~~~~~~~~~~~~~~~ Año XIV Cagua, Venezuela Nº 231 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 3 de mayo de 2010 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Trastornos a la calle. / Nueva revista en Venezuela. / | Breves Aleixandre, recordado. / Franceses en los Andes. / La | guerrera blanca. / 70 dedos. / Bolívar y sus rostros. / | Infrarrealistas en Caracas. / Ibsen, en círculo. / | Arroyo a la distancia. / Talleres en Prisma. / Somoza en | serie. | | Más de treinta autores ganan el VII Concurso de La | Noticias Librería Mediática. / Milan Kundera, “Duque de | Amarcord”, recibe el Reino de Redonda. / Puerto Rico | será sede de la Cumbre Mundial de Bibliotecas e | Información. / Comisión Europea acelerará digitalización | de obras culturales. / Premio “Doctor Ángel F. Rojas” | para Luis Carlos Mussó. / La uruguaya Cristina Peri | Rossi, ganadora del Vargas Llosa NH. / Musicalizan obra | del poeta salvadoreño Carlos Ernesto García. / Unesco | crea un “observatorio mundial” contra la piratería. / | Javier Acosta Escareño recibió el Premio de Poesía | Aguascalientes 2010. / Presentan documental sobre José | Antonio Muñoz Rojas. / Pacheco al recibir el Cervantes: | hay otra realidad llamada ficción. / Anunciado el | veredicto del VI Premio Nacional del Libro en Venezuela. | / Herederos ceden a Asturias legado bibliográfico de | Clarín. / Presentado en Maracay el poemario Monólogos, | de César Blanco. / Paraguay recordó a Augusto Roa Bastos | a los cinco años de su muerte. / Ana Palastrana y Manuel | Luque obtienen los premios literarios de Cehegín. / | Premio Actors of the World para la dramaturga venezolana | Gennys Pérez. / Policlínica Metropolitana premia al | cuento joven venezolano. / Teatro de Rodolfo Santana | vuelve a escena. / Restauran liricografía inédita de | Rafael Alberti. / Reeditan en España Percusión, del | venezolano José Balza. / María Kodama presenta en Tokio | “El atlas de Borges”. / Una editorial mexicana publicará | gratuitamente 1.500 títulos académicos. / Francisco | Brines gana el Premio Reina Sofía de Poesía | Iberoamericana. / Premio Juan Ramón Jiménez de poesía | para Francisco Ruiz Noguera. / Se inició la XXIX Feria | del Libro de Santiago de Compostela. / Concurso | Transgenérico celebra sus primeros diez años. / | Inaugurarán en agosto nueva sede del Museo del Escritor | de México. / El escritor español Joxantonio Ormazabal es | hallado muerto en un pozo. / Gobierno venezolano inicia | reubicación de archivos de Miranda y Bolívar. / | Analizarán la identidad lingüística en 200 años de vida | independiente. /Difunden en Europa trabajo de escritoras | ecuatorianas. / Coloquio sobre narrativa policial | hispanoamericana celebrarán en Mérida. / Mario Vargas | Llosa recibirá doctorado honoris causa en la UCLM. / | Antonio Gamoneda abrirá homenaje a Miguel Hernández en | León. / William Osuna y Juan Calzadilla visitan Maracay. | / Semiólogos de cinco países se reunirán en Venezuela. / | Medellín recibirá en julio a cien poetas de todo el | mundo. | | La Mancha. / Hispana. / Ideas de Babel. / Laberinto de | Literatura Miradas. | en Internet | “El doble terremoto en Chile”, Daniela Wallffiguer | Artículos y Belmar. / “Un buen boxeador”, Pablo J. Fierro C. / | reportajes “Lista negra”, Antonio Otero García-Tornel. / “Réquiem | para quienes escribimos poesía”, Francisco Pinzón | Bedoya. / “Condenados a la eternidad: George Orson | Welles”, Gustavo Rubén Giorgi. / “Águeda Pizarro Onicio, | mujer de letras y ojos largos”, Leopoldo de Quevedo y | Monroy. / “Contemplar, el arte de mirarse hacia dentro”, | Salvador Moreno Valencia. / “El compromiso del | intelectual: una reflexión a partir de la película | Mephisto”, Rafael Fauquié. / “Quinteto. 5 composiciones | de David Ledesma Vázquez (Ecuador, 1934-1961)”, Sergio | Román Armendáriz. | | “Crispiniano Ayala define el amor”, Plinio Parra. / | Entrevistas Poeta Alberto Hernández: “La poesía recorre el mundo | como una mujer feliz”, entrevista por Carlos San Diego. | | “Entre el mito y la apología: el corrido como parte de | Sala de ensayo la construcción del imaginario popular en México y | Colombia”, Juan Antonio Fernández Velázquez. / | “Aproximación al laberinto en algunos cuentos de Jorge | Luis Borges”, Isabel Noguera Vivancos. “Rosario Tijeras: | cine negro y cultura mafiosa”, José Jesús Osorio. | | “Misterio JFK”, Javier Viveros. / Dos poemas de | Letras “Concierto desde el último puente”, Roberto Núñez Pérez. | / “La tristeza de los geranios azules o el último | cuento”, Raquel Rivas Rojas. / Poemas de Mauro Hernández | Fuantos. / “Strangers in the night”, Roxana de la Jara. | / Poemas de Nesfran Antonio González Suárez. / “Manos”, | María Celeste Vargas Martínez. / Poemas de Luis Rafael. | / “Cadena alimenticia”, Ingrid Chicote. / Poemas de Ana | María Garrido. / “Angustias”, Natalia Ríos Subiría. / | “Night-wanderer’s Plea”, Mark Murphy. / Tres | microrrelatos de Daniel Sánchez Bonet. / Poemas de | Andrés Fernando Royer Lora. / “Irredentus”, Ernesto | Fernando Iancilevich. / Dos poemas de Eliana Segura | Vega. | | Buscando a Amalia Salas Ensignia. | El buzón | Arturo Uslar Pietri. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Trastornos a la calle. “Se acercaba Sant Jordi, el Día del Libro, y no podíamos desaprovechar la oportunidad de salir a la calle y hacer que nuestros relatos pasaran del mundo virtual al real”, comentó uno de los cocreadores de Trastornos a Tinta, la iniciativa digital que entrelaza los trabajos de los escritores españoles Paula Campeny, Albert Solano, Joan Tort, Jordi Piulachs, Roger Danès, David Navarro, Oleguer Solsona y Pili Romano. Así, los ocho escritores se pusieron manos a la obra: armados con sus propios relatos y microrrelatos, se plantaron en el centro de la ciudad española de Barcelona y comenzaron a repartir sus obras entre los viandantes. Cada cuento iba firmado con el nombre del autor y la dirección del blog, por lo que, además de repartir literatura y darse a conocer a título personal, también se pretendía crear cierto tráfico a la página web. Y los resultados fueron más que satisfactorios: se repartieron más de 1.000 relatos y microrrelatos, y en sólo dos días el blog registró 180 nuevas visitas y al grupo de Facebook se le sumaron 30 miembros más. http://trastornosatinta.blogspot.com Nueva revista en Venezuela. El pasado 24 de abril fue presentado en la Feria del Libro de Chacao, en Caracas, el primer número de la revista literaria Homo Sapiens Litteratus, publicación mensual completamente gratuita que inicia su andadura con un esfuerzo de distribución que la llevará a librerías, clínicas, salones de belleza y otros establecimientos de ciudades como Valencia, Maracay, Cagua y Porlamar, entre otras, además de la capital. Este primer número incluyó textos de los venezolanos Armando José Sequera (http://www.letralia.com/firmas/sequeraarmandojose.htm), Eduardo Sánchez Rugeles, Santiago Acosta (http://www.letralia.com/firmas/acostasantiago.htm), Rafael Cadenas y José Balza, así como el español Ignacio Martín y el mexicano Mario Puglisi, entre otros. Dirigida por el novelista Jaime Huertas Fernández y editada por el licenciado en letras Ricardo Ramírez, HSL recibe textos netamente literarios (poesía, cuento y ensayo) de hasta dos cuartillas, escritos por autores venezolanos o extranjeros. Para someter material a consideración del consejo editorial, los autores venezolanos pueden enviarlo a Jaime Huertas (ejahf@hotmail.com), y los extranjeros a la coordinadora internacional, Omira Bellizzio (omirabellizzio@gmail.com). http://www.homosapienslitteratus.com Aleixandre, recordado. Este 27 de abril fue inaugurada en el Centro Cultural Generación del 27, de Málaga (España), la muestra “Homenaje a Vicente Aleixandre. 25 artistas, 25 poemas sin Vicente Aleixandre”, que permanecerá abierta hasta el próximo 24 de mayo y que tiene como objetivo recordar la figura del premio Nobel en el 25º aniversario de su muerte (diciembre de 1984), por lo que 25 artistas han consignado igual número de obras originales e inéditas. Los artistas participantes son Eduardo Arranz Bravo, Javier Balda, José Manuel Ballester, Enrique Brinkmann, Carmen Calvo, Ciria, Floréncia Coll, Miguel Condé, Juan Genovés, Luis Gordillo, José Hernández, Frank Jensen, Menchu Lamas, Antón Lamazares, Francisco Leiro, José Lucas, Maïs, Santi Moix, Fiona Morrison, Antón Patiño, Manolo Quejido, J. Rey, Josep M. Riera i Aragó, Josep Uclés y Vaquero Turcios. Para la muestra se ha seleccionado medio centenar de poemas procedentes de libros clásicos como Ámbito (1928), Espaldas como labios (1932), Sombra del Paraíso (1944) o Diálogos del conocimiento (1974), entre otros, y, posteriormente, cada uno de los 25 artistas que componen esta exposición ha seleccionado uno de los poemas y ha realizado una obra sobre el mismo. Materiales de revistas, primeras ediciones de libros y fotografías sobre la vida del poeta completan la muestra. Además, se ha editado un catálogo que reúne 25 poemas dedicados al autor escritos por otros poetas bajo el título de “Unas últimas rosas a algo que ha pasado”. Entre los autores se encuentran Gerardo Diego, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Pablo Neruda, Miguel Hernández o María Victoria Atencia. Asimismo, contiene partituras basadas en Vicente Aleixandre con el objetivo de visualizar el homenaje al autor desde diferentes disciplinas como el arte, la poesía y la música. Esta exposición, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC, http://www.secc.es), el Ayuntamiento de Sitges (http://www.sitges.cat) y el Centro Cultural Generación del 27 de la Diputación de Málaga, con colaboración de la Fundación Pablo Iglesias (http://www.fpabloiglesias.es), ya ha estado en Madrid, Sevilla, Navas del Marqués (Ávila) y Miraflores de la Sierra (Madrid). http://www.dpm-cultura.org/generacion-del-27 Franceses en los Andes. Desde el pasado 27 de abril se realiza en la ciudad venezolana de Mérida el XXIV Festival de Cine Francés 2010, una actividad que ofrecerá al público andino la posibilidad de apreciar lo mejor del cine francés contemporáneo en siete filmes, a ser proyectados en la sala del Teatro César Rengifo. El ciclo se inició con La corporación, de Costa-Gavras, y Francia, de Serge Bozon, el martes 27, y continuó el miércoles 28 con El primero que llegue, de Jacques Doillon, y Quien me ame que me siga, de Benoît Cohen. Prosigue el martes 4 con El último combatiente, de Rabah Ameur-Zaimeche, y Crimen de autor, de Claude Lelouch; el miércoles 5 con El último de los locos, de Laurent Achard, y La corporación; el miércoles 12 con Crimen de autor y El primero que llegue; el jueves 13 con Quien me ame que me siga y El último combatiente; y, finalmente, el martes 18 con Francia y El último de los locos. Organizado por la Embajada de Francia en Venezuela (http://www.francia.org.ve) y el Circuito Gran Cine (http://grancine.net) con el apoyo de la Dirección de Cultura y Extensión y la Fundación para el Desarrollo de las Artes y la Cultura (http://www.fundearc.org), las proyecciones se realizan a las 5 de la tarde y a las 7 de la noche a un costo de 8 bolívares (4 para los estudiantes). http://es-la.facebook.com/group.php?gid=113278962033299&ref=ss La guerrera blanca. La escritora española María Felicidad López Vila acaba de publicar Alba, la guerrera blanca, un cuento donde se fusionan ficción y realidad, en el que un grupo de jóvenes valientes, entrenados por el Consejo de Maestros Ancianos de la Unidad Planetaria, se encarga de mantener el orden y la paz del cosmos, y de vigilar las galaxias y todos los sistemas planetarios para que no haya desagradables altercados como los hubo antaño. Alba es una pacificadora, extraterrestre, y una de las componentes del equipo de guerreros que patrullan por la galaxia, restableciendo la ley y la armonía del universo. En un vuelo de reconocimiento al planeta Tierra en busca de los datos del peligroso y controvertido “Proyecto X”, se enamora de su alma gemela, un astrónomo terrícola. La novela, de 112 páginas, está disponible en la librería digital Lulu por menos de 20 dólares. http://www.lulu.com/product/tapa-blanda/alba-la-guerrera-blanca/10664635 70 dedos. Un grupo formado por siete escritores de diferentes provincias españolas se ha unido en el proyecto 7 Plumas con el fin de escribir una novela en conjunto. Los escritores involucrados son Ana Joyanes Romo, Inmaculada Vinuesa, Dácil Martín López, Amando Carabias, Anabel Consejo Pano, Marcos Alonso Hernández y Francisco Concepción Álvarez. Cada uno escribirá un capítulo de la obra, siempre capítulos cortos, tomando el relevo de uno de sus compañeros. La novela se ha iniciado sin previa planificación, temática, estilo o título. Entre sus integrantes la gran mayoría ni se conoce personalmente, ni siquiera han hablado telefónicamente. Han elegido para este proyecto el formato blog, con el fin de convertirlo en una especie de “Gran Hermano Literario” y teniendo como objetivo acercar y cautivar a nuevos lectores, ofreciéndoles un nuevo formato donde ver cómo se crea y potencia un personaje, cómo cada escritor posee un estilo y una voz narrativa diferente, un lugar donde se percaten de las dudas literarias de cada autor y con permiso para entrar en los camerinos de la creación de una obra literaria, viviendo de esta forma todo el proceso de creación de la novela. Lo más destacable de este proyecto será la posibilidad que tendrán los lectores de influir en el guión de la novela. A modo de un reality show, podrán criticar a los autores y leer aquello que se cuece entre ellos durante el periodo de escritura de la obra. Las críticas y comentarios, los más influyentes, formarán parte de la edición impresa de la novela, que presumiblemente integrará la propia novela escrita por las siete plumas y la otra que surja del mundo paralelo generado por los comentarios y de esta nueva experiencia en sí. http://7plumas.blogspot.com Bolívar y sus rostros. Este domingo 2 de mayo fue inaugurada en la Galería de Arte Nacional de Venezuela (GAN) la exposición “Bolívar: genio e imagen de América”, donde participan diversos artistas que plasman al Libertador desde su infancia hasta su quehacer militar. Esta muestra, organizada por el Museo Arturo Michelena y el Museo Nacional de Arte Popular, está abierta al público en el Nivel I de la GAN como parte de la celebración del Bicentenario de la Independencia venezolana. Gerardo Aguilera Silva, Juanita de Álvarez, Juan Andrades, María Aponza, Antonia Azuaje, Carmen Baptista, Lorenza Bastidas, José Belandria, Aristóteles Belisario Palma, Amelia de Carrero y Carmen Castro son algunos de los artistas que reinterpretan a Bolívar en múltiples aspectos. Las piezas a exhibir pertenecen a la colección de la Fundación de Museos Nacionales que resguardan la GAN y el Museo Nacional de Arte Popular. http://www.fmn.gob.ve Infrarrealistas en Caracas. A partir del martes 4 de mayo, y durante ocho sesiones, el profesor Rafael Castillo Zapata explorará en el seminario “Vanguardia y revolución en América Latina (1960-1980): la Vanguardia Infrarrealista (1975-1978)”, el movimiento literario que entre 1975 y 1978 desarrollaron en México el chileno Roberto Bolaño y el mexicano Mario Santiago Papasquiaro. El seminario, de entrada libre, es organizado por la Fundación Celarg. Las sesiones serán los días martes 11, 18 y 25 de mayo, y 1, 8, 15 y 22 de junio, a partir de las 2 de la tarde, y se entregará certificado de asistencia a las personas que acudan a todas las sesiones. Según Castillo Zapata, el seminario tiene la intención de “aproximarnos a la comprensión de las condiciones de posibilidad teórica y pragmática que determinan la aparición de una comunidad de escritores como ésta, surgida en las postrimerías del impulso radical que la Revolución Cubana imprimió en el imaginario estético del continente a partir de 1959”. Castillo Zapata es escritor, doctor en letras, profesor y jefe del Departamento de Teoría de la Literatura de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). http://www.celarg.gob.ve Ibsen, en círculo. Este 4 de mayo el Círculo de Lectura de la Fundación Francisco Herrera Luque se reunirá para discutir sobre El señor Marx no está en casa (Norma, http://bit.ly/cB5YAy), del escritor venezolano Ibsen Martínez. La novela está construida sobre la hipótesis de que Carlos Marx haya sostenido relaciones incestuosas con Eleanor, su hija adolescente. Un guionista de televisión con pretensiones de dramaturgo se enfrenta con esta pregunta después de una charla con su amante, una sicóloga clínica con amplia experiencia en temas de abuso sexual. A partir de esta conjetura, el narrador reconstruye la relación de Eleanor con su padre y la trágica vida sentimental que ella mantuvo con el siniestro Edward Aveling, un personaje perturbador como pocos, que fue ampliamente repudiado por todo el movimiento socialista de la época por estafador, y entre cuyas víctimas estuvo Federico Engels, el mecenas y amigo íntimo del autor de El capital. La actividad, que tiene un costo de 30 bolívares, tendrá lugar este martes 4 de mayo a las 5 de la tarde en la Sala Cabrujas, ubicada en el nivel C1 del Centro Comercial El Parque (3ª Avenida de Los Palos Grandes), en Caracas. fherreraluque@gmail.com Arroyo a la distancia. Este miércoles 5 de mayo continúa la serie de videoconferencias que el Taller de Actualización Literaria, coordinado en Caracas por la escritora venezolana Astrid Lander, viene realizando desde hace algunos meses con el objetivo de apoyar el proceso de reflexión sobre diversos temas y acortar las distancias entre los escritores de habla hispana, usando para ello la plataforma Skype (http://www.skype.com). El taller conversará en esta oportunidad con la escritora puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro (http://www.letralia.com/firmas/arroyopizarroyolanda.htm), quien hablará acerca de de la literatura transgresora, alejada del establishment. Arroyo es docente de profesión y trabaja como instructora educativa de tecnología en la Universidad del Turabo (http://www.suagm.edu/ut). Ha escrito ensayos para la página de literatura Ciudad Seva (http://www.ciudadseva.com) y columnas para los periódicos El Vocero (http://www.vocero.com) y La Expresión. Ha publicado los libros de cuentos Origami de letras (2004), Ojos de luna (segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña, http://www.icp.gobierno.pr; Libro del Año 2007 del periódico El Nuevo Día, http://www.elnuevodia.com), Historias para morderte los labios (2009) y Medialengua (2010), así como la novela Los documentados, ganadora de una mención de honor en los premios del Pen Club de Puerto Rico (http://penclubpr.blogspot.com) a la mejor novela publicada en 2005. La videoconferencia se realizará este miércoles 5 de mayo entre las 12:30 y las 2 de la tarde en el Centro de Estudios Junguianos de Caracas (http://www.centroestudiosjunguianosenvenezuela.com), ubicado en el apartamento Nº 1 de la planta baja del edificio Las Teresas, en la urbanización Las Mercedes. Para solicitar información se puede telefonear de lunes a jueves, entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, a los números (0212) 3684654 y 9919773. http://autoresvenezolanos.blogspot.com Talleres en Prisma. La Revista Cultural Prisma inicia este 8 de mayo, en Caracas, la primera edición de sus talleres literarios 2010, una iniciativa que pretende fortalecer y difundir las herramientas para el desarrollo de las diferentes artes. Narrativa, guión cinematográfico y ciencia ficción serán los temas de estos talleres, que serán dictados por los escritores Mario Morenza, Susana González Nexans y Javier Letterer. Los interesados en inscribirse deberán escribir, antes del 7 de mayo, a revistaculturalprisma@gmail.com, manifestando su interés de participar en el taller de su preferencia. Los talleres, que tienen un costo de 300 bolívares cada uno, serán dictados en los espacios de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), y se realizarán en cinco sesiones de tres horas cada una. http://revistaculturalprisma.blogspot.com Somoza en serie. Publicada por Plaza & Janés (http://www.megustaleer.com/Sellos/Division-1/Plaza-Janes), este 14 de mayo llega a las librerías El cebo, la más reciente novela del escritor José Carlos Somoza (La Habana, Cuba, 1959). En un Madrid devastado por un terrible atentado, la policía busca al Espectador, el asesino en serie más peligroso y macabro de los últimos tiempos. El homicida no se deja atrapar por el mejor cebo de la policía, Diana Blanco, una experta en conductas humanas entrenada para atrapar delincuentes conociendo sus psinomas y manipulando sus filias. Su jefe, Padilla, decide cambiar de táctica: emplearán cebos frescos, nuevos e inexpertos, y estos cebos serán Vera, la hermana de Diana, y Elisa, amiga y amante de Vera. Diana, quien sabe que las dos morirán sin remedio, se niega y le propone a su jefe un trato: ella encontrará al Espectador sin involucrar a nadie y sólo necesita tres días. Somoza ha publicado las novelas Silencio de Blanca (premio La Sonrisa Vertical, 1996), La ventana pintada (premio Café Gijón, 1998), Cartas de un asesino insignificante (1999), Dafne desvanecida (finalista del premio Nadal, 2000), La caverna de las ideas (premio Gold Dagger 2002 a la mejor novela de suspense publicada en el Reino Unido y premio Flintyxan 2004 de novela histórica en Suecia), Clara y la penumbra (premio Fernando Lara de novela 2001, premio Hammett a la mejor novela policíaca 2002, elegida por Lire y Les inkorruptibles como uno de los diez mejores libros publicados en Francia en 2003), La dama número trece (2003), La caja de marfil (2004), Zigzag (2006) y fue ganador del Premio Torrevieja 2007 con La llave del abismo. También es autor de relatos, piezas teatrales y un guión de radio. Sus obras han sido traducidas a más de treinta idiomas. Está considerado uno de los autores renovadores de la novela de intriga en castellano, con obras que buscan romper la barrera entre géneros. En la página web de la novela es posible leer el primer capítulo. http://www.elcebo.es ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Más de treinta autores ganan el VII Concurso de La Librería Mediática Este 19 de abril fue publicado el veredicto del VII Concurso Anual de Cuento Breve y Poesía de La Librería Mediática, la iniciativa de la periodista Marialcira Matute (http://www.letralia.com/firmas/matutemarialcira.htm) e Isidoro Duarte para aprovechar los medios de comunicación en la difusión del libro y la lectura. El concurso, convocado del 14 de noviembre de 2009 al 28 de febrero de 2010, arrojó 104 textos finalistas de entre las 548 obras enviadas a través del correo electrónico por 233 participantes de todas las edades, provenientes de argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Dinamarca, Ecuador, Estados Unidos, España, Francia, Honduras, México, Nicaragua, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Vietnam. Estos textos fueron seleccionados observando el requisito de la brevedad, tomando en cuenta la edad de los autores, las consideraciones básicas de un texto bien escrito y el ritmo necesario para la inclusión en las antologías audiovisuales Libro radial y Libro televisivo 2010. El jurado, constituido por Mariadela Linares (Venezuela), Sergio Minore (Argentina) y Juan Mata (España), seleccionó a 32 autores ganadores, creadores de 49 textos, que recibieron como premio el ser incluidos en las antologías Libro radial 2010 y Libro televisivo 2010 de La Librería Mediática, divulgadas en los blogs y en los horarios regulares de La Librería Mediática en Radio Nacional De Venezuela. La primera transmisión fue la del Libro radial 2010, realizada el pasado jueves 29 de abril, a las 5 de la tarde, en el canal informativo de Radio Nacional de Venezuela (RNV, http://www.rnv.gov.ve). Le sigue, el próximo sábado 29 de mayo, a las 9 de la mañana, el Libro televisivo 2010, en el canal Venezolana de Televisión (VTV, http://www.vtv.gov.ve). Los puntajes de cada jurado por texto y por autor se encuentran en la lista de finalistas, acompañados de los textos ganadores y nombres de los finalistas, en orden de recibo en el correo, en Las webs de La Librería Mediática (http://lalibreriamediatica.wordpress.com) y TVLecturas (http://tvlecturas.wordpress.com), la televisora temática que sobre libros, lecturas y lectores impulsan Matute, Duarte y su equipo, y que acaba de obtener el Premio Nacional del Libro de Venezuela (http://www.letralia.com/231/0423premio.htm). El primer premio en poesía resultó para José Luis Dasilva (España-Venezuela), con los textos “Me he buscado” y “Nocturno”. El segundo fue compartido por Jorge Alberto Campos Escobar (Nicaragua), con “En pena”; Andrea Clop (Argentina), con “Y esto que somos no es”; Felida Lara (Venezuela), con “Haití”, y Enrique Alfonso Rico Cifuentes (Colombia), con “Ave de plumaje verde”. En esta categoría quince autores compartieron el tercer lugar Rosa Acosta Sansberro (Uruguay), con “Niña naciste”; Aida Alejos Sarmiento (Venezuela), con “Cuánto dolor” y “Este corazón inmenso”; César Andrade (Venezuela-Francia), con “El jardín exhala”; Mónica Angelino (Argentina), con “Muerta”; José Avero (Uruguay), con “Si ves”; Jorge Alberto Campos Escobar (Nicaragua), con “Hoguera”; José Luis Dasilva (España-Venezuela), con “¿De quién era la tierra?”, “El tiempo” y “Vestirá el roble”; Néstor Echegaray (Venezuela-República Dominicana), con “Saliva de las estrellas”; Delia Fernández (Uruguay), con “Soleá”; Rosalinda Mariño (Venezuela), con “Seré” y “El alma toda”; Mirta María Mondelli (Uruguay), con “Poesía”; Alejandro Moreira Fajardo (Uruguay), con “De mi pluma I”; David Osoro (España/Bolivia), con “Sólo creo en la duda”; Patricia Rodríguez (Uruguay), con “Me basta”; Edixo Rosales (Venezuela), con “Palabras” y “Cumaraguas”, y Gabriela Sauma (México), con “Salir del castillo”. En cuento el primer lugar fue compartido por Kalton Bruhl (Honduras), con “Frágil”; Carlos Leal de San Martín (Venezuela), con “Vivo en persecución”, y Gonzalo Rodríguez (Uruguay), con “Las cartas”. El segundo lugar correspondió a Kalton Bruhl (Honduras), con “El instante previo”; Carlos Leal de San Martín (Venezuela), con “Cuando digo” y “Encontrarse solo”; Francisco Machalskys (Venezuela), con “Manhattan”; Rosalinda Mariño (Venezuela), con “Limitado” y “Cincuenta”; Nelson Puyares (Uruguay), con “Dudas”, y Carmelo Urso (Venezuela), con “Jaula” y “Tala, semilla”. En el tercer lugar compartieron honores Mónica Cristina Angelino (Argentina), con “Con mi bastón”; Laura Barreda (México), con “Cuento”; Pedro Cordido (Venezuela), con “Inicié una chispa en la pólvora dorada”; Radamés Laerte Giménez (Venezuela), con “Ese gesto”; Albert López Arrieta (Venezuela), con “Un grato final”; Francisco Machalskys (Venezuela), con “Natural”; Rosalinda Mariño (Venezuela), con “Despedida”; Gonzalo Rodríguez (Uruguay), con “Espejo”, y Carmelo Urso (Venezuela), con “Arena”. Fuente: La Librería Mediática *** Milan Kundera, “Duque de Amarcord”, recibe el Reino de Redonda El escritor checo-francés Milan Kundera ha sido el ganador del X Premio Reino de Redonda, del que se ha hecho acreedor el pasado 20 de abril “por la gran calidad de su obra de ficción, que refleja las ambigüedades y contradicciones de los individuos de nuestro tiempo, tanto bajo regímenes dictatoriales como democráticos”. Este galardón, instituido por el escritor Javier Marías (http://www.javiermarias.es) a través de su editorial Reino de Redonda para distinguir el conjunto de la obra de un escritor o cineasta no español, está dotado con 3.000 euros y conlleva también la adopción de un título nobiliario ficticio por parte del premiado, que en el caso de Kundera será el de “Duque de Amarcord”. El autor de La insoportable levedad del ser ha elegido este título “como salutación a Fellini” y ha declarado sentirse “agradecido, honrado y divertido” por la concesión de este premio, cuya continuidad el año que viene dependerá de los miembros del jurado, según señaló Javier Marías en el acta del fallo. Dicho jurado estuvo compuesto, en esta edición, entre otros, por los escritores António Lobo Antunes, John Ashbery, Antony Beevor, A. S. Byatt, J. M. Coetzee, John Elliott, Pere Gimferrer, Claudio Magris, Eduardo Mendoza, Orhan Pamuk, Arturo Pérez-Reverte y Mario Vargas Llosa, y los cineastas Pedro Almodóvar y Agustín Díaz Yanes. En ediciones anteriores recibieron el Premio Reino de Redonda J. M. Coetzee, desde entonces “Duque de Deshonra”; John Elliott, “Duque de Simancas”; Claudio Magris, “Duque de Segunda Mano”; Eric Rohmer, “Duque de Olalla”; Alice Munro, “Duquesa de Ontario”; Ray Bradbury, “Duque de Diente de León”; George Steiner, “Duque de Gerona”; Umberto Eco, “Duque de Isla del Día Antes”; y Marc Fumaroli, “Duque de Hoyhnhms”. Fuente: EFE *** Puerto Rico será sede de la Cumbre Mundial de Bibliotecas e Información Puerto Rico fue elegido este 21 de abril como sede de la Cumbre Mundial de Bibliotecas e Información convocada para el año 2011 con el lema “Bibliotecas más allá de las bibliotecas: integración, innovación e información para todos”, informaron los organizadores. La representante de la cumbre, Sofía Cánepa, indicó en un comunicado de prensa que el evento se celebrará del 13 al 18 de agosto de 2011 en el Centro de Convenciones de Puerto Rico (http://prconvention.com/index_esp.asp), en San Juan. Se espera que unos 7.000 profesionales de la información de bibliotecas nacionales, académicas, especiales, públicas y escolares, así como de archivos históricos, instituciones vinculadas a la cultura y representantes de gobierno y organismos internacionales de ese ámbito participen en la cumbre. La Federación Internacional de Asociaciones Bibliotecarias y de Instituciones (Ifla, http://www.ifla.org) fundada en 1927, es el cuerpo internacional líder que vela por los intereses de las bibliotecas y los servicios de información, así como la voz global de las bibliotecas y profesiones vinculadas al campo de la información. La Ifla está vinculada también con los organismos internacionales para la educación y la cultura, como la Unesco (http://www.unesco.org), y organismos gubernamentales a cargo de políticas públicas en torno a las bibliotecas de los países miembros. La cumbre en Puerto Rico será presidida por Luisa Vigo-Cepeda, catedrática y directora interina de la Escuela Graduada de Ciencias y Tecnologías de la Información de la Universidad de Puerto Rico (http://egcti.upr.edu). Fuente: EFE *** Comisión Europea acelerará digitalización de obras culturales La Comisión Europea (CE, http://ec.europa.eu/index_es.htm) anunció el pasado 21 de abril la creación de un grupo de reflexión para proponer modos de impulsar la digitalización de las obras culturales europeas y estudiar cuestiones controvertidas como Google Books (http://books.google.com) y los derechos de autor, según informó en una nota. El director ejecutivo del grupo de comunicación francés Publicis (http://www.publicisgroupe.com), Maurice Lévy, la directora de la Biblioteca Nacional de Alemania (http://www.d-nb.de), Elisabeth Niggermann, y el escritor Jacques de Decker, son los encargados de elaborar recomendaciones sobre cómo acelerar la digitalización del patrimonio cultural europeo, su accesibilidad en Internet y su preservación. También deberán examinar las diferentes iniciativas que ya están llevándose a cabo en este área, ya sean privadas o públicas, entre las que se incluye el controvertido Google Books, un proyecto del gigante de Internet que digitaliza libros total o parcialmente, y los ofrece gratuitamente a los usuarios. Asimismo, estudiarán modos de desarrollar la digitalización de los fondos culturales, incluyendo las posibilidades y condiciones para que se creen asociaciones mixtas de capital público y privado. Los derechos de autor —claves en la polémica con Google Books, al que numerosas editoriales y autores acusan de violarlos—, es una de las cuestiones más relevantes que tratará el “comité de sabios”, que se enfrentan al reto de encontrar vías para continuar con la digitalización sin chocar con estos derechos. En particular, afrontarán distintas posibilidades para las obras agotadas y descatalogadas, así como los llamados “libros huérfanos” —aquellos cuyos autores son difíciles de determinar—, que representan una buena parte de las colecciones europeas. La CE afirma que las recomendaciones de los tres expertos tendrán que ayudar a alcanzar “una nueva dimensión” a Europeana (http://europeana.eu), la biblioteca virtual europea que, desde 2008, ofrece acceso gratuito a la colección de bibliotecas, pinacotecas, videotecas, hemerotecas y fonotecas del Viejo Continente. Actualmente, Europeana permite consultar más de siete millones de libros digitalizados, mapas, fotografías, fragmentos de películas, cuadros y extractos musicales, “sólo una pequeña parte de todas las obras que guardan las instituciones culturales europeas”, señala la CE, que además recuerda que la creación de este comité es parte de su estrategia para ayudar al sector cultural a realizar una transición hacia la era digital. El grupo deberá transmitir sus conclusiones antes de final de año, e informará de las mismas a la vicepresidenta de la CE para la Agenda Digital, Neelie Kroes, y el comisario de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, Androulla Vassiliou. Kroes afirmó que espera que el grupo de reflexión aporte soluciones innovadoras para asegurar que el “rico” patrimonio cultural de Europa sea accesible a todos en Internet, y ha advertido de que “la falta de dinero o las leyes rígidas no son una excusa” para llevar esta tarea a cabo. Por su parte, Vassiliou ha recalcado que el sector cultural debe beneficiarse de los avances tecnológicos con la creación de nuevos modelos de negocio, entre otras iniciativas. Fuente: EFE *** Premio “Doctor Ángel F. Rojas” para Luis Carlos Mussó Con la obra Luz literal, el escritor ecuatoriano Luis Carlos Mussó ha resultado ganador, este 21 de abril, del Concurso Nacional de Literatura “Doctor Ángel F. Rojas”, convocado en el género Novela por la Casa de la Cultura Ecuatoriana del Guayas (http://guayas.cce.org.ec), de Ecuador. Musso presentó su trabajo con el seudónimo “Gerardus Mercatur”. El premio consiste en 4.000 dólares, diploma de participación y la publicación del título. El segundo lugar correspondió al escritor Fernando Naranjo Espinosa (http://carpocrates.blogspot.com) por su novela Guasmo sur, mientras que el tercero recayó sobre Raúl Serrano Sánchez, por El último bolero de la dama de rojo. Ambos escritores recibirán 2.000 y 1.000 dólares, respectivamente. De la misma manera, el escritor Luis Alberto Bravo obtuvo una mención de honor por Septiembre. El jurado estuvo integrado por los escritores Miguel Donoso Pareja, Raúl Pérez Torres y Jorge Dávila Vázquez (http://www.letralia.com/firmas/davilavazquezjorge.htm). La entrega de los premios se efectuará en la Casa de la Cultura del Guayas (ubicada en 9 de Octubre y Pedro Moncayo), durante una ceremonia especial la segunda semana de mayo. Fuente: El Universo *** La uruguaya Cristina Peri Rossi, ganadora del Vargas Llosa NH Vargas Llosa entregó en persona los premios y manifestó ante la prensa su “desconfianza visceral” hacia el libro electrónico. Los premios Mario Vargas Llosa NH de Relatos fueron entregados el pasado 21 de abril por el escritor peruano. La novelista y poeta uruguaya Cristina Peri Rossi fue galardonada con el Premio Mario Vargas Llosa NH por su libro de relatos Habitaciones privadas, dotado con 20.000 euros, mientras que el español Gustavo Martín Garzo fue distinguido con el Premio Vargas Llosa de Cuento por “El país de la cebada”, con una dotación de 10.000 euros. En cuanto al premio a las mejores antologías editadas en los últimos años, resultaron ganadores los españoles Carlos Castán y Juan Bonilla, como autores de los libros Solo de los perdidos y Tanta gente sola, respectivamente, premiados con 10.000 euros. Al contrario del resto de los escritores premiados, Peri Rossi, quien reside en Barcelona (España), no pudo asistir a la ceremonia, realizada en el Casino de Madrid (http://www.casinodemadrid.es), a causa de una “inoportuna gripe”. Sin embargo escribió unas palabras que fueron leídas por Marta Rivera y en las que explicaba que los relatos de Habitaciones privadas coinciden en expresar “las dificultades de las relaciones humanas, de la comunicación en el mundo contemporáneo, la soledad del hombre”. La escritora uruguaya cree que “el auge del género se corresponde con la percepción del yo como algo fragmentario”, y se debe también a “su intensidad, algo que también tiene la poesía y a veces la vida”. El jurado presidido por el presidente de NH Hoteles, Gabriele Burgio, e integrado por Lorenzo Silva, Marta Rivera, Manuel Longares, Santos Sanz Villanueva y José Luis Martín Nogales, debió escoger entre 253 libros inéditos y 1.043 relatos presentados a concurso, lo que constituye un récord de participación. Tras entregar el galardón, el autor de La fiesta del Chivo dijo ante la prensa que no oculta su “desconfianza visceral” hacia el libro electrónico. Un formato que, según advirtió, “quizá acabe con la noción de obra maestra”. “No estoy en contra del e-book, pero en la literatura ha traído simplificación, si se compara con el papel”, dijo. No obstante, precisó que, si bien algunas generaciones acabarán por desconocer el libro tradicional, éste existirá “para minorías” y, “al ser minoritario, quizá aumente su rigor”. Vargas Llosa, que acaba de terminar de escribir su nueva novela El sueño del celta (“toda una aventura”, en sus propias palabras), aprovechó el marco de la entrega de los galardones para recriminar que los editores “desconfíen” a la hora de publicar libros de cuentos y de relatos, pese a ser “el género más heroico de todos”. “Es el género que tiene menos salidas editoriales”, consideró. Esta desconfianza de los editores es difícil de entender para Vargas Llosa, dado que en lengua castellana hay grandes cuentistas, como Borges, Cortázar o Juan Rulfo. Es un género “muy difícil”, confesaba el autor, quien ha intentado “muchas veces escribir cuentos” y ha “fracasado”. Consciente de que pertenece a la generación del libro tradicional, Vargas Llosa mostró su “desconfianza visceral a la literatura hecha y difundida por pantallas”, si bien consideró que gracias al e-book “el margen de irresponsabilidad se lo llevará el libro virtual”. “Los blogs facilitan la comunicación pero no sé si la literatura se enriquece”, dijo. El escritor bromeó reseñando que la tertulia que se estableció sobre el libro electrónico casi parecía “un funeral al libro”. Subrayó que para la pantalla se escribe desde la actualidad, mientras que la literatura “escribe con voluntad de permanencia”. “Tratar de llegar a un gran público te lleva a la simplificación y a productos de poca permanencia”, consideró, mostrando su temor a que con la literatura ocurra igual que con el arte audiovisual “efímero”. “Espero que mis temores sean infundados”, matizó. Sobre su nuevo libro, basado en la historia del nacionalista irlandés Roger Casement, que luchó contra los abusos del sistema colonial en el Congo y en la Amazonia, dijo que ha encontrado en su biografía muchos “blancos” que le han permitido novelar esta historia. “Ha sido toda una aventura”, afirmó. El Premio Vargas Llosa NH de Relatos es el más importante de los premios de relatos que se convocan actualmente en España. Más de 16.000 autores, procedentes de 31 países, se han presentado al premio durante los trece años en los que se ha convocado. La nueva edición del libro Noches de relatos, que en cada edición de los premios se edita con los textos premiados, tendrá formato online y será accesible a todos los clientes de la cadena. Fuentes: EFE • El Mundo *** Musicalizan obra del poeta salvadoreño Carlos Ernesto García El pianista, compositor y arreglista nicaragüense Hugo Castilla, componente del prestigioso grupo Los de Palacagüina —formación musical que acompaña desde hace más de 35 años al cantautor Carlos Mejía Godoy— ha musicalizado parte de la obra poética del poeta y escritor salvadoreño Carlos Ernesto García (http://www.letralia.com/firmas/garciacarlosernesto.htm), según se informó este 22 de abril. En este trabajo poético-musical, que será contenido en un CD, participa también el reconocido cantautor y músico argentino-costarricense Adrián Goizueta, quien, al igual que Hugo Castilla, musicaliza la poesía de García, sumándose así a un proyecto que contendrá poemas como “Prohibido amor”, “Mañana de invierno sin ella”, “La pasión”, “Ciudad de hierro”, “Breve poema de amor”, “Los adioses”, “Mi pequeño burgués” y “Yo no tengo casa”, entre otros. Estos poemas serán cantados por César Esquivel, Silvio Linarte y Eugenio Granera, todos ellos componentes del grupo Los de Palacagüina, así como con la colaboración especial de los concertistas Eduardo Araica en la guitarra, Jeffrey Rubens al violín y Noel Yubank en la batería y percusión menor. El estuche discográfico, que está previsto aparezca a mediados de 2010, incluirá además una treintena de trabajos poéticos en voz de Carlos Ernesto García. Nacido en Santa Tecla (El Salvador) en 1960 y residente desde 1980 en Barcelona (España), García ha publicado los poemarios Hasta la cólera se pudre (Barcelona, 1994); A quemarropa el amor (Barcelona, 1996); La maleta en el desván (Jaén, 2009) y Poesía de la diáspora (El Salvador, 2009), la antología Unë nuk kam shtëpi (Albania, 2010), el libro en tono novelado de su viaje por el río Yantsé, El sueño del dragón (Barcelona, 2003) y el reportaje Bajo la sombra de Sandino (Barcelona, 2007), basado en una serie de entrevistas a destacados ex comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). *** Unesco crea un “observatorio mundial” contra la piratería La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, http://www.unesco.org) ha creado el Observatorio Mundial de Lucha contra la Piratería (http://bit.ly/atVexT), una plataforma gratuita en la red que recoge las legislaciones en materia de propiedad intelectual de cada país miembro de la organización, informó la entidad el pasado 22 de abril en París. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, el viernes 23 de abril, la Unesco presentó esta iniciativa que, además de las políticas y las medidas de lucha contra la piratería, incluye las últimas noticias y los eventos relacionados con el asunto, así como material de sensibilización. “No puede haber desarrollo del libro si no se respeta el derecho de autor”, afirmó Irina Bokova, directora general de la Unesco, en un comunicado. En ese sentido, “el Observatorio llena el vacío informativo existente”, completó Petya Totcharova, responsable de la plataforma en el seno de la organización. Coincidiendo también con el Día del Libro, la Unesco ofició el relevo de Beirut (Líbano) como Capital Mundial del Libro, honor que le corresponde ahora a la ciudad eslovena de Liubliana. El jurado eligió a la capital eslovena por “la calidad de su candidatura, así como por la variedad y el carácter completo de su programa”. Buenos Aires le seguirá como Capital Mundial del Libro en 2011. Fuente: EFE *** Javier Acosta Escareño recibió el Premio de Poesía Aguascalientes 2010 El trabajo del poeta y filósofo zacatecano fue elegido en una convocatoria sin precedentes: se reunieron tres reconocidos autores del ámbito internacional —Antonio Cisneros, Tomás Segovia y Juan Domingo Argüelles—; además, la cantidad de originales recibidos fue mayor a 300, una cifra excepcional en la historia de este concurso. Por Ana Carolina Corvera En el marco de la Feria Nacional de Aguascalientes, el escritor mexicano Javier Acosta Escareño (Estancia de Ánimas, Zacatecas, 1967) recibió este 23 de abril el 43r Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2010, considerado el más importante galardón de México en su género, no sólo por el estímulo económico que se entrega, cuyo monto es de 250 mil pesos, sino por la estatura de los poetas ganadores durante más de 40 años: José Emilio Pacheco, Alejandro Aura, Eduardo Lizalde, Óscar Oliva, Jorge Fernández Granados, Juan Bañuelos, Elsa Cross, Coral Bracho, Francisco Hernández y Jorge Esquinca, entre otros. La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba, http://www.bellasartes.gob.mx), Teresa Vicencio Álvarez, dijo que la entrega de este premio representa el mayor estímulo a la creación poética y es un “reconocimiento pleno de su lugar en el contexto de la literatura, la vida cultural y la sociedad de México”. Destacó que la de Acosta Escareño es una nueva voz que se añade a la de poetas cuya sola mención resume, de forma elocuente, la poesía mexicana de la transición del siglo XX al XXI. “Celebramos que en este año emblemático del 2010, venga desde Zacatecas, un estado tan lleno de resonancias para la tradición poética de nuestro país, esta voz elegida entre muchas para enriquecer este paisaje visual y sonoro, trazado al paso del tiempo por el Premio de Poesía Aguascalientes”, aseveró. Después de que la coordinadora nacional de Literatura del Inba, Stasia de la Garza, diera lectura al acta del fallo, el presidente del jurado, Juan Domingo Argüelles, habló sobre el proceso de selección del texto ganador. En esta ocasión excepcional en la que se reunieron tres poetas de alto renombre como son Antonio Cisneros (Perú), Tomás Segovia (España) y el mismo Argüelles (México), se recibieron 321 trabajos, los cuales hablaron por sí mismos y no de sus autores, señaló. Libro del abandono, presentado bajo el seudónimo de Eida Nod (“Don nadie” en sentido inverso), autoría de Javier Acosta Escareño, resultó ganador unánime, luego de que cada miembro del jurado expusiera sus puntos de vista. “Ninguno de los tres habíamos leído a Javier; descubrimos, para nuestra experiencia personal, a un poeta magnífico, el autor podía sentirse contento de haber sido leído verdaderamente por tres desconocidos que dialogaron, no con él por ser él, sino por ser el autor de una obra digna de leerse”, reconoció. “El zacatecano sabe lo que quiere y además lo sabe decir”, dijo Argüelles. “Para mí, en lo personal, fue un descubrimiento, y conste que no todos los días se descubren poetas. Me queda claro que Libro del abandono no es un libro que él haya escrito para ganar un concurso, sino para no perder la vida, como se deben escribir todos los libros de poesía, para que luego el azar y la necesidad hagan su parte y a lo mejor hasta logren el premio en un concurso”. Por su parte, el ganador del premio agradeció a los representantes de las diferentes instancias involucradas en la organización, incluido el Gobierno del Estado de Aguascalientes (http://www.aguascalientes.gob.mx), su Instituto de Cultura (http://www.aguascalientes.gob.mx/cultura) y el Inba, en una fecha por demás representativa, ya que en todo el planeta se celebraba el Día Mundial del Libro. Con la humildad que lo caracteriza, dio también las gracias a los miembros del jurado y dijo que son “grandísimos poetas que me tocó la suerte de tener y cuyos nombres imponen muchísimo, a lo mejor si los hubiera sabido mejor no habría participado”. Para él, el libro ha seguido su propio camino y fue escrito a pesar de sus prejuicios poéticos, por lo que es un honor que el texto ganara un premio de tanto prestigio y con nombres de gran peso en la literatura mexicana. “He dicho que la poesía nos pone los pies en la tierra, es la forma en el hombre pone los pies en la tierra. Es así porque algo nos hemos tomado, muy fuerte, que vivimos narcotizados, olvidados del valor de las cosas, olvidados del valor de la simple existencia, simplemente existimos, en el momento que te das cuenta que nada posees, en ese momento hay poesía, pero estamos tan preocupados por poseer, por poseerlo todo, que mediatizamos incluso a las personas y las convertimos en objetos”. La experiencia de la literatura, continuó, “es que nos regresa a este despertar, a estar otra vez en el mundo, revalorar, saber que no podemos poseer nada y que debemos, más bien, celebrar a los otros, a lo otro que somos nosotros mismos”, finalizó. Acosta Escareño es doctor en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es) y profesor de teoría del arte y de hermenéutica en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ, http://www.uaz.edu.mx). Coordina el Taller de Poesía del Instituto Zacatecano de Cultura y codirige la revista de humanidades y literatura Reitia. Ha publicado los libros Allen, tómate una tableta de eucalipto (Praxis/Dos filos, 1994); Melodía de la i (Ayuntamiento de Zacatecas/IZC, 2001); Cuadernillo del viento (Ediciones de Medianoche/UAZ 2007); Regla de tres (UAZ, 2007), que obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde” 2006; Schopenhauer, Nietzsche, Borges y el eterno retorno (UCM, 2008), Largo viaje al presente (Mantis, 2008), La vida pasa/Life Happens, cinco poetas norteamericanos (Ediciones de Medianoche, 2010) y Libro del abandono (Era, 2010), texto que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes este año. *** Presentan documental sobre José Antonio Muñoz Rojas Los cineastas españoles Nacho Sánchez y Jorge Peña se han acercado a la vida y la obra de José Antonio Muñoz Rojas con El poeta sin tiempo, un documental presentado el pasado 23 de abril en el marco de las sesiones especiales del 13r Festival de Málaga de Cine Español (http://www.festivaldemalaga.com), celebrado del 17 al 24 de abril. El poeta sin tiempo se acerca al universo creativo de Muñoz Rojas a través de los testimonios de amigos y poetas: Julio Neira, María Victoria Atencia, Clara Martínez Mesa, Enrique Baena o su hijo Eduardo Muñoz Bayo, entre otros. Los jóvenes documentalistas utilizan el campo y las estaciones como hilo conductor de su trabajo. Así, los girasoles, el trigo, las viñas, los olivos o el río Guadalhorce muestran la transformación que experimenta el campo con el transcurso del tiempo, una de las referencias claves en la obra poética de Muñoz Rojas, como refleja en Las cosas del campo (1951), una de sus obras fundamentales. En el documental, además de los testimonios, se rescatan fotografías inéditas de su álbum personal, imágenes rodadas por sus hijos o una entrevista que le hicieron en Televisión Española (http://www.rtve.es). El poeta granadino Antonio Carvajal ha puesto voz a algunos de los versos de Muñoz Rojas. Nacho Sánchez se mostró satisfecho de la reacción del público que llenó el Teatro Echegaray (http://www.teatroechegaray.com) en su presentación. “Tengo la sensación de que hemos logrado uno de nuestros objetivos, despertar el interés por la obra de Muñoz Rojas”, señaló tras el estreno. Fuente: Sur *** Pacheco al recibir el Cervantes: hay otra realidad llamada ficción José Emilio Pacheco dijo en su discurso, al recibir el Premio Cervantes, que Internet “es al mismo tiempo la cámara de los horrores y el Retablo de las Maravillas”. Recordó su primer contacto con la obra cumbre de Miguel de Cervantes y destacó cómo “en medio de la catástrofe” del mundo actual, siguen en pie “el misterio y la gloria del Quijote”. Lea el discurso íntegro en esta edición (http://www.letralia.com/231/anexo01.htm). A sus 70 años, 50 de los cuales dedicado a la literatura y la creación, el polígrafo mexicano José Emilio Pacheco recibió el pasado 23 de abril el Premio Cervantes de las Letras 2009 (http://www.mcu.es/premios/CervantesPresentacion.html), con el que se convierte en un “clásico vivo”, en un autor esencial que intenta descifrar el presente. Después de Octavio Paz, Carlos Fuentes y Sergio Pitol, ahora tocó a Pacheco el turno de llenar con su palabra el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH, http://www.uah.es), en una sesión solemne en la que se consumó su paso a la posteridad. “Me gustaría que el premio Cervantes hubiera sido para Cervantes”. Su obra está compuesta de 14 libros, 800 páginas y miles de manuscritos o esbozos de poemas destruidos; su relación con la literatura ha tenido varias vertientes; desde sus primeras incursiones en la veta fantástica y de piratas, cuando tenía seis años y ya garabateaba fábulas, hasta sus doctos ensayos literarios o poemas más proféticos. Rodeado de académicos, escritores, de los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, y del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, Pacheco subió al estrado, apartó con elegancia su inseparable bastón negro e inició un discurso rico en referencias literarias y de gran profundidad. Pacheco recordó su primer contacto con la obra cumbre de Cervantes, El Quijote, cuando, con tan sólo ocho años, fue al Palacio de Bellas Artes (http://www.bellasartes.gob.mx) con sus compañeros de escuela para escuchar una adaptación realizada y dirigida por Salvador Novo. “La cortina se abre. De la oscuridad surge la venta que es un castillo para don Quijote. Quiere ser armado caballero a fin de que pueda ofrecer sus hazañas a la sin par Dulcinea del Toboso, la mujer más bella del mundo. Dos horas después termina la obra. Desciende de los aires Clavileño que en esta representación es un pegaso. Don Quijote y Sancho montan en él y se elevan aunque no desaparecen. El Caballero de la Triste Figura se despide: No he muerto ni moriré nunca... Mi brazo fuerte está y estará siempre dispuesto a defender a los débiles y a socorrer a los necesitados”. Con esa visita escolar y la influencia involuntaria de Novo, Pacheco descubrió “que hay otra realidad llamada ficción. Me es revelado también que mi habla de todos los días, la lengua en que nací y constituye mi única riqueza, puede ser para quien sepa emplearla algo semejante a la música del espectáculo, los colores de la ropa y de las casas que iluminan el escenario. La historia del Quijote tiene el don de volar como aquel Clavileño. He entrado sin saberlo en lo que Carlos Fuentes define como el territorio de La Mancha. Ya nunca voy a abandonarlo”. José Emilio Pacheco confesó además que en sus sucesivas lecturas de esa obra descubrió que “el Quijote no es cosa de risa. Me parece muy triste cuanto le sucede. Nadie puede sacarme de esta visión doliente”. El poeta mexicano también dedicó unas palabras a Internet, que definió como una instancia que es “al mismo tiempo la cámara de los horrores y el Retablo de las Maravillas. No me dejará mentir la red si les digo que el 30 de noviembre de 2009, en una rueda de prensa en la Feria del Libro de Guadalajara, me preguntaron, con motivo del Premio Reina Sofía, si con él yo estaba en camino del Premio Cervantes. ‘Para nada’, contesté. ‘Lo veo muy lejano. Nunca lo voy a ganar’ ”. Acompañado por su mujer, Cristina, y sus hijas Laura Emilia y Cecilia, Pacheco volvió después a lo que llamó “el plano de la realidad irreal o de la irrealidad real”, en el que los personajes del Quijote pueden ser al mismo tiempo sus lectores, y afirmó: “Me gustaría que el premio Cervantes hubiera sido para Cervantes. Cómo hubiera aliviado sus últimos años al recibirlo. Se sabe que el inmenso éxito de su libro en poco o nada remedió su penuria”. Tras detallar cómo padeció Cervantes un orden injusto e impuesto, concluyó: “El Quijote es muchas cosas, pero es también la venganza contra todo lo que Cervantes sufrió hasta el último día de su existencia. Si recurrimos a las comparaciones con la historia que vivió y padeció Cervantes, diremos que primero tuvo su derrota de la Armada Invencible y después, extracronológicamente, su gran victoria de Lepanto: El Quijote es la más alta ocasión que han visto los siglos de la lengua española”. Finalmente, volvió a esa realidad diaria, a ese “pan cotidiano” de la violencia extrema que padece México. “Nada de lo que ocurre en este cruel 2010 —de los terremotos a la nube de ceniza, de la miseria creciente a la inusitada violencia que devasta a países como México— era previsible para comenzar el año. Toda cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye. Sin embargo, en medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria del Quijote”. El discurso de JEP recibió la respuesta de la ministra de Cultura española (http://www.mcu.es), Ángeles González-Sinde, quien señaló: “Pacheco escribe sabiendo que vendrá la marea, y con ella, la desintegración en el tiempo, la desmemoria”. El rey Juan Carlos, por su parte, destacó la “bondad” y la “modestia” de Pacheco, cuya obra rezuma “una humanidad y un compromiso fraterno” que “le han llevado siempre a estar cerca de los que sufren”. El monarca recordó, en su discurso, un poema escrito por el galardonado tras el terremoto que asoló su país en 1985, para expresar el “hondo dolor” causado por los recientes seísmos sufridos por “el querido Haití” y “en esa patria hermana y literaria que es Chile”. Al felicitar en su intervención a Pacheco por el máximo galardón de las letras hispanas, el rey destacó que el autor premiado “continúa la estirpe de extraordinarios literatos mexicanos que ya han sido distinguidos” con el Cervantes: Octavio Paz, Carlos Fuentes y Sergio Pitol. “Quiero expresar también nuestro agradecimiento a México, esa gran nación hermana que no ha dejado nunca de proporcionar a la cultura iberoamericana, y a la literatura en español, los más excelsos exponentes”, añadió el rey Juan Carlos, quien resaltó que, en su “extenso recorrido creativo”, en el que ha transitado por “muy diversos” estilos y géneros literarios, Pacheco “ha viajado a través de la riqueza y los matices del español”. “Desde lo conversacional hasta la alegoría, desde el monólogo dramático a la voz del cronista, desde el guiño irónico hasta la hondura de un compromiso ético, ejemplar y necesario”, resaltó. Don Juan Carlos aseguró que esta diversidad creativa, que comparó a la de Miguel de Cervantes, “ha estado siempre teñida de un profundo sentimiento de cercanía humana”, y resaltó la aportación de Pacheco a la poesía —el género más explorado en su obra y que le valió el año pasado el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (http://campus.usal.es/~rrii/reina_sofia/reinasofia.htm)—, a la que ha incorporado “numerosos elementos del lenguaje oral, esculpidos literariamente con admirable sencillez y maestría”. “Es la suya una poesía entendida casi como un ‘producto social’, de todos y para todos, que se eleva por encima de las voces individuales”, afirmó. El discurso poético de Pacheco, agregó, está elaborado “con una cadencia serena que recorre el tiempo histórico” del autor, “lo anticipa y, al mismo tiempo, es crónica de su propio recorrido vital”. “Se ha dicho que Pacheco nos adentra en un mundo poético marcado por la conciencia de lo efímero, y en una narrativa que modula y sopesa de tal modo que nada aparece ni parco ni desmedido”, prosiguió, añadiendo a estos “indudables logros literarios” otros “méritos y cualidades”. “En el plano intelectual ha reflexionado e investigado rigurosamente sobre la formación de la cultura y la literatura mexicanas; y sobre su presencia en el mundo”, dijo el rey del galardonado, que “ha sido también un gran lector, de espíritu curioso y sentido crítico, siempre abierto al vasto universo de la cultura”. Además, Pacheco ha desarrollado una “precisa” y “generosa” labor de investigación y divulgación de otros creadores, que “merece igualmente reconocimiento y gratitud”, agregó. Don Juan Carlos hizo referencia al poema de Pacheco “Las ruinas de México” para expresar seguidamente el “hondo dolor” provocado por los recientes seísmos ocurridos en tierras americanas. A continuación recordó que el terremoto sufrido por Chile a finales de febrero impidió la celebración del V Congreso de la Lengua Española (http://www.congresodelalengua.cl), “instrumento y soporte de la literatura que hoy ensalzamos en la obra de Pacheco”, que debía haberse desarrollado en la ciudad de Valparaíso del 2 al 5 de marzo. “En palabras del premiado, el español es también la lengua que ‘lava en el poema las heridas del ser, las manchas del desamparo y del fracaso’ ”, citó. El rey quiso expresar a Pacheco su agradecimiento y el de la reina “por su gran obra y por su vida de entrega a la literatura”, “por haber revelado de forma singular la intensidad poética” del español y “por habernos hecho cómplices de una obra que ocupa un lugar destacado en la cultura literaria hispánica”. Un buen argumento contra la vanidad Faltaba muy poco tiempo para que por fin tuviera en sus manos el Premio Cervantes, cuando el mexicano José Emilio Pacheco perdió literalmente los pantalones, que resbalaron y cayeron hasta la altura de las rodillas, dejando al escritor en calzoncillos a la entrada del primero de los tres patios señoriales en los que tiene lugar el Cervantes, el de Santo Tomás, nada más cruzar los arcos de seguridad y antes de que llegaran los reyes de España y el presidente del gobierno, a los que, como manda la tradición, Pacheco recibió al fondo del tercer patio, el Trilingüe. “No tenía tirantes, es muy buen argumento contra la vanidad”, manifestó de buen humor el poeta, de 70 años, lejos de hacer un drama de lo ocurrido. Quienes lo ayudaron en el episodio fueron Rogelio Blanco, el director general del Libro (http://www.mcu.es/libro), y el rector de la UAH, Fernando Galván, quienes lo acompañaron a una sala para subsanar el problema. Luego, ante la prensa, Pacheco admitió estar “muy nervioso”. “Es un día único e irrepetible. Es una gran fiesta”, dijo. Esta no es la primera ocasión que el mexicano tiene problemas con sus pantalones. El pasado 30 noviembre, el anuncio de la concesión del Premio Cervantes lo pilló en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx) y allí, Pacheco lo dijo directamente. “Se me están cayendo los pantalones”, advirtió, y quienes estaban con él lo interpretaron como una metáfora aunque el poeta realmente tenía problemas con su pantalón, después de que el botón volase en un momento de euforia. Para poder hablar con la prensa tuvo antes que solucionar el entuerto. Fuentes: DPA • EFE • La Jornada *** Anunciado el veredicto del VI Premio Nacional del Libro en Venezuela TVLecturas, la televisora temática que sobre libros, lecturas y lectores desarrollan en Internet Marialcira Matute e Isidoro Duarte al frente de La Librería Mediática, obtuvo el premio en la categoría “Sitio electrónico que promocione el libro y la lectura”, que Letralia obtuvo en la edición anterior. El pasado viernes 23 de abril fueron anunciados en la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello (http://www.casabello.gob.ve) los 78 ganadores de la VI edición del Premio Nacional del Libro de Venezuela, certamen en el que participaron más de 700 títulos entre libros, revistas, periódicos alternativos y publicaciones digitales, y que además contó con la participación de instituciones y demás agentes generadores de la promoción de la lectura. En el marco de la celebración del Día Internacional del Libro, Christhian Valles, presidenta del Centro Nacional del Libro (Cenal, http://www.cenal.gob.ve), realizó la lectura del veredicto de los premiados de esta VI edición, los cuales se encuentran en dos categorías fundamentales: Mención Libros o Publicaciones y Mención Lectura. Valles afirmó que la importancia de este premio radica en “reconocer el trabajo editorial que se realiza en Venezuela, que abarca tanto las editoriales del Estado como las editoriales privadas y ediciones alternativas”, para de este modo “mostrar no sólo la diversidad de obras sino, aunque no sea el objetivo del premio, la escala que está teniendo la producción editorial en el país”, expresó. En esta oportunidad el premio contó con una mención regional del mismo que reconoció el trabajo de autores, obras y promotores de lectura del interior del país. “En el premio regional es importante ver las coincidencias que hubo entre los premios regionales y nacionales en algunas categorías, eso implica que esa producción que se llama regional está teniendo realmente un impacto en todo el país”, afirmó Valles. De igual modo, Cristóbal Delfín, escritor y jurado del premio, destacó que “una de las cosas más importantes de este premio es que nos sirve para evaluar qué se está leyendo en Venezuela, qué se está produciendo a nivel del libro”, y que su relevancia tiene que ver con que “nunca antes se había dado tanta importancia a lo que es el ejercicio de la lectura; gracias a este premio nos damos cuenta de la creatividad que tienen los diversos autores en todo el territorio nacional”. Según Delfín, el Premio Nacional del Libro “va camino a una consolidación, sobre todo por la participación de particulares y de la empresa privada, incluso”. En la categoría “Sitio electrónico que promocione el libro y la lectura”, que en la edición anterior obtuviera Letralia (http://www.letralia.com), este año resultó ganadora la iniciativa TVLecturas (http://tvlecturas.wordpress.com), un proyecto de una televisora temática sobre libros, lecturas y lectores impulsado por la periodista Marialcira Matute (http://www.letralia.com/firmas/matutemarialcira.htm) e Isidoro Duarte desde La Librería Mediática y que se encuentra actualmente en proceso de presentación formal ante la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel, http://www.conatel.gob.ve). Glenys Pérez, Duglas Moreno y los letralianos Isaías Medina López (http://www.letralia.com/firmas/medinalopezisaias.htm) y Maritza Torres Cedeño (http://www.letralia.com/firmas/torrescedenomaritza.htm) obtuvieron el premio en la categoría “Libro de reflexión y promoción de la lectura” por Leer siempre para escribir ahora, una colección de ensayos que, publicada por el Vicerrectorado de Infraestructura y Procesos Industriales de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), trata la lectura como lenguaje de representación y su compromiso sociocultural. Medina López también obtuvo una mención honorífica en la categoría destinada al mejor prólogo, por el “Prólogo-estudio” a Nuevos horizontes del llano de siempre, editado por la Unellez. En esta categoría el prólogo ganador fue el que Julieta Marcone escribiera para Suite hobbsiana. Cuatro ensayos: imaginación, antropología, poder y religión, de Omar Astorga, María Eugenia Cisneros, Gabriel Morales Ordosgoiti y David de los Reyes, publicado por el Fondo Editorial de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Las otras dos menciones fueron para el “Estudio introductorio” de Guillermo Durand al libro Caracas en la mirada propia y ajena (Fundarte, http://www.fundarte.gob.ve) y el estudio crítico de Juan Calzadilla a Erotología y otros asuntos en la obra de José A. Moreno (Fondo Editorial de la Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo). El premio a la mejor producción editorial alternativa fue para El Ojo Errante de El Pez Soluble, que cuenta con la producción editorial de Edda Armas (http://www.letralia.com/firmas/armasedda.htm) y Belkys Arredondo Olivo. Igualmente, la revista de poesía El Salmón (http://revistadepoesiaelsalmon.blogspot.com) obtuvo el premio en la categoría “Revista cultural que reseñe obras de autores venezolanos”, mientras que la periodista Linsabel Noguera lo obtuvo como promotora de lectura infantil y juvenil por su labor propiciando el encuentro con la palabra oral y escrita con los más variados recursos y estrategias, entre ellos el manejo de títeres, expresión corporal, la plástica, el libro y los medios de comunicación. Repartidos en sus dos grandes apartados, Mención Libros o Publicaciones y Mención Lectura, el VI Premio Nacional del Libro de Venezuela reconoció el esfuerzo del sector en más de cuarenta categorías. El veredicto completo puede leerse en la página del Cenal, http://www.cenal.gob.ve). Fuente: Cenal *** Herederos ceden a Asturias legado bibliográfico de Clarín La consejera de Cultura y Turismo del Principado de Asturias (http://www.asturias.es; España), Mercedes Álvarez, firmó el pasado 24 de abril un convenio de colaboración con la familia Tolivar Alas, por el que los bisnietos de Leopoldo Alas “Clarín” ceden gratuitamente en depósito el legado documental y bibliográfico del escritor. El acuerdo suscrito por Álvarez y los hermanos Leopoldo y Ana Cristina Tolivar Alas establece que los familiares del autor de La Regenta se comprometen a ceder gratuitamente en depósito al Principado el “Archivo Tolivar Alas”, constituido fundamentalmente por libros, manuscritos y objetos pertenecientes a “Clarín” y a su hijo mayor, Leopoldo Alas Argüelles. El legado también incluye el archivo y parte de la biblioteca asturianista que formó el también rector de la institución Fermín Canella y continuó su hijo Carlos Canella. Todos estos fondos fueron preservados y estudiados, en gran medida, por José Ramón Tolivar Faes, padre de Leopoldo y Ana Cristina Tolivar Alas, con arreglo al inventario que se unirá a cada una de las actas para que pueda ser objeto de pública consulta e investigación. La Consejería de Cultura informa que, para atesorar y exhibir el archivo, acondicionará un espacio suficiente y con las debidas medidas de seguridad en el edificio de la biblioteca Ramón Pérez de Ayala (http://www.bibliotecaspublicas.es/oviedo), en Oviedo. Los bienes integrantes del archivo convivirán con los “clarinianos” que ya posee el Principado en la Biblioteca de Asturias, y asimismo, el gobierno regional se compromete a “incrementar y completar progresivamente el legado con otros fondos dispersos que originariamente formaron parte del mismo, actualmente en manos privadas”. Tras la firma del acuerdo, Leopoldo Tolivar Alas anunció que los herederos del escritor harían entrega en depósito en la Biblioteca de Asturias de una primera edición “regalada y dedicada” por Clarín a su amigo Fermín Canella. Fuente: EFE *** Presentado en Maracay el poemario Monólogos, de César Blanco En horas del mediodía del pasado sábado 24 de abril fue presentado en la planta baja de la Biblioteca Pública Central Agustín Codazzi, en Maracay, Aragua (Venezuela), el primer libro del escritor venezolano César Blanco, titulado Monólogos, publicado por el Sistema Nacional de Imprentas Región Aragua. Durante el evento, en el cual estuvieron presentes los escritores Marcos Veroes (http://www.letralia.com/firmas/veroesmarcos.htm), en representación de la Imprenta de Aragua, y Manuel Cabesa (http://www.letralia.com/firmas/cabesamanuel.htm), como orador de orden, los participantes de los talleres de la Casa de la Cultura de Maracay leyeron poemas y cuentos propios para celebrar la publicación de su compañero de sesiones. Al dirigirse al público, Blanco expresó palabras de agradecimiento hacia los escritores Alberto Hernández (http://www.letralia.com/firmas/hernandezalberto.htm) y Manuel Cabesa, quienes han impulsado —a través de consejos y lecturas— la carrera de este novel escritor, quien además se ha desempeñado en las artes visuales y el diseño gráfico. La ocasión también fue propicia para presentar el segundo número de la publicación Crisaire, por parte del Fondo Editorial Alternativo de Aragua, con poemas de Javier Martínez (http://www.letralia.com/firmas/martinezjavier.htm), como una manera de promocionar y difundir el trabajo que vienen desarrollando las nuevas voces de la literatura regional. *** Paraguay recordó a Augusto Roa Bastos a los cinco años de su muerte Este 26 de abril se cumplieron 5 años de la muerte del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, así como 20 de haber recibido el Premio Cervantes de Literatura, el máximo galardón de las letras hispanas. Por ello, el centro cultural El Cabildo (http://www.cabildoccr.gov.py) inauguró una muestra en su homenaje, con la presencia de familiares y algunas personalidades que lo conocieron. La exhibición, según explicaron los organizadores, es similar a la que se realizó en España hace dos décadas, en ocasión de la entrega del Premio Cervantes al paraguayo. La entrada es gratuita. Su hija Mirta Roa, el poeta Ramiro Domínguez, Toni Carmona —en representación de la Fundación Augusto Roa Bastos— y Elvira González Fraga, presidenta de la Fundación Ernesto Sabato (http://www.fundacionernestosabato.org), así como funcionarios del gobierno paraguayo, participaron del acto de apertura oficial de la exposición, que incluye originales, fotos y documentos del autor de Yo, el Supremo, y durante el cual se proyectó el audiovisual de Hugo Gamarra, El portal de los sueños. Mientras tanto, en la Biblioteca Municipal de Iturbe, en el departamento de Guairá, donde Roa Bastos pasó gran parte de su niñez, se desarrolla la presentación “Cuentos en la biblioteca”, que tiene como objetivo promover el uso de la biblioteca e incentivar la lectura entre los niños. En la misma ciudad se realizaron actos conmemorativos, lecturas y visitas guiadas, entre otras actividades. Fuente: Última Hora *** Ana Palastrana y Manuel Luque obtienen premios literarios de Cehegín El jurado de los concursos literarios que convoca anualmente el Ayuntamiento de Cehegín (http://www.cehegin.com), en Murcia (España), publicó el pasado 27 de abril el veredicto de este año, que da como ganadores a los escritores españoles Ana María Cristina Palastrana González (VI Concurso de Cuentos “Salvador García Jiménez”) y Manuel Luque Tapia (III Premio de Poesía “Fernando Gil Tudela”). Palastrana González se ha hecho con el certamen de cuentos gracias al relato “Los ojos del mar”, mientras que Luque ha hecho lo propio con el de poesía, con su obra Celebración del gozo. Escritora y escultora, Palastrana González es natural de León. Lleva más de veinte años colaborando con distintos medios de comunicación. Tiene varios premios en prosa y verso, como el “Carmen Martín Gaite”, el Festival del Botillo y otros. Tiene publicado el libro Todas las mujeres y prepara en la actualidad el libro Que ningún dedo te tape el sol. Colabora como articulista en el Diario de León (http://www.diariodeleon.es). Manuel Luque ha obtenido numerosos galardones y reconocimientos literarios, entre los que cabe citar: Premio Platero de Cuento, Premio Nacional de Poesía “Ateneo Cultural y Mercantil”, Premio Internacional de Poesía “Antonio Alcalá Venceslada”, Segundo Premio en el Certamen Internacional de Cuentos “Terra Austral Editores”, Premio de Poesía “Antonio González de Lama”, Mención de Honor en el Certamen Internacional de Poesía y Cuento Breve “Mis Escritos”, Premio de Poesía “Real Sitio y Villa de Aranjuez” y Premio de Poesía “Amantes de Teruel”, entre otros. Ha publicado los libros Sombras del crepúsculo, Al-garid, Ángeles de la noche, En defensa del verbo amar, Donde la memoria duele y Los aromas de la nada. Fuente: Ayuntamiento de Cehegín *** Premio Actors of the World para la dramaturga venezolana Gennys Pérez La obra El fantasma de Hiroshima, de la escritora venezolana Gennys Pérez, resultó ganadora del concurso de dramaturgia Actors of the World (http://www.actorsoftheworld.com/page9.htm), dedicado a la promoción del teatro latinoamericano en el Reino Unido. El fallo del jurado, conformado este año por artistas y académicos de varios países, fue anunciado la tarde del martes 27 de abril en la ciudad de Londres. También se anunció que la obra se estrenará este verano como parte del Festival de Teatro Camden Fringe (http://www.camdenfringe.org) de la capital británica. Gennys Pérez es dramaturga, directora y productora de teatro. Ha recibido importantes premios por sus obras, como el Premio Nacional de Dramaturgia Innovadora en 2006 por la pieza Yo soy Carlos Marx y el Premio Monte Ávila Editores de Autores Inéditos en 2005 por la pieza El secreto de la felicidad. Además de ser autora de numerosas obras de teatro, se ha destacado por sus cuentos, poemarios y por su trabajo como guionista de series televisivas. Actualmente dirige el Teatro Gastronómico, una asociación cultural dedicada al desarrollo del teatro venezolano. Según Pérez, El fantasma de Hiroshima trata de la urgencia de paz que existe en el mundo. “Plantea a dos seres humanos, casi desintegrados, que cuelgan de una ladera de un gran rascacielos a consecuencia de un bombardeo terrorista. Estos seres que están a punto de caer al vacío, y que parecieran no recordar absolutamente nada de sus vidas, de su pasado después de la explosión, se debaten entre la vida y la muerte. En esa hora y media de supervivencia comprenderán que el único camino para hacer la vida más humana, es el camino de la paz”. Actors of the World, fundada en el año 2001 por el director de teatro norteamericano Lance Lattig y el actor franco-venezolano Marco Aponte, se dedica a la promoción de obras de teatro que reflejan las diversas realidades del mundo actual vistas por autores de distintos horizontes. El concurso de dramaturgia Actors of the World se llevó a cabo por primera vez el año pasado, resultando ganador el dramaturgo venezolano Johnny Gavlovski con la obra La última sesión. Fuente: Actors of the World *** Policlínica Metropolitana premia al cuento joven venezolano Los escritores Hensli Rahn, Miguel Hidalgo Prince y Ana García Julio resultaron los ganadores del IV Premio de Cuento Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores, según decisión unánime dada a conocer en Caracas el pasado 27 de abril por un jurado conformado por Luz Marina Rivas, Carlos Sandoval y Salvador Fleján (http://www.letralia.com/firmas/flejansalvador.htm), de un total de 95 cuentos participantes. El jurado otorgó el primer premio al cuento “Gasolineras”, de Hensli Rahn, en virtud de tratarse “de un cuento bien concebido, con personajes cargados de humanidad, cuyas historias se desarrollan en varios sitios de la geografía nacional”. Asimismo, concedieron el segundo lugar al cuento “Noticias de la frontera”, de Miguel Hidalgo Prince, “debido a que toca un tema poco trabajado en la narrativa venezolana del siglo XXI, manejado con humor e ironía”. El tercer lugar correspondió a “Bumerán”, de Ana García Julio, considerando que se trata de “un relato fantástico bien estructurado que maneja los códigos urbanos con gracia y pericia para contarnos una historia sobre la sexualidad juvenil”. Los ganadores recibirán premios en metálico de 7.000, 4.000 y 2.000 bolívares, respectivamente. De igual manera, el jurado otorgó menciones honoríficas a los cuentos (listados sin orden de preferencia) “No te despiertes, Julia”, de Carlos Colmenares Gil; “Eclipse”, de Keila Vall, “El curioso caso del verdadero detective del silencio”, de Manuel Llorens; “Paula Torres Miranda”, de Mario Morenza (http://www.letralia.com/firmas/morenzamario.htm); “Arribando al lado oscuro de la luna”, de Dariela Sosa, y “Occiso”, de Laura María Herrera. El acto de premiación tendrá lugar el 27 de mayo de 2010, en las instalaciones de la Policlínica Metropolitana (http://www.pcm.com.ve), en la calle A-1 de la urbanización Caurimare, en la capital venezolana. Fuente: FBV *** Teatro de Rodolfo Santana vuelve a escena El Taller de Teatro Mantí ha organizado el ciclo “Santana, cuatro tiempos”, temporada de cuatro montajes: El animador, La empresa perdona un momento de locura, Mirando al tendido y Encuentro en parque peligroso, que viene presentándose desde el pasado martes 27 de abril y que se extenderá hasta el próximo miércoles 30 de junio en funciones de martes y miércoles a las 8 de la noche, en la Sala Experimental Sótano 3 de la Casa de Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve). La presencia de Rodolfo Santana en el teatro venezolano es una referencia obligatoria. Ya lo reseñaba el investigador Carlos Miguel Suárez Radillo en su libro 13 autores del teatro venezolano, publicado en 1971 por Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.gob.ve), donde expone su aporte ante el teatro latinoamericano, la obra La muerte de Alfredo Gris (1968), merecedora del primer premio en el concurso de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve). Desde sus inicios, Santana ha hecho un recorrido a través de sus temáticas que van desde la ciencia-ficción hasta lo sociopolítico, resaltando las diferentes realidades al borde de los abismos y en pugna con las situaciones que le ha tocado vivir, manifestando su inconformidad y sus deseos de liberarse de todas las contradicciones que le impone la sociedad. El animador ya fue presentada el 27 y 28 de abril y repite el próximo 11 y 12 de mayo. La empresa perdona un momento de locura podrá verse el 25 y 26 de mayo y el 1 y 2 de junio; Mirando al tendido, el 8, 15 y 16 de junio, y Encuentro en el parque peligroso, el 22, 29 y 30 de junio. Estas cuatro obras teatrales serán llevadas a escena por actrices y actores de primera línea como lo son Julio Alcázar, Virginia Urdaneta, Germán Mendieta y Augusto Galíndez, bajo la producción de Marivé Perozo y la dirección general de José Gregorio Cabello. El costo de la entrada general es de 35 bolívares. Fuente: Celarg *** Restauran liricografía inédita de Rafael Alberti Una liricografía inédita de Rafael Alberti compuesta por una carpeta ilustrada con un poema, dibujos y una partitura dedicada al “Momento musical” de Franz Schubert, regresó restaurada el pasado 28 de abril a la Fundación Rafael Alberti (http://www.rafaelalberti.es), en el Puerto de Santa María (Cádiz), después de que la Junta de Andalucía (http://www.juntadeandalucia.es) la adquiriera por 6.000 euros. “Imagino la gran alegría que sentiría Rafael de tener algo así entre sus manos”, comentó su viuda, María Asunción Mateo, al recibir esta pieza fechada en 1920, cuando el autor de Marinero en tierra tenía 18 años. En julio de 2009, un sobrino nieto de Alberti (1902-1999) se puso en contacto desde Venezuela con María Asunción Mateo, que preside la fundación, y ofreció la posibilidad de vender la obra por 6.000 euros. “Todos los días nos mandan cosas insólitas, algunas falsas y otras auténticas”, contó Mateo, quien al comprobar la autenticidad de esta pieza sintió tal “ilusión”, que pensó: “Esto no puede quedar así”, y pidió ayuda a las administraciones porque la fundación no tenía dinero para comprarla. El consejero de Cultura, Paulino Plata, explicó en la presentación de la “liricografía”, celebrada en el Museo Provincial de Cádiz (http://www.museosdeandalucia.es/cultura/museos/MCA), que la Dirección General de Libro, Archivos y Bibliotecas (http://www.mcu.es/libro) gestionó su adquisición, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH, http://www.juntadeandalucia.es/cultura/iaph) su restauración y el Centro Andaluz de Documentación Musical (http://www.juntadeandalucia.es/cultura/centrodocumentacionmusical) se encargó de asesorar y catalogar la obra para su depósito en la fundación. “No hay mejor lugar para esta pieza que la fundación, allí se sentirá en familia”, apuntó el consejero, después de explicar que esta carpeta ejemplifica la relación de Alberti con las corrientes vanguardistas en su primera etapa plástica, de 1919 a 1923, de la que apenas existe “una veintena de obras”. La liricografía se compone de cuatro cuartillas de cartón pintadas con acuarela por ambas caras y cosidas con un cordel negro de algodón, y contiene una poesía ilustrada titulada “Momento musical” y dedicada a Mari-Elena, y una partitura manuscrita y acompañada de dibujos de “Momento musical, Opus 94, número 3 (D.780)”, de Schubert, en tres páginas. La obra estaba en “aceptable estado de conservación” y tan sólo ha sido necesario un ligero tratamiento de limpieza, arreglar algunos desgarros y sustituir el cordel que une las páginas, además de fabricar una caja a medida con materiales de conservación. La viuda de Rafael Alberti explicó que cada vez que el poeta veía una obra realizada hace tiempo y que volvía a sus manos, decía: “Cuánto he trabajado”, tanto que ella asegura que es “muy difícil” reunir todo. “Todos los grandes artistas se resisten a etiquetas”, afirmó el consejero andaluz. Y Rafael Alberti, como tal, cultivó muchas de ellas. Desde niño copiaba en Madrid cuadros de Velázquez o El Greco, y, fascinado por las notas musicales, le regaló a su madre, que tocaba el piano, la primera liricografía. Para el autor de La arboleda perdida, la música estaba “por encima de todas las artes”, seguida de la pintura y de la literatura. “Estaba uniendo el signo y la palabra”, explicó su viuda. Algo que marcó también a muchos de sus coetáneos y que cuenta ahora con una nueva muestra, este “Momento musical” que tanto para ella como para el consejero, es “una joya” que se convertirá, junto una edición facsímil que se está preparando, en el centro de los actos de celebración, el próximo 16 de diciembre, del 108º aniversario del nacimiento del poeta gaditano, que también es el Día de la Lectura en Andalucía. Fuente: EFE *** Reeditan en España Percusión, del venezolano José Balza Percusión (http://bit.ly/cPLwvq), publicada por primera vez en 1982 y considerada la obra cumbre del escritor venezolano José Balza, Premio Nacional de Literatura 1991, ha sido reeditada por el sello Paréntesis (http://www.parentesiseditorial.com) y presentada este 28 de abril en la Casa de América (http://www.casamerica.es), en Madrid, con la presencia de los escritores españoles Ernesto Pérez Zúñiga y Toni Montesinos (prologuista del libro), así como Antonio Rivero, director de la editorial. “Con la imitación de las vidas no iba a conseguir nada; las vidas ya estaban hechas, y en la literatura, también. Creo que hay muy pocas variantes en la existencia humana, varían los matices: muere un niño, muere un hermano, pero es la misma muerte. Decidí que mi variación sería la forma, y en cada libro me reté a lograr una forma única”, explicó el autor. Nacido en el Delta del Orinoco en 1939, Balza, quien cuenta con más de cincuenta obras entre ensayos, cuentos y novelas, es prácticamente un desconocido en España, pese a que algunos de sus libros han sido editados en ese país, como los libros de cuentos Un Orinoco fantasma (2000), La mujer de la roca (2001) y Caligrafías (2004), e incluso la primera edición de esta novela, Percusión, publicada en 1982 en Barcelona. “En verdad lo que quise con esa ejercitación era tocar una verdad, cada narración buscaba una verdad, y no sé si pude lograr alguna vez esas verdades o eran transitorias. Tal vez me ha servido la ejercitación para vislumbrar verdades”, indicó Balza. Considerado “de culto” por lectores de todo el mundo de habla hispana, Percusión es un relato poético del mundo interior de un anciano que narra, a través de personas que marcaron su vida, el paso del tiempo y un mágico reencuentro del joven que fue con el viejo que es. Obsesionado por la forma en la que se escribe un libro, no llama a sus novelas, o cuentos, con esos nombres, sino que los denomina “ejercicios narrativos” —robándole el nombre a un texto del también venezolano Guillermo Meneses—, una expresión que le permite zafarse de las limitaciones genéricas. Dice que no tiene imaginación, que escribe sobre las cosas que ve y de las que toma nota, pero crea situaciones y mundos “que luego trae la realidad”, dice entre sonrisas. Le pasó con el sida (su amigo Reinaldo Arenas fue quien le desveló que existía la enfermedad sexual que mata a una de las protagonistas de Percusión, Janneke, casi diez años antes de saber su existencia); con la ciudad en que se convierte Caranat (Caracas); o con la guerra que “devora lo concreto” y destruye imaginación y la sensibilidad, y “en la que aún estamos metidos”, se lamenta. Ha dictado cursos, seminarios y conferencias en universidades de México, Buenos Aires, Salamanca, Viena, Nueva York, y la Sorbona, en París. Y ese Balza académico es el mismo que conoció la luz eléctrica a los once años, ya que vivía en una zona casi salvaje, el Delta del Orinoco —curvas que también han sido reproducidas en la estructura de una de sus novelas, titulada simplemente D. “Empecé (muy temprano) a imitar: yo era un salvaje, mis hermanos y yo éramos como animales, así que poder leer me permitió diferenciarme: era como si yo estuviera destinado a ser árbol y la posibilidad de leer ya no me dejara ser árbol”, explica el escritor, que reconoce a Kafka como su escritor predilecto. Otras novelas suyas son Marzo anterior (1968); D (1982), Medianoche en video: 1/5 (1995), Después Caracas y la última, Un hombre de aceite (2008) sobre la situación política actual de Venezuela. “Es terrible”, opina, “estamos en manos de un gobierno estéril, y al ser estéril el gobierno, el país se queda en nada”. Fuente: EFE *** María Kodama presenta en Tokio “El atlas de Borges” María Kodama inauguró este 28 de abril en Tokio (Japón) la exposición “El Atlas de Borges” (http://tokio.cervantes.es/FichasCultura/Ficha63305_67_1.htm), una selección de 130 fotografías de su colección personal que ofrecen una visión íntima del escritor argentino en sus viajes por el mundo, entre ellos a Japón. La viuda del escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) rememoró en Tokio las experiencias que el insigne literato vivió en sus dos viajes a Japón a través de fotografías y textos que se exponen hasta junio en el Instituto Cervantes de Tokio (http://tokio.cervantes.es/es/default.shtm). Las instantáneas forman parte de la exposición “El Atlas de Borges”, una selección de las fotografías privadas de María Kodama que llevan el título homónimo de una obra de Borges, ambas nacidas de las vivencias de la pareja a través de sus viajes, entre los que Japón dejó en ambos un fuerte recuerdo. “Desde Buenos Aires se preguntaba cómo sería el Japón que había conocido en los libros”, rememoró Kodama ante el público que asistió a su conferencia, en la que repasó las anécdotas que vivió con el escritor en ciudades como Estambul, Londres, Ginebra o Izumo, al sur de Japón. Kodama acompañó al escritor en sus dos viajes a Japón, en 1979 y 1984, en los que Borges se interesó por los jardines, los templos y las representaciones de arte tradicional japonés, que recorrió a través del sonido y el tacto debido a su ceguera. La admiración de Borges por Japón comenzó con los cuentos sobre ese país que le leía su abuela, continuó con clásicos de la literatura nipona como el Genji Monogatari y desembocó en dos viajes en los que pudo conocer la espiritualidad y amor por la estética de la cultura nipona, dijo Kodama. “Un día asistimos a la ceremonia del té y se aproximó con timidez y vacilación, aunque poco a poco comenzó a palpar la forma de la taza, a sentir el silencio. Más tarde dijo que descubrió cómo en Japón el rito no se siente como algo lejano, sino que es algo natural”, recordó Kodama. Además, destacó la admiración especial de Borges por la espiritualidad, la estética y la corrección en la cultura de Japón, país que el genial escritor argentino y Premio Cervantes en 1980 describe en “Atlas” como un lugar de “muchedumbre en voz baja” y al que dedicó una colección de haikús. “Borges daba mucha importancia a la literatura de cada país a la hora de valorarlo y consideraba a Japón e Islandia países extraordinarios con una literatura extraordinaria”, destacó Kodama, que añadió que apreció mucho la literatura de Yukio Mishima o Junichiro Tanizaki. Kodama explicó que el autor de obras como El Aleph buscó en sus viajes por el mundo el sentido universal de sus obras y lo hizo con una gran sensibilidad por el arte y una memoria privilegiada, que se ayudó en las descripciones que ella le hacía de los lugares que visitaban como la isla griega de Creta o el desierto. La viuda de Borges, hija de un arquitecto japonés que se afincó en Buenos Aires, recordó también un encuentro en el Museo del Prado (http://www.museodelprado.es), en Madrid (España), con el también argentino Julio Cortázar, en que el autor de Rayuela le agradeció haber publicado por primera vez uno de sus cuentos, “Casa tomada”, en 1951. “Cortázar le agradeció con un abrazo lo que hizo por él años antes. Borges le dijo que le daría una respuesta sobre su texto en una semana, pero ya al día siguiente le llamó porque le encantó y nunca le negó su valor literario pese a sus diferencias políticas”, indicó. Kodama acompañó a Borges desde mediados de los años 70 por todo el mundo, trabajó con él en traducciones, entre ellas de la obra japonesa El libro de la almohada, de Sei Shonagon, y convivió como su esposa sus últimos meses de vida hasta su muerte en Ginebra. Como abrebocas a la exposición, el Instituto Cervantes realizó el “Taller Borges”, orientado al público japonés. La actividad, celebrada en la Biblioteca Federico García Lorca del Cervantes de Tokio, estuvo a cargo del hispanista Akifumi Uchida, quien habló en la primera sesión, realizada el 7 de abril, sobre la vida de Borges y las características de su obra, además de leer algunos textos del autor. El 28 de abril se realizó la segunda sesión con la presencia de María Kodama. Fuentes: EFE • Instituto Cervantes de Tokio *** Una editorial mexicana publicará gratuitamente 1.500 títulos académicos Fernando Valdés, editor de Plaza y Valdés, niega que el sello vaya a registrar pérdidas con la iniciativa. “La ceguera de una sociedad alejada de la cultura nos compara con cualquier producto, incluso con los vulgares”. La editorial Plaza y Valdés (http://www.plazayvaldes.com.mx), especializada en ciencias sociales y humanidades, acaba de lanzar una iniciativa que pondrá 1.500 títulos académicos de su catálogo a disposición del público para leerse en Internet, de manera gratuita. Hasta el momento, unos 150 ya están en Google Books (http://books.google.com) y en los próximos meses subirán el resto, anunció este 28 de abril el director de ese sello, Fernando Valdés, quien agregó que con la iniciativa la editorial no registrará pérdidas. “El hecho de que comiencen a aparecer en Internet y puedan ser leídos en un mundo de 800 millones de hispanohablantes generará mayor demanda. Se multiplicarán los derechos de autor”. “Si México toma la decisión de poner a sus académicos en Internet vamos a ser los más conocidos en el mundo”, subrayó el editor, quien adelantó que realiza reuniones con rectores y directores de centros de educación superior para que se sumen a su proyecto, que forma parte de las cinco actividades que Plaza y Valdés tiene para conmemorar el Bicentenario de la Independencia. Con este catálogo en línea garantiza la divulgación del trabajo académico que ha quedado marginado a lo largo del tiempo publicado en tirajes de 1.000 o 2.000 ejemplares por sellos privados y oficiales, centros de investigación e instituciones de educación superior que cuentan con área editorial. Esto, añadió, “en realidad ha afectado el desarrollo académico, científico, tecnológico y cultural de los países”, ese fenómeno ha causado que en muchos lugares ya no existan las editoriales académicas, “porque las multinacionales las han absorbido y han acabado con la riqueza cultural de cada país”. Desde la creación de Plaza y Valdés hace dos décadas, prosiguió Fernando Valdés, “tratamos de hacer una editorial académica: a partir de ese momento llevamos a cabo muchas actividades para demostrar que no es lo mismo editar y vender libros que cualquier otro producto que implica otros procesos de producción. Pero la ceguera de una sociedad alejada de la cultura nos compara con cualquier producto, incluso con los vulgares”. Ante esta situación, la editorial “toma la iniciativa de abrir, a través de Internet, las páginas de cada uno de sus títulos publicados durante más de 20 años, y hablo de más de 1.500 títulos que podrán ser leídos íntegra y gratuitamente por estudiantes, académicos y demás lectores potenciales del mundo”. Entre los primeros títulos disponibles figura Guía para realizar investigaciones sociales, de Raúl Rojas Soriano, uno de los más vendidos en Plaza y Valdés. Asimismo, Rojas Soriano destacó que “los autores debemos preocuparnos por la difusión de nuestras obras sin que esto signifique sólo la búsqueda de mayores regalías por su venta. Considero que un porcentaje significativo de creadores estamos más interesados en divulgar nuestros aportes, incluso si percibimos menos regalías”. El resto de actividades se dará a conocer en los próximos meses, aunque Valdés adelantó la publicación de una colección de diccionarios de lenguas indígenas, un tratado de medicina tradicional indígena y una colección de diccionarios de ciencias sociales. Fuente: La Jornada *** Francisco Brines gana el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana El poeta español Francisco Brines (Valencia, 1932) ha sido galardonado este 29 de abril con el XIX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (http://campus.usal.es/~rrii/reina_sofia/reinasofia.htm). Dotado con 42.100 euros y convocado conjuntamente por Patrimonio Nacional (http://www.patrimonionacional.es) y la Universidad de Salamanca (http://www.usal.es), este premio pretende reconocer cada año el conjunto de la obra de un autor vivo, cuyo valor constituye un aporte relevante al patrimonio cultural iberoamericano. Brines fue miembro de la Generación del 50, junto con José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ángel González y Claudio Rodríguez, entre otras grandes figuras. Ha recibido los más destacados reconocimientos: el legendario Adonáis de Poesía (1959) por Las brasas, su primer libro; el Premio de la Crítica (1966); el de las Letras Valencianas (1967), el Nacional de Poesía (1987) y el Premio Nacional de las Letras Españolas (1999). El escritor ha reunido su obra en diversas antologías, entre ellas Ensayo de una despedida: poesía completa, 1960-1997, editada por Tusquets (http://www.tusquetseditores.com; 1997). En 2001 fue elegido miembro de la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es), donde ocupa la silla que dejó vacante a su muerte Antonio Buero Vallejo. El jurado del premio estuvo compuesto por Yago Pico de Coaña, Víctor García de la Concha, Milagros del Corral, José Emilio Pacheco, José Saramago, Pilar Martín, Susana Regazzoni, Marie Claire Zimmermann, Petra Stein, Carmen Posadas, Soledad Puértolas, José Miguel Santiago Castelo, José Manuel Mendes, Luis Antonio de Villena, Jaime Siles, José Manuel Caballero Bonald, Javier San José Lera y Pedro Cátedra García, con Esther Martínez Quinteiro como secretaria. Según revelaron varios miembros del jurado, el galardón otorgado a Brines suscitó un debate “muy reñido” con “muchas voces distintas”, dada la calidad de las obras de los demás candidatos, entre los que figuraban los españoles María Victoria Atencia, Julia Uceda y Carlos Edmundo de Ory, así como el nicaragüense Ernesto Cardenal, la uruguaya Cristina Peri Rossi y el portugués Antonio Ramos Rosa. Siles destacó que Francisco Brines alcanza con su obra El otoño de las rosas no sólo su cima sino “una de las cimas de la poesía española” de la segunda mitad del siglo XX. De su libro La última costa, consideró que es una obra “más ceñida” pero “muy intensa” que refleja “ternura y a la vez dolor”. “En su poesía no hay excesos verbales, sino contención. Nos enseña a vivir, porque es una reflexión continua sobre el hecho de estar vivo y sobre la existencia”, destacó Siles, quien definió al ganador como “un ser metafísico y moral” cuyo gran tema es el tiempo, y que siempre ha mantenido “una extrema serenidad” ante la vida. El escritor Luis Antonio de Villena apuntó que el propio Brines se califica como un poeta “elegiaco” y “del tiempo”, por lo que consideró que “toda su poesía refleja un sentimiento por el paso del tiempo” hasta tal punto que su obra completa se llama Ensayo de una despedida. “Es un poeta meditador. Cumple uno de los ritos importantes de la poesía realista que es ahondar en la realidad a través del pensamiento”, agregó. Entre los ganadores de este galardón anual se cuentan el chileno Gonzalo Rojas (1992) el madrileño José Hierro (1995) el asturiano Ángel González (1996) el uruguayo Mario Benedetti (1999) el catalán Pere Gimferrer (2000) el argentino Juan Gelman (2005) o la portuguesa Sophia de Mello Breyner (2003). Fuente: Europa Press *** Premio Juan Ramón Jiménez de poesía para Francisco Ruiz Noguera El poemario Otros exilios, del malagueño Francisco Ruiz Noguera, ganó este viernes 30 de abril el XXX Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, que convoca en España la Diputación de Huelva (http://www.diphuelva.es) y está dotado con 12.000 euros y la publicación de la obra en la colección que lleva el nombre del Nobel moguereño. El presidente del jurado, José Infante, destacó la “unanimidad sin fisuras” respecto a este poemario, si bien subrayó que entre las finalistas ha habido cinco o seis obras merecedoras del premio. Infante explicó que el poemario ganador profundiza, como indica el título, “en los exilios que puede sentir el ser humano en todos los sentidos”. El poemario ganador, según Infante, muestra “la estilización y esencialismo de la obra poética del autor”, y añadió: “va a lo esencial de la palabra, con un verso preciso, pero al mismo tiempo brillante, deslumbrante y de una extraordinaria belleza de expresión y de pensamiento”. A la trigésima edición del premio se presentaron 674 trabajos, 230 de los cuales procedían de Latinoamérica. Fuente: EFE *** Se inició la XXIX Feria del Libro de Santiago de Compostela La XXIX Feria del Libro de Santiago de Compostela, en La Coruña (España) fue inaugurada este sábado 1 de mayo con un pregón del escritor gallego Marcos S. Calveiro, quien hizo un recorrido por la historia de los libreros en la ciudad, donde apuntó que la primera venta de una obra de la que se tiene constancia en Compostela fue un 29 de junio de 1527, en la que Xoán do Río cobró “dos ducados” por un misal para el Hospital Real. Así, Marcos S. Calveiro comenzó su pregón de apertura de la feria, que se extenderá hasta el próximo domingo 9, saludando tanto a los “lectores” como a “los no lectores” para subrayar que Santiago “nace de las hojas de un libro y no de un sepulcro”, ya que según manifestó, fueron “dos” las obras que “conformaron la ciudad”. Después de apuntar que siempre pensó que el primer pregón que iba a dar en su vida sería en una feria gastronómica, Calveiro recalcó que esas dos obras fundadoras fueron la Historia compostelana y el Códice calixtino elaborados por Diego de Xelmírez en el siglo XII y que, a su juicio, “conforman un solo espejo”. Mientras señaló que en la Historia compostelana se narra la vida y obra de Xelmírez para reafirmar la posición de prestigio de la ciudad en Europa, el Códice calixtino fue “la primera guía del Camino con interés comercial”, la que definió como “un GPS de los caminos de antaño”. En este sentido, remarcó que esta feria supone que los libros salgan a la calle “en una marea de conocimiento” para olvidar, según manifestó, “la grisura de la vida”. Así, abogó por la compra de literatura gallega como “el primer mandamiento” y apostó a que “existe un libro gallego” destinado a cada uno de los que se encontraban presentes. Finalmente, el autor de Festina lente empleó un poema de Curros Enríquez como pie para desgranar la esencia de la calidad literaria de Galicia e hizo hincapié en la defensa de la figura del librero. Esta edición de la feria cuenta con más de 20 expositores de diferentes ciudades gallegas y ofrece numerosas actividades como espectáculos de magia, cuentacuentos, mesas redondas o talleres de teatro. La directora de la feria, Isabel Ares, se refirió al “tiempo limitado” del que disponen tanto los que escriben libros como los que los leen, y agradeció la labor de la literatura para resguardarse de los “pertinaces bombardeos del IPC”, así como de los “Gürteles y Garzones” o de la reciente eliminación del Barça en la Champions. En esta línea, el director xeral de Promoción e Difusión da Cultura, Francisco López-Barxas, llamó la atención sobre una fiesta en que se cumple “mucho más que el sueño de Rosalía, Castelao, Castelao o Curros” al ver, según afirmó, que “cualquier persona puede cumplir sus necesidades” con la producción del país. De esta manera, subrayó que el libro gallego “creció y se hizo visible” gracias a su calidad, algo que va más allá de “la simple voluntad” que movió a la cultura propia durante siglos. En este sentido, alabó la labor de los autores de Galicia que son “reconocidos” fuera de sus fronteras, así como el trabajo de los libreros y profesionales del sector. Por su parte el alcalde de Santiago (http://www.santiagodecompostela.org), Xosé Antonio Sánchez Bugallo, llamó la atención sobre la “continuidad y consolidación” de esta celebración que llega antes de las Fiestas de la Ascensión y que se inició en el año 1982 poco después de “la recuperación de la democracia”. Asimismo, animó a las nuevas generaciones a combinar las nuevas tecnologías con la lectura y reivindicó la importancia de las letras gallegas. Fuente: Europa Press *** Concurso Transgenérico celebra sus primeros diez años Gustavo Tarre Briceño, Guadalupe Burelli y José Gonzales serán los jurados del concurso, cuyo premio consiste en 10.000 bolívares y la publicación de la obra. Desde el año 2001, la Fundación para la Cultura Urbana (http://www.fundacionculturaurbana.org) ha ofrecido consecutivamente su Concurso Anual Transgenérico, una plataforma que brinda a escritores e investigadores la oportunidad de acceder a un espacio editorial de reconocimiento y prestigio. Este año 2010 el concurso ha abierto de nuevo su convocatoria, que se extiende desde el 1 de mayo hasta el 31 de julio, para la recepción de nuevos manuscritos participantes. Gustavo Tarre Briceño, Guadalupe Burelli y José Gonzales serán los jueces encargados de escoger al ganador del premio único, quien se hará acreedor de un premio en metálico de 10.000 bolívares junto a la publicación de su obra en la colección de la Fundación para la Cultura Urbana, con un tiraje inicial de mil ejemplares. Al ser de naturaleza transgenérica, el concurso admite manuscritos en distintos géneros literarios y de cualquier extensión. De manera preponderante, aunque no exclusiva, el entorno en el que ocurran los textos imaginarios será el urbano. Igualmente, los ensayos que persigan iluminar alguna faceta de la realidad se inscribirán en el espacio de la cultura urbana. Los autores interesados en participar deberán presentar tres copias de un manuscrito inédito firmadas con su nombre o con un seudónimo. Las bases completas del certamen están publicadas en nuestro boletín de anuncios de concursos (http://www.letralia.com/concursos/1007315.htm). En su décima edición, el certamen busca fortalecer el ejercicio de la investigación y la escritura en Venezuela, desde una perspectiva que lo hace único entre sus semejantes: la multiplicidad de géneros que abarca; ensayo, novela, poesía, cuento, teatro, entre otras, conviven en este premio, cuyo único galardón anual en sus nueve ediciones pasadas ha sido obtenido tanto por autores consagrados, profesores e intelectuales nacionales, como por noveles escritores. Entre los ganadores de este concurso, que alcanza ya sus diez años, destacan nombres como María Antonieta Flores (2001), Andrés Stambouli (2002), Wilfredo Machado (2003), Diego Bautista Urbaneja (2004), Francisco Massiani (2005), Sebastián de la Nuez (2006), Paulette Silva Bauregard (2007), Pedro Enrique Rodríguez (2008) y Arturo Gutiérrez Plaza (http://www.letralia.com/firmas/gutierrezplazaarturo.htm; 2009), escritores e investigadores venezolanos que se desenvuelven en las más diversas áreas de interés, galardonados por sus aportes a la lectura del entramado social, desde perspectivas poéticas, políticas o históricas. De igual manera, el jurado de este certamen se ha visto siempre integrado por algunas de las más destacadas figuras del ámbito literario y académico venezolano, quienes también han recomendado la publicación de textos notables en el fondo editorial de la Fundación, como Alejandro Oliveros, Edgardo Mondolfi Gudat, Karl Krispín, Marco Negrón, Juan Pablo Muci, Joaquín Marta Sosa, Andrés Stambouli, Armando Rojas Guardia, Tulio Hernández, Roberto Echeto (http://www.letralia.com/firmas/echetoroberto.htm) y Vasco Szinetar. Fuente: Fundación para la Cultura Urbana *** Inaugurarán en agosto nueva sede del Museo del Escritor de México El escritor y periodista mexicano René Avilés Fabila adelantó este 2 de mayo que en agosto próximo, el Museo del Escritor (http://www.museodelescritor.org.mx), espacio que alberga el legado de muchos novelistas, poetas y dramaturgos mexicanos y extranjeros, estrenará nueva sede en la Delegación Miguel Hidalgo de la capital azteca. El docente, quien el viernes 30 de abril fue nombrado profesor distinguido por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM, http://www.uam.mx), añadió que dicho museo, que se ubicará a un costado de las oficinas de esa demarcación, “será temporal”, y estará emplazado a un lado de las oficinas delegacionales y del Museo Casa de la Bola (http://casadelabola.blogspot.com). De acuerdo con el autor de obras como La canción de Odette y Alegorías, entre otras, la nueva sede no albergará todo su acervo, toda vez que no es suficiente para la cantidad de publicaciones, fotografías y objetos personajes de grandes autores. “No todo quedará en exhibición, pues no es suficiente, necesitamos de un lugar mucho más amplio, sobre todo hay que considerar que tendrá talleres de poesía, cuento y presentaciones de libro. Entonces esto limita el foro”, mencionó. A pesar de que no prosperó la solicitud que envió a mediados de 2009 al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx), donde solicitó se le entregara el edificio del antiguo Oratorio de San Felipe Neri Viejo, en el Centro Histórico, para convertirlo en sede del Museo del Escritor, Avilés Fabila continúa obsesionado por que dicho espacio tenga su residencia en el primer cuadro de la capital. “Consideramos que el Centro Histórico es el lugar más importante para que esté allí un museo de estas características”, expresó el docente de la UAM. El Museo del Escritor contiene objetos como fotografías, caricaturas y grabados de escritores famosos, así como primeras ediciones de autores como Gabriel García Márquez, José Saramago (ambos Nobel de Literatura), Edgar Allan Poe, Carlos Fuentes y Alejo Carpentier. También materiales de Isidro Fabela, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Rafael Solana, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y Alí Chumacero, entre otros autores. Bolígrafos, máquinas de escribir, lentes y cartas, entre otros objetos, forman parte de su colección. Fuente: El Universal *** El escritor español Joxantonio Ormazabal es hallado muerto en un pozo El escritor Joxantonio Ormazabal (Zegama, 1948) fue encontrado muerto la noche de este domingo 2 de mayo en un pozo a 200 metros de profundidad en una zona montañosa de Zegama, en Guipúzcoa (España). El fallecimiento se produce al año siguiente de su jubilación como editor de literatura infantil en la casa Elkar (http://www.elkarlanean.com). El jueves 29 de abril, Ormazabal acababa de presentar un nuevo libro suyo, con un centenar de cuentos muy breves: Ehun ipuin hitz gutxitan. En el acto estuvo acompañado por el dibujante Jon Zabaleta, autor de las ilustraciones. Zegamarra asentado en Tolosa desde hace décadas, Ormazabal era muy aficionado a los paseos por la montaña. En 1981 dejó su trabajo en la ikastola de Zarautz para comenzar a trabajar en la editorial Elkar. Y uno de sus primeros trabajos fue adaptar al euskera unificado las historias de Fernando Amezketarra. Escribió principalmente cuentos, pero destacó también como poeta para el público infantil. En este segundo apartado destaca Ilunorduak eta argilaurdenak, de 2007. Tanto en prosa como en poesía era dado a las reflexiones existenciales. “En este libro hay un pequeño filósofo”, comentó en la presentación del pasado jueves. El cadáver del escritor fue rescatado por la Ertzaintza de un pozo a 200 metros de profundidad cerca de Zegama, según informó el departamento vasco de Interior. Las mismas fuentes precisaron que el hoyo corresponde a un respiradero perteneciente al túnel de Oazurza, de la línea ferroviaria Madrid-Irun. El rescate se inició a media mañana del domingo, cuando SOS Deiak y la Ertzaintza tuvieron conocimiento de la posible caída de una persona en un pozo de gran profundidad, un agujero antiguo construido como respiradero entre la montaña y el túnel de la vía ferroviaria a su paso por Zegama. Desde ese momento se puso en marcha un complicado operativo, que conllevó el desplazamiento al lugar de un técnico de Atención de Emergencias del Gobierno Vasco (http://www.euskadi.net) y de miembros del grupo de montaña de la Brigada Móvil de la Ertzaintza, que contaron con el apoyo de un guarda de montes de la Diputación de Guipúzcoa (http://www.gipuzkoa.net), que les guió en la zona. La búsqueda se realizó desde la boca del pozo con unas poleas que permitieron a los especialistas inspeccionar con una cámara las características de la zona antes de descender y confirmar la presencia del cadáver a unos 200 metros de profundidad. Tras informar al Juzgado de Guardia del hallazgo, los especialistas comenzaron el rescate a primera hora de la noche y colocaron un dispositivo llamado “colibrí” que, mediante un torno polea, permitió bajar a un agente con una camilla tijera, mientras que un grupo electrógeno iluminaba la zona alta. El operativo finalizó casi a las doce de la noche del domingo con el rescate del cadáver. Fuente: Diario Vasco *** Gobierno venezolano inicia reubicación de archivos de Miranda y Bolívar A partir de este lunes 3 de mayo se inicia el proceso para trasladar los documentos y bienes de Francisco de Miranda y del Libertador Simón Bolívar al Archivo General de la Nación (http://www.agn.gob.ve), ubicado en el Foro Libertador, en Caracas, según anunciaron el pasado miércoles 28 de abril el ministro de la Cultura de Venezuela (http://www.ministeriodelacultura.gob.ve), Francisco Sesto, y la viceministra de la Cultura para el Desarrollo Humano (http://bit.ly/aFQAdD), Carmen Bohórquez. “Si hubiera que trasladar los archivos del Generalísimo Francisco de Miranda y del Libertador hoy mismo al Archivo General de la Nación los espacios están dispuestos y se encontraría a mejor resguardo de lo que están en la Academia Nacional de la Historia (ANH, http://www.anhvenezuela.org)”, señaló Sesto. Bohórquez aclaró que los espacios del Foro Libertador son óptimos para la conservación de los documentos de estos dos próceres de la Independencia venezolana, y advirtió que en la ANH se encuentran en riesgo, pues la infraestructura de la Academia no es antisísmica, y un terremoto podría acabar con los documentos. Destacó que hasta el smog que se condensa en el centro de la ciudad puede deteriorar el material patrimonial, e incluyó el riesgo de incendios ya que en época de navidad se lanzan juegos pirotécnicos por las calles alrededor de la Academia. Por su parte, el director del Archivo General de la Nación, Luis Pellicer, indicó que la institución a cuyo cargo se encuentra, junto con el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC, http://www.ipc.gob.ve) y la Biblioteca Nacional (http://www.bnv.gob.ve) tienen las condiciones ambientales de humedad y temperatura que se requieren para la conservación de esos archivos. “Tenemos, incluso, archivos y documentación que datan de un pasado mucho más remoto, del siglo XVI, y están a buen resguardo y en condiciones óptimas de conservación. Aquí está el personal más calificado en el país y posiblemente en Latinoamérica”, explicó. Indicó que ya anunciaron a la Academia el primer cronograma de trabajo que debe comenzar a la brevedad. “El traslado se hará bajo las normas nacionales e internacionales que están previstas”, dijo, y agregó que uno de los objetivos del traslado es que el pueblo venezolano pueda conocer los documentos de dos de sus figuras máximas en términos históricos porque el trabajo de difusión realizado hasta ahora ha sido mínimo. Además de digitalizar la totalidad de documentos originales, se transcribirán al castellano moderno, se traducirán los que estén en otros idiomas y se montarán en Internet para que pueden ser consultados por cibernautas desde cualquier lugar del mundo. Luego de que se culmine el traslado de los archivos de Miranda y del Libertador un equipo de la Unesco (http://www.unesco.org) visitará el país para certificar el trabajo y verificar el estado de los documentos. Fuente: ABN *** Analizarán la identidad lingüística en 200 años de vida independiente Con la participación de 14 académicos especializados en literatura, lingüística, periodismo, derecho y ciencia, del 4 de mayo al 7 de diciembre se realizará en el Palacio de Bellas Artes (http://www.bellasartes.gob.mx), en Ciudad de México, el ciclo de conferencias “La Academia Mexicana de la Lengua ante los centenarios de las Revoluciones”. El encuentro, que retomará tópicos que abarcan desde los primeros años del México independiente hasta la época contemporánea, será inaugurado con la conferencia magistral de la escritora Margo Glantz. Organizan el acto la Academia Mexicana de la Lengua (http://www.academia.org.mx), el Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba, http://www.bellasartes.gob.mx) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx). Con esta serie —coincidieron José G. Moreno de Alba, director de la Academia, y Teresa Vicencio, titular del INBA— se contribuirá a la construcción de la identidad lingüística de los mexicanos, mediante el análisis de los temas más importantes de las letras a lo largo de 200 años de vida independiente. Otros participantes serán el propio Moreno de Alba, Ernesto de la Peña, Jaime Labastida, Miguel Ángel Granados Chapa, Concepción Company Company, Gonzalo Celorio, Vicente Quirarte, Diego Valadés, Ruy Pérez Tamayo, Tarsicio Herrera Zapién, Felipe Garrido y Arturo Azuela. Sobre los temas referentes al Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución serán expuestos “La novela bandoleresca”, “Periodismo insurgente”, “La musa en armas: Independencia y Revolución”, “Gabriela Mistral en la revolución cultural de México”, “La lengua española de la ciencia” y “Del español novohispano al español mexicano”. La conferencia inaugural estará a cargo de la escritora Margo Glantz, con la ponencia “Guía de forasteros”, programada para el 4 de mayo a las 19 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. La charla da cuenta del proyecto literario de Glantz con alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), cuando era directora de Literatura del Inba. El interés de la escritora fue destacar aquello que ha sido relegado o simplemente nunca estudiado, noticias que por su frescura y la excelencia de su idioma espontáneo forman parte de un acervo que ahora se recopila y estudia. La segunda conferencia del ciclo será “La musa en armas: Independencia y Revolución”, a cargo de Vicente Quirarte, el martes 18 de mayo a las 19 horas en el recinto marmóreo. Por su parte, Moreno de Alba dijo que la Academia que dirige elaboró el Diccionario del Bicentenario, dirigido a alumnos de secundaria, el cual será entregado en el próximo ciclo escolar. La serie de conferencias se realizará los martes de cada mes en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, y la sede cambiará a la sala Adamo Boari en junio, julio y agosto. Fuente: La Jornada *** Difunden en Europa trabajo de escritoras ecuatorianas La Fundación Rocío Durán-Barba (fundacionrdb@gmail.com) ha programado para este mes una serie de actividades para difundir en Francia, Holanda, Suiza y España la obra de algunas de las más destacadas autoras ecuatorianas contemporáneas. La primera de estas actividades será el encuentro sobre literatura ecuatoriana que se realizará este martes 4 de mayo en la Casa de la América Latina (http://www.mal217.org) en París, con la intervención de la novelista Sonia Noboa y la poeta Sara Vanegas Coveña (http://www.letralia.com/firmas/vanegascobenasara.htm), dirigido por Rocío Durán-Barba y con el patrocinio de la Embajada del Ecuador en Francia (http://www.ambassade-equateur.fr). También en París, el jueves 6 de mayo, se celebrará una mesa redonda sobre “El imaginario latinoamericano” con la participación de Silvia Constanza (Argentina), Isabel Soto (Uruguay), Efer Arocha (Colombia) y Luis Mizon (Chile), dirigido por Rocío Durán-Barba (Ecuador), en honor al Bicentenario de la Independencia de los Países Latinoamericanos y organizado por el centro cultural Casa de las Américas. El martes 11 se realizará un encuentro sobre literatura ecuatoriana en el Centro Cervantes de Lyon (http://lyon.cervantes.es), con la intervención de la novelista Sonia Noboa y la poeta Sara Vanegas Coveña, bajo la dirección de Rocío Durán-Barba. Ámsterdam será la sede, el viernes 14, de la presentación de la traducción al holandés de La última mariposa del gueto (De laatste vlinder van het getto), novela que será adaptada al cine próximamente. Participarán la autora de la novela, Sonia Noboa, y Rocío Durán-Barba. La actividad se realizará en la sede de la Editorial Mayra Publications (http://www.mayrapublications.nl). El martes 18, en Reinach (Suiza), se presentará un repertorio de música ecuatoriana escogido por Sonia Noboa, con la orquesta de acordeones Akkordeonorchester, del maestro Peter Frey. Finalmente la Asociación de Poesía Prometeo (http://www.prometeodigital.org) presentará el jueves 20 de mayo en Madrid un recital de poesía con Sara Vanegas Coveña y el recital “Nací en un cráter”, de Rocío Durán-Barba, acompañadas por una composición musical para instrumentos andinos interpretada por Fredi Rojas. La organización es de Prometeo y la Asociación de Escritores y Artistas Españoles (http://www.aeae.es), con el patrocinio de la Embajada del Ecuador en España. Fuente: Fundación Rocío Durán-Barba *** Coloquio sobre narrativa policial hispanoamericana celebrarán en Mérida Este jueves 6 y viernes 7 de mayo tendrá lugar en Mérida (Venezuela) el I Coloquio sobre Narrativa Policial Hispanoamericana “Crímenes literarios por resolver”, en el que destacados autores y críticos venezolanos conversarán acerca del género en dos conferencias tituladas “La literatura policial y las identidades hispanoamericanas” (jueves 6, 5 de la tarde), y “La ciudad: crimen y ficción”, sobre la técnica, la crítica y la escritura (viernes 7 de mayo, 7 de la noche). La actividad, organizada por la Dirección de Educación del Estado Mérida y coordinada por la licenciada Vanessa Márquez Vargas y el abogado Rodolfo Quintero, contará con la participación, como invitados nacionales, de autores de la talla de Carlos Noguera, ganador del Premio Nacional de Literatura 2004 y dos veces finalista del Premio Rómulo Gallegos; Norberto José Olivar (http://www.letralia.com/firmas/olivarnorbertojose.htm), ganador de la primera edición del Premio Nacional de la Crítica a la mejor novela publicada en 2008 con Un vampiro en Maracaibo, y Eloi Yagüe, referente de la narrativa policial venezolana contemporánea, ganador del Premio Internacional Juan Rulfo de cuento, mención Semana Negra. Por el estado anfitrión participarán Pedro Rangel Mora, un conocedor del pulso de la narrativa policial actual; Alberto Jiménez Ure, outsider de la literatura venezolana de los últimos años, y el crítico y poeta Héctor López, profesor de la Escuela de Letras de la Universidad de los Andes (ULA, http://www.ula.ve). También, el día viernes a las 5 de la tarde se proyectará la película Los platos del diablo (1992), que basada en la novela homónima de Eduardo Liendo y dirigida por Thaelman Urguelles, narra una historia en la que se mezclan la literatura y el crimen, en un marco conformado por las eternas envidias y las desiguales carreras por el reconocimiento y el prestigio. Será, además, una interesante oportunidad para el debate y la reflexión sobre las formas que ha encontrado la narrativa policial en Venezuela para retratar la realidad del sistema penal venezolano, escasamente eficaz y selectivamente eficiente, la desoladora situación de violencia e inseguridad que azota a nuestra sociedad, y la azarosa aplicación de la justicia en el país. La actividad, cuya entrada es gratuita, se realizará en la Casa Bosett, ubicada en la avenida 4 de Mérida, entre las calles 20 y 21. En el acto inaugural se celebrará una presentación especial del Cuarteto de Trombones de la Orquesta Sinfónica Juvenil e Infantil del estado Mérida. Para solicitar mayor información se puede escribir a la dirección electrónica narrativapolicial.coloqio@gmail.com. Fuente: Organizadores del evento *** Mario Vargas Llosa recibirá doctorado honoris causa en la UCLM El rector de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM, http://www.uclm.es), de España, presentó en el Campus de Albacete las actividades que conforman el programa “Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas”, organizado por la Fundación General de la UCLM (http://www.uclm.es/fundacion), y que en su segunda edición, con más de 1.300 alumnos inscritos, está dedicado a Perú, por lo que el escritor Mario Vargas Llosa será investido doctor honoris causa por la UCLM el próximo 5 de mayo. El programa se desarrollará el martes 4 y miércoles 5 de mayo en el edificio Melchor de Macanaz, y contará con destacadas personalidades como el secretario técnico del Acuerdo Nacional (http://www.acuerdonacional.pe), Max Hernández, y la participación de siete rectores y un ex rector de las más prestigiosas universidades peruanas. Por segundo año consecutivo, la UCLM ha querido sumarse a “esta importante iniciativa internacional”, según indicó el rector, que desarrolla programas anuales dedicados a diferentes países iberoamericanos, donde se integran actividades científicas, culturales, económicas, políticas y sociales dirigidas, no sólo a la comunidad universitaria, sino también a entidades públicas, empresarios y organizaciones sociales de la región. Si el pasado año el campus de Toledo recibió a representantes de la República de Ecuador, esta segunda edición está dedicada a Perú, ya que “esto responde a las estrechas y fructíferas relaciones académicas que existen entre la UCLM y universidades peruanas, que se han visto impulsadas y notablemente incrementadas en los últimos años”, señaló Martínez Ataz, quien añadió como objetivos principales del encuentro el de fortalecer la propia actividad académica de la UCLM “permitiendo a los alumnos un conocimiento más cercano y profundo de estos países”. De igual forma, Martínez Ataz subrayó como otro de los objetivos el de reforzar la internacionalización de la UCLM, por lo que los rectores invitados mantendrán una agenda de contactos con distintas facultades y centros. En cuanto al tercer objetivo, Martínez Ataz habló de “la voluntad de abrir estas jornadas a la sociedad castellano-manchega en general” puesto que, según indicó, los contenidos de las mismas se complementan con otras actividades paralelas como reuniones de ámbito empresarial, exposiciones de pintura peruana, coloquios jurídicos o un concurso literario para estudiantes de secundaria, entre otras. Esta actividad, de carácter anual y rotatorio, tiene prevista la realización de su tercera edición en el Campus de Ciudad Real, con México como país invitado. Fuente: Europa Press *** Antonio Gamoneda abrirá homenaje a Miguel Hernández en León El poeta español Antonio Gamoneda, premio Cervantes 2006, inaugurará el homenaje literario que la ciudad de León (España) rendirá al poeta Miguel Hernández los próximos días 7 y 8 de mayo, en el que se tratará de redescubrir a un poeta “que aún sigue vivo”. En este acto literario, que bajo el lema El poeta que no cesa se celebra en el Salón de los Reyes del viejo Consistorio de San Marcelo con motivo del centenario del nacimiento del autor de Orihuela, se hablará de una obra que sigue siendo perfectamente válida en la actualidad y que “no ha amarilleado, ni huele a naftalina”, según la escritora y periodista Eloísa Otero, una de las autoras que participarán en estas jornadas. El homenaje a Miguel Hernández en León tendrá como gran colofón el concierto que tendrá lugar el 15 de mayo en la plaza de toros a cargo de Joan Manuel Serrat, en el que interpretará su nuevo disco Hijo de la luz y de la sombra, dedicado íntegramente a recrear y musicalizar las más destacadas creaciones del poeta. Gamoneda y Hernández tienen mucho en común, según Otero. “En primer lugar, que en la obra de ambos está presente la muerte, pero también que ambos vivieron la censura de cerca y que son autodidactas, ya que abandonaron la escuela con 14 años”. En este acto, según anunció la concejala de Cultura, Evelia Fernández, también intervendrá la poeta argentina, afincada en Valencia, Laura Giordani, quien ahondará en la huella que dejó Hernández en Latinoamérica. Por su parte, la escritora gallega Lupe Gómez leerá un texto suyo, inédito, que dedicará a Hernández, bajo el título de “La cárcel de la belleza”. También está prevista la intervención del profesor de la Universidad Miguel Hernández de Elche (http://www.umh.es), Josep Pérez i Tomás, todos ellos el primer día del homenaje, el 7 de mayo. Al día siguiente participarán en el acto los escritores Tomás Salvador González, Tomás Sánchez y José Luis Puerto, entre otros. El programa cerrará el día 8 a las 21 horas en el IES Juan del Enzina con un espectáculo músico-poético coordinado por Víctor M. Díez, que aúna músicos, actores, bailarines y poetas en una puesta en escena sobre la trayectoria vital del poeta. Participarán los actores Víctor M. Díez, los músicos Ildefonso Rodríguez, Chefa Alonso, Cova Villegas y Javier Iriso, y la bailarina Rosario Granell. La dirección escénica correrá a cargo de Fernando Urdiales. El escritor Marcos Ana, quien no podrá acudir, ha enviado la obra de teatro que escribió en la cárcel y que fue representada por los presos como homenaje a Miguel Hernández en 1960. Díez ha utilizado algunas partes para el espectáculo. Fuente: Diario de León *** William Osuna y Juan Calzadilla visitan Maracay Ambos poetas estarán en la capital de Aragua como parte de las actividades previas al Festival Mundial de Poesía. El viernes 7 y sábado 8 de mayo se realizará en el estado Aragua (Venezuela) el Encuentro “Dos Voces Sueltas”, una actividad previa al 7º Festival Mundial de Poesía, en homenaje este año al poeta William Osuna (Caracas, 1948), quien visitará la región en compañía del también poeta Juan Calzadilla (Altagracia de Orituco, Guárico, 1931), y ambos realizarán una serie de actividades en las ciudades de Maracay y Cagua. Calzadilla dictará el viernes, a partir de las 3 de la tarde, un taller de creación poética que tendrá lugar en el fóyer de la Cinemateca Regional. Osuna, entre tanto, será entrevistado a las 5 de la tarde en la emisora regional Color Radio 99.5 FM, de Maracay. El mismo día, a las 3 de la tarde, el escritor Ricardo Romero ofrecerá un taller de creación literaria en el Centro de Rehabilitación “El Buen Samaritano”, ubicado en la parroquia Andrés Eloy Blanco de la capital aragüeña. Las actividades del viernes terminarán a las 7 de la noche con un recital poético en el Museo de Arte Contemporáneo de Maracay (Macma), con la participación de Osuna y Calzadilla, además de Ricardo Romero, Lucila Balza, Andy Arias y Skarlet Boguier. El sábado 8 a las 9 de la mañana, Romero dictará el taller “Literatura y filosofía en la Biblioteca Pública Agustín Codazzi, de Maracay, mientras que a las 10 Calzadilla repetirá con su taller de creación poética, esta vez en la Biblioteca Pública Nicanor Ramos, ubicada en la Casa de las Misiones de Cagua. A las 10:30, Osuna ofrecerá en la Biblioteca Agustín Codazzi un taller de poesía. El evento terminará con un encuentro con los escritores aragüeños a as 2 de la tarde en el Teatro Ateneo de Maracay. Fuente: Gabinete Cultural del Estado Aragua *** Semiólogos de cinco países se reunirán en Venezuela Invitados de España, México, Colombia y Argentina se reunirán con sus pares venezolanos en la ciudad andina de Trujillo. Los resúmenes deben enviarse antes del 31 de mayo. Hasta el próximo 31 de mayo es posible postularse para participar en el VI Congreso Venezolano-Internacional de Semiótica, evento que se celebrará del 14 al 16 de julio en el Centro de Investigaciones Literarias y Lingüísticas “Mario Briceño Iragorry” (CILL, http://www.nurr.ula.ve/cill) de la ciudad de Trujillo, en el estado venezolano del mismo nombre. Organizado por el CILL en conjunto con la Universidad de los Andes (ULA, http://www.ula.ve) y su Maestría en Literatura Latinoamericana, así como la Asociación Venezolana de Semiótica (AVS, http://www.avs.com.ve), la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve) y el Laboratorio de Investigaciones de LUZ, el evento está dirigido a docentes, investigadores, estudiantes e interesados en la investigación semiótica. El congreso contará con la presencia del doctor José María Paz Gago (Universidad de la Coruña, http://www.udc.es; España), secretario general de la Asociación Internacional de Semiótica (http://filserver.arthist.lu.se/kultsem/AIS/IASS); el doctor Alfredo Cid Jurado (Universidad Tecnológica de Monterrey, http://www.itesm.edu; México), presidente de la Federación Latinoamericana de Semiótica (http://www.fels.50g.com); la doctora Neyla Pardo (Universidad Nacional de Colombia, http://www.unal.edu.co), coordinadora académica de la Sociedad Colombiana de Estudios Semióticos y de Comunicación (Socesco, http://sites.google.com/site/socesc); el doctor Andrés García, de Argentina, y el doctor Gerard Imbert (Universidad Carlos III, http://www.uc3m.es), de España, entre otros invitados internacionales. Por Venezuela asistirán la doctora Írida García de Molero, presidenta de la AVS; el doctor José Enrique Finol, vicepresidente de la Asociación Internacional de Semiótica; la doctora Carmen Hernández, directora del Museo de Bellas Artes, y la doctora Dobrila de Nery (LUZ), entre otros. Quien aspire a participar en este congreso deberá enviar antes del 31 de mayo un resumen de su ponencia, de 200 a 300 palabras, mecanografiado en fuente Times New Roman y en tamaño 14, destacando en el encabezamiento y a la derecha el título del trabajo (en itálica), el nombre completo del autor o de los autores, la institución a la que está adscrito y el correo electrónico. El resumen, que tendrá al menos cuatro palabras claves, deberá indicar, según la brevedad de la extensión requerida, los siguientes aspectos: marco teórico, problema de estudio, hipótesis de trabajo, metodología y procedimientos, resultados o conclusiones. Las ponencias completas, que deberán enviarse antes del 30 de junio, tendrán una extensión de 8 a 10 cuartillas en hojas tamaño A4, con interlineado de 1,5 y comienzo de párrafo de 1 cm; mecanografiadas en Times New Roman, en tamaño 12 y justificado, con márgenes superior, inferior e izquierdo de 3 cm y derecho de 1,5 cm. Para la elaboración de la ponencia se deberá emplear el procesador Microsoft Word u otro compatible. El participante incluirá un resumen en español e inglés y, de requerirlo, recibirá apoyo tecnológico, aunque deberá indicarlo al momento de consignar el resumen de su ponencia. Los aranceles del congreso son de 400 bolívares para ponentes, 250 para participantes, 300 para estudiantes con ponencias, 120 para estudiantes sin ponencias y 150 para certificados adicionales. En el monto de la inscripción está incluido el material informativo, almuerzo y refrigerios. Para solicitar mayor información diríjase al Centro de Investigaciones Literarias y Lingüísticas “Mario Briceño Iragorry”, ULA-NURR, ubicado en el cuarto piso de la Casa Carmona, en la avenida Isaías Medina Angarita (Trujillo). Puede telefonearse al (0272) 2366182 o escribirse a congresosemiotica2010@gmail.com. Fuente: CILL *** Medellín recibirá en julio a cien poetas de todo el mundo El XX Festival Internacional de Poesía de Medellín ha elaborado un programa de más de doscientos actos a los que asistirán más de 200.000 personas. Por Venezuela participarán Gustavo Pereira y Ophir Alviárez. El 28 de abril de 1991, ante un público de 800 personas y en medio del estruendo de las bombas de la guerra del cartel de Medellín contra el Estado colombiano, trece poetas leyeron sus textos en el Cerro Nutibara de Medellín, en Colombia. Así nació el Festival Internacional de Poesía de Medellín (http://www.festivaldepoesiademedellin.org), que organizado por la revista de poesía Prometeo (http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Revista) arriba ahora a su vigésima edición, que se realizará entre el 8 y el 17 de julio. Cien poetas de 65 países de todos los continentes se darán cita en la ciudad colombiana para participar del más multitudinario evento poético del mundo actual, galardonado con el Premio Nobel Alternativo en 2006 y reconocido el año pasado como patrimonio cultural de Colombia. El festival contará con la presencia de algunos de los más importantes poetas contemporáneos, como Yevgeny Yevtushenko (Rusia), Uwe Kolbe (Alemania), Jules Deelder (Holanda), Brano Hochel (Eslovaquia), Mohammed Bennis (Marruecos), los poetas y músicos tradicionales Niyi Osundare (Nigeria) y Alhaji Papa Susso (Gambia), Luis Carlos Patraquim (Mozambique), Imtiaz Dharker (Pakistán), Hadaa Sendoo (Mongolia), las poetas y cineastas Hala Mohammed (Siria) y Nathalie Handel (Palestina), Anne Waldmann (Estados Unidos), y los latinoamericanos Homero Aridjis (México), Gustavo Pereira (http://www.letralia.com/firmas/pereiragustavo.htm; Venezuela), Ophir Alviárez (http://www.letralia.com/firmas/alviarezophir.htm; Venezuela), Raúl Henao (Colombia) y Claudio Willer (Brasil), entre otros. También tomarán parte los poetas indígenas Gregorio Regino (Mazateca, México), Aiban Wagua (Kuna, Panamá), Vito Apshana (Wayuu, Colombia), y Lucila Lema (Kichua, Ecuador), y una destacada delegación de poetas caribeños, entre los cuales se cuentan Althea Romeo-Mark (Antigua), Quito Nicolaas (Aruba), Obediah Michael Smith (Bahamas), Kamau Brathwaite (Barbados), Domingo Alfonso (Cuba), John Agard, Grace Nichols (Guyana), Howard A. Fergus (Monserrat), Mayra Santos Febres (Puerto Rico), Cecil “Blazer” Williams (San Vicente y Granadinas) y Rei Berroa (República Dominicana). El evento es auspiciado por la Alcaldía de Medellín (http://www.medellin.gov.co), el Concejo de Medellín (http://www.concejodemedellin.gov.co), el Instituto Humanista para la Cooperación con los Países en Desarrollo (http://www.hivos.nl/espanol; Hivos, Holanda), la Fundación Doën (http://www.doen.nl/web/show/id=44928; Holanda), el Ministerio de Cultura de Colombia (http://www.mincultura.gov.co), Empresas Públicas de Medellín (http://www.eeppm.com), Prince Claus Fund for Culture and Development (http://www.princeclausfund.org; Holanda), Caja Cooperativa Confiar (http://www.confiar.com.co), la Embajada de Suiza en Colombia (http://www.eda.admin.ch/bogota) y la Agencia de Cooperación Alemana GTZ (http://www.gtz.de/en). Se espera para julio próximo la presencia de un inmenso público de más de 200.000 personas, que asistirán a casi 200 actos, entre lecturas de poemas, conciertos, exposiciones, ciclos de cine así como a los cursos, conferencias y paneles en el marco de la XIV Escuela de Poesía de Medellín, con acceso libre y gratuito, como todas las actividades del Festival. Como un homenaje a la fértil y creadora trayectoria del Festival Internacional de Poesía de Medellín se otorgará en breve en El Cairo a su director, el poeta Fernando Rendón, la distinción Bashrahil Prize for Outstanding Cultural Achievement 2010 (Premio Bashrahil por un Sobresaliente Logro Cultural, 2010). Fuente: Festival de Medellín ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| La Mancha http://delamanchaliteraria.blogspot.com Publicación de periodicidad mensual que dirigen desde España los escritores Juan Carlos Chirinos, Juan Carlos Méndez Guédez, Ernesto Pérez Zúñiga y Nicolás Melini. Además de una nutrida sección de creación que ofrece textos de algunos de los más destacados escritores de habla hispana, junto con firmas noveles, incluye una sección de opinión y un apartado de reseñas editoriales. Hispana http://hispana.mcu.es El Ministerio de Cultura de España (http://www.mcu.es) ha creado este portal para reunir y entrelazar las bases de datos de todo tipo de instituciones españolas, ofreciendo un solo punto de acceso a miles de recursos digitales que hasta ahora habían estado repartidas en las instituciones que los producían. Un poderoso buscador le permite al usuario localizar información por título, autor, tema, año de publicación u otros criterios, y entre los resultados se incluye un índice con las instituciones que poseen material relacionado con la consulta. Ideas de Babel http://ideasdebabel.wordpress.com Además de dos columnas en el diario venezolano El Nacional (http://www.el-nacional.com), el reconocido crítico cinematográfico venezolano Alfonso Molina mantiene esta bitácora, en la que escribe con regularidad sobre literatura, gastronomía, política y, por supuesto, cine. Laberinto de Miradas http://www.laberintodemiradas.net Proyecto expositivo y editorial de Casa América Catalunya (http://www.americat.net) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid, http://www.aeci.es) que consiste en tres exposiciones itinerantes de fotografía documental que durante tres años estarán viajando por más de veinte países de América y Europa. La página ofrece una muestra del material, así como información sobre las actividades relacionadas con el proyecto. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === El doble terremoto en Chile Daniela Wallffiguer Belmar =========== Para quienes tenemos una lectura distinta respecto de nuestra realidad social, no es un misterio que esta catástrofe tan natural, tan esperada en una zona altamente sísmica, haya provocado reacciones con múltiples y antagónicas consecuencias a nivel social. Algunos autores le han llamado el terremoto natural y el terremoto social (1), que se vivió en la zona central de Chile, donde además de los fuertes sismos se vino un tsunami que terminó por arrasar mi puerto natal: Talcahuano. ¿Quién iba a imaginar que los barcos que se veían tan calmos en la bahía iban a terminar en la plaza de armas completando el panorama apocalíptico de una negrura espesa y el hedor de los mariscos podridos? Desaparecieron muchos lugares donde iba de niña a comer y a disfrutar. Nunca más Talcahuano será el mismo y, sin embargo, las personas supieron reaccionar en el instante del impacto a falta de una respuesta institucional, comprobando que no somos una masa de ciudadanos pasivos. Es un hecho: hubo una respuesta tardía de parte del Estado que fuera eficaz ante este tipo de emergencia; a pesar del problema de la conectividad, se demostró lo centralizado que está Chile, con las consecuencias que ello trae: desigualdad y la nula capacidad de cada región de responder frente a la escasez de los servicios básicos. Es impresionante cómo se develaron problemas fundamentales del país “en vías de desarrollo” tales como los aberrantes monopolios de las grandes empresas de luz, agua, alimentos, etc., además de la falta de educación de parte de toda una población que no se sabe a ciencia cierta más que un Plan Deyse (ahora llamado Plan Cooper) que se revisa en cada ciertos actos cívicos escolares y que los expertos en sismología tuvieran que ser de otras naciones, los que daban con precisión lo que iría ocurriendo con el pasar de los días (2). La paciencia de las personas en Concepción y Talcahuano duró 48 horas y se lanzaron al saqueo masivo cual “Caracazo”, con la única diferencia de que fue un desastre natural y no un mal gobierno quien impulsó el movimiento de la mayoría de las personas afectadas, sin importar distinción social o de clase. (Después de los días los acusados de saqueos eran personas desde profesionales hasta voluntarios del servicio público o periodistas que fueron a reportear los hechos, bomberos, etc., y hoy sorprende la heterogeneidad de los acusados y la Corte de Justicia los está penalizando por actos criminales). Las críticas empezaron el mismo domingo 28 de febrero. Una alcaldesa histérica (que a costa de la tragedia hace carrera política) pedía militarizar la ciudad en vez de mantener la calma y pedir al menos leche y frazadas para los más desamparados. El pánico se apoderó de toda la sociedad y la crítica frente a esto, igual de asustada que muchos, porque siempre hay alternativas más éticas para reaccionar frente a la crisis, debo decir que muchas personas legitiman el discurso de la represión frente a los saqueos, que para quien no lo vivió la lectura de los sucesos acontecidos el pasado 27 de febrero de 2010 es un acto puro de vandalismo. En realidad se lo llevaron todo. La mercadería estaba en los monopólicos supermercados y grandes cadenas de farmacias, y los almacenes locales, que tenían para un par de días, no dieron abasto, lo que es más, muchas personas viven con lo que compran a diario y se demostró que el abastecimiento en Chile está en manos de unos pocos. Los juicios penales comenzaron al mes de la tragedia y reveló que no fue sólo la masa inculta la protagonista de los desbordes: periodistas, profesionales, bomberos, carabineros, etc., estaban involucrados en los hechos, y cada vez más el público santiaguino, pasivo e inquisidor, condenaba los hechos y mostraba inconscientemente su condición de clase o lo que es peor: que este autoritarismo intrínseco que “exuda” de sus pensamientos atraviesa todas las clases sociales. Las razones que puedo dar desde la disciplina histórica de por qué ante el caos existen argumentos hacia soluciones que retratan un autoritarismo intrínseco, añejo y nocivo que hay en la sociedad chilena, y más aun en la clase dirigente, donde manifiestan sin demasiado análisis y menos un sentido “humanitario”, creer que el desbando y la patanería son las características principales del pueblo chileno y que, a falta de virtud, se necesitan autoridades con ideales dignos que gobiernen con fuerza (Fuerzas Armadas que restauren el orden, hasta se ve con naturalidad el toque de queda) hasta que se den de manera más natural los ideales liberales, lo que refleja el pasado heredado al puro estilo de Diego Portales (3). Sin embargo existen autores que tratan de dimensionar esta catástrofe desde el lado social y dar una explicación que tratan de ser más holísticas. Una de las conclusiones del desborde, sobre todo en la región del Biobío, es que hubo una ausencia del Estado en las horas más críticas, y que además se pagó en vidas humanas una mala coordinación de información sobre un posible tsunami que terminó con las evitables muertes de quienes hicieron caso a la autoridad. Cuando yo era niña y vivía en Talcahuano, sabíamos que había que correr a los cerros cuando había terremoto, y crecimos con ese saber. La sabiduría popular cobra importancia a la hora de la acción directa. El testimonio de mi padre, quien viajó a socorrer a sus seres queridos, comentó que lo más impresionante era cómo los barrios estaban organizados a cuatro días de pasado el suceso y ninguna ayuda aún había llegado (militares sí, reposición y mercadería aún no); en cada barrio que visitó las personas estaban organizadas en turnos y comisiones: unos cuidaban las esquinas, otros hacían ollas comunes, y quienes supieron detectar napas subterráneas, repartían agua a todos los vecinos y en la noche hacían fogata y cantaban para sentirse bien (4). Reiteramos: los ciudadanos no somos pasivos como se ha querido dar a entender en esta nueva forma de democracia representativa. Las personas, al ver que “el Estado” no estaba, se lanzaron a la locura de saquear cuanto podían: alimentos de primera necesidad y todo lo que encontraran, como una suerte de cobrar con saña todo lo que nos cuesta conseguir vivir dignamente, puesto que es más locura que codicia un televisor plasma enterrado en un patio trasero sabiendo que no hay luz para usarlo ni personas que puedan comprarlo si hay otras necesidades primero. Nadie justifica el robo intencional, pero cuando se ve un desborde de esa manera no puede haber un juicio tan inquisitivo de parte de quienes no estuvieron en la tragedia. Santiago de Chile a la semana ya estaba moralmente desconectado e hicieron una gran teletón para que en la conciencia quede “hicimos algo”, y la verdad es que todo queda reducido a un número limitado de mediaguas para remediar vidas enteras de sacrificio. Cuando una buena acción no va a acompañada de empatía real y sólo renacen condenas y divisiones de clase, entonces es asistencialismo puro. Aún no se sabe y nunca se sabrá los destinos de esos fondos más de lo que se dice en los medios de comunicación formales, y si realmente todas las personas verán sus casas en pie, casas que aún cuestan, donde el fraude y la negligencia de las nuevas inmobiliarias son un hecho y se compara con la construcción de casas antiguas (no las de adobe, por supuesto) que no sufrieron daño alguno. ¿Alguien fiscalizará las innumerables inmobiliarias de las cuales muchas de ellas los dueños son dirigentes de gobierno? (sin contar el cómo se adjudican las licitaciones). Otro aspecto que relució en este terremoto, que aún tiene réplicas (a nivel natural y a nivel social), es evidenciar que el desarrollo en Chile está muy mal distribuido. Muchas de las zonas afectadas por el terremoto estaban escasamente urbanizadas (sobre todo la Séptima Región del Maule, donde se produjo uno de los epicentros), existe una pobreza estructural, un mayor número de viviendas de adobe y personas que vivían de los trabajos estacionales o de la pesca informal acostumbrados a la vida dura. La empresa Asmar (5) en Talcahuano daba empleo a alrededor de tres mil quinientos trabajadores, y mi pregunta es: ¿quién los reubicará en otros empleos en los años que dure parar una empresa con una supuesta solidez? Sin contar que este puerto tiene la característica de la mayoría de los puertos industriales como San Antonio: una miseria que cuenta con trabajadores ocasionales, los llamados estibadores, cargueros, etc., que conviven con la abundancia de las transnacionales. La población Gaete en Talcahuano es una población clásica con una estética que exuda miseria: casas improvisadas y revestidas de latón, ese que ha sido abollado hasta formar una plancha para hacer una pared, y en el exterior lleva la marca gasolinera de Esso (son los grandes tambores de combustibles que desechados han servido para construir vivienda), y ahí están y estuvieron hasta mi último viaje, este 2010, días antes de este terremoto. Creo que la tarea de un intelectual es interpretar la realidad desde su disciplina y explicar cada factor que influye en un suceso, en este caso tan natural, que desembocó problemas sociales solucionables, sin censurar los aspectos humanitarios de la crisis. Se puede hacer desde el objetivismo, donde sólo se narran los hechos, como por ejemplo decir que mi ciudad natal no tiene agua desde hace dos meses o decir que eso es aberración, porque la modernidad está en la capital y nada más. Es por eso que este ensayo está descrito desde la ética personal y no por eso menos objetiva. Este ensayo ha intentado acercarse a la totalidad de los factores que involucraron la respuesta ante la tragedia de ciudadanos y dirigentes, pero además es necesario, aunque muy ambiciosa tarea, humanizar aquellos actos que desde la tragedia natural hacen desbordar las acciones colectivas, que por un lado nos habla de una ciudadanía activa, y por otro, una profunda crítica a nuestros sistemas institucionales que en estos casos para nuestro país al menos una persona que viva muchos años lo experimentará al menos dos veces en su vida y debemos no repetir la mediocridad con que se mira y se determinan decisiones que afectan el curso de una comunidad entera. Notas 1. Garcés Mario, “Terremoto natural y terremoto social en Chile”. http://www.agenciadenoticias.org/?p=6073. 2. Revise página estadounidense donde se comprueba el seguimiento y monitoreo constante del fenómeno sísmico recién experimentado. En http://pubs.usgs.gov/circ/c1218/c1218.pdf. 3. Diego Portales es un ícono en la historia de Chile. Es ministro de Guerra y Marina, Relaciones Exteriores e Interior en la época de José Joaquín Prieto, y en su pensamiento, a través de cartas a sus socios economistas, expresa el perfil del pueblo chileno y cuál debía ser el camino para instaurar el orden. Es la cara del autoritarismo y es homologable al gobierno de Pinochet. En la columna de Cristián Warnken en “A la luz de una vela”, en http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/cristian-warnken, este escritor, más cercano a la literatura, hace un juicio muy personal sobre los hechos acontecidos, y concluye que la historia portaliana del orden y el autoritarismo es la constante en Chile, y que no hay otro modo de resolver las cosas y un terremoto en el año 2010, según él, demuestra que es la fuerza la que impone el orden. 4. Testimonio oral de Juan Sepúlveda, contralor de la Empresa Nacional de Aeronáutica de Chile. Su viaje, al igual que muchos santiaguinos, fue al socorro inmediato de sus familias. Esto comprobó que la migración hacia el centro desde el sur y el norte es un porcentaje grande, aumentando la crisis del centralismo en Chile. 5. Astilleros y maestranzas de la Armada. Después de la imposición del neoliberalismo con Pinochet, son empresas autónomas del Estado. La información es que una concesionaria se hará cargo de los arreglos, pero no se sabrá si la empresa vuelva con su mismo estatus o definitivamente se privatice. ** Daniela Wallffiguer Belmar danielawallffiguer@gmail.com Escritora chilena. Licenciada y profesora de estado en historia y ciencias sociales, magíster en historia de América de la Universidad de Santiago de Chile (http://www.usach.cl). Ha publicado artículos referentes al género sobre el matriarcado, historia y otros temas en el portal La Revelación (http://www.larevelacion.com). Además escribe ensayos, crítica literaria y cinematográfica, cuentos de ciencia ficción y poesía. Actualmente trabaja como profesora y realiza investigaciones referentes al género y sexualidad. === Un buen boxeador Pablo J. Fierro C. ============================== “La Patria es una mujer y él regresó para amarla contra los que se desviven tan sólo por disfrutarla y en vez de darle caricias lo que hacen es manosearla”. Alí Primera. La miseria por sí misma, a mi juicio, no produce delincuentes. Muchos grandes seres han salido de ahí. Desde hace tiempo perdí el fanatismo por el boxeo, quizás por eso actualmente dudo si vi alguna vez combatiendo en el ring al hombre de puños al que el diablo acaba de dar soberano revolcón. Mi gusto por las peleas se quedó en la época de Antonio Gómez, Alfredo Marcano, Betulio González, Leonel Hernández, Cassius Clay, e incluso hasta los estertores pugilísticos de quien fuera considerado por muchos el mejor boxeador de todos los tiempos —en dura lid con el gran Alí—: Ray “Sugar” Leonard. Alguien que me vea hoy, sentado la mayor parte del día frente a una computadora, con escasa disciplina gimnástica y poco dado a las tan recomendadas caminatas para la salud, dudaría que en mis días de niño y parte de adolescente mi pasión por el boxeo llegó al extremo de practicarlo, y salvando ciertas limitaciones de potencia física, de hacerlo aceptablemente, en lo que respecta básicamente a las técnicas defensivas: aunque lograba conectar también unos que otros jabs, uppers o ganchos. La verdad, en aquel tiempo, el deporte era una actividad que copaba gran parte de mis horas. Lo mío era, fuera de la pintura y la música, un guante, una pelota, un balón de fútbol, una raqueta de ping pong, un tablero de ajedrez, y muchas veces, con un hermano cómplice o unos amigos entusiastas, unos trapos amarrados en las manos para amortiguar sobre el cuerpo de cualquier adversario nuestras ganas de sentir la victoria a través de un puño noqueador. Llevé mis buenas manos, pero también sentí, a pesar de mi categoría pesada, la satisfacción de esquivar con ágiles quiebres de cintura, o con oportunos desplazamientos de torso, cuello y cabeza, potenciales golpes de mis contendientes. Gocé la improvisación, dada la dinámica de los combates boxísticos, de estrategias de ataque que en muchos casos culminaron en un balance favorable a mí, de cara a los zagaletones que fungían de jueces en aquellas peleas de muchachos que organizábamos en cualquier sala de casa abandonada, inspirados por las gestas del Morocho Hernández, Morochito Rodríguez, Lumumba Estaba, Fulgencio Obelmejías, Rafael Pantoño Oronó, Vicente Paúl Rondón o cualquier otro venezolano que buscase, en medio muchas veces de la miseria más abyecta, fortuna y/o caminos dignos en el rudo deporte de gran público, luces, réferis, cuerdas, campanas y cuadrilátero. Pero las circunstancias que me trajeron a mi situación existencial actual, en la que casi todo el tiempo se me va en sobrevivir, demarcaron un alejamiento de todo aquel fuego deportivo del principio y me confinaron a una actitud de apatía que no sólo cubre la parafernalia boxística, sino que se llevó por los cachos también al cabezazo sobre la red de alguna arquería, al swing jonroneador, al mate sobre el verde tablero del ping pong, al enroque y al jaque pastor. Nunca, eso sí, me pasó por la cabeza dedicarme profesionalmente al boxeo. Las garras de las artes y los oficios visuales me atenazaron de tal forma que a pesar de lo vapuleados que mis ojos llegan a la cama, todavía no he podido soltarme; por más que me rebusque algunos ratos de práctica guitarrística, con la ilusión de llegar algún día a llenar el carrito del supermercado con el producto de un par de sets de canciones en un sitio agradable donde la gente se complazca oyendo a un Pablo no siempre afinado y en tono. Pero si yo me hubiera dedicado al boxeo, no tengo ninguna duda de que hubiera intentado obstinadamente ser el mejor. Nadie, creo yo, abraza semejante profesión con la predisposición de perder, lograr decisiones divididas o empates; sino lograr triunfos contundentes. Y ser el mejor, de acuerdo a mi forma de verlo, es aplicarse, ataviado de su carga de fuerza y talento, a un estudio tenaz de la técnica boxística y a una preparación física, intelectual y espiritual profunda; como debe hacerse en cualquier área profesional que uno escoja. Porque el sentido de la vida, diría yo si me preguntan, es trascender el tiempo que nos toque, empeñados indeclinablemente en lograr la mayor cantidad de aprendizaje con la finalidad de ser rendidor para cualquier empresa que uno acometa, en el área laboral, sí, pero sobre todo en el área social, porque es disparatado y al mismo tiempo inútil lograr avances académicos, artísticos, políticos o deportivos, mientras nuestra vida social, nuestra proyección cotidiana hacia el resto de nuestros congéneres, carece de virtudes que enaltezcan al individuo en particular y al conglomerado humano en general. Puedo ver hoy la vida como un gran combate en el que, como decía Carlitos González, el juego no termina hasta que se saca el último out, por aquello de que “yo las he visto más feas y se han casado”. Y si se trata de una vida larga, mayores razones para la aplicación de todos esos valores que nos vienen desde el principio de los tiempos y que repelen los embates de la fatalidad forjando en nosotros una personalidad de carácter; para ser talentosos, pero también honestos y justos: la paciencia, la tolerancia, la perseverancia, la humildad, la confianza, la mansedumbre, etc. Sólo así, futuro psiquiatra, sólo así, futuro boxeador, sólo así, futuro presidente, obrero, médico, ingeniero, panadero, tornero, intelectual, heladero, buhonero, escritor, etc., podremos concluir los años con una faja y una corona de campeón merecidas. Porque si algo demuestra el actual caso de la INDEFENSA mujer torturada y asesinada por su esposo boxeador, es que Bolívar, nuestro Libertador, era un hombre muy sabio, y que no nos queda sino remarcar con él estas palabras: el talento sin probidad es un azote. ** Pablo J. Fierro C. pablofie@gmail.com Pintor, diseñador gráfico y escritor venezolano (Caripito, Monagas, 1959). Ha publicado Juanín escucha voces. Artículos y relatos suyos han sido publicados en los diarios El Carabobeño y El Sol de Margarita, en el semanario Tiempo Universitario y en la revista Texto y Color. === Lista negra Antonio Otero García-Tornel ========================== La lectura de los libros del apátrida y lúcido Gregor von Rezzori lleva a meditar sobre la cultura fascista de entreguerras, sobre los instruidos a los que arrastra la marea. El mismo Heidegger se dejó un bigotito hitleriano y dijo grandes barbaridades. Las vinculaciones con los malos se han considerado a veces episodios desafortunados, un flirt fugaz e irrelevante. El filósofo español Sacristán, antes de escribir la Introducción a la lógica y el análisis formal, cantaba “volverá a reír la primavera, que por cielo, tierra y mar espera...”, y montaba unos cirios tremendos en los cines que se atrevían a proyectar películas antinazis. “Fue cosa del destino” se ha dicho para quitarle hierro al asunto. Heidegger y Grass (conciencia moral crítica de su tiempo) ocultaron su pasado con gran habilidad. Pensemos en Hamsun, Montherlant, D’Annunzio, Pirandello, Azorín, Morand, Foix, Malaparte... En Eliade, Ionesco, Anton Webern. ¿La fuerza hipnótica de las grandes ideas de que hablaba Vasili Grossman? Cioran, el de las cejas espesas, odiaba a los judíos, los húngaros y los gitanos; creyó en Hitler. Roosevelt antes de ser presidente propuso que se redujera el número de judíos en la universidad. Y Churchill elogió en la prensa a Mussolini, seducido por “su porte amable y sencillo” y “su actitud serena e imparcial”. Hitler era alguien “competente, sereno y bien informado” y además “de sonrisa encantadora”. En cambio Trotsky “era judío. Seguía siendo un judío. Era imposible no tener en cuenta este detalle”. Eliot alude a los judíos despectivamente como “esa gente”. Drieu es un caso curioso. Publica poemas en Littérature. Está orgulloso de ello pero no se identifica con la revista. Nada de lo que sueltan los surrealistas le interesa. Tiene gustos más refinados, otros intereses estéticos. Rechaza las tentativas de Action Française de incluirlo en sus filas: sólo se deja querer. No es gregario, no se ve como un activista, las masas le ponen los pelos de punta. Lo que le gusta son los espacios vacíos, los bosques y playas solitarias. Piensa que no han traído nada bueno las izquierdas republicanas ni el rancio nacionalismo de la derecha. No está ni con unos ni con otros, va errando entre diferentes opiniones. Es incapaz de unirse a cualquier facción sin sentirse impelido a hacerlo, a la vez, con su contraria. Siempre insatisfecho, acaba en el Partido Popular Francés, en el que tampoco se siente cómodo: aguanta poco. Es amigo personal de líderes marxistas. Estaría de acuerdo con Kundera: “Nada más idiota que sacrificar una amistad por la política”. Protegió a Sartre, que no le corresponderá. Se metía con los judíos pero les ayudaba, apoyó a los nazis pero llamaba idiota al Führer. El histrionismo del Duce le repugnaba. Buscaban su compañía Malraux, Ortega, Borges, Gallimard (jugó con dos barajas durante la ocupación, como Grasset). Su agitada vida sentimental le llevaba a la dispersión. Iba a las fiestas de la alta sociedad, vivía “la extenuante vida de los ociosos”. Es un enamorado del lujo pero se siente bien en la austeridad. Incita a la rebelión contra el enfermo parlamentarismo. Escribe contra el materialismo, el productivismo y la pérdida de la tradición, en pro del gobierno de una élite vigorizadora, de una Europa unida. Publica un ingenuo Socialisme fasciste. Sólo ve el aspecto romántico, estético del ascenso nazi. Dirige durante la ocupación la NRF: le criticaban muchos que querían aparecer en ella. En realidad la resistencia cultural por esos lares fue muy relativa. Aragón y Troilet publicaban en la misma editorial de Céline. Sacha Guitry confraternizaba con los alemanes. Cocteau (y Marais) era el maestro de ceremonias de un restaurante lleno de cruces gamadas, al que acudían Milhaud y otros músicos. Chavalier (“París debe seguir siendo París”) y Trenet cantaban moviendo el canotié ante la Gestapo. Mistinguett bailaba en lugares a los que no podían entrar los judíos. Para no hablar de algunos fauvistas... Al desembarcar las fuerzas aliadas en las costas salieron, claro, de debajo de las piedras demócratas puros que iban a por Drieu, los miedosos se transformaron en valientes. Aragón se convirtió en el Robespierre de la depuración. El fiel Malraux, sin embargo, defendió su honestidad. Pudo huir a Suiza y no lo hizo. El embajador de España Lequerica le ofreció un visado pero no lo aceptó: los primeros falangistas, con los que se entendía, habían muerto. Quiso ahorrar el trabajo a los que tenían tantas ganas de acabar con él. Lo consiguió al cuarto intento... Sus novelas tampoco tuvieron éxito. Gustaban más fuera de Francia gracias a Thomas Mann o Bertrand Russell, que apreciaron su valor. El fuego fatuo es memorable. Y también la versión de Louis Malle, con Maurice Ronet haciendo de persona demasiado lúcida que bebe y se droga porque se aburre de esperar, que es “incapaz de retener a las personas”, que recorre París en busca de amigos que le dejan la sensación de que no encaja en ninguna parte... Impresiona la secuencia final, con música de Satie. La película conmocionó al cineasta maldito Iván Zulueta y al autor, ya casi bendito, de este artículo. ** Antonio Otero García-Tornel leosaucius@euskalnet.net Escritor español (Barcelona, 1952). Cursó estudios de derecho. Fue uno de los padres fundadores de Ajo Blanco. Cercano a Carlos Barral, desempeñó varios trabajos relacionados con el mundo del libro. Vivió siete años en Venezuela. Ganó en el País Vasco, lugar en el que ahora reside, el primer premio del VI Certamen Geoda de Narrativa (1991). Ha publicado artículos y poemas en revistas de España y América. Ejerce de columnista en el suplemento cultural de un periódico de Bilbao. === Réquiem para quienes escribimos poesía Francisco Pinzón Bedoya === Ya lo decía Pessoa: “¿Quién los leerá? / ¿A qué manos irán?”. Un extremo de la vida da el puntillazo sobre los versos escritos, deberemos los poetas dejar con vida propia los escritos si queremos que ellos perduren aunque sea en unos pocos ojos amigos. Es así de simple. Toda esa destilería de palabras con miles de sabores y de tonos, nada será cuando nos vayamos de este mundo ¿a otro? No lo sé. Tal vez debemos escribir para el ahora, para los ojos que están alrededor, nada más. Cualquier adicional giro o “riego” sobre algún verso es sólo eso, ganancia. Los poemas son como los hijos, se deben dejar ir y que tengan vida propia, aquella que le logramos o no dar. Nada podemos hacer más allá de... Hermoso cuando en el tiempo perduran los versos. Recitaron los niños de mi época en una escuela cercana la canción de la vida profunda y hasta la canción desesperada, y los amorosos de Sabines sé que aún se recitan en muchos faroles nocturnos al oído de muchas mexicanas. Carlos Fajardo Fajardo (poeta colombiano), en sus Poetas en la niebla, pone su grano de arena al rescate de varios de sus poetas favoritos, dándole validez a sus versos: a Nazin Hikmet, a Giovanni Quessep, a Alejandra Pizarnik, a Lêdo Ivo, a Vladimir Olan, y a otros. Sólo así unos pocos versos se logran colar en el futuro. Sin embargo, aún en Carlos (perdón por la familiaridad que me tomo) se logra entrever su angustia: “¿Adónde fueron los poemas de amor y soledad de ti?”, gracias a algunos como él, son pocos los que llegan a ese olimpo. Hace poco, hurgando en la poesía de los anaqueles de mi madre, rescaté para una noche traviesa en una calda terraza marinera, a Julio Flórez, a Luis Carlos López, a Rafael Pombo y a Eduardo Carranza. Yo sé que esa noche les di vida en el saboreo de sus versos rimados, de esa época de oro de los piedracielistas, de esa época en que uno le tiene amor a sus zapatos viejos, de esa época en que Teresa era la musa de Eduardo, de esa época en que brotaban enternecidas las flores negras, en fin... me sentí rindiendo un tributo silencioso a esos versos que llevaban muchos años entre las hojas sepia de los libros de mi madre. Me sentí en una dimensión cuántica junto a ellos, junto a lo que para el mundo fueron y no lo que son ahora, presentes sólo en sus versos. Me sentí haciendo un tributo, dando sólo un poco de lo mucho que ellos me legaron. Después de esa noche y en una cercana en que saboreaba versos de Rubén Darío, he tenido aun más clara la certeza de que no sé qué será de mis poemas de soledad de ti, de soledad de mí, de nostalgia nuestra, de ésa mi melancolía colosal. ¿Cómo se leerán a futuro, si es que ello se hace, algunas pocas de esas parrafadas de ocultos mensajes, de aparentes códices cuya clave ni yo mismo conozco ya? En fin... sólo sé que nada sé. Qué bueno sería que se dieran debates sobre este o aquel poema de un poeta, porque ello sería decir que hay un texto que está vivo o una rima que sigue viva. Ello implicaría necesariamente que hay lectores y analistas (dos al menos), y hasta llegaría a ocurrir eso que jocosamente Alí Chumacero dice: “Un poema es algo que prolonga lo que existe. (Eso lo aprendí de Martin Heidegger.) La poesía está en el aire: cada uno ve lo que quiere ver. Recuerdo que alguna vez me encontré en el Teatro Xola con José Gorostiza, de cuya poesía yo había escrito un pequeño texto. Se me acercó y dándome una palmadita en el hombro, me dijo: ‘Me gusta que mis amigos expliquen lo que yo quise decir en mi poema (Muerte sin fin)’. Era una broma hermosa”. Y aunque Paul Valéry dijera de su Cementerio marino: “Aunque haya querido decir, escribir lo que se escribió. Una vez publicado, un texto es como un aparato del que se puede servir cada uno a su antojo y según sus medios; no hay seguridad de que el constructor lo use mejor que cualquier otro. Por lo demás, si el autor sabe bien lo que quiso hacer, este conocimiento turba siempre en él la percepción de lo que ha hecho”, parte del supuesto de ser querido y leído (al menos), y en esa condición tiene toda la razón, pero... ¿qué se deja para aquellos que no van a ser leídos? Miles, millones de versos... esa es su suerte. La poesía vive cuando se lee, dicen algunos, y aquí creo que hago un réquiem por la poesía muerta. ¿En cuál de los dos bandos irá a estar la mía? ¿Habrá alguien que alguna vez dedique media de ron en otra terraza marinera a algún poema mío? Lo dudo, aunque... yo no lo sé de cierto. ** Francisco Pinzón-Bedoya poesia_fpb@yahoo.es Poeta colombiano (Líbano, Tolima, 1956). Es docente universitario. Ha publicado el poemario Encuentro (1999). Textos suyos han aparecido en publicaciones digitales como Poesía en español (http://www.poesia-inter.net) y Almiar - Margen Cero (http://www.margencero.com). Mantiene una bitácora personal en http://poesia-letras.blogspot.com. === Condenados a la eternidad: George Orson Welles ======================== === Gustavo Rubén Giorgi ================================================== Si nos fuera permitido utilizar libremente la metafísica de Schopenhauer podríamos decir que hubo un tiempo en que los hombres éramos los sujetos de conocimiento del mundo, éste necesariamente el objeto y el cine, su representación. Tal estado de cosas debió durar unos treinta años, entre 1945 y 1975, coincidiendo con la transformación en el imaginario popular de la figura del director de películas. El estereotipo que de él se hacía en otras películas, en dibujos animados y en las caricaturas de las revistas de prodigiosa tirada en aquellos años se transformó en el artista casi absolutamente responsable de la creación; el señor irascible y autoritario de monóculo y breeches con duro e inevitable acento centroeuropeo (entrañable figuración de Otto Preminger y Erich von Stroheim) se transformó en el intelectual con pátina de genio. Antes de que los periodistas de Cahiers du Cinéma propusieran e impusieran el concepto, éste solitariamente se había formado a imagen y semejanza de George Orson Welles. Se dice de él que fue niño prodigio, se dice que de adolescente recorría los pueblos de la rústica Irlanda haciéndose pasar por un famoso actor yanqui, se dice que en España fue torero con el mote de El Americano. Se sabe que a los dieciséis años comenzó a viajar por el mundo, que a los diecisiete ya era un respetado director de teatro y que a los veintiuno adaptó Macbeth en una puesta revolucionaria ambientada en Haití y representada por actores negros. Se cree que gozó de más y mejores oportunidades que ningún artista de su tiempo, se cree que tenía un carácter extravagante y anárquico que le impedía llevar a cabo sus innumerables proyectos, se cree que era un hombre distanciado y frío de los gustos populares. Se ignora que fue un trabajador titánico, que luchó como nadie para edificar un arte genuinamente estadounidense y popular, y que hubiera trocado gustoso su bien ganado prestigio de polígrafo por un suceso cinematográfico capaz de contentar a los críticos y a los públicos masivos. Como de cualquier hombre nacido de mujer, podríamos resumir la peripecia de Welles en ese puñado de prejuicios que reservamos para los demás: se dice, se cree, se sabe, se ignora. Pero, son pocos los creadores que han hecho de estos matices personales una arista común aplicable a todos los miembros de la sociedad. Por eso, al aproximarnos hoy a una figura de su talla son muchas las formas de abordarla que se nos presentan: desde cualquiera que lo hagamos, necesariamente fracasaremos en la composición de un retrato cabal, como él mismo lo postuló en Citizen Kane: no somos capaces de conocernos ni de conocer a otros. Pero existen aspectos de la vida de un hombre que permiten comprender siquiera algunas de sus circunstancias de modo de poder establecer un rol de jerarquías. Lo que pretendo decir es que no fueron sus lógicos defectos los que obstaculizaron su carrera de artista mayúsculo. No fue porque Welles fuera mujeriego, bebedor y manirroto que se malogró su idea de un arte accesible y exigente para las mayorías. Me parece, en suma, que su caída no fue inocente, ni aislada, ni casual. Orson Welles es un símbolo del cinematógrafo, la forma que dio identidad artística al siglo que pasó y que comparte con su pariente la fotografía la ascendencia en la máquina, que a su vez define como nada al siglo XIX en que nacieron. Sólo por eso es que hablaremos de su obra en ese campo, pero sin olvidar que fue un actor genial, el descubridor del poder de los medios de comunicación masiva y el creador de la radio moderna, un director de teatro notable y el más imaginativo de los adaptadores de cualquier género. El 11 de noviembre de 1937, cuando subió a escena César, adaptación de Julio César de William Shakespeare a la actualidad política de entonces, fue cuando empezó todo. Con actores vestidos a la manera contemporánea y claras alusiones al fascismo, como el saludo romano y las leyes racistas de Núremberg, la primera producción del Teatro Mercury creado por el joven Welles y John Houseman conmovió al ambiente teatral y se convirtió en un éxito de público tan grande que sus detractores y apologistas se contaban por igual en todos los ámbitos de Nueva York. La popularidad de Welles, que ya era conocido por sus trabajos en la radio desde 1934, creció notablemente. Pero ese suceso no fue nada comparado con el escándalo que dio a la nación y al mundo el 30 de octubre de 1938, noche de Halloween memorable por motivos artísticos, sí, pero más aun por sus repercusiones sociales y políticas. Después de tragarse Austria, después de la capitulación de Inglaterra y Francia en la conferencia de Múnich, Hitler había entrado en Checoslovaquia el 1 de octubre de ese año. Las democracias occidentales no veían o no querían ver, y para el ciudadano medio de los Estados Unidos, afectado todavía por los efectos de la Gran Depresión, la cuestión europea era algo lejano y ajeno. Pero el miedo instalado por la crisis económica y alimentado por los rumores de guerra estalló esa noche llevando a millones de personas a creer lo que un programa de radio les decía: los marcianos invadían la Tierra, los marcianos habían aterrizado en Nueva Jersey y ellos se enteraban de los horribles sucesos por los reportes de un periodista destacado en la imaginaria granja de Grover’s Mill. El crescendo dramático y el ingenioso montaje de la adaptación de la novela de Herbert Wells como si fuera una emisión ordinaria, no parecen elementos suficientes para explicar el pánico y la histeria colectiva. El genio de Welles había puesto de manifiesto —¿voluntariamente?— que la credulidad de las masas era fácil y peligrosamente manipulable por el poder si tenía apenas un toque de barniz de autoridad institucional. Lo que Goebbels había hecho en Alemania en una dictadura también había sido posible en una sociedad supuestamente informada y libre. Este descubrimiento asombró y asustó. Ningún medio de comunicación masiva, inventado o por inventarse, podrá llamarse libre de la impronta de aquella noche en que un joven de 23 años abrió la caja de los truenos y de los vientos. Lo que siguió es conocido. La RKO, el más pequeño de los grandes estudios, le dio a Welles el contrato con mayor libertad para un artista en la historia de la industria como actor, escritor, director y productor. Con ímpetu renovador el recién llegado se dio a una tarea nunca vista de codificación y renovación de los medios expresivos del cine, e hizo historia una vez más con su inaugural Citizen Kane, estrenada el 1 de mayo de 1940. El expresionismo traído a los Estados Unidos por Josef von Sternberg y Fritz Lang, la fluidez de cámara de otro gran maestro alemán, Wilhelm Murnau, el clasicismo americano de Griffith para el desarrollo de relato, la utilización sistemática del plano secuencia de Wyler revitalizado por la dimensión sonora y la iluminación intencionada y puesta al servicio de la generación de climas se cuentan entre los méritos de esta película, la que más vocaciones cinematográficas despertó, según François Truffaut. Contra lo que se cree, Citizen Kane fue recibida como una obra maestra y no perdió dinero. Pero los dolores de cabeza que le dio al estudio, la ojeriza de William Randolph Hearst, el boicot de la prensa de este magnate y la envidia generalizada del ambiente que le retaceó los premios de la Academia, contribuyeron a que desde ese momento el nombre de Welles se asociara al escándalo y al fracaso. El contrato del realizador fue revisado para su siguiente proyecto, y The Magnificent Ambersons, adaptación de la novela de Booth Tarkington, llevada a la pantalla en 1942, resultó obra maestra cruelmente mutilada. En ella, Welles hace ganar en funcionalidad su formidable potencia expresiva para exponer la decadencia de las familias tradicionales del país ante el empuje de los industriales, en este caso del automotor. Aquí resulta nuevamente memorable el empleo de los efectos sonoros en función dramática, como en la secuencia del interior de la mansión Amberson, en la que valiéndose de la grúa, la luz y los desplazamientos del micrófono, consigue una síntesis admirable de cinematografía y dramaturgia. Algunas secuencias de Journey Into Fear, suscripta en 1943 por Norman Foster, evidencian la mano del maestro, que a pedido de Franklin Roosevelt había viajado el año anterior a Brasil y México para hacer un documental que cimentara la “política de buena vecindad” inaugurada por la Casa Blanca en tiempo de guerra para la América Latina. Nuestro país, neutral en el conflicto, quedó fuera de la agenda de Orson Welles, quien sin embargo viajó a Buenos Aires en abril de 1942 para asistir a la ceremonia de entrega de premios de la Academias de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina. No tengo noticia de registros fílmicos —que debió haberlos— de su visita. Una foto lo muestra junto a Alberto de Zavalía en una fiesta, oyendo cantar con ligero fastidio en su homenaje a Libertad Lamarque. Entre nosotros fue a comer a La Estancia, recibió un galardón por Citizen Kane y sufrió el acoso juguetón de Ángel Magaña, que le palmeó el culo en la boîte “Gong” para ganarle una apuesta a una chica. Estaba en el apogeo de su fama y, según recuerda el crítico Raimundo Calcagno (Calki), era un hombre irónico y despreciativo, atildado, pulcro, un verdadero angelote rubio de Raffaello Sanzio. Y baste con lo dicho para esta, no sé si oportuna, digresión. It’s all true (1942), ligada a los avatares de la política, se fue de madre en tiempo y presupuesto. Los enemigos de Welles atribuyeron los tropiezos a sus aventuras amorosas, a su afición a las fiestas de Río y a la desmesura de sus planes. Lo cierto es que por la causa que fuere se malogró un proyecto de cine documental cuya repercusión para la cinematografía latinoamericana hubiera sido similar a la producida por Eisenstein en México la década anterior. En 1946, en otro mundo, y tal vez para demostrarle a la industria su buena voluntad, dirigió un guión de su amigo John Huston: The Stranger. Aunque tal vez sea un filme menor, deben reconocérsele dos méritos por lo menos: mostró por primera vez un documental de un campo de concentración nazi en un filme comercial y fue en lo formal el campo de experimentación del contrapunto visual entre impresionismo y expresionismo frustrado por la incomprensión de los productores, y que alcanzaría realización plena veinte años más tarde en Chimes at Midnight. La película ganó mucho dinero, lo que permitió a Welles volver a dirigir con gran presupuestos y una estrella como protagonista, su entonces mujer Rita Hayworth. The Lady from Shanghai ha quedado como uno de los mejores filmes negros de Hollywood, a pesar de haber sufrido una poda brutal. Estrenada en 1948, fue un fracaso y algunos le atribuyen la culpa del ocaso de Rita Hayworth, a pesar de haber sido elegida para el papel por Harry Cohn, uno de los hombres más poderosos y respetados de la industria. De los millones que tuvo en The Lady from Shanghai pasó a contar los centavos en Macbeth, película de setenta y cinco mil dólares de la que le quitaron el control artístico y lo obligaron a cortar dos rollos; sin embargo, con lo hecho se las ingenió para plantear el tema fascinante de la pugna entre la vieja religión druídica y el cristianismo triunfante en las islas británicas. Para Orson Welles se hizo evidente que su carrera en Hollywood había terminado, por lo menos por el momento, así que decidió expatriarse. Una vez en Europa, puso su enorme prestigio de actor al servicio de quien se lo pidiera, para poder vivir y para juntar dinero para sus proyectos teatrales, discográficos, radiofónicos y cinematográficos. Como aquí nos interesan especialmente estos últimos, nuestra próxima estación es Othello (1952), que bien pudiera asimilarse a una representación de la Pasión del artista. Dos años entre Marruecos, Francia y cinco lugares de Italia, filmando cuando podía o improvisando con genio y audacia, como en la famosa secuencia en el baño turco por carecer de dinero para trasladar los trajes, son algunas de las dificultades que tuvo que vencer para dar cima a su retrato barroco y fascinante de la tragedia del moro. Italianos, franceses y norteamericanos le negaron certificado de nacionalidad a la película, que tuvo que ser presentada en Cannes como producción marroquí. Sobreponiéndose a las limitaciones, ganó la Palma de Oro. Sin tiempo para celebraciones, Welles comenzó otro penoso periplo en procura de financistas para Mr. Arkadin (1955), rodada en varios lugares de España, Múnich, París y Roma. Los productores le quitan una vez más el derecho a editarla, y con lo que queda apenas podemos vislumbrar lo que hubiera sido esta reescritura de Citizen Kane en la que pretendió reeditar el éxito de su Harry Lime, aclamado en The Third Man (1949) de Carol Reed. Con todo, la fábula del escorpión y la rana, que Arkadin cuenta en el filme, se transformó en un clásico citado desde entonces en todos los planos de la intertextualidad cinematográfica. Un dichoso malentendido permitió el regreso de nuestro homenajeado a la industria, en lo que sería la última de sus incursiones hollywoodenses. El asunto fue así. Welles había aceptado un papel en un proyecto para el que los productores querían a una figura que asegurara el éxito de taquilla. Entonces vieron a Charlton Heston, le preguntaron si quería intervenir y le dijeron que contaban con Welles; Heston contestó que trabajaría en cualquier cosa que dirigiera Orson Welles. El estudio, para, nada lerdo, le ofreció la dirección a Orson, pero sin pagarle más que su convenido salario de actor, cosa que él aceptó con la condición de poder reescribir el guión. El resultado fue Touch of Evil (1958), relato de corte policial sólo en el tono, pero que en realidad constituye una profunda reflexión sobre el abuso del poder. El revolucionario tratamiento plástico de la obra fue una vez más arruinado por los productores, que entorpecieron con los títulos una de las secuencias más brillantes de la historia del cine, cortaron otras y agregaron escenas que oscurecieron la historia. Con todo, presentada en el célebre Festival de Bruselas que eligió paralelamente a las doce mejores realizaciones de todos los tiempos, Touch of Evil se alzó con el premio, lo que no evitó el despido del directivo que la envió a la competencia, ni que Welles nunca volviera a dirigir en su país. Puede decirse que fue una desgracia con suerte, ya que en los años noventa el filme fue restaurado y hoy podemos disfrutarlo casi como lo concibió su creador. Es el ejercicio de expresionismo más funcional y estilizado que se haya hecho jamás, tan distante de los decorados pintados de luz de Caligari como de algunos excesos de Citizen Kane. Desde esa fecha hasta 1962, el director desempeñó algunas de las cinco mil veintiocho interpretaciones que se le han contado para cine, radio, teatro y televisión, y escribió centenares de proyectos para todos esos campos, la mayoría fallidos por falta de dinero. Pero a fines de aquel annus mirabilis dio a conocer Le procés, osada y espléndida transposición fílmica de la novela de Franz Kafka en la que lleva hasta las últimas consecuencias sus preocupaciones acerca de la hipertrofia del Estado y su avance sobre las libertades del individuo. A pesar de haber demostrado una y otra vez, en las condiciones más adversas y precarias, su excepcional calidad de autor de filmes, Welles sólo pudo terminar su siguiente película, Chimes at Midnight (1965), tras dos años de lucha contra la escasez de medios de la raquítica industria cinematográfica española, aprovechando desechos tales como el vestuario utilizado en El Cid (1961) de Anthony Mann. Haciendo de la necesidad virtud, este atrevido montaje de varias obras de Shakespeare (Enrique IV, Enrique V, Ricardo III y Las alegres comadres de Windsor) y de las Crónicas de Inglaterra de Raphael Holinshed, centrado en la figura de sir John Falstaff, supuso el cierre de su trilogía shakesperiana y la culminación de los preceptos estéticos que animaban a su realizador desde hacía un cuarto de siglo. Su composición de Falstaff es una cumbre de la actuación, mientras la puesta al día del drama isabelino —vital, desprolijo, sucio— nos muestra por primera vez una época en toda la variedad de su esplendor y miseria. Las escenas de batalla sólo pueden parangonarse con las de Alexander Nevsky (1938), de Serguei Eisenstein. Nunca habían sido tan próximos los dos grandes genios de la cinematografía mundial. En 1968 la televisión francesa le encomendó un proyecto que resultó el primer trabajo de Welles en colores. Una histoire inmortelle es un filme plenamente logrado, con cabal conciencia del medio para el que fue concebido, lo que se nota en el tratamiento del color, la trama intimista y el contenido montaje adecuado a las proporciones de la pantalla chica. Welles ensaya contemporáneamente las mismas soluciones que habían intentado para el medio en expansión Roberto Rossellini y Jean Luc Godard. Haber revelado las posibilidades cinematográficas de la escritora danesa Isak Dinesen no es el menor de los méritos de este telefilme, y así lo atestiguarían en su oportunidad los éxitos de África mía (1985) y La fiesta de Babette (1987). La última obra estrenada de Welles en los cines es F for Fake, de 1973. En este documental revolucionario y fraguado se expone la diferencia que separa la mentira del engaño, partiendo de la falsificación de las obras de arte. Mentir para entretener, dice Welles, es la esencia del arte de todos los tiempos, desde que el primer hombre exageró una hazaña ante sus semejantes frente al fuego. El engaño, en cambio, busca sojuzgar al otro para dominar su voluntad. Woody Allen, en Zelig (1983), aprovechó estas enseñanzas con sabiduría y humor, y el recurso volvió a cautivar a las nuevas generaciones en 1999 con The Blair Witch Project. En 1980 hizo para la televisión alemana Filming ‘Othello’, tal vez una auto-reivindicación de la experiencia fallida de It’s All True. Lo que queda, inacabado o inédito, lo dejamos para el final. ¿Cuál fue la causa del caída en desgracia de Orson Welles? ¿Por qué la industria cinematográfica más poderosa del mundo despreció un talento como el suyo? Creemos que la respuesta a estos interrogantes debe prescindir, como dijimos antes, de las simplificaciones y las cuestiones puramente personales. No se debe olvidar que Welles apoyó explícitamente a la República española, que fue uno de los animadores del Teatro Federal, proyecto gubernamental para ayudar a los trabajadores desocupados del sector a causa de la Depresión y que hizo campaña política para Franklin Delano Roosevelt, llegando hasta a escribir sus discursos. Estas cosas no pasaban inadvertidas para Edgar Hoover, mandamás del FBI, que en fecha tan temprana como abril de 1941 dirigió este memorando al ayudante del fiscal general: “Orson Welles está asociado con las siguientes organizaciones de las que se dice tienen orientación comunista: Comité Cultural Negro, Plan de Padres Forester para los Niños de la Guerra, Oficina Médica y Comité Norteamericano de Ayuda a la Democracia Española, Comité de Artes Escénicas, Comité de Actores Cinematográficos, Comité de Coordinación para Levantar el Embargo, Nuevas Masas, Fórum de la Gente, Fondo Mundial de la Librería de los Trabajadores, Liga de Escritores Americanos, Unión de Estudiantes Americanos”. La serpiente había puesto su huevo en 1938, cuando un grupo de parlamentarios conservadores, tanto demócratas como republicanos, fundaron la Comisión de Actividades Antinorteamericanas, de triste notoriedad en las décadas siguientes. Entretanto, como Hitler había invadido la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, ese país fue incluido en la Ley de Préstamo y Arriendo de los aliados de los Estados Unidos: las simpatías hacia el pueblo ruso se multiplicaban. Pero el 31 de enero de 1943 el mariscal Paulus se rinde en Stalingrado y el Ejército Rojo inicia su marcha hacia Berlín. Aquella simpatía comienza a evaporarse, y la tensión aumentará de manera crítica a partir de la muerte del presidente Roosevelt el 12 de abril de 1945. El negocio del cine se puso en guardia para evitar problemas y desperdicios. El ejemplo más claro lo constituye The North Star, dirigida en 1943 por Lewis Milestone, y escrita por la notoria comunista Lillian Hellman, concebida como propaganda a favor del aliado soviético. En 1957 se reestrenó con otro título: Armored Attack, en el que se borraba toda alusión a la agresión nazi, se intercalaban tomas de la revuelta húngara de 1956 y el pueblo invadido se convertía en pueblo traicionado por sus líderes. De su duración original de 103 minutos quedaron setenta y seis. Es altamente sugestivo que Welles, desde 1942, no pudiera dirigir hasta la terminación de la guerra, por lo que no parece aventurado afirmar que la derrota del “New Deal”, el proyecto político más progresista y tolerante de la historia de los Estados Unidos, que sacó al país de la crisis defendiendo a los más pobres y libró una guerra justa, arrastró en su caída no sólo a Welles, sino a toda una corriente de pensamiento y a una postura moral ante lo que debe entenderse por arte popular. Charles Chaplin, Jules Dassin, Joseph Losey, Herbert Biberman, Fritz Lang, John Huston, Carl Foreman y Bertolt Brecht, entre muchos, eligieron o debieron abandonar los Estados Unidos. Otros sufrieron la persecución interna hasta la cárcel o la muerte, como es el caso del actor John Garfield, a quien se ultrajó indecentemente declarando que había muerto en vísperas de colaborar con el maccarthismo. Entre las muchas obras inacabadas e inéditas de Orson Welles se destacan The Deep (1967), Don Quixotte (1957) y The Other Side of the Wind (1974), obras que nos están parcial o totalmente vedadas por cuestiones económicas y familiares. La comunidad artística internacional tiene el deber moral de hacer cuanto esté a su alcance para que esos trabajos, así como los centenares de proyectos televisivos, cinematográficos y teatrales inconclusos del gran artista, se conozcan y difundan. Si eso sucediera, no es improbable que el arte popular todo recibiera una inyección renovadora de inesperada vitalidad. Se dice que hay artistas capaces de abrir puertas y de cerrarlas, tan grande es la potencia de su genio. Welles es uno de ellos, con la particularidad anotada de que hasta después de muerto sería capaz de reabrir esas puertas. Le procés se abre con una interpolación del relato kafkiano “A las puertas de la ley”. Como se recordará, trata de un hombre que envejece aguardado inútilmente que un guardia la franquee el paso y el acceso a la ley. A punto de morir, se entera por el feroz cancerbero de que esa puerta le estaba asignada a él, que hubiera podido abrirla con sólo quererlo y que ahora esa puerta se cerrará para siempre. No esperemos insensibles hasta que sea tarde ante una de nuestras tantas puertas de la ley, las que nos permitirían recuperar un legado artístico maravilloso. George Orson Welles nació en Kenosha, Wisconsin, el 6 de mayo de 1915, y murió a los 70 años en Los Angeles, California, el 10 de octubre de 1985. Está enterrado en la finca rural “San Cayetano” de Ronda, Málaga, que fuera de su amigo el diestro Antonio Ordóñez, donde vivió el verano de sus 18 años. ** Gustavo Rubén Giorgi gustavogiorgi@arnet.com.ar Abogado y escritor argentino (Zárate, Provincia de Buenos Aires, 1955). Trabaja como funcionario público en el cargo de jefe del Registro Civil de Zárate. Ha publicado Cuentos de la resignación (Editorial Dunken, http://www.dunken.com.ar; Buenos Aires, 1997), el libro de relatos históricos El profeta y el traidor (Ediciones Proa, Buenos Aires, 2000), los poemarios El último bien (Proa, 2001), El retorno de Hipsipila (Alloni-Proa, Buenos Aires, 2005) y Acechanza de reflejos (Proa, 2009), la colección de ensayos Aunque sean los papeles rotos de las calles (Alloni-Proa, 2005) y un volumen con el relato “El emisoriario” y el soneto “Elección” (colección “Biblioteca Mínima” del diario Opinión; Cochabamba, Bolivia, 2007). Además, textos suyos aparecen, traducidos al italiano, en la Antologia della Poesia Argentina Contemporanea (Edizioni Sentieri Meridiani, http://www.sentierimeridiani.it; traducción de Emilio Coco; Foggia, Italia, 2007). Ha dado conferencias sobre cine, historia y literatura en Buenos Aires, y en el interior y exterior de Argentina. Integra el plantel de colaboradores permanentes de la revista Proa, fundada en 1922 por Jorge Luis Borges y en la que ha publicado cuentos, poemas y ensayos desde 1998. En 2009 fue jurado, en el género Novela, para la Faja de Honor 2009 de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade, http://sade.org.ar). === Águeda Pizarro Onicio, mujer de letras y ojos largos ================== === Leopoldo de Quevedo y Monroy ========================================== Dividida en vida e ida, soy la luna cuando hablo, reflejando otro algo en mi cara oculta (1). La noche es de Luna y Granada, de Gratiana y madre. La lluvia cae finita y los ojos lucen de vidrio. Nueve poetas recitan y la luna brinca con cara llena. Plenilunio está de fiesta porque otra luna blanca vino. Esta noche tiene agua porque Águeda Pizarro Onicio la tiene en su nombre. La luna ríe de gozo porque la noche le sabe a agua. Hoy la palabra rinde homenaje a la mujer que la honra en Roldanillo. Águeda Pizarro es luna de plata sobre lienzo blanco. Espiga larga y trigo tierno. Nariz con punta de estrella y labios de cartucho negro. Nació con un pie en New York, un ala en Granada y su alma en Bucarest, en la cuna de su madre Gratiana, cuando el alba estrenaba su vestido de flores. Una cascada de mujeres indias con turbantes rojos y castañuelas flamencas en el hueco de sus manos salió a su encuentro para acompañarla en su camino siempre. Jugo-naranja en mi boca el día revienta de luz —cariño— Sale del hidrante un chorro de agua —diamantes. Árboles diciendo que sí —sus cabezas crespas— y que sí... Rayas amarillas en los bordes de las calles soles serenos se van a ti. Cinco palomas acarician el aire. La bandera baila roja, baila blanca, baila azul. Las ventanas guiñan. El puente y yo llegamos a ti (2). El paisaje granadino de la Alhambra de jardines, arabescos, danzas y caras morenas y la parentela abierta de Federico —el gitano esquivo e izquierdo cantor de caballos y almenas y la nube de poetas de la joven generación del 27—, Jorge Guillén y Pedro Salinas con su padre Miguel Pizarro y bizarro, signarían su estela de letras, de etnias y amores. Águeda bebió las aguas de los mares sin fondo, asistió al parto de cerezos blancos, gozó del sol rojo en verano y recogió del suelo en otoño botones sin abrir y hojas cansadas. Oyó crispada las voces exiliadas de España en una patria extraña y aprendió el español de Cervantes y Juana Inés, de Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou entre vocablos sajones y el sánscrito al que le abrió sus secretos de palabras compuestas su traductora Bárbara Miller. Como todo enamorado y como todo joven Neruda tuvo presencia en sus primeras lecciones del arte de Erato. Residencia en la Tierra fue el primer manojo de versos que probó de manos de Suramérica y que inundó su arroyo naciente. Conoció al narrador “más poeta” García Márquez, a Rulfo, a Paz, a Cortázar y poco después al chileno Huidobro, que la deslumbró con su capacidad para la creación y el neologismo. Recuerda la anécdota que sorprendió a sus padres cuando de niña dijo: “Se descojinó la cama”, para expresar que los cojines habían caído al suelo. A raíz de la muerte de su padre la invadió el ansia de regresar a sus orígenes en España, y reconoció su lengua de la que jamás ha vuelto a desprenderse. Ha escrito ensayos y poemas, mas no se ha atrevido a usar la primera lengua que bebió en New York, su patria chica. Ama y arma las palabras del idioma de Castilla como una araña teje su canción en la que vive. Porque Águeda duerme, come y sueña en verso y nada en las aguas agridulces que le dieron sus progenitores de Iberia y Rumania. Hace mucho que se fue mi padre por el río del morir. Las manos de los gitanos detienen su fluir en un baile de ausencia donde la pausa respira y él vive entre palma y palma como una llama de silencio. ... De la tierra de mi padre ya nada me queda: Las sombras de sus palabras y el ¡ay! cuando me muera (3). A sus 20 años conoció a Omar Rayo y con él, como nuevo Virgilio, descubrió los meandros de la poesía, un nuevo mundo en Roldanillo, atravesó cordilleras y abrazó con su mirada al Valle, las sabanas del altiplano y los fríos de las montañas de los guambianos de ruana morada en Silvia. Llegaron hasta su sonrisa negras abundantes, cantaoras del Pacífico y centenares de mujeres de todos los confines llenaron el cenáculo del Museo Rayo. Alrededor de ella, las Almadres sabias de cabello ya blanco y la nieve del maestro creador del templo más alto del arte en Colombia fueron el suficiente estímulo con los auxilios del Estado. En su obra extensa tiene tres poemas. Sara, su hija, y Mateo, su nieto y el viento. Y su poema más largo es de 26 estrofas, negras y blancas y multitud de versos libres, unos festivos, otros que desgarran la vida y al hombre, unos que abren puertas apenas y otros suben triunfantes hasta el Olimpo. Lleva por título Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas de Roldanillo y de principio a fin tiene su sello y su mérito. Lo empezó a formar desde que llegó a Colombia en el año 75 y, formalmente, en 1984 lo echó a andar con una pequeña turba de quijotesas y poetisas con luz propia. Ya no fueron sólo Safo ni las sibilas de Samos o de Cumas o Hipatia en Alejandría las causantes de la emoción, el oráculo o la magia de la poesía y las mujeres que se quedaron en la historia con la gloria de haberle dado patria al verso, la metáfora y la profecía. Fue también Águeda en Roldanillo la que fundó una ciudad nueva para que el Hada Poesía reinara y cada año celebrara unos juegos florales como los Píticos en Olimpia que lanzaran al mundo las vencedoras de las tempestades y del viento. A los primeros encuentros llegó la maga Marga López Díaz con su aureola de agorera, un manojo de laurel y su alma-río pleno de resinas, perfumes de Oriente y el desierto del Serengueti. Águeda afirma que sin ella Roldanillo no sería lo que ha llegado a ser. “Ella dio la pauta y su carisma”. Sus talleres de poesía fueron faro que orientó las noches de duda e iluminó con tino el sendero para novatas y arriesgadas. Su trabajo transformó la fisonomía del encuentro porque después de su llegada los participantes “se dieron” al poema y al público. A este alero del mito, el sortilegio y los conjuros, de los trenos de dolor de una patria herida, llegaron a posar sus plantas de ruiseñoras Matilde Espinosa, Dora Castellanos, Mariela del Nilo, Meira Delmar, Maruja Vieira, Olga Elena Mattei y Gloria Cepeda Vargas, heredera enhiesta. Su solidez poética y su sencillez serena fueron el toque de vidrio fino para que el encuentro les otorgara la “medalla” de Almadres. Hoy el encuentro puede exhibir 20 y más “graduadas” en el arte del decir y desdecir, de fabricar palabras y mundos. Llegaron con timidez la primera vez ante el ya culto y exigente auditorio. Por allí pasaron Ana Milena Puerta, Martha Patricia Meza, María de los Ángeles Popov, Luz Ángela Caldas, María del Pilar Paramero, Andrea Naranjo, Gabriela Santa, Adela Guerrero, Fanny Muñoz, Gloria María Medina, Gloria María Bustamante, Claudia Trujillo, Leidy Yaneth Vásquez, Esperanza Jaramillo. A Roldanillo llegaron y subieron al podio de las grandes, las perlas negras María Teresa Ramírez, Mary Grueso Romero, Elcina Valencia Córdoba a impregnarlo de su fuerza, de olor y sabor de mar y crustáceos, alabaos y sinsabores de una etnia madurada a azotes y olvido. Esta escuela, de prestigio indiscutido, les otorgó el título de “Alma-negras” y las sentó junto a las Almadres. Guiomar Cuesta y Nora Puccini de Rosado también tienen puesto de honor en los cimientos del certamen actual. Águeda ha logrado con su encuentro abrir un espacio de inclusión ilímite para las mujeres colombianas poetas que se encontraban expósitas. Toda mujer que haya sacado de sus cavidades la delicia o el grito de sus ecos tendrá lugar y voz en Roldanillo. Lo que más adora de este templo es porque da la oportunidad para escuchar, porque no hay unicidades en su mesa y no hay compartimientos exclusivos y caben todas las expresiones propias. Además, lo ama porque es netamente colombiano. El evento permite que el público “toque” la poesía y recoja el humor de las poetas. La poesía oral, como la de Encarnación o la medrosa que da los primeros pasos, es respetada y aplaudida. Ella teme calificar porque la poesía es sangre y saliva propia, es útero y placenta cuando sale a la vida a aromar o a saltar de gozo. Pero cuando la poeta sale al frente y derrama sus flores o su río Águeda brinda su sonrisa y deja oír el aplauso que espera el corazón anhelante que atrás dibujó una estela. Tercer Mundo editó Aquí beso yo —1969, de corte erótico— y Sombra aventadora —1979—; son sus primeros libros de poesía. Ediciones Embalaje, su casa en Roldanillo, le publicó Al no ir —1988—, Soy Sur —1998—, Límites de la lumente, Saremas, dedicado a su hija Sara, y Ultramar —1998. De Saremas sale esta telaraña: ... Corro hacia ti y me encuentro con mi propia cara en un espejo que nos separa ... Quiebro el reflejo con una palabra de piedra y se extiende la telaraña luminosa de fisuras ... De araña a araña, hija, te ofrezco el filamento de esta red que es nuestra (4). Águeda Pizarro alza su quijada y se confiesa feminista por convicción como que se considera una inmigrante de tiempo completo y no incluida. Su argumento es la defensa de los derechos humanos de la mujer en una sociedad machista. Gabriela Mistral, precursora de Neruda, Alfonsina Storni, Juana Inés de la Cruz, Juana de Ibarbourou, Blanca Varela y Virginia Woolf son sus estandartes. La poesía de Águeda es un aluvión de palabras que cascadean entre los versos. Siempre se interesó por las vanguardias, como la francesa con los surrealistas, pero no se alindera en movimientos semejantes porque nunca quiso ser snob. En su poesía busca procesos de cambio, la paradoja, decir cosas expresivas, hallar acentos nuevos. Al llegar a Colombia entró en contacto en el Automático con los nadaístas Gonzalo Arango, Eduardo Escobar, X-504, y León de Greiff la presentó en un recital. Y recuerda esa época de riqueza grata mas su tesoro es el puñado de mujeres que han ido formando una ronda expansiva que llena espacios y hace honor a la diosa Poesía. Maga eras yo, Águeda, En manta de imán, agujas como avispas de noche en amante carne de luz... (5). Águeda Pizarro Onicio de pronto voltea su cara de pergamino egipcio y veo escrita en su sonrisa la satisfacción de un sueño que camina y habla con ropaje de mujer en verso. Sus ojos negros adornan su mirada limpia. Sus manos delgadas que aprendieron a moldear y a aplaudir buscan en silencio un duende en la lejanía que le traiga el recuerdo de Miguel, su padre y a Gratiana, sus maestros, que le digan “sí” con sus rostros porque la tarea soñada está bien bordada. *** Viento (Inédito) Águeda Pizarro El viento descansa en un remanso de la noche entre remolinos de estrellas que su corriente susurra a la luna, mientras tú, en la ensenada de tu madre, duermes envuelto en el recuerdo de la leche navegando la Vía Láctea de tu sueño. Tu aliento caracolea hacia la orilla de la isla que te abriga y su suavidad se insinúa en espiral a la suya, sus eses flotando como plumas hacia el oído del viento que te [inspira y espera que amanezca. Clarea el día. Las hojas tocadas por la luz se estremecen y en las arrugas profundas del árbol de mango la negrura se disipa mientras centellean sus fucsias los pétalos de veranera. Tiemblan las lenguas de hibisco esparciendo el rocío que se irisa en la brisa. 5 colibríes rizan el aire Chirrían tornasolándose mientras beben de las frescas llamas de las heliconias. Irrumpes de tu puerta corriendo y arrastrando una estela de risas y de sílabas. II Despierto de mi invierno de sueños reverdecida por tu paso, y me asomo al aire conmovido por tu oleaje luminoso de niño o de cometa recordando tu cuerpo de seis meses. Las plantas de tus pies redondeadas como albaricoques todavía no pertenecían a la tierra y bailaban en el aire mientras yo te apretaba contra mi tronco viejo como otro corazón que latía más vivo aun, más mío, más de la luz del día que el que encierra mi corteza. Esperábamos con un ringlete alzado al viento recio de las cuatro de la tarde que descendía como un tropel de potros [desbocados sus colas y sus crines relinchando como los verdes que cantan su atardecer desde la cordillera. Viento verde, viento verdadero, Vente viento Vente ven ventarrón exhalado por el mar lejano que suspira su azul, ulula su huracanto enamorado del contorno ondulado de la montaña como tú de la orilla de tu madre. Llegaba a halarles las ramas a los árboles Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu decía como un lobo enternecido y te rozaba las pestañas, las cejas y la pelusa dorada haciéndote parpadear. Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu decías tú en eco de alborozo, llenándome de bocanadas de vocales. Te enseñaba a volar antes de que la tierra te sedujera con su firmeza y tú inhalabas el frescor, Inspirabas el verdor azul que te traía desde la lejanía marina Jiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii decías, y él mientras nos envolvía en su remolino girándonos girasoledándonos a su danza de ángel de largas alas. Notas 1. PIZARRO, Águeda. Soy Sur. Di vida. Ediciones Embalaje, Museo Rayo. Roldanillo: 1988. Pág. 3. 2. PIZARRO, Águeda. Aquí beso yo. Viento. Tercer Mundo. 1969. Pág. 35. 3. PIZARRO, Águeda. Al No Ir. Flamencos. Ediciones Embalaje, Museo Rayo. Roldanillo: 1988. Págs. 11-13. 4. PIZARRO, Águeda. Saremas. Ediciones Embalaje, Museo Rayo. Roldanillo: s.f. Págs. 33-34. 5. Ib. Imaga. Pág. 45. ** Leopoldo de Quevedo y Monroy leoquevedom@hotmail.com Escritor colombiano. Abogado egresado de la Universidad Libre (http://www.unilibre.edu.co) y magíster en Docencia Universitaria por la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). Ha publicado Confesiones de un cura casado (Corredor, 1999), El anteproyecto y el proyecto de investigación, los poemarios Versos sacros y profanos (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2005) y Cotidianidad en Re-verso (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2006) y diversos materiales en el diario El Tiempo (Cali) y la revista Plenilunio. Ha participado en eventos literarios como la “Hora de la Poesía” en la Feria del Libro en Bogotá (2005), el V Festival Internacional de Poesía en Cali, la XI Feria del Libro Pacífico y otros. === Contemplar, el arte de mirarse hacia dentro =========================== === Salvador Moreno Valencia ============================================== Si uno tiene la costumbre de practicar la reflexión, quizá además tenga la costumbre de observar, tanto lo de fuera como lo de dentro, que esto último es más difícil que lo primero. Estoy convencido de que hay individuos que pasan por una misma calle durante toda su vida y ni siquiera se han planteado el porqué del nombre de la misma. Y, evidentemente, pasan por ella sin reparar en lo que les muestra a través de puertas y ventanas, gente, coches, niños jugando en la acera, gatos, perros, y algún indigente que pide para el bocadillo o para el litro de vino; en éste último, sin embargo, sí suelen reparar esos individuos a los que hago referencia, entre otros motivos, y el principal es que se fijan en el pordiosero para poder hacer agravio comparativo y comprobar que ellos están en el lado bueno de la vida. Por tanto, sin percatarse de ello, han realizado la contemplación hacia fuera, pero siguen sin contemplar hacia dentro. Y esto es lo que Edgar Borges nos muestra en su novela La contemplación, que no en vano ha sido ganadora del I Premio Internacional de Novela Albert Camus convocado por la revista Gotas de Tinta. Sí, nos invita a contemplar, a sumergirnos en los laberintos del pensamiento, a enfrentar nuestra imagen (la externa, la física) en el espejo de nuestras conciencias; por tanto, a enfrentar nuestro yo físico con nuestro yo psíquico. Y es en esa metafísica que Edgar crea a través de su literatura en la que el lector será atrapado para ser llevado magistralmente, y sin que haya un momento de descanso, por un camino vertiginoso donde la realidad desaparece difuminada como manchas blancas que lo deforman todo, o que convierten todo lo físico en metafísico, en algo que está más allá de nuestro entendimiento. Chéjov, Kafka, Paul Auster, Vila-Matas recorren las galeradas de La contemplación, en lo referente a literatura, pero también lo hacen Lennon y McCartney en lo relativo a la música. ¿Qué nos gusta a unos y qué les gusta a otros? En esta novela se plantea esa dualidad que existe en los seres humanos, esa doble cara, o esa parte oculta que todos arrastramos y escondemos, en unos violenta y salvaje; en otros femenina, sensual y sensible; o masculina y brutal, ingeniosa y audaz, inteligente y genial, torpe y tozuda... La lucha por saber quiénes somos y por qué no podemos sacar el otro yo es lo que Edgar Borges plantea en su novela. Ellos que quieren ser ellas, o viceversa, ese Gregorio Samsa que todos llevamos dentro que se manifiesta pero que apartamos, el lado femenino...; esos otros yo que intentamos eludir sumergiéndonos en la bacanal para los sentidos que nos ofrece el mundo grosero y depravado del capitalismo y el consumo, y que nos aleja de nosotros mismos, de nuestros yo interiores, y nos destierra de La contemplación: la única manera que, según Edgar Borges, existe de salvación, para la cual nos invita a recorrer junto a los personajes que habitan la ficción de su novela, un camino en el que éstos nos irán dando las claves para que podamos discernir, para que podamos sacar nuestras propias conclusiones, y podamos mirarnos en el espejo, en ese espejo en el que podremos descubrir nuestras verdades, las de dentro, las del alma, las del lado oscuro, las que nos llevan a ocultarnos, las que nos redimirán de nuestros pecados, las que nos salvarán de nuestros fantasmas, porque no hay nada que podamos hacer si no cogemos el toro por los cuernos, en este caso mirarnos hacia dentro y descubrirnos, saber lo qué somos, y qué queremos, aprender el arte de mirarse hacia dentro. ¿Se detiene el tiempo cuando realizamos el acto de contemplar? ¿Es la ficción lo que observamos? ¿Es la ficción el único método para encontrar la verdad? ** Salvador Moreno Valencia (Alva Eno) alvaeno@alvaeno.com Escritor español (Setenil, Cádiz, 1961). Edita en Fuengirola (Málaga) la revista cultural Letras (http://www.alvaeno.com/letras.htm) y es subdirector del diario digital El Librepensador (http://www.ellibrepensador.com). Su primera novela, Una puerta en el laberinto, se publicó en 2004 http://www.imagineediciones.es (Imagine Ediciones). En Bubok (http://www.bubok.com) ha publicado sus novelas Así en el cielo; Pasos Largos, el último bandolero y El sonido lacónico de las balas, y los libros de relatos dosmásuna, El defecto mariposa y 7 (siete) cuentos de pan y pimiento. Es coautor, junto a cinco escritores, del libro de relatos El trueno en la memoria, de Ediciones Rubeo, publicado en 2009. Como artista plástico ha realizado más de cincuenta exposiciones en España, Portugal, Argentina y Francia. Actualmente participa en una colectiva con Global Present Art en Barcelona, y en el 2010 expondrá en Frankfurt y Miami. === El compromiso del intelectual: ======================================== === una reflexión a partir de la película Mephisto Rafael Fauquié ==== Acabo de volver a ver una vez más, y ya he perdido la cuenta del número de veces que habrá sido, esa extraordinaria película que es Mephisto, una adaptación fílmica de la novela del mismo título escrita por Klaus Mann, hijo primogénito de Thomas Mann. La trama transcurre en el año 1933. Hitler es el amo absoluto de Alemania, y su ministro de cultura, Hermann Göering, es un admirador del trabajo de Hendrik Höfgen, destacado actor de teatro quien, de la noche a la mañana, se ve convertido, así, en un emblema del universo teatral en la Alemania nazi. Ante cualquier posible crítica sobre su cercanía al régimen, Höfgen se defiende argumentando que él es sólo un artista a quien únicamente interesa su arte. Sin embargo, hacia el final de la película, en la mejor de sus escenas, cuando trata de interceder ante Göering por un amigo suyo, un perseguido político, el espectador descubre la verdad de la condición de Höfgen: en realidad, no pasó nunca de ser un peón, una simple marioneta; o, como le espeta el propio Göering: un comediante, figurón prescindible a quien el mismo régimen que lo ensalzó podría, en cualquier momento, aplastar como a un insecto. Al lado del humillado Höfgen, los espectadores entendemos qué fácil resulta para el poder prescindir de todo aquél que pudo serle útil en algún momento, pero que, con extraordinaria facilidad, dejó de serlo. Es muy riesgosa, muy frágil y aleatoria la relación entre el artista, o el intelectual, y el poder. Que éste haya podido en algún momento premiar o ensalzar a creadores o intelectuales no debería llevar a éstos a creerse muy importantes, o incluso imprescindibles, para los poderosos. Tan pronto como se vuelvan incómodos o poco útiles, el poder sabrá recordarles, sin ambages, cuál es su verdadero lugar. Cito a Thomas Mann: “La creación no es crear y descubrir de la nada, sino más bien infundir el entusiasmo del espíritu en la materia”. El espíritu moldeando la materia; o lo que es lo mismo: el artista construyendo desde un propósito o una inspiración o una curiosidad o una pasión. Su entrega tiene que ver con libertad, con autenticidad, con absoluto compromiso con eso que ama hacer y que es la razón misma de su vida. El mensaje de Mephisto es muy claro: apoyados en su arte, en su creación, en la honestidad de su trabajo, artistas e intelectuales lo son todo; sin eso, no son nada. Su trascendencia o su importancia reside en una búsqueda que debería ser esencial para ellos; y la dignidad de ese acto reposa en la honestidad. Si se apartasen de esa fuerza moral que es el sustento inicial y la envergadura natural de su creación, entonces no pasarían de ser algo semejante a los viejos bufones de las cortes medievales; seres capaces de entretener, hábiles para divertir y granjearse el favor de los poderosos que pagan por sus ocurrencias, pero carentes por completo de libertad. Exactamente como le ocurre a Höfgen, el protagonista de Mephisto, quien, como brutalmente le recuerda Göering, no es un ser libre; apenas un adorno para el régimen, alguien que sabe distraer, divertir, y que debe limitarse a jugar ese papel. En suma: sólo un bufón y nada más que eso. ** Rafael Fauquié rafabes@cantv.net Ensayista y poeta venezolano (Caracas, 1954). Licenciado en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve; 1977), postgrado en sociología de la literatura en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (1979) y doctor en ciencias sociales por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve; 1984). Entre 1979 y 1985 dirigió los seminarios de literatura venezolana en la Universidad Católica Andrés Bello. Desde 1980 es profesor del Departamento de Lengua y Literatura de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve), institución de la que es profesor titular y en donde ejerció entre 1989 y 1993 el cargo de director de Extensión Universitaria. Ha publicado Espacio disperso (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. El Libro Menor, 1983), Rómulo Gallegos: la realidad, la ficción, el símbolo (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. Estudios, Monografías, Ensayos, 1985), De la sombra el verso (poesía, Caracas, Epsilon Libros, 1985), El silencio, el ruido, la memoria (Caracas, Alfadil, col. Trópicos, 1991; Premio Conac de Ensayo “Mariano Picón Salas”, 1992), La voz en el espejo (Caracas, Alfadil, col. Trópicos, 1993), La mirada, la palabra (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. El Libro Menor, 1994), Espiral de tiempo (Caracas, Fundarte-Equinoccio, 1996), Arrogante último esplendor (Caracas, Equinoccio, 1998), Puentes y voces (Caracas, Sentido, 1999), El azar de las lecturas (Caracas, Galac, 2001) y Testimonios, espejismos y desconciertos http://www.comala.com (Caracas, Comala, 2007). === Quinteto ============================================================== === 5 composiciones de David Ledesma Vázquez (Ecuador, 1934-1961) ========= === Aproximación a su Obra poética completa (1) =========================== === a la penumbra de nuestro Club 7 de Poesía (2) ========================= === Sergio Román Armendáriz =============================================== Las citas han sido tomadas de: DLV, Obra poética completa (OPC), Casa de la Cultura Ecuatoriana (http://www.cce.org.ec), Colección “Memoria de Vida”, 5º Volumen. Quito, 2007 (267 págs.). “Vivo en ciega Poesía desterrado ausente de mí mismo a una distancia que puede ser de amor —llaga insondable— o absorta muerte diaria repetida”. DLV, “Identidad” (“Voz de Orfeo”). OPC, pág. 118. Liminar Sinopsis 2 secciones integran el presente texto, la una, acerca del Club 7 y su triple alianza conciencial y estilística e ideológica, y la otra, acerca de un desliz quíntuple cometido en la primera edición de la Obra poética completa de David. Además, 5 anexos. Hipótesis ¿Debemos, o no, asumir a DLV a la sombra de la época que compartimos, fuera o dentro de la atmósfera ética, estética y humanista del Club 7, que cofundamos y animamos en ese Guayaquil inexplicable que huyó entre 1951 y 1962? 2 fuentes 1. Letralia (Nº 201, 18 de enero de 2009). SR: “ ‘Mercurial periodística’, un caso de ética y defensa del derecho de respuesta y un intento de preservar la memoria política del poeta David Ledesma Vázquez” (http://www.letralia.com/201/articulo07.htm). 2. Letralia (Nº 217, 7 de septiembre de 2009), SR: “ ‘La última nota’ de David Ledesma Vázquez. Prueba documental de su memoria política” (http://www.letralia.com/217/articulo05.htm). 1ª sección El Club 7 y su triple alianza social, íntima y existencial 1.1. Club 7 Fuimos cinco voces que unió la amistad y la utopía: Carlos Benavides Vega (1931-1999), Ileana Espinel Cedeño (1933-2001), Gastón Hidalgo Ortega (1929-1973), David Ledesma Vázquez (1934-1961) y Sergio Román Armendáriz (1934). Al principio nos acompañaron Carlos Abadíe Silva y Miguel Donoso Pareja (quienes culminaban el número 7) pero, por razones personales, al retirarse nos dejaron reducidos a un quinteto que, por súbito destello, mantuvo el avatar de la cifra original. Con una selección de cada integrante pero amparados con el membrete del grupo, se bautizó nuestro primer Club 7 (Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, 1954; 89 págs.). Y, seis años más tarde: Triángulo: David: Los días sucios, Ileana: Diríase que canto, Sergio: Arte de amar (Editorial Ídem, 1960; 77 págs.), nuestro segundo sello colectivo. En las revistas y diarios de ese período constan trabajos propios y noticias de frecuentes recitales y de otras actividades afines. Nuestras grabaciones radiofónicas lucen extraviadas u olvidadas, al igual que nuestras tentativas escénicas. Habitamos un Guayaquil de medio millón de almas entre la ría y los esteros y entre los cerritos de Santa Ana y El Guasmo. Eso ocurrió de 1951 a 1962. Nos separó la vida, la muerte, el exilio. De esa travesía y aún sin esperanza de alcanzar puerto, soy —en este 2010— el único náufrago “sietístico” (denominación original de Ileana) que aún puede, en calidad de herencia, lanzar esta botella al mar. 1.2. La triple manifestación del Club 7 La línea ética o social, la estética o íntima y la existencial o metafísica arman una trama cuyo sustrato, por convicción o por intuición, fue un quehacer mixto entre ideológico y estilístico y conciencial, en pro de 3 horizontes fugitivos: la magia inesperada pero inevitable, el poema perfectible y la sociedad solidaria. Luchamos por lograrlo, pero... Enfatizo que estas tres electricidades trenzan nuestra obra, las cuales al conjuntarse y, ahora, examinadas desde la perspectiva del medio siglo que nos separa de ese momento, forman un solo tejido. Los tonos nos diferencian o, acaso sea menos impreciso decir que fue la prioridad de cada acento lo que estableció la saludable distancia y el carácter individual y del equipo. A veces, predominó lo sardónico. Otras, lo patético. Algunas, lo conversacional. Entre los formatos, el acercamiento a las variaciones del haikú, del soneto, del verso libérrimo. Entre las figuras, la disolvencia de la metáfora en la fluidez de la frase llana. Ciertos giros compartidos por respiración recíproca: “la sal de la entrepierna”, verbigracia, o “Amor mío... / ¿Qué cosa puedo darte?”. Y entre los objetos cotidianos que se fueron cargando de significación antes de estallar, dos: los zapatos y las corbatas. Trece opciones que provocan una infinita gama para analizar, sintetizar, imaginar. Sabrosa invitación para una tesis académica. 1.3. David y la triple línea del Club 7 1.3.1. Los límites de este ejercicio llevan, por ahora, sólo a marcar el punto de inicio y de cierre de cada línea pero, tratándose del varón emblemático que fue compañero nuestro en afanes críticos y creativos, su trascendencia exige un compromiso plural posterior. Es, precisamente, por su generosa militancia política y literaria, que debe ser considerado representante significativo de nuestro pueblo y de nuestra década curvada sobre la mitad del siglo 20. La línea social, en DLV, nos lleva desde su “Canción del picapedrero”, su “primer poema conocido” (nota pie de pág. 143, 1951) que muestra su temprana preocupación por nuestros prójimos hasta sus “Guerrilleros” (pág. 196, 1961), cédula explícita. En este paisaje, el ser humano trabaja y combate entre el grito de la roca y el futuro que, en un audaz giro de bumerán, pugna por parir el presente. La línea íntima se desliza de su “Mujer, la de ébano ardiente” (pág. 157, 1951) a su “Elegía por Isadora Duncan” (pág. 203, 1961). Una hembra enciende la noche erótica mientras otra se apaga en busca del misterio. Y la línea existencial gime desde su “Autobiografía del viajero” (pág. 43, 1951) a su “Relato del ermitaño” (pág. 197, 1961). El poeta viene y va donde la vida (o la muerte o el exilio) lo lleve conformando un ritornelo corporal y anímico que convierte al solitario en su propia caverna. Ya en su “Arte poética” (pág. 57, 1952), nuestro autor bosqueja esta triple línea única a partir de un grito que expulsado en sangre lo identifica con cualquier humano, reservorio de la especie, cuyo transcurrir enfrenta la brevedad del sujeto y choca contra el insondable desafío que entraña transformarse en una cadena de vida, muerte, exilio. 1.3.2. Desglosando, rescatamos 3 manifiestos tácitos, los cuales, ilustran lo social, lo íntimo y lo existencial: 1.3.2.A. “Aritmética” (pág. 52, 1952) proclama su rebeldía contra la familia y la escuela y, por fermento, su simpatía por la libertad: “Y no aprendí las tablas (...) / pero he tomado todos los dones (...) / gozándolos intensa y plenamente”. 1.3.2.B. “Melancoly Raphsody” (pág. 63, 1954) proclama, con un retrospectivo giro fílmico, la transparencia del íntimo amor sereno. Adolescente, su novia le inspira: “Lily era una niña mitad ángel; / la otra mitad, caricia” (...) “...garuaba / sobre su corazón una ternura / siempre a punto de brisa (...)”. 1.3.2.C. “Última balada de Orfeo” (pág. 130, 1960) proclama la angustia existencial: “La verdad es que siempre uno está solo”, contestación con diez años de atraso a: “(...) este anhelo constante / de buscar... ¡y buscar!” (pág. 38, 1952, “La eterna canción”). ¿Hay alguna duda de la rotundidad, pertinencia y constancia de esta triple línea social, íntima y existencial que logra florecer en espinas durante el lapso que se esconde entre 1951 y 1961, principio y fin de la producción de David? 1.4. Resumen Por ósmosis, nos contagió la gente y el hechizo y la violencia de nuestro paisaje de abismo y de nieve y de amazonas e islas encantadas, y la ebullición de ideas y emociones y apetencias locales y foráneas de tal modo que, casi sin darnos cuenta, terminamos codificando tres claves que, por obsesión didáctica, concentro así: 1.4.1. La clave social del sueño igualitario y de la justicia terrestre forjó la utopía de pretender transformar la palabra en arma y pan capaces de disolver fronteras geográficas y anímicas, lección que aprendimos de los movimientos contestatarios y aun de los levantamientos transitorios de nuestro tiempo y de nuestra Latinoamérica, sobre todo los atinentes a la Argentina y Bolivia (1952), Guatemala (1954), el Ecuador (1955), Venezuela (1958) y Cuba (1959). Y de la narrativa ecuatorial realista (1930-1947) de “Los cinco como un puño” (Aguilera Malta, De la Cuadra José, Gallegos Lara, Gil Gilbert, Pareja Díez-Canseco) de quienes heredamos su compromiso con la insurrección y con la escritura, doble espejo. 1.4.2. La clave íntima del culto a la forma y de las correspondencias forjó la utopía de intentar transformar la palabra en música y la música en palabra, lección aprendida del simbolismo y del parnasianismo. Y de la ecuatorial “Generación Decapitada” (Humberto Fierro, Ernesto Noboa y Caamaño, Arturo Borja, José María Egas, Medardo Ángel Silva), de la que somos su postrer espasmo. 1.4.3. La clave existencial del transcurrir y la deriva forjó la utopía de emerger del alma a la piel y al más allá gracias a la partitura de Gide Cocteau Camus flotando sobre la infinitud y bajo la eternidad rumbo al patíbulo acompañando nuestras soledades bordadas con la perversidad de la multitud que aúlla contra el extranjero perseguido por la culpa y el corydón que instila la otredad arrastrando de bruces los vislumbres y los fosfenos de la evanescente Sombra errática entre la palabra que nunca lleva a ningún sitio y la fragancia de las grosellas y el atardecer en el río de los toachis. David conoció demasiado pronto el enigma de Eros y de Tánatos. Entonces tenía 26 años de edad. Fue el 30 de marzo de 1961, en el sur, en la casa de su madre y de su padre, el jueves de una Semana Santa. Semejante a Vallejo. Y semejante al ecuatorial Pablo Palacio (1906-1947). ¿Nos dicen algo ese “Hombre muerto a puntapiés” (1927) y la “Vida del ahorcado”? (1932), que devoró a Palacio antes de matricularse en el manicomio guayaco en 1940? ¿Nos dice algo ese “Yo nací un día (en) que Dios estuvo enfermo” que devoró a Vallejo antes de morirse, en París, de hambre y de dolor por la ya indetenible caída de la España republicana en 1938)? ¿Nos dice algo ese “Dios ha muerto de frío en esta tarde” que David grabó en su Gris de 1958 (pág. 24 / OPC, pág. 58), finiquitando el ajuste de cuentas con su “...de pronto es necesario irse” (“Poema final”, pág. 205). 2ª sección Un desliz quíntuple cometido en la primera edición de la Obra poética completa de David Manos filiales hicieron llegar hasta mi exilio, en Curridabat de Costa Rica, la Obra poética completa de DLV, publicada el 2007 por nuestra principal catedral laica. De ese título mayor, acabo de seleccionar 5 medallones que integran un quinteto (pariente cabalístico de nuestro grupo), que ilumina ciertos mínimos inconvenientes que, al reportarlos, sólo pretenden contribuir a conquistar la nitidez de un próximo tiraje. ¡David lo merece! Por eso hablo de 5 observaciones de fácil solución, las cuales de ninguna manera desmerecen el servicio de la Casa matriz que lleva el nombre del suscitador de nuestra modernidad, Benjamín Carrión. Me refiero a: 2.1. “Extraño” (pág. 76). 2.2. “Algo sobre los viajes y la muerte” (pág. 81). 2.3. “Segundo lamento de Orfeo” (pág. 127). 2.4. “Teresa escrita en la playa” (págs. 160-161). 2.5. “Castro en Manhattan” (págs. 201-202). Visitaré estos poemas a la luz de la hipótesis, en el liminar, expuesta. 2.1. “Extraño” (pág. 76, versos 3 y 4) La publicación registra: “...largo sabor de muerte le atraviesa / de parte a parte la boca amarga...”. En verdad, David escribió: “...largo sabor de muerte le atraviesa / de parte a parte la sonrisa amarga...”. Basta revisar la primera edición de Gris (pág. 13, 1958) donde consta “sonrisa amarga” y no “boca amarga” (3). Aunque “los versos se salten las explicaciones”, según Eduardo Carranza, colombiano, inspirador nuestro, un equipo literario debe aprender a modular, durante su militancia, los materiales e instrumentos y las técnicas del oficio, sistematizando claves filtradas por experiencias compartidas en lecturas y en confesiones mutuas y en diversas ceremonias dentro de un proceso reflexivo e intuitivo apto para merodear el secreto poemático. A propósito, presento tres consideraciones atendibles: 2.1.1. “Sonrisa amarga” corresponde a una clave eufónica pues, “sonrisa”, al tener una sílaba más que “boca”, forma el endecasílabo perfecto que inyecta armonía a ese renglón y al conjunto. Al revés, en esa estrofa, un verso con diez sílabas en contraste con los demás que tienen once, provoca un ruido parasitario ajeno al espíritu del Club 7, esto es, ajeno a las singularidades de nuestro colectivo. 2.2.2. Además, corresponde a una clave retórica pues “atravesar la sonrisa” a la que se le atribuye el adjetivo “amarga” permite crear el contraste fértil de la paradoja. En cambio, “atravesar la boca” constituye un trazo rudimentario ajeno al espíritu del Club 7. 2.2.3. En clave también retórica, el sustantivo “sonrisa”, al ser subrayado por el calificativo “amarga”, nada gana pues en el ámbito de la lógica convencional ambos elementos no concuerdan. Sin embargo, su cópula, por metonimia, impulsa el sabor del adjetivo y lo desplaza de la boca a la sonrisa dibujando, así, una realidad nueva, faena y vocación de la poesía. En cambio, decir “boca amarga” es resbalar en un lugar común ajeno al espíritu del Club 7. 2.2. “Algo sobre los viajes y la muerte” (pág. 81, versos 11-14) Esta composición finaliza con el posterior terceto: “Porque la muerte es esto: la presencia del tránsito, del viaje, de lo efímero. Y en cada adiós perdemos la vida”. En verdad, David escribió: “Y en cada adiós perdemos una vida”, según consta en la edición original (Gris, pág. 22, 1958 [3]) y según le conviene a la métrica atendida por el Club 7, tanto por afecto a la preceptiva (que fue nuestra asignatura escolar preferida) como por la musicalidad del oído rubendariano que entrenamos además leyendo y releyendo a César Andrade y Cordero (1904-1987) y a José María Egas (1896-1982); del primero, sobre todo, “Carnet de la emigrada” y del segundo, “Unción” e impulsados, asimismo, por el afán de descifrar la red simbólico-parnasiana, labor en la cual lo aleccionador no fue el lograrlo, sino el intentarlo. Cavafis alude en su “Ítaca” al fervor de la travesía, clima más sugerente que la llegada a puerto. Así fue nuestro Club 7, demorada travesía y puerto inalcanzable. (Así es el soneto de Ileana Espinel Cedeño, nuestra capitana: “Se llamaba David. Se llama Orfeo”. Así es Gris). 2.3. “El segundo lamento de Orfeo” (pág. 127, verso 21) Las armas de David habían madurado, en acero y oro, cuando sembró y cultivó su “Cuaderno de Orfeo” (1959), que cosechamos post mórtem (1962). Por eso, al asomarme al verso conclusivo de “El segundo lamento...” (pág. 127), un superlativo extravió mi atención: “Y esto que para todos es tu ausencia para mí es nada más que mi silencio; nada más que el aroma de la Muerte en los gajos tiernísimos del sexo” (sic). Conocedor y disfrutador del idioma, al igual que sus cofrades, David, con seguridad, utilizó “ternísimos” y no “tiernísimos”. David, quien firmó “Evocación del amor que no hubimos” (5 dísticos más un terceto) empleando un arcaísmo clásico, “hubimos”, en vez del pretérito vigente “tuvimos”, hallazgo que repite en el verso 1 (“Si la rosa del viento no la hubimos”) y en el 11 (“¡Fue porque éramos jóvenes! Y hubimos...”), lo que desnuda su voluntad de uso y de excelencia (pág. 183, versos 11-13, 1952), y permite indagar: ¿cómo un escritor con semejante disciplina iba a resbalar en el “tiernísimo” denunciado? El terceto despide más gaviotas: “¡Fue porque éramos jóvenes!... Y hubimos entre las manos rojas (...) el deseo; y la camelia blanda deshojamos...” (sic). El “punto y coma” que cierra la línea intermedia interrumpe la coordinación que en vano anhela ayudar la conjunción “y”, mientras el venablo “deseo”, eje de la construcción, reclama el énfasis de ser ubicado entre comas para atraernos con picardía a la correntada de sensaciones primitivas que despierta el verbo “deshojar”. Amén, el adjetivo “blanda” no corresponde al sustantivo “camelia” pues, en el renglón anterior, las “manos rojas” exigen, de manera tácita, el antónimo cromático: “camelia blanca...”. Cuestión de la ley de gravedad de la lógica poética. Ídem, quien escribió: “oh cítara inaudita” (DLV, pág. 85, 2ª de las “Canciones para decirlas en voz baja” 1955-1956), jamás pudo haber escrito “tiernísimos”, elemento ajeno a su discreción y cuya innecesaria “i” adicional, trunca cualquier vuelo. Cuestión de bordado lexical y de acústica educada en el Modernismo y en el primer Neruda y en Piedra y Cielo y en el Porfirio Barba-Jacob de la “Canción de la vida profunda”. Al margen, surgen dos pruebas, una en el Ecuador y otra en España. Basta revisar la primera edición de Cuaderno de Orfeo (Guayaquil, Casa de la Cultura del Guayas, 1962; pág. 19/25) la cual, contrariando la transcripción que luce la Obra poética completa, muestra (en el verso citado) la estirpe de “ternísimos”. Ídem, el lanzamiento que en Cataluña llamaron “Cuaderno de Orfeo” y otros poemas (Barcelona, Grupo Literario Aquí, Colección Alandar, Imprenta Torella, 1999; pág. 16/38). Una anécdota refuerza esta devoción por la lengua materna estimulada no sólo por el clima familiar que rodeó la infancia “davídica” en su villa situada al sur, en el exclusivo barrio Centenario, sino también por el don de su propia y exquisita sensibilidad cuando “inicia sus estudios con una profesora privada, quien quedó asombrada por el rico y extenso vocabulario de su pequeño alumno” (“Cronología biográfica”, pág. 25). Quizá el empleo de los superlativos haya contribuido al asombro de su primera maestra. 2.4. “Teresa escrita en la playa” (pág. 160) Esta composición aparece fechada en 1952 aunque corresponde a 1951, año asociado a su anécdota generatriz y a una curiosa circunstancia de 1960 que, al concluir este apartado, refiero. “Teresa que encontré un día sin nombre, sin conocer. Tu nombre que grita ahogado...”. Al aplicar la lógica poética se induce con facilidad que el autor descubre, en la arena, el nombre de alguien a quien no conoce. De allí que David haya escrito: “...sin conocerla”, añadiendo al infinitivo “conocer” el enclítico pronominal “la” que equivale a: “sin conocer-la” o sea, “sin conocer a esa muchacha... a esa Teresa”. Pero no pudo escribir: “Sin nombre, sin conocer” porque la ley de la ficción compositiva no se lo permitía, pues si su “yo hacedor”, con la intuición o con la mirada, está leyendo o inventando “Teresa”, no debe ni puede afirmar que esa persona carece de nombre (pág. cit.). Incluso, nuestro colega ya lo dijo con claridad en el epígrafe: “Ante un nombre de mujer escrito en la playa”. Por lo tanto, la referencia a alguien “sin nombre...” carece de sustentación (pág. 160). Sucede que el enfoque de este tratamiento debe ser cortés, de “usted”, con cierta lejanía respetuosa que impulsa a pronunciar: “su” nombre, no “tu” nombre, procedimientos (el de la lógica poética y el de la concordancia gramatical) que nuestro taller estimuló. A este respecto, leemos en la “Cronología biográfica”: “1954: Funda (DLV) junto a varios jóvenes poetas guayaquileños el taller literario Club 7 (...). Solían reunirse en la casa de la familia Espinel o en el Núcleo... (del Guayas)” (pág. 26). Correcto. Fuimos un espacio amistoso e informal, sin manifiestos ni reglas. El quehacer educó nuestro oficio. Leímos y discutimos (tesis), publicamos y alborotamos (antítesis), reflexionamos sobre la acción y la pasión cumplidas (síntesis). Y continuamos viajando de la praxis a la teoría y de ésta a aquélla verificando el lema dialéctico: “Sin teoría, la praxis es ciega, pero sin praxis, la teoría es estéril”. De allí que David, adicto a la gentileza de la lengua castellana, estampó: “Teresa que encontré un día su nombre, sin conocerla. Su nombre que grita ahogado...”. Según la anécdota (compartida por David en las pláticas que sosteníamos en medio del olor a tinta fresca y del ruido de la vieja y querida imprenta de nuestro Colegio Rocafuerte mientras diseñábamos la hoja literaria del periódico estudiantil Nosotros, en 1951), esa muchacha que se convierte en canto nada tuvo que ver con una playa, sino con la cubierta prosaica de su pupitre de madera, en el aula, cuando el aburrimiento de una clase rutinaria lo llevó a imaginar situaciones y peripecias a partir de un apelativo femenino que una traviesa navajilla adolescente había grabado, ¡quién sabe cuándo!, en la superficie de su mesita escolar, produciéndose al instante el milagro alquímico de transformar, en oro lírico, el barro de esa circunstancia cotidiana. La anécdota es inolvidable. El año, también. 1951. De parecido talante es la circunstancia (¿coincidente o premonitoria?) que une este 4º poema (“Teresa...”) con el siguiente (“Castro...”), al rememorar la discriminatoria expulsión del hotel “Shelbourne” que soportaron Fidel, líder del socialismo hemisférico, y su delegación cubana, cuando concurrieron a la XV Asamblea General de las Naciones Unidas (NY, 1960), resultado de la cual, con altivez, se mudaron al “Therese” en Harlem, cuya nomenclatura connotativa es riquísima. Y obvia. ¿Nos dicen algo “Therese” y Harlem? El suceso es inolvidable. El año, también. 1960. 2.5. “Castro en Manhattan” (págs. 201-202) (anexo 4) En siete líneas, en mi entrega anterior: “La nota final de David Ledesma Vázquez” (Letralia 217, 7 de septiembre de 2009), en el rubro “Sin temor ni miseria” apunté un áspero error material que atenta contra la idoneidad de esta composición (atinente a la presencia del líder revolucionario en NY, 1960; anexo 4). Por dicha, el Diccionario biográfico del Ecuador (digital) lo reproduce completo, aunque con algún desnivel de menor cuantía (DLV, en: Diccionario cit., tomo IV, pág. 186.; anexo 5). Confirmo que “Castro...” cuenta con 36 versos (en la OPC, págs. 201-202) y que (en la versión virtual del Diccionario cit.), cuenta sólo con 34. Pero lo que importa es cotejar los dos cierres. Observemos: La versión impresa concluye con una línea suelta que despoja de significado al texto completo: “¡América Latina que es tuya!” (sic; pág. 202, v. 36, el último) porque las anteriores interrogaciones que constan en los versos 21, 22 y 24 (“¿Qué sol es éste / qué viento nuevo corre... /... qué rayo ha descendido?”; anexo 4) sólo encontrarán respuesta cuando los dos últimos renglones se complementen: “¡América Latina: reclama —de pie— la libertad que es tuya!”. Falta, pues, una oración imperativa fundamental: (“reclama —de pie—”) cuyo vacío ha ido dejando huérfanas nuestra fe socialista y nuestra simpatía por la tersura de la completitud. Creo que esta omisión fue un accidente, pero también creo que una próxima edición debe solucionar este problema. Mientras tanto, espero que la editorial haga circular una profesional fe de erratas. Capitalismo vs. socialismo en DLV En esta lid, el terceto inicial de “Castro en Manhattan” (pág. cit., versos 1, 2, 3) en cuanto toma de decisiones e inclinación radical de su autor, es irrefutable: “Los banqueros cerraron las ventanas: había llegado un soplo de aire limpio”. La estrofa anterior reafirma, con nitidez, la posición militante y la calidad artística de David, pues, por medio de una apretada antítesis, con fe misionera y con belleza de ángel, fija las antípodas del capitalismo representado, en esta ocasión, por medio del personaje epónimo de ese sistema: (“Los banqueros [de Wall Street] / cerraron las ventanas...”) versus el socialismo (“...había llegado un soplo de aire limpio”), representado por el epónimo personaje del sistema rival en el Caribe: Fidel Castro. Y continúa: “¿Cómo entra tan confiado / (FC) en la guarida misma de los lobos” (pág. 201) mientras la estatua de “la Libertad lo mira como a un hijo” (pág. cit., v. 12) y “lo saludan Lincoln y Walt Whitman” (pág. cit., v. 20). ¿Con este antecedente, se puede tener, aún, alguna duda acerca de la calidad expresiva y de la posición política de David Ledesma Vázquez? Epílogo Al contrastar la hipótesis asumimos que David y su Club 7, y nuestra época, fueron espejos 3 veces recíprocos. 5 anexos 1. Obra poética completa (OPC) 1.a. Ficha. 1.b. Descripción. 1.c. Sentido de la apostilla de SR. 1.a. Ficha DLV, Obra poética completa. Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, quinto volumen de la Colección “Memoria de Vida”. Editorial Pedro Jorge Vera, Quito, Ecuador, 2007 (267 páginas). 1.b. Descripción 1.b.1. Textos de DLV Este segmento comprende ocho poemarios de Ledesma: Cristal (doce composiciones), Club 7 (ocho), Gris (diecisiete), Los días sucios (diez), Cuaderno de Orfeo (trece), Antología general (cuatro), Teoría de la llama (ocho sin fecha y nueve fechados), La corbata amarilla (veinticuatro). Total: ciento cinco composiciones. 1.b.2. Paratextos acerca de DLV Comprende: “Perfil contra las llamas”, (2006) prólogo que firma César Vásconez Romero, editor, quien además presenta: “Esta edición” (s/f). Adalberto Ortiz redacta el “Liminar (1962) para Cuaderno de Orfeo”. El epílogo “DLV, el cantor de su propia tragedia” (s/f) corresponde a Ángel Emilio Hidalgo. El apéndice está compuesto por el ensayo de Alejandro Carrión: “DLV, el testigo de su propia agonía” (1966), y por el artículo de Ileana Espinel: “En la primera década de la muerte de DLV” (1971). Además comprende una bibliografía directa e indirecta (en total, catorce entradas), y una cronología biográfica de 1934 a 1962, y de allí un salto al 2002 (dieciséis datos). Notas pie de página (en total, setenta y seis). Información (en la primera solapa y en la parte exterior de la segunda tapa. / En la segunda solapa constan quienes precedieron a DLV en la Colección “Memoria de Vida”: Miguel Ángel Zambrano, Francisco Tobar García, Hugo Mayo y Eugenio Moreno Heredia). Ilustraciones de Camilo Egas (dos). Epígrafes (21 más 2 frases explicativas, en total, veintitrés). Dedicatorias (ocho). Además, ficha bibliográfica completa, índice, colofón. 1.c. Sentido de la apostilla de SR 1.c.1. Los comentarios de SR a la OPC de DLV comprenden cinco desfases corregibles (para una nueva edición) que, por casualidad apodamos “Quinteto”, acaso coincidente con el volumen 5 de la colección “Memoria de Vida” y, también con el hecho, no menos coincidente, de que nosotros, los del Club 7, fuimos cinco, en los años 50. 2. Club 7, y un par de textos de SR referidos a DLV 2.a. Club 7. 2.b. Un par de textos de SR. 2.a. Club 7 El “Club 7 de Poesía” agrupó, en Guayaquil (1951-1962), a Carlos Benavides Vega (1931-1999), Ileana Espinel Cedeño (1933-2001), Gastón Hidalgo Ortega (1929-1973), David Ledesma Vázquez (1934-1961) y Sergio Román Armendáriz (1934). Juntos animaron un taller e imprimieron una antología y un tríptico (Casa de la Cultura del Guayas, respectivamente, 1954 y 1960). En las revistas y periódicos de la época, y del país, constan trabajos propios y noticias de frecuentes recitales y de otras actividades públicas afines. (Desde Quito, el Ateneo Ecuatoriano y la revista Mañana, porque hoy se construye el futuro, y, desde Guayaquil, La Semana, órgano de la Casa de la Cultura del Guayas, el diario El Universo, el vespertino La Hora, el suplemento literario de La Nación, la Compañía de Radiodifusión del Ecuador (CRE) y el programa dominical “Vida Porteña” apoyaron nuestra labor. David fue reconocido en tres certámenes, dos nacionales, en los “Juegos Florales” (revista radiofónica “Vida Porteña”), Guayaquil, 1951, con “La muerte del saltamontes” (pág. 25), el Festival Poético Universitario convocado por la Federación de Estudiantes (FEUE/Guayas), con su “Narciso agripado” (pág. 26) y el certamen internacional de Lírica Hispana con Gris, Caracas, 1958. (Dos poemas están extraviados, uno que siempre repetía entre amigos, “Caricia y adiós”, y aquel con el que fue distinguido en los Juegos Florales. Sus diversas grabaciones radiofónicas lucen también extraviadas con excepción, dicen, de un disco de vinilo que guarda su bella voz que, se dice, elogió Berta Singerman. 2.b. Un par de textos de SR referidos a DLV 2.b.1. SR / DLV y su “Teresa escrita en la playa”. Artículo tipo prosema, en La Nación, CR, 23 de julio, 1985. Pág. 15ª (http://www.sergioroman.com). 2.b.2. SR / “Nocturno alrededor de DLV”, 1962. En: DLV, Cuaderno de Orfeo, Guayaquil, Casa de la Cultura del Guayas, 1962. Pág. 25/25. Y, en: La rosa de papel, Nº 24, Colección de Poesía Ecuatoriana. Guayaquil, Casa de la Cultura del Guayas, 1990. Pág. 16/26 (http://guayas.cce.org.ec). 3. Gris y Lírica Hispana 3.1. Gris. 3.2. Lírica Hispana (LH). 3.1. Gris 3.1.a. Ficha del poemario. DLV. Gris (II Mención del Concurso Lírica Hispana). Caracas, Venezuela, Lírica Hispana (L.H., Nº 183), 1958 (42 págs.). 3.1.b. Perfil. Este poemario consta de 42 páginas que incluyen el índice y la introducción (“Gris, de DLV”, que firman Conie-Jean), y el prólogo “Preludio para Gris”, de Hugo Emilio Pedemonte, y un resumen biobibliográfico de nuestro autor. Hay 32 páginas, además, que contienen anexos, entre ellos, la defensa y el elogio del tamaño pequeño de L.H., por cuya causa y porque se dedicaba exclusivamente a la poesía, Conie denunció entonces (en la sección “Aire Libre”, págs. 47-51) la suspensión del apoyo institucional oficial que al suprimirse, por órdenes superiores, cercenaba la libertad de expresión y la posibilidad de continuar circulando con dignidad. (Recordemos, fue el último año de la dictadura de Pérez Jiménez). 3.2. Lírica Hispana 3.2.a. Algunos datos. Fundada por la escritora Jean Aristiguieta, LH fue una revista, tipo minilibro, exclusivamente integrada por poemas escritos en español que, desde febrero de 1943 y desde Caracas, Venezuela, se difundió por Latinoamérica. En 1949 se unió a Jean otra autora, Conie Lobell, en calidad de codirectora. A continuación, se transcriben algunos datos de LH tomados de la pág. 2 de un ejemplar que SR ha conservado, durante medio siglo, de Gris (mayo de 1958, año XVI, Nº 183), y según los cuales Mario Lope-Bello era el encargado de las Relaciones Públicas, el 3551 fue el apartado postal en Caracas, Venezuela, Patria de Bolívar, el Libertador (sic), el abono anual era de 10 Bs. y, el exterior, fue de 3 dólares. Aunque SR ignora el año de extinción de la revista, por la nota que leyó de Conie sospecha que la causa fue la ausencia de auspicio financiero. 3.2.b. Árbol de Fuego. ¿Continúa la ruta de Lírica Hispana. Hace poco, al leer el sonetario de Gonzalo Espinel Cedeño, hermano de Ileana y de nuestro Club 7 (GEC, Árbol con alas, Casa de la Cultura del Guayas, Colección Letras del Ecuador, Nº 184, Guayaquil, 2003; 63 págs.), en la página 12 se cita: “También han aparecido poemas de este autor —GEC— en la revista internacional (de poesía) Árbol de Fuego, editada en Caracas por Jean Aristiguieta” (1968). No tenemos más datos. 4. Castro en Manhattan 4.1. Versión incompleta. 4.2. Versión completa. 4.3. Año de composición. 4.4. Cuestionamientos. 4.1. Versión incompleta en la OPC Alrededor de “Castro...”, he ampliado las siete líneas que se insertaron en una colaboración anterior: “La nota final de DLV, prueba documental de su memoria política” (Letralia 217, 7 de septiembre de 2009). 4.2. Versión completa en el tesauro virtual Esta partitura canta completa en el Diccionario biográfico del Ecuador, donde DLV es recordado por el periodista José Guerra Castillo (ver el anexo V de esta subsección). 4.3. Año de composición: ¿1960? ¡Sí! 1960 4.3.a. Se aporta la fecha de su redacción pues la OPC sólo inscribió, en una nota calzada al pie de la pág. 201, el dato de una “primera publicación” (Casa de la Cultura, Cuadernos del Guayas, 32-33, Guayaquil, 1970; pág. 44). SR apunta diez años antes, 1960, porque, en calidad de coproductor que fue de Aquí... ¡Cuba! (programa radiofónico; Ecuador, 1960-1961; dirigido por DLV), recuerda “Castro en Manhattan” (desde antes de ser grabado en ese espacio de la Sociedad Amigos de Cuba del Ecuador), y lo recuerda muy bien, no sólo por su simbiosis ideológico-estilística, sino porque se habló de la conveniencia, o no, de incluir poemas en el programa, resolviéndose el hacerlo por la convicción de que la palabra y la imagen pueden ser (y son) arma y pan. 4.3.b. Engarzando con el anterior sintagma, en la cronología biográfica (págs. 23-29) emerge: “Ledesma leía en esas transmisiones (se refieren a Aquí...¡Cuba!) poemas comprometidos y manifiestos en apoyo a la revolución cubana” (pág. 27). 4.4. Cuestionamientos. 4.4.a. ¿Casualidad o coherencia? Este enfoque del mundo no es producto de la casualidad. Es una sostenida decisión coherente. Por ejemplo, 6 años antes, en 1954, cuando se produjo la invasión del coronel Castillo Armas contra el gobierno democrático de Jacobo Arbenz, DLV esculpió con rabia sus “4 poemas de amor por Guatemala” que en la OPC aparecen como “4 poemas por Guatemala” (págs. 171-174). La ausente frase intercalada —de amor— subraya su enfoque latinoamericano e internacionalista. 4.4.b. ¿Contradicción o dialéctica? 4.4.b.1. No obstante, fruto ácido de las presiones insoportables ejecutadas por un entorno egoísta contra un espíritu generoso, lo social se entreteje con lo existencial pues en ese mismo 1954 padeció Los días sucios, que apareció en el segundo sello colectivo del Club 7: Triángulo (págs. 11-30; Guayaquil, Casa de la Cultura, 1960). El año y el lugar de composición constan en la pág. 30 de ese libro. 4.4.b.2. “¡Sí! Me contradigo. Y, ¿qué?”. Este lema de Whitman fue nuestro. Libertad de elevados quilates. ¡Dialéctica pura! 5. http://www.diccionariobiograficoecuador.com El Diccionario biográfico del Ecuador (23 tomos, 1.600 ensayos), es una obra digital concebida y ejecutada por el doctor Rodolfo Pérez Pimentel (Guayaquil, 1939; cronista vitalicio de la ciudad recién mencionada y miembro de la Academia Nacional de Historia). La entrada a DLV invita desde el tomo IV, pág. 186. ** Sergio Román Armendáriz romantic@racsa.co.cr Poeta ecuatoriano (Riobamba, 1934). Licenciado en ciencias sociales por la Universidad de Guayaquil (http://www.ug.edu.ec, 1959). Hizo radioteatro y periodismo y formó parte del Club 7 de poesía (1954-1962, con David Ledesma, Ileana Espinel, Gastón Hidalgo y Carlos Benevides). Exiliado en 1962 por su vinculación política a los sucesos del Toachi en Santo Domingo de los Colorados, reside actualmente en Costa Rica, país donde ha trabajado como docente en la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica (http://www.ucr.ac.cr), la Escuela de Artes Dramáticas (http://www.teatro.ucr.ac.cr) y la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva (http://www.eccc.ucr.ac.cr). También dirigió el Teatro de Estudios Generales. Cursó estudios en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (Cuec / Unam, http://www.cuec.unam.mx) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). En 2008 fue nombrado profesor emérito de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR. Ha publicado el poemario Cuaderno de canciones (Ateneo Ecuatoriano, Quito, 1959), las obras de teatro Un extraño en la niebla (Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas; Guayaquil, 1970) y Función para butacas (Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas; Guayaquil, 1972), así como el libro Palabra, imagen, poder (apuntes para elaborar un guión documental de carácter educativo; Centro de Capacitación para el Desarrollo, Cecade, http://www.cuscosolar.org; San José, 1986). Mantiene una página web en http://www.sergioroman.co.cr. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Crispiniano Ayala define el amor Plinio Parra ==================== Maestros de vida El libro Maestros de vida es un volumen periodístico que reúne los testimonios de 12 hombres y mujeres centenarios del norte de Colombia. Hacia el año 2005, con motivo del primer centenario del Departamento del Atlántico, Plinio Parra se dio a la tarea de recorrer ese segmento geográfico en pos de habitantes que tuviesen la misma edad del departamento: 100 años. Efectivamente, al cabo de una investigación periodística de tres meses, Parra publicó doce reportajes tan vitales como humanos, bajo el título de Maestros de vida. El volumen consta de 12 capítulos, a saber: 1. Cinco pastillas de eternidad. 2. Gilberto Molina Arteta. 3. La niña “Fau”. 4. Las vainas de Félix Bonifacio. 5. ¿Por qué lloras, María Dolores? 6. El obispo de Santa Lucía. 7. Las sonrisas “Mamá Consta”. 8. Pedro Sarabia. 9. Juana Coll, historia de una mujer estoica. 10. Belisario, el novio de la vida. 11. Candelaria Sandoval de Moya. Y 12. Crispiniano Ayala define el amor. Maestros de vida, que fue editado por la Gobernación del Atlántico, Colombia, se agotó en el breve lapso de una semana. Actualmente su autor prepara su segunda edición. Piojó. 12:00 meridiano. 40º centígrados. El bochorno aplasta la casa. Decidimos huir. Jairo Enrique Jiménez, gobernador indígena mocaná, y Cristina Ayala, sientan al viejo en una butaca, lo sacan en vilo al patio y lo ubican bajo un guayacán. —Mucho gusto —me saluda el anciano—: Crispiniano Ayala Cariaga. —Háblele duro —me autoriza Cristina, su hija—. Está medio sordo, medio ciego y, aunque también parece medio muerto, le garantizo que está completamente vivo. Todos mis esfuerzos fallan. La voz del maestro es un balbuceo pedregoso, desprovista de sentido para un oído sin entrenamiento. Y como es obvio que soy incapaz de encenderlo a gritos, le solicito a Cristina que sea mi intérprete. La mujer se acomoda a un costado del padre. Y emprendemos la entrevista. Crispiniano Ayala es un hombre flaco, de tez blanqueada por la sombra y canas ralas. Tiene un ojo iluminado, el ciego. Y tiene el otro opaco, el vivo. Caminó con bastón hasta hace seis meses, cuando un resbalón en la sala le dislocó la cadera y lo confinó a la cama. Su cerebro trabaja en cámara lenta. Cada respuesta exige un minuto de reflexión. Pero vale la pena. Crispiniano fabrica su palabra con agudeza, ingenio y precisión. Ingredientes escasos por estos días. La puntualidad geográfica de su primer párrafo, así lo demuestra: —Estas son mis pelusas familiares. Nací aquí en Piojó el 25 de octubre de 1902 en la finca “El Coco”, zona de Las Perdices, en el puerto del Totumo, limítrofe con Galerazamba. Cuando eso, esto pertenecía a Bolívar. Mi padre se llamó José Inés Ayala Fernández, de Sitionuevo. Y mi madre Ana Cariaga Caballero, piojonera necta, hija de Pedro Cariaga e Inés Caballero. Ambos raizales de Piojó (1). Y fuimos cinco hermanos: Inés. Julia. Virgilio. David. Y Crispiniano. Siendo yo el mayor. Yo fui el hombre que lo único que aprendió en la vida fue el Padrenuestro. Esa oración me sirvió para graduarme con honores en mil oficios. Fui pescador, agricultor, aserrador, labrador de madera, hacedor de canoas, bateas, platones y barriles, tejedor de esteras y esterillas, fui algodonero y, como si fuera poco, constructor de casas. No casitas peor es ná, ¡casas! Levanté más de setenta, incluyendo ésta que, sin ser catedral, me ha visto bendecir más de una mañanita. ¡Se imagina usted lo que habría hecho yo de haberme aprendido el Credo! Hubiera descubierto las Europas. Un cuento de misterio —Se lo voy a confesá. El único servicio que me ha prestado la vejez es acercarme a Dios sin necesidad de profetas ni escaleras. Y la cosa promete mejorar porque cada día siento su grandeza más cierta. Es como si el tiempo me hubiera ablandao el corazón y puesto la fe a flor de piel. Un misterio. —Hablando de misterios: ¿cuál fue el que más le quebró la cabeza? —Respondo esa pregunta con una historia. Verídica, ¿oyó? Siendo niño, póngame usted cinco años, agarré una barquita, me adentré a la ciénaga del Totumo y tiré mi anzuelo, esperando sacar un róbalo, un chivo o un cabezón. Bocachico no, por dos razones pendejas: no pica anzuelo ni se da en esa ciénaga. Estando en esas, no recuerdo la hora, me puse a desenredá un cordel, caí al agua, me golpié con algo y perdí el conocimiento. Ignoro qué tiempo duré fuera de mí. Cuando abrí los ojos, estaba mojao y con el pelo lleno de musgo, pero dentro de la canoa. Jamás supe qué pasó, ni quién me sacó del agua. Inexplicable. A veces me acuerdo de la chanza y me pregunto: “Carajo, ¿qué vaina ocurrió ese día?”. Un enigma. Menos mal. Una vida sin secretos sería insoportable, terriblemente aburrida. Al fin y al cabo, el mundo gusta porque siempre hay lugares por conocer y hechiza porque tiene rincones que nos hacen mirar hondo. ¿No cree usted? Al rato, respondiendo una pregunta que va lejos, el anciano saca un paisaje viejo del cerebro y lo pone a orear. —¡Uf! La vida de antes era sabrosa —rememora—. Había tanta solidaridad que parecía que las cosas fueran de una sola persona. O todas las personas fueran dueñas de la misma cosa. Si usted tenía yuca, yo no padecía hambre. Si yo tenía leña, usted no comía crudo. Y había obediencia. La palabra de un viejo era santa. Aquí estaban jugando doce pelaos, pasaba un vecino por aquella acera y pujaba: “¡Vayan a dormí!”. Y cuando regresaba al minuto, no había nadie. Ahora ni siquiera con mi terraplén de años me atrevo a espantar una gallina ajena que vea en el patio mío. Más demoro yo en decir: “¡Vayan a dormir!”, cuando ya me están callando: “No se meta en lo que no le importa, viejo del carajo”. Eso se llama malcriadez. Otro reposo en el paisaje que nos pinta. Otra mirada a la lejanía para limpiar la pupila sana. Otras pinceladas. Algo surreales, pero muy sinceras. Como suelen ser los trazos del alma. —Estoy orgulloso de la vida que tengo. Cuando niño un tipo sabidor me enseñó que el hombre nace con la palabra “ojo” pintada en la cara. El ojo izquierdo es una “o”, la nariz es una “jota” y el ojo derecho es otra “o”. “Ojo”. A mí me quedó sonando el pormenor. Y caí en cuenta de que es escasa la palabra que no tiene ojo. Ojo tiene la aguja. La cerradura. El huracán. El agua. Y ojo tiene el mismo corazón. Cuando me percaté de eso, enderecé mi andar (que no era chueco del todo). En eso estriba la limpieza de mis días. No me he dado mala vida, ni manchado la existencia con pendejadas. Yo soy de los que expresa que la blancura de un hombre empieza por la boca. ¡Uf! El único galardón que espero del mundo es una opinión: “Crispiniano Ayala nunca se embadurnó la boca con el fango de su propia voz”. Eso sería bonito, por cierto. Yo escatimé las palabras de mi boca con la misma cautela que el prestamista suelta sus caudales. ¡Que mi paladar se llene de telarañas si alguna vez disparé una maldición! Quizá por eso duermo tranquilo. Un hombre de lengua larga sólo puede ser espada o látigo. Y míreme las manos. Las puedo tener sucias de llanto o de barro, que es la misma vaina, pero no están manchadas ni con la sangre de ningún hombre, ni con la leche de ninguna yuca robada a nadie. Y esa tranquilidad se la debo a esos usajes, que no perdí con la vejez y pienso llevar conmigo cuando atraviese ese callejón largo que la gente de acá nombra el más allá. Apología de la autenticidad Escuche este cuento. Yo fui uno de los pioneros del cultivo del algodón aquí en Piojó y en Ibácharo. Corriendo el año 25 se presenta un amigo, compañero de siembras, y me aconseja: “Prepárate una cabuya de tierra, Crispiniano, que se vino el algodón” (2). Vengo yo, tumbo, quemo y amanso mi tierra. Y cuando saco la tarea, viene el tipo y me dice: “Ahora vamos a la Caja Cooperativa del Algodón”. Fuimos. Allá me preguntan: “¿Usted es algodonero?”. Se adelanta el amigo, y responde por mí: “Sí, señor. Él es agricultor. Tiene la tierra esperando”. Ahí mismo me ponen a firmar un recibo y me dan un platal. Esa noche no dormí de la incomodidad. Al día siguiente, madrugué a devolver la plata. “Yo nunca he sido algodonero”, les dije. El gerente de la cooperativa me mira y me pregunta: “¿Qué va a sembrar usted en su hectárea de tierra?”. Le digo: “Algodón”. El tipo se echa a reír: “Eso es lo que hacen los algodoneros, Crispiniano. Sembrar algodón”. Volví a recibí la plata. Y sembré algodón. Pero había algo en el canto de la cabuya que me fastidiaba. Yo respiré tranquilo cuando por fin entregué el primer saco de algodón. Sólo entonces, después de varios meses de reconcomios, me sentí algodonero. No hay nada más delicado que la palabra verdad. Usted le arranca un mamón a un gajo de mamón. Y no hay problema. Sigue siendo un gajo de mamón. Pero si descompleta un gajo de verdad, y ahí mismo se convierte en un gajo de mentira. ¡Uf! El hombre auténtico es leal, honrado, correcto. A toda hora. No hay cosa más triste que desconfiar del compañero. Es tan alta la verdad que es la mamá de la autenticidad. Y es tan verraca la autenticidad, que hasta el tiempo le tiene miedo. ¿Por qué cree que la gente de estos pueblos duraba tanto? La bisabuela mía murió de ciento diez años. Y si alguien le hubiera escarbado la vida, habría descubierto que el origen de sus muchas tardes fue la pureza de los tiempos en que vivió. Autenticidad pura. En pasta. No había martirios que le echaran a perder sus comilonas. Ni amarguras que le espantaran el sueño. Una vida verdadera. Ahora, dígame usted. ¿Qué pelao de estos tiempos llegará a los ochenta con tanta comidita de juguete? La leche no cuaja nata. La yuca no sangra. El guineo no mancha. Y el pollo se derrite al sospechar candela. Y si de esa clase de tentempié es que dependen los viejos del mañana, serán afortunados quienes lleguen a los cincuenta. Sobre la palabra casa Los viejos de antes eran expertos enseñando a sus hijos a vivir. En mi caso, las grandes lecciones me las dio la vieja Ana Cariaga, mi madre. Pero el talento de transformar esos consejos en canoa, eso me lo dio Dios. Que premia a cada mortal con cuatro onzas de virtú. La mejor obra que salió de mis manos fue esta casa. Vara por vara. Terrón por terrón. Mi acierto más grande fue haberla ocupado con quien la ocupé. Y mi mayor triunfo fue haberla llenado con los hijos con que la llené. Vea, la palabra casa es el invento más bonito que hay en la tierra. Entre las maravillas del mundo (que sí las tiene), la más hermosa sucede cuando el corazón del hombre, estremecido por una mirada, pronuncia la palabra casa. Al menos, eso fue lo que a mí me pasó. Su título era Nicolasa Pacheco y era india pura. Apenas la vi, sentí que estaba incompleto. Fue como recordar a las cinco de la tarde que aún no había desayunado. En Piojó había varias pelás de su edad, de pronto hasta más bonitas, pero ella fue la que me gustó. Y por ahí tomé camino. Yo tenía dieciocho y ella veintiuno. Tres años mayor. En vista de la mala fama que tenía su papá, el viejo Urbano Pacheco, mocaná atravesao, resolvimos amarrarnos por la iglesia. Atadura que no sirvió mucho, porque él siguió pilando el cuento de que mi barro blanco iba a desteñirle la raza. La verdad sea dicha. Yo nunca soporté las costumbres de esa gente. Estaba bien que vivieran y practicaran lo suyo, pero tenían unas leyes agrestes que no compartía. Le doy un ejemplo caliente: cuando un hijo contumaz les reviraba, lo arrodillaban en la mitad del patio y le daban fuete hasta que se les cansaba el brazo, mientras el resto de la familia se mataba de la risa en los aleros de los ranchos. Otro dato. Pobre del cristiano que tropezaran en el camino a Ibácharo. Sin importar su condición, ahí mismo lo bajaban de la bestia y lo ponían a bailar al son de sus viejas tonadas. Les gustaba mucho inferir ese ultraje. El amor es un momento que nunca se acaba Siguiendo el cuento, el viejo Urbano resolvió arrancarme la hija. Y casi lo consigue en el año 22, cuando nos separó tres meses. ¡Ñércole! Me fui decepcionado para El Guájaro, donde amansé mi dolor tirando machete por esas soledades. Pero ocurre que la distancia es la gran escoba de la verdad. Barre todo lo que sea capricho, y pela la verdadera querencia. Un día, cerca de la oración, apareció en la trocha una santa encima de un burro, directo hacía mí. Me quité el sombrero, hinqué una rodilla y me hice la cruz ante la sagrada visitación, y la virgen María se identificó: “Soy Nicolasa”, me dijo. Crispiniano intenta desenfundar una sonrisa, como un acto defensivo de la imaginación, pero su corazón no resiste el peso de esa espada, y se desparrama en sollozos. Alza un brazo y se aparta el agua de la cara. —Cada vez que toco esas cuerdas, se me irritan los ojos —explica—. ¡Ah! ¿Por qué será tan amargo recordar lo que fue tan dulce? No debería ser así. Se seca la nariz con el brazo izquierdo. Mira lejos. Coge aire. Prosigue. —Fue una mujer ejemplar. Tuvimos nueve hijos: ocho hembras y uno varón, que nació ahogado. Mis hijas se llaman Dionisia, Ana, Iluminada, Paulina, Emilia, Julia, Hilda y Cristina. Mujeres de tierra buena y pepas dulces. Déjeme sacar la cuenta. El viejo se lleva la mano a la punta de la barba y computa mentalmente, con los ojos cerrados. A los tres minutos, entrega el resultado: ocho hijas más setenta y cinco nietos, más doscientos cinco bisnietos, más ciento diez tataranietos y más dos chorlitos, eso da cuatrocientos. Número redondo. (Risas bañadas en llanto). Si Crispiniano y Nicolasa en vez de cristianos hubieran sido un toro y una vaca, el viaje de ganado sería grande. Y escúcheme esto —recalca súbitamente—: si Jorge Eliécer Gaitán, mi ídolo, con sólo una pelaíta, proclamó que él era un pueblo, ¿por qué yo, con cuatrocientos cogollos, no puedo afirmar que soy un país? ¡Ay, Nicolasa Pacheco, bendita seas, mija! La pobre echó a volar en el 88, hace diecisiete años ya, pero eso para mí fue la semana pasada. Todos los días me conduelo de eso. Y todos los días me salvo. —¿Qué es el amor para usted? —le pregunto. —¿Qué? —El amor, papá —remacha Cristina—: ¿qué es para ti el amor? Silencio. Es la pausa más prolongada del reportaje. El viejo se seca la salmuera del rostro, traga en seco y oprime los ojos. Luego hay un bache de cinco minutos ingrávidos. Por un momento temo que se ha dormido. Le echo un vistazo. Habría podido apostar que dormía. Y hubiese perdido. Tras aquella reflexión con cara de siesta, Crispiniano Ayala resucita para murmurar una de las más grandes barbaridades que haya pronunciado jamás a hombre alguno. —El amor es un momento que nunca se acaba. La frase me golpea la médula. Como una centella. Y me deja encandilado. Me quito las gafas y miro a Jairo Enrique Jiménez, el gobernador mocaná. El pobre hombre, víctima de la misma grandeza, está turulato. Atónito. —“El amor es un momento que nunca se acaba” —recita varias veces. Atrapado por la solemnidad. Miro a Cristina, la hija. La mujer me sonríe y soba la cabeza de su viejo, con orgullo. Como diciéndome: “Éste es mi papá”. ¡El amor es un momento que nunca se acaba! Punto. El reportaje terminaba. Llegaba el momento de clavar la tachuela final. Algo solemne había acontecido. Todo hombre sabe, adivina, reconoce y comprende, cuándo una verdad genuina resuelve una de sus búsquedas. Este era uno de esos casos. Crispiniano Ayala Cariaga, hijo de Piojó, iletrado, medio ciego, medio sordo y medio muerto, armado con sus ciento dos años de pureza, había pronunciado una de las definiciones más portentosas y cristalinas del amor. Del amor. ¡El más oscuro de los enigmas, la más seductora de las utopías, el más evasivo de los horizontes! Por fin el amor, esa fuerza que hace girar la tierra alrededor del sol y el sol alrededor del Universo. Ese misterio que hizo plantar pirámides en el polvo. Esa oquedad que hizo filósofos a los griegos. Esa patria del espíritu humano que Homero se atrevió a revelarnos. Ese apetito de ser que empujó a Moisés al desierto. Esa esperanza que le ha dado combustible a todas las religiones del mundo. Ese anhelo de vivir que hizo cantar a Scheherazade durante mil y una noches. Ese heno que todos los poetas de la tierra han querido morder y darnos a comer. Ese callejón insondable que Einstein procuró medir. Esa historia aún no referida que todas las novelas han pretendido contarnos. Por fin el amor, repito, encontraba definición. Una definición que tenía forma de arcano, medía nueve palabras y estaba conjugada en eterno presente. —¡El amor es un momento que nunca se acaba! Hago constar que esa frase, que nació en una boca profana de 102 años, exhibiendo los atributos del aforismo, le pertenece a Crispiniano Ayala Cariaga. Reivindico esa paternidad. Y se la entrego a todos los lectores del mundo, manifestando que posee derechos universales de autor. Tuve el privilegio de estar ahí cuando su creador la pronunció. Y son mis testigos Jairo Enrique Jiménez, gobernador mocaná, y Cristina Ayala, hija del patriarca. ¡El amor es un momento que nunca se acaba! Por eso estamos aquí. Y por eso mañana seguiremos estando aquí. Que no se olvide jamás. Notas 1. Piojó es un municipio de origen precolombino, de genuina factura mocaná. Durante la época colonial fue encomienda de Juan de Torregroza, Juan de Viloria y doña Constanza de Herrera. Fue distrito en 1857 y declarado municipio en 1905. Durante la Guerra de los Mil Días fue escenario de dos batallas y una ocupación militar. Efectivamente, el 9 de noviembre de 1898 combatieron allí las tropas revolucionarias de Plácido Camacho contra las del jefe gobiernista general Ramón Amaya. El 3 de febrero de 1900 las fuerzas del general Federico Castro Rodríguez chocaron contra las de Rafael Gaitán, general gobiernista. Y en 1901 Piojó fue ocupado por las fuerzas rebeldes de los generales Vicente Urueta y Plácido Camacho. Casa de la Cultura de Piojó, Monografía de Piojó (inédita). 2. Es posible que esta bonanza algodonera tenga sus raíces en disposiciones del presidente Rafael Reyes, bajo cuyo gobierno la Asamblea Nacional Constituyente decretó la creación del Departamento del Atlántico. En 1905 este gobernante otorgó incentivos que iban desde exoneraciones tributarias hasta la libertad de importación de equipos e insumos para el montaje de empresas textiles. Entre 1822 y 1925 la industria textilera de Barranquilla estaba representada por once empresas, a saber: Tejidos de Punto Aycardi, Tejidos Obregón, Tejidos de Punto Henry Helm, Tejidos de Punto Campo y Carbonell, Driles de Hilos Mayans y Salazar, Hilados y Cultivos de Algodón, Tejidos La Nacional, Manufactura de Barranquilla, Tejidos del Atlántico, Industrial de Tejidos y Tejidos de Punto Campeny Rabat. SOLANO, Sergio (1993). “La industria textilera en el Caribe colombiano”, en Boletín Historial de Mompox, Nº 26, Mompox, pp. 149, 161. ** Plinio Parra plinioparraortiz@gmail.com Periodista, realizador de televisión, documentalista y escritor colombiano (Aracataca, Magdalena, 1964). Fue redactor del Diario del Caribe (1986), editor Internacional de El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co; Barranquilla, 1988), y director del noticiero TV Noticias (1988). Además, ha sido realizador, productor de campo y guionista de programas y documentales culturales. Entre sus realizaciones se destacan Visa Colombia (1990), Aquí nacen las canciones (1999) y Raíces (2000). Es autor de los libros Los besos de Lluvia mojan (2000), Baltasar, el hombre que vendía luceros (2002), Karipuaña (2005) y Maestros de vida (2005). Ha recibido dos Premios India Catalina (mejor musical de 1990 y mejor documental de 1991), una nominación al Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría mejor documental (por Visa Colombia, 1991) y dos premios Claqueta de Cristal (mejor programa musical y mejor documental de 1995). Además, durante tres años consecutivos (2005, 2006 y 2007) ganó las convocatorias documentales de la serie Trópicos de TeleCaribe, y en 2008 ocupó el segundo lugar en la Convocatoria Nacional Doc TV para Colombia, con el proyecto documental La hamaca grande. === Poeta Alberto Hernández =============================================== === “La poesía recorre el mundo como una mujer feliz” ===================== === Carlos San Diego ====================================================== “La poesía no anda por ahí salvando el mundo. Para eso están los Mesías. Mientras hay poetas, allí estará la palabra”. —En el contexto poético has desarrollado una “recreación” del paisaje, “una relación corporal con la poesía”, como dice Efrén Barazarte, llevándolo de lo real palpable a un escenario para el canto íntimo. ¿Crees que este tipo de propuesta perdurará en el país? —Hay un paisaje que se mira y otro que habita interiormente. Un paisaje despojado de apegos regionales. El paisaje habla desde el vacío. Si bien en el contexto poético nacional el paisaje material ha jugado papel relevante en muchos autores, desde el nativismo hasta el ahora de hoy donde nos encontramos poetas como Efraín Hurtado, Luis Alberto Crespo, Igor Barreto y Adhely Rivero, voces que poetizan un lugar, mi manera de estar en ese paisaje invoca más su espíritu que el paisaje mismo. Claro, en algunos autores, como los mencionados, encontramos que el lenguaje hace un paisaje particular, personal, por lo que tiene de colectivo, recreado, como tú dices, que se sostiene en la manera de decirlo. Esta forma la inició Efraín, de quien se han desprendido otros autores, entre ellos Crespo, que tienen en el discurso un paisaje sonoro, vibrante, recogido por la mirada, pero también con el adentro. En mi caso, me sostengo de la imaginación para incorporarle a esa voz la intimidad discursiva de lo que contiene ese paisaje. No se trata de la materialización de un río, de un estero, de una montaña: esos elementos se hacen un espíritu que se aleja de la mirada. La mirada —en este caso— es un asunto interior. No sé si este tipo de propuesta perdurará en el país. La nueva generación de poetas es más urbana que comarcana. Imagino entonces que —como Juan Calzadilla, Leonardo Padrón o William Osuna, sólo para nombrar tres poetas de distintos tiempos— los que vienen detrás cantarán a las ciudades, como lo estamos haciendo los que nos desterramos sin olvidar el paisaje de la infancia. Yo dejé un país atrás, un país desnudo, donde la llanura y el cielo eran lo mismo. Los escritores venezolanos somos emigrantes, nos verificamos en el origen pero no dejamos de vernos en medio de una calle en el momento de esperar la luz del semáforo, aunque viajemos con el cielo y la tierra que confundíamos. —¿Cómo logras equilibrar tu prolijo trabajo literario sobre la arena movediza que significa el ejercicio simultáneo de varios géneros: poesía, narrativa, ensayo, crónica, reportajes con el periodismo diario? —Yo lo llamaría desdoblamiento. Entendí un día que una férrea disciplina me convertiría en un infeliz. De modo que hice de la literatura un juego de máscaras. Eso lo aprendí en el teatro. Luego de un ensayo, donde dejo de ser yo siendo yo, salgo a la calle a hacerme una realidad. No se trata de una brillante capacidad, se trata de oficio. La poesía, la narrativa, el ensayo y la crónica literaria tienen el aliento del periodismo, o al revés. Todo depende de tu historia personal. Bueno, los géneros se están quedando en otro ámbito. Sucede que para hacerse visible a través de un texto, es preciso saber hacia dónde vas, aunque luego te digan que estás equivocado. Yo trabajo con atmósferas, imágenes, afectos, los multiplico, los hago un género universal. Un poema es una crónica. Un cuento puede emerger de una nota de prensa. Muchos de los escritores venezolanos y de la mayoría de los países del mundo han trabajado o trabajan en periódicos. Allí resumen el oficio. Escribir, como vivir, es un oficio, bien lo dijo Cesare Pavese. Por eso hay que vivir, lo demás llega por añadidura. Por eso no tomo lexotanil. —¿Para qué sirve la poesía en tiempos en que se habla de sentimientos virtuales, manipulación y copias genéticas, y el hombre parece haber perdido todo respeto hasta de su propia naturaleza? —Esa pregunta la habría respondido magistralmente Juan Liscano, quien vivía en esa angustia permanente, que lo hizo promover una teoría apocalíptica por el abuso tecnológico, siempre en búsqueda del origen. Pero jamás dejó de escribir la mejor poesía, lo que quiere decir que el mundo pude venirse abajo, pero el poeta seguirá diciendo el mundo. Si le preguntas al que escribe poesía para qué sirve la poesía, podría pensarse que la respuesta es fácil. Para una persona que no escribe ni lee poesía, no pasa nada, pero para mí es de una importancia vital. Estos son buenos tiempos para hacer poesía, porque es más presencia humana desde las miserias y avances científicos. Que hagan ciencia, que hagan tecnología, siempre y cuando la palabra siga allí, dándole valor al hombre, respirando con el hombre. —¿Se puede agotar la misión del poeta? —El mundo cada día es más pequeño. Pero hay más poetas, hay más poesía, pese a que haya pocos lectores de poesía. La poesía no anda por allí salvando el mundo. Para eso están los Mesías, los salvadores de patrias y demás monsergas. Mientras haya poetas, allí estará la palabra, que es también patria. La misión de quien escribe es decirla, construirla, decir de las motivaciones de la existencia, crear a Dios y hacerlo partícipe de esta gran aventura, por eso jamás desaparecerá. Ahora más que nunca la poesía recorre el mundo como una mujer feliz. —En un poema tuyo titulado “Pez”, del libro Bestias de superficie (1993), dices: “¿Qué hay detrás del ojo / de un pez muerto?”. Ahora yo pregunto: ¿qué hay frente al ojo sin párpados de la poesía joven del país? —El asombro, el mundo, los sueños, la vida, la muerte. Si quien anda en estos afanes de usar la palabra para hacer poesía —y más si no parpadea— no viaja en ese tren, entonces que se dedique a escribir ensayos sobre veterinaria o entomología. —Alberto Hernández desarrolla su obra desde la provincia. ¿Considera que se puede hablar con solidez de una literatura del interior del país? —Toda la literatura venezolana es provinciana si atendemos que el país es una provincia, lo que no le quita universalidad. Si hablamos de los escritores caraqueños, la mayoría procede de la provincia. No sufro de ese complejo capitalino según el cual el interior del país no existe. Se puede hablar de una literatura venezolana escrita en el interior del país. Y lo digo con nombres. ¿Quién no se ve en el trabajo de César Seco en Coro, o en el realizado por José Barroeta, Gregory Zambrano, Gonzalo Fragui, Alberto Jiménez Ure, entre otros, en Mérida, como en el Táchira el de Rafael José Alfonzo y Ernesto Román Orozco? En Valencia hay un importante grupo de escritores, narradores y poetas que forma parte del mosaico de nuestra escritura nacional: Enrique Mujica, Luis Alberto Angulo, Adhely Rivero, Milagro Haack, entre otros. Y si de Aragua se trata, podemos mencionar a Harry Almela, Erasmo Fernández, Manuel Cabesa, Efrén Barazarte, Aly Pérez, Rosana Hernández Pasquier y otros. En Guárico nos leemos en Jeroh Juan Montilla y Tibisay Vargas Rojas. Y que no se diga del oriente del país de donde provienen Gustavo Pereira, Ramón Ordaz, Santos López, entre otros muchos que andan por allí cantándole al país y al mundo. Unos viven en Caracas, otros en el interior de Venezuela. Es decir, todos arropados por este provinciano país globalizado. Así que se puede hablar de un territorio poético importante, sólido. —Tu experiencia como editor nos dice que sabes lo que significa publicar en Venezuela; sin embargo, digamos que eres un poeta con suerte para lograr la publicación de tus libros y de otros autores, pero lamentablemente las publicaciones de editoriales, alternativas y oficiales, también se quedan casi en el círculo donde nacen, la distribución es una enemiga bestial. ¿Qué hacer para cambiar esta política editorial? —Bueno, es cierto, digamos que la suerte me ha acompañado, pero precisamente porque creo en el trabajo de algunas editoriales alternativas como La Liebre Libre, donde hago equipo con Harry Almela; Blacamán, de Rosana Hernández Pasquier, en Villa de Cura. Ha sido también trabajo en equipo. En cuanto a qué hacer para que los libros lleguen, pienso en una mancomunidad de editoriales alternativas, algo así como una gran cooperativa diseminada en todos los estados del país, y de esa manera dar a conocer los títulos publicados. Esto arrojaría una reunión a final de año para leer, discutir y bebernos las ideas que fructificaron ese trabajo, porque si nos ponemos a contar con las difuntas Monte Ávila y Fundarte, es maldad, como decía una de mis abuelas. Sería una manera expedita de distribuir. ¡Qué bueno sería que los poetas de Anzoátegui, por ejemplo, se asociaran con los de Carabobo y Aragua para trabajar en aras de la distribución! Esa idea está allí, podría funcionar. Tan bien funciona que desde Maracay, vía Internet con editoriales alternativas y universitarias de México y Estados Unidos, hemos publicado libros nuestros, y no es nada caro. Yo te publico en Venezuela y tú me publicas en tu país. De modo que sería más fácil su operatividad en el país. —Has representado a Venezuela en eventos internacionales de literatura, y en México se editó en el 2001 una antología de tu poesía, 21 años de trabajo bajo el título de En boca ajena, ¿qué apreciación te merece la proyección de la obra de escritores y poetas venezolanos en el exterior? —Es la única manera de lograr la tan mentada unidad latinoamericana. La cultura es lo único que nos puede encontrar. Los poetas del resto de América están ávidos de conocernos, de saber de nosotros, así como nosotros de ellos. Es una experiencia enriquecedora, porque te confronta, y al hacerlo confrontas el país. Venezuela goza de muy buena salud poética en el resto del mundo. Nuestra salud poética es de excelente pronóstico. ** Carlos San Diego Escritor venezolano (San Diego de Cabrutica, Anzoátegui). Ha publicado el poemario Baldíos (Fondo Editorial del Caribe, 2002). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Entre el mito y la apología: el corrido como parte de la construcción = === del imaginario popular en México y Colombia =========================== === Juan Antonio Fernández Velázquez ====================================== El corrido, reflejo de una realidad social Todo discurso parte de un contexto histórico donde la cultura implica formas subjetivas como medios y productos de comunicación, entre éstos la literatura, la iconografía y la música como parte de la expresión de un pueblo, cuya función es dar a conocer acontecimientos relevantes, portador de una cultura, misma que permanece. Es erróneo pensar que los corridos tuvieron su antecedente en México a partir del romance clásico español —sobre lo cual ya se han abordado diversas investigaciones en relación al origen del corrido—; en este caso nos apegaremos al surgimiento del corrido norteño derivado del romance ciego, muy alejado de las composiciones épico-líricas definidas en este caso por el infinitamente citado Vicente Mendoza. La diferencia radica en su contenido, pues se centraba en expresar los eventos más llamativos del día, lo que hoy llamamos “nota roja”, he aquí los antecedentes de nuestros corridos más preocupados por difundir una nota y dar a conocer los acontecimientos versados entre la trasgresión y la inconformidad, y de rechazo ante la cultura dominante; en este sentido se explica la apropiación del discurso intrínseco en los narcocorridos expresado en sus letras (1). El corrido, entonces, parte de la música popular, surge como un elemento integrador de una sociedad que ante la falta de herramientas e instrumentos de comunicación, toma a la melodía como un factor primordial para su expresión, circulando en hoja volante, pasquines y tabloides, recorriendo todo el territorio nacional, escapando de esta manera de la censura previa, circulando en ocasiones clandestinamente con mayor facilidad (2). James C. Scott ha teorizado la manifestación discursiva de las relaciones de poder entre dominantes y dominados en términos de discurso público y discurso oculto; ante esto el autor nos comenta que existen cuatro tipos de discurso, la primera que “adopta como punto halagador el autorretrato de las elites”; dentro de esta clasificación caben los corridos oficialistas que celebran a determinados personajes de la esfera pública, aderezando la celebración de las fiestas patrias, el plano musical retoma vital importancia en la contracción de la identidad nacional. Durante los festejos era muy común la realización de bailes, ofreciendo la oportunidad de la participación del pueblo en la consolidación de las actividades lúdicas (3); la segunda es el discurso oculto “fuera del escenario donde los subordinados se reúnen lejos de la mirada intimidante del poder”, en esta clasificación cabrían los corridos de bandoleros como es el caso de Heraclio Bernal, Churro el Roto y el mismo Jesús Malverde; la tercera “se trata de una política de disfraz y del anonimato, está hecha para contener un doble significado o proteger la identidad de los actores, este es el caso —por citar un ejemplo— del corrido “Jefe de jefes”, de los Tigres del Norte (4). El discurso oculto puede invertir valores oficiales de modo que, en un gesto de resistencia ideológica, todo aquel que logra burlar la ley se convierte en héroe, quizás ahí radica el temor de las autoridades y la insistencia a favor de la censura, por creer que el hecho de enaltecer al trasgresor provoque reacciones de expresión masiva del pueblo en contra del régimen establecido (5). Este caso puede asemejarse con el concepto de bandolero social abordado por Eric Hobsbawm, quien hace distinción entre bandolerismo y bandido social. Distingue la delincuencia ejercida por bandoleros que utilizan el pillaje como su modo de operar y entre sus víctimas figura todo individuo que posea o sea susceptible de obtener un beneficio a su costa. Por otro lado, destaca la presencia de un bandolero con otras características, aquellos que ante los ojos de la opinión pública no son simples criminales sino grupos de hombres que protagonizan una rebelión individual, particularmente en el seno de las sociedades campesinas (6). Esta época de la que Bernal fue partícipe, gira en un contexto donde la agitación política y la desigualdad social eran el pan de cada día, bajo la premisa de “hay pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco”; buscando contrarrestar esa situación es que Bernal veía por los más necesitados; aunado a esas condiciones, todo aquel que logra burlar la ley se convierte en héroe, alimentado en un gesto de resistencia ideológica, es por ello que Heraclio era visto como un semidiós entre los habitantes de la Sierra Sur Sinaloense, aun en nuestros días es parte de la memoria colectiva de nuestro estado, en una especie de Robin Hood sinaloense, recogiendo algunos de los elementos que son parte de nuestra identidad, viendo a Sinaloa como aquella región que conserva ese conflicto entre tradición y modernidad. Los pasajes de la vida de Bernal se muestran en sus corridos: Estado de Sinaloa Gobierno de Culiacán Ofrecieron diez mil pesos Por la vida de Bernal La tragedia de Bernal En Guadalupe empezó Por unas barras de plata Que dicen que se robó Por sus acciones, para los conservadores y reaccionarios es visto como un bandido sanguinario, para otros sus acciones lo ubican como un bandolero social y hasta como un precursor de la Revolución Mexicana. “El Rayo de Sinaloa”, como se le apodó a Bernal, fue un rebelde que atacó a las autoridades locales y asaltó comercios, haciendas y negociaciones mineras, sus robos tenían como víctimas al rico altanero y al político local, el fruto de sus hurtos lo repartía entre los pobres de la región, ganándose con esto la estimación y admiración de ellos y ganándose el adjetivo de “Bandido Generoso” (7). Esto tiene que ver también con dos elementos importantes para la construcción de esa figura mítica como lo es Bernal, uno de estos es el honor, representado como un atributo grupal inscrito en un campo semántico más amplio donde figuran términos como la castidad, la pureza, la genealogía, coraje, venganza, generosidad, protección, hospitalidad, nobleza y prestigio. Mientras que, en el caso del valiente, éste no figura dentro de la característica del bandolero común, que trabaja o actúa esencialmente por un interés personal ni un trasgresor criminal, el valiente representa más bien como un desobediente civil frente al gobierno, en nombre y a favor de la comunidad (8). Por tanto, se establece una serie de similitudes en torno a la relación de estas figuras construidas a partir de los corridos tradicionales y los narcocorridos; de esta forma, el valiente tradicional persigue como objetivo central la justicia social, esta búsqueda tiene que ver no sólo con el beneficio personal, sino sobre todo con un beneficio colectivo. No es la intención aquí comparar ni igualar a la figura del bandolero social con la del narcotraficante de tiempos actuales; sin embargo, consideramos que tienen ciertos puntos en común que es preciso analizar. Para el caso de Sinaloa, a finales del siglo XIX comenzaron a mostrarse los primeros indicios de transformación en la economía sinaloense, que hasta ese momento estaba influenciada por el accionar de la actividad minera; de esta forma, tanto la zona serrana del estado como el puerto de Mazatlán, por su importancia marítima comercial, significaron los dos polos de desarrollo en la sociedad sinaloense. Posteriormente la inversión cambia de giro hacia la región del valle, apareciendo las primeras empresas agrícolas, de esta manera el polo de desarrollo cambia completamente en las primeras décadas del siglo XX, lo cual trae consigo atraso, miseria y marginación, en contraste con la prosperidad de los valles agrícolas (9). Esto tiene cabida tomando en cuenta el surgimiento de la actividad del narcotráfico, durante la década de los 20 fomentado junto a la migración china y después de su expulsión en la década de los 30, donde los involucrados en la siembra, cosecha y tráfico de amapola eran los sinaloenses. La amapola comenzó a sembrarse en las cercanías de Santiago los Caballeros, comunidad perteneciente al municipio de Badiraguato, en los márgenes de la Sierra Madre occidental, ofreciendo seguro refugio a los cultivadores de adormidera. El cultivo de la droga significó una posibilidad real para contrarrestar el desempleo que aquejaba a mineros dado que El Prospecto (mina ubicada en El Tabachín, Badiraguato) no daba abasto. En la década de los 70, al consolidarse el narcotráfico como empresa, con rasgos de industrialización y con la mirada hacia el exterior, la bonanza económica comenzó a reflejarse en la modernización de zonas rurales, siendo común encontrar en medio de la sierra casas ostentosas y de grandes extensiones territoriales y con ello labores de infraestructura y labor social, tareas que corresponden a las dependencias gubernamentales. Es el narcotraficante quien se encarga de contrarrestar la pobreza, convirtiéndose en una especie de “Bandido Generoso”. No es casual entonces que haya sido en esta época cuando comenzaron a figurar en la escritura del corrido los “gomeros” o “narcotraficantes” como personajes centrales de estas historias, pues realizaban funciones que correspondían al gobierno, por eso muchos los veían como héroes; es así como en estas condiciones y en forma de protesta se gestó la hoy denominada narcocultura, entendida como la forma de vida exaltada con el tráfico de sustancias ilícitas, manifestándose en la arquitectura, la vestimenta, la pintura y la música (10). Estereotipos de la mafia colombiana como parte del imaginario popular Para entender el fenómeno de los corridos prohibidos en Colombia hay que puntualizar, primeramente, el impacto de las músicas mexicanas en estos territorios, formado y popularizado gracias a ciertos estereotipos mal fundamentados; con esto aludo a las agrupaciones instrumentistas como el mariachi comercial —simbolizado en la trompeta, el tequila y los trajes de charro—, al conjunto norteño o música de acordeón y bajo sexto, y al género nacional mexicano que nos da identidad ante los ojos del mundo occidental, me refiero al corrido, cobrando mayor fuerza en la capital colombiana el corrido prohibido, narcocorrido o corrido de gomeros, como prefiera conceptualizarse. Es en 1988, con el disco Corridos prohibidos, de Los Tigres del Norte, que se oficializa en Bogotá y Medellín el corrido prohibido colombiano. Destacan grupos como Los Tigres del Sur de Uriel Henao y Giovanni Ayala, siendo hoy día uno de los géneros musicales más cotizados en las fiestas de los “duros”, el cual se vincula también con el mundo de las esmeraldas y el tráfico de sustancias prohibidas. Un aspecto importante para explicar el arribo de los “corridos prohibidos” en Colombia es el impacto de la figura del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha; fue él quien llevó a Colombia la afición por el “narcocorrido” después de una visita que realizara a Miguel Ángel Félix Gallardo —capo de la época— en su residencia en la bahía de Altata. Es probable que en esas reuniones el colombiano haya descubierto o desarrollado su gusto por los corridos de traficantes que seguramente escuchó en tierra sinaloense (11), desde entonces fue apodado “El Mexicano” por su afición hacia “lo mexicano”, incluidos los sombreros y sus haciendas con nombres de relumbrón como La Chihuahua. Su origen humilde lo llevó a tener un gran renombre entre los habitantes de la región de Pacho, con sus reparticiones de regalos para los niños del pueblo y su ayuda en damnificaciones en desastres naturales. Estas muestras de bondad, desprendimiento y sencillez, le permitieron conquistar el respaldo de la base popular de la sociedad colombiana. La percepción por parte de aquellos que han enfrentado al Estado y a las autoridades suele tener diversas variantes; estas leyendas lo presentan como un hombre “bueno”, trabajador, sencillo y generoso, quien es perseguido por ser de origen humilde y ayudar a los pobres. Este imaginario quedó reflejado en la letra de algunos de sus corridos como la compuesta por los “Rangers del Norte” con el título “Fue un quince de diciembre”: Era un quince de diciembre por el año del ochenta y nueve cuando Chalo se encontraba celebrando en su morada. por las ideas de su pueblo por las que siempre luchaba. Su familia está muy triste y también los de su pueblo pero Gacha no está muerto él está en un bello sueño (12). Otro estereotipo de la mafia colombiana recae en la figura de Pablo Escobar Gaviria, quien también cumple con esta imagen de “bandido generoso” entre la población colombiana. Vinculado desde 1976 a acciones delictivas relacionadas con el comercio de cocaína, Pablo Escobar llegó a controlar uno de los más grandes carteles de la droga con base en la ciudad de Medellín. Su poder económico y relaciones con funcionarios públicos lo llevaron a incursionar en la política, cumpliendo así una de sus más grandes ambiciones. Fue en 1982 cuando Pablo Escobar participa políticamente, asociado con Jairo Ortega Ramírez y Alberto Santofilio Botero. Esta asociación llegó a ser un trampolín para ocupar la Cámara de Representantes, además de la creación de movimientos populares como el Movimiento Cívico en Marcha, significando un logro personal y la consolidación de su imagen que se “limpiaba” y lo posicionaba para continuar con sus andanzas delictivas. La creación del programa social “Medellín sin Tugurios” se concentraba en realizar acciones encaminadas a la infraestructura de barrios enteros, construcción de campos deportivos y fomento hacia la educación, lo que significaba no sólo una estrategia electoral sino un mecanismo para ganarse la base social entre los sectores marginados de Medellín que más tarde le darían respaldo, extrayendo de esos lugares sicarios a su servicio, milicia o un simple escondite; de esta forma, lo más importante a destacar de la figura de Pablo Escobar es precisamente esa transición tan marcada entre ser un delincuente “común” y un delincuente político, incluso llegando ocupar las primeras planas de los diarios colombianos, dentro de esas dos facetas hasta el día de su muerte el 2 de diciembre de 1993 (13). Gentes sencillas de las comunas lloraban el cadáver de su “héroe” portando pancartas y vociferando protestas contra el gobierno y las autoridades. El féretro prácticamente fue secuestrado por la multitud que coreaba consignas como “Pablo, amigo, el pueblo está contigo” o “Sí, señor, cómo no, el gobierno lo mató”; canciones como “Amigo”, de Roberto Carlos; “Cuando un amigo se va”, de Alberto Cortes, y el corrido “Cruz de madera”, con acordes de mariachis y tríos (14). Volvamos al punto anteriormente mencionado sobre el contraste de la imagen que por un lado el gobierno y los medios intentaron proyectar sobre el personaje de Escobar, y otra muy distinta la que ha poblado el imaginario de algunas regiones populares en Colombia, donde nunca fue visto como un delincuente, sino como uno más de los suyos. Apodado “El Patrón”, o “el Doctor”, su figura se inmortaliza no solamente por sus acciones cívicas y actos delictivos sino también a través de sus corridos. Cinco mil vidas debían Él ya no puede negarlo Ya mataron a papá Decía la gente llorando Cerca de cien mil personas Al panteón lo acompañaron (15). Reflexión final La intención en este ensayo no fue hacer una comparación de los personajes en cuestión, sino más bien dejar en claro que este fenómeno no es para nada ajeno a las circunstancias y realidades en partes de México, el caso de Sinaloa, y de América Latina, con el ejemplo colombiano, como parte de un contexto sociohistórico que refleja contextos distintos ligados a la memoria colectiva del pueblo, teniendo como herramienta la tradición oral y convirtiéndose con ello en un fenómeno de carácter mitológico apoyado y fomentado por elementos de la cultura popular como es el caso de la música y los corridos. Notas 1. HÉAU LAMBERT, Catherine, “Migración y narcocorridos, los marcos sociales de su popularidad”, en HIJAR SÁNCHEZ, Fernando, Música sin fronteras, México, CNCA-Culturas Populares, 2006, p. 79. 2. CHARTIER, Roger, El libro y sus poderes (siglos XV-XVIII), Editorial Universidad de Antioquia, Colombia, julio de 2009, p. 11. 3. BEEZLEY, William, Mexican National Identity: Memory, Innuendo and Popular Culture, Tucson, Universidad de Arizona, 2008, 206 p. 4. SCOTT, James, Los dominados y el arte de la resistencia, Editorial ERA, 2000, pp. 42-45. 5. HÉAU LAMBERT, Catherine, en SÁNCHEZ HIJAR, Música sin fronteras, Op. cit., pp. 100, 101. 6. HOBSBAWM, Eric, Bandidos, Barcelona, Ariel, 1976, pp. 51-52. 7. LIERA, Oscar, Los caminos solos, en Teatro completo II, Culiacán, Cobaes / Difocur, 1998, pp. 209-253; véase también, RODRÍGUEZ BENÍTEZ, Rigoberto, “Heraclio Bernal entre la realidad y la ficción”, en Contribuciones a la historia económica, social y cultural de Sinaloa, Asociación de Historiadores de Sinaloa, Universidad Autónoma de Sinaloa, Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, 2007, pp. 153-182. 8. HÉAU LAMBERT, Catherine, y Gilberto GIMÉNEZ, “La representación de la violencia en la trova popular mexicana”, en Revista Mexicana de Sociología, año 66, Nº 4, octubre-diciembre, 2004, p. 633. 9. CERVANTES, Sergio, “La narcoviolencia en Sinaloa”, en Memoria del Congreso de Historia Regional, “Historia de la violencia, criminalidad y narcotráfico en el noroeste de México”, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, Universidad Autónoma de Sinaloa, diciembre de 2002, p. 220. 10. MONTOYA ARIAS, Luis Omar, Rigoberto RODRÍGUEZ BENÍTEZ y Juan Antonio FERNÁNDEZ, “Arraigo histórico del narcocorrido en Culiacán”, en Acta Universitaria, revista trimestral enero-abril, Universidad de Guanajuato, 2009, p. 44. 11. ASTORGA, Luis, “Los corridos de traficantes de drogas en México y Colombia”, ponencia presentada en Meeting Latin American Studies, Guadalajara, abril de 1997, p. 13. 12. BETANCOURT, Darío y Martha GARCÍA, Contrabandistas, marimberos y mafiosos. Historia social de la mafia colombiana (1965-1992), Tercer Mundo Editores, agosto de 1994, p. 185-191. 13. Ibíd., p. 195-197. 14. Ibíd., p. 200. 15. Los Tigres del Norte, “Muerte Anunciada”, en Los Dos Plebes, Fonovisa, 2004. Referencias • ASTORGA, Luis, “Los corridos de traficantes de drogas en México y Colombia”, ponencia presentada en Meeting Latin American Studies, Guadalajara, abril de 1997. • BETANCOURT, Darío y Martha GARCÍA, Contrabandistas, marimberos y mafiosos. Historia social de la mafia colombiana (1965-1992), Tercer Mundo Editores, agosto de 1994. • BEEZLEY, William, Mexican National Identity: Memory, Innuendo and Popular Culture, Tucson, Universidad de Arizona, 2008. • HÉAU LAMBERT, Catherine, “Migración y narcocorridos, los marcos sociales de su popularidad”, en HIJAR SÁNCHEZ, Fernando, Música sin fronteras, México, CNCA-Culturas Populares, 2006. • CERVANTES, Sergio, “La narcoviolencia en Sinaloa”, en Memoria del Congreso de Historia Regional, “Historia de la violencia, criminalidad y narcotráfico en el noroeste de México”, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, Universidad Autónoma de Sinaloa, diciembre de 2002. • CHARTIER, Roger, El libro y sus poderes (siglos XV-XVIII), Editorial Universidad de Antioquia, Colombia, julio de 2009. • HOBSBAWM, Eric, Bandidos, Barcelona, Ariel, 1976. • HÉAU LAMBERT, Catherine, y Gilberto GIMÉNEZ, “La representación de la violencia en la trova popular mexicana”, en Revista Mexicana de Sociología, año 66, Nº 4, octubre-diciembre, 2004. • LIERA, Oscar, Los caminos solos, en Teatro completo II, Culiacán, Cobaes / Difocur, 1998. • MONTOYA ARIAS, Luis Omar, Rigoberto RODRÍGUEZ BENÍTEZ y Juan Antonio FERNÁNDEZ, “Arraigo histórico del narcocorrido en Culiacán”, en Acta Universitaria, revista trimestral enero-abril, Universidad de Guanajuato, 2009. • RODRÍGUEZ BENÍTEZ, Rigoberto, “Heraclio Bernal entre la realidad y la ficción”, en Contribuciones a la historia económica, social y cultural de Sinaloa, Asociación de Historiadores de Sinaloa, Universidad Autónoma de Sinaloa, Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, 2007. • SCOTT, James, Los dominados y el arte de la resistencia, Editorial ERA, 2000. ** Juan Antonio Fernández Velázquez krause21@hotmail.com Investigador mexicano (Culiacán, Sinaloa, 1986). Licenciado en historia por la Universidad Autónoma de Sinaloa (http://www.uasnet.mx), interesado en los temas sobre música popular mexicana. Actualmente cursa una maestría en historia en la mencionada casa de estudios. === Aproximación al laberinto en algunos cuentos de Jorge Luis Borges ===== === Isabel Noguera Vivancos =============================================== En el presente trabajo intentaremos acercarnos al símbolo del laberinto que aparece en algunos de los cuentos de Jorge Luis Borges. Este símbolo no aparece siempre igual y, en muchos casos, se le proporcionan al lector claves diversas para que vaya penetrando en su significación, para que vaya descifrando sus implicaciones. Borges nos da alguna de estas claves de la misma forma que da otras para penetrar en el laberinto que constituye su carácter (1). De esta manera, utiliza de forma recurrente un sistema de símbolos de la literatura universal que llega a crear un lenguaje propio. En el momento en que el lector desentraña las claves de Borges entra en la interpretación de este lenguaje particular, y este lenguaje particular está aderezado por símbolos como el laberinto, el espejo, el tigre, la espada. El símbolo del laberinto procede de la tradición clásica de los laberintos cretenses. Tiene un significado mágico, metafísico, como podría serlo el área de encuentro consigo mismo, un espacio místico, desconocido. Sabido es que Borges, a lo largo de su vida, sufrió un sueño recurrente que le angustiaba: se trataba, aquello que veía entre brumas, de un cuarto cerrado, sin ventanas, que tenía una sola puerta. Ese cuarto comunicaba con otro exactamente igual y éste, a su vez, con otro igual y así indefinidamente. Siempre, no obstante, había una luz que le mostraba una especie de laberinto sin fin que iba recorriendo sin cesar, hasta que, angustiadísimo, se despertaba. Durante su infancia, vio en su casa una lámina que representaba un laberinto en cuyo centro había otro más pequeño y esto se repetía al parecer indefinidamente. Él, que era niño, pensó que de haber tenido una lupa muy poderosa podría haber llegado a su centro y haber descubierto qué encerraba allí. Pasaba los veranos en el pueblo de Adrogué y, allí, en el derruido hotel Las Delicias, encontró un laberinto. Este hotel es evocado en “La forma de la espada” y en “La muerte y la brújula”. El laberinto aparece en los cuentos de Borges a partir del año 1940 y, en su poesía, a partir de 1942. Emir Rodríguez Monegal cree que a Borges le atrae el símbolo del laberinto porque es éste un lugar contradictorio, en el sentido de que suscita un interés ya que esconde y aprisiona y porque, a pesar de ser una construcción humana, parece hecha por Dios. En este sentido, resulta interesante señalar que los personajes borgeanos perecen dentro de su propio laberinto (2). En Borges, lo fantástico es consustancial a la literatura. El mundo que presenta en muchos de sus cuentos es caos, es desatino. Estos laberintos que aparecen y que pueden ser temporales, espaciales o retrospectivos son metáfora de otro laberinto más amplio y también inescrutable: el Universo. El laberinto será, entonces, el origen de alfa y omega, el caos del mundo, la prisión en la que el alma se encierra. A veces, estos laberintos poseen un patio central que tal vez simbolice el núcleo de la vida humana. El objeto del hombre es llegar al centro del laberinto pero, al mismo tiempo, esto no tiene sentido porque llegar al centro y ser capaz de entender, entender todo, es morir. Tal vez en el momento en que llegamos al centro llegamos por fin a la comprensión final, al agotamiento de las innumerables preguntas que la vida suscita, pero, en esos momentos, la comprensión ya importa poco pues ya no vivimos. Como aparece en el poema titulado “Laberinto”: No habrá nunca una puerta. Estás adentro Y el alcázar abarca el universo Y no tiene ni anverso ni reverso Ni externo muro ni secreto centro. No esperes que el rigor de tu camino Que tercamente se bifurca en otro, Que tercamente se bifurca en otro, Tendrá fin. Es de hierro tu destino Como tu juez. No aguardes la embestida Del toro que es un hombre y cuya extraña Forma plural da horror a la maraña De interminable piedra entretejida. No existe. Nada esperes. Ni siquiera En el negro crepúsculo la fiera. Como podemos ver, existe pues, una obvia analogía del laberinto con la existencia humana. También la estructura lineal de un libro nos puede sugerir que éste nos está conduciendo a alguna parte, a un sentido último, a la comprensión o a la aprehensión de un secreto celosamente guardado pero, en realidad, solamente nos lleva al silencio o a la lucidez, es decir, al fin o a la repetición sin fin, algo equivalente o similar a la muerte. En el estilo de Borges es interesante no sólo la aparición del símbolo y su recurrencia sino también la estructura del cuento, el juego literario, la forma de confeccionar la intriga, ya que este autor siempre pretende crear un texto dinámico en el sentido de que pueda recibir múltiples interpretaciones, infinitas lecturas distintas; de ahí la gran importancia que adquiere el lector, pues él se la otorga, en la re-creación de la historia. Desde un punto de vista hermenéutico, el lector construye la historia cada vez que la interpreta. También es dinámico en el sentido de que siempre puede irse corrigiendo; dice Borges en “Las versiones homéricas” que un texto definitivo pertenece sólo a la religión o al cansancio. Sus cuentos proponen complejos ejercicios mentales, extraños juegos inquietantes, lúdicos y metafísicos que proponen al lector que se involucre en el juego. En el momento en que éste comienza a inquietarse ha comenzado a jugar un papel, a asumir un rol. Para Borges, un libro es un hecho estético que tiene la doble dimensión de escribirse y leerse. Y, respecto al hecho estético, siempre me he sentido conmovida por una de las ideas de Borges sobre lo que éste significaría: La música, los estados de felicidad, la mitología, las caras trabajadas y el tiempo, ciertos crepúsculos y ciertos lugares, quieren decirnos algo o algo dijeron que no hubiéramos debido perder, o están por decir algo; esta inminencia de una revelación, que no se produce, es, quizá, el hecho estético. El laberinto es, como vamos viendo, uno de los motivos recurrentes del autor. Etimológicamente, la palabra procede del griego laberhnth, que significaba el principio de las ruinas, los corredores, de un lugar construido especialmente para que la gente se perdiera en él. A propósito de ello, explica Borges: Yo descubro los laberintos en un libro de la casa Garnier de Francia, que estaba en la biblioteca de mi padre. Era un grabado muy curioso que ocupaba toda una página y representaba un edificio, semejante a un anfiteatro. Recuerdo que tenía grietas y que se le veía alto, más alto que los cipreses y que los hombres que lo circulaban. Mi vista no era óptima, ya era muy miope, pero pensaba que si me ayudaba con una lupa podría ver un Minotauro adentro. Era, además, un símbolo de perplejidad, un símbolo del estar perdido en la vida... (3). Se refiere al Minotauro de la mitología clásica, el habitante del laberinto de Creta. Para Borges, y de la mano de la mitología clásica, Dédalo construye el laberinto de Creta. James Joyce crea un laberinto literario y Borges, en el cuento que más abajo analizaremos, “El jardín de los senderos que se bifurcan”, crea un laberinto y hace referencia a uno perdido. Un laberinto que se pierde es una idea doblemente mágica. A una pregunta de Marguerite Yourcenar responde en una ocasión Borges: “Saldré del laberinto cuando lo haga todo el mundo” (4). Debido a que otro de los mitos recurrentes borgeanos es el sueño, en él aparece a veces el laberinto. Él sueña que está perdido en este lugar que no siempre es el mismo y que, incluso, alguna vez puede ser Buenos Aires. En la siguiente imagen Borges no describe ni más ni menos que su propia muerte: A esta ruinosa tarde me llevaba El laberinto múltiple de pasos Que mis días tejieron desde un día De la niñez. Al fin he descubierto La recóndita clave de mis años, La suerte de Francisco de Laprida, La letra que faltaba, la perfecta Forma que supo Dios desde el principio. En el espejo de esta noche alcanzo Mi insospechado rostro eterno. El círculo Se va a cerrar. Yo aguardo que así sea. El laberinto es pues su vida, un laberinto que ha ido andando o desandando desde la niñez para llegar al final, al momento de entendimiento de todos los significados apenas entrevistos durante tantos y tantos años. El sentido final, el desenlace, el trazo final del círculo, la llegada al centro, al núcleo, es la muerte. A continuación, vamos a efectuar una aproximación al significado que el símbolo del laberinto ha tenido para el ser humano a lo largo del tiempo. Observamos que es un símbolo que aparece tempranamente; nos lo demuestra el hecho de que el hombre primitivo pintaba círculos y espirales en las rocas previamente a la invención de la rueda. Todas las tradiciones, de Oriente o de Occidente, han utilizado la imagen del laberinto para representar elementos religiosos (pensemos, por ejemplo, en el laberinto de la Catedral de Chartres, aunque otras, como las de Sens, Arras, Amiens, Reims y Auxerre, han tenido algunos comparables). El mandala aparece en la mayor parte de formas arquitectónicas. Para los orientales, por otra parte, el laberinto puede constituir un elemento que facilite la meditación porque, al contemplarlo, se puede llegar al centro espiritual del ser humano. En el mundo helénico, la fuerza creadora está representada por Dédalo, encarnación de la inventiva y el ingenio: también el laberinto aparece en rituales iniciáticos. Mircea Eliade afirma: (...) El laberinto tiene la función de defender un centro, representa el acceso iniciático a la sacralidad, a la inmortalidad, a la realidad absoluta (...). El acceso al centro equivale a la consagración (5). Para Rodríguez Monegal, el laberinto es: El ombligo, el círculo dentro del círculo, es el símbolo de la creación incesantemente renovada. Ya sea el paso de la vida a la muerte o, inversamente, de la muerte a la vida, el laberinto es el origen y el fin (6). En Las metamorfosis, de Ovidio, aparece el laberinto como ilustración, y un mapa del mundo del siglo XVI, de Hieronimus Cook, y otro del siglo XIII, de Richard Hallington, hace figurar en Creta un laberinto idéntico al de Chartres con la inscripción Laborintus id est domus Dealli (7). Para Álex Rovira, el ser humano va transitando por la vida/laberinto hasta llegar a través de las pruebas, al interior de sí mismo y, por tanto, al conocimiento. Luego, habrá que salir al mundo y transmitir ese conocimiento. Para Rovira, lo más importante no es el final del viaje sino aquello con lo que vamos conectando durante el trayecto (8). Borges se basará sobre todo en el mito helénico, el del laberinto que el rey de Creta, Minos, hace construir para esconder al hijo que su mujer ha engendrado con un toro. Este hijo es un monstruo que exige sacrificios humanos periódicamente. Teseo acaba matándolo con la ayuda del hilo que otro personaje mitológico, Ariadna, le proporciona. Es el final del Minotauro. Esta leyenda es, posiblemente, consecuencia de la cultura cretense, que había practicado el culto al toro y que había construido, por otra parte, palacios intrincados como el de Cnosos. Borges aprovecha los símbolos que le aporta la tradición haciendo de esta figura un símbolo muy personal y ello es porque, gracias al laberinto, le resulta más fácil expresar su propia visión de la existencia humana. Niega la realidad y la posibilidad, incluso, de conocerla; los sistemas filosóficos como intentos de explicar el mundo son, para él, sólo palabras y, como tales, sólo pueden constituir ficciones, hechos estéticos. Sabido es que, para él, los más importantes filósofos de todos los tiempos son fabuladores de historias, genios de la literatura fantástica. Borges insiste siempre en que el mundo es un caos incomprensible y que está fuera de lógica por absurdo intentar encontrarle explicación, causa y origen. En este mundo o laberinto, lo más probable es extraviarse, perderse y morir sin haber llegado a entender nada. El laberinto podría ser otra forma de espejo, de reflejo, según Fernando Savater; por ello, “La lotería en Babilonia” termina confundiéndose con el mundo y con Dios (9). Para Alazraki, el laberinto representa cosas diversas en cada cuento en que este signo aparece; a veces en forma de insistente símbolo, otras nos remite a la idea de un laberinto sólo en cuanto a que la estructura de la narración es laberíntica, por ejemplo, en el caso en que encontremos cuentos dentro de otros cuentos y, otras veces, el orden y el ritmo de una descripción sugieren la idea de un laberinto porque organizan los materiales en construcciones laberínticas. De esta forma, él proyecta su cosmovisión, que consiste, como decíamos, en que el mundo es caos y dentro de él el hombre está perdido como si de un laberinto se tratara este lugar (10). En el ensayo “Nuestro pobre individualismo”, Borges define: El mundo, para el europeo, es un cosmos, para el argentino es un caos. En el cuento titulado “La otra muerte”, Alazraki, en la obra citada más arriba, ve la muestra inequívoca de que los cuentos tienen un tema central y varios subtemas. Habló de municiones que no llegaron y de caballadas rendidas, de hombres dormidos y terrosos tejiendo laberintos de marchas... (El Aleph, pág. 74). Para Barrenechea, todo esto puede ser un símbolo del hombre casi sonámbulo, casi ciego, que camina perdido por un mundo sin sentido. Destaca las connotaciones semánticas de las palabras que utiliza el autor y que pueden emparentarse con el laberinto y con el dibujo secreto. Estas connotaciones las hallamos en verbos como tejer, entretejer, urdir, barajar y en adjetivos como intrincado, inextricable, tortuoso, sinuoso. Todos ellos nos remiten a elementos superpuestos, unos surgen de otros, todo está entremezclado y no hay camino recto y despejado. También se multiplican las teorías filosóficas o cosmológicas, en la estructura de un cuento, en un detalle, en una metáfora de la misma manera que el tiempo se ramifica indefinidamente. Los Infinitos caminos que divergen, corren paralelos o se entrecruzan porque juega con la posibilidad de elegir todos los destinos y de ir viviendo infinitas historias infinitamente ramificadas (11). Dice Ronald Christ que la acción del mundo peculiar creado por Borges se concreta en un movimiento vertical y horizontal: Y el ritual fundamental es el rito del cuchillo frecuentemente representado como ceremonia del laberinto (12). Quisiera finalizar esta introducción con unas palabras de Jaime Alazraki (13): Borges ha renunciado al laberinto de los dioses pero no al laberinto de los hombres. Su modo de percibirlo se nutre de ideas de todos los tiempos: el tiempo cíclico, el panteísmo, la ley de causalidad, el mundo como sueño o idea y otras que han dejado de ser verdades absolutas para convertirse en mitos, en maravillas, en intuiciones. A continuación, me dispongo a analizar la aparición del símbolo del laberinto en algunos de los cuentos de Jorge Luis Borges. Los cuentos son: • “El Inmortal”. • “La casa de Asterión”. • “Los dos reyes y los dos laberintos”. • “Las ruinas circulares”. • “La lotería en Babilonia”. • “La biblioteca de Babel”. • “El jardín de senderos que se bifurcan”. El método que vamos a seguir consistirá en examinar someramente el tema y argumento del cuento y, a continuación, analizaremos en cada caso el símbolo del laberinto. “El Inmortal” El argumento del relato es el siguiente: un anticuario regala a una princesa los seis volúmenes de la Ilíada de Pope. Poco después, este anticuario muere. En el último de los tomos, ella halla un manuscrito que es lo que aporta la clave de verosimilitud para el lector. Podemos verlo en frases como: El original está redactado en inglés y abunda en latinismos. La versión que ofrecemos es literal. La princesa lee en el manuscrito la siguiente historia: un hombre, tribuno de la legión del emperador Diocleciano, desea más que nada en el mundo descubrir la secreta Ciudad de los Inmortales, esa ciudad surge del Ganges y puede hallarse caminando hacia occidente, en el lugar donde la tierra termina. El tribuno en cuestión apenas ha tenido contacto directo con la guerra y, como no ha tenido la oportunidad de ser un héroe, decide emprender esta ardua tarea, este viaje, con un número inicial de doscientos soldados y mercenarios que desertarán y le dejarán solo pues el camino es durísimo. Los conflictos se suceden: deserciones, motines y, cuando comprende que quieren matarle, huye del campamento. Es herido por una flecha cretense y, en su fiebre, sueña con un laberinto. Insoportablemente soñé con un exiguo y nítido laberinto: en el centro había un cántaro; mis manos casi lo tocaban, mis ojos lo veían, pero tan intrincadas y perplejas eran las curvas que yo sabía que iba a morir antes de alcanzarlo. El hombre se ha convertido en un prisionero. En el margen opuesto de donde él está se sitúa la Ciudad de los Inmortales. Consigue desligarse y muchos hombres grises, trogloditas, le rodean. Llega a la ciudad y va penetrando en laberintos que se suceden sin remisión. La sensación que tiene es agobiante, de ahogo; se pierde pero al fin logra emerger porque en la simetría de un laberinto existe una parte original y otra que es su duplicación. De esta forma, es concebible hallar una salida. Yo había cruzado un laberinto, pero la nítida Ciudad de los Inmortales me atemorizó y repugnó. Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura, pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin. En el palacio que imperfectamente exploré la arquitectura carecía de fin. Nuestro protagonista vuelve a hundirse en los negros laberintos no pudiendo soportarlo —mencionaremos aquí que Borges admiraba a un constructor de laberintos que respondía al nombre de Piranesi—, pero un troglodita le ha ido siguiendo y él decide enseñarle los secretos del lenguaje; curiosamente, este troglodita le hace pensar en Argos, perro de la Odisea, quien tras veinte años sin ver a Ulises, lo reencuentra y muere de emoción. Finalmente, el troglodita murmurará unas palabras. Entonces, con mansa admiración, como si descubriera una cosa perdida y olvidada hace mucho tiempo, Argos balbuceó estas palabras: Argos, perro de Ulises. Y después, también sin mirarme: Este perro tirado en el estiércol. Aquel día, además de entender que el troglodita es el autor de la Odisea, comprenderá —todo me fue dilucidado, aquel día— que los trogloditas son los inmortales que él había estado buscando. Éstos, Juzgando que toda empresa es vana, determinaron vivir en el pensamiento, en la pura especulación. No es gratuito que el tema se plantee en torno a la figura de Homero, pues éste es un poeta en quien el tema de la inmortalidad es importante; en esa poesía lo que llega a ser inmortal es la hazaña, el héroe; el que no puede ser un dios aspira, como Aquiles, a ser, por lo menos, un héroe, para que sus grandes hazañas no sean jamás olvidadas y sean por los siglos de los siglos cantadas, transmitiéndose de generación en generación. Es otra forma de inmortalidad. Homero le explica que Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte. Puesto que el hecho de ser inmortal no es la panacea ni produce felicidad ninguna, busca un río cuyas aguas borren el don de la inmortalidad. Pasan los años, los siglos, y, un día, prueba agua en un lugar casual. Tras ello, felizmente, comprueba que se ha convertido en un hombre mortal. La bebida no le ha proporcionado la inmortalidad sino la mortalidad. En este cuento de múltiples laberintos, podemos ver, ya desde el principio, en el encabezamiento, la cita de Bacon que nos informa de que nada nuevo hay sobre la tierra. Por ello, Platón pensaba que el conocimiento es sólo un recuerdo y también Salomón sentenció: “toda novedad es olvido”. Dice Guido Castillo que ser inmortal es como una muerte permanente, un modo de permanecer en un estado intermedio que no es vida ni muerte, semejante al de los trogloditas, al mundo que visita Ulises en la Odisea, al mundo de mortales inmortalizados (14). Esta ciudad de inmortales a donde va a parar el tribuno es una ciudad de gente extraña y cruel, atributos a los que les ha conducido su propia indiferencia por todo. Su no vida no tiene ningún objeto, ninguna finalidad y, por ello, son unos locos, están locos. La estructura de la ciudad, una estructura laberíntica y caótica, es una ejemplificación de su desorden mental. La bajada de Marco Flaminio Rufo a la ciudad laberíntica nos remite fácilmente a la bajada a los infiernos de Ulises y asimismo al descenso de Eneas. En este laberinto, el número nueve se va repitiendo. Es un número que aparece frecuentemente en la literatura y también en la Biblia, en el Apocalipsis. Los pitagóricos juraban por el número nueve y, en La Divina Comedia, el viajero baja al infierno a través de nueve círculos. Borges utiliza este número para titular su ensayo Nueve ensayos dantescos, donde aparece la siguiente descripción: Los círculos son nueve y es ruinosa y atroz su topografía; los cinco primeros forman el Alto Infierno, los cuatro últimos, el Infierno Inferior, que es una ciudad con mezquitas rojas, cercada de murallas de hierro. Nos recuerda a la Ciudad de los Inmortales. “La casa de Asterión” El punto de partida de este cuento es un conocido mito clásico pero, hasta las últimas líneas, no nos es revelada la identidad del personaje que se expresa y cuál es su propio drama. Hasta el final, el autor nos intriga, a nosotros lectores, enredándonos en una historia insólita. Los temas que aparecen en el cuento son múltiples y se enredan unos con otros: la soledad, la imposibilidad de comunicarse, la propia identidad, la realidad múltiple y caleidoscópica, el laberinto. Dice Borges que imaginó este cuento inspirándose en una pintura de Watts. Aquí, el laberinto excederá sus límites y se multiplicará por la tierra. En las últimas líneas de la narración, se descubre que la historia se refiere a la leyenda mitológica del Minotauro, que era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro, hijo de la reina Pasiphaé y de un toro, que vivía en el laberinto de Creta y se alimentaba de carne humana. Los atenienses le ofrecían de forma periódica, cada nueve años, a siete hombres y siete mujeres para que los sacrificase. Teseo, rey de Atenas, se enamoró de Ariadna, hija de Minos. Teseo mató al Minotauro tras atreverse a penetrar en el laberinto, después de que Ariadna le diera un ovillo de hilo y una espada. Con la espada le mató y fue devanando el ovillo por el intrincado interior de la construcción. Gracias al ovillo Teseo logró encontrar la salida. Pero sólo entendemos esto una vez hemos llegado al final del cuento y se nos ha dado la clave. Cuando empezamos a leer, el argumento que encontramos es el que sigue: un hombre solitario vive en una casa, o algo similar a una casa, sin muebles ni adorno alguno; su salida al exterior produce el miedo ajeno. Su madre fue una reina y por eso él no puede confundirse con el vulgo, es distinto y tiene plena conciencia de ello. Sus distracciones no se concretan en leer sino en correr por las galerías de su casa —el laberinto—, se tira al suelo, dormita de vez en cuando, pero juega, especialmente, a que otro Asterión va a visitarle, como un niño que imagine un amigo invisible con el que jugar. Es la sensación de soledad que le atormenta. En este momento, se nos da una indicación de la estructura laberíntica del lugar: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos. Y claramente La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Puesto que encerrados en un lugar este lugar deviene el único mundo para nosotros, Asterión siente así. Vive en el laberinto del Minotauro, puesto que es él mismo pero, a veces, su casa parece el laberinto del universo; es un laberinto grande, complejo, que nos remite a la infinitud de aquél. El protagonista ha perdido ya toda referencia y eso le hace dudar de su propia identidad. Cada nueve años entran nueve jóvenes. Asterión oyó cómo, una vez, uno de ellos profetizaba la llegada de su redentor. Lo que él ignora es que este redentor vendrá a matarlo. O que su redención será la muerte. Al final del cuento, Teseo se extraña de la poca resistencia que le ha opuesto el Minotauro. Los lectores sabemos por qué, estamos en el secreto: Asterión anhelaba su liberación y su muerte es su liberación, como la es de todo aquél que sufre o que lleva una vida intolerable. Como Borges cree que cualquier texto se enriquece cuando tiene relación con otros autores y textos, es interesante el uso que hace de la idea e iconología del laberinto. Pues para él, este laberinto es una visión del mundo. En este cuento encontramos la condición del hombre en el mundo, en el universo. Los juegos en el laberinto, la búsqueda de significado, la comunicación y la incomunicación. Nuestro mundo es un laberinto ininteligible que, a su vez, se halla incluido en otro laberinto aun más inexpugnable: el universo. Asterión cree que su casa es del tamaño del mundo aunque dice: He alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí. Porque aquí descubre que lo que él creía su mundo, el mundo, está incluido en otro mundo ininteligible. Nuestra vida es tal vez parangonable a la de Asterión: buscamos un sentido y no lo encontramos; estamos solos y fantaseamos con lo que nos gustaría, no encontramos salida a nuestros conflictos, nos sentimos perdidos. Llega un momento en que nuestra única esperanza es un hecho que solucione las cosas o un redentor omnipotente, como el que se da en algunas religiones, que venga a salvarnos. Asterión se nos presenta como un ser indefenso y desesperado, solo y extraviado. Aunque no sea humano es exactamente como cualquier humano que es consciente de su soledad y de la incertidumbre. No sabe que su redentor será también su verdugo, es decir, no hay salida posible para él. Esta metáfora de la vida humana es desesperanzadora. Si el Minotauro del mito es bestial, el que el autor nos muestra en este relato es indefenso, casi nos produce lástima porque nos vemos reflejados en él; percibimos, de forma inequívoca, que todos nosotros podemos ser Asterión. La única perspectiva o esperanza en un horizonte apenas entrevisto más allá de las bifurcaciones infinitas que nos confunden, sin sentido, es la muerte. El hombre es un ser solitario que va vagando por las galerías de la vida, que no sabe qué camino tomar ante cada encrucijada y que, al haber optado por uno de ellos, comprende que se ha equivocado, que no hay salida. Como dice Adrián Huici: “En esta vida sólo cabe la rutina, el horror o la locura y la esperanza en el advenimiento de un redentor se transforma en una trágica ironía” (15). Este cuento tan breve ocupa un lugar central en la narrativa borgeana porque aquí el laberinto, su símbolo, adquiere su significado total. Este símbolo aparece en muchos otros cuentos y, ya lo hemos visto, en algunas de sus poesías, pero en este cuento el laberinto es el centro, el tema, el núcleo alrededor del cual gira todo lo demás. Para reflejar su propia concepción del mundo y la tragedia del hombre moderno, Borges se sirve de un mito clásico que le brinda, además, el símbolo que le interesa porque es el que, por su forma, se asemeja más a su pensamiento sobre el caos del universo. De esta manera, le está dando una interpretación nueva, moderna, a algo preexistente, a una historia clásica. Como todos los hombres, Asterión tiene la sensación de ser único y especial, pero se aburre porque está solo, y esta soledad le lleva al límite de la locura. Dice Adrián Huici: Se hace evidente que, cuanto más pierde Asterión las características propias del monstruo mitológico, más se perfila en él la figura del hombre moderno, inmerso en un mundo que no le satisface y que lo limita y envuelve como una telaraña. Sólo que, en este caso, la tela la ha tejido él mismo y, por otra parte, salir de ella puede significar la confrontación con una realidad aun más atroz. Como el hombre, como el propio Borges ante la impenetrabilidad del universo y la precariedad de sus instrumentos para intentar conocerlo, Asterión cae en el escepticismo. Aunque su esperanza surge de su fe en el porvenir. Uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad. Es una salida metafísica que el lector, que lee la historia entera, sabe que es imposible. A lo largo del cuento se nos van haciendo referencias continuas al laberinto y a cómo es la vida dentro de él, pero en ningún momento se nos nombra la palabra laberinto. Igualmente, hasta la última línea no aparece la palabra Minotauro. En la penúltima línea aparecen los dos nombres propios: Ariadna y Teseo. Resulta ciertamente chocante que el mito esté aquí narrado desde la perspectiva del Minotauro, lo que constituye algo, sin lugar a dudas, inédito. Respecto al hecho de que la casa de Asterión —la vida del ser humano— es un laberinto, podemos remitirnos al cuento titulado “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”. En este relato aparecen un matemático, que presume de poder descubrir el misterio del universo, y un poeta. Uno dice al otro que el universo, ya de por sí, es un laberinto. Asterión vive en la paradoja de saber su nombre sin saber cómo es, sin saber que no puede compartir la vida con nadie porque no pertenece a ninguna especie, ni a la humana ni a la del toro, de vivir en un lugar del que no conoce los límites y saber que no es un prisionero pero no saber ni tener a dónde ir. Anderson-Imbert, en su artículo sobre este cuento, nos dice: La agnóstica visión de Borges se expresa en una dialéctica de buen humor. Encierra en un laberinto lingüístico al lector y juega con él hasta derrotarlo. En su fruición estética se perciben, sin embargo, sobretonos de angustia, una angustia que dimana de saberse único, solitario, delirante, perdido y perplejo en un ser ciego. Borges es Asterión, el Minotauro (16). Tal vez es Asterión quien ha creado las estrellas y el sol y lo ha olvidado. Él lo ignora (17). “(...) yo existo y con mi imaginación he creado las estrellas y el sol. Pero como no hay nadie que me lo recuerde, como no hay una otredad cultural que me edifique templos, como el templo de las Hachas no parece referirse a mí en ninguna de sus estatuas, tal vez yo me he olvidado de que fui el gran artífice de todo”. Esa posibilidad de haber creado Asterión las estrellas y ya no acordarse, me sugiere que la casa de Asterión es también una parodia de la idea de Dios. Dios, como Asterión, también es único y por ello, también se encuentra solo en un universo sin la presencia de semejantes. Asterión aspira a un futuro mejor, un futuro en que él no sea único. La frase “apenas se defendió” nos muestra a un Asterión que no desea en absoluto defenderse de su redentor sino entregarse a él. Tal vez se defienda un poquito por inercia a continuar viviendo, por miedo a lo desconocido, por el dolor de la espada, por la sorpresa de la crueldad del redentor que resulta ser su verdugo y que trueca su esperanza en súbita decepción. Este final produce pena porque es una burla cruel del destino, la señal de que, finalmente, no hay nada que esperar. Aunque podríamos verlo de otra forma: la muerte es para Asterión el final de un tipo de existencia que ya no da de sí más que soledad. Quizá podamos entender la muerte como transmutación. Una vez más, son obvias las similitudes con la vida del hombre. El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre. —¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El Minotauro apenas se defendió. No es hasta este momento cuando los lectores comprendemos el relato. “Los dos reyes y los dos laberintos” En este relato se nos explica una historia sobre un rey de las islas de Babilonia. Éste reúne a sus arquitectos y magos con el fin de que construyan un laberinto. Cuando éste está construido todo aquél que penetre en él se perderá, lo que demostrará el poder del rey y le confirmará en la perduración de su vanidad. El rey posee, deducimos, la pretensión babélica de igualar a Dios en su poder. ...porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. A un visitante, rey de árabes, le hace penetrar en el laberinto con bastante mala intención, para burlarse de él. El visitante, obviamente, se pierde y, desesperado, pide auxilio a Dios. Su humanidad le salva. Al salir, al fin, del laberinto, le comenta al rey babilonio que él posee uno mejor y que tal vez algún día tenga ocasión de comprobarlo. Pasa el tiempo, y el rey de los árabes, a causa de una serie de avatares del destino, hace prisionero al otro, al vanidoso. Le conduce atado al desierto, al desierto que es su laberinto, un laberinto peculiar, si es que alguno hay que no lo sea, en el que no hay escaleras, ni puertas ni galerías. Allí le abandona a su suerte y el rey muere en el desierto, que constituye un laberinto muy superior al más sofisticado laberinto de confección humana por la sola razón de que no ha sido construido por un hombre. Y, aunque se trata de un laberinto visible a la luz del día, es imposible para un rey vanidoso y arrogante orientarse en él. ¿Es acaso el desierto el laberinto de Dios? Al no haber nada, ningún punto que se pueda tomar como referente reconocible ni repetible, nos produce la sensación de lo infinito. De ese laberinto no se puede salir porque la falta de simetrías —salvables en el caso del laberinto mitológico, por el hilo de Ariadna— produce sensación de simultaneidad. Tal vez la humildad sería lo único que le salvaría, pero es de suponer que en esta parábola sobre el final de la arrogancia el rey babilonio pierde toda vanidad, cuando comprende que no hay salvación. Porque la vanidad del vanidoso sólo desaparece cuando comprende que lo que creía su importancia y su poder no sirve de nada. Éste es un cuento muy breve aunque en absoluto casual, ya que la brevedad y la simplificación, en palabras de Carlos Cañeque, se convierten en los atributos del mejor laberinto. Laberinto aquí plenamente visible, en todo su esplendor. Dice Ion Agheana: El rey de Arabia ha recibido una gracia de Dios que le permite salir del primer laberinto y hallar la divina simplicidad del segundo. En ese hallazgo existe también una forma de comprensión. Borges se refiere a ello en otros pasajes, cuando habla del momento y del acto estético, y dice que primero vemos, en este caso, la imagen del desierto y luego comprendemos. “Tácito habló de la crucifixión de Jesús”, dice Borges, “y no sabía lo que era; creía que era una cosa cualquiera y no se daba cuenta de su importancia”. “Este acto de comprensión es también estético y ocurre de dos formas: cuando se ve y cuando se escribe. Porque la experiencia y la comprensión estética no son simultáneas salvo en el caso de revelación. El bibliotecario del sueño de Hladík en ‘El milagro secreto’ está cargado con la misma hybris que el rey de Babilonia, porque cree que por haber leído toda su vida está más cerca de la verdad que los demás; Hladík, al abrir al azar un libro, está actuando con la humildad del rey de Arabia y por ello obtiene la revelación. Es un mecanismo coherente que yo he tratado de estudiar en algunos de mis libros sobre Borges”. “Las ruinas circulares” Un hombre que llega del Sur desembarca en algún lugar. Se arrastra, mareado, hasta un recinto circular, un antiguo templo destruido. Su deseo más ferviente es soñar un hombre, dándole vida mediante el sueño. Y este deseo es más fuerte que todo, que su propia vida. En sus sueños previos a la realización, el laberinto constituye una trampa, una adivinanza, un examen. El alumno que escuche sus claves pero que tenga ideas propias, que sea creativo, podrá ser redimido y convertirse en un ente con vida propia. El protagonista se queda con uno pero más tarde ese sueño vano se le escurre de entre los dedos. A partir de aquí, adopta otro método de trabajo: sueña a un hombre durante catorce —o infinitas— noches; va soñando todos sus órganos vitales como si los fuera dibujando y, una noche, sueña su corazón y sus latidos: le ha dado vida. Por fin los hechos y los días le demostrarán que también él, el soñador, es producto de otro sueño o soñador, que también él vive porque otro está soñándole. Nuevamente, aquí, el hombre es un habitante desconcertado de los círculos concéntricos del laberinto que es la vida humana. El problema que se plantea aquí es el de la creación literaria, un tema recurrente entre los poetas y narradores (desde Bécquer hasta Unamuno pasando por Juan Ramón y Pirandello), el hecho de crear personajes con vida propia. El premio del soñado, del elegido para ser soñado, es que pasará a ser real. El soñador ocupa el centro del anfiteatro que era de algún modo el templo incendiado. Tanto el templo como el anfiteatro son circulares e infinitos y los círculos pueden ser repetidos infinitamente sin principio ni fin. Opina Carlos Cañeque que el círculo podría ser una cárcel infinita de la que seríamos prisioneros, a partir de la definición de Pascal y de Bruno de que el universo es una esfera cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna. Encontramos también la idea del laberinto en forma de trampa, de examen. Los rostros escuchaban con ansiedad y procuraban responder con entendimiento, como si adivinaran la importancia de aquel examen, que redimiría a uno de ellos de su condición de vana apariencia y lo interpolaría en el mundo real. La circularidad laberíntica la percibimos en el hecho del propio soñador soñado, hasta el infinito, aunque siguiendo el trazo del círculo, el último soñador será el primero, aunque sólo en el caso de que en el trazado exista un origen. De todas maneras, los cuentos de Borges no buscan transmitir ningún mensaje sino inquietar al lector, quien al leer el cuento lo re-crea al hacer una lectura-interpretación personal, partiendo de sus propios parámetros. Y esto es lo interesante para Borges: las múltiples lecturas que su texto pueda suscitar. Borges provoca al lector haciéndolo sentir incómodo, angustiado, en ese “desasosiego intelectual” básico como punto de partida de cualquier aventura estética. Ello permite abordar este cuento desde varias claves distintas: el relato puede entenderse desde el punto de vista de la creación humana y también desde el punto de vista de la dificultad de la creación literaria: engendrar un ser-personaje creíble y, hasta cierto punto, independiente, lo que nos llevaría a relacionarlo con un problema unamuniano. Existe un trabajo de Donald Shaw sobre este tema (18). La circularidad que indica el título puede relacionarse con la creación literaria, lo que nos llevaría a entender el relato más como ensayo que como cuento, aunque sea un ensayo que utilice la parábola. No obstante, a Borges le importa poco la diferenciación de géneros y en él encontramos más de una vez la ruptura y la superposición de los mismos. Lo importante aquí no es señalar el género exacto sino aprehender las limitaciones, las dificultades de un ser creador para lograr que la materia adquiera forma y comience a latir por sí sola. Dice Leonor Fleming que Borges comienza por cuestionar el propio instrumento, el tipo y el modo de expresión de ese cuestionamiento y lo hace trastocando los géneros, subvirtiendo el lenguaje y los recursos literarios habituales (19). En un principio, la apariencia es de cuento fantástico ya que el protagonista es un mago que se dispone a hacer algo mágico, la proeza que sería crear un ser nuevo (recordemos aquí al doctor Frankenstein). El lugar que para este fin escoge también constituye un escenario ideal para tal pretensión: un lugar mágico, circular, solitario, con lo cual nos encontramos con una serie de elementos fantásticos conjugados. Estos elementos, no obstante, no se utilizan para crear un cuento fantástico de magos sino para hablar del eterno problema de la creación literaria, y esto es lo más chocante y lo que, en mayor medida, trastoca los significados deducibles a priori del texto. Todo esto implica que las lecturas del cuento pueden ser variadas y, en algunas ocasiones, incluso múltiples, ya que los temas extraíbles no son únicos y no quedan fuera del umbral realidad y fantasía y teoría y ficción. Y no es casual que lo nuevo, el personaje, nazca de las ruinas del anfiteatro, porque el proceso creativo no sólo es creativo sino también destructivo, de ahí las ruinas como elemento simbólico. “La lotería en Babilonia” El tema central es aquí el azar, como orden superior, manifestación de divinidad, dando al traste con el poder del Estado. La lotería se inmiscuye en el orden mundial. En el argumento encontramos a un hombre que ha sido político y más cosas, quien habla de qué significa en su país la lotería, un juego que adquiere cada vez mayor envergadura, en el que es posible ganar o perder. Los perdedores que deberían pagar una multa se niegan a hacerlo por lo que los ganadores no cobran. Para los perdedores es preferible ir a la cárcel que pagar. Poco después, los informes de los sorteos omitieron las enumeraciones de multas y se limitaron a publicar los días de prisión que designaba cada número adverso. Ese laconismo, casi inadvertido en su tiempo, fue de importancia capital. Fue la primera aparición en la lotería de elementos no pecuniarios. El éxito fue grande. Instada por los jugadores, la Compañía se vio precisada a aumentar los números adversos. Esta Compañía es el resultado racional y administrativo de un desarrollo que impone, finalmente, el caos: combina elementos de azar con elementos de orden y, así, los babilonios se hallan presos en el laberinto de la lotería. El juego acaba provocando discusiones de carácter jurídico-matemático: Si la lotería es una intensificación del azar, una periódica infusión del caos en el cosmos ¿no convendría que el azar interviniera en todas las etapas del sorteo y no en una sola? ¿No es irrisorio que el azar dicte la muerte de alguien y que las circunstancias de esa muerte —la reserva, la publicidad, el plazo de una hora o de un siglo— no estén sujetas al azar? (...) La Compañía, con modestia divina, elude publicidad. Sus agentes, como es natural, son secretos; las órdenes que imparte continuamente (quizá incesantemente) no difieren de las que prodigan los impostores. Además ¿quién podrá jactarse de ser un mero impostor? El ebrio que improvisa un mandato absurdo, el soñador que se despierta de golpe y ahoga con las manos a la mujer que duerme a su lado ¿no ejecutan, acaso, una secreta decisión de la Compañía? Ese funcionamiento silencioso, comparable al de Dios, provoca toda suerte de conjeturas... Hay que admitir que ambos fragmentos son inquietantes. Si los habitantes de este mundo están dirigidos por la Compañía y cumplen fatalmente con lo prefijado por ella, carecen de libertad, se enredan en una prisión sin salida. La misma frase del principio, Soy de un país vertiginoso, nos sugiere caos, locura, sin entender nada, a causa de un azar ininteligible. Al principio del relato encontramos a un hombre que ha sido muchos distintos, tantos que ha llegado a perder su identidad: ha sido procónsul y esclavo como ciudadano de la Compañía, ha sido para ésta un número más, sin identidad propia. En Babilonia, ser cualquier cosa, esclavo o procónsul, sólo significa que en el siguiente sorteo cambiará la identidad. En ese sentido, el cuento nos remite a Kafka. Dice Borges: Yo he escrito dos cuentos que son más o menos paráfrasis de Kafka: “La lotería en Babilonia” y “La biblioteca de Babel”. Y luego me di cuenta de que me podía llevar a un modo mecánico de composición. Eso se nota sobre todo en las novelas de Kafka, la postergación infinita (20). Y, además, en el cuento encontramos una referencia fonética que no es gratuita Había ciertos leones de piedra, había una letrina sagrada llamada Qaphqa... Y, sin duda, kafkiana es la angustia de los procesos inacabables como castillos laberínticos y metamorfosis de identidad que aparecen periódicamente, con cada sorteo. La Compañía odia a Kafka porque este autor es un reflejo de la angustia de los babilonios. Este Estado llamado La Compañía pretende legitimarse aplicando una especie de leyes y una organización social basada en la desigualdad. Hay tres tipos de hombres: Aleph sobre Beth, Beth sobre Ghimel y Ghimel sobre Aleph. Los babilonios están prisioneros en el laberinto de la lotería y aguardan el designio del azar. Este laberinto es grande y complejo, el número de sorteos infinito y el tiempo infinitamente subdivisible. El universo —o laberinto— puede representarse como una gigantesca lotería, caos canalizado en azar como regente de la vida. “La biblioteca de Babel” En esta parábola sobre el universo o biblioteca o laberinto se alude a la distribución de las galerías de una biblioteca, se habla de cómo se puede vivir allí pues deambular por la biblioteca equivale a vivir buscando las respuestas a las cuestiones básicas del ser humano. También se esperó entonces la aclaración de los misterios básicos de la humanidad: el origen de la Biblioteca y del tiempo. Es verosímil que esos graves misterios puedan explicarse en palabras: si no basta el lenguaje de los filósofos, la multiforme Biblioteca habrá producido el idioma inaudito que se requiere y los vocabularios y gramáticas de ese idioma. Hace ya cuatro siglos que los hombres fatigan los hexágonos... Hay buscadores oficiales, inquisidores. Yo los he visto en el desempeño de su función: llegan siempre rendidos; hablan de una escalera sin peldaños que casi los mató; hablan de galerías y de escaleras con el bibliotecario; alguna vez, toman el libro más cercano y lo hojean, en busca de palabras infames. Visiblemente, nadie espera descubrir nada. No existen dos libros idénticos en la biblioteca pero se subraya la repetición infinita de arquitecturas geométricas. Es un inefable universo que simboliza la realidad. Borges recurre a la enumeración caótica. El universo es lo desconocido que todo el mundo desea conocer, la biblioteca es un orden algo más conocido y se presenta como la metáfora de aquél. La biblioteca es infinita y eterna, por tanto sin punto de referencia, sin centro de gravedad a partir del cual se pueda organizar un orden. No hay línea recta, no se va jamás de un punto a otro, no se parte jamás de un lugar para ir a otro, no hay punto de partida ni se puede dar comienzo a la marcha. Antes de empezar, ya se está volviendo a empezar, se vuelve antes de partir. Tal es el secreto del infinito malo, del que hablaba Hegel y que corresponde a la mala eternidad (21). Borges escribe este cuento a sus cuarenta años aunque existe un antecedente en un ensayo titulado “La Biblioteca Total”, publicado en Sur en 1939. Desde 1937 trabajaba en la biblioteca municipal Miguel Cané. El barrio en que se encontraba esta biblioteca era monótono y triste. El lugar era también triste y el trabajo brillaba por su ausencia. En este cuento aparecen muchas alusiones a este lugar: anaqueles, gabinetes, la monotonía, tristeza, la sordidez... En una visita que hacen Borges y E. Rodríguez Monegal a la Biblioteca Nacional, este último comprueba que ésta no es exactamente un espacio real sino un laberinto hecho de palabras, signos y símbolos. Y Borges juega con él llevándole por los corredores, la escalera de caracol y la oscuridad, elementos todos ellos que crean angustia. Aunque al final del corredor se ve la luz. Desde el principio se nos dice que la Biblioteca es una metáfora del Universo, lo que nos permite saber desde el primer momento que no encontraremos la cifra exacta o el libro que la revele. Borges nos propone la visión del universo como caos que los hombres percibimos pero en el cual ansiamos encontrar algún punto de referencia, una señal, un centro de gravedad, una clave que nos permita entender, averiguar, saber, llegar a descifrar alguno de los misterios de la existencia. Pero no. Los hombres están en la biblioteca (o laberinto) porque están vivos y es la única forma de estarlo, por lo tanto, sólo muriendo puede salir uno del laberinto (o biblioteca). Al final del relato, el bibliotecario aventura una suposición: La Biblioteca es ilimitada y periódica. Si un eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden). Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza. Dicho de otra forma, no hay nada nuevo bajo el sol; cualquier suceso que tenga lugar en las vidas individuales ha sucedido antes. Los volúmenes se repiten en el mismo desorden. El tiempo es circular y, en él, todo va repitiéndose cíclicamente. La repetición del desorden constituirá el orden y esto tal vez justifica el caótico universo. Como en todo laberinto, también en éste se destruye la individualidad porque la repetición anula las diferencias. Uno es o puede ser cualquiera de los demás. La Biblioteca de Babel es el arquetipo del laberinto, pero también de la sabiduría y del universo y, al mismo tiempo, una gran parodia del universo (22). Parodia de un mundo sin sentido. Y, teniendo en cuenta que Borges era un gran lector donde los haya, su universo estaba formado esencialmente por libros. Dicho de otra manera, para él, el mundo de los libros era su universo. Ya nos dice en su ensayo “La ceguera”: Yo siempre me había imaginado el Paraíso bajo la especie de una biblioteca. Nos muestra un mundo geométrico e incomunicado. La soledad. A veces he viajado muchas noches por corredores y escaleras pulidas sin hallar un solo bibliotecario. (...) No me parece inverosímil que en algún anaquel del universo haya un libro total; ruego a los dioses ignorados que un hombre —¡uno solo, aunque sea, hace miles de años!— lo haya examinado y leído. Si el honor y la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros. Que el cielo exista, aunque mi lugar sea el infierno. Que yo sea ultrajado y aniquilado, pero que en un instante, en un ser, Tu enorme Biblioteca se justifique. Opina Guido Castillo que Borges está hablando de sí mismo y que ese “libro total” es el mismo que, en clave, está escrito en la piel del tigre de “La escritura del dios”. Es también una pregunta sobre el valor de la literatura, o el valor de su vida, en suma (23). Dentro de la biblioteca el hombre está perdido como lo estaría en un laberinto. Para Alazraki, el orden o desorden Se organiza a manera de laberinto que Borges describe diseñando una estructura de caja china que sugiere lo infinito (24). La búsqueda de un libro determinado es aquí asimilable a la búsqueda de Dios o del infinito. Como la mayoría de los hombres Borges anhela su existencia, aunque la carencia de fe sea una especie de condena. “El jardín de senderos que se bifurcan” Cuento de estructura circular cerrada en el que se reproducen situaciones distintas partiendo de una determinada. Aparece aquí el tema metafísico del encuentro del hombre con el pasado. Todos los personajes coinciden y se bifurcan, convergiendo, a su vez, con otros. Cada desenlace que tiene lugar es punto de partida de nuevas bifurcaciones. Alguna vez, los senderos de este laberinto convergen. No hay tiempo sino que hay tiempos diversos simultáneos. En este cuento aparecen, en un mínimo espacio, el mayor número de temas borgeanos. Podemos considerar que la estructura del cuento es policíaca, se dan algunos elementos para que el lector siga el cuento y el autor se reserva la sorpresa final. La trama es compleja, como siempre: durante la primera guerra mundial, un chino llamado Yu Tsun, catedrático de inglés, residente en Inglaterra, trabaja como espía para los alemanes. Su compañero Viktor Runeberg ha sido detenido por el capitán inglés Richard Madden. En la hora que le lleva de ventaja al capitán inglés, Yu Tsun intenta hacer dos cosas: comunicar a Berlín el nombre del parque inglés de artillería que amenazaba la posición alemana y redimir, mediante un acto de valor, el honor de sus antepasados. Para conseguir el primer propósito, mata a Stephen Albert, cuyo apellido es igual al nombre del parque de artillería que debe comunicar. Al final de sus memorias Yu Tsun deja escrita una frase, al jefe alemán y al lector, que demuestra su tristeza. Entre el principio y el final, encontramos un intrincado laberinto de tiempo que le concede a Albert la gloria de haberlo descifrado y a Yu Tsun el consuelo de la temporalidad en la que ya no será el asesino del inglés. Yu Tsun desciende de Ts’ui Pên, que fue inventor de un laberinto. En el momento en que se bifurcan los senderos, se bifurca la narración. Según Ion Agheana, la victoria principal del protagonista no es la victoria militar de Alemania sino la que debe lograr sobre sí mismo, la que le otorgará la redención del honor ancestral, la vindicación del honor ancestral de su raza (25). Yu Tsun va a matar a Albert y para ello toma el tren hasta Ashgrove, en cuyo apeadero un niño le pregunta si él se dirige a casa del doctor Stephen Albert y, sin aguardar respuesta, le aclara: La casa queda lejos de aquí, pero usted no se perderá si toma ese camino a la izquierda y en cada encrucijada del camino dobla a la izquierda. Entendemos que el camino es un laberinto con pasillos y encrucijadas regidos por un determinado código. Ello hace que su memoria se estimule: Algo entiendo de laberintos; no en vano soy bisnieto de aquel Ts’ui Pên, que fue gobernador de Yunnan y que renunció al poder temporal para escribir una novela (...) y para edificar un laberinto en el que se perdieran todos los hombres. Y se le ocurre que el laberinto es el universo porque es infinito y eterno. Bajo los árboles ingleses medité en ese laberinto perdido: lo imaginé inviolado y perfecto en la cumbre secreta de una montaña, lo imaginé borrado por arrozales o debajo del agua, lo imaginé infinito, no ya de quioscos ochavados y de sendas que vuelven, sino de ríos y provincias y reinos... Pensé en un laberinto de laberintos, en un sinuoso laberinto creciente que abarcara el pasado y el porvenir y que implicara de algún modo los astros. Es decir, la idea es un universo múltiple con la posibilidad de que se realicen todas las opciones al mismo tiempo, saliendo, de cada acto o instante, distintas posibilidades divergentes, convergentes o paralelas. Lo interesante es que Albert conoce todo lo que va a ocurrir porque el antepasado de Yu Tsun murió a manos de un asesino como él mismo está a punto de hacerlo, y el relato que leemos, las memorias del asesino, equivale a una de las cartas que Ts’ui Pên que obra en poder de Stephen Albert. Yu Tsun entra en el laberinto chino de Ts’ui Pên cuando se dirige desde el apeadero hasta la casa de Albert. Según Agheana, Albert llega a la conclusión de que la novela que se retiró a escribir Ts’ui Pên no era una novela sino un laberinto. En la carta que Albert posee está escrito: Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan. Y dice Albert: No conjeturé otro procedimiento que el de un volumen cíclico, circular. Un volumen cuya última página fuera idéntica a la primera, con posibilidad de continuar indefinidamente. Ion Agheana cree que éste es un concepto muy borgeano ya que “a Hermes Trismegisto se le atribuye un libro en cuyas páginas estaban escritas todas las cosas”. Y dice Albert: En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts’ui Pên opta —simultáneamente— por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan. Albert hace lo mismo porque cuando se refiere al pasado habla de “pasados”. El tiempo son tiempos que corren de forma distinta. Finaliza Agheana diciendo que “el crimen de Yu Tsun es real, imperdonable; de ahí su inconsolable tristeza. De ahí que comprenda que al matar a Stephen Albert se mata a sí mismo; que su identidad con la víctima ha sellado un mismo destino final; que destruye al único descifrador del laberinto —de la novela— construido por su antepasado Ts’ui Pên. Yu Tsun tiene con Albert una deuda afectiva y cultural inconmensurable”. Todos los personajes coinciden pero se bifurcan a su vez convergiendo con otros. En esta danza geométrica y laberíntica se pone en entredicho el destino del hombre y de la historia. Puesto que, lo que sucede, ¿ha sucedido ya? El infinito, ¿es una pesadilla? ¿Existe un sentido en la repetición? Notas 1. Revista Anthropos. Editorial del Nº 142-143. 2. Carlos CAÑEQUE. Conversaciones sobre Borges: Monegal, Ed. Áncora y Delfín, Nº 750. Barcelona, 1995, pág. 41. 3. R. ALIFANO. Conversaciones con Borges. Madrid, 1986. Debate. 4. Voix du Nord. Agosto de 1986. 5. Mircea ELIADE. Tratado de historia de las religiones. Madrid. Cristiandad, 1981. 6. E. RODRÍGUEZ MONEGAL. Borges por él mismo. Caracas, Monte Ávila, 1980. 7. Janet BORD y Jean Clarence LAMBERT. Labyrinthes et dédales du monde. Paris, 1977. 8. A. ROVIRA. Conferencia sobre la felicidad consciente. Fòrum de l’Excel.lència. Barcelona, enero de 2009. 9. CAÑEQUE. Conversaciones sobre Borges: F. Savater. Ed. Destino. Áncora y Delfín. 1995. 10. ALAZRAKI, J. La prosa narrativa de Jorge Luis Borges. Madrid, Gredos, 1968. 11. BARRENECHEA, A. M. La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges, Buenos Aires, Paidós, 1967. 12. MARCO, J. “Asedio a J.L. Borges: una humilde propuesta para la crítica de Borges”. El mundo de Borges. R. Christ. Barcelona, Ultramar, 1982. 13. ALAZRAKI, J. Estructura oximorónica en los ensayos de Borges, Taurus, Madrid, 1976. 14. CAÑEQUE, C. Conversaciones sobre Borges: Guido Castillo. Ed. Destino. Áncora y Delfín. Barcelona, 1995. 15. HUICI, A. Revista Anthropos, Nº 142-143, “Tras la huella del Minotauro”, pág.77. 16. ANDERSON-IMBERT, Revista Iberoamericana, volumen XXV, Nº 49. 1960. 17. CAÑEQUE, obra citada. Entrevista a Ion Agheana. Pág. 149. 18. SHAW, D. Jorge Luis Borges. Ficciones. Barcelona, Laia, 1986. 19. Revista Anthropos: L. FLEMING. “Creación y teoría literaria a propósito de ‘Las ruinas circulares’ ”. Nº 142-143. Pág. 116. 20. MONTECHINA, M. P., Reportaje a Borges, Buenos Aires, Crisol, 1977. 21. RODRÍGUEZ MONEGAL, Emir. Borges, hacia una lectura poética. Madrid, Guadarrama, 1976. 22. VÁZQUEZ, M. E. Anthropos. “Reflexiones acerca de ‘La Biblioteca de Babel’ ”. Nº 142-143. Pág. 99. 23. CAÑEQUE, C. Obra citada. 24. ALAZRAKI, J. Obra citada. 25. CAÑEQUE, C. Obra citada. Pág. 62. Bibliografía • ALAZRAKI, Jaime. La prosa narrativa de Jorge Luis Borges. Temas. Estilo. Madrid, Gredos, 1968. • ALAZRAKI, Jaime. Estructura oximonórica en los ensayos de Borges. Madrid, Taurus, 1976. • Anthropos: Revista de documentación científica de la cultura: “Jorge Luis Borges: una teoría de la invención poética del lenguaje”. Nº 142/143. Marzo/abril de 1993. • BARRENECHEA, Ana María. La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges. Buenos Aires, Paidós, 1967. • BORGES, Jorge Luis. El Aleph. Madrid, Alianza Editorial, 1981. • BORGES, Jorge Luis. Ficciones. Madrid, Alianza editorial, 1981. • CAÑEQUE, Carlos. Conversaciones sobre Borges. Barcelona. Ediciones Destino. Áncora y Delfín. 1995. • GOIC, Cedomil. Historia y crítica de la literatura hispanoamericana: época contemporánea: Jorge Luis Borges. Barcelona, editorial Crítica, 1988. Págs. 285 a 340. • MARCO, Joaquín. Asedio a Jorge Luis Borges. Barcelona, Ultramar, 1982. ** Isabel Noguera Vivancos isabelnogui@yahoo.es Filóloga española (Barcelona). Licenciada en filología hispánica por la Universidad de Barcelona (http://www.ub.es). Catedrática de lengua y literatura españolas. === Rosario Tijeras: cine negro y cultura mafiosa José Jesús Osorio == Me interesa desarrollar en el presente escrito la relación que se establece entre la adaptación cinematográfica y la novela Rosario Tijeras, de Jorge Franco (1). Observo las diferencias más importantes entre el texto escrito original y la película, las razones que motivan dichos cambios y si esto incide en el resultado final de la adaptación (2). Por tal motivo, detallo qué cambios hay de la novela a la película y si el valor estético planteado en el texto original se conserva en el nuevo formato cinematográfico. Además, teniendo el texto escrito y la película como base, analizo la violencia como trasfondo y creadora de una cultura mafiosa en Colombia. Un elemento importante en la novela es que muestra la violencia que azota a Colombia, fenómeno que se registra desde hace décadas en dicho país. En el tratamiento del tema de la violencia, una novedad del texto de Franco es que tiene como antiheroína a una mujer de las comunas de Medellín. Con el paso del tiempo, la violencia en Colombia ha ido creando paradigmas populares que corresponden a una cultura mafiosa; como es el caso de Pablo Escobar, sus sicarios y las mujeres que los rodean (3). Considero que analizar novelas y sus adaptaciones cinematográficas tiene un importante valor dentro de la cultura colombiana actual, para observar la manera como la literatura y el cine se desarrollan en un espacio geográfico que cada día se abre más al mundo sin que por ello haya resuelto conflictos propios de una nación sin una presencia estatal plena ni una democracia profunda, verdadera. Rosario Tijeras: un ejemplo del cine negro y novela de crimen La novela Rosario Tijeras se debe incluir dentro de una tradición bien reconocida de la literatura occidental, la de la novela negra o novela de crimen, la cual tiene antecedentes lejanos en cuatro escritos de Edgar Allan Poe: Los crímenes de la calle Morgue (1841), El misterio de Marie Rogêt (1842), La carta robada (1843) y El escarabajo de oro (1844). En Estados Unidos se desarrolló el subgénero policíaco con grandes variaciones. Los principales escritores de lo que se llegará a reconocer como novela negra, son Dashiell Hammett, Raymond Chandler y Jim Thompson (4). En sus obras hay un marcado realismo, dejando el enigma en un segundo lugar y subordinándolo al suspenso, a las acciones que generan la búsqueda de la solución del misterio. Este tipo de novela prefiere una ambientación urbana, con marcados ambientes callejeros miserables. De esta manera, se subraya el aspecto social del crimen, al mismo tiempo que se denuncia a la sociedad por sus organizaciones policíacas corruptas o incapaces de resolver los crímenes. Por lo tanto, este tipo de novelas cuestionan los valores éticos de las sociedades modernas. Otra característica es el manejo del tiempo, que no siempre es lineal en este tipo de escritos. Con la adaptación de la novela de Dashiell Hammett El Halcón Maltés (1930), realizada en 1941 bajo la dirección de John Huston y con el papel estelar de Humphrey Bogart como el detective Sam Spade, se inicia en el cine el subgénero del film noir, cine negro (5). La ciudad donde se desarrolla es San Francisco y muchos de los personajes son delincuentes que se mueven en el bajo mundo. Sam Spade es rudo y está acostumbrado a utilizar la fuerza para abrirse camino en un ambiente callejero difícil y lleno de peligros (6). Nino Frank, francés, fue quien definió este tipo de cine como film noir. Las películas de este tipo de cine tienen como trasfondo hechos criminales que son representados de una manera bastante expresiva y una gran visualización, por tal motivo este tipo de cine se acerca mucho al expresionismo (7). Las escenas en muchos casos son lúgubres, con decorados simples, muy reales y con fuerte presencia de una iluminación en claroscuro que ayuda a generar un ambiente tenebroso. Los personajes son tomados en un juego constante de planos muy cercanos en medio de sombras para exaltar sus personalidades que en algunos casos no están bien definidas entra la maldad o la bondad. En especial se juega mucho con el valor moral del detective, como el de los paradigmáticos Sam Spade de Hammett o Philip Marlowe de Raymond Chandler. Con estos detectives la ambivalencia bueno-malo se rompe y el héroe parece algunas veces un antihéroe, esto acentuado porque en algunas ocasiones su pasado es oscuro. El detective se desenvuelve en una sociedad decadente, corrupta, y a veces en estas obras los finales son tristes o el protagonista principal fracasa, víctima del engaño de quien menos se espera. Hay en este tipo de obras un fatalismo que no es escondido sino que se observa claramente. Un elemento determinante es la presencia de la femme fatale, de quien en un principio, además de su hermosura, impacta por su aparente inocencia y debilidad, pero que en algunos casos resulta ser la inspiradora de los crímenes o alguien que es manipulada o utilizada por quienes han cometido el crimen, o los crímenes, que se busca resolver. La película Rosario Tijeras pertenece al subgénero del cine negro, aunque se observan cambios importantes que deben ser considerados (8). No hay la presencia de un detective ni la policía, la cual sólo aparece cuando detienen a Rosario Tijeras; pero sí hay un crimen o muchos y un entorno de criminal y una femme fatale: Rosario. Hay la presencia de un tipo de determinismo representado por la ciudad de Medellín que define el destino de los personajes. También, la historia se desarrolla en una sociedad corrupta y violenta (9). Además, el manejo del tiempo no es lineal y continuamente el narrador, Antonio, nos lleva al pasado para afirmar el recuerdo de sus vivencias con Rosario y su entorno (10). De la novela a la película: erotización y melodrama En Rosario Tijeras se observa que la adaptación cinematográfica intenta mantener el valor estético original del texto literario. Las diferencias mayores se notan cuando el director y el guionista deciden dar importancia a algunos aspectos que en el texto literario original tienen menor o mayor relevancia. Estos cambios muestran una intencionalidad distinta en la adaptación que no estaban presentes en la novela y que no dejan de tener sus consecuencias en cuanto a sus posibilidades de llegar a un público amplio, en especial el masculino. Además, la importancia de la ciudad como la esfinge que define los destinos de los personajes se deja bastante de lado en la adaptación, realzándose en la película más la parte melodramática, que sin duda también se encuentra en la novela, al privilegiarse ampliamente la relación que el protagonista Antonio estableció con Rosario. A modo de ejemplo de los cambios observados en la adaptación, nos sirve la escena cuando Ferney le dispara a Rosario en la discoteca. Esta situación no se presenta en la novela. Ferney ha muerto mucho antes que Rosario y es ella quien posiblemente ha vengado su muerte; aunque esto se infiere de la narración de Antonio y no se puede afirmar tajantemente. En la película, al mostrar a Ferney como el asesino de Rosario se aumenta la tensión de la misma, la trama adquiere una dimensión nueva y se toca con unos valores importantes para el entorno íntimo de Rosario: el de la amistad a toda prueba y el amor. Además, Ferney es de los amigos absolutos de su hermano Johnefe, quien muere antes que Ferney. En la novela Ferney siempre ama y respeta a Rosario. Ese era el enemigo de Emilio. Y Rosario diciéndome que no me preocupara. Yo pensaba que si todo eso había sido por un paquete de papitas, qué no haría dolido por el amor. Si hasta yo, que no mato ni una mosca... —Mirá, parcero —decía Rosario—: él sabe que si le hace daño a Emilio me lo hace a mí y de lo que sí estoy segura es que Ferney nunca se atrevería a herirme (99). El cambio en la película no es de poca monta en este caso particular; la intención, a mi manera de ver, es mostrar que Rosario no tiene a nadie en este mundo en quien confiar y que sólo le queda como último recurso la amistad con Antonio. Esta intensificación de la violencia alrededor de Rosario, y el mostrarla como un ser absolutamente solitario, se amplifica en la película al mostrar que su relación con su madre es mucho más conflictiva que lo presentado en la novela. Otro ejemplo de este tipo de intensificación ocurre en la escena donde la mamá insulta a Rosario en el cementerio frente a la tumba de Johnefe. Esto no es narrado en la novela. Los dos casos anteriores, la traición de Ferney y el conflicto con la madre, nos lleva a percibir en la película una carga melodramática que, si bien está en la novela, en la película es definitiva y marca estéticamente la misma de una manera más intensa que en la novela. La novela, que tiene aspectos melodramáticos, está menos cargada de los mismos que la película, exceptuando el tema del amor incomprendido que siente Antonio por Rosario y que al final se resuelve de manera sexual pero no amorosa (11). Rosario se acuesta una vez con Antonio pero allí mismo expresa su desprecio por él y su sexualidad. Este encuentro termina no con frases cariñosas, como quizá los lectores esperamos todo el tiempo, sino con insultos mutuos. Las constantes referencias de Antonio al amor como enfermedad son tópicos manidos de los culebrones o telenovelas latinoamericanos, al igual que el/la personaje incomprendido y no amado que busca desesperadamente alcanzar el amor de la amada o el amado. Aunque en casi todas las telenovelas el protagonista incomprendido logra alcanzar un final feliz; en el caso de Antonio éste no se da, pero sí una noche de gloria efímera al lado de Rosario (12). Antonio narra a propósito de lo que es el amor: Por un mes no supe de ellos, ignoraba si seguían en la finquita y en qué estado; yo por mi parte me dediqué a recuperarme, había encontrado a mi familia hecha un manicomio por mi culpa, todavía más cuando me vieron entrar, cuando me vieron caer arrodillado pidiéndoles ayuda, aunque ellos no me entendieron, pensaron que yo quería salvarme de la droga que contamina el cuerpo y las venas y no de la otra, la que entra por debajo y por los ojos, la que se enquista en el corazón y lo corroe, la maldita droga que los más ingenuos llaman amor, pero que es tan nociva y mortal como la que se consigue en las calles, envuelta en paqueticos (119). Sin embargo, la muerte de Rosario Tijeras aleja a la novela, y por ende a la película, de ser un melodrama en el sentido lato de la palabra, aunque sin negar la presencia de algunos aspectos melodramáticos (13). Otro aspecto que diferencia a la película de la novela es el tratamiento dado al cuerpo, en especial el de Rosario. La película erotiza al máximo el cuerpo de Rosario y lo convierte abiertamente en campo de batalla y objeto de uso (14). Si bien es cierto que las descripciones de Antonio no dejan de amplificar las características eróticas del cuerpo de Rosario, en la película se alejan de la narración determinada por él para seguir a Rosario en sus encuentros amorosos y así explotar su cuerpo y ganar audiencia; algo que no sucede en la novela, porque casi siempre sabemos de Rosario a partir de la narración de Antonio o del diálogo que mantienen los tres: Emilio, Antonio y Rosario. A propósito de este tema, en entrevista realizada por Juana Suárez, Jorge Franco afirma: Yo por ejemplo, y ahí voy a ser un poco crítico de Rosario Tijeras, creo que se abandonó un poco esa realidad que se quería mostrar en la película y se entró en un elemento comercial que es el sexo. Creo que se abusa un poco de este elemento en términos comerciales (125) (15). En la novela la narración es en primera persona. Antonio es el narrador absoluto de la novela. Si sabemos del pasado de Rosario es porque se lo cuenta a Antonio y en los diálogos de los dos nos enteramos de lo que él no alcanza a vivir al lado de ella. Hay, por tanto, un yo que permea el punto de vista de todo el texto (16). Vemos, nos damos cuenta por los ojos y las palabras de Antonio, el narrador protagonista. Su narración gira alrededor de Emilio y Rosario; el encuentro de los tres, el posterior enamoramiento de ambos con Rosario y el asesinato de la misma. El yo de Antonio determina el mundo de la novela. Todo lo que el lector llega a saber se vislumbra gracias a las vivencias de Antonio y a los recuerdos que Rosario le cuenta. No hay, en general, un narrador omnisciente ni un fluir de la conciencia de los personajes, pero sí la voz interior de Antonio que nos cuenta lo que ve, lo que piensa y siente. Yo no vi nada, sólo su dedo estirado hacia la parte más alta de la montaña, adornado con un anillo que nunca imaginó que tendría, y su brazo mestizo y su olor a Rosario. Sus hombros descubiertos como casi siempre, sus camisetas diminutas y sus senos tan erguidos como el dedo que señalaba. Ahora se está muriendo después de tanto esquivar la muerte (10). Aunque hay excepciones donde la voz del narrador ya no puede ser Antonio. Es un narrador omnisciente, pero estos casos son muy pocos, a modo de ejemplo sirve el siguiente: Doña Rubi la previno de todo lo que le podía pasar con esa gente, le vaticinó que después que hicieran con ella lo que estaban pensando hacer, la devolverían a la calle como un perro y más pobre y más desprestigiada que cualquiera. Rosario dejó de defenderse y escuchó callada el resto de la cantaleta que le soltaba su mamá. Después, al verla también en silencio, preguntó: —¿Ya terminó? Doña Rubi prendió un cigarrillo sin dejar de mirarla. Rosario se paró, buscó su cartera y se encaminó hacia la puerta de la calle (63). Los personajes en la novela viven ante el lector gracias a la mirada y el recuerdo de Antonio. Esta mirada hace que la novela sea intimista, que la perspectiva la determine un solo personaje, que la verdad del texto sea su verdad. Este aspecto es difícil de sostener todo el tiempo en la película y así observamos que el director coloca a Antonio en situaciones en las que en la novela no aparece, como cuando se van de paseo con el cadáver de Johnefe por Medellín y los lugares que a él le gustaban (17). La intención de mantener a Antonio en esta parte de la película, aunque no esté en la novela, es para que su mirada nos sirva de contraste a la situación en la que se encuentran los habitantes de la comuna. En este caso Antonio más parece un sociólogo que observara desde fuera un fenómeno social, un invitado especial, un extranjero en otra parte de la ciudad de Medellín que empieza a reconocer gracias a la compañía de Rosario (18). El paseo por Medellín con el cadáver de Johnefe es una parte de la película que a mi parecer es de las mejor logradas, porque enlaza con las danzas de la muerte medievales y muestra claramente cómo hay una cultura del narcotráfico que permea el imaginario colombiano relacionándolo con la religiosidad, la música y la muerte. En la novela Rosario le cuenta esto a Antonio; es decir que no lo vivieron juntos. Yo también me acerqué, no me arrodillé pero sí pude leer lo que decía en la lapida: Aquí yace un bacán, y al lado del epitafio una foto de Johnefe, más bien borrosa y amarillenta. Me acerqué más a pesar del volumen del equipo. —Es su última foto —me dijo Rosario. —Parece muerto —dije. —Estaba muerto —me dijo mientras le bajaba un poco el volumen al aparato—. Fue cuando lo sacamos a pasear. Después que lo mataron nos fuimos de rumba con él, lo llevamos a los sitios que más le gustaban, le pusimos música, nos emborrachamos, nos embalamos, hicimos todo lo que a él le gustaba (143). En la novela la mención es de paso, de unas cuantas líneas, mientras que en la película se desarrolla de una manera amplia desde el espacio cerrado de su casa en las comunas, luego por las calles de Medellín y la discoteca, para terminar en su entierro en el cementerio. Estos cambios de la novela a la película son necesarios para poder mantener en ésta a Antonio como narrador de la misma. Pero no todo el tiempo se da, como cuando Rosario se va a Miami con el gringo o mata al juez. Esto no se lo cuenta a Antonio en la novela, o al menos en sus recuerdos no lo menciona, y no es posible que sea narrado por él. Así que en la película se hace muy difícil sostener la narración exclusivamente a partir de las vivencias de Antonio o las confesiones de Rosario a él. Al hacerlo la película gana en velocidad en las acciones, condensa las mismas y mantienen más la atención del espectador en Rosario, pero se pierde el valor de la mirada de Antonio, que ha sido privilegiada en la novela. Lo anterior es un cambio estético significativo, porque al dejarlo de lado como narrador puede la película ir más detrás de Rosario como personaje; pero en ello surge un problema que toca con el manejo del cuerpo, de lo erótico entre la novela y la película. En consecuencia, el cuerpo erotizado de Rosario adquiere mayor preponderancia en la película, se le dedica más tiempo al mismo que en la narración de la novela y hace que el mercado de la película sea más amplio y orientado a un público masculino. Durante la lectura de la novela, el lector llega a percatarse de que el personaje Antonio no entra y sale de la novela sin cambios. En este sentido la novela tiene marcados aspectos del Bildungsroman, una novela de aprendizaje para el personaje narrador (19). Antonio sufre cambios fundamentales. El primero tiene que ver con el amor, el que descubre en Rosario. Si le hubiera dicho que siempre pensaba en ella... Desde la mañana en que amanecí queriéndola, me dediqué a construir mil mundos para Rosario. Mundos que nacían de mis deseos, que duraban lo que dura un sueño y que se derrumbaban con el golpe seco de la puerta de su cuarto, con su gemido atravesando las paredes, con sus intempestivas fugas para donde los duros (74). El amor de Antonio por Rosario lo va a fijar en el pasado, el que compartió con ella y que lo lleva a recordar todo el tiempo lo que vivieron también con Emilio y el entorno que se forjó alrededor de los tres. El pasado como refugio propicio, porque es allí donde se conoce el amor extremo, el que llega a sentir Antonio por Rosario y que en el momento de la narración todavía perdura. Ese pasado, aunque peligroso, se anhela porque allí la tuvo cerca e ilusamente la amó y guardó esperanzas de que ella también lo llegara a amar a él. Pero ese pasado hace sentir en Antonio que fue un tiempo perdido; que el presente sin Rosario no tiene sentido y su futuro de joven burgués estudiando y haciendo una carrera para mantenerse en la clase media no es algo que le halague lo suficiente, no lo llena, no lo hace feliz. En la película los cambios temporales se mantendrán bastante cercanos al tratamiento estructural dado en la novela (20). El recurso del tiempo no lineal ayuda a acercarnos a los sentimientos que embargan a Antonio en el hospital mientras espera que Rosario sea atendida; son sus recuerdos que llegan apresuradamente los que van desarrollando la historia, por la misma razón no tienen un sentido continuo en el tiempo sino que se alternan con miradas al pasado común que vivió con Rosario (21). El segundo cambio es su relación con Emilio y el valor que Antonio le da a la amistad. Antonio traiciona a Emilio al enamorarse de Rosario y al concretar este amor en un encuentro sexual. La relación de amistad se termina deteriorando paulatinamente sin que al final se recupere la confianza entre ellos. Y el tercer cambio tiene que ver con su relación con la ciudad y la violencia, determinada por la parte de la ciudad de Medellín que Antonio no conoce, la de las comunas (22). A cinco minutos en carro y por donde uno quisiera, encontraba una arrolladora panorámica de la ciudad. Y ver su resplandor alumbrando la cara de Rosario, perpleja ante el pesebre, nos hacía sentir agradecidos con los invasores de las montañas. Rosario me acercó a la otra ciudad, la de las lucecitas. Fue lenta en enseñármela, pero con el tiempo levantó su dedo para mostrarme de dónde venía. Fue un aprendizaje paso a paso, donde la confianza, el cariño y los tragos ayudaron para que me soltara sus secretos (48). Fue ella la que nos desaferró de esa adolescencia que ya jóvenes nos resistíamos a abandonar. Fue ella la que nos metió en el mundo, la que nos partió el camino en dos, la que nos mostró que la vida era diferente al paisaje que nos habían pintado (104). Amor, amistad y relación con las dos ciudades representadas en la palabra Medellín, atravesadas ambas por la violencia y la marginalidad, e influenciadas por una cultura del narcotráfico que todo lo permea, corrompe o violenta, son todos elementos que hacen presencia en el narrador y que determinan que cambie, que sea distinto a como se presenta cuando recién conoce a Rosario Tijeras en una discoteca de moda en la ciudad. Es en esta aproximación ética que tanto la novela como la película son importantes a la hora de observar de cerca la sociedad colombiana en el momento actual. Ambas sirven para desnudar los vicios morales de una sociedad que se mira a sí misma por medio del arte y que quizá por su intermedio empieza a vislumbrar opciones, posibilidades. En mi opinión, la película es una adaptación que logra mantener el sentido estético de la novela Rosario Tijeras; intensificando la historia y mostrando a la ciudad de Medellín como un ente que determina la vida de los personajes, los cuales no pueden pasar por ésta sin que sean transformados o muertos. La ciudad divide a los personajes y los confronta en espacios donde ilusoriamente se juntan, como en las discotecas de moda (23). Se observa que el amor que siente el personaje narrador, Antonio, lo hace sentir como si este enamoramiento fuera una droga, un mal que no lo deja vivir tranquilo. Además, la película hace énfasis en la parte erótica de la novela, llevando a la explotación excesiva del cuerpo de la protagonista, Rosario, y jugando de esta manera con el mercado mismo de la película en su búsqueda de una mayor audiencia. Tanto la novela como la película tienen elementos melodramáticos, pero al dejar de lado la presencia constante de la ciudad como el ente que determina las existencias, la película se interesa más por los aspectos románticos del amor frustrado que siente Antonio por Rosario. En el desarrollo de su conocimiento de Rosario y de la otra ciudad de Medellín que desconoce, el de las montañas y las comunas, Antonio pasa por cambios que lo llevan a dejar una adolescencia que se niega a perder y a adentrarse en una edad adulta donde se encuentra confundido. Este desarrollo de la personalidad del narrador nos lleva a encontrar elementos de novela de aprendizaje, Bildungsroman, en Rosario Tijeras. El análisis de la adaptación de Rosario Tijeras nos adentra en el mundo de la novela contemporánea colombiana y en la vieja discusión de la validez de las adaptaciones cinematográficas. Los aspectos que he considerado en este escrito nos llevan a valorar la adaptación de la novela de Franco, a reconocerla como un producto cultural que amplía una mirada estética de la novela y el cine y busca un sentido ético en ambos registros artísticos para adentrarnos en la comprensión del fenómeno de la violencia en Colombia. También se inscribe esta adaptación cinematográfica en el ámbito universal del cine, en particular con la estética del film noir y de la novela negra; aunque entendiendo que la adaptación tiene características peculiares que la diferencian de las películas reconocidas como cine negro. Sin embargo, los ambientes marginales, el crimen, los criminales y la presencia de Rosario como una femme fatale son aspectos más que suficientes para caracterizarla como una película con un ambiente y muchas condiciones del film noir. Notas 1. La novela adaptada a considerar es Rosario Tijeras, de Jorge Franco, con guión de Marcelo Figueras y dirigida por Emilio Maillé. 2. Para una ampliación a propósito de la adaptación y sus distintas interpretaciones invito a leer mi ensayo “La virgen de los sicarios y la adaptación cinematográfica” (http://www.letralia.com/219/ensayo02.htm; febrero 18, 2010). 3. Para Alejandro Herrero-Olaizola: “En el caso de las novelas del sicariato, por ejemplo, tenemos no sólo la intervención de Alfaguara para universalizar este fenómeno local de las comunas de Medellín, sino también un ‘efecto maquila’ por el cual su producción literaria se controla desde fuera y se promociona tanto en Europa, América Latina como en Estados Unidos. En el caso concreto de Jorge Franco, me parece importante destacar que nos hallamos ante el sicariato más mainstream, publicado en la colección en español de una editorial neoyorquina que se presenta como una voz independiente en el mercado, pero cuya política editorial es de corte más bien popular y divulgativo con libros de autoayuda tales como Cómo manejar su propio dinero o Cómo conseguir los papeles”. “Se vende Colombia, un país de delirio. El mercado literario global y la narrativa colombiana reciente”, p. 46. 4. Gustavo Forero Quintero intenta una definición para el tipo de novelas como Rosario Tijeras y La virgen de los sicarios. “Primera sospecha: Dada su relación con el delito, sospecho que mejor que ‘neopolicial’ el género podría llamarse (y más en Colombia) Novela criminal. La amplitud de los adjetivos ‘negra’ o ‘policíaca’, impide comprender fenómenos específicos del conflicto urbano que se relacionan particularmente con la criminología. Este común denominador nos llevaría a analizar, ante todo, la conducta delictiva dentro de una serie de comportamientos sociales que tienden a incluirla y por tanto a otorgarle su significado. Hago alusión, sin duda, a los análisis sociológicos que dieron explicación coherente a buena parte de la literatura desde los años 60 y que darían como resultado una teoría convincente de nociones como estructura o visión de mundo”. “Indefiniciones y sospechas del género negro”, p. 128. 5. Aunque para Paul Schrader: “Film noir is not a genre, as Raymond Durgnat has helpfully pointed out over the objections of Higham and Greenberg’s Hollywood in the Forties. It is not defined, as are the western and gangster genres, by conventions of settings and conflict but rather by the more subtle qualities of tone and mood”. “Notes on Film Noir”, p. 581. 6. “Samuel Spade’s jaw was long and bony, his chin a jutting v under the more flexible v of his mouth [...] He looked rather pleasantly like a blond satan”. The Maltese Falcon, de Dashiell Hammett, p. 391. 7. Para Paul Schrader: “The influence of expressionist lighting has always been just beneath the surface of Hollywood films, and is not surprising, in film noir, to find it bursting out into full bloom. Neither is it surprising to find a larger number of Germans and East Europeans working in film noir: Fritz Lang, Robert Siodmak, Billy Wilder, Franz Waxman, Otto Preminger, John Brahm, Anatole Litvak, Karl Freund, Max Ophuls, John Alton, Douglas Sirk, Fred Zinnemann, William Dieterle, Max Steiner, Edgar G. Ulmer, Curtis Bernhardt, Rudolph Maté.” “Notes on Film Noir”, p. 584. 8. Para Amir Valle, en su ensayo “Marginalidad y ética de la marginalidad en la nueva ciudad narrada por la novela negra latinoamericana”: “Durante la década del 90, como resultado de la edición por editoras nacionales e internacionales de un amplio grupo de ‘novelistas negros’ latinoamericanos (fenómeno que sucedía también en España a través de una decena de autores encabezados por Manuel Vázquez Montalbán), se consolida el género, que comienza a ser llamado en todos los escenarios teóricos novela negra o ‘neopolicial’ (término acuñado inicialmente por Paco Ignacio Taibo II para diferenciar el comportamiento de esta modalidad en América Latina, pero que hoy puede extenderse a escritores de Italia, Grecia, Reino Unido, Estados Unidos e Israel, por hablar de aquellos países con más desarrollo en los últimos años), y se hace centro de un conflicto cada vez más habitual en las ciudades de América Latina: las tensiones entre la megahistoria (entendida ésta como aquellos sucesos históricos, sociales y políticos que marcan el desarrollo de una nación en una época determinada) y esa Marginalia a la cual ya nos hemos referido. En otros de mis trabajos he escrito que el recrudecimiento de ese conflicto y su traslación ficcionada a las letras de los nuevos autores del género, remueve los cimientos fundacionales de la mirada específica que había existido en nuestras letras para los conceptos ‘ciudad’ e ‘individuo social como ente literario’, dos aspectos distintivos, diferenciadores y tipificadores de la actual novela negra o neopolicial latinoamericano”. p. 97. 9. Para Antonio Torres, en “Tradición y transgresión en Rosario Tijeras”: “La adaptación cinematográfica acentúa la veta amoroso-sentimental de Rosario, y el desarrollo de la trama oscurece la representación de los conflictos sociales de Medellín. En el filme se hace coincidir la noche de amor de Rosario y Antonio con la llegada, al amanecer, de la policía, y desde la detención de Rosario hasta su regreso se dice que sólo pasa un año, con lo que se acorta notablemente el tiempo que se señalaba en la novela y los sentimientos siguen muy vivos. También se altera el final: quien balea a Rosario en la discoteca es Ferney, su antiguo novio, de manera que la pasión destructiva se impone del todo”. http://www.ucm.es/info/especulo/numero41/rtijeras.html (agosto 1, 2009). 10. Paul Schrader escribe al respecto: “A complex chronological order is frequently used to reinforce the feelings of hopelessness and lost time. Such films as The Enforcer, The Killer, Mildred Pierce, The Dark Past (Maté, 1948), Chicago Deadline (Lewis Allen, 1949), Out of the Past, and The Killing (Stanley Kubrick, 1956) use a convoluted time sequence to immerse the viewer in a time-disoriented but highly stylized world. The manipulation of time, whether slight or complex, is often used to reinforce a noir principle: the how is always more important than the what”. 11. Alejandra Jaramillo Morales escribe a propósito de este tema en “Nación y melancolía: literaturas de la violencia en Colombia, 1995-2005”: “Esta novela, con las bondades y facilismos de su estructura y lenguaje melodramático, le permite a su narrador recomponer su propia historia, comprender su intensa relación con la vida casi inasible de Rosario para elaborar las íntimas partes de sí que con ella ha perdido. A su vez, el relato melodramático del amor de Antonio y de la vida misma de Rosario, resulta poco comprometido con la narración del país, de sus complejidades, y el desnudamiento que realiza se queda en la historia individual de sus protagonistas. Todo esto en tanto que la historia de amor crea un velo que protege a los lectores de la crudeza de la realidad que la novela podría mostrar y que niega en su tono melodramático”. p. 325. 12. El escritor Andreas Capellanus explicó, por encargo de la duquesa María de Troyes, el ideario del amor cortés en su libro Tractatus amoris & de amoris remedio. El libro desarrolla en detalle lo que es la corte donde reina el rey Amor. Es de capital importancia porque fue el primer intento de sistematizar lo que empezaba a significar el amor cortés en la época medieval. El libro fue escrito entre los años 1184 y 1186 durante la regencia de María en Troyes. El amor es, en opinión de Capellanus: “...a certain inborn suffering derived from the sight of and excessive meditation upon the beauty of the opposite sex, which causes each one to wish above all things the embraces of the other’s embrace” (28). La definición de Capellanus sobre el amor tiene los siguientes aspectos particulares: el amor es un sufrimiento innato derivado de la visión de la belleza del sexo opuesto y de la meditación de esta belleza. El amor es sufrimiento, dolor, padecimiento. Esto tiene fuertes implicaciones dentro de las razones cristianas que privilegian el dolor, el sufrimiento, como forma de castigo pero también como pruebas dadas por Dios a su grey. El dolor es un apartado importantísimo dentro de la religiosidad medieval. Con esta concepción de amor como dolor se empalma lo pagano del amor con el concepto cristiano de dolor. 13. Para Camila Segura, en “Violencia y melodrama en la novela colombiana contemporánea”: “El melodrama, resumiendo, no sólo es un drama moralista sino el drama de la moralidad, interesado en encontrar a como dé lugar la existencia de un mundo moral en medio de un universo desacralizado”. p. 59. 14. Al respecto escribe Stacey Alba D. Skar, en “El narcotráfico y lo femenino en el cine colombiano internacional: Rosario Tijeras y María llena eres de gracia”: “Aunque se alude indirectamente al primer acto de abuso sexual con una breve escena en el comedor de la casa materna, la versión fílmica plantea la segunda violación ya entrando en la adolescencia. De esa manera, Maillé dibuja a la protagonista desde el comienzo del filme como una mujer agresiva en lugar de niña violada y atrapada en un ciclo de marginación femenina. Esta diferencia entre el texto narrativo y la adaptación cinematográfica es un ejemplo clave de varias modificaciones hechas por el director que hacen de la protagonista más una femme fatale que una víctima obligada a defenderse”. p. 119. 15. En entrevista realizada por Juana Suarez a Jorge Franco titulada: “El regreso al cine por la palabra escrita. Entrevista a Jorge Franco Ramos”. Revista de Estudios Colombianos, 33-34 (2009): 119-132. 16. “A narrator, in Genette’s term, can be auto-diegetic (the narrator generates and tells his own story, à la Robinson Crusoe), homodiegetic (the narrator is part of the story but not the protagonist; for example, Ishmael in Moby Dick), or heterodiegetic (outside the story told; the case of the narrator of Tom Jones)”. p. 37. En Robert Stam y Alessandra Raengo, Literatura and Film. A Guide to the Theory and Practice of Film Adaptation. 17. “Film complicates literary narration by practicing two parallel and intersecting forms of narration: the verbal narration, whether through voice-over and/or the speech of characters, and the film’s capacity to show the world and its appearances apart from voice-over and character narration [...]. Films thus both tell stories (narration) and stage them (monstration)”. En Robert Stam y Alessandra Raengo, Literatura and Film. A Guide to the Theory and Practice of Film Adaptation, p. 35. 18. Para Óscar Osorio, en “El sicario en la novela colombiana”: “La conciencia de mundo estructurada en esta ficción entiende a Medellín como una ciudad fragmentada en dos polos (la ciudad del plan, normalizada; la ciudad de la loma, anómica), cuyas diferencias se zanjan parcialmente con el negocio de la droga. El narcotráfico inserta a esa ciudad marginal en la sociedad hegemónica, pero de una manera particular: los dominantes usan y gozan los beneficios del negocio, pero los dominados son quienes sufren los castigos a la hora de la justicia. Rosario encarna en su relación con Antonio y Emilio este tipo de relación; ellos la gozan en las buenas, pero ella será quien pague con su vida mientras ellos vuelven al seno de sus hogares”. p. 69. 19. Para Xochitl E. Shuru en “Erotica, Marginalia, and the Ideology of Class Voyeurism in Rosario Tijeras by Jorge Franco”: “The edifying function of Antonio’s experiences with Rosario sets the entire novel on a thematic footing more often associated with the Bildungsroman than with social realism. Any transcendent meaning in the stories of poverty and drug trafficking, unemployment and exploitation, rape and murder, are to be found in the lessons learned by Antonio and his passage into adulthood. In the final analysis, even the suffering of the underclass finds justification in the service that it performs for the wealthy, restless youth of Medellín”. http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v14/shuru.htm (agosto 1, 2009). 20. Paul Schrader hace notar que una característica del cine noir es que: “There is a love of romantic narration. In such films as The Postman Always Rings Twice (Tay Garnett, 1946), Laura, Double Indemnity, The Lady from Shanghai (Orson Welles, 1949), Out of the Past (Jacques Tourneur, 1947), and Sunset Boulevard (Billy Wilder, 1950), the narration creates a mood of temps perdu: an irretrievable past, a predetermined fate, and an all-enveloping hopelessness. In Out of the Past Robert Mitchum relates his history with such pathetic relish that it is obvious there is no hope for any future: one can only take pleasure in reliving a doomed past”. “Notes on Film Noir”, p. 586. 21. A propósito del tiempo en la novela y la adaptación escribe Eduardo Alfonso Caro: “La historia diegética no sigue parámetros lineales; es compleja, escabrosa y fragmentada, como la misma realidad representada. La parte final del rompecabezas es la que inicia el discurso fílmico: Antonio (Únax Ugalde) llega a un hospital —llorando, gritando, pidiendo ayuda— cargando a Rosario, quien ha sido abaleada por un sicario, aquel sicario —a quien ella antes ya había ignorado— en la discoteca a la que, después de cierta ausencia, había regresado, espacio que ya había sido testigo de varios asesinatos protagonizados por la quien ahora era víctima de su propia práctica aniquiladora. Específicamente es por medio de la mirada de Antonio y de los flashbacks de sus recuerdos que se nos va guiando por el agitado y convulsionado mundo de las drogas, del desenfreno y de la muerte tanto de Rosario como del mismo Medellín de los 80 y 90. Es decir, vemos aquí un ejemplo ‘palpable’ de la estrecha relación forma-contenido”. “Rosario Tijeras”, p. 167. 22. Para Amir Valle: “Observamos los bordes del abismo en la vida actual de la sociedad colombiana, el trauma del sicariato, las relaciones de podredumbre e intercambio de poder entre el paramilitarismo, las mafias del narcotráfico y los gobiernos, pero siempre visto todo ello desde la perspectiva y el punto de vista de quienes permanecen al borde o de quienes son apuntados por las armas de esa corrupción generalizada, en las novelas Rosario Tijeras, de Jorge Franco Ramos, Perder es cuestión de método, de Santiago Gamboa, y Cobro de sangre, de Mario Mendoza”. “Marginalidad y ética de la marginalidad en la nueva ciudad narrada por la novela negra latinoamericana”. p. 100. 23. Un interesante artículo de Amir Valle, “Marginalidad y ética de la marginalidad en la nueva ciudad narrada por la novela negra latinoamericana”, se adentra en este tema, teniendo a la ciudad latinoamericana como trasfondo. “En simples palabras: en las novelas negras que pueden considerarse dentro del código ‘neopolicial’, se evidencia la actuación (en los límites de la ficción, pero nacida en los límites de la realidad) de una ciudad sumergida, marginal no por elección sino por consecuencia, por fatalismo; una ciudad que discurre en los mismos marcos temporales de esa otra ciudad mucho más novelada que habla de la gran sociedad, los grandes problemas de la alta realeza y de un modo más englobador e histórico”. p. 97. Referencias bibliográficas: • CAPELLANUS, Andreas. The Art of Courtly Love. New York: Ungar, 1959. • CARO, Eduardo Alfonso. “Rosario Tijeras”. Chasqui. 35.2 (nov. 2007): 167-171. • FORERO QUINTERO, Gustavo. “Indefiniciones y sospechas del género negro”. 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Fecha de estreno 2 de agosto de 2005 (estreno nacional) Metraje Largometraje Etapa Estrenado Formato proyección 35 mm Color Color Guión Marcelo Figueras Texto/argumento Basado en la novela homónima de Jorge Franco Productor Río Negro, United Angels, Dulce Compañía, Moonshot, La Femme Endormie, Tafay S.L. y Maestranza Films. Producción Mathias Ehrenberg, Antonio Pérez Pérez, Gustavo Ángel. Productores asociados Enrique Sarasola, Antonio Pérez Pérez, Patrick Siaretta, Roberto de D’Avila, Alex Bakalarz, Marc Habib. Coproductores Colombia, México, España, Francia y Brasil Jefe de producción Mariano Carranco Dirección de fotografía Pascal Martí Vestuario Luz Helena Cárdenas Efectos especiales Alejandro Vásquez Sonido directo César Salazar (http://bit.ly/WP6MD) Música Roque Baños (banda sonora). Canciones: Juanes, Aterciopelados. Montaje Irene Blecua ** José Jesús Osorio josorio@qcc.cuny.edu Escritor colombiano (Caicedonia, 1961). Estudió educación y filosofía en la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co), en Cali. Recibió su doctorado en el Graduate Center of the City University of New York (http://www.gc.cuny.edu) con la disertación Silva y su ciudad: literatura, cultura y política en Colombia, 1880-1886. Publicó el poemario Fantasmas muertos (2002), y algunos de sus poemas están en la antología Encuentro: 10 poetas latinoamericanos en USA (2003). Es coeditor de la antología de cuentos Narraciones sin fronteras: 27 cuentistas hispanoamericanos (2004). Es editor y miembro fundador de la revista literaria Hybrido (http://www.hybridomagazine.net), de Nueva York. Editó y compiló el libro de ensayos Nueva novela colombiana, ocho aproximaciones críticas (2004). En la actualidad es profesor en el Departamento de Lenguas Extranjeras de Queensborough Community College of CUNY (http://www.qcc.cuny.edu), en Nueva York. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Misterio JFK Javier Viveros *** Dos poemas de Concierto desde el último puente Roberto Núñez Pérez *** La tristeza de los geranios azules o el último cuento Raquel Rivas Rojas *** Poemas Mauro Hernández Fuantos *** Strangers in the night Roxana de la Jara *** Poemas Nesfran Antonio González Suárez *** Manos María Celeste Vargas Martínez *** Poemas Luis Rafael *** Cadena alimenticia Ingrid Chicote *** Poemas Ana María Garrido *** Angustias Natalia Ríos Subiría *** Night-wanderer’s Plea Mark Murphy Traducción al español: María Eugenia Sáez *** Tres microrrelatos Daniel Sánchez Bonet *** Poemas Andrés Fernando Royer Lora *** Irredentus Ernesto Fernando Iancilevich *** Dos poemas Eliana Segura Vega === Misterio JFK Javier Viveros ====================================== (Nota del editor: este relato, que pertenece al libro Urbano, demasiado urbano, fue seleccionado finalista del Premio Juan Rulfo 2009 [http://www.rfi.fr/actues/articles/120/article_13878.asp] entre otros 4.735 trabajos presentados. Hoy lo ofrecemos a nuestros lectores por cortesía de su autor). Para mi alero Khuen How Ng. Este no es un cuento, Magritte, no lo es. Si hay un país donde abundan las entidades extrañas, ese país no puede ser otro que Estados Unidos de América; nación repleta de asociaciones creadas por millonarios excéntricos —cuando no irremediablemente dementes— que no saben con exactitud qué destino dar a sus bien calculadas fortunas. Nombres como Sociedad para la Protección del Pingüino Zurdo y Vegetables Rights Foundation pueden dar una idea de lo que estoy diciendo. Una de esas fundaciones me extendió una invitación para participar de un congreso de literatura que se llevaría a cabo en esas tierras norteñas. Mi parte consistía en preparar un texto “científico-literario” y leerlo en el evento; el escrito sería el trampolín para disparar a posteriori las discusiones con la concurrencia. Los invitados eran “escritores que en algún fragmento de sus obras involucraron de uno u otro modo aceleradores de partículas”. Yo había hecho alguna mención en el relato de un libro primerizo, puedo evocar vagamente aquella oración donde el acelerador de partículas aparecía en una metáfora demasiado forzada. Recuerdo con poco cariño a ese cuento del que tan sólo podía rescatarse el ritmo acompasado que imponía a los párrafos la música de marcha militar de las esdrújulas. La invitación lo cubría todo: pasajes (código de reserva Amadeus: 3M2F87), hotel, viáticos y una carta de la organización que me aseguraría la visa de entrada al país. El congreso tendría una semana de duración. Todo pagado en la mágica isla de Manhattan, donde la Fundación “Rima de Quarks” tenía su sede. No encontré motivo alguno para rechazar esa oportunidad. Me metí a Google Earth e imprimí mapas de los lugares que me interesaría visitar en la Gran Manzana. Preparé mi texto (título: “Basho y los agujeros de gusano”), coloqué ropa y ejemplares de mis libros (para intercambio) en una maleta y emprendí el viaje. Luque-São Paulo-New York. Llegué al Aeropuerto John F. Kennedy de la Ciudad de Nueva York en plena madrugada; un automóvil me llevó de Queens a Manhattan, hasta el hotel que me habían reservado: The POD Hotel. Era un edificio coqueto donde todo estaba minimizado; el espacio reducido de la habitación tenía demasiado de celda pero sin perder un ápice de elegancia. Un hotel digno; pequeño, pero que podía gloriarse de su ubicación en el centro mismo de Manhattan: el Midtown. Al día siguiente asistí al congreso. Todo salió muy bien. Las lecturas se sucedieron con absoluta normalidad. Escritores casi tan desconocidos como yo hablaban, con admiración, de sus obras; hubo odas a la Ciencia y a la Literatura. Se habló —con más entusiasmo que conocimientos certeros— de gravedad cuántica, de narrativa hipertextual, del bosón de Higgs, las anomalías de las Pioneer y de juegos de palabras con neologismos cibernéticos. Lo de siempre. No profundizaré en detalles puesto que carecen de toda relevancia. Como era mi primera vez en la ciudad que nunca duerme, aproveché la ocasión para hacer lo que todo turista. Central Park, Isla de la Libertad y la estatua cornuda. MOMA y Museo Metropolitano (¡Oh Renoir! ¡Oh Monet!). Bronx Zoo y Ellis Island. Madison Square Garden y Rockefeller Center. Brooklyn Bridge y China Town. Postal nocturna de la ciudad desde la cima del Empire State. Guggenheim. Un partido de la NBA (jugador de la semana: David Lee de los NY Knicks). Tour hop-on hop-off a través de Brooklyn, Queens, Harlem. Phantom of the Opera, en Broadway. Times Square y la luz como protagonista. La hipermodernidad de Lipovetsky. Nueva York, la gran ciudad con todas sus galas. “Fácilmente batida por Tokio”, según una amiga que estuvo allí. Los mapas que había impreso con Google Earth no tuvieron la exactitud que me esperaba de parte de la empresa californiana, mas ello no pasaba de ser un detalle insignificante dentro del contexto de todo lo vivido en la capital del mundo. El congreso llegó a su fin y era imperativa una vuelta a la rutina. Había resultado estupendo pero ahora tocaba regresar. Llegué al Aeropuerto John F. Kennedy (código IATA: JFK), en Queens, a las cuatro de la mañana. El vuelo de regreso era otra vez con Delta Air Lines (código: DL) y estaba programado para las 06:30 horas. Involucraba conexiones en Atlanta y São Paulo para finalmente llegar a Luque, Paraguay. Delta Air Lines tenía unas máquinas (kiosks) que permitían al pasajero imprimir su pase de abordar sin tener que recurrir a los funcionarios de la aerolínea. Me acerqué a una de ellas y leí que recién a partir de las 5 am podría uno empezar a utilizarlas. Me di entonces a la espera. Al pasar unos minutos de las cinco de la mañana me acerqué nuevamente al kiosco, crucé el pasaporte a través de la banda lectora y completé los datos de mi billete electrónico. El 23 de enero, a las cinco horas y siete minutos de la mañana, tuve ya en mis manos el pase de abordar, según los datos que veía en la pantalla. Ya estaba todo listo. Era cuestión de esperar a que se iniciara el abordaje. Pero llegaron las seis de la mañana y no vi a ninguna otra persona. ¿Seré el único pasajero?, me pregunté con sorna. El personal de la aerolínea tampoco se dejaba ver. ¿Estaba mal mi reloj? Miré la hora en mi muñeca izquierda y la comparé con la indicada por el celular. Estaban sincronizadas. Fui al kiosco de impresión automática de pases de abordar y vi que la hora era correcta. Pasaba el tiempo y nadie aparecía. Me encontraba en uno de los aeropuertos más importantes del mundo y parecía el único ser que deambulaba en su interior. Afuera, el frío de enero devastaba la ciudad. Adentro, la incertidumbre me devastaba a mí. ¿Qué estaba pasando? Seguí esperando, pero Godot no asomaba. Los relojes avanzaban. Podía ver que la hora continuaba su marcha en las pantallas de los kioscos automáticos de impresión de boarding pass. El aeropuerto más transitado de los Estados Unidos y no se podía contabilizar dos almas en el lugar. Algo andaba mal. Dejé mi enorme maleta frente al mostrador y empecé a recorrer las instalaciones. Las ventanillas de Atención al Cliente se mostraban vacías. Me metí al otro lado del mostrador de Delta: papeles para completar, formularios de migración. El resto era silencio. Sólo el zumbido liviano de algunos tubos fluorescentes servía como banda sonora a mi desesperación. No se oía tráfico de aviones en el exterior. Todo parecía abandonado. Desierto. Era como si un rayo mortal los hubiera desintegrado a todos y ese rayo desgraciado se hubiera olvidado de mí. Justamente de mí. Creía estar dentro de una novela de Saramago, donde el único ciego era yo; donde sólo a mí me estaba negada la visión de los demás y la percepción del fluir del mundo exterior. Las horas pasaban, el hambre que jugueteaba en mi estómago podía atestiguarlo. Fui a sentarme a un banco y me tomé la cabeza. —¿Qué diablos está pasando? —grité. Mi desesperación iba en aumento. ¿Volvería a ver la tierra roja de mi patria? En mi reloj y los del aeropuerto dieron las cuatro de la tarde. Seguí recorriendo la terminal 2. Gané la calle y fui caminando hasta la terminal 3, también operada por Delta Air Lines. En el exterior del edificio el escenario era el mismo. Desolación. Tan sólo la monocorde música de la soledad se paseaba por las vías del monorriel AirTrain. Continué mi camino y de repente ¡aleluya! Vi a un mendigo durmiendo en el corredor de la terminal. Un compañero, otro individuo como yo habitando la incertidumbre. Un compinche. Los dos únicos seres que éramos en el tercer planeta. Estaba envuelto en papel diario y unos aplastados cartones le hacían de colchón. Me aproximé. —Tell me, my friend, what is going on? Where are all the people? What is going on? —me oí decir con un inglés impregnado de ese acento latino que suelen tener los traficantes menores en las películas de Hollywood. —Ragnarök —masculló el mendigo, mirándome con unos ojos lentos que bregaban por enfocarme entre la legaña. Ragnarök, repitió, y tuve la sensación de que el pordiosero había cumplido su misión en el mundo, como si hubiera sido concebido tan sólo para protagonizar ese momento en que debía pronunciar tres sílabas ante un turista carcomido por las preguntas. Ragnarök, dijo lentamente, paladeando la palabra, y señaló el cielo ennegrecido con una mano donde las uñas se mostraban como recientemente decapitadas a dentelladas. Ragnarök, dijo por última vez, antes de darme la espalda y volver a dormirse como si nada sucediera. “Maldito seas”, le grité, y me dirigí a la terminal 3 donde el paisaje era idéntico al de la terminal anterior. Vi el mismo abandono y mi desesperación fue la misma. La misma pero no exactamente la misma sino más grande. Acrecentada por aquel misterioso ragnarök de mi coexistente. Decidí regresar a la terminal anterior. Nuevamente la calle de aceras ateridas. El viento impío y sus cuchillas. Al volver sobre mis pasos noté que el mendigo ya no estaba donde lo había dejado. No estaban sus cartones ni estaba el papel diario que minutos antes lo aislaba del frío neoyorkino. Me estaba volviendo loco. Arrastrando mi maleta a toda prisa volví a la terminal 2, donde debía hacer el check-in. Todo fue un angustioso déjà vu. Solamente la hora había cambiado en ese lugar. Ragnarök, había dicho el pordiosero. Yo no había visto mendigos en Manhattan. Quizá aquí en Queens fueran comunes. Ragnarök. ¿Pero qué podía tener que ver la batalla final entre los dioses de la mitología nórdica con que no pudiera volver a mi país? ¿Qué relación podía haber entre Odín y la desaparición masiva de pasajeros y personal de aeropuerto? El Valhala de mi patria alejándose más cada segundo, como una galaxia espiral. Ese 23 de enero se volvía más atroz cada vez, se hacía cada vez más intenso en mi memoria; fecha grabada a fuego. Eran ya las once y media de la noche, pronto sería el 24 de enero y yo estaba todavía allí entregado a las garras de lo absurdo, viviendo esa realidad guionada por algún loco. Me acurruqué en uno de los bancos y caí derrotado por el sueño, rendido ante el esfuerzo terrible de pretender racionalizar lo insano que me estaba sucediendo. Desperté al oír pasos y voces. Con tan sólo un pie y medio en la vigilia contemplé a la gente haciendo fila frente a los kioscos, imprimiendo sus boarding pass, arrastrando su somnolencia, su prisa y sus maletas. Personas, desplazándose en todas las direcciones. De repente todo estaba bien de nuevo. Normalidad. La vida volvía a moverse. Alguien había oprimido el botón play de la existencia. Recordé haber olvidado mi pase de abordar sobre uno de los mostradores en la otra terminal. No quería ir a buscarlo por lo que, rogando que la computadora me permitiera imprimir otro, fui corriendo hasta el kiosco. Para mi sorpresa, lo imprimí sin problemas. Y allí el misterio. La fecha no era 24, como cabía esperar. La fecha impresa en el papel indicaba que era el 23 de enero y que eran las 4:41 horas de la mañana. Yo tenía el cansancio acumulado de un día entero. Y sin embargo, según la fecha del pase de abordar ese día recién empezaba. Pregunté qué día era a un melenudo jovencito que vestía una camiseta con el logo de Metallica y escuché, con horror, la respuesta: —January 23, man. Friday. No quise entender nada. Con el pase de abordar en la mano hice el check-in y me uní luego a una fila para atravesar el área de Migraciones. Pasé. Gané la zona de embarque. New York-São Paulo-Luque. Llegué a casa en las primeras horas del 24 de enero. El día se había congelado para mí, me tocó interpretar el involuntario papel de un Josué del siglo XXI. Hasta antes de escribir este cuento —en un intento de exorcizar ese fragmento irresoluto de mi ayer— no había comentado a nadie el episodio. Me habrían considerado un trastornado. Me he convencido a mí mismo, como un modo de escapar de una segura demencia, de que todo no ha sido más que una avería momentánea en mi percepción del tiempo, debido tal vez a los efectos del estrés al que estaba sometido en aquel entonces. Pero en mi fuero interno sé bien que no se debe a eso. Sé bien que lo que me sucedió en aquel aeropuerto fue tan real y a la vez tan misterioso como el asesinato en Dallas de aquel presidente estadounidense. Djamena, julio de 2009. ** Javier Viveros jviveros@gmail.com Escritor paraguayo (Asunción, 1977). Ingeniero informático de profesión. Ha publicado los libros La luz marchita (cuentos), Dulce y doliente ayer (poesía), Ingenierías del insomnio (cuentos), En una baldosa (haikús), Mensajeámena (poemas a ras del saldo), Panambi Ku’i (poesía y haikús en guaraní) y Urbano, demasiado urbano (cuentos). Mantiene una bitácora sobre literatura en http://javierviveros.blogspot.com. === Dos poemas de Concierto desde el último puente ======================== === Roberto Núñez Pérez =================================================== *** Carta para mi hermano que es poeta y huyó de casa No creas, hermano, que escribo para decirte que las cosas han cambiado. Tú sabes muy bien que sigues siendo un eterno solitario, el hombre que nunca pudo ganar el corazón de su amada. A mamá ni siquiera le haces falta; cuando se sienta a la mesa pide al cielo que no vuelvas. Para papá tu partida fue tu muerte. Él no es capaz de aceptar que un hombre sea débil, que no ponga toda su hombría en sus puños, en su vientre. Por eso perdiste, hermano. En el barrio ya nadie pregunta por ti, les hicimos creer que moriste en una de las tantas guerras que se han inventado este siglo, aunque estoy seguro de que no lo creen. El gato, que sigue merodeando día y noche por la casa, ni siquiera siente tu ausencia (y pensar que le escribiste un poema). La música sigue sonando igual sin ti y no nos ponemos tristes cuando cae la lluvia. Yo sé que ya no tienes una sola esperanza y ésa es tu única ventaja, porque sabe que nadie desea verte que hemos quemado tus libros, tu ropa y que todas las muchachas que inútilmente amaste están preñadas y no precisamente de tus versos. Quizá puedas creer, hermano, que la casa está vacía sin ti. No te engañes. Sin tu sombra puede entrar la luz y no creas que esta carta que te escribo es muestra de afecto o de mi nostalgia por ti; sólo que estoy convencido que está bien escribir estas líneas, de recordarte, hermano, que la vida no te ha dado la soledad, sino que tú mismo eres la soledad, que nadie te ha negado el fuego, sino que tú eres el invierno. *** Respuesta a la carta de mi hermano que no es poeta y a quien nunca se le ha ocurrido huir de casa Me preocupa, hermano, que creas que huí de casa, que abandoné a todos sólo con el afán de huir de mis derrotas. Yo no he tomado mis sandalias ni emprendido el viaje para buscar nuevas fuerzas ni trocar mi corazón por otro más dulce; no huyo de los desamores ni de la misma soledad porque ello sería abandonarme a mí mismo. Si me lavo con estas aguas no es para purificarme, para que nuevos vientos lleguen a mi espíritu, sino porque esta mi soledad desea refrescarse y tomar vino como cualquier muchacha que te acompaña en un viaje. No digas nunca a mamá que te he escrito; para ella lo mejor es el olvido; a papá recuérdale que estoy en la más dura de las guerras, la que él nunca se atrevió a hacer porque se necesita ser valiente para enfrentarse a su propio fuego. ¿Quién al ruido de los cañones ha recordado su soledad? Dile que se siente frente al mar; eso le bastará para el suicidio. Ya ves que yo tengo más fortaleza. La casa no me hace falta porque uno mismo es su propia casa: Son mis ojos las más hermosas de las ventanas y a través de ellas veo lo que quiero ver. Pero mi casa, hermano, puede andar y visitar otras casas quizá tan solitarias como la mía, pero puedo visitarlas. A las muchachas que no me amaron, diles, hermano, que su desamor no me derrotó, que ellas saben que no hay destino más terrible que no amar el amor verdadero. Y dile al gato que todavía le canto, que yo no escribo versos para que me quieran ni para que los camaradas me inviten a sus casas a tomar vino, y dite a ti, hermano, que has caído en la trampa de negarte a ti mismo, que no es al fuego al que hay que temer, que no es a los huracanes a los que debes enfrentarte, sino a ti; ese sería, hermano, un verdadero acto de valentía del que tú no eres capaz. ** Roberto Núñez Pérez robertonunezperez@hotmail.com Escritor colombiano (San Antero, Córdoba, 1968). Reside desde niño en Barranquilla. Es licenciado en lenguas modernas de la Universidad del Atlántico (http://www.uniatlantico.edu.co). Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás (http://www.usta.edu.co) y magíster en educación de la Universidad del Norte (http://www.uninorte.edu.co). Poemas suyos han sido publicados en varias revistas y suplementos literarios tales como Cultura Zeta, El Túnel, Calamar, Intermedio Diario del Caribe y Magazín Dominical de El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co), entre otros; en antologías como A fuego perpetuo y Penumbra y amanecer. Recibió menciones de honor en el Primer Concurso Nacional de Poesía CUC (1999) y el VI Concurso Nacional Metropolitano de Poesía (2002). Ha publicado los poemarios Concierto desde el último puente (2003), Demandas del cuerpo (2008) y Poemas al margen (Entre amores y disparos) (2008). También ha publicado diversos textos investigativos como Universidad y mundos posibles (2001). Tiene una novela corta inédita: Ladrona de libros. Actualmente hace parte del Colectivo Cultural Tren de Luna. Labora como catedrático universitario y en la IED Hilda Muñoz, en Barranquilla. === La tristeza de los geranios azules o el último cuento ================= === Raquel Rivas Rojas ==================================================== Era su trabajo: había puesto en la web una página en la que se ofrecía a escribir los cuentos de los demás. “¿Tiene una buena historia que contar y quisiera verla escrita?”, preguntaba la página desde el centro de un marco vinotinto, sin mucho decorado. Más abajo, en letras que aparecían y desaparecían lentamente, seguía: “Nosotros nos encargamos de escribirla para usted”. El nombre de la página era www.contamossuscuentos.com y había servido para mantenerla a ella y a su hija por los últimos dos años, lo que podía ser considerado un éxito. Hacía los cobros vía Paypal y las tarifas variaban dependiendo de la extensión y la dificultad de la historia. Algunos clientes ofrecían dos líneas y pretendían que con eso escribiera veinticinco páginas. Ésas eran las historias que costaban más, superadas únicamente por los cuentos que no eran más que un título. Pero estos cuentos sólo los escribía si estaba de ánimo y se sentía con derecho a rechazar el encargo cuando aquella única línea no le decía nada. Las condiciones estipulaban que debía haber al menos una semilla de historia: un principio, un medio y un fin. Había tenido que escribir a lo largo de los últimos meses una serie de condiciones mínimas para aceptar lo que ella llamaba “el contrato”. La primera condición era ésta sobre la semilla de historia. Al principio no parecía importante, porque cuando se ofreció a contar las historias de otros imaginó que vendrían completas, con todos sus detalles y, por supuesto, con un desenlace. Pero no habían pasado dos meses cuando descubrió que gran parte de la gente que le escribía para contratar sus servicios tenía apenas una vaga idea de la historia que quería que le contaran. Porque ese era el otro asunto, en un primer momento se imaginó escribiendo los cuentos que otros ya habían vivido o imaginado, y al final ha terminado elaborando las historias que la gente quisiera oír, pero no saben muy bien ni cómo ni por qué. Una vez le escribió una señora que le pidió, literalmente, “quisiera que me contara una historia de amor que no termine en un final feliz, pero en la que tampoco se muera ninguno de los protagonistas y si tienen hijos que sea una niña y que no se quede con el padre”. Era una petición, como las que escuchaba cuando estaba chiquita y nada más se oían dos emisoras de radio allá en el pueblo: “póngame una canción bonita”. Los hombres pedían sólo dos tipos de cuentos: la mayoría de las veces se trataba de historias en las que un héroe triunfaba luego de grandes trabajos que siempre implicaban viajes por espacios hostiles; otras veces, las menos, pedían historias de mujeres conquistadas. Bien visto, se trataba en realidad de una sola historia, lo que cambiaba era el tipo de territorio a conquistar. Las solicitudes pornográficas estaban expresamente prohibidas. Tal vez por eso sus clientes más asiduos no eran hombres. Las mujeres, en cambio, eran mucho más complicadas. Sus peticiones más simples resultaban difíciles de complacer. Siempre había un trasfondo amoroso o romántico, pero los cuentos se diversificaban de maneras impredecibles y cada vez que creía haber completado el catálogo de todas las historias posibles, llegaba una mujer con un cuento que no entraba en ninguna de las categorías establecidas. En algún momento tuvo una especie de cliente fija. Decía llamarse Beatriz y le escribía con la familiaridad de una vieja amiga que retoma cada vez una larga conversación nunca concluida. Primero le pidió que le escribiera un cuento muy simple, casi infantil. Se trataba de la historia de una niña que buscaba en una vieja casa un juguete que se le había perdido. Sorpréndeme con el final, escribió Beatriz en su primer email. Parece que el final le gustó, porque un par de semanas después pidió algo más complicado. Quería una historia en la que apareciera un joven a punto de declararle su amor a una muchacha de su misma edad. Esta vez, el final estaba claramente descrito: la chica no debía saber sobre los sentimientos del joven y el cuento debía terminar justo el momento antes de que el joven le hablara para confesarle su pasión. Esas fueron las palabras que usó Beatriz en el email: “confesarle su pasión”. También había exigido un título: La tristeza de los geranios azules. Era difícil juntar todos los elementos del cuento con aquel título tan específico y que parecía no corresponder a la historia, pero al final los geranios terminaron en la ventana de la chica que ignoraba ser amada y el cuento quedó de lo más bien. Tanto, que Beatriz escribió de nuevo con peticiones cada vez más detalladas. Parecía claro que los personajes eran los mismos, pero ella los desplazaba en el tiempo y los cambiaba de lugar para crear el efecto de que se trataba de distintas historias. Primero eran casi adolescentes y vivían en una pequeña ciudad del interior, luego tenían entre cincuenta y sesenta años y estaban en la capital, de pronto eran jóvenes otra vez y pasaban vacaciones en el campo... y así. Después de unos meses, los cuentos que Beatriz había pedido podían ya recomponerse en una larga y misma historia, que se desarrollaba de manera predecible, enamoramiento, noviazgo, matrimonio, hijos, mudanzas, cambios de trabajo o de colegios. Pero todo esto parecía suceder como en el fondo de los pequeños relatos que Beatriz pedía. Lo que quedaba al frente eran escenas muy acotadas, claramente enmarcadas, en las que lo que sucedía era más bien poco: la sorpresiva visita de un familiar, la preparación de una cena de aniversario, la compra de un pequeño regalo y, de nuevo, cada tanto, la angustiosa búsqueda de algo que se ha perdido. A veces era un pañuelo, otras un zarcillo, un libro, una receta de cocina traspapelada, el recibo del condominio. En aquellas historias de objetos perdidos lo que parecía más importante era la reconstrucción de una especie de atmósfera que era muy difícil de lograr, pero resultaba un reto interesante y a Beatriz no le importaba que el precio subiera un poco. En una de esas historias de objetos perdidos, Beatriz pidió que la protagonista encontrara algo que no le pertenecía ni a ella, ni al esposo ni a los niños. Pero dejó en el aire el final de la historia, algo que sólo había sucedido aquella primera vez y que parecía haberse diseñado como una prueba. Al no saber qué objeto debía usar y cómo debía terminar el cuento, la solución pareció presentarse sola, al principio como una especie de travesura: ella debía encontrar una prenda femenina, aún olorosa a perfume, y descubrir así que su esposo tenía una amante. Parecía una posibilidad entretenida y, ya que estábamos dándonos libertades, el cuento fue escrito con todos los elementos necesarios para abrir y cerrar una intriga amorosa que termina en decepción. Era el mejor cuento que había escrito desde que se dedicaba a este trabajo e incluso pensó en publicarlo. Beatriz desapareció por semanas. Mientras tanto seguían llegando otras peticiones con la misma regularidad, incluso a veces más de lo acostumbrado y había que apurarse porque el tiempo no alcanzaba para complacer a todo el mundo. Era entretenido intentar responder exactamente a cada una de las exigencias de los clientes y hasta mejorar los argumentos con relatos paralelos y detalles adicionales que le daban a las historias ese toque personal que era imprescindible para que cada cliente quedara satisfecho. De eso dependía que su clientela se conservara e incluso que se ampliara, porque un cliente satisfecho siempre vuelve y recomienda el producto a sus amigos y conocidos. Pero con el tiempo había notado que algunos de sus clientes eran de los que ella llamaba monodiegéticos, burlándose de los viejos tiempos en que estudiaba lingüística en la universidad. Era gente a la que le bastaba una sola historia bien contada para llenar su entera existencia. Por suerte no era la gran mayoría, porque su trabajo se hubiera terminado en un par de meses. Tampoco era el caso de Beatriz. No habían pasado cuatro semanas cuando volvió a aparecer pidiendo una historia de viejitos. Dos viejitos sentados frente al televisor encendido, decía el mensaje. Uno de ellos está muriendo, el otro pide perdón. El cuento debe llamarse Ten piedad de nosotros y debe terminar justo antes del perdón o de la muerte, lo que ocurra primero. Era la petición más complicada de las que había recibido, pero parecía significar que Beatriz se había cansado de jugar y quería cerrar para siempre la larga historia de sus dos personajes. Era fácil imaginar todos los cuentos que había escrito para Beatriz ordenados de manera cronológica y este texto cerrando la pequeña novela que los cuentos construían. Su primer impulso fue escribir un texto retrospectivo en el que salieran a la luz las historias escondidas de todos los cuentos anteriores, los pequeños rencores silenciados, los reclamos no hechos, las furias controladas y disueltas en los breves gestos cotidianos. Pero luego creyó entender que éste debía ser un relato de perdón y, en cierto modo, de redención, por eso el título era una oración y un ruego. Estuvo cargando con aquella historia por días. Todos los encargos quedaron detenidos y sólo había tiempo y ganas de pensar en la historia de los dos viejitos. Llevaba cuatro páginas torpes que parecían no funcionar cuando llegó otro mensaje de Beatriz con una sola línea. Que por favor lo perdone antes de que se muera, decía. Había en ese mensaje una angustia tan genuina que era inevitable pensar que se trataba de la historia real de una mujer desesperada por la imposibilidad de dejar de amar a alguien que la había traicionado. Así que descartó las cuatro páginas inútiles que había escrito y comenzó de nuevo con una idea clara: el perdón debía llegar antes que la muerte, pero la muerte no sería natural. Esta mujer debía terminar vengándose. Creía firmemente que hay guerras que se ganan en la ficción, aunque no puedan ser libradas en la realidad, o precisamente por eso. Así que se sentía autorizada para otorgar, en sus pequeñas ficciones por encargo, cierto alivio y algo de cierre a las heridas que en las batallas cotidianas siguen abiertas. Así que en una larga noche de insomnio escribió las veinte páginas del cuento final de la historia de Beatriz y le pareció que el título le quedaba perfecto. A la mañana siguiente envió el cuento en un documento adjunto y escribió en el email que lo acompañaba: “espero que éste sea el final que realmente deseas para tu historia”. No sabía por qué había escrito aquella línea tan personal y al mismo tiempo tan desafiante. No recibió respuesta. El pago llegó puntualmente y Beatriz desapareció. Pasaron meses. El negocio se amplió y se diversificó. Abrió una página sólo para cuentos de niños en la que su hija la ayudaba con los argumentos y le corregía su tendencia a las frases largas y complicadas. Había logrado armar incluso un volumen de sus mejores cuentos que una editorial estaba considerando publicar, con prólogo de un viejo amigo de la universidad que se había convertido en escritor famoso y premiado. Pasó más de un año tal vez. Y un día llegó un email con una petición que parecía vagamente familiar. El nuevo cliente decía llamarse Aníbal. Escribía con una mezcla de formalidad y confianza que daba un efecto a veces cómico. Dudando entre tratarla de tú o de usted, le pidió que le escribiera un cuento muy simple, casi infantil. Se trataba de la historia de un niño que buscaba en una granja de un pueblo perdido un juguete para entretenerse. Sorpréndame con el final, escribió Aníbal en su primer email. Tal vez era sólo una coincidencia, pensó, los seres humanos se parecen tanto. Tenía tal cantidad de trabajo que decidió retomar el viejo cuento que le había escrito a Beatriz y cambiar los pequeños detalles que servirían para complacer a este nuevo cliente. Había hecho esto antes con otras historias que se parecían demasiado, sobre todo con las historias que pedían los hombres. Así que terminó de arreglar el viejo cuento y se olvidó del asunto el mismo día en que lo envió. Pero Aníbal no iba a ser un cliente de esos que se conformaba con un solo cuento y escribió una semana después para pedir una historia más complicada, en la que un joven deseaba declararle su amor a una chica que no tenía idea de sus intenciones. El cuento debía contener geranios azules. El título no importaba, pero al final ella debía sonreír y aceptarlo. Esto ya no podía ser una coincidencia y no se atrevió esta vez a rehacer el cuento que había compuesto para Beatriz sino que escribió un cuento totalmente nuevo para Aníbal. Al llegar el tercer pedido, las coincidencias se hicieron absolutamente claras, así que decidió tener a la disposición la carpeta con los cuentos de Beatriz e incluso anticiparse a las peticiones de Aníbal. Descubrió de inmediato que Aníbal prefería las historias en orden cronológico, así que ordenó los cuentos de Beatriz en la secuencia que le pareció más lógica, tomando en cuenta las edades de los personajes, y fue previendo las tramas que vendrían. Fantaseó con la posibilidad de publicar una novela con esta historia escrita desde dos perspectivas opuestas. No era muy original, aunque tenía el encanto de estar brotando de la vida misma. Pero todas las previsiones tomadas resultaron inútiles. Los cuentos de Aníbal no se parecían en nada a los de Beatriz. Si en los cuentos de Beatriz las historias estaban claramente enfocadas en un mínimo acontecimiento, vivido con intensidad, en los cuentos de Aníbal la anécdota se alargaba y crecía, llena de hechos y acontecimientos que parecían opacar cualquier brote sentimental. Cada historia parecía elaborada con el propósito explícito de probar una tesis. Aníbal necesitaba inventariar todas y cada una de las veces en que había sido abandonado, echado a un lado, disminuido, desautorizado, silenciado o ignorado. Sus cuentos eran alegatos, pruebas a ser presentadas en un juicio. Cuando llegó el tiempo de contar la historia de la infidelidad y la traición hubo largas semanas de silencio. Aníbal se tomó un tiempo antes de continuar. Finalmente, llegó un email suyo pidiendo un cuento en el que compraba para ella un hermoso anillo de aniversario, de esos que llaman “amor eterno” y que tienen tres diamantes idénticos alineados que simbolizan el pasado, el presente y el futuro. Este era un cambio sustancial con respecto a los relatos de Beatriz. Entonces recordó que ella había inventado la historia de la prenda íntima olorosa a perfume de mujer y que tal vez, sin saberlo, aquella especie de travesura había desatado un malentendido de proporciones incalculables. Si esta era en realidad la historia de esos dos seres que decían llamarse Beatriz y Aníbal, qué derecho había tenido ella de intervenir en sus vidas inventando una amante que no había existido nunca. Aquí estaba este pobre hombre enamorado de su mujer, adolorido por todos los descuidos y abandonos a los que había sido sometido, comprándole un magnífico regalo de aniversario, cuando tal vez lo que debería estar haciendo era buscarse una amante. Escribió un cuento cursi y melodramático que tituló Amor eterno y se lo envió a Aníbal con una nota seca que terminaba el contrato entre los dos. Lamento no poder continuar con el trabajo que he venido realizando para usted, etcétera. Pero Aníbal le escribió con una petición que juró que sería la última. Le rogó que aceptara escribirle un cuento final. Dos viejos sentados frente al televisor apagado. Uno escucha, el otro lee. Luego se alternan y el que estaba en silencio comienza a leer. Se leen, intercalados, pequeños cuentos donde aparece la historia de sus vidas. En ellos se revelan los secretos de los que ninguno de los dos se ha atrevido a hablar abiertamente durante largos años de convivencia, desencuentros y malentendidos. El cuento debe llamarse La tristeza de los geranios azules y uno de los dos debe morir sin haber sido perdonado. Sorpréndame con el final, decía el email. ** Raquel Rivas Rojas raquelirivas@gmail.com Escritora venezolana. Fue profesora titular del Departamento de Lengua y Literatura de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve) hasta septiembre de 2008. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve; 1985), Magíster en Literatura Latinoamericana por USB (1992) y PhD en Estudios Culturales Latinoamericanos (King’s College, http://www.kings.edu; University of London, http://www.lon.ac.uk; 2001). Entre 1995 y 1997 fue investigadora del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve), y entre 2002 y 2004 coordinó el Postgrado en Literatura de la USB. Ha publicado Sujetos, actos y textos de una identidad (Caracas: Celarg, 1998) y Bulla y buchiplumeo. Masificación cultural y recepción letrada en la Venezuela gomecista (Caracas: La Nave Va, 2002), además de artículos en revistas arbitradas como Estudios, Journal of Latin American Cultural Studies y Latin American Research Review (http://lasa.international.pitt.edu/esp/LARR). Su libro Narrar en dictadura obtuvo el Premio de Ensayo de la Bienal José Antonio Ramos Sucre 2009. Actualmente vive en Edimburgo (Escocia) y se dedica a escribir. Mantiene un blog sobre literatura en http://notasparaeliza.blogspot.com. === Poemas Mauro Hernández Fuantos =================================== Llevo el silencio sobre los hombros mi silencio: copa de árbol podado. Vadeando el rumbo de mi pasos, lo sigo como higo al suelo hijo de árbol copa de higuera callada. Desde mis hombros pide favores tocándome la oreja. Lo veo con el rabillo del ojo: “mírame silencio, háblame silencio, silencio: deja de ser silencio”. Y él, antes callado: “si del silencio hablas es porque no hay mucho que decir”. Espera el silencio después de que exhale un suspiro habla por mí. === Cráneos de fuego, leve sol invernal en los cabellos. *** En mi cerebelo un cadáver y el polvo de piedras que trozaron tus pies. Pies que se agotaron de tanta huella impresa después borrada por el mismo polvo creado al caer. Polvo creado de piernas. Rostro roído (esclerótica, labios y mejillas) quebrado, pegado con saliva seca y sudor reseco también Sensación de dientes fragmentados; pisadas que crujen al partir. === Mírame en ellas, confúndeme con todo: silueta entre sombras (cara en la niebla) soy en ellas nariz, ellas son mis labios. Sus pasos de aguacero pulsan a mis entrañas. Con piernas parejas responden al rapaz grito del alba bajo lo oscuro, y al suelo gris. Todas ellas en el intento de ser: salir, con su silueta intacta, del mar de sombras. Nubes bajas ocultan (tierras del crepúsculo) todos sus rostros y los pierden a mí con ellos. === *** Cúmulus recreándote mintiendo. Gotas que te han recorrido y buscan formarte interesadas en ti: ojos sepia cabello cimarrón. Manada de cúmulos borregos quiméricos a la vez tú y cabra, toro y malta. Ya frustrada; no iguala colores ni tu forma: ojos, cuello, cenizas. fermenta, remplaza stratus por nimbus que precipitan, regresan a tu vuelo, se entusiasman, escurren por tu nariz, mentón, cabellos y rodillas, regresan, se pierden de nuevo. Caen, te confunden con asfalto, banqueta y árbol. Intentarás de nuevo ser nube te confundirán: cerro, diamante, leona y lata. ** Mauro Hernández Fuantos eeespeeermaaa@gmail.com Escritor mexicano (Ciudad de México, 1987). === Strangers in the night Roxana de la Jara ========================= Con sus escasos once años, a Dianita le llamó la atención verlos bailar en el recuadro de una sola baldosa. Gerardo y Amalia eran novios y él la estrujaba contra su pecho. Ambos giraban en dirección contraria al disco que, vuelta tras vuelta, les regalaba Strangers in the night en la voz de Frank Sinatra. Tía Rebeca le había ordenado vigilarlos y, obediente, la niña los espiaba desde el rellano de las escaleras, agazapada detrás de una botija que fungía de macetero. Amalia era hija única. Dieciséis años antes, Antonio, su padre —un respetable abogado, de rancio abolengo y cuantioso caudal familiar— había desposado a Rebeca, su madre —una niña sin fortuna pero “bien” de la sociedad iqueña—, a quien él le duplicaba la edad. —Ya estoy cansada, mamá, de quedarme todo el tiempo encerrada entre cuatro paredes. Mis amigas salen todos los fines de semana —escuchó Dianita reclamar a su prima. —Ahora, más que nunca, mi amor, debo velar por ti. Tu papi ya no está con nosotros y, antes de irse al cielo, me hizo jurar que te casaría con un buen partido. La calurosa tarde languidecía y las nubes estrenaban nuevos fulgores. Como todos los años, en el mes de marzo, por las estrechas calles desfilaban los carros alegóricos, adornados con el producto de la cosecha. Tras los barrotes de su ventana, con dos afligidas uvas verdes por ojos, que destacaban en su piel canela, Amalia veía pasar a la Reina de la Vendimia, quien, en contraste con ella, regalaba sus sonrisas y derramaba felicidad, saludando a la gente iqueña, tan cálida como su clima. “Yo también era la reina de mi papi”, le confesó en un susurro a Dianita, llevándose aburrida un puñado de paciencias a la boca, sin imaginar que, dos años más tarde, ella misma sería coronada en la plaza de armas como la protagonista de la fiesta y que su primita sería su dama de compañía. —Mamá: Gerardo Pendavis me ha invitado a bailar. —Ese chico no me gusta, Amalita. Tiene fama de donjuán y dicen que para metido en las peleas de gallos. Además, no es iqueño y tampoco conocemos a su familia, allá en el norte. —¡Ninguno te convence, mamá! Si fuera por ti, ya estaría casada con un viejo. ¡O sería monja! “Start spreading the news. I’m leaving today. I want to be a part of it...”. New York, New York fue la última pieza musical que Amalia y Gerardo bailaron en la discoteca. De regreso, en el coche, también los acompañó Sinatra desde una emisora radial. Estaba de moda y su voz se infiltraba en todos lados. —¿Dónde estamos? ¿Adónde vas? —inquirió Amalia, alarmada. En vez de llevarla directamente a casa, el pretendiente había hecho un desvío inesperado. —A Huacachina —le respondió. La joven se abstuvo de hacer otra observación. No se atrevió a continuar indagando. Ahora sentía más ansiedad que temor y le revoloteaban mariposas en el vientre. Pero no llegaron hasta el oasis, como ella suponía. Gerardo orilló el carro en medio del desierto, se viró hacia Amalia y, sin más testigos que médanos y dunas, la besó y la envolvió entre sus brazos. Un calor inusual se apoderó del cuerpo tierno de la joven, se arrebolaron sus mejillas y, como un botón de rosa, poco a poco fue abriendo sus pétalos, cediendo a las caricias expertas del apuesto galán. Frank Sinatra quedó eclipsado. —No comprendo, Amalia. ¿Tú y tía Rebeca partirán mañana a Nueva York? ¿Cuándo decidieron el viaje? ¡No me habías comentado nada! —reclamó Dianita, decepcionada de que no le hubiese participado sus planes. Se había creído más cercana de su prima de lo que, aparentemente, ella la consideraba. Se sentía defraudada. Transcurrieron varios meses hasta que los familiares supieron de ellas. Rebeca envió una carta a la mamá de Dianita y Amalia le escribió a su prima una linda tarjeta. ¡La primera que recibía en su vida! (Amalita estaba perdonada). Les comunicaban encontrarse bien de salud y que Amalia se había casado con Gerardo Pendavis —¡oh, sorpresa!—, allá en los Estados Unidos. —¡Salió con su domingo siete! —escuchó Dianita a su mamá comentarles a sus tías. No entendió cabalmente el significado de la expresión, pero maliciaba que estaría relacionada con la escena que había presenciado hacía algún tiempo, espiándolos mientras bailaban. “¡Llegaron! ¡Llegaron!”, gritaron todos. Los esperaban con tejas y dulce de pallares colados, y una cesta repleta de dátiles y mangos. La casa se iluminó con la presencia de un bello bebé que Amalia llevaba en brazos. Era muy parecido a la madre, con los mismos ojos verdes y la piel tostada. Gerardo lo hubiese preferido blanco aunque tuviese la mirada parda. Nadie podría haber adivinado que ese hermoso infante, sietemesino al nacer, se había adelantado al mundo, sobreviviendo a una feroz pateadura que su padre le había propinado a su madre, siendo ella gestante. Entre gran algarabía, el nuevo miembro de la familia fue bautizado con el nombre de José Antonio, en honor a sus abuelos, el paterno y el materno, respectivamente. La única nota disonante del bautizo fue puesta por Gerardo, quien se emborrachó en el almuerzo que siguió a la ceremonia religiosa y empezó a blasfemar contra Dios, la Virgen y los santos. También afirmó que todos los curas eran maricones y violadores, generando gran incomodidad en el párroco de la iglesia, quien —en pleno mes de octubre, en que se realizan la procesión anual y demás festividades del Señor de Luren—, había accedido a impartir personalmente el cristiano sacramento al bebé, sólo por complacer a doña Rebeca, fiel devota y generosa feligrés. Por ese motivo, el sacerdote —invitado de honor por excelencia— abandonó la casa antes de que sirvieran el almuerzo y sin despedirse. —Gerardo no está acostumbrado a beber pisco, mamá —intentó excusarlo Amalia. Cualquier argumentación era vana. —¡Ven inmediatamente o te rompo el hocico! —amenazó el esposo—. Una y mil veces te he dicho que, los domingos, en esta casa se prepara cebiche. ¡Estoy harto de los pallares, lo único que saben comer ustedes, los iqueños! —despotricó colérico, arrastrando las palabras por el alcohol. —¡Por supuesto, Gerardo! La menestra es para el niño y para mí. Vete a descansar mientras que te preparo un rico cebiche —le respondió en falso tono conciliador, haciendo un esfuerzo para que la voz le saliera intacta. Temblaba por dentro, pero él no debía notarlo porque se crecería aun más ante cualquier signo de debilidad. Para alivio de Amalia, a su marido lo venció el sueño y se desplomó en un sillón. En esa época, Gerardo, Amalia y José Antonio —quien era ya un púber— vivían en el segundo piso de una modesta casa ubicada en la calle Abraham Valdelomar, en los suburbios iqueños. Pertenecían al pasado los días de lujo y suntuosidad. Al cumplir Amalia veintiún años, no le había quedado otra alternativa a su madre, doña Rebeca, que respetar lo estipulado en el testamento de su finado esposo; máxime por la insistencia y presión que, permanentemente, ejercía la hija recién desposada. En consecuencia, una gruesa parte de los inmuebles, cientos de fanegadas de tierras —viñedos y algodonales— y miles de cabezas de ganado caprino, que habían conformado desde siempre la hacienda familiar de los Tejada, pasaron a nombre de la hija. Sin embargo, la administración de los bienes recayó —más por intimidación del marido que por convicción de la esposa— en el “señor” Gerardo Pendavis. La herencia fue dilapidada en muy corto tiempo, entre pisco, cachina y mujeres; amén de plumas, picos y espolones galleros. Poco o nada de la fortuna fue invertido por Gerardo en Amalia o en José Antonio: ella ignorada y él ignorándolo. El niño, lejos de participar en las actividades de su padre, quien deseaba hacerlo “un hombre” y odiaba verlo débil, como su madre, se rehusaba a acompañarlo como lazarillo y, menos aun, iría a las peleas de gallos, que aborrecía con toda su alma por hallarlas violentas y crueles. —José es demasiado sensible para esas cosas. No lo presiones —intercedió la madre. —¡Lo estás echando a perder con tanto engreimiento! ¿Quieres volverlo maricón? —embistió el marido, indignado. En cierta ocasión, Gerardo no sólo se impuso sino que llevó al límite al muchacho, insultándolo con ajos y cebollas y obligándolo a comerse su propio vómito. La cena consistía en tallarines con pollo. En realidad, el ingrediente principal del plato era un gallo que había muerto en combate esa misma tarde y que José Antonio, impactado, había visto en la cocina remojándose en un lavatorio con agua y sal. Fue tal la aversión que sintió al llevarse —contra su voluntad— el primer bocado, que las arcadas fueron incontenibles y eso despertó la furia del padre. —No manejes. Esperemos hasta mañana —imploró Amalia, instada por Diana. Gerardo estaba visiblemente bebido y la esposa no sabía conducir. —Partiremos esta noche a Lima —sentenció el beodo—. Necesito llegar con anticipación a la final del campeonato, para preparar a los gallos. El Caballero Carmelo no es un evento cualquiera. Don Aurelio me está esperando. Y dile a tu prima que no se meta en lo que no le importa. José Antonio revuelve la papilla para enfriarla, carga un bocado en la cuchara y lo lleva hasta la boca de su padre, quien la frunce de medio lado, de la mitad que aún puede mover. Está hemipléjico, pero la parálisis no le impide torcer el rostro en clara señal de rechazo. Le desagradan el sabor, el olor y el aspecto de aquel revuelto semilíquido de puré de pallares, verduras y carne molida. José Antonio arremete nuevamente y lo obliga a tragárselo. El alimento es, sin lugar a dudas, concentrado y nutritivo. Con una toallita de felpa, el hijo le limpia la saliva que le chorrea por una de las comisuras de los labios. Gerardo, abatido como gallo con moquillo, tiene la mirada fija en un retrato de Amalia, coronada como Reina de la Vendimia, que yace sobre el aparador. José Antonio se da cuenta de ello, se acerca a su padre y le habla al oído casi susurrando: —¿La extrañas, no? Yo también. ¡Qué bonita era, ¿verdad?! ¡Qué lástima que ocurriera ese fatal accidente! Y que ni siquiera llegaras a tu pelea de gallos... ¿Te provoca un pisquito o prefieres cachina? —remata irónico—. Gerardo entorna los ojos instantáneamente, como si un par de agujas amenazaran con punzarlos, al tiempo que echa el cuerpo hacia atrás, en reacción de autodefensa, con las limitaciones que le impone la minusvalía. —¡Maricón de mierda! ¡Maricón de mierda! ¿Acaso le temes al verdugo? ¡No seas gallo topetón y sal al redondel, que con este gallo te has casado! —¡Pum! ¡Pam! ¡Tas! —¡No me patees, papá! ¡No le pegues a mamá! ¡Au! ¡Ay! ¡No, por favor! José Antonio se despierta sobresaltado, bañado en sudor. El corazón desbocado le galopa en los oídos. —¡Tranquilo, José! Es sólo un sueño. —Sí, el mismo y recurrente; la misma pesadilla... —reitera, extenuado. —Desde esa silla de ruedas, él ya no puede hacerte daño. —¿Hasta cuándo va a seguir torturándome? ¡Ni siquiera dormido puedo librarme de él! ¡Claro que me hace daño! —Ven aquí, José. Recuéstate en mi pecho. “Strangers in the night —exchanging glances / Wondering in the night —what were the chances / We’d be sharing love —before the night was through...” —le empieza a tararear Salvador, arrullándolo. ** Roxana de la Jara roxanadelajara@yahoo.com Escritora peruana. === Poemas Nesfran Antonio González Suárez =========================== *** Viaje sin retorno En esta noche de causas pletóricas he decidido no superar el límite de velocidad, esquivar de memoria los huecos y cráteres, noche de falsas tinieblas sin faroles sin luna. Me encandilo con la luz de los autos que vienen en dirección contraria. Hiervo secretamente en la más oscura de las fantasías. *** Infusión de amor Para naufragar sólo me bastan tus manos. Amanda Reverón La acaricio suavemente con mis manos desenredo su cabello me oriento por el reflejo de los espejos —recuerda que muchos están rotos y otros desvencijados— la palabra tiene la última palabra sigo provocando el contacto cuerpo a cuerpo poro a poro la retengo con mucha ternura. *** A Juan Pablo El suave olor del arrullo te transporta por paisajes inocentes el elixir que permite congelar el tiempo congelar la faz de lo sobrehumano vuelo por paisajes envolventes en cada parpadeo milagro, pedazo de cielo cambia el sentido de la brújula, de las agujas del reloj al sentirte cubierto por ráfagas de ternura de transmisión de señales visibles y [necesarias realmente los momentos han resultado ser inimaginables: La fragancia inconfundible que deshace el llanto te eleva por el concierto de los sueños, por el sendero de fantasía. Balbuceos, sonrisas te marcan, lo plasmas, impulsan tu vida. La dicha ha tocado mi puerta no dudé en decirle: Pase, siéntase cómoda, está en su casa le ofrezco un poema cálido un río de metáforas halagadoras un cóctel de sinfonías que apaciguan los espacios silenciosos. una copa del mejor cachicamo. Juan Pablo, hijo mío, norte de mis consignas... *** Ángel El niño se desliza por el tobogán corre para atrapar a las mariposas escarba entre las rocas y halla los tesoros no permite que el papagayo caiga en picada. Su sombra se deprime por el devenir por el futuro incierto. Niño sin espectro tuyo será el Reino de los Cielos *** A propósito de... Porque ya no eres un ángel sino un hombre solo sobre dos pies cansados sobre esta tierra que gira y es terriblemente joven todas las mañanas. Blanca Varela Caminas sin parar cuando la ansiedad busca consumirte cuando decides llegar al fin del mundo. Tu monólogo desaparece se pierde entre las fauces del tiempo. Febril compañero al llegar la noche buscarás el arrullo que Dios te tiene preparado. *** Sin título Nunca pusiste a prueba tu mito apenas te consolaste con la fe Esdras Parra La savia te advierte que la despedida está al cruzar el umbral. La luz te orienta hacia el ciclo infinito. *** Las huellas del hijo Hablo de Dios, perfecto como un círculo, y todopoderoso y justo y sabio. Piedad Bonett Las huellas que van dejando tus calcañares las huellas que hace siglos marcó la vastedad del desierto sólo desaparecen momentáneamente. Ellas regresan para expandir la simiente, en igual medida desde la azotea hasta los rincones abisales. Las huellas lucen entramadas entre la fastuosidad y el rico colorido [cegador. Flores inmarcesibles se desprenden de los ramajes del Árbol de la Vida. *** Cáliz del tercer día De pronto el templo es un circo y la luz un tambor. Alejandra Pizarnik He permitido su escurridiza presencia siempre a la espera en los pasillos ajedrezados con gracia me enseña una burbuja verde para tomar el oxígeno que desprecio —no respiras lo suficiente, no amas trasgresor— dilato toda la paciencia sombra intermitente volver los ojos por la misma senda cerrarlos por el efecto de la mascarilla. *** Malus domestica Su brillo esconde una fuente inagotable de energía tanta para diseminar vida, y esparcir odio. Eva se decantó por su aura Eris la socavó para diluir su aprecio Newton la atrajo a su centro de vida, la muerdo deliciosamente, Blanca Amada despierta de su siesta y se desvanece el litigio entre Los Beatles y Apple. *** Mientras espero... El chico del auto lavado se entrega robóticamente a su trabajo el capot del Ferrari debe quedar como un espejo, su mente se estanca en su hogar donde lo esperan ansiosos una pléyade de seres amorosos dulces como la miel sonrientes, felices sus razones de vida. El chico se desdobla no debe detener el ritmo apura el paso mientras el dueño del Cavallino Rampante se impacienta y frunce el ceño. ** Nesfran Antonio González Suárez ngonzalez0613@hotmail.com Escritor venezolano (San Antonio, Táchira, 1980). Es analista de control de calidad en la planta Cagua (Aragua) de la C.A. Cervecería Regional. Textos suyos fueron incluidos en la Selección Poética del grupo Senderos Literarios (2004). Con el trabajo Entre huellas y grietas obtuvo el primer premio de la Bienal Ciudad de la Juventud (La Victoria, Aragua) en mención poesía. === Manos María Celeste Vargas Martínez ============================== Un rayo de luna se cuela por la pequeña ventana e ilumina los bultos tirados sobre el piso: ropa sucia, rostros cansados, manos callosas y la pobreza adherida a la piel. Afuera, cientos de sonidos entremezclados se combinan con el viento. Abultadas gotas de sudor resbalan por mis sienes. Las noches son calurosas y los días aun más. Mis ojos se niegan al sueño y sólo me dedico a contemplar el hueco de la pared. Mi madre decía que mis ojos eran negros, profundos como la noche y al verlos la paz llegaba a ella. Ahora, no sé cómo son mis ojos ni si aún propaguen la paz para los demás. Mi bisabuelo me contó que hace muchos, pero muchos años, zarpaban enormes barcos repletos de negros. Atravesaban los mares, desnudos y encadenados, y con poco alimento cuando bien les iba. Llegaban hasta tierras lejanas donde los hombres blancos, de ropa limpia y olorosa, inspeccionaban sus dientes, sus cuerpos y tras el pago se los llevaban con ellos. Su vida transcurría bajo los rayos del sol y si las enfermedades no los mataban lo hacían los mismos hombres. Y cuando un barco era sorprendido en altamar parte de la carga iba dar al fondo de las aguas. El llanto, los gritos y el terror se apoderaban de todos. Los ojos de mi bisabuelo se nublaban cuando llegaban a él las imágenes pasadas de boca en boca. Entonces se acercaba el cigarro a los labios, aspiraba fuertemente y después de un instante lanzaba el humo al viento. Y una leve ráfaga lo llevaba lejos: atravesaba el pueblo, el río, la selva, las montañas y se elevaba hasta las nubes donde desaparecía. Él decía que así el hombre se deshacía de los malos recuerdos, pero sólo por un tiempo porque al caer la lluvia los traía consigo y los depositaba en los ojos de los hombres, de donde resbalaban y se adherían a su piel. Sólo así ningún ser humano podía olvidar los recuerdos, las historias que han formado parte de su vida y de sus antepasados. Hace cientos de años de ello y para mí parece tan cercano. No tengo fuertes dientes, mi cuerpo es débil y delgado. Es más, ni siquiera soy un hombre, apenas tengo diez años. Pero yo también he zarpado en barco, atravesado el mar escondido entre cajas y otros niños, y por mí también han pagado. Mi nombre es Onome y desde hace un par de años estoy aquí en los plantíos de cacao de Costa de Marfil. Nací en una pequeña aldea cerca del río Kuilú. Mi padre, Accre, tiene cuatro esposas con seis hijos cada una. Yo nací de la última y más joven, con menos de treinta años encima y con el hambre pegada a los huesos. Desde los cuatro años la acompañaba al mercado empujando un destartalado carro de hojalata en el que vendíamos bebidas, café y todo cuanto fuera vendible. Aprendí a reñir con los hombres que pretendían irse sin pagar, a deshacerme del calor bajo la sombra del carro, y a engañar el hambre con los múltiples olores que inundaban el mercado. Al llegar a casa ayudaba a mi padre en las labores del campo y cuidaba a mis hermanos menores. Pero un día un hombre llegó, habló con mi padre y los ancianos del consejo. Cuando los vi salir de la pequeña habitación el hombre sonreía y le entregaba a mi padre un fajo de dinero. Mi madre me hizo saber que debía abandonar la aldea y seguir a aquel hombre: “Sólo por un par de años, después regresarás con mucho dinero”. Vi los ojos tristes de mi madre mientras apretaba a mi hermano más pequeño contra su cuerpo. Esa misma tarde mi padre se gastó una parte de los quince euros que recibió por mí, bebiendo con sus amigos. Después aquel hombre alto, delgado, de mirada penetrante, vino por mí y cinco niños más. Todos partimos cuando los sonidos de la selva comenzaban a inundar la noche. Yo era el más joven del grupo. Todos caminamos en silencio a las orillas del río Kuilú. Nuestros estrechos pies se impregnaban de la tierra suelta del camino y las delgadas sandalias, remendadas una y otra vez, parecía que darían su último respiro. Nuestros pasos eran apresurados, guiados por la sombra silenciosa del hombre alto. Después de caminar un par de horas llegamos cerca de otro poblado donde un vehículo esperaba. Nos subimos rápidamente a él y nos acomodamos en los lugares vacíos, pues había más niños y el chofer aguardando nuestra llegada. El viaje fue largo y desde mi lugar sólo podía ver la cabeza rapada de un niño mayor. El carro saltaba constantemente por lo estrecho y descuidado del camino y el crujir de la hojalata me hacía pensar en que mi madre empujaría sola el carrito al mercado. Antes de llegar a un retén, el hombre que me había comprado bajó del carro para charlar con los guardias. Me levanté un poco y asomé los ojos por el maltratado vidrio, lo vi a él y a los sonrientes guardias recibiendo dinero. Regresó al auto, pasamos sin problemas. A lo largo del viaje el auto se detuvo un par de veces más, el hombre bajaba y yo imaginaba las escenas siguientes. Tenía hambre, no había comido nada desde la mañana e imagino que los otros niños estaban en la misma situación que yo. Paramos cuando el sol estaba a punto de salir. Llegamos a un poblado donde una leve brisa nos daba de lleno en el rostro. Los hombres guardaron el auto en un viejo edificio y nos indicaron que durmiéramos un rato. Nos acostamos sobre el piso viejo, uno cerca del otro. Un par de horas después, el sol me dio de lleno en la cara y pude ver al hombre alto que entraba al lugar llevando consigo unas bolsas de plástico. Un fuerte olor invadió mi nariz y entró de golpe a mi estómago: “Despiértalos”, le dijo al chofer. Yo me incorporé en cuanto lo sentí venir y algunos de los niños también: el olor los había despertado. Todos teníamos hambre, pero nadie estaba dispuesto a hablar. Nos ofrecieron un poco de pan con pescado, que en realidad no sabía tan bien, pero servía para aplacar el hambre. “Ya hablé con el capitán: todo está bien”, dijo el hombre al chofer mientras le ofrecía pan y café. Seguía con hambre. La comida sólo había despertado más mi estómago vacío, pero ya no había nada en la bolsa. Miré a los otros niños, mis cinco acompañantes eran vecinos de la aldea, a los otros diez no los conocía. Sólo cinco de ellos se veían más jóvenes que yo, los demás eran mayores. Los pequeños iban descalzos, con pantalones cortos y desgastados y camisas sin mangas que en otro tiempo fueron de colores claros. Sus ojos inspeccionaban todo cuanto había en esa gran habitación que servía de cochera y cuarto de trebejos. Parecían asustados y dos de ellos tal vez eran hermanos, siempre estaban juntos, compartían la comida y se cuidaban de los demás. Pasamos el día encerrados en esa habitación escuchando a lo lejos los gritos de la gente en algún mercado, y extraños sonidos, como de bramidos de un gran animal enojado. Por la tarde, uno de los niños mayores se dirigió a los hombres y les exigió alimento. El chofer rió y el hombre alto golpeó al niño en la cabeza: “Se comerá cuando yo diga”, ladró. Un par de horas después salió para regresar casi de inmediato llevando consigo una bolsa con algo. Nos arrojó el contenido y varias frutas rodaron hasta nuestros pies. Nos lanzamos sobre ellas y las devoramos inmediatamente. Al anochecer nos pusimos en marcha. Caminamos por varias calles hasta que llegamos a un lugar donde barcos aguardaban. Imaginé que esos grandes animales eran los que rugían durante el día. Rodeamos un viejo edificio construido de madera maltrecha y con olor a orines. Llegamos hasta un roído barco, que en sus buenos tiempos había sido rojo. Jamás había visto uno de cerca. Sólo los conocía por las historias de mi bisabuelo. Eran enormes e imaginé cuántas personas podían guardar en sus entrañas y entonces me dio miedo. Mi estómago comenzó a temblar y pensé que nos desnudarían y encadenarían ahí adentro. Retrocedí, pero el chofer me dio un empujón. Mis manos comenzaron a temblar y mis ojos inspeccionaban el lugar: cientos de cajas apiladas aquí y allá, un edificio viejo con una débil luz pendiendo de una roída lámpara y dos autos con policías se divisaban a lo lejos, en la entrada de una calle estrecha. Un par de guardias se acercaron a nosotros y recibieron su respectivo pago, después de reñir un poco con el hombre alto. Subimos al barco por una escalinata de madera. Al llegar, un hombre viejo y de barba blanca nos recibió sonriente: “¡Ah, buena compra, muchacho! Con ellos el barco está lleno”, dijo a los hombres. Otro hombre, pequeño y de grandes manos, nos indicó el camino. De reojo vi a aquellos despedirse. Bajamos por una escalinata de metal, llegamos hasta una oscura bóveda donde todo era silencio y un olor pestilente inundaba el aire que debía ser puro. El hombre nos dejó ahí y puso en nuestras manos un poco de pan. Lo devoramos inmediatamente. Sólo cuando se escuchó el ruido de sus zapatos chocando contra el último escalón, una tenue luz se hizo de la nada: cientos de rostros estaban ante nosotros. En el lugar había algunas cajas apiladas y niños, mujeres y adultos con ojos asustados apretujados unos contra otros. Se escuchó el llanto de un bebé. El barco comenzó a moverse y nuestros cuerpos a titubear. Al principio el movimiento era lento, después aumentó su intensidad... mi estómago comenzó a protestar. Durante el viaje, algunos hablaban del dinero que ganarían pizcando café en las tierras fértiles de Costa de Marfil. Otros hacían planes diciendo qué se comprarían después de un par de años de trabajar. Yo no sabía qué decir. Uno de mis hermanos mayores había partido al lugar años atrás y regresó diferente. Ya no sonreía, sus manos eran rudas, sus ojos perversos y su cuerpo estaba lleno de cicatrices, aunque con dinero en los bolsillos. Pasamos largas horas en ese lugar. De vez en vez se escuchaba el llanto de un niño y una madre le cantaba en voz baja una canción de cuna que también me arrulló a mí. Después de algunas horas, el barco comenzó a moverse más... los que habíamos logrado dormir despertamos de súbito. Los apresurados pasos de un hombre bajando por la escalera nos pusieron alerta. “Vamos, vamos, todos deben subir”, dijo mientras daba empellones a los más cercanos a él. Subimos corriendo las estrechas escaleras, y ya cerca de la salida perdí una de mis sandalias. No tuve tiempo de regresar pues otros niños apresuraban más mis pasos. Salimos todos de nuestro escondite. La noche era negra e inmensa. El cielo estrellado y sólo una luz tenue se veía acercarse a nosotros. El capitán del barco se acercó a un par de hombres de su tripulación: “Están a media hora de nosotros”, fue todo lo que dijo y regresó por donde había venido. El llanto se hizo presente. Mi corazón estaba a punto de salir del pecho, y mi cuerpo húmedo temblaba. Miré a mi alrededor: los niños pequeños lloraban, las mujeres abrazaban a sus hijos con gruesas lágrimas en los ojos y los hombres, con los ojos enormes queriendo salirse de las cuencas, veían despavoridos hacia todos lados. La luz se acercó y una especie de puente de madera llegó hasta nuestros pies. “Suban”, gritó el capitán. Apresurados obedecimos. El puente era estrecho, nuestros pasos rápidos y algunos titubearon en la oscuridad de la noche y sólo escuché sus gritos y el choque de sus cuerpos cayendo al mar. Pasamos a un barco todavía más viejo que el anterior. —Estarán aquí pronto —dijo el viejo capitán a un hombre más joven del otro barco. —¿Cómo supieron? —preguntó aquél. —¡Esos malditos saben todo! Si me atrapan con esta carga no saldré jamás de prisión —señaló al capitán alterado. —No hay lugar para todos —musitó el más joven. —¿Y qué hago con ellos? —interrogó el capitán enfadado. —Tú sabrás... ¡El mar acepta todo! —gritó el hombre mientras ordenaba a los suyos quitar el puente. Volteé y vi los ojos extrañados de quienes se quedaron a bordo. Algunos hombres trataron de saltar, pero no alcanzaron su objetivo. Entre los que se quedaron pude ver a los pequeños hermanos que se abrazaban mientras sus ojos eran devorados por el espanto. Los hombres del capitán acercaban a ellos toneles y otros objetos de donde amarraban largas cuerdas. El golpe de un niño me hizo vigilar mis pasos. Bajamos hasta un lugar no tan grande como el primero, pero con poco espacio. Había ahí más niños y niñas y algunos hombres y mujeres, y en poco tiempo el calor se hizo insoportable. Un penetrante olor a orines y excremento invadió inmediatamente el espacio. Algunos sollozos se dejaban oír de vez en cuando, pero el silencio reinó por un largo rato. Después del susto alguien dijo: “Su barco fue alcanzado por las autoridades”, y al decirlo lo hacía con temor y orgullo de que el de ellos hubiera salido bien librado. No había espacio para recostarnos o por lo menos sentarnos. Si alguien hacía eso seguramente sería aplastado. El oxígeno se hizo caliente y pesado. De pronto sentía cómo mi pecho se aceleraba más y más. Algunos comenzaron a gritar, un par de mujeres cayeron al piso. Después de una hora, tal vez, una puerta se abrió en lo alto y una leve brisa entró de repente y refrescó el ambiente. Por la mañana el sol iluminó el lugar. Los hombres del barco arrojaron un poco de agua y trozos de fruta y pan. Quienes lograron hacerse de algunos pudieron comer. A las pocas horas el barco se detuvo, pero no salimos hasta caída la tarde cuando nos indicaron que lo hiciéramos. Descendimos. El piso se movía bajo mis pies. Unos viejos autobuses nos esperaban. Hicimos filas y antes de subir a los vehículos alguien puso en nuestras manos una fruta. La comí frenético. Llegamos a una finca cuando el sol aún no se metía. Bajamos y un grupo de hombres esperaba al lado de los autobuses. Nos formaron por tamaños y ellos se acercaron a nosotros. Nos señalaban y otros hombres nos apartaban y formaban más grupos. Después, subí a otro auto con varios niños y algunos adolescentes. Un hombre viejo nos miraba con una leve sonrisa en el rostro. Ya entrada la noche llegamos a otra finca. Descendimos del vehículo y unas mujeres, negras y delgadas como la noche, nos ofrecieron algunas mantas y un poco de alimento. Ese día dormimos al aire libre. A la mañana siguiente nos levantó temprano la voz de un negro prominente y chimuelo. Puso en mis manos un asador y unos trozos de madera: “Tienen que hacer los tabiques para construir las casas”, bufó y nos miró con recelo a todos. Seguimos a un par de adolescentes delgados. A media mañana ya estaba con los pies embadurnados de lodo y sin saber dónde había quedado mi otra sandalia. Hacíamos los tabiques y cuando estaban secos los apilábamos de siete en siete sobre nuestras cabezas para llevarlos donde otros niños se dedicaban a la construcción de las casas. Los primeros días creí no poder. El lodo se deshacía en mis manos y ningún ladrillo salía de ahí, pero cada golpe del hombre chimuelo me hizo no dudar y aprender rápido. Después de construir la casa, llegó la pizca. Desde temprano nos levantaba aquel hombre y con un golpe en la cabeza rapada nos hacía saber que era hora de comenzar a trabajar. A mediodía llegaban hasta nosotros un par de adolescentes cargando unas ollas. Una de ellas delgada y de largos y gruesos huesos, la otra pequeña y cabello enredado en el cráneo. Mientras una de ellas servía la escasa comida, el hombre chimuelo se llevaba a la otra hasta las casas donde hacía lo que hacían los mayores. Cada día se llevaba a una diferente y cada día cada una de ellas regresaba con un ojo morado. Día con día mis manos se hicieron fuertes. Y con el paso de los años las manos de todos se han forjado, de pequeñas extremidades de niños, a fuertes y callosas manos de hombres. Entre la oscuridad mis manos buscan la colilla que tirara el hombre chimuelo por la tarde. La encuentro, la enciendo y aspiro fuerte para luego lanzar el humo al viento. Lo veo alejarse por la ventana. Y los recuerdos de los años en estos campos se van lejos, para que luego, algún día cuando esté en mi aldea la lluvia caiga y deposite en mis ojos estos duros recuerdos y ahora, aunque sea sólo un momento, me olvide de todo y escuche la voz de mi madre susurrando entre los cafetales: “Onome, regresarás con mucho dinero”. ** María Celeste Vargas Martínez tete_c27@yahoo.com.mx Escritora y periodista mexicana (México, DF, 1976). Es licenciada en periodismo y comunicación colectiva por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx), Campus Acatlán. Actualmente es especialista en estudios sobre animación. Tiene inéditos los libros Animando un siglo... Historia mundial del dibujo animado y Hecho en México, historia de la animación mexicana. Ha impartido conferencias sobre animación, cómic y literatura en diversas universidades. Textos suyos han sido publicados en Ciberayllu (http://www.ciberayllu.org), Ariadna (http://www.ariadna-rc.com), Destiempos (http://www.destiempos.com), Remolinos (http://es.geocities.com/revista_remolinos) y Caminos Abiertos (http://www.revistacaminosabiertos.blogspot.com), así como en la revista Visión Universitaria (México, 2006), entre otras. === Poemas Luis Rafael =============================================== *** Llega hasta mi ventana Llega hasta mi ventana Una ráfaga de mar —Con ínfulas de ser El mar Pájaros nerviosos Espumajean Sobre las olas (Y el horizonte cierra su escenario —Sin más ni más— Ante mis ojos ávidos) ¿Por qué no quiso Posar ante mis manos / Su agua? Suave cuesta — Dolorosa — Al dorso — De mi casa Movediza : Anhelante en su insomnio Quisiera que En esta noche azul De mi Habana Esperpentos de sol Pasan ante mi puerta Soy cómplice Y me callo (Aprieto la boca / Aprieto una palmada Y aplaudo) Acaso mi silencio Los condene Acaso — Revienten grietas en mis labios. *** Boga La Habana El mar Alza su lengua (Áspera — De gato rabioso) Sobre los escombros : Lame las heridas : Los recodos sucios : Los hedores De La Habana Olas trepando El Faro / Olas escalando El Morro / Olas ahogando Túneles / Derribando La frontera Del Malecón Olas — De brazos fláccidos — Remos escarchados de muerte Voces de sal y agua : Arrasando la Ciudad : Barriendo señales : Vomitando rocas La Ciudad Abandonada al vaivén — Mareándose en la orilla — Ciega sobre la marejada [Vapuleada] Aguamarina salitrosa Pulimentando — Calles / Lustrando : Fecundando (La marea bajará) Sobre el mar Boga La Habana. *** La circunstancia La circunstancia Circunscribe Cicuta Circuncida Y un dolor bajo Sangra (Cerrado y nochecido Hervor de gallos) La circunstancia : Es esta : El círculo. *** Anoche volaba Era el futuro O no había tiempo Y estaba en mi pueblo / De casas lastimeras / Calles de polvo Y tropel cándido La alegría de — Nadar al viento — Cruzar como Bólido : Sobre los ojos Ávidos / De los amigos — En brazos / Del recuerdo Y sobre todo : Sobrevolar : Sobrevenir Y regresar. *** Un país Un país llueve A suicidios : Olvida el sol Y cierra el ojo ciego Al horizonte Un país torrencial Tórrido truena Tintando túnicas. ** Luis Rafael luisrafaelcu@gmail.com Narrador, poeta y ensayista cubano. Dirigió la revista literaria Jácara (1995-2005). Ha publicado una veintena de libros, entre ellos los poemarios En la casa del hombre (poesía, 1995), Cartas al padre (poesía, en edición bilingüe español-árabe, 2000), Colómbico (poesía, 2003), Crece en mi cuerpo el mundo (poesía para niños, 2005), Cartas al hijo (2008). Compiló y publicó diversas antologías de literatura hispanoamericana. Tiene casi una docena de libros para niños y varias obras en proceso de edición. Sus trabajos han sido incluidos en revistas y periódicos de Cuba, México, Uruguay, Venezuela, España, Inglaterra, Rusia, Francia, Bolivia, Israel, Siria, Grecia, Portugal, Estados Unidos y Holanda. Ha impartido cursos y conferencias sobre literatura y participado en eventos científico-investigativos dedicados al estudio de la literatura en varias universidades y centros culturales de Cuba y el extranjero. Sus textos han sido traducidos al inglés, al holandés, al ruso, al griego, al portugués y al árabe. Obtuvo el Premio Nacional de Ensayo “Eliseo Diego”, en 1996. Es máster en didáctica y máster en estudios literarios. Fundó las editoriales CubaLiteraria y Ediciones Cubarte. Es miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas (AIH, http://asociacioninternacionaldehispanistas.org), de la Association pour le Développement des Études Hispaniques y de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (Lasa, http://lasa.international.pitt.edu), vicepresidente de la Asociación Cultural “Palabras Libres”, director del equipo editorial en Cuba de la revista internacional de arte y literatura Francachela (http://www.francachela.org), corresponsal de la Revista de Erudición y Crítica (REC, http://www.castalia.es/Shop/List.asp?IdSections=45) de Editorial Castalia (http://www.castalia.es) y miembro del comité editorial de la revista bilingüe español-inglés Hipertexto (http://www.utpa.edu/dept/modlang/hipertexto), del Departamento de Lenguas y Literatura Modernas de la Universidad de Texas-Pan American (http://www.utpa.edu/dept/modlang). Ha impartido clases y dictado conferencias en varias universidades europeas y de Latinoamérica. Escribió programas dramatizados y culturales para la radio y la televisión de Cuba. Colabora con el Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es) como columnista de la sección Rinconete (http://cvc.cervantes.es/el_rinconete). Es profesor adjunto de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana (http://www.uh.cu) y doctorando de filología hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). === Cadena alimenticia Ingrid Chicote ================================ I Regreso al paisaje a buscar la sombra. Me someto a exámenes de conciencia y encuentro un caballo hermoso que avisa de libertades posibles. El viento deja que los pensamientos sean nubes que se concentran en la atmósfera mientras que abajo, en la densidad de la tierra, la lluvia es el orden perfecto en el que emerge un corazón de sirena. II Me quito la piel y la cuelgo en la ventana para ver a través de ella el paisaje que suele llenarse de lagunas y aves de cacería. Escucho en silencio y me escondo detrás de grandes pastizales para que no me vean, mientras camino en dirección de los olores que me perturban. Sueño en la tarde con los ojos abiertos, pero la tarde se esfuma. La luna, en menguante, avisa de posibles despedidas. III No suelo quedarme con la voz metida en las profundidades de la nada. Hay tanto que mirar mientras que la noche sigue despierta en las ruinas que me desnudan. Allí me crece la piel nuevamente. Con ella salgo a la calle estrenando miles de sonrisas y con un corazón hecho de fuego para no rogar regresos. Me paro en la mitad de la carrera y paro el tráfico y dejo que los aviones aterricen en mi memoria y que los caballos me dejen en una parada segura. IV Regreso a los bosques buscando las inclinaciones de la escritura cuando la misma se proyecta como un hilo de oro sobre el cuello. Nada que ver con diosas que escriben historias de hombres encendidos por la cacería. Al fin y al cabo la cacería es muerte decretada. Oficio de antiguos ritos en los cuales la fuerza siempre será desigual. Las aves no portan armas. V Como todo está predicho en la naturaleza, en la noche los lobos salen a tomar aire y si tienen hambre pueden comer cualquier cosa que esté a su disposición. El lobo sigue sus instintos y se mueve suavemente. Ya sabe dónde está la presa. La toma seguramente y la engulle. Satisface su necesidad primaria y la presa, tonta desprevenida, muere, como toda historia de la cadena alimenticia. ** Ingrid Chicote ingridchicote123@gmail.com Escritora venezolana (Caracas, 1965). Terapeuta en medicina tradicional china egresada de la Escuela Nei-Jing (http://www.nei-jing.com) y de la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve). Actualmente cursa estudios de pregrado en la carrera de Educación Integral en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR, http://www.unesr.edu.ve). Ha dictado talleres y cursos de literatura, filosofía y desarrollo de la creatividad en instituciones públicas y escolares, y ha sido ponente en diversos eventos culturales y educativos. Ha recibido diversos reconocimientos por sus aportes en la cultura, la educación, la literatura y el quehacer comunitario. Se ha desempeñado como redactora y jefa de Redacción del Diario La Antena (http://www.diariolaantena.com.ve). Textos suyos han sido publicados en El Periodiquito (http://www.elperiodiquito.com), El Clarín (http://www.elclarin.net.ve), El Siglo (http://www.elsiglo.com.ve), el periódico Universidad Concejista, de la UNESR, y otros medios. Ha publicado el poemario Piedras concentradas (Fondo Editorial Senderos Literarios, 1997). Actualmente se desempeña como docente de teatro en la Unidad Educativa Bella Vista en la parroquia del mismo nombre, en Cagua, Aragua. === Poemas Ana María Garrido ========================================= *** El oasis y el páramo ¿Dónde encontrar el eje de la vida si todo está cumplido? ¿En el agua? ¿En las rocas? ¿En la simiente grave? ¿En el secreto peso de la luz sobre tus párpados recién tatuados por la luna? No hay plegaria que exceda los límites de tus cuatro paredes temerosas que el insomnio tapiza con sus lágrimas, si no pones en ella el fuego perenne de la Gracia. Tres golpes en la puerta no significan que ha arribado el que esperas. La luz en tu ventana no es, necesariamente, el alba rumorosa ni un farol en la noche desvelada. Cada camino lleva consigo el triunfo y la derrota, el oasis y el páramo, tu voz y tus silencios en perpetua armonía. No permitas que el amor se consuma como el agua dolida de una acequia cuando arrecia el verano. No hay certeza más honda que el alma que te habita. *** Ella nocturna Ella exhibe sus alas detenida en la bruma, lujuriosa crisálida entre puertos de un mar exasperado que ignora las señales. Como un faro de espejos inconclusos, ella exhala su luz en la noche con ojivas de espuma. El agua es una pampa interminable que engulle los reflejos de la luna como peces incautos. Mariposa nocturna, ella camina sola por la playa que desnuda sus pétalos ocultos. Envueltos en la brisa, los fantasmas de viejos marineros rozan sus muslos húmedos, sus hombros, sus pestañas con codicia de nube. La sangre de la noche se puebla de preguntas. Ella cubre sus senos ambarinos con dedos de magnolia y corre hacia su casa vestida de salitre. Cierra puerta y ventanas con prudencia de alondra. La ciudad se desvela ahondada de susurros. El miedo con mil rostros le oprime la garganta. Inmóvil en su lecho, los relojes le prestan sus latidos, la luna, sus linternas de plata mortecina hasta que el viento exhausto de rugir en su puerta se echa a sus pies etéreos como un perro con sueño. *** El dolor que no emigra La soledad toma formas difusas, ingrávidas, anárquicas. Usurpa los sonidos remotos de esa música que viene de la infancia, del éxodo fragante del invierno que siempre duele más en la memoria. Quien parte no comprende la vulnerable piel de la distancia, la herrumbre silenciosa del corazón que espera sin celo ni codicia los ritos redimibles del amor, el dolor que no emigra, la certeza del llanto que muestra sus estrías su sed sus cicatrices en el sublime atrio de la luz. Hay un rumor lejano de lentas cacerías. Hay luces con sordina, acalladas, erráticas como pasos inermes en la noche de espejos infinitos, la memoria del fuego y su tácita sombra, su espéculo de niebla, su jubón de nostalgia. Entre los huesos yermos del sueño que se fuga, la tempestad oprime las pieles de la aurora con su espuma de ausencia. La luna tiene miedo de alumbrar cuando llueve. Los faroles se extinguen a ras del abandono. Y cuando la mañana ofusca las retinas de los parques, los perros de la noche que todavía husmean en las calles sin dueño lamen en las veredas los vestigios de muerte, los cúmulos de olvido, los terrones de llanto. *** Ella insomne Cuando ella regresa de los laberintos del insomnio a caballo del viento, y abre las puertas de su casa al alba, la luz del sol con su viejo mortero deshace las últimas sombras que la noche olvidó en los rincones. Con los párpados, la piel y los cabellos todavía tatuados por la luna, ella desliza sus pantuflas de lumbre por las veredas inmoladas al día. Abril le prueba al barrio las manufacturas del otoño e inaugura los recintos del frío. Ella entra al mercado vestida de tumulto, de cráter inconcluso, de culpa y resolana. La reciben las frutas y los panes con pulcritud de nube. En el parque, árboles sin memoria la ven cruzar sombría, arcaica, hospitalaria. Se muere de abandono ante la tarde con tentáculos de agua luminosa. Ella hunde sus pies en el estanque poblado de galaxias. Llega a su puerta en andas de los grillos ocultos en el aire. Luego, extiende sus alas de claustro hacia el poniente y en un vuelo de antorchas y alondras sin recato anida entre las ramas brumosas de los astros. *** Poema II Nutrirse de Girondo, de Rimbaud, de Cernuda. Izar la veleta del sol como si fuera una vela de navío. Sobre la mesa de la sala extender el papel de escarcha o de rocío y comenzar la vendimia de palabras en la crepitación de la conciencia. Hurgar entre las sombras noche arriba, hasta hallar el esqueleto del poema perfecto. Recubrirlo después con carne de gorrión y plumas de alabastro, ojos de jade y corazón de péndulo. Y cuando nada pase, cuando el día se trague hasta el último sueño, replegarse en la penumbra como un gato doméstico hasta que, en el ocaso, los duendes reconstruyan los sitios y las voces de los mundos secretos. *** Poema III Ojos de alhucema de vendimia de álamo en celo. Ojos de sinfonía planetaria. Ojos de ser de sol de sal de campo de exterminio. Ojos de felpa de solar de aguardiente. Ojos de aguamanil y de aguatero. Ojos de llovizna azul y de navío. Ojos de galaxia salobre de néctar de solsticio de espejo con sordina. Ojos de pluma de faisán. Ojos de istmo de archipiélago de azor de marejada. Ojos de pasacalle de linterna de aljibe. Ojos incrustados en la palma de mi mano para mirar la aurora cuando toco tu frente. *** La marcha de los días Si los pasos supieran que el camino se esfuma detrás del horizonte no habría persuasión para el olvido ni lámpara encendida en el desván del tiempo receloso. La noche no se nutre del viento y sus corolas, sus pétalos incautos, los erizados peces de su cielo infinito. No remontes tus voces como el velamen roto de tu fantasma errante, como buque perdido en las aguas voraces de tu miedo más hondo. La soledad condensa la bruma pesarosa de tus ojos salobres. Si la luz te redime ¿para qué delegar tus cicatrices, la faena de tus seres ocultos, la retina azarosa de tu música en las manos del mundo? Sólo el amor expía la marcha de los días. *** No todo es soledad No todo es soledad en la hierba desnuda si el viento testifica que el silencio no existe. Sólo un puñado de ecos arrumbados, la salmodia del humo entre la brisa cómplice y el rumor de los cascos de ilusorios caballos. No todo es armonía rota como un cristal agrietado en la lluvia. La esperanza es un puerto fugaz en el oleaje de todos los naufragios. No hay un solo refugio para quien se rebela contra el tiempo y sus armas. Resignada al olvido, la luz me reconcilia con lo eterno y lo efímero, con mis días y mis noches acuñados en la misma fragua portentosa que arrecia las tormentas y apacigua en el mar las grandes aguas. *** Las voces infinitas No perturbes el sueño con su avío, su siembra, sus dólmenes, sus dogmas, su fervor de verbena, de paraíso intacto, de arcilla, de arboleda. La inquietud no se fuga como el humo sumiso ni alimenta los pájaros que profanan el viento, el pan deliberado, las semillas amargas, los insectos, el fuego. El tiempo que es monarca, mendigo y alfarero fatiga con sus grillos el tedio de los puentes, la pulpa del ocaso, su secreto más hondo, la íntima memoria de lejanas batallas libradas contra el miedo. Es el dolor de ser, de perpetuarse en el leve linaje de la espiga, en el áureo retablo de los días y su bagaje de voces infinitas. ** Ana María Garrido popolvuh5@yahoo.com.ar Periodista, conductora de radio y poeta argentina (Buenos Aires, 1955). Comenzó en el periodismo escrito en 1977 y en radio en 2000. Conduce desde José León Suárez, Provincia de Buenos Aires, un programa dedicado a difundir música del mundo y poesía. === Angustias Natalia Ríos Subiría =================================== Un nuevo día en el Angustias; esa caja de madera en el medio de la nada. El techo de la cabina se encuentra tan cerca del camarote que parece el interior de un ataúd. Juan Pablo abrió los ojos y por un instante se creyó muerto. Después recordó que así era su vida, que así lo había pensado ayer, anteayer, el día anterior a ese e inclusive la semana anterior a ese día. Tocó con sus manos el techo de cedro y trató de estirar sus extremidades. Volvió su torso boca abajo y bajó por la escalerilla del costado del camarote. Llevaba puestos unos pantalones de buzo y una chompa de franela que al parecer habían pasado a ser su pijama. Se dirigió al baño, se sacó la chompa y con su cara de aún dormido se miró al espejo. Abrió el caño, el agua estaba fría. El filtro estaba malogrado, de nuevo salían pequeños puntos amarillos y verdes del agua. Cerró el caño y con la misma cara de dormido se puso la chompa nuevamente. Tenía frío y por eso regresó al camarote por algo que lo pudiese abrigar. Encontró un par de medias y un sobretodo roído. Se los puso encima y fue a la cocina. Sacó del refrigerador una caja de leche, dos manzanas y un poco de mermelada. Agarró un pan de la canasta, lo mordió y sorbió mermelada del frasco. En un vaso vertió leche y se la tomó en unos pocos segundos. Guardó la caja de leche en el refrigerador y se fue a la cabina de control. Todo parecía normal, como hace ya unos cuantos meses. Nada había pasado en la base 226A desde que hubo una pequeña tormenta a causa de una gastritis. Terminó con el pan y se fue a lavar las manos. Recordó que el filtro seguía averiado. “Ya lo repararé”, pensó. Al mirar por la puerta del camarote observó aquel baúl de madera que le había pertenecido a su madre. Hacía ya tiempo que no sabía nada de ella ni de su padre. Probablemente habían muerto. “Así es la vida”, volvió a pensar. Un ligero movimiento del piso hizo que la tinta de su pluma salpicara en el papel de su próximo relato. Era la última hoja de papel que le quedaba. No tener con qué escribir sus relatos le parecía más fatal que no lavarse o no tener agua. Los suministros se habían retrasado y los víveres eran pocos. Mensualmente llegaban a la base 226A dos cajas, una con víveres y otra con hojas de papel y tinta para pluma. El intento frustrado de relato iba a ser el número cuatrocientos y merecía una celebración. Agarró el papel manchado, sacó un fósforo y quemó el papel. Mientras las cenizas se esparcían por el viejo escritorio de madera, Juan Pablo volvió a pensar en sus padres. El vago recuerdo de su mente revoloteaba en su cabeza y se iba apagando poco a poco. La llama del papel se hacía cada vez más grande y sin darse cuenta se quemó un poco la uña del dedo índice. Dio un soplido y las cenizas que colgaban del papel quemado volaron por el aire. Botó los sobrantes al tacho y se dirigió de nuevo a la cabina de control. No pasaba nada. Las horas pasaron más rápido que otros días. Había llegado la hora de acostarse, las nueve y media de la noche. No hubo necesidad de cambiarse de ropa, ya que seguía con el pijama puesto. Subió la escalerilla al costado del camarote y se metió dentro de la cama. Se quedó pensando y mirando el techo un rato, mientras que su cerebro se desconectaba lentamente de la realidad. Sus ojos empezaron a pesarle y su cuerpo se relajaba. De vez en vez abría los ojos como si algo lo hubiera despertado, pero luego se volvía a dormir. Había un ligero movimiento en el barco esa noche y Juan Pablo se sentía un poco inseguro, a pesar de haber sentido lo mismo muchas veces anteriormente. Finalmente, logró quedarse dormido. A la mañana siguiente despertó con ese mismo sentimiento de inseguridad y nerviosismo de la noche anterior. Sus manos estaban sudadas y con los puños cerrados, como si hubiera tenido pesadillas, aunque no recordaba lo que había soñado. Repitió la misma rutina del día anterior; la misma rutina de todos los días. Bajó la escalerilla de cedro, recordó la avería del filtro y fue directo a la cocina por un pedazo de pan y mermelada. La leche se había acabado. Entró a la cabina de control y las lunas estaban empañadas; una ligera película amarilla las cubría. Agarró un polo viejo y las limpió. El paisaje no era placentero en lo absoluto: paredes rosadas y acolchadas y agua amarillenta con algunas pequeñas manchas verdes. Angustias se movía suavemente al compás de las respiraciones de la base 226A. Juan Pablo se encontraba un poco nervioso, aún no sabía por qué. Sus manos sudaban y se le hacía dificultoso agarrar el timón. Tomó una gran bocanada de aire y la expulsó lentamente de su cuerpo hasta relajarse un poco. Una vez relajado, apoyó su espalda sobre el timón intentando encontrar una placentera vista en lo que aparecía al otro lado de la ventana. Se encontraba observando una pequeña mancha en el agua cuando vio que una burbuja afloraba. Se acercó un poco y vio unas cuantas burbujas más que emergían del estómago. Pensó “esto no puede estar bien” cuando una explosión se oyó en el barco. Una burbuja había explotado justo debajo de la nave, felizmente no pasó nada. Trató de comunicarse con la base de control, pero la señal se había caído. Las explosiones eran cada vez más, las burbujas cada vez más grandes. El nivel del agua comenzaba a subir, y con él, el Angustias. El barco se tambaleaba y en un momento casi se voltea. Juan Pablo se levantó del suelo y agarró el timón. Había dejado de creer en la base de control; en ese episodio eran sólo él y el Angustias. Los ruidos y los gases eran cada vez más fuertes, y desde adentro se podían escuchar los gritos de dolor del habitante 226A. De pronto, empezaron las arcadas. El barco se movía bruscamente mientras el agua seguía subiendo. Intentó hasta lo imposible por salvarse, por salvar su barco, su vida; mas la indigestión era terrible y las náuseas tan insoportables que no quedó otra que vomitarlo. Al jalar la palanca del inodoro, el barco se introdujo en un remolino tan fuerte que Juan Pablo no pudo aguantar. Su sueño, su vida, su todo, el Angustias, nada. Este cuento obtuvo el primer lugar en la categoría Cuento del Spring Arts Festival del Colegio Trener, y el segundo lugar en el IX Concurso de Cuento Infantil y Juvenil “Pluma, Santiago de Surco” (2005). ** Natalia Ríos Subiría nataliariossubiria@yahoo.com Escritora peruana (Lima, 1988). Estudia el último año de lingüística y literatura en la Pontifica Universidad Católica del Perú (PUCP, http://www.pucp.edu.pe), con especialidad en literatura hispánica. === Night-wanderer’s Plea Mark Murphy ================================ === Traducción al español: María Eugenia Sáez ============================= === (http://www.letralia.com/firmas/saezmariaeugenia.htm) ================= for Ernesto Cardenal Brother, a prayer, if you will, in the encroaching dark for the lady of the night who shares my meal of onion and tomatoes and never finishes it, perhaps out of politeness, though her stomach has shrunk to the size of a walnut. Tell me the right words to say to take away the pain that demolishes self and leaves only longing? In what century do we disparage a girl for being poor while the baron and the banker dine at the gala luncheon with the business man and policy maker? In what century do we praise the millionaire, whilst the mother in exile, only moments away begs for pennies on the subway train with her daughter? Ernesto, you who have always been of the people, a kindness for the pole dancer in your night rosary who lost her only son and shares my lonely room in times of poverty. You who have cared for so many, a hope for the cam-girl who I courted every night throughout April, seeking not a union of the body, but a refuge from the weight of compassion. A blessing, then, for all our sisters, still innocent but much used, born to servitude and self-doubt, forced to endure the endless nights of the flesh whilst the pimp and the thief make merry. These are the travesties we live by – old friend, a plea for all the poor, before the night swallows us all in darkness. *** Oración del deambulador nocturno para Ernesto Cardenal Hermano, concédeme una oración en la oscuridad usurpadora para la dama de la noche que comparte mi ración de cebollas y tomates y nunca la termina, quizá por ser tan gentil, quizá por tener el estómago encogido al tamaño de una nuez. Dime qué palabras le digo para ahuyentar el dolor que demuele el ser y deja sólo añoranza. ¿Qué siglo el nuestro que desprecia a una joven por ser pobre, mientras banqueros y nobles cenan juntos en el club y el político comparte su banquete? ¿Qué siglo el nuestro que alaba a los millonarios, mientras a unos pocos pasos la pobre madre exilada ruega por unos centavos entre la vía del tren y la mano de su hija? Ernesto, siempre fuiste de los nuestros, ten bondad con ella, bailarina desnuda, cuando digas tu rosario nocturno, pues perdió a su hijo y sólo le queda mi cuarto solitario en el tiempo de pobreza. Tú que a tantos has cuidado, dale ánimo a la de las fotos, a la que acompaño a casa desde abril, no porque me dé su cuerpo, sino para darle amparo y descargarla de lástimas. Una bendición te pido para todas las hermanas nuestras, aún inocentes pero usadas, nacidas para servir y para dudar de sí, forzadas a soportar la noche sin fin de la carne mientras el padrote y el ladrón festejan. Es la farsa que vivimos —viejo amigo, te pedimos una oración por el pobre, porque todos nos hundimos y nos devora la noche. ** Mark Murphy marcomurcadagh@hotmail.com Escritor estadounidense (1969). Tiene estudios universitarios en filosofía y poesía. Textos suyos han sido publicados en Poetry New Zealand (http://www.poetrynz.net), Quarterly Literary Review Singapore (http://www.qlrs.com/default.asp), Apollo’s Lyre (http://apollos-lyre.tripod.com; Canadá), Poetry Scotland (http://www.poetryscotland.co.uk), The Warwick Review (http://bit.ly/aH5x2q; Gran Bretaña), Istanbul Literature Review (http://www.ilrmagazine.net; Turquía), Contemporary Literary Horizons (Rumania), The Paris Atlantic Journal (Francia), The American Dissident (http://www.theamericandissident.org; EUA), The Tampa Review (http://tampareview.ut.edu; EUA), Left Curve (http://www.leftcurve.org; EUA), Poetry Review (EUA) y The Stinging Fly (http://www.stingingfly.org; Irlanda), así como en la web deaddrunkdublin (http://www.deaddrunkdublin.com). === Tres microrrelatos Daniel Sánchez Bonet ========================== *** Cupido, inventor del limpiaparabrisas Acababa de cerrar la puerta. Aquella de madera que carcomía sus lados. El portazo anunciaba que las cosas no iban bien. Mi concentración se mojó con el contacto del agua que bajaba desde arriba. Las gotas resbalan a través de mi cuerpo: llovía copiosamente. Por mi cabeza sólo caminaba una idea: dejar a Lucía, pero no lo tenía del todo claro. Dudaba, siempre dudaba: decírselo ahora o callar para siempre. Yo la quería: me afirmaba a mí mismo con la cabeza. Mientras, por la calzada circulaban bajo la lluvia intensa coches, muchos coches. Todos siguiendo el mismo criterio. Todos dirigidos por el veredicto de sus limpiaparabrisas: aquellos que se movían de izquierda a derecha. Un movimiento obsesivo que negaba, que me animaba a renunciar a mis pretensiones de dejarla. Los coches insistían en su empeño. No vacilaban. Se mostraban imperativos. Eran muchos. Eran como un no lo hagas persistente. Las dudas ante tal insistencia me obligaron a replantearme las cosas. La decisión estaba tomada: abandoné. Cerré los ojos y di media vuelta. Caminaba con las manos abrigadas en los bolsillos y con paso indeciso. Antes de abrir la puerta regalé unos segundos a la reflexión: —Cupido: inventor del limpiaparabrisas —pensé en un acto de lucidez mientras esbozaba una sonrisa contenida. Lucía seguía siendo mi novia. *** Violencia de género Va a ser el día más especial de tu vida, me dijo mi madre mientras daba los últimos retoques a la cola de mi vestido. Tuvo toda la razón del mundo... aunque a la pobre mujer se le olvidó avisarme de que papá solía llegar tarde a casa y de que, a veces, también le pegaba. *** Seres desconocidos A Lucía le costó algunos años entender que tanto el amor como la amistad se construían con el tiempo y que, por tanto, era imposible que nacieran así de repente, como lo pudiera hacer, por ejemplo, una flor. Por ello, finalmente se resignó a aceptar que los flechazos eran simples invenciones válidas para ambos casos y que, del mismo modo, tampoco existirían entonces, ni las almas gemelas, ni menos aun, eso de las medias naranjas. Sin embargo, aquella tarde todo cambió, sobre todo para Lucía, después de que un chico desconocido le salvara la vida en un cruce de carreteras. ** Daniel Sánchez Bonet saviodani@hotmail.com Escritor y periodista español (Castellón, 1982). === Poemas Andrés Fernando Royer Lora ================================ *** Así Verte así en los tacones de París encarnada de neón con dos llamas rojas en el pecho qué algarabía decir que no hay poesía en un par de pechos desnudos con un billete en la cintura y dos soles rojos perforando un vientre inalcanzable con los bolsillos rotos *** Agita las sábanas No necesito del fuego para existir tampoco de un relámpago que estremezca mi cuerpo y mucho menos un temblor para sacudir mis manos mis nervios me bastarán unos ojos claros una piel dulce como escama de estrella y unos labios temerarios que despierten y me despierten para arrimarme un centímetro a la noche a ese deseo fluvial aquella brisa del insomnio que agita las sábanas que viaja entre los cuerpos *** Los otros Ni náufragos ni muy secos ni harapientos ni muertos de hambre pero la verdad es que estamos tan solos que toda compañía nos resulta buena y marchitamos *** Poesía Abro poema El rey herido de muerte arroja a sus pies la corona de la reina moja con sangre las cartas del Califa y esconde en la zanja el verbo de su tierra Este tiempo es mío —dice— lo que sobre es del poeta Cierro poema ** Andrés Fernando Royer Lora dazger_warrior@hotmail.com Escritor venezolano (Maracay, 1989). Estudiante de comunicación social en la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA, http://www.uba.edu.ve). Mantiene un blog literario en http://diariosdeesquina.blogspot.com. === Irredentus Ernesto Fernando Iancilevich ========================== “Y bajarás para conocer la oscuridad de la luz” Evangelio de Satán, Abominación, f. 1, v. 1-2. Sé de la existencia de un libro escrito por un hereje cuyo nombre no ha podido eclipsar la hoguera. Ese libro no es una quimera, como piensan muchos bibliófilos; el terror que guardan sus páginas es real, y nada fantástico hay en él. No importan los siglos, las intrigas y las persecuciones, Atanor de Bárcena reposa en un lugar secreto de la Biblioteca Áurea de la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe, en Roma. Cerrado y en silencio, el Irredentus narra la caída de los ángeles. Si alguien lo abriera y descifrara los símbolos ocultos en cada una de sus palabras, escucharía el sonido mismo de todas las desolaciones. Algunos creen que es una voz agria, y yo aseguro que es tan terrible como el llanto de un niño pequeño alejado de su madre. La orfandad de su dolor resume todo el sufrimiento del mundo. Su abominación callada e inaudita sólo espera una voz humana que la pronuncie. Llegué a las 3 de una madrugada lluviosa y fría de enero, y en menos de treinta minutos estaba en una austera aunque confortable habitación del hotel Della Carcova. La emoción le imprimió fuerzas a mi voluntad, y, a pesar del cansancio del viaje, me puse a trabajar de inmediato: no había tiempo que perder si quería llegar a la audiencia con mis notas completas. Aquella noche tuvo algo de atemporal, como si el misterio hubiera aplazado secretamente toda instancia racional. De un modo inexplicable, todas las invisibles noches cabían en la bruma templada de ese cuarto. Monseñor Arcángeles me recibió en el amplio salón de lectura. No pude menos que reparar en el exquisito mobiliario inglés que contrastaba con la fisonomía latina del obispo. Apenas escuché sus palabras breves y estudiadamente amables, supe que era de Castilla. Nos sentamos frente al hogar encendido, y el rojo de las llamas creaba, por momentos, la rara sensación de un baile desenfrenado. Sin perder de vista el respeto que le debía, me atreví a comentar que, de no saber que estaba en la casa de un hombre de Dios, hubiera sospechado que esas figuras desatadas por la brillantez del fuego no eran sino demonios en el frenesí de una orgía. El prelado me miró fijamente y sonrió sin decir palabra. Alguien hubiera imaginado un gesto de curioso asentimiento. Después de una reunión que duró cerca de dos horas, y en la que expuse mis puntos de vista sobre el contenido de la última de las revelaciones de Fátima, me dirigí a una taberna que distaba unos doscientos metros de aquel palacio romano. Ubicado en el rincón más alejado, me dediqué a estudiar el singular ambiente: parroquianos de rostros amplios y ademanes ampulosos parecían estar sumidos en conversaciones pletóricas, festivas, húmedas de vino generoso y anécdotas veniales. Del conjunto homogéneo y macizo destacaba la presencia etérea de una mujer que no sobrepasaría los treinta años, y cuyos delicados rasgos le daban una apariencia casi mística, que contrastaba con el estilo rústico de sus acompañantes. Supe que volvería a verla. De regreso al hotel, me dispuse a leer el manuscrito que monseñor Arcángeles me había encomendado fervorosamente. Al abrir la carpeta que lo contenía, percibí que el texto estaba escrito en latín no eclesiástico, sino imperial. El título, llamativo y provocador, era muy diferente al que pudiera esperarse de la pluma de un obispo: El éxtasis de los ángeles caídos. Por la mañana, estaba en la biblioteca leyendo aquel extraño manuscrito sin poder descifrar unos versos, al parecer, en algún dialecto que me era desconocido. Fue entonces que decidí consultar al Jefe de Bibliotecarios de la Biblioteca Teológica, mi amigo Ítalo Musso. —Vea usted, ese dialecto fue usado por una secta del siglo I, que se apartó del cristianismo —comenzó a explicarme, cuando ingresó imprevistamente el secretario del Prefecto Cardenalicio, el presbítero Oswald Harcliff, con una importante noticia. —Monseñor Arcángeles está gravemente enfermo, delira e invoca su nombre por algún motivo que ignoramos. Debe usted venir conmigo de inmediato, licenciado —dijo con voz visiblemente preocupada. En veinte minutos, estábamos en la mansión del obispo el doctor Musso, el secretario Harcliff y yo. El médico se retiraba en esos precisos momentos, y el ayudante de cámara nos condujo al oratorio. Ante nuestra presencia, el corpulento prelado se alzó de su banqueta y se aproximó a nosotros con paso decidido y, hasta diría, violento. —Anoche le vi a usted en peligro de muerte —sentenció, mirándome a los ojos con un brillo en su semblante que delataba una severa perturbación nerviosa. Acto seguido, me tomó con fuerza la mano izquierda y me arrastró a la capillita contigua, donde pude ver la más espantosa escena de depravado sacrilegio. Sobre la mesa del altar, un cerdo degollado tenía un crucifijo clavado en su cabeza. Sobre el frontispicio, por encima de la imagen del Altísimo, alguien había escrito con sangre (acaso del mismo animal) unas palabras sucias y atroces que no me animo a repetir. Traté de calmar al obispo, que no cesaba de imprecar frenéticamente, como si hubiera caído en un trance histérico, pero él aferraba mi mano con una fuerza descomunal. Por un momento, no supe si el miedo que me inspiraba ese hombre enloquecido podía superar al que me despertaba aquella profanación vil y canallesca. Monseñor Arcángeles sujetaba con tal ímpetu mi mano que temí que fuera capaz de arrancármela. Presa de un dolor inaguantable y viendo que mi temor no era del todo infundado, atiné, en mi desesperación, a darle una patada en la ingle. Entonces, ya libre de su yugo, corrí hacia la salida. Antes de dar la espalda al obispo y sus dos acompañantes, creí ver algo parecido a una luz púrpura desdoblada en tres gigantescas figuras de una belleza tan atractiva como aterradora. Esa luz los envolvía como si fuera su proyección astral. Corrí lo más rápido que pude, atravesé el espeso jardín orlado por gárgolas y ángeles, y, antes de franquear la pesada puerta de bronce macizo, no pude evitar ver la silueta de aquella mujer de la taberna. No sé si porque la luz de la luna iluminaba su cara o porque mi aguzada intuición me hacía ver más realidad, lo cierto es que ella sonreía, con una expresión de siniestro deleite. Por un segundo, pude ver sus ojos de un azul ultramarino, sobrecogedoramente no humanos. De regreso en el hotel, volví insensatamente una y otra vez sobre el manuscrito. Leí en voz alta (como todo el mundo antiguo y medieval lo había hecho) con la pretensión de comprender el espíritu de la letra, el sentido oculto en esos signos visibles. Entonces, supe. Como si la luz de un rayo hubiera perforado mi entrecejo, supe. Inmediatamente, la imagen de la profanación se cruzó por mi mente. Lo que sigue es historia conocida porque ha salido publicada en todos los periódicos: el nuevo Papa ha designado a Monseñor Salvador Arcángeles como el nuevo Prefecto de la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe, al doctor Ítalo Musso como Bibliotecario Regente de la Biblioteca Áurea y al R.P. Oswald Harcliff al frente de la Secretaría de Estado en Información y Comunicación. Nada tengo que hacer en esta ciudad, que es Roma y, a su vez, el mundo. He cumplido mi ominosa e involuntaria tarea: he dado mi voz a lo inaudito. Sé, en mi pavor, que el manuscrito y el libro secreto son una sola cosa. Hacía falta una voz para que la abominación despertara. Como un nuevo Judas, he entregado a la humanidad a su indeclinable Adversidad. Ahora, la muerte no es un peligro para mí, sino una inminente decisión. Tomo el arma, miro el indescriptible vuelo de los pájaros (en el cielo, hay ángeles) y, sin esperanza, me encomiendo a la piedad del olvido. (Este cuento recibió el 2º premio en el concurso “Mundos en tinieblas”, organizado por Ediciones Galmort). ** Ernesto Fernando Iancilevich ernestoiancilevich@yahoo.com.ar Poeta y ensayista argentino nacido en Buenos Aires en la década de 1950. Licenciado en bibliotecología y documentación por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde cursó estudios avanzados de filosofía. Estudió arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la misma universidad. Coordinó durante diez años el Taller de Creatividad Literaria Aletheia. Integra el equipo editor de la revista literaria Palabras Diversas (http://www.palabrasdiversas.com), editada en España. Colaborador de prestigiosas publicaciones nacionales e internacionales en los campos del pensamiento y la creación. Ha recibido el 1r. Premio de Poesía de la Fundación El Libro-Edenor (1996), el 1r. Premio de Poesía de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Avellaneda (1999), el 1r. Premio de Poesía del Encuentro de Escritores de Avellaneda-SADE filial Sur (2001-02), y el 1r. Premio de Poesía de la Universidad Nacional de Córdoba (2005), entre otros. Publicó Primeros poemas: antología de poetas argentinos noveles (Buenos Aires: Fundación El Libro, 1996). === Dos poemas Eliana Segura Vega ==================================== *** Renacer para morir Para apretar tus manos y acariciar tu cuerpo; buscaré caminos Cortaré las sierpes. Saltaré los muros Y aunque nunca llegue al maravilloso éxtasis estarás conmigo; estaré contigo y ambos sentiremos que nos hemos confundido Yo dormida en tus brazos fuertes tus labios en mi piel saciados viviendo el fluido de mis venas en quietud silente como apacible río que se entrega al océano bravío y allí muere como yo; Mi sangre... en cualquier ocaso quedará inerte cuando el sol se apague en el blanco-azul del oleaje de este mar y de esta tierra testigos-cómplices de algo tan hermoso que aún no tiene nombre llamémosle “renacer para morir...” en un teclado, en una cuerda, en un sonido que creará tu fantasía cuando el recuerdo de mi verso te penetre no sólo la epidermis sino el alma *** Un día Cuando la geografía imponga larga ausencia y mi pupila no pueda reflejarse en la complicidad de tu mirada ni tus manos en agenda clandestina me estremezcan Ni mi piel sienta la caricia abrasadora; iré a lugares nuestros a revivir nostalgias imaginando que permanezco laminada a tu pecho como una enredadera que se desliza en todos los recodos con el ardiente riego de la pasión inédita Nunca entenderás que avasallaste el virginal refugio de mis horas y contigo supe lo que no sabía porque eres savia nueva una lección no inserta en el libro de mi vida (Hoy detengo lágrimas para oír tu despedida En esta larga ausencia tal vez haya un retorno y me encuentres viva) ** Eliana Segura Vega ecsv@terra.cl Escritora chilena, docente, periodista y locutora. Pertenece al Grupo Literario El Encuentro en la Sociedad de Escritores de Chile. Ha publicado en diarios y revistas de circulación regional y nacional. Escribe poesía, cuento y teatro infantil. Su poesía figura en Revista Safo (Santiago), revista Poetas de Cauquenes (Cauquenes), Revista de Educación del Centro de Perfeccionamiento Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (Santiago) y revista Umbrales del Colegio de Profesores (Cauquenes), así como en las antologías Mujeres frente al mar, Tardes poéticas, Artesanía poética y Escritores normalistas chilenos (edición de la Universidad de la República). |||||||||||||||||||||||||||||| EL BUZÓN ||||||||||||||||||||||||||||| === Buscando a Amalia Salas Ensignia ====================================== 24 de abril de 2010 Buen día: Me encuentro realizando una investigación sobre la poetisa Amalia Salas Ensignia. Toda su obra fue dedicada a los niños. Existirían antecedentes de gente que la conoció en Chile, y hay datos que apuntan a que sus poemas infantiles estarían en silabarios escolares de Costa Rica, Honduras y/o Puerto Rico. ¿Podría alguien informarme la veracidad de esta información? Me permito adjuntar la página web en curso de realización de la poetisa: http://www.amaliasalase.canablog.com. De antemano muchas gracias, Héctor Hernández Rubilar hector_hernandez_r@hotmail.com http://www.hernandezrubilar.canalblog.com Francia ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Saben ustedes lo que es la escritura. Es la pintura del pensamiento”. Arturo Uslar Pietri, La isla de Róbinson (1981). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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