~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVI Cagua, Venezuela Nº 255 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 1 de agosto de 2011 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Águila poética. / Lo nuevo de Rosas. / Carrizales | Breves expuesto. / Lo nuevo de Montobbio. / La banda de | Urrutibehety. / Mucho Cortázar. / Aprendiendo a | componer. / Dalia en vivo. / En torno a Alencart. / | Libertador a mano. / Simposio en Cuba. / Antípodas sobre | Paraguay. | | alba presenta número sobre parajes invisibles, | Noticias imaginarios o remotos. / Publican en EUA una antología | del poeta argentino Luis Benítez. / Colaboración, | difusión y traducción, prioridades de Sila 2011. / | Falleció el escritor argentino Ernesto Goldar. / | Denuncian a autores del Diccionario Biográfico Español. | / Premiado en México el escritor venezolano Eduardo | Sánchez Rugeles. / Esperan en España que la “Ley Sinde” | atraiga inversiones. / Escritores iberoamericanos | homenajean a Buenos Aires. / Ministros latinoamericanos | de cultura se reunieron en Bolivia. / Inauguran en | Ciudad de México exposición sobre José Saramago. / | Fallece el arabista español Joan Vernet. / Realizan en | España encuentro internacional de traductores y | escritores. / Científicos españoles buscan la tumba de | Cervantes. / Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe | para David C. Hall. / El Drae eliminará “acepciones | peyorativas” de la palabra “rural”. / Entregado en | Caracas el Premio Stefania Mosca. / Conceden el Premio | Mumes al senegalés Amadou Ndoye. / Academia | Norteamericana de la Lengua incorpora miembros | numerarios. / La cantante Susana Baca es designada | ministra de Cultura del Perú. / Murió en Valparaíso el | poeta chileno Aristóteles España. / Otorgan a Juan | Gelman el Premio Universitario de Cultura 400 Años. / | Nuevas elecciones en la SGAE para enero de 2012. / | Audiencia decide a favor de los Bousoño sobre legado de | Aleixandre. / Blanco nocturno, de Ricardo Piglia, | obtiene el Premio Hammett. / El escritor español Javier | Marías recibió el Premio Estatal de Austria. / Fundación | José Saramago firma acuerdo con la Unam. / Falleció el | escritor cubano Eliseo Alberto. / Capturan a un tercer | sospechoso del asesinato de Facundo Cabral. / Ibby | realizará en Cuba su congreso internacional Lectura | 2011. / Michaelle Ascencio será la pregonera de Filuc | 2011. | | “Gustavo Pereira, ganador del Premio Internacional de | Artículos y Poesía ‘Víctor Valera Mora’. La poesía es un arte bien | reportajes secreto”, Gloria Cepeda Vargas. / “Amores estéticos”, | Hadrian Bagration. / “La Virgen Cabeza, de Gabriela | Cabezón Cámara”, José Luis Muñoz. / “La soledad del que | escribe”, Ernesto Fernando Iancilevich. / “Zoelia | Frómeta: Auto de fe”, Manuel García Verdecia. / “El | Trébol de Cuatro Hojas, revista o TBO checo”, Juan | Franco Crespo. / “Bartleby, el escribiente”, Javier | Úbeda Ibáñez. / “Sobre El amor también es una ciencia, | libro del colombiano J. J. Junieles. Como el aire que | respiramos”, Hernando Salamanca. / “Versos inolvidables | de Basilio Belliard”, Elizabeth Quezada-Jiménez. | | A. P. Alencart: “La poesía es nidal de redenciones”, | Entrevistas entrevista por René Arrieta Pérez. / Hernando de la Rosa | habla de Tras la huella del almirante: “Gabriel Arango | Bacci no tiene heridas por sanar”, entrevista por Jorge | Consuegra. / “Con Tomás de Mattos. La novela histórica y | el pasaje alquímico de los tiempos”, Aldo Roque | Difilippo. | | “Cadáver exquisito: el proceso de escritura de una | Sala de ensayo novela histórica”, Maikel A. Ramírez A.. / “Aproximación | a las artes poéticas en el modernismo hispanoamericano: | Casal, Darío, Martí y Silva”, José Jesús Osorio. / | “Alejo Carpentier. La verdad de la historia y la | historia de la verdad”, Rodica Grigore. | | “Sujeto a derecho”, Jorge Castelli. / “Cruce”, María | Letras Rondón. / “Un hombre incómodo”, Leticia Rodríguez | Melián. / Poemas de Niels Hav. / “Hospital”, Jorge Luis | Cáceres. / Poemas de Aryam Elizabeth Ladera Ramos. / “El | perro del patio vecino”, José Luis Mendoza Márquez. / | Poemas de Florentino Gutiérrez Gabela. / “Doppelgänger”, | Gaby Solano. / Poemas de Oscar Miguel Gómez Benítez. / | “El ojo de la cerradura”, María García Trinidad. / | Poemas de Luz Marina Almarza. | | Eliseo Alberto. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Águila poética. El pasado sábado 25 de junio tuvo lugar el fallo del jurado y entrega del premio del VII Certamen Águila de Poesía, en un acto protocolario llevado a cabo en el Centro Cultural Provincial Cine Amor de Aguilar de Campoo, en Castilla y León (España). En esta ocasión, en la que se recibieron 35 trabajos de poetas de diversas partes de España, el galardonado fue José Luis Martínez Clares, natural de Gor (Granada) y residente en Roquetas de Mar (Almería), con el poemario Vísperas de casi nada. El premio del certamen consiste en la edición de la obra por parte del Ayuntamiento local, así como la entrega de una quinta parte de dichos ejemplares al autor, mientras que el resto será repartido entre bibliotecas, instituciones culturales y otras entidades españolas. Igualmente, la Biblioteca Municipal de Aguilar de Campoo obsequiará un ejemplar a cualquier lector que lo solicite. El autor agradeció el compromiso de instituciones públicas “que siguen apostando por la poesía sobre todo con certámenes de este tipo, que priman la edición de las obras premiadas, pues en el actual panorama editorial, es muy complicado conseguir que se apueste por jóvenes poetas”. Martínez Clares nació en 1972 en Gor (Granada). Cursó estudios de ciencias de la educación en la Universidad de Granada. Desde 2002 reside en Roquetas de Mar (Almería), donde ejerce como maestro. Fundó la revista digital CineGor.com, que fue durante años lugar de encuentro para los amantes del cine clásico. Como fotógrafo ha participado en numerosas exposiciones y es miembro de la Asociación Fotográfica Másdeluz de Roquetas de Mar. A su llegada a Almería emprende una fructífera colaboración con diversos medios escritos de ámbito local y provincial, y, desde 2004, es director de la revista Puerta de la Villa. En 2010 publicó su primer poemario, Palabras efímeras. http://bpmaguilar.wordpress.com Lo nuevo de Rosas. Acaba de aparecer, con la editorial independiente Ediciones Oblicuas, de Barcelona (España), la novela Uno se acostumbra, del escritor venezolano Arnoldo Rosas (http://www.letralia.com/firmas/rosasarnoldo.htm). La novela de 172 páginas presenta a Antonio Martínez, un hombre de negocios latinoamericano que se apresta a viajar a Miami a cerrar un jugoso contrato. Martínez es más imaginativo que el común de nosotros y le gusta “vi-sua-li-zar” lo que lo rodea en el aeropuerto, el avión, y en casi todas partes. Pero Martínez también se siente mediocre. Su vida afectiva es casi inexistente y parece estar limitada a una secreta pasión por su prima. El jefe de Martínez, el señor Gamboa, es un exitoso empresario que le aconseja mejorar su autoestima, y, entre otras cosas, conseguirse una mujer, por lo cual Martínez decide crear su plan de “mejoría personal” inspirándose en el rap de Calle Trece. Martínez (Porlamar, Nueva Esparta, 1960) ha publicado también Para enterrar al puerto (Pen Club de Venezuela, Caracas, 1985), Igual (Guaicamar, Porlamar, 1990) y Olvídate del tango (Fondo Editorial Santiago Mariño, Porlamar, 1992; 2ª ed., Ateproca, Caracas, 1999). Ha obtenido el Premio de Narrativa Régulo Guerra Salcedo (1987) y el Premio de Narrativa Rosauro Rosa Acosta (1988), así como una mención de honor en la Bienal Latinoamericana de Literatura José Rafael Pocaterra (2000) y menciones en otros certámenes. Relatos suyos han sido recogidos en Antología de narradores neoespartanos (1993), Antología de narratistas orientales (1994) y Recuento, antología del cuento breve venezolano (1994). La novela Uno se acostumbra puede ser adquirida en la librería digital Amazon.com (http://amzn.to/oT2FZW). http://www.edicionesoblicuas.com/libro.php?libro=56 Carrizales expuesto. El pasado domingo 17 de julio fue inaugurada en la Galería de Arte Contemporáneo Minerva, ubicada en la Plaza Ribas de La Victoria (Aragua, Venezuela), la exposición “Imágenes desde China”, del escritor y artista venezolano Wilfredo Carrizales (http://www.letralia.com/firmas/carrizaleswilfredo.htm), y en la cual se reúnen fotografías que permiten configurar una idea de la China actual. “He querido mostrar gráficamente desde lo tradicional al crecimiento loco y los contrastes que se originan en China por el desarrollo máximo y la extrema pobreza”, dijo Carrizales sobre las fotografías que conforman la muestra, que permanecerá abierta hasta finales de agosto. Las gráficas están distribuidas en piezas de color y de blanco y negro, tomadas principalmente en Pekín, así como en Mongolia Interior y el Tíbet. Carrizales viene exponiendo sus fotografías a todo lo largo y ancho de Venezuela, en exposiciones organizadas en El Sombrero, Valle de la Pascua, Maturín, Teresén y Barrancas. En su trabajo, eminentemente social y humano, el paisaje es complementario, según el crítico Aquiles Ortiz, quien estuvo a cargo de la curaduría. La museografía de la muestra fue realizada por Miguel Ruiz y el diseño de Danny Guzmán. Lo nuevo de Montobbio. Ha sido publicado recientemente, en la colección Biblioteca Íntima de March Editor (http://marcheditor.blogspot.com), el libro Absurdos principios verdaderos, que contiene poemas inéditos del escritor español Santiago Montobbio, algunos escritos en 1987, así como textos de sus libros Hospital de inocentes (1989), Tierras (1996) y El anarquista de las bengalas (2005), finalista del Premio Quijote 2006 y que ya apareció como libro independiente en esta misma colección, en la que también hay textos de autores como Alejandra Pizarnik o Alfred Jarry, entre otros. Licenciado en derecho y en filología hispánica por la Universidad de Barcelona y profesor de teoría de la literatura y crítica literaria de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned), Montobbio (Barcelona, 1966) ha sido traducido a varios idiomas. La revista Babab publicó en julio una selección de poemas incluidos en Absurdos principios verdaderos. http://www.babab.com/?p=1627 La banda de Urrutibehety. Cuatro hombres y una mujer fueron juzgados en la ciudad de Dolores en julio de 2003. Se los acusaba de contratar seguros de vida con documentación falsa y de asesinar al titular simulando un accidente, para luego cobrar la póliza que los tenía como beneficiarios. Gabriela Urrutibehety reescribe en clave ficcional esta “discreta geografía criminal” y logra capturar la atención del lector a lo largo de todas sus escenas. Ambientada en la provincia de Buenos Aires de fines de la década de los noventa, la historia emerge cuando los retazos de ciudades, de sitios, de nombres, de accidentados y muertos son hilvanados gracias a la intervención del fiscal de un juzgado pobre en un pueblo perdido. La Banda de los Seguros nació en un blog, por entregas semanales, todos los martes entre julio de 2009 y febrero de 2010. El trabajo posterior dio lugar a esta novela que aparece bajo el sello Ciccus, y en la que se conjugan la pintura de una realidad geográfica y social con la pregunta sobre la verdad y la posibilidad de probarla. Urrutibehety es periodista, docente y escritora. Ha publicado una novela, Caras extrañas, y cuentos en diversas antologías y revistas literarias. En el ámbito de la investigación académica, trabaja sobre cuestiones vinculadas a la literatura y la educación, y próximamente publicará un trabajo —en colaboración— sobre el poeta argentino Oliverio Girondo. http://bit.ly/ph5Lz5 Mucho Cortázar. El sitio argentino Mondo Kronhela Literatura acaba de abrir una biblioteca cortazariana con más de veinte títulos del o sobre el escritor. La selección incluye sus textos más conocidos, como Rayuela, Queremos tanto a Glenda o 62 modelo para armar, junto con otros que, sin serlo tanto, configuran un completo panorama de la obra de Cortázar: Alguien que anda por ahí, Bestiario, Divertimento, El libro de Manuel, Fantomas contra los vampiros multinacionales, Final del juego, Historias de cronopios y famas, Las armas secretas, La vuelta al día en ochenta mundos, Los autonautas de la cosmopista, Los premios, Los reyes, Octaedro, Todos los fuegos el fuego y Un tal Lucas. Además, tres dossiers sobre el autor, entrevistas y otros textos. http://www.kronhela.com.ar/jc Aprendiendo a componer. El destacado compositor y cantautor puertorriqueño Tito Auger dictará durante el mes de agosto en Santurce un taller intensivo de composición lírica, orientado a quienes deseen explorar sus talentos en el campo. El taller estará compuesto por cuatro sesiones en las que Auger compartirá sus conocimientos sobre composición lírica, acompañamiento musical y búsqueda del tono perfecto para una canción. Nacido en 1968 en San Juan, Auger se inicia en la música con su primera banda de rock, Crossroads. Su discografía comprende las producciones Fiel a la Vega (1996), El concierto acústico (1997), A quién pueda interesar (1998), Tres (1999), Sinfónico (2001), La prosperidad (2003), la recopilación de éxitos Desde el comienzo 1994-2004 (2005) y Equilibrio (2010), entre otros. El taller se realizará el 9, 11, 16 y 18 de agosto en la Casa Concha Meléndez (1400 Vila Mayo, Santurce), entre las 6:30 de la tarde y las 9 de la noche. Con un cupo máximo de 25 personas, el taller tiene un costo de $350. Dalia en vivo. La periodista y fotógrafa venezolana Dalia Ferreira posee dos visiones que se complementan entre sí a la hora de expresar la ciudad que habita: la de la comunicadora social y la de la fotógrafa: como periodista, su mirada ha sido desde el registro de la realidad, partiendo del hecho fotográfico para luego iniciar búsquedas de aproximación del discurso visual. “Exploro las fronteras expresivas de la fotografía, y las posibilidades de franquear las formalidades de forma y de fondo de la fotografía como vehículo y finalidad plástica”. Ferreira hace un planteamiento de la ciudad como condición, de cómo es su relación con quienes la habitan, “la ciudad como experiencia individual y colectiva. Esa ciudad que nos contiene y que está sujeta a las fuerzas de cambio de las que hablaba Foucault”. El proyecto forma parte actualmente de la colectiva Ópticas Urbanas en la Galería Estudio Arte 8 de Las Mercedes. El conversatorio “La deconstrucción del hecho fotográfico: una visión demencial y posmoderna de la fotografía”, que se realizará el martes 9 de agosto a las 8 de la noche en los espacios de Roberto Mata Taller de Fotografía, en Caracas, tendrá como moderadora a la investigadora Lisa Blackmore. El evento será transmitido en vivo a través de Internet, en colaboración con Tráfico Visual (http://www.livestream.com/traficovisual). Ferreira (Caracas, 1966), es egresada de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), con especialización en Gerencia de Proyectos (Ucab, Iesa). Su orientación artística nace de la mano de los fotógrafos Nelson Garrido, Steffen Rassmussen, Ana María Yánez y Rodrigo Benavides. Fue fotógrafa de coproducciones y espacios dramáticos de televisión, con catálogos en el Festival de Canes de 1990, y fotoperiodista de El Diario de Caracas. Como fotógrafa ha participado en Salón Dycvensa (2009, 2010), Salón Michelena (2009), IV Bienal de Fotografía de El Hatillo y IX Salón Alejandro Otero (2005), entre otras colectivas. Sus proyectos Ciudad Centrífuga, Caracas Café y Cuarentena fueron exposiciones individuales. Roberto Mata Taller de Fotografía está ubicado en el cruce de las avenidas Trieste y Madrid, en La California Sur. El evento es de entrada libre. http://www.robertomata.net En torno a Alencart. El próximo martes 23 de agosto se realizará en el Auditorio del Instituto Raúl Porras Barrenechea, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), en Miraflores (Lima, Perú), un conversatorio en torno al poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart (http://www.letralia.com/firmas/perezalencartalfredo.htm). Un grupo de investigadores analizará la obra del escritor y expondrá las claves a través de las cuales discurren sus libros. Ricardo Falla Barreda, de la UNMSM, leerá su ponencia “El peaje telúrico: lo amazónico y Salamanca. Sobre Madre Selva y La voluntad enhechizada”; le seguirán Sonia Luz Carrillo (UNMSM) con “Espiritualidad y poesía: Cristo del Alma”; Jesús Cabel, de la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann (UNJBG), con “El mundo del trabajo y una aproximación al haikú. Merodeo a Hombres trabajando y Savia de las antípodas”, y Raúl González Vigil, de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), con “Cartografía de las revelaciones, último libro de Pérez Alencart”. Por último, se celebrará un recital poético con Gracias por abrirme la puerta, cinco lustros después, y cuatro poemas del escritor. La actividad, de entrada libre, se realizará el 23 de agosto a las 7 de la noche. http://institutoporras.blogspot.com Libertador a mano. “Bolívar hecho a mano” es el título de la exposición que hasta el próximo 28 de agosto se mantiene abierta al público en Pdvsa La Estancia, en Altamira (Caracas). Se trata de 41 obras, pinturas y tallas de madera, realizadas por reconocidos artistas con estética y materiales sencillos, que muestran la imagen del Padre de la Patria y los significados de la gesta independentista a través del imaginario plástico popular venezolano. En la muestra el público podrá apreciar a Simón Bolívar visto desde diferentes perspectivas. Los creadores reflejan al Libertador “no sólo como un ser entrañable dentro del gentilicio nacional, sino también, como el precursor de una huella indeleble de tenacidad y de lucha por un ideal de redención y justicia social”. La entrada es gratuita. http://laestancia.pdvsa.com Simposio en Cuba. La Casa de Iberoamérica de Holguín, Cuba, convoca al Simposio “Milenio Abierto” con el objetivo de intercambiar conocimientos sobre el contexto iberoamericano en medio de los procesos de la contemporaneidad. El evento se realizará en la ciudad de Holguín del 25 al 27 de octubre. Las conferencias y disertaciones pueden realizarse desde disciplinas múltiples, como historia, sociología, antropología, psicología, derecho, filosofía, filología, economía y demás ciencias. Los temas pueden girar sobre problemas que afectan al área en cuestión transcurrida una década del siglo XXI, soluciones propuestas, o en proceso de implementación; tanto desde sus raíces históricas y memorísticas como desde sus proyecciones actuales y futuras. Los ponentes contarán con 20 minutos para su exposición y 15 para el debate. Deben enviar un resumen de su propuesta de tema no mayor de 500 palabras, antes del 31 de agosto. Los trabajos deben enviarse a M. Sc. Marybexy Calcerrada, a través de la dirección electrónica investigacionesciber@baibrama.cult.cu, o a la dirección postal de la Casa de Iberoamérica, en Arias Nº 161, Holguín. Un comité de admisión revisará las propuestas y escogerá los trabajos a discutirse en el evento. Su decisión es inapelable. La cuota de inscripción será de 40 CUC para extranjeros, $120 m.n. para nacionales residentes en Cuba y $60 m.n. para residentes en Holguín. http://www.casadeiberoamerica.cult.cu Antípodas sobre Paraguay. La prestigiosa revista literaria Antípodas, dirigida en Australia por el doctor Roy C. Boland, de la Universidad de Sydney, lleva más de veinte años editando números sobre asuntos iberoamericanos. En esta ocasión, en colaboración con el Consulado General del Paraguay en Australia, Antípodas invita a críticos, investigadores, escritores o amantes de la literatura a presentar sus artículos o reseñas para un número especial dedicado a la literatura paraguaya. Los artículos, que deben atenerse rigurosamente a las más recientes normas de citación del MLA (Modern Language Association of America), pueden ser escritos en español o inglés desde las más diversas perspectivas críticas o culturales, y pueden versar sobre cualquier autor en cualquiera de los géneros literarios en español o guaraní. El plazo de cierre para la recepción de manuscritos será el 1 de septiembre de 2012. Deben ser enviados como documento adjunto en Word a editor@antipodas.com.au y tener una extensión máxima de 4.000 palabras, incluyendo la bibliografía y notas. http://www.antipodas.com.au ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** alba presenta número sobre parajes invisibles, imaginarios o remotos El pasado sábado 7 de mayo fue presentado, en la librería Le Merle Moqueur, del barrio veinte de París, el número 14 de la revista alba (http://albaparis.net), que titulado Geografías perdidas reúne una decena de textos sobre parajes invisibles, imaginarios o remotos, que comprenden desde la Patagonia hasta Pekín, pasando por la isla Wanati o Berlín. El tema, ideado por un consejo editorial en el que figuran Aurelie Marcillac, Geneviève Orssaud, Marilu Pierrat, Enrique Schmukler, Héctor Delgado, Guillermo Bravo (http://www.letralia.com/firmas/bravoguillermo.htm), Camilo Bogoya y JB Collin, convocó a los escritores Juan Villoro, Leila Guerriero, Diego Erlan, Alberto Chimal (http://www.letralia.com/firmas/chimalalberto.htm), Juan José Becerra, Diego Vecchio, Elsa Cross, Wilfredo Carrizales (http://www.letralia.com/firmas/carrizaleswilfredo.htm) y Jean-Michel Maulpoix. La revista alba, creada en junio de 2008 en París, tiene dos ejes de trabajo: la traducción y difusión de autores hispanoamericanos y la investigación de la cultura hispanoamericana en relación con otras culturas. Actualmente la revista se hace y distribuye en tres países: Francia (bilingüe español-francés), China (bilingüe español-chino) e Inglaterra (bilingüe español-inglés). La idea principal de la revista es presentar la cultura hispanoamericana al mundo. Su próximo número llevará por tema “Falsos y falsificadores” y saldrá el próximo septiembre. Fuente: alba *** Publican en EUA una antología del poeta argentino Luis Benítez A Heron in Buenos Aires; Selected Poems es el título de la antología que de la obra poética del escritor argentino Luis Benítez (Buenos Aires, 1956) acaba de publicar la editorial estadounidense Ravenna Press, de Seattle, con selección y traducción a cargo del poeta Cooper Renner, y con un ensayo epilogal de la traductora argentina Carmen Vasco Fernández Moreno. Disponible en Amazon (http://amzn.to/qSyeYf), esta es la primera antología editada en inglés que abarca toda la obra de Benítez. La revista española de crítica literaria La Biblioteca Imaginaria (http://www.labibliotecaimaginaria.es/page10.php) la reseña en su edición del 7 de julio manifestando que “sintetiza la obra de Benítez, un escritor y una poesía ya fundamentales para la lengua española”. Con 32 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, México, Venezuela y Uruguay, Benítez es miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA), de la Academia Iberoamericana de Poesía de Estados Unidos, de la World Poetry Society (EUA), de World Poets (Grecia) y de Poetry Press (India). El autor ha sido merecedor del Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991), del Premio Joven Literatura de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996), del Premio Internacional de Ficción (Montevideo, 1996), del Premio Tuscolorum di Poesia (Italia, 1996) y del Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008), entre otros. *** Colaboración, difusión y traducción, prioridades de Sila 2011 La tercera edición del Salón Internacional del Libro Africano, que tiene a Senegal como país invitado, ofrecerá una plataforma para articular contactos y negocios entre autores, agentes literarios y editores de todo el mundo. La promoción en Europa y América de la literatura, la creatividad, el arte y la cultura africanas pasa por Tenerife. Así lo aseveró este 17 de julio el viceconsejero regional de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Alberto Delgado, en la presentación del III Salón Internacional del Libro Africano (Sila 2011, http://www.silaencuentro.com), que a su vez incluye el IX Encuentro de Editores en Canarias. Para dar a conocer esta cita, que tendrá como sede principal TEA Tenerife Espacio de las Artes del 21 al 25 de septiembre, acudieron además el director general de Relaciones con África, Pablo Martín Carvajal; la consejera de Acción Exterior del Cabildo, Delia Herrera; el director insular de Cultura, Cristóbal de la Rosa; el responsable de Cultura y Educación en Casa África, Juan Jaime Martínez, y los codirectores de Sila 2011, Ángeles Alonso y Antonio Vizcaya. Sila se concibe como un gran espacio de debate, diálogo y reflexión acerca de la diversidad cultural africana. De acuerdo con esto, uno de sus retos es promover las relaciones con el mundo literario, tanto desde el punto de vista de los escritores como desde la perspectiva de los editores. Por ello, propicia la firma de convenios de colaboración y difusión con sellos editoriales, para favorecer la traducción, así como con diversas instituciones sociales y académicas. Este foro contempla entre sus ejes de trabajo la puesta en marcha de una línea de ayudas a la traducción con vistas a facilitar el diálogo entre culturas; habilitar un Espacio Virtual de Derechos, esto es, una plataforma donde ofertar y demandar derechos editoriales, así como articular contactos y negocios entre autores, agentes literarios y editores de todo el mundo. Senegal se convierte este año en el país invitado a Sila. Se ha elaborado una agenda de actividades con charlas, mesas redondas, presentaciones de libros, exposiciones y cine sobre ese país. La librería de Sila —con títulos editados por sellos africanos y españoles— dispondrá de una sección especial provista de los últimos libros publicados por editoriales senegalesas, así como de obras de esa nación traducidas al español y otros idiomas. La relación de personalidades invitadas a Sila es amplia. Como ejemplos se podría citar a Seydou Nourou Ndiaye (director de Editions Papyrus Afrique, miembro de la Asociación Senegalesa de Editores), la escritora mozambiqueña Paulina Chiziane, el autor togolés Sami Tchak, la escritora de Zimbabue Petina Gappah, la escritora angoleña Aida Gomes, el novelista senegalés Boubacar Boris Diop, la antropóloga argelina Tassadit Yacine, el hispanomarroquí, Mohamed M. Hammú, o la escritora de literatura infantil Béatrice, Lalinon, procedente de Benín. Un ciclo de cine (“Las imágenes nos cuentan”, 8, 14 y 15 de septiembre, en coordinación con el Festival de Cine Africano de Tarifa, Miradasdoc y la Filmoteca Canaria); las exposiciones fotográficas Estudio Louga Senegal (desde el 21 de septiembre, en Isla Forum, “Tenerife en el mundo”) y “Los dioses de verdad tienen huesos” (El Kastillo, la Laguna, a partir del 19 de septiembre); el festival literario “Acercando Orillas” (del 22 al 24 de septiembre) y la propuesta dirigida a escolares SILAeduca, dan también forma a la cita con las letras africanas. Fuente: Diario de Avisos *** Falleció el escritor argentino Ernesto Goldar Víctima de un infarto cardíaco falleció el pasado 18 de julio en Buenos Aires, a los 71 años de edad, el escritor y ensayista argentino Ernesto Goldar, informó su compañera de vida desde 1983, Silvia Landini. “Ernesto dedicó su vida a la literatura y a la política; leía hasta las cuatro o cinco de la mañana. Son las cosas por las que vivió y por las que lo acompañé. Esa es la realidad y como quiero que se lo recuerde”, afirmó Landini. Nacido en Buenos Aires en 1940, fue discípulo y amigo personal de Arturo Jauretche, de quien supo custodiar y replicar sus ideas en diferentes ámbitos culturales y políticos. “Ernesto tenía ideas que molestaban a las grandes editoriales, por eso conseguía sellos más pequeños para que lo publiquen”, relató su compañera. Además de brindar una innumerable cantidad de conferencias sobre el pensamiento argentino, Goldar publicó más de una veintena de libros, entre ellos Jauretche, John William Cooke y el peronismo revolucionario y Los argentinos y la guerra civil española, y tres poemarios: Feria en San Telmo, Instinto de conversación y En voz desmayada y baja. Entre su vasta producción literaria y ensayística, participó de antologías sobre la historia y la sociología de Buenos Aires, como Poetas argentinos del siglo XXI, Legado de poetas, Poesía social argentina y Poesía argentina contemporánea. Fue también periodista, docente universitario y conferencista, asesor cinematográfico y socio honorario de la Sociedad Argentina de Escritores (SAE) y de la Sociedad de Escritores y Escritoras de la Argentina (Sade), así como jurado del Fondo Nacional de las Artes. Mereció el premio Oesterheld, distinción que se entrega cada año a personas y proyectos vinculados al pensamiento nacional y popular. Fuentes: Página/12 • Prensa Latina *** Denuncian a autores del Diccionario Biográfico Español Se exige a la Real Academia de la Historia que devuelva los 5,8 millones de euros que recibió como subvención ministerial para la elaboración de la monumental obra de cincuenta tomos. Un grupo de ciudadanos presentó ante la Fiscalía Superior de Justicia de Andalucía (España), el pasado 19 de julio, una denuncia contra los autores de diferentes entradas del Diccionario Biográfico Español, en la que piden el secuestro de esta publicación y que se investigue lo que consideran “burda manipulación” de la historia. Este colectivo, encabezado por el profesor de la Universidad de Granada Emilio García Wiedeman, solicita en la denuncia que se cotejen afirmaciones publicadas en la obra de la Real Academia de la Historia de Madrid (RAH) y que se exija la devolución de la subvención ministerial de 5,8 millones de euros que se destinó para su elaboración. En un extenso escrito, de casi un centenar de páginas incluidos los anexos, consideran que los hechos pueden ser constitutivos de un delito de difusión de informaciones injuriosas por motivos racistas o referentes a la ideología y otro de difusión de ideas o doctrinas que justifiquen genocidio o la rehabilitación de regímenes que lo amparen. En concreto, los denunciantes —que cuentan con el apoyo de unas 800 personas que se han sumado con su firma— entienden que la RAH ha conculcado claramente los términos del acuerdo por el que recibió la subvención pública y su obligación de ofrecer una “versión ecuánime” de las biografías recogidas en la publicación. En este sentido, advierten que la obra “destruye” la historiografía democrática sobre el golpe de Estado de 1936 y sus consecuencias y que los contenidos relativos a este periodo “falsean la verdad con el ánimo de injuriar a los familiares de las víctimas”. Según señalan, el Diccionario Biográfico Español niega el carácter sangriento de la represión franquista y la mayoría de las entradas sobre mandos militares franquistas tienen un carácter “hagiográfico”. Por ejemplo, llama a la Guerra Civil “cruzada” y “guerra de liberación”, o considera que Francisco Franco montó un “régimen autoritario pero no totalitario” y que participó en un golpe de Estado contra un Gobierno caótico “con el único fin de restaurar la monarquía democrática”. Los denunciantes consideran asimismo que, en este caso, no cabe apelar a la libertad de expresión o a la libertad de cátedra, puesto que los contenidos son “notoriamente denigrantes para los familiares de quienes, por razones ideológicas, fueron discriminados, perseguidos y asesinados”. La denuncia, que se presentó ante el fiscal superior Jesús García Calderón, de la Fiscalía de Andalucía, por desconocer los denunciantes el lugar de publicación del Diccionario Biográfico Español, se dirige contra nueve autores de diferentes entradas del diccionario, entre ellos Luis Suárez Fernández y Carlos Seco Serrano, así como el director de la RAH, Gonzalo Anés y Álvarez de Castrillón. Además se extiende contra cualquier persona que a lo largo de la investigación resultara con indicios de responsabilidad criminal por los delitos que se denuncian. El pasado 12 de julio, el Congreso de España debatió sobre el Diccionario Biográfico Español, del cual se ha publicado la mitad de los cincuenta tomos que lo componen. El pleno, con 194 votos a favor, 136 en contra y una abstención, instó al Gobierno a dar a la RAH un plazo hasta octubre para que corrija las entradas. El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, compareció ese día en comisión parlamentaria para aclarar las cuentas de la subvención otorgada a la RAH para la elaboración del Diccionario. Educación otorgó a la Academia 4,80 millones entre 1999 y 2006, a los que se añadieron 989.810 euros en subvenciones entre 2007 y 2011. Las críticas por la falta de imparcialidad demostrada por algunos autores en sus entradas y el menoscabo de la supervisión de la RAH sobre el trabajo de los historiadores llevaron a Gabilondo al estrado a señalar que “parece indudable que existen ciertas entradas en el Diccionario que se han apartado del necesario rigor y objetividad y de la ecuanimidad que debía presidir la elaboración de esta obra”. El PSOE, a través de su diputado Álvaro Cuesta, pidió la interrupción “en España y en el extranjero de la obra, y condicionar las ayudas a este diccionario”. Y advirtió que la proposición no de ley de su grupo no persigue una “actividad inquisitorial”. “No pretende menoscabar la libertad, sino animar a que los procedimientos de investigación sean acordes con la objetividad de los hechos”, dijo. Finalizó su intervención denunciando “la falsificación de la historia con ánimo excluyente” como una condena para las próximas generaciones. Fuentes: EFE • El País • Público *** Premiado en México el escritor venezolano Eduardo Sánchez Rugeles Este 19 de julio fueron anunciados los ganadores del Certamen Internacional de Literatura “Letras del Bicentenario Sor Juana Inés de la Cruz”, que convoca el Gobierno del Estado de México a través del Consejo Editorial de la Administración Pública y la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario, y que en su categoría novela concedió el primer lugar al escritor venezolano Eduardo Sánchez Rugeles (http://sanchezrugeles.wordpress.com) por la obra titulada Lubliana, calificada por el jurado como “una trama contrapunteada con saltos en el tiempo que aborda la parte oscura del alma”. Nacido en Caracas en 1977, Sánchez Rugeles es licenciado en letras y en filosofía, con dos grados de magíster en estudios latinoamericanos y en estudios literarios, ambos obtenidos en España. El año pasado apareció su novela Blue Label/Etiqueta Azul, que obtuvo el Premio Iberoamericano de Novela Arturo Uslar Pietri, y este año apareció Transilvania, unplugged, finalista en el mismo certamen. El premio concedió también el segundo lugar a Lluvia, firmada por “Tuna”, que narra la historia del poeta cubano José María Heredia; y el tercero a La traición de Bertrand, de “Samuel Langhorne”, una novela de suspenso sobre las investigaciones de Luis Pasteur. Los jueces fueron Anamaris Gomís, Mónica Lavín y David Martín del Campo. En la categoría de cuento, el jurado —compuesto por Delfina Careaga, José de la Colina y Alberto Chimal (http://www.letralia.com/firmas/chimalalberto.htm)— determinó como ganadores, en primer lugar, Llegados a este punto, inscrito con el seudónimo “Ardisladogo Tuzzo Banginson”, por su mezcla de imaginación y percepción aguda de la vida cotidiana, ritmo y vigor narrativo; en segundo, Yo maté al Emperador, inscrito con el seudónimo “Magenta Diosdado”, por tratarse de una colección de minicuentos de fantasía, humor y buena prosa; mientras que la tercera posición correspondió a El libro de Lloreda, de “Juana Gavero”, por sus juegos de ficción, la realidad histórica local y su trasfondo de ambientes cultos. En ensayo literario, el primer sitio fue para De la poesía a la filosofía: ensayo sobre la subjetividad (pretextos presocráticos), con el seudónimo “Pi”; el segundo lugar correspondió a La luz detrás de la puerta: el silencio en los procesos literarios, de “Héctor Manríquez”; en tanto que el tercer premio concernió a Apocalipsis, S. A.: la industria del fin del mundo, de “Hildegarda de Bingen”. Los jueces fueron Armando González Torres (http://www.letralia.com/firmas/gonzaleztorresarmando.htm), Augusto Isla, Luis Ignacio Sáinz En dramaturgia los jueces Hugo Gutiérrez Vega, Luisa Huertas y Verónica Musalem concedieron el primer lugar a Bacantes After Party: disertación sobre Eurípides, inscrita con el seudónimo “Hiki”; el segundo a La trinchera de los solipsistas, de “Arenga Trifulca”, y el tercero a Perlas a los cerdos, con el sobrenombre “Félix”. Finalmente, en poesía, el primer sitio correspondió a La cosa en sí es lo que importa, firmado con el seudónimo “Donde habite el olvido”, por su sentido del humor y el oficio poético; el segundo lugar se dio a En un laúd-la Catedral, de “María Porete”, por su rigor formal, la unidad estructural de su trabajo de su trabajo y el verbal del poemario; y, en tercera posición Non Serviam, con el seudónimo “Palimpsesto”, por la originalidad con la que aborda circunstancias cotidianas con humor e ironía. Los jueces fueron Eduardo Casar, Ernesto Lumbreras y Lucía Rivadeneyra. La ceremonia de premiación se llevará a cabo en el mes de agosto, momento en que serán revelados los nombres de los ganadores. Las obras serán publicadas por el Gobierno del Estado de México. Fuente: Gobierno del Estado de México *** Esperan en España que la “Ley Sinde” atraiga inversiones Grandes empresas españolas y de EUA están preparando inversiones y lanzamientos en servicios de películas y música online en España que se harán efectivos una vez que entre en vigor, en septiembre, el reglamento que para poner freno a la piratería desarrolla la polémica “Ley Sinde”, dijo la ministra española de Cultura Ángeles González-Sinde el pasado 21 de julio. Los organismos de vigilancia de la propiedad intelectual han señalado a España como uno de los mayores infractores de los derechos de autor del mundo, con un tasa de piratería de casi el 80 por ciento, y van a seguir muy de cerca la aplicación de la nueva ley. “Hay empresas españolas desarrollando grandes portales y empresas americanas que están estudiando seriamente cómo entrar en el mercado europeo, y espero que eso anime a todo el sector”, dijo la ministra. “Yo sé perfectamente que ha habido muchas empresas que se han estado pensando si abandonar España, cerrar sus sedes y delegaciones porque no les valía la pena. Me consta que del sector de los videojuegos, y de las ‘majors’ también”, dijo, ante la entrada en vigor de una ley muy criticada por asociaciones de internautas y defensores de la libertad de expresión. La “Ley Sinde” abre la posibilidad de cerrar sitios web de intercambio de archivos que ofrecen sin autorización material protegido por los derechos de autor. EUA, país de muchas empresas productoras de grandes cantidades de música y películas, ha saludado la normativa como un paso importante en la lucha contra las descargas ilegales. La cultura en España supone el 4 por ciento del PIB (en el pasado llegó al 5 por ciento), pero cada año se descargan en España 400 millones de películas y se venden 100 millones de entradas, según la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda), mientras que la venta de discos cayó 21% en 2010 respecto al año anterior, según datos oficiales. Proveedores estadounidenses como Netflix y UltraViolet, la minorista francesa Carrefour y posiblemente la cadena de bienes electrónicos Media Markt, unidad de la minorista alemana Metro, quieren ofrecer en España sitios legales de descarga con música, libros, películas y videojuegos cuando se aplique la ley, dijo José Manuel Tourné, de la Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual (FAP). “Todas esas tiendas están preparando el lanzamiento de catálogos muy potentes, con una gran cantidad y calidad de títulos”, manifestó Tourné, que confirmó el desembarco de Netflix para enero. Pero antes, dijo, querían asegurarse de que la ley era eficaz en la lucha contra la piratería, especialmente en lo que se refiere a las páginas de enlace, de las que sale el 80% del contenido pirateado. “Si el reglamento no dice con claridad que enlazar es un acto de piratería no tendrá eficacia alguna, será papel mojado”, dijo Tourné, añadiendo que en ese caso muchas empresas se replantearían sus inversiones. Fuente: IBLNews *** Escritores iberoamericanos homenajean a Buenos Aires Bajo el lema “Por amor a Buenos Aires”, 85 escritores iberoamericanos donaron al Ministerio de Cultura de la capital argentina, el pasado viernes 22 de julio, 101 libros con dedicatorias de su puño y letra, por iniciativa del Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa. La donación fue recibida por el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, en la Biblioteca Miguel Cané, , ubicada en Carlos Calvo 4319 en el barrio de Boedo, donde trabajó como bibliotecario Jorge Luis Borges. Las dedicatorias se realizaron en adhesión a la designación, por parte de la Unesco, de Buenos Aires como Capital Mundial del Libro 2011. “Se trata de una muestra de generosidad y amor a Buenos Aires por parte de estos escritores, que nos conmueve profundamente”, indicó Lombardi. Durante su estadía en la ciudad, en abril, con motivo de la Feria Internacional del Libro, Vargas Llosa donó la totalidad de su obra autografiada a la Biblioteca Miguel Cané. Desde entonces, con la curaduría de María Sheila Cremaschi y el asesoramiento de Ana Gavin, por el Grupo Planeta, y Augusto Di Marco, por el Grupo Santillana, reconocidos escritores hispanohablantes se sumaron a la propuesta donando sus libros con dedicatorias de “amor por Buenos Aires y sus habitantes”. Entre los autores que dedicaron sus libros figuran el cubano Eliseo Alberto; los españoles Manuel Vicent, Fernando Savater, María Dueñas, Luis Leante, Javier Marías, Clara Sánchez, Eduardo Mendoza, Ricardo Menéndez Salmón, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, José Manuel Caballero Bonald, Elvira Lindo y Arturo Pérez-Reverte. Entre los escritores latinoamericanos que se sumaron a la campaña figuran el chileno Hernán Rivera Letelier, el peruano Santiago Roncagliolo, los mexicanos Elena Poniatowska y Xavier Velasco, la uruguaya —radicada en España— Carmen Posadas, los colombianos Juan Gabriel Vásquez y Laura Restrepo y el nicaragüense Sergio Ramírez. Además, durante el acto los hijos de Tomás Eloy Martínez, cuya fundación funciona en el mismo edificio que la Biblioteca Miguel Cané, donaron la obra de su padre, inaugurando así la etapa final de la propuesta que se extenderá hasta abril de 2012, en la cual se recibirán libros dedicados de autores argentinos residentes en la nación sureña. Fuente: La Nación *** Ministros latinoamericanos de cultura se reunieron en Bolivia El XVIII Foro de Ministros de Cultura de América Latina y el Caribe concluyó este 22 de julio en la ciudad boliviana de Santa Cruz, tras dos jornadas de debates. El evento, que buscaba potenciar el intercambio de estrategias en esa esfera, fue inaugurado el jueves 21 por el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García, quien aseveró que las transformaciones que tienen lugar en los pueblos de la región sólo pueden explicarse a través de la cultura. García destacó la fuerza política de la cultura, a la cual consideró una herramienta que permite consolidar el orden existente o cambiarlo radicalmente. A la vez, el funcionario reiteró la importancia de desarrollar más iniciativas, acciones prácticas y materiales a nivel regional para garantizar la visibilización y para lograr actuar como bloque cuando sea necesario. La ministra de Cultura de Bolivia, Elizabeth Salguero, señaló que uno de los objetivos del evento es intercambiar estrategias que trasciendan las fronteras nacionales, y devenir espacio de concertación, con capacidad de movilización en la aplicación de políticas, estrategias y mecanismos que articulen ideologías incluyentes, apuntó. El foro sirvió de precedente a la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (Celac), aún por constituirse, según aseveró el viceministro cubano de Cultura, Fernando Rojas. En la última jornada del evento, en el que participaron autoridades de cerca de treinta países de la región, abordarán temas como la filosofía del vivir bien o buen vivir, y la cooperación sur-sur. Este foro fue creado en 1989 como instancia institucional de coordinación, orientación y decisión en el proceso de alcanzar la integración cultural latinoamericana y caribeña. La 17ª edición se realizó en Quito, Ecuador, en abril de 2010. Fuente: Prensa Latina *** Inauguran en Ciudad de México exposición sobre José Saramago El pasado sábado 23 de julio fue inaugurada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, en Ciudad de México, la muestra itinerante “José Saramago, la consistencia de los sueños”, que con más de 1.600 objetos y el apoyo de videos y otros recursos multimedia e instalaciones, constituye un recuento de la creatividad y existencia de 87 años de José de Sousa Saramago. Se trata de la cuarta edición de esta muestra sobre la vida y la obra del autor, quien nació en 1922 en una aldea de “una familia de campesinos sin tierras”, y está revestida de un carácter especial, ya que es la primera vez que se abre al público sin la presencia física del escritor, quien había participado en las otras tres aperturas en Lanzarote, Lisboa y Sao Paulo. La exposición reúne obra inédita, textos literarios originales, manuscritos y mecanografiados, apuntes, diarios, fotografías, cartas, muebles y otros objetos personales, además de la medalla del Nobel, en una reconstrucción del mundo personal y creativo, y del pensamiento crítico y humanismo de Saramago, una persona “como cualquiera de nosotros”, que fue obrero mecánico, oficinista, periodista, traductor, poeta, dramaturgo, ensayista, novelista, humanista, comunista, zapatista y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1998. Se han incluido fotografías de sus abuelos analfabetos, “pero muy sabios” —como solía insistir Saramago—, sus credenciales de los primeros años de escuela, sus primeros pasos en su pueblo natal, Azinhaga. También, aunque no de forma específica, la intensa relación de Saramago con México, su compromiso indeclinable con las causas del zapatismo, sus viajes a la selva Lacandona, sus críticas primero al régimen priísta y después, con la misma virulencia, los efectos de las políticas conservadoras de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón. Fernando Gómez Aguilera, curador y director de la Fundación César Manrique y amigo muy cercano de Saramago, respondió a la pregunta del moderador Eri Cámara, curador de San Ildefonso, sobre qué verá el visitante de la exposición: “Una experiencia de emociones, las palabras hemos querido convertirlas en emociones. En emociones contenidas, no escandalosas. Los libros son emociones también. El pensamiento riguroso ha de sostenerse sobre emociones vinculadas a la búsqueda de la verdad, del conocimiento, a la compasión, una línea central de la actividad literaria e intelectual de Saramago: compadecerse de los otros, de los compañeros”. Y esa tarea suya de pensar compadeciéndose en los demás, agregó Gómez Aguilera, quien consideró a Saramago “una de las pocas conciencias universales en todo el mundo”, es la que se buscó en la exposición, “y por eso el reto fue pasar las palabras a imágenes también, sin que las palabras se perdieran”. Luego de la charla se realizó la inauguración oficial en el patio central de San Ildefonso, con la participación de funcionarios de culturales del Instituto Nacional de Bellas Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y el Gobierno del Distrito Federal. “Si visitan la exposición y les gusta”, dijo ahí Pilar del Río —compañera de vida del escritor portugués—, “digan a quien no la ha visto, cuéntenle a los demás que se trata de la vida de una persona como todos nosotros, no de élite, no universitaria, que se hizo a sí mismo y que fue ejemplo de la gente sencilla que, a base de trabajar, nos ennobleció a todos. Y eso le hace falta mucho a México”. Del Río expresó su preocupación sobre los atentados del viernes 22 de julio en Noruega mientras traía a cuento algunas reflexiones sobre el mundo contemporáneo, incluidas en los libros del autor. “Saramago hizo literatura, pero no para contar su vida, sino sus obsesiones: el poder, la religión, las leyes que no parecen ser aprobadas para que los derechos no colisionen, sino para tejer enjambres que nos esclavicen”, afirmó durante su charla en el Anfiteatro Simón Bolívar de San Ildefonso. “A las leyes religiosas me refiero, a esas que mandan matar o cuidar la pasión o enfriar y castigar el cuerpo; a las leyes que mandan contra el otro, no tu semejante, sino tu enemigo, porque tiene otro estilo de vida u otro color”, agregó Del Río, presidenta de la fundación que lleva el nombre del escritor. “Miremos hoy Noruega, que parecía el paraíso y el viernes se desencadenó el infierno por la intransigencia. El sueño de la razón genera monstruos, repetía Saramago con Goya, que para él no era un pintor: era un filósofo”. Saramago advertía sobre la contaminación y suciedad del mundo, que “era para él algo inaceptable, un dolor, una obligación cívica en la que debía empeñarse antes de que el lodazal se instale definitivamente en nuestros corazones”. Para Saramago, “los sueños eran consistentes cuando se podían levantar del suelo, como del suelo se levantan las cosechas, las casas, los hombres y las mujeres”, comentó Del Río en relación al título de la exposición. “Vamos a hacer un viaje por Saramago, el mejor viaje posible, según el propio José dijo. Se descubrirán documentos y se confirmará que la forma de estar en la vida de este portugués y mexicano, como un día lo definió Carlos Fuentes, es la mejor posible, porque es la de quien utiliza la herramienta del pensar, y junto a la herramienta del pensar, la herramienta del sentir. Saramago era un hombre contenido, pero emocionado”. Del Río reconoció que a Saramago le hubiera emocionado mucho ver la exposición en un sitio tan sobrio y hermoso como San Ildefonso: “Lo conocía y no sabes qué dolor siento de que no pueda ver la exposición... Sería un orgullo, una alegría tan grande para él ver a sus abuelos analfabetos colocados en un lugar tan impresionante”. Y compartió una posibilidad: “Paseando por estos claustros de San Ildefonso tal vez veamos a Saramago mirando sorprendido todo esto que se ha montado por él, y diciéndonos que estamos locos. Y tal vez sea verdad que lo estemos, locos de amor y de solidaridad por quien tanto amó y tanto dio de sí mismo”. La compañera de Saramago adelantó que sí se publicará la novela que dejó inconclusa y que, otra coincidencia con México, habla precisamente de uno de los fenómenos que más afectan a este país: la violencia desatada y enquistada en gran medida por el tráfico de armas. “Se publicará, pero no este año. Se pretende que además de un hecho literario sea un hecho moral. Es un tema que en México es especialmente sensible: las armas. Saramago se enfrentó a ese asunto en los últimos meses de su vida. Y cuando esas páginas aparezcan, tiene que ser de tal manera que todos nos pongamos a pensar. Insisto: tiene que ser un aldabonazo en las conciencias. Si no, no hubiera merecido la pena el esfuerzo que hizo, sabiendo que se iba a morir, al abordar ese trabajo. Y con la profundidad, la perspectiva ética, la agilidad con que lo hizo... Quiero que todo mundo conozca estas páginas, pero de la mejor manera”. Fuente: La Jornada *** Fallece el arabista español Joan Vernet El arabista Joan Vernet Ginés (Barcelona, 1923), catedrático emérito de la Universitat de Barcelona (UB), y traductor de El Corán al castellano, murió el sábado 23 de julio, según informó en un comunicado el Institut d’Estudis Catalans (IEC). A pesar de ser especialista en el estudio del mundo árabe y en la evolución de la ciencia medieval y renacentista, su interés por todos los campos de la ciencia le convirtió en “maestro de toda una generación de estudiosos”, recordó Antoni Roca, miembro de la Societat Catalana d’Història de la Ciència i de la Tècnica, filial del IEC. Era doctor en filosofía y letras y catedrático emérito de lengua y literatura árabe por la UB, miembro de la Sección Histórico-Arqueológica del IEC desde 1978, y miembro de la Academia de Historia de Madrid y de la Academia Internacional de Historia de las Ciencias de París. Vernet es autor de más de una treintena de libros y 300 artículos, entre los cuales destacan Literatura àrab, Lo que Europa debe al Islam de España, Historia de la ciencia española y La cultura hispanoárabe en Oriente y Occidente. También es autor de la considerada como mejor traducción de El Corán al castellano, así como de los míticos cuentos de Las mil y una noches, que tradujo directamente del árabe. Otra de sus obras es la biografía Mahoma (Espasa), en la que recorrió la vida del profeta musulmán a partir de las fuentes árabes con la voluntad de alejar su figura del desconocimiento y los prejuicios. Recibió la Creu de Sant Jordi (2002), la Medalla Narcís Monturiol al mérito científico y tecnológico de la Generalitat (1985), la Medalla Sarton (Estados Unidos, 1991), la Medalla Koyré (París, 1995), el premio Menéndez Pidal (1993) y el premio de la Fundació Catalana per la Recerca (1999). Fuente: Europa Press *** Realizan en España encuentro internacional de traductores y escritores Potenciar el perfil como escritores de los traductores es uno de los objetivos que se plantea el Sexto Encuentro Internacional de Traductores y Escritores celebrado el 25 y 26 de julio en Castrillo de los Polvazares (León, España), organizado por Proyecto Europeo de Traducción, una asociación que pretende fomentar el encuentro de traductores profesionales y escritores para crear bolsas de traducción e intercambio literario en el continente. Entre los participantes estuvieron Peter Bush, traductor al inglés de La Celestina y de obras de Valle Inclán; Susanne Lange, que ha traducido El Quijote al alemán; Petra Strien, que ha volcado a este idioma obras de Julio Llamazares o Amelia Gamoneda, cuya traducción de La siesta de M. Andesmas, de Marguerite Duras, acaba de publicarse. En el encuentro se dieron cita autores procedentes de Francia, Dinamarca, Cuba y Bélgica, además de España; el editor vallisoletano César Sanz; el escritor zamorano Luis García Jambrina, y los poetas José María Muñoz Quirós, Lourdes de Abajo, Julia Barella, Luis Luna, José R. Trujillo y Miguel Anxo Fernán-Vello, entre otros. Para la presidenta de la Asociación de Traductores de España, María Teresa Gallego, “ya es hora de decir que sobre los traductores descansan las empresas editoriales. Porque últimamente hablamos mucho sobre nuestra invisibilidad, sobre que somos vehículo de transmisión literaria y de intercambio cultural, etcétera, y todo eso es cierto, pero también hay que poner el acento en que somos una columna vertebral de unas empresas que crean puestos de trabajo y, a su vez, mueven otros sectores, como las librerías, las distribuidoras, etcétera. Sobre todo porque un 30% de lo que edita anualmente una editorial de mediano tamaño son traducciones, sin contar las reediciones”. Gallego recuerda que fue un editor el que le abrió los ojos sobre este punto. “Él decía que cuando un editor habla de los traductores se refiere a ellos como un gasto, cuando debería verlos como una inversión. Y es que deberíamos ser un elemento de promoción del libro. Decirle al lector: ‘Aquí tiene un libro de Philip Roth o Paul Auster o Amin Maalouf, y lo va a leer con total garantía porque lo ha traducido un profesional de primer nivel’ ”. Gallego considera que el nivel de calidad de la traducción en España es muy alto, algo en lo que coincide con el coordinador del encuentro, Javier Gómez-Montero, quien recuerda el paso por estas citas anuales de excelentes traductores, al tiempo que escritores como Antonio Colinas, Jordi Doce, Andrés Sánchez Robayna, Luis Alberto de Cuenca o el mismo Antonio Gamoneda. “Curiosamente son todo poetas, pero es que cuando un escritor domina su idioma suele ser un gran traductor”. En cuanto a las reivindicaciones concretas de los traductores, Gómez-Montero señala que son “los transmisores fundamentales de literatura”, pero no sólo eso, “pues el lector cuando lee a Paul Auster, a Houellebecq, está leyendo la voz del traductor. Son asimismo autores, sin cuya voz los escritores traducidos no serían reconocibles para el lector. Por supuesto que su labor es ser fiel pero también contextualizar, adaptar la obra a los nuevos contextos, tiene que buscar las referencias que sean conmensurables, ese ‘decir casi lo mismo’, como define Umberto Eco a la traducción”. Una labor que se antoja particularmente difícil cuando se habla de poesía. “En los talleres de poesía que hemos organizado en anteriores ediciones del encuentro, quedaba claro que el resultado será siempre diferente del original. Que aquí la labor del traductor será conseguir los efectos estéticos, emocionales y culturales mediante el trasvase de códigos al nuevo contexto lingüístico. Aquí el traductor tiene que ser infiel, porque si dice literalmente, fracasará. Ha de ser un adaptador a los nuevos contextos”. Javier Gómez-Montero afirma que en este oficio “hay mucho talento oculto” y muchos traductores de Castilla y León (formados en las universidades de Salamanca, Soria y León) que están desperdigados en Madrid y otras autonomías. Mientras se perfila el estatuto del traductor y se trabaja en la realización de una cartografía de la edición en Europa, que ponga de manifiesto el estado de la cuestión en el continente, los traductores se enfrentan a nuevos retos relacionados con asuntos como los derechos de autor en la red. Fuente: El Norte de Castilla *** Científicos españoles buscan la tumba de Cervantes Una operación que durará tres semanas, y que consistirá en un barrido con georradar del subsuelo y de los muros del convento madrileño, de la Orden Trinitaria, donde el escritor español Miguel de Cervantes yace, enterrado en un rincón desconocido, desde 1616, cuenta con el aval de la Academia Española, la simpatía del arzobispado y el entusiasmo de un equipo de expertos y técnicos dispuesto a involucrarse en el empeño, de culminar con éxito las gestiones para la financiación de la iniciativa. El monasterio, de clausura femenina, se halla en una manzana de 3.000 metros cuadrados enclavada entre las calles de Huertas y Lope de Vega. El plan contempla aplicar “un aparato emisor de señales radioeléctricas inocuas, georradar, que localiza vestigios materiales en el subsuelo y en muros gracias a la respuesta a señales específicas que todos los objetos emiten, con diferente intensidad variable y en frecuencias mensurables”. Así lo explicó este 25 de julio Luis Avial, experto en georradar y con amplia experiencia en detecciones realizadas en enclaves como las catedrales de San Isidoro de León o la de la Seo d’Urgell, así como en centenares de fosas. “Los huesos humanos emiten con frecuencia 8; el agua, con frecuencia 1. Las respuestas obtenidas permiten perfilar un mapa en tres dimensiones que, complementado por rayos infrarrojos, detalla pormenorizadamente el contenido del interior de todo tipo de oquedades, material óseo incluido”. Los preparativos de este rastreo comenzaron hace 18 meses, cuando Luis Avial comentó al historiador militar Fernando Prado una idea sugerida por un periodista amigo: “Cervantes está enterrado en una manzana de la calle de las Huertas, pero el lugar exacto se desconoce”. La afirmación contagió a Prado de un apasionado interés, y decidió transformar la idea en un plan concreto de rescate. El monasterio madrileño, edificado con ladrillo en 1609 y reconstruido en 1673, posee tres torres, cubierta tejada, claustro, salas, corredores, una veintena de celdas con rejas y celosías, más una huerta de flores con un mandarino. En el estudio realizado en 1870 por Mariano Roca de Togores, marqués de Molins, se sugiere que Cervantes pudo haber sido enterrado en las inmediaciones del claustro. Otros argumentos lo sitúan en un nicho de pared junto a la huerta; y algunos dentro de la iglesia, embebida en el convento, donde existe una placa que conmemora su entierro y el de su mujer, Catalina de Salazar, más dos lápidas de los patrones del templo, Sancho de la Cerda, segundón del duque de Medinaceli, y su esposa María de Villena Melo, noble portuguesa. Sor Amada, priora hoy del convento trinitario, afirma: “Si el arzobispado y la Academia Española lo autorizan, no hay inconveniente para que se realice la búsqueda”. Tras las gestiones del historiador Fernando Prado ante la Academia Española, Darío Villanueva, secretario de esta institución, acogió con ilusión el nuevo rescate cervantino. “La Academia da su aval a una investigación basada en una propuesta seria y creíble como esta”, subraya el académico. Prado conversó, asimismo, con el Gobierno regional, que supervisa por ley las actuaciones arqueológicas, y con el delegado episcopal de Patrimonio, José Luis Montes. “Vemos con simpatía esta iniciativa y no habrá inconveniente para su viabilidad cuando se formalice la petición para iniciarla”, aseguró este último. Las dificultades son muchas, comenzando por la duración del extravío de los despojos de Cervantes, que se remonta a 1673. Problema añadido son las sucesivas restauraciones acometidas desde el siglo XVII en este cenobio femenino, como las que se realizaron hace 25 años para alojar un establecimiento de distribución editorial en un ala lateral de la manzana, junto a la huerta. Pero el margen de error parece reducirse ante el entusiasmo de los buscadores. “Sabemos de fuentes religiosas que los huesos de Cervantes fueron llevados a otro convento trinitario cercano”, explica Darío Villanueva, “para ser reintegrados posteriormente junto con otros durante unas obras culminadas a finales del siglo XVII”. Fue entonces cuando el rastro y la ubicación exacta de su sepultura se perdieron, pero se conoce con certeza documental que los despojos de Cervantes continúan dentro del recinto trinitario. La iglesia era en su origen, según la crónica, “un pobre portal”, cuando en su casa de la calle de Francos esquina a la de León, Miguel de Cervantes murió a causa de una cirrosis hepática con diabetes e hidropesía en la noche del 22 de abril de 1616. Contaba 69 años de edad y tenía la dentadura muy dañada. Fue enterrado con el rostro descubierto y la mortaja de la Venerable Orden Tercera franciscana, en la que profesó desde el 2 de abril de 1616, poco antes de morir. Por carecer de recursos, encargó sólo dos misas. “Hay varios datos anatómicos de extraordinario interés para facilitar el hallazgo de sus restos mortales, incluso si se encontraran mezclados con otros huesos”, explica Fernando Prado. “Aparte de las lesiones dentales, el radio y el cúbito de su brazo izquierdo los tenía Cervantes muy dañados por el disparo que recibió en la batalla de Lepanto, en la que tan bravamente combatió”, subraya. “Eso permitirá identificarlo con mayor facilidad”, añade. Y comenta que el renombrado antropólogo forense Francisco Etxeberría le mostró excelente disposición a integrarse en el equipo de búsqueda e identificación. “El otro dato es que Cervantes sufrió además un arcabuzazo en el pecho, por lo cual su cavidad torácica conservará secuelas detectables por los especialistas”. De la misma argumentación participa Villanueva. La Academia Española sufraga anualmente un oficio religioso en conmemoración del novelista universal, el jueves de abril más próximo al 22, fecha de la muerte de Cervantes. En esa fecha y en el Día de Reyes, las 13 monjas trinitarias del convento, que observan estricta clausura, tienen permitido saludar a los asistentes desde las rejas que les separan del mundo en la iglesia de San Ildefonso, adosada al convento, que posee una cripta extensa, adonde fueron trasladados asimismo restos de otros enterramientos allí efectuados, como el de una hija del prolífico dramaturgo Lope de Vega llamada Marcela de San Félix, escritora de endechas, jaculatorias y hasta 27 romances, y que profesó precisamente en este monasterio. Detrás de sus celosías, Marcela presenció el cortejo fúnebre de su padre, en agosto de 1635. Tanto Lope como Cervantes beneficiaron al monasterio trinitario. Las crónicas de época cuentan que Pedro Calderón de la Barca, el genial autor teatral del Siglo de Oro, penetró con una turbamulta en el convento en busca de un varón burlado por el hermano del escritor, a quien aquél acababa de apuñalar. Templo y convento fueron edificados por Pedro Rodríguez Majano en 1612 por encargo de Francisca Romero de Gaytán, que lo habitó con monjas procedentes de Santa Úrsula, en Toledo. Fue remozado entre 1673 y 1693 por el arquitecto Marcos López. Fuente: El País *** Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe para David C. Hall El escritor estadounidense David C. Hall resultó ganador este 26 de julio del XV Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe, dotado con 10.000 euros, por su obra Barcelona skyline, una novela donde confluyen sangre, sexo y ambientes lujosos y sofisticados en una trama llena de incógnitas. El jurado estuvo presidido por el escritor Lorenzo Silva y compuesto por Ramón Pernas, director de Ámbito Cultural de El Corte Inglés; Marta Sanz, escritora, y Esperanza Moreno, editora del Grupo Edaf. En este relato, el autor conduce al lector a través de una encrucijada donde se encuentran varios personajes. Entre ellos, un detective privado de Chicago, una asesina a sueldo y un mafioso ruso. Ellos, acompañados de un sinfín de personajes perfectamente interrelacionados entre sí, se encontrarán en un escenario lleno de acción y suspense. David C. Hall nació en Madison, Wisconsin (Estados Unidos) y vive en Barcelona desde 1974, donde ha trabajado como profesor y traductor. Ha participado en seminarios, cursos y conferencias de literatura, escritura y género negro en diversas universidades de España, así como en sucesivas ediciones de Mayo Negro en Alicante y la Semana Negra de Gijón. Entre sus publicaciones literarias destacan tres novelas de género negro escritas originalmente en inglés: Cuatro días (Planeta); No quiero hablar de Bolivia (Júcar) y Billete de ida y vuelta (Ediciones B), esta última publicada posteriormente como Return Trip Ticket en Estados Unidos por St. Martins Press. Además, es autor de la novela juvenil El invento del siglo (Ediciones Edebé,) publicada en castellano y en catalán. Fuente: Europa Press *** El Drae eliminará “acepciones peyorativas” de la palabra “rural” La próxima edición del Diccionario de la Real Academia Española (Drae) eliminará acepciones como “tosco” o “inculto” del significado del término “rural”, según aseguraron este 26 de julio las organizaciones agrarias Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag). Estas organizaciones, en un comunicado, explicaron que el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, les manifestó que la RAE “ha modificado y, por lo tanto, no aparecerá en la próxima edición del diccionario”, cualquier acepción peyorativa de “rural”. La próxima edición del diccionario, la vigésima tercera, está prevista para 2014. Varios colectivos, entre ellos estas organizaciones agrarias, habían reclamado que se eliminaran las referencias “claramente discriminatorias hacia los hombres y mujeres que vivimos y trabajamos en los pueblos”. Fuente: EFE *** Entregado en Caracas el Premio Stefania Mosca Fernando Guzmán, Alicia Jiménez, Carolina Lozada, Daniel Linares, Esmeralda Torres y Carlos Colmenares obtuvieron el galardón en diversas categorías. El pasado lunes 25 de julio fue entregado en la capital venezolana el II Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca, convocado por el Gobierno del Distrito Capital y la Alcaldía de Caracas a través de la Fundación para la Cultura y las Artes (Fundarte). Los miembros del jurado otorgaron el premio a la obra literaria, mención ensayo a Las ciudades interiores y los espacios de la melancolía en Teresa de la Parra, de Fernando Guzmán, quien presentó la obra bajo el seudónimo “Fuerasca 917”. La obra Como el hilo sin perlas, viaje al universo poético de Enriqueta Arvelo Larriva, de Alicia Jiménez, recibió una mención especial “por ser un extraordinario y exhaustivo trabajo de investigación sobre la vida y obra de la poeta barinesa Enriqueta Arvelo Larriva”. El premio mención crónica, correspondió a La vida de los mismos (crónicas literarias) presentado por la merideña Carolina Lozada (http://www.letralia.com/firmas/lozadacarolina.htm) bajo el seudónimo “Alena”. La flor y sus apóstoles, de Daniel Linares, fue galardonada con el premio mención narrativa, y el libro Un hombre difícil, de Esmeralda Torres, quien presentó la obra bajo el seudónimo “Santiago Sucre”, recibió una mención especial “por contener una novela corta y un conjunto de relatos concebidos como unidad en la comunidad de sus personajes, de indudable atractivo en términos de suspenso”. En la mención poesía resultó ganador el poemario dos mil nueve, presentado por Carlos Colmenares bajo el seudónimo “valerio 6”, “por ser un libro honesto que busca limpidez y evita el exceso retórico”. La ensayista Stefania Mosca nació en Caracas en 1957. Entre sus obras destacan Jorge Luis Borges: utopía y realidad (1984); La memoria y el olvido (1986); Seres cotidianos (1990) y El circo de Ferdinand (2006). La autora se desempeñó como consejera de la Misión Permanente de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Fuente: AVN *** Conceden el Premio Mumes al senegalés Amadou Ndoye El Festival de Músicas Mestizas y +, Mumes 2011 (http://mumes.es), que organizan TantoArte y Mirmidón, ha creado este año 2011 el Premio Mumes a la labor intercultural, que distingue el trabajo de personas e instituciones en dicha materia. En esta primera edición el galardón ha sido concedido al profesor escritor y crítico literario senegalés Amadou Ndoye. Esta distinción, consistente en una pieza que ha sido diseñada por El Alfar, le fue entregada el pasado miércoles 27 de julio en TEA Tenerife Espacio de las Artes, en Islas Canarias (España). Mumes ha querido distinguir así la contribución al conocimiento y difusión de la literatura canaria y española en África, labor que inició el premiado hace varias décadas, realizando dicha acción intelectual, además, en un escenario adverso y escaso de recursos económicos como es el continente africano. El interés de Amadou por dar a conocer las letras canarias, en la Universidad de Dakar, en la que ha desarrollado una intensa labor docente, supuso en sus inicios una iniciativa excepcional ya que en aquellos momentos históricos las relaciones de Canarias y España con África eran prácticamente nulas. La tarea de Amadou fue un alarde de perspectiva en el tiempo, rompiendo con su intuición y curiosidad la indiferencia reinante en la época sobre la intercomunicación Canarias-África. Su labor de investigación y ensayo de la literatura canaria ha sido consistente y analítica. Nacido en Senegal en 1947, Ndoye es profesor de español de la Universidad Anta Diop de Dakar y un estudioso de la literatura canaria. Basó su tesis doctoral, que presentó en Toulouse, en la novela canaria de los años 70. Además, escribió el ensayo Estudios sobre narrativa canaria (Tenerife, 1998), que cuenta con una segunda edición ampliada publicada en 2006. A un tiro de piedra (2006) y En torno a la narrativa hispanoamericana (2008) son otras publicaciones del autor. Además de su carrera docente y literaria, Ndoye colabora con artículos en diferentes medios de comunicación. Con este galardón, Mumes añade una iniciativa más a su programación de actividades que hacen hincapié en la riqueza cultural de las diferentes tradiciones del planeta, en su fusión y mestizaje. El Festival de Músicas Mestizas y +, Mumes 2011, cuenta, para esta octava edición, con el patrocinio del Gobierno de Canarias, el Cabildo Insular de Tenerife y Casa África, además de la colaboración de Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Isla Forum, Tea Tenerife Espacio de las Artes, África Vive, Auditorio de Tenerife Adán Martín, El Kastillo Espacio de Arte, MiradasDoc, Cruz Roja, CajaSiete, Hotel Contemporáneo, Grupo DaGigi y Bloko del Valle, entre otras entidades. Fuente: Rider Producciones *** Academia Norteamericana de la Lengua incorpora miembros numerarios La Academia Norteamericana de la Lengua Española (Anle) informó el pasado jueves 28 de julio que incorporó a ocho miembros numerarios de Estados Unidos y Canadá, la mayor expansión de esa entidad en sus 38 años de vida, de acuerdo con su presidente, Gerardo Piña Rosales. Entre los nuevos integrantes figuran los argentinos Luis Alberto Ambroggio, Georgette M. Dorn y Leticia Molinero. Los poemas de Ambroggio, quien reside en Washington, han sido traducidos al inglés, francés, portugués, italiano, turco y rumano. El poeta es coeditor de la antología Al pie de la Casa Blanca: poetas hispanos de Washington DC, mientras que Dorn es directora de la División Hispana de la Biblioteca del Congreso en Washington y profesora de historia en Georgetown, señaló la Anle en un comunicado de prensa. Molinero, traductora profesional, vive en Nueva York y codirige con Laura Godfrey las comisiones de Anle de Relaciones Públicas y Anle-Gobierno. Preside también la Comisión del Cibersitio de la Anle y la Comisión para el Estudio de la Norma del Español de EUA. El peruano Isaac Goldemberg es otro de los miembros numerarios de Anle y ha publicado cuatro novelas, entre éstas La vida a plazos de don Jacobo Lerner, seleccionada por el Yiddish Book Center de EUA como una de las cien obras más importantes de la literatura judía en los últimos 150 años. Esta obra fue elogiada por Mario Vargas Llosa, José Emilio Pacheco y Alfredo Bryce Echenique. Goldemberg, que también ha publicado dos libros de relatos, trece de poesía y tres obras de teatro, dirige el Instituto de Escritores Latinoamericanos en el Colegio universitario Hostos en Nueva York, donde reside el escritor. Otro miembro de la Anle es el lingüista brasileño Milton Azevedo, autor de ocho libros, entre ellos Introducción a la lingüística española y profesor en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California en Berkeley. Por su parte, Mariela Gutiérrez, que nació en Cuba y reside en Canadá, es ensayista, crítica literaria, e investigadora y se especializa en estudios afrohispánicos y en la literatura femenina latinoamericana del siglo XX. Gutiérrez es autora de ocho libros que le han valido varios premios en Canadá, Francia y España. El novelista y profesor emérito de la Universidad de California en Santa Bárbara, el español Víctor Fuentes, también figura en la lista de nuevos miembros de la Academia Norteamericana así como la costarricense Rima de Vallbona, que reside en Texas. Vallbona ha publicado cuatro libros sobre escritoras hispanas y ha recibido premios de novela y cuento en Argentina y Colombia. Fue condecorada por el rey Juan Carlos de España con la medalla del servicio civil por su labor cultural. Fuente: EFE *** La cantante Susana Baca es designada ministra de Cultura del Perú La cantante peruana Susana Baca asumirá el Ministerio de Cultura de Perú en el gabinete de Ollanta Humala, quien asumió la Presidencia este jueves 28 de julio. Baca, una de las más respetadas figuras de la música peruana, es la ganadora de un Grammy Latino y también es conocida por su labor como investigadora de la música afroperuana. La nueva ministra anunció, al asumir el cargo este lunes 1 de agosto, que emprenderá una lucha contra la desigualdad cultural y que buscará constituir un ministerio del cambio, que permita reconocer a Perú ante el mundo como un país contemporáneo. Durante la ceremonia de presentación como nueva titular, Baca sostuvo que el Perú debe construir una unidad e identidad como nación, para decirle al mundo “que somos un pueblo que apostó por la reconciliación y el diálogo”. “Vamos a emprender la lucha contra la desigualdad cultural, vamos a descentralizar la cultura, vamos a incluir a todos para que la palabra de todos tenga un mismo significado y sentido. No me dejen sola, no me dejen sola”, expresó. En otro momento manifestó que el Ministerio de Cultura es de todos, porque “todos somos la cultura”, por lo que su despacho buscará la inclusión y descentralización que permitan mostrar “nuestro pasado con orgullo y nuestro presente con solidez”. “Buscamos un acercamiento a todos que parta del corazón y del compromiso, de nosotros depende que esta oportunidad no sea desperdiciada. Tratemos de alejar nuestras propias ambiciones para hacer un equipo solidario, porque todos lo necesitamos”. En su discurso también sostuvo que, en pleno siglo XXI, Perú deja de ser “un país de islas solitarias de identidad”, para pasar a ser una gran nación que se construye día a día, “incluyendo y fusionando una nueva identidad convergente y en continuo cambio”. “Que los descendientes de los incas, hoy marginados, puedan volver a ser dueños de sí mismos, (...) que mis hermanos amazónicos puedan volver a tocar su música acorde con sus pájaros de hermosos colores. Que el perdón que aprendí de mis hermanos afroperuanos siga su camino para danzar con ritmo y alegría; y que José María Arguedas, en su centenario, sepa que pudimos hacer el Perú de todas las sangres”. Tras recibir el aplauso al asumir el cargo y ofrecer su discurso, la ministra cantó una copla que, dijo, la acompañó durante su vida musical. Por último recordó que su madre nunca pensó en sus mejores sueños tener a una hija ministra, pero aseguró que los peruanos podemos soñar que nuestros hijos sí pueden ocupar estos cargos. “Porque hemos construido una sociedad que no discrimine, que no margine y que es más justa”, añadió. Maestra de profesión, Baca nació en Lima el 24 de mayo de 1944, y desde sus inicios en el mundo de la música le ha interesado recuperar el sonido tradicional de su tierra. Hija de un guitarrista y de una bailarina, estuvo rodeada de música desde su infancia. Pronto fundó un grupo de música experimental que combinaba música y poesía local. En 1987 publicó su primer álbum, Color de rosa poesía y canto negro. Su disco más celebrado es Lamento negro, editado en 2001 y que le valió un premio Grammy. Con 13 discos de estudio a sus espaldas, Baca afronta ahora una nueva faceta política en la que sucederá en el cargo a Juan Ossio, que deja la joven cartera de Cultura de Perú, que tan sólo cuenta con once meses. La artista limeña ganó un premio Grammy Latino en 2002 por el disco Lamento negro, que también fue nominado este mismo año para el Grammy en la categoría de “Mejor Disco de World Music”. También ha sido distinguida con la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa, y la Orden al Mérito de la República del Perú. Fuentes: Andina • RTVE *** Murió en Valparaíso el poeta chileno Aristóteles España En la ciudad de Valparaíso murió el jueves 28 de julio el poeta chileno Aristóteles España, a causa de una afección en el hígado. El autor fue uno de los presos políticos más jóvenes durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). El poeta falleció diez días después de ser internado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital “Carlos Van Buren” de Valparaíso (noroeste). Durante los últimos dos años, España estuvo recluido en ese centro de atención médica en distintas oportunidades por dolencias en su salud. En Valparaíso, España siguió escribiendo y hasta marzo de 2010 trabajó en el Consejo de la Cultura y las Artes. A la edad de 55 años, el notable poeta dejó un gran legado literario. Una de sus obras más famosas, Dawson, fue inspirada en sus experiencias a los 17 años cuando resultó detenido y confinado en la isla homónima por ser dirigente estudiantil. En 1985, Aristóteles España fue honrado por Dawson con el Premio Latinoamericano Rubén Darío, que otorga el Ministerio de Cultura de Nicaragua. Dos años antes, el autor chileno recibió el reconocimiento de Poesía Gabriela Mistral, entregado por la Municipalidad de Santiago, y el Premio Alerce, del Ministerio de Educación y la Sociedad de Escritores de Chile. “La poesía me enseñó a ser libre y a creer en la diversidad. Escribir poesía en un campo de concentración como Dawson fue escribir un canto de amor en medio de la muerte”, relató en una entrevista con la revista chilena Punto Final. Estudió comunicaciones y guión cinematográfico en la Universidad de Buenos Aires, entre 1986 y 1993, donde también se licenció en derechos humanos en el Instituto Argentino por los Derechos del Hombre. Sus restos fueron trasladados el viernes a Punta Arenas, extremo austral de Chile, donde fueron sepultados el sábado en el Cementerio Municipal de esa ciudad. Las obras más destacadas de España son La guitarra de mis sueños (1975), Incendio en el silencio (1978), Equilibrios e incomunicaciones (1977-1981), Dawson (1985) y Contra la corriente (1989). Fuentes: EFE • teleSUR *** Otorgan a Juan Gelman el Premio Universitario de Cultura 400 Años Un profesor de la universidad convocante criticó la concesión del premio al autor de Mundar. Este jueves 28 la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) entregó por segunda vez su Premio Universitario de Cultura 400 Años, que en esta ocasión correspondió al poeta y periodista argentino Juan Gelman, Premio Cervantes de Literatura 2007 y considerado uno de los mejores poetas vivos en el mundo de habla hispana. El galardón, que en su primera edición le fue concedido a Miguel Ángel Estrella, se entrega ahora a Gelman por ser “considerado uno de los grandes poetas contemporáneos latinoamericanos, cuya obra está enmarcada por un fuerte compromiso social y político y su vida, por la defensa de los derechos humanos”. En la resolución, firmada por la rectora Carolina Scotto, se dice que la obra de Gelman “delata una ambiciosa búsqueda de un lenguaje trascendente, ya sea a través del realismo crítico y el intimismo cuanto con la apertura hacia otras modalidades”, y que “tanto la obra de Juan Gelman como su vida constituyen un aporte fundamental a la cultura latinoamericana en pos de la construcción de una ciudadanía democrática y una sociedad más justa”. Sin embargo, el premio despertó el rechazo de Oscar del Barco, profesor de la UNC, filósofo, poeta y autor de los libros Alternativas de lo post humano y El otro Marx, entre otros. Opina que hay una contradicción entre la vocación democrática de la universidad y el hecho de que Gelman apoye a la dictadura cubana: si la UNC hace de la libertad un valor esencial, entonces no debería premiar a una persona que apoya a Fidel Castro. De acuerdo con Del Barco, también entran en contradicción esos valores con la participación de Gelman en crímenes ligados a la lucha armada en la Argentina y con el hecho de que Gelman nunca haya hecho una autocrítica. Del Barco, fundador en la década de 1960 de la revista Pasado y Presente, junto a Francisco Aricó, expresó por primera vez en público su opinión respecto a la responsabilidad de Gelman en los asesinatos de sindicalistas, políticos, policías y miembros de Montoneros en diciembre de 2004. Lo hizo en una carta que envió a la revista cordobesa La Intemperie, que —junto al reportaje a Héctor Jouvé que la motivó— inició un profundo debate en torno a la lucha armada en Argentina. Jouvé, ex integrante del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), relataba cómo habían sido las ejecuciones de Adolfo Rotblat y Bernardo Groswald (miembros de la organización) en el monte salteño. En su carta, Del Barco se declaraba responsable de esas muertes por el hecho de haber apoyado al EGP. “Todos los que de alguna manera simpatizamos o participamos, directa o indirectamente, en el movimiento Montoneros, en el ERP, en la FAR o en cualquier otra organización armada, somos responsables de sus acciones”, escribió. En un pasaje de la carta, Del Barco se refirió a Gelman reclamándole que debía “abandonar su postura de poeta-mártir y asumir su responsabilidad como uno de los principales dirigentes de la dirección del movimiento armado Montoneros. Su responsabilidad fue directa en el asesinato de policías y militares... Debe confesar esos crímenes y pedir perdón por lo menos a la sociedad”. El texto generó una intensa discusión que tomó el nombre de “No matarás”. Bajo ese título se publicaron las cartas en respuesta que llegaron a La Intemperie y también las dos recopilaciones que publicó la Editorial de la UNC. Fuente: La Voz *** Nuevas elecciones en la SGAE para enero de 2012 La Junta Directiva de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), reunida este jueves 28 de julio, aprobó por unanimidad todas las propuestas adoptadas el pasado 21 de julio por la Comisión Rectora de la entidad de gestión, y acordó celebrar nuevas elecciones el próximo 16 de enero de 2012. Asimismo, decidió convocar una asamblea general extraordinaria de socios el próximo 20 de septiembre, en la que se elegirá una comisión de revisión del sistema electoral, que representará todas las sensibilidades del colectivo autoral. Posteriormente, el 25 de noviembre se someterá a los socios esa modificación estatutaria de la Sociedad en una nueva asamblea general extraordinaria. Finalmente, una vez aprobada esa reforma y ampliada la base democrática de participación, se convocarán elecciones a la junta directiva el día 16 de enero de 2012. El guionista y dramaturgo Santiago Moncada (Madrid, 1928) fue nombrado presidente de la SGAE, en sustitución del cineasta José Luis Borau, quien desempeñó el cargo durante los últimos cuatro años. Santiago Moncada continuará siendo, al mismo tiempo, presidente de la Fundación Autor. Conocido por su labor en el mundo del cine y el teatro, con más de setenta guiones y cincuenta piezas dramáticas en su haber, entre sus títulos destacan Cena para dos, Esmoquin o Entre mujeres, que permaneció en cartel durante más de diez años. La junta directiva respaldó, entre otras medidas, dejar vacante la Dirección General de la Sociedad y la puesta en marcha de una Comisión de Investigación dirigida por Ramón López Vilas (A Coruña, 1940), catedrático de derecho civil, ex magistrado del Tribunal Supremo y miembro de la Academia de Legislación y Jurisprudencia, cuyos resultados se trasladarán a todos los socios y a la Audiencia Nacional. Además, los miembros de la actual junta directiva han designado como director económico-financiero de la SGAE a José María Díez-Picazo (Madrid, 1959), cuya misión primera será reexaminar todos los procedimientos de control presupuestario y poner en marcha un plan de desinversión en Arteria. De 52 años, Díez-Picazo ha sido durante doce años director económico-financiero de Telemadrid, asesor técnico en el Departamento de Presupuestos del Ayuntamiento de Madrid, adjunto al interventor en el Área de Seguridad y Movilidad del Consistorio capitalino y jefe de Organización y Procedimientos de Informática de la Comunidad de Madrid (ICM). Fuente: IBLNews *** Audiencia decide a favor de los Bousoño sobre legado de Aleixandre La Audiencia Provincial de Madrid desestimó el recurso de apelación presentado por Amaya Aleixandre contra Carlos Bousoño y su mujer, Ruth Bousoño, y dictaminó en una sentencia que este matrimonio es el legítimo dueño del archivo del poeta Vicente Aleixandre, Premio Nobel de Literatura, tal como se anunció el pasado viernes 29 de julio. La sentencia deja también claro que Amaya Aleixandre no podrá decidir “sobre la publicación o edición” de los poemas inéditos que hay en ese archivo, aunque no pone en duda que ella tiene la propiedad intelectual “sobre la totalidad de la obra impresa” del gran escritor, un derecho que está “expresamente reconocido” por el matrimonio Bousoño y que “no ha sido nunca discutido”. La Audiencia responde así al recurso presentado por la heredera del poeta sevillano contra la decisión del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº 7 de Majadahonda (Madrid), que en mayo de 2009 desestimaba la pretensión de la sobrina del poeta de que el matrimonio Bousoño le entregara el archivo y otros bienes del Premio Nobel. La sentencia de la Audiencia Provincial constituye un nuevo paso en el proceso judicial que comenzó tras hacerse pública, en octubre de 2007, la intención de la Junta de Andalucía y de la Diputación Provincial de Málaga de comprar por cinco millones de euros el importante archivo de Vicente Aleixandre, que tras su muerte en 1984 pasó a ser propiedad de su amigo el poeta y académico de la Lengua Carlos Bousoño y de su mujer, la abogada y filóloga Ruth Bousoño. La operación quedó suspendida ante la demanda que presentó la sobrina y heredera del autor de Sombra del paraíso. En la sentencia de la sección 11ª de la Audiencia, que lleva fecha del 15 de julio de 2011, se menciona “el legítimo título” con el que el matrimonio Bousoño “ha poseído los bienes que componen el Archivo Vicente Aleixandre”. También se indica que “no hay prueba, salvo meras alegaciones carentes de sustento” de que el Premio Nobel y “posteriormente su hermana doña Concepción fuesen privados ilegalmente de los bienes que componen el Archivo, ni que éstos pudieran tener la consideración de perdidos”. La Audiencia alude asimismo a “la voluntad de ambos hermanos” y al “conocimiento público de la existencia, pertenencia y localización del Archivo de Vicente Aleixandre” como otro de los argumentos para quitarle la razón a la demandante. En cuanto a los derechos de propiedad intelectual, el tribunal madrileño asegura que Amaya Aleixandre “no ha conseguido acreditar cuál de las distintas publicaciones que se han realizado desde la muerte del poeta, incluidos los poemas inéditos, o cualquier otro tipo de publicación basadas en obras del ‘archivo Vicente Aleixandre’ (...), generaron derechos de autor que no le hayan sido entregados”. “En ningún momento se acredita la vulneración del derecho de propiedad intelectual del que (Amaya Aleixandre) es titular”, se dice en la sentencia, en la que también se afirma que los propietarios del archivo nunca han discutido los derechos que tiene la sobrina del poeta sobre “la totalidad de la obra impresa” del escritor. Según Ruth Bousoño, cuando Aleixandre vivía le cedió a los Bousoño “una parte simbólica” de su archivo y le dejó dicho a su hermana que, cuando él muriera, le entregara “el resto” al matrimonio. Amaya Aleixandre, por su parte, se mostró “indignada” con la sentencia, que “probablemente” recurrirá ante el Tribunal Supremo, y con la que no están “en modo alguno de acuerdo” ni sus abogados ni ella. “Hasta este momento, lo que está sucediendo es que todas las pruebas que nosotros presentamos no se valoran y los tribunales las están juzgando de una manera totalmente parcial”, aseguró. La sobrina del Premio Nobel cree que el hecho de que Carlos Bousoño sea “un poeta muy conocido influye bastante en los procederes judiciales y no se tienen en cuenta los argumentos” que esgrimen los demandantes. “Desde el principio se ve la intención de que el archivo acabe siendo de Bousoño. Había argumentos suficientes como para considerar en bastantes puntos que nosotros teníamos razón pero no se han valorado, por lo que probablemente recurramos ante el Supremo”, señaló Aleixandre. Fuente: EFE *** Blanco nocturno, de Ricardo Piglia, obtiene el Premio Hammett El escritor argentino Ricardo Piglia ganó este 29 de julio el Premio Hammett de Novela Negra, que otorga la Asociación Internacional de Escritores Policiacos, por su obra Blanco nocturno, por la que también acaba de recibir el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. Reunido en la Semana Negra de Gijón (http://www.semananegra.org), el jurado formado por Elia Barceló, David Torres y Raúl Argemí valoró los distintos planos de la narración y el uso de un lenguaje coloquial pero culto, para premiar a una novela “muy bien escrita”. Blanco nocturno (Anagrama, 2010) “sorprendió” al jurado con una trama directa y compleja que desnuda traiciones y negociados, pasiones y trampas. Ambientada en las llanuras de la pampa argentina a comienzos de los años setenta, la novela de Piglia retrata la vida en un clima sereno tradicional de los pueblos rurales y el infierno de las relaciones familiares, en un contexto sociopolítico complejo que refleja con mucha aproximación la realidad de Argentina en aquellos años. Es una novela negra en toda regla, porque parte de la investigación puramente policial de un caso para llegar “en un plano superior” a la denuncia social, explicó el escritor Raúl Argemí. Piglia recurre a Emilio Renzi, su “alter ego” literario, el periodista, el policía o el investigador privado, según sea el caso, para desentrañar la verdad en un caso que todo el mundo da por cerrado al haber sido condenado un japonés por el asesinato de un negro portorriqueño educado como americano en Nueva Jersey, llegado a las pampas argentinas siguiendo la estela de dos hermanas gemelas liberales. Tony Durán, el extraño forastero asesinado, las hermanas Ada y Sofía Belladona, hijas del acaudalado hacendado dueño de casi todas las tierras del lugar con las que tenía una relación de triángulo amoroso, y el hermanastro de ellas, un tipo raro que vive encerrado en una fábrica, participan del entramado que intenta desarmar Rienzi. Piglia cuenta dos historias centrales a la vez en una trama “sórdida” que va desvelando los negocios sucios, el tráfico de intereses entre la oligarquía terrateniente, los dirigentes políticos, los jueces, los bancos y las compañías financieras que pugnan por hacerse son las tierras donde se asienta la fábrica del hermanastro de las Belladona. La obra narra el cambio de un país, que pasa de ser productor a la cultura de la especulación, que comenzó a gestarse a finales de los años sesenta y principios de los setenta con la dictadura de Juan Carlos Onganía, y se asentó definitivamente con los militares en los ochenta y los gobiernos liberales posteriores, ha explicado Argemí. Al premio llegaron también como finalistas: El humo en la botella, de Juan Ramón Biema; Cuadrante las Planas, de Willy Uribe; Todo es silencio, de Manuel Rivas; El cebo, de José Carlos Somoza; y Orquídeas negras, de Juan Bolea. La Semana Negra premió también este año al español Ismael Martínez Biurrún con el Celsius de novela de fantasía, ciencia ficción o terror; al colombiano Juan Esteban Constaín con el Espartaco de novela histórica; al español Javier Calvo con el Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela negra; a los españoles Cruz Morcillo y Pablo Muñoz, además de Lluc Oliveras y Dani “El Rojo”, con el Rodolfo Walsh al mejor libro de no ficción sobre tema criminal, y al español Reynaldo Amado Liyo con el Premio de Cuentos Ateneo Semana Negra. Fuente: EFE *** El escritor español Javier Marías recibió el Premio Estatal de Austria El escritor Javier Marías recibió este sábado 30 de julio en Salzburgo el Premio Estatal Austríaco de Literatura Europea 2011, de manos de la ministra de Cultura, Claudia Schmied. Es el segundo español —después de Jorge Semprún, que lo obtuvo en 2006— en recibir este galardón, creado en 1965 y dotado con 25.000 euros. Ante un nutrido auditorio presidido por la ministra de Cultura de Austria, Claudia Schmied, y su par española, Ángeles González-Sinde, Marías agradeció que, con el premio, su nombre se agregue al de otros ilustres ganadores a los que admira, como el poeta Wystan Hugh Auden, el novelista Italo Calvino y el dramaturgo Eugene Ionesco. La obra de Marías (Madrid, 1951) fue calificada de “maestra”, capaz de “expandir la conciencia del lector” y dotada de una prosa “digna de ser leída en voz alta, como un poema”, según el encargado del discurso de encomio, Alexis Grohmann. La ministra austríaca le agradeció haber “poblado con algunos personajes memorables el continente literario europeo, como Teresa Aguilera, de Corazón tan blanco; Peter Wheeler, de Tu rostro mañana, y Cromer-Blake, de Todas las almas”. Y González-Sinde arrancó las risas de los asistentes al recordar “la rara oportunidad” que como ministra tenía para hablar de Marías, ya que éste no aceptaba premios estatales españoles. La responsable española le transmitió “el orgullo y la admiración sincera de millones de españoles que le siguen y le quieren”, y le agradeció “por contribuir de forma tan significativa a construir la Europa contemporánea basada en la cultura”. En su intervención, el escritor comenzó por ironizar sobre la pretensión de los escritores jóvenes por ser “casi únicos, más que un miembro intercambiable de una generación” para finalmente acabar reconociendo que “lejos de ser únicos, tenemos mucho en común con nuestros predecesores y con nuestros contemporáneos”. “Nada irrita más a un escritor que aquellos críticos, profesores y comentaristas culturales que insisten en etiquetarlo o contextualizar lo que hace o en establecer vínculos entre su obra y la de otros contemporáneos”, afirmó. “En describirle como realista, histórico, o escritor literario, esa tautología absurda que se ha convertido tan popular en nuestro estúpido tiempo. O como escritor posmoderno, algo que nunca he sabido qué significa aunque, por fortuna, está cayendo en desuso”, dijo. El autor de Los enamoramientos reflexionó sobre la soledad que el escritor necesita, en parte elegida y en parte porque carece de alternativa, para acabar un libro que cuando haya finalizado será “una gota en el océano”. También sostuvo que “el escritor sabe que el país en el que ha nacido y la lengua en la que escribe, aunque importante, es sólo secundaria. Incluso hasta un punto accidental”. Y con sarcasmo agregó que “la lengua es un vehículo, una herramienta, nunca un fin en sí mismo (...). No es un factor determinante, quizá sólo para algunos escritores ornamentales que, por ejemplo, en español, parecen esperar que los lectores griten ‘olé’ después de cada frase explícitamente elegante”. El también académico de la RAE trató sobre el tiempo actual, en el que la inmediatez se imponen hasta el punto de que “todo es viejo en el momento en el que nace”. “Siempre hubo algo ligeramente ridículo y patético en la idea de posterioridad. Ahora parece directamente grotesco dado que la vida de las cosas es incluso más corta”, afirmó al reflexionar sobre la tarea de escribir en un mundo en cambio permanente. “Es como si la idea de durabilidad perteneciera a otra edad” y sólo estuviera en poder de gigantes de la literatura como Shakespeare, Montaigne, Cervantes y Conrad, concluyó. Los diarios austríacos coincidieron el sábado en destacar la diversidad y la productividad de Marías, novelista, autor de libros de relatos, ensayos y literatura infantil, traductor, lector en la Universidad de Oxford, editor y articulista. También, miembro de la Real Academia Española desde 1996. La dimensión europea del galardón caracteriza muy bien a Marías, que ha vivido en Madrid, Venecia, Barcelona, París, Oxford (Reino Unido) y en Connecticut y Massachusetts (EUA). En estas dos últimas ciudades pasó parte de su infancia debido a que a su padre, el filósofo Julián Marías, represaliado durante el franquismo, se le prohibió impartir clases en universidades españolas, por lo que tuvo que trasladarse con su familia de cinco hijos al extranjero. La publicación de Corazón tan blanco (1992), su séptima novela, marcó un antes y un después en la carrera internacional de Javier Marías. La elogiosa crítica que hizo de la obra en su programa televisivo el gran gurú alemán de la literatura Marcel Reich-Ranicki hizo que el libro escalara puestos como la espuma. Fuentes: EFE • LNE *** Fundación José Saramago firma acuerdo con la Unam La colaboración entre la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y la Fundación José Saramago que comenzó con la exposición “La consistencia de los sueños”, en exhibición en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, continuará en 2012, según se anunció este sábado 30 de julio. Esto será posible gracias al interés que poseen ambas instituciones por activar el papel del ciudadano en la cultura, para lo que planearon una serie de proyectos que incluye una puesta en escena, Don Juan: El disoluto, que será dirigida por Antonio Castro, cuyo estreno se espera a finales de febrero del próximo año. La representación escénica que se llevará a cabo coincidirá con la publicación de Don Giovanni: El disoluto absuelto, que será traducida por primera vez por la viuda del autor, Pilar del Río. “Saramago escribió una ópera, no una obra, pero finalmente terminó siendo teatro debido a que “las palabras se pierden con la música”, afirmó Del Río. Saramago tomó como inspiración la obra de Molière, presentando a un don Juan seducido, no seductor, que acepta el castigo sin buscar la salvación. La obra será publicada por primera vez en español con el apoyo de la Dirección General de Publicaciones de la Unam. Otra iniciativa que forma parte de este proyecto es la publicación de la antología Palabras para Saramago, coeditada por la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional. “Nosotros estamos hechos de letras, por ello tenemos la ‘necesidad de volver a la filosofía y a la reflexión’ ”, mencionó Del Río, citando al Nobel. El rector de la Unam, José Narro Robles, agradeció el apoyo brindado por la Fundación José Saramago: “Agradezco la cercanía y la gentileza por permitirnos hacer cosas con la fundación que lleva el nombre del más grande literato e intelectual, comprometido con las grandes necesidades”. Del Río, por su parte, agradeció a la Unam por mantener vivo y dinamizado a Saramago. A mediados de marzo de 2012 se organizará la Cátedra de Cátedras José Saramago, un encuentro que contará con la colaboración de autores de las universidades más prestigiadas del mundo. Se ofrecerán cursos, ciclos de conferencias y coloquios. En agosto se lanzará la convocatoria para el Premio Saramago dirigido a estudiantes, certamen que invitará a universitarios a participar presentando ensayos. Fuente: El Universal *** Falleció el escritor cubano Eliseo Alberto El escritor cubano nacionalizado mexicano Eliseo Alberto, premio Alfaguara 1998, murió este domingo 31 de julio en un hospital de Ciudad de México por complicaciones respiratorias, luego de un trasplante de riñón que se le practicara en días pasados. “El escritor falleció por un problema respiratorio. El 18 de julio se le realizó un trasplante de riñón, se estaba recuperando bien, pero se presentó esta complicación”, dijo una fuente del Hospital General de México. Eliseo Alberto, “Lichy”, hijo de Eliseo Diego, uno de los mayores poetas de Cuba, nació el 10 de septiembre de 1951 en Arroyo Naranjo, realizó estudios de periodismo en La Habana y fue jefe de redacción de dos revistas cubanas. En 1975 escribió su primer libro de poesía, Importará el trueno, y en 1985 su primera novela, La fogata roja. En 1998 recibió el premio Alfaguara por Caracol Beach. En 1990 se trasladó a Ciudad de México y una década después obtuvo la ciudadanía mexicana. Las cenizas del escritor serán trasladadas en los próximos días a su país natal en cumplimiento de su última voluntad, según informó la hermana del escritor, Josefina de Diego García-Marruz. “Por voluntad expresa de mi hermano, sus cenizas reposarán en La Habana, la tierra que tanto quiso y de la que nunca se fue”, dijo la hermana del literato y periodista. “‘Yo visito mi Habana todas las noches’, siempre dijo”, recordó Josefina sobre la nostalgia de su hermano por su tierra natal. “Desde México quiso agradecer, públicamente, a todos los médicos y enfermeras mexicanos que lo atendieron con tanto cariño y profesionalismo y, muy especialmente, a los médicos y enfermeras cubanos del Hospital Hermanos Ameijeiras”. El autor será recordado en la capital mexicana con una serie de actividades para difundir su legado literario, según informó la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba), Teresa Vicencio Álvarez. Tras solidarizarse con la comunidad literaria del país y de América Latina por la muerte del escritor, detalló que como parte de este homenaje, el domingo 11 de septiembre se le rendirá un tributo durante la celebración de su 60º aniversario, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, actividad en la que participarán Jorge F. Hernández, Carlos Marín y Rafael Rojas, con la moderación de Juan Carlos García Álvarez. Fuentes: AFP • La Jornada • Notimex *** Capturan a un tercer sospechoso del asesinato de Facundo Cabral Agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala capturaron el domingo 31 de julio a un tercer sospechoso por el atentado en el que murió el cantautor argentino Facundo Cabral, el pasado 9 de julio. “Se trata de Juan Hernández Tánches, de 45 años, a quien se le sindica de ser uno de los que participaron y accionaron sus armas contra el vehículo en el que viajaba Cabral”, afirmó un portavoz de la PNC, Donald González. Hernández fue capturado en una cancha de fútbol en la aldea Aceituno, de Masagua, Escuintla (unos 90 kilómetros al sur de la capital), durante una operación en la que también participaron investigadores de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig). El detenido fue trasladado de inmediato a la capital guatemalteca, donde declaró ante un juzgado de turno y posteriormente fue enviado a prisión preventiva. Unas 72 horas después del crimen fueron capturados dos sospechosos, Elgin Enrique Vargas Hernández y Wilfred Allan Stokes Álvarez. Cabral murió el 9 de julio pasado en el sur de la capital guatemalteca en un ataque que, según las autoridades guatemaltecas, iba dirigido en contra del empresario nicaragüense Henry Fariña, quien le llevaba al aeropuerto internacional La Aurora y resultó herido. Dicho atentado, según las autoridades guatemaltecas, es atribuida a un supuesto narcotraficante costarricense identificado como “Alejandro”, con el apodo de “Palidejo”, supuestamente por una deuda relacionada con tráfico ilícito de estupefacientes. Fariña estuvo 10 días hospitalizado debido a múltiples impactos de bala que recibió en diferentes partes del cuerpo, y en la actualidad cuenta con protección del Ministerio de Gobernación (Interior) de Guatemala. Fuente: IBLNews *** Ibby realizará en Cuba su congreso internacional Lectura 2011 Del 25 al 29 de octubre se realizará en el Hotel Habana Libre Tryp Sol Meliá, en La Habana, Cuba, el Congreso Internacional Lectura 2011: Para Leer el XXI (http://www.ibbycuba.org/congreso_lectura), evento organizado por el Comité Cubano del Ibby y la Cátedra Latinoamericana y Caribeña de Lectura y Escritura, con el coauspicio de otras organizadores internacionales. Durante el evento, y a través de conferencias magistrales, coloquios, seminarios, paneles y talleres, se debatirá acerca de la lectura como acto reflexivo y emocional en tanto comunicación abarcadora de las multifacéticas relaciones del ser humano con el universo, según explican los organizadores en un comunicado. El congreso está orientado a escritores, ilustradores, diseñadores, editores, críticos, investigadores, educadores, bibliotecarios, libreros, revisteros, informáticos, sociólogos, psicólogos, traductores, promotores de lectura, profesionales de la salud, de los medios de difusión masiva, del marketing y la publicidad, y estudiantes, entre otros. Se podrá participar en español o inglés. La lectura en tiempos de crisis, el acceso a la lectura y los mediadores del libro, la lectura del arte y los enigmas del texto, y las relaciones entre la lectura y la sociedad, la educación, la biblioteca, la sociedad de la información, la violencia, la salud y los medios de difusión masiva, son algunos de los temas en los que se enfocarán los investigadores que participarán en el congreso. Además se realizará el Primer Coloquio Internacional sobre el Libro para Bebés, Niños y Jóvenes, el IV Taller Internacional IBBY “Para los niños trabajamos”, el Festival Papirola y un programa de visitas a escuelas y centros culturales. La cuota de inscripción será de 325 CUC para delegados ponentes o no ponentes, de 275 para ponentes o no ponentes debidamente acreditados como estudiantes de curso regular universitario y menores de 25 años (cuota limitada por países) y de 225 para acompañantes. Los delegados que deseen participar en el IV Taller Internacional IBBY “Para los niños trabajamos” deben abonar 25 CUC adicionales a la cuota de inscripción. La fecha límite para realizar la inscripción es el 30 de agosto. Para mayor, más detallada y precisa información, los interesados deberán dirigirse a la doctora Emilia Gallego Alfonso (emyga@cubarte.cult.cu) o a las licenciadas Aimée Vega Belmonte (aimee@icaic.cu) y Maribel Díaz Gato (acan@infomed.sld.cu). Fuente: Web del evento *** Michaelle Ascencio será la pregonera de Filuc 2011 La Filuc 2011, uno de los eventos editoriales más importantes de Venezuela, aumentará este año su área expositiva para superar el éxito de la edición del año pasado, cuando se recibió a más de 270.000 visitantes. Del 22 al 30 de octubre se realizará en el Centro Comercial Metrópolis, de Valencia, Carabobo (Venezuela), la 12ª Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo, Filuc 2011 (http://www.filuc.uc.edu.ve), evento que bajo el lema “La lengua que somos” se enfocará este año en el desarrollo del español, y que tendrá como pregonera a la escritora venezolana Michaelle Ascencio. Profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), licenciada en letras y doctora en antropología, Ascencio nació en Puerto Príncipe, Haití, y ha publicado las novelas Mundo, demonio y carne (2005) y Amargo y dulzón (2010), así como los ensayos Del nombre de los esclavos, ganador del Premio Municipal de Literatura 1985, y Las diosas del Caribe (2007), entre otros títulos. La programación ha sido diseñada como un foro abierto para la promoción del libro, del hecho literario, del conocimiento y de la cultura en general, a través de actividades que serán espacio para discernir sobre diversos géneros, corrientes y puntos de vista, permitiendo a los asistentes ampliar las perspectivas de los temas abordados. Las actividades programadas para esta edición superarán las 150 horas y estarán dirigidas a niños, adolescentes y adultos, enmarcadas en dos líneas de acción, la formativa correspondiente a talleres y la de difusión conformada por homenajes, encuentros Filuc, foros, conferencias, conversatorios, presentaciones de productos editoriales, recitales y presentaciones artísticas. Por último, las peñas destinadas a disertar sobre el tema central de la feria. El comité organizador de la feria está conformado por Rosa María Tovar, como presidenta; María Matilde Ramírez Alvarado, representante de la rectora de la UC, Jessy Divo de Romero; la asesora administrativa, Marfa Latouche, y los asesores culturales, Edda Armas (http://www.letralia.com/firmas/armasedda.htm) y Antonio López Ortega. Por su parte, la Comisión de Atención al Invitado está integrada por José Sotillo, Milagros Santana y Sara Giglioli; en Imagen y Comunicación, Javier Castrillo, Liliana Lozano, Edgar León e Ismeyer Tapia De Caires; en Montaje y Área Expositiva, Agustín Mejías, Eduardo Rondo, María Eugenia Hurtado y Zoraida Palacios; en Programación Académica y Cultural, Elisabel Rubiano, Brandon Alejo, Geraudí González, Solveig Villegas, María Vega y Néstor Mendoza; en el Espacio Chamario, Mercedes Álvarez y Ana Arenas; en Administración, Hernán Prado, Damaris Lucena, María Gabriela García, Carla Bonaguro y Ana Victoria Ochoa, en Logística, Miguel Peña, Romel Bustillos y José Gregorio Blanco. En 2010 asistieron sesenta editoriales, por lo que en esta oportunidad se espera la concurrencia de unas ochenta. El área expositiva será aumentada en doscientos metros cuadrados para un total de 1.150. Esto permitirá una feria mayor que la de 2010, cuando se recibió a más de 270.000 visitantes, 16.000 niños en el Espacio Chamario, 70 expositores, más de 160 invitados nacionales e internacionales y unas doscientas actividades culturales y académicas. La rectora de la UC, Jessy Divo de Romero, refirió que a pesar de que Venezuela atraviesa una crisis económica y social, la casa de estudios ha recibido una muy buena respuesta por parte de diversas organizaciones privadas para aportar apoyo a la realización de la Filuc, lo que hace que cada vez se haga mejor el trabajo. “Tenemos que procurar nuevos espacios de promoción de libros, porque la lectura es mágica y debemos involucrar a más personas cada vez”, dijo Divo de Romero. “Las ambiciones y propósitos, que están cargados de buenas intenciones, son importantes para hacer que la feria sea una actividad de la UC para la comunidad carabobeña y del centro del país”. Fuente: Filuc ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Gustavo Pereira, ====================================================== === ganador del Premio Internacional de Poesía “Víctor Valera Mora” ======= === La poesía es un arte bien secreto Gloria Cepeda Vargas =========== La entrega del Premio Internacional de Poesía “Víctor Valera Mora” correspondiente al 2011 recayó en el poeta venezolano Gustavo Pereira. En el prestigioso concurso poético que concede un total de cien mil dólares, participaron 105 poemarios de 15 países pertenecientes a la comunidad hispanoparlante. Los finalistas fueron el mejicano Margarito Cuéllar con Estas calles de abril / Saga del inmigrante; Fernando Denis, colombiano, con La geometría del agua; Las nadas y las noches, de la venezolana María Auxiliadora Álvarez; Bajo continuo, del argentino Maras Silber; Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas, del venezolano y ganador del concurso Gustavo Pereira; Cuando ya el paisaje es otro, de la argentino-cubana Basilia Papasmatiu, y Obra cierta, del ecuatoriano Humberto Vinueza. Gustavo Pereira nació en Punta de Piedras, isla de Margarita, en marzo de 1940. Poeta y crítico literario, es doctor en estudios literarios de la Universidad de París, fundador del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales y del Centro de Investigaciones Socio-Humanísticas de la Universidad de Oriente. Fundamental voz poética de su generación, formó parte en 1958 del grupo “Símbolo” y se desempeñó como director de la revista Trópico Uno, de Puerto La Cruz, y de la Revista Nacional de Cultura. Tiene en su haber algunos de los más preciados galardones literarios concedidos en el país: Premio “Joven Poesía de las Universidades Nacionales” (1965), Premio Fundarte de Poesía (1993), premio de la XII Bienal Literaria “José Antonio Ramos Sucre” (1997) y Premio Nacional de Literatura (2001). Producto de la tórrida poesía de los años cincuenta y sesenta en una Venezuela convaleciente de la dictadura perezjimenista, su estilo rompe con el discurso poético instituido hasta entonces en un clima temeroso y tradicional. Poemas festivos, eróticos e irreverentes, plasman el despertar de una sociedad venida del caudillismo gomecista. Eleazar López Contreras, heredero del viejo dictador, da un primer viraje en el confuso panorama político de entonces al permitir la fundación de partidos políticos y sindicatos y promulgar la Ley del Trabajo más moderna del momento en Latinoamérica. Después vendrían el exilio político de los líderes adecos Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios y del dirigente urredista Jóvito Villalba. Luego el oasis democrático de Isaías Medina, el fugaz gobierno de Rómulo Gallegos y la irrupción de una de las dictaduras más polémicas y personalistas de la turbulenta historia de Venezuela: la autocracia no exenta de progreso del general Marcos Pérez Jiménez, instaurada después del golpe militar que envió al exilio al escritor Rómulo Gallegos. Fue un período de radicalización vertical, cambiante y violento, que desembocaría en la formación de los grupos “Sardio” y “El Techo de la Ballena”, integrados por los jóvenes escritores de entonces, militantes de la resistencia y forjados en la clandestinidad, voceros de un desgarramiento profundo y portadores de voces incubadas en la reacción promovida por la realidad sociopolítica del país. El suyo fue un programa estético con cuestionamientos frontales de los programas culturales hegemónicos. Juan Calzadilla y Caupolicán Ovalles, autor del emblemático poema “¿Duerme usted, señor presidente?”, se erigieron como voces ductoras de la inconformidad juvenil del momento. De ese tsunami político, social y literario, viene la voz de Gustavo Pereira. Hijo de su tiempo, canta desde las vísceras. En los treinta títulos publicados, entre los que se cuentan Preparativos del viaje (1964), En plena estación (1966), El interior de las sombras (1968), Libro de los Somaris (1974), Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas (1970), está presente la irrupción más valiente y genuina de un zarpazo literario que entró y salió desgarrado por la tormenta, como los barcos en alta mar. Poseedor de una buena dosis de autocrítica, diría cuando fue notificado del galardón que le había sido adjudicado: “Intento mantener los pies sobre la tierra y conservar lo que me hizo asumir la poesía como una conducta, como una razón de ser en la vida, porque la poesía no es un arte mediático, es un arte bien secreto. La carrera literaria es una argucia política de relaciones políticas que nada tiene que ver con la poesía”. “Se trata de una obra de madurez, de una gran riqueza lingüística, de un espíritu unitario, de un poeta de prodigiosas epifanías como la invención poética de los somaris”, dijo al respecto el jurado integrado por el colombiano Jotamario Arbeláez, el alemán Tobias Burghardt y la venezolana Judit Gerendas. Su poesía no es sólo protesta política. También la dulce rebeldía del amor se abre paso en uno de sus celebrados “somaris”: “Un ridículo poema en tu nombre, señora / una taza de té levantada en tu nombre, señora / la última cerveza en el último bar levantada en tu nombre, señora / todos los sueños ¿adónde se escaparon? / algo que brilló ¿fueron tus ojos alguna vez? / Déjame extraer la última moneda de mi manga / por ti, señora / la última moneda del sol / un pájaro a lo lejos y todavía el mar / Parroquianos fumando / y este ridículo poema en tu nombre / amor mío, amor mío”. ** Gloria Cepeda Vargas gloriacepe@hotmail.com Escritora y periodista colombiana (Cali). Residió en Caracas (Venezuela) durante muchos años. Ha publicado los poemarios Bajo la estrella (1954), Poemas de los hijos (1960), Cantos de agua y viento (1996, ganador del Premio de Poesía Jorge Isaacs 1995, otorgado por la Gobernación del Valle del Cauca), Carta a Manuel (1996), Poemas del exilio (1999) y En Colombia y ahora (2003). Pertenece al Círculo de Escritores de Venezuela. La Cámara de Comercio de Popayán le concedió en 2006 el título de Personaje Cultural del Año. === Amores estéticos Hadrian Bagration =============================== El vigésimo tercer capítulo de la biografía de Joseph Pearce sobre el tal vez más grande de entre los dramaturgos que proyectan su brillo desde la tiniebla del mediano siglo XIX, Oscar Wilde, comienza con una concisa descripción de la algarabía con la que la prensa de esos años victorianos recibiera la caída del escritor en las semanas finales de mayo de 1895. El periódico News of the World, hoy el segundo pasquín más vendido en el universo angloparlante, por ese entonces (también ahora) un envenenado manjar con el que alimentar la confusión conservadora que distraía a parte de la vasta clase trabajadora británica de sus intereses, anunció con una sonrisa en sus páginas el canto del cisne del esteticismo: “The aesthetic cult, in its nasty form, is over” (1). El lector hispano debe ser advertido del carácter oscuro del término cult en el idioma inglés; en español su equivalente más cercano es la palabra secta. Nadie ignoraba las razones de la condena de Wilde a dos años de trabajos forzados; el News of the World se comprometía a respetar la atemorizada imaginación popular que sospechaba de la existencia de un inframundo homosexual omnipresente y diseñado con militar eficacia que, de no ser combatido por todos los medios, se alzaría con violencia para intentar la toma del poder y decretar la dictadura de la conversión sexual. Es posible escuchar de varias bocas esta estrafalaria teoría en el presente, en más de un vecindario de un sinnúmero de ciudades de una considerable cantidad de regiones del orbe. El veredicto permitía barruntar la existencia de alguna otra versión, más decente, o al menos un tanto simplemente pícara, de esa suerte de supuesta religión desorganizada. La minuciosa destrucción de Oscar Wilde no sólo significó la aniquilación de la voluntad de un hombre de genio de reanudar su producción literaria una vez que la ira de la sociedad se hubo satisfecho, sino también el principio del letargo en el que se sumiera, honrosas excepciones aparte, la concepción del artista como creador de una obra coherente, universal y acabada, y su reemplazo por la desventura banal del ideólogo (de toda índole), del ludista, del operador sumiso al complejo industrial-cultural, del cantor de la buena espiritualidad y del profesional del cotilleo. Claro que estas bastas formas del hastío existían en ese ayer, mas no pasaban de novelas desprolijas develadas en entregas por capítulos en revistas de nivel acorde a la calidad de un Dickens o de los Dumas, padre e hijo, o de la literatura de cordel. Hoy es el escritor serio el que no es tomado seriamente; el propio Wilde es más conocido por obras menores como The Happy Prince o The Selfish Giant, redactadas para el placer de sus hijos, que por trabajos como The Picture of Dorian Gray o The Soul of Man under Socialism. Para un detractor del esteticismo, esta escuela despreciable contiene todos los rasgos de la decadencia, del afeminamiento y hasta del grotesco. Nadie ha hecho favor más grande a la causa del esteticismo y de las deseables cualidades por las que un artista debe bregar en el proceso de confección de su obra, aun de la más básica, y así escabullirse de las posibilidades que otorga el azar de la mediocridad, que el crítico y escritor Harold Bloom. En oposición a él desfilan pléyades de gentes bienintencionadas que consideran que el verdadero arte no puede carecer de las bondades del atavismo y de la simplificación; el aburguesamiento para algunos, la resbaladiza pendiente de la carne para otros, son flagelos que no caben en una mente que sólo desea gozar de aquello que sí osa decir su nombre. Esta priorización de valores flacos invariablemente redunda en un paternalismo insultante para las masas a las que tales censores dicen proteger, y hasta amar; si el pueblo no puede entender el arte (excesos de la posmodernidad excluidos) la culpa debe ser puesta en la vanidad o la procacidad del artista; elevar el grado de comprensión de la belleza por parte de las multitudes a través de un recurso cada vez más escaso y menos renovable, la educación, parece, a juzgar por las políticas de la mayoría de los gobiernos y de los intelectuales que los cortejan, una dilapidación de energías. Así, las masas son alimentadas con una rigurosa dieta que sólo tolera lo baladí, lo moralmente correcto según el juicio general, lo pudibundo y la mera basura. Este ciclo de tedios sin fin llega a perpetuarse hasta los extremos más imbéciles de la repetición; es de esta manera como se forma a millones de eternos niños obedientes que reaccionarán con desagrado o con desapasionamiento pueril ante la escena de una mujer que corre desnuda por entre las soledades de un bosque o dos hombres que curiosean mutuamente sus cuerpos durante un solitario certamen de lucha que celebran frente a la abrasadora calidez de un hogar, según se lee en Women in Love, de David Herbert Lawrence, obra magnífica que ninguna editorial aceptó publicar en Gran Bretaña en 1920 (aún fresco el escándalo que había triturado a Wilde); el libro apareció en una tirada ínfima en New York, con una repercusión cercana a la nulidad. Birkin, uno de los cuatro protagonistas de la novela, dice de otro de ellos, Gerald, las siguientes líneas, que hablan de la muerte de éste: And was he fated to pass away in this knowledge, this one process of frost-knowledge, death by perfect cold? Was he a messenger, an omen of universal dissolution into whiteness and snow? ¿Era su destino morir bajo esta sabiduría, este proceso de saber helado, la muerte a través del frío perfecto? ¿Fue él un mensajero, una profecía de disolución universal en la blancura y la nieve? Costará creer que el autor de una literatura tan alta haya muerto perseguido por la reputación de ser un pornógrafo. En 1915 le había sido iniciado un proceso por obscenidad nada lejano al que sufrió Flaubert a causa de Madame Bovary. Su libro The Rainbow (concebido como parte de Women in Love, pero publicado separadamente a instancias de su editor, quien previó el desastre al que Lawrence se enfrentaría) fue quitado de circulación y, como en las futuras épocas del nazismo, casi todos los ejemplares ardieron. Lawrence permaneció cinco años sin escribir. Quién nos devolverá lo que su talento pudo habernos dado de no ser por esa monstruosa legalidad, del mismo modo que Wilde no retornara a la escritura luego de su liberación, es una pregunta que no nos será contestada, y cuya respuesta quizás a pocos interese. Desde que los atenienses rehusaran conceder a Eurípides el primer premio en el festival de las Dionisias por escribir que Medea diera muerte a sus propios hijos en lugar de que el crimen fuese perpetrado, como quería la tradición, por los corintios, el artista ha debido soportar con estoicismo infeliz los dictámenes del tribunal de la sandez. Nadie lo precisó mejor que Wilde en su prefacio a The Picture of Dorian Gray: “There is no such thing as a moral or an immoral book. Books are well written or badly written. That is all” (“Los libros no son morales o inmorales. Los libros están bien o mal escritos. Eso es todo”). Lawrence agregó: “Life doesn’t matter. It is one’s art which is central” (“La vida no importa. Es el propio arte lo que es vital”). El propio arte y, entre muchos otros, Lawrence y Wilde. Nota 1. “La secta del esteticismo, en su forma perniciosa, ha acabado”. ** Hadrian Bagration hadrian-bagration@purple-agonist.com Escritor inglés (Londres, 1969). Estudió en el Trinity College de Cambridge (http://www.trin.cam.ac.uk). Mantiene una bitácora literaria en http://hadrianhispania.wordpress.com. === La Virgen Cabeza, de Gabriela Cabezón Cámara José Luis Muñoz ===== La Virgen Cabeza Gabriela Cabezón Cámara Eterna Cadencia, 2009 Argentina 160 páginas Que nadie se deje influir por esta espantosa portada —lo siento, pero he de decirlo—, porque a continuación el lector encontrará una muy buena novela. Y no se sabe de qué género, por lo que todavía resulta más estimulante su lectura. La Virgen Cabeza, novela por la que transita un travesti llamado Cleopatra, en contacto continuo con la Virgen, Qüity, una marginal con un hijo, que se enamora de ella, putas, chulos y toda gente de malvivir, es un delirante relato que pivota entre sus dos protagonistas, alternándose sus puntos de vista en los capítulos sucesivos. Con su primera novela esta escritora argentina del 68, una buena cosecha, Gabriela Cabezón Cámara, explora y experimenta con las texturas que le brinda el lenguaje de la calle. Porque con el habla coloquial, del arrabal, la autora monta una novela experimental, pura literatura en la que lo que importa no es lo que se dice sino cómo se dice, en la que la forma acaba convirtiéndose en su fondo. Ese día empezó el agua, mi amor ¡cómo nos hicimos la Venecia en la villa, vida!, qué lindo era el barrial, pero eso fue después y yo quiero ser ordenada y no ir por las ramas como vos que parece que más que contar una historia estuvieras contando un árbol. Hay crimen, sí, por lo que por ese lado podría considerarse como una novela de género, aunque muy sui generis, pero también hay amor, ternura, humor, sexo, alcohol en este relato sincopado de la marginalidad desde dentro que infecta el envoltorio literario y lo dota de un ritmo endiablado. Gabriela Cabezón Cámara se convierte en maga de las palabras y hace que el lector participe en su juego delirante y anárquico. Un ejemplo más de los laxos límites que tiene la novela negra y de sus fronteras con todos los géneros y de cómo el negro, que parece tener unas normas muy precisas y rígidas, puede ser violado y dinamitado por un vendaval de palabras. ** José Luis Muñoz joseluismunoz58@gmail.com Escritor español (Salamanca, 1951). Uno de los más destacados en el género negro en su país, ha ganado importantes premios literarios como el Azorín, Tigre Juan, La Sonrisa Vertical, Café Gijón o Camilo José Cela, entre otros. Su último libro publicado es La Frontera Sur (Almuzara, http://www.editorialalmuzara.com; 2010), IV Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona. === La soledad del que escribe Ernesto Fernando Iancilevich ========== La soledad del que escribe es también la soledad del que piensa, porque la escritura talla pensamiento en la palabra. De modo que la figura de la palabra es la forma del pensamiento que ha roto el privilegio de la soledad y penetrado en la ley social de los hombres. La literatura representa esa lucha entre el silencio donde se piensa e imagina, y el lenguaje donde se habla y escribe. Así, todo discurso escrito es, de algún modo, literario, en cuanto letra en movimiento, red de significados, significantes y significaciones: signos del sentido, radiaciones del centro. Toda escritura reposa en eso que se llama literatura, más que arte de la palabra escrita, arte de escribir pensamiento. Sólo quien tenga una aminorada visión de la vida puede suponer que el pensamiento se refugia en el discurso filosófico y científico, cuando, por el contrario, es en el oficio de la palabra donde más sostenida y creativamente se piensa. El habla interior del pensamiento y la escritura exterior del lenguaje nos aperciben de algo que ha sido dicho muchas veces: en la apertura, no hay adentro ni afuera sino la unidad de todo. Habitar el lenguaje es habituarse a pensar: un ejercicio solitario que, de todos los oficios, pareciera el que más cerca está de la intimidad secreta de lo humano. Acaso el escritor hable, en símbolos, de cosas secretas, y la literatura no sea sino la confesión pública de una soledad que lo acompaña, letra viva con que se nombra a sí mismo. Decir el propio nombre es habitar la tierra en la palabra, y ser en la palabra significa estar vivo en el pensamiento. Desde esta perspectiva, el lenguaje es horizonte donde el hombre avizora el ser. ¿A quién escribe el que escribe? ¿A sí mismo? ¿A la alteridad de los otros? ¿A la otredad de sí mismo? Son preguntas, porque escribir se parece más a un preguntar que a una solución de problemas. En todo caso, la escritura es un acto solitario con reflejos solidarios en sus aguas. Nexo de ausencias compartidas, la letra une dos orillas, la tierra de signos y el mar del sentido, la geografía y la utopía, el tiempo físico y la eternidad metafísica, el acá del dibujo y el allá del vacío. La escritura es, a la vez, coherencia y contradicción, certeza y escándalo, porque si un mundo de cosas ha de ser dicho, un universo de otras ha de permanecer indicto. Entonces, la escritura comprende la presencia de esto que es —sentido y sonido— y la ausencia de aquello que no es –vacío y silencio. Algo cabe en la escritura y ha de ser puesto en la palabra, pero hay algo que no cabe en ella; y, precisamente, aquello que no cabe en la letra, que la rebasa y sobrepuja, que la incita desde vaya a saber uno dónde, es la entonación misma del misterio. Escribir es, en sí, un acto explicativo y metafórico, un hecho del razonamiento y la intuición, de la certeza y la incertidumbre. Salvación del olvido, dibujo del deseo humano, escribir —en los textos en que el hombre urde la redacción de su memoria, intereses, necesidades y proyectos— es escribir la historia del ser en la tierra, y funda eso que podríamos llamar la biblioteca del mundo. ** Ernesto Fernando Iancilevich ernestoiancilevich@yahoo.com.ar Poeta y ensayista argentino nacido en Buenos Aires en la década de 1950. Licenciado en bibliotecología y documentación por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde cursó estudios avanzados de filosofía. Estudió arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la misma universidad. Coordinó durante diez años el Taller de Creatividad Literaria Aletheia. Integra el equipo editor de la revista literaria Palabras Diversas (http://www.palabrasdiversas.com), editada en España. Colaborador de prestigiosas publicaciones nacionales e internacionales en los campos del pensamiento y la creación. Ha recibido el 1r. Premio de Poesía de la Fundación El Libro-Edenor (1996), el 1r. Premio de Poesía de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Avellaneda (1999), el 1r. Premio de Poesía del Encuentro de Escritores de Avellaneda-SADE filial Sur (2001-02), y el 1r. Premio de Poesía de la Universidad Nacional de Córdoba (2005), entre otros. Publicó Primeros poemas: antología de poetas argentinos noveles (Buenos Aires: Fundación El Libro, 1996). === Zoelia Frómeta: auto de fe Manuel García Verdecia ================ Una de las mejores maneras de valuar un libro es sopesar las incitaciones que despierta. Por eso Auto de fe, de Zoelia Frómeta (Bayamo, Cuba, en algún tardío momento del finiquitado siglo XX) me resulta interesante, pone mi espejo a hervir pensante. Es un libro como una pedrada, un trompetazo, una cachetada dada sin alevosía pero con toda intención. Para romper la hipnosis. Lo primero que me llama al diálogo (que eso para mí es la buena lectura: intercambio del sujeto con el texto) es su libérrima franquicia con el lenguaje. No se deja intimidar por las palabras. Sabe que si se las acepta a su modo se petrifican en ciertos sentidos arqueológicos. De ahí que haya que exprimirlas, dislocarlas, recolocarlas: soy agua esmeril, la callada mariposa que habita el instante que nombro la utopía de Ser y juego a que Soy tan inexistente como el tiempo que va trazando el paso del caracol sobre un río de ingravidez infinita, larva en mi boca azafrán y canícula. La autora no parece tener que dedicarse a cazar o amansar palabras. Antes bien parece que éstas acuden a ella obedientes, como limalla al imán. Tal es la variedad y espontaneidad en el uso verbal que asoma de su verso. Este es un libro hecho de distancia, de negación, de cuestionamientos, de refutación a lo que se espera del sujeto y afirmación de lo que crece desde dentro, en medio de la soledad y el desamparo, de permanente viaje hacia el ser. El sujeto lírico es alguien que ha puesto lejanía por medio de asuntos de su más doloroso interés, forzado por una irreductible ansia de ave en aires sin tropiezos. Sin embargo, una conquista trae la inconveniencia de la nostalgia y la soledad. Pero ¿no es que el distinto siempre está solo? ¿No lo carcome perennemente la nostalgia del no sucedido? ¿Cómo tener seguridad de algo en un mundo tan incierto? Una de las magnitudes visibles del genuino explorador es su dubitación. Ese fervor con que voltea todo y rasga y desvela y observa y pregunta. ¿Qué hay oculto en estas sombras que silencian? ¿Qué desarraigo colma el gesto como si temiera desplomarse al tacto de muda cicatriz? Como toda poesía de búsqueda hay un intento de definición, o mejor definiciones, empezando por la propia. La ambición por conocer intenta definir, o sea, apropiarse lo externo mediante un cuerpo lógico asequible, convincente y manipulable. Es punto de partida para sucesivas rupturas y nuevas disquisiciones. Pero toda actitud cognoscente, para que sea válida, debe partir de la persuasión acerca del propio sujeto que conoce. ¿Cómo estar cierto de lo que se conoce sin tener certeza sobre quien conoce? Así el sujeto lírico una y otra vez escarba piel adentro para ventear, mirar, palpar, arúspice que calcula respuestas en sus propias entrañas: ¿Quién soy? ¿Cómo despojarme de esta carne que carga un siglo de idolatrías? Al yo lo turba la incertidumbre: Acaso también inventé una apariencia un discurso, una isla y sus fervorosas máscaras Pero también lo precipita el ansia: Si yo fuera, digo, menos reo de mis perfecciones y costumbres. Debe mirar hacia atrás y hacia delante. Desgarrar la piel de lo que ha sido pero sin negarla ni negarle la debida simpatía: ...soy mi existencia y el temblor de mi carne y la osamenta noche que cae sobre mi alma también fui la que hice pacto con la herejía y la voluntad del vino Esa aceptación total es la única manera de vindicar todas las estaciones del yo y restaurar el mapa completo y complejo por donde avanza nuestro discernir y nuestra ansia de resurrección. Es esta tensa avidez de hallarse la que determina una mirada y una voz. No se trata sólo de alcanzar una respuesta final sobre el yo. Es conseguir un asidero de consistencia para tentar un mundo para nada cierto ni firme. ¿Qué hacer si se tambalea el propio ser en la indeterminación? Debe haber una tabla imperturbablemente flotante para sortear el crispado mar del desconcierto. Quiero entrar en mi caracol y ser ojo, asombro, aspaviento, infinito. Ser, la copa, el ritual... Es esta ansia de reafirmación la que sostiene la voz náufraga y débil salvándola de la desaparición. La travesía hacia el ser es un viaje solitario: El viajero echa sus plegarias al viento cual soplo de ilusión gastada. El viaje es fuego y duda. El viajero está al borde en medio de la soledad. Pues de eso se trata, de viaje. El discurso poético es bitácora de travesía. El yo va desde lo conocido a lo inefable, de aquello que lo rechaza a lo que lo recibe sin aceptarlo totalmente, de lo estipulado o esperado a lo arbitrario e imprevisto. Es así que la voz poética se identifique con Ulises, el viajero incluso a su pesar. No importa que ame “el mar, la paz, mi casa, el cosmos que soy”, siempre hay un algo más que se instala instigante en la nostalgia o el deseo, un fatum inevitable que nos arroja a las olas: Ser no es solo duda y naufragio, sal y delirio del viaje. Nadie que yo sepa podrá salvarme... Yo, Ulises, el astuto, bebí todo [el mar en un trago de infinita sed. Es esa “infinita sed” ante lo insondable y lo desconocido la que empuja al poeta. Quedarse, no importa cuán confortable y cierta sea la isla salvadora, es adormilar las preguntas, acallar las ansias, desarraigar las pulsiones. Fijarse en la arena de la derrota antes de tiempo. En definitiva, como un viajero einsteiniano, andar es un modo de, si no detener, al menos ralentizar el tiempo Lo que está prohijado por el tiempo es alimento seguro de la muerte. Tiempo que zozobra en horas perdidas es ineluctable acercamiento de la muerte. No hay que detenerse si se quiere evitar que ella nos alcance antes del cansancio y el naufragio final. La tarde y el tiempo en su corazón extreman sus pequeños remiendos cotidianos mientras contempla a solas el paso hereje, siempre personal de la [muerte. Muerte y tiempo son cómplices. Esos “remiendos cotidianos” son los ardides del viajero que tiene que emplearse a fondo para que no haga aguas su barca. Sin embargo no siempre los remos nos llevan donde queremos. A veces nos arrastran las corrientes de determinadas fatalidades, coyunturas, turbulencias desde encima y desde fuera. Uno no sólo va donde puede sino donde le empujan, aun a su pesar: Madre, yo no quería profetizar. Ni saber el destino de esta ciudad. Yo quería ser sólo la muchacha que recoge cardos en las tardes para los amigos y los muertos. El yo en su última circunvalación por los mil vericuetos de encuentros y desencuentros aspira a lo más simple, a ser lo más sí mismo, alguien con un delicado gesto hacia aquellos que le confieren sentido y certeza. Humilde recogimiento en el ser, máxima sabiduría para cualquier realización. Entre la candente experiencia del pasado y la dolorosa distancia del presente se debate el sujeto. El porvenir es sólo un hueco polvoriento. La voz poética hurga entre las pavesas de la familia, los amigos, el mundo que le han traído las lecturas. Los mitos sirven como prismas para descomponer una luz demasiado potente para mirarla de frente. Y así puede sentirse Minotauro, Julio César, Quijote, Eurídice o Casandra. Son individuaciones de otros tantos viajes que se reflejan en el propio y los asume como parte de su propio devenir. El poema es territorio de comprensión y sensatez. Aquí se articulan las mil fuerzas contradictorias y el caos alcanza un diseño orgánico. Si hay un texto que confiere una mirada coherente y aclaratoria es “Como un gamo ciego por la pradera desierta del poema”: Fugitiva la noche se desliza por el poema como un gamo ciego por la pradera desierta. ... Soy el peregrino, lloro como lloraron los ausentes. Mi cara no está, se confunde en la transparencia oscura del cristal. No lamento esta soledad de octubre y abriles, insaciables y sucios. La muerte me vigila. Es aullido largo y suave, atajo de versos ... Mientras, la vida obliga a su salvaje strip-tease y no podemos negarnos y no sabemos si hay elección... Los textos de Zoelia son sufridos, palpitantes, impuros pero auténticos como realidad terrenal. Hablan de una experiencia personal que se debate con su tiempo y con miradas en conflicto. Con una notoria locuacidad funcional y no pocos asombros tropológicos, inquieta por la cercanía y peso de sus asuntos, así como por el latido de desesperada honradez que se siente entre palabras. Auto de fe, castigo por desviarse de una creencia, no siempre es el que nos infligen por dudar de aquello que se nos impone. Puede ser, verdaderamente muchas veces es, la pena que nos auto aplicamos por desdecir nuestra propia fe, por negarnos a nosotros mismos, por cerrarnos las ventanas de la percepción más personal. De manera que al confrontarnos e incendiarnos como un pabilo empapado de culpa, rescatamos nuestra inocencia primera y volvemos al camino verdadero. El poema alcanza la magnitud de lo que vale y pesa: Un verso como epitafio que olvido sobre la página en blanco, mutación de lo que soy y no soy, cuando al alba el canto del rocío sobre mi cara me devuelve la certeza de Ser. Así, tras dolorosas renuncias y aceptaciones, insólitos descubrimientos y arduas interrogaciones, logra el sujeto poético la liberación que le permite saldar lo transitado y echarse de nuevo a la mar, sin perder la vocación que lo inspira. Eso queda tras la lectura de Auto de fe. ** Manuel García Verdecia Docente, traductor, editor y escritor cubano (Marcané, Holguín, 1953). Es licenciado en lengua inglesa, graduado de lengua francesa y máster en cultura cubana. Tiene estudios inconclusos de doctorado en letras y estudios de posgrado en lingüística, filosofía e historia de la filosofía, pedagogía, historia del arte, literatura universal, literatura cubana, entre otros, así como diplomados en enseñanza de idioma (McGill University, http://www.mcgill.ca; Canadá) y en sistema de evaluación de lenguas (Canadian Land Trust Alliance, CLTA, http://www.clta.ca; Canadá). Mantuvo, entre 1989 y 1991, la exitosa columna literaria La Palabra Mágica en el periódico Ahora. Actualmente mantiene la columna semanal Bitácora de Odisea en la página web de Radio Angulo (http://www.radioangulo.cu). Ha impartido cursos y conferencias sobre cultura y literatura cubanas en Canadá, República Checa y México. Participó en el Festival Internacional de Poesía de Medellín en 2008. Ha publicado la novela El día de La Cruz (Editorial Oriente, 2008); los libros de cuentos Travesías (Ediciones Holguín, 2004) y Música de viento (Editorial Oriente, 2005); los libros de ensayo La consagración de los contextos (Ediciones Holguín, 1986) y La mágica palabra (Ediciones Ámbito, 1991), y los poemarios Incertidumbre de la lluvia (Ediciones Holguín, 1993), Hebras (Editorial Lunarena, 2000), Meditación de Odiseo a su regreso (2001), Saga de Odiseo (Editorial Unión, 2006), Camino a Mandalay (Ediciones Holguín, 2008) y Hombre de la honda y de la piedra (Editorial Unión, 2009). Ha traducido la novela Meridiana, de Alice Walker (Editorial Arte y Literatura, La Habana, 2004), el poemario Hojas de hierba, de Walt Whitman (Editorial Arte y Literatura, 2007) y El profeta, de Khalil Gibram, (Editorial Arte y Literatura, 2007), entre otros. Ha obtenido el Premio de la Ciudad en ensayo (1986), en periodismo (1991) y en poesía (1993), el Premio Nacional de Poesía Adelaida del Mármol (2000), el Premio Nacional de Edición (2002), el Premio Nacional de Nov José Soler Puig (2007), el Premio Nacional de Poesía Julián del Casal (2007) y el Premio Nacional de Poesía La Gaceta de Cuba (2008), así como una mención en poesía en el Premio Casa de las Américas (2010), entre otros galardones. === El Trébol de Cuatro Hojas, revista o TBO checo ======================== === Juan Franco Crespo ==================================================== El humor vuelve a los sellos checos, en esta ocasión para un sello acifrado (A), autoadhesivo de uso masivo (serie básica), el primer sello checo sin facial que permite franquear cartas hasta 50 gramos para el interior del país (actualmente la tarifa es de 10 coronas). Este tipo de sellos es de validez permanente y no requiere franqueo adicional cuando se producen los reajustes tarifarios. Fue emitido en carnet de diez ejemplares con la peculiar (y familiar) Fifinka preparándose para tomar su desayuno: café, pastel casero y su sesión de lectura matinal centrada en las recetas de cocina; se trata de un personaje creado por Jaroslav Nemecek que inició su andadura en la revista Ctyrlístek en 1968, el sello comenzó a franquear la correspondencia el 28 de abril de 2010, tamaño 23 x 31 mm en offset multicolor. En la parte superior izquierda del carnet va un holograma como medida de seguridad y debajo un texto de su creador y su firma. El matasellos de primer día —en forma de trébol— va ilustrado con la simpática y eficiente perrita. Casi un mes después se aprovechaba ese motivo para lanzar (26.05.2010) una tarjeta entero postal donde se promociona el citado sello que ilustra, además, el franqueo de la tarjeta, continuando en los meses siguientes con más sellos, tarjetas o carnets inspirados en los personajes de esta célebre cabecera infantil. La pandilla de aventureros de los tebeos checos está formada por cuatro personajes: a la célebre Fifinka, la amable y simpática perrita que se encarga de las tareas caseras y la intendencia para el grupo, le acompaña Myspulin, un ingenioso e inventivo gato, cerebro de la pandilla; Bobik, el cerdito fuerte y valiente; Pinda, el tímido y miedoso conejo que era, en cierta medida, fiel reflejo de la época en la que nació; delación y cárcel era habitual entre los que no comulgaban con el régimen totalitario del momento. Nada extraño que Ctyrlístek jugase un papel similar a nuestra añorada “Codorniz” en época de Franco. Los personajes rápidamente se hicieron querer, gozan de muy buena salud, quizá porque se idealizó toda una época y porque marcó un punto de inflexión en la historia checa. Nemecek decidió crear la publicación tras su visita a la Feria del Libro de Múnich, hasta entonces se había ganado la vida como ilustrador de cuentos para niños; en la ciudad bávara tuvo en sus manos los tebeos del momento editados con todo lujo y una impresionante variedad de colores que tanto le impactaron; al regresar a su ciudad, dará vida, junto a su esposa, a esos cuatro inseparables amigos que vivían felizmente en un poblado rural. Se inspiró en los personajes de Pif Gadget, todo un mito entre los aficionados checos en donde Ctyrlístek es la cabecera más popular tras más de cuatro décadas de edición; nació precisamente en uno de los momentos efervescentes en la historia checa: la Primavera de Praga, entonces los cómics estaban considerados poco menos que dardos envenados provenientes del perverso mundo capitalista. El éxito no se hizo esperar, el público checo respondió inmediatamente a la popularización de este tipo de lectura que atrapa fácilmente a los niños y jóvenes. De hecho, los tebeos son una excelente herramienta para fomentar el hábito de la lectura entre los más pequeños y, bien hechos, tampoco es una literatura que no atraiga a los adultos. Inicialmente aparecía nueve veces al año y la tirada media eran 100.000 ejemplares, rápidamente superó los 200.000 por número. Hasta hoy goza de una excelente salud y los niños disfrutan del universo, idílico, del grupo de animales que viven en una casa en el poblado de Treskoprsky, donde el gato inventor suele ser el origen de las más trepidantes aventuras, en la ilustración del sobre de primer día, como contrapunto, tenemos la casita del grupo, montañas y el castillo de Bezzub con una estrellada bóveda celeste. La compañía de los cuatro animalitos no cambió mucho aunque fueron evolucionando a medida que se abría el mercado y se democratizaba la sociedad checa; no es extraño que los encontremos en juegos de ordenador, álbum musical e incluso gocen de una popularidad inusual gracias a Internet, quizá el éxito sea producto del célebre distintivo de la publicación: el trébol de cuatro hojas que suele aparecer en la portada. La edad de oro de la publicación se vivió en la década 1970-80, la generación que hoy tiene más de 40 años la tiene como cabecera de culto, es sumamente difícil de encontrar en los mercadillos donde algunos ejemplares alcanzan precios verdaderamente prohibitivos. La nostalgia por aquellos años marcó aquella generación que vivió una de las mejores etapas de la historia moderna checa. En cierta medida su creador también bebe de la obra de Jaroslav Foglar, otro gran autor de este género que merece la pena citar y honrado por el servicio postal checo, los interesados en él pueden ir a http://www.letralia.com/182/articulo07.htm. En aquella época la editora, por razones políticas, no podía publicar revistas (la exclusividad era de las organizaciones políticas que dominaban todos los sectores y el panorama cultural checo); no aparecía de manera regular sino a medida que se solucionaban los problemas de logística, sobre todo de papel ya que era un fenómeno editorial y el sistema no veía con buenos ojos tan inusitado éxito, no era fácil conseguir bobinas para aquellas extraordinarias tiradas y la redacción vivía una frenética carrera: cada nuevo número se anunciaba por teléfono. Fue una época en la que se produjeron jocosas situaciones, por ejemplo, las autoridades comunistas solicitaron que los personajes vistieran el célebre uniforme de los pioneros, a imitación de los scouts de Foglar. Nemecek salvó la situación haciendo entender a los sesudos políticos del momento, que el “cerdito” vestido con esa guisa, seguramente provocaría no pocas situaciones chocantes y, por lo tanto, sería preferible que no llevara signos externos: de esta manera los personajes se consolidaron y ese intento de dirigir la publicación, ideológicamente, no cuajó. El denominado noveno arte tiene ya una serie de autores consagrados y también algunos extranjeros que han sido introducidos en el mercado checo, sobre todo franceses y belgas disponen de una potente industria especializada y unos personajes que son patrimonio de la literatura infantil y juvenil universal. Fifinka es, por antonomasia, la heroína de los que sufren, de los perdedores en suma, que buscan consuelo en sus historietas; de ahí que los adultos (y no tan adultos) vuelvan a ellas como válvula de escape a una situación que no pocas veces nos lleva a la desesperación. Nada tiene de extraño que el éxito haya llegado por varios caminos y las reediciones se sucedan con cada nueva generación de lectores. La revolución de 1989 hizo peligrar la vida de la histórica cabecera, el tebeo más famoso de la literatura checa, muchos conocieron otros personajes y las editoriales occidentales, como en tantos otros lugares, intentaron copar el mercado con héroes más o menos extraños al entorno, que estaban “amortizados” en sus países de origen. La realidad hizo que el público volviera a sus personajes tradicionales porque eran consustanciales a la propia historia checa, y las historietas que les explicaba su creador, mucho más asimilables y familiares. La tarjeta postal lleva en su anverso a los cuatro personajes y al reverso los vemos montando un dragón volador sobre el famoso poblado en donde la pandilla vive sus fabulosas aventuras. Fue comercializada a doce coronas, y para evitar falsificaciones, lleva el holograma del correo checo en donde aparece la célebre cornamusa postal. La pieza estuvo diseñada por el mismo Nemecek. Con posterioridad al artículo inicial aparecieron varias emisiones más e incluso una antología del cómic checo que estuvo perseguido durante la dictadura comunista, para ello nada mejor que ir al archivo de Radio Praga (en español) para saber más sobre la Generación Cero, y en donde se recoge ese peculiar mundo con autores nacidos en los 70 y 80. Como muy bien indica el editor de la obra recopilatoria, Tomás Prokupka: “La mayor parte de los autores comprendidos en la antología tiene una formación artística académica. A diferencia de la vieja generación, que vivía en el tiempo del comunismo y se encontraba aislada del resto del mundo, y no podía ver cómo evolucionaba. Los autores actuales, gracias a Internet y a su dominio del inglés, saben lo que pasa en América, en Francia y en el mundo en general”. Lamentablemente Radio Praga suspendió su servicio de onda corta (finales de enero de 2011), con ello nos hemos quedado sin un referente en la radiodifusión mundial. Al enmudecer, sus políticos (como en tantos otros rincones de Europa, víctimas de la corrupción, no saben dónde recortar) han hecho un flaco favor a la libertad. Seguramente pasará como con Suecia o Suiza, que dicen que se quedan en Internet y después languidece el servicio y simplemente se elimina en el próximo tijeretazo. Nadie hizo más por dar a conocer la realidad checoslovaca en el exterior (incluso en el período comunista fue una de las emisoras más libres y veraces del panorama mundial de la radiodifusión; dentro de las pequeñas emisoras, era una de las grandes) como Radio Praga. Apenas le han dejado vivir sus ocho décadas de historia en el mundo de la onda corta. Seguramente resultaba un testimonio molesto y, en la época que nos ha tocado vivir, cuando alguien molesta lo mejor es silenciarlo: total, nadie acudirá en su ayuda. A pesar de todo, los que se interesen por la temática checa en general todavía tienen una ventana abierta tecleando la web de esta gran emisora. Durante décadas estuvo enviando, gratuitamente, las novedades filatélicas a todos los oyentes que reportaban la emisión en donde se divulgaban los nuevos sellos checoslovacos (la Revolución de Terciopelo barrió ese gran programa filatélico), ello nos permitió tener un mosaico de indescriptible belleza en nuestros archivos. Entre las citadas emisiones destacan las dedicadas al mundo del arte o las que cada año dedican al día del sello que nos recrea viejos ejemplares. Varias decenas de esas estampillas tienen directa relación con la temática hispánica y entre ellas sobresale el Guernica de Picasso (el auténtico, no el que emitió el correo español que era un falso y que luego fue profusamente falsificado —por su elevado facial— y utilizado por los cuatro cucos de la época), era el inicio del declive del servicio postal español, ahora prácticamente el 90% de la correspondencia circula sin franqueo directo pero, esa es otra gran contradicción, nuestro correo lanza faciales cada vez más altos (su objetivo es recoger el máximo de los bolsillos de los pocos coleccionistas) y, prácticamente, ignorados por los empleados postales que, a veces, quieren cobrarte de nuevo el franqueo: normal, si nunca han visto un sello y los contratan con una facilidad pasmosa y sin la más remota idea de lo que se llevan entre manos. También han inaugurado la etapa de cero trazabilidad en los envíos, muchos ni los matasellan y un elevado porcentaje carece de la numeración electrónica que dejaba la máquina clasificadora o el código de barras que es aun más difícil de descifrar si no se dispone de las herramientas adecuadas, de esa manera nunca sabes qué pasa con la correspondencia y el tiempo que emplea en llegar a destino dándose verdaderas odiseas con cartas que, en la época de la comunicación instantánea, llegan con más de un año de retraso (cuando preparaba este artículo me llegó una de Norfolk de febrero de 2010 y entró en mi buzón el 11 de marzo de 2011) los prebostes postales se justifican siempre con la cantinela del “exotismo” de los envíos. Por cierto en La Habana se dejaron a mediados de enero cinco sobres franqueados con la imagen del guerrillero heroico: después de dos meses sólo ha llegado a destino un único sobre. Los cinco depositados en el correo de las islas Caimán han entrado perfectamente aunque las cancelaciones dejan ya mucho que desear y lo que podría haber sido una pieza de excelente calidad, no deja de ser un sello emborronado sin apenas claridad. Emisiones del Correo Checo • 28.04.2010. Motivo: Fifinka. Durante su desayuno, pasteles y lectura matinal centrada en las recetas de cocina. Franqueo equivalente a 10 coronas checas o envíos hasta 50 gramos de peso en el correo dentro de la República. Sello emitido en carnet de diez ejemplares. • 16.05.2010. Motivo: Fifinka. Bobik tocando la guitarra y los cuatro personajes agarrando a Myspulin que, cual cometa, intenta elevarse sobre el poblado. Franqueo equivalente a 10 coronas checas o envíos hasta 50 gramos de peso en el correo dentro de la República. Tarjeta postal (en el argot filatélico, entero postal, no debe recortarse el sello o se destroza la pieza), se comercializaron a 12 coronas. • 26.05.2010. Motivo: Fifinka. Reproducción agrandada del sello y composición con los cuatro personajes sobrevolando el imaginario poblado de Treskoprsky a lomos de un dragón alado. Franqueo equivalente a 10 coronas checas o envíos hasta 50 gramos de peso en el correo dentro de la República. Tarjeta postal (en el argot filatélico, entero postal, no debe recortarse el sello o se destroza la pieza), se comercializaron a 12 coronas. • 01.09.2010. Motivo: Fifinka. Pind’a con su paleta realizando una obra ¿picassiana? Y los cuatro personajes sobrevolando la aldea montados en una avio-bicicleta. Franqueo equivalente a 10 coronas checas o envíos hasta 50 gramos de peso en el correo dentro de la República. Tarjeta postal (en el argot filatélico, entero postal, no debe recortarse el sello o se destroza la pieza), se comercializaron a 12 coronas. • 01.09.2010. Motivo: Fifinka. Sello con viñeta, los cuatro personajes. En la viñeta Myspulin con su cartera al hombro dispuesto a la cotidiana entrega del correo. Hojas de 9 sellos y 12 viñetas sin valor postal. En el matasellos los cuatro personajes dentro del trébol de cuatro hojas y en la ilustración montando un fantástico coche postal lleno de paquetes listos para su entrega. Franqueo equivalente a 10 coronas checas o envíos hasta 50 gramos de peso en el correo dentro de la República. Sello emitido con viñeta sin valor postal, también denominados dípticos. • 20.10.2010. Motivo: Myspulin. Experimentando la reacción química que le permite obtener una serie de efectos que simulan los fuegos artificiales. En el matasellos aparece el personaje dentro del trébol y en la ilustración del sobre montado en una fantástica butaca que arrastra un artesanal carro cargado de correo, al fondo la silueta del castillo de Bezzub. Emitido en carnet de diez ejemplares autoadhesivos y acifrados (Tarifa A = 50 gramos correo interior). Franqueo equivalente a 10 coronas checas o envíos hasta 50 gramos de peso en el correo dentro de la República. Sello emitido en carnet de diez ejemplares. • 20.10.2010. Motivo: Fifinka. Al reverso, el sello anterior y los cuatro personajes sobrevolando la nevada aldea con un vehículo del correo checo. Franqueo equivalente a 10 coronas checas o envíos hasta 50 gramos de peso en el correo dentro de la República. Tarjeta postal (en el argot filatélico, entero postal, no debe recortarse el sello o se destroza la pieza), se comercializaron a 12 coronas. • 09.02.2011. Motivo: Pind’a. El personaje en plena creación artística, en el matasellos el conejo y en la ilustración del sobre los cuatro personajes con el correo en un artefacto futurista que reparte el correo a velocidad cósmica. Franqueo equivalente a 10 coronas checas o envíos hasta 50 gramos de peso en el correo dentro de la República. Sello emitido en carnet de diez ejemplares. Referencias • www.cpost.cz • www.ctyrlistek.cz • www.letralia.com/182/articulo07.htm • www.radio.cz • www.radio.cz/es/articulo/131843 ** Juan Franco Crespo lacandon999@yahoo.es Docente e investigador español (Alhama de Granada, 1953). Profesor de primaria, licenciado en geografía y estudios de doctorado en historia de América. Ha colaborado regularmente desde los años 70 con publicaciones especializadas del mundo de las comunicaciones, como WRTH (Dinamarca), DSWC (Dinamarca), Radio Nuevo Mundo (Tokio, Japón), y otras de Argentina, Uruguay, Perú, México, Estados Unidos y España, entre otros países. Durante varios años también colaboró en el mundo de la radio con diferentes emisoras internacionales. Actualmente algunos de sus trabajos son radiados para América Latina a través del espacio Frecuencia RM, en la emisora La Voz de Rusia. Colabora regularmente con Madrid Filatélico, El Eco Filatélico y Crónica Filatélica y mantiene una sección, sobre filatelia alusiva a literatura infantil y juvenil, en la revista Educación y Biblioteca, así como en las publicaciones electrónicas OpusMúsica (http://www.opusmusica.com) y Naturaleza Educativa (http://www.natureduca.com). === Bartleby, el escribiente Javier Úbeda Ibáñez ===================== Bartleby, el escribiente Autor: Herman Melville Edición y traducción: Eulalia Piñero Editorial: Espasa Calpe Colección: Austral Narrativa Diseño de cubierta: Joaquín Gallego Depósito legal: M. 22.372-2007 ISBN: 978-84-670-2586-6 Páginas: 110 Importe: 7 euros Sinopsis Un abogado, que tiene sus oficinas en Wall Street, y cuyo nombre desconocemos, nos comenta que nos va a contar la extraña historia de uno de sus escribientes. Nos narra cómo tenía tres empleados apodados Turkey, Nippers y Ginger Nut; los dos primeros trabajaban para él como escribientes y el último como chico de los recados. Dado que, en un momento, los dos escribientes no eran suficientes para realizar todo el trabajo de la oficina, decidió contratar a un nuevo escribiente: Bartleby, que al principio se mostró como el más eficiente de todos; pero que cuando un día le pidió algo tan sencillo como rutinario como era cotejar un original con su copia, ante su sorpresa y luego la de todos los demás, Bartleby se negó con la siguiente frase: “Preferiría no hacerlo”. Poco a poco se fue repitiendo cada vez más esta negativa a aceptar cualquier orden y esta es la frase con la que solía declinar cortésmente cualquier encargo. Ante esta situación él no sabía cómo actuar ni qué hacer y llegó incluso hasta trasladar su oficina a otra parte para intentar evitar así el problema (dado que, aunque parezca absurdo, Bartleby se había instalado en este edificio que tenía por su casa), no obstante, ni siquiera consiguió que abandonara el edificio cuando lo despidió. Esta situación tuvo al final un desenlace fatal, con Bartleby detenido y encerrado en la cárcel por vagabundo, y allí con su muerte por inanición sin que el abogado ni nadie pudieran hacer nada por evitarlo. Herman Melville (Nueva York, 1819-1891). Este escritor, considerado uno de los novelistas más importantes de la literatura estadounidense, nació en el seno de una familia acomodada. No obstante, pudo disfrutar poco de esta bonanza económica, ya que su desarrollo personal coincidió justo con la quiebra financiera de sus progenitores y la muerte de su padre acaecida en 1832. Esta serie de infortunios le obligó a desempeñar diversos trabajos: a la edad de 12 años, por ejemplo, trabajó como copista en el Banco Estatal de Nueva York (experiencia que sin duda le valdría a la hora de crear este relato breve que hoy nos ocupa de Bartleby, el escribiente), y también desempeñaría otros oficios variopintos como granjero, oficinista o maestro. No obstante, un espíritu inquieto como era el suyo hizo que en 1841 se enrolara en el barco ballenero “Acushnet”, que partía con destino a los mares del Sur. Su experiencia como marino sería la base de su primera novela Typee (1846), que narra su estancia en las islas Marquesas con descripciones pormenorizadas de aquel bello lugar y sus habitantes, y que introduce ya un tono revisionista acerca del concepto del “salvaje” en la línea del “buen salvaje” de Rousseau, dado que siempre intentará mostrar las similitudes que él mismo comparte con aquellos habitantes de la Polinesia, y, por otra parte, aprovechará para introducir comentarios acerca de la crueldad de las avanzadas civilizaciones occidentales siempre que pueda. Su primera novela gozó de buena acogida por un público que se mostraba deseoso de conocer nuevas culturas, esto hizo que el autor siguiera en esta misma línea al escribir su segunda novela, ambientada esta vez en Tahití: Amoo: narración de las aventuras de los mares del Sur (1847), que lo confirmaría en sus grandes dotes como narrador. Por otra parte, su experiencia en 1843 como arponero a bordo del ballenero “Charles and Henry” será plasmada en su novela Chaqueta blanca (1850), y, cómo no, será el sustrato de una de las más famosas y conocidas de sus novelas, toda una alegoría sobre el Mal; nos referimos a Moby Dick (1851). Con esta obra y también con la anterior, Mardi (1849), Melville se introduce en el estudio de la naturaleza humana y en la indagación de los conceptos del bien y del mal, algo que no dejará de ser una constante ya en toda su obra, y que tendrá también un aspecto crucial en Bartleby, el escribiente, la obra de la que hablaremos ahora con más profundidad. Otras novelas, pero ya consideradas menores por la crítica, son Pierre (1852), The Piazza Thales (1856) y The Confidence-Man: His Masquerade (1857); aparte nos dejó, en el género de la poesía, Battle-Pieces and Aspects of the War (1866) o Clarel: A Poem and Pilmigrage in the Holy Land (1876). Por último, sólo nos quedaría por decir que después de su muerte aún se descubrió un texto inédito suyo: el manuscrito de su relato Billy Bud. Respecto a Bartleby, el escribiente, se pueden decir muchas cosas, ya que es mucho lo que aporta no sólo al panorama literario sino también al filosófico e intelectual de su época y también de las posteriores. Comenzaremos diciendo que este cuento se publicó de forma anónima en dos entregas: una tuvo lugar el 1 de noviembre, y la otra el 2 de diciembre de 1853 en la revista Putnam’s Monthly Magazine, consiguiendo enseguida un reconocimiento unánime de crítica y público. Con posterioridad pasaría a formar parte de su libro The Piazza Tales (1856). Y, ya más cerca de nuestra época, esta pieza sería adaptada al cine por Crispin Glover en el año 2001. La importancia de este texto estriba sobre todo en su carácter enigmático, ambiguo, nihilista, ya que está considerado como un digno precursor de dos tendencias posteriores: la literatura existencialista (recordemos si no la frase “Me es indiferente” del protagonista de El extranjero, de Albert Camus) y la literatura del absurdo (con obras de la relevancia de la pieza teatral Esperando a Godot, de Samuel Beckett). También podríamos definirlo como un texto nulo o vacío (inscrito también dentro de los escritores llamados del no o de los artistas del silencio), puesto que es capaz de crear un espacio vacío que el lector ha de llenar con sus propios pensamientos e interpretaciones. Y este es uno de sus grandes logros. Para ello, todo es sencillo, una estructura sencilla, una trama sencilla, y en general pocos datos, sólo los suficientes y necesarios para que nos situemos en la historia, espacialmente, en una oficina de Wall Street en la que cada trabajador desempeña su labor en una especie de cubículo, y en la que Bartleby no tiene ni siquiera vistas ya que su ventana da a una pared de ladrillos; temporalmente, tenemos una mirada retrospectiva del narrador y un espacio temporal relativamente corto, el escaso tiempo en que Bartleby trabajó en su despacho, y luego, pocos datos más; de hecho, no sabemos ni el nombre del abogado ni el nombre de verdad de sus tres empleados, ya que el abogado los identifica mediante tres simples apodos relacionados con la comida: Turkey (pavo); Nippers (tenazas) y Ginger Nut (nuez de jengibre). Aquí tenemos ya quizá una llamada de atención del autor que nos quiere hacer ver que el protagonista y, en general, la sociedad, sólo se preocupa de cubrir las necesidades básicas y a veces ni eso, como son comer y beber; en cuanto al protagonista nos dice el narrador que sólo se alimenta de bizcochos de jengibre, queso y migas... al estilo quizá de los ratoncitos con los que guarda cierta similitud también cuando corre a refugiarse en su cubículo de trabajo ante cualquier problema. La atmósfera que consigue crear con todo esto el autor es enrarecida, agobiante, de desesperanza total, y consigue transmitirnos verdadero desasosiego y malestar, aunque a veces se encuentre suavizado o tamizado con alguna pincelada humorística como cuando tanto el abogado como sus empleados empiezan a utilizar todos con mayor frecuencia el verbo “Preferir” por contagio con Bartleby, que está continuamente utilizándolo en su famosa frase “Preferiría no hacerlo”. Se trata de un estudio perturbador e inquietante sobre la conducta humana que tiene pendiente en todo momento al lector, que asiste atónito a este pulso que se produce entre un jefe mediocre (al que sólo le preocupa haber alcanzado cierta posición social) y un empleado también mediocre, perfectos ambos para mostrarnos hasta qué altas cotas de incomprensión, incomunicación y alienación se puede llegar en una sociedad excesivamente mecanizada y deshumanizada como era la del autor, y que también supo criticar la película Tiempos modernos, de Charles Chaplin, pero que sería perfectamente extrapolable a la nuestra. Tampoco podrá dejarse de preguntar quien lee, como lo hace el protagonista, cómo uno podría llegar hasta ese punto... en principio, se podría pensar que por rebeldía o arrogancia o que era una medida de resistencia pasiva... pero, como ya hemos visto, es más bien todo lo contrario, ya que en Bartleby hay una falta evidente de objetivos e interés, un darle todo igual, un vacío de voluntad que nos llega en algunos momentos a exasperar y en otros a conmover o a dar pena, el abogado nos dice al final del libro que le ha llegado un rumor referente a Bartleby y es que antes de trabajar para él estuvo empleado en la Oficina de Cartas Muertas, era el responsable de clasificar aquellas cartas que no iban a llegar nunca a ningún destino porque sus destinatarios estaban muertos, con eso quizá está dicho ya todo. ** Javier Úbeda Ibáñez j_ubedai@hotmail.com Escritor español (Teruel). Reside en Zaragoza. Ha publicado numerosos artículos de opinión tanto en prensa digital como escrita. Ha publicado también reseñas literarias, relatos, cuentos y poemas en distintas revistas literarias españolas e iberoamericanas. === Sobre El amor también es una ciencia, ================================= === libro del colombiano J. J. Junieles =================================== === Como el aire que respiramos Hernando Salamanca =================== Al lector que se deje morder por las páginas de El amor también es una ciencia, nuevo libro de J. J. Junieles, le resultará difícil encontrar un antídoto diferente a seguir leyendo, con la conciencia de que la obra de un escritor es desigual, como la vida misma, con momentos calavera e instantes de felicidad, en medio de todos esos “días que uno tras otro son la vida”. A manera de arte poética, en una entrevista, Junieles dice: “Me interesa lo que cuentan las historias, más que los medios por los que se cuentan esas historias. Prevalecen los hechos, no el lenguaje. Parece contradictorio, pero es que para algunos escritores el lenguaje se convierte en un pantano, las palabras se vuelven arenas movedizas. Esos escritores redactan muy bien, son preciosistas con el lenguaje, sustituyen lo que debiera ser una historia entretenida por un lenguaje lírico, filosófico o irreverente. Hablan mal de la imaginación porque no saben lo que es, y no se entrenan en su búsqueda mediante ejercicios creativos”. Los diez cuentos que hacen parte de esta colección de Junieles no pretenden en realidad convertirse en un tratado sobre el amor (hay ciencias exactas e inexactas), la rutina o la angustia del ser humano, ni una apología de su presencia, es una mirada humana, una respiración esencial, una manera de dejar ser a ese tipo de emociones sin arandelas, encantamientos o distractores, solamente dejarlos ser, con tendencia a sugerir que las leyes de lo complejo se obtienen combinando hábilmente las de lo simple. Esa es una de las virtudes de este conjunto de historias, esa concreción que no por estar allí le quita fluidez, vida y emoción al relato, algo que en Junieles es un acierto porque permite entendernos a partir de sus textos como si nos miráramos en un espejo de palabras donde el reflejo es una nueva forma de descubrirnos y donde la deformidad quizá es la virtud. La literatura, ese otro espejo, ese otro medio para procurar entender la vida. En estos cuentos descubrimos que el tiempo es sólo un parámetro más, donde todo queda determinado si se escruta el presente con atención suficiente: pasado y futuro contenidos en cualquier instante. En el cuento que da título al libro El amor también es una ciencia, se nos cuenta la historia de Mariana y de su amiga, una mujer que la ama en silencio y que tiene que soportar los maltratos a los que Mariana es sometida por Adrián, un hombre inescrupuloso que no la valora en absoluto. En este caso, la estrategia en esta ciencia inexacta que es el amor, parece ser: cuando quieras que alguien te ame, abre tus ojos, cuando quieras que alguien se obsesione contigo, ciérralos. Pero esta historia va más allá, porque es una reivindicación del papel de la mujer en su condición humana, de su grandeza emotiva, de su inteligencia y la capacidad que siempre ha tenido para confrontar los obstáculos. Porque aquí el hombre termina pagando las consecuencias, momento en el cual comienza a dársele vida a una nueva forma del amor, aquel que se da entre dos mujeres, entre dos seres humanos. Aunque Junieles confiese que no presta mucha atención al medio, a las palabras, es innegable la capacidad de su palabra para hacer cómplice al lector, para permitirle sentarse frente a las mujeres personajes de la historia y observarlas como acto voyerista, prefiriendo callar frente a la honestidad que emana de una forma diferente de ver el mundo. Pero también hallamos el amor que estremece y que es cruel, porque esa es la manera de hacerse importante o porque los errores no perdonan a veces y el vaivén de la vida se cobra de forma extraña y azarosa su parte. Ejemplo de esto es el cuento “Adiós, luz, que te guarde el cielo”, en el cual el amor que comienza a nacer para una pareja es sacrificado casi inocentemente por la venganza de uno de sus involucrados. Es el ser humano sometido a designios que no entiende pero que debe cumplir por instinto, por necesidad o convicción. De esta forma el autor del texto nos habla de la ruleta rusa en la que se convierte a veces la vida, en donde en el momento menos esperado suena ese disparo cuyo sonido es el último, el esperado pero a la vez al que se le ha huido. En la dinámica newtoniana también se puede consultar el azar con un dado de seis caras. Es claro que el libro, exceptuando el último de sus cuentos, tiene un carácter marcadamente urbano. En esos espacios los personajes se mueven y desarrollan sus vidas, o sus muertes, entre la luz de los postes y el manto de las sombras, al lado del sonido ensordecedor de las calles. Todo esto se hace palpable de forma estrepitosa ante los ojos del lector. Entonces, para muchos lectores resultará fácil entender de una forma más cercana el transcurrir de las situaciones en ciudades como Bogotá o Cartagena, marco de algunas historias del texto, asimilándolas de manera familiar y quizá cotidiana en cuanto a las imágenes de las que allí se habla, generando una valoración subjetiva que permite darle vida al texto de manera más precisa. Pero esto también se hace posible para aquel lector que conozca la vida de las ciudades, su bullicio y movimiento, lo cual da esa posibilidad de recreación tan importante para la imaginación. Pero Junieles también aborda otras problemáticas que se conjugan con la interioridad de sus personajes. Es así como en el cuento “Santa Nicole Kidman, llena eres de gracia”, toca el tema de la desaparición. Una noche toda la familia de Mario pierde su pista. Aquí entonces se da el espacio para la reflexión desde un tema tan difícil de asimilar, lo cual se hace patente en los personajes. Y entonces es la problemática de la familia y el entorno que debe afrontar, esa especie de nueva vida sin su ser querido en una espera eterna que quiere dejarle camino a la esperanza, única fuerza que permite sobrellevar el hecho. Pero también es una oportunidad para indagar en experiencias humanas como el olvido, el recuerdo, la costumbre, la imposibilidad de actuar frente a lo desconocido, el egoísmo o la desesperanza misma. En El amor también es una ciencia hay dos historias que llaman la atención por el carácter futurista que presenta una y misterioso que posee la otra. La primera de ellas se titula “Y de pronto las estrellas”, una narración donde la memoria ancestral y la necesidad de volver a lo esencial juegan un papel preponderante. El autor nos plantea la historia desde un futuro donde los androides acompañan al hombre y forman parte de su cotidianeidad. Pero en ese espacio tan moderno y alejado de aquello que otrora fuera importante, no queda tiempo para lo vital. Una especie de burbuja envuelve las ciudades para protegerlas, pero lo que hace es alejar al ser humano de su vínculo con lo primigenio, con su propia naturaleza. Entonces el hombre comienza a mirar hacia aquello que considera realmente importante, un futuro lleno de comodidades donde no hace falta observar hacia ese espacio que quedó fuera de la burbuja. Pero se nos marca el retorno a lo primordial a través de uno de los androides que, de una manera extraña, muestra señales eléctricas de baja intensidad cuando está apagado, algo muy parecido a un ser humano cuando está soñando. A partir de esto, se hace una mirada a la deshumanización imperante, a la forma en que el hombre se olvida de mirar hacia dentro de sí mismo, porque cree que eso que guarda en su alma no es pertinente a la época. Pero ese interior reclama cuidado y por eso se escucha la llamada profunda desde los pliegues de un inconsciente que le hace querer regresar a su origen, a lo primitivo, el retorno a lo esencial. En el relato “Epístola final de Los Mártires”, un personaje llega a un pueblo algo extraño que hace lo posible por proteger y preservar su forma de vida haciendo lo necesario para que esto suceda. En este sentido, prefieren cegar a aquellos que amenacen dicha premisa, porque saben que lo ancestral, las raíces, ese sentirse parte de algo con la naturaleza, debe cuidarse, aunque la modernidad pareciera querer avasallar y acabar con cualquier rasgo de sensibilidad, a favor de un supuesto orden y desarrollo. Resulta imperante hablar de algo que ha caracterizado la narrativa de Junieles: su capacidad para hacer que las imágenes que va narrando tomen en la imaginación del lector un aspecto cinematográfico. Y es que gracias a la agilidad con que se cuentan las historias, la estructura de sus textos adquiere una simbiosis entre imagen y palabra que le brinda a sus escritos un carácter propio. Junieles, como Dios, como Alfred Hitchcock, no engaña, simplemente oculta datos. El amor también es una ciencia no es la excepción, ya que a través del conjunto de historias esto se hace manifiesto, otorgándole al relato esa fluidez tan necesaria al momento de contar las historias. No es descabellado pensar que la literatura de este autor pueda estar a un paso de poder trasladarse a la pantalla grande, dado el potencial tan enorme que guarda para permitirle formar parte de este ámbito. En conclusión, la capacidad creativa de Junieles nos transporta a través de El amor también es una ciencia a parajes insospechados, dignos de ser visitados gracias a las palabras que corren tan naturalmente por el libro, como el aire que respiramos, y que nos hablan de lo esencial de la vida y la humanidad, esa necesidad de saberse ser humano y parte de un mundo que aunque se transforma no anula los orígenes que siempre nos acompañan, como el aire que respiramos. ** Hernando Salamanca hernandolupo@gmail.com Crítico literario, periodista y escritor colombiano (Bogotá). Es profesional en estudios literarios de la Universidad Nacional de Colombia (Unal, http://www.unal.edu.co), periodista de la Fundación Universitaria Inpahu (http://www.inpahu.edu.co) y diplomado en pedagogía. Trabaja en la agencia de noticias ABCPrensa (http://www.abcprensa.com), donde es editor, corrector de texto y responsable del área cultural; además es docente de literatura y comprensión textual. Investigaciones suyas han sido publicadas en la revista cultural Noventaynueve (http://www.revistanoventaynueve.org), y en los diarios La Patria (http://www.lapatria.com) y La Opinión (http://www.laopinion.com.co). En su mayoría, su obra literaria aún permanece inédita. === Versos inolvidables de Basilio Belliard =============================== === Elizabeth Quezada-Jiménez ============================================= “Hay un vacío en mi aire metafísico que nadie ha de palpar: el claustro de un silencio que habló a flor de fuego”. César Vallejo. Cuando abro los poemarios Balada del ermitaño y Los pliegues del bosque y leo una y otra vez —como para fijar en mi memoria— a este maravilloso poeta, me quedo de inmediato con este verso, y cito: “Ceniza que silencia el espacio empolvado de frío”. Quedé eclipsada por la plasticidad real de la figura retórica; no me quedan dudas del banquete poético y temático-profundo que me espera a continuación. Y comienzo a escuchar las gaitas escocesas y a oler el frío de cualquier país nórdico conocido. Lo siento en mis huesos cansados de sufrirlo. Ritmo-plasticidad y filosofía impera en los intersticios de sus letras. Me encuentro con versos tan grandes como grande es toda la concepción significante. Esa filosofía que vamos a destejer podría tratarse de un misticismo metafísico... más allá del cuerpo, el alma... lo físico se transforma y emerge el filósofo-poeta para dejarnos sus tropos convertidos en canciones, nanas, versos sueltos que fueron los que le hicieron soportar la soledad en la lejanía de su patria evidenciando la nostalgia del ausente. Como ermitaño en busca de la sabiduría, en tierras extranjeras patentizó su amor a lo telúrico, al cielo que lo vio nacer y hacerse el ser humano que ya es... ahora, reloading con una maestría bajo el brazo de la literatura hispanoamericana. Pero también el amor que supo cosechar de esa cultura impactante que le brindó México y su gente. Su visita al New York deseante lo hizo decir poéticamente del mundo del arte de los grandes museos: Llueve desde el fondo de la fuente, el agua salta y se enciende. Como lluvia que nace de la tierra, el museo Guggenheim, abre sus ojos. Entonces leemos temporalidad, a Eros y Tánatos como siempre hermanados... “Breve la muerte y su eternidad de pájaro deshojado”. La correlación metafórica de elementos como la muerte y el sueño, cuando dice: “no olvides muerte de resucitarme”. O “Despierta, soy la muerte”... Por otro lado de la vida y vigilia: noche-día, sueño-vigilia, vida-muerte, cuando dice: “duerme, soy el día”. Y con el verso que le da significado al título: “Una flor enterrada en el bosque del cuerpo”, en el poema donde cita a Georgia O’Keeffe no solamente nos muestra su amor al arte, a la plástica, como en otros poemas donde nos cita a Corbet; a Magritte y su “femme fatale”, sino que nos revela su pasión y amor por la mujer y su bosque. La mujer y su flor. Y un erotismo se desgarra apasionado. Una concepción panteísta si se quiere de la muerte; pero habrá en lo adelante otros elementos surrealistas, y simbolistas que me harán evaluar este libro con fuertes referentes de la poética de César Vallejo que a su vez era influenciado por un Nietzsche o un Kierkegaard en sus posiciones humanas. Belliard deja bien trazado en sus letras sus altas condiciones humanas y académicas. Es el director de Asuntos Literarios del Ministerio de Cultura de nuestro país. Lo espacial, lo geográfico, el universo... como todos los temas que el hombre desde que existe se propone resolver lo poetiza, incluso dejando frases en versos inolvidables cual citas célebres... eso lo disfruté en estos poemarios. Y cuando leo sobre los pies... “El sol debajo del pie en mediodía en un cenit de fuego eclipsado en el infierno de los ojos” rememoro a Vallejo; y Belliard exalta como su maestro esta parte olvidada del hombre, del humano... que da soporte a todo el cuerpo físico, exaltando el trabajo de esta parte del cuerpo olvidada, y cito: “cae de azufre infernal sobre tus pliegues carcomidos en caída libre, entre tus pasos”. Y citando, finalmente: “el lápiz sangra, el tiempo de la cosecha” nos acercamos a un semidiós poeta que nos baña de su mágica-cosecha; de sus itinerantes conquistas prosódicas donde el amor a la naturaleza; a los cuatro elementos: agua, fuego, tierra, aire y, más importante, a su filosófica percepción mítica-panteísta, que se vuelve deleite, que se hace poesía. Son versos inolvidables de imprescindible lectura. ** Elizabeth Quezada-Jiménez amoresrotos@gmail.com Escritora dominicana (Santiago). Estudió filosofía y letras en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM, http://www.pucmm.edu.do). Es miembro del Círculo de Escritoras Dominicanas. Ha obtenido el premio Milena de cartas de amor (2002) el premio “Yo soy mujer” de poesía (Movimiento Mujeres Poetas Internacional, 2010) y el premio “Amor en Palabras” de cuentos (Sociedad Venezolana de Arte Internacional, 2011). Textos suyos han aparecido en diversas antologías. Ha publicado el libro de prosa poética Amores rotos, textos de amor y desamor (2005). Escribe para varias revistas locales e internacionales. Mantiene en Internet la revista Luna de Sal y Miel (http://lunadesalymiel.blogspot.com). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === A. P. Alencart ======================================================== === La poesía es nidal de redenciones René Arrieta Pérez ============= Es de constitución fornida, barba perpetua y de 1,74 de estatura. Con su melena semicorta, que se desgreña cuando brisa. De tono afable y palabra cordial cuando se le trata. Su mirada serena trasmite confianza. Cuando queda con sus amigos toma vinos, algunas veces; otras, cafés o infusiones. Ése es Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, 1962), un poeta hispano-peruano que se gana la sobrevivencia como profesor de derecho del trabajo en la Universidad de Salamanca. Jacqueline A. Polanco es su esposa, compañera y amiga; Alfredito, su hijo, niño de alma vieja, por su fuerte intuición para la poesía desde los primeros años. Pérez Alencart ejerce un trabajo de promoción cultural en Salamanca desde hace dos décadas y ha publicado los poemarios La voluntad enhechizada (2001), Madre selva (2002), Ofrendas al tercer hijo de Amparo Bidon (2003), Pájaros bajo la piel del alma (2006), Hombres trabajando (2007), Cristo del alma (2009), Estación de las tormentas (2009), Oídme, mis hermanos (antología hispano-alemana, 2009), Savia de las Antípodas (edición trilingüe, español, japonés y coreano, 2009) y Aquí hago justicia (2010). Libros o poemas suyos han sido traducidos al alemán, inglés, italiano, portugués, árabe, serbio, francés, hebreo, búlgaro, vietnamita, ruso, japonés, estonio, croata, indonesio, rumano y coreano. El poeta Alencart ganó en 2009, por el conjunto de su obra, el Premio Internacional de Poesía “Medalla Vicente Gerbasi” que otorga el Círculo de Escritores de Venezuela. La poesía de A. P. Alencart es de variados registros, rica en imágenes, telúrica, urbana, comprometida, erótica, sentenciosa y religiosa. Algunos poemas se elevan como plegarias. Su poemario Madre selva recrea la profusión de la selva americana, la vida y sinuosidad de los ríos, el canto de los pájaros, la pulsación de animales endémicos, el acontecer de los nativos y su curiosidad y asombro por un mundo lleno de tanta vastedad. La voluntad enhechizada husmea por Salamanca, sus monumentos, calles y lugares, recuerda a los maestros del pensamiento que por tan magnas aulas, dejando sus huellas, pasaron por el alma máter. Pájaros en la piel del alma constituye un universo de levedad, lleno de esos seres fugaces, ágiles, bellos y presumidos por la posesión de las alturas. Preguntamos sobre la poesía, sus relaciones con lo social y con el mundo, y él responde. P. Es recurrente en usted el tema bíblico, y algunas veces suele formar versos parafraseando textos de las Sagradas Escrituras: “Sin que sus ojos derechos vean lo que hace tu mano izquierda”. ¿Qué nos dice sobre el particular? R. Expuse mi espíritu a lo sagrado cuando traspasaba las primeras cuatro décadas de mi vida. Posiblemente necesitaba de tal madurez para entablar una relación entrañable con el mayor Poeta de los poetas: Jesús, el galileo condenado a la muerte de cruz por los poderes religiosos y políticos de su tiempo. Y es que esa infamante muerte se destinaba, por lo general, a los esclavos desobedientes. A él, un pobre que denunció entre los pobres la mendacidad de los estimados Grandes, lo clavaron por revolucionar con el Amor y con la fuerza de su Palabra. Era un poeta profundo, profeta o apóstol de la no posesión, germen de todas las codicias que destruyen la humanidad. Lo colgaron como a un “don nadie”, burlándose de él, tal como hoy mismo suele hacerse, en el vulgo y en salones palaciegos, con los Poetas-Poetas cuyos desafíos éticos y estéticos desnudan las mentiras de los mandamases. Los poetas, o quienes merodeamos el entorno de la Poesía, sabemos que sólo somos un eslabón de una larga cadena que viene desde el Principio. Jesús, Verbo hecho carne, tiene en la Biblia unos ancestros de enjundia, unos “poetazos” que superan de largo a ciertos rimbombantes versificadores de ayer o de hoy. Wislawa Szymborska, Premio Nobel de Literatura de 1996 y mujer descreída de toda religión o ideología, en su discurso de recepción del premio dijo que, de tener delante de ella a Eclesiastés, se inclinaría ante él, pues lo estimaba como uno de los más grandes poetas de todos los tiempos. Ahí quería llegar para responder el meollo de su pregunta. Cuando en verdad me hice cristiano, quedé enmudecido, leyendo y absorbiendo la Biblia por entero, pero especialmente las parábolas del Evangelio y los asombros y revelaciones de poetas tan inmensos como Isaías, Job (o quien escribiera tal poema dramático), Jeremías (tan actuales son sus Lamentaciones), David (ah, el lírico salmista al que leo con fruición), Salomón (el Eros también es sagrado; los Proverbios también son poesía filosófica y sentencias para el existir del hombre), Miqueas, Habacub, Ezequiel, Zacarías, Oseas, Sofonías, Joel, Amós, Nahúm... y paro de contar. Quien todavía los ignora, bien merece ser un ignaro, literariamente hablando. Después de cinco años de “mudez” escribí mi Cristo del alma. Ahí dentro está el Poeta de los poetas, pero también su linaje precedente ya nombrado. También está su epígono, Juan de Patmos, con las rotundas imágenes de su Apocalipsis. Y ahí estoy yo, mostrando ciertas purezas íntimas de esa cuarentena. Eso sí, en mi escritura nadie hallará ecos del incienso de una religiosidad abyecta, contraria al cristianismo, presta a utilizar el humo y el aroma del incienso para velar sus tropelías y para tratar de disipar la hediondez de sus perversiones o condescendencias varias. No olvidemos que ese clero corrupto de tiempos de Jesús ordenó dar muerte, por segunda vez, a Lázaro, para borrar huellas de las maravillas del Cristo. Y recordemos que Jesús siempre hablaba por parábolas a la gente, siguiendo así la senda iniciada por el poeta del salmo 78, cuando tan bellamente dice, en la incomparable traducción de Casiodoro de Reina: “Abriré en parábolas mi boca; / Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo”. P. En su poema “Obra”, para describir la memoria, ese oficio que está entre perdurar y olvidar, no elige acuñar una imagen, más bien la ensaya, puesto que ella se muestra huidiza como muchas veces suele ser ese oficio de la memoria. ¿Es por eso que asocia dentellada y corcel? R. La obra literaria no es un obelisco, pero a veces resulta más resistente que las pirámides, como profetizaba Horacio para sus poemas. Y en su caso ha sido así, pues las pirámides muestran signos evidentes de deterioro, mientras que los versos de Horacio siguen tan lozanos como en su tiempo. En el poema “Obra” cierto que hablo de memoria y de olvido, aunque lo hago para celebrar la obra de un escritor que admiro, pero que puede ser asimilable para cualquier otro poeta cuya obra se haya hecho para ser custodiada como un tesoro en la memoria de algún lector contemporáneo o futuro. Creo recordar que el poema concluye con estos versos: “Ésta será tu ofrenda, / lo que dentellee / a los corceles / de cualquier olvido”. La obra que no se cuartea es aquella inmune al olvido, cuyos corceles resultan muy ariscos a reconocer maestrías, especialmente si son autores insumisos. Y cuando en el poema hablo de “memoria”, lo hago para resaltar que el poeta logra la excelencia de su creación cuando la trabaja despaciosamente, cuidando la temperatura de su lenguaje, renovándolo pero sin que le falle “la memoria de una lección antigua”. Es decir, para ser original conviene volver a los orígenes, al menos en poesía y demás expresiones del espíritu. O dicho de otra manera: se necesita ser clásico para ser moderno. Lo otro, lo presuntamente vanguardista y “performancero” podrá ser hasta interesante, dicho esto con cierta benignidad, pero tenga por seguro que pasará de moda. P. “Ser honesto / es la debilidad / que te hace fuerte”. En tres versos puede ser sentencioso, hacer juicios de los valores de una sociedad. ¿Puede ser efectivo ese sueño, esa lucha del poeta? R. Estimo que propugnar la honestidad tendría que ser el pan de cada día, empezando por uno mismo, sin necesidad de ser poeta. La corruptela moral y económica ha embarrado la cabeza, el tronco y las extremidades tanto de España como de muchos otros países del mundo. Una sociedad instalada en el auto-engaño es una sociedad que se merece varias patadas en el trasero y todas las repercusiones negativas de los descalabros que atañen a su bancarrota ética. El placebo era la bonanza y la mayoría estaba tan atenta al espejismo de la buena vida haciendo poco o nada, que no quisieron ver la realidad que tenían delante. A quien hablaba o escribía llamando la atención, se le consideraba inconformista o desquiciado, cuando no trasnochado comunista. ¿Qué está pasando ahora? La indignación de los jóvenes está llenando plazas, trenzando solidaridades... Pero ellos también tendrán que admitir parte de su culpa en la somnolencia o el vivir anestesiado de los últimos años. Y es que la hipocresía general, preñada desde luego por una falsa religiosidad aparentemente hegemónica, ha cuajado el tópico de que no se deben decir las cosas claras. Falso: a la gente hay que hablarles clarito, exponerles lo bueno y lo difícil, implicarles en las reformas pero también en los beneficios... Esos tres versos que señala bien pueden recolocarse hasta ser uno solo. Basta un verso, si es bueno, para amamantar al nuevo hombre que surja de esta crisis, si es que surge ese nuevo hombre ya sin su lado deficitario de honestidad. No obstante, las recientes elecciones dan muestras inequívocas de seguirse con el pésimo guión de los años precedentes: políticos imputados por delitos de corrupción han obtenido mejores resultados que en otras citas electorales precedentes. No sólo existe una cierta impunidad judicial sino que muchos ciudadanos dan su voto a gente que nos está llevando al desastre. P. Usted enuncia: “Donde el dolor ruega / ellos se jactan / y prolongan quebrantos. / ¡Ay, qué malignos / los hijos del terror!”. En la poesía es posible el lamento, pero ¿puede ser posible la redención? R. La poesía es nidal de redenciones. El voltaje de la Palabra poética rescata en todos los estratos arrimados a su alquimia interior. Tratándose de seres que sufren, alertamente la poesía primero es bálsamo contra lamentos y desasosiegos; después se clava en el espíritu del derrotado, le comparte su pudor para, finalmente, llevarle a la intemperie donde las culpas ya fueron cribadas. Claro, para que esto suceda hay que tener fe en la Poesía, y pocos son los que realmente la tienen. Hay algunos que aparentan ser sus seguidores, pero la traicionan al menor descuido. Sólo quienes tienen suficiente fe, sirviendo en lugar de ser servidos, resultan redimidos y pueden aposentarse fuera del muladar. Cierto que hay casos de seres que, sin ser creyentes, respetan el misterio de la poesía. En estos casos puede aflorar la gracia, pero sin la certeza anterior. Y si el Amor es lo que mejor redime, qué decir de la Poesía, que pare a todos sus criaturas bajo el signo del amor (o el desamor). P. Arma usted, al igual que Saint-John Perse, su universo de pájaros. ¿Cómo nace ese trabajo?, ¿qué tanto se siente la levedad del vuelo de las aves al migrar al papel? R. Me parece que se refiere al libro Pájaros bajo la piel del alma. Se trata de un volumen sencillamente atractivo, en lo que a imagen se refiere, pues las pinturas del pintor Miguel Elías son de calidad superior: los pájaros parecen estar volando o bien posados en las ramas estampadas en el papel. Elías quería hacer este libro y me pidió los poemas: salieron rápido porque dejé salir al exterior los pájaros que llevo dentro. En la mayoría de los casos, Miguel Elías hizo los sumi-e partiendo de mis textos. ¿Qué si armo mi universo de pájaros? Han crecido conmigo, desde la infancia y allá lejos, por la Amazonía peruana limítrofe con Brasil y Bolivia. De verlos cruzar fronteras sin pasaporte alguno, estar en cielos más aquí o más allá, de cierto está empreñado mi espíritu. En el libro solté a mis paucares, garzas o gallitos de las rocas; en otros textos hay simbiosis, como en “El poeta-pájaro”. Y si en las fábulas se utiliza un animal, yo uso un ave, como en “¿También tú, querido cuervo?”, cuyos versos debería usted añadir al final, conjuntamente con “Un gorrión visita mi ventana”, que trata de las migraciones humanas. Pero también aquí, en Salamanca, tengo pájaros “propios”. En mi libro La voluntad enhechizada hay un poema titulado “La isla de los pájaros”, ambientado en la isla del Tormes que veo desde mi balcón. Cuando recién me instalé en el piso de Tejares, el verano de 1994, miles de pájaros llegaban al crepúsculo y toda la noche ofrecían un inagotable concierto, tanto para mí como para mi esposa y para mi hijo recién nacido. Un pájaro canta en la mitad de mi corazón, compartiendo sitio con el Descolgado. “¿También tú, querido cuervo?”: “¿Acaso no recuerdas / que era yo quien recogía / a cada pájaro caído? / Nunca me importó recibir chanzas / y desdenes / por tal proceder. // Pero ahora tu lenguaje / se ha vuelto malévolo / y picas mi mano / hasta hacerme daño. // No sé por qué, / si sólo curé tus heridas / del cuerpo / y luego te dejé en libertad. // Ven, pajarillo, / mi casa sigue abierta, / como siempre / lo está mi corazón”. “Un gorrión visita mi ventana”: “¿Cómo llegaste hasta aquí, / gorrioncito americano / de garganta blanca? / ¿Qué te atrajo a mi ventana? / ¿La luz de las palabras / o mi pasaporte primero? // ¿Sabías que soy tu hermano / y que ofrezco arroz / en la palma de mis manos? // Y porque en estos parajes / tengo fundado miedo / de que no halles cosecha, / dejo abierta mi ventana / para que la hospitalidad / sacie tus hambres / y las mías”. P. En su poemario Savia de las Antípodas está la huella del haikú, de la verdad sentenciosa oriental. ¿Cuáles son las referencias? R. Los poemas albergados en dicho libro parten, efectivamente, del haikú, pero lo mestizan sin disimulo. Quiero decir que parten de su temblor y poquedad que luego aumenta, pero rompo en muchas ocasiones con su métrica o su temática más repetida. Y es que no soy japonés ni pretendo serlo: al escribir mis textos ansiaba, tal vez, ser una esponja haciendo usufructo de la fuerza contenida de estos sobrios poemas que mucho dicen y más hacen pensar. Liviandad aparente, que se desplaza de improviso, generalmente en el verso final, para deslumbrar con fundamento. Dije mestizaje, y es así, pues ni siquiera soy español de nascencia. El Nuevo Mundo está en mi mirada primera, con todo su crisol étnico y cultural. Pero ello, que para algunos sería una desventaja, para mí es un plus invaluable, pues me gusta masticar pedazos de pan de todas partes. Así como existen algunos haikús japoneses que resultan difíciles de entender desde nuestra concepción y/o sensibilidad occidental, es posible que un japonés no entienda por completo algún haikú mío, con diáfana identidad salmantina: “Al crepúsculo / lloviznan los vencejos. / Cielo de julio”. También me preguntaba por mis referencias. Como autores principales, que no únicos, tengo varios: Matsuo Basho y sus discípulos (Kiorai, Shiko, Jokushi, Sute o Chiio); Buson (nunca olvido una perla suya: “La repudiada / pisa sobre su orgullo / y planta arroz”); Issa o el contemporáneo Jakiô. P. ¿Es el pintor Miguel Elías quien lo lleva a bucear por los abisales orientales? R. Mi cercanía a lo oriental viene de muy lejos, desde los primeros años de mi infancia. Me refiero a compartir aulas con descendientes sanssei o a escuchar historias de la emigración japonesa a la Amazonía peruana. Aún recuerdo, como si fuera ayer, ciertos apellidos: Takahashi, Sato, Fukumoto, Sakata, Nisisaka, Miashiro, Odagawa, Otsuka, Yamasaki, Tamura, Kamamoto, Yosikawa, Jaga, Okimura, Ikeda, Komori, Futagaki, Kameko, Mazuko, Ishikawa, Kojagura, Isuyama, Koga, Nagaremori... En una esquina de la Plaza de Armas de mi ciudad, Puerto Maldonado, estaba la tienda que regentaba don Takeichi Kaway. Él y su esposa habían venido juntos desde Japón: eran ya ancianos cuando yo aún era un niño al que le gustaba pasar por esa esquina entre León Velarde y Loreto, para escucharles hablar en su idioma. Verdad es que no entendía nada, ni entonces ni ahora, pero así es como me proyectaba a otros mundos. A media tarde, don Takeichi leía un tabloide con extrañas letras o caligrafías, según mi decir de entonces. Creo que siempre era el mismo periódico, todo amarillento, pero él seguía absorto en su lectura. Años después, ya en el colegio y sobre mis 15 años, bastante hablé con don Panchito Fukumoto en la tienda donde vendía chicha de maíz, muy cerca del Colegio Nacional Guillermo Billinghurst. Fue el último japonés oriundo. En el libro Madre selva tengo un poema que habla de él, además de otro que trata de los muchos paisanos míos que en los años noventa emigraron a tierras japonesas. Entre ellos fueron una hermana y una sobrina. Allí nació mi sobrino José Luis. Entonces me adentré de lleno a conocer el país donde los míos estaban viviendo. Leí mucho más sobre su cultura y tradiciones. Es así como el haikú quedó anhelantemente agazapado, en la antevíspera. Hace algunos años vi la publicidad de un curso de pintura sumi-e, a impartirse en el Centro Cultural Hispano-Japonés de la Universidad de Salamanca. Se lo comenté a Elías, se matriculó y allí conoció al que hoy es su maestro, el pintor Kousei Takenaka, de Kanazawa. Luego, en varias oportunidades, volvió el maestro a Salamanca. Me asombra y me congratulo del grado de absorción que tiene mi amigo-hermano Elías: es el único discípulo occidental de Takenaka, y eso que ha impartido cursos hasta en Estados Unidos. Gracias a su arte, Savia de las Antípodas no sólo es un libro de poemas y pinturas. P. Parece esbozar una poética cuando en estos versos escribe: “¿Buscas resplandor? / La poesía es un reino / que brilla de noche”. R. Si mis pupilas se imantan al asombro, estimo innecesario que se enciendan las bombillas para que yo pueda ver. P. La sal se prefigura como símbolo alquímico. Cuando usted dice “El mar guarda tu firmamento. / Lo que fuiste, lo que serás, / se graba con sal de lo profundo”. ¿Le confiere ese sentido o tiene otro? R. Cierto es que la sal tiene y ha tenido valores y significados diversos. Por ejemplo, en tiempos romanos servía como paga para sus soldados, quienes recibían su salarium, con similar valor que el dinero circulante. Y así como sazona y preserva los alimentos, así también los judíos veterotestamentarios la utilizaban como símbolo en todas sus ofrendas, buscando que simbólicamente mantuviera los pactos que se hacían con Dios. En el caso del poema que menciona, el sentido es cristiano pues está dirigido a Jesús, como contestándole o dándole cuenta del mandato que hizo a sus seguidores para que fuesen sal de la tierra y luz del mundo. Difícil resulta ser verdadero discípulo del Galileo, pues la sal que se ofrece no sólo va encaminada a conservar el espíritu, para que no entre en descomposición, sino que se debe vivir una vida ejemplar cuya sazón invite a otros a seguir a Cristo, no sólo por lo que se dice sino, especialmente, por lo que se hace. P. En Hombres trabajando, poemario comprometido, inspirado en el trabajo pictórico de Luis Cabrera como usted lo confiesa, ¿se puede decir que se oficia un compromiso social del arte? R. Si hay descompromiso, en cualquier faceta de la vida, es previsible esperar que algunas zarpas nos serán clavadas con manifiesta impunidad. El individualismo irredento conduce hacia un egoísmo que daña lo más sensible del hombre, esa pequeña parcela de altruismo y de querer compartir algo con el que menos tiene. Estas manifestaciones se han dado en todos los tiempos, pero la tendencia actual las acentúa más. Pocos son los que asumen responsabilidades y muchos quienes prefieren derivar en otros ese cometido. Así, si hay errores, se creen exentos de culpa. Poéticamente hablando, mis textos no se inspiran en los trabajos de Luis Cabrera. Sí los acompañan, toda vez que los guantes pintados por el notable grabador cubano se ajustan a la temática social que quise abordar después de largos años. Al ver sus pinturas y ante su pedido para hacer una carpeta conjunta, escribí la primera serie de poemas. Cabrera, al leerlos, se re-inspiró en mis textos e hizo una serie de nuevas obras, esta vez grabados iluminados. Luego escribí más poemas que se publicaron acompañando las magníficas pinturas primeras de mi buen amigo Luis Cabrera. La poesía, como el arte, no sólo debe tratar de fulgores opulentos, de arrobos u hondas sensaciones propias del romanticismo. Tal faceta es buena y resulta aconsejable considerarla. Pero la poesía bien puede (y debe) dar testimonio de miserias acumuladas, de niños famélicos, de estulticias de los poderosos, etcétera, etcétera. Pero lo que no puede pretender es hacerlo con palabras-cemento propias de panfletos de la peor laya. Textos así lo que hacen es atropellar no sólo a la Poesía sino a las buenas causas que se querían denunciar. El libro empieza con un clamor dirigido contra los ricos que, si no indicara la procedencia, se prejuzgaría como extraída de algún “repugnante” manual de comunismo: “He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros”. Pero está en la Biblia y lo dijo Santiago, el hermano de Jesús. Con relación a los poemas, puedo decirle que los reconozco como criaturas mías. No han envejecido; más bien, hoy tienen plena actualidad, pues con tantos problemas laborales la gente entiende el porqué de las advertencias que desoyeron a principios de 2007, cuando nadie pensaba en una crisis de estas dimensiones. Así empieza el primer poema del libro: “Yendo a lo nuestro, / acercándonos a las cerillas / que al crepúsculo alumbran los rostros, te diré / que debes aprender a recibir los días / con todas sus esquirlas, / a que pueden volver / veranos oscuros, / languideces, / grilletes...”. Siempre he ido a contracorriente de las modas poéticas. Si lo social o lo cristiano está “mal” visto, pues conviene retornar a sus orígenes, para ver si la impronta que uno marca no la hace desmayar en el río reseco de quienes tanto manosearon, puerilmente, tales temas. P. Usted reafirma la dualidad en el hombre, algo de lo que han sido conscientes los filósofos pre-socráticos. ¿Cree que el hombre moderno se olvida de esa constitución de nuestro ser? R. Cuando en el prólogo de Hombres trabajando hacía referencia a mis dualidades como hombre, no estaba adentrándome en terrenos tan filosóficos y hasta teológicos-metafísicos; es decir, no quería centrarme en disquisiciones sobre la dualidad básica entre materia y espíritu. Tampoco en el mundo perfecto de Platón, el mundo de las ideas, con su contraposición o copia imperfecta, el mundo sensible, que es donde vivimos... Hablaba de dualidades que me completan o complementan, como ser peruano y español, ser socialista y cristiano, ser profesor de derecho del trabajo y aprendiz de poeta. Por eso ponía un ejemplo con el poema “Doblemundo”, donde dejaba constancia de mis querencias tanto a América como a la Península Ibérica. En todo caso, y sin considerar situaciones de bipolaridad, coincido con usted en que prevalecen demasiados olvidos en el follaje de triquiñuelas y patrañas contemporáneas donde está como perdida la espiritualidad del hombre. P. ¿Tiene alguna connotación especial el hecho de que el libro esté editado por una unión sindical? R. Para mí fue una alegría que la centenaria UGT me pidiera publicar los poemas. Y es que ellos son conscientes del alejamiento entre cultura y sociedad que se había producido en las últimas décadas. No se olvide que Miguel de Unamuno o Antonio Machado eran frecuentes invitados a las Casas del Pueblo del sindicato fundado por Pablo Iglesias. Cuando el último día de junio de 2007 se presentó el libro en su sede de Salamanca, con un tiempo propicio para estar en bares y terrazas, lo cierto es que más de 250 personas colmaron el salón de actos, quedando muchas sin opción a entrar por falta de espacio. Cuando firmé ejemplares, los comentarios de personas a quienes no conocía pero que se habían identificado con los textos leídos, me hizo ser doblemente feliz. Es lo que busca todo poeta, que otros se conmuevan y hagan suyos los frutos de su espíritu. P. En estos tiempos de injusticia y desigualdades es atinente una pregunta, ¿cómo podemos ver el que el hombre haya hecho caso omiso de todas las obras del pensamiento, literarias, filosóficas, artísticas, construidas justamente para humanizar al hombre, para encenderle una luz en su pequeño y oscuro mundo, y a su pesar siga caminando a ciegas? R. No se puede generalizar en cuanto a la degradación del pensamiento, pero sí resulta evidente que se propende a lo endeble, a lo deslavazado, al poquísimo esfuerzo. Se tiende a vivir de apariencias y de falsos afectos. El egoísmo se ha enraizado hasta extremos impensables, especialmente en sociedades que se dicen cristianas o que tienen un sedimento histórico con valores derivados del cristianismo. Se camina a ciegas, sin fomentar el altruismo o la genuina generosidad. Poco o nada conmueve a los astutos que han ido trocando las reglas de juego para convertir a la mayoría en seres activos o pasivos de una farsa que, ahora, está explotando. La omisión de la sapiencia y la sumisión o complicidad silenciosa, deja entrever un oscuro camino por delante para la humanidad. P. ¿Cuáles serían las premisas mínimas para que deje de cumplirse la sentencia hoobiana del Homo-Lupus? R. Creo que una de ellas sería el des-aprendizaje de las ventajas de mentir. La segunda sería la des-posesión, el arrojar al fondo del océano tanta codicia acumulativa. La tercera y definitiva, sería re-potenciar la ternura, quitarle su barniz efímero. Son recetas muy sencillas y, por ello, sumamente difíciles de cumplir aun para quienes tienen voluntad de hacerlo. Hay demasiada envidia suelta en la profundidad del ser humano, formando parte de sus entrañables pertenencias. El uno proscribe al otro para romperle la esperanza y para que le haga sombra. La envidia y la codicia son, considero, los dos grandes nudos corredizos que tensan la existencia hasta propiciar esas puñaladas cotidianas entre los congéneres. P. Aunque ya advierte de su vida escindida entre el verde del Amazonas y el amarillo pétreo salmantino, aquí reafirma su identidad contenida en la espesura del Nuevo Mundo. ¿Es Madre selva una reafirmación identitaria y rotunda? R. Uno es de donde siente que no escasea la hermosura de la vida. Y, aunque publicado en segundo lugar, la escritura de Madre selva aconteció primero. Este libro resume y rezuma mi mundo inicial, esa infancia y juventud tan definitorias para cualquiera. Yo tuve el privilegio de crecer en un entorno casi paradisiaco y en una pequeña ciudad de la Amazonía peruana que no llegaba a los diez mil habitantes. Hoy, Puerto Maldonado es una bullente ciudad cuya población bordea los cien mil habitantes. Tal crecimiento algo caótico ha menguado algo de su atractivo, pero no el de su entorno. Permanecen los dos ríos entre los que está enclavada y cada que vuelvo a mis orígenes suelo ir al Parque Grau, desde donde se divisa la confluencia del grande río Madre de Dios con el otro, algo menor, río Tambopata. Desde allí la visión de los atardeceres selváticos resulta imborrable. De calles y personajes de mi ciudad parto hacia una aventura mayor: tratar de dar cuenta de los otros territorios de esa vasta alfombra verde que constituye el departamento de Madre de Dios, fronterizo con los departamentos de Cuzco y Puno (Perú), con el estado de Acre (Brasil) y con los departamentos de Beni y La Paz (Bolivia). Su escritura se presentó como una necesidad espiritual. Fluyó sin esclusas, modulando emoción y lenguaje decantado; razón y palabras autóctonas; historia mía y de otros; etnicidades de los habitantes desde hace centurias con la de los llegados de todas partes, aquellos que hacia finales del siglo XIX fueron atraídos por el caucho, también llamado oro verde. Entre ellos estaban mis abuelos, de España y de Brasil. El libro no es que refuerza mi identidad sino que la sostiene desde la garganta del alma. También memora lo que acontece fuera de uno, en la colmena abierta. P. ¿Cree que lo telúrico de la madre tierra sacuda a la emoción a través de la palabra escrita? R. Lo telúrico y sustancial de mi mundo primero está en Madre selva. Después, en Pájaros bajo la piel del alma, dejé aflorar a algunas aves que todavía volaban por mis venas, emocionándome una y otra vez. Tengo un tercer libro, todavía inédito, donde lo telúrico ocupa parte central, conjuntamente con lo mítico. Lleva por título Memorial de Tierraverde. Por otro lado, creo que la palabra escrita es un bastón importante para transmitir lo sentido o imaginado, aunque siempre queda corta. Hay paisajes que ameritan la mudez y el olvido temporal del abecedario. Hay lugares que dicen tanto por sí mismos que, al traducirse a palabras, se constata una mengua de la belleza o de la devastación observada. P. Hay un valor real, precioso, del oro, pero usted lo desestima para apuntar a otros valores, titulando un poema justamente “Razón de vida”. ¿Cómo ve usted que el hombre se haya dejado obnubilar por un valor sin importarle pisotear otros valores? R. Es fácil que el hombre caiga en la trampa del poseer y el ostentar, del despreocuparse por el entorno humano que le rodea. El oro lo utilizo como símbolo de muchas degradaciones de la conducta humana, de incontables “locuras” que se hacen a sabiendas que van contra la ética más elemental. No escribo desde el desengaño de quien ansía lo que otros consiguieron con métodos muchas veces espurios. Voy camino hacia el medio siglo de existencia y en tantos lustros tuve varias tentaciones, a las que no cedí. Entiendo que sólo con el ejemplo férreo de un vivir procurando lo necesario, es posible intentar “curar” este cáncer moral que nos abate. P. “Soliloquio ante el río Amarumayo” es un poema de versos desbordantes, de alucinación, de nostalgia, de amor, de inmersión en ese universo desaforado, único, feroz, manso, sagrado, que cogido en medidas precisas se adhiere a la memoria y allí fluye como tal lo hizo en la medida de su flujo acontecido y real... R. Su opinión coincide con la de algunos poetas de obra reconocida, como Raúl Zurita (Chile), Circe Maia (Uruguay), Ramón Palomares (Venezuela) o Antonio Claros (Perú), éste último tan parco para comentarios elogiosos. Y si ellos estiman que es un poema a tener en cuenta, no seré yo quien diga lo contrario. Lo fijé como representativo del libro, tal es así que da título a la primera de las tres secciones del mismo. Es un poema sinfónico que, para escribirlo, cerré los ojos y dejé aflorar el largo río enroscado en mis entrañas: expulsé aquello que no era pasatiempo, aquello que sólo volverá a ser vehemencia en las mil vértebras de quien se torne nuevo amante en la contracción de su temperatura. La selva restituye al hechizado, al que no marcha tanteando como un ciego, sino que la manosea a su antojo, la acaricia en medio del Tiempo que chorrea clorofila. No es la confesión de un corazón mostrenco, sino la celebración inequívoca ante una heredad que me tocó para ayudarme a sobrevivir. P. Ya hablamos de identidad en Madre selva. Se observa también en este poemario densidad y un tono distinto a los demás poemarios, y lleno de una belleza inusitada, tal vez de esa belleza misma del entorno que lo asedia y que eclosiona de pronto entre sus páginas. ¿Qué cambia su sensibilidad, a qué elementos cree que obedece ese cambio? R. Cada libro mío tiene su propio voltaje, aquel que necesita para conmover a quien lea o escuche alguno de los poemas que contiene. Y es que la poesía no puede ser un mero registro de anécdotas y sentimientos; tampoco un catálogo de buenas intenciones. El lenguaje poético no se disfraza de belleza por conveniencia ni por atragantarse de aplausos. Debe aflorar desde las esquinas de su soledad para exponer, ya desnudos, los tendones de su pasión civil o numinosa. La Poesía no será nunca una barragana de quienes se columpian en sus hipos y pretenden ser altos dignatarios del oficio. Y ya hablando de la esbeltez de Madre selva, le diré que su contaminante ternura sigue transportándome al idéntico reino de mi infancia. Ha pasado una década desde su parición, pero mantiene la lozanía de aquello que vive sin muerte. Puede que haya sido irradiado con cierta luz del Paraíso. ** René Arrieta Pérez arrietarene@hotmail.com Escritor y periodista colombiano (El Carmen del Bolívar, 1970). Profesional en lingüística y literatura. Doctorando en literatura hispanoamericana en la Universidad de Salamanca (http://www.usal.es), en España. Ha publicado los poemarios Salmos del segador de mieses (Editorial Lealón, Medellín, 1997), He olvidado su nombre (LibrosEnRed.com, Buenos Aires, Argentina, 2007) y Bodegones (Colección Los Conjurados, Común Presencia Editores, http://comunpresencia.blogspot.com; Bogotá, 2009. === Hernando de la Rosa habla de Tras la huella del almirante ============= === Gabriel Arango Bacci no tiene heridas por sanar Jorge Consuegra == (Nota del editor: el contralmirante de la Armada colombiana Gabriel Arango Bacci fue acusado de los delitos de concierto para delinquir agravado, revelación de secreto, cohecho propio y prevaricato por omisión. Fue juzgado en 2009 por la Corte Suprema de Justicia, que lo absolvió al no hallar pruebas suficientes de que estaba implicado con carteles de la droga de la costa Atlántica. El abogado Hernando de la Rosa investigó el hecho entrevistando a los implicados y revisando documentos y produjo el libro Tras la huella del almirante, sobre el cual habla en esta entrevista). La chispita para que Hernando de la Rosa explotara y se dedicara a escribir un libro sobre el almirante Gabriel Arango Bacci fue, principalmente, la burda maquinación de otros almirantes al ver que su colega y amigo los estaba sobrepasando en honor, en trabajo y en transparencia. Y lo que aun más le molestó en lo más profundo del alma, fue que precisamente sucedió en la Armada, en la admirada Armada, símbolo especial, de afecto y cariño de todos los colombianos. De la Rosa no podía comprender cómo desde el interior de esta maravillosa institución se agazaparan miembros llenos de odio y rencor y, aun más, gente perteneciente al “Opus Dei”, y no entendía cómo esta obra de Dios tuviera tanta gente con el alma manchada de resentimiento y de envidia. Por eso se dio a la tarea de escribir Tras la huella del almirante, publicada por Ediciones B y presentada por el mismo almirante durante la Feria del Libro de Bogotá en mayo pasado. Fueron días largos, muy largos, hablando con el almirante, escribiendo, corrigiendo, volviendo a dialogar con él, consultando periódicos, revistas, conversando con el abogado, confrontando afirmaciones, etc. Hasta que por fin quedó listo el libro, con anexos, fotocopias, mapas y demás elementos probatorios utilizados por la defensa que salió airosa, devolviéndole lo que injustamente le habían quitado a Arango Bacci: su honor. Pero lo peor, fue el silencio del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, quien en lugar de respaldarlo porque fue su hombre de confianza, lo que hizo fue pedir que le llevaran la palangana llena de agua para lavarse las manos, muy seguramente recordando a Pilatos... —Cuando empezó el drama de Arango Bacci, ¿ya ustedes eran amigos? —Sí. Nos conocimos cuando era director de la Escuela Naval de Suboficiales ARC Barranquilla. Nos presentó el brigadier general Gabriel Ramón Díaz Ortiz, comandante de la II Brigada, aunque nunca fuimos amigos cercanos. —¿Cuál cree que fue la razón por la cual se presentó esto tan burdo en la vida del almirante? —Diversas causas, desde celos y envidias, pasando por mentes enfermas de oscuros procederes. —¿Quién le propuso a usted hacer este libro? —El mismo contralmirante Arango Bacci, en Cartagena de Indias, a comienzos del 2010. —¿Cuál fue el objetivo de escribirlo? —Investigar más a fondo el caso, ir más allá del fallo de la Corte. Conocer las versiones que sobre el tema tienen diferentes oficiales de las Fuerzas Militares activos y en retiro. Profundizar en los oscuros procederes y la mente de quienes participaron como villanos en la obra. Destacar el comportamiento estoico del contralmirante, el inmenso valor de su esposa Catalina frente a la crueldad de los hechos y el amor incondicional de sus hijos. —¿Qué fue lo que le costó mayor dificultad en el proceso de escribir el libro? —Obtener las versiones de los testigos que con sus falsedades pretendieron involucrar en actos ilegales al contralmirante. Uno en el exterior exigía la presencia de su abogado en cualquier charla. Otros ofrecieron colaborar pero nunca aparecieron. Algunos pidieron “favores” a cambio. Nunca pude reunirme con el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, presumo que por tener una agenda muy atareada. Me sorprendió que la periodista María Isabel Rueda no tuviera la cortesía de responderme un mensaje solicitándole una reunión. Ni un sí, ni un no. —¿Trabajó a seis u ocho manos con amigos y cercanos al almirante? —Varios de sus amigos, de la Armada y personales, contribuyeron con información muy valiosa. Pero la más valiosa fue la de él, Catalina y sus hijos. —¿Cree que es dudosa la actuación de algunos almirantes de la Armada? —Dudosa de uno, incomprensible la de otro y de mala fe la de un tercero. —¿No cree que ese número indeterminado de oficiales lesionan el prestigio de la Armada? —El de ellos fundamentalmente, su honor quedó por el piso. La institución sigue avante pese al mal paso que dieron esos pocos de sus integrantes. —¿Cree que escudarse tras el “Opus Dei” para acabar con la honra de alguien es propio de gente proba, transparente, honesta? —Quisiera pensar que no lo hacen escudándose en la prelatura, pero sí es de doble moral actuar como actuaron si pertenecen a una “obra” que propaga los principios del “Opus Dei”. Es el característico comportamiento de “pecar y rezar” de muchos de los que profesan alguna creencia. —¿Cómo puede entenderse que el almirante que armó ese burdo andamiaje esté aún en esta digna institución? —Las contradicciones de nuestros gobiernos. No solamente por su actitud en el caso Arango Bacci sino por estar siendo investigado penal y disciplinariamente por orden de la CSJ. Aunque él, por dignidad, debió abstenerse de aceptar esa comisión en el exterior y presentar su solicitud de baja del servicio activo. —¿Su libro es para reflexionar o para denunciar? —Debe conducir a los lectores fundamentalmente a la reflexión pero asumiendo una actitud denunciante. —¿Qué tipo de lectores no debe leer su libro? —Lo deberían leer todos, los que pretendieron causarle daño al contralmirante y quien después no estuvo a la altura cuando fue declarado inocente lavándose las manos como el gobernador romano de los tiempos del juicio a Jesús. Se lo recomiendo a todos los alumnos de las escuelas de formación militares y de policía del país. —¿Cree que con la publicación del libro, sanarán las heridas del almirante Arango Bacci? —Gabriel Arango Bacci no es hombre de rencores y odios. No tiene heridas por sanar. El agrado de haber compartido con él, con Catalina, con Camila, con “Nico” y con “Alejo” tan de cerca estos últimos doce meses me convence de que por sus espíritus no queda sombra de resentimiento alguno. Eso no implica que la nación entera le debe el mayor de los reconocimientos y el gobierno actual la mejor de las reparaciones: reintegrarlo a la Armada con el grado que por antigüedad tiene adquirido. Me atrevo a pensar que el presidente Juan Manuel Santos Calderón, que alguna vez hizo parte de una institución tan gloriosa como nuestra Armada Nacional, mostrará una vez más que los tiempos han cambiado. A él le corresponde también actuar con honor. ** Jorge Consuegra j.consuegra@librosyletras.com Periodista cultural colombiano. Es catedrático universitario y dirige desde septiembre de 2001 la revista Libros & Letras (http://www.librosyletras.com), así como la Agencia de Noticias Culturales. === Con Tomás de Mattos =================================================== === La novela histórica y el pasaje alquímico de los tiempos ============== === Aldo Roque Difilippo ================================================== Estuvo en Mercedes a presentar su libro El hombre de marzo, una biografía de José Pedro Varela. Tomás de Mattos, el escritor, el abogado, el ex director de la Biblioteca Nacional, y el hombre político, dialogó de diferentes temas que hacen a sus preferencias y hasta sus manías. Adelantó que proyecta escribir una novela sobre los últimos años del escritor ruso Fiódor Dostoievski, y aventuró que los nuevos lenguajes digitales promoverán la democratización del acceso al libro. De Mattos presentó su libro en el Centro Histórico y Geográfico de Mercedes (departamento de Soriano, Uruguay), por lo que era inevitable la pregunta y la referencia hacia el profesor Washington Lockhart, con quien años atrás tuvo una recordada polémica a raíz de las críticas sobre la novela ¡Bernabé, Bernabé! Y no esquivó la pregunta. A continuación una síntesis de un largo y cálido diálogo. —En el Uruguay de hoy nos decimos herederos de la educación vareliana pero no conocemos nada de la vida de José Pedro Varela. ¿Es por la lápida que pudo significar su colaboración con el régimen de Lorenzo Latorre? —Latorre no le puso ninguna lápida. —Las generaciones posteriores, quise decir. —Las generaciones posteriores le pusieron una lápida a Latorre, que es otro personaje muy curioso de nuestra historia, del cual habría muchas preguntas que él mismo no quiso contestar, porque cuando le pidieron que escribiera sus memorias dijo una frase durísima: me cago en la posteridad. Latorre también tuvo la particularidad de haber cambiado el país. Para bien o para mal fue el primer gobernante que modernizó el país, y la gran interrogante es por qué Varela colaboró con Latorre. Creo que se pregunta a qué democracia defendería yo, a una democracia oligárquica, de caudillos y doctores que se preocupan solamente del bien de unos pocos pero no del bien en general. Los doctores como no pueden adquirir poder por el peso de las armas lo que utilizan es el servicio de los caudillos, e introducen sus ideas en las políticas de gobierno, y creen que quitando leyes se cambia un país cuando en realidad se cambia en la vida cotidiana, en una democracia que se practica cada día. A Varela no le importa demasiado una democracia que ha tenido 19 subversiones, revoluciones y actos de violencia en 25 años. Pienso que a Varela lo que le importa es la construcción de las condiciones para desarrollar una democracia realmente sólida y profunda. Pensando en una democracia basada en la educación de todos, es que Varela aceptó ese cargo. —Más allá de este libro, usted es uno de los pocos autores que siguen novelando sobre la historia. La novela histórica hace unos años tuvo un auge, una especie de moda. Muchos escritores escribían sobre eso... —Yo nunca seguí la moda. Escribí lo que se me antojó. La vieja fórmula de que uno escribe la novela que quisiera leer, en mí se aplica totalmente. Si no tuviera proyectos para escribir no me afectaría en lo más mínimo. Me dedicaría a leer y punto, porque no tendría nada sobre lo que desearía leer. La novela histórica que a mí me gusta es donde hay una operación como de pasaje alquímico de los tiempos. Así como el alquimista del medioevo buscaba transformar el plomo en oro, yo de algún modo siempre trato de escribir sobre el pasado, respetándolo al máximo posible; pero con la característica de que soy novelista. Me pareció mucho más fácil escribir sobre la anestesia de las conciencias de los militares cometiendo las atrocidades del siglo XX analizando la conciencia de un excelente militar como lo fue Bernabé Rivera, que ha pasado a la historia, lamentablemente, como el último hombre del círculo de Rivera que aceptó exterminar a los indios. Es decir, perpetrar un genocidio, porque el genocidio se perpetra matando y al mismo tiempo dispersando. Hablando del pasado, en realidad uno habla del presente, sin los prejuicios que tenemos sobre la realidad presente. Es como que cortamos los cables de nuestras fobias, de nuestras filias; y la idea mía es que el lector decidiera. Acercarle al lector un expediente donde estuviera la demanda, la contrademanda... —Aplicando su profesión de abogado. —Exactamente. Donde estuviera toda la prueba y el alegato, pero no la sentencia. Que la dicte el propio lector. Yo he escrito cosas que no son novelas históricas. Qué culpa tengo que ahora lo que me interese sea esta novela, que es una historia de Berro (Bernardo) y Flores (Venancio), aparte de una novela de Varela. Si tuviera un interés de seguir la moda o las necesidades del mercado escribiría una novela sobre Artigas, que buena gana tendría de escribirla, pero es tan grande el tema que tengo miedo de sucumbir en la empresa. Por ahora estoy con esta. Después otra que de alguna manera es histórica: los últimos años de Dostoievski. —Dostoievski, otra de sus preferencias. —Sí. A mí me apasiona la novela policial, por ejemplo. Tengo ganas de hacer una novela sobre Figari abogado. Un caso policial protagonizado por Figari. —¿Cómo ve el mercado del libro y la llegada del libro a la población? —Siempre es perfectible, pero considero es que al lector no se le puede imponer determinado libro. El mercado lo único que tiene de bueno es que ofrece la libertad que a veces es malograda. —Pero el libro todavía sigue siendo un elemento suntuario para una enorme mayoría de la población. —Eso es lo que de alguna manera intenté enfrentar durante mi gestión (al frente de la Biblioteca Nacional, en el anterior gobierno). Estamos en una gran crisis de soporte del libro. Para poner al libro al alcance de todos, es inevitable el soporte electrónico, no desplazando al soporte de papel. Explotando las ventajas que tiene el soporte electrónico en algunas zonas, y eso es la democratización del libro. Pienso mucho en las bibliotecas basadas en tecnología electrónica. El soporte electrónico va a permitir fundamentalmente el préstamo bibliotecario, la democratización de un acervo bibliográfico que no sea sólo montevideano, sino de todo el país. Y eso tarde o temprano va a pasar. En Uruguay noto un mercado atento; la prueba, esta: este libro de Varela no ha tenido cobertura crítica, o ha tenido cobertura mala, no porque fuera hostil, sino porque se ha escrito sin haber leído el libro. Hay quien escribió que el libro está escrito por la hija de Varela, cuando en realidad está escrito por Josefina Péguy. Lo cual me demuestra dos cosas, que no está familiarizado con Josefina Péguy, que es una vieja narradora de mis novelas, y al mismo tiempo que no ha leído este libro y sin embargo no tuvo empacho en publicar una nota. O ese mismo crítico lo pone a Latorre como narrador cuando Latorre no narra porque el libro se abre con una carta diciendo que no tiene el menor interés sobre su pasado. Bueno, este libro tiene vendida una primera edición de 4 mil ejemplares, agotada. Ahora tiene una segunda y en 8 meses va a lograr el objetivo que tenía trazado de 6 mil ejemplares. Eso en España es muy poco, en Uruguay es mucho. —Usted está en el Centro Histórico y Geográfico de Soriano, una institución fundada, entre otros, por el profesor Washington Lockhart, una persona con la cual mantuvo una controversia hace algunos años. —No, vamos a aclarar... —¿Qué sentimiento le provoca eso? —Las vueltas de la vida. Primero, el que tuvo problemas conmigo fue Lockhart, yo nunca lo ataqué, ni siquiera le contesté más que para aclararle. Además no quiero entrar en lo que para mí fue una mala lectura que hizo don Washington. Soy un gran admirador de la obra de Lockhart por dos razones fundamentales: es una obra que se hizo desde el interior, con muchísima seriedad. Compartiendo o no su orientación. El último Lockhart, precisamente el que hubo después de la querella por Bernabé, no es un Lockhart que me llegue demasiado. Pero tengo que reconocer que hizo una genial anticipación de lo que hoy discute el mundo. Lockhart tenía el enfoque del pensamiento marcado por los electrones de nuestras neuronas. Un pensamiento hasta biológicamente o mecánicamente programado, y es lo que hoy discute el mundo. Y antes de eso fue el trafoguero de esta magnífica institución y el director de un liceo, el maestro de maestros, el profesor de profesores. Aparte de eso en una época en que hablar del cristianismo era hablar de una mala palabra; mucho antes de la creación del Frente Amplio. Después, como entramos los cristianos al Frente Amplio, a un partido progresista, se atenúa la palabra, pero en un determinado momento era una condición degradante, y Lockhart escribió sobre el cristianismo. Y nunca tuvo vergüenza de serlo, de reconocer su fuente en el pensamiento cristiano. Lo que siento eso. Son las vueltas de la vida. Es como si el espíritu de don Washington estuviera de algún modo ofreciendo la reconciliación, que acepto de inmediato. ** Aldo Roque Difilippo aldodifilippo@adinet.com.uy Periodista y escritor uruguayo (Mercedes, 1966). Ha publicado el libro de cuentos Verdades a medias (dos tomos, coautor con Wilson Armas) y una serie de investigaciones literarias e históricas en el suplemento Lecturas de los Domingos del diario La República, y en la revista Posdata (Montevideo). Desde 1991 trabaja como corresponsal en Soriano para el diario La República de Montevideo. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Cadáver exquisito: ==================================================== === el proceso de escritura de una novela histórica ======================= === Maikel A. Ramírez A. ================================================== Según Antonieta Madrid (1990), la llamada novela histórica decimonónica, o biografía novelada, comprende los siguientes rasgos: a) un individuo histórico real; b) una época histórica o una creada por el propio novelista, y c) una acumulación de datos de la época y del personaje novelado. No obstante la aparente imposibilidad de coexistencia de los elementos enumerados arriba, la novela histórica goza del estatus de ficción como cualquier otro tipo de novela. En este sentido, Madrid prosigue: “En la novela histórica resulta innegable el parasitismo con respecto a la verdadera obra de ficción, en la que los personajes son creados a partir de la nada y sólo tienen origen en la mente del creador, ‘hacedor’ de sus propias criaturas” (p. 21). Con este carácter ambivalente esencial, la novela histórica ha experimentado transformaciones desde su génesis hasta nuestros días, como Madrid lo constata: la novela histórica latinoamericana entra al siglo actual, un tanto despojada de su epicidad y mucho más intelectual e individualista, al resaltar los planos biográficos y del lenguaje en desmedro del plano propiamente histórico, núcleo por excelencia de la novela histórica clásica scottiana (ibíd. p. 14). Como se observa, la novela histórica latinoamericana comporta rasgos propios que la distancian del modelo clásico popularizado por Sir Walter Scott durante el romanticismo inglés. En concreto, ésta pasa a centrarse en las minuciosidades de la vida de los personajes biografiados y en el lenguaje con el que se compone la novela misma, su aspecto formal. En un horizonte de ideas similar, Luis Britto García (2004) asevera que los elementos que la nueva novela histórica presenta son: “...multiplicidad de discurso, la intertextualidad y una suerte de dominio de la meta-acción, gracias a la cual con frecuencia el autor o sus personajes comentan sobre el propio texto, lo analizan o se analizan”. De las definiciones sobre la novela histórica revisadas hasta acá resaltamos la relevancia del plano del lenguaje en la novela histórica latinoamericana actual, puesto que este estudio tiene por objetivo demostrar que Cadáver exquisito, del escritor venezolano Norberto José Olivar, presenta al lector un proceso de escritura de una novela histórica. Daniel Cassany (1999) sostiene que son procesos cognitivos en la escritura aquellas “distintas actividades de pensamiento superior que realiza un autor para componer un escrito, en el periodo de tiempo que abarca desde que se crea una circunstancia social que exige producir un texto hasta que se da por acabado” (p. 57). Obsérvese, en primera instancia, que desde esta óptica escribir es considerado como un cúmulo de actividades que ocurren en la mente del escritor. En segundo lugar, se destaca el hecho de que escribir es una actividad que se gesta a partir de una situación que lo exige así. Es decir, se escribe por una necesidad comunicativa. En este orden de ideas, Azucena Hernández Martín y Anunciación Quintero Gallego (2001) oponen los modelos de la escritura orientados al proceso a aquellos orientados al producto, los cuales no lograban dar cuenta de los múltiples procesos que se ponen en marcha durante la escritura. Afirman las autoras que “la consideración de la escritura como un proceso cognitivo constituido por diversos subprocesos que se organizan en un sistema jerárquico, siendo el control consciente del proceso global el nivel más alto en dicho sistema” (p. 59). Notemos que aquí se destaca el carácter “consciente” del proceso por parte del escritor. Entre otras de las características de los modelos cognitivos, estas autoras señalan: Los modelos cognitivos parten de que los procesos, como unidades de análisis, están interrelacionados, situándose cada uno de ellos a diferentes niveles en el contexto global de la actividad de la escritura. Por el contrario, los modelos lineales consideran que la relación entre las distintas etapas es unidireccional y, por tanto, todas se hallan al mismo nivel (p. 59). Se observa, entonces, que estos modelos de escritura no consideran a la escritura como una actividad que se deba cumplir con estricta linealidad, sino que requiere de la dialéctica entre todos los procesos que esta actividad implica. Asimismo, sobre estos modelos cognitivos de escritura, Josefina Prado Aragonés (2004) declara: según estos enfoques cognitivos, se concibe la escritura como un proceso de resolución de problemas estructurado en tres etapas fundamentales: planificación, textualización y revisión. Durante cada una de dichas etapas, que no son consecutivas, sino recursivas, es necesario que el escritor ponga en práctica diversas destrezas y estrategias que le permitan superar con éxito cada uno de los problemas planteados durante las mismas (p. 228). De esta manera, Prado Aragonés redimensiona nuestra noción de modelos de escritura cognitivos con una idea de mayor amplitud cuando plantea esto como un grupo de etapas que consisten en la resolución de un problema para lograr el objetivo que es la escritura final. Esto trae a la discusión otros elementos poco considerados por otros modelos de escrituras, pero que también conforman parte de la problemática que encara un escritor al momento de escribir. Un ejemplo ilustrativo es el ambiente de trabajo con el que cuenta un escritor, elemento determinante para la ejecución apropiada de la escritura. Planteadas así las cosas, observemos los resultados obtenidos en esta investigación: a) El narrador manifiesta las fuentes usadas en su proceso de escritura: consulta de material periodístico (crónica, reportaje), postales turísticos, folletos de agencia, documentales, entrevistas, Internet, cuaderno de notas, libros, reportes impersonales (se dice). Ejemplos: “La crónica periodística consultada dejaría boquiabierto al más escéptico” (p. 21). “Esto lo ha dicho mi personaje en el documental de Ivork Cordido, Hesnor Rivera, el poeta de la palabra en libertad...” (p. 45). b) El narrador declara los objetivos que lo hacen escribir, para qué escribe: Ejemplos: “Esa es precisamente la diferencia, no quiero ser el biógrafo ni de Hesnor, ni de Terán, ni de nadie. Sólo quiero explicarme lo que hicieron. Entender. Nada más” (p. 151). “Usted, sin conocerme, se ha disfrazado de mí para hablar de sí mismo” (p. 158). c) El narrador reflexiona sobre la información que va a textualizar. Ejemplos: “Garabateaba este inicio pero lo deseché. Mi problema estaba en que no conocía Santiago de Chile y me incomodaba tener que saltar este episodio” (p. 27). “Pues bien, el capítulo anterior que quizás usted haya hecho bien en saltar, está allí por una caprichosa necesidad del narrador (o del autor) y no porque esta quebradiza y desalmada sucesión de eventos, carentes de secuelas, lo precise” (p. 139). d) El narrador hace patente el proceso de textualización: selección del registro, información seleccionada, selección del tono de la narración, modificación de la forma de discurso de los personajes, incorporación de información nueva, mayor o menor cantidad de información para describir personajes. Ejemplos: “...acabo de caer en un eufemismo, cambiemos ‘cotidianidad’ por ‘parrandas’... (p. 87). “Y como no quiero abusar de la escritura, ni de Walser, diré que mi profesor va trajeado de punta en blanco, añadamos un corbatín de cuadritos y lo tenemos dispuesto para dejarse abordar por nuestros dos reporteros” (p. 92). Cabe acotar que la diferencia entre esta fase y la anterior es que en aquella se han operado correcciones sobre partes que son excluidas del producto final, mientras que las correcciones en esta fase sí formarán parte de la novela histórica que el narrador escribe. Sumado a este hecho, encontramos el capítulo titulado “Brevísimo tratado de cosmología catastrófica que bien puede saltar el lector”, el cual, en palabras del narrador, es una parte que el lector, a pesar de encontrarla, debería saltar por no ser pertinente a la novela. e) El narrador planifica. En este caso los momentos apropiados para la escritura, lo que debe considerar para el éxito de su trabajo escritural. Ejemplos: “Lo recomendable, digo, es que lo deje para la tarde y vuelva a donde dejé la novela de Hesnor, que es lo que ronda en la cabeza” (p. 91). “En lo que resta del día seré una figura de inacción absoluta: dormiré” (p. 130). f) El narrador considera la audiencia a la que se dirige. Ejemplos: “Sería fastidioso ponernos a transcribir todo lo que dijeron luego los personajes, pero se sabe, porque sí, que consideraron todas las opciones que brindaba esa información...” (p. 147). “Llegada la hora, que aquí no hemos dicho cuál y no creo que importe...” (p. 88). g) El narrador hace patente su cognición: conocimiento de las convenciones del género que escribe, citas de otros autores, citas de trabajos anteriores del propio narrador. Ejemplos: “La cuestión es válida, en una novela histórica, según el canon tradicional cuando diferencia entre fidelidad y autenticidad, sólo que ahora la ‘realidad’ ha terminado imponiéndose y siendo más atractiva para esta narración” (p. 72). “Esta anécdota kafkiana me vino mientras acababa el capítulo anterior, al sufrir, sin aviso, una tremenda hemorragia nasal que por poco arruina el cuaderno en que escribo” (p. 99). h) El narrador refiere el contexto de producción: instrumentos para escribir y entorno físico, acciones paralelas durante su proceso de escritura. Ejemplos: “...esto lo escribo en un cuaderno con tapas de semicuero, a las cuatro de la madrugada en medio de un chubasco bíblico” (p. 90). “Ahora escribo en la computadora” (p. 91). i) El narrador expone un componente motivador y emocional: identificación con el personaje, remordimientos por posibles alteraciones del personaje biografiado. Ejemplos: “De nuevo sobre este cuaderno, pienso en lo último que ha dicho mi fiel y arbitraria Gloria; me refiero a lo de no salir de casa” (p. 100). “¡Quién lo iba a decir! Tengo que disfrazarme de Hesnor para mirar, con honestidad, en mi particular abismo, pero haciéndolo, descubro sus entrañas también” (p. 158). En conclusión, podemos afirmar que la novela Cadáver exquisito presenta al lector un narrador que pone en relieve las fases de planificación, textualización y revisión (y su interacción) que conforman un proceso de escritura de una novela histórica en toda su complejidad y que hace palmario, igualmente, el carácter consciente de escritura por parte de su escritor. Referencias • BRITTO GARCÍA, L. (2004). Historia oficial y nueva novela histórica. • CASSANY, D. (1999). Construir la escritura. Barcelona: Ediciones Paidós Iberoamérica, S.A. • HERNÁNDEZ MARTÍN, A., y QUINTERO GALLEGO, A. (2001). Comprensión y composición escrita: estrategias de aprendizaje. Madrid: Editorial Síntesis, S.A. • MADRID, A. (1990). La novela histórica. Caracas: Revista Nacional de Cultura. • OLIVAR, N. J. (2010). Cadáver exquisito. Caracas: Alfaguara. • PRADO ARAGONÉS, J. (2004). Didáctica de la lengua y la literatura para educar en el siglo XXI. Madrid: Editorial La Muralla, S.A. ** Maikel A. Ramírez A. maiki13@hotmail.com Docente y escritor venezolano (Maracay, 1976). Es profesor de inglés, narrador, ensayista, crítico cinematográfico y magister en literatura latinoamericana. Sus trabajos han sido publicados en el diario aragüeño El Periodiquito (http://www.elperiodiquito.com). Ha sido ponente en eventos nacionales de lingüística y literatura. Dicta la materia electiva “Viaje a través del tiempo: literatura y cine de ciencia-ficción” en la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve). === Aproximación a las artes poéticas ===================================== === en el modernismo hispanoamericano: Casal, Darío, Martí y Silva ======== === José Jesús Osorio ===================================================== Pretendo con el presente escrito hacer un acercamiento a las artes poéticas de los principales poetas del Modernismo latinoamericano. Encontrar en éstas los elementos comunes, y aquellos que individualizan a cada poeta en su voz poética personal. En este proceso, por el carácter de los poemas escogidos, irán apareciendo consideraciones acerca del arte, la poesía, y del poeta como sujeto que elabora dicha poesía. El Modernismo en Hispanoamérica es una reacción a los modelos del Naturalismo y el Realismo; las escuelas dominantes en la década de los 70 del siglo pasado. Lo particular del Modernismo hispánico, sobre todo el latinoamericano, fue su sincretismo. Al fundir elementos diversos y aparentemente contradictorios, elabora una estética que si bien tomaba elementos prestados de la cultura europea, lograba superarlos y darles una nueva configuración que los mismos creadores europeos no habían logrado infundirles. Es la época en la cual se da el fin del iluminismo, últimos coletazos del enciclopedismo francés, derrumbe de las concepciones hegelianas de la idea del progreso lineal, puesta en entredicho de las diversas corrientes racionalistas, auge de teorías anarquistas y socialistas, configuración de una actitud anticristiana debida a las teorías de Nietzsche, crisis de fundamentos de las ciencias exactas y físicas, resurgimiento de concepciones espiritualistas, del gnosticismo y de las ciencias ocultas. Todos estos elementos hacían que se percibiera de manera precisa la disolución del espíritu de toda una época. Constituir esta nueva manera de ver el mundo, la vida, el arte; significó en un momento dado volar a mundos lejanos, exóticos, inexistentes. En el mejor de los casos, representaba el pensar en la posibilidad de que el mundo fuera distinto. En este aparente escapismo, había un grado elevado de optimismo en muchos de los textos modernistas. Julián del Casal (La Habana, 7 de noviembre de 1863; 21 de octubre de 1893), en su poema “El Arte”, expresa la función del arte en la vida. Cuando la vida, como fardo inmenso, Pesa sobre el espíritu cansado Y ante el último Dios flota quemado El postrer grano de fragante incienso; Cuando probamos, con afán intenso, De todo amargo fruto envenenado Y el hastío, con rostro enmascarado, Nos sale al paso en el camino extenso; El alma grande, solitaria y pura Que la mezquina realidad desdeña, Halla en el Arte dichas ignoradas, Como el alción, en fría noche obscura, Asilo busca en la musgosa peña Que inunda el mar azul de olas plateadas. (Jiménez, 43). El poema está escrito en forma de soneto, forma que fue ampliamente usada por los poetas del Siglo de Oro español, quienes lo habían tomado del uso petrarquista de los poetas italianos del siglo XV. El soneto es una estructura formal exigente, ya que obliga al poeta a desarrollar en catorce versos endecasílabos toda una unidad temática. El poeta que se atreve a escribir un soneto, debe tener en mente la forma específica de esta estructura, en la cual un tema debe ser desarrollado de una manera completa en los catorce versos. Por tanto no puede dejar cabos sueltos y debe lograr en el lector la sensación de que el tema ha sido tratado en su totalidad, dentro de los escasos catorce versos. Generalmente, las dos primeras estrofas son para presentar el tema, los tercetos finales sirven para completar la idea particular que el poeta tiene sobre el tema que lo ha motivado a escribir el poema. Cuando un buen poeta, que conoce la tradición de las composiciones en forma de soneto, se coloca en la empresa de escribir uno; debe tener en mente estas exigencias. La primera pregunta surge de las consideraciones formales de la tradición poética acerca de la buena composición de un soneto. Casal logra esto de una manera magistral. Todos los versos son endecasílabos, las dos primeras estrofas son cuartetos y las dos últimas son tercetos. La rima de los cuartetos es ABBA, consonante: Cuarteto 1: “inmenso / cansado / quemado / incienso”. Cuarteto 2: “intenso / envenenado / enmascarado / extenso”. La rima de los tercetos es CDE, consonante: “pura / desdeña / ignoradas, oscura / peña / plateadas”. La forma del soneto, por tradición, es utilizada con el fin de darle una gran musicalidad al poema. El soneto de Casal ha logrado esta musicalidad. En ello es coherente con uno de los grandes estímulos de la poesía modernista: la música. Casal se ajusta a las consideraciones sobre poesía planteadas por Edgar Allan Poe: “He stresses the nonreferential aspects of language, comparing poetry to music rather than to other denotative systems” (Kirkpatrick, 46). El empleo de los recursos musicales que tiene el idioma era una de las exigencias fundamentales de Rimbaud, Verlaine y los demás simbolistas franceses. A propósito de lo anterior escribe José Olivo Jiménez: Como reacción matizadora de la visualidad exteriorizante del parnasismo, estos poetas sintieron la necesidad de incorporarse también al simbolismo, con su vista —sus oídos, mejor— vueltos entonces a la vaguedad impregnadora de la música. Porque, en su fondo, lo que el Modernismo esencial encarnaba era una negación de las concepciones positivas y las explicaciones mecanicistas del mundo, y ello imponía un retorno a lo que el idealismo puede tener de permanente y salvador (Antología crítica, 30). En la primera estrofa se define la vida como “fardo inmenso”. Pero también hay una referencia religiosa, “el último Dios”, ante quien se quema lo que queda de “fragante incienso”. El poema muestra en su primera estrofa un aire de desconsuelo: ni la vida ni Dios parecen dar aliento. La referencia al “último Dios”, expresa una inquietud que abarca un matiz religioso que va más allá de la simple religión cristiana. Con esta frase se extiende a una referencia que da cuenta de todas las religiones. En la segunda estrofa hay dos temas básicos, “el hastío” y “el camino extenso”. La “vida” mencionada en la primera estrofa está impregnada de hastío en la segunda. La vida es ese camino extenso. El tono de desencanto es más pronunciado en esta segunda estrofa. Además, la sensación de hastío se ahonda con la certeza de que el camino es extenso. A la introducción de la temática dada en las dos primeras estrofas le sigue un aire nuevo, un aliento de esperanza. “El alma grande, solitaria y pura” encuentra sosiego en la vida que se siente una carga, “como fardo inmenso”, en el Arte. Pero “el espíritu cansado” debe cumplir con una condición para lograr acercarse al arte. Este requisito lo aleja “de todo fruto envenenado”. Entonces, este es un espíritu que “la mezquina realidad desdeña” para encontrar en “el Arte dichas ignoradas”. Lo planteado en el primer terceto son ideales ascéticos, en que la vida representa el punto de experiencias “de todo amargo fruto” de los cuales hay que huir. Huida que es el paso previo e indispensable para que el “alma grande” encuentre en el “Arte dichas ignoradas”. Para un poeta místico del Siglo de Oro, este proceso estoico habría terminado en el éxtasis que deja la visión divina. Nos sirve, a modo de ejemplo, la “Copla II” de San Juan de la Cruz: Esta vida que yo vivo es privación de vivir; y así, es continuo morir hasta que viva contigo; oye, mi Dios, lo que digo: que esta vida no la quiero, que muero porque no muero. (Rivers, 143). Sin embargo, en el poema no se termina invocando a Dios; porque ya “ante el último Dios” se ha quemado “el postrer grano de fragante incienso”. Se nos revelan, por lo tanto, de una manera más profunda, los significados de estas referencias de la primera estrofa con el último verso del primer terceto. Pero el poema no queda en el vacío y la desesperanza. En las dos primeras estrofas están planteados dos aspectos importantes: la angustia de la vida sin sentido, que pesa, y la existencia de un Dios último. El poema no nos deja sucumbir a la angustia planteada en los primeros versos. Por lo tanto, se encuentra en “el Arte dichas ignoradas”, no en otro Dios, porque él no ha podido darlas. Por este motivo, se precisa buscar la dicha en un ámbito secular. Para Gutiérrez Girardot, “en este horizonte de secularización se forma la lírica moderna. Y la secularización del lenguaje es una de sus características más sobresalientes” (84). Para lograrlo, utiliza algunos de los recursos de los místicos, como por ejemplo: la vida retirada del mundo pueril, vano. Aun más, como les sucedía a los místicos, el éxtasis sólo era conseguido por los escogidos, las “dichas ignoradas” sólo pueden ser alcanzadas por “el alma grande, solitaria y pura”. Entonces, concluye Gutiérrez Girardot: “La forma de la poesía mística fue invertida al ser utilizada para expresar algo profano: la incertidumbre del poeta” (Gutiérrez, 85). En la última estrofa, el poeta utiliza una correlación al empezar la estrofa con un adverbio de comparación: “Como el alción, en fría noche oscura”. Para, de esta manera, confirmar la necesidad de aislarse de “la mezquina realidad”. El Arte es simbólicamente “la musgosa peña / que inunda el mar azul de olas plateadas”. El refugio para “el alma grande”, el nuevo reemplazo del último Dios, lugar místico-secular donde el poeta se convierte en una especie de monje que vive aislado de una realidad angustiosa, en un territorio aislado y sólo destinado a los escogidos. El proceso místico se completa, pero de un modo secular: al final de la senda escogida no está Dios, sino el Arte. Nos corresponde ahora analizar a modo de ejemplo a Rubén Darío, nacido en Nicaragua (Ciudad Darío, antigua Metapa, 18 de enero de 1867; León, 6 de febrero de 1916). Darío, en “Palabras liminares” de Prosas profanas, plantea la necesidad de la originalidad y su oposición a que exista un manifiesto modernista. Sin embargo, deja expresado lo que considera su quehacer poético: Yo he dicho, en la misa rosa de mi juventud, mis antífonas, mis secuencias, mis profanas prosas - Tiempo y menos fatigas de alma y corazón me han hecho falta, para, como un buen monje artífice, hacer mis mayúsculas dignas de cada página del breviario. (Á través de los fuegos divinos de las vidrieras historiadas, me río del viento que sopla afuera, del mal que pasa.) [...] ¿Hay en mi sangre alguna gota de sangre de África, ó de indio chorotega ó nograndano? Pudiera ser, á despecho de mis manos de marqués: mas he aquí que veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos ó imposibles: qué queréis! yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer; y á un presidente de República no podré saludarle en el idioma en que te cantaría a tí, oh Halagabal! de cuya corte —oro, seda, mármol— me acuerdo en sueños. [...] Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es sólo de la idea, muchas veces. (Jiménez, 182). Para Darío el oficio del poeta no es común y corriente, es semidivino. En el poema X de Cantos de vida y esperanza lo menciona de una manera más precisa: ¡Torres de Dios! ¡Poetas! ¡Pararrayos celestes, que resistís las duras tempestades, como crestas escuetas, como picos agrestes, rompeolas de las eternidades! (Jiménez, 210). Él se siente “un buen monje” que escribe páginas dirigidas a componer un “breviario”. El breviario es un texto sagrado que contiene el rezo eclesiástico de todo el año. Lo eclesiástico se refiere a la iglesia y los sacerdotes; al ámbito de lo sagrado. De esta manera y por el verso “¡Torres de Dios! ¡Poetas!”; la poesía queda establecida como un oficio sagrado, cuyo oficiante; el poeta, es un ser escogido, especial. Las palabras, que han de constituir el rezo de todos los días, no pueden ser las palabras del común de los mortales. Ellas deben tener “un alma”. Y los versos deben poseer “una melodía ideal”. Al igual que lo planteado por Julián del Casal para su poesía; la música adquiere un lugar preponderante en la poesía de Rubén Darío (1). No se debe confundir esta propuesta estética con las convicciones católicas de Rubén Darío. Para el crítico Jaime Concha, en su libro Rubén Darío, no se puede creer en un Darío demasiado católico. “La verdad, en cambio, es bastante diferente y más bien pensamos que su cristianismo es el de alguien que confiere al dogma una significación poética y para quien la historia sagrada es ‘voz de ensueño, luz de mito’ ” (98). En Darío se funden dos tradiciones en su postura estética. En primer lugar, la herencia de la estética del romanticismo, de quien Victor Hugo es uno de las figuras más representativas. Para él, el poeta es un ser especial, escogido; pero tiene un deber: cantar al pueblo. Nada más alejado que lo último del pensamiento poético de Darío. El poeta: ser escogido sí, pero su canto es también para lectores escogidos. A lo anterior debemos agregar la convicción estética de los parnasianos, los simbolistas: “En primer lugar el Arte es todopoderoso. Él supera todas las limitaciones que se cruzan ante el esfuerzo humano; nada hay que se le oponga, y él sale triunfador de toda empresa terrenal” (Salinas, 269). En Rubén Darío la belleza es lo que debe buscar expresar el poeta en su poesía. Su estandarte primordial es que el arte se baste a sí mismo. En opinión de Anderson Imbert: Darío es el poeta que en su jardín creyó ser una bella estatua; pero de carne viva, no de mármol, y con un alma retraída que en la primavera salía para cantar. Su canto es sincero: “Si hay un alma sincera, ésa es la mía”. Es verdad que se refugió en una torre de marfil, pero también montó potro sin freno. A veces anhelos de asceta; a veces, lujurias de sátiro. Cuando, en ese dilema, el corazón se le llena de amargura, el arte viene a purificarlo. Gracias al arte su corazón peregrina por la sagrada selva en busca de armonías. Armonías de la palabra musical, del pensamiento melódico, que brotan de la armonía del Gran Todo (La originalidad de Rubén Darío, 114). Es llegado el momento para adentrarnos en las consideraciones sobre poesía planteadas por otro modernista hispanoamericano: el cubano José Martí (La Habana, 28 de enero de 1853; Dos Ríos, 19 de mayo de 1895). El poeta en “Mis versos” de Versos libres, afirma: Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados. Mientras no pude encerrar íntegras mis visiones en una forma adecuada a ellas, dejé volar mis visiones: ¡Oh, cuánto áureo amigo que ya nunca ha vuelto! Pero la poesía tiene su honradez, y yo he querido siempre ser honrado. Recortar versos, también sé, pero no quiero. Así como cada hombre trae su fisonomía, cada inspiración trae su lenguaje. Amo las sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el sol, se rompe en alas. Tajos son estos de mis propias entrañas —mis guerreros. Ninguno me ha salido recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como las lágrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida. No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos, no en tinta de Academia, sino en mi propia sangre. [...] Amo las sonoridades difíciles y la sinceridad, aunque pueda parecer brutal. Todo lo que han de decir, ya lo sé, lo he meditado completo y me lo tengo contestado. He querido ser leal, y si pequé, no me arrepiento de haber pecado. (Jiménez, 72). Para Martí, el poeta y la poesía son uno solo, son un todo indivisible. Su poesía corresponde a una búsqueda de la virtud. No es el arte por el arte que pregonan Casal o Darío, sino una poesía que tiene una actitud ética frente al mundo que le toca vivir al poeta. La poesía para Martí es un ámbito más de su compromiso con su mundo y la necesidad de ser honesto. En esta actitud ética la ciudad se opone al campo; en “Poética”, el verso de Martí busca una verdad: La verdad quiere cetro. El verso mío Puede, cual paje amable, ir por lujosas Salas, de aroma vario y luces ricas, Temblando enamorado en el cortejo De una ilustre princesa, o gratas nieves Repartiendo a las damas. De espadines Sabe mi verso, y de jubón violeta Y toca rubia, y calza acuchillada. Sabe de vinos tibios y de amores Mi verso montaraz; pero el silencio Del verdadero amor, y la espesura De la selva prolífica prefiere: ¡Cuál gusta del canario, cuál del águila! (Jiménez, 84). Los versos recorren los típicos lugares del Modernismo; los exóticos y burgueses. Martí en su “Poética” decide que “La verdad quiere cetro”, que sus versos prefieren “el silencio del verdadero amor”, y el campo a las banalidades de la ciudad. Para Ángel Rama este acercamiento a la naturaleza de los escritores del siglo XIX no fue auténtico. Al respecto Rama opina en La ciudad letrada: Entre los latinoamericanos no hubo en todo el siglo XIX un Thoreau que fuera a vivir en la naturaleza, a proclamar sus glorias y a escribir su Diario; los escritores residieron en las ciudades, capitales si era posible, y allí hicieron sus obras, en ese marco urbano, aunque las espolvorearon del color local de moda que exigía “naturaleza” (85). Rama opina que Martí es la excepción porque “defendió tenazmente el tema de la naturaleza: fue José Martí quien vivió quince años en los Estados Unidos y recibió el impacto tardío de los ‘trascendentalistas’, consagrando artículos admirativos a Emerson y a Whitman” (La ciudad, 85). Para Martí, el verso, la poesía, es un compañero del poeta, es su amigo. En la poesía el poeta descarga su sufrir. Esto se puede observar en el poema “XLVI” de Versos sencillos: Vierte, corazón, tu pena Donde no se llegue a ver, Por soberbia, y por no ser Motivo de pena ajena. Yo te quiero, verso amigo, Porque cuando siento el pecho Ya muy cargado y deshecho, Parto la carga contigo. Tú me sufres, tú aposentas En tu regazo amoroso, Todo mi ardor doloroso, Todas mis ansias y afrentas. (Jiménez, 93). La poesía adquiere una entidad propia que le confiere el poeta, hasta hacerlo afirmar que sus destinos van irremediablemente unidos, lo cual lo leemos en el poema antes mencionado: ¡Verso, nos hablan de un Dios A donde van los difuntos: Verso, o nos condenan juntos, O nos salvamos los dos! (Jiménez, 94). La poesía de Martí no expresa un arte por el arte alejado del mundo que le ha tocado vivir. Su poesía indica una confianza en el ser humano, la virtud, el campo y la actitud heroica. Para Manuel Pedro González: “Su teoría literaria era ecléctica; como su concepción filosófica. En ella se concilian perfectamente la más pura tradición clásica con los aportes más refinados de parnasianos, impresionistas y simbolistas, sin afiliarse ni comprometerse con ninguna corriente” (José Martí, 64). Para Martí el artificio poético no es suficiente, el poema debe expresar un espíritu propio que diga más que las solas palabras hermosas: ¿Cuándo, sino cuando ha pasado por el fuego, viene a ser transparente y como hecha de rosas la porcelana? ¿Con qué se escribe bien en prosa o verso, sino con sangre? El que no la ha perdido, ni sabe escribir, ni sabe leer. Lo que escribe el dolor es lo único que queda grabado en la memoria de los hombres. (González, 90). La poesía de Martí difiere de la de Darío en su gran sencillez, y en la preocupación constante del compromiso del poeta con la sociedad que le ha tocado vivir. No hay en su poesía un anhelo de huir de la sociedad en la que vive; sino más bien una crítica de esa sociedad y sus falsedades. Al poeta le corresponde ser un individuo íntegro que escribe con sangre, sin dejarse tentar por los encantos ficticios de los poderosos, y que trata de ser siempre honesto. La poesía y el poeta son dos mundos que se interrelacionan; en donde los dos buscan salvarse a través de una actitud ética. Ahora le corresponde el turno al poeta colombiano de los Nocturnos, José Asunción Silva (Bogotá, 27 de noviembre de 1865; 23 de mayo de 1896). Para observar sus ideas sobre la poesía y el poeta en el mundo; nos conviene detenernos en El libro de versos, donde aparece el poema “Ars”. El verso es un beso santo. ¡Poned en él tan sólo, un pensamiento puro, en cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes como burbujas de oro de un viejo vino oscuro! ¡Allí verted las flores que en la continua lucha ajó del mundo el frío, recuerdos deliciosos de tiempos que no vuelven, y nardos empapados de gotas de rocío para que la existencia mísera se embalsame cual de una esencia ignota quemándose en el fuego del alma enternecida de aquel supremo bálsamo basta una sola gota. (Silva, Obra completa, 38). En mi texto de investigación sobre Silva, José Asunción Silva y la ciudad letrada, escribí sobre la relación entre arte y religión: En Silva, el arte ha reemplazado la religión. El arte es la religión y el poeta el sacerdote de esta nueva religión. Estas ideas están en la mente de Silva desde muy temprano en su vida. En el poema “Ars”, que inicialmente apareció con el título de “Estrofas”, en la antología La lira nueva, quedan plasmadas algunas de estas ideas. Silva recién había regresado de Europa cuando dio este poema para ser publicado. [...] En su viaje a París, Silva había visitado a Mallarmé. Allí, las ideas de éste sobre el arte y el papel del poeta habían causado gran impresión en Silva. (Osorio, 81). El poema “Ars” está compuesto de doce versos divididos en tres estrofas, con rima en los versos pareados. En los primeros versos: “El verso es un vaso santo; ¡poned en él tan sólo, / un pensamiento puro”; se plantea una situación abstracta, y se le da al verso un estatuto divino. Este es un recipiente que debe recibir las más diversas cosas como: “pensamiento puro”, “hirvientes las imágenes”, “las flores”, “recuerdos deliciosos”, “nardos empapados”. Con estos ingredientes dentro de este recipiente sagrado se logra la poesía, que sirve para que “la existencia mísera se embalsame” (2). En las dos primeras estrofas se describe el proceso por medio del cual se elabora la receta poética. En la última estrofa se describe la utilidad de la receta dada en las estrofas precedentes. La transición en la estrofa tercera se da al ser suprimidos los imperativos que indicaban los pasos a seguir en la constitución de la receta poética. No hay repetición de versos o estrofas ni tampoco de palabras con búsqueda de alguna función sonora o rítmica. El último verso sirve a modo de conclusión de la utilidad de lo recomendado en las dos estrofas precedentes, dándole sentido de totalidad al poema. No es un poema abierto en su estructura temática. La voz poética se dirige con imperativos a los lectores en las dos primeras estrofas: “poned”, “verted”. En la última ya no se dirige a los lectores de una manera directa; sin embargo, el tono se vuelve más íntimo. La tonalidad general del poema es de índole familiar. El poema suena a consejo, a receta familiar fácil y necesaria. El lenguaje es muy importante en el poema. Los adjetivos se refieren a aspectos distintos: como en el caso de “recuerdos deliciosos” y “nardos empapados”; donde se usan adjetivos para una descripción subjetiva, “deliciosos”, y otra objetiva, “empapados”. Estas diferencias establecen una útil relación de la receta, hecho objetivo, con lo que se pretende preparar que es subjetivo: en este caso la poesía. En la primera estrofa, los elementos utilizados para ser contenidos en el “vaso santo” son subjetivos; “pensamiento puro”, “hirvientes las imágenes”. En la segunda estrofa están “existencia mísera”, “esencia ignota”, “alma enternecida”, “supremo bálsamo”, todas son referencias subjetivas, que elevan el poema al plano de lo existencial, lo filosófico y lo místico; abandonándose por completo los elementos objetivos que los adjetivos habían señalado en las dos primeras estrofas. Estos aspectos crean referencias intertextuales a palabras con connotaciones religiosas: “vaso santo”, “supremo bálsamo”; filosóficas: “pensamiento puro”, “esencia ignota”. Los interrogantes: qué es la poesía, cómo se llega a construirla, cuál es su función o utilidad, son contestados en el poema. La poesía queda definida como “supremo bálsamo”, y el verso es el “vaso santo”. En las dos primeras estrofas queda definido cómo se llega a la poesía. Al final el poema le da una función pragmática a la poesía; “para que la existencia mísera se embalsame... / de aquel supremo bálsamo basta una sola gota”. El mensaje central del poema es el de que existe una poesía que sirve para aliviar la existencia miserable, y el poema nos dice cómo debe ser constituida dicha poesía curativa. Hay, en últimas, una esperanza en estas expresiones de los cuatro poetas hispanoamericanos sobre lo que es la poesía y el papel del poeta en el mundo. La poesía cumple una función balsámica, catártica; y el poeta es el ser especial encargado de hacer llegar la misma a los espíritus necesitados. Observamos entonces, gracias a los ejemplos comentados, que las distintas artes poéticas estudiadas nos dejan una visión amplia de las diferencias y similitudes entre Julián del Casal, Rubén Darío, José Martí y José Asunción Silva sobre la poesía y la función del poeta en el mundo. Notas 1. En opinión de Gwen Kirkpatrick: “For Darío the word is not a means of expressing set ideals but is enmeshed in an underlying world consciousness, like music, which is nonreferential and only acquires referential or signifying power by an externally imposed scheme of values” (Kirkpatrick, 48). 2. Para Betty Tyree Osiek: “In one of the poems Silva published in his lifetime, ‘Estrofas’ (Stanzas), later called ‘Ars’ (with some textual changes in the manuscript later prepared by Silva), the poet expresses the idea that ‘El verso es vaso santo’. In that sacred vessel he stresses that there should be placed only ‘Un pensamiento puro’. This poem is from Silva’s early period, and he reflects the belief that poetry writing is a sacred art and that its creation should be inspired by the most noble and delicate subjects. This give to art a moral quality which is belied by some of the poems later written by Silva. It also stresses the balsamic, cathartic quality of poems for the writer, and his role as preserver of memories, of the essence of old things and of beauty” (José Asunción Silva, 85). Bibliografía • ANDERSON IMBERT, Enrique. La originalidad de Rubén Darío. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1967. • CALINESCU, Matei. Faces of Modernity: Avant-Garde, Decadence, Kitsch. Bloomington: Indiana UP, 1977. • CONCHA, Jaime. Rubén Darío. Madrid: Júcar, 1975. • DARÍO, Rubén. Antología poética. Madrid: Edaf, 1981. • GONZÁLEZ, Manuel Pedro. José Martí. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación, 1962. • JIMÉNEZ, José Olivio. Antología crítica de la poesía modernista hispanoamericana. Madrid: Hiperión, 1992. • KIRKPATRICK, Gwen. The Dissonant Legacy of Modernismo. Berkeley: U of California P, 1989. • LOVELUCK, Juan, coord. Diez estudios sobre Rubén Darío. Chile: Zig-Zag, 1967. • LUGONES, Leopoldo. Poemas escogidos. Medellín: Bedout, 1983. • MAINER, José Carlos. 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Estudio de la poética de Rubén Darío. Managua: Comisión Nacional para la celebración del Centenario, 1967. ** José Jesús Osorio josorio@qcc.cuny.edu Escritor colombiano (Caicedonia, 1961). Estudió educación y filosofía en la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co), en Cali. Recibió su doctorado en el Graduate Center of the City University of New York (http://www.gc.cuny.edu) con la disertación Silva y su ciudad: literatura, cultura y política en Colombia, 1880-1886. Publicó el poemario Fantasmas muertos (2002), y algunos de sus poemas están en la antología Encuentro: 10 poetas latinoamericanos en USA (2003). Es coeditor de la antología de cuentos Narraciones sin fronteras: 27 cuentistas hispanoamericanos (2004). Es editor y miembro fundador de la revista literaria Hybrido (http://www.hybridomagazine.net), de Nueva York. Editó y compiló el libro de ensayos Nueva novela colombiana, ocho aproximaciones críticas (2004). En la actualidad es profesor en el Departamento de Lenguas Extranjeras de Queensborough Community College of CUNY (http://www.qcc.cuny.edu), en Nueva York. === Alejo Carpentier ====================================================== === La verdad de la historia y la historia de la verdad =================== === Rodica Grigore ======================================================== “Todo está ya en Cervantes” (Alejo Carpentier) Analizando la obra de Borges, Octavio Paz señaló que sus cuentos debían leerse como ensayos y sus ensayos como cuentos. El escritor cubano Alejo Carpentier, por su parte, fusiona ambos géneros desde el ejercicio intelectual combativo, con predominio de la tensión narrativa y de la cotidianidad. La desolación del hombre es para el autor cubano un modo de exclusión social que, además, tiene raíces en la angustia de no comprender lo que verdaderamente pasa en este mundo. Por eso sus historias exhiben la lucha entre una modernidad que avanza y una realidad que, en muchos sentidos, se vuelve primitiva. En el prólogo a El reino de este mundo (1949), una de sus obras más significativas, inspirada en un viaje que había hecho a Haití en 1943, aparece el sustento de su teoría sobre lo real maravilloso, una teoría que, no obstante la innovación, bucea en la realidad con áspera dureza. Parte del éxito de El reino de este mundo se debe a que su contenido resulta de la simbiosis entre la verdad histórica y la ilusión de olvidar los hechos para dar figura humana a los mitos. En medio de las tradiciones haitianas tienen lugar varios episodios insólitos que, a la vez, sirven para comprender mejor la realidad americana. En efecto, lo real maravilloso no surge de la distorsión, sino que, en el decir del propio Carpentier, “se encuentra a cada paso en las vidas de los hombres que inscribieron fechas en la historia del continente” (1). Así que podemos decir sin duda alguna que fue precisamente Alejo Carpentier —aunque también hay que citar por cierto a Miguel Ángel Asturias— quien sentó las bases sobre las cuales habría de erigirse el fenómeno del “boom” literario hispanoamericano de los años 60. Y la verdad es que es mucho lo que heredaron de él García Márquez, Carlos Fuentes, Vargas Llosa y también Juan Rulfo. A veces, la crítica ha discutido la paradoja de un autor que, en cierto modo, estuvo más cerca de lo europeo que de lo americano; pero los signos de su narrativa son la presencia latinoamericana y, en estrecha relación, el cultivo de una estética barroca. De todas formas, a partir de su conocida novela El reino de este mundo, la mirada literaria de Carpentier ya era más que una concepción estética. Había en él un modo de escribir capaz de incorporar, además de tradiciones culturales, una inventiva certera para poner un punto de inflexión a la historia novelada y crear un espacio de narración viva. Su variada formación y sus múltiples intereses (la arquitectura, la música, la historia, el periodismo, las letras) le permitieron crear un mundo literario signado por la inquietud de quien ansía conocer. Todos estos aspectos pueden ser encontrados en la otra novela de Alejo Carpentier, El arpa y la sombra (1979), que trata sobre el intento del papa Pío IX de canonizar a Cristóbal Colón. Después, la intención inicial se convierte en un fascinante relato que une las intrigas del conquistador con las intrigas no menos audaces del Vaticano. Pero El arpa y la sombra no es una novela histórica al uso. Su propósito no es solamente el de reconstruirnos una época y unas costumbres (cosa que sabía hacer Carpentier cuando quería), sino el de introducirnos en el alma de un ser humano. Así que podemos decir que se trata de una obra de asunto histórico, lo que unido al hecho indiscutible de que es una novela parece no dejar lugar a dudas, y sin embargo el lenguaje es engañoso: cuando un lector de principios del siglo XXI lee la novela, piensa, por ejemplo, en las grandes novelas escritas por los anglosajones durante las épocas pasadas. Pero las novelas de Alejo Carpentier suelen tener una ambientación histórica: El siglo de las luces trata sobre los ecos caribeños de la Revolución Francesa, y El reino de este mundo sobre un levantamiento de la población negra en el Haití del siglo XIX, así que el tipo tradicional de novela histórica no se respeta en el caso de Carpentier. En cuanto a la novela El arpa y la sombra, está dividida en tres capítulos. El primero, protagonizado por el papa Pío IX, nos da cuenta de las razones de retorcida geopolítica (no exentas de lógica) que le movieron a abrir tal expediente. El segundo está contado por Colón en primera persona y trata de la historia del descubrimiento; y el tercero, una portentosa y cruel bufonada, trata del juicio de canonización del Gran Almirante, al que éste asiste como espíritu incorpóreo e invisible. Sin embargo, el corazón de la novela está en el capítulo central: Carpentier hace de Colón un judío converso hijo de tabernero, mentiroso, pendenciero, visionario y, por si todo eso fuera poco, marinero. Desde luego, la historia de cómo llego a convencer a Isabel la Católica (a la que llama cariñosamente “Columba”), después de vagabundear por las cortes europeas, es maravillosa y demuestra el gran talento de Alejo Carpentier no solamente para reconstruir una época desde el punto de vista histórico, sino también para hacer lo que le gusta más: contar una historia. Además, como señaló Fernando Alegría, los personajes del escritor cubano representan a un hombre que está consumido por el vacío espiritual y la espantosa presión que genera la decadencia del mundo moderno. Y eso vale tanto para los personajes sin ética como para las víctimas. Por ejemplo, en El recurso del método se advierte la forma sutil en que Carpentier crea a un tirano cerebral, cuyo cinismo es el de alguien que extiende su acción a un sistema. Lo real maravilloso opera allí, también como en El arpa y la sombra, como descubrimiento y ausencia al mismo tiempo: el tirano ya está, sus actos son espantosos, pero nada es más cierto que el poder abstracto que envuelve la historia del continente; la situación será incluida de nuevo en la novela El arpa y la sombra y la idea es casi la misma: sólo queda seguir buscando, luego de releer sus páginas, en un argumento que no se disuelve, el origen de signos autoritarios que aún hoy continúan latentes a través de resabios. Además, el exilio, la lealtad a las utopías y el rechazo a una modernidad de exclusión condujeron a Carpentier y a otros autores latinoamericanos a pergeñar un universo literario, en algún punto, bastante efectista. Como lo era también el estilo neobarroco, que servía para proyectar en la escritura la exuberancia de los acontecimientos. El interés de los escritores de la modernidad por la reconstrucción del pasado histórico se ha dirigido en buena parte al polémico tema del descubrimiento de América en un intento de revelar la cara oculta, no oficial, callada por la historiografía oficial. Desde El arpa y la sombra, novela publicada por Carpentier en 1979, a La vigilia del Almirante (1992), de Augusto Roa Bastos, ha aparecido una serie de libros que tienen como protagonista a Colón y sus viajes. Todos ellos presentan, más o menos, las características que establece Seymour Menton (citado por Rosa Pellicer) para la novela histórica: imposibilidad de conocimiento de la verdad histórica o la realidad, distorsión, ficcionalización de los caracteres históricos, metaficción, intertextualidad, lo paródico y lo carnavalesco (2). A las que puede añadirse, como señala Fernando Aínsa, la “abolición de la distancia épica” (3) por medio de la narración en primera persona, la superposición de tiempos diferentes, la presencia del anacronismo, la reconstrucción o desmitificación del pasado por medio del arcaísmo, el pastiche o la parodia. Además, uno de los temas recurrentes en las novelas sobre Colón es el de la busca y hallazgo del Paraíso Terrenal en el tercer viaje, que servirá como ejemplo para caracterizar algunas de las variaciones sobre la vida del Almirante. Las novelas sobre Colón suelen citar sus supuestas palabras, tan influidas por la Imago Mundi de Pierre d’Ailly y tal vez por Mandeville, que se utilizaran para configurar su visión del personaje y de la historia. Las novelas en que el protagonista no es el Almirante sino un personaje de ficción se limitan a aludir al motivo del Paraíso, situación perfectamente ilustrada por El mar de las lentejas, de Antonio Benítez Rojo, en la que la alternancia de distintos episodios, el desorden cronológico, la alteración de textos originales, desmantelan la autoridad del discurso histórico para reconstruir el origen del poder en términos políticos; la presencia de lo imaginario es más bien escasa. Muchos críticos reflexionan sobre la historia y la ficción, acentuando el carácter metaficcional de los libros del escritor cubano. Pero la relación con la historia que había mantenido Carpentier en las obras anteriores a Concierto barroco se invierte en El arpa y la sombra, al optar de forma irónica por la perspectiva del poeta en vez de la del historiador. He aquí lo que leemos en la “Advertencia del autor” a esta novela: “Este pequeño libro sólo debe verse como una variación (en el sentido musical del término) sobre un gran tema que sigue siendo, por lo demás, misteriosísimo tema. Y diga el autor, escudándose con Aristóteles, que no es oficio del poeta (o digamos, del novelista) ‘el contar las cosas como sucedieron, sino como debieron o pudieron haber sucedido’ ”. Analizando la importancia del descubrimiento de América, Germán Arciniegas concluye: “Con este momento la vida toma una nueva dimensión. De 1500 hacia atrás, los hombres se mueven en pequeños solares, están en un corral, navegan en lagos. De 1500 hacia delante surgen continentes y mares océanos. Es como el paso del tercero al cuarto día, en el capítulo del Génesis” (4). Por su parte, Alejo Carpentier vuelve sobre esa nueva imagen de América donde se sobreimprimen la fisura temporal, la impronta genesiaca y el sentido de la imagen previa del mundo. La cultura de los pueblos que habitan en las tierras del mar Caribe (1978) y El arpa y la sombra, textos aparecidos en la última etapa de la vida del escritor cubano, significan este camino de regreso, modulando, como bien dice Gabriela Tineo en su ensayo sobre “variación cubana y las tierras del mar Caribe”, “desde el ensayo y la ficción, respectivamente, los alcances de un proyecto de escritura decididamente interesado en releer y reescribir —en clave proyectiva— los orígenes” (5). En la novela, el retorno a los umbrales hará de la figura de Colón, y de los escritos colombinos, los vectores de una doble travesía. Carpentier crea un Almirante movido por la codicia, el reverso de los que quieren, sin éxito, elevarlo a los altares: Pío IX y León XIII y sus exégetas Roselly de Morgues y Bloy. Es muy conocido el fragmento de El arpa y la sombra en que, antes de morir, al repasar la relación de su primer viaje, alude a las veces que aparece la palabra “oro”: “Es como si un maleficio, un hálito infernal, hubiese ensuciado ese manuscrito, que más parece describir una busca de la Tierra del Becerro de Oro que la busca de una Tierra Prometida para el rescate de millones de almas sumidas en las tinieblas nefandas de la idolatría”. Además, es bien sabido que la presencia de oro anuncia la cercanía del jardín del Edén. Por esta razón, aunque Colón se lamente de no haber encontrado las riquezas esperadas, se vanagloria del hallazgo del Paraíso: “¡Encontraré nada menos que el Paraíso Terrenal!”. Este Colón, que no halla la mina buscada y tratará de hacer fortuna con la venta de indios caníbales en España, como tributo a la “historia” mantendrá en el cuarto viaje la idea de utilizar el posible oro existente de lo que cree tierra firme en la reconquista de Jerusalén, aunque a renglón seguido Carpentier le haga dudar de la sinceridad de sus intenciones. El escritor cubano elige regresar a los comienzos, explorando esa escritura que le confiere “existencia histórica a América” (6), como bien lo dice Noé Jitrik. El título de la novela reenvía al epígrafe que la cifra en todo su espesor, La leyenda áurea, y jerarquiza la presencia de los dos términos que habrán de desplegarse sobre el orden composicional: “En el arpa, cuando resuena, hay tres cosas: el arte, la mano y la cuerda. / En el hombre: el cuerpo, el alma y la sombra”. Arpa y sombra se constituyen, pues, en los soportes connotadores de las dos perspectivas —mitificadora y demitificadora— desde las cuales, en un juego de alto contraste, se recupera a Cristóbal Colón y tienden por ello a ser reconocidos como los puntos de partida y de llegada que recorre la imagen. Es muy interesante de analizar el proceso de ficcionalización de la voz del Almirante, pronto a morir en Valladolid, a la espera del confesor, para revelar la trama oculta de una vida y de una experiencia de escritura que ni la versión hagiográfica ni la condenatoria lograron desentrañar. Sin embargo, en la intrincada red urdida por las “textualidades” de la novela, no todas se dejan oír con el mismo grado de intensidad. El Arcipreste, la picaresca, Quevedo, García Lorca, resuenan “con acabada contundencia” (7), como demuestra Gabriela Tineo en el ensayo ya citado. Y todas estas actualizan el interés del cubano por fijar el carácter dinámico de una tradición, cuyo eslabonamiento sostenido en la selección y reelaboración de los textos más significativos del pasado pulsa el deseo de legitimar su lugar de pertenencia. Desde esta perspectiva, podemos decir que Cristóbal Colón (como personaje de Carpentier) se convierte en lector del propio Cervantes, abrevando en su ámbito imaginario para reconocer en esta fuente inagotable el principio propulsor de su desenfrenada búsqueda de un “más allá geográfico”. Y Carpentier parece autorizarse legatario de ambos, se filtra en la voz del navegante y rinde tributo a la imaginación cervantina, apoderándose y transformando el impulso por “domesticar lo exótico” (8) (para utilizar la expresión de Said) que orienta la travesía escrituraria del Almirante. “La construcción imaginaria” (9), analizada por Beatriz Pastor en sus ensayos, que trae de la edad áurea de la literatura pagana la visión de un Paraíso perdido que había que “recobrar o encontrar” se permea de esa “dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron el nombre de dorados”, como considera Alejo Carpentier. En efecto, los pasajes destinados a recuperar esos momentos prodigiosos en los cuales el navegante confiesa haber asistido a la celebración del encuentro entre lo imaginado y lo real son numerosos en la novela El arpa y la sombra; pero se despojan de las connotaciones “bizantinas” deudoras del Persiles de Cervantes. Podemos pensar en la escena del espectáculo montado por Colón antes las cortes para mostrar al mundo sus descubrimientos. En inflexión expurgatoria, el almirante viejo y sin gloria confiesa: “...cuando me asomo al laberinto de mi pasado en esta hora última, me asombro ante mi natural vocación de farsante, de animador de antruejos, de armador de ilusiones. Fui un trujamán de retablo, al pasear de trono en trono mi Retablo de Maravillas”. Por su parte, el mar Caribe, como sitio paradisíaco, comienza a prefigurarse ante los ojos del lector de Carpentier; matices resplandecientes sugieren su cercanía, totalizando de inesperadas iluminaciones la percepción desde las naves del almirante: “Y de pronto, es el alba: un alba que se nos viene encima, tan rápida en ascenso de claridades que jamás vi semejante portento de luz en los muchos reinos conocidos por mí hasta ahora...”. La mirada colombina es la dimensión sobre la que recala la novela para revelar los mecanismos de construcción de esos pasajes y contribuir al trastrocamiento de la visión a veces llamada “maravillada” por la crítica literaria hispana. Una de las estrategias recurrentes en los documentos es la que reduce los indicios de lo diverso a un modelo de comprensión establecido. El Colón carpenteriano, distanciado del momento de la escritura, reflexiona sobre esa práctica, desenmascara el engaño: “Digo que la hierba es tan grande como la de Andalucía en abril y en mayo, aunque nada parece aquí, a nada andaluz” y los explica con ironía: “...me esmeré en describir las maravillas de las arboledas, que me recordaban (a buen entendedor) las delicias del mes de abril en Andalucía... (a buen entendedor, nuevamente)...”. Si el legado de Cervantes es el que, dijimos, lidera la construcción del mundo imaginado por el desfalleciente Colón de la novela de Carpentier y nutre de avatares las andanzas de su vida aventurera, un juego anacrónico alternativo se privilegia a la hora de ficcionalizar sus ansias frustradas de hacer nombrar lo diverso. En estos pasajes, es tanto el universo reflexivo del cubano como el que cobra cuerpo en la materialidad barroca de su escritura el que resuena en la voz del moribundo almirante, alternando ostensiblemente aquellas zonas de los documentos donde se imprimen las primeras imágenes de América. Así que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que El arpa y la sombra privilegia la reinvención textual de la geografía americana; hay aun reminiscencias bíblicas en la novela en cuanto a una cuestión central de la meditación de Alejo Carpentier, es decir la tarea onomástica del escritor-navegante: “¿Y no era yo un nuevo Adán escogido por su Criador, para poner nombre a las cosas?”. La contemplación y la escritura colombina inmovilizadas por asombro (“un poeta acaso, usando símiles y metáforas, hubiese ido más allá, logrando descubrir lo que no podía yo descubrir”) se rinden ante la majestuosidad del escenario de las tierras cubanas. La mirada colombina es una mirada que recorre, atraviesa y aproxima los objetos hasta hacerlos tangibles y hasta alcanzar su punto culminante en la captación totalizadora de la constelación insular: “Islas, islas, islas... De las grandes, de las ariscas y de las blandas; isla calva, isla hirsuta, isla de arena gris y líquenes muertos; islas de las gravas rodadas, subidas, bajadas. [...] isla donde canta el viento en la oquedad de enormes caracolas, islas en tan apretada constelación. [...] Islas, islas, islas”. Las islas son “resplandecientes” pero una se destaca: Cuba. He aquí su descripción en las palabras del almirante: “Era recia, alta, diversa, sólida, como tallada en profundidad, mas rica en verdes-verdes, más extensa, de palmeras más arriba, de arroyos más caudalosos, de altos más altos...”. La singularidad de esta isla se enlaza con el gesto del navegante moribundo que la inscribe como única verdad en el vasto territorio de sus mentiras: “Fui sincero cuando escribí que aquella tierra me pareció la más hermosa que ojos humanos hubiesen visto”. El encuentro del lugar prodigioso (el Paraíso Terrenal) redunda en expresiones que depositan, en la facultad de mirar, la excepcionalidad de la experiencia: “Lo vi. Vi lo que nadie ha visto”. Como “una variación (en el sentido musical del término) sobre un gran tema que sigue siendo por lo demás misteriosísimo tema” (10), definía el cubano El arpa y la sombra. El escritor también establece el enlace con la literatura cervantina: “Cervantes, con el Quijote, enfatizaba en Alcalá de Henares Alejo Carpentier al recibir el prestigioso Premio Cervantes en 1978, instala la dimensión imaginaria dentro del hombre, con todas sus implicancias terribles o magníficas, destructivas o poéticas, novedosas o inventivas, haciendo de ese nuevo yo un medio de indagación y conocimiento del hombre, de acuerdo con una visión de la realidad que pone en ella todo y más aun de lo que en ella se busca” (11). Pero no tan sólo en el sistema de creencias y expectativas alimentando el sueño del lector, la invención cervantina se revela como herencia: es también en las operaciones a través de las cuales la textualidad carpenteriana se inscribe en una perspectiva barroca para emplazar su interrogación al pasado. Gabriela Tineo llama al proceso “una perspectiva prismática que puede validar el magisterio de una visión descompresora” (12), abierta a la investigación permanente. Es decir, que podemos hablar de una manera de mirar, de asediar que, si en el viaje de regreso a los orígenes del “descubrimiento” opera propulsada por un movimiento relativizador de las fijezas: donde batallan la apariencia y la realidad, la verdad y el engaño, las versiones consagradas y las contra-versiones, un Colón instrumento de la Divina Providencia y otro Colón, condenado por el juicio de la Historia, en el viaje de retorno a las imágenes primigenias, fundantes de la representación de América, el movimiento, la “variación”, serán portadores y desencadenantes de otros sentidos. Allí, en este proceso complicado que no eclipsa la escritura primera sino que vuelve a ella para imprimirle una nueva dirección hacia el futuro, es exactamente donde lo barroco (el que se amasa en el universo teórico y filosófico carpenteriano) deviene renovado. Y en este punto se encuentran tan bien los caminos de la historia y de la verdad, transformándose en una maravillosa y única historia textual, de una verdad para siempre estética. Notas 1. Alejo CARPENTIER, Ensayos (Lo barroco y lo real maravilloso), Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1984, p. 109. 2. Rosa PELLICER, “Colón y la busca del paraíso en la novela histórica del siglo XX (de Carpentier a Roa Bastos)”, en América sin nombre: boletín de la Unidad de Investigación de la Universidad de Alicante, Nº 5-6/2004, p. 182. 3. Ibíd., p. 190. 4. Germán ARCINIEGAS, Biografía del Caribe, Editorial Porrúa, México, 1983, p. 11. 5. Gabriela TINEO, “Variación cubana. Las tierras del mar Caribe en ‘El arpa y la sombra’, de Alejo Carpentier”, en Istmo, revista del Centro de Letras Hispanoamericanas, Universidad Nacional de Mar del Plata, 2000, p. 4. 6. Noé JITRIK, Historia de una mirada. El signo de la cruz en los escritos de Colón, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1992, p. 7. Gabriela TINEO, obra citada, p. 7. 8. Edward SAID, Principios. Intención y método, Ediciones Libertarias, Madrid, 1990, p. 49. 9. Beatriz PASTOR, Discurso narrativo de la conquista de América, Casa de las Américas, La Habana, 1983, p. 74. 10. Alejo CARPENTIER, Ensayos (América ante la joven literatura), edición citada, p. 185. 11. Ídem, Ensayos (Cervantes en el alba de hoy), edición citada, p. 230. 12. Gabriela TINEO, obra citada, p. 9. Bibliografía • Alejo CARPENTIER, El arpa y la sombra, Alianza Editorial, 1998. —, Ensayos (Lo barroco y lo real maravilloso), Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1984. • Germán ARCINIEGAS, Biografía del Caribe, Editorial Porrúa, México, 1983. • Noé JITRIK, Historia de una mirada. El signo de la cruz en los escritos de Colón, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1992. • Beatriz PASTOR, Discurso narrativo de la conquista de América, Casa de las Américas, La Habana, 1983. • Rosa PELLICER, “Colón y la busca del paraíso en la novela histórica del siglo XX (de Carpentier a Roa Bastos)”, en América sin nombre: boletín de la Unidad de Investigación de la Universidad de Alicante, Nº 5-6/2004. • Edward SAID, Principios. Intención y método, Ediciones Libertarias, Madrid, 1990. • Gabriela TINEO, “Variación cubana. Las tierras del mar Caribe en ‘El arpa y la sombra’, de Alejo Carpentier”, en Istmo, revista del Centro de Letras Hispanoamericanas, Universidad Nacional de Mar del Plata, 2000. ** Rodica Grigore rodica_grigore@yahoo.com Filóloga y ensayista rumana (Sibiu, 1976). Licenciada (1999) y doctora (2004) en filología románica por la Universidad Lucian Blaga de Sibiu (http://www.ulbsibiu.ro/en). Ha publicado tres libros de crítica literaria y ensayo: Despre carti si alti demoni (De libros y otros demonios, 2002), Retorica mastilor în proza interbelica româneasca (Retórica de las máscaras en la narrativa rumana moderna, 2005) y Lecturi în labirint (Lecturas en laberinto, 2007). Además, ha traducido al rumano el libro de ensayos de Octavio Paz, Hijos del limo (2003), una selección de la obra poética del autor colombiano Manuel Cortes Castañeda, con el título general Oglinda celuilalt (El espejo del otro, 2006), el libro de narrativa breve del escritor norteamericano de origen rumano Andrei Codrescu, A Bar in Brooklyn (2006), y la antología de textos y las traducciones para el Festival Internacional de Teatro de Sibiu (2005, 2006 y 2007). Enseña literatura comparada en la Universidad de Sibiu. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Sujeto a derecho Jorge Castelli *** Cruce María Rondón *** Un hombre incómodo Leticia Rodríguez Melián *** Poemas Niels Hav *** Hospital Jorge Luis Cáceres *** Poemas Aryam Elizabeth Ladera Ramos *** El perro del patio vecino José Luis Mendoza Márquez *** Poemas Florentino Gutiérrez Gabela *** Doppelgänger Gaby Solano *** Poemas Oscar Miguel Gómez Benítez *** El ojo de la cerradura María García Trinidad *** Poemas Luz Marina Almarza === Sujeto a derecho Jorge Castelli ================================== A Cristina Bajo. —Lo primero que debe usted saber es que yo no sólo soy quien soy, sino que poseo, además, título de abogado. Mi primer consejo es, pues, que no haga tratos conmigo —dijo, casi displicente, el hombre del traje gris. Enseguida, sin embargo, agregó:—. De todas formas, si insiste en que quiere de regreso a su mujer, sólo tiene que firmar acá... acá, mire, al pie del contrato. El rubio leyó con atención las dos páginas y media. —Su trampa es muy obvia —soltó después—. Aquí no dice una sola palabra sobre el estado en que será devuelta mi mujer. El hombre del traje gris sonrió apenas. —Usted ha leído demasiado sobre mí. Mucho libro barato, mucha película, mucho folletito pagado por el Vaticano. Siente desconfianza, mi amigo. Y, por supuesto, eso es algo absolutamente lógico. Pero le garantizo a usted que la mayor parte de lo que se cuenta por ahí es falso —sostuvo—. No obstante —completó enseguida—, y para su entera tranquilidad y satisfacción, añadiremos una cláusula que deje todo en claro y sujeto a derecho. Tomó entonces el documento y agregó en el final un párrafo que, hasta allí, no había sido explícitamente asentado, tal como lo indican los rigores de toda normativa: la mujer sería devuelta en perfectas condiciones psicofísicas. —“Plena. Sin lesiones de ninguna especie. Como antes del accidente en la autopista”. Agregue eso, textualmente —impuso el rubio. El de gris obedeció. Sin un gesto, comenzó a escribir. —Plena... Sin lesiones... Ahá... Antes del accidente... Ahá... Autopista... Bien, bien. Perfecto. Luego repitió: —Mucha mala literatura inglesa, mi amigo. Mucho cine norteamericano clase B. Mucho panfletito parroquial... El atardecer dejaba filtrar los últimos rayos de sol sobre el piso de la habitación pobremente amueblada. Rojos y púrpuras se reunían y alargaban las sombras de un modo lúgubre. —Bueno, bueno... firme aquí. No nos queda otro trámite por realizar —indicó entonces el de gris, ahora con autoridad repentina—. Sí, sí, aquí, aquí... al lado de la cruz. Esa noche, el hombre rubio esperó, ansioso, en la puerta de su casa. La mujer apareció de pronto desde el norte, como antes, como siempre, como en los tiempos en que estaba viva. Se la veía hermosa, con los jeans gastados y el suéter color bordó y el caminar irremplazable. El hombre reprimió apenas el llanto, llegó lentamente hasta ella, pronunció su nombre, la abrazó durante un rato larguísimo. Después siguieron horas de imperioso amor, perpetuas horas de caricias y ardores y movimientos conocidos y aromas recuperados. Tenerte de nuevo aquí, diosmío... tenerte de nuevo aquí... Pero hasta en la humedad más profunda del amor, el amanecer cede paso a la mañana y la mañana, inevitablemente, cede paso al sueño. Al despertar, el rubio tanteó las sábanas y comprobó que ella ya no estaba. Desde el vano de la puerta, de pie, el hombre de gris observaba en silencio, las manos cruzándose atrás. —¿Pasó una buena noche, señor? —¿Dónde está ella? —preguntó el rubio casi sin esperanzas. —¿Ella? ¿Cómo “dónde está ella”? Ella ha regresado a su lugar, naturalmente. —¡Hemos firmado un contrato y usted debe cumplirlo! —estalló el hombre. Entonces el de traje gris, su mano izquierda en alto, exhibió el contrato. —Y he cumplido, caballero; he cumplido con creces; he cumplido de modo más que puntilloso —indicó—. Ella ha vuelto, como aquí se expresa muy claramente en el punto C, segundo párrafo. Y lo ha hecho con vida y en perfectas condiciones psicofísicas, tal lo pactado. Para serle franco, señor, no comprendo por qué razón asume usted ahora esta actitud tan poco edificante y hasta algo agresiva para conmigo. —Pero... —balbuceó apenas el otro, sin salir de la cama, ambas manos sobre la cara—, hemos estado juntos solamente unas cuantas horas, apenas una noche. Y ella se fue otra vez... —Bueno... Pero claro, mi amigo... Claro... No se han establecido tiempos en este contrato. En ningún lugar se han establecido tiempos. Lea nuevamente todo el escrito, si lo desea: podrá comprobar así que, como dije ayer, aquí todo ha quedado estrictamente sujeto a derecho. Ni una coma de más, ni una de menos. —Esto no es justo... Esto no es nada justo... —¿Justo? —preguntó el de traje gris, abriendo apenas los brazos—. ¿Justo, dice usted? El universo no es un sitio justo, mi amigo. Por otra parte, nosotros siempre hemos hablado de derecho; jamás hemos mencionado nada referido a la Justicia; yo siempre supuse que alguien con su inteligencia sabría observar la diferencia entre ambos. Y enseguida añadió: —En fin, señor... ¿Qué más decirle? Creo que está a la vista que he completado mi parte ajustándome cabalmente a la normativa jurídica impuesta en el presente documento. De manera que, de no mediar oposición alguna, procederé ahora a cobrar mis honorarios. De inmediato caminó tres pasos, llegó hasta la cama y tocó apenas la desconsolada mano del rubio. El rubio ladeó la cabeza y, sin un gemido, cerró sus ojos. Una suerte de bruma apenas perceptible quedó flotando por encima del cuerpo inmóvil. —Ahora venga conmigo —ordenó el del traje gris—. Debo mostrarle mi humilde morada. Luego, elevando la mirada al cielorraso de la habitación, señaló: —¿Pero por qué me miras de ese modo, Señor? No tienes un caso aquí; no lo tienes, de veras. No puedes acusarme de nada real, ni aquí ni en otros procesos similares: yo siempre —pero siempre— les advierto en primera instancia, y con brutal honestidad, que no deben hacer tratos conmigo, que soy abogado y que la tinta de las leyes se corre con extrema facilidad. Pero ellos no entienden, jamás entienden, jamás hacen esfuerzo alguno por entender, Señor, de qué trata en realidad todo este asunto. ** Jorge Castelli jcastelli@hotmail.com Escritor argentino (Buenos Aires, 1956). Es poeta, cuentista, novelista y dramaturgo. Coordina talleres literarios. Ha obtenido múltiples premios nacionales e internacionales, destacándose el Premio La Nación de Novela y el Premio de Narrativa “Ciudad de Alcalá”. Es autor de los libros de cuentos El lugar de Fanny y Aquella flor en el centro del caos, y de las novelas El delicado umbral de la tempestad y Las campanas de la revolución. En 2008 su obra teatral Whitelocke, un general inglés, fue estrenada en el Teatro Nacional Cervantes (http://www.teatrocervantes.gov.ar) de Buenos Aires, con gran recepción por parte de público y de crítica. A principios de 2011, Editorial Sudamericana (http://www.edsudamericana.com.ar) pondrá en vidrieras su nueva novela, El purpurado cuello. === Cruce María Rondón =============================================== no cruces la última línea que me despierto === descubrimiento de lo interno ceremonia de falanges dormidas, vuelo inalterable como el de una luciérnaga en el cristal de su noche el despojo de una rosa que atraviesa sangres y anchas soledades huye de mi sangre la salamandra se abre en el río mi abanico de pulso y animales fugaces digo mi nombre inalterable como la pupila dormida de una mujer que recuerda que la piel se le borra del cuerpo === Hay fiestas que me quitan las voces noches de pulso en las que me quedo sin aliento yo le canto a la pupila blanca me hundo en el beso categórico de nuestras nostalgias abierta por la noche me conoces en la cicatriz exacta en donde se besan los fantasmas anestesiados hay una distancia que nos protege del embelesamiento y de los azares de lo que por pasajero permanece todavía estoy en tu sexo no he cruzado === ¡Cuidado, es un agujero muy profundo! ¡Cuidado, te puedes quedar en él! Antonio Palacios ha venido a mí en el miedo sin tierra que hay detrás de mi voz ausencia huyendo de mi cuerpo para que no me vaya nostalgia invisible que me espera en la ventana de mi casa es esta arena oscura de la palabra mordaza o talismán que me arrastra por dentro === “Yo soy quien no está” “…Ya no hay casa en mí, ni tengo adentro…” Luis Alberto Crespo Dejé volar el gavilán de mis ojos las miradas del desierto del ir y volver en la memoria en donde habita la llama de este mundo el principio de tu mirada es la ausencia en donde no estoy del dolor del sueño no me he despertado tú quieres un retorno las piedras se han caído ya nuestras paredes no se sostienen ya no estoy ** María Rondón mariatt120@gmail.com Escritora venezolana (Miranda, 1992). Estudiante de educación, mención lengua y literatura, de la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica, http://www.unica.edu.ve). Participó, con su blog Corazón Letrado (http://corazonletrado.blogspot.com), en el Encuentro de Ciberliteratura y Escritores Inéditos organizado por la Escuela de Letras de la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve). Es miembro del grupo literario Pandora (http://grupoliterario-pandora.blogspot.com). === Un hombre incómodo Leticia Rodríguez Melián ====================== La puerta se cierra con un estallido. Escucho los pasos del guardia al alejarse por el pasillo, medio ahogados por la inercia de su propio eco. El módulo de presos peligrosos consta de un amplio corredor con habitaciones a ambos lados: la mayoría están vacías. El cuarto no debe sobrepasar los cuatro metros cuadrados. En él se aprietan una cama, un váter y un lavabo de metal sobre los que una avanzada herrumbre se extiende como sarna. El colchón es de una gomaespuma tan blanda y porosa que al sentarme los alambres del somier se me clavan. No sabría decir qué es más desagradable, si el constante pellizco de estos desalmados o la aspereza con la que el pijama carcelario acaricia mi piel, ya sensible por la esponja que tuve que utilizar en la ducha de la mañana. Antes de entrar a la celda me despojaron de todo: mi ropa, mi reloj, mi anillo de casado y mi dignidad quedaron bajo la celosa vigilancia de los guardias. Tuve que ducharme frente a ellos, que miraban con sorna los pellejos de mi cuerpo flácido y envejecido, una intimidad hasta ese momento reservada para la confianza del espejo y en ocasiones —cada vez más distanciadas— para la mirada tierna y comprensiva de mi esposa. Al primer contacto de aquella especie de erizo amarillo con el que pretendían que me lavase, traté de desecharlo para usar mis manos, pero al grito de “Frótate bien, no queremos piojos aquí”, tuve que masacrar mi piel con esa lija untada con algo espeso y blanco que llamaron jabón y olía a lejía. Tan sólo he podido conservar una fotografía de mi mujer. Con ella he sustituido el único adorno de la habitación: una de esas postales edulcoradas con la imagen de un amanecer sobre el mar, cuya sola contemplación me provocó una fatiga fría. De alguna forma, me hizo recordar todo lo sucedido. Lo vi por primera vez en una mañana de sábado, en la que, como siempre, había salido a pasear. Caminaba aproximadamente una hora, siempre a buen ritmo, el suficiente como para sentir cómo se oxigena la sangre y se activa la circulación. Pero aquel día mi estado de ánimo no era el habitual. Me sentía especialmente cansado, y el paseo se me antojaba más un duro castigo por mis concupiscentes hábitos alimentarios, que el agradable ejercicio de expansión que debía ser. La causa, sin duda, era la fuerte discusión que había mantenido el día antes en la oficina. Era una época difícil para la empresa en la que trabajaba, y el nuevo jefe, incorporado hacía apenas una semana, nos había reunido a todos para comunicarnos que era imprescindible recortar gastos y ajustar números. De él podíamos esperar apoyo y sobre todo claridad, nos adelantó, por eso nos ponía sobre aviso: sería necesario reducir personal. Algunos minutos más tarde, me reunió en su despacho para repetir su discurso uno a uno, pero, en esta ocasión, lo finalizó con una sentencia aun más transparente: jubilación anticipada. Al escuchar a aquella boca púber —dispuesta a sentenciar una carrera que había empezado mucho antes de que ella lanzara sus primeras palabras— sentí como si hubiesen descargado un tremendo golpe sobre mi esternón y lo hubiesen hundido con todo el peso de mis sesenta años. Aún al día siguiente un insistente fotograma del instante me seguía a todas partes. Pensaba en mi familia, en las comodidades de las que habíamos gozado desde que me nombraron director de la fábrica; pensaba en mí, en la difícil tarea que quedaba por delante; pero sobre todo pensaba en esas personas que, en alguna ocasión, habían acudido a mí en busca de una oportunidad —personas que como yo, habiendo pasado ya la cincuentena, se quedaban sin trabajo— y recordaba cómo las había desechado por su sangre vieja, que ahora se me hacía tan parecida a la mía... Ese sábado el calor era intenso; ya no era capaz de distinguir si el cosquilleo húmedo que resbalaba por mi nuca y descendía por mi columna se debía al bochorno o a la cólera que presionaba mi cabeza desde dentro pidiendo más espacio y maleabilidad para su expansión. Tuve que apoyarme en una banqueta. Durante una media hora estuve allí sentado bajo la sombra de un ciprés. Treinta largos minutos en los que traté de leer la prensa del día o distraerme con el pasear ligero y ausente de la muchedumbre. No lo conseguí y, bajo esa sombra espigada, alargué el tiempo desmenuzando cada palabra de su discurso, y presintiendo cada gota de la reluciente saliva que lubricaba su boca mientras la mía se secaba. Faltaba poco para el cierre cuando atravesé las puertas del banco. Lo cierto es que me hizo bien hablar con alguien; supongo que tratar con una persona totalmente ajena a los problemas que me ocupaban logró por fin distraerme. La directora es una chica joven y bonita, de esas que siempre consiguen subir algunos puntos el ánimo de un hombre, aun más si las palabras atentas y a ratos cariñosas —hacía mucho tiempo y dinero que nos conocíamos— son una reminiscencia lúdica de lo que años atrás era costumbre. Cuando terminó la reunión me sentí bastante más ligero, y desandaba ya el camino hasta casa, cuando algo llamó mi atención: justo en el mismo lugar donde me había sentado a descansar se hacinaba una enorme multitud. Me acerqué con curiosidad (quizá la misma que mató al gato), pero me era imposible ver a través del parapeto humano que se enroscaba en torno al banco. “Si es que hace un calor horrible”. “¿Estará muerto?”. “No, mujer, simplemente se ha desmayado. Es que a su edad estos golpes de calor son muy peligrosos”. “Y la ambulancia que no llega...”. “Yo lo conozco”, dijo una voz que me resultaba familiar. “Es un vecino del barrio...”. Creí identificar al quiosquero donde compro el periódico. Pensé que si él lo conocía, quizá yo también. “¡Ya traigo el agua!”, gritó alguien. “¡Déjenlo pasar!”. La muchedumbre se fue dispersando y desde mi posición se abrió un pequeño hueco por el que pude ver el cuerpo que yacía bajo el ciprés: se trataba de un hombre corpulento. Llevaba un traje de lino claro, muy parecido a los que yo solía usar durante el estío para luchar contra el calor. Intenté acercarme un poco más, lo suficiente como para verle la cara, pero el chico que había traído la botella de agua lo tapaba. Le estaban mojando la nuca y el rostro. “Por favor”, dijo el quiosquero, “apártense, así no puede respirar”. Por fin el chico se retiró a un lado. Lo que vi en ese momento me hizo sentir un frío metálico en la espalda. Primero fue el cuerpo, la complexión exacta, los brazos largos en exceso que colgaban a ambos lados del banco como los de una marioneta; luego el traje que, visto con detenimiento, era exacto al que yo llevaba puesto esa mañana; y, por último, el rostro: se trataba de un hombre de edad avanzada, con unas facciones que me resultaban muy familiares: la nariz excesivamente grande y aguileña que parecía querer besar los labios rectos a los que daba sombra, los mofletes algo engordados por años recientes de buena vida. Ese hombre tenía mi traje, tenía mi complexión y tenía mi cara. “¡Parece que empieza a recobrar el conocimiento!”. La masa curiosa volvió a espesarse cerrando mi ángulo de visión. Me dobló una punzada terrible en la boca del estómago, y las ganas de vomitar no tardaron en acudir; pero no podía. Tenía que salir de allí. No se trataba de un simple parecido, no es que aquel hombre tuviese una marcada familiaridad conmigo, ni siquiera era que hubiese podido pasar perfectamente por mi hermano gemelo; era más simple, ese hombre era yo. ¿Y si despierta..?, pensé. La sola posibilidad de que abriera los ojos y me viera, me bloqueaba. No por lo que podría pasar, no tenía ni la más remota idea de cuál sería su reacción, la mía o la de las personas que allí se encontraban. Fue ese punto de incertidumbre total, el vértigo de lo ignoto, lo que hizo que me diera la vuelta y comenzara a correr. Escuché la sirena de la ambulancia mientras me alejaba. En los días posteriores al incidente, me esforcé con obstinación en olvidar lo que había visto; una tarea, por lo demás, inútil: cuanto mayor era mi ahínco en restarle importancia a lo que seguramente había sido la indeseable proyección de un cerebro cansado y asfixiado por el calor, más insistente era su recuerdo y más tenebrosos los augurios. Si estaba en casa, junto a mi mujer, me asaltaba el pánico cada vez que llamaban a la puerta; en la oficina me corría un escalofrío agorero cada vez que anunciaban una reunión o la presentación de un nuevo miembro al equipo; y en la calle..., cuando estaba en la calle era aun peor: intuía que él iba a aparecer en cualquier instante tras una esquina; en un bar, difuso, entre el humo de un café o parapetado tras las hojas de un periódico. Durante una semana, viví con una inquietud que no me dejaba en paz, hasta que hace poco más de un mes mis miedos comenzaron a tener un motivo bien concreto y una cara muy familiar. La segunda vez que tropecé con él fue un día regresando a casa después del trabajo. Esa mañana había discutido duramente con mi jefe, al que no parecía agradar que yo estuviera alargando innecesariamente el proceso del traspaso. Era ese momento de la tarde en que la luz se agacha tras los edificios mal crecidos proyectando sus sombras sobre las calles; intersticio en el que las horas ya son oscuras, pero no lo suficiente como para encender las farolas. Caminaba hacia mi portal cuando un hombre salió de éste en mi dirección. A pesar de la escasa luz, tardé pocos segundos en percatarme de quién era, creo que lo reconocí por la forma en que se movía, por su andar oscilante, cansado —¿después de un largo día de trabajo? Inmediatamente sentí pánico. Sabía que no tenía otra opción más que pasar a su lado o echarme a correr, y esto último me parecía demasiado ridículo; incluso teniendo en cuenta que en este tipo de situaciones descabelladas no hay un protocolo establecido sobre lo que es o no correcto. Seguí caminando. Pensaba en qué le diría cuando estuviéramos a la misma altura. En una situación así, te planteas la información que puedes necesitar del otro, piensas en tus derechos como individuo plagiado, decides qué demandas lanzar contra tu sosias. En ningún momento te planteas la posibilidad de que ese doppelgänger tenga otra perspectiva, o mejor dicho, una perspectiva propia. Nos parece inadmisible que ése a quien vemos, ése que lleva puestos nuestra cara, nuestro cuerpo, incluso nuestra ropa, se sorprenda a la vez con la suerte de estafa que resulta de la falsa idea de haber tenido un modelo único y luego percatarte de que hay otro en el mercado. Esta idea me asaltó segundos antes de llegar a su altura, justo cuando sus ojos se posaron en los míos; por un instante sentí cierta culpabilidad y mi pensamiento saltó de la postura atacante e inquisidora a la defensiva. Lo que sucedió fue aun más desconcertante que todas mis expectativas: ese hombre me miró como quien tropieza con un conocido, con familiaridad vieja; mas no me saludó. Se limitó a esbozar una sonrisa mantenida en un plano horizontal, con las comisuras clavadas en las mejillas en un gesto avieso, sin duda, cargado de mala intención, peores augurios y, sobre todo, de mucha mala leche. Por un momento me detuve. No por voluntad propia, sino obedeciendo a la orden imperiosa de mis piernas que, tras tan escueta declaración de intenciones, no eran capaces de dar un paso. Mi sangre, escarchada, paralizaba mi cuerpo y mi mente, alienada, deshacía todo autogobierno. Quería voltearme, ver cómo se alejaba, asegurarme de que abandonaba la calle, de que no estaba tras mi espalda esperando el momento adecuado para sellar con el conveniente golpe la tortura que había iniciado desde hacía más de un mes, tan sólo para mí. ¡Qué estúpido había sido al dudar de una intuición que, acertadamente, me había hecho huir desde el primer momento! De pronto, una preocupación mayor acudió a sacarme de mi estatismo. Él acababa de salir de mi portal, un portal que bien podría ser tomado por el suyo, un portal que llevaba hasta mi casa, una casa que bien podía ser tomada por la suya, una casa donde probablemente estaría mi mujer. Recobré el aliento de golpe y mi cuerpo se movió con rapidez escaleras arriba: no había tiempo para esperar el ascensor. Mientras subía los escalones, se sucedían por mi cabeza imágenes semejantes a las que en ocasiones tenemos la desgracia de encontrar en la página de sucesos. Cuando leemos este tipo de noticias, acomodados en su sofá o en la silla de alguna acogedora cafetería; lo hacemos con el rechazo de un juez parcial que se pone en el lugar de la víctima; siempre con distancia, porque sucede que, rara vez, valoramos la posibilidad de que algo así suceda en nuestro entorno cercano: como si el Mal siempre pasara de largo o trabajara en otro distrito. Me detuve antes de entrar. No escuchaba ningún sonido tras la puerta, tan solo los tambores en mi cabeza, no conseguía pararlos. Era como si mi cerebro estuviese a punto de reventar. Al abrir la puerta, el largo corredor principal se extendió frente a mí. Las puertas de las habitaciones que había a ambos lados estaban cerradas. La única que permanecía abierta e iluminada era la de la cocina, justo al fondo. Me fui acercando lentamente, deslizándome casi sin respirar; no sé bien por qué, ya que lo más normal hubiese sido lanzarme al interior de la casa y buscar a mi mujer, sabiendo que Él ya estaba lejos de allí. Sin embargo, el miedo me impedía actuar con rapidez. ¿Y si me había equivocado al no comentar a mi esposa lo sucedido aquella primera vez en el banco? Quizá debí avisarle la posibilidad de esta visita. Le podría haber dado, aunque fuera, la ventaja de la duda ante dos posibles maridos. Por lo que había visto, la semejanza era tal que para mí entre el hombre que me miraba desganado cada mañana desde el espejo y ese otro que me lanzaba amenazas subliminales no había ninguna diferencia. Ante esta declaración, ¿qué tipo de opciones podía tener mi mujer?, ¿algún tipo de clave? Ridículo, pero podía haber funcionado. Por fin llegué a la entrada de la cocina y traspasé el umbral. A mi derecha, mirándome, con las manos ocupadas en trocear una cebolla, estaba ella. Me sonrió como cada día al regresar a casa, se limpió las manos en el delantal y esperó a que yo me acercara para recibir el beso acostumbrado sobre sus labios. —Te has adelantado... Lo lamento, pero tendrás que esperar un poco para cenar —dijo sonriente—. Esto todavía va a tardar. Se giró y cogió algo del fregadero. Extendió la mano que sujetaba una brillante lubina que debía pesar unos dos kilos. —No me pude resistir —dijo sosteniéndola por la cola—. Hace tanto que no comemos un buen pescado al horno, que cuando la vi en el mercado, sentí que decía mi nombre —se rió. Yo permanecía de pie, frente a ella. Las escenas que minutos antes habían saturado mi imaginación, esas terroríficas instantáneas, aún untaban mi mente. Incapaz de pensar, sentía alivio, pero a la vez, una enorme culpabilidad por lo que podía haber sucedido. —¿Estás bien? “No, no lo estoy”, quise contestar. “Hay un hombre exacto a mí. Me persigue y sé que quiere hacernos daño. No sé qué hacer. Ayúdame, ayúdame, ayúdame”, quise gritar. —¿Cariño?, ¿sucede algo? Se acercó a mí con el rostro preocupado. Puso su mano en mi frente, la acarició. El contacto frío de aquella piel sobre la mía me despabiló. —Sí —contesté—, estoy bien. Perdona, es que he subido por las escaleras y estoy algo fatigado. —¿Por las escaleras? ¿Cómo se te ocurre? Si son ocho pisos... Además, el médico ha dicho que no exageres, deberías tener cuidado. Siéntate, anda. Te serviré un vaso de agua. Obedecí y me acomodé junto a la mesa. Me tomé el agua de golpe sintiendo sus ojos, su escrutinio. —No sé por qué te afecta tanto. Este año cumplirás sesenta y uno, quizá no sea tan mala idea retirarte. Podríamos aprovechar para hacer tantas cosas... El pescado yacía indefenso sobre una tabla de madera mientras ella deslizaba con suavidad el cuchillo bajo sus agallas. “En primer lugar, no me retiro; me retiran. En segundo, no necesito hacer otras cosas (puede que ni siquiera sepa). En tercero, es posible que para ti sesenta y un años sean suficientes para dar concluida una carrera, pero yo me siento como al principio, aún me queda mucho por hacer. El trabajo es como una droga, pero qué vas a saber tú que no has trabajado en tu vida”. En cambio: —Puede que tengas razón. En cualquier caso, no estoy preocupado por eso. —¿Entonces? Supongo que ése había sido el momento adecuado para contárselo. En ese instante debí decirle que lo que me despertaba ansioso en las noches acalambrándome las piernas y me mantenía ausente en el día crispándome el gesto, no era el trabajo o su posible carencia, sino otro motivo muy distinto. Pero no lo hice. Aún hoy sigo sin entender por qué, pero aquel día, algún siniestro presentimiento, una suerte de aviso velado, hizo que callara y conservara ese secreto para mí, para los dos. Mi mujer me miraba atenta. Tenía una de sus manos apoyada, como una mordaza, sobre la cabeza del pescado, y con la otra le introducía una especie de aliño verde en la barriga presionando con los dedos. Me encogí tras la mesa y concentré la vista en el vaso que giraba entre mis dedos. —No es nada. Simplemente, no estoy preocupado. —Bueno, tú sabrás. Estás muy raro últimamente y no llevo casada contigo cuarenta años para que ahora vengas a engañarme con algo tan obvio. Cariño, a veces hay que saber hacerse a un lado y dejar que la vida siga, o la vida te termina llevando por delante. Aunque nos duela, no siempre somos nosotros los que terminamos todo lo que empezamos. Me quitó el vaso de las manos y me dio la espalda para acercarse al fregadero. —Tendrás una buena pensión y con nuestros ahorros viviremos bien... —¿Por qué has dicho eso? —¿El qué? —preguntó mientras dejaba caer un fino hilo de aceite sobre la lubina. —Lo de antes. Eso de que otro podría ocupar mi lugar. —Yo no he dicho eso... —dijo riéndose. Pero lo había dicho. —¿Ha venido alguien esta tarde a casa? Me miró sorprendida. —¿Pero qué te pasa? —Contéstame, por favor. —Claro que no ha venido nadie. Si hubiera recibido alguna visita, te lo habría dicho. Con el ceño fruncido levantó la bandeja de la mesa y la metió en el horno. La piel plata del pescado brillaba. Pronto empezaría a sudar. A partir de ese momento, comenzó una tortura aun mayor. Ese hombre había llegado hasta mi casa, había esperado mi aparición y provocado un encuentro. La intención era obvia: quería que yo supiera hasta dónde podría llegar sin que nada ni nadie fuese capaz de impedírselo. Él había estado en el umbral de mi casa, sin embargo, no había entrado. Se trataba de una advertencia, pero ¿por qué? ¿Qué era lo que quería de mí? Su presencia empezó a hacerse notar de las formas más inoportunas. Cada vez que llegaba a algún sitio, él salía; cuando me sentaba en un bar a tomar un café, él terminaba el suyo. De alguna forma me quitaba la voluntad de decisión, ya que la ventaja con la que él parecía contar era la de saber, incluso antes que yo, cuál iba a ser el siguiente de mis pasos y se adelantaba: era como si yo llegara tarde a todas partes. Y siempre aquella sonrisa de patíbulo. Nunca me acerqué a hablar con él, me mantenía a distancia: éramos como dos polos iguales que se repelían. Sin embargo, en varias ocasiones, al pasar a su lado, me pareció escuchar un golpeteo acompasado, profundo: era como si el latido de su corazón y el mío se ajustasen cuando estábamos demasiado cerca. Al principio, me preocupaba que alguien pudiera percatarse del parecido, del duplicado humano que paseaba últimamente por el barrio, pero nunca sorprendí una mirada curiosa ni escuché comentario alguno. Me gustaría poder decir que en el tiempo que duró todo aquello llegué a acostumbrarme a los encuentros, pero mentiría. Él era como la sombra de un buitre que te sobrevuela y, a medida que te agota, se convierte en lo único que ves, en una alfombra que camina contigo. Fueron semanas de la locura más atroz. Mis nervios estaban descontrolados, perdí por completo el sueño y durante el día quedé reducido a un triste autómata que se dedicaba a recorrer los escenarios de rutina procurando no salirse del guión acostumbrado y memorizado desde antaño. Mientras tanto, mi cabeza era asaltada día tras día por la desconfianza, el miedo y una reiteración de imágenes brutales que no escatimaban en el uso de medios feroces, dolorosos y sanguinarios, con tal de librarme de la tortura. Era lo único que lograba calmarme: pasaba las horas fantaseando sobre las diferentes formas en que podría apartar aquel ente siniestro de mi vida. Debí bajar unos diez kilos que se escurrieron no solo de mi cuerpo sino también de mi rostro; estaba tan demacrado y ojeroso que parecía que en cualquier momento mi piel se podía quebrar para dejar salir a la estructura ósea que palpitaba debajo. Mi mujer estaba muy preocupada, y cada tarde, en cuanto llegaba a casa, descargaba sobre mí todo tipo de interrogatorios tratando de averiguar el motivo de un cambio tan drástico. Ante la futilidad de su inquisición, se deshacía en súplicas y lágrimas luchando por convencerme de la necesaria visita al especialista. Así decía: “Deberíamos ir a un especialista”. Creo que me habría dolido menos si hubiese dicho psiquiatra directamente, o mejor aun, loquero. Me daba tanta pena verla así, que muchas veces la secundé y le dejé pedir cita en alguna renombrada clínica para luego no presentarme. Por lo menos, así pasaba algunos días más tranquila con la perspectiva de un diagnóstico milagroso. En el trabajo la situación se había vuelto insostenible: pasaba del trance de absoluta impasibilidad, a la agresividad más furibunda, siempre dirigida hacia mi nuevo jefe que, finalmente, decidió despedirme antes de la fecha acordada, argumentando que mi comportamiento se había vuelto poco razonable y perjudicial para el desarrollo de mi trabajo y para la propia empresa. Así que mis últimos días en libertad los pasé en casa. En el momento en que llamaron a la puerta supe que algo importante estaba a punto de ocurrir. Los tres golpes secos, sin recurrir al timbre, como un aviso subrepticio, una clave que animaba a la huida. Mi mujer, en cambio, reaccionó con total normalidad y comenzó a incorporarse. —¡No te muevas! —grité—. ¡No abras! —Pero... — comenzó a decir mientras se apartaba de la mesa. Volvieron a llamar, esta vez con más contundencia. —Puede ser algo importante... —dudaba. —Por favor, cariño... Ella miraba la puerta asustada, contagiada por mi reacción. Se mantenía encorvada, a medias entre levantarse y sentarse, con la indecisión y el miedo pintados en el rostro. Se hizo el silencio y pasaron algunos segundos en los que el único sonido perceptible era el de nuestras respiraciones agitadas. Llegué a pensar que todo iba a quedar en un susto, pero no fue así. Con energía renovada aquellos nudillos volvieron a descargar su furia contra la madera acompañados por la exagerada solemnidad con la que se dan escasas presentaciones: “Policía. Abran la puerta”. Lívida, mi mujer me miraba. Sus ojos, suplicantes, buscaban los míos que pasaban de la puerta al suelo, confusos, tratando de entender lo que sucedía. Volvieron a tocar. —¿Qué está pasando? —me preguntó mientras con su mano sacudía mi brazo. Yo permanecí callado. Pensaba en las múltiples respuestas a esa pregunta. Sabía que venían a buscarme y sabía que estaría relacionado con ese maldito engendro. Precisamente, al otro lado de la puerta estaba la concreción de los miedos y presentimientos que me habían sitiado desde el primer encuentro. En cierta forma, sentí una especie de curiosidad. —Cariño, tengo que abrir —lo dijo con apaciguamiento y serenidad maternales. Quise avisarla. Acercar mis labios a su oído y susurrar: “Ha pasado algo horrible. Por favor, no creas nada de lo que digan. Te lo explicaré todo”. Pero no lo hice. Ya era demasiado tarde. Una explicación ahora no haría sino confirmar sus más temidas suposiciones. Me acarició el rostro con la nostalgia de quien atesora una caja vacía, y se dirigió a la puerta. Por supuesto, me detuvieron. Parece ser que el día anterior yo había entrado en el número diez de la calle X, había subido a la quinta planta y, tras llamar a la puerta C y ser amablemente invitado a pasar, había empuñado un cuchillo de carne que traía conmigo y atravesado con él, cinco veces, el cuerpo de mi anfitrión. Todo esto lo podían corroborar tres testigos: la mujer que me había abierto la puerta del portal, el hombre con el que subí en el ascensor y que vivía justo en el apartamento de enfrente, y la cámara del edificio, con la que los dos anteriores pudieron contrastar impresiones. Antonio González Iniesta, ése era el nombre de la víctima. Antonio González Iniesta. Me demoré algunos segundos, pero antes de abandonar la casa, con las muñecas abrazadas por el metálico lazo, una cara conocida se adosó a ese nombre. Un rostro joven y enrojecido por la avidez del poder que a muchos resulta tan difícil disimular. Ese rostro me provocaba, desde el momento en que lo conocí, remociones nauseabundas, lo que había quedado demostrado frente a todos mis compañeros en la oficina en variadas ocasiones. La serie de consecuencias que se iban intuyendo me dejaban en un estado de absoluta confusión, inhabilitado para un razonamiento lógico que, por lo demás, en una situación como la que me envolvía, pasaba por ser completamente inútil. ¿Cómo demostrar que la persona que había asestado cinco puñaladas en el cuerpo de mi jefe —a quien muchos creían causa de mi reciente preocupación—, que esa persona que había sido vista por varios testigos que podían asegurar que tenía mi rostro, mi complexión y hasta mi forma de moverse, no era yo, sino un doble? ¿Cómo iba a lograr que esa historia sonase plausible y no a excusa barata y delirio de enajenado mental? Hoy, tras varios días encerrado, veo a mi mujer. Viene acompañada de uno de los mejores especialistas. En esta ocasión se trata de un abogado. Tras una noche entera repasando un discurso medianamente creíble dentro de lo rocambolesco de la situación, me siento preparado para enfrentarme a ellos. Cuando el llanto de mi mujer queda reducido a un incontenible hipo, el abogado comienza a pronunciar palabras como locura transitoria, factor atenuante y reducción de la pena. —¿Realmente crees que yo lo maté? —le pregunto a mi mujer. Antes de que ella pueda contestar, el abogado interviene: —Tienen varios testigos. La casa de la víctima y el arma están llenas de sus huellas. “El muy hijo de puta hasta tiene mis mismas huellas...”. Me limito a repetir la pregunta. —¿Crees que soy capaz de matar a alguien? Miro el rostro demacrado de mi esposa. Sus ojos irritados a fuerza de llorar. Y veo cómo rehúyen de los míos, cómo pasan por encima, tras detenerse tan sólo un segundo en ellos. Sus manos sujetan mis antebrazos y los acarician de forma untuosa, como si trabajaran la masa de un pastel. Los mira con angustia, incluso diría que con un poco de asco. Bajo mi mirada y observo sus manos que se crispan sobre un par de barrotes pálidos, delgados: me sorprendo al identificarlos con parte de mis brazos. “¿Tanto he bajado de peso?”. Levanto la mirada y me fijo en un espejo al fondo de la sala. Veo la espalda de mi mujer que se estremece por los espasmos de un llanto violento. Su torso se inclina y su cabeza se apoya sobre las manos de un hombre, cuyo semblante alcanzo a ver por vez primera. Apenas me reconozco. Estoy tan delgado que no entiendo cómo no se me quiebra la espalda. Mi piel se estira sobre los pómulos tratando de mantener a raya unos huesos que están demasiado apretados ahí adentro, que se marcan bajo la piel con la ferocidad de un engendro que quiere ser parido. Mentiría si dijese que me sorprende encontrarme con esa mirada al otro lado del espejo, unos ojos hundidos que se pierden en las cuevas de sus cuencas, que se mueven frenéticos, como ratones. Siento mis manos húmedas bajo el rostro de mi mujer. Pienso que normalmente acariciaría con ellas su pelo o sus mejillas tratando de calmarla, pero no lo hago. —Sí —digo al abogado—, supongo que es la mejor opción. ** Leticia Rodríguez Melián lc_rdguez@hotmail.com Escritora española (Las Palmas de Gran Canaria, 1980). Reside en Múnich, Alemania. Es licenciada en psicología clínica e industrial por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es). Trabajó en el área de recursos humanos hasta 2010. Durante 2009 realizó un máster en escritura creativa en la escuela madrileña Hotel Kafka (http://hotelkafka.com). === Poemas Niels Hav ================================================= *** En defensa de los poetas ¿Qué hacer con los poetas? La vida los maltrata se ven tan lastimeros vestidos de negro con la piel azulosa de sus borrascas interiores. La poesía es una horrible enfermedad los infectados deambulan quejándose sus gritos contaminan la atmósfera como escapes de estaciones atómicas de la mente. Es algo tan sicótico. La poesía es un tirano desvela por las noches y deshace matrimonios arrastra a la gente en mitad del invierno a desoladas cabañas donde permanecen ateridos, con sus orejeras y gruesas bufandas. ¡Imagínense qué tortura! La poesía es una plaga peor que la gonorrea, una abominación terrible. Pero consideren a los poetas, no es fácil para ellos. Trátenlos con paciencia. Son histéricos como si estuvieran embarazados de gemelos crujen los dientes cuando duermen, comen tierra y hierba. Se pasan horas en medio del viento ululante atormentados por asombrosas metáforas. Todos los días son sagrados para ellos. Oh, por favor, apiádense de los poetas son sordos y ciegos ayúdenlos a cruzar las calles por donde van dando tumbos con su invisible impedimento: recordando toda suerte de cosas. De vez en cuando uno se detiene a escuchar una sirena distante. Sean considerados con ellos. Los poetas son como niños locos expulsados de su casa por toda la familia. Rueguen por ellos; han nacido tristes —sus madres lloraron por ellos acudieron a médicos y abogados, hasta tuvieron que darse por vencidas por temor a perder la cabeza. ¡Oh, lloren por los poetas! No tienen salvación. Infectados de poesía como leprosos secretos están presos en su mundo fantasioso. Un asqueroso barrio lleno de demonios y fantasmas vengativos Cuando un claro día de verano, de sol radiante, vean a un pobre poeta salir tambaleante de su edificio pálido, como un cadáver y desfigurado por las especulaciones ¡Acérquense a auxiliarlo! Amárrenle los cordones de los zapatos llévenlo hasta el parque y ayúdenlo a sentarse en un banco al sol. Cántenle un poquito cómprenle un helado y háganle un cuento para que no se sienta tan triste. ¡Está completamente arruinado por la poesía! (Traducido al español por Orlando Alomá). *** Epigrama Te puedes pasar la vida entera acompañado de palabras sin encontrar la justa Igual que un pobre pez envuelto en un diario húngaro: ¡primero, está muerto, segundo, no entiende húngaro! (Traducido al español por Ricardo Labarca). *** Las mujeres de Copenhague Me he vuelto a enamorar de cinco mujeres distintas durante un viaje en el autobús de la ruta 40 de Njalsgade a Osterbro. ¿Cómo va uno a controlar su vida en esa condiciones? Una de ellas llevaba un abrigo de piel; otra, botas rojas. Una leía el periódico; la otra, a Heidegger y las calles estaban inundadas de lluvia. En el bulevar Amager subió una princesa empapada, eufórica y furiosa, y me cautivó totalmente. Pero se bajó frente a la estación de policía y su lugar lo tomaron dos reinas con pañoletas fulgurantes que hablaban con voces estridentes en pakistaní durante el trayecto al Hospital Municipal mientras el autobús bullía de poesía. Eran hermanas e igualmente bellas, por lo que les entregué mi corazón a las dos y empecé a hacer planes de una nueva vida en una aldea cerca de Rawalpindi, donde los niños crecen en medio del olor a hibisco mientras sus madres cantan canciones desgarradoras cuando la tarde cae sobre las llanuras pakistaníes. ¡Pero ellas no me vieron! Y la que llevaba el abrigo de piel lloraba con disimulo, cubriéndose con el guante, cuando se bajó en Farimagsgade. La que leía a Heidegger cerró el libro de súbito y me miró fijamente con sonrisa burlona, como si acabase de vislumbrar a un Don Nadie en su mismísima insignificancia. Así se me partió el corazón por quinta vez cuando se levantó y se fue con las otras. ¡Qué brutal es la vida! Seguí otras dos paradas antes de darme por vencido. Siempre termina así: uno, de pie en la acera, fumando un cigarrillo, tenso y levemente desdichado. *** Mi pluma fantástica Prefiero escribir con una pluma usada encontrada en la calle o con una de publicidad, feliz de que promueva al electricista, la gasolinera o el banco. No sólo porque son gratuitas sino imagino que esos implementos de escribir fusionarán mi escritura con la industria el sudor de los obreros calificados, las oficinas y la mística de toda existencia. Una vez escribía minuciosos poemas con pluma de fuente poesía pura sobre la pura nada pero ahora me gusta que en el papel haya mierda, lágrimas y mocos. ¡La poesía no es para los apocados! Un poema debe ser tan honesto como las cotizaciones de la bolsa una mezcla de realidad y fanfarronería. ¿Qué queda aún que hiera nuestra sensibilidad? No mucho. Por eso no pierdo de vista el mercado de valores y los documentos importantes. La bolsa forma parte de la realidad como la poesía. Y por eso estoy tan contento con este bolígrafo de un banco que me encontré una negra noche frente a una tienda cerrada. Huele vagamente a meado de perro y escribe de maravilla. (Traducido al español por Orlando Alomá). *** Acerca de su ceguera 1 Me pregunto si es más barato escribir con tinta, pues en Buenos Aires Borges dictaba sus cuentos laberínticos. El Homero argentino consideraba las palabras símbolos, que compartimos con los demás. “Creo que la estética abstracta es una ilusión vana”, escribió en un prefacio, en el que renunció a la originalidad. Casi sin jactancia. Después de ciego tuvo contacto visual con John Milton en El paraíso perdido. 2 El amor es ciego. ¡Pero pasaron cuarenta años! Cuarenta años con estudios, imitaciones o ataques de ira, al escapar el tigre de sus sueños. A veces visitaba al oculista, siempre con desilusión: estudió a Joyce, que quizás amó a Nora, pero totalmente ciego nunca fue. Sólo después de perder la razón y llamarse Don Quijote, Alonso Quijano dejó la biblioteca paterna; y cuarenta años después de encontrar el amor en Ginebra, Borges quedó ciego — ¡tan ciego como Beethoven sordo! 3 Trabajaba en la oscuridad y pulía mentalmente sus frases, hasta que centelleaban de pura metafísica. “Si uno es poeta, lo es siempre y se ve todo invadido de poesía”. Borges se alimentaba de su desgracia y reemplazaba el mundo visible con sagas y versos en inglés antiguo. Su ceguera se volvió un don: sólo en aquel momento se puso al nivel de Homero, y sólo entonces pudo ver en la profundidad del oscuro y vasto mundo en ese instante vertiginoso de la eternidad. (Traducido al español por Gloria Galindo). ** Niels Hav nielshav@hotmail.com Escritor danés. Está dedicado a tiempo completo a escribir poesía y narrativa en Copenhague, donde reside. Ha viajado por Europa, Asia, América del Norte y del Sur. Es autor de tres libros de cuentos y cinco de poesía, el más reciente de los cuales se titula Grundstof (Gyldendal, 2004). Textos suyos han sido publicados en numerosas revistas y antologías en inglés, árabe, español, italiano, turco, holandés y chino. Sendas colecciones de su poesía han sido publicadas en Canadá, God’s Blue Morris (Crane Editions, 1993) y We Are Here (Book Thug, Toronto, 2006), ambas traducidas por Patrick Friesen y Per K. Brask. Igualmente, se ha publicado una selección de su obra traducida al serbio, U Odbranu Pesnika (RAD, Belgrado, 2008). Ha recibido diversos premios otorgados por el Consejo Danés de las Artes (http://www.kunst.dk). === Hospital Jorge Luis Cáceres ====================================== Francisco pidió un café solo, cargado y sin azúcar. La cafetería, a esa hora de la madrugada, se asemejaba a una calle solitaria, perdida en medio de la nada con efectos sonoros y ruidos desgarradores. Era una cafetería en el interior de un hospital, no cabía duda de eso. Juntó sus manos hasta convertirlas, de manera espontánea, en una oración; mucho tiempo había transcurrido desde la última vez que rezó solicitando un favor a Dios, tanto que había olvidado cómo hacerlo. Era cierto, el hombre sólo recurre al Señor cuando sabe que todo está perdido. Durante un breve rato trató de articular una plegaria o algo parecido; lo intentó con insistencia, sentía la necesidad de hacerlo por su esposa, quien en ese momento se encontraba agonizando en una cama de ese hospital. Desde su trinchera, el dependiente de la cafetería observaba el sufrimiento de Francisco, quien para entonces tenía el rostro partido en dos mitades oscuras, dos mitades marcadas por la agonía de saber que en cualquier momento llegaría la noticia que tanto temía, aquella noticia que trae bajo su abrigo el mensajero de la muerte. ¿A cuántos hombres había servido café sin azúcar?, pensó el dependiente mientras reflexionaba que en esos casos lo mejor era no tratar de endulzar la sensación que el cuerpo siente cuando un familiar o amigo se encuentra a punto de partir hacia el otro lado. El dependiente decidió abandonar su trinchera tras la caja registradora, no era su costumbre entrometerse en la vida de los clientes, nunca lo había hecho, pero al ver la cara de sufrimiento de Francisco, sintió la necesidad de brindarle un poco de consuelo. —Puedo ayudar en algo —dijo el dependiente mientras deslizaba por la barra una nueva taza de café en dirección de Francisco. —No lo sé. No lo creo —respondió éste. Asfixiado, incómodo. —Llevo mucho tiempo trabajando en este sitio —replicó el dependiente—. Estoy seguro de que le puedo ayudar, siempre y cuando usted quiera contarme lo que le sucede. —(...) —¿Familiar o amigo? ¿Por quién está sufriendo de esa manera? Vamos. Desahóguese. —(...) Se trata de mi esposa. Hoy por la tarde me llamó por teléfono, quería darme una sorpresa, su voz sonaba tan animada. Dijo que me apresurara en llegar a la casa. En cuanto llegué, llamé al timbre. Justo ese día había olvidado las llaves. Yo nunca olvido las llaves, pero ese día lo hice. Cuando por fin pude entrar, vi a mi mujer tirada en el piso de la sala, junto a ella estaba el teléfono descolgado. No había sangre en su cuerpo ni golpes, nada. Era como si se hubiera desvanecido, como si hubiera decidido dormir, así, sin más. Ahora la sorpresa es que se está muriendo. Francisco resopló y dejó de hablar, su rostro aún seguía siendo una masa oscura. —¿Cuánto la quiere? —preguntó el dependiente. —Ella es mi vida, es mi razón de existir —respondió Francisco hundiendo su cabeza en medio de sus brazos. El dependiente tomó la taza de café que aún se encontraba llena y se dirigió hacia el interior de la cocina, atravesó una puerta de vaivén y, tras unos breves minutos, volvió a salir con una nueva taza de café humeante y sin azúcar. —Este no es mi estilo, yo nunca ayudo a nadie, pero con usted haré una excepción —señaló el dependiente tras ubicar la nueva taza de café en la barra—. Le contaré una historia —continuó—, si la cree o no, será asunto suyo. Deberá prometer que escuchará con atención y que lo hará con paciencia. Es muy importante tener paciencia. Francisco permaneció sentado en la misma posición, con la cabeza en medio de los brazos como tratando de esconderse de aquel testarudo dependiente. Intuía que no se libraría de él a menos que aceptara su ayuda, así que prometió a regañadientes escuchar con paciencia y atención su relato. —Vamos a ver. Mi abuelo fue el primero en trabajar en este hospital, prácticamente con él se inauguró este sitio. En aquel tiempo, sólo existían pequeñas salas, cuartos más bien, destinados a urgencias y a consultas en general, la especialidad vendría con el paso de los años. Mi abuelo trabajó en esta misma cafetería, aunque en ese entonces no era tan bonita como lo es ahora. El hijo de mi abuelo, es decir mi padre, creció jugando por los pasillos de este hospital. Para aquel entonces, el hospital ya había despegado, una inyección monetaria proveniente de inversores extranjeros fue la clave del crecimiento. Se construyeron los edificios donde ahora funcionan: las consultas de especialidad, los laboratorios, la zona administrativa, el área de terapia intensiva, etc., etc., y una sala dedicada exclusivamente al cuidado de niños con enfermedades terminales. Esa zona, en la actualidad, se encuentra cerrada. Cuando mi padre creció, tomó la batuta de mi abuelo y lo reemplazó tras la caja registradora de la cafetería; era la segunda generación dentro de mi familia que trabaja en este hospital. Luego, mi padre se enamoraría de una muchacha de la limpieza, con la cual terminaría casándose y teniéndome a mí. Yo también crecí jugando por los pasillos de este hospital, hasta que me tocó el turno de reemplazar a mi padre y así convertirme en la tercera generación de mi familia en trabajar en la cafetería. Cuando el dependiente se detuvo para recuperar el aliento, Francisco lo interrumpió diciendo tajantemente: —Ya escuché suficiente. Su historia es conmovedora y le agradezco, pero ahora quisiera estar solo si me lo permite. —Prometió escuchar con atención y tener paciencia —replicó el dependiente—. ¿Por dónde iba? —continuó—. ¡Ah ya lo recuerdo! Decía que conmigo era la tercera generación de mi familia que trabajaba en este hospital. Durante las vacaciones de la escuela, yo me veía obligado a permanecer casi todas las mañanas encerrado dentro de este edificio y, para pasar el tiempo, visitaba a los únicos niños que vivían en el piso destinado a los enfermos terminales. Recuerda que mencioné que esta zona en la actualidad se encuentra cerrada, restringida mejor dicho. En ese lugar conocí a muchos chicos que más tarde se convertirían en amigos muy queridos. Eran tantos, pero estaban tan enfermos, tan tristes. Recuerdo que una tarde de aquellas, entré llorando a la cafetería, tendría once o doce años, no más. No quería que mi padre me viera en ese estado, así que me escondí detrás del congelador, pero tales eran mis lamentos que mi padre al final terminó por descubrirme. ¿Qué haces ahí metido?, me preguntó. Se trata de uno de los niños del área de enfermos terminales, respondí, está muerto y no pude despedirme de él. Mi padre, al verme tan desvalido, me apretó contra su pecho para darme un poco de calor, luego me pidió que me siente frente a él. Me contó una historia de su niñez, me dijo que él también tuvo muchos amigos dentro del hospital, pero que lamentablemente murieron a causa de sus graves enfermedades. Me dijo que uno de los niños del área de enfermos terminales le enseñó a soportar el dolor causado por la pérdida de un ser querido. ¿Y cómo se hace para soportar ese dolor?, le pregunté. Él me contestó que aquel niño sabía desde un principio que moriría joven, pero que él no tenía miedo, al contrarío, estaba agradecido por la vida que le tocó vivir. Mi padre me confesó que ese niño se convirtió en un ángel y que por esa razón no sentía temor por la muerte. Después de escuchar la historia de mi padre, me sentí más tranquilo. Visité con regularidad el área de enfermos terminales hasta que la cerraron por falta de dinero y se convirtió en zona restringida. Eso fue hace unos cinco años aproximadamente. Un día, luego de cerrar la cafetería, tuve un impulso y decidí adentrarme en la zona restringida, quería por última vez visitar aquel sitio y rememorar mi infancia. Y en ese momento los vi, ahí estaban todos, mi padre tenía razón, todos los niños que habían muerto en aquel lugar se había transformados en hermosos ángeles. Danzaron a mí alrededor y eran preciosos y brillantes. Sus alas eran blancas y negras, resplandecientes y fugaces. Me contaron historias, algunas acerca de ellos y sus poderes. Tenían cabello, yo los recordaba calvos, débiles y tristes. Ahora, son felices, sonrientes y rosados. El dependiente suspiró al terminar su relato. Francisco permaneció impasible. Escuchó toda la historia, pero no creyó ni una sola palabra. —Ya escuché suficiente —dijo—, ahora tengo que irme, mi esposa me necesita. —Espere —intervino el dependiente, sosteniendo a Francisco por uno de sus brazos—. Aún falta algo por contar y esto sí le puede interesar. Una de las historias que me contaron los ángeles —prosiguió el dependiente— trata sobre el poder curativo que poseen las plumas de sus alas. Es importante tener paciencia con ellos. La paciencia es la clave de todo. Una pluma de sus alas es capaz de curar cualquier enfermedad. Si le he contado esta historia es porque creo que ellos le pueden ayudar a salvar a su mujer. Francisco enmudeció al escuchar las palabras que estaba diciendo aquel sujeto. ¿Existía acaso una receta celestial capaz de curarlo todo? Patrañas, mentiras, pensó; aquel sujeto no era más que un loco de atar, así que abandonó la cafetería sin despedirse y sin mirar atrás. El área de cuidados intensivos, donde estaba ingresada su esposa, se encontraba de camino a la zona restringida. Francisco no creía en la disparatada historia que acababa de escuchar de labios del dependiente de la cafetería, pero en su desesperación, terminó por ingresar al lugar donde, supuestamente, se encontraba la solución a su problema. Retiró las cadenas que envolvían unas puertas metálicas y de un empujón las abrió. Acto seguido, sus ojos se maravillaron al ver cientos y cientos de niños alados jugueteando en el aire, revoloteaban sus magníficas alas blancas y negras tal cual lo había narrado el dependiente en su historia. Un ángel se percató de su presencia y fue a su encuentro. —Has venido a jugar con nosotros —le preguntó. —No, yo vengo... —Entonces vienes a bailar. Eso es, vienes a bailar. —No, por favor escúchame. Necesito de tu ayuda. —Primero una adivinanza —dijo el pequeño ángel rodeando a Francisco con sus alas—. Luego, continuaremos con un cuento y después jugaremos y bailaremos. ¿Qué te parece? —No, no tengo tiempo. Escúchame, por favor —Francisco empezó a impacientarse, el único pensamiento que cruzaba por su cabeza era el de su esposa envuelta en unas frías sabanas grises. Si no hacía algo y pronto, ella moriría—. Mi esposa está grave, se está muriendo, necesito de tu ayuda y que me entregues una pluma de tus alas, después, prometo regresar para jugar todos los juegos que quieras, escuchar todos los cuentos que me quieras contar y bailar hasta caer rendido en el suelo. Pero ahora necesito tu ayuda. —Está bien, te ayudaré —dijo el pequeño ángel—. Pero primero una adivinanza. Luego te entregaré la pluma. —Vale —respondió Francisco. —Aquí va, ¿estás preparado? —señaló el pequeño ángel esbozando una sonrisa—. ¿Qué hora es la que rezamos, duerme el sol tras los oteros y se entristecen los amos pero no los jornaleros? Francisco pensó la respuesta, pero por más que intentaba descifrar la adivinanza no encontraba salida al enredo de palabras propuesto por el pequeño ser alado. La imagen agonizante de su mujer recostada en un féretro era la única visión que su mente hilvanaba. Presa del pánico, tomó una contundente roca, que apenas si cabía en la palma de su mano y mató a golpes al pequeño ángel. De inmediato y al unísono, un coro de voces se oyó por todo el lugar, eran los demás ángeles clamando por la caída de uno de los suyos. Francisco huyó, no sin antes arrancar varias plumas del maltrecho y ensangrentado ser que acababa de matar con sus propias manos. Cuando llegó hasta la habitación donde se encontraba su esposa, depositó una blanca pluma sobre su cuerpo y observó cómo, de pronto, todo síntoma de enfermedad desaparecía dando paso a la vida. Los médicos no daban crédito a lo sucedido, algunos atribuyeron el suceso a un milagro. Pasados los meses, Francisco regresó al hospital; quería contarle lo sucedido al dependiente de la cafetería y también agradecerle por su ayuda, ya que sin su historia hubiese sido imposible salvar a su mujer. Conversaron durante horas, parecían dos viejos amigos platicando del pasado y sus penas, a viva voz y sin recelo. Al día siguiente de la visita de Francisco, el dependiente se encontraba muy contento por lo sucedido con aquella mujer. Su oportuna intervención había salvado una vida y una familia. Esa misma tarde, visitó la zona restringida, hacía meses que no iba para ese lugar. Al llegar, descubrió algo espantoso, cientos de pequeños cuerpos se hallaban esparcidos por el suelo, sus alas estaban rotas, su brillo había desaparecido y las ratas devoraban sus restos. Permaneció paralizado, inerte como una piedra, admirando aquel macabro cuadro, hasta que una imagen celestial lo despertó, era un ángel, el único sobreviviente de la masacre, sus ropas estaban teñidas de sangre y en una de sus manos sostenía una pesada piedra. Sosteniendo la mirada en dirección del dependiente, el ángel dijo: —He aprendido a matar. En ese momento, el dependiente comprendió su culpa y arrancó a llorar, había traído al hombre y con éste vino su maldad. Dejó atrás al pequeño ángel de la muerte rodeado por ratas, prometiendo nunca más regresar a ese maldito lugar. Y es que, para dar vida, es preciso quitar otra. ** Jorge Luis Cáceres jlccaceres_quit@hotmail.com Escritor ecuatoriano (Quito, 1982). Es graduado en leyes por la Universidad Internacional del Ecuador (http://www.uide.edu.ec) y tiene una maestría en criminología y ejecución penal por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB, http://www.uab.es), carreras que no ejerce. Ha escrito los libros de cuentos Desde las sombras (Ediciones El Conejo, Quito, 2007) y La flor del frío (Ediciones El Conejo, Quito, 2009). Como antologador preparó una muestra electrónica de narradores contemporáneos ecuatorianos para la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) bajo el título Lo que haremos cuando la ficción se agote (Punto en Línea, México, 2011). Ha sido incluido en la antología binacional contemporánea peruano-ecuatoriana de cuento El desafío de lo imaginario (Lima, 2011). Varios de sus textos han sido publicados en revistas y suplementos impresos y virtuales de México, Perú, Venezuela, Argentina y Chile, como Punto en Línea (Unam, http://www.puntoenlinea.unam.mx), El Otro Cielo (http://www.otrocielo.com), Los Poetas del 5 (http://www.lospoetasdelcinco.cl), entre otras. Ha colaborado como conductor del segmento cultural El Círculo Imperfecto de Radio La Luna (http://www.radiolaluna.com). Obtuvo la beca Maec-Aecid (2009-2010) otorgada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid, http://www.aecid.es). También estudió escritura creativa en el Laboratorio de Escritura (http://laboratoriodeescritura.com) de Barcelona, España. Mantiene una página personal en http://jorgeluiscaceresa.wordpress.com. === Poemas Aryam Elizabeth Ladera Ramos ============================== *** Yo era su esposa La vida sin dar señales de vergüenza me encuentra vulnerable al salir de la ducha me anuncia que tú te vas Por eso me entrego a súplicas que sin escatimo elevo en primer lugar hacia Dios luego, hacia tu madre que me dice “cálmate lo más que puedas” después hacia las paredes que soportaron mi ¡Por favor!, ¡Por favor! también con una plegaria incoherente me entregué a la compañía telefónica y paré entre lágrimas pronunciando palabras sagradas: Nam miojo rengue kio. Otra parte de mí resignada y clara sólo recorrió mentalmente algunos versos de Ajmátova. *** Cábala de los amantes Primero dime tus nombres muéstrate en todo lo que te distingue pecho de hierro ánfora de salvación déjame habitarte. *** Cautiverio Hay días en que no damos para más y se dan las condiciones necesarias para que vengan las bestias a arrancarnos toscamente la esperanza con el único propósito de comerle las entrañas y abandonarla desmembrada Las bestias nos dejan así vacíos, cautivos, profanos a veces, para toda la vida. *** Remembranzas Como la edad de los árboles o como la alta rampa de arena frente a la mar que devela el ímpetu del oleaje de los días ya pasados como el sexo de la tortuga veo por vez primera estas tramas en mis uñas me pregunto si me hablan en términos de días transcurridos si cada raya es un llanto si cada marca representa una alegría No sé si están relacionadas con mis años o con mi edad Son solamente voces de realidad en fuga. *** Caquexia Entre los dedos de mis pies corre este fluir granate el terreno que estoy pisando es el de todas nuestras lamentaciones el pan se puso duro en nuestra mesa mi huerta ha sido devastada por las plagas la leche tibia es el sitio de encuentro de las moscas Donde había miel y flores comenzaron a brotar estos cristales de sal negra. ** Aryam Elizabeth Ladera Ramos gynecaintrutina@gmail.com Escritora venezolana (Caracas, 1985). Es cocinera de profesión y estudia letras en la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Mantiene el blog personal Boca Botón de Flor (http://bocabotondeflor.blogspot.com). === El perro del patio vecino José Luis Mendoza Márquez ============== El frío de la madrugada es el peor, aun peor que el de la media noche. Es como dicen, todo empeora justo antes de mejorar, el grito del cisne mudo antes de morir, el punto más oscuro de la noche justo antes de amanecer; así es el frío, en la madrugada, cuando el sol ya amenaza con salir, empeora y perfora hasta los huesos. No sé si será otro invento de los humanos para aplacar su inteligencia y mantener siempre una esperanza, pero sí sé que debajo del árbol de mango se siente menos el frío; por eso, me despierto en las madrugadas y corro hacia él y me escondo entre sus hojas secas. Es un poco húmedo pero cualquier cosa es mejor que soportar ese frío en mis huesos. Una vez tuve la mala suerte de encontrar un nido de hormigas entre las hojas secas, duré rascándome la panza como una semana, pero esa noche me divertí acabando con cada una de esas pequeñas plagas. La noche en el patio de la casa transcurre muy lento, demasiado para mi gusto. En realidad adentro también transcurre lento. Cuando pequeño pasé las primeras noches adentro, pero en la oscuridad y la soledad el tiempo siempre pasa más lento, no importa dónde estés. Quizás si hubiera estado esas noches con mi mamá, o mis hermanos, si es que los tuve —nunca lo sabré—, nunca los vi. No he podido recordar si los tuve por más que en las frías noches he tenido tiempo de sobra para intentarlo. A veces, sólo me quedo entre las hojas pensando toda la noche. No logro cerrar los ojos y miro fijamente la puerta trasera de la casa hasta que se abre: entonces sé que ya amaneció. Si no hubiera sido por esos ladridos y aullidos que provienen del otro lado de ese alto muro, los del perro del patio del vecino, si no hubiera sido por él y los grillos que de manera continua me acompañan con su concierto nocturno, no hubiera podido diferenciar una noche de otra, a no ser aquellas en las que llueve de aquellas en las que no llueve. Nunca supe muy bien lo que decía —no todos los perros ladramos en el mismo idioma— pero con el pasar del tiempo y en medio de las tinieblas logré establecer una especie de código especulativo que desentrañaba algunos posibles mensajes de ese pobre que se encontraba solo, quizás con el mismo frío que yo, pero sin el consuelo de las hojas secas para soportarlo toda la noche. Su diaria conversación con la luna comenzaba cerca de la medianoche y terminaba antes del amanecer, en la madrugada, justo cuando el frío empeoraba más; quizás no soportaba el frío, o para mí el frío se hacía peor cuando dejaba de escuchar su voz. De vez en cuando alguien lo mandaba a callar, a lo que él respondía subiendo aun más su tono de voz. Nunca lo había visto, pero lo imaginaba parecido a mí, pequeño e indefenso. Intenté alguna vez ladrar con él a ver si me respondía, pero sus oídos fueron sordos a mis llamados; y por más que he tramado y cazado la oportunidad para burlar ese muro nunca llega. Ojalá pudiera conocerlo, ver si todo lo que imagino de él es cierto, y conversar con él, verificar todas mis especulaciones. Quizás él esté escondido entre las hojas secas de un árbol de mango soportando el frío de la madrugada, el peor de todos, y está imaginando también cómo será el perro del patio del vecino. ** José Luis Mendoza Márquez jluismendoza@gmail.com Escritor venezolano. Es abogado de profesión. === Poemas Florentino Gutiérrez Gabela =============================== *** Ego te absolvo poeta Tú, poeta, que inventas mundos esas míseras realidades que eres paciente en la añoranza y te rindes a la musa más inesperada de la creación qué te conmueve en qué quimera vives. Ego te absolvo, poeta. *** Anatomía Esto no es un cuerpo emergido como las pirámides aquí no hay tregua para este día sin historia o para esa ceniza que rueda no hay pretexto para otro acontecer que no sea la voladura de este caparazón artificioso. Si no detenemos la blancura de esta noche este hilo de sangre se nos va. *** Mudanza Yo venía de las guerras y los engaños desprendido de las lluvias y con el pulso a la sombra de los olmos he vuelto a los corredores a desandar ocasos y verificar mudanzas. Atrás quedaron todos los prodigios. Todo lo que habité, ambiciones, estados, lo más inmediato de los cuerpos, sé que no volverá nunca. *** Una vez la duda Dime si ahí los hombres no tienen balas ni fronteras ni muertos discordantes De este lado no hay nada. Sólo excusas. *** Costumbres El animal descansa lento esparce su garra y come entonces el sueño vuelve a empezar. El hombre teje a solas su herida labio de cal gira en la hoguera harto de incendiarse. *** Interrogante Dime ¿podré ser un hombre que se cruce de brazos, que se quede indefenso ante el mar profundo, ante el granizo y la tempestad y decir, venid elementos líquidos, metales, ramificaciones de todos los ríos, sembrad con mis manos crueles la tierra blanca y carnosa que nunca poseí? ¿podré decir al sol que baje a dorar mis plantas mientras yo en este lugar marchito mis pies? *** Utopía de propiedad privada Veo crecer la muerte y sus significados. ¿Es blancura esa carencia que de ti viene? Vivir, ese dolor se hace visible en mi costado. Vivir no es una utopía de propiedad privada pero sí una conjetura a veces insoportable. ** Florentino Gutiérrez Gabela fggabela@terra.es Escritor español (León, 1953). Es técnico de telecomunicaciones. Poemas suyos pueden leerse en revistas digitales como Destiempos (http://www.destiempos.com), Palabras Diversas (http://www.palabrasdiversas.com), Almiar/Margencero (http://www.margencero.com), Revista Literaria Remolinos (http://revistaremolinos.blogspot.com) y Gibralfaro (http://www.gibralfaro.uma.es). Ha publicado, además, los poemarios Liturgia del tiempo, Caballos del Paraíso, Últimas devociones, La vida y otros agravios, La ciudad de los lenguajes, Alba de otoño y Los paisajes oscuros, todos con el sello Visión Libros (http://bit.ly/1IlBVY). Pertenece a la Red Mundial de Escritores en Español, Remes (http://www.redescritoresespa.com). === Doppelgänger Gaby Solano ========================================= Era tan hermoso que no se le podía quitar la mirada de encima. Sus alas esparcían reflejos fosforescentes que a veces cegaban aun al sol. Se movía en trayectoria paralela a la suya e inclinaba la cabecita hacia él, no sólo mirándolo con su ojito azul claro, sino retándolo abiertamente. ¿Sería admiración lo que veía en aquel ojito también? No era como las hembras, que tienen colores tan opacos y escapan a la menor alusión de jugueteo como si... como si tal vez él no fuera tan bello como este otro juguetón desconocido, que lo imitaba con movimientos tan etéreos que no podía dejar de mirarlo, piquiabierto de admiración. El extranjero no emitía ningún olor discernible, ni sus elegantes aleteos batían el aire a sus lados, mas no podía caber la menor duda de su existencia. ¿Sería de mentira, cómo decían las palomas que era el búho del techo del convento capuchino? Uno nunca debe confiar demasiado en las palomas, son demasiado grandes y confianzudas con la gente. Pero este camarada retozón parecía salido de una historia de palomas, demasiado perfecto y grácil para estar ahí, imitándolo y siguiéndolo de derecha a izquierda, voltereta, y de izquierda a derecha a continuación. Que tal ave existiera podía ser posible, claro, pero que mostrara este absorto interés en él, como si él fuera asombroso a su vez, no era plausible. ¿Se burlaría acaso? No parecía. Era más bien como si fuera vanidoso y se luciera ante su mirada asombrada. Y él no era nadie para ofenderse, porque hasta ahora cada vez que había tratado de cortejar a una hembra, mostrándole sus propias galas refulgentes, la dama en cuestión se había dado vuelta altanera, o algún macho experimentado lo había picoteado y puesto en fuga. Su naturaleza no le había enseñado a hacer algo diferente de lo que había hecho en tales situaciones, y sin embargo, si él pudiera verse y moverse como este jactancioso extranjero, no podía imaginar que las hembras le despreciaran o los machos se atrevieran tan sólo a aletearle de mala manera. El mundo entonces había sido creado para aquellos como este forastero, que hacían que él se viera inferior. En sus ojitos azul claro vio brillar odio, o desprecio tal vez. Entonces sí se burlaba de él, sí lo imitaba para ridiculizar sus movimientos más terrenales que alados, más de árbol del parque Morazán que de suntuosa selva lluviosa. Lo creería cobarde, por no ser tan bello, y capaz de aguantar todo el escarnio que cualquiera quisiera verter sobre él. Mas él no era cobarde, y tanto como había meditado sobre sus poco airosas huidas ante rivales picoteantes, no estaba dispuesto a seguir bajando la cabeza y conformándose con la que debía ser su parte del caso la manzana de agua que estuviera en disputa, y que aplicaba para todo en la vida. Mas tampoco quería ser un matón, pues no para eso le habían criado a base de gusanitos sus padres; desviando gallardamente la mirada se alejó a toda velocidad, mas al hacerlo, apenas con el rabillo del ojo, pudo ver que, para añadir insulto a la injuria, el extranjero se alejaba en la dirección opuesta, más rápido de lo que él podría jamás haber volado. Era demasiado para perdonárselo. Dando una aerodinámica voltereta, regresó planeando picotear al ofensor en la cola, a ver si su belleza era todo cuanto estaba dispuesto a exhibir tan desvergonzadamente. Mas no era este el caso, porque, fiero y con las plumas erizas, el otro se le venía encima también. ¡Y esta vez no sería él quien se echara atrás! * Yo lo encontré en la cuneta, diminuto e intacto, a pesar de la caída de unos 30 metros después del choque. Parecía un pequeño tesoro indescriptible, algo tan precioso que aun quieto y callado no se atrevería uno a tocarlo. Y lo observé un minuto, tal vez, antes de que un taxi me hiciera saltar a la acera y dejarlo atrás. Ese día las lluvias lo barrerían a la alcantarilla del hotel, y sus alas jamás cegarían otra vez al sol. ** Gaby Solano gabycrow@yahoo.com Ingeniera electrónica costarricense (San José, 1974). En 2003 su cuento "1948" ganó el concurso "Cuentos de Guerra" de la página ElEscriba.com y su poema "Today" fue seleccionado para publicación en la página PoeticVoices.com. En enero del 2004 su cuento "Carlos Guevara" fue finalista en el concurso sobre escritores de ElEscriba.com. === Poemas Oscar Miguel Gómez Benítez ================================ *** Algo importante suena como si una rosa ladrase espinas del tallo de otra, y me gusta el sonido, pero duele el sonido, ese sonido del que no se entera nadie, sólo yo. Pero qué importa, sobrevivo gracias a esos pétalos. *** Aquí Entre la rabia y el viejo bardo de la noche, que una vez más no sopla a mi favor. Dentro de este flagrante vacío perpetrado por la humanidad. Vacío masticado y vomitado por una vida abotagada y cansada. Arden las casas del pueblo a la vez que las farolas mueren ahogadas en su propia luz. Hoy no se ha tirado nadie por el balcón, aun así, moriré una vez más... por todos vosotros... sí. *** Busco De lo más selecto de lo más vulgar me empapo como si fuera perfume caro. Con las frías noches del invierno de los inadaptados y las tapas viejas de viejos libros encuaderno mis células. Con prólogos y colofones de miseria me cuelo por vuestras mohosas tuberías como una rata hambrienta recorriendo el alcantarillado de un viejo monasterio y busco, y busco, y busco, pero por más que araño las sucias paredes no hallo humanidad, y se van congelando mis venas al igual que congeladas están las vuestras y sigo buscando y no encuentro nada. intento encontrar una salida, y cuando finalmente logro salir, tengo tanta porquería encima que necesito darme una buena ducha y olvidar, y olvidar, y olvidar. *** Carne Hay una sombra entre la espada y la pared. Podría ser la tuya, no llores. Hay una sombra entre la espada y la pared, si es la mía, lleva ahí mucho tiempo, déjala. Masco el vacío de la sombra, hago mella en la espada, miro a la pared... y duermo plácidamente. *** Caronte Me escapé de la sala de espera del purgatorio hace unos años, me buscan vivo o muerto por llevar a cuestas mis pecados, pero no me cogerán con vida. Cuando llegue mi hora sobornaré a Caronte con dos óbolos de hojalata, me subiré riendo en su vieja barca y haré mi último viaje, y ese engaño, con un poco de suerte, ese engaño será mi último pecado. *** Espero Apenas necesito verte porque sé que te tengo, y apenas sabes quién soy, porque sólo el dolor lo sabe. Luz de trigo y pies de arcilla, corta primavera de flores en llamas, apenas me ves, pero me oyes. Oyes mi angustia en calma, mi piel hirviendo, mi noche sangrante derramándose. Y apenas sabes quién soy, porque sólo el dolor lo sabe. Y te espero como la tierra a la lluvia, espero a que empapes mi locura porque sólo tú sabes curarme, porque sabes, como yo, que el dolor forma parte de mí. *** Lucha Aquí estoy de nuevo, colgando de las ojeras de otra arrogante puesta de sol, meciéndome en una telaraña de niebla de tabaco, y por supuesto, reclamando a los Dioses lo que me pertenece. Por fin la tinta comienza a supurar, el ocaso ya es mío, la noche comienza a serlo. El verdugo de la depresión fracasa por momentos. Mi mente se mueve deprisa, más que yo, pero pronto vuelve a seguir mi ritmo aun así frenético, Entonces actúo y suelto un chorro de golpe, pero dándole a la vez formas claras. La noche una vez más vuelve a ser mía por completo. ** Oscar Miguel Gómez Benítez disimito@hotmail.com Escritor español (Gerona, 1975). Su obra permanece inédita. === El ojo de la cerradura María García Trinidad ===================== “Recuerdo cuando cerré los ojos y decidí no ver nada más. Desde aquel momento empecé a convertirme en lo que soy ahora. No fue culpa de nadie más que del miedo a perderlo, a abandonar lo que conocía, a indagar nuevos caminos, a estar sola. Había escuchado muchas veces que siempre se está mejor solo que mal acompañado. Pero cuando te ponen delante el pastel de la soledad, no apetece probarlo. Te quedas con el empache de lo que conoces porque, por lo menos, sabes lo que pasará luego, y eso te da calma. ”Cuando escuchaba en televisión los testimonios de mujeres que hablaban de sus vidas maritales, y contaban cómo habían dejado que sus esposos las molieran a palos sintiéndose ellas culpables de la situación, pensaba entre mí que esas mujeres no eran valientes, que soportar las palizas era un signo de poca fe en una misma y, desde luego, que jamás dejaría que algo así me sucediera a mí. Pero no te das cuenta. No aparecen los malos tratos anunciándose por la puerta, después de pulsar el timbre. Aún hoy no entiendo cómo ha podido hacer de mí y conmigo lo que ha hecho. Todavía hoy lo disculpo y, a veces, me descubro a mí misma echándome la culpa. Es como una vocecilla interior que me va hablando cansinamente, que me va repitiendo que me lo merezco por no ser más alta, más delgada, más guapa, más hacendosa, mejor cocinera, más como él quiere. Y cuando me doy cuenta es cuando siento el corazón latiendo muy fuerte, casi escapando de mi tórax, entonces mis manos tiemblan y mi razón me devuelve al momento presente. De pronto me acuerdo de que ya no debo exigirme tanto a mí misma, de que sólo tengo que ser yo, y no simular ser lo que él dice que sea, porque, afortunadamente, ya no está conmigo. ”Ahora entretengo su pavoroso recuerdo con actividades que me alejan del pasmo y de la sorpresa. Pero aún así me sobrevienen ocasiones en las debo dejar que fluya y se represente ante mis ojos un retazo de película de mi vida con él. Y me quedo muy quieta, en cualquier lugar donde esté en ese preciso instante, y contemplo cómo el pasado se sobrepone al presente y me veo, como en una película, actuando ante mis pupilas aterrorizadas”. Ella estaba embarazada, casi a punto de dar a luz, cuando él destrozó el plato, en el que le había servido la cena, contra la mesa. Ella acababa de preguntarle por su trabajo y por respuesta ajironó la porcelana de la vajilla. Luego empezó con los gritos y los insultos. Abandonó el comedor y se encerró en la habitación de matrimonio. Ella, presa de las lágrimas desesperadas, fue tras él y llamó con sus nudillos a la puerta. “Déjame entrar, ¿qué te ha pasado?”. Y sólo obtuvo un “vete a la mierda, déjame en paz, déjame”. Y su silencio que tanto dolía fluía enmarañado en las voces del televisor. Ella se refugió en la cocina y prendió un cigarrillo, pidiendo antes perdón a su tripa abultada, donde su bebé se estaba preparando para nacer. Desde allí oía el murmullo de la televisión y rezaba a su Virgen, porque es muy devota, para que su marido saliera, la abrazara y nada de aquello hubiera sucedido nunca. Bebía agua y apagaba en la fregadera el cigarro a medio consumir. Luego regresaba y se plantaba ante la puerta del dormitorio y volvía a llamar, esta vez más ligera y débil. “Ábreme, hablemos, qué te pasa, qué he hecho”. Y su respuesta seguía siendo aquel despreciable silencio que le daba a ella en la cara y se la dejaba alborotada de lágrimas. Cansada de una espera inclemente, se marchaba al sofá. Se tendía en él rodeando su barriga con las palmas de sus manos, pidiéndole a su niño no nacido que fuera fuerte, que su mamá lo adoraba, que no pasaba nada, que todo estaba bien. Y llorando, el sueño la libraba de la oscuridad de la noche y del frío de los abrazos no dados. “Pero cuando estábamos bien era muy amable conmigo. Una vez me compró una cazadora de piel de la que me encapriché. Todo el mundo me miraba en aquella tienda. Creo que nos costó muy cara y me la regaló. Yo me sentía muy feliz porque me quedaba muy bien y porque él me acarició la cara y me dijo que me lo merecía. Aquella tarde paseamos por el centro comercial cogidos de la mano. En la otra, llevaba yo mi chaqueta recién comprada. Parecíamos una pareja de enamorados. Y yo me sentía muy feliz y él bromeaba y me decía cariñosamente que siempre me salía con la mía. Entonces pronuncié la pregunta del millón: que si me quería. Se puso serio, me soltó la mano y cambió de expresión. Le dije entonces que el escaparate de la tienda por la que pasábamos estaba diseñado con mucho gusto. Para cambiar el tema. Porque veía que algo lo estaba disgustando”. Nunca le había dicho que la quería. Ella se lo imaginaba porque por eso estaban casados. El código del amor era un tema tabú para él. Ella había llegado a pensar de todo: que tenía a otra, que era homosexual... Hasta que se dio cuenta de que tal vez estaba gorda, de que no vestía bien y de que llevaba el cabello mal peinado. Entonces empezaba un plan de adelgazamiento que la dejaba en los huesos, porque ella nunca había estado gorda, ni siquiera rellenita. Vestía mejor, y se iba a la peluquería. Pero él no se daba cuenta de sus cambios. Y ella volvía a sentirse desgraciada, apocada, mala persona y a veces deseaba regresar a la niñez, o mejor aun, no haber nacido. Las noches en las que él le permitía dormir en el lecho de los dos solía ponerse un perfume muy caro, que compraba únicamente para él. Pero de nada servía porque siempre se lo encontraba durmiendo, con el mando del televisor asido a las manos, como si fuera lo más importante de su vida. Si apagaba la tele, él se despertaba y renegaba. Le gritaba que esa noche no iba a dormir si no era con la ayuda de una pastilla y que lo ponía nervioso. Entonces ella se levantaba y, a tientas, regresaba al sofá. Allí volvía a pensar en qué habría hecho mal. Por la mañana se cruzaban en la cocina y no se daban los buenos días. Él se marchaba a su trabajo dando un portazo de adiós y ella se acababa de arreglar para ir al suyo. Nadie en el empleo de ella sabía nada. Y si alguien le descubría su mal aspecto, solía contar que el niño no la había dejado dormir demasiado aquella noche. Todos sabían que era muy afortunada en su matrimonio. Siempre iba a todas partes con su marido. Nunca iba sola. Él estaba muy pendiente de ella en cada momento y la llamaba al móvil bastante. Eso era para los demás el signo del amor profundo que él le profesaba. Las paredes de su casa sabían la verdad, pero las paredes no tienen labios y no saben decir las palabras adecuadas a las gentes convenientes. La primera vez que la insultó estaba embarazada de tres meses. Su cuerpo empezaba a adquirir la curva en la que se engendran sosegadamente los no nacidos. Pero estaba guapa, muy guapa. Sin embargo, aquella tarde él quería llevarla a pasear por la montaña y ella se negó. Pensó que una caminata así no le convenía precisamente en aquel momento de su vida, que tenían que relajar las costumbres y ella, desde luego, descansar más. Cuando ella le propuso pasear tranquilamente por la arena, en la orilla del mar, él la llamó gorda. Le dijo que a ese paso se convertiría en una obesa incapaz de estimular sexualmente a nadie. Ella se quedó de cera y fue incapaz de contestarle porque le parecía que lo que estaba oyendo en ese instante era parte de una alucinación. Él se dirigió a la habitación de matrimonio, se tendió sobre el lecho, encendió el televisor con el mando a distancia y se echó una ventosidad. Ella, de pie en medio de la sala de estar, no supo reaccionar más que llorando. Tampoco entendió el porqué se quedó muda cuando las lágrimas acudieron a sus ojos en procesión, como un discurso de clemencia hacia una escena inaudita y sorprendentemente macabra. Aquella tarde él empezó a manejar la situación como quiso y ella se dejó hacer. Por impotente, por incrédula, porque nunca se imaginó que su marido sería como aquellos hombres de los que hablaban en los programas de tertulia algunas mujeres. Pensándolo bien, una vez tuvo un caso así en su consulta. Una mujer le habló de su relación matrimonial y acabó confesándole el dolor que le causaba su marido, las palizas que le daba y las estrategias que buscaba ella todo el tiempo para que sus hijos no vieran lo denigrante que era, para ella, ser esposa de aquel hombre. Ella, como psicóloga, recurrió a las páginas de un manual sobre los malos tratos y calmó a la mujer lo mejor que pudo, mientras llegaba una colega más experta en esos temas. Con la ayuda de la otra especialista trataron el caso, y la mujer consiguió desprenderse un poco del sambenito de la culpabilidad. Luego, al cabo de unos meses, aquella mujer recurrió a ella otra vez. Pero ahora fue para agradecerle la comunicación, el interés y la ayuda que le brindó. Ella la escuchaba sorprendida y feliz. Había vuelto a ayudar a alguien. Amaba esta profesión. Aquella mujer se separó de su marido y se encontró con ella misma. Nunca dejó de tener al menos una brizna de miedo, como le dijo. A ella ese testimonio le había impresionado. No era su especialidad. Ella trataba los problemas relacionados con los jóvenes: déficit de atención, drogas, trastornos alimentarios. Pero malos tratos... aquel fue su primer caso. Una vez, ella pensó en aquella mujer. Fue tras una pelea con su marido. Una voz interior le habló de ella y de la similitud de los casos. “Pero nunca me ha pegado. Él sería incapaz de ponerme la mano encima. Discutimos mucho, es cierto. Pero no es como el marido de aquella mujer. Yo tengo una carrera. Soy psicóloga. No tengo el perfil de mujer maltratada y él tiene una carrera y una cultura y una educación: habla idiomas. Seguramente esto es normal. Nos imaginamos que la vida tiene que ser como en las películas y no. El matrimonio tiene sus altos y sus bajos y ahora él está totalmente agobiado por su trabajo y se escapa de él como puede. Yo me pongo demasiado exigente y no lo comprendo. Debo hacer más por entenderlo. Por ayudarlo. Creo que tiene una depresión por el estrés del trabajo y no se da cuenta. Tengo que hacérselo ver. Iremos a consultar al doctor Flores que es muy convincente y que él escuchará y cuando se esté tratando todo cambiará y será como antes”. Cuando le habló de la posibilidad de que él tuviera una depresión y de que el doctor Flores podría ayudarlo, y así todo sería como antes, los insultos y los gritos aumentaron para hacerse parte del matrimonio, como para las parejas normales serían los besos. Él no estaba loco, decía, él estaba agobiado y harto de ella porque ella siempre estaba con lo mismo. Él necesitaba descansar de ella y por eso ella tenía que irse de casa e instalarse un tiempo en casa de sus padres y meditar sobre lo que estaba haciendo en su matrimonio. Él la acusaba de no quitarse la bata de psicóloga en casa. De analizarlo todo, de fiscalizar todos sus movimientos. Y ella, con dudas siempre, le pedía perdón y lloraba sin poder poner freno a esas lágrimas que querían provocar un regreso al amor de antes. Pero él ya se había convertido en una fiera y probado el sabor del reo en el hogar. Y le había gustado. Dominaba todo en aquella casa. Con una palabra era capaz de conseguir que ella se metiera en la cama y llorara horas y más horas, mientras el bebé de los dos dormía envuelto en el desprecio del padre hacia la madre y la protección de la madre hacia el hijo. Si alguien, por casualidad, llegaba a aquella casa sin avisar, ella se lavaba la cara, mecánicamente, y atendía al huésped con la mejor de sus sonrisas. La gente no preguntaba nada porque él salía a recibir a la gente, y le daba un azote de cariño en el trasero a ella. Saludaba al visitante y servía una copa de cava, o una cerveza o lo que se terciara, e iniciaba una conversación amena salpicada por las risas de los dos. Cuando el intruso se marchaba, la llave daba su vuelta en el bombín y él ordenaba que limpiara todo aquello y regresaba a su cuarto, el antiguo cuarto de matrimonio que ahora era sólo de él. Desde que tuvieron al niño, ella se vio durmiendo en otra habitación, con el bebé. Para atenderlo mejor, se decía al principio. “Porque yo tengo la baja por maternidad y él debe ir a trabajar”, se justificaba. Porque él la había echado de su lado como echaba todo cuanto le estorbaba en su vida. Pero eso ella no quería entenderlo porque era demasiado grave, demasiado irreal. Tal vez, por defecto profesional, no quería admitir su realidad y por eso no razonaba las circunstancias, dejaba que la atropellasen estoicamente. El dolor se fue convirtiendo en un aliciente más de su vida. Cuanto más la hacía padecer él, más dentro se sentía ella, más cerca del marido, más atada a su manera de querer e infinitamente culpable por provocar su ira y no saber qué botón tocar para calmarla y hacerle sonreír. Cuando su hijo cumplió los dos años ella se quedó embarazada de nuevo. Aquella noticia cayó en el matrimonio provocando el mismo efecto que le causó al Titanic el trozo de iceberg. Ella deseaba fervientemente aumentar la familia. Adoraba a su hijo y quería darle un hermano. Él decía que aún no era el momento, que no estaba seguro de su matrimonio, que no funcionaba en nada, que no quería aquel hijo que desde el vientre de ella oía los gritos de su padre. Ella era consciente de las dificultades de todo. Sabía que él no la estaba tratando como a ella le hubiera gustado, pero un hijo era un hijo. No estaba dispuesta a discutir. La vida le cerró la puerta. A los dos meses el ginecólogo le comunicó que el feto podía padecer el síndrome de Down. Él estaba de viaje por trabajo y ella le telefoneó inmediatamente llena de dolor. Su consejo fue que buscara ya, sin demora, un nuevo ginecólogo que le practicara una prueba invasiva que le hiciera a él salir de dudas. Los médicos aconsejaron que esperaran un mes para realizar un tipo de prueba menos agresiva. Pero él decidió que no podía estar un mes viendo a diario la barriga de su mujer e imaginando que dentro de ella se gestaba un niño subnormal. Ella no tuvo el valor de nada y se dejó llevar. A la semana de conocer la noticia le practicaban una improvisada prueba invasiva en la que un bisturí cortó un pedazo de vellosidades de Corion. Tardó tres días en empezar a sangrar. Luego, estuvo perdiendo al feto durante cinco largas semanas. Postrada en una cama de hospital y rezando a su Virgen. “Llevo ingresada 26 días esperando que Dios ponga su mano y tape el agujero por donde se escapa el líquido que necesitas. He rezado a la Virgen y te he ofrecido para ponerte su nombre si te salva. Pero no me escucha nadie, pequeña. Tú estás luchando por tu vida más que todos nosotros porque en un dedo de agua pataleas furiosa desafiando a esa muerte que estos médicos te pronostican en cada ecografía. Pero tú luchas, tienes la fuerza de la vida en tu ser y me das a mí los ánimos para seguir incubándote y olvidarme de la sangre, que, a veces se escapa con la fuerza del cava saliendo por el cuello de la botella. Me han dicho los médicos que morirás durante este fin de semana. Pero yo creo que no, que todavía no es tu hora y que Dios te va a ayudar, hija. Te vas muriendo en mi interior y no puedo meter mi mano y arrullarte. Ni siquiera rozarte con mis dedos o decirte que no te vayas. Cuando te duermas, no sé cómo voy a olvidar todo esto. Me han dicho que no vendrás nunca, que te mueres, que ya no puedo hacer nada”. Cuando le indujeron el aborto, un feto femenino y sano salió de sus entrañas, muerto, entre las manos de látex del doctor. Ella abrió los ojos y contempló aquel pedazo de carne con ojos fijos y oscuros que la miraban desde la muerte. Él se había marchado a otra sala, ordenándole antes que no mirara al feto porque jamás olvidaría algo así. Y en eso sí tuvo razón. Porque ella jamás perdonó aquel crimen. Jamás le perdonó que él no la alentara a seguir, a pedir una segunda opinión, a echar adelante el embarazo. El feto muerto fue el regalo del amor de él por ella, y ella empezó a comprender, en ese instante, que quizá su relación de pareja no fuera del todo normal. “Sólo lo he visto feliz cuando nos dijeron que esperábamos una niña. Se emocionó. Llamó a sus padres y se lo dijo lleno de orgullo. Su familia deseaba una niña desde hacía dos generaciones y por fin él había sido capaz de engendrarla. Sólo lo he visto amarme cuando me acariciaba el vientre y me decía el nombre que le iba a poner a su hija. Luego, cuando empezó a brotar la sangre enmudeció. Lo he visto llorar en dos ocasiones justo antes de perder el embarazo. En ambas me dio la espalda para que no lo viera. En ambas no quiso mi consuelo ni me consoló. Me he sentido muy mal porque no he sido capaz de retener a su hija, a mi hija, a nuestra hija. Es como si, al morir ella, todo se hubiera acabado”. Cuando salió del hospital y se recuperó un poco él la llevó de viaje y se llevaron al niño: fueron a visitar a uno de sus clientes e hicieron noche, los tres, en un hotelito de Vigo. Cenaron con los clientes de él y ella estuvo espléndida. Evidentemente, evitaron hablar acerca del tema del embarazo perdido. A la mañana siguiente pasearon por una playa llena de algas y contemplaron cómo una anciana las recogía en fardos supuestamente dispuestos para venderse a la industria farmacológica o cosmética. Ella se sentó en la arena a contemplar el fatigoso trabajo de la vieja. Su piel no estaba tostada, el sol la había quemado a lo largo de los años, pensó ella, y ahora era negruzca en muchas zonas y se parecía a los churretes que les queda a los niños en la cara después de comer chocolate. Sintió piedad de aquella anciana, de su joroba de algas, de su cara comida por el sol y las arrugas, de la sal de su poco y enmarañado pelo. Sintió una lástima infinita. La anciana pareció percibir su pensamiento. Alzó la cabeza y desvió sus ojos hacia los ojos de ella. La vieja la sonrió con una mueca acartonada y verde, con una boca espantosamente hueca y al poco volvió a bajar la cabeza y a coger las algas con las manos y acumularlas en los fardos. Ella se quedó prendada de aquella sonrisa conformista, de aquella liberación de su propio sufrimiento por el dolor de los otros. Entendió que la anciana era feliz haciendo lo que hacía, empinada encima de las montañas fétidas de algas corrompidas. Aquella era su vida y la aceptaba. Ni siquiera se percataba ya del mal olor. Algo así le estaba pasando a ella, pensó. Su vida era como aquella piscina podrida y ella, la anciana-joven que recogía los rastrojos de podredumbre y los guardaba celosamente para crear en su imaginación bellos recuerdos del pasado. “En aquel viaje a Vigo fuimos en avión. Hacía casi un mes que había perdido el embarazo. No estaba demasiado recuperada pero pensaste que nos iría bien a los tres cambiar de aires. A mí siempre me han aterrado los aviones. Pero no mentiste cuando dijiste que el vuelo desde Barcelona sería más corto de lo que yo pensaba y muy agradable. En Vigo paseamos los tres; tú con el niño de la mano y yo andando tras vosotros dos, a algunos pasos de distancia. Me gustaba aquel paseo por la ciudad porque os contemplaba y os veía muy felices a los dos. El niño decía pocas palabras pero con el dedo lo señalaba todo. Tú estabas muy orgulloso de su inteligencia y de su físico. De mí nunca decías nada. Durante aquel paseo me echaste la culpa del aborto. Dijiste que todo se hubiera podido evitar si yo no hubiera provocado el embarazo. Tú tenías muy claro que no querías más hijos porque lo nuestro no funcionaba. No obstante, tampoco querías dejarnos ni que nos fuéramos. Decías que con el tiempo se recuperaría la relación. En Vigo supe que yo tenía a tus ojos la culpa de que no tuvieras una hija. Todavía hoy, en tu fuero interno, estás con esas. Ahí empezó a llenarse tu mochila de reproches, de odio, de dolor, de ira y de desprecio hacia mí y se mezcló con el torbellino de malos sentimientos de los que ya habías dado muestras cuando me quedé embarazada del niño. Jamás te desprendiste de ese rencor loco, que te ha comido entero hasta los tuétanos, y que ha fulminado el intento de familia que yo quería que fuéramos”. Pero de nuevo, al regresar a la rutina, ella se perdía en su blanca bata de psicóloga, se pintaba con carmín una sonrisa eterna y volcaba el alma en su trabajo. Cada vez que ayudaba a alguno de sus pacientes se sentía inmensamente feliz y el mundo se llenaba de sentido. Luego, cuando llegaba a casa solía canturrear con su hijo y explicarle historias de mariposas que en realidad eran duendecillos mágicos que vivían en su jardín. Una noche, tras los gritos del marido, el niño se despertó y fue a abrazar a la madre y le preguntó, muy serio, por qué no iban al jardín a buscar la ayuda de los duendes, pues aquella tarde había visto revolotear por él a tres mariposas. Ella sabe que aquella noche dejó de tener imaginación, porque fue incapaz de hilvanar una historia convincente para calmar al hijo que preguntaba por esos gritos, y no entendía el motivo de que la puerta del dormitorio principal estuviera cerrada con pestillo y su padre no respondiera. La madre volvió a la habitación del hijo y estiró en el suelo un colchón: “Para que no tengas pesadillas, mi vida, me quedo a dormir contigo”. El niño empezó aquella misma noche a pedir que nunca se dijera en aquella casa “lo contrario a la verdad”. Algo que ni la propia madre entendió qué significaba ya en aquellos momentos. “Si existiera un hilo del que tirar, lo estiraría hasta con el último aliento que me quedara. Me siento una hoja seca a la que ni el viento quiere ya levantar a volar. Desde hace mucho tiempo he dejado de ser persona para ti. No sabes, no has sabido vivir mis sentimientos ni acercarte un poco a ellos. Eres demasiado racional para el saco de sensaciones que soy yo misma. Cuando me miro al espejo ni siquiera estoy ya allí. La imagen que se refleja en la luna no es otra que la de una mujer rota por la incapacidad de tu incomprensión. Nunca imaginé que unos zapatos hicieran tanto por mí, porque al calzarlos con orgullo para que me vieras con tacones, me has llamado puta eufemísticamente. Y te he buscado una y cien veces para que arreglaras el desastre que me has hecho y no te ha dado la gana. Y ahora estoy escribiendo para no reventar llorando. Porque veo que me has anulado, que ya no soy yo, desde hace mucho. Y la arena sólo se retiene con la mano abierta y tú la cierras, para apresarla, y yo me escapo por los resquicios porque me duele tu egoísmo amante. Tu frustración. Y no entiendo cómo he sido capaz de vivir con esta soga ahorcándome tantos años por un amor que no existe. Dile el nombre de nuestro hijo. Dile tu nombre. Dile el mío, no importa. Lo nuestro no ha sido nunca, ni es ni será porque no hay sinceridad ni aceptación. Porque a mí no me aceptas. Sólo me pateas con tus gritos, con tus palabras hirientes y mezquinas. Te debes sentir muy hombre así, fustigándome con tu voz cuando no nos ve más que nuestro hijo. Y a ti te da lo mismo. Y a mí me aterroriza. Porque acabaré ida, si no lo estoy ya, de aguantar esta opresión que se llama maltrato, aunque no quieras admitirlo. Y qué vas a salir ganando tú, qué vas a salir teniendo: nada. Cuando reúna la fuerza y me vaya de aquí, sólo seré capaz de mirar hacia adelante y no volveré mis ojos para recordar, de entre tanta maleabilidad, algo bueno. Tengo que ser capaz de reconstruirme. No ya por ti ni por nuestro hijo, sino por el respeto que me debo a mí misma como ser humano. Porque vivir como estoy viviendo no es humano, es una existencia basada en el dolor, en la humillación, en los gritos, en la incomprensión. Y el camino de la huida no es real. Debo ir más allá de mis pasos. Debo ir tras mi alma. Porque mientras viva no dejarás nunca que sea feliz. Porque no puedes soportarlo. ¿Cómo he sido capaz de aguantar esto? ¿Cómo soy tan cobarde de agachar la cabeza y mirar hacia otra parte? ¿Cómo puedo permitir en tu piel otros perfumes que no son el mío? ¿Por qué no resurge mi persona? ¿Por qué no sale de detrás del espejo mi alma y regresa a mí y me salva de ti? Y yo sigo rezando, porque a lo mejor Dios me oye, entre tantas letanías, y me echa una mano...”. Y una mañana no pudo más. Agarró a su hijo de la mano y las llaves del coche. Pasaron la noche en un hotel de playa, modesto y barato. El móvil no dejó de sonar hasta que ella lo apagó. Cuando amaneció fue ella quien marcó el número de su marido y lo amenazó con contar la verdad. Desde entonces ella vive con su hijo rodeada de sueños que van construyendo ambos cada noche, y que los ponen en práctica con la primera luz del alba. Él se quedó en su casa, con sus ropas y los juguetes del niño. Pero eso, como siempre ha dicho ella, es sólo materia porque ella se llevó lo mejor: el amor por su hijo, que es lo que le da fuerza para seguir luchando. En su círculo de amigos algunos saben algo y otros lo escuchan a él. Ella no dice nada. Sigue con su trabajo en la consulta y cierra la puerta de su piso cada noche con dos vueltas de llave, no se fuera a abrir en mitad de la oscuridad y asustara al niño. Pero no, de momento las noches son ese silencio que tanto ha deseado y esa paz de la que se había olvidado por completo al poco de casarse. En un cajón de su mesilla de noche duerme esta carta, que ahora sabe que ya nunca él leerá, porque se ha dado cuenta de que vivir es sólo vivir, y que soñar, sólo se sueña si uno está durmiendo tranquilamente, sin miedo: Al que fue mi marido y que la realidad me ha demostrado ser un ente absurdo: Procuraré explicarte por qué soy tan insistente en mi reclamo. Nos ha pasado la vida por encima y estamos aturdidos de su peso. Me siento tan poca cosa como puedes sentirte tú, porque este dolor es incomprensible para los de afuera y mordaz para nosotros. Busco un camino desesperado —aunque sea una brecha oblicua—, en la que seguir, pero contigo, sin dejarte atrás, y me agarro a tu mano penitente de mi culpa y de la tuya, porque me da igual ser ya culpable o víctima. La cuestión es no dejar que la vida nos gane esta partida. Me dirás que estás cansado de siempre estar luchando por comprenderme, por entrar en los recovecos de mi mente y sacar algo en claro. Pero te pido que sigas empujándome a la luz del amor, como antes, cuando era una niña, aún, y te conocí. Te he amado mucho: te he respirado, te he tatuado en mi piel y en mis manos y en mi aroma y en mi voz. He sido una sombra tuya que te seguía hasta lo absurdo, sin jamás discutirte nada. Porque tú eras el hombre y yo la niña. Porque nadie me había enseñado hasta entonces cómo se es capaz de querer tanto. Y mi locura fue el adorarte hasta la obsesión. El no reservar ni siquiera un mínimo espacio para mí misma, porque toda mi persona la ocupaba tu nombre. Aunque la tuya estuviera ocupada por otros muchos nombres pasajeros que olvidabas tras satisfacerte y humillarme con ello. Los años han ido cayendo del árbol de la vida y cada uno nos ha golpeado en el alma sin dar tregua al cariño. No se seca el amor, no es cierto. Sólo se arrincona y se intenta olvidar cuánto duele su recuerdo. Por eso te pido que me sueltes. Que respetes mi silencio y con él esa enajenación en la que me he sumergido para procurar olvidar las veces que me has dejado sola. Porque la soledad también a mí me ha mordido el alma en una bacanal ávida y mezquina. Me vas a decir que nunca te has alejado de mi cuerpo, pero no ves lo ausente que has estado de mi ser. No lo entiendes. No puedes comprender cómo se pierde uno mismo cuando se queda sin referente que seguir. Un día me abandonaste por tus sueños y me pediste que esperara tu regreso triunfal. Y tus sueños hicieron de ti un mercenario y empezaste a ver el mundo como una máquina tragaperras en la que incluiste nuestra relación. Sé que si un día lees esta carta te reirás aun más de mí, es más, te jactarás de mi ignorancia, porque no sé lo importante que es el poder en el mundo en que vivimos. Y te enorgullecerás de nuevo de tu trayectoria profesional y me mirarás apiadándote de mis susurros porque no lograrás descifrarlos porque no son números ni cuentas bancarias. No es bueno seguir el compás de la sociedad, uno debe tener su propio ritmo y bailar como le sugieran sus pasos. Tú, hace mucho que rehuiste el bailar conmigo —las lentas nunca fueron tu especialidad. Te subiste al escenario con la boca bien abierta para zamparte el pastel y te han dado en el rostro. Pero lo más triste es que tu caída me la he comido yo. Sin embargo, no te culpo porque no eres consciente de lo que has hecho. Y si lo sabes, es mejor que yo siga engañándome, creyendo así que no se puede ser tan cruel. Esta carta mía es un grito a un pozo, un alarido echado en un agujero de la tierra, al aceptar el final de tanto amor que había un día en mis ojos, y que penetraba en los tuyos hasta el corazón, o eso quise creer, durante veinte años. Nos consumimos en el calor de las palabras dulces y reinventamos mundos de sensaciones infinitas, que en algún lugar de ti mismo deben de estar aún, a la espera de que tu memoria las retome. Porque no es verdad que el ayer sea sólo un recuerdo sin futuro. Porque aquí estamos nosotros, que somos muestras de que eso ha existido y de que fuimos capaces —durante veinte años—, de querernos tanto, aunque quizá ese amor me lo inventé yo sola para soportar tus desprecios. Aunque ya no lo creas, todavía tengo diecisiete años debajo de mi piel, y el corazón preparado para amar tanto como cuando era adolescente. Pero nunca volveré a caer en el reproche de tus labios ni en los ascos que le hacías a mi cuerpo cuando intentaba besarte. No has querido caminar conmigo pero tampoco quisiste dejarme caminar a mí. En la vida, angosto sendero para los que no dicen verdades, uno debe ser noble con los que lo han amado y mantener el recuerdo de lo que ha querido si ha sido sincero alguna vez. Yo he perdonado tu ausencia y he aprendido de ella. Ahora me quiero más y me he descubierto. Soy capaz de andar por mí misma, aunque eso no te guste. Y sé tomar mis propias decisiones, aunque digas que en todas me equivoco. Pero el que yo me haya encontrado no significa regrese a ti. No podías pretender que esta relación viviera si tú no tomabas también tu pilar. No te has dado a mi amor como lo has hecho para el resto del mundo. Y de la misma forma en que te importa la opinión de la gente, te tenía que haber importado la mía. He sido tu sombra y eso lo he hecho mal. Porque cuando quise ser tu compañera, me lo pusiste difícil. Piensa que el amor se tiene que abonar de acciones, producto del cariño desinteresado. No sé cómo has llegado a pensar que te aparté de mi vida. No sé cómo has llegado a humillarme con tus voces. No puedo entender cómo has dejado que de tu boca salieran espadas, que han destrozado ese orgullo tan hermoso que sentía por ti, cuando estaba tan enamorada. Me quedo con los años buenos y perderé de vista tantos malos momentos y la cara de la soledad. Sólo te pido una cosa: confía en quien tengas a tu lado tanto como lo haces en ti mismo, si lo has hecho alguna vez. Y, por favor, no vuelvas a gritar nunca a ninguna otra mujer. Porque ya habrás descubierto que la vida es otra cosa, ¿verdad? Por los años que fuiste mi compañero, por el hijo que tuvimos, por las risas que una vez fueron sinceras te pido que dejes al diablo en el infierno. La persona no debe retener tanto mal. Yo no soy rencorosa y te deseo un sendero en el que tus sueños se cumplan. Pero, por favor, entiende que no puedes desearme una cruz. Yo también tengo derecho, todo el del mundo, a seguir respirando el amor de los que me quieren de verdad, a pesar de ti. Desde el corazón, M. ** María García Trinidad mariagarciatr@gmail.com Escritora española (Palamós, Girona). Es licenciada en filología hispánica y trabaja como profesora de lengua y literatura castellana. Además de la docencia, se dedica a la narrativa breve y a la poesía. Ha publicado los relatos En memoria de Clara (premio Villa Portugalete, 1998), La noche sobre el camino (finalista de El Camino de la Lengua, 2009), entre otros. === Poemas Luz Marina Almarza ======================================== ¿Te son del agrado mis nostalgias, mis amigos vacíos, el olor húmedo en las paredes? ¿Te son del agrado mis andanzas, mis escapadas? para mí tan necesarias, mi tarea de desvelarme, escribiendo, contando anécdotas? === Dios tierno, que sostienes con tus manos limpias mi nube, mi casa, mis suspiros rotos, ni rostro trazado con lápiz de grafito, mis manos cansadas. === ¿Señor, dónde vives hace calor, ruido? ¿Hay oscuridad, cocuyos y grillos? Quiero llegar hasta allí. ¿Hay llovizna al alba, rocío dulce, viento de azahar, flores de duraznero, pasto verde nuevo? === Señor de la iglesia cerrada, ¡estás tan solo! No hay eco de campanas; ¡Nadie te visita, por temor a no encontrarte, estás en otra parte! Desde mi casita blanca de nácar y plata, de luz tenue, moviéndose, consumiéndose encendida, de árboles moviéndose; Te veo desde mi ventana. === Hoy descubrí, sentí, tu mano suave, entre las mías; tus manos limpias, sobando mis rodillas caídas, mis tobillos. Sentí tu beso suave, en mi mejilla nuevamente, tu pañuelo blanco, pulcro, recogiendo una lágrima de amor. === Te siento en la brisa que mueve los ramajes y me columpia, en el rayo de luz que me levanta, alumbra en mi ventana, en el aleteo del pájaro que me saluda con su trino, en el niño que mira curioso y pregunta. === Te busco en el arroyo, en la miel del panal, en la noche sin luna, en la ansiedad hambrienta, en fiebre repentina. === En el horizonte lejano; Te escudriño en el silencio breve, cuando deja de llover, y mis ojos no se fijan, se cierran de pronto. ** Luz Marina Almarza luzmarinalmarza@hotmail.com Escritora venezolana (Chivacoa, Yaracuy; 1961). Reside en Barinas. Licenciada en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve; 1988). Ha recibido el premio Eliseo Jiménez Sierra (Yaracuy), el Premio Municipal de Poesía (Barinas), el Certamen Mayor de las Letras (primera edición) y la IV Bienal de Literatura Orlando Araujo (1988). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Soy de los tercos que aún creen que sólo la poesía explica los milagros”. Eliseo Alberto, “Eso que llaman amor para vivir”, en: Milenio (5 de agosto de 2011). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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