~~~~~~~~~~~~~~~ Año XIV Cagua, Venezuela Nº 220 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 19 de octubre de 2009 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Barbarito y su Praxis. / 25 años sin Aleixandre. / | Breves Machado en su laberinto. / Polacos en México. / Taquilla | digital. / Recuerdos de Chamizo. / Letras negras. / | Novísimos. / Palabras en pintura. / Vallejo en Sevilla. | / Poesía en Río Cuarto. / Fototalleres. / Viajero en | Bogotá. / Lezama Lima, el fundador. / Boleros | mediáticos. / Kuchi-e. / Poesía verde. / Dossier | bicentenario. | | Víctor García de la Concha recibió el Premio Fernando | Noticias Lázaro Carreter. / Gobierno retira apoyo a película | basada en novela de García Márquez. / Hallan indicios de | que se ha excavado antes en la fosa de García Lorca. / | Inauguran exposición artística en homenaje a Miguel | Hernández. / Terminó Liber ’09 con balance comercial | satisfactorio. / Guillermo Aguirre gana el XV Premio | Lengua de Trapo de Novela. / La venezolana Biblioteca | Ayacucho ingresa a la Unesco. / Presentan en México | exposición sobre Gabriel García Márquez. / Herta Müller | obtiene el Premio Nobel de Literatura. / Muestran en | Alcalá de Henares la partida de bautismo de Cervantes. / | José Manuel Caballero Bonald gana el Federico García | Lorca de Poesía. / Trece poetas centroamericanos | reunidos en antología publicada en España. / Estudios | sobre Menéndez Pelayo son reunidos en una colección. / | Premio de Novela Elena Poniatowska para Hernán Lara | Zavala. / Anunciados los Premios Bellas Artes de México. | / Kirmen Uribe y Paco Bezerra ganan Premios Nacionales | de España. / Premio de novela corta La Espiga Dorada | para Andrés Pérez Domínguez. / Cinergia premia ocho | proyectos cinematográficos de Centroamérica y Cuba. / | Otorgan el Premio Planeta a la escritora española | Ángeles Caso. / Poetas aragüeños celebraron recital | “Todos por la Poesía”. / Falleció el poeta venezolano | Alfredo Silva Estrada. / Recuerdan a Mario Benedetti con | un poema popular de 150 metros. / Termina la Feria de | Frankfurt con polémicas sobre China y Google. / | Realizarán en Caracas un seminario sobre pueblos | indígenas originarios. / Presentarán en Chile un libro | que sistematiza enseñanza del mapudungun. / El poeta | venezolano Juan Calzadilla será homenajeado en Valencia. | / Premios Príncipe de Asturias serán entregados este | viernes. / Pombo, Piñón y Trueba asistirán a Feria | Regional del Libro de Murcia. / Congreso de poetas | chilenos homenajeará a Gonzalo Rojas y Nicanor Parra. / | Una antología recuerda al grupo venezolano El Techo de | la Ballena. / Luis Sepúlveda inaugurará el X Congreso de | Escritores Extremeños. / Discurso de la rumanidad será | analizado en un simposio en España. / Universidad de | Sevilla concederá doctorado honoris causa a Umberto Eco. | / Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez se hermanarán en | Chile. / El editor de Herta Müller será homenajeado en | Guadalajara. / España digitalizará 1.350 obras sujetas a | derechos de autor. | | “Exégesis maracucha en Caracas”, Norberto José Olivar. / | Especial: Premio “Escribir un libro es construir un laberinto”, José | de la Crítica a Sánchez Lecuna. | la Novela 2008 | | Nelson González Leal, fotografías. / Periodismo para | Literatura periodistas. / Revista Literaria El Cuervo. / Materiales | en Internet de Lengua y Literatura. / Sitio oficial del escritor | Jorge Palma. | | “¿Ahora, quién cantara los pesares del pueblo | Artículos y americano?”, Leopoldo de Quevedo y Monroy. / “Literatura | reportajes y violencia. Algunas reflexiones desde los ojos de un | niño”, Antonio María Flórez. / “El decreto cambia | nombres”, José Hermoso Sierra. / “Perfecto decálogo del | buen poeta”, Mharía Vázquez Benarroch. / “Vivir el | fútbol desde este lado de la pasión”, Gustavo Rubén | Giorgi. / “La resurrección del asfalto: con un poco de | sabor a música (la poesía de Francisco Carrasco situada | y sitiada)”, Ximena Troncoso. / “Las palabras de la | doncella”, Ángel Castaño Guzmán. | | Norberto José Olivar, autor de Un vampiro en Maracaibo: | Entrevistas “Los buenos libros manejan el mal para romper con lo | políticamente correcto”, entrevista por Jorge Gómez | Jiménez. / “Con Roberto Sari Torres: Relato de un ex | preso político”, Aldo Roque Difilippo. | | “Historia y cotidianidad en la dramaturgia de José | Sala de ensayo Ignacio Cabrujas”, Magaly Guerrero. | | “La voz de la zafra”, José Ruiz Guirado. / “La | Letras Hedionda”, María Fernanda Rossi. / Dos poemas de Mariela | Loza Nieto. / “El Jaguar”, Rey Emmanuel Andújar. / | Poemas de Jorge Conesa-Sevilla. / “El Club de los | Melancólicos”, Delfina Acosta. / “Intriga de Amador” | (extractos), Gregorio Echeverría. / “Riña estéril contra | los designios de la vida”, John Javier Acosta Rodríguez. | / “Vivir no es una utopía” (extractos), Florentino | Gutiérrez Gabela. / “Divanar”, Carlos Ardohain. / Poemas | de Ameht Rivera. / “Los herederos”, Gabriel Payares. / | “Apuntes sublunares”, Guillermo A. Seminara. / “Los | diarios de Lem. La perla de Córdoba”, Carlos Montuenga. | / Poemas de Luis Alberto Salvarezza. / “Lo | impredecible”, Milly Epstein Jannai. / “Sueños de uso | común” (extractos), Edgar Enrique Robledo Herrera. | | Alfredo Silva Estrada. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Barbarito y su Praxis. El escritor argentino Carlos Barbarito acaba de obtener el Premio de Poesía Editorial Praxis con su poemario Cenizas del mediodía, con el que participó bajo el seudónimo “Giordano Vanni”. El veredicto fue emitido el pasado martes 6 de octubre en Ciudad de México por un jurado compuesto por Daniela Camacho, Juan Antonio Rosado y Saúl Ibargoyen, quienes llegaron a tal decisión por unanimidad, al considerar que se trata de un libro “sólido, con hallazgos en imágenes y ritmo, bien estructurado, con equilibrio en el lenguaje y una vital propuesta poética del autor”. Algunos de los poemas que conforman el libro pueden leerse en el número 25 de la revista chilena Cyber Humanitatis (http://bit.ly/3oGV6U). Nacido en Pergamino en 1955, Barbarito ha publicado más de quince poemarios y dos libros de crítica de artes plásticas. Ha obtenido, además, el Premio Fundación Alejandro González Gattone, el del Fondo Nacional de las Artes, el Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber, el Premio Raúl Gustavo Aguirre de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade, http://www.sadecentral.org.ar) y el Premio Hespérides, entre otros. Figura en el Breve diccionario de autores argentinos desde 1940, en el Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000, de Juan Ruiz de Torres y José Javier Márquez Sánchez, en el ABC de las artes visuales en la Argentina y en el Diccionario de autores argentinos. Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés, al francés, al portugués, al catalán y al holandés. http://bit.ly/1dEm5J 25 años sin Aleixandre. Con motivo del 25º aniversario del fallecimiento del poeta español Vicente Aleixandre, Premio Nobel de Literatura 1977, fue inaugurada en el Museo de la Ciudad de Madrid, el pasado 8 de octubre, la muestra “Homenaje a Vicente Aleixandre. 25 artistas, 25 poemas. 25 años sin Vicente Aleixandre”, que previamente había sido instalada en Sevilla, ciudad natal del escritor. La exposición, comisariada por Gabriel Serrano, teniente de alcalde de Sitges, tiene una doble vertiente: por un lado, la palabra escrita; por otro, la lectura visual de la palabra. En paralelo se ha editado un catálogo a cargo del experto Alejandro Duque. Reúne a 25 artistas contemporáneos que se han inspirado en otros tantos poemas de Aleixandre, procedentes de libros clásicos como Ámbito (1928), Espadas como labios (1932), Sombra del paraíso (1944), Historia del corazón (1954), Poemas de la consumación (1968) o Diálogos del conocimiento (1974), para crear cada uno una obra original. Arranz Bravo, Javier Balda, Carmen Calvo, Menchu Lamas, Antón Patiño o Vaquero Turcios son algunos de los artistas participantes. La muestra, que está ordenada de forma cronológica e incluye primeras ediciones de obras de Aleixandre, estará abierta hasta el 8 de diciembre, cinco días antes del aniversario de su desaparición. El horario es de martes a viernes de 9:30 a 20 horas, y los sábados y domingos de 10 a 14 horas. Los lunes y festivos, permanecerá cerrada. Machado en su laberinto. La exposición “Antonio Machado. Laberinto de espejos”, que se puede visitar hasta el 31 de octubre en la Biblioteca de Andalucía de Granada (http://www.juntadeandalucia.es/cultura/ba), pretende contribuir a la difusión de la figura de este autor universal y potenciar el patrimonio intelectual andaluz con motivo del 70º aniversario de su muerte. A través de 35 paneles se hace un recorrido por la obra de Machado: reproducciones fotográficas, textos, manuscritos y libros. La exposición, acompañada también de un catálogo que recorre de forma más exhaustiva la vida y obra del poeta, ha sido posible gracias a la colaboración de los herederos de la familia Machado. Paralelamente se han previsto otras actividades como lecturas monográficas, encuentros con poetas y ayudas destinadas a la realización de actividades para la mejora de los hábitos de la lectura. Asimismo, la Biblioteca de Andalucía publicó un catálogo temático donde se recogen las obras del poeta presentadas en esta exposición, como la primera edición de Campos de Castilla o las Poesías completas editadas en 1917 por la Residencia de Estudiantes (http://www.residencia.csic.es). http://bit.ly/3VlyaQ Polacos en México. La Biblioteca José Vasconcelos (http://www.bibliotecavasconcelos.gob.mx), de México, exhibe hasta el 29 de noviembre la exposición “Los niños de la hacienda de Santa Rosa: Una historia de refugiados polacos en México 1943-1947”, que documenta la relación de ambos países en aquellos momentos. Organizada en coordinación con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH, http://www.cndh.org.mx), y con curaduría de las historiadoras Gloria Carreño y Celia Zack de Zukerman, la muestra incluye fotografías, documentos, libros y material filmográfico. Su origen fue un par de álbumes conmemorativos sobre la escuela que se instauró dentro de la colonia, uno de los cuales estaba en poder de la Embajada de Polonia en México (http://www.meksyk.polemb.net/index.php?document=9). Se incluyó información de diferentes archivos del mundo que dan cuenta del proceso de invasión soviética a Polonia, así como una serie de estudios, relatos y memorias tanto de investigadores, testigos y víctimas que contaron lo que vivieron. La historia de este contingente que llegó a México en 1943, puede ser conocida por el público en general gracias a esta exhibición, que muestra a los exiliados polacos en la nación azteca como un fenómeno social que reveló múltiples acontecimientos en diferentes ámbitos. http://bit.ly/233gPn Taquilla digital. La Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) ha puesto en funcionamiento desde la semana pasada el sistema de venta de boletos en línea, a través de su página web. Gracias a este servicio el público podrá adquirir de manera rápida, cómoda y segura sus entradas para los eventos que se presentan en la sede de la reconocida institución cultural venezolana sin necesidad de trasladarse hasta allí. El sistema garantiza que los usuarios obtendrán rápidamente el mejor asiento disponible en las salas. Para retirar los boletos es indispensable presentar el comprobante de compra impreso y la cédula de identidad del comprador. http://www.celarg.gob.ve Recuerdos de Chamizo. Hasta el 13 de noviembre es posible visitar “Recuerdos de Ávalon”, la muestra individual del artista español Juan Moreno “Chamizo” abierta al público el pasado viernes 16 en la sala dos, nivel uno, del Museo Mateo Manaure (Mumma), en Maturín, Monagas (Venezuela), como parte de la antesala a la celebración del primer aniversario del “Corazón Cultural del Oriente venezolano”, el próximo 19 de noviembre. En veinticinco cuadros, el artista expresa conceptualmente la soledad y fragilidad del ser humano en la sociedad actual y su conflicto interior, a nivel espiritual, en un mundo donde la magia, la ciencia, las creencias religiosas y el materialismo se conjugan de maneras extrañas. “En ‘Recuerdos de Ávalon’ entran en juego elementos como color, textura, líneas, entre otros; los cuales dan contenido a la obra”, dice el artista, quien se pasea por diferentes estilos pictóricos: expresionismo, realismo mágico, abstracción geométrica y minimalismo. El pintor explicó que el resultado final de esta extraña alquimia es una obra donde abundan los rostros humanos alargados, que se asoman y miran con ojos de ciego, a través de lo que podría denominarse “jaulas”. Letras negras. Esta semana será presentado el libro Literatura puertorriqueña negra del siglo XIX escrita por negros, que publicado por el Archivo Nacional de Teatro y Cine y Editorial LEA, es una recopilación de las Obras encontradas de Eleuterio Derkes, Manuel Alonso Pizarro y José Ramos y Brans, y la Antología de la literatura puertorriqueña negra escrita por negros 1880-1920. El libro forma parte de la serie “Escritores del XIX” y la edición, recopilación, estudio preliminar y notas fueron escritas por el dramaturgo puertorriqueño y director del Archivo Nacional de Teatro y Cine, el profesor Roberto Ramos-Perea. “Poco o casi nada se ha dicho sobre los orígenes de la literatura escrita por negros y mulatos en el Puerto Rico del siglo XIX. Creemos que este es el primer libro que lo hace”, dice el prologuista. El volumen incluye todas las obras teatrales y otros textos escritos por Eleuterio Derkes, Manuel Alonso Pizarro y José Ramos y Brans, y textos representativos de los escritores negros Eleuterio Lugo, Carlos Casanova, José González Quiara, Tomás Carrión Maduro, José Celso Barbosa, José Elías Levis, Arturo Más Miranda, Eduardo Conde, Luis Felipe Dessus, Enrique Lefebre, Jorge Alonso Fernández y Arturo Schomburg, todos escritores negros y mulatos. La presentación se llevará a cabo en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Puerto Rico, el jueves 22 a las 4:30 de la tarde. Posteriormente, el 16 de diciembre a las 7:30 de la noche, se llevará a cabo en el Ateneo Puertorriqueño un foro de discusión sobre el libro y la literatura puertorriqueña negra, con la participación de distinguidos intelectuales puertorriqueños. Para mayor información y adquisición del libro, los interesados pueden comunicarse con el Archivo Nacional de Teatro y Cine del Ateneo, al 787 977-2307. http://www.archivonacionaldeteatroycineap.com Novísimos. Como una actividad previa al Encuentro Internacional “Poesía y diversidades en América y España. Lecturas críticas en la perspectiva del Bicentenario”, el próximo jueves 22 de octubre se realizará en la Universidad de Chile la Segunda Lectura de Poetas Novísimos, en la que participarán Sebastián Díaz, Felipe Kong, Bryan Seguel, Gonzalo Geraldo y Lautaro Quiroga. El evento es organizado por el Departamento de Literatura, el Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina (Cegecal, http://www.cegecal.uchile.cl) y el Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos (Cecla, http://www.cecla.uchile.cl) de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile (http://www.filosofia.uchile.cl). La actividad se realizará a las 18:30 horas en el Auditorio Rolando Mellafe de esta facultad (Ignacio Carrera Pinto 1025, primer piso, Ñuñoa), en Santiago. Palabras en pintura. El Museo del Grabado Español Contemporáneo, de Marbella (España), acogerá los próximos días 22 y 23 de octubre el seminario “La palabra pintada, la pintura dicha”, en el que diversos expertos hablarán sobre las relaciones existentes entre la literatura y la pintura a lo largo del tiempo. El cupo está limitado a 40 personas y el plazo de inscripción, de un precio simbólico de 10 euros, finaliza este 21 de octubre. En conjunto se tratarán las relaciones de la pintura y la literatura a través de varias etapas, como el Renacimiento, el Barroco o el surrealismo, así como las figuras de Mallarmé, Apollinaire o Marx Ernest. Cinco expertos impartirán el seminario. Comenzará Maite Méndez Baiges, profesora titular de arte contemporáneo de la Universidad de Málaga (http://www.uma.es), que hablará sobre “Escribir en el lienzo: la tipografía de las vanguardias”. Continuará José Manuel Cuesta Abad, profesor de teoría de la literatura de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM, http://www.uam.es), cuya ponencia lleva por nombre “Estancias de lo ausente. La soledad interior en el arte y la literatura”. Fernando R. de la Flor, catedrático de literatura española del barroco de la Universidad de Salamanca (Usal, http://www.usal.es), expondrá “Lecturas de la imagen simbólica en el barroco español”. El director general de Cultura del Ayuntamiento de Málaga (http://www.malaga.eu), Óscar Carrascosa Tinoco, dará la ponencia “La melancolía como código iconográfico canónico”. Por último, Fernando Castro Flórez cierra la sesión con su charla titulada “Preferiría no hacerlo (otro modo de revelar ‘verdades místicas’)”. http://www.museodelgrabado.es Vallejo en Sevilla. Organizado por las asociaciones Feria del Libro (http://www.feriadellibrodesevilla.com/asociacion.html) y Gremio de Librerías de Sevilla, el próximo 22 de octubre a partir de las 20 horas se realizará en el Salón de Actos del Círculo Mercantil e Industrial (http://www.mercantilsevilla.com; calle Sierpes, 65) de esa ciudad española, un recital poético en homenaje al poeta peruano César Vallejo. El acto será presentado por la poeta y periodista Nuria del Saz, e intervendrán el poeta, escritor, crítico literario y coordinador de la Casa de los Poetas, Francisco Vélez Nieto —quien realizará una breve disertación sobre la figura de Vallejo—, el poeta Francisco Basallote Muñoz y la escritora, poeta, editora y presidenta de la Asociación del Gremio de Librerías, Inmaculada Calderón Gutiérrez. Asimismo, se proyectará un audiovisual con imágenes inéditas del poeta homenajeado, realizado por el poeta Antonio Muñoz Maestre, miembro del colectivo poético Baratillo Joven CreAcción Poética (http://creaccionpoetica.blogspot.com). La entrada será libre y gratuita hasta completar aforo. Poesía en Río Cuarto. El próximo sábado 24 y domingo 25 de octubre se celebrará en Río Cuarto, Córdoba (Argentina), un encuentro de poesía que reunirá a poetas locales y de otras provincias, así como autores invitados de Buenos Aires. La actividad se iniciará a las 9:30 del sábado con una clínica de poesía a cargo de Alejo Carbonell, en la librería San Cayetano. A las 17, en la Sala del Concejo Deliberante, los poetas Marcelo Fagiano, María Reineri, Pedro Centeno, Rocío Paulizzi y Cecilia Romero Messein participarán en una lectura de poesía organizada por Editorial Cartografías. Le seguirá a las 18 otra lectura, de Editorial Caballo Negro, con Lucas Tejerina, Silvina Mercadal y Elena Annibali, terminando a las 19 con Luis Benítez y Soledad Castresana, de la revista La Guacha. El domingo 25 a las 15 horas, Alejandro Schmidt dictará otra clínica de poesía en la Sala de la Biblioteca Mariano Moreno. A las 17 se presentará en la Sala del Concejo deliberante el recital “Poesía del sock”, con Carla Sleck, Soledad González y Paula Jiménez, de Editorial Recovecos. A las 18, nuevamente en la Sala de la Biblioteca Mariano Moreno, se realizará un recital de Editorial Cartografías con Elena Berruti, Claudio Asaad, Lucas Cedriani y Marcelo Díaz, y a las 19 serán presentados por José Di Marco los libros Videla y 60 poemas breves, de Alejandro Schmidt y publicados por Editorial Recovecos. La entrada es libre y gratuita. Para obtener mayor información es preciso escribir al organizador del encuentro, Diego Formía. diegoformia@yahoo.com.ar Fototalleres. Roberto Mata Taller de Fotografía ofrecerá en los próximos días, en su sede ubicada en el cruce de las avenidas Trieste y Madrid de La California Sur, en Caracas, sus talleres “El ojo crítico”, con Lisa Blackmore (http://lisablackmore.net), y “Fotoperiodismo”, con Iván González, jefe de Fotografía de la Cadena Capriles (http://www.cadena-capriles.com). El primero tiene el objetivo principal de transmitir que la mirada puede ser mucho más valiosa que el aspecto técnico en el oficio fotográfico. Cada alumno realiza un proyecto personal de temática libre con el propósito de poner en práctica el rigor fotográfico que han ido observando a lo largo de las sesiones. Se inicia el 26 de octubre, admitirá un máximo de doce participantes y se realizará en veinte horas mediante dos turnos, uno en inglés en horario matutino (lunes y miércoles de 10 de la mañana a 12 del día) y otro en español, nocturno (lunes y miércoles de 6:30 de la tarde a 8:30 de la noche). Por su parte, el taller “Fotoperiodismo” se dictará de forma intensiva del 2 al 6 de noviembre, mediante una dinámica que pretende recrear en tiempo real el día a día de un reportero gráfico, con el propósito de comprender la importancia de este oficio y los rigores de la ética, su narrativa y la importancia del “testigo ocular”. En este taller, González, quien fungirá como jefe de redacción, asignará una pauta matutina a los participantes —desde asistir a una rueda de prensa hasta hacer un recorrido para documentar la problemática de alguna comunidad—, y en las tardes deberán revisar, seleccionar y editar el respectivo material a fin de entregarlo y discutirlo. La dinámica del taller requiere que los participantes tengan disponibilidad de 9 de la mañana a 6 de la tarde, así como conocimientos de fotografía, cámara digital, flash y óptica. http://www.robertomata.com Viajero en Bogotá. El escritor argentino Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) viajará a la capital colombiana para participar, el próximo lunes 26 de octubre, en la presentación de su más reciente novela, El viajero del siglo, ganadora del Premio Alfaguara de Novela. Ambientada en la Europa post-napoleónica, la obra relata la historia de Hans, un viajero que llega a una ficticia ciudad alemana llamada Wandernburgo, donde se detiene a pasar una noche y se va encontrando con una serie de sucesos y personajes que alargan su estadía indefinidamente, entre ellos un organillero que se cruza en un mercado y una mujer llamada Sophie. La novela, que transcurre en 1827 aunque nunca se especifica en el libro, y que el autor calificó como “una metáfora del presente”, nació en su imaginación, según contó, cuando escuchaba un “hermoso lieder de Schubert que se llama El organillero, protagonizado por un viajero que encuentra a un organillero y decide quedarse a cantar con él”, como ocurre en su historia. La presentación, que estará a cargo de la profesora Andrea Vergara, tendrá lugar en la Sala “Carlos Medellín” de la Biblioteca de la Universidad Central (http://www.ucentral.edu.co; Carrera 5, Nº 21-65), en Bogotá. Entrada libre. Teléfonos: 323 9868 • 342 3790, extensiones 310-312. Lezama Lima, el fundador. El escritor cubano José Lezama Lima (1910-1977) será recordado en una conferencia que dictará en Caracas el profesor Rafael Castillo Zapata, quien abordará la contribución del fundador de la revista Orígenes (1944-1956) en la construcción de lo común cubano y lo común habanero. Enmarcada en el ciclo de conferencias “Poesía y política. Los poetas fundan las ciudades”, la conferencia será dictada el próximo martes 27 de octubre a las 10 de la mañana en la Sala Doña Bárbara de la Casa de Rómulo Gallegos, ubicada en la avenida Luis Roche de Altamira, a dos cuadras de la estación Altamira del Metro de Caracas. Doctor en letras y profesor asociado del Departamento de Teoría de la Literatura de la Escuela de Letras y de la Maestría en Estudios Literarios de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), Castillo Zapata ha sido también profesor invitado en las universidades de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve), Brown (http://www.brown.edu) y Rutgers (http://www.rutgers.edu). Ha publicado los libros de investigación literaria Fenomenología del bolero (1991), El semiólogo salvaje (1997), Un viaje ilustrado (1997), El legislador intempestivo (2007) y La espiral incesante (2009), así como artículos de investigación en revistas como Hispamérica, Revista de Crítica Latinoamericana, Revista Iberoamericana, Communications, Actualidades y Estudios, entre otras. La entrada a la conferencia es libre. http://www.celarg.gob.ve Boleros mediáticos. La Librería Mediática celebrará el próximo martes 27 de octubre de 5 de la tarde a 7 de la noche, con una velada de boleros y una lectura colectiva de poesía, los siete años de “Los libros y la radio tienen mucho que ver”, el programa que desde octubre de 2002 es producido por Isidoro Duarte y Marialcira Matute (http://www.letralia.com/firmas/matutemarialcira.htm) en el canal informativo de Radio Nacional de Venezuela (RNV, http://www.rnv.gob.ve). La celebración aniversaria se hará con una transmisión en vivo desde el cafetín de RNV (calle Las Marías entre Chapellín y Country Club, Caracas), donde César Jiménez, cantante mexicano, declamador y lector oficial de los libros radiales y televisivos de La Librería Mediática, interpretará temas del repertorio bolerístico. Además el público podrá participar en la lectura colectiva. La entrada es libre y pueden participar personas de todas las edades con sus poemas breves. http://lalibreriamediatica.wordpress.com Kuchi-e. El Centro Cultural Hispano Japonés de la Universidad de Salamanca (http://cchj.usal.es), en España, presenta hasta el próximo 30 de octubre la exposición “Kuchi-e, grabados y literatura en el Japón Meiji”, que se enmarca en la conmemoración del décimo aniversario de la fundación del centro. La temática de la exposición corresponde a la expresión “Kuchi-e”, referida a las portadas en impresiones de color de grabados japoneses, que fueron producidos para estar presentes como grabados originales en las novelas japonesas románticas y en las revistas literarias del período de 1890 a 1912. El evento, que puede visitarse de lunes a viernes en horario de 10 a 14 y de 18 a 21 horas, cuenta con la colaboración del Museo de Arte Oriental de Salamanca (http://www.museoorientalsalamanca.es) y la Colección Pilar Coomonte y Nicolás Gless. http://cchj.usal.es Poesía verde. Del 5 al 8 de noviembre se realizará en Tumbes (norte del Perú) el I Festival Mundial de Ecopoesía 2009, que bajo el lema “La poesía reverdece la Tierra” es organizado por la Unión Mundial de Poetas por la Vida (Univa). Participarán distinguidos estudiosos del medio ambiente y literatos, pues el propósito es proporcionar una base científica en el campo ambiental a la literatura ecológica o ecoliteratura. Se realizará en los auditorios de la Universidad Nacional de Tumbes (http://www.untumbes.edu.pe) y en las municipalidades de Tumbes, Contralmirante Villar y Zarumilla. Cada asistente recibirá un ecopoema de obsequio durante lecturas que estarán matizadas con intervenciones musicales y dramatizaciones teatrales, todo en el ámbito ambientalista. Además, los poetas participarán en diversas actividades ambientalistas: harán una visita al Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes, plantarán árboles en el Bosque de los Poetas —que será creado durante el evento— y se realizará una exposición de ecopoemas en la Plaza Mayor de Tumbes. Para solicitar información sobre cómo participar es preciso escribir a poetasuniva@gmail.com. http://poetasuniva.espacioblog.com Dossier bicentenario. La revista Historia Crítica prepara un dossier sobre el bicentenario de los procesos independentistas neogranadino e hispanoamericanos, en sus múltiples y diversas manifestaciones, para su número 41, el segundo del año 2010. Coordinada por Jairo Gutiérrez, profesor de la Universidad Industrial de Santander (http://www.uis.edu.co), de Bucaramanga (Colombia), la edición se enfocará en algunos temas particulares, como el proceso de transición del Antiguo al Nuevo Régimen —considerado tanto en sus dimensiones conceptuales como empíricas—,el uso público de la Independencia de parte de los distintos sectores sociales, intelectuales y políticos que en los dos siglos antecedentes se han ocupado del asunto, las manifestaciones y los efectos de la gesta independentista en las provincias, y la participación en las mismas de los grupos subalternos. Los interesados en participar deberán enviar sus trabajos entre el 1 de diciembre de 2009 y el 15 de enero de 2010, a la dirección electrónica hcritica@uniandes.edu.co, siguiendo las normas de la publicación (http://historiacritica.uniandes.edu.co/page.php?c=Normas+para+los+autores). http://historiacritica.uniandes.edu.co ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Víctor García de la Concha recibió el Premio Fernando Lázaro Carreter El director de la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es), profesor, escritor e investigador Víctor García de la Concha recibió el pasado 6 de octubre el III Premio Fernando Lázaro Carreter, de manos de Germán Sánchez Ruipérez, presidente de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (http://www.fundaciongsr.es), en presencia del ministro de Educación de España (http://www.mec.es), Ángel Gabilondo, entre otras personalidades. El premio reconoce la aportación relevante de una persona que destaque en alguno de los ámbitos de trabajo de Fernando Lázaro Carreter: la filología, la lingüística, la docencia, la investigación, la creación literaria y el buen uso del idioma español en los medios de comunicación. “García de la Concha reúne todos los requisitos del premio”, afirmó el escritor Luis Alberto de Cuenca, uno de los miembros del jurado. El autor destacó también el “trabajo titánico” del director, responsable, según De Cuenca, de “la etapa más fructífera de la historia de la RAE”. El pasado mes de julio se anunció que García de la Concha (Villaviciosa, Asturias, 1934) había obtenido la tercera edición del Premio, que cuenta con una dotación de 25.000 euros y una escultura de Rafael Canogar. Este galardón, que en su primera convocatoria obtuvo el escritor Mario Vargas Llosa y en la segunda el filósofo Emilio Lledó, tiene el objetivo de contribuir a mantener viva la memoria de Fernando Lázaro Carreter, quien falleció en 2004 y durante siete años fue director de la RAE y colaborador de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. El director de la RAE repasó en su discurso su amistad y relación profesional con Lázaro Carreter, recordando que “hace exactamente 30 años” empezaba a impartir clases como catedrático en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde llegó animado por “un amigo que era como un hermano mayor”, refiriéndose al epónimo del premio. El galardonado reveló que Lázaro Carreter le pidió que, al asumir el cargo de director de la RAE, tuviera como objetivos “abrir la academia a la sociedad y a América”. “Al comenzar mi mandato, visité las 19 academias hispanoamericanas y recordé en cada una que él hubiera querido estar allí”, acotó García de la Concha, lamentando que Lázaro Carreter no pudiese realizar el sueño de conocer Buenos Aires. En ese sentido, recordó que hace pocos días le entregaron las primeras pruebas de la Nueva gramática de la lengua española y que “por primera vez en la historia será una gramática del español no sólo peninsular, sino de todo el mundo hispanohablante”. Con 4.000 páginas, la obra se presentará en diciembre. “Al reivindicar la dignificación y práctica de la lectura, del imprescindible arte de leer, fortalecemos nuestra apuesta con el ser humano”, afirmó Germán Sánchez Ruipérez, quien declaró que, con García de la Concha, “nuestra lengua, nuestra literatura y nuestra cultura se engalanan y enriquecen”. El jurado de este año estuvo constituido por el secretario de la RAE, José Manuel Blecua, como presidente del jurado, y entre sus miembros figuran los académicos Carmen Iglesias, Ignacio Bosque, Juan Luis Cebrián, Darío Villanueva y Emilio Lledó; el catedrático Fernando Lázaro Mora; los escritores César Antonio Molina y Luis Alberto de Cuenca, y Felicidad Orquín, quien actuó como secretaria en representación de la fundación. Fuente: ABC *** Gobierno retira apoyo a película basada en novela de García Márquez “La pederastia no necesita de invitaciones”, dice el cineasta mexicano Arturo Ripstein. El gobierno del estado de Puebla (http://www.puebla.gob.mx; México) anunció el pasado 6 de octubre que retirará el apoyo económico a la versión cinematográfica de la novela Memoria de mis putas tristes, del escritor colombiano Gabriel García Márquez. Sin argumento mayor que el confirmar la negativa al polémico proyecto fílmico, en cinco líneas informó: “La producción solicitó a las autoridades de Puebla respaldar financieramente el largometraje, lo que fue sometido a consideración y descartado totalmente”. En tanto, el vocero del Consejo para el Desarrollo Comercial, Industrial y de Servicios (http://www.cdicsep.pue.gob.mx), Yraclis Psihas, quien horas antes había confirmado que el estado aportaría el 20% del total de la producción de la cinta, que supera los 8 millones de dólares, dijo desconocer esta medida unilateral tomada por la administración de Mario Marín Torres. En medios locales se manejó que el gobierno poblano no invertiría en la filmación por falta de recursos, pues de mayo a septiembre la Secretaría de Finanzas registró una caída de 32,5 millones del impuesto sobre nómina, y de 1,5 millones de pesos del impuesto sobre hospedaje. En entrevista, Psihas expresó que la novela de Gabo “es un filme que vale la pena apoyar, pues dará una gran proyección turística a Puebla en el país y en el extranjero. Y en segunda, porque el impacto de la recuperación del dinero invertido será más grande y regresará al estado en menos tiempo, inclusive esperamos que supere en taquilla a Arráncame la vida, por el peso de la historia escrita por García Márquez”. Psihas, vocero del organismo responsable de administrar el Impuesto sobre la Renta (ISR) que recauda el estado, dijo desconocer la demanda impuesta el lunes 5 (http://www.letralia.com/219/1005putas.htm) por la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATW-LAC, http://www.catwlac.org), “a quienes resulten responsables por el delito de apología de la prostitución infantil y la corrupción de menores”, por la filmación en Puebla de Memoria de mis putas tristes. Destacó que las inversiones que hace el organismo a proyectos artísticos y culturales tienen como objetivo incrementar el turismo y, a mediano plazo, el recurso regresa al estado para ser empleado en infraestructura. Por su parte, sobre su supuesta postura de parar el rodaje dirigido por Ricardo del Río, la productora Bertha Navarro indicó: “Por supuesto no estoy en contra del arte y la libertad de expresión, mi carrera avala lo que digo; lo que sí quiero precisar es que se tenga cuidado de recibir fondos del gobierno de Puebla para financiar la película, porque puede darse una lectura distinta a lo que el director quiere retratar en la película, puede leerse de otra manera ya que la historia es muy sensible”. “Hay que ser sensibles sobre el tema del tráfico de niños y redes de pederastia por el problema tan grande que tenemos en México y por la falta de impartición de justicia que existe en el país”, dijo la productora de una cuarentena de películas mexicanas. “Además hay que recordar el escándalo de pederastia que se dio en Puebla, recibir dinero de un gobierno que se vio envuelto en eso puede desvirtuar la obra literaria de Gabriel García Márquez y lo que el director intenta narrar”. La polémica sobre la oposición de Navarro a “detener” el rodaje de Memoria de mis putas tristes se desató al hacer público un mail enviado a Ricardo del Río; sobre ello Navarro mencionó: “Lo que sí quiero recalcar es el poco tacto que tuvo el director y productor de la cinta al filtrar un mail privado que reprodujo un periódico, porque debemos tener privacidad, pienso que sí existió mala fe por parte del director para manipular y malinterpretar el contenido de mi carta”. También en la ciudad de Puebla, Arturo Ripstein opinó sobre la demanda interpuesta por la organización de derechos humanos en contra del ganador del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez: “Siempre es lamentable que un grupo de personas piense que los libros son nocivos. Los que comienzan quemando libros, terminan quemando gente”. “Yo estoy convencido de que no hay una sola película ni un solo libro que sea un manual de instrucciones. La pederastia no necesita de invitaciones. La opción de una mirada como la de García Márquez es la de un artista, no la de un estimulante. El arte tiene que defenderse a toda costa, porque el arte, a fin de cuentas, es lo único peligroso que nos queda en la vida”, agregó el cineasta luego de su conferencia magistral en el Complejo Cultural Universitario de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP, http://www.buap.mx). La demanda de la referida organización, al frente de la cual se encuentra Teresa Ulloa, incluye asimismo al titular del Ejecutivo poblano y a su secretario de Finanzas, Gerardo Pérez Salazar; además de los representantes legales de las empresas Femsa (http://www.femsa.com) y Televisa (http://www.televisa.com), que participarían como productoras. En Ciudad de México, Ulloa, ex dirigente del Sindicato del Colegio de México, presentó una denuncia contra quien resulte responsable ante la Procuraduría General de la República (http://www.pgr.gob.mx), para que investigue “hechos que pueden ser constitutivos del delito de apología de la prostitución infantil y la corrupción de menores de edad” por la filmación. Consideró que si se realiza la película, se estaría llevando a la pantalla “la historia de un anciano que decide darse una noche de amor loco con una adolescente drogada de 14 años, glorifica la pedofilia y la pederastia y al masificar el mensaje las naturaliza o normaliza y pone en grave riesgo a las mujeres y niñas de nuestros pueblos”. El Ministerio Público Federal inició un acta circunstanciada, lo que significa que aún no se considera que exista delito alguno al respecto, pero se analizarán los elementos aportados por los denunciantes. Fuente: La Jornada *** Hallan indicios de que se ha excavado antes en la fosa de García Lorca La fosa de Federico García Lorca sufrió una remoción de terreno no mucho tiempo después del asesinato, según un estudio con georradar efectuado el pasado 25 de septiembre por Luis Avial, responsable de Cóndor Geo-Radar (http://www.condorgeoradar.es), que supone la primera descripción científica del interior de la supuesta tumba del poeta. La Junta de Andalucía (http://www.juntadeandalucia.es) restó autoridad a este análisis y analiza si Avial —experto en fosas de la memoria histórica que ha realizado ya unos noventa estudios similares— ha infringido alguna norma, puesto que los terrenos, que son un parque público, estaban acotados para su estudio por parte de los técnicos del Instituto Andaluz de Geofísica (IAG, http://www.ugr.es/~iag). En efecto, la consejera andaluza de Justicia (http://www.juntadeandalucia.es/justiciayadministracionpublica), Begoña Álvarez, acusó a Avial de espiar a los técnicos de la Junta y también de falsear los datos para un “burdo montaje”, a lo que el experto declaró que se siente insultado, que se reserva la posibilidad de querellarse contra estas acusaciones y que, de momento, no volverá a trabajar en Andalucía mientras no haya una rectificación pública. Avial agregó que no hará trabajos “ni para los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado” (ha realizado dos gratuitamente, y ha sido requerido para un tercero) “ni para las distintas ARMH” (ha realizado más de 10, algunos gratuitamente). “Las peticiones que tengo en la actualidad (más de 15) las remitiré a la Consejería de Justicia y al IAG, los cuales no dudo, mostrarán la misma amplitud de miras y dotación técnica y económica para todas estas peticiones que para la fosa de Lorca”, concluye. Como familiar de una víctima de la represión en la Guerra Civil, Avial afirma que se siente insultado por los “comentarios despectivos” de Álvarez, que “desconoce mis motivaciones personales”. A las acusaciones de espiar a los técnicos de la Junta responde que es una “imprudencia y falsedad” que no se sostiene porque ese mismo día estaba trabajando con la Guardia Civil en Aguilar de la Frontera, también gratis, aunque la misma Consejería pagó “18.000 euros de remoción de tierra”. En el estudio difundido en el diario español ABC (http://www.abc.es) el pasado 7 de octubre (http://bit.ly/4z3SYL), Avial comenta que la única antena que da resolución suficiente en estos estudios concretos es la de 900 megahertzios, mientras que, según algunos expertos, los técnicos de la Junta están empleando toda una gama de antenas —algunas orientadas a prospección geofísica profunda— que pocos detalles aportarán de lo que subyace a apenas un metro de la superficie. Además, la cantidad de equipos empleados multiplica, lógicamente, los costes del proyecto y dilata los plazos de análisis. Avial consiguió una descripción exacta del interior de la fosa, con capacidad para seis cuerpos repartidos en las tres concavidades que forman la oquedad. Pero también encontró una anomalía en la superficie, pegada al camino que rodea la fosa, donde una de la imágenes registra una ruptura que tiene continuidad en otros dos radagramas transversales consecutivos. La primera hipótesis que Avial consideró al estudiar las imágenes es que algún jardinero podría haber excavado una zanja para plantar un árbol o un arbusto. “Si remueves material de una fosa y luego vuelves a cubrirlo, cuando te vas está perfecto, pero por dentro los estratos ya no quedan como estaban. Lo que se ve en las imágenes es una manipulación manual o mecánica del terreno, posterior al enterramiento en la fosa”, dijo el experto. La remoción de tierra mide aproximadamente dos metros con un ancho de medio metro, indicó Avial. “Dentro de que este terreno no da mucho contraste, vemos claramente una pared de corte y también las huellas dejadas por el relleno de tierra”. Sólo después de sus resultados, Avial conoció la teoría, casi legendaria, que rodea la supuesta tumba de García Lorca. Desde algunos estudiosos al acervo popular, siempre se ha hablado de la posibilidad de que el poeta ya no esté en la fosa, sino que fue exhumado por su familia para darle sepultura. La tesis está apoyada en testimonios relevantes de la época, pero siempre ha pesado sobre ellos un telón de silencio. En su edición 175 y bajo el título “Los García Lorca desenterraron el cadáver del poeta” (http://www.letralia.com/175/articulo01.htm), Letralia publicó en 2007 el completo estudio del investigador español Fernando Guijarro Arcas, quien reúne diversos indicios y testimonios que reforzarían la idea de que el cadáver del autor de Romancero gitano fue desenterrado por su familia. En su estudio, Guijarro Arcas recomienda el uso del georradar para determinar lo ocurrido con el cadáver del poeta, ya que este aparato “produce sencillamente ondas electromagnéticas capaces de trabajar bajo el suelo, que se transmiten a un ordenador en cuya pantalla ofrecen, desde luego no una imagen con claridad de televisión, pero sí una especie de radiografía del terreno, señalando los bultos que allí existen, dónde están las formaciones de roca, en qué punto cambia la composición de la materia”. Los indicios recogidos en la investigación de Avial parecen apoyar la idea recogida en este trabajo de Guijarro Arcas. “Esto no es una manipulación de superficie. Si se hubiera efectuado, por ejemplo, en los años 60, la lectura de los radagramas sería muy clara. Estaríamos viendo la fosa más clara del mundo, una doble alteración. Tuvo que ser muy poco tiempo después del enterramiento y sólo tocaron en esta parte”. Avial agregó que, si tal remoción “realmente sirvió para sacar un cuerpo —y la señal del georradar es compatible con esto, aunque nos movemos en el terreno de la pura hipótesis—, quienes lo exhumaron conocían perfectamente su ubicación”. Al conocer las primeras imágenes del estudio, la sobrina nieta del poeta, Laura García Lorca, aseguró que el parque de Alfacar ya no es un lugar adecuado para conservar la memoria del poeta, según informa Juan Luis Tapia. “Ahora sí nos someteremos a las pruebas para que los restos de Federico sean identificados. Después decidiremos qué hacer con ellos”, anunció. Los familiares no quieren un circo mediático, “pero ya vemos que no se ha podido evitar”. El hispanista y biógrafo lorquiano Ian Gibson dijo sentirse muy afectado al ver la imagen. “Confirma lo que hace años me dijo Manuel El Comunista, que había restos allí”, añadió. Se refiere a Manuel Castilla Blanco, quien era un joven en aquella madrugada de agosto de 1936, y quien presenció el entierro de los restos del poeta junto a otros asesinados. “Es el mismo sitio que me indicó Manuel y que también le dijo a Agustín Penón, y a tan solo veinte años del asesinato”, comentó Gibson. “Estamos cerca de la verdad”. El hispanista sostiene que fueron cuatro los asesinados aquella madrugada, pero en la fosa “retratada” por el georradar se intuyen cinco o seis cuerpos. “Es posible que al día siguiente abrieran y enterraran a otros dos”, explicó. Este domingo, Gibson dijo sentirse más tranquilo porque “la portavoz de los herederos de Federico García Lorca, acaba de asegurar públicamente que ellos aportarán ADN para ayudar a la identificación de los restos del poeta. Es una magna noticia. Los familiares del maestro Dióscoro Galindo González parecen dispuestos a colaborar en el mismo sentido. Todo ello a raíz de la recalificación como cementerio, por el Ayuntamiento de Alfacar, de la zona de fosas. Lo que no me gusta es el secretismo que al parecer va a envolver todo el proceso de exhumación. Yo preferiría la garantía de luz y taquígrafos, porque ¿quiénes van a decidir lo que podemos saber y lo que no?”. La excavación de la fosa comenzará la semana próxima. Mientras tanto, desde este domingo 18 de octubre se construye la carpa que va a ocultar la polémica exhumación. Los voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (http://www.memoriahistorica.org), de Granada, circundaron con lona verde el perímetro en el que se construirá la carpa, que tendrá una extensión de 10 por 20 metros, una altura de unos tres metros y se terminará en casi una semana. Fuente: ABC *** Inauguran exposición artística en homenaje a Miguel Hernández Un total de 71 artistas participan en la exposición “Miguel Hernández, poeta: raíces y esperanzas” (http://www.umh.es/noticias/verNoticia.asp?id=4722), que, desde el pasado 7 de octubre y hasta el 31 de diciembre, se puede visitar en la sala de exposiciones del Rectorado, ubicada en el campus de Elche de la Universidad Miguel Hernández (http://www.umh.es). Nada más empezar el curso, la UMH ha querido reactivar su particular homenaje al poeta universal ante la inminente conmemoración, en 2010, del centenario de su nacimiento. La institución docente y la Fundación Cultural Miguel Hernández (http://www.miguelhernandezvirtual.com) llevan desde 2007 preparando actividades culturales, sobre todo exposiciones, pensando precisamente en acercar la figura del poeta a todos, sobre todo a los jóvenes, de cara a esa conmemoración de 2010. Paralelamente, la primera exposición que abrió este ciclo en 2007, en la que participaron 37 artistas con obras de poesía visual, se exhibe desde el 15 de octubre en el Instituto Cervantes de Fez (http://fez.cervantes.es), en Marruecos. El objetivo es que estas muestras sean itinerantes en su máxima expresión. Por su parte, la muestra inaugurada el 7 de octubre acoge 21 obras de grafiti dentro de la convocatoria de “La palabra del muro”, así como otros 50 trabajos de videopoesía en el apartado “La poesía en acción”. En 2010, la UMH tiene previstas más acciones como performances y una muestra de poesía fonética. Fuentes: Diario Información • UMH *** Terminó Liber ’09 con balance comercial satisfactorio La última edición de la Feria Internacional del Libro Liber ‘09 (http://www.ifema.es/ferias/liber/default.html), que se celebró en Madrid del 7 al 9 de octubre y tuvo a Rusia como país invitado, recibió más de 12.000 visitas y registró un “balance comercial satisfactorio”. La feria fue inaugurada por la ministra de Cultura de España (http://www.mcu.es), Ángeles González-Sinde, y contó además con la presencia del embajador de Rusia, Alexandre Kuznetsov; el vicepresidente y consejero de Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid (http://www.madrid.org), Ignacio González; el presidente de la Junta Rectora de la Institución Ferial de Madrid (Ifema, http://www.ifema.es), José María Álvarez del Manzano; el vicepresidente del Instituto Español de Comercio Exterior (Icex, http://www.icex.es), Ángel Martín Acebes; el presidente del Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro, http://www.cedro.org), Juan Mollá, y el presidente del Comité Organizador de Liber ‘09, Pedro de Andrés. El certamen, en el que participaron unos 500 expositores de 60 países, “confirmó nuevamente” que representa “la principal plataforma de negocio” del sector del libro dedicada a la edición en lengua española”, según explicaron los organizadores, quienes además destacaron “la satisfacción entre los editores participantes por el volumen de negocios y contactos cerrados en el salón”. Durante el evento editorial se realizaron distintos foros y jornadas donde se debatió el presente y futuro del libro electrónico. Acudieron unos 8.000 visitantes españoles, principalmente de las comunidades autónomas de Madrid, Cataluña y Andalucía; con una presencia mayoritaria de editores (28 por ciento), distribuidores (16 por ciento), libreros (13 por ciento) y profesionales de las artes gráficas (8 por ciento), entre otros. Se realizaron actividades culturales “de alto contenido profesional” que “tuvieron una excepcional acogida”, como la presentación del Plan Nacional de Lectura de Argentina o el proyecto Enclave (http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigital/enclave/index.html), un plan para la digitalización masiva de libros sujetos a derechos de autor y con opción de compra. Además se trataron otros asuntos relacionados con los nuevos canales de comercialización a través de las redes sociales, la edición en el contexto universitario o la utilización de licencias de Cedro para aumentar las ventas. Fuente: EFE • Web del evento *** Guillermo Aguirre gana el XV Premio Lengua de Trapo de Novela El escritor Guillermo Aguirre ha sido el ganador del XV Premio Lengua de Trapo de Novela por la obra Electrónica para Clara, que concurrió al premio con el mismo título y bajo el seudónimo de Justine, según se anunció en el veredicto el pasado 8 de octubre. El premio está dotado con 5.000 euros, y el jurado estuvo compuesto por Nuria Azancot, Alberto Olmos, Ramón Pernas, Eduardo Vilas y el editor Fernando Varela, según informado la editorial Lengua de Trapo (http://www.lenguadetrapo.com), que convoca el certamen. Varela, miembro del jurado, dijo del autor de 25 años que es “una promesa que se confirma desde su primera novela”, que se publicará en diciembre. La obra premiada, que Aguirre escribió con 22 años, es una “historia transgresora, con una forma agresiva, poética e irónica, que tiene ecos de los subterráneos, de la iconoclastia pop, el moderneo y el underground, pero aun así, en su sentido más profundo, resulta ser una obra clásica”. A esta edición del Premio Lengua de Trapo de Novela concurrieron 632 manuscritos, 478 de ellos procedentes de España, 74 de Argentina, 5 de México, 16 de Cuba, 7 de Colombia, 4 de Venezuela, 11 de Perú, 6 de Estados Unidos y los demás procedentes del resto de Europa y Latinoamérica. Nacido en Bilbao en 1984, Aguirre ha colaborado en revistas como Archipiélago, Cuadernos para la Cultura o Fábula, y trabajado para diversas editoriales, y en la actualidad es crítico literario para Ámbito Cultural (http://www.ambitocultural.es) y coordinador de los cursos de Hotel Kafka (http://hotelkafka.com). Fuentes: EFE • Lengua de Trapo *** La venezolana Biblioteca Ayacucho ingresa a la Unesco En el marco de la 35ª Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, http://www.unesco.org), el presidente de la Fundación Biblioteca Ayacucho (http://www.bibliotecayacucho.gob.ve), Humberto Mata, entregó formalmente a la Biblioteca de la Unesco (http://www.unesco.org/library) 246 títulos de la Colección Clásica del Pensamiento y Cultura Latinoamericana compilados por esta editorial, en un acto que se llevó a cabo, el pasado 8 de octubre, en la Sala de Delegados de la Organización en París. Durante la ceremonia de entrega de la colección, Mata resaltó la importancia de la Biblioteca Ayacucho como reservorio del pensamiento latinoamericano. Agregó que al reposar las obras en la Unesco “se dará a conocer su legado en el mundo”. Por su parte, el director de la Biblioteca de la Unesco, John Miller, expresó su agradecimiento y la disposición de la organización de difundir los clásicos literarios de la Biblioteca Ayacucho, proyecto editorial concebido como uno de los de mayor trascendencia en el ámbito cultural latinoamericano. En el acto estuvieron presentes el ministro de Educación de Venezuela (http://www.me.gob.ve), Héctor Navarro, el embajador de Venezuela en Francia, Jesús Pérez, la embajadora alterna de Venezuela ante la Unesco, Rebeca Sánchez, y parte de la delegación. La Biblioteca Ayacucho fue creada en 1974 con el propósito fundamental de mantener en permanente actualidad las obras clásicas de la producción intelectual del continente, desde los tiempos prehispánicos hasta las expresiones más destacadas del presente. Fuente: El Universal *** Presentan en México exposición sobre Gabriel García Márquez El escritor colombiano fue espiado por las autoridades mexicanas desde los años 70, según revelan documentos hasta ahora inéditos. Fotografías, documentos y el contrato que el Premio Nobel de Literatura 1982 firmó con Francisco “Pacho” Porrúa para la primera edición facsimilar de Cien años de soledad, conforman la muestra “Gabriel García Márquez: una vida”, que presenta una relación directa con la estructura cronológica dispuesta en la narración del libro homónimo de Gerald Martin, en momentos en que la aparición de documentos hasta ahora inéditos reveló que el escritor había sido espiado por la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS). La exposición se inauguró este 8 de octubre en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes (http://www.bellasartes.gob.mx), en Ciudad de México, y permanecerá abierta al público hasta el próximo 26 de octubre. En la ceremonia inaugural, Teresa Vicencio, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba), recordó una anécdota del laureado escritor, plasmada en Vivir para contarla, donde refiere el encuentro que tuvo en la terminal de autobuses de Cartagena con el portero de un hotel donde solía quedarse en Barranquilla. El hombre, conmovido, le preguntó por qué nunca le había dicho que era el escritor que ya gozaba de fama, a lo que García Márquez respondió con el humor y la sencillez que lo caracteriza: “Ay, mi querido Alcides. no podía decírselo porque todavía hoy ni yo mismo sé quién soy yo”. No obstante, sostuvo la funcionaria, hoy en día no hay en el ámbito hispanoamericano, e incluso en una buena extensión del planeta, quien ignore el peso literario de García Márquez y quien no reconozca a Macondo como parte de un imaginario colectivo que adquiere realismo en muchos de nuestros pueblos. “Sin duda, la publicación de Cien años de soledad, en 1967, representa un hito en las letras tanto como en la historia y tiene el enorme mérito de ser una obra que replanteó la forma en que la literatura buscó expresar la realidad. Una, además, tan compleja como la latinoamericana”, expresó Vicencio. También dijo que esta muestra no habría sido posible sin la colaboración de la editorial que ha aportado buena parte de los materiales. “Muchos de estos materiales proceden de la biografía escrita por Gerald Martin, cuya versión en castellano será presentada por primera vez en Iberoamérica el próximo 26 de octubre en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes”, mencionó la directora del Inba, quien agradeció muy especialmente a García Márquez y a su familia por la generosidad con que abrieron sus archivos, “lo que nos ha permitido confeccionar esta pequeña cápsula de tiempo que presenta el fragmento de una vida: inabarcable por la cuantía de sus méritos literarios”, aseveró. La exposición está dividida en tres apartados. El primero se titula “La semilla de la escritura”, que a manera de árbol genealógico se remonta a la travesía de su familia por distintas regiones de Colombia hasta asentarse en Aracataca. Este periodo, en el que incursiona en la poesía y el relato, está marcado por el desprendimiento de su familia para dar paso a una larga aventura de viajes, la publicación de cuentos y la pasión por el quehacer periodístico. El apartado “Conociendo al mundo” plasma a García Márquez viajando por distintas ciudades del orbe desde que dejara Colombia para dirigirse a Ginebra. Conoció Roma, donde descubrió el neorrealismo italiano y lo motivó a tomar un curso de guión en el Centro Experimental Cinematográfico. La dura vida en París dio paso al inicio de El coronel no tiene quien le escriba. Respecto a la tercera etapa, “Cerrando ciclos”, se muestra cómo el escritor encontró por fin el lugar que buscaba en la metrópoli literaria con la publicación y gran aceptación de Cien años de soledad. Este domingo 18, el diario mexicano El Universal (http://www.eluniversal.com.mx) reveló que el escritor, residente en México desde los años 60 y ya entonces ligado con la izquierda latinoamericana, posee un historial creado por la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS). Los servicios de inteligencia mexicanos siguieron de cerca las actividades del premio Nobel desde que llegó a ese país hasta la década de los años 80, cuando los espías reportaron la manera en que el autor contactó a François Mitterrand y Régis Debray, consejero del presidente de Francia, con líderes políticos latinoamericanos, en especial de El Salvador, Chile y Colombia. Era obvio que estaba fichado y sujeto a una vigilancia atenta desde los años 70, cuando ya tenía su residencia como inmigrante, primero por el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) y después por el de José López Portillo (1976-1982). Las actividades del Gabo como intermediario entre militantes de la izquierda latinoamericana y el equipo de Mitterrand son uno de los episodios más amplios que consignan los documentos de la DFS, que estuvo a cargo de Miguel Nazar Haro, quien mantenía relativamente bien informados a Gobernación y a Los Pinos. Estos reportes están en custodia del Archivo General de la Nación (http://www.agn.gob.mx). Los que se generaron a partir de 1985 sobre el mismo personaje siguen siendo clasificados en los archivos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen, http://www.cisen.gob.mx). De acuerdo con las evidencias de la DFS, el acecho al colombiano no llegó a penetrar su círculo íntimo. A lo más que alcanzó fue a intervenir sus conversaciones a través del teléfono. El informe anterior fue analizado cuando García Márquez pidió asilo político en México. Fuentes: El Universal • Notimex *** Herta Müller obtiene el Premio Nobel de Literatura La escritora rumano-alemana Herta Müller se declaró sorprendida cuando este 8 de octubre el secretario permanente de la Academia Sueca (http://www.svenskaakademien.se/web/es.aspx), Peter Englund, dio la noticia de que era la ganadora del Premio Nobel de Literatura 2009 por “dibujar los paisajes del desamparo con la concentración de la poesía y la objetividad de la prosa”. Este anuncio coincidía con el estreno en la arena mundial del nuevo secretario Peter Englund, autor e historiador, que ante las cámaras de televisión y tras las frases de bienvenida pronunció en varias lenguas la decisión de la Academia. Müller declaró a la prensa que se quedó de momento “sin habla” aunque espera recuperarla a más tardar el 10 de diciembre, cuando sea la premiación en Estocolmo. “Estoy sorprendida y todavía no me lo puedo creer. De momento no puedo decir más”, dijo Müller en una primera reacción difundida por su editorial alemana Hanser (http://www.hanser-publishers.com). El editor, ensayista y poeta Michael Krüger, director de Hanser, dijo por su parte que con Müller había sido premiada una autora que “veinte años después del fin de la guerra fría insiste en mantener el recuerdo del lado inhumano del comunismo”. “Su gran trabajo de duelo literario es un ejemplo impresionante de una literatura europea comprometida que, con agudeza analítica y precisión poética, hace presente nuestra historia”, agregó Krüger. Müller (Banat, Rumania, 1953) vive en Berlín. Su padre perteneció a la SS Waffen y su madre pasó cinco años en un campo de concentración de la actual Ucrania. Tras completar sus estudios en la Universidad de Timso, se asoció al “Aktionsgruppe Banat”, con otros jóvenes en oposición a la dictadura de Nicolae Ceausescu que reclamaban la libertad de expresión. Trabajó como traductora en una fábrica de máquinas y fue despedida cuando se negó a ser informadora de la policía secreta, la “Securitate” —que se cree llegó a tener 700.000 informantes—, que la acosó hasta que huyera a Alemania, en 1987, con su marido Richard Wagner. Hizo su debut con una colección de relatos cortos, Niederungen (1982), cuyo manuscrito reposó cuatro años en la editorial antes de ser publicado con recortes impuestos por la censura rumana. Dos años después, la aparición en Alemania de la versión íntegra ocasionó que las autoridades rumanas le prohibieran publicarlo en su país. Con esa obra, Müller obtuvo el premio alemán Aspekte al mejor debut en lengua alemana del año. Se trata de narraciones breves sobre la vida de un pueblo venido a menos y perdido en Rumania según la perspectiva de una niña. Asoman en él los temas de la represión y la incomunicación en la esfera familiar y social. A ese libro le siguió Tango opresivo, que también se le prohibió publicar dentro de Rumania por sus críticas al régimen de Ceausescu y a la Securitate. “La prensa nacional rumana fue muy crítica de estas obras mientras que, fuera de Rumania, la prensa alemana la acogió de manera muy positiva”, dijo la Academia. “Creo que lo que escribe tiene una fuerza increíble, tiene un estilo sumamente singular”, opinó Englund. “Uno lee media página y ya sabe que se trata de Herta Müller”, agregó. “A la vez tiene algo que contar, en parte de sus propios antecedentes como una disidente perseguida en Rumania y también como una extraña en su propio país, extraña al régimen político, extraña al lenguaje mayoritario y extraña a su propia familia”. “Es una escritora muy sincera que escribió sobre lo que le ocurrió y esto es algo que debe haber impresionado a los jurados”, comentó el actor rumano Ion Caramitru, un anticomunista que llegó encaramado a un tanque hasta la emisora de televisión en Bucarest durante la revuelta de 1989 y que ahora dirige el teatro nacional rumano. “Este premio es el reconocimiento internacional de la opresión en Rumania y Europa del Este”, reflexionó. La mayor parte de su obra está en alemán, pero algunos de sus libros han sido traducidos al inglés, francés y español, incluyendo En tierras bajas, El hombre es un gran faisán en el mundo (de 1992), La piel del zorro (de 1996) y La bestia del corazón (de 1997). Su novela más reciente, Atemschaukel, estuvo como candidata al Premio del Libro Alemán del Año, que finalmente obtuvo la escritora Kathrin Schmidt por No morirás. Müller es la duodécima mujer que gana el Nobel de Literatura, habiendo sido la chilena Gabriela Mistral, en 1945, la primera en ganarlo para Hispanoamérica. Y la más reciente antes de Müller fue la británica Doris Lessing, en 2007. Este es el primer año que cuatro mujeres ganan premios Nobel, puesto que Müller está acompañada por las investigadoras Elizabeth Blacburn y Carol Graider, que compartieron el Nobel de Medicina y la israelí Ada Yonath, que se hizo con el Nobel de Química. El premio incluye, además del reconocimiento, 10 millones de coronas suecas (1,4 millones de dólares), y será entregado el 10 de diciembre en la capital sueca. Fuentes: AP • EFE *** Muestran en Alcalá de Henares la partida de bautismo de Cervantes El municipio español de Alcalá de Henares recuperó el pasado 9 de octubre, al cumplirse 462 años del bautismo de Miguel de Cervantes en esa localidad, el libro que contiene la partida original de dicho trámite, tras el proceso de restauración al que ha sido sometido. La primera restauración global del documento, que duró varios meses, fue posible gracias a un convenio entre el Ayuntamiento complutense (http://www.ayto-alcaladehenares.es) y la Dirección General del Libro del Ministerio de Cultura (http://www.mcu.es/libro). La localidad natal del autor del Quijote celebró entre el 3 y el 18 de octubre la Semana Cervantina, un acontecimiento cultural declarado Fiesta de Interés Turístico Regional cuyo día grande es precisamente el 9, al conmemorarse que el 9 de octubre de 1547 fue bautizado Miguel de Cervantes. La presentación del documento restaurado que así lo atestigua tuvo lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, desde donde una comitiva presidida por el alcalde de Alcalá, Bartolomé González, lo trasladó hasta el centro de interpretación “Los Universos de Cervantes”, donde estuvo expuesto durante unas horas. El libro contiene en el folio 192 la partida original de bautismo de Miguel de Cervantes y ratifica por tanto que el autor recibió este sacramento en la parroquia de Santa María de la localidad. Por ello, el regidor señaló que este documento es “el más valioso de cuantos posee Alcalá pues vincula a Cervantes con la ciudad que lo vio nacer”. El libro, que tiene un total de 242 folios, registra los bautismos de los feligreses de la parroquia de Santa María entre el 4 de enero de 1533 y el 10 de marzo de 1551. El constante uso que de éste se hizo como material administrativo había provocado “un deterioro muy grande” con rozaduras, roturas y manchas. Tras el proceso de restauración llevado a cabo por técnicos del Archivo Histórico Nacional (AHN, http://www.mcu.es/archivos/MC/AHN) y que constó, entre otras, de operaciones de limpieza manual, humectación e hidratación, se ordenaron los 128 pliegos que componen el libro. Respecto a las tapas, los técnicos decidieron conservar las originales de pergamino y emular la costura original. Por motivos de seguridad y preservación, una vez que el libro de registro fue ordenado se procedió a su digitalización. Justo después de este acto de presentación, la comitiva se trasladó hasta el Corral de Comedias alcalaíno donde, por primera vez, se celebró la actividad “más emotiva” de las que se enmarcan en la Semana Cervantina, la lectura pública del Quijote. El cronista oficial de Alcalá de Henares, Francisco Javier García, fue el encargado de comenzar la lectura en el capítulo 13 del libro, justo donde se quedó el año pasado. El alcalde de la localidad, otras autoridades y vecinos, continuaron con la lectura de la obra más universal de Cervantes. Fuente: Europa Press *** José Manuel Caballero Bonald gana el Federico García Lorca de Poesía El Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (http://www.premiogarcialorca.es) recayó en su sexta edición en el poeta jerezano José Manuel Caballero Bonald, según anunció el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, el pasado 9 de octubre. El premio, el de mayor cuantía de habla hispana, está dotado con 100.000 euros, aunque el ganador se lleva la mitad y el resto se destina a la organización de unas jornadas sobre la obra del galardonado. El jurado, que deliberó durante más de hora y media, destacó del premiado su búsqueda de “un camino rigurosamente personal” y su elección de explorar “las zonas menos transitadas de la lengua”, diferenciándose del resto de autores de su generación. El representante de la Residencia de Estudiantes (http://www.residencia.csic.es), Luis Muñoz, que habló en nombre del jurado, reconoció a Caballero Bonald como “uno de los grandes artistas de la lengua española” y resaltó que se distinguió “por su exploración del idioma y por el uso de los vocablos más desusados”. Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) se mostró “entusiasmado” por el galardón, especialmente porque lleva el nombre de aquel poeta “que tantas cosas le ha enseñado” y aseguró que le habría gustado compartirlo con su amigo y coetáneo Pablo García Baena. Coincidió con la valoración del jurado del premio en que siempre ha tratado de “buscar su camino” en la literatura. “Lorca fue uno de mis maestros y su escritura poética me sirvió de mucho en mis años de aprendizaje”, aseguró el galardonado, que se declaró “un lector permanente” del poeta granadino y consideró “un elogio inmerecido” las palabras del jurado. “Yo he trabajado toda mi vida buscando un camino que no estuviera trillado, indagando en la lengua y persiguiendo un mundo propio, y si he conseguido eso, he logrado todo lo que me proponía en literatura”, afirmó. Dijo estar “en contra de los sumisos” y defendió que el escritor debe ser “un desobediente” respecto a lo establecido y a los cánones, para buscar “ese camino distinto, ese borde de la infracción”. “Si a mi edad sigo pensando eso, creo que es una señal de que aún sigo siendo joven por dentro”, manifestó el poeta, que ha dicho que se encuentra “en el arrabal de la senectud”, parafraseando a Jorge Manrique. Respecto a su último libro, La noche no tiene paredes, Caballero Bonald valoró el reconocimiento de que supone “un rejuvenecimiento del instinto verbal”. “Si es así, está justificada toda mi obra”, agregó. De padre cubano y madre andaluza, Caballero Bonald estudió filosofía y letras y estuvo vinculado en sus orígenes literarios a grupos poéticos andaluces. Su primera obra lírica fue Las adivinaciones (1952), con la que obtuvo el accésit del premio Adonais. Luego vendrían Las horas muertas (1959), premio Boscán y de la Crítica, y Descrédito del héroe (1977), Premio de la Crítica, entre otras. Como novelista publicó Dos días de septiembre (1962), premio Biblioteca Breve; Ágata ojo de gato (1974) Premio de la Crítica; Toda la noche oyeron pasar pájaros (1981), En la casa del padre (1988) y Campo de Agramante (1992). Caballero Bonald cuenta además con memorias y antologías poéticas y recibió diversos premios a la totalidad de su obra, entre los que destacan el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2004) y el Premio Nacional de las Letras Españolas (2005). Hasta 36 candidaturas de España y Latinoamérica concurrieron a este galardón concedido por el Ayuntamiento de Granada (http://www.granada.org). España era el país que más candidatos presentaba con nueve poetas, entre los que se encontraban Rafael Guillén, Antonio Carvajal y Luis García Montero. Está previsto que Caballero Bonald reciba la distinción el próximo mayo en Granada. El poeta español sucede en el palmarés del premio al escritor hispano-mexicano Tomás Segovia. Fuentes: AP • EFE *** Trece poetas centroamericanos reunidos en antología publicada en España El libro Pájaro relojero (http://bit.ly/12WXP5), editado por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores (http://www.galaxiagutenberg.com), reúne a trece poetas esenciales de la poesía centroamericana contemporánea, “poco o mal leídos en España”, según apuntó el poeta colombiano Nicanor Vélez este 9 de octubre. Este volumen desvela los logros de una poesía audaz y cuyo signo particular fue la renovación. Con prólogo y selección de Mario Campaña, el libro incluye las grandes obras de Salomón de la Selva, José Coronel Urtecho, Joaquín Pasos, Carlos Martínez Rivas, Ernesto Mejía Sánchez, Ernesto Cardenal o Roque Dalton, entre otros. Según explicó Vélez, el objetivo de este compendio de textos poéticos es mostrar “lo esencial” de la poesía centroamericana durante todo el siglo XX. En esta misma línea, este libro no pretende ser una “antología de la poesía” de cada uno de los países de la región, sino que pretende incluir “los más altos logros” y aquellos nombres “ya clásicos de la poesía contemporánea de Centroamérica”, según alegó el poeta ecuatoriano y prologuista del volumen, Mario Campaña. Como resultado, ha visto la luz un libro en el que conviven lo nacional y lo político, lo esperpéntico y lo antilírico, de la mano de trece voces “desenterradas”, que salen a la luz al igual que un “tesoro”, y que desvelan “una obra monumental escondida tras las ruinas”, según Campaña. Pájaro relojero se abre con El soldado desconocido de Salomón de la Selva, que en palabras de Campaña es un “libro mayúsculo” que “desciende a la sencillez de la lengua cotidiana” para mostrar el frente de batalla en la I Guerra Mundial. Le sigue un libro de poemas en prosa y verso del guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, titulado Maelstrom. Films telescopiados. Este autor estuvo siempre comprometido con el arte y con la lucha social. En su obra, reflexiona sobre la estética que debe imperar en la poesía. Asimismo, Pájaro relojero incluye también la obra de José Coronel Urtecho, una poesía “audaz” y “arriesgada”, según Campaña, que por primera vez ve la luz en España en toda su amplitud. Por último, Campaña citó la obra de Carlos Martínez Rivas, uno de los poetas “más tocados por el genio poético de Centroamérica, después de Rubén Darío”. Publicó un extenso poema de madurez precoz, El paraíso recobrado, y diez años más tarde un monumento excepcional de la poesía en lengua española, que ahora se incluye en este volumen, La insurrección solitaria. Fuente: Europa Press *** Estudios sobre Menéndez Pelayo son reunidos en una colección Aportar a los investigadores materiales diversos y plurales marcados por su condición de rarezas o por tratarse de textos escasamente conocidos o bien olvidados, y trazar una bibliografía significativa de escritos sobre Marcelino Menéndez Pelayo de muy diferente intención, significado, género y contenido, constituyen los dos ejes y propósitos con los que nace la nueva Biblioteca Breve Menendezpelayista. Se trata de una colección de estudios de tono y aportación diversificada, a modo de secuencia cronológica, cuyo fin último radica en reflejar las diversas etapas que envuelven a la figura y al pensamiento del erudito y polígrafo santanderino. La colección, bajo la concepción y dirección del profesor Gonzalo Capellán, ha sido afrontada por Ediciones de la Universidad de Cantabria (UC, http://www.unican.es) a través del Grupo de Investigación de Historia de la Restauración, y la Escuela Contemporánea de Humanidades (http://www.ech.es) de Madrid, que dirige el escritor santanderino Alejandro Gándara. La Biblioteca Breve Menendezpelayista será parte de la conmemoración, en 2012, del centenario de la muerte del intelectual. Y como fundamento de estas ediciones un claro objetivo formal y académico: “mostrar cómo se va entendiendo con el paso del tiempo el pensamiento del historiador y pensador en su evolución”, lo que supone una tarea selectiva de textos cuya idiosincrasia estriba en su variedad, en la plasmación de escritos que responden tanto a filias como a fobias, testimonios representativos, fieles o críticos, y visiones con diverso grado de acercamiento y mirada científica, humana o política al universo de Menéndez Pelayo. El primer número de la Biblioteca Breve, que seguirá su curso hasta 2012, es la edición de los Apuntes para la biografía de don Marcelino Menéndez Pelayo, del abogado Miguel García Romero, texto que vio la luz en 1879. Con introducción y análisis del propio Capellán, el volumen supone un singular recorrido y reflejo del estudioso santanderino aún en su juventud. “El Menéndez Pelayo estudiante, su presencia en el extranjero, sus obras y las oposiciones”. La serie de publicaciones certifica la revitalización que envuelve al legado del erudito santanderino. Un estado intelectual y de pensamiento que se enmarca en la necesidad de revisionar, resituar y explorar sin prejuicios, exenta de tópicos y manidos encasillamientos ideológicos, la obra del autor de los Historia de los heterodoxos españoles. Esta nueva edición se enmarca en la extensa trayectoria académica e investigadora de este colectivo de investigación y del trabajo integrado en el proyecto Ontología del Patrimonio de Cantabria de la Fundación Marcelino Botín (http://www.fundacionmbotin.org), lo que incluye una exhaustiva recopilación y descripción bibliográfica de todos los escritos existentes sobre Menéndez Pelayo. La Biblioteca, tal como subraya su propio epígrafe, no incluirá entre sus volúmenes textos de Menéndez Pelayo, sino sobre él. En próximas fechas, paralelamente, la colección “4 Estaciones” de la UC, sumará un nuevo número que aborda ciertos textos atribuidos al autor de Los orígenes de la novela, recopilados y estudiados por la profesora Benédicte Vauthier. Además, se añadirá otro volumen, integrado en las publicaciones de la institución académica, fruto del foro que en 2007 dirigiera Manuel Suárez Cortina en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP, http://www.uimp.es) bajo el epígrafe “Marcelino Menéndez Pelayo y su tiempo”. El también vicerrector de Planificación y Organización de la UC, Gonzalo Capellán, recuerda que hace ya dos décadas que en el seno del actual Grupo de Investigación sobre Historia de la Restauración de la UC comenzaron a elaborarse trabajos académicos en torno a la época y la figura de Menéndez Pelayo. Así surgió la tesis doctoral Menéndez Pelayo y el menendezpelayismo (1993), de Antonio Santoveña. De su investigación afloraron, a su vez, al año siguiente, dos monografías que siguen siendo referencia esencial para los estudios en torno a Menéndez Pelayo: la que con idéntico título coeditaron el Ayuntamiento de Santander (http://www.ayto-santander.es) y la Librería Estvdio (http://www.estvdio.es) en su colección Pronillo, y Marcelino Menéndez Pelayo: revisión crítico-bibliográfica de un pensador católico, que editó el Servicio de Publicaciones de la UC, hoy PUbliCan-Ediciones (http://www.unican.es/publicaciones). Ya en 1997, el director de aquella tesis y del Grupo de Investigación, Manuel Suárez Cortina, ponía en marcha los Encuentros de Historia de la Restauración, con los que se inició, asimismo, una estrecha colaboración entre la UC y la Sociedad Menéndez Pelayo (http://www.sociedadmenendezpelayo.es). Editado por ambas instituciones, vio la luz un año más tarde el volumen La cultura española en la Restauración. En 2000 apareció Hacia un nuevo inventario de la ciencia española, fruto de las IV Jornadas de Hispanismo Filosófico celebradas en Santander bajo el auspicio de la Sociedad Menéndez Pelayo. En cada volumen de la nueva Biblioteca, que edita 500 ejemplares, se incluirá un estudio preliminar abordado por diferentes autores. Ilustraciones de época, dibujos y caricaturas, en ocasiones casi inéditos, completarán las publicaciones. El texto elegido para iniciar esta Biblioteca, los Apuntes biográficos, de García Romero, que ve la luz estos días, dan testimonio de aspectos significativos. Es el caso de los viajes, “eje crucial para entender la dimensión verdaderamente europea de la cultura y la obra de Menéndez Pelayo, así como su permanente acopio de libros y notas bibliográficas de distintos países”. La obra, a la que Amós de Escalante definió como “obra de ingenio juvenil y entusiasta, de escritor hecho y llamado a merecidas glorias”, en realidad está habitada por numerosos referentes y autores que permiten transmitir un mosaico de cuál era la visión de la figura y la obra del intelectual. Un proyecto que ratifica, según Capellán, que “Menéndez Pelayo sigue teniendo un valor fundamental en el estudio de nuestra cultura; o que reconocidos o no, en los últimos treinta años las fuentes bibliográficas de decenas de autores han bebido constantemente en su obra a la hora de asegurarse seriedad y rigor”. Fuente: El Diario Montañés *** Premio de Novela Elena Poniatowska para Hernán Lara Zavala Por su obra Península, península, el escritor mexicano Hernán Lara Zavala resultó ganador del Premio Iberoamericano de Novela “Elena Poniatowska de la Ciudad de México 2009”, según dieron a conocer los organizadores el pasado 9 de octubre en el marco de la IX Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México (http://www.feriadellibro.cultura.df.gob.mx), que se llevó a cabo desde ese día hasta el domingo 18. Lara Zavala recibió el lunes 12 el galardón, que consta de un monto de 500.000 pesos, de manos del jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, con la presencia de la escritora y periodista Elena Poniatowska, durante la inauguración oficial del encuentro literario que reunió a 130 escritores, 30 provenientes de otros países. En esta segunda edición del premio el jurado estuvo compuesto por la escritora y editora catalana Rosa Regàs, el novelista Alberto Ruy Sánchez y el escritor Álvaro Uribe —ganador de la primera edición—, quienes llegaron por unanimidad a su decisión al valorar hechos de la novela como que se desarrollara en una parte de México poco conocida para el lector extranjero, la Península de Yucatán, por lo que “es una novela que va a tener impacto fuera del país”. Otra cosa que destacó el jurado fueron las diferentes voces que hay en la novela, una del siglo XIX y otra de la época actual, por lo que hay dos planos literarios. Sobre la obra ganadora, Poniatowska consideró que el mejor homenaje que se puede rendir a los mayas se hace a través de ella, al manifestarse en sus páginas toda la frescura de Yucatán. La novela fue seleccionada entre 45 obras propuestas por editoriales españolas, argentinas, cubanas y mexicanas. La novela aborda el tema de la Guerra de las Castas en el Yucatán de mediados del siglo XIX. En el año 1847, los mayas de la península, hartos de ser relegados, llevan a cabo una guerra contra los criollos, blancos y mestizos del lugar. Los mayas, encabezados por Cecilio Chi y Jacinto Pat, tomaron los poblados Tepic, Ticul, Tekax y Peto, así como la ciudad de Valladolid, y expulsaron y exterminaron a todos los blancos e indios que hubieran colaborado con ellos. Una serie de movimientos, entre ellos el regreso de Yucatán a la Federación y las revueltas entre los propios indios, puso fin a esta revuelta en el año 1848. Lara Zavala narra en su novela —que le tomó diez años escribir— las cruentas batallas que marcaron este proceso, recuperando la lucha que exterminó a la mitad de los habitantes de esa zona. Con este escenario como fondo, recupera el personaje de José Turrisa —anagrama utilizado por Justo Sierra O’Reilly, padre del famoso educador campechano Justo Sierra y considerado el primer novelista histórico de México—, quien presuntamente escribió una crónica de lo sucedido. Pero esta crónica acabó perdida, consumida por el fuego, y el autor la “reconstruye”. Fue precisamente por un artículo sobre esta novela que el escritor Carlos Fuentes recibió, el pasado 7 de septiembre, el Premio González-Ruano de Periodismo. En su trabajo, publicado en el diario Reforma (http://www.reforma.com) en abril, Fuentes califica a Lara Zavala como “uno de los escritores mexicanos más cultos y reticentes”, agregando que el autor presenta la Guerra de las Castas “con una variedad de ritmos y temas que no sólo la salvan de cualquier sospecha de didactismo, sino que enriquecen lo que ya sabíamos con el tesoro de lo que podemos imaginar”. Nacido en Ciudad de México en 1946, Lara Zavala estudió letras inglesas e hizo una maestría en letras hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), así como otra maestría en estudios sobre la novela en la Universidad de East Anglia (http://www.uea.ac.uk), en Inglaterra. Cuenta con una amplia trayectoria como profesor. Fungió como director de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la Unam de 1989 a 1997 y como coordinador del Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas (http://filologicas.unam.mx/cen_est_liter.htm) durante 1998. Ha publicado los libros de relatos De Zitilchén (1981), El mismo cielo (1987, Premio Latinoamericano de Narrativa Colima por obra publicada), Después del amor y otros cuentos (Premio José Fuentes Mares, 1994) y Cuentos escogidos (1997); la novela Charras (1990); el ensayo crítico Las novelas en el Quijote (1989); el libro de ensayos Contra el ángel (1992), y el libro para niños Tuch y Odilón (1992). Compiló la Antología del cuento inglés del siglo XX (1986) y es autor de las crónicas de viaje Equipaje de mano (1995) y Viaje al corazón de la península (1998). Actualmente imparte clases de literatura inglesa romántica y victoriana en la Unam. Fuentes: EFE • El Universal • Notimex *** Anunciados los Premios Bellas Artes de México El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba, http://www.bellasartes.gob.mx) anunciaron este 14 de octubre los ganadores de los Premios Bellas Artes de Literatura 2009, que fueron convocados a nivel nacional en marzo, en colaboración con diversas instancias culturales de Campeche, San Luis Potosí, Baja California, Morelos, Durango, Tlaxcala, Puebla, Nuevo León, Colima, Michoacán y Coahuila, estados sedes de los concursos. Juan Carlos Quezadas obtuvo el Premio Cuento Infantil Juan de la Cabada por su obra Ciudad equis 1985; Edmée Pardo recibe el Premio Cuento San Luis Potosí por Encender el mundo, y Bárbara Colio el Premio en Dramaturgia, por Cuerdas. Asimismo, Jesús Ramírez Bermúdez ganó el Premio de Ensayo Literario José Revueltas por El último testigo de la creación, mientras que Heriberto Yépez obtuvo el Premio Ensayo Literario Malcolm Lowry, por Sin ninguna palabra entre nosotros. Viajes, vestigios y visiones mexicanas de Jerome Rothenberg. El Premio Juan Rulfo para Primera Novela correspondió a Jaime Mauricio Panqueva Bernal por Tribulaciones de chinos en Indias; el Premio Luis Cardoza y Aragón para Crítica de Artes Plásticas al hispano-mexicano Sergio Rodríguez Blanco por Alegorías capilares. Pelo humano sobre papel en la obra de Gabriel de la Mora; el Premio Narrativa Colima para Obra Publicada a Pablo Soler Frost por Yerba americana, y el Premio Novela José Rubén Romero a José Mariano Leyva por Los imponderables. Maribel Carrasco recibe el Premio por Obra de Teatro para Niños, por Niño de octubre; Edgar David Piñón Balderrama obtuvo el Premio por Testimonio Chihuahua, por Conversaciones con la muerte. Memorias de la ola de violencia; en esta categoría hubo una mención para La vida al cristal, escrita por Perla de Agua Dulce (seudónimo). El Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada fue otorgado a Max Rojas por Memoria de los cuerpos (Cuerpos 1). Los entes convocantes destacaron el resurgimiento del Premio de Ensayo Literario Malcolm Lowry, suspendido en 2005, y el aumento en el estímulo económico para los Premios de Narrativa Colima y de Dramaturgia, ambos ahora dotados con 150 mil pesos. Quedan pendientes los resultados del Premio de Poesía Aguascalientes 2010, cuya convocatoria sigue en marcha hasta el 6 de noviembre de 2009, con un monto de 250.000 pesos, además de la publicación del libro de poemas por Ediciones ERA (http://www.edicionesera.com.mx). Fuente: Conaculta *** Kirmen Uribe y Paco Bezerra ganan Premios Nacionales de España El Premio Nacional de Literatura de España, que concede el Ministerio de Cultura (http://www.mcu.es) de ese país, reconoció la semana pasada a los escritores Kirmen Uribe, en Narrativa, y Paco Bezerra, en Literatura Dramática, según los anuncios el miércoles 14 y el jueves 15, respectivamente. Uribe (Ondarroa, Vizcaya, 1970) obtuvo el Premio Nacional de Narrativa 2009 por su obra Bilbao-New York-Bilbao, una novela inédita en español pero publicada el año pasado en euskera, y definida por su autor como una obra de “autoficción” en la que él mismo se convierte en uno de los personajes. Un largo trabajo de cuatro años en el que fue sumando sus recuerdos a un mosaico de poemas, cartas, mensajes de Facebook y documentos legales son los ingredientes de esta novela, que ya ha recibido el Premio de la Crítica y ha vendido cerca de 8.000 ejemplares. Licenciado en filología vasca, el autor escribe poesía y novela en lengua vasca, ha trabajado como profesor, traductor y guionista y ha impulsado proyectos multimedia en los que combina la literatura con otras disciplinas artísticas. Ha publicado en revistas como The New Yorker (http://www.newyorker.com) y colabora en medios escritos del País Vasco. El jurado estuvo formado por José Luis Borau, propuesto por la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es); Xose Luis Axeitos, de la Real Academia Gallega (http://www.realacademiagalega.org); Jon Kortazar, de la Real Academia de la Lengua Vasca (http://www.euskaltzaindia.net); Alexandre Broch, del Instituto de Estudios Catalanes (IEC, http://www.iec.cat); Andrés Martínez Sánchez, de la Asociación Colegial de Escritores (ACE, http://www.acescritores.com); Ramón Loureiro, de la Asociación Española de Críticos Literarios; Camilo José Cela Conde, de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (Crue, http://www.crue.org); Marco Schwartz, de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape, http://www.fape.es); Alicia Giménez, por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y Vicente Molina Foix, galardonado el año pasado. Por su parte, Bezerra (Almería, 1978) se convirtió en el ganador del Premio Nacional de Literatura Dramática por Dentro de la tierra, obra que ya había recibido en 2007 el Premio de Teatro para Autores Noveles Calderón de la Barca. Bezerra es dramaturgo, letrista y actor. Ha publicado diversas obras de teatro y ha obtenido varios premios de teatro, entre los que destaca el Barahona de Soto (ganador) en 2004, y el Premio Miguel Romero Esteo de teatro breve (finalista) en 2004, ambos por la obra Viaje a Tindspunkt. Como actor, es protagonista del cortometraje Ricardo Piezas descatalogadas, dirigido por Hermanas Rico. También ha intervenido como actor en diversas obras, en Almería y en Madrid, como La pesadilla, de Rafael G. Gosálbez, Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams o Noche de juerga, de Harold Pinter. En el jurado participaron Luis María Anson, por la RAE; Euloxio Rodríguez Ruibal, por la Real Academia Gallega; Patricio Utkizu, por la Real Academia de la Lengua Vasca; Josep María Benet, por el IEC; Felipe Blas Pedraza, por la Crue; Ignacio del Moral, por la ACE y por la Asociación de Autores de Teatro (AAT, http://www.aat.es); Íñigo Ramírez de Haro, por la Asociación Española de Críticos Literarios; Rosana Torres, por la Fape; Helena Pimienta, por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y Rubén Ruibal, autor galardonado en 2007. El jurado del Premio Nacional de Literatura en todas sus menciones estuvo presidido este año por el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas (http://www.mcu.es/libro), Rogelio Blanco, siendo la vicepresidenta la subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras españolas, Mónica Fernández. Ambos premios están dotados con 20.000 euros y se conceden a una obra de un autor español escrita en cualquiera de las lenguas oficiales y editada en España en 2008. Fuentes: AFP • El País *** Premio de novela corta La Espiga Dorada para Andrés Pérez Domínguez El escritor español Andrés Pérez Domínguez (http://www.letralia.com/firmas/perezdominguezandres.htm) resultó ganador de la primera edición del Premio de Novela Corta La Espiga Dorada por su obra Los perros siempre ladran al anochecer, como se informó el pasado 14 de octubre. El premio, que se falla por primera vez, fue creado por la Universidad Internacional de Andalucía (Unia, http://www.unia.es) y la Fundación Caja Rural del Sur (http://www.fundacioncajarural.org) durante la celebración del II Salón del Libro Iberoamericano de Huelva, en el Otoño Cultural Iberoamericano en 2008 El jurado estuvo compuesto por Salvador Compán y Manuel Abad, por parte de la Unia, y Francisco Vélez Nieto, Uberto Stabile (director del Salón del Libro Iberoamericano de Huelva) y Jaime de Vicente Núñez, director de la Fundación Caja Rural del Sur, por parte de la entidad. Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) cuenta con diversos galardones en su haber, entre los que destacan el Premio Luis Berenger de Novela, el Premio Internacional Max Aub o el Premio Ciudad de Coria. Además, es ganador de otros dos certámenes de novela corta: el José Luis Castillo Puche en 2001 y el Tierras de León en 2002, y ha sido el vencedor en la última edición del Premio Ateneo de Sevilla en 2009. Por su parte, Fernando Palazuelos (Bilbao, 1965) ha sido el finalista con Funambulistas ciegos. Los organizadores han destacado el éxito de la convocatoria, con 104 obras presentadas de gran calidad. Fuente: Huelva Información *** Cinergia premia ocho proyectos cinematográficos de Centroamérica y Cuba Un jurado internacional escogió este 15 de octubre en San José (Costa Rica) ocho proyectos de Cuba, Costa Rica, Guatemala y Nicaragua como ganadores de la convocatoria 2009 del Fondo de Fomento al Audiovisual de Centroamérica y el Caribe (Cinergia, http://www.cinergia.org), en las categorías de producción y posproducción de largometraje y producción de cortometraje. El jurado estuvo conformado por Elisa Miller, joven directora mexicana, ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes (http://www.festival-cannes.com); Misha Mclaird, encargada de adquisiciones de Las Américas Film Network (http://www.lasamericasfilms.org); la cineasta argentina Daniela Goggi —autora del largometraje Vísperas—; el director de fotografía nicaragüense Frank Pineda y Helena Persson, productora del Festival Internacional de Gotebörg (http://www.giff.se). Este año se premiaron tres proyectos de Cuba, dos de Costa Rica, dos de Guatemala y uno de Nicaragua. En total, resultaron ganadores seis propuestas de ficción y dos documentales. Además se otorgaron dos becas de estudio en la Universidad Veritas (http://www.uveritas.ac.cr; Costa Rica), en las carreras de Cine y televisión y Animación digital. Producción de cortometraje, categoría en la que se recibieron más proyectos, premió cuatro trabajos con un total de 13 mil dólares. Por Centroamérica, la nicaragüense Laura Baumeister recibió $4 mil para La siesta; lo mismo que el guatemalteco Jairo Bustamante, con su proyecto Cuando sea grande. Los otros dos ganadores son cubanos: Autorretrato con árbol, de Juan Carlos Sáenz, recibió $2 mil, y Para Elisa, de Alina Rodríguez, $3 mil. Esto contrastó con la categoría de producción cortometraje animado, que resultó desierta. “Calificamos todos los cortometrajes sin limitarnos a géneros y resultó que los proyectos más fuertes y con mayores posibilidades de ser producidos fueron de ficción”, declaró la juez Misha Maclaird. En producción de largometraje se premió tanto la ficción como el documental. El proyecto cubano Melaza, de Carlos Lechuga, recibió $15 mil. El jurado destacó la “forma magistral” en la que está escrito el guión, que “narra de forma sensible y original los problemas cotidianos que enfrenta día a día la sociedad cubana”. El otro proyecto apoyado para producción fue el documental Un riñón para mi madre, del costarricense Felipe Calvo. Este proyecto recibió un aporte de $7 mil dólares. Frank Pineda, jurado, destacó la sinceridad del proyecto: “Un documental autobiográfico que relata el miedo a la pérdida de una persona querida y la valentía de afrontar un devenir incierto”. La categoría de posproducción de largometraje también dividió su premio entre el documental y la ficción. A ojos cerrados, del costarricense Hernán Jiménez, se premió con $10 mil. El jurado lo calificó como “un relato conmovedor sobre las relaciones familiares profundas; todo esto narrado a través de una exquisita puesta en escena”. Por su parte, el documental AbUSAdos: la redada de Postville, dirigido por el guatemalteco Luis Argueta, recibió $15 mil, apoyo otorgado por el Fondo Cinematográfico del Festival de Gotebörg. “Por medio de esta cooperación entre Cinergia y Gotebörg, tenemos la oportunidad de apoyar un importante documental que aborda la temática de los derechos humanos y la migración que viven a diario las familias guatemaltecas”, declaró Helena Persson, jurado y representante de Gotebörg. Finalmente, las becas de estudio fueron otorgadas a dos jóvenes centroamericanos. La beca para estudiar Animación digital quedó en manos del salvadoreño David Osegueda; y el costarricense Aaron Acuña se quedó con la beca de Cine y televisión. Ambas cubren los cuatros años de carrera en la Universidad Veritas, con un costo de $15.000 cada una. Cinergia es el único fondo de apoyo al cine de Centroamérica y el Caribe. Es administrado por Fundacine (http://www.fundacine.org) y cuenta con el patrocinio de la agencia de cooperación holandesa Hivos, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude, http://www.cosude.admin.ch), la Red de Centros Culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid, http://www.aecid.es), el Fondo Cinematográfico del Festival Internacional de Cine de Göteborg, y la Universidad Veritas; así como con el auspicio de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (http://www.cinelatinoamericano.org), el Centro Cultural de España en Costa Rica (http://www.ccecr.org), la Unión Latina (http://www.unilat.org), el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica (http://www.centrodecine.go.cr) y la Fundación TyPA (http://www.typa.org.ar) de Argentina. Fuente: Cinergia *** Otorgan el Premio Planeta a la escritora española Ángeles Caso La escritora y periodista asturiana Ángeles Caso recibió el pasado 15 de octubre en Barcelona (España) el 58ª Premio Planeta con la novela Contra el viento, que trata sobre la dificultad de las mujeres inmigrantes en Occidente. Caso, quien firmó su novela con el seudónimo “Virginia Évora”, ya había sido finalista en 1994 con El peso de las sombras, cuando obtuvo el deseado galardón el Nobel Camilo José Cela. La autora explicó que el libro aborda “la tremenda lucha que tienen que llevar estas heroínas del siglo XXI para no morirse, desde que nacen, primero en sus países, tan pobres y hostiles, y luego en un ámbito tan complejo, como es el nuestro, y en el de la pareja, que también es muy duro”. Caso, que se embolsa los 601.000 euros del premio, subía en las quinielas del Planeta horas antes de la entrega del premio. Aunque el nombre de Elvira Lindo era el que sonaba con más fuerza en los días previos a la gala, la tarde del 15 algunos medios de comunicación y la propia Wikipedia (http://es.wikipedia.org) daban a la periodista asturiana como virtual ganadora. La ganadora recogió el galardón defendiendo su obra y confirmando que con Contra el viento continúa con sus “dos compromisos fundamentales: el primero con la literatura y el segundo, que ha crecido con los años, con las mujeres”. En sus últimas novelas y ensayos, Caso se ha centrado en mujeres, “mujeres que perdieron en la Guerra Civil o, como en esta ocasión, mujeres que son fundamentales en nuestra sociedad, para que las demás podamos salir de casa a trabajar, seguir teniendo hijos y viviendo dignamente”. A su juicio, son mujeres “especialmente invisibles”, “por ser mujeres, por ocupar puestos de trabajo ínfimos y porque encima pertenecen a otra raza”. Sao, la protagonista, reveló la autora asturiana, es real, se trata de una amiga que le ha ayudado a cuidar de su propia hija, que “ha tenido una vida durísima, ha luchado contra muchos malos vientos, el viento de la miseria, las frustraciones, el tener que irse de su país y, en su caso, además sufrir malos tratos por parte de su ex pareja que también sufrió su hijo”. La música y la danza, añadió Caso, están muy presentes en mi novela: “Sao, la protagonista, supera las dificultades y el dramatismo entregándose a la danza y a la música” y ha recordado que, como dice un personaje, “cuando bailas, el alma se va de paseo, y cuando vuelves, está rejuvenecida”. Caso rechazó que su novela sea desesperanzadora y aseguró que “tiene un final feliz”; y a pesar de que habla de vidas muy duras, como las de muchos seres humanos, “siempre hay un elemento de luz: esa fortaleza y el ánimo inquebrantable de estas mujeres que se apoyan en la solidaridad mutua”. Precisamente, aunque Contra el viento tiene una protagonista clara, el conjunto es “bastante coral”, porque “Sao tiene una vida en la que la presencia masculina ha sido muy dañina, desde su padre, alcohólico y ausente, su patrón, o su ex marido que la maltrata de forma terrible”. Sin embargo, advirtió, “Sao ha ido saliendo adelante en la vida gracias al apoyo de unas mujeres que han estado ahí, sus amigas de Cabo Verde y de Madrid”. En la misma velada literaria, que reunió en el Palacio de Congresos de Cataluña (http://www.pcongresos.com) a un millar de invitados, entre ellos personalidades del mundo de la política y la cultura, el jurado seleccionó como finalista la novela La bailarina y el inglés, del escritor malagueño Emilio Calderón, ambientada en el período colonial británico de la India, donde el protagonista, un jefe de Policía, debe resolver unos misteriosos crímenes. Calderón aseguró que su novela es “en ocasiones costumbrista”. Está ambientada en la India de 1944, escrita en primera persona por el inglés, un policía que debe investigar una conspiración, pero que protagoniza también una historia de amor. A su juicio, la novela “puede ser considerada también una novela de aventuras, en la que además de los dos personajes principales aparecen también un maharajá, un cazador de tigres y hasta un devorador de hombres”. La historia de La bailarina y el inglés sucede justo en el momento en que las tropas japonesas quiere invadir la India desde Birmania, y en ese marco histórico “el inglés trata de salvar lo que queda del Imperio Británico, sin saber que aparecerá la figura de esa bailarina, que cambiará su forma de entender su relación con su propia patria”. La gala del premio se vio alterada por un percance: el poeta Pere Gimferrer, miembro del jurado presente en el acto, cayó de repente al suelo víctima de un desmayo. La ceremonia se interrumpió durante unos minutos, y entre los más de 1.000 asistentes cundió el nerviosismo al ver la llegada de los servicios médicos de emergencia, pero finalmente, según los organizadores, todo quedó en una aparatosa “indisposición”. Nacida en Gijón en 1959, Caso es hija de José Miguel Caso González, que fue catedrático de la Facultad de Filología, especialista en el siglo XVIII y llegó a ser rector de la Universidad de Oviedo (http://www.uniovi.es). En su adolescencia estudió idiomas (habla inglés, francés, italiano y portugués), música y danza. Se licenció en geografía e historia, especialidad historia del arte, pero tuvo la oportunidad de presentar el programa Panorama regional en su Asturias natal, encaminando sus primeros pasos hacia el periodismo. Durante 1985 y 1986 presentó el Telediario de TVE (http://www.rtve.es) y el programa de entrevistas La Tarde. A los 35 años da un giro en su vida y se aleja del periodismo, sin dejarlo nunca del todo, para iniciar su carrera literaria. Ha trabajado en instituciones culturales como la Fundación Príncipe de Asturias (http://fundacionprincipedeasturias.org) o el Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII (http://www.ifesxviii.es) de la Universidad de Oviedo, así como en diferentes medios de comunicación como Televisión Española, Cadena SER (http://www.cadenaser.com), Radio Nacional de España (RNE, http://www.rne.es) y varios periódicos y revistas. Además de sendas biografías de Isabel de Wittelsbach, emperatriz de Austria-Hungría, y del compositor italiano Giuseppe Verdi, Caso ha publicado las novelas El mundo visto desde el cielo (1997), El resto de la vida (1998), El verano de Lucky (1999) y Un largo silencio (2000), que obtuvo el V Premio Fernando Lara. También es autora del ensayo Las olvidadas, una historia de mujeres creadoras (2005). Por su parte, Emilio Calderón (Málaga, 1960) es licenciado en historia moderna por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es) y trabajó en la Editorial Cirene, de la que fue fundador. Ha sido gerente de una empresa de teléfonos y actor en sus ratos libres. En 1980 estudia cine en el Taller de Artes Imaginarias y se aficiona a la fotografía. En 1985 ordena y cataloga parte de la biblioteca del Museo Arqueológico Municipal; cinco años más tarde trabaja como documentalista en un proyecto de reconstrucción de la fortificación de Melilla, bajo la dirección del arquitecto Javier Vellés. Se inició escribiendo ensayos históricos, como Historias de las grandes fortunas de España o Amores y desamores de Felipe II, y en 1995 comenzó a escribir novelas juveniles y cuentos para niños. Desde entonces ha publicado una docena de títulos, entre los que destacan La momia que me amó, Continúan los crímenes en Roma, Roma no paga traidores, El cielo encendido y otros misterios, El último crimen de Pompeya y El misterio de la habitación cerrada. En 2003 obtuvo la beca Valle-Inclán de la Real Academia de España en Roma (http://www.raer.it). Ha vivido en Madrid, Roma y Manila. Su paso por la capital filipina le hizo cambiar su visión de la sociedad y del mundo en su conjunto. Su obra El mapa del creador, ha sido publicada en diversos países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, Alemania y Países Bajos. Fuentes: ABC • Diario de Sevilla • Wikipedia *** Poetas aragüeños celebraron recital “Todos por la Poesía” En horas de la noche del pasado jueves 15 de octubre, en la sala de exposiciones de la Casa de la Cultura de Maracay (Aragua, Venezuela), se llevó a cabo la actividad “Todos por la Poesía”, organizada por la Asociación Civil Todos por el Arte con la colaboración de los escritores Manuel Cabesa (http://www.letralia.com/firmas/cabesamanuel.htm), Gloria Dolande (http://www.letralia.com/firmas/dolandegloria.htm) y Rafael Ortega (http://www.letralia.com/firmas/ortegarafael.htm), donde poetas noveles y de trayectoria compartieron sus textos con el público. El evento formó parte del conjunto de actividades programadas en el marco de la IV Muestra de Artes Visuales Todos por el Arte, y la apertura estuvo a cargo de la agrupación Son de Maracay, que luego cedió el espacio a un recital en el que participaron los poetas Niurka Barrios, José Vicente Blanco, América Zurita, Alfredo Ovalles, César Blanco, Luis Quintana, Héctor Arrechedera y Antonio León. El cierre del recital estuvo a cargo de Dolande, Ortega y Cabesa, quienes exaltaron el trabajo de las nuevas generaciones de las letras en la región, que se ha venido puliendo a través de los talleres literarios dictados por la Biblioteca Pública Central Agustín Codazzi, la Red de Escritores del estado Aragua y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello (http://www.casabello.gob.ve). Fuente: Fondo Editorial Alternativo de Aragua *** Falleció el poeta venezolano Alfredo Silva Estrada En horas de la madrugada de este jueves 15 de octubre dejó de existir a los 76 años de edad el poeta y traductor venezolano Alfredo Silva Estrada, Premio Nacional de Literatura de Venezuela (1998) y Gran Premio Internacional de Poesía de la Bienal de Lieja (Bélgica, 2001), víctima de un cáncer cerebral. Nacido en Caracas el 18 de mayo de 1933, Silva Estrada cursó filosofía en la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), con profesores como Juan David García Bacca, Juan Nuño y Ernesto Mayz Vallenilla. Graduado en 1957, viaja a Europa para continuar estudios de posgrado en La Sorbona (París, Francia; http://www.sorbonne.fr), y en esa época se inicia como traductor. En 1960 se casa con Sonia Sanoja. A su regreso a Venezuela ingresaría nuevamente a la UCV, esta vez como profesor. Desde sus dos libros iniciales, De la casa arraigada (1953) y Cercos (1954), Silva Estrada fue reconocido como un renovador de la poesía venezolana. El escritor Juan Liscano calificaría estos poemarios como “búsquedas poéticas originales fundamentadas sobre un concepto estructural del lenguaje ajeno a concesiones anecdóticas, a lo ‘entendible’, a lo lírico concebido como efusión y extraversión verbales, contagiosas, fáciles”. Asimismo, el poeta Eugenio Montejo reconoce en los poemas de Silva Estrada “la primacía del intelecto sobre la intuición”. Reconocía la influencia de los poetas venezolanos Enriqueta Arvelo Larriva, Juan Sánchez Peláez, Ana Enriqueta Terán, Ida Gramcko y Luis Fernando Álvarez, así como del francés Fernand Verhesen. Además del ensayo La palabra trasmutada (1989), y de los dos poemarios iniciales ya mencionados, Silva Estrada publicó los poemarios Del traspaso (1962), Integraciones. De la unidad en fuga (1962), Literales (1963), Lo nunca proyectado (1963), Transverbales I (1967), Acercamientos (1969), Transverbales II (1972), Transverbales III (1972), Los moradores (1975), Los quintetos del círculo (1978), Contra el espacio hostil (1979), Dedicación y ofrendas (1986), Por los respiraderos del día (1998), En un momento dado (1998) y Al través (2002), entre otros. Figura capital de la poesía venezolana, Silva Estrada recibió en los últimos años el homenaje de sus colegas en diversas ocasiones. En 2005 fue la figura central de la XII Semana Internacional de la Poesía, que sería la última edición de este evento, y más recientemente, en junio de este año, fue coprotagonista, junto con Elizabeth Schön (Caracas, 1921-2007), de una de las sesiones del ciclo “Celebrando a los maestros del asombro”, ocasión en la que Alexis Romero moderó una mesa en la que participaron los poetas Rosa Mello, Natasha Tiniacos, Daniel Pradilla y Cristian Álvarez. En una de las conversaciones sostenidas con Chefi Borzacchini para el libro Acercamientos a Alfredo Silva Estrada (2005), había dicho el poeta: “Mi enfermedad ha sido el peor momento de mi vida, el cáncer que padecí. Pero haciendo un balance de toda mi existencia, juro que he sido muy feliz. No sólo por la presencia de mi familia, de mis antepasados, sino fundamentalmente por la presencia de Sonia Sanoja. Mi vida ha sido un privilegio”. Fuentes: Ficción Breve Venezolana • Google Books *** Recuerdan a Mario Benedetti con un poema popular de 150 metros “El sueño de un poema-mundo encuentra más voces en esta ciudad”, son los versos con los que comenzó este sábado 17 de octubre la escritura de un poema de 150 metros, en la ciudad española de Alicante, en recuerdo del poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009), fallecido el pasado mayo. La idea nació hace dos años del poeta español Miguel Ángel Arenas con el fin de acercar la poesía a la gente de la calle y en esta ocasión se quiere rendir homenaje al poeta uruguayo. El evento, que se ha celebrado ya en otros diez países, contó en Alicante con la participación de la asociación cultural Dánae, razón por la que se ha elegido la interculturalidad como tema central del poema. Además, la asociación alicantina organizó una serie de talleres para niños, así como una chocolatada popular y una batucada con la que dio inicio el acto. Numerosos alicantinos colaboraron en la composición de versos a lo largo de un papel blanco de 150 metros dispuesto en forma octogonal alrededor de la fuente que preside la plaza Gabriel Miró de la ciudad. Según Virgilio Candela, coordinador de Dánae, que lleva a cabo otros proyectos en la ciudad, como “La ciudad de los colores” en la zona norte, lo que se busca con el poema es “fusionar la literatura con la convivencia cultural”. “Queremos que la gente exprese sus sentimientos y su amor a la literatura a través de la mezcla de culturas”, concluyó Candela. Fuente: EFE *** Termina la Feria de Frankfurt con polémicas sobre China y Google La 61ª edición de la Feria del Libro de Frankfurt (http://www.buchmesse.de/en) cerró sus puertas el domingo 18 de octubre con la entrega del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes al pensador italiano Claudio Magris y una fiesta de recibimiento al próximo invitado, Argentina. Argentina, que inauguró en esta feria un pabellón inusualmente amplio, ya piensa en el futuro y celebró con una fiesta los preparativos para ser el próximo invitado de honor en 2010, coincidiendo con el bicentenario de su independencia. Numerosos escritores argentinos pudieron verse estos días en la feria, como Claudia Piñeiro, Osvaldo Bayer, José Pablo Feinmann, Mempo Giardinelli y Guillermo Martínez. Y como cada año, la feria se clausuró con la entrega del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, en el recinto de ceremonias que fue la Iglesia de San Paul de Frankfurt (Paulskirche), que este año le fue concedido al escritor, traductor y profesor italiano graduado en lengua y literatura germánicas Claudio Magris, considerado creador del concepto político “Mitteleuropa”, es decir, en una Europa Central con predominio alemán. Según el jurado, sus estudios han contribuido a difundir en su país natal el conocimiento de la cultura centroeuropea. Sus relatos, frecuentemente de factura mixta e indefinida entre lo narrativo, lo ensayístico y el libro de viajes, se inspiran en el mito de la frontera para explicar los más urgentes problemas de la identidad contemporánea. El Premio de los Libreros Alemanes, que se concede desde 1950, es uno de los más prestigiosos del país, supone un reconocimiento internacional y está dotado con 25 mil euros. Este prestigioso galardón se otorga a personalidades de las artes, letras y humanidades que hayan realizado una contribución a la paz. La feria dejó al mismo tiempo un sabor de fuerte polémica por la invitación especial este año a China y la impresión de que el evento se ha redefinido y convertido en una feria mediática, así como por el anuncio hecho por Google (http://www.google.com) de lanzar el año próximo el servicio Ediciones Google, que permitirá cargar libros enteros en el teléfono celular o en cualquier dispositivo lector. Pocas veces los organizadores de la feria han recibido tantas críticas como esta vez al escoger al país socio, y en los simposios y discursos se habló sobre la censura y la libertad de expresión, la persecución de escritores disidentes y la política estatal de China frente a la literatura. Incluso la Canciller Federal alemana, Angela Merkel, en la ceremonia oficial de inauguración, pidió a China que aceptara las preguntas críticas y que hablara sin tabúes. En septiembre, China negó el permiso para que escritores disidentes acudieran a un simposio sobre la realidad china, preparatorio de la feria. El vicepresidente chino, Xi Jinping, rechazó las críticas de algunos comentaristas acerca de la censura de libros y de Internet en China, y pidió respeto para la forma que tiene China de manejar algunas cosas. La postura de la feria fue clara: su presidente, Jürgen Boos, condenó la violación de derechos humanos y las restricciones a la libertad de expresión y prensa en China, pero defendió la invitación especial alegando que no se puede ignorar al país y asegurando que el objetivo es desencadenar un debate político con el objetivo de buscar un cambio. También se presentaron delegados del Dalai Lama y de la dirigente de los uigures, Rebiya Kadeer. Agrias discusiones se generaron también por el proyecto editorial de Google, que los editores adversaron frontalmente. Roland Reuss, profesor de literatura de la Universidad de Heidelberg (http://www.uni-heidelberg.de/index_e.html), es uno de los que denuncian el plan de Google de digitalizar numerosos libros agotados o difíciles de encontrar para proponerlos luego en Internet y cobrar los beneficios a través de la publicidad. “Esto no tiene sentido, de A a Z es basura y propaganda histérica”, sostuvo Reuss en un foro realizado sobre el tema, advirtiendo contra el riesgo de aniquilar a la industria editorial tradicional. “Ustedes revolucionan al mercado (del libro), pero el costo será la destrucción de los que producen libros”, declaró. Un ejecutivo de Google en Gran Bretaña, Santiago de la Mora, respondió: “Nosotros resolvemos uno de los grandes problemas mundiales, el hecho de que un libro que no se puede encontrar es casi un libro muerto”. Según de la Mora, el proyecto de Google “hará revivir estos libros haciéndolos más visibles para 1.800 millones de usuarios de internet, de una forma muy bien controlada”. Desde que Amazon (http://www.amazon.com) lanzó el dispositivo Kindle (http://www.amazon.com/gp/product/B00154JDAI?tag=literaryawa06-20&ie=UTF8), la perspectiva de un nuevo competidor hace temer a los editores una fuerte caída de las ventas de libros “clásicos”. Según los pronósticos del sector, los libros electrónicos formarán parte de los regalos más corrientes en Navidad. Para los editores, Ediciones Google es más amenazador que Amazon. Todo aparato electrónico dotado de un navegador web —desde los smartphones a los lectores electrónicos, pasando por las computadoras, portátiles o de mesa— podrá tener acceso al catálogo de Ediciones Google. En cambio, las obras que se pueden leer en los libros electrónicos Kindle sólo se pueden adquirir a través de Kindle. Según Google, unas 500.000 obras estarán disponibles desde el primer semestre de 2010 en Europa. Laurent Picard, cofundador del grupo francés Booken, que presentó en Frankfurt su modelo electrónico Cybook Opus, considera que Google y Amazon “tendrán un gran poder sobre los editores” y podrían comenzar a influenciar los precios de la edición cuando las versiones en papel comiencen su decadencia. Ediciones Google convertirá al gigante estadounidense en editor online, empaquetador de novedades y fondo de catálogo que otros le suministren para venderlos en la red. Se lanzará a finales de año o principios de 2010 en Estados Unidos e Inglaterra y en junio en una decena de países, entre ellos España. La propuesta abrirá la participación a autores, editores y libreros y ofrecerá una cantidad ingente de libros digitalizados que no se descargarían de la manera tradicional sino que serían accesibles a través de conexión a Internet. Ello permitiría que el libro (Google prevé arrancar con una oferta de medio millón de títulos digitalizados) pudiera ser leído tanto en una pantalla de ordenador, como en un móvil, un dispositivo lector (abierto a Internet) o en un televisor. “Se trata, por un lado, de que la tecnología no sea problema alguno como la mayoría de los formatos que se ofrecen ahora, que son cerrados, y de que participe todo el sector, por eso preferimos hablar de ecosistema del libro más que de plataforma”, asegura Luis Collado, representante en España de Google, empresa que por esta razón no estaría considerando la creación de dispositivos de lectura propios como los de Sony (http://www.sony.com) y Amazon. La mecánica, que “se entiende como una nueva oportunidad, barata y sencilla, de comercializar contenidos”, pasaría por las siguientes opciones: el editor cede un libro físico, o en formato PDF, a Google, quien se encarga de su digitalización. Una vez realizada, el libro pasa a los servidores de la empresa, que puede comercializarlo directamente, o bien a través de la web del editor o, incluso, de una librería. Según la vía, Google se quedaría con un porcentaje distinto del precio final, que se movería entre un 15% si lo vende a través del editor, un 37% si lo comercializara directamente y un 55% si fuera a través de una librería online. El usuario tendría acceso al libro a través de una cuenta abierta en Google, donde deberán constar sus señas personales y bancarias. Precisamente esta información es la que, según Collado, garantizará la menor piratería. Y el sistema está preparado para que el lector no pierda el libro a pesar de que se corte la conexión: “Queda en una especie de memoria caché del aparato que no se borrará hasta que se apague”. El usuario podrá, además de hacerse su biblioteca virtual, marcar las hojas y hacer anotaciones, cortar-y-pegar hasta un máximo de un 20% de su contenido e imprimirse algunas páginas, “pero nunca la totalidad del libro”. “A través del registro del volumen por su ISBN y por la cuenta sabemos en todo momento qué hace el usuario”, continúa Collado. El precio será “el que elija el editor: sólo ha de tener los derechos digitales y saber a qué zonas del mundo puede venderlo”, expone el representante del buscador, en otra diferencia tácita con respecto a Amazon, que tiene fijados todos los títulos a 9,99 dólares, cifra que los expertos califican de no rentable. Este modelo abre la posibilidad de que un autor acuda a Ediciones Google y proponga que cuelguen su libro en su plataforma sin más intermediarios, siempre que disponga de los derechos electrónicos, “pero una editorial velará por la calidad de su texto; Google ofrece una plataforma. Pero no somos editores en el modo tradicional”. La oferta de Google está abierta a su vez a las plataformas de las editoriales que ya han empezado a crear las suyas, como el triunvirato Random House Mondadori-Planeta-Santillana, 36 L (http://36lbooks.com), de Grupo Cultura 03 y Vicens Vives, o Zona e-book (Edhasa y Castalia). Su lanzamiento coincide con el anuncio de Amazon de vender su aparato de lectura Kindle fuera de Estados Unidos a cien países y de buscar también acuerdos de derechos específicos para cada zona. El proyecto de biblioteca digital Google Books (Libros Google) ya ha sido adversado en Estados Unidos y Europa por quienes temen que involucre una violación de los derechos de autor. A fines de 2008, los autores y los editores estadounidenses concluyeron con Google un acuerdo sobre la explotación de esos títulos colocados en línea y el pago de los ingresos publicitarios respectivos. Sin embargo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (http://www.usdoj.gov), en nombre de los derechos de autor, les ordenó revisar su proyecto. La discusión continúa ante la justicia en Nueva York, donde se espera un veredicto en noviembre. El acuerdo concluido a fines de 2008 también es impugnado por los gobiernos de Francia y Alemania. Los editores europeos y los poderes públicos consideran que Google violó las leyes vigentes en la Unión Europea (http://europa.eu/index_es.htm) al escanear sin autorización previa 10 millones de obras, algunas provenientes de Europa. “Antes de toda utilización comercial de una obra, hay que pedir permiso”, afirmó Christian Sprang, abogado de la Asociación de Editores y Libreros Alemanes. Según el comisario europeo encargado del multilingüismo, Leonard Orban, “hay que garantizar el acceso del público a los libros, si es posible gratuitamente, pero también hay que proteger a los autores”. Fuentes: AFP • El País • Notimex *** Realizarán en Caracas un seminario sobre pueblos indígenas originarios “Antes de los europeos: origen, importancia y vigencia de las culturas primigenias americanas” es el título del seminario que desde este lunes 19 de octubre, y hasta el viernes 23, se llevará a cabo en Caracas con la organización del Centro Nacional de Historia (CNH, http://www.cenhisto.gob.ve), en el marco del Día de la Resistencia Indígena que se conmemoró este 12 de octubre. El objetivo fundamental del evento será “dar una visión global de la historia de Venezuela, destacando el hecho de que nuestra profundidad histórica o de ocupación humana del territorio es muchísimo mayor de lo que la historia oficial y tradicional contempla”, señaló Rodrigo Navarrete, antropólogo, profesor de la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y ponente del seminario. Navarrete explicó que la historia de Venezuela empezó, al menos, hace unos 24.000 años, cuando los primeros grupos humanos llegaron “y ocuparon las costas de la zona de Falcón, costas que ahora son desérticas, y probablemente otros espacios en los cuales las evidencias aún no han aparecido. Pero indudablemente sitios como Taima Taima y Muaco son sitios cruciales para entender el poblamiento de toda América, no sólo de Venezuela”. Los asistentes abordarán los cinco temas que componen el seminario: el poblamiento temprano de América y de Venezuela; el cambio hacia la especialización regional del modo de trabajo cazador-pescador-recolector; el origen de la sociedad tribal-igualitaria-sedentaria y la influencia de la cerámica y la agricultura como tecnologías que permitieron los procesos de asentamiento; la complejización de las estructuras sociales, hasta llegar a las estructuras jerárquicas cacicales, y la invasión europea a América y sus repercusiones en la continuidad, en la persistencia o en la transformación de las identidades indígenas poshispánicas. El evento se realizará en jornadas de 8:30 de la mañana a 12 del día en la Sala de Capacitación del Ministerio de la Cultura de Venezuela (http://www.ministeriodelacultura.gob.ve), ubicada al final de la avenida Panteón (Foro Libertador, edificio del Archivo General de la Nación, piso 2). Los interesados en solicitar mayor información pueden telefonear al (0212) 509.58.31/5829, o escribir a operacionescnh@gmail.com. Fuente: CNH *** Presentarán en Chile un libro que sistematiza enseñanza del mapudungun Gracias al financiamiento de la Dirección de Bienestar Estudiantil de la Universidad de Chile (http://www.uchile.cl), a través del Premio Azul a la Creatividad Estudiantil, los instructores del Taller de Lengua Mapuche de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la mencionada casa de estudios materializaron el trabajo que han realizado durante cinco años con el fin de abrirle un espacio a la lengua mapuche, concibiendo al mapudungun como una lengua viva que puede desempeñar un papel fundamental en la sociedad. Este martes 20 de octubre, a las 18 horas, el taller presentará oficialmente el libro Kom kim mapudunguaiñ waria mew: Todos hablaremos mapudungun en la ciudad, que tiene por finalidad ayudar a otros profesores a enseñar la lengua mapuche a todos quienes quieran aprender. La actividad se realizará en el Auditorio 1 Rolando Mellafe, ubicado en el primer piso de la facultad. La presentación del libro estará a cargo del académico del Departamento de Lingüística, profesor Gilberto Sánchez, figura internacionalmente reconocida por sus estudios de lengua mapuche, quien además ha sido un constante motivador para el grupo que realiza el taller. Además, se conversará sobre “La enseñanza de L2 en el contexto actual: el caso del mapudungun”, actividad en que participarán los académicos y poetas Elisa Loncón, Jaime Huenún y Pablo Duarte. La cita finalizará con una degustación de comida mapuche. A partir del año 2004, un grupo de estudiantes liderados por Héctor Mariano —funcionario no académico de Filosofía y Humanidades— decidió concretar el anhelo de difundir y enseñar la lengua mapuche en la facultad a través de este taller de mapudungun. Desde entonces, alumnos, profesores y funcionarios han sido parte de dichas clases, y cada vez el proyecto ha tomado más fuerza dentro de la comunidad académica y estudiantil. El taller se realiza en la actualidad todos los lunes a las 19 horas en la sala 105 de la Facultad de Filosofía y Humanidades, y asisten de forma regular unas setenta personas. Los instructores a cargo de las clases son Héctor Mariano, Cristián Oyarzo, licenciado en lengua y literatura hispánica con mención en lingüística y estudiante del Magíster en Lingüística; Andrea Salazar, licenciada en lengua y literatura hispánica y estudiante del Magíster en Género y Cultura, y Felipe Hasler, estudiante de lengua y literatura hispánica. Según Hasler, el libro surge de la necesidad de “sistematizar el trabajo de tantos años, generando un programa de clases bien estipulado, un calendario de actividades que nos permita medir el progreso de los estudiantes, y un método que se acomode a las necesidades de ellos, puesto que nadie va a un curso de una lengua a aprender gramática o conocimientos lingüísticos, sino a aprender a hablar, a interactuar con otros en dicha lengua”. Es por eso que el texto se pensó como una herramienta dinámica, llamativa, con mucho colorido y actividades didácticas. Además, conscientes de que hay mucha gente que por motivos de tiempo no puede asistir al taller, contemplaron la creación de una página web que permitirá realizar el curso de forma online, de manera de incorporar la enseñanza del mapudungun a las nuevas tecnologías. Héctor Mariano expresa, en el prólogo del libro, la importancia que tiene esta publicación. Señala que “como persona mapuche creo que es mi deber enseñar la lengua de mis antepasados en los jóvenes, para que la lengua no se termine nunca. Además, creo que hay que enseñar a hablarla, pero también a escribirla. La manera de vivir de la gente de la ciudad hace que sea necesario que la lengua mapuche se escriba”. Fuente: Universidad de Chile *** El poeta venezolano Juan Calzadilla será homenajeado en Valencia Del 22 al 24 de octubre se realizará en la Sala Luis Eduardo Chávez del Ateneo de Valencia, en Carabobo (Venezuela), el evento “Uno y Múltiple / Festival Poético Alternativo”, que consistirá en una serie de actividades simultáneas de artes visuales, música, literatura y poesía en homenaje al poeta venezolano Juan Calzadilla y en memoria de los poetas Lydda Franco Farías, Jesús Enrique Guédez y Eleazar León. El evento se iniciará a las 5 de la tarde del jueves con palabras de Gloria Peña Cruz, Freddy Rojas, Luis Alberto Angulo y el poeta homenajeado, Juan Calzadilla. Luego se realizará una lectura de textos poéticos de Franco Farías, Guédez y León. El viernes 23 a las 9:30 de la mañana se realizará el foro “Poesía y ars poético en Juan Calzadilla”, con Gabriel Jiménez Emán, Enrique Mujica y José Carlos De Nóbrega (http://www.letralia.com/firmas/denobregajosecarlos.htm). A las 3:30 de la tarde tendrá lugar un recital poético con Alfredo Camejo, Alid Salazar, Anaís Barrios, Leonardo Alezones, Yojaly Hurtado, Ana C. Saavedra, José Delpino, Arturo Gutiérrez Plaza (http://www.letralia.com/firmas/gutierrezplazaarturo.htm), Sergio Quitral y Armando Amanaú. Al día siguiente se iniciarán las actividades en la mañana con un recital a micrófono abierto en el que participarán los miembros del Taller Libre de Poesía de la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve), además de Yhosmary Franco, Mariana Ayala, Luis Ceballos, Eileen Flores, Moisés Uribe, Rosa Francisca Beotegui y Juan Calzadilla. A las 3:30 será presentado el libro Antología poética, del escritor Eduardo Mariño (http://www.letralia.com/firmas/marinoeduardo.htm), con palabras de José Carlos De Nóbrega, relator del festival. A las 4:15 se realizará un recital con Mariño, Roberto Santana, Juan Chávez López, Johnny Figueroa, Miletza Rodríguez, Aurymar Granadillo (http://www.letralia.com/firmas/granadilloaurymar.htm), Mohamed Hassan, Manuel Cabesa (http://www.letralia.com/firmas/cabesamanuel.htm), Luis Ernesto Gómez, Erasmo Fernández (http://www.letralia.com/firmas/fernandezerasmo.htm) y Skarlet Boguier. El evento cerrará con una presentación de jazz-rap. En el marco del festival, además, serán abiertas al público diversas muestras, como la exposición poética “Visiva y Continua”, con trabajos de Juan Calzadilla; la exposición del Archivo de Arte Correo Mail @rt Internacional, organizada por la artista Keyla Holmsquit; la exposición de poemas-objeto de Franklin Fernández; la muestra colectiva “La palabra dibujada. Dibujos desde la palabra” y la exposición “Aquello que parece ser”, de Clemente Martínez. *** Premios Príncipe de Asturias serán entregados este viernes Este viernes 23 de octubre a las 18:30 serán entregados en el Teatro Campoamor de Oviedo (España) los Premios Príncipe de Asturias 2009 (http://www.fundacionprincipedeasturias.org), por lo cual se ha organizado un programa de actividades que se desarrolla toda la semana a partir de hoy, y que tiene como objetivo ofrecer a la sociedad la oportunidad de conocer a las personalidades del mundo de la investigación y la cultura que recibirán este año la importante distinción. Este año los galardonados son el arquitecto británico Norman Foster (Artes); la Organización Mundial de la Salud (OMS, http://www.who.int/es; Cooperación Internacional); el naturalista británico David Attenborough (Ciencias Sociales); la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx; Comunicación y Humanidades); los investigadores estadounidenses Martin Cooper y Raymond Samuel Tomlinson (Investigación Científica y Técnica), el escritor albanés Ismaíl Kadaré (Letras), la atleta rusa Yelena Isinbayeva (Deportes) y la Ciudad de Berlín (Concordia), por el vigésimo aniversario de la caída del muro. Las actividades se inician este lunes 19 de octubre con tres conciertos, todos a partir de las 20 horas, en el marco de la XVIII Semana de Música de Cajastur (http://www.cajastur.es/osyc/acultural/ciclos/ciclo108todas.html). En el Centro Cultural Cajastur San Frascisco 4 (http://www.cajastur.es/osyc/acultural/centros/centro1.html; Oviedo) se presentará el trío Auf dem Strom, compuesto por Javier Bonet (trompa), María Eugenia Boix (soprano) y Miriam Gómez-Morán (piano); en el Pabellón Cajastur del Recinto Ferial Luis Adaro (Gijón) se realizará el concierto de Cristina Gestido (viola) y Luis Parés (piano), y en el Nuevo Teatro de La Felguera se presentarán los violinistas Ostap Pechenyi y Nikita Yaschuck. El martes 20 a partir de las 16 horas, el investigador Martin Cooper ofrecerá una rueda de prensa en el Salón de Proyecciones del Hotel de la Reconquista. A las 20, la flautista Alicia Cuesta y los violinistas María Díaz-Caneja, Ostap Pechenyi y Nikita Yaschuck se presentarán en el Centro Cultural Cajastur San Francisco 4, mientras que el pianista Horacio Lavandera hará lo propio en el Pabellón Cajastur del Recinto Ferial Luis Adaro (Gijón) y Cristina Gestido (viola) y Luis Parés (piano) en el Centro Cultural Cajastur Jerónimo Ibrán 10 (http://www.cajastur.es/osyc/acultural/centros/centro3.html; Mieres). Ese mismo martes a las 19:30, el rector de la Unam, José Narro, asistirá junto con otros directivos de esa casa de estudios a una recepción que se les ofrecerá en la Sala Valle Inclán del Círculo de Bellas Artes de Madrid (http://www.circulobellasartes.com). Además, durante toda la semana habrá exposición y venta de los fondos editoriales de la Unam en la Librería Juan Rulfo del Fondo de Cultura Económica (http://www.fondodeculturaeconomica.es), ubicada en la calle Fernando El Católico en la capital española. Martin Cooper dictará su conferencia “La telefonía móvil: una revolución en la mano”, el miércoles 21 a las 11. A las 16:45, Ismaíl Kadaré conversará con los medios en el Salón de Proyecciones del Hotel de la Reconquista, donde a las 18:30 le seguirá David Attenborough, quien además realizará el jueves 22 una visita al Jardín Botánico Atlántico de Gijón. Al día siguiente, a las 10:30 y en el mismo salón, el rector de la Unam, José Narro, dictará una rueda de prensa a la que le seguirá la de Raymond Samuel Tomlinson, una hora más tarde. A las 12 habrá una conferencia y coloquio con Ismaíl Kadaré, con la moderación de Ramón Sánchez Lizarralde, traductor del escritor. A las 13 horas se hará entrega de la Medalla de Honor, en un acto académico en el Paraninfo del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo (http://www.uniovi.es), al rector de la Unam, José Narro. A las 16, Margaret Chan, directora de la OMS, dará una rueda de prensa en el Hotel de la Reconquista. A las 16:45, Klaus Wowereit, alcalde gobernador de Berlín; Walter Momper, actual presidente del Parlamento de Berlín y alcalde de Berlín cuando cayó el Muro en 1989 y hasta 1991, y Eberhard Diepgen, alcalde de Berlín Occidental entre 1984 y 1989 y del Berlín unificado entre 1991 y 2001, darán una rueda de prensa. A las 17 habrá una recogida de móviles para el Tercer Mundo en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, en la que participarán Cooper y Tomlinson. Ese mismo jueves, a las 17:30, Yelena Isinbayeva tendrá un encuentro con niños en el Complejo Deportivo de Avilés. A las 18, David Attenborough ofrecerá en el Paraninfo de Laboral Ciudad de la Cultura su conferencia “Dialogando sobre la biodiversidad en tiempo de cambios”, acompañado por el escritor y naturalista Joaquín Araujo. A las 19:30 se realizará un debate sobre salud pública en el que participarán representantes de la OMS junto con Pedro Alonso, fundador del Centro de Investigaçao em Saúde de Manhiça (http://www.manhica.org; Mozambique), una de las instituciones que lideran en África la lucha contra la malaria, galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2008. A las 20 horas se presentará la ópera La vida breve, de Manuel de Falla, en el Centro Cultural Cajastur San Francisco 4, mientras que en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo se realizará, bajo el título “Berlín, la caída del Muro. 20 años de historia”, un coloquio entre Walter Momper, presidente del Parlamento de Berlín y alcalde de la ciudad entre 1989 y 1991, y los periodistas Martí Font, José María Siles, Valentín Popescu y Riccardo Ehrman, todos con la moderación de Luis Rivas. También el jueves, pero en Madrid, la Unam presentará la obra Sintaxis histórica de la lengua española; segunda parte: La frase nominal, que dirigida por Concepción Company ha sido coeditada por la mencionada universidad mexicana y el FCE. La actividad tendrá lugar en el Instituto de México en España a partir de las 19:30 horas. Los alcaldes berlineses harán una visita a la Junta General del Principado de Asturias (http://www.jgpa.es) el viernes 23 a las 10. Una hora después, Yelena Isinbayeva ofrecerá una rueda de prensa en el Salón de Proyecciones del Hotel de la Reconquista, siendo seguida media hora más tarde por Norman Foster. Esa tarde, a partir de las 18:30, tendrá lugar la entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2009, con una solemne ceremonia en el Teatro Campoamor de Oviedo. Los discursos correspondientes serán pronunciados por Ismaíl Kadaré, José Narro, Margaret Chan y Klaus Wowereit. Durante la ceremonia también intervendrán el presidente de la Fundación, Matías Rodríguez Inciarte, y el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y Grecia. Dicho acto de entrega contará con un servicio de traducción simultánea para todo el Teatro Campoamor que incluirá cuatro idiomas: inglés, francés, alemán y español. La Fundación Príncipe de Asturias distribuirá entre el público 1.600 receptores. Las actividades finalizarán el sábado 24 a las 12 con la entrega del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias, que este año ha correspondido a la Comunidad Vecinal de Sobrescobio. Fuentes: Cajastur • Premios Príncipe de Asturias *** Pombo, Piñón y Trueba asistirán a Feria Regional del Libro de Murcia Los escritores Álvaro Pombo, Nélida Piñón y David Trueba participarán en la 24ª Feria Regional del Libro de Murcia (http://www.feriadellibromurcia.com), certamen que entre sus más de setenta actividades programadas incluye un encuentro con el público, a través de una mesa redonda, de los autores murcianos Manuel Moyano, Lola López Mondéjar, Gregorio León, Jerónimo Tristante y Katy Parra. La Feria del Libro, que se realizará del 23 de octubre al 1 de noviembre, cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Murcia (http://www.murcia.es) y el patrocinio de la Fundación Cajamurcia (http://www.fundacioncajamurcia.es). En su presentación, realizada el pasado jueves 15 de octubre, el consejero de Cultura y Turismo (http://www.carm.es/ctyc), Pedro Alberto Cruz, aseguró que “no se trata sólo de una hilera de casetas, sino de todo un contexto de divulgación y promoción del libro”. Por su parte, el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas (http://www.mcu.es/libro), Francisco Giménez, destacó que por primera vez la feria ocupará por completo el Paseo Alfonso X El Sabio, ya que en esta ocasión participarán 59 casetas, en las que habrá “mucha variedad”, pues estará desde la mejor librería de España en libro antiguo hasta puestos dedicados al cómic. “Ya no vamos a ser menos que los que venden ropa o algo por el estilo; ya los libros alcanzan la altura que merece el alma intelectual de la región de Murcia, que no seamos más compradores de calcetines que de libros, de una manera no forzada”, apostilló Giménez. El director de la feria, José María Pozuelo, destacó que esta edición estará dedicada a conmemorar el 150º aniversario de la publicación del libro El origen de las especies, de Charles Darwin, para lo que se han programado diversas actividades, con la colaboración de la Dirección General de Bellas Artes, que ha facilitado la integración del Museo Arqueológico de Murcia (MAM, http://www.museosdemurcia.com/arqueologicodemurcia) al área del certamen. Así, el primer día de la feria, el 23 de octubre, tendrá lugar la conferencia inaugural, en el salón de actos del Arqueológico, a las 20 horas, a cargo de Jordi Agustí, profesor de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (Icrea, http://www.icrea.cat) en el Instituto de Paleoecología Humana de la Universidad Rovira i Virgili (http://www.urv.es) y miembro del equipo internacional del yacimiento de Dmanisi (Georgia), donde se han descubierto los homínidos más antiguos de Eurasia, datados de 1,7 millones de años. Al día siguiente se celebrará un encuentro con la escritora y crítica literaria Care Santos, y firmarán libros Dionisia García y Pedro Amorós; mientras que el lunes 26 será la autora brasileña, Nélida Piñón, premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2003 y premio de Literatura Iberoamericana y del Caribe “Juan Rulfo” en 1995, quien firme libros en el Paseo Alfonso X El Sabio. En el Huerto Ruano de Lorca el encuentro literario será con José Calvo Poyato. El 27 de octubre será el turno de la mesa redonda “Literatura en Murcia”, en la Carpa de Santo Domingo, moderada por José Belmonte y en la que participarán los escritores Manuel Moyano, Lola López Mondéjar, Gregorio León, Jerónimo Tristante y Katy Parra. También se ha organizado, en el salón de actos del Arqueológico, un encuentro con Arcadi Navarro, profesor de investigación de la Icrea e integrante del equipo internacional que ha descubierto que las diferencias entre los genomas de humanos y chimpancés son más grandes de lo que se pensaba. El 28 de octubre firmará libros en Murcia la escritora turca Buket Uzuner, cuya obra Ada de Ámbar ha sido traducida al español por el sello de la Consejería de Cultura y Turismo murciana Tres Fronteras Ediciones (http://www.tresfronteras.es). A su vez, habrá una conferencia en el MAM del doctor en física por la Universidad de Barcelona (http://www.ub.es), Jorge Wagensnerg, mientras que la Biblioteca Municipal de Cieza (http://ayuntamiento.cieza.net/culturaypatrimonio/biblioteca) acogerá un encuentro con el escritor Juan Manuel de Prada, galardonado con el Premio Planeta 1997, el Premio Nacional de Narrativa y el Premio Biblioteca Breve. El cineasta y escritor David Trueba firmará libros en el Paseo Alfonso X El Sabio de Murcia el 29 de octubre, día en el que la Casa de la Cultura de Yecla (http://ayuntamientoyecla.com/casacult.htm) organiza un encuentro con el escritor Luis Leante, y en el que el MAM será escenario del encuentro con el catedrático de psicología médica y psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB, http://www.uab.es), Adolf Tobeña. Álvaro Pombo protagonizará los encuentros con autor del 30 de octubre, en este caso en el salón de actos del MAM, aunque previamente estará firmando libros en el Paseo Alfonso X. También firmará libros ese mismo día, pero en la caseta FNAC, el escritor de Alhama de Murcia Patrick Ericsson, autor de El ocaso de las siete colinas y La escala masónica. Igualmente, están previstos el 30 de octubre encuentros con Jesús Ferrero en la Casa Pintada de Mula y con Javier Tomeo en la Biblioteca Municipal de Caravaca de la Cruz (http://www.bibliotecaspublicas.es/caravaca-ij/index.jsp). También se ha organizado una “quedada literaria de blogueros” en el Café Pitzpatrick’s. El sábado 31, firmará libros Jerónimo Tristante, autor de 1969, en la caseta de FNAC. La Feria del Libro, que concluirá el 1 de noviembre, contará también con cuentacuentos familiares, teatro de títeres, teatro de calle, animación a la lectura y encuentros de autor con colegios, actividades didácticas, presentaciones de libros, recitales poéticos y hasta con programas especiales de radio. Fuente: Europa Press *** Congreso de poetas chilenos homenajeará a Gonzalo Rojas y Nicanor Parra Del 27 al 30 de octubre se realizará en Santiago de Chile el Congreso Internacional de Poesía Chilena “Chile mira a sus poetas”, evento organizado por la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC, http://www.uc.cl) y en el que participarán autores de la talla de Gonzalo Rojas, Nicanor Parra, Óscar Hahn, Manuel Silva Acevedo, Delia Domínguez, Elicura Chihuailaf, Floridor Pérez y Raúl Zurita (http://www.letralia.com/firmas/zuritaraul.htm). El congreso es el colofón de una serie de actividades que desde el pasado 2 de octubre ha venido reuniendo a los poetas en sus regiones, con el objetivo de crear un espacio de integración que promueva la difusión de la poesía chilena, organizados por la Facultad de Letras de la UC en conjunto con universidades y organizaciones regionales, con miras a la celebración del Bicentenario. Según Paula Miranda, coordinadora de estos congresos, “sólo sumando todos los esfuerzos y pasiones personales, con las misiones institucionales, será posible persistir en la creación de espacios de difusión y valoración de la poesía chilena. Si a eso le sumamos el inicio de una red colaborativa entre al menos siete universidades de todo Chile, entonces constataremos que no sólo es posible mirar a nuestros poetas, sino que ellos mismos nos permitirán mirarnos como país con más plenitud e integración”. El congreso cuenta con el patrocinio de la Academia Chilena de la Lengua (http://www.institutodechile.cl/lengua), el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile (http://www.archivobello.uchile.cl) y la Fundación Gonzalo Rojas (http://www.fundaciongonzalorojas.cl), y con el auspicio de Corda Foundation (http://www.cordafoundation.org). La inauguración será el martes 27 a las 19 horas en el Salón Fresno del Centro de Extensión de la UC, ubicado en Alameda 390, en la capital chilena. En esa ocasión se celebrará un homenaje al poeta Gonzalo Rojas, con intervención de Jaime Concha y Roberto Hozven, tras las cuales el autor ofrecerá un recital poético. Conferencias magistrales, mesas de trabajo, paneles de conversación, recitales poéticos y diversas actividades artísticas conforman el programa, que se inicia formalmente el miércoles 28. Las mesas de trabajo y los paneles servirán a los asistentes para analizar el panorama literario chileno de la actualidad ya sea desde la perspectiva de sus regiones, sus tendencias estéticas o sus autores más destacados. Habrá además seis conferencias magistrales: el miércoles a las 11:30, “Eusebio Lillo y el Romanticismo”, de Jaime Concha; a las 16:15, “Rubén Darío en Chile”, de Grínor Rojo; el jueves 29, a las 11:30, “La herencia de la forma en la poesía contemporánea”, de Gwen Kirkpatrick; a las 16:15, “Restauración del poema de Chile”, de Luis Vargas Saavedra; el viernes 30, a las 11:30, “Marginalidad y poesía”, de Pedro Lastra, y a las 16:15, “El poeta y su público: del discurso al alimón a los discursos de sobremesa”, de Niall Binns. Cuatro recitales poéticos serán realizados el miércoles y el jueves entre 18:30 y 21, siendo inaugurados por los poetas Raúl Zurita, Elicura Chihuailaf, José Ángel Cuevas y Carmen Berenguer. Estos recitales tendrán lugar en los auditorios de letras e historia y convocarán a unos ochenta poetas, entre los cuales habrá alrededor de una veintena de emergentes. Jaime Huenún, Tomás Harris, Marcela Saldaño, Jorge Etcheverry (http://www.letralia.com/firmas/etcheverryjorge.htm), Gladys Mendía (http://www.letralia.com/firmas/mendiagladys.htm), Sergio Badilla y Jaime Quezada son algunos de los autores que participarán en estos recitales. Otras actividades que se realizarán en el marco del congreso incluyen una Santa Misa y canto a lo divino, un recital de payadores —poetas improvisadores de Chile—, proyección de documentales, video arte y otros audiovisuales sobre poetas chilenos y una exposición editorial en la que participan los sellos Zig-Zag (http://www.zigzag.cl), Fondo de Cultura Económica (http://www.fcechile.cl), Cuarto Propio (http://www.cuartopropio.cl), LOM Ediciones (http://www.lom.cl) y Ediciones de la UC (http://www.edicionesuc.cl). La clausura del evento será el viernes 30 de octubre a las 19 en el Salón Irarrázaval de la Casa Central de la UC, y en el mismo se realizará un homenaje a Nicanor Parra en el que participarán los poetas Pedro Lastra y Diego Maquieira. Para terminar se realizará un recital con musicalización de textos de los petas Óscar Hahn, Manuel Silva Acevedo —quienes leerán sus poemas— y Jorge Teillier, con la participación de los músicos Francisco Anabalón y Hugo González. Fuente: Facultad de Letras de la UC *** Una antología recuerda al grupo venezolano El Techo de la Ballena La necesidad de contar con una compilación que reúna la obra de escritores, artistas plásticos y activistas políticos pertenecientes a El Techo de la Ballena, grupo de marcada importancia en la cultura venezolana de los años 60, llevó a Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.gob.ve) a publicar El Techo de la Ballena, antología 1961-1969, que será presentado el domingo 1 de noviembre a las 11 de la mañana en la Galería de Arte Nacional, en la avenida México de Caracas. El libro, que rescata obras esenciales y da a conocer otras que no llegaron a formar parte de selecciones anteriores, cuenta con prólogo y notas del poeta Juan Calzadilla, selección y edición de Israel Ortega Oropeza y concepto gráfico e imágenes de Daniel González. Está dividido en cinco partes que rescatan formas de expresión propias de los “balleneros”, a saber Manifiestos, Literatura, Artes Plásticas I, Artes Plásticas II y Testimonios. En la presentación de la antología participarán, además de Calzadilla y Ortega Oropeza, los escritores Carlos Noguera —presidente de la editorial—, Edmundo Aray y Josefina Urdaneta. El acto es un homenaje para los “balleneros” Carlos Contramaestre, Caupolicán Ovalles, Adriano González León, Salvador Garmendia, Alberto Brandt, J. M. Cruxent, Efraín Hurtado, Dámaso Ogaz, Hugo Baptista, Gonzalo Castellanos, Mary Ferrero, Juan Antonio Vasco y David Alizo. El movimiento vanguardista de El Techo de la Ballena se caracterizó por la diversidad de sus expresiones. Juan Calzadilla, escritor y miembro del movimiento, argumenta en el prólogo: “De aquel grupo surgieron iniciativas no siempre fielmente ortodoxas ni sometidas a un lenguaje común. Al contrario, hay diferencia de conceptos en la posición a tomar, distintos estilos, actitudes alegres o arribistas según el caso, autenticidad donde la hubo, pero El Techo de la Ballena es un proyecto de respuesta a la violencia asumido en un lenguaje nuevo, diametralmente opuesto al de la tradición”. A la pregunta inquisidora “¿Por qué la ballena?” Adriano González León (1931-2008) respondía: “No vamos a dar una respuesta pura y simple. Siempre hemos odiado la voracidad de los interrogatorios, y un examen es un examen, llévese a cabo en el aula, en el café o en la Dirección General de Policía”. Aunque luego aclara: “¿Por qué la ballena? Por eso justamente. Porque hubiera sido fácil elegir el caimán. O porque hubiera sido de señoritos estetas elegir el hipocampo. Y también porque la ballena está en el medio de la bondad y el horror, sujeta a todas las solicitaciones del mundo y el cielo, con su vientre dignísimo que se ríe de Jonás y se engulle un tanquero de petróleo, toda extendida de uno a otro extremo de la Tierra, que casi es la Tierra misma o es el pájaro minúsculo que picotea su diente cariado en el cual nadan los peces”. “Esa amplitud natatoria, ese deslizarse frenético, que nos permite negarnos en un comienzo a contestar, y concluir contestando, porque, a pesar del odio al inquisidor, teníamos suficientes respuestas para anular su deleznable pregunta. Ese empuje hacia lo desconocido que puede acrecentarnos la razón de vivir y contaminar los instrumentos de una substancia corrosiva que cambie la vida y transforme la sociedad”, continuaba el autor de País portátil. Junto a la literatura las artes plásticas constituyen un eje central de la estética ballenera. Entre los artistas destacados en la compilación se encuentran Daniel González, Alberto Brandt, Fernando Irazábal y Jacobo Borges. En los apartados que conciernen a las artes plásticas se encuentran textos y catálogos referentes a las exposiciones. El quinto apartado, dedicado a los testimonios, muestra escritos de González León, Rodolfo Izaguirre, Carlos Contramaestre, Edmundo Aray, Dámaso Ogaz, Juan Antonio Vasco y Ángel Rama. El libro cierra con una cronología de exposiciones y publicaciones. Fuente: Monte Ávila *** Luis Sepúlveda inaugurará el X Congreso de Escritores Extremeños El Hotel Ágora de Cáceres (http://www.hotelagoracaceres.com; España) acogerá el 7 y 8 de noviembre la celebración del X Congreso de Escritores Extremeños (http://congresoaeex.blogspot.com), que estará dedicado a las lecturas hispanoamericanas, y será inaugurado con la conferencia “Los grandes olvidados”, a cargo del escritor chileno Luis Sepúlveda. El evento es organizado por la Asociación de Escritores Extremeños (AEEX, http://www.aeex.org) y se realiza cada cuatro años, siendo Albuquerque la sede de su más reciente edición, en 2005. Los escritores hispanoamericanos que participarán en la mesa redonda serán el venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, el guatemalteco Eduardo Halfon, el mexicano Luis Arturo Guichard y el colombiano Juan Cárdenas. A su vez, por parte de Extremadura debatirán los escritores Antonio María Flórez Rodríguez, José Luis García Martín, Gonzalo Hidalgo Bayal, Manuel Neila y Ada Salas. El plazo de inscripción del congreso permanecerá abierto hasta el 27 de octubre. La cuota de inscripción será de 80 euros para socios de la AEEX y de 110 para otros participantes. Las sesiones de trabajo se enfocarán en dos mesas redondas en las que participarán representantes de la literatura de Hispanoamérica y Extremadura. Además, habrá un espacio para comunicaciones libres y una exposición de libros en la que los asistentes podrán adquirir las novedades editoriales de la región. Las comunicaciones libres tendrán un tiempo máximo de exposición oral de ocho minutos. Para la publicación de las actas podrá entregarse un texto no superior a diez páginas, en formato electrónico (enviado a aeex@orange.es), antes del 30 de noviembre. Los socios interesados deberán cumplimentar el formulario de inscripción (http://bit.ly/21cQsl) y enviarlo, junto con el resguardo del ingreso correspondiente realizado en la cuenta 2099 0116 91 0070030030 de Caja de Extremadura (http://www.cajaextremadura.es), al apartado de correos 791 de Badajoz, o por correo electrónico, con los justificantes de pago, a aeex@orange.es. Fuentes: Europa Press • Web del evento *** Discurso de la rumanidad será analizado en un simposio en España Con la presencia de destacados invitados internacionales y con ponencias en castellano, rumano, catalán e inglés, del 12 al 14 de noviembre se celebrará en la Universidad de Alicante (http://www.ua.es), España, el simposio Traducción e Identidad Diaspórica (TID, http://www.ua.es/personal/iliescu/simposio), bajo el lema “Topos y anthropos en el discurso de la rumanidad”. El evento, que será inaugurado por el ilustre representante de las letras rumanas, el académico Marius Sala —vicepresidente de la Academia Rumana (http://www.academiaromana.ro/def2002eng.htm) y miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua (RAE, http://www.rae.es)—, se propone abordar el posicionamiento de la traducción en las relaciones socioculturales entre las sociedades europea y americana y los migrantes rumanos que desde el siglo XIX, pero principalmente tras la caída y ejecución de Nicolae Ceausescu en 1989, salieron de su país en busca de mejores oportunidades. Por otro lado, se analizará el papel del traductor en la transmisión de ideas, conocimiento y creatividad con garantías traslacionales de los topoi sociales, ideológicos o culturales en la recreación del discurso literario u otros, propios de la comunicación humana. En el evento participarán investigadores, lectores de rumano de diversos países y miembros de la diáspora rumana, quienes discutirán alrededor de un eje temático constituido por la dimensión cultural en la traducción e interpretación desde o hacia el rumano, la literatura rumana y comparada, y la lengua rumana, lenguas en contacto, lingüística románica y lingüística contrastiva. Entre los invitados especiales se encuentran Horia Barna, director del Institutul Cultural Roman de Madrid (http://www.icr.ro/madrid), la doctora Rodica Dimitriu (Universidad Alexandru Ioan Cuza, http://www.uaic.ro), el poeta y traductor Dinu Flamand, el doctor Coman Lupu (Universidad de Bucarest, http://www.unibuc.ro), el doctor Enrique Nogueras (Universidad de Granada, UGR; http://www.ugr.es), la doctora Viorica Patea (Universidad de Salamanca, http://www.usal.es) y la doctora Eugenia Popeanga (Universidad Complutense de Madrid, UCM; http://www.ucm.es). Además se realizará un homenaje al catedrático Dumitru Irimia, profesor de la Universidad Alexandru Ioan Cuza, personalidad destacada en el mundo académico rumano con especial prominencia en el campo de la lingüística general, quien falleciera este año. Los interesados en asistir al simposio pueden inscribirse hasta el 3 de noviembre. El costo de la inscripción es de 40 euros. Para solicitar mayor información es preciso escribir a simposiorumano@gmail.com. Fuente: Organización del evento *** Universidad de Sevilla concederá doctorado honoris causa a Umberto Eco El nombramiento como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Sevilla (http://www.us.es) del novelista, intelectual y semiólogo italiano Umberto Eco (Alessandria, Piamonte, 1932) será uno de los momentos culminantes de 2009 para la comunidad universitaria de la Facultad de Comunicación que, según fuentes consultadas, acogerá la ceremonia el próximo 18 de noviembre. El acto se suma a las celebraciones por el vigésimo aniversario del centro universitario, así como al Año de la Comunicación en Sevilla, al tratarse del centenario de la Asociación de la Prensa (http://www.asociacionprensa.org) de la ciudad y del vigésimo aniversario de las emisiones de Canal Sur (http://www.canalsur.com). Sus contribuciones en el ámbito de la semiótica, abarcando desde el estudio de la cultura de masas al análisis del fútbol como espectáculo deportivo o iconos de la cultura audiovisual como James Bond, convierten al profesor más famoso que ha dado la Universidad de Bolonia (http://www.unibo.it) en el más importante estudioso en comunicación. Eco le ha dedicado su vida dedicada al análisis y la divulgación científica, lo que le ha valido el reconocimiento de prestigiosas universidades, recibiendo doctorados honoris causa por veinticinco de ellas, como la Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), Tel Aviv (http://www.tau.ac.il/index-eng.html), Varsovia (http://www.uw.edu.pl/en) y Atenas (http://uoa.gr). A propuesta de la Facultad de Comunicación y aprobado en el Claustro de la Hispalense el pasado 18 de diciembre, Umberto Eco recibirá el doctorado honoris causa en un acto que albergará el salón de actos del centro y que tendrá como broche una conferencia magistral del autor de Apocalípticos e integrados. Novelista de éxito por títulos como El nombre de la rosa y El péndulo de Foucault, Eco recibió el Príncipe de Asturias en 2000 “por su calidad intelectual en el ámbito de la comunicación y de las humanidades, así como por su destacada labor como semiólogo y analista crítico de los medios”. Asimismo, el nombre de Eco ha figurado en las quinielas del Nobel de Literatura en varias ocasiones, por la rotunda calidad de su obra y la complejidad de su pensamiento. Fuente: Diario de Sevilla *** Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez se hermanarán en Chile Del 19 al 21 de noviembre se realizará en Vicuña, Chile, la tierra que viera nacer y crecer a la poeta Gabriela Mistral, las Jornadas Internacionales de Estudios Mistralianos y Hermanamiento de la Fundación Premio Nobel Gabriela Mistral con la Fundación Zenobia Juan Ramón Jiménez (http://www.estudiosmistralianos.org), evento que según un comunicado emitido por sus organizadores acogerá a académicos, poetas y estudiosos de Latinoamérica y España en torno a la figura y la obra de Mistral, así como sus conexiones ineludibles con el también premio Nobel, el escritor español Juan Ramón Jiménez. La actividad es financiada con el aporte del Fondo de Fomento del Libro y la Lectura, Convocatoria 2009, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (http://www.consejodelacultura.cl) de Chile, y será dirigida y coordinada por el poeta chileno Benjamín León. “El hermanamiento entre las dos fundaciones sellará definitivamente a dos grandes de las letras que siempre han estado unidos por el amor al medio rural y a sus raíces, y en especial por la atención a los niños”, agrega el comunicado. “También potenciará los lazos y la comunicación de forma internacional para la difusión de las obras de ambos poetas y la proyección de éstos en la literatura universal como referentes ineludibles”. A lo largo de tres días, las más destacadas autoridades en la materia realizarán sus exposiciones, para las cuales se contará con la presencia de Iván Carrasco, Edith Cerda Oses, Jorge Rosas Godoy, Rolando Manzano, Cecilia Coronado Martínez, Claudia Valenzuela, Juan Gabriel Araya, Diego Ropero Regidor, Gloria Mendoza Borda o Julio Piñones, entre otros, y las intervenciones de los respectivos presidentes de las fundaciones participantes, los poetas Jaime Quezada y Antonio Ramírez Almansa, así como algunos alumnos del último año de la carrera de castellano y filosofía de la Universidad de La Serena (http://www.userena.cl). En la difusión y facilitación de transporte del alumnado de las distintas universidades participan el Municipio de Vicuña (http://www.munivicuna.cl), la Universidad Bolivariana (http://www.ubolivariana.cl) y la Universidad de La Serena, así como colegios locales de la zona, con el fin de potenciar la participación activa de los estudiantes. Habrá también un espacio para el folklore popular, visitas a los lugares más emblemáticos donde Gabriela Mistral viviera y realizara su labor docente, y lecturas poéticas. Las actividades centrales tendrán lugar en el Teatro Municipal de Vicuña. La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía (http://www.juntadeandalucia.es/cultura) también participará, presentando la exposición “Juan Ramón Jiménez. Aquel chopo de luz”, compuesta de 35 paneles con documentación gráfica del poeta onubense, cedida por el Centro Andaluz de las Letras (http://www.juntadeandalucia.es/cultura/caletras) para ser expuesta gratuitamente durante las jornadas en las instalaciones de la Casa Museo Gabriela Mistral. Las jornadas marcarán también el inicio de la creación de una biblioteca rural en la zona del Valle de Elqui, que llevara el nombre del andaluz universal y que contará con el auspicio del Municipio de Vicuña, la Fundación Zenobia Juan Ramón Jiménez (http://www.fundacion-jrj.es), la Fundación Premio Nobel Gabriela Mistral y la Diputación de Huelva (http://www.diphuelva.es), así como otras instituciones españolas y chilenas que harán efectivo el envío de libros y adecuación de las instalaciones para el uso de los escolares del medio rural y de toda persona interesada en la lectura y las artes. Fuente: Organización del evento *** El editor de Herta Müller será homenajeado en Guadalajara Michael Krüger, editor de la ganadora del Premio Nobel de Literatura, recibirá el Reconocimiento al Mérito Editorial en la Feria de Guadalajara el próximo 30 de noviembre. El alemán Michael Krüger, editor en jefe de la casa editorial Carl Hanser (http://www.hanser.de) desde 1986, será la figura homenajeada este año con el Reconocimiento al Mérito Editorial —que premia el oficio editorial y una vida de entrega a la causa de los libros—, el lunes 30 de noviembre a las 19:30 horas, en el auditorio Juan Rulfo, durante la 23ª edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), que se desarrollará en esta ciudad mexicana del 28 de noviembre al 6 de diciembre. Krüger (Wittgendorf, 1943) tiene en su haber libros de otros ganadores del premio Nobel como Pamuk, Heaney, Le Clézio, Grass, Amartya Sen, Canetti, Walcott o Brodsky, así como de otros grandes autores: Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño, Juan Rulfo, César Aira, Martin Amis, Georges Bataille, Marguerite Duras, Adolfo Bioy Cazares, Claudio Magris, Philip Roth o Susan Sontag, son sólo algunos de los 1.485 escritores que forman uno de los mejores fondos editoriales de Europa. El editor es reconocido por encontrar siempre las fuentes en las que se nutre la gran literatura, ya sea en ficción, a través del ensayo y el debate intelectual, así como por haber consolidado una de las mejores colecciones infantiles del mundo, luego de un brillante arranque con el lanzamiento de El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder. Además, la editorial es además líder mundial en publicaciones técnicas y científicas para la industria, área en la que también es reconocida por su excelencia. Aparte de su trabajo editorial, Krüger es poeta y novelista. Ha publicado Reginapoly (1976), Brief nach Hause (Carta a casa, 1993), Nachts, unter Bäumen (De noche, bajo árboles, 1996) y Wettervorhersage (Pronóstico del tiempo, 1998), entre otros. Su obra poética y literaria incluye más de dos docenas de libros. El Reconocimiento al Mérito Editorial fue instituido en 1993 por la FIL Guadalajara, en honor al argentino Arnaldo Orfila Reynal —que en México fue director del Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fondodeculturaeconomica.com) y fundador de Siglo XXI Editores (http://www.sigloxxieditores.com)— para destacar la visión y el oficio de esta figura en el mundo de los libros. El veredicto lo da un comité internacional integrado por Peter Weidhaas, director honorario de la Feria del Libro de Frankfurt (http://www.buchmesse.de/en), así como editores reconocidos en años anteriores. Lo han recibido Manuel Borrás (2008), Christian Bourgois (2007), Inge Feltrinelli (2006), Morgan Entrekin (2005), Roberto Calasso (2004), Francisco Porrúa (2003), Jorge Herralde (2002); Antoine Gallimard (2000); Beatriz de Moura (1999); Kuki Miller y Daniel Divinsky (1997), y Neus Espresate (1995). Otros editores reconocidos con este homenaje han sido Alí Chumacero (2001), Jack McClelland (1996), Jesús de Polanco (1998); Joaquín Diez-Canedo (1994), y el propio Orfila (1993). Tras este homenaje, el mismo lunes 30 a las 18 el mexicano Roger Bartra recibirá el Homenaje Nacional al Periodismo Cultural Fernando Benítez 2009, que reconoce el compromiso de este antropólogo y periodista cultural, cuya acción y reflexión han partido siempre del rol que juega la cultura en nuestras vidas, desde sus implicaciones en la forma en que leemos hasta cómo construimos, desde la cultura, nuestra identidad nacional o el funcionamiento de nuestro cerebro. Nacido en la capital mexicana en 1942, Bartra es antropólogo, sociólogo, escritor y ensayista. Es hijo de exiliados españoles y su padre era un poeta catalán. Es doctor en sociología por La Sorbona (http://www.sorbonne.fr) y se formó en México como etnólogo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (http://www.enah.edu.mx). Es investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.iis.unam.mx) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI, http://www.conacyt.mx/SNI/index_SNI.html); ha sido profesor e investigador visitante en la Universitat Pompeu Fabra (http://www.upf.es), en Barcelona (España), el Paul Getty Center (http://www.getty.edu), en Los Ángeles (EUA), la Universidad Johns Hopkins (http://www.jhu.edu), la Universidad de California en San Diego (http://www.ucsd.edu) y la Universidad de Wisconsin (http://www.wisc.edu), entre otras. Dirigió durante más de cinco años el suplemento cultural La Jornada Semanal (http://www.jornada.unam.mx/suplementos/semanal.php). Colaboró también en el guión de la película El Mezquital, del director Paul Leduc. Es autor de varios ensayos y libros, como El duelo de los ángeles. Locura sublime, tedio y melancolía en el pensamiento moderno (2004), Oficio mexicano (1993) y La democracia ausente (2000), entre otros. En 1996 recibió el Premio Universidad Nacional. Este homenaje lo han recibido Carlos Monsiváis (1993), Elena Poniatowska (1994), José Emilio Pacheco (1995), Jaime García Terrés (1996), Vicente Leñero (1997), Raquel Tibol (1998), Emilio García Riera (1999), Cristina Pacheco (2000), Huberto Batis (2001), Armando Ponce (2002), Braulio Peralta (2003), Paco Ignacio Taibo I (2004), José de la Colina (2005), Emmanuel Carballo (2006) y Héctor García (2007) e Ignacio Solares (2008). En la entrega del reconocimiento a Bartra participarán, además del homenajeado, los escritores Christopher Domínguez Michael y Juan Villoro. Otro reconocimiento que será entregado en el marco de la FIL Guadalajara será el Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco, que en su primera edición ha sido obtenido por unanimidad por el ensayista e historiador cubano Rafael Rojas (Santa Clara, 1965), por su obra Repúblicas de aire: Utopía y desencanto en la Revolución de Hispanoamérica. El premio, instituido por la FIL en colaboración con la Fundación Santillana (http://www.fundacionsantillana.com), en honor de Isabel Polanco, quien fuera consejera delegada del Grupo Santillana (http://www.gruposantillana.com), reconoce y destaca la importancia del ensayo como género de reflexión y conocimiento. Dotado con cien mil dólares y una escultura del artista canario Martín Chirino, el premio ha sido otorgado por un jurado internacional presidido por el escritor mexicano Carlos Fuentes e integrado por Natalio Botana, David Brading, Javier Garciadiego, Jordi Gracia, Liliana Weinberg y Gonzalo Celorio, en calidad de secretario. Los jueces destacaron “el gran valor literario que aborda con solvencia, a través de una escritura vigorosa, desenvuelta y convincente, la singularidad del republicanismo hispanoamericano con una visión comprometida, alimentada por la certeza de los muchos exilios, que busca sacar al gran republicanismo Latinoamericano del exilio al que la ha reducido la mirada historiográfica tradicional”. En esta primera edición del Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco se recibieron manuscritos inéditos procedentes de Argentina, Colombia, Chile, Guatemala, Ecuador, EE UU, España, México, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En el marco de la FIL, también, del 2 al 4 de diciembre se celebrará el festival literario “Libera la palabra”, cuyo objetivo es celebrar y fomentar la literatura sin fronteras culturales, geográficas o lingüísticas. El primer festival se realizó en la ciudad de Londres, en el año 2008. Este año volvió a realizarse en Londres, en el mes de abril, y se realizará en la ciudad de Linz (Austria), en el mes de octubre. De ahí pasará la estafeta a Guadalajara, donde se realizará bajo el lema “Nada más que palabras”. El festival es organizado por el Centro Guadalajara del PEN Internacional (http://pencentroguadalajara.spaces.live.com) con el apoyo de la Fundación Príncipe Claus (http://www.princeclausfund.org/es/index.html) y la FIL. El miércoles 2 de diciembre se iniciará el festival con la participación del escritor mexicano José Emilio Pacheco, quien leerá poemas traducidos por él, de su libro inédito titulado Aproximaciones. Su presentación estará a cargo de la doctora Diana Valencia. El jueves 3, el escritor Donato Ndongo, de Guinea Ecuatorial, dará la conferencia titulada “Literatura hispanófona en África”. Su presentación estará a cargo del doctor Roger Zapata. Finalmente, el viernes 4 participará la escritora nicaragüense Claribel Alegría, quien leerá parte de su poesía. Su presentación estará a cargo de la escritora Laura Hernández. Todas las conferencias serán a las 17 horas en el salón número 2 de la FIL. También el 2 de diciembre, a las 18 horas, se realizará el evento “Filandones, voces que palian el frío”, con los escritores españoles Juan Pedro Aparicio, Luis Mateo Díez y José María Merino. Los filandones eran reuniones en torno al fuego en las gélidas noches de invierno en Castilla y León; la crudeza de las tierras del noroeste de España se combatía con la celebración de estos encuentros, en los que los vecinos se contaban historias cortas, fruto de la tradición oral. La Junta de Castilla y León (http://www.jcyl.es) revivirá en la FIL Guadalajara esta tradición en la voz de estos autores, tres de las más sobresalientes voces del actual panorama literario español, quienes unirán su imaginación literaria y extraordinaria capacidad narrativa. El grato intercambio de historias, que estos tres autores despliegan con sutileza y magistral expresividad, ha deleitado ya al público de distintas ciudades españolas y americanas, como Ciudad de México o Nueva York, y ha logrado siempre contagiar su entusiasmo y la fuerza de sus narraciones. Los filandones también formarán parte del programa “Ecos de la FIL”. Los filandones serán precisamente un abrebocas de la presencia de Castilla y León como invitada de honor en la FIL 2010. Esta comunidad española ya estuvo presente el año pasado y lo estará en 2009 con un stand de 108 metros cuadrados en el que tendrán cabida las firmas asociadas al Gremio de Editores de Castilla y León (http://www.librocyl.com). La actividad de los filandones forma parte del esfuerzo de la comunidad por promover sus valores culturales en la FIL. El acuerdo, firmado este 19 de octubre entre la consejera de Cultura y Turismo, María José Salgueiro, y el presidente de la FIL, Raúl Padilla López, con la presencia en el acto de la directora de la FIL, Nubia Macías. Será una oportunidad para Castilla y León de promocionar internacionalmente uno de sus mayores patrimonios, su lengua, y con ello potenciar el tejido cultural e industrial vinculado a ella. Los representantes de Castilla y León anunciaron en el acto que su presencia en la 24ª FIL Guadalajara —que tendrá lugar del 27 de noviembre al 5 de diciembre de 2010— se concretará en un pabellón de 1.705 metros cuadrados, en el que se reunirá las novedades editoriales de la región y se concentrará algunas de las actividades académicas y culturales programadas por la junta. Alrededor de cincuenta editores de la comunidad llevarán a la FIL su catálogo de publicaciones, mientras que casi un centenar de escritores, académicos y otros profesionales del mundo de la literatura y la edición participarán en los sesenta actos literarios y académicos previstos, como las lecturas públicas, las presentaciones de libros, los homenajes, los coloquios, las conferencias y seminarios. La obra de Miguel Delibes, uno de los nombres más destacados de la narrativa española, gozará de una atención especial en el programa de actividades y será objeto de análisis y reconocimiento por los distintos representantes del mundo del libro. También estará presente la trayectoria literaria de otros autores de la región reconocidos con el premio Cervantes, como Jorge Guillén (1976), Gonzalo Torrente Ballester (1985), Francisco Umbral (2000), José Jiménez Lozano (2002) y Antonio Gamoneda (2006). Además, la comunidad promocionará otros de sus valores culturales, desde su patrimonio histórico y artístico, a su riqueza natural y paisajística, pasando por su gastronomía o sus vinos. Durante nueve días Castilla y León estará presente no sólo en el recinto de la FIL, sino también en los museos, centros culturales, galerías, teatros y calles de la ciudad jalisciense, a través de una programación coherente que le permitirá mostrar en el mayor escaparate literario del mundo en lengua castellana sus industrias culturales, sus autores, sus artistas y sus profesionales científicos y académicos. Durante nueve noches, la comunidad dará a conocer lo mejor de sus artes escénicas en la Explanada de la Feria y, en otros foros y espacios de la ciudad de Guadalajara se sucederán distintas propuestas culturales, como proyecciones audiovisuales, exposiciones y otras disciplinas artísticas. Las editoriales de la región presentarán su catálogo de publicaciones y tendrán la oportunidad de abrirse a nuevos mercados exteriores, fundamentalmente en Iberoamérica y Estados Unidos. Desde 1993, la Feria de Guadalajara acoge a un país o región como invitado de honor. Castilla y León se suma así a una larga lista en la que ya figuran países como Italia, Cuba, Canadá, Argentina, Brasil o Colombia, además de comunidades como Cataluña y Andalucía. Castilla y León tomará el relevo de la ciudad de Los Ángeles, que protagoniza la edición de este año. Y aunque la FIL Guadalajara dará inicio el 28 de noviembre, ya se han iniciado actividades alternas que tienen como objetivo preparar el ambiente de fiesta que sumirá a la ciudad jalisciense. Un tema original a ritmo de hip hop, creado especialmente para la campaña por los artistas tapatíos Bodka 37 y Mush.K, ya se escucha en las calles de Guadalajara mientras que los transeúntes reciben entradas gratis. Igualmente, desde este 20 de octubre y hasta el 22 de noviembre se ofrecerá un karaoke en diversos puntos de la ciudad. Asimismo, del 26 de octubre al 13 de diciembre las librerías de Guadalajara acercarán a los lectores los títulos y novedades de los escritores que estarán presentes en la FIL, como el turco Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura, quien abrirá el programa literario de la feria (http://www.letralia.com/217/0827fil.htm), o los mexicanos Carlos Fuentes y José Emilio Pacheco, el ruso Vladimir Sorokin, la chilena Isabel Allende, el argentino Marcelo Birmajer, los colombianos Darío Jaramillo y Laura Restrepo, los españoles Rosa Montero, Espido Freire y Luis Mateo Díez, entre otros. En total Guadalajara recibirá a más de quinientos autores de 35 países, muchos de los cuales ya están presentes en la ciudad a través de sus páginas en las librerías De Cristal, EDUCAL del Hospicio Cabañas, El Sótano, Gandhi, Gonvill, Ítaca, José Luis Martínez-FCE, Porrúa, Siglo XXI Editores y Universitaria. Fuente: FIL *** España digitalizará 1.350 obras sujetas a derechos de autor La Biblioteca Nacional de España (BNE, http://www.bne.es) digitalizará 1.350 obras sujetas a derechos de autor, que a partir del próximo 30 de noviembre estarán disponibles en la Biblioteca Digital Hispánica (BDH, http://servicios.bne.es/BDH/index.htm) a través del proyecto Enclave (http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigital/enclave/index.html), con el que los editores podrán hacer más visible su catálogo. Cerca de noventa editoriales grandes, medianas y pequeñas se han sumado a este proyecto con una aportación de veinte títulos que el usuario de la BDH podrá consultar, ojear y comprar, a través de canales de distribución digitales y a un precio previsiblemente más bajo que el de la edición en papel, sujeto a la política comercial de cada editor. Esta iniciativa, cofinanciada por la BNE y la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE, http://www.federacioneditores.org), y subvencionada por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (http://www.mityc.es), es el “primer proyecto I+D+i” de la Biblioteca y está ligado “a la nueva problemática de oferta digital de obras sujetas a derechos de autor”, según explicó la directora de la institución, Milagros del Corral. Presentado en Liber (http://www.ifema.es/ferias/liber/default.html), la gran feria del negocio editorial, el proyecto Enclave pretende “disipar las angustias existenciales de muchos editores y contribuir al desarrollo del sector emergente de la e-distribución”, en palabras de Del Corral, una vitrina para los editores y un servicio nuevo para los 700.000 visitantes mensuales de la BDH. El usuario podrá acceder a estas obras a través de la página web de la Biblioteca en la que además de una ficha de “datos ricos” —la cubierta del libro, el sumario, el índice y páginas seleccionadas por el editor— se encuentran registradas todas las palabras del libro para que el lector “pueda ver si le interesa o no la obra”, explicó. En caso de querer profundizar en la obra, el siguiente paso se encuentra en la plataforma de distribución, en la que cada editor pone sus propias condiciones comerciales, que permite ojear el libro y comprarlo en soporte digital o en papel. La digitalización ha dado prioridad a las materias que están mejor representadas en la BNE, precisó Del Corral, pero todas las obras “deben estar presentes en el mercado, para ver cuál es el impacto”. La idea de los editores es sincronizar ambos mercados, pero cada uno establecerá distintas prioridades: Javier Goffman, director del grupo Random House Mondadori (http://www.randomhousemondadori.es), se plantea que cada novedad nazca con su libro electrónico, mientras que Ramón Alba, de la pequeña editorial Polifemo (http://www.polifemo.com), prevé retrasar la aparición del libro digital. Y es que uno de los principales retos de este experimento, en opinión de Alba, es “ver cuál es el papel de las librerías en todo esto, porque va a ser muy difícil mantenerse al margen” y porque espera seguir siendo editor en papel “durante mucho tiempo”. Fuente: EFE ||||| ESPECIAL: PREMIO DE LA CRÍTICA A LA NOVELA DEL AÑO 2008 |||| El pasado 10 de octubre fue entregado en Caracas el Premio de la Crítica a la novela del año 2008, que recayó sobre Un vampiro en Maracaibo, de Norberto José Olivar, con mención para Memorias de la esperanza, de José Sánchez Lecuna. Creado por el portal Ficción Breve Venezolana (http://www.ficcionbreve.org) con el patrocinio del Grupo de Empresas Econoinvest y el apoyo de Cultura Chacao, el nuevo galardón inicia así su andadura con dos excelentes novelas que aportan a la literatura venezolana sus particulares visiones del hecho escritural. Hoy presentamos a nuestros lectores los discursos con los que Olivar y Sánchez Lecuna se dirigieron al público en la entrega del premio. === Exégesis maracucha en Caracas Norberto José Olivar =============== Que un vampiro diga que dios existe puede que suene mal, acaso muy mal, pero que además se dé aires de teólogo y exponga que dios es un individuo de fina ironía, de agudo sentido del humor y de una puntería inaudita, pues se sobreentiende que sus motivos tendrá, piensa uno, pero es lo menos que se espera cuando se ostenta un abolengo en esencia maligno y defectuoso. Sin embargo, estas motivaciones o improvisaciones teológicas tan súbitas, vienen de la estupefacción que sobrecogió a Maracaibo, hace unas pocas semanas, cuando una despiadada centella decapitó a la muy venerada y excelsa patrona de nuestra querida y sanguinolenta playa. Que un rayo impacte sobre una de las imágenes de la Chinita no es cosa de otro mundo, si se considera que hay más de cien distribuidas, estratégicamente, en toda Maracaibo, pero que fulmine a la principal, a la número uno, de entre tantas, a la que vigila, amorosa, su Basílica en mitad del frontispicio y da la bienvenida a los fieles, sí es un asunto de cuidado. Entendiendo la gravedad del caso, su excelencia, monseñor Eleuterio Cuevas, diligente y presuroso, apareció haciendo exégesis de lo que sin duda era, que lo es, un mensaje divino. Dijo, con mucha sobriedad, que se trataba de un llamado a las mujeres del Zulia para que no decaigan en su lucha contra el mal, contra la delincuencia y otras cosas muy feas que las acechan a diario. Escuchado esto, decido poner al final de las palabras de su excelencia un adecuado así (sic), para que se entienda que eso fue justo lo que dijo, y lo que yo escuché de tan incisivo y esclarecido intelecto. Y si casi nada sé de historia, que se supone vivo de ella, pues objetar a este santo varón, que sí sabe de teología, se hacía un acto de necedad flagrante cuando mínimo. Parecía que las extrañezas se cancelaban con las templadas palabras del prudente vicario, pero yo, confieso, tenía dudas y callé. Siete días después —nótese el cabalístico número—, llegaba otro curioso mensaje: unos supuestos forajidos secuestraron la musa del insigne poeta zuliano, Udón Pérez, dejándolo en la más completa soledad. Según las investigaciones que adelantó la policía científica, la musa fue fundida y sacada de la ciudad en una sigilosa operación. Nadie dijo nada, la indignación dejó mudos a los opinadores de oficio, pero yo, modestamente, he descifrado el mensaje que une a estos dos hechos insólitos acaecidos en tan breve lapso. Y voy a develar el misterio en este momento. Veamos: la Chinita y Udón Pérez constituyen dos figuras fundamentales de nuestro delirante regionalismo, acaso faltaría el generalísimo Rafael Urdaneta, pero tumbar El Puente habría sido exagerar la urgencia del mensaje y confundirlo con pulsiones políticas extremistas. Y no es el caso ni la intención. De seguidas, violando el estricto protocolo científico, me pregunto por aquello que no pasó, por ejemplo, ¿por qué la centella no cayó sobre el gran Luis Aparicio?, pero no digamos nada sobre esto, y que el silencio lo diga todo. Sé que son buenos entendedores. Pues bien, en mi criterio, la mensajería divina ha sido bastante clara pese a su eventual extravagancia, pero cada quien tiene sus maneras, y si no juzgué a monseñor por su luminosa exégesis, tampoco haré de censor de estilo del otro. El asunto es simple, obvio, pero incómodo. Empecemos por el poeta, el venerado Udón Pérez, que siempre escribió para los protocolos gubernamentales, para el gamonal de palacio, poemas ditirámbicos de la geografía local, pero con una ausencia absoluta de carácter, de humanidad, como diría Musil, o acaso un delincuente de la poesía si se lo deja en manos de Hermann Broch. Y don Pérez estuvo muy consciente de eso, anoto en su favor, tanto, que se burlaba de quienes se desvivían imitándole. Pero los constructores del santoral local lo han canonizado sin miramientos, sentenciando, además, que ni antes ni después se ha visto un vate más formidable por estos lares vaporosos. De la Chinita mis sospechas son mayores. El cuento de la tablita, acepto, es uno de los mitos más elaborados, que se conozca, en mi querida playa. Y esta idolatrada santa, ha sido cómplice, por omisión, tan quieta y muda, de las marramuncias de tantos politiqueros y gaiteros que se esconden detrás de ella, haciendo negocios y engañando gentes en su nombre y a su gloria. Si al poeta le secuestraron su musa para que callara, el centellazo que decapitó a la Chiquinquirá fue, sin duda, para que hablara. Puede que esta sea la médula del mensaje encriptado en estos dos acontecimientos nada casuales. Sigamos ahora en una tónica más amplia, profundizando su significación, diciendo lo que todos saben y que en mis adentros es lo más desastroso: que sobre estas figuras tan defectuosas —y otras que no he citado—, pero incuestionables, se ha montado un discurso localista que mucho daño le ha hecho a Maracaibo. Es más una fachada que bien se ha usado como tapadera de nuestras deficiencias: el político se chancea en su conuco, sabiéndose incapaz de no ser otra cosa que cola de león, quizás algo de pereza, comodidad, y mucho de vanidad liliputiense. El poeta cuestiona todo lo que no entiende, sospecha del forastero capitalino. Su fidelidad y sus deseos son emular a Udón, a Yepes y a Lossada, como si en ellos se agotara la literatura y el mundo, y ya sabemos que uno siempre cae más abajo de lo que aspira. O el historiador, especie aun más pintoresca (soy uno de ellos) que confecciona sesudos y prodigiosos programas de investigación para hacer de maestros caletreros y comerciantes de baratijas próceres fundacionales, y algunos, buscan sustanciar la perorata secesionista con la que se patalea en los momentos de intensa bravura. La cosa no sería tan mala, créanme, si no fuera por una odiosa sentencia: nadie en Maracaibo puede superar a estos anacrónicos figurones: poetas, políticos, académicos, pintores, músicos, científicos, estamos condenados a la sombra de tan malos modelos. ¿Qué sentido tienen nuestras vidas si no podemos ser mejores que Bolívar y Urdaneta? ¿Qué esperanza tiene una sociedad que no puede superar su pasado, a sus héroes? Esto me lo he pensado desde hace unos quince años, y sólo consigo problemas, y hablo, insisto, de Maracaibo. Es una necedad, un suicidio, que los marabinos sigamos ensalzando un pasado que no existió, nunca hemos sido la Atenas de América, ni del Caribe siquiera. En el pasado no está la felicidad que anhelamos en el presente, el pasado no debe acomplejarnos. Hace poco la ciudad de Maracaibo cumplió 480 años. Ese día, con mucha paciencia, me senté a mirar los canales locales de televisión, y todos, absolutamente todos, apostaban a que la gloria de nuestra playa, de nuestra amada playa, estaba en su inigualable pretérito, pintaban un maracucho que ya no existe, que ni ellos son, una caricatura que insisten, ridículamente, en sostener. Una periodista me escuchó, con paciencia, todo estos “agravios”, y me preguntó, algo molesta y a mansalva, ¿cuándo te vas de Maracaibo? Jamás lo he pensado, acaso cuando me jubile, y si es que tengo cobres, me compraré una casita en alguna montaña andina, pero pagaré fielmente mi suscripción a Panorama y mi abono para las Águilas del Zulia, cuarentonas ya, y aunque no ganen ni uno. Si no tenemos conciencia de lo que somos, de nuestras limitaciones, y de nuestras fortalezas, por supuesto, le dije a la iracunda periodista, difícilmente construiremos la ciudad que deseamos. En fin, me parece que si los marabinos o maracuchos, como sea, seguimos con el lloriqueo que bien funciona de excusa, con el asunto del centralismo, no vamos a llegar a nada. Y si la capital se engolosina en el deslumbramiento de la provincia, pues estamos, entonces, en juego trancado. Y lo que no se mueve, señores, perece. A qué viene todo esto, se estarán preguntando igual que yo, que mientras escribía estas líneas, me decía, pero bueno, no es de literatura la excusa con la que vas, sí, claro, es literatura, pero es que los camaradas de Ficción Breve cuando me llamaron con la noticia de que el Vampiro les había caído muy bien, lo primero que me dicen es que estaban muy contentos de un veredicto que premiaba una novela maracucha, “pa que no digan, después, que las mafias centralistas nos lo cogemos todo”, y bueno, eso disparó todo este vagabundeo playero que ustedes, con buenos modales y paciencia, han aguantado. Pero la culpa no es sólo de ellos, que la es, que me dijeron lo que ya les dije, es que también todo lo que escribo, todo lo que he escrito, es sobre Maracaibo, sobre esa Maracaibo desconocida, oscura, defectuosa, a la que casi nadie quiere, pero que a mí me atrae fatalmente. Al principio quise escribir ensayos historiográficos, pero mis maestros me desautorizaron inmediatamente, entonces me fui a la novela, al cuento, para que me dejaran en paz, y para poder decir las cosas “tal cual como sucedieron”. Todos mis proyectos están ejecutados tras una investigación histórica de lo más tradicional, y si uso la imaginación, no lo niego, lo hago tanto como mis maestros historiadores, lo cual demuestra, para angustia de ellos, no mía, que la historia no es más que un género literario. Hablando de esto, en los primeros meses de este año, 2009, se publicó un trabajo sobre la novela histórica actual. Se hablaba de Falke, El pasajero de Truman y El último fantasma, mi Vampiro quedó a un lado, no es que la autora de este texto lo desconociera, más bien fue que no lo consideró inscrito en ese género. Esto se lo comenté a mi amigo Antonio Isea —ilustre profesor de la Universidad de Michigan—, y me explicó, con detalles, que mi Vampiro no aplicaba según los cánones de la novela histórica. Así que la más “historiográfica” de mis novelas no se ajusta a estas exigencias, y eso que fue trabajada con la obsesión investigativa de los “severos” historiadores aquí mentados. Pero mi despecho ilustra lo que pasa cuando tenemos una idea ya desfasada de lo “histórico”. Renahit Guja, en Las voces de la historia, critica el haber convertido la vida del estado en el centro de la historia, reivindica como historia las voces anónimas, las voces de queja, que no se articulan a la biografía estatal, a la de los superhéroes, pero que sin duda, están en el proceso. Y esas son, precisamente, las voces que estoy intentando que se escuchen en mis trabajos, y que son, en definitiva, quienes nos hacen mucho más universales, quienes nos permiten dialogar con textos y angustias de otras latitudes. También me llama la atención que tanto Vegas, Suniaga y Liendo, autores de las novelas citadas, dijeran que no tuvieron la intención de hacer una novela histórica. Confieso que esa declaración me cogió fuera de base, pero se explica y se entiende por el fastidio que provocan los malos humores de este gremio “científico”, lo que lamentablemente contribuye a la demarcación de las zonas limítrofes que los virulentos historiadores demandan con la literatura. ¡Total!, y como ven, mi gran pesadilla es Maracaibo, de modo que siempre seré un escritor de provincia. No obstante, agradezco a ustedes, gentiles amigos, amables lectores, cruzados de Ficción Breve Venezolana, Econoinvest, Cultura Chacao, y, claro, al honorable jurado de este premio, que hayan legitimado mis desvelos con esta certificación de buena conducta que han extendido a un extravagante vampiro de aguas dulces y contaminadas. Un abrazo para todos y montones de gracias, otra vez. ** Norberto José Olivar njolivar@gmail.com Escritor venezolano (Maracaibo, 1964). Licenciado en historia egresado de la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve), donde también se desempeña como profesor. Ha publicado Los guerreros (1999), El misterioso caso de Agustín Baralt (2000), El hombre de la Atlántida (2003), La ciudad y los herejes (2004), La conserva negra (2004), Morirse es una fiesta (2005), El fantasma de la Caballero (2006), Un cuento de piratas (2007) y Un vampiro en Maracaibo (2008), ganadora del Premio de la Crítica a la Novela del Año 2008 en su primera edición (2009). Su cuento “Monsieur Ismael” forma parte de la antología Las voces secretas; el nuevo cuento venezolano, de Antonio López Ortega (Alfaguara, http://www.santillana.com.ve, 2006). === Escribir un libro es construir un laberinto José Sánchez Lecuna == Quiero agradecer al jurado, Mariana Libertad Suárez, Arnaldo Valero y Carlos Sandoval, el haberme otorgado una mención por mi novela Memorias de la esperanza. A Ficción Breve por haber organizado este Premio de la Crítica y a las demás voluntades que hicieron posible este certamen. A todos mi agradecimiento sincero. Quiero además felicitar a Norberto José Olivar por haber sido el ganador de este Premio de la Crítica por su novela Un vampiro en Maracaibo, deseándole inspiración para seguir escribiendo y éxitos futuros para sus publicaciones. A Leonardo Milla de la Editorial Alfa quien me dio la oportunidad y la suerte de publicar mi novela y a todo su equipo, Ulises su hijo, Carolina, Diana, que, con paciencia e intuición, supo crear una vistosa y original edición de mi novela. Y, finalmente, a Ana María por compartir los densos y arduos días de escritura. * Escribir un libro es construir un laberinto, un laberinto cuyos círculos concéntricos delimitan los contornos de nuestro propio rostro interior, un laberinto construido pacientemente por las heridas y los cansancios del alma y que se parece a las cicatrices labradas en la arcilla de la conciencia, día a día, por la perseverante paciencia del tiempo. Una novela es un relato que se construye a sí mismo como una memoria que se contempla constantemente. Una cierta armonía se impone cuando las imágenes imaginadas se reconcilian con las imágenes creadas por el lenguaje. Es cuando las palabras comienzan a recorrer los meandros del misterio que nos lleva hacia la creación de un espacio, un espacio-tiempo, siempre imaginario, que tiene el privilegio de revelar a la vez el carácter ficticio de la vida y el fondo real de la ficción. ¿Cómo concebir una diferencia entre ambos? ¿Cómo separarlos, la vida y lo que imaginamos de ella? ¿Es la vida realmente lo que imaginamos de ella? ¿Y es lo que imaginamos más real que la realidad?... Confusión y contradicción. Nos enredamos en una paradoja sin salida. Escribir resuelve de alguna manera este dilema. ** Memorias de la esperanza nos habla del nacimiento, del apogeo y de la decadencia de una concepción de la existencia concebida por una familia imaginaria y mítica cuyos padres fundadores, Sixto y Margarita, la pareja primigenia, dan nacimiento a la saga de los sixtinos y de los milpanos, sus descendientes. En esta novela somos testigos del nacimiento del arte y del folklore, de las costumbres y de una cierta tradición cultural, de la poesía y de los encantamientos o las melopeyas de toda tradición, del arte culinario y de la ecología, de la concepción cósmica de la realidad y de la creación de la lectura del misterio de las estrellas, y así a lo largo y ancho de la novela que culmina en la esperanza: esta esperanza que es en el fondo lo que hace que los seres humanos le den un sentido a sus gestos, a sus palabras, a sus vidas y a su muerte. ¿Esperanza para qué? Es justamente la pregunta que me hago a lo largo de la novela. Sin embargo, una respuesta a esta pregunta, una respuesta entre muchas otras, se da en la última línea, con una imagen. Y esta imagen contiene, encierra y abraza toda la historia que está contada y que justifica toda la existencia de este pequeño mundo donde mis personajes han vivido intensamente sus pasiones. La pequeña aldea de Tintorero, donde habitan mis personajes, es una aldea arquetípica y mítica, al igual que la ciudad de Orán de Albert Camus en su novela La peste, al igual que la ciudad de Dublín de James Joyce en su novela Ulises, ciudades que representan igualmente el mundo, contenido en un microcosmos, contenido y continente, que se convierte en una metáfora que explica e implica un sentido de la existencia: Tintorero es el mundo, aquí y ahora. Aldea perdida en medio de una planicie desértica y hostil, imagen del gran desierto que es el mundo donde vivimos, Tintorero es una metáfora de ese espacio/tiempo que ocupamos diariamente, y muy particular y especialmente en América Latina. Sus habitantes son personas simples y complejas a la vez, que crean un universo imaginario, fantástico e igualmente humano, es decir, un universo creado como si la realidad no fuera más que un sueño. Y la realidad no es más que un sueño: un sueño real y maravilloso a la vez. Un sueño esencialmente humano: insignificante y efímero como el Macondo de García Márquez o el Comala de Juan Rulfo. Es por esta razón que nada subsiste al final. De ahí la caída de la Torre de papel que tiene lugar hacia el final de Memorias de la esperanza. De ahí la decadencia. De ahí la destrucción de todo, hasta de la ilusión. Sin embargo, algo permanece y ese algo es inefable..., y es lo que salva Tintorero, que es también el mundo, tal vez el nuestro... Quizás comprendamos de pronto que a pesar de todo el dolor, de todas las pruebas, de lo insoportable, de la agonía y de la ausencia de sentido, siempre quedará para los seres humanos, cómplices y víctimas de un devenir común, un cabo de hilo al alcance de la mano como último recurso para seguir tejiendo la esperanza. *** La literatura trasciende la inmediatez y la literalidad de los gestos de todos los días ya que nos permite crear lazos con los espacios infinitos de la pasión y de la agonía, de la lucha y del sentimiento humano, como ceremonia de un acto religioso y sagrado. Es también el único medio de interpretar el largo silencio de Dios. La literatura es la tierra fértil de la fe donde los hombres vuelven a encontrar su verdadero rostro de la esperanza que los reconcilia con ellos mismos, con los demás, con la vida y con el sufrimiento, porque justifica su razón de ser. Y la escritura es a la literatura lo que el arte es al conocimiento ya que es la única razón de ser de una aventura del espíritu que nos libera del peso de la vida, y de la carga que es la conciencia, para hacernos descubrir nuestra inmensa riqueza ética y nuestra inagotable imaginación, tesoros que compartimos todos como una sola herencia, a la vez particular y universal. La literatura permite ponernos a la escucha de la vida y nos otorga el privilegio de moldear con la arcilla que es el lenguaje una suerte de semblanza del mundo con la que reconocemos lo que somos: apenas algunos granos de polvo, polvo que, con un poco de fe y de buena voluntad, puede hacer reflorecer los ramos de ilusiones del espíritu como si fueran todos un regalo del cielo porque, como lo dijo una vez Augusto Monterroso, “Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso”. ** José Sánchez Lecuna paraguachi00@gmail.com Escritor venezolano (Talence, Burdeos, Francia; 1948). Licenciado en letras, magíster en letras por la Universidad de Bordeaux III (http://www.u-bordeaux3.fr; Burdeos) y doctor en letras por la Universidad París IV La Sorbonne (http://www.paris-sorbonne.fr). Desde 1983 es profesor de literatura occidental y francesa en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), y desde 2002 docente de mitología medieval y análisis de imágenes y arquetipos en textos literarios en el Centro de Estudios Junguianos de Caracas. Fue, también profesor de mitología griega en la Universidad Metropolitana (http://www.unimet.edu.ve; Caracas). Ha publicado las novelas El viaje inefable (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com; 2006) y Memorias de la esperanza (Alfa, http://www.editorial-alfa.com; 2008), finalista del Premio de la Crítica a la Novela del Año 2008 en su primera edición (2009). Ha publicado artículos y ensayos en algunos diarios y también en revistas literarias de Venezuela. Ha desarrollado diversas investigaciones sobre la Edad Media, Dante Alighieri y Marcel Proust. ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| Nelson González Leal, fotografías http://www.fotoleal.com Este escritor y periodista venezolano, algunos de cuyos textos pueden leerse en Letralia (http://www.letralia.com/firmas/gonzalezlealnelson.htm), muestra lo mejor de su trabajo fotográfico en esta página donde, además, se puede conocer su biografía o establecer contacto con él. Las imágenes están clasificadas en galerías sobre momentos específicos o sobre temas más generales, como arquitectura, arte, animales o niños. Periodismo para periodistas http://periodismoparaperiodistas.blogspot.com Blog sobre periodismo que analiza la actualidad del medio orientado a los profesionales del mismo, mediante noticias, reportajes y otros materiales. Aspira a funcionar como una herramienta digital de comunicación y formación continua al servicio de los intereses profesionales de los periodistas de habla hispana. Revista Literaria El Cuervo http://revistaelcuervo.blogspot.com Publicación digital argentina de circulación bimestral que ofrece a sus lectores contenidos en poesía, narrativa, ensayo, crítica literaria, reseñas, artículos, entrevistas, biografías y noticias. El visitante puede leer la revista en la página o descargarla en formato PDF. Acepta colaboraciones por correo electrónico. Materiales de Lengua y Literatura http://www.materialesdelengua.org Esta página reúne información útil para docentes del área. Aparte de textos y enlaces a contenidos de lengua y literatura, ofrece información sobre experiencias, actividades interactivas, citas del Quijote, poesía y otros, así como un aula virtual. Es realizada y mantenida por las españolas Lourdes Domenech y Ana Isabel Romeo, profesoras de lengua y literatura castellanas en secundaria. Sitio oficial del escritor Jorge Palma http://www.jorgepalma.com.uy El escritor y periodista uruguayo Jorge Palma (http://www.letralia.com/firmas/palmajorge.htm; Montevideo, 1961) ofrece en su sitio oficial, además de información biobibliográfica, diversas muestras de su obra que pueden descargarse gratuitamente, y reseñas de las actividades en las que participa, así como enlaces a recursos de interés. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === ¿Ahora, quién cantara los pesares del pueblo americano? =============== === Leopoldo de Quevedo y Monroy ========================================== Quien le cantó a las ruedas sin grasa de las humildes carretas del pobre, se fue en lecho de enferma callada a morar a su tierra amada. No ha habido juglaresa moderna más auténtica que Mercedes Sosa. Desde que la voz salió de su garganta alta no hizo más que cantarle a la sangre, a la vida, al pobre, a la justicia. No se alió por la fama a los poderosos, ni buscó mecenas de dudosa ortografía. Sólo se ocupó de mirar por la barriada, por los abastos, por las calles llenas de miseria y usar su pecho herido para clamar en contra de la injusticia. Su figura y su timbre fuerte calaron hondo por entre radios, entre la multitud que la adoraba, por los campos asolados, por entre fábricas y entre las gentes sin empleo, por entre los bolsos de estudiantes que aprendieron de sus labios a pensar. Allí estaba ella con sus canciones. Le cantó a la gran masa sin banderas, a la vida que se pierde por falta de comida por culpa del despilfarro de los dirigentes. Le cantó a la libertad y prefirió el exilio y dejar sin su compañía a su patria en los tiempos de boyante dictadura. Nos deja su ejemplo en su grito erguido, su fortaleza de mujer con falda larga y cara de india gaucha. Soportó durante cuatro años la inclemencia y el dolor de la enfermedad en su intestino, mas no aceptó las injusticias de su gobierno y la guerra sucia interna que arrancó e hizo desaparecer hijos de su suelo. Se va Mercedes Sosa de este mundo de mentiras y recovecos oficiales. Se va para la región del olvido, de donde sólo llegarán recuerdos buenos. Su cuerpo ya no dará saltos de alegría ni su corazón sufrirá más los sobresaltos del hambre y la indigencia de la gente que de verdad amaba. Esa cantora no cantará más y se hará realidad en toda América que sin su voz “se acaba la vida, la esperanza, la luz y la alegría y quedan solos los humildes gorriones de los diarios. Los obreros del puerto se persignan quién habrá de luchar por su salario. Qué ha de ser de la vida si el que canta no levanta su voz en las tribunas por el que sufre, por el que no hay ninguna razón que lo condene a andar sin manta. Si se calla el cantor muere la rosa, de qué sirve la rosa sin el canto, debe el canto ser luz sobre los campos iluminando siempre a los de abajo”. América quiebra su lira por la muerte de esta cóndor que pasó por los Andes llevando en su pico comida para el alma de tanto desesperado por el hambre, sin vestido, sin perro y sin futuro. Su voz de mujer y madre llegó a todos, y en medio de la tristeza los invitó a cantar sus pesadumbres. Gracias, Mercedes, por habernos alegrado cuando tomábamos una cerveza pensando en el mañana incierto, mientras balas asesinas cruzaban por encima de nuestras cabezas como pasa la mirada de insensibles dirigentes. ¡Qué falta que nos hacés aquí en Colombia, Mercedes hermana! Tú no fuiste argentina a secas, fuiste inca y peruana, fuiste chola boliviana, quechua ecuatoriana, negra africana, olteca mexicana o chibcha colombiana. Cantaste con melancolía los sueños de América sufrida y sin descanso. Fuiste piedra y escándalo, fuiste fiel a tu sangre y tu cuerpo ancho fue el de una campesina, una mujer de pueblo, no una reina de pechos arreglados. Nos queda el eco de tus quejas por una tierra sana, sin odios, sin guerras, con salarios dignos. Nos queda tu estampa de una santa indígena de pie cantándole a la vida. 5 de octubre de 2009, 9:35 am ** Leopoldo de Quevedo y Monroy leoquevedom@hotmail.com Escritor colombiano. Abogado egresado de la Universidad Libre (http://www.unilibre.edu.co) y magíster en Docencia Universitaria por la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). Ha publicado Confesiones de un cura casado (Corredor, 1999), El anteproyecto y el proyecto de investigación, los poemarios Versos sacros y profanos (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2005) y Cotidianidad en Re-verso (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2006) y diversos materiales en el diario El Tiempo (Cali) y la revista Plenilunio. Ha participado en eventos literarios como la “Hora de la Poesía” en la Feria del Libro en Bogotá (2005), el V Festival Internacional de Poesía en Cali, la XI Feria del Libro Pacífico y otros. === Literatura y violencia ================================================ === Algunas reflexiones desde los ojos de un niño ========================= === Antonio María Flórez ================================================== Conferencia dictada en el Colegio Mayor Penyafort de la Universidad de Barcelona el día 20 de abril de 2009, en el marco del evento “Miradas: arte y violencia en Colombia”. I Veo el problema de la violencia en Colombia y el mundo hoy, con esos mismos ojos de estupor del niño anonadado que vio los cadáveres mutilados de las 39 víctimas de la famosa masacre de La Italia, ocurrida en Marquetalia (Caldas) a mediados de los años 60. Perpetrada por el famoso “Capitán Desquite”, ella tuvo móviles eminentemente políticos, y su objetivo era cobrar venganza contra la fanáticamente conservadora Marquetalia de ese entonces en la que había sido asesinado un funcionario liberal. Tal vez la cifra de muertos ahora no resulte tan escalofriante como en aquellos tiempos, es cierto. Desafortunadamente el país se ve sacudido en la actualidad, con dolorosa frecuencia, por horripilantes matanzas que lo tienen anestesiado. Pero eran otros tiempos, y el hecho de que las víctimas fueran ajusticiadas a “garrote vil”, rematadas a machete y puñal, siendo liquidadas algunas de ellas con el fatídico “corte de franela”, no dejó de producir su doloroso impacto en la población y el país, hasta el punto de que La Patria la calificó como “una masacre sin antecedentes en la historia colombiana”. Por supuesto, ante mis inocentes ojos infantiles, aquel hecho, aparte de impactarme, me dejaría marcado para siempre. Véase en el poema “La Italia”, del libro El poeta en su estatura, mi desgarrada visión de aquel hecho: Por aquellos tiempos de la infancia las montañas milenarias de mi pueblo acogieron dócilmente las semillas de los sembradores de odio, escondidos bajo los guaduales sombríos a la espera de la hora escrita en sus ojos somnolientos. Fue al alba, al borde del camino, como en un sueño podrido de serpiente mordiéndose la cola envenenada. Su canto de fusiles y machetes fue la cosecha de mi niñez de asombro en La Italia cenicienta de agosto. La muerte por el suelo y la sangre coagulada en el polvo de la mañana. ... No, nunca podré olvidar, el dolor de los huérfanos y de las viudas, el sinsentido del odio, y el pasmo del tiempo ausente en mis pequeños huesos de poeta herido creciendo hasta su estatura plena de cordillera rota. Y esos hechos me dejaron señalado perennemente, porque desde ese momento entendí que esa —la violencia, la barbarie— no era, ni es, la mejor vía para la solución de los problemas entre las personas, sea cual sea la causa del diferendo o la disputa. Pocos meses después de aquel espeluznante hecho, Desquite fue abatido en una emboscada en Venadillo (Tolima), y Gonzalo Arango, el poeta nadaísta, a raíz de ello, escribiría en La Nueva Prensa un deslumbrante texto del que extraigo unos fragmentos: Lo mataron porque era un bandido y tenía que morir. Merecía morir, sin duda, pero no más que los bandidos del poder. Con un ideal, esa fuerza cósmica invertida en el crimen se habría podido encarnar en un profeta, en un santo o en un líder... Sin ningún ideal, no pudo ser sino un asesino que mata por matar. Destruir era su misión creadora. Se había hecho guerrillero siendo casi un niño: no para matar sino para que no lo mataran, para defender su derecho a vivir... En adelante... este niño no tendrá más ley que el asesinato. Su patria, su gobierno lo vuelve asesino, le da una sicología de asesino. Seguirá matando porque es lo único que sabe hacer: matar para vivir (no vivir para matar). Y concluía con un suplicante llamado a la dignidad, a la vida, pero también con una estremecedora amenaza, que por desfortuna se sigue haciendo realidad: ¿No habrá manera de que Colombia en lugar de matar a sus hijos los haga dignos de vivir? Si Colombia no puede responder a esta pregunta, entonces profetizo una tragedia: “Desquite” resucitará, y la tierra volverá a ser regada de sangre, dolor y lágrimas. Hasta mediados de los años 70, la “violencia” colombiana tenía un significado causal y temporal preciso: era “el conjunto de actos de fuerza, generalmente atroces, cometidos al amparo de motivaciones predominantemente políticas y partidistas”. Sin embargo, el incremento de la violencia en los años 80 y 90, en todas sus formas, hizo pensar en una “nueva violencia”, que fue entendida como una “forma anómala de establecer las relaciones y de afrontar los conflictos recurriendo a la fuerza, a la agresión sicológica o al abandono, todo ello con el ánimo de debilitar o destruir a los demás, dando como resultado la muerte, la disminución de la capacidad física, del desarrollo humano o de toma de decisiones de la víctima”. II Vemos así cómo el homicidio es la primera causa de mortalidad en Colombia, suponiendo el 24,6% de toda la carga de enfermedad y muerte (ocho veces más que en América Latina y 19 veces más que en el resto del mundo). En la década del noventa del siglo pasado hubo en Colombia más de 200.000 homicidios, cifra igual a la total de los años 40 y 50 juntos. Entre 1999 y 2005 hubo 162.153 homicidios. Del 2005 al 2008, se han contabilizado cerca de 45.000. En 1994 ocurrieron en el país, en promedio cada día, 73 homicidios, 4 suicidios y 4 secuestros, llamando la atención el aumento en el número de homicidios y la sevicia con que se ejecutan muchos de ellos. En 1997 los datos no eran menos escalofriantes: a esos 31.806 homicidios ya señalados, se sumaron 46.367 lesiones personales, 74.550 hurtos simples, 29.089 hurtos de automotores, 674 hurtos a entidades financieras, 2.939 actos de piratería terrestre, 1.537 acciones terroristas, 1.986 secuestros y 363 asaltos subversivos. En el año 2000, aparte de los 26.540 homicidios comunes registrados, debemos consignar 33.135 hurtos de vehículos, 412 hurtos a entidades financieras y 18.329 hurtos a las personas. La Policía Nacional registró en 1975: 5.788 asesinatos; en 1991: 28.284, en 1996: 26.664, en 1997: 31.806 víctimas, y en el año 2000: 26.540 homicidios comunes. Estos datos suben en el 2002 hasta 28.534 y desde ahí empiezan a descender paulatinamente hasta los 18.888 de 2004, los 17.331 de 2005, los 14.787 de 2007 y los 14.138 de 2008. Lo preocupante es que los homicidios significan el 47% del total de muertes en el país en el 2007 y el 48% en el 2008, y que el porcentaje de muertes por causa del conflicto armado ha pasado del 7,5% del año 1999 al 19,16% del 2008. Pero lo más preocupante aun es que los hombres jóvenes son las víctimas más frecuentes de esta forma de violencia. En 1995, el 34,6% de los homicidios fueron de personas de 15 a 24 años; el 32,7% lo fueron en personas de 25 a 34 años, con un total de 67,3%. En el 2000 esas cifras se mantenían constantes, al igual que en el 2008. III Considero que el fenómeno de la violencia en Colombia no es sólo un problema de política, de economía o de salud pública, es un hecho que trasciende la dimensión social del sujeto, es un conjunto de hechos que afectan la congruencia de la acción del sujeto con la naturaleza de su condición humana. Tampoco podríamos decir que sea un problema de estética, o que afecte a la obligación del creador en su condición de tal. No, en fin, pienso que es más bien un problema de ética, de responsabilidad positiva en el accionar del sujeto, de actitud ante la vida, de respeto a sí mismo y a los demás. Pero, además, hay que reconocer que entre los seres humanos hay más similitudes que diferencias, muchas más de las que pudieran señalar los seudonacionalismos recalcitrantes y que hay una serie de valores positivos y universales que están por encima de los diferendos étnicos y los distintos enfoques culturalistas. Decía que esto es más un problema de ética que de estética, y voy a explicar un poco por qué. Es claro que los seres humanos somos violentos y lo hemos sido desde siempre porque esto ha estado ligado a la lucha por la supervivencia individual y de la especie. No nos engañemos, no pensemos que esto es sólo de ahora. Como decía Fernando Savater: “La violencia es un medio y también una forma de expresión”. Esto último sería “la afirmación de un grupo y de una forma de vida. Si fuera simplemente un medio se podría arreglar; cuando la violencia es puramente instrumental; cuando sirve para llegar a algo, de algún modo o de otro es controlable. El problema es cuando la persona se realiza en la expresión de la violencia, cuando pone una bomba para demostrar que él ama mucho a su patria, el matar gente es el testimonio de la importancia, de la seriedad con que tomo las cosas”. Y agrega más el filósofo vasco: “Este tipo de terrorismo que utiliza la violencia como medio expresivo, como medio de autoafirmación, etc., y que no quiere nada concreto o imaginable, o que quiere cosas que pertenecen al reino de la utopía tan remota que verdaderamente es como si no quisiera nada, esta violencia es la más difícil de controlar porque no hay nada que darle, no se sabe qué darle a esa persona, qué se le puede dar para que deje de hacer algo que le hace sentir vivo”. En ese sentido es que debemos recurrir a la ética, pero el problema es que es muy difícil que ella nos señale otra cosa diferente a “que lo humano reconozca lo humano, de que el hombre, cada individuo —como dice Savater— sea tratado como un fin en sí mismo, no como un instrumento, que se respete la autonomía de los otros, que se respeten los planes de vida de los demás, que sea mejor la veracidad que la mentira, la solidaridad que la exclusión”. A raíz de los atentados sobre Nueva York y Washington del 11 de septiembre de 2001 muchas son las reflexiones y opiniones que se suscitaron en todo el mundo sobre las causas de estas bárbaras expresiones del terrorismo globalizado. Para el periodista Toni Negri “el terrorismo es una enfermedad esencial del sistema”, un sistema caracterizado por una visión mercantilista del mundo, maniqueo, que valora más lo material que lo espiritual, donde lo que prima es la tiranía de los mercados. “El capitalismo globalizado está enfermo de la violencia y la miseria que genera”, es más, abunda Negri, “Bin Laden y compañía, así pues son unas criaturas o más bien una enfermedad esencial del sistema”. Pero, ¿desde cuándo y de dónde viene esto? Osvaldo Bayer dice que “todo es muy irracional. ¿Cuántos siglos necesitó el hombre para llegar a esto? Acompañado por sus religiones. Una que les metió el miedo y les hizo arrodillar y adorar a madres vírgenes mientras quemaba en hogueras a hombres y mujeres incoercibles y enviaba tropas cruzadas a quien no creía en lo que dictaban sus evangelios. La otra, que retiene al ser humano con aquello que ya todo está escrito y aun hoy sigue humillando a la mujer hasta el extremo de esconderla y reducirla a la oscuridad”. El profesor John Hoffman, maestro de teoría política en la Universidad de Leicester y autor de Beyond the State: An Introductory Critique, y citado por la mexicana Adriana Díaz Enciso, hace una distinción entre violencia política y terrorismo. Mientras que la primera le parece aceptable cuando la libertad de un pueblo está comprometida, el terrorismo, en su opinión, de hecho, debilita los procesos de liberación. “Fundamentalmente, el terrorismo surge cuando la gente es incapaz de ponerse en el lugar del otro”, afirma y añade que es más probable que esto suceda cuando el mundo vive en sociedades tan distintas, donde la desigualdad marca divisiones tan profundas que resulta prácticamente imposible imaginar cómo puede ser la vida del otro. “La diferencia es parte de la sociedad y debe ser celebrada. Pero hay que evitar que la diferencia se convierta en división”. Sin embargo, para Samuel Huntington, el mundo no está progresando hacia un sistema global único, sino que está atascado en un “choque de civilizaciones”, es decir que la violencia, el terrorismo, en el mundo contemporáneo, se explican no sólo por las desigualdades sociales y económicas, sino también, y sustancialmente, por esa confrontación de culturas, por esa falta de diálogo y de ignorarse mutuamente las civilizaciones prevalentes en el mundo de hoy. Pero a eso, además, para tener una visión más completa, hay que agregarle la perspectiva de Michael Clare, quien afirma que la nueva geografía de los conflictos internacionales está organizada en función de la preocupación que tienen las grandes potencias por el acceso a los recursos globales, por la adquisición o la protección de suministros de energía. Esa reconfiguración de la cartografía de los conflictos con base en la localización de las principales fuentes energéticas y de riqueza, también está influyendo en la geografía de los conflictos actuales y próximos futuros. La lucha por el control del petróleo, del gas, del carbón, del oro, los diamantes y las esmeraldas, de las zonas boscosas y del agua, serán la razón de ser de muchas de las expresiones de poder y de violencia inmediatos. IV No es, pues, un problema meramente de estética de lo que tratamos. Pero una cosa es el terrorismo, la violencia, y otro asunto es la literatura, las artes en general. Quiero decir, que no pienso que desde las artes se pueda solucionar este asunto, ni instrumentalizar la literatura para estos fines. No creo en la militancia artística. No creo, ni comparto el arte sometido ideológicamente, sin que eso no me permita valorar y apreciar algunos logros obtenidos al calor del compromiso político del artista, valorado por su calidad, por sus aportes al progreso estético de la humanidad, lo que llamaría Seamus Heaney como “la relación entre el impulso lírico y la responsabilidad social”, pero no por los beneficios que pueda generarle a una causa política, o social, o religiosa, o del tipo que sea. En ese sentido comparto con el catedrático de filosofía de la Universidad de Extremadura Isidoro Reguera, su posición de que el intelectual, el creador, no tiene (ni debe tener) un compromiso ante la violencia diferente al del ciudadano común. “El intelectual de los compromisos especiales, del sentido del deber heroico y privilegiado, es el intelectual de otra época de revoluciones e ideologías, que creía —incluso sinceramente— que tenía algo que decir, y a quien seguía la gente. Las grandes razones y principios —éticos, políticos o como fuera—, que entonces invocaba y parecía encarnar, y con los que podía servir de ejemplo y conmover al público, pertenecen a la ficción del paraíso perdido. Hoy nadie puede creer en ellos, ni en nada de eso, por suerte... Hoy no hay principios universales, sino intereses personales o de grupo, a la hora de establecer valores...”. Fernando Aramburu, el escritor vasco afincado en Alemania y reciente premio de la Academia Española de la Lengua por su libro Los peces de la amargura, en su discurso de recepción del galardón, afirmó sobre la obra que ella supuso para sí, “no sólo una opción moral asumida voluntariamente, sino también y sobre todo una opción artística. Soy poco inclinado a tratar de conducir al prójimo, mediante artefactos verbales, por la senda de la santidad. No me consta la existencia de un código moral al que hayan de sujetarse los escritores en el desempeño de su labor literaria. Dicho de otro modo, la circunstancia de que un escritor sea un hombre de paz, respetuoso con sus congéneres, no garantiza la excelencia artística de sus obras, como tampoco la excluye el hecho de que él vaya por ahí cometiendo ruindades. Nadie está legitimado para exigir al escritor una conducta determinada, no digamos una determinada fe”. No obstante, el creador, pero siendo considerado como un individuo perteneciente a un conglomerado social, la persona como tal, sí que puede hacer algún aporte, contribuir con algunas de sus actitudes vitales, con sus reflexiones, a que la gente sea crítica, tome conciencia, cambie de actitud. No obstante, Aramburu, en el discurso que antes mencionábamos, va un poco más allá y señala que “...un escritor no es, se diga lo que se diga, un ciudadano común y corriente, o al menos no lo es a la manera como sabemos que son los otros profesionales:... Para empezar, emplea un instrumento, la lengua, de propiedad colectiva... El hombre no sabe ser sin lenguaje, una característica suya que lo hace desde la infancia vulnerable a la manipulación y el adoctrinamiento”. Y dice más sobre esa responsabilidad del artista, “También el escritor... interviene en los hábitos lingüísticos y en los modos de pensar de los ciudadanos de su época y acaso de los del porvenir. Poco puede en apariencia hacer un escritor, con el solo ejercicio de la palabra escrita, para introducir cambios y mejoras en la realidad; pero en su mano está, no obstante, analizarla y reproducirla en sus libros, dejando de ella su descripción particular, sazonada de palabras más o menos perdurables, de pensamientos, de refutaciones, de imágenes y de todos esos recursos con que él elabora comúnmente su arte cuando no le falla el talento”. Sin embargo, lo que es la solución de los problemas de fondo no está en manos del artista, del literato, del intelectual, está en buena medida en las manos de los que detentan el poder, de los que manejan los resortes de las decisiones políticas, sociales, económicas. Alejandro Jodorowsky, el insigne creador chileno afincado en Francia, en una entrevista concedida a la revista Número (Nº 23), afirmaba que “La violencia es esencial para el arte. En el mundo hay mucha violencia, pero la gente no puede atacar al mundo en sí, y entonces va al cine y critica el contenido violento de las películas. No entiende que la violencia del cine es una catarsis de la violencia mundial, y que si el arte no es fuerte, no es arte. Y hay otra cosa: no hay que confundir la violencia con la fuerza del universo”. Idea que comparte de alguna manera el poeta argentino Jorge Boccanera al afirmar que “La época determina una estética; se escribe sobre lo que pasa, pero más que nada se escribe desde un lugar que es alternativamente la bronca y la impotencia, la indignación y el miedo, la calle y el papel, la confianza y la incertidumbre”. Yo no pienso tanto que la violencia sea esencial para el arte, más bien considero que desde la violencia se puede hacer, eso sí, literatura, arte, y de altísima calidad. Y los ejemplos en la historia de la humanidad son abundantes y harto elocuentes. No es sino señalar el Guernica de Picasso, Guerra y paz de Tolstoi, y los miles de otras obras creadas en distintas épocas y países, sobre ese tema recurrente, consustancial al ser humano. Y en Colombia también tenemos nuestros ejemplos señeros: esa magna obra pictórica que es La violencia, de Alejandro Obregón, la última serie del pintor Fernando Botero sobre Abu Ghraib; buena parte del cine de Sergio Cabrera o de Víctor Gaviria; igualmente, algunas de las más importantes novelas colombianas del siglo XX, muchas de ellas tocan el tema de la violencia: La vorágine, de José Eustasio Rivera; La casa grande, de Álvaro Cepeda; El día señalado, de Manuel Mejía Vallejo; Cóndores no entierran todos los días, de Gustavo Álvarez Gardeazábal; Un leopardo al sol, de Laura Restrepo; La Virgen de los Sicarios, de Fernando Vallejo; Rosario Tijeras, de Jorge Franco; Saide, de Octavio Escobar; Toque de queda, de Adalberto Agudelo; Pensamientos de guerra, de Orlando Mejía; Los ejércitos, de Evelio José Rosero, sin olvidar buena parte de la cenital obra de García Márquez, desde Cien años de soledad a Diario de un secuestro. También mi obra se ha visto impregnada por el tema (El poeta en su estatura o Desplazados del paraíso), pero, insisto, la obra de arte surge por ese hecho o de ese hecho, la violencia, mas no es esencial ese suceso para que surja la obra de arte, que está sometida a otras variables y condicionantes. V En su ensayo Lo que está en juego en Colombia, el polémico intelectual de Padua, William Ospina, reflexiona sobre el origen y sentido de nuestras guerras actuales de Colombia y concluye que “Colombia sigue siendo una sociedad llena de riquezas pero llena de exclusiones y de privilegios, que posterga siempre a sus ciudadanos, donde se gobierna siempre en función de unos cuantos caballeros de industria pero se espera que sólo el pueblo dé la vida por las instituciones, donde falta un orden de prioridades en el cual lo primero sea la educación y la dignificación de la comunidad, donde falta un esfuerzo de cohesión y de equilibrio social que permita aprovechar esas riquezas en función de su propia gente, donde se siente cada vez más dramáticamente la falta de una nueva dirigencia orgullosa y generosa que sepa inscribir a su país en el mundo sin servilismo y sin simulación, sin las postergaciones de la mentalidad colonial, conociendo el país y valorando sus singularidades y su indudable originalidad”. Y sigue, más abajo, reflexionando sobre nuestro papel como individuos en el devenir futuro de nuestra nación en función de nuestra relación con los demás y nuestra visión de nosotros mismos: “Nuestro mundo parece más amplio, pero no somos capaces de entender a nuestros vecinos. Tal vez las guerras también se deban a eso, y en la transformación de nuestro destino no todo depende de negociaciones políticas y de las constituciones; tal vez llegue a tener algún peso la mirada que arrojamos sobre nosotros mismos, el pequeño pero hondamente significativo giro de dejar de sentirnos en la periferia y en un tiempo rezagado, de empezar a sentirnos en el misterioso y apasionante centro del mundo, en el urgente y decisivo corazón de la historia”. Pero el papel del intelectual, del creador, en este caso concreto, del literato, pasa también por el objeto en el que cobra sustancia su obra: el libro. En él se vierte buena parte del deseo del lector de seguir conspirando, donde puede expresar sus sentimientos y pensamientos sin miedo al ridículo y “una meditada lección de experiencia histórica”, según el poeta granadino Luis García Montero. Dice Juan Luis Mejía que la solución a los problemas que sufre el país no es la vía armada, que se niega a aceptar esa vía como la solución a los conflictos sociales, a la injusticia que vive el país. En ese sentido comparto su posición y me adhiero a su afirmación de que: “La cultura puede ser un punto de convergencia, tal vez el único neutral en donde en este momento Colombia puede empezar a buscar un nuevo camino. Su gran reto es contribuir a resolver civilizadamente el conflicto”. Más que en modelos, como él, creo en actitudes. Y si no cambiamos en esto, si no asumimos la vida con un claro compromiso ético, de respeto a los demás, seguramente seguiremos sufriendo el flagelo de la violencia y se seguirá cumpliendo la dura y desgarrante premonición de Gonzalo Arango: “ ‘Desquite’ resucitará, y la tierra volverá a ser regada de sangre, dolor y lágrimas”. Algunos textos consultados • FLÓREZ, A. Antes del regreso. Poemas. Fondo Editorial Delegación de Cultura Ayuntamiento Don Benito. Don Benito, 1996. • ARANGO, G. “Desquite”. La Nueva Prensa, 14 de abril. Bogotá, 1964. • Ministerio de Salud, Corporación Salud y Desarrollo. Violencia en Colombia: retos y propuestas desde el sector salud”. Dirección de Promoción y Prevención Minsalud. Santafé de Bogotá, 1997. • SAVATER, F.; MEJÍA, J.L.; GAVIRIA, D. Ciudadanos para el próximo milenio (memorias seminario). Ateneo Fondo Editorial, Medellín, 1998. • Fundación Seguridad y Democracia. Balance de la confrontación armada en Colombia 2002-2008. Documento PDF en la red. Bogotá, 2008. • Instituto Nacional de Medicina Legal. Informe anual 2008. Bogotá, 2009. • NEGRI, T. Europa y el Imperio, 2005. • BAYER, Osvaldo. Declaraciones de prensa. • HOFFMAN, J. Beyond the State: An Introductory Critique, 1995. • HUNTINGTON, S. El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, 1996. • REGUERA, I. Documentos del Congreso de Filosofía Joven de Cáceres. • ARAMBURU, F. Discurso para la Real Academia de la Lengua Española, 2009. • JODOROWSKY, A. Revista Número. Nº 23. • OSPINA, W. Lo que está en juego en Colombia. ** Antonio María Flórez antonioflorez@aolpremium.com Poeta y médico colombo-español nacido en España (Don Benito). Fue miembro del Consejo Departamental de Cultura de Caldas. Creó la Semana de España de Manizales y la revista Aurocarbónica. Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, danés y catalán. Ha obtenido más de treinta premios literarios, algunos de alcance continental, como el Premio Latinoamericano de Poesía "Fundación Givré" (1980 y 1990), el Flor de Oro del Café Juegos Florales de Manizales (1993), el Premio Nacional de Poesía "Euclides Jaramillo Arango" (1999), el Premio Editorial Manigraf de Poesía Inédita (2000), el Premio de Literatura Instituto Caldense de Cultura (2001) y la Beca a la Creación Literaria de la Junta de Extremadura (1997 y 2003), entre otros. Ha publicado El círculo cuadrado (1987); Zoo (poemillas de amor antiecológicos) (1993 y 1994); Antes del regreso (1996), La ciudad (2001), y El arte de torear (2002), y ha aparecido en diversas antologías de cuento y poesía. === El decreto cambia nombres José Hermoso Sierra ==================== “Que Mario Briceño Iragorry regaló el 19 de diciembre de 1927, en un acto de lisonja al dictador Juan Vicente Gómez, la mesa donde El Libertador firmó la Proclama de Guerra a Muerte, como lo denuncia el francés Francis Benet en su obra Guía general de Venezuela, publicada en 1929. Hecho que puede considerarse como traición a la Patria por atentar contra el patrimonio histórico”. Así reza en alguno de sus “considerandos” el decreto número 277 emanado de la gobernación del estado Trujillo, en manos del gobernador Hugo Cabezas. Por supuesto esto es un acto autónomo del gobernador, que creo perfectamente legal pero irrespetuoso hacia la opinión pública. A través de ese decreto “dado, firmado, sellado y refrendado, en el despacho del Poder Ejecutivo del Estado Trujillo, a los treinta (30) días del mes de julio del 2009, año 199º de la Independencia y 150º de la Federación y 11º de la Revolución Bolivariana” se cambia el nombre de la Biblioteca Pública Central de la capital de Trujillo que hasta ese momento era don Mario Briceño Iragorry por el del doctor y general Antonio Nicolás Briceño. No es mi interés discutir los méritos y desméritos de uno u otro personaje que sin dudas lo tuvieron. Quiero aludir al citado decreto, el cual merece observaciones críticas con relación a la forma en que fue redactado. Leamos: (Considerando) Que Mario Briceño Iragorry fue director de Política y por ende de la terrorífica represiva policía política: La Sagrada del dictador Juan Vicente Gómez, policía terrorista que violó los derechos humanos del pueblo venezolano, principalmente de los estudiantes y que utilizó en las cárceles los cepos, grilletes y grillos para aniquilar millones (subrayado mío) de vidas. Así como defensor de la Leyenda Dorada. ¿Millones de muertos? ¿Quién asesoró al gobernador para escribir esta absurda aseveración? Millones de muertos hubo en el holocausto de los judíos, en las guerras mundiales, pero, ¿millones de muertos en la época de Gómez? Yo creo que más muertos ha causado la delincuencia desenfrenada que nos aterroriza día a día que el gobierno de Gómez. La guerra de independencia dejó 800 mil muertos entre 1811 y 1825, y el gobernador manda a escribir “millones de muertos”. Con relación al “considerando” que de Cabezas encabeza estas líneas se lee: “como lo denuncia el francés Francis Benet en su obra Guía general de Venezuela, publicada en 1929”. ¿Denuncia? Leamos un concepto de denuncia correspondiente al Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea): “La denuncia es una herramienta fundamental para la defensa frente a violaciones de los derechos humanos. También cumple una función preventiva, para evitar posibles violaciones a los derechos de otras personas”. Me imagino que el gobernador Cabezas no es abogado, por lo cual tal vez no tiene un concepto claro de lo que es denuncia, pero sin dudas debe tener asesores que desempeñen esa profesión. Tengo en mis manos un ejemplar de la Guía general de Venezuela a la cual aluden en el decreto y en ella se lee lo que expresa Benet como simple pie de foto: “Trujillo; mesa donde se firmó el célebre decreto de ‘Guerra a Muerte’, adquirida por el doctor Mario Briceño Iragorry para el Benemérito General Don Juan Vicente Gómez”. ¿Denuncia? ¿Regalo? ¿Acto de lisonja? Nada de eso. SIMPLE ADQUISICIÓN PARA EL GENERAL. En palabras tal vez más fáciles de entender: un simple encargo, una mediación y, con más simpleza: el general Gómez ordenó la adquisición de la mesa que se supone estaba en manos de particulares. Y con absoluta seguridad Gómez no adquirió la mesa para negociarla sino para dejarla como patrimonio de la nación. ¿Sabe usted, ciudadano gobernador, que Gómez fue quien rescató, pagando por ello, una copia del Acta de la Independencia? Porque el Acta original se extravió y es una copia aparecida en Valencia, que servía de suplemento para una silla, lo que se exhibe en el Salón Elíptico del Capitolio Federal. Igualmente fue el gobierno de Gómez quien adquirió la Casa Natal del Libertador. Transcribo lo señalado por el Diccionario de Historia de la Fundación Polar: Ésta [la casa del Libertador] permaneció en manos de la familia Madrid hasta 1876, cuando fue vendida al general Antonio Guzmán Blanco. En varias ocasiones, durante el siglo XIX, el inmueble fue destinado a usos comerciales, olvidándose temporalmente su valor histórico. En 1889, un grupo de personas se preocupa por la adquisición y restauración de la mansión; el movimiento de opinión que suscita la iniciativa origina que el Congreso, en 1891, decrete que sea adquirida por la Nación para destinarla a Museo Histórico; pero las guerras intestinas contemporáneas impiden el cumplimiento de tal disposición. Aproximándose el centenario del 19 de abril de 1810, un grupo de notables venezolanos fundan la Sociedad Patriótica, para preparar los homenajes correspondientes, entre los cuales figura la compra de la Casa Natal y su donación a la Nación. La Sociedad logra por suscripción popular unos Bs. 55.000 para la fecha propuesta y debe seguir insistiendo para reunir lo suficiente hasta el 14 de octubre de 1912, fecha en la cual compra a los sucesores de Guzmán Blanco la Casa Natal por la suma de Bs. 114.326,00. Bastaba, ciudadano gobernador, con ejercer sus prerrogativas. Haga el cambio de nombre pero sin manipular la historia ni escribir un decreto que además de ser objeto de fuertes críticas, carece de bases ciertas, expresando conceptos que a la luz de la verdad quedan desvirtuados. ** José Hermoso Sierra josehermososierra@gmail.com Escritor venezolano. === Perfecto decálogo del buen poeta Mharía Vázquez Benarroch ======== 1. Sólo quien entra en poesía como se entra en una religión, dispuesto a dedicar a esa vocación su tiempo, su energía, su esfuerzo, está en condiciones de llegar a ser verdaderamente un poeta y escribir una obra que lo trascienda. Religión viene de “religare”, volver a unirse con las cosas fundamentales del universo. Escribir poesía no es un juego, tiene un alto costo espiritual, y es un templo donde la Diosa pide su tibia limosna día a día, entonces... entra a ese templo con el debido y sagrado respeto: no entregues basura al lector, exponte en carne viva en cada línea. La recompensa será la eternidad. 2. No hay poetas precoces. Todos los grandes, los admirables poetas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción, de lecturas y de disciplina, de pasión por la escritura, que siempre será el primer interés... si puedes dejar de escribir, un día, y otro, y otro, dedícate a otra cosa, no pierdas tu tiempo pavoneándote de poeta. 3. La poesía es lo mejor para defenderse contra el infortunio. Es terapéutica, sanadora, para quien lo escribe y para quien lo lee, por eso debe ser escrita con el corazón y revisada con la razón. 4. En todo poema, aun aquel lector de la imaginación más pobre debe poder rastrear un punto de partida, una semilla íntima, visceralmente ligado a una suma de vivencias de quien la fraguó. Si el poeta no tiene la capacidad de que lo entienda quien lo lee, simplemente “no existe”. No tiene derecho a existir para el lector. 5. Un poema es, por definición, una realidad que es —y sin embargo finge no serlo—, una creación cuyo poder de persuasión depende exclusivamente del empleo eficaz de las técnicas del lenguaje y de la escritura, semejantes a las de los magos, que hacen magia con técnica, sin que la técnica se note. Por eso aprende las herramientas de tu idioma, las del oficio, trabaja profundamente los títulos (son la puerta de entrada al poema, a la vida), no cometas asesinatos ortográficos, ni saques a pasear tu ignorancia con impudicia... lee, lee, lee y vuelve a leer. 6. En esto consiste la autenticidad o sinceridad del poeta: en aceptar sus propios demonios y en servirlos a la medida de sus fuerzas en cada poema. Escribe hoy como si fuera tu último día de vida, ese desgarramiento o esa alegría quedará para siempre en el poema. 7. El poeta que no escribe sobre aquello que en su interior lo trastorna, lo estimula y le exige, y fríamente escoge asuntos o temas porque piensa que de este modo alcanzará mejor el éxito, es inauténtico y lo más probable es que, por ello, sea también un mal poeta (aunque alcance el éxito, las librerías está llenas de pésimos poetas “jóvenes” hasta los 60 años y “famosos” entre ellos). 8. La mala poesía que carece de poder de persuasión, o lo tiene muy débil, no nos convence, no conmueve nada en nosotros. El fin de un buen poema es conmover a quien lo lea, si al leerlo no pasa nada, es un mal poema. 9. La historia que cuenta un poema puede ser incoherente, pero el lenguaje que la plasma debe ser coherente para que el poema sea genuino y tenga vida. Lee y relee lo que escribes, con exigencia, sin conmiseración, no vaya a ser que en unos años te arrepientas de publicar un poema débil o mediocre. 10. La sinceridad o insinceridad es, en poesía, un asunto ético y además estético. Si bien es cierto que la literatura es puro artificio, la gran poesía consigue disimularlo y la mediocre lo delata. Lo que guardan los siglos de grandes poetas como Homero, Safo, Ovidio, Shakespeare, Byron, y muchos más, es lo auténtico de su escritura, que trasciende modas, gustos de época, historia y tendencias, porque esa escritura resuena aún en nuestros corazones con la misma fuerza de los días en que fue escrita. Un buen poema, tenga los años que tenga de escrito, debe poder leerse y tocar nuestro corazón, como si fuese escrito hoy. ** Mharía Vázquez Benarroch mhvazquez@yahoo.com Escritora venezolana (España, 1958). Poeta, reportera de guerra, dramaturga y guionista de cine y televisión. Realizó estudios en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve, 1984), licenciada en ciencias de la comunicación y nuevas tecnologías por la Universidad Abierta de Cataluña (UOC, http://www.uoc.edu; 2000), licenciada en letras por la UCV (1986) y PH.D. en Fine Arts, mención Films, por la University of California, Los Angeles (UCLA, http://www.ucla.edu; EUA). Formó parte de los Talleres de Creación Literaria del Centro de Estudios Latinoamericano Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve), coordinados por Luis Alberto Crespo (1980) y Tomás Eloy Martínez (1981), el Taller de Creación Literaria de Fundarte, coordinado por Gabriel Rodríguez (1979), y el Taller del Poeta en el Mundo, dictado por Denise Levertov en Columbia University (http://www.columbia.edu, 1978). Ha publicado los poemarios Guerrero llevado adentro (Fundarte, 1996; mención de honor de la Bienal Chío Zubillaga en 1986), As de corazones (Ateneo de Calabozo, 1988, y Ateneo de Cultura de Sevilla, 1989; Premio de Poesía Miguel Hernández; Sevilla, 1988), Collected Poems 1985-2001 (Queen Mary and Westfield College Editions, http://www.qmul.ac.uk, University of London, http://www.lon.ac.uk), Mujeres de Atenas (Editoriale Pallavicino, 2003; Venecia, Italia), Estirpe de lobos (Editorial Toledana, España; 2005), Amarrando la paciencia a un árbol; antología de poemas 1979-2007 (Monte Ávila, http://www.monteavila.gob.ve, 2009; mención de honor de la Bienal Eduardo Sifontes, 2007). Ha ganado, además, el Premio de Poesía Fernando Paz Castillo (1986), la Bienal de Poesía de El Tigre (1986), la Bienal Francisco Lazo Martí (1988), y el primer premio del II Concurso de Poesía en Español (1989) del Queen Mary and Westfield College (Universidad de Londres), con Balada de los 40 años. Su trabajo poético aparece incluido en Antología del dulce amor (Pomaire, Caracas, 2008), Quiénes escriben en Venezuela, de Rafael Ángel Rivas (Conac, Caracas, 2004), El hilo de la voz; antología crítica de escritoras venezolanas del siglo XX, de Ana Teresa Torres y Yolanda Pantin (Fundación Empresas Polar, http://www.fundacionempresaspolar.org, Caracas, 2003), El coro de las voces solitarias; una historia de la poesía venezolana, de Rafael Arráiz Lucca (Editorial Sentido, Caracas, 2002), Poesía en el espejo; estudio y antología de la nueva lírica femenina venezolana (1970-1994), de Julio Miranda (Fundarte, 1995), Literatura de fin de siglo (Inti, Revista de Literatura Hispánica, editada por Julio Ortega; Brown University, http://www.brown.edu; Providence, EUA; 1993), Flor y canto; antología de poesía venezolana, de Elena Vera (Academia Nacional de la Historia, http://www.anhvenezuela.org; Caracas, 1985) y Antología de voces jóvenes de la Asociación de Escritores de Venezuela (AEV, Caracas, 1983). Aparece en el Diccionario de autores venezolanos (Universidad de los Andes, ULA, http://www.ula.ve; Mérida, 2006). Ha publicado textos periodísticos y de análisis, crónicas de guerra y poemas, en los diarios venezolanos El Nacional (http://www.el-nacional.com), El Diario de Caracas (http://www.eldiariodecaracas.net), El Universal (http://www.eluniversal.com) y Economía Hoy, los diarios españoles La Vanguardia (http://www.lavanguardia.es) y El País (http://www.elpais.com), y las revistas Imagen, Fundarte, Vuelta (México), El Viejo Topo (Madrid, España) y Eco (Bogotá, Colombia). Desde 1989 dirige el Taller de Poesía Imago Mundi, cuya finalidad es rescatar la poesía que se elabora en la ciudad, a través de las nuevas generaciones de escritores, y de cuyo crisol han salido varios premios de poesía nacionales. === Vivir el fútbol desde este lado de la pasión ========================== === Gustavo Rubén Giorgi ================================================== El genio, por cierto, es permanente fuente de inspiración, tanto para el propio genio como para el hombre común Así, si aquella maravillosa observación que Flaubert vertió en su correspondencia: Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre, le hizo a Marguerite Yourcenar el don de las Memorias de Adriano, también resulta servicial para el perplejo puesto a describir un sentimiento entrañable. Y le sugiere que hubo un tiempo, cuando la pasión por el descubrimiento del mundo ya no era y eran inimaginables las del amor y la política, en que sólo hubo la pasión por el fútbol. Se verificaban entonces ciertas condiciones en la topografía de las ciudades, en la estructura demográfica de la población y aun en la distribución de la riqueza del país. La movilidad social permitía el establecimiento de muchísimas parejas jóvenes que levantaban sus casas en las barriadas nuevas de los pueblos, cribados de lotes baldíos, y los llenaban de pibes y pibas pagando esperanzado tributo a la escuela pública. Eso debió ser promediando el siglo que pasó, entre los seis y los doce años de nuestra edad. Quiero recordar ciertos ritos, ciertos conjuros y ciertos artículos de fe que nos unían. Por ejemplo, son ciertas las rodillas y codos percudidos, los partidos prolongados hasta la caída del sol en las tardes de verano, la rivalidad contra los otros “barrios”, que no abarcarían más de cuatro manzanas cada uno. Es cierto que las “viejas” (mujeres entre veinticinco y treinta años) habían implementado una suerte de telégrafo que funcionaba a la perfección así: pegaban el grito desde la puerta de su casa: “¡Gustavo, vení a tomar la leche!”; la demanda era recogida y repetida a la cuadra por otra “vieja”, con las correcciones del caso: “Díganle a Gustavo que lo llama la madre”, y así hasta que la voz llegaba al campito donde peloteaba el requerido. Es cierto también que los domingos, después del almuerzo y antes de las transmisiones radiales de los partidos, un solitario se instalaba en cualquier esquina y empezaba a botar una pelota —generalmente de goma porque el cuero era para ocasiones señaladas— y el sonido convocaba a sus coetáneos de una cuadra a la redonda con la misma eficacia del hipnótico son de Carmina Burana. A falta de televisaciones obstinadas de cuanto partido de fútbol hubiera, y como los estadios eran todavía lugares de espaciada concurrencia para los provincianos, la verdad revelada nos venía por El Gráfico recién a partir del martes. Empero, la supremacía de ese texto sagrado no era óbice para que algunas sectas más o menos heterodoxas se atrevieran a cuestionar algunos puntos de doctrina con sus respectivos escritos apócrifos, que se llamaban: Así es Boca, River, ¡Racing!, ¡Dale Rojo!, El Ciclón. Por último, que nadie crea que los rudimentos de la táctica nos eran ajenos, ya que al “pressing” de años venideros se le decía “¡No lo dejés salir”, la incorporación al ataque del marcador lateral se hacía saber con un “¡Por la misma!”y hasta alguna novedosa regla de la FIFA, como el llamado “gol de oro”, había sido prefigurada como solución para la falta de luz natural: la consigna ”¡El último gol gana!”, único fin posible para los picados interminables. En aquel tiempo, la creencia en la superioridad del fútbol argentino era incuestionable: éramos los mejores por más que no hubiésemos ganado nada. Era claro que la final del 30 nos había sido robada por los uruguayos, lo mismo que el Mundial de Inglaterra por un pérfido referí alemán. ¿Qué argumentos sustentaban esa sedicente superioridad? Pues, sencillamente, el saber de los mayores, para quienes Italia había sido campeón en el 34 y el 38 gracias a Monti y a Orsi, “La máquina” de River había practicado un fútbol insuperable, porque los campeonatos sudamericanos demostraban a cabalidad la primacía nacional por sobre orientales y brasileños, porque sólo aquí hubo tercetos de lujo como “Farro-Pontoni-Martino” y “Sastre Erico-De la Mata” —¿acaso “Capote” no se había gambeteado a cinco en la cancha de River en su gol memorable?—, Vicente Zito era nada menos que “La Bordadora”, Alfredo di Stefano (furor en Europa) acá había sido nada más que un wing rápido y —dígase de una vez— el “Charro” Moreno había sido mejor que Pelé. Pelé. ¡Ay! ¿Cómo sobreponerse a semejante golpe al orgullo nacional, si nada menos que El Gráfico había saludado su aparición deslumbrante en el Mundial de Suecia como la Navidad del Fútbol? (El mundo era otro, y las parsimoniosas comunicaciones nos privaron del consuelo de saber que, en otras partes del mundo, se compartía nuestro parecer por lo menos en algo: nadie jugaba al fútbol con la belleza y destreza de los argentinos. Como ejemplo vaya este anacronismo que recojo de la edición del Corriere dello Sport del 21 de abril de 1976. Traduzco: “Insólito testimonio del árbitro romano que dirigió Hungría-Argentina en Budapest”, dice la volanta. Luego, el título: “Menegali: he visto perder a un equipo que puede convertirse en campeón mundial”. Y la bajada: “Impresionado por la velocidad de juego de los sudamericanos. Scotta, fortísimo; el arquero, débil”. Y esta declaración, que se daba por evidente, y que nos hubiera sabido a gloria en aquella niñez azorada por tener que contemplar la apoteosis brasileña de 1970 por televisión, ausentes de aquel mundial: “Desde el punto de vista de la estética y de la técnica pura, el fútbol argentino no ha tenido ni tiene igual en el mundo”.) Pero El Gráfico era la Biblia y hubo que tascar el freno y seguir, flaqueando en la fe, al borde de la herejía. Eso, se sabe, hasta que un luminoso mediodía de 1986, en el mismo templo en que había sido ungido el desde ese momento apenas profeta de Villa Belmiro, cien mil asombros y millones más en todo el mundo reconocieron la señal de la dimensión mágica de este juego, tal y como lo concebimos los argentinos desde chicos: recibir la pelota en campo propio, gambetear a medio equipo y meterse en el arco con pelota y todo. Si, como quiere Jung, existe una conciencia que trasciende a la del individuo comprendiendo las sensaciones, memorias y pensamientos compartidos con los demás; si existe, digo, el inconsciente colectivo, aquel día Diego Armando Maradona encarnó como nadie el arquetipo del héroe para los que nacimos y nos criamos en esta parte del mundo corriendo detrás de una pelota. El mismo héroe sencillo y popular del que hablaba la radio, a través de los versos mondos y lirondos de toda pretensión poética, pero que rezuman profundamente el alma del potrero: Faltando un minuto están cero a cero Tomó la pelota, sereno en su acción Gambeteando a todos se enfrentó al arquero Y con fuerte tiro quebró el marcador (Reinaldo Yiso, “El sueño del pibe”, 1945) El Mesías verdadero había llegado, y todos hicimos del viejo evangelio jubilosa apostasía. ........................................... La pasión, como todo sentimiento humano, puede desbordarse. Y aunque es difícil hablar de mesura en estos temas, elegimos entre las acepciones que el vocablo tiene, a los efectos de este artículo, la que la define como “apetito o afición vehemente a algo”. El complemento negativo de esta afección es el que describe una conducta intolerante para con los demás, y así decimos que tal sucede cuando hay una “perturbación o afecto desordenado del ánimo”. ¿Cuándo perdimos el rumbo? ¿Qué llevó al bello juego a convertirse en terreno propicio para el negociado, la violencia y la muerte? Creo que si dejamos de lado el aspecto económico, que constituye una perversión universal que no se nos puede atribuir con exclusividad, debemos reconocer que el desmadre no es nuevo. Por el contrario, ha de reconocerse que es casi coetáneo con la consolidación técnica del juego así como que, desde el punto de vista sociológico, muchos de nuestros peores defectos se reflejan en la práctica del fútbol: irresponsabilidad, trampa disfrazada de “viveza criolla”, falta de objetivos comunes, el terror al ridículo y no saber perder, son los primeros que nos vienen a la mente. Aquel comentario elogioso de la prensa italiana, hay que decirlo, se enturbiaba con esta pregunta: “¿Y son siempre tan indisciplinados en el campo estos argentinos?”. Dante Panzeri señaló sin disimulos esta forma de ser que nos avergüenza, en su memorable y —no podía ser de otro modo— apasionado libro Burguesía y “gangsterismo” en el deporte (Ed. Libera, Buenos Aires, 1974), titulando un capítulo con la opinión que en España se tenía de nuestros jugadores: “Los mejores futbolistas y los peores deportistas” (págs. 201 y 206). Para agregar, lapidario, a propósito de la invasión por el público de la cancha de Sportivo Barracas que impidió la realización del partido de la selección nacional con los campeones olímpicos uruguayos, en 1924: ...las autoridades decidieron postergarlo por 48 horas para dar tiempo a la colocación de lo que tomaría por nombre alambrado olímpico (...) por la condición olímpica de los ilustres visitantes. Desde entonces, el “alambrado olímpico” fue una necesidad de toda cancha donde se realizara un partido de cierta importancia, hubiera o no mucho público en ella. Porque desde entonces recrudecieron las invasiones del campo... pero no como aquella de corte pacífico, de Sportivo Barracas, sino las de franca agresividad que el público consideró un derecho cuando fallos de los jueces o malas acciones de los jugadores lo llevaron al enardecimiento y descontrol de su pasionismo (pág. 203). ...como índice de la propagación de la barbarie en el fútbol, es oportuno recordar que en 1929 jugó en Buenos Aires el equipo inglés de Chelsea y regresó a su país mostrando allá una pieza de museo: una piedra que fue arrojada al campo de juego durante uno de sus partidos en la Argentina (...). Pero los jugadores del Chelsea no solamente narraron en Inglaterra el episodio de aquella pedrada, sino, también, relataron como hecho curiosísimo que en la Argentina las canchas tienen “jaulas” (pág. 205). Es fácil culpar a la hiperprofesionalización de todos los males del fútbol pero, como queda demostrado en el relato de Panzeri, mucho antes de que ello ocurriera (1933 en nuestro país), ya el juego se mostraba capaz de descubrir virtudes y desnudar defectos. Pasatiempo democrático por excelencia, ya que con un solo implemento pueden jugar hasta veintidós personas, ocasión inmejorable para el ascenso social de los más desfavorecidos, fuente de prestigio del sentir popular en todos los estamentos de la sociedad; pero también refugio de inescrupulosos, pasión aglutinada fácil de manipular por los políticos, sedante capaz de ocultar el fracaso individual detrás de la alegría colectiva. ¿Qué tiene o qué esconde el fútbol para ser tan importante en nuestras vidas? Roger Caillois, hombre de Sur y traductor de Borges al francés, que se destacó en el campo literario por su producción ensayística, trató de sistematizar una teoría del juego. En su libro Los juegos y los hombres (1958) señaló como condición para que una actividad humana sea considerada juego el hecho de que cumpla con los siguientes requisitos: ha de ser libre, separada, incierta, improductiva, reglamentada y ficticia. De tal modo circunscripto su campo de estudio, estableció cuatro tipos de juego, a saber: Agón: juegos de competencia en los que los antagonistas se encuentran en condiciones de relativa igualdad y cada cual busca demostrar su superioridad. Ejemplo: deportes en general. Alea: juegos basados en una decisión que no depende del jugador, el que busca imponerse al destino con renuncia de la voluntad. Ejemplo: juegos de azar. Mimicry: estos son aquellos juegos en los que no predominan las reglas sino la ficción de una segunda realidad. El jugador escapa del mundo convirtiéndose en otro. Ejemplo: la mímica y el disfraz. Ilinx: son los juegos que buscan satisfacción en el vértigo mediante la destrucción temporal de la estabilidad de la percepción, sometiendo a la conciencia lúcida a una especie de pánico voluptuoso. De lo que se trata en ellos es de alcanzar una suerte de espasmo, trance o aturdimiento que provoque bruscamente la aniquilación de la realidad. Ejemplo: la montaña rusa. Examinando las categorías de Caillois advertimos rápidamente que el fútbol profesional ha dejado de ser un juego en tanto no es libre ni improductivo. Quien juega el fútbol por dinero, ciertamente, no está jugando, y este pecado original es posible que se transmita a todos los que participan de él en forma pasiva. Ahora bien, la pregunta es: estos últimos, ¿están jugando, de acuerdo con los parámetros teóricos antedichos? La respuesta, me parece, debe ser afirmativa, y tal vez nos ayude a echar un poco de luz en nuestra inquietud por saber algo más sobre el juego más bello del mundo. Los espectadores de un partido de fútbol, en primer lugar, llevan consigo su experiencia personal del juego que tanto disfrutan (agon); se entregan gustosos a una decisión que no depende de ellos, sino de otros, o, lo que es lo mismo, del destino (alea); participan del espectáculo creando la ficción de ser protagonistas y, así, dicen, hoy jugamos contra tal o cual rival (mimicry); finalmente, el festejo del gol se materializa en una descarga física individual y colectiva voluptuosa, pletórica a veces de riesgo y confusión (ilinx). Si nuestro análisis es correcto, no habría manifestación del juego más plena que la de participar como espectador de un partido de fútbol. Por eso, al titular esta nota hablamos de este lado de la pasión. Es la pasión que la infancia pone cuando juega: absoluta, inocente, más real que ninguna realidad a fuerza de ejercer concienzudamente la irrealidad. Por eso el fútbol es derivativo de la vida, vital, tan humano. Por eso, no extraña que grandes creadores de la literatura argentina le hayan dedicado páginas de gran calidad literaria, muchas de las cuales engalanan esta edición de Proa: la lista va desde los que lo aman, como Osvaldo Soriano, Roberto Fontanarrosa y Alejandro Dolina, hasta los que lo desprecian, como Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, que en Esse est perrcipi, de las Crónicas de Bustos Domecq (1967), pusieron de manifiesto su contacto con la cotidianeidad social argentina aunque fuera por la vía del absurdo. Johan Huizinga, otro gran estudioso del tema, llegó a confesar: “Hace tiempo que ha ido cuajando en mí la convicción de que la cultura humana brota del juego —como juego— y en él se desarrolla”. Con un antecedente como estos, de artistas y estudiosos ya no debiera sorprender la confesión del gran historiador del arte Arnold Hauser cuando le pidieron precisiones sobre la dialéctica y, más aun, sobre la noción “adorniana” de la dialéctica negativa: En el contexto de la discusión, cuyo objeto es más bien la historia de las influencias que me han hecho ser lo que soy, que la de los extravíos potenciales, puede ser más apremiante cuestionar cómo llegué a la dialéctica. Si mal no recuerdo, se debió, entre otras cosas, a un suceso raro; sí, se podría decir, si eso existe, a un suceso desproporcionado. Yo no soy deportista, ni tengo las aptitudes ni el interés necesario para ello. En una ocasión, cuando vivía en Viena, vino un famoso equipo de fútbol. Acudí al estadio, quizá por primera o segunda vez en mi vida, para presenciar esa broma. Iba acompañado de un compatriota que entendía mucho de deporte. En el intermedio dije ingenuamente: “Pues no juegan demasiado bien”. Su respuesta fue el primer paso en la comprensión de la dialéctica. “Cada equipo —dijo— juega tan bien como el otro le deja jugar”. Mi acompañante tenía tan poco de filósofo como yo de deportista; sin embargo, yo no podía enseñarle nada; él, no obstante, me hizo comprender que la filosofía dialéctica es concebible sin el correspondiente conocimiento: cada producción depende de la resistencia con la cual tropieza y queda pendiente de ella. En otras palabras: el mismo equipo, sin contar factores imponderables, juega mejor contra un contrario más fuerte que contra otro débil. A eso se añadieron otras experiencias más inmediatas como pensador y escritor, que contribuyeron como motivos, aunque no siempre tan contundentes pero sí igual de evidentes para evocar la idea de la dialéctica y la fe en la fecundidad de su método. (Arnold Hauser, Conversaciones con Lukács, Ed. Guadarrama-Punto Omega, Barcelona, 1979, pág. 35). Veo venir la objeción, pero la acepto gustoso: “¡Ah..! Este articulista, poco fiado en la autoridad de sus argumentos, acude para el cierre de su nota a los argumentos de autoridad. Quiere lucirse, quiere florearse”. En otras palabras, se puso “tribunero”. ¿Y qué esperaban de mí? Estoy haciendo dos de las cosas que más me gustan; estoy escribiendo... sobre fútbol... Señores, estoy jugando. ** Gustavo Rubén Giorgi gustavogiorgi@arnet.com.ar Abogado y escritor argentino (Zárate, Provincia de Buenos Aires, 1955). Trabaja como funcionario público en el cargo de jefe del Registro Civil de Zárate. Ha publicado Cuentos de la resignación (Editorial Dunken, http://www.dunken.com.ar; Buenos Aires, 1997), el libro de relatos históricos El profeta y el traidor (Ediciones Proa, Buenos Aires, 2000), los poemarios El último bien (Proa, 2001) y El retorno de Hipsipila (Alloni-Proa, Buenos Aires, 2005), la colección de ensayos Aunque sean los papeles rotos de las calles (Alloni-Proa, 2005) y un volumen con el relato “El emisoriario” y el soneto “Elección” (colección “Biblioteca Mínima” del diario Opinión; Cochabamba, Bolivia, 2007). Además, textos suyos aparecen, traducidos al italiano, en la Antologia della Poesia Argentina Contemporanea (Edizioni Sentieri Meridiani, http://www.sentierimeridiani.it; traducción de Emilio Coco; Foggia, Italia, 2007). Ha dado conferencias sobre cine, historia y literatura en Buenos Aires, y en el interior y exterior de Argentina. Integra el plantel de colaboradores permanentes de la revista Proa, fundada en 1922 por Jorge Luis Borges y en la que ha publicado cuentos, poemas y ensayos desde 1998. === La resurrección del asfalto: con un poco de sabor a música ============ === (la poesía de Francisco Carrasco situada y sitiada) =================== === Ximena Troncoso ======================================================= A mediados de septiembre se presentó en la Casa del Escritor el libro Heráclito en el manicomio, del poeta y compositor Francisco Carrasco. Deseo compartir con ustedes algunas impresiones que ayudarán a comprender la savia que corre por estos versos punzantes, que confieso, me resultan cercanos. Los libros tienen sonidos y este no carece de esa virtud porque las imágenes que despliega nos enfrentan, de lleno, a la calle, a los bocinazos que a veces no oímos, a nuestras propias miradas, a lo que se nos ha instalado en el medio y se nos ha registrado como nuestra propia marca. La ciudad: tormento y asombro, nos desprecia y de vez en cuando nos acoge para que la sigamos, cada vez, un poco más de cerca, en su devenir de cemento, prisas, desventuras, convites entre amigos y enemigos y uno que otro abrazo. La poesía ha encontrado, desde siempre, en ella un soporte para su mirada desvelada sobre las cosas y los seres. En cualquier ciudad del mundo los poemas están a la vuelta de la esquina, agazapados, desnudos, con la seducción de la simpleza para que alguien los atrape y descubra ante nuestros ojos. Son portadores, en la urbe, de una seducción muy cercana al desenfado que asumimos cada mañana para disimular el desencanto, cuando nuevamente debemos volver a ponernos en marcha y respirar profundo, antes de entrar al ascensor. Esa poesía urbana y coloquial pretende dar cuenta estética de paisajes humanos cargados de búsquedas, regresos y partidas. Francisco Carrasco nos dice que “Es necesario volver a la Montana y comer raíces”. En su nuevo libro, nos propone, sumergirnos, tal vez, por primera vez, en ese río que fluye (como en el último verso de este poema “La muerte de Heráclito” que sobrecoge) en medio de rostros y rincones somnolientos por la nostalgia del rock and roll, por los hijos conjurados a ser inmunes a todo... menos a sí mismos, por El Oscuro de Éfeso o por la mujer de las sopaipillas a cien pesos en quien la sabiduría y el hambre se resuelven en un solo gesto de humanidad: la vida. Estos son poemas para leer sin misericordia, ni para con el autor, ni para con nosotros mismos. Son, en definitiva, retazos del fin de temporada de una ciudad siempre ajena o, en el mejor de los casos, recibida en comodato, pero que nunca poseeremos realmente. Esta poesía que se nos propone en Heráclito en el manicomio, que a ratos, sus poemas, parecen micro crónicas, posee el encanto de la prosa ofrecida o envuelta en el ritmo singular de la poesía. Ahí en ese cruce de tempos y tropos, la imagen, sorprendente pieza musical, surge como absolutamente reconocible y habitable. Este es un libro para ser leído sin compasión, como ya hemos dicho, pero también para ser de algún modo habitado o como tal vez le gustaría más al autor: “okupado” (así con K). Se nutren, estos textos, de la experiencia cotidiana del devenir como imposibilidad y al mismo tiempo urgencia, de intentar, por lo menos, fijar en la piel algo más que el roce vespertino de otros náufragos, en mitad de la entrañas del Transantiago o el Metro (el autor, presumo, prefiere el colectivo). Francisco le da un sitial a Santiago en este poemario, que se mueve a un ritmo rápido, tal cual como estos poemas, que recorren la calle, pero lo hace de la mano de Heráclito que se transporta gracias a “su cinturón espacio-temporal” y que llega —como aterrizando— a la calle Recoleta, directo al panteón, “parque de los muertos”, imagen que de entrada nos viene a situar de lleno en la reflexión que será motivo permanente de este libro. Cito: “...y ayudada por sus tres hijos, lanzó su cadáver en un basurero habitado sólo por el Cabeza de Chancho que no la denunció a cambio de una frazada y dos cigarrillos Life”. Poesía de la conciencia. Un llamamiento urgente que nos sacude el rostro, ya tieso, en cada página. Versos en los que develamos una intensa crítica al estado actual de las cosas, herencia impuesta en la que esta generación viviente no ha participado, y que sin embargo, adormecida, enfrenta, llegado a sucumbir en las más kitsch de las expresiones, porque así está dado, pero no deja de ser de mal gusto. Porque somos toda copia, pero de fácil comercialización. Somos todo pantomima, aun así, tenemos la posibilidad de “barrer la mugre de la calle”, si tenemos actitud y la voz de Heráclito en nuestro tiempo, gracias a Francisco Carrasco. Así, cierto aire de súplica recorre estos versos. Es aquella que brota cuando, por fin, nos hemos dado cuenta de que “para nosotros la muerte es para siempre”, como nos recuerda Francisco en el poema “La Balada de los Ateos”. Cada momento en nuestras vidas es único, por más breve que ese instante sea. La sucesión de acontecimientos que ejecutamos, a veces absurda y cotidiana, sin darnos cuenta, o con resignación, es la que Francisco, a través de Heráclito —pasmado en esta polis (que es Santiago)—, nos restriega en este poemario, con una bofetada rápida, sin sutilezas, pero con fina ironía socrática, recurso que se despliega con maestría, para llegar, a través del diálogo de estos versos, a estructurar una especie de mayéutica, porque nos despierta aquello que sabemos, pero no nos damos cuenta, en definitiva, el poeta Francisco Carrasco nos acerca a las puertas de ese conocimiento, no cualquiera, y que será rol del lector descubrir. Es necesario también reírnos de nosotros mismos, ejercicio que practiqué con recurrencia en la lectura de Heráclito en el manicomio. Nosotros somos cada uno de los personajes que viven en este poemario (el cura que fumaba mariguana, los patos malos, la vecina copuchenta, los atletas, la tía de provincia, los poetas) y será también, delicia para el lector descubrirse en ellos. Esa es la esencia de estos versos que se van tejiendo en cada página, nuestra vida que se conforma, con cierta demencia —“donde sólo las pastillas existen”— a la que nos enfrentamos, con audacia, desde la mañana hasta la noche, cada día, sin reparos. Cito: “Cuando termine este tiempo me reiré del mundo subterráneo que me cobijaba”. Esa súplica, entonces, no es más que por un poco de humanidad al alcance de la mano y los ojos. Humanidad que nos permita volver a reconocernos y, de ese modo, volver a respirar no en contra del otro, sino con el otro. Finalmente, los invito a recorrer este libro, escrito con novedosa y audaz pluma. Una puntuda poesía, porque —quiéralo el autor o no— punzan, hurga en la oscuridad de nuestra conciencia y en lo más profundo de nuestro sentir. Les advierto que sabrán al final de él un poco más de ustedes mismos, pero sobre todo podrán entender un poco más a nuestra generación. A los que alguna vez creímos ser: Violeta Parra, Bob Dylan, Víctor Jara, Harrison o Lennon, los que seguimos soñando, creando y regalándonos poemas unos a otros... de vez en cuando. ** Ximena Troncoso contactoconlacultura@yahoo.es Poeta y gestora cultural chilena (Santiago, 1967). Entre 1984 y 1987 estudió derecho en la Universidad Central de Chile (http://www.ucentral.cl) y actualmente termina sus estudios de periodismo en la Universidad ARCIS (http://www.universidadarcis.cl), actividad que desarrolla en paralelo con su gestión laboral comercial. Entre 1994 y 1996 integró la Compañía de Teatro y Poesía “Anemix”, cuyos montajes —que combinaban poesía, música y actuación— intentaban la difusión de la vida y obra de los grandes poetas chilenos, presentándose en diversos centros culturales. Participó en el Taller de Teatro de la Corporación Arrau y se introdujo en el arte de la declamación. Ha participado en talleres de creación literaria, recitales poéticos universitarios, municipales y regionales; tertulias literarias y encuentros de escritores regionales. Sus poemas han sido incluidos en antologías, revistas y discos compactos. Integra el Departamento de Prensa y Difusión Cultural de la Sociedad de Escritores de Chile (http://www.sech.cl). === Las palabras de la doncella Ángel Castaño Guzmán ================= Sherezade, la formidable narradora que para salvar su vida del implacable decreto del rey teje un extenso mosaico conocido en occidente con el nombre de Las mil y una noches, es el mejor ejemplo de la eficacia de la palabra en tiempos de crisis. Hilvanados con singular maestría, los relatos salen de la boca de la doncella con el vigor necesario para recordarle al monarca los límites del poder. El detalle más inquietante del libro es la idea de concebir el lenguaje como centro real de la sociedad. Fascinado, el soberano pospone la ejecución una y otra vez para conocer el desenlace de una narración que indefectiblemente conduce a otra. La astucia de la mujer consiste en dosificar las revelaciones y dejar varios temas ocultos para esgrimirlos en una mejor oportunidad. Sin dar tiempo para la meditación, el frenético ritmo de acontecimientos obnubila el juicio del gobernante. Mucho de Sherezade tienen los medios de comunicación. Hipnóticos, construyen a su arbitrio el escenario de la realidad. El discurso informativo sirve de telón de fondo para las faenas cotidianas. Cada informe noticioso trae consigo una avalancha de coloquios domésticos. Muchas de las conversaciones que tienen lugar en las habitaciones y comedores de los ciudadanos modernos nacen en las salas de redacción. De ahí el compromiso democrático de los periodistas de informar con rigor y neutralidad. El problema radica, en palabras del profesor español Carlos Elías, en el criterio mercantil que prevalece a la hora de seleccionar los temas de interés general. Cercados por el omnipresente fantasma del dinero, los medios de comunicación están más atentos al crecimiento de las ventas que al desarrollo de proyectos de inclusión y reconocimiento ciudadano. Esto, en muchos casos, viene de la mano con evidentes rasgos de frivolidad. Se opta, como es lógico, por noticias fáciles de consumir. Ninguna clase de preparación exige la banalidad periodística al receptor. Así, los chismes de los romances de las actrices desplazan los eventos incómodos y nada consumibles. Reportan más índice de rating los pormenores de la farándula nacional que las poblaciones minoritarias. Los negros, campesinos, mujeres, homosexuales, son los eternos olvidados y sólo acaparan la atención nacional cuando la muerte toca sus puertas. La guerra y el espectáculo hacen que el tiraje de los periódicos se agote en un santiamén. El periodismo, en sintonía con las directrices neoliberales, se convirtió en carnaval circense, que en lugar de apelar a la reflexión promueve el espectáculo. Sherezade logró escapar de las garras de la injusticia gracias a su extraordinaria inteligencia. En su caso el patíbulo fue sustituido por el solio real. Los medios de información lograrán no ser inferiores a sus responsabilidades sociales si son capaces de construir una visión incluyente de la comunidad, ajena a los vaivenes del mercadeo y a las trampas del oropel. ** Ángel Castaño Guzmán cortazar_73@hotmail.com Escritor colombiano (Armenia, Quindío). Editor de la revista universitaria La Avenida. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Norberto José Olivar, autor de Un vampiro en Maracaibo ================ === Los buenos libros manejan el mal ====================================== === para romper con lo políticamente correcto ============================= === Jorge Gómez Jiménez =================================================== Salvo un eventual café en Irama —la mítica cafetería de Maracaibo que ahora es conocida por todos los lectores de Un vampiro en Maracaibo—, una salida al cine con sus hijos, o la docencia que ejerce “en sus tiempos libres”, Norberto José Olivar es un amante del encierro, una suerte de vampiro sin la molestia de la fotofobia y que afirma vivir como quiere. Una libertad que le atribuye a esta novela que, imponiéndose sobre otras veinte, acaba de ganar el recién nacido Premio de la Crítica, creado por Ficción Breve Venezolana (http://www.ficcionbreve.org) con el patrocinio del Grupo de Empresas Econoinvest y el apoyo de Cultura Chacao. El veredicto de Carlos Sandoval, Mariana Libertad Suárez y Arnaldo Valero favoreció a Un vampiro en Maracaibo por considerarla “una pieza construida con efectivo manejo de los elementos narrativos propios del género, al tiempo que elabora personajes de honda resonancia espiritual”. Eso y más tiene esta novela, un acucioso estudio del mal en el que Ernesto Navarro, alter ego de Olivar, profesor de historia como él y protagonista de varios de sus libros anteriores, le sigue la pista a Ramón Pérez Brenes, también conocido como Zacarías Ortega —entre otros nombres—, un oscuro personaje de quien se sospecha sea un vampiro, y al que su creador no duda en calificar de “asesino enloquecido”. Nacido en Maracaibo en 1964, Olivar dejó por un rato su sarcófago marabino el pasado 10 de octubre, y viajó a Caracas para recibir este premio que ratifica lo que ya sabían sus lectores: que Un vampiro en Maracaibo es una novela intensa y fresca en la que sin mayores contrastes se mezclan los escalofriantes caminos del mal, la pasión por la investigación y el aliento cómico de una vida demasiado cotidiana que se desliza a través del característico lenguaje coloquial de Maracaibo. Esa novela me convirtió en otra persona —Aunque en las primeras páginas de la novela mencionas, como su origen, la investigación para El misterioso caso de Agustín Baralt, me gustaría que hablaras un poco sobre los caminos que te condujeron a escribir Un vampiro en Maracaibo. —Por años estuve acumulando información sobre Pérez Brenes, lo descubrí mientras investigaba para mi tesis de maestría en historia. Si miras mis libros anteriores, te encontrarás con él en unos cuantos. Por otra parte, en mis días de liceo, recuerdo que me fugué de clases para ir a ver en la basílica un supuesto cadáver de un hombre que había pactado con el diablo, a saber, tenía cachos y rabo, y debía ser paseado por siete iglesias, o algo así, para liberarlo del contrato maligno; claro, no pude verlo, pero la basílica estaba rodeada por la policía regional, así que imagínate mis sospechas y la de los miles de curiosos y ociosos que estuvimos allí dos días esperando verlo. Al poco tiempo, surgió un rumor sobre una camioneta que estaba secuestrando niños para robarles la sangre, la diabólica banda de los chupasangre; describían a alguien que se parecía mucho a Pérez Brenes, en esa época no sabía yo de Pérez Brenes, por supuesto; hice la conexión en mis desventuras de maestrante, y siempre supe que haría un relato para él solo. La coyuntura definitiva se presentó en una crisis personal. Comencé a cuestionar todas mis ideas (conceptos) sobre el hombre, la mujer, la moral, dios (así con minúscula), las leyes, el amor, el matrimonio, la familia, en fin, fue una sacudida existencial muy profunda, estuve a punto de abandonarlo todo y a todos, y rocé los linderos del alcohol y hasta de la muerte. En medio de ese torbellino, pensando con verdadera frialdad, entendí que debía escribir sobre eso para encontrar una respuesta, y supe, al concluir trescientas cuartillas, quizás menos, que el verdadero problema era que no me sentía libre, y esa novela me convirtió en otra persona, no sé si peor o mejor, pero me ayudó a superar todos mis miedos y a liberarme de muchísimas cosas. Hoy estoy tranquilo y me dedico sólo a escribir, bueno, en mis tiempos libres hago de profesor universitario. El tema real de Un vampiro en Maracaibo es la libertad. —Ernesto, el protagonista, habla de las marcas que toda novela deja en la cara del novelista, y citando a Elizabeth Costello agrega que no se puede salir ileso tras invocar el mal. ¿Qué marcas dejó en ti la escritura de esta novela? —Soy libre gracias a un vampiro, ¡qué ironía! Y esa libertad nada tiene que ver con libertinaje. Vivo recluido, por puro gusto, en mi cuarto de escribir, en el cuarto de los escritos, como diría Walser. Apenas salgo a mis clases, a un rápido café en Irama, y un día a la semana, llevo a mis hijos al cine o a comer un helado. Nada más. No visito a nadie, me gusta el encierro y jamás, te lo juro, me había sentido tan libre como ahora. A todos mis amigos les hablo, frecuentemente, por Internet. Pero no es un asunto enfermizo, si tengo que viajar o reunirme con alguien lo hago, salgo de mi sarcófago y hasta de muy buena gana, pero el encierro es un placer para mí. Esa es la marca que me ha dejado el vampiro. Vivo como quiero. —Con frecuencia la invocación del mal en el arte es interpretada como apología del mal. ¿Crees que el artista tiene alguna responsabilidad sobre el efecto que su obra produce en el público? —Limitándonos a la literatura, creo que los buenos libros manejan el mal como una forma de romper con el sometimiento social y religioso, con las conductas políticamente correctas en general aceptadas, o como una exploración en niveles de violencia por encima de lo común (que ya es bastante, por cierto); en ambos la intención es golpear la sensibilidad para que podamos ver lo que lo cotidiano hace invisible. Un poco lo de Thomas de Quincey y El asesinato considerado como una de las bellas artes. El mal o la violencia sin esa intencionalidad puede quedarse en lo mero comercial. Romero con sus zombis, King, o las películas de Tiro Loco McGraw (se dice así, ¿no?, ya ni me acuerdo), quiero decir, esas que son puro tiros, ¡y el sangrero por todos lados! —El vampiro ha vivido diversos momentos de auge en las culturas europea y norteamericana, referencias que por supuesto están en la novela y sobre las cuales Ernesto comenta —en un tono que a mí me parece jocoso— que al empezar a investigar sobre el tema éste empezó a aparecérsele “hasta en la sopa”. Aunque en Un vampiro en Maracaibo citas antecedentes del tema en la literatura local, ¿representó para ti un esfuerzo especial hacer de este vampiro una figura distinguible de sus predecesores? —Cuando empecé a escribir sabía que la gente tenía la cabeza atiborrada de referencias sobre vampiros, incluso, más allá del Drácula de Stoker o Polidori. Eso me facilitaba el trabajo porque, en realidad, mi vampiro es un asesino enloquecido, mi propósito era meter al lector en esa locura, así que sin yo decirlo abiertamente, se iba a ver al personaje como un vampiro, sembré la novela de mecanismos que activaban el imaginario vampírico de los lectores, y en ciertas encrucijadas de la historia frenaba al lector para devolverlo a la realidad, “oye, este tipo no es un vampiro, es un matón”; entonces sucede lo más curioso, el lector piensa que puedo estar equivocado, que soy un escéptico, un aguafiestas, y concluye: “Verga, si todo esto es verdad, ¡dios mío, qué locura!”, y puede que logre que sienta miedo, pero miedo de verdad. Este jugueteo se mantiene a lo largo del libro, adrede, para que el lector termine asumiendo la posición que quiera. No hay nada más manipulable que nuestra mente. Mi cabeza anda en otra cosa —La novela está dedicada al comisario Jeremías Morales, quien tuvo a su cargo la inquietante responsabilidad de investigar los crímenes de Pérez Brenes. ¿Podrías hablarnos un poco de él? Ya no tanto del personaje de la novela, sino del hombre que lo inspiró. —La verdad, no lo conocí en persona. Ya había muerto cuando la escribí. Todo salió de los reportajes de prensa y de un primo mío que trabajó muchos años en la Policía Técnica Judicial. Así que se parece al Morales que me describió mi primo; seguro habrá otras versiones de él, pero deben ser tan fascinantes como la que conocí. —Después de haber escrito varias novelas, es de suponer que hayas depurado el proceso de investigación y creación. ¿Cómo escribe Norberto José Olivar? —Siempre hago una investigación histórica de lo más tradicional: documentos, bibliografía, entrevistas, videos, películas, quizás un viaje dentro del estado, como el que hice a Los Mayales (para el Vampiro), o al Castillo de San Carlos cuando escribí Un cuento de piratas, o al Archivo de Miraflores, o a la Biblioteca Nacional; en fin, cada novela o cuento impone sus requerimientos más insospechados. Una vez fui a dar a un edificio abandonado para que un viejito, descendiente de Ismael Urdaneta, me prestara unos documentos sobre su tío, cuando andaba yo armando Monsieur Ismael. Luego me encierro a trabajar. —¿Será distribuida Un vampiro en Maracaibo más allá de las fronteras de Venezuela? —No tengo la menor idea, pero sería curioso ver la reacción de otros lectores. Te diré que cuando escribí el Vampiro lo hice pensando en los lectores maracuchos, y ya ves, le ha caído bien a todo el mundo en este país. Si el Vampiro sale, ojalá que sí, pues muy bien, bravo, pero si no, igual ya me di por satisfecho con esta novela. Mi cabeza anda en otra cosa. La última vez que leí el Vampiro fue cuando revisé la diagramación; de resto, no he vuelto a él. —Apartando el reconocimiento general que ha recibido la novela, ¿qué papel tiene en tu carrera? —Saltándome lo que dije al principio, esta novela me ha hecho sentir que formo parte del movimiento de escritores a nivel nacional, y lo mejor, sin dejar de ser un escritor de provincia, porque no pienso irme de Maracaibo, quizás, cuando me jubile, y si es que tengo cobres, me compraré una casita en alguna montaña andina, pero seguiré leyendo Panorama y cruzando los dedos por las Águilas. Sólo lo que me interesa —¿Qué novelistas venezolanos lees y recomiendas? —Me gusta Victoria de Stefano, El lugar del escritor me marcó, pero las lecturas son una larga andadura y las vas acumulando en tus adentros y en tus estantes. Estoy llegando a un punto en que leo sólo lo que me interesa, y cada vez menos para estar al tanto de las novedades; creo, Jorge, que me estoy haciendo viejo más rápido de lo previsto, bueno, también es que con los precios actuales de los libros es muy difícil estar al día. Pero a los venezolanos intento seguirlos. —¿Lees literatura en Internet? —¡Claro!, páginas, blogs. Y he bajado montones de libros. De hecho, leí casi todo Auster y Sebal sacados de librerías virtuales que te permiten descargar. Eso sí, tengo que imprimirlos (mis ojos fallan), pero a Modiano y algunas cosas de Piglia sí las he leído en la compu directamente. Incluso, estoy por comprarme mi e-book en cualquier momento. No creo que desplace el papel, pero puede que presione lo suficiente el mercado para bajar los precios, y sin duda, ha convertido la literatura en un ejercicio de verdadera libertad. Consideremos también que la tecnología puede evolucionar a tal nivel que, estéticamente, el hecho de leer en digital sea tan placentero y cómodo como el libro de papel actual. Me parece que predecir en este asunto no es factible, quizás el e-book en el futuro mate al texto tradicional, como Gutenberg aniquiló al pergamino. Supongo que algunos se arrecharon en aquellos días, y ya ves por dónde vamos... —¿Publicarías una novela en formato digital? —Seguro, Stephen King ya lo hizo, quién quita que un vampiro lo haga también. “Algún día serás como ellos” Caminé recostado a la pared hasta llegar al boquete, respiré hondo, me encomendé a dios, por si es que él se mete en estos horrores y, con la linterna en una mano y el revólver en la otra, entré de sopetón. Lo que vi fue espeluznante: calaveras, huesos, cabellos de gentes que alguna vez estuvo viva como yo, trozos de ropa, porque a uno cuando se muere lo ponen bonito, pa qué coño no sé, supongo que como va tanta gente a verte, a decir que sí eras bueno, que nomás ayer te vieron vivito, te saludaron, y hoy ya estás tieso, que cómo se explica eso, que la vida es una vaina seria, y una retahíla de pendejadas que uno no sabe sinceramente pa qué coño las dicen, y como uno está muerto y no te puedes mover de ahí de donde te han puesto, te tienes que calar todo ese lloriqueo; pero le contaba, profe, que esas cosas que vi estaban regadas, enmontañadas por todas partes. Es el sentimiento más confuso y atosigante que he tenido jamás. Ver esos despojos humanos le quita el sentido de belleza y diversión a la vida, te hace recordar que no eres nadie, que algún día serás como ellos, y quizás pases la eternidad en un lugar como ése, donde nadie sabe quién eres, y eso es lo peor que te puede pasar, el anonimato de todos esos huesos, de toda esa gente, porque son gente, no podemos olvidarlo; ésa es la más triste de todas las muertes, caer ahí, que te tiren ahí, como basura, en la desmemoria, en la indiferencia de quienes caminan atareados, con sus oficios y sus vidas por las calles adyacentes a ese lugar. Pero el vampiro Ortega no estaba adentro. Un vampiro en Maracaibo, página 98 Novela Alfaguara (http://www.santillana.com.ve) Caracas, 2008 ISBN: 978-980-15-0037-7 256 páginas === Con Roberto Sari Torres =============================================== === Relato de un ex preso político Aldo Roque Difilippo ============== “Siempre fueron unos cobardes los milicos, mataban a gente inocente, atada de las manos, y todavía no se animan a dar la cara”. “La dictadura me hizo combatiente, cuando yo no lo era”, comenzó diciendo Roberto Sari Torres. El escritor e investigador, integrante del Partido Comunista, relató a Letralia cómo fue apresado y torturado por las fuerzas represoras de la dictadura uruguaya, cuando simplemente era un trabajador, casi sin militancia política. Torres fue detenido en Maldonado y torturado “a cielo abierto” junto a la laguna del Sauce, por cinco largos meses. “Durante muchos años creí que era gente que iba a pescar ahí”, comentó, porque periódicamente se veían fogatas junto al agua, al lado de un rancho viejo, pero después supo en carne propia que “cuando prendían fuego era porque estaban torturando prisioneros”. El 14 de enero de 1976, Roberto Sari Torres fue detenido por un comando militar frente a las oficinas de OSE de Maldonado. Tenía 31 años y su vinculación política con el Partido Comunista era escasa. En esos meses del verano de 1976 padeció incontables torturas, y por sus mentiras se ganó el mote de “Palito” por Palito Ortega, que cantaba “Changuito Cañero” y nunca estuvo en la cosecha de caña. Su caso, como el de incontables uruguayos, evidencia cómo la dictadura sembró el terror, torturó, y en algunos casos desapareció a personas por el simple hecho de pensar. —¿A vos te fueron a buscar cuando estaban en las oficinas de OSE? —Estaba leyendo el diario, sentado frente a la oficina de OSE. Veo que se detiene un Peugeot 304, con chapa del Chuy. La oficina estaba cerrada, pero adentro estaba el jefe conversando con el intendente militar de Maldonado. Probablemente no le avisaron que este operativo comando se iba a hacer. Noté que había gente extraña en la calle: tres o cuatro haciéndose los pelotudos, en la vereda de la OSE, dos en la otra esquina, gente parada en el lavadero de ropa de enfrente. Después me di cuenta de que todos estaban ahí apoyaban el operativo, haciéndose los chorizos. Se bajan dos tipos, uno flaquito, de remera de manga corta toda colorida, y un gordito panzón. El flaco me enfrenta: “Vos sos Sari Torres”. Le digo que sí, y da un paso atrás, se levanta la remera y saca un Colt 22, plateado, y me lo pone en la frente: “Estás detenido, bolche de mierda”. En ese momento me di cuenta de todo lo raro que había visto. Automáticamente me paré. Nunca había sentido eso, una rara furia, una cosa completamente irracional. Me fui parando lentamente pero con la intención de pelear. Le manoteo la muñeca. Él me apunta con la derecha. Con la zurda le pongo la mano en la muñeca, y con la derecha le tuerzo la mano del revólver; y con el codo le pegué en la garganta. Lo llevé tres metros reculando hasta que cayó sobre el capó del auto. El flaco primero era un matón y después gritaba, el gordito no sabía qué hacer. Yo estaba dispuesto a matarlo. Supe que me iban a torturar. —¿A qué atribuís por qué te detuvieron? —Una de las causas fue que a fines de diciembre, principio de enero, llevaron presos como a treinta y pico de compañeros. En ese verano en Punta del Este estuvieron reunidos Agosti, Massera y Videla planeando el golpe de Estado en Argentina. Entonces, para encubrir la actividad de estos generalotes, todo el mundo se distraía: “mira, metieron preso a fulano”, “algo pasó”. Todos los días había allanamientos. Te das cuenta de que en la Usina de Maldonado fue horrible, porque me habían llevado preso a mí, un tipo que era un trabajador, y nunca tuve siquiera una escopeta entre las manos. Yo podía haber levantado los brazos y entregarme. No. Me resistía a ser llevado como una oveja. Peleé y le gatillé el revólver en la sien al flaquito. El chofer se tuvo que bajar y, junto con el gordito, me terminaron ganando. Capaz que en otro lado me hubieran matado, pero como estaba toda la gente mirando no pudieron hacerlo. Yo le apreté el revólver en la sien del flaco y el tipo gritaba. El gordito pone el dedo en la púa, y yo lo gatillé. Lógicamente el tiro no salió porque le agujereó la yema del dedo; entonces entre los tres me vencieron. Me ataron, me encapucharon y me tiraron dentro del auto. Yo escuchaba el murmullo de la gente, una cosa ahogada. Cuando sube el flaco arranca el auto, y el tipo se cagó en los pantalones. El hombre jedía a cosa podrida. —¿A dónde te llevaron detenido? —Al cuartel de Maldonado. Me trasladan a otro par de funcionarios, muy eficientes, que me quisieron cagar a patadas, pero me les tiro al suelo, entonces entre tres me alzaron y me llevaron a una sala pegada, donde me agarra un milico como de cien kilos. ¡Plantón conmigo! Pero yo seguía furioso con los milicos, los insultaba, y me negué al plantón. En los cinco meses que estuve me negué a hacer plantón. Me tenían que sostener uno de cada axila, para que me quedara, y como los milicos de la dictadura son atorrantes decían “deja al pichi este que nos quiere hacer trabajar”. Bueno, me torturan, día y noche, y me preguntan por las armas. En aquel tiempo estaba muy de moda acusar a los comunistas de tener las famosas AR 15, armas rusas creo que eran. Yo no sabía nada. “Allá vas a ver lo que es”, me dijo uno, y me llevan directo para el fondo de la laguna del Sauce. Tirado en el fondo de la camioneta uno piensa cualquier cosa. Creí que me iban a tirar al agua. Me desatan una mano para estaquearme de pies y manos en el suelo... —¿A cielo abierto? —Sí. Entonces me dan picana, y el famoso teléfono, un magneto que te daba la patada en el oído que es brutal. Bueno, la picana eléctrica en todos lados, en los testículos, en el ano, en la lengua es algo horrible; y submarino cuando no me terminaba de recuperar. Pero esa la aguantaba, como había aprendido a nadar de muy chiquito, tenía buena respiración, entonces pataleaba y largaba gorgoritos para que me sacaran. El problema era que te hacían submarino con capucha y todo, y cuando salías, un tipo te apretaba la nariz, y no podías respirar. Y así mojado peor, la picana eléctrica. El tipo tenía un guante, que supongo era de amianto, y un medio termo de plástico que le protegía la mano, como si fuera un estoque de espada. La tortura era preguntar dónde estaban las armas, y yo no tenía nada. “Dónde está el papel de la orga”, o sea la organización del Partido. “Quiénes son los del Partido”. Por suerte no conocía a nadie. Habíamos dicho que había que echarle la culpa al principal dirigente. Yo les decía “conozco a Arismendi, a Sócrates Martínez y al Pepe Frade”, el histórico dirigente de la 1001. ¡Qué vivo!, si estaban presos. Entonces me daban y me daban; y empecé a mentir. Pero como seguía caliente los puteaba todos los días. Les decía que eran maricas, nazis, cobardes, porque un solo hombre los había enfrentado y no se animaban a matarme. En realidad era un irresponsable con mi propia vida. Empiezo a mentir. Les dije “tengo enterrado unos rifles y un revólver en el parque de la OSE, al lado de mi casa. Van a ver que hay una lengua de pinos, y al lado de un pino grande tengo enterradas las armas”. Me daban unos picanazos para confirmar. De repente aparece uno y dice “basta”. Me llevan al rancho contra la laguna, me bañan. ¡Una satisfacción! Casi me quedo dormido abajo del chorro de agua. Vamos allá. Ese día Mirtha, mi mujer, con los tres gurises estaba en casa. Yo no podía ni moverme, porque estaba absolutamente descoyuntado de las colgadas. Ellos me daban agua porque no podía levantar los brazos, era un pedazo de carne; como si fuera el máximo jefe de la subversión. Llegué allá completamente desfigurado, y veo que un milico saca a Mirtha con los tres nenes apuntalada con una ametralladora en la espalda, como si mi mujer fuera lo más peligroso del mundo. Siempre fueron unos cobardes los milicos, mataban a gente inocente, atada de las manos, y todavía no se animan a dar la cara. No tengo ningún problema en enfrentarlos; lamentablemente nunca vi a los torturadores. Los otros son cómplices por omisión. El que se ganó la vida custodiando hombres inocentes que otros torturaban, es tan culpable como los que torturaban. No hay milicos inocentes en la dictadura... —¿Por qué los llevaste a tu casa? —Creí que no iban a agarrar viaje. Mi casa estaba como a treinta metros de ese pino grande. Los milicos empiezan a cavar. ¡Una calor!, y adentro de un bosque de pinos mucho más. Cavan y cavan, y yo echado en la pinocha, alegre, más allá de todo. Aunque te parezca mentira, nunca vamos a saber por qué, en ese momento tan dramático el hombre piensa en cosas bellas. Sabés lo que es estar acostado en la pinocha, sin capucha. Me tranquilicé, se me fueron los dolores, mirando la copa de los pinos. Y éstos cavaban y resoplaban. Me decían “pichi, vos estás seguro”, “si, denle para abajo”, les decía yo (se ríe). Cuando quedaron hundidos hasta la altura del pecho, sudando como locos, dicen “vámonos, este boche podrido nos quiere hacer trabajar”. Después aprendí que hay 48 horas de respiro. Me dieron de comer, y durante dos días me trataron fenómeno. Después vienen y otra vez a preguntar si estuve en tal lado. Resistía una semana. Volvía a mentir otra vez. En la segunda mentira no agarraron viaje enseguida. Descansaron y vinieron a torturarme al otro día. Y allá los llevé, al Cerro de la Gloria. Otra vez tirado entre los pinos y estos cavando. Imaginate lo que es cavar en la ladera de un cerro, tuvieron que llevar barreta. Sacaban chispa, yo les decía que hacía unos años que había enterrado las armas. ¡Mentira! Cavaron una zanja como de dos o tres metros, y se encontraron con la roca sólida. Otra vez a la laguna del Sauce. Yo estaba desecho de las palizas. Venía el doctor, me revisaba y decía “denle, pero cuidado”. Estaba dispuesto a morir. Si hubiera tenido la oportunidad de manotear un revólver mataba al primero que se cruzara. Ahí es que me ponen el mote de Palito Ortega, porque decían que Palito era un mentiroso porque cantaba “Changuito Cañero” y nunca fue a cortar caña. La tercera vez los llevo a la misma Usina de OSE. Era fines de febrero o principios de marzo. Una bruta calor, a las tres de la tarde se les ocurre ir. Les dije que las armas estaban debajo de un muro de piedra, que es el linde del antiguo potrero de la Usina. Unas piedras que han de pesar más que una bolsa de portlan. Imaginate a estos dos milicos agarrando esas enormes piedras. Desarmaron un pilón... Por supuesto que después me torturaron de nuevo, y al final me habían agarrado de experimento. Venían nuevos alumnos y los expertos les enseñaban cómo no pasarse en la picana, cuánto tener un tipo bajo el agua, cómo pegarle. La cuarta vez ya no fue una mentira mía, se ve que un camarada adoptó la misma técnica. Me llevaron a Maldonado, no sé por qué, y me torturaron en una pieza que tenía un pocito con agua. Te paraban ahí y te daban picana. Yo buscaba que me desmayaran porque había aprendido que en el desmayo me aliviaba. Cada vez que me desmayaba tenía un día aliviado. Después venía el doctor, me auscultaba, y daba la orden de seguir. Cuando me llevan a la pieza con el charco de agua, el milico se descuidó, va todo campeón, me sostiene sin el guante, entonces lo tiro para adentro del charco y el picanazo lo recibió él. Seguro, después me dieron picanazos hasta desmayarme, y arrestaron a ese milico y a otro más. Después me llevan para el Cementerio de Maldonado... Acá estoy, hermano —¿Porque vos les dijiste que las armas estaban ahí? —No. Por una mentira de otro. Empecé a preocuparme, pensé estos tipos me fusilan y me tiran en una tumba. Me sientan en un nicho y me dicen “¿dónde está la tumba con las armas?”. Me di cuenta de que alguien había mentido, e instintivamente apoyo al compañero en la mentira. Supuse que él pensó como yo: el pino más grande, la piedra más grande; y apunté para la tumba más grande. La sepultura de un ricachón. El mármol de la tapa tendría una cuarta de espesor. Bajaron del auto con las barretas, y yo descansando al lado del nicho, y bromeando “acá estoy, hermano, capaz que te visito en un rato”, le decía al muerto de la tumba. Corrieron la tapa y empezaron a cavar. De entrada los milicos tendrían que haberse dado cuenta de que ahí no había nada, si había como un croché de raíces. Cavaron como medio metro y abandonaron. Me torturaron un tiempo más, porque hacían experimentos; y al final me largaron de aburridos. —¿Vos pudiste identificar a los que te torturaron? —No. Ese cuarteto de la muerte eran todos tenientes, yo les alcanzaba a ver el grado. No me acuerdo haber visto un capitán. Los que se mostraban eran los tipos que no torturaban. Yo me río pero es la única manera hoy de comentar el infierno que pasamos ahí. —¿Pudiste identificar a otros presos? —Sí. Cuando me llevan, después de torturarme unos días en una sala solitaria, me tiran en una pieza. Me recuesto, y al afirmar la cabeza contra la pared la venda se mueve. Disimuladamente veo los pies del milico que estaba haciendo puerta, y a uno de los históricos dirigentes del Partido: Sócrates Martínez. Cuando lo vi me propuse resistir. También estaba Julio Varona. Nos reconocimos mutuamente los tres y eso, en lo personal, me reconfortó. Muchos años después Julio me dijo que a él también lo había reconfortado reencontrarse con camaradas. También estuvo con nosotros Marco Zeida, miembro del Partido Comunista paraguayo, y que tiene el récord de haber sido preso político en cuatro dictaduras: Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay. —¿Cómo fue que te liberaron? —Me llevan al juzgado militar, que estaba por la calle Jaime Cibils, cerca del 8 de octubre (en Montevideo) y el juez me libera. Si yo no tenía nada. Un compañero que estaba esperando turno me dice “¿y Palito?”, porque ya era Palito Ortega. “En libertad”, le dijo, y vos sabés que se pone a llorar porque pensaba que me mandaban al Penal de Libertad. Me tenía que presentar dos veces por semana al Cuartel, a la segunda semana simplemente me expulsaron. Me dieron 48 horas para que dejara Maldonado. No pregunté por qué, lógicamente. Volvimos en tren con los gurises para Dolores. Perfil Roberto Sari Torres (Dolores, Uruguay, 1944) es autor de varios libros de cuentos. Desde hace varios años viene profundizando en la investigación histórica. De esas investigaciones se pudo establecer el lugar exacto de fundación de la ciudad de Dolores. En este año editará una investigación titulada Combate de Paso Morlán (urdimbre histórica de la épica gesta). Un ensayo sobre el levantamiento armado de 1935 contra la dictadura de Gabriel Terra. Precisamente la investigación de los pormenores del Combate de Paso Morlán ha sido uno de los desvelos del trabajo de investigación histórica de Torres de los últimos años. El próximo año se cumplirán 75 años de esa gesta y en esta investigación que próximamente editará, aporta elementos inéditos de ese combate y de sus protagonistas. ** Aldo Roque Difilippo aldodifilippo@adinet.com.uy Periodista y escritor uruguayo (Mercedes, 1966). Ha publicado el libro de cuentos Verdades a medias (dos tomos, coautor con Wilson Armas) y una serie de investigaciones literarias e históricas en el suplemento Lecturas de los Domingos del diario La República, y en la revista Posdata (Montevideo). Desde 1991 trabaja como corresponsal en Soriano para el diario La República de Montevideo. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Historia y cotidianidad en la dramaturgia de José Ignacio Cabrujas ==== === Magaly Guerrero ======================================================= Se cumple un año más del fallecimiento de nuestro inolvidable José Ignacio Cabrujas (1). Como lectora de su obra, más que espectadora, quiero honrarle recordando algunos elementos de su dramaturgia por los cuales el autor llegó al corazón de todos los venezolanos. Nos referimos a lo que hemos denominado en otra parte (2) “diálogo con la historia”, “el individuo frente a la historia” y cómo se aborda técnicamente estos aspectos, a través de la “teatralidad y puesta en escena” de las obras. I. Diálogo con la historia La dramaturgia de J. I. Cabrujas estableció un diálogo con la historia de Venezuela y de América Latina. Observó y analizó la historia a través de la mirada del artista, esto es, desde una gran parodia e ironía, encontrando los errores y contradicciones de un proceso histórico que ha repetido tercamente en cada instancia histórica los desaciertos del pasado, como si no hubiese ocurrido lo mismo anteriormente. Venezuela es el espacio de la gran obsesión, de la gran angustia creadora (3). La obra de Cabrujas recorre la historia desde el descubrimiento de América hasta los intentos de golpes de estado del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992. Ya sea en las obras de teatro, en las películas, en las telenovelas y en los artículos de opinión, se da una continua recurrencia a la historia, en ese tan característico estilo mordaz y humorístico: descubrimiento de Venezuela y América en Acto cultural, en un salto histórico conducido por los recursos de las anacronías y las heterotopías (4). Anécdotas de la vida colonial venezolana, como la rebelión contra la Compañía Guipuzcoana en la obra Juan Francisco de León y un pasaje íntimo en la vida del rebelde general Bermúdez en Los insurgentes, su primera obra (5). La irresponsable acción gubernamental en la figura del presidente Guzmán Blanco en El Americano Ilustrado, como un estilo de gobierno imitado por los presidentes venezolanos del siglo XX. El período de Cipriano Castro y de Juan Vicente Gómez en Acto cultural y El día que me quieras, o en las telenovelas Gómez I y II y La dueña, como una manera de pensar en la tiranía, el aislamiento del país y el desfase histórico. Los años cincuenta con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en la obra llevada al cine Una noche oriental. La represión policial en los años sesenta en Fiésole, el fracaso de las luchas guerrilleras y consecuente frustración de los rebeldes e intelectuales de izquierda en El día que me quieras y El Americano Ilustrado, que aunque ficcionalmente remiten al pasado de Venezuela, se corresponden más con la problemática histórica de las décadas sesenta, setenta y ochenta, años de producción de dichas obras. También se da una visión sobre la vida cotidiana de los venezolanos en las telenovelas, incluyendo la presencia del narcotráfico en la novela Nada personal, de la cual sólo pudo escribir los primeros capítulos porque le sorprendió la muerte; las menudencias del acontecer político venezolano a través de los artículos periodísticos, todo ello en conjunto, nos hablan de un autor que dialoga con la historia y la política de Venezuela y de Latinoamérica, como punto de reflexión sobre un país, su historia y su destino dentro de la gran historia. Quinientos años de historia se constituyen en el marco temporal de las distintas obras de Cabrujas. Cada una retomará una anécdota específica y a partir de allí se adentrará en ese diálogo constante que busca comprender el porqué de esta manera que caracteriza al venezolano como individuo y como pueblo. Una manera crítica de mirar el presente a través del pasado en el cual se encuentran las lecciones para aprender sobre el presente. La anacronía —el desplazamiento en el tiempo? y la heterotopía ?coexistencia de varios espacio-tiempos? crea la ilusión de lo disparatado, de lo que está fuera de lugar y de tiempo, lo que está desubicado. Por ello surge la ilusión de que existen elementos incongruentes y datos apócrifos en las obras de Cabrujas. De esta forma, encontramos un Cristóbal Colón parodiado y metamorfoseado con Amadeo Mier (6), en un acto cultural en la obra homónima, que navegará directamente hasta el pueblo de montaña San Rafael de Ejido y no a la isla de San Salvador, para descubrir a los seis miembros de la sociedad cultural Louis Pasteur en el primer viaje colombino y no en el tercero, cuando descubre a Venezuela. Todo ello en clara integración de datos históricos, “resumidos” en un acontecimiento: el Descubrimiento de América. Un Carlos Marx y un Federico Engels identificados como “los alemanes del ferrocarril”, perdidos en Venezuela, confundidos con el pueblo caraqueño en una celebración callejera que festeja un disparate histórico: la negociación de la deuda externa de Venezuela con Inglaterra, en la que pierde el territorio de Guayana Esequiba, hoy en reclamación. Aunque el acontecimiento histórico de negociación y pérdida de territorio venezolano ocurre en 1899 con el laudo arbitral de París, J. I. Cabrujas incorpora este hecho en la obra El Americano Ilustrado, a manera de un resumen histórico, como si este hecho hubiese acontecido solamente en el gobierno de Guzmán. En realidad, el diálogo es con la Venezuela del presente que debe mirar los errores del pasado para no repetirlos. La figura de Guzmán es el icono del desorden y de la improvisación que ha caracterizado un estilo de gobierno por más de cien años. Se trata de reescribir la historia para mostrar y objetar el presente, desmitificando el discurso oficial de la historia. Vistos en conjunto, el dato apócrifo, la anacronía y la heterotopía son elementos que nos hablan de una estética de lo disímil y lo incongruente para entablar un diálogo con la historia de Venezuela a partir del Descubrimiento de América, como una manera de regresar al origen histórico y cultural e interrogar dónde está el SER, dónde y cómo se ocultó, en qué momento surgió el disparate, cuándo comenzamos a ser, no siendo. Estos recursos forman parte del sentido crítico cabrujiano sobre el gran desajuste creado por la acción política, desajuste que alcanza todas las áreas sociales y culturales hasta llegar al individuo. El desencanto y la desesperanza se abren paso en la dramaturgia de Cabrujas. Los signos de la historia no permiten otra mirada. La única manera de exorcizar el desencanto ante la historia es a través del humor, la parodia y la ironía. De esta forma, el humor se abre campo para mediar y suavizar la gran angustia que aparece en el fondo. Es una dramaturgia que interroga al marxismo, lo ve como salvación, en un momento de la historia, en la primera actitud de Pío Miranda, pero luego lo ve como algo extraño, ajeno y lejano (7). Razón por la cual Carlos Marx y Federico Engels no son reconocidos —ya están olvidados— en este país de desvelos. Sólo se les mira folklóricamente como unos alemanes del ferrocarril que andan extraviados y perdidos en este rincón del mundo, “disparate de la historia” en palabras del personaje Pío Miranda (8). Las técnicas de presentación de las anécdotas se complementan unas a otras. El autor acude al recurso de la anacronía como una manera de destacar el drama del individuo y del país. En ambos casos se aplica la idea del desplazamiento temporal, esto es, el individuo que ha quedado rezagado en el tiempo, viviendo su propio tiempo, al margen. Simultáneamente el espacio social de ese individuo, su país Venezuela, también ha quedado rezagado ante el tiempo que le es propio: la historia. Así podemos observar cómo desde la anacronía pasamos a la heterotopía, el lugar donde se reúnen los elementos disímiles que resultan incongruentes por el desplazamiento temporal. J. I. Cabrujas utiliza estos recursos y crea los efectos de extrañamiento, desconcierto y humor. Con ello, los espectadores y lectores de sus obras no sólo se ríen y divierten, sino también se llenan de nostalgias, reflexionan sobre ese espacio-tiempo en el que están inmersos los personajes, tan parecido al propio tiempo. II. El individuo La mirada crítica de J. I. Cabrujas sobre la historia de Venezuela también valora la cotidianidad a través de un conjunto de personajes que son sorprendidos en la intimidad del hogar. Son testimonio del factor social que dinamiza los procesos históricos. Entonces, la mirada se revierte e indaga en el mundo interior de estos personajes que testimonian con su actitud, una manera de ser, de pensar, de actuar, una idiosincrasia. En este sentido, se da una variedad que puede clasificarse atendiendo varias pautas: como representación de personas, tenemos los personajes agónicos y los personajes populares; representando ideas, los personajes de referente histórico (9). Los personajes agónicos reflejan un nivel de conciencia que les lleva a sufrir la vida, sobrellevar las penas y tristezas, a mentir y simular lo que no son como si llevasen puesta una máscara, hasta que un buen día dan rienda suelta a su sensibilidad herida y contenida a través de los “actos denegativos” (10). En este grupo se encuentran los personajes Uno y Otro en la obra Fiésole; Manganzón en Profundo; Los seis personajes de Acto cultural, en especial Amadeo Mier y Cosme Paraima; Pío Miranda y Elvira Ancízar en El día que me quieras; los hermanos Anselmo y Arístides Lander en El Americano Ilustrado. A través de actos denegativos que traen al espectáculo la técnica distanciadora de la denegación, los personajes agónicos, en el mejor sentido del romanticismo, traen a la vida cotidiana y a la escena sus penas internas, sus mentiras, su angustia por no ser lo que aparentan, su hastío existencial. Su verdad. Son personajes apasionados en ese desbordamiento de sentimientos y de frustraciones. La dramaturgia de Cabrujas es sentimental y melodramática, pero también trágica al estilo de las literaturas de la Existencia, en las que el “hombre común” está en situaciones límite. El don y maestría de Cabrujas radica, entre otras razones, en matizar este elemento que podría inducir al melodrama creando un contraste de actitudes existenciales que introducen a su vez la parodia, la ironía, el humor. Por ello, otro tipo de personajes hacen el contrapeso en la tensión dramática y permiten mirar la dramaturgia de Cabrujas desde otra perspectiva; los personajes de referentes históricos y los personajes populares que denominamos “los iluminados”, siguiendo la voz popular (11). Los personajes de referente histórico aparecen en las obras como íconos visuales del personaje que representan y no tienen la profundidad dramática de los personajes agónicos puesto que su función estructural es totalmente distinta. Son personajes de la obtención (12) teatral, iconos y alegorías, parodia de los personajes históricos. Nos encontramos con Cristóbal Colón, interpretado por el personaje Amadeo Mier en Acto cultural y cada personaje histórico que allí aparece: Isabel la Católica, su confesor, las damas de compañía, los indígenas. Carlos Gardel en El día que me quieras. Antonio Guzmán Blanco, Carlos Marx, Federico Engels en El Americano Ilustrado. Todos ellos se mueven desde los códigos de la parodia, en revisión crítica del discurso oficial de la historia, desmitificándolo, mirando la historia desde la cotidianidad de los personajes históricos y los procesos en los que están inmersos. Frente a estos personajes que nos mueven a la risa por la gran parodia que implican, la gravedad de los personajes agónicos tiende a relajarse. Por ejemplo, un fracasado Pío Miranda frente a un exitoso Carlos Gardel. Un fracasado y manipulado Arístides Lander frente a un cínico Guzmán Blanco, artífice de la manipulación y maniobras políticas. Así mismo Carlos Marx y Federico Engels caricaturizados, desorientados y desubicados en “esta equivocación de la historia” que se supone es Venezuela en palabras de Pío Miranda. Todo concurre en la escena: la agonía existencial y el disparate, el ser ontológico sufriente simulando ser socialmente alguien que no es en realidad, conforme con el Sistema. Este contraste crea humor por el disparate que produce e ironía por la crítica que significa. Por ello, hablamos del contraste creado a través de la tensión y distensión dramática, creando un ritmo cambiante en la escena, de manera equilibrada: de la risa a la tristeza y la nostalgia. Pero de estas reacciones y sensaciones volvemos al humor y a la risa. Tensión y distensión en ritmo constante. Es como una danza, una coreografía o una sinfonía de la vida cotidiana, con sus aires lentos, adagios, andantes, andantes sostenutos, allegros y vivaces apasionados. Con respecto a las acciones puede visualizarse una oposición relacionada con los personajes agónicos. Hay en ellos el deseo de cambiar sus vidas. Este cambio es imaginado en la metáfora del viaje. La imaginación de estos personajes se mueve en el deseo buscando la utopía, el lugar de los sueños, de las ilusiones, de la realización personal. Por contraste, aparece la heterotopía, la reunión de lo discordante y disímil. La realidad de estos personajes es ser impotentes ante su propia situación, parecida a la de los personajes Vladimir y Estragón de la obra Esperando a Godot, de Samuel Beckett, en permanente situación de espera, sin poder cambiar sus vidas y sus rumbos. El viaje resulta aquí como un principio activo que procede del deseo de los personajes. Por contraste, la espera deviene en principio pasivo que ratifica la desesperanza, el hastío existencial, la frustración. Esto también crea tensión y distensión dramáticas. Con respecto al tiempo como figura estructural y ahormante de la obra dramática, puede decirse que también está en consonancia con estos contrastes. Si hablamos de utopía, del lugar soñado, hablamos también de otro tiempo: del día que me quieras, del día que encontremos el tesoro y seamos ricos, del día que nos den la libertad y dejemos la cárcel, del día que me vaya a Europa, del día que pueda enfrentar a Guzmán Blanco, a mi esposa y renunciar al ministerio, del día que entremos en la historia porque fuimos descubiertos... Un tiempo proyectado a un futuro posible. Esto también es anacronía porque hay desplazamiento desde un tiempo medido por la psiquis y la subjetividad de los personajes. Es su alimento y fuerza existencial. Es una de las variantes del tiempo: el tiempo interior, el tiempo subjetivo que marca con mucha fuerza las obras de Cabrujas y nos introduce en los conflictos de los personajes, en las frustraciones, en el desencanto, en la abulia y la apatía. Un rostro del país en la intimidad. Cabe preguntarse también sobre el espacio habitado por los personajes de Cabrujas. Mientras están soñando con un mundo mejor permanecen encerrados en sus hogares, en una habitación. Se exceptúa el personaje Anselmo Lander de El Americano Ilustrado quien efectúa su rebelión existencial ?acto denegativo? en la Casa de Gobierno, delante de los diplomáticos ingleses y la familia de su hermano Arístides, renunciando a la vida sacerdotal que llevaba. El hogar, la vivienda, la sala, la celda, la cocina, el patio, el escenario en sí son lugares del entorno íntimo, del microcosmos que emula el mundo de afuera, lugar de sueños y de frustraciones. El mundo de afuera, el mundo de adentro. Metáforas del vivir, de una condición existencial. Dentro/fuera, abierto/cerrado. Intimidad expuesta ante el público. Solamente en la obra El Americano Ilustrado se alternan los espacios. La relación dentro/fuera y abierto/cerrado marcan el dinamismo de la obra que alterna lo privado con lo público, en donde lo público se hace íntimo y se convierte en asunto privado, de manera que los asuntos de Estado se convierten en asuntos domésticos e íntimos y el cumpleaños de un ministro es más importante que la negociación de la deuda externa con Inglaterra. Una manera de evadir el desorden en las finanzas públicas y la improvisación en la acción gubernamental, representada en la figura del presidente Guzmán Blanco. En esta crítica se hace presente el humor ácido de Cabrujas (13). III. Teatralidad y puesta en escena El diálogo con la historia permite al autor desplegar su visión crítica a través de recursos artísticos como el humor, la parodia, la ironía y trabajar desde adentro las técnicas artísticas de la denegación, las anacronías, las heterotopías, el travestismo, la estética del kitsch, tendencias representadas o escenificadas a través de los recursos de la teatralidad (14). Revisemos: Acotaciones o didascalias. El primer encuentro del lector con la teatralidad es a través de las didascalias o acotaciones. Por su naturaleza de discurso instruccional encontraremos referencias a la mayoría de los recursos de la puesta en escena. Hay un rasgo estilístico sobresaliente en las obras de J. I. Cabrujas: las acotaciones tienden hacia la narratividad, relatan situaciones que no siempre son representables como, por ejemplo, la indicación al comienzo de El día que me quieras de que María Luisa ha olvidado que Pío está allí, aunque esté sentada a su lado. Es una información para el lector puesto que el espectador no podrá percatarse de este pequeño detalle. También en la obra El Americano Ilustrado se observa ejemplos parecidos: “(...) Se presiente un temprano asado en la distante cocina, y el morrocoy secular acaba de ocultar su cabeza (...)”, frases que indican pequeños detalles que sólo el lector puede apreciar. Son comentarios sobre el hecho representado semejantes a los de un narrador. Hay una voz que deja de ser instruccional para convertirse en voz narrativa. Música y efectos sonoros: La presencia de la música aparece en la dramaturgia de J. I. Cabrujas de varias maneras: como intertexto (15), proporcionando títulos y textos a las obras y como instrucción didascálica. Como intertexto es notable la relación de la ópera (16) hasta el punto que proporciona un canon rítmico al diálogo de Cabrujas. Así en Fiésole resultan resaltantes los textos y música de El Barbero de Sevilla. En esta obra los efectos sonoros también incluyen ruidos y voz en off. La música popular también está presente. En la obra Profundo se entona canciones de la liturgia cristiana en el momento de la representación del nacimiento viviente. En El día que me quieras, evidentemente los tangos de Gardel constituyen el trasfondo sentimental de los personajes. En Acto cultural, el Stabat Mater, y en El Americano Ilustrado, la Sinfonía fantástica de Héctor Berlioz proporciona los títulos de cada acto como una parodia de las situaciones dramáticas vividas por algunos personajes. El público venezolano suele decir que las obras de Cabrujas le producen nostalgia. Pensamos que en parte se debe a la música, ya que hay un trasfondo romántico, en el sentido del Romanticismo, por los autores que son evocados musicalmente. Además, Cabrujas busca crear en el espectador y el lector una sensación, un sentimiento aprendido más del mundo de la ópera que del teatro. Influye aquí la experiencia del autor con la música (17). En otro sentido, las instrucciones de las acotaciones para “musicalizar” las obras acuden respectivamente a la música clásica y a la música popular, incluyendo el himno de la Guerra Federal tocado por un “irresponsable cuarteto” y que identifica al presidente Guzmán Blanco, también como una ironía y parodia de la falsa grandeza del dictador. Esto ratifica el carácter significativo de los elementos escénicos que se insertan en un sistema de significaciones complejo al que acuden códigos de naturaleza distinta. La música es uno de los códigos y se hace significativa en cada obra, independientemente de sus propios valores musicales. Iluminación: La dramaturgia de Cabrujas parece dejar a la libre decisión del director de escena y equipo de producción cómo iluminar las diferentes escenas de las obras, puesto que no todas presentan información didascálica sobre la iluminación. En la obra Fiésole se dan indicaciones de cómo debe ser la iluminación y entre cada acto se enfatiza si está oscuro o iluminado. Al comienzo de las escenas, iluminado; al final de las mismas, oscuro. De cierta manera, la iluminación dibuja un esquema elemental. Esta tendencia se continúa en Profundo. También se dan indicaciones sobre el uso de velas o la presencia de algún tipo de resplandor efectuado por las luces de automóviles en Fiésole o fuegos artificiales en El Americano Ilustrado. Desde el punto de vista simbólico la luz de la vela es una manera de proyectar y dibujar el espacio de la verticalidad (18) que se inserta en un sistema de significación de lo ascensional, de la búsqueda por ver la verdad, aparte del hecho físico de iluminar una habitación a oscuras. “Buscar la verdad”, se corresponde con la necesidad de los personajes de Cabrujas en ser sinceros con sí mismos y despojarse de sus propias mentiras, es una manera de llegar a la denegación a través de esta imagen. Escenografía: En este aspecto puede observarse la evolución creadora de J. I. Cabrujas. En líneas generales, puede afirmarse que el espectáculo cabrujiano busca establecer lazos de identificación con el público (19). Por ello, pone en vigencia cierto neocostumbrismo que permita al espectador reconocer elementos esenciales de su propia idiosincrasia (20). Del conjunto de las cinco obras que hemos analizado sobresalen en este aspecto las obras Profundo, El día que me quieras y El Americano Ilustrado. En Profundo, tal vez la obra más cercana a la estética del neocostumbrismo, el elemento popular introduce la representación del nacimiento de Jesús como si se tratase de un auto sacramental (21), pero sin la intención original de este tipo de representación puesto que se trata del humor y de la parodia de las costumbres de los venezolanos. Con respecto a Fiésole y Acto cultural hay variantes. Fiésole es audaz en su propuesta escénica. Elude el localismo en Fiésole, un verdadero reto al artista venezolano para dar universalidad a los conflictos humanos. La celda es el icono de cualquier cárcel en cualquier lugar del mundo: dos cajas que sirven de asiento a los personajes, eliminación del ciclorama, proyección de sombras que recuerdan los muros de la cárcel y el mundo exterior: sombras de árboles y luces de automóviles en movimiento, lo cual crea el contraste entre el mundo de adentro, detenido para los presos, y el mundo de afuera, con un ritmo de vida libre y totalmente distinto. La escenografía complementa la significación de la obra y de cómo todo indica opresión y hostilidad para los personajes Uno y Otro. La hostilidad carcelera se refuerza por los quejidos del preso vecino, el sonido de botas en formación y la voz en off, en el espacio de la extraescena. Apenas indicios, la parte por el todo, que sugieren la presencia de un sistema opresor de la nueva democracia venezolana en la década del sesenta, todavía muy cercana a las prácticas intimidatorias de la reciente dictadura perezjimenista. Por su parte, la obra Acto cultural revela un momento estelar del teatro venezolano: la consolidación de una producción independiente que puede incorporar los aspectos técnicos de manera profesional, vale decir la escenografía, música, iluminación, vestuario, telones pintados por el artista plástico Régulo Pérez con los recursos del cuadro vivo y del teatro dentro del teatro. Este último aspecto trae el reto de introducir una escenografía dentro de otra escenografía, creando la ilusión de una doble utilería por la técnica del teatro dentro del teatro. El espectáculo podría resultar abigarrado, barroco. Kitsch: Los recursos estéticos se van complementando unos a otros. En la parodia y el humor cabrujianos no puede faltar la presencia de elementos populares reflejados en un gusto particular cercano a la estética del kitsch. Lo cursi y el mal gusto también refuerzan el sentido de lo altisonante, otra manera de parodiar la realidad cotidiana del venezolano, con humor e ironía. Puede mencionarse (22) el vestido blanco de lacitos negros que utilizará Matilde Ancízar en el recital de Carlos Gardel en El día que me quieras. Una mujer de veintinueve años que se comporta como una adolescente. El estilo “fantasioso y árabe” de la sala de las hermanas Ancízar, la proliferación de adornos, el variado estilo decorativo en la casa presidencial en El Americano Ilustrado, los arcos florales del escenario de la sociedad Louis Pasteur, son elementos que potencian la expresión de lo cotidiano, del hacer de cada día, provinciano, de un país muy alejado de una tradición y que, por lo contrario, sigue la moda sin criterios de selección. Una metáfora gráfica del ocultamiento de la identidad cultural que se reinventa en la moda del otro. En conjunto, todo habla de una manera de ser y de vivir. Actor, gestualidad, valor de la palabra: Desde el punto de vista del actor, cabe mencionar la potenciación del gesto, que en momentos puede ser melodramático sobre todo en los actos denegativos y en los recitativos de Fiésole. La dramaturgia de Cabrujas enaltece el valor y expresividad de la palabra. Los diálogos traen el mundo de la ópera en la forma de estar concebidos como señaló el autor, como duetos, tercetos, cuartetos. Hay un sentido musical de la palabra, un ritmo y un tempo conversacional muy particulares. Un encadenamiento de actos verbales que se irán desbordando a medida que el sentimiento aparezca. Esta puede ser una de las lecciones de la ópera y también del ritmo de la vida. La ópera de la vida. Los recursos del habla permiten un discurso vibrante que se llena de “subidas y bajadas” rítmicas a tono con la expresión de los sentimientos (23). Dramaturgia que expresa la subjetividad del ser humano, dramaturgia del sentimiento, dramaturgia que desmonta el sentimiento y lo parodia como una manera de “curarse” del exceso de sentimentalismo. Se ríe de ello porque hay conciencia de la tras-época, de que no es el momento de llorar y ser sentimentales a pesar de que no se hayan logrado los sueños. Travestismo: El arte del disfraz procede en primera instancia del mundo de lo representado. En la estética de J. I. Cabrujas está en consonancia con el neocostumbrismo ya señalado, como una manera de darle verosimilitud y coherencia a las obras. El elemento disímil que no compagina con el realismo del costumbrismo proviene de la parodia, de las anacronías, de las heterotopías. El travestismo trasciende hacia lo simbólico como una manera de expresar el ocultamiento del verdadero yo que se revelará como acto denegativo. Implica quitarse el disfraz y la máscara en público, hallar la verdadera identidad. La estética en la dramaturgia de José Ignacio Cabrujas se compagina con el recorrido que hace el autor por los caminos de la historia de Venezuela en una indagación sobre el ser y el sentir nacional de hoy. En el individuo convergen las líneas de la historia y sus propias vivencias. Y no podía ser de otra forma. Sólo en el individuo se puede “medir” el paso del tiempo y el paso de la historia. Es un recorrido que explora y escarba en el espacio de lo incognoscible, el propio yo, con el disfraz de la historia. Espacio y tiempo se tornan en ejes que organizan una obra que emprendió el ánimo de la reflexión, de la ironía, del humor, del dolor, de la angustia. Todo acude en esa mirada escudriñadora que levanta los velos del ocultamiento y va llegando al centro, al individuo como ser inmerso simultáneamente en su propio tiempo y en el devenir histórico, temporalidades que coinciden en un espacio geográfico muy particular: Venezuela. Referencias bibliográficas Directa: • CABRUJAS, José Ignacio (1997). El país según Cabrujas. 2ª Ed., Caracas: Monte Ávila Latinoamericana, Perspectiva Actual. — (1965, 1971). Fiésole. En: SUÁREZ RADILLO, Carlos (1971). 13 (sic) autores del nuevo teatro venezolano. Caracas: Monte Ávila, Col. Temas Venezolanos. — (1991). El teatro de Cabrujas. Caracas: Pomaire-Fuentes. — (1995). “La viveza criolla. Destreza, mínimo esfuerzo o sentido del humor”. Conferencia dictada el 12 de enero de 1995 en el ciclo “La cultura del trabajo”. Fundación Sivensa, Ateneo de Caracas (documento en línea) Disponible en http://www.analitica.com/BITBLIO/cabrujas/viveza.asp (consulta: 11 de marzo de 2002). — (2002, obra póstuma). Y Latinoamérica inventó la telenovela. Caracas: Alfa Grupo Editorial, Instituto de Creatividad y Comunicación, Icrea, 15 (revisión de textos y prologuista: Leonardo Padrón). Indirecta: • AHUMADA, Yoyiana (2000). La obra inconclusa de José Ignacio Cabrujas (sobre los imaginarios de identidad cultural en la obra teatral de J. I. Cabrujas). Tesis de maestría. Teatroenlínea Nº 4 (enero, 2006; documento en línea). Disponible en http://www.teatroenlinea.150m.com/4ene06/yahumada.pdf (consulta: 8 de julio de 2006). • BACHELARD, Gastón (1975). La llama de una vela. Caracas: Monte Ávila. • BRECHT, Bertolt (1978). “Una nueva actitud ante el teatro: de la identificación al distanciamiento”. En: Adolfo SÁNCHEZ VÁZQUEZ. Lecturas universitarias. Antología. Textos de estética y teoría del arte. México: Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), Coordinación de Humanidades, Dirección General de Publicaciones, 14. • CASANOVAS, Diego: “Kitsch Cabrujas”. En: Verbigracia (revista electrónica), Nº 3, año IV, Caracas, sábado 21 de octubre de 2000. Disponible en http://noticias.eluniversal.com/verbigracia/memoria/N125/tributo.htm (consulta: 10 de febrero de 2006). • FOUCAULT, Michael (1974). Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. 6ª ed., México: Siglo Veintiuno (Elsa Cecilia Frost, trad.). • GENETTE, Gerard (1989). Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Madrid: Taurus, col. Persiles, 95, serie Teoría y Crítica (Cecilia Fernández Prieto, trad.). • MANNARINO, Carmen (1977). “Una dramaturgia de búsquedas. Experimentación y crecimiento (1950-1969)”. En: Dramaturgia venezolana del siglo XX (panorama en tres ensayos). Caracas: Centro Venezolano del Internacional Theatre Institute (ITI), Unesco. • MONASTERIOS, Rubén (1990). Un enfoque critico del teatro venezolano. 23ª ed., Caracas: Monte Ávila. • ROJAS POZO, Francisco (1981). “Cabrujas y el teatro como una ilustración de la historia”. En: Nueva crítica de teatro venezolano. Caracas: Fundarte. Pp. 45-56. — (1995). Cabrujerías. Un estudio sobre la dramática de José Ignacio Cabrujas. Maracay: Universidad Pedagógica de Maracay. • TERRERO, Lidia (1982). “Un día, cuando yo era niño, mi padre me llevó a ver un mago...” (entrevista). En: revista Tinta Libre, Caracas, febrero, año I, Nº 7. Notas 1. Ocurrió hace catorce años, un 21 de octubre de 1995, en la isla de Margarita. 2. Aspectos analizados en mi tesis doctoral, titulada “Relaciones espacio-temporales en la dramaturgia de José Ignacio Cabrujas”, discutida y aprobada en la Universidad de Oviedo, en el mes de julio de 2008. Presentamos con modificaciones las conclusiones de dicho trabajo. 3. AHUMADA, Yoyiana (2000). La obra inconclusa de José Ignacio Cabrujas (sobre los imaginarios de identidad cultural en la obra teatral de J. I. Cabrujas). Tesis de maestría. Teatroenlínea Nº 4 (enero, 2006; documento en línea). Disponible en http://www.teatroenlinea.150m.com/4ene06/yahumada.pdf (consulta: 8 de julio de 2006). 4. Gerard Genette, en su obra Figuras III, remite al concepto de anacronía en la narrativa como a los saltos temporales hacia el pasado, pero por su etimología, este concepto también remite a “estar fuera del tiempo”. Por su parte, M. Foucault remite el concepto de heterotopía en su obra La arqueología del saber, como el lugar en donde se reúnen todos los elementos insólitos e incongruentes. 5. Cf. Carmen MANNARINO (1977). “Una dramaturgia de búsquedas. Experimentación y crecimiento (1950-1969)”. En: Dramaturgia venezolana del siglo XX (panorama en tres ensayos). Caracas: Centro Venezolano del Internacional Theatre Institute (ITI), Unesco. Y: Rubén MONASTERIOS (1990). Un enfoque critico del teatro venezolano. 23ª ed., Caracas: Monte Ávila. 6. Personaje de la obra Acto cultural. 7. La obra es de 1984. Se conecta con el proceso democrático de Venezuela y la política de pacificación después de la experiencia de las guerrillas y además dialoga con el debate sobre la crisis económica y la deuda externa, muy vigentes en la década de 1980-1990 en Venezuela. 8. Son los años setenta-ochenta. Para algunos historiadores, con la “política de pacificación” del presidente Caldera se va desplazando el debate ideológico hacia el debate económico. 9. Presentamos la clasificación de los personajes que hemos realizado en la tesis doctoral (aceptamos otras clasificaciones). 10. Con este nombre se identifica el procedimiento lingüístico-pragmático de afirmar a través de la negación. Es un recurso muy característico de la dramaturgia de Cabrujas. 11. Hemos clasificado los personajes de Cabrujas atendiendo una “gradación” en la tensión dramática que va desde los personajes “agónicos” por su crisis existencial, hasta personajes con características distintas que matizan la tensión dramática a través del humor, la ironía y la parodia, tales como los personajes de referente histórico y los “iluminados”, con vinculación “mágico-maravillosa”. 12. Según Patrice Pavis, la obtención teatral se relaciona con el arte de “mostrar en público”. Los personajes de referente histórico en la dramaturgia de Cabrujas muestran un solo aspecto: el que les corresponde desde el punto de vista de la historia, por ser iconos de lo que representan. 13. En la década del ochenta hubo en Venezuela un abierto debate sobre la deuda externa y la crisis económica que eclosiona con el “El Caracazo”, en el año de 1989. 14. Seguimos los planteamientos de Anne Ubersfeld. Para la autora la teatralidad nos remite a las “matrices de representatividad” de la obra teatral escrita que anticipan virtualmente una posible puesta en escena. 15. Gerard GENETTE (1989). Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Madrid: Taurus, col. Persiles, 95, serie Teoría y Crítica (Cecilia Fernández Prieto, trad.). 16. Francisco ROJAS POZO (1995). Cabrujerías. Un estudio sobre la dramática de José Ignacio Cabrujas. Maracay: Universidad Pedagógica de Maracay. 17. Cf. TERRERO, Lidia (1982) “Un día, cuando yo era niño, mi padre me llevó a ver un mago...” (entrevista). En: revista Tinta Libre, Caracas, febrero, año I, Nº 7. 18. Gaston BACHELARD (1975). La llama de una vela. Caracas: Monte Ávila. 19. Bertolt Brecht observó en la reacción del público frente a la obra dos actitudes sicológicas, una de identificación y aceptación de la misma, otra de “rechazo” y distanciamiento. 20. Cf. Klaus PÖRTL. “La identidad venezolana o latinoamericana en el teatro contemporáneo de América Latina”. En: Teatroenlínea, Nº 2, enero de 2005 (documento en línea). Disponible en http://www.teatroenlinea.150m.com/1enero05/IdentidadVenezuela.doc. 21. ROJAS POZO, Ob. Cit., p. 22. Diego CASANOVAS: “Kitsch Cabrujas”. En: Verbigracia (revista electrónica), Nº 3, año IV, Caracas, sábado 21 de octubre de 2000. Disponible en http://noticias.eluniversal.com/verbigracia/memoria/N125/tributo.htm (consulta: 10 de febrero de 2006). 23. El diálogo cabrujiano fue recordado notablemente por el actor también fallecido Fausto Verdial en la entrevista que le hiciera Francisco Rojas Pozo en la obras que hemos venido citando (véanse las referencias bibliográficas). ** Magaly Guerrero guemagaly@gmail.com Investigadora venezolana (Barquisimeto, Lara; 1954). Licenciada en Letras, mención literatura venezolana e hispanoamericana, en la Universidad de Los Andes (http://www.ula.ve). Magíster en literatura venezolana en la Universidad de Carabobo (2003, http://www.uc.edu.ve). Ha realizado estudios de postgrado en literatura latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar (http://www.usb.ve; 1987-1989). Doctora en filología española por la Universidad de Oviedo (http://www.uniovi.es, 2008). Es profesora de literatura venezolana e hispanoamericana en el Núcleo Sucre de la Universidad de Oriente (http://www.sucre.udo.edu.ve). Ha impartido clases de literatura del Caribe y un seminario de teatro venezolano. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** La voz de la zafra José Ruiz Guirado *** La Hedionda María Fernanda Rossi *** Dos poemas Mariela Loza Nieto *** El Jaguar Rey Emmanuel Andújar *** Poemas Jorge Conesa-Sevilla *** El Club de los Melancólicos Delfina Acosta *** Intriga de Amador (extractos) Gregorio Echeverría *** Riña estéril contra los designios de la vida John Javier Acosta Rodríguez *** Vivir no es una utopía (extractos) Florentino Gutiérrez Gabela *** Divanar Carlos Ardohain *** Poemas Ameht Rivera *** Los herederos Gabriel Payares *** Apuntes sublunares Guillermo A. Seminara *** Los diarios de Lem. La perla de Córdoba Carlos Montuenga *** Poemas Luis Alberto Salvarezza *** Lo impredecible Milly Epstein Jannai *** Sueños de uso común (extractos) Edgar Enrique Robledo Herrera === La voz de la zafra José Ruiz Guirado ============================= Me ha venido el viento con un recado de despedida: Ha muerto Mercedes Sosa, ¿lo sabías? Lo intuía, porque la caña ya no mece a ritmo su cintura. Algo pasa cuando la sonrisa ya no es amplia, Ni la voz clara. Una voz que se extendía sin pretensiones. Una voz que traía todos los sollozos del indio muerto, Del río, de la selva sola. La zamba de los humildes que no supieron del néctar del azúcar, La zamba de la distancia. He sabido por campanas lúgubres, Que la Parca vino sin remedio, Con son de bronces y despedidas, A llevarse una voz, que de cálida, Arrullaba al negrito en su pecho. Me han venido con estas, Atajos que no quiero, ni procuro; Porque se le lleva sin remedio, El susurro que más cultivo. Tienen suerte donde vaya, Porque allí hallarán consuelo, Quienes no tienen más que tiempo Para oír su son y su credo. Me ha venido el viento con este recado de desamor. Ha muerto Mercedes Sosa, ¿lo creías? Lo presentía, porque se hizo oscura la mañana, Y la lluvia platinegra ya no caía en agujas de cristal, Cantarina y tierna. ** José Ruiz Guirado jrguirado@gmail.com Escritor español (El Escorial, 1955). Miembro de la Asociación Colegial de Escritores (http://www.acescritores.com). Inicia estudios de periodismo y filología. En 1980 publica su primer libro, Ilusiones del almendro, con el que se inaugura la Casa de Oficios El Escorial. Creador de la revista literaria Acibal y del Premio de Poesía Manuel María. Entre sus obras destacan Intrahistoria de Marín (Caixa de Pontevedra, http://www.caixanova.es), Crónica de Robledondo (Ayuntamiento de Santa María de la Alameda, http://www.sierraoeste.org/santamaria.htm) y Hacia una biografía de Manuel Andújar; actas del Congreso del Exilio Español, sesenta años despois (Ediciós do Castro http://www.sargadelos.com/edicionsocastro/?lg=cas,). Textos suyos han sido publicados en revistas y periódicos. En 1996 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Julio Camba para Galicia, siendo presidente del jurado el escritor Gonzalo Torrente Ballester. Mantiene un blog en http://www.acibal.com. === La Hedionda (1) María Fernanda Rossi ============================= “Yo soy un chango grande. Me gusta decir que soy de esos gauchos corajudos, que le hacen frente a cualquiera. Pero ahora mesmo, estoy aquicito en mi rancho, temblando y cacareando como las gallinas. Me bautizaron Benancio, como mi abuelo. Y como a él le pasara, yo también me la encontré... Sí, yo la vide con mis propios ojos. ¿A quién? Pues a la viuda hedionda”. Benancio, joven de veintidós años, vivía en Río Blanco, pequeño caserío pegado a Campo Quijano (2). Compartía un avejentado rancho con sus abuelos. Trabajaba en la ripiosa, a la vera del río Toro. Pasaba su tiempo libre jugando al fútbol con los amigos del pueblo. En época de pialadas era el mejor, no había encontrado zaino que lo tire y las chicas suspiraban al verlo corcovear en los ariscos corceles. Ufano, recorría el pueblo luego de tan salvajes jineteadas, rodeado de sus compinches. Y las chicas seguían suspirando. Su presencia en las carpas (3) era infaltable. De espíritu alegre y avispado bailaba desde la tarde hasta la madrugada. No le interesaba si era moza o no tanto su compañera de baile, mientras le siguiera el paso. Un fin de semana de enero, muy cerca ya del desentierro del carnaval, Benancio partió a la cacharpaya (4). Engalanado con sus mejores ropas, las botas gastadas de tanto zapatear y el sombrero de gaucho tirado para atrás iba al paso en su caballo. Cuando llegó al baile éste ya había comenzado, y con su alegría habitual se unió a él. Esa tarde, que pronto se convirtió en noche, Benancio sentía que todas sus dotes de bailarín se habían acrecentado. Sin importarle la edad de sus compañeras, danzaba al compás de cualquier ritmo, y cuando al fin caían rendidas eran rápidamente reemplazadas por otras que querían bailar con él. Ya era tarde cuando los changos (5) de Río Blanco se reunieron y llamaron a Benancio: —Vení que ya nos vamos, se hace tarde —le dijeron. Pero el muchacho no quería dejar de bailar. —Después yo me voy solo p’al rancho —contestó. —¿Vas a pasar vos solo por el río Toro? —se estremecieron los amigos —¡Bah! ¡Esas tonteras en las que creen! —desdeñó Benancio, y sin decir más siguió bailando. Los amigos lo miraron entre admirados y aterrados, nadie se aventuraba después de medianoche solo por las veras del río. Por allá, decían, se aparecía la viuda... Benancio bailó y bailó hasta que no hubo más mujer con quien bailar. Se bebió un buen trago de “yerbiao” (6) y tomando el sombrero salió a buscar el caballo. A esas horas de la madrugada no se veía ni un alma por las calles de Campo Quijano. Las parduscas siluetas de los cerros observaban silenciosas la marcha de Benancio. Los cascos del caballo resonaban fuertemente en el asfalto de la ruta que lleva a Río Blanco. Al terminar las casas, dobló hacia la izquierda para tomar el atajo y llegar más rápido a las márgenes del río Toro, río caudaloso y rápido, pero Benancio sabía por dónde cruzar. Cuando ya estaba llegando al lecho, sintió un olor nauseabundo, como de animal muerto. Se sonrió al pensar qué harían sus compinches si viniesen con él, “segurito que se creerían lo de la viuda”, de todos modos giró la cabeza hacia ambos lados, “por las dudas” se dijo. Faltaría cuadra y media para llegar al agua cuando el olor se intensificó. Era tan asqueroso que lo mareaba. Esta vez no tuvo que voltear la cabeza, simplemente la sintió. Unas manos putrefactas lo sujetaban fuertemente de la camisa, lastimándole la cintura. Aterrado miró cómo una cabeza esquelética de la cual colgaban trozos de piel como charqui (7), asomaba desde el anca de su caballo. En vez de ojos unas cuencas negras lo observaban mofándose de él. La Hedionda mujer lo tironeaba para tirarlo del caballo, mientras se aferraba clavándole sus sucias uñas en la piel del torso. Benancio fustigaba desesperado a su caballo y lo espoleaba para llegar lo más rápido posible al curso del agua. —¿No querís bailar conmigo, compadre? —le gruñía la viuda, mientras reía ante la desesperación de Benancio. Al chango le faltaban manos para chicotear al caballo para que avance, el zaino estaba como clavado en las arenas del cauce y no se movía. Haciendo acopio de todas sus fuerzas y valor, mareado por la hediondez que despedía el espanto, Benancio clavó firmemente sus espuelas en las ancas del animal, logrando al fin, que éste partiera a todo galope hacia el agua purificadora del Toro. De la banda opuesta podía aún escuchar las palabras, malas por cierto, que le gritaba la viuda; pero no paró hasta llegar al rancho de sus abuelos. Y Benancio aprendió, ahora juega, jinetea, piala todo el día regresando siempre antes de medianoche y muy acompañado por sus amigos, no vaya a ser cosa que la viuda lo agarre de nuevo... Notas 1. Hedionda: persona que hiede, despide un olor nauseabundo. 2. Campo Quijano: localidad ubicada en la provincia de Salta, Argentina. 3. Carpas: Galpones de importante tamaño donde la gente baila. 4. Cacharpaya: es una fiesta, desde el desentierro del carnaval a la despedida de algún viajero, pariente o amigo. En el noroeste argentino también se extiende para denominar una fiesta muy alegre y popular. 5. Changos: muchachos. 6. Yerbiao: bebida a base de yerba mate a la que se le agregan diferentes hierbas de la zona y algún aguardiente. 7. Charqui: carne secada al sol. ** María Fernanda Rossi mariafernandaarg@yahoo.com.ar Escritora argentina (Salta, 1968). Es comerciante. === Dos poemas Mariela Loza Nieto ==================================== *** Parto inconcluso ...no me pida poemas de amor, cuando quiero cantar la verdad, es la vida la que hay que enfrentar, yo no puedo esconderla en la flor. Alí Primera Una noche quise contar sílabas... Juro que intenté: una, dos, tres, cuatro, cinco... y luego... Tropecé con cordilleras, y estaban emponzoñadas con campos de entrenamiento para asesinos. De tu miseria se alimentaron, Honduras. Oligarcas artillados, ejecuciones selectivas, tortura sistemática... y tus fértiles llanuras, acorazado del terror. ¿Cómo hacer un verso? Si arrasaron tu tierra ardores y desolación; alas de quetzal mutilado eres, Guatemala. Agua Fría, Panzós, Río Negro, Xeatzán; tortura y alarido y cuerpo desfigurado y violación... etnocidio. ¿Un verso? ¿Cómo? Si la carne se incrustaba entre púas de alambre. Es tu corazón río ametrallado, El Salvador. Mozote, Sumpul... y la entraña de mujer cercenada y los lamentos y triturada la lengua de hombre... y la impunidad. ¿Se podrán rimar los endecasílabos? Cuando azotaban a manera de escalpelos voraces, te caminaba esperanza entre la hemorragia, Nicaragua. “contras”, boicot a las cooperativas, atabales y sonajas saqueadas, cuerda de ñambar hecha carbón... Apuñalaron por la espalda a la alegría. Intenté contar, lo juro... Una noche quise del amor hacer soneto, ni siquiera esperaba que fuera demasiado hermoso, demasiado bueno, pero las selvas... flageladas, sangrantes. Una noche quise... Y la montaña zaherida, moribundo el bosque. Lo intenté, ¡juro que quise hacerlo! Pero... la habilidad malograda. Nunca concluí. Y las brasas estaban ardiendo, y no escaseaba el amor. Lo impidieron las lágrimas que escurrieron el dolor sobre las páginas que de la historia ojeaba, hablaban del río sanguinolento agredido por tierra y aire; de la cérvix de una niña violentada por un escuadrón de muerte, de la arboleda que destrozó el paso de la extrema crueldad, de la selva devastada, entristecida. De la expoliación, del mar destripado para quitarle el agua al pez, del maíz que no germina en tierra podrida por Boinas Verdes, del manantial envenenado, de la ráfaga crepuscular... de la noche. Han sido las lágrimas, y una habilidad que nació imperfecta... o que no ha terminado de nacer... como nuestra alegría. Eso es lo que lacera: las contracciones tormentosas de un parto inconcluso. Una noche quise hacerlo, ¡juro que intenté! Un soneto de amor. Pero se complicó el alumbramiento, y me despedacé contra algo que no puede medirse en sílabas, sino en atrocidades: “Operación Centroamérica”. Made in USA. *** Un orgasmo que ganar Mi táctica es hablarte y escucharte construir con palabras un puente indestructible. Mario Benedetti Podría intentar una sextina erótica, de la lengua, cuando explora, arriesgar un soneto, con las humedades encendidas improvisarle carne a una oda, auxiliarme en la hipérbole y construir placeres de leyenda. ¿Quién sabe? Quizá la resulta no fuera mala del todo, con un poco de suerte, tampoco mera fantasía. Podría intentar hacerlo tan escandaloso que ruborizara a la mismísima Xochiquétzal, enloquecerlo con onomatopeyas, anástrofes dionisiacas y lubricidades. Un polisíndeton excitado, rarezas ardientes, pleonasmos impúdicos, anáforas delirantes. Y el ritmo, absolutamente desenfrenado, digno de asfixiar puntos suspensivos y censura: pareados, cuartetos, sextillas... Todo un alboroto. Una apasionante algarabía. Podría intentarlo... El problema son sus ramificaciones más salvajes, las ligaduras ardientes que están cerca de sucumbir: hoy casi son una nostálgica elegía. Tristes tendrían que ser las voces de su composición. ¿Cómo hacer gozosas rimas? Si aun cuando a sus ancestros les debemos el placer, se extingue el fuego entre reptiles. Sólo versos fúnebres para la pasión enroscada de las anacondas, y sus lenguas bífidas incitando al romance, y la fragancia que las mantiene retorciéndose enardecidas. Penosos vocablos narrarán el sentido bifurcado del lagarto gila, lastimeros para el contoneo rítmico de dos salamandras, de la noche en que copulan, de la tierra en que se abrazan. Por el momento, no puede ser de otra manera... Llorosa poesía tendrían que ser las encendidas romanzas salvajes. Sólo tristeza y muerte el capital está enraizando, las humedades se secan, el glaciar se evapora, la lluvia ácida todo lo quema y se une al napalm hambriento. Y en las selvas la excitación de la ley de oferta y demanda somete, y su expansión todo lo desertifica, todo lo arrasa. Y la ley de la mayor ganancia en los mares mancilla. Y todo lo enajena y todo lo corrompe. Para la vida y el placer, naturalmente, sólo harían falta secreciones y bamboleos, pero hoy es tan incierto el arco iris del sexo y sus ramas salvajes, que pronto no se podrá escribir, sino en tiempo pasado, de caricias sobre el lomo, trompas y hocicos entrelazados, miradas insinuantes, correteos... coloridas plumas, seductores vuelos. Si así siguen las cosas, en pasado también se hablará del aroma a hembra yaguar ungido en los árboles, de su seductor tornear el cuerpo sobre la tierra, del rugido penetrante y el seseo. Ni sextina erótica, ni soneto, ni placeres de leyenda. Si en este momento intentara un cantar a las delicias del deseo, no podría ser una rapsodia amorosa, ni novela de fuego: epitalamio sería. Incluso de cualidades dulces, construida con delicadas insinuaciones, y aunque perfumara rimas y voluptuosidades, y un verso de pie quebrado a los cuerpos cavernosos. Y aunque adornara letras y flujos y gemidos y vaivenes... y de las contracciones de membrana hiciera metáforas puras.... Aun cuando con esmero cultivara un perfecto castellano; y aprendiera reglas gramaticales, recursos literarios, ortografía. Aun con palabras rimbombantes: sería un epitalamio, triste como elegía. Entonces, el problema: ocultar las verdaderas relaciones. Y... ¿Con qué eufemismo suavizaría la relación carnal, entre un macho proveedor y “SU” hembra-esclava doméstica-objeto sexual? ¿Y las relaciones de producción obrera-patrón? ¿De dominación trabajadora de la tierra-cacique? ¿Y las relaciones empleada doméstica-patrona? ¿Y las de un cuerpo que pare y cría fuerza de trabajo y aquel que lo golpea y humilla? ¿Con qué eufemismo? ¿Cómo se ocultan las relaciones: acumulación del dolor-desacumulación originaria de capital? ¿Y las diferencias entre ser atacada por frivolidades de palacio, o ultrajada por militares en la montaña? ¿Y la pornografía? ¿Y el canto de gesta que componen las presunciones fálicas de un General? ¿Y las ansias descontroladas de esa red internacional de pederastas que se [llama “Clero”? ¿Y los trabajos de mujer que se cuentan en “horas-hombre”? ¿Y sus sudores que se malbaratan o niegan? Si hiciera el intento... si intentara poetizar al erotismo, tendría que esmerarme: cultivar palabras y silenciarlas, aprender a disfrutar dolores de corazón versificado en cabo roto, extirparle a las letras la sangre y carne y la humanidad y el sentido. En este momento, no podría ser de otra manera: con sílabas aumentar los senos, hasta convertirlos en ¿verso de arte mayor? Utilizar un zeugma simple que redujera abultamientos de abdomen, nuevos tropos literarios incrementando el volumen de las caderas, una sinalefa para estrechar cinturas, y, a toda costa, evitar figuras de diálogo y argumentación. Hoy no puedo escribirlo. Sería un garabato sobre relaciones carnales de un hombre y “SU mujer”, o de los deseos reprimidos de una esposa, de la “señora de...”, o del cuerpo de “puta” a quien sólo le respetan el apellido paterno. ¡No quiero! ¿Para qué escribir el epitalamio que cuente la “unión” y reproducción del hombre que, para intercambiar en el mercado, sólo tiene su fuerza de [trabajo... y la de “SU esposa” y la de “SUS hijos”? ¿Cómo ocultar la relación: monogamia-proceso de extracción de plusvalía? ¿Y el contrato matrimonial con el desasosiego? ¿Y las mujeres que para amarse refugian la piel en un escondrijo? ¿Y el hombre asesinado porque con otro hombre compartió el placer? ¿Y los desprecios y explotaciones que cuando se es mujer se multiplican? Hoy no puedo escribirlo. No quiero. No habría forma para adornar un deleite que no es sincero, cuando se trata de olvidar que se revuelcan algunos sobre el lujo, tragando sudor ajeno. Hoy no. Serían genitalidades en sí y no erotismo para sí. Porque nunca es natural un apareamiento en cautiverio. Ni en un bosque tropical al que exprimen la ganancia y sólo muerte dejan. Ni en los satíricos hedores de la especulación. Ni sometida a los arpones mordaces del monopolio. En este momento, no podría ser de otra manera. Terminaría negando la alfaguara del placer, y la palabra de antiguas rocas que cuentan sensualidades humanas. Y olvidando las opresiones que, mientras se estancaba el paso trashumante, desnaturalizaron al menstruo. Tendría que esconder, entre renglones, las propiedades privadas que nacieron sobre muslos y herramientas cuando el ser humano se arraigó, como las semillas, en la tierra. No quiero escribirlo hoy, ahora que la mujer y sus cadencias tienen precio y en el mercado se descontinuó el corazón al fémur de hombre. Y está extinguiendo los amores, y cuando penetra sólo deja marea negra, y manantial intoxicado, y sabanas destruidas, y arrecifes derrumbados. Y dolencias... y ex humanos. Hoy no puedo escribirlo: tendría que amputarle la tibieza. Hasta que se unan en cópula perenne el erotismo y la esperanza, y aticen con sus placeres las horas-fuego. Y les arrebatemos nuestro cuerpo: desprivaticemos las caderas, quitemos el “género” y el número al goce... y lo androcéntrico a los besos. Hoy no quiero, primero tenemos que expropiarles la poesía, abolir las horas-hombre, convertirlas en horas-ternura, anular incrustaciones, colonialismos, celibatos, sermones, virginidades, nacionalismos, reprimendas. Primero tenemos que suprimir la perversión del plusvalor... Desposeerles los medios para producir y reproducir satisfacciones, y perder lo único, las cadenas: extirpar este epitalamio coreado por capitalistas y patriarcas. Si ahora sólo se riman amarguras y miserias y horrores. Si todos los endecasílabos son sangrientos. Hoy no me da la gana escribirlo... A menos... que tu vientre el pergamino sea, y que nuestros placeres de carne y corazón y esperanza, una barricada de amor inflamen. A menos... Que sobre tu cuerpo sea, y que unidad táctica de humedades y de sueños sea. ** Mariela Loza Nieto papalotlmetztli@hotmail.com Escritora mexicana (México, D.F., 1977). Es estudiante de la Licenciatura de Historia y Sociedad Contemporánea. Recibió accésit y mención especial en el I Certamen de Relato Corto de la revista literaria Katharsis (http://www.revistakatharsis.org; 2008). === El Jaguar Rey Emmanuel Andújar =================================== I want now to hold in my hands the fragance of your flesh and smell it. I want to roam in your soul and scoop the taste of your flesh. Kazuko Shiraishi The season of the sacred lecher El cigarrillo pintura de labios se consume sin piedad. Severanda organiza su masivo pecho dentro de una pieza muy cara de ropa interior. Repara en los ojos verdes que la estudian sin ganas. Están satisfechos. La lengua repasa el hocico tratando de recordar el festín de hace poco. Los colmillos se dejan ver de cuando en vez, perfectos, relucientes. El espacio es un desastre de sangre, sudor, carne muerta, alguna lágrima y preguntas, muchas... Ella termina el proceso con dos o tres gotas de delicado perfume, remata el cigarrillo con desgana y piensa en voz dura: Los hombres son unos imbéciles. Se conocieron hace un miércoles en el Superocho Night Club. Ella llamó su atención de inmediato: el cuerpo grande y violento, la gran sonrisa. John siempre ha llegado tarde a todos los lugares y a todas las etapas de su vida. Es súper lento. Así que Severanda tuvo que tomar la iniciativa y preguntar nombres, entablar conversaciones ridículas referentes al clima y los últimos partidos de pelota. Todo eso era inútil, John no era de este mundo, estaba en otra frecuencia y además para empeorar las cosas era poeta. Ella hizo un esfuerzo y mencionó una pequeña lista de escritores, los que todo el mundo conoce... eso le dio oportunidad a nuestro John para que se explayara, con toda su parsimonia, en una serie de poetas de vanguardia provistos de una reputación más o menos dudosa y sin ningún texto publicado. La pobre Severanda paseó la vista por las etiquetas de las botellas y hasta tarareó canciones en voz baja para no dormirse mientras asentía concienzudamente. Sugirió otro trago, alzó el pecho y notó que los ojos del escritor se movían al compás del testamento. Todo estaba cayendo en su lugar. Tengo un Jaguar, dijo Severanda varias cervezas después por decir cualquier cosa y mantener el asunto a flote y a John sólo le quedó asentir y pensar en voz baja: Diablo, bonito carro. Encendió un cigarrillo y preguntó: Cómo es eso. Ella esperó por un fuego que llegaba torpe y trémulo bendecido por una sonrisa ridícula, para responder: Un regalo de mi padre cuando terminé la universidad. Debe ser muy caro el mantenimiento, dijo John ajustándose las gafas y mirando los senos sin ningún tipo de reparo, tratando de alargar el tema ya que habían sobrevivido a unos silencios tenebrosos hace poco. Si tú supieras que no, el mantenimiento puede ser algo complicado pero vale la pena... es un capricho mío, nada más. John pensó que sin duda había cuadrado la noche, una jeva de este calibre, bien montada e inteligente... no pensó en la extraña combinación y por primera vez en su vida dejó de hacerse preguntas y decidió disfrutar la buenaventura. La noche ya no aguantaba. Los panas no podían entender qué hacía una hembra como esa hablando con el estúpido de John, pero para los gustos los colores y como estamos llegando a los finales, se están viendo casos. La despedida fue con beso en las comisuras, una caricia con uñas bien pintadas e intercambio de teléfonos: se verían el próximo miércoles. Ella le pidió que por favor no se pusiera perfume. Alergias, fue la razón. John regresaba sonriente a la mesa de sus amigos mientras ella desaparecía sin mucho ruido. Miércoles: John llegó a la dirección indicada, sorprendido de la extraña edificación, parecida a un antiguo gran almacén. Afuera no estaba el vehículo de la muchacha así que pensó que no había llegado. Después de un rato se aventuró a tocar el timbre. Para su sorpresa, ella apareció como salida de catálogo de Victoria Secret: el pelo caía como cascada, tan linda, ni una gota de maquillaje siquiera, la culebrilla en la división de las inmensas tetas... la suavidad que prometía la erizada piel era casi palpable. Estaba ligeramente nerviosa, se notaba en el velo de sudor en la nariz. Pasa, estás en tu casa, dijo ella dando la espalda y mostrando el trasero redondo y el caminito de pelos desde la espalda hasta allá; lunares y un coqueto tatuaje quedaban al descubierto por entre la delicadeza del modelito con encajes como para morirse, como para quedarse en ellos, como para escribir de nuevo de ahora en adelante: El destino de un Poeta. Él se extrañó pero la siguió sin protestar, sin decir Buenas tardes, tragando en seco y preguntándose, mientras el corazón le bajaba al estómago, a quién tendría que matar para merecer esta mujer entera. En ningún momento llamó su atención la falta de muebles en el galpón. Severanda, temblorosamente sexy, ofreció algo de tomar. Cerveza, dijo él. Ella se excusó diciendo, Ya mismo, y subió las escaleras. Dos eternos minutos después, mientras John palpaba sus bolsillos revisando si tenía los condones, escuchó el rugido, el golpe de la reja que se abría, luego, casi de inmediato, otro rugido. La bestia atacó la yugular, como se estila. Severanda, desde el piso de arriba, conseguía un orgasmo brutal. La fiera, zarpazo a mordida, terminaba con la agonía del muchacho, que quedó haciéndose miles de dolorosas y sangrientas preguntas mirando fijamente hacia el techo. ** Rey Emmanuel Andújar emmanuelandujar@hotmail.com Escritor dominicano (Santo Domingo, 1977). Ha publicado la novela El Hombre Triángulo. Sus cuentos "El Factor Carne" y "Doña Ana, los gallos y el Monstruo de Samaná" han ganado menciones de honor en los certámenes de Casa de Teatro y el Banco Central. Ha estudiado literatura creativa en el Baruch College de Nueva York y ha sido dramaturgo residente para IDStudio en la misma ciudad. === Poemas Jorge Conesa-Sevilla ====================================== *** El puente roto Tiene tórax sin patas, Como hormiga destituida y disecada por el silencio. No lleva carga, Es trono de basura. Un emblema de nación Que olvidó la oración primordial Del conquistador: ¡No existe lo imposible, el mundo es mío! Abraza el puente viejo sin brazos Sin conectar Este con Oeste. Se sostiene todavía Con orgullo anterior, Como reliquia original De un gran Camino real. Javier me lo mostró Como metáfora de Venezuela: Los ladrillos amontonados En cierta forma reconocible El legado olvidado O quizás también repudiado. Entre el ala corrupta Y el dorado, Entre las latas oxidadas Y la espada asesina, Entre el perro moribundo Y el grito ¡Libertad! Entre camiones en huelga Y la tarde ahumada agobiante, Está el puente de Barcelona. El prestarle atención Sería una confesión, Sería una introspección, Sería empezar a decidir a proteger, Sería conservar, Sería decidir a SER, Sería responsabilidad por lo ajeno, Que es lo mío también. Reconocer su existencia Sería encontrar un espejo Y ver claro: De dónde vengo, quién soy, y para dónde voy. Pero todos los espejos están rotos: En pedacitos multicolores que casi reflejan las estrellas Como las escamas desechadas en la arena De un pescado en Falcón. *** Amor primero, suave y honesto Es cierto lo que dicen Del amor suave y honesto, Del primer beso que se ofreció y recibió sin condiciones. Es cierto que este amor a ciegas Comentando con acaricias que se sienten, siempre, Más sudorosas y limpias que tantas otras, Reconoce sus orígenes sin tiempo o pecado En un instante, En una voz o aroma que se desvanece detrás de tantas caras, Lentamente, como el gusano deposita su seda o la oveja su lana. Es cierto, que tu olor, hoy más profundamente que ayer, de niña-mujer, Con ternura, se posa sobre mi piel Entra en mis poros Mece a millones de células a sentir, nuevamente, Un corazón expandiéndose Otra-primera-vez, hacia el infinito de lo más reciente. Es más precipicio cuando DOS recuerdan lo mismo Cuando DOS se embarcan al pasado para echar red a no tantas memorias, Pero por ser tan pocas son más dulces y concentradas. Los DOS multiplicamos las posibilidades, las pervertimos En cosas grandes que nunca fueron pero pudieron haber sido. Estas son las semillas de tantas historias sin drama: Las posibilidades del primer amor que no conoció el duelo Ni el esperar una carta retrasada... El amor que nunca tuvo tiempo para el ocio Porque todos los segundos estaban contados y abarcados. Amor donde no existía dios o iglesia Con la decencia de la primera oración: simplemente, amar. Huyen de este amor, los escorpiones; Crecen las lilas sin razón o lluvia, en enero y febrero. Es amor sigiloso como las sandalias del pescador, O como el jaguar que también pesca. Es cierto lo que dicen Del amor suave y honesto, Del primer beso que se ofreció y recibió sin avaricia. Es cierto que este amor a ciegas, ciega para siempre. *** Dos mitades, jamón en el medio El Dictador nos inspira Luego nos quita el respirar; Nos dirige y nos pierde; Nos excita, nos abandona; Nos invita a su casa para insultarnos; Nos cuenta cuentos de ogros —nos asusta: “Pana, pasa el ron”. El moralista nos acecha con su dedo índice Y luego muere en una montaña solitaria, disecado; Su dedo, una percha para el gavilán Que mata y come, vuela y goza —porque debe, sin preguntarle a nadie si [puede. El moralista nos mira de reojo Critica nuestros movimientos; Sus ojos camuflados por la yerba verde encendida, Saborea su propio cuerpo a escondidas. Las verdades en oscuro no son sombras, Son umbrales para pasar a otro lugar epistemológico; A entender que lo tierno, lo bueno, lo maduro, lo rojo, todo! Lo vemos y apreciamos con ojos de simio bruto. Unos días, más que otros, amanecemos con cerebros entumecidos, Orientados a negar significados que bailan a flor de piel como hadas en el [agua. En estas mañanas, sobre todo bajo los efectos soporíficos de un trópico [lacio, Nos cae un mango en la cabeza, El mono nos grita, Las moscas nos visitan, Y el olor de un zapato viejo ya no nos molesta, ...no nos perturban las verdades del mundo. No sé si es bueno o malo apaciguarse dentro de lo peor. Quizás, en el recóndito de nuestros origines, y todavía hoy en lugares [protegidos del Congo, Nuestros instintos de gorila filósofo nos obligan a contemplar la vida Desde un nido de hojas recién construido; Contemplar a las hormigas subiendo nuestro pelaje salvaje, Subiendo, subiendo hasta el cielo-techo Preguntando si lo azul es dulce y duro, Si la luna sabe a limón Si las nubes son suspiros, de otros simios, o de dios. Desde el principio hasta el final, quizás el mejor invento, El simio se contenta con un buen beso. A veces el beso hace lo imposible: Nos despierta como el viento. *** Ser viejo Ya he llegado a ese lugar y tiempo (O quizás he estado aquí por mucho tiempo) Donde los susurros de ella O los gritos del hombre no me molestan. Un sabio me lo pronosticó. Superficialmente es una calma existencial (Después de muchos fastidios) Que informa que el pozo interno está lleno: Que hay desdicha y desconsuelo; Alegría con terapia o después de un café; Que los jóvenes saben tanto como yo no sabía nada; Y los viejos inventamos lo demás; Cuando todo es una sola ideología La misma historia de inventar diferencias de buena o mala gana. Un sabio me lo pronosticó. Él dijo: Un día te vas a levantar y no vas a descubrir nada nuevo. Todo se vuelve repetición, Samsara, la rueda y todos encadenados a ella, Dando vueltas a lo mismo Como un pedazo de chicle aplastado en una llanta. Ya he llegado a ese lugar Donde el tiempo va para atrás. Todas las huellas llegan a la misma agua, beben, y se devuelven. Y cuando sigo estas huellas estas caminan a rincones que ya conozco O puedo imaginar conocer. Superficialmente es una calma existencial. Es calma pues informa que el horizonte no es un plano Pero tan sólo un punto de convergencia. Creo que mis hijos han notado este cambio. Para ellos el arco iris es una revelación, todavía. Para mí, son colores que nunca cambian, que puedo anticipar y predecir [antes de que llueva. Ellos confunden mi tranquilidad con impaciencia, Mi desgano con senilidad. Pero cuando describo cinco mil colores que puedo ver en ese mismo arco [iris, Ellos se callan porque nada más ven cinco. *** Chica de Mariches Chica de Mariches con ojos de aceitunas negras o pardas Con pelo de Moriche fuerte y de golondrinas, Te fuiste antaño sin besarme. Pero aquí no ha pasado nada. Tus ojos, ayer camuflados entre fresas, flores y mariposas, Entre miel y abejas, fueron como otros salvajes de colores que volaron... Fui a negarte el otro día. Fui a tu tierra, nuestro ayer, Y en vez de un fantasma olvidado, Te vi detrás de una manga ancha que casi cubría tus senos Debajo de la luna de Oriente (o era de Occidente) ¡Y tus ojos eran aun más enormes! Mas grandes que esa luna, más oscuros que su techo de estrellas. ¿Por qué YO no te olvido? Tengo fe en el vacío final. Debo creer que esos ojos oscuros y profundos Serán capturados algún día: Por ser jaguares cebados y malévolos Por acariciar mi corazón desde tan lejos. Debo pensar que tu rostro, como tantos otros sueños bellos, Deberá esfumarse al roce del alba. Yo deseaba, en este último intento y viaje, Que en una de estas tardes, aparentemente finales, Tus ojos se fueran con el sol Montados en las alas de una garza negra gigante. Pero tus ojos de Frida retornaban cada mañana: Eran las flores de la trinitaria Eran otras alas, blancas, De gaviotas regresando al nido. Me resigno. Si el final es tal cual como lo describo, Deseo ver tus ojos una vez más Antes de perdernos en el vacío. Deseo que nuestros ojos se reúnan, Aunque sean unidad forzada por el misterio, Momentos antes de perdernos en su olvido. *** El romero y la chuleta El romero y la chuleta apenas se conocieron. Él volátil y de Conesa, ella de una vaca de la Gran Sabana. Su unión fue impuesta por un chef sin paciencia Ordenado por un cliente hambriento y sin creatividad. Fue el de ellos un romance pasajero Con poco tiempo para contemplar suicidios Sin bocas para platicar Sin brazos o manos para acariciar. El romero fue incorporado en la esencia misma de la carne La carne recibió el filo vegetal y extranjero Ambos fueron cocinados a fuego alto En cual intensidad solidificaron su alquimia. El chef los sirvió en un ataúd de porcelana barata. Les puso perejil para sugerir un triángulo dramático, Pero los celos habían muerto con las primeras llamas. Después del último delito, el plato regresó a la cocina con un perejil [confundido. Después de dos días, cayeron en un bulto amorfo y feo En un altiplano alto a la orilla de un camino. Sólo entonces, al aire libre, fueron sus almas atrapadas Liberadas para reflexionar la brevísima relación, y el romero pensó en voz [alta: “La próxima vez encontrémonos en Italia, Me llamarán Romeo y tú te llamarás Julieta. Habrá duelos de espadas, Momentos donde te recito mi poesía y tú te irritas; Casi-muertes y muertes de verdad”. “Hablaremos una lengua educada y linda como la italiana. La próxima vez, nada de hierbas o de vacas, Nada de Venezuela, nada de España: todo en Italia”. “Al fin y al cabo”, dijo el Romero de Conesa, “La vida sin drama es como una sartén sin llama. La vida sin trauma es gasa sin sangre, escondida en un gabinete. Julieta, Julieta, te presento a mi espada”. El romero y la chuleta apenas se conocían Pero no había duda de que pronto, muy pronto, Habría balcones y venenos, duelos y disgustos menores entre las mafias de [antaño Con el amor prohibido primero, cizaña de todos los conflictos. *** El barco El latifundio de mar Se le expone como Piel humana mojada Ante los ojos múltiples De una esponja. Tanto su madera, Como los ojos vacíos, Miran extinguidos La distancia interminable. Quizás por su indoloro corcho O por la ceguedad de un Olvido más profundo Este barco mece su roblo Contra el agua blanca Y el mástil como péndulo Marca días sin reconcilio. Los dos, el barco y el agua, Conspiran contra la tierra distante Y contra el hombre de tierra firme Que no sabe acomodarse A un tapiz epiléptico-mágico. Pero otros hombres existen Entre palo y mar. Ellos ven el horizonte De otra forma: Extendido y con promesa. Estos huesos de genética delfínica Y pasado criminal, Estas pieles de foca dura Y color botella Fenicia Han buscado y encontrado Tierra nueva Detrás de toda ola. Pero el barco no los libera: Son todos prisioneros, madera y músculo, Del latifundio líquido y solitario. Incluso cuando la promesa acecha, Detrás de la niebla, y la tierra grita con olor, Ellos y el barco se remontan a otro sitio A mareas cuyo ritmo Es más sensible Que el asesinato de la selva. *** Un sumario corto de un mito largo y elaborado Y Dios le dijo a Eva, “Aléjate de ese muchacho rojo de barro” Y Dios le dijo a Adán, “Cuidado con tu costilla, es tu subconsciente” Y Dios le dijo a la serpiente, “Tú no te metas en esto” El resto es historia o mito: Eva se enamoró de Adán el rojo, A Adán se le paró la verde verga por primera vez, Y la serpiente se hizo vegetariana, Le dio por comer manzanas, A raíz de todo esto. ** Jorge Conesa-Sevilla jconesa@northland.edu Escritor venezolano (Caracas, 1955). Reside en el estado de Wisconsin (EUA). Es profesor de ecosemiótica en Northland College (http://www.northland.edu), en el mismo estado. Escribe prosa y poesía sobre los temas de la alienación de la naturaleza. Su obra poética ha sido publicada principalmente en revistas hispanas norteamericanas. Información sobre su trabajo se puede encontrar en http://www.wix.com/jorgeconesasevilla/ecopsychology. === El Club de los Melancólicos Delfina Acosta ======================= Levanté la mirada y caí rendida de desolación. Cuán grande era la casa, con sus habitaciones desnudas y húmedas por donde corría el viento frío de la tarde de agosto. Un agosto ventoso y huraño. Pensé, no sé por qué, en mi amigo Antonio, que estaría —seguramente— aguardando las campanadas de las cinco de la tarde para ir a misa, y salir luego de ella, a las siete, entre los empujones de la gente apurada; distraído él, con los ojos marcados por profundas ojeras, se dejaría empujar. Pobre... Nada podía hacer ya Antonio; los oficios religiosos no le servían, sin embargo prefería el olor a incienso de la iglesia, que le producía un modo distinto de tristeza a aquella otra, tan bien conocida desde sus veinte años (ahora tenía treinta y cuatro), aquella tristeza que le hacía reclinar su cabeza sobre el respaldo del sofá, mientras Frank Sinatra cantaba “A mi manera”, y un hilo de conversación, entre él y su propio yo, se apagaba en el momento de encender un cigarrillo. Sonó el timbre. Era Consuelo, con su crisis de asma. Parecía una aparición frente al portón de mi casa. Un estornino amarilláceo que la escuchó estornudar levantó el vuelo hacia el cielo; deseé entonces (siempre he sentido una profunda aflicción por los asmáticos) que los pulmones atormentados por la asfixia de mi pobre amiga se liberaran, y su carga fuera llevada por aquel pájaro que partía, aleteando con fuerza y vitalidad, hacia la claridad del firmamento. La hice entrar. Y me contó. Y se sabe que contar es reunir los muebles ajados de la casa, el polvo de los pedestales, el desaparecimiento del repartidor de gas, la humedad de la tarde, los ácaros de las gavetas, la pérdida de los biblioratos, todo, en suma, en un suspiro largo, que de por sí lo dice todo. ¿No es cierto, acaso? Ah..., le dije tomándole de las manos, que estaban frías. Caminamos. Le comenté que la semana pasada había sufrido un nuevo ataque de melancolía. Los ataques suelen ser terribles. Pareciera que la enfermedad bajara hasta mí desde la rama pálida del jazminero que crece junto a mi ventana; peor aun, pareciera que la misma rama se metiera en mi interior; suelo sentir cómo caen de mi boca aquellos jazmines salivosos las veces que hablo. Hablo para quejarme, sin saber qué me duele, ni dónde, aunque me duele y mucho. Ay, vivo tan sola. Cuando enfermo no está nadie en la casa para prepararme un té de chamomilla o tilo, ni para decirme que quizás estoy exagerando, ni para prometerme que ya pasará este ruido molesto de puertas que se abren, rechinantes, en mi interior, aunque no hay modo de cerrarlas pues se sabe que ellas obedecen a los espíritus rebeldes. Por las puertas abiertas entra no solamente la lluvia, con un olor a sal de alta mar, sino las formas delgadas de algunas personas a quienes no conozco y que me observan con atrevimiento; ellas ven en mi melancolía la asquerosa figura de un araña; me es tan fácil darme cuenta de que aquellas personas sienten temor de mí, pero allí están, embelesadas con mi estado melancólico que avanza sobre sus patas peludas (sus pobres y horribles patas de arácnido) en una enloquecida huida hacia cualquier parte, porque, insecto al fin, la observación de tantos ojos humanos moviliza su instinto de conservación, su pánico a los zapatillazos... Consuelo notó mi abatimiento. Ya se sabe que dos personas tristes no hacen más que mirarse y suspirar por lo mucho que se entienden y lo poco que pueden hacer el uno por el otro. —Te queda bonito ese rouge purpurino. Y esa blusa celeste combina con tus zuecos, porque los corchos... —me dijo, y había en su voz aquel sonido de violín que subía de tono o se languidecía según el nerviosismo con que el arco hacía vibrar las cuerdas. Ah... la obra de arte de sus pobres bronquios. Hace tiempo se me había ocurrido una idea. Y se la comenté. Mis amigos, marcados por la depresión o la melancolía, solían aparecer por mi casa con frecuencia. Formaría el club de los melancólicos, entonces. La decisión estaba echada. Los requisitos, exagerados desde luego, los escribí en un papel que guardé dentro de una carpeta. Estas extravagancias (¿o debo decir locuras?) se me ocurrieron: amar el arte en cualquiera de sus expresiones. Concebir la vida como un disgusto, un desaire, un piano de cola que cargamos sobre las espaldas a donde quiera que vayamos, sea lluvioso o húmedo el estado atmosférico; entender la perra vida como una forma de existir donde el suicidio podría considerarse, un domingo, a la hora cinco, como una oportunidad de escape. Esquivar a los felices, que suelen hacer la existencia imposible con sus chistes groseros y sus risas que ruedan como pelotas de tenis hasta nuestros pies. Resumir el mundo en la forma de un tren de infinito viaje, sin posibilidad de bajarse en alguna estación, con un paisaje a propósito de un tren para suicidas: un sol negro alumbrando los cactus de brazos deformados y los cuervos volando encima de un silo abandonado y oscuro del cual el pueblo, supersticioso, prefería no hablar. Consuelo se entusiasmó con la idea. —Estás loca, pero nunca dudé de tu genialidad —dijo. El club se formó como se forma cualquier club. Cada sábado, la casa se convertía en el refugio perfecto de mis amigos. Caían a las cinco en punto. Antonio hablaba y no paraba, y todos los escuchábamos en silencio, o sea, en estado de rendición. A mí, no sé por qué, se me presentaban en la mente hongos gigantes y una fila de hormigas rojas que el viento de la calle no conseguía barrer, cuando él hablaba. Antonio iba secando el sudor de su frente con un pañuelo de satén, y eso le daba, por momentos, cierta importancia de catedrático o de pastor anglicano, aunque la realidad es que sólo hablaba y hablaba, tapiándonos. Pero cierta vez, en el punto más desordenado de su perorata, dijo algo que nos emocionó: “Algún día seremos felices. Se los aseguro”. Felicitas, de cara redonda y blanca, levantaba la mano a menudo pidiendo turno para hablar; su ansiedad provocaba un descontento generalizado dentro de los miembros del club; ella no les hacía caso (no podía hacerles caso, más bien) y allí estaba, dale que dale, contando, mientras se comía las uñas, que quería un novio para espantar su soledad. El novio no aparecía, decía, porque su imagen de artista plástica impresionaba a los caballeros acostumbrados a tratar con las mujeres simples, tranquilas, de maquillaje tupido y faldas muy cortas, que tenían en la cabeza la idea de una sola aspirina para encarar el mundo. “Tomo alprazolán tres veces al día con agua carbonatada; la mitad de la angustia se me va con el medicamento”, decía, y nos miraba durante un largo rato a los ojos como pidiendo absolución. Casi todos los integrantes del club consumíamos medicina de receta controlada pero no nos atrevíamos a contarlo. ¿Temor a qué? No lo sé. —Te quedarás solterona —le decía Margarita, con el orgullo de su cutis de loza y la liviandad de su cabellera rubiácea; un gajo de su cabello espinoso usaba para pasarlo a menudo por su largo cuello. Tic nervioso. Margarita hacía terapia con un sicólogo, sin resultado, porque casi todas las entrevistas pasaban por un juego de seducción. Pero, ¿por qué iba con vestidos de profundo escote y un despilfarro de perfume en sus axilas a las sesiones sabiendo a lo que se exponía? Los sicólogos y psiquiatras suelen enamorarse a menudo de sus pacientes. Eso se dice. Santiago, alto, con bigote breve, poeta de los raros, ya llevaba veinte años en la melancolía. Era adicto a la cafeína. Abriendo y cerrando con cuidado las puertas de las gavetas de mi cocina, se preparaba una jarra de café, apenas llegaba. Y luego, ligeramente eufórico, se presentaba en la sala, se sentaba en su butaca preferida, la de respaldo con forma de hexágono. Al rato prendía un cigarrillo y leía una obra literaria. Cuando leía su poema, los demás empezaban a hablar en voz baja. Esas impertinencias, esos cuchicheos, ese zumbido de abejorros, eran un desacato a las reglas y me disgustaban bastante. Una tarde de filosa llovizna, Santiago leyó un soneto alejandrino dedicado a Van Gogh; cuchicheaban los miembros del club, y era tal el desorden, que me largué a llorar. El sábado siguiente nos sorprendió con el silencio. —Estoy buscando que madure un poema dedicado a los cocuyos. No tengo nada para hoy; lo siento —dijo. Y nos quedamos mirándonos absortos. Como sea, extrañábamos su figura alta inclinándose en un acto de reverencia ante cada rima de su poesía. En fin; las cosas caminaban solas. Creo que fuimos progresando. Empezamos a buscar la manera de ser razonables. Convenimos en que un tiempo no mayor de veinte minutos era más que suficiente para las exposiciones. Consuelo vino contenta un día. “Se me pasó el asma”, dijo. Y agregó: “La fraternidad del ambiente ha hecho un milagro sobre mis bronquios. Estoy curada. Adiós a la cortisona, a la efedrina y a las sesiones de inhalación de sustancias volátiles”. Nunca más apareció. La aguardábamos sábado tras sábado; sonaba el timbre, nos apiñábamos junto a la ventana sacando las cabezas, y no, no era ella, sino otro miembro del club. Ah... la ingratitud de los melancólicos. Juan, de mirada sombría y uñas largas, nos sorprendió durante una sesión comentándonos que prefería la compañía de los gatos a la de una mujer. Era buen mozo y ganaba algo de dinero vendiendo pinturas de peces, de limazas y de cámbaros, cada domingo, frente a los portones de la gente rica. Se sabe cómo funciona la operación o la venta: el artista, vestido de indigencia, pasea con sus obras por las veredas de los millonarios, y ellos, seducidos por los colores refulgentes de la pintura, compran los cuadros sin pensar. —No; yo no me caso —suspiró Juan. —No es bueno que el hombre esté solo —dijo Felicitas, quien estaba secretamente enamorada de él. Su voz tenía la emoción del escándalo. —Pero yo no estoy solo; tengo a mis gatos. Son todos tan hábiles. No hacen más que aguardarme pacientemente cuando salgo a la calle en busca de dinero. Y me reciben con sus artes y sus maneras milenarias que yo sólo sé corresponder con un largo silbido —respondió. Sin embargo, a partir de ese día, Juan empezó a observar a Felicitas con más claridad. Eso lo descubrió el club al instante. Sus ojos se posaban a menudo en su blusa transparente bajo la cual sus senos se mantenían muy apretados dentro de unos corpiños negros. Una tarde los vimos llegar juntos. Y tomados de la mano. Y era que llegaban y no llegaban porque se echaban chistes y bromas y otros cuentos que los desternillaban de risa; demoraban una eternidad sus pasos para observarse mejor y pincharse. El hecho, mejor dicho el noviazgo, ameritaba un ágape, brindis. Así lo decidimos. Y el brindis se organizó solo. Aparecieron las palomitas de maíz, el olor de las papas freídas, el calor de las empanadas recalentadas, los tragos de gaseosas, los helados que Antonio fue a comprar de la esquina con una sonrisa fresca en el rostro. Nos divertimos tanto. Los novios estaban radiantes. Y yo estaba feliz. Me ponía de buen humor que se amaran, así, a su manera. Ella reclinaba su cabeza sobre los hombros de Juan, y él se entretenía con sus cabellos. A veces se besaban en la boca. Y entonces todos jugábamos a que volvíamos inmediatamente las caras hacia otro lado, para escondernos de aquellas escenas atrevidas. Ah..., qué diversiones de niños, aquellas. El noviazgo de Juan y Felicitas era un logro, una orquídea florecida repentinamente en un tronco amenazado por las plantas biofritas, el mejor puntaje del club de los melancólicos. Pero hubo otra sorpresa. Antonio y Margarita cayeron un sábado, media hora después de las cinco, con la novedad de que deseaban casarse. —¿Cómo? —dijimos. Ellos se abrazaron fuertemente por toda explicación. Alguien fumó y tosió aparatosamente. Yo quise hacer un análisis de la situación, magnífica, ciertamente, pero compleja e inesperada desde el sentido común, pues respondíamos a una mentalidad, a un perfil sicológico, rasgados por la angustia y la neurosis. Pero preferí callar. La melancolía era, por lo visto, una caja de pandora. Ah... Margarita empezó a moverse al compás del tema musical “Imagine” de los Beatles. Se veía feliz y bella y sobre todo triunfante. Arrojó su gorra con visera azul sobre una rinconera. Fue abriendo su blusa a rayas, botón por botón. Pasó varias veces su mano larga y blanca por su vientre, y como por arte de magia, la forma de la criatura, su hijo escondido bajo la faja desenrollada lentamente, reveló un embarazo de tres o cuatro meses. “Ah...”, dijimos todos. Y nos entró un sentimiento inexplicable. Un niño se añadía a nuestras vidas. Y éramos sus padres y sus madres. A la noche, Consuelo me llamó. Otra vez le habían vuelto los pitidos. De nuevo sus bronquios se llenaban de mucosidades. Había un estornino en sus pulmones. Algo parecido al miedo agitó mi corazón. No sabía qué decirle. No le iría a contar, por supuesto, que en los últimos tiempos me hallaba recuperada. Eso sería una descortesía. —Vuelve a las reuniones —le aconsejé. Un sí, una aceptación suya que sonaba al piar lastimero de un gorrión caído de su nido, oí del otro lado del tubo. El sábado siguiente un clima de armonía iba y venía por las paredes de la sala. Santiago leyó un soneto de su creación. Y lo aplaudimos aunque no nos agradaron esos endecasílabos suyos que cabalgaban sin musicalidad, pasando del trote a la estampida. Pero fue él mismo, quien oyéndose, cayó en la cuenta de la falta, del imperdonable error, pues dijo: ¡Qué desastre! A veces pensaba que debía tomarme una vacación, ir a algún sitio donde el clima fuera beneficioso para las grandes fumadoras como yo. Pero no. Acababa quedándome en la casa, y hacía como que no me quedaba, los sábados, cuando los miembros del club tocaban desesperadamente el timbre una y otra vez. Solía escucharlos. “Se habrá pegado un tiro”. “No digas eso”. “Deberíamos llamar a la policía”. Y no; no llamaban a la policía, por suerte. Sábado tras sábado, allí estaban, insistentes cual llovizna callejera. Cuando llovía, se metían debajo de sus paraguas negros; eran nuevas aves oscuras engendradas por esta naturaleza anárquica marcada por la contaminación de la atmósfera y el gran agujero de la capa de ozono. Me enloquecían con los continuos timbrazos. Una tarde no pude más y abrí la puerta. Entraron. No me dijeron nada. Comprendieron mi conflicto. Este es el estilo de gente como nosotros en cualquier trato. Ahora faltan diez minutos para que ellos lleguen. Debo estar hermosa esta tarde porque me sacarán una fotografía para colgarla luego en la pared de piedras de jade de la chimenea. Un color especial, cuando las leñas son consumidas lentamente por el fuego, se va desplazando (casi con vida, pareciera) por la chimenea ecológica. De hecho, ella es algo así como el sitio de Dios en mi casa. El epígrafe lo escribí yo misma y será leído por Santiago cuando se descubra oficialmente la foto: Guadalupe Sánchez, Presidenta del Primer Club de los Melancólicos. ** Delfina Acosta delfina@abc.com.py Poeta paraguaya (Asunción, Paraguay, 1956). Su primer poemario, Todas las voces, mujer..., obtuvo el Primer Premio “Amigos del Arte”. Integró el Taller de Poesía “Manuel Ortiz Guerrero”, dando a conocer algunas obras en publicaciones colectivas. Publicó el poemario La cruz del colibrí, con prólogo de la poeta Gladys Carmagnola; reunió en el libro El viaje sus cuentos que obtuvieron premios y menciones en concursos literarios. Su obra Romancero de mi pueblo mereció el segundo premio “Federico García Lorca” y su poemario Versos esenciales, dedicado a Pablo Neruda, obtuvo el Premio Pen Club del Paraguay. Su libro Querido mío obtuvo el premio “Roque Gaona” (2004). También ha publicado Versos de amor y de locura en 2007. Sus obras (cuentos y poemas) están incluidas dentro de numerosas antologías nacionales y extranjeras. Es columnista del diario ABC Color (http://www.abc.com.py). Dirige el Taller de Poesía de la Manzana de la Rivera. === Intriga de Amador (extractos) Gregorio Echeverría ================ *** Intriga de Amador Alguien pregunta con acento de extramuros acerca del destino del mundo y digo he aquí una pregunta pues el extranjero no agrega precisiones a la cuestión y sonríe complacido a un escruchante que lo acecha y al interés de alguna puta que olfatea la ocasión de unos dólares extra y una comilona de lujo aunque el sujeto desalienta al manolarga mostrando sus bolsillos vacíos y a la dama le pellizca el trasero murmurando sorry darling exponiendo a sus ojos azorados el parche de HIV cosido a su bragueta y ella declara que no es por su dinero es que su desamparo le recuerda su primero y gran amor —el único— además no tiene (él) aspecto de turista sino más bien de náufrago. El viajero sonríe casi —nobleza obliga— presto a reconocer su condición de polizón a bordo de una nave perdida entre unas islas y Amador alucina que ese rostro vejado por la desolación y las tormentas le recuerda unas facciones acuciantes que cada noche a la hora de afeitarse lo interrogan con un rictus de burla acerca de su destino y el del mundo tras el azogue turbio del espejo. *** Sin mapas y sin brújula Hay palabras que revuelven el avispero por ejemplo la palabra sórdido porque nos representa me parece algo que no queremos imaginar cómo ser un mendigo un HIV desahuciado o la intimidad de los loqueros y los geriátricos o las cárceles. Por suerte los tranquilizadores de conciencia nos garantizan que las cosas no son sórdidas en general sino en particular porque las abstracciones no son buenas ni son malas ni siquiera huelen sencillamente son y nos permiten confeccionar buenos pensamientos y esos textos tan bonitos de la última página del diario y las tarjetas de Navidad que casualmente llegan siempre desde y hacia donde la miseria, la intolerancia y las venéreas hereditarias no le quitan a nadie el sueño pero no debemos preocuparnos porque a esa otra gente tampoco le quitarán el hambre y en realidad es muy probable que nada pueda ser quitado a quienes ya lo han dado todo por perdido y navegan desnudos sin velas y sin remos en un océano de mierda que alguien les informó que baña las costas generosas del mejor de los mundos y la esperanza ni les permite recordar que tampoco llevan mapas ni brújulas a bordo. *** Hoy puede ser un gran día Las dos de la mañana cerca de los corrales y esa niebla carnívora amasando las pepsinas y los tufos de la muerte la de las vaquillonas resignadas y la otra huérfana de resignación de los pequeños entes desparpajo en mano invalidez en mano incluso en mano una sonrisa mansa que desalienta a las busconas y a los chorros de la primera hora (o de la última) quién puede arrebatarle algo al que no es porque no tiene porque no pudo porque no sabe cómo es la hora de los ínfimos cafishios los travesti perdedores los pichi que recorren el espinel recogiendo la diaria para el comisario para el concejal para el compañero secretario la hora de los revendedores de tres minutos de cielo llave en mano blanca de la buena podés probarla una pizca nomás la punta del dedito esto es nieve no joda vos no pibe rajá no es merca para piojosos tenés que conformarte con oler chupetear cerca de los surtidores esa mezcla de orines y nafta adulterada antes del aserrín y los lampazos de las cuatro esperando el camioncito de las primeras ediciones matutinas que por ahí te tira un mango para descargarle los atados de mentiras y a las cinco anotarte de ladero en el primer carrito cartonero que te haga vamos con el gesto dále pibe mové las gambas que hoy puede ser tu día. (Intriga de Amador; XXIII Premio Internacional Ciudad de Zaragoza 2006). ** Gregorio Echeverría dissegnogrosso@2000x.com.ar Escritor y diseñador gráfico argentino (Rosario, Santa Fe, 1935). Ha publicado el poemario Miseria blues (primer premio compartido del Concurso Municipal de Poesía Felipe Aldana; Editorial Municipal de Rosario, http://bit.ly/2Lb2dV; 2007). Además, textos suyos han sido incluidos en diversas antologías y revistas literarias. === Riña estéril contra los designios de la vida ========================== === John Javier Acosta Rodríguez ========================================== Poco después de cumplir su primer cuarto de siglo de existencia, Antonio María decidió ser marica. Su lucha por tratar de convertirse en el macho que debería comenzó con su adolescencia, cuando las necesidades fisiológicas propias de ese período lo obligaron a esconderse detrás del escaparate de su madre o a encerrarse en el baño de su casa para hacer que su parte varonil expulsara toda esa fuerza vital que se acumulaba en sus testículos. Cuando yo lo conocí, con esa mezcla extraña que lo rodeaba de sonrisa de niña inocente y pestañear de puta en cacería, supe que era marica. Bastaba con verle su manera coqueta de menear la cabeza para reafirmar o negar lo que decía, su caminar indeciso tratando de que no delatara su verdadera condición a través de un fingido paso de hombre verdadero y que lograba en los demás el efecto contrario: todos, al menos yo sí, notábamos esa duda de ser o no ser en cada metro que él avanzaba a pie. Quizás lo que más me hizo fijar en su feminismo fue la forma delicada en que daba la mano para saludar, en donde uno sentía la suavidad de unas texturas siempre sudorosas. Tampoco se quedaba muy atrás, en todo ese conjunto de coincidencias, su gruesa voz: a leguas uno se daba cuenta de que él trataba de imitar la voz grave y decidida de un varón a toda prueba, pero ya al caer la tarde le salía ronca, ya que sus cuerdas bucales estaban cansadas por el esfuerzo sostenido que habían hecho durante el día. Tan convencido estaba yo de todo lo que intuía de él que no tuve ningún recato en decírselo a la jefa de redacción del periódico, una mujer taciturna, pero sonriente. “Ese man es marica, donde quiera vaya y pise”, le dije. Ella me miró fijamente, imitando una sorpresa que no sentía. “¿Será?”, me preguntó, con ese dejo de misterio característico en quienes por momentos se dejan envolver por el halo de la chismografía. “Póngale la firma”, insistí. “No, hombre, qué va, no creo”, dijo, como buscando que le entregara mis razones para afirmar eso. No le seguí el juego y me salí de su oficina rumbo a mi cubículo de redacción. Aquello podría considerarse un atrevimiento de mi parte, pues creo que era la primera vez que se ventilaba el asunto públicamente en el periódico. Y lo hacía precisamente yo, que no tenía ni 15 días de haber entrado como redactor allí. Antonio María, en cambio, ya iba a cumplir el año, por lo que hasta apresurada podría resultar mi conclusión. Creo que por esa misma época le comenté el asunto a Tomás Darío, redactor de Judiciales, de quien me había dado cuenta era el mejor amigo de Antonio María. Tomás Darío me hizo primero un gesto de duda y, enseguida, expresó su desacuerdo conmigo: “No, viejo, esas son puras suposiciones infundadas suyas”. Dejé la cuestión ahí. Lejos estaba de imaginarme entonces que por esa misma época, Antonio María estaba viviendo la agonía de decidirse si se aceptaba a sí mismo como lo que en realidad era y que se le notaba a millas de distancia por más que él intentara ocultarlo o si continuaba con la pantomima insostenible de mostrar una virilidad que nunca tuvo y que apenas se le insinuaba a sí mismo con un inservible animalito arrugado que le colgaba en la mitad delantera de su cuerpo. Antonio María había tenido el valor de confesarle a Tomás Darío la enorme ambigüedad en que se encontraba. Lo hizo bien porque Tomás, además de ser un buen amigo, era un tipo reservado. Los tres, Antonio, Tomás y yo, nos hicimos excelentes compañeros y algunos fines de semana solíamos salir de parranda para desintoxicar el espíritu, después de cinco días de noticias continuas. Sin embargo, ante mí nunca salió de labios de Tomás Darío una palabra que revelara la verdadera condición de nuestro amigo. Era increíble: tantas horas compartidas en la sala de redacción y en los San Andresitos, como llamábamos en el país a los centros comerciales donde vendían productos de contrabando y a donde íbamos los sábados a tomar cerveza extranjera a precios de feria, tanto tiempo juntos los tres, digo, y nunca me enteré de la descarnada guerra que libraba el pobre Antonio María con su propio yo. Diez años después, cuando él se atrevió a admitirme que era marica y contarme de toda su lucha estéril para no aceptarlo, mi primera reacción fue de reproche: “¡No seas pendejo, carajo! Si me hubieras contado desde un principio, yo no te dejo coger para el otro lado. Eso fue Isabel la que te condujo a eso”. Me refería a una reportera gráfica del periódico, de la que nadie dudaba en privado de su lesbianismo. Antonio me sonrió, sin ocultar ya su feminidad: “No te preocupes, hombre: ya yo no tenía remedio”, me dijo. Tenía razón. Él era el menor de seis hijos de una familia de clase media, donde tres hermanas consecutivas lo separaban de sus dos hermanos mayores. Era el consentido de su mamá, quien nunca pensó tener ese hijo a los 50 años, y los cuidados y el cariño que le brindaba no era el de una madre responsable sino el de una abuela sobreprotectora. No lo dejaba jugar juegos de niños varones con los amiguitos del barrio por temor a que se lo lastimaran y era feliz cuando lo veía en el patio de la casa jugando a las muñecas con sus hermanas. Lo tuvo durmiendo en la habitación matrimonial hasta que él cumplió los trece años y debieron mudarse de barrio hacia una casa más amplia. Ella ya no encontró más excusas para mantenerlo en la pieza con su marido y Antonio María debió mudarse para el cuarto de sus hermanos. Por eso, al cabo de muchos años, cuando Antonio María era ya un adulto que había decidido ser marica y la primera en reprochárselo y poner el grito en el cielo fue su madre, él no tuvo ninguna duda en decírselo: “Tú eres la que menos tienes que hablar, mamá, porque si analizas bien, tú fuiste la que me trabajó, sin proponértelo, para que yo fuera lo que ahora soy”. Antonio nunca hizo de padre cuando se reunía toda la muchachada de su primer barrio y jugaban al papá y la mamá o a la vaca y el toro: se representaba a sí mismo haciendo de hijo consentido o de ternero recién nacido. En más de una ocasión, al no haber niñas en el grupo de amiguitos, Antonio María hizo el papel de mamá, y hasta de vaca, en sus juegos infantiles. Entonces hacían todo lo que veían que hacían los animales en las veredas vecinas: se apareaban, parían, amamantaban. Una vez, Antonio, haciendo de vaca, y uno de los muchachos, haciendo de toro, se internaron a “pastar” en el monte de un lote solitario que quedaba cerca. Escondido entre los matorrales, el toro empezó a rozar la vaca por detrás y terminó bajándole los pantaloncitos y con su gusanito parado lo rozaba entre las nalguitas del pequeño Antonio. “Acomódate bien, así como te pusiste ayer debajo de la cama de tu mamá”, le decía el torito. Con tan mala suerte para ambos que quien sabe por qué mala jugada del destino, en esos momentos pasaba por ahí el hermano mayor del torito. “Conque esas tenemos, ¿no?”, les dijo a los muchachos en tono amenazador. El torito, todavía con su gusanito en asta, pegó un brinco apenas escuchó al intruso y cayó justo frente al palo de mango que luchaba por salir de entre los matorrales, donde un pájaro sangre de toro se había detenido para protegerse del sol. “Nojoda, miren: un turpial rojo”, fue lo único que se le ocurrió decir al torito en un intento fallido para desviar la atención sobre el asunto de fondo. El pequeño Antonio María, que entonces tendría apenas unos ocho años, se alzó el pantaloncito, señaló al torito con el índice de su mano derecha y le dijo al recién llegado en forma acusatoria: “Yo no quería que él me hiciera groserías”. “¡Vayan para la casa, carajo!”, recibieron los dos como respuesta. Tuvieron la suerte que quien llegó fuera hermano del torito y no del pequeño Antonio María porque en un mundo tan machista como en el que vivían, ninguna familia estaba dispuesta a permitir un marica en su seno, ni siquiera en medio de la inocencia de la niñez. De modo que aquel incidente no pasó de ahí, pero Antonio no fue capaz de volverle a ver la cara al hermano del torito. En otra ocasión, y por esa misma época, tal vez por razones diferentes, se encontraban también en ese lote enmontado Antonio María, uno de sus amiguitos y Esthercita, la indiecita que los padres de Antonio María criaron desde que ella tenía cuatro años. Era obvio que la muchacha sentía una fascinación infantil por el niño que los acompañaba. Ella había accedido a que el pequeño le hiciera lo que hacen los adultos cuando están casados y quieren tener hijos. Es que él no sólo era apuesto, sino que, además, todos en el barrio le admiraban su inteligencia: todas las chicas de su edad querían ser amigas de quien los papás no hacían sino ponerlo como ejemplo. De manera que Esthercita tenía sobrados motivos para sentirse orgullosa de estar allí en esos momentos. Pero el niño, en un repentino acto de solidaridad con su amigo Antonio María, le impuso una condición a la pequeña: “Primero va Toño”, le dijo. Esthercita les pegó una mirada fulminante a los dos, se subió su calzoncito de puntitos rojos que se había bajado hasta las rodillas y se bajó su vestidito de florcitas de colores que ya tenía regazado. “Entonces, no”, respondió y se fue iracunda. Inmediatamente, Antonio María, en un acto sorpresivo, se bajó sus pantaloncitos y se puso en cuatro patas delante de su amiguito: “Tranquilo, compadre. Toma, hazme a mí”. El chico ni siquiera se dio por aludido: esquivó a Antonio y se fue para su casa. Todo eso sucedía en la calle, mientras en la casa Antonio María era el rey: sus hermanas y su madre sólo vivían para atenderlo: bañarlo, vestirlo, peinarlo. Hasta que la adolescencia lo sorprendió mimado como a un niño de tres años. Fue por ese tiempo en que sus padres decidieron cambiar de casa y se fueron a vivir a otro barrio. Antonio María empezó a compartir la habitación con sus dos hermanos, que eran mucho mayores que él, hombres hechos y derechos. Fue difícil para el joven adaptarse a los ronquidos descomunales de ellos en las noches infinitas, en que necesitó toda la fuerza de voluntad posible para resistirse a la tentación de irse a meter en la cama de su madre. Verlos desvestirse para acostarse o para el baño, era tormentoso para él, acostumbrado a estar entre mujeres desnudas. Lo que quizás lo rescató de ese mundo de angustias, fue el afiche aquel del modelo perfecto, acostado boca abajo sobre la grama de un campo hermoso. El hombre aparecía en la foto sin más ropa que un calzoncillo diminuto. Cuando se topó por casualidad con aquella imagen, inmarcesible para él, que ocupaba las dos páginas centrales de una revista de farándula, Antonio María sintió un hormigueo extraño que le recorría todo su cuerpo. Arrancó el afiche y lo guardó entre sus libros de colegio. Claro, que con el pasar de los días, se le fue convirtiendo en un martirio peor que el cambio de cuarto. Esa nueva tragedia se le evidenció más en la tarde en que se descubrió a boca abajo, rozando el colchón con su miembro parado y con la mente clavada en el afiche que guardaba en su maletín. Su corazón latió como nunca por el susto. Se puso de pie por el temor de que entrara alguien y lo descubriera en esas andanzas. Se encerró en el baño y tuvo allí, sobre su mano derecha, la primera eyaculación de su vida, pensando, precisamente, en el modelo semidesnudo de la foto que lo marcó. Ya tenía edad para saber que no era natural que a un hombre le pasara eso, deseando a otro hombre. Salió del baño dispuesto a romper el afiche, pero cuando lo tuvo de nuevo en sus manos, no encontró el valor para hacerlo. Lo arrugó, poseído por la impotencia, y lo arrojó en la canasta de la basura, donde había echado el papel higiénico con que se limpió la evidencia de su padecimiento. Regresó a la habitación y se tiró sobre su cama a llorar en silencio. No pudo acostumbrarse jamás a esa situación, a pesar de que el hombre del afiche lo perseguía cada vez que debía esconderse detrás del escaparate de su madre o encerrarse en el baño a cumplir con el ritual que le calmara sus ímpetus juveniles. Hubo de suceder algo extraordinario que enterraría para siempre el recuerdo del modelo en calzoncillos acostado sobre la grama. Antonio María debería tener 13 o 14 años porque ya iba en el segundo o tercer año de la secundaria. Él había notado que en último grado estudiaba un joven alto y corpulento al que todos respetaban porque su recio carácter combinaba perfectamente con su físico. Una media mañana, en la mitad del recreo, Antonio María se disponía a entrar al orinal como de costumbre, antes de reiniciar las clases. Notó que, desde afuera, un grupo de muchachos de último grado llenaba de agua unos vasos desechables y tiraban el líquido hacia dentro del orinal por las rendijas de ventilación que estaban entre la pared y el techo. Era, por supuesto, un acto inusual. No tardaría nada en averiguar a quién mojaban los traviesos alumnos: antes de subir el primero de los tres peldaños de la entrada, Antonio María se topó ahí, a cinco centímetros de sus ojos, con el más grande trozo de carne viva que había visto hasta entonces: resulta que el grandulón, al sentirse empapado por sus propios compañeros, no tuvo otra idea que sacudirse su animal hasta darle vida y salir a mostrárselo a todos los que habían tenido la osadía de echarle agua, como una forma de mostrarles que se atuvieran a las consecuencias de haber mojado a un hombre de respeto. Antonio María quedó tan atolondrado con aquella muestra de virilidad en su cara, que se olvidó de su orinada. Pero aseguró por mucho tiempo una compañía que habría de martirizarlo en sus noches de desvelos. Durante los fines de semana deseaba con ansiedad que llegara el lunes, no tanto por el placer de asistir a las clases, sino para volver a ver al hombre que lo trasnochaba. Llegaba al colegio echando ojo para todos lados hasta que descubría su figura imponente entre el grupo de amigos que lo veneraban. Cuando Antonio María llegaba tarde, pasaba por el curso de su delirio y se asomaba en la ventana sólo para tener la dicha de verlo sentado en su pupitre. Entonces se le aceleraba el corazón, le hervía la sangre, se le cortaba la respiración y salía corriendo a reponerse en su salón. En clase, no hacía nada diferente a mirar el reloj con el desasosiego de que sonara el timbre de una buena vez para salir feliz a recreo y rebuscarlo entre el enjambre de muchachos bulliciosos para que, al encontrarlo, se le descompusiera el mundo: tanta zozobra los sábados y domingos, tanta intranquilidad en las noches de lunes a viernes, tanta agitación durante sus clases para, al final, salir con un chorro de babas: lo veía y se desboronaba por completo. No era capaz de nada. Ni de abordarlo siquiera para brindarle el saludo. Sudaba frío cuando lo veía mamar gallo con los compañeros de curso. Antonio María terminaba viendo siempre hacia la mitad del cuerpo de su adorado: veía el bulto que se le hacía en el pantalón y recordaba enseguida el día que lo vio con el sable arriba. El día que me confesó que era marica, me dijo que todavía no se explicaba cómo no lo descubrieron entonces: “Es que ese muchacho me embobaba”. Casi perdía el curso. Le tocó reponer, en vacaciones, dos materias que había perdido. Afortunadamente para sus estudios, aunque desafortunadamente para sus sentimientos, su tormento se graduó ese año y Antonio María no volvió a saber de él, lo que lo sumió en una aridez espiritual donde él creyó que nunca germinaría el amor. Antonio quiso aprovechar esta situación para tratar de enderezar el rumbo de su vida. Empezó por recriminarse lo que para él era, en ese entonces, una desviación inaceptable. Miraba cómo sus dos hermanos mayores se vanagloriaban de sus conquistas femeninas y cómo suspiraban sus hermanas por los hombres que les movían el piso. Creía ser la única persona en el mundo que se enamoraba de otro de su mismo sexo. Estaba dispuesto a dar la pelea para que eso no fuera así: decidió ser lo que le había tocado por naturaleza: un varón. Esa firmeza de decisión se le derrumbó de un tajo, cuando tuvo que escoger la profesión que estudiaría. “Es que todo se empeñaba en canalizarme para lo que ahora soy: me moría por estudiar diseño de modas”, me dijo cuando me confesó su homosexualidad. Cuanta hoja de papel en blanco se le presentaba, la cogía para hacer trazos de vestidos sobre ella. Soñaba con estar en Cartagena de Indias vistiendo, con sus diseños encopetados, a las aspirantes a obtener el título de la más hermosa del país en el Concurso Nacional de Belleza. El fuerte carácter de su madre lo volvió a encarrilarse por el camino de ser el macho que debía: “Ese no es oficio de hombres”, le dijo la mamá entonces. Antonio María tuvo que volver a prometerse que jamás sería marica. Con esas elucubraciones sobre su vida llegó a estudiar a la universidad. Escogió una carrera que estudiaba la mayoría de las candidatas al Reinado Nacional de Belleza de Cartagena: Comunicación Social y Periodismo. Era la primera vez que le tocaba compartir un claustro educativo con mujeres. Y, cuando menos lo esperaba, surgió de nuevo esa complicidad que sólo sentía con el género femenino, y que él buscaba esquivar por todos los medios posibles con malos resultados siempre. De manera que esa vez tampoco pudo evitarlo: se hizo amigo inseparable de tres compañeras de curso. Andaba con ellas para arriba y para abajo. De un lado para el otro. Hacían los trabajos juntos, departían en cafetería, iban a la biblioteca. Mejor dicho: volvió a sentir la felicidad de su niñez, cuando sus hermanas y su madre vivían sólo para él. Pero tuvo que suceder lo inevitable. Una tarde iba solo por el pasillo de la universidad y se vio de pronto en medio de una calle de honor que le hicieron algunos de sus propios compañeros de curso. Lo envolvieron con tan tremenda rechifla, que Antonio María quiso tener en ese momento un poder sobrenatural para desaparecer de allí. Pero como si semejante escarnio fuera poco, al final de los silbidos escuchó un coro que le desmigajó el alma: “¡Mariquiiiitaaa!”, gritaron. Hasta el último segundo antes de morir postrado en la cama de un hospital, Antonio María se preguntó toda la vida de dónde había sacado fuerzas ese desafortunado día para seguir caminando como si nada. “¡Mierda, me descubrieron!”, fue lo único apropiado que encontró para decirse en medio del escozor de su alma. Llegó hasta el rincón más apartado de la universidad sin mirar para ningún lado, casi muerto de la vergüenza. Ahí lo encontraron sus tres amigas, sentado en un desvencijado pupitre. “Esta es mi despedida de la universidad”, les dijo llorando. “No estoy preparado para soportar semejante cruz de bochorno por el resto de la carrera”. Ellas lo convencieron de que la mejor forma de evitar esos episodios dolorosos no era huyendo, sino haciéndose amigo de quienes se habían burlado de él. Así lo hizo. Empezó a impostar la voz para parecer más hombre que sus nuevos amigos. Cuando estaba con ellos, ponía en pereque a cuanta mujer se le atravesaba. Llegó a convencerse a sí mismo de que ya no era homosexual. “No sé por qué me costó tanto aceptar que yo era el más grande de los maricas”, me dijo la tarde que me confesó su condición. “A todos los que yo conozco del gremio les fue fácil desde un principio, incluso a los que fueron violados y les quedó gustando la cosa”, agregó ese día. Lo cierto fue que en la universidad no volvió a sufrir por sus inclinaciones porque se olvidó de ellas. O, al menos, eso creyó él. Porque el asunto volvió a aflorar cuando menos lo esperaba. Se había graduado y empezó a trabajar en el periódico regional en la sección de Locales. Allí conoció a Isabel, la reportera gráfica, que no tenía ningún inconveniente en tratar de ocultar, inútilmente, su trasero diciente y sus senos redondos: nunca se pintaba los labios, ni se aplicaba rubor ni sombras, usaba botas texanas, cabello corto, vestía de jeans y camisas anchas remangadas hasta los codos. Ella fue la salvación de Antonio María. O la perdición, como diría la mamá de él. Isabel le contó que ella era una lesbiana feliz, aunque debía ocultarlo en el periódico para que la directora, una religiosa consumada, no la echara de patitas a la calle. Lo convenció de que sólo las mentes avanzadas eran capaces de vivir con orgullo ese estado, así tuvieran que disimularlo en una sociedad tan subdesarrollada como la que nos rodeaba. Lo invitaba a fiestas clandestinas que hombres y mujeres de su categoría hacían en casas del sur de la ciudad. “¡Ay!, para mí fue impresionante ver a dos hombres besarse y acariciarse entre sí”, me confesó la tarde que decidió contarme que él era homosexual. “Imagínate que los hombres me sacaban a bailar y yo no fui capaz de aceptar”, dijo sonriente. No sé qué papel jugó Tomás Darío, el de Judiciales, en aquella época. Supongo que de apoyo total al amigo, pues le dio a un hijo para que Antonio María se lo bautizara: cuando yo llegué a trabajar al periódico ya ellos eran compadres sacramentales. Apenas vi a Isabel supe que a ella no le gustaban los hombres. Empecé a mamarle gallo: la enamoraba, le echaba piropos, la abrazaba a la fuerza y ella me levantaba a rodillazos y a codazos, muerta de la risa. Nunca me contó nada, tal vez porque suponía que lo de ella era obvio. Con ella, me pasó lo mismo que con Antonio María: me di cuenta rápidamente de que a Isabel le fastidiaban las mujeres. No sé exactamente cuánto tiempo pasó después de mi llegada, tal vez seis u ocho meses. Lo cierto fue que Antonio María resultó enganchado con una chica que trabajaba en Clasificados. “Nojoda, se salió el marica este con la suya”, fue lo primero que pensé cuando nos la presentó. Todas las tardes salían, se llamaban por el teléfono interno a cada rato: no había motivos para dudar que no se querían de veras. A mí se me disipó la duda sobre la virilidad de Antonio María. La tarde en que él me refirió su otra o, mejor, verdadera vida, lo único que se me ocurrió preguntarle fue por su relación con esa chica. “Ha sido de las situaciones más tormentosas que he tenido en mi existencia”, me dijo. Y me contó de los múltiples artificios que él debía acudir a diario para impedir quedar a solas con ella: sabía que en esas condiciones él tenía la obligación de recurrir a sus artimañas de macho para lograr someter a su hembra, mediante las caricias atrevidas y el galanteo propios de un hombre de verdad, que era lo normal en una relación de ese estilo; es decir, el varón proponiendo insistentemente y la mujer frenando en seco. Pero a Antonio María no le nacía por ningún lado, por más que se esforzaba en hacerlo, seguir aquella regla de oro del noviazgo. “Y, entonces, la vaina terminaba al revés: ella era la que insinuaba ir más allá y yo tenía que hacerme el loco”, me dijo ese día. Hasta que no supo cómo ni por qué terminaron metidos en la habitación de un motel. Antonio María se entregó en cuerpo y alma para hacer bien su trabajo: le besó el cuello sublime, los pechos redentores, los muslos torneados, las nalgas enloquecedoras. Todo era innovador para él y se esmeraba para que su reputación quedara intacta en el periódico. No obstante, para él fue un polvo sin ganas. “Nunca supe cómo logré la eyaculación, pero me sentí feliz de no haber quedado mal en esa ocasión”, me contó. Lo peor fue cuando ella hizo evidente que se dio cuenta del desgano de su novio para aquellas lides pasionales. “Me descubrió, me dije esa noche”. Se alegró montones cuando escuchó la conclusión de su chica. “Gracias por brindarme tu virginidad”, le dijo ella. Le confesó que se sentía muy mal porque era indigna de la pureza que él acababa de ofrecerle. “Has debido darte cuenta de que tú no eres el primero”. La verdad, él ni siquiera lo había notado, pero le agradeció a Dios que ella tomara el asunto por donde no era. La relación duró poco tiempo, como era de esperarse, aunque fue suficiente para que nadie, en el periódico, dudara de la hombría de Antonio María. Por esa época, llegó una estudiante en práctica a la sección Política, que era donde yo trabajaba. Nunca pude valorar si ella era más inteligente que bella porque le sobraban los dos atributos. Hice todo lo posible para conquistarla, pero a ella le gustó, desde un principio, Antonio María. Supongo que fue otro enorme compromiso que le cayó encima al pobre hombre, que acababa de salir de un suplicio. Él no podía negarse a las demostraciones de cariño de la joven estudiante, a no ser que quisiera echar por la borda todo el esfuerzo hecho con la chica de Clasificados para colocar en alto su dignidad masculina. Empezó a salir con ella. Afortunadamente para él, el período de prácticas terminó a los seis meses. Y en el periódico no volvimos a saber más de ella hasta la tarde en que Antonio María me confesó su homosexualidad. Al preguntarle por esa relación, me sorprendió diciéndome que fue la que más lo ayudó a aceptarse como marica. Me contó que una vez estaba sentado en el sofá, en una de las visitas rutinarias que solía hacerle a la casa de ella, cuando de repente apareció el hermano de la joven en la mitad de la sala. “Ojalá tú lo vieras: ese hombre era bellísimo”, me dijo esa tarde. Y sintió otra vez el mismo cosquilleo en el vientre que le removió las entrañas cuando, en su pubertad, vio el modelo del póster acostado en la grama en calzoncillos, que fue el mismo desasosiego que, ya muy entrada su adolescencia, le revolvió las tripas la media mañana aquella en que el animal del estudiante que le sacudía sus profundidades por esa época, se blandía a poca distancia de sus ojos. Entonces la miró a ella y a él. “Y me dije: definitivamente me gusta mucho más el hermano”. No volvió más a esa casa. Renuncié al periódico para irme a explorar el mundo al interior del país. Duré unos años por fuera, pero la nostalgia por mi tierra caribe me estaba despedazando el alma y entonces regresé a recoger las piezas desperdigadas de mi aliento, hecho trizas por la lejanía, las junté apenas pisé el terruño anhelado y las pegué con el cariño de mi gente. Volví al diario a ocupar la sección de siempre. Ahí estaban todos los amigos. Enseguida descubrí que Antonio María había renunciado para sí mismo a la pretensión de parecer hombre sin sentirlo, aunque todavía se empeñaba en ocultar su verdadera esencia a los demás. Ya no pretendía mujeres, tampoco salía a mamar gallo con nosotros, pero aún forzaba su voz para parecer varón. Noté que un joven llegaba en una motocicleta a esperarlo a la vuelta de la esquina. Siempre me pareció sospechosa esa actitud de sigilo. Era evidente el desespero de Antonio María para salir a la hora del almuerzo y del cierre, ya en la tarde: parecía como preocupado por no recibir un regaño si se demoraba en partir. Hasta que ambos, Antonio María y yo, decidimos inscribirnos en una capacitación que nos patrocinó el periódico. Si había quedado en mí algún resquicio de duda sobre la homosexualidad del amigo, esa quedó completamente despejada el primer día de clases, cuando el facilitador del primer módulo nos pidió que todos nos presentáramos, uno por uno, ante el resto de compañeros. Al corresponderle el turno, Antonio María lanzó una expresión que, estoy seguro, para los demás pasó inadvertida, pero para mí fue definitiva para convencerme de que él era marica. “La satisfacción más grande de mi existencia fue haber conseguido la pareja con que hoy comparto mi vida”, dijo entonces. Haber usado la palabra “pareja” en vez de “mujer” para ocultar que se refería a un “hombre”, bastó para confirmar lo que sospeché desde el primer momento en que conocí a Antonio María. Y me remitió enseguida al joven de la motocicleta, que lo esperaba a la vuelta del periódico. Las clases transcurrían normales hasta que una tarde, después de una apretada jornada académica, lo invité a visitar la cafetería del hotel que, por esos días, había montado un amigo mío. Quedaba justo al lado de una afamada discoteca gay de la ciudad. “Nojoda, María, ¿te imaginas?: ¡ahora sí voy a saber quién es marica en esta urbe! Porque me voy a sentar en la puerta del hotel, nada más para ver quién entra y quién sale de ese lugar”, le dije como mamando gallo. Muchos años después, me dijo que al escucharme esa frase, fue cuando decidió confesarme lo suyo: “Antes de que me pillaras entrando a esa discoteca, preferí contártelo yo mismo”. No fue sino entrar al hotel cuando se desgajó del cielo un fuerte aguacero. Eso presagiaba que la conversación iba ser larga, pues esta ciudad caribeña se paralizaba con la lluvia. Primero nos sentamos en la barra, pedí dos cervezas, le presenté al dueño y la tertulia tripartita giró en torno a cuestiones triviales. Al poco tiempo, el propietario del hotel se disculpó porque tenía que atender otros asuntos propios de su actividad. Entonces, Antonio María y yo decidimos sentarnos en una mesa. “Sé que vamos a tener que realizar muchos trabajos en grupo, de modo que es mejor que sepas algo sobre mí”, me dijo. Noté cierta angustia en él para tratar de buscar la forma menos traumática de contarme su cuestión, de manera que decidí hacérselo fácil. “Ya sé, María: eres marica y el muchacho de la moto es tu pareja”, le dije de sopetón. Le golpeé el hombro y agregué: “No se preocupe, compadre: cuente con mi absoluta reserva. Además, por eso es que no te llamo por tu nombre sino por tu apellido, que es un nombre de mujer”. Entonces me contó de su viaje a la capital del país, por recomendaciones de Isabel, la reportera gráfica del periódico, para visitar, sin escondijos, las discotecas gay de esa ciudad. Fue por la época en que yo me había retirado del diario. “Nunca antes había disfrutado de una aventura tan fascinante como esa: ya no tuve dudas de que yo era el más grande marica de la historia”, me dijo. La primera noche fue de choque. Estaba sentado en una mesa, junto con unas amigas que le había recomendado Isabel, hasta que se le acercó un apuesto hombre, de bigote y barba cerrada. “¿Bailamos?”, le dijo con una sonrisa cargada de picardía. Antonio María rebuscó inútilmente, hasta en los rincones más apartados de su humanidad, cualquier resquicio de hombría que le ayudara a disimular su turbación. “No, gracias”, alcanzó a responder y todo el resto de su vida se arrepintió de haber pronunciado aquellas dos palabras en el momento menos apropiado. “Te cuento que, hasta hoy, todavía no he tenido la oportunidad de bailar con un hombre tan bello como ese”, me confesó esa tarde. Pero la jornada siguiente se la desquitó: “Al principio, me sentía extraño danzando pegado al cuerpo de otro hombre; enseguida descubrí que no había dicha superior a esa y no me senté más en toda la noche”. Regresó al periódico convencido de dos cosas: que sería marica para el resto de su vida y que tenía que ocultarlo para no ser rechazado por la sociedad. Isabel, feliz de que Antonio María decidiera ser homosexual, empezó a presentarlo ante el “gremio”, como llaman ellos a los de su comunidad. No demoró nada en lloverle pretendientes, atraídos por la virginidad de Antonio María en aquellos menesteres, pero él se mantenía firme en su voluntad: no sería un marica fácil. Soñaba con tener un hombre joven y de piel blanca, como se lo dijo a Isabel. Un sábado, ella organizó una cena en su casa para presentarle la pareja de un amigo común. “Apenas lo vi, me gustó”, me contó. “Mi amigo duraba unos seis meses con cada relación. De manera que era cuestión de esperar medio año para tener la posibilidad de aspirar a su pareja engañada”. No tuvo que esperar tanto. Isabel subió al segundo piso de su casa, junto con el amigo de ambos, y Antonio María se quedó abajo con el joven que le había movido las entrañas. “Lo que más me gustó de él, fue que ese día me enseñó el lado amable de ser marica”. Así es: le sirvió la cena con una dedicación envidiable en cualquier esposa abnegada. Pero la estocada final vendría después, cuando le ofreció el jugo en un recipiente de cristal. “Voy a tomar en el mismo vaso para ver cuál de los dos lo deja untado de pintalabios”, le dijo. Era obvio que ninguno de los dos usaba labial, pero ese apunte terminó por rendir a Antonio María. Esa noche, terminaron todos en una discoteca gay que queda en el centro de la ciudad. El único que no llevaba acompañante exclusivo era Antonio María, que debió bailar varias canciones con un joven que se acercaba a la mesa y lo invitaba. Isabel, como era frecuente en las últimas semanas, salió de discusión con su pareja: se fue para su casa y la dejó sola hecha un mar de lágrimas. Al regresar de contonear su cuerpo al ritmo de la música, Antonio María encontró que su tormento estaba solitario, pues el amigo estaba consolando a la chica de Isabel. Se sentó feliz a su lado y hablaron largo y tendido, hasta que Antonio quiso probar suerte con la invariable estrategia. “Anda, muchacho, dejemos de hablar porque tu hombre se va a poner celoso”, le dijo con la sonoridad propia de un individuo de su estilo. No cabía de la dicha cuando escuchó la respuesta esperada de su ya amado Francisco: “Qué importa, si se pone bravo tiene el doble problema de calmarse solo”. Después, no pasó nada interesante esa noche. Ya de madrugada, llevaron al amante de Francisco donde un familiar, que vivía a tres cuadras de la discoteca, dizque porque se iba a quedar durmiendo ahí. Al día siguiente, Isabel llamó a Antonio María para que le hiciera el favor de ir a recoger a la casa de ella los motetes de su pareja: “Llévaselos a su casa: esto se acabó, Toño”. Para sorpresa de Antonio María, allá donde Isabel estaba el amante de Francisco, que había ido a buscarle una encomienda a su enamorado. “Las cosas cuando se van a dar, todo se facilita para que se den. Lo cierto fue que yo no desperdicié esa oportunidad”, me contó Antonio. Le ofreció al hombre llevarlo hasta su destino, con la única intención de volver a ver al joven que le removió hasta las profundidades más recónditas de su ser. “Lo encontramos en bermudas y sin camisa: te podrás imaginar mi emoción”. Lo invitaron a que los acompañara a llevarle la maleta a la amiga de Isabel. “Cuando llegamos allá, el muy bobo de su amante prefirió quedarse escuchando música en el carro. Así es que yo me bajé dichoso con Pacho”. Tuvieron que quedarse casi dos horas tratando de consolar a la desengañada mujer. Era obvio que al regresar al vehículo, encontraran, por lo menos, inquieta a la persona que se había convertido en el único y gran obstáculo para el cumplimiento de los planes de un ser acabado de entrar al mundo del homosexualismo. Antonio María, no obstante la contrariedad evidente en su opositor, le propuso algo que lo terminó de sacar de sus casillas: “Primero te llevo a ti y después a Pacho”, le dijo, con la mal disimulada intención de quedar a solas con Francisco. “No, al revés”, respondió el iracundo hombre. No pasaron cinco días, cuando alguien del gremio le contó a Antonio María que Francisco era engañado por su amante: la noche de la discoteca no se quedó donde un familiar, como lo hizo creer entonces, sino donde una conquista reciente. Antonio María no negó que sintió cierto fresquito al enterarse de la situación, pero no quiso emplear esa arma baja para conseguir su objetivo. Total, ya hacía 48 horas que se había dado su primer beso con Francisco, lo que indicaba que su hombre también le jugaba sucio a su pareja. No obstante, le dolió mucho cuando el sábado siguiente, exactamente una semana después de haberlo conocido, su hombre le dijo que no podían verse ese día porque él iba a salir con su pretendiente. “Pasé las horas sabatinas más amargas de mi vida”, me dijo. Hasta que a las cuatro de la tarde sonó el teléfono. Era Francisco. “Ajá, ¿y tú no y que estabas con tu adorado?”. “Sí, pero ya regresé. ¿Qué, nos vemos?”. “¿Ahora?”. “Sí, ¿qué tiene? Aún no empieza la noche”. “Está bien, paso por ti en 20 minutos”. Ya hace diez años que hacen vida en común, con dos camas individuales en la habitación para no despertar la malicia en los visitantes curiosos. Aun así, hay gente que no se traga el cuento, como las amigas de la capacitación con las que solíamos hacer los trabajos académicos juntos. Siempre que llegábamos al apartamento de Antonio María, me preguntaban con cierta perversidad por la novia de él. “María, ponte pilas porque estas mujeres sospechan la vaina”, me tocó comentarle la situación. En vista de que no había tareas para hacer por esas semanas, Antonio María organizó una cena en su vivienda, precisamente con las tres compañeras del curso. Cuando llegué con ellas, Antonio María y Francisco estaban acompañados de dos atractivas damas, que presentaron como la novia de cada uno. Toda la noche pasaron besándose con sus supuestas amantes y ya a la salida, Antonio María me apartó a un lado. “No te hilvanes más los sesos, hombre. Esa es una pareja de lesbianas que nos están haciendo el favor. Cuando nos toca, nosotros también se lo hacemos a ellas”, me dijo. “Ajá, ¿y esos besos tan reales?”, le pregunté. “Eso es la importancia de ser de doble tracción”, me dijo y soltó la carcajada. En los últimos meses, notaba bastante delgado a Antonio María. En dos o tres oportunidades estuvo grave en el hospital. Nunca me dijo qué tenía y yo le respeté la decisión suya de no contarme nada. Por eso, jamás le mencioné el tema. Siempre me hablaba de su enfermedad, sin mencionar cuál era. A veces tenía unas recaídas que lo ponían cadavérico, pero volvía a recuperarse. Hasta que no aguantó la última internada en la clínica: murió a los tres días. Habíamos hecho una gran amistad desde la tarde en que me contó que era marica. Incluso, mi mujer los quería mucho a él y a Francisco, aunque Antonio me insistió en que tampoco le contara a ella sobre su homosexualidad. Estoy seguro de que ella, como yo antes de enterarme por confesión del mismo protagonista, tenía la certeza de que ellos eran pareja, pero nunca me preguntó nada. Se conformaba con licuar feliz los jugos de las frutas que ellos le mandaban conmigo. Gozaba mucho al escucharme las historias que delataban el carácter mezquino de Antonio María, como cuando, teniendo automóvil, compró motocicleta para ahorrar en el gasto de la gasolina. No niego que, a veces, con Antonio y Francisco, entrábamos en largas discusiones, como cuando ellos decidieron asistir a un templo evangélico en protesta porque la iglesia católica en nuestro país se oponía al matrimonio entre personas del mismo sexo. “No sean tan pendejos ustedes, ¿acaso no saben que al tarado de Bush hijo lo reeligieron los evangélicos gringos, precisamente porque se oponía a lo mismo?”, les dije entonces. En todo caso, ellos me contaban, muertos de la risa, las peripecias que debían vivir dentro del templo para que los demás hermanos no se enteraran que los dos hacían vida en común. Cuando debían realizar actividades en las que el pastor dividía el grupo de mujeres aparte del grupo de hombres, Antonio y Francisco se miraban entre sí. “Mierda, ¿y para cuál de los dos grupos cogemos nosotros?”, se decían con picardía. Yo seguía llamando a Antonio por su apellido, porque, curiosamente, es un nombre de mujer. Y más cuando esa tarde, en la cafetería del hotel, le pregunté que cuál de los dos, entre él y Francisco, era el pasivo y él me respondió, ya liberado de su caparazón, con una voz más femenina que nunca: “¡Ay, yo, bobo!, ¿es que acaso no se me nota? ¿Tú crees que yo doy para cambiarle aunque sea una llanta al carro?”. Por eso supuse que Antonio María debía querer estar siempre en el grupo femenino de trabajo de su iglesia evangélica. ** John Javier Acosta Rodríguez jhon.acosta@uautonoma.edu.co Escritor y periodista colombiano (Casacará, César, 1965). Es egresado de la Universidad de La Sabana (http://www.unisabana.edu.co; Bogotá) y especialista en Comunicación para el Desarrollo Regional, de la Universidad Autónoma del Caribe (http://www.uac.edu.co; Barranquilla). Trabajó como redactor político de los diarios El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co), de Barranquilla, y La Tarde (http://www.latarde.com), de Pereira. Ha publicado el libro de cuentos Un corazón dentro del fusil (1990) y el libro de crónicas Puntadas de la vida (1999), así como numerosos ensayos, crónicas y reportajes en medios impresos. Actualmente se desempeña como catedrático en el programa de Comunicación Social y Periodismo de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Autónoma del Caribe. === Vivir no es una utopía (extractos) Florentino Gutiérrez Gabela === *** Nacer Se nace encima de la noche o del polvo calladamente creciendo como savia entre las piedras acompasados a las fatídicas rotaciones del firmamento buscando las razones acomodadas de la vida y nos hacemos mortales de repente como ruinas de un noviembre deshojado. *** Entre hojarasca Fui creciendo como la carne abierta entre la sal de la vida por eso puedo engendrar soledades y presagiar mi muerte. No tendrás de mi boca más que desierto. Alguien tendrá que detener estos días oscuros. *** Voces del exterminio No es el balanceo en la caída lo que seduce de la hoja, sino el tacto en la pisada. Luego, la luz vendrá donde el ojo no esté ausente. Dónde, monstruo sediento, caminas. Y allí qué, sin luz y soledades. *** Los escalones contados Los bardos proyectan la huida con indolencia. En lentitud monótona buscaron las sogas. Maniáticos de la desolación cantaron el azote rabioso de los oficios antes, desdichados, se llenaron de vientos y nubes. Los demonios merodean. *** La noche y otras muertes Porfiaba como puñal a semejanza de un sueño por donde entra y sale la noche pero morí quebrado por potros salvajes llegados de la otra parte de las parameras. Será insolencia, pensé, pero quizás era maleficio. *** Las afinidades de la nada En el otro lado del espejo veo el vacío. En este lado del espejo veo un cuerpo cubierto de sombra. ¿Seré vacío y sombra a los dos lados del espejo? *** Vivir Vivir es este adobe en ruina que se nos cae inadvertido y luego callado te ofrece el silencio y luego nada. *** La canción de la nieve Vivir es irse acostumbrando a tu propio silencio. Cuando sabes que los crisantemos no son para ti y son hermosos los instantes. Pero alguien escribirá en tu lápida y caerá la nieve y en la hierba irá creciendo el otoño. ** Florentino Gutiérrez Gabela fggabela@terra.es Escritor español (León, 1953). Es técnico de telecomunicaciones. Poemas suyos pueden leerse en revistas digitales como Destiempos (http://www.destiempos.com), Palabras Diversas (http://www.palabrasdiversas.com) y Almiar/Margencero (http://www.margencero.com). Ha publicado, además, los poemarios Liturgia del tiempo, Caballos del Paraíso, Últimas devociones y La vida y otros agravios, todos con el sello Visión Libros (http://bit.ly/1IlBVY). === Divanar Carlos Ardohain ========================================== Iba a la sesión de terapia en colectivo, y como el viaje era largo, llevé el libro que hacía tiempo tenía ganas de leer. Al comienzo de la historia el psicoanalista al que el narrador recurre para tratar de dejar de fumar lo incita a que escriba su vida con palabras parecidas a éstas: —¡Escriba!, ¡escriba!, verá cómo llega a verse entero. Cuando llegué al consultorio, lo primero que hizo mi analista fue darme una lapicera que me había dejado olvidada en el diván, se me había caído del bolsillo durante la sesión anterior. Quedé muy sorprendido por la coincidencia y le conté lo que acababa de leer pero no hizo comentario alguno, creo que no conocía la novela ni el autor. Más tarde la sesión nos llevó por otros rumbos y ella terminó proponiéndome que hiciera una lista, lo más larga posible, de las cosas que me disgustaban o molestaban de la vida cotidiana, de la gente, de la realidad, y se la llevara la próxima vez que nos viéramos. Le dije entonces que una de las cosas que más me molestaban era hacer listas, pero ella insistió, lo consideraba importante para que yo visualizara mis resistencias, inseguridades o fobias, no recuerdo bien. Pero escribí la lista. Todavía conservo el papel arrugado: Las personas que hablan en voz muy alta Las muletillas El olor a humedad rancia Creer que me saludan cuando están saludando a otra persona El ruido Los simpáticos compulsivos Pisar azúcar A la semana siguiente la llevé y la leí en voz alta. Me pareció raro, cuando me escuchaba sonaba como una declaración de principios (o de rechazos). Me pidió que hablara de cada una de las cosas argumentando los motivos por los cuales la había incluido en la lista. Me sirvió para aclararme algunas cuestiones, era un diagrama de mi relación con el mundo. También me mostró debilidades y zonas oscuras de mí mismo. Y hablando de oscuridades, cuando me ponía a hablar casi siempre me distraía siguiendo con la mirada la luz que entraba por el ventanal y las sombras que esa luz generaba. En especial porque Alejandra, mi terapeuta, se sentaba detrás de mí, entre el diván y el balcón. Entonces su sombra se derramaba y crecía sobre mí, sobre mi cuerpo a medida que yo hablaba, ella me iba cubriendo de a poco con ese otro cuerpo suyo, un cuerpo sutil de bordes imprecisos que se fundían hasta desaparecer sobre el mío. Esa forma de intimidad estimulaba otra, la de las palabras. No sé si de no mediar la luz del balcón yo hubiera abierto mi mente de esa forma, pero es que me dejaba ir y mientras ella crecía sobre mí yo quería darle más. A veces la sesión terminaba cuando la sombra de su cabeza llegaba a mis rodillas, otras veces cuando estaba debajo de la cintura, depende de la época del año en que estuviéramos. Antes iba a otro terapeuta, varón. No me gustaba mucho porque hablaba demasiado (él, no yo) y además el consultorio era un poco triste. Tenía colgado un cuadro muy feo, en una oportunidad me contó que se lo había regalado un paciente cuando logró salir de un estado depresivo. A mí, en cambio, me bastaba mirarlo para empezar a caer en uno. Una vez descubrí algo en la pared, como una sombra, no sabía bien qué era, estaba arriba del diván, durante dos o tres sesiones tuvo capturada mi atención hasta que un día me di cuenta. Algunos pacientes no se acostaban en el diván sino que hacían la sesión sentados, esa sombra era una mancha del roce de las cabezas en la pared, grasa del cuero cabelludo acumulada en el mismo lugar. Me dio mucho asco pero al poco tiempo dejé de atenderme con él. Los animales que no tienen esqueleto Las quejas y las personas que se quejan Esperar Los uniformes y los que los usan Viajar en tren (en los destartalados trenes que tenemos acá) Las arañas El frío A veces la sombra de Alejandra desaparecía de golpe de mi cuerpo porque ella se levantaba de su sillón, iba hasta el balcón y se ponía a mirar hacia abajo mientras yo seguía hablando. Cuando abandonaba de esa manera su posición habitual dejaba el cuaderno de notas en el sillón, yo deseaba leer lo que ella escribía en él acerca de mí y pensaba que en ese momento mis secretos, mis confesiones, mis sueños estaban abrigados, envueltos en el calor que ella había dejado en el sillón. También pensaba si ella se levantaba para estirar las piernas o sencillamente le aburría mi discurso, pero deseché enseguida mi ocurrencia de inventar sucesos más interesantes para cautivar su atención porque mi imaginación no daba para eso. De todos modos en esas ocasiones yo aprovechaba para darme vuelta y mirarla de espaldas. Después ella volvía a su lugar y yo me tranquilizaba, era como si cuando se alejaba nuestra comunicación se estirara como una gomita y aumentara mucho la tensión, con el riesgo de romperse en cualquier momento y que el chicotazo que se produjera con la ruptura me pudiera lastimar más que algunas de las cuestiones que sacaba a la luz desde mi interior. Así como olvidé la lapicera, a veces yo dejaba cosas en el diván cuando me iba, se me caían de los bolsillos, más bien se salían de ellos, se deslizaban. Cosas chiquitas: monedas, papelitos con teléfonos o frases anotadas, el encendedor, pavadas. Alejandra siempre me las devolvía. Pienso que eran como una especie de garantía de que yo iba a volver la semana siguiente. Las palomas Las personas que se acercan demasiado a tu cara para hablarte Las amas de casa Madrugar Los libros a los que les faltan páginas Los que sacan a pasear los perros y dejan los soretes tirados en la vereda Los avaros Cuando era chico me gustaba mucho escribir, lo disfrutaba. En el colegio nos daban como tarea redactar composiciones, teníamos un título como tema y debíamos escribir algo a partir de eso. A mí me gustaba especialmente ese vértigo que sentía ante la hoja de carpeta y los renglones vacíos debajo del título subrayado con doble línea. Me abstraía mirando muy de cerca la textura del papel con sus pelusitas y poros minúsculos y el color y trazo de los renglones y márgenes. De a poco empezaba a llenar renglones con palabras, las palabras iban formando frases y las frases párrafos. Y también tenía cuidado de no manchar la hoja o que se me corriera la tinta, sentía como una obligación estética con la composición. Siempre sacaba buenas notas en ellas y un par de veces tuve que leerlas en el frente en voz alta para mis compañeros. En casa tenía un cuadernito en el que copiaba las composiciones de la escuela y escribía otras que inventaba para mí, como pequeños cuentos, era mi tesoro personal. Mi madre estaba orgullosa de eso y cuando venían visitas me obligaba a mostrarles la carpeta. A veces también el cuadernito. Fastidioso para ellas y para mí. Pero así era mi madre, autoritaria aun en su cariño. No teníamos una relación fácil, ella tenía mal genio y me castigaba muy duramente por mis travesuras, solía encerrarme con llave en un baño del fondo de casa y dejarme mucho rato ahí, a mí me daba miedo porque había arañas. Cuando hacía esas cosas yo la odiaba y quería vengarme pero no sabía cómo. Un día se me ocurrió que yo podía castigarla a ella, y la manera que elegí fue destruir algo que ella valorara mucho. Entonces fui hasta mi cajón secreto, saqué mi cuadernito y lo tiré a la chimenea del comedor para que se quemara, era una especie de sacrificio, pero también una manera de atacar a mi madre en un punto débil. Cuando se enteró de lo que había hecho me dio una bofetada y se puso a llorar, estuvo sin hablarme como dos días y después se olvidó. Yo estuve sin escribir como veinte años. Las gallinas La policía Los perros pequeños, diminutos Las corbatas Las muchedumbres Los profetas y predicadores El olor a hospital Cuando empecé a hacer análisis con Alejandra me sentaba en una silla frente a ella, empezamos así y me parecía natural, pero un día me comunicó que más adelante íbamos a hacer diván, así me dijo, me sonó raro el plural. Yo tenía cierta resistencia a acostarme para hablar, pero ella me dijo que eso favorecía la asociación libre. Para ser sincero, yo tenía miedo de quedarme dormido, nunca se sabe. Conocía el caso de una situación inversa. Una amiga iba a terapia con un analista de cierto prestigio, y en una sesión le llamó la atención el silencio prolongado del terapeuta, se dio vuelta y vio que estaba dormido. No lo podía creer, le dio tanta indignación que se levantó con mucho cuidado y salió del consultorio dejándolo solo para que tuviera un despertar inolvidable. Cuando me lo contó lo hizo con cierta angustia porque me decía que sus problemas o eran muy aburridos o al tipo le importaban un bledo, pero al final terminó riéndose al imaginar la sorpresa que se habrá llevado al abrir los ojos y la probable mella que eso le habrá hecho en su orgullo profesional. La primera vez que me tendí en el diván para hablar pensaba que era una situación rara, estaba en una habitación solo con una mujer, yo estaba acostado pero ella no y además en algún sentido me iba a tener que desnudar para ella, me parecía demasiada entrega. Esto lo pensé pero no se lo dije, la interpretación que haría de eso era obvia. Parecía ser cierto que la asociación libre era más fluida en esa postura. Lo encontraba parecido, y esto sí se lo dije, a flotar en el mar, hacer la plancha y ser mecido imperceptiblemente por el movimiento del agua, teniendo conciencia de que uno tiene debajo una masa líquida inmensa que lo puede sostener o devorar. Otra obviedad, pero fue lo que pensé. La técnica para permanecer flotando sin hundirse era hablar, y yo había estado sumergido en la angustia durante mucho tiempo, así que no hacía falta incentivarme demasiado, hablaba de todo lo que se me ocurría. Vomitar Los pedófilos Los folkloristas que se visten con bombachas, botas, pañuelo y sombrero Las veredas rotas La gente que tira basura en la calle Las personas que no saben escuchar Los celos Hablando de oralidad, recordé un episodio lejano y lo traje al diván para verlo de nuevo. Había conocido a una mujer que luego tendría cierta transcendencia en mi vida, era nuestra primera noche juntos y todo iba fantástico, después de la segunda vez que cogimos ella repetía con tono enfático: —¡El sexo es importantísimo, el sexo es importantísimo! Parecía haberlo descubierto en ese momento. La cosa es que al rato nos acurrucamos uno en el otro y entonces ella bajó y se puso mi pija en la boca, se la metió y le hacía cariños con la lengua, no para hacer una fellatio porque a esa altura no iba a tener respuesta, simplemente como si fuera una golosina. Desde ahí me hablaba, me decía cosas, pero como no se la sacaba de la boca yo no le entendía nada, de todas formas la sensación era para mí tan agradable que me relajé y la dejé hacer, parecía que tuviera un chupete. Así nos quedamos dormidos y pasó la noche entera con la pija metida en su boca. Cuando me desperté y la vi me llamó la atención que no nos hubiéramos movido en toda la noche, entonces me empecé a deslizar para sacarla, pero en ese momento ella hizo un movimiento reflejo y apretó los dientes sobre mí, es decir sobre la pija, como si quisiera evitar que saliera. Fue apenas una pequeña presión, pero el dolor me produjo una reacción de terror instantánea, mi mano se cerró de golpe como una garra sobre su brazo y apretó todo lo fuerte que le era posible, ella abrió la boca y los ojos a la vez y se puso a gritar porque yo le había clavado los dedos en la carne con muchísima violencia, yo retiré hacia atrás mi miembro y me alejé de la zona de peligro, recién ahí la solté. Ella no entendía qué había pasado y lloraba agarrándose el brazo con la otra mano. Mientras tanto yo evaluaba los daños en la zona atacada. Resultado: me quedó una pequeña marca cerca de la base del pene, como un collar, a ella le quedaron marcados cuatro círculos morados en la parte interna del brazo durante varios días. A mí además por un buen tiempo me quedó fijado un miedo que no me permitía disfrutar del sexo oral. Bastaba empezar a intentarlo para que se me bajara. Recién pude volver a hacerlo cuando me separé de ella y probé con otra mujer. Las faltas de ortografía Que me toquen cuando me hablan Las extracciones de sangre Las milanesas de soja La gente que escupe en la calle cuando va caminando Los sacerdotes Las banderas, los escudos, los símbolos patrios en general Yo me estaba haciendo el boludo pero la verdad era que Alejandra me gustaba mucho. No sé por qué se me ocurrió que ella se paraba a mirar por el balcón para llamar mi atención, para que yo la mirara de espaldas, para marcar un rumbo. Pero no era más que una sospecha. A veces pensaba que con mi juego de su sombra acostándose sobre mí yo estaba construyendo una situación ficticia, ratoneándome sin motivo. Sin embargo se mostró muy interesada en la historia de la noche del chupete, quiso que le contara todos los detalles, hasta las más pequeñas sensaciones, cómo fue que me recompuse con el cambio de pareja y pude volver a tener relaciones normales, cómo era el sexo con esta otra mujer, todo. Siempre con su latiguillo: póngalo en palabras, póngalo en palabras. Y yo que trataba de escribir lo que me pasaba y no podía, y ella que me devolvía la lapicera perdida. Y el libro que me decía: —¡Escriba!, ¡escriba!, verá cómo llega a verse entero. Sí, pero yo no podía escribir, y quería que Alejandra me ayudara, me salvara. Por eso hablaba, hablaba todo lo que podía, trataba de poner todo en palabras. Los discursos Que me señalen Las colas en los bancos Las ferias artesanales La gente que me tutea sin conocerme Los choferes de colectivos Las flores artificiales Ella también tenía un cuadernito donde escribía, tomaba notas, apuntaba cosas que yo le decía, anotaba sus interpretaciones, relacionaba lo que le contaba con algún sueño o con alguna experiencia del pasado. Me preguntaba si tendría un cuaderno para cada paciente, suponía que sí, no íbamos a estar todos mezclados ahí adentro en una promiscuidad psíquica tan inadecuada. Yo escuchaba con atención sus comentarios, a veces me desorientaba algún término muy específico que ella usaba, como transferencia, proyectar, esas cosas, pero cuando me los explicaba no dejaba de reconocerle razón. Ese cuaderno que yo quería leer y no podía me dio la idea de tener el mío propio, intentar escribir lo que pasaba en la sesión, igual que lo hacía ella pero al revés, contar mi versión. Así que me compré un cuaderno común, escolar, y lo tenía siempre a mano. A veces lo abría y me sentaba con él, pero no hacía más que mirar la hoja en blanco. Un día descubrí en una librería de viejo un ejemplar de La conciencia de Zeno, una novela que hacía mucho tiempo quería leer, y lo compré sin dudarlo. Al día siguiente tenía terapia y me fui con el libro, en el colectivo empecé a leerlo y al comienzo un psicoanalista al que el narrador acude le aconseja que escriba su vida, le dice que eso lo ayudará a conocerse, a traer a la memoria sucesos del pasado, a poner en palabras sus sentimientos. La novela misma es el resultado de la puesta en práctica de esa sugerencia. Una vuelta de tuerca que tiene el relato es que la novela que resultó de las memorias del autor está presentada por el psicoanalista, que advierte al lector que la publica como venganza contra su paciente por haber abandonado el tratamiento, aunque está dispuesto a compartir con él los beneficios que el libro reporte. Lo primero que hizo Alejandra cuando llegué fue darme una lapicera que yo me había olvidado en el diván la semana anterior. Mi sorpresa fue enorme, era como si ella me estuviera diciendo: —¡Escriba, escriba! Le conté lo que acababa de leer pero no hizo ningún comentario, no le dio mayor trascendencia. Bueno, ella no podía saber que yo había comprado un cuaderno con ese propósito, no se lo había dicho. Lo que sí hizo fue pedirme que hiciera una lista de cosas que me molestaran, que me disgustaran de la gente, de la vida, de la realidad. Cuando salía de la sesión miré el diván para ver si se me había caído algo y me fui pensando en esa coincidencia tan sugerente. De modo que esa noche, terminadas las actividades del día, me senté tranquilo con el cuadernito y me puse a escribir. Empecé por el comienzo como corresponde, a contar que esa mañana iba a la sesión de terapia en el colectivo, y como el viaje era largo, llevé el libro que hacía tiempo tenía ganas de leer. ** Carlos Ardohain carlosardohain@ciudad.com.ar Poeta, actor y artista argentino (Mar del Plata, 1953). Reside en Avellaneda. Cursó estudios de artes plásticas en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP, http://www.unlp.edu.ar). Trabajó como actor en la La Plata formando parte del grupo Tal (1974-77), participando de las puestas en escena de Homo Dramáticus (A. Adelach) y A través del espejo y lo que Alicia descubrió allí (L. Carroll). Cursó estudios de cine y video con Rodolfo Hermida. Hizo talleres de poesía con Elizabeth Azcona Cranwell (1989) y con Arturo Carrera (2000). Trabaja como diseñador gráfico y redactor. Ha publicado las plaquetas El ojo secreto (1998), La hoja bífida (1999) y Ojo x ojo (2000). Su poemario 13 fue distinguido en 2004 con un accésit en el Concurso Poesía en Tierra, organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires (http://www.cceba.org.ar). En noviembre de 2005 realizó la curaduría de la muestra fotográfica de Robert Doisneau, “Renault por Doisneau”, que se exhibió en el Museo Renault de Buenos Aires (http://www.mrenault.com.ar). Mantiene un blog en http://tancarloscomoyo.blogia.com. === Poemas Ameht Rivera ============================================== *** IX Apenas si he aprendido a querer y tú quieres que haga el amor. En tertulias inesperadas —en un cafetín del centro—, se descubrió que el amor no se hace, porque Dios se nos adelantó y lo hizo primero; el amor sin sexo. El amor se hizo antes de costillas y culebras y manzanas, se hizo con sustancia sempiterna y no tiene principio. Nunca acaba. El amor es la “a” y la “z”; el llanto inconsolable y la risa breve, el “sí” que vivifica y el “no” que extingue y amortaja. El amor es el aceite de las vírgenes y el genio de la rarísima lámpara. El amor es el ojo del sordo y el tímpano del ciego (ambos mal hayan lo que desconocen y dejan de admirar lo hermoso que poseen) ¡Quiero ojos de sordo para no verte! y tímpano de ciego para no escucharte. Tú, hembra de labios y manzanas, eres el amor palpable y perecedero. Tus ojos me reciben alegres como un sorbo de luz, la pálida rosa y me aniquilas bajo la sombra de tu cuerpo iluminado de besos. Mujer, eres la extensión de mi costado Y yo un hijo de tu vientre cóncavo, socavado. Siempre te ocultas bajo mi brazo como queriendo acoplarte entre mis costillas y yo exploro tu cuerpo convexo con mis curiosas manos. Toco, beso, hasta sembrarte un hijo en el jardín edénico de tu cuerpo. Ya ves, el amor no se hace ¡qué bueno que ya está hecho! Y no necesito demostrártelo echándote encima esta sábana de piel y besos; sólo recuéstate sobre mi pecho, mientras ensayo un te quiero, pues apenas si he aprendido a quererte y tú quieres que te haga el amor. *** XVII Heme aquí y estoy allá. Tan lejos de estar cerca. Tan cerca de no estar tan lejos. Ignoro todas las cosas, sólo para aprenderte. Aprendo a ignorar sólo para olvidarte. Y tú me ignoras sin ignorarme, sin aprenderme. Me siento vacío tan lleno de ti. Me lleno sintiendo ahíto tu vacío. Y tú tan llena de todo, vacía de mí. Profano lo profundo, de ti, sin ti. Me sumerjo en lo profundo de lo profano y te penetro descaradamente hasta el tuétano del alma. Te veo sin mirarte, sin ojos, sin sombra de luces. Con luz de sombras te miro sin verte, aun sin ojos. Y tú con tu corazón ciego ni me miras, ni me ves... ¡Oh paradoja!, me exilio de ti y soy un cíclope. Frente de mí un sendero que no se bifurca. Muy atrás se marchitan nubes porque les llueven rosas. *** Canto I Silban silvestres sílfides Fantasmas de aliento provocan el rojo desmayo de tu boca, dragón en mi pecho, diáspora de aleluyas en su hocico: Silban las nubes sin boca, Silban de roca corazones, Silban Eolos flautas de Pan tersas ardillas arañan tu vientre buscando nueces secretas, nadie oía el silencio hasta que gemiste, nadie veneraba el amor hasta que profanaste el neceser para ofrendar tu pubis de alhaja, dos palominos picoteaban los dedos de una estatua aquella noche y un trío de sátiros tocaba románticas canciones en la avenida. Tu pelo de largo luto, tu piel de calladas nupcias, Dos efebos buscaban cicatrices de sol bajo tu ropa, Estabas herida de mujer, herida ciega que guardabas, aquiescente, Esperando secreta dócil puñal de piel zaherida Que penetre hasta el tuétano del alma. De amor vencida sobre la sábana Pétalo de sol Átomo de estrellas lunar de luna Leche de galaxias, El universo sobre una cama, Yo sobre ti, virgen desposada. ** Ameht Rivera poeta_nuevo6@hotmail.com Escritor mexicano (Chiapas, 1982). Reside en Cacahoatán. Es director del semanario EnSuma y cursa la licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Su obra permanece mayoritariamente inédita. === Los herederos Gabriel Payares ==================================== (Nota del editor: Cuando bajaron las aguas es el libro de cuentos con el que el venezolano Gabriel Payares [Londres, 1982] obtuvo el año pasado el premio de narrativa del Concurso de Autores Inéditos de la editorial estatal venezolana Monte Ávila Editores Latinoamericana. Hoy traemos a nuestros lectores uno de los diez cuentos que conforman este volumen). Cuando bajaron las aguas Gabriel Payares Cuentos Monte Ávila (http://www.monteavila.gob.ve) Caracas, 2008 ISBN: 978-980-01-1674-6 78 páginas Para mi abuelo Jesús Al final, Papá terminó quedándose ciego. Solía decirnos con resignación que ya había visto mucho en esta vida, que ya había usado sus ojos más de lo que le correspondía; y eso era algo que ninguno se atrevía a refutarle. Preferíamos dejarlo justificar su mirada anémica como un justo castigo a sus excesos, sobre todo en los días en que más le dolía su ceguera, esos en que más rabioso se ponía. Guillermo y yo, sin mediar más que una mirada rápida, nos limitábamos a escucharlo y a asentir con una especie de murmullo compartido. Durante esos primeros tiempos, nos turnábamos para atenderlo, lo que equivale a decir, para soportarlo. Estar con Papá era luchar con él, era aguantar sus constantes demostraciones de independencia, que solían terminar derramando el café sobre la mesa, discando el número equivocado o abriendo el agua fría en lugar de la caliente. Por eso procurábamos permanecer a su lado hasta dejarlo dormido, o si no, al menos hasta ya bien entrada la madrugada. Papá nunca estuvo de acuerdo con eso. A menudo, y con aire soberbio, nos daba lecciones sobre lo inútil que podía llegar a ser la vista, y sobre lo innecesaria de nuestra ayuda en su apartamento milimétricamente memorizado tras tantos años habitándolo. A Guillermo, recuerdo, lo amenazó una noche con darle una paliza —“como muchas veces hice, cuando sólo eras un cagatintas”— si no le cedía de una vez el control del televisor. Después tendría que pedirle ayuda, al no poder distinguir los números verdes en la pantalla. Su ceguera daba lugar a episodios graciosísimos, y con frecuencia nos reíamos juntos de él: en silencio para no ofenderlo, o a carcajadas cuando nos encontrábamos a solas. Lidiar con Papá se hacía mucho más llevadero teniendo a alguien con quien comentar estos asuntos, con quien convertirlos en burla. Sobre todo si ese alguien era mi hermano, siempre dispuesto a ver las cosas de otra manera. Nosotros éramos sus ojos. Papá lo había dicho alguna vez. Pero un día, arrastrado por las oportunidades, Guillermo recogió sus cosas y planificó su vida en el extranjero, persiguiendo títulos y diplomados y dejándonos a Papá y a mí en una isla desierta. El día en que me lo dijo, no supe qué responder. Prometió enviarme dinero, prometió venir en vacaciones y llamar con frecuencia. Al final sólo le dije que se cuidara. No recuerdo si Papá le dijo algo. Y es que en aquellos días se peleaban muy a menudo. Discutían por niñerías y luego pasaban horas sin hablarse; horas que habrían sido días, de no haber estado Papá como estaba. Recuerdo una pelea particularmente encarnizada, que giró en torno al máximo exponente del jazz. Ya ni recuerdo los nombres, pero sí recuerdo que la disputa terminó en silencio, como todas, y en un aire hostil que les debió haber acompañado toda la noche. El caso es que la beca de Guillermo representó una suerte de liberación —“como la de un esclavo rompiendo sus cadenas”, dijo—, que Papá no tardó en empañar con grandes bocanadas de culpa. Le reclamó la prontitud de su viaje, lo desordenada de su vida, lo abandonado que él quedaría. Pero fue inútil. Guillermo se defendió con un abanico de promesas, escudándose siempre detrás de mi presencia; tal y como solía hacerlo de niño cuando Papá le prometía la correa. Así, a las pocas semanas llevé a Guillermo al aeropuerto. Papá no quiso acompañarnos. No sé si lo hizo por soberbia, o porque no quería que viéramos sus ojos blancos llorar. Simplemente dijo que eso era demasiado lejos, como si lo hubiésemos invitado a dar una caminata. Guillermo, entre molesto y resignado, estuvo a punto de irse en taxi al aeropuerto, para no dejar solo a Papá. Y es que al final no hubo manera de convencerlo. Sólo yo vi a mi hermano abordar su avión sin escalas a Madrid. Fue entonces que a mí, después de varios años habitando el otro extremo de la ciudad, se me ocurrió que Papá tendría que irse a vivir conmigo. Era lo más práctico, por no decir la única opción, ahora que Guillermo no estaba para relevarme. Pero como era de esperarse, Papá no quiso. Alegó lo de siempre: que tenía su apartamento memorizado —aunque vivía amoratado por los frecuentes golpes con la punta de la mesa—, que en mi casa hacían demasiado ruido los vecinos o, incluso, que allí tenía siempre una buena vista. Insistí hasta el cansancio, sin obtener resultado alguno; Papá era una piedra con cuyo peso no podía yo solo. Ni siquiera las llamadas de Guillermo aconsejándole la mudanza —llamadas que yo mismo le solicité— pudieron convencerle de lo conveniente de mi plan. El punto final en aquel debate ocurrió, tras días de insistencia, cuando Papá propuso con toda firmeza que si era mucho joder el que lo visitara, que olvidáramos de una vez que teníamos padre y nos fuéramos ambos al carajo. “Ya me las apañaré yo solo”, fueron sus palabras exactas. Fue entonces cuando me ofrecí a mudarme con él. No podía dejarlo solo, y no pensaba atravesar diariamente la ciudad para verlo. El tráfico no me lo permitiría. Para mi despecho, Papá fue mucho más receptivo con esa idea; una que no representaba un cambio fácil, después de todo lo que me había costado mi precaria independencia. Pero me ahorraré esos detalles. Contaré, más bien, que Papá había sido periodista. Había dedicado su vida entera a la fotografía, a la áspera acumulación de periódicos, y a convencerse de que su labor era de alguna manera histórica e importante. Todo ese pasado, húmedo y apestoso, se apilaba ahora en el pequeño cuarto de estudios que Papá mantenía cerrado, quizás reconociendo lo desabrida que resultaba la prensa añeja para sus ojos blancos. El polvo y el comején, de hecho, eran los únicos que parecían tener algún interés en los kilómetros de papel amontonado en ese cuarto; ni siquiera nosotros, muchachos medianamente curiosos, nos habíamos molestado alguna vez en desvelar el pasado profesional de Papá. Para nosotros, ése era sólo un cuarto lleno de basura. El dilema, no obstante, es que no había otro disponible, así que fue obligatoria la remodelación. En contra de la voluntad de Papá, derribé y recogí torres enormes de papel periódico amarillento, carpetas interminablemente amontonadas y rotuladas en rojo, y muebles adormilados por el paso de los años, acostumbrados ya a la densa capa de polvo que los recubría. Papá me escuchaba hacer, con aire resignado y rostro marchito. Supongo que para él aquello era similar a los saqueos de tumbas. En tres rápidas noches, había reordenado el cuarto lo suficiente como para instalarme allí de manera provisional. El plan era pasar algunas noches con Papá, contando siempre con mi refugio, mi apartamento, cuando la paciencia ya no resistiera más embates. Era un buen plan, a pesar de que el polvo me hacía tupir la nariz en la madrugada y de que Papá no aceptó deshacerse sino de un tercio —cuando mucho— de los muebles que tenía apilados. Es decir, que contaba yo con un espacio bastante limitado para vivir, lo que me hacía sentir como una especie de inquilino empobrecido. Los primeros días, Papá pareció contento de tener a alguien con quien hablar y discutir, alguien que le dijera el color de las cosas. Alguien a quien explicar constantemente lo justo e inevitable de su ceguera, después de haber usado tanto y tan maravillosamente sus ojos. Yo sencillamente me esforcé por estar siempre de acuerdo. Creo haber dicho que Papá nunca entraba a su estudio. Ni Papá, ni nadie. Pero no hubo pasado una semana de mi apresurada invasión, cuando unas ganas misteriosas —es decir, caprichosas— le hicieron dirigir sus pasos hacia mi cuarto. Tuve que acostumbrarme a la idea de hallarlo allí dentro, sentado sobre mi cama improvisada, con algún pergamino amarillento sobre las rodillas; o de pie, junto al aparatoso estante, recorriendo los lomos de sus libros con la punta de los dedos. Apenas me sentía llegar se detenía, hacía dos veces un amago de pregunta, y luego se marchaba del cuarto en completo silencio. Guillermo, a quien mantuve siempre al tanto del estado de salud de Papá —a través de correos electrónicos que él en raras ocasiones llegaba a contestar— insistía en que el viejo lo hacía por puro molestar, por hacer notoria su presencia. Pero lo que en un principio había sido un mero capricho, terminó convirtiéndose en un gesto repetitivo de melancolía y finalmente en una angustiosa costumbre. La frecuencia de estas visitas incrementó tanto con el paso de los días, que comenzaron a resultarme agobiantes, y prácticamente tenía que obligarme a volver a su casa al salir de la oficina. Cierto día le pregunté, en un tono que no admitía reproches, qué era lo que buscaba con tanta insistencia. Él pareció haber estado esperando la pregunta. Tenía entre sus manos un sobre enorme y carcomido en las esquinas, del cual brotaron, vertiéndose sobre las sábanas, siete u ocho fotografías en blanco y negro. Ante mi súbito silencio, Papá me pidió que viera aquellas fotos y le dijera cuáles eran. A sus ojos, aquellos cuadritos de cartón eran portadores de significados ocultos, de memorias antiguas y dulces nostalgias que revivir, ahora tristemente inaccesibles para él. A los míos, en cambio, eran una tonta y dispersa colección de imágenes viejas. Pero yo nunca he sido bueno para esas cosas. Le dije que eran varias, y le expliqué lo que mostraban: un hombre levantando las manos en señal de rendición; un niño blanquísimo con un dedo metido en la nariz; una chica morena de espaldas y con un bikini rojo; una pared repleta de grafitis; un caballo con una pata vendada; una mujer vestida tan sólo con un abrigo de piel. Pasé los recuadros de papel por mis manos uno a uno, con velocidad desdeñosa y voz monocorde —“rezando una oración sin fe”, me dijo Guillermo al contarle, amigo como es de las frases ingeniosas— hasta que una de sus manos callosas detuvo las mías con violencia —“¡No, coño, así no!”—, haciendo un gesto de enfado que era casi un puchero infantil. Y es que Papá era así. Irascible, pero ridículo en su rabia. Yo le respondí, no sin cierto rencor, si quería que le escribiera un poema de cada una. Su única respuesta fue que no había forma en que un hijo suyo fuese tan estúpido. Después de eso, abandonó en silencio la habitación. Aún no sé por qué dediqué, esa misma noche, al menos una hora a juguetear con las dichosas fotografías. Dándoles la vuelta, descubrí la letra hormigueante de Papá marcando cada una con lo que podía ser un título: “Quijote”, “Victoria”, “Guanche”, “Godiva”, “Sísifo”; cada foto con su rótulo respectivo, inmerso en un código que obviamente no me correspondía a mí descifrar. Estaba seguro de que eran fotografías de mi padre —es decir, que las había tomado él— pero a qué erudito concepto referían, o a qué significado oculto hacían sus nombres alusión, no es algo que yo pudiera, o pueda aún responder. Tras mucho hojearlas, se me ocurrió que Guillermo probablemente habría tenido algo más interesante que decirle, de haber estado él en mi lugar. Seguro que habría cautivado a Papá con alguna profunda reflexión a partir de una pata de caballo, un niño sacándose los mocos o una morena en bikini. Yo no tengo ese don, de ver las cosas como parte de un catálogo de palabras; para mí las cosas terminan en sí mismas. Es por eso que no entendía a Papá, ni su afán por recordar sus viejas fotos, o por revolver sus diarios caducos y cubiertos de polvo. Para mí, la ceguera de Papá terminaba en sus ojos. Para él, comenzaba en los míos. Al día siguiente, tomé el sobre con las fotos y me lo llevé bajo el brazo. De camino a la oficina se lo envié a Guillermo por correo, incluyéndole una nota aparte —para no profanar el arte de Papá con mi puño y letra— en la que contaba el episodio de la noche anterior y le pedía su opinión al respecto. No me atreví a decírselo a Papá, quien afortunadamente no mencionó de nuevo sus fotografías; era como si las supiese perdidas en mis manos. De cualquier forma, sé que habría preferido dárselas a Guillermo; él al menos sabría qué hacer con ellas. Serían su herencia. A mí, en cambio, me dejaría su ceguera, junto al periódico podrido y apilado por doquier. Para mí serían las cosas concretas. Las que no duran. Al principio fue un gran alivio que Papá no pareciese extrañar sus fotografías. Ni esas, ni otras. Más bien, como ejerciéndose un castigo a sí mismo, suspendió sus visitas a mi habitación y sentenció a un terco mutismo las lecturas que, cada tres o cuatro días, le hacía de las pocas cartas de Guillermo. El viejo, con cierto talante ofendido, fue ignorando selectivamente mis preguntas y mis comentarios sobre mi hermano, tratando de extenderles su ceguera por encima. Como queriendo ocultar a Guillermo debajo de un manto negro, y jugando como los magos a desaparecerlo, me lo fue arrebatando poco a poco de la boca. Cualquiera habría pensado que se encontraba muy molesto con mi hermano, o conmigo, o que intentaba demostrarme de una manera cortés lo pesadas que le resultaban mis lecturas. A mí me pareció que tal vez no tenía nada en absoluto que contestar: Guillermo, al igual que las cartas, o que sus fotografías, se encontraban ya completamente fuera de su alcance, y mi lectura y mis opiniones parecían nada más recordárselo, restregándole su ceguera (y con ella supongo que mi estupidez) en los oídos. No tardó en llegar el día en que desayunamos sin dirigirnos una sola palabra. Más allá de un asentimiento o de un gesto de fastidio, Papá ni siquiera se percató de mi presencia: los sermones matutinos y las quejas de rigor resonaron esa vez sólo en mi cabeza. Me pregunté si estaría enfermo, o deprimido, o si habría algo que pudiese hacer para animarlo. Incluso me pregunté si extrañaría poder observar sus propias fotos, sin necesitar de un torpe lazarillo como yo. Ese mismo día llegué a la oficina en completo silencio, como contagiado por aquel extraño mutismo, y le escribí a Guillermo casi de inmediato transmitiéndole mi nueva preocupación. Su respuesta, que llegó con inesperada prontitud, decía que la ceguera de Papá se había tragado también nuestras palabras. Y ya. Semejante explicación parecía bastarle, pues no mencionó más el asunto en su mensaje. Me envió en cambio un par de fotografías de Granada, su nueva ciudad: fotografías que ya no valía la pena describir a Papá, y que deseché al instante de mi correo electrónico. Pocas veces me había sentido yo tan culpable, como al momento de cerrar con un suspiro la ventanita del buzón de correo. Pensé que yo también le arrebataba la vista a Papá, al negarle mis ojos para ver dos o tres fotografías de mi hermano en el extranjero. Me sorprendió ese gesto mezquino, vengativo, especie de sentencia para alguien que ya está más que condenado. Esa noche me fui temprano a mi apartamento, y le expliqué a Papá por teléfono que tenía mucho trabajo y que pasaría la noche en ello. “Vale, ya yo veré”, respondió con parquedad. No sé bien a qué se refería, ni traté de preguntárselo. Pero esa misma noche tomé la decisión de volver cuanto antes a vivir en mi apartamento. Y al contrario de lo esperado, no obtuve de él un sólo reproche al decírselo unos días después. No se mostró ni triste ni contento. Quizás sencillamente nunca me vio salir. Así, la noche en que Papá murió no estuvo nadie a su lado. No sé si eso sea bueno o no, ni sé si él lo hubiese preferido así. Guillermo tampoco lo sabe. Al principio pensé que era mi culpa, que debí haber estado allí cuando él muriera, escondido como estaba detrás de su propia ceguera, y que debí sujetarle la mano y decirle que todo iría bien, que no tuviese miedo, o algo por el estilo. Pero tampoco soy bueno en esas cosas. El punto es que no nos fue posible; tanto mi hermano como yo nos enteramos un día después de su muerte: yo, porque al llegar de visita hallé a Papá tendido boca arriba sobre su cama; y él, porque al día siguiente le escribí un correo electrónico desde mi oficina. Ninguno de los dos vio venir el infarto a tiempo. Ninguno lo visitó antes de que muriera, o lo vio por última vez para despedirse. La ceguera de Papá terminaba realmente en nosotros. Guillermo llegó de España dos días después, cuando sólo esperábamos por él para llevar a cabo el entierro. Las fotos, me dijo, aún no le habían llegado. ** Gabriel Payares gabriel.payares@gmail.com Escritor venezolano (Londres, 1982). Licenciado en letras por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y maestrando en literatura latinoamericana por la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve). Ha sido colaborador de la revista literaria Babel, la revista digital de humanidades Léxicos (http://lexicos.free.fr/Revista/macro.htm), el portal literario Ficción Breve Venezolana (http://www.ficcionbreve.org), la página web de la Fundación para la Cultura Urbana (http://www.fundacionculturaurbana.org) y su suplemento trimestral Lector Urbano, así como de la revista del Instituto de Investigaciones Literarias de la UCV. Ha cursado el Taller de Escritura Narrativa de Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.gob.ve), dictado por Carlos Noguera, y el Taller de Ensayo de Armando Rojas Guardia en la Fundación para la Cultura Urbana. Participó en la III Semana de la Nueva Narrativa Urbana (http://www.letralia.com/184/0421urbana.htm) con su cuento “Génesis (la noche antes del diluvio)”, y fue el único ganador, por unanimidad del jurado, del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores 2008 en su mención narrativa, con el libro de cuentos Cuando bajaron las aguas. === Apuntes sublunares Guillermo A. Seminara ========================= *** Trenes Subo al tren y siempre oigo un llanto. ¿Serán palomas? Luego me distraigo en la tristeza de un patio soleado, o algo así (1), y cuando quiero darme cuenta ya estoy viajando. Alzo la vista y todos callan con todos. Y yo no sueño. Me estoy yendo. Triste. Adiós. 1. Nótese la habitual imposibilidad existencial del bordó en las figuras que suelen dibujar las baldosas de los patios y sobre todo cierta detención del tiempo infantil en tales episodios soleados. *** Muerte La muerte está en todos lados menos en ella misma. En ella no hay oscuridad, ni soledad. Tampoco allí descansa nadie. No existen días grises ni caracoles lentos. Ni hablar de la desgracia que es la ausencia de gracia. En la muerte nunca llueve ni deja de llover. No está Hugo. Etcétera. No, la muerte no es la morada final de todas esas vidas y nada nos aleja más de ella que su propio nombre. *** Instalaciones Yo soy un ser —básicamente— sobredeterminado. Por suerte vivo en una ciudad considerada que en cada sitio dispone de múltiples accesos especialmente diseñados para tal condición. *** El árbol de Porfirio Debería categorizarse el mundo nuevamente... las cebras, por ejemplo, tienen mucho de luna. Ni que hablar del pasado paquidermo de la sandía. Y acaso, ¿no es azul casi todo lo que existe? *** Ortodoxia Dos calandrias merodeaban desde hacía algún tiempo en mi cabeza. Una tarde más silvestre que común decidí hacer algo con ellas y las imaginé posadas sobre una parra repleta de uvas y de sol. Luego, por fin, las dejé volar y entonces apenas si lograron estas aves en mi vuelo desenvolver algo del orden de su concepto. *** Confites Me pregunto por qué nunca di con su tan particular versión de la felicidad. *** Expectativa de vida No cesa de aumentar; ¡Enhorabuena! De hecho a mi edad ya hubiese muerto y la verdad debo decir que tal cosa casi no me ocurre de no ser, claro, por esas tardes que en su afán de sombras se dejan caer hasta el asombro y entonces allí mis ojos, además de oscuros, son también sombra aunque de otra noche que los excede y cierra. *** Matemáticas Si tres por tres es nueve y nadie a estas alturas dice nada es sólo porque nos sigue proporcionando un gran placer poder controlar cierto futuro del tres aunque sea en esta escala tan modesta. *** Terciopelo No existen otras mitades tan exactas. Ven de este lado del mundo por favor, toma una decisión y hazte bueno del todo de una vez. ¿Acaso no te das cuenta de que así no puedo usarte? Déjale a los duraznos la incomodidad de tu apariencia... si de verdad eres otro, ya toca. *** Comodines Cierta historia, también sublunar, deja constancia de que tiempo atrás supo existir un peculiar juego compuesto sólo por comodines. Al parecer, el júbilo inicial dejó paso a la decepción rápidamente pues como era de prever todos los jugadores —sin excepción— resultaban ser los ganadores al finalizar la partida. Aun así hay quien asegura la existencia de desafíos memorables, muchos de los cuales llegaron a durar semanas enteras, incluso, años solares. Por cierto, no deja de resultar inquietante la insistencia actual de algunos nuevos jugadores dispuestos a permanecer toda una vida si es necesario en medio de tales partidas. *** Estribillo El olmo renuncia a las peras con botánica naturalidad y yo me planto esta tarde sol frente a esa verde verdad. No es exterior el poder a la verdad No es exterior el poder a la verdad (se repite históricamente) *** Arrendatario (Barcelona, junio de 2002) Tengo ahora dónde caerme muerto. El contrato no lo dice pero he podido con su firma dotar a la muerte de cierta seguridad proxémica. Lo del tiempo, —en cambio— es algo que aún resta discutir y hasta donde sé los propietarios suelen tener sobre el asunto, criterios más bien dispares. *** Confesión Yo he multiplicado entes inútilmente. ** Guillermo A. Seminara gaseminara@yahoo.es Escritor argentino (1965). Reside en Barcelona (España) desde 2002. Es licenciado y profesor en ciencias de la comunicación (Universidad Nacional de La Plata, UNLP, http://www.unlp.edu.ar; Argentina). Su área de especialización es la semiótica. Actualmente trabaja con personas que padecen problemas de adicción a las drogas, coordina grupos terapéuticos y desempeña labores docentes dirigidas a la capacitación de educadores. === Los diarios de Lem ==================================================== === La perla de Córdoba Carlos Montuenga ============================= I ¿Estaré condenado a vagar sin fin por este mundo extraño? Hasta ahora todos mis esfuerzos por encontrar una ruta de regreso han resultado vanos. Peor aun, creo que cada nuevo intento me aleja cada vez más de los míos. Al menos, puedo asegurar que el lugar al que he venido a parar esta vez no tiene nada de inhóspito. Es una fértil llanura que se extiende hasta donde alcanza la visita, salpicada por cuadros de tierra roja y manchas verdes de vides y hortalizas. El agua borbotea en los canales que riegan las huertas y discurre entre árboles frutales y grandes palmeras. Aquí y allá se perfilan los contornos de pequeñas casas blancas junto a las que se levantan establos y graneros de adobe. Llevo en un tiempo viviendo con Ahmed y su mujer Ummara. Me encontraron entre los juncos del río cuando apenas era capaz de moverme, aturdido aún por las secuelas del tránsito. No dudaron en llevarme a su casa y gracias a sus cuidados pude restablecerme en poco tiempo. Hablan una lengua extraña que al principio me desconcertó; es muy diferente a todas las que conozco y sólo después de no pocos esfuerzos he conseguido empezar a entenderla. Ahmed es un hombre fornido, tiene el rostro marcado por varias cicatrices y cojea de una pierna. Según he podido entender, antes de dedicarse a las faenas del campo llevaba una vida mucho más agitada, como oficial al mando de una sección de arqueros. Me ha contado algunas historias sobre las guerras que han sacudido estas tierras. Fue herido en el transcurso de una gran batalla y se vio forzado a dejar la milicia y buscar otro modo de ganarse la vida. Entonces, con algunos recursos de que disponía decidió establecerse con su mujer en una pequeña hacienda que explota con la ayuda de varios criados. Tiene viñas, en las que crecen grandes uvas rojas, olivos, limoneros y almendros. A veces, viaja a las ciudades vecinas buscando los mejores mercados para dar salida a sus cosechas. Ayer tras terminar el almuerzo, me palmeó el hombro y dijo: —Muchacho, creo que ya estás completamente restablecido. Debo ir a Córdoba para cerrar la venta de una partida de uvas y tal vez quieras acompañarme. No te veo aún en condiciones para trabajar en el campo y dudo que aquí puedas serme de mucha ayuda. Además, me parece que estás impaciente por levantar el vuelo. Eres decidido y tienes una inteligencia despierta; estoy seguro de que en una gran ciudad como Córdoba no te faltarán ocasiones para hacer fortuna. —Ahmed, estoy en deuda con vosotros y siento dejaros, pero yo también creo que no debo permanecer aquí más tiempo —respondí. —Cada hombre ha de encontrar su propio camino —dijo él—. Hace ya mucho tiempo, yo decidí cuál era el mío. Nací en Granada de padres cristianos y fui bautizado con el nombre de Joan. Mi padre tenía muchas bocas que alimentar; sólo a duras penas conseguía sacarnos adelante con su trabajo de alfarero. Con quince años me escapé de casa y decidí abrazar la fe del Profeta. Como tantos otros, lo hice por conveniencia; en aquel entonces yo era sólo un muchacho que soñaba con salir de la miseria y llegar a lo más alto. Pero cuando me hice hombre, vi con claridad que el dios de los musulmanes es el único verdadero. —Lo mío es la acción —continuó Ahmed— y no estoy versado en cuestiones religiosas; aun así creo que ciertas verdades son evidentes. Ningún hombre de bien puede dudar de que Allah, en su misericordia infinita, nos ha mostrado a los mortales el verdadero camino al hablar por boca de hombres santos como el profeta Muhammad. Sólo aquellos que observan los preceptos del Corán pueden ser dignos de convertirse en instrumentos del Altísimo; por eso, los reinos cristianos están condenados a permanecer sumidos en la ignorancia y acabarán doblegándose ante nuestra fuerza. —Pero alguna vez me has dicho que los cristianos han obtenido grandes victorias sobre vuestros ejércitos —dije yo. —Es cierto —respondió Ahmed—. Mi abuelo me contó que siendo él un niño, Toledo fue conquistado por el rey Alfonso VI. Entonces, los musulmanes se vieron obligados a pagarle tributo y muchos debieron pensar que estas tierras jamás volverían a conocer un esplendor comparable al del califato omeya, cuando Córdoba rivalizaba en lujo y grandeza con Bizancio o Bagdad. Es triste reconocerlo, pero tras iluminar al mundo, el pueblo de los creyentes fue languideciendo bajo el reinado de reyezuelos que sólo destacaban por su codicia. Sin embargo, la torpeza de algunos hombres no basta para cambiar lo que está escrito. —¿Lo que está escrito?, ¿qué quieres decir? —pregunté. Ahmed se rascó la barba y quedó pensativo. —Es voluntad de Allah que llevemos la verdad revelada hasta el último rincón de la Tierra —dijo al cabo—. Cuando al-Andalus estaba en peligro de sucumbir ante el empuje de los cristianos, nuestros hermanos de al Magrib atravesaron el estrecho e irrumpieron en nuestras ciudades como un huracán purificador, decididos a terminar con los indignos. Derrotaron a Alfonso y sembraron el desconcierto entre los príncipes cristianos, que a partir de entonces fueron incapaces de volver a recuperar la iniciativa. Muchos años después, un califa almohade se convirtió en señor de al-Andalus e hizo retroceder todavía más a los infieles. Su sucesor, Abu Yusuf Yaqub, es nuestro actual soberano, un hombre santo que hace poco más de dos años asestó en Alarcos el golpe definitivo a esos necios castellanos. Yo estuve allí y aún resuenan en mis oídos los gritos de los hombres y el relinchar enloquecido de los caballos. Acababa de amanecer sobre la llanura y los caballeros cristianos se habían lanzado contra nuestra vanguardia, abatiendo a cientos de arqueros situados en primera línea. La confusión era terrible y apenas conseguíamos ver nada entre las nubes de polvo que nos envolvían. Recuerdo que sangraba por varias heridas, pero apenas sentía dolor; en aquel momento, sólo pensaba en mantener agrupados a mis hombres para evitar que perecieran bajo los cascos de los caballos. Nuestro señor Abu Yusuf, ¡las bendiciones de Allah se derramen sobre él!, había previsto la carga de los cristianos y ordenó que nuestras unidades de infantería abrieran las filas centrales y se reagruparan a ambos lados; entonces, la masa de los atacantes se precipitó como un torrente a través de la brecha y su tremendo impulso les forzó a dividirse en grupos desorganizados. Antes de que pudieran reagruparse, lanzamos contra ellos una lluvia de flechas; muchos jinetes fueron abatidos y otros cayeron de sus monturas, quedando aturdidos en el suelo a merced de nuestros hombres. Una segunda oleada de caballería cristiana cargó contra los Hintata, una fuerza de élite almohade que había pasado a situarse en vanguardia. Pero una vez más, nuestras filas se abrieron y el empuje de los atacantes volvió a perderse en el vacío. Los caballeros cristianos iban protegidos por pesadas cotas de malla que dificultaban sus movimientos, y quedaron trabados en combates cuerpo a cuerpo, incapaces de progresar en su avance. Aquel páramo se había convertido en un mar de cadáveres y ninguno de los dos bandos parecía dispuesto a ceder un solo palmo de terreno. Pudimos ver entonces cómo nuestra caballería, que hasta entonces había permanecido en los flancos sin intervenir en el combate, realizaba un rápido movimiento envolvente para caer sobre retaguardia enemiga; el pánico cundió entre los cristianos, que huyeron en el más absoluto desorden, y nos lanzamos en su persecución mientras miles de gargantas se fundían en un clamor de victoria. Tras ese descalabro, los cristianos quedaron más desunidos que nunca. Ahora ya sólo es cuestión de tiempo... no me cabe la menor duda de que nuestros ejércitos terminarán por reconquistar todos los territorios perdidos, para luego proseguir su avance al otro lado de los Pirineos. ¡Créeme muchacho, nada puede detenernos! Ahmed conoce a mucha gente en Córdoba. Al poco de llegar, me pidió que lo acompañara a casa de un buen amigo suyo, un tal Hafid, que trabaja desde hace años en el taller de un viejo maestro joyero muy apreciado en la ciudad. Hafid, un hombrecillo afable de voz aflautada y manos regordetas, es el oficial más antiguo del taller y dirige el trabajo de varios artesanos. Conoce a la perfección técnicas que pocos orfebres dominan y tiene una extraordinaria habilidad para combinar los metales preciosos con las gemas más diversas: lapislázuli, granates, marcasitas o rubíes. Desde hace muchos años, cuenta con la confianza del dueño para dirigir la fabricación de los encargos más importantes, casi siempre caprichos de grandes personajes que buscan distinguirse con muestras de su poderío económico. Por las manos expertas de Hafid pasan innumerables objetos de gran belleza, como brazaletes, ajorcas para los tobillos o empuñaduras de espadas. Hasta hace poco, había en el taller un mozo que se ocupaba de las tareas más comunes, como encender y alimentar el horno de fundición y limpiar crisoles que emplean los artesanos para preparar sus aleaciones. Parece ser que era bastante gandul y descuidado, lo que creaba continuos retrasos en el trabajo. Terminaron por echarle y necesitaban con urgencia que alguien lo sustituyera. Al enterarme, no vacilé un momento: me ofrecí para realizar esas labores, pensando que así podría observar de cerca el trabajo del taller y llegar a conocer las técnicas que emplean. Hafid consintió en tomarme un tiempo a prueba; me dijo que a cambio podía compartir la comida de los operarios y dormir sobre un jergón de paja, en una pieza contigua, llena de grandes tinajas y herramientas de trabajo, que se utiliza como almacén. El viejo orfebre que regenta el taller es un anciano alto y huesudo, de mirada ausente. Vive en una casa separada del taller por un jardín interior flanqueado por naranjos, donde mirtos y rosales rodean un pequeño estanque en el que flotan grandes nenúfares. Allí, en la quietud que sólo turba el murmullo del agua, pasa mucho tiempo absorto en sus pensamientos o enfrascado en la lectura. Hafid me ha contado que el viejo posee una gran biblioteca con obras muy antiguas, tratados de un arte milenario que muy pocos son capaces de descifrar. Si he entendido bien, en algunos de esos libros se encontrarían las claves para aislar un misterioso principio que constituye la quintaesencia de la materia. Ese principio, que se designa según asegura Hafid, con nombres tan extravagantes como agua de plata, tierra de estrella o piedra de los filósofos, permitiría obrar todo tipo de prodigios, desde transformar plomo en oro hasta eliminar enfermedades e incluso otorgar la inmortalidad a quien se somete a su poder ilimitado. En fin, no me cabe duda de que se trata sólo de fantasías, pero para estas gentes tan aficionadas a lo maravilloso, la frontera entre realidad y ficción parece ser muy tenue... Ayer a mediodía se presentó en el taller una mujer deslumbrante acompañada por varias esclavas. Los operarios no dejaban de mirar a la dama con disimulo y hablaban por lo bajo entre ellos. Hafid les hizo callar dando unas palmadas y en seguida todos volvieron a afanarse en su trabajo. Yo estaba casi oculto tras el horno, cargando en un barril los residuos de la última fundición, y tuve ocasión de observar con detenimiento a la recién llegada. No recuerdo haber visto nunca a una mujer tan bella; sus ademanes eran distinguidos como los de una princesa y al moverse, su cuerpo parecía un junco mecido por la brisa. Comprobé con sorpresa que no llevaba el rostro cubierto por velo alguno; en su lugar, un tocado de seda rojo bordado con filigranas de oro y ceñido a la frente con una gran esmeralda, coronaba su larga cabellera negra, que caía ondulante entre los hombros hasta alcanzar la cintura. Hafid se adelantó con paso inseguro para recibir a la dama y tras inclinarse tanto como le permitía su voluminosa barriga, le rogó que pasara al interior del taller. Después de mostrarle varias piezas de gran valor, sacó de un cofre una hermosa diadema de oro y rubíes que la visitante examinó con interés. Luego oí que ella preguntaba por el maestro y Hafid, tras una nueva reverencia, la acompañó al jardín para llevarla en presencia del anciano. Al cabo de un rato, cuando la dama salía camino de la calle, miró hacia el horno y se detuvo. Tras dudar un instante, se acercó a donde yo estaba, y clavó en mí sus grandes ojos color de miel con tal fuerza, que me vi obligado a bajar la mirada. —¿Eres extranjero? —preguntó. —Así es, señora. Mi nombre es Lem —balbucí. —¿De dónde vienes, Lem?, ¿acaso eres uno de esos esclavos llegados de Oriente? —añadió ella. —Señora, procedo de un lugar muy lejano... ni siquiera sé cómo se nombra en vuestra lengua. —Un buen amigo mío lo encontró medio muerto cerca de su casa y cuidó de él hasta que se recuperó —terció Hafid, mientras se atusaba la barba con gesto nervioso. La dama quedó pensativa, mientras hacía girar una de las sortijas que adornaban sus bellas manos; luego dirigiéndose a Hafid dijo en tono autoritario: —Ocúpate de que este joven me traiga mañana las joyas que he adquirido. Y sin esperar respuesta, salió del taller rodeada por sus esclavas. Hafid me miró con malicia y dijo: —Vaya, parece que has despertado el interés de la señora. —¿Quién es? —dije yo, todavía aturdido por el encuentro. —¿Que quién es? —respondió Hafid levantando los brazos— pues nada menos que Sehr-es-Krimm, una mujer verdaderamente extraordinaria. Según se dice, desciende de los príncipes omeyas que reinaron en al-Andalus hace ya muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo está entre nosotros, pero se diría que su hermosura no se marchita con el paso del tiempo. Algunos aseguran que tiene poderes mágicos y su fama ha llegado hasta los reinos cristianos; allí es conocida como la perla de Córdoba. Sehr-es-Krimm me recibió en una sala de su palacio, recostada entre almohadones de seda. Varias lámparas suspendidas por cadenas de plata iluminaban suavemente el lecho con sus llamas ondulantes, dejando en penumbra el resto de la estancia. A través de dos ventanas gemelas adornadas con esbeltas columnitas, llegaba el murmullo de un surtidor. Sonrió al verme y me indicó que me sentara a su lado. —Me alegro de que estés aquí, Lem —dijo con su voz cálida—. Supongo que habrás oído decir muchas cosas sobre mí. La gente de esta ciudad siempre está pendiente de lo que hago y nadie ignora que mi casa es frecuentada por filósofos y poetas venidos de todas partes. En su época de mayor esplendor, esta ciudad fue un modelo de tolerancia donde convivían creencias y doctrinas muy diversas, pero los tiempos han cambiado y ahora muchos no ven con buenos ojos que cualquiera exprese libremente sus opiniones. Y sobre todo, les parece intolerable que una mujer se meta en asuntos reservados a los hombres. Pero en realidad, nada de eso me inquieta. Lo importante es actuar con cautela y tener siempre presente que algunos conocimientos jamás deben ser divulgados... no quiero imaginar lo que podría ocurrir si los utilizara alguien sin escrúpulos, alguien como nuestro califa Abu Yusuf Yaqub, un tirano que ha amenazado con el destierro a Ibn Rushd. —¿Quién es Ibn Rushd? —pregunté. —¿Es posible que no hayas oído hablar de él? Los cristianos le llaman Averroes —respondió ella—. Es un sabio eminente, cuyo único delito consiste en defender el pensamiento de Aristóteles frente a quienes afirman que la filosofía está en contradicción con las enseñanzas del Islam. La dama hizo una pausa y volvió a mirarme como lo había hecho en el taller. Yo, a costa de realizar un gran esfuerzo, conseguí sostener su mirada, pero empecé a sentir por todo el cuerpo un hormigueo que no presagiaba nada bueno. —Sin duda querrás conocer el verdadero motivo por el qué te he hecho venir —prosiguió ella—. Necesito serte franca, Lem. No puedo dejar de pensar en ti. Son muchos los hombres que he conocido y acaso haya llegado a sentir verdadero amor por alguno. Pero, al verte, me invadieron sensaciones desconocidas. No sé cómo explicarlo, es como si al mirarte penetrara en un mundo extraño en el que nada parece imposible. Se aproximó a mí y me acarició el rostro con sus manos delicadas. Sentí que me sumergía en una fragancia de jazmines. —Lem, rodéame con tus brazos... —susurró. Entonces, sin pensar en lo que hacía, la abracé con fuerza; nada más hacerlo, empecé a sentir un violento temblor que me sacudía de pies a cabeza. La aparté a un lado y traté de relajarme, pero fue en vano; mi cuerpo empezó a lanzar destellos que iluminaron la estancia, creando mil reflejos fugaces en las filigranas del techo. Cuando recuperé mi apariencia habitual, vi a Sehr-es-Krimm de pie frente a las ventanas, con la mirada perdida en el vacío. La luz de la luna creaba un halo blanquecino en torno a su esbelta figura. —Verdad es que no basta tener ojos para ver. Sólo quien ha alcanzado la sabiduría es capaz de rasgar el velo de las apariencias —murmuró con voz solemne, como quien recita una lección aprendida de memoria. La situación no me hacía ni pizca de gracia. Aquella mujer parecía muy capaz de crearme serias complicaciones. ¿Qué iba a hacer con ella? II Esta ciudad me atrae de un modo extraño. He pensado en marcharme lejos, pero al final no me decido. Es como si una fuerza desconocida me retuviera aquí, algo indefinible que parece estar en todas partes. A veces, puedo sentirlo vibrar en el aire luminoso de la mañana, cuando sobre el rumor de sus fuentes se eleva la llamada a la oración de los muecines. Otras, lo veo brillar por un instante en los ojos negros de alguna muchacha, que me mira con curiosidad por encima del velo y luego se apresura a seguir su camino sin volver la vista. Ninguna ciudad de las que he conocido se parece a ésta. Córdoba es muchas cosas a la vez. Encrucijada de caminos, lugar donde se encuentran viajeros venidos de tierras lejanas y fieles que se purifican antes de la oración, junto a los muros de su grandiosa mezquita. Es la quietud de mil rincones escondidos, donde el tiempo parece a punto de detenerse, pero también la animación de sus plazas y mercados. El bullicio del zoco es algo indescriptible; me gusta dejarme arrastrar por la multitud que va de un lado para otro como un enjambre ruidoso, deambular indolente entre mujeres, esclavos con grandes cestos, viejos desdentados que revuelven con descaro las baratijas expuestas por los artesanos. A veces, me detengo a escuchar los chismes que circulan por los corrillos y observo de reojo a mercaderes orondos de manos enjoyadas, y a esclavas que discuten a gritos con los vendedores, mientras manosean las aves colgadas de grandes ganchos o los higos y dátiles traídos de al Magrib. Al anochecer, la ciudad me hace pensar en un laberinto misterioso donde nada es lo que parece. Las lámparas de aceite proyectan mil sombras extrañas por las esquinas, y las calles se enroscan a paredes y torrecillas blancas con ventanucos cubiertos de celosías. Sehr-es-Krimm me ha enviado varios mensajes a los que no he contestado. Más de una vez me ha parecido que se encontraba muy cerca de mí, atenta a mis movimientos. Sé que está impaciente por volver a verme, pero yo prefiero ignorarla. Cuando nos conocimos aquella mañana en el taller de los orfebres, ella se dio cuenta enseguida de que mi aspecto vulgar era sólo una apariencia. Debo confesar que, en algún momento, sus grandes ojos me hicieron perder la cabeza y no supe resistirme al placer de abrazarla. Aún no he podido olvidar las sensaciones que me asaltaron mientras mis manos recorrían la tibia suavidad de su piel. Debía haber previsto lo que sucedió entonces. Comprendo que cometí una grave imprudencia al provocar una alteración tan visible en mi apariencia humana. Si los superiores llegaran a enterarse de lo ocurrido, no tengo la menor duda de que me expulsarían sin la menor contemplación, pero, ¿cómo van a saberlo? Llevo mucho tiempo perdido y las señales que consigo captar son ya muy débiles. En estas condiciones, tengo pocas probabilidades de encontrar alguna trayectoria segura. Lo curioso es que la idea de que quizá el regreso es imposible, me inquieta cada vez menos. Tal vez, este mundo extraño se está convirtiendo en algo mío. Ayer, cuando volvía al taller después de cumplir unos encargos que me habían ordenado los artesanos, oí a alguien pedir auxilio. Apresuré el paso y, al doblar la esquina, vi al final de un callejón empinado a un hombre de baja estatura que gritaba, mientras dos individuos intentaban sujetarle. Aunque estaba mediado el día, no había nadie más en aquel lugar sombrío. Estaba pensando en irme de allí, cuando observé que uno de los hombres blandía un enorme cuchillo. No podía quedarme impasible presenciando aquello, pero me encontraba demasiado lejos para intervenir. Entonces, sin pensármelo dos veces, cogí impulso y me elevé por el aire, lanzándome calle arriba. Pero con la excitación del momento, calculé mal mis fuerzas y fui a caer sobre el grupo con tanta violencia, que todos rodamos por el suelo. El hombrecillo quedó tendido, mientras que sus asaltantes, dos individuos de tez tostada por el sol, cubiertos con túnicas llenas de mugre, no tardaron ni un momento en incorporarse y se quedaron observándome, como si no lograran entender de dónde diablos había salido yo. Pero en seguida, empuñaron sus dagas y saltaron sobre mí, gritando como salvajes. Entonces, su sorpresa debió superar todo lo imaginable cuando, con un simple empujón, los hice rodar de nuevo por el suelo. Se miraron entre ellos con gesto incrédulo y escaparon corriendo callejón arriba. El hombrecillo recuperó el sentido cuando le empapé la cara en una fuente cercana. Abrió los ojos y me miró con sorpresa, mientras se palpaba el cuerpo como si quisiera asegurarse de que estaba entero. Luego, dijo con voz temblorosa: —¿Qué ha pasado? ¿Quién eres tú? —Señor, estabais en un grave aprieto y pensé que debía ayudaros. —¿Y dónde están los truhanes que querían robarme? —dijo él, mirando con inquietud a derecha e izquierda. —Salieron huyendo —respondí. —¿Tú solo pusiste en fuga a esos dos desalmados? Me has salvado la vida, muchacho. ¡Que el Cielo te colme de bendiciones! ¿Cuál es tu nombre? —Me llamo Lem, señor; soy aprendiz del maestro joyero. —Ah, sí... Creo que te he visto alguna vez en el taller. Yo soy Isaac Ben Guriol, un buen amigo del viejo maestro. Nos conocemos desde hace muchos años y le visito con cierta frecuencia. —¿Estáis bien, señor? —pregunté. —Bueno, al menos estoy vivo —respondió él, sacudiéndose el polvo de su túnica—, pero te ruego que me acompañes hasta mi casa. Gracias a tu intervención, esos dos se han quedado con las ganas de desplumarme, y no creo que vuelvan a intentarlo mientras te vean conmigo. Después del incidente del callejón, he visto a Ben Guriol en varias ocasiones. Ayer me presenté en su casa, cuando la tarde empezaba a declinar, para entregarle un encargo del taller. Al verme aparecer en el zaguán, me cogió amablemente por el brazo y me condujo al interior. Está claro que me ha tomado afecto. Además, tengo la impresión de que le intrigo; seguro que le gustaría averiguar unas cuantas cosas sobre mí. Es un hombre a quien pesan ya los años, pero conserva en la mirada ese brillo propio de quienes sienten una gran curiosidad por todo cuanto les rodea. Pasamos al patio de la casa y nos acomodamos junto a una gran higuera de tronco retorcido que crece cerca del pozo. Al poco, aparecieron varios criados llevando bandejas de plata repletas de manjares: pichones aderezados con hierbas aromáticas, pastelillos de calabaza y almendras, dulces de queso, frutos secos y cerezas traídas de Granada. Mientras dábamos cuenta de aquel festín, Ben Guriol me preguntó si llevaba mucho tiempo trabajando con el maestro joyero, y se interesó por las razones que me habían llevado hasta Córdoba. A medida que hablábamos, pude percibir cómo su afán por hurgar en mis asuntos iba en aumento, así que opté por responderle con vaguedades. Eso tuvo el efecto de excitar más su curiosidad, pero al final se debió cansar del juego y terminó hablando de sí mismo. Me contó que en su juventud se dedicó al estudio del Talmud. Luego viajó sin rumbo fijo por varias ciudades de al-Andalus, trabajando en los oficios más dispares. Vivió algún tiempo en Almería, donde conoció a Maimónides, un joven filósofo, con quien llegó a trabar gran amistad. Años después, consiguió amasar una importante fortuna. Se estableció en Córdoba donde se casó y formó una familia. Las sombras se iban alargando y los criados empezaron a encender lámparas de aceite. Ben Guriol llevaba un rato en silencio, con la mirada perdida en el vacío, cuando algo aleteó sobre nuestras cabezas. Mi anfitrión dio un respingo y estuvo a punto de caerse. A pocos pies de nosotros, un cuervo de gran tamaño agitaba las alas observándonos en actitud desafiante. Me levanté para ahuyentarle y el pajarraco alzó el vuelo, describió varios círculos en el aire y fue a posarse en una rama de la higuera mientras graznaba como un condenado. Ben Guriol había empalidecido. Se pasó una mano por la frente con gesto cansado mientras decía: —Me he asustado de un simple pájaro. Debe ser que me estoy haciendo viejo. El tiempo pasa deprisa, muchacho, y el vigor de la juventud se escapa con él. Las ilusiones se van apagando y empezamos a sufrir el asedio de la soledad. Hace unos años murió Sara, mi esposa, y entonces sentí en mi interior un terrible vacío. Pasé días muy amargos, pero tuve la fortuna de contar con el apoyo de buenos amigos que me apreciaban, como el poeta Alfaraquí. Él me animó a que saliera del encierro, que yo mismo me había impuesto, y frecuentara su casa, donde solía reunirse con filósofos y artistas. Allí coincidí en varias ocasiones con Averroes, uno de los hombres más sabios que he conocido. —Señor, se dice en la ciudad que Averroes fue recluido en Lucena por mandato del califa Abu Yusuf Yaqub. ¿Es eso cierto? —pregunté. —Así es. Averroes es un profundo conocedor de la filosofía de Aristóteles, el más grande filósofo de la Antigüedad. —¿Y sólo por eso fue desterrado? —respondí. —Ya veo que no sabes nada de ese asunto, Lem. Las obras de Averroes contienen opiniones que algunos consideran una afrenta a las enseñanzas del Islam. Por eso sus libros han sido prohibidos. Intentaré explicártelo con un ejemplo: Averroes afirma, de acuerdo con la filosofía aristotélica, que Dios sólo conoce las formas universales, no a los individuos sensibles, por cuya suerte se desinteresa. Para los musulmanes, una afirmación como esa es inaceptable. —Pero entonces, ¿Averroes reniega de su religión? —dije yo. —Verás, Lem, él afirma que la filosofía no está en contradicción con la fe; sin embargo cada una se expresa por medio de lenguajes diferentes. Para que puedas entenderlo mejor: el Corán se dirige a todos los hombres, pero se pueden hacer de él distintas interpretaciones de acuerdo con la capacidad de cada cual. Así pues, las deducciones de los sabios, basadas en la demostración, no tienen por qué estar en contradicción con los argumentos de los teólogos ni con las creencias del vulgo. En fin, se ha hecho ya muy tarde y me siento fatigado. Vuelve por aquí otro día, muchacho, y si quieres, haré lo posible por aclararte más todo esto. Esta mañana, la ciudad se despertó adornada con sus mejores galas y la gente se agolpaba en plazas y calles en medio de un gran alboroto. Se diría que no quedaba ni un alma en las casas, los baños, las mezquitas, los talleres de los artesanos... Nadie, ni los más ancianos querían dejar de presenciar la comitiva del califa Abu Yusuf Yaqub, quien se disponía a atravesar la ciudad de paso hacia su palacio de Sevilla. Contagiado por aquella explosión de júbilo, me dejé conducir por la muchedumbre hacía una de las plazas principales y, a eso del mediodía, en medio del retumbar ensordecedor de los tambores, vi pasar al califa rodeado de su guardia almohade. Abu Yusuf avanzaba con gran majestad a lomos de un soberbio caballo negro, cuya gualdrapa, reluciente como el oro, barría el suelo cubierto de flores. ¡Allah Akbar! ¡Dios es grande! —gritaba la multitud enfervorizada—. ¡Larga vida al vencedor de los infieles! Cuando el ambiente se serenó y el gentío empezó a dispersarse, me fijé en una muchacha alta, situada al otro lado de la calle, que no dejaba de mirarme. La joven iba acompañada por una mujer entrada en años. Se acercó a mí y sonrió con timidez, mientras decía: —Tú eres Lem, el extranjero que trabaja en el taller de orfebrería. —¿Me conoces? —respondí asombrado. —Soy hija de Isaac Ben Guriol y cuido de él desde que enviudó. Padre me ha hablado mucho de ti; dice que te debe la vida. Demostraste un gran valor al enfrentarte a esos hombres que querían robarle. Padre está siempre con la cabeza en otra parte, y ese día cometió el error de meterse por la parte más solitaria de la ciudad, sin pedir a ningún criado que lo acompañara. No sé qué habría sido de él, si tú no llegas a intervenir. Esos ladrones son gente sin escrúpulos, ¿no temes que vayan tras de ti para vengarse? —Pues... la verdad, dudo mucho de que lo hagan y confío en que no vuelvan a molestar a tu padre —respondí—. Pero dime, ¿cómo me has reconocido? ¿Nos hemos visto alguna vez? La joven se ruborizó. Bajo una cinta bordada con hilo de plata, sus ojos azules brillaban como dos zafiros. Iba vestida con una ligera túnica blanca ceñida a la cintura, que acentuaba la esbeltez de su cuerpo. —Te vi la otra tarde desde una ventana, mientras hablabas con padre en el patio de casa —dijo en un susurro—. Y ahora debo marcharme. —Espera, aún no me has dicho tu nombre. —Me llamo Jezabel. —Jezabel, yo quisiera... me gustaría que... ¿Cuándo puedo volver a verte? Ella volvió a ruborizarse y bajó la mirada. La mujer que la acompañaba se acercó y me hizo un gesto de complicidad. Luego dijo: —Vamos señora, se hace tarde, vuestro padre os espera. Desde hace unas semanas, me ocurre algo extraño. Nunca había sentido nada igual. Siempre estoy distraído y no consigo centrarme en lo que hago. El otro día, mientras limpiaba el horno en el taller de los orfebres, rompí una vasija llena de un líquido corrosivo que emplean allí para dorar la plata. Al ver el estropicio, salí corriendo a coger una tinaja de agua para verterla sobre el líquido y, con la precipitación, tropecé y le eché el agua encima a Hafid, el oficial del taller, que se había acercado al oír el ruido de vidrios rotos. Hafid quedó empapado hasta los pies. Se puso como loco y me lanzó una retahíla de insultos, amenazándome con los puños. Después de lo ocurrido, no puedo volver por el taller. Me paso el día vagando por ahí, sin rumbo fijo. Prefiero no pedir ayuda a Ben Guriol. Él ignora que me veo con su hija y es mejor no complicar las cosas, bastante confundido estoy ya con todo esto. La verdad es que yo mismo no consigo entender lo que me ocurre con Jezabel. En el fondo, ¿qué puede ella importarme? Sin embargo, sólo pienso en verla; me paso el día contando las horas que faltan para que anochezca y volvamos a encontrarnos. Lo más sorprendente, es que cuando la besé por primera vez no sentí ninguna alteración, ni la más mínima sacudida. Vamos, como si aquello que estaba haciendo fuera para mí lo más natural del mundo. Sin duda, ella debió creerlo así, porque se abrazó a mí con tanto ímpetu que casi no me dejaba respirar. Y eso que me había parecido tan tímida y pudorosa... pues de pudorosa nada, es ardiente como el viento del desierto. Esto se está complicando más allá de lo imaginable. Ayer, cuando vi a Jezabel, todo estaba en calma. El sol se había ocultado ya tras las torres de Córdoba y, como otras veces, nos habíamos encontrado en secreto bajo los álamos, cerca del río. La brisa temblaba en las hojas de los árboles, y el bullicio alegre de los pájaros se imponía a los rumores lejanos. Entonces me pareció que Jezabel se estremecía. —¿Qué te ocurre? —le pregunté. —No lo sé, he sentido algo muy extraño, como si me rozara un soplo helado. En ese momento se oyó muy cerca un graznido y ella se aferró a mí. —¿Has oído eso, Lem? —Sí, no temas, es sólo un cuervo. Parece que abundan en esta ciudad. —¡Lem! —gritó ella— ¡Hay alguien detrás de los árboles! Me volví y pude ver la silueta borrosa de una mujer que surgía entre los álamos y se aproximaba a nosotros. El velo negro que la cubría sólo dejaba al descubierto sus ojos. —No esperabas verme aquí, ¿verdad? Supongo que soy inoportuna —dijo con sorna. Aquella voz... no lo podía creer, ¡era Sehr-es-Krimm! —Vaya, vaya, muchacho, por lo que veo ya eres capaz de abrazar a una mujer sin empezar a brillar como una luciérnaga. No se puede negar que aprendes muy deprisa —añadió, escupiendo las palabras. —¿Pero... quién es esa mujer, Lem? ¿De qué está hablando? —balbució Jezabel, que se había quedado tan pálida como la manteca. —¡Silencio, estúpida! —gritó la aparecida; y luego, clavando en mí sus grandes ojos, añadió en tono amenazador:—. Te lo advierto Lem: apártate de ella, o te juro que lo vas a lamentar. Y dicho eso, dio media vuelta y desapareció entre la bruma. Sehr-es-Krimm es capaz de todo si no me doblego a sus deseos. Desde luego, podría eliminarla; nada sería tan fácil, pero no sé... no me acaba de gustar la idea; bastante he transgredido ya el reglamento, como para saltarme ahora alegremente la norma más importante. Además, ya nada me retiene aquí, ¿para qué voy a complicar más las cosas? Jezabel no es la misma de antes. Claro que, ¿a quién podría sorprenderle eso? Aquel encuentro junto al río, habría bastado para trastornar a cualquiera. A veces, me parece estar viendo otra vez lo que ocurrió cuando Sehr-es-Krimm se alejó de nosotros: Jezabel estaba junto a mí, rígida como una estatua, incapaz de pronunciar palabra. Pensé entonces que el terror se había adueñado de la pobre muchacha y cogí sus manos, deseoso de infundirle ánimo. Pero ella me apartó con brusquedad y se quedó mirándome de un modo extraño. Nunca la había visto así. Sus ojos azules fulguraban, lanzándome saetas envenenadas. Lo peor llegó cuando, por fin, recuperó el habla y comenzó a brotar de su boca un torrente de reproches. Dijo que yo no era más que un farsante, me acusó de engañarla, de ocultarle mi relación con aquella mujer... Hice lo posible por tranquilizarla, pero sólo conseguí enfurecerla aun más. Estalló en un mar de lágrimas y se alejó corriendo sin atender a mis razones. El lugar se quedó solitario y una gran luna amarilla empezó a elevarse sobre el ramaje, derramando su luz en las aguas tranquilas del río. Me recosté sobre el tronco seco de un álamo caído y permanecí allí hasta el amanecer, acompañado por el croar monótono de las ranas. Esta ciudad ya no tiene poder sobre mí. Al fin se ha desvanecido su sortilegio y es tiempo de volver a emprender la marcha. Mañana mismo me voy de aquí para siempre; cuanto más lejos, mejor. ** Carlos Montuenga cmrbarreira@hotmail.com Escritor español (Madrid, 1947). Doctor en ciencias. Colabora con artículos y relatos en publicaciones de comunicación social, tales como ETC Magazine (Buenos Aires) en espacios literarios como Vorem, Margen Cero, Ariadna (Asociación de Revistas Electrónicas de España), Revista Amalgama, Revista Voces y en portales de la red dedicados a la difusión de la filosofía y el humanismo como La Caverna de Platón y Liceus. === Poemas Luis Alberto Salvarezza =================================== “Los animales se parecen tanto al hombre que a veces es imposible distinguirlos de éste”. K’nyo Mobutu *** Carta de amor zoológico Por vos he desoído a las sirenas. Bebí miel, machaqué perlas e imité a los pájaros y aullé como un lobo cubierto en lana de cordero. Fui limosna para poder darme a tu asombro. Me sentí perro atado, custodiando desde el ladrido este espacio nuestro. Y supe de la rabia hasta el ahogo; que entre el vacío que deja la lluvia e inaugura el sol se deshace un colibrí en semicírculo de colores. Que la libertad nos perteneció siempre, a pesar de las cimbras y otras trampas. Que hubo épocas de caza y épocas de veda. Distintos plumajes, diferentes vuelos, pero el nido siempre fue el mismo. Y porque juntos hemos visto al encantador de serpientes transformarse en una de ellas, al domador en potro y al pescador arrojarse al río, nadie sabe qué animal elegimos para ser esto que bestialmente nos une: la cópula. Estos amaneceres de lagañas, pegajosos, soñados. No quise ser gato cuando vos eras perra, ni ratón cuando eras gata, ni carnero cuando eras loba, ni trigal (aunque una manga de langostas ya le ha quitado a lo nuestro mucho verde y amarillea), porque había mucho cuervo vangoghiano suelto. Fui río cuando necesitaste el agua. Aire cuando tuviste que volar. Tierra cuando debiste hundirte. Y fuego, intensísimo fuego, siempre. A orillas del río Uruguay, septiembre de 2006 *** Hechizos Para alcanzar el máximo clímax es necesario mirar fijamente a un cóndor. O abrir jaulas donde se encierran aves rapaces. Arrancarle a una vaca sus ojos —porque curiosamente lo han visto casi todo—, y lavarse la cara de la culpa con leche. Cortarle la lengua a un lobo para poder después aullarle a la luna o lamerla hasta el ahogo en el estanque. Para no sumergir las esperanzas en el agua imitar a los castores o a algunas velocísimas arañas. Exhibir a la entrada de la casa o del dormitorio las penetrantes pegajosas plantas de ruda o siete plumas negras y si se sabe el nombre de los amantes anteriores, repetirlos, mientras a un escuerzo se le cose la boca, por las dudas. Hervir el corazón de un puma y la cabeza de un zorro para no perder fiereza ni astucia. Lo que tienen de leyenda. También es necesario derribar, abrir, voltear... los corrales, las jaulas y las alambradas donde se amontonan como bestias o trofeos algunos recuerdos. Y así poder recordar que en el interior de cada hombre siempre hay un jardín, un patio, un campito, una pradera, que tuvo la maravilla de la selva o el paraíso. Que es difícil sorprenderse a sí mismo sin que no haya un solo perro interior que no ladre. Córdoba, septiembre de 2006 *** Ars poética faúnica Mis poemas aguijonean como avispas, ríen como hienas, gruñen como cerdos y como padrillos galopan apasionadamente. Se arrastran, cargando no sé qué culpa, como serpientes y caen a pique como hambrientas gaviotas pero, soberbia aparte, caen certeramente Caen levantando un temblor de escamas y también algo de la muerte Por eso a veces para alimentar tanto ardor simplemente digo es septiembre. Todo está en celo y amanece. No saben de arpas, violines, ni liras, ¡sí! de relinchos, silbidos, cacareos, maullidos, zureos, gorjeos, graznidos, ladridos... y como la crisálida anticipa a la mariposa y el huevo al colibrí son cáscara o pura envoltura, algo tan próximo a la flor que quiere suspenderse Otras veces son crines, escamas o púas que se enhebran al galope del viento, a las correntadas o se están allí, esperando. Tienen mucho del interior de las almejas de río y si te esfuerzas comprenderás que en algún momento quisieron parecerse a una perla y rodar o enhebrarse al cuello de la literatura y brillar o allí estarse. Rosario, Santa Fe, agosto de 2006 ** Luis Alberto Salvarezza profsalvarezza@hotmail.com Poeta y docente argentino (Concepción del Uruguay, Entre Ríos, 1957). Es agrónomo nacional y profesor de lengua castellana y literatura. Ha sido docente desde los años 70 en los ámbitos medio, terciario y universitario. Ex rector de la Escuela de Nivel Medio Nº 13 de Técnicos Viales “Dr. Héctor Buenaventura Sauret”, actualmente es vicerrector y profesor del Colegio Superior del Uruguay “Justo José de Urquiza” y docente en las licenciaturas de historia y literatura de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader, http://www.uader.edu.ar). Preside la filial del Río Uruguay (Entre Ríos) de la Sociedad Argentina de Escritores, está a cargo de la Comisión de Apoyo del Museo de Bellas Artes (1937) de la Biblioteca Popular “El Porvenir” (1872) y es miembro adherente de la Junta de Estudios Históricos de Entre Ríos. Ha publicado los cuadernillos poéticos De los orígenes ardientes (1984; Primer Premio Nacional “Rubén Darío” de la Fundación Baha’i, Capital Federal), Doce + Doce sobre Doce (1985; Primer Premio Nacional Editorial Alfa, Capital Federal) y No es un castillo (1987; Mención Nacional Ediciones de la Piedra Movediza, Tandil, Buenos Aires), entre otros. Ha obtenido el Primer Premio Nacional “Ulyses Petit de Murat”, el Primer Premio Binacional Argentina México, el Primer Premio Provincial “Dora Hoffmann de Buschiazzo”, el Premio Jacobo Friedmann de la Fundación Argentina de la Poesía, el Tercer Premio Nacional de la Academia de Periodismo y, por Identidad del goce, la Faja de Honor de la Sade. Ha publicado innumerables colaboraciones en diarios y revistas de su país y el exterior, y participa en congresos y encuentros nacionales e internacionales. === Lo impredecible Milly Epstein Jannai ============================= El once de septiembre de 2008 se llevó a cabo en una base militar ubicada frente al mar Mediterráneo un congreso interdisciplinario que se propuso indagar las relaciones entre el acto de aprender y las teorías de la complejidad (o teorías del caos, como también se las llama). Estas teorías tratan de destacar la falta de linealidad entre las redes de interdependencia de los fenómenos, la casualidad y la organización ad hoc y personal, como factores que inciden en la configuración de un mundo que nos parece ordenado, claro y distinto. Estas teorías que en un principio se aplicaron a la comprensión del mundo físico como la lógica de los cambios atmosféricos y la epidemiología, pasaron luego a usarse en el ámbito de las ciencias sociales como la administración, la asesoría y la educación. El hecho de que un halo esotérico formase parte de las explicaciones que este conjunto de teorías propone, no incide en su creciente popularidad en los medios científicos. La fecha elegida para el congreso fue producto más bien del azar que de asociaciones simbólicas y cálculos apocalípticos, y sin embargo, incidió claramente en la configuración metodológica del encuentro, que estuvo marcado por la interdependencia impredecible de los fenómenos humanos. Los organizadores del congreso determinaron que al llegar a la base militar, una vez cumplidas las formalidades de la inscripción, cada participante entablaría una conversación informal con algún desconocido, con la finalidad de descubrir algún tipo de relación casual y no lineal que los vinculase. Es decir, era necesario poner en “marcha atrás” los vectores que unían presente y pasado, o mejor, “destejer” la situación actual de modo tal que permitiese llegar a un punto pretérito de conexión entre dos extraños actuales. Reconstrucción de una red no visible pero existente, en fin, la base para una posible novela. Las preguntas básicas en este tipo de búsqueda permiten sondear en forma sincrónica y diacrónica interrelaciones sociales: ¿dónde vive usted?, ¿cuál es su oficio?, ¿en dónde trabaja?, ¿en qué otros congresos estuvo anteriormente?, ¿quiénes constituyen su familia?, y así, en forma recursiva, hasta llegar a los bisabuelos que fueron vecinos en un mismo pueblito de Besarabia o de Marruecos, o estudiaron juntos en Verona, o compartieron un paseo en las sierras de La Ventana. Todo es posible. La primera señora con la que hablé me contó de sus cinco hijos y de su trabajo como directora de una escuela. Sonreía, era de enfoque positivo, y llegaba al congreso por su propia voluntad. Rápidamente se hizo evidente que ella había leído algunos artículos míos acerca de la lectura y la creatividad, por lo que enseguida me di cuenta de que se trataba de una relación unívoca, desequilibrada, pegajosa, que de inmediato me ponía en una posición de inferioridad. Me apresuré a abandonar la conversación, antes de que pudiéramos seguir buscando conocidos comunes por otras ramas genealógicas. Me paré a un costado con una taza de café entre las manos, y me puse a mirar con intensidad las baldosas del piso. Las masitas de colores que estaban sobre la mesa para acompañar el café, entraban también en mi campo visual. Estaban ordenadas en filas, según el color del dulce: rojas, amarillas y anaranjadas. En el centro había rosquitas con almendras. No podía decidirme si comer una o no, hasta que alguien me hizo notar lo que yo ya sabía, que yo no estaba cumpliendo con las reglas del juego de la presentación. Me invitó a iniciar una conversación con él. Lo eludí graciosamente con una mentira: le dije que estaba esperando a mi compañera de diálogo, que había ido al baño. Salí al breve jardín donde estaban ubicadas, al sol, las mesas con los formularios de inscripción, las tarjetas identificatorias y los materiales de lectura. También estaban allí, sonrientes, los organizadores del evento, de los cuales yo era parte. Una cierta inquietud me oprimía, en ese ambiente liberado, calmo, distendido. En estos momentos iniciales, el congreso interdisciplinario parecía una fiesta frente al mar. Se me acercó un señor que vestía traje. Él también parecía extranjero. Nos sonreímos y nos vimos involucrados en la consigna de búsqueda de lazos comunes, algo que yo mismo había contribuido a enunciar. Por suerte, y a primera vista, no nos conocíamos de eventos anteriores ni tampoco de lugares de trabajo. Sin embargo, él se empecinaba en que mis rasgos le resultaban conocidos. Empezamos a rasgar las capas de pátina y rutina que podían oscurecer algún contacto familiar en tiempos pasados, del otro lado del océano, en ciudades de nombres murmurados. Preguntas insidiosas comenzaron a aparecer: ¿dónde viví durante mi niñez?, ¿quiénes fueron mis padres? Yo trataba de evitar las respuestas, pero los hilos del juego de presentación nos iban atrapando, y así fue como en el fondo de la conversación inocente y amena, resplandeció un dato que puso en contacto todas las piezas del rompecabezas. —Usted es el hijo del doctor Glantz, ¿no? Al que llamaban “el mago”. No supe si me estaba preguntando algo y esperando que mi respuesta lo confirmara y diera consistencia empírica a los recuerdos esponjosos alzados del viscoso lodazal del olvido, o si estaba afirmando pragmáticamente una relación filial que recreaba y daba densidad a hechos desparramados en la estela iridiscente del pasado, hechos con los que yo no quería tener relación. No dije nada. Callé para ganar tiempo. La mirada humana crea la realidad, y yo quería evitar cualquier tipo de organización de moléculas que conllevase a la cristalización de un estado de realidad anterior. Enseguida él agregó: —El doctor Glantz atendía a mi mamá. Gracias a él, volvió a caminar. Yo esperé que dijese “fue un milagro”, o “el doctor era un mago de la medicina”, o “nadie reconocía sus méritos”, pero no lo hizo. Se contentó con alabar largamente a mi padre, y reconstruir las circunstancias en las que nos habíamos visto en forma brevísima, yo apenas un pibe, casi cincuenta años atrás, cuando fui a su casa, a hacerme cargo de ella, después de la muerte inesperada de quien fuera mi padre. Él me había visto para pedirme la receta de los medicamentos que mi padre le daba a Delfina Suárez de Otero. Pero mi padre nunca anotaba nada de medicina —eso lo aprendí al vaciar su casa: los secretos de sus curas prodigiosas quedaron con él. Ningún archivo, ningún cuaderno, ningún fichero alfabético. Hasta entonces, yo de él no sabía nada: nada. Sólo los escasos detalles de cómo mi madre había decidido casarse con un desconocido para así construir su vida. Y luego, decirse adiós. De ese equívoco quedé yo. Un encuentro breve de inesperadas consecuencias. Yo le dije que no, claro que no, que se equivocaba, y sin esperar respuesta, comencé a invitar a los participantes a ingresar en el auditorio donde tendría lugar la conferencia inaugural. No les advertí que hasta que todos ocupasen su lugar, podrían apreciar en la pantalla del escenario una serie de imágenes que mostraban la presencia del caos en el epicentro mismo del orden cósmico –copos de nieve, nubes, arenas, mariposas, fractales de vertiginosa belleza. Yo había seleccionado las fotografías, y un concierto llamado “Metamorfosis” de Glen Glasser las acompañaba. Algunos concurrentes se me acercaron para palmearme el hombro. Uno de ellos me comentó que tres de las personas con las que había conversado concurrirían a un casamiento después del congreso. Otro esbozó algún comentario acerca de la casualidad. Yo recordé que me había olvidado de cerrar la ventana de mi escritorio. Un viento con polvo amarillo comenzaba a soplar, y seguramente al regresar, una capa de arenilla dorada cubriría mis papeles y los estantes de la biblioteca. También pensé que mi padre había muerto sin que yo lo conociese. Este y otros pensamientos inconexos, me impidieron seguir con la atención necesaria la conferencia acerca de lo impredecible y la conducción de organismos educativos en tiempos de incertidumbre. Fue una lástima. ** Milly Epstein Jannai milly@etnahta.co.il Escritora argentina. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar) y luego finalizó un doctorado interdisciplinario en teoría literaria y educación en la Universidad Hebrea de Jerusalem (http://www.huji.ac.il/huji/eng). Actualmente se desempeña como jefa de la Comisión para la Enseñanza del Español en el Ministerio de Educación de Israel (http://www.education.gov.il/moe/english/ind.htm). Además, enseña en un programa de M.A. de enseñanza de la lengua, es editora científica de libros y conduce talleres de escritura. Publica artículos teóricos en hebreo y en inglés sobre temas vinculados con la escritura, la lectura y la educación. Ganadora del Primer Premio para Autores Inéditos en Argentina. Cuentos suyos han sido publicados en revistas y antologías. Tiene una página personal en http://www.etnahta.co.il. === Sueños de uso común (extractos) Edgar Enrique Robledo Herrera ==== *** Camino arriba I Tras la pared yace tu cuerpo ya sin vida y yo te llevo despacio, de la cintura, camino arriba. Tu cuerpo, ese cuerpo cansado y sin alegría, corto como esta noche, difícil como estos días. ¡Cómo quieren que crea que esa caja gris te contiene muerta, cuando yo estoy junto a ti y tan sólo estás dormida! II Hoy en la mañana, cuando te fuiste, no sabía que ya no ibas a hablar conmigo ni que te íbamos a enterrar en el aire, menos pensaba estar tan triste frente a un cristal discreto que te muestra como nunca fuiste y quiere probarme que estamos en distintos mundos. ¡Ojalá estuvieras viva! III Aunque sé que ahora tus piernas están sanas y fuertes, tan fuertes y sanas como cuando me cargabas, todavía te miro en el sillón en que te acostabas y me veo rendido ante tu misma suerte. No quiero pensar que no estás porque era lo mejor, que no había remedio, que ya estaba escrito. Quiero pensar que es un sueño que te contaré algún día, para hacer frágil tu ausencia y asimilarte con calma, para volver del olvido y ya no encontrarte, para llenar el vacío que me invade el alma. IV Mientras me duermo despierto y tú —no podría ser de otra forma— te vuelves eterna, oigo cómo te lloran, se arrepienten y te rezan; y aunque sorprendido, creo que estoy tranquilo. Dispuesto a pensar en ti, a vivir sin ti, por ti. Dispuesto a encontrar la frecuencia de tu voz para que me guíe a nuestro destino o, al menos, para que me diga por qué se te ocurrió dejarnos cuando más te hacíamos entre nosotros. V Camino por la casa y huele a tu llanto, las cosas por las que llorabas se quedaron. Tu cuartito, Comalapa y yo te estamos extrañando. Descansa en paz, pues pachita y baila al ritmo del viento que te está alejando. Querías música al morir para irte contenta... ¿La oyes? Ya está sonando. *** La ciudad Parte I 05:00 En el corazón del tiempo, bajo las manos del aire y entre la mirada; sobre el vivo recuerdo de un valle lacustre flota solitaria La Ciudad de México. 06:00 Durante la aurora la ciudad suspira, prende su belleza para la mañana, dibuja la forma de mujer dormida y una brisa rosa atrás de las montañas. Amanece suave, inmensa, lentamente, la ciudad de los palacios se levanta, se oye el eco musical de las campanas y el sonido que hace el viento cuando canta. Florece una estrella sobre la cumbre de volcanes flotantes en lontananza. 07:00 A golpe de despertador el aire se lleva los vestigios de la noche, guardianes urbanos abren los caminos, apagan las luces, barren los jardines, las banquetas; ligeras columnas de vapor rompen el cielo como nubes mientras se llenan las calles de coches, taxis, camiones, transeúntes, atletas, soñadores, peseros, vagones y duendes defeños en bicicletas. 08:00 Súbitamente deja de funcionar, lo que debería fluir se estanca, lo que debería brillar se nubla, lo que debería quedar se escapa. Enloquece, crece y enfurece la ciudad, nube de humo asfixiante, jungla diaria, espeso espacio para respirar, ruta de inmovilidad, vía imaginaria. 09:00 Para cruzar cada luz sólo se requiere paciencia extraordinaria, en cada incorporación: fe, seguridad, minutos multiplicados. En los altos comienzan mis días, se van irritantes mis mañanas. No importa el origen ni el camino en el que vaya, la receta es resignación, la alternativa es calma. Parte 2 10:00 Caminar por las calles de la ciudad es entrar en el marco del contraste, es viajar entre mundos sin moverse, es vivir la escasez en abundancia. Caminar por las calles de esta ciudad es flotar sobre mares de peatones, es ahogarse en adrenalina y perder la noción de la distancia. Sumergirse en el Distrito Federal es manifestarse de algún modo para formar multitudes libres, felices, espontáneas. 11:00 Cuando el reloj marca las once cientos de plazas levantan sus cortinas, es la hora del recreo, de otro café, del cambio de turno en los puestos ambulantes de comida. Banderas gigantes ondean orgullosas, pintan de estirpe las esquinas. bajo un cielo verde, blanco y rojo las calles suavemente se vacían. 12:00 Con una manecilla sobre la otra, en el esplendor del Sol, trazan su propio camino veinte millones de huéspedes capitalinos. Héroes de ciencia-ficción, supervivientes del ruido, nacen, crecen y se reproducen inmunes al hambre, a la iniquidad y a los entornos nocivos. 13:00 A la una de la tarde, Reforma, te pregunto: ¿de qué va la gente? ¿por qué sonríe? ¿qué trama? ¿Qué hacen desnudos en la acera, repartiendo vergüenza y exigiendo justicia con pancartas? ¿Quién gana cuando tantos pierden? ¿Quién oye lo que el viento calla? Yo espero que un ángel nos rescate y que nos eleve con sus alas al planeta donde se realizan nuestras ambiciones milenarias. Parte 3 14:00 Con la cúspide del día la ciudad se envuelve en maíz, en hoja de plátano y en harina. Es una hora sagrada, un manantial de alegría donde se recarga el cuerpo de luz, de fuerza, de vida. Hora para los amigos, para romper la rutina, para olvidar los problemas o resolverlos con risas. Intervalo de sazón, persiana exquisita buena para el corazón y para la conquista. Recetario del amor, condimentada caricia para sentirse mejor, para saberse en familia. Botana tricolor: nopal, cebolla, carnitas o una crema de frijol con tortillas calientitas. Agua de todo sabor, chía, horchata, sandía, y por supuesto limón, sal, tequila, sangrita. Guarnición de aguacate, copa de margarita, mole, sopes, tamales, como los de abuelita. Para el postre un café de fragancia infinita, pastel de elote con nieve, o arroz con leche y pasitas. Con la cúspide del día la ciudad se envuelve en maíz, en hoja de plátano y en harina. Es una hora sagrada en que se resucita al decorar el cansancio con la salsa favorita. Parte 4 15:00 Ecos de sobremesa pintan los paisajes de Las Lomas, Santa Fe, Polanco y la Condesa... Mansiones de algodón, palacios de cristal, vastos cinturones de riqueza, que le dan a la ciudad un toque suntuoso, de color pastel, con aroma de glamour y sabor a poder con mermelada de fresa. 16:00 ¿Qué son las cuatro en el rumor del aire? ¿en la cima equilátera del Ajusco? ¿Qué son además de puntos cardinales y brazos y ojos abiertos sobre el pedregal de una capital del mundo? 17:00 A 2.250 metros sobre el nivel del mar se pueden oír, sentir las olas. En el centro de Coyoacán, leer el futuro, comerse las nubes, pintar la nieve. Con un círculo de compás rodear el valle, abrir el bosque, cruzar el río. Bajo el suelo de la ciudad se puede escuchar el húmedo sonido de un futuro en gestación, un cosmos puro, mágico, prometido. 18:00 Capaz de inhalar atmósferas de humo y de exhalar albures ingeniosos. De estilo familiar, bohemio y celoso, por fuera superficial, por dentro supersticioso. De gran solidaridad en situaciones extremas e imposible de frenar en viernes de quincena. Compañero de verdad (en las malas y en las buenas), tierno y sentimental en noches de luna llena. Suele dejar al azar los asuntos complicados y enfrentar la adversidad con mordidas y volados. Habitante de un lugar de clima noble y templado, rico en diversidad, pobre de lado a lado. Puede convertir el agave en dardos espiritosos con los que tiñe de blanco escenarios tenebrosos. Gentilicio: chilango. Estado: orgulloso. Parte 5 19:00 Sobrevuelo una ciudad que simplemente no termina, que despide a la tarde con trino y música de golondrinas, en donde nace la luz como lluvia de estrellas verdes, blancas y amarillas, en donde noche significa fiesta, mariachi, serpentina. 20:00 ¿A qué hora dejará de llover? ¿Quién apagará este tenaz aguacero? Los golpes de la lluvia borran la memoria, pintan de vapores los senderos; el cielo baña tres mil años de historia, cubre lo mejor y lo peor de un pueblo entero. 21:00 Giró a la derecha desde el tercer carril, luego sonrió y se fue orgulloso de sí mismo... No es insensatez, tan sólo un caso avanzado de furia en ausencia de civismo. Más de uno como él impregnan el asfalto de un peligroso egoísmo y lo vuelven un lugar donde quien no se contagia puede quedar varado, al borde del abismo. 22:00 Noticia de última hora: estalló en la ciudad la invasión de los artistas, paredes de aerosol se pintan a sí mismas, música subterránea ameniza los sentidos, gotas de folklore revisten las fachadas, mientras toman las esquinas divisiones de mimos, cilindreros, tragafuegos y malabaristas. 23:00 La ciudad ya no quiere crecer más, sus calles y avenidas necesitan más pisos que entren a los edificios por móviles pasadizos. Sus arterias principales requieren una limpieza con líquidos medicinales que combatan la pobreza. A esta invencible ciudad es preciso guardarla en viveros de magia fresca, para que respire, para que descanse, para que ya no crezca. Parte 6 00:00 En el Zócalo nace un túnel que va al centro de la Tierra (donde crecen las raíces protectoras de la vida). Desde esas coordenadas los abuelos nos observan, nos abrazan con su calma, con sus voces nos cautivan; leen el códice de la piedra, el canto de la estalactita, con metáforas de magma nos arropan, nos visitan. Trazan una profecía diáfana, cosmopolita, que es aire de concordia para todo el que la habita. 01:00 Estoy protegido por una ventana a salvo del ruido y del desconcierto que busca invadirme desde la calzada. (La ruta taxqueña que lo lleva a uno de la luna sureña al centro del mundo en carruajes naranjas). 02:00 ¡Qué cerca se ve la luna en la madrugada fugaz por el tragaluz estelar de la urbe de la fortuna! ¡Qué fácil es navegar en trajineras nocturnas o en canoas de cristal por néctares de aceituna! 03:00 Cuando el viento se despierta y el agua se moviliza, la Ciudad de México inquieta sobre el lago se desliza. Como un rehilete el valle se convierte en niebla, entonces la ciudad se mueve, se junta, se levanta, tiembla. (No se predicen los errores de la tierra, sus heridas lentamente cicatrizan) 04:00 ¿Qué sería de la ciudad sin los colores de sus tianguis empapelados? ¿qué sería del gris de sus colonias, del verde de sus escarabajos? ¿Qué sería de la ciudad sin el picante que moja la tortilla de sus tacos? ¿Qué sería de la ciudad sin sus corridos, sin el hondo falsete en sus huapangos? ¿Qué sería de la ciudad sin los caminos que unen pirámides con palacios? ¿Qué sería de mí sin esta ciudad, cuna de mis sueños y de mis presagios? ** Edgar Enrique Robledo Herrera erobledoh@gmail.com Escritor y músico mexicano (Ciudad de México, 1975). Es ingeniero en sistemas y administrador. Actualmente es directivo en una empresa financiera y profesor de cátedra en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM, http://www.itesm.mx). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Para mí la poesía es un acto, una labor de existencia. No puedo excluir el sentimiento de compartir la poesía con otros, con el otro”. Alfredo Silva Estrada (2005). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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