~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVI Cagua, Venezuela Nº 256 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 22 de agosto de 2011 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Derecho de autor en Colombia. / La parranda de Salcedo. | Breves / Los eróticos de LHF. / ARTguedas. / El Hatillo, el | teatro y el cine. | | El español Antonio Maura ingresa a la Academia Brasileña | Noticias de Letras. / Condecorado en Austria el director | venezolano José Antonio Abreu. / Conceden a Carlos | Fuentes el Premio Formentor de las Letras. / Gabriel | Payares gana el Concurso de Cuentos del diario El | Nacional. / Recuerdan a Miguel Delibes en Madrid con un | seminario. / Biblioteca de México digitaliza 1.800 | páginas por hora. / La provincia china de Qinghai acoge | un festival poético internacional. / Celebran en Brasil | homenaje al escritor Jorge Amado. / Protestan por bancos | apilados sobre tumba del poeta Ausiàs March. / El | escritor Ángel Santiesteban denuncia acoso del gobierno | cubano. / Un libro explica los símbolos de la tumba de | Borges. / Élmer Mendoza ingresa a la Academia Mexicana | de la Lengua. / Profanan monumento a Miguel Hernández. / | Falleció el ilustrador argentino Francisco Solano López. | / Muere a los 77 años la poeta mexicana Margarita | Villaseñor. / Borges no utilizaría las nuevas | tecnologías, dice Kodama. / Quince obras compiten por el | Premio de la Crítica de Venezuela. / Falleció el poeta | argentino Roberto Díaz. / Murió a los 94 años el | escritor venezolano Pedro Pablo Paredes. / Cerrada la | histórica cafetería Richmond de Buenos Aires. / | Homenajeado en México el escritor Paco Ignacio Taibo II. | / Feria de Fráncfort impulsará el negocio del libro en | formato digital. / Junta de Andalucía pone en marcha una | web sobre Federico García Lorca. / Roberto Méndez | Martínez obtiene el Premio Mariano Picón Salas. / | Presentada en México la nueva Ortografía. / El mexicano | Ignacio Padilla gana el premio de novela La Otra Orilla. | / Falleció a los 70 años el cineasta chileno Raúl Ruiz. | / Preparan archivo con textos inéditos de Rodolfo | Fogwill. / Poesía y pintura corporal se funden en | Caracas. / Feria centroamericana se realizará en El | Salvador. / Festival de Poesía en la Montaña se | realizará este fin de semana. / Presentarán en Pekín | obra teatral de Valle-Inclán. / Coetzee clausurará | Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires. / | Casa Museo La Sebastiana declarada en sus 50 años | patrimonio inmaterial. / Expertos en el libro | electrónico se reunirán en México. | | “Garbo y congoja del sombrero vueltiao”, Juan Carlos | Artículos y Guardela Vásquez. / “Un paseo literario en Helsinki”, | reportajes Víctor Montoya. / “La poesía de Alberto José Pérez”, | Luis Alberto Crespo. / “Aracne. Telarañas de la razón o | la razón de las telarañas”, Alfonso Ramírez de Arellano. | / “Las criaturas del cyborg, de Diego Muñoz Valenzuela”, | Miguel de Loyola. / “El cuerpo poético de Plinio | Chahín”, Jochy Herrera. / “Los libros invisibles”, | Felicidad Batista Fariña. / “Un poeta bajo los idus de | marzo”, Miriam Ventura. | | Ricardo Riera: “La literatura fantástica no es un género | Entrevistas para niños”, entrevista por Dulce María Ramos Ramos. / | Miguel Antonio Chávez: “Los escritores ecuatorianos nos | creímos leprosos y nos auto aislamos”, entrevista por | Augusto Rodríguez. | | “El gran polichinela (a propósito de la novela Memoria | Sala de ensayo de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez)”, Julio | Pino Miyar. / “La clonación, ¿un bien social?”, Luis | Alejandro Contreras. / “Proximidad del goce y del miedo | en el cuento “Día domingo”, de Mario Vargas Llosa”, | Iliana Ricaño. / “Fer de lance de Zadi Zaourou: | aproximaciones críticas”, Brahiman Saganogo. | | “Réquiem por Tarkovski” (extractos), Luis Arturo | Letras Restrepo. / “Leo”, Javier García Wong Kit. / Poemas de | Beira Díaz Lisboa. / “Un hombre lamentablemente | acostumbrado al fracaso”, Samantha Danaé López Venegas. | / “Confesiones”, María Laura Decésare. / “Hugo conoce a | Julia”, Cristina Zabalaga. / “El espacio es solo ruido”, | C. L. Andrada. / “El desierto”, Claudia Occhi. / “De | visita”, Marco Villarroel Bruna. / “Perrerías”, Félix | Acosta Fitipaldi. | | Rafael Reig. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Derecho de autor en Colombia. Este mes se puso a disposición del público colombiano la Guía de derecho de autor para bibliotecas, escrita por el abogado e investigador Jhonny Pabón Cadavid y publicada por la Biblioteca Nacional de Colombia, el Ministerio de Cultura, el Departamento de Ciencia de la Información de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana y la Dirección Nacional de Derechos de Autor. En el texto se encuentra información sobre diversos dilemas que se presentan en torno a la propiedad intelectual y los derechos de autor: ¿qué dicen las leyes colombianas sobre la fotocopia de libros y otros materiales? ¿Puede un autor reclamar derechos sobre el título de su obra? ¿A quién pertenecen los derechos de una conferencia que se dicte en una biblioteca? ¿Qué pasa cuando se contrata a un fotógrafo para documentar alguna actividad? ¿Puede el donante de ejemplares de obras imponer condiciones de uso de lo que dona? Con lenguaje preciso y rigurosamente ajustado a la legislación colombiana, el autor responde a 209 preguntas como éstas. A partir de este mes se encuentra esta guía en la Red de Bibliotecas Públicas de Colombia y en las instituciones relacionadas con la Dirección de Derechos de Autor, entre otros sitios. La parranda de Salcedo. El pasado 1 de agosto fue presentado en Barranquilla el libro La eterna parranda, que reúne las crónicas escritas entre 1997 y 2011 por el periodista colombiano Alberto Salcedo Ramos (http://www.letralia.com/firmas/salcedoramosalberto.htm). La actividad tuvo lugar en la Casa Club de la Universidad Autónoma del Caribe, donde el autor obtuvo su grado, en el marco del Primer Encuentro de Egresados del programa de Comunicación Social. Publicado por Aguilar, La eterna parranda contiene crónicas sobre cantantes como Diomedes Díaz, futbolistas, ex paramilitares, ex guerrilleros, boxeadores como Rocky Valdez, artistas de circo y, en fin, personajes a través de los cuales se puede delinear un retrato plural de Colombia. Columnista de El Heraldo, el escritor es ganador de numerosos premios de periodismo, entre ellos el Rey de España, el Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa, y en cuatro ocasiones el Simón Bolívar. Ha publicado cinco libros, entre ellos El oro y la oscuridad y La vida gloriosa y trágica de Kid Pambele. http://www.librosaguilar.com/co/libro/la-eterna-parranda Los eróticos de LHF. Latin Heritage Foundation anunció el pasado 15 de agosto el veredicto de su Concurso Internacional de Relatos Eróticos, en el que resultaron ganadores los textos “Dulzor de miel”, del venezolano William Torcátiz; “El dedo”, del mexicano Nelson González Casaravilla; “El juego”, de la chilena Michelle Souyet López; “Inccubus”, de la colombiana Marleys Patricia Meléndez More; “La primera cita”, del peruano Helmut Jerí Pabón; “Retazos de piel, ella”, de la chilena Micaelina Campos Asenjo; “Secretos de tacón”, de la española Marion González Martínez, y “La venganza del punto G”, de la argentina Silvia Ana Pavía. Próximamente se publicará un libro con las obras ganadoras y los autores recibirán un ejemplar gratuito. Los ganadores recibirán un porcentaje de las ventas de acuerdo a las bases del concurso. http://www.latinhf.com ARTguedas. Del martes 23 al jueves 25 de agosto se realizará en el Centro Cultural de España en Lima un encuentro de músicos y artistas de todas las regiones del Perú, rememorando el legado vivo del escritor José María Arguedas. Con el nombre de “ARTguedas: arte, modernidades y ciudadanías”, este ciclo de conferencias se desarrollará en tres sesiones a las 19:30 horas, con presentaciones de diversos artistas tradicionales que se han agrupado en tres ejes. El primero, de la costa, a realizarse el 23, se titula “Arguedas y el discurso poético”, con participación de Elena Chavesta Olivares, Silvia Echarri, Riber Oré y Miguel Ángel Ramírez. Ellos tocarán temas como los símbolos y la cultura peruana, aires de costa o el bordado de Monsefú. El 24 será el turno de la sierra con la mesa “Arguedas y el arte tradicional: de las culturas originarias al discurso nacional. Polleras revolucionarias”. Participarán Primitivo Evanán, Sixto Seguil, Siwar Qente, Karito Collazos, Riber Oré y Rolando Carrasco. Finalmente, el 25 se reflexionará desde la Amazonía, en la conferencia a cargo de Elena Valera, Demmer Ramírez y Yéssica Sánchez. En paralelo a este ciclo se realizarán charlas didácticas para sesenta profesores de la Unidad de Gestión Educativa Local Nº 03 (Ugel 03), quienes, además, trabajan en el sector cultura de sus colegios. Éstas se realizarán de 10 a 18 horas, con miras a ampliar la visión de folclor que se otorga en centros educativos. http://bit.ly/pwJ3ZS El Hatillo, el teatro y el cine. Adicionalmente a los talleres de artes plásticas que tradicionalmente ha ofrecido el Ateneo de El Hatillo, en Caracas, el próximo mes de septiembre se iniciará el innovador taller/montaje “Acción, reacción y dirección”, en el que participantes interesados tanto en iniciarse en el mundo actoral como en incursionar en el mundo de la dirección, tendrán la oportunidad de obtener herramientas teóricas y prácticas a lo largo de doce sesiones de trabajo, culminando en un montaje. Este taller estará conducido por Sandy Siquier, destacada actriz venezolana, y el director Alex Méndez Giner, ganador de múltiples reconocimientos en su área. También se dictará el taller de guión “Escribiendo imágenes”, que en su tercera edición consta de ocho sesiones teórico-prácticas destinadas a la obtención de herramientas clave para la escritura de guiones cinematográficos. Javier Martínez Nestares, presidente de la institución, agregó que todos los sábados a las 7:30 de la noche son proyectados, con entrada gratuita, los clásicos del séptimo arte que conforman el ciclo “Cine al aire libre”, para el cual se insta a los interesados a asistir con mantas, cotufas y sillas portátiles. El Ateneo de El Hatillo está ubicado al final de la calle Tovar, en la segunda etapa de Lomas de La Lagunita, frente al Centro Comercial Terrazas de La Lagunita. Twitter: @ateneohatillo Telfs.: (0212) 961-4932 • 368-8322 ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** El español Antonio Maura ingresa a la Academia Brasileña de Letras El escritor y periodista español Antonio Maura (Bilbao, 1953) ocupará el sillón 17 de los veinte que la Academia Brasileña de Letras dedica a personalidades extranjeras, y cuyo primer titular fue Leon Tolstoi. La designación se produjo por votación el pasado 28 de julio. Maura sustituye al historiador, sociólogo y escritor portugués Vitorino Magalhaes Godinho, fallecido este año. El último español que ocupó un sillón de la Academia Brasileña de Letras fue Dámaso Alonso, de 1960 a 1990. En el pasado, también fueron socios corresponsales los españoles José Echegaray, de 1898 a 1916; Francisco Rodríguez Marín, de 1929 a 1916; Gregorio Marañón, de 1956 a 1960, y Ramón Menéndez Pidal, de 1951 a 1968. Maura es licenciado en filosofía y en periodismo, y es doctor en filología románica por la Universidad Complutense de Madrid con la primera tesis defendida en España sobre un escritor brasileño, El discurso narrativo de Clarice Lispector (octubre, 1997). Entre 2005 y 2009 fue director de la Cátedra de Estudios Brasileños en la Universidad Complutense de Madrid. Además fue profesor visitante en la Universidad Federal de Ceará (Brasil) y director de la Casa de Cultura Hispánica en dicha universidad (1982-85). En la actualidad es asesor técnico del Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid y colaborador habitual de la Fundación Cultural Hispano Brasileña, así como de otras instituciones dedicadas al estudio de Brasil. También ha coordinado la edición de diversas revistas sobre cultura brasileña como El Paseante (1988), El Urogallo (julio-agosto 1995), el número especial de la Revista de Cultura Brasileña en homenaje a Ángel Crespo (junio de 1997) y ha intervenido y organizado cursos y seminarios sobre la cultura brasileña. Además, ha participado en varios congresos internacionales sobre traducción y literatura brasileña como el celebrado en Brasil con ocasión del 30º aniversario de la primera edición de Gabriela, clavo y canela, de Jorge Amado, siendo el único español invitado a participar en los actos de homenaje a ese escritor. Es autor de la traducción de Casa Grande & Senzala, de Gilberto Freyre. Y entre sus libros publicados destacan los relatos Piedra y ceniza y las novelas Voz de humo, Ayno y Semilla de eternidad. Fuente: EFE *** Condecorado en Austria el director venezolano José Antonio Abreu El director fundador del Sistema de Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles de Venezuela, José Antonio Abreu, fue condecorado el pasado 2 de agosto por el gobierno austríaco con la Cruz de Honor de las Artes y las Ciencias, en su primera clase, en reconocimiento a la labor social que realiza a favor de la juventud y la infancia de Venezuela. A la ceremonia de condecoración, efectuada en el Teatro Caribinieri de la ciudad de Salzburgo, durante la realización del festival musical de esa ciudad, asistió la ministra de Educación, Arte y Cultura de Austria, Claudia Schmied; el director de la Orquesta Sinfónica Juvenil “Simón Bolívar”, Gustavo Dudamel, y la presidenta del Festival de Salzburgo, Helga Rabi-Stader, informó la Fundación Musical Simón Bolívar en nota de prensa. En el acto, Claudia Schmied no sólo señaló que El Sistema es “un tesoro para la humanidad”, sino que aseguró que a partir de 2013, cuando en Salzburgo se ofrezca una muestra integral de los programas del modelo pedagógico venezolano, se creará El Sistema en Austria. Fuente: AVN *** Conceden a Carlos Fuentes el Premio Formentor de las Letras El escritor mexicano Carlos Fuentes recibirá el Premio Formentor de las Letras, cuando se cumple el cincuenta aniversario de estos galardones nacidos en la isla española de Mallorca en plena dictadura franquista, según informaron los patrocinadores el pasado 2 de agosto. Las familias Barceló y Buadas Rotger entregarán el premio el próximo sábado 27 de agosto en los jardines del Hotel Barceló Formentor al escritor mexicano, en reconocimiento al conjunto de su obra literaria. El galardón está dotado con 50.000 euros. Los organizadores destacaron a Fuentes como “una figura central e indispensable de la novelística moderna en castellano”, destacando sus cátedras en las universidades de Harvard, Cambridge y Brown, y sus doctorados honoris causa en otras universidades internacionales. Otros galardonados con el Premio Formentor han sido Samuel Beckett, Jorge Luis Borges, Juan García Hortelano, Jorge Semprún, Saul Bellow y Witold Gombrowicz, entre otros. El premio nació a partir de un importante foro literario liderado por Camilo José Cela y Carlos Barral, que se inició en 1959 para poner en contacto a escritores y editores del momento en plena España franquista. Los Premios Formentor proponían la publicación de originales inéditos que a través de una alianza con editores europeos se traducían y publicaban en otros idiomas. En 2008, las Conversaciones Literarias en Formentor recordaron aquellos primeros foros. Ahora, las dos familias organizadoras decidieron recuperar la iniciativa cultural y literaria. Los organizadores lanzaron también la convocatoria del Premio Formentor de las Letras 2012, cuyas bases anunciarán en otoño y en cuyo jurado Carlos Fuentes será presidente de honor. Fuente: DPA *** Gabriel Payares gana el Concurso de Cuentos del diario El Nacional El escritor venezolano Gabriel Payares se alzó este 3 de agosto con el premio del 66º Concurso de Cuentos del diario El Nacional (http://www.el-nacional.com) con el relato “Nagasaki (en el corazón)”, que presentó bajo el seudónimo “Charles W. Sweeney”. El relato fue publicado en la edición del Papel Literario de El Nacional el pasado 6 de agosto, y además puede leerse en la publicación digital Las Malas Juntas (http://lasmalasjuntas.com/2011/08/06/nagasaki-en-el-corazon). Nacido en Londres, Inglaterra, en 1982, Payares es licenciado en letras por la Universidad Central de Venezuela (UCV). Textos suyos han aparecido en diversas publicaciones impresas y digitales. Fue uno de los participantes de la III Semana de la Nueva Narrativa Urbana y ha ganado antes el premio del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores 2008 en narrativa, con el libro de cuentos Cuando bajaron las aguas, y el V Premio de Cuento Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores. El jurado concedió menciones a Heberto Gamero por “Mi amigo invisible”, a Karina Sainz Borgo por “Un clavadista en el Hudson”, a Alfonso Tomás González por “La espera de cristal líquido” y a Norberto José Olivar (http://www.letralia.com/firmas/olivarnorbertojose.htm) por “Historia natural del fracaso”. Además, el diario venezolano entregó el 21r Premio Pedro León Zapata de caricatura humorística a Roberto Weil, del diario TalCual, a la vez que concedió menciones especiales a Leonardo “Leo” Nieves y Álvaro Ignacio “Nacho” Palacios, de la publicación digital Meollo Criollo (http://meollocriollo.tumblr.com), y a Enrique Bravo, del portal informativo CodigoVenezuela.com. Por último, el 14º Concurso Premio Arturo Uslar Pietri fue concedido al Centro de Investigaciones Culturales y Educativas (Cice), con mención especial al Programa de Educación Integrativa y Calidad de Vida del Centro Zuliano de Orientación (Cen.Zul.Or). Fuente: El Nacional *** Recuerdan a Miguel Delibes en Madrid con un seminario Con el propósito de hacer pervivir su legado dentro y fuera de las fronteras de Castilla y León, región que tanto amó el escritor y periodista español Miguel Delibes, se desarrolló a principios de agosto un seminario sobre su figura en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid. El Monasterio de El Escorial fue el escenario de este recorrido por la obra de Delibes bajo el título “Lecturas de Miguel Delibes”, codirigido por el catedrático José Ignacio Díez, quien organizó las intervenciones por parte de destacadas personalidades que, de uno u otro modo, tuvieron relación con el escritor. Participaron en el tributo los escritores Gustavo Martín Garzo, Luis Mateo Díez, José María Merino y Manuel Longares, y el director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Gonzalo Santonja, entre otros participantes como Manuel Longares, o la hija del escritor Elisa Delibes, que se aproximaron a lugares, personajes, formas de hacer y de decir del genial novelista a lo largo de los cincuenta años de su trayectoria profesional: desde su Premio Nadal, con La sombra del ciprés es alargada (1974), hasta El hereje (1998). Todo un camino marcado por su profunda vinculación a la tierra y a la sociedad castellanas. En una de las jornadas, Antonio Giménez-Rico y Mario Camus analizaron las versiones de las obras de Delibes que estos directores han llevado a la gran pantalla: Retrato de familia (1975) —basada en la novela Mi idolatrado hijo Sisí—, Las Ratas (1997) y Los santos inocentes (1984). Durante su intervención, Giménez-Rico destacó el espíritu “permanentemente comprometido e inconforme” del escritor vallisoletano y su “amplia capacidad descriptora”, que le permitía dar con las palabras precisas para construir un mundo de sensaciones. El cineasta desveló que tuvo la intención de hacer la versión cinematográfica de Señora de rojo sobre fondo gris. Contó que Delibes le pidió que esperara hasta su muerte por tratarse de una obra autobiográfica sobre el fallecimiento de su esposa, Ángeles. Mario Camus, autor del proyecto cinematográfico Los santos inocentes, explicó el contraste que vivió durante su trabajo de dirección ante la facilidad para visualizar la trama y los personajes de la obra tras leer el libro, frente a la intensa labor de fondo que tuvo que hacer después con el escritor para hacer la adaptación al cine de la obra. “Delibes pensaba que no era la novela adecuada para hacer una película, aunque después le gustó mucho el resultado porque nos inventamos una historia ajena”, aseguró Camus. Al recordar la especial relación que los dos directores mantuvieron con Delibes a la hora de elaborar los guiones, ambos reconocieron el profundo respeto que el escritor tuvo al concederles absoluta libertad para crear sus propias versiones cinematográficas. Tal como explicó el escritor y biógrafo de Delibes, Ramón García, quien clausuró el 5 de agosto el curso con una conferencia bajo titulada “Ellos son mi biografía”, no faltaron menciones muy especiales para el gran papel que le valió a Paco Rabal el premio a la Mejor Interpretación en el Festival de Cannes de 1984 por el personaje de Azarías en Los santos inocentes, compartido por Alfredo Landa. También se recordó la célebre expresión “milana bonita, milana bonita”, ya convertida en leitmotiv de la obra de Delibes y que el escritor se empeñó en que Camus repitiera varias veces para incidir en la fuerza expresiva de Azarías. Fuente: El Norte de Castilla *** Biblioteca de México digitaliza 1.800 páginas por hora Personal especializado trabaja día y noche desde hace siete meses en la Biblioteca de México José Vasconcelos, y ya ha digitalizado alrededor de 25 mil volúmenes, según se informó este 8 de agosto. La actividad se realiza con el propósito de facilitar la localización de información, dejando atrás las búsquedas por orden alfabético en ficheros. En el proyecto, auspiciado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), trabajan alrededor de cincuenta especialistas, distribuidos en tres turnos, las 24 horas del día. El proceso de escaneo puede convertir 1.800 páginas en sesenta minutos con equipos de cómputo dispuestos en varias mesas dentro de una de las salas donde el personal, ataviado con bata blanca y guantes de látex, manipula los libros. En ese lugar, frente a monitores, robots-escáneres y cámaras fotográficas, los especialistas se encargan, en fases perfectamente controladas, del copiado, la edición, la limpieza, la restauración y la revisión de los volúmenes. En esta sala dedicada exclusivamente a la digitalización se cuenta con dos escáneres, uno manual y otro automático. Éste último semeja un robot, por las pinzas que tiene, como si fueran manos; ambos equipos cuentan con dos cámaras en la parte superior. El escáner manual, según se explicó, se utiliza para los libros más delicados, y en él trabaja una persona que cambia cada página para que sea copiada. En este escáner se ha registrado una velocidad de 300 a 700 hojas por hora. Mientras en el automático, con su par de pinzas, cambia casi sin ayuda cada hoja del ejemplar para obtener la réplica. Este robot es el que puede convertir alrededor de 1.800 páginas en una hora. La siguiente fase del proceso —ya con los volúmenes copiados y guardados en un archivo— es el detallado de las cajas de texto y el trabajo con las imágenes. Después se efectúa una revisión integral de los textos y tipografías, así como de la presentación del volumen, que debe integrar también las notas, dedicatorias, testigos, y todo aquello que comprenda el ejemplar original. Luis Jáuregui, coordinador nacional de Innovación y Calidad, describió: “El proceso técnico consiste en tomar una imagen en alta resolución en formato TIFF (Tagged Image File Format), la cual formará parte de la fase de preservación del contenido digital. Después se capta otra toma, pero de baja resolución, que permitirá la consulta en PDF; primero será de manera local y en un futuro podrá ser abierta”. Más adelante, Jáuregui explicó frente a los dos escáneres la primera parte del proceso digital: “Luego de que se capta la imagen de cada hoja se resguarda todo en un archivo y en seguida se inicia el proceso de edición, el cual varía según las características de cada libro. Esto significa que no se puede avanzar tan rápido en un volumen antiguo como en uno más reciente”. Al respecto, Fernando Álvarez del Castillo, director general de Bibliotecas del CNCA, refirió que algunos de los casos en los que se prolonga más el tiempo de digitalización son por el ajuste de la caja de texto y la tipografía. “Esto sucede sobre todo en ejemplares antiguos. La premisa general es que todos los libros deben quedar lo más claros y legibles posible para los lectores”. Hasta la fecha se han digitalizado aquellos publicados en el siglo XIX, así como obras importantes de la literatura, filosofía, historia, diccionarios y enciclopedias. Estos libros deben regirse por la Ley de Derechos de Autor y ser útiles para consulta en bibliotecas públicas. Enfatizó: “Los libros son susceptibles de digitalizarse, porque su valor no sólo radica en su contenido, sino por el trabajo artístico, la calidad de la imagen, el encuadernado, la fotografía y las guardas, entre otras cuestiones”. Entre las características que deben poseer los materiales para ser digitalizados, el funcionario detalló: “Actualmente, diversas instituciones o instancias se encuentran en fase de digitalización de acervos de aquellos materiales o en riesgo de destrucción. En nuestro caso, establecimos además el criterio de que los contenidos digitales deben servir para las bibliotecas públicas y fortalecer la educación de los estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria”. Así, con el paso del tiempo, prosiguió Álvarez del Castillo, los lectores tendrán mayor acceso a contenidos digitales, podrán archivarlos en menor espacio y no tendrán la preocupación de pensar dónde colocarán cada libro”. La producción digital que involucra horas dedicadas a realizar una copia fiel y detallada del ejemplar se presenta finalmente en distintos soportes tecnológicos ajenos al papel, como iPad, tablets, smartphones, computadoras portátiles o de escritorio, gadgets que cambian de manera sistemática. El proyecto se inició en octubre pasado impulsado por el CNCA, que a la fecha ha asignado alrededor de 20 millones de pesos para esta tarea; de manera paralela ha adquirido bibliotecas de autores emblemáticos de la cultura mexicana para conformar los fondos bibliográficos José Luis Martínez y Antonio Castro Leal. La Universidad Autónoma del Estado de México creó el software que se emplea en este proyecto, y entre sus servicios contempla el resguardo de toda la producción digital a lo largo de un año. En tanto, el área de digitalización se encargará de las copias que serán resguardadas y de las otras que serán dispuestas para consulta. Otro de los temas inherentes a los libros es el de la socialización, sobre el cual Álvarez del Castillo explicó que existen algunos volúmenes que pueden ser distribuidos en la red de bibliotecas, incluso, el préstamo podría ser posible mediante un disco compacto. “Si fuera el caso de que no hubiera Internet recibirían de todas formas la información de manera inmediata”. De hecho, aclaró que más de 50 por ciento de las bibliotecas ya cuentan con Internet. “En este proceso de identificación y consulta de libros confluye una serie de candados para evitar que el volumen electrónico sea copiado, bajado a una memoria o enviado a algún e-mail”, agregó Álvarez del Castillo. Catálogos en línea, recorridos virtuales, sistemas de radiofrecuencia para localizar el acervo, así como préstamo de iPads, notebooks y de equipo de cómputo, son algunos de los avances que se aplican de manera paralela en el Fondo Bibliográfico José Luis Martínez, que se encuentra en la misma Biblioteca de México, y del Castro Leal, en vías de instalarse. El avance digital, aunque paulatino, dejará atrás la búsqueda de libros en los archiveros mediante fichas bibliográficas y las consultas por autor o título que se realizaban en las computadoras colocadas en las bibliotecas. Entre las instituciones que están en proceso de digitalización de acervos se encuentran la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Fuente: Vanguardia *** La provincia china de Qinghai acoge un festival poético internacional Del 8 al 11 de agosto se celebró en la provincia de Qinghai (China), ubicada al noreste de la meseta tibetana, el Tercer Festival Internacional de Poesía “Lago Qinghai”, que se lleva a cabo cada dos años bajo el patrocinio del gobierno provincial y de un comité multidisciplinario de organización. La ceremonia de apertura del festival tuvo lugar en el teatro de la Universidad Pedagógica de Qinghai, en la ciudad de Xining, capital provincial, el lunes 8 de agosto a las 8:30 de la mañana. Durante todo el día, los invitados especiales, tanto chinos como extranjeros, leyeron ponencias acerca de la poesía y la traducción. El martes 9, a orillas del lago Qinghai (históricamente conocido por su nombre mongol Koko Nor), se llevó a cabo la ceremonia de entrega del Premio de Poesía “Antílope Tibetano de Oro” que en su segunda versión recayó en el poeta lituano Tomas Venclova. Por la noche hubo lectura de poemas en la Plaza de las Plegarias, a orillas del Río Amarillo, en el distrito Guide. El miércoles 10 hubo recitales poéticos en el Parque Geológico del distrito Guide y, por la noche, dos recitales simultáneos en el jardín del Hotel Qinghai y en un bar cercano, ambos en la ciudad de Xining. El jueves 11, en horas de la tarde, se efectuaron los dos últimos recitales de poesía en la Biblioteca de Qinghai, en la ciudad de Xining, y en la Plaza Xining. Al evento fueron invitados 158 poetas chinos provenientes de todas las regiones del país, incluidas Taiwán, Hong Kong y Macao, así como 59 poetas de Europa (Austria, Francia, Hungría, España, Suecia, Bosnia, Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Alemania, Inglaterra, Lituania, Moldova, Macedonia, Portugal, Polonia, Latvia, Noruega y Rusia), Asia (Siria, Turquía, Corea, Nepal, Japón, India, Israel, Irak, Irán, Kazakhstan y Mongolia), África (Benin, Egipto y Marruecos), América (Canadá, Estados Unidos, México, Cuba, Colombia, Venezuela, Perú, Brasil, Chile y Argentina) y Australia. Por Venezuela participó el poeta, traductor y sinólogo Wilfredo Carrizales (http://www.letralia.com/firmas/carrizaleswilfredo.htm), autor de la avenida “Muesca” en nuestra Ciudad Letralia (http://www.letralia.com/ciudad). *** Celebran en Brasil homenaje al escritor Jorge Amado El universo literario del fallecido Jorge Amado, el escritor que rindió homenaje a la sensualidad de su Bahía natal y retrató el alma del pueblo brasileño, fue recordado el pasado 10 de agosto con una serie de actos y conferencias que marcan el inicio del año que conmemora el centenario de su nacimiento. Las actividades arrancaron en la Fundación Casa Jorge Amado, enclavada en el barrio colonial de Salvador, capital del estado costero de Bahía, región donde el 10 de agosto de 1912 nació este escritor brasileño, uno de los que más han traspasado las fronteras del país. Durante el acto, que contó con la presencia del secretario de Cultura del Gobierno regional, Albino Rubim, y de Paloma y Joao Jorge Amado, hijos del escritor, se presentaron algunas de las actividades del programa del año dedicado a Jorge Amado, que se prolongará hasta fines de 2012, cuando se cumplan 100 años de su nacimiento. “Los actos de hoy suponen el pistoletazo de salida del año Jorge Amado”, dijo una portavoz de la fundación, institución encargada de velar por la preservación del acervo del literato y difundir la cultura bahiana, radiografiada por Amado en una prolífica obra que ha sido traducida a 49 idiomas en 55 países. Además, se presentó el proyecto de la muestra “Jorge, amado y universal”, que a partir de marzo de 2012 se exhibirá en el Museo de Lengua Portuguesa de Sao Paulo y luego recorrerá diferentes ciudades de Brasil “y quién sabe si del mundo”, agregó la fuente. En Salvador continuaron los actos, cuando el escritor mozambiqueño Mia Couto aproximó a los brasileños una lectura africana de la obra de Amado en la ponencia “Un mar vivo: cómo Jorge es amado en África”. Hasta fines de 2012, Brasil recordará la palabra del escritor que, enamorado del pueblo, retrató personajes que permanecen grabados en la memoria de los brasileños, en parte gracias a las adaptaciones en cine y televisión, como Doña Flor y sus dos maridos. Uno de los platos fuertes del programa del centenario será el estreno el próximo octubre de la película Capitanes de la arena, adaptación de la novela homónima de Amado realizada por su nieta Cecilia. La editorial Companhia das Letras sacará al mercado nuevas reediciones de la obra de Amado y las bibliotecas del estado de Bahía ofrecerán una programación especial con lecturas dramatizadas. El carnaval de Salvador y el de Río de Janeiro recuperarán también las letras de Amado y la escuela de samba Emperatriz Leopoldiniense dedicará su desfile en el sambódromo de la capital carioca al célebre escritor. El editor de Amado, Thyago Nogueira, destacó la capacidad del escritor para trazar un retrato del conjunto del pueblo brasileño a partir del “microcosmos de Bahía”, lo que lo convierte en “una especie de intérprete de Brasil”. Para Nogueira la vigencia de su obra es una de las señas de identidad de Amado, quien abordó temas universales como la muerte o el amor y que, a pesar de su comprometido e intenso activismo de izquierdas, fue por encima de cualquier otra cosa un hombre de letras. “Es un escritor que alía una extrema calidad literaria con una gran penetración entre el público”, dijo Nogueira. Mientras el presidente de la Fundación Biblioteca Nacional, Galeno Amorim, dijo que Amado “retrató como nadie el alma del pueblo de Bahía y de Brasil” y consideró que el año del centenario es una “oportunidad” para que Brasil redescubra la obra de un escritor que se encuentra entre los cinco más admirados del país. Amorim precisó que parte del éxito internacional de Amado radica en su capacidad para unir “talento literario” con su descripción del entorno. “Desenvuelve la ambientación de un Brasil que a las personas les gustaría conocer”, dijo el experto, quien se mostró confiado en que las letras brasileñas sigan “el ejemplo de otras áreas y alcancen nuevos espacios en el escenario internacional”. Jorge Amado de Faría, quien en 1994 recibió el Premio Camões, el más prestigioso en lengua portuguesa, falleció el 6 de agosto de 2001 en Bahía, región de fuertes raíces africanas, donde el mestizaje no es un relato sino una realidad visible que ofreció a este escritor universal material para conquistar el corazón de los lectores. Fuente: EFE *** Protestan por bancos apilados sobre tumba del poeta Ausiàs March Unos bancos apilados sobre la tumba del poeta medieval español Ausiàs March, han desatado la polémica en torno al cuidado que los responsables de la Catedral de Valencia (España) dispensan a los restos del autor. Según den unció el pasado 10 de agosto el grupo municipal de la coalición electoral Compromís, se trata de una falta de respeto que no debe repetirse. Para el Arzobispado, en cambio, se trata de un momento puntual derivado, probablemente, de las labores de limpieza o del paso de alguna máquina. Los restos de Ausiàs March permanecen sepultados desde hace siglos bajo los suelos de la catedral de Valencia, cerca de la puerta de l’Almoina. Según la concejala de Compromís, Consol Castillo, este mes de agosto, el más turístico del año, se han podido ver apilados, sobre la loza que identifica el lugar donde reposan los restos, numerosos bancos. Castillo solicitó al arzobispado “mayor respeto para la figura de nuestro poeta más universal”. “Ausiàs March es una figura histórica de primer orden que no se merece las imágenes que hemos podido ver estos días”, dice. En Compromís consideran que una figura del prestigio internacional del poeta, considerado por algunos el Shakespeare valenciano, debería ser reclamo cultural para los gestores de la catedral. “Sería impensable encontrarse bancos apilados en la tumba, si fuera el caso, de un escritor como Miguel de Cervantes, ya que este escritor, como tantos otros, sería un reclamo cultural y turístico de primer nivel y no como sucede actualmente con Ausiàs March”. Pide al arzobispado, por tanto, que no se vuelvan a repetir imágenes como las de este mes de agosto y, sobre todo, que ordene a los técnicos de la catedral “que pongan en valor la tumba del poeta, que la incluyan en las rutas culturales y las visitas guiadas de la catedral”. Por su parte, el responsable de conservación de la catedral, Jaime Sancho, aseguró que la tumba está bien cuidada y libre de obstáculos. En su opinión y a falta de otras noticias, esta imagen de los bancos apilados es puntual y obedece, a falta de otra información, a los trabajos de limpieza que se hacen en el recinto o al paso, por ejemplo, de máquinas pesadas. “No podemos olvidar que la catedral es un espacio vivo”, dijo Sancho, quien recuerda, además, que en la catedral nunca hay bancos apilados, ni allí ni en ningún otro lugar. Fuentes: El Mercantil Valenciano • El País *** El escritor Ángel Santiesteban denuncia acoso del gobierno cubano El escritor cubano Ángel Santiesteban se encuentra en peligro de ir a prisión, según vienen denunciando varias fuentes en los últimos meses. Santiesteban, autor del blog Los hijos que nadie quiso (http://loshijosquenadiequiso.blogspot.com), ha publicado en Facebook un mensaje donde pide auxilio frente a las fuertes presiones que viene sufriendo por parte de “la fiscalía, los jueces y la policía” del régimen cubano, y donde añade que está “viviendo bajo un clima de terrible represión”. Por su parte, el periodista español Joan Antoni Guerrero también informa en su blog Punt de Vista (http://joanantoniguerrero.blogspot.com) que el pasado miércoles 10 de agosto recibió diversos mensajes alertando de la situación por la que está pasando el escritor y bloguero independiente, “quien enfrentaría en Cuba una pena de 10 a 15 años de prisión por actos que no habría cometido”. Guerrero añade que, según las fuentes denunciantes del caso, su único “delito” sería haber sacado a la luz recientemente en el sitio Café Fuerte (http://cafefuerte.com) una serie de artículos donde describe cómo el Departamento de la Seguridad del Estado intentó captarlo. Santiesteban alertó en su blog, el mismo miércoles, que las autoridades cubanas habrían captado a una ex mujer para utilizarla en su contra. El escritor añade: “Sin que medie una sola prueba, he sido acusado de ‘violación’, ‘robo’, ‘intento de homicidio’, ‘amenaza’. ‘asedio’, ‘lesiones’, ‘atropellar a un menor en la vía pública’, entre todos los supuestos delitos”, y continúa: “la suma de años”, que le habría pedido la Fiscalía “sobrepasan los cincuenta”. El autor también denunció que fue “entrevistado por un teniente coronel de Operaciones y un mayor político”, que le hicieron “relatar todas las acusaciones que sostiene la Fiscalía sin una sola prueba”. Santiesteban (La Habana, 1966) es graduado de dirección de cine. Ha publicado en diversos países y recibido premios tanto en la isla como en el exterior. El escritor inició su blog en 2009 y desde entonces ha sufrido el acoso del régimen. Fuente: CubaEncuentro *** Un libro explica los símbolos de la tumba de Borges La lápida de la tumba de Jorge Luis Borges en un cementerio de Ginebra esconde varios misterios, desde leyendas en antiguas lenguas hasta grabados sajones y vikingos, de íntima y profunda relación con la vida y obra del célebre escritor argentino. Estos enigmáticos elementos han sido rastreados y escudriñados en su significado por el investigador argentino Martín Hadis, quien reflejó su trabajo en el libro Siete guerreros nortumbrios, que acaba de editarse en Argentina. El título hace referencia a la figura principal que aparece en la lápida en el cementerio de Plainpalais, esculpida por el argentino Eduardo Longato según un diseño hecho por la viuda del escritor, María Kodama. “Es un monumento con muchos niveles de significado. La selección de los elementos de la lápida, profundamente ligados a la historia personal de Borges y con un amplio valor referencial hacia sus fuentes y sus obras, cumple con creces el objetivo de recordarlo”, dijo Hadis. Los “siete guerreros” de la tumba de Borges fueron tomados de una lápida del siglo IX hallada en Inglaterra y la imagen conmemora un ataque vikingo a un monasterio en la isla de Lindisfarne (Nortumbria) en 793. En su anverso, la lápida de Borges también contiene el nombre grabado del escritor y una frase en inglés antiguo, extraída de un poema sajón sobre la Batalla de Maldon, traducida como “y que no temieran”. “El combate de Maldon, a Borges le recordaba la íntima discordia entre sus dos linajes, el inglés, culto y erudito, por un lado, y el criollo y marcial, por otro. Y encontrar algo bélico y sajón al mismo tiempo fue como cerrar esa discordia”, explica Hadis. También en el anverso de la lápida hay una cruz celta, que remite a la cruz de Gosforth, erigida en Inglaterra en el siglo X por descendientes de vikingos y que en su columna, de cuatro metros, contiene grabadas escenas de tradiciones paganas y cristianas. “Esto remite al cristianismo anglosajón de Borges, que no fue un hombre de fe pero continuó buscando una certeza religiosa hasta el fin de sus días. Era agnóstico pero no ateo y así se convirtió en un peregrino de muchas religiones”, dijo Hadis. En el reverso de la lápida están grabadas dos frases y un barco vikingo. Una de las frases está escrita en escandinavo antiguo y, traducida, dice: “Él toma la espada Gram y la coloca entre ellos desenvainada”, tomada de la Volsunga Saga, texto islandés de finales del siglo XIII que relata la historia del héroe germánico Sigurd y que Borges menciona en su obra. El navío vikingo representa el “viaje a la eternidad” y fue tomado de una de las llamadas “piedras ilustradas” de la isla de Gotland, Suecia. La otra frase es la dedicatoria “De Ulrica a Javier Otárola”, nombres de los personajes del cuento “Ulrica” y que secretamente utilizaban Borges y Kodama para llamarse entre sí. Fuente: EFE *** Élmer Mendoza ingresa a la Academia Mexicana de la Lengua El novelista y dramaturgo Élmer Mendoza (Culiacán, 1949) ingresó como académico correspondiente en Culiacán, Sinaloa, a la Academia Mexicana de la Lengua, luego de una sesión plenaria llevada a cabo por miembros de este organismo el pasado 11 de agosto. De tal suerte, explicó en un comunicado la AML, que esta centenaria corporación honra a tan destacado escritor y se enriquece con su presencia entre sus miembros de un sobresaliente novelista, dramaturgo, innovador literario, maestro universitario, incesante animador de la lectura y promotor de instituciones culturales. El autor dijo que accede a la institución con el propósito de “ayudar a definir vocablos y expresiones” del norte de México y tratar de enriquecer el Diccionario de Mexicanismos. “Ahora que la literatura que escribimos los que vivimos por acá (en el norte) ha ganado lectores, a algunos no les viene mal que les expliquemos de qué estamos hablando”, explicó. La labor que va a desarrollar es un trabajo “muy pertinente” del que él mismo no tenía conciencia hasta hace poco, cuando el éxito internacional de sus novelas le obligó a trabajar de manera estrecha con sus traductores y se dio cuenta de lo “arduo” de su labor. “Hay necesidad de explicar muchas de las construcciones que nosotros utilizamos. Las explicaciones tienen que ser tan precisas y completas porque no sólo se trata de una expresión, un vocablo, sino que se trata prácticamente de una cultura, de una forma de ser, de ver la vida”, asegura. Otros términos que podría ayudar a incorporar son “bichi” (desnudo), “chola” (órgano sexual masculino), o “cuisuqui” (inquieto). “Me gustaría mucho que estuvieran los que tienen que ver con las relaciones humanas. Por ejemplo, en el asunto de las relaciones sexuales. No he escuchado en otra parte que se utilice la palabra ‘matar’ para eso (tener sexo)”, agrega. Ante los anglicismos, sobre todo los que llegan desde Estados Unidos, el nuevo académico mexicano no siente repulsión ni desagrado, al contrario, piensa que “enriquece al español”. “Si son la cultura más poderosa del mundo, que ha generado muchísimas señas de identidad, es un placer compartirlo. Yo así lo detecto”, afirma Mendoza, un consumado lector de literatura estadounidense. Le entusiasma que haya en Estados Unidos cada vez más interés por los autores que escriben en español, y siente que es cuestión de tiempo y responsabilidad de los 500 millones de hispanohablantes del planeta lograr que su lengua goce de más consideración en ese país. “Ellos son muy fuertes. Compartimos casilleros desde hace tiempo y qué bueno que crezcan”, señala. En relación a la violencia de su país, piensa que la proliferación de términos asociados con el crimen organizado es una consecuencia natural de una situación que ha capturado la atención social y mediática en los últimos años. “Ahora con el asunto de la ‘guerra’ (contra los cárteles lanzada por el presidente Felipe Calderón en diciembre de 2006) surge la necesidad de nombrar, de descubrir cómo nombran ellos ciertos eventos. También enriquece el panorama”, sostiene Mendoza. Destaca la riqueza que hay, por ejemplo, al recurrir a términos para quitar la vida como “escabechar”, “darle cran”, “darle piso”, “darle p’abajo” o “encobijar” (dejar un cadáver envuelto en una manta o tela), que se han popularizado. “No tiene nada que ver con expresiones del siglo XIX, por ejemplo ‘se lo mandamos a San Pedro’. Esto es como una fortaleza que implica una carga de crueldad”, apunta. Mendoza es autor de tres volúmenes de cuentos: Mucho qué reconocer (1978), Trancapalanca (1989) y El amor es un perro sin dueño (1992), así como de dos de crónicas sobre el narcotráfico, Cada respiro que tomas (1992) y Buenos muchachos (1995). Actualmente enseña en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Desde su primera novela, Un asesino solitario (1999/2001), Mendoza se había dado a conocer, a juicio de Federico Campbell, no sólo como el primer narrador que recoge con acierto el efecto de la cultura del narcotráfico en México, sino también como autor de una aguda y vivaz exploración lingüística de los bajos fondos mexicanos, convertidos en rigurosa materia literaria. El nuevo miembro de la AML es nativo del lugar del que hace menciones y ambientaciones comúnmente en sus obras, como se puede apreciar en Un asesino solitario, y con mayor regularidad en El amante de Janis Joplin, bajo el seudónimo de “Col Pop”, Efecto tequila y Cóbraselo caro. En noviembre de 2007 ganó el III Premio Tusquets de Novela, por decisión unánime del jurado, por su obra Balas de plata, mismo que se le otorgó durante la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. En 2010 publicó La prueba del ácido, en donde retoma al personaje de Edgar “El Zurdo” Mendieta, quien también protagonizó su novela Balas de plata. Actualmente, la Academia Mexicana de la Lengua cuenta con 32 académicos activos y uno más electo, así como 23 concurrentes (los que trabajan desde sus lugares de origen y sólo sesionan en momentos puntuales), entre los que está Mendoza. Fuentes: EFE • El Informador *** Profanan monumento a Miguel Hernández Fue profanado el pasado viernes 12 de agosto el monumento al poeta español Miguel Hernández en San Sebastián de los Reyes, al norte de Madrid, según denunció el editor y periodista cubano Iroel Sánchez Espinosa en su blog La pupila insomne (http://lapupilainsomne.wordpress.com). “Al parecer, en la península ibérica hay fuerzas que no han terminado de destilar su odio contra el poeta que el franquismo hizo morir en la cárcel”, dijo Sánchez Espinoza en su nota “Una España que me hiela el corazón” (http://bit.ly/nwRxbQ), donde muestra una fotografía en la que se aprecia cómo el rostro del poeta fue cubierto con pintura roja, mientras que en el resto del documento fueron inscritas leyendas como “Rojos no” y “Arriba España”, junto a cruces esvásticas. El denunciante aclaró que ya el domingo se había limpiado el monumento restableciéndolo a su situación original, “pero muy vivas deben estar su obra y sus ideas cuando despiertan tanto odio entre los enemigos de la poesía y la militancia comunista que Miguel Hernández supo unir de manera ejemplar”. Fuente: La pupila insomne *** Falleció el ilustrador argentino Francisco Solano López Francisco Solano López, quien ganara popularidad como dibujante del cómic El Eternauta, creado por Héctor Germán Oesterheld, falleció a los 83 años el pasado viernes 12 de agosto en un sanatorio de Buenos Aires, luego de sufrir una hemorragia cerebral, según sus allegados. Las cenizas del ilustrador, nacido en 1928 en Buenos Aires, serían depositadas en el cementerio de Recoleta. Solano López se inició en 1953, cuando ingresó a la editorial Columba, dos años antes de que se creara la dupla con Oesterheld para la serie Bull Rocket de la revista Misterix. Más tarde, Solano López se incorporó a la editorial Frontera, de Oesterheld, con quien trabajó en varios cómics, entre ellos El Eternauta, que narraba las aventuras y desventuras de Juan Salvo, viajero del tiempo que trata de salvar a su familia de una tragedia inminente. Realizada en dos años, de 1957 a 1959, la historia es una crítica contra el individualismo social y un canto a favor de la unión de los hombres para contrarrestar el avance de sistemas antidemocráticos. “Oesterheld decía que El Eternauta era su versión de Robinson Crusoe. El grupo humano del cómic son unos náufragos que se encuentran rodeados por la muerte, mientras que Crusoe estaba rodeado por el océano Pacífico. Ambos luchaban por sobrevivir echando mano de lo que tenían a su alrededor”, recordó una vez el dibujante argentino. La muerte del ilustrador se produce al mismo tiempo de la puesta en circulación en México, por el sello RM, de una edición de El Eternauta con prólogo de Juan Sasturain, y publicada con la finalidad de que el lector que no esté familiarizado con la obra se adentre en esa historia de ciencia ficción que “deviene profecía”. Con la edición a cargo de Ramón Reverte y el diseño de portada de Jorge Aldrete, en la presentación del libro efectuada a principios de agosto en la Embajada de Argentina en México, el investigador argentino-mexicano Néstor García Canclini destacó que El Eternauta fue una historieta que al poco tiempo de publicarse en capítulos en la revista Hora Cero Semanal, se convirtió en un clásico de los cómics internacionales, para luego, durante años, permanecer inédito. “Ha sido pirateada y publicada de manera precaria, ha habido continuaciones por otros historietistas tras la muerte de Oesterheld; también se ha intentado filmarla por cineastas ilustres como Adolfo Arastirain y Fernando Solanas, hasta que finalmente, luego de varias gestiones, Lucrecia Martel logró llevarla al cine, cinta que al parecer será proyectada este 2011”, comentó García Canclini. Fuentes: EFE • La Jornada *** Muere a los 77 años la poeta mexicana Margarita Villaseñor Margarita Villaseñor, quien en abril de este año recibió un homenaje en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) por sus 77 años, falleció la madrugada del pasado viernes 12 de agosto en Ciudad de México a causa de un paro cardiaco, informó el escritor Julián Robles, amigo y colaborador de la autora. Villaseñor había nacido en la capital mexicana el 30 de abril de 1934. Fue licenciada en letras francesas por el Instituto Francés de América Latina (IFAL), maestra en letras españolas por la Universidad de Guanajuato, doctora en letras españolas por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y doctora en literaturas comparadas por la Universidad de París. Fue directora de la imprenta y la editorial de la Universidad de Guanajuato, desde donde publicó importantes obras de la literatura mexicana. Asimismo colaboró en periódicos y revistas, fue subdirectora del Departamento de Difusión Cultural de la Unam y tradujo obras de Arthur Miller, Arthur Koestler y Dario Fo. La obra de Villaseñor le mereció el Premio Xavier Villaurrutia en 1981, por su poemario El rito cotidiano. Su obra poética se compone de los libros Poemas (1956), Tierra hermana (1958), Poemas cardinales (1962), La ciudad de cristal (1965), El rito cotidiano (1981) y De muerte natural (1984). De acuerdo con Robles, Villaseñor trabajaba en un nuevo libro con poemas inéditos, que sería publicado por Siglo XXI Editores. Es autora de las obras de teatro La gesta de Juárez (1972), Apocalipsis 1910 (1973), El árbol de la vida (1973), Los sueños de Quevedo (1974), Entremeses de la Nueva España (1974) y Camino negro, así como de la telenovela El extraño retorno de Diana Salazar (1988). Una de las grandes poetas del siglo XX en México, su trabajo fue respaldado por grandes plumas, como las de Rosario Castellanos y Pedro Garfias, quienes prologaron obras suyas. Sin embargo, agrega Robles, su obra no fue lo suficientemente reconocida. “A la obra poética de Margarita Villaseñor le falta reconocimiento, porque es una obra que llega directamente al público, no es críptica, apela a cualquier lector, pero a pesar de eso tiene hallazgos importantes dentro del lenguaje, sin renunciar a la experimentación. Podía tener un contacto muy directo sobre el público, sobre los lectores”, destacó. Fuentes: La Jornada • Milenio *** Borges no utilizaría las nuevas tecnologías, dice Kodama La escritora y presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, María Kodama, aseguró el pasado lunes 15 de agosto en Santander que “de estar vivo Borges, no utilizaría las nuevas tecnologías”. Según explicó la viuda del autor de El Aleph, ni siquiera tenía televisión y la última vez que se sentó frente a ella fue cuando el hombre llegó a la luna. En este sentido, Kodama aseguró que Borges tampoco estaría de acuerdo con la “deformación” del lenguaje que se está produciendo a través de los mensajes de telefonía móvil, en los que, recordó, se emplea “una especie de signos y se abrevian las palabras”. “Sé que pensaría así porque ya lo decía respecto a los medios que estaban en uso cuando él todavía vivía”, apuntó Kodama en una rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en la que intervino, junto al escritor y poeta Marcos Ricardo Barnatán, con motivo del Seminario “Borges revisitado a los 25 años de su muerte”. También en relación con las nuevas tecnologías la escritora criticó que en muchas ocasiones aparecen imprecisiones en Internet que “deberían corregirse”. Subrayó uno en concreto “repetido” sobre la obra de Borges “El jardín de senderos que se bifurcan”, que a menudo aparece escrito como “El jardín de los senderos que se bifurcan”. Se trata precisamente de una equivocación que “molestaba mucho” a su marido porque “contradice” el sentido del libro. La viuda de Borges afirmó que en la actualidad hay un “mayor acercamiento” hacia la poesía del escritor, quien, a su juicio, “se alegraría muchísimo” al comprobarlo porque en realidad “su ideal era ser poeta”. En esta línea, señaló que incluso la prosa del autor de Historia de la eternidad era también “poética” por “el rigor y la precisión”. Como presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges —que tiene por finalidad difundir la vida y la obra del escritor argentino—, Kodama recordó algunos de los logros, como la firma de un convenio con la Universidad de Cuyo, en Mendoza (Argentina), en virtud del cual la institución impartirá la primera maestría en literatura argentina contemporánea. Asimismo, la escritora recordó que Editorial Planeta acaba de publicar el último volumen de la obra anotada de Borges por el profesor Rolando Costa Picazo, una obra “muy cuidada” que, según adelantó, se presentará en la Academia Argentina de Letras y que será útil tanto para jóvenes de 16 años como para universitarios, lectores e investigadores. Por su parte, el poeta y escritor Marcos Ricardo Barnatán, autor de Borges, biografía total, consideró que la obra del Premio Cervantes “ha tenido mucha suerte” porque, según dijo, el “interés” que despierta es “tan intenso como en vida”. Finalmente, mostró su satisfacción por el hecho de que en los últimos años se haya convertido en un poeta “de gran influencia en la poesía joven española”. Fuente: Europa Press *** Quince obras compiten por el Premio de la Crítica de Venezuela Un total de 15 trabajos están postulados al Premio de la Crítica a la Novela 2010 (http://ficcionbreve.org/premio), un certamen creado y organizado por la editorial Ficción Breve Venezolana con el fin de promover la obra novelística venezolana contemporánea, y apoyar el trabajo de autores y editoriales de Venezuela, así como reivindicar la figura del crítico especializado, según se informó el pasado 16 de agosto. El Premio de la Crítica a la Novela del Año convoca novelas publicadas durante el año anterior al de la premiación, y aspira a convertirse en una tradición dentro de la industria literaria venezolana. Ya en su tercera edición, el premio cuenta con el apoyo de la Fundación para la Cultura Urbana, la Sociedad de Amigos para la Cultura Urbana y la Librería Kalathos. Las novelas que en esta edición compiten por el galardón son ¡Socorro!, de Carlos Villalba; Ausencias deja la noche, de Gonzalo Himiob Santomé; Bajo las hojas, de Israel Centeno; Blue Label/Etiqueta Azul, de Eduardo J. Sánchez Rugeles; Cadáver exquisito, de Norberto José Olivar (http://www.letralia.com/firmas/olivarnorbertojose.htm); Deambulando hacia la lumbre, de Mariana Libertad Suárez; Evocaciones de Carúpano, de Raquel Brito de Godoy; Hotel Calimura, de Drago Miskiewicz; La advertencia del ciudadano Norton, de Karl Krispin; La guerra de las Leroux, de César Ramírez; Lances, lunares y luces, de Helena Arellano Mayz; Paleografías, de Victoria de Stefano; Primavera en Berlín, de Gisela Capellin; Rosalía, de Sebastián de la Nuez; y Sumario, de Federico Vegas. El jurado de la presente edición está conformado por los investigadores Claudia Cavallin (USB), Carmen Díaz Orozco (ULA) y Oscar Rodríguez Ortiz, quienes emitirán su veredicto a mediados del próximo mes de noviembre. El premio está dotado con 6.000 bolívares y será entregado en un acto especial en el marco de la celebración de los trece años de Ficción Breve Venezolana. En su segunda edición el premio recayó sobre Bajo tierra, de Gustavo Valle, mientras que en la primera correspondió a Un vampiro en Maracaibo, de Norberto José Olivar. Fuentes: El Universal • Premio de la Crítica *** Falleció el poeta argentino Roberto Díaz La noche del martes 16 de agosto falleció, víctima de un paro cardiorrespiratorio, el escritor argentino Roberto Díaz, ganador de numerosos premios nacionales e internacionales. Díaz publicó catorce libros, además de decenas de letras de canciones y tangos que grabaron Goyeneche, Néstor Fabián y Raúl Lavié, entre otros. Hasta 2003 fue subdirector del diario La Ciudad, con el que colaboró durante tres décadas. Nacido el 23 de julio de 1938, fue autor de los poemarios Rocío en la piedra (1968), Esta ternura compartida (1973), El límite del ojo (1976), Toda sed y toda fuente (1988), Umbral de otoño (1990), Viajero de estas aguas (1997), Memoria que nos oye pasar (1998), Corazón que se abriga (2000), Oscuro labio de la noche (2004) y Música de ausentes (2006). También publicó dos volúmenes de crónicas y la novela Un hurón en las calles (2010). Además tradujo del inglés obras de autores de la talla de William Shakespeare, Oscar Wilde y William Blake. Su obra literaria mereció distinciones como el Premio Santa Clara de Asís 2010 o los internacionales Carabela de Oro (Barcelona, España), Silarus (Italia) y Rigoberto Cabezas (San José de Costa Rica). Fue declarado “Ciudadano Distinguido de Avellaneda” y “Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, y este año fue reconocido por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires por su aporte a la literatura. Fuente: La Ciudad *** Murió a los 94 años el escritor venezolano Pedro Pablo Paredes En horas de la mañana del pasado martes 16 de agosto falleció, a sus 94 años de edad, el escritor, poeta, ensayista y educador venezolano Pedro Pablo Paredes, dejando un gran legado de cultura y enseñanza en sus numerosas obras escritas, así como en su paso por diversas instituciones venezolanas. Pedro Pablo Antonio de Jesús Paredes nació en el caserío La Raya de La Mesa de Esnujaque, en el estado Trujillo, el 21 de enero de 1917, y su infancia transcurrió en la vecina población merideña de Timotes. Según cuenta el historiador Luis Hernández Contreras en su escrito sobre la vida de Paredes, el 29 de noviembre de 1939 se radicó en San Cristóbal para cursar estudios en la Escuela Normal Federal, y para 1943 recibe el grado de maestro normalista en una promoción de diez personas, y desde allí se queda para dar clases en la misma institución. En 1947 ve la luz su libro de versos Transparencia. Reside en el Táchira, pero publica en Caracas el poemario Alabanza de la ciudad, dedicado al poeta tachirense Juan Beroes, quien lo prologa. En 1953 egresa como profesor de castellano, literatura y latín del Instituto Pedagógico de Caracas. Durante una década se desempeñará como director de la Escuela Rubén González de Caracas y profesor de bachillerato en los liceos Alcázar, Urdaneta, Padre Chuecos, Santa María e Independencia de la capital venezolana. Es docente de la Escuela de Formación de Guardias Nacionales de las Fuerzas Armadas de Cooperación y en la Escuela Militar de Venezuela. Realiza también labores administrativas como Supervisor de Distrito en Caracas y trabaja en la Oficina Nacional de Alfabetización. Se convierte en columnista y colaborador de la Revista Educación, del Ministerio de Educación; Revista Nacional de Cultura, Revista Shell, y los periódicos El Nacional y El Universal. Paredes fue miembro de la Academia Venezolana de la Lengua, Asociación de Escritores de Venezuela, Círculo de Escritores de Venezuela, Sociedad Bolivariana de Venezuela, Centro de Historia del Táchira, Academia de Historia del Táchira, Sociedad Bolivariana de Cúcuta y Sociedad Bolivariana del Táchira, en la que fue durante un tiempo coordinador del boletín. Publicó El soneto en Venezuela (1962), Emocionario de Laín Sánchez (1965), Calificaciones (1966), Leyendas del Quijote (1976), Antología de la poesía venezolana contemporánea (1981), Pueblos del Táchira (1982), La ciudad contigo (1984), Bolívar escritor (1984), A la luz de Bello (1998), Entre patria y patria (1999), Gavilla de lumbres (2000), Colombia en el corazón (2001), Pura música (2002). Estuvo casado con Carmen Zambrano de Paredes, con quien tuvo cinco hijos: Rafael Augusto, Laura Josefina, Pedro Pablo (Pepe), Leda Araurima y María Colombia. Fue Presidente del Salón de Lectura Ateneo del Táchira, y en 1992 recibió el Premio Nacional de Literatura. Fuente: La Nación *** Cerrada la histórica cafetería Richmond de Buenos Aires Los sillones de estilo inglés de la cafetería Richmond de Buenos Aires albergaron a intelectuales, artistas y escritores argentinos, entre ellos Jorge Luis Borges, pero ahora el histórico recinto es una cáscara vacía, sin vida, ni voces, ni muebles. La legendaria “confitería”, como le dicen en Argentina, cerró sus puertas abruptamente en la peatonal Florida en el microcentro de la capital argentina, entre gallos y medianoches, para dejar lugar a un local de ropa deportiva de una compañía estadounidense ramificada en todo el mundo. En los años 20, Jorge Luis Borges era un poeta y ensayista de 25 años cuando se reunía con escribas de su grupo literario en la Richmond, donde cada día a las siete de la tarde y antes de la tertulia, cumplían con un rito. De pie, alrededor de una mesa, entonaban “La donna è móbile” que Giuseppe Verdi compuso para su ópera Rigoletto, pero reemplazaban la letra original por un himno propio. “Un automóvile, dos automóviles, tres automóviles, cuatro automóviles. ¡Cinco automóviles, seis automóviles, siete automóviles, un autobús!”, cantaban risueños. Años más tarde, en Historias de cronopios y de famas (1962), el escritor argentino Julio Cortázar ubicó a uno de sus célebres personajes tomando un café en la tradicional confitería. “Mientras toma café en el Richmond de Florida, moja el cronopio una tostada con sus lágrimas naturales”, relata el autor, quien vivió entre Buenos Aires y París. Incluida entre 54 cafés notables de Buenos Aires, es decir con valor patrimonial propio, la Richmond fue ocupada el martes 16 de agosto por sus camareros y empleados, la mayoría con más de 30 años de antigüedad en la firma, que quedaron en la calle y reclaman el pago de salarios caídos e indemnizaciones. Las cadenas y el candado doble que los dueños dejaron la madrugada del domingo 14 para sellar las puertas de vidrio, pintadas de blanco para ocultar el interior, fueron rotas por sindicalistas gastronómicos que ingresaron al local. “Hace 40 años que trabajo acá, me he encontrado con un despojo total. Se han llevado todo. Nos retiramos el sábado a las ocho de la noche con todo en el lugar y el domingo ya no quedaba nada”, se lamentó el mesero Luis Ángel. No hubo aviso de cierre para él y los otros 13 empleados que quedaban en la cafetería, que llegó a emplear a 40 meseros en sus épocas de gloria, pero las versiones sobre su supuesta venta para abrir un meganegocio de artículos deportivos habían sembrado la alerta. “Esto es un ícono cargado de tradiciones y costumbres. Aquí se sentaron Borges, Leopoldo Marechal, Leopoldo Lugones, hay mucha historia en sus mesas y es un lugar de encuentro de porteños”, advirtió Mónica Capurro, secretaria general de la Comisión de Preservación de Patrimonio. Capurro fue una de las impulsoras de un abrazo simbólico a la cafetería realizado a principios de agosto bajo la consigna “No al cierre de la Richmond”, pero que no logró frenar la avanzada. La Legislatura (parlamento comunal) la declaró patrimonio histórico, obligando a preservar su fachada y el edificio en general, pero no a conservarlo como lo que fue. “La Richmond era mi refugio en pleno centro de Buenos Aires. Para mí, era entrar en un lugar mágico a la salida de la oficina en medio del caos de gente, era como ingresar en una película del pasado”, dijo Hebe Piano, de 55 años. Piano no podrá más hacer sus paradas reparadoras en este tradicional salón de té, café y pastelería, género que se conoce en Argentina como “la confitería”. El señorial salón, inaugurado en 1917 y diseñado por el arquitecto belga Jules Dormal, creador también del célebre Teatro Colón de Buenos Aires, fue vaciado por los dueños el domingo 14, en medio de la oscuridad de la noche. No están más los grandes sillones estilo Chesterfield, las mesas de mármol, los billares ni las mesas de ajedrez del subsuelo: todo desapareció en la madrugada en varios camiones de mudanza, contó el encargado de un edificio vecino. Sólo quedó colgando una antigua araña en este bar de la calle Florida, hoy peatonal y una de las más comerciales y turísticas de la capital argentina, que supo cobijar también a escritores e intelectuales como Oliverio Girondo, Conrado Nalé Roxlo, Horacio Quiroga, Eduardo Mallea y Raúl Scalabrini Ortiz. Integrantes de la revista cultural Martín Fierro (1924-27), entre ellos Borges, fueron conocidos como Grupo Florida, porque la redacción funcionaba en una oficina en esa misma calle y a 150 metros del bar que los convocaba. El Grupo Florida, con la mirada hacia Europa, mantuvo una histórica polémica sobre arte y literatura con el llamado Grupo Boedo, que se reunía en el barrio homónimo, y más identificado con la realidad social argentina y las luchas obreras. Fuente: AFP *** Homenajeado en México el escritor Paco Ignacio Taibo II El escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II compartió este 16 de agosto con decenas de lectores, y en compañía de sus amigos y también escritores Fabricio Mejía Madrid y Elena Poniatowska, una velada de relatos y recuerdos sobre sus más de treinta años de trayectoria como narrador, historiador y periodista. Este encuentro, celebrado en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, formó parte del ciclo “Protagonistas de la literatura mexicana”, y en el que las autoridades culturales le entregaron un reconocimiento. “Los homenajes los da la vida y no llegué solo sino de la mano de un montón de lectores y escritores”, dijo el también profesor universitario, autor de más de 40 obras publicadas en 21 países. Para el escritor “la literatura y la vida son una misma dimensión” que a la fecha y en lo particular le ha servido como una forma de “poder contar, vivir y leer”. Consideró que la literatura “ha servido como espejo profundo de una sociedad”. “Tengo la sensación de que en tiempos como estos, la literatura es el oxígeno que necesitamos”, refirió el autor de biografías de Ernesto “Che” Guevara y Pancho Villa. Paco Ignacio Taibo II dijo sentirse a sus más de 60 años como un “adolescente”, por lo que expresó que espera seguir escribiendo otras 40 obras literarias en los siguientes años para seguir viviendo “el placer de escribir y conversar con la gente que los lee”. En el homenaje, palabra que le desagrada porque “suena a que ya estás muerto”, dijo que admira “la capacidad de resistencia de los mexicanos”. “La represión, el desempleo y muchos rostros de esta generación que han sido rechazados, pero que no cesan en seguir luchando, son los aspectos y rostros que valoro y me inspiran”, indicó. El también galardonado con el premio Planeta 1992 y tres veces Premio Internacional Dashiell Hammett fue reconocido por Poniatowska como uno de los escritores más vendidos en la actualidad y “el más apasionado de todos los géneros literarios” “Es un autor clave en la literatura mexicana”, dijo Poniatowska en el acto en el que bromeó con él y le reconoció además como un “anarquista, comunista y muy vendido —en referencia a sus obras— de Estados Unidos”. El escritor también compartió algunos pasajes y recuerdos de su infancia, como el hecho de que la primera obra que le impactó fue sobre el personaje literario Robin Hood, un hábil arquero y defensor de los pobres y oprimidos, que le regaló su padre a los cinco años. Taibo II trabaja una historia sobre la batalla de El Álamo, “no apta para Hollywood”. Fuente: EFE *** Feria de Fráncfort impulsará el negocio del libro en formato digital La Feria del Libro de Fráncfort (http://www.buchmesse.de/en/fbf), la más importante del sector y que este año tendrá lugar del 12 al 16 de octubre, anunció este 17 de agosto su intención de impulsar el desarrollo de nuevos modelos de negocio de contenidos digitales. “Las costumbres a la hora de usar los contenidos cambian constantemente. Con la interrelación de contenidos se abren nuevas oportunidades” para la industria editorial, explicó su director, Jürgen Boos, en un acto en Berlín con la Asociación Federal Alemana de Tecnología de la Información, Telecomunicaciones y Nuevos Medios. Boos subrayó que en numerosas terminales móviles se ofrecen ahora contenidos digitales en formas hasta la fecha desconocidas. “Los editores tuvimos dificultades durante un tiempo para pensar en ello”, agregó, pero, según dijo, la inseguridad de los años recientes ya se ha superado y la feria está dispuesta a hacer los esfuerzos posibles para desarrollar nuevas formas de contenidos digitales. “Tenemos que hacer todo para lograr la interacción de los medios impresos, digitales y sociales”, insistió. Fuente: DPA *** Junta de Andalucía pone en marcha una web sobre Federico García Lorca La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía puso en marcha la semana pasada una web cuyo objetivo es acercar la figura y obra de Federico García Lorca a las aulas andaluzas, en el 75º aniversario de la muerte del poeta granadino. El portal García Lorca 1898-1936 (http://bit.ly/pjwlYM), que recopila información sobre la vida y el legado del autor, así como bibliografía y material didáctico, estará abierto a toda la comunidad educativa andaluza e irá ampliando sus contenidos con los proyectos y actividades en torno al poeta que desarrollen colegios e institutos a lo largo del próximo curso. Según explicó en rueda de prensa el pasado 18 de agosto el consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, el objetivo es que colegios e institutos diseñen y aprueben durante el próximo mes de septiembre un programa de actividades que contribuya a familiarizar al alumnado con el poeta, dirigidas al desarrollo del currículo de las diferentes áreas y materias, así como a la organización de iniciativas complementarias y actividades extraescolares. De este modo, ha dicho, los alumnos también podrán conocer el “compromiso” que el poeta granadino asumió con la cultura y la educación durante su vida, en la que, según ha ilustrado el consejero, llegó a decir que “si tuviera hambre no pediría pan, sino medio pan y un libro”. Precisamente fomentar el gusto por la lectura es otro de los objetivos de este nuevo portal. Para ello, la web incluye actividades relacionadas con los libros y otras iniciativas que relacionen este evento con la historia, la literatura, el arte o el medio ambiente. El portal cuenta además con recursos educativos como publicaciones, materiales didácticos o enlaces a otras web de utilidad para el alumnado y profesorado de Educación Primaria y Secundaria. Fuente: Europa Press *** Roberto Méndez Martínez obtiene el Premio Mariano Picón Salas El jurado de la V edición del Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas decidió por unanimidad designar como ganadora la obra El tiempo dorado por el Nilo: otra lectura de José Lezama Lima, del escritor cubano Roberto Méndez Martínez, según se anunció el pasado 18 de agosto. El Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas se creó en 2001 con el propósito de honrar la obra y el pensamiento del ilustre escritor venezolano, y de estimular la actividad creadora de los ensayistas en lengua castellana. Es organizado por el Ministerio de Cultura de Venezuela a través de la Fundación Celarg (http://www.celarg.gob.ve). Según los jueces, el texto ganador “aborda de manera original el arte poético y narrativo de José Lezama Lima, más allá de la mera crítica literaria. La propuesta fundamental del ensayo permite la lectura de la obra artística y de la cosmovisión de este fundamental y polémico escritor cubano”. La novedad de la lectura propuesta por Méndez Martínez pone en evidencia, continúa el veredicto, “el alto compromiso de Lezama Lima con el arte y la producción literaria de su tiempo, en ningún momento perturbado por sus posturas religiosas, políticas y personales”. Nacido en Camagüey en 1958, Méndez Martínez es poeta, ensayista y narrador. Es licenciado en sociología por la Universidad de La Habana y doctor en ciencias sobre arte del Instituto Superior de Arte de La Habana. Miembro de la Academia Cubana de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española, es además consultor del Pontificio Consejo para la Cultura en la Santa Sede. Ha recibido, entre otros, el Premio de Poesía “Nicolás Guillén” (2001), el Premio de Ensayo “Alejo Carpentier” (2007) y el Premio Anual de la Crítica (2000, 2001, 2003 y 2007). Tiene publicada más de una veintena de obras, entre las que se encuentran Otra mirada a la Peregrina (ensayo, Letras Cubanas, 2007), El rostro (poesía, Letras Cubanas, 2007) y En la paz de estos desiertos (crítica, Editorial Cauce, 2008). El jurado ha convenido también en conceder dos menciones de honor. La primera, al ensayo Del cine porno, al cine snuff (la fusión de la sangre y el semen), del autor mexicano Francisco Enrique Muñoz. “Se trata de un texto osado que aborda con rigor analítico y estilo novedoso una temática poco considerada o de plano evadida por el pensamiento latinoamericano, constituyendo una importante contribución a la crítica cultural contemporánea”, reza el veredicto. La segunda mención ha sido otorgada a El clamor de las ruinas: una interpretación cultural de las narrativas personales de exiliadas españolas en México, de la escritora española Helena López González de Orduña. En este caso el jurado comentó que “a partir del rescate de voces poco estudiadas por la historiografía dominante, aborda problemas fundamentales del pensamiento contemporáneo como el exilo, la memoria, la construcción del género o la identidad, en un período de la historia fundamental para las luchas por las reivindicaciones femeninas”. El jurado, conformado por Héctor Díaz-Polanco (México), Pablo Gentili (Argentina) y la ganadora de la pasada edición, Mariana Libertad Suárez (Venezuela), después de examinar los 95 ensayos presentados a concurso, provenientes de México, Colombia, El Salvador, Cuba, Ecuador, Argentina, Brasil, Perú, Guatemala, España, Estados Unidos, Uruguay, Chile y Venezuela, exaltó la notable calidad de las obras presentadas, lo que expresa la ascendente riqueza y originalidad del pensamiento iberoamericano contemporáneo, y reconoció el valor que este premio le ha otorgado a la promoción ensayística en la lengua castellana a los diez años de su creación. El galardón, que será otorgado en un acto público el 19 de octubre a las 7 de la noche en la Sala de Teatro 1 del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), consiste en un diploma y la cantidad de 86.000 bolívares. Fuente: Celarg *** Presentada en México la nueva Ortografía Miembros de la Academia Mexicana de la Lengua y otros intelectuales presentaron el pasado viernes 19 de agosto en México la nueva Ortografía de la lengua española, obra que describe las normas de escritura del español en todo el mundo. “La escritura del español cuenta por fin y por primera vez en su historia con una ortografía normalizada y comúnmente aceptada por toda la comunidad hispanohablante, y que se rige por unas mismas normas gráficas”, dijo el director de la Academia Mexicana de la Lengua, Jaime Labastida. Esta obra es una muestra de que el vínculo entre las distintas academias es cada vez mayor. “La ortografía nos unifica y hace que podamos leer sin mayores problemas un libro impreso en España y en México, en Colombia o Argentina”, apuntó. “Este libro debe ser un instrumento imprescindible de la enseñanza y de la práctica de editoriales y periódicos”. El libro puede ser adquirido en las librerías mexicanas y, según la presidenta de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, también estará disponible en todas las bibliotecas públicas del país azteca. Según José Moreno de Alba, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, “no es un simple conjunto de reglas y excepciones”, recalcó. Fuente: EFE *** El mexicano Ignacio Padilla gana el premio de novela La Otra Orilla El escritor mexicano Ignacio Padilla obtuvo el viernes 19 de agosto el premio de novela en español La Otra Orilla, dotado con 100.000 dólares, con el texto El daño no es de ayer, entre 468 obras finalistas, según informó la editorial Norma en un comunicado. La novela destaca por “la extraordinaria capacidad del autor para envolvernos en una trama misteriosa, descabellada y fantasmal, pero absolutamente verosímil”, señaló en su fallo el jurado, conformado por el colombiano Juan Gossaín, el argentino Horacio Vázquez-Rial y el español Pere Sureda. Padilla, que nació en Ciudad de México en 1968, ha obtenido el Premio Nacional de Literatura en su país en las categorías de ensayo, primera novela y cuento infantil. Fue uno de los autores en 1996 del “Manifiesto del Crack”, un texto con el que se pedía la renovación de la literatura mexicana, junto a exponentes de la nueva generación de escritores de la que hace parte Jorge Volpi. La entrega del premio se hará a principios de noviembre en el marco del XV Festival Internacional de Arte de la ciudad de Cali, en el suroeste de Colombia, donde fue fundada en los años sesenta la editorial Norma, que luego expandió sus actividades a España, Argentina y México. Fuente: AFP *** Falleció a los 70 años el cineasta chileno Raúl Ruiz El cineasta chileno Raúl Ruiz murió el pasado 19 de agosto en París, a los 70 años de edad, debido a una infección pulmonar, según informó su productor François Margolin. Cineasta y teórico del cine radicado en Francia, país en el que se exilió tras el golpe militar de 1973, Ruiz alcanzó reconocimiento internacional a principios de los 80 con películas como Las tres coronas del marinero (1983) y La isla del tesoro (1985). Su filme Misterios de Lisboa le valió la Concha de Plata al Mejor Director en la edición de 2010 del Festival de Cine de San Sebastián, y al morir se encontraba trabajando en el montaje de un largometraje rodado en Chile el pasado abril, La noche de enfrente. “Se trataba de uno de los mejores espíritus de nuestro tiempo, con una cultura y una inteligencia sin igual. Fue un gran cineasta, que trató una temática muy variada y concebía su proyecto cinematográfico como un arte, más allá del éxito comercial”, indicó el productor. Ruiz, que nació el 25 de julio de 1941 y deja una carrera que supera las 150 obras, desarrolló en Francia y en Portugal gran parte de su carrera, y según Margolin, “ni él mismo sabía cuántas películas había hecho”, pero a juicio del productor, una de sus creaciones más significativas fue El tiempo recobrado, porque “encontró en el cine el mismo tipo de narración que Marcel Proust en la literatura”. Fuente: EFE *** Preparan archivo con textos inéditos de Rodolfo Fogwill A un año de la muerte de Rodolfo Fogwill, se prepara un archivo con documentos y obra inédita del escritor en Malba-Fundación Costantini, que incluye intercambio epistolar con literatos como Osvaldo y Leónidas Lamborghini, un diario de sueños y dos novelas desconocidas. Este domingo 21 se cumplió un año de su muerte; creador de novelas como Los pichiciegos o Los pasajeros del tren de la noche, entre otros libros, Fogwill describió con claridad el pulso histórico de la sociedad argentina en la ficción de sus prosas. En estos días, Malba-Fundación Costantini, de la mano de la historiadora Verónica Rossi y con ayuda de la familia, está recopilando una serie de documentos desconocidos y hasta ahora inéditos del escritor, que organizará en un archivo abierto al público. Así lo informaron voceros de prensa de su hija Vera, actriz y cineasta, quienes detallaron que entre los hallazgos cuenta su primera novela, Nuestro modo de vida, que escrita en 1980 fue encontrada en Chile con correcciones hechas en birome por Fogwill sobre un texto mecanografiado. En tanto añadieron que en 2012 publicarán por primera vez la novela La introducción y La gran ventana de los sueños, un diario con sus sueños más significativos, aunque no adelantaron qué editorial se hará cargo de esto. Los voceros señalaron que esas documentaciones incluyen “más de 400 cartas y notas manuscritas que Fogwill escondía, del año 1978 a la actualidad, con intercambios con escritores como Juan José Saer, Héctor Viel Temperley y César Aira”. El objetivo de este archivo, el primero que Malba Costantini realiza en torno a un escritor, es “recopilar y ordenar todos los documentos y manuscritos del escritor para su difusión pública”. Mientras tanto, la página web www.fogwill.com.ar sigue activa y comenzó la creación de la Mediateca (http://mediatecafogwill.blogspot.com) que tendrá el archivo visual, sonoro y gráfico del escritor. Consultada sobre futuros planes para este incipiente archivo, la historiadora Rossi indica que “aún no se ha decidido dónde va a ir el archivo” ni dónde estará situado físicamente, y que para esto “cómo mínimo, falta un año”. Todos los documentos “serán preparados para su consulta, se digitalizarán y una vez concluida esa labor se decidirá cómo continuar”, señala Rossi, y concede: “Nos encantaría que hagan actividades culturales para la difusión y conocimiento de su obra”. Rodolfo Fogwill (1941-2010) fue sociólogo y publicista, catedrático, editor de una legendaria colección de poesía; ganó la beca Guggenheim y el Premio Nacional de Literatura; fumador empedernido, tras su muerte a los 69 años por una afección pulmonar dejó como legado su actitud irreverente y la mordacidad e intuición más allá de modas efímeras que expresó dentro y fuera de la literatura. “Fue un gran escritor. Sus cuentos son perfectos. De todos, elijo ‘Japonés’. Lo extraño mucho”, recuerda el joven escritor Fabián Casas, uno de sus discípulos y amigos personales. “Es muy difícil definir todo eso”, se queja por otro lado Alberto Laiseca, consultado sobre la posibilidad de sintetizar en pocas palabras la obra, legado y persona de Fogwill. “Quique era un tipo muy solidario, dio mucho, tanto en su obra como de manera personal. Estaba muy preocupado por lo social, más de lo que admitía; lo podés ver en Los Pichiciegos (1983), la tragedia de los pibes”, dice su amigo íntimo, esta vez de la vieja guardia. ¿Con cuál de sus textos se quedaría en este momento? “Se me viene a la cabeza ‘Help a él’, que es un homenaje a Borges en donde me hace entrar a mí como personaje, cosa que le agradecí mucho: me convierte en un concheto riquísimo”. “Pero tiene cuentos muy extraños. Hace mucho, Rodolfo Walsh sacó una antología de cuentos extraños: los cuentos de Fogwill hubieran servido para esa antología. Son raros, parecen no tener explicación, sin embargo hay una explicación ontológica que el lector ve o no, si no la ve, se jode: ese era Fogwill”, concluye. Él “influyó muchísimo en mi vida, no en mi obra. Fue uno de mis principales protectores, junto con Piglia y Aira; sin ellos no hubiera publicado Los Sorias nunca en la vida. Su solidaridad era enorme”, se despide Laiseca. Algo similar recuerda la joven escritora Marina Mariasch: “Fogwill fue temerario y tierno. En la vida y en la literatura. Cuando mis hijos eran chiquitos, mientras íbamos a buscar a los más chicos suyos a las clases, me daba unos consejos de paternidad buenísimos. Y en la literatura lo mismo: esa actitud de tirar toda la carne al asador, escribir sin miedo”. “Es probable que muchos se queden con ‘Vivir afuera’, una novela que leyó una época en un puño de manera magistral. A mí un cuento que me flota en la mente casi todo el tiempo es ‘La larga risa de todos esos años’, con esa pregunta tan genial anti-melanco que se hace el texto, ¿éramos felices o no tanto?”. Fuente: Télam *** Poesía y pintura corporal se funden en Caracas “Ars poética: El lienzo es el cuerpo” se titula la actividad que fusiona la poesía con la pintura corporal y que se estará presentando en el marco de la exposición “Génesis de la identidad: una lectura histórica del arte nacional”, a celebrarse en la Galería de Arte Nacional de Venezuela (GAN), en Caracas, este jueves 25 de agosto a las 3 de la tarde. Ximena Benítez, Marianela Cabrera Pineda (http://www.letralia.com/firmas/cabrerapinedamarianela.htm), Juan Antonio Calzadilla Arreaza y César León (Ladaga Oxidada) son los poetas que, conjuntamente con los artistas plásticos Edgar José Guerrero Parrilla y José Ángel Arveláiz Zerpa, participarán en este espacio que retoma la GAN. “Ars poética”, ahora remozado bajo una visión que hace más notable la amalgama del hecho poético con otras disciplinas, se organiza con este nuevo concepto a raíz de la última edición del Festival Mundial de Poesía, según lo dio a conocer Skarlet Boguier, coordinadora de Difusión de Libros y Catálogos de la GAN y encargada de este programa. En esta oportunidad le toca el turno a la pintura, específicamente a la que toma como lienzo al cuerpo humano, para compartir con la poesía, en un proyecto ideado para conjugar la poesía con diversas manifestaciones artísticas como la danza, el teatro y la música, entre otras. En lo que refiere a los artistas invitados por el arte corporal, Arveláiz indicó que la actividad es una “búsqueda de despertar la mayor cantidad de sentidos posibles”, mencionando en su caso, aparte del hecho visual, el tacto, “cuando se dan las pinceladas a la modelo”. Agregó que se trata de “una integración del arte corporal con los poemas que se vayan a recitar, a partir de la piel, que el cuerpo sirva como lienzo, tal como se titula la actividad”. Explicó que su arte se inspirará en la poesía. “A raíz de las palabras que se vayan diciendo, se crearán cosas relacionadas, grafismos, y llegará un momento en que en la piel se proyectarán algunas letras de lo que se diga”. Señaló que la idea es “hacer una conexión entre el arte que se escuchará y el que se verá”. Por su parte, Guerrero indicó que el trabajo que realizará será con colores e imágenes sugeridas, acotando que la muchacha que será un lienzo viviente representará una máscara porque representa un misterio, “es totalmente atemporal y personal, la personalidad se la dará el artista con respecto a la poesía en mutua sincronía como obra in situ”. A su juicio, “dentro de la poesía, la música y la plástica, la disciplina está dentro de la técnica y el oficio, pero realmente se pueden abordar los mismos problemas sociales, espirituales y políticos, inclusive de manera compartida”. Añadió que “también está el trabajo y el estudio de la intervención del ser humano como propuesta creadora que nunca tiene un fin ni parámetros, los parámetros los limitan la voluntad y la imaginación”. Boguier agregó que se tiene previsto un nutrido cronograma para los próximos meses, adelantando que para octubre la poesía y el arte prehispánico serán los protagonistas de este espacio, con expresiones de cerámica, el hecho arqueológico, el arte sonoro, instrumentos artesanales y performance. Fuente: Iartes *** Feria centroamericana se realizará en El Salvador La XV Feria Internacional del Libro en Centroamérica (Filcen) se realizará entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre el Pabellón Centroamericano del Centro Internacional de Ferias y Convenciones (Cifco), en la capital de El Salvador, bajo la organización de la Cámara Salvadoreña del Libro y con Colombia como país invitado de honor. “Es parte de una lucha quijotesca por la cultura”, definió la actividad la presidenta de la cámara, Ana Dolores Fauvet. En la Filcen participarán alrededor de 500 editoriales nacionales e internaciones, provenientes de países como Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Chile, México, España e Israel. Este encuentro multilateral se realiza en el marco del Bicentenario de la independencia de El Salvador y de su nombramiento como Capital Iberoamericana de la Cultura 2011. El embajador de Colombia en El Salvador, Carlos Gamba, explicó que entre la delegación de su país se encuentra el ganador del Premio Alfaguara 2011, Juan Gabriel Vásquez. Otras personalidades que se harán presentes serán Isabella Santo Domingo, escritora colombiana de Los caballeros las prefieren brutas; la mexicana Mónica Brozón, ganadora del Premio Barco de Vapor y Gran Angular, y el cubano Emerio Medina, ganador del Premio Casa de las Américas 2011, en la rama de cuento. El secretario de Cultura, Héctor Samour, consideró importante esta feria, debido a que el “libro es como un vínculo entre el ser humano y el conocimiento”. Pero además de la gran oferta literaria, en palabras de Samour, habrá diferentes eventos culturales, como exposiciones —una sobre Gabriel García Márquez—, presentaciones musicales, talleres de poesía, círculos de lectura infantil, películas y espacios de lectura para personas no videntes, entre otras. La primera versión de la Filcen se realizó en Costa Rica en 1997; con cada año, la feria cambia su sede, convocando a todos los editores, autores y promotores de lectura de estas naciones. El Salvador es el país centroamericano donde más veces se ha realizado: la versión II, en 1998; la IX, en 2005; la XIII, en 2009, y este año se realizará la XV. La Filcen se ha llevado a cabo en Nicaragua (1999 y 2007), en Guatemala (2000 y 2006), en Panamá (2001 y 2003), Costa Rica (2002, 2008 y 2010), y Honduras (2004). Fuentes: Cámara Colombiana del Libro • La Prensa Gráfica *** Festival de Poesía en la Montaña se realizará este fin de semana La novena edición del Festival de Poesía en la Montaña (FPeM, http://poesiaenlamontana.wordpress.com) se celebrará este fin de semana, entre el viernes 26 y el domingo 28 de agosto, en las instalaciones del Centro Salesiano de Pinar Quemado, Jarabacoa, según informó la Fundación Festivales de la Montaña, que organiza cada año este evento en República Dominicana. El festival tiene por objetivo principal promover la literatura dominicana y —de manera específica— el género de la poesía como alimento del espíritu y bálsamo, puesto que, como recuerda su coordinadora general, la escritora Taty Hernández Durán (http://www.letralia.com/firmas/hernandezdurantaty.htm), “la poesía es la más pura de las artes”. Cada año, decenas de poetas de todo el país acuden a disfrutar de este evento, convirtiéndolo así en uno de los más importantes de la literatura dominicana, y que empieza a trascender las fronteras del país con la participación de poetas internacionales. En esta oportunidad, poetas de España y Puerto Rico compartirán sus versos. Hernández Durán adelantó que el programa contempla un homenaje póstumo al poeta Víctor Villegas, fallecido a principios de 2011, y otro desde las artes visuales al maestro Roberto Flores, poeta y artista plástico. También se realizará un reconocimiento especial a las Escuelas Radiofónicas Santa María, al celebrarse su 40º aniversario, por ser “eje difusor de la décima como expresión poética popular”, a partir de sus concursos anuales de este género. Del mismo modo será reconocido el poeta Mateo Morrison, Premio Nacional de Literatura 2010, por su apoyo decidido y continuo a la realización de ediciones anteriores del FPeM, traducido en su presencia y participación solidarias en este evento. El programa del FPeM 2011 contará con la realización de varios recitales a cargo de poetas dominicanos y extranjeros de todas las generaciones. Los principales exponentes recitarán la noche del sábado en “Clima de eternidad”, al igual que los invitados internacionales y la diáspora dominicana en el extranjero en “Voces sin fronteras”. “La palabra más allá de sí misma” presentará a los principales exponentes de la “perfopoesía” o la “poesía performance”, en un diálogo entre la oralidad y la acción poética. Los centros educativos de Jarabacoa recibirán la visita de integrantes de la Fundación Literaria Aníbal Montaño de San Cristóbal para realizar un taller de creatividad, además de los recitales “La poesía se pasea por las escuelas”, dentro del ciclo de apertura de este gran evento. El programa incluye un micrófono abierto de voces poéticas, poesía musicalizada, pintura y poesía, noches de bohemia, con la presentación especial que cada año trae la Fundación Literaria Aníbal Montaño, y un área especial que ha sido denominada “Café Víctor Villegas”, al igual que el ya tradicional tour ecológico por Jarabacoa “Los poetas versifican en la montaña”. Escritores galardonados, de reconocida trayectoria intelectual y ganadores de importantes premios nacionales de literatura, tanto de Santo Domingo como de diversas ciudades del país, están invitados y muchos han confirmado su asistencia a la actividad. Entre ellos pueden citarse Mateo Morrison, Ángela Hernández, José Mármol, Tony Raful, Federico Jóvine Bermúdez, Plinio Chahín, Rafael Peralta Romero, Nan Chevalier, Noé Zayas, Manuel Llibre Otero, Tomás Castro, Rannel Báez, Jorge Piña y Karina Rieke. También, Patricia Minalla, Rossalina Benjamín, Deidamia Galán, Isis Aquino, Themys Brito y María Faradzel, Ramón Saba, Luis Carvajal, Guido Riggio Pou, Yi-yoh Robles, Sarah Merán, Menoscal Reinoso y Víctor Bidó. Participarán en el evento “la palabra más allá de sí misma” los artistas de la perfopoesía Johan Mijail Castillo, Reina Lisette Ramírez, Lauristely Peña Solano, Mary Cruz Paniagua y Alexéi Tellerías, contando con la participación internacional de Michelle R. O. y José Santiago Román, de Puerto Rico, quienes realizarán una acción poético-performática durante los tres días del FPeM. La española Ivonne Sánchez Barea presentará “POEMAS Y COLOR - mujer conciencia y cosmos - retrospectiva 1991-2011”. A la convocatoria se suman representantes de talleres literarios organizados por toda la geografía dominicana, y colectivos literarios como el Círculo Literario de Sosúa y de Escritores de Mao, cuyos integrantes alcanzaron recientemente el récord de lectura corrida durante 365 horas. Fuente: FPeM *** Presentarán en Pekín obra teatral de Valle-Inclán La compañía de teatro Atalaya será la responsable de la primera representación en China de un texto del escritor español Ramón María del Valle-Inclán y, gracias a ella, de la primera traducción al chino de una obra del autor gallego. La formación sevillana, Premio Nacional de Teatro en 2008, interpretará en Pekín Divinas palabras, uno de los montajes más celebrados de su repertorio. Será en septiembre cuando la compañía que dirige Ricardo Iniesta alcance las 150 representaciones de esta pieza que estrenaron en 1998, una adaptación que supuso además su primer acercamiento a la obra de este autor que, con el tiempo, ha sido uno de los principales ejes de su estilo teatral. Fueron los responsables del Teatro Nacional de Taipei, una joya de la arquitectura oriental con capacidad para mil espectadores, los promotores de la gira asiática de Atalaya en la que, asegura el director teatral, “se han vendido ya las cuatro funciones previstas”. “A partir del compromiso adquirido en Taiwán, propusimos a la Embajada española que la obra se representara también en China”, explica Iniesta. Así, Atalaya participará en septiembre en el Festival Fringe de Pekín, una cita teatral con las artes escénicas como las que se desarrollan en Edimburgo o Avignon. Sin duda, la llegada de Divinas palabras a China supone un hito en la historia del teatro español, no sólo por tratarse de la primera vez que esta obra puede verse en un teatro en el país oriental, sino porque es también la primera ocasión en que la literatura de Valle-Inclán se traduce al mandarín, la principal forma hablada del chino. Durante la representación —en la que los actores de Atalaya interpretarán su texto en castellano— los espectadores podrán leer de manera simultánea los diálogos en la pantalla de subtítulos colocada sobre el escenario (un sistema que se emplea, por ejemplo, en la mayoría de representaciones operísticas). Según Iniesta, “se está haciendo un trabajo enorme por traducir fielmente al chino la expresividad y riqueza del castellano de Valle-Inclán”. De hecho, esta representación motivará la propuesta que el Ministerio de Cultura hará a los herederos del autor de Luces de bohemia de traducir al chino sus principales obras en un año en el que se cumple el 75º aniversario de su muerte. “Divinas palabras se puede seguir sin necesidad de entender el texto porque el trabajo físico y de voz de los actores es muy intenso, pero aun así quisimos que los espectadores chinos tuvieran un texto de apoyo”, apunta el director de la compañía. De ahí el interés por una traducción que no es sino una seña más de la universalidad de un escritor que, dice Iniesta, “nos iguala a todos y en todo el mundo, porque habla de las bajas pasiones, de los bajos instintos, de la ira, la envidia, la soberbia, pero en clave de tragicomedia. Permite la sonrisa cruel aunque se esté hablando de desgracias”. El esperpento que lo llamó Valle-Inclán, que “Goya anticipó en sus lienzos”. Con esta visita a Asia, Atalaya amplía su presencia internacional: con China son 33 los países que han acogido, en teatros y festivales internacionales, algún montaje de esta compañía que es, por méritos propios, todo un referente en el teatro iberoamericano. Y no sólo por el trabajo de sus magníficos actores, sino también por la labor que se realiza desde el centro de investigación TNT situado a la espalda del Vacie, una de las zonas marginales más tristemente célebres de Andalucía. Montajes como el de La casa de Bernarda Alba, protagonizada por mujeres del poblado chabolista, o El sueño de una noche de verano, con jóvenes sevillanos en riesgo de exclusión, dan fe de la vocación didáctica e integradora de sus responsables. Fuente: Diario de Sevilla *** Coetzee clausurará Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires El escritor sudafricano y ganador del premio Nobel 2003, J. M. Coetzee, cerrará el 18 de septiembre las jornadas del Tercer Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba), con una lectura pública de un texto de ficción inédito. La presencia de Coetzee y un homenaje a la literatura brasileña, son las actividades principales que presenta la programación del Filba, que se realizará del 9 al 18 de septiembre y que congregará a 50 escritores argentinos y 25 extranjeros. Coetzee obtuvo el Premio Nobel en 2003 y el Booker en dos ocasiones. El autor de Foe, Infancia y Tierras de poniente ha dedicado una sustancial parte de su obra narrativa y ensayística a desgranar los efectos producidos por un universo globalizado en el ciudadano de hoy, abordando temas como la discriminación, el status social del emigrante o las desventajas del minusválido. El Filba también recibirá a los escritores brasileños Joao Gilberto Noll, Adriana Lisboa, Luiz Ruggato, Santiago Nazarian, Joca Reiners Terron, a la académica Vilma Areas y al músico y artista Moreno Veloso, que participarán del “Homenaje a la literatura brasileña”. Entre los invitados del exterior figuran Luis Sepúlveda de Chile, Elvira Lindo de España, Ermanno Cavazzoni de Italia, Yuri Herrera de México, Cees Nooteboom de Holanda; Dag Solstad de Noruega y Erling Jepsen de Dinamarca. Esta edición —que a partir de este año tendrá una frecuencia anual— ofrecerá más de 45 actividades entre conferencias, entrevistas, mesas redondas, recitales, performances y las actividades se desarrollarán en diversos espacios culturales distribuidos en diez sedes. Entre ellas, el Malba, la Fundación Proa, Villa Ocampo, el Centro Cultural Ricardo Rojas, el Centro Metropolitano de Diseño, CCEBA sede Balcarce (ex Padelai), el auditorio de la Fundación Osde y las librerías Eterna Cadencia, Clásica y Moderna y La Boutique del Libro de San Isidro. Además, se inaugurará Filbita, un espacio destinado a la literatura infantil y juvenil, con actividades que contemplan tanto la promoción de la lectura entre niños como diversos talleres de reflexión y formación orientados a mediadores. El acceso a todas las actividades del festival será gratuito y estará sujeto a la capacidad de los espacios. Fuente: Ansa *** Casa Museo La Sebastiana declarada en sus 50 años patrimonio inmaterial En septiembre de este año, La Sebastiana celebra cincuenta años como Casa Museo, luego de haber sido inaugurada en Valparaíso (Chile) por su creador, el escritor Pablo Neruda, el 18 de septiembre de 1961. En el marco de esta celebración, se han preparado diversas actividades conmemorativas. En el programa de actividades destacan el concierto “Alturas de Machu Picchu”, que el grupo chileno Los Jaivas realizará en la Plaza Sotomayor el viernes 16 de septiembre, además de la edición de un libro conmemorativo que relata el vínculo que tuvo el Premio Nobel con Valparaíso. En este marco, el municipio de Valparaíso decidió distinguirla con la nominación de Patrimonio Inmaterial, por su carácter de patrimonio vivo y legado histórico y cultural que refleja la vida y obra del autor, además de ser un punto de encuentro y fomento de las nuevas generaciones de escritores y poetas. La Casa Museo La Sebastiana también programó para el próximo mes varias actividades relacionadas que incluyen música, exposiciones fotográficas, lecturas de poesía y mesas redondas. Fuente: La Tercera *** Expertos en el libro electrónico se reunirán en México El I Simposio Internacional del Libro Electrónico congregará a una treintena de profesionales de diversos países y disciplinas, relacionados con la edición digital, entre los que se cuentan Alberto Manguel y Kate Wilson. El venezolano Jorge Gómez Jiménez, editor de Letralia, participará en una mesa dedicada a la ciberliteratura. Del 19 al 21 de septiembre se realizará en Ciudad de México la primera edición del Simposio Internacional del Libro Electrónico (http://www.conaculta.gob.mx/libroelectronico), un evento organizado por la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y que tendrá lugar en el Museo Nacional de Antropología. El encuentro tiene el objetivo de analizar la transformación con que las nuevas tecnologías han incidido sobre las actividades de los agentes de toda la cadena del libro: escritores, editores, impresores, distribuidores, libreros, lectores, especialistas en derechos de autor y bibliotecarios. Para ello, el Conaculta ha convocado a una treintena de expertos de diversos países, quienes compartirán sus investigaciones, experiencias y reflexiones acerca del libro electrónico, su significado histórico, su inserción en la sociedad, las tendencias del mercado editorial y el comportamiento de los lectores, entre otros temas. El simposio es de entrada libre, aunque es preciso registrarse previamente. Para ello el Conaculta ha dispuesto el teléfono 41550200 (extensiones 9907 y 9908) y la dirección electrónica centrodellibro@conaculta.gob.mx. Además, habrá transmisión en tiempo real por Internet y a través de dispositivos móviles. Tras la inauguración, el lunes 19 a las 10 de la mañana, se iniciará la actividad con la conferencia magistral que sobre el futuro de los editores dictará la británica Kate Wilson, directora del sello Nosy Crow. Posteriormente, a las 11:40, se celebrará la mesa Nº 1, “El libro en la sociedad del conocimiento”, en la que participarán la española Arantxa Mellado, directora de Ediciona; el brasileño Carlos Eduardo Ernanny, de Gato Sabido, la primera tienda de libros electrónicos de su país, y el estadounidense Bob Stein, de The Institute for the Future of the Book. La moderación estará a cargo del mexicano Joaquín Díez-Canedo, director general del Fondo de Cultura Económica. A las 13:20, los mexicanos Fernando Escalante Gonzalbo, de El Colegio de México; Hugo Setzer Letsche, de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, y Alejandro Zenker, de Ediciones El Ermitaño y revista Quehacer Editorial, compartirán espacios en la mesa Nº 2, “La edición electrónica en México”, bajo la moderación de Francisco Cervantes Pérez, de la Academia Mexicana de Informática. “Viejas y nuevas formas de lectura” es el título de la mesa Nº 3, que se realizará a las 17 y que contará con el mexicano Federico Álvarez Arregui, de la Revista Literatura Mexicana; la argentino-mexicana Emilia Ferreiro, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, y el español Javier Fierro Gómez, de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. La moderación de esta mesa será realizada por la mexicana Luz María Chapela, del Programa Nacional Salas de Lectura del Conaculta. El martes 20, a las 10 horas, se iniciarán las actividades con la conferencia magistral que sobre el futuro de los lectores dictará el escritor, editor, traductor, antólogo y crítico argentino-canadiense Alberto Manguel. Luego se realizará la mesa Nº 4, titulada “Ciberliteratura”, y en la que participarán el mexicano-estadounidense Naief Yehya, de La Jornada Virtual; el mexicano Alberto Chimal (http://www.letralia.com/firmas/chimalalberto.htm), de la Universidad Iberoamericana, y el venezolano Jorge Gómez Jiménez (http://www.letralia.com/firmas/gomezjimenezjorge.htm), editor de la revista literaria digital Letralia, Tierra de Letras. La moderación estará a cargo de Antulio Sánchez, de la Universidad Autónoma Metropolitana. A las 13 horas se realizará la mesa Nº 5, “El proceso editorial del libro electrónico”, con el argentino Roberto Igarza, de la Academia Nacional de Educación; la neozelandesa Rhonda Kite, de Kiwa Media Group, y la mexicana Clara López Guzmán, del Grupo de Investigación en Interacción y eLearning de la Universidad de Salamanca. Esta mesa será moderada por Julio Trujillo, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. A las 16:30, en la mesa Nº 6, “Los derechos de autor en la era digital”, intervendrán los mexicanos José Luis Caballero, de Jalife, Caballero, Vázquez y Asociados, y Ernesto Piedras, de The Competitive Intelligence Unit, junto con el colombiano Fernando Zapata López, del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe. La moderación estará a cargo de Manuel Guerra Zamarro, del Instituto Nacional del Derecho de Autor. Con una conferencia magistral sobre el futuro del libro, a cargo de la mexicana Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, se iniciarán las actividades del evento correspondientes al miércoles 21, que continuarán a las 11:20 con la mesa Nº 7, “La biblioteca digital”, donde compartirán espacios la mexicana Lourdes Feria Basurto, de la Universidad de Colima; la española Miriam López Santos, de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, y la polaca-colombiana Malgorzata Lisowska, de la Universidad del Rosario; todos con la moderación de Oscar Saavedra, de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios. A las 13 se realizará la mesa Nº 8, “La librería virtual”, con la argentina Patricia Arancibia, del Grupo de Productos Digitales de Barnes & Noble; la brasileña Luciana Ernanny Legey, de la librería Gato Sabido, y el español Alfredo Quirós Amieva, de la Librería Cervantes, con la moderación de Nubia Macías Navarro, directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Finalmente, a las 16:30 se realizará la última mesa, “Una visión del libro para los próximos años”, con José Castilho Marques, de la Asociación Brasileña de Editores Universitarios; la española Milagros del Corral, del Comité Científico del II Foro Mundial de la Unesco sobre la Cultura y las Industrias Culturales FOCUS 2011, y el argentino-mexicano Néstor García Canclini, de la Universidad Autónoma Metropolitana. La moderación estará a cargo del argentino-mexicano Ricardo Nudelman, del Fondo de Cultura Económica. El evento concluirá a las 18:10 del miércoles con una relatoría de sus incidencias por la mexicana Elsa Margarita Ramírez Leyva, del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas de la Unam. La clausura, a las 18:50, estará a cargo de Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta. Fuente: Conaculta ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Garbo y congoja del sombrero vueltiao ================================= === Juan Carlos Guardela Vásquez ========================================== 1. Creo que todos los habitantes de Pueblecito, corregimiento de San Antonio de Palmito, Sucre, son artesanos. Lo digo porque si tuviéramos bien afinados los oídos escucharíamos, en mitad de su plaza, el runrún afelpado de cientos de manos metidas en la labor frenética del tejido del sombrero vueltiao. No hay tejedores más rápidos a lo largo de toda la sabana de los zenúes. Y para demostrarlo, más de 500 indígenas tejen el sombrero vueltiao más grande del mundo. Lo han dicho a los cuatro vientos: tendrá doce metros de ancho y tres de altura. Lo han dicho a todos los periodistas que han llegado a Pueblecito: se hará con seis mil metros de caña flecha. Lo han repetido hasta el cansancio por las cadenas nacionales de radio: unos mil quinientos metros de hilo de nylon serán usados en la costura. Una verdadera hipérbole, y es que no hay nada en estas tierras tórridas como la eficaz hipérbole. La exageración nos hace excepcionales. En la forma o en el fondo, en lo variable o lo intenso, en lo pequeño o lo inmenso. La exuberancia nos redobla, es la mejor manera de dejar de ser inéditos. Nos reafirma y al tiempo nos vincula con los otros. Lo tejen, digo, de seis a seis sentados en sillas plásticas en la plaza, que realmente es una cancha de microfútbol a la que colocaron un parasol de sacos para que el sol no los golpeara tanto. En cada jornada encienden, sobre una tarima, el equipo de sonido de la escuela pública. Esta mañana todos tejen concentrados mientras oyen la Coral de Beethoven en la emisora zenú que transmite desde San Andrés de Sotavento. A un lado de todos, de pie y coordinando cada detalle, están dos líderes de la organización de tejedores: Nariño Almanza y Erik Manuel Bruno, ambos con sombreros vueltiaos. Almanza, enérgico y regordete, mide trenzas, rectifica pintas. Bruno, quien no tiene el fenotipo de indígena zenú, al contrario: tez blanca, ojos café y abultada cara sabanera; ensarta artesanías con alfileres en una red de pesca abierta en toda la plaza. “Con este sombrero nos van a valorar más nuestras artesanías. La idea es que en muchos países reconozcan este trabajo”, dice Almanza, pero Bruno lo supera en ingenuidad: “Fue un gol que le metimos a Tuchín. San Antonio de Palmito se va a dar a conocer más”. Lo dice porque Tuchín, en Córdoba, es el pueblo que ganó la disputa de ser cuna del sombrero vueltiao. Luego de un rato la voz de Carlos Vives canta Lirio rojo. Aunque se mecen mientras tejen, ninguno se desconcentra, ni siquiera los niños. 2. El tejido del sombrero vueltiao le ocurre lo que a todas las artesanías de Colombia: los intermediarios son los que se quedan con las ganancias. Es algo ya sabido por todos y es difícil que alguien haga algo para cambiar las cosas, incluso las entidades encargadas de promoverlas durante décadas han hecho es estimulado esa plusvalía. “Así son los percances del mercado y así seguirá siendo. Un sombrero de estos, el quinciano, por ejemplo, cuesta de 15 mil a 20 mil pesos en la zona y es vendido en más de 600 mil en Bogotá y otras ciudades. Algunos como el 19 y el 27, que son más finos, llegan a costar en EEUU 800 dólares”, reprochó Almanza. Lo que hace que esta plusvalía se asemeje a la mano del Diablo es el hecho de que, contrario a la ganancia final, los indígenas de la zona reciben 600 pesos por cada metro de trenza tejida. Para hacer un sombrero completo basta una trenza de cinco metros. Muchos indígenas trenzan sólo dos días a la semana. El asunto es que el transporte en moto taxi vale el doble de lo que ganan. Además, el trabajo tiene que ser por turnos para que los restantes tejedores de otras veredas tengan también la posibilidad de tejer en el proyecto. Los nombres de 15, 19 o 27 provienen no del número de vueltas que tiene un sombrero, sino del número de hebras con las que se trenza una tira, por ello un número alto de hebras le imprime mayor calidad al producto terminado. La idea de hacer el sombrero vueltiao más grande del mundo la tuvo Denis Jaraba, una profesora de San Antonio de Palmito. Sólo bastó contarlo a algunos de los líderes para obtener apoyo. De inmediato al proyecto se le sumó el alcalde del municipio, quien lo incluyó en el Plan de Desarrollo, y de paso la Gobernación del departamento. El riesgo de construir un objeto tan grande es que colapse sobre sí mismo, por eso Jaraba se asesoró de un arquitecto. Como si se tratara de la más increíble de las medidas, durante semanas calcularon con fórmulas matemáticas el equilibrio entre el peso y el volumen, entre la dimensión de las trenzas blancas y negras, entre el alero y el cabezal, así como entre la sombra y la claridad. Jaraba llega cada mañana a Pueblecito con sus agrimensores en un Corsa blanco que parquea en la plaza. En cambio la fiscal, el tesorero y todos los vocales de la red de artesanos que teje el proyecto, llegan cada día a pie o en moto taxi desde veredas lejanas. “Con este proyecto ponemos nuestro granito de arena para mejorar la calidad de vida de los artesanos. La idea es que se tenga la osadía para algo grande. Nos ganaremos el Guinness World Records”, al pronunciar la frase en inglés Almanza contempla con curiosidad la boca. 3. El procedimiento es dispendioso. El cultivo de la palma demora tres años. Corte, raspadura, tintura, tejido y costura, demoran meses, casi un año. Se empieza por cortar las hojas, de las que se obtienen unas pencas lisas que se asolean por tres días. Las blancas se cocinan con cogollos de caña agria, naranja agria y limón. Esto las deja tiernas. Entonces se dejan de nuevo al sol. Las pigmentadas se tinturan en el fango de una ciénaga ubicada a 10 kilómetros a pie, espeso barro que traen en pesados barreños. En ese fango demoran tres días las pencas. Luego se lavan y son puestas al sol dos días para volverlas a meter en el barro una vez más por 72 horas. Se lavan y se colocan, otra vez, al sol. Ya secas se ponen a hervir con bija, una planta rojiza. Se repite el proceso de hervido. Ya secas, tanto tinturadas como blancas demoran una noche a la luz de la luna. Los artesanos insisten en la importancia de ese baño de luz de luna porque se ponen tiernas. Después de todo esto viene el tejido, la labor más ardua. Trenzar es una actividad meditativa y profunda. Acaso repleta de amor y de espera. Si por un instante se pierde la atención se arruinaría el proceso. No es de obediente naturaleza y no es una labor mecánica, como creemos. Debes tener la disposición de encontrar significado en las tareas ordinarias, encontrar el vínculo, el valor y la belleza en las cosas sencillas; en vez de exigirle a todo un drama cósmico, un entretenimiento sin par o una intensidad extraordinaria. Para apreciar mejor al sombrero vueltiao no debes mirarlo en su dinámica de apoteosis. Tejer un vueltiao es como el acto de descascarar el arroz para los monjes zen. La trenza zenú no es macramé. Exige una comprensión distinta, es un entrecruzado de la realidad. Contrario a lo que piensan muchos una trenza zenú no es un tejido múltiple sino multiforme. Tiene distintas profundidades y capas, algo que no puede entenderse con la simple mecánica del telar. Por eso se hace a mano, más que a mano se hace a dedo. Cada dedo tiene una danza perteneciente a un orden profundo. Aquel que piense construir una máquina para el tejido del sombrero vueltiao fallará en su intento, tendrá un tejido burdo que se quebrará, un pellejo sin vida. 4. Es posible que el sombrero haya sido instrumento ritual en la jerarquía y los credos mágicos-religiosos de los zenúes. Desde Norteamérica hasta la Patagonia el tejido es sagrado para los indígenas. Cronistas describen al tejido como forma de escritura, tal como pasó con los quipus entre los incas. A través de un tejido enviaban razones, sacaban cuentas, contaban noticias del reino. Según la iconografía precolombina los tejidos definían los mitos de la Creación; la tejedora podía, en su labor, modificar sucesos (epidemias, guerras, inundaciones). Se detallaban sacramentos, maneras de adivinar y el arte de curar. Fue usado por Alejandro Durán y los Gaiteros de San Jacinto, Carlos Lleras Restrepo se lo puso en su campaña por la costa en 1966, acaso fue el primero que le halló su potencial simbólico. Se le vio a Katharine Hepburn en una película. García Márquez lo ha lucido en muchas ocasiones. El “Happy” Lora lo usó en el ring cuando se coronó campeón mundial gallo en 1985. Lo lució Juan Pablo II y, hace poco, Elena de Borbón. Es proverbial el que Bill Clinton guardó en la Casa Blanca. Lo llevan con orgullo deportistas y reinas. Se le ve en entregas de premios Grammy Latinos y se impuso como patrimonio cultural de la nación mediante la Ley 908. Visitó todos los confines. Subió todos los escaños. Tiene su reinado, su feria y su festival nacionales. El símbolo de Colombia no es la orquídea, el cóndor, el café o el Carnaval de Barranquilla; es esta prenda indígena. Un atavío que concede al que se lo pone una cercanía con la música. Enciende otro tipo de inteligencia, la del cuerpo. Aunque sea suntuosa vistosidad no se trata de una escena de jactancia, es algo más; otorga la investidura del garbo. Pero hoy es añadido a una vestimenta de muchachitos de ciudad con gafas Police, camiseta, pantalones camuflados y poncho, o como insignia de rico. Hace parte del kit de lo colombiano impuesto por las élites en donde lo costeño sólo es asumido en su aspecto rudimentario acompañado de pulseritas plásticas. Detrás de esa pantallería hay creencias e imágenes que se entronizan en metáforas modernas, fardos ideológicos que sirvieron (y sirven) para la exclusión social y étnica. ¿Es el sombrero el fortalecimiento de una identidad étnica o la integración de estos indígenas a un compendio de “lo nacional” que termina mancillándolos? La riqueza de nuestra legislación cultural, esa que nos ayuda a comprender al otro y que se basa en nuestras diferencias, ha vigorizado precisamente las diferencias económicas y de clase. Tanto que hasta en la finura del sombrero existe un rasgo o clave clasista. Por otro lado, prevalecen los imaginarios criollos y mestizos que pisotean el legado de nuestros indígenas. Discursos y creencias higienistas sobre lo limpio. En todas las épocas estas ideas estigmatizantes establecieron una visión moderna, autoritaria y etnocida contra indígenas y negros instaurándose como discurso, política y hasta programa de desarrollo aunando de paso lo pestilente a estas etnias. La suciedad entendida como una construcción cultural fue permeada por procesos de diferenciación y polarización social o etnoclasista. Así mataron su lengua. Fue una higiene bien realizada. Había que eliminar de los modos públicos de expresión al multilingüismo y la multiculturalidad. La lengua de los zenúes (como muchas otras) fue equiparada a la excrecencia. Entonces les quedó un español de apócopes y barbarismos: Trasantegeyerote: anteayer. Maizmirillo: maíz amarillo. Jurgate el choto: hurgarte el trasero. Morro: romo. Me embalsé: me excedí. Lajatofo: la fotografía. Azúa: azul. Bejuco: teléfono. Calabacito alumbrador: bombillo. Zarapa: comida. Flaviar: burlar. Los zenúes fueron expropiados en todas las épocas desde la Colonia. Pero fue mayor cuando se detectó el petróleo en el territorio o creció la figura del terrateniente. Siempre se buscó formas de legitimar el robo. En los 70 esa lucha se ligó a los movimientos sociales indígenas y a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos bajo la línea Armenia, pero benefició a los terratenientes que dejaban invadir pedregales que luego el Estado se vio obligado a comprar. Luego de la Constituyente, muchas tierras se benefician con garantías de inalienabilidad, inembargabilidad e imprescriptibilidad a favor de los resguardos, pero un buen porcentaje aún está en el limbo. La región ha tenido presencia paramilitar durante décadas y varios de sus dirigentes hoy son investigados por parapolítica. Hay macroproyectos al lado de un modelo económico con ganadería extensiva, latifundio y concentración de tenencia de la tierra, pero con altos niveles de pobreza. En estas circunstancias de violencia, empobrecimiento, inversión económica y ubicación geoestratégica, resisten en sus propias leyes. Pero la mala semilla germinó. Son ya legendarias las vivezas de algunos caciques y capitanes que han sacado provecho al pueblo zenú, como Antonio Martínez Hernández y Pedro Pestana, quienes robaron millones de regalías a través de una Empresa Solidaria de Salud (ESS) que aún funciona. Hoy son reos ausentes, se esconden en veredas y mandan sobre la población. El cacique José Miguel Clemente purga pena por parapolítica en Corozal. Fue impuesto varias veces por hombres armados y tuvo la desfachatez de robarle a cientos de niños indígenas miles de pares de zapatos enviados por el gobierno. Sin embargo todos consideran que fue una víctima del sistema. Hay diputados, concejales y capitanes por todos lados pero el panorama no cambia. Lo único que cambia son las buenas costumbres de esta gente que tenía una larga tradición de convivencia. Hay cupos universitarios especiales para los indígenas en la Universidad Nacional de Colombia y en todas las universidades privadas del Caribe. Pero prestigiosas familias de la región compran esos cupos por 200 mil pesos arrebatándoles la oportunidad a los jóvenes indígenas. No es raro ver algunos estudiantes que aseguraron sus cupos aunque tengan ojos castaños, barbillas y narices estilizadas, que no serían capaces de asegurar que son de alguna etnia. Lo mismo ocurre con la exoneración del servicio militar. Todo porque los capitanes expiden certificados de etnia a quienes no son zenúes. Se sabe de empleos a indígenas generados por algunos municipios de Sucre y Córdoba. Pero éstos (y la paga) tienen que ser compartidos con otros indígenas. A parte de eso tienen que pagar mensualmente al capitán que consiguió el “contrato”. 5. Una mujer de unos cincuenta años me llama desde la puerta de su rancho, con sigilo, para que nadie en la plaza se dé cuenta. Dice que su nombre es Santa Isabel Beltrán y que cariñosamente le dicen Checha. Tiene las manos callosas y llenas de tintura. Me lleva a su sala y saca de un armario una trenza. La lleva a mis ojos para que la detalle. Bajando la voz, como si me estuviera diciendo el más grande secreto de los zenúes, dice: “Es una trenza 32. Ya nadie aquí hace este trenzado. Yo solita la hago y me demoro cinco semanas en hacer medio metrico. Estoy preparándome para entregarle un sombrero al Presidente cuando venga”. Contemplo la pieza de unos 10 centímetros de largo. Es tupida y fina, con cierto toque brillante y de una tersura impresionante. Parece una tela. Entiendo entonces que tejer un sombrero de 32 pares es una labor titánica. “Este sombrero es tan fino que se puede guardar en un bolsillo sin que pierda la forma. Como un pañuelo. Se lo estoy enseñando a todas las niñas de la comunidad”. En sus ojos se ve. Checha trata de recordar relatos de sus ancestros. Pero no puede. Acaso relatos de grandes reinos perdidos, vastas migraciones y guerras seculares en las que los hombres eran ayudados por la brisa, el río, las aves. Reyes que guiaban a sus gentes en las travesías y que si morían era porque, en algún momento de sus vidas copiosas, habían ofendido a los dioses. Reyes de verdad, jueces justos, consejeros y oficiantes de ceremonias perdidas. 6. A un lado de Pueblecito, en la vereda Palmar Brillante, el alguacil Faustino Segundo Ferias, de 76 años, cuida del cepo. La cárcel es una choza de palma y caña flecha. Al lado de ella, en un monte, Faustino machetea achiotes. Me sonríe y se le ve, de lejos, la forma como tiene anclada su sangre de indio. Abre el candado de la cárcel. Hay un hombre de unos 20 años con un pie en el cepo. De inmediato el hombre empieza a quejarse de las picaduras de mosquitos en las noches. Faustino responde que tiene que aguantarse, que un castigo es un castigo. La cárcel es fresca pero imagino la incomodidad por los mosquitos y la humedad de la tierra en la que está sentado el preso. A un lado hay una mesa y dos bancas grandes semejando un tribunal. “Esta cárcel la construyó la comunidad porque Pedro Pestana iba a purgar su pena con la ley zenú. Pero la justicia de los blancos no lo dejó. Así que allí quedó el cepo. Como ve, está arregladito. Tiene fama. Acá vienen a purgar pena presos de los 19 cabildos”. Hace un calor infernal. Según Faustino la cárcel es a la vez un tribunal en donde es presentado el acusado, ante el cabildo, junto al capitán y un grupo de alguaciles. Entre todos deliberan las penas. Los familiares del acusado están presentes para defenderlo y arreglar las cosas con los demandantes. Se trata sólo de delitos menores porque agresiones y homicidios son ventilados por la ley blanca. Colgado de un clavo un folder curtido contiene algunos papeles en donde, según Faustino, está escrita la ley zenú. A esas anotaciones recurren cuando el cabildo en pleno tiene algún desacuerdo en cuanto a las penas que tiene que imponer. Faustino cuenta un incidente donde tuvo que demostrar arrojo: un hombre se fue con mujer e hijo a raspar palma a Antioquia. A los veinte días regresó solo. De inmediato, una voz maledicente regó el chisme de que había enterrado vivos a su mujer y su hijo. “Vinieron los paracos a llevárselo. Casi lo matan. Pero los del cabildo nos metimos y exigimos que nos dejaran aplicar nuestra ley”. Al hombre le hicieron un juicio y lo pusieron al cepo antes de entregarlo a los paracos. Pero cuando iban 9 días llegaron vivos la mujer y el hijo. De esta manera la ley zenú salvó a un inocente. Faustino Segundo Ferias cuenta que tiempo atrás se hablaba de caciques dignos de encomio como Pedro Gerónimo Dignas y Eusebio Feria, y de muchos otros de los cuales se olvidaron sus nombres. Nunca traicionaron a su pueblo y protegieron la ley. Se sabe que en 1955, Jerónimo Linaza hizo una marcha a pie hasta Bogotá para que las élites se enteraran de la problemática de expropiación de los indígenas. Pero no fue escuchado. “El hombre vino con el corazón roto, y así se refugió en su tierrita hasta que murió al poco tiempo”. Otro hombre de arrojo fue el caciques Tiburcio Clemente y la peleadora Rosa Martínez Polo, recia mujer de quien se supo fue una de las últimas en hablar la lengua zenú, hoy extinta. Faustino muestra absoluta discreción, no explica por qué el hombre está en el cepo. Cierra la cárcel y me lleva a recorrer Palmar Brillante. En cada casa todos trenzan ensimismados. Pero en una esquina, y sin que se dé cuenta Faustino, unos niños me dicen que el del cepo le había levantado la mano a su madre. 7. En una casa de San Antonio de Palmito encuentro a varios hombres que me hablan sobre las costumbres de los indígenas. Varios de ellos cuentan sus experiencias en la zona desde hace años. Dicen que a las indias no hay que “echarles el cuento”. “Por mucho que gaste palabras, nada que te lo dan. Por mucho que te pongas romántico. Hay que agarrarlas de la mano y llevarlas al arroyo, o al oscurito del camino, o a las palmas, sin decirle nada”. Llegan otros hombres, con más caras de indios que de otra cosa (según el Dane, sólo el 10,4% de la población de Córdoba y Sucre se reconoce como indígena). Gozan contando cómo en los entierros ellos robaban la comida ofrendada a los indios muertos. Hablan con sarcasmos de sus bailes, de sus maneras del amor y su temor a las armas de fuego. “Ya no hay zungas. Yo ya no me como a las chinotas porque ahora ya les salen pelos”, reniega uno. Los imitan en su inocencia y pobreza y repiten, con burla, su español tasajeado. Narran cómo se les bebían el guarapo y el ñeque y cómo se llevaban sus mujeres aunque ellos, siempre, los atendían con tersa generosidad ofreciéndoles sus hamacas y conversas. 8. A los niños, para que sean buenos “colombianitos”, les obligan a raparse como soldaditos. Tienen cabezas lisas en vez de largas cabelleras como sus ancestros. Es el discurso patriótico lo que les han embutido a sus cabezas. Claro, la escuela los hace prosperar, los transforma y les prepara las cabezas. “Ahí van los chinos”, dicen los “civilizados” al verles llegar con sus cabezas rapadas al centro de San Antonio de Palmito. “Ahí van los chinos. Ahí van los zungos”. Y ellos les responden, con una inteligente ironía: “Ahí están los libres en la esquina. Ahí van a estar la vida entera”. 9. La madrugada del primer lunes de cada mes, un bus intermunicipal, a la orilla de la carretera en distintos pueblitos de la zona indígena, recoge el mayor número posible de muchachas indígenas mayores de 18 años que decidieron, de una vez por todas, trabajar como muchachas del servicio en la capital. Llevan el equipaje en bolsitas plásticas. Con risotadas y algarabías se acomodan en el automotor que demora 24 horas en llegar a Bogotá. Van convencidas de buscar sus destinos. Van a empeñar su libertad por tres comidas diarias y una cama al lado de los perros de la casa de quien será su matrona. A pocos kilómetros, en un salón de la Alcaldía de San Antonio de Palmito, se exhibe para cualquier visitante el gran sombrero vueltiao que fue noticia. Como pesa tanto resultó un gran ovillo desgarbado al que tienen que colocar sobre una estructura de hierro, cosa que complica su transporte. Aun así lo han exhibido en distintos parques durante las festividades de algún municipio de la región. Pero la mayor parte del tiempo yace, como un gigante dormido, en los patios de la Alcaldía, donde el sol y la lluvia lo mancillan. Se trata de un exvoto del abandono, pues no alcanzó el dinero para exhibirlo en las grandes ciudades de la costa ni para traer a los jurados desde el exterior, y se le quedó debiendo dinero a los tejedores zenúes. Sin embargo, en 2010, con ocasión del Bicentenario, la profesora Jaraba convenció de nuevo a la población y a la Alcaldía de un proyecto, al cual —de nuevo— califica de “sin precedentes”. Su excentricidad obtuvo, de nuevo, el apoyo económico de la Gobernación del departamento y del Ministerio de Cultura. Se trata de un proyecto para que los indígenas, en su trenza milenaria (lo único que les queda), tejan palabras en inglés. ** Juan Carlos Guardela Vásquez jcguardela@hotmail.com Periodista colombiano (San Juan Nepomuceno, Bolívar; 1964). Ha hecho radio, prensa y televisión. Colaborador de las revistas Semana (http://www.semana.com) y El Malpensante (http://www.elmalpensante.com). Ha dirigido varios documentales transmitidos por el canal regional TeleCaribe. Ha sido periodista para los diarios El Universal (http://www.eluniversal.com.co) y El Periódico, de Cartagena, jefe de prensa del Observatorio del Caribe Colombiano (http://www.ocaribe.org), coordinador de la revista Aguaita, asistente de la oficina de Prensa del Festival Internacional de Cine de Cartagena (http://www.festicinecartagena.org), jefe de prensa del Instituto Distrital de Cultura de Cartagena y coordinador del programa de TV Magazín cultural, de Telecaribe. Ha recibido la beca de creación del Ministerio de Cultura de Colombia (http://www.mincultura.gov.co) para escribir la novela Acabose (2007); la beca de periodismo investigativo del Proyecto Antonio Nariño (http://www.fnpi.org/pan/becas.asp) con el reportaje El edén vencido, éxodo, minería y conflicto armado en el sur de Bolívar, publicado en Semana; el Premio Regional de Crónica y Reportaje Álvaro Cepeda Samudio, el premio de periodismo Pegaso de Oro en Televisión con la serie Champeta, bacile y muerte, transmitido por TeleCaribe (1997), y la Beca Nacional del Instituto Nacional de Cultura con el poemario Las tres heridas (1993), entre otros reconocimientos. Ha asistido a talleres y seminarios de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI, http://www.fnpi.org) con los maestros Jon Lee Anderson, “Paco” Goldman, Javier Darío Restrepo y Alma Guillermoprieto. === Un paseo literario en Helsinki Víctor Montoya ==================== Realizar un crucero entre Estocolmo y Helsinki es una mágica mutación del tiempo, una forma de experimentar las sensaciones más placenteras del alma, sobre todo, cuando en un crucero que flota entre aguas gélidas, como un lujoso hotel de proa a popa, se tiene la compañía de personas que parecen haber sido arrancadas de las epopeyas del Kálevala. Para empezar, cualquier viaje por alta mar constituye de por sí una aventura inolvidable. El simple hecho de encontrarse en un universo de pasillos, escaleras, ascensores y camarotes, es una suerte de laberinto que uno acepta complacido, pues toda escalera, ascensor o pasillo, conduce a un sitio sosegado y grato. Estando ya en la cubierta de ese rompehielos del tipo Urho, que es un gigante invencible entre los bloques de hielo, ocupé mi lugar cerca del bar, bebí a sorbos una copa de Koskinkorva (bebida nacional finlandesa) y contemplé, a través de la ventanilla, el paisaje blanquecino, donde las islas emergían como osos polares y la nieve refulgía al contacto de los rayos del sol. Al cabo de un rato llegó mi acompañante de viaje, se dejó caer sobre el taburete y dijo: Este viaje no lo olvidarás jamás. Y agregó: Muchas culturas influyeron en la vida cultural finlandesa, desde los clásicos de la literatura rusa hasta el fatalismo de Edvard Munch, que tanto afectó espiritualmente a nuestros intelectuales. El pueblo finlandés posee una literatura y un idioma propios, a pesar de que las invasiones sucesivas de su territorio por los rusos, suecos, daneses y alemanes, han dejado su impronta en diversos dialectos. No obstante, según los filólogos, el idioma finlandés es uno de los más perfectos, dulces y armoniosos, y que tiene como parientes lingüísticos al estonio y, en cierto modo, al húngaro. Antiguamente, las comunidades agrícolas se agruparon en pueblos y fue ahí donde nació la literatura de la tradición oral, compuesta de poemas épicos, leyendas, cuentos, proverbios y adivinanzas. Además, la fuerte atracción por la naturaleza virgen y los paisajes silvestres dirigió el arte y la literatura hacia el carelianismo, al este de Carelia y al oeste de Rusia, la cuna de las narraciones folklóricas del Kálevala. Se sabe que los eruditos se interesaron por estos cuentos a comienzos del siglo XIX, y a partir de entonces surgió una literatura estrictamente finlandesa. El doctor Elias Lönnrot descubrió que todos los cantos del Kálevala resultaban ser los fragmentos de una misma y monumental obra. Él los recopiló de la tradición oral y formó una epopeya descrita en 22.000 versos, que fueron publicados por vez primera en 1835. Es decir, al igual que el Popol Vuh de los mayas, el Kálevala es la única epopeya popular cuyo autor es el pueblo. Cerca de la medianoche, en medio del mes más frío del invierno, bajamos al sótano del crucero e ingresamos a un baño sauna, mientras mi interlocutora me comentaba que sus paisanos aún conservaban una serie de costumbres primitivas y defectos atávicos, como eso de bañarse en una sauna de humo. Los finlandeses han construido la sauna antes que los otros cuartos de una casa, me dijo. La misma palabra sauna ha recorrido el mundo entero, sin necesidad de buscarle un equivalente en otros idiomas. Y, en efecto, recordé inmediatamente que en mi propio país, entre los altos picos de la cordillera andina, los baños termales se conocen también con el nombre de sauna. El regalo más auténtico, para cualquiera que visite Helsinki, es un baño de humo, que forman parte del paisaje y la literatura. La sauna no es un local de masajes ni un salón de belleza, sino un lugar agradable y saludable para el cuerpo, aunque las saunas en los cruceros sean demasiado sofisticadas, a diferencia de las que existen en las casas de campo, rodeadas de un bosque y a orillas de un lago. Allí uno entra en la sauna todo el año, me aseveró mi acompañante, enjugándose las gotas de sudor que le corrían por la cara. En el campo, la sauna está calentada con leña y no faltan las ramas frescas de abedul para que uno se golpee el cuerpo y se impregne de un olor alucinante. Cuando salimos de la sauna, mi cuerpo sediento exigía una cerveza fría y un bocadillo de jamón con queso. Al beber la cerveza, sentí como si echara agua helada en la hornilla. Al día siguiente, el crucero pasó por el castillo de Turka y atracó en el puerto de Helsinki, allí donde los edificios se alzan desordenadamente a orillas del mar, como si hubiesen crecido atropelladamente en medio de los bosques y el agua. Cerca del puerto había un mercadillo antiguo y en sus calles un manto de nieve recién caída del cielo, y mientras caminamos en dirección a la Plaza del Senado, entre edificios de techumbres blancas y peatones enfundados en pieles, recordaba haber leído, en alguna parte, que esta ciudad fue fundada en 1550 por el rey sueco Gustav Vasa y convertida en el centro de la administración política y económica del país por el zar ruso Alejandro I y, posteriormente, por Alejandro II, cuya estatua se levanta enfrente del Consejo de Estado, de la Catedral, de la Universidad y demás edificios que encuentran su modelo monumental en San Petersburgo. Luego de recorrer por las calles, donde el polvo de nieve bailaba sobre las luces resbalosas y agónicas de una ciudad que llama la atención del viajero, entramos en un café que me situó vertiginosamente en uno de ésos que se ven en las películas rodadas a principios del siglo XX. De las paredes pendían cuadros antiguos y en las mesas, toscamente labradas, humeaban las tazas de té y café. Todo el ámbito parecía formar parte de mí, de mi carácter romántico y hasta melancólico. Después, seguimos caminando por la ciudad, entramos en un restaurante ruso, nos sentamos a la luz de un candelabro y hablamos de los bolcheviques desterrados y ejecutados por los secuaces de Stalin. Pero, sobre todo, hablamos de la poesía social y de los amores secretos de Mayakovsky, de su pasión política que le dictó sus mejores versos y su trágico final. Como se sabe, Vladimir Mayakovsky se suicidó con un tiro en la cabeza y en el cuarto no quedó más que el olor a pólvora. Por la tarde paseamos alrededor de una iglesia de cúpulas afiladas, mientras caía una nieve que se podía coger en el aire y hacer bolas en la mano. Contemplamos el monumento erigido en homenaje a Jean Sibelius, que es una verdadera sinfonía de acero y cristal, y el monumento de Aleksis Kivi, escritor que, como dramaturgo, ha conquistado el rango de escritor nacional y cuyas obras se representan en los escenarios del mundo. Además, en honor a su talento literario se celebra cada verano el Festival de Kivi en Nurmijärvi, su pueblo natal. La nieve se hizo tan intensa que me refugié en el restaurante Elit, lugar donde se reúne la intelectualidad finlandesa. Delante del restaurante, en un parquecillo despojado de árboles, están unas piedras ovaladas y piramidales, dedicadas al escritor Mika Waltari, una de las cumbres más altas del nacimiento del “Tulenkantajat” (primer movimiento modernista que abrió las ventanas a Europa) y uno de los pocos escritores que alcanzaron renombre internacional con sus novelas históricas. Su obra más famosa y traducida es Sinuhé, el egipcio (1945). Cuando abandonamos el restaurante, paseamos por Alvar Aalto y el bulevar de Esplanadi, claro está, sin dejar de conversar de Väinö Linna, que escribió la novela El soldado desconocido, una verdadera joya de la literatura finlandesa y un cálido homenaje al soldado anónimo que participó en la Segunda Guerra Mundial, y que hoy luce su monumento de metal en una de las principales plazas de esta ciudad. Debo confesar que nunca antes había conversado tanto sobre literatura finlandesa, sobre la vida y obra de Eino Leino y Pentti Saarikoski; dos poetas que sintetizaron la lírica más perfecta de este país nórdico y dos vidas que fueron el fiel reflejo de esas almas en permanente conflicto consigo mismas y con su tiempo. La vida y obra de estos escritores se parece mucho a la de mis compatriotas, le dije a mi acompañante, refiriéndome a Arturo Borda y Jaime Sáenz, dos personajes que encerraban en sí un misterio insondable. Pentti Saarikoski, que nació cerca de la frontera con Rusia, en 1937, fue considerado “l’enfant terrible” de la literatura finlandesa. Cobró fama tras haber dado a luz sus primeros poemarios, aclamados unánimemente por la crítica, y se hizo célebre como traductor de las obras de autores contemporáneos como James Joyce, J. D. Salinger y Henry Miller, y de una serie de obras clásicas donde no podían faltar autores griegos y latinos, como Eurípides, Heráclito, Sófocles, Catulo, Homero y Aristóteles. Abrazó las ideas comunistas durante la Guerra Fría y en sus columnas periodísticas no dejó de satirizar la doble moral religiosa ni criticar la actitud conservadora de las instituciones creadas por el sistema capitalista. Su vida y su obra, como en el caso de los poetas que se mueven en las periferias aun estando en el centro de mira de todos, estuvieron marcadas por el alcoholismo y la desilusión. En sus apariciones públicas, ya sea entre los académicos o los amantes de su poesía, casi siempre le acompañaba una botella de aguardiente. Así fue cuando lo conocí en una tertulia literaria en Estocolmo, donde leyó sus poemas en sueco, haciendo gala de su estado ebrio, que en él era ya un estado natural, y de una cinta ancha y colorida sujetándole su alborotada cabellera. Esa noche, inolvidable para mí, lo escuché leer con una voz gangosa que parecía brotarle desde lo más recóndito del alma: “Una muchacha / bella como un diente de león / tomó mi mano y dijo / Yo soy la luz que te conduce a la penumbra / No hay por qué alardear de la cosecha cuando recojo papas / el verano fue seco, yo estaba hecho un haragán / bello como un diente de león / Tendremos que dormir con las piernas enlazadas / y encogidas / estas camas no fueron hechas para gente de nuestra talla / Les digo a las urracas que todos / los hombres de la tierra / son mis hijos y que la luz eres tú / bella como un diente de león me conduces / a la penumbra / He devorado la ciencia del bien y del mal, el cielo está nublado / las filosofías y políticas se quiebran como ramas secas...”. Esa misma noche me enteré de que vivía desde hace años en Gotemburgo, donde llegó sin más equipaje que un par de diccionarios bajo el brazo, dispuesto a compartir sus penas y alegrías con la catedrática de sociología Mia Berner; la mujer de ascendencia noruega que, a fuerza de sostener una relación nada fácil pero estampada por el sello del amor, lo acompañó hasta los últimos días de su vida. El alcohol se lo llevó a la tumba a los escasos 46 años de edad. Sus restos descansan en Heinävesi, lejos de su tierra natal, en el cementerio del monasterio de Valamo. Entrada ya la tarde en Helsinki, y mientras avanzaba en dirección al puerto para retornar a Estocolmo en ese enorme crucero llamado Viking Line, mis pies iban dejando huellas impresas sobre la nieve, como señalando el sendero por donde retornaría a interiorizarme en la literatura finlandesa y su gente. ** Víctor Montoya montoya@tyreso.mail.telia.com Escritor, periodista cultural y pedagogo boliviano (La Paz, 1958). Perseguido, torturado y encarcelado durante la dictadura militar de Hugo Banzer, fue liberado en 1977, después de haber pasado por las prisiones de mayor seguridad de San Pedro y Viacha, por una campaña de Amnistía Internacional. En prisión escribió su testimonio Huelga y represión. Se exilió en Suecia. Es autor de Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002) y Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003) Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Ha recibido premios y becas literarias y tiene textos traducidos y publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para diversas publicaciones en América Latina y Europa. === La poesía de Alberto José Pérez Luis Alberto Crespo ============== “Yo soy del Samán de Apure, poeta”, me contestó aquella mañana, no sé dónde, pero no me corro que sucedió en medio del sofoco barinés, cuando todos lucíamos cabellos oscuros y delgada silueta. Era su primera aparición en mi recuerdo, pero desde entonces Alberto José Pérez ha mudado poco de apariencia: espigado, la sonrisa escasa, la mirada de gavilán (“soy un buen gavilán”, me repite la memoria en uno de sus poemas, o algo así), casi siempre bajo la fronda de la plaza Zamora y casi nunca en las gradas del espectáculo de la nombradía. Quienes íbamos a Barinas imaginábamos hallar en la ciudad embalconada sobre el altozano andino y la mirada sobre el estribo de la tierra llana a algún poeta con apariencia y motivación próximas a Arvelo Torrealba y a Enriqueta Arvelo (la palma, la copla, el filo del mundo, el mastranto, el jinete, el vocablo áspero de soga y espuela) y no esa llanura con nombre de pueblo que es la fe de bautismo de Alberto José Pérez. Todo su talante y la lectura de su poesía, su ser y sus creaciones se resumían en alguien sin lugar visible. Estaba allí, en el centro de la canícula, como un recién llegado y ya presto a partir. Así me lo figuraba —yo todavía lo invento después de nuestro reciente encuentro—, como guardándose u ocultando para sí su educación sensible barinesa y su remota procedencia apureña. Si hubiera que alinearlo al lado, digamos, de Jesús Enrique Guédez, a quien en silueta y maneras se le adivinaba la luminosidad de Puerto Nutrias o si no lejos de la levantada poeta de Poemas de una pena, nos sentiríamos más que incómodos: su escritura, como su figura física, es de quien habita una ciudad y a ella se debe. Una ciudad, o lo urbano, donde se vislumbra Barinas, pero sin apenas entorno, a lo sumo un ave, el río (menos por donde transcurre que porque es río), alguien, cierta vividura, pues a quien leemos es al hombre que en esos espacios de región o lugar va de prisa —leo en una de sus producciones reunidas en El poeta de quien les hablo— mientras se mira al borde, al filo del mundo, en primera persona, como casi toda su obra, o sea así: “Desde esta vida apurando el paso / acostumbro mis gestos al vértigo / frío penetrante / ritmo de ojos y montaña”. De ese libro, editado hace un tiempo por la Alcaldía de Barinas, en el que su autor coteja su poética en una revisión antológica, Lubio Cardozo, como es habitual en su perspicacia de envidiable lector de poesía, destaca aquello que define el arte poética de Alberto José Pérez: “La oferta de un vivir convencional por el otro reino, aquel donde el cuerpo no se salvará de padecer los mil infortunios de la cotidianidad a cambio de salvar la belleza, el sueño y el espíritu”. Para intentarlo no tiene tiempo de ser paisajista o de tardarse en el inventario imaginístico del color local: es a él mismo y a él solo al que acude o al tiempo (“Es el tiempo quien me nombra”, anota en un poema), porque hallo en esta antología un reiterado reclamo por verse, por saberse en carne y ansia, enjuiciándose, casi siempre sin perdones o aceptándose, a menudo a pesar de sí. Para ello recurre inclusive al motivo del llamado realismo sucio o a su lenguaje, como que nada le es ajeno a esa averiguación personal con la que —y así lo señala Cardozo en la cita de hace un instante— persigue “la salvación de la belleza, el sueño y el espíritu”. Poco importa que nos moleste la frase escatológica, el puaf ante el lirismo, y se plazca en el residuo o el sucio. De allí, de lo real sustancial e intrascendente, Alberto José Pérez extrae cuanto le permite incorporarse al mundo, heridor, inaceptable, pero a la búsqueda de la imagen que conmueve aun en su rudeza, aun crudelísima, cuando dice: “Acaricio la furia / como a un perro de caza”... “Soy duro como todos los golpes”, pues se sabe “amarrado con hilos de oro”...; o bien cuando se confiesa: “Percibo la ruina / en el ojo de la perdiz” y sostiene que “un hombre se pierde / mientras mira desprevenido / el día en que vive”...; y está ella, la amada, en su propio ser, y de esta suerte lo expresa: “Abro puertas y ventanas / para que entren flores de Apure / y Alberto José Pérez / clave una bandera amarilla en sus ojos”; o en su corazón, “que cuando la nombro / tiembla con tierra y todo”. Ríe poco el poeta apureño de Barinas callejeando por la ciudad de José León Tapia o en los mentideros de los bares donde viven los seres gravemente sentimentales. Con tierra negra de tabaco en su boca y con vino ardiente de cañaveral en su palabra me mira y vuelve a declinar su origen de ninguna parte: “Yo soy del Samán de Apure, poeta”. Del mundo, se entiende. ** Luis Alberto Crespo luisalbertocrespo@cantv.net Escritor venezolano (Carora, Lara, 1941). Estudió periodismo en la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Dirigió el Papel Literario de El Nacional (http://www.el-nacional.com), diario en el que también fundó y dirigió el suplemento Feriado. Fue director de Información Cultural de la agencia de noticias Venpres. Fundó y fue consejero editorial de Letra G, suplemento de cultura del diario El Globo, y miembro del Consejo Editorial de la revista cultural del Banco Central de Venezuela (BCV, http://www.bcv.org.ve). Perteneció al equipo docente de los talleres de narrativa y poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve). Dirigió la revista Imagen. Es autor de numerosos guiones literarios y textos para libros sobre el paisaje y la geografía de todas las regiones de su país. Actualmente es presidente de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello (http://casabello.gob.ve). Ha publicado los poemarios Cosas (1968), Si el verano es dilatado (1968), Novenario (1970), Rayas de lagartijas (1974), Costumbres de sequía (1976), Resolana (1980), Entreabierto (1984), Señores de la distancia (1988), Mediodía o nunca (1989), Sentimentales (1990), Más afuera (1994), La mirada donde vivimos (1995), Duro (1995), Solamente (1997), Lado (1999), Ninguno como la espina (2000), Llano de hombres (1995), Al filo de la palabra (1997) y El país ausente (2006), y las antologías El caballo en la poesía venezolana (1981) y Los soñadores del sur: humanistas franceses en la selva venezolana (2000). === Aracne ================================================================ === Telarañas de la razón o la razón de las telarañas ===================== === Alfonso Ramírez de Arellano =========================================== Aracne, habilísima tejedora de Colofón (Grecia), osó competir con Atenea, la diosa patrona de su arte, y lo que es peor, empatar con ella en resultados. Esto provocó la cólera de la diosa guerrera, que la convirtió en araña. El mito describe cómo la diosa enfurecida rompe la obra de Aracne y la hiere con su aguja, y cómo ésta, rabiando de impotencia, decide ahorcarse. Es entonces cuando Atenea la transforma... “Pero Atenea no le permitió morir. La convirtió en araña y la condenó a tejer, suspendida en las alturas, la delicada tela que los vientos rasgan fácilmente”. Según esta interpretación el castigo consistía en asistir una y otra vez a la destrucción de la propia obra. Es como si la diosa dijese: ¿Ves qué vano esfuerzo el tuyo? ¡Justa medida a tu soberbia y a tu vanidad! Pero creo que hay algo más. Aracne es sentenciada a la repetición estéril de su propia pasión privándola así de toda satisfacción. Es una tortura propia de una diosa tan cerebral como Minerva, que nació vestida de guerrero de “la cabeza” de su padre. Aracne no puede disfrutar de lo que más le gusta en el mundo: tejer. Tejer se ha convertido en pura repetición, en compulsión sin auténtica emoción, y por tanto también en sufrimiento. En psiquiatría ese fenómeno se denomina obsesión y los artistas lo llaman perder la inspiración. Aunque la mitología grecolatina vincule la araña con la vanidad y la soberbia femeninas y otros muchos cuentos relacionen a Ella-la-araña con un personaje también femenino, maligno y prehistórico, a mí me parece un tipo más bien obsesivo/compulsivo. Desde luego si la contemplamos bajo el tópico cultural que divide a hombres en obsesivos y a mujeres en histéricas, hay que reconocer que la araña no es frívola, romántica, teatral ni sentimental, más bien se trata de un individuo frío, lógico, productivo y calculador. La historia de la araña se remonta por lo menos doscientos cincuenta millones de años, pero lo más sorprendente es que desde entonces ha permanecido idéntica a sí misma, como si no necesitara efectuar ningún cambio para sobrevivir. Lo cual implica cierta excepción a las reglas de la evolución tradicionales. ¿Qué ha ocurrido? ¿Ha alcanzado la perfección? ¿Ha muerto evolutivamente hablando? Los indios la veían como un símbolo de la libertad porque era el único ser capaz de valerse enteramente por sí mismo. Claro que eso implica una concepción bastante solitaria de la libertad. Vietnamitas, siberianos y colombianos la identificaron con una especie de Caronte que transportaba las almas de los muertos al cielo. Otros pueblos imaginativos como los africanos y los incas la adoraron como a un dios creador de estrellas. Si uno contempla el rocío o las últimas gotas de la lluvia de la tarde iluminadas por los rayos del sol en el universo geométrico de su tela, llega a la misma conclusión. Con el tiempo, la adoración y la admiración se fueron transformando en rechazo. Un rechazo que puede oscilar entre la leve repugnancia y el pánico. Hay testimonios de que ya en el siglo XV los italianos se ponían histéricos al verla. Curioso ¿no?, que la reacción sea precisamente de histeria. Se desconoce el motivo de semejante cambio. Desde Freud se ha hablado mucho del significado inconsciente de la araña, pero hay otra posibilidad, y es que la araña se constituya en un símbolo monstruoso de la razón al estilo de “los sueños de la razón” de los que hablaba Goya. Pero dejémonos de sueños y conjeturas y vayamos por partes. Características de la araña: La araña dispone de ocho patas, un par más que los insectos, lo que le ofrece cierta superioridad sobre ellos en el ataque y en la fuga, operaciones que realiza con la precisión de un karateca. También la sostienen en un plano más elevado de la realidad material. A ella la vulgaridad de la vida le da un poco de asco —prefiere la idealidad de su tela—, por eso mantiene el mínimo contacto con su superficie desplazándose sobre ella de puntillas. El ritmo con el que es capaz de pasar de la inmovilidad más absoluta al desplazamiento veloz, breve y exacto en cualquier dirección como el cursor de un ordenador, recuerda invariablemente a la danza contemporánea y a la música conceptual. Es de suponer que los seis ojos de que dispone le permiten ver en todas direcciones. Ejerce, pues, un control visual total sobre su entorno y es muy difícil, por no decir imposible, cogerla desprevenida. Además, las variedades que tejen tela, disponen de otro sistema de control y registro. Se trata de una especie de radar o sismógrafo (¿cinematrónomo?), que detecta el movimiento en la tela de araña mediante el procedimiento de permanecer unido a ella por un hilo. Ignoro si duerme o baja la guardia en alguna ocasión. De lo dicho hasta ahora, podemos obtener, aunque sea provisionalmente, una primera lista de cualidades. Se trata de un individuo rápido para atacar y para huir. Es muy cauteloso, controlador y desconfiado, quizá un punto paranoico, lo digo por aquello de tener ojos hasta en el cogote. En cuanto a la dimensión social de su personalidad podemos aportar dos datos interesantes. El primero procede de su comportamiento amoroso, si es que a eso se le puede llamar amor. La araña hembra, una vez que ha sido fecundada por el macho, aunque sería más exacto decir “una vez que ha obtenido su semen”, ya que consigue almacenarlo durante dieciocho meses, puede elegir entre tres opciones; comérselo, congelarlo o dejarlo marchar. En cualquiera de los tres casos, puede prescindir del macho. No solo de este macho, sino de cualquier macho. Esto le confiere una autonomía envidiable. ¿Envidiable para quién? De nuevo la idea de la autosuficiencia como libertad, cuando también podría interpretarse como un fracaso ante la complejidad de la complementariedad sexual y como una regresión, ya que la división sexual es posterior, evolutivamente hablando, al bisexualismo o al hermafroditismo. En el fondo se trata de un razonamiento bastante burdo: Si mi dependencia siempre es de otros seres, mi libertad estará en la soledad. El segundo, tiene que ver con su carácter indómito. La araña no se puede domesticar, o mejor dicho, no es rentable. Hubo un francés, cómo no, que consiguió tejer calcetines y guantes con tela de araña, y otro, Reamur, inventor de las incubadoras, que comenzó a criarlas, pero pronto descubrió que era demasiado caro, ya que su incapacidad para soportarse mutuamente exigía mantenerlas en jaulas separadas. Hay una excepción en lo que se refiere a la rentabilidad, respecto a la insolidaridad no conozco ninguna. Se trata de la Nephila magadascarensis, llamada también hilandera, una variedad carnívora de Madagascar, cuya hembra produce un bello hilo dorado muy apreciado en la industria textil. De su vida afectiva poco podemos decir salvo que carece de ella. Prácticamente no tiene corazón. Bueno, en realidad, posee un vaso dorsal que hace las veces del mismo y hasta unas cuantas arterias. Es lógica como un filósofo y fría como un científico, por lo que no permite que sus sentimientos interfieran su labor. Es desapasionada, es decir, despiadada. Quizá en todo ello influya su morfología. Se trata de un cefalotórax, y aunque, en principio, la ausencia de cuello no parece guardar relación alguna con la frialdad afectiva, tal vez la disposición de la cabeza sí, ya que la cabeza ocupa gran parte del espacio reservado al corazón. Su inteligencia es brillante a su manera. Nunca se equivoca. Aunque Hundertwasse considere que la línea recta trazada con regla es patológica porque no existe en la naturaleza, la araña describe vectores rectilíneos dignos de un perito industrial. Para aceptar la sugerencia de Paul Klee de que una línea es un punto que ha salido a dar un paseo, habría que considerar la posibilidad de que la araña pudiera experimentar el placer de pasear, cosa que está totalmente fuera de lugar. La araña no pasea. La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos y punto. Durante el siglo XIX, hasta que un explorador blanco no “descubría” un territorio, lo cartografiaba y luego lo desplegaba en los dorados salones de la Royal Geographic Society, prácticamente no existía. Supongo que es el sueño de cualquier cartógrafo, que el mapa sustituya al territorio. Pues bien, la araña va mucho más allá ya que ni siquiera toma el territorio como modelo. La araña teje su mapa y vive en su mapa. Para ella no hay diferencias entre el diseño geométrico de su vida y la vida misma en su tela. La araña es un animal hiperracional. Vacía de contenido los cuerpos vivos que atrapa en su tela convirtiéndolos en conceptos. También puede inmovilizarlos, objetivarlos y archivarlos para que encajen perfectamente en su red racional. La mosca ya no es una mosca, es materia de provisión (al igual que el saltamontes o la oruga). El territorio no es el territorio sino su mapa universal. Si no fuera porque los restos fósiles más antiguos encontrados de arácnidos pertenecen al Silúrico y al Devónico, diría que se trata de un experimento postmoderno. En lo artístico la fórmula es sencilla: pocas pero repetidas ideas y tono emocionalmente plano. En lo económico también: objetivos claros y bien definidos, economía de medios, el éxito como resultado y única medida evaluadora del proceso. ** Alfonso Ramírez de Arellano aramirez@diphuelva.org Psicólogo español, especialista en psicología clínica y psicoterapia de familia. Ha trabajado como actor y director de teatro. Actualmente desempeña sus funciones en el ámbito de las drogodependencias, en el que ha recibido el premio Reina Sofía 1989 y Mención de Honor 2008. Además recibió el premio al mejor artículo de 1996 de la revista europea Ítaca por su trabajo “Drogodrama y dramadependencia” y fue finalista del premio periodístico Enrique Ferrán. Compagina la publicación de relatos en revistas literarias con artículos de divulgación científica en prensa diaria. Es autor de los libros Actuar localmente en (drogo)dependencias (GID), Problemas emergentes en jóvenes y adolescentes (CSZ) y Manual de supervivencia del empleado público o cómo defenderse del político de turno (Almuzara), así como de diversos capítulos y colaboraciones en libros y manuales. Colabora habitualmente con los medios del Grupo Joly (Diario de Sevilla, http://www.diariodesevilla.es). También ha publicado relatos y artículos en las revistas El Ciervo (http://www.elciervo.es), Cuadernos para el Diálogo y El Siglo que Viene. === Las criaturas del cyborg, de Diego Muñoz Valenzuela =================== === Miguel de Loyola ====================================================== Diego Muñoz Valenzuela maneja muy bien los códigos y triquiñuelas características de la novela policial, y agrega un simpático toque fantástico a su narración, incorporando un supuesto personaje cibernético en el centro de la trama, más propio al género fantástico que al policial. Se trata de aquel codiciado robot producto de la tecnología, no sólo capaz de suplantar al hombre en sus actividades normales, en este caso, sino también de superarlo en inteligencia y aun en sensibilidad. Dicho espécimen, nominado Tom, se mueve en la novela como un personaje más, cuestionando a su creador (Rubén Arancibia) y tomando finalmente el protagonismo de la acción. Gracias a ciertas criaturas creadas por él mismo —a tal extremo llega su independencia cibernética— se desenreda el nudo policial generado, y termina siendo el héroe de la narración. La novela de Diego Muñoz Valenzuela pone así en perfecto movimiento la consabida red de intrigas propias del género policial, donde crimen y asesino son eje medular. Para escribir una buena novela, postulan los genios del género negro, basta con una buena trama. Diego Muñoz Valenzuela lo consigue en Las criaturas del cyborg, cuestionando las instituciones de inteligencia creadas durante la dictadura, a partir de la precariedad mental de sus esbirros, desamparados y hambrientos en el nuevo escenario político del país, y dispuestos a cualquier traición con tal de salvar ahora la subsistencia definitiva de sus vidas miserables. Tal es el caso de Orlando y Mariani, dos sicarios y torturadores utilizados por los servicios de inteligencia y abandonados a su suerte, tras la pérdida del poder. Desde luego, la novela remite a una realidad concreta, Chile pos dictadura, cuando las organizaciones de inteligencia creadas para mantenerse firmes en el poder todavía se mantienen vivas en democracia, aunque clandestinas, como estrategia o necesidad para preservar sus secretos más sucios. Toda esa información confidencial acumulada durante los años que ha durado la dictadura, y sobre todo, rostros e identidades de los verdaderos culpables intelectuales de los crímenes cometidos durante diecisiete años de impunidad judicial. La narración recrea los clásicos ambientes sórdidos por donde se mueven estos personajes degradados, por causa de su situación en el mundo en calidad de entes, de vehículos utilizados por el poder para alcanzar sus objetivos, y desechados una vez alcanzados. Detallando hechos y lugares con el consabido desprecio del narrador displicente que caracteriza al género negro. Exento de la piedad propia de los seres normales frente a los hechos criminales. Contrasta, por cierto, la figura del cyborg Tom, con la de los esbirros que circulan por la novela, tanto más automatizados que el propio robot. Paradojalmente, Tom termina siendo el más humano de los personajes, dotado de una sensibilidad que le permite, incluso, caer en reflexiones existenciales y filosóficas respecto a su “ser en el mundo”. A través de este juego de contrarios, de cambio de identidades, la novela alcanza el nivel de la denuncia social e ideológica, proponiendo abiertamente que este robot, producto de la tecnología, es o será en el futuro el tipo de ideal humano. El hombre ha muerto, es la frase trascendental de Michel Foucault, la cual abre la gran discusión hacia la llamada posmodernidad. El hombre ha muerto porque se acabaron los ideales, y lo asiste un nihilismo suicida, nietzscheano. Lo suplantarán las máquinas. Una idea que se viene gestando desde hace algunos siglos. Recordemos La máquina del tiempo o El hombre invisible (1897), de H. G. Wells, y por supuesto a Aldous Huxley en Un mundo feliz, por nombrar las novelas que se me vienen a la memoria en este momento. Para no hablar de Heidegger, quien es el primer filósofo que advierte el peligro de la apropiación del mundo y del hombre por la tecnología. Si el hombre ha muerto, ¿quién está en las calles?, se preguntan los franceses tras la espeluznante afirmación de Foucault por allá a principios de los años 60. La novela Las criaturas del cyborg propone una respuesta. Acaso porque la literatura y el arte es el único país donde las utopías son posibles, y cuanto más acabadas, perviven para siempre en el imaginario colectivo. En la realidad —como bien lo hemos visto a lo largo de la historia del siglo XX— fracasan, y eso, Diego Muñoz Valenzuela como ingeniero civil lo sabe perfectamente, y por eso escribe, por eso se escribe, para soñar un mundo perfecto. ** Miguel de Loyola deloyola@hotmail.com Escritor chileno (San Javier, región del Maule). Realizó estudios universitarios en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde se tituló de profesor de estado con mención en castellano en 1981, y obtuvo en 1994 el grado de magister en letras con mención en literatura. En esa misma casa de estudios obtuvo sus primeros premios literarios entre 1978 y 1981. Participó en el Taller Literario de Roque Esteban Scarpa y Alfonso Calderón, y más adelante en el de José Donoso. En 1981 obtuvo un primer lugar compartido en el concurso literario de la revista La Bicicleta. Ha publicado el libro de cuentos Bienvenido sea el día (edición del autor) y la novela Despedida de soltero (Lom Ediciones). Es secretario de redacción de la revista literaria Proa y miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile. También es editor de Ensayo y Crítica Literaria de Letrasdechile.cl. === El cuerpo poético de Plinio Chahín Jochy Herrera ================= Al comienzo eran los cuerpos Dos eventos fundamentales demarcan la transición del primate al hombre pensante: la bipedestación y la aparición de la voz; ambos parten y son consecuencias de la transformación anatómica del cuerpo físico. Como resultado el hombre se reconoce a sí mismo al aprehender sus destrezas y su capacidad de comunicación, y con ello se lanza al mundo en interminable búsqueda que aún perdura: allende en pos de la supervivencia, hoy persiguiendo las ontológicas preocupaciones de su espíritu: el Ser, el Otro y la Idea. Es decir: el sueño de su poesía. A través de las civilizaciones el cuerpo fue lugar de estudio: los arúspices babilónicos disecaban el hígado, órgano regenerador de vida, a fin de estudiar el futuro; la religiosidad faraónica se fundamentó en la preservación de sus partes; en El Hombre de Vitrubio Da Vinci lo dota de emociones ya que él es medida de todo lo existente; y en la modernidad el cuerpo es parte de nuestro “todo”: subasta, imagen, objeto de consumo, depositario del deseo, el sexo y la política. Plinio Chahín (Santo Domingo, 1959), destacado poeta, crítico y ensayista —mistagogo para muchos—, ha atrapado justamente en el escenario del cuerpo la trayectoria del inquieto pensador que divaga, anatomía en mano, a través del amor, el deseo y el misterio místico. El volumen Narración de un cuerpo, recientemente publicado por la Dirección General de la Feria del Libro de República Dominicana, reúne tales indispensables andanzas del vate en dos colecciones inéditas: Narración de un cuerpo y Ragazza incógnita. Ambas se suman a los poemarios Hechizos de la Hybris (1998), Solemnidades de la muerte (1991), Consumación de la carne (1986) y Ojos de penitente (1998), en un libro provocador del pensamiento y el corazón, hogares del sentir, y cautivador del ojo del lector desde su mismo introito: una portada reveladora de la contundente imagen del iconográfico Egon Schiele, Muchacha desconocida. Chahín ha dicho que, tras una década de silencio, “de tensión introspectiva (...) sin pudor y a despecho de tal elongado tiempo”, ha logrado estos dos nuevos trabajos a través de su exploración del deseo como fantasía ontológica del cuerpo, y el sueño como aventura de lo irracional y lo inconsciente. A mi modo de ver el autor alcanza en tal proceso, quizás sin intención expresa, lo que André Comte-Sponville observó en sus Apuntes para una filosofía de la fragilidad: el reconocimiento de que el hombre tiene un cuerpo y crea su alma. Es decir, amor, poesía y alma no son hechos dados; hay que hacerlos, y el cuerpo es su justo locus. Tal como aparece el cuerpo chahiniano que ha arropado en sí el alma, acarreando desde el inicio del texto y en referencia al desasosiego de Pessoa, los rastros del desamparo de la modernidad: Si todas las cosas están vacías y perfectas / ¿quién es el celebrado / y con qué fin? El hilo tendido de la página del cuerpo Los textos aparecidos en Narración de un cuerpo son derroche polisémico, en el buen sentido, y goce festivo de la fisicalidad del ejercicio sexual donde las “almas” del sexo —el erotismo y el amor— protagonizan la creación del poema: Innecesarias y dulcísimas / esas piernas haciéndose / en el vientre / Ayuntando ostras / veniales y verbales / como un lípido principio de lo ilógico / Inmóviles después manos ociosas contenidas / y dominadas (...). Miembros en acción, deseo en marcha, amor a sombra, va Chahín trazando “sobre el hilo tendido de la página del cuerpo”, una madeja de palabras que sacude a Dios; que escarba en el reposo del cuerpo ese raciocinio que la desazón del poder y la ambición nos ha robado; que “obliga al alma abrirse hasta la vastedad tras los anillos de unos senos” mientras trepidante, reconoce “el color gozoso de su cuerpo”. El propio Schiele, hijo rebelde del expresionismo vienés de fin de siècle, trabajó en el desnudo como la más radical forma de autoexpresión, la manifestación del ser en su totalidad; no porque el cuerpo esté expuesto sino porque en el lienzo “el ser es mostrado a plenitud”, en palabras del crítico Reinhard Steiner. Es por ello que Plinio Chahín sentencia en este libro el verdadero destino de nuestro quehacer: “Todo consiste en dejar que el cuerpo trace lo escrito con el cuerpo”. Cuerpo acompañado de la idea Como el soñar, y como una muchacha que es una vez más el desafío —Ella asciende y fija vértigos—, Ragazza es una propuesta de compleja dualidad: la encarnación del ser soñado y el lugar donde la idea, el pensar, se pierde “en turbias aguas y en el embrujo de abstracciones labiales, hasta el amor votivo, círculo llameante”; el pensar que hace del cuerpo un artificio de mitos. Chahín ha logrado en esta obra que el sueño siga firme de mano de la idea y a su vez sea la excusa para perseguir el cuerpo: Infinivertida creo que le dije, casi gritándole al oído: / caíste inerme en la lividez de la sangre. / Llorabas de rodillas en el asomo / en el ansia benigna y temblorosa de los besos. Una vez, en conversación con Luis Eduardo Aute, dije que en el cuerpo del presente, al artista —su ejecutor— le quedaban pocas alternativas; una de ellas era precisamente lo que ha alcanzado Plinio Chahín: hacerle campo de batalla, advirtiéndonos, como ya lo hizo Jaime Labastida, que el cuerpo no es sólo fruto simbólico, como todo lo humano; es también fruto de la imaginación y, por ello, imagen. Cuerpo, morada del deseo de otro y con ello, deseo de ser otro. ** Jochy Herrera jochyh@aol.com Escritor dominicano. Ha publicado Extrasístoles (y otros accidentes) (Vocesueltas, 2009) y Seducir los sentidos (Mediaisla, 2010). Es miembro de la Mesa Directiva de la revista Contratiempo (http://www.revistacontratiempo.com) en Chicago (EUA). === Los libros invisibles Felicidad Batista Fariña =================== Amanece en Nueva York y por la Quinta Avenida se aproxima un taxi amarillo que se detiene y del que desciende Audrey Hepburn. Es la primera escena de la película Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany’s, 1961). Desde una imagen espectacular se ve a la protagonista de espaldas, vestida con un impecable traje negro de noche. El zoom de la cámara la reduce a un plano medio que, en contrapicado, lee el letrero de la joyería Tiffany & Co. Se acerca al escaparate mientras el plano se abre. La cámara la rodea, ya la podemos visionar de perfil, instante en el que abre su bolsa, extrae un cruasán, un vaso de café y comienza a desayunar mientras contempla, a través del cristal, las joyas de la tienda neoyorquina. La banda sonora de la canción Moon River la envuelve. Similar éxtasis experimentamos los amantes de los libros ante las vidrieras de las librerías. La luna desciende, se nos posa en el hombro y nos ilumina, primero hacia aquellas cubiertas llamativas, coloristas, raras, diferentes. Los best-sellers suelen ocupar casi todo el territorio y se entremezclan con novedades de autores consagrados, reconocidos, premiados, algún ensayo, cada vez más biografías, los libros de historia a veces logran centímetros, y ediciones especiales de alguna rama del arte, ¿y los de poesía?, no importa, nos gusta leer: títulos, nombres, y adivinar el universo que nos aguarda dentro de una forma rectangular. Los cazadores de libros, los lectores, ignoramos los cantos de sirena de los escaparates y nos adentramos por los pasillos de las grandes librerías o por los recovecos de las pequeñas tiendas, ya con la luna instalada en nuestro interior. Los hay que buscan un estilo, un autor, un género, novelas famosas, autores laureados. Están, también, los que simplemente desean perderse, ingresar en una dimensión pausada y humanista. Contemplar solo los lomos de los libros atrapados entre baldas y anaqueles justifica una tarde de viernes, una mañana de sábado, un momento cualquiera. Recomiendo en los días bajos de niebla, turbios de luz, de aire gélido o candente, de instantes tristes, de ánimos en caída libre, sucumbir a esos espacios repletos de mundos tan dispares, tan distantes, tan íntimos, tan lejanos, tan próximos. Sé de lectores menos avezados que precisan una guía para orientarse en sus procelosos laberintos, ¿qué comprar?, ¿qué leer? Y la lectura es una iniciativa tan personal que no diseñaré, siquiera organizaré, un esquema elemental bibliográfico. Sin embargo, recomiendo alejarse de los expositores, de las mesas, y demás superficies, y explorar aquellos estantes recónditos, hacer uso de las escaleras y trepar a lo alto, o rastrear por las zonas menos frecuentadas y abrir libros, acariciar la superficie de las tapas, deslizar la mano sobre el papel y sentir el sonido de la hoja cuando pasa y se abre otra página. Y dejarnos seducir por la palabra, por la frase, por la imagen, por el impacto en el alma, en el corazón o en la mente. Ese libro, el que nos atrapa, nos zarandea, nos causa inquietud, placer o curiosidad, ese el que tenemos que adquirir. Después debemos acercarnos a la sección de poesía y profanar cuantas más publicaciones mejor, y padecer un verso aquí, y llorar otro allá, y sentir el del estante de al lado y tener la paz de recorrer un poema completo. Y hacernos con un ejemplar y sumarlo al otro, como los trofeos del día, como los senderos por los que transitaremos durante un tiempo. Remover esos libros invisibles de editoriales modestas, independientes, poco conocidas, que esconden tesoros accesibles para los que perseveran. Para quienes desayunan soñando que es posible llevarse a casa, de vez en cuando, joyas de incalculable valor emocional. ** Felicidad Batista Fariña fbatfar@gobiernodecanarias.org Escritora española (Arafo, Santa Cruz de Tenerife, 1961). Es licenciada en geografía e historia y titulada superior-bibliotecaria en la Biblioteca de Presidencia del Gobierno de Canarias (http://www.gobiernodecanarias.org/biblioteca). Estuvo entre los finalistas del II Concurso de Relato Corto Mujeresisla, organizado por el Cabildo Insular de La Gomera (http://www.cabildogomera.org) y la Asociación Insular de Desarrollo Local (Aider). === Un poeta bajo los idus de marzo Miriam Ventura =================== “Son puertos mayores las luces que diviso”, porque el poeta se identificó con el humo y las latas vacías de los transeúntes que, al igual que él, por destino o por azar pernoctaron en el Puerto de Nueva York, la ciudad sin lagos. El escritor Carlos Rodríguez, apoyado en su vasta imaginación y esencia de poeta urbano, le otorga el título de Puerto gaseoso, un libro exquisito que permaneció inédito por muchos años, y que hoy a casi diez años del fallecimiento del poeta lo publica la Editora Nacional RD. Desde ese su Puerto gaseoso Carlos Rodríguez supo interpretar los equilibrios y desequilibrios de los viajeros, transeúntes de New York con una originalidad tan emblemática como él y su realidad. Como admiradora del poeta qué más quisiera que felicitar a la Editora Nacional por publicar al poeta dominicano de NY más anónimo de las últimas tres décadas; sin embargo Carlos Rodríguez, un quisquilloso con el texto, con la obra, no me lo perdonaría. La Editora Nacional del Ministerio de Cultura de RD le cambió el título a la obra convirtiéndolo en un libro antítesis de sí mismo. La obra presentada en el Comisionado de Cultura se titula Lago gaseoso, nada que ver. Lo que sí concibió Carlos Rodríguez fue Lago de la erótica, también incluido como parte de la especie de antología que abarca tres libros inéditos del poeta. La obra de carácter post mortem se publica justamente para la fecha en que se cumple un aniversario más de su partida el 9 de marzo de 2001, tres días después de un inolvidable recital en el marco de la celebración de la Gran Semana Cultural organizada por Teatro Estudio Internacional y la organización cultural que se llamó Bohemia Arte Vivo. Callarme la torpeza del cambio de título no me lo perdonaría ni el poeta, ni la Estatua de la Libertad de ese puerto neoyorquino que coquetea con los viajeros, ni los tantos borrachos cuerdos del Bowery... Tampoco el que a 48 horas de la presentación se me llamara para presentar una obra que aún no llegaba a mis manos en formato de libro, tampoco la francachela de seguir “reinaugurando” y “reaperturando” la biblioteca que lleva el nombre del poeta todo con fines politiqueros y de show igualmente político. No y no. Debo hablar; me asiste ese derecho. La Biblioteca Carlos Rodríguez no se funda en 2001, como rezan las notas de prensa emitidas a los medios por el Comisionado. Todo en una alucinante pérdida de visión o de desinformación (prefiero pensarlo así por el momento). No nació como un pequeño proyecto con 300 libros. Siempre fue concebida como algo grande para homenajear a un poeta que lo merecía. En la fundación de la misma participaron, además de los miembros del Consejo Consultivo que operaba en la otrora Casa de la Cultura Dominicana, el escritor Juan Torres, quien me siguió los pasos en la idea inicial que, junto a un grupo selecto de escritores, actores, dramaturgos y artistas, elevamos al entonces ministro de Cultura Tony Raful para convertir la Casa de la Cultura y todos los fantasmas del desasosiego, trifulcas y desentonos culturales en que llegó a convertirse, en Carlos Rodríguez Center for the Arts. Pero no se pudo y nos transamos con la biblioteca, para lo cual Raful y el ex presidente Hipólito Mejía ofrecieron todo su apoyo. Es decir, para los que llevan cálculos, la Biblioteca Carlos Rodríguez se crea durante el gobierno del presidente Hipólito Mejía, 2003. A nuestro proyecto escrito, argumentado y presentado a Raful, se sumaron con su apoyo irrestricto Roy Arias (última persona que presentó a Carlos Rodríguez en el recital mencionado y que arrancó desde los teatros del down town hasta concluir en el 260 de Audubon en el Alto Manhattan), Waddys Jáquez, Manuel Herrera, Ricardo Ureña, la actriz Mariluz Acosta, el poeta Rafael Hilario Medina y el pintor Hochi Asiático. El encargado de Literatura de la Casa de la Cultura de entonces, Miguel Aníbal Perdomo, quien aún sigue en el cargo hoy en el Comisionado, también prestó su valiosa colaboración, como también lo hicieron las promotoras culturales Lucila Rutinel y Millelle Palmansar. Todos salimos en campaña a recaudar libros para la biblioteca. Y se inaugura con la presencia del entonces secretario de Cultura y miembros de la embajada dominicana en Washington, la familia del poeta y un selecto grupo de escritores. A la Biblioteca Carlos Rodríguez se sumaron los pintores José Checo y Rigo Peralta, quienes coordinaron el espacio físico que debía tener. Porque Gutiérrez no la recibe dentro de las oficinas de administración, la recibe con unos paneles y cubículos construidos por estos artistas plásticos, por supuesto todo en ciernes al momento. De nuevo para los que llevan anotaciones, el Consejo Consultivo operó sólo seis meses, luego de un breve periodo se produjo el cambio de gestión. Leonel Fernández había ganado las elecciones. Gutiérrez le continuó dando calor a la Biblioteca Carlos Rodríguez y aumentó los volúmenes de libros, concluyó el proceso de registración de los mismos y asignó a una persona para tales fines. Ausentes en su original y auténtica inauguración: los sectores en disgusto y que decretaron boicot a las actividades de la Casa y del Consejo por rencores con las designaciones de Raful en la entidad. No estuvo ni visitó la Casa de la Cultura nunca Franklin Gutiérrez, quien en ese momento había sido uno de los candidatos o aspirantes, al igual que Marino Mejía y otros, a dirigir la Casa de la Cultura, cuya designación recayó en Miguel Farías, y en quien firma este artículo como coordinadora del Consejo Consultivo, el cual fue disuelto por el ministro de Cultura José Rafael Lantigua inmediatamente al entrar en función el gobierno del presidente Leonel Fernández. No me callo porque la comunidad tiene derecho a conocer la versión de la historia en la voz de sus protagonistas, además de la versión de los continuadores. La comunidad debe saber que quien aquí firma le entregó a Franklin Gutiérrez CDs, audios, videos, fotos, documentos de las reuniones del Consejo y de cómo surge la Biblioteca Carlos Rodríguez y del pliegue de eventos e iniciativas de ese Consejo. El hecho de que Luis Álvarez, a quien sustituye Carlos Sánchez, nunca se haya ocupado de comunicarse conmigo como parte del colectivo gestor de esa biblioteca, el hecho de que el comisionado Sánchez alegue una y otra vez, jure y perjure que jamás ha visto nada de esa documentación, y el hecho de que Franklin Gutiérrez afirme consistentemente que “allá está todo lo que tú me entregaste, si no lo han visto es porque no quieren”, son situaciones de las cuales quedo exenta. Pues la que sí tiene copia de todo lo que entregó, y un documento firmado como acuse de recibo por Gutiérrez cuando se convierte en comisionado, soy yo. E, incluso, la administración del señor Rafael Mendoza pudo organizar un poetic club con videos propiedad de Bohemia Arte Vivo, organización que auspició la lectura del poeta Rodríguez con fondos de la Nysca y del Bronx Council on the Artículos, copia de los cuales proporcioné sin ser empleada de allí y lejos de saber que un nombramiento llegaría a mí dos años después. Estos videos están en mi canal de YouTube, donde intento rendirle a diario honores al poeta Carlos Rodríguez. Quede claro aquí que la Biblioteca Carlos Rodríguez ha sido tan adecuada que los comisionados del gobierno de Leonel Fernández la reinauguran casi todos los años, rentabilidad política parece que tiene puesto que —por suerte— no le han puesto un “Se vende”, como al parecer ocurrió con otros proyectos e iniciativas de aquel consejo. Aclarados estos puntos continúo con el “quille” del “Lago gaseoso”, que debió ser Puerto gaseoso. Cuando un poeta muere, en algunos países, para que los gobiernos y el concepto público se cumpla, se necesita una cantidad determinada de años. En el caso de Chile, 70 años, y después de esta fecha se considera una obra de carácter público y el Estado puede tener control de la misma. ¿Qué establecen en estos casos las legislaciones dominicanas sobre una obra post mortem? El Ministerio de Cultura no nos da el suficiente poder, aquél que otorga el estar debidamente informado. En algunos países son 25, y en otros hasta 50. Se me dirá que la viuda y la familia del poeta otorgaron los derechos al Estado dominicano al entregarle los manuscritos; bien, pero eso no significa que se le cede todo en absoluto. Falta verificar qué fue lo que la familia de Carlos Rodríguez le autorizó al gobierno dominicano, qué comprometió con esta edición que para variar le cambió el título, tomándose libertades alarmantes en una editora estatal. Le decía a alguien en estos días que todo en la isla luce tan cuadrado que hasta haciendo las cosas bien el Ministerio de Cultura se equivoca, pues como que está fuerte esa práctica editorial que va desde cambiarle el título a una obra hasta dejar la edición arrinconada en los almacenes de la Secretaría de Cultura. No hay un sistema de distribución que indique procedencia, marketing o promoción de la obra. Nadie sabe dónde comprar las ediciones que publican. Por otro lado, aunque no pude estar presente en la presentación del libro y lo que el Comisionado llama “reapertura” —lo hice saber con tiempo a los organizadores, al ser contactada por la familia de Carlos Rodríguez para este nuevo aniversario, con mucha antelación—, me satisfizo sobremanera que el comisionado Sánchez tomara en cuenta mis sugerencias y recomendaciones para facilitar una agenda de reuniones donde no se fuera a perder el tiempo con diletantismos. Algunas de mis sugerencias, enviadas por escrito al comisionado con copias a la familia y esposa del poeta, al director de la Editora Nacional, poeta León Félix Batista, y también a Franklin Gutiérrez, consistían en dedicar todo el mes de marzo al poeta, e imprimir unos separadores de libros con la imagen suya o un poema o la portada de algunos de sus libros para ser distribuidos gratuitamente en las bibliotecas del Alto Manhattan y en las existentes en el vecindario del poeta. Que se dedique el Concurso de Ultramar en el género de poesía de este año a Carlos Rodríguez Ortiz. Y se denomine a partir de ahora Concurso Carlos Rodríguez, desplazando el término Ultramar. Que las secciones de literatura de la casa adquieran el nombre del poeta. Que durante el mes de marzo todo cuanto salga impreso del Comisionado lleve como encabezado algún fragmento de la obra de Carlos Rodríguez Ortiz. Propuestas que espero el comisionado las haya anunciado en el acto de presentación de Puerto gaseoso y con el crédito de lugar. También espero que en su intervención haya echado mano de una buena justificación para avalar este trato editorial y aniversario a un gran poeta nuestro... Y los conocedores de la arqueología comunitaria y cultural que creyeron que me verían en el acto ahora tienen una idea de por qué no esta vez. No me vieron los que me esperaban, porque contrario a César soy supersticiosa y me cuido de los idus de marzo. ** Miriam Ventura miralven@aol.com Escritora dominicana residente en Nueva York. Poemas suyos han sido incluidos en el Boletín Federico García Lorca (España) y en la revista Compost (EUA). Ha publicado Claves para fantasmas NY, Poemas de la noche, Acerca del otoño y Memorias de la transnacionalidad. En 1998 y 1999 obtuvo el premio Rafael Herrera de Periodismo del Colegio Dominicano de Periodistas, filial NY. Es becaria del Bronx Council of the Arts y editora de La Mano News, publicacion de genero. Ejerce el periodismo en Nueva York. Mantiene un blog literario en http://mairimsedante.blogspot.com. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Ricardo Riera ========================================================= === La literatura fantástica no es un género para niños =================== === Dulce María Ramos Ramos =============================================== Ricardo Riera (1978) es un escritor venezolano egresado de la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab). Realizó un máster en lengua y literatura hispánica en la Universidad de Navarra. Desde hace algún tiempo reside en Berlín, Alemania. En octubre de 2010, Plaza & Janés publicó su primer libro, Dragún, disponible sólo en Venezuela. Se espera que para febrero de 2012 la obra sea publicada en España con la Editorial Montena. Vía online este autor nos habló un poco de sus influencias literarias, los elementos que construyen su obra y sus posturas en relación a la literatura fantástica. El autor: Ricardo Riera —¿Qué libros fueron decisivos en tu infancia y adolescencia? —Recuerdo con absoluta claridad los tres primeros libros “de verdad” que leí en mi vida: Drácula, de Bram Stoker, 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne, y Tarzán de los monos, de Edgar Rice Burroughs, en ese orden. —¿Qué te han dado España y Alemania en tu formación como escritor? —En España el aporte ha sido principalmente literario, haber tenido contacto (principalmente académico) con una forma y una tradición en cuanto a literatura completamente distinta a lo que conocía. En Alemania he recibido más bien la influencia del lugar como “escenario”. —¿Qué estás leyendo actualmente? —El manantial, de Ayn Rand, por una malsana curiosidad. —Aparte de la literatura fantástica, ¿qué otros géneros literarios quieres explorar? —La verdad es que nunca me he planteado la cuestión de los géneros. Es decir, nunca “decidí” escribir literatura fantástica. Simplemente escribo aquello que me gusta leer (como todo escritor, vamos). El libro: Dragún —¿Cuándo empezó a gestarse la historia de Dragún? ¿Cuánto duró el proceso creativo? —El argumento de Dragún estuvo dando vueltas en mi cabeza durante muchos años a partir de un relato que leí durante mi niñez, en el que un niño ogro se hacía amigo de un dragón que le ayudaba a derrotar a un monstruo. Ese cuento (cuyo título por desgracia he olvidado y que hasta la fecha no he podido encontrar) sirvió como base de inspiración de la novela, aunque ésta al final terminó siendo algo completamente diferente que sufrió mutaciones incluso durante su escritura. Algunos guiños quedan, como el nombre del dragón amigo de Lea, Zágor (el dragón del relato al que me refiero se llamaba Zagón). En cuanto a la escritura en sí, ésta me tomó aproximadamente año y medio. Luego estuvo dando vueltas por editoriales y concursos durante años hasta que Random House se interesó en ella. —La historia centra su carga dramática en un personaje femenino, Lea. ¿Por qué apostar por un héroe femenino? —Hay gente que no me cree cuando digo que el hecho de que el protagonista sea femenino fue por pura casualidad; mi idea original era sorprender al lector cambiando de repente el protagonista de la historia (al principio de la novela parece que el héroe va a ser Nilo, el hermano de Lea). Dicha sorpresa nunca funcionó, por lo visto. Por otro lado, para mí resulta muy natural el uso de heroínas en el género de fantasía, desde la Red Sonja de Robert E. Howard hasta Xena, y un largo etcétera. —Sé que Xena es uno de sus personajes favoritos, ¿en qué medida este personaje ayudó a la construcción de Lea? —No tanto, en el sentido de que ambos son personajes muy diferentes. Hay en Xena dos elementos completamente opuestos a Lea: en primer lugar, Xena representa el prototipo de héroe crepuscular que huye de su pasado. En segundo lugar, en el personaje de Xena hay una evidente carga discursiva de género; en sus aventuras se le da importancia al hecho de que sea una mujer. Lea, por el contrario, es una heroína en formación, y su crisis de identidad no tiene que ver con el hecho de ser mujer sino con el de pertenecer a la raza humana. —¿Cuáles fueron los autores y las obras que influyeron a la hora de escribir Dragún? —Aparte del relato mencionado antes, no podría ser muy específico porque lo que se me ocurre es un cóctel de obras del género fantástico que fueron muy importantes para mí, desde el Edgar Rice Burroughs de Tarzán y John Carter de Marte hasta los monstruos de Lovecraft, en los que pensaba constantemente a la hora de hablar de Yoshamaat. También hay mucho de la serie de Añoranzas y pesares, de Tad Williams. —Existen muchas historias donde los dragones forman parte fundamental de la trama, ¿qué peculiaridad tienen los dragones de Xinji? —Según lo que dejan intuir algunos personajes, hay dos tipos de dragones: están aquellos que son monstruos y están los de Xinji, que son una raza de dragones inteligentes que alguna vez tuvieron vínculos con los humanos. Me interesaba la idea del contraste en estas criaturas que eran monstruosas en apariencia pero que en realidad eran muy nobles y procedían de una civilización antiquísima y llena de sabiduría. —¿Lea lucha contra su destino, Lostar, Yoshamaat, su naturaleza humana o su naturaleza animal? ¿Quién es su principal enemigo? —El principal enemigo de Lea es ella misma, por supuesto. Lostar es un instrumento y Yoshamaat es una idea, el remanente de un conflicto mucho más antiguo que ella. —Dragún es una saga de tres libros, ¿cuándo serán publicados los otros dos tomos? —Esperemos que pronto. De momento tengo trazados los argumentos de las dos siguientes entregas, pero estoy más concentrado en un libro de relatos que estoy terminando ahora mismo. —Tolkien dijo que todos los libros importantes hablan sobre la muerte. Por su parte, Rulfo afirmaba que sólo hay tres temas en la literatura: amor, vida y muerte. ¿Cómo son manejados esos elementos en la historia de Dragún? —Al final creo que los tres elementos están constantemente entrelazados; el amor a sus padres, a su ciudad y sobre todo a la idea de su pasado es lo que mueve la venganza de Lea, desatada así mismo por la muerte. De la misma manera, Yoshamat es hasta cierto punto la Muerte, la idea de la violencia y la guerra en sí misma que es desatada por Lostar. —¿Dragún estará disponible en e-book? Al respecto, ¿qué opinas de los libros digitales? ¿Como escritor y lector qué prefieres, los libros en papel o en digital? —De momento no está disponible ninguna edición en formato electrónico, a pesar de que tenemos muchas ganas de hacerlo una realidad. Soy bastante entusiasta del libro electrónico y de hecho sólo espero la excusa final para hacerme con un dispositivo. No creo, como muchos, que sea un rival del libro en papel sino un complemento, aunque entiendo que genere cierta resistencia en muchos lectores. Como un amigo mío me decía, la idea de no poder continuar un libro porque “se me agotó la batería” es incluso perversa. —Los lectores que ya han tenido oportunidad de disfrutar de Dragún, ¿qué pueden esperar de Lea en las próximas entregas? —En Dragún el personaje apenas está comenzando. A partir de la segunda entrega conoceremos una Lea mucho más decidida y hasta cierto punto mucho más cruel, aunque (y es cuando se genera el conflicto) también mucho más vulnerable. Hay en la primera parte varias pistas de cuál será su destino, pero corresponde al lector descubrirlas. Reflexionando sobre la literatura fantástica —En los últimos años, el mercado editorial se han enfocado en publicar títulos del género fantástico. La oferta ha sido amplia: vampiros, magos, ángeles. Partiendo de este hecho, ¿qué elementos diferentes ofrece Dragún al lector? —No sé si hablar de “diferentes”. En todo caso creo que se nota cuando un autor cree realmente en lo que escribe y no se siente restringido por el género que toca, así como también se nota cuando sólo se utilizan las convenciones del género fantástico de forma automática y sin riesgo alguno. Tal como ocurre con cada libro, cada lector encontrará cosas diferentes en Dragún y con un poco de suerte algunas de esas cosas serán las que yo quise plasmar. —Cuando el escritor español Andrés Ibáñez recibió el premio Tristana de Novela Fantástica, afirmó que lamentaba la posición de la crítica de catalogar a la literatura fantástica como un género menor o para niños. ¿Cuál es su posición sobre el tema? —La afirmación de que la literatura fantástica es un género para niños sólo puede estar hecha por alguien que no haya leído mucho del tema. De hecho, El Señor de los Anillos, que es una de las obras de fantasía más reconocibles en el mundo, no es literatura infantil, algo que queda evidenciado en lo “aburrida” que es (en realidad difícilmente se le puede catalogar como novela, pero eso es otra historia). Aparte de esto, es igual de lamentable (o más) mirar con desprecio a la literatura infantil como si fuese un arte menor o una literatura únicamente de evasión. Nada más lejos de la realidad. —Para algunos autores la literatura fantástica es una moda pasajera producto del gran marketing invertido por las editoriales y las adaptaciones cinematográficas, para otros es un género que ha vuelto con más fuerza en este milenio, incentivando la lectura en los niños y jóvenes, cuestión que se reafirma con el premio “Hans Christian Andersen” que recibió J. K. Rowling el año pasado. ¿Cómo debe manejar el escritor el binomio marketing-literatura? ¿Esto beneficia o perjudica sus producciones literarias? —Aquí hay varias cosas. Creo que me gustaría destacar en primer lugar que la lectura nunca debería tener que ser “estimulada” sino únicamente descubierta; el motivo por el cual casi todos los proyectos de “estímulo de la lectura” (diseñados por lo general por burócratas y políticos) han fracasado es porque ninguno de ellos parte de la verdad básica de que leer es un acto ante todo placentero. Del binomio marketing-literatura no podría decir mucho, porque es algo que no tiene nada que ver con lo literario sino que se adentra en el mundo editorial, del cual yo no tengo mucha idea. Otra cosa es que me alegre el auge comercial de este género en los últimos años, notable en J. K. Rowling, sí, pero también con el “redescubrimiento” ante el gran público de autores como el británico Philip Pullman y la alemana Cornelia Funke, por no hablar del también alemán y siempre reivindicable Wolfgang Hohlbein (que hasta donde sé no está traducido aún al castellano, que alguien me corrija si no es así). Esto ya por sí sólo hace que todo valga la pena. ** Dulce María Ramos Ramos dumara2004@hotmail.com Escritora venezolana (Caracas). Licenciada en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve) y candidata a magister en comunicación social por la misma casa de estudios. En los últimos años ha sido docente en universidades como la Ucab, la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y la Universidad Metropolitana (Unimet, http://www.unimet.edu.ve), entre otras. Ha publicado reseñas literarias en la revista digital Papel Literario (http://www.darrax.es/papel-literario), de España. Participó en la V Semana de la Nueva Narrativa Urbana, celebrada en Caracas del 17 al 22 de mayo de 2010. Mantiene los blogs Crónicas de una mujer solterísima en Caracas (http://cronicasdeunamujersolterisimaenccs.blogspot.com) y Literata Pop (http://literatapop.blogspot.com). === Miguel Antonio Chávez ================================================= === Los escritores ecuatorianos nos creímos leprosos y nos auto aislamos == === Augusto Rodríguez ===================================================== Miguel Antonio Chávez (Guayaquil, Ecuador; 1979). Gestor cultural y magister en diplomacia. Finalista del Premio Juan Rulfo 2007 de Radio Francia Internacional. Autor de Círculo vicioso para principiantes (2005), de la obra teatral La kriptonita del Sinaí (I Mención Premio Nacional de Dramaturgia 2009) y la novela La maniobra de Heimlich (Altazor Editores. Lima, 2010). Co-antologador de las compilaciones de cuento Historias bajo el árbol (2008) y Amigas del Yeti (2009). Antologado en El futuro no es nuestro (versión web, piedepagina.com, 2008), Poesía/Cuento 1998-2008 (Sic Editores/Embajada del Ecuador en Perú, 2009), Asamblea portátil (Casatomada, Lima, 2009), 22 escarabajos: antología hispánica del cuento beatle (Páginas de Espuma, Madrid, 2009), Todos los juguetes (Dinediciones, Quito, 2011) y Ecuador de feria (Planeta, Bogotá, 2011), entre otras. En 2011, recibió un reconocimiento a la colaboración cultural binacional por parte del Consulado de Perú en Guayaquil y la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (Lima). Miembro fundador del colectivo literario Buseta de Papel. —Miguel Antonio, ¿cuándo y por qué empiezas a escribir? ¿Qué escritores son tus referentes o tus autores de cabecera? —Empezaré por lo de los autores. Éstos han ido variando por épocas, pero puedo mencionar unos cuantos: Augusto Monterroso, el Sábato ensayista, Cortázar, el Benedetti cuentista, Verne, Borges, Ambrose Bierce, Bradbury, Asimov, Woody Allen, Pablo Palacio, Carlos Béjar Portilla, Enrique Vila-Matas, Roberto Bolaño, César Aira, Mario Bellatin. Y seguro, en unos años, unos serán reemplazados por otros. Desde niño supe que me encantaba contar historias. Primero con mis juguetes, con un obsesivo y hasta risible ritual diario que consistía en nunca empezar hasta tener pensado minuciosamente un “guión”. Luego, a través del dibujo, el cómic y los atlas (dibujaba mapas de países imaginarios, y de ahí, años después, vino mi gusto por la diplomacia). Pero de los quince ya me lancé a escribir por el simple acto. El material publicable recién lo hallé a los veintitrés años, más o menos. —Has publicado un libro de cuentos y en el 2010 presentaste tu primera novela, La maniobra de Heimlich, dentro de un gran proyecto-gira de novelas latinoamericanas que publicó la editorial Altazor de Perú. ¿Qué me puedes decir de este libro y sobre este proyecto-gira de novelas latinoamericanas? —Ante todo, debo decir que pasaron cinco años entre mi libro de cuentos Círculo vicioso para principiantes y mi novela La maniobra de Heimlich. Era mi intención, en este segundo libro, hacer algo muy distinto al primero. Heimlich sale publicado en la editorial limeña Altazor gracias a Harold Alva y Willy del Pozo, que vieron un potencial en aquel manuscrito. Lo de la gira fue una feliz coyuntura, estar en el lugar y momento precisos. La jugada de ellos fue muy arriesgada y digna de sacarse el sombrero: editaron de golpe siete novelas, una de cada país distinto. Y la mía salió por Ecuador. La gira incluía varias ciudades peruanas y finalizaba en la FIL Lima 2010. Motivos laborales me impidieron estar en toda la travesía pero seguí de cerca por mails y blogs lo que hacían los otros seis autores, Oliverio Coelho, Claudia Apablaza, Ernesto Carlín, Juan Ramírez Biedermann, Pedro Peña y Jorge Enrique Lage. El lanzamiento en Lima fue a cargo del narrador peruano Carlos Calderón Fajardo. Todo un honor, sin duda. También estuvimos en la Casa de la Literatura Peruana y fuimos bien recibidos. Perú se portó increíble. —Tu literatura se nutre de varios imaginarios, pero siempre existe el humor. ¿Qué me puedes decir sobre tu propia literatura? —El verdadero humor desacraliza todo aquello que represente autoridad o poder. No en vano fray Jorge de Burgos, personaje de El nombre de la rosa de Umberto Eco, guardaba celosamente ese tomo sobre la risa que supuestamente escribió Aristóteles. Porque la risa desafiaba a Dios. Para mí, el humor (y sus variaciones, el absurdo, la sátira, etc.) no es un recurso sino una actitud, una forma de encarar tanto el proceso creativo como su producto en sí. Y así, podemos ver autores tan disímiles como John Kennedy Toole, Augusto Monterroso o Douglas Adams. Muchos de mis amigos que (por suerte) no me han leído dicen que tengo un muy buen sentido del humor. Así que, al escribir, simplemente sale. El lector no es tonto, de otro modo, sentiría que lo engañan. —Sé que también escribes teatro, por ejemplo la obra La kriptonita del Sinaí ganó una mención en un concurso nacional de teatro, ¿qué me puedes decir de esto? —Me llamó la atención esa faceta de narradores que formalmente no son conocidos como dramaturgos, desde Bradbury, Vargas Llosa hasta Don DeLillo (más allá de que no sean unos Harold Pinter, Dario Fo o Marco Antonio de la Parra). Y decidí experimentar. Ni siquiera fue por mi experiencia fallida de reprobar el primer año en una escuela de actuación, cuando tenía diecisiete, sino por la curiosidad de abordar este otro género de la narrativa que es la dramaturgia. Mi apuesta fue por el absurdo desde el mismo planteamiento de la historia: un negro cuyo sueño es convertirse, él solo, en el mejor imitador del grupo argentino Les Luthiers, mientras en el proceso es contactado por dos rabinos provenientes del espacio que van a revelarle su “verdadera misión”. La envié a concursar y quedó primera mención. Pero lo más importante: ¡cómo me divertí escribiéndola! —Pienso que eres parte de la nueva generación de escritores y poetas ecuatorianos cuya gran meta no es publicar en el Ecuador sino traspasar los límites-paredes mentales, y publicar en el extranjero para abrir nuevos diálogos y perspectivas a la literatura ecuatoriana al mundo. ¿Qué piensas al respecto? —Si en las épocas bíblicas se confinaba a los leprosos a vivir en guetos, fuera de las grandes ciudades, en Ecuador fue peor: nos creímos leprosos y nos auto aislamos. En París, dos ecuatorianos del siglo XIX son aún recordados y estudiados: Juan Montalvo y Pedro Vicente Maldonado. El uno, gran ensayista; el otro, científico. ¿Qué trascendió las fronteras en ese arco de tiempo de cien años? OK, Jorge Icaza y su best-seller mundial Huasipungo. OK, José de la Cuadra, el verdadero precursor del realismo mágico. OK, Guayasamín, en la pintura. Pero, ¿y? Claro, los ecuatorianos podríamos alzar la mano por Gangotena, Carrera Andrade o Adoum en poesía. ¿Qué pasó en medio? ¿Nos tragó un agujero negro?... Un chileno o un colombiano podrían tener árboles inmensos que hacen sombra, acá ni eso: “sólo” tuvimos como el autor más grande del boom a Marcelo Chiriboga, un ecuatoriano inventado por Carlos Fuentes y José Donoso. ¿Qué quiero decir con esto? En un mundo como el de hoy, declararse en una miope autarquía es por demás absurdo y castrante. Si pude publicar mi novela en Perú y no en Ecuador es porque me dieron la oportunidad afuera. Y si me lo volvieran a proponer, en ese u otro país extranjero, con gusto lo haría. Eso no me hace más o menos ecuatoriano. Es la calidad literaria y no las fronteras geográficas lo que a la larga importará. —¿Qué piensas de la joven narrativa ecuatoriana actual? —“Joven narrativa ecuatoriana actual” es un término para efectos de estudios o de clasificación. Prefiero decir, más alegremente, que conozco a la gran mayoría de mis contemporáneos y unos cuantos de ellos son amigos míos y los admiro. Pese a que aún no los he leído a todos es increíble sentir que estamos en otra onda y, como dices tú, estamos más abiertos para abrir nuevos diálogos. Sin embargo, vale mencionar que ya hubo una generación (si le podemos llamar así) anterior que facilitó esta apertura. Y ahí hay que reconocer a gente como Fernando Itúrburu, Mario Campaña, Fernando Nieto Cadena, Leonardo Valencia, Vladimiro Rivas o Bolívar Echeverría. Ahora bien, volviendo a mis contemporáneos, algunos viven fuera, como Esteban Mayorga, María Balladares, Jorge Izquierdo, José Hidalgo o María Fernanda Ampuero. Otros aún siguen en el país, como Solange Rodríguez, Eduardo Varas, Juan Fernando Andrade, Eduardo Adams, María Fernanda Pasaguay, Juan Secaira, Silvia Stornaiolo. Al fin y al cabo, sean jóvenes, viejos, cojos o tuertos, lo importante es que algún día hagan noticia así como Antonio Valencia lo hace en el Manchester United, ¿no? —Actualmente estás dando talleres de narrativa, ¿qué me puedes decir sobre esta faceta tuya? —Empecé la docencia universitaria a los 22 años, a poco tiempo de haberme graduado de licenciado en comunicación con mención redacción publicitaria. Luego lo retomé, hace dos años, con una curiosa materia llamada retórica de la publicidad, un Frankenstein entre literatura y publicidad. Mis talleres literarios los empecé en 2009, descansé el 2010. Y ahora en 2011, empecé uno nuevo, que bauticé “Combustión espontánea”. Hay un grupo muy motivado. Y nos estamos divirtiendo. —¿En qué proyectos literarios estás? —Tengo en cola dos novelas nuevas, pero en la práctica, sólo una de ellas espero terminarla este año. También estoy escribiendo una nueva pieza teatral. Los detalles: secreto de Houdini. Lo único es que no espero terminar como él. ** Augusto Rodríguez elfrancotirador79@hotmail.com Escritor ecuatoriano (Guayaquil, 1979). Periodista, editor y catedrático. Ha publicado los poemarios Mientras ella mata mosquitos (2004), Animales salvajes (2005), La bestia que me habita (2005), Cantos contra un dinosaurio ebrio (Barcelona, España, 2007), Matar a la bestia (recopilación; Guadalajara, México, 2007), La gramática del deseo (recopilación; La Paz, Bolivia, 2009; Monterrey, México, 2009; Neuquén, Argentina, 2009) y Voy hacia mi cuerpo (Lima, Perú, 2010). Se dedica a la cátedra y colabora en publicaciones periódicas con artículos, reseñas, entrevistas, comentarios literarios en Ecuador y otros países. Sus textos aparecen en varias antologías locales y en países como España, Chile, México, Perú, Uruguay, Venezuela, Nicaragua y Argentina. Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía David Ledesma Vázquez (2005), el Premio Nacional Universitario de Poesía Efraín Jara Idrovo (2005), mención de honor en el Concurso Nacional de Poesía César Dávila Andrade (2005), finalista del III Premio Internacional de Poesía Màrius Sampere (España, 2007), finalista del VII y VIII Premio Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos (España, 2008-2009). Es uno de los fundadores del grupo cultural guayaquileño Buseta de Papel (http://grupobusetadepapel.blogspot.com). Ha participado en varios festivales poéticos, encuentros literarios, ferias de libros dentro y fuera de su país natal como “Toda la poesía al asador: Encuentro de Poesía Ecuador-Argentina” (Alianza Francesa de Quito, 2005), Encuentro Nacional de Literatura Ecuatoriana “Alfonso Carrasco Vintimilla” (2005), Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL; México, 2007), III Encuentro Latinoamericano de Poesía Actual “Poquita Fe” (Santiago de Chile, 2008), I Encuentro de Jóvenes Escritores Latinoamericanos del Alba (San Cristóbal, Venezuela, 2008), VI Festival Internacional de Poesía de Granada (Nicaragua, 2010) y III Festival de Poesía Joven Ileana Espinel Cedeño (Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, CCE, http://cce.org.ec; 201 Fiesta del Libro Abril Libros Mil (Ministerio de Cultura del Ecuador, http://www.ministeriodecultura.gov.ec; 2010), Encuentro Nacional de Poesía Voz a Vos (CCE, 2010), II Encuentro Internacional de Poetas en Ecuador Poesía en Paralelo Cero (2010) y Feria Internacional del Libro Cuba 2011. Parte de su obra poética está traducida al inglés, al árabe, al catalán y al francés. Poemas suyos han salido en importantes periódicos y en revistas impresas o virtuales de Ecuador, México, Argentina, España, Colombia, Estados Unidos, Chile, Cuba, Canadá, Venezuela, Nicaragua, Perú y Uruguay. Editor de la revista literaria El Quirófano y de El Quirófano Ediciones (http://elquirofano.blogspot.com). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === El gran polichinela =================================================== === (A propósito de la novela Memoria de mis putas tristes, =============== === de Gabriel García Márquez) Julio Pino Miyar ====================== Existe, en nuestra civilización de Occidente, algo que se llama tradición literaria, la cual involucra en nuestras sociedades al autor de libros y al lector en un recíproco juego formal previamente convenido, que es lo que habilita la posibilidad misma de existencia de la literatura. La literatura, entendida como el inevitable marco formal para una doble posibilidad del todo indisoluble: los consabidos actos de escritura y lectura. Ambos momentos deben ajustarse a un previo acuerdo. Al respeto mutuo a un código originalmente arbitrario, aunque legitimado por el peso de la tradición. Sin ese pacto, sin duda social, ni la literatura ni ninguna de las otras formas del arte serían concebibles. Para intentar decirlo de otra manera: toda obra literaria, sin importar para nada su envergadura, cumple la misma función que realiza en el teatro guiñol la figura del muñeco polichinela. Podemos reírnos, conmovernos, reflexionar o llorar ante ese muñeco que se agita frente a nosotros sobre el entarimado de cartón, pero lo hacemos porque hemos convenido, con el titiritero de la feria, aceptar y respetar los códigos que prudentemente nos exige toda representación escénica para disfrutarla y entenderla. Y allí donde sólo habitaba lo ilusorio —tramoya y bambalina— encontramos una nueva posibilidad de la palabra. No importan ya los falsos techos, los juegos de luces del imaginario escénico y hasta el rutilante oropel, porque la belleza ha conquistado para nosotros su segunda y más humana naturaleza: la del Arte. Después de la alegre noche de feria nos espera la vida en cualquiera de sus formas y particulares magnitudes, porque de algún modo la representación, a la que acabamos de asistir, nos ha ayudado a comprender mejor algún rasgo de nuestra condición existencial, habitualmente pospuesto por el vivir cotidiano. Es necesario, entonces, entender a plenitud el significado de la expresión “representación escénica”, que se realiza no sólo para que asistamos a la contemplación pasiva de lo ya vivido, sino para llegar a vivir activamente lo nunca vivido, a no ser como intuición pura, mediante los ricos recursos de la imaginación creadora y la sensibilidad estética. Memoria de mis putas tristes es, así, la representación escénica de algo que fue técnicamente concebido para que formalmente lo entendiéramos como un acto cristalizado de la memoria. De nuestra mala memoria, cabe decir, pero no por el olvido, sino por la exhaustiva e insistente atención a cada detalle que convierte lo contado en memoria extenuante. Memoria... es el discurso memorioso de lo ya vivido; monólogo interior que nos cuenta lo anterior. Memoria... es, además, lo que de hecho nos asalta desde los márgenes donde habita y amenaza lo “no literario”, pero que sacude la fibra misma de toda verdadera literatura; de cada concepción profundamente humana; de cualquier escritura, que se precie de serlo, cuando es observada al margen de los criterios y motivos ulteriores del autor y las convencionales exigencias del habitual quehacer literario que deslabra por igual los rostros estereotipados de autor y público. Si bien es cierto que el título resulta bastante comercial —García Márquez es hombre experto en marketing—, es válido opinar que en el contexto puro de la novela el título se justifica perfectamente. Memoria... es así un texto triste. Memoria triste... Bastaría invertir la sintaxis de la oración para darnos cuenta de que las tristes no son las putas. Lo es, por el contrario, la memoria que las narra, escrita sobre esos mismos temas sobre los cuales se han contado buenas y malas —melodramáticas— novelas. Memoria triste del narrador que es además escritura y personaje. Novela de un escritor transpuesto al texto donde se evoca una fracasada y aun pícara remembranza. Opino que esa novela es un texto implacable erigido acaso contra sí mismo. Memoria, monólogo y soledad, donde los personajes ya no existen, nos vuelven a ser contados, representados, vueltos a narrar, como milagro casi exclusivo de la literatura... Pero, ¿cuál es el tiempo de la narración? Precisamente el que sugiere el título a la novela: este triste tiempo de putas que nos ha tocado vivir. Memoria... es de este modo el espacio ubicuo, en cuanto estrictamente literario, donde asistimos a la memoria del gran polichinela. Algo más: casi me atrevería a plantear que Memoria... es, entre los suyos, uno de los pocos textos realmente importantes de García Márquez que nos sugiere, paradójicamente, una solución optimista. La percibo como ese tardío texto que un implacable escritor se regala a sí mismo porque lo necesita; escrito incluso como un acto de ternura hacia sí mismo. Una novela que nos ha llegado como invaluable regalía de los tiempos postrimeros de un genio literario. Texto que llega sorteando audazmente los peligrosos escollos de un cosmos muchas veces mórbido y muchas veces desolado, donde el mal gusta anunciarse antes de llegar y regresa cíclicamente a nosotros, negándonos finalmente otra oportunidad sobre la tierra. Es lo que algunos llaman el crudo realismo de Gabriel García Márquez, un escritor que, en términos literarios, pocas veces ha estado dispuesto a hacer concesiones en ese sentido. Tampoco las hizo Cervantes. Una literatura que es, entre otras cosas, la gran crónica de un realismo latinoamericano que se debate entre nosotros sin nociones claras de futuridad, entre tanto nos narra la miseria y la grandeza del poder, el amor, la violencia, el incesto y las compañías bananeras de la United... García Márquez tuvo diez años de silencio antes de entregarnos esta nueva escritura, la cual rogamos no sea la última, ni siquiera la penúltima. Sin embargo, me afirman que Cien años de soledad le tomó redactarla sólo dieciocho meses. A Cien años... García Márquez llegó por aproximación. Hubo toda una serie de textos —libros preparatorios— para llegar a esa gran novela. Fue aquella escritura la consecuencia de una serie de borradores, o creaciones previas, que le abrieron poco a poco el camino hacia una obra capital. Los azarosos meses que le tomó redactarla consistieron sólo en el efecto inmediato (¿iluminación?) de una larga consumación personal, dato que me recuerda la respuesta que diera la ensayista cubana Mirta Aguirre, a la pregunta sobre qué tiempo le llevó escribir su importante estudio sobre la mexicana sor Juana Inés de la Cruz. Mirta respondió en el acto: “Escribirlo un mes, pensarlo toda la vida”. García Márquez siguió mucho tiempo gravitando sobre el enorme peso de esa obra, del mismo modo que muchos escritores y lectores latinoamericanos todavía lo hacemos. Escribir es como oficio de camello. Rumiar, rumiar y rumiar por un tiempo indefinido y un día ingurgitar de todo lo que teníamos dentro. Entonces, puede dar la sensación de que fue fácil, pues quizás la evacuación sólo duró algunas semanas, aunque nadie puede prever con certeza qué tiempo se necesitó realmente para ello. Y cada obra, breve o extensa, tiene su propio tempo. Nada de veras grande aparece por arte de birlibirloque. Por el contrario, surge mediante un lento proceso de acumulación. No debería ser válido medir las creaciones por el tiempo de evacuación, pues suele ser casi siempre contingente. Depende de miles de factores, muchas veces puramente casuísticos e incluso psicológicos. Es a la obra en sí misma a la que hay que enfrentarse. Algo más: los grandes textos de la cultura tienen su propia historia. Obedecen a un destino prefijado dentro del marco de la tradición literaria de un pueblo, de una cultura. Y crean, esos grandes textos, sus propios antecesores literarios, su propia órbita y su propio tiempo histórico. En América Latina se necesitó de la madurez alcanzada por el llamado “boom” de la nueva literatura para que surgiera entre nosotros ese gran imaginario que es Cien años de soledad. En el entreacto ya habían ocurrido, en América, 500 años desde el Descubrimiento. Sin ese inevitable retablo histórico sería impensable la obra de García Márquez. Si se necesitó en América de cien años de soledad, y más para que esa novela irrumpiera en nuestro horizonte literario, ¿qué puede importar entonces que sentarse a escribir “mis putas tristes” tomara sólo diez años? No obstante, debo agregar que esa novela es claramente otra cosa. Es la vieja historia encantada. La consabida y recurrente historia, que en los límites mismos de la escritura en que confluyen realidad y poesía, narra el amor de un anciano por la virgen a la que cada noche acude a contemplar dormida, como la obra perfecta e intocada de su sueño senil. La consabida y recurrente historia de su asombrosa gloria literaria; de su más asombrosa orfandad. Una historia tan recurrente que a García Márquez no le ha importado retomarla, de forma inmediata, de una buena novela japonesa. Aunque la pupila de Rosa Cabarcas es algo más, mucho más. Es la siempre eterna bella durmiente del bosque. Debo agregar que prefiero el primer capítulo al resto de la novela, donde pienso que sólo existieron ajustes narrativos, entendidos como la necesidad de convencer al lector, según lo pactado, de que estaba leyendo una novela que no se agotaba en la página número veinte. Y creo que pudo convencer muy bien de ello a más de un lector. Lo que sucede es que, al leer, y releer, el primer capítulo, tuve allí la profunda convicción de que a la expresión literaria no le quedaba por decir nada más, pues había alcanzado, en esas pocas páginas, su máxima posibilidad. Tal vez se deba a que no soy buen lector de novelas. Me fascina mucho más la expresión que la anécdota y la idea expresada o intuida a través de la forma, que el despliegue de páginas enteras tratando de convencer al lector de lo que a mí me había convencido desde el principio. Memoria... es un gran acto de la memoria. El ajuste de cuentas de un anciano consigo mismo. Un pretexto para la mejor expresión literaria y para ratificar, entre los que lo leemos, una vocación de permanencia. Todo verdadero novelista es el memorioso por excelencia. Aunque, paradójicamente, no pueda existir para un novelista algo más preciado que una mala memoria bien utilizada. Es la mala memoria la que nos permite cubrir los espacios en blanco de la mente mediante la imaginación creadora. Es lo que Marcel Proust quizás no nos explicó de un modo convincente: no nos debe bastar volver hacia el pasado mediante una memoria asociativa; es necesario ir hacia el pasado mediante una acción profundamente creadora. A veces, la imaginación puede llegar a implicar lo que nuestro pasado jamás implicó. A veces la imaginación puede llegar a explicar lo jamás explicado. En torno a esto hay en el primer capítulo de la novela una muy oportuna, acaso contradictoria, cita del latino Cicerón, que reza textualmente: “No hay un anciano que olvide dónde escondió su tesoro”. Obviamente, los lectores sabemos cuál es el más grande tesoro del anciano Gabriel García Márquez. Mas, pudiéramos añadir, que lo que un buen anciano recuerda mejor es sólo lo esencial. Quisiera ahora, para concluir, copiarle al lector unos breves versos del poeta español Gerardo Diego, que el autor de Memoria... transcribió expresamente para su cuento “El avión de la bella durmiente”, cuando según él ya había leído La casa de las bellas dormidas, de Yasunari Kawabata. Pero, tal vez, no había aún imaginado dormida a la joven pupila de Rosa Cabarcas. La bella durmiente del prostíbulo. Tan pobre y prostituida como la palabra contemporánea, la cual ejecuta todos los días, ante el tan convencional lector moderno, su propia y desbastada representación escénica, intacta para nosotros, lectores de García Márquez, como la única posibilidad de supervivencia de la poesía... Pienso que dejarla dormida fue la única opción real que tuvo un verdadero esteta. Porque esa es la tragedia de una escritura que se resiste a contarnos la historia jamás contada. Inimaginado Castillo de la Pureza. Su Fortaleza y su Signo. De los siete Dones de la Doncella solamente uno le fue conferido: el de la misma escritura. Bella durmiente secular, cien años y más dormida. Lo que estuvo siempre prohibido no fue el sexo, sino la ternura, espacio ahuecado debajo del entarimado de cartón, donde los niños traviesos de las ferias husmean, queriendo descubrir allí la gracia sin nombre del gran polichinela... Aquí están por fin los versos de Gerardo Diego: “Saber que duermes tú, cierta, segura, cauce fiel de abandono, línea pura, tan cerca de mis brazos maniatados”. ** Julio Pino Miyar isla_59_1999@yahoo.com Poeta, ensayista y narrador cubano (Santa Clara, 1959). Radica en Estados Unidos desde 1987. Colabora en calidad de ensayista con prensa escrita de Cuba, Estados Unidos y América Latina. Ha sido prologuista de varios libros de literatura. Escribió las palabras del catálogo del Primer Premio Internacional de Pintura de la Bienal de La Habana de 2001. En 2003 realizó en Tel Aviv una exposición conjunta de fotos bajo el rótulo “El libro de los árboles desnudas”. En 1995 fundó en Miami la revista cultural Los Conjurados. Tiene en La Habana tres libros en proceso editorial. === La clonación, ¿un bien social? Luis Alejandro Contreras ========== El socialismo se viste de igualdad para imponer la clonación. Anselmo Di Testaruto. Apotegmas contra la peste, Turín, 1935. El socialismo se viste de igualdad para imponer la clonación. ¿Suena tajante? Puntualicemos: el socialismo, conjeturado como apuesta ideológica postrada a la izquierda de las buenas causas, se adorna con prendas de equidad para hacer del hombre una multitud integrada por réplicas. ¿Luce aún categórico? Pues, entonces, atemperemos y digámoslo en lenguaje llano: el socialismo se reviste de paridad para vender su tesis. En cualquier caso, mi respuesta será la misma a una propuesta tajante, demarcada, o mesurada: como si el hombre, a lo largo de milenios, no hubiera sido un ser social. Como si, aparte de la beligerancia, no hubiera practicado jamás gestos de concordia entre sus pares. Algo muy curioso sucede con quienes abogan por ese néctar de los dioses llamado socialismo: no parecieran darse cuenta de que para lograr su expansión, apelan a prácticas engañosas, pues a socialismo se le vende como si cualquier cosa, apuntalándose en métodos similares a las odiosas técnicas de venta por presión: “O se lo vendo o me lo compran”, dícese el pesado vendedor de inútiles inventos para el hogar, al llamar a la puerta de su casa. Un sistema proselitista de afiliación que poco se diferencia, en sus mañas, a las campañas de mercadeo de inservibles panaceas que proliferan en las pantallas de TV del ominoso mundo consumista. Y no se irán de su puerta hasta que usted les lance un balde de agua fría... a no ser que ya les haya comprado el “producto”. El sistema de colocación socialista es unívoco, rutinario, impertinente; cumplido por una secta de empecinados minoristas (algunos cándidos y otros no tanto) que previamente han “invertido” en la compra del discurso de lo que, arguyen, es el más grande e infalible invento en la historia de la humanidad, esto es, su propio discurso, en otras palabras, el mensaje de salvación, la buena nueva, su palabra de providencia para con el mundo: una demagógica perorata caracterizada por perfilarse a sí misma como altruista y humanitaria, y que no pasa de ser un justiciero y restringido manojo de vocablos armado para captar incautos. Bromas aparte, yo que —desde que tuve uso de crítica razón— he defendido a pie juntillas un mundo acomodado a la igualdad social, pero siempre apuntalado en la concordia y la bondad, hoy bien sé que el socialismo real (léase: la sumatoria de todos los tipos de socialismo padecidos hasta ahora) no pasa de ser un producto creado por tres o cuatro agremiados, con la misión de instaurar una perspectiva del mundo como un tablero de operaciones en el que los hombres pasan a ser fichas sin valor humano alguno; con lo que el vivir termina siendo un juego al que se le ha castrado el peculiar divertimento de lo lúdico. Nadie más tesonero que un socialista convencido de “su verdad”, la que siempre goza la extraña cualidad de ser absoluta. Tal convencimiento le confiere un rasgo que —por cierto— le distingue de quienes votan por aires más conciliadores o menos empecinados en defender premisas: como la verdad que el socialista predica es verdad última, innata, superior y absoluta, ha de imponerla al resto de los hombres y por su bien, les guste o no, estén de acuerdo o en disenso. Y es que los adictos a esa pócima ideológica, son fervorosos misioneros. El socialismo real (el único que el hombre ha conocido, repito) no ha pasado de ser, hasta ahora, un paternalismo hacia lo colectivo, esgrimido por minoritarios grupos que asumen saber mejor que el resto de los hombres lo que es mejor para todos. Procedimiento muy similar a los predicados, décadas atrás, por los malhadados movimientos fascista y nacional-socialista, que incitaron —hasta el colmo de la obstinación— a consumar la hecatombe más cruenta que haya conocido la especie humana hasta la fecha. De nada vale el discurso filantrópico de que hace gala el séquito de ardorosos socialistas pues, por desgracia, la palabra sólo tiene para sus tenaces huestes, el mero valor de vehículo; no asocian verbo con espíritu, lo asocian con misionera acción de salvación, lo asocian con persuasión. Y a la persuasión no la casan con logos o diálogo, la asocian con dogmática imposición; lo que, la verdad sea dicha, no es muy distinto en el caso de los obstinados misioneros que defienden el liberalismo a ultranza, otro extremismo igualmente sustentado por una ilusión, pues muy poco disienten sus prédicas de las cualidades menos encomiables de la democracia ateniense, un modelo crematístico en el que hubo abuso de prerrogativas sociales para privilegiadas minorías, además de haber sustentado sus bases en la esclavitud de quienes no fueran atenienses. Extremismo liberal nunca será sinónimo de desnuda libertad. ¿Y por qué, no sin razón, se preguntarán algunos, la ha emprendido este señor con el socialismo, si al parecer todos los proyectos políticos e ideológicos de dominación adolecen de la misma falla, según lo que se desprende del párrafo anterior? Pues porque tengo la impresión de que, desde una mirada intelectualmente desapasionada y apoyada en el sentido común, hemos asociado secularmente al socialismo con una propuesta más cercana al logro de un avance en el campo de lo humano. Pero una cosa es lo que soñamos ante la perspectiva ideal de lograr un avance real y otra, el espejismo de la realidad que se ampara en consignas que nada tienen que ver con buena voluntad y espíritu de cooperación, sino con hambre de poder, sed de dominación. Por eso nuestro asunto es en este momento el socialismo. Un sistema socialista cabal (si es que se hiciera imperativo el tener que padecer algún tipo de sistema; en lo personal, yo abogaría por el derribo de todos los sistemas políticos basados en ortodoxias ideológicas) sería aquel que enaltezca al indiviso ser humano, por muy contradictorio que esto suene. Pues lo cierto es que el hombre no puede abolir de un plumazo la dicotomía de ser, a la vez, individuo y ser social. De allí la empinada cuesta que ha pretendido escalar el socialismo real, al intentar borrar al individuo para que aparezca la ficticia figura de un hombre total. Lo único que resulta de tales intentos es el paso de millares de seres humanos por prensas ideadas para obtener extractos de un hombre nuevo... Verbigracia, la hambruna socialista con que Stalin azotó a una escurridiza y arisca Ucrania. Siete millones de muertos dejó regados sobre la tierra ese aleccionador precepto de progreso durante un solo invierno. El fin justifica los medios... nada más ajustado a un resumen aplicado a la dialéctica derivada de Hegel, Marx, Engels y Lenin. Citaré un libro que por albur llegó a mis manos y que pocos, pienso yo, se tomarán el trabajo de leer, a menos que se perteneciera a la raza de vendedores de oscurantismos salvadores de un nunca llegado mañana o que se pertenezca a la raza de curiosos que, a pesar de no haber visto nunca otra cosa que la misma e imperecedera desventura que perpetra el hombre contra el hombre, siguen avistando con asombro. Se trata de un libro firmado por Kim Il Sung, padre de aquella parcela de felicidad con que se idealiza a cierta utopía del Asia. La misma que mantuvo en las mazmorras por muchos años al poeta venezolano Alí Lameda, debido a una leve discrepancia de opiniones. Con ello quiero exponer la tesis de que la factibilidad de mundos como los narrados en 1984 —de Orwell—, Fahrenheit 451 —de Bradbury— o Un mundo feliz —de Huxley—, tienen hoy más posibilidades de conformarse “satisfactoriamente” bajo un fundamentalismo socialista o algún fundamentalismo de fe, antes que en un descentralizado sistema democrático que se auto regule, este último, sin ser la más perfecta de las alternativas, luce como menos oprobioso. Pero no agrego la cita sin antes acotar que los sistemas de ultraderecha son muy parecidos en la práctica a los fundamentalismos citados, con la salvedad de que a tales dictaduras poco les importa “el qué dirán”, su discurso es el del garrote, aunque de cuando en cuando vaya atemperado, con cinismo, por algunos aleccionadores y moralizantes adagios democráticos bostezados por sus líderes, cuando se dirigen a sus súbditos. Y los totalitarismos militares o dictaduras sustentadas en el crudo uso de la fuerza, pero sin la apoyatura específica de algún credo político y que no pueden ser identificadas con posturas ideológicas, tan sólo son fundamentalistas en su abuso del poder y en el ejercicio de la coerción; no les incumben dogmas, como no sea el del estricto respeto a su autoridad. Siendo empíricos modelos a los que basta el simple uso de la fuerza, muestran poco interés en invertir tiempo y recursos para la imposición de credos. Sólo comienzan a enarbolar dogmas cuando ven en peligro su poder o intuyen que deben tomar previsiones para salvar su pellejo. Perdonen, pues, los amigos que profesan el culto socialista o se persignan ante estrellas rojas, aquellos que pudieran considerar estos alegatos como una traición a “pretéritos y nobles principios”, si les solivianto el ánimo, pues no los formulo con artera intención. Los expongo porque (visto está en la práctica) no hay sistemas más obstinados en imponer dogmas paternalistas que los fundamentalismos ideológicos o de fe, aquellos que predican el prototipo de creencias que postulan exhortos como, “o estás conmigo o estás contra mí”, o frases como “que muera lo recto, que viva lo plegado”. Y es en la práctica donde, precisamente, el socialismo real se ha desacreditado a sí mismo, al apegarse, entre otros usos, a los de la fuerza, la coerción, la coacción, la tortura y la prisión contra los seres humanos que dice defender, al estilo de la más paleolítica de las dictaduras. Dice Kim Il Sung en el Informe de Labores del Comité Central ante el Quinto Congreso del Partido del Trabajo de Corea, en 1970: ...Algo importante para fortalecer la formación de cuadros de reservas es reforzar más las instituciones de formación de cuadros y elevar su papel. Tenemos que hacer bien sólidas las filas del personal docente en las instituciones de formación de cuadros a todos los niveles, integrándolas con personas que tengan una formación política y profesional; y lograr que el trabajo de la enseñanza y la educación esté embebido de la política del Partido y se realice en estrecha unión con las actividades prácticas y a un más alto nivel científico y teórico. Las organizaciones del Partido deben llevar a cabo el trabajo de seleccionar y ubicar, educar y formar a los cuadros basándose siempre en la vida partidista de éstos, y tomar las riendas de este trabajo haciendo de él una labor de los comités del Partido... Apartando el tedio que produce una oferta social como la antedicha, ¿puede haber un ejemplo más claro de propósito de clonación social que las anteriores palabras? El individuo no existe, sólo existe una totalizadora suma de partes dispuestas para una entidad llamada sociedad, que —para colmo— es concebida como maquinaria. Por eso se habla de cuadros, no de hombres. El individuo es, por tanto, únicamente pieza o instrumento al servicio de la máquina. Y la máquina es, por supuesto, identificada con el omnipotente y grandilocuente Estado que, a su vez, es simbolizado por un cenáculo, en este caso, llamado Comité Central, un Politburó. La educación del pueblo es, desde esta perspectiva, moldura, adoctrinamiento, camisa de fuerza, funesto conductismo. Y el leitmotiv del futurista discurso del señor Sung es la construcción de una sociedad en la que el indiviso ser humano no tiene cabida. El hombre es tuerca de ese aparataje que es tutelado por el Estado. Y toda pieza ha de ser reemplazada cuando no se “ajusta” a la maquinaria, tal y como es preconcebida la suma social por el Comité Central, esto es, por los cabecillas de gobierno. Ser “sano” es, dentro del contexto de las palabras del señor Sung, ser sumiso y obediente a las líneas impuestas por la cúpula partidista. Si esto no es una oligarquía, ¿qué lo será? Una oligarquía es, en palabras de Bertrand Russell, “...cualquier sistema en el cual la soberanía está confinada a una sección de la comunidad: a los ricos, con exclusión de los pobres, a los protestantes, con exclusión de los católicos; a los aristócratas, con exclusión de los plebeyos; a los blancos, con exclusión de los hombres de color; a los varones, con exclusión de las mujeres; o a los miembros de un partido político, con exclusión de los restantes...”. Eso lo dice en El impacto de la ciencia en la sociedad, años después de su desencanto con el socialismo real implantado en la URSS y de haber descreído del comunismo como alternativa. La oligarquía sería, entonces, a la luz de estas palabras, el rasgo más popular de todos los tipos de gobierno conocidos hasta la fecha, si tomamos en cuenta que la segregación y el autoritarismo son prácticas comunes de los más disímiles de ellos, llámense democráticos, socialistas, liberales, comunistas, tiránico-paternalistas, religiosos, de avanzada, vanguardistas, progresistas o trogloditas. El socialismo, pues, no ha sido más efectivo, ni esperanzador, ni futurista, en sus versiones conocidas hasta ahora que cualquier otro derrotero ideológico de dominación. Su linde con el futurismo es el que se nos pinta en pesadillas tales como 1984, Fahrenheit 451 o Un mundo feliz. Y no parece que haya deseos de revolucionar a la revolución, ese manido concepto en que se apoyan precisamente los socialistas para defender su mensaje de salvación, la buena nueva, su palabra de providencia para con el mundo. El pensador alemán Josef Pieper señala, en su libro El ocio y la vida intelectual, que el totalitarismo que en realidad prevalece en la modernidad es el del trabajo. De hecho, afirma que el hombre vive en un “mundo totalitario del trabajo”. Y no le falta razón. Cerremos los ojos y hagamos un ejercicio de memoria, visualicemos a cualquiera de los líderes políticos de ayer u hoy, de derechas, de centro o de izquierdas, en sus arengas al pueblo. ¿De qué hablan si no de la necesidad de incrementar el volumen y la calidad del trabajo mancomunado para alcanzar una sociedad más justa y feliz? ¿De qué hablan si no es de la cuota de esforzado sacrificio que cada uno debe sumar en bien del colectivo? ¿Cuántas veces lo hace el señor Sung? Yo terminé extenuado tratando de contarlas. Pero lo que más me parece sorprendente de su peroración son las innumerables veces que se apoya en la palabra vida, siendo que la misma nunca esté asociada al franco vivir en su discurso, sino al trabajo político, a la animación de los cuadros, organizaciones e instituciones que dan apoyo al paternalista partido, a esa maquinaria integrada por piezas que, a la luz de una simple mirada pasada por un filtro de expiación de los prejuicios, podríamos llamar seres humanos. Yo siempre he dicho, un tanto en broma, un tanto en serio, habida cuenta los apetitos de fortuna, que realmente vivimos es en un Mundo Totalitario del Dinero, lo que en buen cristiano debemos traducir a la frase: Mundo totalitario del placer de unos pocos, en desmedro del resto. ¿Qué alternativas nos quedan entonces? Sin ánimo ninguno de querer hacerme pasar por un gurú en la materia o un médium ante una bola de cristal, creo sinceramente que el testamento de Russell, en materia social, se acerca, sin proponérselo, a lo que en algunos pasajes nos propone un libro sapiencial, como el Tao Te Ching de Lao Tse. Russell abogaba por la cooperación humana como un elemento esencial de la humanidad y alertó siempre sobre los nocivos efectos del Estado sobre el individuo. Acaso resulte utópico y paradójico pensar en la posibilidad de un gobierno mundial, tal como él lo pregonaba, porque para ello hay que abolir toda idea de gobierno. Eso acaso resultaría efectivo en una sociedad avanzada en el campo espiritual, en donde la noción de lo ideal no estaría divorciada del espíritu, una sociedad no expuesta al apetito de los más rastreros y egoístas intereses, una sociedad compuesta de hombres a los que no les incomoda sino que, por el contrario, sienten complacencia en su anonimidad, una sociedad como la que el canto LXXX del Tao Te Ching nos pinta de tan llana manera: Imaginemos que gobierno un país de pocos habitantes. Mis súbditos tendrían embarcaciones que no utilizarían. Les enseñaría a temer a la muerte y a no ir en su busca. Por muchos carruajes que hubiese, no viajarían en ellos. Aunque tuviesen armas y corazas, no tendrían ocasión de usarlas. Les llevaría de nuevo al uso de cuerdas con nudos, a la primitiva [sencillez. Encontrarían dulce su alimento. Ricos sus vestidos. Cómodas sus casas. Felicidad en sus costumbres. Aunque los reinos vecinos se hallasen tan cerca que pudiesen oír el ladrido de los perros y el canto de los gallos, los hombres de este pequeño reino no desearían nunca abandonarlo. Bibliografía citada • KIM IL SUNG. Informe sobre las Labores del Comité Central, presentado ante el Quinto Congreso del Partido del Trabajo de Corea, en 1970. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Impreso en la República Democrática de Corea. Pyongiang, 1972. • RUSSELL, Bertrand. El impacto de la ciencia en la sociedad. Aguilar, Madrid, 1957. • PIEPER, Josef. El ocio y la vida intelectual, Ediciones Rialp, Madrid, 1983. • LAO TSE. Tao Te Ching (El libro del recto camino). Ediciones Morata, sobre la traducción al inglés de Chu Ta Kao, vertido al español por Caridad Díaz-Faes, Madrid, 1980. ** Luis Alejandro Contreras luis.contreras.loynaz@gmail.com Escritor venezolano (Caracas, 1955). La mayor parte de su obra permanece inédita. Formó parte del taller de poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve, 1998-99). Textos suyos han sido publicados en las revistas digitales El Meollo (http://www.elmeollo.net), Con-fabulación (http://con-fabulacion.blogspot.com), Cañasanta (http://www.canasanta.com), Remolinos (http://revistaremolinos.blogspot.com) e Isla Negra (http://isla_negra.zoomblog.com), entre otras. Tuvo a su cargo una sección literaria: “Letras contra Letras” en el quincenario Letras. Ha publicado la recopilación de meditaciones, aforismos, ensueños y vigilias Contracorrientes (sentencias en incertidumbre) (Bid&Co editor, Caracas, 2006) y el poemario Cuadernario (Colección Los Conjurados, Común Presencia Editores, Bogotá, 2007). Además, poemas suyos fueron incluidos en la antología Voces nuevas del Celarg (Caracas, 1999). Mantiene una bitácora literaria en http://letrascontraletras.blogspot.com. === Proximidad del goce y del miedo ======================================= === en el cuento “Día domingo”, de Mario Vargas Llosa ================ === Iliana Ricaño ========================================================= Nadie querría mostrarse ante el mundo como un miedoso. Es un sentimiento vil, bajo. Quizá animal. Apenas los perros saben cuándo hacerse del miedo para que la violencia no venga a ellos. Pero en el hombre, ese intrépido mono posmoderno, el miedo es un no sé qué asociado a un ímpetu conservador. “Proximidad (¿identidad?) del goce y del miedo. Lo que repugna en esta vinculación no es tanto la idea de que el miedo es un sentimiento desagradable... sino que es un sentimiento mediocremente indigno...” (Roland Barthes: p. 78). No necesitamos una revolución con un líder miedoso. Tampoco un régimen, un imperio defendido por un cobarde. Pocos dirán como Hobbes: “La única pasión de mi vida ha sido el miedo” (Roland Barthes; p. 78). Sin embargo, ¿hay goce en el miedo? ¿Habrá quienes teman y lo disfruten? ¿El placer del miedo otorga identidad al individuo? Todo ser humano soñó con un pedacito de cielo, con una diminuta luz, confortable esperanza, vencidas o no sus aspiraciones, alguna vez un hombre vio el porvenir tan provechoso que se lanzó a él como un valiente. Lleno de miedo, probablemente. Sin embargo, así, disfrutamos de su historia. La narrativa que nos hará felices un momento. En el cuento “Día domingo”, de Mario Vargas Llosa (Los jefes-Los cachorros: 62-83), vemos a dos amigos, Rubén (campeón de natación) y Miguel, confrontados en una apuesta de natación. Borrachos, deciden que irán al mar, ya de madrugada, y al regreso alguno disfrutará de la ignominia y otro del honor publicitado por el rumor del pueblo. De eso están conscientes Miguel y Rubén. Observamos a Miguel en el bar, borracho, engreído: “Pajarracos, estoy haciendo un desafío” (p. 69). Rubén, quien aceptará el desafío porque desde un inicio sabe que es para él, se muestra cauto pero molesto, Rubén interpreta su silencio como un síntoma del miedo: “Está furioso, pensó Miguel. Pero ya lo fregué” (p. 69). “—Salud —repetía Rubén”. Después, el desafío se muestra sin tapujos personal, violento e irrechazable: Cuando hubieron terminado la última cerveza, su estómago parecía de plomo, las voces de los otros llegaban a sus oídos como una confusa mezcla de ruidos. Una mano apareció de pronto bajo sus oídos, era blanca y de largos dedos, lo cogía del mentón, lo obligaba a alzar la cabeza; la cara de Rubén había crecido. Estaba chistoso, tan despeinado y colérico: —¿Te rindes, mocoso? (p. 71). Es aquí cuando el ambiente en el bar se torna viril, vivaz, interesante. Pareciera que la discusión terminará en una simple pelea de bar. Que una nariz rota y dos cuerpos agitados y sangrados decidirán marcharse a casa y que todo lo que antes sucedió sea una anécdota más para otra borrachera. Pero la pedantería de Rubén se alza contra él mismo y es por eso que los otros asistentes al bar y a esa discusión alcoholizada necesitan que el campeón de natación sea vencido y que su soberbia, su gloria niña y su reciente donjuanismo caiga de una buena vez: —Tremendo vejete y ni siquiera sabes nadar —dijo Rubén—. ¿No quieres que te dé unas clases? —Ya sabemos, maravilla —dijo el Escolar—. Has ganado un campeonato de natación. Y todas las chicas mueren por ti. Eres un campeoncito. —Este no es campeón de nada —dijo Miguel, con dificultad—. Es pura pose (p. 71). Dice Luz Aurora Pimentel que “cuando hablamos del espacio en el relato, nos referimos más bien a la ‘ilusión del espacio’ que se produce en el lector...” (El relato en perspectiva: 26). Nada en el mundo de la literatura sobrepasa los límites de ella misma. Los mares de palabras no dejarán por ningún motivo de ser ficción. La mentira, para la narrativa, es un bien necesario. Pocos verían en la realidad, en un bar de mala muerte, a dos borrachos insultándose de una manera tan diplomática; donde incluso presentan argumentos y dan la posibilidad al otro de que conteste de acuerdo a la pregunta propuesta, casi como en la mayéutica de Sócrates: —No estoy borracho —aseguró Miguel—. Y tú eres pura pose. —Estás picado porque le voy a caer a Flora —dijo Rubén—. Te mueres de celos. ¿Crees que no capto las cosas? (p. 72). La narratología que hace Luz Aurora Pimentel nos explica cómo es que vamos ocupando poco a poco todos esos espacios que van quedando vacíos con el formidable uso de la imaginación humana (¿acaso imaginarán los peces?). Y de esta manera las cosas toman forma, vida, color y hasta parecieran las sombras más cálidas: —Te apuesto a ver quién llega primero a la reventazón —dijo. —Pura pose —dijo Miguel. —Si ganas —dijo Rubén—, te prometo que no le caigo a Flora. Y si yo gano, tú te vas con la música a otra parte (p. 72). Sabemos que el mar, “asociado con el simbolismo de las aguas, comparte con ellos algo de su significado; origen de la vida, todo sale de él y hacia él vuelve...” (http://arteysimbolos.blogspot.com/2009/03/mar-oceano.html). Ahora bien, la siguiente cita considero que representa bien el espacio del mar, misma en donde éste cobra un valor simbólico dentro del cuento de Vargas Llosa: “Luego surge de improviso una superficie calma, conmovida por tumbas inofensivas; el agua es clara, llana y en algunos puntos se divisan las épocas piedras submarinas” (p. 77). Por nuestra cultura sabemos que cuando el mar está tranquilo se trata de paz, en donde todo puede ser visto, es por eso que digo que el mar tiene un valor simbólico, aunque ya por ende se sabe que goza de excedente de sentido. ¿Quién no sufrió los martirios marítimos de la vida como Prometeo? ¿Acaso la infancia no imaginó nuestra etapa adulta en un barco lleno de amigos y aventuras? ¿Cuánta poesía no surgió para el mar y éste sólo reclamó algunos hombres y algunas botellas con palabras hermosas? Así, pues, el mar funciona como uno de los principales espacios dentro del cuento “Día domingo”. Es de esta forma como, gracias a los conocimientos que nos entrega nuestra cultura, intuimos muchas cosas. Simplemente bastaría decir que le damos significado a los acontecimientos cotidianos (miradas, tactos, saludos, etc.). El agua ya nos dice algo. Cristalina o sucia, verde o con muerto flotando en ella. Suciedad, peligro o muerte según nuestra interpretación y nuestros juicios acerca de eso que nos dejaría vivir tres días sin alimento. Y por ende, con el agua cristalina imaginamos una clara limpieza, tranquilidad, paz y recuerdos que nos remiten a la infancia donde todo era más simple y más sencillo. Pero el mar al que se sumergirán Rubén y Miguel para dar fin a la apuesta y a las habladurías tiene una pisca de maternal y otra de apocalíptica. Casi podemos sentirnos dentro de un vientre asesino, abortivo. Estaba en el centro de un círculo de agua oscura, amurallada por la neblina. Trató de distinguir la playa, o cuando menos la sombra de los acantilados, pero esa gasa equívoca que se iba disolviendo a su paso no era trasparente. Sólo veía una superficie breve, verde negruzca. Y un manto de nubes a ras del agua (p. 79). Ahora bien, como dije anteriormente, el mar tiene cierta relación con los personajes de “Día domingo”, en especial con Rubén y con Miguel, puesto que son ellos dos los que desafían las aguas bajo el efecto del alcohol solo para tomar una decisión acerca de quién sería el que tendría el derecho de pretender a Flora, sin imaginar que dentro de todo este conflicto (¿renacería la amistad que había entre ellos?) y de igual forma vendría a la luz su más íntima condición de solidaridad y humanidad, pues ambos estuvieron a punto de ahogarse. El hecho de que el mar represente ese renacer, una forma más de volver a la vida, pues el mar no sólo simboliza esa feminidad por la que inicia todo, los desafíos, es una Ella y no un Él (Eva líquida). El agua es la vida misma a la que tienen que volver, es como el rito de iniciación a la que se está sometido para ingresar a lo desconocido, o a ese grupo al que deseamos pertenecer a toda costa, como la mar a la arena. En este caso la sociedad que escogerá a su héroe de acuerdo a sus méritos: Comenzó a nadar de nuevo, arrastrando a Rubén esta vez de la barbilla. Cada vez que un tumbo los sorprendía, Rubén se atragantaba, Miguel le indicaba a gritos que escupiera. Y siguió nadando, sin detenerse un momento, cerrando los ojos a veces, animado porque en su corazón había brotado una especie de confianza, algo caliente y orgulloso, estimulante, que lo protegía contra el frío y la fatiga. Una piedra raspó uno de sus pies y él dio un grito y apuró. Un momento después podía pararse y pasaba los brazos en torno a Rubén (p. 82). Todos sabemos que el mar es el origen de la vida, origen primario que fue microbios. Ese origen en donde la conciencia del ser se revitaliza y pone a prueba su propia conciencia, el hecho de concebir el mundo, esa cosmogonía ante el resurgir y la renovación de ese ser, en este caso sería la propia reencarnación de Rubén y Miguel, el héroe que pierde su infinito y el nuevo hombre transformado en héroe. Ambos se transforman ante su peligrosa situación de enfrentarse a las aguas turbias que comenzaban a subir, el riesgo de levantar el vuelo para convertirse junto con los demás en pajarracos. Vemos a Miguel en una actitud de Abel perdonavidas: —No les digas nada. Por favor, no les digas que he gritado. Hemos sido siempre muy amigos, Miguel. No me hagas caso. —¿Crees que soy un desgraciado? —dijo Miguel—. No diré nada, no te preocupes. Salieron tiritando. Se sentaron en la escalerilla, entre el alboroto de los pajarracos (p. 83). Sin embargo, como ya vimos anteriormente, el mar es aquel símbolo de renacimiento de la humanidad, porque, gracias a ese enfrentamiento que tuvieron Rubén y Miguel, es el mar el que los vuelve a unir con la condición de que sean como hermanos, u optará por tragárselos dejándolos para siempre en el inevitable anonimato. “Estas mismas razones acercan el miedo al goce: el miedo es la clandestinidad absoluta...: el lenguaje delirante no es posible para quien lo escucha nacer en él” (Roland Barthes: 78). Así: Miguel no respondió. Sonriendo, pensaba que esa misma noche iría al Parque Salazar; todo Miraflores sabría ya, por boca del Melanés, que había vencido esa prueba heroica y Flora lo estaría esperando con los ojos brillantes. Se abría, frente a él, un porvenir dorado (Vargas Llosa: 83). Referencias • BARTHES, Roland (2000). El placer del texto y lección inaugural. Siglo XXI. México. • http://arteysimbolos.blogspot.com/2009/03/mar-oceano.html • PIMENTEL, Luz Aurora (1998). El relato en perspectiva. Siglo XXI. México. • VARGAS LLOSA, Mario (1989). “Día domingo”, en Los jefes-Los cachorros. México. Alianza. Págs. 62-83. ** Iliana Ricaño amoriliana87@hotmail.com Estudiante mexicana (Manzanillo, Colima, 1987). Cursa una licenciatura en letras hispanoamericanas en la Universidad de Colima (http://www.ucol.mx). Ha trabajado como suplente de maestra en una guardería infantil en Cihuatlán, Jalisco, donde además fue secretaria en un bufete jurídico de abogados. === Fer de lance de Zadi Zaourou: aproximaciones críticas ================= === Brahiman Saganogo ===================================================== Resulta conveniente presentar a los lectores y estudiosos de la literatura universal, un libro de poesía: Fer de lance (1), de Zadi Zaourou Bottey (Soubré, Costa de Marfil, 1938), poeta, dramaturgo y profesor-investigador de la Universidad de Cocody-Abidjan. La obra poética Fer de lance, que nos proponemos reseñar desde la perspectiva de un acercamiento crítico, es una demostración más del nacimiento de la poesía sin límite, desafío a la modernidad de la escritura y del lenguaje poético. Pues, un experimento, en el vasto panorama de la producción de obras poéticas. Desde el dominio de la poética (2) el título Fer de lance designa el hecho de que, con la lanza, se pretende alcanzar un blanco gracias al “Fer” (hierro). Pues, metafórico, retórico y aun simbólico, el título en tanto que paratexto deja leer la obra entera como una especie de in memoriam y de invocación del mito del Didiga (3), esto es, el arte de crear, de luchar y de estar en el universo terrestre. De ahí que el poeta sugiere el pasado y la lucha por el hombre negro. Así es como Fer de lance, como habla, es pues, un dicho de la tribu didiga. Más que eso, es una trilogía poética estructurada de la manera siguiente: libre 1, libre 2 y libre 3 (libro 1, libro 2, libro 3). El poeta da al lector la expresión de un pensamiento hondo que brota directamente de la leyenda y del cuento popular africano, en particular, de la tribu de los cazadores del grupo étnico bété, de la historia del continente africano y de su patria natal, Costa de Marfil. Todo eso hace del libro una presentación y una valoración de la literatura oral africana, y una pintura de la sociedad mediante forma estilísticas de la oralidad y del escrito, y de la prosa y versículos. La incursión en el contenido de la obra resulta necesaria por la asociación de formas o géneros propios a la literatura oral africana, a saber: el didiga, el cuento, la epopeya, el baile y el canto que marcan cierta ruptura del texto poético de Fer de lance con respecto al convencionalismo escritural. El didiga De origen bété, como relato, se caracteriza por lo insólito, lo maravilloso y lo ilógico, pues es el arte de lo irracional que aparece como denominador común y fundamento de su sentido. El sujeto poético didiga es aquel personaje africano socialmente aniquilado por la colonización y que ha de luchar para superarse. Entonces, el sintagma “didiga” suscita toma de conciencia mediante una sacralización de la existencia y del ser humano. Didiga como héroe, más allá de su grandeza y envergadura, simbolizaría el esfuerzo del africano para rehabilitar su cultura y su ser, ambos a través de la evocación del espíritu de sus antepasados por medio de cánticos: Tiens ferme ce bissa (4) Dowré / Tiens-le ferme et dis et redis après [moi: [Toma firmemente este bisa Dowré / Tómalo firmemente y dice y vuelve [a decir después de mí]. Didiga Yahôlo Didiga Didiga Yakôlo Didiga Didiga Didiga Z’ra (p. 19). Y los versos: Et lui le maître gardien de nos orgues secrètes / Lui seul et moi Dowré / Moi Dinard Nawayou, l’ œil du jour et patience aux fesses de pierre [...] Didiga! / Le secret de mon nom? / Je suis le bout de chemin qu’on déserte et qu’on empreunte à nouveau [...] N’ est ce pas assez que je vous nourrisse au suc de mon art / mon chant (pp. 19, 29). [Y él el maestro guardián de nuestros órganos secretos / Él sólo y yo Dowré / Yo Dinard Nawayou, el ojo del día y paciencia con nalgas de piedra [...]; ¡Didiga! / ¿el secreto de mi nombre? Soy el caminito que se abandona y se vuelve a tomar [...] No es demasiado alimentarlos con la savia de mi arte / mi canto]. El cuento En la obra, la dimensión cuentística se evidencia a través de la aparición del sujeto del cuento “Dowré” asimilado al poeta Zadi Zaurou y la puesta en escena de elementos fundamentales de la poética del cuento tradicional africano tales como la noche, la luna, las estrellas, el pueblo entre otros. Nous voici Dowré / à la racine de la nuit / et la foule est compacte / la foule (son cœur son corps et son âme en rut) // La nuit est longue / Notre nuit des brouilleurs de vue / Nuits / Les nuits de l’Afrique défunte: celui-là mourra de trop / vouloir peser sur la terre d’Eburnie // [...] Dowré / Dessus ma tête / la lune en galette frivole [...] Didiga! [...] Mais nous restons au gouvernail des navires d’abondances / Aux ports des greniers / Aux goulots des puits d’eau / des puits d’or / des puits d’or noir (pp. 19, 30, 57, 24) (5). [Dowré aquí estamos / a la raíz de la noche / y la muchedumbre está compacta / La muchedumbre (su corazón, cuerpo y alma están en celo // La noche es larga / Nuestra noche de los ruidosos de vista / Noches / La noches del África difunta: ésa que morirá demasiado / querer pesar sobre la tierra de Eburnea // [...] Dowré / Por encima de mi cabeza / la luna de galleta frívola [...] ¡Didiga! [...] Pero nos quedamos en el timón de los navíos de abundancias / En las puertas de los graneros de los golletes de los pozos de agua / de oro / de oro negro]. La epopeya El aspecto épico se justifica a la luz de la evocación de personajes históricos africanos. Más que simple presentación, la alusión a estos personajes constituye una especie de rehabilitación tanto del hombre africano como de su cultura ante los prejuicios y las arrogancias de la metrópoli durante la conquista y la colonización; una dimensión épica que arroja otra instructiva. En cuanto a la estética épica y la dimensión poética éstas se manifiestan por entre lo maravilloso y lo fantástico: Il mourut de même Chaka / De siècle en siècle la mort étrange / sur mes princes valeureux: Babemba / Behanzin / Samory / Amilcar Cabral... / le dernier de mes preux / Patrice Aymeri Lumumba [...] Morts / Me reviennent des tripes du sol les fanfares guerrières / Morts / Les pleureuses peintes à la boue rituelle / Morts / Et voici le bourdement de la ruche aux artistes / Leurs voix solennelles surgies de la nuit comme un tison sacré / L’art / L’art et le cor / L’art et les os d’attoungblan / L’attoungblan-tam-tam-jumeau [...] Il guerroya sept ans; sept longues, et longues, quatre-vingt-quatre lunes pendant lesquelles le peuple mandingue accumule faits et gestes et se couvrit de gloire / Longtemps encore le monde se souviendra des sofas car immortels furent leurs exploits et sublime leur exemple. [...] Didiga-signe-polyforme-ma-vaillance-légendaire. / Dowré / Porte au loin les noms multiples du roi de Sikasso / Babemba / La paume de sa main comme un phare éclairant les sentiers des sofas intrépides / Sa paume dans la paume du peuple son unique dessein / et son doigt / Dowré / A la dague haute / Aux criquets du ciel / A cette mort étrange allogène: “Prenez garde à ma bave matinale / car je suis la terre / et nul ne saurait m’enjamber / je suis l’œuf / l’œuf de fer / l’œuf de verre / l’œuf de feu (pp. 49, 46, 54). [Murió también Chaka / Por los siglos de los siglos la muerte extraña [...] sobre mis príncipes valientes: Babemba / Behanzin / Samory / Amilcar Cabral... // Patrice Aymeri Lumumba [...] Muertos / vuelvan de las tripas del suelo las charangas guerreras / Muertos / Las lloronas pintadas de barro ritual / Muertos / Y aquí el zumbido de la colmena de los artistas / sus voces solemnes brotan de la noche como un tizón sagrado / El arte / el arte y la cuerna [...] El arte y los huesos de atungblan-tan-tán-gemelo [...] Guerreó siete años; siete largos, y largos, ochenta y cuatro lunas durante las cuales el pueblo mandinga acumula sucesos y gestos y se llenó de gloria / El mundo se acordará mucho tiempo más de los sofás por inmortales fueron sus hazañas y sublime su modelo. [...] Didiga-signo-poliforme-mi-valentía-legendaria / Dowré / Lleva lejos los múltiples nombres del rey de Sikasso / Babemba / La palma de su mano como un faro que alumbra las sendas de los sofás intrépidos / Su palma en la del pueblo su único destino / y su dedo / Dowré // A las langostas del cielo / De esta muerte extraña [...] Cuídense de mi baba matinal / porque soy la tierra / y nadie sabría darme zancadas / soy el huevo / el huevo de hierro / el huevo de lombriz / el huevo de fuego]. El canto Fer de lance [Punta de lanza], como poema, es un vasto canto. El canto no depende solamente del carácter musical de los versos, producido por rimas y ritmos y otros procedimientos retóricos, sino de la introducción de elementos simbólicos en el corpus de base: “bissa” y “attoungblan” (6). El “bissa” por su parte, es una cola de búfalo o de antílope, se lo utiliza durante los ritos ceremoniales para cantar haciendo gestos rítmicos a compas de la canción que se canta al son del “attoungblan”. Como símbolos, denotan estos instrumentos tradicionales y sagrados, el canto, la melodía y el arte de cantar elegías. En el libro leemos de la voz de Dowré, y, a continuación, una nota de canción en el mismo: Nous voici à la racine de la nuit Dowré [...] Évide l’écheveau de mon chant / Rythme / Rythme ferme, mon appel d’arc musical / et que l’entende mon peuple assemblé / et qu’elle vibre / et qu’elle s’ébranle / et qu’elle ruisselle la foule / au rythme débridé de mon arc d’éternelle veillée [...] Le cercle autour du feu de prudence / Une bouche une main (la diabolique virtuosité du vieil Ossiri / Et la mélodie / La melodie / La mélodie de son arc aux cent mélopées [...] Savourez donc mon hymne aux morts pour ma survie ô vous, héros invincibles qui veillez les tombes / nul après vous n’a su faire germer vos vertus [...] L’art et les os d’attougblan / L’attougblan-tam-tam-jumeau [...] Héla! Kidikidi Ta Tata Kidikidi Ta Tata Kidikidi Vents Ventres creux Kidikidi Sang San Pédro Kidikidi Riz Plus de riz Kidikidi Vis Riviera Kidikidi Toi Toi le roi Kidikidi Prends Garde a toi Kidikidi Ré Révolu Kidikidi Ré Révolution Kidikidi Kidikidi [...] le chant de vérité [...] L’immense pluie qu’il me faut libérer [pour la survie de ce peuple sevré Yééké Yééké yékélééé (pp. 23, 26, 54, 30-31, 166). [Dowré estamos aquí a la raíz de la noche [...] Ritmo /Ritmo firme, mi llamada de arco musical / y que la oiga mi pueblo reunido / y que vibre Y que se estremezca / y que resplandezca a la muchedumbre / al ritmo desenfrenado de mi arco una velada eterna [...] El círculo alrededor de la fogata [...] Una boca una mano (la diabólica virtuosidad del anciano Ossiri / y la melodía / La melodía / La melodía de su arco de cien melopeas [...] Disfruten pues mi himno a los muertos por mi supervivencia oh ustedes, héroes invencibles que velan las tumbas / nadie después de ustedes pudo hacer germinar sus virtudes [...] El arte y los huesos de atungblan, El atungblan-tan-tán-gemelo. [...] ¡Ay! Kidikidi Ta Tata Kidikidi Ta Tata Kidikidi Vientos Vientres huecos Kidikidi Sangre San Pedro Kidikidi Arroz Más arroz Kidikidi Vicios Ribera Kidikidi Tú Tú el rey Kidikidi Ten Ten cuidado Kidikidi Re Revolu Kidikidi Re Revolución Kidikidi Kidikidi [...] El canto de la verdad [...] La inmensa lluvia que me hace falta [liberar para la supervivencia de este pueblo destetado Yééké Yééké yékélééé]. Al lado de esta dimensión acústica, está la otra dimensión: la retórica: Dieu [...] Louons-le Dowré // Louons-le, Dowré / Et que mon peuple savoure cet HYMNE AU NEZ! / Didiga! (p. 89). [¡Dios [...] Loémoslo Dowré // Loémoslo, Dowré / Y que mi pueblo disfrute este HIMNO!] El baile Los elementos internos tales como “bissa” y “attoungblan”, además de proyectar el canto, evocan también la expresión corporal y gestual del canto, lo que hace que el canto y el baile se complementen para dar una música, de donde la dimensión artística o musical del texto: [Enfant qui danse dans l’ombre écoutez mon chant funèbre [...] Suivez mes pas de danse que révèle en ce jour d’infortune / ma lune rouge du sang preux que vous célébriez jadis / Dansez ma danse à moi / Le maître du temps / Le soleil d’avenir [...] On te croit cigale Dowré mais ta voix séduirait même le fier Dopé / Qui donc mieux que toi peut se vanter de redonner vigueur aux invalides / Par la chanson / La fine et douce chanson fluée de ta George ample [...] Danse à mon appel / Danse au rythme de ma voix (pp. 42, 30). [Niño que baila a la sombra escuche mi canto fúnebre [...] Siga mis pasos que evoca en este día de infortuna / mi luna roja de sangre valiente que antaño celebre / Baile mi baile / El maestro del tiempo / El sol del porvenir [...] Te imaginamos cigala Dowré pero tu voz seduciría aun el orgulloso Dopé / Pues quien mejor que tú pueda alagarse de dar nuevamente vida a los inválidos / A través de la canción / La fina y suave canción brotada de tu garganta [...] Baile, a mi llamada. Baile al ritmo de mi voz]. En conclusión, más de una razón justifica nuestra crítica, entonces, para dejar esta trilogía artística como uno de los libros más relevantes de poesía publicados. Fer de lance [Punta de lanza] ya ocupa un sitio importante en varios sectores de la cultura nacional, aun mundial por su carácter innovador, experimental, y por su contribución al desarrollo del arte popular y precisamente del género poético tradicional basado en la oralidad. Notas 1. Zadi Zaourou, Bottey. Fer de lance, Abidjan, Nouvelles Éditions (NEI) / NETER, 2002, 173 pp. Trabajamos sobre la versión francesa de esta misma edición y consignamos las páginas en el cuerpo del trabajo, acompañadas de traducción al español. Literalmente, traducimos “Fer de lance” por “Hierro de lanza” y estrictamente, por “Punta de lanza”. 2. “Poética”: entendida como destino de la poesía y estudios de los elementos internos de una obra. 3. Didiga: arte del relato de los cazadores bété (grupo étnico de Costa de Marfil). El término es, pues, de la lengua bété del mismo grupo. El propio Zadi Zaourou dio este nombre en 1981 a su compañía de teatro. Etimológicamente, de “didi”: podredumbre, basura, y “ga”: caña de azúcar, lo referido a partir de lo evocado, sería: “el oro que brota” de la podredumbre. 4. “Bissa”: término en lengua bété, es la cola de animal generalmente sagrada que lleva dondequiera el rey. Sirve de instrumento para el artista (cantante tradicional e iniciado al rito del arte de cantar), éste la esgrime cantando. 5. Tradicionalmente, el cuento popular africano está marcado por la noche, ésta como fenómeno temporal, esto es, África, sólo se cuentan cuentos de noche. La noche simboliza el puente entre los vivos y el espíritu protector de los antepasados. Pues, una especie de convivencia con los muertos, de invocación e imploración de los mismos en un momento discreto y tranquilo. 6. “Attoungblan”: son dos tambores sagrados que siempre están juntos (gemelos) y que existe entre muchos pueblos africanos. Es conocido como el tambor hablador por el hecho de que se los toca a la vez —por un iniciado— para anunciar sucesos ocurridos, de manera que el sonido llega hasta el pueblo más lejano y es interpretado por receptores iniciados que decodifican enseguida el mensaje a los pobladores, que, sin esperar, acuden al llamado del pueblo vecino o hermano para presenciar tales sucesos y brindar su apoyo. Muchas veces se los toca para anunciar un suceso trágico (la muerte) o funerales. Estos dos tambores nunca están expuestos a la vista de la opinión pública; se los saca sólo para anunciar sucesos de esta magnitud. Además, el “attoungblan” interviene como instrumento principal durante las ceremonias funerarias. ** Brahiman Saganogo sbrahiman@hotmail.com Investigador marfileño (Costa de Marfil, 1968). Es doctor en Letras por la Universidad de Guadalajara (Jalisco, México; http://www.udg.mx) y maestro ès Lettres, especialidad en literatura hispanoamericana, por la Universidad Cocody-Abidjan (http://www.univ-cocody.ci). Fue becario dentro del programa de Cooperación e Intercambio Cultural entre Naciones. Ha impartido clases en varias instituciones y universidades privadas de Jalisco, conferencias y seminarios sobre literatura y semiótica. Ha participado en varios congresos nacionales e internacionales sobre literatura y semiótica. Es autor de varios artículos en revistas científicas de ámbito nacional e internacional, así como del libro Elementos textuales en Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez y, como coautor, de Análisis del arte. Es crítico literario, semiótico y profesor del Centro de Investigaciones Filológicas (CIF) de la Universidad de Guadalajara y miembro de la Asociación Mexicana de Semiótica (Amesve, http://www.amesve.com) y la Federación Latino Americana de Semiótica (Fels, http://www.fels.50g.com). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Réquiem por Tarkovski (extractos) Luis Arturo Restrepo *** Leo Javier García Wong Kit *** Poemas Beira Díaz Lisboa *** Un hombre lamentablemente acostumbrado al fracaso Samantha Danaé López Venegas *** Confesiones María Laura Decésare *** Hugo conoce a Julia Cristina Zabalaga *** El espacio es solo ruido C. L. Andrada *** El desierto Claudia Occhi *** De visita Marco Villarroel Bruna *** Perrerías Félix Acosta Fitipaldi === Réquiem por Tarkovski (extractos) Luis Arturo Restrepo =========== La mano hace un recodo que alberga la luz. En cada paso advierto el corazón que late bajo mis huesos. Entre la garganta la niebla aspirada se aferra al hilo de sangre en que sucumbo. Ahora lo comprendo: el sustento del mundo es el fuego que del hombre mana, no la voz sino el callar que celoso lo consume. === No camines en línea recta, aunque a tus pies la tierra los reciba con cariño. Aquí el mundo es hostil con quien tercamente se aferre a él. Planta ya tu piel a la corteza del árbol. Insta cada rayo de sol a que fecunde en ti la vida que te falta. Sólo el silencio guiará para siempre los recuerdos de tu infancia. El horror no crecerá en tu frente ahora que los hombres de ti se alejan. Respira hondo, todo aquí carece de olor y la resina espera desde su nacimiento por cristalizarse a tu voz. === Cuando es el cielo el que persevera, hacia dónde entonces dirigir nuestra mirada. Sabemos que la nube se impone sobre el azul y la tardanza de la lluvia viene a demorar también la dureza de la voz. Queda sólo la palabra que se anega en la garganta, no hay oración que valga cuando la súplica es sólo un suspiro. Llegado el momento la piel se resiente con las primeras gotas. Cantas entonces celebrando el prodigio, ya poco queda de aquel primer impulso, entonces prefieres callar. Sobre la hierba, la dulce lluvia lo dice todo por ti. === Fue el desarraigo quien primero prometió otro trozo de tierra. Luego, las hojas de los robles iniciaron su huida siguiendo el trastabillar de mis pasos. El rastro de la sangre sobre la nieve fue su perdición. Otra vez fueron las aves, a pesar de la insistencia de los cazadores, buscaban la sombra propicia para el sosiego en las grietas de mi rostro. Hoy vuelvo la mirada atrás, todo es confusión y hastío. El trozo de tierra que soy se pudre bajo las hojas que nunca tuve, y los pájaros que hicieron nido en mí vuelan ahora agujereados por sus propias crías. Nunca antes conocieron el temor de ser padres. Quizás a ellos como a mí, las llagas les cubrirán los ojos, volarán en torno sacudiendo sus plumas y el errar será desde entonces su único destino. === Tu vientre es una catedral donde los pájaros anidan. No hay ahora sobre ellos un cielo abierto que convoque sus alas. Sólo la piel soporta el canto en que se reinventan. Ahora la luz le nace al día: revela en tu desolación el cobijo de sus plumas y el punto negro de tus ojos es el centro de las miradas que tiemblan cuando el viento arremete en las orillas. Podrás entonces retener el canto cada vez que el cielo sucumba en sus temblores, pero una vez el milagro se realice, no habrá asidero posible sobre las tablas de la salvación ni sol ni nubes para soportar tu orfandad. La muerte es la única respuesta que llega tarde, no olvides de ella más que las palabras que nos fueron dichas justo al momento de nacer. === No digas noche, sólo porque la luna madura sus gajos bajo la mirada exangüe de cada estrella. No digas madre, sólo porque en la oscuridad ofrendada desaparece el vestigio de los animales que reclaman de ti tu negra leche. Guarda cada palabra. Oculta cada vocablo tras tu lengua, no dejes que el cielo los descubra; si esto ocurre, huye a las aguas sedosas, siempre han esperado por ti. Prefiere siempre la lengua de las mariposas al ronco gemido de los enfermos. Recuerda que cada sílaba pone en evidencia al mundo. Sólo así será tuyo el silencio que todo lo nombra. === La vigilia ha hecho de ti la masa de un hombre que camina al vacío. Tus palabras, padre, son desde la niñez un plácido rincón hecho de espejos. Con cada una de ellas tolero la oscuridad en que sucumbo, con todas al tiempo, oculto el cuerpo ajado que todavía me soporta. La vida no ha merecido de mí ningún diezmo. Para qué la llama que impertinente alumbra la cueva. Todo es oscuridad y en ella la conciencia de la muerte roe la piel de todo hombre. Prepararlo para qué entonces, si desde la altura de su mirada vislumbra ya el abismo en el que caerá. Sé que lo bello queda oculto a los ojos de aquellos que no buscan la verdad. Lo grité mil veces ante la pantalla, ante el lienzo en blanco, ante la hoja que sé te cegaba en su soledad. Lo grité ante aquellos que preferían la guerra, la mordaza, el poder del silencio y el silenciar, pero la verdad se impone como fallecimiento y temor, cuchillo en el pecho que arranca de un tajo lo que creíamos nos hacía humanos. Vuelve pues sobre mí la esperanza, zanja en mi garganta y en mis ojos la palabra, rastrilla con tu poesía, si es posible, un lugar para arar de nuevo el grito en que reconozca el tenue equilibrio por el que se avientan desde antiguo, mis obstinadas noches. === *** Fragmento de la consagración Fragmento de la consagración hinca en mi piel el alivio de tu engaño *** El grito: soga que se tiende Escucho tu desgarro Lo uno al mío para morir de abismo *** Respira cada uno de mis cabellos Reconocerás las raíces a las que se atan nuestras voces *** El sueño lame las paredes de la habitación y es desde ya la cal un animal asido a mi lengua *** Intento descifrar las palabras escritas con sangre sobre el muro pero cada sílaba lacera las cuerdas de mi voz *** Todo en ti recuerda la vocación del fuego sobre la madera Lenta comunión que acrecienta el olvido *** El relámpago se revela como herida impuesta sobre el agua *** Las hojas del árbol caen en la tormenta y son ahora brasas que vienen a morir en el fango *** Los pájaros descansan en un nudo de plumas Ahogados suman su canto a mis palabras de muerte *** La sed escucha el goteo del agua Tanteando en sus pasos nace el desierto *** A qué la noche si está fundada en sueños la vida A qué el rojo si todo lo que perdura en el fuego es disipado por el viento *** Brasas encendidas y abandonadas sobre la arena A qué tanta furia si se consumen solas en su ira ** Luis Arturo Restrepo luisarturo.restrepo@gmail.com Escritor colombiano (Medellín, 1983). Licenciado en filosofía y profesor de la Universidad de Antioquia (http://www.udea.edu.co). Segundo Premio Nacional de Poesía Porfirio Barba Jacob III, edición 2006, con el poemario Vigía del hastío. En 2009 ganó la VI Beca a la Creación Artística Ciudad de Medellín, modalidad Poesía. Poemas suyos han aparecido en varias revistas colombianas y en 2010 Tragaluz Editores publicó su primer libro, Apuesta de cenizas. En 2011 participó en el XXI Festival Internacional de Poesía de Medellín, de cuyo Primer Premio de Poesía Joven fue ganador con el libro Réquiem por Tarkovski. === Leo Javier García Wong Kit ======================================= Leo. Acabo de descubrir que puedo leer caminando por la calle y que puedo leer en la ducha, me dice algo indignado consigo mismo Leonardo Iglesias. Leo es mi paciente desde hace unas semanas y ya ha venido tres veces a mi consultorio por la forma progresiva en que encuentra nuevas formas de leer. Yo insistía en decirle que leer no tiene nada de malo, que más bien la gente debería leer más, pero ese argumento no lo tranquilizaba en lo más mínimo. Leo bajo la lluvia, leo antes de dormir, leo al despertarme, leo con poca luz, leo entre lecturas, leo mientras como y leo cuando una pesadilla me sobresalta a mitad de la noche, doctor, me decía recostado a pedido suyo en mi viejo diván (no sabe que ese mueble ya no se usa, que no puedo deshacerme de él porque no cabe por la puerta). Tranquilo, le digo mientras tomo un cuaderno de notas y trato de pensar en cómo decirle que esa manía suya no representa el menor riesgo. Pero él insiste. Dice que en el trabajo le prohíben que lleve esas voluminosas novelas clásicas, tipo Hugo, Proust o Dostoievski, de las que tanto gusta, que los amigos lo molestan porque va a las reuniones con un libro, que en su cuarto hay más libros que ropa y más polvo que libros, y que ya no sabe qué hacer porque últimamente está olvidando asuntos importantes por pasársela leyendo en lugares remotos o por recordar argumentos de libros. Y no es cuento. Más bien novela. O una que otra revista literaria, o de crónicas de viaje, que no es lo mismo que los folletines turísticos. Por su trabajo en un centro de investigación, debe leer tres periódicos al día, un boletín especializado en economía mundial, un manual de legislación laboral y semanalmente dos publicaciones con el acontecer científico de los países del primer mundo. Además de la investigación que esté asesorando en ese momento. Pero Leo siente que el problema no pasa por su trabajo, sino por la quijotesca broma del destino que lo deja caer atrapado en cuanta lectura llega a sus manos y lo que es peor, que lo hace leer caminando, esquivando peligrosamente a los transeúntes y vehículos. Cruzo esquinas, les doy la vuelta, acelero el paso y no pierdo el párrafo, dice tocándose la frente como si tuviera calentura. Me detengo en los semáforos, subo escaleras, las bajo y el hilo conductor de la historia me mantiene atado. Subo a un autobús y sigo leyendo. Parado, sentado, apretujado entre la gente y en ocasiones sin luz alguna. Es increíble. Y en la ducha es peor. Lo que hago es arrancar la página y la sujeto a la cañería con esos imanes de refrigerador. Antes usaba cinta adhesiva pero con el vapor pierden su pegamento. Esta mañana leí una crónica sobre los bares y clubes nocturnos de Caracas. También un ensayo sobre Madame Bovary. Con Madame Bovary en la ducha, ¿se imagina doctor? Y yo le digo que está bien, que sí es una exageración lo suyo y que el problema está en si se vuelve un dependiente de la lectura. Por qué no prueba dejarlo, le digo como si fuera una idea nunca antes pensada. ¡Porque están en todas partes, doctor! En los puestos de periódico, en los supermercados, en las salas de espera, en los cafés, en las peluquerías, ¡en las bibliotecas! Ahora hasta regalan pasquines a la salida de los teatros y los cines, me dice con resignación. ¿Y tolera que lo interrumpan cuando lee? No, doctor, no concibo una traición así. Por eso prefiero leer en lugares apartados, donde no tenga conocidos o lugares donde a nadie le importe lo que esté haciendo. El baño está descartado, siempre hay alguien que quiere entrar en él cuando tú lo ocupas con tu lectura. Últimamente prefiero los parques de distritos que no frecuento, en las mañanas y en días de semana, porque los niños están en la escuela y sólo algunos ancianos pululan por ellos. También me gustan los ómnibus llenos de extraños que no molestan para nada (de preferencia de noche, cuando viajan todos cansados, durmiendo). O la cola de algún banco, donde la espera puede ayudarte a terminar en un solo trámite las novelas de Vargas Llosa. En mi rutina diaria he incluido caminatas que me permiten adentrarme en los cuentos de Cortázar, o paseos a media tarde en los que siempre está Chéjov, Kafka o Hemingway. Así descubrí que cuando uno camina es cuando menos lo interrumpe la gente. Y si a eso le añades un libro entre manos, pues prácticamente la gente te hace invisible. Y no sólo porque no te interrumpen (quizá sus conciencias les dictan esa conducta al recordar que ellos abandonaron la lectura por desidia, a temprana edad) sino porque literalmente no te ven. Me ha pasado que, entre línea y línea, he levantado la mirada y he estado a punto de estrellarme contra una persona. Es como cuando esos conductores ebrios se quedan dormidos al volante y de pronto se despabilan y ya tienen un roble encima. En esas ocasiones me siento como aquel videojuego muy antiguo que funciona a fichas y que me encantaba de niño. La ranita que cruza la calle sorteando autos que van en ambas direcciones. Ahora me molesta que la gente, en su distracción, olviden que yo estoy distraído. ¿Y todo eso no le trae problemas en el amor?, le pregunto repentinamente. Si supiera doctor, me dice. Es cierto que las mujeres quieren ser lo primero en tu vida, pero lo malo está en que detestan que se les postergue por un enfoque social geopolítico o una crítica literaria. Sencillamente no lo toleran. Y menos cuando uno deja sonar el teléfono sin contestar porque está en lo más interesante de la novela policial o cuando uno les dice que esa película, que ellas tanto quieren ver, es la adaptación de un libro, que por qué mejor no lo leemos juntos. Sinceramente, creo que es error de ellas. ¿O me equivoco? Lo cierto es que a mí no me preocupa Leo, aunque lo primero que haga al entrar en mi consultorio sea revisar mis revistas de sicología o fisgonear en mi librero. ¿Alguna vez ha robado libros? Lo pienso, doctor. Lo pienso mucho y muy, muy seguido. Creo que es como cuando un asaltante, o una banda de asaltantes, trama un golpe. No se pueden permitir el menor error. Eso hago yo. Planeo un golpe letal en la librería del centro, inclusive tengo identificada la ubicación de los libros que me interesan. De pronto empiezo a entender la conducta de Leo. Está obsesionado con acarrear conocimiento. Y quién no en estos días. Al menos en mi círculo de amistades todos comentan lo último que leyeron con no poca vanidad. Sacan cara y alzan la voz cuando se toca un tema que dominan, y se dan el lujo de citar a algún personaje célebre como si fuera un mérito. Seguro con las amistades de Leo esto debe ser aun peor. Los investigadores y periodistas ven la información como una presea dorada que lucir y resguardar. Ya le dije que no, doctor, si no no leería tanta literatura. Son los cuentos, relatos y novelas los que están copando mi mente como un tumor virósico. ¡Basta!, le digo con tono enérgico, no necesito saber más. Usted tiene el Síndrome de la Mancha. ¿Y qué carajo es eso, doctor, y por qué no lo he leído en mi vida?, replica Leonardo. No se preocupe, en sicología muchas enfermedades se presentan en una sola ocasión. El reto del médico está en reconocerlas y formular el diagnóstico, bautizarlas. Le hago saber a Leo que no será fácil superar su síndrome, que lo mejor que puede hacer es convivir con él hasta que sienta el alivio de no tener remordimientos. Pero eso significa no más libros, nada de revistas, ni lecturas por un tiempo. Y cuando vea una palabra aléjese de inmediato. Leo empieza a anotar todo lo que digo pero pronto cae en la cuenta de su error, tendrá que leerlo. Vaya a su casa, tómese un calmante y duérmase. A la mañana siguiente Leo está muy temprano esperándome. Me dice que no leyó nada, que tomó el calmante, se fue a la cama y durmió placenteramente. Pero usted no contó con que sueño, doctor. Y ahora sueño que leo, sueño que paso páginas, que reviso el diccionario, que hago anotaciones en un cuaderno rojo como el suyo. Sueño que me despierto y que voy a comprar libros. También compro revistas. Lo raro es que los libros los compro en los quioscos y las revistas en las librerías. Luce calmado aunque en sus manos estruja una bolsa de bolitas y las revienta una a una. Haga algo, doctor, haga algo. Ya no se me cansa la vista pero tengo unas ojeras enormes. Mi vecino dice que por las mañanas, cuando sale a trabajar, escucha que declamo a Shakespeare en voz alta, y me grita desde fuera “¡Vecino, buenos días!”, y yo le respondo con voz solemne que guarde silencio, que el Rey Lear está a punto de entrar en la sala. Sueño que me levanto a consultar un libro y que me río. Sueño que vengo a este consultorio y hablo con usted, y que sigue sin encontrar una cura efectiva para el Síndrome de la Mancha. Entonces me acerco y veo sobre su hombro las anotaciones de su cuaderno rojo, y usted me dice ¡no le dije que no leyera!, y yo le digo leer qué, doctor, si su cuaderno está lleno de garabatos y tiene un dibujo de un tipo flaco, de mirada desorbitada, acostado en un diván y en la nube de pensamiento dice “quiero leer, quiero leer, quiero leer, quiero leer...”. Leonardo Iglesias fue el caso más extraño de mi carrera profesional. A veces pienso que su manía de leer se ha trasladado a mí, porque extrañamente he vuelto a los libros de cuando era estudiante como si acaso en ellos pudiera encontrar el origen de su locura literaria. Una tarde recibí una llamada de un desconocido que me decía que Leo estaba hospitalizado. Finalmente, un auto lo había atropellado cuando cruzaba la calle leyendo una novela mastodóntica que salió disparada con el atropello y rompió la luna parabrisas. Contrario a mis costumbres decidí ir a visitarlo. Cuando llegué a su habitación, una dulce enfermera le sonreía, le estaba leyendo la novela que había dejado inconclusa cuando le echaron el carro encima. Tenía la cabeza vendada, las piernas rotas y uno de sus brazos colgaba de un armatoste. Él estaba feliz, sus anteriores visitas habían dejado sobre su mesa de noche muchos libros para que lo acompañaran durante su lenta recuperación. No me atreví a prohibirle esas lecturas, estar lisiado por un buen tiempo ya me parecía bastante tortura. Eso sí, no le dejé el libro que iba a regalarle. ** Javier García Wong Kit javier.garcia.wk@gmail.com Periodista y docente universitario peruano (Lima, 1981). Editor de diversas publicaciones. Sus artículos han aparecido en revistas de México, Perú y España. Sus cuentos han sido seleccionados en concursos de Perú y Chile. Actualmente dicta un curso de periodismo en la Universidad de San Martín de Porres (http://www.usmp.edu.pe) y colabora con la revista Tinta Digital. === Poemas Beira Díaz Lisboa ========================================= *** Caramba Si la risa fuese un sorbo de la sopa de la abuela que no tengo o tengo un lunes por la tarde cuando las abejas duermen yo volvería caramba, yo volvería a derramar la ausencia en la soga del panal *** Julio Deambula el relojero todos cantan y yo veo pájaros sin tiempos verbales *** Poema en 4/4 porque el infinito depende de un poema I Todas las tablas son miopes por eso ignoran la mirada del peón corriendo tras los dados II Hubiese esperado un espacio más para subrayar la ciudad bebido trientes y descubierto que las brújulas no existen cuando revientan los maizales III Que envolver mi olvido en la cintura taciturna no sea un plagio sin latido una piel sin tinta buscando la otredad IV Desandaría cada número que te convoca Plenilunio ¿Seré yo quien articula esta sonrisa y la despluma en evidencia? ¿Será mi mano la que quiere hacer de la rosa una pulsera de sangre? ¿Serán mis pies los que intentan arrancarme de un solo tajo? ** Beira Díaz Lisboa beiradiaz@gmail.com Escritora venezolana (Caracas, 1982). Es profesora en la especialidad educación musical. Realizó los diplomados de escritura creativa (2008) y de competencias especializadas en la escritura (2009) de la Universidad Metropolitana (Unimet, http://www.unimet.edu.ve) y el Instituto de Creatividad y Comunicación (Icrea, http://www.icrea.org.ve) y el taller de literatura infantil de Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.gob.ve). Ganó el I Concurso de Cuentos Cortos organizado por la Unimet y el Icrea (2009). === Un hombre lamentablemente acostumbrado al fracaso ===================== === Samantha Danaé López Venegas ========================================== Sus manos le temblaban y había comenzado a transpirar. A pesar de que tenía todo perfectamente planeado seguía en su cabeza la incertidumbre. —Nada sale como lo planeas —se dijo, y aun así, el momento de retractarse había pasado. El ascensor iba ya en el cuarto piso, dos más y sus piernas tendrían que moverse. Respiró profundamente tratando de mantener la compostura. Metió la mano en su bolsillo y al sentir la frialdad del objeto ahí dentro logró estabilizarse. Al menos por un par de segundos pudo pensar con claridad. Esto era lo que él quería, no había duda. En ese momento el tintineo habitual que avisa que el ascensor ha llegado a su destino sonó. Las puertas de acero se abrieron y él se quedó mirando el largo pasillo con paredes beige que se extendía frente a él. Las puertas comenzaron a cerrarse y se apresuró a extender su mano para detenerlas. Respiró de nuevo y avanzó. Sus pasos eran lentos. Sus ojos se desviaban hacia los más ínfimos detalles: las flores secas en la mesa al lado del ascensor, el crujir de la madera a sus pies, la luz blanquecina que asomaba debajo de la puerta del primer departamento, el número colocado sobe la puerta. Ese número, el seis. Piso seis habitación seis. —Y mes seis —completó—. No se puede estar más maldito. Una gota de sudor rodó por su frente y sacó un pañuelo de su bolsillo delantero para secarlo. Colocó el pañuelo en su lugar y se quedó observando la puerta. Vino a su mente el recuerdo de la primera vez que la vio. Ella era alta, delgada, cabello largo y castaño, ojos claros y labios delgados. Una mujer increíblemente atractiva caminando por los pasillos del banco. Cuando sus tacones atravesaron la entrada de su oficina él supo que nada le haría olvidarla. Ella se quejaba del servicio de las cajeras y de cómo, tratando de evitarlas, recurría a los cajeros automáticos, lo que resultaba aun peor, pues era la tercera vez que el cajero automático devoraba su tarjeta. Por más que él intentó tranquilizarla no pudo conseguirlo. La mujer le gritó por poco más de media hora. A él se le agotó la paciencia, le ofreció una compensación que ella aceptó gustosa y, a cambio, él se quedó con un dolor de cabeza insoportable. Cuando su supervisor supo lo de la compensación lo despidieron. Definitivamente no olvidaría jamás a esa mujer. Con ese recuerdo logró girar la perilla. Las luces en el interior estaban apagadas. El corredor blanco en forma de “L” estaba adornado con varias fotografías. Con sus manos aún temblando acarició el rostro de la primera. Ella tendría unos dieciséis años en esa foto, usaba frenillos y, de no ser por sus ojos claros, no se parecía en nada a quien era ahora. Al lado de esa foto se encontraba, en otra más reciente, acompañada de esa mujer rubia que llegó a ver a su lado un par de veces. Ni una foto más, ni una sola de sus padres o de algún familiar. Sólo ella. Avanzó pocos pasos y se encontró con su dormitorio; una habitación color carmín con una lámpara de pie al fondo. En el centro de la habitación estaba una cama matrimonial con un edredón rojo oscuro. Sobre la cama yacía un vestido de noche negro y al pie un par de zapatillas plateadas. —Parece que hoy será una gran noche. Habrá cambio de planes —una sonrisa se formó en su rostro. Tomó el vestido y lo sostuvo frente a él. —Le quedaría precioso —lo apretó contra sí e imaginó su cabello rozando su mejilla e impregnando con su aroma su hombro. Colocó el vestido sobre la cama y se giró para encontrarse con el espejo ovalado a su izquierda. Notó que su cabello estaba largo. Más largo de lo que jamás lo había tenido. —Demasiados cambios —susurró. Su rostro era distinto, no parecía un jovencito, los años habían dejado huella. —Ella había dejado huella —pensó. A un lado del espejo había una cómoda sobre la que se encontraba un pequeño joyero azul turquesa. Caminó hacia él y lo abrió, en su interior encontró un par de aretes de perlas. Los reconoció al instante, eran los aretes que llevaba el día del banco. Aretes de perlas, un vestido azul entallado y unas altas zapatillas. Esa era una mujer que estaba terriblemente acostumbrada a salirse con la suya. En cambio él, él era un hombre lamentablemente acostumbrado al fracaso. Salió de la habitación y caminó hasta llegar a la pequeña sala. Había un enorme sofá esquinero café y una pequeña mesa de centro, sobre ésta una taza con marcas de labial y restos de lo que fue un té. Se acercó la taza. —De limón —esa era sólo una cosa más de todas las que lo enloquecían. Ella era una mujer desorganizada, seca, irresponsable y quejumbrosa. Eso sin mencionar su poca consideración por la vida de los demás humanos. —Como la mía —murmuró. Contigua a la sala se encontraba una pequeña cocina, recordó aquel viejo dicho que versa que todo se parece a su dueño. Este era su departamento. Las habitaciones se encontraban en lugares completamente atípicos. La cocina era la última habitación, la sala parecía diseñada para alojar sólo a una o dos personas, su recamara era lo más cercano y los colores presentes en todas ellas no sugerían nada. Este era un lugar tan vacío como su dueña. Frente al sofá había unos ventanales por los que se filtraban los últimos rayos de luz del atardecer. Contempló todo el lugar una última vez tratando de decidir dónde esperarla. Por fin, se sentó en el sofá y esperó hasta que quedó oculto entre las sombras. Metió la mano de nuevo en su bolsillo e imaginó la reacción de ella al verle. Su pulso se aceleraba al considerar que ella gritaría y tal vez, si todo transcurría bien, incluso lloraría. Imaginaba cómo cambiaría la frialdad del objeto, que ahora sostenía en su mano, por calor al estar en ella. Fue en ese preciso momento en que se percató de que los temblores habían desaparecido y el sudor había parado. —Estoy listo —pensó. Ahora sólo restaba esperar. No sabía con exactitud cuánto tiempo había transcurrido. Su mente regresaba una y otra vez a ese día en el banco. De pronto, escuchó el sonido del ascensor y el de unos tacones acercándose. Rápidamente se puso en esa posición que había practicado millones de veces en su habitación. Escuchó girar la perilla. Sus piernas se debilitaron. La luz del corredor se encendió y él siguió estático. Su cuerpo parecía haberse desconectado y él era sólo un espectador detrás de la cortina. La escucho tararear una canción. No logró distinguir cuál era. —Pronto ella se acercará a la cocina, necesita beber un poco de agua —pensó. Y así fue. Se escucharon los tacones chocar contra el piso y su andar descalzo sobre la madera. Él apretó el objeto en su mano y aguardó pacientemente. Ahora él cambiaría el transcurso de su vida. Ahora, estarían a mano. Ella encendió la luz de la sala sin percatarse de su presencia. Tomó un vaso y se sirvió agua. Él se levantó lentamente del sofá. La escudriñó con la mirada, tratando de grabar su imagen para siempre en su memoria: su largo cabello cayendo sobre su espalda, sus piernas blancas, su frágil cuerpo. —Ya casi —pensó. Pasó saliva. En un instante, con la luz bañándole dijo: —¡Cristina! —la taza resbaló de sus manos, gritó. Se giró inmediatamente. Él sonrió. Una mueca de asombro apareció en el rostro de ella acompañada de lágrimas a punto de escaparse. Todas las imágenes se aglutinaron en su cabeza, su vestido azul, los aretes de perlas, sus tacones, su cabello. Los frenillos, su aroma. La taza con labial sobre la mesa, el té de limón. Las habitaciones vacías. Ella se quedó petrificada y él supo que era hora. Pondría en práctica lo que invadía su cerebro cada vez que la veía, que la escuchaba o que la pensaba. Alzó su mano acercando el objeto helado hacia ella y lo dijo: —Cristina, cásate conmigo. ** Samantha Danaé López Venegas danven.ae@gmail.com Escritora mexicana (Comitán, Chiapas, 1988). Es estudiante de filosofía y psicología. Fue becaria en el Curso de Creación Literaria para Jóvenes 2010 organizado por la Universidad Veracruzana (http://www.uv.mx) y la Fundación para las Letras Mexicanas (http://www.fundacionletrasmexicanas.org). === Confesiones María Laura Decésare ================================= “Todos, todos duermen. Todos están durmiendo en la colina”. Edgar Lee Masters “Cerró los ojos silenciosos conservó la costumbre de no protestar”. Juan Gelman *** Amanda Gris En la placa de mi nicho colocaron una foto con una frase que decía: “Aquí yace la mujer más deseada”. Los que me conocieron un poco van a reírse al leer tal expresión. En verdad, mi epitafio debió haber dicho: “Esta mujer vivió más sola que un perro”. No logré tener por mucho tiempo alguna compañía, todos huían al conocer mi temperamento y ahora estoy en este incómodo y pequeño sitio rodeada de egoístas! *** Lucía Vázquez ¿Alguien vio a mi marido traer flores a esta tumba? Algunos dirán que lo vieron visitar el cementerio, pero no estuvo aquí, sino frente al sepulcro de Amanda Gris. En vida, ese hombre egoísta y silencioso oscureció mis días. Mi amor no pudo conquistarlo y ahora, como si hubiera sido poca la tortura, me humilla con su desfachatez. Pero aun en este sitio seré una sombra feroz. *** Marco Rosso Descanso aquí, cerca del sepulcro de Amanda Gris, la única mujer que amé. Nunca me perdonó que me casara con su vecina Lucía Vázquez. Largos años padecí viendo desde mi ventana su bella silueta inspirando miradas de importantes señores. Hasta el juez Álvarez Arrieta pretendió desposarla, pero ella conocía bien su fama de déspota. En el barrio creyeron que tuve un accidente y no que hundí el cuchillo en mi pecho porque no soportaba vivir un minuto más, sin ella. *** Plegaria En la casilla chorrea como el agua la desesperación. Suman tres los días de lluvia y frío, la ropa húmeda se pega en la piel y los pibes moquean en la tarde gris. Doña Elsa palidece al enhebrar la aguja y mira al santo con esperanza por un poco de luz para arropar a la cría y secar la yerba al sol. Ahora el trueno espanta al miedo y un rayo alienta la ilusión. Los tres juegan bajo el arcoíris, sin frío ni hambre, como pájaros en el jardín de las delicias. *** (Sin título) Tal vez la ansiada felicidad son estas cuatros paredes donde nace y muere el amor. Tal vez no deje nunca de alabar el cielo por ver mis ojos dentro de los tuyos. Tal vez el relámpago borre el espejismo y se limpie la mirada. ** María Laura Decésare marialaurys@hotmail.com Escritora argentina (Rufino, Santa Fe, 1969). Estudió ciencias de la comunicación. Actualmente cursa estudios de corrector literario especializado en textos literarios. Publicó La letra muda (Ediciones del Dock, http://www.deldock.com.ar; 2010). === Hugo conoce a Julia Cristina Zabalaga ============================ Hugo quiere salir con Julia, pero no se atreve a decírselo. Para Hugo es más fácil enumerar lo que piensa y escribirlo que hablar con Julia. Puede ser algo como: estoy enamorado de ti = quiero estar contigo. O: #Amor hoy he descubierto que te amo. O: quiero salir contigo, ¿me querés? Todo empezó hace un par de días en la playa. Unos perros enormes con la lengua afuera corriendo en la orilla, una tarde tirado al sol, el mar, las olas medianas, una cerveza fría con papas fritas, seguida de un helado de crema y medio paquete de galletas con chocolate. Julia llegó sonriendo, no es que le sonría a él en particular, Julia sonríe en general, a sus amigas, a Hugo, al vendedor de helados. Julia es feliz. Hugo no puede creer la suerte que tiene. Julia llega tarde a la playa. Hugo había llegado temprano. Julia llega envuelta en un pareo amarillo. Hugo llegó con una mochila llena de libros y comida. Julia llega con una cámara de fotos en la mano. Hugo camina sobre la arena en cámara lenta. Julia corre sobre la arena. Hugo tarda en decidirse dónde extender su toalla. Julia se saca el pareo y lo utiliza para envolver la cámara antes de meterse en el mar. Hugo no entiende cómo Julia piensa secarse al salir y está preocupado por la cámara. Antes de enamorarse de ella, Hugo ya se preocupa por las cosas de Julia. Hugo decide sentarse y vigilar la cámara que Julia ha dejado envuelta en el pareo. A sus amigas parece no importarles gran cosa la cámara de Julia porque se ponen a hablar con el vendedor de helados. Hugo se sienta y está listo para impedir el robo de la cámara. Hugo cree que las amigas de Julia son unas taradas. Julia tarda en volver. Hugo se pone nervioso y le reprocha haber dejado una cámara envuelta en un pareo tirada en una playa cualquiera. Un joven atlético impide el robo de una cámara. Hugo no es precisamente un joven atlético, es joven eso sí. Muchacha morena de cabellos largos besa a un joven en la playa. Julia tiene el cabello lacio hasta la cintura y está bronceada, no es propiamente morena. Dos jóvenes se besan al atardecer. Hugo se cansa de sus pensamientos convertidos en oraciones. Julia todavía no aparece. Muchacha ahogada al caer la tarde. Hugo maldice a Julia y a sus amigas. Grupo de amigas mordidas por un dobermann con rabia. Julia vuelve corriendo. Hugo se hace el sorprendido. Julia le sonríe y se sienta en la arena. Se seca las manos con una esquina del pareo y saca la cámara. Saca fotos del mar, de las olas, de la puesta de sol, de sus amigas, del vendedor de helados, de ella misma. Empieza con sus pies, luego sus rodillas, su espalda con lunares diminutos, su cabello mojado, sus labios pequeños y delgados. Julia llama a sus amigas. Ellas se ríen y se acercan a Julia. El vendedor de helados deja su puesto y las sigue. Julia les saca fotos a sus amigas, ellas se aproximan a la cámara, se arreglan el cabello, se ponen los lentes de sol, una se sujeta el pareo, otra abraza al vendedor de helados. Un vendedor de helados ahogado en el mar. Las amigas de Julia se sientan junto a ella y Julia pasa la cámara de fotos al vendedor de helados. Desaparece un vendedor de helados con una cámara de fotos. Ellas posan riéndose, se paran, se abrazan, corren hacia el mar, el vendedor de helados las sigue con la cámara. Algunas se lanzan al mar, otras saltan las olas sin atreverse a entrar. ¡Julia, Julia! La llaman a los gritos. Julia corre y desaparece detrás de una ola. Muchachas mutiladas por ataque de tiburón. Julia sale y se acerca corriendo a Hugo. Hugo no se atreve a mirarla de frente. Julia se acerca tanto a él que salpica con sus cabellos los cachetes de Hugo. Hugo se estremece de frío, el agua está helada. Julia se ríe y le pregunta si puede sacar una foto del grupo. Hugo asiente, se para y camina detrás de Julia como hipnotizado. El vendedor de helados se acerca a Hugo y lo saluda como si lo conociera de toda la vida. Hugo evita mirarlo a los ojos, tampoco le responde al saludo. Hugo está a punto de romperlo a puñetazos. El vendedor de helados palmea la espalda de Hugo antes de meterse al mar con Julia y sus amigas. Un puesto de helados incendiado. Todos corren a meterse al mar, Julia incluida. Joven atlético pierde la paciencia y pisotea una cámara de fotos. Hugo ve a Julia a través del objetivo. La sigue con la cámara, se olvida de disparar, ellos están tan lejos que no se dan cuenta, saludan y sonríen hacia donde está Hugo, Julia incluida, ahora sonríe para él, de eso está seguro. Una morena se abalanza sobre un joven atlético. Julia es la primera en salir del mar. Hugo la ve acercarse a través del objetivo. Hugo se enamora de Julia. Un joven tímido se enamora de una muchacha feliz al atardecer. Hugo le devuelve la cámara a Julia, y ella lo abraza por los hombros, junta su cara a la de Hugo y sonríe. En la foto Julia mira a la cámara y Hugo mira a Julia. Julia le da un beso mojado en la mejilla y desaparece con la cámara. Hugo ya no tiene nada más que hacer en la playa, recoge sus cosas y se va sin mirar atrás. Al día siguiente Hugo vuelve a la playa y se queda hasta el anochecer, Julia no aparece. Hugo vuelve el día que sigue, y el que sigue, y el que sigue. Y así hasta que vuelve a ver a Julia una semana más tarde. Esta vez Julia no trae la cámara de fotos y tampoco el pareo amarillo. Se sienta sobre la arena sin mirar a Hugo. Joven delgado asesina a muchacha de cabello largo porque se olvidó de saludarlo. Después de fumar un cigarrillo detrás de otro Julia se para, sacude su vestido azul y se va. Hugo no lo puede creer, Julia no lo ha reconocido. Joven atlético muere ahogado en una playa cualquiera, todo indica suicidio por amor. ** Cristina Zabalaga cristina.zabalaga@gmail.com Escritora y periodista boliviana (1980). Creció entre Bolivia y Lisboa. Estudió periodismo en Madrid y trabajó en la agencia EFE (http://www.efe.es) y en otros grupos de comunicación. Luego se trasladó a Bruselas, donde trabajó en la Comisión Europea (http://ec.europa.eu/index_es.htm), entre otras instituciones europeas. Se especializó en comunicación intercultural en Lovaina, y en literatura comparada en Kiel. Colabora regularmente con el blog de viajes de la Casa de América en Madrid (http://www.casamerica.es/casamerica-blog/la-amazonia-boliviana) y mantiene un fotoblog viajero en http://imaginationencirclestheworld.wordpress.com. === El espacio es solo ruido C. L. Andrada =========================== *** Amputaciones y escaleras Este es mi dolor al bajar este es el que debía ser el que me correspondía, no el otro. Este es el mío. Antes de que se caigan sólo sé lamer las gotas que no atienden a nada. No el que era. Comiendo con el dolor de tu mano, rebaño, martilleo. A mí me pega la enfermedad más que a ti. Más dulce que el rostro que se hincha la sombra del hilo el aire en cuclillas desviándose. *** Un pretérito perfecto ¡No hay nada en la mente del robot! Sherry Turkle máquinas mágicas anclaje visto desde abajo 13 meses en 6 minutos esto no era lo que tenía planeado exactamente. Sucumbe a la línea la hora final. *** Catherine M escribe su libro Ostracismo de la epidermis la cometa cuyo hilo dentado sujeto se deja abrazar por la ventolera de la playa. Rizomas y avisperos. Te parece que los coches te miran con sus morros, con sus luces de gelatina. Subes corriendo al piso sin ascensor y aparece mi tos de viejo. Hace seis meses que la tengo, estalla en el pecho, mas mastica en mi boca la mentira que a todos vosotros sé disparar (por eso tengo tan buena memoria). Tú vas a las ciudades y visitas lo que te dicen que visites. En las colas para entrar a los sitios, hay niños que dan vivas a ciclones: La A es un reloj de ojos saltones con mi nombre hacemos tres sílabas. Deseo en las calles vacías abriendo en pieles pegajosas. Escribo el slowsex: el orgasmo apabulla bostezándote en el pecho y la [cuneta. Quiero ser como esas mujeres que se enseñan desnudas en sus cámaras digitales sin escamar al abismo. María Llopis miga bruta líbrate de mí Sheela na Gig. Cuando seamos todas jorobadas y calvas tendremos millones de visitas de las certezas esas que siempre saben cómo matar a la gente. Tuve que estar vieja y enferma para darme cuenta. ** C. L. Andrada conchi1984@gmail.com Escritora española (Mérida, 1984). Ha ganado algún certamen de poesía de ámbito universitario. === El desierto Claudia Occhi ======================================== Apareció una noche en mi casa después de mucho tiempo, cuando ya me estaba haciendo a la idea de que no iba a volver a verlo. Las cosas siempre fueron así con él, por eso cuando me pidió que lo acompañara a Ferrara ni lo dudé. Me hubiera gustado que me avisara con tiempo para disfrutar de antemano los preparativos del viaje pero no, en realidad no los hubiera disfrutado. Nunca fue un hombre de cumplir sus promesas, y seguro que hubiera estado todos esos días angustiada pensando que, cuando llegara el día, iba a dejarme plantada. Dale, apurate, no sea cosa que me arrepienta, me dijo, y yo corrí a poner un par de prendas en el bolso y volví enseguida. Cuando vi que salíamos a la ruta me emocioné, no lo podía creer. Tantas veces le pedí que me llevara a Ferrara para conocer el mar, y ahora por fin iba a verlo por primera vez, y con él. Unos kilómetros antes de llegar, paramos a desayunar en una estación de servicio. Estaba amaneciendo y a mí se me dio por mirar el cielo. Tenía un color turquesa, nunca me había dado cuenta de que el cielo podía tener ese color, y había olor a pasto húmedo también, por el rocío, y me di cuenta de que todo me hacía feliz esa mañana. Algunos hombres desayunaban solos en las mesas, mirando fijamente su café con leche. Yo no estoy sola, pensé, y sentí una especie de calor en el cuerpo. Él me sonrió y se puso a tararear una canción y entonces yo también sonreí. Pedí lo que quieras para los dos, me dijo, tengo que hacer un par de llamados pero vuelvo enseguida. El mozo trajo chocolate caliente y medialunas, pero antes de que pudiera saborearlas, él volvió de hacer sus llamadas y ya no era el mismo. Vamos, nos tenemos que ir, se canceló el viaje, fue todo lo que me dijo. Se paró al lado mío sin decir una palabra y esperó ahí de pie que terminara mi taza de chocolate sin disimular su impaciencia, como para hacerme notar que de pronto me había convertido en una molestia inoportuna o en un estorbo que debía sacarse de encima. Tan cerca que estaba de Ferrara, nunca había llegado tan cerca. Una vez que salimos a la ruta le pregunté varias veces por qué razón había cambiado de planes pero no me contestó. Después le pregunté adónde me llevaba, pero tampoco abrió la boca. Ya no sonreía ni cantaba y otra vez era el de siempre y yo tampoco podía sonreír y todo volvía a la normalidad, como si se hubiera roto el encantamiento. Estuvimos toda la tarde andando y un par de veces le pedí que se detuviera porque tenía ganas de ir al baño, pero no me hizo caso. Yo estaba cansada y embotada por el calor, quería tomar algo fresco, estirar un poco las piernas, escuchar otro sonido que no fuera el viento y el ruido del motor. Un poco de música o alguna voz; eso, quería que alguien me hablara. Como él no decía nada empecé a hablar yo, de cualquier cosa. En un momento paró el auto a un costado de la ruta y me pidió que me bajara. Le dije que no, cómo me iba a bajar ahí, en medio del desierto. Te bajás y punto, insistió. Punto, él siempre dice así y yo me tengo que callar. Punto, no hables, significa, no me interesa lo que estás diciendo. Punto, no sonrías si yo no sonrío, no cantes si yo no canto. Punto, punto, punto. Punto y aparte, no me molestes. Como yo no me movía volvió a decirme, pero esta vez a los gritos: O te bajás vos o me bajo yo, y pensé que era una broma o algo así, pero no. Sacó las llaves del auto y se fue caminando por la ruta hasta que lo perdí de vista. Yo me quedé ahí, mirando el camino lleno de polvo, y no sé por qué me acordé de esa película que me gusta tanto, la de una mujer rubia bañándose en una fuente en medio de una calle de Roma. Será que me estaba sofocando y quería meterme con ropa y todo abajo del agua, no sé. O será que siempre creí que me iba a animar alguna vez para saber qué se siente y poder reírme así, como si no faltara nada. Si me pasa algo voy a quedarme con las ganas, pensé. No sé cuánto tiempo estuve encerrada en el auto. Tenía mucho calor, me faltaba el aire, y él que no volvía. Me imaginé que iban a encontrar mi cuerpo muchos días después, con la cara apoyada contra el vidrio de la ventanilla, la lengua hinchada por la sed y los ojos muy abiertos, y que si alguien los miraba para saber cuál era la última imagen de mis ojos muertos, sólo iba a encontrar un camino solitario en medio del desierto. Un punto en el desierto, pensé, eso es lo que soy, y me dio tanta tristeza que no me importó nada más y me bajé, muerta de miedo, y empecé a caminar por el costado de la ruta mientras pensaba lo que iba a decirle, como cada vez que me hace esas cosas. Me temblaban las piernas y me ardía la piel porque me había hecho pis sin darme cuenta cuando de pronto lo vi, sentado sobre unas rocas al borde de un barranco, fumando un cigarrillo y contemplando el atardecer como si nada. Yo no sabía qué hacer, si abrazarlo o insultarlo, pero estaba tan cansada y había tragado tanto polvo que ni ganas de hablar tenía. Me senté junto a él, apretada a su cuerpo, y me puse a mirar yo también. Estaba bien así, en ese silencio. Me saqué los zapatos y me entretuve un rato mirando unas nubes rojizas en el horizonte. Parecían venas, venas hinchadas por el calor a punto de quebrarse y abrirse y desangrar el cielo. No sé por qué se me ocurrió eso, pero entonces él se apoyó con todo su peso sobre mi cuerpo sin reparar en que estaba sentada casi en el aire y de no ser que alcancé a sostenerme con fuerza del borde de la roca, hubiera caído rodando por el barranco. De pronto todo fue tan claro que ni siquiera tuve que pensarlo. El mar en Ferrara es muy azul, no me canso de mirarlo. Yo tenía razón, no hay un lugar más hermoso que éste. Hoy a la mañana me animé y corrí hacia el agua y me metí con ropa y todo a pesar de que el día estaba un poco fresco, y jugué feliz como una nena entre las olas. Una pareja de turistas japoneses que caminaba por la playa se me acercó y la mujer me dijo no sé qué cosa porque no le entendí, pero supuse que quería que les sacara una foto porque me mostraba la cámara. Las olas eran azules e inmensas y yo estaba disfrutando tanto ese momento que no le presté demasiada atención. La japonesa estuvo haciéndome gestos por un rato hasta que de pronto se cansó y le entregó la cámara al hombre. Se sacó los zapatos y los arrojó sobre la arena y avanzó con torpeza por el agua extendiendo sus manos hacia mí con la mirada ávida, como si se hubiera dado cuenta de que en realidad lo que deseaba no era retratar ese instante sino ser parte del encantamiento y sentir ella también lo que yo sentía saltando entre las olas. Fue entonces que me acordé de él y de su cuerpo tendido en el arroyo, y mientras el japonés iba y venía por la orilla para tratar de enfocarnos a las dos con su cámara, todo me pareció tan extraño que empecé a reírme. La japonesa se caía en el agua y también se reía y yo recordaba la sangre cubriendo el arco perfecto de su pecho y el cabello moviéndose entre la espuma del arroyo y ni siquiera cuando recordé la imagen de sus ojos abiertos reflejando un camino solitario en medio del desierto pude dejar de reírme y no me importó. ** Claudia Patricia Occhi claudia_occhi@hotmail.com Narradora y dramaturga argentina (Buenos Aires, 1957). Una de sus obras ha sido incluida en Hispanos-Latinos, Latinos-Hispanos I: Teatralidades; antología de obras de teatro, por Editorial Ananké (http://www.editorialananke.com.ar). === De visita Marco Villarroel Bruna ================================= Era un día luminoso de verano. No se veía una sola nube en el cielo. Los pájaros se revolvían en sus nidos, en la atmósfera flotaba un leve perfume de boldo quemado que traía la brisa del mar. Paco Farías se despertó intranquilo: tenía el miembro genérico más tieso que de costumbre. A él le gustaba despertarse así, con la carne bien arriba, hecho una fiera. Algo tenía que ver el encanto de la raza con aquella sensación. Paco Farías se agarró el miembro con las dos manos, fuertemente, y se estiró el pellejo, de un lado a otro, hasta que empezaron a dolerle las fibras del músculo. Luego se quedó mirando aquella brutalidad como si no lo reconociera, y se extrañó. De verdad era una masa rara, un cambucho despiadado de musculatura pálida, grisácea. “Horrible”, se dijo. La cosa estaba tiesa, pero fea; medio descompuesta. No le gustó el tono enfermizo de la piel. Se levantó de un brinco y salió al patio a respirar aire puro, hollando las flores nuevas y el rocío; luego trepó por una valla y empezó a bajar al pueblo, con paso seguro. El Nano iba a la zaga de él tirando piedras. —Tengo que ver a mi vieja —le dijo. El Nano Torres corrió tras un jote, mas llegando a unas pircas detuvo la marcha, se puso a reír y largó la honda al suelo. Paco siguió adelante. Llegando a su domicilio se encaramó por una tapia de barro y fue a caer sobre la tierra blanda olorosa de la mañana. Su madre echaba mucha agua en la noche (por la albahaca); él tenía los pies descalzos (se hundió en el barro), las uñas crecidas. De paso llamó a Nerón, bajito, bajito: “Nerón, Nerón”. El perro se allegó a él moviendo la cola y las orejas; inquieto, con ganas de aullar. Claro que lo reconocía. El Nano se quedó a horcajadas de la pared tratando de robar unas peras del árbol vecino. Después Nerón fue a echarse sobre una ruma de sacos. Se quejaba. —¿Por qué llorái, cobarde?, ¿qué te pasa? A su madre la halló en la cocina. Parecía más vieja. Nada más. Antes de que él la abordara dijo la mujer: —Es Orlando. Anda con la presión alta. Tú lo conoces, pero no deja la botella. Me preocupa. —¿Y los demás? La madre alzó los hombros sin darle la vista. Preocupada. Haciéndose la confusa. Había algo de ternura o de morbosa incomprensión en sus ojos. Un reproche fino. Algo que se guardaba y no quería decirle. Una especie de culpa que no era por supuesto de ella. Además tenía miedo de cometer una falta. —La Yola —suspiró— es la que se llevó la peor parte. Saliendo al jardín le gritó Paco al Nano: —Voy a donde la Yola. ¿Me acompañái? Saltaron por sobre el Canal 18, y se metieron por Bulnes, en dirección al estadio. La Yola estaba estrujando unas ropas en el patio cerca de la batea. Él atravesó un antiguo barbecho, agarró una flor del suelo, un lirio del campo, y se la llevó. Le gustaba hacerse el simpático con su mujer. Ella lo quería así. La Yola se veía fea, muy delgada, un saco de huesos. Las patas flacas. Sin dientes. Los cabellos en desorden. Paco se le arrimó por detrás. Siempre le gustaba hacer lo mismo. Ella había palidecido al verlo entrar, pero se contuvo. —¿Eres tú? —rezongó, esquivando con los ojos su presencia. Sospechosa. Le subieron cerdas por la espalda. —¿Y los niños? —Están durmiendo —suspiró ella mientras Paco le introducía los dedos bajo la pollera. Él se topó con un envoltorio de trapos e inquirió: —¿Andái con la regla? —Me empezó ayer no más. Después ella se echó a llorar. —¡Chucha, la vaca llorona! Francisco partió al gallinero. A lo mejor había un pollo guacho, por ahí; o algún huevo fresco. Las aves se impacientaron. Olía a caca de guagua. Al salir a la calle descubrió al Nano jugando con unas bolitas que recién se había pelado en el refugio del huaso Alfaro, y se echaron tres partidas: los hoyos estaban listos. El Nano le ganó tres veces, y él tuvo que darle de patadas, mientras se reían a gritos. —¡Vas a despertar a toda la cuadra, maricón! —¿Por qué me tirái del pelo, baboso? ¡Déjate! Llegando a la calle Esmeralda dijo Paco: —Quiero ver al Cachúo. ¿Sabís? Ya no le tengo miedo. El Nano se echó a reír. —¿Vamos? El Cachúo vivía en Pudeto en una casa llena de frutas y paltos. Nunca tuvo problemas de dinero. Se lo dijo a él una vez. Era un hombre más bien de principios, aunque le gustaba jugar a las cartas, le gustaban las mujeres, el trago. ¿Qué había de malo en eso? Se metieron por detrás de la quinta y engañaron a los perros con unas tiras de carne que iban arrojando a su paso. Los perros caían dormidos. Las sendas estrechas de la quinta olían a flores y jugos de uvas. Por doquier se veían planchas bajo el sol llenas de higos abiertos. Los pájaros ya no cantaban. Acercándose a una jaula de canarios el Nano dirigió su aliento a los canarios y éstos cayeron ensangrentados sobre el piso de la jaula. —¿Tenís que andar haciendo maldades? El Cachúo estaba leyendo una novela de piratas cuando él entró. La verdad confesaría un minuto después que esperaba su visita. Desde hacía mucho tiempo. Se puso amarillo limón, por segundos; le tembló la barbilla. Era un hombrote de piel azulosa que no se acobardaba fácilmente. —Usté tuvo la culpa. Lo único que puedo decirle. El Cachúo adujo, pensativo: —Usté le buscó las tres patas al gato. Por último el Cachúo enmudeció, bajando la cabeza. —Tengo mucha pena, Francisco, pero de eso ya no me podré curar jamás. ¿Usted me cree? Nunca he sido hombre de cuchilla. Nano Torres quebró una vasija de porcelana antes de salir, adrede, muerto de risa, y partieron los dos, trotando, por la calle Bulnes hacia Concepción, porque ya se había hecho tarde. Por el camino se le antojó al Nano ir a ver a la Loca Estela, porque a esa hora le gustaba a ella cambiarse de enaguas, y lavarse desnuda. Entraron por la puerta trasera a la quinta, y los perros —unos galgos—, aunque conocían bien a Paco, no conocían a Nano, así que ladraban más de la cuenta. Pero a la Loca Estela le daba igual. Ella se quitó primero los vestidos y después los calzones y se sentó a la bacinica leyendo el diario de vida de su primo Orlando, que ya se había muerto. La tía le explicó: —Cuando termines, me llamas. —Sí, tía. Luego de un rato se oyó un estrépito. La Loca Estela había empezado a defecar. Nano Torres empezó alegremente a reír, con la escena, y Paco le daba por las costillas pues los podían descubrir. ¡Qué tonto! La tía que entró en eso con un plato de aluminio a la alcoba y se quedó estática, oliscando el aire —pensativa—, y dijo: —¡Ay, niña! Al ver la plasta exclamó: —¡Pero si estás enferma, hija! ¡Dios mío! La señora acabó por tapar la bacinica con el plato y exclamó, al salir: —¡Ahora entre al agua, Estela! ¡Rápido! ¡Rápido! ¡Antes que se enfríe el baño! Era el momento cuando la Loca Estela terminaba por sacarse el corpiño y dejaba ver sus lindos pechos. “Mamita”, balbució el Nano, “se me paró otra vez”. Era el momento cuando la Loca Estela se deslizaba en una pequeña artesa con agua tibia. “Fíjese ahora, compadre”, dijo el Nano. Francisco sintió un agudo puntazo en las costillas. En efecto, no bien había la vieja acabado por desaparecer —atrás, en el pasillo—, la Loca Estela se introdujo un dedo en los labios de la vagina entornando los ojos. —¿Sabís que tengo el palo terroso? —balbució Francisco. —¿Y qué? Les sucede a todos —respondió el Nano sin quitar sus lámparas vivas de la joven—. Me voy a correr una paja. —Yo también. Una vez de regreso sumergió la tía la esponja en el agua y la hizo escullir por las formas de la moza, lentamente. La tierra exhalaba un olor a jaboncillo cocido. Paco extrajo el bulto que le colgaba entre las piernas y lo amasó a morir, fregándolo contra la pared, buen rato, con los ojos prendidos en las nalgas de la Loca Estela, hasta que de pronto sintió que se le escapaban unos chorros increíbles de leche obscura del cuerpo: unas sombras dolorosas, livianas, que caían ahogadas por la brisa de la tarde sobre las chilcas y helechos del jardín, y gritó de placer; eran unos moquillos largos, hostigosos, de los cuales no podía deshacerse, y el tono de su voz era un tono de voz que nunca antes había oído, pues era el fruto de un gozo macabro, distinto; el rasguido de un pecho; era un rasguido de animal prehistórico. Insaciable. Ceniza líquida del espíritu. Algo extrañamente nuevo. —¡Uuuh! Los perros comenzaron a ladrar y se alzó del gallinero un alboroto de palomas asustadas. La tía al entender que llegaban con el viento de la tarde unos quejidos horribles se acercó a la ventana para cerrarla. —¡Déjala! —dijo la Loca Estela—. ¡Me gusta oír llorar al viento! Subieron los amigos rápidamente por la escalera del diablo hasta el macizo izquierdo del cerro Mayaca. Paco sintió que le propinaban un tiento cariñoso por la espalda. —¡No jodas, maricón! —voceó. Después se dieron de golpes por las vértebras, y los glúteos, en el suelo —riendo los dos—, sucios, hasta que por fin —ya había salido la luna por el horizonte— dijo Nano Torres, extenuado: —Otro día te vengo a buscar, ¿de acuerdo? —¡Ya no más, compadre! El Nano saltó por encima de unas lanzas de hierro, en el camposanto, y se metió en un nicho abierto que decía: “Nano Torres (1966, † 1992)”; y Paco Farías corrió detrás suyo y se hundió en un nicho en donde estaba escrito: “Francisco Farías. Nació el 17 de diciembre de 1968, murió el 17 de diciembre de 1996”. ** Marco Villarroel Bruna villrod@comhem.se Escritor chileno (Quillota, 1945). Reside en Suecia desde 1973. Titulado en matemáticas, es también lingüista y programador. Ha publicado Bosquejo de otoño (1978), Cuentos en el exilio (1980) y La olla del tiempo (1989). Trabajó en la Universidad de Uppsala (http://www.uu.se). Actualmente está jubilado. === Perrerías Félix Acosta Fitipaldi ================================= Las cosas no andaban bien desde mucho antes de que Petra trajera al perro, ese hito tan sólo pautaba la vigésima confirmación. Si bien volvía de pasar un par de días junto a la loca de su madre, su actitud fue la de quien regresa de hacer las compras de la mañana. Descargó su bolso sobre la mesa, y con semejante ceremonia a la realizada al ordenar las verduras, quitó la correa al animal dejándolo libre. Desde la sala observé la escena inmerso en la extraña atmósfera creada por la acción referida. De seguro me subió la temperatura, la situación era por demás delicada: unos años atrás yo habría puesto el grito en el cielo y al perro en la vereda. Teníamos con mi mujer un acuerdo tácito, una suerte de convenio no firmado originado en nuestras primeras conversaciones románticas, en ellas había quedado perfectamente establecida su comprensión y aceptación de mi fobia hacia los animales. No me vanagloriaba de ello, lo lamentaba, pero entendía que tal era mi naturaleza. De todos modos no era para dramatizar ni necesario que acudieran a mi puerta sociedades y benefactores de animales de todo el mundo, en realidad era su presencia lo que me incomodaba, urgiéndome en apartarme de inmediato de su lado, pero jamás he tenido nada contra ellos y soy incapaz de dañarlos. El caso es que en aquel momento, además de tener uno de esos sujetos en mi propia casa, carecía de la disposición necesaria para afrontar una nueva batalla contra las obstinaciones de Petra. Ella, por su parte, jamás había manifestado interés en cosa ajena a sus uñas, sus pestañas, su nariz de aquelarre y sus patas de gallo, única virtud suya esta última vinculada al reino animal. El bicho —en este caso hablo del perro— anduvo olisqueando por aquí y por allá aproximándose a mí, que simulaba no estar al tanto y continuaba leyendo uno de los libros en los cuales solía refugiarme de la opresión. Al mismo tiempo imaginaba a Petra observándome aguardando mi reacción, por lo cual mal podría decir de qué lectura se trataba. Su llegada con el perro era una abierta declaración de guerra, una suerte de puja territorial, de lucha por la supremacía hogareña y —lo presumo tan sólo de conocerla— un mero ajuste de cuentas por supuestos agravios longevos mil veces saldados pero que cada tanto tocan el timbre en su azotea. Luego de satisfacer su olfato el can buscó un buen lugar y se echó sobre la alfombra, a un lado de la mesa ratona y medio metro de mí. Di vuelta la hoja e intenté sumergirme en las noticias y creí leer: “Insano asesina a su esposa”; en realidad decía: “Iniciaron la siembra de soja”. Al parecer mi calma actitud sorprendió a Petra, que hizo una recorrida por el lugar fingiendo estar buscando algo que no halló; con seguridad procuraba mi ausente protesta, mi lógico berrido, mis fauces babeantes aplicándose con firmeza en su cuello... No nos permití darnos el gusto y al final se introdujo en el baño, cantando con los desafinados y desgarradores gritos que sabe también detesto. No es que yo sea intolerante, todo lo contrario, he debido aceptar diversas actitudes y situaciones que no me agradan a lo largo de nuestra vida en común. También supe dejar de realizar aquellas acciones que la molestan, y cuya descripción no es pertinente pues —debo aceptarlo— en algunos casos lesionan las buenas costumbres. Mientras desgranaba sus estridencias sonoras era imposible que pudiera concentrarme en la lectura, máxime teniendo allí al mastín observándome. Advertí que el dogo tenía ojos buenos, tan cansados como los míos y una respiración igualmente resignada. No me molestaba su presencia, sólo necesitaba que no se acercara pues era el contacto aquello que deploraba, tocarlos, que me rocen. Durante buen rato mantuvimos nuestras miradas unidas, de seguro ambos maldiciendo las disonancias de la chica de la casa. Luego me tranquilicé, me dije que con el can tal vez podría establecer un status quo semejante al que hemos mantenido con su ama durante los últimos años, una suerte de guerra fría, congelada, pero pasible de sobrellevarse sin mayores riesgos que algún resfrío. La bestia —aún me refiero al perro— lanzó una especie de leve gruñido, como si apartara de la proximidad de su trompa algunas pelusas mediante un soplo fugaz, faena ésta que realizó sin apartar sus ojos de los míos y que asumí como un asentimiento. Así fue que él y yo, sin la intervención de terceras partes, firmamos el armisticio. Me incliné un tanto hacía el can y por debajo del bullicio melómano de Petra le advertí: —Pero nada de acertarte a menos de un metro. ¿Sí? —el animal volvió a resoplar, obviamente aceptando el acuerdo. No tuve dudas en cuanto a que era más inteligente que Petra. Los días siguientes Petra estuvo de buen humor. Se levantaba temprano y sacaba al perro, lo cual me daba un buen rato de soledad que supe valorar en forma debida. Así que agradecí al perro mediante un guiño toda vez que ella le quitaba el collar dejándolo a un metro de mí. Él parecía llenarse de paz y alborozo cuando se liberaba de nuestra fémina. De haber sabido que todo el fastidio que ella me regalaba se disiparía con la llegada de Rinti —ni para elegir nombre tiene talento— yo mismo le hubiera sugerido traerlo el mismísimo siglo pasado. Así anduvimos unos días, mas esa situación no duró demasiado. El idilio con su can y el entusiasmo correspondiente se disipó muy pronto, y lamenté no sentirme enaltecido de que el contento de mi mujer con mi persona, al menos había durado un par de años. Primero dejó de ocultar su fastidio de tener que sacarlo los días de lluvia. Esperaba hasta último momento que amainara y al fin, luego de contener lo más posible las notorias urgencias de Rinti —por su cándido aspecto yo lo habría llamado Macario— marchaba refunfuñando y resignada con la tarea que se había impuesto. Al volver levantaba la tapa del recipiente de la basura y con asco tiraba dentro la bolsa con los excrementos. Me remordía la conciencia por no sugerirle que la dejara en alguna de las papeleras de la plaza, pero debía permitir un desahogo a mi cuota de regocijo y un poquitín de superioridad a mi maltrecho ego. El caso era que Rinti-Macario siempre se echaba a un metro de mí pero a más de un par de ella. Petra lo llamaba y allá iba él a recibir unas pocas caricias envuelto en una flemática pachorra. Entonces lo acariciaba, arrullaba y hablaba de un modo tan artificial que denotaba, “pétreamente”, que el cariño que no sentía por mí tampoco se lo motivaba el pobre animal. Aquél, luego del manoseo, volvía al metro acordado resignación a cuestas y mirada comprensiva hacia donde yo estaba. Resultaría evidente que esa proximidad a mí elegida por el can mucho la molestaba y que el enojo que pretendió hacerme padecer trayendo al perro la estaba afectando a ella. La situación se había vuelto en su contra e incrementaba la tensión mi actitud de no emitir la más mínima palabra recriminatoria por su inconsulta actitud. Junto a la mesa ratona, en la alfombra blanca de pelo suave y abundante —elegida por Petra en otro de sus amores a primera vista, orgullo de sus reuniones con amigas y calvario mensual hasta cancelar las cuotas correspondientes— se estaba formando una especie de nido amarillento. Ella pasaba la aspiradora —cuando yo no estaba allí, lo descubrí sin pretenderlo al salir de improviso del dormitorio una mañana— y luego intentaba con sus manos devolverle a la pelambre su ausente lozanía. Viendo que esto no bastaba optó por colocar la mesa sobre ese sitio, con lo cual el perro se acunaba del otro lado, aún a un metro de mí pero a mayor distancia de ella. Una tarde demoró demasiado en volver de su paseo canino y lo hizo portando una suerte de cama, cuna, o lo que sea que fuera esa cosa mullida donde pretendía alojar a su amigote. Mientras intentaba en vano que el perro se echara allí yo me divertí intensamente, siendo incluso posible que notara la satisfacción en mi rostro, pues los modos que tuvo con el desgraciado animal no fueron de los mejores. Eso sí, cuando él me miraba yo fingía estar distraído, no quería que pensara que disfrutaba con su calvario. Debí salir de la sala para no largar abiertamente una carcajada que pretextara punición semejante a la caída sobre Bagdad de ciertos modernos piratas. Cuando volví, luego de un baño reparador pleno de felicidad, el perro había perdido su batalla y estaba semidormido sobre su nuevo hábitat pero sobre el sitio que él había elegido, a un metro de mí. Ella, cruzada de brazos, mantenía una mirada severa sobre el pobre: ¿Rinti o Macario? Éste me observó permitiéndose un respingo de indiferencia, como si yo tuviese la culpa de no haberme desprendido de esa arpía cuando aún podía hacerlo. Mientras lo miraba compadecido caí en la cuenta de que desde la llegada del can no habíamos hablado con Petra ni una sola palabra: diez días. Asomo mi vista al exterior y me pregunto cuántos de esos hogares que nos rodean y miran por los ojos de sus ventanas funcionan como el nuestro, en piloto automático. —Nos conocemos tanto que ya no tenemos necesidad ni de hablarnos —le había dicho una vez a la amiga amante de las alfombras blancas como si yo no estuviese presente. Cuando menos lo esperaba la señorona volvió a desaparecer. Ni pensé en llamar a casa de su madre. Cada vez que se aluna mete cuatro calzones en un bolso, las últimas revistas de chismes, su lote de cremas tan diversas como ineficaces, el infaltable rosario de su abuela, y decenas de adminículos femeninos de usos insospechados. ¡Ah! Olvidaba cuánto me aterroricé el día que noté que también adjuntaba un relicario con mi foto y un mechón de mis cabellos. Luego comprendí que no podía dañarme pues descreo totalmente de todas esas cosas y me inmuniza ser escéptico. Sus fugas han ocurrido un puñado de veces al año, y cuando vuelve parece ser la Petra de la época en que caí en la trampa. Me recordaba aquellos inocentes tiempos en que la creí “única” y no quería conocer a otra. Hoy día, luego de haber convivido con ella, a uno se le quitan los deseos de conocer otra, por más que la siga creyendo terriblemente única. La primera vez que saqué a Macario a la plaza fue obligado por las circunstancias, no tenía culpa el animal de la poca responsabilidad de su ama y al ser yo su cónyuge la obligación recaía sobre mis hombros. Esta razón por lo menos me permitió adjudicarme el derecho a llamarlo a mi manera: Macario (al fin). Las salidas subsiguientes las realicé de muy buena gana, inclusive durante el día de lluvia que nos tocó en suerte. Pensé que muy bien podría vivir sin problemas teniendo ese perro, así que le compré una capa muy varonil que él sabe lucir con gallardía. Ambos comenzamos a acostumbrarnos a la tranquilidad y el silencio. —Goza ahora, Macario —le decía—. En cualquier momento volvemos al infierno —y su carita de tonto parecía disfrutar la broma. Sentí detenerse un taxímetro y mi intuición me puso en alerta. Cuando Macario emitió un gruñido lastimero y metió la cabeza bajo sus manos, ya no tuve dudas. Se abrió la puerta y apareció la pierna de Petra, el bolso de Petra, y luego el resto de Petra con una gata negra entre los brazos. Imaginar dónde escondía la escoba me hizo sonreír, pero de inmediato disimulé, podría pensar que era alegría de volver a verla. Como ante la vista de la gata Macario ni se inmutó, lo miré con curiosidad, y al percatarse de mis intenciones él ladró una, dos, tres veces. Luego de cumplida su misión intentó continuar dormitando y me mandó una mirada de reojo como diciendo: —Eso es todo, no esperes más. Esta vez Petra se salió de libreto y, ofendida, comenzó a increparme por no haber realizado ni siguiera un llamado. Dijo que bien podía haberle pasado algo, que ni siguiera pregunto por la salud de mi suegra, y muchas cosas más cuya descripción no es pertinente pues también lesionan las buenas costumbres. Entretanto y para no perder tiempo la gata acosaba a Macario arqueando el lomo mientras emitía un ronquido de efes. Rinti le ladró y ella lanzó un araño al aire. —¡Perro malo! —gritó Petra—. ¿Qué te hizo la gatita? ¡Seguro que ya te enseñaron porquerías! Con el buenazo de Macario nos miramos resignados y aunque no era hora de paseo de inmediato nos levantamos y fuimos hacia la plaza. Allí hay mucha paz y ocurren cosas que a veces escribo... —Sí, Macario, son otras historias. Huyendo a los semblantes fríos y a los refunfuños comenzamos a pasar en la plaza la mayor parte del día, volviendo sólo para comer y dormir. Pensando que Macario no se daba cuenta y que no le importaba, me limitaba a dejar pasar el tiempo. Sin embargo me preocupaba imaginar el borrascoso clima hogareño que deberíamos capear durante el invierno. Tal vez se notara demasiado y por eso Macario procuró serenarme: —Tranquilo —dijo haciéndome un guiño—. Hagámosle creer que estás loco, habla conmigo en todo momento y ponme un libro para simular que estoy leyendo. Desde entonces por las noches hemos mantenido largas discusiones filosóficas y literarias con Macario, cuyo punto de vista me ha permitido avanzar mucho dentro del campo del humanismo. Pero Petra para nada me ha tomado por loco, por el contrario, cada cosa que se le ocurre no deja de comentarla con su gata, sobre todo nuevos conjuros y pociones malignas. Ayer le estuvo diciendo que estaba pensando en el divorcio y, luego de escucharla, le comenté a Macario que no estaría mal. —Claro, amigo —dijo él—. Si después de todo yo vivo sin perra y almuerzo cada día la misma comida... ¿Por qué no podrías hacerlo tú? Petra no tardó demasiado en subirse a otro de sus típicos enojos y poniendo quinta olvidó a su gata y volvió a irse a casa de su madre. Hace más de un mes que no tenemos noticias de ella. Cuando le comenté a Macario que tenía temor de que volviera con otro animal, la gata, interrumpiendo nuestra conversación, dijo con sorna que con lo que Petra volvería esta vez sería con otro hombre. Le he dicho a Macario que aguardemos un tiempo más y ya en un par de ocasiones he llegado apenas a tiempo de evitar un desastre. Lo entiendo perfectamente, el pobre estuvo leyendo el libro de recetas de Petra y está muy ansioso por realizar algunos experimentos macabros con la gata. Juro que si logra transformarla a su antojo comenzaré a creer que algo de cierto hay en esas cosas oscuras y le pediré que convierta a Petra en el hada maravillosa de mi adolescencia. Sí, también me lo ha preguntado Macario... ¿Para qué? Dadme tiempo, en algún momento daré con la respuesta. ** Félix Acosta Fitipaldi facosta@montevideo.com.uy Escritor uruguayo. Ha obtenido, entre otros reconocimientos, el Premio Ecqus Internacional (2001) por “No te será tan fácil”, un segundo lugar en el Concurso de Cuentos de la revista El Sur También Insiste (2002) por “Tetraedro” y un accésit en el Premio Internacional Julio Cortázar de Relato Breve de la Universidad de Laguna (2004) por “Senectud acelerada”; además, ha sido finalista en cuatro ocasiones en los concursos del portal literario Yoescribo.com (http://www.yoescribo.com; 2004, 2005 y 2006). Textos suyos han sido incluidos en libros cooperativos, blogs y sitios literarios en Internet. Ha publicado la novela Ctrl—Alt—Supr reiniciar (http://bit.ly/nRMLGd). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Un libro (...) es la sombra de lo que uno quería escribir. El libro verdadero, el que el autor ha visto en su cabeza, se queda siempre sin escribir. Y esa sombra sobre la página lo va reemplazando, ocupa su sitio, hasta que el libro desaparece”. Rafael Reig, “Seis copas de anís”. En: Los oficios del libro (antología), 2011. === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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