~~~~~~~~~~~~~~~ Año XV Cagua, Venezuela Nº 248 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 7 de marzo de 2011 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Congreso pospuesto. / Necronomicón 21. / Borrachos | Breves literarios. / Aprendiendo con Laura. / Ortografía en | Dominicana. / Fotos nocturnas. / Lectura aventurera. / | Talleres en Cochabamba. / Ars Poética. | | Fallece en Caracas la escritora venezolana Delia | Noticias Rengifo. / Murió el poeta español Joan Colomines. / | México concede su Medalla 1808 al escritor uruguayo | Eduardo Galeano. / Grave el poeta Gonzalo Rojas tras | accidente cerebrovascular. / El escritor argentino David | Viñas se recupera tras hospitalización. / Un robo | provoca el cierre hasta mayo de la Biblioteca Nacional | del Perú. / Muere a los cien años el escritor mexicano | Ruffo Castro Vidal. / Falleció el escritor y periodista | tinerfeño Ezequiel Pérez Plasencia. / La escritora | chilena Isidora Aguirre muere a los 92 años. / Editores | mexicanos recomiendan marco jurídico para el libro | digital. / Fallece a los 80 años Eneas Perdomo, | compositor de “Fiesta en Elorza”. / Fundación Dalí crea | colección sobre el derecho en el arte. / Publican un | poemario hasta ahora inédito de Juan Ramón Jiménez. / | Murió el escritor y dibujante chileno Luis Merino Reyes. | / Venezuela crea el Sistema Nacional de las Culturales | Populares. / Polémica por participación de Vargas Llosa | en la Feria de Buenos Aires. / “Desastre para el | público” cancelación del Año de México en Francia. / | Colectivo 2 Punto 8 toma espacios de Roberto Mata Taller | de Fotografía. / Jorge Luis Borges será recordado en la | XXVI Feria del Libro de Cádiz. / Guadalajara escoge un | libro de Arreola para su maratón anual de lectura. / Un | italiano admite autoría de falso perfil de Vargas Llosa | en Facebook. / Crean la “Irreal Academia del Esperpento” | en honor a Valle-Inclán. / Escritoras mexicanas | transgresoras reunidas en Óyeme con los ojos. / | Encuentran dibujos inéditos y fotografías de Miguel de | Unamuno. / Inaugurada en Cuba una cátedra en homenaje al | escritor Guillermo Vidal. / Córdoba aprobó presupuesto | para octava edición de Cosmopoética. / Publican | adaptación para niños de El camino, de Miguel Delibes. / | Mondadori lanza una colección dedicada a Enrique | Vila-Matas. / Publican una antología de cuentos en | homenaje a Hiroshima y Nagasaki. / Actuación de Vargas | Llosa en México recibe ovación. / Exponen en Chile | fotografías de Koen Wessing sobre el golpe de 1973. / | Perú recibe al mundo del cómic en el festival Lima | Comics 2011. / Venezuela se apresta a celebrar su | séptima Feria del Libro, Filven. / Creación y crítica | serán temas de un taller en La Rioja. / Un congreso | analizará en Venezuela la pluralidad discursiva de | América. / Posponen entrega del Premio Cervantes a Ana | María Matute. / Feria del Libro de Bogotá tendrá a | Ecuador como invitado de honor. / El Chubut celebra | Ferias del Libro. | | Anatomía de la edición. / 1ª Feria Internacional del | Literatura Libro Virtual. / Movimiento Rever. / Netwriters. / Red | en Internet de Universidades Lectoras. / México es Cultura. | | “Kapuscinski non fiction, de Artur Domoslawski. El culto | Artículos y por la montaña”, Edyta Stêpczak. / “El sueño del celta”, | reportajes Lilia Boscán de Lombardi. / “Tras las huellas de | Fernando Pessoa”, Víctor Montoya. / “El camino, de | Miguel Delibes”, Javier Úbeda Ibáñez. / “Samuel Beckett, | acotado”, Efi Cubero. / “Todo nada, de Brenda Lozano”, | Rolando Ramiro Vázquez Mendoza. / “Poseía (2005-2010): | la fascinación por el vacío”, Sophie Canal. / “El | artista y el fracaso”, Martín Corredoira. / “El | Verdinegro”, José Ruiz Guirado. | | “Las Gringadas de Juan Fernando Hincapié”, Andrés | Entrevistas Mauricio Muñoz. / José Gobello, presidente de la | Academia Porteña del Lunfardo: “El lunfardo es menos | hijo de la cárcel que de la inmigración”, entrevista por | María Alejandra Crespín Argañaraz. | | “Emily Dickinson”, María Candel de Puerta. / “Los | Sala de ensayo tauras”, Jorge Rivadeneyra A. | | Poemas de Miguel Alejo Spivacow. / “El huracán del | Letras olvido”, Ramón Elías Pérez. / Poemas de Patricio | Sarmiento Reinoso. / “Por cuenta propia”, José Rafael | Simón. / Poemas de Marco Aurelio Ángel-Lara. / “Diálogo | de tigres”, Lilian Elphick Latorre. / Poemas de Carmen | Elena Pérez. / “Ulrica Martínez”, Luis Alberto Rojas. / | “Secretos del Fénix” (extractos), Saturnino Valladares. | / “Carola”, Eva María Marabotto. / Poemas de René Dayre | Abella. / Dos relatos de Felicidad Batista Fariña. / | Poemas de Sandra Cornejo. / “Miserere mei”, Gaby Solano. | / Dos poemas de Belín López. / “Uno, dos, tres y | cuatro”, Alexánder La Rosa. | | “Leer a la orilla del cielo”, Laura Antillano | El regreso (compiladora). / “Nadie diga que es mentira”, Saúl | del caracol Hurtado Heras. / “Premio Internacional de Poesía ‘Simón | Bolívar, el Libertador’ ”, Luigi Muccitelli | (compilador). | | Mempo Giardinelli. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Congreso pospuesto. El 11º Congreso Nacional de Historia Regional y Local, evento cuya celebración estaba programada del 4 al 7 de mayo en La Asunción, Nueva Esparta, en la isla venezolana de Margarita, fue pospuesto hasta el segundo semestre de 2011, y será trasladado a tierra firme para facilitar el acceso de los participantes de todas las regiones de Venezuela. Así fue informado mediante un comunicado emitido en febrero pasado. Esta decisión de sus organizadores —el Centro Nacional de la Historia y el Archivo General de la Nación— obedece a motivos de logística y pretende garantizar el éxito del congreso. La información relacionada con los nuevos parámetros del evento será difundida próximamente a través de su página oficial. http://www.11congreso.cnh.gob.ve Necronomicón 21. Una heroína infantil a un paso de la transformación, un ladrón demasiado codicioso y una enorme corporación amoral que aprovecha las ventajas del equilibrio ecológico son los temas en torno a los cuales discurren los relatos “El deseo”, de Hernán Domínguez Nimo; “El ladrón”, de Joseín Moros, y “El primer altar de Menuken”, de Néstor Darío Figueiras, incluidos en la más reciente edición —la número 21— de la revista venezolana Necronomicón, dedicada a la ciencia ficción, la fantasía y el terror. Las ilustraciones de este número son de William Trabacilo, Joseín Moros y Juan Raffo —la que encabeza esta nota. Editada por el escritor venezolano Jorge L. De Abreu (http://www.letralia.com/firmas/deabreujorge.htm) y auspiciada por Ubik, Asociación Venezolana de Ciencia Ficción y Fantasía (http://www.avcff.org/ubik.htm), Necronomicón publica relatos de hasta mil palabras. Los interesados pueden enviar sus cuentos a la dirección electrónica necronomicon@avcff.org. http://necronomicon.avcff.org/necronomicon/necro21/necro21.htm Borrachos literarios. El Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero y el Aula de Cinema de la Universitat de València (UV) han organizado el ciclo cinematográfico “Alcoholismo y creación literaria”, que se inició el pasado jueves 3 de marzo con la película Días sin huella (The lost weekend, Billy Wilder, EUA, 1945), y continúa este jueves 10 con Días sin vida (Beloved infidel, Henry King, EUA, 1959), cerrando el ciclo el jueves 31 con Barfly (Barbet Schroeder, EUA, 1987). Las proyecciones, que tendrán lugar a las 18 horas en la Sala de Conferencias del Palacio de Cerveró, serán en versión original con subtítulos en castellano. Cada sesión contará con una presentación previa a la película y un coloquio posterior en el que podrá participar el público asistente. El ciclo ha sido coordinado por José Antonio Díaz Rojo, director del Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero, y por el Aula de Cinema de la Universitat de València. Los responsables de la actividad destacan que el alcoholismo es una enfermedad muy representada en el cine, así como el proceso de creación artística. En este caso, el ciclo se centra en el tópico del escritor borracho para adentrarse en el fenómeno creativo y la fina frontera entre la bebida como ayuda y la bebida como problema. http://www.ihmc.uv-csic.es/peliculas.php Aprendiendo con Laura. La poeta, narradora y dramaturga argentina Laura Massolo (Buenos Aires, 1954), ganadora del Premio Internacional Juan Rulfo, dictará a partir de este 9 de marzo un taller de poesía y tres de narrativa en Turdera, Buenos Aires. El taller de poesía se iniciará el miércoles 9 a las 18:30. El primer taller de narrativa se iniciará ese mismo día a las 20:30. Los otros dos se iniciarán el jueves 10 a las 17:30 y 19:30. Para los que se inician, la primera clase será gratuita. Los interesados pueden llamar a los números 4293-1872 o 15-5888-8342 o escribir a lauramassolo@yahoo.com.ar o a laura.massolo@gmail.com. Massolo es autora de tres libros de cuento, tres de poesía y el libro práctico Armar un cuento, además de varias publicaciones en España, México, Francia, Austria y Brasil. Además del Premio Rulfo, ha obtenido el Premio “Miguel de Unamuno” de Salamanca, el Premio de la Radio Nacional de España en Cuenca y el Premio Villa de Iniesta, entre otros. Coordina talleres literarios desde 1990, dicta cursos y seminarios sobre narrativa y participa como jurado en concursos literarios nacionales e internacionales http://lauramassolo.blogspot.com Ortografía en Dominicana. La Academia Dominicana de la Lengua y Editorial Planeta presentarán este jueves 10 de marzo en República Dominicana la nueva Ortografía de la Lengua Española, en un acto que se efectuará a partir de las cinco de la tarde en la sede de la institución en Santo Domingo (calle Mercedes, Nº 204, Ciudad Colonial). La actividad contará con la participación, en representación de Planeta, del señor Eugenio Roca; y por la Academia, de los académicos Ramón E. Reyes, don Federico Henríquez Gratereaux y el director de esta corporación, doctor Bruno Rosario Candelier. La nueva obra ortográfica es una publicación de la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), que sustituye a la anteriormente vigente, de 1999. El diseño y realización de la misma fue coordinada por el académico español don Salvador Gutiérrez Ordóñez. Su redacción se encargó al Departamento de Español al Día de la RAE, y en la misma han participado, acorde con su política lingüística panhispánica, las veintidós academias que integran la Asale. http://www.academia.org.do Fotos nocturnas. El Proyecto Ciudad Compartida y Fundafoto Monagas ofrecerán, del 18 al 20 de marzo, un Taller de Fotografía Nocturna en la zona indígena de San Isidro, comunidad Chaima de Caripe en el estado venezolano de Monagas, con escenarios como la Cueva del Guácharo o el Salto La Paila. El taller, que será dictado por Frank Araujo en 36 horas académicas, se desarrollará en un ambiente distendido, de colaboración y compañerismo, donde se disfrutará compartiendo conocimientos y experiencias fotográficas. Los interesados deben comunicarse al teléfono 0424 9395824 o a la dirección de correo electrónico fundafotomonagas@gmail.com para informarse de los requisitos, así como de los aspectos técnicos. http://redciudadcompartida.ning.com Lectura aventurera. La psicoanalista Viviana Rosenzwit, directora de la editorial electrónica Viví Libros, dictará, del lunes 21 de marzo al viernes 27 de mayo, su taller online “La aventura de leer, desde el psicoanálisis”, cuya propuesta busca indagar en lo referente a la lectura propiamente dicha, dejando abiertas ciertas interrogantes que se desplegarán en interacción entre la coordinadora, los participantes y los invitados sorpresa. ¿Qué leer? ¿Cuál es la importancia del leer en psicoanálisis? ¿Existe la vocación del lector? ¿Qué nos atrapa de la lectura? ¿Tenemos nuestro propio estilo para leer? ¿Leer todo lo que esté a nuestro alcance? ¿Leer en transferencia? ¿Cómo organizar el material, dónde y cómo buscarlo? Tales son algunos de los temas que serán tocados en la actividad. El taller se realiza a través del correo electrónico, propiciando la discusión abierta y el intercambio entre los talleristas. Pueden inscribirse todos los interesados en la propuesta, residentes en cualquier lugar del mundo, a condición de que el idioma utilizado sea el español. El taller se cobra por anticipado y tiene un costo de 300 pesos argentinos (250 para suscriptores de Viví Libros). Para consultas o inscripción, los interesados deben escribir a info@vivilibros.com. http://www.vivilibros.com Talleres en Cochabamba. La Biblioteca Simón I. Patiño, de Cochabamba (Bolivia), ha abierto hasta el 26 de marzo las inscripciones para su Seminario Taller de Literatura y Pintura 2011, que tiene como objetivo lograr un acercamiento profundo a la literatura y la pintura a partir de la reflexión, la crítica y el análisis estético de ambos lenguajes, así como posibilitar el encuentro de interesados en el análisis de la literatura y la pintura. Los talleres se desarrollarán entre abril y octubre de 2011, dos lunes al mes entre las 19 y las 21 horas, en la sala de cursillos de la biblioteca, y tendrán como talleristas a Jéssica Freudenthal Ovando (http://www.letralia.com/firmas/freudenthalobandojessica.htm), Juan Malebrán, Angélika Heckl, Xavier Jordán, Ramiro Garavito, Pedro Albornoz y Alba Balderrama. Las personas interesadas pueden solicitar mayor información en la Biblioteca Simón I. Patiño o escribir a cualquiera de estas direcciones: bibliotecapedagogico@fundacionpatino.org, m.sabja@fundacionpatino.org o s.rocha@fundacionpatino.org, enviando nombre completo, dirección, teléfono y celular, ocupación y carrera (en caso de ser estudiante). http://www.fundacionpatino.org Ars Poética. El próximo jueves 31 de marzo, a partir de las 6 de la tarde, se realizará en Caracas la Celebración de la Poesía “Ars Poética”, en conmemoración del Día Internacional de la Poesía, evento que ha organizado el Círculo de Escritores de Venezuela y en cuyo marco cada participante leerá un poema de su autoría. La actividad tendrá lugar en la Librería Alejandría I del Centro Comercial Las Mercedes, en Caracas. Se puede participar con un poema de hasta veinte versos con tema preferiblemente relacionado con la palabra o la poesía. Los interesados pueden comunicarse con Astrid Lander, coordinadora de Proyectos Especiales del CEV, a través del correo autoresvenezolanos@gmail.com, o por los teléfonos 0212 9780455 y o416 638 79b 87. También pueden comunicarse con Lidia Salas, directora del CEV, a través del o212 6931591 o el o414 9328279. http://www.circulodescritoresvenezuela.org ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Fallece en Caracas la escritora venezolana Delia Rengifo La escritora venezolana Delia Rengifo (http://www.letralia.com/firmas/rengifodelia.htm) dejó de existir el pasado lunes 21 de febrero en Caracas, informaron fuentes de su familia. Poeta, ensayista y crítica de arte, Rengifo era abogada de profesión y fue cercana amiga de la Tierra de Letras. Nacida en Uverito, Anzoátegui, el 19 de marzo de 1950, Rengifo creció en San Juan de los Morros, Guárico, en cuyo liceo Juan Germán Roscio estudió la secundaria. Fue abogada egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV), y alternó su profesión con la literatura. Fundó la revista Ensayos y el periódico Brújula, participó en la fundación de la Asociación Venezolana de Derecho Médico y fue asesora de asuntos históricos de la Fundación Cultural Mariano Martí. Destacó también su trabajo en el cine y la publicidad al lado de su amigo el cineasta italiano Franco Rubartelli, para cuya productora cinematográfica desarrolló trabajos de edición de guiones para documentales, largometrajes de ficción y comerciales. Publicó los poemarios Retratos (2000), Piel de siglo (2002) y Perla salina de barro y azul (Fundación Cultural del Banco Industrial de Venezuela, 2003), y en 2001 obtuvo el tercer lugar en el Concurso “Tópicos Jurídicos y el Funcionario Judicial”, mención Poesía, auspiciado por la Dirección de la Magistratura del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela. Entre 2004 y 2005 mantuvo la columna “Análisis de arte pictórico” para la revista Fundación Banco Industrial de Venezuela. Bajo el auspicio de Citgo Petroleum Corporation inició el desarrollo de su proyecto Venezuela, una tierra bajo el sol, que comprendería cinco libros. Igualmente, en 2005 recibió el apoyo de Laboratorios Roemmers y la Sociedad Venezolana de Pediatría para el proyecto editorial del libro de lujo Arte y sonrisas de Venezuela para el mundo. En 2008 tuvo una destacada participación en el VI Encuentro Mundial de Poetas y XII Nacional de Poetas “Leoncio Bueno”, en el Puerto del Callao, en Perú. En esa oportunidad fue designada presidenta para Venezuela de la Casa del Poeta Peruano. En 2009 publicó el poemario para niños Cantares de Delita, que ilustrado por Raúl Díaz lo dedicó a los niños de Bambamarca de Perú, para acercarlos a las costumbres y los paisajes venezolanos. En 2008 obtuvo el I Premio Internacional de Poesía Eivissa con el poema “El abrazo de la despedida”, y al año siguiente, por su poemario Las manos del tiempo, se alzó con el Premio Crónica Latina 2009 de España, que le fue entregado en el III Encuentro Internacional de Literatura “Ibiza Puerto Mediterráneo del Libro” el 19 de marzo de 2010 —como informamos en nuestra edición 229 (http://www.letralia.com/229/0319rengifo.htm)—, ocasión en que la autora presentó igualmente Cantares de Delita. “La escritora siempre estuvo en mí, todo el tiempo, desde niña”, dijo al Diario de Ibiza en aquella oportunidad. “Escribía y guardaba porque no tenía tiempo para la organización que necesita publicar. Pero llegó un momento en que dije ‘hasta aquí’ y empecé a dedicarme exclusivamente a la poesía, a los guiones, los documentales”. En el prólogo a Las manos del tiempo, el escritor argentino Ernesto Kahan dice de la autora: “Rengifo es muy versátil en la estructura formal de los poemas; los hay muy cortos, como ya dije con ‘aire oriental’, que tienen una fuerza extraordinaria, como una sacudida terminal, y otros que especulan con un neomodernismo agudo. Los temas que aborda son variados y sugieren que responden a su experiencia de vida”. *** Murió el poeta español Joan Colomines El poeta y político catalán Joan Colomines i Puig murió en Barcelona a los 88 años la madrugada del pasado 22 de febrero, según fuentes de la familia. Nacido en Barcelona en 1922, Colomines escribió numerosos trabajos en poesía, teatro y ensayo, y dotó en general a su obra de un tono marcadamente catalanista. Es autor, por ejemplo, de obras poéticas como La vida a cada pas, Poemes clam y Entre la multitud, así como el manifiesto Cap a un nou, real i necessari moviment poètic, y ensayos como Aportacions a la lluita nacionalista catalana y La poesia, un combat per Catalunya. Después de militar en organizaciones catalanistas en tiempos del franquismo, y tras pasar brevemente por el PSC, ingresó en 1977 en las filas de CDC, partido por el que fue diputado en el Parlament durante tres legislaturas, entre 1980 y 1992. Colomines, aquejado de alzhéimer en los últimos años, recibió en 1998 la Cruz de Sant Jordi en reconocimiento a su larga trayectoria política y literaria. Fuente: EFE *** México concede su Medalla 1808 al escritor uruguayo Eduardo Galeano La Alcaldía de la Ciudad de México entregó el pasado martes 22 de febrero una distinción al escritor uruguayo Eduardo Galeano en reconocimiento a su trayectoria literaria. Al recibir la Medalla 1808 de manos del alcalde capitalino, el izquierdista Marcelo Ebrard, Galeano hizo un agradecimiento especial a México, al que describió como “el país del exilio, refugio de perseguidos en años de mugre y miedo por las dictaduras militares” en América Latina. El escritor uruguayo, autor de Las venas abiertas de América Latina y Memorias del fuego, entre otras obras, se refirió por otro lado al problema del narcotráfico que ha desatado una ola de violencia en México y que ya deja más de 36.600 muertes violentas desde diciembre de 2006. “Quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros motivos, toda nuestra solidaridad ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal (...). Unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, unos declaran la guerra (a los cárteles) y otros reciben los tiros”, dijo. El escritor consideró además que las revueltas populares en Oriente Medio son “un fuego hermoso”, y señaló la hipocresía de Occidente hacia los gobernantes derrocados o en caída libre. “Eran héroes de Occidente hasta que se convirtieron en malditos”, apuntó, en un encuentro previo a recibir la distinción, el autor, quien no quiso hacer profecías sobre lo que ocurrirá en la región tras la “explosión de furia colectiva” que vive, pero se sorprendió gratamente por la rapidez con la que se ha propagado el incendio revolucionario en la región. Se alegró también por la caída del líder egipcio Hosni Mubarak, “con toda justicia expulsado por el pueblo”. Los dictadores árabes llevan años acumulando dinero, “sentados sobre montañas de petróleo”, dijo, e ironizó sobre el dato de cómo mantener a los 5.000 príncipes que tiene Arabia Saudí. “Porque a esos hay que darles de comer en la boca”, remarcó. Los manifestantes chocan contra “estructuras de poder muy sólidas, alimentadas durante años”, por lo que no lo tendrán fácil, apuntó el escritor, que se define no como un pensador —palabra que le horroriza— sino como “sentipensante”. Galeano visitó la capital mexicana para recibir el diploma de honor y la Medalla 1808, otorgada por el gobierno capitalino en el marco del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución (festejado en el país en 2010). La Medalla 1808 fue instituida en memoria de quienes, en dicho año, se conjuraron para instalar un gobierno provisional que restituyera la soberanía al pueblo, tras la abdicación de los reyes de España ante Napoleón. Ha sido concedida a personalidades como los escritores mexicanos Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis, y al historiador Miguel León-Portilla, entre otros. Poco antes de recibir la medalla, contempló las independencias americanas con cierto escepticismo, ya que en un principio únicamente liberaron a un pequeño porcentaje de la población, dejando mayorías invisibles que han perdurado en el tiempo. Por eso, elogió a regímenes como el del boliviano Evo Morales y el del venezolano Hugo Chávez, por ofrece voz y representación a quienes antes no se les reconocía. “Chávez tendrá mil defectos, pero no es tan terrible”, definió. El escritor calificó al gobernante como un “extraño tirano”, porque “ganó dos elecciones limpias” y convocó un referéndum revocatorio. Él mismo ejerció de observador electoral en Venezuela, junto al ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. “No encontramos ni un pelito en la leche, todo limpio”, recordó. Naturalmente, en esa labor de gobierno, en la tarea de llevar a la calle la letra impresa de las Constituciones, “por supuesto se cometen errores”, reconoció. Al respecto de México, Galeano se congratuló de la batalla ganada por la independencia de los medios, con la restitución de la periodista Carmen Aristegui a su programa de radio tras una polémica que involucró presuntamente presiones del gobierno. Fuentes: AFP • EFE *** Grave el poeta Gonzalo Rojas tras accidente cerebrovascular El poeta chileno Gonzalo Rojas, Premio Cervantes 2003, “se encuentra estable dentro de su gravedad” tras el accidente cerebrovascular que sufrió el pasado 22 de febrero, según un comunicado de la Fundación Gonzalo Rojas (http://www.fundaciongonzalorojas.cl) emitido el pasado 4 de marzo. “En los últimos días no ha experimentado un empeoramiento de su cuadro, como tampoco un mejoramiento significativo tras el infarto cerebral del 22 de febrero pasado”, continúa el comunicado. La fundación agregó que desde entonces Rojas, de 93 años, ha estado acompañado de sus hijos y otros familiares, “quienes han recibido múltiples muestras de apoyo y afecto proveniente de Chile y diversos países del mundo”. El autor de Qué se ama cuando se ama, La miseria del hombre y Contra la muerte, entre otras obras, es monitoreado y apoyado médicamente, con suministro de suero y apoyo de oxígeno, precisaron fuentes de su familia. El también ganador del Premio Nacional de Literatura y del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, ambos en 1992, se mantiene en estado de sopor, tranquilo y sin molestias significativas. Su hijo homónimo, Gonzalo Rojas-May, médico de profesión, dijo hace unos días que la condición de su padre parece ser irreversible y señaló que acompañarle y cuidarle es la preocupación total de la familia. Los médicos han considerado que, por la edad y las características del cuadro que lo afecta, el poeta, nacido en Lebu el 20 de diciembre de 1917, está mejor en su casa, por lo que han desestimado ingresarlo en algún establecimiento de salud. Gonzalo Rojas permaneció hospitalizado una semana en septiembre del año pasado, a causa de una neumonía. La enfermedad le sobrevino diez días después de haber asistido, el 9 de septiembre, al lanzamiento de su antología Con arrimo y sin arrimo, en el Centro Cultural de España, de Santiago. Días después, el 15 de septiembre, participó en un homenaje que le ofreció su natal ciudad de Lebu, en el que recibió la medalla Ciudadano del Bicentenario de manos del Concejo Municipal. Rojas es considerado junto con Nicanor Parra el poeta vivo más importante de Chile y sus obras están traducidas al inglés, alemán, francés, portugués, ruso, italiano, rumano, sueco, chino, turco y griego. Según su amigo, el poeta y académico Pedro Lastra, Rojas jamás dejó de escribir y mantiene textos inéditos, amén de un volumen de memorias: “Mis cuadernos de recuerdos no van a ver la luz antes que me muera”, dijo en 1998. Los últimos manuscritos que visó para su publicación están en Con arrimo y sin arrimo, de Editorial Pfeiffer. Son tres poemas fechados en 2010. Uno de ellos es “De qué más se te acusa, Gonzalo Rojas”, y en él recorre su vida en 23 imputaciones. Según Ernesto Pfeiffer, cerebro del sello, Rojas jamás perdió el rigor: inicialmente le entregó un poema inédito titulado “Alicate”, pero a última hora lo quitó: no lo consideraba bueno. Pfeiffer dice algo más: existen decenas de poemas de Rojas sin punto final en su casa de Chillán. En los próximos meses, la editorial UDP reeditará Oscuro, libro de 1977. Paralelamente la escritora franco mexicana, Fabienne Bradu, avanza en la primera biografía del escritor. “Lo más probable es que esto sea una situación irreversible, esta es la realidad”, dijo el hijo del escritor, y agregó que éste había manifestado que, al fallecer, “quiere quedar en Chillán, esa ha sido su casa en Chile desde el regreso del exilio (durante la dictadura de Augusto Pinochet) y es un lugar que quiere mucho”. El 18 de junio del año pasado, Rojas se sorprendió al enterarse del fallecimiento del portugués José Saramago, al que consideraba “sólo un muchacho”. “¿Cuántos años tenía José? 87 años... Era un muchacho. Imagínese, yo tengo 93 y me siento como un jovenzuelo”, dijo entonces. Fuentes: EFE • Fundación Gonzalo Rojas • La Tercera *** El escritor argentino David Viñas se recupera tras hospitalización El prestigioso escritor argentino David Viñas, de 83 años, internado en terapia intensiva en el sanatorio Güemes desde el pasado 22 de febrero a causa de una neumonía de base que derivó en una septicemia, se encuentra lúcido y en proceso de recuperación, confirmó a la prensa de su país el escritor, editor y director de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Américo Cristófalo. El estado del autor de Dar la cara se complicó pocos días después de haber sido internado con una deshidratación, por efecto de una infección generalizada, consecuencia de una neumonía de la que empezó a recuperarse. Cristófalo dijo que “David está perfectamente lúcido, y de muy buen humor. Eso no quiere decir que su estado sea óptimo pero está en vías de recuperación”, aclaró el editor de la casa Paradiso, que acaba de publicar uno de los volúmenes de la historia de la literatura argentina dirigido precisamente por Viñas. Viñas es autor de importantes y premiadas obras de la literatura argentina como Un dios cotidiano y Jauría, y de obras de teatro como Tupac-amaru. A lo largo de su trayectoria ha recibido los premios Gerchunoff, el Premio Nacional de Literatura, el Premio Nacional de Teatro y el Premio Nacional de la Crítica. Fue además profesor titular de la cátedra de Literatura Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y entre 1973 y 1983 dio clases de literatura en California, Berlín y Dinamarca. En 1991 rechazó la Beca Guggenheim, en una decisión que alborotó al mundillo cultural. Sus hijos María Adelaida y Lorenzo Ismael fueron secuestrados y están desaparecidos desde la década del 70. Viñas debió exiliarse, hasta que retornó a su país en 1984. Fuentes: Minuto Uno • Télam *** Un robo provoca el cierre hasta mayo de la Biblioteca Nacional del Perú Por noventa días la sede de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) en San Borja, permanecerá cerrada después de sufrir un robo de una serie de obras de gran valor, según se anunció el pasado jueves 24 de febrero. Mientras tanto, se realizará una exhaustiva investigación para dar con los responsables y conocer en detalle qué pasó con dichas reliquias. Se estima que se hayan extraído obras que datan de los siglos XVI y XVII que constaría de piezas de pergamino, microfilms y las primeras ediciones de cronistas de la época. “En razón a las graves irregularidades encontradas en las áreas encargadas de la custodia de los Fondos Antiguos que atesora la BNP, se ha dispuesto el cierre de nuestra sede de San Borja, hasta por 90 días a partir de la fecha con la finalidad de realizar un inventario exhaustivo para acopiar información precisa, consistente y confiable sobre los bienes culturales antiguos y valiosos que forman parte de su acervo documental y bibliográfico”, detalla un comunicado oficial de la BNP. Cabe señalar que las actividades culturales programadas en dicho recinto continuarán normalmente, por lo que este mes seguirá en pie la realización de una exposición de caricaturas del siglo XIX y en julio una exposición por los cien años del descubrimiento del Santuario Histórico de Machu Picchu, así como las actividades regulares en el Auditorio “Mario Vargas Llosa”. Fuente: La República *** Muere a los cien años el escritor mexicano Ruffo Castro Vidal El pasado jueves 24 de febrero fue hallado muerto en Ciudad de México, a la edad de cien años, el escritor mexicano Ruffo Castro Vidal, creador del poema “Amanecer de mi tierra”, que con arreglos musicales de Alfonso Vincens Saldívar fue uno de los grandes éxitos de la música tabasqueña. El cadáver de Castro Vidal fue encontrado en su habitación en la mañana por su hija Celia Castro Meza. El escritor vivía desde hace varios años con la familia de su hija, integrada por su yerno Rey Carpio, además de sus nietos Rey, Jessica y Juan Carlos. En el 2007 falleció la hija mayor del matrimonio Castro-Meza, Marbella, quien sólo tuvo como hijo a Gustavo y éste a su vez a los dos bisnietos de Castro Vidal, Desire y el pequeño Didier. Castro Vidal, quien al fallecer se encontraba en su residencia en Naucalpan, Estado de México, y estuvo alejado de Tabasco por más de dos décadas, deja un muy interesante legado de poesía. Su amplia trayectoria de más de cinco décadas dentro de las letras, le alcanzó para inspirarse en la creación de diversos títulos como Por los caminos del viento, su primera publicación, o Amashito, que recopila una serie de poemas muy picarescos y que proyecta la peculiar forma de ser del auténtico tabasqueño. De este libro se desprende el poema “Amanecer de mi tierra”, al que poco después le fue adoptada la música de Alfonso Vincens Saldívar y que convirtió en éxito la “Chaparrita de Oro”, Dora María. Sin embargo, la historia musical de Tabasco le otorga sólo el crédito a la inspiración de Vincens Saldívar, quien a final de cuentas realizó los arreglos a la melodía. Castro Vidal entró al servicio público del estado, cuando no importándole enfrentar a los “Tapa Puertas” de la época, logró hablar con Tomás Garrido Canabal, gobernador del Estado, y en 1932 le solicitó empleo cuando tenía 22 años de edad. “Señor gobernador, disculpe el atrevimiento”, le dijo el poeta al controvertido gobernador de la época, al mismo tiempo que esquivaba a un ayudante del mandatario para expresarle que le solicitaba un empleo. “Muy bien, ¿y qué sabe usted hacer?”, le respondió el llamado “El Sagitario Rojo”, quien de forma inmediata al conocer sus habilidades le mandó a la Tesorería General del Estado para darle el cargo de mecanógrafo, oficio que había aprendido en una breve estancia en Yucatán con su tío Onésimo Castro, quien encabezaba una empresa chiclera, a mitad de los años 20. Castro Vidal trabajó como servidor público desde la época de Tomás Garrido hasta que se retiró en el Sistema de Bibliotecas de Enrique González Pedrero, más de cincuenta años después. También logró involucrarse en la política estatal cuando fue secretario del Ayuntamiento de Centla y después presidente del Comité Municipal del PRI también en aquella localidad. Cuando se retiró del servicio público, en el sexenio de Enrique González Pedrero, estaba asignado al área de la Red Estatal de Bibliotecas, uno de los puntos medulares en la administración de dicho gobernador de 1983 a 1987. “A lo largo de todos estos años he conocido a gente muy valiosa e importante, los 13 gobernadores con quien trabaje en más de 50 años como servidor público me honraron siempre con su amistad”, dijo alguna vez en una entrevista. Aunque con más de dos décadas fuera de su natal Tabasco, se mantuvo siempre atento a lo que sucedía en su estado, sobre todo en lo referente a las inundaciones de los últimos años. Castro Vidal nació un 26 de agosto en el vecindario de Sabanilla, en las cercanías de Torno Largo. Fuente: Tabasco Hoy *** Falleció el escritor y periodista tinerfeño Ezequiel Pérez Plasencia El escritor y periodista español Ezequiel Pérez Plasencia falleció el pasado jueves 24 de febrero, a los 54 años de edad, en un centro hospitalario de Cartagena (Murcia, España) al que fue trasladado tras sufrir una indisposición mientras cenaba con unos amigos. Nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1957, su consagración se produjo en el año 2000 al obtener en París el Premio Internacional de Cuentos Juan Rulfo con la obra Decena de un cronopio. Es un galardón que lleva curiosamente el nombre de uno de sus autores preferidos y cuyo título contiene un guiño a otro de los grandes que se encontraban entre sus preferencias: Julio Cortázar, el inventor de la palabra “cronopio”, una forma libre de designar a algunos de los protagonistas de sus cuentos. Especialista en el género del relato corto, Pérez Plasencia compaginó su dedicación a la literatura con la periodística. Trabajó como corrector y columnista en el desaparecido La Gaceta de Canarias y en el periódico El Día, aunque sus artículos también fueron publicados en el resto de diarios de las Islas Canarias, entre ellos La Opinión de Tenerife, y en revistas especializadas como Disenso. Pérez Plasencia dejó el barrio de La Salud hace más de una década para instalarse en Cartagena. Además de Decena de un cronopio, escribió las antologías El teléfono y otros cuentos (1989) y La ilusión de los vencidos (1998), así como una selección de sus columnas de opinión que reunió en el volumen Los caminadelado (1995). En su corta pero intensa trayectoria literaria destaca también el curioso libro sobre sus viajes a La Habana, El regreso de Carlver Casey, así como La voz del vacío (microrrelatos) y la única novela que publicó en vida, El orden del día (2008), una obra basada en sus experiencias como componente de las redacciones de La Gaceta y El Día. En sus artículos tocaba todos los temas, incluido el fútbol, una pasión que junto con la literatura lo convirtió en amigo de los entrenadores Jorge Valdano y Ángel Cappa, a quienes conoció cuando ambos llevaban las riendas técnicas del Club Deportivo Tenerife entre 1991 y 1994. Eduardo García Rojas, periodista, compañero y amigo de Ezequiel, lo recuerda como “uno de los mejores narradores que ha dado esta tierra”. “Le tenía un cariño enorme y lo admiraba como escritor y como intelectual”, indicó en un artículo, publicado en su blog de cultura el sábado 26, sobre la pérdida de Pérez Plasencia: “Siento una tristeza amarga, unas ganas tremendas de mandarlo todo al carajo porque en este universo de miserables también se van los buenos, los amigos, los cómplices, los que han sido maestros sin pedir nada a cambio”. Según Eduardo García Rojas, Pérez Plasencia trabajaba actualmente en la que habría sido su segunda novela. Otro periodista y escritor que lo conoció y lo admiró fue Juan Cruz, adjunto a la dirección del diario El País. “Ezequiel era un narrador nato, una persona con un enorme bagaje cultural, que nunca dejó de darle rienda a sus sentimientos siempre contra el cinismo, a favor de la justicia entre los seres humanos”, señaló. Recordó, asimismo, que era “un hombre austero, que superó grandes dificultades en su vida, pero que siempre salió siendo mejor”. “Estaba comprometido con la imaginación y con la realidad, en una mezcla muy camusiana”, añadió Juan Cruz en referencia a Albert Camus, otro de los autores principales en la biblioteca de Pérez Plasencia. Fuente: La Opinión de Tenerife *** La escritora chilena Isidora Aguirre muere a los 92 años La escritora y dramaturga chilena Isidora Aguirre, creadora del célebre musical La pérgola de las flores, falleció a los 92 años en la Clínica Santa María de Santiago de Chile, la noche del pasado 25 de febrero, a causa de una insuficiencia respiratoria. Una de las más destacadas dramaturgas de su país, Aguirre pasó a la historia con creaciones que fueron presentadas tanto en el resto de América como en Europa. Con más de una treintena de obras, Aguirre consiguió trascender en su carrera de más de medio siglo mediante un trabajo ligado a temas sociales y de búsqueda de la verdadera identidad nacional. Nacida en Santiago el 22 de enero de 1919, la pasión de la autora por el teatro no sólo la llevó a ser una de las exponentes más reconocidas de su país, sino también a ubicar su estilo “multifacético” como un eje de referencia para las futuras generaciones. La también profesora de Teatro de la Universidad de Chile estudió técnica fílmica en Francia y dramaturgia en Chile y comenzó su trayectoria en los años cuarenta bajo el alero de los teatros universitarios. En la década siguiente presentó diversas comedias ligeras como Carolina y La Dama de Canast, pero fue con La pérgola de las flores, estrenada en 1960, con la que consiguió la consagración. La pérgola de las flores, un clásico del teatro chileno que ha tenido cientos de representaciones a lo largo de los años, cuenta la historia de una joven campesina que llega a Santiago y ve con ojos inocentes el amor y el acontecer político y social capitalino. Aguirre recibió el Premio de la Crítica en 1960 por La pérgola de las flores; el Premio Municipal de Santiago en dos ocasiones, en 1964 por Los papeleros y en 1969 por Los que van quedando en el camino; el Premio Casa de las Américas en 1987 por la obra El retablo de Yumbel, y la Medalla de Santiago por su aporte a la cultura local, aunque siempre lamentó el no haber recibido el Premio Nacional de Teatro, al cual fue postulada varias veces. “Me gustaría recibir el premio nacional. Me han postulado no sé cuántas veces y no me lo dan, pero es algo que ya no me preocupa”, confesó en agosto de 2010 al diario chileno El Mercurio. Fuentes: EFE • Notimex *** Editores mexicanos recomiendan marco jurídico para el libro digital La realidad del libro digital no sólo alcanzó a México, sino que ya lo rebasó, según declaró el presidente del Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (CeMPro), Julio Sanz Crespo, quien el pasado viernes 25 de febrero, durante el II Foro de la Edición Digital “Alternativas de desarrollo” (http://www.caniem.org/seccion.asp?IS=50), organizado por la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), alertó sobre la ausencia de un marco jurídico que proteja esta nueva modalidad editorial en la nación azteca. “Otra vez la realidad se adelanta a la ley; nos encontramos en un vacío que como editores, autores y autoridades tenemos la responsabilidad de resolver, y no sólo para nosotros; lo que hoy decidamos será el futuro de nuestros libros y nuestras empresas”, agregó el editor, para quien es innegable el aumento de producción editorial de libros digitales a escala mundial. Destacó que 3,5 por ciento de la población del orbe lee en soporte digital y que, de acuerdo con un estudio de una organización internacional, en 2010 el mercado de libros digitales aumentó 200 por ciento con relación a 2009. “El gran porcentaje está en Inglaterra, Alemania y Estados Unidos; en éste último los libros electrónicos crecieron 164 por ciento, lo que equivale a 441 millones de dólares y representa alrededor de 4,3 por ciento del mercado global”, abundó. “En España, el crecimiento de estos libros se enfrenta a la falta de títulos en español, sin embargo, este mercado aumentó y no dudamos de su impacto en México”, continuó, al tiempo que subrayó que la explotación de los libros electrónicos aún no está regulada en México, si bien el artículo 24 de la Ley Federal de Derechos de Autor garantiza la protección de las garantías de los creadores, tanto en el soporte de papel como en electrónico, y el derecho a explotar sus obras. Consideró un deber del CeMPro trabajar para el respeto y el reconocimiento de los derechos intelectuales en formato digital, como ha hecho desde hace 11 años en el sistema análogo. Sin embargo, aceptó que la nueva corriente tecnológica “nos ha obligado” a atender problemas que hace una década no existían. “No nos oponemos a la libre difusión del conocimiento, pero respetemos todos los derechos morales, patrimoniales: autoridades, maestros, bibliotecarios, estudiantes y directores; combatamos la piratería tanto en soporte de papel como electrónico”, enfatizó. Por su parte, en la mesa de trabajo “Aspectos legales (propiedad intelectual, legislación mexicana e internacional)”, el abogado Eduardo de la Parra Trujillo, especialista en el tema, calificó a la piratería como “la peor pesadilla” en cuanto a derechos de autor y propiedad intelectual, y denunció que ésta es una práctica muy extendida en México ante “la falta de compromiso de las autoridades” para erradicarla y hacer valer la ley. Sobre la revolución digital, De la Parra Trujillo aseguró que en el caso del país sí aplican los derechos de autor a Internet, aunque la ley no mencione de manera literal dicha plataforma tecnológica. En su opinión, la Caniem debe promover “una modesta reforma” a la Ley Federal de Derechos de Autor para adecuarla a las nuevos procedimientos y circunstancias que implica la producción, la distribución y el consumo del libro digital, así como las particularidades de los contratos con los autores. De la Parra Trujillo evidenció la necesidad de fomentar en México una cultura de respeto a la protección intelectual en el ámbito editorial, que contemple no sólo al formato digital sino también al análogo. “Si no protegemos los derechos de autor en México vamos a depender de contenidos generados en otros países, pues los autores dejarán de producir”, manifestó. Fuente: La Jornada *** Fallece a los 80 años Eneas Perdomo, compositor de “Fiesta en Elorza” El gobierno venezolano le confirió la Orden del Libertador en su Primera Clase Gran Cordón Post Mortem. El compositor venezolano Eneas Perdomo murió el pasado viernes 25 de febrero a los 80 años de edad, dejando un patrimonio musical de más de cuarenta discos. La muerte del artista se produjo en el Hospital Militar localizado en Caracas, tras un largo padecimiento que lo mantenía prácticamente inmovilizado. Considerado como uno de los grandes de la tonada llanera, el cantautor apureño compuso el tema “Fiesta en Elorza”, designado como himno popular de la población de Elorza en 1991 e incluido en su disco Cantares de mi tierra. Entre sus producciones destacan Coplero errante, Bajo el cielo llanero y Romancero del Corrío. Perdomo nació en la localidad del Yagual en el estado Apure (suroeste) el 11 de julio de 1930, en el seno de una típica familia del llano venezolano, hijo de Vicente Perdomo y Rosa Carrillo de Perdomo. Estudió en San Fernando de Apure, donde también trabajó en varias haciendas como peón, antes de dedicarse a la música. Comenzó su carrera centrada en la música típica venezolana en 1951 en la emisora Radio Guárico en la capital de este estado, San Juan de los Morros. Tras varias presentaciones en público y en radios locales, realiza su primera producción discográfica, de nombre Soga, despecho y alero, del poeta Cesar Sánchez Olivo, para el sello Discomoda. Desde 2006 era miembro de la junta directiva de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven). El intérprete de temas como “Sabanas de Arauca”, “Sabanera”, “Semana Santa en Achaguas”, “Vestida de Garza Blanca” y “Alcaraván Compañero”, entre otros, ha sido reconocido por su valiosa obra y ha sido figura principal de homenajes musicales y condecoraciones como la Orden Libertador, Orden Ricardo Montilla, Orden Vicente Emilio Sojo, Orden Sol Del Perú y Orden de Honor otorgada por el Congreso de los Estados Unidos. En total, el músico venezolano había recibido unos 200 trofeos, placas y medallas de oro, plata y bronce. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dedicó unas palabras al cantautor al enterarse de su muerte: “Ha muerto Eneas Perdomo. Cantemos su copla eterna: ‘Y mañana cuando muera, no me lloren mis paisanos, que me entierren en Arauca’ ”. En un homenaje que le hiciera el gobierno venezolano en 2004, Chávez lo bautizó como “General en Jefe del canto nacional”. Por disposición del presidente, el Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia de Venezuela emitió este martes 1 de marzo un decreto que le confiere al cantautor la Orden del Libertador en su Primera Clase Gran Cordón Post Mortem, “por ser un símbolo infinito de la cultura musical venezolana y por consagrar su vida a la promoción y defensa de los más excelsos valores de la Patria”. La Orden del Libertador es la máxima distinción de Venezuela y está destinada a premiar los servicios distinguidos a la Patria, al mérito sobresaliente y a los beneficios hechos a la comunidad. Fuentes: El Periodiquito • El Tiempo • El Universal • TeleSUR *** Fundación Dalí crea colección sobre el derecho en el arte La Fundación Gala-Salvador Dalí (http://www.salvador-dali.org) ha creado la colección de libros “Arte y derecho”, con la voluntad de promover un conocimiento sobre temas legales y económicos que permita a los protagonistas del sector cultural de las artes plásticas, desde los museos a los ciudadanos interesados en el arte, defender sus derechos e intereses legítimos en los ámbitos de la creación, difusión, conservación, catalogación, comercialización y contemplación del arte. Se inicia con El experto frente al objeto, de Ron Spencer, el más prestigioso y reconocido especialista legal estadounidense sobre temas de autentificación de obras de arte. “Este libro plantea y responde a una serie de preguntas fascinantes relativas a la autenticidad de las obras de arte”, dijo Jack Flam, catedrático de historia del arte en la City University de Nueva York. Según Flam, el libro “aborda los problemas prácticos y filosóficos que implica el peritaje experto y la autentificación, y los enlaza maravillosamente con los conflictos legales que surgen cuando se pone en entredicho la autenticidad de una obra de arte. El experto frente al objeto reúne ensayos de diversos especialistas de varios campos y es un referente esencial para todo aquel interesado en comprar, coleccionar, estudiar o simplemente contemplar el arte”. “Una exposición rigurosa, interesante y muy amena sobre el proceso de autentificación y atribución de obras de arte y los problemas que plantean en diversos aspectos del mundo del arte”, dijo por su parte Richard E. Oldenburg, presidente de Honor de Sotheby’s América del Norte y del Sur, y director emérito del Museum of Modern Art de Nueva York. “Aborda de manera elocuente las complicaciones legales que pueden coartar la expresión de opiniones expertas y ayuda a entender mejor cómo deben considerarse dichas controversias en los tribunales y en nuestras mentes”. El libro contiene aportaciones de diversas autoridades en materia artística y legal: Eugene Victor Thaw, ex presidente de la Pollock-Krasner Foundation; Charles C. Bergman, Chairman de la Fundación Pollock-Krasner; Francis V. O’Connor, historiador del arte estadounidense independiente; Peter Sutton, especialista en arte barroco del norte de Europa; Max J. Friedländer (1867-1958), ex director del Kaiser-Friedrich Museum de Berlín; John Tancock, vicepresidente del Departamento de Impresionismo y Arte Moderno de Sotheby’s de Nueva York; Michael Findlay, director de Acquavella Galleries de Nueva York; Peter Kraus, marchante de libros antiguos; Noël Annesley, ex vicepresidente de Christie’s; Patricia Siegel, experta en caligrafía; Sharon Flescher, directora ejecutiva de la IFAR; Samuel Sachs, ex director de The Frick Collection; Rustin Levenson, restauradora de cuadros; Theodore Stebbins Jr., antiguo conservador del Museum of Fine Arts de Boston; y Van Kirk Reeves, miembro del colegio de abogados de Francia y Nueva York. Fuente: Fundación Gala-Salvador Dalí *** Publican un poemario hasta ahora inédito de Juan Ramón Jiménez Arte menor (http://www.edicioneslinteo.com/poesia/artemenor.html), un poemario que el Premio Nobel de Literatura 1956, el español Juan Ramón Jiménez, intentó sin éxito publicar en dos ocasiones, acaba de aparecer bajo el sello gallego Linteo, más de cien años después de haber sido escrito. El creador de Platero y yo escribió Arte menor en 1909 tras volver a su pueblo natal, Moguer (Huelva). “El silencio, todo, / el silencio: nada. / Vida de la muerte, / muerte de la vida. / Alma sin su cuerpo, / cuerpo sin su ala”, dice uno de los poemas que componen el libro, en el que se conjugan la tensión entre el amor y la muerte, la tristeza y la celebración de la vida y de la naturaleza. “Juan Ramón Jiménez era una persona vitalista”, explicó el profesor José Antonio Expósito, experto en Jiménez y responsable de la edición crítica, introducción y notas de Arte menor. “Hay en su obra sensualidad, expresión del amor a la vida, a la naturaleza. Pero al mismo tiempo vivió obsesionado con la muerte. La muerte repentina de su padre, cuando él tenía 19 años, le trastornó. Estaba convencido de que moriría como su padre, y de hecho sufrió depresiones, por lo que estuvo internado en varios psiquiátricos”. De los 142 poemas que contiene el libro, 43 son estrictamente inéditos, como lo son las dedicatorias y el prólogo escrito por el propio poeta, que dio a conocer sólo una pequeña muestra de esta obra en las tres antologías de su poesía. Tras su fallecimiento, Francisco Garfias añadió, en Libros inéditos de poesía, 36 poemas a los 22 que Jiménez había publicado. Pero incluyó algunos que no pertenecían a Arte menor, además de borradores y fragmentos. Expósito rastreó en los archivos de la Universidad de Puerto Rico y en el Archivo Histórico Nacional de Madrid hasta dar con todos los elementos que conforman esta obra, desde los manuscritos hasta el boceto de la portada, diseñado por Jiménez en 1912, y que la edición de Linteo muestra en su álbum de imágenes. “Fui a Puerto Rico en el 2007, becado por la Junta de Andalucía, para trabajar en los archivos de Juan Ramón. Fruto de este trabajo fue la publicación de La frente pensativa. En ese tiempo encontré también los manuscritos de Arte menor, un libro muy anhelado por él, pues intentó publicarlo primero en París, en la editorial Ollendorff, y luego en Madrid, con Renacimiento. No lo consiguió, y luego este libro quedó un poco olvidado”, apuntó Expósito. El investigador agrega que tras la salida de Jiménez al exilio en 1936, tres falangistas entraron y robaron en su casa. Entonces el escritor “pidió que le enviasen a Puerto Rico diverso material, entre el que figuraban los manuscritos de este libro, que entregó a la Universidad de Puerto Rico. El archivo de JRJ en esta universidad se compone de más de 200.000 documentos que están siendo digitalizados”. La editora Linteo, reconocida sobre todo por su cuidada colección de poesía, había publicado ya antes Ellos, Libros de amor y La frente pensativa, los dos últimos de la misma etapa creativa de JRJ que Arte menor. Ellos es un libro más centrado en el ámbito familiar. Libros de amor es una obra sensual y erótica, que escribió en Moguer entre 1911 y 1912, en la que habla de sus amores. “La frente pensativa es más reflexivo, existencial, también de 1911-12”, recordó el director de Linteo, Manuel Ramos. Arte menor presenta, por otra parte, conexiones temáticas con estos otros libros. Arte menor es un poemario especial por varias razones, además de las citadas. Lo integran versos cortos, ágiles, directos, propios de la poesía neopopular. “Es un tipo de poesía más sencillo, popular, nada común entonces en la poesía culta española”, destacó Expósito, que sitúa el origen de esta forma de expresión en el pensamiento krausista. Arte menor forma parte, por otro lado, de una trilogía, completada con Las hojas verdes (1909) y Baladas de primavera (1910), siendo Arte menor el más arriesgado de los tres en rima y métrica. Jiménez se siente en esta etapa de su vida, tras dejar Madrid, muy próximo a las gentes humildes. Desea integrar su arte en la tradición, pero renovándola, según señala Expósito en el estudio introductorio del libro. El encuentro con la naturaleza y el paisaje de Moguer dejan una profunda huella, así, en Arte menor, influenciado también por clásicos como Bécquer o, sobre todo, por el Romancero y el Cancionero tradicionales, además de por las lecturas de poetas como los gallegos Rosalía de Castro y Curros Enríquez. “Jiménez se interesó por poetas como Rosalía, Curros, J. Maragall, J. Verdaguer..., con clara conciencia popular. Rechazaba, en cambio, el lenguaje arcaizante, que veía por ejemplo en el romance ‘La tierra de Alvargonzález’, de Antonio Machado, dedicado precisamente a Juan Ramón en Campos de Castilla”, sostuvo Expósito. El sol —la imagen del oro, por ejemplo, es constante en la obra—, la luna, los campos, aparecen una y otra vez en los versos. Pero el poeta no se detiene en la celebración de la naturaleza y lo popular. Considera sus versos de Arte menor un tránsito, un complemento en su obra y advierte, de hecho, a jóvenes poetas como Alberti y García Lorca de que no deben conformarse con lo fácil y alejarse del ideal de la poesía suprema. Versos de Arte menor trascienden ya esa dimensión celebrativa, para explorar, quizás aún de modo tentativo, cuestiones existenciales. En cuanto a la técnica, Arte menor es, además, un libro “osado”, tal como lo define Expósito en la introducción de la edición de Linteo. “Supo alejarse aquí momentáneamente del alejandrino modernista para ir hacia una poesía más natural, clara y pura, que finalmente dará en ‘Estío’ un cualitativo y definitivo salto hacia una acendrada profundidad”, escribe Expósito. Conceptos decisivos de la poética juanramoniana como la sencillez, la espontaneidad o la desnudez, se intuyen ya en Arte menor, del mismo modo que las canciones o coplas andaluzas se desarrollarán en obras posteriores como Diario de un poeta recién casado. Pero no sólo la propia trayectoria literaria de Jiménez refleja la importancia de Arte menor. La poesía neopopular del autor influyó decisivamente en la Generación del 27, por lo que es posible rastrear, como hizo Expósito en su introducción, evidentes paralelismos, por ejemplo a nivel de símbolos. “Verde es la niña. Tiene / verdes ojos, pelo verde”, escribió Jiménez en unos versos publicados en 1924, que se parecen mucho al “verde carne, pelo verde” del “Romance sonámbulo” de García Lorca en su Romancero gitano de 1928. Del mismo modo que son muy similares el “Verde viento. Verde rama” de García Lorca y el “Viento negro, luna blanca” de la Segunda antología de Jiménez. O el sintagma “morena de la luna” de éste, que se repite en el “Moreno de verde luna” de aquél. Esta intertextualidad, aclara Expósito, no supone “un demérito para el granadino, ya que todos los jóvenes siempre siguen en sus inicios a un maestro”. Así, concluye, “Juan Ramón siguiendo a Bécquer sembró la semilla de la poesía popular en la lírica contemporánea, pero al mismo tiempo también sugirió el riesgo que conllevaba para cualquier poeta verdadero quedarse detenido en esas atractivas formas expresivas”. Manuel Ramos anunció que habrá un quinto libro de Juan Ramón Jiménez en la colección de Linteo. “La sintonía que tenemos con la familia de Juan Ramón es en gran parte la base del proyecto. El poeta Antonio Colinas dirige nuestra colección de poesía, y aporta mucho, como desde luego el trabajo de José Antonio Expósito”, subrayó. Fuente: El Mundo *** Murió el escritor y dibujante chileno Luis Merino Reyes El escritor y dibujante chileno Luis Merino Reyes, ex presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) y autor de más de veinte títulos, falleció este 28 de febrero a los 99 años a causa de un paro cardiorrespiratorio. “Toqué lo que conocía: la clase media chilena y la literatura del retorno, buscando el alma del ser”, dijo Merino Reyes en 1998 acerca de su labor como escritor, vocación que mostró por primera vez en 1936 con el libro de poemas Islas de música y que lo paseó también por la novela, el cuento y el ensayo. Nacido en Tokio en 1912 mientras su padre cumplía una misión en Japón para el gobierno de Chile, Merino Reyes estudió en el Liceo Alemán de Santiago y luego se hizo oficial del ejército en la Escuela Militar. En 1933 se retiró de las Fuerzas Armadas para entregarse a la literatura y el periodismo. Fue oficial del ejército, conductor de taxi, trabajó en la subsecretaría de la marina y en Investigaciones y estudió dibujo. “Hacía cualquier cosa que fuera necesaria para alimentar a su familia, y cada uno de estos oficios le iba dando nuevas visiones de las personas”, recuerda su hijo, el musicólogo Luis Merino Montero, quien agrega enfático que antes que todo, su padre era escritor. “Llegaba a las 9 de la noche y escribía hasta las 5 de la mañana. Porque su vocación literaria nunca se doblegó. Cuando le dije que quería estudiar música me dijo: ‘Yo nunca pude dedicarme como hubiera querido a la literatura, así que usted tiene todo mi apoyo’ ”. Como presidente de la Sociedad de Escritores de Chile y del Sindicato de Escritores, Merino Reyes se abocó a la tarea de darle dignidad al oficio. “Recuerdo que fue donde Carlos Ibáñez del Campo para conseguir que se elevara el monto del Premio Nacional de Literatura, y lo lograron”, narra su hijo, actual director de la Revista Musical Chilena. Merino Reyes fue parte de la generación literaria del 38, junto con Carlos Droguett, Francisco Coloane y Volodia Teitelboim. Su literatura retrató a la clase media urbana desde su cotidianidad, pero con distancia narrativa. Con su novela Regazo amargo (1955) obtuvo el premio Zig-Zag; con Última llama (1959), el Atenea, y con Áspera brisa (1952) el Premio Municipal de Santiago. Publicó también Lenguaje del hombre (1938), La vida adulta (1962) y Los feroces burgueses (1964), entre otros libros. También describió la escena literaria chilena en títulos como Epitafios y laureles (1994) y Escritores chilenos de ayer y de hoy (1997). En 2003 falleció su esposa, un golpe que en cierta forma lo alejó de las letras. En los años siguientes se dedicó más que nada a la crítica literaria y tiempo después dejó de escribir. Fuentes: El Mercurio • La Tercera *** Venezuela crea el Sistema Nacional de las Culturales Populares Más de 11.000 promotores de la Fundación Misión Cultura (http://www.misioncultura.gob.ve) conformarán el recién creado Sistema Nacional de las Culturas Populares y tendrán la tarea de desarrollar la potencialidad creadora del pueblo venezolano, según informó el pasado martes 28 de febrero el presidente de la misión social, Andrés Rodríguez. Rodríguez indicó en el programa Despertó Venezuela, de la televisora oficial Venezolana de Televisión (VTV), que dentro del Sistema Nacional de las Culturas Populares los promotores se encargarán de establecer proyectos deportivos, económicos y de salud, entre otros, mediante el impulso de la organización comunitaria. “Estamos hablando de todo un desarrollo cultural en el país”, expresó. Para ello, los promotores culturales tendrán presencia permanente en las comunidades, debido a que las zonas populares determinarán qué tipo de proyecto necesitan para su desarrollo integral y es allí donde radica la visión amplia e integral del sistema, enfatizó Rodríguez. Destacó que uno de los objetivos centrales es promover la conformación de comités de cultura, consejos comunales, comunas y cualquier forma de organización social dentro de las comunidades, lo que promoverá la inclusión social. La creación del Sistema Nacional de Culturas Populares fue anunciada la noche del lunes 27 de febrero por el presidente venezolano, Hugo Chávez, con el propósito de profundizar las manifestaciones culturales de las comunidades, a través de la integración de instituciones, agrupaciones y colectivos del hecho cultural. El jefe de Estado destinó 300 millones de bolívares para la creación del mencionado sistema, de los cuales 200 millones serán provenientes de los dividendos del Banco de Venezuela, mientras que los restantes 100 millones provendrán de las ganancias que ha arrojado Bolivariana de Puertos (Bolipuertos). Fuente: AVN *** Polémica por participación de Vargas Llosa en la Feria de Buenos Aires Tras el anuncio de que el ganador del Premio Nobel de Literatura 2010, el escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, participaría en la apertura de la XXXVII Feria del Libro de Buenos Aires (http://www.el-libro.org.ar), un grupo de intelectuales argentinos encabezado por Horacio González, director de la Biblioteca Nacional de la nación sureña, había manifestado su desacuerdo en una carta enviada a la Fundación El Libro, organizadora de la feria, pero la polémica fue zanjada por una llamada de atención de la presidenta Cristina Kirchner. El lunes 28 de febrero, González declaró al diario bonaerense Tiempo Argentino que consideraba “desafortunado” que el escritor peruano abra la feria. “Aprecio la literatura de Vargas Llosa, pero sucede que existe una doble posibilidad de que sea interpretado: es decir, como un gran novelista, autor de obras realistas y críticas de las realidades latinoamericanas, o como el hombre de una agresividad creciente hacia los procesos populares”, agregó. El martes 1 de marzo, antes de su mensaje al Congreso de la Nación, Kirchner dedicó unos minutos a reordenar a sus seguidores intelectuales y recordarles que el Estado debe garantizar la libertad de expresión. Se sabe que el escritor peruano es crítico del peronismo, de la política argentina en general, del actual gobierno en particular y también del fallecido presidente Néstor Kirchner. Sin embargo, González negó que la presidenta lo hubiera llamado al orden, en declaraciones al diario argentino La Nación. “Me llamó para seguir el debate de otra manera”, dijo, y explicó que le había planteado a la mandataria que el Estado “debe intervenir sólo como garante específico del uso libre de la palabra”. Kirchner también sugirió a González que retirara la crítica carta que él mismo había enviado a la Fundación El Libro rechazando en duros términos la participación de Vargas Llosa. La última vez que el escritor peruano se había referido en público a la Argentina fue en Punta del Este, donde admitió que la nación sureña “es un galimatías que nadie entiende” y admitió su deseo de que “termine el aquelarre”. Ante un grupo de empresarios y banqueros y un público selecto, Vargas Llosa cuestionó la situación política de América Latina en general y habló de “la responsabilidad de los argentinos en la tragedia que viven; no tan injustamente les pasa lo que les pasa”. Intelectuales que integran el colectivo kirchnerista Carta Abierta plantearon su rechazo a que el autor de Travesuras de la niña mala fuera el orador del acto de apertura de la feria. “Me parece que está bien que hable para que exponga, pero lo que sí me parece extremadamente preocupante es que abra la Feria del Libro. Absolutamente, hay una intencionalidad política en eso”, planteó el profesor universitario Ricardo Forster, al agregar que Vargas Llosa, además de asistir a la feria, “viene a reuniones con dirigentes de la derecha como la Fundación Libertad”. “Vargas Llosa puede pensar lo que quiera y decir lo que quiera, pero que se elija a alguien que ha ofendido a parte de los argentinos es un problema. Vargas Llosa no es ni pluralista ni ecuménico”, sintetizó Forster, al advertir que la situación generada por su participación en la feria “hay que manejarla con delicadeza y aventar cualquier sesgo autoritario”. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, insistió el martes en que Vargas Llosa “no sería la mejor elección” para inaugurar la feria por ser un “fiel exponente de la derecha reaccionaria”, y advirtió que “es un talentoso escritor cuya ideología liberal lo ha llevado a manifestarse abiertamente en contra de los gobiernos populares de la región y que no ha perdido oportunidad de insultar a nuestro gobierno gratuitamente en varias ocasiones”. Otros escritores han manifestado su rechazo a la pretensión de prohibir la participación de Vargas Llosa en la inauguración del evento. “Vargas Llosa ha sido poco oportuno, pero al mismo tiempo no se le pueden negar el talento ni el premio que obtuvo, y acá, en la feria, lo que se busca es poner de relieve las cualidades intelectuales de un autor tan latinoamericano como él”, dijo la lingüista Ivonne Bordelois. El narrador y dramaturgo Abelardo Castillo, quien inauguró la feria en 2004, dijo que había leído declaraciones muy desagradables de Vargas Llosa, “pero pensar que va a venir a hablar mal de nosotros en la feria es como abrir el paraguas. Porque, si es por sus opiniones políticas, no se lo podría haber invitado nunca a Borges. Si nos critica, saldremos a contestarle. Pero tal como están las cosas, es inventar un conflicto”. El novelista Federico Andahazi dijo que le preocuparon las declaraciones de quienes no quieren al escritor peruano en la inauguración. “No comparto las ideas políticas de Vargas Llosa, pero ningún escritor puede arrogarse el derecho a pedir la censura y el silencio de un colega. No sólo se trata de un acto cobarde y delator, sino de un acto suicida. Si finalmente consiguieran el cometido, nada les garantizará que los próximos silenciados no sean ellos mismos. O cualquiera de nosotros. Y esa historia ya la padecimos”. Otro que manifestó estar en desacuerdo con las ideas políticas del premio Nobel es el dramaturgo, novelista y cineasta Carlos Gorostiza, aunque agregó: “No asistiría a una presentación que él hiciera en la feria, pero de ahí a oponerme a una acción libre de un hombre, sea o no intelectual, hay una distancia. Por lo tanto que cada cual haga lo que cree que debe hacer”. El autor de Los cuadernos de Praga, Abel Posse, dijo que lo que pasó “muestra una caída gravísima de la tolerancia y de la calidad del medio literario creativo de la Argentina. Jamás vivimos en este clima de comisariato en el que condenamos a unos o a otros como si estuviéramos en una guerra fría. Me gusta recordar que éste es un país donde Rafael Alberti, miembro del Partido Comunista, o Pablo Neruda, militante comunista, vivieron en un clima de respeto absoluto por su calidad literaria y no tanto por sus posiciones políticas”. Vargas Llosa abrirá la feria el 21 de abril con una clase magistral, un día después del acto oficial organizado por las autoridades argentinas para estrenar la mayor cita literaria del país sureño, que en esta edición contará con la presencia, entre otros, de los escritores españoles Rosa Montero, Juan José Millás y Antonio Muñoz Molina, el británico de origen japonés Kazuo Ishiguro, la mexicana Margo Glantz, el venezolano Fanuel Hanán Díaz, el zambio Wilbur Smith y el sociólogo francés Francois Dubet. La feria se desarrollará hasta el 9 de mayo en el predio porteño de La Rural, que, por sexto año consecutivo, acogerá de forma paralela un festival internacional de poesía. Se mantendrá abierta al público todos los días de 14 a 22 horas, salvo los viernes y sábados cuando el horario se extenderá hasta las 23. Fuentes: EFE • La Nación *** “Desastre para el público” cancelación del Año de México en Francia Gestores de instituciones culturales y académicas francesas iniciaron este martes 1 de marzo una campaña de firmas para pedir al presidente Nicolas Sarkozy que desista en su decisión de dedicar a Florence Cassez el Año de México en ese país. El grupo publicó este martes, en francés y español, una “Carta abierta al gobierno francés sobre el Año de México en Francia”, en la que consideró “un desastre” la anulación de dicho programa por el caso de Florence Cassez, de 36 años y condenada en México a 60 de prisión por secuestro. El Año de México en Francia, gran manifestación cultural mexicana de alrededor de 300 actividades que iban a realizarse durante 11 meses en todo el país, fue cancelado en respuesta a la iniciativa del presidente Sarkozy de dedicarlo a Cassez. “Estamos consternados por la cancelación del Año de México en Francia. De confirmarse representaría un desastre para las relaciones culturales entre nuestros países en todas las numerosas disciplinas programadas para este año”, añaden los firmantes. Se trata de “un desastre, en primer lugar, para el público, al que se privaría de fabulosos descubrimientos, así como para las relaciones entre artistas franceses y mexicanos”, prosigue la carta. “Y en segundo lugar, para la estabilidad financiera de los actos, pues habría que encontrar otras formas de financiarlos o en su defecto eliminarlos, a pesar de que buena parte de los fondos ya están comprometidos”, lamentan los promotores de la carta abierta. Los firmantes estiman que el Año de México en Francia todavía puede celebrarse, pese a la cancelación de algunos grandes actos, por el apoyo recibido de parte de profesores y estudiantes universitarios franceses y mexicanos, de diputados mexicanos y de personajes de las letras. “Reacciones como la del premio Nobel de Literatura Jean-Marie Le Clézio y del escritor Carlos Fuentes, la posición unánime de los diputados de México en favor de la preservación del año y de universitarios abren muchas puertas para que no se cancele”, afirman. Los primeros firmantes son gestores culturales de instituciones francesas que habían programado actos del Año de México en Francia, quienes piden la firma del resto de sus homólogos que organizaron actividades en ese encuentro binacional. En el primer día de lanzamiento de la convocatoria, el sitio en Internet ya recibió 40 firmas. Entre ellas, la del director de los Encuentros Fotográficos de Arles (sur), François Hébel, y la del director del Festival de Cine de los Tres Continentes, Jérome Baron. También se adhirieron los delegados de los festivales de cine de América Latina de Biarritz y de Toulouse, Jean-Marie DuPont y Francis Saint-Dizier, respectivamente, así como del Salón del Libro de Saint-Denis (París), Sylvie Vassallo, y de la delegada del festival de Otoño de París, Virginie Puf. “Pedimos al presidente de la República Francesa que reconsidere su decisión de dedicar el Año de México a Florence Cassez y reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo de las relaciones culturales con México”, afirma el grupo en la carta difundida a la prensa. En febrero pasado, Jean David Levitte, consejero de Sarkozy, afirmó durante un encuentro con la prensa extranjera que el gobierno de su país mantendría el Año de México en Francia, incluso a pesar de que México decidió abandonar las actividades tras el conflicto diplomático. “México, y está en su derecho, decidió decir no al Año de México en Francia y lo lamentamos. Es una decisión de México y le corresponde decir si quiere mantener o confirmar la anulación”, agregó Levitte. “Simplemente pedimos el traslado de Florence Cassez como prevé la Convención de Estrasburgo, firmada por los dos países”. Este 5 de marzo, México reiteró, a través de un comunicado emitido por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que “no existen las condiciones indispensables para su participación en dicho proyecto”, dado que, en las conversaciones sostenidas la semana pasada entre funcionarios mexicanos y franceses de alto nivel, “la parte francesa mantuvo su posición de vincular el Año de México en Francia al caso Cassez”. “El gobierno de México manifiesta que en sus relaciones internacionales privilegia el diálogo y la negociación sobre bases de buena fe y ratifica que mantiene su disposición de seguir buscando alternativas para continuar fortaleciendo los históricos vínculos de amistad y cooperación con Francia”, agrega el comunicado. Fuentes: AFP • Notimex • SRE *** Colectivo 2 Punto 8 toma espacios de Roberto Mata Taller de Fotografía Este mes de marzo, Roberto Mata Taller de Fotografía (http://www.robertomata.net) cede sus espacios a 2 Punto 8 (http://2punto8blog.blogspot.com), colectivo que trabaja en pro de lograr cambios sociales a través de la fotografía y que dará a conocer su propuesta con un cine foro y la exposición del resultado de su primer taller, dictado en la comunidad de Turgua, en el estado venezolano de Miranda. La convicción de que la fotografía es capaz de generar un cambio social y el interés en formar jóvenes venezolanos en este arte como forma de expresión de sus realidades, fue lo que motivó el nacimiento de 2 Punto 8, colectivo al que Roberto Mata Taller de Fotografía pertenece y ha brindado todo su apoyo. A través de talleres en comunidades de bajos recursos y de actividades relacionadas al hecho fotográfico, pretenden sensibilizar al público y lograr que los jóvenes participantes aprendan a usar el lente como herramienta para mostrar situaciones y proponer mejoras en sus comunidades, de la mano de instituciones docentes y organizaciones no gubernamentales. Las actividades de 2 Punto 8 en RMTF empezaron el pasado miércoles 2 de marzo con la realización de un cine foro, a partir de la proyección de Born Into Brothels: Calcutta’s Red Light Kids, laureado documental de Zana Briski y Ross Kauffman, que muestra el acercamiento de Briski, quien es fotógrafa, a los niños del barrio rojo de Calcuta, y su intento de sacarlos de la pobreza a través de la enseñanza de su oficio. El panel estuvo integrado por Samuel Pérez (sociólogo), Ángel Oropeza (psicólogo social) y Leo Ramírez (sociólogo y fotógrafo). Del 16 al 26 de marzo presentarán “De las sombras a la esperanza”, muestra del primer taller realizado por 2 Punto 8 y la Fundación Taap (Talleres de Aprendizaje para las Artes y el Pensamiento) en Turgua. Allí les ofrecieron, a diez estudiantes del Colegio Mano Amiga La Montaña, conocimientos claves para iniciarse en el oficio de la fotografía y, como resultado, los jóvenes lograron mostrar su visión de esa comunidad mirandina, en relación a los derechos de los niños y adolescentes, aplicando ese aprendizaje. 2 Punto 8 es una iniciativa de Nohemí Ascanio, Silvia Castro, Álvaro Coronel, Carlos Arveláiz, Gabriel Méndez, Rodrigo Torres, Emilio Damas, Diana Nóbrega, Arianna Corral, Alexánder López y Karen Kaufman. Su meta es llegar a ser una organización de formación de talentos en diez comunidades de Venezuela, con el apoyo de la Embajada de Canadá, la Fundación Taap y Simón Dice, entre otros aliados. Ubicada en el cruce de las avenidas Trieste y Madrid, en La California Sur (Caracas), Roberto Mata Taller de Fotografía es una escuela que pretende recrear un ambiente en el cual los alumnos armonicen el reto que supone la concepción de una imagen y el apoyo mismo que implique obtenerla. Asimismo, es un espacio que se dedica a promover e intercambiar ideas sobre todo lo que se refiere al hecho fotográfico. Desde sus inicios —en agosto de 1993— ha atendido más de 2.000 alumnos, muchos de los cuales se mantienen vinculados activamente al taller y a la fotografía. Fuente: RMTF *** Jorge Luis Borges será recordado en la XXVI Feria del Libro de Cádiz El escritor y pensador argentino Jorge Luis Borges, una de las plumas más destacadas del siglo XX, será el absoluto protagonista de la XXVI Feria del Libro de Cádiz, según se anunció el pasado 2 de marzo. Por este motivo, la cita literaria gaditana contará con la visita de la viuda del literato, María Kodama. Por el momento no se conocen más detalles de este esperado evento, que cada año atrae un gran número de visitas, dada la presencia de autores españoles de gran prestigio. Borges publicó ensayos, cuentos y poemas, pero su contribución no es meramente literaria, ya que también fue una figura clave dentro del pensamiento moderno. Objeto de múltiples interpretaciones y estudios, el escritor argentino siempre huyó de dogmatismos. A él se atribuyen ontologías fantásticas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, historias universales, bestiarios lógicos, éticas narrativas y recuerdos inventados son parte del increíble imaginario de este autor, cuyas posturas políticas le impidieron ganar el Nobel de Literatura, al que aspiró durante casi tres décadas. El autor de El Aleph siempre fue una figura admirada por los semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos. Ciego a los 55 años de edad, fue un personaje polémico, aunque siempre soñó con que la posteridad le concediera la gloria de ser recordado por sus mejores textos. Su viuda, María Kodama, es la presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, con sede en Buenos Aires. Hija de un arquitecto japonés, colaboró con Borges en los libros Breve antología anglosajona (1978) y Atlas (1984), testimonio de viajes que ambos realizaron juntos alrededor del mundo. El año pasado, la feria, que celebraba su vigésimo quinto aniversario, estuvo dedicada al poeta Miguel Hernández, y se celebró entre el 7 y el 16 de mayo. El Baluarte de la Candelaria, sede del evento, recibió entonces la visita de escritores de renombre como Juan Cruz, Juan Luis Cebrián, José Luis Ferris y Javier Cercas, entre otros autores. En aquella ocasión, el pregonero fue el autor de Son de mar, Manuel Vicent. Fuente: La Voz Digital *** Guadalajara escoge un libro de Arreola para su maratón anual de lectura Si se propician los espacios para la lectura “la gente está dispuesta a adueñarse de ellos”, afirmó Myriam Vachez, secretaria de Cultura de Guadalajara, en la conferencia de prensa que este 3 de marzo marcó el arranque de las votaciones para elegir el título que será leído el próximo 12 de abril, durante una jornada que celebrará la obra de Juan José Arreola, a diez años de su muerte, y un decenio del maratón de lectura por el Día Mundial del Libro en Jalisco. Desde 2002, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) celebra este día con una lectura pública de doce horas continuas. El autor cuya obra se lee durante la jornada es seleccionado mediante una votación pública. Se ha leído la obra de Juan José Arreola (2002), Julio Cortázar (2003), Pablo Neruda (2004), Julio Verne (2005), Jorge Luis Borges (2006), Gabriel García Márquez (2007), Agustín Yáñez (2008), Horacio Quiroga (2009) y Jorge Ibargüengoitia (2010). Nubia Macías, directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), recordó que en estos diez años se ha logrado posicionar el festejo del Día Mundial del Libro como la mayor lectura pública en voz alta de México. Este año, la actividad se realizará entre las 10 y las 21 horas del martes 12 de abril, y no el 23 como corresponde, pues la fecha coincide con el período vacacional de Semana Santa. La jornada por el Día Mundial del Libro se titulará “Diez años confabulados con la lectura”, y el material a leer será escogido mediante una votación que se realizará hasta el 11 de marzo en la página de la FIL (http://www.fil.com.mx). Se podrá elegir entre los libros La feria, Lectura en voz alta y Memoria y olvido, que representan, respectivamente, tres facetas de Arreola: la del autor, la del lector y la vital. Los resultados, explicó Macías, se darán a conocer el 14 de marzo, cuando también comenzarán las inscripciones para los lectores. Quienes participen en el maratón, añadió, “obtendrán un libro de regalo y, como lo dicta la tradición catalana de Sant Jordi, una rosa, cortesía del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara”. Macías recordó que, en una ocasión, Arreola dijo que “el libro personal se compone de muchos libros y que la hazaña es individual”. Hace una década, indicó la directora de la FIL, “nos confabulamos con las letras de Juan José Arreola para unirnos por primera vez al festejo del Día Mundial del Libro”. A diez años de iniciada esta tradición, “estamos orgullosos de saber que hemos logrado convertir 31.308 hazañas individuales en un triunfo colectivo, al convertirnos todos en lectores en voz alta, al salir a las calles a dar vida al libro. Al dedicar 6.420 minutos a la lectura, al darle la vuelta a exactamente tres mil páginas”. Además de realizarse en más de ochenta municipios del estado mexicano de Jalisco, “a esta actividad se sumarán la Universidad del Claustro de Sor Juana desde la ciudad de México, la Universidad del Valle de México (UVM) en sus campus de Aguascalientes y Querétaro; el Instituto Cultural de Tijuana, el Canal 13 de Ciudad Mante, en Tamaulipas; la Hemeroteca Pública Juan Troncoso de Puebla, y otras sedes que están por confirmar para unirse a lo que hasta ahora es la lectura pública más grande de México”. En representación del alcalde Aristóteles Sandoval Díaz, Ricardo Villanueva Lomelí, jefe de la Oficina de la Presidencia de Guadalajara, señaló que “la promoción de la lectura y la creación de lectores forman parte de la agenda de trabajo de la actual administración municipal. Por eso, y porque creemos en el poder transformador de la palabra, el ayuntamiento tapatío seguirá con el apoyo a este tipo de actividades que poco a poco allanan el camino para que Guadalajara mantenga el lugar que gracias a la Feria Internacional del Libro ocupa en la escena internacional”. Fuente: FIL *** Un italiano admite autoría de falso perfil de Vargas Llosa en Facebook El periodista italiano Tommaso Debenedetti admitió este 2 de marzo ser el creador de un falso perfil del escritor Mario Vargas Llosa en la red social Facebook. El impostor, quien abrió otras cuentas de autores célebres, es un especialista en suplantaciones y en elaboración de textos falsos. Tras el incidente en Argentina, donde intelectuales kirchneristas se opusieron a que el ganador del Premio Nobel de Literatura 2010 inaugure la Feria del Libro en Buenos Aires, Tommaso, haciéndose pasar por Vargas Llosa, publicó un comentario en el falso Facebook del intelectual peruano. De inmediato, el escritor desmintió tajantemente que fuera el autor de ese texto. “Ni conozco Facebook, ni lo practico, ni lo haré nunca. Yo no he contestado a nadie vía Facebook. Todo lo que se me atribuye por ese medio es obra de impostores y es falso”, aseguró el escritor al diario español El País. Tommaso Debenedetti asumió la autoría de esa página falsa, y de otras de varios escritores: “Abrí la página de Vargas Llosa hace un mes, igual que las de Almudena Grandes, Abraham B. Yeoshua, Umberto Eco y otro autores”, comentó. En el falso perfil de Facebook de Vargas Llosa, Debenedetti escribió: “Pido excusas a Vargas Llosa y a los amigos, y los invito a reflexionar sobre los riesgos que comporta este gran medio que es Internet y Facebook en particular. Todo el mundo, en Facebook, puede ser cualquiera y decir en su nombre cualquier cosa”. Y finalmente advirtió: “Anuncio además que este experimento, que es antes que nada un juego, continuará con otros perfiles”. Debenedetti, un periodista freelance italiano, publicó durante diez años, y en diferentes medios de su país, un centenar de entrevistas inventadas con escritores como Philip Roth, el propio Vargas Llosa o Derek Walcott, y con personajes como Joseph Ratzinger, Mijaíl Gorbachov o Noam Chomsky. Fuente: El País *** Crean la “Irreal Academia del Esperpento” en honor a Valle-Inclán Este 3 de marzo fue creada en Madrid la “Irreal Academia del Esperpento” (IAE), un proyecto acariciado desde hace casi tres lustros y con el cual se pretende no sólo reivindicar al escritor español Ramón María del Valle-Inclán, sino también mantener vivo el esperpento, una de sus máximas aportaciones a la cultura española, que nació de una reacción frente al teatro burgués y convencional. La IAE fue fundada en el Café Literario y Bistró Max Estrella, en los altos de la Librería Fuentetaja, y se ha elegido el 3 de marzo para tal acontecimiento por ser la fecha en que muere Alejandro Sawa, insigne extravagante y poeta maldito en el que Valle-Inclán se inspiró para su personaje de Max Estrella, protagonista de su más emblemática obra: Luces de bohemia. En el acto fundacional se decidió nombrar académico a perpetuidad al desaparecido Alonso Zamora Vicente, junto al que se pergeñó este proyecto y al que hace catorce años se le llegó a proponer presidir esta academia, lo que aceptó encantado. La institución esperpéntica cuenta además con dieciséis miembros natos, entre los que fue elegido como director-muñidor de la nueva institución el dramaturgo y periodista Ignacio Amestoy, y como secretaria general la periodista Rosana Torres, quienes también forman parte de la comisión permanente junto al catedrático Javier Huerta y el autor teatral Luis Araujo. Completan los académicos natos el crítico Enrique Centeno, el teatrero Chatono Contreras, la actriz y cantante Karola Eskarola, el cineasta José Luis García Sánchez, el dramaturgo Manuel Gómez, el arquitecto y presidente del Círculo de Bellas Artes, Juan Miguel Hernández de León, el escritor Ramón Irigoyen, el gozno de Mariano José de Larra llamado Jesús Miranda de Larra, el poeta y ex ministro de Cultura de España, César Antonio Molina, la actriz Esperanza Roy, el catedrático Jorge Urrutia y el crítico y escritor Javier Villán. Junto a ellos les acompañó en el acto fundacional Xerardo Pardo de Vera, todo un Valle-Inclán redivivo que intervino, representando al Marqués de Bradomín, en la película que García Sánchez (cineasta que se ha acercado a Valle-Inclán en múltiples ocasiones) acaba de rodar con el nombre de Este que veis aquí, y basada en la vida el creador del esperpento. La IAE está impulsada por los fundadores de la Noche de Max Estrella, acto que a modo del Bloomsday dublinés, recorren anualmente cientos de personas por aquellos espacios que visitaron en su madrileño viaje iniciático Max Estrella y su fiel escudero, Latino de Híspalis. Este año la Noche de Max Estrella se celebrará el sábado 26 de marzo, coincidiendo con la Noche de los Teatros y la víspera del Día Mundial del Teatro, fecha en la que Manolo Gómez y Chatono Contreras le llevan a la estatua de Valle-Inclán del madrileño Paseo de Recoletos una bufanda blanca, acompañados de gente de la profesión escénica. Entre los primeros proyectos que llevará a cabo la IAE se encuentra la edición del Libro-memoria de La noche de Max Estrella, desde su fundación hasta hoy, elaborado por el Instituto del Teatro de Madrid (Item), así como la celebración del 85º aniversario del Proyecto Teatral de El cántaro roto, de Valle-Inclán, en el Círculo de Bellas Artes, con una jornada conmemorativa de aquel 19 de diciembre de 1926, en que bajo el título de la obra de Heinrich von Kleist, se estrenó Ligazón y se hizo una representación de La comedia nueva, de Moratín, en la hoy Sala Fernando de Rojas, en colaboración con el Instituto de Teatro del Mediterráneo. En el acto fundacional de la IAE también se nombró académico de honor/deshonor de 2011 al cómico Juan Diego, y académico de número, el uno, a Darío Villanueva, secretario de la Real Academia Española (RAE) y gallego como Valle-Inclán. La sesión en la que se fundó la IAE se levantó después de que la actriz Esperanza Roy, coreada por todos los académicos, cantara “El Babilonio”, tema de la zarzuela La corte del faraón, que tanto gustaba a Valle-Inclán, e himno oficial de la Irreal Academia del Esperpento. Fuente: El País *** Escritoras mexicanas transgresoras reunidas en Óyeme con los ojos Este jueves 3 de marzo fue presentada, en la Feria Internacional del Palacio de Minería, en Ciudad de México, la antología Óyeme con los ojos, en la que Patricia Rosas Lopátegui reúne textos de veintiún escritoras mexicanas que han transgredido las formas de hacer literatura y los cánones establecidos por la sociedad. A la presentación, que tuvo lugar en el Salón Manuel Tolsá de la feria, asistieron algunas de las escritoras antalogadas, como María Luisa Mendoza, Beatriz Silvia Molina, Carmina Narro, además de Rosas Lopetágui. El título de la antología, que se publica en dos volúmenes, hace referencia a un verso escrito por sor Juana Inés de la Cruz, que a la sazón es seguido de otro verso que reza: “Ya que están tan distantes los oídos”, explicó Rosas Lopátegui, académica de la Universidad de Nuevo México. De tal manera que estos dos volúmenes, editados por la Secretaría de Extensión y Cultura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, “son una metáfora que pide escuchar la voz de las mujeres. Sociedad patriarcal mexicana, óiganos con los ojos ya que no pueden escucharnos con los oídos. Aquí estamos con nuestras revoluciones, renovaciones y contribuciones a literatura y la vida política y social mexicana”. Óyeme con los ojos. De sor Juana al siglo XXI. 21 escritoras mexicanas revolucionarias incluye textos de Nahui Ollin, Nellie Campobello, Elena Garro, Guadalupe Amor, Rosario Castellanos, Inés Arredondo, Elena Poniatowska, Beatriz Espejo, Sabina Berman, Estela Leñero, Ana Clavel y Carmina Narro. También se encuentra parte de la obra de Antonieta Rivas Mercado, María Luisa Mendoza, Amparo Dávila, Luisa Josefina Hernández, Silvia Molina, Cristina Rivera Garza y Liliana V. Blum. Juana Inés Ramírez de Asbaje (1651-1695), “la primera gran transgresora de nuestras letras”, fue el punto de partida de Rosas Lopátegui. Ella “es un referente de estas escritoras, pero lo es también de muchos hombres y mujeres mexicanos, y de las letras universales”, indicó. Con Óyeme con los ojos, Rosas Lopátegui intenta difundir la literatura fémina de escritoras mexicanas olvidadas, poco leídas o que han sido descalificadas o menospreciadas por desafiar las convenciones sociales. “Mi motivación principal fue recordarle a los lectores las contribuciones que han hecho las escritoras a las letras mexicanas. Me interesa recordarles que tenemos una literatura femenina sólida de primerísima calidad. Estas escritoras han roto con estructuras canónicas u obsoletas en la construcción de un poema u obra de teatro. Son transgresoras porque han roto no sólo con los cánones literarios sino también con los patrones tradicionales establecidos para las mujeres”, afirmó. Además, lo que tienen en común es que también “han fungido o han desempeñado un papel de conciencia crítica en el contexto que les tocó vivir. Desempeñan un papel de voceras de los problemas que tenemos no solamente en la vida cultural sino en la social, en el orden político y económico”, explicó. “Muchas de ellas, como Inés Arredondo, están olvidadas, marginadas. No se leen como se debería leer, a excepción de Elena Poniatowska, Sabina Berman y Cristina Rivera Garza, que son escritoras con mayor recepción quizá porque son contemporáneas”, añadió la biógrafa de Elena Garro. Detrás de la larga e intensa búsqueda hemerográfica y la difícil selección literaria, en Óyeme con los ojos hay un evidente enfoque feminista. “Aunque la situación para las mujeres ha cambiado, hay un enfoque de género en el libro. Las escritoras de hoy en día no viven en las mismas circunstancias de opresión o de marginación que las escritoras que vivieron en los años 20 o 30 del siglo pasado. Sin embargo, en el presente siglo todavía hay una gran desproporción genérica. En los catálogos hay mucho más hombres que están siendo publicados que mujeres”, explicó Patricia Rosas Lopátegui. Estas mujeres, comenta, han sido descalificadas, eliminadas; no son mujeres que se estudian y se leen como deberían y como ejemplo cita a Elena Garro, quien “no se lee como se lee a Juan Rulfo. Pedro Páramo y El llano en llamas son lecturas obligatorias desde secundaria. Son dos obras básicas de nuestras letras, pero Garro ¿dónde queda? Ella tiene la misma relevancia”. Asegura que hay una doble discriminación hacia ellas por ser mujeres talentosas e inteligentes que se atreven a romper con el estatuto patriarcal de la mujer que debe estar en casa, en la esfera privada. “En el momento en que entran en la esfera pública son lapidadas, apedreadas; siempre van a encontrar excusas para eliminarlas”. Aunque todas las escritoras que conforman Óyeme con los ojos tienen un significado especial en la vida de Rosas Lopátegui, la también escritora muestra una particular admiración por Nahu Ollin, Antonieta Rivas Mercado y Cristina Rivera Garza. De la primera, comenta que “es una transgresora de la vanguardia mexicana que está bastante olvidada y descalificada por la sociedad patriarcal mexicana. Nunca se le estudia como poeta o como pintora. Siempre se habla de su belleza o de su relación tormentosa con el doctor Atl, es decir, de su vida privada, sexual, sobre todo, calificándola de ninfómana o de loca”. A Antonieta Rivas Mercado, señala la académica, se le ha reducido a mecenas, a una mujer que patrocinó la cultura, pero no se le ve como mujer pensante ni se le estudia como la gran ideóloga que fue. Es una precursora del feminismo mexicano como lo es sor Juana”. Entre las escritoras contemporáneas, Rosas Lopátegui destaca la labor de Rivera Garza, “una escritora muy comprometida con la lucha de género que constantemente está haciendo hincapié en los feminicidios en Ciudad Juárez y en todo México. Está luchando en contra del machismo o exponiendo las atrocidades que se cometen en el país a causa de éste”. Además de una selección de poemas, cuentos, ensayos y novelas de 21 escritoras mexicanas, Óyeme con los ojos contiene material bibliográfico en torno a las mismas, como entrevistas, reseñas y conferencias. A la conferencia sobre sor Juana Inés de la Cruz de Xavier Villaurrutia, al homenaje que le rinde José Emilio Pacheco a Guadalupe Dueñas y a los fragmentos de cartas de Julio Cortázar a Amparo Dávila, se suman textos de la autoría de Patricia Rosas Lopátegui. Las entrevistas a Beatriz Espejo, Carmina Narro y Liliana V. Blum, las historias extraordinarias sobre Nahui Ollin, Antonieta Rivas Mercado, Nellie Campobello y los poemas dedicados a estas dos últimas y a Rosario Castellanos, son las contribuciones con las que la académica enriquece el libro. Estas creaciones están basadas en las experiencias que ha tenido Rosas Lopátegui como académica de la Universidad de Nuevo México. “Son experiencias verídicas derivadas del contacto con mis estudiantes, que me nutren y me enseñan cosas nuevas y que reciben con gran gozo a estas escritoras”. Fuente: El Universal *** Encuentran dibujos inéditos y fotografías de Miguel de Unamuno Técnicos del archivo de la Universidad de Salamanca (Usal), en España, descubrieron el pasado jueves 3 de marzo en uno de los armarios del depósito de la Biblioteca General Histórica, durante labores rutinarias de catalogación, un conjunto de dibujos inéditos y fotografías del escritor y filósofo español Miguel de Unamuno. El hallazgo comprende 41 creaciones a plumilla y a lápiz, a los que se suman instantáneas originales que formaron parte de la exposición realizada en 1964 en la sala principal de la biblioteca con motivo de los cien años del nacimiento del escritor vasco, y que se daban por perdidos. El director del Servicio de Archivos de la Usal, Miguel Ángel Jaramillo, destacó el valor histórico de este conjunto documental, ya que supone por un lado, “recuperar los dibujos que sabíamos que existían, pero que no estaban localizados e incluso pensábamos que estaban perdidos, y, por otro, completamos las series de dibujos del archivo de Unamuno y recuperamos la propiedad de este importante patrimonio”. Por lo que se refiere a los dibujos, que ilustran una de las más desconocidas aficiones del autor de San Manuel Bueno Mártir, se encuentran en perfecto estado de conservación y vienen a completar las series conservadas en la Casa-Museo Unamuno. Un hallazgo compuesto por diez originales que reflejan escenas y paisajes de la finca salmantina de Traguntía, a los que se suman veintiún retratos, entre ellos uno de su hijo Ramón fechado en 1915 (Unamuno apenas se ocupaba de dar título o fechar sus dibujos) y otro de su amigo Zapata Ledesma; dos animales (un perro y un gato) y siete figuras. Dentro de ellos aparece la imagen de una mujer que porta una cesta de la compra y que destaca tanto por la originalidad de la temática, como por la perspectiva superior en la que está ejecutada. Hasta ahora la colección documentada de dibujos de Unamuno estaba compuesta por 260 originales, distribuidos en 206 documentos sueltos y tres cuadernos de dibujo, la mayor parte de los cuales integran una exposición que se puede ver hasta el 10 de abril en el patio de Escuelas de la universidad, como informamos en nuestra edición 246 (http://www.letralia.com/246/0204unamuno.htm). Las creaciones recién recuperadas han llevado a los responsables del archivo universitario a considerar que “nos acercamos al cien por cien de la producción unamuniana, excepto aquellos originales que Unamuno enviara a diferentes personas en su correspondencia”. Fuente: ABC *** Inaugurada en Cuba una cátedra en homenaje al escritor Guillermo Vidal La Cátedra Honorífica Guillermo Vidal se inauguró este 3 de marzo en la ciudad cubana de Las Tunas, al este del país caribeño, en homenaje al reconocido narrador. La inauguración tuvo lugar durante el capítulo de Las Tunas en la XX Feria Internacional del Libro Cuba 2011. Estudiantes y profesores de la Universidad de Ciencias Pedagógicas José Tey, escritores, amigos y familiares de Guillermo Vidal (1952-2004), se reunieron en torno a esta iniciativa, que tiene el objetivo de promover el estudio de la vida y obra de Vidal, Premio Alejo Carpentier en 2003 con su novela La saga del perseguido. La cátedra pretende impulsar talleres de creación y proyectos socioculturales en comunidades y escuelas, mediante conferencias, encuentros con personalidades, eventos e intercambios con otras instituciones, entre ellas la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Fue en la Universidad José Tey donde Vidal inició su recorrido por las letras como profesor de literatura y español, y también convirtió al centro en escenario de varios de sus cuentos y novelas. Estos y otros aspectos del creador de Matarile (1993) fueron abordados durante un panel que precedió la presentación de la cátedra, actividad a la que asistieron colegas de trabajo del extinto narrador, investigadores y escritores. Desde que en 1981 obtuviera su primer lauro, el Premio Nacional Raúl Gómez García, con el cuento “Otro canto del gallo”, eslabonaría una ascendente carrera que lo llevaría a merecer importantes galardones. Con sus novelas Las manzanas del Paraíso (1998) y Los cuervos (2001), el escritor obtuvo los premios internacionales Casa de Teatro, de República Dominicana, y Dulce María Loynaz, en la categoría de cuento, respectivamente. Fuente: Granma *** Córdoba aprobó presupuesto para octava edición de Cosmopoética Alessandro Baricco y Charles Simic serán dos de los protagonistas del festival, que promete una programación planeada teniendo en cuenta “la pluralidad de tendencias presentes, sin otorgar preferencia a ninguna de ellas”. La Junta de Gobierno Local de la ciudad española de Córdoba aprobó este 4 de marzo un gasto de 371.000 euros —casi un 5% más que el presupuesto del año pasado— para el desarrollo del programa de actividades de la octava edición del festival Cosmopoética (http://www.cosmopoetica.es), que se celebrará este año entre el 6 y el 10 de abril, aunque desde el próximo 14 de marzo y hasta el 5 de abril se desarrollará la fase previa de este certamen, según informó la portavoz municipal del PSOE, Ángeles Luna. Bajo el título “Cosmopoética 2011, poetas del mundo en Córdoba”, el certamen de este año se desarrollará bajo la doble vertiente de fomentar y apoyar a los creadores locales y colocar a Córdoba en los circuitos culturales internacionales, ya que esta iniciativa forma parte de la apuesta de Córdoba para ser designada Capital Europea de la Cultura en el 2016. Esta nueva edición tendrá un formato similar al de años anteriores, entremezclando la presencia de poetas locales, nacionales e internacionales, junto con una amplia gama de actividades artísticas en torno a la poesía. Este año se homenajeará a los poetas cordobeses Luis de Góngora, de cuyo nacimiento se celebra el 450º aniversario, y Juan Bernier, que cumpliría 100 años y que ha sido uno de los pilares fundamentales del Grupo Cántico. En relación a las actividades previstas en honor al autor de Soledades, destacan varias actuaciones musicales que tendrán lugar en Sala de Orive y en la plaza de la Corredera, así como la iniciativa “El jardín de las metáforas”, que estará presente en varios puntos de la ciudad. Por su parte, en recuerdo de Bernier la organización tiene previsto presentar a lo largo de la cita literaria una antología con los mejores versos del escritor, entre otras actividades. La programación se vuelve a distribuir en ciclos, catorce en total, contando con múltiples espacios y con la colaboración de numerosas entidades y colectivos. Uno de estos ciclos, denominado “Dinamización”, se desarrollará en autobuses de Aucorsa (“Versos sobre ruedas”) y otro en bares y tabernas de la ciudad con el título “Cata de poemas”, según Luna. Además, el programa incluye más de sesenta eventos que tendrán lugar en diversos espacios de la ciudad, como la Sala de Orive, la Filmoteca de Andalucía, el Teatro Cómico Principal, el Jardín Botánico, la Biblioteca Central de Lepanto o el Gran Teatro, entre otros. Desde la organización se resaltó que los criterios a la hora de diseñar la programación han sido “la pluralidad de tendencias presentes, sin otorgar preferencia a ninguna de ellas”, así como “la inclusión de prestigiosos poetas con una extensa obra, junto a jóvenes poetas que están empezando”. Asimismo, se ha apostado por “la diversidad de lenguas y países de origen de los poetas internacionales”, además de “la descentralización de las actividades, haciendo partícipes a todos los barrios de la ciudad e implicando a diversas entidades y colectivos”. Un año más, Cosmopoética dará el pistoletazo de salida con una cabalgata inaugural, que en esta ocasión saldrá de la avenida de la Victoria y llegará hasta la plaza de la Corredera. La programación incluye asimismo la concesión del II Premio Poesía Joven Pablo García Baena y del X Premio de Poesía Leonor de Córdoba. Además, habrá varias exposiciones, como la II Muestra Internacional de Videopoemas y la X Muestra Provincial de Poesía desde el Aula. También trascendió que Alessandro Baricco y Charles Simic serán dos de los protagonistas del festival. Baricco es uno de los escritores italianos de mayor proyección internacional de las últimas décadas. La novela Seda es la obra más conocida de una producción que engloba ensayos (Los bárbaros, entre otros), teatro (Novecento) y varios títulos narrativos (Tierras de cristal, Océano mar). Su faceta como poeta es muy poco conocida. Simic, por su parte, es un poeta y traductor yugoslavo que ha publicado más de sesenta libros y en 1991 ganó el premio Pulitzer de poesía. Nacido en 1938, entre sus obras editadas en España figuran La voz a las tres de la madrugada (DVD Ediciones), Desmontando el silencio (publicada por la editorial lucentina 4 Estaciones) y Una mosca en la sopa (Vaso Roto). Fuentes: ABC • Diario Córdoba • El Día de Córdoba *** Publican adaptación para niños de El camino, de Miguel Delibes El libro Mi primer Delibes acerca al público infantil el universo del autor vallisoletano a través de una adaptación de su novela El camino enriquecida con vistosas ilustraciones de Jesús Aguado —cuyo trabajo ha sido reconocido con múltiples premios y distinciones nacionales e internacionales— y con la adaptación del texto a modo de cuento realizado por Mariano Veloy. Esta publicación, editada por la Fundación Villalar-Castilla y León (http://www.fundacionvillalar.es) en colaboración con el Grupo Planeta, fue presentada este 4 de marzo en el Colegio “Miguel Delibes” de Valladolid (España) por el presidente de la fundación, José Manuel Fernández Santiago, quien estuvo acompañado por el secretario de Educación de la Junta de Castilla y León, Javier Serna, el ilustrador de la obra, Jesús Aguado, y el hijo del escritor Germán Delibes. Todos ellos coincidieron en que esta obra se trata de una adaptación “deliciosa” de El camino con su protagonista, Daniel “El Mochuelo”, como eje a través del que los pequeños podrán descubrir el contraste de la vida en el campo y en la ciudad mediante los personajes y anécdotas que forman parte de la vida del personaje principal y que recuerda la noche antes de ser enviado a un internado en la capital. Mi primer Delibes es una adaptación de El camino orientada, tanto por el lenguaje utilizado como por su extensión, a la capacidad de lectura de alumnos de primaria. Se ha procurado fundamentalmente, a través del atractivo de las ilustraciones y del diseño de la obra, fomentar el interés de los más pequeños por la obra del escritor. El libro se integra en la colección infantil de la editorial, que desde sus comienzos ha publicado la obra de Delibes y está destinado al segundo ciclo de primaria. Los colegios españoles de educación primaria recibirán una carta con las indicaciones necesarias para poder solicitar un ejemplar. El libro se pondrá a la venta en librerías y su distribución correrá a cargo de Lunwerg Editores. Fuentes: Europa Press • Fundación Villalar-Castilla y León *** Mondadori lanza una colección dedicada a Enrique Vila-Matas Mondadori inaugura en su sello DeBolsillo la Biblioteca Vila-Matas (http://bit.ly/ee0Tr4) con tres títulos del reconocido escritor español: Chet Baker piensa en su arte, una antología de relatos; En un lugar solitario, que incluye sus cinco primeros libros —publicados entre 1973 y 1984—, y su última novela, Dublinesca, que acaba de obtener en Italia el premio Bottari Grinzane y que en Francia ha sido galardonada con el Jean Carriere. La publicación de la colección, que está en las librerías españolas desde el pasado 4 de marzo, continuará en septiembre con un cuarto volumen, Una vida absolutamente maravillosa, que reúne una antología de sus ensayos. A este título le seguirán los libros más reconocidos de este escritor esencial para la literatura contemporánea. Chet Baker piensa en su arte incluye un texto inédito, la novela corta o relato de ficción crítica, según el autor, que da nombre al libro, y que ostenta el subtítulo “Doctor Finnegans y monsieur Hire”. Una extensa pieza en la que Vila-Matas reflexiona sobre la escritura a través del personaje que encarna un crítico literario encerrado una noche en un hotel de Turín. El especialista busca el punto de unión entre la literatura radical representada por el último James Joyce y la literatura tradicional de calidad que simboliza Georges Simenon. En un lugar solitario incluye un prólogo inédito de Vila-Matas en el que explica su pensamiento acerca de la literatura. En él se incluyen Mujer en el espejo contemplando el paisaje, La asesinada ilustrada, Al sur de los párpados, Nunca voy al cine e Impostura. “Del ya muy remoto año de 1971, que pasé en Melilla como soldado del Ejército español, recuerdo muy especialmente los veinte días que estuve internado en el manicomio militar de esa plaza fuerte”, dice Vila-Matas en el prólogo de En un lugar solitario. “Cuento cómo me metí en la literatura, mis debilidades iniciales al empezar a escribir”, explica el escritor barcelonés. “No trato de engañar a nadie. De ser lector de poesía, empecé a escribir casi por casualidad y me metí sin saber cómo en esta aventura”. Fuentes: EFE • El País *** Publican una antología de cuentos en homenaje a Hiroshima y Nagasaki Encabezados por los escritores uruguayos Eduardo Galeano y Jorge Majfud (http://www.letralia.com/firmas/majfudjorge.htm), un prestigioso grupo de escritores de España y América ha creado la selección de relatos Hiroshima, Truman (http://www.edicionesirreverentes.com/narrativa/Hiroshima.html), que publica este mes el sello español Ediciones Irreverentes en homenaje a quienes perecieron tras la caída de las bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. Escritores de España, Uruguay, Colombia, Chile y Honduras, seleccionados de entre más de doscientos textos, forman parte de esta antología de 188 páginas que quiere ser, en palabras de la editorial, “testimonio de recuerdo eterno de los límites a los que el ser humano jamás deberá volver a llegar”. “Más de doscientos mil muertos en el acto, más de medio millón de muertes lentas, causadas por el lanzamiento de las bombas atómicas norteamericanas, bien merecen una reflexión desde la literatura”, agregó Ediciones Irreverentes, en cuya web puede descargarse un archivo PDF con las primeras treinta páginas. La selección es encabezada por “Hiroshima y Nagasaki. Un sol de fuego”, una crónica breve del afamado autor de Las venas abiertas de América Latina, y reúne textos de Miguel Ángel de Rus, Manuel A. Vidal, Andrés Fornells, Nelson Verástegui, Violeta Sáez, Pedro Amorós, Ricardo Cid, Julio Fernández, Elena Marqués Núñez, Carlos Ortiz de Zárate, Iván Teruel, Miguel Paz Cabanas, Francisco Legaz, Carmen Matutes, Víctor Bórquez Núñez, Alberto Bejarano, Kalton Harold Bruhl, Santiago García Tirado, Álvaro Díaz Escobedo, Pedro Antonio Curto y Tomás Pérez Sánchez. “Según la mentalidad religiosa judeocristianomusulmana los estados intermedios, la vida humana y el purgatorio, son temporales, casi inexistentes”, dice Jorge Majfud en “Los medios justifican los fines”, el texto que funge de prólogo. “No caben tonos grises; uno es ángel o demonio, está en el cielo o en el infierno. Por lo tanto, es natural que se pensara que Dios estaba de parte de uno de los bandos y que haya sido partidario de arrojar un par de bombas atómicas (...) sobre ciudades llenas de hombres, mujeres y niños”. Fuente: Ediciones Irreverentes *** Actuación de Vargas Llosa en México recibe ovación El público de la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, en Ciudad de México, ovacionó de pie al escritor peruano-español Mario Vargas Llosa tras su actuación en Las mil noches y una noche, en su segunda y última función presentada este domingo 6 de marzo, pese a que fallas en el sistema de audio interrumpieron el acto por unos momentos. Apenas habían transcurrido unos minutos de iniciada la obra, en la que también participa la actriz peruana Vanessa Saba, cuando la función se tuvo que suspender para corregir los zumbidos del sistema de audio. Varios de los presentes, entre ellos, el Premio Cervantes de Literatura José Emilio Pacheco, acompañado por su esposa, la periodista Cristina Pacheco; el violonchelista Carlos Prieto y el escritor Ignacio Solares, entre otros, se sumaron al gesto de reprobación expresado por Vargas Llosa, quien regresó a su camerino. No obstante, tras quince minutos, el ganador del Premio Nobel de Literatura 2010 regresó para ofrecer una exquisita lectura dramatizada, ataviado como el antiguo rey persa Sahrigar, cautivando a decenas de espectadores por espacio de dos horas. En la función, el escritor volvió a vivir la ficción desde dentro al representar al rey Sahrigar, un ser enfurecido al descubrirse engañado por su esposa y sus concubinas, y que sólo ve colmado su deseo de venganza de la mano y las palabras de la última de sus mujeres, Sherezade, interpretada por Saba. Al entrar al escenario, Vargas Llosa recordó que de niño escuchó los cuentos de Las mil y una noches, historias que aseguró no tienen nada de infantiles. Bajo la dirección de Luis Llosa, la obra relata algunos de los cuentos que a decir del propio Vargas Llosa son de los menos conocidos del clásico de la literatura árabe, entre ellos “El príncipe melancólico”, “La princesa Budur y los astrólogos” y “Marsuán el justiciero”. En su papel del rey, el autor peruano español escenificó lo que unos días antes describió como la mejor parábola en la literatura, de cómo la ficción es capaz de humanizar y sensibilizar a cualquier ser salvaje. Vargas Llosa dio vida al monarca que desde la primera noche queda embelesado con las palabras de Sherezade, la hija de su primer ministro, que pide casarse con él y que durante mil y una noches logra hechizarlo con sus cuentos al punto de hacerlo olvidar su deseo de decapitar cada mañana a una nueva esposa. En el montaje resaltó la participación de tres bailarinas, quienes al igual que los protagonistas, atraparon a los presentes con sensuales movimientos y múltiples vestuarios de colores. Las mil noches y una noche —versión escrita por Mario Vargas Llosa basándose en el clásico oriental— se publicó en 2009 por la editorial Alfaguara, año en el que se estrenó en teatro en Madrid con la participación de la actriz española Aitana Sánchez Gijón en el papel de Sherezade. Su adaptación teatral supuso para el escritor su tercera aventura teatral después de que en 2005 protagonizó La verdad de las mentiras y Odise y Penélope en 2006. De este modo, Mario Vargas Llosa concluyó una semana de actividades en la capital mexicana, donde el pasado 4 de marzo recibió la Orden Mexicana del Águila Azteca, en grado de insignia, que recibió con un discurso en el que elogió al poeta y ensayista mexicano Octavio Paz (1914-1998) y expresó públicamente su enorme agradecimiento al autor porque “en los momentos siempre críticos, de las grandes fracturas ideológicas, nunca se equivocó”. “Siempre nos enseñó el camino de la sensatez, de la racionalidad, de la verdad y, sobre todo, el camino de la libertad”, apuntó Vargas Llosa en el Castillo de Chapultepec, donde recibió la máxima condecoración que un extranjero puede recibir en México por sus servicios a la humanidad o a ese país. En su discurso, Vargas Llosa rindió homenaje también a Alfonso Reyes (1889-1959) y al poeta surrealista peruano César Moro (1903-1956), que vivió diez años en México, mientras que de Paz dijo que había sido “uno de los más valerosos” ensayistas políticos de nuestro tiempo. “En un mundo en el que ciertas doctrinas, ciertas ideas, habían echado raíces y parecían no dejar espacio para ninguna otra, él se atrevió durante muchísimos años y casi, en una terrible soledad, a enfrentarse a ese lugar común y a defender la libertad y la democracia”, señaló. Como virtudes especiales mencionó “su lucidez” y “su coraje” para enriquecer el pensamiento contemporáneo. “Fue un crítico muy sistemático de toda forma de autoritarismo y dictadura, y fue también uno de esos raros intelectuales capaz de rectificar y cambiar”, agregó. El autor también mencionó su apreciación de Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, ensayo que Paz publicara en 1982. “Es para mí uno de los libros más hermosos que se han escrito sobre lo que significó la Colonia (1521-1821); todo lo que hubo en ella de anticuado, de oscurantista, y también de creativo, de extraordinariamente original en lo que es la creación de instituciones sociales nuevas para un mundo nuevo”, añadió. De Moro, quien vivió en México “en la más estricta soledad por vocación propia”, dijo que fue “un escritor nacido para las catacumbas”, y apuntó que “escribió la parte más importante de su poesía en francés, y creo que, entre los muchos escritores forasteros que han escrito sobre México, él es el que ha escrito los textos acaso más hermosos”. Vargas Llosa quiso recordarle el mismo día en que “un escritor peruano recibe de la hospitalidad y la generosidad de México esta condecoración”, que le impuso el presidente Felipe Calderón. Finalmente al también mexicano Alfonso Reyes, cuyo premio recibirá el próximo 9 de marzo en Monterrey, la capital del estado mexicano de Nuevo León, le puso como modelo del “intelectual que simboliza esa no siempre fácil integración de lo propio y lo universal, de lo local y lo internacional”. “Amó profundamente a México, escribió cosas bellísimas sobre su propio país, sobre su propia literatura, y fue al mismo tiempo un ciudadano del mundo”, agregó el autor de El sueño del celta. Fuentes: EFE • El Universal *** Exponen en Chile fotografías de Koen Wessing sobre el golpe de 1973 Del 9 de marzo al 30 de abril estará abierta al público la muestra “Imágenes indelebles” (http://www.gam.cl/exposiciones/koen-wessing-el-fotografo-de-chile-1973), compuesta por 39 fotografías captadas en 1973 en Santiago por el destacado fotoperiodista holandés Koen Wessing (1942-2011), en los días posteriores al golpe de Estado en Chile, y que nunca habían sido vistas en la nación sureña. El jueves 10 de marzo, a las 19 horas, habrá una conferencia sobre su trabajo con Jeroen de Vries, curador; Frank Ortmanns, productor; Louis Zaal, director de la agencia Hollandse Hoogte, y Kadir van Lohuizen, discípulo de Wessing. A los 69 años, y tras una larga enfermedad, Wessing falleció el 2 de febrero pasado en su casa de Amsterdam. Desde hace meses supervisaba el proceso de recuperación y ampliación de estas imágenes junto al curador Jeroen de Vries y la productora Paradox, que organiza la exhibición en el Centro Gabriela Mistral. Dado su mal estado de salud, Wessing había descartado viajar a Santiago, pero tenía gran interés en la exhibición de su trabajo en Chile. El fotógrafo viajó a Santiago en 1973 apenas se enteró del golpe militar. Cambió sus tradicionales jeans desgastados y ese aspecto hippie que lo caracterizaba por un terno gris, se cortó el pelo y se afeitó. Con el traje pasaba desapercibido, e incluso podía parecer un adepto al nuevo régimen, por lo que pudo circular por la ciudad sin ser cuestionado ni apresado. Así logró, con una pequeña cámara Leica, fotografiar la situación en la capital, incluido el campo de prisioneros instalado en el Estadio Nacional, donde logró darles cigarros a algunos detenidos. Luego, se aseguró de que los militares no le quitaran los negativos, enviándolos con una azafata amiga. Al regresar a Holanda publicó inmediatamente el libro Chili, September 1973, que, con 25 imágenes y un armado casi artesanal, se convirtió en un ensayo visual clásico de la fotografía contemporánea y en uno de los mejores testimonios de la represión en Chile. Hoy, uno de esos ejemplares cuesta unos US$ 2.500. La muestra en el GAM incluye todas las imágenes del libro y otras tomas recuperadas de los negativos originales, además de un documental en el que Wessing conversa con el cineasta holandés Kees Hin sobre su vida como fotógrafo, que lo hizo recorrer el mundo con un espíritu aventurero y con fe en que mostrar la opresión y el abuso de poder es una vía para el cambio social. También se incluyen sus célebres fotos captadas en Nicaragua en 1978, en plena revolución sandinista, y en El Salvador en 1980, tras el asesinato de monseñor Romero. La honestidad y despojo de sus fotos, que expresan al mismo tiempo horror y dignidad, ofrecen un impacto de verdad “en pleno rostro”, como escribió a propósito de su trabajo el crítico francés Roland Barthes en el libro canónico La cámara lúcida. Algunas imágenes de la exposición serán donadas al Museo de la Memoria de Santiago; el resto de las obras se incorporarán al catálogo del Centro Nacional del Patrimonio Fotográfico, y en abril editorial LOM publicará un libro con las fotos. Fuentes: El Mercurio • GAM *** Perú recibe al mundo del cómic en el festival Lima Comics 2011 Este 15 de marzo se estrenará en Perú el Festival Lima Comics 2011 (http://centro.fundaciontelefonica.org.pe/act_01.asp), en el que se recibirá a más de treinta ilustradores internacionales que brindarán la visión moderna de la caricatura y su evolución en el tiempo, y se realizarán talleres, seminarios, exposiciones, debates, mesas redondas y concursos. El objetivo del festival es presentar “una aventura gráfica de efectos, texturas y sensaciones”, además de proponer nuevas formas de lectura que se adaptan a los medios más modernos de comunicación digital. El evento iniciará oficialmente con una clase magistral del argentino Nico Di Mattia, en la que, además de presentar sus más reconocidos trabajos, demostrará que es posible emular la pintura tradicional con el uso de pocas herramientas digitales y sin la necesidad de utilizar filtros o efectos complejos. El cronograma oficial precisa que entre los días 16 y 18 de marzo el evento continuará con la presentación de las primeras exposiciones, que serán acompañadas de talleres dictados por expertos caricaturistas, entre los que se incluyen los argentinos Ariel Olivetti y Martín Canale; el español José Villarrubia y los brasileños Gabriel Bá y Fábio Moon. Por último, para los días 19 y 20, se realizará la Convención Lima Comics 2011, a la que están invitados todos los autores peruanos y extranjeros con el fin de compartir sus experiencias e intercambiar visiones del oficio. Los organizadores esperan acercar al público a diferentes expresiones artísticas que se dan en la industria del entretenimiento, ya que con la evolución de los instrumentos a emplear, los procesos de planteamiento, creación, acabado, distribución y consumo del cómic están más ligados a la tecnología. El público asistente a esta edición del Lima Comics encontrará también 30 stands de tiendas especializadas, librerías, editoriales, productoras, institutos dedicados a la enseñanza de carreras relacionadas con las artes gráficas. Agregado a esto, se ha convocado también un divertido Concurso Cosplay, es decir un concurso de disfraces consagrados a personajes de cómic, anime, cine, televisión y videojuegos. Fuente: TeleSUR *** Venezuela se apresta a celebrar su séptima Feria del Libro, Filven Aunque tradicionalmente la Feria Internacional del Libro de Venezuela, Filven, se celebró desde su primera edición a finales de año, en 2011 ha sido adelantada para el mes de marzo para evitar que su realización resulte afectada por la época de lluvia, como informamos en nuestra edición 242 (http://www.letralia.com/242/0112filven.htm). Así, la séptima edición de la Filven tendrá lugar del 19 al 27 de marzo en el sector caraqueño de Los Caobos, en los espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño y la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte). Filven 2011 tendrá como lema el primer verso del Himno Nacional de Venezuela, “¡Gloria al Bravo Pueblo!”, y su tema central será el Bicentenario de la Independencia de Venezuela, por lo que no habrá país invitado de honor. Los escritores homenajeados serán Andrés Bello (1781-1865) y Juan Germán Roscio (1763-1821). Según Christhian Valles, presidenta del Centro Nacional del Libro (Cenal, http://www.cenal.gob.ve), ente que organiza Filven 2011, ésta será una feria “de transición”, con un dispositivo distinto. “No será más pequeña pero tendrá otra distribución. Lo que varía es el tipo de los stands y los metros cuadrados”, dijo Valles en una entrevista con el diario caraqueño Últimas Noticias. Para la séptima edición de la Filven, la Distribuidora Venezolana de la Cultura proyecta importar diversos títulos de Argentina, Colombia y España, y se están estrechando lazos con editoriales de Puerto Rico, República Dominicana y Cuba. Además, el pabellón de la red estatal Librerías del Sur contará con la producción de las editoriales oficiales Monte Ávila Editores, Biblioteca Ayacucho y El Perro y la Rana. “Vamos a tener toda la producción editorial de nuestras editoriales, cada uno está trabajando la lista de novedades que tendrá para la feria. Haremos una importación importante sobre todo de los países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba)”, anunció Rosa Fernández, presidenta de la Distribuidora de la Cultura. “Queremos hacer énfasis en los libros infantiles, pues esperamos importar libros de ecología, enfermería y medicina integral. Estamos haciendo un análisis de las carreras que se están dando en la Universidad Bolivariana y en la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (Unefa)”, comentó Fernández. El poeta venezolano William Osuna, a cuyo cargo está El Perro y la Rana, editorial del estado con un amplio catálogo a precios muy económicos, anunció que presentará 32 novedades y más de 84 títulos en Filven 2011, además de recitales, conferencias y otras actividades relacionadas con el libro. El sello ha editado más de 2.500 títulos en sus cinco años de existencia, de los cuales más de 500 eran autores inéditos. Este año 2011 ha sido designado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como Año Internacional de los Afrodescendientes, por lo que en la programación literaria y artística tendrá especial relevancia el tributo a las culturas afrovenezolanas. Como sus ediciones anteriores, Filven 2011 presentará una importante oferta de autores internacionales, una de cuyas actividades más destacadas será el encuentro entre Casa de las Américas, el Fondo de Cultura Económica y Monte Ávila Editores Latinoamericana, en el que el escritor mexicano Adolfo Castañón (http://www.letralia.com/firmas/castanonadolfo.htm) departirá con los ponentes Pepe Socarrás (Cuba) y Carlos Noguera (Venezuela). Los escritores ecuatorianos Jorge Núñez Sánchez y Fernando Balseca dictarán las conferencias “Andrés Bello y el castellano de América” y “La rara modernidad de Medardo Ángel Silva en el contexto del modernismo latinoamericano”, respectivamente. Ambos escritores participarán en los conversatorios “Literatura e historia de la Independencia de Ecuador”. De igual modo tendrá lugar la presentación del libro Los animales puros, del autor ecuatoriano Pedro Jorge Vera, a cargo de Jorge Núñez Sánchez. Los argentinos Susana Neuhaus y Hugo Calello han preparado la conferencia “Una travesía al socialismo de América Latina” y la presentación del Proyecto Cátedra Libertadores. Asimismo, el escritor cubano José Miguel Sánchez, “Yoss”, participará en la presentación de los libros La macagua silbadora, del escritor venezolano Neguel Machado, la revista venezolana Tlön y el libro Noticias del futuro II, del también venezolano Gabriel Jiménez Emán (http://www.letralia.com/firmas/jimenezemangabriel.htm). El colombiano Medófilo Medina dictará la conferencia “La independencia: de las historiografías fundacionales al paradigma de las revoluciones hispánicas de François-Xavier Guerra”. También ha programado la conferencia “La independencia hispanoamericana 1809-1830. Tiempos, espacios, problemas”. Este mismo autor trata problemas de la contemporaneidad colombiana en la tercera de las conferencias que dictará en la Filven 2011, “Colombia: de Álvaro Uribe Vélez a Juan Manuel Santos”, y participará en el foro “Independencia e integración latinoamericana”, con Horacio López (Argentina), Luis Pellicer y Pedro Calzadilla (Venezuela). Alberto Correa, de Uruguay, dictará un taller para libreros, mientras que Eric Nepomuceno, de Brasil, estará a cargo del taller de narrativa, creación y traducción literaria. Por Nigeria participarán Solagbe Popoola, con la presentación de su libro Ikúnlè Abyamo, y Awofolaju Fatoba Aworeni, quien dictará la conferencia “Poesía africana” e interpretará un recital oriki, que es una forma poética ancestral del continente africano. Hassan Rahimpour Azghadi, de Irán, ha preparado un ciclo de conferencias que comprende los siguientes temas: “Claves de Irán para América Latina”, “Revolución Islámica de Irán: fundamentos, orígenes, historia, perspectivas”, “El concepto de ser humano, humanidad y libertad en el Islam”, y “El Islam Shia: la religión de la revolución. Un Islam político”. Filven 2011 será inaugurada el sábado 19 de marzo a las 11 de la mañana y todas sus actividades serán de entrada gratuita. El horario general será de lunes a domingo entre las 10 de la mañana y las 8 de la noche. El pabellón infantil, por su parte, abrirá de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Fuentes: AVN • Cenal • Últimas Noticias *** Creación y crítica serán temas de un taller en La Rioja La Asociación Riojana de Lectores, Escritores y Artistas (Arlea) y la Universidad de La Rioja han organizado el II Taller de Creación y Crítica Literarias, que versará sobre “Escribir una novela” y reunirá en esta ciudad del norte de España, del 22 de marzo al 11 de mayo, a escritores como Andrés Pascual, Clara Sánchez o Rubén Abella, o el editor Manuel Borrás. El taller, que constará de ocho sesiones, está dirigido a personas mayores de 18 años interesadas en mejorar la calidad de sus escritos y aprender más de sus lecturas. Andrés Pascual será el encargado de inaugurar la actividad el 22 de marzo con el taller “Crea tu universo (herramientas para superar las crisis)”, sobre la creación de mundos ficticios. Miguel Ángel Muro, profesor de la Universidad de La Rioja, abordará el 29 de marzo “Cómo no escribir una novela”, una sesión sobre lo que debe evitarse a la hora de crear una ficción. Manuel Borrás, fundador de la editorial Pre-textos y recientemente galardonado con el Premio al Mérito Editorial, tratará sobre la figura del editor, su relación con el escritor y cómo enviar una novela a una editorial, en una sesión titulada precisamente “De la relación entre autor y editor”, el 5 de abril. Gonzalo Álvarez Perelétegui, alumno doctorado y becario de investigación en la Universidad de Valladolid, conocedor de la obra narrativa de Gonzalo Torrente Ballester, disertará el 12 de abril sobre la “Lectura crítica de una novela”. Carlos Villar Flor, el coordinador de este taller y profesor en el Departamento de Filologías Modernas de la UR, hablará el 19 de abril de “El personaje en la novela”. Ricardo Mora, doctor en Filología Hispánica, intervendrá el 3 de mayo dirigiendo la sesión “Del lector-hembra al lector-teenager: características de un modelo literario actual” sobre los componentes que hacen triunfar hoy a una novela. Clara Sánchez es autora de nueve novelas y ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2000 por Últimas noticias del paraíso, así como del Premio Nadal en 2010 por Lo que esconde tu nombre. Rubén Abella es licenciado en filología inglesa y ha cursado estudios de postgrado en las universidades de Tulane (Nueva Orleans, Estados Unidos) y Adelaida (Australia), donde obtuvo un máster en Narrativa Moderna Norteamericana. Su sesión sobre “Las fases de una novela”, es decir, las etapas que atraviesa una novela desde que es sólo una idea hasta llegar a la librería, cerrará el taller el 11 de mayo. Fuente: EFE *** Un congreso analizará en Venezuela la pluralidad discursiva de América Del 27 al 29 de abril se realizará en el Auditorium Argimiro Gabaldón-Carmona Nurr, en Trujillo, Venezuela, el I Congreso Nacional sobre el Bicentenario “La pluralidad discursiva de nuestra América. Un acercamiento a dos siglos de distancia”, evento que, orientado a docentes, investigadores y estudiantes, es organizado por el Núcleo Universitario Rafael Rangel (http://www.nurr.ula.ve) de la Universidad de Los Andes (ULA), el Centro de Estudiantes, la Asociación de Estudiantes Boconeses y el Grupo Estudiantil de Investigaciones Literarias. El evento busca fomentar en la comunidad universitaria el estudio interdisciplinario, crítico y creador sobre el proceso independentista de América, de manera que permita un acercamiento a los elementos sociales, históricos, culturales y discursivos que han determinado la construcción de la identidad mestiza del ser latinoamericano. El Bicentenario en el discurso estético-literario; discursos e imaginarios como analogía temática; el Bicentenario entre la historia y la ficción; Trujillo y el Bicentenario, una mirada interdisciplinaria; El Bicentenario y la América del mañana, realidad o utopía; La Independencia ante la historiografía; Bicentenarios, paradojas y certezas en la construcción de intertextualidades, y América: ¿una Independencia inconclusa?, son los ejes temáticos que tendrá el congreso como basamento teórico. Además de un buen número de reconocidos intelectuales trujillanos, entre los ponentes invitados se encuentran los doctores Alberto Rodríguez Carucci (ULA-Mérida), Pascual Mora (ULA-Táchira), Írida García de Molero (Universidad del Zulia-Asociación Venezolana de Semiótica), Luis Javier Hernández (ULA-Trujillo), Juan José Barreto (ULA; director del Centro de Investigaciones Literarias y Lingüísticas “Mario Briceño Iragorry”), Diana Rengifo (ex directora del Centro de Historia de Trujillo), Alexi Berríos (Universidad Valle del Momboy, UVM), Camilo Perdomo (ULA-NURR) y Carmen Virginia Carrillo (Laboratorio de Arte y Poética del NURR). El congreso admite participación presencial o virtual. Los aranceles tendrán un valor de 60 bolívares para estudiantes de pregrado y 90 para profesionales. Los cupos son limitados. Para solicitar mayor información o gestionar la inscripción, el interesado debe comunicarse a través del teléfono 0426 9781159n o escribir a la dirección electrónica nurr-independencia200@hotmail.com. Fuente: NURR *** Posponen entrega del Premio Cervantes a Ana María Matute La escritora española Ana María Matute recibirá este año el Premio Miguel de Cervantes (http://www.mcu.es/premios/CervantesPresentacion.html) el 27 de abril en lugar del día 23, como era tradición para aunar varias celebraciones: el Día Internacional del Libro y la conmemoración de la muerte de Miguel de Cervantes. El cambio se ha producido al coincidir el 23 de abril con el Sábado Santo, según fuentes del Ministerio de Cultura de España. Matute es la tercera mujer en ganar el Cervantes, después de María Zambrano (1988) y Dulce María Loynaz (1992). La escritora expresó su “satisfacción y alegría” por poder recibir este galardón de manos del rey Juan Carlos en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Mediante la concesión de este premio, que está dotado con 125.000 euros, se rinde anualmente público testimonio de admiración a la figura de un escritor que, con el conjunto de su obra, haya contribuido a enriquecer el legado literario hispánico. Nacida en Barcelona en 1925, Ana María Matute se dio a conocer en la revista Destino publicando cuentos. Su novela Los Abel fue finalista del premio Nadal en 1947. En 1949 escribió Luciérnagas y quedó semifinalista del Premio Nadal pero la censura impidió su publicación. Desde entonces su trayectoria literaria está repleta de títulos y de premios. Su labor docente la realizó fuera de España, en las universidades de Indiana, de Oklahoma y de Boston, donde conservan sus manuscritos en la colección Ana María Matute. Desde 1996 es miembro de la Real Academia Española (RAE), convirtiéndose así en la tercera mujer en ocupar un sillón. Tiene una ingente producción literaria y sus libros han sido traducidos a 23 idiomas. En 1984 recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y en 2007 el Premio Nacional de las Letras Españolas al conjunto de su labor literaria. Tras un discreto silencio volvió a la literatura en 1993 publicando la versión original de Luciérnagas, y con Olvidado Rey Gudú, Cuentos del mar, Aranmanoth, Paraíso inhabitado o La Puerta de la Luna. Para el mundo infantil y juvenil ha sido una valiosa aportación a un género que necesitaba nuevos sueños. Tiene títulos inestimables como Los niños tontos, Paulina, El verdadero final de la Bella Durmiente, El Polizón de Ulises o Solo un pie descalzo. Fuente: Europa Press *** Feria del Libro de Bogotá tendrá a Ecuador como invitado de honor En el marco del evento será presentada la exposición “Mario Vargas Llosa, la libertad y la vida”, en homenaje al Premio Nobel de Literatura 2010. Del 4 al 16 de mayo se realizará la XXIV Feria Internacional del Libro de Bogotá (http://www.feriadellibro.com), cuyo invitado de honor será Ecuador, país que exhibirá en 3.000 metros cuadrados una muestra representativa de su riqueza y diversidad literaria, artística, musical y gastronómica, además de poner en escena una parte de la selva amazónica por medio de la exposición “Vive el Yasuní ITT”, inspirada en uno de los proyectos de protección y preservación del medio ambiente más ambiciosos del mundo. En una estructura inflable, el diseñador y artista ecuatoriano Paul Jáuregui hará un montaje con pinturas, fotografías de gran formato, videos y hologramas —todo realizado por ecuatorianos— para que los visitantes conozcan la selva que se va a conservar. Esta exhibición se complementará con una galería de arte, un restaurante con lo mejor de la gastronomía ecuatoriana, una librería con lo más destacado de su industria editorial, varias exposiciones de arte y un ciclo de cine. Otras de las grandes atracciones de la próxima edición de la feria será la exposición itinerante “Mario Vargas Llosa, la libertad y la vida”, organizada por la Pontificia Universidad Católica del Perú en homenaje al ganador del Premio Nobel de Literatura 2010. El curador de la exhibición es Alonso Cueto, paisano, amigo y colega de Vargas Llosa. La exposición contará con algunos de los hipopótamos que colecciona el escritor, quien en varias entrevistas ha reconocido la fascinación que siente por estos gigantes africanos. “Tengo un cariño por ese feo y enorme animal, que es uno de los más benignos que haya creado la naturaleza, el del paladar más delicado y con una deliciosa proclividad por el amor”, dice Vargas Llosa, quien se inspiró en estos mamíferos para hacer la obra de teatro Kathy y el hipopótamo. También se podrá ver una instalación de uno de los cuartos del Colegio Militar Leoncio Prado —escenario de la historia de La ciudad y los perros— y otra del Bar La Catedral, donde se encuentran los protagonistas de Conversación en La Catedral. Un elemento que se incorporó hace poco cierra con broche de oro la exhibición: la carta que le envió la Academia Sueca a Vargas Llosa en la que Peter Englund, el secretario permanente de esta, le comunica al escritor en español que obtuvo el Nobel de Literatura. Fuente: El Espectador *** El Chubut celebra Ferias del Libro Del 9 al 12 de junio se celebrarán en Gaiman, Chubut (Argentina) la 27ª Feria Provincial del Libro del Chubut y la 7ª Feria Patagónica del Libro (http://www.bibliotecaberwyn.com.ar/ferialibro/ferialibro2011.html), eventos organizados por la Biblioteca Popular “Ricardo Jones Berwyn” (http://www.bibliotecaberwyn.com.ar) y que tendrán lugar en el Gimnasio Municipal de Gaiman. Podrán participar escritores, investigadores, críticos, bibliotecarios, editores, libreros, ilustradores, diseñadores, educadores, sociólogos, traductores, promotores de la lectura, periodistas, artistas plásticos, fotógrafos, escultores y profesionales de otras áreas de la cultura. Se extenderá certificados de participación según la actividad que desarrollen en la feria. Las inscripciones están abiertas hasta el domingo 10 de abril. Ponencias, libros, conferencias u otras actividades serán recibidos hasta el sábado 30. Quienes deseen participar podrán hacerlo con ponencias, charlas o conferencias; talleres y seminarios; presentaciones de libros, revistas o medios audiovisuales; paneles o reuniones de lectura. Las bases para hacer efectiva la participación en cualquiera de estas actividades están disponibles en la web del evento, http://www.bibliotecaberwyn.com.ar/ferialibro/ferialibro2011.html. La feria tendrá abierto un servicio de cafetería durante los cuatro días. Los participantes que residan a más de 100 km de la feria podrán aprovechar el albergue gratuito en el Gimnasio Municipal y en el Centro Recreativo “Arturo Roberts” (el cupo está limitado a veinte mujeres y veinte hombres en cada uno de estos albergues). Se brindará un ágape de bienvenida el día del acto inaugural de la feria. Las inscripciones deberán hacerse únicamente en la Biblioteca Popular “Ricardo Jones Berwyn” en horario de 8 a 15 horas, por fax al número 02965 - 491212, o por correo electrónico a la dirección biberwyn@ar.inter.net, enviando el formulario de admisión correspondiente. No se aceptarán inscripciones realizadas por terceros. Los organizadores notificarán con prudente antelación a los interesados la admisión de sus propuestas. Fuente: Biblioteca Popular “Ricardo Jones Berwyn” ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| Anatomía de la edición http://www.anatomiadelaedicion.com Una bitácora de referencia sobre el mundo de la edición, tanto la digital como la impresa. Publica información sobre eventos, nuevos recursos, actividades de formación y análisis del sector, orientados especialmente a España. Sostenida por Alberto Vicente y Silvano Gozzer, consultores de estrategia digital para editoriales. 1ª Feria Internacional del Libro Virtual http://www.ferialibrovirtual.com Exposición de libros virtuales creada con el propósito de servir de medio de difusión a autores que no tienen otros medios para exponer su trabajo. Es completamente gratuita, tanto para autores que publican sus obras como para usuarios que deseen descargarlas. Se pueden publicar libros de entre 25 y 150 páginas. Movimiento Rever http://movimientorever.blogspot.com Movimiento creado para difundir la literatura basada en palíndromos, palabras que se leen igual de derecha a izquierda y viceversa. Además de textos creados usando esta técnica —algunos incluso ilustrados—, el visitante encontrará aquí ensayos, noticias y entrevistas sobre el tema. Netwriters http://www.netwriters.eu Una red social orientada a fomentar el contacto entre escritores, lectores y editores. Sus usuarios pueden interactuar a través de grupos, foros o conversaciones en línea, publicar noticias o fotos, o crear eventos, además de participar en dos grandes apartados, Blogosfera —con enlaces a los blogs de los miembros— e Index —con nuevos contenidos informativos cada día. Se puede configurar su uso en inglés o en español. Red de Universidades Lectoras http://www.universidadeslectoras.org Agrupación de treinta universidades de España, Italia, Portugal y Latinoamérica que tienen como fin básico la promoción de la lectura y la escritura en el ámbito de la educación superior. Incluye información sobre eventos, actividades formativas, investigaciones, publicaciones, centro de documentación, enlaces y otros servicios. México es Cultura http://www.mexicoescultura.com Esta es la página en la que se basa la información suministrada por el centro de atención telefónico 01 800 CULTURA, creado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx) y atendido por “guías culturales” que orientan a los usuarios sobre su amplia gama de actividades y la ubicación de los recintos culturales. Previo registro gratuito, el visitante puede crear una agenda personalizada con los eventos de su interés. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Kapuscinski non fiction, de Artur Domoslawski ========================= === El culto por la montaña Edyta Stêpczak =========================== “Practica la escalada. Practica el culto por la montaña”. No se trata de animar a que uno se dedique a los deportes de riesgo, sino de consejos: profesionales y morales, que nos brinda Ryszard Kapuscinski en la sexta entrega de Lapidarium, editada póstumamente. No resulta tarea difícil darse cuenta de la relación entre ese credo que le guiaba hasta el final y el hecho de que alcanzó alturas de vértigo como periodista, escritor e intelectual. Kapuscinski constituía un conjunto unielemental, estaba siempre en la vanguardia. Sobre la incapacidad por parte de sus compañeros de hacerle competencia, habla así ya por el año 1978 uno de ellos, Wojciech Gielzynski, en su texto Czterokrotnie rozstrzelany: “Entre los reporteros que luchan [...] para conseguir las plazas más prestigiosas [...] se disputan los puestos desde el segundo hasta el trigésimo. Cada año se barajan los puestos pero ‘Kapusta’ (una abreviatura de su apellido que usaban sus amigos) ocupa siempre el más alto [...]”. ¿Qué hacer para alcanzar al Maestro o al menos reducir la distancia que les molesta en su ambición como una piedrecita en el zapato? No todos son capaces de tal fatigosa escalada; sólo a unos pocos les basta el talento para acercarse. Y entonces, ¿por qué no tirarle de la pernera y bajarle aquí, con los demás? De esta favorecedora para nosotros perspectiva, nuestra mediocridad parece menor, no tan evidente, y nuestros fracasos quedan justificados con los errores de aquellos que gozan de autoridad y prestigio: porque si ellos, tan extraordinarios y sin embargo cometieron ésto y lo otro, ¿cómo no pudo habernos pasado a nosotros? Artur Domoslawski, autor de la biografía Kapuscinski non fiction, parece representar la tendencia de hacer bajar a los grandes, cuando el camino hacia ellos resulta demasiado empinado para alcanzarles allí en lo alto; la táctica de empequeñecer al genio para sentirse mejor ante lo inasequible, opuesta al principio de escalada, el culto de la montaña, profesado por Kapuscinski. ¿Ha disminuido la distancia? Todo lo contrario. “Kapu”, como lo llamaban sus amigos y seguidores en el extranjero, debido a su impronunciable para ellos apellido polaco, se lanzó hacia delante dejando a todos atrás de nuevo. ¿Cómo lo hizo esta vez? Pues gracias a que él jamás dió muestra de semejante mezquindad, de gritón de mercadillo del pueblo, falta de discreción y afán por revolver ilegalmente en la intimidad de otros. Él no actuaba en nombre de la primitiva satisfacción por demostrar las debilidades ajenas cuando más difícil resulta probar su propia grandeza. “No te dediques a las tonterías. Tontería, pequeñez, te hacen bajar [...]. Practica la escalada. Practica el culto por la montaña”, le aconsejaba un amigo y él seguía este principio. Por eso no se involucraba en polémicas de asuntos insignificantes, no se enredaba en forcejeos verbales, no profundizaba los matices de antipatías en la vida pública y sus porqués; iba a lo suyo, se dedicaba a su obra, no se desviaba de su camino hacia la cumbre. “Salir al extranjero me daba el lujo de mirar a Polonia desde una perspectiva lejana [...] pudiendo guardar distancia de los conflictos y disputas. No me orientaba y no quería orientarme acerca de quién no le gustaba a quién y por qué. A mí la gente me gusta [...]”, confesión recogida por Witold Beres y Krzysztof Burnetko para su libro Ryszard Kapuscinski: Nie ogarniam swiata. “Lo más difícil: no dejarse adherir por el día a día, aturdirse por la banalidad, necedad. Hay que reprimir en sí mismo la curiosidad sobrante por asuntos vanos, sin importancia. La curiosidad ha de ser selectiva, servir al escribir”, advierte en la II parte de Lapidarium. El presente texto (inspirado no sólo por la controvertida biografía sino también por el debate que esta última provocó) contradice por sí mismo al “principio de Kapuscinski” de no entrar en polémicas, querellas, disputas. Pero el asunto no es cualquiera porque se trata del propio escritor y el buen recuerdo de él. Y él también, en múltiples ocasiones, manifestaba su postura bien con la pluma o con su presencia, en defensa de personas o ideas en las que creía. Porque, según uno de los mensajes del mítico Americano impasible, algunas veces, para ser humano, hay que posicionarse. Obra en venta, no su autor Biografía, al menos en la forma elegida por Artur Domoslawski, es un intento de ennoblecer, trasladar la prensa rosa y el cotilleo al rango más respetable, hasta el nivel de la literatura: un intento fallido porque a pesar del disfraz, la fuente de ambos brota en el mismo lugar. Responden a la necesidad de saber, sí, pero del nivel más elemental y fútil, el menos noble: el saber sobre la vida íntima de otra persona. Tocan la más primitiva, y por lo tanto la más común, de las cuerdas del público: sacian la curiosidad pueblerina suministrando cotilleos, destapando los secretos ajenos, normalmente sin consentimiento del sujeto del ataque. Sus autores se disfrazan de intelectuales, rebuscando al mismo tiempo en la bragueta de los protagonistas, su cesto de ropa sucia y la correspondencia privada. Se esconden detrás del argumento de que este tipo de conociemintos sobre el creador nos ayudará a entender mejor sus obras... “Kapuscinski no escribía sobre mujeres y su biógrafo plantea ¿por qué?”, pregunta Katarzyna Zacharska en una entrevista a Agata Tuszynska para la revista Metro. Tuszynska, autora de varias biografías y catedrática de reportaje literario, responde: “Lo decidió así. ¿Es que existe la obligación de confesiones sobre este tema? ¿La erótica del autor de El Emperador y El Imperio puede tener alguna influencia (y si la tiene, ¿cuál es?) en el valor literario de estas publicaciones? [...]” (Metro, 03-03-2010). Está claro que se trata de un género tentador, porque el nombre de su público, el menos sofisticado de entre los lectores, es “multitud”, y garantiza pues el éxito de ventas. Sólo que ¿para qué la cortina de humo de motivos seudointelectuales? En el libro Ryszard Kapuscinski: Nie ogarniam swiata, su protagonista afirma: “No sé hablar de mí mismo, no me gusta”. Mientras en la II parte de Lapidarium advierte que el tema “yo” puede llegar a ser tan absorbente que “ya no queda tiempo para nada más”. A él, a Kapuscinski, le absorbía el mundo. Fue conocido su abierto rechazo ante las declaradas intenciones por parte de algunos investigadores literarios de renombre en su país de escribir su biografía. Tenía tiempo, 75 años, y tampoco le faltaban ocasiones para contarnos sobre su vida lo que considerase importante, cuanto estimase oportuno. Nos dio los frutos de 50 años de duro trabajo, desempeñado a costa de su vida privada y familiar. Lo que cubrió de silencio, guardó para él de manera intencionada, fue su margen de intimidad al que tenía derecho. No se respetó lo que él decidió, ni los límites que marcó. Estoy de acuerdo con el periodista polaco Bartosz Marzec que dijo: “[...] No preciso para nada (ni yo ni muchas otras personas) la información relacionada con la vida familiar de Kapuscinski. Sé, en cambio, que su revelación causará dolor a sus seres queridos” (diario Rzeczpospolita, 17-02-2010). Deseo recomendarles Ryszard Kapuscinski. Biografía del escritor, de Beata Nowacka y Zygmunt Ziatek, que se publicará en breve en España. Es el tipo de biografía que entrelaza los datos más destacados de la vida del protagonista con el tema principal, que es la obra de Kapuscinski. De este modo, los asuntos se colocan en su justo lugar, no hay intercambio de papeles y el telón de fondo no ejerce de estrella. Quien busca al escritor y su obra y no sensacionalismo, apreciará este título. ¿Habla en su contra el hecho de que sus autores se muestran respetuosos con el protagonista y arrojan sobre él una luz favorable, amena, lo contrario a la agresiva y desenmascaradora biografía de Domoslawski? Bueno, puede que estimasen que se merecía esta forma y no otra, después de tantos años de aventuras intelectuales que le agradecemos y por su excepcional influencia en formar la consciencia de sus lectores, tanto dentro como fuera de su país. En materia de biografías se ha visto mucho hasta la fecha. Y en cómo se afronta la memoria de los grandes personajes. Uno de los ejemplos, el caso de la Madre Teresa de Calcuta y las polémicas afirmaciones que difundía acerca de ella Christopher Hitchens, demuestra que no hay santo que se libre. “Emprender una biografía no es tarea fácil. El autor francés Pierre Assouline decía que el biógrafo es una mezcla de policía, soplón y barrendero”, recuerda la cita Eutimio Martín en su texto homenaje a Miguel Hernández con el motivo del centenario de su nacimiento, Más allá del mito (El País Semanal, 7 de marzo de 2010). “Esta fórmula es sin duda más llamativa que la subyacente, menos ingeniosa, pero de mayor propiedad: un biógrafo ha de reunir la triple condición de investigador, informador y archivista de documentos, orales y escritos”. Es un claro ejemplo de diferentes enfoques sobre la naturaleza de este género literario: mientras que el primero se mostraba dispuesto a buscar debajo de las piedras con tal de hallar algo que huela a escándalo, otro opta por respetar ciertos límites y rechazar los modos moralmente sospechosos. Juan Cruz, periodista y escritor, es autor de Egos revueltos, el libro sobre los escritores con los que tuvo la suerte de codearse, en el que dibuja sus perfiles literarios; “una memoria que se quiere personal pero no arbitraria, intimista a veces pero jamás indiscreta”, reza una de las reseñas. La idea del libro surgió, según el autor, de la curiosidad por indagar en la cara más oculta de los creadores, por saber de sus inquietudes, sus ambiciones, angustias y obsesiones. En una entrevista el periodista le describió, resumiendo a la vez el carácter de la obra de la siguiente manera: “El título asusta; uno se pregunta ¿qué trapos sucios habrás sacado a la luz? Pero tú no eres de los que hacen daño, tú describes”. Alguien dijo: “Cuando una cultura coloca a una persona en un pedestal, perdemos la oportunidad de conocerla”. De esta, quizá errónea teoría, se deriva la creencia, y por consiguiente la práctica, que sólo derribando un personaje del pedestal, donde fue colocado en honor por su obra, se dará a conocer su vida. Y todo apunta a que, mientras exista la curiosidad humana, se seguirá demandando la puesta en venta no sólo de la obra sino también de su autor. El papel determinante en cómo se haga, lo juegan las motivaciones y criterios éticos de cada biógrafo. Límites Existen cuestiones a las que hacer públicas autorizan exclusivamente las autobiografías. AUTObiografías. El problema aparece cuando definir cuáles son estas cuestiones no está regulado por las leyes codificadas (lo que comprobó Alicja Kapuscinska, viuda del escritor, intentando, sin éxito, bloquear la difusión del libro de Domoslawski por vía judicial), cuando los difusos límites de estas cuestiones los determinan elementos sometidos a la subjetiva e individualizada graduación como: el sentido de moderación, el buen gusto, compromisos morales que impone la amistad y la confianza depositada; sobre todo el reconocimiento de la existencia de los límites como tales. “Tengo miedo al mundo sin valores, sin sensibilidad, sin pensar. Al mundo en el que todo es posible. Porque entonces lo más posible es el mal”, leemos en la II parte de Lapidarium. El debate que provocó la biografía no se encaminó, según mi juicio, en la dirección deseada por su autor, y es a él a quien más daño hizo, no a Kapuscinski. Sacó a la luz, desempolvó otros temas, entre ellos el derecho a la información frente a los límites de la verdad, de hacer públicos los conocimientos; la actitud hacia la autoridad; los compromisos que conlleva la amistad, las obligaciones de una conducta honrada y decente. La muerte como espectáculo de Michela Marzano trata sobre estos temas. Habla de casos, imágenes difundidas en la televisión e Internet, de las ejecuciones de los terroristas, de actos de violencia y agresiones de todo tipo, en nombre de la libertad de información. El problema que plantea es: ¿hay que mostrarlo todo? ¿Es realmente información lo que busca uno viendo estas imágenes? Marzano intenta trazar una línea entre el derecho a la información, a saber y el morbo, sensacionalismo y reta a los profesionales de los medios de comunicación a que reflexionen sobre ello desde su posición de responsabilidad. “[...] Siempre se puede sostener que se trataba de la Verdad. Incondicional. Verdad que no tiene en cuenta la amistad, que se burla de la discreción, la desprecia, no comprende la empatía”, escribe Magdalena Sroda, ético-filósofa, publicista (portal Wirtualna Polska, 01-03-2010). “Seguramente dentro de poco resultará que (Kapuscinski) era ciclista, masón, judío y ateo. Es una pena que [...] escrupulosos periodistas no tienen acceso a los documentos del Servicio de Inteligencia de las épocas más remotas, porque entonces descubriríamos mucho acerca de las debilidades, traiciones o confabulaciones de Mieszko I (el primer Príncipe cristiano y fundador del Estado polaco, siglo X), Copernicus (astrónomo polaco), Mickiewicz (uno de los poetas más extraordinarios polacos, siglo XIX), Sienkiewicz (escritor, Premio Nobel de Literatura de 1905) o Kosciuszko (héroe polaco del siglo XVIII/XIX, general y líder del levantamiento contra los invasores rusos). Perderíamos, eso sí, autoridades y monumentos, pero poseeríamos la Verdad”, ironiza sin piedad Sroda. Eso es: parece ser que no se ha hecho el balance de pérdidas y beneficios (y no se trata de la dimensión económica), acerca de qué es deseable y qué no, en caso de levantar argumentos de semejante peso y resonancia sociales. Domoslawski se marcó un objetivo: “bajar a Kapuscinski del monumento”, demostrar todas las fisuras posibles en esta, hasta ahora, monolítica e intacta imagen del gran personaje con mucha autoridad. ¿Y qué hay de malo en las autoridades? ¿Para qué tanto quejarse de que los jóvenes de hoy en día no las tienen? ¿De dónde iban a sacarlas, si la generación anterior se encarga de, cuando aparezca alguno, efectuarle una vivisección? Quizá faltó reflexionar sobre ¿qué trae más ventajas y qué hace mayor daño?, ¿qué es lo que más nos hace falta: personajes respetables y modelos a seguir o la verdad incondicional (encima conseguida de una manera muy controvertida)? ¿Qué beneficio nos aporta este asunto? ¿Hemos experimentado alguna especie de katharsis tras esta ducha de “la verdad” que nos ha caído encima de la mano de Domoslawski? Este debate es también sobre si existe verdad a toda costa o si debe tener límites. La clave en esta polémica está en determinar qué debería imponer estos límites. Hay asuntos en la biografía cuya omisión dictaría el sentido común, respeto por los que ya no están aquí, honradez profesional etc., y no ganas de manipular, mentir, el beneficio económico y otras motivaciones vituperables. Donde falta moderación, reinan extremismos. Es fácil entonces clasificar una mínima y justificada crítica a un afroamericano de racismo, a Israel de antisemitismo, etc. Ejemplos no faltan. Pero ¿quién quiere vivir en un mundo así: extremista, sin límites? ¿Qué clase de persona insistirá a una madre, ya mayor y de salud muy frágil, que no cree en la trágica muerte de su hija y acaricia el convencimiento de que ésta sigue viva? ¿Quién se beneficiaría de destapar la verdad a toda costa? Cubrir con silencio de manera elegante en nombre de paradigmas nobles, distintos a la verdad absoluta, ¿tiene que atraer la tormenta y oleada de acusaciones de mentir y manipular, si no hace daño? Los conceptos: verdad incondicional, derecho a la información, censura preventiva, etc., sufren un uso abusivo en demagogia e interpretación libre. No estaría de más atribuirlos a contextos concretos cada vez que sean estudiados, sin olvidarse de no marginar la voz del sentido común y otros valores no comerciales. La editorial polaca de Cracovia, Znak, rechazó la publicación del libro Kapuscinski non-fiction. La perspectiva de indudables ganancias de su venta no fue suficiente: “No edité este libro porque quería estar de acuerdo con mi conciencia”, dijo el redactor jefe de Znak, Jerzy Illg. “Ryszard era amigo mío, no podría mirarle a los ojos si editara semejante libro”. Illg subraya que el motivo de su decisión no fueron los capítulos relacionados con la supuesta colaboración de Kapuscinski con los Servicios Secretos del régimen comunista polaco que, admite, están bien elaborados. La editorial resignó de la colaboración con Domoslawski cuando éste exigió que su intención de escribir una biografía del reportero no podía ser revelada a Alicja Kapuscinska. Ya que ella estaba de acuerdo con la publicación de un libro que tratara sobre la vida profesional de su marido y de cómo se percibe la obra del reportero en el extranjero, y en ningún caso de su vida íntima (PAP, Agencia de Prensa Polaca en sus siglas en polaco, 23-02-2010). El escritor Andrzej Stasiuk lo comentó de la siguiente manera: “El jefe de la editorial Znak echa mano del tono sentimental de que no podría mirar a los ojos a su amigo (es decir a Kapuscinski) si publicara este título. Hay que suponer que si editara un panegírico, entonces sí podría mirarle a los ojos” (diario Gazeta Wyborcza, 02-03-2010). Queda inexplicable para mí, de dónde viene esa estrecha visión del mundo en blanco y negro que representa Stasiuk. Pues hay una distancia infranqueable entre echarle a alguien un cubo de desechos a la cabeza y un panegírico. Al igual que la editorial polaca Znak, buena parte de las editoriales europeas rechazaron la publicación de Kapuscinski non-fiction. Juan Riambau, editor de Galaxia Gutenberg que publicará la biografía en España, apunta que “es un libro importante para aportar luz sobre la trastienda de la realidad comunista, un aspecto que es coherente con nuestra línea editorial”. Me gustaría creer que éstos son los auténticos motivos y no el morbo por desmantelar los detalles de la vida íntima del reportero. La duda surge del hecho de que la biografía tiene más de sensacionalismo que de un manual histórico, capaz de explicar los mecanismos de la realidad comunista polaca a un lector español. “Y si usted estuviera escribiendo la biografía de Kapuscinski, ¿qué habría hecho si hubiese encontrado este tipo de información?”, le pregunta Katarzyna Zacharska a Agata Tuszynska: “Consideraría si después de haber escrito un best-seller, todavía podría mirarme en el espejo. Esto sigue siendo determinante para mí. Yo no habría continuado escribiendo su biografía en esta forma. Quiero ser justa: hay muchos fragmentos del libro de Domoslawski que con precisión cuentan sobre la necesidad de entrar en los acuerdos con los miembros del Partido, describiendo el contexto de la vida dominada por la pasión por el trabajo periodístico, etc. Pero un amigo es para mí alguien a quien protejo, por encima de todo lo que hubiera hecho. Domoslawski le inflige muchos golpes brutales, sin tener en cuenta los sentimientos de los vivientes. Como biógrafa, considero deshonroso e innecesario revolver en el corazón, cabeza y bragueta de Kapuscinski”. “Domoslawski ocultó ante la viuda del escritor la intención de escribir una biografía”, continúa Zacharska. “Yo no podría vivir con esto”, asegura Agata Tuszynska. “Pero es algo individual. Creo que Alicja sabe con quién compartía medio siglo de vida. En nombre de eso hoy protesta” (revista Metro, 03-03-2010). Las citadas declaraciones (de Tuszynska e Illg) no se sostienen en los argumentos de los órdenes legales codificados. Están ancladas en el afán por un comportamiento acorde con la ética, decencia; cuyos barómetros individuales cada uno lleva en su interior. Ellos son los compañeros de Kapuscinski en la escalada; del mismo equipo de practicar el culto por la montaña. Traición Lo que más objeción y rechazo inspira no son los datos y conjeturas revelados en la biografía sino el hecho de su revelación. Causa repugnancia el oportunismo del autor y que se aprovechó de manera astuta de la confianza de su fuente. Domoslawski truena sobre las consecuencias como la pérdida de credibilidad por parte de todos los reporteros cuando uno de ellos confabula, mezcla géneros periodísticos con los literarios; sobre la sospecha que recae sobre todos los corresponsales cuando ésta existe sobre uno de ellos. Al parecer, no ve el paralelismo en su propio comportamiento y consecuencias que puede conllevar el hecho de que traicionó su fuente. Según Alicja Kapuscinska, ella le había abierto a Domoslawski la puerta de su casa, le había facilitado el acceso al archivo de su marido con toda confianza y éste aprovechó el preciado material y la confianza depositados para fines bien distintos del acordado y publicó el libro escrito de esta astuta manera, a pesar de las protestas de la señora Kapuscinska. La viuda del escritor sostiene que el libro contiene muchísimos abusos. Iba a ser un libro que mostrara cómo se percibe la obra de Kapuscinski en el mundo, y no una biografía: “Este libro me sorprendió”, dice Kapuscinska. “Yo misma encargue un libro a Artur Domoslawski bajo el título provisional: Kapuscinski en los ojos del mundo. Le dije: señor Domoslawski, usted está capacitado para llevarlo a cabo. Conoce ambas Américas, sabe castellano, inglés, habló mucho con mi marido. Yo le proporcionaré el material y usted vaya al extranjero porque en Polonia no se sabe cuál es la percepción de Ryszard y su obra en el mundo. Domoslawski aceptó inmediatamente, mostrando un gran entusiasmo y agradecimiento por mi confianza. Le pedí que no publicara en Swiat Ksiazki porque no tengo buenos recuerdos de colaboración con esta editorial”. “Domoslawski venía a casa al archivo, viajaba; tras volver de Etiopía me contó lo bien que hablaban allí de Ryszard. Yo le proporcionaba direcciones, contactos, teléfonos, tarjetas de visita. Estaba convencida de que él estaba creando la obra de acuerdo con esta línea. Y de repente perdí contacto con él”, añade dolida. “Un tiempo más tarde me enteré de que el libro se editará en Swiat Ksiazki y que la editorial Znak, que iba a publicarlo, lo rechazó. Entonces fue cuando salió a la luz que era una biografía”. “Cuando Domoslawski dice que yo sabía que ésta era su intención, miente. Jamás en nuestras conversaciones apareció la palabra ‘biografía’. Él no tenía derecho, no estaba autorizado para escribir sobre nuestra vida privada, sobre mi hija a la que no ha conocido, ni siquiera ha visto jamás. En este libro hay un montón de abusos”. Y continua aclarando: “Yo no le llevé a juicio por valorar la obra de mi marido, sino por quebrantar bienes personales, derecho de buen recuerdo de mi marido, el culto del familiar difunto y de la vida privada; los derechos del autor, porque hay muchísimas citas. En la demanda mi abogado alega una decisión del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos que sentenció que los derechos personales prevalecen sobre el derecho a la libertad de expresión”, subrayó la señora Kapuscinska (portal Wirtualna Polska, 03-03-2010). El publicista Slawomir Jankowski ofrece un comentario muy acertado cuando afirma que “al autor de Ébano le traicionó uno de sus principios que desarrolló viajando durante más de medio siglo por el Planeta: ‘Hay que confiar en las personas. Hay que creer a cada hombre al que se encuentra’. Confiar en todos, menos en Domoslawski”, termina tajantemente Jankowski (portal Studio Opinii, 15-03-2010). Quiero citar un fragmento del prólogo que escribió Kapuscinski en otro libro de Domoslawski, publicado en 2003: “El libro de Artur Domoslawski es el primer intento desde hace muchos años en nuestro país de una profunda y sabia descripción de esta, todavía hoy, poco conocida tierra: América Latina [...], un intento ambicioso, meticuloso y absorbente [...]”. Parece que no le convenía a Domoslawski en aquel momento preguntar a su Maestro por las amantes, confabulación, creación de su propio mito, colaboración con el Servicio de Inteligencia. Le beneficiaba más vivir en amistad, conservar las invitaciones a casa de los Kapuscinski. Porque el montón de libros para reseñar, escribir prólogos, comentarios, etc., era enorme y no paraba de crecer, ¿para qué arriesgarse a quedarse fuera, perder la posición privilegiada, caer en desgracia? Le pregunto: ¿Dónde estaba entonces este hombre tan partidario de la verdad incondicional? “¿Verdad ante todo lo demás? ¡Por supuesto! ¡Es lo que me guía en mi trabajo!”, parece manifestar Domoslawski mediante la elección de la forma de la biografía. “Pero el momento hay que saber elegir, saber cuál es el oportuno, cuándo la verdad me conviene y cuándo mejor esperar con su revelación”, debería añadir, si quisiera ser honesto consigo mismo. Andrzej Skworz, redactor jefe de la revista mensual Press, resume así el oportunismo de Domoslawski: “A los que se les atragantaban las preguntas cuando él (Kapuscinski) vivía, ahora se ponen a enumerarle las amantes” (Press, 02-03-2010). La periodista Monika Olejnik le pregunta por ello al biógrafo durante una entrevista para la emisora Radio Zet: —¿Por qué no le hacías estas preguntas difíciles cuando estaba vivo? Eras su amigo, estabas cerca de él, pudiste haberle preguntado por todo eso que ahora escribes en el libro. —Sí —responde Domoslawski—, pero es que yo nunca pensé que iba a escribir su biografía —¡Sic! ¿Sugiere que biografía es el único género que le autoriza a un periodista a hacer preguntas?). —Pero, ¿y por curiosidad? —insiste la entrevistadora—. Al fin y al cabo eres periodista, pudiste haberle preguntado: Ryszard, ¿por qué hiciste esto y lo otro? —Nos hacíamos muchas preguntas —afirma Domoslawski—, hablábamos sobre todo de los temas corrientes (Wirtualna Polska, 25-02-2010). Esta explicación puede convencer sólo a quien se empeñe categóricamente en ser convencido. Tomasz Lubienski, escritor y ensayista, escribe: “En el libro hay páginas que seguramente aumentarán su venta pero demuestran que Domoslawski no era un buen discípulo de Kapuscinski, que sí era un verdadero caballero” (Gazeta Wyborcza, 3-03-2010). Y remata con un acento muy atrevido: “No sin razón Dante halló en uno de los círculos bajos del infierno a aquellos que habían abusado de la confianza de sus amigos, y Artur Domoslawski se consideraba amigo de la familia Kapuscinski cuando escribía este libro”. Amigos Hablando de amigos: el libro está repleto de las expresiones: viejo amigo/amiga; amigo de toda la vida, cercano amigo..., que dan paso a las declaraciones a menudo crueles y poco apropiadas para este tipo de relación, como éstas: • “La sonrisa era una máscara, la modestia también. Se puede decir muchas cosas de él pero no que era modesto”; • “No era un hombre de mucho coraje”; • “Son muy nobles sus teorías (sobre la retirada de la edición americana de El Sha, el fragmento relacionado con el apoyo que le brindaba la CIA al Sha iraní, leal a América). Yo tengo otra, menos simpática...”; • “Rysiek (diminutivo de Ryszard) creyó en su propia grandeza y empezó a formular reflexiones generalizadas sin tener unas bases sólidas. Leía de manera selectiva, le interesaban menos los procesos, no siempre veía los mecanismos principales”. (Me llama poderosamente la atención la opinión de que “leía selectivamente”. ¡Como si fuera posible leer más que Kapuscinski! Por poner un modesto ejemplo, para los que no han visto su biblioteca repartida entre las plantas de su casa, su despacho y los “depósitos literarios” que tenía por todo el mundo: antes de escribir Viajes con Heródoto había leído 140 libros sobre este personaje. Además, ¿le habrían bautizado en todo el mundo una autoridad por el contenido de sus reflexiones si éstas carecieran de “bases sólidas”?); • Uno de los “amigos desinteresados” todavía le reprocha que no le escribió el prólogo en su libro aunque sí lo había hecho para tanta otra gente, no tan cercana o incluso desconocida, mientras que el éxito de uno de los libros de Kapuscinski en el mercado norteamericano en gran medida se debe al mérito suyo; • “Era un hipocondríaco. Siempre se moría de algo”, afirma otro, desde lo más profundo de su amistad...; • “Un alarmista, con tendencia a dramatizar”, asegura otro; • “Me gritó tanto que me hizo llorar”, etc. Me viene a la cabeza una triste conclusión: ¡Dios, protégeme de semejantes amigos! Entre asuntos que sería mejor que no se tomasen en serio tras la lectura de este libro es precisamente el concepto de amistad, mancillado aquí por la manera de la que hablan del difunto sus “amigos”, supuestamente también en nombre de la Verdad absoluta. El “Traductor”, la figura llamada así por el biógrafo, que analiza en el libro el papel y el peso de la supuesta colaboración de Kapuscinski con los Servicios Secretos del régimen comunista polaco, paradójicamente muestra al reportero de modo más favorecedor de lo que lo hizo más de un “amigo”... ¡Qué bien que no vivió para verlo! El escritor y periodista peruano Mario Vargas Llosa cuenta en su columna del periódico El País cómo, durante su visita a Haití, el país destrozado por el terremoto de enero de 2010 que se llevó más de doscientas mil vidas, conoció a un personaje peculiar que deambulaba entre las ruinas de la capital. Sostenía que era Jesús de Nazaret y que su padre, Dios, le había enviado a la isla porque quería a Haití. Y ¿qué pasaría, se pregunta Vargas Llosa, si Dios odiara a Haití? Del mismo modo me pregunto: ¿qué forma tendría la biografía si Domoslawski no se declarara amigo, discípulo y admirador de Kapuscinski? “Un retrato realista, simplemente” La biografía y los comentarios sujetos a ella, en ocasiones adoptan un acento cómico (el que ríe con más ganas es, sin duda, el biógrafo cuando oye crecer los beneficios de la venta del libro). A comedia suenan sobre todo las declaraciones de Domoslawski que Kapuscinski non-fiction está escrito “con honestidad y simpatía, empatía y admiración” y que “simplemente es un retrato realista”. Pero se partirán de risa sólo aquellos pocos que no se sienten ofendidos por el biógrafo, que tanto desprecia la inteligencia de los lectores que intenta convencerles de algo semejante. Como si una sola frase pudiera contradecir al maligno carácter de cientos de páginas del libro. Éstas son algunas de las opiniones que respaldan esta última impresión: • Adam Boniecki, el redactor jefe de Tygodnik Powszechny: “Desgraciadamente, a la lectura de este libro le acompañaba mi más profunda sensación de tristeza. Tenía la impresión de que Domoslawski ve el mal por todas partes, que no le deja escapar a ninguna ocasión que se presente para darle a su Maestro un buen puñetazo, desnudar sus debilidades y errores” (Tygodnik Powszechny, 02-03-2010). • Marek Beylin, periodista del diario Gazeta Wyborcza y jefe de Domoslawski: “Busco palabras para no ofender a Artur Domoslawski, mi compañero de redacción, y a la vez de expresar mi indignación. Porque Domoslawski infringió la dignidad de los vivientes en nombre del sensacionalismo [...]. Las dudas hablan en contra de Kapuscinski —es muy frecuente en este libro. Entre todas las posibles interpretaciones de la relación de Kapuscinski con el semanario Polityka, Domoslawski escogió la menos probable pero la peor para su protagonista” (Gazeta Wyborcza, 27-02-2010). • Martin Pollack, el traductor de libros de Kapuscinski al alemán: “Tengo la sensación de que el autor no escribía esta biografía sin prejuicios, tal y como uno podría esperar de un biógrafo, sino que lo hacía con un objetivo concreto: desacreditar, dejar al desnudo a Kapuscinski, desenmascarar su sonrisa: ‘siempre esta sonrisa, sonrisa en todas partes’, como estudiada, falsa. Considero deshonesto desplegar insinuaciones acerca de asuntos de tanto peso, como lo hizo Domoslawski. [...] No traduciré este libro” (Gazeta Wyborcza, 01-03-2010). • Agata Tuszynska: “Me duele pensar que este fue el objetivo de este libro. Desenmascarar al Maestro. Veo muy pocos intentos de justificar al escritor. Kapuscinski era hasta el final un personaje misterioso. ¿Por qué no respetar esta decisión? Así se inventó a sí mismo, así quiso permanecer. ¿Es el papel del discípulo desenmascarar a su maestro? ¿En nombre de qué? (Metro, 03-03-2010). En la VI parte de Lapidarium Kapuscinski escribió: “La tendencia de la gente de estigmatizar a otros. De señalarlos. La marca ha de ser una abreviación, un símbolo claro y fuerte. Lo mejor cuando es una palabra. Tacaño. Izquierdista. Putero. Esta señalización es, por lo general, permanente; una vez etiquetado, la marca ya se queda, una opinión es muy reacia a los cambios”. Domoslawski no fue el destinatario de estas palabras cuando Kapuscinski las escribía, no obstante, hoy se podría considerarlas como un comentario póstumo del reportero de lo que somos testigos. El biógrafo nos propone pues una nueva manera de ver al Maestro a través de etiquetas: mitómano, confabulador, oportunista, mujeriego, comunista... Con el tono sarcástico y desenmascarador, típico y recurrente en esta biografía, Domoslawski le reprocha al autor de El Emperador que a éste le encantaba cotillear. No se da cuenta de que tan múltiples conjeturas, insinuaciones y reticencias sitúan su propio libro en el estante reservado para el cotilleo. Por no mencionar que la etiqueta “cotilla” es otro ejemplo del malintencionado biógrafo a la hora de elegir entre disponibles modos de interpretación de los hechos. Porque existe otro, alternativo: un hombre que pasaba la gran parte del año fuera de su país, al volver necesitaba encontrarse en su, al fin y al cabo, mundo, entorno. Y no hace falta especular, el mismo Kapuscinski escribió que los amigos y conocidos dejaron de involucrarle en sus asuntos, acostumbrados a sus prolongadas y frecuentes ausencias y cómo, encontrados por la calle, expresaban su sorpresa: ¿es que aún no te has ido? O: ¿ya has vuelto?, dejándolo, inconscientemente, fuera de la corriente, en la orilla, de donde podía observar pero no participar. Eso fue uno de los precios de su dedicación al trabajo, de anteponer la vida profesional a la privada; siempre en movimiento, siempre en camino. Quizá sea por esta razón por la que pregunta, muestra curiosidad e interés por las cosas de los que son su ancla, que le dan la sensación de que Polonia sigue siendo su sitio, su casa, a pesar de la vida nómada que lleva. Procura estar al día para no perder el contacto con ellos, no romper el hilo que les une, no desprenderse de las raíces. Es fácil encontrar una explicación racional y sencilla para muchos comportamientos y motivaciones de Kapuscinski, expuestos en la biografía. Sin embargo, parece que su autor optó por la manera más llamativa, etiquetándolo por ejemplo de “cotilla”. Abundan estigmas como éste; su uso es la táctica recurrente del biógrafo para pintar a su Maestro de modo desfavorable. Aquí vienen más muestras, escritas con “simpatía y admiración” para el Maestro: “Es capaz (Kapuscinski) de echarle un sermón a una guardarropa por tardar en entregarle su abrigo”. Se trata de un incidente que (supuestamente) sucedió cuando el escritor estaba ya, por aquel entonces, sufriendo una enfermedad terminal, viviendo sus últimos meses de vida; apagándose. Pero ésta no es para el biógrafo una circunstancia que justificase nada. Con este ejemplo se puede apreciar con total claridad el grotesco afán de Domoslawski por demostrar “la verdad” sobre su protagonista. Puede que sea la verdad en aquel concreto instante, pero ¡qué falta de moderación! y ¡qué ignorancia de la perspectiva y las circunstancias! Y ¡cómo desacredita la objetividad, declarada por el biógrafo, a la hora de crear el retrato del escritor, sacando a la luz este aislado incidente..! Parece imposible que el Maestro sea capaz de satisfacer las severas exigencias de su discípulo, que espera de él que en vísperas de su muerte lo dé todo de sí, mientras que cuando en incalculables ocasiones demostró su superioridad, el biógrafo sospechaba de él, de que siendo demasiado ideal, monumental, tenía que esconder algo detrás de esta eterna, cálida y modesta sonrisa, de esta fuerza fuera de lo común de la que carecían incluso sus compañeros más jóvenes. En la biografía leemos también que poco antes de morir, a Kapuscinski le faltaban fuerzas para “amueblar la cara” en contactos con desconocidos ante los cuales, como es natural, rigen otras normas de comportamiento, mucho más estrictas de las que se derivan de la confianza y amistad; una especie de etiqueta que desaparece entre amigos y familiares. Es curioso que la postura de Kapuscinski, justo antes de morir, que tanto escandaliza y decepciona al biógrafo, es tan frecuente y natural entre muchos personajes conocidos, arrogantes y pomposos, incapaces de mostrar a su público tanta generosidad y cercanía ilimitada que caracterizaba al gran reportero. Me cuesta también percibir la presunta noble intención del discípulo en la siguiente descripción de su Maestro: “Kapuscinski quería que lo viéramos como a un periodista, luego como a un escritor y, en sus últimos años, como a un pensador”. De nuevo está husmeando. Esta vez, el éxito de Kapuscinski lo imputa a sus dotes de autocreación, de convencer a los demás para que le percibieran de un modo determinado. De acuerdo con esto, bastaba con que Kapuscinski deseara mucho que le vieran como a un escritor para que todo el mundo se lo creyera; procura convertir al Maestro en usurpador con una sobrecrecida ambición, ignorando de pleno sus logros y talento. Mientras que Kapuscinski ERA un gran periodista, ERA un escritor, ERA un pensador. Sobre esto no hay confusión alguna. Se pueden describir los momentos de torpeza o debilidad de uno de manera neutral o incluso simpática, lo cual resalta los rasgos del personaje retratado, sin insultarle. Pero es algo muy distinto lanzarse con un arpón a por cada uno de semejantes ejemplos, creando conscientemente una imagen exagerada hasta los límites, hiperbólica, como si fuera observada por una lupa. Así sucedió con la historia de cuando Kapuscinski se perdió en París durante una visita allí con su mujer en los años sesenta. El biógrafo demuestra su total falta del sentido de la proporción; contrapone una única anécdota (porque ésta ridiculiza, desenmascara a algún defecto); el hecho de perderse una vez, a una odisea de viajes de Kapuscinski que duro más de 50 años alrededor del planeta, intensa y tan fructífera, resumiendo: “falta absoluta de sentido topográfico”. Un sólo suceso le basta a Domoslawski, le da derecho, según cree, a construir generalidades, formular cualidades e ignorar el hecho de que durante medio siglo de experiencias viajeras Kapuscinski demostró algo totalmente opuesto a la “falta de sentido topográfico”. En caso contrario, no habría El Emperador, El Sha, El Imperio, Ébano, etc., no existiría el periodista, corresponsal, reportero, escritor que era, sin duda uno de los más grandes. Este tipo de comportamiento del biógrafo, recurrente en el libro, desacredita, repito, su declarada ambición de ser objetivo y, más aun, de crear un retrato cariñoso del autor de Lapidarium. Se le nota a Domoslawski constantemente alerta, preparado a negar en cada momento, desbaratar los fuertes de Kapuscinski: como este de que sabía escuchar —una cualidad clave para cada reportero. Para “domesticar” el aura de monumentalidad que rodeaba a Kapuscinski, por si algunos lectores lo necesitasen, en vez del libro de Domoslawski que supuestamente aspira a este papel, les servirían las confesiones que hacía el propio Maestro de que, por ejemplo, le costaba mucho escribir. No pretendía ocultar su lado más humano y sencillo. La clave, como siempre, está en hacerlo con tacto e intenciones honradas. Un buen ejemplo de ello es el relato de Nelly Bly, un icono del reportaje norteamericano, de su viaje alrededor del mundo en 1889, que empieza con las lamentaciones de Bly por tener que madrugar. Y eso, ni más ni menos, en la faz de una empresa de este calibre a la que secundaba el mundo entero, conteniendo la respiración. Una descripción generosa en la que Bly canaliza su “descontento” por tener que levantarse pronto, pone ante los ojos del lector una imagen de la intrépida pero dormilona viajera y reportera, reacia a soltar su almohada antes de mediodía, que en el contexto del primer viaje alrededor del mundo de una mujer, en solitario, en el siglo XIX, le da a esta heroína americana sobre la cual los niños cantaban canciones, una dimensión humana, a través de las mencionadas debilidades y aficiones tan ordinarias. Pero existen formas y formas, proporciones, y de respetar o traspasarlas depende de qué manera se percibirá un mensaje, si le provocará al lector repugnancia o una sonrisa de comprensión. Quisiera citar de nuevo a Andrzej Skworz que dijo: “Artur Domoslawski dedicó tanto espacio para desmitificar a Kapuscinski, que ya no le quedaba más para demostrar su grandeza. Tantas veces habló de sus debilidades, que se olvidó de por qué había estado tan deslumbrado y fascinado por él. Tanto quería protegerlo de los que investigan los casos de colaboración de los personajes públicos con el Establishment durante el régimen comunista polaco, que no se dio cuenta de que es él quien se lo reprocha con mayor fuerza. Se enredó tanto que estimó oportuno hasta informarnos de que Kapuscinski recibía la comunión sin confesarse...”. ”Pero yo guardo mayor rencor hacia aquellos que le conocían y, tal y como hoy presumen, eran amigos suyos, pero se atreven a sostener que Kapuscinski no podría desearse a sí mismo que le escribieran una biografía mejor. Yo creo que sí podría. Dicen que dividía la gente entre con los que les gustaría compartir la misma trinchera y los demás. Tengo mis dudas si el biógrafo y el biografiado estarían en la misma trinchera” (Press, 02-03-2010). Por lo visto Domoslawski es así: implacable con su Maestro, borde y burlón con el trabajo de sus compañeros de profesión. Sobre un periodista colombiano dice, mordazmente, lo siguiente: “A Óscar Escamilla le impresionaron los consejos de ‘Kapu’ acerca de construir imágenes más amplias de detalles, y en el prólogo de Los cinco sentidos del periodista escribió: ‘Me llamaron la atención sus (de Kapuscinski) pequeños pies. [...] Alguien me comentó luego que jamás se habría imaginado que una persona que pasó la gran parte de su vida recorriendo el mundo, podría tener los pies tan pequeños’ ”. De esta manera poco elegante Domoslawski se burló de esta observación del colombiano, tan simpática y tan propia de Kapuscinski. El principal argumento que le sirve de escudo a Domoslawski cuando rechaza múltiples acusaciones por el tono de este libro al puro estilo de la Inquisición, es que pretendía evitar escribir una hagiografía. Y aquí no hay lugar a dudas: ha cumplido con su objetivo. Sin embargo, es una pena que no fuera capaz de encontrar la justa medida. Porque entre el hecho de que a la lectura de este libro acompaña el silbido de un látigo cortando el aire y una hagiografía, hay un abismo que acogería compromisos de todos los matices. Ser el mejor no te convierte en perfecto. No me juego nada suponiendo que sin esta biografía este truismo, como su nombre indica, sería obvio para todos. El autor de Ébano tenía sus defectos y debilidades muy humanos. Sin embargo, nadie, excepto Domoslawski, se decidió a cometer semejante linchamiento, cruel y público, con el que pretende demonstrar lo lejos que estaba Kapuscinski, a pesar de ser el mejor, de ser perfecto. Se desenmascaraba a sí mismo Ante el presunto afán de Kapuscinski por crear su imagen, mitologizarla, lo que con tanto empeño intenta demostrar Domoslawski, ¿es posible que el reportero no fuera consciente de sus debilidades? ¿Realmente necesitábamos al biógrafo para que nos convenciera de la existencia de éstos? En la segunda entrega de Lapidarium podemos leer lo siguiente: “Desde hace un tiempo hablo de mí mismo nosotros, usando a conciencia la forma plural. Lo hago porque quiero sacar a la luz este otro ser que hay en mí, mejor que el yo habitual que soy. No creo en que pueda mejorar, cambiar del todo, categórica y totalmente. No obstante, quiero intentar algo mucho menos ambicioso pero por ello más realista —crear de y en mí mismo un alter ego, un segundo yo que vigilaría el yo principal, el básico, que no quiere o no es capaz de cambiar a mejor”. Una de las curiosas cuestiones en la biografía es el miedo y el presunto esfuerzo del reportero por ocultarlo, con el fin de crear su imagen de héroe. “Su coraje lo creaba en la literatura. Sabía que era distinto”, asegura uno de los “amigos”. Y remata Domoslawski: “Durante años creaba su propia leyenda, la de un reportero macho que no teme ni a la guerra, ni al hambre, ni a los animales salvajes, ni a los insectos tropicales, ni a las enfermedades, ni enfrentarse a la muerte”. Es sorprendente ¡qué poco atentos que eran algunos de los lectores de Kapuscinski! Porque en sus obras encontraremos tantas descripciones (¡y qué sugerentes!) del miedo que sentía estando en diferentes lugares inflamables, ante múltiples situaciones peligrosas, que resulta imposible no darse cuenta de ellas. No solamente no escondía su miedo sino que hablaba de él mucho y de manera muy bonita. Por lo que sobre la presunta creación de un reportero intrépido me entero... por la biografía. Parece que su autor consiguió el objetivo opuesto al deseado. A pesar de que el miedo era un compañero habitual de los viajes de Kapuscinski, éste volvía con empeño a los lugares peligrosos. ¡Necesitamos más “cobardes” de este tipo! Vale la pena recordar cuánto esfuerzo creativo dedicó Kapuscinski para compartir con sus lectores la impotencia, la imposibilidad de funcionar bajo el calor sobrecogedor de las zonas tropicales en las que le tocó trabajar, para darnos a conocer los combates que libraba contra la apatía pegajosa como una niebla densa, contra la soledad y otras debilidades que nos confesaba. Fue él quién nos dijo que hablar en público le provocaba un pánico tremendo: “Soy una persona muy tímida. [...] No sé hablar en público. [...] Siento un temor salvaje de oír mi propia voz en lugar donde hay más de una docena de personas. Nada más pronunciar la primera palabra pierdo todas las ideas, como si me las hubiera robado alguien [...]” (Ryszard Kapuscinski. Biografia pisarza). Él mismo cuenta también que durante todos los años que trabajaba para PAP (Agencia de Prensa Polaca), en todas las ruedas de prensa que cubrió, no hizo ni una pregunta —no se atrevió. Semejante confesión: la falta de pujanza, arrogancia y ferocidad, provoca una risa de compasión, una burla por parte de la generación de jóvenes periodistas. Si no conocieran al autor de estas palabras, le dirían: ¿qué busca un pardillo como tú en este oficio? Ignorar todos estos fragmentos es leer de manera selectiva, un intento tendencioso del biógrafo de probar sus propias tesis que encajarían con la integridad previamente diseñada. Quisiera añadir unas palabras más acerca de la importancia para Kapuscinski de la lección de humildad que suponían las situaciones que, según el biógrafo, las contaba para autocrearse, lucirse como un tipo macho, mientras que “Kapu” lo explica de modo opuesto: “[...] Cuando salimos de un viaje peligroso sanos y salvos, sentimos una satisfacción que carece totalmente de soberbia, pomposidad. Tenemos la impresión de ser habitantes de este planeta con todos los derechos. [...] He pasado por momentos tremendamente difíciles, que obligan a uno a enfrentarse a sí mismo, como un puñal que de repente se tuerce en contra del que lo sostiene. Entonces nos damos cuenta de que no somos nada. Que el ego no es nada, que de lo que presumíamos hasta ahora, desapareció, ya no está, no hay nada. Y experimentar este vacío es absolutamente necesario en el camino de la vida. [...] De lo contrario, nos pavoneamos como unos dandis hasta la tumba” (Ryszard Kapuscinski. Biografia pisarza). La cuestión de las confabulaciones imputadas a Kapuscinski y de esconder, manipular la verdad, vale la pena ser estudiada acordándose de que más de una vez, cuando el reportero mentía, lo reconocía él mismo después. Mentía en que estaba enfermo o daba otras excusas cuando se veía obligado a rechazar las numerosas invitaciones que le llovían de dentro y fuera del país para conferencias, congresos, reuniones, etc., para poder dedicarse a escribir. Muy valiente por su parte reconocerlo, porque pudo haberles ofendido a las nobles y respetadas instituciones que reclamaban constantemente su presencia, y cubrir con una sombra su honestidad. Por lo visto no tenía tanto para ocultar cuanto sugiere el biógrafo, si no le daba importancia. La impertinencia del discípulo “Lo que escribía y decía (Kapuscinski), su obra, no está analizado, no despierta un profundo interés, a nadie le importaba ni discutía con eso. Como todo autor, confío en que mi libro lo cambiará. [...] Creo también que Kapuscinski acariciado, compuesto de halagos y entusiasmo sin reflexión es poco interesante, no enseña nada, no es exigente”, afirma Domoslawski durante la entrevista con Monika Olejnika para la Radio Zet. La mencionada afirmación es un indicio de soberbia muy poco frecuente, de arrogancia y el convencimiento de que lo suyo es una misión. ¿Qué clase de discípulo es éste que tras la muerte de su maestro difunde que su obra no nos enseñó nada, no inspiraba ningún debate y era tan sólo un “entusiasmo sin reflexión”? Muchos de este oficio de escribir desearían que sus obras inspirasen una fracción de reflexión que las de Kapuscinski. Domoslawski confunde reflexiones a las que invita una obra (las únicas a las que aspiraba Kapuscinski) con deliberaciones acerca del escritor y su vida privada. Para la mayoría de la gente estas últimas están de más. Qué soberbia, repito, creer que hacía falta esta biografía para forzar a los lectores a mirar con ojos críticos, que será por este libro que se inicie un debate constructivo. Insinuar que a los amantes del trabajo de Kapuscinski no impulsará para pensar nada que no sean revelaciones sensacionalistas, es ofensivo tanto para el escritor como para sus lectores. Además, ¿a quién apunta con el dedo Domoslawski diciendo que Kapuscinski no tenía crítica en Polonia? ¿Quién, según él, tiene la responsabilidad de esta situación si él mismo, trabajando para uno de los medios más relevantes del país, por lo tanto disponiendo de una tribuna de la cual iniciar un debate, no tocaba cuestiones polémicas por cobardía u oportunismo porque prefería mantener la preciada invitación a la casa de los Kapuscinski? “Estoy creando una plataforma para opiniones muy críticas sobre él”, continúa con este espíritu impertinente el biógrafo. Lamentablemente, Domoslawski no está creando nada, más bien procura destruir. Y, muy probablemente, no provocó ninguna avalancha de sus semejantes, como esperaba. “El tono (de biografía) es para mí inaceptable”, valora Agata Tuszynska. “Autoritario, omnisapiente, revelando al mundo la única verdad, sugiriendo rastros del reivindicativo modo de pensar a seguir. Me pregunto a mí misma: ¿para qué Domoslawski escribió este libro? No me convence la explicación de que los lectores se merecían un retrato multidimensional del Maestro. Que tres años después de que se haya ido nos hace falta una verificación ‘oficial’ de su vida. ¿Por qué cada paso del protagonista de la biografía está sujeto a un comentario crítico y desenmascarador? Todas las dudas se resuelven en contra del reportero. ¿Por qué?”. Me llega a la mente un aforismo del escritor, poeta y aforista polaco, S. J. Lec, referente a la soberbia humana: “Siempre habrá algunos esquimales que elaboren para los habitantes del Congo Belga unas instrucciones de la conducta en caso del calor sofocante”... La cuestión de Jakub Barua Domoslawski le reprocha a Kapuscinski que al criticar en uno de sus libros el guión de Jakub Barua, un polaco de raíces kenyanas, provocó, presuntamente, una avalancha de consecuencias negativas para Barua, que le impidieron triunfar en Polonia. Una empatía bastante selectiva, por cierto, ya que Domoslawski careció de ella escribiendo la biografía de Kapuscinski, ignorando su impacto en la manera de percibir al Maestro en el futuro. Toda la crítica por parte de Kapuscinski de la que habla el biógrafo se limitó a una frase: “Para mí, repetir la tesis de que hay muchos racistas en nuestro país no aporta nada al debate”. A continuación vino un resumen del guión del joven artista, Barua, e indicaciones de Kapuscinski de las posibles direcciones que podría tomar el debate si quisiese ser innovador. En este caso resulta especialmente difícil librarse de la impresión de lo mucho que intenta Domoslawski encontrar algo para desacreditar a Kapuscinski. De nuevo el discípulo da muestra de sus cambiantes expectativas hacia el Maestro: por un lado, pues, cuando Kapuscinski habla con elogios de los textos sobre los que le piden su opinión, Domoslawski sugiere que seguramente el escritor no valore la mayoría de ellos, le acusa de hipócrita; otras veces, sin embargo, cuando Kapuscinski no pronuncia peanes, como en caso del guión de Barua, el biógrafo defiende al herido creador. Domoslawski hasta se atreve a responsabilizar al autor de El Emperador por la decisión del redactor jefe de una revista de quitar el fragmento del guión de Barua en el que éste discrepa con los conceptos que propagaba Kapuscinski —sin presentar pruebas de la presunta malvada influencia y presiones, lo que lo convierte en nada más que un clamante abuso. Una decisión tomada según su propio criterio por parte de aquel redactor acerca del material publicado en la revista que dirigía, a través de una cadena de conjeturas con las que se atreve el biógrafo, siembra dudas en el lector acerca de lo ocurrido; lleva hacia la acusación a Kapuscinski de silenciar a alguien de manera activa para sus propios fines, lo cual el escritor ya no podrá desmentir. La palabra clave que describe esta biografía es: conjeturas; allí donde puede, su autor llena las páginas con conjeturas. La respuesta a que si un periodista serio y honrado puede permitirse el manejo de semejante técnica, es más que obvia para cualquier laico. Domoslawski tanto quiere demostrar que Kapuscinski es el responsable de la emigración de Barua, de destrozarle la carrera por sabotear su trabajo, que pierde el sentido de la proporción y equilibrio y sigue con las conjeturas, cuya difusión no le cuesta nada. Excepto la pérdida de la credibilidad por la parcialidad tan evidente. El biógrafo afirma que el documental del joven director de cine, Barua, polemiza, pone en entredicho todo esto que Kapuscinski propagaba durante décadas acerca de las relaciones entre los polacos y los africanos: “Nosotros, los polacos, no cargamos con la responsabilidad por el colonialismo, nunca hemos tenido colonias; nosotros mismos somos ‘los africanos’ de Europa, nuestras experiencias se parecen a las de los habitantes de tierras conquistadas”. Barua muestra hechos y sucesos de la historia polaca que, presuntamente, contradicen esta afirmación. ¿Realmente contradicen? Es sabido que Polonia tenía ambiciones coloniales, e incluso en 1937 fue mandada una expedición de reconocimiento al continente negro, a Madagascar, con este fin (un acento polaco anterior relacionado con este asunto se remonta hasta el siglo XVIII cuando Maurycy Beniowski dirigió una misión colonizadora por encargo del gobierno francés, también a Madagascar). El caso es que, en definitiva, nunca llegamos a tener colonias y ningún guión puede poner este hecho en entredicho. Lo esencial, otra vez en esta biografía, son las proporciones. Habiendo acusado en repetidas ocasiones a Kapuscinski del uso de hipérboles, de exagerar, Domoslawski comete constantemente este mismo error. Porque a pesar de los casos de racismo de los que habla Barua (bien documentados, con los que no discute nadie, no les niega tampoco Kapuscinski, tan sólo observa que repetirlo y remover el pasado no aporta nada nuevo), nuestros pecados polacos a cuenta del dominio sobre los africanos son, comparados con los colonialistas, inexistentes. Los paralelismos de opresión en la historia de Polonia y la de África que utiliza Kapuscinski le sirven para convencer a los africanos de lo bien que les entiende para que, a pesar de ser blanco como los colonialistas, estuviera aceptado por ellos. Es también, quizá, a través de estas similitudes de las historias, una manera de justificarse, conociendo su humildad, que un hombre de Polonia se propone a hablar en el foro mundial en nombre y en defensa de los africanos —y es escuchado. El adelantamiento de Domoslawski es aquí gigantesco: es una cadena que empieza con una frase en Lapidarium y cuyas consecuencias llegan, según el biógrafo, hasta los dirigentes de la Televisión Polaca. ¿Habrá profundizado correctamente los principios según los cuales se guían los directivos de la programación de la televisión? Muchas producciones de creadores con considerables y extraordinarios logros en su haber, encima estando en la nómina de la TVP, material realizado por ellos por encargo de la cadena, se emitieron fuera del prime time. Por lo que no sorprende que le pase lo mismo a un debutante. Es entendible que se sintió herido, menospreciado o incluso boicoteado. Pero, quizá, buscar un complot y responsabilizar de él a Kapuscinski es demasiado... Y si ya se decide el biógrafo a plantear semejante aberración, teniendo en cuenta el peso de sus posibles consecuencias, incondicionalmente debería haber sitio para el principio periodístico básico: darle voz no sólo a un creador resentido, Barua. Y ¿dónde están las demás partes? Kapuscinski ya no se pronunciará, pero ¿por qué faltan las declaraciones contrastadas de los jefes de la redacción que encargaron el documental de Barua y después lo marginaron? ¿Dónde está ese “alguien del equipo dirigente que decide sobre las concesiones de fondos para las producciones televisivas” que anunció a Barua que “en Polonia ya no hará ninguna película”? Sin esto, el valor del asunto se reduce a una queja emocional, a una confesión de una persona resentida que por supuesto tiene derecho a expresarla. Pero un periodista responsable, que cuide de la calidad de su comunicado, no tiene derecho a transmitir a los lectores una imagen parcial, carente de los demás elementos clave. Un hombre que demuestra una falta de profesionalidad tan chocante, quizá no debería ponerse a enumerar a Kapuscinski sus faltas periodísticas. Hay algo más que llama poderosamente la atención: Barua lamenta que Kapuscinski le recibía en su casa como a un amigo para posterior y repentinamente criticarlo en su libro. Se percibe la compasión por parte del biógrafo para la queja de Barua y un reproche para el comportamiento del Maestro. Resulta irónico que Domoslawski se solidariza con el director, entiende que éste se siente traicionado por su amigo, teniendo en cuenta que él mismo también era recibido por Kapuscinski para luego, con este fervor, criticar al que era su amigo en su libro. Y para acabar este asunto: “La estrategia de Kapuscinski de acercarles África y los africanos a los polacos...”, escribe el biógrafo. “Estrategia” no es una palabra neutral, no es libre de connotación. Sugiere manipulación, un plan meticulosamente elaborado. De nuevo sigue este rastro que sugiere que todo en la obra de “Kapu” era sometido a un objetivo de autocreación; de nuevo resuena el eco de reproche. Mientras tanto, sucesivas generaciones emprenden viajes por África, y otros lugares, “siguiendo los pasos de Kapuscinski”, con sus libros bajo el brazo, aprendiendo a respetar a los africanos como lo hacía él, intentando imitar su perspectiva de observación, su compasión y empatía por los africanos y sus problemas; hablar de ellos, darles la voz. La hija La cuestión de las relaciones de Kapuscinski con su hija es otra de las obras maestras periodísticas de Domoslawski, que dio aquí un paso más que con el asunto de Barua donde, aunque de manera tendenciosa y unilateral, al menos se había molestado en hablar con uno de los protagonistas de la historia. Sin embargo, analizando minuciosamente las difíciles relaciones entre Kapuscinski y su hija, no había hablado de ello ni con el escritor, ni tampoco con la hija. A pesar de eso, se consideraba suficientemente documentado y autorizado para tocar este tema. En ocasiones, entre líneas de la biografía, se puede leer el postulado de Domoslawski: “No aprendáis el periodismo a base de las obras de Kapuscinski”, cada vez que le acusa de confabulación, sobrepasar las fronteras de géneros, acercarse demasiado a la ficción literaria, etc. ¿No debería el mismo biógrafo sonrojarse ante esas faltas cardinales en el arte periodístico que abundan en su libro? Con cariño sobre Pinsk Domoslawski no duda en sugerir que detrás de las favorables y cariñosas descripciones de Pinsk, lugar del nacimiento y la primera infancia de Kapuscinski, que propagaba el reportero a pesar del ambiente hostil que reinaba entonces, se esconde el intento de manipular la realidad. Esto es simplificar la percepción del mundo, llevarlo a la estrecha esfera de los hechos, ignorando la emocional, propia de una perspectiva de recuerdos de infancia por la que optó Kapuscinski. Nuevamente nos encontramos ante la dominante atmósfera de sospecha que intenta desplegar el biógrafo en este libro sobre las intenciones y motivaciones del reportero. La mencionada hostilidad en Pinsk se debía, según los recortes de prensa de aquella época que cita Domoslawski, a la compleja estructura étnica en la zona y los conflictos y tensiones surgidos a partir de ahí. La imagen de Pinsk que procuraba perpetuar Kapuscinski, como un sitio multicultural y abierto al mundo, era, según el biógrafo, un fundamento útil para el escritor sobre el cual levantó su imagen del traductor de culturas, que justificaba este deseado por él origen. Aspiraba a este papel y necesitaba un sostén para esta aspiración. De allí, asegura el biógrafo, este ficticio rostro de Pinsk. Y ¿qué pasa con el apego al lugar de la infancia, los sentimientos nostálgicos y biográficamente justificados y la valoración subjetiva tras el paso de los años? ¿Y el derecho a la memoria selectiva, humana e infantil? Apreciar el lado bueno de cada persona y de la realidad de la que formaba parte, estaban ligados indudablemente al carácter de Kapuscinski; era su modo de percibir el entorno, al que miraba a través de este filtro impregnado de bondad, lo cual queda muy lejos del intento de engañar al lector. Pero el biógrafo se niega a reconocer los motivos sentimentales del escritor y elige acusarle de inventarse raíces que justificarían su prestigiosa posición de traductor de culturas, lo que le proporciona a la biografía un aire más sensacionalista. Llamar a Kapuscinski manipulador por procurar perpetuar la imagen de un sitio de manera más favorecedora que realmente pudo haber sido, resulta incalificable. Por no mencionar su condición de niño que era por aquel entonces y el carácter inocente y ameno de la percepción del mundo durante la niñez, que con el tiempo no sólo no se ajusta mejor a la realidad sino que tiende a idealizar más aun todo aquello que pasó en la infancia. La falible memoria es otro elemento que interviene en los recuerdos de los primeros años de vida. “Veía pobreza por todas partes”, suena a otra acusación. Domoslawski denomina autocreación el hecho de que el pequeño Rysio (diminutivo de Ryszard) era consciente de la pobreza que le rodeaba. Mientras que fue allí, en Pinsk, donde dio sus primeras clases de empatía, la que años más tarde le haría destacar entre los reporteros de todo el mundo; es allí donde empezó a formarse esa sensibilidad periodística de la cual hará el eje central de su trabajo, consistente en “darles la voz a los pobres”. El biógrafo se apresuró con la conclusión de los recuerdos de la hermana de Kapuscinski que primero afirma: “No éramos ricos pero no nos faltaba de nada”, para seguidamente citar otras declaraciones suyas, contradictorias a esta frase y que demuestran que Rysio no confabulaba, no dramatizaba sosteniendo que sufría pobreza en la infancia: “Me acuerdo de que todo el rato se hablaba de la comida, de que había que conseguir algo para comer o cuándo traían algo para comer. [...] A veces no había sopa para todos y mamá decía entonces que no tenía hambre”, recuerda la hermana del escritor. Entonces sí que en ocasiones les faltaban cosas básicas, sí que sufrían penuria. En definitiva, las afirmaciones de los hermanos parecen coherentes, mientras que el comentario del biógrafo no tanto. No consiguió esta vez demostrar que el Maestro dramatizaba sin motivos, para obtener efecto literario más sugerente. “El mito” del padre en Katyn El biógrafo aborda en repetidas ocasiones el fenómeno de la memoria humana que, a pesar de toda su complejidad, trata de manera increíblemente ligera y superficial. Al parecer, Domoslawski ve los misterios del funcionamiento de la memoria como una herramienta que le sirve a Kapuscinski para manipular, cambiar los hechos a conciencia. Con esta hipótesis, Domoslawski le negó a la perspectiva científica la razón de ser, mientras que es la única capaz de responder a muchos de los porqués planteados al Maestro por su discípulo. Las investigaciones que demuestran el caprichoso, selectivo y también creativo carácter de la memoria humana, no son ningún secreto protegido; muchos de los fascinantes aspectos de la memoria dieron pie a sonoras películas. Al insinuarle a Kapuscinski que en su larga carrera periodística cambiaba los hechos de los sucesos conscientemente, vale la pena recordar que durante décadas desempeñaba su trabajo disponiendo de un cuaderno y un lápiz, a menudo tan sólo de su propia memoria, y no de los sofisticados dispositivos electrónicos de hoy en día. En ellos no influye el tiempo: no borrará recuerdos, no deformará imágenes, no intercambiará el orden de los sucesos, no esconderá una parte de ellos en las entrañas del cerebro. Domoslawski divaga por qué Kapuscinski “le añadió a su padre un rasgo martirológico” al mantener que éste escapó del transporte de los presos a Katyn: “Lo primero que se me ocurre es que de este modo está ajustando las cuentas con una parte de su propia biografía en la que confió su corazón y su mente a la idea del comunismo. [...] Katyn es en la historia de la martirología polaca del siglo XX algo sagrado. En la dirección de Katyn resulta más difícil lanzar una piedra”. ¿Cómo no?, lo primero que se le ocurre a Domoslawski, el primer guión es, qué casualidad, siempre el desfavorable para su Maestro —como le gusta llamar a Kapuscinski y que “en este contexto suena algo cínico”, según observa el traductor de las obras de Kapuscinski al alemán, Martin Pollack. Pollack analiza de manera muy acertada la cuestión de la memoria infantil, tratada de modo muy superficial como tantos otros asuntos en la biografía: “Otro mito se refiere al padre que supuestamente volvía del cautiverio ruso. Se trata de los recuerdos de un niño, Ryszard tenía entonces siete años. Describe este suceso con frecuencia, siempre de manera fragmentada, y de la más sugerente en El Imperio. Es de noche. De repente alguien llama a la ventana. El pequeño Rysio se despierta, ve a su padre entrar en el cuarto, apenas le reconoce. ‘Viste una camisa de lino hasta la rodilla, amarrada con un cinturón de lienzo, calza zapatillas de esparto. De lo que está contándole a mamá entiendo que se quedó preso de los soviéticos y que les hicieron correr hacia el Este’. Durante la marcha el padre consigue escapar y volver a Pinsk. ”(Domoslawski) hace preguntas a la hermana de Kapuscinski, que vive en Vancouver, al respecto. Ella asegura no saber nada y afirma categóricamente: ‘Mi padre nunca estuvo preso de los soviéticos, la providencia divina cuidaba de él’. Entonces es una leyenda más, inventada a consciencia por el gran autor. [...] Sé de mi propia experiencia”, continúa Pollack, “lo falible que puede llegar a ser la memoria. En mi libro Smierc w bunkrze. Opowiesc o moim ojcu escribo sobre el entierro de mi padre que fue asesinado en 1947 en el collado Brenner y al principio enterrado allí; tras muchos años fue exhumado y trasladado a la ciudad familiar, Amstetten. ”Me acuerdo del entierro en el municipio de la baja Austria, me dieron día libre en la escuela y vine desde Salzburgo, donde vivía en un internado. ”El internado se hallaba arriba en la montaña, cerca de Mittersill, de donde salía un tren de vía estrecha a Zell am See, donde se hacía el trasbordo a un tren normal; el viaje desde la escuela hasta Amstetten duraba muchas horas. Todo mentira, todo inventado. Un año después de que se publicara el libro, un historiador de Amstetten me llamó la atención sobre que mi padre no fue enterrado, tal y como escribí, en los años cincuenta, sino el 30 de octubre de 1964 y por aquel entonces ya no iba a la escuela sino estudiaba en Viena. Desde allí a Amstetten se llega en tren en una hora. ”¡Un error terrible! ¡El entierro de mi propio padre! ¿Cómo me ha podido ocurrir? Hasta hoy en día me parece que lo tengo todo delante de mis ojos, parto desde la escuela, subo en Mittersill en un tren. En realidad no fue así. No soy capaz de explicarme este, como lo llaman, recuerdo falso y no tiene importancia si tenía 14 o 20 años porque no es ni mejor, ni peor. Es igual de horrible. Imperdonable. ”¿Sería impensable que a Kapuscinski le pasara algo parecido? ¿Que el supuesto recuerdo del padre que volvía del cautiverio soviético que se formó en la infancia de las imágenes y cuentos sobrepuestos, y por los que Ryszard no volvió a preguntar nunca más? ”¿O quizá el padre participó en esta leyenda haciendo comentarios, sugerencias que Ryszard, siendo un niño, captó y guardó como su propio, presuntamente, recuerdo? Pero este tipo de interpretaciones inocentes”, concluye Pollack, “no son contempladas por Domoslawski; éste prefiere insinuar motivos de naturaleza dudosa, que Kapuscinski, con esta leyenda de su heroico padre, quería desviar la atención de su propio involucramiento en el sistema delictivo” (Gazeta Wyborcza, 01-03-2010). El Emperador El reportero norteamericano Mark Danner le dijo a Domoslawski que le gustaría que su libro le explicara a qué experiencias se debe que Kapuscinski entendía tan bien y describía como nadie los mecanismos del poder y la revolución. La lectura de la biografía con certeza le proporcionará a Danner respuestas a sus preguntas, ya que Domoslawski investiga meticulosamente esta cuestión, demostrando que la realidad política de Polonia le facilitó al escritor, le enseñó cómo descifrar las entrañas de los procesos paralelos que observaba durante sus viajes periodísticos alrededor del mundo. Y ésta es la clave para explicar otras presuntas confabulaciones periodísticas del gran reportero, las relacionadas con El Emperador. Por un lado pues el biógrafo subraya que la fuente de esta extraordinaria intuición del reportero se origina en las experiencias polacas, que sus libros más relevantes son alegorías de Polonia de la época del régimen comunista, tratados universales sobre el poder y mecanismos revolucionarios. Alega una especie del juego al que jugaban con Kapuscinski sus compañeros de la redacción cuando escribía El Emperador, publicándolo en fragmentos en el periódico para el que trabajaba por aquel entonces. Se trataba de introducir en estas entregas los elementos cogidos de la realidad polaca, esquivando la censura, por ejemplo que el emperador etíope, es decir, Edward Gierek (el secretario general del Partido Comunista), nunca leía libros. Este dato que conoce Domoslawski no le impide, sin embargo, citar a un etíope, el biógrafo de Hajle Sellasje, que sostiene que el emperador era un hombre culto y un intelectual y descarga su furia contra Kapuscinski por haber divulgado semejantes mentiras sobre el dirigente del país africano. Domoslawski no enlaza estos dos hechos, los deja sin seguir el rastro, con tal de dejar de nuevo en entredicho a su admirado Maestro, permite al lector que se le escape la conclusión evidente. Me pregunto si el biógrafo le dejó también al etíope con sus convicciones, dañinas para Kapuscinski, acerca de los abusos por parte de este último o si aprovechó para intentar influir en su reivindicación, explicándole los bastidores de esta obra, alegoría del poder polaco, donde se entrelazaban elementos de la realidad etíope y la polaca. Y donde la imagen de Hajle Sellasje es sobre todo un conjunto de rasgos grotescos de un modelo de dirigente-tirano. ¿Habrá aprovechado la ocasión para neutralizar esta desfavorable opinión del escritor etíope sobre Kapuscinski? ¿Lector a la altura de su escritor? Volviendo al asunto de El Emperador y las polémicas relacionadas con la pureza de los géneros literarios y periodísticos: al parecer, la sociedad no estaba preparada para el Kapuscinski-escritor y tratándole inmutablemente como a un reportero, veía en El Emperador una pieza del reporterismo clásico, en su más pura y estricta forma. Por lo que si hoy le escandaliza a alguien que, según el autor, el perro Lulú se meaba encima de los zapatos de los dignatarios, a pesar de que en realidad no podía haberlo hecho, ¿no sería esto más bien culpa nuestra, la cuestión de un lector inmaduro y no una estafa del autor como sugiere el biógrafo? Lo mismo ocurre en caso del magnífico El Sha al que se cuestiona como un manual de historia, un reportaje... El caso es que independientemente del estante en el que lo colocásemos, ningún libro, ni el más puro en cuanto a los indicadores genéricos, explica de manera tan elocuente los motivos de la revolución iraní. Kapuscinski decía muchas veces que no le importaba cómo se clasificaba lo que escribía. Llamaba la atención sobre el empeño, el apego del público a la rigidez de los géneros que, al fin y al cabo, según creía, estaban sometidos a una constante evolución; no entendía la necesidad obsesiva de congelar los indicadores de los géneros literarios y de seguirlos minuciosamente; ni el rechazo a aceptar los cambios y variaciones que en este oficio de escribir, como en cualquier otro de creatividad, deberían brotar. Él mismo experimentaba como pocos, no era capaz de aceptar las limitaciones de forma, con lo que constantemente causaba problemas a su público. Porque nos sentimos más seguros cuanto menos grises que compliquen haya; cuanto más claro esté el esquema: blanco y negro. Los géneros sincrónicos, híbridos: reportaje literario, íntimo; tratado antropológico... Está bien, pero entonces ¿qué es: un reportero o un escritor? Definitivamente tiene que caber en algún cajón en concreto; mezclar no es nada bueno. Cualquier salida de la raya nos inquieta, impacta, no se sabe qué hacer con esto. ¿Cuál fue la contribución a este juego de atribuir las obras a los géneros del propio autor y cuál de los críticos y nosotros, los lectores? Kapuscinski decía que su lector ideal era el que no temía a remangarse la camisa para sudar, al duro trabajo intelectual sobre sus textos; que no evitaba el esfuerzo de reflexionar. No escribía libros que se leyesen de una sentada, lo cual asociaba con algo banal. Este tándem de escritor y lector y su esfuerzo colectivo, era, según él, el más fructífero y beneficioso. Parece ser que aquí es donde más le hemos decepcionado: al nivel de reflexionar sobre la forma de sus libros, aferrándonos febrilmente a los caminos trillados, cuando él trazaba los nuevos. Por este motivo ¿es justo que le llamemos hoy confabulador, acusar de fabular los hechos? Biografía técnicamente Múltiples repeticiones con las que el autor procura llamar la especial atención sobre algunas cuestiones, cansan: es una medida de la que abusa. Además, son casi siempre fragmentos de carácter negativo, desfavorables para el biografiado. Las fotografías se repiten: tres de ellas se publicaron en 2007 en Kapuscinski: nie ogarniam swiata (W. Beres, K. Burnetko) y otras tres en Ryszard Kapuscinski. Biografia pisarza (B. Nowacka, Z. Ziatek) de 2008. Sorprende el abundante capítulo sobre la colaboración de los periodistas norteamericanos con la CIA: ¿por qué un norteamericano explica la naturaleza de la dependencia de la prensa de los Servicios de Inteligencia en Polonia? La respuesta llega con un dato que se halla en Agradecimientos, al final del libro: el autor expresa su gratitud hacia el Instituto Remarque de Nueva York por haberle concedido una beca en EEUU con el fin de investigar justamente estas cuestiones en la historia de la prensa americana, de lo cual este fragmento, sobrante desde mi punto de vista en la biografía, es mera consecuencia. El autor tiene un compromiso con el mencionado instituto y de este modo inoportuno, incluyendo en el libro cuestiones que no vienen a cuento, le rinde un tributo por la generosidad y la ayuda prestadas. Lo cual no me convence, no justifica la razón de ser de este fragmento en la biografía. Es imposible y contradictorio mostrar paralelismos a través de mecanismos que funcionan en dos contextos totalmente diferentes. El fondo político y los motivos de comportamiento de los periodistas en Polonia y EEUU eran demasiado distintos. Es irritante que el biógrafo trate maniáticamente a las hipérboles, exageraciones, agigantamientos que utilizaba Kapuscinski con fines literarios, en sentido figurado, de manera textual en vez de como figuras estilísticas, retóricas. Como en el caso de los presuntos dos libros que había leído el escritor: “A nosotros, los nacidos sobre 1930 en la profunda y empobrecida provincia polaca [...] en la época de posguerra, nos caracterizaba, sobre todo, un nivel muy bajo de conocimientos, absoluta escasez de títulos leídos [...] (mis ridículas, míseras lecturas en aquellos años: publicado en 1913 Historia zóltej cizemki de Antonina Domanska o Wspomnienia niebieskiego mundurka de Wiktor Gomulicki, publicado en 1906”. No es un inocente error sin consecuencias por parte del biógrafo a la hora de interpretar las medidas estilísticas, porque las utiliza para acusar a su Maestro de mitologizar, de dramatismo efectista, de manipular los hechos. Conclusiones finales “Hace años escribí un libro que en la traducción polaca se titula Ojcobójca (Parricida) —me vino a la mente este título cuando leía la biografía escrita por Domoslawski”, confiesa Martin Pollack. “La manera de afrontar estas cuestiones tiene algo de parricida y según parece se trata de arrojar a su padre del pedestal” (Gazeta Wyborcza, 01-03-2010). Pollack no es el único que comparte la impresión de que Domoslawski, en nada menos que casi 600 páginas (edición polaca), expuso lo que se podría calificar como el síndrome de parricida. De entre sus múltiples manifestaciones, aquí se trata de un discípulo que tras la muerte de la figura que admiraba, su maestro y guía al que debe mucho, se vuelve en su contra y despliega hostilidad hacia él. Stefan Bratkowski, periodista, publicista y escritor, dijo sobre Domoslawski que es “una hiena porque ataca a los muertos”. Al lado de éstos y semejantes calificativos, anteriormente mencionados, este texto es apenas una voz moderada en este debate. Resulta imposible comentar todas las cuestiones; no toco asuntos con los que estoy, por lo general, de acuerdo, como la presunta colaboración de Kapuscinski con los Servicios Secretos de Polonia comunista, que el biógrafo resume: “No perjudicó a nadie y era un genio esquivándolos”. Polemizo con la despiadada, según mi juicio, crítica que le hace el biógrafo a Kapuscinski, y propongo explicaciones alternativas para algunas cuestiones controvertidas, cuya existencia ignora de manera sistemática Domoslawski. El escritor Andrzej Stasiuk sentenció: “Kapuscinski era como Polonia: desgarrado, optando por compromisos, quizá asustado, quizá egoísta, pero a la vez lleno de fuerza y determinación. En contra de los tiempos que corrían y su enredamiento, hilaba su bonito e irrepetible cuento” (Gazeta Wyborcza, 02-03-2010). Yo diría que es Domoslawski quien es como Polonia: mezquino, no respetando a las autoridades, aprovechando cualquier ocasión para pelear con gusto, para meter el dedo en la llaga, buscando un complot allá donde no lo hay, sospechando de los pocos que están sonriendo —dónde si no en este país de gente sombría, donde el que sonríe a menudo irrita, inquieta, seguramente es un loco... Toda la esencia “kapuscinskiana”, la que quieren y admiran millones de personas, tanto en la obra como en la personalidad del escritor, se ha puesto en duda en la biografía. El biógrafo cuestiona el coraje, el arte del Maestro, sospechando artimañas y estrategias incluso en su sonrisa. La frase inicial del libro suena a acusación: “Sobre todo, lo que llama la atención es la sonrisa. Siempre la sonrisa, sonrisa por todas partes”. Pronto queda confirmada esta desagradable impresión que nos causó esa frase: “Es que cuando alguien tiene esta sonrisa para todo el mundo, no puede ser sólo amabilidad, tiene que haber algo más detrás de esto”. Para reforzar el impacto, una “vieja amiga” asegura que aquella sonrisa de Kapuscinski “era una máscara que con el paso de tiempo se convirtió en su propia naturaleza”. Durante las conferencias y encuentros con sus lectores o con estudiantes, Kapuscinski mostraba una inagotable paciencia y esta cálida y amena sonrisa a cada uno de sus seguidores que formaban la interminable cola, de longitud en pocas ocasiones vista, y él con serenidad y a pesar del cansancio, charlaba con cada uno, dando las gracias por venir; levantaba la vista de los ejemplares que firmaba para, con este pequeño gesto pero tan clave, establecer un instantáneo contacto visual, mostrar su respeto a los que leían sus obras y lo mucho que le importaban; cuidar de hacerles sentir que les prestaba su atención y cariño. En uno de los encuentros con los estudiantes de periodismo, un compañero de la facultad antes de hacer su pregunta se dirigió a Kapuscinski diciendo “don Ryszard”. Por el aula se deslizó un zumbido de consternación que se podía traducir como: “Pero ¿cómo se atreve?” (en Polonia, esta forma, aunque respetuosa, es considerada demasiado familiar a la hora de dirigirse a un personaje destacado, ya que estas cuestiones se rigen por las normas muy estrictas, reglas que no admiten modos desenfadados e informales de dirigirse a la gente desconocida, mayor de edad o de la vida pública). Kapuscinski, como si no entendiera este conmoción, le mostró su total apoyo al audaz estudiante y dijo sonriendo: “Pero ¿qué es lo que pasa?, si todos aquí somos compañeros del oficio”. Como ésta, hay miles de anécdotas que atestiguan su cercanía, su gran corazón y soltura para convertir situaciones embarazosas en simpáticas, desarmando posibles tensiones o malentendidos con su sonrisa. No era un gran orador, no llevaba en la sangre esto de hablar ante multitudes; otros lo hacían mejor, lo que él mismo confesaba sin reparo y sin ánimo de esconder sus debilidades e imperfecciones. A pesar de eso, las salas se desbordaban cada vez que aparecía ante algún público y tras la ponencia se formaban colas gigantescas —todos esperábamos lo que hacía falta para entrar en el radio de esta cariñosa y poco habitual sonrisa, un gesto cercano de un gran escritor. Por eso mismo, resulta tan difícil hoy convencernos de que todo esto era un pose, una máscara. Y por eso las insinuaciones de que esta sonrisa formaba parte de una estrategia cuyo objetivo era seducir, sobornar a la gente con el encanto para aniquilar posibles críticas, como si fuera un fajo de billetes, despiertan un gran rechazo. Domoslawski sostiene que el que durante medio siglo nos explicaba el mundo, que no temía parecer anticuado y ridículo afirmando que un periodista ha de ser una buena persona, que sin esto no hay un buen periodismo, nos engañó, que nos dejamos estafar. Pues dentro y fuera de su país natal somos millones los “engañados”. En la VI entrega de Lapidarium Kapuscinski recuerda: “El aidos griego: el respeto mutuo como norma básica de comportamiento ante el Otro”, un principio muy noble pero que, como demuestra la biografía, a veces llega al vacío. Y hay tantas maneras, mucho más elegantes, de conversar sobre los ausentes, los que ya se han ido. Incluso si no nos limitáramos a analizar la obra, como aconseja S. J. Lec: “Se debe desnudar a la persona sin mostrar sus trapos sucios”. Sin embargo, en la biografía Kapuscinski non fiction faltó moderación y esto es lo que más trastorna. De acuerdo con la impresión compartida por muchos, en este libro se han traspasado muchos límites; por eso, en señal de desacuerdo, los incondicionales en Polonia compran las obras de Kapuscinski para igualar la venta de la biografía. La manera de ver y describir el mundo por Domoslawski discrepa enormemente con la de Kapuscinski, por lo que el reto de entender y mostrar al Maestro en todas las dimensiones posibles resulta, lógicamente, inalcanzable para Domoslawski. Estas dos miradas son incompatibles, tan diferentes como por ejemplo, simplificando, dos posibles modelos de comportamiento durante un viaje periodístico cuando se está rodeado de extraños, sumergido en un entorno exótico: uno es ir con sonrisa, humildad y agradecimiento por ser aceptado, por poder acercarse, y el otro es arrogancia, soberbia con la que se “arranca” la story y vuelve triunfante a casa con el botín. Mientras que Kapuscinski solía decir: “No sé gritar, saltar a los ojos, rabiar, armar escándalo, regañar” (Ryszard Kapuscinski. Biografia pisarza), a Domoslawski, en cambio, le irritan los excelentes modales de Kapuscinski, su educación, la falta de arrogancia, su amabilidad, humildad y saber estar y se burla de él al recordar las visitas del Maestro en la redacción cuando, a pesar de su fama e indudable posición, se aseguraba siempre con el tono de quien se disculpa si no interrumpía el trabajo, no molestaba con su presencia. Resulta preocupante que al representante de la generación más joven le molesten estas cosas; y si realmente los buenos modales, la falta de arrogancia, etc., son propios de los veteranos, una cuestión del pasado, significaría que estamos perdidos. En el libro domina el afán por la proyección del autor de su propio sistema de valores, tan ajeno al de Kapuscinski, en la interpretación de las motivaciones que inspiraban al escritor —interpretación errónea. Destaca la incapacidad de comprender cómo Kapuscinski veía el mundo. Una anécdota lo refleja de modo tan acertado como pintoresco: “Cuentan que Mahoma, acompañado de sus seguidores, llegó a una ciudad para difundir sus enseñanzas. Se les unió un discípulo que vivía en aquella localidad. ‘Maestro, en esta ciudad te van a perseguir, calumniar y demonizar’, le dijo preocupado. ‘Los habitantes son arrogantes y no quieren aprender nada nuevo ni diferente. Sus corazones están sepultados bajo una losa de piedra’. Mahoma asintió sonriente y le respondió con serenidad: ‘Tienes razón’. Más tarde apareció otro discípulo de Mahoma que también vivía en aquella comunidad. Radiante de alegría, le dijo: ‘Maestro, en esta ciudad te van a acoger con los brazos abiertos. Los habitantes son humildes y están con muchas ganas de escucharte. Sus corazones están dispuestos a nutrirse con tu sabiduría’. Mahoma asintió sonriente y de nuevo afirmó: ‘Tienes razón’. Entonces uno de sus acompañantes le preguntó: ‘¿Cómo puede ser que les hayas dado la razón a los dos si están diciendo exactamente lo contrario?’. Y Mahoma, impasible, le contestó: ‘No vemos el mundo como es, sino como somos nosotros. Cada uno de ellos ve a los habitantes de esta ciudad según su punto de vista. ¿Por qué tendría yo que contradecirles? Uno ve lo malo y el otro ve lo bueno’ ” (Borja Vilaseca, “¿El enemigo está fuera o dentro?”, El País, 4-04-2010). El modo del que ve el mundo Domoslawski le obliga a creer que la forma de la biografía de Ryszard Kapuscinski que propone nos va a enriquecer, que nos hace falta. Y no serviría de nada intentar contradecirle. Quizás, éste es el momento para el debate sobre los límites en este género literario. Y sobre los límites en general. ** Edyta Stêpczak edyta_tvs@yahoo.com Periodista polaca (1980). Reside en Murcia, España. Es licenciada en relaciones internacionales y en periodismo por la Universidad de Wroclaw (http://www.uni.wroc.pl), Polonia. Entre 2005 y 2006 fue becaria del Programa Erasmus (http://www.esn.org) de la Unión Europea (http://europa.eu/index_es.htm) en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (http://www.ucam.edu), en España. Actualmente es promotora y representante de la región de Murcia en mercados internacionales (Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca, Polonia y otros). === El sueño del celta Lilia Boscán de Lombardi ====================== Mario Vargas Llosa (1936) en su última novela, El sueño del celta, cuenta la vida y las aventuras del cónsul británico Roger Casement, quien denunció los horrores del colonialismo en el Congo y en la Amazonia. Enviado por el gobierno británico, primero al Congo Belga y después a la Amazonia sudamericana, vivió y conoció la experiencia terrible de la explotación humana, hechos consignados en informes escritos que sacudieron a la opinión mundial y lo convirtieron en un héroe por defender la libertad y la dignidad de los pueblos. El autor relata los hechos que ocurrieron en la realidad. El trabajo de investigación quedó plasmado en esta novela histórica que se desarrolla en dos planos: en el primero, la vida del personaje y sus experiencias como cónsul y como militante de la lucha por la independencia de Irlanda, y en el segundo, los días que transcurren en la cárcel, acusado de traidor, esperando que se le conmute la pena a muerte a la que ha sido condenado. Este relato, además de ser un valioso testimonio histórico, es además un valioso documento de reflexión sobre el bien y el mal. El viaje del cónsul británico vía Congo arriba comenzó el 5 de junio de 1903. El Foreign Office lo autorizó a hacer ese viaje por las zonas donde se extraía el caucho para verificar lo que había de cierto en las denuncias sobre abusos y maltratos a los nativos en el Congo de Su Majestad Leopoldo II, rey de los belgas. En febrero de 1885, en la conferencia de Berlín, las catorce potencias participantes, el embajador por Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y Alemania dieron a Leopoldo II el Estado Independiente del Congo, los dos millones y medio de kilómetros cuadrados del Congo y sus veinte millones de habitantes para que “abriera ese territorio al comercio, aboliera la esclavitud y civilizara y cristianizara a los paganos”. El monarca presidía la Asociación Internacional del Congo (AIC), responsable de todos los trabajos que emprendería para lograr los objetivos propuestos. Hacían firmar a caciques y brujos contratos escritos en francés donde se comprometían a prestar mano de obra, alojamiento, guía y sustento a los funcionarios, personas y empleados de la AIC. El viaje que emprendió desde Matadi el 5 de junio de 1903 duró tres meses y diez días en el Medio y Alto Congo, un viaje dantesco donde conoció toda la maldad que puede conducir al ser humano a hacer las atrocidades más inimaginables. Desde 1884 hasta 1901, los cambios sufridos en África eran cuantiosos, la población se había diezmado de manera brutal y la causa no eran las enfermedades, sino que además de las epidemias, lo que había aniquilado a la población congolesa era la inhumanidad del sistema de explotación de los africanos por los colonos europeos. El relato de los maltratos, torturas, violaciones, mutilaciones, el uso del “chicote”, el látigo inclemente, serían recogidos en el informe de Roger Casement. Los nativos no eran vistos como personas sino como bestias útiles para obtener el producto y los colonos, cegados por la codicia, para conseguir la mayor cantidad posible de caucho, recurrían a prácticas y castigos de extrema crueldad sólo posibles en mentes y espíritus diabólicos. Roger Casement es el sobreviviente del descenso a los infiernos. Hay en la novela una carta del cónsul a su querida prima Gee donde dice: “Temo que, de continuar escudriñando los extremos a que puede llegar la maldad y la ignorancia de los seres humanos, no seré siquiera capaz de escribir mi reporte. Estoy en las orillas de la locura. Si sigo codeándome con lo que ocurre aquí, terminaré yo también impartiendo chicotazos, cortando manos y asesinando congoleses entre el almuerzo y la cena sin que ello me produzca el menor malestar de conciencia ni me quite el apetito. Porque eso es lo que ocurre a los europeos en este condenado país”. Mientras el mal está encarnado en estos colonos sanguinarios, el bien se manifiesta en idealistas luchadores como Roger Casement, los miembros de la Iglesia Bautista, y Edmund D. Morel, periodista que había hecho una constante campaña de denuncias sobre las irregularidades y los infortunios en el Congo. Casement no sólo hizo las denuncias sobre las crueldades en el Congo, sino también sobre los abusos y torturas en la Amazonia peruana por parte de la poderosa compañía de Julio C. Arana. También en esta región, frente a la maldad humana generalizada, hay voces de seres idealistas como el periodista Benjamín Saldaña Roca, quien hizo las acusaciones sobre las caucherías del Putumayo desde el periódico La Sanción, así como los artículos del ingeniero norteamericano Walter Harderburg en el semanario londinense Truth. Ambos describían en sus artículos las indescriptibles crueldades a las que puede llegar el hombre dominado por la codicia y la maldad en un mundo sin ley: la cacería de indios, los castigos a los que no habían traído la cuota mínima de látex o caucho, las torturas y la muerte por pura diversión. A Roger Casement le toca presenciar en la Amazonia los mismos horrores que denunció en el Congo, propiciados por la codicia, por el mal que vive en el hombre como expresión del pecado original. Sobre este tema, que es el central en toda la novela, se lee en un ensayo de Álvaro Brantes Hidalgo, que “para definir el mal, si se parte de la postura aristotélica tomista, el mal es la ausencia del bien; así, el mal sería nada más que el ‘no ser’ frente al ‘ser’ que es el bien. El mal como tal se presenta en el interior del hombre cuando éste sufre una ausencia del ‘bien’, que no es otra cosa que la búsqueda de la verdad, la belleza, la virtud. Cuando se habla de virtud se refiere a la prudencia, la templanza, la justicia, la fortaleza y el amor desinteresado por los hombres y las cosas”. Si en ese mundo de explotación y crueldad predomina el mal, sin embargo, la lucha por la justicia y la verdad que protagonizaron hombres como Roger Casement y los que lo acompañaron en su batalla por defender los valores humanos de los indígenas del Congo y la Amazonia, esa lucha representa el triunfo del bien. Los informes de Casement fueron decisivos para acabar con la situación de explotación que se vivía en esos espacios de la geografía de África y de América del Sur. Casement es un héroe que luchó no sólo contra la colonización en estos lugares sino que fue un abanderado de la lucha contra la colonización inglesa en Irlanda. Su objetivo era la liberación de Irlanda pero se equivocó en la estrategia al recurrir a los alemanes en plena primera guerra mundial, para lograr sus propósitos. Esta alianza fue fatal ya que fue juzgado por traición a la patria y condenado a la horca. Esta novela de Vargas Llosa es un magnífico documento histórico y un verdadero tratado filosófico sobre la condición humana. El idealismo, la fe en causas legítimas como la injusticia y la libertad de los pueblos, enaltecen al ser humano, pero también el fanatismo y el extremismo pueden ser destructivos y acabar con los mejores propósitos. El relato de los hechos y los personajes confirma la excelencia del narrador que sabe no sólo plasmar escenarios de majestuosa belleza y penetrar en el alma humana, en sus bondades y en sus miserias, sino que narra magistralmente la cruda realidad de los acontecimientos. Se puede calificar de absolutamente extraordinaria la narración de los hechos que preceden a la muerte de Roger Casement, logrando transmitir la sensación de paz y serenidad del condenado a muerte y las emociones de las demás personas que lo rodean, en un relato altamente conmovedor. La personalidad compleja y múltiple de Roger Casement y su vida heroica quedan plasmadas de manera excepcional en este relato de Vargas Llosa. ** Lilia Boscán de Lombardi liliaboscan@hotmail.com Investigadora venezolana (Valera, Trujillo). Profesora e investigadora jubilada de la Universidad del Zulia (http://www.luz.edu.ve). Es decana de Investigación y Postgrado y directora de Publicaciones en la Universidad Católica Cecilio Acosta (http://www.unica.edu.ve) de Maracaibo. Ha publicado los libros de ensayo Aproximaciones críticas a la narrativa de Ernesto Sábato (1978), Huellas en el tiempo. La poesía de Miguel Hernández (1987), Sobre arte y literatura (1993), El teatro Baralt y la ciudad (1998) y El fracaso de la libertad. García Lorca y la tragedia griega (primera edición, 1994; segunda edición, 2000), y los poemarios Voces de la memoria (1995), Surco de origen (2000), En el corazón del vértigo (2002) y Desde el signo que me nombra (2008). === Tras las huellas de Fernando Pessoa Víctor Montoya =============== Cualquiera que esté en Lisboa, como un visitante más entre la muchedumbre agolpada en las calles, se plantea la necesidad de conocer los barrios por donde caminó, a paso ligero y un portafolio en la mano, uno de los escritores portugueses que revolucionaron la poesía universal del siglo XX, sin más artilugios que la capacidad innata de captar el instante poético y transmitirlo por medio de seudónimos que escondían su verdadera identidad. Así me ocurrió en el verano de 1987, cuando decidí conocer la ciudad donde vivió y escribió Fernando Pessoa. La ciudad, que parecía nacida del abrazo del Tajo y el mar, desparramada por las siete colinas que dominan las aguas del mar de la Paja, tenía la fachada leprosa y los pavimentos agujereados. Esta capital, que antes olía a jazmín y canela, a sardinas asadas a la brasa y a café recién tostado, no olía más que a tubos de escape y gases de automóviles, y, por las tardes, cuando los cubos de basura salían a la calle, se observaba incluso a personas que buscaban su comida entre los desperdicios como aves de rapiña. Todos los días, cuando el resplandor rosáceo de los rayos del sol anunciaba el ocaso, unas escalinatas y un laberinto de calles empinadas me conducían a los barrios típicos de Alfama, la Mauraria y el Barrio Alto; uno de los más pintorescos del casco antiguo de la ciudad, y hasta cuya cima se debía ascender por medio de un funicular en el que cabían pocas personas. Todo esfuerzo valía la pena si se quería degustar un buen plato de gambas con piri-piri cerca de la ventana de un restaurante que permitiera contemplar las aguas glaucas del mar y ver el aire salpicado de gaviotas. Por las noches, como todo visitante ansioso por vivir y revivir las emociones más vibrantes de la ciudad, recorría por las callejuelas de Alfama. De las ventanas salían jirones de música portuguesa o africana y de las puertas actores entrados en años. En medio de la calle había hombres ataviados de negro, invitando a los transeúntes a pasar la noche en una especie de peña folklórica llamada “fado”, donde los portugueses ofrecían un espectáculo de su tragedia y su tristeza, a través de una viola acompañada de un canto desgarrado y melancólico. Además, en este barrio de vida nocturna, al igual que en el centro comercial de Baixa, que está entre la plaza del Rocío y la del Comercio, daba la impresión de haberse instalado el lujo en medio de la pobreza. Ya dije que estando en Lisboa, después de muchas idas y venidas, se hace necesario recorrer por las mismas calles que transitó Fernando Pessoa, un hombre enigmático y de heterónimos diversos, que de día ejercía como traductor, más exactamente como “corresponsal extranjero de casas comerciales”, y de noche escribía poesía, una poesía que se desdoblaba en varios autores ficticios, como cuando un niño juega a su gusto y capricho con los personajes creados por las aventuras de la imaginación. Aunque sus biógrafos coinciden en señalar que era partidario de un nacionalismo místico, del que debía ser abolida toda infiltración católico-romano, tenía divergencias con las ideas comunistas y simpatizaba con el orden monárquico de una nación. Consideraba que el sistema monárquico era el más apropiado para un país como Portugal, que por entonces tenía bajo su control a colonias allende los mares. Sin embargo, de haberse dado un plebiscito para elegir entre un régimen monárquico y un Estado republicano, él habría votado a favor de la República. Seguir las huellas de Pessoa es seguir los pasos de uno de los escritores más grandes de la lengua portuguesa, a pesar de que él se despidió del mundo sin haber visto publicada la mayor parte de su obra literaria, que sigue siendo motivo de análisis y controversias. Murió a los 47 años de edad debido a afecciones hepáticas, asociadas a una cirrosis provocada por el excesivo consumo de “Águila Real”, un aguardiente que hoy se bebe tanto como la poesía de quien lo hizo famoso. Por eso los aficionados a su obra y al alcohol, están casi obligados a echarse unas copas de “Águila Real” a su paso por las calles donde estuvo el poeta como un fantasma enfundado en un traje oscuro, abrigo, sombrero y gafas. Caminar por las calles de Chiado, que es una de las zonas más tradicionales de la ciudad, entre el Barrio Alto y la Baixa, es respirar y escuchar los versos de los poetas que frecuentaron los bares y restaurantes de este barrio a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. De todos ellos, Fernando Pessoa es quien más huellas ha dejado en las aceras. Por eso no es casual que, con el transcurso del tiempo, se le haya erigido una estatua de bronce hoy situada en la calle Garrett, cerca del “Largo do Chiado”, donde sus admiradores y admiradoras pueden verlo sentado en su silla preferida, luciendo su figura esbelta, con la pierna cruzada y la mano apoyada sobre la mesa, como quien espera con insoportable paciencia la copa que solicitó alejado de los quitasoles y consciente de que “ser poeta o escritor no constituye una profesión, sino una vocación”, al menos así como debe entenderse el oficio de cazar palabras para luego ensartarlas en ideas concebidas por la lucidez mental y la pasión del alma. Y, por si fuera poco, Pessoa, con la sabiduría de quien conoce las leyes de la vida, intuía, desde antes de cerrar los ojos como un niño para dormir su muerte, que su voz quedaría para siempre entre nosotros y que su biografía, la más fecunda en lengua portuguesa, sería mucho más de lo que él afirmó cuando le nacieron unos versos llenos de meditación y alegoría: “Si después de yo morir quisieran escribir mi biografía / no hay nada más sencillo. / Tiene sólo dos fechas / la de mi nacimiento y la de mi muerte. / Entre una y otra todos los días son míos. / Soy fácil de describir. / He vivido como un loco...”. Fernando António Nogueira Pessoa (Lisboa, 1888-1935). Escribió tanto en verso como en prosa. Parte de su extensa producción literaria, traducida al español, consta de los siguientes títulos: El regreso de los dioses (2006), Cantares (2006), La educación del estoico (2005), Crítica: ensayos, artículos y entrevistas (2003), Libro del desasosiego (2002), La hora del diablo (2003), Mensaje (1997), Un corazón de nadie. Antología poética, 1913-1935 (2001), Odas de Ricardo Reis (1995), Noventa poemas últimos, 1930-1935 (1993), Antología poética. El poeta es un fingidor (1982), Poemas de Alberto Caeiro (1980), Oda marítima (1963) y Antología (1962), entre otros. ** Víctor Montoya montoya@tyreso.mail.telia.com Escritor, periodista cultural y pedagogo boliviano (La Paz, 1958). Perseguido, torturado y encarcelado durante la dictadura militar de Hugo Banzer, fue liberado en 1977, después de haber pasado por las prisiones de mayor seguridad de San Pedro y Viacha, por una campaña de Amnistía Internacional. En prisión escribió su testimonio Huelga y represión. Se exilió en Suecia. Es autor de Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002) y Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003) Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Ha recibido premios y becas literarias y tiene textos traducidos y publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para diversas publicaciones en América Latina y Europa. === El camino, de Miguel Delibes Javier Úbeda Ibáñez ================= El camino Miguel Delibes Editorial Destino Narrativa española contemporánea Fotografía de cubierta: Paul Cézanne, “Zanja de la montaña Santa Victoria” Depósito legal: M. 15.508-2010 ISBN: 978-84-233-3633-3 Páginas: 199 Importe: 16 euros Quinta impresión en este formato: abril 2010 Daniel, el Mochuelo, un niño de once años, hijo de una familia muy humilde que vive en el campo, debe partir al día siguiente a la ciudad para continuar sus estudios, ya que su padre quiere que sea el día de mañana un hombre de provecho y que tenga un futuro y es por ese motivo que no ha dudado nunca en hacer un montón de sacrificios con el fin de poder ahorrar lo suficiente para poder costearle a su hijo el bachillerato. Daniel la noche anterior a su marcha no puede conciliar el sueño y rememora lo que ha sido hasta ese día su vida en la aldea. Recuerda todos y cada uno de los lugares y habitantes de su pueblo y especialmente todas las correrías que ha protagonizado junto a dos de sus mejores amigos: Roque, el Moñigo, y Germán, el Tiñoso. Al día siguiente se levanta y emprende, en contra de su voluntad y no sin cierto desasosiego y miedo ante lo desconocido, este nuevo camino que se abre ante él lleno de posibilidades. Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) es uno de los autores más relevantes de la literatura española contemporánea, se dio a conocer como novelista con La sombra del ciprés es alargada, con la que ganó el premio Nadal en 1947. Entre su vasta obra figuran títulos conocidos por todos como Mi idolatrado hijo Sisí, El camino, Las ratas, Cinco horas con Mario, Las guerras de nuestros antepasados, Los santos inocentes, Señora de rojo sobre fondo gris o El hereje. Algunas de estas obras han sido adaptadas al cine o al teatro con mucho éxito y están en la mente de todos nosotros, como es el caso de Cinco horas con Mario, cuya versión teatral en 1979 fue protagonizada por la actriz vallisoletana Lola Herrera o Los santos inocentes, cuya adaptación cinematográfica corrió a cargo de Mario Camús y por la que recibieron los actores de la película, Alfredo Landa y Francisco Rabal, el premio a la interpretación en el Festival de Cannes. De la novela El camino también tenemos una película, de hecho, fue la primera de sus obras que se llevó al cine, la hizo Ana Mariscal en 1964, y aparte también se rodaron para televisión una serie de cinco episodios dirigidos por Josefina Molina que fueron emitidos en Televisión Española en 1978. Otras adaptaciones al cine de algunas de sus mejores novelas fueron: Retrato de familia (adaptación de Mi idolatrado hijo Sisí), 1976; La guerra de papá (adaptación de El príncipe destronado), en 1977; El disputado voto del señor Cayo, en 1986; El tesoro, en 1988; La sombra del ciprés es alargada, en 1990; Las ratas, en 1996 y Una pareja perfecta (adaptación de Diario de un jubilado), en 1998. Delibes ha recibido los más prestigiosos galardones como lo demuestra la siguiente enumeración: el Premio Nacional de Literatura (1955), el Premio de la Crítica (1962), el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, ex aequo con Gonzalo Torrente Ballester (1982), el Premio Nacional de las Letras (1991) y el Premio Cervantes de Literatura (1993). En el año 1973 fue nombrado miembro de la Real Academia Española ocupando el sillón “e” minúscula. Otros reconocimientos que podríamos mencionar son los siguientes: en 1983 fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid y en 1984, justo un año más tarde, la Junta de Castilla y León le concedió el Premio de las Letras. Y en 1987 también fue investido doctor honoris causa, pero esta vez por la Universidad Complutense de Madrid. Y su última gran novela, El hereje, que es todo un homenaje a Valladolid, se publicó en 1998, recibiendo por ella el Premio Nacional de Narrativa y este alegato a favor de la conciencia está considerado hoy en día como la más ambiciosa de sus novelas e incluso su obra cumbre. El camino es su tercera novela. Se publicó en 1950 y supuso su consagración definitiva como escritor. Asistimos a un libro iniciático (o de iniciación a la vida), en el que vemos cómo un niño va dejando atrás la infancia y se despide así de una etapa cuyo encanto y fascinación acabamos comprendiendo quizá cuando ya es demasiado tarde y se nos ha escapado entre los dedos. Y también es un libro iniciático en el sentido de que el protagonista tiene que dejar su pueblo, un mundo conocido, para enfrentarse al mundo desconocido de la ciudad donde tendrá que empezar, prácticamente, de cero. Uno de los grandes hallazgos de este libro es la consecución de un estilo narrativo fresco y directo que podemos apreciar sobre todo en los diálogos entre los niños, combinado de forma inteligente con otro estilo un poco más depurado que es el que predomina en las descripciones, dotándolas de un fino lirismo y humor exento de grandilocuencias. Una forma de escribir, en general, que apuesta por la sencillez, la naturalidad y la autenticidad tanto en la forma (lenguaje sencillo) como en el contenido (una historia cotidiana), todo esto le confiere un ritmo ágil a toda la novela y la convierte por ende en una obra muy amena y fácil de leer. Además, el cultivo del lenguaje coloquial se ajusta bien al discurso y devenir cotidiano del pueblo. Y consideramos que la descripción es otra gran baza de esta obra, con un enfoque realista y un tono elegiaco nos muestra la vida austera y muchas veces mísera de las gentes de Castilla en los años de la posguerra, y es que también hay algo de novela social, de realismo social y de crítica al retratar tan bien y claramente a la sociedad de la posguerra como volverá a hacer más tarde en otras de sus muchas novelas o como harán también otros grandes maestros contemporáneos, por ejemplo, Camilo José Cela en La colmena. El protagonista principal de toda esta historia es Daniel, el Mochuelo, hijo de los queseros del pueblo. Un niño inteligente y sensible al que han apodado el Mochuelo, porque posee unos ojos verdes grandes y redondos, y siempre está con la mirada muy atenta observándolo todo como con miedo, y dado que Daniel es un poco tímido y callado se siente muy a gusto rodeado de sus inseparables amigos: Roque, el Moñigo, y Germán, el Tiñoso, que son los otros indudables protagonistas de esta historia. Porque Roque, al contrario que Daniel, es valiente y posee un carácter fuerte, y físicamente es alto y corpulento mientras que Daniel en este último aspecto es más bien normalito. Germán, en cambio, será el más debilucho de los tres, cojea, tiene calvas, de ahí le viene el mote de “el Tiñoso”, puesto que como le encantaba jugar con los pájaros dicen que éstos le pegaron las calvas, no obstante, por lo demás es un muchacho inteligente y perseverante. Con ellos descubriremos que Delibes es todo un creador de personajes, y después de leer esta emotiva narración tampoco podremos olvidar al resto de personajes que acompañan a Daniel en su camino, nunca mejor dicho, y que el autor logra dibujar a la perfección ahondando con pinceladas vívidas y certeras en sus caracteres; nos referimos, entre otros, a: Don Moisés (el maestro); las hermanas Irene y Lola, conocidas como las Gindillas (las tenderas del pueblo); Paco, el Herrero; Quino, El Manco (el tabernero)... Respecto al espacio, toda la acción transcurre en un pueblo de la meseta castellana, por lo que conoceremos bien la iglesia de don José; la escuela de don Moisés; la taberna del Manco; el huerto de Lucas, el Mutilado, donde robarán unas manzanas los niños en una de sus correrías, la poza del Inglés, donde los niños acostumbraban a bañarse y matar culebras; precisamente, justo al final del libro, Germán, el Tiñoso, pondrá una nota amarga al resbalar en este juego y desnucarse, falleciendo poco antes de la partida de Daniel y provocando con ello que la marcha de Daniel se haga aun más difícil. Y, respecto al tiempo, la narración abarca toda una noche, por ello será el pasado el tiempo verbal que domine en todo momento. Y el punto de vista adoptado será uno de los que más juego dan: la tercera persona, bien Daniel o bien un narrador omnisciente serán los encargados de contárnoslo todo. Por otra parte, al leer esta obra nos sumergiremos de lleno en la naturaleza de la mano de Delibes, ya que El camino es todo un cántico y alegato en favor de la naturaleza en clara contraposición al mundo de la ciudad, la vida en el campo representa lo positivo: lo natural, lo sano... No en vano Delibes se definía a sí mismo como “el cazador que escribía”, porque le encantaba el campo y era muy aficionado a la caza y a la pesca, de hecho algunas de sus novelas más destacadas están ambientadas en el medio rural desempeñando éste, además, un papel fundamental, como ocurre por ejemplo en Las ratas, Los santos inocentes o El camino. Y muchas veces esto iba unido a un gran realismo social, denunciando las injusticias, el atraso, el caciquismo... que sufría, sobre todo, el campo castellano en la etapa dura y difícil de la posguerra. Recapitulando, un gran tema central: la infancia y la amistad entre los niños, la gran camaradería que surge entre los tres amigos, ya que este libro consigue retratar nítidamente a un niño de once años en un momento clave de su vida cuando deja de ser ya un niño para convertirse en un hombre. La historia se nos presenta con una estructura circular; comienza con Daniel que tiene que irse a estudiar a la ciudad y termina cuando, por fin, se marcha a estudiar a la ciudad. El argumento es simple y está contado de una manera sencilla. Toda la narración aparece en tercera persona a través de la voz de Daniel y a veces esta voz se alterna con la de un narrador omnisciente también en tercera persona, que como buen narrador omnisciente lo sabe todo. Y, por último, sólo nos quedaría por señalar que lo más importante es que, desde lo particular, desde esta pequeña, sencilla y podríamos llegar a pensar que hasta insignificante trama, y entonces estaríamos equivocándonos, dada la magia de la literatura que sólo logran alcanzar los grandes autores de todos los tiempos, la historia cala, trasciende, ahonda en nuestros espíritus y alcanza la universalidad; pese a que el tiempo pase y los lectores cada vez sean distintos, El camino será siempre El camino. ** Javier Úbeda Ibáñez j_ubedai@hotmail.com Escritor español (Teruel). Reside en Zaragoza. Ha publicado numerosos artículos de opinión tanto en prensa digital como escrita. Ha publicado también reseñas literarias, relatos, cuentos y poemas en distintas revistas literarias españolas e iberoamericanas. === Samuel Beckett, acotado Efi Cubero =============================== La boca de la actriz dicta silencios, la cámara persigue contraplanos, incomunicaciones, algún mudo de cine que de repente habla, un poema de Yeats desdibujado, una composición del gran Beethoven que acentúa soledades. A veces nos fascina, a veces rechazamos sus silencios, nos incomoda a veces... Nos hace pensar siempre. Logra que nos sintamos espiados como si una gigantesca cárcel repleta de señuelos nos devolviera imágenes de otros seres errantes que buscan la salida lo mismo que nosotros, espectadores de nosotros mismos. Lo contemplamos en sus fotografías —y aun en sus propias obras— con un punto de duda... ¿Es un gran impostor o es un atormentado? Nadie busca a Godot por más que aguarde. Nadie conoce a Beckett. Sobrio, sobre una esquina de un cuadrado blanco con el negro de fondo, y él vestido de negro, Beckett ha sido captado en el plató de Quadrat 1+2 en Stugartt. Parece un personaje de cualquiera de sus obras, un elemento aislado o un actor secundario que en un momento dado puede absorber la trama y convertirse en centro, o quizás nos recuerde en su estática pose a una pieza de ajedrez, juego al que tan aficionado era. El caso es que al autor irlandés no hay por dónde atraparlo. En el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAARS), en La Cartuja de Sevilla, podremos ver hasta finales de marzo una interesante exposición: “Beckett Films”; la muestra, comisariada por Javier Montes y Yara Sonseca, agrupa la producción audiovisual del escritor Samuel Beckett y en ella pueden contemplarse teatro filmado, cine, obras para radio y televisión e incluso la adaptación para la BBC de Not I, supervisada personalmente por el escritor protagonizada por su actriz predilecta, Billie Whitelaw, entre otras obras. Los viejos e históricos muros de La Cartuja de Sevilla cobran así una extraña y distinta dimensión. Por entre los nobles sepulcros de los Ribera las complejas redes del mundo beckettiano cumplen allí, más que nunca, su función abolida de extrañamiento y fuga. Cada vez que frecuento a este creador, me acuerdo de una frase que Ionesco, otro espléndido “raro”, anotó en su diario: “Sufro por vivir. Desear tanto vivir es una neurosis; me adhiero a mi neurosis, me he acostumbrado ya a ella, amo mi neurosis. No quiero curarme”. Suspendido en medio de la nada por el vaivén del tiempo, Beckett percibe la angustia del sentirse observado desde cualquier ángulo y por cualquier objeto. “Acción, percepción, afección” de este escritor escrutador de todo, quien pese a tener una familia capaz de proporcionarle infinidad de privilegios, afirmó de su niñez perpetuamente bañada en lágrimas: “Yo tenía escaso talento para la felicidad”. Observamos ese perfil agudo, la mirada del pájaro acechante y esquivo sobre el medio sin fin del escenario, como una huidiza sombra que se busca entre sus personajes de artificio. Lo vemos actuar a través de sus ecos en la voz del actor que se desdobla en múltiples autores, siempre incomunicado, siempre alerta, vagando por la sobriedad del fondo entrecruzadamente sin llegar a encontrarse. Como el Moisés de Miguel Ángel no sabemos si estallará de ira o en una carcajada lúcidamente amarga. Muchas pistas pueden rastrearse en tan extensa biografía; sabemos que siguió con entusiasmo las innovadoras propuestas de Pirandello (ah, qué clave la de los personajes buscando al autor...), también de su entusiasmo por el cine cómico y sus artistas más representativos: Charlot, Buster Keaton... De su fascinación por los hermanos Marx, y sobre todo de esa admiración constante hacia su paisano Joyce, que le llevó a cortejar a su hija, Lucía Joyce, para poder estar cerca del que consideraba un gran maestro. Sólo suposiciones o tal vez intuiciones, Beckett se nos escapa bajo una subversiva mirada que también es la del otro yo que lo interpela mientras logra transgredir esos espacios del cuerpo y de la mente entre significativos silencios. La obra de Beckett es como un gran interrogante que jamás se cierra haciendo cómplices y partícipes a los espectadores, tan perplejos y desasosegados como el propio escritor. Tácticas de desmarcamientos, de huidas o de exilios, o de enmascaramientos sobre las hondas capas de yoes sucesivos como esas matruskas que se van integrando una tras otra hasta casi desintegrarse. Podemos inventarnos o interpretar ese mundo complejo mediante las hipótesis y las ausencias frente a la omisión deliberada del personaje principal, sea Godot o Samuel o el propio espacio que se nos muestra ambiguo donde se desorientan los deseos. El caso es que los entresijos de esta personalidad tan de filos y límites transgresores, nos inquietan y nos hace trastabillar, nos sacuden el polvo de algunos planteamientos asumidos, nos intrigan. A veces la rechazamos y otras veces la amamos, lo que nunca discutiremos es la calidad de una obra que fue merecedora en 1969 del Premio Nobel de Literatura, y tampoco, lo que jamás se pondrá en duda, es la originalidad de una mirada que encara al mundo y a la vez le da la espalda, que encuentra nuevas vías a la vez que se busca entre los laberintos del silencio, que esculpe las imágenes con palabras y sin ellas, que nos reinventa como si fuéramos actores de su propia compañía al tiempo que hace mutis por el foro del Tiempo. ** Efi Cubero Escritora española (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 1949). Estudió historia del arte, lengua y literatura en Barcelona, donde reside. Ha publicado los poemarios Fragmentos de exilio (1992), Altano (1995), Borrando márgenes (2004) y La mirada en el limo (2005). Poemas y relatos suyos han formado parte de las antologías Kylix (1992), Estrechando círculos. Antología de escritores extremeños y colombianos (1999), La narración corta en Extremadura. Siglos XIX y XX, T. III (2000), Ficciones ERE (2001), Antología de poetas extremeñas (Mérida, 2002), Compilación de relatos y Cuentos ilustrados (2004), entre otras. Es corresponsal de la revista Frontera en Barcelona y colaboradora habitual de Revistart (Revista de las Artes) y Ventana Abierta, entre otras publicaciones. Ha publicado también numerosos artículos, prólogos y extensas entrevistas (Javier Cercas, J. A. Goytisolo, Joan Brossa, Arnau Puig, José María Valverde, Rafael Moneo, Rufino Mesa y otros). Parte de su obra ha sido traducida al francés —Peut ce vent, por Alain R. Vadillo—, al braille y al inglés —sobre la obra de Doménech, Chiaroscuro y Meditations, editado por Washington Green Fine Art Publishers (Birmingham; http://www.washingtongreen.co.uk). También ha participado en varias exposiciones de arte contemporáneo con la revista objeto Lalata, con poemas visuales: Efigrafías, Strangers in the night, Pinzamientos, Ónfalos, presentes en Estampa, Arco, Euskal Erico Poesía Esperimentalaren i. Jardunaldiak, Sin.Con.Texto (Espacio Contemporáneo Arte Toledo), o ArtistaAlbacete en el Palazzo Magnani (Reggio Emilia, Italia), en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), entre otras. === Todo nada, de Brenda Lozano Rolando Ramiro Vázquez Mendoza ======= Todo nada Brenda Lozano Tusquets México, 2009 Todo nada, además de ser una novela que trata temas como el amor, la relación entre abuelo y nieta, la imagen del hombre machista, los sinsabores de la vida, la soledad, la literatura, habla en gran medida de la angustia, cuya presencia se desenvuelve a lo largo de la obra de Brenda Lozano (Ciudad de México, 1981), y es esta angustia ocasionada por una pérdida la que da pauta para que Emilia Nassar nos cuente algo, nos cuente que todo nada. La novela de la escritora mexicana tiene una curiosa estructura; mezcla capítulos largos y luego unos cortos que a veces no sobrepasan un renglón, ni siquiera el sustantivo. Son frases, expresiones combinadas con ingenio, que en muchos casos llegan a funcionar como breves paratextos, es decir subtítulos, de los capítulos consecuentes. Éstos últimos, en su mayoría se prolongan más páginas y desglosan toda la información aglutinada en las reducidas palabras leídas con anterioridad. Así inicia la novela, con un capítulo corto que abre la puerta al resto del contenido: “Mi angustia produce obras maestras”. Entonces, Emilia Nassar, narradora personaje, declara lo que está por venir, no tanto una obra maestra, sino el fondo de ese malestar, de los problemas que lo causan y sus consecuencias en ella y en todas las Emilias que puedan existir. No es cuestión de poner en un diván a los personajes, sino conocer sus circunstancias descritas en el texto para entender el ethos que van formando cada uno de ellos. Emilia es una joven que se percata de que poco a poco se va quedando sola. Su abuelo gastroenterólogo, el viejo Emilio, también. Aquélla se quedó sin abuela y sin padre. Aquél sin esposa y sin hijo. Sin embargo, ambos quedan juntos, se reúnen para confrontar un carácter que los estrecha además del lazo sanguíneo. Emilia no comprende a su abuelo, no comprende muchas cosas que hace y piensa, a diferencia del viejo que cree ya entenderlo todo. Emilio Nassar se suicida y su nieta, envuelta en la angustia de no haber logrado cerrar el signo de interrogación que él representaba, se queda aun más sola y se presenta a contarnos algo, “porque quien cuenta algo ha perdido algo”, y termina la novela. Es de esta forma que el texto logra estructurarse como un interesante círculo, cuyas páginas pueden leerse contrapuestas, como si el relato iniciado en la primera página se reflejase en la última y ésta en aquélla, hasta el infinito. De manera fractal, donde dicho pesar produce algo —un enunciado, un escrito— y desdobla el porqué de su existencia: la pérdida de algo, entonces lo cuenta. Expone su pérdida y se percata de que ésta le causa angustia y la narra. Así, la obra escrita con tinta de desconsuelo puede tomar diversos rumbos. El primero, expuesto líneas más arriba. El segundo pienso, por ejemplo, en la caracterización del abuelo y el vínculo que guarda con el título. Emilia es quien nos describe al viejo Emilio Nassar, sin ella no podríamos conocerlo. Él es un hombre duro, misógino, enérgico, rudo, inquebrantable. Es un hombre que desde niño se impuso ante la fuerza del padre. Es un hombre inteligente y despectivo, orgulloso y decidido. Pero también es alguien que vive en una época a la que ya no se puede acostumbrar, “detesta las películas nuevas y el mundo que las produce”, se encuentra rodeado de personas y libros que ya no entiende —o no quiere entender— porque salen de su alcance. Estas situaciones son las que producen en él la angustia ya tantas veces mencionada. Un sentimiento que nace en su mente y que no puede aceptar él, que pretendía alcanzar cada meta y cada ciencia por completo. Podría decir que en este punto llega a una especie de crisis. Emilio Nassar, un hombre moderno, que no pertenece a nuestra modernidad. De esta forma, el personaje, el título y el desarrollo mismo de la novela se unen. Brenda Lozano, por medio de la voz de Emilia Nassar, nos habla(n) de un poco de todo —un todo que nada a nuestro alrededor—, de diversos temas, situaciones, libros, experiencias, que a su vez forman la gama de conocimientos que un hombre moderno de antaño pretendía saber; sí, por más paradójico que parezca. Guiados por una pasión crítica, tanto Emilio como la novela se reúnen para contarnos sus dificultades, problemas que nosotros vemos caminar por las calles. Tras esta compleja elaboración del vetusto Nassar, poco después de la mitad del libro, Brenda nos ofrece un capítulo —el 23— que en mi modesta opinión es formidable. Escrito en presente, cada oración parece efectuarse en el momento en que lo leemos, no se siente como una historia atrapada por el pasado a punto de olvidarse, sino en una constante actualización. Nos habla del gastroenterólogo tomando una taza de café con su nieta y una plática, cuyas disertaciones tocan muchos de sus recuerdos. Emilio toma la palabra y expone su fuerza de voluntad, su libre albedrío, sus decisiones, su querer ser. Aquí, la enigmática de su suicidio y el suicidio en sí mismo se desvelan. Él dice, recordando a su padre: “Siempre quiso que hiciera su voluntad, no se daba cuenta de que no iba a ser así”. Esta manera de pensar sería la máxima que constituiría el eje de su vida, por lo tanto, no se haría el capricho de ésta —o de Dios—, sino el de Emilio Nassar. Sin embargo, el capítulo alcanza su ápice en el instante en que él, persona inquebrantable, se descubre a sí mismo como alguien frágil, como un ser con debilidades, como un padre. El ethos construido en cada capítulo es opacado a la velocidad de la luz —o de la lectura, si se prefiere— al leer las lágrimas del desdichado Emilio: “Ya sabemos que todos mueren, por obvio que suene. Emilia, mueren los abuelos, mueren los padres, mueren los amigos, ¿pero un hijo? Uno nunca está listo, es algo inimaginable”. Con 41 capítulos, Todo nada se alza como un texto que habla de un conjunto de cosas, situaciones, conocimientos que nos atañen, de filosofías y literaturas, de realidades. Escrita en un tono muy personal —sin confundir con autobiográfico—, Brenda Lozano nos deja con una novela, una angustia y un buen sabor de boca. ** Rolando Ramiro Vázquez Mendoza lord-noa@hotmail.com Investigador mexicano (Ciudad de México, 1990). Estudiante de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Forma parte del Seminario Permanente de Estudiantes de Retórica que pertenece a la Sección Mexicana de la International Society for the History of the Rethoric (ISHR, http://ishr.cua.edu). === Poseía (2005-2010): la fascinación por el vacío Sophie Canal ===== Detestaba la palabra “poesía”. Pero esa mañanita de primavera regresaba cansada de Santiago de Chile y todo volvió a cambiar con una frase de Martin Heidegger, pronunciada por mi amigo Víctor, de todo corazón, y como de bienvenida, en la puerta de mi casa limeña: “Es posible y a veces incluso necesario, un diálogo entre pensamiento y poesía”. Aunque mucho tiempo después Víctor me contara que, al final, todo su libro se podía resumir a aquella frase, mi estado de ánimo del momento necesitaba de un título alumbrador para que la mañana se vuelva realmente prometedora. La entrega de Víctor al día siguiente de su elegante libro de portada rosada cumplió: encima navegaba un título-barco, Poseía. “Título-barco” porque parecía anunciar la posibilidad de un nuevo viaje, abriendo otro camino entre dos continentes ancestralmente opuestos e irreconciliables, como lo ha planteado toda la filosofía occidental desde los griegos, entre los dioses Apolo y Dionisos, entre el demonio de la poesía y el de la razón, entre el reino de la posesión y el del poseer, entre ser y tener; ida y vuelta ofrecía ese título-barco, sin parar, quizás, ¿por qué no?, con compañía y fines de lucro. Todo con un cambio de letra. ¡Buen publicista!, pensé. Y decidí subir al barco nuevamente. Sin embargo, esto no es todo. Una vez definido el espacio, al título-barco se le imponía un territorio de tiempo: (2005-2010). Ah, entonces el viaje del cual se iba a tratar allí, ya había terminado, y al comandante del barco se le iba a poder imaginar fumando tranquilo en su balcón y observándome a lo lejos, empezando a soñar con la conquista de su descubrimiento, mientras luchaba el lector para entenderlo. Buen augurio. Él estaba tranquilo por dos razones sutilmente anunciadas desde el fanón de su embarcación: “Ya no poseo nada, me libré de tener”, y también “Encontré una nueva forma de ser, cancelando el lenguaje gracias a la inversión de la palabra”: ¡poseía! Bandera pirata por excelencia. La aventura prometía ser picante. ¿Carné de viaje entonces, capitán Coral? Al igual que Marco Polo, Magelán, Colón, hasta el Che o el mismo Heidegger en “Les chemins qui ne mènent nulle part”, los 31 textos enganchados como botines por la ligadura “&”, abren 31 ríos que se difunden en el océano inexplorado de lo no pensado. El que escribe describe, contabiliza, clasifica, hace listas, pinta, define el contorno de las ideas que menos tenemos en nuestra posesión: las desconocidas, las de la no existencia, las de la ausencia; al final, intenta dibujar el mapa de un territorio salvaje, haciéndolo decible, oíble. Y, ¿cómo lo logró usted, capitaine Coral? ¿Cómo hablar de la ausencia si la ausencia, injustamente, no existe? Allí viene el método, la mejor arma del pirata: la contradicción asumida entre razón y corazón. El que habla trata de no razonar, y el que razona no habla, prefiere las anécdotas, las lecciones, “el logos espermatikos”, los colores, las formas, las variaciones musicales acerca de Stockhausen, el mantra, “sonido de la mente del poeta silenciado”. El que habla calla, dejando hablar la ausencia en su única manera: “callando a lo existente (incluido a sí misma); y no es todo...”. Porque “Las palabras ocultan las cosas”, “el verbo no soporta tantas palabras”, entonces en los tres puntos parece residir todo lo que no se puede (¿debe?) hablar: en lo indecible está la esencia de las cosas, la palabra del poeta. Por ahí me cayó lo metafísico encima, pero como recompensa. En la energía (y no la tradición) apenas oculta de la voz nietzscheana, en la alegría de las contradicciones, el poeta se vuelve funámbulo y camina con equilibrio sobre la cuerda de una verdad substancial, una esencia purificadora que genera humo desde su abismo profundo: callar para que aparezca el verdadero habla; faltar para que surja la presencia y lo permanente; olvidar para que renazca lo realmente memorable, interesarse en el no ver para que se revele “un ojo que mira detrás de la ausencia”. A veces, y como todo buen aventurero, hay que estar listo para enfrentarse con lo terrorífico. Por eso los verdaderos viajes demoran tanto. Por las amenazas de la pérdida del equilibrio y de la fascinación hacía el vacío. Allí, el capitán se disfraza de Ulises y canta sus combates contra los peores enemigos, como cuando consiguió pasar entre Charybde y Scylla. Él advierte: los grandes monstruos no son los que pensamos. A veces, lo peor no es la muerte o la desaparición de las cosas, sino los seres y las cosas cuando “vuelven a su estado natural”. A veces, “lo contrario de la presencia no es la ausencia, sino la medianía del habla”. ¿Entonces, podrá la filosofía sobrevivir a la perdida de la Razón como medio y objeto de su pensamiento, y podrá la poesía despertarse y dejar de roncar, luego del interminable sueño de la egomanía? Poseía cuenta y contesta todo con su título y su frase de epígrafe, pareciéndose a estos mantras que por la puerta dejan entrar el techo: “una nada tan sólida como un barril de kilitos”, lo dice “lgv”, el poeta cubano Lorenzo García Vega en “Mantras de Stockhausen”, quien actúa de copiloto fantasma en la embarcación, a lo largo del viaje. “El mantra es la campana que repica en el silencio donde no hay campanas”, y hace que estos versos logren pensar lo poético y poetizar lo pensable. Así que, gracias al capitán Coral, estuve viajando de nuevo llegando a mi puerto, ese tipo de viajes que nunca terminan porque han elegido la forma que más conviene a su imposible destino: el círculo virtuoso. ** Sophie Canal Docente y escritora francesa (1967). Reside en Lima, Perú. Es doctora en filosofía, especializada en estética y religión. Desde 1998 enseña filosofía en el bachillerato internacional del Colegio Franco Peruano de Lima (http://www.lfrancope.edu.pe/webes). En 2005 creó en Lima la Editorial Matamalanga. Ha escrito dos novelas, una obra de teatro y un libro de cuentos, Geometrías del deseo. También colabora en las revistas peruanas Cosas y Padres, y fue parte del comité científico de la Revista Internacional Synergies. Además, compone música con su esposo, el periodista y músico Gabriel Gargurevich. === El artista y el fracaso Martín Corredoira ======================== La decepción por la distancia entre lo deseado y lo logrado es un dolor que atraviesa la vida de cualquier ser humano, y hasta se podría llegar a decir que constituye la definición de la vida misma. Sin embargo, el que a todos nos sobrevenga en algún momento u otro, no quita que sea de la más suma importancia el grado en que a cada uno ese dolor le sobrevenga. Para quien tiene pocas ambiciones, para quien no pide de la vida mucho más que lo estrictamente necesario, el dolor fluctuará siempre dentro de la gama de lo más o menos soportable. Pero ¿qué habremos de decir en el caso de esa bestia insaciable o —para ser más idealistas— del incesante alpinista del artista, que no aspira sino a las más altas cumbres que un hombre se puede exigir: la genialidad, y con ella, la posteridad, que ve como una de las formas de la Eternidad? La medida de lo deseado determinará la medida del dolor. Y nadie sabe mejor que el alpinista lo que significa caer al suelo. El artista se considera fracasado cuando su obra carece de público, lo cual de ninguna manera significa, si por ejemplo se trata de un escritor, que necesariamente haya escrito un libro para que fuera leído por el mayor número posible de personas. El verdadero artista —así es, con esto se está sugiriendo que también los hay falsos, ¡y cuántos!— primero compone una obra por el hecho de componer una obra, no de satisfacer a determinado público, y luego se preocupa por publicarla, es decir, por satisfacer a determinado público. La preocupación está; la diferencia reside no en su presencia o ausencia, sino en el momento de su aparición: en si está desde el comienzo, contaminando la misma elaboración de la obra, o después, como algo totalmente ajeno al proceso de creación. Sin embargo, en lo que supone un gesto de pudor tan salubre como irrealista, sobran por ejemplo grandes y afamados escritores que se han explayado honrosamente sobre la futilidad de que esta preocupación esté en absoluto, sea delante o detrás. Frente a ellos animémonos a tener una pequeña e irrefutable objeción: han publicado. Tal es el caso, por ejemplo, de Jorge Luis Borges, que si bien repitió muchas veces lo prescindible que era publicar y cómo el escritor no se debía apurar por hacerlo, no sólo publicó su primer libro a la edad de 24 años, sino que incluso se encargó de distribuirlo de forma sorpresivamente desvergonzada para alguien tan tímido como él: deslizándolo sigilosamente en los bolsillos de los abrigos de gente vinculada a la literatura. En fin, aunque algunos primero anhelan un público y luego crean, y otros crean y luego anhelan un público, al fin y al cabo ambos anhelan un público, y al menos los últimos no tienen por qué avergonzarse de ello. En una reunión muy bulliciosa se tiende a escuchar no al que tiene algo interesante para decir, sino al que por el volumen o tono logra hacer la presencia de su voz prevalecer por sobre todas las demás. La situación literaria actual es una reunión insólitamente bulliciosa y babélica donde la voz de un escritor se tiene que alzar de alguna manera por sobre una miríada de otras voces de escritores tan ávidos y seguros de sí mismos como él. Y desgraciadamente, el equivalente de ese volumen y tono mediante los cuales la voz se hace valer en medio de una conversación caótica, es demasiado a menudo, en el panorama literario actual, el arte comercial —con perdón del oxímoron. La razón por la cual medio planeta es en la actualidad un artista, habría que buscarla en multitud de hechos sociológicos más o menos recientes como la democracia, la emancipación de varios sectores sociales, la libertad de expresión, la accesibilidad de la cultura, etc., en los cuales no es el propósito de este artículo indagar; pero baste enunciar el fenómeno con claridad: es difícil encontrar a una persona con mediana educación que aunque sea en algún momento de su vida no haya cobijado el sueño de distinguirse en alguna rama del arte. Es así que antes de arribar a la disyuntiva del éxito y el fracaso, que supone una evaluación de la obra en juego, la situación cultural contemporánea ha antepuesto un obstáculo precedente a soslayar: el de ser escuchado. Frente a la enormidad de este obstáculo, incluso los posteriores parecen menores. El artista ansioso de ser juzgado resulta el campesino de Kafka ante la ley: ¡Ni siquiera logra recibir un “no”! Toda la camarilla de los editores y agentes literarios de que lamentablemente todavía depende la divulgación de una obra están demasiado ocupados para dignarse a darle a ese insistente campesino, cuya espalda ya se empieza a arquear, ni siquiera un mezquino “no”. Entonces, ante las dos formas de fracaso que se le abren: o la completa sordez e indiferencia o, como fracaso ya más logrado, la negativa, ¿cuál será la reacción del artista? Si el artista en cuestión estaba convencido de su genialidad, para que luego de años de indiferencia o rechazo de parte del mundo lo siga estando, debe ser poseedor de determinado temple con que no cualquiera es agraciado: tiene que ser o un gran genio o un gran loco o un gran tonto. Como ejemplar de la primera clase podríamos citar a Nietzsche, a quien ninguna desavenencia con el éxito mundano le impidió escribir en el ocaso de su vida —o sanidad mental— un libro dividido en capítulos titulados “¿Por qué soy tan sabio?”, “¿Por qué soy tan inteligente?”, “¿Por qué escribo libros tan buenos?”, etc. Como ejemplares de la segunda y tercera clase no podríamos citar a nadie, porque son anónimos, porque hay demasiados. Lo más común para el resto de los artistas, más sensatos (y no necesariamente mediocres) mortales, es una extrema veleidad en su autoestima. Un día estarán más y otro menos convencidos de su talento. Y en verdad no hay nada más desconcertante que la actual arena cultural, donde uno no sabe siquiera si es juzgado o simplemente ignorado, y aun en el caso de ser juzgado, tampoco sabe según qué criterio —estético o financiero— uno lo es. Por momentos uno se rendirá ante el mundo, por momentos se querrá tácito vencedor. Por momentos de histeria amenazará (a sí mismo) con abandonarlo todo, por momentos recurrirá a estrategias defensivas como la de revestir al fracaso de un manto de romanticismo, bajo la convicción de que hay algo muy poético en no lograr objetivos, o como la de aplicar la ley del resentido: todo lo fracasado es exitoso y viceversa (concepción no menos ofuscada que la de que todo lo exitoso es exitoso y todo lo fracasado es fracasado). En fin, por momentos se avergonzará y por momentos se jactará de su fracaso. Lo cierto es que, sea cual sea el caso, el artista serio, que no concibe la creación excluyentemente como una fuente de ingresos ni como un hobby pasajero, seguirá creando toda su vida aun sin haber publicado una sola línea, porque crear es para él un fin en sí mismo, y simplemente porque no puede no hacerlo. Y si le sirve de consuelo a su fracaso, digamos que quien tiene más derecho a la esperanza es quien sigue trabajando a pesar de haberla perdido por completo. Además hay un regalo inconmensurable otorgado sólo por la creación que ningún creador debe olvidar y que ningún honesto creador desconoce: la justificación de la vida —y, si se me permite la exageración o el sentimentalismo, ¿no equivale esto a decir la vida misma? ** Martín Corredoira marcorredoira@hotmail.com Escritor argentino (Buenos Aires, 1978). Reside en Roma (Italia). Estudió letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar). Publicó el poemario Cantares elementales (Editorial Dunken, http://www.dunken.com.ar, 2008). Fue ganador cuatro veces consecutivas de la categoría Español del Concurso Internacional de Poesía Feile Filiochta, de Dublín, Irlanda: segundo premio, 2003; tercer premio, 2004; primer premio, 2005; y segundo premio, 2006. Tiene su primera novela en preparación. === El Verdinegro José Ruiz Guirado ================================== En las misivas que el rey y su secretario intercambiaban con Don Juan y su secretario Escobedo llamaban a éste “El Verdinegro” por su “carácter bilioso”. La muerte de Juan de Escobedo (hidalgo santanderino, instalado desde temprana edad en la Corte) la noche de Pascua del 31 de marzo del año de 1578, a manos de los sicarios Insausti, Juan Rubio y Miguel del Bosque; tendría lugar en el Camarín de Nuestra Señora de Atocha. Don Juan dejaba momentos antes la estancia de su amante, doña Brianda de Guzmán, de cuya vivienda entraba y salía gracias a las llaves que ella le habría proporcionado. Esa misma tarde la habría pasado en la casa de su difunto amigo de la infancia don Ruy Gómez de Silva, visitando a su viuda, doña Ana de Mendoza, princesa de Éboli. Junto a la Iglesia de Santa María el acero certero del espadachín Insausti acabaría con su existencia. Sin embargo, ésta no sería la única ocasión; pero sí la decisiva, ya que se le intentó envenenar con vino, bebida y comida. Este suceso, que en la España del siglo XVI podría tratarse de un ajuste de cuentas por cualquiera de sus causas, vino en convertirse en el proceso que ha llegado vivo hasta nuestros días, ya que el finado no sería otro que el secretario personal de Don Juan de Austria, hermano bastardo del rey Felipe II, a quien su padre el emperador Carlos V llegó a reconocer tuvo fuera del matrimonio con Bárbara Blomberg. Y admitido en la familia real por el propio Felipe II. Detrás de este asesinato aparecen varias figuras; el propio rey, su secretario de Estado Antonio Pérez y la princesa de Éboli, Juan de Austria, Juan de Escobedo y el secretario real Mateo Vázquez: sus causas y responsabilidades son las que lo han convertido en atractivo. Por una parte aparece la leyenda popular; por otra, las causas que engranadas vienen a poner claridad en este asunto. Antonio Pérez vendría a ser natural de Aragón y probablemente hijo natural de Gonzalo Pérez, quien ocuparía los cargos de secretario de Estado de Carlos V y de Felipe II. Tanto Pérez como Escobedo iniciarían su carrera política bajo el patronazgo de la princesa de Éboli. Tras la muerte del padre, el hijo ocuparía la Secretaría de Estado, atendiendo a los asuntos de Italia. Antonio Pérez tendría un carácter intrigante y embaucador. De hecho, la implicación del rey en el asesinato del secretario de Juan de Austria, la veracidad o no dependería de unos documentos —“Manuscrito de La Haya”—, en que el propio secretario habría manipulado documentos de su correspondencia con el rey, relacionados con la muerte de Escobedo. Tras ser atormentado en 1590, confesaría que la orden de envenenar al secretario partiría del marqués de Los Vélez, a la sazón consejero real. Dos años después, tras su fuga a Aragón, ya no implicaría al marqués. Y, seis años después, muerto ya al propio rey, inculparía a éste, exculpándose él como mero ejecutor de las órdenes del monarca. Felipe II desconfiaría de su hermanastro, a quien vería encarnando las virtudes militares y caballerescas del padre; además de su atractivo físico y su carácter extrovertido; frente al suyo tímido, retraído, alejado del bullicio cortesano y de los fastos militares en los que el hermanastro se desenvolvía como pez en el agua. A esta diferencia en lo fisiológico, se le unieron triunfos al frente del ejército, sofocando la revuelta morisca de Las Alpujarras y después, comandando la Santa Liga, alcanzaría la gloria en la batalla de Lepanto, contra los turcos en el año de 1571, y tres años después con la conquista de Túnez. El rey recelaría de Juan de Austria, cuando después de la ocupación de Túnez, desobedecería las órdenes reales, cuyas consecuencias serían la captura de 9.000 soldados por la armada turca y la pérdida del fuerte de La Goleta; quizá el revés más severo al monarca español. Habría que cortar por lo sano y se nombraría en 1575 a Juan de Escobedo. Elección que resultaría errónea ya que provocaría la suma de dos ambiciones. Como lo sería el nombramiento del gobernador de los Países Bajos, tras el fallecimiento de Luis de Requesens. En lugar de obedecer las órdenes del rey de partir desde allí para Italia, lo hizo a España, exigiendo apoyo para invadir Inglaterra, aspirando a convertirse en rey, tras liberar y desposarse con María Estuardo. Para complicar las cosas, don Juan de Austria solicitaba el apoyo del Papa, tratando el asunto su secretario sin informar de los hechos a Antonio Pérez, amigo de Escobedo, ni al propio rey. En cuanto al asunto de los Países Bajos, Juan Escobedo fue enviado a Madrid para conseguir los apoyos del rey y su secretario. Además de conseguir reconocimiento para su persona. En esto Felipe II y su secretario fueron intransigentes. La impaciencia de Escobedo creyó resolvería con amenazas a su amigo Pérez, desvelando al rey secretos de alcoba que ambos compartirían, como sería el caso de relacionar al secretario del rey con la princesa de Éboli. Sin embargo, a la luz del paso del tiempo, pensar que el secreto de aquella trama vendría a ser los escarceos amorosos entre la Éboli y el secretario de Estado, resultaría más de novela rosa; incrementado con las leyendas que le atribuirían al rey relaciones con la princesa, cuyo fruto sería un bastardo con pretensiones de parecido físico. En esta contribución dejamos al libre albedrío la imaginación, la leyenda popular, tenga o no connotaciones de veracidad. Lo que sí parece una realidad constatable sería la organizada red clientelar, con su red de espías por toda Europa, entre doña Ana de Mendoza y Antonio Pérez. En más de una ocasión, tanto Escobedo como Pérez se habrían deshecho de documentos comprometedores con secretos de Estado. No sería por casualidad que los servicios del rey en Roma descubrieran que el Papa, o el propio Orange, en Flandes, conocieran lo que se cocía en Madrid: capturas de mensajeros españoles, serían la disculpa. Otro asunto bien distinto fueron los castigos contra la princesa de Éboli y Antonio Pérez. En este caso tuvo que ver la mano —la ocasión de saldar viejas cuentas— de Mateo Vázquez, secretario real. En 1590, Felipe II, ante el juez Rodrigo Vázquez, declararía: “Sabe muy bien la noticia que yo tengo de haber él (Antonio Pérez) hecho matar a Escobedo y las causas que me dijo había para ello”. ** José Ruiz Guirado jrguirado@gmail.com Escritor español (El Escorial, 1955). Miembro de la Asociación Colegial de Escritores (http://www.acescritores.com). Inicia estudios de periodismo y filología. En 1980 publica su primer libro, Ilusiones del almendro, con el que se inaugura la Casa de Oficios El Escorial. Creador de la revista literaria Acibal y del Premio de Poesía Manuel María. Entre sus obras destacan Intrahistoria de Marín (Caixa de Pontevedra, http://www.caixanova.es), Crónica de Robledondo (Ayuntamiento de Santa María de la Alameda, http://www.sierraoeste.org/santamaria.htm) y Hacia una biografía de Manuel Andújar; actas del Congreso del Exilio Español, sesenta años despois (Ediciós do Castro http://www.sargadelos.com/edicionsocastro/?lg=cas,). Textos suyos han sido publicados en revistas y periódicos. En 1996 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Julio Camba para Galicia, siendo presidente del jurado el escritor Gonzalo Torrente Ballester. Mantiene un blog en http://www.acibal.com. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Las Gringadas de Juan Fernando Hincapié Andrés Mauricio Muñoz ==== La primera vez que, en el un tanto estéril medio literario colombiano, Juan Fernando Hincapié dijo aquí estoy, quizá un poco tímido, tal vez sin creerlo demasiado, o al menos no poniendo en evidencia el vigor de su convencimiento, fue en el año 2003. En ese entonces fue seleccionado como uno de los diez ganadores del Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá en la categoría Jóvenes. El cuento premiado se llama “Tus cucos”; sin embargo, al leerlo era fácil hacerse a la idea de que quien concibió el relato no era más que un adolescente, o adulto en proceso tardío de maduración, con cierta dosis de talento para volcar sobre el papel sus calenturas. El personaje, un joven embriagado por una noche de lujuria que abandona el apartamento de su amante con sus calzones en la cara; los huele, los aspira, los sostiene con la nariz, los fija en su memoria para siempre. Después de esa fugaz aparición no volvimos, hasta ahora, a saber nada de él. Pero Juan Hincapié, agazapado en el estudio de su apartamento, fue alimentando una certeza sin fisuras sobre lo que sería su camino; fue así como, en 2004, ingresó al Taller de Escritores de la Universidad Central (Teuc) y luego saltó a la aridez de El Paso, Texas, para formar parte de la prestigiosa maestría en escritura creativa. Parece fácil, pero en la vida de Juan Hincapié supuso una decisión radical; tuvo que dejar de lado un horizonte que para su entorno social lucía extraordinario y que a él le resultaba sombrío: administrador de empresas con un futuro que, como suele ocurrir, reservaría para él entradas de dinero constantes para instalarse con comodidad sobre una vida plana, exenta de precariedades. En El Paso estuvo tres años. Sosegó un poco su ímpetu, encauzó su narrativa y afianzó sus inquietudes lingüísticas; además, escribió Gringadas, un extraordinario libro de relatos que acaba de publicar en Colombia Ediciones B y que lo presenta de nuevo al medio literario; claro, ahora convertido en un autor talentoso de quien cabe esperar, cuando menos, una carrera bastante interesante. Gringadas es un libro conformado por nueve cuentos que comparten muchas cosas: el mismo narrador, un colombiano que viaja a El Paso, Texas, a vincularse a un programa en escritura creativa; personajes que saltan sin vacilación de un cuento a otro; una única textura, desprolija, desenfadada, cálida y amena. De tal manera que, ante la mirada acuciosa de un lector juicioso, es fácil encontrar elementos que atraviesan transversalmente esta colección y que definen y decantan, sin algún tipo de pudor, un estilo bastante eficaz. Pero hay un rasgo que llama particularmente la atención, y es que en la mayoría de relatos salta a los ojos del lector el desconcierto de un colombiano frente a un entorno diverso, plural y cosmopolita; alguien que asiste al desapego paulatino de su nacionalidad y que descubre la forma como empieza a surgir un nuevo entendimiento: el espíritu del latinoamericano. No son cuentos abordados desde la perspectiva típica del inmigrante; no, son cuentos abordados por quien, desde la relativa comodidad que asiste al estudiante viajero, empieza a descubrir toda la suerte de matices que dibujan y desdibujan nuestra identidad. —Juan Fernando, ¿en qué momento sintió, o decidió, que lo suyo era la literatura y que esa sería su apuesta de vida? —Pues todavía no lo he decidido, lo que pasa es que está muy difícil conseguir puesto, entonces tengo que hacer algo con mi tiempo (risas). No, mentiras, supongo que a partir de la lectura. Creo que antes de los veinte años no había leído nada, entonces, al comenzar a leer, no he hecho otra cosa que tratar de llenar los vacíos de mi educación, que son muchos. Comenzar a escribir no fue sino una consecuencia de la lectura; aunque, claro, son dos cosas distintas. De todos modos, así persistan las dudas, mientras me levante todos los días a escribir, estaré bien. —En algunos cuentos se puede observar la mirada sesgada y quizá un tanto estrecha que caracteriza al narrador; es decir, alguien que ve y analiza con reservas el comportamiento de las otras culturas, su forma de hablar, de actuar, de relacionarse, su intelectualidad. ¿Hay algo de Juan Hincapié, el autor, en esa mirada tan particular? —Supongo que no me estarías preguntando esto si el narrador de Gringadas se llamara Pedro Pérez. Yo construí un narrador-personaje que resultó eficaz para lo que quería contar; ahora, que yo sea así... De pronto soy hasta peor, pero eso no tiene nada que ver con el libro. Lo de la “mirada sesgada y un tanto estrecha” es una resultante de la primera persona, y de esta primera persona en específico. En aras de un mundo mejor, yo también quisiera que Holden Caulfield evolucionara, pero prefiero disfrutar el libro. Este mundo no lo arregla nadie. —Su libro Gringadas, antes de ser publicado, quedó de finalista en el que es considerado el premio de cuento más importante en Colombia, el Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá. En ese entonces al jurado le sorprendió un rasgo que es bastante notorio en sus cuentos, y es el hecho de que la narración fluye con una facilidad pasmosa; en cierta forma queda la sensación de que el autor, en unos cuantos minutos y sin mucho esfuerzo, pone sobre el papel lo que nos quiere contar. ¿Es eso así? ¿Qué tan sencillo o riguroso es su trabajo en cada cuento? —Pues debe de ser así desde que el jurado lo haya mencionado. En cuanto al trabajo de cada cuento, supongo que hago lo mismo que todo el mundo: leo, releo, vuelvo a leer; lo imprimo una vez terminado, lo vuelvo a leer, cambio cosas y lo hago todo de nuevo. Lo que sí es distinto es que yo no escribo cuentos, yo encaro proyectos. Me es imposible, al menos en esta etapa de mi vida, escribir un cuento perdido en el espacio. Me gusta y me emociona redactar un proyecto, en este caso un libro de relatos que, al tener rasgos comunes, un mismo narrador, personajes que van y vienen, resulte en una lectura placentera, tal y como se lee una novela. Eso. —Gringadas es un libro que, de alguna forma, pone sobre la mesa ciertos rasgos sobre nuestra identidad; no en un sentido académico asociado al arraigo o la idiosincrasia, no, sino desde la perspectiva de nuestra forma de sobrevivir en entornos ajenos, o nuestra capacidad de adaptarnos. ¿Cree que la literatura colombiana debería abordar más este fenómeno que le pega directo y a la cara a tanto colombiano? —Que cada cual escriba lo que quiera y que lo haga lo mejor que pueda. No creo en ningún tipo de aglomeración cuando de literatura se trata. A mi modo de ver, sólo la espontaneidad hace a los buenos escritores. —De acuerdo pero... ¿Cómo hacer que esta espontaneidad confabule y logre configurar un fenómeno interesante que pueda afianzar a la literatura colombiana emergente en el escenario internacional? Mire por ejemplo que, en la selección de Granta, si no es por Andrés Felipe Solano, nos quedamos por fuera. Cosa que no ocurrió con Argentina y España, que aportaron la mayoría de seleccionados. —La verdad es que no sé, hombre. Es decir, no creo que pueda considerarse un fenómeno grupal, sí un azar directamente derivado de las calidades individuales de escritores que terminaron siendo argentinos y españoles, incluso del colombiano que se coló allí. He leído algunos de los seleccionados en esa lista y debo decir que me ha impactado su calidad. —Mucho se ha hablado sobre la pertinencia de la academia como parte del proceso de creación literaria de un autor. Me gustaría que nos contara sobre su experiencia particular al respecto con la maestría en escritura creativa. —Creo que es errado pensar que un ambiente académico le va a solucionar a uno los problemas que surgen al escribir. Lo menciono pues considero que esto es lo que buscan la mayoría de personas cuando se inscriben a un taller de escritura. Volviendo a los problemas que surgen al escribir un texto literario, estos sólo se solucionan por medio de la lectura, la constante reflexión, y sentarse todos los días enfrente de la compu, abrir los archivos y desconectar Internet. Me da la impresión que los mejores profesores de escritura son aquellos a los que no les importa mucho (los que meten mucho el brazo terminan sacándole la piedra a uno); es decir, aquellos que saben que uno solo ha de solucionar sus problemas. Ofrecen ayudas, no soluciones. Las soluciones las debe hallar el escritor. Dicho esto, una maestría en escritura creativa es un excelente espacio para cualquier aspirante a escritor. Brinda lo que más se necesita: tiempo. —Sé que es un lector voraz. ¿Qué lee? ¿Cuáles son sus autores favoritos? —Pues a mí me gusta todo lo que me gusta, no sé si me haga entender. Nada más gratificante que descubrir un autor nuevo e ir explorando su obra. De lo que he leído últimamente me han sorprendido dos señoras: Almudena Grandes y Zadie Smith. De la Grandes sólo había leído Las edades de Lulú. Después de muchos años, le di otra oportunidad, leí Los aires difíciles y sólo puedo decir: mis respetos, doña Almudena. De Smith leí Dientes blancos. Una novela como las que me gustan: infinita, masiva, incluso errática. ¡Y la escribió a los 23 años! Tiene huevo. Mi poeta favorito es don César Vallejo. Cuentista: Julio Ramón Ribeyro (ídolo total). Novelistas: todos los grandes: Dostoievski, Tolstoi, Faulkner, Gabo, etc. —Una molestia latente en el medio es el hecho de que los grupos editoriales no nos permiten conocer con suficiencia lo que se escribe en otras geografías; incluso, aquellas que tenemos más cerca. ¿Durante su paso por El Paso, descubrió autores que no conocía y que llamaron su atención? —Sí, muchísimos, y, volviendo a lo que me preguntabas antes, ése es un mérito plausible de una maestría en escritura. Los profesores recomiendan, los compañeros recomiendan, todos con mucho tino. Menciono los que más me encandilaron, un libro de cada uno: Joseph Heller (Catch 22, traducida como Trampa 22, es una obra maestra), Robertson Davies (El quinto en discordia), Sherwood Anderson (Winesburg, Ohio), Betina González (Arte menor), David Toscana (El ejército iluminado) y Luis Arturo Ramos (Los argentinos no existen). —¿Qué opinión le merece la literatura colombiana actual? —Me falta mucho por leer, pero sí le puedo decir que hay gente cuyo pasaporte dice República de Colombia y tiene mucho talento y está comprometida con su oficio. —En Gringadas resulta evidente una inclinación manifiesta y decidida del narrador por tres temas: el fútbol, la gramática y las mujeres. ¿Le gustaría escribir sobre alguno de estos temas en particular? —Claro que sí. De hecho, no entiendo cómo los escritores no se han interesado por un tema tan rico como el fútbol. Pero no el fútbol profesional, el fútbol amateur, el que jugamos los que no tenemos nada más que hacer. En ese sentido, tengo una novela inédita sobre un partido de fútbol en Bogotá. Se llama 23 idiotas. Es una cosa bastante extensa y de pronto tenga el principal problema de una primer obra: querer decirlo todo. Pero yo le puse todo lo que tenía y espero verla publicada algún día, creo que lo merece. La novela que actualmente redacto es una novela sobre gramática, digamos que es algo así como un manual de gramática novelado, cuya protagonista y narradora es una insoportable adolescente bogotana. Me la estoy pasando muy bien con este proyecto. —¿Una tertulia de dos horas con Víctor García de la Concha, un picadito de fútbol con la titular del Real Madrid o una noche con Megan Fox? —Pues acabo de ver fotos de don Víctor García (quien sin el De la Concha pierde mucho) y de Megan Fox (a quien puede que le pase lo mismo del paréntesis anterior; perdón por el chiste flojo), entonces yo me quedo con el picadito con los del Real o los del Barça (mucho mejor), o incluso con los troncos de Santa Fe, o ya entrados en gastos preferiría apagar aquí y salir ya a patear balón con los obreros que juegan en el parque adyacente a mi casa. ** Andrés Mauricio Muñoz andres.munoz@hp.com Escritor colombiano (Popayán, 1974). Autor de la novela breve Te recordé ayer, Raquel (Sic Editorial, http://www.siceditorial.com, 2004). En 2006 ganó el Concurso Nacional de Cuento de la revista Libros y Letras (http://www.librosyletras.net) con “Una tarde en París”. En 2007 obtuvo el primer lugar en el Premio Literario Fundación Gilberto Alzate Avendaño con el cuento “Pierna obstinada”. La revista italiana Burán (http://www.buran.it) seleccionó y tradujo, en 2007, su cuento “Dolor de Patria” para incluirlo en su antología sobre sociedades en conflicto. En 2008 su cuento “Carolina ya no aguanta más” obtuvo el primer lugar en el concurso de cuento de los Premios de Literatura Taller de Escritores Universidad Central (Teuc) 2008. Su libro de cuentos Miradas que encandilan quedó finalista en el V Concurso Nacional de Libro de Cuentos UIS 2009. Incluido en la antología de cuento colombiano El corazón habitado (Editorial Algaida, http://www.algaida.es; España, 2010). Textos suyos han aparecido en revistas como El Malpensante (http://www.elmalpensante.com; Colombia), Revista Número (http://www.revistanumero.com; Colombia), Rio Grande Review (http://www.utep.edu/rgr; El Paso, Texas, Estados Unidos), Homines (http://www.homines.com; España), Casa de América (http://www.casamerica.es; España) y Revista Opción (http://www.revistaopcion.com; México), entre otras. === José Gobello, presidente de la Academia Porteña del Lunfardo ========== === El lunfardo es menos hijo de la cárcel que de la inmigración ========== === María Alejandra Crespín Argañaraz ===================================== La trayectoria de José Gobello como periodista, escritor y hombre de letras no necesita demasiada presentación, sólo recordemos que Jorge Luis Borges lo daba como “uno de los máximos referentes del lunfardo”, y es el actual presidente de la Academia Porteña del Lunfardo. A.C. ¿Qué es el lunfardo y cuál es su origen? J.G. El lunfardo tiene el mismo origen que tengo yo, porque soy un producto de la inmigración, se dijo que es un lenguaje acuñado en las cárceles, pero es una mezcla del lenguaje carcelario con los inmigrantes-italianos, polacos, españoles, y con los prostíbulos que era el lugar donde los jóvenes inmigrantes recién llegados a Buenos Aires a principios del siglo pasado, se divertían. Lo que sucede es que hay un número de voces que son de origen carcelario italiano, los términos vinieron de Italia, los trajeron los italianos, que eran muchos. Y como toda lengua es dinámica, hay palabras que han desaparecido que “antes” eran comunes como por ejemplo “araca”, “me quedé de araca”, es decir “me dejaste sin nada”. Es un término de origen gitano español. Y cuando cesa la inmigración allá por el año 1914, es la creatividad popular la que va incrementando el universo del léxico lunfardo. A.C. ¿Cuándo se encontró con el lunfardo? J.G. En el tango, por supuesto. Tenía unos quince años cuando escuché por radio que había muerto Carlos Gardel y lo conocí por el relato de mi madre, será por eso que “la quiero tanto”. La radio era una gran compañera, una maestra porque enseñaba, el mundo era otra cosa, más limpio... A.C. ¿Cómo ve usted el lenguaje de los jóvenes en la actualidad, teniendo en consideración el vínculo que tienen con Internet? J.G. Todo está impregnado en sexualidad, su lenguaje es pobre, y nada vinculadas con ideas, es muy unilateral, monótono y escaso. No necesita más palabras para hacerse entender, todo lo reduce a sus sensaciones. A.C. ¿Y esto no tiene nada que ver con el lunfardo? J.G. Nada, absolutamente, el lunfardo es candoroso... A.C. ¿Cuál fue la época en que las letras populares aportaron mayores giros a las expresiones del lenguaje del lunfardo? J.G. En toda la época en que el tango cantado brilló en Buenos Aires, el tango cantado comienza en el año 1917 y termina en 1930, hasta 1950 se escucharon tangos. A.C. ¿Y las letras del lunfardo cuando aparecen en el tango? J.G. Con Pascual Contursi en el año 1915, dice uno de los tangos: “Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida”... es un canto de amor... es comparable a los clásicos españoles, siendo que Contursi desconocía totalmente. A.C. ¿Qué autores de tango se destacan por sus letras en el lunfardo? J.G. No son tantos, el primero es Pascual Contursi, que si bien es cierto que expresa sentimientos positivos, como el dolor, pena, amor, lealtad, para mí es el creador del lunfardo, pero, ¿quién saca al tango de ese ambiente malevo? Homero Manzi en el año 1926 escribe un poema con temas del pueblo, y lo hace pasear por el pueblo. Y sin embargo la gente de hoy lo sigue cantando. A.C. Aparte del tango, ¿qué música escucha? J.G. Le voy a hacer una confesión que “puede costarme la vida”, siento más la música del flamenco, me apasiona el flamenco y lo escucho, las grandes cantatrices como Lola Flores, me gusta el cante jondo, el Cigala. Ahora bien, Borges, que sabía todo, porque pensaba bien, dos veces escribió en los libros esta frase: “El arrabal llegaba a la calle Corrientes a proveerse de arrabalerías”. En Palermo, donde Borges vivía, no se conocía el lunfardo, el lunfardo es portuario, nace en torno a los puertos, donde se radicaron las familias genovesas. ¿Y cómo llega el lunfardo a Borges? Porque lo aprende en la calle Corrientes, lenguaje en cuanto a creación literaria, no léxico. A.C. ¿El disco contribuyó a la difusión del lunfardo? J.G. Sí, claro, la radio comienza a escucharse masivamente en la década del 30 y el lunfardo llega por el teatro que la entrada costaba un peso, y si no por el disco. A.C. ¿Cuáles son las obras cumbres del lunfardo? J.G. No es mucha la literatura de calidad, es mucho más la que se da en el costumbrismo, hay un libro escrito de “el costumbrismo lunfardo”. Hay una novela lunfarda titulada La muerte del pibe Oscar, que es el relato de un jovencito que vive en un reformatorio y termina siendo un pistolero, escrito por un guardia cárcel, muy bien escrito y es la única novela escrita en lunfardo. Es importante destacar el cocoliche, el inmigrante que llega a Buenos Aires. Quiere hablar rápido y bien el castellano, y entonces aparecen los italianos y así su obra cumbre, por decirlo de alguna manera: Los amores de Giacomina. A.C. Usted, como hombre de letras, ha escrito libros. Me gustaría que nos cuente acerca de su vasta obra. J.G. Cuando comencé a interesarme por el lunfardo, escribí unos apuntes, desconociendo el valor que podría tener, y así apareció el librito Lunfardia, que es el primer libro que se escribe “en serio” sobre el lunfardo, donde sostengo que el lunfardo es menos hijo de la cárcel que de la inmigración. Porque cuando la gente quería interesarse sobre el lunfardo iba al departamento de policía para averiguar el significado de las palabras... porque la gente confundía el lenguaje delictivo con la juerga del lunfardo. No es todo delictivo, hay términos delictuales; esa cosa de englobar, generalizar, nos hace equivocar tantas veces... Y después tuve que dedicarme a aprender, y a rectificarme. A.C. Cuéntenos acerca de sus proyectos. J.G. Bien, tengo 90 años, mi proyecto es vivir hasta las 91... A.C. ¿Y desde lo literario? J.G. Estoy haciendo un homenaje a los clásicos, aún sin editar. Yo hago libros útiles, no sé escribir novelas, libros que sirvan a la enseñanza. ¿Cómo era Gardel? Esos libros me gustan. O el Diccionario del habla de los argentinos. A.C. Cuéntenos acerca de los eventos que se realizan en la Academia. J.G. Marcelo Olivieri es el secretario a cargo de la Academia, y todos los viernes se realizan espectáculos de tango, cursos de cine, películas viejas, etc. A.C. En el año 2009 la Unesco declaró al tango como Patrimonio Cultural, ¿qué opinión le cabe? J.G. Bueno, esta es una iniciativa de Horacio Ferrer junto con Zaragoza llevar adelante este proyecto, que tuvo buen puerto. Primero que todo lo relativo al tango no puede destruirse, pertenecen al Patrimonio de la Humanidad, eso es en el orden práctico, y despierta la vocación de los nuevos investigadores. A.C. Usted, como hombre de letras, ¿ha tenido algún desafío intelectual? J.G. No, nunca participé en ningún concurso, jamás me presenté, no gané ningún premio, sólo reconocimientos, escribo lo que siento y libros que presten alguna utilidad. A.C. ¿Existe alguna estética del lunfardo? J.G. Sí, la característica del lunfardo. Existe una preocupación estética de muchos autores del lunfardo, que quieren hacer las cosas bien, que no se alejan demasiado de una concepción literaria. Vacarezza busca cierto perfeccionismo formal. Muchos cultores del lunfardo se preocupan por la estética del lunfardo. Pascual Contursi tuvo un premio Nobel, el que lo haya nombrado Leopoldo Lugones y a mí me nombró Jorge Luis Borges, eso ya fue recibir el premio Nobel. A.C. Alguna vez usted dijo que Contursi, Villoldo y Piazzolla tenían sensibilidades distintas, pero que representaban al hombre porteño. J.G. Sí, Villoldo es el mejor descriptor de cierto tipo de porteño, de la vida superficial, vana, y no laboriosa; Contursi es el hombre sentimental, quizá lo traiga de su Nápoles natal, y Piazzolla es el deslumbramiento musical. Al tango hay que saber buscarlo... A.C. ¿Sus máximos representantes de la literatura? J.G. Virgilio, Cervantes, Borges y Gardel, ninguno fue un santo, el único santo fue san Juan de la Cruz, por algo es el Patrono de los Poetas... Una versión en video de esta entrevista puede ser apreciada en http://www.youtube.com/view_play_list?p=93E0C9D2894BEA4D. ** María Alejandra Crespín Argañaraz alejandracrespyn@hotmail.com Investigadora argentina. Es profesora superior, egresada en 1989, del Instituto Nacional de Enseñanza Superior Nº 2 “Mariano Acosta”, en Buenos Aires. También es licenciada en literatura clásica grecolatina. Ha participado en diversos congresos y simposios de literatura comparada en diferentes universidades argentinas. Textos suyos han sido publicados en Hispanista (http://www.hispanista.com.br) y Ariadna-RC (http://www.ariadna-rc.com). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Emily Dickinson María Candel de Puerta =========================== Tomé en la Mano mi Poder- y me fui contra el Mundo- No era tanto como David- tenía- Pero yo- era dos veces más osada- Apunté mi Guijarro- mas yo Misma Fue todo lo que cayó- ¿Era Goliat- muy grande- O era yo- muy pequeña? (1). Emily Dickinson mira al lente de un daguerrotipo desde lo más profundo de sus ojos negros. Está fechado en 1846 y es una de las pocas fotos que se hicieron de ella. Lleva un vestido oscuro de mangas largas de donde asoman unas manos delgadas y en aptitud de entrega. De su vestido ajustado apenas sobresalen las formas de unos senos infantiles. “Soy pequeña como el gorrión y mi pelo es tan puntiagudo como el erizo del castaño y mis ojos son como el jerez que el invitado deja en la copa” (2). Su pelo recogido atrás divide su frente en dos mitades exactas. Todo en su imagen parece contención y calma, aceptación de una realidad que no puede cambiar; sometimiento y voluntad replegados a lo más recóndito de su mente. Pero su mirada desdice su postura, la complementa y la divide, esos ojos oscuros miran con firmeza y decisión el lente, ahí no hay recato, ni sometimiento; hay una voluntad que quiere emerger con personalidad propia y lo hará por medio de su voz, aunque sea en tono bajo, se relacione poco y tenga que crear su universo propio. De esas dos mitades que la conforman surge la mujer escritora, la poeta innovadora y prolífica, de versos pequeños y personalísimos, que expresa los contenidos de su mente con entera libertad y audacia propia de mujeres que aún tardaran años en tomar la palabra. De la mano firme de su padre, el juez Dickinson, y de la biblioteca familiar, conoce los primeros libros, se acerca a ellos y empieza a sentir que sólo en esos objetos cerrados, que se abren como cajas mágicas y contienen miles de palabras, que aparecen milagrosamente ordenadas y en perfecta alineación al volverlas a abrir, encontrará aquello que calma su ansia de conocimiento y dará sentido a una vida de clausura y ensimismamiento que ella escogerá. En 1840 los Dickinson inscriben a Emily en la Academia Amherst, fundada por el abuelo Samuel Fowel Dickinson en 1814. Allí aprende literatura, religión, historia, matemáticas, biología y geología. Recibe también instrucción de latín y griego que le permite leer la Eneida en su idioma original. Participa en los juegos infantiles y está integrada con la mayoría; disfruta de contar historias e inventar juegos donde sobresale su imaginación. Estudia además canto los domingos en la iglesia, piano con su tía; jardinería, horticultura y floristería, actividades éstas que la acompañarán el resto de su vida y a las que dedicará pasión y tiempo. En el Seminario de Mount Holyoke donde van a parar las señoritas de su clase social, recibe formación religiosa con vistas a que, más tarde, ella misma haga el papel de difusora de la fe. Pero Emily se excusa y dice que también puede servir a Dios en lo cotidiano del ámbito doméstico, protegida por los suyos, ya que han comenzado los primeros síntomas de una sensibilidad extrema que la empuja a mirar hacia el interior de ella misma, donde habita lo informe y el sinsentido de la mente humana. El seminario pertenece a un sistema de colegios superiores fundados entre 1837 y 1889, llamados las Seven Sisters, y se fundan con el propósito de ofrecer posibilidades de estudio a las mujeres de la época. Se construyen cuatro en Massachusetts, dos en Nueva York y uno en Pensilvania. El nombre de las siete hermanas proviene del mito griego de las Pléyades, las siete hijas de Atlas de Titán y la ninfa del mar Pleione. Y es en ese mundo de límites y horizontes cuadrados, donde empieza a escribir versos, creando una rima y un ritmo novedoso y particularísimo, abriendo camino a la poesía moderna. En una simbiosis entre candor e ironía, introspección metafísica y simplicidad, como un péndulo que busca su lugar, oscila entre sentimientos contrapuestos. La familia Dickinson pertenece a una clase media alta instruida donde ha habido jueces, abogados, educadores y funcionarios públicos, descendientes de los primeros colonizadores puritanos que llegaron desde las costas inglesas en el siglo XVII. Buscan las tierras vírgenes poco pobladas, donde practicar la doctrina puritana, planteamiento radical del protestantismo que comienza a germinar en Inglaterra durante el reinado de Enrique VIII, por el cual se separa de la Iglesia Católica, formando una iglesia aparte y declarándose máxima autoridad de ella. Acción que obedece más a un acto de soberbia caprichosa y a la idea de ostentar todos los poderes políticos y religiosos en su persona, que a un planteamiento de orden moral o filosófico. Más tarde, su hija Isabel I gobierna también con mano firme e intransigente y el descontento que se ha gestado durante décadas ve una salida en las tierras lejanas y escasamente pobladas del otro lado del mar. Se instalan en el noreste del nuevo país, casi al frente de las costas inglesas, y la llaman Nueva Inglaterra. Llegan hombres y mujeres. Familias enteras cruzan el océano. Llevan su cultura y su propia historia en baúles junto al sonido de sus antepasados; la Biblia y otros viejos relatos en sus libros. Esperan que sea la tierra prometida de la que tanto han oído y desean conocer. Confían en Dios ciegamente, en su infalibilidad para decidir por ellos y determinar sus vidas, y por eso agradecen, porque han sido bendecidos con el perdón del pecado de haber nacido como seres pensantes. El miedo que genera la libertad de elección ante la toma de decisiones provoca la determinación de dejar que sean los otros, o el Otro (3), el que se encargue de la responsabilidad, y así, cualquier acto producto de la decisión del ser al que nos confiamos plenamente, por absurda e incomprensible que nos parezca, siempre tendrá el recurso de la fe sin el razonamiento que le podría llevar a la desobediencia o la incomprensión. Siempre es más gratificante el amparo del grupo, la creencia que sostiene y da asidero ante la duda, que la soledad y el señalamiento del que está afuera y duda, y cuestiona los principios. Y de nuevo en esas costas, el llamado del mar se hace inquietante, porque las tierras que encuentran son pobres para el cultivo, someras y pedregosas en esta parte del país. De los bosques pródigos aprovechan los árboles, del roble harán barcos fuertes que naveguen firmes, y del pino harán los mástiles para afianzar sus velas. Construyen puertos de donde zarparán sus barcos hacia otros lugares intercambiando mercancías, y la pesca se constituye como una vía fuerte y próspera de recursos para entonces renovables. El enriquecimiento que produce el comercio hace que estas comunidades prosperen rápidamente. El apoyo de la comunidad que avala a sus miembros, el conocimiento que deviene acción y el respaldo de la fe, van dando forma al carácter que distinguirá luego al pragmatismo del norteamericano. Con la proximidad de los asentamientos, se facilitan y promueven las reuniones de los miembros para la lectura de la Biblia y la alfabetización, se construyen escuelas para las comunidades, e iglesias para la difusión de su fe. En 1840 Amherst ya se considera una ciudad cultural, por las numerosas instituciones educativas que habían construido los inmigrantes europeos. La vida en la ciudad situada en el valle del río Connecticut transcurre tranquila, la ciudad es cruce de caminos entre Boston y Albany, Hartford y Brattleboro; las diligencias hacen parada y fonda, los viajeros descansan y conversan mientras comen e intercambian historias de tierras lejanas y cuentos de camino. La casona de la familia Dickinson está a dos cuadras del centro de Amherst, en Main Street. Construida por el abuelo en 1813, conserva las viejas glorias de sus antepasados, vivida y confortable, fue la primera casa fabricada con ladrillos y está rodeada por jardines con árboles, escalinatas y recovecos a la sombra de las miradas ajenas. Pasa parte del día cuidando las flores del invernadero que su padre manda construir para ella, es el lugar de la casa donde observa el pulso de la vida, el desarrollo de la naturaleza que corre en paralelo a su formación; admira su simplicidad y estudia lo complejo de su arquitectura biológica. La casa para Emily va a significar mucho más que el lugar donde se nace o se vive, va a ser su microcosmos, el espacio que dará forma a sus poesías, la seguridad que representa el núcleo familiar tan necesario para su estabilidad psíquica; el ámbito donde se encuentra concentrado todo lo que será la elección de vida para ella. Con el paso del tiempo ese ámbito se reducirá a su habitación en el piso de arriba, desde donde mirará la vida pasar mientras ella compone poemas sobre abejas, pájaros y espacios abiertos. La casa encantada El más hermoso Hogar que jamás conocí Se fundó en una Hora También por Grupos que yo conocía Una Flor y una araña- Una casa de encajes y de Seda- (4). Cuanto más leemos la extensa bibliografía que hay escrita sobre Emily Dickinson, más sentimos que su luz se escapa entre nuestros dedos, y apenas logramos retener una imagen ambigua y escurridiza que no se deja apresar en lo reducido de las definiciones. Esa parece ser su esencia, la no clasificación, el andar libre y segura entre las palabras hasta lograr que el poema sea, más que signifique. Y ahí caemos una y otra vez en nuestro afán de decodificar y clasificar, lo que ella no quiso dejar hecho. Sus pequeños poemas escritos a veces en hojas sueltas, esquinas de recetas de cocina; a lápiz algunas, en sobres de cartas recibidas otras, se encontraron en algún cajón o baúl de su cuarto, amarradas y sin fecha ni título; sin orden aparente. Será en 1955 que Thomas H. Johnson publica la primera edición de sus poemas en 3 volúmenes. Los ordenó cronológicamente según el estudio que hizo de los rasgos de su escritura, donde se muestra una clara diferencia de cómo las letras de sus primeros versos se van espaciando y haciendo redondas con el tiempo, dando a estas últimas, características de rastros, o de huellas firmes sobre el papel. También su traducción se enfrenta al problema de decodificar y cerrar en una unidad de lenguaje: sensaciones, voces, sentimientos e imágenes distintas a las escritas originalmente. Su poesía no proporciona fechas, nombres o datos, en los que podamos apoyarnos para su comprensión. A pesar de lo que se puede suponer después de la lectura de sus poemas, su verso no es libre, emplea en todos ellos los metros derivados de los himnos y devocionarios con los que estaba familiarizada desde pequeña. En ellos predomina el pie yámbico o trocaico de origen grecolatino, en los que alterna la sílaba breve con la larga, versos de 6 y de 8 sílabas, los cuales se consideran semejantes a la cadencia natural de habla. Algunas traducciones que se han hecho de ella son poemas paralelos que crea el traductor al hacerlos suyos, en un acto de buena voluntad orientado hacia el entendimiento de éste, a su interpretación. Otras traducciones respetan las incoherencias o los sinsentidos y no poetizan buscando la armonía sonora que el autor no quiso originalmente para su verso. Generalmente encontramos su poesía en ediciones bilingües, para facilitar su lectura y comprensión. Emily Dickinson utiliza la imagen de casa encantada para nombrar a la naturaleza, y su significación en la obra va a ser de gran importancia. En la naturaleza es el escenario donde transcurre otra vida paralela a la de ella, y en paralelo la vivirá y hará de ella el reino de lo posible, donde el absurdo y lo incoherente no necesita de la explicación, el método y el orden que apresan el pensamiento y la voluntad inherentes al ser humano. En la casa encantada todo transcurre con la precisión y normalidad de lo programado y donde se dejó sin lugar a la inquietud y al desasosiego. Cada elemento ejerce su función apoyado en el otro, complementándolo en una simbiosis que enriquece a ambos y éstos, al conjunto de la totalidad. La abeja es el animal más nombrado (52 veces) en sus poemas, pareciera que la identificación las acerca. Un animal pequeño y laborioso, incisivo, que cumple la función para la que fue creada. Tiene la capacidad de volar, de ver las cosas que le rodean desde la altura y la distancia, permitiéndole una mayor libertad de movimiento. El cuerpo poético y el cuerpo físico se funden en las imágenes del vuelo que nunca hizo. ¡Abeja! ¡Te estoy esperando! Ayer yo lo decía A Alguien que tú conoces Que estabas al llegar- Las Ranas volvieron la Semana pasada- Ya están instaladas y están trabajando- Casi todos los Pájaros de vuelta- El Trébol, cálido y espeso- Te llegará mi Carta Alrededor de diecisiete; Contesta O mejor, ven conmigo- Tuya, la Mosca (5). Poesía de amor y de muerte Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía (6). No hay una manera más clara de expresar el significado de la poesía para Emily Dickinson. La fuerza de esa imagen se corresponde con su voz poética. Su pasión y empeño será conducir la palabra a través de laberintos donde se pierda para luego encontrar salidas novedosas. Tiene a la palabra por espada y a las sílabas por punzantes. Sólo utiliza las justas, las necesarias, recurre a los silencios, a la musicalidad de la palabra bien administrada. Las acompaña o las rodea de guiones y las destaca con mayúscula. Emily Dickinson con su poesía traza un camino nuevo, desconocido, donde la sorpresa espera escondida entre las líneas. No se parece a ninguno de sus contemporáneos, no tiene contacto con los movimientos artísticos de la época, pero se mantiene atenta a su tiempo. Sus lecturas han ido evolucionando: la Biblia, los Salmos, Virgilio, Shakespeare, Emerson, Dickens, Coleridge, Poe, las Brontë, Nathaniel Hawthorne. Se nutre y recibe sus influencias para al final no parecerse a nadie. La publicación de su obra parece no importarle; lo intenta al principio, pero le piden que cambie, que corrija, que altere su voz por sonidos más convencionales. Entonces se repliega y no lo vuelve a intentar, pero sigue escribiendo como siempre. En su experiencia de vida el amor va unido a la muerte, como el sol a la sombra; no hay sensación o emoción que no conlleve la unión de ambas, el encuentro y la pérdida, porque la una dará sentido y valor a la otra. Lo más querido para ella será revalorizado por la muerte. No tiene el concepto de ésta como sus antepasados, como el temido castigo por el pecado; como una vía de tránsito hacia la verdadera Vida; el Paraíso prometido en las escrituras. La muerte para ella será la consecuencia lógica de la vida, la asume con naturalidad y a veces con ironía, sólo cuando la siente cerca, aproximándose a sus seres queridos, su ironía se transforma en silencio y aislamiento. En una carta a Higginson, su mentor y amigo, en ocasión de la muerte de su esposa le escribe: “La soledad es nueva para usted, Maestro; permítame conducirlo” (7). A partir de 1861 empieza a no salir de la casa de su padre, y convoca a la soledad para que sea su compañera. Borges escribió sobre ella que había preferido soñar el amor o acaso imaginarlo y temerlo. Pero no por ello lo evadió o dejó nunca de buscarlo, porque en él reconoce la pasión que la habita y mueve su espíritu ayudándole a enfrentar los días, uno a uno, administrando su tiempo con avaricia, mientras sus pensamientos que evocan fracasos y pérdidas se diluyen en los ires y venires del invernadero a la cocina o a los salones de la casa familiar. Con BF Newton conoce el primer amor, un ayudante de leyes de su padre el juez Dickinson. Hay pocas o ningunas ocasiones para el roce, para el tacto de las pieles que se buscan, su amor es contenido y represado verbalmente, sólo en las cartas apasionadas que ambos se escriben dan cuenta de su intensidad. Comparten el interés por la literatura, Newton le regala los poemas de Emerson intentando acercarse a ella tanto como le permite el padre. Muere de tuberculosis el 24 de marzo de 1853, tenía 33 años. Unos años más tarde, en ocasión de un viaje a Filadelfia, conoce a Wadsworth, pastor de la Iglesia Presbiteriana, de 40 años, casado felizmente, reservado y tímido. En las 3 o 4 entrevistas que tuvieron en sus vidas se afianzó una amistad profunda por parte del pastor, y un enamoramiento en solitario por parte de Emily. Las cartas se hacen frecuentes, hablan de poesía, religión y temas de interés para ambos. Ella tiene 23 años y busca la manera de hacerse un espacio en su vida; la falta de presencia física se sublima con la poesía y la mirada del pastor desde el daguerrotipo, único cuadro que cuelga en las paredes de su habitación. La correspondencia se interrumpe cuando Wadsworth se muda de la costa este a San Francisco, en la primavera de 1861. ¡Salvajes Noches - Noches Salvajes! Estuviera yo contigo Noches Salvajes serían ¡Nuestro gozo! Vanos - los Vientos- Al Corazón en puerto- A la Brújula hecho- ¡Por la Carta medido! En el Edén remando- ¡Ah, el Mar! Pudiera yo amarrar- Esta Noche- ¡En Ti! (8). Susan Gilbert es la amiga y compañera de colegio con la que crece y comparte el descubrimiento de los misterios de la vida. Inteligente y hermosa, será una de las destinatarias de la abundante correspondencia de Emily. En 1856 se casa con su hermano Austin y el padre de Emily les regala una casa que colinda con la familiar de los Dickinson. Esta proximidad de parentesco y espacios hace que se unan más en tertulias e intimidades, sus amores comunes, Austin, y Gilbert, hijo de la pareja, sueldan unos lazos entre amistad y amor platónico, una situación común en esa época y en las relaciones entre mujeres de una misma sensibilidad y afinidades intelectuales. El juez Otis Phillips Lord, amigo y compañero del padre de Emily, será su amor tardío, con el que mantiene una relación epistolar abundante, amor correspondido y adulto, pero en el que deposita una vez más su pasión intacta, y una vez más también ésta se verá imposibilitada al ser él un hombre casado, al que aún pesan los convencionalismos sociales de la época. Harold Bloom comenta: “Contamos con datos biográficos suficientes para comprender que el de Dickinson es un drama de pérdida erótica; acaso la pérdida de Charles Wadsworth, y la de su cuñada Susan, y más probablemente las de Samuel Bowles y el juez Otis Phillips Lord. Sin embargo hasta la pérdida erótica es transformada en imágenes poéticas” (9). Según Tolstoi lo que buscamos en una obra es el alma del artista, porque ciertamente la palabra está precedida por el pensamiento y éste ha sido condicionado por los sentimientos y emociones que conforman su alma. Buscamos su identidad, aquellos rasgos especiales y únicos que lo hicieron distinguirse de su grupo, de una época; de su entorno. Como en una cadena interminable buscamos los condicionantes que intervinieron en la conformación de esa personalidad, que se escapan de lo que nos es común y cotidiano, de lo que se nos ha hecho costumbre, quizás sólo por azar, por condicionamientos sociales e intereses. Tendemos a extrañarnos, admirar o simplemente satisfacer el morbo con esos seres extraños al común denominador de los demás humanos. Buscamos asirnos a la razón como guía y sostén de nuestras vidas, tan frágiles somos, sin darnos cuenta del inmenso terreno inexplorado por donde campea a sus anchas la imaginación, a la que tratamos de parcelar y ponerle linderos. Se ha escrito mucho sobre los últimos años de Emily Dickinson, su reclusión en la casa familiar, la escogencia del color blanco para su vestimenta; su escasa comunicación verbal con los miembros de su familia y amigos cercanos. Y no podemos sino especular con su silencio, leer una y otra vez sus poemas buscando las claves y respuestas, porque se es dueño de la palabra emitida, pero no de la interpretación de la misma, que dependerá de factores tan volátiles y cambiables como la conveniencia personal, el estado de ánimo o la capacidad intelectual del lector. Tampoco sabemos con seguridad cuáles fueron sus últimos poemas, ya que no los dejó fechados ni en ningún orden especial que nos pudieran dar claves para su entendimiento, quizás esto ya le era indiferente. Sin embargo, sus poemas se encontraron atados en un solo lugar de la habitación que ocupó durante toda su vida. No sabemos si buscaba la trascendencia en el sentido de ir más allá de sus propios límites, el no olvido o, simplemente, fue un aliviadero y una forma de expresar inquietudes y buscar respuestas. Ante el dolor, la muerte, la alegría o el amor, su poesía está fuertemente enraizada en la naturaleza, entre la que se movía con más confianza que entre la especie humana a la que amaba y a la vez temía. Ironiza con la idea de la vida, la muerte o la soledad para aliviar tensiones y minimizar la intensidad de su protagonismo. Con ella lograba expresar su malestar, y se rebelaba ante el absurdo que sentía en el mismo corazón de los hechos. No vino Todo a un tiempo- Era un Asesino por etapas- Una Puñalada- luego una oportunidad para la Vida La Dicha de cauterizar- El Gato da tregua al Ratón Lo suelta de sus dientes Justo lo suficiente para que juegue la Esperanza- Y luego lo machaca hasta la muerte- Morir- es el premio de la Vida- Mejor si es de una vez- Que no morir a medias- luego recuperarse Para un Eclipse más consciente- (10). En 1855 viaja con su hermana Lavinia a Washington y Filadelfia por motivos de salud, sus ojos enfermos le dificultan la escritura. Emily en lo sucesivo no se alejará sino lo necesario de la casa familiar, del claustro paterno donde ha desarrollado su vida y pensamiento, cobijada por la seguridad que proporciona lo conocido y rutinario. Con la muerte del padre en 1874 comienza a sentir el cerco de la muerte. Ocho años después muere la madre, figura anodina y opacada por el padre, pero que no obstante ha sabido permanecer de pie como un árbol, dando sombra y cobijo. El miedo y la soledad la van cercando. Se repliega en sí misma, entre sus laberintos y poemas, y espera al 15 de mayo de 1886 para mimetizarse por última vez con la naturaleza. Notas 1. ARDANAZ, Margarita. Poemas, Emily Dickinson, Ed. Cátedra. 2007, Pág. 185. 2. Página oficial de Gustavo Martín Garzo (http://bit.ly/fbKLMB). 3. La palabra el Otro está utilizada aquí para nombrar a un Dios, un ser superior, y más concretamente en el pensamiento judío-cristiano. 4. ARDANAZ, Margarita. Pág. 369. 5. Op. cit., p. 265. 6. José Andújar Almansa (http://autoresenlared.com/v2/antologias/Andujar_Almansa.pdf). 7. Emily Dickinson en Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Emily_Dickinson). 8. ARDANAZ, Margarita. Pág. 113. 9. BLOOM, Harold. Cómo leer y por qué. Ed. Anagrama, S.A., 2003, Pág. 101. 10. ARDANAZ, Margarita. Pág. 239. ** María Candel de Puerta puertacandel@cantv.net Escritora venezolana (Madrid, España, 1952). Ha publicado cartas en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com), donde obtuvo mención especial a la mejor carta de 2005. También ha publicado artículos de opinión en el diario El Carabobeño (http://www.el-carabobeno.com). === Los tauras Jorge Rivadeneyra A. ================================== El 13 de enero de 1830 comienza la disolución de la Gran Colombia, cuando Páez, enojado con Bolívar y muy interesado en su propio poder, declara que Venezuela renuncia a ese invento, al que muchos consideraban que era el biombo detrás del cual se ocultaba un posible protectorado de Inglaterra. El 4 de junio del mismo año, Sucre muere en una emboscada armada en la selva de Berruecos. Los principales sospechosos de la autoría intelectual de este crimen son el general Obando, un antibolivarista radical, que ejercía la Comandancia del Cauca, y de manera especial Juan José Flores, jefe superior del Distrito del Sur, porque este general, casi de inmediato fue nombrado por su ejército presidente de la República del Ecuador, cargo que le hubiese correspondido a Sucre de no haber sido asesinado. El Estado ecuatoriano se creó el 13 de mayo de 1830, cuando el general venezolano Juan José Flores asumió la Presidencia del país y decidió la separación de la Gran Colombia, porque también ya lo había hecho la Nueva Granada, bajo la dirección de Santander, otro enconado antagonista de Bolívar. Los nuevos jefes de Estado eran hombres formados bajo el mando del Libertador, “que ahora sólo quieren asaltar presidencias”, tal como lo previó en 1829, cuando además dijo “No quiero ser más la víctima de mi consagración al más infame pueblo que ha tenido la tierra: ¡la América! (Germán Arciniegas, Bolívar y la Revolución. Ed. Planeta, Bogotá, 1984, pág. 44- 45). El nuevo Estado comenzó su existencia rigiéndose por una Constitución redactada para satisfacer los intereses de la clase política en el poder; en otras palabras, los militares y sus jerarcas, casados con damas alcurniosas, es decir de sangre azul y latifundio. Asimismo, se respetó el fuero eclesiástico, garantizando legalmente que los curas párrocos sigan catequizando y explotando indios. Y no se olvidó de designar al presidente, “General en Jefe de las Fuerzas Armadas, Benemérito de la Patria y Padre Protector del Estado”. Así, la fuerza social más influyente eran los militares, entre otras cosas porque eran los héroes de la independencia. Sin embargo, los soldados andaban semidesnudos y hambrientos. No les cancelaban sus sueldos por la carencia casi absoluta de recursos. Adicionalmente, sus comandantes se apropiaban de lo poco que de cuando en cuando les correspondía. A pesar de tan ominosa situación, estos héroes eran vanidosos y prepotentes; se consideraban merecedores de todos los honores por ser autores de la independencia. Y su orgullo consistía en andar a caballo, como los conquistadores españoles, o como los centauros míticos, es decir como si el animal y el jinete estuviesen fundidos. Prevalidos de tanta gloria, estos centauros saqueaban poblaciones campesinas, barrios quiteños, tenderetes y cantinas; a pobladores descuidados que caminaban desaprensivamente. Cuando la gente escuchaba el galope de los caballos, o sus desenfrenadas carreras, gritaban: “¡Ahí vienen los centauros! ¡Sálvese quien pueda, si todavía le es posible!”. No obstante, de acuerdo a la lógica del lenguaje, sintetizaron la palabrita y comenzaron a llamarles tauros como adjetivo de quienes atropellan y arremeten. Pero dada su ferocidad, con innegable ideología machista, feminizaron el sustantivo adjetivado y lo convirtieron en tauras. Y hasta hoy en día, en Ecuador se le dice taura al hombre violento o a la mujer iracunda. Por otra parte, en ese entonces no se realizaban manifestaciones callejeras contra el mal gobierno, su pésima administración, la creciente pobreza y la carencia total de algún proyecto encaminado a la superación económica y cultural. Y Flores gobernaba como le venía en gana, tanto más que contaba no sólo con las fuerzas armadas, sino también con un Congreso de la República obediente. En esas circunstancias, las oposiciones se alzaban en armas sin tener en cuenta ni el número de los rebeldes ni las armas necesarias, y mucho menos alguna forma de entrenamiento. Eso facilitaba la acción represiva del gobierno, y entre los comandantes de Flores había un general llamado Otamendi que aniquilaba a los insurgentes con despiadada alegría, lanceando y cortando cabezas, colgando cadáveres desnudos en lugares públicos. Es decir que el fascismo no es un invento del siglo XX; tampoco es exclusivo de Hitler y Mussolini. Esta forma de eliminar a la oposición también contribuyó al uso de la palabra taura para calificar a los malvados y a las divinidades que no auxiliaban a los revoltosos, a pesar de haberles rezado muchos padrenuestros, y encendido varias velas de las grandes. Esta orfandad determinó que después del fracaso de una de esas montoneras, los sobrevivientes, por primera vez, salieron a las calles con escalofriante griterío. —¡Abajo la Virgen del Quinche! —vociferaban. —¡Que mueran los santos que nos abandonan! —¡Viva la Virgen de los Apuros! Los miembros del alto mando militar acuñaban dinero casi públicamente y los íntimos del presidente se enriquecían con el monopolio de la sal, porque Flores, a quien inexplicablemente los historiadores le llaman mestizo, sabía que era indispensable concederles privilegios a los militares como garantía de su permanencia en el poder, sobre todo si se necesita de facultades extraordinarias, como las que obtuvo para prohibir la publicación del Quiteño Libre, un periódico que le criticaba acerbamente. Flores fue elegido tres veces. En la tercera, el Congreso Extraordinario, formado por adictos obsecuentes, decretó lo que se llamó Carta de la Esclavitud porque ordenaba que el período presidencial sería de ocho años, con reelección indefinida. Es decir una disposición casi extraída de la Constitución de Bolivia, que tanto le gustaba a Bolívar. El Congreso se reuniría una vez cada cuatro años. Los senadores durarían doce años en sus funciones y los diputados ocho. Su ejercicio presidencial se inició con restricciones a la libertad de imprenta. Entonces, una sociedad secreta de Quito comenzó a planear el asesinato de Juan José Flores. Entretanto, el alzamiento contra la tiranía floreana se propagó por todo el país, con la consigna no sólo de eliminar el militarismo extranjero, sino con el propósito de crear las bases de una nacionalidad propia. En Guayaquil se organizó un gobierno provisional, y finalmente, en junio de 1845, Flores renunció y se firmó las condiciones de su rendición. Pero este hombre, enamorado de sí mismo, parece que no podía vivir alejado del poder. Entonces, acaso inspirándose en San Martín, o en el Libertador, por cuanto todos ellos adolecían de tendencias monárquicas, piensa que el pueblo ecuatoriano es ingobernable. Y ya en el viejo mundo, comienza a intrigar en las cortes europeas con el argumento de que la guerra de independencia fue un error. “En su cabeza excitada y en su corazón resentido, se creía el único dotado para el mando de la República” (Alfredo Pareja Diezcanseco, Historia del Ecuador, tomo I, pág. 35). Y olvidándose de sus viejas glorias de soldado de la independencia, concibe el proyecto de reconquistar América para establecer una monarquía. Obtiene audiencia con el rey de Francia. Viaja a España y allí explica su proyecto a la reina María Cristina, viuda de Fernando VII. Ella acepta el proyecto con la condición de que su hijo, el príncipe don Juan, sea el monarca. Flores dice que sí, y se propone como su regente. El edecán del comandante de la reconquista de América adquiere tres barcos y contrata marineros de combate, que se suman a los 800 soldados de fortuna que ya tenía Flores. Desde Colombia hasta Chile, los gobiernos sudamericanos ofrecieron enviar tropas a combatir a los invasores. Por razones de alta política internacional, Inglaterra embargó los buques, y en Ecuador, a Flores se le cambió el título de Padre de la Patria por el de traidor (Ibíd., pág. 37). ** Jorge Rivadeneyra A. rivalta@cantv.net Escritor y docente ecuatoriano. Reside en Venezuela. Es abogado, doctor en ciencias jurídicas y sociales y doctor en filosofía de la historia. Ha sido profesor en las universidades Central del Ecuador (UCE, http://www.uce.edu.ec) y Nacional de Colombia (Unal, http://www.unal.edu.co), así como en las venezolanas Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), Simón Rodríguez (UNESR, http://www.unesr.edu.ve) y Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (Unefa, http://www.unefa.edu.ve). Coordinador del Consejo Académico Latinoamericano (Cala, http://www.cala-flep.org) y presidente de la Fundación de Estudios Posdoctorales de América Latina. Ha publicado las novelas Ya está amaneciendo (Editorial Minerva; Quito, Ecuador, 1957; traducida al ruso) y Las tierras del Nuaymás (Planeta, http://www.planeta.es; Madrid, España, 1975; segunda edición por Editorial El Conejo, http://www.editorialelconejo.com; Quito, Ecuador, 1983); los libros de cuentos Encrucijada (Editorial Espejo; Quito, Ecuador, 1962), Ismata (Dirección de Cultura de la UCV; Caracas, Venezuela, 1993), Enciclopedia de la conjura (Ediciones Heraldos Negros; Caracas, 1993), Teoría de los espejismos (Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, Faces, http://www.faces.ucv.ve; Caracas, 2001), Chingana (Ediciones de la Biblioteca, EBUC, Colección Letras, UCV; Caracas, 1998), Parece que vienen bailando (Faces; Caracas, 1999), Los creadores del mundo (Vadell Hermanos Editores, http://www.vadellhermanos.com; Caracas, 2004) y Yira Canela de Asís (Publicaciones de la UCV; Caracas, 2006), y los ensayos La diplomacia de los portaviones (Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV, CDCH, http://www.ucv.ve/cdch; Caracas, 1990), Mito y utopía en la cultura de América Latina (Ediciones de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Sucumbíos, http://sucumbios.cce.org.ec; Quito, 1996; segunda edición por Ediciones de la Biblioteca, EBUC, Colección Letras, UCV; Caracas, 1998) y Teoría de las desproporciones (Imprenta Universitaria de la UCV; Caracas, 1996). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Miguel Alejo Spivacow *** El huracán del olvido Ramón Elías Pérez *** Poemas Patricio Sarmiento Reinoso *** Por cuenta propia José Rafael Simón *** Poemas Marco Aurelio Ángel-Lara *** Diálogo de tigres Lilian Elphick Latorre *** Poemas Carmen Elena Pérez *** Ulrica Martínez Luis Alberto Rojas *** Secretos del Fénix (extractos) Saturnino Valladares *** Carola Eva María Marabotto *** Poemas René Dayre Abella *** Dos relatos Felicidad Batista Fariña *** Poemas Sandra Cornejo *** Miserere mei Gaby Solano *** Dos poemas Belín López *** Uno, dos, tres y cuatro Alexánder La Rosa === Poemas Miguel Alejo Spivacow ===================================== *** Márgenes ¿Dónde estará mi vida, la que no fue..? J. L. Borges Mi vida tuvo márgenes extrañas, un malestar en la garganta, una opresión vacía al límite de juegos en el barrio. Borrosos, mis padres habitaban otros mundos. Yo los veía muy poco. De vez en cuando, como un rescoldo errante, una rendija repentina se entreabría en los brazos de mi madre. Aquellos personajes —creo— estamos todos muertos. Creo. Tal vez. A veces, sin embargo, como un ladrón en sombras, a hurtadillas, me encuentro preguntando a mis amigos sobre su infancia, sus familias, qué hacían en las tardes de domingo, si festejaban los cumpleaños, si iban a un club, a los partidos. Y es una escena fea, vergonzosa, como si no debiera. *** Aunque vos no lo sepas Aunque vos no te enteres aunque nadie te vea ni vos misma lo sepas aunque cambie tu nombre según cambian mis sueños estás en la calle oculta entre gentes tu mirada me sigue me mide me observa vos juzgás sin saberlo decidís cómo estoy cómo siento qué valgo qué día me espera testigo secreto llamado en las sombras tus señales me ordenan tu voz me aconseja aunque vos no lo sepas ni yo mismo lo entienda aunque acaso no seas ni existieras ni fueras otra cosa que un viejo espejismo en la ruta un señuelo una nube que se aleja se acerca una deuda un anhelo un deseo una huella. *** Divorcio De aquellos meses guardo la sensación confusa de un boquete la vorágine de horas enloquecidas descosidas páginas de un libro entre ciclones ella en el descampado era el grito de Munch frente al vacío allá lejos mi hijo —un día alegre bienvenido— era un perro perdido. Recién ahora después de casi un siglo puedo volver atrás y más tranquilo por una vez agradecerle al tiempo que haya implacablemente transcurrido. *** Luz y barro “La vida es una broma cósmica”. Osho Fue trabajoso pero abrí la puerta. Llegué a mi casa, bien, vivo conmigo y junto a mis hermanos. Soy testigo del azul que en mí fluye. Estoy alerta: jazmines, barro, luz, acepto todo lo que el río me trae en su corriente. Ya no espero ni busco. Estoy presente y gozo de la vida, que es el modo en que Dios a mis ojos se desnuda. Mi Tao es el asombro, es el del Buda: despertar cada día a la existencia es mi única verdad, mi única ciencia. Muero a cada momento, a cada hora renazco, bailo y río, aquí y ahora. *** Despropuesta Yo no quisiera conquistarte ni siquiera entenderte lo que quiero es recorrerte entreverarnos en remansos torrentes continuarme encallar del asombro al suspiro en tu piel en barrancos en playones de niebla enrarecernos entorpecernos en la mañana que no acaba confundirnos en el aliento el huracán que desde adentro nos arrastra hacia el centro del mundo exhaustos aprendices de la magia del cuerpo sin opiniones ni ideales sólo dos cuerpos luminosos nuestros. *** Imagen “…porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes…”. M. Benedetti En los recreos deambulabas de grupo en grupo por el claustro de risa en risa piernas veraniegas cara fresca de líneas rectas claras honestas. Un fin de curso entre diplomas mesas de bar y exámenes tus pasos en los brindis se disipan tus piernas ya no susurran más te tengo y no te quiero —corazón coraza— en la algazara de los patios y el día azul de ojos abiertos. Todo oscurece se dispersa todo en el terror que llega. Las plazas y las calles se vacían —tierras de nadie escuálidas— el azul vira a negro sangre las manifestaciones a masacres hasta que al fin una noticia dice de vos en un retorno triste: caíste en algún pozo chupada embarazada con tu chiquito a cuestas y tus padres deambulan por cuarteles en la nada buscándote buscándolos sin recreos sin risas niña carne en un baldío acribillada. [a Silvia Corazza, in memoriam] *** Aguafuerte Eran los años en que papá vivía —o sea: yo tenía papá, tenía ese fondo de luz en la neblina esa mirada ajena y propia, tibia. Íbamos a veces a su casa con mis amigos y las chicas y nos daba café, vino nos atendía desde la sombra, en un segundo plano mientras nosotros en una ronda conversábamos y unos días después, como al descuido me hacía una pregunta o un comentario ¿Qué le pasa a Juancito que está raro? Ana está triste, muy callada Eran años en que alguien me pensaba cuidaba mi camino con disimulo, desde la penumbra pero yo lo sabía y en silencio también, en nuestro código siempre, siempre, cuando me iba lo abrazaba y sentía su cuerpo, viudo, transcurrido los años en sus huesos su tiempo a mi servicio sus ojos tras mis pasos. *** Transparencias Aquellos días me habitan vienen a mí sus gestos sus sorpresas me arrullan su transparente anhelo olas de sexo joven vino alegre, del bueno. Supe en sus brazos de la mujer casada cómo se da y se guarda entendí cuánto calla y que su cuerpo sabe de ella misma lo que razón ignora: cuánto es libre. Supe que el tres y el dos pueden ir juntos si el caminante no resbala en cáscaras y que en dolor y amor vale experiencia sabernos solos irremediablemente pájaros en el viento en vuelo propio y compañeros irremediablemente solos independientes. Así el mar el amor nos recomienza cada abrazo en lo hondo abre candados de nuevo inventa soledad y encuentro. Más hondo es el abrazo más golpea arrasa murallas abre puertas secretas redescubre rincones madrigueras del cuerpo así una tempestad amor nos recomienza. ** Miguel Alejo Spivacow miguelspi@fibertel.com.ar Escritor argentino (1950). Es psiquiatra y psicoanalista. Ha publicado el libro de poemas Voces en las ventanas (Editorial Alción, http://www.alcion.es, Córdoba, Argentina; 2000). === El huracán del olvido Ramón Elías Pérez ========================== “Venimos desde el sur del horizonte mitad memoria apenas rastro de soledad, simple caballo herido...”. (Camilo Balza Donatti: Trópicos). Para llegar a Ocorote hay que pasar por Río Seco, entrando por un caserío que llaman Cabecera. Son pueblos áridos, polvorientos, eternamente abrasados por un sol que pareciera de otro mundo. Desde que uno inicia el camino percibe la sequedad, el paisaje de cardones, yabos y lagartijas que se ocultan en los barrancos tras el ruido del motor. El asfalto, el poco que hay, se ablanda y se hunde bajo el peso de los neumáticos. Produce dolor en los ojos el aire caliente, reverberante; sin embargo, hoy hace un día diferente, se observa el cielo nublado, como si un chubasco se acercara. Atrás ha quedado Urumaco, el poblado más grande de ese territorio que alguna vez fue un delta habitado por caimanes y tortugas gigantes. La exuberancia de fósiles en el lecho arenoso es una prueba de lo que allí existió. Hasta hace poco, antes de la invasión de las máquinas devoradoras de dinero y la venta de triples y terminales, la vía era accidentada, hoy nadie la recuerda. El olvido es una enfermedad endémica de esta región. Los cauces de las quebradas uno los ve yermos, agrietados, verdaderos abismos que en los meses de agua devoran a los animales realengos. Tiempo atrás la vida era más difícil, las familias preferían hacer compras en la península, viajando en primitivas embarcaciones de vela y canalete, que emprender la travesía hacia el sur, arriesgando el espinazo en esos vehículos rústicos que de continuo se quedaban sin gasolina. Carlos se llama mi compañero de viaje, es un comerciante de los Puertos de Altagracia, allá en la costa oriental del Lago de Maracaibo. Tiene algunos años en el mundo, él dice que no envejece porque consume ostras, pescados y bebe infusiones de yerbas medicinales. Es mi amigo desde hace varias décadas, solemos alejarnos de la ciudad e internarnos en los más apartados pueblos de la provincia. La pesca, la cacería, el ocio creador es la excusa perfecta para alejarnos del bullicio, del ajetreo y el fragor de la ciudad. Por eso andamos como los exploradores, siempre listos, con los anzuelos y las redes en las alforjas. Este paisano de andanzas viaja con una maleta que parece un botiquín de primeros auxilios: pastillas para los dolores, jaleas para untarse en las coyunturas, talco alcanforado para los pies y un arsenal de gotas, píldoras; cualquier cosa para alejar las dolencias del cuerpo y del alma. A nuestras edades tenemos que aprovechar lo que Dios nos da y estar agradecidos —suele decirme con frecuencia. El señor Alfonso, don Quincho, nos espera en Ocorote, allí está su casa de bloques levantada en una especie de risco, a trescientos metros de la playa. Las ventanas dan hacia el mar y es un viento constante que arrastra el polvo y lo deposita en todas partes. Se limpia una y mil veces y siempre hay arena. Antes era distinto, habitaban una construcción de barro y tejas mucho más fresca que ahora. El agua del mar llegaba hasta aquí mismo y no había este tierrero; uno recordaba —dice Quincho— los nombres, los días de fiesta y los de guardar; miraba el cielo y sabía cómo estaban las cosas de Dios. Continúa hablando y yo le miro las manos gruesas y ásperas por el medio siglo de trabajo duro y otros tantos de fablas y remordimientos. Él es un hombre tosco, huraño, tiene un pésimo sentido del humor; sin embargo posee un gran corazón. Anda medio enfermo y sólo escucha a los yerbateros, es enemigo de estarse recetando con médicos y esa gente en los hospitales. Disfruta de nuestra estadía y del juego, le place estar allí sentado en el corredor, mirando hacia adentro, recordando sus aventuras juveniles y escuchando esos cuentos de los demás. En momentos del dominó uno lo ve tranquilo, relajado, extraño a los trajines de la pesquería; pero no es así, es sólo una fachada. Es el doble cinco y el combustible para motores. El blanco y uno del hielo en las cavas. El cinco tres del portugués que no le quiere recibir la mercancía a tal precio. El doble seis se le confunde con el desastre que producen las malditas lanchas de arrastre. ¡Ah, esa cooperativa de mierda!, no terminan de organizarse y el gobierno repartiendo plata. ¡Qué lista es esa! El último tres, la ficha de perder, los animales muertos de sed en los corrales. No se puede jugar con el cerebro puesto en otros menesteres. Son tantos los motivos que es una agonía sentarse a jugar con él, cualquiera pierde la concentración y se olvida de la cuenta que hay que llevar. Dando órdenes como un general en campaña nadie lo contradice y mucho menos le discute una tranca, sólo El Perverso que es un guasón, un mamador de gallo, es capaz de hacerlo. A esta hora debe estar atando los anzuelos del palangre, ignorante del huracán que se avecina y amenaza desde El Caribe. A ese muchacho lo vieron crecer en el patio al lado de los chivos, caminar en la playa junto a los perros; llorar el día que se hincó con una púa de bagre. Han pasado unos cuantos años desde que se cortó con aquel cuchillo por estar distraído, ahora exhibe la cicatriz como una marca de guerra. Él es bueno con la mecánica de los motores de dos tiempos y con los caballos. Intuitivo, sagaz, solidario, es capaz de ganarse medio millón en una tarde, hacer quebrar a las bancas y salir airoso con sus compinches a gastárselo en un dancing de mala muerte. Su padre vende galletas y golosinas y atiende un garito a la orilla de la playa. En ese rincón del mundo, lejos de los vaivenes del mercado y de las voces infamantes de la televisión, nos sumergimos en los relatos de los pescadores. El día que arribamos tenían un alboroto por lo del huracán. Desde la capitanía del puerto habían anunciado una tormenta tropical y se corría el rumor acerca de los efectos devastadores: fuertes vientos podían llegar a la costa de Río Seco, Ocorote, Codore y los otros poblados de la zona. No se hablaba de otra cosa, especulaban diciendo que el agua entraría a las casas y barrería debajo de las camas, que la inundación sería de proporciones bíblicas. La mitad de los pobladores había iniciado un éxodo el día anterior y en casa del señor Alfonso parecía que se estaban preparando para el fin del mundo. Encerraron gallinas y cerdos en los corrales y tomaron otras previsiones para el inminente desastre. Era una movilización organizada la víspera al segundo diluvio universal. Cuando llegamos nos recibieron los hijos del patriarca: La Chicha, El Penco, Rafael, Mario, Chique, El Morocho, Lipino, Toño y aquellos nietos, primos y parientes que se aglomeraron alrededor del Jeep. Escuchamos la voz del capitán López, un amigo de la familia que viene por temporadas y pasa días en la casita donde guardan las redes y utensilios para la pesquería. Desde una silla de cuero observa, habla y pregunta. —¿Cómo estuvo el viaje? —rumiando un pedazo de conserva, algo dulce. —Creí que no íbamos a poder llegar —le respondí—. Nos atrapó un chaparrón, parecía el diablo bajando desde el cielo. —Ese es el huracán que anda cerca, viene por aquí —dijo López señalando con el dedo los siete grados de desviación hacia el Este—. He visto esas tormentas en la mar, no hay nada más terrorífico. Se levantan paredes de agua y uno siente que la embarcación es una botella plástica al capricho de las olas. Apenas habíamos tomado la carretera y unos nubarrones oscuros comenzaron a aglomerarse. Era una formación con apariencia extraña que se levantaba cerca de nuestras cabezas. La brisa fría comenzó a soplar y en pocos minutos unas gotas estaban cayendo como piedras en el parabrisas. De pronto la lluvia se hizo implacable, no me atrevía a detenerme por temor a quedar atrapado de este lado del río, como ya nos había pasado en una oportunidad. Pensaba en la crecida, en el lodazal, en el improvisado puente que es arrastrado casi todos los años. —Esta es una lluvia pasajera —le dije a Carlos para que no se preocupara. —¡Mmmmm! —dejó salir un mugido que decía cualquier cosa parecida a un sí incrédulo. —En media hora, tal vez menos, llegamos —le dije. —¡Si Dios quiere y María Santísima! —exclamó. En pocos minutos cruzábamos una batea con el chocolate a tres cuartas de altura, por los bajíos se veía el agua rompiendo palos y bramando como un animal infernal. Esa corriente llega hasta la playa y le da esa coloración tan particular al mar en esta zona. —¡Dale rápido, que nos arrastra! —dijo y me miró con los ojos desorbitados. —¡Vergación! —fue lo único que atiné a decir. Aceleré el motor, le di lo más rápido que pude, pasamos por huecos, zanjas y el barro allí, parejo y salpicando. En el horizonte, el azul índigo, esperándonos. Después de siete canciones y una parada en la bodega de Jerónimo Lugo, dos palabras con Antonio Quintero, el artesano, llegamos sin problema. Apenas unas chispitas habían caído en Ocorote, se sentía la brisa suave y el cielo estaba limpio. —Aquí llovió ayer —dijo el capitán—. Hoy ha estado así, soplando. La gente sólo habla de Elaine, el huracán. Después de sacar el último bulto nos sentamos en el corredor de la casa. Había miedo en el pueblo, decenas de familias se habían marchado hacia los pueblos serranos: Pedregal, Urumaco, Dabajuro. Huyendo de la arremetida del mar, ese mar que había estado en ellos como una sombra perenne. Desde el promontorio la península de Paraguaná se pierde en una bruma y la refinería de petróleo apenas se observa. Uno se queda pensando en esas lejanías donde las islas de Aruba y Curazao son más que nombres en el mapa. Holanda, Inglaterra, Francia y España luchando por este territorio. Aquí abajo está la taguara, cerca de la hondonada por donde todo el mundo pasa, lugar de concentración de los desperdicios; nunca se había visto tanto papel, tantos envases, tanta mierda junta. Esa misma mañana luego de unas palabras el señor Alfonso se marchó contrariado, le acompañaba su esposa y media docena de nietos; iban hacia Urumaco para la casa de un compadre. Tomó provisiones y envió un mensajero para que lo esperaran en la plaza. Le ayudamos con los peroles y prometió volver para el fin de semana. Luego de su partida decidimos hacer un plan para nuestra estadía, teníamos que inventar algo para no aburrirnos. No se podía pescar ni hacer ninguna labor. La energía eléctrica que en tiempos normales se corta, en temporada de lluvias y huracanes es una tragedia. Sin radio y televisión decidimos irnos para el garito, las cervezas en las cavas todavía permanecían frías. ¡Brinda la casa! —dijo El Perverso. —Mire, compadre, ¿usted sabe qué es arrecho?, estar tres días en el mar, con la lancha volteada, esperando que te vengan a rescatar. Me pasó, tenía las uñas ensangrentadas y con restos de pintura y madera incrustados de tanto arañar, para no ahogarme. Quien hablaba era un pescador muy joven, moreno, aceitunado. Relataba con vehemencia. Yo lo imaginaba con los ojos extraviados, en aquellos momentos de angustia, tratando de asirse al lomo de la pequeña embarcación; temblando de frío, esperando la muerte en las fauces de un tiburón. El cuento me produjo una fuerte impresión. Comencé a hacerle preguntas y él, entusiasmado, recordando el episodio, me dio detalles de aquella desventura. Al final fue rescatado por un barco peñero que pasaba por allí a no sé cuántas millas náuticas de la playa. Debió haber sido duro, como para no volver, sin embargo a la semana estaba de nuevo tirando las redes. —Eso no es nada comparado con lo que nos pasó en el lago —dijo otro pescador—. Nos atracaron los piratas y nos tiraron al agua. Nos quitaron el motor, la lancha, todo. Al verle el gesto y la tranquilidad al hablar del episodio pensé que era una invención para congraciarse con los visitantes. No es raro que suelan contar vivencias de otros, lo que resulta válido a la hora de entretener, es parte de esa gran imaginación. —No, compadre, eso era para no estar aquí, en este mundo. Nos dijeron: al agua o los matamos. Y nos apuntaban con una escopeta de dos cañones, recortada. Nos lanzamos en plena oscuridad y estuvimos como cuatro horas nadando, ayudándonos para no ahogarnos, un rato braceando y otro descansando hasta que dimos con la orilla. La conversa se estaba poniendo más interesante. El Perverso con un radio de baterías se ayudaba, había ganado en tres carreras y seguía brindando. Tenía su apoyo logístico para casos de emergencia. Le metió cincuenta mil al favorito, Torrejón, en la quinta, con Tovar. —¡Esta no se pierde! —gritó. —La verdad es que por estos lugares rara vez pasa algo —dijo Sergio, otro pescador de Ocorote. En más de diez años que llevaba visitando el caserío nunca había observado nada extraño, excepto la noche que caminábamos hacia las casimbas y vimos lo que ellos llaman La Bola de Fuego. Nadie supo explicarnos con palabras precisas la aparición, nos quedó la curiosidad y ciento de preguntas que espero, algún día, tengan respuesta para tranquilidad de nuestras conciencias. Sergio también es aficionado a los caballos, es una enciclopedia de datos pero apuesta muy poco. Sirvió en el ejército, estaba en Fuerte Tiuna cuando bajaron los cerros, el estallido social que después llamaron el Caracazo. —De golpe nos levantaron y nos enviaron a la calle a echar plomo. Recuerdo que el pelotón recibió órdenes y disparamos más de veinte veces. Eso fue una mortandad, caían como conejos. Llegó un momento en que me cansé de ver tantos heridos. Mucha sangre. Me dio náuseas y me quedé tranquilo. Eso era un olor a pólvora por todas partes, hasta que nuestro comandante nos dijo: ¡Paren, esto no sirve así! Yo había dejado de disparar hacía rato. ¡Aquello fue una monstruosidad y nadie ha pagado por esos muertos! Hoy nadie comenta eso, lo han olvidado. No quise preguntar detalles ni hablar más, sólo imaginar los cuerpos amontonados en una zanja improvisada —la peste señaló la prensa capitalina— me produjo una mudez repentina. No hubo otros cuentos, acaso una sugerencia para la literatura. Me abstraje un rato con la promesa de unas mujeres que venían de la península hasta que me dio sueño de tanta cerveza y me fui a dormir. Al día siguiente me levanté muy temprano, las personas que se habían quedado en el caserío esperaban la tormenta tropical. Imaginaba el mar entrando, rompiendo las maderas de las casas, arrasando con todo. Bebí café y me senté a presenciar la salida del sol desde lo alto. En la distancia las lanchas pintadas con diversos colores parecían juguetes, ancladas más allá de lo acostumbrado, moviéndose con el oleaje. En menos de una hora el viento comenzó a soplar más fuerte y no era tanto la brisa como la arena que salía de aquellos pateaderos de chivos. No se puede hablar porque los dientes y las muelas se llenan de pequeños fragmentos. Hay que cerrar puertas y ventanas, tapar todo orificio, evitar ese fastidioso polvo amarillento. —Esa es Elaine, el huracán —dijo el capitán López desde su silla de cuero. Ahora no pensaba en los muertos, sólo en las mujeres, las que venían de Paraguaná. ** Ramón Elías Pérez ramon.elias@hotmail.es Narrador, cronista y poeta venezolano (Valencia, Carabobo; 1954). Reside en Maracaibo (Zulia) desde 1978. Estudió en las universidades de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve) y del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve). Ha sido titirtero, actor, editor, periodista, fotógrafo, locutor y eventualmente educador. Actualmente desempeña el cargo de presidente de la Fundación Cultural Casa del Sol. Ha publicado los poemarios Farsalia, Lucerna y Agua salobre, y los libros de cuentos Pick de media noche, El mensajero de Alba y El triángulo de Bermúdez. === Poemas Patricio Sarmiento Reinoso ================================ *** Tu nombre En torno al mar clavo tu nombre, ese que se enreda en un grito mudo con sabor a campana, aquel que tendía raíces de fuego en nevada sentencia, el que instalaba su encaje de piel en lontananza. Bajo las sombras de clavicordios perdidos o espejos, tu nombre suplica y se evapora, como nísperos que florecen horas de piedra y perfume, e insisten en pintar con ladridos de hueso, el mango del puñal crucificado. La noche es una mueca clandestina, una torpe interpretación de una muralla, un destello opaco de besos, como si un martes de sal se rompiera, y regara sus gotas en la dúplice voracidad de la mañana. En torno a la lluvia sucumbe tu nombre, un clavo en el fondo del mar lo encadena. *** Hoy eres mañana Hoy eres Enero y escucho las orillas de tu cuerpo inaugurado; como espiga o sonrisa clandestina que encandila tu boca sin rastros de sombra, me desabotonas el final del día y espero la copa de tu desnudez primitiva por la noche hoy eres ayer que late, mujer travesía montaña de piel o enredadera tus hilos condensan mi voz de madera en tu esencia me enseñas el rumor de tu nombre en plenilunio y te dejas amar en un abismo o luna en donde no existe gravedad, tan solo el mador de tu cuerpo desnudo. hoy eres hoy, y eres la gravidez del fuego sin tregua irascible comunión de tus caderas que cubre mi cuerpo recién inventado entre semillas y horizontes y racimos angulares; eres el follaje de cadenas y gemidos machacados con sílabas que acechan las aristas encendidas de tu cuerpo resurrecto en el amor Hoy eres hoy, eres ayer, eres mañana y las fronteras de tu cuerpo inventariado será esta noche conmigo. *** La tierra y tú La tierra y tú tienen tanto y son una, tú con su cabellera de hojas, ella con tu piel de raíz. La tierra se inunda con el huracán de tus pechos, absorbe tus ríos y tiembla tus propios orgasmos azules. Llueve de humedades tu cuerpo, para alcanzar el vuelo que gira alrededor de tu cuello, enjambres de otoño endurecidos, en el horizontal aleteo de mis labios: tus besos. Tú te embriagas en el magma interior de sus volcanes, y erupciona tu piel, tus ojos, tus rodillas. La tierra se impregna del dulce resuello emanado por el bosque de tus dedos, y tú, junto a las nubes, los poemas, los insectos, ingresas de a dos, en el arca dulce de mi pecho: mi abrazo. La tierra y tú sienten todo y son muchas, ella en el umbral de tu mañana, tú en su rama de esperanza recién plantada... *** Intentos El poeta sustenta las horas con huracanes humedecidos en violines, llueve el musgo de lunas negrísimas sobre el caparazón alado de las arañas. tienta a los años a rejuvenecer y muestra, su tangible verdor de luciérnaga. convive en silencio con el fuego salobre de los andamios descosidos de tus ojos, revive las costras del recuerdo apolillado fugaz ebriedad de las cenizas. el poeta inventa muertos y niños charcos, crepúsculos, silencios, amaneceres desnudos, puestas de sol en estampida, y todo lo que el muro de su imaginación así lo permita y justifique. sonríe con un halo calcinado preso de antiguos rocíos, busca en la noche baldía su oficio de alfiler. el poeta conjura su mundo de azafrán hiedra precisa y redonda, crucifica las manos del viento, para comer con los dedos los residuos plenos de tu corazón... *** Musa Con tus manos de tierra y anillos, buscas tocar los hilos que tejen las edades y los ríos, tus ramas tiñen de las letras mayúsculas mis versos, insisto en pintarte un atardecer en la miel de tu cintura, y vuelco mis urgencias en tus sábanas secretas. En el guiño de tus ojos amanezco, y busco la latitud urgente de tus labios, savia mineral o piel, que intuye la húmeda verticalidad de la caricia. Mi piel, ávida poesía en llamas, arroja el silencio que decapita tus palabras. Me emborracha de inspiración tu cabello, y respiro el aire en reposo que exhala tu piel desnuda. Vivo lleno de lluvia sólida o camino, aquel que recorre tu espalda, tu humo, tu guitarra. Destilas la gota precisa, rocío nocturno que palpita tu nombre o distancia. Son tus ojos de miel que me leen, y plantas la húmeda proporción de una lágrima, cuando te das cuenta, de que lo que escribo, lo hago... por ti. *** Te imagino Hoy desperté con tu sílaba pegada a mi garganta, y reconozco que puedo ser poeta o trozo de sal por ti. Degusto tus acordes de manzana, hasta saciar mi frente que piensa tu corazón. Te imagino silente y descalza, bebiendo de mi copa de polen errante, abrazando mi torso desnudo luego de hacer el amor. Te imagino día que no duerme, otoño desbocado, aguacero que llueve poesía y me moja sin más, abrazando tus pechos transeúntes. Puedo imaginarme que tu imaginación me imagina, corriendo y proclamando tu cabello, insistiendo en ser insomnio o ventana que resucita la miel de tus ojos. Te imagino copiando el silencio de tu beso, y plantarlo en mis manos, en mis hojas, en mi camino. Hoy desperté con tus labios hundidos en los míos, y te declaro culpable de completar mi sueño cada mañana... ** Patricio Sarmiento Reinoso pattosar@yahoo.com Escritor y poeta ecuatoriano (Cuenca, 1971). Ingeniero civil egresado de la Universidad Estatal de Cuenca (http://www.ucuenca.edu.ec). Ha publicado en varios medios escritos como los diarios El Mercurio (http://www.elmercurio.com.ec) y El Telégrafo (http://www.telegrafo.com.ec), así como en varios periódicos y revistas literarias virtuales. Ha ganado varios premios y menciones tanto en cuento como en poesía. Mantiene las bitácoras Letras del Sur (http://patriciosarmiento.wordpress.com), Interiorismos (http://interiorismosps.blogspot.com) y Cuentosmios (http://patriciosarmiento.wordpress.com/cuentosmio). === Por cuenta propia José Rafael Simón ============================== Hay gente que se va, sin irse del todo I La camarera del turno del mediodía ha traído el almuerzo: crema de verduras, natilla y yogurt. Nada más. Lo ha dejado y se ha marchado a seguir con el reparto en las otras habitaciones del piso. Me levanto de la silla destinada al acompañante, te acomodo en la cama lo mejor que puedo y empiezo a darte la sopa. Como si desde ese primero de noviembre, sábado para más señas, hubieses reencarnado en un niño de meses incapaz de atenderse. Te busco conversación. Te pregunto que cuál sopa te gusta más, si la del hospital o la de mamá. Te inclinas por la segunda opción. Te pregunto que a dónde irás cuando te den de alta. Entre una cucharada y otra, me dices que te irás a Mirca, al barranco de Lomo Espanta, a la casa marcada con la edad de Cristo. Es la hora de las gotas. Esa sustancia llamada “aloperinadol” —me aprendí el nombre desde que se lo escuché al médico que es primo de mi mamá y que siempre ha estado pendiente de nosotros— ya ha traspasado las puertas de tu boca, de tu garganta. Y de pronto, te pierdes, te vas. Tratas de arrancarte la vía. Alzas las manos lo que puedes, lo que te dan las fuerzas, y comienzas a atrapar cosas en el aire, objetos que sólo tú ves. Alucinas. Deliras. Me llamas por mi nombre para dármelas. “Carlos, mi niño, toma esto. Apúrate”, dices. Yo me apresuro y las tomo y las coloco en la especie de mesa de noche que hay a un lado de la cama. Los ojos de mamá, que ha llegado hace unos momentos para relevarme, y los míos, se encuentran. Se juntan. Los de ella quieren estallar en llanto, lo sé, pero se contienen. Y los míos deciden mirar hacia el ventanal de la habitación, hacia donde se ven los pinos canarios y cantan las grajas, hacia donde sopla ese viento que viene de las cumbres arrastrando los olores de la isla verde, buscando una explicación que definitivamente parece no estar en ninguna parte. La doctora que lleva tu caso me ha mandado a llamar con una de las enfermeras. Quiere hablar conmigo, hoy es el día en que se le da el parte médico a los familiares. Entro al consultorio, la verdad es que se trata de un espacio pequeño. Me recibe sin ningún tipo de amabilidad, imagino que su trabajo no será nada fácil. Me pide que me siente y lo hago. “Por fuera, él se ve bien, como si no tuviera nada”, dice. Asiento con la cabeza, hace un rato devoraste el almuerzo que te trajeron. “Pero por dentro, poco a poco, se la va a ir secando todo, hasta el alma”, añadió en tono tranquilo, en tono como de costumbre. Voy camino a la habitación, de regreso por ese pasillo transitado ya tantas veces. Cuesta creer lo escuchado. ¿No dicen acaso por ahí que los milagros existen y que lo último que debe salir del corazón de uno es la esperanza? II Dos vidrios me separan de tus ojos cerrados: el de la urna y el de aquella cava que a cada rato se está empañando. Viéndote decido que no te veré más. Y es que tengo la impresión, más bien la certeza casi, de que lo que está debajo de aquella tela brillante no eres tú. Me lo dice ese rictus final de boca llena de algodón. Traté de cerrártela en la habitación del hospital, lo recuerdo ahora, pero no pude. Me lo dice también ese medio bigote que tienes y que nunca fue tuyo, la verdad es que la gente de la funeraria te preparó sin siquiera consultarnos nada. Viéndote me pregunto si la idea de no vivir ya más estuvo siempre contigo, si la pensabas mientras hablabas conmigo por teléfono cuando llamaba, cuando mamá te servía el café como con tres cucharadas de azúcar, cuando bajabas solo a la ciudad para afeitarte, cuando comías sin cesar un caramelo tras otro. Cuando cada comienzo de año desde que se fueron, me pedías que te hiciera llegar el almanaque Rojas Hermanos. Viéndote me pregunto si lo que hiciste fue más bien producto de una explosión momentánea en la que te dieron ganas como de descansar, como de acabar con todo, como de reposar eternamente. El vidrio de aquella extraña cava ha vuelto a empañarse. Saco de mi bolsillo izquierdo un pañuelo y lo limpio de forma circular, como si se tratara de un pizarrón. Viéndote otra vez decido que ha sido suficiente, que ya no te veré más. Alguien, no sé ni su nombre ni quién es con exactitud, imagino que el encargado del cementerio o un empleado de la funeraria, descubrió tu féretro. Levantó el vidrió que desde ayer domingo a eso del mediodía te sirve de sábana. Luego, golpes de cal. Y hueco... Después Llevo horas contemplando esa foto. La encontré casi por casualidad, como ocurre siempre, cuando buscaba unos papeles en la última gaveta de la peinadora. Esa foto en la que apareces caminando, de espaldas, por la pista de cemento, rumbo a los canteros de Garafía. Esa foto en la que aparece a la derecha la casa de la vieja tía Dionisia. También se ven, a lo lejos, en el fondo, en un muy segundo plano, los pinos canarios que son difíciles de quemar y los tanques que se utilizan para el riego. Te ves diminuto, pequeño. Te ves como si te despidieras. Como si partieras a algún sitio. Como el pasajero de un viaje sin retorno. Como si en tu mente rondara ya la idea de no vivir más. Llevas una gorra en la cabeza. De seguro, no se trata de la misma gorra que después yo mismo recogería en el cantero del tío Delmiro, debajo de la mata de mandarina en la que trataste de esconderte para que nadie te encontrara. Creo que también tienes una hoz en una de las manos, pero en la foto no se distingue. Viendo tu imagen reproducida en el papel, me da por preguntarme por qué carajo no te desperté esa mañana de ese domingo veintitrés de noviembre, cuando entré a la habitación del hospital, serían como las nueve, para saber cómo habías amanecido, para buscar a la tía que te había cuidado por la noche y llevarla de regreso hasta su casa, por allá por los barrancos de Las Lomadas. Dormías. Te dejamos descansar. No sabía que al verte nuevamente esa misma mañana, a golpe de diez, serías ya cadáver. Fresco, sí. Caliente, todavía. Pero cadáver al fin. Te cerré uno de los ojos, el izquierdo, me parece. Y traté también de juntar tus labios, pero no pude. “¡Buenas noches, amigos. Bienvenidos una vez más a su programa Tenderete!”, exclama una voz desde ese invento que llaman televisor. Una voz que se parece más a las voces de este lado del Atlántico, ésa que no distingue la “ese” de la “zeta”. Giro mis ojos y te veo. Estás ahí, sentado en el sofá de tres puestos del recibo, con la mirada fija y detenida en la pantalla. Te pregunto que por qué te gusta tanto este programa, a ti que no quisiste comprar el primer televisor de la casa, sin que la frase suene a reproche ni a rencor. Y me respondes. Hablas de papas arrugadas, de la Virgen de las Nieves, del queso de cabra, del vino malvasía, de la imagen del Gran Poder de Dios de la iglesia de San Andrés, de conejos preparados con mojo picón, de la Caldera de Taburiente, de frangollos, de almendrados, del ñame con miel de caña que se come por los tiempos de Semana Santa en Las Lomadas y en casi toda la isla, de la bajada de la virgen, de la danza de los enanos, del gofio amasado, de ese plátano que es pequeño y dulce que se exporta a muchas partes del mundo, del cielo que se arropa con colchas de mar, de los volcanes como el Teneguía, del tabaco. “Y ahora echemos una isa, y una folía, y una malagueña y un punto cubano en el que se cuentan las historias de Nono y Sisi”, dice el presentador. Yeray es su nombre. Nombre aborigen, ranciamente guanche. Giro mis ojos otra vez y no estás. Chocan contra la pared que separa el recibo del cuarto principal. De seguro, me da por pensar y creer, estarás sentado en el sofá de tres puestos y forro estampado de otra casa, viendo Tenderete desde otra tierra. Después de llenar un formulario, la enfermera me hizo señas para que entrara. La sala de emergencia de la clínica estaba prácticamente vacía, cosa rara en estos tiempos que corren. Me acompañó a través de un pasillo que se hizo interminable, como una especie de túnel, y me indicó que tomara asiento. Regresó al cabo de unos minutos con otro formulario: la historia clínica. Comencé a llenarlo. Bordeando la mitad apareció aquella maldita pregunta. “¿Padres vivos?”. Por primera vez la veía. Por primera vez me la hacían. Y por primera vez la contestaba. Coloqué sí al lado de la palabra madre. Y no al lado de padre. Al terminar de llenar la historia clínica, llegó otra enfermera que me colocó una goma gruesa y apretada en el brazo derecho. Desde niño siempre me han desangrado de ese brazo, como si por el izquierdo corriera agua en vez de sangre. Introdujo la aguja y empezó a perseguir una de mis venas. Con aquella aguja haciendo malabarismos en las carnes de mi brazo derecho y luego de responder aquella maldita pregunta, salida de una de las tramposas esquinas de la cotidianidad, comprendí de una vez que tu ausencia no era una película de Hitchcock. Más bien era un hecho real del cual no había escapatoria posible. Estamos sentados el uno frente al otro en el patio de la casa que tú mismo construiste hace ya tantos años. Un patio en el que son protagonistas las matas de guayaba y mango, el orégano que perfuma casi la cuadra entera y el gallinero multirracial: jabadas, pirocas y criollas se entienden a la perfección en ese espacio. Te acabo de decir que abandoné la carrera de medicina, que yo no sirvo para eso, que para estudiarla hay que tener mucha vocación, que un día nos llevaron a la emergencia del Clínico y no supe qué hacer cuando un paciente intentó arrancarse las vías, que no me gustaría estar toda la vida viendo las miserias ajenas. Que a mí lo que me gustaba en realidad era la carrera de educación. Te quedaste pensativo mirando hacia el fondo del patio, hacia donde hay un cocotal que todavía no ha echado su primera carga, siempre te quejas de eso. Sorbes hasta la última gota de café de la taza, la imagino vacía aunque con algunos restos de azúcar. “Quédate tranquilo”, dijiste. “Los pobres siempre estudian las peores vainas”, volviste a decir. Y te levantaste y entraste a la casa mientras la mata de guayaba empezaba a mecerse con una brisa fría que venía de más allá de las aguas de Guatopo. Ese no estar tuyo que decidiste ejecutar desde ese primero de noviembre, sábado para más señas, agita el frasco de la memoria en el que se fermentan los recuerdos. En el que se apilan como las piezas de un lego de niños. Se destapa por sí solo y surge tu voz. Estamos en la casa de barro de San Félix de Cantalicio, en Oriente. En la sala de la casa verde y de barro. En la casa donde por las noches me costaba dormir, imaginando que de aquel techo de troncos y zinc descenderían mapanares, cascabeles, loras y corales para asustarme. Para matarme. Tengo un cuaderno Caribe entre las manos. Y tú estás sentado al lado mío. “¿Cuánto es 5 x 6?”, preguntas mientras los cedros del patio crujen con los vientos del temporal. Cuento mentalmente, con los dedos estaba prohibido. “Treinta”, respondo. Y tu voz sigue. “¿Y 5 x 7?”. A pesar del tiempo que parece tener complejo de carro de fórmulauno, tu voz sigue estando. Las más de las veces surge del frasco para recordarme que la capital de un país africano llamado Malí es Bamako y no Argel. También para decir con autoridad de juez, pero con un dejo de ternura al mismo tiempo, que la firma que acabo de hacer es diferente a la anterior, que siga practicando, que deje la flojera y el mal genio, que al cuaderno Caribe le quedan todavía bastantes hojas. Y te marchas, la siembra de tabaco te espera en la hacienda de El Caracol. Escucho el motor de la Dodge amarilla y me da por pensar en el río Capiricual que bordea El Caracol con la misma autoridad con la que me dices que la firma que acabo de hacer es diferente a la anterior, que tienen que ser idénticas, iguales, perfectas. Siento que ese frasco seguirá agitándose siempre. Sé, desde cada víscera, que los recuerdos estarán, que aflorarán taciturnos, como quien no quiere la cosa, a media mañana, al calor del mediodía o en noches de insomnio. Siento que forman parte irrenunciable de mi propio ser, que nunca me despojaré de ellos. El asunto es que tampoco quiero. IV El almanaque colgado en el cuarto del desorden infinito marca el día final del 2008, el tiempo en el que decidiste viajar por cuenta propia. El año es un cadáver a punto de ser enterrado, una copa en la que resta el último sorbo. El techo de esta urbe es un arcoíris de pisos infinitos y el olor a pólvora quemada se cuela por doquier, por cada rendija. Mientras, desde la intemperie de este enrejado balcón de un quinto piso, los que hemos sido baleados por la mirada de ella, reímos a punta de puras muecas para sencillamente no desencajarnos la vida en un solo grito. ** José Rafael Simón tangente@cantv.net Escritor y docente venezolano (Altagracia de Orituco, Guárico, 1972). Profesor del Departamento de Castellano, Literatura y Latín del Instituto Pedagógico de Caracas (http://www.ipc.upel.edu.ve). Pertenece al Taller Literario “Marco Antonio Martínez” de dicha institución. Cuentos suyos han sido publicados en la revista Para las Telarañas, órgano de publicación del mencionado taller. Ha publicado artículos especializados en revistas como Letras y Sapiens. Autor del libro Los prisioneros de Masala y otros relatos (2000). === Poemas Marco Aurelio Ángel-Lara ================================== *** Historia de Jonás Es extraño que recuerde la hermosura mas hoy no hago sino pensar la dicha, su bello silencio inútil (transparente temblor), único fiel de una historia milenaria. Hoy tengo contenida la ternura —tiembla bajo mis dedos, se angustia y espera—, pero aquí lo bello no ocurre jamás. Tan sólo se oye un idioma extraño: alguien menciona una tarde, un breve nombre de luz, y ama en premonición. Sueña playas, arenas, suavidades: ¿para qué desearlas tan extensas si las manos no fueran infinitas? Luego añora otra vez, otros labios, otra voz... y entonces duelen las palabras —su grande invocación—, y el pobre consuelo de escuchar en ellas el monólogo secreto de Dios. Porque nadie, por motivos de amor o de magia, contestará su locura. Y se ahogará la voz, naufragará en la entraña, será un mar para su castigo, aunque yo tan sólo sea el vientre de la ballena. *** Tres bocetos para Carl Sagan I. Cosmos La realidad germina de lo oscuro, madura en oquedades, emerge de sus formas. De las estrellas cae un polen de luces y murciélagos en el sexo que segrega las mareas. La mar sólo es de noche, toda humedad y jadeo. Entrar a la mar es hacer el amor, ser pez, ser un falo fértil de lo imposible. Habitamos la gran flor, en la oscuridad de una corola. Oh divino Platón, la realidad es la caverna. II. Episteme El ojo acaricia la luz como el molusco a la concha, lentamente, con ternura de monstruo. Grave animal que sobre el instante se arrastra, dejando una huella digital de lágrima o deseo. La luz sangra imágenes, sombras o misterios. Su anhelo es ser mirada, cicatrizar en la pupila la idea de lo invisible; verter un color en la abierta herida del ojo. El ansia del molusco a veces quiebra la concha y el molusco agoniza en sus miradas, su dulzura se contrae, llora y se vacía. Por eso el ojo vive de ilusiones; quisiera transmigrar de una a otra mirada, pero no sabe. Sólo atisba el mundo desde su ventana y calla y brilla y se apaga. III. Eros Ya no duele el costado: amo mi cicatriz, me abraza al dormir, se me enrosca; duerme bajo mis sienes como una almohada; susurra a mi oído viejos sueños frutales, el nombre de una mujer y el de una serpiente. Buenos mañanas Precisamente una gran nada soy una gran nada alegre como el que más alegre y nada y alegre como cuando precisamente alegre la lira delira de alegre de nada por nada me voy ya muchas gracias adiós *** Nube La luz Hiroshima flor de algodón. *** Fuerte como la muerte Mi hambre reseca pero libidinosa su aullido de perra sus presagios de pan caliente y lluvia bajo techo Su piel de cordero y su alma de puta Padre: no merezco el tesoro de este ombligo en un costal lleno de hambres, coágulos de hambre, clavos de hambre. ¿Por qué me has abandonado si hablé de la palabra y el consuelo? Hágase tu voluntad; acepto este mandato, afilo dientes, trago saliva y muerdo el polvo. Pero tú lame botas y promesas o muestra diez hambres justas y yo te regalaré otra cruz, otro hijo y esta hambre. *** A Magdalena la suavidad... mis manos. Es el año 33. *** El equilibrista En la fina tensión que me sostiene aéreo, respiro la paciencia del vacío, conjuro los alientos e impulso el bulto al trance volador: doble pirueta mortal; en un suspiro paso de la miseria a la felicidad extrema. *** Autorretrato Soy un hormiguero de dolores. Un insectario. No hay dolor que no tenga su nido en mí. La polilla carcome mis ilusiones. En mi corazón se incuba el comején. Miles de patas dibujan pequeños senderos que van de mis recuerdos más preciados a mis espasmos en el retrete. Al asomarme a la taza del café caen en ella pequeños escarabajos desde mi nariz. Si no oigo a nadie es porque en las orejas tengo hervideros de abejas. Las manos se me duermen porque adentro se movilizan marabuntas. Vivo en un grito. Cuando muevo los labios un zumbido surge desde mi estómago y abre mi boca en agudos de chicharra. Escribo mis dolores y las letras son arañas recalando desde el fondo mis uñas. Cada que me acuesto millones de insectos salen de mis orificios a recoger angustias, despedidas, lejanías. Cada mañana soy un renovado almacén de quebrantos y congojas. Entre mis sábanas la picazón de alitas, patas y cuerpos diminutos impide todo descanso. No hay noche que no produzca nuevas multitudes, por los sueños voy dejando un rancio olor de quejas y lloriqueos. Y en mis lágrimas se adivina la exacta sustancia de nuevas alas de mosca. ** Marco Aurelio Ángel-Lara m.lara@uea.ac.uk Investigador mexicano (1970). Reside en Norfolk, Gran Bretaña. Desde 2004 realiza un programa de investigación doctoral en Critical and Creative Writing en la University of East Anglia (http://www.uea.ac.uk), Inglaterra. Textos suyos han sido publicados en las revistas Casa del Tiempo (http://www.uam.mx/difusion/revista), Tierra Adentro, Universo del Búho (http://www.reneavilesfabila.com.mx/universodeelbuho), Temas de Ciencia y Tecnología y Elementos: Ciencia y Humanidades, entre otras. === Diálogo de tigres Lilian Elphick Latorre ========================= Al que camina las madrugadas en busca de su sombra. *** Diálogo de tigres I En el bosque de los desprotegidos, dos tigres se encuentran y, como si el agua les bebiera las palabras, se miran. En los ojos de uno se reflejan los del otro. Cuatro soles en la oscuridad, y una distancia enorme que los separa. Ellos lo saben. Conocen los espejismos, los inextricables paisajes de la nada en donde pueden saltar en la agilidad del viento. Pequeños gruñidos quiebran el silencio. El acto de reconocerse entra por sus narices y sale por las alas del pájaro sin nombre. El acercamiento es cauteloso: hay demasiadas historias en cada una de sus rayas y un territorio que defender. Pero se encuentran, y los dos están tan cerca que sus orejas se crispan con los latidos y el ensanche de las venas que permite que la sangre corra ferozmente, sin detenerse ni un segundo, abriéndose a la respiración y al acecho. Tengo hambre —dice uno. Yo también —responde el otro. Se matan en un combate limpio y digno del más solitario de los recuerdos. *** Diálogo de tigres II Dos tigres salen a cazar. Una va al sur; el otro, al norte. Al final del día, se encuentran. Estás herido. No. La herida eres tú. La flecha está enterrada en tu lomo, no en el mío. Morirás antes de que amanezca; ahí reposará tu desvarío. Yo estoy muy lúcida; puedo oír cómo se te va la vida. Tu herida se agranda, tus palabras huyen. Tu corazón se detiene, enamorado. ¿Enamorado? No era una flecha cualquiera... El silencio se instala, dividiéndolos. Se miran, y comprenden. Una corre al poniente; el otro, al oriente. *** Diálogo de tigres III Luego de caminar por las extensas planicies de la escritura, los tigres llegan al río del silencio. Ahí se bañan y olvidan que están hechos de tiempo y de sangre. A sus pieles mojadas se adhiere la palabra “pez”. La tigresa puede nadar debajo del agua a gran velocidad; el tigre da brincos contra la corriente. Juegan a acariciar burbujas. ¿A quién le contaremos nuestra historia? —pregunta ella. ¿Cuál historia? —pregunta él. Los tigres jadean bajo el sol implacable y sus patas se hunden en la arena. Tienen sed. Saben que morirán si no encuentran una mano que morder, aquella que los escribe en la mitad de la noche. *** Diálogo de tigres IV La tigresa está triste. ¿Qué tendrá la tigresa? En cada árbol ha frotado su historia de rayas y colmillos, trigo trigando su boquita de fresa. Cuando la luna se alza en su locura, el tigre muerde una cola que podría ser la suya, e imagina el diálogo: Somos un sueño imposible. Has estado leyendo a Borges. No, sólo canto boleros. ¿De dónde vienen estas palabras? —se pregunta el tigre, acechando a la tigresa. Y no comprende que ella es parte del sueño, que en esos cinco metros que los distancian hay puntos suspensivos que se descuelgan como arañas urdiendo lo interminable. *** Diálogo de tigres V Los tigres de la noche imaginan tantas cosas. Construyen historias increíbles, saborean palabras, desgarran metáforas. La selva los protege de los cazadores que disparan tinta en blancos papeles. Y en la oscuridad lamen su nostalgia de ser, hasta despedirse en la rebeldía del viento. ¿Cuándo te veré otra vez? Cuando no dejemos huella. Crujen las ramas. Dos venados huyen ante los haces de luz y la metralla constante de realidades. *** Diálogo de tigres VI Llueve en los manglares del silencio, y los tigres esperan una sola palabra que les quiebre esa sensualidad que llevan como piel. Y ahora, ¿qué hacemos? Esperar. ¿Y si no viene? Vendrá. Los tigres están tan mojados que sus rayas comienzan a desaparecer. Invisibles, siguen esperando, sin saber que la palabra vino y se fue, de la mano de un diálogo absurdo. *** Diálogo de tigres VII Caen los primeros copos de nieve. Los tigres tienen frío, y lo salvaje ya no está con ellos. El amarillo de sus ojos se ha cegado de tanta soledad. Sólo el olfato los guía a un precario refugio entre varios árboles caídos. Quedémonos quietos. Como estatuas milenarias. Como un recuerdo sin nombre. A eso le llaman “amor”. Pero es un olvido, un dejar irse... El eco de una palabra. El final de una historia. Te doy mis colmillos. Y yo, mi mirada. Aquí está mi fiereza. Estos son mis sueños. Así, los tigres duermen, y el hielo los cubre. Ahora, nadie podrá escribirlos en los abanicos que se abren y que se cierran. *** Diálogo de tigres VIII Los tigres pelean con ferocidad. Muerden, rasguñan, rugen. Llevan ocho horas de lomos erizados. Retroceden y embisten nuevamente. La tigresa tiene una herida abierta en el cuello; un amarillo espeso brota del ojo del tigre. Se juegan su octava vida. La danza continúa en el bosque que es de ellos, acotado por algunas traiciones, delimitado por mentiras, rayado con la tiza de un silencio que les llaga la soberbia. Caerás pronto, tigresa. Caeremos los dos, tigre. Al abismo de la carne. Al misterio de la fuga. Los tigres dan el último salto, y el vacío les parece el más apetitoso de los bocados. En sus colas llevan atada la cuerda de la escritura. *** Diálogo de tigres IX “Ahi crudo Amor, ma tu allor piú mi ‘nforme A seguir d’una fera che mi strugge, La voce e i passi et l’orme, Et lei non stringi che s’appiatta et fugge. Canzionere (Rerum vulgarium fragmenta), de Francesco Petrarca No llamaremos dulce al ritual de acicalamiento que los tigres insisten en perpetuar más allá de las pasiones que los habitan. Cuando el macho descubre la huella que la hembra ha dejado, sabe que primero debe simular un ataque en el centro exacto de la noche. Ella se tenderá de espaldas ronroneando viejas historias; irá de un lado a otro mostrando la barriga: suave la cadencia, afilado el colmillo. Pronto, se lamerán las costras de las cicatrices. Como cachorros. La próxima vez, no te dejaré vivo —dice ella. Ya estás muerta —ruge él, orgulloso. Despacio, el bosque de bambúes se cierra sobre las palabras y sus ecos. El espacio de los tigres queda reducido a algunas viñetas dibujadas con lápiz de grafito. Privadamente, mascan el papel y tratan de alcanzar el objeto puntiagudo que se aleja. *** Diálogo de tigres X A Canariza, por sus regalos de media luna. El muro es alto, intrincado. La parte superior es de material líquido; la inferior es sólida. También hay espinas y navajas que aparecen y desaparecen. Arriba, nadan las palabras; abajo se estampan todos los recuerdos. Es el muro de la historia, y los tigres deberán saltarlo. Al fin podremos salir de aquí. Ya estaba aburrida —dice ella. Al otro lado nos espera la libertad —dice él. ¿Eso significa que no hablaremos más? Exacto. Volveremos al rugido. No nos encontraremos con la mano que ahora nos escribe con tanto ahínco. Y volveremos a estar solos. Cada uno tomará su rumbo. Seremos tigres. Tigres de verdad. Ágiles, las fieras trepan la pared. El tigre salta al otro lado. A la tigresa le cuesta más: está preñada de sueños. Las navajas intentan herirla; las palabras le tienden lazos. Pero ella nunca mira hacia atrás y con su fuerza amarilla vuelve a trepar. En la caída, olvida el amor y el odio, esa sensación asfixiante de ser relatada una y otra vez. ** Lilian Elphick Latorre lelphick@vtr.net Escritora chilena (Santiago, 1959). Licenciada en literatura (Universidad de Chile). Hizo cursos de especialización en New Cork (EUA). Ha publicado los libros de cuentos La última canción de Maggie Alcázar (1990) y El otro afuera (2002). Ese mismo año, su cuento "La gran ola" fue finalista en el Concurso de Cuentos Juan Rulfo (París, Francia). Sus cuentos han sido publicados en antologías y revistas chilenas y extranjeras, como "Juego de cuatro estaciones", en Salidas de madre; "La pieza vacía" en Voces de Eros; "Los favores concedidos", en Hielo (cuentos finalistas del concurso de cuentos Paula); "El otro afuera", en Cuentos chilenos contemporáneos 2000; "Felicidad en blanco y negro", en Cuento hispanoamericano actual (selección de Reni Marchevska; Bulgaria, 2002), y "El viaje", en Después del 11 de septiembre. Narrativa chilena actual (selección de Poli Délano, 2003). Actualmente se desempeña como presidenta de la Corporación Letras de Chile; dirige talleres literarios y es editora de cuento de la página literaria Letras de Chile (http://www.letrasdechile.cl). También ha sido libretista de televisión. === Poemas Carmen Elena Pérez ======================================== *** Sabines... ¿Qué putas puedo, Sabines? “¿Qué putas puedo?” el tiempo carcome el llanto silencioso el espacio se acaba el corazón marchito la muerte ronda sueños colgados en el ocaso Estro muerto Hastío viviente No quiero despertar ¿qué putas puedo, Sabines? “¿Qué putas puedo?”. *** Carnal Busco tu nombre En el vitral de la sala Busco tu rostro detrás de mis recuerdos te pienso te creo entre los dedos que esculpen el cuerpo disuelto en sábanas húmedas Mientras mi cuerpo destruye la obra maestra *** Padre... Sigo despertando en el presente El pasado no me toca Tu voz no me habla Ignoro tu presencia A pesar de mis ansias Te recuerdo vivamente Fuego, infierno, primavera Despertar sin luz Aliento sin voz Oportunidades perdidas Soberbia arraigada Si la vida no vale nada Entonces cuánto vale la muerte ** Carmen Elena Pérez p.salome55555@yahoo.es Escritora y docente venezolana (Maracay, 1974). Profesora de lingüística y literatura y magíster en Literatura Latinoamericana. Participante activa desde 2001 del Simposio de Literatura Venezolana, evento que ha publicado cinco ponencias de la autora sobre la valoración e investigación de algunos escritores venezolanos. Participó en un taller de creación poética en 1997. Participó en el II Festival de Teatro Nacional Magosom en 1999. Tiene experiencia en títeres y narración oral. Actualmente es docente de tercera etapa y a nivel universitario. === Ulrica Martínez Luis Alberto Rojas =============================== Luego de leer Ulrica no pude hacer otra cosa más que quererla. No pasó mucho tiempo para que mi deseo se convierta en una suerte de encuentro fugaz, pues a mi Ulrica la vi una noche, más por suerte que por empeño. La busqué en bibliotecas, estaciones de bus, en fiestas, en calles y playas; pero esa noche, cuando no imaginé encontrarla, se me acercó impune y desafiante. En esta ocasión la crónica abarcará unas horas, menos tiempo que el utilizado por Javier Otálora, pero no por ello menos intenso. Nada fue igual después de estar con Verónica Martínez, mi Ulrica. Acostumbro ir al cine sin compañía, no porque disfrute andar solo, sino porque doy prioridad a la esencia del filme antes de saber si alguien me puede acompañar. De esta forma el cine se convierte en uno de mis pasatiempos favoritos, acaso el más importante. Fue así como encontré a Verónica Martínez, pero prefiero llamarla como lo hizo Borges. Fue una noche en el cine Primavera, una noche calurosa y sin advertencias. Me acuerdo de ella sin que la memoria haga trampas y con la ausencia del desgano. Esa noche fui a ver Los miserables. Me iba a encontrar con Lucía Saldarriaga, una tucumana de cuarenta años, pero al último momento, con una llamada agónica me canceló. Sin embargo en lugar de ir al cine con Lucía, vi la obra de Víctor Hugo al lado de Ulrica Martínez. Estaba entusiasmado por ver a Uma Thurman y a Geoffrey Rush, no pasó por mi mente que me postergarían. Sonó mi celular y la tucumana dijo, en pocas palabras, que su esposo le había expuesto más de una razón para que nuevamente se viviera con él. Aunque ella no estaba dispuesta a reconciliarse, había accedido a platicar sólo por esa noche. Acepté posponer el encuentro, tenía que creer que esa reunión no pasaría de una plática somera. Pero como el corazón es un laberinto de entradas y salidas, Lucía no dependió mucho del tiempo para olvidarse de mí. Ambos habíamos perdido, por no conocernos profundamente, y sobre todo, porque ella era una típica argentina, de ojos redondos y generoso porte. No iba a perder la oportunidad de ver tan esperado filme, decidí quedarme. Yo vine para comprar dos entradas y no dejaré de hacerlo, pensé. Lo hice. Al recibirlas sentí que algo sucedería. Custodiada por dos paneles que anunciaban las películas a estrenarse, la entrada estaba casi vacía. Apenas tres personas formaban la fila para el ingreso, el filme no despertó el interés que desde mucho tiempo me había cautivado —eran mis actores favoritos. Me paré al lado de un hombre muy alto, consumía un cigarrillo de tabaco duro. El humo me molestaba pero no cambié mi ventajosa posición en la fila. Mientras volteaba para evitar la fastidiosa respiración del gigante, vi una delgada figura que se acercaba. Era una perfecta imitación de Michelle Pfeiffer en Scarface, cuando se le apareció a Tony Montana bajando las escaleras de su mansión. No tenía el vestido ceñido de la actriz, pero conservaba el mismo peinado, de rubios y lacios cabellos. Sus ojos grises dominaban su desgano, que sin ser ociosa daba la impresión que no le importaba nada. No era muy alta pero gozaba de un cuello de cisne. Me asombró cuando pidió lumbre apenas estuvo a mi costado. —¿Tienes fuego? —No. El humo es del costado —insinué que le pida ayuda al otro, pero ella no se molestó en hablar con el compañero de la fila. —Te incomoda que fumen a tu alrededor —musitó. Se quedó frente a la fila y observó los carteles con una cajetilla de cigarrillos en la mano. —¿Vas a ver esta película? —le pregunté. —Tengo dudas, porque no creo que la adaptación sea buena, aunque por los actores me puedo arriesgar. Si no queda más remedio tendré que comprar una entrada. Hoy me dieron muchas ganas de ver una película. —Tengo dos entradas porque una amiga me canceló. Si te animas puedes entrar conmigo. —Si es una invitación, acepto, pero no esperes que te invite el pop corn. No es mi estilo invitar a los hombres que recién conozco. —Entonces debes haber conocido a muchos hombres —la reté mientras me sonreía de soslayo. —No sé con cuántos se hace muchos, pero a ninguno en la fila de un cine. Nos quedamos en la fila, sin que el humo del costado nos perturbe o detenga nuestra primera conversación. Desde ese momento supe que ella era mi Ulrica y quería que lo supiera. Recién pude entender la extraña sensación que percibí, pero no pude explicar cómo se formó. Entendí que al igual que Otálora, tendría que besarla. —¿Qué te hace pensar que la adaptación no será buena? —Es simple, una novela tan extensa no se puede resumir en dos horas. Hay muchos detalles que se pasarán por alto. Por cierto, ¿la has leído? —Aún no, pero pensaba hacerlo. —Eso dicen todos. ¿Tienes el hábito de leer? —Claro, tengo el hábito de intercalar rasgos circunstanciales y de acentuar los énfasis —ella me miró como los niños cuando escuchan la sinfonía de un canario. —¿Qué más haces? —Estudio antropología y en mi tiempo libre leo, sobre todo a Borges. Es un acto de fe. —¿Un acto de fe?, eso debe ser borgiano. No he leído a Borges, pero sé que fue un genio. —Tienes que leerlo. —¿Me puedes contar algo de él? —Borges escribió sobre una mujer, una noruega en la ciudad de York. En un museo conoció a un colombiano, Javier Otálora. Ella era feminista. Se llamaba Ulrica. —No quiero decepcionarte, pero esa historia no me parece interesante. —Aún no la he contado. Es más, nunca lo hice. Javier Otálora se quedó impresionado con su arrogancia y encanto. No le quedó más remedió que hacerla suya esa noche. —Por qué lo hizo. —Porque ella era de sonrisa ligera y tenía un aire de tranquilo misterio. —Me estás tomando el pelo —sonrió. —No, en lo absoluto. Ellos fueron a Thorgate. Ulrica le dijo que sería suya en una posada. Fue la primera y última vez. Ella estaba a punto de morir. —¿Iba a morir? Bueno, te prometo leer Ulrica. —Tú eres como Ulrica —la miré sin temor. —No, me llamo Verónica Martínez. Pero llámame como gustes. —Ulrica Martínez. —Está bien, me gusta. ¿Y cómo te diré? —dibujó la sonrisa exacta, la que nunca había contemplado. —Llámame Sigurd. —¿Por qué? —Porque ella así le decía. No podía pronunciar su verdadero nombre. —¿Siguerd? —No, Sigurd. —Está bien, Sigurd. —Me agrada. En ese momento dejé que el tiempo pasé e hice que los instantes se alarguen. Entramos a la sala y la película no me distrajo más que Ulrica. Cuando terminó el filme ella no se movió. Vimos a los créditos pasar imperturbables, uno sobre otro, un lento desfile de palabras sobre un fondo negro y sin gracia. —No sé si la adaptación le hizo justicia, pero como película Los miserables me agradó bastante —le dije. —Estuvo bien, no es fiel a la novela, pero tú lo has dicho, se hizo justicia. —Te invito a un bar. Redondeemos la noche, tomemos un trago. —¿No piensas llamar a tu amiga? Quizá puedan programar otra salida —añadió sarcástica. En ese momento nadie me importó más que ella. —No, Lucía está reunida son su esposo, además, sólo íbamos a ver la película. —¿Sueles involucrarte con mujeres casadas?—agudizó el tono de sus preguntas en el instante en que caminábamos por un parque con esculturas metálicas y poncianos de regular tamaño. —No estoy involucrado con ninguna, ahora sólo me interesa que me acompañes a tomar un trago. De lo contrario, tendré que esperar a que los lobos aúllen. —En Lima no hay lobos. Aunque hay quienes aúllan. Cuando estuvimos en la mitad del parque ella arrojó una colilla, y paramos. Tomé su mano. Ulrica aceptó sin que nada la detenga, mucho menos arrepentirse de caminar con un desconocido. —¿A qué más te dedicas, Sigurd?, ¿sólo vives de tus lecturas y de la antropología? Yo no le daría tanta fe a ello. —Mi familia es acomodada, no tengo dificultades para sentirme a gusto. —Qué suerte tienes. No todos podemos hacer que la gente nos envidie. —Acaso tú me envidias, Ulrica. ¿Te gustaría vivir a mi modo? —ella me miró fijamente—. Podemos vernos más seguido, no tendrías que sentir envidia si vives a mi modo. —Apenas he fumado un cigarrillo a tu lado, Sigurd, no me conoces tanto como yo a ti. —Yo no soy tan fugaz como un cigarrillo. Soy como Jean Valjean. —Qué sabes de Jean Valjean, querido Sigurd. Qué dulce eres. Caminamos hasta terminar el parque. Iba a insistir con el trago, pero intuí en el instante de prender otro cigarrillo, que ella esperaba más de mí. —¿No te interesa saber mi nombre? —quise limar cualquier desconfianza. —Sé que te llamas Sigurd y que intentarás hacerme tuya esta noche. ¿Sabes, Sigurd?, soy una mujer casada, y hoy no sólo tuve ganas de ir al cine —me miró con desmedido deseo y sin encontrar respuesta para sus conclusiones, nos besamos en medio del chasquido de las hojas. —Me llamo Juan Francisco Lazarte —le dije sin convicción. —Sigurd —insistió ella. —No hay posadas por acá, pero sí otros lugares. —¿No tomaremos el trago que me ofreciste? —Ya lo hicimos. Pero podemos tomar otros tragos. —Qué gracioso eres, Sigurd. Yo te puedo ofrecer el mejor de los tragos. —Lo sé —caminamos un buen trecho sin hablar. —Sigurd, ¿por qué dices que soy como Ulrica? —Ya lo dije, tienes rasgos afilados y ojos grises. Además, tu sonrisa parece alejarte. —¿Es todo? —me miró con detenimiento. —No, no lo es. Llevo muchos años buscando a mi Ulrica, y estoy seguro de que la he encontrado. Los milagros tienen derecho a imponer condiciones. —Sigurd —volvió a mis ojos—, soy una mujer que no puede respirar el aire del que vives. —No digas eso, ahora estamos juntos. Dejemos de hablar y apurémonos en buscar un lugar parecido a Thorgate. Llegamos a un pequeño hospedaje en forma de castillo, con piedras blancas incrustadas en sus paredes. Las ventanas le daban un aspecto medieval, y sus puertas de cedro ocre lo envejecían más. Nos apoyamos en una reja paralela al frontis del recinto, cuyas puntas afiladas lo protegían de intrusos. Nosotros no éramos intrusos, nos hicimos parte de esa envejecida construcción. —Hasta acá llegamos, Sigurd. Mañana no sabrás de mí. —¿Por qué? Acaso estás por morir. —Muchas veces he muerto, y entre nosotros el morir se hará una costumbre. Mañana viajaré a un lugar que nunca conocerás, porque iré tras mi esposo. Yo no pertenezco a Lima, y tampoco te perteneceré, querido Sigurd. —¿Por qué estás conmigo? Tú no quieres estar con él —miró mis ojos con ternura y me besó sin control. —Él es mi esposo, y yo debo estar a su lado. Esa es mi vida, Sigurd. Tú eres tan dulce y yo tan desdichada... Ahora apresúrate, casi no nos quedan sombras —resuelta en acabar nuestro encuentro tomó mi mano y me condujo a una habitación del hospedaje. Ulrica se desnudó apenas cerré la puerta. Su blanca piel desprendió un aroma dulce, igual a los jazmines en el otoño. Esperé que dijera mi verdadero nombre, pero fue inútil. Me acerqué a la cama y me acosté a su lado. Como lo hizo Otálora, esa noche poseí por primera y última vez a Ulrica. Nunca tendré que envidiarlo. ** Luis Alberto Rojas albertorojas2791@yahoo.es Escritor peruano (Lima, 1972). Se dedica a la administración de empresas en la industria farmacéutica. Ha publicado los libros de cuentos Aléjate, Europa (2004), y La mujer que nunca fue y otros infiernos (2007). === Secretos del Fénix (extractos) Saturnino Valladares ============== (Nota del editor: a mediados del año pasado fue publicado Secretos del Fénix [http://www.editorialcelya.com/fichalibro.asp?ID=172], un poemario en el que el español Saturnino Valladares “se sirve del ave Fénix como símbolo del erotismo, por su capacidad de atravesar la muerte como un período de transición para volver a la vida”, como explica Claudio Rodríguez Fer en las palabras de presentación. Hoy ofrecemos algunos de sus textos a los ojos de la Tierra de Letras). Secretos del Fénix Saturnino Valladares Poesía Editorial Celya (http://www.editorialcelya.com) Colección “Generación del Vértice” España, 2010 ISBN: 978-84-96482-79-1 Me miras la mirada toda mía, temblándome la calma apasionada, de besos cubierta toda mi boca, de un color caliente, toda frescura, de brazos, manos, de dedos toda hecha por mi cabello. Toda eres caricias hacia mí, hacia el amor que te tengo. Tú, sin prisa, me sonríes mirándome, una mirada mía inesperada, súbita, vertical, tan sorprendida del instante tuyo y de la esencia informal de este mirar amándonos, besando el estremecido instante, sin siempres ni promesas, sin futuro. Todo, mirándonos ser todo, todo en la esperanza del durar amándonos, aquí, hoy y ahora, en el calor de tu beso y de tu nunca mañana === Quieres amanecer conmigo, amor, dices mientras mis manos despiertan la desnudez de tu cuerpo. Yo camino sobre el rumor de las palabras que acercan tu latido. Amanece conmigo, repites mientras mi lengua lame la saliva, la lluvia que te tiembla en la boca. La humedad de tus ojos jadeantes apaga las estrellas de la noche. Amaneces en la extensión de mi cuerpo. === Fluye un temblor viviente por tus venas. Dolorosa y ardiente estás gimiendo en ti misma extraviada y en el calor mojado que te acaricia la luz íntimamente, extendiendo mareas en torno a ti, lluvias sumergidas, pájaros vivos. === En líquidas sustancias las nubes se deshacen, como si al mar bajase el cielo entero. Se humedecen los cuerpos, la tierra, la mañana; confundidas las aguas son lluvias y son olas tiernas y enfurecidas como una mordedura. Un secreto temblor, un látigo en el cielo, un íntimo latido golpea y acaricia, más adentro cada vez, cada vez más adentro alumbrando el diluvio. La tormenta. === La fuerza de las llamas abre el torso de los cuerpos. Arde el Ave Fénix abrazado a la tierra, avivando los colores de las alas en llamas. La danza de los cuerpos. El lenguaje incendiado del amor. === Nos bebimos dulcemente en la calma, manantial que se desboca en las bocas, bautismo de las gargantas sedientas, entre las humedades y las sombras. === Una lágrima, después del amor, sin gestos comunica su ternura, su violencia proclama sin palabras, y una espiral ardiente de deseo por la boca deja el gusto de la sed. === Mira el cielo todo en tronco de árbol con un sesgo de hoja siempre cayendo ante el azul atónito del aire. Encorvado, el árbol que murió tanto posee en sus raíces cualquier cosa de calor amable y de poder en flor. Un nuevo aumento de amor por la vida me anima fuertemente a abrazar toda su eternidad y su certeza. === Violentamente el ave asciende a lo profundo de la materia líquida. Atraviesa la lluvia, los pétalos oscuros, la luz que habita en la piel, las aguas silenciosas. En su esencia de incendio luchan la sombra y la luz: la luz fluyendo desde la sombra apresada. === Sobre la tierra fresca y ahora en tus manos, el intenso perfume de la fruta madura que será la simiente y ya fue la flor y el beso áspero de las abejas. Sin principio ni final, por tus manos respiran la vida y mis horizontes. === En tus manos florecen naturales designios y secretos, ruidos de piedras y de hojas futuras, mínimas masas líquidas por donde tersos se escurren los peces del mar y del instinto temblando a mis salivas. === En las manos del agua viene a dormir la noche su placidez redonda. Desprendida del cielo y de la tierra, envuelve la pasión mi cuerpo a la deriva. ** Saturnino Valladares saturninovalladares@gmail.com Escritor español (Lugo, 1978). Licenciado en filología hispánica por la Universidad de Santiago de Compostela (http://www.usc.es). Fue director de Evohé (2008-09), la revista cultural de la misma universidad, siéndole concedida en 2008 una beca del Ministerio de Educación de España (MEC, http://www.educacion.es) en la que investigó al poeta gallego José Ángel Valente. Es autor de tres poemarios: Las almendras amargas (Scio, 2000), Cenizas (Scio, 2005) y Secretos del Fénix (Celya, http://www.editorialcelya.com; 2010). En 2009 colaboró en el libro Legados, de la fotógrafa Susana Girón, y ha ganado el Premio “Ánxel Fole” de Relato 2008 en lengua castellana y el Premio “Lucus Augusti” de Poesía 2007. Ha sido invitado a recitar en instituciones como el Instituto Cervantes de Salvador de Bahía (http://salvador.cervantes.es; Brasil) o la Universidad Carlos III de Madrid (http://www.uc3m.es). Actualmente trabaja como lector de español en la Universidad Estatal del Sur de Kazajstán M. Auezov (http://www.ukgu.kz), en Kazajstán. === Carola Eva María Marabotto ======================================= Vea, en ese entonces en el pueblo había más gente. Fíjese que el tren pasaba una vez a la semana y la gente aprovechaba para ir a Buenos Aires a visitar parientes. Las señoras también viajaban al comienzo de la temporada para ver las grandes tiendas y comprarse los últimos modelos de vestidos y sombreros. Calcule usted que entre los empleados del ferrocarril, sus familias, los comerciantes, las maestras de la escuela, vivían acá unas 300 personas, muchas más que ahora. Eso sí, todas se conocían. Fue por esa época que llegó la Rubia. A mediados de la década del 30. Yo era pibe pero me acuerdo bien porque en ese entonces las mujeres no andaban solas. Ella llegó con sus cosas y se instaló en una pieza que le alquiló a doña Aída, enfrente de la plaza. Lo primero que contó es que era de Bocayuva. Usted, sabe, un pueblo de mala muerte a pocos kilómetros de acá. Venía casi escapada, dejando un tendal de deudas y favores impagos. Su marido había estado enfermo varios años y entre las cuentas del médico, los gastos de medicamentos y el mantenimiento de la casa, los ahorros de la familia se habían esfumado y en el pueblo habían empezado a negar el saludo o mirar con insistencia al matrimonio en las escasas salidas que hacían. Cuando el hombre murió, la Rubia, como la empezamos a llamar ni bien llegó, prefirió levantar campamento y mudarse a otro lado. Contaba que tenía una hija en Buenos Aires, “Carolita”. La nena había ido a buscar trabajo para colaborar con la devastada economía familiar. Se acomodó bien como dactilógrafa en la Compañía Telefónica y mandaba puntualmente una buena parte de su sueldo que la madre repartía entre acreedores. Según contaba mi madre nunca nadie había visto a Carolita en nuestro pueblo. La Rubia decía que no venía de visita porque usaba los fines de semana para hacer cursos de vuelo, porque la nena era toda una piloto. Ahí fue cuando todo el mundo empezó a desconfiar. Las señoras decían que la Rubia estaba loca y que seguro que se había escapado de un manicomio. Algunas se empeñaron en mandar a sus maridos a Bocayuva, para descartar la historia de la tal Carolita. Pero los que fueron sólo trajeron del pueblo unos pocos datos. Que era cierto que la mujer era viuda, que recordaban una hija bastante linda, por cierto, pero que se fue un día en el tren y no volvió a aparecer. Para ese entonces ya todo el pueblo la miraba mal y le rehuía para no escucharla contar sus historias fantásticas. Las señoras jamás la invitaron a uno de sus tés ni a las quermeses de caridad que se organizaban en la parroquia. Los hombres dejaron poco a poco de tocarse el sombrero para saludarla y más de uno de nosotros, que éramos unos mocosos, la corríamos gritándole: ¡Loca! Ella hacía como que no se daba cuenta. Se quedaba pasando las horas en la pensión. De vez en cuando salía a caminar por la plaza y le daba de comer a las palomas y sólo se daba el lujo de ir al cine una vez al mes. Dicen que le gustaban las películas de amor, y más de una vez salía con el maquillaje corrido por las lágrimas. Pero una vez se fue antes de ver la película cuando en Sucesos Argentinos pasaron una noticia sobre una tragedia aérea. Después de un par de años todos, los grandes y los chicos, nos habíamos dado cuenta de que la Rubia era inofensiva. Preferíamos no tenerla cerca para que no empezase con las historias de su Carolita, pero sabíamos que ninguno se iba a despertar una mañana con un cuchillo atravesado en la garganta. Ella era una loca inofensiva y, aunque nos intrigaba que no cambiase la fábula y que no empezase a contar un día que la chica era artista en Hollywood o que se había casado con un príncipe europeo, acabamos por encariñarnos con sus delirios de grandeza. Pensamos que el berretín de la mujer era fantasear con que su hija, que la tenía bastante abandonada, era una aventurera. Y que forjaba el sueño cada domingo cuando se tomaba el tren a Buenos Aires, para visitar a la chica desamorada. Pero un día la Rubia volvió entusiasmada de la capital. Traía un traje sastre muy sentador, que decía, le había comprado la nena en Gath & Chávez y un sombrero hecho a mano en una sombrerería de la Avenida Santa Fe. Contó que los había estrenado para ir al aeródromo de Morón donde su hija había hecho una exhibición. Ahí nomás empezaron las risas. Algunos dijeron que se había conseguido un novio que la mantenía. Otros, que la Rubia, que a decir verdad estaba bastante buena todavía, había agarrado la mala vida y que cada viaje a Buenos Aires se dedicaba a buscar clientes para cambiarles amor por dinero. La mujer del peluquero fue más allá y aseguró que era una viuda negra que iba matando infelices para robarles todo lo que tenían. Por supuesto que ella nunca se enteró de lo que pensábamos porque esas eran cosas que se comentaban por lo bajo, a la salida de misa, en la cola del almacén, o en los bailes de la sociedad de fomento. Hasta que un día le confió a doña Aída que su hija Carolita iba a venir a visitarla, el domingo siguiente. La dueña de la pensión no guardó mucho el secreto y se lo contó a su amiga Lina, la panadera. Pero la cosa no paró ahí ya que Lina se lo dijo a su marido y él lo comentó en el bar, en medio de una partida de dominó. Para el sábado a la tarde todo el pueblo estaba enterado de que el domingo venía Carolita y muchos habían querido hacerla hablar del tema a la Rubia. Pero ella que, para ese entonces ya se olía que en el pueblo no le creían y la trataban de loca, no quiso soltar prenda. Sólo anunció que la nena llegaba a eso de las 11. El domingo amaneció soleado y hasta el padre José acortó la homilía de la misa de las 10 para poder acercarse a la estación a ver si llegaba la famosa Carolita. Algunos curiosos se habían instalado en las mesas de la vereda del bar, enfrente de la estación y los más impertinentes se acomodaron en el andén. La mayoría especulaba con la cara que iba a poner la Rubia cuando viese que la nena no bajaba del tren. Pero lo raro es que ella no aparecía. Cinco minutos antes de la hora, la estación era un hervidero de gente. El boletero se había quejado varias veces del ruido y algunos buscavidas se habían acercado a vender pastelitos, tabaco y papel para armar cigarrillos y caramelos para entretener a los chicos. Manuel Podestá, un empleado de la municipalidad que a veces garabateaba alguna noticia para el diario de Trenque Lauquen, había hecho valer su condición de hombre de prensa y esperaba en la primera fila la llegada de la formación. De pronto unas líneas de humo rasgando el cielo y el inconfundible pitido del ferrocarril. Llegó con puntualidad inglesa, pero cuando se detuvo en la estación sólo bajó el guardia medio amodorrado para saludar al boletero. Los curiosos se animaron a meter la cabeza por las ventanillas buscando a la chica, pero sólo vieron a una familia que viajaba con sus gallinas y todo para instalarse en Santa Rosa. Cuando el tren se fue la gente empezó a desconcentrarse, desilusionada. Los más atrevidos querían ir a reprocharle a la Rubia la pérdida de tiempo y atravesaron la plaza hasta la pensión. Pero cuando llegaron ella estaba saliendo. Llevaba un pañuelo en la cabeza y una canasta de la que salía un inconfundible olor a milanesas recién hechas. Ni amagó a ir a la estación y salió caminando por la calle principal hasta la otra punta del pueblo. La gente intrigada comenzó a seguirla sin hacer caso de un zumbido ensordecedor que obligaba a los mayores a hablar a los gritos y a los chicos a taparse los oídos. Fue entonces cuando alguien señaló el cielo. Era una avioneta celeste metalizada que refulgía bajo el sol del domingo. Ni los más mundanos recordaban haber visto una así en su vida. Después de todo, el pueblo no tenía aeródromo y no eran muchos los que atravesaban la pampa. La chica sobrevoló la plaza, la iglesia, el almacén de ramos generales, la pensión y la panadería. Ajena a las especulaciones saludaba con la mano y obsequiaba a los vecinos una enorme sonrisa. La madre corrió con su canasta hasta el final del pueblo, con lágrimas en los ojos, como cuando salía del cine. Cuando Carola aterrizó en medio de la ruta polvorienta se confundieron en un abrazo interminable. La Rubia acomodó la canasta y se subió a la avioneta. En pocos segundos eran un zumbido molesto que pronto se convirtió en un punto brillante en el horizonte. No volvieron más, y creamé que hicieron bien. ** Eva María Marabotto evamarabott@hotmail.com Escritora y periodista argentina. Es licenciada en letras y magister en periodismo en la Universidad de San Andrés (http://www.udesa.edu.ar). Es periodista y editora del diario Clarín (http://www.clarin.com). Participó del equipo de investigación que ganó el premio “Rey de España” por el trabajo “Los papeles secretos de la embajada”. Colabora en diversas publicaciones electrónicas, tales como Suite 101 (http://www.suite101.net). Mantiene el blog Todas las Artes Argentina en http://todaslasartes-argentina.blogspot.com. === Poemas René Dayre Abella ========================================= *** Los recuerdos II Cuando los recuerdos se agolpan en la memoria ya poco o nada se puede hacer. No importa que los claves, que los hundas en el olvido. Como la mitológica cabeza de Hidra reaparecen para echarte a perder la vida de una vez. Ahora mismo me veo de niño apurando dos cucharadas de la emulsión de Scott, para fortalecer mis huesos, y evitar el raquitismo y las escrófulas. Con los ojos y los oídos de la memoria veo a Tete Peña improvisar discursos mientras Chito, Buli y Purrungo lo empujaban a casa por el callejón de Ñico, siempre polvoriento. Tampoco olvido al inefable Panito ordenando a papá su desayuno: “un café con leche muy caliente, Don Juan, y no olvide el pan con burundanga”. Creo escuchar todavía a mi hermano Roger encaramado al techo del zaguán gritarle a Jesús, “alcánzame la pistolera, Pelencho, alcánzame la pistolera”. Y a mamá, histérica, gritar, llevando sus manos a la cabeza: “René Dayyyyreee, vas a acabar conmigo” y yo escondido en un rincón apretando los dientes. ¿Qué no daría yo ahora por escuchar de nuevo a mi madre gritar René Daaayyreee hasta perder la voz? *** Para soñarte A San Cristóbal de La Habana Antes que el tiempo borre las cosas voy a devolverte a mi vida, mágica ciudad de mi memoria. Tú amparas al amante desgarrado que oculta en una sombra de vergüenza el nombre de su amor. Abres tus puertas al posible suicida, al poeta delirante, al bohemio empedernido. Al atardecer junto al muro cantado por Varela* ofreces un espectáculo único: el desfile inigualable de las rosas carnales, jóvenes priápicos, mulatas cálidas. Eres la ciudad más frívola asentada en los dominios de Yemayá, eterna madre de las aguas y los espíritus. * Carlos Varela “El Muro” *** Solitude IV A Ivette Marie, por si un día la asalta la soledad. En aquel viejo templo apenas sostenido por cariátides que se desmoronan. Y espectros que deambulan con ojos y labios calcinados, te descubro espiándome desde un rincón. —Oh, tú, mi antigua compañera. Y te unes al desfile espectral, para luego desvanecerte en la nada, y regresar en las notas lánguidas de un adagio. *** Poema A Ivette Marie, que también conoció el desamor. Cuando las palabras cambian de lugar y en vez de mío escribes tuyo. Y te despides con besos en lugar de hasta luego es que llegó el amor. Un rejuego de la serotonina en tu cerebro. Un oscuro, indefinible sentimiento que se arrincona, en cualquier parte de ti. Pero, cuidado, que el desamor, es un viento que silba entre los árboles y cuando menos lo esperes se adueña de tu ser y te devora. *** Pequeño salmo de despedida Cuando me salga de ti cuando rompa el cerco que me tienden tus brazos, no intentes retenerme. Hazte a un lado quédate fijo, inmóvil. Una parte de mi quedó impresa en el llanto enjugado en tu pañuelo. No me busques en una lápida. Me ocultaré junto al sol en cada ocaso, búscame entonces al romper el alba en la brisa que mueve los naranjos. Yo haré camino despacio, lentamente hasta encontrar un lugar para esperarte. *** Poema para un pintor A la memoria de Miguel Barco, pintor. Quizá porque nunca tomaste en serio tu arte anduviste siempre a medio camino entre el genio y la locura. Tampoco te importó mucho la vida y cuando la Gran Enamorada vino a buscarte hacía ya tiempo que habías hundido tus pies en el polvo de los días. Cuando la nostalgia nos cae encima, Miguel, se vuelve siempre inoportuna y nos asedia a ratos con recuerdos. Ahora mismo no puedo evitar recordarte con tu risa hilarante cuando hacías alguna travesura como aquella de colgarle un rótulo a mi puerta con la leyenda: “Aquí viven Rimbaud y Verlaine” sólo para provocar la curiosidad de mi vecina. Había que ver la cara que nos puso cuando dijo: “¿y ahora, qué nueva pajarería es esa?” y todos reímos. O cuando me trajiste Archipiélago Gulag quemándote las manos y luego nos pusimos a leer a Gramsci cuando estaba prohibido. Ahora, me cuentan, la gente en Cuba lee a Gramsci, sin tomar tantos [riesgos. ¡Los tiempos cambian, Miguel, los tiempos cambian! Pero, qué lástima que ya no estés. ¡Que te hayas escondido! ** René Dayre Abella renedayre@gmail.com Escritor cubano (Banes, 1945). Docente egresado del Instituto Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”, en Topes de Collantes, Cuba. En su país se desempeñó como educador de adultos enseñando los cursos secundarios de superación obrera y campesina. Formado además como técnico de nivel medio en la rama de la industria azucarera, trabajó como químico analista en varios centrales azucareros. Reside en Estados Unidos desde 1980. === Dos relatos Felicidad Batista Fariña ============================= *** Buenos Aires 1929 Siempre te espero sentada en el ambigú frente a una copa de Chartreuse verde. Te abres paso rasgando la nube blanca que envuelve la sala. Me gusta cuando llevas la chaqueta cruzada y el sombrero negro, ligeramente ladeado, y ese cigarrillo viajero entre los dedos y tus labios. Observas el lugar como se despliega el periscopio de un submarino: sigiloso y rolando lento. Tiemblo por si las velas de mi barco no se registran en tu campo de visión y todo me da vueltas como si estuviera atrapada en una puerta giratoria y, antes de sucumbir al mareo seguro, tu sonrisa me ancla a ti. Entonces desenfoco tu imagen y me pierdo en las parejas que hilvanan los primeros pasos de un tango. Transporto los compases de la música a la superficie de la mesa a través de mis dedos danzarines. Y ya percibo tu olor a tabaco de Virginia antes de que levantes el sombrero y me tiendas la mano. Y bebo el último sorbo del licor francés. Mis ojos, ahora sí, se refugian en los tuyos, negros como las noches de tormenta y brillantes como el Río de la Plata cuando mece a la luna llena. Tu mano rodea mi cintura y la mía se aferra a tu hombro; sigo a tus pasos seguros mientras el bandoneón me lleva a susurrarte al oído que el mundo somos tú y yo. Entra tu pierna y la mía sube, entre las tuyas, como gata atrevida mientras te cuento que el cielo es mi nuevo arrabal. Y tus labios se despliegan cómplices de los míos. Entrelazadas las manos, recorro las esquinas de nuestro refugio. Y mi rostro y tu rostro cuando se rozan perecen desafiar los malos presagios. En el Norte, Ricardo, los hombres de negocios se tiran por las ventanas y la pobreza y la guerra están apostadas en las cercanías de América y Europa, pero a tu lado viajo por esta pista de baile, como en un aeroplano, rumbo a las nubes. Me llevas, voy, te arrastro, me giro entre tus brazos muralla, me elevas, me persigues, te abandono, me buscas, te encuentro y te revelo, entre las notas del piano, la trama de los violines, y los pasos de tango, que el último minuto puede llegar ya, cuando quiera. *** La noche americana La canícula de agosto caía implacable sobre la ciudad. Armando caminaba lento y sofocado, como si barriera la acera de lado a lado con su bastón. Entró en el zaguán de casa y me pidió un vaso de agua fría, helada, me suplicó. Me enganché a su brazo y lo acompañé al rincón más fresco del patio, junto a la destiladera cubierta de helechos, por si allí era posible ahuyentar el calor caliginoso de la tarde. Bebió un largo y pausado trago y fue, entonces, cuando me preguntó si el agua era de color azul. No, es transparente, respondí. Sí, ¿pero es azul?, volvió a insistir. El azul, miré al cielo turbio por si encontraba ayuda, es una forma de entender el mundo, de pasar por la vida... Armando arrugó el entrecejo. Sí, toca este trozo de hielo, unido a otros miles, millones de cubos, forma un glaciar, nieve sobre nieve acumulada, pero es eso un paisaje. El azul que tú necesitas y que yo siento, es variable y está dentro, no se ve, sólo se sufre o produce placer. Cuando Jorge se marchó con mi mejor amiga, los días se volvieron grises y las noches azules. Armando, ¿recuerdas el verano que bajé por el Misisipi, desde Chicago a Nueva Orleans, y las sesiones de blues a las que asistí por cada ciudad que pasaba? La felicidad se volvió líquida y azul. Las emociones me transportaban en barcos de vapor a garitos repletos de dicha. Sí, porque podía rozar el cielo con la palma de la mano. La mañana que encontraste a tu madre muerta sobre la cama y llegaste a casa dando voces, golpeando la puerta, bajo el desplome de una borrasca de otoño, era del color que crees no conocer aún. Y el primer verso que me hiciste leer, ese que te pareció pasado, yo soy aquel que ayer no más decía el verso azul y la canción profana. Armando sonrió. O cuando me tocaste los pechos por error, según me juraste. Y es azul el sonido que roza la arena, trepa, serpentea por las rocas, entre los callaos, con ese olor a sal marítima. El azul, Armando, no es azul, son muchos azules. Pero si aún albergas alguna duda sobre la tonalidad del color, pronto lo tendrás claro, perdón; Armando arqueó ligeramente la comisura de los labios. Es como si en la noche en la que tú vives, y que tan bien conoces, colocara un dispositivo que te transportara al otro lado de la oscuridad. En las películas antiguas los fotógrafos instalaban un filtro azul delante del objetivo de la cámara para crear una escena nocturna. Es la noche americana. Armando buscó mi mano sobre la mesa, es azul, también es azul. ** Felicidad Batista Fariña fbatfar@gobiernodecanarias.org Escritora española (Arafo, Santa Cruz de Tenerife, 1961). Es licenciada en geografía e historia y titulada superior-bibliotecaria en la Biblioteca de Presidencia del Gobierno de Canarias (http://www.gobiernodecanarias.org/biblioteca). Estuvo entre los finalistas del II Concurso de Relato Corto Mujeresisla, organizado por el Cabildo Insular de La Gomera (http://www.cabildogomera.org) y la Asociación Insular de Desarrollo Local (Aider). === Poemas Sandra Cornejo ============================================ *** Dolor primario Una rueda de niños canta la canción a la Bandera. Bajo el pórtico temerosa de la risa de los otros mira naturalmente. Guardapolvo blanco tablitas en el pecho y en el vientre rejas entre la niña común y el mundo. Nada ocurre naturalmente. Nadie es común. del libro Ildikó (Último Reino, 1998). *** Un abedul Un abedul cuando llueve, una arboleda que aclara al arañar la pista y desciende el avión en un aeropuerto donde las mujeres beben vodka a las seis de la mañana hora local Era acogedor el frío aunque temible Cantabas en mi idioma pero con otro acento Afuera la hilera de abedules los aviones solos sobre el cemento mojado Detrás de las cabinas los soldados te miraban cantar Algunas veces, por un instante la historia debería sentir compasión y alertarnos del libro Sin suelo (Ediciones VOX, 2001). *** Todo lo que buscabas Todo lo que buscabas era una huella en la nieve no imaginaste que al cruzar la frontera el percutor gatillaría a tu animal como a un gato montés o una liebre alguien lo había intuido con una vela encendida en una habitación cerrada, al salir te asombraron esos seres, no eran tu padre ni tu madre ni quien ocupara un lugar en tu cuerpo ¿Qué querías, fragor o tersura? Al puerto de aguas profundas no irías por las aguas del deshielo irías al embalse cuenco turbio, hondo susurro pidiéndote que caigas Animal desarmado buscabas un cuerpo a la intemperie su huella en época de caza del libro Sin suelo (Ediciones VOX, 2001). *** Para ser reina Para ser reina se debe ser valiente No dio otra razón al abdicar Era enero y los árboles estaban sedientos La torre vacía la alameda señalaba un estrecho hacia las tierras más bajas Un mensaje apacible: para ser reina como si fuera posible abdicar sin ser valiente. del libro Sin suelo (Ediciones VOX, 2001). *** Todo lo perdido reaparece Descorre lo que separa un mundo de otro quita el velo y todo lo perdido reaparece la vida se muestra para que el ojo la alcance abre lo que separa un mundo de otro (lo perdido) retoma la sutura cose la tela que será de alguna forma mejorada. del libro Partes del mundo (Alción Editora, 2005). ** Sandra Cornejo sandra.cornejo@live.com.ar Escritora argentina (La Plata, 1962). Licenciada en periodismo y comunicación social por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP, http://www.unlp.edu.ar). Trabaja en diversos ámbitos en comunicación institucional y gestión cultural. Actualmente integra el programa Cultura en la Escuela de la Dirección General de Cultura y Educación de Buenos Aires (http://www.abc.gov.ar) y cursa el posgrado de lectura, escritura y educación en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso, http://www.flacso.org). Ha publicado los poemarios Borradores (Sudestada, 1989), Ildikó (Último Reino, http://edicionesultimoreino.wordpress.com; 1998), Sin suelo (Ediciones Vox, 2001) y Partes del mundo (Alción Editora, http://www.alcioneditora.com.ar; 2005). Poemas suyos han sido incluidos en las antologías Poetas argentinas (1961-1980) (Ediciones del Dock, http://www.deldock.com.ar; 2007), Antología de poetas argentinos II (Free Verse Website, Irlanda, 2009) y El verso toma la palabra, selección de 33 poetas argentinos (Homoscriptum y la Universidad Autónoma de Nuevo León, http://www.uanl.mx, México, 2010), entre otras. === Miserere mei Gaby Solano ========================================= ¿Qué le pasaba al cura, en este su septuagésimo año de vida, en esta la primera noche en vela que le valía su propia conciencia? Todo había empezado a las siete de la noche, cuando Martín Esquivel, el hijo mayor del viejo Anselmo, había llegado a pie, empapado por la lluvia y con un desalentado semblante a avisarle que su padre se moría, y que pedía que fuera él quien le diera la extremaunción. Dos minutos más tarde, con el ancho sombrero que una tía le trajera una vez de México, don Pablo seguía a Martín por las calles inundadas. Y se preguntaba, digamos, por qué Anselmo había querido que él lo asistiera, cuando su propio hijo Genaro era ahora sacerdote, y ambicionaba, por cierto, que el Arzobispo pensionara al viejo cura y lo nombrara a él en su lugar. ¿Era, tal vez, que Anselmo tenía cosas que contar que un hijo, así fuera el propio Santo Padre, era mejor nunca supiera? Allá él, si esto era lo que quería; si para algo llega uno a viejo es para tener derecho a las chocheras. El propio don Pablo, tan sano como se veía, se lo repetía de continuo para esperar con paciencia y resignación la muerte que ya no debía de andar muy largo; Anselmo era sólo dos años mayor que él mismo. Cuando don Pablo era simplemente Pablo, un hijo natural de Rosario Acuña la que cocinaba para los seminaristas (las malas lenguas aseguraban que la mayoría de los hijos de Rosario habían salido de la vacilante fe de algunos de éstos), Anselmo era el hijo de Chepita la costurera, y ambas mujeres, una sin marido y la otra con uno malo, eran las mejores amigas. Se sentaban juntas en misa, se sentaban juntas en los actos oficiales de la cofradía, y de esas sentadas salían historias combinadas que, al tiempo que tenían en ascuas a todos los cristianos del pueblo (buenos o malos), se convertían en el atractivo principal de las casas de las dos señoras. Si usted quería saber por qué el hijo de Fulano se había ido de la casa después de que la mujer de Sutano empezara a plancharle las camisas a su padre, era en casa de Rosario o Chepita donde podía enterarse con más detalles, decorosos comentarios y diálogos que, aunque hijos de la conjetura, no por eso dejaban de ser realistas y conmovedores. Y don Pablo realmente no sabía por qué, pero desde esa época Anselmo habíase convertido en su enemigo. Cosas de chiquillos, tal vez, como burlarse de él enfrente de otros niños, hacerle zancadillas en la misa, apedrearlo cuando él mismo se encontraba bien cubierto, andar de acusetas con doña Rosario, etc. Pero Anselmo no parecía haber nunca superado ese disgusto; ya hombres, Esquivel se esforzaba por dejar mal parado a don Pablo, quien ya por entonces habíase hecho cura, querido y admirado por la gran mayoría. ¿Eran tal vez los veinte centímetros de estatura que don Pablo le llevaba, o sus ojos verdes que siempre le habían ganado los piropos de las mujeres? Honestamente, a don Pablo hacía mucho que tales cosas no le importaban (si en algún momento en realidad le habían importado), y como rara vez se encontraba a Anselmo, poco pensaba en él y menos en el pasado. Y ahora, después de todo eso, era él el elegido para darle el pasaporte. ¡Las cosas que tiene la vida! Algún peor cristiano, tal vez, se habría sonreído sardónicamente de las cosas que tiene la vida; pero a don Pablo no se le podían ocurrir razones para sonreír. Un cristiano viejo, un contemporáneo suyo, se moría. En la casa de Anselmo no se veía nadie; ni su mujer, ni sus hijas ni nadie más que Martín, que colgaba de la puerta el impermeable, y don Pablo, parado en medio de la sala, repitiendo mentalmente el complicado ceremonial en latín. El moribundo, en su cama, en un cuarto mal ventilado, lo esperaba con ojos aún llenos de vida, y un sudado manuscrito en la mano. —Pablo, amigo —lo saludó el anciano, con una voz que tenía poco de quebrada—. ¿No te dijo éste que me estoy muriendo? Don Pablo, que se iba sentando en el borde de la cama, preparado a pasar una larga noche, rebotó cuando Anselmo lo golpeó en la cara con el manuscrito: —¿No oís que me muero? —Sí, Anselmo, te oigo. Pero hermano, lo mejor que podés hacer en estos momentos es tener paciencia y acordarte de la infinita... —¡No tengo tiempo, Pablo, no tengo! Tomá esto —el manuscrito voló por el aire y don Pablo, mostrando una agilidad sorprendente, lo atrapó con una sola mano. Un brillo que tal vez era envidia volvió por un instante a los ojos del derruido Anselmo. —Pero, Anselmo, ¿qué es..? —Mi confesión, Pablito, mi confesión. Alguien que como yo tiene años en una cama, no sabiendo si va a estar vivo pa’ ver el sol al día siguiente, tiene que tomar precauciones. Y ahora que es mi hora... El rostro del buen don Pablo se había tornado de un color muy agradable entre las hojas frescas de los tubérculos. En su miseria se volvió a ver a Martín, que se había dejado caer en una silla, en el rincón más alejado, y tenía la mirada fija en el suelo. Pero Anselmo, colgándose de su brazo con una fuerza insospechada, lo devolvió a la realidad del momento. —Pablito, háceme el favor de leerla, y venir a decirme si me podés dar el perdón y el viático. El doctor me ha dicho que no puedo hablar mucho, y ya siento que me desvanezco otra vez. Hacéme el favor, Pablito, porque no quiero entrar al cielo o al infierno debiendo nada —lo cierto es que al decir esto último la expresión de Anselmo era bastante laica. —Pero... —balbuceó desesperadamente don Pablo. —Nada, hermano, no me cobrés ahora cosas de chiquillos. Me tomó semanas escribirte esas páginas, escribirlas para vos, porque yo siento que si hay alguien que merece saberlo todo de mí sos vos. De nadie más, Dios es mi testigo, podría yo aceptar el perdón. En ese fatal momento, como vencido por el esfuerzo de hablar, Anselmo cayó de bruces en su cama. Don Pablo trató de asistirlo, colocándole de nuevo la cabeza sobre la almohada, pero Martín, que se había levantado muy parsimoniosamente, vino a relevarlo. —No pierda aquí más tiempo, Padre, que parece que está escampando. ¡No había nada que decir, nada que hacer, entonces! Don Pablo emprendió en silencio el camino de su casa; pero no había avanzado una cuadra cuando Martín, esta vez sin impermeable, lo alcanzó y le dijo: —Padre, no se apure demasiado, que el doctor nos dijo que lo de papá tal vez va para días. Y sin más, el joven se devolvió corriendo hacia su casa. ¡Triste consuelo! Pero peor sería si, ahora mismo, estuviera Anselmo muriendo, y él arrastrando las patas como un burro, como el burro que siempre había sido, contando las páginas manchadas, llenas de tachones y borrones. Aquí, en estas sucias páginas, estaba la vida de alguien, sus pecados, sus faltas, las razones que se interponían entre esta alma y el cielo. Y de alguien que, como Anselmo, había sacado semanas de su vida de minusválido para hacer este recuento moral, para confesarle a un papel todo lo que a nadie se había atrevido a decir... Don Pablo (serían tal vez las dos de la madrugada), seguía sentado a su mesa de la cocina, el maldito manuscrito extendido frente a él sobre el mantel bordado con angelitos que las monjitas le habían regalado la última navidad. Eran nueve hojas, eso lo sabía, porque eventualmente, no su intelecto, sino los años, habían logrado el milagro de enseñarle a contar más o menos hasta cien. Pero los años, lamentablemente, no habían llegado a enseñarle a leer. ¡Qué noche tan larga, que agonía tan terrible! Pero el día que ya amanecía sería peor aun; Dios, por esta vez, había optado por dejarle a él mismo la vital decisión que había de tomar, y don Pablo comprendía que era lo justo, que uno no tenía que andar colgando de la sotana del Todopoderoso por cualquier cosa. Él bien lo sabía; ¿acaso no se lo repetía constantemente a todas las muchachas que venían a llorarle porque no se casaban este año tampoco, a los muchachos que aseguraban que alguien le había echado un maleficio a cuanta cosecha sembraban o ganado criaban? Si para todo hay un momento, decía la Biblia, no le queda al hombre más que aceptarlo y capear el temporal. Don Pablo no pedía mucho, Dios lo sabía; pero ahora... ¡Era espantoso, simplemente espantoso! Vencido al fin por el llanto que le había atornillado la garganta por horas, don Pablo se cubrió el rostro con las manos y empezó a gimotear como una chiquilla; como nunca antes en su larga y tranquila vida. “¿Por qué, por qué?”, se atrevió a sollozar como el más desamparado y perdido de los cristianos. Pero bien sabido es que las lágrimas jamás han detenido un amanecer para nadie. Después de horas de sucesiones de angustia, resignación, desesperación y estoicismo, y después de concienzudas e insólitas deliberaciones, mojadas en tantas inocentes lágrimas, don Pablo decidió que no era cuestión de orgullo, sino de buen cristiano, el pretender que había leído el documento, y que habiéndolo hecho, daba absolución completa al moribundo. ¿No era eso ir demasiado lejos, no sabiendo la VERDAD?, reclamaría tal vez su conciencia más tarde. Pero la última, absoluta verdad es que Jesucristo murió por todos nosotros, por todos absolutamente. ¿Qué derecho puede tener un ignorante cura para interponerse en el camino de un alma? ¿No sabía Dios cómo estaban en realidad las cosas? Don Pablo, la decisión tomada, el pecho libre de su carga, fue a bañarse y sin desayunar siquiera, salió dispuesto a pasar un largo día acompañando al viejo Anselmo. La casa, a diferencia del día anterior, estaba llena de gente, si bien la esposa y las hijas del moribundo seguían sin aparecer. Ahora estaban ahí el alcalde Guillén, el médico Quirós y la enfermera González, los compinches Varela, Redondo y Palmares, acompañados de algunos chiquillos que se paseaban por la sala y las habitaciones de la casa toqueteando los finos adornos a vista y paciencia de Martín Esquivel, que seguía en su puesto de la noche anterior. Don Pablo no pudo menos que afligirse al ver la angustia que brilló en los ojos del joven a su llegada; como si con el regreso del sacerdote se aniquilara cualquier esperanza. El buen padre apoyó su mano en el hombro del joven Esquivel, para que no se levantara, y cruzó él solo por entre la gente, que lentamente le abrió campo hasta el lado del enfermo. Pero Anselmo Esquivel, a la luz del día, no se veía en realidad tan mal. Don Pablo se sentó a su lado, y sacando el sudado manuscrito de su chaqueta, se volvió hacia la enfermera González. —Hágame el favor —le pidió— de traerme una vela y una bandeja vieja. Mirando a Anselmo, que parecía comérselo con los ojos, añadió, con una sonrisa angelical. —Vamos a quemar esto, Anselmo. El moribundo se sobresaltó, y con una agilidad febril, de un salto le arrancó los papeles de la mano. —Pero, padre, usted no me ha dicho si me perdona, si me da el viático... Don Pablo se volvió por un momento a mirar a los siete rostros que los rodeaban. Por un momento también pensó en pedirles que se retiraran; nada más lógico que esto. Pero la bondad de don Pablo era realmente infinita. Pensó que si sacaba a la gente del cuarto, para siempre quedaría la historia, el chisme de “cómo el padrecito sacó a todos para hablar con el moribundo que ya se había confesado”. Como si él le hubiera encontrado problemas a la salvación de esa alma, como si Anselmo hubiera hecho algo tan diabólico que, aun en su última hora, necesitara una reconvención de su sacerdote y amigo. Don Pablo no quería esto; mirando de nuevo a Anselmo, y apretando con su mano la del enfermo que sostenía su confesión, le dijo, de modo que todos pudieran oírlo: —En tu confesión no hay nada que yo, o Dios, no te vaya a perdonar. Andá tranquilo, Anselmo. El Señor te espera a las puertas de su Reino. Se hizo un corto silencio; todos parecieron colgados de la expresión del rostro de Anselmo. Su boca se fue estirando, sus ojos se fueron encogiendo lenta y casi dolorosamente, hasta que una vulgar, sonora y terrible carcajada se dejó escuchar. Don Pablo, sorprendido, se volvió a ver al médico, y vio, tanto en los ojos de éste como en los de los que lo acompañaban, el asomo de una sonrisa que aún no se atrevían a esbozar, pero que estaba a punto de aflorar a sus caras, tal y como a la de Anselmo, que ahora hasta convulsionaba en su último lecho. Al ver que don Pablo lo miraba de nuevo, y con una nueva explosión de risa, el anciano le lanzó dos páginas a su amigo Varela, y empezó él a leer de las que le quedaban en la mano: —Un litro de ron, dos bolsas de canela en astillas (y que no se la den picadita, porque a veces se dejan el corazoncito de la ramita, que es lo mejor), dos botellas de leche... Por otro lado Varela, tan divertido como Anselmo, leía: —Se avisa a todos nuestros suscriptores que la edición mensual de “El Cuatrero”, novela inspirada en las aventuras del inmortal Pedro Pereira, no se estará entregando el 15, la fecha usual, sino... Don Pablo se había levantado lentamente, en el transcurso de estas lecturas, su pecho comprimido, primero, por el horror, y luego por la ira. Sus ojos recorrieron toda la estancia, todos los rostros, que ante su mirada perdían el aparente regocijo y tomaban una expresión trágica y culpable. Hasta Varela se calló cuando don Pablo fijó en él sus ojos llenos de lágrimas, pero Anselmo, sacando risas de quién sabe dónde, sacando energías de una alegría ya moribunda, siguió revolcándose en su cama cuando el sacerdote lo miró. —Sos un ladrón —le dijo el enfermo, acusándolo con el dedo, sonriéndole amargamente aún—, sos un vividor que se ha aprovechado de la bondad de la gente, para vivir de ellos y hablarles de Dios y de las escrituras cuando sos tan tarado que ni leer sabés. Dios te pague lo que has hecho con nosotros, y especialmente lo que has hecho conmigo. Si había a alguien a quien don Pablo admirara, era al santo de su nombre, al que jamás conoció a Jesús, al que persiguió a los cristianos antes de convertirse en su más fiero defensor. En su memoria, como con fuego, estaban grabadas las historias que fray Lorenzo le contara, de cómo san Pablo, insolente, guerrero, visionario, era temido por judíos, cristianos y hasta romanos. ¡Cuántas palabras “aladas”, cuánta fluidez y cuánta irrefutable razón en cuanto decía! Don Pablo, por un minuto o dos, estuvo buscando frases, algo que decir, algo que lo justificara o inculpara a su acusador. Pero esa cabeza suya nunca había servido para tales cosas. Derrotado, con la boca aún abierta para pronunciar su terrible sentencia, don Pablo se abrió espacio entre la gente para huir de la casa, para que nadie de ahí, encima de todo, le viera llorar. ¡Él, que había hablado de angustias, de terrores la noche anterior! ¡Cuán cierto es que sólo Dios sabe por qué pasan las cosas! Porque ya en su casa, encerrado en su cuartito, sabiendo que cuanto había sido dicho en su contra era cierto, que no tenía derecho alguno al respeto que sus congéneres le habían prodigado por años, aun ahora, don Pablo no podía, con toda la sinceridad de su corazón, aceptar ante Dios que había mentido, que había obrado de mala voluntad, que su pecado era tal que él en otro no lo hubiera perdonado. “No”, don Pablo se decía, “no es que yo sea malo”. Pero, al tiempo que llegaba a ese convencimiento interior, se daba cuenta de cuán insulso era; ¿qué importaba, en realidad, lo que él fuera, lo que él hubiera hecho, ahora que todos pensaban otra cosa, que todos oirían otra cosa? Por su mente descalabrada corrían Varela, Anselmo y la enfermera González, contándole a las viejitas, a los niñitos, que él era un embustero, que lo que hablaba en la misa no era latín sino “acuñesco”, inventado por el fragrante ladrón que había vivido sus setenta años a costa de la parroquia. “¿El padre que nos casó?”, se preguntarían algunos. “¿El que da catecismo a los chiquitos? ¡Cómo se atreve! El señor Arzobispo ha de saber de esto”. En su miseria, la imaginación de don Pablo era su peor enemiga. Aquel día era lunes, y no había misa, por lo que nadie vino a llamar a su puerta. Pero don Pablo se figuró que era porque ya nadie quería tener que verlo siquiera, porque se le consideraba proscrito y nadie, sino la ley, lo sacaría de la casa cural para meterlo al calabozo que bien se había ganado. Un día peor poca gente ha pasado; sin pensar demasiado en las consecuencias de un acto tan infantil, don Pablo se encontró dispuesto a huir de la casa cural en cuanto fuera noche cerrada, huir de la vista de cuantos lo habían conocido y querido, e ir... a donde fuera. Pero cerca de las diez de la noche, golpes insistentes en la puerta echaron por los suelos su fantasía de escapar desapercibido. Desmadejado, don Pablo ni siquiera se miró al espejo, ni se acomodó un poco la sotana antes de abrir la puerta con manos temblorosas y el semblante trágico de un mártir. Lo buscaba Martín Esquivel. Tal vez, de no haber estado tan débil y descompuesto, don Pablo le habría cerrado la puerta con energía en la cara; algo, si bien no mucho, de orgullo tenía que tener aquel buen señor. Pero ahora, más bien se tuvo que dejar ayudar por el muchacho, para llegar hasta una de las sillitas de la cocina y sentarse en ella. Martín le sirvió un vaso de agua con algo de ron, y se sentó frente a él. Don Pablo, que ya no pensaba en conveniencias de ninguna clase, sencillamente se puso a llorar de nuevo, con el vaso a medio llenar en la mano. Martín Esquivel lo miraba con un aire singular; entre enojado y compungido. Era obvio que quería hablarle, pero también obvio era que don Pablo no estaba en condiciones de escuchar. Al final, luego de una espera de unos cinco minutos, Martín le quitó el vaso e hizo beber al cura su contenido de un trago, lo que al menos lo distrajo de su miseria y su llanto. —Don Pablo, yo venía a pedirle perdón —dijo al fin el joven, volviéndose a sentar. Algo en el corazón del sacerdote empezó a crecer desmesuradamente. Su justificada furia. —¿Perdón? ¿Perdón? Cuando... con lo que me... cómo... Pero las grandes palabras no estaban hechas para don Pablo. Simplemente se calló, porque a su mente volvió san Pablo, e incluso Judas. ¿No había Cristo perdonado a Judas? —Óigame un momento nada más —dijo conciliadoramente Martín Esquivel, sirviéndole otro trago de una botella que traía escondida en la chaqueta—. ¿Me va a oír? Bueno, don Pablo, usted sabrá que antier mi mamá tuvo una discusión con mi papá, y lo dejó. Ella y las muchachas. Cuando yo llegué a la casa ya se habían ido. Y mi padre, que usted bien lo conoció, me dijo que si no le ayudaba yo a él, iba a hacer pedazos el testamento, le iba a dejar toda su plata a Genaro y nada a mamá y a nosotros. Usted sabe que yo no podía dejar que eso pasara. Por eso vine a llevarlo a usted, por eso me presté a este vacilón. Y quería decirle que lo siento mucho, porque es usted una buena persona, y lo que me resta es decirle que no creo que a ningún buen cristiano de este pueblo, que lo conozca a usted, le pueda importar lo que Varela o los otros digan. Yo mismo, don Pablo, les he dicho a mis amigos que usted pensó que era la debilidad mental de mi padre la causa de que le diera esas listas como su confesión, y que fue en consideración a su estado que usted le hizo creer que las había leído como tal. Era lo justo. El joven añadió esto al ver el regocijo que se había pintado en el rostro del viejo sacerdote. Pero en un instante, don Pablo volvió a ser él mismo. —Tu padre no te va a perdonar eso. Les va a quitar la plata a vos y a Regina y a las muchachas. Martín se sonrió tristemente. —Este vacilón le salió caro a papá, padre. Hace dos horas que se murió, ya lo ve, sin confesarse. Levantándose, Martín señaló la puerta de la casa. —Mi mamá está ahí —le dijo—. Me dijo que le preguntara si usted puede hablar con ella. —Decile que pase, claro, ¿por qué la dejaste ahí afuera? Martín le estrechó la mano efusivamente, sin responderle, y saliendo de la casa, dejó la puerta abierta para que Regina, vestida de luto, entrara y la cerrara tras ella. Don Pablo se adelantó para recibirla y consolarla, su propia tragedia olvidada ante la de ella. Pero Regina no se paró a considerar nada; lo abrazó con fuerza, llorando, sus uñas casi rompiendo la tela de su sotana. —Regina, ¡tranquila! —don Pablo empezó a balbucear—. La voluntad de Dios... —¡Dios te bendiga, Pablo, Dios te bendiga! Hasta en esto eras vos quien nos tenía que salvar. Dejándose caer en la silla más cercana, y sin soltar la diestra del sacerdote, fuertemente cogida entre sus dos manos, Regina lo miraba con sus ojos llenos de lágrimas murmurando: —Fue hace dos días que ya no pude más y se lo dije todo, todo. Le dije que ya no lo soportaba, y que si había algo que me había ayudado a sobrevivir estos cuarenta y cinco años de matrimonio, era el amor que sentíamos nosotros, que aunque el mundo nunca pudiera aprobarlo, para que Anselmo lo supiera, eras vos el padre de los hijos que él creía suyos, y yo me venía aquí todos los días, a hablar con vos y a vivir una vida que apenas me alcanzaba para aguantar la que tenía que vivir con él. Así se lo dije; le conté cómo entraba por la ventana de la cocina, cómo te encontraba a veces dormido y me sentaba a verte sintiendo que el corazón me iba a estallar de tanto que te quería... Pablo, todo se lo dije, y tal vez de eso se ha muerto. Pero tanto nos ha maltratado a todos... Dios, que está en el cielo, es quien mejor lo sabe. Me voy, porque hay que arreglar todo para el velorio. Yo nada más te venía a decir que si no querés, no vayás. Allá ya está el necio de Genaro, que a Dios gracias, no va a ver ni un céntimo de nosotros. Regina, sin vergüenza alguna, lo besó en la frente, le acarició la cabeza, y salió apresuradamente a continuación, dejando la puerta entreabierta. Los ojos desorbitados de don Pablo se fijaron ahora en la ventana de la cocina por la que ella aseguraba haber entrado. ¿Era posible? Él más de una vez la había encontrado abierta. ¿Pero..? ¿Era acaso que no había entendido lo que ella había dicho? En ese momento, Martín Esquivel volvió a entrar a la casa apresuradamente. —Padre, perdone a mi mamá, que no está bien de la cabeza. Usted entiende, que se había peleado con mi papá, y ahora él se murió... pero puede estar usted seguro de que nadie más va a saber de esto. Impulsado por un buen sentimiento, seguramente, Martín también lo abrazó con fuerza, y le sonrió con una sonrisa de esas que nunca se olvidan; luego corrió tras de su madre, que ya iba por media calle. Don Pablo se quedó sentado un momento en la misma silla, pensativo. Luego se fue a cerrar con llave la puerta, que Martín había dejado abierta, y a lavar el vaso de agua con ron que aún tenía en la mano. Estaba muy cansado, pero antes de ir a rezar el rosario y acostarse, el buen sacerdote buscó un par de cuñas con que trabar la ventana de la cocina. ¡Las cosas que tiene la vida! ¿O serán más bien, las cosas que no tiene la vida? ** Gaby Solano gabycrow@yahoo.com Ingeniera electrónica costarricense (San José, 1974). En 2003 su cuento "1948" ganó el concurso "Cuentos de Guerra" de la página ElEscriba.com y su poema "Today" fue seleccionado para publicación en la página PoeticVoices.com. En enero del 2004 su cuento "Carlos Guevara" fue finalista en el concurso sobre escritores de ElEscriba.com. === Dos poemas Belín López =========================================== *** Pobre Pobre, Pensó que la vida era un espejo Donde se reflejan las miradas. Pobre, Deseó una historia apasionada Y los días transcurrieron tranquilamente Pobre, Soñó que el mar iba y venía Para asolar la madrugada. Pobre, Imaginó las luces de la noche Como guías de esperanza. Pobre, Esperó del amor furtivo Mil y un goces. Pobre, Planificó en largos recorridos Un viaje sin paradas. Pobre, pensó, deseó, soñó, imaginó, esperó y planificó, Y al final comprendió, que la vida es inesperada. *** Mis silencios Compatriotas de una España que a mí apenas me suena. ¿Cómo queréis que os honre desde mi villa costera? Donde ustedes ven campiñas, playas de blancas arenas, campos llanos de Castilla, ciudades y ciudadelas. Yo miro mis altos picos, las olas y las mareas. Me dicen como española debo honrar a mi tierra; y yo pregunto a cualquiera, ¿qué tierra? ¿Volcanes de lava negra?, ¿Playas de lajas austeras?, ¿Barrancos, pequeños valles, pinos y flores de gran belleza? ¿Canarios avergonzados emigrantes a otras tierras?, ¿o extranjeros café qué llegan en las pateras? Soy yo, parte de ella. Yo, mis amigos, mis parientes y parentelas. Hemos forjado una raza diferentemente auténtica. Por mucho que nos comparen no somos dignos discípulos de enseñanzas tan ajenas. Buscarnos en el calor de las sonrisas abiertas, en la dignidad callada, en la discreta modestia, en el orgullo altanero de la sal y la pimienta. Ahora, si me aceptáis, seré compatriota vuestra y defenderé a la patria, nación, país o tierra; porque ya habréis comprendido que soy una lejana isleña. Aunque el pecho tenga de cristal y profundos sueños en él guarde, aunque mi voz dolorida alcance del mar presagios de mil tormentas. Arranquen surcos de efímeras estrellas. Aunque perdidos los recuerdos vayan por calles estrechas y quietas. Seré como yo soy, así, de fácil, tan a mi manera. Altiva, altanera, sí. Compasiva, amorosa, tierna, soñadora empedernida voy, equivocada, empecinada otras. Sólo distingo en mí una cosa, y aunque suene a eco de conciencias, soy una entre mil, mi voz, una de tantas sombras, una caricia, aquí, donde anidan las alondras. Y aunque el pecho tenga de cristal guardo para mí tantas tristezas. Seré tan sólo yo, una lejana estela, una sonrisa abierta una mano en la tiniebla. Si a alguien ofendo, o molestan mis requiebros, si mis impulsos transgreden al incómodo desacierto. Cerrar oídos y alma, darme tristes la espalda, olvidar que soy poeta, no recordar de mí, ni una palabra, ni un verso, ni una metáfora. Seguir vuestra vida sin mí por no ser tan necesaria. Yo estaré entre mis hojas blancas trazando formas complicadas a las que llamo palabras. Camino de mil despojos voy escudriñando a lo lejos, en el escribir certero dejo arados sentimientos al corazón que me inunda, al de los sueños que evoco. Escribir es revivir, inventar lo no vivido, o simplemente morir mientras los versos escribo. Mujeres de obstáculos frecuentes, anhelos frente a frente. Abrazos. Ved la vida pasar y cómo las arrugas presagian ancianidad. Someteros al loco avance social. Alejad la niña ilusa que sembraba flores secas sobre una alfombra turca, esperando mariposas que volaran presurosas hasta la madreselva dibujada en tela aterciopelada. Pero no quedan mariposas y las flores se marchitan dejando manchones en la alfombra made in Taiwán y como mujer eres y de ti es lo que se espera te levantas presurosa a dejarla como nueva. Los pies esclavos de tantísimos horrores, descalzos van sobre lechos de suspiros suaves. ¡Qué bello caminar el de algunas aves! que vuelan y se posan para volver a retomar el aire. Manos encallecidas se someten solas no hay ley escrita alguna en mezcla de sentimientos. Compuesto de amor, de minutos y mil horas, pon toda la intención que yo pondré una rosa. Mis palabras acarician sentimientos y se vuelven aplicadas cuando escuchan. Enlazan otras voces tan lejanas, abren puertas tan cerradas, son de hombre y de mujer, de infancia y de vejez, llenan vacíos solitarios, Vacían la superflua fortuna, son humanas, cotidianas. Yo no he inventado nada. Mas cuando las uno hilvanadas, salen ideas en volandas, surtidas de horizontes, incluso hermosamente llanas grandes, espléndidas, mundanas. Por eso las palabras son mi única arma. Si la utilizo, o no, depende de mis ansias. Anoche pude soñar contigo en mi propio ritmo interno divisé tus andares pausados, tus aromas de mistela, tu voz se arrimaba a mi piel, como siempre, dando consejos, que ahora no recuerdo. Y en el alma quedó prendida una única palabra, gracias. Lloré al comprobar que ya no estabas, tan solo quedó aquella palabra que llenó mi vida y me dio construido el mundo, el calor de una fragua. Aprendí a ser y tan solo por aquella palabra lo que tanto vi en tus enseñanzas. ¡Vaya! Llegó el amor y se paseó delante sigiloso. Yo, por supuesto, lo reconocí. Me hice la distraída y él se coló en mi sonrisa. Ya dentro de mi boca se relamió en mil sensaciones y pujó por pasar a mis pupilas. En un descuido brotó con destilados influjos una mirada sincera y acuosa, me sentí deseada y hasta hermosa, después recorrió toda la piel de mi envoltura, tocando de mí cuerdas sostenidas, en vibrante arpa de plata. A cada acorde rendí el alma, a cada acorde abandoné la calma. Dormí, porque tanto amor cansa y al despertar, tan solo supe que había estado enamorada. Si pronuncias mi nombre al mirarme, abro en mil las mil cárceles del alma y dejo salir los pesares atiborrados de años a la sombra, ataviados de espléndidos manjares. Si alguna vez hurgas en mí como en la tierra, acaso me encuentres terriblemente seca, sin más abono que las tristezas, sin otra propiedad que la entereza, que si soy sincera se tambalea al esperar de ti que algo en mí enciendas. Hace tiempo de tu marcha y el mundo ya no es mi mundo, ni los pasos son aquellos que lo transitaban. Mis sueños, que eran los tuyos, ya no están, no queda nada. Voy de aquí, o allá buscando lumbres que calienten mi morada. Mas este frío me hiela, no me caliento con nada. Y si abrigo me encontrara en una risa cercana, mi frío sería menos, a pesar de estar helada. No hay en el mundo cobijo para el que no tiene esperanza, ni amigos, ni destino, ni ilusiones, ni puerto donde amarrar la barca. Para ser serena espiga alzo mi cuerpo cargado, grano seco acumulado y espero una mano amiga que desee aprovecharlo. Es el viento que me mece al compás de la folia, amapolas serpentean entre notas saltarinas. Soy simiente de otras vidas y destino de la mía, haré un gran pan caliente con todas mis mil semillas. Cruzan umbrales, perfilan caminos estelares, ondulan ligeros, sutiles, precipitan angosturas, escalan, serpentean, advierten inquietos que al crujir del pedregal le faltan alas. Solos están y estarán porque para recorrer el mundo hacen falta ganas, y para las ganas, encontrar alguna playa a la que llegar y arribar sin zozobra, simplemente, columpiando olas. Surcar el mar hacia tierra fértil Dejándote llevar sin desaliento, Sin hastío Porque la mar es vida Llena de pasos; Pasos que van, vienen y dan la vuelta, caminantes, acérrimos peregrinos surcando lechos azules de estrellas para ahogar lo más negro del destino allá en las profundidades del abismo. Mis pasos son marinos, aletas de perfiles desmedidos, huellas de superficies olvidadas, agónicas zancadas repetidas, al fin conducen en sí a cualquier sitio para encontrar pasos serenos y al mirarlos desde arriba tan desnudos, ver que son pies con pasos, saltos y carreras apresuradas a destajo. Y aun así, son sólo pasos sometidos a unos pies desnudos. Romper la lanza en el oscuro, clavar a sangre y fuego en cruel asombro la punzante aguja del desgarro. Trazar rasguños y entramados, el corazón detiene el ritmo y el aire queda suspendido en el suspiro largo de un pálpito. Rasgaste entero el padecer y atravesaste los odios uno a uno. No hay temor ni asombro de locura al ser un duelo de llanto impasible que recorre mi piel en angostura y vena a vena expande su elixir reconcentrado llegando al sentimiento ávido estéril y helado, donde no prende llama alguna por el fluir de ríos de mi cuerpo patrio. Ya sin apenas voz, ni fuerza alguna, grito, no entiendo qué, pero lo grito, Malgasto en semejante despropósito: ¡Traición, triste traición, qué daño haces! Muero por ti, por tu memoria, por tu silencioso juego de naipes. No quiero alimentar este dolor encallecido que me deja exhausta y sin ánimos, sin ilusión y negras perspectivas. Quiero tan sólo seguir sin la zozobra De saber que voy terriblemente sola. Hablar es una práctica que agota cuando no hay más que decir, cuando la comunicación va coja, pantanosa corre el ansia rota, sumergiendo ideas anacrónicas. Es impropio el silencio que alimenta la existencia por ser en sí mismo una fuerza que limita los desnudos y acecha las esquinas más secretas Desidia del pasar de las horas. Decir no es hablar. Hablar por hablar es otra cosa. Contar alguna historia pero entrever los sentimientos es una práctica que agota. Voy cansada de tanto intento porque nunca sabré a quién le importan. Las despedidas siempre dan pena Dices adiós al tiempo que no regresa, A la tierna infancia, a la complicada adolescencia, A la juventud, despreciativa, a la madurez egoísta y desmedida. La esperanza se agota silenciosa Y la ilusión emigra, más bien por no dejarla sola. No recuerdo cuándo me dejó la inocencia, Supongo que fue cuando se apagó la luz de mis estrellas. La alegría me abandonó sin yo quererlo porque sé bien que la apreciaba hoy no tenerla es un negro exilio pero aun así, lucho sin fin por recuperarla. ** Belín López cjmendez@telefonica.net Escritora española (La Laguna, Tenerife, Islas Canarias). Es docente de profesión y ha desarrollado proyectos pedagógicos. Coordinadora el “Teatro Novelero”, en el que empezó a finales de los 90. Más de veinte obras para niños de su autoría han sido representadas en Tenerife. En 2006 ganó el Certamen de Poesía de la revista Oroval. Ha publicado Los libros se han vuelto locos (Interseven, http://www.leerinterseven.com; 2008). === Uno, dos, tres y cuatro Alexánder La Rosa ======================== I Él entra a su casa como cada noche, viene de su oficina y de haber pasado unos cuarenta y cinco minutos envuelto en el tráfico; durante todo ese tiempo escuchó uno de sus discos favoritos, fumó un par de cigarrillos, compró una bolsa de papitas fritas a un vendedor ambulante, llamó a su madre, chequeó a través de su celular el saldo en su cuenta corriente, comió las papas, y aguantó diez minutos las ganas de orinar. Ahora entra al departamento, va al baño, se cambia, come un sándwich, toma un vaso de jugo, luego sirve agua casi hasta rebosar una vieja jarra de cerveza y va hasta su cuarto, coloca el agua sobre la mesa de noche, se tira en la cama, toma el control remoto del televisor y enciende el aparato. El hombre que de lunes a viernes pasa al menos dos horas conduciendo su automóvil, decidió hace unos seis meses no ver noticieros, ni programas de opinión, ni sobre animales, ni sobre ciencia, ni sobre arte, sólo se permite películas ya vistas. Sólo quiere la tranquilidad de lo conocido, no está interesado en tratar de entender nuevas tramas, escuchar a nuevos personajes, sorprenderse con nuevos finales, tampoco está interesado en la calidad o en el género, el único requisito es que ya lo conozca, así que vuela por los setenta y cinco canales buscando la reposición de algún film. De pronto, reconoce en una mujer con una mascarilla color morado oscuro a Julia Roberts, y se da a sí mismo el permiso de engancharse. Sabe que Julia trata de arrebatarle el novio a Cameron Díaz, sabe que el novio quiere a Julia pero siente que la mujer de su vida es Cameron, también sabe que en un punto todos cantarán en un restaurante de langostas: In the moment I wake up before I put on my make up I say a little pray for you. El hombre que ve sólo películas repetidas y que, además, tenía doce años cuando vivió su primera gran humillación al declararle su amor a una compañera del colegio y, sin saber por qué, salió corriendo, se deja llevar por la trama sin sobresaltos, y piensa que luego de la canción de Dionne Warwick lo más probable es que apague el televisor, tome un sorbo de agua y luego duerma. II Ella llega a su casa como cada noche, viene de su oficina y de buscar a su hijo por la guardería. Contando ambos traslados ha pasado unos cincuenta minutos en el tráfico de la ciudad, la mayor parte del tiempo lo ha invertido en tratar de controlar al niño de cinco años, primero con caricias y arrumacos, luego con juguetes y chucherías, y finalmente con un par de gritos y una larga lista de amenazas. Ahora entra al departamento, lleva al niño al baño, le quita la ropa, lo mete en la bañera, le permite unos minutos de juegos, mientras ella se quita la falda negra y la blusa de seda blanca que se compró justo después de operarse las tetas, busca el teléfono celular en la cartera, lo saca, verifica que está funcionando, observa que tiene un mensaje de su mejor amiga, lo lee: “llámame coño”, coloca el aparato sobre la mesa del comedor, luego busca la toalla de Winnie Pooh y la pijama del Hombre Araña. Envuelve al chiquillo en el paño con capucha, lo carga hasta la cama y lo viste. Enciende el televisor, no necesita pasearse por los canales, el aparato está sintonizado en el favorito de su hijo, deja al niño hipnotizado y sale a la cocina a prepararle un simple sándwich de queso. Luego de unos minutos le entrega el emparedado y un jugo de uvas, luego se sienta a su lado, los ojos de la mujer enfocan a un grupo de jóvenes disfrazados como robots de colores que al parecer luchan contra el mal; su mente evalúa la posibilidad de responder el mensaje de su amiga pero decide no hacerlo. El niño se duerme, ella le coloca una pequeña almohada debajo de la cabeza y un peluche desgastado sobre el rostro, apaga el televisor, enciende la luz de noche y sale del cuarto. Luego de recoger un poco aquí y allá va hasta el baño, se lava el rostro, se aplica un astringente y luego un humectante. Es consciente de que mira su rostro sin verse en realidad, pero no le gusta pensar en eso. La mujer, que cuida su hijo ella sola sin ayuda de un padre, decidió hace unos meses ver sólo la programación de los canales españoles, así que toma el control remoto del televisor de su cuarto, lo enciende y se concentra en la programación de Televisora Española. Se distrae con los últimos acontecimientos en la península; con las amas de casa quejándose por el aumento del precio del marisco y de la fruta, luego, con el encuentro que han protagonizado dos funcionarios de partidos rivales, los hombres se han regalado uno al otro una copia de Utopía de Tomás Moro y un bonito y antiguo reloj de arena. La mujer no llega a entender la razón para los presentes ni el significado de cada obsequio, pero le agrada lo civilizado de la situación. Luego de un comercial de espléndidos hoteles en el Caribe, comienzan a hablar del fútbol; el Barcelona y el Sevilla se preparan para competir por una copa en Alemania o en Austria, la verdad es que la mujer no está muy segura dónde queda la ciudad de Hausruck. La mujer que sólo ve programación española y que además tenía veinte años cuando abortó un bebé de su profesor de Contabilidad de Costos, programa el sistema de apagado del televisor para las doce y treinta, luego se arropa con una sábana ligera y duerme. III Hoy es sábado, el hombre que tenía doce años cuando declaró su amor por primera vez a una compañera del colegio y que además durante sus cuarenta y cinco años ha sido diagnosticado dos veces con sífilis y una vez con gonorrea, decide ir al centro comercial más popular de la ciudad. Siempre que puede, le deja saber a quien desee escuchar cuánto odia estos malls que se reproducen a velocidad de vértigo, pero hoy tiene que depositar un cheque y pagar un par de tarjetas de crédito, y siendo fin de semana, no tiene otra opción. La mujer que tenía veinte años cuando abortó un niño de su profesor de Contabilidad de Costos y que además siente en secreto mucha envidia por su mejor amiga, que está de novia con un chico de sólo veintitrés años, sigue su rutina de los fines de semana, despertarse cuando escucha al niño rondar por la casa, darle el desayuno, tomar un café negro no muy cargado y salir cuanto antes. Quedarse no es una opción, ya que de hacerlo el chiquillo le crisparía los nervios antes del mediodía, además tiene que llevar unas cuantas prendas a la tintorería, comprar algunas cosas en la farmacia y hacer mercado. No sabe por qué pero siente antojo de comer arroz a la marinera y kiwis. Ni el hombre que fue diagnosticado dos veces con sífilis y una vez con gonorrea y que además sintió un gran alivio cuando su esposa lo dejó y se fue a vivir con sus padres a Miami, ni la mujer que siente envidia por su mejor amiga y que además decidió tener un hijo de un hombre casado porque ya tenía treinta y cinco años, han escuchado las noticias antes de salir. Así que ninguno sabe que en los alrededores del centro comercial una multitud se congrega para manifestar en contra del gobierno. Al ver la aglomeración, ella piensa: “Qué ladilla, ¿van a seguir con la vaina?”. Él piensa: “Qué fastidio, seguro que el estacionamiento está full”. IV Dos carros se enfrentan en una bifurcación en el tercer nivel del estacionamiento de un mall. El hombre que sintió alivio cuando su esposa lo abandonó y se fue a vivir con sus padres a Miami y que además resiente el hecho de no haber tenido aún un hijo, y la mujer que decidió tener un hijo con un hombre casado porque ya tenía treinta y cinco años y que además le gustaría tener una nueva relación, cruzan una mirada, usan el vistazo sólo para decidir quién tiene mayor derecho a pasar primero. Resulta ser ella. Cuando el auto de la mujer pasa, él logra reconocer un gesto mecánico de agradecimiento de parte de ella y cómo el niño asoma la cabeza y con su brazo imita la señal de su madre. Él maneja su auto justo detrás y puede ver al chiquillo moviendo los brazos. Ése va cantando algo, piensa. Ella consigue un puesto y estaciona, él continúa unos metros más y consigue un espacio libre. Mientras espera el ascensor de la torre A, ella registra en su memoria el número donde aparcó el auto diciéndose por lo bajo: 39A, 39A. Él toma el ascensor de la torre B y luego de pulsar el botón del nivel donde, sabe, está la agencia bancaria a la que debe ir, piensa que no reparó dónde estacionó; mierda, bueno, por lo menos sé que era el nivel cuatro... ¿cuatro o tres? Cuando llegan al centro comercial ambos perciben un ambiente de nerviosismo evidente, él logra apenas hacer sus transacciones antes de que un vigilante de la agencia bancaria cierre el acceso a otros usuarios, ella logra pasar por la tintorería pero en el supermercado escucha cuando uno de los empleados le dice a otro: “La cosa se está poniendo fea, parece que comenzaron a disparar”. Ella abandona el carrito lleno de víveres y sale sin nada de la tienda. Mientras camina al ascensor de la torre A, trata de explicarle a su hijo por qué deben irse y soporta apenas la molestia del niño. La mujer que le gustaría tener una nueva relación y que además se siente sola y el hombre que resiente no haber tenido aún un hijo y que además se siente solo, se encuentran esperando el ascensor de la torre A, por un instante se miran y ambos sonríen. La sonrisa que se ofrecen mutuamente es la expresión típica de cortesía que se comparten dos personas que se reconocen pero que jamás se han hablado. La misma que él les regala a las personas que trabajan en el mismo edificio donde se encuentra su oficina pero en otras empresas. La misma que ella les regala a las otras madres que tienen sus hijos en la misma escuela a la que asiste su hijo pero en niveles diferentes. Él podría decir algo así como que: no es el día como para salir de la casa, ¿verdad? Ella podría decir dirigiéndose al niño: ves, hijito, mira lo que dice el señor. Él podría hablarle entonces al niño y decirle que quizás mañana sería un mejor día y que de pronto su mamá podría llevarlo al parque. Ella podría decir divertida: no le dé ideas, mire que después... Ambos reirían. Luego él diría: hace algún tiempo leí que los ingleses usan el contacto carro a carro para conocer gente. Ella quedaría en silencio, luego podría sonreír sólo un poco. Él diría algo así como que: pero un ascensor que no llega puede resultar mejor, ¿no? Y extendiendo su mano podría continuar: me llamo... Pero él hombre que se siente solo y la mujer que se siente sola, esperan en silencio el ascensor. Él piensa: “Yo estacioné en el mismo nivel que ella”. Ella piensa: “Ese peo afuera y el ascensor que no llega”. Cuando llega el elevador, él le pregunta: —¿A qué nivel van? —Tres, por favor. Cuando llegan al estacionamiento, él retiene las puertas para que ella y el niño salgan primero. Ambos dicen: hasta luego, sin verse. El hombre y la mujer que se sienten solos y que además han perdido la gran oportunidad de sus vidas sin siquiera saberlo, caminan hasta sus respectivos autos, arrancan, dejan los vidrios arriba, bajan los seguros de las puertas y jamás vuelven a verse. ** Alexánder La Rosa alarosa@adytumcorp.com Escritor venezolano (Caracas, 1968). Licenciado en computación. Textos suyos han aparecido en Panfleto Negro (http://www.panfletonegro.com). ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === Leer a la orilla del cielo Laura Antillano (compiladora) ========= Cuentos para niños Fundación Editorial El Perro y la Rana (http://www.elperroylarana.gob.ve) Caracas, 2008 ISBN: 978-980-14-0354-8 148 páginas Además de una de las novelistas más notables de Venezuela, Laura Antillano (http://www.letralia.com/firmas/antillanolaura.htm) es una ferviente impulsora de la literatura para niños y jóvenes, tanto en su labor como promotora de lectura como en la organización anual del Encuentro con la Literatura Infantil en Venezuela que se realiza desde el año 2006. Leer a la orilla del cielo es una arista más de este trabajo. Se trata de una antología que recoge lo mejor de la cuentística venezolana para niños y jóvenes desde los días más tempranos del siglo XX hasta el presente. En sus páginas, en efecto, discurren textos tan añosos como “Historia de la señorita Grano de Polvo, bailarina del Sol”, de Teresa de la Parra (1895-1936) o “De cómo Panchito Mandefuá cenó con el Niño Jesús”, de José Rafael Pocaterra (1889-1955), hasta cuentos contemporáneos como “La gallina fantasma”, de Mercedes Franco (Monagas, 1948) o “Por qué Estelita no se bañó en vacaciones”, de Fedosy Santaella (http://www.letralia.com/firmas/santaellakrukfedosy.htm; Puerto Cabello, 1970). Además de los autores mencionados, incluye textos de María del Pilar Quintero, Ada Pérez Guevara, Julio Garmendia, Aquiles Nazoa, Carmen Delia Bencomo, Orlando Araujo, Antonio Trujillo, Marisa Vannini, Rosario Anzola, Mireya Tabuas, Cósimo Mandrillo (http://www.letralia.com/firmas/mandrillocosimo.htm), Antonio Castro Avellaneda, Armando José Sequera (http://www.letralia.com/firmas/sequeraarmandojose.htm), María Luisa Lázzaro (http://www.letralia.com/firmas/lazzaromarialuisa.htm), Jesús Urdaneta, Silvia Dioverti, Luiz Carlos Neves, Javier Sarabia, Fanny Uzcátegui, Velia Bosch, Marissa Arroyal Ordeix (http://www.letralia.com/firmas/arroyalordeixmarissa.htm) y la misma Antillano. Los cuentos están organizados en tres segmentos: relatos fantásticos, sueños e ilusiones sin la presencia de lo fantástico y cuentos nacidos del entorno. Antillano explica en su presentación que los relatos han sido escogidos “tomando en cuenta los tópicos que por naturaleza son del agrado de las niñas y niños lectores, como dibujos de circunstancias, sentimientos y emociones propios de su percepción de la realidad, las barreras del tiempo y los diversos usos del lenguaje que les corresponden y enriquecen el conjunto, para recordarnos la universalidad del concepto del niño y la niña, como seres dispuestos a asombrarse frente a todo y a mantener la esperanza y la curiosidad”. Editado en un generoso formato (305 por 195 milímetros) e ilustrado por Richard León Leonice, el libro incluye un glosario de términos autóctonos, un apartado con reseñas biográficas de los autores incluidos y una completa bibliografía, convirtiéndolo en un título indispensable para comprender la evolución y la trascendencia de la literatura para niños y jóvenes hecha en Venezuela. === Nadie diga que es mentira Saúl Hurtado Heras ===================== Crónicas Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, Estado de México, 2009 ISBN: 978-607-422-066-7 164 páginas Los textos que componen Nadie diga que es mentira, del escritor mexicano Saúl Hurtado Heras (http://www.letralia.com/firmas/hurtadoherassaul.htm), mezclan la crónica, el ensayo, la prosa poética y el relato autobiográfico, siempre en torno a temas que suelen ser desplazados de la discusión pública. No en vano el libro ostenta el subtítulo “Textos escatológicos, íntimos y algo desvergonzados”, de los que buena muestra es “Los pedorros y las pedorras”, que publicáramos en nuestra edición 224 (http://www.letralia.com/224/articulo07.htm). “No faltará quien cuestione si es válido tratar temas tan embarazosos en la posición del intelectual jugando o coqueteando con lo ‘vulgar’ ”, dice Hurtado Heras en el preludio de su libro. “No parecen llevarse estilos y tonos de escritura tan encontrados. Por lo tanto, no faltará quien crea que existen temas ‘serios’; o simplemente, que podría hablarse de temas ‘seriamente’. Hacerlo de otra manera significa contravenir los códigos de la comunidad cultural o intelectual a la que se pertenece; significa, por tanto, incurrir en vulgaridades’ ”. La muerte de una mascota o de un gran árbol, las molestias de los insectos, una autobiografía ficticia de la madre del autor, la desnudez de los bañistas de una acequia, la redacción de calaveras para el día de muertos, el malgasto de papel o nuestra dependencia de las palabras son algunos de los temas de los que se ocupa Hurtado Heras en este libro, en el que parece conjurar el peligro del silencio, previsto en “La palabra, si no cura, mata”, uno de sus textos: “Negarse a hablar es una variante del suicidio. Lleva el mundo a cuestas quien no quiere o no puede hablar”. Saúl Hurtado Heras (Temilpa Viejo, Morelos, 1962) es doctor en estudios latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y miembro asociado del Centro Toluqueño de Escritores. Ha publicado artículos en diferentes medios impresos y virtuales; también ha publicado los libros Metadiscursos: un recorrido por la crítica literaria latinoamericana (CTE, 1995), Por las tierras de Ilom: el realismo mágico en Hombres de maíz (UAEM/CCyDEL, 1997; UAEM, 2000), ¿Cuál entonces mi creación?: reflexiones para una poética narrativa en Miguel Ángel Asturias (Editorial Cultura, Guatemala, 1999) y La narrativa de Miguel Ángel Asturias: una revisión crítica (UAEM/UNAM, 2006). Coordina el proyecto de libro colectivo La representación de la brujería en la literatura latinoamericana y es profesor-investigador de tiempo completo de la Licenciatura en Letras Latinoamericanas en el Centro Universitario UAEM Amecameca, dependiente de la Universidad Autónoma del Estado de México. === Premio Internacional de Poesía “Simón Bolívar, el Libertador” ========= === Luigi Muccitelli (compilador) ========================================= Poesía Edizioni Lo Spazio Fondi, Italia, 2010 218 páginas El marinero y escritor italiano Luigi Muccitelli (http://www.letralia.com/firmas/muccitelliluigi.htm) vivió en Venezuela a finales de los años 50 y principios de los 60. Producto de sus vivencias en Latinoamérica, ha desarrollado un aprecio por la lengua española que se ha traducido en una serie de actividades de fomento de nuestra literatura de cara al lector de su país. Junto con la revista LoSpazio y su sello Edizioni Lo Spazio, la antología Premio Internacional de Poesía “Simón Bolívar, el Libertador”, es parte de ese esfuerzo. Tras una convocatoria cuyo plazo de recepción de materiales se extendió por varias semanas, el libro reúne textos poéticos de 46 autores de diversas nacionalidades, que se ofrecen en su idioma original y traducidos al italiano. Se trata de poemas en diversos tonos, en los que predominan temas como el amor, la libertad y la hermandad de los seres humanos. Los autores incluidos por el continente americano son, por Argentina, Cristina Barla, Víctor Alberto Cumio, Norma Demaría, Atilio Milanta, Mariana G. Nastri, Zulma Nicolini, Isabel Pappalardo, Antonia Russo y Ana Serao; por Brasil, Valquiria de Oliveira y Lilian Reinhardt; por Canadá y Uruguay, Jorge Etcheverry (http://www.letralia.com/firmas/etcheverryjorge.htm); por Chile, Marietta Morales Rodríguez (http://www.letralia.com/firmas/moralesrodriguezmarietta.htm); por Colombia, Horacio Benavides, Lidia Corcione Crescini (http://www.letralia.com/firmas/corcionecrescinilidia.htm), Adela Guerrero C., Winston Morales Chavarro (http://www.letralia.com/firmas/moraleschavarrowinston.htm), Dina Luz Pardo y Melina Pezzotti; por Ecuador, Carmen Váscones (http://www.letralia.com/firmas/vasconescarmen.htm); por Estados Unidos, Luis A. Ambroggio, Rafael Bordao, Julio E. Cepero, Pío Paúl Debonis, Teresita Medina y Karen Sevilla; por México, Julián Castruita, Rosy Paláu (http://www.letralia.com/firmas/palaurosy.htm) y María Elena Solórzano (http://www.letralia.com/firmas/solorzanomariaelena.htm); por Panamá, Rafael Batista Cáceres (http://www.letralia.com/firmas/batistacaceresrafael.htm); por Perú, Juan M. Muñoz; por Puerto Rico, Yvonne D. Rosario, y por Venezuela, Aura Banks, Ligia Colmenares, Jorge Gómez Jiménez (http://www.letralia.com/firmas/gomezjimenezjorge.htm) y Rafael Ortega (http://www.letralia.com/firmas/ortegarafael.htm). Por Europa participaron, de España, Teresa Domingo C., Antonio Gómez Hueso, Francisco Muñoz S., Alicia Rosell, Gemma Vigón D., Antonio Gómez H. y Mónica López Bordón, y por Italia, Giorgio Bolla, Leone D’Ambrosio y Lucía A. Benvenuto. El volumen se distribuye gratuitamente en institutos y organizaciones de estudios literarios, bibliotecas y círculos literarios internacionales, medio de comunicación y los autores involucrados. Quien desee obtener un ejemplar puede comunicarse con el editor Luigi Muccitelli a través de la dirección electrónica lumuccitelli@alice.it. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “(...) los que hacen la moda son chicos que han leído muy poco. Creen que la literatura empieza a partir de los libros que leyeron ellos. Tantas veces crean ídolos desde su propia ignorancia, que asusta”. Mempo Giardinelli, “Señor con pollo en la puerta”. En: Señor con pollo en la puerta y otros cuentos (1997). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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