C. (ed. and prologue), El norte y su frontera en la narrativa policiaca mexicana. Los Angeles, CA: Occidental College, 2005. 175-201. Impreso. • FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. 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Impreso. ** Andrea Naranjo Merino andreanaranjo50@hotmail.com Escritora colombiana (Cali, 1974). Es abogada, egresada de la Universidad de San Buenaventura (http://www.usb.edu.co), de Cali. Reside en Estados Unidos, donde trabaja como instructora de español en James Madison University (http://www.jmu.edu). Textos suyos han aparecido en el diario El País (http://elpais-cali.terra.com.co) y en su magazín dominical La Gaceta, diarios El Tiempo (http://www.eltiempo.com) y Occidente (http://www.diariooccidente.com.co), y en las revistas Magazín Dominical del diario El Espectador (http://www.elespectador.com), En Contacto y Arena, del diario Excélsior (México), así como en la revista Nexus, de creación propia. Textos suyos han aparecido en los libros I Concurso de Crónicas, Cuentos y Poesía para Autores Inéditos (Editorial Gestores del Cambio, 1993) y Universos (Ediciones Embalaje del Museo Rayo, 1996, 1997, 1998 y 2000). Ha publicado el libro Espejismo (Ediciones Embalaje Museo Rayo, 1997). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Paz a los hombres de buena voluntad Rafael Romero *** Poemas Francis Montesano Diguida *** Cinco poemas C. A. Campos *** Albores de un suicidio Ingrid Chicote *** Tres poemas Fernando Velázquez Medina *** Cuestión de humanidad Héctor Lisonje *** Poemas Mariana Kruk *** Relatos Edgardo Herrera *** Tres poemas Simón Fernando Herrera Herrera *** El ama de llaves Gilda Manso *** Engendros miopes Leslie Bryon *** Pie Luis Emel Topogenario *** Lenguaje extraño (extractos) Giovanni Collazos Carrasco *** Relatos Ana Patricia Moya Rodríguez *** Andén simulado (extractos) Alejandra Villarreal === Paz a los hombres de buena voluntad Rafael Romero ================ [Octubre 12, 9:50, una semana aquí, mi diarrea ha desaparecido, me siento como nuevo, una chica holandesa me ha puesto de cariño “Gray”, no hay cielos más azules que estos, mis ojos absorben más de la cuenta] Estamos en una especie de reserva natural. Un campamento de esos, lejos de la ciudad, perdido entre montañas verdes, de varias tonalidades. Hay cabañas. Hay casas en los árboles. Hamacas por aquí, tiendas de campaña por allá. Estamos aquí, enriqueciendo nuestras vidas, fortaleciéndonos mutuamente. Viviendo. Hay tres perros y un gato. Cinco de nosotros juegan con una diminuta pelota de colores en el patio. Sólo pueden usar las piernas. La idea es que no caiga al suelo. Una de nosotros lee a Palahniuk en posición meditativa. No viste más que collares y una falda india de llamativos diseños. La tapa de Rant cubre sus pecosos pechos, desde donde me encuentro. Se llama Diana. Nuestros apellidos, profesiones y nuestras procedencias raramente son objeto de mención: en el fondo son sólo datos y poco nos interesan. Mientras escribo esto, caigo en la cuenta de que estoy empezando a detestar los datos y gran parte de la lógica que siempre ha regido mi vida. ¿Mi vida? No sé si antes de llegar aquí lo era. Como digo, hay muchos árboles y montañas a nuestro alrededor. Oxígeno. Y tres volcanes. Sí, volcanes. Enormes e imponentes. Sus formas cónicas me recuerdan a las pirámides egipcias. Y hay celajes en el horizonte. Amaneceres y puestas de sol de tarjetas postales. Otra de nosotros descansa en una hamaca. Ha fumado. Ríe con atropello mientras observa a un cuervo picotear un aguacate. Hay sonidos de aves y de insectos. Un tío que es pintor y que idolatra a Henry Darger. Sí, le gusta el arte. Es uno de nosotros. Es socialista practicante. Hay una cocina y un salón común que huele a hachís. Y rocas, piedras de distintos tamaños sirviendo de linderos. Y duchas al aire libre. Y pieles, pieles desnudas. Dos pequeños altavoces cuelgan de una viga del salón: Vetiver, Devendra Banhart, Iron Wine, M. Ward, etc. Aquí triunfan las ropas típicas. Somos buena gente con gustos exóticos. No le hacemos mal a nadie. Hay cipreses enanos creciendo alrededor del patio y recipientes de bambú para reciclaje. Un salón para ver películas y documentales: Diarios de motocicleta, Gandhi, Hair, Bowling for Columbine, etc. Nos ofrecemos paz, por eso estamos aquí. Nos sentamos en un gran sofá artesanal, bebemos infusiones o cerveza y estudiamos los movimientos de las nubes sobre ese cielo azul de fondo. Formamos grupos y nos contamos la vida. Es divertido. Los insultos los volvemos bromas. Nos caemos bien y nos gustamos. Jay, mi nombre, les hacía gracia a algunos, por cuestiones más bien fonéticas. Les hace gracia también que lleve una foto de Kerouac (autografiada) como separador entre las hojas de mis libros. La chica que vende pequeñas banderas bordadas de distintos países para que las cosamos a nuestras mochilas se llama Anne. Anne tiene una hermana gemela que es misionera camboyana. El jardinero “orgánico” (el énfasis es a petición suya) es gay y le llamamos Bri, y tiene un aire a marinero italiano. Ninguno de nosotros es japonés, pero nos gusta andar descalzos y sentir la textura de la tierra. Un gesto tonto para algo tan sagrado. Mientras escribo esto, sin ningún otro propósito más que el de entretenerme en algo distinto a lo que suelo hacer: viajar, la novia de Anne se sienta a mi lado y me pregunta si prefiero Copal Guatemala o Sri Sai Flora para aromatizar el salón antes de la cena. Nos gustan los inciensos. También nos gusta el olor de la gente local. Follamos entre nosotros, pero de vez en cuando está bien variar y hacerlo con locales. El color de su piel, su amabilidad exagerada, la facilidad con la que bailan. Éstos y otros asuntos culturales nos apasionan. Aquí, construimos cabañas a cambio de comida y bebidas. Damos trabajo a los locales y así nos hermanamos. Es una vida sencilla en la que obviamos las complicaciones. Volveré mañana. La chica holandesa quiere mostrarnos un acto de malabarismo... ¡con fuego! “¡Venga, Gray!”, me grita. (...) [Octubre 13, 10:00, otro día soleado más, me acuerdo menos de casa y de mis “amigos”, piquetes de mosquito, me gustaría ser hoja de árbol o al menos poder concentrarme un poco más y asimilar mejor lo que ocurre, lo cual es vital aquí y en Marte] Diana continúa sus lecturas en posición tántrica. Uno de los perros está a su lado, boca arriba, estático, con las patas tiesas. Es gracioso. Mientras trato de asociar esas dos imágenes: la de la chica pecosa y el perro, uno de los chicos hebreos pasa a mi lado y me hace una reverencia. Me gustan sus barbas. Lleva una taza en la mano y un cigarrillo en la otra. Ve a Diana, va y se sienta a su lado. Quiere conversar. La pelirroja deja su libro sobre la hierba, coge una chalina, se cubre y escucha. Anoche, mientras yo reparaba una de las guitarras, ese mismo chico me habló de Obama. Quizás ande captando diversas opiniones al respecto. En el salón suena Elliott Smith y yo disfruto de un zumo de mora que nos ha preparado la novia de Anne mientras observo el movimiento de las hojas de los árboles, aunque unidas a éstos, me parecen tan lívidas, tan... libres. Osama y Obama, ¡qué irónico!, ahora que lo pienso. El único reloj que tenemos (instalado en el tronco de un pinabete) marca las 10:35. Ayer, a esta misma hora, había un precioso sol y Bri, que sonríe y te abraza cuando hay sol, no había salido aún de su tienda. Por la noche, Roger y él fueron los últimos en salir del salón. Roger fue cura ortodoxo y ahora es una especie de poeta subversivo que adora a las plantas y a los animales. Les gusta hablar hasta la madrugada y emborracharse. Anne aseguró haber visto a Roger subir el sendero de “salida” sobre las ocho de la mañana. Conozco los hábitos de Roger, es mayor y pocas veces se levanta antes de las diez. Seguramente bajó al pueblo a comprar tabaco, baterías para su radio o el periódico, me dijo Anne. Yo asentí. Anne es como una madre para mí, aunque sólo tenga 28 años. Cuando el reloj marcó las once, fui hacia la tienda de Bri. No quería molestarlo, así que me acerqué despacio. Noté que el cierre de la puerta estaba roto. La cutícula externa estaba caída. A través de la mosquitera se podía ver la espalda desnuda de Bri. Me acerqué un poco más. Le hablé, musitando, dos o tres veces. ¡Bri, Bri! No hubo respuesta. La tienda olía a alcohol y a pies. Recuerdo un artículo del Times: “Licores clandestinos en países tercermundistas: el poder devastador de una resaca”. A los mayores les afecta el doble. Metí la cabeza por la puerta, bajando el cierre de la mosquitera y me quedé de piedra. No supe qué hacer. No supe si reír o gritar y llamar a los demás. (...) [Octubre 14, 9:55, verdades piadosas, si la sonrisa desapareciera de nuestros rostros no quedaría nada, nuevo descubrimiento: barritas de alpiste y novedades en el estudio del aura, barro para revitalizar la piel, Roger y Bri y las mil y una zanahorias] Sentados alrededor de la fogata, Roger nos contó lo sucedido. Bueno, habló también Bri y Anne. En fin, nuestras voces se escucharon mientras un largo y compacto canuto de marihuana pasaba de mano en mano. Roger y Bri habían bebido demasiado. Al salir del salón, Bri invitó a Roger a su tienda de campaña. Hicieron el amor como si estuvieran en una luna de miel y disfrutaron. Pero dadas las circunstancias, el alcohol no fue el mejor aliado y Bri no logró que, al segundo intento, Roger respondiera. Su pene, más bien. Diana insinuó que debían haber invitado a alguien más. Nos señaló a mí y al chico hebreo. Ambos asentimos, como lo habría hecho cualquiera en plena etapa de “pérdida de comportamientos negativos y aceptación del camino hacia el placer integral”. A lo lejos, en alguna parte del bosque, había búhos y el viento mecía los árboles. Mientras avanzaba la noche, las palabras, nuestras palabras, endulzaban mis oídos y me situaban en un escalón más hacia algo parecido a la felicidad. Ahora, mientras contemplo los dedos de mis pies, sucios y descalzos, y siento como nunca el olor de mi cuerpo en estado puro, siento que soy capaz de cualquier cosa. Poseo un aura que me lo permite (Anne dixit). Ya no hay etiquetas. Como dice el dicho, el sol nace para todos. Yo soy todos. Todos soy yo. Antes de continuar, debo dejar constancia de algo que me enteré anoche: Roger y yo tenemos las manos pequeñas, como e. e. cummings. El carácter de Roger, según hemos aprendido, se aleja mucho de ser el del típico perdedor, del que se rinde a la primera. Bri lo admitió acariciándole la rodilla. Nos contaron que la idea era no despertar a nadie y que fuese una sorpresa para todos. Roger lo intentó todo, pero su miembro no estaba por la labor. Bri, por su parte, estaba desesperado, no quería que el buen momento acabara. ¡Haz algo! Roger imitó a Bri para delicia del resto y confesó la negativa de éste a que “usara los dedos”, debido a la pequeñez de sus manos. Así que Roger salió de la tienda, desnudo y sin linterna. Había una luna grande y espléndida. Cogió el camino de la derecha. A más o menos cinco metros, bajo un gran sauce en donde los chicos hebreos se reúnen a tratar asuntos sobre religión y conflictos territoriales, está una de las tres pequeñas huertas. Cuando encontré a Bri, dormido como una piedra, creí que algo malo había ocurrido. Había manchas de color naranja en sus piernas, en su espalda y en sus nalgas. Pensé que también había sangre, pero no podía estar seguro. Anne y su novia vinieron enseguida. Y uno de nuestros perros, Lázaro, con el olfato acelerado. No, no hubo sangre. Roger contó que antes de cumplir los trece, sus sueños solían tener un denominador común: se veía a sí mismo como una niña que alimentaba a un conejo azul que vivía escondido debajo de su cama. De ahí venía entonces lo de las zanahorias. Ni siquiera Bri necesitaba explicaciones, pero había una y era válida para que nuestra curiosidad fuese saciada. Concluyó diciendo que todo había sido como en su sueño, que la borrachera y los jadeos de Bri, suplicantes y sensuales, lo habían motivado. Bri añadió un eslogan para camisetas: My butt is just like a bunny, come and feed it. Entonces hicimos más muecas, reímos, fumamos y brindamos al calor de la fogata bajo una luna grande y espléndida. Así es aquí. Me voy a por barritas de alpiste. ** Rafael Romero cuckoolander@hotmail.com Escritor guatemalteco (1978). Reside en Madrid (España), donde trabaja como corrector de estilo. Licenciado en letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala (http://www.usac.edu.gt), de donde egresó cum laude por la tesis Léxico, identidad e ideología guatemalteca en La Puerta del Cielo y otras puertas, de Luis de Lión. Creador de la revista antológica Te Prometo Anarquía (http://teprometoanarquia.blogspot.com), en donde recoge las nuevas propuestas literarias y/o artísticas de Guatemala. Textos suyos han sido publicados en revistas como Íncubus, La Ermita, Alenarte, Luna Park y Algarero, entre otras, así como en sus bitácoras Epifanía doméstica de la nostalgia pura (http://epifaniadomesticadelanostalgiapura.blogspot.com) y Cinco kilos de vacío (http://masrexquelque.blogspot.com). === Poemas Francis Montesano Diguida ================================= *** Entre tanto Anoche no dormí nada. Así como hace veinte años, un siglo, si acaso un momento. Otra vez me remuerden las irresponsabilidades (ahora para colmo son responsabilidades). Las cosas han cambiado. El bombillo no es el mismo y ya la oscuridad no tiene el mismo ruido. Las sábanas son más frescas, las vueltas del carrusel mejoran (no marean tanto) Pero no está el enano que se refleja en la pared. Devastado quedó entre tanto escombro un día que decidieron ponerle precio a [los recuerdos de mi casa vieja. Anoche el desvelo fue diferente. No hubo cenizas ni calmantes, ni quijotes ni virgilios... Sigue habiendo, eso sí, gatos que me gritan entre paredes de libros, pensamientos que acalambran los reflejos del espejo, marejadas en el estómago, susurros de vivos que ahora están muertos. No. Las cosas no han cambiado. Anoche no dormí nada. Así como hace veinte años. Pero tal vez nunca he dormido nada. O de pronto desperté y como un dinosaurio todo sigue aquí... === Ya no es tan difícil escribirte. Ya sea desde aquí o desde tu mirada ahora es fácil. No me aferro a nada. (¿...y para qué?) Casi te conozco como cada rincón de mi casa vieja. Eres la misma ciudad que vomité, El sueño que reitero y por tan tanto aburre. Ni Troya, ni Odiseo perseguido... ni tan siquiera eso eres. Sin embargo, quiero pasar mis minutos por tus venas y no saber nada de mi infancia y darme siempre por distraída. Muy a mi pesar llenaría mis ojos de tu aburrimiento y hasta me dejaría caer en tus vidas tatuándome tus historias. Entonces y para ello, elige tú mismo la voz que yo le pongo ruido a mi silencio === He borrado, descabezado, roto no sé renacerte sólo de vacío me atraganto y de frío. Firmo, pierdo y continúo. Como un vicio consumo insomnios. A veces, cruzo letras y parques que tratan de ayudarte. Me leo en tu cuerpo y te detengo. Te gozo... Y es que tienes instantes donde vibran los silencios y las calles, afuera, se estremecen. Pero no te logro. Te falta, nos falta... Parecido a un notario trazo y tacho sin procura. Al cuaderno le quedan páginas y a la noche velas. pero... ¿dónde están las ideas? === En el futuro... No me emborracharé bajo los puentes ni mearé los carros... Me vestiré como mujer y me arreglaré el maquillaje. Juro que como un pez anaranjado navegaré en vitrinas, escupiré poquito, te llevaré al aeropuerto... Prometo hacerle muñequitos y mariposas a mis alumnos, Me acordaré de ti o de nosotros (casi “hasta el día del juicio final” ...lo [juro) Cada mañana sabré atarme los zapatos, hacer café y no dormirme... haré ejercicios, seré anfitriona, pagaré cuentas y a las diez veré [novelas... A cada rato iré al teatro y sin ti, daré mi silla cuando no haya puesto... Mientras tanto, tú tendrás que aceptar días de corbatas, planchas al vapor, microondas con comidas. Haremos desbalances de mercados y cansados anotaremos cuentas... Pero si por casualidad, un día, nos perdemos en lo viejo encontrando risas y juguetes, bocas de vino, trasnoches con sopas, fotos sin silencio, besos de cine mudo, sucios en paredes, caricias indecentes y puertos sin gatos... roguemos un retorno al mismo idioma de tus rezos, quedémonos en el origen de mis tormentos... porque así, es mejor lo tuyo, lo mío, lo viejo, lo nuestro. === ...disculpa Julio pero quisiera saber jugar a los cíclopes para mirarlo [desde tus ojos y arrebatarle al mundo toda tu irreverencia. Dame algo de las leyes que hacen de tu trabajo un juego de tu frente un mundo y de tus deshoras un reencuentro. Quiero un lápiz sin borra para dibujar tus cuadros, un “absurdo de todo eso” y un día entero para “mojar compresas”. La verdad quiero ser Maga que rueda, que salta y se devuelve, clubes de jazz y capítulos desiertos. No necesito cocodrilos que amanezcan con cada niño, ni boxeadores que destilen con su sangre mis poemas, tampoco circos, ni lentejuelas, ni estafas. Sólo ires y venires (y más vueltas de la Maga) de los tuyos quiero. Dime entonces... cómo le pongo fin a mis defectos, cómo me como tantas horas de estación, tanto sentimiento que cruje en los espejos, tanto de mí que no sé y quisiera saber... Bastaría algo de respuesta que pudiera leer o de pregunta o de música (a ritmo de Perseguidor) algo que finiquite, que trascienda este final sin memoria. algo que mueva, que nade en la nada y se maree. Hazme creer más en el contenido que en la forma dame el “ya no te quiero mi amor” para terminar, para no voltear... dame el ni un segundo más... sin más que decir. Con adioses... y sin volveres. === Lo peor de la noche es cuando empieza a hacerse. Se cierran las gavetas y en los escaparates se reflejan las lunas viejas. Hay presencias de olvidos que se convierten en remordimientos, enfrentamientos entre almohadas y cuerpo, sombras insomnes que juegan en el espejo, ruidos que espantan al silencio, minutos que se arrugan y envejecen, y no completan las horas, y no llegan puntuales, y se envilecen... en la noche se perpetúa la cólera de los grillos, se respira pesado, se ahoga, se muere y es como un domingo triste. Lo peor de la noche es cuando empieza a ser. Cuando no es instante Cuando se hace eterna. === ahogada en miradas sin pestañas, derretida en persistencias sin memoria, sentada en horas de museos sin sombras y rocío comiendo cotufas con forma de duende, aprendí hoy a ensoñarte... ** Francis Montesano Diguida fmmontesano@hotmail.com Escritora venezolana (Caracas, 1971). Licenciada en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve). Ha sido profesora de literatura, historia del arte, lenguaje y comunicación y español para extranjeros durante más de diez años. Integrante de diversos talleres de poesía, narrativa y elaboración de guiones para televisión. Algunos de sus textos han sido publicados en revistas literarias impresas y digitales. Actualmente trabaja una primera publicación de textos poéticos combinando esta tarea con la docencia. === Cinco poemas C. A. Campos ======================================== *** Lunes a V. A. Mora Rodríguez Lo que llega a tiempo es lo que asombra, después de cierta edad, de lo que se debe desconfiar Es el no tener que caer de bruces, el no tener que mantener a distancia a la oscuridad, ni al frío Lo que asombra es lo que no te impresiona, lo que no tiene que maravillar para llamarnos o robarnos la atención Es, y no acaso, lo que ya se tiene sin cuidado o lo mucho que cuenta lo que no existe, lo que no perdura *** Escrutinio También ser contemporáneo significa ser anticuado en algunas cosas Es un error garrafal, me parece, sostener que sólo abarca lo moderno, lo último del mercado negro o blanco También es no hacerle mucho caso a la más reciente idea o versión del futuro *** Discapacidades Cuesta confiar en tu persona. Hay días en que dudas más con respecto a tus habilidades y otros en que dudas menos. Cuesta ganarse tu confianza, tu buen ojo cuando se tiene en cuenta toda su insuficiencia y la tuya, por supuesto. Cuesta cualquier actuación ante el espejo, y más aun cuando se comprende que no se puede no actuar. *** Epístolas Cartas a Lucilio. Por lo menos fue a éste que Séneca se las escribió y no a mí. Pues cómo cansa y aburre su salmodia, cómo hace sentir mal a todo aquel que carece de vocación religiosa o, mejor dicho, de estoicismo. Cómo él nunca se equivoca y tiene siempre toda la razón. Cartas o, más bien, Consejos que han de seguirse al pie de la letra, a su amigo, ¿alumno?, ¿amante?, o al supuesto poeta que no nos dejó su correspondencia, sus Cartas a Séneca, las que a mí, enhorabuena y enhoramala, me hubiese gustado mejor leer. *** Ambidiestro La derecha, esa otra mano izquierda ** C. A. Campos l_tmartin@hotmail.com Escritor dominicano nacido en Santiago. Desde 1984 reside en Nueva York, EUA. Escribe tanto en inglés como en castellano. === Albores de un suicidio Ingrid Chicote ============================ I Una mujer busca el suicidio entre las líneas de un poema que jamás será visto por sus ojos después de su funeral. Ella ha buscado sustantivos fáciles para introducirlos en su boca de tal manera que no quemen los ojos ni destruyan de dolor el tiempo. Ha buscado discretas líneas para vestirse después de asearse con la ternura debida, sin que nadie la vea. Se ha desnudado ante el espejo, busca las aguas que se han perdido en la montaña y trata de verse con los nuevos ojos que le han amanecido en la mañana. Discretamente alza la pierna al compás de la música, mientras el asombro de la caricia en el dorso del pie huye dentro de sus propias tempestades. Asombro ante la muerte inusitada y los blancos arenales que jamás derriban a quienes se izan tras las cumbres de los vientos. II El viento del sur llega de lejos trayendo las prosperidades a la casa de los divagadores. Encuentra oídos secos de esperanza en los cuales crecen diversas colmenas que jamás serán de mieles. Los frutales se desconcentran desde la ambigüedad de las letras, mientras que las risas de la noche se plasman en las paredes como balas de salva. El viento y el hombre se vuelven cada vez más desérticos mientras que la esperanza se congela en las sonrisas y parte de ellos el aliento marino con el cual los gases de la cocina preparan nuevas y más sofisticadas muertes en los hervores de la sopa que jamás se comparte de la misma manera en dos tiros de locura. III La mujer busca vestirse con todo lo que tiene. Usa la bufanda con la que tiene esperanza de un final feliz, mas no la encuentra por los oscuros túneles de la tarde. Vuela en el desencanto de la trafaga ciudad, donde el asfalto crece con la misma velocidad que los escombros de la luna. Viaja poderosamente para alejarse de las turbulencias que la atraen, sin embargo, a veces, pasa que la consumen como una mosca. La mujer se vuelve una rápida lagartija en la que mira la noche. Voces, ruidos, presencias inconclusas se vuelven tráfico de estampidas para un momento en los que sólo pretende concentrarse en la soledad de los páramos que no existen sino en sus sueños. IV El hombre trabaja lentamente para ir a buscar en octubre la luz del día. Mientras que sus sueños son lavados de buenas nuevas, su corazón se vuelve un fatigoso andar de montañas en las que ninguna parte existe aunque la geografía es extensa a la vista y al olfato. Miles de mastrantales bucean ante la aparición de la comida, y netamente se resume en sí mismo, sin que los deudores vengan a cancelar lo debido. Pesca un sueño en una bota y cancela cuentas con las gradas vacías de la esmeralda. Encuentra voces, cuerpos desnudos, frases impías, pero como si nada, duerme boca arriba sin que el techo le traiga ninguna novedad. V Finalmente la mujer encuentra el exilio de su propia desnudez para internarse en la luz humeante de la cocina. La gente se recoge en la calle con las botellas vacías y ella los mira desde la ventana que no abre hacia fuera. Toma un cigarro y lo enciende para ver si la luz le encuentra un sentido a su destino. Se suicida llena de perfume, con hojas nuevas y alas de colibrí, sin usar bufanda alguna y sin ninguna prenda apretada. Se sumerge en el misterio de la noche y canta en sueño para no despertar jamás. ** Ingrid Chicote ingridchicote123@gmail.com Escritora venezolana (Caracas, 1965). Terapeuta en medicina tradicional china egresada de la Escuela Nei-Jing (http://www.nei-jing.com) y de la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve). Actualmente cursa estudios de pregrado en la carrera de Educación Integral en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR, http://www.unesr.edu.ve). Ha dictado talleres y cursos de literatura, filosofía y desarrollo de la creatividad en instituciones públicas y escolares, y ha sido ponente en diversos eventos culturales y educativos. Ha recibido diversos reconocimientos por sus aportes en la cultura, la educación, la literatura y el quehacer comunitario. Se ha desempeñado como redactora y jefa de Redacción del Diario La Antena (http://www.diariolaantena.com.ve). Textos suyos han sido publicados en El Periodiquito (http://www.elperiodiquito.com), El Clarín (http://www.elclarin.net.ve), El Siglo (http://www.elsiglo.com.ve), el periódico Universidad Concejista, de la UNESR, y otros medios. Ha publicado el poemario Piedras concentradas (Fondo Editorial Senderos Literarios, 1997). Actualmente se desempeña como docente de teatro en la Unidad Educativa Bella Vista en la parroquia del mismo nombre, en Cagua, Aragua. === Tres poemas Fernando Velázquez Medina ============================ *** Poema I Fuego en la montaña y en mi vida Aurora negra lamida por la llama De un sol apresurado hacia la muerte En la selva que guarda la memoria Inerte y circular de la belleza. Arma extraña del destino Mujer lunar que desconozco Los días se besan con tus labios La espalda inaccesible a mis canciones Vibrantes en la mano del milenio ¿Qué huella se esconde en el camino Errante del poeta equivocado Que marcha tras el rastro de una nube? Serás la nube y el camino Del rostro tallado en la espesura. Yo, poeta alucinado Soy hereje: Soy cenizas *** Poema II Escribo sobre el mar, escribo sombras Camino las estrellas sin la noche Soy un hombre agobiado por la infamia Escribo en soledad, deshago rosas Que suelen florecer entre las olas Camino de cenizas por tu pecho Mujer de sal, pirámide desnuda Dueña del dolor y del silencio Cabalgo por tu pelo entre recuerdos Mujer de luz, sueño de un sueño. Canta un beso anidado en tu garganta Soy el camino de tu beso Desando embriagado por la espuma Piso el silencio y el estruendo Eres la soledad, eres la sombra Parto de un grito a medianoche Bebes mi corazón entre las dunas Velada por espíritus de arena Has perdido mi piel en un abismo Escapas con mis ojos al desierto Caminas por mi nombre, que es tu nombre Engastado para siempre en el misterio *** Poema III Ojos de coral, ojos de bronce Surgidos como el fuego entre las aguas Del mar que arrastra la obsesión. Tus ojos se alzan desde el cielo Al mundo encendido de la bruma, Paraíso tedioso, ausencia tuya. Tus ojos representan la muralla Cornalina sangrienta y peligrosa Que arrastra mis sentidos desde siempre. Un muerto se arrodilla ante el cenote Del tiempo convertido ya en cenizas Esfera reluciente de silencio Que marcha sin cesar hacia tu boca. Mirada indiferente a la ternura De un doble abandonado por sí mismo Vela la crueldad desde tus ojos Conducidos por la rueca de la nada Trenzando mirada y epidermis En la danza vana del destino. Tus ojos aplauden mi silencio Me envuelven despectivos en una malla De timidez azotada por el viento Que se lleva mi sonrisa y tu mirada. ** Fernando Velázquez Medina basil1408@aol.com Crítico de cine y literatura cubano (Jesús María, La Habana, 1951). Reside desde 1995 en Nueva Jersey (EUA). Estudió cine en los Estudios de Cine y Televisión de las Fuerzas Armadas (Ecitvfar), en Cuba. Publicó artículos y reseñas sobre cine y literatura en medios de su país como El Caimán Barbudo (http://www.caimanbarbudo.cu), Revolución y Cultura, Bohemia (http://www.bohemia.cubasi.cu), Letras Cubanas y Juventud Rebelde (http://www.juventudrebelde.cu). En 1991 fue encarcelado por la publicación en el exterior de un documento en el que se pedía cambios políticos a la dirección cubana, junto con la poeta María Elena Cruz Varela y otros intelectuales de la organización disidente Criterio Alternativo. Artículos suyos han sido publicados en diversos medios de prensa. Entre 1999 y 2004 fue editor de las páginas de opinión del diario hispano Hoy, de Nueva York. Ha publicado la novela Última rumba en La Habana (Nueva York, diario Hoy, 2001). === Cuestión de humanidad Héctor Lisonje ============================= Llevaba mucha prisa. Caminaba con fortaleza, casi con ira. El hombre del traje de chaqueta y la cartera de cuero se abría paso entre la gente con urgencia y malos modos. De los compases de ese despotismo y esa dura altivez emanaba un denso olor a perfume. Pelo engominado y rasurado perfecto, antiguo, de navaja y barbería. Su paso era amplio, entre el desfile y la huida; en cualquier caso, un caminar poderoso, dictado por la convicción de un deber esencial. Miraba siempre más allá, como los sonámbulos, como quien espía una tormenta o un presagio en los caprichos de nubes lejanas. No le importaron los tropiezos ni los reproches, ni los niños ni los ancianos. Esos incidentes eran algo asumido, algo que su experiencia acerca de los lugares más transitados podía prever. Desde un torreón cercano, un reloj marcó las siete y cuarto. El viento que llegaba de la zona de los bosques y una lluvia de pocos minutos habían logrado rebajar la temperatura de los muros de la ciudad, expuestos horas antes al calor encarnizado de la mañana. La ciudad parecía resoplar como un organismo liberado de la opresión, el aire guardaba en su entraña ese resto de humedad que suele traer consigo el recuerdo de los amores de juventud con más eficacia que una música o una fotografía, y hasta los rostros de los que pasaban poseían esa felicidad sencilla y contagiosa del bienestar. Pero el hombre no advertía estos cambios, no se exponía a esas recompensas. El mundo discurría a su alrededor como algo reiterado, consabido, meramente instrumental. Con una corta carrera abordó los aledaños de la estación, saltando ágilmente los cinco escalones. Una de las puertas estaba entreabierta, y por ella entró para no perder tiempo. Volvió a consultar su reloj, único gesto que se consentía a sí mismo. Todo lo demás era caminar sin interrupciones, sorteándolo, despreciándolo todo. Una silla de ruedas que se cruzó en su camino le hizo blasfemar, y el ocupante no supo dar mejor réplica que una palidez y un tartamudeo. Los movimientos de aquel hombre eran tan intensos y tan puros que ganaban a cada momento la apariencia de lo incuestionable. Por fortuna, en una de las ventanillas no tendría que hacer cola. Desde lejos la vio libre de trabas, la ventanilla limpia, hermosísima, con su luz blanca habitual. Aunque le resultó extraño que los viajeros formaran cola frente a todas las demás y aquella estuviera abandonada pese a estar abierta, fue tanto su placer ante la ausencia de obstáculos que hasta juzgó maravilloso algo tan prosaico, y lo consideró un acto de gracia de una providencia amiga que sabía de la bondad de sus propósitos. Pero un imprevisto se interpuso súbitamente entre él y su objetivo: el encargado de vender los billetes estaba llorando, inutilizado para su función. Tenía el pelo canoso y corto, rebeca gris degradada por el uso, muy humilde, y su piel estaba manchada y endurecida por un lejano sol de agricultura. Los lagrimones calientes le bordeaban las arrugas del rostro. En su frente estrecha se distinguía paso por paso el trotar de la noticia de su amargura a lo largo de las venas horrorizadas. “Mi hijo ha muerto”, dijo como justificación cuando aquel hombre elegante y un tanto despeinado por la carrera le pidió un billete para la ciudad de X. “Rápido”, añadió ignorando fríamente el sufrimiento del taquillero mientras mostraba el dinero, que había llevado en la mano libre durante todo el trayecto para no demorarse ni un instante en buscarlo en su cartera. El taquillero se quedó quieto, aniquilado, como si no hubiera oído nada de lo que le decía, y segundos después sacó un pañuelo para limpiarse los ojos, para quitarse un poco aquel brillo desolador del llanto. Con la misma indiferencia en el tono, aunque mostrándose algo más educado, el hombre insistió: “Por favor, me da un billete para X”, y alzó y frotó el dinero con dos dedos para llamar la atención del taquillero. Sobre la mesa de trabajo, sonó el teléfono. El taquillero contestó de inmediato, como si hubiera estado aguardando esa llamada. Parecía, por la prontitud en tomar el hilo de la conversación, que se trataba de la continuación de un comunicado anterior que por alguna razón hubiera terminado anticipadamente. “¿Pero cómo ha sido?”, imploró el taquillero. La voz era desafinada, indirecta, salida del dolor. El hombre se impacientaba, daba golpecitos en el suelo con el zapato de su pie derecho y tocaba el cristal de la ventanilla con la punta de los dedos como si a través de esos lances preliminares midiera la siempre incierta magnitud de un próximo estallido. A esas alturas ya no podía incorporarse a alguna de las largas filas que morían en las otras ventanillas sin arriesgarse a perder definitivamente su tren. El taquillero se mantenía a la escucha con el auricular aplastado rabiosamente contra la oreja, la cabeza agachada, los ojos cerrados por el remordimiento o la concentración. La narración debía ser atroz, una larga información demasiado rica en detalles, porque de vez en cuando apretaba el gesto como si una bestia subterránea le estuviera atascando la sangre con gritos. Esa contorsión general del rostro fue exprimiendo poco a poco la humedad encerrada en los pliegues de la boca, que se deslizó por dos bracitos hasta reunirse en la punta de la barbilla y formar una gota que, en uno de los cabeceos desconsolados con que replicaba las noticias recibidas, terminó cayendo sobre el papel impreso con los horarios de los trenes. La tinta se diluyó en ese punto preciso donde se arqueó ligeramente el papel, y el hombre pudo observar que la lágrima había caído justamente sobre el apartado, sobrescrito con bolígrafo, correspondiente al tren que debía tomar a las 20.00 hacia la ciudad de X. Ese hecho fortuito, más allá de las patrañas de la grafología que atribuyen a los trazos de la escritura un poder casi divino para la lectura de las almas, le sugirió por primera vez la posibilidad del fracaso. No aguantaba más aquella escena. “¡Óigame!”, gritó, mientras el borrón se extendía como una miniatura inteligente y su destino impostergable, la ciudad de X, se volvía ilegible sobre el papel reblandecido. El taquillero colgó el teléfono, se echó hacia atrás, extenuado, y miró la expresión enfurecida del cliente. No hizo el más mínimo gesto para cumplir con su trabajo y satisfacer la enérgica demanda. “Ha sido por mi culpa. Yo debí prohibirle que lo hiciera”, pronunció el taquillero con voz cansada como quien adelanta una mano en el vacío para cerrar una puerta inexistente, aunque lo hizo sin retirar la vista del teléfono. Tal vez esperara una última confirmación, una ampliación de los hechos o, quizá, una rectificación salvadora. Al momento se giró y se levantó de su asiento. “¡Usted, imbécil, inútil, puerco, usted, usted!”, exclamaba el hombre en el punto máximo de su irritación. El taquillero desapareció lentamente por una puerta del fondo sin hacer caso del requerimiento. No dio tiempo a nada. El hombre seguía protestando en voz alta, variando la modulación y la injuria, intentando provocar una respuesta del taquillero impasible, cuando desde detrás de la puerta se oyó la detonación. El hombre se quedó callado, pero no se sobresaltó en exceso. Echó una ojeada alrededor examinando las reacciones, pero los ruidos de la estación a esa hora habían sofocado toda posibilidad de alarma y asistencia. Donde abundan los sonidos, se encuentra fácilmente una explicación tranquilizadora para cualquier estridencia. Al final nadie se inmuta y todos parecen conformes con esa solución no formulada pero compartida. El hombre se rehizo pronto de la impresión, y ya sólo disponía de atención para su cometido. Tenía que conseguir como fuera aquel maldito billete. Forzó el frágil pestillo de una puertezuela baja y despintada, destinada a la entrada del personal. Recorrió un pequeño pasillo oscuro, irregular y encalado, y luego dio la vuelta para aparecer bajo la luz de los neones. Ya dentro de la taquilla, se sentó ante la mesa, apartó malhumorado el documento en que se conservaba fresca la lágrima del desdichado y, luego de alguna duda inicial sobre el procedimiento que debía seguir, logró imprimir el billete. Contempló con orgullo el resultado de su audacia. Sonrió por primera vez en el día. “Hora de salida: 20.00. Trayecto: de Y a X”. Miró su reloj: 19.40. Abonó el importe sin cuidarse del vuelto. El teléfono volvió a sonar mientras una mujer joven y sonriente, del otro lado, solicitaba un billete también para la ciudad de X, también para las 20.00. Por supuesto, no se detuvo a expedirlo ni a dar explicación alguna sobre su presencia allí. Al pasar de nuevo frente a la puerta de los urinarios, de la que minutos antes había surgido la detonación, el hombre se paró por una vez, apoyó el oído levemente sobre la madera y escuchó la respiración intransigente de una agonía que no encontraba ni la plenitud del aire ni la liberación del descanso. Empujó un poco la puerta hasta que tropezó con el obstáculo del cuerpo caído. Una luz en el interior relampagueaba como una bombilla aflojada por un fuerte golpe que no ha conseguido romperla. En la parte de pared que permitía la puerta entreabierta podía verse un brochazo de sangre realzado por esas intermitencias. “Ya tengo el billete. Muchas gracias”, ironizó a través de la abertura. Después cerró la puerta con fuerza, como para que nadie pudiera jamás entrar, y se marchó. Salió a toda prisa sin ser visto más que por la mujer, que se dirigía desconcertada hacia la oficina de información. Rápido, rápido, no había tiempo que perder. Salió a los andenes, vio su tren preparado, se relajó y, ahora sí, notó la atmósfera generosa de aquella tarde. El mundo entero se le hizo visible, reconocible, profundo, dotado de un sentido. Así era fácil aceptar la adversidad, sin duda la paz interior de la que tanto hablaban los místicos consistía en ese consentimiento indiscriminado, esa inhumana voluptuosidad. “Si nada se pierde, nada importa. Vivir es comprender los límites. Ser feliz, aprender a quererlos. Hasta el arte que no se impone unos límites a sí mismo es un arte desdichado”, pensó. Alguien lo encontraría al taquillero, vivo o muerto, quizá lo verían sin conocerlo, o le rebuscarían monedas en los bolsillos todavía calientes o mirarían con morbo y repugnancia el orificio de entrada, o aprovecharían para orinar de puntillas por encima de él, poco importaba la compasión o la crueldad, porque el aire del atardecer era virginal, como recién creado, y él respiraba con una alegría en los pulmones que no cesaba hasta que le dolía el pecho, y su tren estaba listo para partir. “La muerte de un hijo convierte en irrelevantes las contiendas de la agonía o el ultraje. Ese hombre ya no puede sufrir más, todo padecimiento suplementario es superfluo en su situación. Cuando la locura o el azar te obligan a traspasar el límite, ese límite del que recelas instintivamente desde la infancia y que a lo largo de los años va conformando tu personalidad de manera implacable porque se repite en todo lo que te sucede, sabes que ya no hay retorno. Por eso bromeé a través de la puerta, para que sintiera mi complicidad, para que nos riéramos juntos”, reflexionó mientras se acomodaba en su asiento. “Situaciones así no dejan de darse, es algo sabido. Un hombre más o menos no significa nada...”. En ese momento, su reflexión se vio interrumpida por el teléfono móvil. El tren aún no había salido. Contestó. A las diez de la noche, en la ciudad de X, una comitiva de colegas, ya impacientada por el retraso, aguardaba la llegada del hombre del traje de chaqueta y la cartera de cuero para que, con un discurso de los suyos, vigoroso y emocionado y dirigido a despertar las conciencias, inaugurara el congreso internacional sobre la lucha contra el hambre en el mundo. Jamás llegó. ** Héctor Lisonje hectorlisonje@hotmail.com Escritor español (Martos, 1981). Es licenciado en derecho y trabaja como opositor a la carrera judicial. Textos suyos han sido publicados en Badosa (http://www.badosa.com). === Poemas Mariana Kruk ============================================== alguien quiere hacerme arder. enciende un verso como quien enciende un fósforo. (y yo tan empapada en alcohol) === se te notaba Rayuela desde lejos, se te caía Oliveira por los bolsillos del gamulán, tan amargo como el fernet de tu vaso, tan obvio Oliveira, tan punzón, lo gritaban tus lecturas, tu pila de discos, tu saliva Oliveira, Oliveira tu risa, tus sábanas, tu velador. era tan obvio, Oliveira. acusabas ser Manú en busca de su Talita. pero no, eras Oliveira, otro Oliveira. la piedrita nunca antes cayó tan lejos del cielo. === no hacía falta que se reúnan las cenizas pero igual sopló el viento. anunciaron las agujas una sola llama. desde lejos una estación susurraba nuestros nombres, una canción nos resumía, una esquina nos imantaba. rodearon tus brazos mi cintura, rodó mi corazón en la avenida. rodó la noche nuestra película, como siempre, fue un éxito en las taquillas. final abrupto, clásico. una mujer que se parece tanto a mí, llora. la calle que deshabitaste se funde a negro. === ¿y qué le voy a hacer, si todavía quedan tantas uvas? ** Mariana Kruk hastalaultimauva@hotmail.com Escritora argentina (Quilmes, 1984). Ha publicado Peras al olmo (en coautoría con Sabrina Domínguez; 2005) y De la galera y más adentro (2006). === Relatos Edgardo Herrera ========================================== *** Mr. President Más allá de todo rencor, más allá de toda desdicha, Claire, de 80 años, recuerda en la distancia a su querido Thomas, colgado del roble, aquella calurosa tarde de abril; su lengua al aire, perros y caballos en un ruido ensordecedor. Más allá del tiempo, incluso ahora que muchas luchas y podios y reconocimientos les pertenecen, Claire, de 80 años, al ver por televisión al risueño muchacho de Harvard, se dice: “Pobre chico, no tendrá adónde ir, ya casi veo las cruces incendiadas en el patio, y escucho el atronador sonido de los caballos”. *** Jolly Roger “Podría ser un blindado, sí, uno de esos camiones ultraseguros que transportan grandes cantidades, siempre he querido hacerlo, estoy harto de los bancos y sus cámaras y sus entupidas alarmas. El asunto tendría que ser en día de trabajo, lunes o viernes, en hora pico si es posible, cuando al enorme trasto se le dificulte maniobrar y todas las personas alrededor sólo piensen en llegar a casa. Habrá que volar el transporte y estar dispuesto a matar a cualquiera, no podría ser de otra forma, cuando de dinero se trata, guardias y policías sólo piensan en asesinar al primero que caiga. Tendré que rodearme de un buen grupo, gente despierta, que conozca el negocio, aunque dudo que al final comparta mi dinero con alguien, ya buscaré la forma de eliminarlos, uno a uno. Podría ser una rubia o una morena, mejor aun será una china, sí, una de esas amarillas de cabello sedoso con las tetas pequeñas; la cosa no sería una montada vulgar, para nada, buscaré la forma de acercarme y someterla, tendría una habitación preparada, con todos los juguetes y el equipo necesario, la haré chillar con gusto por varios días en la soledad de la habitación, y antes del último placer, al deshacerme de ella, me aseguraré de mirarla bien a los ojos, se irá a la otra orilla con mi rostro grabado en sus pupilas”. El manojo de llaves se escuchó de nuevo por el pasillo: —Se acabó, muchachos, a apagar las luces, hey, estás sordo, acaba lo que estás haciendo y apágala. —Disculpe, no lo había escuchado —dijo el hombre sobre el catre, al tiempo que llevaba la mano a la bragueta y ocultaba la erección que sobresalía de los pantalones. —Qué demonios estabas haciendo entonces, ¿leyendo?, veo que no has tocado los libros que pediste, nada bueno has de estar tramando. —No, señor, sólo estaba pensando, ya sólo me quedan 15 días en esta pocilga y saldré a la calle, estaré de nuevo en libertad. —Y me imagino que harás lo posible para no volver, has llevado buena conducta, Jolly, la doctora dice que pareces otra persona, aunque a mí, a mí no puedes engañarme. —Se equivoca, es verdad, gracias a ustedes me he reformado, sólo quiero salir y llevar una buena vida. —Ahórrate esa cháchara y escúchame, la doctora ha convencido a todos de que has cambiado, es por eso que vas a salir, no sé qué le habrás hecho pero la mujer realmente confía en ti, más te vale que sea verdad, muchacho, es lo que te conviene, y olvida todo lo sucedido aquí adentro, sin rencores, esas sólo fueron cosas de rutina. —No hay problema —respondió. —Más bien ve pensando a qué vas a dedicarte al salir, algo bueno, que no te vaya a meter en problemas. El tatuaje de la calavera y las tibias cruzadas relució en el antebrazo izquierdo al sacar el brazo bajo la almohada, el hombre se incorporó sobre el catre y se arregló el cabello. —Sí, señor, en eso estaba, ya he estado pensando en una o dos cosas que planeo hacer al salir de aquí, será fantástico, esta vez no cometeré errores. —Pues manos a la obra, muchacho. —Despreocúpese, señor, ya pronto escuchará de mí. —Bien, Jolly, y no lo olvides, sin rencores. El sonido de las llaves se alejó por el pasillo en penumbras, mientras el hombre se levantaba del catre y se agarraba a los barrotes de la celda, sonriendo observaba al guardia alejarse, escuchando el ruido incesante de las llaves, hasta que lo oyó cesar abruptamente con el último ruido del metal al cerrarse. *** De espaldas a ella De espaldas a ella, ausente, conversando en monosílabos y asintiendo a todos sus pedidos. Después del placer, me cuesta un poco ser de este mundo. “Dios, por qué no se calla y se duerme de una vez por todas”. —Sí, sí, mi amor, yo también. Es algo extraño, un vacío temporal, sólo quiero pensar y perderme buscando ese algo, esa cosa que me hace hablar solo y buscar sinónimos mientras me baño. Ella quizás no lo entienda, pero es el mejor momento de hacerlo, ante mí se presentan interminables las arenas del Sahara, veo barcos rudimentarios atravesar el océano y escucho el fragor de la tierra ante el empuje del hombre. —Sí, sí, mi amor, está bien. Pareces un zombie, me dice, estás aquí pero no lo estás. Tal vez tenga razón, tal vez sea una mala costumbre, no se trata de ella y lo sabe, ni yo mismo sé lo que pasa, una sofocación extraña circula por mis venas, alguien grita en mi interior, allá acaricia mi espalda y se sonríe, yo camino sin prisa entre el muelle de Puerto Colombia mirando absorto el desembarco, la brisa se lleva sin culpa un sombrero de ala ancha, mediante un gran esfuerzo trato de voltear y responderle: —Sí, mi amor, ya casi me duermo. *** Al diablo Indiana Jones Aún lo recuerdo, con el pasar del tiempo he comprendido que la lucha entre Oriente y Occidente nos ha sido impuesta, es algo natural, como el decir “tiene que ser negro” o inculcarle a las niñas el deber de casarse con hombres blancos para ir mejorando la raza. Cuando alguien se levanta en un entorno como este, en especial alguien que todo lo cuestiona, es difícil, más que eso es casi insoportable. Como dije aún lo recuerdo, era un niño cuando vi la escena por primera vez, los que estaban a mi alrededor viendo la película no encontraban elogios suficientes, pero en mi interior, las preguntas sin respuestas eran interminables. La escena a la que me refiero es quizás la más famosa y comentada de la película, en ella interviene un egipcio enorme de túnica negra y turbante blanco, el tipo era un virtuoso de la espada, de esos sables curvos y enormes que el sólo verlos produce terror, una risa de miedo, y el sable bailando entre las manos del egipcio acaban repentinamente por el disparo certero del galán del látigo; Dios, lo fulmina con un tiro, el tipo ni siquiera le apunta, saca el revólver de la funda, tira y vuelve a lo suyo, como si nada, y yo con mi escaso tiempo en el mundo, imaginándome al egipcio cada mañana practicando y practicando con el sable, encomendándose a su dios para lograr el dominio del arma, para ser uno solo con ella, para ser invencible; y de un momento a otro todo termina, ni siquiera tuvo oportunidad de mirar a los ojos a su oponente, no supo si era miedo o valor lo que en ellos se encerraba, simplemente dejó de ser un guerrero y pasó a ser un blanco, algo así como un pato sin suerte en temporada de caza. Como dije la gente no paraba en sus elogios, hablaban de la genialidad de Spielberg, de la maravillosa actuación de Harrison, y terminaban siempre comentando la famosa escena, pero nadie notaba lo del egipcio y lo de su espada y su enorme frustración y todo aquello me ponía los pelos de punta, pensaba que yo no estaba preparado para el mundo, allá afuera, lo que parecía importarles era lo inmediato, el efecto instantáneo; ya no apreciaban la dedicación, el día a día, desde entonces comencé a odiarle en silencio y a leer todo lo que encerrara algo de oriental, de misterioso, algo más humano. Mientras que en casa Indy seguía siendo el héroe de moda, incluso mamá quiso sorprenderme un día al volver del colegio, y me llevó al cuarto con los ojos cerrados y me mostró un afiche enorme de la película colgado en la pared, y allí, de pie, preguntándome cómo puede un personaje tan falso y absurdo ser el héroe de mi madre, de la persona que más amaba en aquel tempo, no tuve más remedio que sonreír, y aceptar, de una vez por todas, muy a mi pesar, que nunca lograría ser lo que de mí se esperaba. ** Edgardo Herrera edgardo1925@yahoo.es Escritor colombiano (Barranquilla, 1974). Asiste con regularidad a los talleres literarios de Cartagena, donde reside. Administrador de profesión, egresado de la Universidad del Atlántico (http://www.uniatlantico.edu.co). Trabaja como docente y ha fundado cine clubs en Cartagena. === Tres poemas Simón Fernando Herrera Herrera ======================= *** Fotografía En esta tarde adormecida, en este frío cuarto del día hay algo que flota en el ambiente, algo suspendido a mitad de la sílaba, pasa y se detiene, unos dedos descifran el suave murmullo de una despedida. *** A esta hora del día la penumbra se desliza por el contorno vaporoso de las horas suicidas, el minuto atravesado de serpientes, envuelto en lienzos temblorosos, ojos abismales sobre la superficie de la niebla, es el tiempo de la comparecencia, de la confesión pública a orillas del corazón pálido. I Aquí estamos, frente al tribunal del vacío, roto el deseo de la individualidad creciente, amarillas las manos y las miradas rojas, hablar y nombrar recuerdos deambulantes entre oscuros canales de amaneceres grises. La luna arrastra consigo el mar de las horas fijas, de las horas pétreas abiertas en algún lugar de la tierra, vacila el minuto y la palabra enrojece el aire que rodea tu cuello y tu [espalda. II Nombramos las caídas de la aurora, los bostezos de los músculos, las linternas encendidas en la noche desplegada en calles olvidadas, y cedemos al murmullo de unos pies lejanos, quietos como hora nocturna. De pie, frente a los laberintos fríos y enfermizos de sí mismo, con la respiración muda y lenta de las cosas que te observan no hay definiciones para encender la palabra, sólo rastros y huellas de un presentimiento. III Aquí, entre dos claridades te veo, signos escarpados entre años bruñidos y [sonoros, es el momento de romper la fila y detener la lluvia, las tempestades, una nueva está por iniciarse o desvanecerse entre ripios cardos de monte, y te viene la calma, te sube como colibrí en vuelo de arco iris, cuando los soles de otoño rebosan tu casa y la decoran, cuando dormir es permanecer despierto y los sueños bordean las aguas vivas de tu cuerpo, es la temporada de la palabra, una temporada de claridades ciertas a esta hora del día. *** Ocaso La tarde cubre su misterio entre gajos de luz adolorida, los pájaros dispersan los silencios con sus trinos, las piedras blanquean los pasos del viento, como una lágrima, y más allá del instante, más allá del lejano brazo de la ausencia, una espera del ocaso sin sueños de la curva serpenteante del tiempo, del muro de cejas dormidas frente al mortecino filtro de las sombras diluidas entre la sed oculta de que algo cambie. ** Simón Fernando Herrera Herrera si80n@hotmail.com Docente mexicano (Veracruz, 1973). Trabaja en la Central Nuclear Laguna Verde en México. Participó en el taller de poesía de Oscar Wong y más tarde en el de Marianne Toussaint. Textos suyos han sido publicados en la Revista Literaria Remolinos (http://revistaremolinos.blogspot.com) y otros medios. === El ama de llaves Gilda Manso ===================================== Iván le tenía miedo al eco que rebotaba en el techo inalcanzable de la iglesia, pero si le daban a elegir, prefería eso al invierno de afuera. —¿El calor de la iglesia lo maneja Dios? —preguntó, sentado en un banco de la catedral. Consuelo pensó una respuesta sincera y católica a la vez. —Dios y la calefacción —contestó, señalando la estufa eléctrica que estaba empotrada en la pared, a la izquierda de Santa Cecilia. Consuelo lustraba las estatuas santas con fricciones de lavandera experimentada, y cualquiera que la hubiera visto habría jurado que la mujer era irremediablemente atea, pero se trataba de todo lo contrario: la fe de Consuelo era tan añeja, arraigada y entrada en confianza que podía permitirse el lujo de perder la compostura y moverse por la iglesia con un desparpajo digno del mayor de los herejes. Consuelo había encontrado a Iván dormido en la puerta de la parroquia, acurrucado de frío. A su lado, sus padres, con la sonrisa suspendida por tiempo indeterminado, hacían lo posible para repartir una frazada entre los tres. Consuelo los vio un día, dos días, tres días; al invierno le faltaban dos meses para terminar de congelar hasta el aire. Al cuarto día les habló. —Soy Consuelo, el ama de llaves de la iglesia. Acá afuera tienen frío, el nene se va a enfermar. ¿Por qué no entran y les preparo un mate cocido o un té? Los padres de Iván intercambiaron una mirada breve, cargaron a su hijo, se metieron en la capilla y se acomodaron en el suelo, entre San Roque y la Virgen Desatanudos. Al principio no hablaban y miraban a Consuelo tratando de descubrir dónde estaba el doble fondo. Ella fingía que no lo notaba, que la hostilidad de la indigencia no la hería, y les ofrecía té caliente y bizcochos. Iván se acostumbró rápido al bienestar, y pronto comenzó a trepar al Cristo crucificado como un nene corriente que se cuela entre las ramas de un árbol, y a seguir a Consuelo a donde ésta fuera. Los padres, al ver que su hijo engordaba de a poco y parecía feliz, dejaron a un lado su actitud de trinchera. Los refugiados contaban con la complicidad de Yosman, el cura colombiano que amaba a Consuelo con amor de hijo agradecido. Yosman estaba convencido de que si esa iglesia merecía el nombre de casa de Dios era porque ella se encargaba de que Dios estuviera siempre presente. —¿Qué hacemos con el obispo? —preguntó Yosman esa mañana. Consuelo se encogió de hombros y murmuró Dios proveerá, lo que significaba que ya tenía un plan; bueno o malo, pero plan al fin. El obispo llegó al mediodía, envuelto en un aura de superioridad que hizo que Iván se encogiera de impresión. Lo acompañaba un séquito de curas y hombres de seguridad que a Yosman se le antojó excesivo para una simple visita de inspección. El obispo criticó el estado abandonado de la iglesia y se detuvo frente a los refugiados. Miró a Yosman con ojos de signo de interrogación. El sacerdote buscó a Consuelo, y ella tomó la palabra. —El padre Yosman y yo pensamos que, dado que la iglesia necesita una mano de pintura y otros arreglos, y ya que esta gente necesita un lugar donde vivir, podíamos sumar dos más dos y hacer que esta gente pinte y arregle la iglesia a cambio de alojamiento. El obispo miró a Consuelo como si hubiera contado un mal chiste. —Esta es la casa de Dios —dijo con un tono que no aceptaba lugar para discusiones. Yosman palideció. Consuelo, iluminada, sonrió. —Monseñor, me alegra que lo comprenda. Su misericordia será recompensada. Como dijo Nuestro Señor Jesucristo, “doy mi casa al menesteroso y mi pan al hambriento, porque yo soy el menesteroso y el hambriento, y ellos son yo; quien cierre mi puerta en las narices del prójimo arderá en el infierno con la fuerza de mil demonios”. El obispo, que no recordaba haber leído esa cita en ninguna parte de la Biblia, se quedó callado. No quería correr el riesgo de parecer un ignorante. —Iván, dale las gracias a Monseñor por su infinita misericordia —ordenó Consuelo. El nene se abalanzó sobre el obispo, le dio un beso en la mejilla y volvió junto a sus padres. El obispo, incómodo y confuso, se despidió con torpeza. Consuelo cerró la puerta de la iglesia. —Dios proveyó —dijo. Afuera quedó el invierno. ** Gilda Manso arcangelmiron@gmail.com Periodista y escritora argentina (Buenos Aires, 1983). Se desempeñó como redactora y cronista en diversos medios gráficos. Su cuento “Sombras chinescas” integra la antología Ronda de cuentos, de Editorial Dunken (http://www.dunken.com.ar). Mantiene una bitácora literaria en http://elarcangelmiron.blogspot.com. === Engendros miopes Leslie Bryon ==================================== ¿Recuerdas cuando en invierno llegamos a la isla? El mar hacia nosotros levantaba Una copa de frío. Pablo Neruda, Los versos del capitán. *** Poema burdo I Nunca se imaginó cómo habían movido los pesados bloques, nunca había pensado en las flores y las mariposas, ahora era tarde para principiar retornos, ahora movía la pierna sin deseos y orinaba amarguras, en las noches de vendimia en un cuartucho dorado, en las cuentas por pagar, en el deseo por lo que prohibían las reglas, ahora lloraba palabras sin remordimientos, ahora hubiera desertado de las miradas para escupir fonemas. ¡Por Dios! Nadie se lo impedía, pero se había transformado en un triste eructo deshumanizado, que balbuceaba frases con sentidos ilusorios, parábolas de chocolate. Nunca se imaginó que terminaría desnudo y miope. II Nunca se imaginó que su desnudez sería motivo de risa, aunque los otros mostrasen anatomías burdas, pechos rectangulares, culos elípticos. Era miope y eso bastaba. Nunca había admitido ser como ellos. Creedle. Orinaba flores y lloraba anocheceres, dos tristes ilusiones prohibidas por ellos, los de cabellera errática, y burdos poemas elípticos. III Hubo de perdonar olvidos, corretear incongruencias, padecer delirios ajenos, para conservar el mendrugo bajo la axila. En definitiva, nada era peor nada sería aterrador, como un diente de ajo arrojado sobre la hirsuta lengua a mitad de la ceremonia del brebaje mágico. Todo sería preferible a la inaudible humillación del ajo. Hubo de descender la vista, ocultar la desnudez bajo folios numerados, burlar la vigilia y el hambre, para soportar ser lo que era: Un desgraciado miope encerrado en los cuernos de la inocencia. Solo sin conocer diosas estridentes ni magistrados ovíparos. Solo en la negrura infinita del abandono deleznable... *** Epitafio Aquí yace el miope, adoraba la propia desnudez, se creyó cíclope, ahora reposa en ignorada desfachatez. *** Miopes No se sabe de dónde vinieron, ni los árboles los recordaban, eso sí, parecían tenebrosos, como lagartos heridos de muerte por una amapola, con costras de luces en las impías carnes desnudas. Nunca se supo cómo habían arribado, si en trenes lecheros, o en piraguas, eso sí, nadie los quería, tenían ese extraño fulgor del espanto reflejado en las solapas, ocultas bajo espejos de vidrio verde. No se supo, a ciencia cierta, nada, solamente el mote, como capa de odio, que los cubriría más allá de los lagos y las costas, en las lápidas de los sueños rotos, en la penumbrosa promesa del futuro. Nadie los vería desaparecer, un poeta borracho esculpió un depauperado epitafio a uno de ellos, que los huracanes deshicieron en truenos amarillos, lluvias hipotecadas, y el hálito vergonzoso del viento salvaje. Huyeron de la isla despiadada, aborrecida ahora en la senectud, de la isla misteriosa, cuna de otros miopes, y numerosos engendros. *** Retorno I Retornaron a la isla durante el primer invierno, no llovía mucho, el aire fresco de la madrugada los abofeteaba en la larga avenida, arteria de los acalorados que siempre buscan salida a los sueños. Habían retornado en medio del bullicio, machetes alzados, guatacas afiladas, y las voces incoherentes que gritaban a la luna. Habían retornado simplemente, por estúpida añoranza, por un deseo inesperado de observar el mar tropical. Al principio todo fue urbano, comedido, los cinemas exhibían cortos musicales y guerras de samuráis, había arroz y cerveza, helados y malta. Al principio, todo era soportable. II Retornar al cabo de los años es pecaminoso. Un acto despreciable de desdén por el acervo cultural, de olvidada melodía. Con el tiempo los cangrejos se tornaron sospechosos, hasta que fueron acusados de preferir la noche a la promesa de la pureza, las palabras suelen ser crueles, las miradas perturbadoras, la miel, veneno, la leche, ácido, la sal, dulce. Todo había cambiado con la llegada de los huracanes, bellezas con nombres de modelos de Adolfo Domínguez, Ángela, Pamela, Begoña, todo había sido increíble, y tuvieron que renunciar a los bañadores exóticos, para copiar frases destrozadas en la rutina diaria. No pudieron beber algas, se habían marchado al horizonte, allá donde la marea es alta y el mar profundo, allá donde proliferan bestias y dardos venenosos. Retornaron a la isla, callados, las ropas deshechas, eso sí, cantando al amanecer de las tortugas en un coro de ranas, un lunes triste, nublado, que presagiaba vientos del norte. *** Muerte La muerte era un tema tabú ninguno de los miopes se atrevía siquiera a mirarla de soslayo, había algo frígido en el tacto, algo perturbador en el aliento, que los aterraba desde la ventana. No podían siquiera mencionarla, a no ser en consignas sin sentido, que repetían como papagayos adiestrados en ejercicios de jubiloso desfilar, con la promesa de una tarde libre, o algo caliente con qué retozar, en la larga caminata descalzos, como una falsa promesa hecha a una santa. Nadie quería reconocer el hecho trivial de que la gente se moría de ataques al corazón, de empachos de berenjenas con ají, y otros trastornos innombrables, a no ser en los secretos libros de los galenos. Se tenía miedo a la salida definitiva, para la cual no hace falta permiso alguno, esa en la que dejas de sufrir, y la faz se te transforma en heroica indiferencia ante el mundo... *** Huida Escapo del horror de tu mirada hacia un mundo vegetal atravesando pájaros multicolores con espinas de rosas, en un rito cruel de ventiscas y silencios. Escapo a tu mirada que no me busca en el silencio de la noche aterrado de haberte conocido, enmascarado en las rosas amarillas de mi jardín, en un sueño de luz. Espantado de mi peste que flota en el mar como lluvia de otoño... *** Ostras Vago por caminos soleados sin aprehender el vaivén de los sonidos, ni el clamor salado de las ostras silenciadas. Las observo con asombro, cual amuletos marinos, que desperdician siglos en discusiones bizantinas. A veces nos envenenan, comentan que se debe al mercurio, pero yo sigo vagando por la superficie rugosa de las conchas ennegrecidas, sin que me importe para nada el detrito de tantos cadáveres, tampoco el taconeo de lobezno asustado. Recorro tranquilo los restos de la masacre, conchas inútiles, caracolas desperdiciadas, ante la visión apocalíptica de la marea. A las ostras también les impusieron el malhadado toque de queda. ahora se ven precisadas a fornicar en silencio agazapadas en la enorme cuchara del glotón. 10-10-08, 140º aniversario del Grito de Yara *** Esperando a Godot No pensaban, por aquel entonces, en abandonar la ínsula, era algo inaudito, un acto repugnante, por eso cavaban, en la noche, esperanzas de cosechas abundantes, delirios de miel y leche. No pensaban, siquiera los escuálidos, los menos agraciados de la manada, en saltar rejas de ignominia, en aquellos días era inconcebible para los ojos semicerrados por las continuas lluvias de arena. No pensaban en nada, apenas en cavar, y esperar la llegada de Godot en algún teatrito de mala muerte, a peso la entrada, en una puesta en escena de aficionados. No pensaban sino en callar el desenfreno, ocultar las medias pobremente zurcidas, y las camisas deshilachadas, en medio de la noche, mientras seguían cavando truchas y boniatos, en las calurosas noches del trópico, junto al vecino moroso, o a la muchacha de caderas anchas, callados todos, ante el pavor de la luna plena. *** Moribundos Estamos en el mundo solos apuradamente solos, sin un grito que esgrimir contra la tarde absurda o la noche fría en que nos pegamos a la pareja en una fusión de ternura. Estamos destinados a soportar la vida en ensueños, meditaciones, alegrías tontas como una luna llena, o la victoria de nuestro candidato presidencial, todo para ocultar la única verdad fehaciente: somos moribundos en un mundo extraño en el cual el acto supremo, para el cual hemos sido creados, hemos de aprehender a solas, escondidos, en la noche oscura del alma, sin poder comunicarnos con los otros, en la soledad tinte de nuestra fusión con la nada. Afuera unos pajarillos cantan y el sol despunta una mañana calurosa. *** Poeta Un amigo me dice: no escribas más, tú no eres poeta, careces de sensibilidad, eres analítico, lo contrario de lo poético, no sigas, nunca lo serás. La mirada de mi amigo lo refleja todo, es el primer paso hacia el hoyo del desamparo, hacia la nada del hombre mediocre, de quien come, caga y mira los telediarios. Lo antipoético, la vida cotidiana, sin sufrir ni sentir. Poeta. Nunca lo seré. *** Silencio Acuso al mundo, —agujero en forma de girasol— del pecaminoso silencio, lo acoso con rabia con una oquedad en las venas, con la venda del ciruelo. Algo inaudito, un mundo de piruetas rusas, ucranianas o turcas, con caballitos alados a lo Chagall envueltos en el tibio tul de las ensoñaciones. Mundo enemigo, obcecado por el silencio, temeroso de la voz. Lo acuso sin pruebas ni deseos, la razón húmeda desvanecida en la tarde, mientras callo de nuevo. ** Leslie Bryon wesbri@gmail.com Escritor cubano (La Habana, 1942). Desde 1984 reside en Estados Unidos. Trabaja como consejero en salud mental desde 1990. Licenciado en filología hispánica por la Universidad de La Habana (http://www.uh.cu; 1975). En 1970 obtuvo una mención en cuento en el Concurso 13 de Marzo (Cuba). Perteneció a la Brigada Hermanos Saíz de la Unión de Escritores y Artísticas de Cuba (http://www.uneac.org.cu, Uneac). En 1987 obtuvo una maestría en psicología en Carlos Albizu University (http://mia.albizu.edu). Ha publicado cuentos en diversas revistas en Cuba y EUA. Ha escrito varios libros de poesía y las novelas Ritos inútiles (2007) y ¿Adónde van las canciones? (2009). Mantiene la bitácora Los Temidos 60 (http://wesbri.blogspot.com). === Pie Luis Emel Topogenario ======================================== Labrar espacio en el mundo. Horizontal. Terrario. La luz se enguanta a los cuerpos que puedo poseer. Camisa. Pantalón. Arma percutida. Arrojar al río. Ahora sí logro sentirme. Escucho. Me palpo resplandor. Resplandor o cuerpo, podré elegir y abdicar. No hablaré para mí. No lanzaré mis palabras en mi contra. Hablar para las palabras es decadencia. Estrujar tierra con mano fresca. Colocarse en el centro de los dolores personales para sentir tierra fresca en mano, codo, anudar. Anudar codo al hombro, doble nudo de palabras tiesas bajo el sol. En los márgenes del río las piedras se lavan. Los cadáveres de las vacas podrían pasar flotando, que yo los confundiría con leños. Las sales del sol bañan mi cuerpo. Caen sobre el río. Mi sombra, apenas declive sobre la ribera. El río saldrá al mar en un tiempo que desconozco. ¿Desde hace cuánto ya que he estado así sobre este sitio? Si elevo la mano para tocar el cielo, ¿mi pie se elevará al mismo tiempo? Pisar lo que toco, brisa. Brisa, me escucho. Las espaldas hacia la tierra. Ahora sí. Ahora sí me siento sentido por la hierba. Me siento escuchado por el río. Los cadáveres de las vacas no saben que no estoy en la desembocadura del mar. Las hojas en los tentáculos, verdísimos, de los pocos árboles, me aplauden. Yo he contado todas las hojas sin moverme. Yo he contado. Pienso en los leños cadavéricos y no me siento navegar. Me escucho raíz del árbol de las sensaciones, no. Los muñones que soy están rojos. Me palpo estambre. Estambre o piedra lavada, podré elegir. No me siento navegar. La tierra está negra y fresca, como si desconociese los hechos de las matanzas. Como si la hierba templase el aire. Como si yo templase la hierba, ¿puedo sentirlo? Como si el aire me templase a mí. Las rodillas flexionándose, elevándose sobre la grama. Las plantas del pie hidratándose con el verdil del terrario. ¿No he estado aquí yo antes? ¿Como estremeciéndome sobre nieve? Silencioso, como el río congelado. Eterno como el hielo. No ha aparecido nadie para avisarme que las aguas ya estaban corriendo. ¿Entonces no se me anunció que el sensorio ya no estaba congelado? Las matanzas terminaron. Mi camisa está abierta sobre mi pecho. Mis pantalones están abiertos bajo mi camisa. La humedad de la hierba penetra en mi boca cerrada contra presión, como si forzase mi válvula. Ahora sí me escucho. Me palpo camisa desbotonada, el río ronco. Me hallo los ojos grávidos, como las raíces que estoy siendo. Me ofrezco a mis ojos. En el río algunas piedras emergen como lamparones negros. No emergen. No han llegado. No se han ido. No se han movido. Yo nunca me he ido. ¿No estaré aquí después? ¿Las rodillas no se moverán, arrastrando mis pies para hacerme sentir descalzo? La luz llega hasta mi cuerpo. Mi cuerpo me reclama a mí, como si él fuese una ventosa que teme descarnarse. No hablaré para mí. No me sentiré para mí. Lanzar para las palabras es decadencia. ¿Nadie vino a avisarme que la decadencia debía lanzarse hacia el agua? Me palpo camisa sobre hierba, pantalones, terrario, el río ronco. Los infinítuples rezos de las hormigas negras entrándome. Me escucho sentirme. Resplandor o cuerpo, los brazos, poco a poco desmaderados. Los tejidos, tendidos. Poco a poco. ** Luis Emel Topogenario bebopers@gmail.com Escritor nicaragüense (Managua, 1980). Actualmente reside en Montevideo, Uruguay. Ha publicado varios relatos, tanto en papel como en revistas digitales especializadas. La Codorniz, su tercera novela, es su proyecto narrativo más ambicioso. === Lenguaje extraño (extractos) Giovanni Collazos Carrasco ========== *** Música estentórea El aroma que desprende la copa vacía se viste con túnica de uva quebranta en el pisco que arma el bochinche en mi sereno olvido de vértigos que vuelan sobre el cuenco que acomoda mis parpados en mis manos veo adheridas las pompas que desaparecieron en los invernáculos de horchatas con butifarras de caracoles que dejaron calato a este peruano que se borró con sus cachivaches y de vuelta al camal me siento sobre mi tópico de cholo ignorante en el acápite epistolar de los quebrantos de la melodía de una zampoña que anestesia el entuerto prensil que arrancha sin complacencia la belleza arcaica infesta de obscenidad que deja entreabierta la ventana donde la luz cruza a destiempo una música estentórea. *** Fauna desmantelada Empiezo el día con el sueño, todavía enlazado en la pregunta si hoy será como ayer todavía sigue la maleta de barro llena de cacharpas, llena de faunas nocturnas, bosques encallados un puñado de corazón abierto que estalla en follaje de heridas nuevas, es un nenúfar antiguo que flota por la ardiente brisa que me sopla una callada música mis venas también se abren por zozobra se mezclan en claroscuro de batallas que hiende apenas la efigie distante del pintor que irisó mi huella empiezo el día desnudo y desmantelado, descubierto en un cofre ponzoñoso sin ningún artificio que me concluya. *** Soy dañino para mi salud Mi cuerpo necesita otra alma porque soy dañino para mi salud se me van deshaciendo los acervos y el incesto de mis adagios se acentúan en un anacrónico cameo de tragicomedia no es el tabaco lo que me mata, no fumo, ni tampoco aspiro a nada, es el principal acertijo de mis piernas dormidas donde el hormigueo se vuelve halófilo ante mi sangre que se desdenta el filo de mi razón de antonimia corta entre jácaras las venas que alimentan mi cerebro y todo el pensamiento se desangra sin que pueda mudarme de piel mi cuerpo necesita otra trova porque mi rostro en el espejo, se descompone. *** Por qué no eres la mujer perfecta ¿Y por qué tú no eres la mujer perfecta? por qué tus brazos fueron a caer sobre los míos por qué, en mi desarmado cuerpo me ardes, siendo tibia por qué tus ojos ya no son acertijos por qué cedo ante el silencio, que me deja cara de culpa por qué me salen cicatrices en mi lívido inherente por qué la historia ya te ha marcado en mi tiempo por qué siempre apareces en el papel de mis continuas muertes, en mis frecuentes huidas por qué dejas mi sangre en un hilo, pendiente de tu desbocada oscuridad y por qué tú eres la mujer de los centímetros arrancados por mis dientes de la fábrica de palabras que se convierte en carne tornasol de la luz que despierta debajo de mi piel de la avaricia de mi tacto sanguíneo haces que todas mis derrotas se vayan por la sombra que deja tu perfume ensangrentado en mi sustancia. *** Morir de noche No tengo cómo defenderme de mi muerte si está aleccionada por la flagrante noche de tus senos se me llena la almohada de gritos sobrenaturales por encima de mi lento asesinato y la guadaña suave y rabiosa que destaja mis huesos me extrema a la ventana helada que se empaña con la sangre de tu perfume. ** Giovanni Collazos Carrasco elterror_acechando@hotmail.com Escritor peruano (Lima, 1977). Reside en Madrid (España). Ha realizado diversos trabajos: hostelería, albañilería y seguridad de fincas, entre otros, y actualmente trabaja en el sector de telemarketing. Textos suyos han aparecido en diversas revistas digitales. === Relatos Ana Patricia Moya Rodríguez ============================== *** Gloria Soy un Dios metido en el cuerpo de un monstruo que llega a la ciudad gris dispuesto a arrasarlo todo. Mi entrada es triunfal: con mi pesada cola de reptil destrozo el frágil edificio de la sede de Justicia. Con mis poderosas patas, pisoteo los apartamentos ilegales de la costa, aplasto los cochazos aparcados en lujosas residencias. Cuando llego al centro, con mis escamadas y afiladas zarpas agarro a dos infelices que salen del banco hipotecario; al trajeado le arranco la cabeza de un bocado y luego mastico su cuerpo, al segundo desgraciado me lo trago directamente. Sigo sembrando el caos, el pánico y la destrucción hasta que el director grita: “¡corten!”. Me quito la sudada máscara del disfraz de dinosaurio y abandono el plató con el decorado de cartón piedra y plástico. Y suspiro, triste: he recuperado mi indeseada identidad. La gloria ha concluido y será la gran diversión en horario infantil. *** El amor de mi vida El amor de mi vida no es ese hombre que tanto daño me ha hecho. Encontré al amor de mi vida aquel día en aquella habitación del Hospital. Al reflejarse en el espejo del cuarto de baño mi sonrisa y las cicatrices de la cuchilla ocultadas por las vendas que rodeaban mis muñecas, me percaté de que estuve a punto de perderle, de perder al auténtico amor de mi vida: yo misma. *** Puñetazo Míralo al muy cabrón. Qué hijo de puta. Es el maldito hijo de puta que ha traicionado a su mejor amigo acostándose con su novia, el mismo hijo de puta que les ha robado a sus padres dinero para pagar las juergas de alcohol y drogas en las discotecas. Míralo. Le odio. Le odio. Le propino un puñetazo. El golpe duele. Duele. Me muerdo los labios. Retiro mi puño, ensangrentado, con cristales del espejo clavados. Escuece. Escuece la venganza. ** Ana Patricia Moya Rodríguez yosoyperiquillalospalotes@gmail.com Escritora, fotógrafa y diseñadora gráfica española (Córdoba, 1982). Estudió relaciones laborales y es licenciada en humanidades por la Universidad de Córdoba (http://www.uco.es). Ha trabajado dando clases particulares, como arqueóloga y bibliotecaria, entre otros oficios. Es directora, editora y productora de la Revista Digital Groenlandia (http://www.revistagroenlandia.com) de literatura, opinión y arte en general. Ha participado en diversas revistas digitales e impresas. Obtuvo el accésit del III Concurso Internacional de Relatos del Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba (http://www.juntadeandalucia.es/cultura/museos/MAECO). Publicó su primer libro de poemas, Bocaditos de realidad, bajo el sello de Groenlandia. === Andén simulado (extractos) Alejandra Villarreal ================== Estático, mudo, como el efímero muro que se descubre en la sobriedad del asfalto. Amorío de sombra en cruce de calles, caída que pasma su aliento en el bullicio de la noche, ventana sorda que observa verticales vacíos, vaivén imaginario de estructura. Pensamiento que circula fascinado por el deseo de esperar, palabra que se enreda en griterío de multitudes. Muda, estática. Desde aquí memorizo un adiós === Es el olvido. Aquí nadie habla, nadie sueña. La horma de mis zapatos se desgasta en la enamorada vigilia del andén. La palabra se cuaja, funde sus presagios, recorre una y mil veces el pensamiento aventurado de la última sílaba. La estructura abandona la escena enamorada del caminante, es andén la palabra que pronuncia olvido. Aquí nadie me habla, nadie me sueña, espaldas acarician la manía ignorante de desconocerse en rostros ácidos, y yo, me hundo en el desgaste de la vértebra. === La casualidad jamás volvió a unirlos. Ha sido incesante el estruendo amoroso de la memoria y la impaciencia se ha convertido en un augurio de silencio. La ciudad se ha dedicado a hilvanar estructuras, bifurca sus verdades en parajes dulces donde el suspiro se confunde con la manía del jadeo. Es distancia, desencuentro que mantiene su equilibrio detrás de la palabra. ** Alejandra Villarreal luciavillarreal@yahoo.com Escritora mexicana, licenciada en letras españolas por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha publicado textos en diversas revistas literarias de su localidad así como en medios electrónicos. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Ningún hombre es una isla en sí mismo; cada hombre es parte de tierra firme; si un trozo de tierra es arrastrado por la marea, el continente disminuye. La muerte de cualquier hombre me hace más pequeño, porque soy parte de la humanidad. Por lo tanto, no preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti”. John Donne. === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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