~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVI Cagua, Venezuela Nº 257 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 12 de septiembre de 2011 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Derechos en la biblioteca. / Para aprender a escribir | Breves cuentos. / A toda nota. / Taller de cuento de Gamero. / | Brasil desde Chile. | | Hijos de Roque Dalton exigen celeridad en investigación | Noticias sobre su muerte. / La venezolana Patricia Schaefer Röder | gana el Premio del ICP. / Marcos Ana recibió el premio | Villa de Oria. / Publican diccionario biográfico del | periodismo del exilio español. / Hugo Gutiérrez Vega | recibió el galardón Equipal de Plata. / Premio Julio | Cortázar para la escritora cubana Legna Rodríguez. / | Adaptarán al teatro la novela Pedro Páramo, del mexicano | Juan Rulfo. / Carlos Fuentes recibió el Premio Formentor | de las Letras. / Otorgan al poeta mexicano Eduardo | Lizalde la Clavis Palafoxianum. / Fernando Vallejo gana | el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. / | Reconstruirán el Castillete del artista venezolano | Armando Reverón. / Real Academia publica nueva edición | de su Gramática básica. / Preservarán la casa de Jorge | Luis Borges en Adrogué. / Fundación Cansinos Assens se | va de Sevilla. / Se estima que hay 793 millones de | analfabetos en el mundo. / Fallece Michael Hart, creador | del libro digital. / Conceden el Premio Miguel Ángel | Asturias a Francisco Pérez de Antón. / Suprema Corte de | México a favor de precio único para el libro. / Otorgan | el Premio Bartolomé de las Casas al jesuita Bartomeu | Meliá. / Conceden el Premio “José Donoso” al | nicaragüense Sergio Ramírez. / Empresa privada | digitalizará archivo personal de Vargas Llosa. / Murió | el escritor boliviano Renato Prada Oropeza. / Una | exposición en México rinde tributo al escritor Roberto | Bolaño. / Premio SM de Literatura Infantil y Juvenil | para Agustín Fernández Paz. / Sergio Pitol recibirá | homenaje en el Hay Festival Xalapa. | | “Nueva lectura de Discurso salvaje, de J. M. Briceño | Artículos y Guerrero”, de Gabriel Jiménez Emán. / “Autenticidad”, de | reportajes Efi Cubero. / “El ruido de un escritor al subir”, de | Dixon Acosta. / “El grito de los pájaros. Centenario del | poeta Emilio Adolfo Westphalen”, de Alfredo Herrera | Flores. / “El retrato (inacabado) de Oscar Wilde”, de | Miguel Ángel Malavia. / “Reverón, de Diego Rísquez”, de | Gloria Cepeda Vargas. / “Peter Pan (CL aniversario de | James Matthew Barrie)”, de Juan Franco Crespo. / “La | venganza del muerto y otras aventuras, de Fernando | Sorrentino”, de Augusto Gayubas. / “El exilio interior y | otros poemas devastados, de Leoncio Luque Ccota”, de | Humberto Pinedo Mendoza. / “La humanidad de Mike Tyson”, | de Andrés A. Ugueruaga. | | Wilfredo Carrizales, un escritor venezolano en Pekín: | Entrevistas “Lo lúdico está presente en toda mi obra”, entrevista | por Jorge Gómez Jiménez. / Harold Alva: “No concibo a un | escritor que no se involucra con su contexto”, | entrevista por Augusto Rodríguez. / Luis Alberto | Ambroggio: “La poesía tiene mucho que ver con la | capacidad de asombrarse”, entrevista por María Alejandra | Crespín Argañaraz. | | “Teseo no halló al Minotauro de Creta. Breves | Sala de ensayo comentarios sobre Galdós”, de Vicente Adelantado | Soriano. / “Ada Pérez Guevara. Horizontes: evocación de | estelas sobre el pergamino del paisaje”, de María | Cristina Solaeche. / “Lectura cosmogónica en Pedro | Páramo, de Juan Rulfo”, de Jonathan Jeroam Méndez | Gutiérrez. | | “Sin noveno cielo”, de Hugo Walter Villanueva Azaña. / | Letras Poemas de Beatriz Iriart. / “La Máscara de Plata”, de | Nixon Piñango. / Poemas de Gabriela Bruckner. / “La | escondida”, de María Laura Pintos Noble. / “En | deslealtad con el tiempo” (extractos), de Carlos Efraín | Arana Palacios. / “Pizza, coca y espíritus”, de Mariel | Briñoli. / Poemas de Jocelyn Pimentel Rodríguez. / “La | muerte del Negro Antonio”, de Ramón Elías Pérez. / | Poemas de René Dayre Abella. / “Su dama y su blanca | flor”, de Marina Verónica Garritano. / Poemas de Juan | Miguel Rojas. / “Literatura y muerte de Roberto | Mendoza”, de Pedro Pujante. / “El Errante”, de Severo | Insausti. | | José Lira Sosa. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| Jorge Gómez Jiménez Editor http://www.letralia.com/jgomez http://jorgeletralia.blogsome.com http://www.facebook.com/jorgeletralia http://twitter.com/jorgeletralia ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Derechos en la biblioteca. El Centro Nacional de las Artes del Conaculta y el Instituto Estatal de Cultura de Tabasco han organizado el primer Seminario sobre Derecho de Autor, actividad que se transmitirá vía satélite y que tendrá lugar en el auditorio “Jesús Ezequiel de Dios” de la Biblioteca Pública del Estado “José María Pino Suárez”, de Villahermosa (Tabasco, México), para lo cual están invitados editores, escritores, estudiantes y profesionales en derecho, así como el público en general. El seminario será impartido por especialistas del ramo editorial, legal y jurídico como Ramón Obón, Horacio Rangel, Carmen Arteaga, Agustín Ríos y Luis Schmidt. Su objetivo principal es mejorar las funciones profesionales vinculadas a la propiedad intelectual y difundir en México una cultura de la legalidad, en el ámbito del derecho de autor. Las sesiones se realizarán durante diez lunes, desde el 12 de septiembre, entre las 18 y las 22 horas. La entrada es gratuita y los participantes que reúnan el 80% de las asistencias recibirán una constancia con valor curricular emitida por el Cenart. Para mayores informes, comunicarse a los teléfonos: 3 14 21 73 o 314 21 24 de 7 a 21 horas de la Red estatal de Bibliotecas. Al celular: (99 32) 07 04 64 con el licenciado Porfirio Díaz Pérez y también en la Biblioteca “Pino Suárez” y al teléfono: 314 21 23. http://iec.tabasco.gob.mx/red/index.htm Para aprender a escribir cuentos. Con el objetivo de brindar a todo tipo de personas los conocimientos y prácticas necesarios para escribir sus propios cuentos, novelas, crónicas y relatos, se realizará en Caracas el taller de escritura creativa “Aprende a escribir tu cuento”, dictado a partir del jueves 22 de septiembre por la reconocida narradora y poeta Mharía Vázquez Benarroch. El taller ofrece técnicas y herramientas que, mediante análisis y ejercicios, permiten la concepción de un futuro libro, y en tal sentido se abordan temas como la morfología del cuento; la estructuración de los personajes y la anécdota; cuándo a partir de una historia se puede estructurar un cuento o una novela; voces narrativas y estilos: estructura y tipos de finales; el cuento vs. la novela. Por otra parte, se trabajará en base a los textos de los participantes en el taller, escritos por ellos mismos, como ejercicios narrativos, y la lectura profunda de los autores fundacionales de la narrativa venezolana, latinoamericana y mundial. Ediciones anteriores de este taller han producido textos y autores ganadores de concursos literarios en Venezuela. La duración del taller será de tres meses, en doce sesiones de tres horas semanales, los días jueves de 3 a 6 de la tarde. Las inscripciones están abiertas y las personas interesadas pueden comunicarse a través del número telefónico (0212) 9614846, para inscribirse y obtener mayor información. http://imagomundi.net.ve A toda nota. Un taller de expresión musical colectiva titulado “A toda nota”, realizará la Fundación Aequalis en el Centro Cultural Chacao, en Caracas, a través de cuatro sesiones que se llevarán a cabo durante cuatro sábados consecutivos a partir del 24 de septiembre, entre las 10 de la mañana y la 1 de la tarde, las cuales culminarán con una muestra de piezas interpretadas en ensamble por los participantes. Dictado por la directora, compositora y arreglista venezolana Ana María Raga, este taller está dirigido a jóvenes y adultos mayores de 16 años de edad, y ofrece un espacio vivencial para la exploración de los elementos básicos de la música, por medio de la experiencia del canto colectivo, la respiración al unísono, y la experimentación de distintos ritmos y estilos musicales. El taller, que se realizará los sábados 24 de septiembre y 1, 8 y 15 de octubre en el Centro Cultural Chacao (Avenida Tamanaco de El Rosal, Caracas), tiene un costo de 200 bolívares. Las personas interesadas en inscribirse deben comunicarse a través del correo chacao.centrocultural@gmail.com o por el teléfono 953.3990 http://www.culturachacao.org Taller de cuento de Gamero. Organizado por la Fundación Aprende a Escribir un Cuento (FAEC) y el Círculo de Escritores de Venezuela, a partir del próximo 24 de septiembre será dictado en Caracas el taller “Aprende a escribir un cuento”, a cargo del escritor Heberto Gamero Contín. El taller abarca las características del cuento, su estructura, la brevedad, los escenarios, el tiempo interno, los personajes, el conflicto y otros elementos. Los participantes estudiarán asimismo a los más importantes maestros del relato breve. Gamero ganó el concurso de cuentos del diario El Nacional en 2008 y obtuvo mención especial este año. Fue finalista en el VI Concurso de Cuentos 2007 de Sacven y actualmente está dedicado a dictar talleres en donde se eligen los cuentos más destacados para posteriormente publicarlos. El taller, que tiene un costo de 500 bolívares, será dictado del sábado 24 de septiembre al sábado 15 de octubre en sesiones semanales de 9 a 11 de la mañana en la sala de conferencia de Pantalones Marshall (calle Milán, edificio Topoplast, piso 1; Los Ruices Sur, al lado de Baterías Duncan; Caracas). http://www.circulodescritoresvenezuela.org/2011/09/07/1029/ Brasil desde Chile. Del 8 de octubre al 5 de noviembre será dictado en Santiago de Chile el curso “Conociendo Brasil desde Chile: su lengua, su literatura, su cultura”, que reúne elementos de la literatura y de la cultura brasileña donde se propone dialogar con la literatura latinoamericana. En algunos casos, la literatura brasileña se aleja de lo que se entiende por literatura latinoamericana, quizás por ser Brasil el único país en el territorio latinoamericano donde se habla portugués. En esta perspectiva, los organizadores proponen un estudio que busca facilitar un mejor entendimiento sobre la cultura y la literatura brasileña y su importancia en el escenario latinoamericano. Se empleará principalmente la obra de Jorge Amado, que ofrece a sus lectores un imaginario de magia, música, folclor, misticismo, cultura popular e imágenes de Brasil. La relatora será la profesora Daiana Nascimento dos Santos, graduada en letras por la Universidade Estadual de Santa Cruz en Ilhéus, Bahia, Brasil; magíster en literatura por la Universidad de Chile y doctoranda en estudios americanos por la Universidad de Santiago. El curso será dictado del 8 de octubre al 5 de noviembre entre 9 y 14 horas en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile. El arancel es de $80.000 y se puede pagar en tres cuotas. ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Hijos de Roque Dalton exigen celeridad en investigación sobre su muerte Los hijos del poeta y revolucionario salvadoreño Roque Dalton presentaron el pasado 20 de agosto un reclamo ante la Fiscalía General de la República (FGR) para que establezca el rumbo de la investigación del asesinato de su padre, en 1975, al considerar que después de más de un año de haber presentado una denuncia “no se ha investigado nada”. Los hermanos Dalton, Jorge y Juan José, denunciaron en mayo de 2010 ante la Fiscalía a los ex guerrilleros Joaquín Villalobos, hoy asesor en seguridad del gobierno de México, y Jorge Meléndez, director de Protección Civil de El Salvador, por el asesinato de su padre. “Este día hemos presentado un reclamo al fiscal (Romeo Barahona) por la tardanza en el caso de la investigación que se le solicitó el 14 de mayo de 2010 en torno al asesinato de mi padre”, dijo Juan José Dalton. “No se ha investigado nada, sólo que en un año y pico (desde que se interpuso la denuncia), ya existe documentación en la Fiscalía para que investigue, pero hasta ahora no ha hecho nada”, agregó. Por su parte, una de las abogadas del caso, Silvia Cuéllar, del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (Idhuca), dijo a la emisora local Radio YSKL que lo único que quieren con el reclamo es que la Fiscalía “establezca cuál va ser el rumbo de la investigación”. Al mismo tiempo, Cuéllar consideró que si la Fiscalía llega a “archivar” el caso, lo llevarán a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. De acuerdo con Juan José Dalton, “el asesinato” de su padre es “un caso paradigmático de impunidad,” y “la impunidad es la que no permite la justicia”. Roque Dalton, ganador del premio Casa de las Américas de Cuba en 1969, fue asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) el 10 de mayo de 1975. El ERP fue uno de los cinco grupos que integraron en 1980 la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), hoy transformado en fuerza política y en el partido que llevó al poder al actual presidente salvadoreño, Mauricio Funes. Fuente: EFE *** La venezolana Patricia Schaefer Röder gana el Premio del ICP La escritora Patricia Schaefer Röder (http://patriciaschaeferroder.blogspot.com) ha resultado ganadora del primer premio en narrativa del XX Concurso Literario del Instituto de Cultura Peruana en la ciudad de Miami en Florida, Estados Unidos. Este año, el concurso se llevó a cabo en honor al escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010. El primer premio de este concurso consiste en pasajes Miami-Lima-Miami. Además, el cuento ganador, titulado “Ignacio”, será publicado en la antología Poetas y narradores del 2011, editada por el Instituto de Cultura Peruana. Schaefer Röder nació en Caracas, Venezuela. Después de obtener la licenciatura en biología y de publicar sus primeros ensayos se fue a vivir a Alemania y luego a Nueva York. Desde hace siete años está radicada en Puerto Rico, donde dirige su empresa de traducción y producción editorial. Comparte su amor por la escritura con la traducción y las artes editoriales. Su narrativa no sólo tiene el aval de premios nacionales e internacionales sino que también trae consigo años de estudios sobre el carácter humano y la tradición del realismo mágico. Sus viajes la han llevado a percibir las muchas conexiones que la atan a su tierra y redescubrir las historias que hoy narra con especial precisión y claridad literaria en su último libro, Yara y otras historias (http://yarayotrashistorias.blogspot.com), una antología de 34 de sus más atrayentes cuentos y relatos. El Instituto de Cultura Peruana (ICP) es una institución no lucrativa fundada en 1991 en la ciudad de Miami, Florida. Su objetivo es promover en Norteamérica la rica cultura peruana, cuyas raíces se remontan a las civilizaciones preincaicas con más de 10.000 años de antigüedad. Con este propósito organiza conferencias, exhibiciones, publicaciones, concursos anuales de poesía y narración y otras actividades, con la libre participación de los interesados de cualquier nacionalidad. Los trabajos premiados en los concursos literarios se reproducen en forma de libro, inmediatamente después del certamen, a fin de difundirlos como la expresión artística de la comunidad hispana en Norteamérica. *** Marcos Ana recibió el premio Villa de Oria El poeta, escritor y preso político con más tiempo de permanencia en las cárceles franquistas, Marcos Ana, recibió el pasado 24 de agosto, en la localidad de Oria, el V Premio Internacional de Poesía “Villa de Oria”, un galardón que le fue concedido en 2010 y que por razones de salud y de agenda, el autor español no había podido recoger. El premio le fue otorgado por su aportación literaria y por encarnar el símbolo vivo de la lucha por las libertades y la justicia. En un acto celebrado en la casa consistorial orialeña, el poeta fuje presentado por la concejal de Cultura, Luisa Martos, en tanto que el alcalde, Marcos Reche, agradeció la presencia del galardonado y le dio la bienvenida, al tiempo que manifestó su deseo de que se encuentre en su propia casa. Por su parte, Marcos Ana agradeció la concesión del premio, “porque estos reconocimientos en lugares pequeños me satisfacen mucho”. El poeta solicitó que este galardón se colectivice para dedicarlo a los “héroes anónimos que han luchado para que este país sea hoy libre y democrático”. Ana elogió la edición de un poemario por parte del Ayuntamiento y felicitó a los vecinos por residir en un lugar de tanta belleza como Oria. El autor de Decidme cómo es un árbol ha hablado de su pasado por las cárceles del régimen franquista, y aseguró que su respeto a todas las ideas le hace sentirse más satisfecho con los reconocimientos o las distinciones que provienen de personas o colectivos de ideas diferentes. Se definió a sí mismo como “un comunista de nuestro tiempo que respeta ideas y creencias diferentes, que no es nada rencoroso porque el rencor es un sentimiento muy bajo que no entra en mi forma de ser”. Ana aseguró que es una persona afortunada por estar vivo y tener la posibilidad de luchar por la justicia y la libertad, al tiempo que ha deseado a Oria salud y prosperidad. El galardonado concluyó su intervención recitando su poema “Sueño de libertad”. Fuente: Ideal *** Publican diccionario biográfico del periodismo del exilio español El periodismo del exilio español tiene ya su primer diccionario biográfico. Una ambiciosa obra documental, editada por el Fondo de Cultura Económica, que relaciona y contextualiza la trayectoria de varios centenares de profesionales de la información e intelectuales que, tras abandonar España al final de la Guerra Civil, continuaron su labor en la diáspora. Con vocación de cuaderno de bitácora del éxodo, el glosario contiene varias generaciones y diversas tipologías de periodistas, incluyendo en esa categoría a todo aquel “intelectual, literato o político que tuviera en el oficio de informar su principal actividad remunerada, al menos durante una etapa suficientemente significativa de su vida”. De ahí que, junto a los perfiles de reporteros, corresponsales y fotógrafos legendarios como Eugeni Xammar, Agustí Calvet Gaziel o los hermanos Mayo, se encuentren los del líder socialista Indalecio Prieto, el entonces comunista Santiago Carrillo, la anarquista Federica Montseny o los nacionalistas Marcel•lí Perelló (catalán) y Jesús de Galíndez (vasco). Desde los más veteranos, que ya habían desarrollado una intensa carrera en España y murieron en los primeros años del destierro —como Roberto Castrovido o Lluís Bagaria— hasta los de la última hornada, como Jesús Izcaray, que frente a los “residuos de la retórica decimonónica” reivindicaba “el reportaje, incluso el gran reportaje y la interviú desenfadada”. Redactores, colaboradores, editorialistas escritores, editores, técnicos, tipógrafos, impresores, diseñadores, dibujantes, humoristas... Todas las facetas y todas las especialidades. Desde el periodismo cultural o literario, hasta la crítica de cine, la reseña taurina, la columna de opinión o la tribuna jurídica. También están las mujeres, que en tiempos de la posguerra reivindicaban su lugar en un mundo de hombres, como Teresa Pàmies, Anna Murià, Victoria Kent o Josefina Carabias. “Los periodistas del exilio abarcaban todos los campos; eran muy activos y su aportación a la vida cultural de los países de acogida fue enorme”, explica Martí Soler, gerente editorial del FCE, que llegó desterrado hace más de 60 años a México. Este país —que albergó a unos 24.000 refugiados—, junto con Francia —que cobijó a 180.000—, fue el principal destino de los cronistas que huían de la dictadura Pero el Distrito Federal sería, de hecho, el primer núcleo editorial del periodismo ibérico en el exterior. “Desde sus comienzos, fue relativamente fácil la inserción de los intelectuales exiliados en la gran prensa mexicana. De la hospitalidad que encontraron en aquella tesitura da fe la interminable relación de periodistas españoles (...) que se abrieron paso como redactores, folletinistas, jefes de redacción o directores en los periódicos, revistas y medios audiovisuales más importantes” del país, apunta en la introducción del diccionario Juan Carlos Sánchez Illán, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y coordinador del volumen, con 339 entradas y casi 600 páginas, y en el que han trabajado nueve investigadores. Las fuentes de la obra, que salió a la venta este mes en México con un primer tiraje de mil ejemplares, fueron la prensa de la época, la bibliografía sobre el exilio y, en algunos casos, testimonios de tipo oral. El producto es, a juicio de su director, una relación que sin pretensiones totalizadoras busca “la mayor representatividad”. Se trata del primer tomo de un proyecto mucho más amplio que se propone rescatar la labor política, cultural y profesional de los hombres y mujeres que integraron lo que el escritor José Bergamín llamó la “España peregrina”. La entrega inaugural del Diccionario biográfico del exilio español de 1939 dedicada al éxodo periodístico —según Sánchez Illán, una prolongación histórica de su Edad de Oro— es una coedición del Fondo de Cultura Económica y la Cátedra del Exilio, una iniciativa multidisciplinar cuya misión es recuperar el patrimonio documental del destierro, así como la difusión del legado intelectual y académico de quienes lo padecieron. La cátedra, que realiza trabajos de investigación e intercambio académico entre España y México con patrocinio del Banco Santander, se instituyó en 2006 por acuerdo entre la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Alcalá, la Universidad Carlos III y la Fundación Pablo Iglesias. Un año después, se sumó al proyecto la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Fuente: La Vanguardia *** Hugo Gutiérrez Vega recibió el galardón Equipal de Plata El poeta y periodista mexicano Hugo Gutiérrez Vega (Guadalajara, 1934) recibió el pasado 24 de agosto, de manos del escritor Fernando del Paso, el Equipal de Plata, galardón que otorga la empresa mexicana Adobe Martha Figueroa, en el restaurante de la corporación, ubicado en Tlaquepaque. “Es un gran honor entregar este Equipal de Plata, aunque dudo que quepa en él, a un amigo de tantos años, poeta sobre todo, cuya obra puede figurar en la antología de la mejor poesía mexicana”, expresó Del Paso para luego abrazar al actual director del suplemento cultural La Jornada Semanal. Por su parte, el homenajeado sostuvo que “me llevo ese equipal en el corazón”, y luego leyó algunos poemas a los asistentes a la velada, uno de ellos dedicado a sus tres hijas, en especial a la que falleciera hace dos años. Antes de esto, el doctor Adolfo Espinosa de los Monteros reseñó de manera breve la vida y obra del escritor, como su paso por la diplomacia mexicana, los premios de poesía que recibió, entre ellos el Nacional de Aguascalientes (1975) y el Iberoamericano Ramón López Velarde (2001), y las actividades de las que ha participado dentro de la Universidad de Guadalajara (UdeG). “Quisiera poder transmitirles la alegría y felicidad que causa Hugo (...), está formando nuevas generaciones con el amor del periodismo y el amor a la literatura”, refirió respecto al contacto que ha tenido el autor de más de dieciocho libros de poesía, con alumnos del plantel de la UdeG en Ciudad Guzmán. Espinosa de los Monteros celebró la humildad y calidad humana del poeta. “Hugo es todo lo que quieran, pero lo más importante es la grandísima calidad de ser humano que es Hugo Gutiérrez Vega”. En el acto de entrega del galardón estuvieron presentes además el historiador José María Muriá, y la esposa de Gutiérrez Vega, así como la misma Martha Figueroa, entre otros invitados. El evento concluyó con un concierto acústico, un ensamble de cuerdas y música mariachi, en honor al poeta. Cada año, desde 2007, se otorga el Equipal de Plata, instituido por Adobe Martha Figueroa; el músico y compositor Pancho Madrigal, el arquitecto Pepe Medrano (2008), el artista plástico Alejandro Colunga (2009) y el compositor Domingo Lobato (2010) han sido los ganadores de esta distinción que busca reconocer a quienes, desde su disciplina, plasman y transmiten la esencia de lo mexicano. En los últimos meses, Gutiérrez Vega ha sido protagonista de múltiples actos de reconocimiento. Destaca que fue merecedor de la Medalla de Honor Fray Junípero Serra, que otorga el Congreso de Querétaro, por sus aportaciones a los derechos humanos y a la cultura, además de recibir el Homenaje Periodismo Cultural Fernando Benítez en diciembre de 2010, dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Asimismo, recientemente fue creada una cátedra que lleva su nombre en los centros universitarios de la Universidad de Guadalajara en Lagos de Moreno y Ciudad Guzmán, y que entre otros objetivos pretende fomentar la capacitación y el profesionalismo en el periodismo cultural y las letras. Sus estudios universitarios comprenden derecho en la Universidad de Guadalajara y en la Autónoma de Querétaro, letras en la Unam, artes escénicas en Nueva York, exposiciones italianas en ese mismo país europeo y letras inglesas en Londres. Fuente: El Informador *** Premio Julio Cortázar para la escritora cubana Legna Rodríguez La narradora y poeta cubana Legna Rodríguez, de 26 años, ganó por unanimidad el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar 2011 con el relato “Hasta Feldafing no paro”, anunciaron los organizadores del certamen el pasado 26 de agosto. La obra de Rodríguez resultó premiada por “la originalidad de su discurso narrativo y la destreza para construir un relato que recrea de forma peculiar atmósferas y personajes contemporáneos”, según el veredicto del jurado. El jurado, integrado por el escritor argentino, Mario Goloboff, biógrafo de Cortázar, y los cubanos Reynaldo González y Ariel Camejo, otorgó una primera mención a “Alguien se ha robado los cacatillos”, de la también cubana Mairely Ramón (Cuba). Otras menciones se entregaron al argentino Hugo Alberto Llollini por “Grafología subalterna”, y a las cubanas Laidi Fernández de Juan (“Sucedió en Copperbelt”) y Anisley Negrín (“Balada de Jhon y yo”). El concurso, que acogió este año 300 obras de autores de América Latina y Europa, entrega un premio único e indivisible que consiste en 1.500 euros, la publicación del texto ganador en la revista cubana Letra del Escriba, y en formato de libro para su presentación en la Feria Internacional del Libro de La Habana en 2012. El premio fue creado en 2002 por iniciativa de la escritora y traductora lituana Ugné Karvelis, quien fue segunda esposa del escritor, para estimular a narradores iberoamericanos. Considerado uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo pasado, Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914 y pasó su infancia y juventud en Argentina hasta que emigró a París en 1951, donde residió hasta su muerte en 1984. Fuente: AFP *** Adaptarán al teatro la novela Pedro Páramo, del mexicano Juan Rulfo El dramaturgo cubano Abelardo Estorino anunció el pasado 26 de agosto que adaptará a las tablas Pedro Páramo (1955), la única novela publicada por el narrador mexicano Juan Rulfo. El ganador del Premio Nacional de Literatura y Teatro de Cuba afirmó que para él ha sido un reto llevar a escena una obra compleja y de tanto prestigio. La pieza está casi terminada y tiene como título tentativo Ecos y murmullos de Comala, dijo. Aún falta por confirmar la fecha de estreno. Sobre cómo influyó la literatura de Rulfo en su trayectoria, Estorino expresó que, trabajando en la adaptación de Pedro Páramo, descubrió cuánto se había alimentado de esa novela en la década del 90 del pasado siglo. Por aquel entonces, recordó, publicó La dolorosa historia del amor secreto de José Jacinto Milanés, dedicada a ese gran poeta y dramaturgo cubano, en la que está presente la influencia de Rulfo. El autor de La casa vieja agregó que trabaja además en su primera novela, El tren, que comenzó a escribir hace varios años y trata sobre las personas que ocultan, tras las máscaras, su verdadera identidad. Fuente: Prensa Latina *** Carlos Fuentes recibió el Premio Formentor de las Letras El escritor mexicano Carlos Fuentes aseguró el pasado 27 de agosto que los escritores latinoamericanos intentar recrear el pasado que se tuvo con las letras de las que careció la región durante la colonización, y dar con ello sentido al pasado y al porvenir. El literato recibió el Premio Formentor de las Letras 2011, que conceden las familias Barceló y Buadas Rotger, en su 50º aniversario, en reconocimiento a sus obras completas y su trayectoria cultural. En un acto en el Hotel Barceló Formentor, en el Cabo de Formentor, al norte de la isla mediterránea de Mallorca, el autor de Aura afirmó que los escritores trabajan con la imaginación y la libertad, pero siempre a partir del lenguaje cotidiano. Apuntó que algunos autores representativos de ello son Miguel de Cervantes, Franz Kafka y Juan Rulfo, que lo hicieron en sus obras, y después de ello los territorios de La Mancha, Praga y Jalisco “no volverán a ser lo mismo, porque la literatura añade algo que no existía”. Refirió que aun en la actualidad la literatura es vista desde diferentes ángulos, como a partir del poder o bien por el lector final de cada obra. “La literatura es incómoda, es peligrosa, exigente, no fija nada, revela la esencia del movimiento, nos sujeta a la duda y nos obliga a dar muchas explicaciones al mundo y no sólo una sola. La literatura no trata de imponer la verdad, trata de cuestionar todas las verdades”, señaló. El también autor de La región más transparente y Cristóbal nonato sostuvo que este premio es para la lengua española, que es de dos continentes y de muchas tradiciones: la ibérica, indígena, mestiza, negra, mulata, árabe, hebrea, griega, latina, mediterránea, del Caribe y trasatlántica. “Pueden haber muchas diferencias entre unos y otros países de América Latina, pero a todos nos une la misma lengua y todos pensamos, hacemos y mentamos madres en la misma lengua”, destacó. “Estamos intentando recrear el pasado que tuvimos con las palabras que no tuvimos y dando sentido al pasado y porvenir”, manifestó sobre una región que durante los siglos de la colonización no destacó por su narrativa, y que empezó a florecer en el siglo XIX. Fuentes habló también en su mensaje del llamado “choque de civilizaciones”, del que subrayó que es mejor considerar eso como diálogo de culturas o países a los que antes no se tomaba en cuenta, con posibilidad de conversar con ellos. Expuso que se está en un momento de “transición extraordinaria” en la que se van a oír muchas voces nuevas, en un mundo que se mueve y que no se sabe cómo se llama tal transformación ni se sabe hacia dónde va. “Hay muchos cambios y la única manera de entenderlo es comprender que por muchas transformaciones, somos dueños de una continuidad de una cultura de valor continuo que nos ayuda a explicarlo. ¿Seremos sociedades mejores, más libres?, es una pregunta”, sostuvo. El autor recibió de manos Marta Baudas Rotger el Premio Formentor, dotado de 50 mil euros (unos 71 mil dólares). El premio se concedió la primera vez en 1961 a Jorge Luis Borges, Samuel Beckett y Juan García Hortelano, y fue creado por Tomeu Buadas Rotger, Camilo José Cela y Carlos Barral, y ahora lo retomó la familia Barceló, propietaria del Hotel Formentor. En este acto el secretario del jurado, el editor español Basilio Baltasar, resaltó que es el más ilustre narrador de la epopeya nacional mexicana, y que nadie entiende mejor la vitalidad del país más misterioso de América Latina sin haber leído su obra. Fuente: EFE *** Otorgan al poeta mexicano Eduardo Lizalde la Clavis Palafoxianum “El poeta escribe pese al contexto violento, porque aunque quisiera inventar otro mundo no puede hacerlo, ya que la realidad es así y cada vez será peor y más siniestra”, expresó el reconocido poeta mexicano Eduardo Lizalde, quien recibió en la ciudad de Puebla, el pasado 28 de agosto, la Clavis Palafoxianum, un galardón destinado a los personajes que se destacan por su trayectoria y aportación en el campo de la cultura y las letras. En la sala Rodríguez Alconedo de Casa de Cultura el autor de Caza mayor fue homenajeado por amigos y lectores, y por el traductor Marco Antonio Campos. La Clavis Palafoxianum, expresó el secretario ejecutivo del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla (Cecap), Saúl Juárez Vega, “permite la entrada al mundo del conocimiento universal que está contenido en la Biblioteca Palafoxiana”. Expresó que la distinción habla de la hermandad de los pueblos y de lo que significa el acervo bibliotecario de la Palafoxiana, que al estar compuesto por ediciones europeas y americanas, representan la cultura universal. Destaca que fue entregada por primera vez y consiste en una llave forjada en hierro que se acompaña por un texto en latín que compara la labor humanística de los personajes con el legado de Juan de Palafox y Mendoza. Aun con el retraso del funcionario estatal, quien arribó una media hora después de que Eduardo Lizalde llegara y fuera recibido con un tímido aplauso por parte de los asistentes —entre los que se contaban los poetas Mario Bojórquez, Álvaro Solís y Alí Calderón—, el acto se volvió una convivencia cordial en torno a la poesía. El escritor Marco Antonio Campos (http://www.letralia.com/firmas/camposmarcoantonio.htm) afirmó que Lizalde es un gran creador, “ya que una de las virtudes de un gran poeta es ser muchos poetas”. Acotó que “es el mayor crítico del poeticismo, de los poemas políticos de Marx, de la complejidad de Mallarmé y del rococó de Góngora”. También destacó que libros como El tigre en la casa o Caza mayor son ejemplos de poemas absolutos en donde la relación de los nombres y las cosas es estrecha, y en “cuya alma es una sombra que todo lo ilumina, y se convierte así en un pensamiento iluminado”. Recordó que con personajes felinos como el tigre, el lince o el león, la poesía de Lizalde está entre Emilio Salgari y Rudyard Kipling, y que encuentra su mejor epígrafe en aquel conocido poema de William Blake que versa: “Tigre tigre que brillas en los bosques de la noche. ¿Qué ojo o mano infernal hicieron tu horrible simetría?”. “El tigre de Lizalde marca todo con su presencia, y eso es claro en sus versos, que son algo más que Baudelaire y Góngora, algo como un hombre que ataca ferozmente y se desangra”, expresó el también poeta, mientras recitaba uno que otro verso de memoria y los asistentes aprovechaban para sacar sus libros y seguir con la mirada la lectura. Campos distinguió que la poesía de Lizalde “abusa” de los adjetivos, y que dicha característica podría ser perjudicial para otros escritores, pero no para el poeta, quien lo utiliza y “sabe soñar al tiempo que corrompe”. En su turno y notablemente contento, Lizalde recordó los momentos más significativos de su poesía: desde la escritura de Cada cosa es Babel, en 1966, hasta Algaida, el último poema largo editado en 2004, sin dejar a un lado La zorra enferma, Tabernarios y eróticos, Rosas y Otros tigres. En especial hizo énfasis en El tigre en la casa, el cual no se imaginó que iba a ser tan bien aceptado por sus contemporáneos —como Octavio Paz, Augusto Monterroso, Rubén Bonifaz Nuño o Jaime Sabines—, ya que “es un libro no de amor, sino de desamor, del infortunio amoroso universal, un libro negro, terrible y deprimente”. Sobre su escritura, Lizalde recordó aquel episodio que vivió con Juan José Arreola, quien fue uno de los primeros en escuchar el poema. Dijo que el verso “la bestia atraviesa por el túnel de lodo y miel”, originalmente terminaba con la palaba “piel”, y que gracias al “excelente oído de Arreola” fue intercambiado para la edición final. “No lo toques más”, fue la orden de su maestro y amigo. “El escritor nunca sabe lo que va a pasar con su texto; el poeta siempre está expuesto a los lectores y a la crítica, pero debe ser así porque la poesía no existe sin el interlocutor”, expresó el Premio Internacional Alfonso Reyes 2011. Acotó que El tigre en la casa permite ver la forma en que a veces “las imágenes golpean la cabeza de la gente, y lo hacen recodar”, haciendo que el texto se convierta en un objeto entrañable en la memoria colectiva. En entrevista, acotó que “fue un texto de la juventud y que por eso no lo hubiera podido escribir de otra manera”. Además de recibir la Clavis Palafoxianum, Lizalde obtuvo una serie de grabados de la arquitectura original de la Palafoxiana, y las felicitaciones de sus lectores, quienes a pesar de la lluvia no dudaron en esperar y conseguir un autógrafo del autor. Fuente: La Jornada de Oriente *** Fernando Vallejo gana el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2011 Fernando Vallejo, “una de las voces más personales, controvertidas y exuberantes de la literatura actual en español”, es el ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2011. El jurado, integrado por siete reconocidos críticos, escritores y académicos, concedió este lunes 29 de agosto el galardón al autor de El río del tiempo, La virgen de los sicarios y El desbarrancadero, por ser un escritor que expresa “su emoción con la voz de un artista en el que coinciden la realidad de un mundo raro con la imaginación”. El Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2011 está dotado con 150 mil dólares y se entregará el 26 de noviembre durante la inauguración de la 25ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx). El jurado de este año estuvo integrado por Juan Cruz Ruiz, de España; Cecilia García Huidobro, de Chile; Calin Mihailescu, de Rumania; Julio Ortega, de Perú; Margarita Valencia, de Colombia; Jorge Volpi, de México, y Michael Wood, de Inglaterra, quienes definieron a Vallejo como una “figura verdaderamente original de la literatura en castellano”. Nacido en Medellín en 1942 y naturalizado mexicano en 2007 —vive en México desde 1971—,Vallejo es autor de las novelas Los días azules, El fuego secreto, Los caminos a Roma, Años de indulgencia, Entre fantasmas, La virgen de los sicarios, El desbarrancadero (con la que obtuvo el Premio Rómulo Gallegos), La rambla paralela, Mi hermano el alcalde y El don de la vida. Además, ha publicado tres libros de ensayos en los que, con humor y erudición arremete, respectivamente, contra Charles Darwin, los “impostores” de la ciencia y la Iglesia católica: La tautología darwinista, Manualito de imposturología física y La puta de Babilonia. Vallejo también ha incursionado en la cinematografía como director y guionista. Dirigió las películas Crónica roja, que en 1979 recibió el Premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas a la Mejor Ópera Prima, En la tormenta y Barrio de campeones. También escribió el guión para la adaptación cinematográfica de su novela La virgen de los sicarios, que se estrenó en 2000 dirigida por el director francés Barbet Schroeder. El Premio FIL de Literatura fue creado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para reconocer “el conjunto de una obra de creación en cualquier género literario. Se entregó por primera vez en 1991, a Nicanor Parra, a quien siguieron los reconocimientos para Juan José Arreola (1992), Eliseo Diego (1993), Julio Ramón Ribeyro (1994), Nélida Piñón (1995), Augusto Monterroso (1996), Juan Marsé (1997), Olga Orozco (1998), Sergio Pitol (1999), Juan Gelman (2000), Juan García Ponce (2001), Cintio Vitier (2002), Rubem Fonseca (2003), Juan Goytisolo (2004), Tomás Segovia (2005), Carlos Monsiváis (2006), Fernando del Paso (2007), António Lobo Antunes (2008), Rafael Cadenas (2009) y Margo Glantz (2010). “Los premios me quedan grandes” Vallejo respondió, en conferencia de prensa y vía telefónica desde la Ciudad de México, con un simple: “Estoy muy agradecido. Nunca he esperado que me den premios. Creo que me quedan muy grandes. Ya los utilizaré para una obra noble”. La conferencia en la que se dio a conocer el nombre del ganador estuvo presidida por Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta); Marco Antonio Cortés Guardado, rector general de la Universidad de Guadalajara; Joaquín Díez-Canedo, director del Fondo de Cultura Económica y representante del Fideicomiso del Premio FIL; Raúl Padilla López, presidente de la FIL; el escritor Jorge Volpi, representante el jurado; Dulce María Zúñiga, coordinadora ejecutiva del Premio FIL, y Nubia Macías, directora general de la Feria. El escritor, que cuenta 17 títulos en su haber, anunció que el tema de uno sus próximos libros serán las conclusiones a las que ha llegado hacia el final de su vida. Durante la celebración de la 25ª FIL Guadalajara, prometió, dará algunos adelantos. La “cocina” del próximo libro será sin duda más fácil que la del primero, Los días azules (1985), porque entre las cosas que Fernando Vallejo ha aprendido de la vida es que la literatura es un oficio: “No sabía cómo hacerlo. Aunque había estudiado filosofía y letras y me había dedicado a estudiar gramática, ni la gramática enseña a escribir ni los profesores de filosofía y letras. Hay un oficio de escribir, de saber hacer las frases que suenen bien. Eso es muy complicado, pero no se enseña en ningún lado”. Y cuando aprendió, su escritura le dio para criticar con sapiencia a curas, políticos y científicos, como Darwin. En la charla telefónica con periodistas, Vallejo habló de sus fobias, entre las que están las “vendas” que imponen la religión católica, los políticos y la indiferencia de la humanidad ante los desafíos actuales del planeta. “Algún día se me quitó la venda moral que me habían puesto desde que nací. Me la puso mi país Colombia y mi religión, en la que me bautizaron: la cristiana, la católica, que me impedía ver con claridad que mis prójimos eran los animales, no sólo era el hombre, y que me impedía sentir su sufrimiento. Esto hizo que mis problemas personales pasaran a segundo orden y esta claridad, quiero decirles que me amargó profundamente la vida. Si yo pensaba que podía ser feliz, esa ilusión se desplomó. [...] Me di cuenta de que mi gran enemigo era la sociedad, porque la habían educado igual que a mí. [...] Entonces le declaré la guerra a esa religión”. ¿Cuáles son sus otros enemigos?, se le preguntó: “Todos los políticos, del presidente pa’ abajo. Los de aquí, los de España, los de Colombia, los de Italia, los de Francia, los de los Estados Unidos [...]. Los nadie que se apoderan del micrófono y del alma de sus países y que no dejan hablar por cuatro años o por seis”. Ya entrado en la política y cuestionado sobre asuntos del narcotráfico, el autor afirmó que México recorre el camino que Colombia recorrió hace 20 años y Colombia recorre la brecha de corrupción que México inició hace 50 años. “México ya se colombianizó y Colombia ya se mexicanizó”, lamentó, y dijo que la cultura no tienen una solución para el tema, pues se trata de un problema moral. Fernando Vallejo, quien llegó a México en 1971, y para quien las nacionalidades son un asunto burocrático, juró que no escribirá más sobre el tema del narcotráfico. En cambio, prometió que durante la 25ª FIL Guadalajara, que se realizará entre el 26 de noviembre y el 4 de diciembre de 2011, hablará de sus fobias y sus esperanzas. Fuente: FIL *** Reconstruirán el Castillete del artista venezolano Armando Reverón Está listo el proyecto para la recuperación del Castillete de Armando Reverón, ubicado en Macuto, Vargas (Venezuela), lugar donde vivió e instaló su taller el artista venezolano, conocido como el pintor de la luz del trópico. En el programa Con el pie izquierdo, que transmite la emisora Alba Ciudad 96.3, el ministro venezolano para la Cultura, Pedro Calzadilla, anunció a finales del mes pasado que en 2012 estará reconstruido el Castillete, que fue devastado por un deslave en 1999. Calzadilla explicó que han realizado reuniones con la comunidad de Macuto, a las que asistieron representantes de los consejos comunales de la zona y de la comuna socialista “Guaicamacuto”. “Vamos a recuperar el espacio”, apuntó el ministro. “Hay un proyecto de edificación y una propuesta de la comunidad para replicar una parte del taller, tal y como fue, y crear allí un espacio cultural comunitario afincado en la memoria de Armando Reverón”. Destacó que para la recuperación es necesario demoler unas ruinas y emprender un trabajo que, estimó, estará listo para el año que viene. Reverón, en la década de los 20, decidió instalarse en Macuto siguiendo el consejo del pintor ruso Nicolás Ferdinandov. Para 1921 vive en un rancho de la playa, en el sector de Las Quince Letras. Al poco tiempo, el artista comienza a construir, más al sur, el castillete que le serviría de morada para el resto de su vida. Esta decisión coincidió también con un cambio de conducta y, por supuesto, una transformación de sus conceptos artísticos. Gran parte de la obra de Reverón, realizada en el Litoral Central de Venezuela, transmite la luminosidad del trópico. Al menos cien de sus pinturas se encuentran en las salas del Museo de Arte Moderno de Nueva York y algunas de sus piezas se pueden ver en la Galería de Arte Nacional, en Caracas. Fuente: AVN *** Real Academia publica nueva edición de su Gramática básica La Real Academia Española (RAE) acaba de publicar su Nueva gramática básica de la lengua española, “una obra dirigida al amplio conjunto de hispanohablantes que, habiendo recibido una primera instrucción en sus estudios de primaria y secundaria, deseen acercarse a comprender mejor el funcionamiento de la lengua”. Así lo destacó el pasado 31 de agosto el director de la RAE, José Manuel Blecua, quien recuerda que esta obra es una versión de la Nueva gramática de la lengua española, de 2009, y de su compendio, la Nueva gramática de la lengua española; manual, de 2010, en las que colaboraron la RAE y las 21 academias de América y Filipinas. La Nueva gramática básica de la lengua española ha sido coordinada por el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez y, aunque está vinculada a los dos textos antes mencionados, “al estar abierta a un número más amplio de destinatarios combina doctrina, terminología y rigor conceptual con una brevedad descriptiva y con una organización didáctica que la harán más próxima a quienes la consulten”, apunta Blecua. La obra centra su atención en los aspectos esenciales, presenta los contenidos de forma jerarquizada y gradual, define los términos técnicos y aporta en cada caso ejemplos sencillos con el fin de que el lector comprenda mejor las descripciones. Asimismo, adjunta un índice que señala dónde está definido cada término y en qué lugares aparece de forma relevante. Destaca en trama especial las informaciones normativas que surgen al hilo de las descripciones gramaticales. Esta gramática básica se centra en el español estándar y elige en cada caso las opciones cultas mayoritarias entre los hispanohablantes. “Aspira a convertirse en la gramática de todo el mundo”, concluye el director de la RAE. Fuente: Europa Press *** Preservarán la casa de Jorge Luis Borges en Adrogué La vivienda del escritor argentino Jorge Luis Borges en la localidad de Adrogué, 23 kilómetros al sur de Buenos Aires, será conservada como “memoria cultural y literaria” del municipio que gobierna Darío Giustozzi, según fue aprobado en el Concejo Deliberante el pasado 2 de septiembre, en el marco del mes de homenaje al autor de El Aleph. La casa podrá ser expropiada si los actuales propietarios no quieren cederla. La vivienda se encuentra frente a la Plaza Carlos Gardel, en la calle que lleva el nombre de Borges. El distrito que gestiona Giustozzi tendrá un equipo integrado por las secretarías de Modernización del Estado y de Educación y Cultura “para preservar el patrimonio arquitectónico, cultural e histórico de Adrogué”. “Borges fue un distinguido e ilustre vecino, por ello el Intendente determinó que Almirante Brown sea un epicentro de los homenajes que se realizan en todas partes del mundo”, destacó el concejal oficialista Mario Fuentes. También dijo que Adrogué “fue un lugar elegido por el escritor para inspirarse en sus obras, así como para momentos de descanso y reflexión”. Fuente: La Noticia 1 *** Fundación Cansinos Assens se va de Sevilla Después de muchas promesas y desencantos, la Fundación-Archivo Rafael Cansinos Assens se marcha de Sevilla y regresa a Madrid. Así lo anunció el pasado 5 de septiembre el secretario de la fundación e hijo del escritor sevillano Rafael Cansinos Assens, uno de los autores más interesantes de la literatura modernista y de vanguardia. La razón de la vuelta a Madrid se debe, por un lado, a “los incumplimientos de los compromisos económicos” del anterior equipo de gobierno municipal socialista y, por otro, a la reducción drástica de la subvención nominativa que tiene prevista el nuevo gobierno del PP para el año 2012. La delegada actual de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella, comunicó recientemente que la subvención se reducirá en un 75%, es decir que pasará de 90.000 euros anuales a un máximo de 25.000 euros. Una cantidad que está a la espera de que la Delegación de Hacienda la apruebe ahora en septiembre. Sin embargo, aún espera pagos anteriores del Ayuntamiento que han impedido incluso la celebración de un congreso sobre la figura del autor que tenía que haberse celebrado el otoño pasado. Se da la circunstancia de que el Archivo-Fundación se trasladó a Sevilla tras la falta de compromisos del gobierno de la comunidad de Madrid y atraído por las promesas impulsadas por la anterior delegada de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Maribel Montaño (PSOE), que anunció que el gobierno se volcaría con el legado del escritor sevillano, autor de obras como La novela de un literato. De hecho, en múltiples ocasiones, Maribel Montaño prometió que Sevilla pagaba así su deuda con el escritor sevillano. Rafael Cansinos, el hijo del escritor, explicó que tampoco contaban ya con la sede provisional en el centro cultural de Santa Clara. Tampoco había ninguna expectativa de que la sede definitiva, donde se iba a ubicar el Archivo de la Edad de Plata de Rafael Cansinos Assens, fuera a estar disponible antes del año 2014. Cansinos recordó que los compromisos aprobados por mayoría absoluta en el pleno municipal del 19 de febrero de 2010 de “fomentar y contribuir al funcionamiento de la fundación” y “habilitar un espacio adecuado dentro del monasterio de Santa Clara para el desarrollo de sus funciones”, quedan así reducidos a una ayuda económica que sólo permitirá la celebración de actividades esporádicas, pero no se podrá asumir el funcionamiento de la Fundación. Rafael Cansinos anunció que la Fundación, que inicia una nueva etapa en Madrid, “tendrá siempre proyección en Sevilla” y que entre otoño e invierno se celebrará alguna actividad. Fuente: El Mundo *** Se estima que hay 793 millones de analfabetos en el mundo La Unesco informó el pasado martes 6 de septiembre que 793 millones de personas es la cantidad estimada de la población mundial que no sabe ni leer ni escribir, según un estudio publicado con motivo de la celebración del Día Internacional de la Alfabetización. De acuerdo con datos del Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la mayoría de esas personas son niñas y mujeres. “Otros 67 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria no lo hacen y 72 millones de adolescentes en edad de cursar el primer ciclo de la enseñanza secundaria tampoco están gozando de su derecho a la educación”, indicó la agencia de la ONU. Once países del mundo tienen más de un 50% de adultos analfabetos: Benín, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Gambia, Guinea, Haití, Mali, Níger, Senegal y Sierra Leona. Por regiones, el sur y el oeste de Asia albergan más de la mitad de la población analfabeta mundial (51,8%), en tanto que en el África subsahariana vive el 21,4% de los adultos analfabetos. En Asia Oriental y el Pacífico están el 12,8% de los analfabetos, en los Estados árabes el 7,6% y en América Latina y el Caribe el 4,6%. América del Norte, Europa y Asia Central suman, por su parte, alrededor del 2% de los adultos analfabetos, agregó la Unesco. La celebración del Día Internacional de la Alfabetización, el 8 de septiembre, presta especial atención a la relación entre la alfabetización y la paz, según la organización, con sede en París. La Unesco entregó en Nueva Delhi los premios internacionales de alfabetización Confucio y Rey Sejong, que recompensaron a proyectos de Burundi, Estados Unidos, México y la República Democrática de Congo. El premio Unesco-Rey Sejong recayó en el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos de México (Inea), por sus programas de alfabetización bilingües. Según la Unesco, estos programas han demostrado su eficacia para reducir los índices de analfabetismo entre las poblaciones indígenas de México, en particular de las mujeres, y para mejorar su capacidad de ejercer sus derechos. En Nueva Delhi se celebró, además, del 8 al 10 de septiembre, la conferencia internacional “Alfabetización femenina para un desarrollo integrador y sostenible”, organizada por el Gobierno indio en el marco de la “Iniciativa E-9” de la Unesco. La directora general de este organismo, Irina Bokova, declaró en un comunicado que “el mundo necesita urgentemente un compromiso político más firme con la alfabetización respaldado por los recursos adecuados para ampliar los programas eficaces”. “Exhorto a los gobiernos, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado a que hagan de la alfabetización una prioridad política, para que todas las personas puedan desarrollar su potencial y participar activamente en la conformación de sociedades más sostenibles, justas y pacíficas”, afirmó. A la conferencia de Nueva Delhi asistieron la presidenta de India, Pratibha Devi Singh Patil, así como los ministros de Educación de Nigeria, Ruqayyatu Admed Rufaí (actual presidenta del E-9); Pakistán, Pir mazhar-ul-Aq; Nepal, Gangalal Tuladhar; Egipto, Ahmed Gamal El-Din Moussa; Sri Lanka, Bandula Gunawardhana; Bangladesh, Nurul Islam, y Bután, Lyonpo Thakur Singh Powdyel, entre otros. El E-9 reúne a nueve países muy poblados que concentran más de dos tercios de los analfabetos adultos y más de la mitad de los niños no escolarizados del mundo y está formado por Bangladesh, Brasil, China, India, Indonesia, México, Nigeria y Pakistán. Fuente: EFE *** Fallece Michael Hart, creador del libro digital El padre del libro digital, Michael Hart, falleció el pasado martes 6 de septiembre en su casa de Urbana, en Illinois (EUA), informó el presidente ejecutivo del Proyecto Gutenberg (http://www.gutenberg.org), Gregory B. Newby. Hart, que había desarrollado una visión particular de una sociedad alfabetizada a través de libros electrónicos, se adelantó a la era de Internet y más tarde, ya con la llegada de la red, fundó la biblioteca en línea del Proyecto Gutenberg. El padre del libro digital, de 64 años de edad, se encontraba en mal estado de salud, pero la causa concreta de su fallecimiento no se conocerá hasta que se revelen los resultados de la autopsia. En su primer año como estudiante en la Universidad de Illinois, en 1971, se le concedió libre acceso a la computadora del campus, pero no estaba muy seguro de cómo utilizar el equipo hasta que una reproducción de la Declaración de Independencia de Estados Unidos le inspiró. A través del sistema informático, que conectaba a cien usuarios de varias instituciones prestigiosas del país, Hart colgó el texto fundador de los EUA que fue descargado por seis de esos miembros. La Declaración de Derechos Humanos, la Constitución de Estados Unidos o la Biblia se unieron a ese pequeño archivo, que hoy, 40 años más tarde, está consolidado en la forma del Proyecto Gutenberg, que ofrece una colección de obras literarias de más de 33.000 libros en 60 idiomas. “Hart fue un técnico apasionado y con visión de futuro. Mucho antes de la invención de los ordenadores personales y de los lectores de libros electrónicos predijo que la información y los libros debían ser digitalizados y de libre acceso”, añadió Newby. Hart, que se describía a sí mismo como “ciber-hippy”, nació en Tacoma, en el estado de Washington, el 8 de marzo de 1947. Sus padres se emplearon como profesores de estudios sobre Shakespeare y de matemáticas. Cuando el Proyecto Gutenberg empezaba a dar sus primeros pasos, trabajó en ocupaciones diversas para mantenerse, entre ellas la instalación y reparación de equipos de sonido hi-fi. El desarrollo de la biblioteca digital avanzó lentamente en los primeros 18 años. En agosto de 1989 completó el décimo libro electrónico, la traducción de la Biblia de King James. La colección en línea creció de manera exponencial en las siguientes dos décadas y hoy el Proyecto Gutenberg no sólo alberga libros, sino también CDs y DVDs gratis. Hart recibió muchas críticas del mundo editorial tradicional, que lo acusaba de lucrarse con las obras de autores fallecidos, pero el tiempo le ha dado la razón y la visión de un mundo alfabetizado a través de la red es hoy una realidad. Fuente: EFE *** Conceden el Premio Miguel Ángel Asturias a Francisco Pérez de Antón El Premio Nacional de Literatura 2011 “Miguel Ángel Asturias” de Guatemala fue otorgado al escritor español, nacionalizado guatemalteco desde hace 46 años, Francisco Pérez de Antón, informaron fuentes oficiales el pasado 6 de septiembre. El Ministerio de Cultura de la nación centroamericana señaló en un comunicado que el galardón le fue concedido a Pérez de Antón, autor de una serie de libros de ficción a través de los cuales ha ilustrado la historia de este país centroamericano, por “su riguroso humanismo”. El premio, instituido en 1988 y actualmente dotado de unos 6.500 dólares, es el más importante reconocimiento que el Estado guatemalteco otorga cada año a sus mejores letras. El Consejo Nacional de las Letras, el organismo del Ministerio de Cultura encargado de seleccionar a los ganadores, señaló en su dictamen que Pérez de Antón posee “un profundo conocimiento del idioma español y un humanismo riguroso”. El escritor, nacido en Asturias (España) en 1940 y radicado en Guatemala desde 1963, es agrónomo y economista de profesión, ha sido profesor universitario, asesor de varias empresas, y fundador y director de la desaparecida revista Crónica de Guatemala. Especializado en los géneros de cuento y ensayo, Pérez de Antón fue finalista del prestigioso Premio Juan Rulfo de Novela en 1979, con su obra Un lugar llamado Quivira, a la cual le siguió Cansados de esperar el sol, una colección de cuentos inspirados en el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas. Entre su extensa obra destacan El sueño de los justos y Los hijos del incienso y de la pólvora, en los cuales hace un recorrido por la historia de Guatemala. El galardón, que lleva el nombre del Premio Nobel de Literatura 1967, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, será entregado a Pérez de Antón a finales de noviembre próximo, en una ceremonia oficial en el Palacio Nacional de la Cultura. Fuente: EFE *** Suprema Corte de México a favor de precio único para el libro Después de tres años de litigio, la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló el pasado 6 de septiembre la constitucionalidad del Precio Único del Libro (PUL) en México. Un solo voto hizo la diferencia entre el criterio económico y lo que se estableció como el ejercicio de un derecho cultural. La Corte llegó a esa determinación al negar un amparo interpuesto por Costco de México, perteneciente a una cadena internacional de tiendas departamentales, que impugnó los artículos 22 y 24 de la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro al considerarlos violatorios de la Constitución Política. Según esa empresa, la más grande del mundo en ventas al mayoreo, ambas disposiciones de la ley, que obligan a la fijación del precio único de venta al público, van contra el artículo 28 constitucional, que prohíbe los monopolios y las prácticas monopólicas. La ministra Olga Sánchez Cordero fue la encargada del juicio y en su proyecto de resolución rebatió los argumentos de la empresa fundada en 1993 en Seattle, Washington. Tuvieron que pasar tres años para que se resolviera el diferendo sobre la ley. El 23 de julio de 2008, Felipe Calderón firmó el decreto de su promulgación, luego de que en abril de ese año el Congreso rompiera el veto que le había impuesto en 2006 el entonces presidente Vicente Fox, quien también se oponía a la fijación del precio único. El artículo 22 de la ley establece que toda persona física o moral que edite o importe libros “estará obligada a fijar un precio de venta al público para los libros que edite o importe”. El editor o importador “fijará libremente el precio de venta al público, que regirá como precio único”. A los vendedores de libros al menudeo, el artículo 24 los obliga a aplicar el precio único de venta al público “sin ninguna variación”. Esa disposición no aplica a las compras que para sus propios fines hagan el Estado, las bibliotecas o las instituciones educativas o de investigación, salvo que lo realicen con fines de reventa. La Ley de Fomento a la Lectura y el Libro precisa que los vendedores de libros podrán aplicar precios inferiores al precio de venta al público cuando se trate de libros editados o importados con más de 18 meses de anterioridad, de libros antiguos, usados, descatalogados, agotados y artesanales. El debate en la Corte ocupó tres sesiones del pleno de ministros, que hicieron dos bloques en torno a la propuesta de Sánchez Cordero. Al final, por seis votos a cinco, la Corte le negó el amparo a Costco de México. El máximo tribunal del país determinó que el establecimiento de un precio fijo no propicia la creación de monopolios porque no se otorga el aprovechamiento exclusivo de los libros a favor de determinadas personas, ni tampoco tiene el alcance de perjudicar al público en general o a cierta clase social. De acuerdo con la resolución, los editores o importadores están obligados a fijar un precio único de venta para “frenar el proceso de concentración” por parte de quienes tengan “mayor poderío económico”, así como en determinados puntos de venta. Según la posición que prevaleció en la Corte, el precio único es para desplazar la competencia no respecto del precio, sino del servicio y variedad de los títulos propuestos; “evitando la concentración de las ventas por parte de los mayoristas en detrimento de los pequeños comerciantes”. El bloque mayoritario recurrió a los artículos Tercero de la Constitución sobre el derecho de los mexicanos a la educación básica y al Cuarto sobre el derecho de las personas al acceso a la cultura, al ejercicio de sus derechos culturales y la obligación del Estado a garantizar el acceso, difusión y desarrollo de la cultura. La minoría, a la que se sumó el presidente de la Corte, Juan Silva Meza, se orientó hacia los principios de libre competencia y libre concurrencia establecidos en el artículo 28 de la Constitución. Los ministros que votaron contra el precio único fueron, además de Silva Meza, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Margarita Luna Ramos, Luis María Aguilar y Guillermo Ortiz Mayagoitia. Todos ellos dijeron que incluso el efecto será contraproducente al objetivo de fomentar la lectura. Silva Meza argumentó que “el establecimiento de precios máximos por parte de la autoridad… respecto de ciertos bienes… es el único tipo de control de precios reconocido y aceptado” por la Constitución. Por lo que una fijación vertical de precios, como es la del precio único del libro, “es en sí misma una práctica monopólica contraria a la libre competencia que conlleva como resultado el aumento de precios de los bienes”, en detrimento de los consumidores. En la lógica de mercado, dijo que si el comercio minorista tiene la posibilidad de dar descuentos en el precio de los libros fomenta de forma directa la lectura, como ocurre —dijo— en el caso de la música o las películas. A diferencia del voto mayoritario, negó que el precio único favorezca la creación de una red extensa de librerías, ya que no se toma en cuenta el costo del traslado si se considera que la mayoría de las editoriales e importadoras se concentran en la Ciudad de México. Fuente: Proceso *** Otorgan el Premio Bartolomé de las Casas al jesuita Bartomeu Meliá El sacerdote jesuita hispano-paraguayo Bartomeu Meliá recibió en Madrid, el pasado 7 de septiembre, el XX Premio Bartolomé de las Casas en reconocimiento a su defensa de la lengua guaraní y su entrega a las causas de los pueblos indígenas de Paraguay, Brasil, Argentina y Bolivia. El príncipe Felipe, heredero de la Corona española, presidió la entrega del galardón en el Palacio de la Zarzuela, residencia oficial de la familia real española. El galardonado, nacido en la isla mediterránea de Mallorca y con doble nacionalidad española y paraguaya, fue presidente del Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica de Asunción, se trasladó posteriormente a Brasil y participa activamente en diversos programas de educación intercultural en estos dos países, así como en Bolivia y Argentina. El jurado, reunido el pasado 14 de diciembre, valoró en el escritor, investigador y lingüista Meliá su “férrea e inquebrantable defensa del pueblo Aché”, su labor como defensor de la lengua guaraní “a través de numerosas publicaciones”, sus análisis etnológicos y antropológicos de las poblaciones guaraníes y su contribución a la educación escolar de los pueblos indígenas. Tras recoger el galardón, Meliá, visiblemente emocionado, agradeció el premio en guaraní y en castellano, con una breve intervención en la que rindió homenaje a los pueblos indígenas y mostró su gratitud a la cooperación española. En el acto, la secretaria de Estado de Cooperación Internacional de España, Soraya Rodríguez, destacó la aportación de Meliá a la mejora de las condiciones socioeconómicas del entorno de los pueblos indígenas y sus esfuerzos para fomentar la cultura del diálogo y la tolerancia. También valoró su defensa activa de la lucha de estos pueblos “por preservar sus tierras, territorios y costumbres”, así como su colaboración con proyectos de la cooperación española como el Mapa Guaraní 2008, que muestra las más de 500 comunidades guaraníes que viven en el área transfronteriza de Argentina, Brasil y Paraguay, y que se ha repartido por todos los colegios de la zona. Dotado con 50.000 euros (unos 70.000 dólares), la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y la Casa de América convocan desde 1991 el Premio Bartolomé de las Casas con el fin de reconocer “el trabajo a favor del entendimiento y la concordia con los pueblos indígenas y de la protección de sus derechos y el respeto de sus valores”. Entre otros, han sido premiados en ediciones anteriores la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin) de Colombia, el Centro de Derechos Humanos “Fray Bartolomé de las Casas” de Chiapas (México), el jurista Raúl Ilaquiche, de la comunidad indígena ecuatoriana de Tigua Yatapungo, y el Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía (Ceta). Fuente: EFE *** Conceden el Premio “José Donoso” al nicaragüense Sergio Ramírewz El escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado fue galardonado el pasado 7 de septiembre por su “solidez y valor ético” con el Premio Iberoamericano de Letras “José Donoso” 2011, que entrega desde 2001 la Universidad de Talca, en Chile, en memoria del destacado narrador chileno (1924-1996). Ramírez fue designado por “unanimidad” de los seis miembros del jurado, quienes destacaron “el valor coherente y lúcido” que el autor de Mil y una muertes aporta a la literatura nicaragüense y centroamericana, y por su “valor ético” y su “habilidad para entreverar lenguajes” a través de su obra. Autor de cuentos como “De tropeles y tropelías” o “Juegos perfectos”; novelas, Tiempo de fulgor o La fugitiva y de ensayos y testimonios, El pensamiento vivo de Sandino o Mentiras verdaderas, Ramírez (Nicaragua, 1942) se confesó “emocionado y orgulloso” de recibir el premio. “Siento mucho orgullo y emoción. Primero porque mi nombre queda ligado al de Donoso, al que admiré mucho desde Coronación, una novela moderna temprana de lo que iba a ser la historia de América Latina en el boom”, reveló el escritor al ser contactado telefónicamente por el jurado, reunido en Santiago. “Siempre leí con avidez sus novelas, desde El obsceno pájaro de la noche hasta Donde van a morir los elefantes, así como la colección de sus cuentos publicados por Alfaguara. Y en 1976 coincidimos en Alemania, donde lo conocí personalmente”, confesó Ramírez, quien se encuentra trabajando en Italia. El escritor también se manifestó “honrado” de que su nombre se sume a la lista de los “valiosos” escritores hispanoamericanos galardonados con el Premio “José Donoso”, que cuenta en sus listas con narradores de la talla del mexicano Jorge Volpi, la chilena Isabel Allende o el español Javier Marías. “Algunos de ellos (de los premiados) son íntimos amigos, como el gran poeta mexicano José Emilio Pacheco, u otros a los que admiro mucho como Piglia, que me parece un gran escritor latinoamericano”, agregó Ramírez, quien, además de escritor, es abogado y periodista. Por su parte, el presidente del jurado, Juan Durán-Luzio, profesor de la Universidad de Costa Rica, destacó durante el anuncio del galardonado a la prensa, la “calidad” literaria de la obra de Ramírez, así como su labor de “mediador y de gestor cultural”. “Su obra es merecedora del premio por la solidez y el valor ético del conjunto de su literatura, que desde sus comienzos ha brindado un testimonio coherente y lúcido, tanto de la sociedad nicaragüense como del ámbito geográfico y cultural de Centroamérica”, subrayó Durán-Luzio. En tanto, Carmen Gómez García, profesora de lengua y literatura de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del jurado, destacó la sencillez y valentía de la narrativa del autor de Margarita, está linda la mar. “Ramírez es un autor que se lee muy bien, que es para cualquier tipo de lector. Es muy interesante por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Sin duda, uno lo lee con mayor placer, si cabe aun, porque sabe que está leyendo a un escritor que escribe con la verdad por delante, valiente y muy comprometido”, agregó Gómez. En el jurado del XI Premio “José Donoso” también estaban el traductor de literatura latinoamericana en lengua alemana Peter Schultze-Kraft, la profesora Monika Wehrheim de la Universidad de Bonn (Alemania), la editora chilena Cecilia García Huidobro, y el coordinador del premio, Javier Pinedo, profesor de literatura de la Universidad de Talca. La ceremonia de premiación, que incluye una medalla, un diploma y 30.000 dólares, se realizará entre el 28 de octubre y el 13 de noviembre, durante la Feria Internacional del Libro de Santiago, en el Centro Cultural Mapocho. Fuente: EFE *** Empresa privada digitalizará archivo personal de Vargas Llosa El archivo personal del premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, será digitalizado por una empresa privada especializada, informó Rommel Arce Espinoza, director de la biblioteca regional de Arequipa que lleva el nombre del novelista, el pasado 8 de septiembre. La iniciativa comprende la documentación que el autor de La ciudad y los perros guarda en su biblioteca personal del distrito limeño de Barranco, como artículos de opinión escritos por él, artículos periodísticos que hablan de sus obras, y fotos, explicó. Este material será compilado tanto en formato digital como impreso y, una vez terminado, convertirá a la biblioteca arequipeña en la única del país y el mundo en contar con este tipo de información, destacó. Recordó que la digitalización fue autorizada por el propio escritor luego de sostener una conversación con el presidente regional de Arequipa, Juan Manuel Guillén Benavides, quien le ofreció realizar este trabajo. Señaló que inicialmente se intentó hacer el trabajo junto con la Biblioteca Nacional de Perú, pero dada la necesidad de contar con equipos y sistemas especiales que dicha entidad carecía se consideró conveniente asignar la tarea a una empresa privada. Según estimó, el proceso de digitalización duraría unos cuatro meses, por lo que se prevé que el trabajo estará listo el próximo año. El Gobierno Regional de Arequipa ofreció efectuar este trabajo en homenaje a Mario Vargas Llosa, quien nació en esta jurisdicción sureña y estuvo de visita en marzo pasado para participar de la inauguración de la biblioteca que lleva su nombre. Fuente: La República *** Murió el escritor boliviano Renato Prada Oropeza Renato Prada Oropeza, filósofo, semiótico y escritor potosino, falleció el pasado viernes 9 de septiembre en la ciudad de Puebla, México, a la edad de 73 años, tras sufrir afecciones en el riñón. Considerado uno de los semiólogos más importantes de México y Sudamérica, Prada Oropeza vivió en Cochabamba, donde enseñaba filosofía en la Normal Superior, después se trasladó a Roma y Bélgica donde desarrolló su pensamiento semiótico. Pasó sus últimos años en la comunidad de Dos Ríos, Veracruz, desde donde viajaba a la ciudad de Puebla para desempeñarse como profesor-investigador de tiempo completo de la Universidad Autónoma de Puebla. Nacido en Potosí (Bolivia) el 17 de octubre de 1937, Prada Oropeza realizó estudios en la Universidad de La Sapienza (Roma), y en lingüística, en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México Nivel III, así como director fundador de las revistas Semiosis, Morphé y Amoxcalli. Se casó con la historiadora del arte Elda Rojas Aldunate; su primogénito Ingmar Prada se dedica a la física, su hijo Fabrizio Prada es cineasta e Ixchel Prada es diseñadora y escenografista. Entre sus obras literarias destacan Los fundadores del alba, El lenguaje narrativo, Prolegómenos para una semiótica narrativa, Poética y liberación en la narrativa de Onelio Jorge Cardoso, Los sentidos del símbolo I, El lenguaje narrativo, La narrativa de Sergio Pitol: los cuentos, Hermenéutica. Símbolo y conjetura y La narrativa de la Revolución mexicana. Primer periodo, entre otros. Sus obras literarias han sido traducidas a varias lenguas. De entre los premios que le fueron otorgados destacan el Casa de las Américas, el de Ciencia y Tecnología de México, Premio Nacional de Cuento Edmundo Camargo en Cochabamba, el Premio Nacional de Novela Erich Guttentag y Franja de Oro de la Ciudad de La Paz. Fuente: Los Tiempos *** Una exposición en México rinde tributo al escritor Roberto Bolaño Una exposición montada con obras de 38 artistas e inspirada en la literatura del escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003) fue inaugurada el pasado 10 de septiembre en la galería Kurimanzutto (http://www.kurimanzutto.com) de Ciudad de México. La muestra, que lleva por título el de una de sus novelas, Estrella distante (1994), está concebida como un homenaje al autor chileno y contiene pintura, escultura, fotografías e instalaciones, y se ha basado en una obra literaria “lírica, evocativa, transformativa, política y poderosa”, indicó la organización. “Saboreamos todo lo que ha escrito puesto que cada ofrecimiento es un nombrar hacia el intrincado terreno de su genialidad”, agregó la galería Kurimanzutto en un comunicado sobre la muestra, que se podrá ver hasta el 29 de octubre. Entre los artistas que han contribuido a la misma destaca el escultor estadounidense Carl Andre, el brasileño Cildo Meireles, el argentino Rirkrit Tiravanija, los mexicanos Carlos Amorales y Miguel Calderón, y la rockera y poetisa estadounidense Patti Smith, entre otros. Bolaño ha sido quizás el escritor latinoamericano más traducido al inglés de la última década (Nocturno en Chile, 2003; Los detectives salvajes y Amuleto (2007); Literatura nazi en América y 2666 (2008); La pista de hielo (2009) y Antwerp (2010), entre otras). Ello ha facilitado a los artistas que participan en la exhibición el contacto con su obra y el desarrollo de temas como la escritura, la poesía, el amor, la literatura, la violencia y el arte y su relación con la vida. Del autor chileno, muy influyente entre los escritores de su generación, llegó a decir el editor español Jorge Herralde, fundador de Anagrama, en el funeral laico que se le brindó en Barcelona en julio de 2003, que puso “la literatura siempre por encima de todas las cosas” y que fue “un explorador audaz, un buceador a pulmón libre, un trapecista sin red”. A la inauguración de la muestra en la capital mexicana acudió, entre otros, el poeta mexicano Homero Aridjis. Además de la prestigiosa galería mexicana Kurimanzutto, colaboró con ella en reunir las cuarenta obras la galería Regen Projects, con sede en Los Ángeles (California, EUA). Fuente: EFE *** Premio SM de Literatura Infantil y Juvenil para Agustín Fernández Paz Por “su compromiso con los valores humanos universales y su papel determinante en la construcción de una literatura infantil y juvenil en lengua gallega”, el escritor español Agustín Fernández Paz, autor de las novelas La ciudad de los deseos, Las flores radiactivas y El laboratorio del doctor Nogueira, entre muchos otros títulos, es el ganador del VII Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil, dotado con 30 mil dólares, que será entregado en el marco de la 25ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), según se anunció este lunes 12 de septiembre. “Para mí es una honra recibir este premio”, dijo Fernández Paz en un diálogo telefónico desde Galicia con los periodistas reunidos en Guadalajara para el anuncio del VII Premio SM, durante el cual señaló que la promoción de la lectura lo ha acompañado siempre —“he sido docente a lo largo de treinta y tantos años”— y que, “más allá de procedimientos complejos, lo que se precisa” para que los niños y jóvenes se adentren en el universo de las historias escritas “es un conjunto de buenos libros y un profesor o una profesora que amen la lectura. Con esto se puede desatar en los niños y las niñas la pasión por la lectura con cierta facilidad”. Y “los libros para hacer buenos lectores son muchísimos”. Nacido en Vilalba, Galicia, en 1947, Agustín Fernández Paz es autor de más de 45 obras dirigidas a los lectores infantiles y juveniles. Sus libros, escritos originalmente en gallego, se traducen habitualmente al español, el catalán y el euskera, además del coreano, el portugués, el francés, el árabe y el italiano. El jurado que le otorgó la séptima edición del Premio SM estuvo integrado por los escritores y académicos Verónica Abud, Julia Calzadilla, Teresa Colomer, Alicia Molina y Xavier Senín, quienes destacaron del autor “su extensa obra narrativa, que aborda una gran diversidad de géneros y temas”. Fernández Paz ha sido reconocido en dos ocasiones como Mejor Autor del Año (en 2004, por la Federación de Libreros de Galicia, y en 2007, por la Asociación Gallega de Editores). También ha obtenido el Premio al Mejor Libro Infantil del Año, que concede la Asociación de Escritores en Lengua Gallega. Su libro O único que queda é o amor (Lo único que queda es el amor) obtuvo en 2008 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil que concede el Ministerio de Cultura de España. En su acta, el jurado del Premio SM refirió que el ganador “construye personajes entrañables (...) y ambientes donde se destaca la presencia del misterio en la vida cotidiana”. Fundado en 2005 con el objetivo de impulsar la literatura infantil y juvenil en Iberoamérica, el Premio SM es convocado anualmente por la Fundación SM, el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), la International Board on Books for Young People (Ibby), la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco/Orealc), con la colaboración de la FIL Guadalajara. Los ganadores anteriores han sido Juan Farías, Montserrat del Amo y Gili, Bartolomeu Campos de Queirós, María Teresa Andruetto y Laura Devetach. Fuente: FIL *** Sergio Pitol recibirá homenaje en el Hay Festival Xalapa El escritor mexicano Sergio Pitol será homenajeado en la próxima edición del Hay Festival (http://www.hayfestival.com/xalapa), que se llevará a cabo del 6 al 9 de octubre en la ciudad de Xalapa, capital del estado de Veracruz, con la participación de un centenar de invitados. Al encuentro literario, cuyo origen se remonta a la población mercantil de Hay-on-Wye en Gales hace más de veinte años, han sido convocados connotados escritores, músicos, científicos, cineastas y periodistas para dialogar con los asistentes sobre su labor profesional. En la presentación del programa oficial, realizado en la capital mexicana, autoridades de Veracruz (este) y representantes de la diplomacia británica anticiparon que este año se homenajeará a Pitol, galardonado con el Premio Cervantes de Literatura en 2005. Escritor itinerante, políglota y traductor, Pitol es autor de títulos como Nocturno de Bujara (1981), El tañido de una flauta (1973), El mago de Viena (2005) y El desfile del amor (1984), por el que recibió el Premio Herralde de Novela. Chris Rawlings, director del British Council México, destacó que, por segundo año consecutivo, el festival sirve de contexto idóneo para presentar lo mejor de las artes y la literatura británicas. “Nuestro objetivo conjunto es, sin duda, impulsar el diálogo entre nuestros artistas e inspirar el intercambio de ideas para inspirar un mundo más próspero y seguro”, precisó. Las actividades centrales girarán en torno a la literatura universal, abordando temas que preocupan a la sociedad actual como la emigración, el medio ambiente y la primavera árabe. Entre los invitados internacionales se encuentran el estadounidense Richard Ford, premio Pulitzer, el novelista británico Martin Amis, el periodista estadounidense experto en conflictos internacionales Jon Lee Anderson y el español Iñaki Gabilondo. De Latinoamérica se presentarán, entre otros, el poeta mexicano Javier Sicilia, el argentino Ricardo Piglia, ganador del Premio de la Crítica y del Rómulo Gallegos, el autor colombiano Óscar Collazos, y la mexicana Elena Poniatowska. En 2010, el festival, que ya se ha expandido por cuatro continentes, se llevó a cabo por primera vez en México en el estado de Zacatecas, y congregó a 17.000 visitantes y 72 artistas de diferentes disciplinas. Para esta edición se espera superar esas cifras con un programa con el doble de actividades, dijo la directora del Hay Festival para América y España, Cristina Fuentes La Roche, quien destacó las bondades de la nueva sede, también llamada la “Atenas Veracruzana”, ubicada a unos 460 kilómetros de distancia de la Ciudad de México. La secretaria de Turismo, Cultura y Cinematografía de Veracruz, Leticia Perlasca, garantizó la seguridad y la calidad en los servicios turísticos del estado, que como otras zonas del país ha sido golpeado por la violencia del crimen organizado. La oferta cultural del festival incluye charlas, talleres, proyecciones cinematográficas, conciertos, exposiciones y un amplio programa infantil. Fuente: EFE ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Nueva lectura de Discurso salvaje, de J. M. Briceño Guerrero ========== === Gabriel Jiménez Emán ================================================== No sé en qué momento Occidente comenzó a preguntarse qué era América, y quiénes éramos los americanos. Supongo que los europeos estaban en su primera etapa de dominación imperial, bastante perplejos no sólo por el oro y las riquezas que podían llevarse de acá para saldar sus deudas allá entre ellos, también es sabido que muchas de las fundaciones de pueblos y ciudades aquí no fueron sino accidentes en la búsqueda de estas riquezas materiales, que eran como tesoros. La perplejidad histórica, digamos, y luego el desconcierto cultural, surgieron quizá de que no sabían exactamente qué habían encontrado, además de oro, especias, paisajes y animales asombrosos, y mujeres bellas y ardientes. Hay algo que siempre se les escapa a los europeos, algo inasible que no comprenden bien; nosotros tampoco mucho, aunque lo ejercemos a diario, y a falta de un término más preciso y de una concepción más objetiva del hecho podemos llamar magia. Me adelanto a decir, ¡cuidado! que cuando pronuncio esa palabra no me refiero a esa alquimia que practicaron una vez los europeos, sino a un rasgo de nuestro carácter y de nuestro mundo; los europeos no parecen tener ninguna ahora, sino una nostalgia de ella y nada más. Pero aquí debo detener mi especulación. Justamente para ello se leen libros que puedan iluminar el asunto de nuestra tradición, de nuestra lengua y de nuestros comportamientos, de nuestros complejos históricos y de ver, desde varios ángulos, qué significa eso de la “identidad”, de la conciencia de ser americano y de la libertad para ejercerla. Hay, al respecto, una bibliografía vasta, importante digamos, pero está articulada desde un punto de vista académico, mejor dicho profesoral, en el peor sentido de este término, asumida desde una enumeración de hechos “importantes”, sellados con la impronta de una magistratura, de una autoridad con demasiado prestigio. Ello mismo me animó a leer con entusiasmo, veinte años atrás, Discurso salvaje (Fundarte, Caracas, 1980), de José Manuel Briceño Guerrero, y hoy aún me asombro por la vigencia que contiene. Tiene la ventaja este libro de poseer un discurso comprimido, sustentado en capítulos breves e ideas sustanciosas: se trata de un material complejo, rico y difícil, espejeante por como se urden sus ideas y se interconectan, al tiempo que realizan la operación que me parece más relevante: enfrentarse a sí mismas casi sacando chispas de las palabras, entrando a un terreno minado a conciencia, desplegando un abanico de ofertas conceptuales que inmediatamente siembran una duda enriquecedora; es por ello que le considero un ensayo en la mejor expresión de esta palabra, en la acepción prístina que le dio Montaigne. No son las certezas del estudio sistemático las que importan a Briceño Guerrero, sino las ramificaciones de una entonación: discurso salvaje le llama él, donde lo salvaje se diferencia de lo puramente racional, de lo organizado por la lógica conocida. Y en ello radica buena parte de la originalidad del planteamiento de Briceño Guerrero: no se deja meter en el formato del análisis convencional, prefiere asumir los retos que se desprenden de la propia ambigüedad lingüística del discurso, lo cual le proporciona resultados mucho más interesantes, pues se sitúan en el nivel de lo creador, de lo poético. Pero cuidado; “poético” no significa aquí “bello” o “elevado”, sino la búsqueda y el encuentro con una voz interior esencial. Al mismo tiempo, quiero indicar otro ingrediente en el discurso de Briceño Guerrero: el humor, elemento no siempre presente en trabajos de este tipo, difícil de manejar cuando se trata de ideas, y le permite ir al grano haciéndose preguntas. Son muchas las cuestiones presentadas aquí como para pretender glosarlas en un solo intento. Apenas me remitiré a unas cuantas. Advierto que son sólo las de mi preferencia. El menú es bastante diverso. Comencemos con una frase de Briceño Guerrero: “Europa es nuestra esencia y nuestro sino. Amén. Y sin embargo...”. Lo primero: la conciencia occidental asediada por fuerzas extrañas, o lo que es lo mismo: la voluntad de ser occidental contrariada por resistencias bárbaras, desmentida por una realidad humana diversa. La manera peculiar que tenemos de ser occidentales contiene en sí una alteridad, otro rostro dentro de la gran familia. Briceño Guerrero dice que hay que agregar el “nosotros” a la afirmación “Somos occidentales” para que se note la complejidad del ser en ese pronombre, y éste predomine con una peculiaridad. He aquí la primera cuestión, de índole lingüística. Dos. La violencia. Violencia “elocuente”, como anota Briceño Guerrero, que quiere beneficiarse con una subjetividad ajena: el sujeto de quien hablamos lleva otro sujeto íntimamente ligado a él, que traduce inequívocamente una violencia. En otra parte se refiere a la voluntad científica de conocer, que experimenta en nosotros un vuelco lírico, dice Briceño Guerrero, la cual identifica lo mirado con el mirador. Luego está el asunto de la tribulación del europeo aquí: al llegar, arroja su mirada y ve zonas de atraso, pero de atraso occidental, siempre en forma de suburbio o de colonia. De allí surgen los cambios imprevisibles en el temperamento, la oposición al orden, al trabajo organizado, al estudio, la responsabilidad, la puntualidad. Y todo ello porque en el fondo el canon, el formato occidental, nos parece opresivo. Briceño Guerrero nos dice que el noble europeo de América siempre se pregunta, cuando trabaja con nosotros, “¿Qué será lo que quiere esta gente?”, pero no le importa saber la causa de esta rebelión. Se limita a cumplir con su deber, y punto. En la llamada “Oposición anti-occidental” Briceño Guerrero inserta algo clave: la posibilidad de que en América vivan formas anteriores de la propia cultura occidental. Esta es una idea interesante, que pertenece casi al terreno de la ciencia-ficción, categoría narrativa de la que me consta Briceño Guerrero es adepto —sus dos libros Triandáfila y Doulos Oukoon se introducen en ella— asomando un asunto para mí central en este concierto de ideas: el de si hay en verdad una voluntad para el diálogo entre lo occidental y lo no occidental: Briceño Guerrero agrega la construcción: “extra cultural”; ¿qué quiere decir esto?: que todo verdadero diálogo pasa necesariamente por la cultura. Sin cultura, pues, no hay interlocutor válido. Pero inmediatamente deshace el axioma: ¿viene de verdad por esa vía, o es una trampa de poder, de entendimiento, o peor aun: la cultura combate en el interior de nosotros con un salvaje anterior a la cultura, que él llama “precultural”. Me parece una ingeniosa argucia de Briceño Guerrero, una provocación por todo el centro, sin más, que no deberíamos admitir. Pero hay que considerarla, es cierto. Luego sigue lo que él llama “la culpa de los ancestros derrotados”, esto es, cómo consideramos desde afuera nuestra situación. En resumen, lo que vemos de la conquista y la colonización, en su versión contemporánea, son los jefes civiles, los policías que representan el poder superior. Briceño Guerrero lleva la imagen hasta sus extremos y nos pone en la situación cotidiana de mudarnos de acera en cuanto vemos que el policía viene por la nuestra. Destila aquí Briceño Guerrero lo mejor de su humor, cuando nos dice: “Además, tienen a Dios de su parte” y realiza un recorrido implacable por las entidades eclesiásticas y educativas: obispos, cardenales, el maestro de escuela: la opresión desde Dios o desde el alfabeto, llevándose consigo, desde la letra, la ciencia, las artes y la filosofía. He aquí la parte detonante (¿podríamos decir terrible?) de este discurso, cuando Briceño Guerrero expone y asume esta posición donde la envidia, el resentimiento, el saboteo, el odio reprimido y la doblez hablan por nosotros, porque nosotros hacemos el trabajo enajenado, reconociendo amos y propietarios hasta para los paisajes, para los campos y los cielos. De ahí pasa directo a hablar del mito de la Revolución, de la “trampa revolucionaria” como le llama, y es implacable en este sentido; en pocos párrafos desmonta esta rebeldía institucionalizada, incorporando al “dinamismo del sistema opresor” con todos sus rasgos precisos: mesianismo, populismo, paternalismo. El capítulo es como para ponerle los pelos de punta a cualquier funcionario del gobierno actual. No puedo dejar de enumerar la cantidad de los asuntos abordados, tan interesantes son: la casi inexorable humillación que sufrimos, los privilegios adormecedores que se nos ofrecen, los ascensos en el poder como una ilusión, y también el rechazo visceral a los valores de Occidente entran en esta visión ambigua y caleidoscópica, que intenta ampliar su espectro de enfoques. La nostalgia de la barbarie y el subsecuente elogio de las culturas primitivas, tal y como lo han pregonado tantos americanistas de antaño en el marco del esencialismo filosófico, el cual parece decirnos: no importa que caiga Occidente, pues nosotros resucitaremos de sus ruinas y salvaremos la civilización. Posición que pudiera en un primer momento sonar descabellada, pero es apenas otro de los sueños del Romanticismo. Surge así la idea de progreso como exorcismo contra la barbarie, el adelanto tecnológico como herramienta fundamental de Occidente: las mejoras en medicina, en sanidad, la industrialización de los bienes de consumo, y a la par, una nostalgia de poesía para equilibrar, para hacer contrapeso a lo tecnológico, incluso a todo el sentimiento catastrofista y apocalíptico se le ve con la óptica de esa nostalgia bárbara, que nos sirve de evasión y de consuelo, pero no puede hacer nada en la práctica, pues el consumo occidental lo devora con sus fauces y lo consume como un condimento más del gran banquete occidental. Habrá también otras posibilidades, como las de incorporar las minorías étnicas al proceso contemporáneo, lo que se ha dado en llamar “el proceso civilizatorio”, el cual aparentemente respeta los usos, costumbres, tradiciones y diferencias de otros pueblos, para proyectarlas en un futuro dinámico que pudiera significar un desarrollo positivo de lo presente, según nos dice Briceño Guerrero “el cumplimento de una promesa” (buena, se entiende). Pero en el caso de lo salvaje, las culturas minoritarias no tendrían ese futuro, estarían excluidas de él. Sigue el arduo tema del mestizaje, quizá el más discutido, el más socorrido por nuestros humanistas. Sólo pensemos en Uslar Pietri y llenaremos con él un grueso tomo; en América Latina tenemos a Vasconcelos, Darcy Ribeiro, Arciniegas, etc. No sé si esta es la posición actual de Briceño Guerrero, pero me gusta cuando dice que el mestizaje étnico no es importante orgánicamente, y echa por tierra posiciones idealistas como aquella de la “raza cósmica” esgrimida por Vasconcelos. La única importancia que pudiera tener es cultural. Dentro del cosmopolitismo cultural pudiera trazarse el llamado “destino americano”, el cual no es “ni original ni exclusivo”. Intenta Briceño Guerrero aquí puntualizar y sintetizar posiciones, que me permito a su vez resumir (páginas 74 y 75), no sé de nadie que haya realizado hasta ahora un resumen tan significativo en su entidad de pensamiento, muy superior a los análisis de hechos documentales o estadísticos. Ya sea como transición, en las expresiones artísticas de arquitectura, música, literatura (barroca), sincretismo religioso, pueden ser practicadas como una suerte de “religión de la humanidad”, dice Briceño Guerrero con su lenguaje de ampliaciones que intentan mostrar los extremos de ciertas posiciones. “El pavor sagrado de la superstición”, dice, podría incluso sobrecoger, en un segundo fondo de pensamiento, a aquellos que estudian la religión, sean éstos psicólogos, economistas políticos o sociólogos: siempre habrá un espacio “mágico” por donde se cuelan los cultos primitivos, acompañando a la ética y a la teología. Es interesante observar cómo Briceño Guerrero “enfrenta” sus propias versiones y posiciones todo el tiempo, quiere ser neutral, objetivo, con un lenguaje despojado de toda retórica, decir las cosas limpiamente, y hasta negar, en un capítulo del libro, el nacimiento de una cultura nueva (ésta debe madurar y no ha tenido tiempo) presentando una salida más adelante, en un Occidente ampliado que recoge identidades culturales no occidentales, y nacionalidades dispuestas a hacerse valer. El implacable mundo actual, ambigua o dualmente, también rechaza las actitudes plañideras, el fracaso y los lloriqueos filosóficos del oprimido. No voy a acotar todas las ideas presentes en este libro, eso sería una pedantería. Pero admito que es un proyecto tentador: por ejemplo, hablar de progreso dominante, de universalidad, de imperialismo, de identidades simultáneas, en fin, no sería posible hacer una glosa sintética de todas estas ideas, de todas estas dudas y asertos. “Duda sísmica” llama Briceño Guerrero a este posible estancamiento futuro de Occidente, a esta decadencia en perspectiva desde la cual es posible avizorar también un nuevo nacimiento, las imágenes prístinas del relámpago o la risa entre las aguas fluyentes, y también, por qué no, para hacer de las contradicciones un territorio nuevo: el de la embriaguez primera, donde la piedra y el lagarto son símbolos para ejercer la amistad o el amor. No es ocioso anotar aquí que el libro de Briceño Guerrero puede ayudarnos a reflexionar sobre el fenómeno de la mundialización propugnado por Occidente, cuyo logotipo mayor es la globalización, su mejor instrumento. No sé si América pueda servir como intermediario mundial de un diálogo de convivencia, atendiendo a la humanidad integrada de América. Cuando la tecnología no se trueque en instrumento religioso, no haya racismos ocultos en el mestizaje y la identidad humana tenga un destino más integrado; cuando lo americano no se vuelva Estado occidental y, finalmente, cuando las creaciones artísticas, literarias y musicales no se conviertan sólo en objeto de estudio político, en documentos o motivos de análisis para ser insertados en una matriz irrebatible, en un disco duro global, sino que sean expresiones para crear un placer superior, una alegría, un festejo del espíritu. He leído declaraciones de Briceño Guerrero cuando ha dicho que, después de tanto estudiar a América, ha concluido que sólo en las artes podría haber una respuesta, una presencia. No peco de optimista si coincido con él, y no por creerme yo artista sino por sentir, como lector y espectador, un estremecimiento mejor como ser humano, cuando me acerco al arte y aproximo a ideas tan certeras como las de él, tan libremente expresadas, tan poco autoritarias, y tan dinámicas como las que ofrece en su Discurso salvaje. Creo, sinceramente, que una lectura a fondo de este libro puede enriquecernos y aportar una nueva dimensión al pensamiento individual de todos nosotros, sin retóricas, sin inflexiones definitivas, sino cumpliendo con la misión excepcional de hacernos dudar, para mostrarnos una manera distinta de pensarnos, de vivir y de soñar. ** Gabriel Jiménez Emán gjimenezeman@gmail.com Escritor venezolano (Caracas, 1950). Su obra narrativa y poética ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas. Vivió cinco años en España y ha representado a Venezuela en eventos internacionales en Atenas, París, Nueva York, México, Sevilla, Salamanca, Buenos Aires, Santo Domingo, Ginebra y Quito. Ha publicado los libros de cuentos Los dientes de Raquel (La Draga y el Dragón, 1973), Saltos sobre la soga (Monte Ávila, http://www.monteavila.gob.ve, 1975), Los 1.001 cuentos de 1 línea (Fundarte, http://www.fundarte.gob.ve, 1980), Relatos de otro mundo (1988), Tramas imaginarias (Monte Ávila, 1990), Biografías grotescas (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com, 1997), La gran jaqueca y otros cuentos crueles (Imaginaria, 2002), El hombre de los pies perdidos (Thule Ediciones, http://www.thuleediciones.com, España, 2005), La taberna de Vermeer y otras ficciones (Alfaguara, http://www.santillana.com.ve, Caracas, 2005) y Había una vez... 101 fábulas posmodernas (Alfaguara, 2009), entre otros, así como las novelas La isla del otro (Monte Ávila, 1979), Una fiesta memorable (Planeta, http://www.planetadelibros.com/editorial-editorial-planeta-8.html, 1991), Mercurial (Planeta, 1994), Sueños y guerras del Mariscal (Comala, http://www.comala.com, 2001; Ediciones B, http://www.edicionesb.com, Bruguera, 2007), Paisaje con ángel caído (Imaginaria, Yaracuy, 2004) y Averno (El Perro y la Rana, http://www.elperroylarana.gob.ve, 2007); los libros de ensayo literario Diálogos con la página (Academia Nacional de la Historia, http://www.anhvenezuela.org, Caracas, 1984), Provincias de la palabra (Planeta, Caracas, 1995), El espejo de tinta (Fondo Editorial Ambrosía, Caracas, 2008), Una luz en el camino: fundamentos de ética para adolescentes (Biblioteca Básica Temática, Caracas, 2004), Espectros del cine (Cinemateca Nacional, http://www.cinemateca.gob.ve, Caracas, 1998) y El contraescritor (El Perro y la Rana, Caracas, 2008); los poemarios Materias de sombra (Premio Monte Ávila de Poesía, 1983), Narración del doble (Fundarte, 1978), Baladas profanas (La Oruga Luminosa, 1993) y Proso estos versos (Círculo de Escritores de Cojedes, 1998), Historias de Nairamá (Fondo Editorial del Caribe, Anzoátegui, 2007), y las antologías y trabajos de investigación Relatos venezolanos del siglo XX (Biblioteca Ayacucho, http://www.bibliotecayacucho.gob.ve, 1989), El ensayo literario en Venezuela (La Casa de Bello, http://www.casabello.gob.ve, Caracas, 1988), Mares: el mar como tema en la poesía venezolana (Banco Unión-Ateneo de Caracas, Premio Anda, 1990) y Ficción mínima: muestra del cuento breve en América (Fundarte, Caracas, 1996), entre otros, así como antologías literarias con estudios sobre Víctor Valera Mora, Luis Fernando Álvarez, John Lennon y Bob Dylan, Brian Patten, Baica Dávalos, José Lezama Lima, Vicente Huidobro, Ludovico Silva, Salvador Garmendia y Adriano González León. Ha recibido diversos reconocimientos, como el Premio Municipal de Narrativa del Distrito Federal, el Premio Romero García de Narrativa del Consejo Nacional de la Cultura, el Premio Nacional de Narrativa Orlando Araujo y el Premio Solar de Ensayo de la Fundación de Cultura del Estado Mérida (Mérida, 2007) por el libro El espejo lúcido. Es traductor de poesía de lengua inglesa y editor independiente. Dirige la revista y las ediciones Imaginaria, dedicadas a lo inquietante y lo fantástico, y es coordinador general de la Fundación “Elisio Jiménez Sierra”. Ha sido coordinador de la Plataforma del Libro y la Lectura (Ministerio del Poder Popular para la Cultura, http://www.ministeriodelacultura.gob.ve), director general del Gabinete Ministerial de Cultura en el estado Yaracuy y miembro de la Junta Directiva Nacional de la Red de Escritores de Venezuela (http://rednacionaldeescritoresdevenezuela.blogspot.com). === Autenticidad Efi Cubero ========================================== Algunas veces el pintor Antonio López ha soñado con encerrar en un trozo de tela el enigma de ser o de existir, de despertarse y atrapar un sueño en el marco real de lo concreto. Y es entonces cuando encamina sus pasos decididos en la mañana que aún se despereza, abre las cerraduras de la ciudad e instala el caballete, sin gentes ni sonidos, para apropiarse de ese ritmo interno que el espacio posee como una partitura que sólo se ejecuta mediante la extrañeza del deseo. A veces ha contemplado determinada vía como “una nave única” porque sabe muy bien que, a través de las rendijas de esos muros, en la piedra cobriza, puede rugir el mar; un mar de vides y de espigas verdes donde se cristaliza la memoria mientras se plasma el mundo sobre un lienzo con las manos aún húmedas de sentir el rocío. Frente a los arrecifes, los cauces y lecturas de mareas renovadas por este centenario de cambiantes escenas y portátiles sueños existen trazos que enlazan actitudes, tiempos y soledades, campo, asfalto y hastío y sólo queda salvar aquel asombro que deslumbró la infancia atrapando matices y vencer el cansancio de los predecesores que por esos senderos transversales empaparon los pasos, y que esas huellas producen, al perseguir las luces bajo idénticas —aunque distintas— sombras... Una privada propiedad donde la realidad tan clara y tan tangible, adquiere la certeza, contemporáneamente, de la fuga. Nadie como este artista sabe interpretar las gradaciones de ese sol de un humilde membrillero, metáfora del tiempo. Algo que nunca cansa aunque la luz flaquee y parezca batirse en retirada mientras él la persiga y la tenacidad se le desplome. Llueve siempre la luz sobre el membrillo y el sol como la vida, saturado y a veces confinado, se nos oculta y vuelve... Él sabe que la lucha, depurada y constante, continúa. Lo supo desde siempre allá en su Tomelloso cervantino y sereno donde percibió, sobre la yema dúctil de los dedos, o sobre la gramática del espacio en los ojos, el idioma de los vastos silencios entre vides y vida y ese viento abrasivo del espíritu que muy pocos conocen. Supo también, frente a aquel lavabo áspero y cotidiano donde se reflejaban certidumbres e insomnios, que la sabiduría y la humildad elevan lo sencillo hacia la hondura mucho más que a la altura; lo saben bien los que siempre, cuando el café crepita en la hostilidad de las penumbras, descubren en lo más inmediato cartografías ocultas. Mapas sin descifrar bajo el fuego despierto que les prestó la tierra en la memoria gris de los asfaltos. Envuelve el tiempo luces que aún no han sido habitadas. La mañana resplandece en las manos que se afanan en la ardua tarea de prender los matices escurridizos y secretos, ética de la óptica, que se apagan o cambian en algún parpadeo; captan así las sensaciones y los sueños de fresca intimidad deslumbrados por calles donde se contemplan edificios de irreal apariencia. La Gran Vía es una zona de fractura que asume los contrarios mientras las manos recuperan los fondos de altos cielos manchegos, lejos de las llanuras exentas de la infancia. Los últimos veinte años de la creación de Antonio López, podemos disfrutar en el Museo Thyssen de Madrid. Unas 140 piezas instaladas bajo el personal criterio del autor seguirán esta interesantísima trayectoria y donde la distribución de las salas es “extraña y no previsible”, según el director artístico del museo y comisario de dicha exposición, Guillermo Solana, que ha tardado cinco años en convencer al artista para dicha muestra, con la complicidad de María López, persuasiva mediadora que al final terminó por convencer a un padre reticente y esquivo como siempre cuando de exponer se trata. Todo su mundo se halla ahí concentrado: la tierra de su origen, el fértil recorrido de su huerto y su mirada campesina apegada a la esencia de lo eterno y simbólico; la ciudad, presente en sus arterias, en perspectiva de extrañeza cómplice, de realidad y sueño. El hombre y la mujer despojados y ajenos, con esa calidad que atraviesa los tiempos y nos lleva al silencio austero de las esculturas de Tell el-Amarna. La presencia efectiva y vertical de la muerte; Grecia presente en cabezas que ha modelado hace muy poco, gratitudes y deudas del corazón y de las manos que es importante para él resaltar. Siempre lo verdadero es lo que se siente de forma subjetiva, lo que establece un vínculo desde la identidad, a menudo esa especie de exilio que hasta el propio interior desconoce. Disuelto en argumentos, en materialidades que espejean sobre el limo profundo, en ausencias que inconscientemente se perfilan con sombras angulares; los vestigios de esa pasión que acecha bajo múltiples formas, sobre fondos diversos y a menudo dispersos. Frente a la desconfianza de las imposturas, algo verosímil y no adormecido conduce, mediante el arte, al desciframiento de determinadas obsesiones. Y aunque el artista sabe que todo es efímero, brillan sobre el olvido ciertos campos magnéticos, abiertos hacia el tiempo y la memoria, que sobrevivirán épocas, vidas, estilos, que dejarán su indeleble marca con la fuerza y belleza de lo que fue creado para permanecer en su doble vertiente de materia y de sueño, bajo la eterna herida de existir, del desafío, de la revelación... ** Efi Cubero Escritora española (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 1949). Estudió historia del arte, lengua y literatura en Barcelona, donde reside. Ha publicado los poemarios Fragmentos de exilio (1992), Altano (1995), Borrando márgenes (2004) y La mirada en el limo (2005). Poemas y relatos suyos han formado parte de las antologías Kylix (1992), Estrechando círculos. Antología de escritores extremeños y colombianos (1999), La narración corta en Extremadura. Siglos XIX y XX, T. III (2000), Ficciones ERE (2001), Antología de poetas extremeñas (Mérida, 2002), Compilación de relatos y Cuentos ilustrados (2004), entre otras. Es corresponsal de la revista Frontera en Barcelona y colaboradora habitual de Revistart (Revista de las Artes) y Ventana Abierta, entre otras publicaciones. Ha publicado también numerosos artículos, prólogos y extensas entrevistas (Javier Cercas, J. A. Goytisolo, Joan Brossa, Arnau Puig, José María Valverde, Rafael Moneo, Rufino Mesa y otros). Parte de su obra ha sido traducida al francés —Peut ce vent, por Alain R. Vadillo—, al braille y al inglés —sobre la obra de Doménech, Chiaroscuro y Meditations, editado por Washington Green Fine Art Publishers (Birmingham; http://www.washingtongreen.co.uk). También ha participado en varias exposiciones de arte contemporáneo con la revista objeto Lalata, con poemas visuales: Efigrafías, Strangers in the night, Pinzamientos, Ónfalos, presentes en Estampa, Arco, Euskal Erico Poesía Esperimentalaren i. Jardunaldiak, Sin.Con.Texto (Espacio Contemporáneo Arte Toledo), o ArtistaAlbacete en el Palazzo Magnani (Reggio Emilia, Italia), en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), entre otras. === El ruido de un escritor al subir (1) Dixon Acosta ================ En el marco de la Feria del Libro de Bogotá 2011 se realizó el lanzamiento del premio Alfaguara de novela, obtenido este año por la obra El ruido de las cosas al caer, del escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, quien, a temprana edad para un autor, cuenta con títulos tan interesantes como complejos en su bibliografía (las novelas Los informantes, La historia secreta de Costaguana, relatos recogidos en Los amantes de Todos los Santos, ensayos como El arte de la distorsión y una biografía de Joseph Conrad titulada El hombre de ninguna parte). Aparte de su oficio como novelista y ensayista, Vásquez actualmente es columnista de opinión en el periódico El Espectador. La divulgación pública de la obra no podía hacerse en una ciudad diferente a Bogotá; al fin y al cabo, no sólo es su escenario principal, sino que se convierte en un homenaje al trozo de historia de esta ciudad que en la década de los años ochenta cambió para siempre, pues de provincia grande se convirtió en una mega urbe habitada por una generación asustada y ese miedo a lo imprevisto se transformó en modus vivendi al punto de tener la capacidad de esconderlo con éxito, hasta el punto de asombrar a los extranjeros que no entendían cómo podíamos los bogotanos mantener una vida cotidiana en medio del retumbe de carros bomba y magnicidios selectivos; la procesión se llevaba por dentro y el efecto postraumático se sentirá para siempre. Durante la presentación quedó claro que esta no es una novela sobre el narcotráfico, no al menos como los anecdotarios convertidos en textos sobre aquella época, que ahora se nos antoja tan lejana pero que sigue elaborando ecos. No se trata de un confesionario de los victimarios, ni de la réplica de las víctimas, sin proponérselo es uno de los mejores reflejos literarios del fenómeno que marcó de tantas formas a nuestro querido país. Uno de los protagonistas de la novela es el miedo, un miedo que se puede vestir con muchos ropajes, tener diversos rostros, o simplemente tratarse de un sentimiento indefinible e inefable, algo que se presiente pero no se puede pronosticar con exactitud. Una de las mejores lecciones del lanzamiento de la novela, fue escuchar que las personas a diferencia de los aviones no tenemos caja negra, invento diseñado para no cometer errores por segunda vez. Los seres humanos solemos repetir los mismos yerros, para nuestra desgracia. Como referencia literaria, hay una presencia que planea entre las páginas, Antoine de Saint-Exupéry, con una obra fundamental como El principito; yo agregaría otro título, Vuelo nocturno, una pequeña novela de un piloto que se extravía mientras intenta llevar correo a través de los andes suramericanos, la tragedia de un hombre que intenta adivinar el rumbo en medio de la oscuridad, el mismo sentimiento de los transeúntes bogotanos que durante los años ochenta salíamos a la calle sin la certeza de volver al hogar. Aquellos mismos que recordaremos siempre el sitio y lo que hacíamos cuando mataron a Luis Carlos Galán. En mi caso, aquella época fue la de mayor producción poética, un efecto benévolo de los tiempos difíciles. Eran los días cuando decía: “Un sonido se desparrama / hasta llegar a los oídos / nos miramos los rostros / con el signo de pregunta / el ruido breve y espantoso / puede ser cualquier cosa / un trueno escapado de la mano de Dios / el último juego pirotécnico / de la pasada navidad / la última posibilidad / es la terrible alternativa / de un artilugio de muerte / abandonado a su suerte / en una esquina de esta ciudad” (2). En definitiva era una época de ruidos estruendosos y largos silencios. El ruido que retumba en el título de la novela podría ser de las bolas de billar al chocar, el de un avión que se fragmenta en el cielo o tal vez de aquellos versos que las generaciones van repitiendo, como los de José Asunción Silva, Aurelio Arturo, León de Greiff, tres poetas que siendo bogotano, nariñense y medellinense respectivamente, quienes en diversos tiempos caminaron las estrechas calles de La Candelaria, el viejo barrio de Bogotá que para algunos, por motivos de trabajo, estudio o por verdadera devoción, se nos ha convertido en el hogar callejero. Nombres colombianos al lado de otras referencias como el eterno Joseph Conrad, Vladimir Nabokov, Saul Bellow. El autor nos dice que se trata de una historia de amor en un marco social convulso, con un protagonista que, como buena parte de los lectores que tendrá la novela, se trata de alguien con una niñez relativamente feliz y tranquila, como la de los niños bogotanos de los años setenta, que abordaron su juventud y adolescencia, arrojados a un torbellino sin control. Vásquez enfatiza para que no lo identifiquen con su personaje, pues le ha impregnado una serie de rasgos diferenciadores. En esto no estoy totalmente de acuerdo, el personaje como los buenos paradigmas literarios, finalmente puede ser cualquiera de quienes gastamos nuestros pasos en esa cinta transportadora llamada Bogotá. Al final, quisiera terminar con la imagen con la que empieza la novela, un hipopótamo acribillado en un safari criollo, por soldados que tuvieron la fantasía de ser cazadores del África lejano, que posiblemente interpretaban que al meterle las balas al gigantesco e indefenso animal, era un poco matar nuevamente al genio del mal que propició que esta mítica bestia se adaptara a una tierra tan lejana y extraña a su hábitat natural. Se dice que la creación de lo que fue un zoológico de fantasía en la comarca antioqueña, no sólo obedecía a las excentricidades de aquellos malignos personajes, inconmensurables en el sentido de que no tenían noción de la medida, anómicos por naturaleza. Al parecer, la presencia de aquellos animales fabulosos no sólo obedecía a tener unas mascotas que ninguna otra persona poseería, sino que además sus excrementos servían para enloquecer y confundir a los perros utilizados en el control de los narcóticos en puertos y aeropuertos del mundo, que al percibir el olor de bestias salvajes rehuían a verificar el contenido de los envíos de estupefacientes. El sonido que hizo aquel hipopótamo al caer, que debió estremecer los alrededores, puede ser comparable al ruido que va acumulando un escritor que va consolidando una carrera sólida como el macizo cuero del pantagruélico animal. Notas 1. Escogí el título del presente texto desde el momento en que empecé a escribir el comentario, a mediados de mayo de 2011. Hace pocos días observé un titular similar sobre el mismo tema, lo cual no es extraño para quienes nos gustan los juegos de palabras, por lo cual decidí mantenerlo. 2. Poema titulado “Eco”, tomado del poemario inédito Bogotanos. Poemas urbanos. ** Dixon Acosta dixonmoya@gmail.com Diplomático colombiano aficionado a la literatura. Fue cónsul de Colombia en Ciudad Guayana (Puerto Ordaz, Venezuela) y actualmente desempeña un cargo diplomático en Nicaragua. Ha publicado artículos en revistas de su país. === El grito de los pájaros =============================================== === Centenario del poeta Emilio Adolfo Westphalen ========================= === Alfredo Herrera Flores ================================================ En una brevísima nota, a modo de ensayo dentro de un texto poético, opino que si la poesía peruana se viera como un cubo, o un cuarto de espejos (parafraseando a Carlos Oquendo de Amat), sus límites, es decir los seis lados que conforman el cubo, estarían representados por el universal César Vallejo, el fino e innovador José María Eguren, el oscuro y desbordante Martín Adán, el cosmopolita e inteligente Jorge Eduardo Eielson, el delicado y atormentado Carlos Oquendo de Amat y el imaginativo y sagaz Emilio Adolfo Westphalen (1). Por lo menos en el siglo veinte, no hay poeta en el Perú cuya obra, por más original que aparente ser, no se parezca de una u otra manera a la de uno de los seis. De todos ellos, el más difícil de emular es Westphalen. Por mucho tiempo, Westphalen ha sido un escritor que se desenvolvía en un ambiente elitista, en reservados círculos intelectuales donde circulaban libros de escasísimo tiraje, casi desconocido para el común de los lectores pero activo promotor de revistas y debates, hasta que se publicó en Lima Belleza de una espada clavada en la lengua (2), libro que reunía toda su obra poética hasta entonces y lo devolvía al espacio literario nacional como un autor accesible, al mismo tiempo que se descubría para las nuevas generaciones al extraño poeta surrealista de la primera mitad de un siglo en el que Vallejo y Eguren eran las figuras más representativas y conocidas de la poesía peruana. Habían pasado prácticamente cincuenta años desde la publicación de sus primeros libros, Las ínsulas extrañas y Abolición de la muerte (3), para volver a tener noticias de su poesía. En ese medio siglo de silencio poético, Westphalen no había dejado de publicar ensayos, artículos literarios y hasta panfletos, sino que además promovió revistas tan notables e influyentes como Las Moradas, Amaru y la efímera El Uso de la Palabra, y consolidó amistades extraordinarias, como las que lo unieron a José María Arguedas y César Moro. No hay una explicación sobre este largo silencio, salvo el propio mutismo de Westphalen y las elucubraciones de algunos críticos. Roberto Paoli, por ejemplo, califica a Westphalen como el “poeta del silencio”, luego de establecer relaciones y similitudes con otros autores que supieron callar, como Eielson y Blanca Varela (4), y volver a escribir. Sin embargo, a lo largo de todos esos años se fue creando una suerte de mito sobre el poeta vanguardista, una leyenda que hizo de su nombre un referente insólito; se le mencionaba, se le recordaba, incluso se hablaba con él, pero no se podía acceder a su poesía. Su nombre aparecía en catálogos de poesía surrealista, manifiestos, revistas extranjeras, antologías, pero sus libros ya eran piezas inhallables. Sus escasos lectores comentaban en tertulias sobre esos libros raros y esa poesía repleta de imágenes hermosas que se podía disfrutar pero a veces era difícil de entender. ¿Es Emilio Adolfo Westphalen un autor de culto? ¿Es un poeta mítico, una leyenda? ¿Es de aquellos que pocos leen pero que sus libros se venden bien? ¿Es de los que todos hablan pero pocos leen y muchos buscan? ¿Es un clásico? Probablemente esta condición ambigua, enigmática, cambió a raíz de la difusión de su poesía a través de algunos libros como el que publicaran Mirko Lauer y Abelardo Oquendo en 1970, una antología que llevaba por título un verso de Westphalen, Vuelta a la otra margen, y una primera reunión de su poesía, publicada en México en 1980 por el Fondo de Cultura Económica, titulada Otra imagen deleznable. Pero debe ser la publicación de Belleza de una espada clavada en la lengua lo que motivó su rescate, su reivindicación como un autor extraordinario al alcance de los lectores peruanos y un nuevo envión para consolidar su fama internacional. Poco tiempo después aparecerían breves conjuntos de poesía que terminaron por concretar y fortalecer su corpus creativo y satisfacer las expectativas de sus viejos y nuevos seguidores. En 1988 aparecería Ha vuelto la diosa ambarina, en México, y en 1989 Cuál es la risa, en Barcelona, en la editorial Auqui, que dirige Vladimir Herrera, libros en ediciones de breve tiraje que luego fueron incluidos en las antologías que se difundieron en México, Portugal y Perú. Desde la década del setenta del siglo pasado, Westphalen ha sido uno de los autores que mayor atención han despertado en los lectores y críticos literarios, junto a otros notables desconocidos, como Carlos Oquendo de Amat y el propio Jorge Eduardo Eielson, uno fallecido muy joven en España y el otro autoexiliado en Europa, pero todos autores de una poesía singular, cosmopolita, fresca, madura y renovadora. Westphalen es uno de los ejemplos de madurez juvenil creativa. Sus dos primeros libros, publicados antes de los veinticinco años, son un referente difícil de superar en la literatura latinoamericana. Los dieciocho poemas del conjunto son notables muestras del inteligente y fino manejo del lenguaje con que el poeta presentaba su peculiar forma de ver el mundo a través de la propia poesía y la metáfora de la mujer. “Andando el tiempo / Los pies crecen y maduran / Andando el tiempo / Los hombres se miran en los espejos / Y no se ven”. Son los primeros versos del poema inicial de su primer libro, demuestran una seguridad de reflexión poética sobre la condición humana y al mismo tiempo el uso de la metáfora inteligente como recurso inicial para establecer un eje discursivo del poema. El tiempo avanza, no anda, pero los pies sí y crecen y maduran, es decir cambian con el transcurso del tiempo; los pies son la imagen del hombre, que al madurar, luego de que sus pies lo hayan hecho, con ellos, se miran en los espejos, como una búsqueda, pero no se encuentran, porque ver y mirar, en este caso, se oponen. El poema termina con una figura erótica luego de una introversión sobre el tema del tiempo y la madurez del hombre: “Te temía sin noche y sin día / Aunque no regreses / Por la marcha de mis huesos a una otra noche / Por el silencio que se cae / O tu sexo”. Otra muestra de la simpleza con que propone las ideas inaugurales de un poema es el que empieza con estos versos: “No te has fijado qué despacio habla el rocío / Para darte los buenos días / Qué pasito las nubes se llevan los días / Que de un verano a otro verano / Enarcaban semanas por donde mirabas / La justeza irradiada de goces innombrables”. Y como en el ejemplo anterior, después de un largo proceso de meditación y búsqueda de una identidad, culmina dirigiéndose a la mujer: “Pero todo está donde exactamente lo habías dejado / Que no hay para qué moverlo / Si además por sí solo se mueve / Niña estás contenta”. Pero así como Westphalen hace gala del tono reflexivo, de la abstracción y el ensimismamiento, y se adentra generosamente en la exploración íntima de la condición humana, el erotismo y el propio gusto por la palabra, también es breve y categórico. El conjunto Belleza de una espada clavada en la lengua (5) contiene poemas tan cortos que solo alcanzan a uno o dos versos, y esa será una de las características de su nueva etapa creadora. En Cuál es la risa, por ejemplo, combina poemas muy cortos con prosas poéticas que alcanzan hasta las cuatro páginas, algo extremo en la siempre prudente obra westphaliana. Vale la pena repasar el poema “El grito...” —que pertenece al conjunto de Belleza de una espada clavada en la lengua, en el que también están los notables poemas “Mundo mágico”, “César Moro” y “Poema inútil”—, cuyo único verso dice: “El grito de las aves gira como una espada”. En el poema hay tres elementos que se repiten en el imaginario poético de Westphalen, el grito, como una voz inútil; las aves, como imagen recurrente del ansia de ser algo más, o diferente, que el hombre mismo, y la espada, como elemento por el que se traduce la belleza material y arma letal. Este breve y discreto poema resume la intensidad con que el poeta elabora sus imágenes y el rigor con que asume sus cuestiones y argumentos interiores. En varias oportunidades cavila sobre la banalidad de la poesía —“Empeño manco este esforzarse en juntar palabras / Que no se parecen ni a la cascada ni al remanso...”—, y considera que este ejercicio es como un alarido, una exclamación, un sonido sin sentido, que no es reclamo de ayuda ni protesta, pero sí es una expresión que reemplaza a la palabra y puede encerrar todo un mensaje. Westphalen dedica un conjunto de poemas a hablar del vencejo, pequeña ave veloz cuyas más de 90 variedades se encuentran en todo el mundo, y a través de él de todas las aves, que a su vez representa al poeta. En el conjunto Arriba bajo el cielo, hay un poema muy similar a “El grito...”: “Chillido desgarrante / Del vencejo / Más dañino / Que la hoja asesina / De su vuelo”. Nótese la relación entre grito y chillido desgarrante, ave y vencejo, y espada y hoja asesina. ¿Es el grito, o el chillido desgarrante, una metáfora de la palabra del poeta? Para el poeta el poema es el camino de la libertad. El poema “Libre”, que pertenece a Belleza de una espada clavada en la lengua, puede ratificar esta afirmación en su última estrofa: “Enclaustrado / El preso dichoso, / Oruga indistinta / De su manto impalpable, / Se sumerge en el tiempo, / Se ovilla en el espacio, / Libre como el ave / Presa en su canto, / Grito que violenta la vida / Y la conduce, fulmíneo, a la muerte”. Otra vez el grito, el ave y la espada. La crítica ha coincidido, finalmente, en encasillar a Westphalen en el grupo de los poetas vanguardistas (6), dejando atrás la primera idea de ubicarlo junto a los surrealistas. Es cierto que las características de su poesía, en lo formal, se acercan más a la intimidad, a la aventura informe del sueño, la fantasía y el espejismo —“He dejado descansar tristemente mi cabeza / En esta sombra que cae del ruido de tus pasos...”—, pero sobre todo es un trasgresor de la palabra, un recreador, un orfebre inconforme que parece estar haciendo y deshaciendo filigranas con las palabras, engarzando imágenes hasta el delirio. Junto a José María Arguedas, su entrañable amigo, Westphalen cumple este año su primer centenario en medio de un silencio, tan conocido para él, que no podrá callar su palabra. La poesía westphaliana es como el grito de las aves, un alarido que representa la urgente necesidad de libertad del poeta, libertad que sólo se alcanzará precisamente acudiendo a las palabras. Notas 1. HERRERA FLORES, Alfredo, Mares, poesía, Lago Sagrado Editores, Lima, 2002. 2. WESTPHALEN, Emilio Adolfo, Belleza de una espada clavada en la lengua, Ediciones Rikchay, Lima, 1986. 3. Los primeros libros de Westphalen se publican en 1933 y 1935. 4. PAOLI, Roberto, Estudios sobre literatura peruana contemporánea, Firenze, Italia, 1985. 5. WESTPHALEN, Emilio Adolfo, Poesía completa y ensayos escogidos, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2004. El volumen contiene la obra de Westphalen ordenada cronológicamente y comentada por Marco Martos. 6. Varios. Poesía vanguardista peruana, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2009, 2 tomos. Estudio y selección de Luis Fernando Chueca, y contiene facsímiles de libros de César Vallejo, Juan Luis Velásquez, Alejandro Peralta, Magda Portal, Carlos Oquendo de Amat, Alberto Hidalgo, Martín Adán, Xavier Abril, Enrique Peña Barrenechea, Emilio Adolfo Westphalen y César Moro. ** Alfredo Herrera Flores lfrd.herrera@gmail.com Escritor y periodista peruano (Lampa, 1965). Estudió periodismo y literatura en Arequipa, donde se publicaron sus primeros artículos y poemas. Ha publicado los libros de poesía Etapas del viento y de las mieses (1986), Recital de Poesía (Flordecactus Editores, Arequipa, 1990), Elogio de la nostalgia (Lluvia Editores, Lima, 1995), Montaña de jade (Ediciones Copé, Lima, 1996), Mares (Lago Sagrado Editores, Lima, 2002) y El Laberinto (Lampa, 2008). Ganador del Premio Copé de Poesía de 1995 con Montaña de jade, y finalista en las ediciones de 1988 y 2001. Mantiene las columnas El barco ebrio y Crónicas urbanas, así como una bitácora literaria en http://lasillaprestada.blogspot.com. === El retrato (inacabado) de Oscar Wilde Miguel Ángel Malavia ======= Siempre me ha fascinado la figura de Oscar Wilde, no habiéndome sucedido nunca el haber leído alguna de sus obras y quedar indiferente. Pero ahora, que ando enfrascado en De Profundis, es cuando, directamente, me veo invadido por un aluvión de sentimientos. De Profundis, escrita en la cárcel cuatro años antes de morir, es la larguísima carta a su “querido Bosie” (su amante, Alfred Douglas), el hombre que le acabaría conduciendo a la ruina, después de que un proceso judicial contra el noble padre de éste le llevara a ser condenado “por sodomía y grave indecencia”. Si la primera parte de la misiva es un torrente de reproches y acusaciones (la mayor parte contra sí mismo, por haberse dejado conducir por los caprichos de quien no le convenía), así como la constatación de un amor roto, hacia la mitad del texto Wilde abre la reflexión al profundo cambio que la prisión ha obrado en su vida. Y he aquí la grandeza que ha hecho este escrito inmortal. Con una abrumadora capacidad analítica, en un momento de extrema crisis, concluye que ha de apostar por el amor y que en su imperecedera búsqueda de la belleza no puede odiar al mundo ni a ninguno de sus semejantes. Quien fuera el más grande de todos los escritores británicos de su época, el rey de la conversación en la conservadora sociedad victoriana que le había abierto las puertas de sus casas, era ahora el enemigo público número uno: el inmoral, el indecente, el corrupto, “el artista”. Caído, derrotado, humillado, sometido a todo tipo de escarnio público, el agnóstico Wilde, apelando a lo más alto, a la fortaleza del espíritu, llega a la conclusión de que la travesía por el dolor le ha purificado hasta el punto de haberle elevado a la culminación de su ser personal y artístico. El Oscar Wilde que ha pasado a la historia —jovial, desenfadado, entregado al goce sin límite de los placeres de la vida—, pese a que este giro vital no sea recogido en el mayoritario imaginario público, se sintió purificado en el drama que había aniquilado su altísima condición, y que le había llevado, en un primer momento, a pensar en el suicidio. Pasada esta primera etapa de odio y desesperación (que comprendió el primer año de los dos que estuvo en la cárcel), alcanzó, en virtud de su alma de poeta, el estado de “hombre nuevo”. Más completo, más complejo, más profundo. Más “espiritual”, como él mismo reclama. Así, en lo referente a su ingente capacidad creativa, estaba convencido de haber alcanzado la supremacía de su arte, que a partir de ese momento estaría centrado en la búsqueda de la belleza a través de los sentimientos del dolor y el sufrimiento, abriéndose a la trascendencia y al espíritu. Se me escapa un quejido de desaliento cuando, leyendo las impactantes páginas de De Profundis, sé el final de la historia: Wilde salió de la cárcel y, tras tres años de triste existencia, de los que apenas se sabe nada (salvo su marcha inmediata de Inglaterra, algún viaje por Italia ¡acompañado del funesto Bosie! o que se recluyó en Francia bajo el seudónimo de Sebastian Melmoth), murió solo y enfermo en un hotel de París. En verdad es doloroso leer de primera mano la resurrección personal de un ser excepcional, en un momento de catarsis canalizado hacia unas brutales ganas por vivir y con el gran objetivo de redimirse a través de una futura obra que estaría marcada por su etapa más plena y auténtica..., para luego sucumbir en una niebla que no deja entrever las causas. Desconozco lo que ocurrió. Pero sí puedo ponerme en la piel de quien sabía que tenía guardados los mayores tesoros de su inmortal literatura y que, en el momento de la muerte, abandonado como un perro, apenas había escrito nada más. Murió un 30 de noviembre de 1900, en el albor de un nuevo siglo y con apenas 46 años. Le quedaban tantas cosas con las que emocionarnos... Y, lo peor de todo, es su drama personal. Tras encontrarse a sí mismo, después de alcanzar la felicidad más pura a partir de la vergüenza y la desgracia, lo había conseguido. Parecía que lo había conseguido. El mundo (pese a ser tan injusto con él) no merecía que el retrato de Oscar Wilde, como el de Dorian Gray, permaneciera por siempre inacabado. ** Miguel Ángel Malavia malavito@hotmail.com Escritor español (Cuenca, 1982). Licenciado en historia y periodismo. Mantiene una bitácora literaria en http://blogs.periodistadigital.com/lahoradelaverdad.php. === Reverón, de Diego Rísquez Gloria Cepeda Vargas =================== El 2 de junio de 2011 se estrenó en Caracas la cinta Reverón, dirigida por Diego Rísquez y protagonizada por Luigi Sciamanna y Sheila Monterola. Con fotografía de Cezary Jaworsky y duración de noventa minutos, entre once películas que competían ante un jurado integrado, entre otros destacados personajes, por el colombiano Lisandro Duque, se hizo acreedora en el Séptimo Festival de Cine Venezolano de Mérida de los siguientes reconocimientos: Mejor Música, Mejor Fotografía, Mejor Dirección de Arte, Mejor Actriz de Reparto, Mejor Actor, Mejor Dirección y Premio del Público. A propósito de esta deslumbrante realización fílmica venezolana, podemos leer en el blog de Golcar: “Cuando salí de ver la más reciente película de Diego Rísquez, Reverón, no pude evitar preguntarme, como siempre lo he hecho cuando me aproximo al pintor: ¿fue Armando Reverón un loco que se hizo pasar por cuerdo o fue un cuerdo que se refugiaba en la locura para escapar al dolor y a la realidad, hasta que la insania mental lo atrapó por completo? Pensaba que en el caso de Armando Reverón, como en el de muchos grandes artistas, esta pregunta nunca podrá ser respondida con absoluta certeza. Posiblemente una combinación de ambas situaciones unidas a una gran sensibilidad y exacerbada capacidad y necesidad de creación, configuraron la excéntrica personalidad del ‘Loco de Macuto’, el pintor, el muñequero, teatrero y teatral. El genio de la luz”. La cinta, según palabras de su director: “Es la película más venezolana que he realizado”, y quizá también la afortunada plasmación de una personalidad que mezcló el extravío mental con una danza cromática tan avasallante, que desafía los estragos del tiempo y los escarceos de la crítica. Desde el principio, el espectador gira atrapado en una elipse lumínica que se renueva en plumas y escamas delirantes. El mar, como un espejo de agua pesada, entre 1924 y 1954, refleja la historia de amor y desvarío de Reverón y Juanita. La cinta se filmó en Todasana, donde se construyó una réplica del famoso castillete de Macuto, hogar del pintor y su compañera y testigo del desarrollo de su obra. El agua del deslave del 99 lo destruyó totalmente sin que hasta ahora ningún gobierno se haya ocupado de reconstruir este monumento único por lo que significa en la historia plástica y humana de la Venezuela de todos los tiempos. La actuación de Luigi Sciamanna es magistral. Ni exceso ni defecto en la interpretación esencial de un personaje que como Reverón aglutina el genio y el desvío. No es necesario conocer a fondo la vida y obra del pintor de Macuto para verlo discurrir y hasta entender por qué vivió y pintó como lo hizo. Ahí hacen acto de presencia el mono Pancho anunciando la llegada del visitante con su campanilla de bronce, la pajarera, los pinceles, el color omnipresente. Desde un rincón nos miran fijamente Niza, Graciela y Serafina, las muñecas de tamaño natural elaboradas por el pintor. Todas de trapo viejo, con talle reblandecido y rostro triangular cruzado por líneas de colores fulgentes. Los personajes que acompañaron los momentos más íntimos del pintor y Juanita están ahí. Como telón de fondo, criaturas y sucesos propios del ocaso de la dictadura gomecista, el establecimiento en Venezuela de un fugaz período democrático, el golpe adeco de 1945, la asonada contra Rómulo Gallegos. Es decir, no es sólo el buceo en las aguas tormentosas de uno de los artistas más inolvidables del país. Es también, como telón de fondo, un capítulo imprescindible de su historia. Antes de morir, Reverón obtuvo los premios Nacional de Pintura en el Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Federico Brandt y John Boulton. Fue luz y se apagó en las instalaciones del Sanatorio San Jorge de Caracas el 18 de septiembre de 1954 a los 65 años de edad. ** Gloria Cepeda Vargas gloriacepe@hotmail.com Escritora y periodista colombiana (Cali). Residió en Caracas (Venezuela) durante muchos años. Ha publicado los poemarios Bajo la estrella (1954), Poemas de los hijos (1960), Cantos de agua y viento (1996, ganador del Premio de Poesía Jorge Isaacs 1995, otorgado por la Gobernación del Valle del Cauca), Carta a Manuel (1996), Poemas del exilio (1999) y En Colombia y ahora (2003). Pertenece al Círculo de Escritores de Venezuela. La Cámara de Comercio de Popayán le concedió en 2006 el título de Personaje Cultural del Año. === Peter Pan ============================================================= === (CL aniversario de James Matthew Barrie) Juan Franco Crespo ====== Es el personaje principal de la comedia homónima creada por sir James Matthew Barrie (1860-1937); publicó El pájaro blanco (The White Bird, 1902), Peter Pan en el parque de Kensington o Peter y Wendy, que apareció en 1910, tras un lustro de éxito teatral del originario personaje estrenado en 1904. Según su creador, “Peter Pan es un niño nacido del violento roce mutuo entre cinco amigos”. Es un personaje que vuela y hace volar la imaginación de todos los que entran en su mundo; el niño con cabellos encrespados tiene su partenaire en la hermosa hada (Tinker Bell) y la pequeña Wendy completa el trío. Peter oyó el mismo día que nació, de boca de sus padres, el objetivo que le preparaban sus progenitores, y ni corto ni perezoso decide escaparse porque quiere seguir siendo niño y divertirse eternamente. En suma es el gnomo que personifica toda infancia, la imaginación, la aventura, la inmortalidad que no muere y de la que tantas veces hacemos acopio a lo largo de nuestra vida adulta (aunque esta terrible sociedad globalizada está cargando sobre los infantes los mismos problemas que padecen los adultos con horarios estresantes y, por supuesto: la soledad más absoluta desde la más tierna infancia cuando ya los dejan, desamparados, en las tristes y extrañas guarderías, donde de manera inmediata pierden su conocido universo, algo que debería hacer saltar las alarmas a los progenitores que, en muchos casos, no son conscientes de la responsabilidad que conlleva tener una criatura). La obra de Barrie trata de preservar el mundo imaginario, propio de la infancia y, apurando un poco más, de cómo rebelarse ante la cotidianidad. La idea del autor era dar cuerpo al niño que todos llevamos dentro y que nos emociona y divierte con cada una de sus travesuras en su célebre País de Nunca Jamás. Barrie convirtió al personaje en una frágil figurita que encandiló a sus coetáneos de la era victoria. Fue tanto el éxito que acabó siendo un símbolo en la exclusiva zona londinense de Kensington, en donde se levantó una estatua para uno de los personajes de ficción que han endulzado, sin duda, los mejores años de la vida de una persona: la infancia con toda su carga de bondad e inocencia. Allí, en el recoleto parque londinense, podemos descubrir la escultura de bronce obra de George Frampton en donde Peter Pan aparece tocando la flauta. Hoy, ese personaje que no quería crecer se ha convertido en el arquetipo que da nombre al síndrome psicológico que define los problemas que sacuden al hombre de nuestro tiempo que no desea alcanzar la madurez y, evidentemente, poco se imaginó Barrie, que estrenó Peter Pan o el niño que no quería crecer en 1904, que su personaje de ficción se convertiría en un mito que incluso es todo un tratado de la moderna psicología; según algunos autores, afecta a la mitad de la población masculina del mundo occidental como consecuencia de la cultura hedonista en la que se ha educado a la generación de la posguerra y en donde no hay lugar para el esfuerzo, el compromiso, la responsabilidad. En definitiva que no se educa a los jóvenes en la cultura de la resistencia, la insoportable frustración y la terrible realidad. Al huir de ella sólo corremos, como desesperados, hacia el abismo, anclados como estamos en alejar de nuestras mentes el “tabú” de la ancianidad, como si sumar años fuera una maldición y no una bendición. La vida de su creador, sin embargo, fue cualquier cosa menos afortunada. Su madre le rechazaba (su hermano mayor murió a los trece años en un desgraciado accidente mientras patinaba) y él sólo conseguía llamar su atención cuando se disfrazaba como si fuera el vástago prematuramente desaparecido. Todo ello le acaba creando una serie de problemas de personalidad que se acrecientan cuando no consigue desarrollar su parte sexual. Evidentemente son traumas no fáciles de superar y acaban aislándolo de sus coetáneos hasta el día que conoce, paseando por ese acogedor y coqueto parque de la capital británica, a los hijos de Arthur y Sylvia Llewellyn Davies (George, John, Michael y Peter), y adopta a la familia como propia. Los niños aparecerán con sus nombres en sus novelas; todos ellos, excepto Peter, desaparecieron en trágicas circunstancias, como si Barrie fuera un gafe de primera. Paradójicamente, el País de Nunca Jamás en el que vive Peter Pan es un lugar idílico, una isla encantadora, con sus fieras, piratas, pieles rojas, sirenas, el astuto y temido Capitán Garfio, el cocodrilo... Territorios, en fin, de los que tanto abundan en las mentes evasivas de la infancia. Peter se convierte en el líder de un pequeño grupo de niños “caídos de sus cochecitos, a los que salvó milagrosamente y nadie los reclamó”. En una de sus escapadas nocturnas para oír tras las ventanas, rescata a Wendy de su tranquilo hogar y la convierte en la “mamá” ideal de todas las criaturas del territorio insular hasta que un día ésta decide regresar a casa y, con ella, todos los demás críos. La siguiente aventura es el regreso al país imaginario con Campanilla de Cobre. A la aventura original aparecida en 1904, se añadiría en 1910 Peter y Wendy, en donde la historia ya camina por otros derroteros y la trama de tanto éxito se convierte en una especie de círculo, el símbolo de la libertad eterna o la busca de la perenne felicidad que se desvanece cuando al año siguiente regresa en busca de Wendy y se encuentra que ésta tiene una hija que ocupará su lugar y la aventura se inicia de nuevo. La primera traducción al español apareció en Barcelona en 1925. La obra ha sido llevada varias veces al celuloide e incluso Disney y su factoría de sueños (¿o debemos decir alienación?) la convierten en una taquillera producción. Toda clase de abalorios se han producido inspirados en Peter Pan y su mundo, posiblemente una de las obras más universales de la literatura infantil desde los tiempos de Hans Christian Andersen o los hermanos Grimm. Filatélicamente el personaje literario no es ajeno al mundo del sello. Hoy les traemos la referencia de la emisión que le dedicó la minúscula isla de Alderney (Islas del Canal) al cumplirse el CL aniversario del escritor que en 1929 había donado al Hospital Infantil de Great Ormond Street todos los derechos de sus obras. Fue su generosa respuesta a la petición que le había realizado el Comité del Centro Sanitario que le solicitaba integrarse en la junta para recaudar fondos para una ampliación del centro hospitalario. En su diplomática respuesta, declinó formar parte de la junta pero les prometía ayudar de otra manera: les legó el maná de los derechos de autor de una de las obras más universales. Un hecho que nadie se lo imaginaba y que demostraba hasta dónde estaba comprometido con el mundo de la infancia. Los seis sellos y la hojita bloque se han impreso en litografía offset en minipliegos de diez ejemplares cuyo margen lateral izquierdo e inferior incorporan iconografía centrada en la célebre obra infantil y un fragmento sobre el que se inspira la imagen escogida para cada sello. 1. Peter Pan y sus amigos sobrevuelan los cielos londinenses camino de Nunca Jamás. Valor: 36 peniques. 2. El Capitán Garfio lucha contra el cocodrilo. Valor: 45 peniques. 3. Peter Pan visita el barco pirata del Capitán Garfio. Valor: 48 peniques. 4. Peter Pan sacudiendo la bandera arco iris y decenas de hadas en un fantástico paisaje helado. Valor: 50 peniques. 5. Un increíble paisaje al atardecer: Nunca Jamás cubierto por la nieve. Valor: 58 peniques. 6. El radiante astro rey y las ramitas que sirven para calentar a los niños. Valor: 80 peniques. 7. Hojita bloque de Peter Pan sobrevolando la isla imaginaria de sus aventuras. Valor: 3 libras. En total el facial de la emisión es de 6,17 libras esterlinas; se completó con dos sobres de primer día (uno para los seis sellos y otro con la hojita bloque, total 8,57 libras), cancelados el 4 de noviembre de 2010 con matasellos especial donde aparece el Capitán Garfio como ilustración en negro, dos paquetes de presentación (3,97 + 3,80 libras). El diseño corrió a cargo de Two Negrees North, impresión en Cartor Security Printing (Francia), tamaño de los sellos 28 x 45 mm, 70 x 110 la hojita bloque —42 x 28 mm el sello de la misma—, papel de 110 gramos sin filigrana tipo PVA y dentado 13.5. Referencias • Alderney Post Office: 55 Victoria Street, Alderney (Channel Islands, Reino Unido). http://www.alderney.net, alderney.post@virgin.net. • Guernsey Philatelic Bureau (GPO): Envoy House, La Vrangue, St. Peter Port (Guernsey, Reino Unido). http://www.guernseypost.com, philatelic@guernseypost.com. ** Juan Franco Crespo lacandon999@yahoo.es Docente e investigador español (Alhama de Granada, 1953). Profesor de primaria, licenciado en geografía y estudios de doctorado en historia de América. Ha colaborado regularmente desde los años 70 con publicaciones especializadas del mundo de las comunicaciones, como WRTH (Dinamarca), DSWC (Dinamarca), Radio Nuevo Mundo (Tokio, Japón), y otras de Argentina, Uruguay, Perú, México, Estados Unidos y España, entre otros países. Durante varios años también colaboró en el mundo de la radio con diferentes emisoras internacionales. Actualmente algunos de sus trabajos son radiados para América Latina a través del espacio Frecuencia RM, en la emisora La Voz de Rusia. Colabora regularmente con Madrid Filatélico, El Eco Filatélico y Crónica Filatélica y mantiene una sección, sobre filatelia alusiva a literatura infantil y juvenil, en la revista Educación y Biblioteca, así como en las publicaciones electrónicas OpusMúsica (http://www.opusmusica.com) y Naturaleza Educativa (http://www.natureduca.com). === La venganza del muerto y otras aventuras, de Fernando Sorrentino ====== === Augusto Gayubas ======================================================= La venganza del muerto y otras aventuras Fernando Sorrentino Alfaguara Buenos Aires, 2011 160 páginas Colección Serie Naranja Ilustradora: Chavetta Lepipe ISBN: 9789870416241 ¿Cómo conciliar la pulcritud estética, el refinamiento lingüístico y un sentido del humor caótico e inofensivo que hagan, de una obra, dos obras para dos públicos generacionales distintos? Esta misma pregunta me hice hace algunos años, y creí encontrarle respuesta cuando llegó a mis manos un libro de Fernando Sorrentino titulado La venganza del muerto y otros cuentos con astucias (Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 1997). Hoy que la editorial Alfaguara ha decidido, venturosamente, reeditar el libro, agregándole los dos cuentos del libro Historias de María Sapa y Fortunato (editado originalmente por Editorial Sudamericana en 1995), es un buen momento para volver a reflexionar muy sucintamente sobre esta obra. Sin dudas, Fernando Sorrentino no busca el niño que todos llevamos dentro al escribir los cuentos que compila La venganza del muerto y otras aventuras (libro que la editorial considera para niños desde los diez años). Logra llegar al público infantil por la vía de la transparencia en el estilo y de la simpleza en el vocabulario (que cada tanto incluye alguna palabra difícil que obligará al niño a recurrir al diccionario y alimentar su léxico en vistas de su futuro literario). Todo ello lo hace mediante un refinado uso del lenguaje castellano (aun en el uso del lunfardo cuando el diálogo así lo requiere) que hace de umbral para el ingreso del lector adulto en el libro. Así, los cinco cuentos que integran la reedición de este hermoso libro de Sorrentino, llegan de distinto modo a la lectura de niños y de adultos. El humor simple, inocente y obvio, la tragedia rápida y los sucesos extraordinarios que absorbe el niño que lee estos cuentos, diferirán de los guiños de ironía que capte el lector maduro, de las alegorías literarias e históricas, de lo poco extraordinario que es, en realidad, el mundo de la ficción, de lo doloroso de un libro cuyo tema es, en definitiva, la tragedia (y quizás no tan rápida como la pueden ver los niños). Dramas contados en clave de comedia, mediante una estructura narrativa simple y una inteligente configuración de personajes y sucesos que hacen honor al género del cuento infantil. Y como eje, el énfasis puesto en la capacidad de acción del ser humano y en la artificialidad de las convenciones sociales. Un criollo estafador cuya meta en la vida es contar dinero y divertirse engañando a la gente; un rey hermoso que una mañana se levanta y descubre que ha perdido la belleza; una dama que es convertida en sapa y sólo la confianza de un noble puede salvarla; un rey cuyo mal aliento es la clave de una conspiración; un joven que simula matar a un perro, un gato y un caballo para disciplinar a su mujer el primer día de casados, advirtiéndole: “¡A nadie perdono yo desobediencias!”. Historias que se debaten entre libros que matan, moscas que espían, burros que ganan carreras de caballos, y una viejecita que no hace sino planchar, planchar y planchar. Así es como Sorrentino, con el genial estilo que lo caracteriza, logra escribir un libro para niños que atrapa también a adultos, plasmando una inteligente articulación entre fantasía y reflexión social. En definitiva, este libro confirma a Sorrentino como uno de los mejores exponentes de la literatura juvenil producida en Argentina. ** Augusto Gayubas augustogayubas@yahoo.com.ar Escritor e historiador argentino (Buenos Aires, 1980). Investigador de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar), ha publicado y traducido artículos de carácter historiográfico para libros y revistas especializadas y de divulgación. Asimismo, ha contribuido con publicaciones en revistas de literatura y cine. === El exilio interior y otros poemas devastados, ========================= === de Leoncio Luque Ccota Humberto Pinedo Mendoza =================== Cuando Enrique Congrains Martin escribió el libro No una sino muchas muertes en 1960, se adelantó a su época en lo referente al estudio del migrante provinciano que recalaba en Lima. Pero en este mundo convulso encontramos al poeta y docente Leoncio Luque Ccota publicando un libro muy sensible y testimonial denominado El exilio interior y otros poemas devastados, que nos proporciona las mejoras armas para comprender el sentimiento de los que viven en estos asentamientos humanos. Es decir, la frustración, la tristeza y el desgarramiento se plantean en estos versos con mucha originalidad y rebeldía. Para mí es muy importante pergeñar unas líneas sobre este sensible poeta que tiene la gran virtud de ser muy noble con sus colegas. Por ejemplo, en muchos de sus versos se puede denotar “que la vida culmina para muchos”. Comprometido con su personaje Casandra va descubriendo las casuchas de esteras, calaminas en donde el poblador que llega a morar en estos lares vive en “un mundo de neblinas” y que las palabras de los lugareños son “palabras heridas” de tristeza. Vive para contarlo y en la ciudad estamos ciegos de sus problemas que también deberían ser de todos nosotros. Luque al igual que José María Arguedas tiene su talón de Aquiles, que es la depresión y la desesperación de vivir en un medio social sin identidad y sin ser comprendido. “Escucha mi lamento al pie del cielo que se revienta como nuestras vidas”, observando los castillos en las fiestas patronales. Sigue quejándose cuando dice: “Ellos dejaron los andes antes de venir a estos infecundos espacios”. Tienen razón Arguedas, Alegría, Valcárcel y Nelson Manrique cuando definen que el alma andina de estos invasores se lleva consigo hasta su tumba. Aquí transcurren sus días Luque y su familia en una Lima egoísta y mercantilista que no los hace felices. Y se convierte en un poblador desadaptado que no tiene futuro. En el capítulo de “La desesperación” aclara: “Un pueblo latiguea con su modus vivendi”, la costumbre como un adiós. No entienden los citadinos que en Lima debemos ser más tolerantes porque en esta ciudad se encuentran “Todas las sangres”. Por lo tanto hay que respetar los mundos vitales de los pobladores de diferentes terruños que tienen sus propias costumbres e idiosincrasias. Esa es la ambición de Luque como de cualquier ilegal o migrante del mundo. El mundo interior de Leoncio es el de cualquier mortal que se encuentra en estas situaciones de marginalidad. Como muchos vecinos de estos cerros de San Juan, “esperan los días al pie del cielo. Y tejen sus amistades envueltos en alcohol que se derrama en un cerro de Lima”. Es decir que el no sentirse transculturizado les provoca una fuerte dosis de desesperación kafkiana y patológica. Algún psiquiatra amigo me diría que es falso que los migrantes no se suiciden porque lo hacen todos los días con sus resentimientos, odios e insatisfacciones que se convierten en una imposición social de hombres no realizados. Es por eso que la música chicha y el danzar alocado o “taki onkoy actual” es una muestra de la negativa actitud de reconciliación consigo mismo. Nuestro poeta sigue cuestionando al sistema social y a su ambiente cuando aclara, casi en estado de aburrimiento: “Piedras arrinconadas de aquel cerro que se desviste”. Irónico pero real. Como Marx y Mariátegui que se alimentan de la realidad objetiva para hacernos tomar conciencia, “niños abandonados lamen nuestro rostro”. Fedor Dostoievski y Máximo Gorki nos muestran ese mundo de insatisfacción en sus respectivas obras. Pero es más enfático nuestro poeta cuando dice: “Nada queda de aquel día en que poblamos los cerros de alegría inocente, sólo vemos a mujeres que se marchitan bajo el sol, buscando su rastro perdido”; después de la invasión, que es su reclamo al igual que Antonio Gramsci solicita mayor compromiso de los intelectuales con las peripecias de sus pueblos. Como podemos apreciar, la mayoría de estos versos son muy testimoniales en su crítica al medio social. Yo lo definiría como un desgarramiento socioexistencial. Y “Pamplona nos envuelve camino al cielo”. A pesar de que se escribió El otro sendero, de Hernando de Soto, y las investigaciones de Desborde popular, de José Matos Mar, sobre este informal sector social, ningún poeta hasta ahora había podido mostrar tan profundamente ese mundo interior de los que viven como migrantes y casi como extranjeros de su propia patria en los pueblos jóvenes. Luque se preocupa de que desde las invasiones del 70, 80 y 90 nada ha cambiado, seguimos igual de frustrados. Pero se sobresalta y se admira de las danzas de las tijeras, de los huaynos. “Y que se elevan perdiéndose en el cielo”. Diría que es su amuleto de compensación. En la segunda parte de los Poemas devastados nos dice: “Qué hago en esta planicie del cerro más alto de San Juan, donde no he encontrado nada, sólo penas”. Debemos tomar en serio estos testimonios no indigenistas pero muy peruanos del hombre del ande afincado en los suburbios de Lima, y sigue cuestionando “al riachuelo de pobres gentes que gotean”. “La esperanza se vuelve profana y ya no nos pertenece, mirando la ciudad donde estos cerros muestran su hipocresía”. Si los gobiernos no solucionan los problemas socioeconómicos y culturales de estos sectores crearemos un caldo de cultivo de resentimiento. “Casandra, ahora te mueves de miedo lejos de tu tierra cansada, en la orilla de un cigarro”. Conocí a Víctor Humareda como a José María Arguedas y ambos demoniacamente eran muy telúricos y se identificaban con su ser cultural. Por eso el poema “Entre piedras y combas” acepta una presunta decisión: “De que a la Fontana sólo lo supera las ganas de dispararse un tiro a la sien”. Maiakovsky, Eutusenko recogían de estos versos de trabajo duro que agotaban sus días. Pero Leoncio no pierde la esperanza y nos enrostra: “O te imagino perdido en el Océano de mi poesía”. En la parte “Escondido en la arena” sigue torturándose y su mundo interior explota: “Acaso bombardas que alumbran estos cerros oscuros bajo el cielo de Lima”. Al igual que el otro poeta, Armando Agüero, nos muestra una población insatisfecha que debería tener branquias por el frío, y que desde su faro particular que es su hogar se observa una Lima gris, por no decir triste. Y se felicita de haber encontrado en su trayecto de vida a su mujer Felícita, que lo acompaña en este trafalgar vital que son todos los días. Y nos dice que son “estos cerros como los volcanes”. Diría que sí están en ebullición social pero de resentimiento y de depresión por la insensibilidad de sus gobernantes. Pero este libro que más parece un enfoque sociólogo de los migrantes es poesía social y existencial de las buenas porque esa es la finalidad del artista demoler el amor propio y el orgullo de las otras personas que no tienen conciencia y sensibilidad por los demás. Culmina diciendo: “Maderas apolilladas, esteras en el desierto, lleno de estrellas, destrucción de fuego. Aquí se extravía el polvo de tu rostro”. Muy apocalíptico pero valiente en sus juicios. Este libro de poemas sociales y existenciales de Leoncio Luque es un testimonio vital de lo que es la vida “llena de tristeza” en un ambiente desamparado y absurdo. El mundo interior del poeta es como el de cualquier ciudadano del ande o de la selva que sienten su alma devastada por la incomprensión de sus paisanos. Al cumplirse el centenario del nacimiento de José María Arguedas debemos rendir culto a la identidad cultural y la multiculturalidad de nuestros pueblos, que tan sabiamente el autor de Yawar Fiesta nos lo proponía. Y este libro de Luque con sus angustias y rebeldías nos exalta poéticamente a realizarlo. He aquí su logro literario. ** Humberto Pinedo Mendoza humbertopinedo@hotmail.com Escritor peruano (Lima, 1947). Estudió educación y periodismo. Ha publicado los libros de poemas Olguita amando, Topus, Avizor y Convulsión y los libros de historia Rostros y rastros del Callao e Historia de San Miguel. Ha pertenecido al movimiento literario Gleba Literaria. Textos suyos han aparecido en las revistas La Cantuta, Harawi, Olandina, La Tortuga Ecuestre y Península, así como en las dieciocho antologías poéticas de José Beltrán Peña y en las antologías de la Casa del Poeta del Perú. Incluido en los suplementos dominicales de los diarios El Comercio (http://elcomercio.pe) y Ojo (http://ojo.pe). Mantiene una bitácora literaria en http://humbertopinedomendoza.blogspot.com. === La humanidad de Mike Tyson Andrés A. Ugueruaga =================== Desde hace siglos se ha separado al cuerpo del alma, pero siempre ha habido muchos amantes de las cuestiones capciosas, curiosos de cómo se puede delimitar el alma del cuerpo; de esa misma manera debemos preguntarnos, mientras miramos algún documental en un canal de deportes, dónde comienza esa parte humana de Mike Tyson que ha dejado de serlo desde 1985 hasta 2004, al menos para él ganar unos cuantos millones de verdes y para ser lo que fue: ¿qué si no la leyenda viva del pugilismo profesional en la era del “just in time” y del capitalismo salvaje? ¿Qué si no la versión tardía y restaurada del proverbial Jack Johnson, el primer campeón de peso pesado de raza negra, fallecido en 1946..? Sin embargo, ni aquellos apetecibles millones, ni las más acertadas comparaciones, ni la más efervescente parafernalia de Las Vegas, explicarían este fenómeno. Recordando el comienzo de una nota de The New York Times escrita por Michael Wood: convengamos que la carrera de Mike Tyson fue similar a una secuencia de hechos tan irrepetibles como mágicos, y la inquietud crece aun más, al echarle un vistazo en YouTube.com a sus entrenamientos, cuando era apenas un adolescente de quince años, lanzando golpes a diestra y siniestra, girando sobre sus pies prácticamente en el aire, o bien pegándole a la bolsa sin que se puedan distinguir con claridad sus movimientos. ¿A qué raro truco responden, que mis ojos ven pero no creen? La semblanza de esas vertiginosas combinaciones de piernas, brazos, desconcertantes movimientos de cintura, lo proclamaron de la más fría de las noches a la más soleada de las mañanas, en Tyson: el hombre de hierro, el noqueador; Tyson: el hombre más fuerte del mundo con un gris pasado de forajido; Tyson: alias Malik Abdul Aziz, el indiscutido, el convertido al Islam; Tyson: un rebelde idealista que ostenta un tatuaje del revolucionario Che Guevara, en el lado izquierdo de su vientre. Pues se distingue en su porte a un boxeador de otros tiempos, tal vez pasados, tal vez futuros, como si hubiera obedecido al pie de la letra los sueños de su viejo entrenador, Cus D’Amato (nacido en 1908 y fallecido en 1985). En caso de direccionar nuestros pensamientos hacia el pasado, muchos acordarían qué raro es que The Iron Man no haya pertenecido a la época de los Frazier, de los Ali, de los Sonny Liston o incluso antes: su porte, su vestimenta, y muchas veces hasta su corte de pelo, son similares, por ejemplo, a la estampa de un clásico, como Joe Louis. No obstante, en caso de que haya florecido en el futuro, lo hubiera hecho como una de las experiencias más fascinantes, como un fenómeno proveniente del cine y de la literatura, al imaginar vidas posibles. ¿Cuál hubiera sido el destino de ese hombre biónico, esa audaz versión del trabajo de la biotecnología de Estados futuros? Lo cierto es que el Mike Tyson pugilista y atleta ha caracterizado toda una época, un tiempo congregado en un ring, como un Aleph rodeado de gente y cámaras de televisión, un plano elemental en donde uno de ellos simplemente salía a “arrasar” con su rival, vistiendo un par de guantes ya sea en el rincón rojo o azul, también así lo hizo también Mohammad Ali y toda una legión de boxeadores representativos siempre de un tiempo y un mundo afectado con la disputa y los ligeros jabs... El ring, esa figura geométrica de cuatro lados —según Norman Mailer— en donde se recrea la lucha, el poder, el dinero, la sexualidad y la raza... la faceta esquizoide de la vida moderna americana (y hoy de todo un mundo globalizado), porque después de todo “la vida del hombre sobre la tierra es lucha”, pues al fin y al cabo la vida es tan bella que vale la pena luchar. Mike Tyson, con sus shorts negros, sus botas de boxeo clásicas, sus cuantiosos tatuajes y su humanidad, ¿acaso no encierra el pasado, el futuro y sin embargo pareció encontrarse siempre fuera de nuestro tiempo? ** Andrés A. Ugueruaga andresugueruaga@hotmail.com Escritor argentino (Santa Fe, 1973). Textos suyos han aparecido en el diario El Litoral (http://www.ellitoral.com.ar), y ha colaborado con páginas como Monografias.com. La mayoría de su producción permanece inédita. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Wilfredo Carrizales, un escritor venezolano en Pekín ================== === Lo lúdico está presente en toda mi obra Jorge Gómez Jiménez ====== Dos ejemplares de una revista china hallados en 1971 en una librería de Maracay le dieron a Wilfredo Carrizales la pista definitiva de un viaje que le cambiaría la vida. Cinco años más tarde, el escritor venezolano abordaba un avión que, tras dos días de horizontes y escalas, lo llevaría a Pekín. El escritor venezolano Wilfredo Carrizales ha vivido un cuarto de su vida en Pekín. Nacido en 1951 en Cagua, pequeña ciudad del estado Aragua, Carrizales ha colaborado en importantes revistas y suplementos culturales de Venezuela y China. Su partida a oriente se debió a su designación como agregado cultural en la Embajada de Venezuela, cargo que desempeñó hasta 2008 para posteriormente dedicarse a la enseñanza en la Universidad de Pekín. En su país publicó el libro de relatos Calma final (1995) y los poemarios Ideogramas (1992) y La casa que me habita (1999), que ha tenido otras tres ediciones: dos en Pekín, una de ellas traducida al chino, y otra en formato digital en Editorial Letralia, por la cual el autor recibió en 2006 el IV Premio Nacional del Libro para la Región Centro Occidental de Venezuela en la mención “Libros con nuevos soportes”. También en nuestra editorial ha publicado Textos de las estaciones —que a su vez tiene una edición impresa aparecida en Pekín— y Merced de umbral. Y aun tiene otra edición digital, la antología de poesía y fotografía Intromisiones, radiogramas y telegramas publicada por Cinosargo en 2008. En China publicó además Mudanzas, el hábito (2003), Postales (2004), Desde el Cinabrio (2005) y Vestigios en la arena (2007). Como traductor, Carrizales publicó en Venezuela Antología de jóvenes poetas chinos (1988), Estrategias de los estados combatientes (1997), Antología de cuentos Chuanchi (dinastías chinas Ming y Qing) (1998) y Libro del amor, de Feng Menglong (2008). En China publicó en los 80 la traducción al español de la novela china Mi infancia (1980), la antología de cuentos chinos contemporáneos Vida sobre las cuerdas (1982), la novela Arribo a la madurez (1985) y Extrañas minificciones chinas (2004; 2005). Autor prolífico, Carrizales estudió historia y cultura de China, regresó a Venezuela para desarrollar una intensa trayectoria literaria y editorial, y hace diez años volvió a la nación asiática, donde se ha involucrado en actividades para el acercamiento entre oriente y occidente, convirtiéndose en testigo del interés creciente que está despertando el idioma español. En pos de la Revolución Cultural —Desde tu juventud en Cagua manifestaste interés por China. ¿Cuáles fueron tus primeros contactos con esa cultura? —Mi interés por la cultura china vino primero de mi interés, a comienzos de la década de los 70 del siglo pasado, por la llamada Revolución Cultural que se estaba llevando a cabo en la República Popular China impulsada y dirigida por Mao Zedong (o Mao Tse-tung, como se escribía el nombre por entonces). Recuerdo que una tarde de junio de 1971 pasé frente a una librería de Maracay y vi exhibidas en la vitrina unas revistas chinas (creo que eran unas China Ilustrada) que tenían en sus portadas fotografías de “héroes” de la Revolución Cultural. Compré un par de ellas y me asombró encontrar adentro un mundo totalmente desconocido y que se me antojaba fascinante. Casi que de inmediato quise conocer más acerca del mundo chino y pronto di en Caracas con la librería Viento del Este, ubicada en la plaza Diego Ibarra del Centro Simón Bolívar. Esa librería, desaparecida ya hace mucho tiempo, distribuía en Venezuela, de forma exclusiva, libros, folletos, revistas, afiches y otros impresos venidos de China. Me convertí en cliente de aquella librería y comencé a leer con asiduidad los diversos materiales provenientes de China, en especial las Obras escogidas de Mao Tse-tung. —¿Cómo se compaginaban estos intereses con el entorno sociocultural de tu tierra? —Mi cultura en mi nativa Cagua se limitaba a contactos con otros jóvenes de mi generación, inquietos como yo por encontrar la manera de cambiar la sociedad por medios revolucionarios. Desde niño leía mucho, sobre todo libros de viaje y de historia y mitología universales. Luego, con el descubrimiento de escritos políticos y filosóficos de los grandes pensadores marxistas —entre ellos Mao Tse-tung— mis lecturas se orientaron hacia ese campo para tener nociones teóricas que me permitieran llevar a la práctica “acciones revolucionarias”. La cultura en Cagua era muy pobre. Apenas había unos tres cines donde proyectaban películas comerciales de dudosa factura. Así que junto con mi “militancia política” vino mi alejamiento progresivo de Cagua y mi vinculación más estrecha con los “círculos políticos revolucionarios” y culturales de Maracay. Con esa gente discutía acerca de la Revolución Cultural china y cómo hacer para que nosotros llevásemos a cabo una revolución similar en Venezuela. Éramos ilusos y creíamos a pie juntillas en todo el contenido que encontrábamos en los materiales de divulgación chinos. —Entonces decidiste irte. —Hacia el año 1973 estaba decidido a irme a China, pero aún no había relaciones diplomáticas. Recuerdo que escribí sendas cartas a las embajadas de China en México y Cuba solicitando información acerca de posibilidades de estudio. De ambas embajadas recibí respuestas casi idénticas: debía esperar hasta que Venezuela y la República Popular China establecieran relaciones diplomáticas y luego tramitar mi solicitud por ante la embajada china en Caracas. Al año siguiente se establecieron las relaciones diplomáticas y ya para el año 1975 se había instalado la embajada y se había firmado un convenio de cooperación en materia educativa: seis estudiantes venezolanos podían ir a estudiar cualquier carrera a China y seis estudiantes chinos de postgrado podían venir a Venezuela a continuar estudios de español y literatura. —¿Cómo fueron las circunstancias de tu partida? —Yo había comenzado a estudiar química en la Universidad Central de Venezuela y decidí entonces solicitar, a través de la embajada china, una beca para proseguir estudios. Hice los trámites en Cordiplan, que era el organismo receptor de las becas chinas, y obtuve la confirmación en julio de 1976 para venirme a China en septiembre. No logré el dinero necesario para el boleto de avión por Francia (¡cinco mil bolívares!) sino hasta fines de septiembre. Cordiplan, que debía pagar el boleto, luego se desentendió. Salí de Venezuela por Maiquetía el 8 de octubre y llegué a Pekín el 10. De inmediato me asignaron una habitación en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Pekín (habitación que compartí algunos meses con el otro becario venezolano, Víctor Ochoa) y comencé apresuradamente a estudiar las primeras lecciones de chino para nivelarme con los otros estudiantes extranjeros, llegados un mes antes. Después de un año de estudio del idioma chino en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Pekín pasé a la Universidad de Pekín, donde debía empezar a estudiar química. Sólo aguanté dos semestres y en 1978 pedí cambio de carrera y me dediqué a estudiar historia y cultura de China, que era lo que realmente me interesaba. —¿Hasta cuándo se extendió esa primera estadía en China? —Finalicé la carrera en 1982 y me quedé dos años más, pues tenía novia china y pensábamos casarnos. Así lo hicimos en febrero de 1984 y ella se vino primero a Venezuela, pues nuestro dinero no alcanzaba para los dos pasajes aéreos. Cordiplan nunca cumplió su compromiso de sufragar el pasaje de regreso y al fin se logró que la Cancillería venezolana pagase el pasaje vía Hong Kong, de donde salí en junio de 1984, vía Nueva York, con escalas en Seúl y Alaska, hasta mi llegada a Maiquetía dos días después. Así que le di la vuelta al mundo en ocho años. Vuelta a la patria —¿A qué te dedicaste al regresar a Venezuela? —En Venezuela comencé a dar charlas en universidades y ateneos acerca de cultura, arte, filosofía y literatura antiguos. También organicé grupos de personas interesados en el aprendizaje de la lengua china tanto en Maracay como en Valencia y Caracas. Así mismo organicé unas exposiciones de pintura china con las obras de mi esposa, quien luego regresó a su país después de nuestro divorcio. En enero de 1991 conocí en Maracay al poeta Igor Barreto y comencé a vincularme con la Coordinación de Literatura de la Secretaría de Cultura del estado Aragua. Posteriormente Barreto renunció al cargo, que me fue ofrecido por el nuevo secretario de Cultura, Luis Bayardo Sardi. Trabajé en la Secretaría desde junio de 1991 hasta mi nombramiento como agregado cultural de la Embajada de Venezuela en China en junio de 2001. —En Aragua se recuerda especialmente tu productiva gestión en el cargo. —Logré publicar muchos libros, de autores locales, nacionales y extranjeros, mientras estuve al frente de la coordinación. Pude lograr la creación del fondo editorial, a través del cual se editaron nuevas series de libros (incluida la serie “Hueso de sepia”, dedicada a traducciones). Hice convenios con el Pedagógico de Maracay para realizar actividades literarias conjuntas. Organicé seminarios, talleres, charlas y logré, a través del Instituto de Cooperación Iberoamericana, presentar en Maracay a algunos poetas famosos españoles, como José Hierro, por ejemplo. Establecí la Bienal Literaria Miguel Ramón Utrera (antes llamada Casa de la Cultura de Maracay) con premio en metálico y publicación especial de las obras ganadoras. Pude lograr que Maracay fuese subsede del Festival Internacional de Narradores Orales durante tres años seguidos. En esa década que estuve al frente de la Coordinación de Literatura hubo actividades literarias de toda índole promovidas por nuestro departamento, donde contaba con la valiosa cooperación y estímulo del poeta y profesor Efrén Barazarte. China a la moda —Entonces se produjo el nombramiento como agregado cultural. —En efecto. En 2000 nombran como embajador de Venezuela en China al doctor J. J. Montilla. Quiso llevarse como a su segundo al ex secretario de cultura de Aragua, profesor Julio Mora Contreras. Cuando me enteré hablé con Julio, cuyos compromisos en la Universidad Central de Venezuela le impedían aceptar la oferta, y le pregunté si el nuevo embajador necesitaba a un consejero cultural que hablase chino y conociese la cultura y aquel país. Montilla aceptó la propuesta y en junio de 2001 recibí la noticia de mi nombramiento como agregado cultural en Pekín. Salí de Venezuela a principios de septiembre de ese año y permanecí en el cargo hasta mi remoción en diciembre de 2008. —¿Percibiste algún contraste entre la China que habías dejado a mediados de los 80 y la que te recibió en 2001? —La nueva China que encontré después de diecisiete años de ausencia me sorprendió por el rápido desarrollo alcanzado y por la violenta transformación sufrida en todos los órdenes. De aquella China semirrural ya casi no quedaba nada. Pekín ahora contaba con modernas autopistas, altos edificios, amplias avenidas, nuevas líneas del metro y una gran afluencia de vehículos automotores que habían desplazado en considerable parte a las bicicletas de antaño. Se podía conseguir un taxi en cualquier lugar y lujosos y caros vehículos último modelo circulaban intermitentemente por las arterias viales. La gente iba mejor vestida, a la moda. Las muchachas se atrevían en verano a usar pantalones cortos y los sitios de diversión proliferaban por doquier. La faz de la vieja ciudad había cambiado para siempre. Sólo quedaban unas cuantas zonas “protegidas” donde están los antiguos callejones de la época mongola de la dinastía Yuan (1271-1368). —¿Cómo ha influido la cultura oriental en tu obra y en tu mirada? —La manera de mirar los chinos, ese especial gusto por los detalles y la armonización de los contrastes, ha influido, en algunos aspectos, en mi modo de escribir, dibujar y fotografiar. Siento una gran pasión por los textos chinos breves, sean poemas, semblanzas, relatos o notas de viaje y también por la pintura tradicional china que hace énfasis en pocos trazos para lograr su cometido. Así mismo me cautiva la forma del razonamiento filosófico de antaño, con su cuidado en lo sucinto. Lo lúdico como esencia —Escribes poesía, poesía en prosa, narrativa, ensayo; haces fotografía, todo con un gran sentido lúdico. ¿Tienes preferencia por alguna de estas disciplinas? —Dentro de mi obra escrita siento una gran predilección por la poesía en prosa o prosa narrativa, aunque con frecuencia los “géneros” se mezclan y el producto final suele ser híbrido. La fotografía ahora, en los textos que van acompañados por imágenes, cumple el papel, en condiciones de ecuanimidad, de ampliar el goce estético y “ayudar” al ojo a adentrarse en los recovecos que la escritura propone. En cuanto a lo lúdico, está presente en toda mi obra como la esencia que fluye silenciosa por el cuerpo para hacer “estallar” lo festivo de la escritura y de la imagen —fotografía, dibujo o collage— dentro de la pupila y de las neuronas. —Tu libro La casa que me habita, uno de los más exitosos, juega con la metáfora de la casa, poniéndola en el plano común del espacio donde discurren los amantes, pero también maneja el espacio como una expresión de las emociones. ¿Qué nos puedes decir sobre este libro? —La casa que me habita es mi libro más querido por todas las implicaciones que conllevaron a su creación. Mi vieja casa de Cagua —antiguo cuartel de la época guzmancista—, a la que amo con pasión desbordada en cada uno de sus agujeros, oquedades, recovecos, sinuosidades... En esa casa viví de niño muchos años felices con seres reales e imaginarios: palomas, pájaros, fantasmas, sombras, signos en las paredes, recuerdos enterrados en los patios, voces... Siempre supe que iba a escribir un libro acerca de mi relación con esa casa-abuela. Lo que no sabía era que la aparición de una mujer llamada Ayarí, con su vitalidad y ganas de vivir y apasionarse, iba a acelerar el “parto” del libro y conducirlo por unos derroteros amorosos e inesperados que se cumplieron en unos breves lapsos: apenas tres meses. —Textos de las estaciones involucra, igualmente, un paralelismo entre el paisaje, la circunstancia geográfica de las estaciones, y diversos estados anímicos del individuo. —Es un libro más “chino”, tanto por su contenido —escritura e imágenes fotográficas— como por su ambientación y “sumergimiento” en una paisajística interiorizada de muchos lugares de China. Cuando recorro la geografía de China —tan diversa y desconcertante—, los paisajes entablan conmigo un diálogo, porque se convierten en espíritus que conversan acerca de cosas que la gente no advierte. Hay como una relación “mística” con los lugares que poseen una especial carga de energía vital. —Tienes obra publicada en formato impreso, pero también en digital. Colaboras con regularidad con Letralia, Cinosargo y otras publicaciones digitales. ¿Qué piensas del debate sobre la irrupción de lo digital en el medio editorial? —Lo digital en el medio editorial es un proceso necesario e inevitable. Ayuda a “democratizar” las posibilidades de publicación para muchos escritores y poetas y ensayistas que de lo contrario no tendrían cabida en las editoriales que publican libros según las leyes del mercado. Hay que ampliar más el medio editorial digital y dar la pelea para que la difusión y lectura sean efectivas y amplias, universales. China nos mira —En los últimos años ha aumentado el interés de los chinos por el español. —A medida que la República Popular China ha establecido relaciones diplomáticas con casi todos los países de Hispanoamérica, el interés por el estudio del español se ha incrementado en todo el territorio chino. Ahora las más prestigiosas e importantes universidades poseen facultades de español y en casi todas ellas hay lectores extranjeros, básicamente españoles. Entonces la presencia en China del aumento de los estudiantes de español pasa por los convenios con universidades de España. De Hispanoamérica vienen muy pocos profesores. A veces alguno de México o Chile, pero es España la que lleva la delantera en materia de convenios para la enseñanza y difusión del español. En algunas facultades de español de ciertas universidades prestigiosas, por ejemplo la Universidad de Pekín, los estudiantes del último año (cuatro en total) cursan una materia que se llama “traducción del chino al español”, con sus dos variantes: escrita y oral. Yo he tenido la suerte de enseñar “traducción escrita del chino al español” el pasado año escolar en la Universidad de Pekín. —¿Es muy difícil para un hispanoparlante aprender el idioma chino? —Es algo que a veces se topa con prejuicios infundados, esa noción de que “el chino es una lengua imposible de aprender, impenetrable”. Por supuesto, hay que reconocer que el idioma, sobre todo la escritura de los caracteres, es un proceso arduo y difícil, mas con constancia y dedicación algunos hispanoparlantes han aprendido a escribir bastante bien y a hablar mejor. Incluso existen algunos hispanoparlantes que han aprendido a hablar, pero no saben leer ni escribir chino. Actualmente hay universidades chinas con estudiantes hispanoamericanos y españoles en grado mayor que en años anteriores. —¿Ha influido este interés en la traducción de obras chinas a nuestro idioma? —Cuando uno se dedica a traducir literatura china, en especial literatura clásica o antigua, descubre que es una tarea sumamente ardua, donde siempre surgen obstáculos nuevos, giros idiomáticos imprevistos, acepciones de vocablos desconocidas y ambigüedades propias del idioma chino. Sin embargo, la tarea es altamente gratificante, aunque no está bien remunerada. Siempre existe la esperanza de que se incremente el número de buenos traductores de literatura china provenientes de Hispanoamérica. === Harold Alva =========================================================== === No concibo a un escritor que no se involucra con su contexto ========== === Augusto Rodríguez ===================================================== Harold Alva nació en Piura en 1978. Estudió derecho y ciencias políticas. Ha publicado los libros de poesía Morada y sombras (Camión Editores, 1998), Antes de abandonar la sombra (1999), Cañaveral: libro de tierra (2001), Sotto voce (Fondo Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, 2003), El sonido de la sangre (Altazor, 2006), Los extraños (Altazor, 2009) y la novela Burdel (Altazor, 2009). En mayo de 2004 fundó Editorial Zignos, sello que dirigió hasta abril de 2008. Es el director del Festival Latinoamericano de Poesía País Imaginario. Ha publicado las antologías 18 poetas latinoamericanos (Zignos, 2006), Literatura de Piura (FECP. 2007), Piura: antología del cuento contemporáneo (Altazor, 2010) y La Libertad: antología del cuento contemporáneo (Altazor, 2011). Fue miembro del Grupo Neón y director de El Signo y la Forma y La Caja Nocturna. Sus poemas han sido traducidos por Anthony Seidman para The Bitter Oleander (New York) e incluidos en diversas antologías. Ha participado en el II Festival de Poesía Latinoamericana Poquita Fe 2006 (Chile), ha sido invitado a los festivales Animal de Monte (Guatemala, 2008), El Turno del Oprimido (El Salvador, 2008) y a la Feria Internacional del Libro de Guayaquil (2010). Actualmente es editor de Ediciones Altazor y director de la revista Contrapoder. —Harold, ¿cuándo y por qué empiezas a escribir? ¿Qué poetas o escritores son tus referentes o tus autores de cabecera? —Antes de escribir, dibujaba; hacía historietas. Así fue hasta que cumplí los trece años, cuando descubrí que la poesía me permitía decir lo que no podía con el color de las imágenes. Yo era el niño de las verbenas, el jovencito que recitaba en las actividades del colegio, crecí repitiendo a Juan de Dios Peza, a Lorca, a Darío, a Chocano. Empecé leyéndolos a ellos, mi padre era policía y gracias a su trabajo pude desplazarme por varias regiones del Perú. Viví tanto en ciudades como en el campo; fue precisamente en una villa del norte, en Tumbes, cuando empecé a escribir poesía. Mis autores han ido variando según los escenarios, en Tumbes leía a León Felipe y a Cernuda, me volví fanático de ambos, quizá por eso en mis poemas hay ese aire español que no ha podido lidiar con la tradición anglosajona. Después en Trujillo, en la universidad, fundé un grupo literario, todos éramos alumnos de derecho, allí cambié a los españoles por los surrealistas, fue una etapa que me ayudó demasiado. Recuerdo que visitábamos a los poetas leyenda de la ciudad, a Marco Antonio Corcuera, fundador de los cuadernos trimestrales de poesía que fue quien convocó el concurso El Poeta Joven del Perú, ahora casi mítico. Y después, ya en Lima, empecé a leer a mis contemporáneos. Me preocupa mucho hacia dónde apunta la poesía en Latinoamérica, desgraciadamente las modas y los blufs nos presentan una toma equivocada. ¿Mis autores de cabecera?: Baudelaire, Milosz, Blacke, Martín Adán, César Moro, Vicente Huidobro, Zurita, Leopoldo María Panero, Paz, Juarroz, Dávila Andrade. —Has publicado varios poemarios y el último, Los extraños, fue editado en 2008; sé que muy pronto publicarás un nuevo poemario. ¿Qué me puedes decir de estos libros? —Soy un poco parco para responder por mis libros, pero puedo decirte que todos son parte de un proyecto que espero no se termine nunca. Tenía 17 años cuando publiqué el primero, ahora tengo 33. No publico un libro desde el 2003. El sonido de la sangre y Los extraños fueron adelantos de un trabajo que después desistí en publicar. Tengo listos dos poemarios: La épica del desastre y Lima. Alex Alejandro, del sello Ohcultos (libros virtuales), publicó hace unos meses Post mortem, todos giran en torno a la ciudad, el desasosiego, el desencanto, soy un pesimista en mi escritura, un hombre que ha perdido eso que los cristianos llaman “fe”. Soy ateo. —Tu poesía se nutre de una gran gama de imaginarios sociales, políticos, artísticos y culturales muy diversos ¿qué me puedes decir al respecto sobre tu propia poética? —Sigues haciéndome preguntas complicadas. Soy un hombre que cree en el compromiso social, no concibo a un escritor que no se involucra con su contexto, la poesía es compromiso, no creo en aquellos que expresan que el suyo es un compromiso con el lenguaje, pienso que afirmar eso es aislarse, y perfecto, si el escritor quiere aislarse, todos somos libres de asumir posiciones, pero el momento actual demanda escritores que lo asuman con gallardía, que se enfrenten con su responsabilidad histórica. Por eso me volví editor, por eso pinto, por eso escribo, por eso me involucro en política. —Sé que también escribes narrativa, leí con mucho interés tu novela Burdel y sé que preparas una nueva novela, ¿qué me puedes decir de esto? —Empecé escribiendo narrativa. La poesía llegó después. Burdel es parte de una trilogía sobre lo que acontece en el Perú de ahora. Tengo lista la segunda parte: Asesino, y estoy escribiendo Golpe, que cierra este proyecto. Paralelo a ello tengo otras novelas. Soy insomne, escribo durante toda la noche, duermo tres horas y media, no puedo dormir más, pienso que hacerlo es una falta de respeto. La vida es tan fugaz que no podemos permitirnos el lujo de dormirla. No puedo escribir un solo texto, me gusta saltar de una historia a otra, he terminado de escribir una novela para niños y tres cuentos para la colección A&V de Altazor. Estoy escribiendo El tótem, un tratado de demonología, y acabo de terminar Lima: antología de narrativa contemporánea, para la colección Antologías, donde ya me han publicado Piura y La Libertad. Tengo listos además De golpe a golpe, mi antología de poesía peruana de escritores nacidos entre 1968 (golpe de Velasco Alvarado, de la izquierda) y 1992 (autogolpe de Fujimori, de la derecha), Poetas de Libertad y Las nuevas, una selección que estoy seguro marcará una pausa en lo que están escribiendo las poetas. —Además de escritor y poeta, eres un reconocido editor que actualmente colabora con Ediciones Altazor, ¿qué me puedes decir de esta gestión? —Edito porque no concibo a un escritor que no se comprometa con la promoción cultural. Yo fundé Editorial Zignos el 2004, y la dirigí hasta el 2008, con Zignos publiqué 102 títulos, realicé el País Imaginario, evento al que asistieron los más destacados poetas latinoamericanos. En 2009 recibí la propuesta de Willy del Pozo, fundador de Altazor, para que me una a su editorial, sello que fundó en el Puerto de Santa María, España, en 1995; frente a su propuesta y a sus proyecciones, acepté. Durante estos dos años Altazor se ha consolidado como una de las editoriales más importantes no sólo del Perú, el año pasado realizamos la I Gira de Novelistas Latinoamericanos, vinieron a Perú siete escritores con quienes nos desplazamos por siete regiones de nuestra costa y nuestra sierra; y hemos participado en las ferias internacionales del libro de Fráncfort (Alemania), San José de Mayo (Uruguay), Guayaquil (Ecuador) y Lima. Hemos aumentado nuestros títulos, de 450 a casi 600 y tenemos tres colecciones que nos identifican: la Biblioteca Altazor, de novela, Arena, de cuentos y Caracolitas, de novela para niños. Altazor puede jactarse de que tiene entre sus filas a los más importantes escritores no sólo del Perú sino de América: Jorge Enrique Lage (Cuba), Oliverio Coelho (Argentina), Miguel Antonio Chávez (Ecuador), Claudia Apablaza (Chile), Pedro Peña (Uruguay), Juan Ramírez Biedermann (Paraguay), Eduardo González Viaña, Carlos Calderón Fajardo, Sócrates Zuzunaga, Enrique Verástegui, Jorge Nájar, José Carlos Yrigoyen, Miguel Ruiz Effio, de Perú, entre muchos otros. —¿Qué conoces de la nueva literatura ecuatoriana? —Viví siete años en Tumbes. El primer evento en el que participé fuera de mi país fue en Machala, Ecuador. Guardo muy buenos recuerdos de aquella primera visita, después estuve el día que intentaron el golpe contra Correa y posteriormente en la I Feria Internacional del Libro de Guayaquil. He leído la obra de Jorge Carrera Andrade, de César Dávila Andrade, conozco la obra de Icaza, de Pablo Palacio y la narrativa de los jóvenes Chávez, Eduardo Varas, Carlos Terán; sigo de cerca el trabajo poético del grupo Buseta de Papel y de los poetas Ernesto Carrión y Luis Carlos Mussó. Pienso que tenemos muchas categorías que nos identifican, al punto de atreverme a decir que podemos estructurar una sola tradición. —He escuchado en numerosas ocasiones que supuestamente la poesía sólo la leen y la consumen los mismos poetas, ¿crees que es así? ¿Cómo crear mecanismos para que la poesía llegue a otros sectores de la sociedad, pero sin que pierda su parte radical o subversiva? —El problema no es la poesía, sino los poetas. Muchos escritores son crípticos, entonces, a veces, necesariamente requiere lectores iniciados, de allí que se consume en cenáculos. Tenemos pocos escritores de masas, como Benedetti o Neruda, los que han intentado emularlos han caído en el panfleto, pero en eso radica su riqueza. La poesía siempre será un sabor para elegidos. —¿Actualmente en qué proyectos literarios estás? —Estamos preparando la II Gira de Novelistas Latinoamericanos, que se realizará en noviembre. Continúo en la dirección de Contrapoder, la revista de cultura y política, corrijo, vivo corrigiendo, amo y escribo todos los días. No sé hacer otra cosa. *** Poemas de Lima El hombre observa la sórdida cadencia de su oficio La velocidad del aire que llega desde el malecón Y lame las ventanas de los edificios Las puertas como un adjetivo siniestro La niebla que ataca como un samurái Con su cerbatana de miedo Y se pregunta si la noche Tiene algo que ver con su ictericia O acaso la nostalgia Es la única palabra que sostiene El argumento de su día Entonces retorna los ojos al vacío: Salta en parapente hacia la sima Tensa los músculos de sus brazos Y se deja caer Siente La generosidad Del abismo Y ya no se pregunta Si la noche Tiene algo que ver con la caída. === La rabia se inocula Como el grito suspendido de una cobra Lima de noche con mis manos en su espalda Y un extraño rumor de vidrios destrozados contra el ojo Contra mi frente de cíclope Extraviado entre los autos Su inconsistencia para sostener El incendio de otras cicatrices En los muros donde gárgolas invaden El cementerio de mis pájaros O la hacinada cueva donde habita el roedor de la nostalgia Su trompa de metal Que se abre como la puerta del metropolitano Cuando cruza Lampa Voltea por Emancipación Y la ciudad se eriza Y la ciudad se levanta Y Lima tartamudea un himno que la proyecta Sobre un muro de quejas Y la rabia crece Y nadie tiene el poder para difuminar la espuma de mi boca Su antídoto de historia La frente sin laureles De las estatuas posmodernas Sé que hay una ventana: Un vitral en el que otros ojos se inyectan contra el cielo de otra tribu De otra civilización que nada tiene que ver Con las marcas putrefactas de estos muertos Otra lengua Otro código que interpreta Las flechas de mis manos Sus líneas como quipus O la rabia: Su nieve en la cresta de mis puños Los pilares del tren La bestia que cruza sus entrañas Los corredores viales que unifican su tragedia El color seco de su sangre Mis brazos clavados como huesos Agitándose como una bandera Que nada tiene que ver con la historia de su patria La voz despedazándose Y el cráneo sembrado sobre un poste A la merced de un cóndor Que sabe que sólo habitan tinieblas en mis ojos Lima es una hiedra Su trompa se abre como el insomnio de un loco Que intercede por sus fantasmas Y no hay lugar No hay casa No hay espacio inhabitado Sólo la lluvia Quebrándome Luciferina Vertical y solitaria. === La física de tus manos contradice mis leyes naturales La devoción por conservar el aliento En una gruta donde nadie ejecuta oraciones como cábalas Versos como ráfagas que atentan contra mis hábitos Animales de azufre Demonios que salen a la caza de un orate Que se oculta noche a noche en los hostales de Lima En sus intestinos de asfalto que esperan Impacientes El último estertor Mi atípica presencia de fantasma Y tú: Dulce animal Escala de grises sobre la orfandad de mi cuaderno Brillas como el anillo del sol En esta época de catástrofes apocalípticas Tú Mi violenta partitura Mi fiera urbana de certeros zarpazos Mi bestia incólume con quien apelo al adjetivo A su virtud de ventana desde donde grito este poema Con la ilusión de un cadáver Que intuye que su muerte no es definitiva Que intuye que tu muerte no es definitiva Que se arranca el cráneo Y lo cuelga en los cordeles del horizonte Con la misma prepotencia de un sismo Que sepulta los puentes y las casas Tú: Mi pequeño terremoto con el que destrozo La ternura hereje de mis manos El miedo que me asalta Durante la mañana La pesadilla que me exige procesar a la distancia Te enfrentas a la física Aplastas el sí y solo sí de la lógica Y apareces en mi fortaleza imaginaria Te detienes al centro con la precisión de una pantera Y yo me quedo quieto: tiemblo Y sé que la luna es insuficiente cuando leo tus palabras En esta pantalla que apenas refleja la intensidad de lo que escribo La noche también es insuficiente La noche y su gran ojo que da vueltas Con la velocidad de un paso que en vano pretende conquistarte Cuando apenas ha sonado el silbato Y el réferi se instala con asombro En mis decisiones En mi poema En mi oscuridad En mi boca que se abre cada vez que retornas con un verso Y Lima entera se detiene Y Lima entera se inclina frente a tus pasos Y Lima entera se conmueve con el filo de tu lengua Que parte en tres la dicción del aire El rumor de los malecones Mi grito que trepa los edificios Y escribe tu nombre en las ventanas Y escribe mi nombre en tu ventana Y nadie puede leerlo porque carecen del espanto Y la capacidad de nuestras visiones Del alfabeto que aprendimos a tararear cuando los dedos Se formaron como las columnas de un ejército Que partió a colonizar la piel con las membranas de los otros Y los otros se quedaron allí Solitarios en sus cuerpos Mientras la vida se esfumaba en otra parte Y nosotros asimilamos la tensión de los accidentes Y así nos reconocimos Y así incendiamos estas calles Y así le dibujamos pájaros a esta noche Pájaros a las bancas del Kennedy Pájaros a nuestras palabras Pájaros a los ojos de las paredes Pájaros a la soledad Pájaros a la lengua que ahora nos enciende. === Un cuervo vuela hacia tu ventana Le teme a la noche Por eso permanece despierto Intenta penetrar en tu sueño Sabe que no hay ninguna historia Pero es un cuervo que ha escuchado en tu voz El timbre de su cuerva El SOS que clama La destrucción de los barrotes Y allí lo tienes Atrás de los cristales Sobre los que ha escrito tu nombre Con la soledad del pavimento. === Los pájaros que pernoctan en los cables Son testigos de esta historia Ellos han visto cómo he roto con la prudencia Saben de esto Conocen a la esfinge Y escriben conmigo sobre el aire Tu voz de cebra Tu lengua de fábula que se agita en mi poema Y duplica el filo de los sables Y duplica la potencia De los estertores que se agitan con la niebla Yo me detengo allí Busco una señal con el humo de las chimeneas Algún pretexto para demostrarle al horizonte Que tú eres la fiera que me arroja a la demencia El animal de fuego Con quien consumo el vértigo de las azoteas Y regreso los ojos Hacia los pájaros que pernoctan en los cables Y pregunto sobre el nivel de resistencia Al que debo exponer a los reptiles de mi calle O le exijo al viento un espejismo Para perderme con la sombra de otras aves Lima mientras tanto queda muda Lima tiene tu marca en todos los lugares Tu lengua que incendia las esquinas de mi parque Tu pelo Tu olor de fruta Tu oscuridad Tus ojos en los pájaros que pernoctan en los cables. ** Augusto Rodríguez elfrancotirador79@hotmail.com Escritor ecuatoriano (Guayaquil, 1979). Periodista, editor y catedrático. Ha publicado los poemarios Mientras ella mata mosquitos (2004), Animales salvajes (2005), La bestia que me habita (2005), Cantos contra un dinosaurio ebrio (Barcelona, España, 2007), Matar a la bestia (recopilación; Guadalajara, México, 2007), La gramática del deseo (recopilación; La Paz, Bolivia, 2009; Monterrey, México, 2009; Neuquén, Argentina, 2009) y Voy hacia mi cuerpo (Lima, Perú, 2010). Se dedica a la cátedra y colabora en publicaciones periódicas con artículos, reseñas, entrevistas, comentarios literarios en Ecuador y otros países. Sus textos aparecen en varias antologías locales y en países como España, Chile, México, Perú, Uruguay, Venezuela, Nicaragua y Argentina. Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía David Ledesma Vázquez (2005), el Premio Nacional Universitario de Poesía Efraín Jara Idrovo (2005), mención de honor en el Concurso Nacional de Poesía César Dávila Andrade (2005), finalista del III Premio Internacional de Poesía Màrius Sampere (España, 2007), finalista del VII y VIII Premio Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos (España, 2008-2009). Es uno de los fundadores del grupo cultural guayaquileño Buseta de Papel (http://grupobusetadepapel.blogspot.com). Ha participado en varios festivales poéticos, encuentros literarios, ferias de libros dentro y fuera de su país natal como “Toda la poesía al asador: Encuentro de Poesía Ecuador-Argentina” (Alianza Francesa de Quito, 2005), Encuentro Nacional de Literatura Ecuatoriana “Alfonso Carrasco Vintimilla” (2005), Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL; México, 2007), III Encuentro Latinoamericano de Poesía Actual “Poquita Fe” (Santiago de Chile, 2008), I Encuentro de Jóvenes Escritores Latinoamericanos del Alba (San Cristóbal, Venezuela, 2008), VI Festival Internacional de Poesía de Granada (Nicaragua, 2010) y III Festival de Poesía Joven Ileana Espinel Cedeño (Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, CCE, http://cce.org.ec; 201 Fiesta del Libro Abril Libros Mil (Ministerio de Cultura del Ecuador, http://www.ministeriodecultura.gov.ec; 2010), Encuentro Nacional de Poesía Voz a Vos (CCE, 2010), II Encuentro Internacional de Poetas en Ecuador Poesía en Paralelo Cero (2010) y Feria Internacional del Libro Cuba 2011. Parte de su obra poética está traducida al inglés, al árabe, al catalán y al francés. Poemas suyos han salido en importantes periódicos y en revistas impresas o virtuales de Ecuador, México, Argentina, España, Colombia, Estados Unidos, Chile, Cuba, Canadá, Venezuela, Nicaragua, Perú y Uruguay. Editor de la revista literaria El Quirófano y de El Quirófano Ediciones (http://elquirofano.blogspot.com). === Luis Alberto Ambroggio ================================================ === La poesía tiene mucho que ver con la capacidad de asombrarse ========== === María Alejandra Crespín Argañaraz ===================================== El doctor Luis Alberto Ambroggio nació en la provincia de Córdoba, República Argentina, y desde el año 1967 radica en Estados Unidos; se desempeña desde el año 2003 como miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Estudió filosofía y letras, y ciencias sociales y económicas. Colabora con publicaciones literarias en Estados Unidos, Europa e Hispanoamérica, en donde ha participado en diferentes recitales poéticos, congresos literarios y simposios. Ha publicado los siguientes libros: Poemas de amor y vida, Los habitantes del poeta, Oda ensimismada, Poemas desterrados, El testigo se desnuda, El cuerpo y la letra y La desnudez del asombro. —¿De qué forma ha desarrollado su vida literaria tanto en Argentina como en Estados Unidos? —Empecé escribiendo poesía a los 14 años, dato que puedo confirmar porque sé que gané un concurso en la escuela secundaria; escribía entonces versos libres, y después mi preocupación literaria en la época universitaria se dirigió hacia la esfera social, en ese contexto dirigí una revista que se llamaba Sur, revista de estudiantes. Luego en el año 1974, cuando nació mi primer hijo, lleno de felicidad, reinicié la escritura poética. —¿Y cómo contribuye literariamente a Estados Unidos? —Mi preocupación es rescatar la rica historia hispana que tiene Estados Unidos. Publiqué varios trabajos sobre la poesía escrita en español en Estados Unidos. He de destacar que en Estados Unidos el primer poema fue escrito en el año 1571; esto es 200 años antes de que se independizara y surgiese como nación. En este momento somos la segunda nación hispanoparlante del mundo. Mi contribución literaria es la lucha por la cultura hispana en Estados Unidos, no solamente como miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, desde hace 18 años organizo un recital de poetas en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos celebrando cuatrocientos cincuenta años de poesía hispana en ese lugar. Invito a poetas, representantes de los diferentes cuerpos poéticos, para hacerlo más diverso. El año pasado invité a Isaac Goldemberg, originalmente del Perú, y a poetas representantes de Centroamérica y del Caribe español. Este año vamos a presentar una antología que se titula Al pie de la Casa Blanca, hecha por poetas hispanos latinos residentes en Washington DC. También me interesa cultivar la identidad hispana y cultural de Estados Unidos. Le digo a los alumnos que aprendan el inglés pero que jamás olviden sus raíces, el español, y se sientan orgullosos de nuestra historia. —¿Cree que la lengua es un fenómeno vivo y que está sujeto a cambios? —Sí, claro, en la Academia discutimos este tema, porque tenemos el problema con el llamado “spanglish”, que es la mezcla de inglés en el español. Yo soy partidario, dentro de las discusiones lingüísticas, de la necesidad identitaria por conservar el idioma de la manera más pura posible, porque un modo de conquistar una cultura comienza por la conquista de la lengua. La lengua es la patria; cuando comenzamos a hablar en inglés, “inglesamos” en castellano, es señal de que hemos sido conquistados. Esto es parte de mi militancia como académico de la lengua. A propósito, presentaré en la Biblioteca del Congreso de Washington el libro Hablando bien se entiende la gente, que es un esfuerzo por hacer notar que tenemos en español las palabras que a veces por comodidad usamos en inglés. Por ejemplo, “mandatorio”, traducción del inglés “mandatory”, mientras existe en castellano o español “obligatorio”. Es importante que usemos las palabras que tenemos. —¿Por este motivo la lengua va evolucionando o no? —Sí, y esta preocupación es muy importante; existe desde el comienzo del encuentro entre las lenguas en Estados Unidos, la lengua dominante que es el inglés y la lengua española existente antes de la nación en Estados Unidos. Hay un poema sarcástico que se escribió hace doscientos años, en que el poeta dice que conoce a una muchacha rubia que fue a la escuela americana y que, hablando en español... le llamaba al mercado “grosería”. En ese entonces el poeta ya tenía la preocupación por conservar el español como la patria de la identidad cultural. —Su último libro se titula La desnudez del asombro. Dígame, ¿qué cosas lo emocionan en su vida? —Lo interesante es que me emociona todo, este libro precisamente resalta las cosas que uno pensaría ser las menos asombrosas, como lo obsceno, lo profano, el poema principal del libro es “Casa de citas”, en realidad son citas bíblicas donde la imaginación del poeta Dios nos hace pensar cambiándonos el esquema de la supuesta “moralidad”. —¿Cómo y cuando nació en usted la poesía? —Yo creo que en general nace de la infancia, en el sentido de la rebeldía, en el sentido de la imaginación, de reinventarse uno mismo, entonces entre tanto el poeta siga siendo niño, y tenga la capacidad de asombrarse. Tiene mucho que ver con la capacidad de asombrarse. En mi caso, la mayoría de los poemas los he escrito en los aviones, y me asombro cuando yo mismo soy el piloto del avión, “niño del aire”; me asombro y pienso cómo es posible volar, que el avión vuele y esté donde está... y toco el horizonte que “ya no es una lejanía sino una referencia”. —¿Cree que su infancia afectó de alguna manera su poesía? —Sí, definitivamente, mi madre era profesora de filosofía en la Universidad de Córdoba, tomé de ella a Nietzsche, y fue ella quien me regaló una antología de César Vallejo, mi primer libro de poesía. —¿Cuáles son sus lecturas o sus escritores preferidos? —César Vallejo es uno de ellos, Elliot, Edgar Allan Poe, y de los poetas hispanoamericanos, Rubén Darío, los poetas de la generación del 27, Luis Cernuda, José Hierro, Antonio Machado, Jorge Luis Borges, y mi gran epifanía reveladora fue ese encuentro con Borges a mediados de los años 70 en donde lo escuchaba recitar tomado de su bastón, y escucharlo hablar sobre los arquetipos de Plotino, y recitar el poema “Ajedrez” y me transmitió una tremenda riqueza interior. —¿Qué les diría a los escritores que aún no tienen su libro publicado? —Creo que en la actualidad, con el fenómeno del Internet, ha cambiado un poco el panorama, la diferencia entre el libro de poemas y la novela, es que al libro de poesías siempre se regresa y repetidamente; mientras que la novela una vez leída se archiva, se regala y se recuerda la trama. Pero ya no existe esa urgencia en publicar. —¿Qué compromiso tiene usted con la palabra? —Es el gran compromiso que todo poeta tiene con la palabra; una lucha continua con el texto, un enamoramiento con la palabra, en toda su connotación. Es un tema que lo trato en bastantes de mis poemas y específicamente en mi libro El arte de escribir poemas: apuntes para no llevar el apunte. —¿Cree, a la hora de escribir, en la musa inspiradora, o cree en la disciplina del escritor? —Yo creo que la creación poética es diez por ciento inspiración y noventa por ciento sudor, como lo dicen tantos maestros. Creo que hay un gran proceso de dedicación, y creo que la musa del poeta es la lectura. No dejo de lado la inspiración, pero creo que la dedicación es primordial. —¿Cómo es su relación con Dios? —Es una pregunta interesantísima. Mi relación con Dios es una relación de padre a hijo, como el de la parábola del hijo pródigo, o sea un padre muy bueno, y un hijo un tanto rebelde, entonces hay un gran amor, y grandes peleas. Mi libro Por si amanece... cantos de guerra refleja el período más agnóstico de mi vida. —Su poesía está embriagada de nostalgia, y siente cierto dolor por el paso del tiempo, como aquel poema de “Si los ladrillos hablaran... hablarían en español”, ¿que nos puede agregar? —La nostalgia es una de las características de los poetas y escritores de la diáspora, como lo es del dualismo. La idea de irse del lugar donde están sus raíces, y estar “lejos de”, existiendo siempre un ir y venir, desarrolla la nostalgia. Allí uno se aferra a un cuerpo, el cuerpo de los recuerdos. Los poemas de, por ejemplo, Laberintos de humo, específicamente “Paisajes de USA”, me permiten insistir con la ilusión de mis raíces. —¿Qué cosas extraña de su provincia, de Córdoba? —Obviamente, a mis padres que todavía viven en Córdoba, a mis hermanos, extraño ir a ver a Instituto a la cancha de fútbol, y escuchar las “cordobesadas”, extraño las sierras de Córdoba. Hay muchos lugares que son parte de mi recuerdo. El año pasado escribí un poema que se titula “Patria”, y que recorre muchos lados, y finaliza: “Y llego a Córdoba para besarla”. —¿Qué cosas disfruta de la vida? —Disfruto muchísimas cosas de la vida; disfruto este diálogo entre poetas, la amistad, el amor, compartir experiencias de vida profundas; disfruto los viajes; disfruto conocer el mundo. He tenido la oportunidad de recitar en la Universidad de Jerusalén, Malasia, Singapur, muchos países de América del Sur, Centroamérica y Norteamérica, Europa, que son bastante distantes de los que tenemos en mente. —En el epilogo de La desnudez del asombro dice: “La verdadera literatura se alimenta de la incertidumbre”; me gustaría que aclare este punto. —Claro, cuando hay una certeza dogmática no hay misterio, no hay asombro, porque para mí la poesía es una búsqueda, y mientras es búsqueda es el juego del niño, del niño que crea. Por el contrario cuando ya se sabe a dónde se va a llegar, ya no hay misterio. Muchos escritores dicen “escribo para entenderme”, ahora, yo digo si uno ya se entiende antes de comenzar a escribir, no va a escribir mucho, entonces en ese sentido uso la palabra incertidumbre. —¿Que es la poesía para Luis Alberto Ambroggio? —Para mí la poesía es dolor, alegría, felicidad, asombro, amor, en diferentes momentos, hay momentos cuando escribo sin saber que escribo. Mis poemarios lo reflejan, como por ejemplo Laberintos de humo. —¿A qué cosas le teme en la vida? —Yo trato de no temer, porque parto del principio de que el miedo no es mi amigo. —Sus libros han sido publicados tanto en Estados Unidos como en otros países, pero también hay otras publicaciones. —Han publicado mis poemas en revistas “populares”, en diarios, periódicos de habla hispana, pero esto es algo que me asombró, en la revista popular Somos, una revista del sur de Florida y en el mes de la poesía, publicaron uno de mis poemas, y me enteré de ello por la encargada de la caja de un supermercado quien me reconoció. *** Testamento Mi ilusión es dejarle Un bosque que no tiemble Un arroyo de juegos infantiles de los pájaros el amanecer con todos sus matices palomas, calandrias y cardenales y una familia de águilas unida en la montaña del firmamento y los astros quiero dejarles una noche transparente para que gocen las galaxias sin esa neblina que apaga el brillo de la luna la cruz del sur, la vía láctea y las horas de pesca junto al lago mi ilusión es dejarles un mundo en paz nada de basura y el pan justo y necesario dejarles tiempo para que amen la tierra en el pequeño tramo de una caminata el recuerdo de nuestro amor en la brevedad eterna de los besos dejarles la luz de los tigres en sus ojos las bibliotecas, nuestra casa y los árboles siempre dispuestos a sobrevivir los huracanes que en mis quejas no encuentren el fastidio de las moscas Guarden, sí, algunos de mis consejos Sobre todo que se amen No dejen de atravesar el cielo Visiten Iguazú Las cataratas mientras no se sequen, La Alhambra, el Taj Majal Las playas vírgenes, Jerusalén, ciudad de heridas El Machu Picchu, Teotihuacán. Lleguen hasta el Amazonas Si les alcanza la vida y el aire. De mi cuerpo y de mi alma El amor que no se quema Tal vez la felicidad de algunos de mis versos. ** María Alejandra Crespín Argañaraz alejandracrespyn@hotmail.com Investigadora argentina. Es profesora superior, egresada en 1989, del Instituto Nacional de Enseñanza Superior Nº 2 “Mariano Acosta”, en Buenos Aires. También es licenciada en literatura clásica grecolatina. Ha participado en diversos congresos y simposios de literatura comparada en diferentes universidades argentinas. Textos suyos han sido publicados en Hispanista (http://www.hispanista.com.br) y Ariadna-RC (http://www.ariadna-rc.com). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Teseo no halló al Minotauro de Creta ================================== === Breves comentarios sobre Galdós Vicente Adelantado Soriano ======= Mientras haya un misterio para el hombre ¡habrá poesía! Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas Hay estudios literarios, interesantes algunos de ellos, que dedican buena parte de su tiempo, cuando no capítulos enteros, a buscar los antecedentes, o la fuente de inspiración, de tal o cual personaje de una obra importante. Así por ejemplo, el ancestro de don Quijote, su padre, parece que es el Entremés de los romances (1). Por supuesto hay críticos que no quedan satisfechos con marcar los antecedentes, o con marcar uno solo, y siguen profundizando en sus búsquedas e indagaciones. De esta forma, gracias a Menéndez Pidal, y a la lectura de la novela, sabemos que los materiales que confluyen en la inspiración de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha son tan múltiples como variados. Y aun así, seguro se nos escapan muchos de ellos: conversaciones, ideas, pensamientos... ¿Y qué hemos resuelto marcando estos antecedentes? Poca cosa por no decir ninguna. Sigue siendo un misterio cómo, con todo ello, Cervantes es capaz de componer una obra maestra. Muy a menudo estos estudios parecen juegos de niños, un intento de despanzurrar el juguete para estudiar su mecanismo. Pero el mecanismo de la creación, si lo hay, es muchísimo más complejo que el de un juguete, por supuesto. Hay algo que siempre se escapa, que queda en el aire balbuciendo. Ya es casi obligado, por ejemplo, cuando se habla de la novela de Galdós, Doña Perfecta, nombrar a la madre del autor, a doña Dolores, y citarla como el antecedente, la fuente de inspiración, de la tal doña Perfecta. Es probable que don Benito le guardara un cierto rencor a su madre por haberlo separado de su amor juvenil, “Sisita” (2). Y que la “intolerancia” de aquélla estuviera en la base de la creación de doña Perfecta y sus intransigencias. No obstante, basta leer la novela y conocer un poco la vida de Galdós para percatarse, enseguida, de lo que de exagerado hay en tales afirmaciones. O dicho de otro modo: todos estos estudios, centrados en buscar antecedentes, deberían comenzar por definir qué es la imaginación. Deslindaríamos así unas cosas de otras. Y quedaría clara y diáfana, y seguiría siendo un misterio, la composición de una novela u obra artística. Ésta, indudablemente, siempre se apoya en algún hecho real, visto o imaginado, de donde parte toda la estructura de la obra, que se construye, no lo olvidemos, con palabras. Dudamos mucho de que doña Dolores, “mamá Dolores”, hubiera hecho matar a su hijo en un jardín, como lo hace doña Perfecta con su sobrino Pepe Rey para oponerse, de esta forma, a los amores de éste con su hija. Vistas así las cosas, podríamos definir la imaginación como el coger un hecho nimio, o importante, y llevarlo hasta donde, tal vez, no llegó en la realidad, o darle otro sesgo distinto al que tuvo. Depende, esto, de las intenciones del autor. ¿Qué hemos explicado mientras tanto? Poco menos que nada. Doña Perfecta, con o sin “mamá Dolores”, es una novela sobre la intolerancia, sobre la estupidez del género humano y sobre su enorme pereza mental. Atribuirle todo eso sólo a doña Dolores o a doña Perfecta supone no entender nada. Sería mucho más interesante, sin olvidar los antecedentes si se quiere, estudiar la repercusión de una obra en un momento determinado. Su éxito o su fracaso nos explicaría muchas más cosas sobre el autor, y sobre su obra, que el estudio de las posibles fuentes. Doña Perfecta tuvo un éxito inmediato: El éxito fue tan inmediato que apareció en volumen al mismo tiempo [que lo hizo por entregas], y en el mes de junio se había agotado la edición, por lo que inmediatamente se hizo una segunda [...]; y esta segunda edición se había agotado ya en diciembre de ese año. No conocemos el número de ejemplares pero, en cualquier caso, serán ya varios miles los difundidos en las tres tiradas en poco más de medio año (3). No hace falta puntualizar que “mamá Dolores” no era aclamada por el público. Si Galdós, es posible, se valió de ella para crear a doña Perfecta, indudablemente la traspasó con creces. ¿Se debe a ello el éxito de la novela? ¿O a que el autor supo retratar una época? ¿Y gustó a todos por igual? Como dice Ortiz-Armengol, la obra es “un proyectil político de largo alcance” (4) que no debió hacer mucha gracia a unos aunque fue muy aclamado por otros. Como es sabido, Galdós continuó escribiendo novelas llamadas de tesis. Poco después concluye Gloria, también centrada en la intolerancia religiosa. Por ello, su amigo José María Pereda, quien, sabido es, estaba en las antípodas, ideológica y literariamente, de Galdós, califica a éste de autor de “novelas volterianas” (5). Vivir para ver, o para leer. No deja de ser interesante, en medio de estas reflexiones, recordar lo que el mismo Galdós decía sobre la novela española en 1870: acusa don Benito a los novelistas españoles de continuar modas venidas de fuera, y que no son sino convenciones. Y añade: “Los españoles somos poco observadores y carecemos, por tanto, de la principal virtud para hacer novela moderna” (6). La novela moderna, pues, según don Benito, es producto de la observación. Y es muy posible que Doña Perfecta, escrita en 1876, fuera más producto de esa observación directa preconizada, que no del recuerdo de Galdós. Y ya puestos a buscar modelos, ¿quién es el modelo de Pepe Rey? No creemos que sea el propio Galdós, pues si intolerante es doña Perfecta, no menos intolerante, y necio, es Pepe Rey. Poco o nada, por lo tanto, explica que “mamá Dolores” aparezca como telón de fondo de la señora déspota de Orbajosa. Lo que cuenta es la elaboración que el autor hace con los materiales que tiene, y que conducirán a una determinada conclusión, distinta, también, según con los ojos con que se lean las obras. Y no le debía hacer falta a Galdós recurrir al recuerdo de su madre. Infatigable paseante de las calles de Madrid, periodista y en contacto con periodistas, sólo tenía que fijarse en la familia real para llegar a la grotesca figura de doña Perfecta, y en los moderados para crear una intransigencia parecida en Pepe Rey (7). No por eso resulta menos curiosa, y un tanto extravagante, la afirmación de Juan Van-Halen hablando del poco entusiasmo que Baroja sentía por Galdós, y del antecedente de Salvador Monsalud, el protagonista de la segunda serie de los Episodios nacionales: Don Pío afirma sobre Galdós: “Era indudablemente un novelista hábil y fecundo. Pero no un gran hombre. No había en él la más ligera posibilidad de heroísmo. Nadie tiene la culpa de eso: ni los demás ni él”. Acaso no sea ajena esa falta de entusiasmo, incluso de aprecio por Galdós, a la omisión barojiana del papel singular que jugó Van Halen en la concepción literaria del personaje de Salvador Monsalud, figura central de la segunda serie de sus Episodios nacionales (8). Se nos escapa la relación entre la falta de heroísmo y la calidad literaria —no todos los días hay una batalla de Lepanto—, como nos parece un tanto absurdo que Baroja estimara en poco a Galdós por la “omisión”, por no decir, nunca lo dice, de dónde salen los personajes de los Episodios. Con esta vara de medir, Guerra y paz, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha y cualquier otra novela serían deleznables. Sólo tendrían interés aquellos cuadros de pintores famosos si conociéramos los modelos de los que se sirvió el pintor. ¿Sirven para algo la composición, el colorido y las combinaciones de todas estas cosas? Parece que para Van-Halen es más importante conocer a la modelo. Juan Van-Halen hace un paralelismo entre Salvador Monsalud, protagonista de la segunda serie de los Episodios nacionales, y las Memorias de su antepasado Van Halen. Parece fuera de toda duda que don Benito leyó dichas Memorias. Pero éstas ocupan un volumen, y la trayectoria de Monsalud varios. Además, ¿de dónde salen Carlos Garrote, sor Teodora de Aransis, don Benigno Cordero, Jerana Baraona y un largo etcétera? Sí, Galdós era un novelista muy hábil y muy fecundo. No está mal, si se quiere, señalar el parentesco de este personaje con aquella persona; pero lo malo es que siempre se señala una pequeña concomitancia y se olvida que el personaje se mueve y se relaciona con otros, que también son creación del autor o también tienen sus modelos reales. ¿Quién es el antecedente de Sancho Panza? ¿Y el de Gabriel Araceli? ¿Y por qué no ocuparnos de las figuras simbólicas de los Episodios? En la última serie, en las novelas protagonizadas por don Proteo Liviano, aparece ni más ni menos que Clío, o Mari Clío. Todos sabemos quién es la modelo: Clío, la musa de la historia. Ya nos hemos quedado tranquilos. Galdós, eso sí, en este caso no nos amaga la fuente de su inspiración. Es más, hasta nos dice cuándo calza los coturnos trágicos o las zapatillas de ir por casa. ¿Y qué importancia tiene esto? Mucha, desde luego, si consideramos los Episodios en su conjunto: ha habido una honda y profunda variación en ellos: de la ingenuidad de un Gabriel Araceli, aunque ya hay toques broncos en El Empecinado, hemos pasado, con los desengaños de Salvador Monsalud, el plegarse a las circunstancias de José García Fajardo, al escepticismo de don Proteo Liviano, alías Tito Livio, que no puede encerrar más visión directa de la realidad, aquello que el propio Galdós demandaba: Los políticos se constituirán en casta, dividiéndose hipócritas en dos bandos igualmente dinásticos e igualmente estériles, sin otro móvil que tejer y destejer la jerga de sus provechos particulares en el telar burocrático. No harán nada fecundo; no crearán una nación; no remediarán la esterilidad de las estepas castellanas y extremeñas; no suavizarán el malestar de las clases proletarias. Fomentarán la artillería antes que las escuelas, las pompas regias antes que las vías comerciales y los menesteres de la grande y pequeña industria (9). Creemos, por todo lo dicho, que es importante, fundamental, leer para escribir. No se puede hacer lo uno sin lo otro. No hay lectura que se pierda: se “olvida” y se transforma; pero igualmente importante es la observación y el estudio del mundo que nos rodea. Y Galdós no descuidó ninguno de estos aspectos. Por cierto, es Cervantes quien aparece a lo largo de todos los Episodios. Si Van Halen es, hasta cierto punto, el modelo de Monsalud, ¿quién lo es el de Patricio Sarmiento o Benigno Cordero? Y ¿quién alienta tras de doña Leandra de Carrasco, de soltera Leandra Quijada? Y no deja de ser curioso, en relación con Baroja, lo que dice don Benito: Si el historiador acaso no las nombrase [a las víctimas de la perversidad humana], peor para él; el novelador las nombrará, y conceptuándose dichoso al llenar con ellas su lienzo, se atreve a asegurar que la ficción verosímil ajustada a la realidad documentada puede ser, en ciertos casos, más histórica y, seguramente, es más patriótica que la Historia misma (10). Añade Van-Halen, hablando de don Pío Baroja como historiador: En el prólogo a Las figuras de cera, Leguía pregunta a Aviraneta: “¿Es que es más verdad la Historia que la novela?”. “Naturalmente”, responde Aviraneta. Y Leguía concluye: “Eso creía yo también antes; hoy no lo creo. El Quijote da más impresión de la España de su tiempo que ninguna obra de los historiadores nuestros”. Don Pío se sirve de la Historia, hace de la Historia un escenario de teatro sobre el que se mueven los actores... (11). No parece que haya mucha diferencia entre Baroja y Galdós. De hecho, el escepticismo de Baroja ya aparece prefijado en Galdós. Y se sirvan ellos de la Historia, o la Historia de ellos, saquen la información de aquí o de allá, La cuestión es tener vida, fibra, energía o romanticismo, o sentimiento, o algo que hay que tener, porque no se adquiere (12). Ese “algo que hay que tener porque no se adquiere” es lo que, a veces, absurdamente, se trata de explicar buscando antecedentes a este o a aquel personaje. Ahora bien, cómo ha conseguido el autor que nos interesen éstos, y nos conmuevan, sigue siendo un misterio. Notas 1. Ramón MENÉNDEZ PIDAL, De Cervantes y Lope de Vega, Madrid, 1973. Espasa-Calpe, Colección Austral, pp. 30-32. 2. Pedro ORTIZ-ARMENGOL, Vida de Galdós, Barcelona, 2000, Ed. Crítica, pp. 41-42. 3. Pedro ORTIZ-ARMENGOL, ibídem, pp. 166-167. 4. Pedro ORTIZ-ARMENGOL, ibídem, p. 167. 5. Pedro ORTIZ-ARMENGOL, ibídem, p. 173. 6. Pedro ORTIZ-ARMENGOL, ibídem, p. 126. 7. Es muy recomendable, al respecto, la lectura de la muy bien documentada biografía Isabel II, de Isabel Burdiel, Madrid, 2010. Ed. Taurus. 8. Pío BAROJA, Juan Van Halen, el oficial aventurero. Edición de Juan Van-Halen, Madrid, 1998. Biblioteca Edaf, p. 42. 9. Benito PÉREZ GALDÓS, Cánovas, cap. XXVIII. 10. Benito PÉREZ GALDÓS, El terror de 1824, cap. V. 11. Pío BAROJA, Ibídem, p. 10. 12. Pío BAROJA, Ibídem, p. 11. ** Vicente Adelantado Soriano adelantado.soriano@gmail.com Investigador y docente español. Doctor en filología española. Es profesor de secundaria en Valencia. Textos suyos han sido publicados en Liceus (http://www.liceus.com), Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com) y Long Island al Día (http://www.lialdia.com). También tengo novelas y cuentos, inéditos, salvo aquellos que han sido premiados en algunos concursos. Intervino en la redacción del libro Història de la literatura de Valencia, escrito por el doctor Josep Lluís Sirera. Participó en el Simposium de Teatro Medieval de Elche (2004). === Ada Pérez Guevara ===================================================== === Horizontes: evocación de estelas sobre el pergamino del paisaje ======= === María Cristina Solaeche =============================================== ¿En qué lugar del sueño, os he visto, praderas inmortales? ¿en qué zona profunda de mi carne antes os tuve, colinas de la tierra? Juan Beroes Ada Pérez Guevara cultiva el cuento, la novela, el ensayo y la poesía. Se distinguió igualmente como comunicadora social y por sus luchas a favor de la mujer. Nace el 3 de noviembre de 1905 en la ciudad de Cantaura, población fundada con el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria de Chamariapa el 20 de agosto de 1740, en honor a la virgen de igual nombre y al árbol chamariapa de los caribes, en el estado Anzoátegui, Venezuela. Su padre Octaviano Pérez Freites, su madre la poetisa Mercedes Guevara Rojas, conocida por Mercedes de Pérez Freites, coetánea de las agrupaciones literarias que inician la vanguardia en Venezuela: Caminaba la muchachita rubia. Encantada de sentirse vivir, bebía luz en la copa del sol naciente. Oyó repicar las campanas recién abiertas sobre las tapias en ruinas, y se detuvo atenta al trino de un breve pájaro gris... Mercedes Guevara Rojas En el poemario En ausencia tuya que la poetisa Ada Pérez Guevara ofrenda enteramente al fallecimiento y ausencia de su madre, aparecen estas líneas como prefacio: “Para ti, Ada”, dedicado a ella, por su madre Mercedes Guevara Rojas. Y quién mejor que una madre poetisa para enseñarle las letras, la lectura y la escritura. A finales de 1917 la familia se radica en Caracas, donde la niña continúa sus estudios en el colegio San José de Tarbes, a cuyas aulas concurren las hijas de familias pudientes de Caracas, donde además de la formación integral, se imparte a las alumnas el gusto por las bellas artes y el amor al deber, formándolas en una “piedad sólida”, cualidad que es para la época “el encanto de la sociedad” y lo que “asegura el bienestar de la familia”. Junto a la educación primaria, se enseña el idioma francés como segunda lengua y se otorga el Diploma Francés, título máximo reconocido para esos tiempos en este instituto educativo. En 1931, Ada Pérez Guevara participa, al lado de valiosas mujeres, en relevantes actividades que conducen a la creación del Ateneo de Caracas. Entre los años 1935, de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, y 1948, con el intelectual Rómulo Gallegos en la Presidencia del país, la mujer venezolana es la protagonista de uno de los movimientos más concentrados, valientes, animosos y tenaces en la defensa de sus derechos, de la cultura femenina y sus desempeños políticos, en la creación de revistas y concursos literarios, en construcciones de ámbitos para la salud del niño y la madre, en la fundación de bibliotecas, en discusiones jurídicas para la reforma del injusto y deshumanizante Código Civil, así como en la literatura, la música y el quehacer diario, y Ada Pérez Guevara es una de las principales protagonistas de estas acciones; por ello es necesario y merecible hacer un recuento de sus actividades para conocer mejor el contexto histórico en que vivió, sus luchas y su incansable liderazgo. Tengamos muy presente cómo, en esta breve cita de una gran alentadora de la cultura venezolana, se condensa exactamente la situación de la mujer venezolana durante casi tres décadas de dictadura gomecista: “Para Gómez la mujer no existía”, dice María Teresa Castillo. Para 1934, la escritora se encuentra presa en La Rotunda junto con Carmen Silverio y María Lourdes Ródano, por órdenes del dictador Gómez, mientras “afuera” se conmemora por primera vez en Venezuela el Día Internacional de la Mujer y se publica un Mensaje a la Mujer Venezolana. Al salir de la prisión en 1935, en plena madurez, comparte al lado de valiosas mujeres las luchas de la Asociaciones Unidas Pro Reforma del Código Civil y de la Agrupación Cultural Femenina (ACF), organizaciones que tan afanosamente trabajan por el cambio ineluctable del Código Civil, la consideración en ese estamento judicial de las reivindicaciones femeninas, la plena personalidad jurídica de la mujer, su derecho al voto en igualdad de condiciones al hombre, la situación de las trabajadoras, el derecho a la instrucción, el acceso a la cultura y la recreación, es decir, en un todo, a la igualdad con el hombre en su dignidad como ser humano. Es firmante de la valiosa acta constitucional de la Asociación Cultural Interamericana para el intercambio cultural con el resto del continente americano, asociación que promueve un concurso de literatura dirigido a las mujeres y la creación de la Biblioteca Femenina Venezolana, la cual funciona durante décadas en la casa de una de sus creadoras, Irma de Sola, aspirando a: establecer y difundir el intercambio americano, a difundir el libro venezolano, a propender el levantamiento moral y cultural de nuestro pueblo poniendo a su alcance, por medio de libros, la cultura de todos los países. Irma de Sola Ricardo En este hermoso ramillete de aspiraciones se concreta el Concurso Femenino Venezolano, anual y exclusivo para las féminas, que fomenta a su vez, la colección de publicaciones de la Biblioteca Femenina Venezolana. A la muerte del dictador general Juan Vicente Gómez, el 17 de diciembre de 1935, una agitación profunda conmueve al país, como pulsación de la fiebre interna que padece y lo consume durante 27 años. Los aires agitadores se perciben por doquier, y para la mujer será época de fervorosas luchas por la reafirmación de una imperiosa igualdad con el hombre. Con marchas y contramarchas, la venezolana empieza a crear su justo y merecido espacio. El 30 de diciembre de 1935, un grupo de mujeres, entre ellas Blanca Rosa López (hija del general Eleazar López Contreras), dirige el Mensaje de mujeres venezolanas al general Eleazar López Contreras. Representan diversas regiones y asociaciones del país, solicitando protección para la infancia y la mujer en todos los ámbitos de la existencia; nuestra poeta Ada Pérez Guevara encabeza las firmas y todas las reuniones, clandestinas en su mayoría, se realizan en su casa en la avenida Norte 20, en Caracas. En 1936 es Ada Pérez Guevara una de las fundadoras de la Asociación Venezolana de Mujeres (AVM), que con el tiempo abre al público la Casa de Protección Prenatal “María Teresa Toro”, la Biblioteca Infantil “Guillermo Díaz”, la Casa de Observación de Menores, dos casa-hogares para niños abandonados, dos jardines de infancia y la casa-cuna “Madre Cabrini”. A partir de este año, afloran las primeras reporteras de calle, las que interrogan y escriben para los periódicos sobre los problemas del país. Resaltan unos nombres entre varias: Pomponette Planchart, Carmen Clemente Travieso, Olga Luzardo y Ada Pérez Guevara. El 5 de agosto del mismo año, la poetisa forma parte del grupo de casi doscientas mujeres venezolanas que se dirigen a don Rómulo Gallegos, testimoniándole su admiración y su apoyo incondicional, expresándole cómo el destrozante dolor causado por la tiranía de Juan Vicente Gómez es también el dolor de la mujer obrera, de la campesina, de la intelectual, del ama de casa y el de todas las mujeres venezolanas. Participa en 1940 en la Conferencia Preparatoria del Primer Congreso Venezolano de Mujeres, presidido por Antonia Palacios, y que aún tuvo que esperar, insólitamente, treinta y cinco años, hasta 1975, cuando tuvo lugar. En junio de 1941 es Ada Pérez Guevara jurado al lado de Carlos Eduardo Frías y Pedro Sotillo en el Segundo Concurso Femenino Venezolano, promovido por la Asociación Cultural Interamericana, en el que gana el premio nuestra poeta venezolana Enriqueta Arvelo Larriva, con el primer poemario que escribe: Cristal nervioso: poemas. En 1942, las integrantes de la Agrupación Cultural Femenina y la Asociación Venezolana de Mujeres fundan la Acción Femenina, con un objetivo bien preciso, el derecho al voto femenino. En 1944, más de 11.000 mujeres suscriben un manifiesto que presentan ante el Congreso, proponiendo la reforma del artículo 32, numeral 42, de la Constitución vigente para la época, y entre sus firmantes está de nuevo la poetisa y luchadora ferviente Ada Pérez Guevara. El 5 de julio de 1945 se concede a la mujer venezolana el voto, pero firmemente restringido al ámbito municipal: Porque de una manera injusta no se nos consideró lo suficientemente responsables. Aura Salas Pisani Ese mismo año, Ada funda y redacta con Flor María Manzano, en la ciudad capital, El Correo Cívico Femenino, revista mensual que se publica hasta enero de 1947. En 1946 se le concede el derecho a la mujer, por vez primera, a elegir y ser elegida como diputada a la Asamblea Constituyente. La Constitución promulgada el 5 de julio de 1947 consagra, por fin, el derecho al voto femenino. En 1964, Ada se gradúa de licenciada en periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Obtiene en 1970, con su cuento “Luz nueva”, el premio único “Violeta de Oro” del concurso literario de Ciudad Bolívar; el nombre del premio es una reminiscencia del primer premio literario, una violeta de oro, otorgado en la ciudad de Tolosa, Francia, en 1327, al que “recitara” los mejores versos en los juegos florales en honor a las damas y como una apuesta de la inteligencia frente a la brutalidad de las justas, los torneos y las lizas de la guerra en la Edad Media. Se inicia en la vía palpitante y laboriosa del artículo y la crónica periodísticos, escribiendo en las páginas de los periódicos caraqueños, entre otros El Nacional y El Universal. Mas, a pesar de las grandes transformaciones que experimenta Venezuela con la muerte de Juan Vicente Gómez, la literatura producida por la mujer en las tres décadas posteriores, aún no es posible en su merecido esplendor: la mujer ha contribuido a enriquecer la literatura venezolana con obras densas, de indudable calidad, que sin motivo alguno han sido ignoradas... Antonia Palacios ...las mujeres, objetos de dominación, pasaban a tomar su papel de sujetos sociales... Su literatura no era, por lo tanto, considerada peligrosa. Era simplemente tolerada y no se le veía en el mismo nivel estético de la producida por los hombres. Luz Marina Rivas Ada Pérez Guevara es considerada con su creación literaria en prosa, como una de las figuras más representativas de la escritura de denuncia, en cuyas obras narra la precariedad del parto en la mujer campesina y la desesperación frente a la violencia sexual en la mujer trabajadora en Pelusa y otros cuentos (1946); la explotación del salario de la empleada y las vejaciones contra “la solterona” en Flora Méndez (1934); la subalternidad femenina en la criollista novela Tierra talada (1937); la explotación de las mujeres, los niños, los obreros, los campesinos, los extranjeros y el rechazo a la subordinación conyugal. Todo sometimiento de la mujer por parte del hombre, lo denuncia en hermosas páginas literarias. Y, ¿qué rosa de los vientos enrumbará a Ada Pérez Guevara, por las venas poéticas del paisaje? Emocionada, en mis manos tengo las primeras ediciones de la autora Ada Pérez Guevara, de sus dos únicos poemarios, En ausencia tuya (Empresas El Cojo, Caracas, 1926) y Horizontes (Editorial Élite, Caracas, 1931), dos libros de pequeño formato, dedicados de puño y letra por la poetisa a la familia Salvi; son parte del joyel literario de la Biblioteca Pública Municipal “Adolfo Salvi”, perteneciente al municipio Freites de Cantaura, en el estado Anzoátegui, a donde tornarán finalizado este ensayo. Ada Pérez Guevara. Horizontes: evocación de estelas sobre el pergamino del paisaje En cada poema de Horizontes, el poemario que nos ocupa en este ensayo, el paisaje le permite a la poetisa fraguar sus anhelos e ideas allende los horizontes. Afina la expresión, halla la forma presentida, valora con esmero la honda y serena emoción de la evocación, la elegante llaneza de versos cuajados de imágenes, de viva musicalidad que alienta el campo de la rima, y una persistente expresividad que sigue estando presente en las obras de narrativa posteriores, muy particularmente en la obra que la identifica, la novela Tierra talada. ofrece en la pura sencillez de su lenguaje una preocupación social y un sentimiento del paisaje y la tierra que no suele ser frecuente en nuestras poetisas. Otto D’Sola El prólogo del poemario, “Horizontes”, es un poema de la misma autora, donde en versos nos revela el motivo de la obra: En los limpios horizontes de mi pampa, donde el cielo con la tierra en azul circunferencia se aproximan y se esfuman, tras la línea misteriosa del miraje; aprendieron mis pupilas a abarcar, de los senderos los destinos más lejanos (1). Versan, la mayoría de estos poemas, sobre un mundo fuertemente asociado a la naturaleza del campo oriental venezolano, a un paisaje rural, a la tierra, su amada tierra: ¡Pobre tierra mía, seca y adolorida! No produces nada; por el sol ardida; y siento que sufres con dolor humano las calcinaciones del largo verano. Hasta los bejucos, grises y dolientes, se retuercen, secos, como las serpientes. Donde brotó el agua no queda una gota. La tierra se agrieta, se exprime y se agota. Y los arenales que levanta el viento gimen, cuando paso, con sordo lamento. Como un hilo de agua ha quedado el río en el fondo blando del cauce vacío. Canta en lejanía un ave agorera, presagiando angustias la voz plañidera. En el horizonte se van los caminos, blancos, tristes, solos, hacia su destino (2). Recupera las escenas silvestres como un todo, como escisiones luminosas con detalles vitales; son las formas del campo depositadas en cada verso, es ese el espacio que se recorre en cada estrofa, donde la imagen y la palabra se entrelazan en un único lenguaje. A nivel de imagen, cada palabra se corresponde directamente con la figura que expresa, en un estilo fuertemente denotativo, donde, el arenal es el arenal, el camino es el camino, el chaparro es el chaparro... En el plano metafórico, las imágenes dejan de ser representaciones de la realidad objetiva para connotar la visión personal de la poetisa, en un proceso de interiorización del paisaje y entonces, los arenales gimen con sordo lamento, los caminos se van blancos, tristes y solos hacia su destino, los bejucos se retuercen, secos, como las serpientes, el chaparro abraza fuerte con su brazo gris agrietado y adolorido... En el plano de la simbología, el más profundo de los tres niveles, la poetisa emplea imágenes de naturaleza llanera para simbolizar agitaciones abstrusas que a ella sola le pertenecen en el momento de escribir el poema: ¡Si el sutil espejismo no estuviera tan hundido en lo arcano! ¿Qué ven los ojos de la poetisa? Grises, se hacinan cariciosas las moles quietas y pesadas... ¿Qué fuerza rara las atrajo hasta clavarse en la hondonada? Eterno reflexionar del ser humano: Me senté en el brazo fuerte del chaparro envejecido, brazo gris en su corteza, agrietado y dolorido (3). Quizás a muchos años, el cardo polvoriento nació junto al camino, de cara fuerte al sol, ahogado por las aguas, secado por los vientos, sería refugio fácil de un pobre caracol (4). Interesante ver el gesto regresivo, permanente en la poesía de Ada, como si ella tratase de recoger hilos sueltos que atrapa y anuda para desatarlos de nuevo en el poema. Está presente en su poética, la corriente literaria del criollismo, surgido en Venezuela en la última década del siglo XIX, como un estadio más del americanismo literario. Describir la vida rural, las acuarelas del entorno natural, entendiéndose que es ese ambiente el que más representa lo genuino del espíritu nacional; pero, aún repica en la poetisa el eco del modernismo y así, ambos, criollismo y modernismo, son envueltos en la ausencia de recelo que atesora la naturaleza, en los sentimientos y sensaciones que buscan proteger a la vez que exteriorizan su reacción frente a lo efímero y lo trascendental por caminos de herradura y polvorientos, como si el paisaje se hubiera comprometido a preparar el ánimo de Ada; con descripciones que llevan el sello de una lograda y elegante sencillez y diafanidad, donde contempla herborizada, en una pintura poética exacta y sincera: Esta mi tierra nueva, esta mi tierra amada empieza a florecer de nuevo, iluminada. (...) Abren hojas brillantes los fuertes robledales, abren flores humildes los verdes pajonales, (...) Hasta el tosco chaparro de humildad franciscana abres sus gruesas, blancas flores cada mañana, (...) empieza a florecer en cada primavera, con el trémulo ritmo de la canción primera! (5). Hay que recordar que la Venezuela de inicios del siglo XX revela aún cierto desafío entre los defensores de la ciudad y los del campo, se sigue encumbrando lo rural frente a lo citadino, y la poetisa lleva dentro de sí misma el amor telúrico de su tierra llanera, a pesar de vivir en la capital: Mañana nuevo día. Quizás un claro día de cielo limpio y pura luz. ¡Quién pudiera ir al campo, corretear por las sendas resbalosas, y mojarse el cabello, sacudiendo verdes arbustos de menudas hojas que dejan entrever el cielo azul! ¡Si pudiera montarme en mi caballo! Alisarle las crines con la mano, dejarlo galopar, galopar, galopar por la llanura hasta sentir jadeante y sudorosa la pelambre sedosa (...) ¡Si pudiera coger gajos floridos con el temor enorme de sorprender un nido entre las ramazones de la fronda! (...) Aún llueve lentamente. Estoy en la ciudad. Me siento hambrienta de sol, de llano, de la tierra mía. Todo mi corazón se clava en ella, como oscura raíz que deja grieta pero que ni en el fondo se desvía (6). En su obra Panorama de la literatura venezolana actual, el poeta, ensayista, crítico y estudioso del folclore venezolano, Juan Liscano, agrupa a la poetisa Ada Pérez Guevara en lo que él denomina realismo intimista. Son escritos, estos poemas de Horizontes, de acuerdo con las demandas métricas muy propias de la época y su bagaje cultural y, las tímbricas o de entonación retomadas de sus lecturas. Combina el arte menor y el arte mayor, parejos tetrasílabos, octosílabos, eneasílabos, endecasílabos y alejandrinos son los metros esgrimidos que prevalecen en estos poemas de pulcro y gentil donaire, suelto y ligero ritmo, todo ello respondiendo a recuerdos personales vinculados a esta región del llano oriental venezolano. Con su medida y su ritmo, como con un reloj y una caja musical interiores: Grises, inmóviles, agrestes, todas las piedras de la hondura están de bruces en la tierra, como aspirando su frescura... (...) Grises, se hacinan cariciosas las moles quietas y pesadas... ¿Qué fuerza rara las atrajo hasta clavarse en la hondonada? (7). En los poemas recogidos en este ensayo, escritos por la poetisa en 1931, y escasamente publicados en el presente, existe entre la naturaleza y la condición humana de la poetisa, la nostalgia por lo que imagina como su ámbito irrenunciable. La escena es un concepto de trabajo poético, en estos versos y en los de muchos de su obra lírica, se moldea una confianza en el decir, en el expresar su visión del medio ambiente y las formas tan maravillosas como cruentas de la naturaleza, a partir de la impresión íntima que atesora el avance de la insignificancia: Al fin murió la vaca vieja con un mugido prolongado en queja. A pleno sol cayó desfallecida, exangüe y nada más, sin una herida. El hambre y la vejez en cruel asedio, hundieron sus pupilas en el tedio. Y el tedio a la vida, nos desata de todo afán de bien, porque nos mata. En la pampa desnuda de verdores, y sin penas, ni angustias ni dolores, inmóvil se quedó la vaca vieja con un mugido prolongado en queja (8). El poeta Vicente Gerbasi, acorde con lo que para entonces establece la cultura patriarcal, aleja la palabra de la poetisa Ada Pérez Guevara junto con las de su madre Mercedes de Pérez Freites y la de Enriqueta Arvelo Larriva, de la esencia interior al espíritu de estas escritoras, al afirmar que las personalidades de estas creadoras son excepcionales, pues en ellas se nota el dulce sonrojo del encanto femenino, y hasta elevándolo a esferas místicas. ¡Qué lejos están particularmente estas tres escritoras de que dicho “dulce sonrojo” sea el basamento existencial de sus escritos! Está fresca la tarde y un poco nublada. Viene un carro de bueyes; cada yunta cansada: toda llena de polvo, las pupilas sin luz, inclina lentamente, bajo el yugo, el testuz. Una brisa de lluvia y de olor campesino invade la ventana. El aire vespertino vierte en todo mi ser la inefable frescura del agua cantarina, diáfanamente pura. La cigarra interrumpe con su canto vibrante el silencio de ensueño del luminoso instante (9). En una entrevista a Márgara Russotto, en la clínica que atiende su sosegado refugio, Ada Pérez Guevara, con noventa y dos años de edad, y su mantenido vigor espiritual, afirma: No sé si soy feminista. ¿Qué es ser feminista? Amé y luché. Estudié periodismo. Me gradué en el mismo acto académico junto con mi hijo Octavio que estudiaba economía. Ahora estoy hablando con usted. Siga y haga lo que tiene que hacer. Despidamos su vida, mas no su obra, que es responsabilidad ineludible de todos rescatarla del patrimonio literario venezolano, con estos versos que nos vislumbran su temor tan ancestral como la existencia humana, al enigmático e insondable espejismo del final de la vida: Busco en la noche quieta un hilillo intangible. Y el ensueño me forma su espejismo, más hermoso por cuanto más lejano... ¡Si el sutil espejismo no estuviera tan hundido en lo arcano! (...) Muchas veces es sólo el hilo breve quien define el camino; es él quien me sostiene, cara a cara, al destino (10). Referencias bibliográficas Extractos de poemas del poemario Horizontes. Editorial Élite, Lit. y Tip. Vargas. Caracas, 1931. 1. Prólogo. 2. Tierra mía. 3. El áspero regazo. 4. La flor del cardo. 5. Poema de abril. 6. En la ciudad. 7. Ignota fuerza de la tierra. 8. Del humilde llano. 9. Tierra mía. 10. Espejismo. ** María Cristina Solaeche gsmldcm@yahoo.es Docente venezolana (Maracaibo, Zulia, 1948). Licenciada en educación mención Matemática, Magíster en Educación y Magíster en Matemática Pura, en la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve), donde es profesora titular. Fundadora y miembro de la Biblioteca “Teresa de la Parra” en la extensión Cabimas de LUZ. Miembro de la Sociedad Venezolana de Matemáticas, la Asociación de Escritores del Estado Zulia, la Casa de la Poesía y la Peña Literaria César David Rincón y otras organizaciones. Textos suyos han aparecido en diversas publicaciones científicas y literarias, además de webs literarias como Légamos, PoeSite (http://www.arrakis.es/~joldan/poesite.htm) y Texto Sentido (http://www.textosentido.org). Ha recibido, entre otros reconocimientos, el premio “Vicente López y Planes” (Buenos Aires, 2004). === Lectura cosmogónica en Pedro Páramo, de Juan Rulfo ==================== === Jonathan Jeroam Méndez Gutiérrez ====================================== La lengua desempeña un papel decisivo en la comprensión del medio ambiente; en especial, la metáfora nos sirve para construir e interpretar los discursos acerca de lo que sucede en nuestro entorno natural (González, 2009: 101). Lo que determina el uso de la lengua y sus formas es la profundidad natural en que se encuentra instaurada; esta particularidad nos lleva a buscar el misterio que alberga y nos hace sensibles. El propósito de estas páginas es mostrar elementos que hacen posible la lectura de la novela Pedro Páramo como imagen cosmogónica de su naturaleza. Esta obra muestra más allá del empleo de las formas artísticas, nos proporciona una visión especial del mundo, la naturaleza y sus fenómenos. Juan Rulfo nació en Apulco, en el estado mexicano de Jalisco, en 1918, y murió en la ciudad de México en 1986. Inició su trascendental producción literaria en los años cuarenta, publicando relatos recuperados en el volumen El Llano en llamas (1953). En 1955 publicó la novela Pedro Páramo, considerada uno de los hitos de la narrativa hispánica del siglo XX. En 1983 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (Rulfo, 1993, p. 2). En Pedro Páramo, Juan Rulfo acapara en el texto elementos simbólicos de la cosmogonía. Históricamente aluden a rasgos de identidad de las culturas prehispánicas que formaban parte del ritual consagrado a la deidad y a manera de control religioso, político y social. De esta manera podemos deducir que en la intimidad del autor está la presencia de identidad cosmogónica que lo implica como parte de este mundo; un rasgo de herencia cultural transmitido de generación en generación. Adentrándonos a la novela Pedro Páramo, se desprenden palabras clave de un cosmos espacial y temporal sumergido en los cuatro elementos de la materia: aire, agua, tierra y fuego. “De los cuatro elementos de las cosmogonías elementales, el aire y el fuego se consideran activos y masculinos; el agua y la tierra pasivos y femeninos” (Cirlot, 2007, p.74). También vemos que se relacionan características de muerte, dimensión y energía: lo alto y lo bajo, el cielo y la tierra; la luna y el sol; y por último la proporción del maíz como centro de necesidad. Pasando esos elementos al plano simbólico nos revelan la expresión de una visión ideológica de la realidad como concepción del mundo. El símbolo es, en igual medida, un mediador entre la sincronía del texto y la memoria de la cultura. [...]. En el símbolo siempre hay algo arcaico. Toda cultura necesita de una capa de textos que cumplan la función de la época arcaica. La naturaleza simbólica se remonta a la época anterior a la escritura y que se ha conservado en la memoria de la colectividad (Lotman, 2003). De esta manera, los símbolos prometen ayudarnos a revelar las formas en que se encuentran sumergidas las imágenes cosmogónicas del texto narrativo y sus metáforas. Para entender la cosmogonía primero hay que definirla en concreto. La palabra cosmogonía es una voz latina tomada del griego, formada de kosmos, que significa “mundo y raíz”, y gégona, que significa “nacer”. El Diccionario de la lengua española (2001) refiere el significado de cosmogonía como “relato mítico relativo a los orígenes del mundo” y la añade como “teoría científica que trata el origen y la evolución del universo”. Ahora pasaremos a definir los símbolos de los cuatro elementos de la materia: Aire: El aire se asocia esencialmente con tres factores: al hálito vital creador y, en consecuencia, la palabra; al viento de la tempestad, ligado en muchas mitologías a la idea de creación; finalmente, al espacio como ámbito de movimiento y de producción de procesos vitales. La luz, el vuelo, la ligereza, así como también el perfume y el olor (Cirlot, p. 74). Agua: Se considera a este elemento como el mantenedor de la vida que circula a través de toda la naturaleza en forma de lluvia, savia, leche, sangre. Ilimitadas e inmortales, las aguas son el principio y fin de todas las cosas de la tierra (p. 68). Tierra: Imagen de la vida, expresa la manifestación del cosmos y la aparición primera de formas. Especialmente simboliza el carácter naciente de la vida. La fertilidad de la tierra se ofrece como la imagen más poderosa de la fecundidad cósmica, material y espiritual (p. 444). Fuego: Agente de transformación, pues todas las cosas nacen del fuego y a él vuelven. Es el germen que se reproduce en las vidas sucesivas. Asociación a la idea de vida y salud (calor en el cuerpo). Para la mayor parte de pueblos primitivos, el fuego es un demiurgo y procede del sol, es su representación sobre la tierra; por esto se relaciona, de un lado con el rayo y el relámpago; de otro con el oro (Cirlot, p. 215). Con estos símbolos definidos, ya podemos relacionar nuestro presente análisis para entrar en profundidad con la lectura de Pedro Páramo. Ahora, la teoría elegida para entrar en profundidad con el análisis estructural y las metáforas en Pedro Páramo, es la de “El cajón, el cofre y los armarios”, de Gastón Bachelard. Un estudio en La poética del espacio. En principio nos dice que “La metáfora viene a dar un cuerpo concreto a una impresión difícil de expresar” (Bachelard, 1965: 113). De esta manera el texto de la obra nos ofrece una visión del mundo, del hombre y de sus relaciones humanas. Desprende de ella ramas o caminos que se desdoblan al momento de concebir las imágenes de la naturaleza. Al momento de la lectura, se muestran características y descripciones que se desprenden de la cosmogonía, como secretos instaurados en la intimidad que dan vida y fuerza al colorido de la obra, de este modo no son aspectos negativos si así se percibiera, sino como procedimiento artístico que llega a ser forma y que constituye la materia viva de su arte. Adentrándonos a la obra Pedro Páramo, Juan Preciado se dirige por primera vez a Comala a buscar a su padre, Pedro Páramo, y se nos describen las percepciones del tiempo y el espacio. “Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias” (p. 7). De este modo podemos percibir dramáticamente una estación de verano, una sensación que quema y da sed. Como fenómeno de la naturaleza nos da una concepción negativa, pero por otro lado cumple la función de un ciclo que acontece y vuelve a repetirse en el cosmos. La concepción del cosmos se ve como este ciclo, el ir y venir de los fenómenos naturales. “El camino subía y bajaba: sube o baja según se va o según se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja” (p. 7). La realidad es que todos los personajes con los que el protagonista se va enfrentando están muertos y cada uno vive su propia temporalidad. Unos van y otros vienen. En la naturaleza podemos ver cada cierto ciclo regresar efectos físicos de la naturaleza, ello nos da la imagen de la transición del tiempo. Así mismo lo vemos en el ciclo del agua, un constante fluir en la evaporación de los ríos, lagos y mares; la fusión del aire caliente y el frío, y después la lluvia y la tormenta. De esta manera la muerte se presenta como un ciclo de la vida misma. La misma muerte es una especie de metáfora de la vida y de la cosmogonía como elemento de liberación del cuerpo. Así como un volcán en erupción liberando de su interior (lo bajo), el magma, y haciéndolo salir (arriba) y descender (otra vez lo bajo) su lava a la superficie de sus laderas. Esta imagen de ciclo y transición del tiempo se ve presente cuando Juan Preciado revive en su intimidad el pasado de Comala en los recuerdos de su madre. “Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, porque me dio sus ojos para ver” (p. 8). Se puede ver una analogía en la imagen de herencia que se nos presenta con el reconocimiento de identidad cultural. “El acto de ver expresa una correspondencia a la acción espiritual y simboliza, en consecuencia, el comprender [...]. Es muy curiosa la concepción analítica egipcia del ojo o, mejor, del círculo del iris centrado por la pupila, como sol en la boca (verbo creador)” (Cirlot, 2007, pp. 347-348). Dolores, en los pensamientos de su hijo Juan Preciado, describe Comala como penetrando en el baúl de los recuerdos. “Hay allí, pasando el puerto de Los Colimotes, la vista muy hermosa de una llanura verde, algo amarilla por el maíz maduro. Desde ese lugar se ve Comala, blanqueando la tierra, iluminándola durante la noche” (p. 8). Cuando el protagonista llega al pueblo, se da cuenta de que ya no es el mismo paisaje, notamos un cambio drástico y cósmico en el tiempo y el espacio, pues ahora “Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno” (p. 9). Todo poeta de los muebles —sea poeta en su desván, un poeta sin muebles— sabe por instinto que el espacio interior del viejo armario es profundo. El espacio interior del armario es un espacio de intimidad, un espacio que no se abre a cualquiera (Bachelard, p. 118). Las anteriores descripciones son una bella manera de sensibilizar, por la forma en que se comunican los acontecimientos del paisaje donde se desprenden elementos de la cosmogonía en un plano desdibujado. En otro plano también Bachelard nos dice que: El armario y sus estantes, el escritorio y sus cajones, el cofre y su doble fondo, son verdaderos órganos de la vida psicológica secreta. Sin estos “objetos”, y algunos otros así valuados, nuestra vida íntima no tendría modelo de intimidad. Son objetos mixtos, objetos-sujetos. Tienen como nosotros, por nosotros, para nosotros, una intimidad (p. 118). Siguiendo esta línea de pensamiento, el cuerpo humano, así como la naturaleza de la cosmogonía y sus ramificaciones con el tiempo y el espacio, es un armario de los órganos vitales que nos revelan la intimidad de nuestra identidad. Me di cuenta que su voz estaba hecha de hebras humanas, que su boca tenía dientes y una lengua que se trababa y destrababa al hablar, y que sus ojos eran como todos los ojos de la gente que vive sobre la tierra (Rulfo, p. 11). Nada huidizo ni vago en ese cubo tan bien ensamblado [...]. Lo suficiente para contener todo un mundo bien clasificado de conocimientos positivos (Bachelard, pp. 116-117). La novela es un constante abrir y cerrar de recuerdos, es un armario que Juan Preciado penetra constantemente. “Lo que se metía en él una vez, cien veces, diez mil veces, se podía encontrar en un abrir y cerrar de ojos” (p. 116). Lo iba experimentando al enfrentarse con la tierra de Comala: Me acordé de lo que me había dicho mi madre: Allá me oirás mejor. Estaré más cerca de ti. Encontraras más cercana la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz. Mi madre... la viva (Rulfo, p. 11). Los recuerdos cumplen la función de anunciar un ciclo de la materia que se ha degradado y que apunta hacia un nuevo porvenir, es algo temporal que no sucede todos los días, sino cada cierto periodo. El armario vive un centro de orden que protege a toda la casa contra un desorden sin límites. Allí reina el orden o más bien, allí el orden es un reino. El orden no es simplemente geométrico. El orden se acuerda allí de la historia de la familia. Lo sabe muy bien el poeta que escribe (Bachelard, p. 118). Sentí el retrato de mi madre guardado en la bolsa de la camisa, calentándome el corazón, como si ella también sudara. Era un retrato viejo, carcomido en los bordes; pero fue el único que conocí de ella. Me lo había encontrado en el armario de la cocina, dentro de una cazuela llena de yerbas: hojas de toronjil, flores de Castilla, ramas de ruda. Desde entonces lo guardé (Rulfo, p. 9). Cuando se da a los objetos la amistad que les corresponde, no se abre el armario sin estremecerse un poco. Bajo su madera rojiza, el armario es una almendra muy blanca. Abrirlo es vivir un acontecimiento de la blancura (Bachelard, p. 121). El lector de Pedro Páramo, al penetrar la obra, percibe un mundo cosmogónico que va liberando elementos del mundo, del ciclo de la vida y de renovación, por la cual fluyen todos los fenómenos de la naturaleza. También el lector se da cuenta de que todos los personajes de la obra están muertos y de que cada uno de ellos refleja algo de la cosmogonía al consumirse sus recuerdos en el pueblo de Comala. De alguna manera la tierra reclama sus nutrientes, es un proceso natural de su materia; el agua fluye y se diluye en el cosmos, de ahí el sol penetra la oscuridad y las raíces anuncian la vida: un árbol en proceso de crecimiento. Los muertos de la obra han sido sepultados sobre la faz de la tierra para consumirse en ella, dar paso y oportunidad a los nuevos que llegan, pues éstos ya han cumplido su ciclo. También los secretos escondidos algún día salen a la luz para revelar algo. Tomando como primer símbolo a la muerte: “El suelo está sembrado de restos humanos, pero éstos, como en las leyendas y cuentos folklóricos, presentan los caracteres de lo vivo. Las cabezas incluso conservan su expresión. Las manos que emergen de la tierra parecen prestas a la acción”. El sordo de Abundio es un personaje muerto al que le tronó en la cara un cohete con que espantaban en el pueblo a las “culebras de agua”, así traía mensajes a los vivos, y a los muertos les contaba cómo andaban acá del otro lado, la voz del mismo Juan Preciado fue escuchado por él. El mismo mundo nos cuenta las transformaciones por las que ha pasado, sus fenómenos naturales los vemos fluir día con día y año con año en sus estaciones. El mismo tiempo de la tierra es una interacción con el hombre desde el pasado hasta el futuro. Todo en el arcano tiende a la ambivalencia, para remarcar que si la vida, en sí, como supieron Heráclito, los medievales y confirma la ciencia moderna, está íntimamente ligada a la muerte, también la muerte es el material de la vida, no sólo de la espiritual, sino de la resurrección de la materia. Es preciso resignarse a morir en una prisión oscura para renacer en la luz y la claridad (Cirlot, p. 319). Lo alto es el cielo: lo bajo es la tierra; la tierra es el principio de absorción (la tumba y el vientre), y a la vez de nacimiento y resurrección (el seno materno) (Bajtín, p. 319). De esta manera la obra está consagrada a la cosmogonía, por su constante movimiento. Los cambios de tiempo, la misma confusión de los personajes y el espacio que los hace difuntos; así como el fluir de las estaciones, la vida de los árboles: sus hojas y frutos, la liberación de magma en la erupción de un volcán apagado, son síntomas cosmogónicos de liberación y renovación, un constante ir y venir perpetuado. Nacemos, morimos, nos fundimos y reencarnamos. “La muerte es, dentro de esta concepción, una entidad de vida en una fase necesaria como condición de renovación y rejuvenecimiento permanentes” (p. 25). Adentrándonos a los elementos de la materia: aire, agua, tierra y fuego, como trayecto de renacimiento, aparecen repentinamente en varios fragmentos de textos en metáfora, la misma historia y sus diálogos. Ellos mismos conforman y cumplen el ciclo de su naturaleza en el mundo. Por mencionar algunos: el aire caliente de agosto (fluye), el agua de la lluvia (fomento de necesidad y de sed; también fluye), el fuego de las brasas (que se fusiona; el sol, la tarde y el calor también se asimilan al fuego) y la tierra (imagen que nos enraíza). Desde luego una de las propiedades de Pedro Páramo, el rancho La Media Luna, desde ya nos crea referencia al fenómeno del espacio cósmico, que también vemos fluir en el siguiente fragmento: “Llanuras verdes. Ven subir y bajar el horizonte con el viento que mueve las espigas, el rizar de la tarde con una lluvia de triples rizos. El color de la tierra, el olor de la alfalfa y del pan” (Rulfo, p. 19). Rulfo es profeta de su tierra, es un Dios creador de un mundo en evolución. “Al recorrerse las nubes, el sol sacaba luz a las piedras, irisaba todo de colores, se bebía el agua de la tierra, jugaba con el aire dándole brillo a las hojas con que jugaba el aire” (p. 14). Nuevamente podemos ver una imagen que nos da la música de la cosmogonía, que fluye por Rulfo sobre la faz de la tierra. “Los muebles complejos realizados por el obrero son un testimonio bien sensible de una necesidad de secretos, de una inteligencia del escondite. No se trata simplemente de guardar de veras un bien” (Bachelard, p. 122). También en la Biblia podemos encontrarnos con una cosmogonía iniciada a partir de un Dios: 1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4. Y vio Dios que era la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. (1998, p. 1). En Rulfo vemos todo un poder para confluir la cosmogonía renovada de la creación del mundo, en la novela Pedro Páramo surge un misterio que está consumiendo la identidad con la naturaleza, el autor refiere que todo pasa cuanto es un ciclo que se va reordenando con el paso del tiempo, y mucho de la imagen y el paisaje nos sumergen a su intimidad. Podríamos pensar que entre el Dios de la cosmogonía bíblica y Juan Rulfo hay un misterio por descubrir; desde luego nos dice Bachelard que el “misterio prepara un mismo destino. Es preciso todo el talento del novelista para hacer sentir esa identidad de las sombras íntimas” (p. 123). Los grandes mitos y leyendas se refieren siempre a los génesis cosmogónicos mediante los cuales se explica la existencia, se encuentra un orden y un sentido en la inestabilidad del devenir. La cosmogonía es siempre actual, al igual que el tiempo, y se regenera continuamente; en la eternidad del presente, el pasado y el futuro son abolidos (González, 1989, p. 208). El poeta vive un ensueño que vela y, sobre todo, su ensueño permanece en el mundo, ante los objetos del mundo. Amasa universo en torno a un objeto, en un objeto. Helo aquí que abre los cofres, que amontonan riquezas cósmicas en un exiguo cofrecillo (Bachelard, p. 125). La ciudad celeste y los antepasados son aquí y ahora, y el hombre un vínculo permanente entre dos realidades, o mundos. Por la reiteración ritual del mundo ancestral y por medio de los símbolos que lo revelan se puede efectuar el pasaje de lo conocido a lo desconocido. Este es el propósito de toda enseñanza y la razón de los secretos del oficio (González, p. 208). Finalmente pasaremos al símbolo del maíz que ha tenido mucha referencia y significado en las culturas prehispánicas, sobre todo como símbolo de identidad en el suelo mesoamericano; y muy resaltante en el libro del Popol Vuh. Lo podemos ver en las culturas maya, azteca y náhuatl; entre otras la más prominente que es la indígena; se ha trastocado mucho el significado del maíz como elemento de sustento. Desde tiempos inmemoriales se ha cultivado el maíz como fuente de alimentación y vida. En la agricultura, la producción del maíz y la conservación del grano, posibilitó grandes procesos de almacenamiento que facilitaron la disponibilidad de alimentos sin las angustias de la recolección, e instituyó el control ordenado de los recursos, es común a todas las grandes civilizaciones precolombinas (p. 231). Aprendieron de sus ancestros que el maíz representa un mundo total donde fluyen diferentes relaciones de carácter material y espiritual. En la obra Pedro Páramo el maíz aparece como elemento de prosperidad ya que sólo se menciona en los recuerdos de Dolores sobre Comala antes de su cambio físico y drástico. “La vista muy hermosa de una llanura verde, algo amarilla por el maíz maduro” (Rulfo, p. 8). El maíz “simboliza la prosperidad y es muy utilizado en el arte ornamental. Casi todos los granos tienen el mismo sentido y son representaciones espermáticas” (Cirlot, p. 299). De esta manera el maíz visualiza la idea de la fertilidad e identidad como sustento de todos, de nuestra propia tierra. En el cofrecillo se encuentran las cosas inolvidables, inolvidables para nosotros, y también para aquellos a quienes legaremos nuestros tesoros. El pasado, el presente y un porvenir se hallan condensados allí. Y así el cofrecillo es la memoria de lo inmemorial (Bachelard, p. 125). Podemos concluir que para comprender en profundidad la obra rulfiana, sus múltiples significaciones y la fuerza de los diversos temas de la imagen y simbolismo del su universo, es preciso hacerlo desde el punto de vista cosmogónico, fuera de sus elementos, los temas se vuelven unilaterales, anodinos y débiles. Pedro Páramo es un lindero de identidad y renacimiento. Un rompecabezas con varios ciclos de vida y naturaleza. El elemento material, terrenal y espiritual que nos hacen ver que la vida es una caja de la muerte, un producto de la cosmovisión donde el todo y la nada se fusionan. Fuentes • BACHELARD, Gastón (1965). “El cajón, el cofre y los armarios”, en La poética del espacio. México: FCE. • BAJTÍN, Mijaíl (1990). La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. México: Alianza Universidad. • CIRLOT, Juan Eduardo (2007). Diccionario de símbolos. España: Siruela. • GONZÁLEZ, Federico (1989). “Cosmogonía, teogonía y cultura”, en Los símbolos precolombinos. España: Obelisco. • GONZÁLEZ, Gabriela del Carmen (2009). La complicidad de la metáfora en el equívoco acerca de que los fenómenos son naturales. Interpretextos, 4, 101-114. • LOTMAN, Iuri M. (2003). “El símbolo en el sistema de la cultura”, en: Entretextos, Nº 2 (noviembre de 2003). Consultado en http://www.ugr.es/~mcaceres/Entretextos/entre2/escritos4.htm el sábado 21 de mayo de 2011. • Real Academia Española (2001). Diccionario de la lengua española (22ª ed.). Consultado en http://www.rae.es/rae.html el sábado 21 de mayo de 2011. • RULFO, Juan (1993). Pedro Páramo-El Llano en llamas. España: RGA. • SANTANA, Gabriela, en: VERGARA, Gloria, y MENDOZA, Jesús Leticia (coordinadoras; 2010). Teoría literaria y hermenéutica. México: UCOL/Archivo Histórico de Colima: Praxis. • Sociedades Bíblicas Unidas (1998). Biblia. Corea: SBU. ** Jonathan Jeroam Méndez Gutiérrez jony8917@hotmail.com Escritor mexicano (Colima, 1989). Estudia la licenciatura en letras hispanoamericanas en la Universidad de Colima (http://www.ucol.mx). Es miembro del grupo de fomento a la lectura “Café Literario”, donde se imparten círculos de lectura en voz alta en la Pinacoteca Universitaria del centro de Colima. Escribe ensayo, cuento y poesía. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Sin noveno cielo Hugo Walter Villanueva Azaña *** Poemas Beatriz Iriart *** La Máscara de Plata Nixon Piñango *** Poemas Gabriela Bruckner *** La escondida María Laura Pintos Noble *** En deslealtad con el tiempo (extractos) Carlos Efraín Arana Palacios *** Pizza, coca y espíritus Mariel Briñoli *** Poemas Jocelyn Pimentel Rodríguez *** La muerte del Negro Antonio Ramón Elías Pérez *** Poemas René Dayre Abella *** Su dama y su blanca flor Marina Verónica Garritano *** Poemas Juan Miguel Rojas *** Literatura y muerte de Roberto Mendoza Pedro Pujante *** El Errante Severo Insausti === Sin noveno cielo Hugo Walter Villanueva Azaña ==================== Comían juntos en una celda en penumbras cuando por la radio anunciaron el nombre. El prisionero sentado frente a él le palmeó el hombro con sus manos medio arrugadas y le habló con la boca llena, sin dejarse entender. Al rato, se pusieron de pie, se miraron con los ojos brillantes y se abrazaron con fuerza. Al principio, Sixto Alcides no lo creyó. Era como si nunca hubiera estado preparado para una ocasión así. Sin embargo, desde aquella vez que envió su novela al concurso, algo dentro de sí le inquietaba. En aquel lugar sombrío, fuera del mundo y de la incertidumbre, cualquier noticia era motivo de expectativa general. ¿Bastaba una mezcla de sentido común y de solidaridad humana para comprender aquella realidad de intramuros? Mientras almorzaban, Sixto Alcides comentó de las sorpresas de la vida y que ahora, cuando menos lo esperaba, se había convertido en el Premio Nacional de novela. No se le cruzó la idea del reconocimiento ni del estatus de escritor ni cualquier otra vanidad por el estilo. Almorzando, Sixto Alcides sintió una descarga de pena recorriendo su organismo: extrañaba la bulla y el calor humano de la calle y de la libertad. Era una madrugada de abril cuando Sixto Alcides fue detenido. En aquellos días, una dictadura había tomado el poder con tanques, balas y detenciones masivas. Lima era un caos. Cualquiera podía ser sospechoso. Cualquiera si era estudiante de San Marcos, vestía jeans o tenía el rostro muy andino; y Sixto Alcides, quiéralo o no, tenía los rasgos que buscaban los militares. Al cabo de unas horas, todos estuvieron enterados de la noticia. Seguro que no tardarían en llegar las felicitaciones, entonces Sixto Alcides las recibiría azorado, sonriendo como un niño y por momentos, se sumergiría en sus pensamientos. ¿En qué piensas, mi amor? Hoy no regresaré por la noche, tenemos una tarea con los chicos de la universidad. ¿Y yo, me quedaré sola? María, la próxima vamos, ¿sí? Te amo. Caía la noche y Sixto Alcides estaba en boca de todos. A esa hora, la prisión tenía el perfil de una montaña en el crepúsculo. Dormía. Se soñó sobre una roca al borde de un río apacible. De pronto, todo cambió. Las aguas se violentaron furiosas y sobre éstas flotaron libros y libros mientras el caudal cubría a Sixto Alcides por completo y lo encauzaba en la correntada. Por momentos se le veía nadando hacia la orilla, pero una gigantesca ruma de libros impedía su salvación. No se notaba asustado, al contrario, un aire de tranquilidad enaltecía su rostro. Sin embargo, cuando empezó a hundirse de veras y el río se cubrió con una infinidad de libros apolillados, deslizándose entre las hojas gusanos que comían a su paso todo y cuya voracidad los transformaba en horribles animales; y cuando él mismo empezó a ser devorado como si fuera un libro viejo, tuvo un pánico insospechado de nunca más volver a leer nada. Entonces se despertó. Ay, ¿por qué me despiertas, mi amor? Perdón, Marcita. Humm... Six, estaba soñando contigo. ¿Sí, y qué soñabas? Los dos íbamos... ¿Y? Los dos... bonitos sueños. Desde las 4:30 de la madrugada ya no pudo dormir. Su pijama estaba empapado en sudor. Se recostó en la cama con ese aburrimiento que a veces invade todo el cuerpo y buscó bajo el colchón otra ropa para cambiarse. Recordó que desde semanas atrás tenía esa extraña calentura por las madrugadas. Deben ser las emociones del día. Sintió sed como si hubiera bailado durante horas. Al cabo de un tiempo se levantó preocupado, se desperezó sin ganas, sin la fuerza suficiente para levantar los brazos o ponerse de puntillas. Hubiera deseado retornar a las frazadas y echarse a dormir profundamente, total había ganado un premio y merecía un descanso, pero el excesivo calor del cuerpo amainó sus deseos. A tientas, tropezándose con el desorden de la celda, buscó un vaso de agua y se lo bebió con cierta desesperación. Apenas terminó, una tos suave le vino de golpe. Me he ahogado con el agua, se dijo, y enseguida bebió otro. Amanecía. La sed y la fiebre lo iban sumiendo en una irrealidad de la que parecía no poder escapar. Aquel día, Sixto Alcides no se levantó como de costumbre. Los presos políticos entonaban cánticos y agitaban consignas a voz en cuello mientras los policías hacían disparos al aire. Estaba despierto pero la fiebre y la tos constante, se lo impidieron. Abrígate, mi amor, la madrugada está muy fría. Sí, mi Mar, pero no voy a salir; me quedaré contigo. Ven, abrígame. Hasta bien entrada la tarde, Sixto Alcides permanecía en la cama, por ratos leyendo algún libro que luego dejaba por otro cualquiera, por ratos dormitando bajo los efectos de una pastilla desconocida. Ya en la noche, oyó a lo lejos que alguien gritaba su nombre con una voz de pregonero. Se levantó con cierta pesadez. El olor a transpiración era fuerte, y cuando se acercó a la reja para ver quién lo llamaba, sintió convertirse en un muñeco de trapo, que sus fuerzas eran las de una marioneta y si no fuera por una mesa oportuna, hubiera terminado por desplomarse en el suelo. —¿Te sientes bien? —preguntó su compañero de celda. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso no había enfrentado tantas pruebas en su vida? Sólo faltaba que una simple afección bronquial lo tumbara, que cualquier otra cojudez le empañara su euforia. Sixto, ¿qué nombre le pondremos a nuestro hijo? No he pensado en ninguno pero tendrá que ser algo bueno. Six, te noto agripado. Un poco. Entonces, ponte la chalina, ¿entendiste? Alcides carraspeó para darse fuerza. —Sí, sólo un poco cansado —dijo, disimulando el malestar. Hablaba con una voz apagada que no era la suya. El prisionero entendió la mentirilla y muy sutil, cogiéndolo del brazo, lo ayudó a sentarse al borde de la cama. El chirrido de un cerrojo en el pasadizo les hizo voltear la mirada. —¡Ese que se llama Sixto Alcides! —oyó una voz ronca. Algunos se sumaron al grito que parecía un gruñido. —¡Alcides, te buscan! —¡Agua para el policía! Sixto Alcides esperó, agitado por su respiración entrecortada y la sofocación de su temperatura y durante un segundo creyó que otro acceso de tos lo retorcería pero no fue así. —¿Quién es Sixto Alcides? —preguntó un policía rechoncho, todavía jadeante por el trajín. Alcides hizo silencio. Han tocado la puerta, mi amor, ¿quién será a estas horas? No sé, voy a abrir. Ponte la chalina. Sí, mi Mar. ¿Por qué tocarán tan fuerte? No sé, voy a abrir. ¿No será la policía?, mejor no salgas. No te preocupes, amorcito. —Yo soy, ¿para qué me busca? —Huevón, has salido en los periódicos —respondió el policía, sacando de su chaleco unos diarios muy maltratados y alcanzándoselos para que los hojeen. —Cada uno cuesta cinco lucas. —¿Cinco lucas? —Si me pescan tengo que romper la mano... Quedaron en cuatro soles. Todo parecía normal. Alcides, sentado en su cama, terminaba de leer una crónica sobre él. Lo que más le indignaba era la falsedad de la información. Un diario le calificaba de escritor maldito y otro insinuaba que no merecía el premio. ¿Y él? ¿Acaso alguien había intentado comunicarse? ¿Acaso no tenía vela en este entierro? Un tanto incómodo, dejó algunos periódicos sobre el colchón y se puso de pie. Ya estirado, sacudió con las manos la camisa adherida por la sudoración mientras expulsaba aire. Sentía que otra vez la fiebre lo iba ganando a trancos, iba sacando ventaja a su debilitamiento. Frente a él, sentado en una silla, su amigo de celda revisaba los periódicos restantes y muy lejos, la bocina de algún carro sonaba intermitente. Tuvo la idea de mojarse la cabeza, el cuello y las axilas. Dio unos pasos hacia el baño y allí se oscureció todo. Sus ojos se nublaron repentinamente como si de pronto se los hubieran cerrado, como cuando alguien los cubre por detrás para adivinar el nombre. Tuvo un gran temor, un miedo terrible a quedarse ciego para siempre. Le daba rabia todo eso, qué vaina, ponerse enfermo justo ahora. —No veo nada, no puedo ver —se oyó gritar repetidas veces. Cálmate, Alcides, cálmate. Su amigo le ayudó a sentarse en la cama, sorprendido. Y otra vez la picazón en la garganta, esa sensación de atorarse con el polvillo de una tostada. Parecía una confabulación general: fiebre, tos y ahora, la ceguera. ¿Qué otra cosa podría venir? ¿Tanta dificultad concentrada en un solo día? No abras la puerta, Sixto, tengo un presentimiento. Olvídate, no pasa nada. No, Six, ¿no te das cuenta? —Debe ser la fiebre —lo consoló su amigo, recostándole con cuidado—. Te voy a poner unos paños de agua fría. Tuvo otro acceso de tos. ¡Es la policía! Intentó contener las contracciones de su pecho pero otra vez el cosquilleo en la garganta, esos vidriecitos raspando las cuerdas vocales. ¿Me oyes? ¿Te das cuenta? No, esta vez era en serio. Sentía que las contracciones se producían en otras partes, que había una raíz más profunda debilitando su organismo. No te alarmes, mi amor. ¡Six! Siempre estaremos juntos... ¿o acaso no nos amamos tanto como para enfrentarlo todo? Y la tos le atacó. Sin darse cuenta llegó en un santiamén hasta el baño y, con los brazos sobre el lavadero, arrojó oscuros coágulos de sangre. Junto a él, aún reponiéndose de la confusión, su amigo le pedía calma y corría hacia la reja alertando a los demás prisioneros y hacia él, buscando ayudarlo. Pero la tos no cesaba, por momentos desaparecía, dándole un respiro brevísimo, y al cabo de unos segundos, volvía con más fuerza, trayendo consigo aquellos grumitos gelatinosos desprendidos de sus pulmones. Hubiese querido que alguien contuviera aquella maldita hemorragia, que de pronto alguien le diga tómate esta pastilla y asunto arreglado. Se oyó toser con violencia, aunque ahora poco le importaba; su preocupación era recuperar la vista, volver a mirar las cosas siquiera por última vez. Sus brazos temblaban y sus piernas iban cediendo poco a poco al peso de su cuerpo. Sintió que todo se iba derrumbando desde adentro. Entre las brumas de su inconsciencia, flotaba en una alfombra mágica que viajaba entre barrotes y miradas tiernas. Pensó en los que seguirían allí, sometidos a un encierro perpetuo, y en los que continuarían en el largo camino de sus sueños. Escuchó una advertencia sobre las escaleras, y notó que su alfombra cambiaba de curso y se llenaba de baches y sobresaltos. Quiso mirar el cielo de la noche, esa piel sin estrellas de la oscuridad; pero sus ojos no tuvieron la fuerza suficiente y, aun cuando lo hubieran logrado, sólo habrían visto el cielo raso de la prisión. Escuchó murmullos, que alguien decía es demasiado tarde. Sintió el olor de los medicamentos y la misma voz preguntando ¿Él es el premio de novela? Sencillamente atinó a quedarse muy quieto, no vale la pena responder cuando se está dormido. ¿Verdad, mi Mar? ** Hugo Walter Villanueva Azaña walter.villanueva2@gmail.com Escritor y editor peruano (Lima). Estudió ciencias matemáticas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe). Detenido por motivos políticos en 1992, escribió en prisión su primer poemario, Una luz tras las sombras (1999). Durante su reclusión obtuvo el Primer Premio de Poesía en un concurso del Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar con el poemario Imagen de la paz oculta (2001). Salió en libertad en 2002. En esta etapa fue finalista en el concurso organizado por Casa Sur con el cuento “Sin noveno cielo” (2004). Ha publicado además En los ojos del árbol (Editorial Bruño, http://www.brunoeditorial.com.pe, 2007) y La conquista de la burbuja (Editorial del Parlamento Andino, 2008). Ha trabajado en editoriales como Pearson (http://www.pearsoneducacion.net), Ediciones SM (http://www.ediciones-sm.com.pe) y Bruño, y es fundador de la editorial independiente Manoalzada Editores. === Poemas Beatriz Iriart ============================================ *** Breve tregua La rutina extiende sus tentáculos. Céfiro se pierde en brazos de las brisas. Cien ojos bucean en otros respuestas que no hallan. SÓLO POR INSTANTES Dios dejará de ser un mito calmará las tempestades y en la pasividad de la bajamar permitirá que regresen a su playa a su Verbo, a sus raíces SÓLO POR INSTANTES *** Etiquetas a Viviana, mi hermana Ausencia. Vaga tu última imagen en la retina del tiempo y desde el nostálgico jazz de Nacha-Azul surgen papeles de diario abrazando tu guitarra Joan Báez, la Catedral y el undécimo mandamiento de Bernardo Verbitsky: NO PONER ETIQUETAS A LOS HOMBRES *** Decreto Cuando partas los cipreses no llorarán sobre tu tumba porque no habrá tumba sólo recuerdos. *** Vincent no ha muerto Ignorabas tu residencia. Admirar “La ronda de los prisioneros” no significaba compartirla. Los cuervos te llamaron cuando la última pincelada y la tarde se unieron. ** Beatriz Iriart bruma.bruma@yahoo.com Poeta argentina (La Plata, 1954). Textos suyos han sido publicados en Archivos del Sur, Escritoras Unidas y Compañía (http://escritorasunidas.blogspot.com), Literatura del Mañana (http://literaturadart.blogspot.com), Proyecto Editorial Banda Hispánica (http://www.jornaldepoesia.jor.br/BHBHportal.htm), La Prensa-The Press (http://www.laprensathepress.com) y Letras Uruguayas. === La Máscara de Plata Nixon Piñango ================================ —Pues, no sabría deciros. Él estaba dudoso, porque la pregunta había sido basada en una simple suposición, en una leyenda que no había sido contada previamente. Aunque ambos la conocían a la perfección, pues era imprescindible saberla; y no por el simple hecho de protegerse a sí mismo (porque la historia debe ser conocida para que la vida continúe de forma satisfactoria), sino por el hecho de maravillarse ante su belleza y su horror. Y al instante llegó ella, la que no conocía nada, y había cuestionado a aquel hombre que había hecho esa pregunta clave; pero esta vez con otra pregunta: “¿De qué clase de máscara habláis?”. Y uno de los hombres, el que parecía ser su consorte, la tomó por el brazo y la invitó a sentarse; luego, le ofreció una copa de ese Syrah que se veía bien traslúcido, a pesar de su color granate intenso, que daba unos reflejos violáceos. Y ella lo removió para apreciar las lágrimas, y luego lo llevó a su nariz para evaluar el buqué. ¿Frutas silvestres, pimienta..? —¿Por qué tanto misterio? —preguntó ella. Tenía esa mirada en la que podía apreciarse su duda recóndita y “lo oculto” que estaba en el rostro de los otros dos—. ¿Por qué me miras así? Su consorte tenía esa expresión que no lo dejaba quieto, porque podía ser una locura lo que estaba a punto de decir. Pero miró a su compañero y éste asintió, haciéndole saber que todo iba a estar bien con ella, más porque era necesario contar todo, para protegerla. —¿Creéis en Hombres Lobo? —preguntó ya más amparado en sus palabras. —¿Hombres Lobo? —repitió ella—. ¿Acaso estáis locos? —Escuchad esta historia... Siglo XVI, época en que el Nuevo Mundo era purgado poco a poco de sus imperios antiguos, de aquellos seres que adoraban a múltiples dioses y que contaban con grandes riquezas, las que no merecían; aunque yo no pienso eso, pero los grandes reyes sí lo pensaron, los grandes generales sí. Pero es raro que aquella maldición no haya salido de allí, de la América que fue rápidamente exterminada; de la América a la que se afeitó, dejando una capa de sangre imborrable. La maldición surgió aquí, en la Europa sanguinaria, porque aquellos seres no maldecirían sus propias tierras, las cuales les habían dado hogar y alimento por siglos; no, lanzarían la maldición a la tierra que tanto vieron en sus visiones y en sus estrellas, la tierra que llovería sobre ellos, la que los exterminaría. Y tenían razón en hacerlo, en maldecir, pues la conquista fue uno de los episodios más sangrientos de la historia, y no podía quedar sólo en los registros, en la historia subjetiva que con un simple borrón y un papel nuevo se puede cambiar. Ellos debían asegurarse de que algo malvado quedara, pero no escrito, no; los escritos se pueden quemar, se pueden destruir (no siempre se puede confiar en la buena voluntad del hombre. No siempre); sino que quedara en la voz de la gente, en el pensar de todos, en los cuentos de miedo que se habrían de relatar en reuniones como ésta. En fin, algo que realmente esté allí, en el sentir; algo que pueda ayudar a que la gente se dé cuenta de que realmente el miedo no es la simple emoción que conocemos, no es simplemente cortarse un dedo y temer porque éste se infecte, sino realmente pensar en aquello que no se podrá hacer con un dedo de menos, por ejemplo... Una fecha clave: 25 de abril de 1524. Era el undécimo cumpleaños de Miguel de Palacios y León, un jovencito castellano que era hijo de un general cuyo nombre es desconocido (aunque realmente el nombre del padre no importa, porque toda la culpa es de él, y de haberse conocido, hubiese sido objeto de una maldición mucho peor... Aunque, tal vez, no fue realmente su culpa). En fin, el chico tuvo una celebración digna de un noble, y sobre todo con muchos regalos: juguetes de todos los tamaños y colores, prendas de exquisitas y suaves telas, joyas, y muchos, pero muchos regalos. Pero hubo un regalo, el cual su padre le llevó horas después de haber finalizado la gran celebración. Rumores dicen que no tenía un envoltorio y que el niño se sorprendió al verlo así, tan majestuoso como era; y otras palabras dicen que había mucho envuelto, que el niño tuvo que escarbar entre la caja y mucho papel para poder descubrirlo. Pero algo es seguro: al ver el regalo, el niño se extrañó, porque no le vio utilidad; no era un juguete, no era un traje, no era un instrumento musical. No. Era una máscara. —¿Y para qué ese hombre regaló una máscara a su hijo? Si bien la mujer estaba atenta al relato, también estaba alerta ante sus dudas. Preguntaría cualquier cosa de ser necesario, porque era su personalidad, porque quería saber todo, o de lo contrario su consorte no estuviese contándole el relato, no estuviese respondiéndole al “¿de qué clase de máscara habláis?” que ella había lanzado de manera descortés al entrar a la habitación. —¿No quería verle más la cara? Su tono de burla fue frenado de inmediato por él, quien contaba, quien estaba serio, su consorte, ya que sabía que no había que reírse por nada, ni por el hecho que pudiese parecer más raro o más gracioso. —No riais —imperó él—. Dejadme continuar, y os daréis cuenta del porqué del extravagante presente; ¿o acaso no daríais algo, que vale mucho para vos, al ser al que más queréis en la vida? Hubo silencio. —La máscara era hermosa —continuó él—. Era una flamante pieza de plata del tamaño del rostro de su padre. Y se parecía a él, a su padre, parecía que se hubiese quitado el rostro y se lo hubiese obsequiado, tal vez, con el motivo de recordarlo si alguna vez le hacía falta, porque el chico sabía que su padre era un guerrero y que en cualquier momento podría ser objeto de una herida grave, mortal. El regalo significó mucho para él. Pero el niño tenía curiosidad; quería saber el porqué real. Y su padre le había dicho que aquella máscara era un símbolo de victoria, un trofeo de guerra, pues él había luchado contra una poderosa civilización americana, la cual fue exterminada con su ayuda, con la ayuda de su espada de magnífica empuñadura, hacía poco más de tres años. —Esto significa mucho para mí, hijo —dijo el hombre, y le acariciaba el rostro a su hijo, porque era lo más valioso que él tenía, y lo que tendría siempre. Lo amaba, incluso más que aquel trofeo de una guerra sangrienta. El niño lo cuestionó; le había preguntado por qué le había regalado algo que era tan valioso para él, por qué le había dado su trofeo de guerra sin siquiera luchar un poco junto con el deseo de seguir poseyéndolo. Y él contestó eso, lo que te dije: “¿Acaso no daríais algo, que vale mucho para vos, al ser al que más queréis en la vida?”. Eso lo remontó al futuro; tal vez, diría esas palabras a su hijo al regalarle el mismo objeto; y todo se volvería una tradición familiar, algo que perduraría. Pero también pensó en aquello que podría estar detrás de ese hermoso objeto; lo pensaba cuando recordaba la frase “trofeo de guerra”. Y ¿de qué se compone una guerra?; ya te lo puedes imaginar, ¿no? El chico se encontró en la estela de la imagen de cada batalla; se imaginó a su padre matando y matando hombres. Pero para un chico de linaje militar no debía ser algo fuera de lo común, ¿no?; matar debía ser algo que estuviese dispuesto a hacer sin pensarlo, sin analizarlo, digo, pues la gente estaba acostumbrada a las guerras. Pero el chico no quería ser un militar, quería ser un pintor famoso (o esa es la historia oficial. Existen otras historias que dicen que quería ser un músico, o un escritor). En fin, era un artista nato; en su corazón estaba la belleza del mundo real y el consuelo de la imaginación; y veía las cosas desde otro punto de vista, aun siendo muy joven. Volvió a cuestionar a su padre, esta vez con una pregunta cuya respuesta requería algo de desarrollo: —¿Cómo has ganado esto, padre? —preguntó el niño, y el hombre rememoró todo. Parecía algo heroico contar aquello, aunque fuese un relato que estuviese manchado de rojo sangre y gris humo; de amarillo fuego y de negro oscuridad. Se preparó en sus recuerdos, y vio la masacre, desde su llegada, hasta su triunfante regreso al reino. Hablaré con su voz... —No trates de darle más drama al asunto —interrumpió ella—. ¡Sólo sigue contando y ya! —De acuerdo, pero igual hablaré con su voz... —Buena pregunta, hijo —comenzó el hombre—. Me gusta mucho esta historia, porque siempre soñé de niño en ser una especie de héroe; y en este acontecimiento creo que al fin pude cumplir mi sueño —pero los héroes no son asesinos, ¿verdad?; o tal vez sí, pero sería muy complicado explicar las excepciones. Continuó:—. Bueno, habíamos llegado a la isla de Cozumel, una hermosa tierra de salinas claras y aguas azules, cuyo cielo era tan azul que se confundía con el mar, y daba la sensación de que el mundo había sido diseñado para que sólo existiese ese pequeño paraíso. Yo era uno de los dieciséis jinetes del general Cortés, y era privilegiado, pues yo tenía las mejores habilidades de combate en toda la tropa. Había más o menos setecientos hombres distribuidos en once barcos, y eso sin contar los casi doscientos indios y esclavos que servirían para auxiliar a las tropas. Había un joven; un maya que Cortés llevaba consigo siempre para conocer lo que los indios decían. ¿Cuál era su apodo? ¿Melcochero? ¿Melchochero? Eh... Pues, la verdad es que no me acuerdo muy bien, pero sé que sabía hablar español. Recuerdo que él había sido un buen espía, y Cortés lo apreciaba mucho, aunque no lo mantenía muy adentro para que la confianza no llegase al abuso. En fin, llegamos a Cozumel y allí acampamos, cerca de la playa. Y la primera orden de Cortés fue implantar la religión en aquellas tierras que ahora pertenecían al Imperio Español. Todos debían rezar el Padrenuestro; debían persignarse, bautizarse; y no adorar a esa inútil diosa de la fertilidad, pues, porque era algo pagano. Fuimos tierra adentro; lo que pudimos. Era un bosque algo denso, mucho más que aquel con el que nos habíamos topado en la isla en la que capturamos al chico que tendría la misión de traducirnos. Luego, venían caminando cuatro mujeres; tres llevaban niños en sus brazos, y la otra llevaba un canasto vacío. Eran diminutas, para mí era como verte a ti con un poquito más de altura. ¡Imagínate lo pequeñas que eran! Y esos bebés tenían sus rasgos: morenillos y de ojos muy alargados; caras redondeadas y cabellos muy, pero muy negros. Nos acercamos, y pudimos saber que una era la madre y las otras sólo cargaban a sus hijos. Sólo muchachas que servían a la señora. Luego vimos al marido, y Cortés le habló con esas palabras convincentes de él. Ellos se hubieron impresionado. Pero es que no tenían nada de qué preocuparse, había indios con nosotros, y para ellos éramos como dioses, como heraldos de un mundo mágico en el que creían. Eran una especie de nobles, porque nos dieron joyas y un banquete exquisito, refrescante, dulce. Nunca había probado esas frutas; era como comer el invierno de duraznos en aquella suave y amarilla pulpa de hilillos suaves. Y seguía sin parecerle incómoda nuestra visita. Allí fue cuando Cortés aprovechó; pudo ideologizar sus mentes felices. Les dijo que había un dios más hermoso, más omnipotente que aquellos a los cuales ellos estaban acostumbrados a ver en sus templos. Un dios que los haría verdaderamente felices, que no los dejaría en una espera y que les garantizaría un mundo bello después de la muerte (obviamente olvidó mencionar el factor “infierno”, el lugar de los condenados). Cortés se levantó un instante y comunicó a uno de los negros que fuese a buscar las imágenes que se habían traído por órdenes de Juana la loc... —ah..., lo siento. Continúo:—, por órdenes de la reina Juana. Mientras tanto, Cortés mostró la cruz, el crucifijo aquel que siempre cargaba consigo, como si aquellas grandes carnicerías fuesen su boleto al cielo. Los indios lo vieron y se maravillaron, porque era algo diferente, y la pintura magnífica que hacían las palabras de Cortés en sus mentes era algo difícil de ignorar. Pero mi mirada se fue en dirección a una de las muchachas, una que estaba apartada. Ella cargaba con esa mirada extraña, como perdida, como si sospechara nuestras verdaderas intenciones. Como si la conquista y la sangre se presentaran ante sus ojos en el momento en que posaba éstos sobre mi imagen erguida. Vi cuando cerró los ojos y salía por un pasaje un tanto oculto. No le hice mucho caso, al principio. Igual no importa —¡puaj! Sí. Claro... —¡Hey! Dejad de hacer eso y continuad. Esto es lo más interesante que he escuchado en mi vida. —Bueno, bueno. Continúo... —Esa noche —continuó el hombre—, dormimos más cómodos; pues, por lo menos nosotros, los de más rango, porque los demás siguieron durmiendo en sus camarotes, todos amontonados. Al día siguiente, entramos en aquella ciudad de los mayas, y Cortés fue caminando tirante por la calle principal, la que llegaba a la edificación altísima que tenía tres entradas en la cúspide. Él fue a hablar con el gobernador de aquel lugar, al que los nativos llamaban “Batab”; y éste nos recibió de manera grata, o eso fue lo que a mí me pareció. Pero yo sabía que ellos nos conocían. Nos habían visto en sus visiones, en sus estrellas; porque aquel misterioso pueblo conocía al cielo mejor que cualquier astrólogo de nuestras tierras. Pero dejarían al cielo por nuestro Cristo, que nos amaba, que no nos exigía sacrificios de sangre (como sus dioses). Vieron las imágenes de nuestro dios clavado en una cruz y se enamoraron de él; era un dios que sufría por sus fieles seguidores, en cuyo rostro estaba el amor reflejado, en su expresión sufrida y apuntada hacia un lugar que un hombre no podría ver en vida... Pero esa mujer, la que me había parecido extraña, me tomó por el brazo y su expresión era de “no temáis”. Yo la seguí, pues ella me hizo señas para que lo hiciera. Ya en la oscuridad sacó de su vestimenta esa máscara hermosa, que me dejó totalmente ensimismado; parecía que el oro era sólo una roca sin valor ante ello. Pero luego me di cuenta de que era de plata; la plata más perfecta que alguna vez haya visto. Cuando partimos, tomé ese obsequio como un amuleto para la buena suerte, ya que en nuestra travesía nos esperaban batallas extremas, como unos días después en Centla, y luego en Tlaxcala. Pero fue en Tenochtitlan en donde pude apreciar su verdadero poder: fue luego de la Noche Triste, la del 30 de junio de 1520, aquella noche lluviosa que me recuerda a pura muerte, exactamente el día 14 de julio de ese mismo año, cuando el ejercito marchó por los llanos de Otompan. Éramos, aproximadamente, ochenta mil hombres (entre tlaxcaltecas y españoles)... Y vimos su ejército, que no era tan grande como el de nosotros. Pero era igual de impresionante ver cuánta gente estaba dispuesta a morir en un solo día, por sus creencias. Y amaban a su Cuauhtémoc, a su nuevo emperador, pues Moctezuma fue asesinado por su mismo pueblo, que lo consideraba un mal gobernante... ¡Qué vergüenza! Un emperador que muere por una simple pedrada... En fin, ese día vimos a sus guerreros adornados con oro y plumas. Realmente me causó indignación ver cómo el oro se malgastaba de tal manera... Es que, para ellos, lo brillante no daba impresión, no era valioso. ¡Su moneda era el cacao! Cortés demostró su genio militar cuando empezó la batalla. Yo peleé con aquella máscara guindada al nivel de mi pecho y los mexicas corrían al verme, como intimidados por la magia que aquel objeto parecía echar. Un hombre cayó, y yo vi su mirada fija en la máscara, no me temía. No. Temía a la máscara. Fácilmente clavé mi bayoneta en su pecho y le di muerte. Pero su mirada muerta seguía en la máscara. Impresionante. Muy impresionante. En fin, con cada guerrero fue de la misma manera: morían mientras veían la máscara de plata, desde muchos ángulos, pero su muerte llegaba al verla. Por esto creo que este objeto que ahora tienes en tu mano, hijillo, fue algo de mucha ayuda para la victoria de Otumba, lo cual significó la caída de los mexicas y lo que garantizó la conquista de gran parte del territorio mesoamericano. El niño quedó conmovido con la historia; no era sólo el hecho de imaginarse el renombre de su padre en la boca de los guerreros españoles; todo un héroe; sino saber, de la boca de un adulto, que la magia es algo que no está sólo en la fantasía. Su padre le hizo creer en la magia. —Vaya. Qué interesante lo de los mexicas y todo. Pero os lo hubierais ahorrado; yo conozco toda esa historia, porque la vi en la escuela, ¿lo olvidáis? Y además, ¿qué tiene que ver eso con los hombres lobo? —Muy bien. Muy bien. Dejadme continuar... Pasaron los años. Mientras crecía, evaluaba, siempre antes de dormir, la historia que su padre le había contado. Y veía su máscara sobre el estante, que parecía hacerse más atractiva. Al cumplir la edad de dieciséis años, el chico empezó a escribir, un diario; y no pudo faltar en cada página aquello que cada noche sucedía. No tuve oportunidad de leer el diario, pero creo, según lo que me han contado, que él veía a la máscara mientras ésta movía su boca, y le hablaba, le ordenaba que la tomase y que la pusiera sobre su rostro. Pero la historia dice exactamente que el chico no entendía realmente lo que la máscara le decía, sino que eso era lo que deducía por la manera casi sensual con la que lo llamaba. Aparte del placer de escuchar aquella voz, estaba el miedo, como si la máscara fuese un espectro burlón. Cosa de magia. Cosa de brujería de la antigua civilización que fue esclavizada por la espada de la tierra que lo vio nacer. Y el chico trataba de dormirse, de no hacer caso a las plegarias del objeto... Pero era casi imposible ignorar aquel llamado. Y se colocó la máscara. Luego, al día siguiente escribió su memoria en el diario: “No podía aguantar esos llamados; se parecían a los de la joven que me zafó de mi castidad cuando apenas tenía catorce años. Era tan irresistible que era como ver una copa de agua sobre la cima de una de esas altas dunas de arena en el desierto; anhelada como la brisa fresca en el verano, como lo es la sangre para un vampiro. Y yo necesitaba poseer aquella máscara, hacerla mía como lo hice con la chica en esos segundos en los que mi hombría se apoderó más de mí, y me dio éxtasis. Tenía que poseerla. Y lo hice. La tuve en mi rostro y luego desperté en un claro en la mañana, desnudo y todo ensangrentado. Pero mi cuerpo no dolía, y pensé que ya pisaba el Edén. ¿Muerto? No. Pronto me daría cuenta de que los muertos eran otros. ¿Estaba yo en el infierno? No. Yo estaba vivo. Yo había matado. Pero esas mordidas en los cuerpos. ¿Cómo los hube matado? ¿Por qué mis recuerdos no me lo dicen? ¿Cómo supe que el asesino era yo? Lo supe, sí. Y lo sé. Dicen que el chico se fue consumiendo en su imagen cambiante y se fue al bosque. Muchas leyendas dicen que aullaba en la noche, y su sonido se iba haciendo más grueso, más áspero. También hablan sobre sus características: ojos amarillos, un hocico grande, que ya no es humano, sino... perruno. Sus colmillos desmembradores... Pero lo más aterrador de todo fue su último discurso, el cual fue escrito en el diario que había dejado junto a la máscara de plata encima de la cama, el día en que desapareció, como legado maldito para la humanidad: “Poneos esta máscara en el rostro y observad cómo pasan los años sin que el hambre por carne humana cese por completo. Aunque se sacie muchas veces, nunca acaba, nunca. Pero es un consuelo que se sepa que uno se hubo puesto la máscara de plata. No quiero que los demás sufran como yo sufriré por el hecho de vivir una vida que será eterna. Por eso quiero que mi historia sea contada, sea sabida; y me amarraré la boca ante aquel que me la cuente cuando le caiga encima. Al que no la sepa lo he de desmembrar y luego me lo he de tragar”. El hombre caminó por la habitación, miró a su consorte y la vio hermosa; luego, su imagen cambió: ahora se imaginaba al monstruo desmembrándola. Y su cabeza por un lado, y sus manos por el otro, y sus piernas en trocitos. Engurruñó sus ojos y luego se relajó. —No sé dónde está ese monstruo, y mucho menos sé en dónde está la máscara de plata. Reitero lo que os he dicho antes, amigo mío —dirigió la mirada a su amigo que estaba sentado junto a la ventana y que antes lo había cuestionado sobre el mismo tema—. No sabría deciros. Es imposible. Muchos la han buscado por todo el mundo, y tal máscara no aparece... Pero es cierto. Yo puedo escuchar cada noche el aullido lobuno. Y tengo miedo de que ese lobo venga a buscarme. No sé si esto que les estoy contando es lo correcto, lo exacto. No sé si me matará por omitir algún detalle. Me aterra ser desmembrado. —Vaya. Realmente os veis asustado —dijo la mujer—. Y, ahora que lo habéis comentado, yo también he podido escuchar ese aullido en las noches y me parecía extraño, porque era muy gutural como para ser de un lobo común. Y pensé en un hombre lobo. También me asusta. —Es un hombre lobo, os lo aseguro, así que estudiaos esta historia que os he contado. No le agreguéis nada u omitáis nada. No sé si, inconscientemente, yo la he modificado. Pero vos no lo hagáis. Puede ser que yo realmente no la haya modificado. Debe ser exacta. No os dejéis matar. Y él de verdad necesita que la historia se sepa. Si, en algún momento de vuestra vida, llegases a ver una máscara de plata, enterradla. Deshaceos de ella. Pero no la pongas sobre vuestro rostro, o vagareis como ese pobre muchacho, Miguel de Palacios y León. ** Nixon Piñango nixon_moreno5141149@hotmail.com Escritor venezolano (Caracas, 1991). Es estudiante de comunicación social en la Universidad Católica Santa Rosa (http://www.ucsar.edu.ve) y estudiante de música en la Escuela Superior de Música “José Ángel Lamas”, de Caracas. Fue finalista en el II Concurso de Cartas de Amor en honor al poeta sucrense Hisdis Rafael Caraballo, convocado por la editorial venezolana El Perro y la Rana (http://www.elperroylarana.gob.ve, 2009); en el II Certamen de Relatos del Webcindario “El Arte de Escribir” (http://elartedeescribir.webcindario.com; España, 2009), y en el I Certamen de Microrrelatos Erótico-Románticos de ArtGerust (http://www.artgerust.com; España, 2010). Textos suyos han sido publicados en las antologías Más que palabras (El Arte de Escribir, 2009) y I Certamen de Microrrelatos Erótico-Románticos (Artgerust, 2010). === Poemas Gabriela Bruckner ========================================= *** Pies tempranos mis pies le responden al día jadean miradas de sol rodean el agua si ventilan manos entre las hojas pardas es porque concilian el sueño del viajante también callan callan en horas de vuelo y en girasoles calmos condensan lo mojado en lo celeste resucitan y mientras curvan el día mientras tanto tanto asimilan los colores que la mente arrulla y se los bailan gustan de hacer arte a salpicadas frente al día —mis pies— bajo el peso errante finales tempranos *** Pañuelos bronceados soy sólo silencio soy el cuerpo del silencio vertiéndose húmedo vertiéndose vertiéndome vertiéndose en pañuelos bronceados cuando el aire es joven en pañuelos sin fecha si la luna cae soy el silencio eterno del balanceo rosa de las dos bahías que trascienden la lágrima del movimiento exacto del crepúsculo de la sonrisa soy sólo para nacer y abrazarme entera para medir con silencios la latitud de un grito *** Copos de nadie barrer cada letra —desproporcionarlas— como si cada nutriente que asoma celebrara tiempo verterlas todas como copos de nadie e inventarlas en abrigos entrelazarlas al mundo ausente de la magia para reabsorberlas como uvas complicarlas hasta el vértigo labriego que rememora entonces cada paso-sangre bieninterpretarlas asumirlas y lanzarlas casi hasta reanimarlas en la belleza inmensa de un cuerpo que hasta no exudarlas se estrechará hacia el sur de las presencias como si nada *** Pétalos boreales podría sumergir mis pies-manzana en la espesura calma de tus labios entre esos dos vientos que desmenuzan mi alma podría sacudirlos al sol abrirlos como pétalos boreales y esperarte es que comprender tu voz es llamarte entero por eso te camino con la intensidad del blanco te arrimo entre todos los blancos que respiran tu palabra te asemejo y como la vida nos baila eterna y las manzanas te nombran te arribo bajo la pupila de mis pies-manzana cuando la serenidad de tu boca me nace en pieles *** No-premios hundir mi labio en la caricia es cantarle al alba toda su promesa redimirla hacia los llanos y abreviarla en una uva-------- como cuando el viento sonríe pijamas la puerta ha sido abierta para pronunciar todas las flores cada puerta con todas sus puertas avanzan en sus muecas los salmos (los de las tibias mareas los de los no-premios) porque elevarse-hacia es embeberse en sus entonces regar palma a palma la plenitud primera de todos sus caprichos ** Gabriela Bruckner gabibruckner@yahoo.com.ar Escritora argentina (1972). Mantiene una bitácora sobre arte y literatura en http://evamater.blogspot.com. === La escondida María Laura Pintos Noble ============================ Martín dobló la esquina corriendo. Cruzó la calle y se apuró a esconderse en el zaguán de una casa. Estaba oscuro y fresco. En el silencio de la tarde escuchaba su propio corazón latir estrepitosamente. Los oídos le zumbaban y la sangre se arremolinaba en sus mejillas que ardían de tan calientes y rojas que estaban. Con temor, pero también con morbosa curiosidad, se asomó apenas y dirigió su mirada hacia la esquina. Fue en ese mismo instante que la vio aparecer. No llegaba a divisar su rostro. Ella venía caminando lentamente. Traía ropas negras que cubrían casi todo su cuerpo, una especie de túnica por la que asomaban sus pies descalzos y flacos y sus manos también delgadas, demasiado delgadas. Hubiese sido imperioso volver a esconderse, pero no podía dejar de mirarla, caminaba despacio, escudriñando cada rincón de la vereda de enfrente. Sus pasos eran firmes, pero sus pies parecían no tocar el suelo. Los veía doblarse rítmicamente, uno y otro, haciendo avanzar el resto del cuerpo. El cabello negrísimo recogido en un riguroso moño y los brazos cayendo indolentes a ambos lados del cuerpo. Todo en ella denotaba una cierta crispación, como si la frustración del mundo entero se hubiese apoderado de ese cuerpo delgadísimo. Avanzaba lenta y sin esfuerzo, pero rígida como una tabla. Suave y dura a la vez, llegó a la otra esquina y dobló. Martín supo que si lograba alcanzar el muro de la casa al otro lado de la calle podía librarse. Ahí estaba su salvación, pero no se animaba todavía a cruzar. Algo en su interior le decía que esperase, que no era el momento, que lo iban a descubrir. Intentó apaciguarse, la corrida hasta allí había sido intensa, todavía respiraba agitado y la angustia le apretaba en la boca del estómago. Por la primera de las esquinas volvió a doblar ella. Esta vez parecía tener prisa. Las telas de su vestido crujían con cada uno de sus pasos, rápidos, cortos, nerviosos. El faldón se le había subido un poco del lado derecho y mostraba unas piernas asquerosas. Blancas como mármol y flacas como escarbadientes. Seguía buscando, Martín no aparecía por ningún lado y eso la inquietaba enormemente. El moño había empezado a deshacérsele, un mechón caía sobre uno de sus hombros y se movía como una negra serpiente al compás del viento de la tarde que comenzaba a hacerse noche. Su rostro seguía siendo una gran incógnita, aunque la cabeza se movía nerviosa mirando a un lado y otro. La tensión podía olerse en el aire. Así llegó otra vez hasta la esquina y volvió a doblar. Todavía no, todavía no, decía Martín para sus adentros. La tercera vez que la vio aparecer, siempre asomando por la misma esquina, venía corriendo. El faldón se le subía en cada zancada y las piernas se perseguían una a otra como queriendo alcanzarse, pero sin éxito. El cuerpo, levemente inclinado hacia adelante, denotaba un esfuerzo inusual. Correr, jamás había tenido que correr, sin embargo el tiempo se terminaba y estaba obligada a hacerlo. Su pelo, ahora totalmente suelto, se agitaba al viento, se arremolinaba, subía y bajaba y se pegaba al rostro. Toda ella era una gran mancha oscura moviéndose nerviosa y desesperada de una esquina a otra, buscando, buscando... y Martín que seguía sin aparecer. Cuando llegó a la esquina más alejada y detuvo bruscamente su carrera, Martín pensó: Es ahora o nunca. Y corriendo, con desesperación, cruzó la calle. Tropezó con el cordón de la vereda, trastabilló y mientras iba cayendo alargó la mano hacia el muro y en un grito ahogado exclamó: —¡Pica! Fue en el instante en que se apoyó sobre la piedra que la vio parada a su lado. La mano fría y huesuda de ella sobre la de él y el rostro cadavérico que lo miraba desde el fondo de esos ojos tan negros como el vestido, tan negros como el cabello, tan llenos de odio y de indignación de saberse vencida. Fueron necesarios tres intentos de los médicos para lograr revivirlo. Recién a la tercera descarga del desfibrilador el corazón recuperó sus latidos. Martín sentía una enorme opresión en la boca del estómago, el frío de la camilla le traspasaba la espalda y le dolía el pecho como jamás le había dolido nada en su vida. Cuando empezó a tomar conciencia de lo que estaba sucediendo, sintió una mano que le apretaba el hombro suavemente y una voz de hombre joven que le decía al oído: —¡Zafaste, pibe, zafaste! Antes de hundirse en un sueño dulce, de narcóticos que empezaban a correr por el catéter que tenía en su brazo izquierdo, Martín esbozó una sonrisa. Y jura la enfermera que lo tapaba en ese momento que lo escuchó decir: —¡Te jodiste, muerte puta!, esta vez la escondida la gané yo. ** María Laura Pintos Noble mpintosnoble1028@gmail.com Escritora uruguaya (Montevideo, 1971). Es licenciada en administración. Trabaja en el Banco Central del Uruguay (http://www.bcu.gub.uy). Un cuento suyo aparece en la antología Escritores de medio tiempo (Editorial Abrapalabra Océano). Además, textos suyos son recogidos en Casa de Poesía (http://casadepoesiauy.blogspot.com). Está en el equipo que coordina el ciclo de lecturas de narrativa y poesía Naranjo en Flor. === En deslealtad con el tiempo (extractos) =============================== === Carlos Efraín Arana Palacios ========================================== *** 15 Yo diré: el poema has de verlo con las córneas de los perros a blanco y negro sin nombres olores sabores y la frontera meneándose en el aire entonces es que estamos en una especie terminal. *** 20 Licenciosa volaba la soliviantada golondrina caída del árbol descolgada Dylan Thomas la miraba prostituida al mejor postor la miraba con un cigarrillo camel en los labios derramaba sangre el cielo y el infortunio de la tierra se abría como una carne. *** 23 Tengo la vocación del tiempo el secreto de sus agujas y el susurro que gira en círculos tengo la gracia de la luz la borrasca, la transparencia el eco el fervor perdido el corazón suelto en el aire la ex vocación al dios que se fue. *** 24 Mi siglo infalible estuvo sin lugar a dudas dividido en dos razones entre el Marx que moría y el que se niega puestos cara a cara las dos me quedo con el que quema el Tréveris a orillas del río Mosela o con el de Caracas frente al Guaire. *** 25 Era mi devoción distanciar del tiempo provocar la víspera del ciclón desatar un cataclismo cotidiano la muerte no me la arrebataba nadie el cielo era una brisa que andaba por la calle Bolívar por eso era brasa ni siquiera ante tu presencia segura me permitía ser huidizo. Ante el acto vital quise tener el oficio del Chino Valera Mora y sólo alcancé el de Carlos abogado de profesión proletario anti-espiritista y profanador de oficio bregador de licores oscuros de ultratumba, justificado sin justo reconocimiento, por ello ardo en esta hoguera de mi edad. ** Carlos Efraín Arana Palacios carlosearanap@hotmail.com Escritor venezolano (Maracay, Aragua, 1961). Abogado egresado de la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve). En 1983 publica el poemario en colectivo De la inédita ingenuidad retoñarán las hojarascas, editado por el propio autor; ese mismo año participa en los talleres literarios auspiciados por la Casa de la Cultura de Maracay, a cargo del poeta Harry Almela (http://www.letralia.com/firmas/almelaharry.htm). En 1992 participa en el Concurso Nacional de Literatura “Pedro R. Buznego”, de la Casa de la Cultura de El Consejo (Aragua) y obtiene mención especial con el poemario Resplandor de azul fuego. Ha publicado además el poemario En septiembre rituales de sombras (Editorial La Espada Rota, 2010). === Pizza, coca y espíritus Mariel Briñoli =========================== Inés odiaba el juego de la copa. Le parecía estúpido e infantil y al mismo tiempo le daba miedo. Lamentablemente, era minoría: Deborah, Ale, Maru y Clarita no concebían un sábado a la noche sin esa cita bizarra con los espíritus. El cuarto de Deborah era chiquito y desordenado, pero como era la única que tenía una habitación para ella sola era lógico que siempre recalaran ahí las noches de los sábados, antes o después del baile. Eran los ochenta, los Duran Duran las miraban, inaccesibles, colgados sobre las paredes, y el radio grabador reproducía música tecno un tanto deprimente. En aquellos años las chicas no tomaban alcohol, así que en general la “previa” consistía en pizza con coca y unos cigarrillos finitos y largos que les daban la ilusión de ser mujeres sofisticadas. Se sentaban sobre el piso de parquet, en círculo, con las piernas cruzadas y las palmas hacia arriba. En un banquito, la copa, las letras alrededor, pintadas con fibra en cartoncitos desiguales y un ambiente tan viciado por el humo que cada tanto tenían que abrir la ventana aun con 4 o 5ºC para poder respirar. La rutina era siempre la misma: la copa que nunca se movía, a pesar de todas sus miradas fijas y esfuerzos mentales, las risas contenidas, algún ruido que las asustaba y al final, indefectiblemente, Deborah haciéndose la médium y tomando contacto con algún “espíritu” de nombre impronunciable que les anunciaba toda clase de desastres y tonterías, hasta que no podían aguantar más la risa y huían del cuarto, a tomar aire o buscar más pizza. —Nunca un Juan o un Pedro —protestaba Inés¬—, siempre un fantasma con nombre de remedio. —¿Qué querés, nena, que invoque al espíritu de Don Chicho, el de la zapatería? —la retaba Maru. —¡Viejo asqueroso! Siempre nos miraba el culo. Pero aquella noche algo cambió. Quién sabe si influenciada por la tormenta, el exceso de coca cola o qué, pero de pronto Deborah, en medio de sus habituales payasadas, se puso muy seria, incluso palideció. Miró a Inés con cara de actriz de película de terror. —Soy el espíritu de tu madrina —anunció con una voz rara que sonaba muy bajito pero a la vez parecía retumbar. Inés y las otras se miraron confundidas. —No jodás con eso, Deborah, Inés la quería mucho a su madrina —protestó Maru. Deborah le dirigió una mirada digna de Bette Davis. —Yo también la quiero, por eso vine —fue la respuesta. Las miró con una expresión rara, cerrada. A Inés se le escapó una risita nerviosa. —Una de ustedes ya no es virgen —anunció la supuesta madrina con aire solemne. Las chicas se echaron a reír. Ale era la única que ya “lo había hecho” y se los había contado hacía rato. —Parece que radio “El Cielo” viene atrasada de noticias —se burló Clarita, tirándose el flequillo rubio hacia atrás. La otra ni la miró. Parecía contemplar el vacío. —Él no te quiere —dijo, sin dirigirse a ninguna en particular. Las chicas empezaron a ponerse incómodas. —Se acuesta con vos porque sos fácil, nada más... y lo sabés desde el principio. —Pará, gorda, te estás pasando... —intervino Maru, viendo la cara de Ale endurecerse como la piedra. —Sí, basta, Deborah, ya no es gracioso —completó Inés. La chica giró y la miró. De repente parecía mucho más grande que todas ellas. —Y vos abrí los ojos, que es con tu novio con el que se acuesta. Inés se quedó muy quieta, los ojos verdes perdiendo foco a medida que las palabras se iban metiendo en su cabeza, abriéndose paso, serpenteando, uniendo lugares hasta ahora inconexos. Ale se tapó la cara con las manos. Cuando volvió a mirar a Deborah fue para tirársele encima. —¡Callate, gorda estúpida! —le gritó, agarrándola de los pelos. Maru y Clarita las tuvieron que separar. Inés se quedó mirándolas, todavía inmóvil, mientras una serie de de detalles aislados se encastraban en su mente hasta formar una cadena perfecta. —Es cierto —dijo con voz queda—, es verdad. Ale se puso a llorar, ninguna la consoló. Inés se levantó como una sonámbula, abrió la ventana y se quedó en silencio, dejando que el aire helado le desgarrara la cara. —¿Por qué hiciste eso, Deborah? —le recriminó Maru, confundida. El viento del invierno sacudía las cortinas y tiró la copa, que cayó con un pequeño estrépito. Innumerables pedacitos brillantes como gotitas de lluvia se desparramaron sobre el piso del cuarto. Deborah las miró a todas como si no entendiera. —¿Qué cosa? —preguntó. —¿Cómo qué cosa? ¡Este desastre! Parecía estar completamente fuera de la situación. —Yo no hice nada —contestó, encogiéndose de hombros. Fue el fin de su carrera como médium, y de muchas otras cosas más. ** Mariel Briñoli mariel.dg@hotmail.com Escritora argentina (Buenos Aires, 1964). Es farmacéutica hospitalaria y trabaja en el sistema público de salud. === Poemas Jocelyn Pimentel Rodríguez ================================ *** fronteras 0.1 conozco estos latidos como al eco de mi casa y como al golpe de la ausencia que transcriben mis pasos. no sé desdibujar la arista de tu beso, o despoblar la silueta de tu cuerpo que desaparece tras la esquina. sólo queda en la mesa un disparo servido, la geografía incierta de este país que se gesta, la habitación anónima minúscula de tus manos que han dejado de estar para migrar al destierro. *** exilio propongo que mis pies construyan un lugar lejano que cobije, que me exilien de tus ojos todas las miradas o que exilien mis ojos tu mirada y el hogar. quiero ser nómada y huir del peso que duerme entre tus manos, ahuyentar de una vez la posibilidad que nunca llega desde que llegaste. quiero pisar determinada, aplastar los años en que no has estado o has estado a medias, que con los pasos te borre el camino para encontrarme. propongo, si fuera necesario, olvidar la isla y aislar mi abrazo, abrazar el agua hasta que escapen mis manos o que mis manos, ya líquidas, se pierdan en otras tierras. que el mar me geste o me trague una caricia hasta ser extranjera en mi propia carne. *** versiones 1 prométeme tu silencio el abismo de tu despedida —juro que habrá días en que te piense menos. 2 silencia la promesa y despídeme de tus abismos hay días que juran pensarte menos. 3 silenciada la promesa que despide tu abismo no quedan días. *** plurales 0.1 voy a hacerte voy a serte voy a ser voy *** cotidianos 0.4 no hay silencio más terrible que el de tu nombre. *** lugares 0.1 aquí, con el golpe de tu nombre, con el siempre jamás de este lugar entristecido que deshace la carne, me nazco. *** lugares 0.2 el entonces se convierte en nuestra fórmula de despedida. ** Jocelyn Pimentel Rodríguez jocelynpimentel@hotmail.com Poeta puertorriqueña (Santurce, 1980). Posee una maestría en arquitectura de la Universidad de Puerto Rico (UPR, http://www.upr.edu). Figuró como finalista en el Certamen de Poesía Olga Nolla 2005 del periódico El Nuevo Día (http://www.endi.com). Colaboró en la elaboración de numerosas publicaciones y exhibiciones como parte de su trabajo en el Archivo de Arquitectura de la UPR. Su página personal se puede visitar en http://ojitosdemar.blogspot.com. === La muerte del Negro Antonio Ramón Elías Pérez ==================== Muchos años después me encuentro frente a la capilla que le han levantado en el Cementerio Municipal de Valencia a Miguel Ángel Barrios. No lo puedo creer, el bandolero más buscado, el enemigo número uno, ahora convertido en figura de devoción. En el pórtico, junto a la puerta de hierro que resguarda el pequeño espacio construido con bloques de cemento y techo de zinc a dos aguas, hay una cuerda que el visitante debe halar para anunciarse. Lo hago con algo de aprehensión, el badajo hace sonar la campana y se produce ese tañido agudo que retumba en el silencio del camposanto. Justo allí comienzo a tomar fotografías. Placas, adornos, flores, botellas de distintos licores, agradecimientos a los favores recibidos, cientos de objetos. Bienvenidos al Santuario del Negro Antonio, se lee. Más adelante la normativa del panteón: Prohibido fumar tabaco, prohibido el consumo de bebidas alcohólicas, no derramar líquidos sobre la tumba, no sustraer imágenes, no hacer ofrendas con dinero, mantener limpio el piso de la capilla... Luego de varios disparos con la vieja Minolta me acerco al banco donde mi compañero, el profesor Prieto, descansa con su novia de cuarenta. Sacamos un frasco e invocamos al difunto, rociamos aquí y allá, pedimos por los nuestros. Dos buenos tragos y cerramos el trato con El Negro, cada quién sabe su petición. Unos lo hacen para graduarse en la universidad, otros lo invocan con la certeza de encontrar protección, salud, empleo, casas, vehículos. Parece que los muertos ayudan más que los vivos. Las ánimas han sido objeto de adoración desde siempre, tenemos tantas que se pierden en el firmamento. Entre las más importantes, la de Juan Salazar, el desertor de Güigüe; Domingo Antonio Sánchez, el protector de los conductores; Francisca Duarte —Taguapire— que hace maravillas; pero de todas las “sombras” objeto de adoración no hay como Las Tres Potencias: El Negro Felipe, María Lionza y el indio Guaicaipuro. Como dicen los antropólogos, forman la triada celestial, representan el sincretismo mágico y religioso de los venezolanos, y los grupos humanos que nos hacen ser lo que somos. Hay que prenderles velas los lunes, si no lo haces te pellizcan los pies por las noches, decía mi abuela. Los milagros existen, dudar de ellos es una necedad; ahora lo extraño es que a Miguel Barrios no se le conoció por santo, por hombre bondadoso y de virtudes cristianas, como sí lo fue José Gregorio. A éste lo han visto en dispensarios, sanatorios; en las emergencias de clínicas y hospitales salvando gente en estado extremo, cercanos a la muerte. En cambio a Miguel lo conocieron por rabioso y vengativo, tomó la ley en sus manos e hizo justicia a su manera. Sin embargo la gente le tiene fe y parece que ha estado ayudando. Tiene unos muertos encima, no son tantos como dijeron, eso lo saben por aquí. El gobierno y los cuerpos de seguridad, en aquel entonces, aprovecharon para sacudirse a ciertas personas, hicieron desaparecer a dirigentes, militantes de izquierda y se los achacaron al Negro, quien de paso nunca fue guerrillero como trataron de hacer creer. Después de su muerte comenzó su veneración, estoy aquí de pie en el umbral, recordando. Tenía diez años cumplidos y era monaguillo cuando me tocó acompañar al cura del pueblo, era un hombre bueno, piadoso, de apellido Aguilar. Le iban a realizar los actos fúnebres a un parroquiano; los muertos de los pueblos del sur los enterraban en el Cementerio Municipal, de modo que el trayecto podía durar hasta tres horas. A mi lado, en la camioneta ranchera del sacerdote, iban Eduardo Cortez y Saturno Piñero, ambos compañeros de oficio. Cuando llegamos a la fosa indicada, después de ese lento y tedioso paseo, había una multitud esperando al coche con el ataúd, detrás los otros carros cargados con ofrendas florales. La goma de mascar de Eduardo había perdido el dulzor pero él continuaba como un rumiante con la Biblia entre las manos; Saturno sostenía la ponchera y el hisopo del agua bendita; yo lo hacía con el tarro de incienso que acabábamos de prender con unos carbones redondos que se usan para tales fines. La ceremonia comenzó cerca del mediodía, para ese momento hacía un calor húmedo. Las mujeres de negro sacaron sus abanicos y se ventilaban con desespero. Uno escuchaba el zumbido de las manos y los artilugios rompiendo el aire. Perece que viene agua, dijo un campesino, y la multitud miró hacia el cielo cuando unos pajarracos volaron hacia los lados del cerro, luego hubo un trueno. Se estremecieron las tumbas y desde un nicho, no muy lejos, se oyeron unos lamentos. El sudor iba apagando el llanto en aquel cortejo cuando una voz opacó el murmullo de las mujeres. Volteamos y a pocos metros alguien había hecho un descubrimiento, la tumba donde días antes habían enterrado de manera apresurada al Negro Antonio. Culminada la ceremonia acompañamos a los curiosos y en efecto allí estaba, sobre una cruz de palo, una inscripción a lápiz sobre papel marrón, donde se podía leer la fecha de su muerte: 19-05-1965. Ese fue un año atroz, El Carabobeño destacó con grandes titulares los hechos. Ayer, en Nueva Valencia, muerto a tiros el “Negro Antonio”, al hacer frente a una comisión de la Digepol. Adentro, un reportaje de dos páginas dedicado a la vida y los pormenores de la víctima. “El criminal coleccionaba fotografías de mujeres en traje de baño”, “Él mató a mi hijo, mi yerna y mi nieto”. Varios días después de ese trágico acontecimiento, continuaban saliendo titulares. “El Negro Antonio ultimó al chofer Jesús A. Véliz. Conchita de Serrano identificó plenamente al asesino”. Hubo una información relacionada con un hecho mucho más terrible pero la prensa no le daba importancia, apenas una nota pequeñita, que seguramente muy poca gente leyó: Santo Domingo invadida por tropas de Estados Unidos. Acusaban a Juan Bosch, presidente destituido, de comunista, responsable de la guerra civil. Estoy luchando para impedir —revelaba el general traidor Elías Wessin— que mi patria no se convierta en una segunda Cuba. El Negro Antonio opacaba las informaciones, las pocas que salían en la prensa sobre los desaparecidos del gobierno de Raúl Leoni, el bonachón e insípido presidente de la República. Estoy absorto viendo las placas, los agradecimientos por los favores concedidos, la infinidad de flores, las manifestaciones de fe que le rinden al Negro. Detrás de mí hay un grupo de seguidores que fuman tabaco y tienen una tertulia de lo más amena, forman parte del séquito de adoradores que viven a expensas de las limosnas y contribuciones. Hay una oración que escribo en mi cuaderno de notas, tengo que hacer un reportaje amplio que diga las cosas apegada a los hechos y a la verdad. “Espíritu de Miguel Ángel Barrios, tú que luchaste contra las injusticias y limpiaste el camino con tu ley de las injurias y falsas acusaciones, que de tu brazo fueron víctimas perseguidores, pendencieros, difamadores, maleantes y delatores... tú, que ayudaste en el camino a los menesterosos y a los desposeídos, te pido intervengas ante el Todopoderoso y permitas me conceda (se hace la petición), te ofrezco de ahora en adelante ser fiel a tu memoria y a tu espíritu redimido. ¡Que así sea, amén!”. La novia de cuarenta contempla las cruces en uno de los bancos contiguos a la capilla, bajo la sombra de un almendrón gigantesco parece que el tiempo se ha detenido, el silencio abruma. Estos lugares son iguales, como los muertos que yacen bajo tierra. Hace tantos años de eso y todavía en La Sierra la gente sigue diciendo lo mismo, El Negro Antonio no asesinó al viejo Borjas, lo hizo el hijo para quedarse con la herencia y con las tierras. También dicen que era un agente de Acción Democrática y lo protegió el gobierno. Habrá que preguntarle a Rafael López, a Cruz Bermúdez, a Vicente Carruido, antes de que se mueran de viejos. Enrique Borjas era el dueño de la hacienda “Cumbito”, eso queda hacia Los Naranjos, para llegar hasta el fundo hay que rodar. Antes, con la carretera de tierra, el trayecto era una polvareda desde que uno lo iniciaba en Boquerón hasta esas alturas perdidas, porque por allí se sale a todas partes. La Sierra Sur, la llaman, limita con Guárico y Cojedes. Ese fue el radio de acción de El Negro Antonio en sus correrías, por eso a uno no le queda más que reírse cuando lee o escucha las historias. Un día lo buscaban en Manuare, que fue donde inició su andar delictivo a los catorce años cuando le machucó un ojo al comisario de una pedrada, y al otro día decían que andaba en Tocuyito. Imagínense, como cuarenta leguas, en el otro extremo del estado. Y así, lo veían en todas partes porque tenía pactos con el maligno, desaparecía de un sitio cuando estaban a punto de atraparlo y aparecía en otro a kilómetros de distancia. ¡Demasiado cuento! Vicente, el viejo Carruido Soto, sentado en el corredor de la casa de Irma, una de las hijas de Roberto Pérez con Petra Hurtado, me dice que eso no fue así, refiriéndose al caso Borjas. Cierto que mató pero lo hizo para hacer justicia y en defensa propia. Cuando se echó al guardia lo habían acusado de haberse robado un novillo, lo andaban cazando como a un animal, él se defendió con un revólver calibre 22. Eso sí, tenía una puntería de campeón olímpico, le dio en el corazón, lo dejó en el sitio, y al otro, porque eran dos, lo hirió en un brazo y le trozó una oreja. Él no se había robado nada, eso fue por allá en el hato Espinito, un día de estos lo llevo para que conozca. El encargado, un tal Iván Darío Maldonado, ese fue el que lo acusó, gerente de la compañía que mantenía fincas ganaderas en los estados del centro. El Negro, acostumbrado al monte desde muy joven, se fue huyendo hasta que llegó al Pao. Estaba ligado a los caminos, ese te sabía de nombres, de plantas, de esas cosas que hay que aprender para sobrevivir. A él lo crió Filomena Núñez allá en Güigüe, que no es cualquier cosa, y desde pequeño hacía travesuras. Y digo yo, y quién no es travieso cuando muchacho, a menos que esté enfermo. Bueno, estando allá en Cojedes un hacendado le pidió que le amansara unos caballos. Convinieron en un precio, tanto por cada animal. El hombre hizo el trabajo pero el dueño no le pagó al culminar la faena, venga tal día y que le dijo. Él se vino y regresó a la semana siguiente, había pedido una bestia prestada y fue a cobrar de nuevo, tampoco le pagó. Lo llenó de mentiras y de excusas. En la tercera oportunidad se fue a pie y cuando llegó a cobrarle el miserable le salió con un machete y comenzó a perseguirlo, no sé qué estaría pensando el hacendado. Sería matarlo para no pagarle. Cuando lo alcanzó y lo tenía para darle El Negro agarró una estaca que le había servido para su trabajo con los caballos y zas, le dio en la cabeza y quedó sangrando en el suelo, no lo mató pero lo dejó maltrecho. Tuvo que esconderse, se hizo fugitivo. Una comisión de la Guardia Nacional lo andaba buscando. Allá me llegó para que lo socorriera, para que lo ayudara. Yo le dije que se escondiera unos días en Palmarote y si alguien le pregunta quién es, diga que es mi primo hermano. Así lo hizo, estuvo un tiempo allí guardado, trabajando en el campo, pasaron los días, las semanas hasta que se perdieron unos marranos, una vez más lo volvieron a acusar. De esa no se salvó, lo metieron preso dos años en la cárcel de Tocuyito. Qué mala fortuna tenía El Negro, eso está como el chiste: ¿a qué velocidad venías retrocediendo, negro, cuando chocaste a este señor? Él no cayó preso por los cochinos, fue por una falsedad. Juró vengarse y al salir de la cárcel buscó a quienes lo habían acusado. Él tenía una parcela en Nueva Valencia y allí precisamente vivían los responsables de su reclusión. En Tocuyito aprendió mañas, no vamos a decir que no, eso es una perdición, allí se ve de todo. ¿Qué pasó?, que le prendió candela al rancho donde dormían y los mató. Se vino huyendo y me buscó, me pidió prestado sesenta bolívares y una linterna. ¡Vete pá Colombia! —le dije. Pero él no pudo llegar, en Arismendi, allá en Barinas lo sorprendió la comisión. Dicen que allí mató a dos guardias, ya para ese momento era famoso, buscado por crímenes y la Digepol aprovechaba para borrar algunos nombres. Cuando El Negro se enteró de que el marido de su madre y el hijo de éste, vivía con su hermana, y le daban mala vida a ambasn se enfureció. Nunca lo había visto tan molesto. Las maltrataban, esas mujeres vivían con un morado en la cara, en los brazos y piernas. Así que se fue para Manuare pero antes me dijo que pusiera Radio América. Aquello parecía una radionovela, todos los días los locutores seguían paso a paso los pormenores de sus andanzas, muchas inventadas para alimentar el morbo. Ahhhh, los mató a los dos, me enteré por las noticias. Se vino y lo buscaron en Cogollal, no que está en Las Palmas, Las Tunas, Camobé, Pacaragua, La Fila... hasta en el Central Tacarigua lo vieron cortándose el pelo donde este muchacho que llaman “Bachaco”. Decían que enterraba un machete en el suelo y se escondía detrás de él y no lo podían ver, podía estar en varias partes al mismo tiempo. La policía y la guardia le pasaban por un lado y qué va, nada. Parecía un fantasma, por eso no se podía creer todo lo que decían de él. Que se había unido con las guerrillas en Trujillo y que recolectaba armas, gente y municiones para los levantados contra el gobierno. Él se iba a entregar al Ministerio de Justicia, había hablado con un padre de Nirgua, incluso me dijo que el dinero, la mayor parte, era para pagar los abogados y darle algo al juez. Ese dinero era de un robo, el único que había perpetrado a una hacienda en el Guárico. Él esperaba salir rápido pero lo mataron a traición, lo delató un andino que él tenía como amigo. Estaba acostado en una estera cuando lo acribillaron, han podido capturarlo vivo; pero usted sabe que los muertos no hablan. Había cumplido treinta y ocho años el ocho de mayo, el bandolero Miguel Ángel Barrios, alias “El Negro Antonio”, quien ayer resultó muerto de cinco disparos al enfrentarse a una comisión de la Digepol, dirigida por Manuel González Peraza, decía la reseña en El Carabobeño. Detectivismo espera sensacionales revelaciones de quien sospechan era su principal compinche, entonces hablaban de un colombiano con cédula falsa emitida en el estado Falcón; decían que era su lugarteniente y lo responsabilizaban de la muerte de Enrique Borjas, el dueño del fundo “Cumbito”. La revista Élite del primero de enero del 66 nos deseaba feliz año nuevo y, en su recuento de sucesos policiales, resaltaba entre otros el final del Negro Antonio. La violencia, la muerte y los desaparecidos eran la flor del día, desde que comenzó ese año siniestro con el robo de doce millones de bolívares de la caja de ahorros de la policía de Caracas, luego la redada de oriente con 1.250 detenidos, dirigida personalmente por el ministro de Justicia, el procedimiento fue un desastre mayúsculo. Detenciones y abusos a periodistas y dueños de periódicos como los de Miguel Ángel Capriles y Víctor Simone de Lima, director éste de Últimas Noticias. El 9 de abril decenas de personas detenidas fueron a parar de manera abrupta a la Digepol, el gobierno llamó a Miraflores a la gente representativa de diversos sectores y les explicó que aplicaba el artículo 244 de la Constitución porque había una conspiración con implicaciones internacionales en marcha... aquello venía de Italia, Rusia y Yugoslavia, decían. El miércoles 19 de mayo en horas de la tarde fue muerto, cerca de Valencia, el tristemente célebre Miguel Ángel Barrios, mejor conocido como el Negro Antonio. Quienes lo mataron fueron los miembros de una brigada comandada por Manuel González Peraza. El fugitivo se había convertido en un personaje terrorífico para los campesinos de Carabobo, Guárico y Cojedes, y era sindicado de haber dado muerte a una docena de personas en nueve meses. Al día siguiente, la dirección del hospital, que había decidido tener el cadáver para que acudieran a reconocerlo sus familiares, declaró que aquello era imposible dada la cantidad de personas amontonadas en el patio; por la tarde tuvo que ser sepultado en la tumba 136 de la manzana B en el Cementerio Municipal. Hay que irse, dijo el cura Aguilar, parece que va a llover. Mayo suele ser así, previsible, después de esos calores se desprende un aguacero y se forman esos barriales. Antes de recogernos le di un último vistazo al papel marrón con el escrito en la cruz improvisada. Había mujeres recogiendo tierra de su tumba, en pocos minutos los amigos y familiares del parroquiano que acabábamos de enterrar se pasaron al otro lado. Irán a sus casas y le contarán a los suyos que estuvieron aquí y hablarán del bandolero, repetirán lo que han oído en estos últimos meses, que si fue una especie de benefactor que robaba a los ricos para darle a los pobres, que si tenía pactos con el diablo... cualquier cosa dirán. Más de cuarenta años han pasado y todavía el pueblo se hace preguntas. Ahora que lo pienso, creo que la devoción hacia El Negro Antonio comenzó el mismo día de su entierro. Esa veneración —dijo una señora enlutada que se alejaba en ese momento— no es otra cosa que sed de justicia. ¡Así será!, vámonos, Prieto, tráete a tu novia y lo que queda del frasco, todavía hay tiempo para unas fotografías. ** Ramón Elías Pérez ramon.elias@hotmail.es Narrador, cronista y poeta venezolano (Valencia, Carabobo; 1954). Reside en Maracaibo (Zulia) desde 1978. Estudió en las universidades de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve) y del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve). Ha sido titirtero, actor, editor, periodista, fotógrafo, locutor y eventualmente educador. Actualmente desempeña el cargo de presidente de la Fundación Cultural Casa del Sol. Ha publicado los poemarios Farsalia, Lucerna y Agua salobre, y los libros de cuentos Pick de media noche, El mensajero de Alba y El triángulo de Bermúdez. === Poemas René Dayre Abella ========================================= *** La casa Los cuatro horcones que te sostienen y el pedazo de techo que te cubre sólo a medias guardan celosamente los recuerdos: Las historias a medio contar de la tía Herminia. El acento melancólico que mamá le ponía a sus canciones. La sonrisa de Vidalina frente a la olla de tamales y las rabietas del pequeño Vallillo retorciéndose en el piso. El aroma de los gladiolos y los lirios del valle. Mi pequeño diente de leche que yo guardaba como un tesoro en una minúscula caja de cerillos. Las voces de los parroquianos pidiéndoles a papá su desayuno. La luz en el ocuje y los juegos improvisados bajo de la sombra del [quebracho. Mi pequeño mundo infantil sin fronteras se ha esfumado. Ya nada queda de ti, mi vieja casa de la infancia. Pero yo te sueño incólume desafiando al tiempo. Sosteniendo imperturbable mis recuerdos. *** A Pedro, en Marduk A la memoria de mi mejor amigo de todos los tiempos, Pedro Quiñones. Ahora que has partido dinos por lo menos adónde te lleva ese camino que no requiere de mapas, ni de brújula. Te imagino atravesando ríos bajo un cielo de escarcha, dulce amigo. Y al final, Marduk, con sus tres soles. Su flora exquisita y su fauna poblada de ingenuos y mansos animales. Le tomo prestadas a Dimas sus palabras, junto al Nazareno: “Acuérdate de mí cuando llegues al Paraíso”. En Marduk es la cita, Pedro, no lo olvides. *** El viajero A Mary Rey Pérez, que le gustó el poema. Corriste por todos los caminos hasta comprender que el cielo no es azul en todas partes. Que la noche es muy vieja y se ha cansado de traernos la sombra, y que la Muerte olvidó, descuidada, su guadaña. Hoy en medio de otro viaje siempre cuesta arriba y con tu bagaje de sueños pegado a la espalda el deseo de una nueva aventura te sorprende. Golpes en la pared La noche deja tras de sí viejos terrores, y desata golpes en la pared. Golpes secos y sordos que escucho junto a la voz de Gary Brooker, girando sin marearse en un vinilo. Golpes que me llevan al desvelo y se amontonan todos en la pared, junto a mi puerta. ** René Dayre Abella renedayre@gmail.com Escritor cubano (Banes, 1945). Docente egresado del Instituto Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”, en Topes de Collantes, Cuba. En su país se desempeñó como educador de adultos enseñando los cursos secundarios de superación obrera y campesina. Formado además como técnico de nivel medio en la rama de la industria azucarera, trabajó como químico analista en varios centrales azucareros. Reside en Estados Unidos desde 1980. === Su dama y su blanca flor Marina Verónica Garritano =============== Diez años no se cumplen todos los días. Diez años representan una década, es decir, dos lustros de vida lustrosa, nueva, pero ya en consonancia histérica con el fluir irredento del tiempo, que pretende hacernos entender que habrá más décadas, más sensación de una meta final, de un paso metódico y a la vez fugaz hacia la decrepitud última. Pero quedémonos —mejor, sí, mejor— con los 10 años de Pricila, con su nombre de princesa y su encantamiento juvenil. Quedémonos con una casa antigua, grande, con enormes mármoles grisáceos y balcones a un patio interno con una fuente esculpida con pájaros y hojas. Un pequeño palacio, un claro festín del eco, para la nena que ahora cumplía sus dos lustros de lustrosa vida. Pricila había querido llamarse Carla, pero cuando a la edad de 7 —sólo tres años antes de lo que pasó ese día de su decena— una prima lejana llamada Pejerta le dijo que el suyo era nombre de realeza, cambió de opinión. Sin duda el de su prima era una monstruosa y secreta revancha conyugal, por otro lado. Con el tiempo Pricila empezó a cargarse de brillantina y profundidad: en la época en la que empezó a soñar con castillos y príncipes, ya su nombre terminó de parecerle único y fantástico. Todos los días, cuando volvía del colegio (la Academia de princesas y príncipes) tomaba la leche (el brebaje de la nobleza), hacía los deberes (administración de las tierras) y, en el rato dedicado al ocio, sacaba de un enorme baúl oscuro —el que también cumplía la función de pasaje secreto hacia el mundo de los Unicornios— su tutú rosa y blanco y se ponía a jugar. Le gustaba saltar de un lado a otro con su tutú abanicándose de arriba abajo, casi como si en esos enviones estuviera a punto de salir volando. Caminaba por todo su palacio haciendo ruidos que se repetían ad infinitum en esos largos y ahuecados pasillos y asegurándose de que todo estuviera en orden. Sus escoltas imaginarios la seguían a todas partes, escoltas que se habían aventurado a conquistarla pero que habían sido rechazados una y mil veces. Verán, Pricila amaba a un príncipe. Y si bien en sus juegos cotidianos este príncipe era maravilloso, noble y aguerrido, la realidad se encargaba de arreglar los puntos y las comas del relato para desempolvar los rincones de la brillantina fantástica: su nombre era Juan, andaba todo el día con una gomera en su mano derecha y solía levantarle las polleras a las niñas inocentes con un vandalismo desalmado. Pero para Pricila, este Juan príncipe (porque en las clases de historia había oído nombrar a verdaderos príncipes con aquel nombre) era un caballero lleno de amor y templanza. La princesa solía sentarse al lado de su fuente, en el jardín interno, a beber el agua mágica del palacio. Siempre con su tutú y una sonrisa satisfecha. Su madre la observaba a través de la cerradura de alguna habitación sin que Pricila se diera cuenta. No le gustaba que los grandes, soñadores reprimidos y burlones, anduvieran confeccionando un mundo de mentira a partir de ese que ella sabía que era más real que cualquier otro. Allí, entonces, junto a la fuente, el agua que caía le mojaba sus labios carmesí. Con el embrujo de dos manos poderosas se restregaba la transparencia sobre sus mejillas y se sentía una princesa fresca, dueña también de la naturaleza. Luego seguía saltando y caminando por todos lados y se perdía entre las plantas y los árboles. El palacio era oscuro, frío por la tenebrosidad del mármol, pero ella hacía que en cada espacio real se avivara una llama soberana. Para sus diez años no fue difícil adivinar qué quería para su cumpleaños: más vestidos de princesa, y muñecas y pequeños castillos fastuosos. La misma filosofía siguió la torta. Su madre le preparó un pastel de tres pisos, totalmente blanco, con florcitas rosas y amarillas a los costados, pelotitas plateadas y doradas en los vértices y un castillo con una princesa y su amado pregonándose un amor silencioso de mazapán (sin que esto último lo hiciera menos eterno). La princesa tenía un vestido celeste, largo y una corona rosa. Estaba asomada a un balcón —asistiendo a su ineludible historicidad literaria— con una gran flor blanca. El príncipe (o acaso un Romeo enamorado y trágico del que nunca hablan en quinto grado) llevaba una malla de la Edad Media que resplandecía en su suavidad plateada. Pricila esperaba impaciente que todos los asistentes a la Academia de princesas y príncipes acudieran mágicamente a su cumpleaños, sobre todo Juan. Lenta, paulatinamente —porque ni la nobleza tiene control alguno sobre la contingencia— los invitados fueron llegando al palacio con regalos y atenciones. Algunos de éstos se acoplaban perfecto a la temática general de la cumpleañera: grandes cajas con unicornios, princesas, tutús, varitas mágicas, coronas, maquillaje. Otros, con mucho pesar y una pizca de insolencia, rimaban mejor con la poética de su madre: ropa, cuadernos, lápices, bombachas. Pero en el palacio todo se recibía, hasta a un príncipe que venía, en vez de con su porte de nobleza, con el aspecto subyugado de un sapo: Juan ya había atravesado el rellano de la puerta principal, despeinado, en una remera blanca llena de barro y con la infaltable gomera en su mano derecha. Pricila no vio ningún regalo en su otra mano, pero no le importó, él era el único regalo que quería. Se acercó a saludarlo y Juan se olvidó de decirle feliz cumpleaños. La princesa (suspendida en un vestido amplio y brilloso) lo hizo pasar y le dio un beso en la mejilla, pero el sapo siguió sapo. Un poco desilusionada, Pricila le sonrió para no caer en la oscuridad de los mármoles de su casa y Juan le devolvió la sonrisa, porque, después de todo, era un sapo feliz. La tarde fue un caos forzoso: nenes corriendo por todos lados, gritando, bucando tesoros con los animadores de la fiesta, tirándose agua de la fuente, arrancando plantas, hurgueteando joyas de la abuela en el segundo piso, llorando infamias del sexo opuesto, y demás sucesos coloridos de esas tertulias harto conocidas. Juan y sus secuaces andaban por la cocina con ganas de cochinear. Como las gomeras no servían de mucho porque allí parecía no haber pájaros, él y dos de sus amigos habían decidido armar una pequeña guerra de comida. Sin duda, el príncipe, más que príncipe pertenecía a una legión romana, era de otro tiempo y otra cultura. Buscaron y buscaron por todos lados algo que los inspirara para empezar la batalla. Cuando a la tardecita casi noche divisaron la torta de tres pisos sobre una mesa, quedaron pétreos ante la belleza inefable de una obra maestra culinaria. Pricila pasaba su cumpleaños encantada en su vestido azul, disfrutando cada minuto de su elaborada fantasía. Y sus amigos de la realeza parecían disfrutar todo tanto como ella. Lo que más le había gustado había sido el show de magia. El mago a cargo la había metido dentro de una caja y la había hecho desaparecer. A los pocos minutos, sentados todos los invitados sobre el suelo del jardín, la vieron reaparecer en uno de los balcones, con su vestido azul, y como en espera de algún príncipe azul que la fuera a buscar con algún lindo unicornio en su fábula andante. Ella se había enterado del truco del mago por ser parte del mismo, pero como era impermeable a los intentos imprudentes de la realidad, hizo como si en verdad hubiera viajado en el espacio. A las nueve llegó el momento de soplar sus años en una velita simbólica. No había querido usar 10 porque en una sola se resumía su mayor deseo. Su madre fue a buscar la torta y Pricila esperó con todos los invitados alrededor de una gran mesa de mármol en el jardín. Pensó que no había casi nada más mágico que el fuego porque tendía a hacer que los espacios lucieran perfectos: con una prestancia tenue y delicada; con el suspenso ideal y la oscuridad suficiente que necesita toda historia de abolengo. Quizá por eso en la Edad Media habían proliferado los castillos. Súbitamente, castigados sus fabulosos pensamientos con la delicia rencorosa de la realidad, se oyó un grito de horror que venía de la cocina y que rebotaba en el eco ubicuo del palacio. La princesa y los nobles acudieron corriendo hacia allí y encontraron, en una imagen bestial, una coyuntura con tinte a revolución y salvajismo: alguien se había robado el balcón con la princesa y su flor blanca. Pricila supo inmediatamente quién había sido. Todos allí sabían quién había sido, pero, como suele ser parte del decoro real, nadie dijo nada. La princesa se portó como una dama, agarró la torta, la llevó al jardín, prendió la única vela y esperó a que los nobles comenzaran a cantarle el feliz cumpleaños. De a poco, primero pianísimo y luego con más ganas, las caras horrorizadas de los concurrentes soltaron algunas sílabas. Luego alguna música. Y finalmente ahogaron su consternación en aplausos apabullantes. Cuando llegó la hora de irse, la cumpleañera clavó sus ojos en el sapo que sería ya sapo para siempre. Juan le devolvió la mirada un poco divertido, pero cuando notó que Pricila lo empujaba con unas pupilas escandalosas, se puso serio y salió sin despedirse. Mucho más tarde, a la hora de dormir, y estando la cumpleañera en la cama, dejó que se le escaparan algunas lágrimas. No lloraba por la torta, tampoco por ese saludo agrio del final. Lloraba porque la única princesa que debería haber sido robada de un balcón tendría que haber sido ella, en brazos de un príncipe azul que estaría allí admirándola, confesándole en silencio un amor eterno, mucho más eterno que el mazapán, y, definitivamente, mucho más fuerte y poderoso que la cizañera y entrometida realidad. ** Marina Verónica Garritano marinaburana@yahoo.com.ar Escritora argentina (La Plata, 1986). Escribe en inglés, francés y español. Ha publicado los libros de cuentos A Merlina y De escritores y miserias. Ha trabajado para revistas y sitios en Internet tanto en inglés como en español. Mantiene dos páginas personales en http://burana.yolasite.com y http://ficcionreal.webs.com. === Poemas Juan Miguel Rojas ========================================= Volver implicaría atravesar la noche soñarme bala dispararme desde un soplo homicida cortar la vena que me pulsa === No es reflejarse en el agua Fractalizarse recordar el pedazo prestado devolver la mueca A monedas que miran Desde el fondo === *** Quisiera Las preguntas Que te haces Quisiera tenerlas En mi mano Desde tu balcón Soltarlas al viento *** Mariana 1 Un rostro Cualquiera El mismo de siempre El beso de ensayo La sombra que se avienta *** Que el miedo perdone nuestras euforias “Con todas mis vidas recuerdo por qué olvido” A. Pizarnik De mis deseos de asirte Tomarte del mango Usarte de astrolabio Desisto *** Esquirlas Hay días Que te me antojas esquirlas Y me atraviesas Como árbol seco de otoño *** Entre hemisferios A los primeros cuchillos de la noche podría lloverme En la línea infinita Donde se separan tus cabellos *** Autofantasmas Que nazca, crezca, aprenda, se gradúe, tenga la esposa, el apartamento, la parejita de tripones, la pecera, el loro, el perro, el morrocoy, el trabajo en la polar, el Hyundai del año, el patio con parrillera, la navidad familiar, la vecina del azúcar, el estante para los vacíos, la sombrilla para cuando vayan a los Cayos, la lavadora ecológica, la membresía al club ítalo, los audiolibros de Fraga, la batea, los espejos, el escaparate, el espacio, el tiempo, el asidero, los miedos, el olvido, el silencio, la ceguera, las quimeras, los autofantasmas. *** Siempre Me han enseñado que la felicidad me espera a la derecha Siempre. Pero, ¿Por qué? si he tenido el corazón a la izquierda siempre. *** A Lewis Carroll La lectura fue inválida: el espejo me atravesó a mí. *** Fantasma XIII Del frasco saco el olvido del día Lo leo con el café de la mañana *** Fantasma XII Que me muerda el insomnio Mientras le tallo un antifaz Al puto que me mira y se ríe Desde el espejo *** Nube “¡La hemos vuelto a hallar! ¿Qué?, la Eternidad. Es la mar mezclada con el sol”. Jean Arthur Rimbaud, “¡La hemos vuelto a hallar!” Del plexo solar Horadado Brota El esqueleto de una nube A veces colma de lluvia A veces transluce el sol ** Juan Miguel Rojas ultimaweapon1@hotmail.com Músico, docente y escritor venezolano (Barquisimeto, Lara, 1986). Estudia ingeniería química. Es uno de los directores del colectivo audiovisual Tan Frío el Verano (http://www.tanfrioelverano.com), de Barquisimeto. Textos suyos han aparecido en el fanzine de arte y literatura Àcracia pour les Porcs (http://acraciapourlesporcs.blogspot.com) y en las publicaciones literarias Pez de Plata (http://www.pezdeplata.com.ve, Monagas) y El Caracol de Espuma (http://elcaracoldeespuma.blogspot.com), así como en diversos blogs. Mantiene un blog en http://hwangcho.blogspot.com. === Literatura y muerte de Roberto Mendoza Pedro Pujante ============= En una cita bibliográfica del biólogo y naturalista Edmond Listwiz hallada en un ejemplar descatalogado de la revista Filosofía y naturaleza encontré la primera pista de Roberto Mendoza: “La vida es literatura, cada día una página, cada sueño una vida”. En esta mera frase, en un principio, hermética, se podría resumir la obra y pensamiento de Roberto Mendoza. Aunque cultivó varios géneros parece ser que destacó en el ensayo poético, una forma que consideró la síntesis de su idiosincrasia. Muy distante y distinto de sus contemporáneos los realvisceralistas, él prefirió llamar Literatura Genética al conjunto de su producción. La primera impresión que se tiene al conocer alguno de sus trabajos es que estamos ante simples historias fragmentarias o cuentos con algunas pretensiones barrocas que dificultan su legibilidad. Pero como el propio Roberto Mendoza afirmaría: “Mi obra como la vida es poliédrica y cambiante, y cualquier intento de analizarla anula su valor, invalida su análisis”. Evidentemente, al analizar más a fondo las páginas que componen sus relatos poéticos o poemas narrativos se aprecia una coherencia y lógica internas. Y entre cada obra, una interrelación que las unifica. Algunos críticos han querido ver en el corpus de su obra una sola y única narración que entronca con la propia vida de su autor. Basándose en textos dramáticos y ensayos de astronomía del siglo XVII llegó a la conclusión de que la literatura abarca al mundo antes de que éste existiera. La fecha de publicación de dicho estudio en la editorial Acantilado coincide con su internamiento en el psiquiátrico “Valle del Reposo” en la ciudad de Palomares, Nuevo México. Desde el colapso mental y el pronto ingreso hospitalario de Mendoza se detuvo la carrera literaria de quien prometía ser el mejor escritor de los últimos años. No obstante, se han rescatado fragmentos de algunas entrevistas que concedió desde el centro hospitalario. De estas reflexiones se desprenden ideas que pueden ayudar a arrojar luz sobre el testamento literario de tan incomprendido autor. A diferencia de muchos escritores para Roberto no es que la literatura fuese como la vida misma sino que la vida era Literatura propiamente dicha. Para explicar esta afirmación solía recurrir a los más disparatados ejemplos. Uno de los más llamativos es el de la aparición del hombre en la Tierra: Si el hombre no existió hasta unos cuantos millones de años después que los dinosaurios, ¿significa esto que los dinosaurios no existieron? Evidentemente no. Lo mismo ocurre con la literatura. Si el viento y el rugido de un pterodáctilo formaron una música, un poema aliterativo y hermoso, no importa que el hombre haya sido testigo o no. Hubo literatura. Hubo poesía. Por lo tanto, afirmaba con ironía Mendoza, la literatura es anterior a la literatura. Así que los que se empeñaban en datar el origen de la literatura en los primeros relatos prehistóricos alrededor de una hoguera primigenia se quedaban cortos. Otro dato curioso que se desprende de las póstumas entrevistas de Roberto Mendoza es su concepción bioliteraria de la existencia. Para mí, afirmaba con la mirada perdida en el vacío, la vida transcurre de forma literaria. Los pensamientos coherentes son mis recuerdos ordenados, mi día a día es prosa. La voz de mi pensamiento que me dice “voy a acostarme o a lavarme los dientes” discurre en prosa. Nuestras conversaciones diarias son en prosa. ¿No lo ve usté así, doctor? Sin embargo, mis miedos, mi amor y mis sueños son poemas. Siempre extraños y caóticos pero poemas. Por eso no soy capaz de narrar algo que no conviva entre ambos mundos. Todos son uno y yo estoy encerrado en medio de toda esta obra y ¿de qué hablábamos..? En sus neurosis comenzó a desarrollar un cuadro agudo de trastornos disociativos. La literatura era todo lo que envolvía su pensamiento. Comenzó a percibir el mundo de forma lingüística y a sustituir las cosas por sus nombres. Como algún estructuralista señalaría años más tarde los significados de las cosas fueron sustituidos por sus significantes y, por lo tanto, la noción de realidad fue cada vez más relegada a un segundo plano mental. Esta teoría se observa claramente en un fragmento de su última entrevista donde afirmaba: “Los rayos y las nubes y la lluvia y la noche que me acechan con frío y soledad no son una Tormenta sino la palabra tormenta”. El 29 de agosto de ese mismo año fallecía víctima de intensas fiebres y delirios. “Si la poesía es nuestro refugio último estamos jodidos. La vida es prosa, sólo vulgar y sucia prosa”. El doctor Vargas Quijada declaró que en los últimos días de su existencia era incapaz de diferenciar los objetos y las personas que lo rodeaban. Los confundía con palabras, letras y signos de puntuación. Hablaba solo y declaraba ser consciente de que no era real sino un simple personaje de un relato de ficción. A su esposa llegó a decirle en aquellos febriles y póstumos días: Eres tan real, cariño. En su delirante percepción de las cosas, el propio autor de toda la existencia, tal vez, fuese él mismo. ** Pedro Pujante pujante1000@hotmail.com Escritor y docente español. Es profesor de inglés y estudia filología inglesa. Ha publicado cuentos y poemas en las revistas La Rosa Profunda (http://www.larosaprofunda.es) y Vulture (http://revistaculturalvulture.com) y en el blog Insólitos (http://insolitosjp.blogspot.com), así como en la antología Cuentos para sonreír (Editorial Hipálage, http://www.hipalage.com; 2009). Obtuvo el tercer lugar en el Premio de Creación Literaria de la Asociación Consumo La Alberca (2007) y fue finalista en el I Premio Algazara de Microrrelato (2009). === El Errante Severo Insausti ======================================= Él venía de tiempo en tiempo, siempre desnudo de silencios. Parecía una sombra en la carretera, pero cuando entraba a la calle de tierra, caminando entre los surcos de las carretas y sorteando aquí y allá los excrementos de las vacas, el pueblo lo atrapaba entre sus casas viejas y sus veredas oxidadas por el tiempo. Entonces, nos pertenecía. Se llamaba a sí mismo hombre de todas las partes, pero allí lo conocíamos como “El Errante”. Cada vez, al correrse la voz de que había llegado, todos los niños salíamos a su encuentro; caminábamos alrededor de él y lo seguíamos. Aquel hombre extraño sin origen cierto y de edad desconocida, siempre sacaba de sus bolsillos algunos caramelos para regalarnos, o lápices de colores, o cualquier quincallería propicia para la avidez de nuestras pequeñas manos, pero no eran estas cosas lo que más felices nos hacía, sino el oírle contar sus emocionantes historias. Hoy sé que lo que siempre esperábamos era su cargamento de ilusiones. En la plaza se sentaba sobre una gran roca que, entre ida y venida, parecía estar esperándolo para, tal vez, deleitarse también con la narración de sus numerosas y maravillosas aventuras. Contaba, con extraña y mágica verborrea, de los sitios que había visitado. Traía postales con imágenes de multicolores fuentes de agua, con catedrales recubiertas de oro y otros sitios que nuestra imaginación y sus palabras adornaban. Describía con tal detalle cada lugar por donde había caminado y los sitios y las gentes, que no nos quedaba duda alguna de que efectivamente había estado allí. En alguna oportunidad, mientras nos explicaba todo esto, se quedaba inmóvil, con la mirada perdida en un mundo que anhelábamos, entonces, todos nos quedábamos muy quietos, observándolo, con un infinito respeto. Nos decía, además, que había estado en la guerra. Hablaba de batallas y grandes caminatas por toda clase de terrenos, incluso había atravesado pantanos en donde el agua le daba por el cuello y él tenía que ir con los brazos en alto para evitar que su fusil se mojase. Debía explicarnos lo que era un pantano, pues lo más parecido a uno que conocíamos por allí, eran los charcos donde saltaban las ranas. Nos explicaba de todas las cosas que hacían los soldados, y narraba con gran detalle el episodio en que cierta vez que le tocó pelear cuerpo a cuerpo contra un enemigo mostrándonos una enorme cicatriz en un brazo para comprobarlo. Cuándo le preguntábamos por qué había ido a la guerra, sus ojos se ponían tristes, pero no nos dejaba con la duda. “Un día vinieron a buscarme”, decía. “Tuve que ir con los soldados, a la fuerza. Mi mujer esperaba un hijo, se quedó sola, acurrucada junto a la puerta, con la barriga entre las manos, llorando. Cuando terminó la guerra y pude regresar, la casa estaba vacía. Nadie supo decirme a dónde había ido. Los vecinos me contaron que había parido una niña y que, un día, salió con ella sin decirle a nadie, tomando un rumbo desconocido. Es por eso que recorro los pueblos y las ciudades en su búsqueda; he estado en todo el mundo, hasta en las tierras en donde el mundo se termina, una vez...”. Tantos sucesos le había tocado vivir, y en tantos sitios diferentes, que no conocíamos persona alguna con la que pudiésemos compararlo. En el pueblecito aquel de los años cincuenta, perdido entre las montañas de un país antiguo y pobre, y en donde nada sucedía, a excepción de la lluvia, El Errante era algo misterioso y mágico. Aunque los mayores aseguraban que tras aquella fuerte contextura, los gestos amables, la serenidad y la gracia del movimiento que sólo da la educación, se escondía una mente trastornada, reconocían sus momentos de lucidez y hasta lo recibían con beneplácito en las casas, formando amenas tertulias que duraban, a veces, varias horas. Él traía noticias de otros pueblos y ciudades. Hablaba de acontecimientos inusitados que habían sucedido en la capital o en otras partes. En ocasiones sacaba de su bolsa algún diario de cualquier fecha y relataba increíbles noticias, pues sabía leer y escribir, que ya era mucho decir entre aquellos pobres aldeanos. A causa de ello, en más de una oportunidad le traían cartas de hijos o padres mandadas desde tierras lejanas para que él pudiese leerlas y ellos enterarse de lo que decían. Cuando esto sucedía, siempre hacía un comentario del país de donde venían las cartas y en el que casualmente había estado. Uno de los más graciosos era cuando hablaba de un sitio llamado La Habana, en donde los hombres y las mujeres podían pasar toda una noche y hasta varios días bailando y tomando licor en los cabarets. Esto levantaba los comentarios de todos, pues cómo era posible —se preguntaban— que un ser humano pudiese tener tal resistencia. Y también de qué vivían entonces, si no trabajaban. Por supuesto que esto se lo preguntaban los mayores, pues nosotros, los niños, creíamos con los ojos cerrados cuanto a él se le ocurriese decir. Al llegar a la puerta de alguna casa le ofrecían comida, si era la hora, o una copa de aguardiente que aceptaba de buen grado. Discutía de política y de negocios con los hombres, de la inmortalidad del alma y de muchos otros temas extraños, en todos los cuales pasaba por muy entendido. A las mujeres les hablaba de modas o de la Reina, de la cual también parecía conocer mucho; no especificaba de que país era la Reina, pero la sola palabra tenía suficiente peso en aquellos patios con paredes de piedra desnuda y suelo de tierra simple, en donde picoteaban las gallinas y hociqueaban los cerdos, que eran, generalmente, los sitios en donde tenían lugar aquellas ocasionales tertulias. A las jóvenes les contaba historias de amor de princesas y príncipes, con tal encanto y sabiduría que arrancaba profundos suspiros de sus tiernos corazones pueblerinos. De esta forma captaba la atención de todos al hablar, no habiendo nadie en el pueblo que no se sintiese suficientemente pagado, con su conversación, por cualquier atención que le ofreciese. Si algo lo diferenciaba notoriamente de los aldeanos del lugar, no eran sus ropas que, en mayor o menor grado se asemejaban a las de ellos, siempre vestidos para el trabajo; pero sí lo eran la forma de llevarlas, con la gracia y la majestuosidad de un Rey, su caminar pausado y sereno y su mirada que, aunque a veces se perdía en el mundo extraño de sus pensamientos, no dejaba de lado su orgullo y su independencia, lo que le daba, ante todos, un extraño poder. Aunque nadie sabía si tenía una residencia fija en algún lugar, o dónde dormía, siempre andaba con su rostro limpio y el cabello muy bien peinado —esto lo pienso ahora—, mucho más que la mayoría de los del pueblo, que se dedicaban a la labranza de la tierra. Y no tenía las manos rústicas como las de ellos, las suyas eran absolutamente suaves, fuertes y limpias, con las uñas perfectamente recortadas. Por estas y otras cosas, las gentes comentaban que era un hombre que había tenido estudios y fortuna y que, por alguna jugada del destino, había caído en desgracia. Nosotros no entendíamos muy bien aquello, mas pensábamos que no estaba en desgracia en absoluto, pues era nuestro amigo, le queríamos y respetábamos como a ninguna otra persona. En las tardes lo encontrábamos en la plaza, sentado sobre la gran roca; entonces, con su voz amable y profunda, nos hacía disfrutar de sus aventuras por esos mundos de Dios. Si teníamos suerte, nos enseñaba sus tesoros: un reloj de oro, de larga cadena, labrado a mano por artesanos de no sé qué país lejano y desconocido; una navaja de hoja muy fina, con cachas de nácar, regalo de su coronel, a quien salvó la vida, peleando él solo contra más de veinte enemigos; un telescopio cuyo nombre aprendimos de él y que en aquella época sólo veíamos como un tubo con cristales por ambos lados, con el que se podía ver un árbol que estuviese a una legua, delante de nuestras propias narices; y un libro muy grueso, de páginas delgadas y amarillentas, que contenía, según él, toda la historia y todos los conocimientos del mundo. Nosotros, como ya dije, dábamos por cierta, sin lugar a duda alguna, cualquier cosa que nos contase. Hacía rayas en la tierra con un bastón que siempre llevaba, dibujándonos mapas y señales para apoyar aquellas increíbles historias y haciéndonos soñar con ser protagonistas, algún día, de tan singulares y emocionantes aventuras. Como embobados, le oíamos hablar de un viaje que había hecho a un sitio llamado Amazonas y de cómo había peleado con tigres y serpientes para salvar su vida; de un gran naufragio que había sufrido el barco en donde una vez viajaba y fue salvado por unos hombres que andaban semidesnudos que vivían en chozas y cazaban con flechas; de cómo, en otra ocasión, casi pierde la vida en el desierto, a donde había ido en una expedición, en busca del tesoro más grande que se había conocido; de cómo fue invitado por el emperador de un gran país del oriente, y le obsequió con regalos y gran cantidad de monedas y otros objetos de oro que luego unos ladrones, por quitárselos, casi lo matan. Un día de primavera se fue, dejando el pueblo a sus espaldas por última vez. Con paso lento y seguro marchó por el camino por donde siempre venía, llevando consigo todos nuestros sueños. El pueblo creció, nosotros crecimos, y de El Errante nada más se supo. En el lugar en que estaba la gran roca construyeron una fuente, y allí los viajeros se paran a beber y a descansar sus cuerpos del camino. ** Severo Insausti severoinsausti@hotmail.com Escritor venezolano (Paredes, Orense, España; 1950). Reside en Venezuela desde 1961. Ha publicado el poemario El cantar de las tentaciones (2005) y tiene inéditos varios libros de poesía y prosa. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “El poeta debe comprobar / la fuerza de sus piernas / antes de sentar la belleza / en sus rodillas”. José Lira Sosa, Con la palabra en la boca (1994). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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