~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVI Cagua, Venezuela Nº 260 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 6 de febrero de 2012 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Recordado Zitarrosa. / Salvadores en bytes. / El | Breves abecedario de la luna. / Actualizando la letra. / Las | mujeres de Picasso. / Encuentros con EUA. / Talleres de | El Fungible. / Obra petrolera. / El quinto de Sérvulo. / | Marx en las tablas. / Delibes en imágenes. / Poetas en | Cuba. | | Tepic, capital mundial de los lectores. / Iowa abre MFA | Noticias de escritura creativa para autores en español. / | Falleció el escritor brasileño Bartolomeu Campos de | Queirós. / J. J. Armas Marcelo presentó en Madrid novela | sobre Bolívar y Miranda. / Muere a los 91 años el | escritor venezolano Gustavo Díaz Solís. / Dedican en | Salamanca una cátedra a la literatura dominicana. / | Cancelada en Santiago de Chile la Feria del Libro del | Parque Forestal. / Murió el escritor español Carlos | Pujol. / Falleció el crítico español Miguel | García-Posada. / Postulan a José Antonio Abreu al Premio | Nobel de la Paz. / Juan Gelman presentó poemario en | Ciudad de México. / Rafael Alcalde gana el L’H | Confidencial. / Muñoz Molina dona sus archivos a la | Biblioteca Nacional de España. / Poeta en la luna de | Cuba, de René Dayre Abella, en Editorial Letralia. / | República Dominicana concede Premio Nacional a Armando | Almánzar. / Escritores de Andalucía se reunieron en | Antequera. / Muere el escritor cubano Humberto Arenal. / | Publican teatro inédito de Azorín. / Premio Casa de las | Américas anunció veredicto. / Más de cien autores | participaron en el Hay Festival Cartagena. / Estado de | Coahuila desatendió donación del escritor Gustavo Sáinz. | / Feria del Libro Usado homenajea a escritores chilenos | sin premios. / Mallorca podría perder el legado de | Camilo José Cela. / Premio Olof Palme recae sobre la | mexicana Cacho y el italiano Saviano. / Bolaño siempre | quiso ser reconocido como novelista, revelan archivos. / | Autor cubano Julio Travieso acusa de plagio al español | José Luis Muñoz. / Poema del archivo de Gerardo Diego | fue escrito por Pedro Soto de Rojas. / Presentan El | viajero del tiempo, ficciones breves de Alberto Chimal. | / Más de 103.000 títulos fueron publicados en España en | 2011. / Muere a los 82 años el dramaturgo argentino Juan | Carlos Gené. / Sector privado mexicano impulsa | iniciativa en pro de la lectura. / B de Books publica | novelas en español de autores best-sellers en Amazon. / | Investigador dona libros valiosos a Biblioteca Nacional | del Perú. / Premio Biblioteca Breve para el escritor | español Javier Calvo. / Víctor García de la Concha asume | presidencia del Instituto Cervantes. / Descubren en el | Museo del Prado una “gemela” de la Gioconda. / Murió a | los 60 años la trovadora cubana Sara González. / | Publican en España una guía de lectura de literatura | infantil y juvenil. / Falleció durante el sueño la | escritora Wislawa Szymborska. / BCNegra convierte a | Barcelona en la capital del crimen. / Bienal “Félix | Armando Núñez Beauphertuy” entregó premios. / Fonoteca | Nacional de México pondrá sus archivos en Internet. / | Muere la muñequera venezolana Zobeyda Jiménez. / El | español Jesús Sánchez Adalid gana el Premio Alfonso X El | Sabio. / Condenan por plagio a autora española de | literatura romántica y erótica. / Publican en México una | antología de poesía estadounidense contemporánea. / | Celarg anuncia nuevos talleres que serán dictados a | partir de este mes. / Feria del Libro de Cuba estará | dedicada a las culturas del Caribe. / Premio | Planeta-Casa de América de Narrativa emitirá fallo este | mes. / Educación y cultura serán temas de un simposio en | Cuba. / Confieren doctorado honoris causa a Emili | Teixidor, autor de Pa negre. / Más de 80 autores estarán | en Festival Internacional de Poesía de Lima. / John | Verdon y Chuck Palahniuk asistirán al Gutun Zuria en | Bilbao. / Festival Palabra en el Mundo se realizará en | más de cuarenta países. | | “Llueve sobre el mar”, Gustavo Díaz Solís. | Especial | Concurshop. / Revista Digital miNatura. / Las Malas | Literatura Juntas. / País Portátil. / Los Impresentables. / | en Internet Románico Digital. / Creahistorias.com. / Revista Sole. | | “Carlos Fuentes: un estudio extenso y profundo de ‘la | Artículos y gran novela latinoamericana’”, Carmen Malarée. / “Muerte | reportajes de Alfonso Cano: caída del último guerrillero | legendario”, Enoin Humanez Blanquicett. / “No es el | tiempo el azar, es la vida”, Alberto José Pérez. / | “Kafka, el niño que le temió al poder”, Edgar Borges. / | “La colombiana impostora”, Dixon Acosta. / “Cartas desde | el exilio. Recuperando el ayer”, Ronald Castillo | Florián. / “Verdades que el tiempo ignora”, Juan Carlos | Recio. / “El borrador de mi madre”, Carlos de la Hoz | Albor. / “John Fante, entre la niebla y el polvo”, Luis | Benítez. / “Puyehue personal. Después de la erupción del | volcán, junio 2011”, Federico Ivanissevich. | | “‘La civilización es el arte de crear necesidades | Entrevistas perfectamente inútiles’. Con Brossa conversando”, | entrevista por Efi Cubero. / “René Rodríguez Soriano: | una teoría del recuerdo”, entrevista por John Jairo | Junieles. / Pedro Luis Barcia: “Si el hombre tiene pocas | palabras, piensa menos”, entrevista por María Alejandra | Crespín Argañaraz. | | “Escritura y tecnología (redux)”, Alberto Chimal. / | Sala de ensayo “Publicación, distribución y oferta de poesía en | Nicaragua a inicios del milenio”, José Jaime Chavolla Mc | Ewen. / “La posvanguardia venezolana: una apuesta por la | irreverencia”, María Eugenia Betancourt. / “Las palabras | de Edipo”, Julio Pino Miyar. | | “Postales” (extractos), Julio César Blanco Rossitto. / | Letras “El resplandor de la memoria”, María Teresa Bravo Bañón. | / “Mi bendita jarochez”, Melania Jiménez-Reyes. / | “Terapia del sueño”, Jorge Luis Cáceres. / “Patria | Rodeo”, Plácido Pignataro Rubín. / Tres poemas de Alba | Trazar. / “Caña hueca”, Ana Elena Costa Neyra. / Poemas | de Mariajosé Escobar Gámez. / Tres relatos de Humberto | Mendoza Rocha. / Poemas de Mireya Zúñiga Noemí. / “A la | hora de la cena”, Eva Pérez. | | “Los esclavos”, Alberto Chimal. / Revista de Literatura | El regreso Hispanoamericana, del Instituto de Investigaciones | del caracol Literarias y Lingüísticas de la Universidad del Zulia. | | José Manuel Caballero Bonald. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Recordado Zitarrosa. El sello argentino Ediciones Continente acaba de poner en circulación el libro Alfredo Zitarrosa: la biografía, que llegó a las librerías el pasado martes 17 de enero, coincidiendo con los 23 años de la muerte del cantautor uruguayo. Fruto de varios años de investigación, su autor, el periodista uruguayo Guillermo Pellegrino, destaca el prólogo, como valores de su compatriota, “su solidaridad, su profundo sentido y compromiso social, su extrema sensibilidad, su coherencia y su dignidad”. El trabajo está emparentado con Cantares del alma, libro en el que Pellegrino ya había buceado en el alma del autor de Guitarra negra. Este nuevo relato biográfico se ve enriquecido con anécdotas que, según su autor, eran desconocidas hasta ahora, como la del “hombre del grabador”, tal como el artista bautizó a un uruguayo que en Madrid se hacía pasar por exiliado uruguayo y era en realidad un espía. “En más de una ocasión, Alfredo se cuestionó su voz, el valor de sus textos, su calidad como intérprete y la legitimidad del sitio que ocupaban sus canciones en el terreno de la canción comprometida de su tiempo”, asegura Pellegrino. “Alfredo Zitarrosa, además de haber sostenido siempre una postura ética en su quehacer artístico, supo también conmoverse por los dramas sociales de su época”. http://www.edicontinente.com.ar/Zitarrosa.htm Salvadores en bytes. El sello peruano Casatomada publicó en 2010 la novela Los salvadores de Quispichix, en la que el escritor Amador Caballero combina elementos de ciencia ficción, fantasía y mitología andina. En la obra, los habitantes del planeta Paccha ven caer su mundo tras la invasión de las huestes de Ahanash y su emisario, el demonio Lanlaku; pero, así como la caída de Paccha ha sido profetizada por el sabio Quispichix, también se ha profetizado su salvación, a manos de tres niños. Caballero ha creado un blog con reseñas sobre el libro (http://opinionesquispichix.blogspot.com) y, con el objetivo de granjearse una más amplia comunidad de lectores y dar a conocer su obra, ha empezado a publicarla, a razón de un capítulo cada dos semanas, en versión digital. http://salvadoresdequispichix.blogspot.com El abecedario de la luna. “Luna de Poniente” es el nombre de la nueva colección de poesía que el sello de la luna libros ha empezado a poner en circulación con La mirada desnuda, de Jesús García Calderón, y Las islas malabares, de José Antonio Ramírez Lozano. La colección consta de una selección de 27 libros, hasta ahora inéditos, de los mejores poetas de la Comunidad Autónoma de Extremadura (España), y cada uno de los títulos se corresponde con una de las letras del abecedario. Los libros serán publicados a razón de ocho entregas por año. En abril aparecerán Todas las islas lejos, de Antonio Gómez, y Bajo tus pies la ciudad, de Antonio María Flórez (http://www.letralia.com/firmas/florezantoniomaria.htm). Los interesados pueden suscribirse anualmente a la colección por ochenta euros. http://editorial-delalunalibros.com Actualizando la letra. Ya están abiertas las inscripciones para el Taller de Actualización Literaria, iniciativa que lleva adelante en Caracas la escritora venezolana Astrid Lander y que se enfoca en los recursos técnicos expresivos para la escritura literaria. El taller cuenta con sesiones de ejercicios disparadores de creatividad y sesiones especiales con escritores invitados, para conversar acerca del ars literario y las recomendaciones ante el acto de la escritura creativa. Los invitados para este semestre son Eduardo Liendo, Luis Alberto Crespo (http://www.letralia.com/firmas/crespoluisalberto.htm), Patricia Guzmán, Karl Krispin, Héctor Torres (http://www.letralia.com/firmas/torreshector.htm), Willy Mc Key, Mario Morenza (http://www.letralia.com/firmas/morenzamario.htm) y Rodrigo Blanco Calderón, así como invitados sorpresa. El surgimiento del acto de escribir será uno de los temas principales del taller, junto con la inspiración y el trabajo artesanal, los estímulos, la palabra versus la imagen, la estructuración del texto, el tiempo literario, el narrador, la verosimilitud, la brevedad y la originalidad, entre otros. El Taller de Actualización Literaria se dicta en la sede del Centro de Estudios Junguianos de Caracas (planta baja del edificio Las Teresas, entre las calles Cali y Orinoco de Las Mercedes) los miércoles de 12:30 a 2 de la tarde. http://www.centroestudiosjunguianosenvenezuela.com Las mujeres de Picasso. La muestra “Picasso. El eterno femenino”, que se mantiene abierta al público en la sede de la Fundación Canal, en Madrid, desde el pasado jueves 2 de febrero y hasta el 8 de abril, desvela la búsqueda incansable que del universo de la mujer llevó a cabo el artista malagueño a lo largo de su carrera pictórica. Un total de 66 grabados que Picasso dedicó a la mujer entre 1927 y 1964 conforman esta muestra, que toma su título de una expresión pronunciada por Goethe, que es como el literato alemán se refirió a la idea de belleza. La muestra se detiene en 14 enfoques diferentes para acercar al visitante a las múltiples visiones con las que Picasso captó la fisionomía y la intimidad de la mujer: desde el cubismo, el retrato cortesano, desde edades opuestas y en su papel de observada y observadora. La exposición es de entrada libre y se puede visitar de lunes a domingo entre 11 y 20 horas, y los miércoles de 11 a 15 horas. http://www.fundacioncanal.com Encuentros con EUA. Casa del Lector, nuevo espacio cultural de Madrid impulsado y creado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez bajo la dirección del escritor y ex ministro de Cultura de España, César Antonio Molina, abrirá de forma oficial sus puertas el próximo mes de octubre, pero desde este mes desarrolla actividades fuera de su sede, todavía en obras, con un encuentro entre escritores estadounidenses y españoles. El ciclo se inicia el lunes 6 de febrero a las 19:30 con un diálogo entre el estadounidense Dinaw Mengestu y el gallego Manuel Rivas. Mengestu, de origen etíope, nacido en Addis Abeba en 1978 y con pasaporte estadounidense, fue muy aplaudido por la crítica con sus dos primeras novelas, con las que ha conseguido premios como el Guardian First Book o el del diario Los Angeles Times, y figura entre en la lista de los “20 under 40” seleccionados por el New Yorker. El encuentro tendrá lugar en la Fundación Gonzalo Torrente Ballester de Santiago de Compostela. Ambos autores hablarán de aspectos comunes en su literatura y reflexionarán sobre la identidad, la cultura del desplazado y el desarraigo. El martes 7, Mengestu conversará sobre la identidad en la literatura, en la Nave de la Música de Matadero, en Madrid, con el escritor argentino Pablo Nacach (1969). El miércoles 8, La Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca será el marco para el tercer encuentro, que será protagonizado por Mengestu y el joven autor madrileño Javier Ruescas Sánchez (1987). El segundo ciclo se desarrollará en marzo, en sede aún por determinar, con el estadounidense Benjamin Kunkel (1972) y el tercero en septiembre con Gary Shteyngart (Leningrado, 1972), emigrante junto con su familia a Nueva York. http://casalector.es Talleres de El Fungible. Al arribar a su vigésimo aniversario el Premio Literario “El Fungible”, el Ayuntamiento de Alcobendas ha programado, para este martes 7 de febrero, tres talleres exprés de escritura que serán dictados simultáneamente, en horario de 17:30 a 19:30: un taller de novela negra a cargo de Carlos Salem, uno sobre best-sellers dictado por Vanessa Montfort y otro sobre las herramientas básicas del novelista a cargo de Jorge Eduardo Benavides. Los participantes de cada uno de estos talleres, previa inscripción gratuita, podrán asistir al plenario del miércoles 8, donde Carlos Andrade y Jorge Eduardo Benavides ofrecerán una clase que abordará las tres materias de los talleres anteriores y resolverá dudas a los alumnos. Igualmente, el martes al terminar los talleres, a las 20 horas, el escritor y académico de la lengua Luis Mateo Diez pronunciará una conferencia sobre el arte de la novela y los veinte años del premio. Las inscripciones para los talleres están abiertas en la Mediateca Centro de Arte Alcobendas (calle Mariano Sebastián Izuel, 9), de 10 a 21 horas. Los interesados pueden telefonear al 91 229 49 40 para solicitar mayor información. http://portal.alcobendas.org/es/cargarFichaAgenda.do?identificador=241 Obra petrolera. Este viernes 10 de febrero, el Teatro San Martín de Caracas y Textoteatro estrenarán Tres noches para cinco perros, la última obra del autor venezolano Gustavo Ott, y que fuera primera finalista del Premio para Textos Teatrales Madrid Sur 2011. La pieza, con puesta en escena de Luis Domingo González, cuenta la verdadera historia de cinco trabadores petroleros que se enfrentan a la explosión y el derrame petrolero de la plataforma Deepwater Horizon, en el Golfo de México. Escrita por Ott en 2010 gracias a una beca/residencia de la Alcaldía de París y la ETC Caribai, la obra fue el resultado de una investigación que realizó el autor sobre las causas de la catástrofe y los verdaderos responsables de la misma. Se trata, dice, “de una obra a medio camino entre el periodismo, la novela y el teatro”. El elenco es integrado por Ludwig Pineda, Luis Domingo González, David Villegas, José Gregorio Martínez y William Escalante, con escenografía de Rubén León, musicalización y ambientes de Alfonso Ramírez y producción de Textoteatro, realizada por David Villegas. El estreno será el viernes 10 a las 8 de la noche. http://www.tsmcaracas.com El quinto de Sérvulo. El próximo lunes 13 de febrero será presentado en Barcelona La niña de la colina, quinto poemario del escritor español Felipe Sérvulo, que marca el inicio de la andadura del sello in-Verso Ediciones de Poesía (http://inversopoesia.com). La actividad se realizará en La Casa del Libro (Rambla Cataluña, 37; antigua Bertrand) a partir de las 19:30, y contará con la participación del poeta Enrique Badosa; la secretaria general de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña, Pura Salceda, y la editora Amàlia Sanchís, además del autor. Sérvulo, quien coordina la web El Laberinto de Ariadna (http://www.ariadna-web.org), ha publicado los poemarios Hasta el límite de las violetas (1995), Las noches del sur (1996), Casi la misma luz (1999) y Cartografía de la materia (2005). http://bit.ly/wA2ECz Marx en las tablas. Desde el próximo viernes 24 de febrero se presentará en el Espacio Plural, ubicado en el Nivel Trasnocho del Centro Comercial Las Mercedes, en Caracas, la obra de teatro Yo soy Carlos Marx, de la dramaturga venezolana Gennys Pérez (Barquisimeto, 1969). Estrenada por primera vez en el Teatro Ateneo de Maracay en 2009, en esta ocasión se presenta con montaje de la agrupación Teatro Gastronómico, con la actuación de Karl Hoffman en el doble papel de Karl Marx y Carlos Márquez, y Flor Elena González como Jenny Von Westphalen y Jenny Castro. La obra, que ganó en 2006 el I Concurso Nacional de Dramaturgia Innovadora, desnuda a la sociedad venezolana y desmitifica la histórica figura de Karl Marx, desdoblado en dos rostros y en dos tiempos: un Karl Marx alemán y otro venezolano, Carlos Márquez, inmerso en un mundo de contradicciones, conflictos sociales, políticos, y existenciales, que lucha poderosamente por no perder la fe en el humanismo; mientras su esposa, interpretada por Flor Elena González, harta de una sociedad llena de pobreza y desigualdad, ya no se deja engañar por falsas promesas y sólo desea morir limpia, lejos de la basura. Las funciones serán los viernes y sábado a las 8:30 de la noche y los domingos a las 6:30 de la tarde. Delibes en imágenes. La Biblioteca Central de Cantabria (http://bcc.cantabria.es) acogerá desde este lunes 6 de febrero la exposición fotográfica de Maite Puente “Los paisajes de Delibes”, en la que se refleja con exactitud el entorno costumbrista del campo castellano, una de las constantes de la narrativa del escritor vallisoletano. La muestra permanecerá abierta al público en la sala polivalente hasta el miércoles 29 de febrero. En su exposición, Puente versiona las escenas escritas por Miguel Delibes para sintetizarlas en instantáneas que destacan el hecho antropológico unas veces, y en otras, el gusto por el lirismo campestre: nubes estivales, la soledad de las aldeas, las curtidas manos, los ojos escrutadores y la apretada boca de un hombre, seca como la tierra de esas aldeas de Castilla. Para el poeta Carlos Alcorta, autor de la introducción del catálogo, la fotógrafa acerca al espectador al mundo de Delibes “mediante una serie de imágenes autónomas, pero no exentas para quien frecuente la obra del escritor, de una concatenación, de una holgada ligazón que busca referentes en la escritura, que toma como base fundamental la geografía castellana y sus habitantes”. http://bit.ly/yR5xyL Poetas en Cuba. Del 1 al 11 de mayo se celebrará en Cuba el primer encuentro del Movimiento Poetas del Mundo, que tendrá por título “La Isla en Versos” y en cuyo marco se desarrollarán lecturas poéticas, presentaciones de ponencias, encuentros con editoriales y visitas a sitios de interés histórico-cultural. El encuentro, que tendrá actividades en Holguín, Santiago y La Habana, es convocado desde la Casa de Iberoamérica, institución que promueve el intercambio académico, artístico y cultural durante todo el año, como parte de sus acciones dentro de las Romerías de Mayo, Festival Mundial de Juventudes Artísticas que en 2012 arribará su 19ª edición. Además, se cuenta con el auspicio de la Asociación Hermanos Saíz y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. La inscripción en el evento tiene un costo de 250 dólares y se prevé planes de hospedaje de 713 y 809 dólares, en habitación doble o sencilla, respectivamente. http://www.poetasdelmundo.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Tepic, capital mundial de los lectores La ciudad de Tepic, en el estado mexicano de Nayarit, fue declarada la noche del sábado 14 de enero como capital mundial de los lectores por los integrantes del club de lectura “Al ritmo de la luz”, institución civil, y un grupo de amigos y amigas invitados a la celebración por el 7º aniversario de la citada asociación. De igual modo, los asistentes al acto fueron testigos de la proclamación de esa fecha como día mundial de los lectores. El acto tuvo lugar en el marco de la tertulia que los integrantes del club realizan cada sábado desde hace siete años. Fernando García Ramírez, coordinador de la agrupación, leyó a los asistentes la declaración: “Con base en dos motivos principales, que son: a) Mantener nuestro esfuerzo en favor del engrandecimiento de la cultura de Tepic, de nuestra entidad, de México y del mundo; y b) Intensificar y sostener acciones de promoción del gusto por la lectura y la cultura en la entidad y ampliar nuestro campo de acción; declaramos: 1) que el 14 de enero, a partir de ahora, es el día mundial de los lectores; y 2) que Tepic, Nayarit, México, es la capital mundial de los lectores”. Un poco antes, García Ramírez había hecho la inauguración del nuevo club de lectura recreativa de ciencias y filosofía “Como ondas y partículas”, que funcionará todos los domingos, a partir de las 7 de la noche, en el restaurant de Insurgentes y Universidad, en Plaza de Álica. En la celebración de aniversario, el profesor Gilberto Montes Rodríguez dictó una charla sobre la galaxia Andrómeda y el sistema solar, y el maestro Daniel Franco Bautista, a su vez, pronunció una conferencia de matemáticas con el tema “El número de oro”. García Ramírez señaló que el club de lectura dispone de una extensión en Tucson, Arizona (Estados Unidos), cuya organización está a cargo de la maestra y poeta María Teresa Velázquez Vázquez, integrante del club. Añadió el coordinador que otros miembros destacados de la asociación son Jorge Flores López y Alejandro García Vallejo. Fuente: Organizadores del evento *** Iowa abre MFA de escritura creativa para autores en español La Universidad de Iowa, Estados Unidos, abrió un Master of Fine Arts (MFA) en escritura creativa para escritores en español (http://bit.ly/Aqy8Jw), el cual viene a constituir “un reconocimiento a otra realidad lingüística y a la necesidad de potenciar la creación en español”, según afirmó la poeta Ana Merino, directora del nuevo curso, que invirtió dos años en el diseño del programa. John Irving, John Cheever, Kurt Vonnegut, Jane Smiley, Toni Morrison o Philip Roth se cuentan entre los autores estadounidenses que han pasado por los MFA de escritura creativa, creados para la lengua inglesa en 1936 por esa universidad pública norteamericana. Todos los alumnos, no más de 15, deben asistir a lo largo de dos años a talleres que abarcan géneros diversos como poesía, novela gráfica, teatro, novela policiaca, guion o literatura infantil y completar una tesis. “Decidí dejar fuera la división creativa entre géneros. Hemos querido que los alumnos se metamorfoseen en otra voz”, dice Merino. Otro de los puntos fuertes del programa es su proyección hacia la comunidad, con lecturas y talleres en escuelas. “El escritor no está en una torre de marfil sino en el mundo”, afirma la poeta. Los escritores en español empiezan a ocupar un nuevo papel en el entorno académico de Estados Unidos. La Universidad de El Paso fue la primera que incorporó el español a su MFA de Escritura Creativa con un programa bilingüe. En 2007, la New York University (NYU) también puso en marcha un posgrado en este idioma. “Nueva York es históricamente un punto de encuentro para escritores en español”, explica Lila Zemborain, directora del programa. Los talleres en NYU van dirigidos específicamente al género en el que escribe el alumno y hay cursos más teóricos sobre el proceso creativo. “Se trata de reflexionar sobre la escritura desde la práctica”, apunta Zemborain. Esta poeta argentina también destaca el carácter panhispánico del MFA. “Se han creado nexos entre gente de distintos países que escribe en un mismo idioma; se producen lazos y cruces”. Periodista y abogada, Lorea Canales obtuvo el MFA en NYU en 2010. Este año sacará la novela Apenas Marta, que sus compañeros y maestros conocen bien. “Me fueron ayudando a subir el nivel de la escritura”, asegura. Uno de ellos, el novelista y poeta dominicano Rubén Sánchez Féliz (http://www.letralia.com/firmas/sanchezfelizruben.htm), ganador de varios premios, habla de la dinámica en el aula: “Cada semana se producía una cierta tensión entre los contertulios”. El plazo de recepción de recaudos para el semestre de otoño del MFA concluyó el 15 de enero, pero permanece abierto el correspondiente al semestre de primavera, que concluye el 15 de agosto. Análisis literarios, textos de creación y trabajos investigativos se cuentan entre los recaudos, que están enumerados en la página de la universidad (http://bit.ly/Aqy8Jw). Fuentes: El País • Universidad de Iowa *** Falleció el escritor brasileño Bartolomeu Campos de Queirós Autor de más de cuarenta libros para niños y jóvenes, el escritor brasileño Bartolomeu Campos de Queirós murió este 16 de enero a los 66 años en el hospital Felicio Rocho de Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, a causa de una insuficiencia renal que le obligaba a someterse a hemodiálisis regularmente. El autor recibió numerosos galardones, entre ellos el premio Jabuti, máxima distinción literaria de Brasil, y el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil de 2008. El escritor brasileño fue, además, finalista en 2010 del prestigioso premio internacional Hans Christian Andersen de Literatura Infantil. El premio Iberoamericano SM reconoció “la trascendencia de su obra que se manifiesta en la profundidad de los temas que trata, el respeto por el lector y los retos a los que lo enfrenta, el compromiso con el arte literario sin concesiones y el carácter poético y filosófico de su obra”. Nacido en el municipio de Papagaios (Minas Gerais), maestro y crítico de arte de profesión, trabajó en diversos proyectos de fomento a la lectura impulsados por la Biblioteca Nacional y el Gobierno de Minas Gerais. Se estrenó en la literatura en 1974 con O peixe e o pássaro y desde entonces escribió más de cuarenta títulos infantiles, algunos de los cuales han sido traducidos al español, el inglés y el danés. Campos de Queirós fue autor también de títulos premiados como Onde tem bruxa tem fada (1979) y Até passarinho passa (2004) y diversas obras que figuran en la lista que el gobierno brasileño envía a las bibliotecas escolares para promover la lectura. Fuente: EFE *** J. J. Armas Marcelo presentó en Madrid novela sobre Bolívar y Miranda “En América Latina siempre han triunfado los traidores”, afirma el autor, quien recuerda que Miranda fue calificado por Napoleón como “un Quijote de la política latinoamericana”. Este 17 de enero fue presentada en la Fnac Callao, en Madrid, la novela La noche que Bolívar traicionó a Miranda, en la que el escritor español Juan Jesús Armas Marcelo (Las Palmas de Gran Canaria, 1946) se sumerge en las entrañas primigenias del proceso revolucionario venezolano del siglo XIX, que culminaría con la independencia de Venezuela. Publicada por Edhasa, la novela —en la que su autor invirtió un cuarto de siglo— narra las cinco horas cruciales en las que Simón Bolívar va a detener al Generalísimo Francisco de Miranda. “Bolívar se dio cuenta de que el gran obstáculo para llegar a ser el gran Simón Bolívar que fue era Miranda”, expuso Armas Marcelo en la presentación, en un acto en el que intervinieron Lourdes Ventura y Daniel Fernández. En una situación precaria por razones políticas, militares y hasta geológicas —un terremoto acababa de arrasar Caracas—, en 1812 la naciente república venezolana corre el riesgo de desvanecerse. Hace menos de un año se ha declarado la independencia, pero las tropas que España envía para restablecer el orden en la colonia han tomado Puerto Cabello y otras plazas. El 25 de julio, habiendo tomado en consideración el lamentable estado de la república y el inminente riesgo de una guerra civil, Miranda firma ante el general Monteverde una capitulación que restituye los territorios a la corona española. La Primera República cae y Monteverde incumple los términos del convenio; la figura del héroe venezolano se resquebraja y la noche del 30 de julio, cuando se dispone a partir al exterior por el puerto de La Guaira, es apresado por un grupo de militares liderados por Simón Bolívar, Miguel Peña y Manuel María de las Casas. Es sobre este, uno de los episodios más oscuros de la historia venezolana, que Armas Marcelo se ocupa en La noche que Bolívar traicionó a Miranda. El autor recuerda que Miranda piensa, escribe, viaja y conquista a todos los mandatarios del mundo; de él Napoleón dijo que era un Quijote de la política latinoamericana. “Y es también gran seductor, lo que hace del personaje una leyenda semejante a la de Casanova”, sostuvo. “Miranda es un hombre de la Ilustración, de libertades y, en el fondo, lo que se estaba configurando en mi cabeza era una tragedia clásica”, confesó. Entrevistado por el suplemento El Cultural del diario español El Mundo, Armas Marcelo afirma haber manejado tala documentación existente sobre el tema, que la historiografía oficial bolivariana “ha pasado de puntillas”, según su opinión. “Lo importante de esta novela es que narra esos mismos hechos pero no desde la perspectiva tradicional, sin ese respeto sacramental hacia Bolívar. Su gran diferencia es que Bolívar era un hombre del poder, como lo es Chávez (que se cree el mismísimo Bolívar) y Castro, mientras que Miranda lo es de la libertad. Y yo, por supuesto, me identifico más con el segundo”. “La noche en que le detuvo, Miranda le vaticinó a Bolívar que él también sería víctima de una traición y fue exactamente lo que le pasó”, dice Armas Marcelo. “Bolívar pensaba en sus últimos días en las profecías de Miranda, se dio cuenta de que tenía toda la razón. En realidad, en América Latina siempre han triunfado los traidores. Ese es su drama”. Licenciado en filología y literatura clásicas por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Armas Marcelo ha sido colaborador en numerosos medios de prensa, radio y televisión españoles. Reside entre Madrid y el pueblo de Alpedrete y viaja con frecuencia a América Latina. Ha publicado las novelas El camaleón sobre la alfombra (1974), Estado de coma (1976), Calima (1978), Las naves quemadas (1982), El árbol del bien y del mal (1985), Los dioses de sí mismos (1989), Madrid, Distrito Federal (1994), Los años que fuimos Marilyn (1995), Cuando éramos los mejores (1997), Así en La Habana como en el cielo (1998), El Niño de Luto y el cocinero del Papa (2001), La Orden del Tigre (2003) Casi todas las mujeres (2004) y Al sur de la resurrección (2006). Además, es autor de los libros de ensayo Tirios, troyanos y contemporáneos (1987), El otro archipiélago (1988), Vargas Llosa: el vicio de escribir (1991, 2002) y Cuba en el corazón (1998), y la recopilación de artículos Tal como somos (1996), entre otros. Fuentes: ABC • El Cultural *** Muere a los 91 años el escritor venezolano Gustavo Díaz Solís Lea, en nuestra sección de trabajos especiales, el relato “Llueve sobre el mar”, de Gustavo Díaz Solís. El escritor venezolano Gustavo Díaz Solís, quien fuera Premio Nacional de Literatura en 1995, falleció en Caracas la tarde del martes 17 de enero, a los 91 años. “Hoy se nos fue un maestro de la narrativa venezolana: Gustavo Díaz Solís (1920-2012). Nos deja en herencia sus maravillosos cuentos”, dijo en la red social Twitter el investigador Luis Yslas, director del portal Relectura. “Lamentamos la muerte de Gustavo Díaz Solís, quien fuera profesor de la Escuela de Letras y secretario de la UCV”, publicó en su perfil Eleazar Narváez, ex vicerrector académico de la Universidad Central de Venezuela (UCV). “Lamentando la muerte de Gustavo Díaz Solís, gran cuentista y gran universitario”, escribió en la red social el presidente de la Academia Nacional de Historia, Elías Pino Iturrieta. Díaz Solís nació en Güiria, Sucre, en 1920. En 1938 terminaba el bachillerato en el liceo Andrés Bello, de Caracas, cuando publicó su primer relato, “Curandero”. En 1942 escribió “Llueve sobre el mar” y ganó el primer premio del Concurso de Cuentos de la revista Fantoches. Obtuvo el grado de doctor en ciencias políticas (1944) en la UCV, y el título de profesor de inglés en el Instituto Pedagógico de Caracas, en 1949. Fue docente de literatura inglesa y norteamericana en la Escuela de Letras de la UCV y en el Departamento de Inglés del Instituto Pedagógico de Caracas. Presidió el Colegio de Profesores de Venezuela y el Celarg; y, en la UCV, de la que fue secretario, asumió la dirección de la Escuela de Letras y también de la de Periodismo. Después de obtener una beca, estudiar en la Universidad de Washington y casarse, es trasladado por la Creole Petroleum Corporation a Caripito, estado Monagas, donde dio forma a “Arco secreto”, con el que triunfó en el Concurso de Cuentos del diario El Nacional en 1947. Colaboró en varias revistas y periódicos, como Élite, El Heraldo, Fantoches, Revista Nacional de Cultura o El Nacional. Fue consultor jurídico del Ministerio de Educación. Respetado como uno de los mejores traductores venezolanos de lengua inglesa, ha vertido al español obras de Eliot, Frost, Joyce, Shakespeare, Whitman y Wordsworth, entre otros. Su obra narrativa está compuesta por Marejada (cuentos, Ed. Bolívar, 1940), Llueve sobre el mar (Cuadernos de la AEV, 1943, cuentos), Cuentos de dos tiempos (Gráficas Panamericanas, México, 1950), Cinco cuentos (Cuadernos de la AEV, 1963) y Cuentos escogidos (Monte Ávila, 1997), entre otros libros. Para el ensayista, cuentista y traductor, la escritura siempre fue una manera indirecta de expresarse. “Cuando uno escribe se está expresando; y la forma de hacerlo puede ser más o menos directa. Así, en vez de interesarse uno por una forma directa se siente más atraído por la forma indirecta. Es una tendencia a la indirección. Para mí resulta difícil practicar eso que hacen algunos poetas: no buscan un correlato sino que exponen sus sentimientos de una vez”, dijo años atrás en una entrevista. Fuentes: El Nacional • El Universal *** Dedican en Salamanca una cátedra a la literatura dominicana Las profesoras Carmen Ruiz Barrionuevo y Eva Guerrero conducirán la Cátedra “Pedro Henríquez Ureña” de Estudios Literarios Dominicanos. El rector de la Universidad de Salamanca (Usal), Daniel Hernández Ruipérez, y el ministro de Cultura de República Dominicana, José Rafael Lantigua, suscribieron el pasado 17 de enero un convenio de colaboración para la creación de la Cátedra “Pedro Henríquez Ureña” de Estudios Literarios Dominicanos, primera en una universidad española destinada al estudio de la literatura dominicana. Con la firma se establecen las condiciones de colaboración entre el Ministerio dominicano de Cultura y la Usal, a través de su Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana, para el desarrollo de actividades culturales conjuntas tendentes al estudio y a la investigación de la literatura dominicana en sus distintas modalidades, estimulando la cooperación entre los distintos centros culturales y académicos dominicanos para el estudio y la investigación de la misma. Entre otras actividades se desarrollarán seminarios anuales a cargo de profesores dominicanos, conferencias sobre literatura dominicana impartidas por especialistas europeos o dominicanos que residan en Europa y conferencias por profesores y críticos españoles especialistas en la materia. Se contempla también la puesta en marcha de un programa de investigación y desarrollo de la literatura dominicana en España y, por último, se favorecerán las líneas de investigación para el abordaje de la literatura dominicana en la Usal. El objetivo principal de la cátedra es, por lo tanto, establecer pautas precisas para el estudio de la literatura dominicana, revitalizando su legado cultural y promoviendo nuevos estudios en torno a sus autores y sus temáticas principales a través de los estudiantes egresados del Máster en Literatura Española e Hispanoamericana: Estudios Avanzados y el Programa de Doctorado en Literatura Española e Hispanoamericana: Investigación Avanzada. La Cátedra “Pedro Henríquez Ureña” de Estudios Literarios Dominicanos, cuya titularidad recae en las profesoras Carmen Ruiz Barrionuevo y Eva Guerrero, lleva el nombre de uno de los más insignes intelectuales de República Dominicana. Henríquez Ureña (1884-1946) escribió obras tan significativas como Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928) o Las corrientes literarias en la América hispánica (1945), primera sistematización del devenir literario en el continente americano. Fuente: Usal *** Cancelada en Santiago de Chile la Feria del Libro del Parque Forestal Por no haberse tramitado a tiempo el espacio para realizarla, fue cancelada la Feria del Libro del Parque Forestal de Santiago de Chile, evento que se celebraba cada mes de enero y que este año llegaría a su décima edición. Arturo Infante, presidente de la Cámara Chilena del Libro, entidad organizadora, aseguró el pasado 17 de enero que la causa de la cancelación fue la falta de locaciones. “Las locaciones se piden con anticipación y la solicitud no la realizó la administración anterior”, señala Infante, quien asumió la dirección del ente en julio pasado. El anterior presidente, Eduardo Castillo, indica que el problema de la feria “va más allá de una solicitud”, aunque no ofrece mayores explicaciones. Según Infante, fue solicitado otro lugar a la Municipalidad de Santiago, que ofreció dos: un sector del Parque Forestal frente al Museo de Bellas Artes y el Paseo Bulnes. Pero el primero “demandaba una infraestructura de costo económico mayor” y el otro “sería un fracaso, es un lugar que no tiene vida propia”, dice el presidente de la cámara. La decisión fue tomada por el directorio en forma unánime. “Compensaremos a nuestros socios (editoriales y librerías) en la feria de abril de la Plaza de Armas. Se agregarán más puntos de venta”, anunció Infante. Tradicionalmente la feria se ubicaba frente a la entrada del Museo de Arte Contemporáneo e incluía presentaciones al aire libre y descuentos de verano. Fuente: La Tercera *** Murió el escritor español Carlos Pujol El escritor y crítico literario Carlos Pujol Jaumeandreu, miembro del jurado del Premio Planeta desde 1972, falleció el martes 17 de enero en Barcelona (España) a los 75 años de edad. “Fue un hombre con sentido de la independencia y la libertad que siempre se mantuvo al margen de las modas y de los políticos”, señaló el hijo del fallecido, también llamado Carlos Pujol. Doctor en letras, Pujol (Barcelona, 1936) comenzó su carrera literaria como ensayista y en este género publicó diversas obras como Voltaire (1973); Balzac y la comedia humana (1974); La novela extramuros (1975); Abecé de la literatura francesa (1976) y Leer a Saint-Simon (1979). En 1983 salió a la luz su segunda obra narrativa, bajo el título de Un viaje a España, en la que sitúa el mundo de Balzac en el corazón de la guerra carlista. Pujol, considerado hasta entonces un magnífico ensayista y traductor, consigue ser valorado como uno de los novelistas que cuentan con una calidad poco común, con un gran dominio del idioma y cuyas narraciones, generalmente de carácter histórico, tienen una gran fuerza poética. En 1984 publicó la novela El lugar del aire, a la que le siguieron El otoño en Crimea (1985) y La noche más lejana (1986) y el ensayo Juan Perucho, el mágico prodigioso (1986). Pujol es autor además de un ensayo sobre la vida del escultor Bernini, Gian Lorenzo, y de 1900: semblanzas históricas, en el que expuso su visión personal del fin de un siglo. En 1988 publicó El jardín inglés, una novela en la que por primera vez cultivó el género del suspense con una mezcla de humor muy particular y por la que fue nominado para el Premio Nacional de Narrativa de España. “Siempre estuvo muy influenciado por la novela francesa y anglosajona”, recordó su hijo, quien recordó “la gran pasión” que su padre sentía por la poesía y destacó su papel como “una de las pocas personas que han difundido la literatura francesa y anglosajona, tanto como traductor como editor”. En los últimos años de su vida, el casi eterno jurado del premio Planeta se había prodigado en el género de la novela con obras como Dos historias romanas, Antes del invierno o El teatro de la guerra. Él mismo, en una entrevista, aseguraba que desligaba totalmente su actividad como jurado de premios literarios, su “oficio”, de la de escritor de novelas, su “capricho”. Fuente: EFE *** Falleció el crítico español Miguel García-Posada El crítico literario y catedrático Miguel García-Posada murió a los 67 años el pasado 18 de enero, en el hospital madrileño de La Princesa, donde permanecía ingresado desde hace varios meses. García-Posada padecía desde hace tiempo la enfermedad de Parkinson, dolencia que agravó su estado en los últimos meses. El catedrático, poeta y crítico literario, nacido en Sevilla el 22 de noviembre de 1944, formó parte de los jurados de los premios literarios más reconocidos, como el Príncipe de Asturias de las Letras o el Premio Nacional de Poesía, entre otros. Doctor en filología hispánica y discípulo del profesor Fernando Lázaro Carreter, era conocido también por su estudio de la obra de Federico García Lorca, que le llevó a publicar varios libros sobre este poeta granadino y al que dedicó décadas de investigación. Catedrático de literatura en el Instituto Beatriz Galindo, de Madrid, fue uno de los críticos literarios de mayor prestigio en España, así como articulista y editorialista del diario ABC y colaborador del Sábado Literario, de este mismo medio. En los comienzos de los años noventa colaboró en el diario El País, tanto en las páginas de opinión como en la sección de cultura del diario. El 18 de abril de 1989 obtuvo el Premio Luca de Tena por su ensayo breve titulado La utilidad del idioma, aparecido en ABC el 1 de mayo de 1988 y que fue presentado bajo el lema Don Quijote. Entre su producción lorquiana, figuran los libros Lorca, interpretación de Poeta en Nueva York (1982), que corresponde a su tesis doctoral Los poemas neoyorquinos de Federico García Lorca: Poeta en Nueva York y Tierra Luna. Sobre el poeta granadino escribió los títulos Federico García Lorca (1979), Federico García Lorca. Obras I, II y III (1980), Federico García Loca. Curso de Filología (1987), Federico García Lorca: primer Romancero gitano (1988). En noviembre de 1996 inició la publicación en cuatro volúmenes de la obra completa de Lorca, en la que incluyó textos y manuscritos inéditos del poeta. También investigó en la literatura clásica, con artículos sobre San Juan de la Cruz y Cervantes. Otros libros de ensayo suyos son 40 años de poesía española (1979) y Lope de Vega (1984). Fuente: EFE *** Postulan a José Antonio Abreu al Premio Nobel de la Paz El músico y economista venezolano José Antonio Abreu ha sido propuesto al Premio Nobel de la Paz por la Academia Internacional de Hagiografía, en reconocimiento por su labor como creador del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. La organización presentó la postulación este lunes 23 de enero en el comité del Premio Nobel, en Oslo. El sacerdote Rafael Febres Cordero, vocero de la academia, dijo que Abreu ha hecho de la música “un idioma para la paz”, por lo que llena los requisitos para entrar en la lista de aspirantes al Nobel 2012. Agregó que es la primera vez que se presenta formalmente a un venezolano a ese galardón y que luego se debe esperar la votación en octubre. “Pero la sola presentación ante el comité de Oslo y que haya sido por unanimidad ya es una noticia”, indicó. El anuncio de la postulación ha recibido ya el apoyo de varias de las agencias que representan en Venezuela a la Organización de Naciones Unidas (ONU). Mediante un comunicado, las entidades avalaron la propuesta manifestando que “el Sistema ha trabajado durante años con nuestras agencias en el país, pues su misión y la de Naciones Unidas coinciden con la consecución de la inclusión y equidad, el desarrollo de capacidades y las oportunidades que pueden contribuir con la construcción de una cultura de paz comunitaria”. Asimismo agrega que “su proyecto ha sido modelo en la creación de programas de educación musical en más de 25 países, algunos de ellos en los que aún persisten conflictos como Colombia, así como otros que han trabajado para la estabilización, como El Salvador y Guatemala”. El Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles fue creado en 1975 por Abreu y desde entonces se multiplica por el mundo como un proyecto para combatir la pobreza y la exclusión social. El semillero musical se ha extendido por Sudamérica, en México, Panamá, Estados Unidos (Boston, Los Ángeles y Nueva York) y en el Caribe, así como Escocia, Holanda, Suecia, España e Italia. En Venezuela, el sistema se transformó en un programa social que ha beneficiado a por lo menos 350 mil niños y jóvenes, produciendo al menos tres generaciones de músicos, incluyendo al laureado Gustavo Dudamel, director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. Por sus destacados aportes, Abreu ha recibido el Premio de la Paz de Seúl, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008, la Cruz Austríaca de las Artes, el Premio Erasmus, el Premio Grammy Honorario y el Premio Don Juan de Borbón de la Música (2007), entre otros. Fuentes: DPA • El Periodiquito *** Juan Gelman presentó poemario en Ciudad de México Ningún poema se puede “fabricar”, expresó el poeta argentino-mexicano Juan Gelman durante la presentación de su libro Cólera buey (1962-1968), cuarta edición de su trabajo creativo de esa época. La actividad se realizó el martes 24 de enero en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, de Ciudad de México. “El poema nace por razones que desconozco, pero nace”, dijo Gelman. “Y no hay tema que se pueda imponer. La poesía no es algo que se pueda escribir por voluntad. Uno escribe poesía cuando la señora poesía viene, golpea la puerta y conversa con uno. Cuando ya no tiene más que decirnos, se va y nos deja”. El libro de Gelman —editado primero en La Habana en 1965, luego en 1971 y 1994, y ahora por Posdata Ediciones y la Universidad Autónoma de Nuevo León— fue presentado en forma de charla con el poeta José Ángel Leyva. Gelman contó que en aquellos tiempos laboraba en redacciones periodísticas de Buenos Aires y al terminar, ya entrada la noche, se ponía a crear tanto que lograba hasta 15 poemas de un tirón, aunque muchas veces se quedó dormido sobre la máquina de escribir. Después de esos momentos luminosos de creación, dijo, venía el muy arduo trabajo de pulimento y selección. “Paul Valéry decía, y de eso se hizo eco Octavio Paz, que uno no termina un poema, sino ‘lo abandona’. Creo que es exactamente lo contrario, es decir, que el poema lo abandona a uno. Después se podrá corregir esto o aquello, mejorar algo, una imagen, pero recuperar el momento de la escritura es imposible. Y para mí ese momento es el más feliz”. Aquella década de los 70 tuvo años difíciles para Gelman, “por razones personales y políticas”, y de una “sensación de impotencia”, que explicó: “Los cubanos habían hecho una revolución y nosotros en Argentina no estábamos haciendo absolutamente nada. No había forma ni caminos políticos de encontrar la manera de que la Argentina se convirtiera en una sociedad más justa. De ahí nace ya un sentimiento de impotencia muy fuerte, y de furia al mismo tiempo. Y por eso el libro se llama Cólera buey, porque es una cólera impotente, una cólera que no produce hijos”. Leyó su poema “Gotán”: “Yo no escribí ese libro en todo caso / me golpeaban me sufrían / me sacaban palabras / yo no escribí ese libro entiéndanlo (...)”. Y, luego de recrear algunas anécdotas gozosas —a instancias de Leyva— acerca de aventureros que utilizaban o utilizan poemas suyos para enamorar, diciendo que son de su autoría, Gelman leyó “Ofelia”: “Esta ofelia no es la prisionera de su propia voluntad / ella sigue a su cuerpo / espléndido como un golpe de vino en medio de los hombres / su cuerpo estilo renacimiento lleno de sol de Italia pasa por buenos aires (...)”. Proveniente de una familia de migrantes europeos, como muchos en Argentina, Gelman precisó a Leyva y a los presentes: “Ante todo yo nací en Buenos Aires”. Y agregó: “Hay otras migraciones que supongo me atrajeron más, como la migración espiritual, poético-espiritual”. Eso en referencia a sus alterónimos de sobrevivencia en aquella época difícil: John Wendell, Dom Pero, Yamanokuchi Ando. Después de eso reflexionó acerca de los misterios de la poesía y de la llamada poesía política: “La poesía es lengua calcinada y por eso puede hablar de todo: de política, de la última hoja caída del otoño, del niño al que le pegó la madre, de una piedra encontrada en la calle, de problemas sociales, y hasta puede hablar de amor, cosa que no es tan simple”. “No es el sujeto del poema, lo que se suele llamar el tema del poema, el que determina la calidad de un poema. El único tema de la poesía es la poesía. Y con el mismo tema, una piedra encontrada en la calle, se puede hacer un gran poema o algo que se puede destinar a usos más sutiles, desde el punto de vista fisiológico”. Gelman contó que cuando estalló la guerra de Corea, en 1950, le preguntaron al poeta Paul Éluard, miembro del Partido Comunista Francés, por qué él no escribía poemas sobre dicha cuestión si todos sus compañeros lo hacían. Éluard les respondió que él escribía un poema de esa naturaleza cuando la “circunstancia exterior” coincide con la “circunstancia del corazón”. Y Gelman agregó: “Ésta es una definición que se puede hacer extensiva a todo poema”. Para saldar el asunto se refirió a los “equívocos” en torno a la llamada “poesía política” y dijo que, en el sentido que se entiende hoy, esa poesía se comenzó a escribir desde hace 28 siglos, con Arquíloco, un mercenario griego que creó poemas pacifistas. Otros ejemplos, agregó, son La divina comedia, de Dante, “un gran poema político”. O Shakespeare, quien escribió “versos de gran belleza sobre la lucha por el poder”, en Ricardo III. “Por esa razón pienso que el único tema de la poesía es la poesía, y que por eso mismo puedo hablar de todo, mientras sea poesía, claro”. Fuente: La Jornada *** Rafael Alcalde gana el L’H Confidencial El escritor español Rafael Alcalde (Barcelona, 1961) es el ganador de la sexta edición del premio internacional de novela negra L’H Confidencial, con la novela La llamada de un extraño, presentada a concurso con el título provisional ¿Te suena un tal López? El premio, promovido por la Biblioteca la Bòbila (http://bobila.blogspot.com) y convocado por el Ayuntamiento de L’Hospitalet y Roca Editorial, ha recaído en una obra ambientada en la España actual, según se informó este 25 de enero. El concejal delegado de Cultura del Ayuntamiento de L’Hospitalet, Jaume Graells, presidió el jurado, que estuvo conformado por la editora Blanca Rosa Roca; la jefa de Biblioteques de L’Hospitalet, Anna Riera; el director de la Biblioteca la Bòbila, Jordi Canal, y dos lectores apasionados por la novela negra, Nancy López, del Club de Lectura de Novela Negra, y Paco Camarasa, librero de Negra y Criminal y comisario de BCNegra. El jurado destaca en esta obra “la reflexión que el autor hace sobre la condición humana y la desaparición de la intimidad en una sociedad en la que las nuevas tecnologías están al servicio de la comunicación y de la seguridad, y la agilidad del texto absolutamente dialogado que progresa hasta sumergirnos en un thriller de consecuencias apocalípticas”. El premio será entregado el próximo 24 de marzo en la Biblioteca la Bòbila, en un acto público que contará con la presencia del autor. Allí se presentará la obra publicada en la colección Roca Criminal. Alcalde es licenciado en filosofía y doctor en economía. Actualmente ejerce de profesor de bachillerato en Vilafranca del Penedès y, hasta el momento, ha publicado las novelas B.T. (a la mierda), con la que ganó el XI Premio Narrativa Alfonso VIII convocado por la Diputación Provincial de Cuenca, y Diario anciano, Premio de Novela Mario Vargas Llosa 2010, que concede la Universidad de Murcia. En ediciones anteriores, el L’H Confidencial ha recaído en la aragonesa Cristina Fallarás con Las niñas perdidas; el vasco radicado en México Erlantz Gamboa con Caminos cruzados; el cántabro Julián Ibáñez con El baile ha terminado; el argentino radicado en Barcelona Raúl Argemí con Retrato de familia con muerta, y el mexicano Joaquín Guerrero-Casasola con Ley garrote. Esta última novela ha sido traducida al alemán, el italiano y el inglés, y ha vendido los derechos para su adaptación cinematográfica. Fuente: La Bòbila *** Muñoz Molina dona sus archivos a la Biblioteca Nacional de España Cuadernos de notas tomadas de libros y periódicos, borradores de novelas, poemas inéditos de juventud y una obra de teatro escrita en 1974 pero aún no publicada son algunos de los documentos personales que el escritor y académico Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956) ha donado a la Biblioteca Nacional (BNE), según se informó este 25 de enero. El legado de Muñoz Molina servirá para que los estudiosos de su obra “puedan comprobar que los procesos de creación literaria son muy azarosos; algo que parece tan organizado cuando se lee un libro puede venir de casualidades, y siempre de un gran esfuerzo”, dice el autor. En 2010, la directora de la BNE, Glòria Pérez-Salmerón, envió varias cartas a escritores invitándoles a que entregaran sus papeles para facilitar la labor de los investigadores. Cuando Muñoz Molina recibió esta misiva estaba fuera de España: “Me pareció una idea estupenda”, dijo. El autor de Sefarad añade que esa petición y “el recuerdo de una entrevista del escritor británico Alan Bennett en la que decía que había donado sus papeles” le sirvieron para tomar la decisión. “Se trata de un acto de restitución a la sociedad. Yo soy militante de lo público, de la educación y sanidad públicas, y en vez de vender los documentos preferí donarlos. La Biblioteca Nacional me parece el lugar donde mejor pueden estar, para que los consulten los especialistas”. Cartas de lectores, de escritores, cuadernos de trabajo, manuscritos y notas de lectura son algunos de los documentos incluidos en el archivo. La jefa del Departamento de Adquisición de la BNE, Yolanda Ruiz, enumera los componentes del legado: un borrador de El jinete polaco; apuntes para redactar los capítulos de El viento de la luna; dos cuadernos de trabajo para Plenilunio; papeles preparatorios de La noche de los tiempos y el primer borrador de la obra Beatus Ille, “que permitirá a los expertos compararlo con la versión final”. También, “las invitaciones a actos que recibe el escritor y que él utiliza para tomar notas, y los eslóganes políticos que copia como ideas para su obra”. En ese rastreo de los documentos, Ruiz advierte en este autor “una forma de trabajar meticulosa y metódica”. Lo depositado en la BNE se trata, en conjunto, de una primera entrega “a la que seguirá otra con dos cajas de cartas personales”, agrega. Muñoz Molina afirma que de vez en cuando “está bien limpiar el cuarto y desprenderse de cosas”. De esas “cosas”, el escritor subraya “los cuadernos con titulares de periódicos” que utilizó para La noche de los tiempos, novela que trata de la España de la II República. “También, el material para contar el proceso judicial de Plenilunio”. El escritor jienense se suma así a otros autores españoles cuyo archivo también se encuentra en la BNE, como Jorge Guillén y Joan Margarit. Ahora comenzará el proceso de estudio y catalogación de los documentos. La institución destacó en un comunicado que dispone de una aplicación informática “creada expresamente para procesar los archivos personales”, que permite una completa descripción de cada documento para que no se disgreguen, sino que se mantengan “como un conjunto unido, tal y como estaban en posesión del autor”. Ruiz subraya que la BNE garantiza “la preservación y seguridad óptimas de este archivo”, que por ahora solo podrán consultar investigadores, aunque en un futuro estará digitalizado para que puedan curiosear los lectores de la obra de este autor. Fuente: El País *** Poeta en la luna de Cuba, de René Dayre Abella, en Editorial Letralia Poeta en la luna de Cuba, poemario del escritor cubano René Dayre Abella (Banes, 1945), acaba de ser publicado en versión electrónica en la colección Poesía de Editorial Letralia, el espacio de difusión del libro digital de la revista literaria venezolana Letralia, Tierra de Letras. Con una edición impresa en 2011 a cargo de la editorial estadounidense Linden Lane Press, de Fort Worth, Texas, el libro pasa revista a las memorias y querencias, a los viejos amigos, a los buenos y malos tiempos que Dayre Abella dejó en Cuba al partir al exilio en 1980, desde el Puerto de Mariel. “Encontramos en él (Dayre Abella) a un escritor que ha alcanzado su madurez literaria, que ha adquirido un estilo propio y que se circunscribe en el vórtice de una simbiosis de múltiples movimientos literarios”, dice la investigadora puertorriqueña Ivette Marie Serrano en el comentario que le dedica a la edición impresa, y que también se reproduce en esta versión digital. Como en la edición impresa publicada por Linden Lane, en la versión digital presentada ahora por Editorial Letralia se ha utilizado para la portada la obra “Para René, flor del éxodo”, de la artista cubana Belkis Cuza Malé. El libro puede leerse en línea a través de la dirección www.letralia.com/ed_let/poeta, donde además se da acceso a una edición en PDF de 68 páginas. Editorial Letralia es un espacio para la edición electrónica creado en 1997 por la revista Letralia, Tierra de Letras, para respaldar la obra de los escritores hispanoamericanos. En sus colecciones Narrativa, Poesía, Ensayo, Crónica, Infantiles y Especiales publica libros únicamente en formato digital. *** República Dominicana concede Premio Nacional a Armando Almánzar El escritor y crítico de cine Armando Almánzar Rodríguez resultó ganador del Premio Nacional de Literatura de República Dominicana, que auspicia la Fundación Corripio en coordinación con el Ministerio de Cultura de ese país. El resultado del concurso fue anunciado en rueda de prensa por el presidente de la Fundación Corripio, José Luis Corripio Estrada, el pasado 26 de enero. La votación fue unánime. El jurado estuvo integrado por los rectores de las universidades Autónoma de Santo Domingo (UASD), Pontificia Católica Madre y Maestra (PUCMM), Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), Católica de Santo Domingo (UCSD), Central del Este (UCE), Instituto Tecnológico de Santo Domingo, el ministro de Cultura y el director ejecutivo de la Fundación Corripio. Durante la rueda de prensa Corripio llamó vía telefónica a Almánzar, quien se confesó sorprendido, agradecido y feliz de recibir el reconocimiento. La entrega formal del galardón, que incluye un premio en metálico dotado con un millón de pesos y un pergamino de reconocimiento especial, se hará este miércoles 8 de febrero en la sala principal del Teatro Nacional. Nacido el 22 de mayo de 1935, a Armando Almánzar se le reconoce por su vena humorística fuera de lo común y casi inexistente en la literatura dominicana. Emplea un lenguaje coloquial y muy colorido, cuyo encanto radica en el suspenso, en la creación de personajes interesantes y en tratar temas actuales. Es reconocido como una figura representativa de la Generación del 60. Formó parte del grupo literario El Puño, fundado en 1966, año en el que incursiona por vez primera al participar en el Primer Concurso Dominicano de Cuentos organizado por la Sociedad Cultural La Máscara —semilla de lo que es hoy Casa de Teatro—, donde obtuvo el Primer Premio Ex aequo junto a Abel Fernández Mejía y Miguel Alfonseca, con su cuento “El Gato”, uno de los más antologados relatos dominicanos. Entre sus obras destacan Límite, Infancia feliz, Cuentos en cortometraje, Marcado por el mar y El elefante y otros relatos extraños. En 2001 realizó una selección de sus mejores cuentos y publicó su Antología personal. En el 2003 apareció su primera novela, titulada Un siglo de sombras. Fuentes: Hoy Digital • Listín Diario • Panorama Diario *** Escritores de Andalucía se reunieron en Antequera En el acto de clausura se rindió un homenaje al escritor Antonio Gala, en el que el también escritor Antonio Hernández pronunció un laudatio. El escritor José Manuel Caballero Bonald, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, Premio Nacional de las Letras y Premio Nacional de Poesía, dijo el pasado jueves 26 de enero que el también escritor Antonio Gala (Brazatortas, Ciudad Real, 1930) se merece todos los homenajes, como el que el viernes 27 le rendirían 79 escritores andaluces. “Antonio Gala es compadre, viejo amigo, lo he querido y he convivido con él, por lo que hay muchos motivos para dedicarle un homenaje en el que no estaré, aunque sí espiritualmente”, señaló Caballero Bonald, que pronunció la conferencia inaugural del Encuentro de Escritores y Escritoras de Andalucía, realizado en Antequera (Málaga) y en el que se congregaron 79 autores que analizaron, entre otras materias, la novela y la poesía en Andalucía, la edición en la era digital o la universalidad de la lengua española. “La literatura en Andalucía está viva, no sé si estos encuentros servirán, pero sin duda movilizan el interés y suponen un hecho cultural de difusión y que además encuentra un eco adecuado”, afirmó Caballero Bonald. La actividad, que se celebró en el Hotel Antequera Golf, fue promovida por la Fundación Aljabibe y la Federación Andaluza de Ateneos, con la colaboración del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes de España y el Centro Andaluz de las Letras (CAL), de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. El acto principal de la clausura fue un homenaje a Antonio Gala, con un laudatio a cargo de Antonio Hernández, y las intervenciones de Emilio Lledó y Pablo García Baena. Hernández se remontó a los tiempos en los que “Antonio Gala pasó de comer bocadillos de calamares a caviar” y agregó que aunque Gala “se ha encargado de ponerle humor al país”, nunca “se ha ganado un enemigo”. “Creo que a los moribundos se nos suelen hacer bastantes homenajes”, dijo Antonio Gala en un video con el que se suplió su ausencia, motivada a problemas de salud. En el acto se le rindió tributo para ensalzarlo como maestro del humor espontáneo. Gala derrochó agradecimientos, uno tras otro: “Siempre hemos oído decir que no hay peor enemigo que el de tu oficio, y sin embargo no hay mejor amigo que el de tu oficio, porque sabe lo que cuesta, lo que tiene que darse, lo que tiene que omitirse a veces y te conoce bien, y por eso agradezco de todo corazón este homenaje que probablemente sea el último de mi vida”, dijo dándole las gracias a casi el centenar de autores andaluces que participó en las jornadas en su homenaje. Sobre este tributo, el autor de La pasión turca dijo que le emocionaba profundamente, antes de enlazar otras palabras más estremecedoras: “Y me emociona más no poder estar porque no estoy en situación de salvar con gracia este homenaje, pero les mando todo mi corazón”. Entre los participantes estuvieron Pablo Aranda, Rafael Ballesteros, Felipe Benítez Reyes, Guillermo Busutil, Juana Castro, Juan Cobos Wilkins, Rafael de Cózar, Eva Díaz Pérez, Rafael Escuredo, Luis García Montero, Álvaro García, Antonio Gómez Yebra, Rafael Guillén, Aurora Luque, Elena Medel, Joaquín Pérez Azaustre, Cecilia Quílez, Álvaro Salvador o Javier Vela. El consejero andaluz de Cultura, Paulino Plata, explicó que el encuentro ha despertado el interés de muchos escritores andaluces, quienes debatieron en torno a todos los asuntos “ahora en el candelero”, como “derechos de autor, nuevos soportes de lectura, edición digital, internacionalización de la literatura, corrientes literarias y cómo evolucionan”. Plata recordó que Andalucía tiene una institución única en España, el Centro Andaluz de las Letras, y resaltó el crecimiento del 4% en el hábito lector, que sitúa a la comunidad casi en la media nacional española. Para el consejero, la creación literaria también constituye un sector de actividad económica que genera y mantiene empleo en industrias como editoriales, distribuidoras, librerías y bibliotecas. En Andalucía, según los datos aportados por Plata, existen unas 85 editoras que generan en torno a 1.275 empleos directos e indirectos. En la lectura de las conclusiones, los escritores pidieron el reconocimiento del relato como un género autónomo sin dependencia de la novela, al tiempo que solicitaron el fomento de la lectura de relatos contemporáneos en el ámbito escolar y la creación de una revista de relatos y cuentos de calidad bajo el modelo de algunas publicaciones americanas. Sobre la literatura dramática, la mesa de trabajo concluyó que es necesaria una profesionalización: “No se dan las condiciones para que los escritores teatrales puedan ganarse la vida con su trabajo”. Los autores solicitaron que se puedan propagar las obras teatrales mediante la representación por el alumnado en centros escolares, así como con la realización de una base de datos digitalizada tanto de textos como de representaciones, y reivindicaron que se pongan en marcha representaciones de “microteatro” en la televisión pública andaluza completando programas de actualidad. Destacó asimismo el debate sobre nuevas tecnologías y nuevas fórmulas de difusión de literatura, así como los derechos de autor, pidiendo al respecto una concienciación por parte de la sociedad. “Es necesario un apoyo administrativo para autores y editores, que a su vez deben trabajar conjuntamente para digitalizar y crear nuevos formatos que supongan un nuevo modelo de negocio”, se explicó durante la lectura de las conclusiones a cargo de diferentes autores. Se resaltó el ahorro de coste que suponen para las empresas editoras los formatos digitales y las mayores posibilidades a la hora de articular la voz de los lectores. Los escritores pidieron la puesta en marcha de una tarifa plana para fomentar cualquier ámbito de la creación, a través de la cual se beneficien los autores de las diferentes disciplinas. Sobre el género, los escritores han pedido una mayor relevancia de las autoras, ya que en el primer ciclo de la ESO el porcentaje de escritoras que se estudia es apenas un 8% y ninguna en cuarto de ESO, por lo que se pide tratar a los escritores individualmente más que las obras en bloque. Respecto a la poesía, las conclusiones han determinado que este género no está tan afectado por las nuevas tecnologías, aunque se ha pedido que se lleve a cabo un censo de poetas andaluces. En el marco del encuentro, 54 escritores firmaron un manifiesto a favor de la “dignidad pública” de la cultura. Así, en dicho manifiesto, “firmado por gente que forma parte de la clase trabajadora de la cultura y a quienes afecta la crisis económica que aflige a todos aquellos que viven del salario”, precisan, los creadores muestran su rechazo a un sistema económico “basado en la avaricia del capitalismo salvaje”. El sistema ha consagrado la “desigualdad” como norma a escala mundial y la “precariedad y la recesión” creciente en la Unión Europea y en España, dice el manifiesto. Pero la crisis, puntualizan, “no afecta tan sólo a los bolsillos sino a los sueños”, por lo que reivindican “la dimensión utópica” de la cultura como una bandera que “nos haga defender y perfeccionar la sociedad del bienestar frente a todos aquellos poderes que quieran abolirla”. Además, los firmantes de dicho manifiesto indican que la crisis y la “sagrada” contención del déficit “supone una formidable coartada” para acabar con el pensamiento crítico con respecto al pensamiento único, un extremo que en épocas anteriores se articulaba a través de “un mecenazgo caprichoso por parte de una administración que debió utilizar mejor sus presupuestos pero que ahora conduce a la privatización del hecho cultural y a reservar su supervivencia a la comercialización baladí y al puro espectáculo, atendiendo antes al populismo que a la calidad”. En este sentido, estos escritores defienden la cultura como parte “esencial” del estado del bienestar, un modelo de civilización “a cuyo desmantelamiento estamos asistiendo sin que nadie parezca prestar atención a las alternativas que desde la ciudadanía empiezan a formularse frente a esta situación dramática”, al tiempo que recuerdan que, tal como aparece recogido en el Estatuto de Autonomía de Andalucía y en la Constitución española de 1978, la cultura y la educación “son derechos inalienables de la ciudadanía y no podemos consentir que se desmantelen”. Sin embargo, añaden, “eso es lo que está ocurriendo en la actualidad con las instituciones que debieran velar para su protección y desarrollo”. Al respecto, resaltan que la educación y la cultura “constituyen un servicio público” para la sociedad que todo el mundo quiere, “la del estado del bienestar frente al estado del malestar que nos oprime”. “Albert Camus relacionaba la degradación de los derechos laborales con la degradación humana y la emergencia de un ocio zafio, y no solo debemos evitar doblegarnos ante esa zafiedad del ocio sino que debemos exigir que se atienda prioritariamente a la formación de la persona”, apostillan. Igualmente, apuntan los responsables de este manifiesto, la cultura “no es un valor residual” sino un testigo de la historia que “debe rebelarse frente a quienes pretenden preservar los intereses de las élites dominantes”. En tal sentido, dicen “tener el deber irrenunciable de exigir que forme parte de las prioridades del Estado para que el Estado, es decir lo público, siga formando parte de las prioridades de la ciudadanía; esto es, para que no se repartan sus ropas los oscuros mercados e intereses sórdidos que lo están crucificando”. Por último, denuncian que la cultura está viviendo “formidables” recortes, no sólo en la economía, en los nuevos puestos de trabajo que ha creado durante los últimos 30 años, o en las llamadas industrias culturales, “sino en la capacidad real de que los creadores puedan comprometerse con la belleza sin sentir la angustia ubérrima de quienes a su lado luchan por la simple subsistencia. La ética y la estética conforman la cara y la cruz de una misma moneda”, concluyen. Los creadores firmantes de este manifiesto son Manuel Sánchez, Diego Rodríguez, José Manuel Caballero Bonald, Luis García Montero, Antonio Jiménez Millán, Juan José Téllez, Antonio Gómez Yebra, Álvaro García, Nicolás Ramos, Inés María Guzmán, Antonio Manuel Rodríguez Ramos, Luciano González Ossorio, Juan Emilio Ríos Vera, Carmen Sánchez Melgar, Juan Ceyles, Rafael Escuredo, Antonio Rodríguez Almodóvar, Julio Neira, Teresa Arce, Pedro Enríquez, Rafael Ballesteros, Álvaro Salvador, Balbina Prior, Ángeles Mora, Pepa Merlo, Concha Caballero, Salvador Compán, Juan Luis Tapia, Trinidad Cano, Jesús García Calderón, Raquel Rico Linage, Alfonso Fernández Malo, Juan M. Molina Damiani, Miguel Ángel Olivares, Francisco Ruiz Noguera, Amalia Bulnes, Braulio Ortiz, Elena Medel, Alejandro Luque, Pablo Aranda, Antonio Hernández, Eva Díaz Pérez, Luis Manuel Ruiz, Francisco Morales Lomas, José Sarria, Rocío Macarena, Rafael de Cózar, Guillermo Busutil, Virginia Aguilar, Carmen Camacho, Erika Martínez, Alejandra López, José María Vaz de Soto. Fuentes: EFE • Europa Press *** Muere el escritor cubano Humberto Arenal El novelista, ensayista dramaturgo y periodista cubano Humberto Arenal, Premio Nacional de Literatura 2007, murió a los 86 años de edad el pasado jueves 26 de enero. Los restos del fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) fueron sepultados en la Necrópolis de Colón. Arenal nació el 15 de enero de 1926 y en 1948 se trasladó a Estados Unidos para estudiar el idioma inglés, que ya conocía, así como la literatura y el periodismo de ese país. Durante su estancia en el país del norte se desempeñó como redactor en El Diario de Nueva York y en la revista Visión. Fue el autor de El sol a plomo, la primera novela de la Revolución Cubana, así como más de cincuenta obras teatrales de todos los géneros. También realizó el guión del largometraje Historias de la Revolución, de Tomás Gutiérrez Alea, fue director artístico de programas televisivos y profesor fundador de artes dramáticas en la Escuela Nacional de Instructores de Arte. En 1959 regresó a Cuba y fue profesor del Instituto Superior de Arte, fundador de la Uneac y colaborador en varias revistas, como Casa de las Américas, Lunes de Revolución, Unión, Santiago, La Gaceta de Cuba, Cine Cubano y Revolución y Cultura. Fuente: Notimex *** Publican teatro inédito de Azorín Una reciente investigación de los profesores Antonio Díez Mediavilla (Universidad de Alicante) y Mariano de Paco (Universidad de Murcia) ha puesto al descubierto el “eslabón perdido” en la producción teatral de José Martínez Ruiz Azorín, autor de una decena de obras entre 1926 y 1936. Los especialistas han recuperado el texto y el título original de la obra Ifach, que se edita por primera vez con un tercer acto desconocido hasta ahora y que, a su vez, cambia el final de la obra. Este hallazgo, resultado de año y medio de investigación entre la documentación del fondo archivístico de la Casa-Museo Azorín, que alberga el legado del autor español, es una aportación fundamental al teatro de Azorín, según señalan los especialistas, que ahora se plasma en un libro coeditado por la Obra Social de la CAM y la editorial Biblioteca Nueva. La publicación Azorín, teatro desconocido: Judit e Ifach fue presentada el jueves 26 de enero en el Aula CAM por sus autores. El libro también vuelve a editar la primera obra de Azorín, Judit, escrita en 1925, que nunca se estrenó en los escenarios y que permaneció como texto desconocido hasta 1993, cuando la Obra Social de la CAM editó la obra, recuperada por los mismos investigadores, Díez Mediavilla y De Paco. Esta obra, una tragedia escrita para la actriz Margarita Xirgu, se encontraba agotada en esa edición única y ahora la nueva, que se publica en su redacción definitiva, llegará a las librerías e incluirá dos bocetos inéditos de escenarios dibujados por el hermano de Margarita Xirgu. Respecto a Ifach, esta es la primera vez que se publica con este título, ya que la obra primero se “radió” en 1933 y se estrenó sólo una vez en el Teatro Principal de Burgos el 23 de abril de 1942 como Farsa docente, y con ese mismo título se imprimió en 1945, aunque el último acto difiere del texto original encontrado ahora. “La obra no tuvo mucho éxito en su estreno y se imprimió en el 45 con el tercer acto cambiado. No es fácil saber por qué le cambió el nombre y el tercer acto, pero puede que como el estreno fue mal eso le llevara a replantearse la historia y darle una vuelta”, explica Díez Mediavilla, profesor de didáctica de lengua y literatura y experto en Azorín, que añade que la obra fue escrita entre 1926 y 1927 y “tampoco sabemos por qué se estrenó tantos años después de haberla escrito, en el 42, cuando Azorín ya no estaba volcado en el teatro y tampoco era ese el mejor momento para representar ese tipo de teatro surrealista, como era el de Azorín”. La recuperación de la obra original, por otra parte, cambia el final de la historia, “que es más coherente, más creíble desde el punto de vista azoriniano, coincide con su teatro superrealista e incluye una referencia interesante desde el punto de vista local”, apunta el investigador. Este localismo en la obra universal de Azorín reside en el nombre de Ifach, que es un personaje alejado del mundo que vive en la sierra de Aitana y a cuya búsqueda acuden los protagonistas de la obra, que no es sino una reflexión sobre la crueldad del ser humano. Díez Mediavilla apostilla que el teatro de Azorín “era complejo, no era fácil de representar, y no es casual que tuviera discreto éxito, pero tiene mucho de reto para una compañía de teatro actual. Esta obra no podría representarse tal y como está, pero estaría bien que alguien la adaptara”. El experto mantiene que con estos textos “se cierra la obra teatral de Azorín”, al menos hasta el momento, ya que también hay entre los documentos del legado un boceto de teatro sobre santa Teresa y un principio de guión cinematográfico sobre la ruta de don Quijote. Fuente: Información *** Premio Casa de las Américas anunció veredicto Escritores de Argentina obtuvieron tres premios y varias menciones del concurso literario Casa de las Américas 2012, proclamado en La Habana el pasado 26 de enero, y en el que también resultaron galardonados intelectuales de Brasil, Haití, Perú, Ecuador y Cuba. En esta 53ª edición del Premio concursaron obras en las modalidades de teatro, literatura para niños y jóvenes, literatura brasileña y literatura caribeña en francés o creole. Los escritores argentinos Ignacio Apolo y Laura Gutmann ganaron en teatro con El tao del sexo, valorado por el jurado como un texto “audaz y original” que lleva a dialogar con el universo de las relaciones humanas. Otra autora argentina, Josefina Porcelli, se alzó en literatura para niños y jóvenes con su novela Mi hermano llegó de otro planeta un día de mucho viento, en la que los evaluadores resaltaron la “sensibilidad y acierto narrativo” con que describe la diferencia física y la pérdida de un ser querido. Los libros No te mueras, de Mariela Filkenstein, y Prohibido soñar, de Carlos Marianidis, ambos de Argentina, recibieron menciones en esos géneros literarios, en tanto el premio de narrativa José María Arguedas fue para su compatriota Ricardo Piglia por Blanco nocturno. En literatura brasileña resultó distinguida la obra O alufá Rufino. Tráfico, escravidao e liberdade no Atlántico negro (1822-1853), de Joao José Reis y Flavio dos Santos, y en literatura caribeña en francés o creole obtuvo el premio Le sang et la mer, del haitiano Gary Víctor. El premio extraordinario de estudios sobre la presencia negra en la América y el Caribe contemporáneos, que fue convocado este año por primera vez, recayó en el título Elogio de la altea o las paradojas de la racialidad, de la socióloga cubana Zuleica Romay. El fallo seleccionó el título The trouble with unity: Latino politics and the creation of identity, de Cristinba Beltrán, para ganar el premio de estudios sobre latinos en Estados Unidos. Asimismo, los premios de carácter honorífico del certamen, el de poesía José Lezama Lima, fue otorgado al libro Obra cierta, antología poética, de Humberto Vinueza, de Ecuador, y el de ensayo Ezequiel Martínez Estrada fue concedido a Promesa y descontento de la modernidad, del peruano Raúl Bueno. Entre los 22 jurados de doce países que evaluaron las 377 obras concursantes estuvieron el cineasta brasileño Orlando Senna, el dramaturgo argentino Víctor Winer, el narrador y ensayista ítalo-español Carlo Frabetti, el escritor estadounidense Renato Rosaldo, el politólogo y economista cubano Esteban Morales, el poeta francés Francis Combes y la actriz, poeta y dramaturga salvadoreña Jorgelina Cerritos. El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano fue el invitado especial del Premio Literario Casa de las Américas 2012 y el encargado de inaugurar las jornadas de actividades del certamen iniciadas el 16 de este mes. El programa se desarrolló durante once días con paneles de intelectuales, conferencias y la presentación de las obras ganadoras en 2011, entre ellas La bota sobre el toro muerto, del cubano Emerio Medina Peña (cuento), y Su paso, del argentino Carlos Enrique Bischoff (literatura testimonial). Desde su creación en 1959, tras el triunfo de la revolución liderada por el ahora ex presidente cubano Fidel Castro, el Premio Casa de las Américas es considerado uno de los galardones con mayor historia y prestigio en la región, y ha recibido más de 25.000 originales de 52 países. Fuente: EFE *** Más de cien autores participaron en el Hay Festival Cartagena La música, la literatura, las ideas, el diálogo y el ánimo festivo fueron algunos de los componentes de la última versión del Hay Festival Cartagena de Indias (http://www.hayfestival.com/cartagena), realizada entre el 26 y el 29 de enero. Conversatorios, talleres, conciertos, charlas y más de cien autores visitaron la ciudad y participaron incluso en el Hay Festivalito Comunitario que llegó a seis localidades de Cartagena. Una vez más, la ciudad amurallada y otras ciudades de Colombia respiraron literatura, conocimiento, creatividad y celebración. Durante cuatro días, más de cien personajes de las artes y las letras cumplieron su cita con la cultura e hicieron parte de una programación de más de un centenar de encuentros alrededor de temas como el periodismo, la creación literaria, el quehacer cinematográfico, el medio ambiente, la cocina y el mundo contemporáneo. El actor colombiano John Leguízamo abrió el festival el jueves 26 con un conversatorio junto al director del diario bogotano El Tiempo, Roberto Pombo, en el que el célebre artista relató, en tono de humor, cómo llegó a convertirse en un cotizado actor de Hollywood. Sus anécdotas y chistes, en el repleto teatro Adolfo Mejía, dieron paso al certamen, una de las versiones del original Hay Festival, nacido hace 23 años en Hay-on-Wye, un pueblo de Gales y cuyo espíritu traspasó fronteras hasta extenderse a ciudades de cuatro continentes: Europa, América, Asia y África. “Estamos encantados; en esta edición empezamos con más de 70 conversatorios, traemos más de cien artistas, escritores y músicos, entre ellos Carlos Fuentes, Jonathan Franzen, y en el concierto inaugural con Carlinhos Brown”, adelantó la directora del festival, la española Cristina Fuentes, quien detalló que el Hay Festival “siempre ha sido una gran reunión de escritores y personajes de la cultura” y el objetivo es seguir consolidándolo. La directora del Hay de Cartagena destacó especialmente la presencia del Premio Cervantes mexicano Carlos Fuentes como uno de los platos fuertes, protagonista, el viernes 27, de un conversatorio con los escritores colombianos Juan Gabriel Vásquez y Santiago Gamboa, y el sábado 28, de otro en el que, junto al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, analizó el rumbo que están tomando las sociedades actuales. En su conversatorio del viernes, Fuentes afirmó que la novela nunca desaparecerá, pese a la competencia del periodismo, porque “la ficción no conoce fronteras”. Ironizó sobre la relación “entre la vida vivida y la vida novelada”, con referencias a la Italia de Silvio Berlusconi, al comparar la situación por la que atraviesa ese país europeo con el naufragio del crucero Costa Concordia, y a su ex primer ministro con el capitán del barco. Pero ante todo defendió a ultranza la novela como género literario y se reafirmó en que El Quijote, de Miguel de Cervantes, es lo mejor que se ha escrito en lengua española, así como que a esa “biblia latinoamericana” sólo puede acercarse Cien años de soledad, de su querido amigo, el colombiano Gabriel García Márquez. Sobre la competencia que ejercen los medios de comunicación e Internet, el autor de La muerte de Artemio Cruz recordó que fue Balzac el primero que planteó el conflicto entre novela y periodismo. “Y la novela sobrevive (...), no creo que muera, nada la ha matado hasta ahora” porque este género “dice lo que no podría decirse de otra manera”. Durante un conversatorio en el teatro Adolfo Mejía de la ciudad colombiana de Cartagena, repleto de público, Fuentes relató cómo la generación a la que él mismo pertenece, conocida como el “boom latinoamericano”, entendió que “para romper con una literatura bastante pobre que venía del siglo XIX era necesario imitar a Europa y a Estados Unidos”. Aquella generación “buscó recuperar el pasado perdido”, fue el caso de Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez o Julio Cortázar, frente a la actual generación de autores latinoamericanos, “que cuentan historias de lo que pasa hoy” con una “gran variedad temática”. Este comentario se lo dirigió a los dos colombianos encargados de presentarlo y entrevistarlo, Vásquez y Gamboa, a los que aseguró que ya pertenecen al nuevo “boom latinoamericano”. “Ustedes están más liberados que nosotros, (escriben) cosas que no podíamos hacer por el mandato de recuperar un pasado”, aclaró. Por último, Fuentes confesó que tiene una novela, que no se atreve a concluir, sobre el que fuera el jefe del M-19, Carlos Pizarro, asesinado cuando aspiraba a la Presidencia de Colombia tras la desmovilización de esa guerrilla y entregar las armas. El motivo es que “es demasiado cercana a la realidad y sufre desvíos”, indicó este maestro de las letras consciente de que los novelistas no pueden “competir con la realidad”. Otro autor cuya participación en el Hay Festival destacó fue el venezolano-español Boris Izaguirre, quien se mostró orgulloso de asistir a esta cita como autor latinoamericano, pese a haber desarrollado su carrera literaria en España. Izaguirre promocionó su última novela, Dos monstruos juntos, cuyo argumento gira precisamente en torno a una historia de amor de una joven pareja española “que se quiere y sobrevive a la crisis, y de lo fácil que es corromperse”, matizó. “He vivido en una España muy especial, la de los últimos 20 años, que ha ido a una riqueza económica y cultural que se ha exportado al mundo hispano” y ahora “España va a darse cuenta de que Latinoamérica es su salvación”, afirmó el autor. El Hay se ha convertido en una forma de compartir y disfrutar de la compañía de autores colombianos e internacionales, según confesó el escritor guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, quien calificó el evento como “una verdadera celebración del trabajo literario que se abre a un público muy generoso”. “Para mí, que vengo de un país como Guatemala, donde no es solo difícil encontrar libros sino encontrar gente, es un lugar de encuentro único, es una celebración no solo de nuestro trabajo, sino de las artes en general”, matizó. Premio Nacional de Literatura en 2004 y autor de, entre otras novelas, El cuchillo del mendigo; el agua quieta, Rey Rosa afirmó que lo interesante es que “el mercado está fuera, no se trata de una feria de libros, es más hedonista, más compartir ideas y pensamientos”. Los 39.000 asistentes a la séptima versión del Hay Festival de Cartagena ratificaron el éxito notable que ha tenido el evento, que, además, sitúa a Cartagena, ciudad caribeña del norte de Colombia, como un referente de la literatura hispanoamericana. En esta oportunidad, las redes sociales tuvieron un protagonismo destacado en el desarrollo del festival, ya que 3.200 usuarios de Facebook y 2.400 de Twitter en Colombia, España y Estados Unidos, principalmente, interactuaron en temas relacionados con este encuentro literario de cuatro días. El Hay, que hará la octava versión en 2013, cerró el domingo 29 de enero tras acoger 94 eventos. Fuentes: Caracol Radio • EFE • Terra Colombia *** Estado de Coahuila desatendió donación del escritor Gustavo Sáinz A pesar de que en marzo de 2011 se firmó un convenio para formalizar la donación que hizo el escritor Gustavo Sáinz (Ciudad de México, 1940) de toda su biblioteca, dotada de más de 72 mil libros, a la Coordinación de Bibliotecas del Estado de Coahuila (México), no se dio seguimiento a la misma y ahora la donación será recibida por un patronato independiente de empresarios. Así lo denunció el pasado 26 de enero la titular de la editorial independiente Atemporia, Alejandra Peart, quien expresó que hace más de tres años el escritor —quien recientemente obtuvo el Premio Strega 2011 en Italia por su novela El tango del desasosiego (Atemporia)— donó miles de títulos “en impecable estado, además de otros miles de películas, revistas y obras de arte originales” al Estado, sin seguimiento. Indicó que el Estado, municipio o instancias, “no han hecho nada al respecto” e informó que el autor de Gazapo sólo solicitaba un buen resguardo de los materiales y que él pudiera dirigir unas cuatro veces al año algún taller o curso de forma gratuita; incluso propuso invitar a un colega suyo Premio Nobel de Literatura, a dar cátedra. Fuente: Vanguardia *** Feria del Libro Usado homenajea a escritores chilenos sin premios Como un “homenaje a grandes autores nacionales no galardonados” se define la Feria del Libro Usado de la Universidad Mayor, de Santiago de Chile, que se inició el pasado 26 de enero y permanecerá abierta al público hasta el próximo domingo 12 de febrero. “Esta vigésima versión de la Feria del Libro Usado está dedicada a aquellos grandes escritores y escritoras que, con una obra impactante y digna de todos los reconocimientos, no han recibido en nuestro país los galardones que merecen”, explicó el director de Extensión y Vinculación con el Medio de la casa de estudios, Horacio Marín. Marín recordó los inicios de la feria “hace dos décadas, cuando nos reunimos con Luis Rivano, a quien conocí junto con Violeta Parra y Malú Gatica en la Feria de Arte y Artesanía que se realizaba en al Parque Forestal”. “En aquel entonces fundamos la Agrupación Nacional de Artistas Independientes (Anai), idea a que Luis Rivano puso toda la pasión para que saliese adelante. Convocamos a distintos libreros, conocedores y amantes de la literatura, muchos de los cuales han permanecido con nosotros —organizando este encuentro— durante toda su trayectoria”, relató. La actividad está catalogada como uno de los panoramas culturales imperdibles del verano en Santiago. Según el fundador de la feria, “este encuentro ha sido visitado por miles de personas, varios presidentes de la República, representantes de los poderes del Estado, ministros, cardenales, embajadores, estudiantes, trabajadores y familias que disfrutan el eterno placer de sostener un libro entre las manos. Esta iniciativa ha incentivado el gusto por la lectura y ha sido un lugar de encuentro para todos sin distinción”. El evento está abierto al público en el campus Santo Domingo de la Universidad Mayor, en calle Santo Domingo 711, en la comuna de Santiago, a pasos de la estación de Metro Bellas Artes, entre las 10 y las 21 horas. Apoyan la realización del encuentro la Municipalidad de Santiago, el Ministerio de Educación de Chile, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la Sociedad de Escritores de Chile, la Agrupación de Libreros y Anticuarios, el Grupo de Libreros Pablo de Rokha y una serie de libreros independientes. Fuente: El Mostrador *** Mallorca podría perder el legado de Camilo José Cela El hijo del autor de La familia de Pascual Duarte lleva más de un año esperando respuesta del gobierno mallorquín. De no llegarse a un acuerdo, el legado podría ser trasladado a Galicia. Camilo José Cela Conde, hijo del escritor español Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura 1989, negocia con la Xunta para trasladar a Galicia el legado de su padre en Mallorca, isla en la que residió el autor durante 35 años, y cuyo gobierno no ha respondido en casi quince meses a la propuesta de conservar las cartas, manuscritos, poemas inéditos, pruebas de imprenta, proyectos de diversas obras, pinturas y dibujos, fotografías y la vasta biblioteca del escritor. El 27 de enero, Cela Conde informó al patronato de la Fundación Charo y Camilo José Cela su intención de retirar la oferta de ingreso al organismo que se había hecho al gobierno mallorquín. “Llevamos un año y casi tres meses esperando una respuesta a la petición oficial; no nos han dicho nada y creo que ya está bien”, apuntó Cela Conde. El Govern de Mallorca, por su parte, se justificó alegando que nadie les había pedido nada directamente. Durante la reunión, sin embargo, Cela Conde tomó la resolución de insistir con el gobierno e indicó que remitirá a las actuales instituciones isleñas (a los nuevos equipos de gobierno en el Govern, el Ayuntamiento de Palma y el Consell) una carta reiterándoles la propuesta. Por otra parte, también se convino durante el encuentro que los esfuerzos de la fundación para conseguir la participación institucional se extenderán más allá de la misiva que mandarán a los responsables políticos. “También vamos a intentar hablar con ellos y explicarles la importancia de este patrimonio”, señaló el antropólogo, “porque a lo mejor ni siquiera se han enterado bien de qué es lo que queremos”, apuntó. Cela Conde cree que “hay que conceder el beneficio de la duda” a los nuevos que acaban de entrar en la Administración: “Justo han aterrizado y creo que debemos darles una oportunidad y unos meses para que decidan sobre esta cuestión y se pronuncien”, consideró. El patronato de la fundación es totalmente consciente de la contingencia de crisis actual y de las bajadas en los presupuestos públicos; “sin embargo, queremos saber si están interesados en hacer algo con lo que dejó aquí mi padre, y a partir de ahí estudiar qué podemos hacer y ver hacia dónde nos dirigimos”, continuó. “Hay muchas posibilidades, no todas pasan por crear un museo, sino que se pueden organizar seminarios, cursos, exposiciones itinerantes con algunos de los bienes de la fundación o varias actividades de investigación. El abanico es muy amplio”, manifestó Cela Conde. En cuanto a las negociaciones con Galicia —que vienen adelantándose informalmente desde julio de 2011—, Cela Conde no puede revelar con quién ha mantenido conversaciones, pero asegura que sus interlocutores se han mostrado muy interesados y le han ofrecido apoyo económico. “Ya me han dicho que sí. Ha habido un primer encuentro, más que nada, para saber quiénes éramos unos y otros, y digamos que falta una conversación final para fijar cómo se harán las cosas”, explicó el hijo del Nobel. Fuentes: Diario de Mallorca • El País • Faro de Vigo *** Premio Olof Palme recae sobre la mexicana Cacho y el italiano Saviano La mexicana Lydia Cacho y el italiano Roberto Saviano fueron distinguidos con el premio Olof Palme, que concedió el galardón por el “extraordinario gran valor”, al poner en riesgo sus propias vidas en la “solitaria lucha por sus ideales y sus prójimos”. El premio, dotado de 75 mil dólares, les fue entregado el viernes 27 de enero en el Parlamento sueco. El fallo indica que los dos periodistas y escritores “nos recuerdan la necesidad de mirar también a los países que consideramos democracias, países donde especialmente las mujeres y los niños son explotados de la forma más dura, esclavizados y destruidos con ayuda de las redes criminales globales, que también amenazan la democracia como sistema”. Cacho, nacida en la ciudad de México en 1963, es una escritora, periodista, feminista y luchadora por los derechos humanos conocida por sus acusaciones de corrupción a la clase política de su país. Ha recibido numerosos premios periodísticos, y entre sus libros destacan Los demonios del Edén, Memorias de una infamia y Esclavas del poder. Saviano, de Nápoles, y nacido en 1979, llegó a la fama en 2006 con su libro Gomorra, en el que dio cuenta de los negocios de la Camorra, lo que le ha obligado a vivir desde entonces con protección por la amenaza de muerte de la mafia. La Fundación para la Memoria de Olof Palme fue creada en 1986 por la familia del popular primer ministro, asesinado ese mismo año, y la dirección del Partido Socialdemócrata Sueco. Busca promover y reconocer el entendimiento entre las naciones y la seguridad internacional. Instituido en 1987, el premio también ha sido concedido a figuras y entidades como Amnistía Internacional, la dirigente palestina Hanan Ashraui, la opositora birmana Aung San Suu Kyi, Nobel de la Paz en 1991; y el ex secretario general de la ONU Kofi Annan. Fuente: EFE *** Bolaño siempre quiso ser reconocido como novelista, revelan archivos El diario español La Vanguardia reveló este 29 de enero el contenido de varios papeles originales del escritor chileno Roberto Bolaño, contenidos en los archivos que la agencia de Carmen Balcells traspasó al gobierno español. En ellos se aprecian reflexiones del narrador, fallecido el 15 de julio de 2003, y se advierten sus gustos y obsesiones. “¿Has estado en una tienda de campaña llena de viento? / ¿Has estado en una tienda de campaña llena de besos? / Partes militares. Pantanos pintados con fidelidad loca por Dante Gabriel Rossetti”. Con estas frases inicia Roberto Bolaño las primeras páginas de un cuaderno de tapas marrones que forma parte del archivo. “Es blues esta mañana, aunque escuches saxos suspendidos de los marcos de las ventanas, aunque tú mismo llores tan suavemente con el piano callejero; un alba presente que se reparte en dos: no se le escapa ni un globito de aire; la ternura de reposar la cabeza en ese milagro, en esa mirada tuya que te devuelven las vitrinas mientras vas entrando a la ciudad”, continúa. En seguida, tras un espacio en blanco punteado sólo por una estrella a modo de signo de punto y aparte, prosigue: “Quiero escribir una novela y ya ni siquiera tengo paciencia para mandarme un poema largo, ¿cómo voy a hacer esto, señor? Así se lamentaba en las mañanas este héroe de Kavafis en su ratonera barcelonesa, con un libro sobre los rayos láser en su mano izquierda y otro escrito por Fritz Leiber en la derecha”. En el cuaderno de espirales fechado el 15 de agosto de 1978, Roberto Bolaño declara su ferviente deseo de ser novelista. “No quiero escribir más poemas: Quiero escribir una NOVELA, pero me cuesta tánto empezar”, escribe con tilde en la a del adverbio, como queriendo acentuar así las fatigas que veía en su propósito. Bolaño llegó a la literatura por medio de una apasionada vocación poética. En México fundó el movimiento infrarrealista, en oposición al dominio que ejercía entonces Octavio Paz. Aunque él siempre se considerara poeta, el cliché de un Roberto Bolaño que se pasó a la narrativa por razones alimenticias no es cierto. El escritor chileno, transterrado primero a Barcelona y después a Blanes, no cejaría en su empeño de ser valorado como novelista. No lo logró plenamente hasta 1996, después de años de escribir y reescribir textos que acumulaba en carpetas y todo tipo de cuadernos, sin que lograra verlos publicados en España. El reciente acceso a los archivos de la agencia Balcells (que rechazó El Tercer Reich y Monsieur Pain) y el actual estudio de los del propio autor demuestran que Bolaño quería ser novelista desde muy joven y deseaba publicar la novela El Tercer Reich, que está recibiendo críticas elogiosas en los principales diarios y revistas de Gran Bretaña y Estados Unidos. Las ventas de El Tercer Reich, que ha sido publicada por Farrar, Straus & Giroux, superan los 20.000 ejemplares a los pocos días de llegar a las librerías. The Economist lo compara elogiosamente a un cruce entre “Thomas Mann, el juego de mesa Clue y un fanzine de juegos de guerra”. NPR la califica de “brutal y perfecta” y The New York Times se pone en la piel de un editor de 1990 que creyera erróneamente que la novela no estaba suficientemente acabada. Los cuadernos inéditos, escritos durante la época de Los detectives salvajes, subrayan también la vinculación de esta novela con la generación beat, destacada por la crítica norteamericana y por autores como Rodrigo Fresán y Juan Villoro, que no vacilan en situar Los detectives salvajes como heredero contemporáneo de On the road. El mismo Bolaño rindió homenaje a Burroughs en Amberes. En los archivos del escritor es palpable su interés por los beatnik. En una de sus páginas se muestra fascinado por Kerouac y Mexico City Blues y se apresta a traducir ocho de sus 242 coros. “En 1955”, escribe Bolaño, “en un cuarto de azotea del Distrito Federal, en el edificio donde tenía un pequeño departamento el viejo ladrón y morfinónamo William Garver (el Bill Gains de Burroughs y de Kerouac), este último escribió la mayoría de los doscientos y pico poemas que conforman Mexico City Blues. En esa época yo todavía no cumplía dos años de edad y Kerouac no se imaginaba cuánto manipularía la maquinaria cultural burguesa sus sueños: la necesidad de trastornar los espacios neutros de la vida cotidiana, transformándose”. Y después: “Regresar al DF de noche, cuando en las calles mojadas por la lluvia se reflejan los rostros de ciertas hadas. Caminar como un ornitorrinco por las avenidas interminables”. Bolaño apreciaba cómo Kerouac “abre su cuerpo y su movimiento a los hechizos tiernos de México DF y de repente es la ciudad (la locura mexicana) la que empieza a circular en él, igual que si un platillo volador soñado por David Cooper, el Antipsiquiatra, diera vueltas alrededor de un niño demente. Bueno, Kerouac fue un poeta sencillo, un niño fiel, de esos que escriben textos y los hacen circular (por sus nervios o por sus venas o por sus espejos), improvisando con lo primero que aparecía en el atardecer privilegiado del DF. Hasta que un día aparecieron por esas calles Ginsberg, Corso, los dos germanos Orlovsky, y Kerouac volvió con ellos a USA (cuando K. le leyó sus poemas a Ginsberg, éste sólo dijo ‘Extra! Súper! Son buenos, Jack’ ”. A Bolaño le gustaba esa escritura a ritmo de free-jazz, el beat, la vida nómada de Kerouac, esa búsqueda de la anomalía en el interior de lo establecido como normalidad. ¿Qué pensaba de Kerouac? “Kerouac, el viejo, disponía su caos como una serie de cajoncitos, cada uno pudiéndose abrir y dar una idea, una sensación, un color extrañamente autónomo. Ready-mades del hombre que pasaba los 30 años, pero que seguía siendo el muchacho apolítico norteamericano que juntaba jazzistas negros, dioses indios y experiencias mexicanas, como otros juntan estampillas. Kerouac, elaborando el discurso del vacío para llenar, de esta manera, los espacios hechos trizas por el amor. Sin entender más que un lado de las condiciones objetivas (desarraigo-fiesta-desarraigo) de una generación de jóvenes que ni en sus peores pesadillas imaginaban los años de desempleo y crisis económica que necesariamente llegarían”. En los archivos del escritor se puede comprobar hasta qué punto era un fanático de los juegos de guerra. Hay varias libretas de juegos descritos con todo detalle y, en especial, un cuaderno en el que se plantea las condiciones de victoria opcionales para El Tercer Reich, con todas sus variantes, según los movimientos de los ejércitos de Francia, Italia, Inglaterra, Estados Unidos, la URSS, Japón o Alemania. Detalla las muertes de los generales, dibuja mapas del territorio, la disposición de las tropas, de la artillería, los blindados, las condiciones climáticas o el dominio y reparto del mundo. En los citados archivos, también se encuentra una carta a la filóloga chilena Soledad Bianchi, que le publicó en varias antologías de poesía chilena en el exilio. “Mi familia paterna es de origen gallego y catalán”, escribe el autor de 2666. “Mi abuelo paterno nació en Galicia, tuvo nueve hijos y murió de una conmoción cerebral tras caerse de un caballo. Mi familia materna es chilena, descendientes de una burguesía venida a menos (incluso a espantoso). Mi abuelo materno fue coronel de ejército y murió de un ataque al corazón en el año 62, en su cama y jubilado, con dos solas aficiones: jugar al ajedrez y decorar jarrones con trocitos de papel recortados de revistas de colores”. En otra carta, ella le comunica que regresa a Chile, y Bolaño, de 33 años, imagina que “tal vez algún día yo sea el único chileno en Europa, tramitando mi residencia cada dos años o mi permanencia anual o mi permiso turístico cada tres meses”. Le dice que llega tarde a un concurso de novela del que su amiga le ha enviado las bases. “Antes de fin de año espero tener terminadas dos novelas que me han costado, tesoritos de su papá, miles de Ducados, litros y litros de té Hornimans, unas cuantas pesadillas y el hallarme hoy por hoy sin blanca ni trabajo fijo (porque eso es otra cosa, tan terrible como trabajar, pero paralelo, demonio sesgado o algo así), además de enfermo imaginario según un par de médicos catalanes molierizados hasta la náusea y bastante jodido según yo mismo, morador en el limbo de las distonias neurovegetativas. ¡Pero mis niñas se acercan a esta realidad y me muero de ganas de ver cómo las tratarán los editores!”. “Por lo demás”, prosigue Bolaño en su carta, “y pese a lo obsceno que pueda tener la palabra, soy feliz (...). Mis amigos son chicos duros a los que les importa un pepino la literatura. Obreros en paro y pescadores, todos muy jóvenes y con un tormento especial (...). Poca poesía es la que escribo”. Fuente: La Vanguardia *** Autor cubano Julio Travieso acusa de plagio al español José Luis Muñoz El escritor cubano Julio Travieso denunció desde La Habana, el pasado 29 de enero, que el español José Luis Muñoz (http://www.letralia.com/firmas/munozjoseluis.htm) ha plagiado su novela Llueve sobre La Habana en una obra publicada posteriormente a la suya con idéntico título, igual temática y “múltiples similitudes” de contenido, a lo que el acusado ha respondido aduciendo que se trata de una coincidencia. “De plagio nada de nada, sino una coincidencia con el título que advertí cuando la mía estaba en la calle. Es un asunto desagradable pero son cosas que pasan”, escribió Muñoz (Salamanca, 1951) a El Nuevo Herald vía e-mail, indicando que nunca coincidió en La Habana con Travieso (La Habana, 1940) porque estuvo allí hace muchos años en viaje turístico, no cultural. Llueve sobre La Habana, de Muñoz, fue publicada por La Página Ediciones en 2011, dos años después de la publicación en España de la novela del mismo título escrita por Travieso, y que ya había aparecido en 2004 en Cuba y en 2008 en Brasil y Rusia. La obra del cubano ha sido traducida también al inglés. La de Travieso es una historia ambientada en La Habana de los noventa del siglo pasado, durante los difíciles años del llamado “Periodo Especial”, y retrata el mundo de las jineteras (prostitutas), y la marginalidad y la degradación social que generó en Cuba la crisis por la caída del campo soviético. La de Muñoz sitúa también en esa época una trama sobre asesinatos de jineteras que son investigados por un veterano policía cubano. Según Travieso, además de la “asombrosa” coincidencia del título, la temática e incluso parecido en las portadas de la edición que ha podido consultar, “hay múltiples similitudes” en la obra de Muñoz con su novela como escenarios, personajes, motivos, frases o secuencias. “Si en mi novela hay dos jineteras, personajes principales, en la que ha presentado Muñoz también hay dos. Si en mi novela La Habana y su entorno en los años 90 son parte intrínseca de la obra, en Muñoz también. Tal coincidencia de un tema y un período tan puntual es muy sospechosa”, refiere el autor cubano. La cubana Agencia Literaria Latinoamericana, con sede en La Habana y que representa los derechos legales de escritores cubanos, apoya esta denuncia de plagio tras cotejar los dos textos y afirma que José Luis Muñoz ha hecho un “burdo reacomodo” de los temas de la novela de Travieso en lo que constituye una “verdadera falsificación”. Por su parte, Muñoz, de 60 años, reconocido autor de novelas policíacas y uno de los fundadores de la Semana de la Novela Negra en Gijón, señaló el lunes 31 de enero, en su respuesta pública a Travieso, titulada “Caen chuzos de punta sobre La Habana” (http://bit.ly/yHMmXY), que “acusar a un escritor de plagiario es un asunto grave, es como tildar a un juez de prevaricador”. “La vida de la literatura está llena de pleitos y lances de este tipo, pero no creo que esta publicidad indeseada sobre esas dos novelas que transcurren en La Habana y escritas a uno y otro lado del océano les sea favorable sino todo lo contrario”, escribió Muñoz en su alegato, enviado a varios medios. Sobre el título de Llueve sobre La Habana, que Muñoz presentó en noviembre en la Feria Internacional del Libro de Miami, explicó que éste le vino a la mente cuando vio una foto en blanco y negro publicada en El País Semanal, y en la que un joven negro y su pareja iban en moto por una calle habanera bajo la lluvia. “Tanto me gustó la foto que incorporé un capítulo con ese nombre, ‘Llueve sobre La Habana’, inspirándome en ella. Y tanto me gustó el título de ese capítulo que decidí que fuera también el de la novela. Y así fue, sin más, porque además consideré que esa frase recogía la tristeza de mi historia policial que era, sobre todo, sentimental”, expresó Muñoz, cuya novela se centra en los asesinatos de prostitutas y tiene un fuerte tono de crítica sobre la vida en la capital cubana. Travieso, escritor, traductor y profesor universitario, es autor de catorce libros de relatos y novelas, entre ellas El polvo y el oro, premio Mazatlán de literatura en México y Premio de la Crítica cubana, entre otros. Muñoz, por su parte, ha destacado en la narrativa negra española con títulos como El cadáver bajo el jardín, Último caso del inspector Rodríguez Pachón o El corazón de Yacaré y ha recibido, entre otros premios, el Tigre Juan, el Azorín, La Sonrisa Vertical, el Café Gijón, el Camilo José Cela y el Ciudad de Badajoz de Novela. Fuentes: EFE • El Nuevo Herald *** Poema del archivo de Gerardo Diego fue escrito por Pedro Soto de Rojas Pedro Soto de Rojas (Granada 1584-1658) es el autor de una fábula en verso hallada en el Archivo Personal de Gerardo Diego, el autor de lo que ya se considera como “la gran joya del Siglo de Oro” que la Fundación Gerardo Diego ha cedido a la Biblioteca Menéndez Pelayo, según se anunció en rueda de prensa el pasado 30 de enero. El responsable de la recuperación de este texto, con más de 900 versos, fue el propio poeta cántabro, que copió el largo poema en el año 1919, sin conocer su autor, de un manuscrito que encontró en la Biblioteca Menéndez Pelayo, y lo comentó en un artículo publicado en 1929. Ambos documentos permanecían inéditos. En 1920, cuando Gerardo Diego tenía 23 años y estaba preparándose para una plaza de oposición a un instituto —que no sacaría— en la biblioteca Menéndez Pelayo, su director, Miguel Artigas, le pasó una serie de documentos para que los examinara. Entre ellos captó su atención una fábula que, ante su estilo, en un primer momento, pensó que era de Luis de Góngora, figura a la que admiraba. Pero se puso a investigar y descubrió quién era su auténtico autor: el poeta granadino Pedro Soto de Rojas, seguidor de Góngora. Gerardo Diego escribió un artículo sobre este hallazgo —en el que aprovechó para reivindicar a Góngora— y realizó una copia manuscrita de ese texto que su hija, Elena Diego, custodió durante años en su archivo personal. Entonces, Gerardo Diego, gran amante de la obra de Góngora, apreció parecidos con el gran maestro del Siglo de Oro. Ahora, casi cien años después, se conoce a su autor verdadero y se recupera una obra cuyo original se había perdido en algunos de los traslados de los fondos de la Biblioteca Menéndez Pelayo, con lo que la entrega de este manuscrito en la actualidad supone en el fondo una “devolución”, aunque en forma de facsímil, pero con una copia muy especial pues es de puño y letra del poeta santanderino. La Fundación Gerardo Diego desveló la autoría en la rueda de prensa, en la que la catedrática de literatura española de la Universidad de Barcelona —especialista en literatura de la Edad de Oro—, Rosa Navarro, definió el texto como “un tesoro del patrimonio literario”, que gracias a la labor de la familia de Gerardo Diego ha salido a la luz. Y es que cuando la familia encontró el manuscrito se lo pasó a la fundación y ésta a Navarro, que definió la autoría exacta. Navarro Durán contó cómo Diego inicialmente pensó que el texto, “que apareció en un cuaderno muy deteriorado”, era del propio Góngora, “de tan bueno que era”, pero luego descubrió que era de otro autor, algo que intuyó al encontrar vestigios de palabras similares y de fórmulas estilísticas. Asimismo, destacó la labor investigadora de Diego en una época en la que no se contaba con los medios que hay en la actualidad. Y del propio texto, ha puesto en valor que está escrito con la estructura de una silva, algo poco habitual en las fábulas. El poema se titula “La fábula de Alfeo y Aretusa” y cuenta cómo el río Alfeo se enamora de la ninfa Aretusa, que era la mejor cazadora del cortejo de la diosa Diana. En forma humana, el río la persigue por toda la Arcadia, y ella, agotada por el esfuerzo de la carrera, pide socorro a la diosa Diana, quien la rodea con una espesa nube. Aretusa acaba convirtiéndose en un fuente, cuyas aguas finalmente se mezclan con las de Alfeo, en su condición original de río. Es una historia que aparece narrada en las Metamorfosis de Ovidio. Al acto no pudo asistir la hija de Gerardo Diego, Elena, que conservó el manuscrito, pero sí estuvieron presentes Íñigo de la Serna, presidente de la Fundación Gerardo Diego; Rosa Navarro, catedrática de literatura española de la Universidad de Barcelona y especialista en literatura de la Edad de Oro, y Rosa Fernández Lera, directora en funciones de la biblioteca. Fuente: El Diario Montañés *** Presentan El viajero del tiempo, ficciones breves de Alberto Chimal El escritor, novelista, historiador y filósofo británico Herbert George Wells (1866-1946) publicó en Londres, en 1895, su colosal obra La máquina del tiempo (The time machine); ahora, 117 años después, el mexicano Alberto Chimal escribió una colección de ficciones breves titulada El viajero del tiempo. Este 31 de enero, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, se presentó este material de Chimal, un conjunto de alrededor de un centenar de breves ficciones que recuerdan a The time machine, una extraordinaria novela de ficción de 16 capítulos y un epílogo basada en la teoría del eternalismo. Por sus escritos relacionados con la ciencia, en 1970 se decidió, en honor del escritor británico, llamar “H. G. Wells” a un astroblema lunar ubicado en el lado oscuro de la Luna. Se convirtió en un autor famoso por sus novelas de ciencia ficción y, con Julio Verne, es considerado precursor de este género. El libro de Chimal está integrado por “ficciones que giran alrededor del mismo asunto y personaje, llamado ‘El viajero del tiempo’, el mismo protagonista de la novela clásica de la ciencia ficción La máquina del tiempo, de H. G. Wells”, según declaró. Al contrario que Verne, padre del detalle y la explicación minuciosa, Wells describe la máquina, a propósito, de modo superficial y a la ligera, con algunas pinceladas de color (“...tenía partes de metal, cristal de roca y marfil...”); para Chimal no todas las historias deben ser contadas extensamente. Indicó que “en aquella novela al personaje nunca se le identifica con un nombre, simplemente se le dice ‘El viajero del tiempo’. Después de que ha viajado al futuro y ha visto la decadencia y la declinación de la especie, se vuelve a ir, regresa a contarlo, y se va, pero ya no regresa para contar aquí lo que ha visto”. El entrevistado añadió luego que “mi juego es que el viajero todavía anda por ahí, circulando por el tiempo y el espacio en su máquina, descubriendo toda clase de cosas extrañas y encontrándose con gente rara y famosa, explorando la vastedad del tiempo, porque este es un tema que se me hace muy interesante”. Abonó a sus declaraciones que con ese tema le gusta jugar en la mini ficción y que los viajes del personaje son en todas las épocas. “El viajero del tiempo visita la actualidad, o la época de los dinosaurios. Un día está con Elena de Troya y en otro con Sigmund Freud y después puede llevar a Platón al cine”. Para Chimal, lo interesante de usar esta imaginación es que los escenarios que permiten personajes como el viajero del tiempo son enormes. “Uno puede imaginar gran cantidad de cosas y dado que se desarrollan en tan breve espacio, a continuación se puede empezar rápidamente con otra historia”. A través de la red social Twitter (http://twitter.com/albertochimal), Chimal explora territorios de la literatura, resultado de lo cual es su primer libro, 83 novelas, que tiene el mismo origen que El viajero del tiempo, pues ambos se gestaron en la red social a raíz del “esfuerzo que hago por escribir minificciones diariamente”. Por ello, con este libro, el autor apuesta por el reconocimiento de lo que ocurre alrededor y de lo que se cuentan las personas, pues consideró a la minificción “como un género del conocimiento compartido o de complicidad con el lector”. Narrador, dramaturgo y ensayista con estudios en la Escuela de Escritores en la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), Chimal (Estado de México, 1970) ha sido profesor, colaborador de suplementos culturales y poeta. Fuente: El Informador *** Más de 103.000 títulos fueron publicados en España en 2011 Las editoriales españolas publicaron más de 103.000 títulos durante el año 2011 en todos los formatos (papel, digital, y otros) y en todas las lenguas, según los datos recogidos por la Agencia del ISBN y hechos públicos el pasado 31 de enero. En estas cifras no se incluyen los libros catalogados por la agencia producidos por autores-editores. Por comunidades autónomas, Madrid y Cataluña siguen siendo las regiones con mayor volumen de actividad editorial, con 65.000 títulos publicados entre ambas (63,11%), seguido de Andalucía, 14.423 títulos (13,99%), Valencia, 6.864 títulos (6,66%), Galicia, 2.996 títulos (2,91%) y Castilla y León, 2.542 títulos (2,47%). Durante 2011, las editoriales publicaron 97.211 libros en las lenguas de España. Al margen de los publicados en castellano, que representaron 81.825 títulos (79%), los libros en catalán ascendieron a 10.919 títulos (11% del global), seguido de los editados en gallego, 1.855 (2%) y en Euskera, 1.442% (1%). Un 6% de los libros publicados en España se realizaron en otras lenguas, un total de 5.866. Asimismo, el número de las traducciones de libros de otras lenguas ascendió a 22.437. De ellos, el mayor porcentaje fueron los traducidos del inglés, 10.718 (47%), seguido del castellano (traducido a otras lenguas), 4.012 (17%), francés, 2.342, (10%) e italiano, 1.207 (5%). Hay que destacar, asimismo, que 3.574 sellos editoriales publicaron al menos un libro durante 2011. De todos ellos, 217 publicaron más de 100 títulos; juntos representan el 62% de los libros editados en España durante el pasado año. Con los datos de la Agencia del ISBN el Ministerio de Cultura de España elabora su Panorámica de la edición española (http://www.mcu.es/libro/MC/PEE/index.html). Por otra parte, la Agencia del ISBN registró un total de 17.843 obras en formato digital a lo largo de 2011, un 38% más con respecto a lo recogido en la Panorámica de 2010. Estas cifras representan el 17% del total de los libros registrados por la Agencia del ISBN en España durante 2011 y reflejan el creciente interés del sector editorial por ofrecer a sus lectores títulos editados en formato digital. En España, la industria editorial mueve anualmente cerca de 3.000 millones de euros, un 0,7% del PIB y da empleo, directo e indirecto, a más de 30.000 personas. Las 889 empresas editoriales agrupadas en la FGEE representan cerca del 95% del sector, y a lo largo de 2010 editaron más de 220 millones de libros y cerca de 80.000 títulos con una tirada media por título de 3.790 ejemplares. Fuente: Europa Press *** Muere a los 82 años el dramaturgo argentino Juan Carlos Gené Juan Carlos Gené, conocido hombre de teatro de origen argentino, falleció en Buenos Aires, el martes 31 de enero, a los 82 años, víctima de un cáncer. Gené se destacó como dramaturgo y actor. Comenzó su carrera teatral en los años 50. Tras el golpe militar en Argentina, ocurrido en 1976, se trasladó a Venezuela, donde vivió hasta 1993. Desde comienzos de los 80 estuvo a cargo de programas de formación teatral entre latinoamericanos de distintas nacionalidades, surgiendo así el llamado Taller Actoral Permanente (TAP). En Caracas fundó el Grupo Actoral 80 en 1983, y allí desarrolló su trabajo estético marcando una tendencia dentro del teatro venezolano. Estuvo a cargo de la reconocida compañía hasta 1993, cuando regresó a Argentina. Durante su estadía en Venezuela dictó clases en la Universidad Central de Venezuela y luego en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de la Plata, en Argentina. Al regresar a su país, dirigió el Canal 7 y el Teatro San Martín de Buenos Aires. En los años recientes, dirigió el Instituto de Estudios Teatrales para América Latina, dependiente del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (Celcit), organismo al cual estuvo vinculado durante toda su vida. Gené nació en la capital argentina el 6 de noviembre de 1929. Comenzó a actuar en televisión, luego dirigió para la pantalla chica y posteriormente su interés se dirigió tanto al cine como al teatro. Como actor integró el elenco de películas como Tute Cabrero y Quebracho. Igualmente, fue libretista de Cosa juzgada para televisión y de las películas La Raulito y Golpes a mi puerta, esta última coproducción argentino-venezolana dirigida por su compatriota Alejandro Saderman e interpretada por actores venezolanos. Entre sus obras teatrales figura El herrero y el diablo, y entre sus ensayos sobre el arte que cultivó está Violencia y teatro. Las últimas obras que llevó a los escenarios como director fueron los clásicos Hamlet, de William Shakespeare, y Bodas de sangre, de Federico García Lorca, ambas en Buenos Aires. Fuentes: AVN • El Universal *** Sector privado mexicano impulsa iniciativa en pro de la lectura Como parte de los esfuerzos plurales por hacer de México un país de lectores, y con el objetivo de sumar al menos 2 millones 12 mil horas de lectura en un año, mediante la motivación de sus más de 320 mil empleados y sus familias, más de cuarenta pequeñas, medianas y grandes empresas privadas asentadas en México lanzaron el Reto Leer Más (http://www.retoleermas.com) el pasado martes 31 de enero. Dicha iniciativa es parte de las diversas acciones del Movimiento Social por el Fomento a la Lectura Leer para Aprender, que pugna por una cultura de la lectura y una educación de calidad y es encabezado por el Consejo de la Comunicación, organismo de la iniciativa privada que coordina la participación de los empresarios en diversos temas sociales. “Además de leer más, hay que leer mejor, lo cual quiere decir que debe encontrarse todo el significado que tiene cada libro”, advirtió de entrada el escritor y promotor de la lectura Benito Taibo, uno de los participantes, durante el anuncio realizado en la biblioteca de la Fundación Miguel Alemán, en Polanco. Según el Consejo de la Comunicación, Leer Más busca mejorar el nivel académico de los trabajadores, apoyar en la educación de sus hijos y sumar esfuerzos para tener un mayor impacto en sus familias y en la sociedad. Recordó que entre los muchos beneficios de la lectura, ésta “permite desarrollar capacidades y abre oportunidades que son necesarias para lograr un mayor crecimiento profesional, desarrollo humano y competencias ciudadanas”. Taibo agregó que un libro cambia la vida de las personas que lo leen, y aunque reconoce que ese texto en sí no cambia el mundo, éste sí puede ser transformado por los niños y los adultos que leen libros. El presidente del Consejo de la Comunicación, Pablo González, destacó que las empresas participantes del Reto Leer Más reconocen “la importancia de desarrollar capacidades y ofrecer oportunidades como temas fundamentales para construir el México que todos queremos”. Entre las empresas que se han sumado hasta el momento se encuentran bancos, cementeras, licoreras, cerveceras, papeleras, panaderas, de cine, de pinturas, de box, medios de comunicación y tiendas de autoservicio. La presidenta y directora general de General Electric México, Gabriela Hernández, precursores de la iniciativa, destacó que con éste y otros proyectos se incrementan las ventas y la productividad de las empresas, y compartió en un video testimonios de empleados sobre el impacto positivo de la lectura en sus vidas. Scot Rank, presidente ejecutivo y director general de Walmart de México y Centroamérica, auguró que, con facilidad, las empresas que se sumarán aumentarán a mucho más de 40, que la cifra del reto rebasará los 3 millones de horas y que el número de beneficiarios y sus familiares serán más de 500 mil. El Consejo de la Comunicación recordó que el pasado 25 de enero se firmó el Reto 1 de 2 Niños en Bueno y Excelente, para que un millón de niños puedan salir de los niveles insuficiente y básico. Este reto lo firmaron la Secretaría de Educación Pública, las 32 autoridades educativas estatales del país, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y ese consejo. El Reto Leer Más comenzó de manera formal el 1 de febrero y concluirá el mismo día del mismo mes, pero de 2013. Para sumarse a esta iniciativa las empresas pueden registrarse en la página web de la iniciativa (http://www.retoleermas.com). *** B de Books publica novelas en español de autores best-sellers en Amazon B de Books, el sello de Ediciones B para libros digitales, comercializa desde el pasado 1 de febrero —a un precio único de 0,99 euros— una serie de novelas que, habiendo sido rechazadas por las editoriales, fueron publicadas en Internet por sus autores y lograron colarse en la lista de los vendidos de Amazon.com. “Estamos ante una nueva armada de escritores que ha nacido en Amazon, y nosotros les permitimos salir de ahí, estar disponibles en todas las librerías y plataformas digitales”, explica Lucía Luengo, editora responsable del lanzamiento. “Ahora hay muchos autores que se autopublican en Internet, pero dentro de unos meses se van a multiplicar por miles, así la editorial hace una función de filtro: ofrece al lector garantía de calidad y contenido”. Después del fichaje de John Locke, que ya ha superado el millón y medio de e-books vendidos, B de Books apuesta por estas promesas anónimas del best-seller en español. Realidad aumentada nació en octubre de 2010. Su autor, Bruno Nievas, pediatra almeriense de 39 años, ha logrado más de 42.000 descargas gratuitas de su ópera prima. “Navegando por la red encontré por casualidad un programa para escribir narrativa, me gustó tanto que me puse a escribir en plan chorra para aprender a manejarlo”. A los pocos meses dio con una historia que tenía sentido, una novela de ficción que mandó a varias editoriales. Nievas guarda todas las cartas de rechazo. Ante el fracaso de su Realidad aumentada en el mundo de los editores, decidió colgarla gratis en Internet. “La gente me escribía, me daba ideas, hacían sugerencias... no daba abasto a contestar todos los correos ni los tuits. Un editor jubilado y una periodista que trabajaba en una revista se ofrecieron a revisarla y editarla. ¡A cambio de nada!”, relata el pediatra. Se considera un autor “2.0 o 3.0”, aunque no se atreve a llamarse “escritor” ni cambiaría su consulta en Almería por la dedicación exclusiva a escribir. La implantación del e-book ha sido decisiva para estos escritores. Fernando Trujillo y César García Muñoz, autores de El secreto del tío Óscar y Juicio final, respectivamente, se definen a sí mismos como “lectores de digital”. Trujillo, por la ventaja de cambiar el tamaño de la letra, y García Muñoz “porque no pesa y no gasta papel”. “La tendencia se está invirtiendo, y creo que las editoriales se van a llevar una pequeña sorpresa, dentro de unos años el papel no se va a comer un colín”, pronostica César García. Amigos y socios de una empresa de informática, se confiesan frikis de las series. “Ideamos una serie que a nosotros nos gustaría ver y nos divirtió la experiencia. Empezamos a escribir para concursos, ganamos alguno (en 2010 García ganó el premio de novela “El Fungible” por Kilómetros de sueños) y eso nos motivó”, explica. Pero las puertas editoriales se les cerraban y encontraron un hueco en Internet. Conscientes de que están lejos de convertirse en un John Locke o en una Amanda Hocking, estos dos informáticos se conforman con poder escribir y formar parte del primer gran lanzamiento de best-sellers españoles por la editorial. Armando Rodera había trabajado durante años en el sector informático, especializado en Internet y redes sociales, hace unos años se presentó a las oposiciones de interino por la Comunidad de Madrid, pero los recortes le empujaron a la cola del Servicio Público de Empleo Estatal. En 2004 escribió su primera novela, El enigma de los vencidos, la mandó a las editoriales “pero se quedó ahí”, apunta Rodera. “Con mi segunda novela pasó lo mismo. Así que este verano la subí a Internet a través de mi web. La puse a un dólar, que es el precio normal para los autores indi (independientes). Cuando me quise dar cuenta estaba entre los libros más vendidos en el ranquin de libros hispanos en Estados Unidos”. Rodera asegura que el momento ha influido en el éxito, y que la llegada del Kindle a España “ha sido crucial. El día de Navidad, y sobre todo el de reyes, se vendieron una barbaridad”. El enigma de los vencidos está ya en todas las plataformas digitales y, en mayo, en formato de bolsillo. Blanca Miosi (http://www.letralia.com/firmas/miosiblanca.htm), diseñadora de moda peruana afincada en Venezuela desde hace más de dos décadas. Su novela El manuscrito 1: El secreto, también fue rechazada por las editoriales. “Como tenía libres los derechos digitales de mis novelas, y vi que algunos amigos escritores publicaban en Amazon, me animé a publicar tres de ellas. El manuscrito fue la última que saqué, casi a finales de septiembre de 2011, a partir de noviembre las ventas se dispararon”. El éxito de ventas y las reseñas de lectores y blogueros llamaron la atención de B de Books. “Elegimos estas novelas porque son las que han triunfado en Amazon, y porque están dentro de nuestra línea editorial: para un público amplio, mucho thriller, tramas de misterio y policiacas”, afirma Luengo, que está convencida de que si los libros (en papel) necesitan que alguien los compre y después los lea, los e-books requieren que alguien los lea y después se escuche al lector. Fuente: El País *** Investigador dona libros valiosos a Biblioteca Nacional del Perú El investigador estadounidense David Block, bibliógrafo de estudios latinoamericanos de la Universidad de Texas, donó 15 títulos valiosos que figuran en la lista de libros perdidos de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), según se anunció este 1 de febrero. Block hizo entrega oficial a la Dirección Técnica de la BNP de estos ejemplares que forman parte de la lista de libros y documentos faltantes publicada en el marco de la campaña “Se buscan libros perdidos de la Biblioteca Nacional del Perú”. Se trata de El pensamiento de William Harvey en la medicina peruana, de Juan B. Lastres (Edición San Marcos, 1957); La gesta emancipadora del Perú, 1780-1819, de J. M. Valega (Empresa Editora Peruana, 1940); Recuerdos del regreso de Europa a Bolivia y retiro a Tacna: en el año de 1865, de Narciso Campero (París, Libro de A. Bouret, Hijo, 1874). Asimismo, Los incas del Perú, de Clements R. Markhan (versión castellana de Manuel Beltroy; prólogo de Julio C. Tello; Lima, Sanmarti y Cía, 1920); El departamento de Ancachs y sus riquezas minerales, de Antonio Raimondi (Enrique Meiggs, Lima; Imprenta de El Nacional, 1873), y Cuentos peruanos, de Arturo Jiménez Borja (prólogo de Enrique Peña; Lima, Editorial Lumen, 1937). También, Ancient America in notes on American Archeology (New York, Harper & Borthers, Publishers, 1872); Relación de la jornada y descubrimiento del río Manu (hoy Madre de Dios) por Juan Álvarez Maldonado en 1567, de Luis Ulloa (Sevilla, C. Salas, 1899); Biblioteca Andina: Part one; The chroniclers, or, the writers of the sixteenth and seventeenth centuries who treated of the pre-hispanic history and culture of the Andean countries, de Means Philip Ainsworth (New Haven, Connecticut, 1928). A estos se suman Cañete: apuntes geográficos, históricos, estadísticos, arqueológicos, de Eugenio Larrabure y Unanue (Lima, Imprenta del Estado, 1874); La revolución del Cusco del 3 de agosto de 1814, de José Uriel García (Cusco, 1914); La fundación de Trujillo: recopilación de artículos y trabajos históricos sobre dicha fundación, edición de la Junta del Cuarto Centenario de la Fundación de Trujillo (Trujillo, 1935), y Anales judiciales de la Corte Suprema de Justicia: año judicial de 1908, edición de la Corte Suprema de Justicia del Perú (Lima, Imprenta El Lucero, 1908). Completa la lista los textos Mis ascendientes, de Manuel Bustamante de la Fuente (edición privada, Lima, 1955), y Transcripción de los artículos y discursos de los líderes, oradores y parlamentarios; y de Haya de la Torre, edición de Fergac (Aprismo, 2ª edición, Lima, 1933). Asimismo, el investigador norteamericano donó a la BNP el archivo personal de Magda Portal, escritora, poeta peruana, feminista y activista política peruana, figura relevante del siglo XX. Lo meritorio del caso es que el investigador norteamericano adquirió estos valiosos ejemplares en librerías y sitios web, con su propio peculio. Esta es una manera de recuperar los libros faltantes, que se suma a la devolución de los ejemplares que tienen sellos y huellas de pertenencia institucional. Block viene realizando una campaña entre los investigadores, bibliógrafos, editores y libreros, peruanos y extranjeros, para identificar y adquirir ejemplares de los títulos que la Biblioteca Nacional del Perú necesita reponer. Fuente: Andina *** Premio Biblioteca Breve para el escritor español Javier Calvo El escritor barcelonés Javier Calvo obtuvo este miércoles 1 de febrero el Premio Biblioteca Breve 2012, que convoca la editorial Seix Barral con una dotación de 30.000 euros, con la obra El jardín colgante, una novela policial ambientada en la Transición española, con agentes secretos, grupos armados y un meteorito. La editora Elena Ramírez, en nombre del jurado, indicó que se trata de un título en el que aparece una España de la Transición, “en una geometría fantasmagórica”, con juegos de duplicidades y desdoblamientos, con “un dominio del ritmo, personajes magistralmente delineados y un brillante tono paródico”. Pere Gimferrer —otro miembro del jurado que considera que Javier Calvo tiene cierto parecido físico con el ladrón y violador norteamericano Caryl Chessman— cree que el nuevo trabajo del “avezado” autor barcelonés aborda una época “casi imposible de tratar desde una perspectiva histórica normal”. En su opinión, Calvo ha escrito “como una novela de espionaje distorsionada con una óptica cercana a la ciencia ficción”. El ganador del premio, que quiso dedicarlo especialmente a Claudio López, su editor durante una década en Random-House Mondadori, afirmó en rueda de prensa que ha conseguido el “legendario” Biblioteca Breve gracias al año 2011, “uno de los más extraños e indescriptibles de nuestras vidas”. En este sentido, ha rememorado los movimientos sociales de protesta que ocuparon plazas y calles en todo el mundo, las agencias de calificaciones económicas que “expulsaron gobiernos” o cuando se vio a una Europa en hundimiento constante. Esta situación, entiende, lleva “a no ver el final, a que el futuro se vuelva borroso, con una sensación de que todo ha terminado, como de apocalipsis”. Su intención, a la hora de sentarse ante el ordenador, no fue tanto ofrecer respuestas a los problemas del mundo actual sino que ha intentado buscar con El jardín colgante “el momento inicial a cuando había empezado todo esto”, preguntándose por el presente, y escogiendo 1977, “cuando se supone que la España democrática empieza”. Tras documentarse recorriendo la prensa de la época —él contaba con cuatro años en ese momento— se dio cuenta de que era otro mundo muy distinto al actual con, por ejemplo, terroristas que eran vistos como mártires y héroes románticos. Por otra parte, sostiene que tratar sobre la Transición tiene la ventaja de que el lector ya sabe de lo que se habla, aunque la óptica de la novela diste de otras escritas anteriormente sobre esta cuestión. Dijo, asimismo, sentirse muy orgulloso de una imagen que aparece en el relato en la que Barcelona, la ciudad donde transcurre la acción, es como una princesa dormida y flotando en el mar, prisionera de un hechizo que es España. “Mi intento era escribir una novela política, sobre las mentiras, más que sobre la Transición. Mi meta final, simplemente, era coger la sensación de hundimiento y desazón que había a mi alrededor y construir un artefacto literario que lo describiera”. Sobre el título, confesó haberlo copiado de una canción, e indicó que refleja el momento de un país “donde los vínculos del pasado han sido un poco puestos en suspenso”. Nacido en Barcelona en 1973, Javier Calvo debutó como narrador en 2001 con los relatos de Risas enlatadas y en 2003 publicó su primera novela, El dios reflectante. Su último título es Corona de flores, premio Memorial Silverio Cañada. El jurado de esta edición del premio, al que concurrieron 365 manuscritos y cuya novela ganadora se encontrará en las librerías a partir del día 21 de febrero, estuvo integrado por José Manuel Caballero Bonald, Alicia Giménez-Bartlett, Pere Gimferrer, Elena Ramírez y Gonzalo Suárez. Fuente: EFE *** Víctor García de la Concha asume presidencia del Instituto Cervantes Quien fuera director de la RAE por doce años llega al Cervantes tras la negativa del Nobel Mario Vargas Llosa a asumir su dirección, y con el “reto apremiante” de reforzar la presencia del centro en el medio digital. Víctor García de la Concha asumió el pasado miércoles 1 de febrero la presidencia del Instituto Cervantes, en una ceremonia realizada en la sede central de la institución, y en la que estuvieron presentes los seis directores que lo han precedido en sus veinte años de historia, los ministros españoles de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, y de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, así como numerosos representantes de la Real Academia Española, que dirigió desde 1998 hasta 2010. El nuevo director planteó algunos de los retos que deberá enfrentar el Cervantes, entre ellos su expansión por Estados Unidos y Brasil y por países de extremo oriente como China, India, Corea y Japón. Reforzar la presencia del Cervantes “en el espacio digital” es “un reto apremiante” de esta institución, que ha de “buscar alianzas con los grandes grupos de comunicación en ese campo”, de la misma forma que, aunque ya haya muchos hispanoamericanos que trabajen en el Cervantes, “hay que ir mucho más allá para formar un frente común que nos permita enriquecer ese gran patrimonio” que es la lengua, dijo el nuevo director. El ministro de Educación aseguró que “el Gobierno está firmemente decidido a impulsar el Instituto Cervantes como el buque insignia de una acción cultural coordinada, que proporcione a España una plataforma de visibilidad global y facilite algo tan importante como la promoción internacional de la cultura en español”. El Gobierno quiere integrar toda la política cultural “en una acción transversal que coordine su dimensión educativa, su dimensión industrial y su dimensión exterior”, aseguró Wert, quien, en momentos de recortes presupuestarios como los actuales, señaló que no se escatimará “un solo doblón de los que sean necesarios para potenciar y fortalecer la marca” de España. Al igual que había hecho Wert, García Margallo agradeció a Carmen Caffarel, antecesora de García de la Concha, “el esfuerzo ingente” que ha realizado en estos años, y recordó que el actual gobierno español se rige por “el principio de la excelencia” y por eso quiere que esté “el mejor” en cada puesto. “Estoy seguro de que con Víctor (García de la Concha) hemos acertado de pleno”, subrayó el titular de Asuntos Exteriores, antes de aludir a “la expectación” con que ha sido acogido el nombramiento del nuevo director “en los dos hemisferios” y a las numerosas personalidades que asistieron a la toma de posesión, entre ellas los escritores Arturo Pérez-Reverte y Javier Sierra. García de la Concha asume la presidencia del Cervantes días después de que se conociera, a mediados del mes pasado, la negativa del escritor peruano-español Mario Vargas Llosa a ocupar el cargo, que le fuera ofrecido en primera instancia. Mediante una carta remitida al presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, el autor de Travesuras de la niña mala declinó el ofrecimiento, aunque reiteró su disposición a seguir colaborando con esta institución. El ganador del Premio Nobel 2010 era para el Ejecutivo español el candidato ideal para representar a la lengua castellana en todo el mundo, pues tiene la nacionalidad española desde 1993 y un gran prestigio internacional. Es la segunda vez que Vargas Llosa rechaza esta oferta, después de que en 1996 el entonces presidente del gobierno español, José María Aznar, le hiciese una propuesta similar. En esa ocasión, el escritor argumentó que podía servir “mucho más a España, a la cultura y al gobierno de Aznar, conservando la independencia y libertad” que había tenido hasta entonces. Fuentes: EFE *** Descubren en el Museo del Prado una “gemela” de la Gioconda Las bodegas del Museo del Prado han sido el escenario, como se anunció el pasado 1 de febrero, de uno de los más importantes descubrimientos de la historia del arte: los conservadores de la pinacoteca han hallado en sus fondos una réplica de la Gioconda de Leonardo da Vinci, pintada por uno de sus pupilos favoritos, probablemente Andrea Salai (que a la postre se convertiría en uno de los amantes del maestro) o Francesco Melzi. Los expertos del museo han empleado varios meses en estudiar, limpiar y quitar el oscuro barniz que cubría la tabla en la que fue pintada la que por muchos años fue considerada, en el seno del Prado, como una copia más —y bastante banal— del retrato más célebre del arte mundial. Tanto los máximos expertos del Prado como los del Museo del Louvre han aceptado ya el carácter oficial del hallazgo, y han subrayado la importancia del mismo. Con toda probabilidad, la obra será cedida temporalmente a sus colegas del Louvre por los responsables del Prado. Allí será exhibida en la misma galería donde se encuentra la Gioconda, la obra más visitada del museo parisino. Los expertos aclaran que no se trata de una mera copia del retrato de las muchas que pululan por el mundo, sino de un verdadero retrato paralelo ejecutado de forma simultánea por el alumno mientras el profesor pintaba su obra maestra. Hay que subrayar, además, que el tamaño de original y réplica es prácticamente el mismo: 77 x 53 centímetros para el primero, y 76 x 57 para la segunda. El discípulo de Leonardo habría ejecutado la réplica a medida que el maestro toscano iba pintando el original en su estudio de Florencia, lo que además arrojará nuevas informaciones sobre la forma en que se trabajaba en los gabinetes de los grandes maestros. Diversos estudios fotográficos y radiológicos efectuados sobre el cuadro arrojan resultados que, muy probablemente, van a cambiar el rumbo de las teorías e interpretaciones en torno al inmortal retrato de la que, según la tesis más respetada, pudo ser la joven Lisa Gherardini, esposa de un rico comerciante florentino llamado Francesco del Giocondo. Durante mucho tiempo, los expertos del museo madrileño creyeron que la obra que dormía en sus depósitos —y que incluso llegó a ser colgada durante un tiempo en sus paredes— había sido pintada por un artista flamenco u holandés: el soporte, tabla de roble, no era utilizado por los artistas florentinos, que preferían el uso de otros soportes, como el nogal. Pero estudios posteriores arrojaron nuevos resultados: el material en que estaba hecho el soporte de la copia de la Gioconda no era roble sino, precisamente, nogal. Otro de los motivos cruciales de que la pintura permaneciera escondida durante siglos se refiere al fondo del retrato, totalmente oscuro, por contraposición al original del Museo del Louvre, en el que puede apreciarse el verde paisaje de la Toscana. Hoy se cree que ese fondo negro fue añadido al cuadro en el siglo XVIII. Los restauradores del Prado emplearon meses en despojar a la tabla de ese velo y se toparon con la luz, el color y el trazo de los mismos paisajes del norte de Italia presentes en el original de Leonardo da Vinci. Los restauradores de la pinacoteca madrileña continúan retirando las sucesivas capas de barniz que durante más de 500 años han ido tapando el rostro de la joven del cuadro. Con toda lógica la obra objeto del hallazgo goza, tras ser convenientemente saneada, de un estado de conservación muy superior al de la Monna Lisa del Louvre. En efecto, el rostro del original de París permanece oscurecido por el barniz envejecido por el paso del tiempo, lo que hace que el aspecto de la muchacha del cuadro parezca el de una mujer de mediana edad, mientras que el del Prado ofrece ahora la visión de una chica de unos 20 o 25 años. El equipo directivo del Prado, con su director Miguel Zugaza a la cabeza, tenía previsto presentar en sociedad este hallazgo el día 23 de este mes, pero una ponencia presentada a mediados de enero en un congreso celebrado en Londres ha precipitado las cosas. En dicha reunión de expertos en pintura del Renacimiento se llegó a mostrar una fotografía que mostraba el proceso de limpieza: el antes y el después de la copia, con el fondo negro, y sin él. También se habló en el congreso londinense (celebrado de forma paralela a la exposición de la National Gallery “Leonardo da Vinci, pintor de la corte de Milán”) de las pruebas de reflectografía por infrarrojos efectuadas en la tabla; dichas pruebas fueron comparadas con las que en 2004 se aplicaron al original del Louvre, arrojando sorprendentes resultados en cuanto a la similitud con el original. Ana González Mozo, una de las especialistas de la pinacoteca madrileña, presentó una ponencia en la que establecía la evidencia de que la copia salió del estudio de Leonardo. Las razones por las que el maestro deseó y permitió que un discípulo ejecutara una réplica de forma paralela a su trabajo es todo un misterio. Fuente: El País *** Murió a los 60 años la trovadora cubana Sara González La cantante y compositora Sara González, considerada la voz femenina más emblemática del Movimiento de la Nueva Trova Cubana, que fundó junto con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, falleció en La Habana el miércoles 1 de febrero a los 60 años. “En la tarde de este miércoles murió en La Habana la cantante y compositora Sara González, fundadora del “Movimiento de la Nueva Trova Cubana” y su “voz femenina más representativa”, señaló el portal oficialista Cubadebate (http://www.cubadebate.cu), sin precisar las causas de su muerte. González, quien había sido sometida en septiembre pasado a una cirugía de colon, “dejó la impronta de su voz en el corazón de los cubanos”, dijo la televisión local. Los restos de la trovadora fueron cremados y sus cenizas expuestas el jueves 2 en la sede del Instituto Cubano de la Música. Nacida en La Habana el 13 de julio de 1951, González ingresó en 1966 en el Conservatorio Amadeo Roldán, para estudiar viola —ya tocaba la guitarra—, y luego ejerció como profesora de guitarra y solfeo, antes de incursionar en el canto en los años 70. Dueña de una melodiosa y potente voz, en 1972 participó en la fundación del movimiento de la Nueva Trova Cubana, emblema de la denominada canción política de América Latina, junto con Rodríguez y Milanés, entre otros trovadores, e integró el renovador Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cubano de Cine (Icaic). Con distintas agrupaciones musicales o acompañada por su guitarra, González llevó su música a Estados Unidos, y varios países de Europa, Asia y América Latina, y compartió escenario con Joan Manuel Serrat, Chico Buarque, Mercedes Sosa, Daniel Viglietti y Pete Seeger, entre otros. También hizo música para cine, radio y televisión. Entre sus composiciones musicales más conocidas están “Girón: la victoria”, que dedicó al triunfo de los cubanos en la invasión de Bahía de Cochinos en 1961; “Qué maravilla”, “He, qué dice usted” y “Canción de los CDR”. Fuente: AFP *** Publican en España una guía de lectura de literatura infantil y juvenil Harry Potter y la piedra filosofal, de J. K. Rowling; El Animalario Universal del Profesor Revillod, de Miguel Murugarren, o Algunos niños, tres perros y más cosas, de Juan Farías son algunos de los 153 títulos que aparecen en 150 libros infantiles para leer y releer (http://bit.ly/AoAapB). Se trata de una guía para orientar la lectura de niños de hasta 12 años editada por Club de Librerías Kirico, por iniciativa de la Confederación Española de Libreros (Cegal), con el apoyo del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. La selección se realizó a través de criterios como calidad literaria, calidad en la ilustración, libros con historias interesantes. En definitiva, aparecen aquellos que “los libreros hemos leído y hemos mantenido con ellos experiencias lectoras de emoción y encantamiento”, como se afirma en este catálogo, en el que también se tuvo en cuenta las opiniones de las personas que entran en las librerías. El grupo de objetivos es muy nutrido. En primer lugar, claro está, servir de orientación en la compra de libros para padres, docentes y bibliotecarios. Sin embargo, con ella se invita también a los libreros a tener títulos que merece la pena conservar como patrimonio de la infancia para transmitir a las generaciones posteriores, al tiempo que se anima a los editores a mantener ciertos libros y no descatalogarlos en favor de las novedades. 150 libros infantiles para leer y releer está a la venta en las librerías españolas al precio de 7,50 €. Se articula por edades y títulos, y cada referencia cuenta con una reseña de su argumento, sus publicaciones en otras lenguas del Estado español además del castellano, una biografía del autor o del ilustrador y la trayectoria de este libro en el panorama literario mundial, con el fin de poder situarlo en el contexto de la historia de la literatura infantil. Fuente: ABC *** Falleció durante el sueño la escritora Wislawa Szymborska La poeta polaca Wislawa Szymborska, premio Nobel de Literatura 1996, murió el pasado miércoles 1 de febrero a los 88 años en Cracovia, víctima de un cáncer de pulmón. “Falleció en casa, tranquila, mientras dormía”, explicó a la prensa su secretario personal, Michal Rusinek, quien recordó que la escritora fue siempre una fumadora incorregible a pesar de las constantes advertencias de los médicos. Aunque Szymborska, nacida en Kornik (oeste de Polonia) el 2 de julio de 1923, es la poeta más conocida de Polonia, tuvo que esperar hasta la concesión del Nobel en 1996 para que su obra llegase al resto del mundo. La autora destacó por una poesía llena de humor y por su hábil juego de palabras. Szymborska, que a los ocho años se trasladó a Cracovia, se incorporó muy pronto al mundo literario de esta ciudad del sur de Polonia, para dedicarse por entero a la poesía. Licenciada en filosofía polaca y en sociología por la Universidad Jagelloniana de Cracovia, trabajó desde 1953 hasta 1981 como crítica en la revista Zycie Literackie (Vida Literaria), con la columna “Lectura no obligatoria”, en la que comentaba libros de los más diversos temas, y también publicó en el influyente semanario Tygodnik Powszechne y en la sección de libros del periódico Gazeta. En cuanto a su propia obra, Szymborska debutó en 1945 con el libro Busco las palabras; en 1952 editó el poemario Por eso vivimos y posteriormente publicaría Preguntas planteadas a una misma, en 1954, una obra en la que revela el carácter introspectivo de su obra. Entre sus otros libros se encuentran Llamada al Yeti (1957), que los críticos consideran el momento clave de su poética pues a partir de entonces se aleja del realismo socialista; Poemas escogidos (1964), Cien consuelos (1967), Poemas (1970), Por si acaso (1972), Poemas escogidos (1973), Tarsius y otros poemas (1976), Un gran número (1977) y Poemas escogidos II (1983). Posteriormente editó La gente sobre el puente (1986), Poesía (1987), recopilación de la mayor parte de su obra poética, Velada del autor: Poemas (1992) o Fin y principio (1993). Szymborska tradujo a no pocos poetas franceses, sobre todo del período barroco. Asimismo, en la década de los ochenta colaboró, con el seudónimo “Stancykowna”, con la publicación polaca Arka y la revista parisiense del exilio Kultura. Sus obras representan las cumbres más altas de la poesía polaca contemporánea, junto a la de Czeslaw Milosz (Premio Nobel 1980), Tadeusz Rozewicz y Zbigniew Herbert. Se llegó a describir a Szymborska como “la Mozart de la poesía”, dada su abundante inspiración y la maestría con que usaba las palabras. Escribió una poesía reflexiva y moralizante, intimista, irónica y llena de paradojas, eligiendo siempre palabras “sencillas y claras”, frecuentemente coloquiales. De su poesía se desprende una consideración antropológica basada en la finitud humana, en la debilidad del hombre frente a la naturaleza, con el hombre en el centro de sus interrogantes, retomando de esa forma la tradición de la poesía realista polaca. Sus obras han sido escasamente traducidas al español, en México antes que en otros países: en las revistas mexicanas Plural, Proceso y La Semana de Bellas Artes y en varias antologías de los años setenta y ochenta. En 2009, y tras años de silencio de la poeta, apareció en español, casi al mismo tiempo que su publicación en Polonia, el poemario Aquí, editado por Bartleby y traducido por Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano, director del Instituto Cervantes de Cracovia. Dos años antes Igitur había publicado su libro Dos puntos y, en 2004, la misma editorial, el poemario Instante. Otros traductores suyos han sido Krystyna Rodowska, Jan Zych, Andrzej Sobol Jurczykowski, Karl Dedecius, Xaverio Ballester y Fernando Presa González. Su poesía cuenta en cambio con una gran cantidad de lectores en lengua alemana, inglés, francés, chino, japonés, árabe, hebreo y en las lenguas escandinavas. Obtuvo el Premio de Literatura de Cracovia (1954) y el Premio del Ministerio de Cultura de Polonia (1963). También ganó el premio Z. Kalenbach de la Fundación Koscielskich de Suiza, el Premio Goethe en 1991, el Premio Herder en 1995 y el del PEN Club polaco el 30 de septiembre de 1996. El 3 de octubre de 1996 fue galardonada con el Nobel de Literatura por “la precisión irónica con la que ha iluminado fragmentos de la realidad humana en su contexto histórico e ideológico”. El premio le fue entregado en Estocolmo el 10 de diciembre de 1996 por el rey Gustavo de Suecia. Fuente: EFE *** BCNegra convierte a Barcelona en la capital del crimen Más de 60 autores y especialistas en novela negra de una decena de países participan desde este jueves 2 y hasta el próximo sábado 11 de febrero en la séptima edición del certamen literario BCNegra (http://www.bcn.cat/bcnegra), que en esta ocasión homenajea con el premio Pepe Carvalho al griego Petros Márkaris. Creador del detective Kostas Jaritos, Márkaris recibirá el galardón este jueves 9 a las 19 horas, en una ceremonia que tendrá lugar en el Ayuntamiento de Barcelona. Luego, el viernes 10 a las 19:15, el autor participará en una conversación con Lorenzo Silva, bajo la moderación de Jordi Cervera, sobre la situación política, económica y social de su país. La actividad se realizará en La Capella. El comisario del festival, Paco Camarasa, explicó que en el marco del certamen han sido programadas más de 30 actividades entre exposiciones, mesas redondas, clubs de lectura e intercambios y firmas de libros. La tradicional cita, que convierte cada año a Barcelona en la capital del crimen literario, asume de este modo el reto de hacer a los ciudadanos “protagonistas”, más allá de consumidores culturales, para lo cual se cuenta con la colaboración de librerías y bibliotecas, así como de 36 editoriales. Entre las actividades adicionales, se realizará una exhibición de la unidad canina de los Mossos d’Esquadra y se rendirá homenaje al primer director de la Oficina Antifraude de Catalunya, David Martínez Madero, fallecido hace un año. Asimismo, el evento contempla exposiciones como la que acoge la Biblioteca Jaume Fuster sobre Gimlet, la revista sobre novela negra que dirigió Manuel Vázquez Montalbán —creador del detective literario Carvalho— y otra en la Biblioteca Pública Arús, donde se presenta por primera vez la colección Joan Probasta sobre Sherlock Holmes. Entre los invitados que participan en las múltiples charlas y mesas redondas programadas se encuentran los ingleses Jake Arnott, David Peace y Anne Perry; los nórdicos Inger Wolf, Jussi Adler-Olsen, Gunnar Sataalesen, Anders Roslund y Börge Hellström; los estadounidenses Jeffery Deaver y Karin Slaugther; los italianos Maurizio Giovanni y Marco Mavadi; el francés Patrick Bard y la argentina Claudia Piñeiro, entre otros. Todas las conferencias podrán ser seguidas vía Twitter a través de la cuenta @bcncultura. BCNegra 2012 tiene programadas asimismo charlas para escolares centradas en novelas juveniles, y ofrece una promoción exclusiva para ver la obra de teatro La vampira del Raval, basada en los hechos reales que narran la historia de Enriqueta Martí, juzgada por el secuestro de niños a principios del siglo XX. Fuentes: BCNegra • La Vanguardia *** Bienal “Félix Armando Núñez Beauphertuy” entregó premios El pasado 2 de febrero fueron entregados en el auditorio “Hugo Chávez Frías”, de la Alcaldía de Maturín, Monagas (Venezuela), los premios de la Bienal Literaria “Félix Armando Núñez Beauphertuy”, que estuvo dotada con 15.000 bolívares y recayó sobre los escritores venezolanos Luis Moreno Villamediana, en poesía, y Limber Antonio Salazar Ilarraza, en narrativa. Ximena Benítez, Ana María Oviedo y César Seco, los jueces de la mención poesía, escogieron el libro Carcasa, de Luis Moreno Villamediana, por “haber apreciado y valorado en el mismo rigurosa voluntad constructiva, que se cumple mediante una lograda unidad temática en torno a la descomposición de la materia, a través de un lenguaje experimental alejado de las formas tradicionales del género, lo cual augura que estamos en presencia de una voz que está en búsqueda de la realización plena de una obra”. El jurado también concedió menciones especiales a Cristóbal Deffit por Cuerda floja, Jesús Alfredo Maita por Instancias y Omer Quiaragua por Nadie entiende este amor de miseria. En narrativa el jurado estuvo compuesto por Carlos Noguera, Iván Padilla Bravo y Luis Peñalver, quienes decidieron otorgar el premio a Limber Antonio Salazar Ilarraza por Memorias de la carne, en virtud de “la constante presencia de la vida cotidiana como ámbito donde se despliegan historias a un tiempo fluidas y apasionantes, la nitidez y la fuerza del lenguaje, la sólida estructura narrativa, la conjunción de temas diversos que no alteran el sentido general del libro y el poder de la palabra para construir imágenes y presentar cosmovisiones”. Enmarcada en la celebración de los 250 años de la fundación de Maturín, la Bienal Literaria “Félix Armando Núñez Beauphertuy” es organizada por el capítulo Monagas de la Red Nacional de Escritoras y Escritores Socialistas de Venezuela, en conjunto con el Instituto Municipal de Cultura (Inculmat) de la Alcaldía de Maturín y el Gabinete Estatal Monagas del Ministerio de la Cultura. Fuente: Gabinete Estatal Monagas *** Fonoteca Nacional de México pondrá sus archivos en Internet La Fonoteca Nacional de México (http://www.fonotecanacional.gob.mx), que cuenta con un acervo sonoro de alrededor de 400 mil documentos, anunció este 2 de febrero que a mediados de mes se podrá consultar sus archivos en línea, según indicó Álvaro Hegewisch, director de la institución. Ya están digitalizadas 37 mil horas de todo el acervo. La cifra se incrementará hasta 50 mil a finales de 2012, esfuerzo que se suma al proyecto “Cerebros digitales de palabra, sonido e imagen”, que dio a conocer en enero el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). Aunque el acervo sonoro de la dependencia es uno de los más ricos de América Latina, Hegewisch tiene planeado aumentarlo con el apoyo de los comunicadores y creadores mexicanos, a fin de realizar el primer archivo de banda sonora del cine mexicano en colaboración con el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine). La institución convocará a periodistas, comunicadores y medios de comunicación a resguardar sus archivos sonoros en las bóvedas de la Fonoteca. “Podemos preservar las cintas y audios de las entrevistas que han hecho los periodistas, pero ellos seguirán siendo sus poseedores. Deseamos hacer un catálogo de periodismo sonoro, nos interesa hacer conciencia entre los comunicadores del valor que tienen los documentos que producen día a día, que son testimonio de la historia de México”, dijo. El director explicó que otro de los proyectos que impulsarán durante 2012 es la creación de una colección de radio indigenista. “Se trata de un patrimonio que en algunos casos está en alto riesgo por las condiciones climáticas en las que se encuentra. Iniciamos el programa con el rescate de la radio Zongolica en Veracruz, se hizo un proyecto piloto y preservamos todo”, sostuvo. El funcionario precisó que trabajar con las comunidades indígenas requiere establecer lazos de confianza, por ello el trabajo se realiza junto con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). “Haremos un proceso de diagnóstico del material y estabilización de los soportes físicos, después se digitalizará y catalogará. Esto ya lo hicimos con las 400 cintas de la radio Zongolica. Ese acervo está protegido, pero ellos siguen siendo sus dueños. El proyecto es muy importante porque promueve el rescate de archivos en nuestro país, y queremos consolidar nuestro liderazgo a nivel iberoamericano en este sentido”, comentó. La Fonoteca Nacional también tiene interés en las colecciones del Instituto Nacional de Bellas Artes. Por lo pronto trabajarán en las grabaciones de eventos realizados en el Palacio de Bellas Artes entre los años 60 y 90. “Además queremos integrar los archivos de danza y teatro porque hay composiciones musicales que poseen los creadores o los familiares y están en riesgo de perderse; vamos a preservar el archivo sonoro escénico”. A raíz del homenaje que se hizo para los 80 años del cine sonoro en México, la Fonoteca Nacional diseñó una estrategia para rescatar las bandas sonoras del cine mexicano. “Es una colección que no existe y queremos formar a través del Conaculta y el Imcine”, adelantó. Hegewisch sostuvo que están creando un programa de formación técnica especializada en colaboración con la Asociación Internacional de Archivos Sonoros y Audiovisuales (Iasa), que podría convertirse en el primero en su género en lengua española. “Implementaremos un programa de capacitación técnica para la preservación y conservación de soportes físicos analógicos y digitales. No hay bibliografía en español y los maestros técnicos especialistas son de habla francófona, germana e inglés. Deseamos ser un centro de competencia técnica para la preservación sonora en español. La Fonoteca está generando una red iberoamericana de archivos sonoros a través de la cual realizará un programa de formación que empezará obviamente en México”, dijo Hegewisch. Agregó: “Por ejemplo, el proyecto de rescate de las radios indígenas implica una formación técnica. En el DF dimos cursos a los responsables de esos acervos y mantendremos una actualización virtual. El objetivo es que el programa tenga certificación de la Iasa porque no hay estudios universitarios acreditados académicamente”. El director de la Fonoteca indicó que otra de las cuestiones importantes es que la preservación digital requiere de la migración y actualización tecnológica. Los cerebros digitales serán dispositivos que almacenarán miles de documentos que están o estarán depositados en servidores de la Fonoteca Nacional, de la Biblioteca Vasconcelos y de la Cineteca Nacional. Para los archivos sonoros se han creado 14 audiotecas, una red virtual en siete estados, con materiales de la propia Fonoteca Nacional, Radio Educación, Dirección de Culturas Populares, además de Radio Unam, el Imer, la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas, el acervo histórico de la XEW, la colección de Thomas Stanford, y las colecciones particulares de Carlos Blas Galindo, Julián Carrillo y Luis Herrera de la Fuente, entre otros. “La Fonoteca es el cerebro digital del patrimonio sonoro y desde 2008 se buscó la digitalización. El acervo es realmente muy joven, poco valorado y en riesgo de perderse; se empezó a grabar a partir de la segunda mitad del siglo XIX, el primer audio identificado en la Fonoteca es de Carl Lumholtz en 1896”, dijo. Uno de los objetivos de los cerebros digitales es que más personas puedan tener acceso a esos documentos sonoros históricos, patrimonio de México. “Sirve mucho digitalizar, pero si no lo catalogamos es como no tener nada. Obtener la información de los archivos es uno de los grandes retos de la Fonoteca y lo estamos haciendo al generar catálogos temáticos. Además no sabemos qué pasará con la tecnología ni cómo va a evolucionar pero tenemos que trazar el plan para que esté en la mira de las siguientes administraciones, que encuentren un plan trazado y puedan tomar decisiones”, sostuvo. Hasta ahora es posible buscar archivos en el inventario en la página de Internet de la fonoteca, en el que se puede ver el título del archivo y en qué soporte está resguardado. En la audioteca existe un espejo en baja resolución y a través de una interfase accesible para el usuario hay catálogos generales de todo el acervo de la Fonoteca Nacional, que está en incremento periódicamente. Los acervos que se pueden consultar en la Fonoteca generarán ciclos de escuchas, como los programas “Sonidos en peligro de extinción” o “Los tesoros de la Fonoteca”, que pueden provocar otros programas que involucren una interacción entre los usuarios. “Las audiotecas tendrán promotores del escucha en donde habrá un responsable, lo que deseamos es que cada vez haya más acceso a los archivos y que sea rico el acercamiento”, dijo. Fuente: El Universal *** Muere la muñequera venezolana Zobeyda Jiménez Este 2 de febrero murió en Barquisimeto, Lara (Venezuela), la artesana venezolana Zobeyda Jiménez, víctima de un infarto durante una intervención quirúrgica que debió realizársele en la clínica San Juan, a raíz de una caída accidental sufrida días atrás en Bogotá, Colombia, y que le produjo fracturas en el brazo y la pierna izquierdos. La cultora, cuyo oficio de muñequera le valió en 2006 el Premio Nacional de Cultura en su mención Cultura Popular, falleció el mismo día en que cumplía 70 años. Sus restos fueron trasladados a Píritu (Portuguesa), su pueblo natal. Jiménez había nacido en 1942 y en 1962 egresó como educadora de la Escuela Normal Simón Rodríguez de Valencia (Carabobo). Se casó con Ramón Ochoa y fue madre de cinco hijos. En los años 70 comenzó hacer sus muñecas y fundó la Casa de las Muñecas de Trapo, ahora reconocida por la Unesco como museo. Su trabajo manual iba acompañado de la creación literaria, especialmente de poemas y manifiestos. Su estado natal la honró con la designación de Patrimonio Cultural Viviente y Heroína del Estado, entre otros reconocimientos, como la Orden Bicentenario del Libertador, la Orden Monseñor Unda y la Orden Padre Esteller 2000 y 2001 (Primera y Segunda Clase). Además recibió reconocimientos internacionales en la extinta Unión Soviética, en México y en Cuba, donde conoció al poeta Nicolás Guillén en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Ilustró libros y llevó su arte a las cárceles venezolanas, invitando a los reclusos a elaborar muñecas y cantar canciones. El poeta José Joaquín Burgos la bautizó “Santa Zobeyda de la Muñeca” y ella se autocalificaba como “militante del amor”. En la presentación de su blog Zobeyda la Muñequera (http://zobeydalamunequera.blogspot.com) se define como “maestra, pulpera, educadora, facilitadora de la subversión, pintora, poetisa, vestidora de muertos adultos y niños, resguardadora de corazones guerrilleros”. Creadora de muñecas que inspiró una canción al cantautor Alí Primera (1941-1985), decía que tenía tres edades: la que le ponía el gobierno, la que le ponían los médicos y la que ella creía tener, siete años. Fuentes: Ministerio de Cultura • RNV • Zobeyda la Muñequera *** El español Jesús Sánchez Adalid gana el Premio Alfonso X El Sabio El escritor y sacerdote español Jesús Sánchez Adalid (Don Benito, Badajoz, 1962) obtuvo el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio en su undécima edición con Alcazaba, según informó este 3 de febrero en nota de prensa la Fundación CCM. Alcazaba traslada al lector al siglo IX, en pleno emirato, cuando en Al-Andalus se produce una inusitada rebelión que pondrá en jaque el absoluto poder de Córdoba. Las novelas de Sánchez Adalid constituyen una reflexión acerca de las relaciones humanas, la libertad, el amor, el poder, y la búsqueda de la verdad, y entre sus publicaciones han tenido un gran éxito La luz del Oriente, El mozárabe, Félix de Lusitania, La tierra sin mal, En compañía del sol, El cautivo, La sublime puerta y El caballero de Alcántara. El jurado del concurso, compuesto por Soledad Puértolas como presidenta, Silvia Grijalba, Fermín Bocos, Martín Molina y Carmen Fernández de Blas como secretaria, emitió su fallo en el Palacio de Benacazón, sede de la Fundación Caja Castilla-La Mancha. Los miembros de este tribunal resaltaron en Alcazaba la “descriptiva y elegante narración y la perfecta documentación de la obra”. El autor, tras conocer el fallo del jurado, declaró sentir “una gran alegría y mucha satisfacción al recibir un premio tan prestigioso” y aseguró que el Premio Alfonso X el Sabio es “un orgullo para cualquier novelista”. “En mi caso, me ilusiona contribuir a que la nueva novela histórica española esté en el importante lugar que le corresponde en nuestra literatura”, añadió. Licenciado en derecho por la Universidad de Extremadura, Sánchez Adalid ejerció durante dos años como juez, profesión que abandonó para convertirse en el párroco del pueblo extremeño de Alange. Se doctoró en derecho en la Universidad Complutense de Madrid, llegando después a estudiar filosofía, teología y una licenciatura en derecho canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Suele colaborar en revistas como National Geographic y Ciencia y Vida, así como en Radio Nacional de España. En 2007 recibió el premio de novela Fernando Lara y la Medalla de Extremadura, máxima distinción institucional que concede la comunidad homónima, como reconocimiento por sus obras. Fuente: ABC *** Condenan por plagio a autora española de literatura romántica y erótica Un juez de Barcelona (España) condenó a Carmen Robles, escritora de novela romántica y erótica, a indemnizar con 12.255 euros a la autora Sonia Urbino por plagiar un libro suyo en sus dos novelas, según se anunció este sábado 4 de febrero. En su sentencia, el juzgado mercantil número 5 de Barcelona declara que las obras de Carmen Robles ¿Cómo aman las mujeres? y Estel, amor y miseria han infringido los derechos de autor de Urbino sobre su obra Finos encajes en mi piel desnuda, y condena a las editoriales a retirarlos del mercado. El fallo deriva de la demanda que la autora Sonia Urbino presentó en septiembre de 2010 por infracción a los derechos a la propiedad intelectual, al considerar que las novelas erótico-románticas publicadas por Carmen Robles, de las que se vendieron medio centenar de ejemplares, eran una mera copia de su novela. El juez ha condenado a Robles en base a un informe pericial que detectó en sus dos novelas, publicadas por las editoriales Cálamo y Dédalo, 188 coincidencias, respecto a la escrita por la demandante, en el tema, los personajes, el tiempo y las técnicas narrativas. El informe señala otras 23 coincidencias en recursos narrativos, 67 símbolos, 8 figuras retóricas y 9 recursos lingüísticos y concluye que Robles copió “profusa y extensamente” las obras de Urbino, en entre 65 y 68 por ciento. La sentencia remarca un indicio revelador de dicho plagio: el manuscrito de una de las novelas de Robles contenía un error de concordancia —mencionaba equivocadamente a los abuelos paternos en vez de los maternos— que “sorprendentemente” también contenía la obra de la demandante. El juez cree que la autora del libro original, defendida por el letrado Jordi Romaní, tiene derecho a ser resarcida económicamente por el “enriquecimiento injusto por aquellos que han explotado la transformación de unas obras a costa de los derechos del titular”. Carmen Robles, vicepresidenta de la ONG Cooperació Activa, cedió cada euro de sus libros a una asociación contra la mutilación femenina, pero la sentencia deniega a la demandante la cantidad correspondiente a las donaciones, porque la propia presidenta de la asociación manifestó al juez que nunca recibió nada de la escritora. El juez tampoco accede a la pretensión de la demandante de que se publicara su sentencia en dos periódicos de tirada nacional, porque, en su opinión, se trataría de una medida “absolutamente desproporcionada” dada la falta de notoriedad de las obras impugnadas. Sonia Urbino alegaba en su demanda que la propia autora confesaba el plagio en la nota que abre su página web oficial: “Un día, durante una sobremesa, se me ocurrió criticar una novela que estaba leyendo por su falta de tacto y lenguaje obsceno a la hora de hablar de sexo. Casi todos estuvieron de acuerdo, y alguien con mala idea, preguntó: ‘¿Podrías mejorarlo?’. Mordí el anzuelo, y dije, sí”. Sin embargo, para el juez, “ello en ningún momento puede ser tenido en cuenta como un reconocimiento del plagio por la demandada, puesto que no hace referencia a la obra de la señora Urbino”. Fuente: EFE *** Publican en México una antología de poesía estadounidense contemporánea Grandes de la poesía norteamericana, como Hart Crane, John Ashbery, W. S. Merwin y Charles Wright, fueron incluidos en La escuela de Wallace Stevens: un perfil de la poesía estadounidense contemporánea, que será presentado este martes 7 de febrero en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México. El volumen cuenta con estudios introductorios del crítico estadounidense Harold Bloom (Nueva York, 1930), y edición, traducción y notas de la mexicana Jeannette L. Clariond (Chihuahua, 1949), quien dará a conocer el volumen acompañada de José María Espinasa y Hernán Lara Zavala, prestigiados conocedores de la literatura angloparlante. El moderador será Héctor Orestes Aguilar. A decir de Bloom, “Las auroras de otoño”, de Wallace Stevens, poema con que abre esta antología, es una obra capital del siglo XX, del que surge un árbol genealógico que incluye a poetas como A. R. Ammons, Amy Clampitt, Henri Cole, May Swenson, Jay Wright, William Wadsworth y Li-Young Lee. Hernán Lara Zavala adelantó que La escuela de Wallace Stevens es un libro muy atractivo, interesante, porque dicho poeta es un escritor a la altura de Robert Frost, T. S. Eliot o Ezra Pound, “tan grande como los más grandes”. “El hecho de que Harold Bloom haya podido identificar no sólo a Stevens como el pionero o el fundador de una escuela, sino además que haya podido incorporar en ella a otros poetas igualmente significativos, es muy pero muy importante”, añadió. El autor de Charras y Península, península afirmó también que “el libro es muy bello y tiene muchos otros atributos: una selección impecable, que empieza como es natural con Stevens, curiosamente con una obra poco conocida, ‘Las auroras de otoño’ ”. “Ahí es donde destaca el papel de Bloom y de la editora (Clariond) en una mancuerna increíble. El primero, seleccionando a los poetas, y la segunda, seleccionando los poemas. Se añade a lo anterior que se trata de una edición bilingüe, con una magnífica traducción. Que sea bilingüe es un reto enorme para la traductora porque el lector puede cotejar cómo resolvió cada verso, pero también da la certeza de cómo se interpretó”. “Todos estos poetas son poetas complejos, de ningún modo sencillos, de gran dificultad no sólo en su lenguaje sino en sus giros, con frecuencia oscuros. Todos valen muchísimo la pena”, continuó Lara Zavala. “Incluye al mismo Wallace (del que Borges hizo alguna traducción), y a muchos otros poetas reconocidos y que forman parte del canon, como bien dice Bloom: Elizabeth Bishop, James Merrill, John Hollander, Mark Strand, Anne Carson”. Subrayó que “es una gran obra que da a conocer la poesía norteamericana contemporánea y su enorme riqueza. El trabajo de Jeannette L. Clariond, con esa acuciosidad que la caracteriza, demuestra y confirma que ella misma es una poeta. Es una gran aportación para todos los lectores en general, y para los de poesía en particular, así como para los maestros y estudiantes de letras inglesas”, concluyó el escritor. Clariond es autora de varios poemarios: Mujer dando la espalda, Desierta memoria, Todo antes de la noche, Amonites, Nombrar en vano y Leve sangre, entre otros. Se ha ocupado de traducir a Roberto Carifi, Alda Merini, Charles Wright, Primo Levi y Andrea Zanzotto (recientemente fallecido), entre otros autores. Recibió el Premio Nacional de Poesía “Efraín Huerta” y el “Gonzalo Rojas”; obtuvo la beca Fundación Rockefeller-Conaculta, la de traductores de Banff y del Vermont Studio Center for the Arts. Fuente: El Informador *** Celarg anuncia nuevos talleres que serán dictados a partir de este mes El Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve) ha abierto las inscripciones para una serie de talleres que se dictarán en su sede de la avenida Luis Roche de Altamira, en Caracas. El primero es el X Taller de Formación Actoral para mayores de 18 años, facilitado por Jénnifer Gásperi, que se efectuará los martes y jueves desde el 7 de febrero hasta el 5 de abril, en horarios de 6 de la tarde a 9 de la noche, con una inversión de 450 bolívares mensuales (sin inscripción adicional). Le sigue un taller intensivo de actuación y expresión corporal a cargo del profesor Noel de la Cruz, los miércoles desde el 15 de febrero al 1 de agosto, de 6 de la tarde a 9 de la noche, y con un segundo nivel que se efectuará del 12 de septiembre al 12 de diciembre. Además, del 3 de marzo al 4 de agosto, De la Cruz dictará el taller de actuación y expresión corporal los sábados entre las 9 de la mañana y las 2 de la tarde, con un segundo nivel entre el 8 de septiembre y el 8 de diciembre. Ambos talleres tienen un costo de 500 bolívares por participante. Entre el 19 de marzo y el 23 de abril será dictado el primer nivel del Taller de Oratoria del periodista Juan Montilla. El taller se desarrollará los lunes en horario de 6 de la tarde a 9 de la noche, con un costo de 500 bolívares por participante (un solo pago). El Taller de Iniciación al Dibujo de la artista Carla Romero, concebido para jóvenes (a partir de 15 años) y adultos, contará con ocho sesiones, que se efectuarán los martes desde el 20 de marzo hasta el 15 de mayo, en horario de 6 de la tarde a 8 de la noche, con un costo de 400 bolívares. Finalmente, el taller de fotografía y literatura “Narrativas visuales vs. Visiones narrativas”, facilitado por Lorena González, se desarrollará los martes y jueves, a partir del 28 de febrero, en horario de 7 a 9 de la noche, con un costo de 400 bolívares (un solo pago). Para solicitar mayor información sobre los talleres, el interesado puede escribir a la dirección electrónica promocioncelarg@gmail.com o telefonear a los números (0212) 2852721 / 2990. Fuente: Celarg *** Feria del Libro de Cuba estará dedicada a las culturas del Caribe La 21ª Feria Internacional del Libro de Cuba abrirá el próximo jueves 9 en La Habana dedicada a las culturas del Caribe con invitados de unos cuarenta países, entre los que destaca el escritor mexicano Sergio Pitol. Como es habitual, el evento será inaugurado en la fortaleza colonial de San Carlos de La Cabaña de La Habana, donde tendrá su sede principal hasta el domingo 19 de febrero. En esta edición estarán presentes unos 127 expositores, de ellos más de sesenta extranjeros de países como Alemania, España, Argentina, Australia, Bélgica, Ecuador, Canadá, Francia, Irán, Japón, México, Perú, Rusia y Venezuela. Hasta el momento se han confirmado unos 206 invitados de cuarenta países, con una importante representación de autores del Caribe, entre ellos Marcio Veloz Maggiolo (República Dominicana), Hilary Beckles (Barbados), Pauline Melville (Guyana) y Lasana Sekou (Saint Martin). La feria dedicará un espacio especial al escritor Sergio Pitol, Premio Cervantes 2005, con un coloquio sobre su vida y obra y otras actividades en referencia a su trabajo como traductor y editor. También está confirmada la participación de la venezolana Carmen Bohórquez, los argentinos Vicente Battista y Miguel Bonasso, el italiano Carlo Frabetti y el brasileño Frei Betto. Las editoriales cubanas han puesto énfasis en la publicación de obras del “gran Caribe”, y junto a las presentaciones de libros y coloquios literarios y académicos sobre el tema se ha organizado un amplio programa artístico que incluye una gala de homenaje a Bob Marley. Otras actividades previstas son los encuentros de traductores y editores literarios, y de “jóvenes escritores” de América Latina y el Caribe. Dedicada asimismo a los intelectuales cubanos Ambrosio Fornet y Zoila Lapique, esta 21ª edición de la feria entregará los premios nacionales de Literatura, Ciencias Sociales, Diseño y Edición otorgados en 2011. El año pasado la Feria fue marco de un encuentro entre el ex presidente Fidel Castro y varios de los intelectuales cubanos y extranjeros invitados al evento, a los que el líder cubano convocó para una nueva reunión este año. Preguntada sobre esa convocatoria, la presidenta del Instituto Cubano del Libro, Zuleica Romay, dijo que hasta el momento no existe confirmación de que Fidel Castro vaya a sostener una reunión similar en los días de la feria. Castro, de 85 años y retirado del poder desde 2006 por una enfermedad, instó en aquella ocasión a los intelectuales a “salvar” la especie humana y jugar un rol “activo” ante problemas que la amenazan como una eventual guerra nuclear y las crisis alimentarias a causa del cambio climático. Fuente: EFE *** Premio Planeta-Casa de América de Narrativa emitirá fallo este mes El fallo del Jurado de la quinta edición del Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa (http://bit.ly/z5URxS) se dará a conocer el próximo 14 de febrero en Madrid. La capital española sucederá así a Bogotá, que fue sede en 2007 del premio convocado conjuntamente por Editorial Planeta y Casa de América; Buenos Aires (2008), México D.F. (2009) y Santiago de Chile (2011). El premio se otorga a una obra original e inédita escrita en castellano y tiene una dotación de 200.000 dólares americanos para la obra ganadora. A esta quinta edición se han presentado 454 novelas, 320 de las cuales proceden de América, 107 de España y 5 del resto de Europa, además de 21 que no especifican procedencia. Los países americanos con mayor número de obras participantes son Argentina, con 91; México, con 67; Colombia, con 52, y Venezuela, con 28. El jurado está integrado por los escritores Alberto Manguel (Argentina), Carmen Posadas (Uruguay) y Clara Sánchez (España). A ellos se unen los representantes de las dos entidades que convocan el galardón: Imma Turbau (directora general de Casa de América) y Carlos Revés (director editorial del Grupo Planeta). Completa el jurado Ricardo Sabanes (División Internacional del Grupo Planeta), quien actuará como secretario sin voto. En la primera edición (Bogotá, 2007) resultó ganadora la novela El enigma de París, del escritor argentino Pablo de Santis. En 2008 (Buenos Aires) obtuvo el galardón la novela La casa de Dostoievski, del autor chileno Jorge Edwards; en 2009 (México, D.F.), el premio recayó en la novela Ella, que todo lo tuvo, de la colombiana Ángela Becerra, y en 2011 (Santiago de Chile) resultó ganadora la obra Los días del arcoíris, de Antonio Skármeta. Fuente: Casa de América *** Educación y cultura serán temas de un simposio en Cuba Hasta el 18 de febrero es posible enviar propuestas para participar en el IX Simposio Internacional sobre Educación y Cultura en Iberoamérica, evento que organiza la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Juan Marinello Vidaurreta” y que tendrá lugar del 20 al 24 de marzo en el Hotel Acuazul de la Playa de Varadero, en Matanzas, Cuba. Entre los temas que se abordarán en el simposio se encuentran la relación entre la educación, la cultura y la identidad; la formación y perfeccionamiento del personal docente; el proceso de educación en la escuela; enfoques y posiciones teórico-metodológicas en torno a la educación artística; historia y tendencias actuales de la cultura, la educación y el pensamiento educativo en Iberoamérica; significación cultural y educativa de la obra de José Martí; escuela, comunidad-sociedad, educación y cultura; impacto de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación y la cultura, y la universidad en Iberoamérica, sus procesos, sus tendencias de desarrollo y los desafíos que enfrenta en la contemporaneidad. Además de la exposición de ponencias por parte de los participantes, habrá mesas redondas, talleres y conferencias impartidas por prestigiosos especialistas reconocidos internacionalmente, así como visitas a centros culturales de la comunidad, recorrido histórico cultural por la Matanzas y otras actividades. Asimismo, se brindará espacio para organizar la colaboración y presentación de proyectos de intercambio científico y académico entre instituciones. La cuota de inscripción será de $100 pesos convertibles cubanos (CUC) para todos los participantes, lo que incluye la admisión a las sesiones del evento, la matrícula en uno de los cursos impartidos, materiales y constancia de participación. Los pagos se harán efectivos al arribar a la sede del evento. La solicitud de inscripción deberá ser enviada antes del 18 de febrero indicando nombre completo, dirección, institución, teléfono y dirección electrónica. Se podrá participar en calidad de ponentes u observadores, y los participantes podrán llevar acompañantes. Los organizadores han dispuesto una oferta para el alojamiento. Para solicitar información sobre este punto o sobre los requisitos formales de las ponencias, el interesado puede escribir a la dirección electrónica simpoeducacultura@gmail.com. Fuente: Organizadores del evento *** Confieren doctorado honoris causa a Emili Teixidor, autor de Pa negre La Universitat de Vic (UVic), de Barcelona (España), investirá por primera vez de un doctorado honoris causa al escritor y pedagogo catalán Emili Teixidor en un acto a realizarse el próximo 23 de febrero, a petición de la Facultad de Educación, Traducción y Ciencias Humanas. El autor de Pa negre será el primero en recibir este título honorífico por la UVic, que cumple 15 años de su reconocimiento por parte del Parlament. El Patronato de la Fundació Universitària Balmes otorgará a Teixidor el título de doctor honoris causa por ser uno de los escritores en lengua catalana más reconocidos y convertirse en uno de los clásicos modernos de la literatura para públicos de todas las edades. El nuevo honoris causa de la UVic será apadrinado por el decano de la Facultad de Educación, Traducción y Ciencias Humanas, Francesc Codina, mientras que el primer rector de la universidad, Ricard Torrents, se encargará de pronunciar la laudatio durante el acto de investidura. Emili Teixidor i Viladecàs (Roda de Ter, 1933) está licenciado en derecho, letras y periodismo y ejerció de maestro durante sus primeros años de trabajo. Inició su producción literaria a finales de los años sesenta, llenando el vacío que existía en la literatura infantil y juvenil y obteniendo el premio Literatura Catalana de la Generalitat por El príncep Alí en 1988, año en que llega su primera novela para adultos, Retrat d’un assassí d’ocells. Otros premios y honores recibidos por Teixidor son la Creu de Sant Jordi de la Generalitat en 1992, el premio Crítica Serra d’Or de literatura juvenil de 1995 o el Premio Nacional del Ministerio de Cultura de Literatura Infantil y Juvenil de 1977. Fuente: La Vanguardia *** Más de 80 autores estarán en Festival Internacional de Poesía de Lima La capital peruana se convertirá, del 29 de marzo al 1 de abril, en sede de la primera edición del Festival Internacional de Poesía de Lima (FipLima, http://www.fiplima.com), que convocará a más de 80 poetas de América, Europa, Asia y África, según informó la Municipalidad de Lima. Organizado por la asociación Fórnix-Poesía y la municipalidad, el certamen buscará en cada edición celebrar a los exponentes de las letras poéticas de cada país: el primer celebrado será Argentina, con 10 autores. El municipio capitalino informó que destacan entre invitados extranjeros la danesa Pía Tafdrup, ganadora del Premio de Literatura Nórdica; el brasileño Ledo Ivo; y el español Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Literatura de su país. Así también, figuran el uruguayo Luis Bravo, el argentino Leonardo Martínez, el cubano José Kozer, la escritora de San Marino, Mile Ercolani y el chileno Óscar Hahn. A ellos se suman Salhi Abdel-Illah, de Marruecos, Indran Amirthanayagam, de Sri Lanka, y Barnabé Laye, de Benín. Los recitales, presentaciones y conciertos del certamen se desarrollarán en diversos distritos de la capital como Miraflores, San Isidro, el Cercado de Lima, Barranco y Los Olivos. El evento contará con la participación de 33 escritores peruanos, como Carlos Germán Belli, Antonio Cisneros y Carmen Ollé, así como otros jóvenes escritores. Tras la clausura del festival se editará una publicación de poesía argentina contemporánea, a cargo de los poetas Jorge Ariel Madrazo (http://www.letralia.com/firmas/madrazojorgeariel.htm) y Julio Salgado. Además, la revista Fórnix dedicará su décimo número a presentar una muestra de todos los poetas invitados al FipLima 2012. Patrocina la Asamblea Nacional de Rectores (ANR). Fuente: La República *** John Verdon y Chuck Palahniuk asistirán al Gutun Zuria en Bilbao Ha abordado géneros como el epistolar y la autobiografía y ha contado con nombres como Ismaíl Kadaré, Jorge Semprún, Salman Rushdie y el filósofo Slavoj Zizek. Para su quinta edición, el festival literario Gutun Zuria, que cada año organiza Alhóndiga Bilbao y que llegará a la capital vizcaína en abril, tendrá invitados como John Verdon, autor de Sé lo que estás pensando y No abras los ojos, y Chuck Palahniuk, autor de El club de la lucha. El festival se celebrará a partir del 16 de abril y se prolongará durante una semana para terminar coincidiendo con la celebración del Día del Libro. El centro cultural y de ocio dio a conocer el pasado martes 31 de enero un avance de los nombres que participarán en una cita que llevará por título “Secretos y mentiras” y que contará con la literatura norteamericana como invitada. En una edición en que Gutun Zuria prestará especial atención a la literatura periodística, el festival contará también con la presencia del ganador de un premio Pulitzer, Bill Keller, director hasta septiembre de The New York Times, y de Philip Gourevitch, colaborador del New Yorker, que a lo largo de su carrera ha denunciado temas como el genocidio de Ruanda y la vejación en las cárceles a los detenidos de Irak. “Es una de esas personas que siempre han luchado por poner en evidencia” este tipo de situaciones, según explicó la consejera delegada de Alhóndiga Bilbao, Marian Egaña, y para “llegar a que la democracia americana sea transparente”. Otros nombres como el diplomático Inocencia Arias, Rosa Calaf, Almudena Grandes y Manuel Rivas, que llevará a cabo un encuentro con personas del centro penitenciario de Basauri, completarán el cartel de una cita que mirará también a la relación entre la ciencia y las humanidades. Gutun Zuria se acompañará de un prefestival que comenzará a finales de marzo y en el que se proyectarán documentales estadounidenses que abordan temas como los menores no acompañados que llegan al país sin papeles, la evolución de la sociedad afroamericana o el papel de las mujeres. Fuente: El Mundo *** Festival Palabra en el Mundo se realizará en más de cuarenta países Del 10 al 22 de mayo se celebrará, a través de diversos eventos en más de cuarenta países, la sexta edición del Festival Internacional de Poesía: Palabra en el Mundo (http://palabraenelmundo.blogspot.com), un encuentro que nació hace más de un lustro en apoyo al Festival Internacional de Poesía de La Habana, Cuba, con la idea original de difundir ese acto y organizar lecturas con poetas que no pudieran asistir a la isla. Entonces, y de manera paulatina, el entusiasmo de los participantes logró cosas “insólitas”, afirman los organizadores: lecturas de poesía en una cárcel, en parques, plantaciones, envío de poemas por Internet, por celular, lecturas en hospitales, escuelas, coloquios en universidades, lecturas en la montaña, en idiomas nativos, en autobuses. “La meta es cubrir todos los espacios para leer y hacer poesía”, señala Tito Alvarado, poeta, ensayista, periodista, conferencista y promotor cultural. Con el apoyo, en un principio, del también poeta y periodista argentino Gabriel Impaglione (http://www.letralia.com/firmas/impaglionegabriel.htm), Alvarado, quien es presidente del Proyecto Cultural Sur, consiguió multiplicar las voces participantes y las miradas espectadoras del Festival Internacional de Poesía: Palabra en el Mundo. Este año, del 10 al 22 de mayo, el encuentro “avanza en cantidad, calidad y en lugares donde se realizarán las acciones, las cuales serán más de 2 mil. Enfrentamos esta sexta edición con mayor confianza en que la poesía es mucho más que palabras, en que sí puede movilizar la conciencia, el canto, la voluntad, para hacer de la Tierra un planeta donde las guerras sean algo imposible”, añade. Detalla que la próxima primavera se logrará un encuentro “en verdad internacional, pero que no tiene la repercusión o la bombástica de otros festivales. Nuestro efecto es más silencioso, va acumulando energía para otros saltos de calidad, va abriendo una senda tan amplia como las necesidades y potencialidades humanas. Pensamos en la décima edición: 60 países, más de 3 mil acciones, con casi 30 mil poetas leyendo sus creaciones a un público extraordinario, que comienza el tránsito de espectador a actor de su propio destino”. La Habana será la sede principal del cierre del Festival Internacional de Poesía: Palabra en el Mundo, así como de la apertura del Festival Internacional de Poesía de La Habana, que este año acoge al quinto Congreso del Proyecto Cultural Sur, “organización de creadores que es el alma de la fiesta, aquello que nadie ve, pero ahí está haciendo posible lo imposible”, reitera Alvarado. Al estar todos los organizadores del festival repartidos en el mundo, no hay un acto central; “es más, creemos que la descentralización y la horizontalidad son dos de los grandes méritos de este encuentro. Tampoco podemos hablar de simultaneidad en sentido estricto, pues los distintos husos horarios no lo permiten. En cada lugar que se asume a realizar una parte del festival, la clave de solución social será el ser humano en su dimensión de creador, en su aspiración de pleno desarrollo de su potencial”. Cualquier persona se puede sumar al Festival Internacional de Poesía: Palabra en el Mundo organizando una o varias lecturas de poesía. Las actividades pueden ser en cualquier escenario imaginable. “Lo central es que sean con poetas en vivo y que se logre convocar un público, si es con otras artes mejor; si el público son veinte personas y cinco los poetas, bien; si son más, mucho mejor”, concluye Alvarado. Fuentes: Festival Palabra en el Mundo • La Jornada |||||||||||||||||||||||||||||| ESPECIAL ||||||||||||||||||||||||||||| === Llueve sobre el mar Gustavo Díaz Solís =========================== (Nota del editor: a mediados de enero falleció en Caracas el escritor venezolano Gustavo Díaz Solís. Tenía 91 años. Hoy, como un tributo a quien fuera uno de los renovadores de la narrativa de Venezuela del siglo XX, ofrecemos este relato que, escrito en 1939, cuando era apenas un muchacho de 19 años, le mereció el premio de la revista Fantoches y su entrada a la historia de las letras venezolanas). Por la calle del caserío —larga calle caliente y llena de polvo— camina a trancos un negro fornido, alto. De alguna parte sale arrastrándose el grito campechano: —¡Negro José Kalasán, cara! Así lo saludaban siempre los amigos. El negro prosigue, balanceando el cuerpo como un mástil. La cabeza redonda, cubierta de pelo lanoso y pasudo, bien asentada sobre el cuello robusto, voltea a uno y otro lado según sea de donde venga el saludo. Y para cada uno tiene el negro José Kalasán su risa blanca, ancha, generosa. —¡Epa, negro Kalasán! ¡Para dónde vas tan apurao! El negro torna a voltear. Los ojos le brillan alegres. Los labios gruesos y violáceos se estiran, se despegan. Y sale la risa otra vez. Los dientes blanquísimos de José Kalasán —como pedacitos de pulpa de coco— destacan firmes sobre el rostro oscuro. El saludo llegó de la pulpería y hacia ella va el negro, riendo todavía. —Guá, vale, ¿y esde cuando ta usté por aquí? —Desde hace un rato, mi negro —responde el otro. El otro (caraqueño esmirriado, cetrino, mirada inteligente, sombrerito de fieltro echado hacia atrás), de vez en cuando se presentaba por el caserío. Nadie sabía a qué iba allí. Pero como era bromista y zalamero, todos lo toleraban. Y si alguno —alguna vez— no pudiendo contener la curiosidad le preguntase: —Bueno, caraqueño, no se caliente y dígame una cosa. ¿Usté en qué se ocupa por aquí? Él respondía sin titubear, evadiendo la respuesta: —¿La mujer de quién? —No juegue, caraqueño —lamentábase el burlado. —¡Usté siempre mamándonos el gallo! Y todos coreaban riendo: —¡Ah, caraqueño tigre, caray! Ahora está sonreído, misterioso, frente al negro José Kalasán, dándole palmadas sobre los brazos robustos. —No se echa un palito conmigo, ¿ah, negro? —Caray, mi hermano, ta muy temprano pa eso. Pero viniendo de usté, ¡venga el palito! —¡Así me gusta, no ve! ¡Ah, negro, caray! Siempre dispuesto. ¿Verdá, negro? —Guá, yo soy voluntario y usté lo sabe... Y el caraqueño, haciendo una transición: —Oye, negro, ¿y cuándo ponemos otro sancocho como aquél? ¿Te acuerdas, negro? —¡Y pa no! —Palo e bicha tenía usté esa noche, negro. ¡Pero así es como se pone usté bueno! Sobre el mostrador, cubierto con una plancha de zinc, rugosa de huequitos y abolladuras, están los dos vasitos de vidrio grueso, llenos de aguardiente. El caraqueño toma uno y lo ofrece al negro. José Kalasán bebe el contenido en un trago. Igual gesto hace el caraqueño. El líquido meloso pasa suave por la garganta, dejando un rastro caliente. Rebrillan los ojos del negro. Entreabre los labios anchos, húmedos, y deja ver su risa blanca, llena de satisfacción. El caraqueño, bajando la voz y poniéndose confidencial, le pregunta: —Bueno, negro, ¿y qué hubo de la negrita aquella que estabas bregando en el sancocho? Y el negro, remedando al preguntón: —¡Guá, a mí me pueden registrá! —¡Ya veo que me estás cogiendo los tiritos! —exclama el caraqueño—. ¡Ah, negro bandido éste, caray! De perinola que te la pegaste. ¡Si esa negrita estaba así por usté! Y hace con los dedos de la mano derecha un gesto significativo. El negro mira los dedos del caraqueño con los ojos brillantes y de nuevo abre su risota blanca y guapa. —¿Otro palito, negro? —Bueno... En la pulpería hay sombra fresca, acogedora. Afuera, el sol refulge y quema. Cae a plomo sobre la calle polvorienta del caserío. Se derrite sobre el mar. El mar se agita, sudando brillos. Escandila, hace doler los ojos. Adentro, en la pulpería, hay fresca, sabrosa sombra. —¡Otro palito, mi negro! —¡Échale! II En una ensenada mansa de la costa había nacido el poblacho. Los hombres fueron llegando y levantaron sus ranchos donde mejor les pareció. Los unos junto al mar, porque eran pescadores. Los otros se fueron aproximando a la montaña para estar cerca de las haciendas de cacao donde trabajaban. Y los que vivían de los pescadores y los peones los alzaron en el medio. Eran los más grandes. Así, el de la pulpería, el de la Comisaría, el del turco de la tienda y otros más. El tiempo formó dos hileras de ranchos. En el medio de las dos hileras quedó una larga franja de tierra caliente. Era la calle. La calle nacía, allá arriba, en la entrada de una gran hacienda de cacao y venía a morir, aquí abajo, a la orilla del mar. El embarcadero era un remanso. A treinta, quizá cincuenta metros de la orilla, había una barrera de arrecifes que en la bajamar asomaba su áspera cresta. En la pleamar ya no podía verse. La barrera de arrecifes separa el remanso del otro mar, bravo, azul, que se ve allá lejos. Por el ancho camino del mar pasan los veleros serenos, raudos, escorados, según esté el viento. Pasan también —sobre el filo del horizonte— los grandes trasatlánticos tiznando el cielo, dejando sobre las olas hondas una estela de espumas trituradas. Hacia la derecha, el cerro ríspido, pedregoso, cae de bruces sobre el mar. Desde el embarcadero puede verse el caminito calcinado que se escurre por entre rocas y cardones, como con miedo a pincharse. El caminito une al puerto de los pescadores con el puerto oficial que está a menos de una legua. Allá hay un muelle grande, unas cuantas casas y un cuartel. Aquí, en la orilla mansa del agua, crecen mangles y cocoteros. Mangles verdinegros, desmayados, quietos. Altos, rumorosos cocoteros. Agitando en el viento recio y salitroso sus penachos rebeldes. Así parecen jóvenes caciques indios. Pero eso fue hace ya mucho tiempo. III Un rancho largo, bien encalado, con dos puertas irregulares. Sobre la pared estas palabras: “Las Brisas”. Era la pulpería de Monchito. De día casi nadie iba a la pulpería. Pero de noche era muy visitada. Sin embargo, casi todos eran los peones de las haciendas cercanas. Escaseaban los pescadores. Éstos, por lo general, tenían algo en qué pensar o algo que hacer (el golpe que llevó el bote hoy contra las rocas; el anzuelo que trozó la picúa; el cordel que se enredó). Los otros hombres, los peones, esos sólo querían olvidar. Inclinado sobre el mostrador, Monchito —mestizo soturno y gruñón— atendía a los contertulios y a ratos mezclábase en su charla. Los hombres eran mestizos taciturnos y reticentes, mulatos jactanciosos, negros dolorosamente alegres. Del techo de la pulpería pendía una gran lámpara de kerosene que esparcía su luz dura y brillante —unas veces amarilla, otras azul— por todo el local. La luz bañaba los rostros cansados, los rostros alegres, los rostros severos. Un extraño livor los pintaba, cubriéndolos de misterio y de fatalidad. Más allá de la zona iluminada adivinábanse sumidos en la penumbra rollos de mecate en forma de ocho, alpargatas, potes, machetes. La luz de la pulpería de Monchito es la última que se apaga en el caserío. Cuando ya la noche es grande y densa todavía se ve en la puerta un grueso chorro de luz. Es muy potente la lámpara de Monchito. Su luz puede verse desde lejos, desde el mar. Así decían los pescadores. Debía, pues, ser verdad. A un lado un grupo abigarrado charlaba entre risotadas ásperas. A otro, jugaban al dominó. Y más allá, más metido en la penumbra, un hombrecito magro, solitario, punteaba un cuatro. En medio del bullicio de la pequeña sala, por entre las carcajadas y el seco golpe de las piedras de dominó sobre la mesa, podía percibirse claro, distinto, el sonido menudo del cuatro. Todo el ruido del recinto se filtraba a través de aquel hombrecito oscuro y salía destilado en pequeñas, finas gotas sonoras. Y las notas que salían de la pulpería —igual que la luz de la lámpara grande— se iban con la brisa que retornaba de la tierra adentro y podían oírse, también, desde el mar. Caían dos, tres, cuatro horas. Y cuando el silencio era macizo en el caserío, Monchito gritaba palmoteando: —¡Bueno, pues, vámonos todo el mundo que voy a cerrar! ¡Vamos a ver cuándo pagan! —Bueno, el sábado, seguro —respondía uno por todos. Y desfilaban los hombres oscuros, como sombras. Ya en la calle, empezaban a sumirse en la noche. Entonces, cuando ya los hombres se habían ido, cuando ya Monchito había apagado su lámpara, se oía imponente la eterna voz del mar. Arriba, en el cielo, muy arriba, las estrellas. Abajo, el caserío brotaba en la oscuridad, rebrillaba en la noche como una enorme risa de negro. Detrás, la montaña negra, más negra que la noche, llena de extraños ruidos. Y envolviéndolo todo, dominándolo todo con su ronco rumor, el mar. IV Otro rancho, un tanto más vertical, menos destartalado que los otros, con un zócalo azul añil y remiendos donde los demás mostraban agujeros y grietas, era la Comisaría. Arriba, sobre la puerta, aleteaba una desteñida bandera venezolana. Las puntas de la bandera eran jirones, como si la hubiese azotado una tempestad. Era gente apacible la del caserío y el comisario poco tenía que hacer. Éste no era uno de aquellos terribles, de grandes bigotes, machete y revólver al cinto. No; este comisario era un hombre aindiado, sin relieves, un poco tímido, amigo de todo el mundo. El revólver que le habían entregado por gracia de su cargo nunca precisó usarlo en los cinco años de su residencia allí y a veces hasta se le olvidaba sacarlo a la calle, tan inútil le era. El comisario tenía una hija. Nieves: una trigueña de carnes recias, robustas caderas y un raro color soñoliento en las piernas. Miraba de un modo inquietante, misterioso. Debía oler a cama revuelta, tibia. Nadie en el pueblo sabía qué hacía la niña Nieves además de acompañar y atender a su padre. Casi nunca salía de la casa. Algunas veces, a mediodía, cuando más sola estaba la calle, se la veía caminar con un paño de mano sobre la cabeza. La brisa le pegaba el vestido al cuerpo potente. Entonces, los hombres que estuvieron en la pulpería se asomaban a la puerta para verla. La niña Nieves pasaba pisando fuertemente, con un despreocupado taconeo y su paño de mano sobre la cabeza. Los hombres le miraban las piernas desnudas, con un extraño color de sueño y decían: —¡Qué hembra, mi hermano! —¡Quién pudiera! —¡Que va, negro ésa no es pa nosotros! Era la conclusión de siempre. V En la hacienda de cacao vecina al caserío trabajaban treinta, cuarenta, hasta cincuenta hombres. El cacaotal es soledoso, lleno de fresca humedad. La humedad —olorosa a caracol, a escondido musgo— enfría la piel y es buena para que vivan el cacao y los mosquitos. El sol resbala por entre los bucares y guamos altísimos y forma pequeños trocitos de luz sobre la tierra tapizada de hojas. A veces el sol se oculta detrás de una nube. Entonces es casi noche en el cacaotal. El follaje parece compactarse. Los cacaos parece se pegaran unos a otros y se hicieran más bajos. Entonces se hace un silencio grave, un silencio profundo, un silencio inquietante. Puede oírse el vuelo de un insecto, la caída de una hoja. Los hombres salen al cuaimeo: limpiar de monte el pie de los árboles. Van curvados. Algunos llevan los torsos desnudos. Otros usan franelas. Desteñidas franelas a rayas. Sucias franelas blancas. El garabato agarra el monte y desnuda el débil tallo de las hierbas. Entonces pasa el machete a ras de tierra. —¡Juaj! ¡Juaj! Los hombres siguen avanzando por entre el cacaotal. Los torsos desnudos brillan. Los otros se presienten a través de las franelas sudadas. El machete sigue pasando, veloz a ras de tierra. —¡Juaj! ¡Juaj! El zancudo sanguinario se para sobre las espaldas duras. O sobre el cogote. Se queda quieto un instante como si estuviera pensando. Luego, con el pico busca el poro sobre la piel. Entonces se va a fondo. Planta su taladro y empieza a chupar. El hombre, distraído, sigue manejando el machete. —¡Juaj! ¡Juaj! El zancudo se va hinchando poco a poco. El abdomen le va creciendo, llenándosele de sangre. Cuando está harto saca el aguijón y se va volando pesadamente. Parece como si ya fuera a desprenderse, ahíto, borracho de sangre. Pasan algunos días y puede venir la fiebre. Entonces el hombre curvado dentro del chinchorro tiembla y delira. Otras veces el hombre siente el pinchazo y de un manotón instintivo aplasta el mosquito. El hombre, entonces, maldice en voz baja y sonríe. Otra cosa son las culebras. Casi siempre es la cuaima terciopelo. Otras veces es la coral o la macaurel. El hombre mete el garabato para desnudar las hierbas y alcanza a ver la culebra que huye o que se enrosca para morder. El hombre voltea a todos lados buscando un bejuco. El hombre piensa: no se debe matar culebra con palo. Con machete tampoco. Si se separa la cabeza del cuerpo, la cabeza sale disparada, volando, y puede alcanzar a alguno. Entonces el hombre muere con la cabeza podrida prendida al cuerpo. Otras veces se clava la cabeza en el tronco de un árbol. El árbol se seca. El hombre corta un bejuco y le cae a bejucazos a la culebra. El bejuco pasa silbando por el aire: —¡Juij! ¡Juij! La culebra hace bruscas contorsiones, lanza mordiscos desesperados. El bejuco sigue cayendo recio, inclemente. —¡Juij! ¡Juij! Las contorsiones se hacen más lentas. Ahora son voluptuosas. La culebra se mueve como una mujer. La culebra agoniza. Ya muerta, todavía distiende los anillos con extraño, misterioso movimiento. Entonces el hombre coge un palito, engarza la culebra y la tira a un lado. El hombre se estira, alto, vencedor. Piensa en la culebra un instante y se vuelve a curvar. Tibio sol chorrea por entre los árboles. El silencio es grave, el silencio es profundo, el silencio es inquietante. VI El negro Kalasán también avanza con la cuadrilla. La espalda ancha y musculosa se cubre de sudor. Brilla la piel cuando la toca la luz que se mete entre los árboles. Brilla el machete como la piel. La izquierda empuña el garabato. La derecha maneja el machete con ritmo acompasado. El negro suda y piensa. Piensa que es duro el trabajo y que después no habrá sino para el vasito de ron malo. No hay ni siquiera para una buena mujer. ¿Y la niña Nieves? Que va, ésa no puede ser para él. “Qué va, negro, quítate eso de la cabeza”. Así le dicen los amigos cuando él la mira pasar con su paño sobre la cabeza. Con su andar pendenciero y su extraño color soñoliento en las piernas. “Qué va, negro, quítate eso de la cabeza”. Era la conclusión de siempre. Las palabras vibran, laten en su cerebro. Caen lentas como gotas en su sangre. Le corren por el cuerpo todo. El cuerpo bañado en sudor. La mano aprieta con fuerza el machete. Los antebrazos se hinchan. Las venas se llenan de sangre, levantan la piel. Los golpes caen recios, acompasados, tajando el silencio del cacaotal. —¡Juaj! ¡Juaj! El negro sigue avanzando. El monte primero es una masa de troncos rugosos, de hojas y mazorcas rojas, violáceas, amarillas. Poco a poco se va esfumando. El negro suda y piensa. Ya no ve por dónde pisa. Avanza, avanza. Súbitamente, un agudo dolor. Alto, como un grito de la carne. Dolor afilado y caliente que le muerde, taladra, quema la carne, y le sube por las venas. Y un rabo negro aterciopelado que huye por entre la hojarasca, se pierde sin ruidos, desaparece. —¡Maldita bicha! El negro suelta el machete y se agarra fuertemente la pierna con ambas manos. Las palabras volaron a través del cacaotal. Los otros hombres vinieron a asistir al negro José Kalasán. Ya los ojos se nublan. Ya la pierna comienza a hincharse. El dolor es agudo, tremendo. Muerde, abrasa. La carne gime y se retuerce. El negro se estira y tiembla. Se muerde los labios violáceos. —¡Maldita bicha! La saliva espesa sale en burbujas lentas por el canto de los labios apretados. —¡Maldita bicha! Entonces uno de los hombres dijo: —¡Vamos a llamar a Simangal..! Simangal: el hombre raro, misterioso, enciende un fuego reverente en la mirada de los hombres rudos. Simangal: el brujo, el curandero. El nombre que nadie pronuncia, pero que ninguno olvida. Simangal: único recurso en los momentos de trance, cuando los hombres se mueren y hay que salvarlos. No es natural del pueblito. Llegó un día cualquiera y levantó un rancho. ¿Cuándo? ¿Con quién? Nadie lo sabe. Simangal tiene la edad del tiempo. Los más viejos del caserío, cuando niños, habían aprendido a respetar a Simangal. El rancho del brujo es como cualquier otro. La única diferencia es que tiene la puerta siempre cerrada. ¿Alguna mujer caritativa del pueblo le lleva comida de vez en cuando? ¿Cómo es? ¿Qué aspecto tiene? Nadie lo recuerda. Hace años no sale de su rancho. Primero practicaba las curas y los ensalmos personalmente. Después, cuando pasaron muchos años, no volvió a salir más. Ahora envía su sombrero andrajoso y mugriento para que lo pongan sobre la herida. El sombrero es como una prolongación de él mismo. Mientras está sobre la herida, él —allá en la fosca penumbra de su rancho— alarga sus manos huesudas, entorna los hondos, extraños ojos y reza sus secretas oraciones. Por eso los hombres dicen: —Vamos a llamar a Simangal... El que lo dijo esta vez partió presuroso por entre los árboles, hacia el pueblo. Los otros hombres llevaron a José Kalasán en peso hasta su rancho y allí aguardaron. Pasaron diez, veinte minutos. Los hombres rodeaban al negro José Kalasán en la semioscuridad del rancho. La pierna estirada del negro aparecía levemente hinchada. La piel estaba febril. Entonces apareció en la boca del rancho el que había ido en busca de Simangal. Todos voltearon hacia él. Preguntaron con los ojos. El hombre permaneció silencioso y miraba extrañamente al negro Kalasán. —¿Qué hubo? —inquirió roncamente uno de los hombres—. ¿Y Simangal? Todavía se arrastraron unos instantes de angustioso silencio. La tensión se estiraba. Ya iba a reventar. Entonces el hombre habló: —Simangal dice que no tiene que venir. Cayeron despaciosos otros segundos. El hombre continuó: —Simangal dice que al negro José Kalasán no le hace nada la culebra. Simangal dice que él sabe... Las palabras brotaron lentas de los labios del hombre. Quedaron flotando en la penumbra del rancho. Fueron trepando por la sangre de los hombres. Chocaron, rebotaron y después se quedaron fijas, vibrando en el interior. “Simangal dice que al negro Kalasán no le hace nada la culebra. Simangal dice que él sabe...”. Nadie habló más. Los hombres se quedaron confundidos, pensando. Luego abandonaron silenciosos el rancho. VII “Simangal dice...”. La noticia se metió en todos los ranchos del caserío. Entraba pronto en el alma de las mujeres humildes y supersticiosas. Invadía lenta el pensamiento de los hombres, y allí se quedaba girando, misteriosa. “Simangal dice...”. VIII El negro José Kalasán sanó a los pocos días. Volvió al trabajo. Pero ahora ya no tenía su risa ancha, blanca, siempre en los labios. Él mismo no se comprendía ya. Parecíale como si él, el negro José Kalasán, había muerto y que ahora era otro distinto. Ya le costaba abrir los labios gruesos y hacer sonar su risa guapa y bulliciosa. Y cuando hablaba, las palabras eran otras y sonaban raro. Los hombres observaban al negro y decían: —¡El negro Kalasán está cambiao! —¿Estará embrujao? A veces, en el cacaotal, mientras él estaba inclinado cortando monte, los otros dejaban de trabajar y se le quedaban mirando intrigados. —Aguáitelo, hermano, aguáitelo. Parece que va dormido. IX “A mí no me hace nada la culebra. La culebra que pica y mata. Simangal lo dijo. ¡Yo soy el negro José Kalasán!”. Las palabras resuenan en su cerebro. Se le meten en la sangre y él siente que la sangre acelera su marcha, que las venas se le hinchan y le brotan bajo la piel. Hace un calor sofocante aun bajo los bucares en el cacaotal. El calor se tiñe de humedad y se hace espeso. Casi puede tocarse con las manos. Los hombres avanzan curvados. Los machetes resuenan. —¡Juaj! ¡Juaj! El negro Kalasán agarra el monte con el garabato y descarga recios machetazos: —¡Juaj! ¡Juaj! “Soy un negro caliente y la culebra que pica y mata no me hace na. Simangal lo dice y es verdá”. El negro suda. Por debajo del pantalón grueso y burdo, él siente las piernas musculosas, recias, rezumando caliente sudor. El sudor le hace cosquillas en las piernas, en los muslos potentes. El calor cae sobre los hombres curvados. El pensamiento vuela hasta el caserío. Sabrosa que está la niña Nieves. Sabrosa y dura. Con sus piernas gordas y amarillas. Con su extraño color soñoliento sobre la piel. Sabrosa cuando ella pasa con su paño sobre la cabeza, a mediodía, cuando el sol está caliente, sabroso. “Quítate eso de la cabeza, negro”. Así decían siempre. Que va, él es el negro José Kalasán. Si lo pica la culebra que mata, a él no lo mata. Simangal lo dice y, por lo tanto, no hay la menor duda, ¡es verdá!”. X Noche grande, inmensa sobre el caserío. Arriba, muy arriba, la luna amarilla, redonda, brillando. La luna pinta las cosas con extrañas tonalidades. Cae sobre el mar y el mar brilla y suena de un modo distinto. Saca filos a las hojas de los cocoteros que relucen como cuchillos. Chorrea la luz friolera sobre los ranchos destartalados y los ranchos brillan, parecen más blancos que de día. Clara, clara se ve la calle. Larga, desde el monte hasta el mar. Las dos hileras de ranchos blanquean; refulgen en la noche como una inmensa risa de negro. En la playa los pescadores conversan. Los pescadores hablan tranquilos y miran el mar. Es raro. Hay luna y parece que va a llover. Nubes hinchadas, oscuras, van por el aire devorando estrellas. Amenazan ocultar la luna. La luna, redonda, amarilla, resbala por el cielo y nunca acaba de caer. La brisa húmeda, potente, llena de olores removidos, silba, ronca sobre el mundo. Es raro: hay luna y parece que va a llover. Las nubes negras, como humo de incendio, pasan raudas. La luna —inquieto color de sueño— resbala por el cielo y nunca acaba de caer. Abajo, en la playa, los pescadores han dejado de hablar. Ahora miran fijamente el mar. El mar gruñe como un borracho y escupe espuma contra las rocas. Después chupa la arena que suena con áspero, hondo ruido. Desde el fondo remoto de la noche y del mar vienen truenos sonoros, inquietantes. Allá lejos se estremece el cielo agrietado de relámpagos. XI Adentro, en la pulpería de Monchito, los hombres beben. El negro José Kalasán juega al dominó en una mesa y toma precipitadamente vaso tras vaso de aguardiente. —Te vas a rascá, negro... El negro sigue bebiendo. Por la puerta de la pulpería sale un raudal de luz. Desde adentro puede verse un pedazo de calle. Es una mancha ocre. La mancha ocre de la calle se llena primero de puntitos oscuros. Se va poniendo más y más oscura. Alguien dijo: —¡Viene el agua! Comienza a llover. Sobre el ambiente tibio y sabroso de la pulpería se oye caer el agua. La lluvia hace como si mascara la paja del techo. Arrecia la lluvia. Las gotas se sienten ahora más gruesas, como piedras. Suena fuertemente el agua. Avanza, cerca los ranchos. A veces viene una racha de viento del mar y el ruido se hace ensordecedor. El rancho de la pulpería tiene ahora una enorme importancia. Parece como si afuera no hubiese lluvia. De la calle llega un olor sofocante de polvo mojado. José Kalasán bebe otro vaso de aguardiente. —¡Buena noche cogió usté pa rascase! —Sí, buena noche. Las palabras hacen eco en su interior y le regresan profundas, redondas, como dichas por otra persona. El negro se pasa la mano por la cara como si quisiera quitarse algo que le molesta. Siente gruesa, enorme la nariz. La respiración se hace difícil, sonora. Del abismo de su vida le vienen trepando torvos pensamientos. Las voces se han hecho sordas en el interior de la pulpería. Afuera, suena recia, compacta la lluvia. El negro echa la silla hacia atrás buscando una posición más cómoda. Siente sobre sus espaldas algo que lo empuja a levantarse, a irse no sabe a dónde. Son unas largas manos huesudas, con grandes uñas encorvadas, amarillas. La lluvia ha levantado un vaho caliente que invade la pulpería. —¡Monchito, mi hermano, échame otro! La voz del negro es áspera, gruesa. XII Cuando se sintió borracho salió de la pulpería. La calle, antes dura y polvorienta, era ahora un fangal oscuro, resbaloso. En el turbio espejo de algún charco podía verse deformada la cara de la luna resbalando en el cielo, abandonadamente. El negro Kalasán avanzó. Los pies se le hundían con torpeza en el fango baboso. El viento pasaba ululando sobre el caserío. Allá lejos, el mar, como un insomne monstruo contenido, quejándose. Ahora siente otra vez las flacas manos huesudas que lo empujan. Las uñas encorvadas, amarillas. Cuando llegó a la comisaría empujó violentamente la puerta. El negro caminó en el interior como un torpe animal. Se balanceaba, apoyándose en las paredes para no caer. El comisario saltó de la cama. Todavía en la penumbra del sueño cogió el revólver y gritó al negro. El negro avanzó hacia él, siniestramente. El comisario disparó dos, tres, cinco veces. En la oscuridad sonaron los golpecitos como pequeños chispazos alumbrando el silencio. Entonces el negro tumbó al comisario en un rincón. La niña Nieves, allá en el cuarto, lanzó un grito. El negro caminó guiado por su instinto. Apareció inmenso en el umbral como una alta sombra arrancada a la noche. En el interior dio lentos, pesados pasos. Los brazos extendidos buscaban el cuerpo de la hembra entre las sombras. El tiempo hizo un poco de luz en la habitación. En la penumbra la cama extendía su amplitud lechosa. La mujer temblaba inmóvil, pegada a la pared. El negro avanzó todavía más. —¿Dónde tas tú, mi vida? Un grito delató su presencia. El negro ahogó en un lento, interminable beso los otros gritos que luchaban por salir. Afuera en el patio el viento mecía las ramas de los árboles. Las hojas cabeceaban golpeadas por las gruesas gotas. Bajo la noche —sobre el mar— la lluvia batía en el viento sus metales. XIII El comisario corrió hacia el puerto. Tramontó atropelladamente el cerro ríspido chocando contra las rocas, hiriéndose con las espinas de los cardones. Allá explicó, jadeante, demudado, lo que ocurría. —Un negro embrujado, un negro borracho, loco. Le disparé cinco tiros y ninguno salió. Ese negro no lo mata nada. Así lo dijo el brujo. ¡Es verdad, capitán, es verdad ! ¡Le digo, cinco tiros y ninguno salió! El militar echó una mirada entre burlona e incrédula sobre el hombrecito tembloroso y mojado. —¡Vamos a ver! Cuando llegaron ya el negro había huido. La niña Nieves, entre sollozos, les indicó por dónde. Los hombres armados avanzaron. Atrás venían los otros, los de la pulpería. Allá lejos —en el fondo de la calle— la luna hizo saltar de la oscuridad la figura del negro. Sonaron tiros. —¡Va herido ! ¡Va herido! —gritó alguno. La silueta se perdía a ratos en la noche protegida por la sombra y la lluvia cenicienta. Después aparecía más adelante. Continuó la persecución unos instantes. Otros tiros atravesaron la noche. Frente a un rancho desvencijado encontraron al negro muerto. Tenía la cara cas hundida en el barro. Gotas de agua enlunada que se enredaban en la greña lanosa comunicaban a la cabeza un raro brillo. La lluvia —ya menuda— caía sin ruido sobre el cuerpo todavía redondo de vida. Los soldados miraron el cadáver con sus impasibles miradas de soldados. Entonces uno de los hombres que venía atrás alzó la vista y mirando el rancho dejó caer estas palabras: —Tenía que morir aquí. Frente a este rancho. Bajo la noche —sobre el mar— la luz de la luna bajaba al sesgo en la lluvia blanca. ** Gustavo Díaz Solís http://www.letralia.com/firmas/diazsolisgustavo.htm Escritor venezolano (Güiria, Sucre, 1920; Caracas, 2012). Premio Nacional de Literatura 1995. Doctor en ciencias políticas por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve; 1944) y profesor de inglés por el Instituto Pedagógico de Caracas (http://150.187.142.39; 1949). Fue docente de literatura inglesa y norteamericana en la Escuela de Letras de la UCV y en el Departamento de Inglés del Instituto Pedagógico de Caracas. Presidió el Colegio de Profesores de Venezuela y el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve) y fue consultor jurídico del Ministerio de Educación de Venezuela (http://www.me.gob.ve). Fue secretario de la UCV y director de las escuelas de Letras y de Periodismo. Estudió en la Universidad de Washington (http://www.washington.edu). Colaboró en varias revistas y periódicos, como Élite, El Heraldo, Fantoches, la Revista Nacional de Cultura (http://bit.ly/91LUGR) o el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com). Respetado como uno de los mejores traductores venezolanos de lengua inglesa, vertió al español obras de Eliot, Frost, Joyce, Shakespeare, Whitman y Wordsworth, entre otros. En 1942 obtuvo el primer premio del Concurso de Cuentos de la revista Fantoches con el cuento “Llueve sobre el mar” (http://www.letralia.com/260/especial01.htm) y en 1947 el Concurso de Cuentos de El Nacional con “Arco secreto”. Publicó los libros de cuentos Marejada (Ed. Bolívar, 1940), Llueve sobre el mar (Cuadernos de la AEV, 1943), Cuentos de dos tiempos (Gráficas Panamericanas, México, 1950), Cinco cuentos (Cuadernos de la AEV, 1963) y Cuentos escogidos (Monte Ávila, 1997), entre otros libros. ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| Concurshop http://www.concurshop.com La primera tienda online de concursos literarios. Su servicio consiste en recibir obras literarias de autores que desean participar en alguno de los cerca de 3.000 certámenes que se realizan cada año en España, para luego imprimirlas y enviarlas a la dirección del ente convocante. Al término del proceso, el autor recibe una certificación de haber participado en el concurso elegido. El sitio muestra información sobre concursos vigentes y sobre autores que ya han ganado premios a través del servicio. Revista Digital miNatura http://www.servercronos.net/bloglgc/index.php/minatura Creada en La Habana, Cuba, en 1999, la revista digital miNatura es una publicación sin fines de lucro especializada en la microficción —hasta 25 líneas— fantástica, de terror y de ciencia ficción. Con salida bimensual cada número es un dossier que trata un tema específico dentro del género fantástico. Organiza anualmente dos concursos internacionales: uno de poesía y otro de microcuentos. Se distribuye por correo electrónico en todos los países de lengua castellana. Las Malas Juntas http://lasmalasjuntas.com Revista literaria venezolana. Publica poesía, narrativa, crítica, crónica, ensayo, reseñas, traducciones, muestras de artes visuales y otros materiales. Es editada por los escritores venezolanos Carolina Lozada (http://www.letralia.com/firmas/lozadacarolina.htm), Víctor Azuaje, Luis Moreno Villamediana, Gustavo Solórzano Alfaro (http://www.letralia.com/firmas/solorzanoalfarogustavo.htm) y Gustavo Valle. País Portátil http://paisportatil.com Revista venezolana de artes y humanidades. Publica poesía, narrativa, crónica, opinión, fotografía, artículos, reportajes, entrevistas y noticias, y además de la literatura y la creación abarca temas como la antropología, el cine, la economía, la educación, la filosofía, la historia, la política y la tecnología, entre otros. Acepta materiales de hasta 45.000 caracteres, preferiblemente inéditos, en español y portugués, o en otros idiomas con traducción al español o al portugués. Los Impresentables http://losimpresentables.com Publicación literaria colombiana que apoya la literatura emergente de Colombia y el continente. En sus páginas es posible leer artículos, crónicas, entrevistas y otros materiales, así como información sobre cursos y eventos. Editada por el escritor Rodolfo Ramírez Soto (http://www.letralia.com/firmas/ramirezsotorodolfo.htm). Románico Digital http://www.romanicodigital.com Portal en el que la Fundación Santa María la Real muestra los contenidos que sobre el arte románico ha digitalizado, seleccionado y archivado. Ofrece acceso a la base de datos en la que están registrados estos contenidos, una enciclopedia, información sobre eventos y cursos, fotografías y videos. Además, ofrece una tienda digital donde se puede adquirir libros, réplicas y otros productos, así como un foro interactivo para propiciar la participación de los usuarios. Creahistorias.com http://www.creahistorias.com Sitio que produce gratuitamente narraciones en audio basadas en relatos de los internautas de entre 4 y 5 minutos, incorporando efectos de sonido. También ofrece “trailers sonoros” de cualquier publicación, así como la posibilidad de descargarse las historias participantes. Revista Sole http://www.revistasole.com Revista digital que se define como un medio de comunicación escrito e independiente sólo para lectores. Publica crónicas y textos de periodismo narrativo. Recibe colaboraciones de periodistas visitantes y entre sus colaboradores se cuentan firmas de la talla del estadounidense Jon Lee Anderson o el colombiano Alberto Salcedo Ramos (http://www.letralia.com/firmas/salcedoramosalberto.htm). ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Carlos Fuentes: un estudio extenso y profundo ========================= === de “la gran novela latinoamericana” Carmen Malarée =============== La gran novela latinoamericana Carlos Fuentes Ensayo Alfaguara España, 2011 ISBN: 9788420407647 448 páginas La fotografía de un libro, cuya portada muestra la imagen de una alfombra roja aterciopelada sobre los escaños de una escalera, sirve de portada a la obra titulada La gran novela latinoamericana, de Carlos Fuentes, publicada por Alfaguara del Grupo Santillana en 2011, que se encuentra también en formato digital en Amazon Kindle. Esta imagen eleva el objeto de su estudio a toda su grandeza y majestuosidad, a la vez que refleja la visión de palimpsesto que el autor proyecta en esta obra, no sólo de la literatura latinoamericana sino de toda la literatura: de una cosa sobre otra que arranca de la que está escondida debajo de ella. Este es el hilo central del análisis de Fuentes: toda creación literaria contiene una anterior, y a esa anterior se antepone otra; todas marcadas por el tiempo y el espacio, en la historia; tiempo y espacio que se diluyen en la forma presente para presentar una cara “nueva”. Con el descubrimiento de América se abrió la visión de espacio que coincide con las ideas del Renacimiento y éste, según Fuentes, es “una de las claves profundas de gestación de la novela Iberoamericana” (1.p.19). La rígida visión del hombre en la época medieval marcada por el geocentrismo y la escolástica, da paso a una amplitud de espacio en donde la naturaleza se presenta “desproporcionada, excesiva, hiperbólica, inconmensurable” (1.p.16), y de ahí surge el sentimiento de asombro de los primeros exploradores que se continúa en las narraciones de autores como Rómulo Gallegos, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez. Una naturaleza exuberante se extiende ante los descubridores, cada cosa nueva necesita un nombre, flora y fauna se abren ante sus ojos en un escenario paradisíaco: aves exóticas de intenso colorido, animales inimaginables, árboles, plantas y flores que exaltan los sentidos. Esto impresionó a los cronistas de la época, entre los cuales se destaca Bernal Díaz del Castillo, considerado por Fuentes “nuestro primer novelista” (1.p.25). Cuando llegó con las huestes de Cortés al Nuevo Mundo, Bernal Díaz del Castillo sólo tenía 24 años. Sus crónicas fueron acabadas en 1668 a la edad de 73 años; por tanto, en su relato nos enfrenta a diferentes hombres en su dimensión real bajo la perspectiva de cincuenta años ya pasados, hombres que tomaron parte en la conquista. Es decir, Bernal, al igual que Marcel Proust, dice Fuentes, rememoró un mundo lejano en el tiempo, “sólo que en lugar de magdalenas mojadas en té, los resortes de la memoria en Bernal eran los guerreros, el número de sus corceles, la lista de sus batallas”(1.p.29) y también esta naturaleza nueva. El sentimiento de asombro de Bernal, en sus propias palabras, fue ver cosas “nunca oídas, ni vistas, ni aun soñadas, como veíamos” (1.p.31). Ésta es épica y novela, sostiene Fuentes: épica porque se funda en la realidad, en lo sucedido en la historia y en Bernal épica no individual sino de cada uno de los hombres que participaron en ella (1.p.34); novela porque Bernal Díaz del Castillo “transforma los hechos del pasado y los rememora en un suceso continuo que está siendo leído en el futuro... pero que realmente tiene lugar en el presente, donde tanto la obra literaria y el lector siempre y finalmente se encuentran” (1.p.34-35). La memoria “está en el suceder” que “es el moderno recuerdo del novelista”, caracterizada por “cinco rasgos profundamente novelísticos”, presentes en la obra de Bernal: la caracterización de individuos concretos; la atención al detalle de acontecimientos banales que borran la imagen heroica de los individuos (“Cortés pierde una alpargata en Champotón y cae en el lodo”); la murmuración; la presencia de retratos sociales (que reflejan las ambiciones señoriales en Cortés y los conquistadores); y la teatralidad y la intriga, utilizada en el caso de la conquista para impresionar a los indios (1.p.35-36). Con este deseo de expansión “todos los dramas de la Europa renacentista van a ser representados en la América europea: el drama maquiavélico del poder, el drama erasmiano del humanismo, el drama utópico de Tomás Moro” (1.p.38). América pasa a ser la utopía de Europa, y esto se refleja en la literatura. Son tres las ideas centrales de la libertad renacentista, representadas por Tomás Moro, Maquiavelo y Erasmo de Rotterdam: Tomás Moro y su idea de la Utopía, textualmente “lugar que no existe”, afirmación de “lo que debería ser”; Maquiavelo y su idea de actuar sobre “lo que es” para formular su idea de gobierno; y Erasmo de Rotterdam que nos invita a pensar con relativismo para plantearnos “lo que puede ser”. El Príncipe de Maquiavelo no fue publicado hasta 1532, después de la conquista de México, pero, dice Fuentes, Cortés antecede y “es prueba viva del maquiavelismo”... pues El Príncipe es “una alabanza de la voluntad y una negación de la providencia, un manual del hombre nuevo del Renacimiento que se prepara para convertirse en el nuevo estadista” (1.p.38). La literatura hispanoamericana, afirma Fuentes, es una tríada “nacida de los mitos de las culturas indígenas, de las epopeyas de la conquista y de las utopías del Renacimiento” (1.p.126), donde tiempo y espacio adquieren una nueva dimensión en lo que se denomina cronotopía, característica “de la narrativa en lengua española de nuestro hemisferio”, es decir “la transformación del espacio en tiempo: transformación de la selva de La vorágine en la historia de Los pasos perdidos y la fundación de Cien años de soledad. Tiempo del espacio que los contiene a todos en El Aleph y espacio del tiempo urbano en Rayuela. Naturaleza virgen de Rómulo Gallegos, libro y biblioteca reflejados de Jorge Luis Borges, ciudad aural e intransitable de Luis Rafael Sánchez. Para Rulfo la cronotopía americana, el encuentro de tiempo y espacio, no es río ni selva ni ciudad ni espejo: es una tumba” (1.p.127). En Rayuela, de Julio Cortázar, encontramos a Talita y Traveller, a La Maga y Oliveira, caracterización de personajes que responden al relativismo de Erasmo, al Elogio de la locura. “El Aleph” de Luis Borges es el espacio que contiene todos los espacios. He aquí la limitación del lenguaje, el espacio de todos los espacios no puede ser descrito con el lenguaje, porque una visión simultánea no puede ser expresada sino sucesivamente, porque el lenguaje es una sucesión de palabras. Dentro de esta concepción Fuentes afirma que Erasmo y “su espíritu de la ironía, del pluralismo y del relativismo, ha sobrevivido como uno de los valores más exigentes, aunque políticamente menos cumplidos, de la civilización iberoamericana, desde Cervantes a Cortázar” (1.p.21). Para los europeos del Renacimiento “el Nuevo Mundo carece de tiempo, carece de historia” por tanto ellos “transforman a éste en una Utopía... La invención de América es la invención de Utopía” (1.p.21). Esta es una corriente que fluye en ambas direcciones porque la conquista de América permea la literatura europea, donde “entran el amor y la imaginación sin Dios, como los conciben la Cleopatra de Shakespeare y el Quijote de Cervantes” (1.p.18). Al abordar el arte y la literatura hispanoamericana, nos asegura Fuentes, hay que tener en cuenta esta tríada (mito, epopeya, utopía) en el ámbito de todos los perfiles bosquejados por la historia: “indígenas, negros, ibéricos y, a través de Iberia, mediterráneos: españoles y portugueses, pero también judíos y árabes, romanos y griegos” —que “fueron amasados en una vasta cultura mestiza, la cultura de las Américas” (1.p.67). De allí emergió la cultura urbana: “la ciudad devino protagonista tanto de nuestra novela moderna como de la tradicional: Buenos Aires en Arlt, Borges, Macedonio, Sábato, Cortázar, Bioy Casares; Santiago en los novelistas chilenos; Lima en Vargas Llosa y Bryce Echenique; La Habana en Lezama Lima; la ciudad de México en Gustavo Sainz y Fernando del Paso” (1.p.67). ¿Cómo aborda Fuentes todos estos “perfiles”, todos estos “tiempos” y todos estos “espacios”? Fuentes indica que es imposible abarcarlos todos, más imposible aun es resumir la aproximación que hace el autor a ellos, sólo se intenta aquí invitar al lector a recorrer las páginas del libro lenta y reflexivamente, a saborear la historia y la literatura en este largo quehacer de la novela latinoamericana, porque la novela, como género literario, “es un cruce de caminos del destino individual y el destino colectivo expresado en el lenguaje” y “no hay novela sin historia”, señala Fuentes, desde Cervantes, cuando el Quijote “salió de su casa y ya no fue capaz de comprender el mundo hasta entonces transparente... la novela acompaña al hombre en su aventura dentro de un mundo repentinamente relativizado” (1.p.105). La historia y los individuos participantes en ella es lo que ha venido a engendrar la imaginación hasta nuestros días cuando nos ha entregado el asombro de lo real maravilloso, el realismo mágico, cúspide del “boom” de la novela latinoamericana. El “boom”, que históricamente abarca entre mediados de los años cincuenta y mediados de los setenta, amplió los horizontes literarios hasta entonces enmarcados en lo rural o lo urbano, nacionalismo o cosmopolitanismo, realismo o fantasía. En Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, se encuentra “la tensión entre Utopía, Epopeya y Mito” (1.p.262), cuyo tiempo es la simultaneidad, donde “los hombres se defienden con la imaginación del caos circundante, de las selvas y los ríos, del inmenso, devorador magna suramericano” (1.p.265). En lo urbano, encontramos al chileno José Donoso y al argentino Julio Cortázar. El primero nos hace transitar por el horror de sus “pasillos sin destino, patios sin uso, moradas ciegas”. Nos enfrenta a “sus fetos y sus perros, sus gigantes cabezones, sus imbunches y bebés duplicados... Al contrario de Cortázar, donde las casas son tomadas, en Donoso las casas ya fueron tomadas desde siempre” (1.p.293). Antecesores al “boom” fueron aquellas novelas que reflejaron la naturaleza del poder en la época post independista de América Latina. Sarmiento, con su Facundo de 1845, nos muestra la Argentina de la ciudad y el campo, donde predomina la forma arcaica de dominación, lo que Sarmiento denomina “la barbarie”. En esta etapa entran también “el cubano Cirilo Villaverde y Cecila Valdés (1839; 1882), costumbrista y romántica”, “el chileno Alberto Blest Gana, con Martín Rivas (1862)... Manuel Payno en México con Los bandidos de Río Frío (1888-1891)” y Vicente Riva Palacio con Monja, casada, virgen y mártir (1.p.76). En poesía, Rubén Darío, que la “renueva en castellano (en América y España) dejando un legado ambicioso y rico a los novelistas...” (1.p.77). Así también la novela misma es transformada por un brasileño; Joaquim María Machado de Assis” (1.p.77). Porque no se puede olvidar a nuestros primos de la lengua castellana cuya constitución como república llegó más tarde (1839-1908). Según Fuentes, Machado de Assis (1.pp.77-86) recobra por una parte la tradición de La Mancha: el humor cervantino al que el autor brasileño le da su toque propio, “mezcla de risa y melancolía que se resuelve, en más de una ocasión, en ironía” (1.p.82); y por otra, el “hambre universal de abarcarlo todo” (1.p.86) como en el Aleph de Borges. De la barbarie, a “barbarie y civilización” con el venezolano Rómulo Gallegos y su visión de la violencia del siglo XX (1.pp.91-108) a los mexicanos: Mario Azuela con Los de abajo, “épica del desencanto” (1.pp.108-121) cuyos personajes son “las víctimas de todos los sueños y todas las pesadillas del Nuevo Mundo” (1.p.114); Juan Rulfo y su Pedro Páramo, quien “consagra varios géneros tradicionales de la literatura mexicana; la novela del campo, la novela de la revolución, abriendo en vez una modernidad narrativa...” (1.p.126) ya que “cuenta la historia épica del protagonista, pero esta historia es vulnerada por la historia mítica del lenguaje” (1.p.133), presente este último en la búsqueda del padre. De la naturaleza agreste y desolada de Rulfo a la indomable vegetación de la selva, a ser tragado por ella, como en la novela La vorágine (1924), de José Eustasio Rivera, o a la empresa utópica de Carpentier y Los pasos perdidos (1.pp.161-195), donde se retrocede en tiempo y espacio a lo profundo de la selva para encontrar la utopía. Entre los perfiles culturales de América Latina se hace mención especial al barroco, cuyo representante más prominente en las letras es José Lezama Lima. El barroco se da en “lo que Lezama Lima llama contraconquista de lo puramente europeo por lo indo-afro-iberoamericano” (1.p.224). En su poesía (Las eras imaginarias) y narrativa (Paradiso) Lezama Lima propone, según Fuentes, que la memoria debe adquirir la plenitud de la forma, incluyendo la tragedia que debe ser restaurada por medio de la imaginación y por medio de ella también debe ser rescatada para que no sea solamente catástrofe (1.pp.224-225). Para Fuentes el “boom” de la novela hispanoamericana tiene sus matices: “pre-boom”, “boom”, “post-boom”, “mini-boom”, e incluso “anti-boom” (1.p.333), que el lector acucioso podrá detenerse a estudiar en detalle en el libro mismo. Mención y análisis especial merece el escritor de Paraguay Augusto Roa Bastos y su novela Yo el Supremo, aparecida en español en 1974 basada en la vida del tirano de ese país, José Gaspar Rodríguez de Francia, que gobernó entre 1816 y 1840, declarándose “Dictador Perpetuo”. Esta novela, explica Fuentes, es un diálogo de autor a autor para entender al dictador, en el cual se hace uso de la imaginación para así llegar a entender a su país, creando con ello “una segunda nación de la imaginación y la cultura... fuerza real de un pueblo, no la frágil nación del discurso oficial y el archivo histórico” (1.p.303). Y como la historia latinoamericana está tan poblada de dictadores, esta temática que Miguel Ángel Asturias abordó en El señor Presidente y Vargas Llosa en La fiesta del Chivo, no ha cesado hasta nuestros días: está presente en Purgatorio de Tomás Eloy Martínez, con el tema de los desaparecidos y las prácticas siniestras de la dictadura militar en Argentina entre 1976 y 1981 (1.p.354). También en Carlos Franz, escritor chileno quien en su comedia negra, Almuerzo de vampiros, nos muestra al narrador moviéndose entre dos mundos: el de Pinochet y el anterior a la dictadura (1.pp.381-384). Dentro de la literatura hispanoamericana contemporánea, varias novelas son analizadas por Fuentes en el contexto de esta disociación entre “lo que es”, “lo que debería ser” y “lo que puede ser”, entre la postulación escrita, oficial y burocrática de una formación social justa que se ajuste a nuestra realidad histórica, y la realidad a la que dicha postulación desemboca, pasando por la sociedad civil, las dictaduras y los sueños hechos añicos de la revolución nicaragüense. En esta búsqueda por la realización de nuestros sueños, la gran ciudad cobra importancia como foco central en que se desenvuelven las contradicciones de los planteamientos de Maquiavelo, Erasmo y Tomás Moro. En este contexto y posterior al “boom” está la generación literaria del “crack” en la que figuran escritores mexicanos como Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou, Eloy Urroz, Cristina Rivera Garza. “Dichos autores reclaman el derecho a la diversidad, son críticos de lo inútil o rebasado” (1.p.360) y en su narrativa rompen violentamente con usos y costumbres de una sociedad política que no se resigna a abandonarlos. De ahí la palabra “crack”, del inglés, onomatopeya para significar una ruptura súbita. Pero eso no quiere decir que la ruptura estilística involucre rompimiento con la tradición literaria, porque, nos dice Fuentes, “las grandes formas de la gestación —mito, épica, utopía— culminan pero se adaptan a la escritura” (1.p.359). Por esto, no puede haber creación sin tradición. Los autores contemporáneos no pueden escribir como García Márquez, Rulfo, Cortázar, Gallegos, Rivera, etc., pero tampoco pueden escribir sin ellos (1.p.359). Esto conlleva una advertencia contra el chovinismo literario que rechaza toda influencia extranjera. Alfonso Reyes, quien se vio sometido a la crítica chovinista, dio una contestación a este problema en A vuelta de correo, diciendo, cita Fuentes: “La única manera de ser provechosamente nacional consiste en ser generosamente universal. Pues nunca la parte se entendió sin el todo. No, nadie ha prohibido a mis paisanos —y no consentiré que a mí nadie me lo prohíba— el interés por cuantas cosas interesan a la humanidad” (1.p.358). Porque, en el fondo, “La novela es un cruce de caminos del destino individual y el destino colectivo expresado en el lenguaje. La novela es una reintroducción del hombre en la historia y del sujeto en su destino; así es un instrumento para la libertad” (1.p.126). Uno se pregunta si esta frase no se aplica también a la poesía, a la reivindicación que formula Neruda del hombre americano donde el poeta, en su Canto general, modela su propia voz en la historia de la América Latina. Dos preguntas quedan latentes al acabar este libro: la omisión que se hace de dos reconocidos autores de la novela hispanoamericana, directamente ligados al hilo central que atraviesa el análisis de Fuentes. El primero es el peruano José María Arguedas, cuya novela, Los ríos profundos, es relevante a la tríada mito, epopeya, utopía, que desarrolla Fuentes. En esta novela se palpa la escisión entre mito indigenista, destruido después de la Conquista, y la dura existencia del indio bajo el nuevo orden. Ernesto, el protagonista, cuando quiere retornar a la comunidad indígena, encuentra que la han reducido a un estado subhumano, diciendo: “Ya no escuchaban el lenguaje del ayllus; les habían hecho perder la memoria” (2.p.40). William Rowe, en su introducción a la novela de Arguedas editada por Pergamon Press in 1973, nos dice que Ernesto no se retrae a la memoria solamente, sino que confronta el pasado con el presente, cuyo efecto es dilucidar el conflicto entre mito y realidad presente, para intensificarlo. De esta forma su conexión con lo indígena es subjetiva y lo devuelve a la realidad para enfrentarla con la fortaleza espiritual que en ella encuentra. Hay en la obra de Arguedas un reencuentro entre la memoria y el presente para reconciliar la ruptura de estos dos tiempos; no, como sostiene Vargas Llosa en la introducción a la edición chilena de Los ríos profundos, de reclamar un retorno del protagonista al pasado, cuya conciencia está alienada del presente. El segundo autor olvidado por Fuentes es el chileno Roberto Bolaño, que en su novela Estrella distante trata la temática de la dictadura; en otra, Los detectives salvajes, siguiendo la tradición de Cortázar, se retrata la ciudad en los escenarios de México, Nicaragua, Estados Unidos, Francia, España, Austria, e Israel, y también en África. En esta novela se introduce una forma de humor gráfico, reduccionista, como el lenguaje escrito que encontramos en los aeropuertos internacionales para obviar las barreras lingüísticas (3.pp.577). Fuentes no olvida, eso sí, a las escritoras latinoamericanas, comenzando por sor Juana Inés de la Cruz y Gabriela Mistral, muestras poéticas del mestizaje, y a las contemporáneas que han tomado como escenario de sus novelas a la ciudad en contraposición a lo rural. Entre ellas se encuentran Ángeles Mastretta, Carmen Boullosa, Cristina Rivera Garza (de México); Matilde Sánchez (de Uruguay); Luisa Valenzuela y Sylvia Iparraguirre (de Argentina); sin dejar de lado a una brasileña, Nélida Piñón, cuyas novelas analiza en bastante detalle; y otras como las chilenas Marcela Serrano e Isabel Allende; Laura Restrepo, colombiana; y la mexicana Laura Esquivel, a quienes menciona de paso enfocando el análisis de sus obras desde la perspectiva general del desarrollo literario en América Latina. Aunque por un lado no analiza en profundidad el carácter feminista que se trasluce en ellas (excepto en algunos casos, como en una novela de Cristina Rivera Garza, p.371), por otro, rechaza abiertamente el machismo que indudablemente ha minimizado el aporte de escritoras a la literatura del continente latinoamericano. Y así, al final de este libro el círculo se cierra: 439 páginas de lenta e intensa lectura que nos devuelven al porqué de la portada del libro, a esta imagen de palimpsesto en la literatura. Es esta una obra de gran erudición, de un análisis profundo que abre el horizonte de la literatura a terrenos inesperados para el lector. Bibliografía 1. Carlos Fuentes, La gran novela latinoamericana, Alfaguara, Santillana Ediciones, Madrid, 2011. 2. José María Arguedas, Los ríos profundos, Pergamon Press, London, 1973, First English Edition. Introducción por William Rowe. 3. Roberto Bolaño, Los detectives salvajes, Editorial Anagrama, Barcelona, 1998. ** Carmen Malarée http://www.letralia.com/firmas/malareecarmen.htm Docente chilena (Longavi, 1950). Profesora de francés y español en el Reino Unido. Ha publicado la novela La voz del silencio (Editorial Maranatha; Talca, Chile) y el estudio “Development Education in the Spanish Classroom”, en la revista Vida Hispánica Nº 30 (otoño de 2004), de la Association for Language Learning del Reino Unido. === Muerte de Alfonso Cano: caída del último guerrillero legendario ======= === Enoin Humanez Blanquicett ============================================= Alfonso Cano fue —a mis ojos— un personaje gris, sombrío, distante, reservado, escurridizo y sin encanto; dueño de una estampa melancólica que no inspiraba una mala palabra ni un mal pensamiento. Ese aspecto es también resaltado por Luchino (http://lamula.pe/members/luchino), un comentarista de blog peruano para quien “su rostro es el de un idealista generoso”. A diferencia de otros personajes del bandolerismo nacional y del bandidaje patrio, cuya vida está llena de matices que podrían servir para escribir cientos de crónicas literarias y novelas sociológicas o históricas y componer corridos prohibidos abundantes en metáforas atrabiliarias o paseos vallenatos plenos de parábolas intemperantes, Cano es un hombre cuya efigie sólo alcanza para escribir una noticia policial de corte elemental. De no ser por sus orígenes sociales y por el perfil que se proyectó de él, el final de su vida de rebelde se hubiese podido cerrar con una nota periodística del siguiente corte: “El Gobierno colombiano informó que en la madrugada de hoy fue abatido alias Alfonso Cano, en un paraje montañoso del departamento del Cauca. Al momento de su muerte el jefe guerrillero se encontraba acompañado de un número reducido de combatientes”. A diferencia del Mono Jojoy, cuya sola fotografía generaba escalofrío y su voz campechana infundía respeto; de Manuel Marulanda, cuya mirada torva generaba desconfianza; de Carlos Castaño, cuyo rictus de perturbado con poder producía temor, o de Rodríguez Gacha, cuyos modales montunos producían recelo, Cano fue un tipo frío e indescifrable, con un semblante que no producía —a simple vista— ninguna emoción. Por eso escribir una crónica, para reseñar su vida y su caída, resulta un desafío de talla mayor para cualquier escritor que quiera abordar el asunto desde una perspectiva diferente a los clásicos clichés que sobre él se han difundido. Sus conmilitones lo describen como “un guerrillero intelectual, conocedor profundo de la historia del país, con una gran capacidad y un carisma especial para interlocutar, para cohesionar en torno al logro de la paz, incluso más allá de las estructuras de esa guerrilla”. En uno de los tantos textos en los que le rinden homenajes póstumos afirman que fue un “niño bien”, que renunció a los privilegios que “le correspondían a su acomodado origen social” e indignado —usemos ese término de moda— por la “cotidiana injusticia social de nuestro país” y “la violencia política”, que le “envenenaron la cabeza”, decidió “sacrificar su condición de clase”. De acuerdo con su percepción de las cosas, fueron esos dos motivos los que lo llevaron a abandonar “las frías calles bogotanas”, empujándolo hacia el monte”, donde “terminó de camuflado y enfusilado”, compartiendo su camino “con un grupo de campesinos y citadinos”, que han dado origen a “un proceso sociológico [que se ha] arraigado en muchas regiones de Colombia, hasta [el punto] de constituirse en un fenómeno raizal”. Según ellos, “en un país medianamente normal”, Cano no hubiese sido quien fue, sino “un brillante académico, investigador social o un dirigente político de un partido rosado” (Webguerrillero, http://bit.ly/wr5Zl0). El elemento intelectual y su origen de “niño bien” son los dos aspectos de la personalidad de Cano que resaltan también los cronistas de los diarios colombianos y extranjeros, frecuentemente acusados por los compañeros de ruta del abatido jefe insurgente de no difundir jamás “información veraz” sobre el movimiento guerrillero y de propalar sobre éste y sus jefes sólo “intoxicación mediática, morbo y propaganda oficial de guerra”. En el perfil postrero que John Saldarriaga escribió de Cano para El Colombiano, un diario conservador et fier de l’être, son esos dos elementos que conducen la crónica. En efecto, Saldarriaga abre su informe afirmando que Cano fue “un intelectual que se tragó la selva”. A renglón seguido nos cuenta que nació el 22 de julio de 1948 y que el hecho de que “hubiera salido marxista y de extrema izquierda” representa una de las más altas ironías de la vida, pues su padre era un “conservador laureanista” que lo bautizó Guillermo León para rendirle un homenaje “a Valencia, el segundo de los presidentes del Frente Nacional”. En adelante el cronista se explaya sobre su condición de “pequeño burgués” chapineruno, sus lecturas, sus amistades y pasatiempos universitarios, el camino que lo condujo al monte y los momentos memorables de su vida de jefe guerrillero (El Colombiano, http://bit.ly/zUfoZz). Por su parte el bloguero peruano La Mula lo define —desde el titular de su nota— como un “intelectual de sueños violentos”. En los dos parágrafos que preceden el reporte de la agencia EFE que el bloguero reproduce, éste sostiene: “La historia de Guillermo León Sáenz Vargas es la de un niño de la clase media alta colombiana al que no le faltó ni familia, ni dinero ni estudios; es la historia de un joven que devoraba libros de historia y ciencias políticas; la de un adulto que sintió el triunfo de Fidel Castro en Cuba como un triunfo suyo” (La Mula, http://bit.ly/AAHu9H). De su lado Daniel Lozano, del diario Público, de España, que titula su nota “El intelectual que prefirió el rifle a las ideas”, nos presenta desde la misma perspectiva una crónica que nos permite apreciar un mayor número de matices, pues Lozano se esfuerza por colorear la personalidad gris de Cano a partir de la literatura, los titulares de prensa sobre su muerte y las opiniones de analistas políticos que se han ocupado de versar sobre su final trágico. En lo que concierne a Manuel Koba, del portal Kaos en la Red, éste resalta que Cano fue “un intelectual de la revolución” que vivió y luchó “con el pueblo” (Kaos en la Red, http://bit.ly/zKSH2K). En ese mismo sentido abunda el escritor James Petras, para quien “Alfonso Cano es uno de los más brillantes intelectuales, trabajador, guerrillero, de su época”. Para Petras, Cano “tenía oportunidades de ganarse la vida como un pequeño burgués, profesor académico y en cambio sacrificó todo por su compromiso con la lucha por el pueblo y murió luchando fusil en mano contra toneladas de bombas cayendo sobre su campamento” (Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=139059). En síntesis, la mayoría de los medios: tanto los tradicionales como los contestatarios, terminaron de una u otra forma editorializando sobre lo mismo; recordándonos que Cano fue un intelectual de origen pequeño burgués, “que terminó escupiendo balas en la selva”, como tituló y versó El País de Cali (El País, http://bit.ly/Ak94i6). Palabras más, palabras menos, fueron esos dos aspectos los que definieron su marca de comercio e hicieron de él un guerrillero legendario. El intelectual que no se dio cuenta de un cambio de época Aunque Alfonso Cano no fuera al momento de su muerte la última personalidad guerrillera de importancia mayor, que deambulara por los parajes cerriles de la geografía colombiana, su muerte cierra la aldaba sobre un capítulo de la historia nacional: la era de la fascinación por la lucha guerrillera. En adelante, las figuras rebeldes que aún sobreviven terminarán desdibujándose definitivamente ante los ojos de la opinión pública. Su depreciación histórica y política terminará por convertirlas en iconos vivientes de un pasado aciago y doloroso que, a pesar de haber germinado en el valle de la esperanza y el romanticismo, terminó marcando la vida de la nación con el hierro candente del luto, el odio y el miedo. Bien los sintetiza Limero (http://lamula.pe/members/limero), un comentarista del blog La Mula, para quien en América del Sur estos “movimientos luchan por nada [...] y lo que comienza como sueños de cambios y progreso termina desconsoladamente en crímenes, secuestros y narcotráfico”. Cada vez es más evidente que, para el ciudadano del común, el mejoramiento de las condiciones de vida de los más necesitados en Colombia no pasa por una mesa de negociación con las guerrillas. Después del fracaso estruendoso de las negociaciones de paz del Caguán, donde quedó en evidencia la ausencia de un programa del lado de la dirigencia guerrillera para negociar con el Establecimiento la inclusión de los sectores marginados a la vida nacional, el número de los que creen que la redención de los pobres del país llegará por la vía de una revolución armada que derroque al sistema, como se creyó en el pasado, se ha reducido a sus mínimas proporciones. En marzo de 2007 la revista Semana informó que un sondeo de la encuestadora Gallup reveló que el rechazo de los colombianos a las Farc y al ELN se situaba en el 97% (Semana, http://bit.ly/xnJwsg). Los niveles de rechazo que hoy registra en la opinión pública el fenómeno insurgente contrasta con los niveles de aceptación que tuvieron los grupos rebeldes en los años 70, 80 y comienzo de los 90, momentos en los que entre el 25 y 35% de los colombianos manifestaba cierta simpatía por la insurgencia. En esos tiempos el hecho de asumir la defensa de las posturas insurgentes generaba cierto prestigio intelectual en algunos sectores de la sociedad latinoamericana. Como bien lo evoca Luchino (http://lamula.pe/members/luchino), “cuando ‘Alfonso’ hizo sus votos de profesión de fe, todo parecía que él apuntaba en la dirección ‘buena’, era la época en que ser joven y opuesto a las ideas que lo condujeron al sacrificio, era un real contrasentido”. Desafortunadamente para el país, la primera víctima del guerrillero Alfonso Cano fue el intelectual —en formación— Guillermo León Sáenz Vargas. Cuando se leen las entrevistas concedidas por el dirigente guerrillero, uno puede darse cuenta de que éste —enfrascado en la estrategia militar y la lucha guerrillera— no tuvo tiempo para percatarse de que “la historia avanzó con aceleración en las últimas décadas” y que “su credo, o religión terrenal” ya no era el instrumento adecuado para interpretar la nueva realidad social nacional y global. Sumergido en el día a día del conflicto, Cano no tuvo tiempo para darse cuenta de que, a pesar de los altos niveles de desigualdad que acusa el país, la organización guerrillera que comandaba había perdido paulatinamente su autoproclamada condición de “defensora de los derechos de los campesinos” y que sus “sacrificios y su lucha” habían comenzado a ser percibidos —por el pueblo— como un “ideal”, que no tenía nada que ver con “el bienestar del pueblo”. El creciente rechazo que ha manifestado la opinión pública frente al fenómeno insurgente, visto desde el ángulo de la historia y al tenor de la luz del espíritu de los tiempos que corren, no es de poca monta. Ese fenómeno puede explicarse a partir de varios factores: la torpeza de la guerrilla, la caída del campo socialista, el ascenso de la globalidad y el empoderamiento de los discursos que la atraviesan, que han convertido a la sociedad civil en interlocutora directa del Estado. Eso explica —en gran parte— porque después de la segunda mitad de los años 90 la dirigencia subversiva ha mostrado una gran dificultad para sintonizar sus prácticas con los discursos, que movilizan a los sectores más activos de la sociedad colombiana, como el discurso sobre la defensa de los derechos humanos, la democracia deliberativa, la protección de los animales y el cuidado del medio ambiente, los derechos de los niños y de género, los derechos de las nuevas generaciones, etc. Estos discursos, que para la mayoría de los revolucionarios de viejo cuño no pasan de ser una manifestación de la mentalidad pequeño burguesa, están hoy en el centro de la agitación social y su ascenso ha puesto sobre el tapete otras formas de lucha que le han quitado vigencia a las utopías rebeldes y al romanticismo guerrillero. Son esos nuevos discursos globales, que han remplazado al viejo discurso revolucionario, los que nos ofrecen las claves para entender por qué los jóvenes de nuestro tiempo, aunque tengan el corazón lleno de odio contra el sistema y se sientan frustrados por el mal manejo de la cosa pública por parte de élites dirigentes corrompidas, no están dispuestos a morir anónimamente con un arma en la mano, en un lugar recóndito de la geografía planetaria. Para esa generación de infantes, que vino a este mundo delante de un televisor, viendo durante la primavera de 1989 la acción heroica de un estudiante chino que enfrenta a una caravana de tanques del Ejército del pueblo, armado de un simple bolso y un paraguas en la Plaza Tian’anmen, resulta más poético recibir una paliza de la policía o morir en una masacre pública, delante de las cámaras de televisión (YouTube, http://youtu.be/9-nXT8lSnPQ). Suena hedonista, pero así es. La revolución contra el régimen libio, el levantamiento contra la dictadura siria, la primavera árabe, las movilizaciones de los indignados en las cuatro esquinas del mundo y la oposición férrea de los estudiantes chilenos y colombianos a los proyectos de reformas neoliberales a la educación superior, son una prueba elocuente de que la acción revolucionaria no se juega hoy en los farallones de la Sierra Maestra, ni en las cuestas andinas del Macizo Colombiano, sino en las calles y plazas de los centros urbanos. Los movimientos sociales de los últimos 20 años nos muestran que, para los espíritus utópicos de nuestro tiempo, toda la gloria que podía alcanzarse por la vía de la lucha armada ya fue alcanzada por alguien. Para ellos es evidente que ya no habrá un nuevo Che Guevara, ni tampoco otro Fidel Castro entrando a La Habana, con una paloma posada sobre el hombro, al frente de un ejército de rebeldes barbudos, sudorosos y felices. Tampoco habrá nuevos guerrilleros sandinistas entrando a Managua, poniendo al dictador en fuga en medio de la algarabía del pueblo. Lo que nos muestran los grandes movimientos ciudadanos, que se han generado en Colombia en los últimos 15 años, es que la nueva dirigencia social colombiana es consciente de que las páginas de gloria que podían escribirse a través de la lucha guerrillera en el país, ya fueron escritas por alguien y las que no se escribieron antes del fracasado proceso de paz del Caguán, ya no se escribirán jamás. Dentro de esa lógica, todo indica que no habrá un segundo cura guerrillero que muera heroicamente tratando de arrancarle el fusil a un soldado en pleno combate, ni tendremos a otro Jaime Bateman Cayón (http://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Bateman_Cay%C3%B3n) que desaparezca para siempre a bordo de un avión en las selvas del Chocó. En fin, no habrá otro Jacobo Arenas, ni otro Tiro Fijo, ni un nuevo Cura Pérez muriendo de viejo en su cambuche en medio de la manigua, derrotando por la vía de la muerte natural a un Estado débil, que no fue capaz de capturarlos o de abatirlos, a pesar de que puso precio a su cabeza y anunció durante años, por todos los medios —y a los cuatro vientos—, que se pagaría recompensa a quien diera razón de sus paraderos. En consecuencia, la toma del poder por la vía de las armas parece ser —cada día que pasa— un capitulo agotado, una quimera que no despierta el entusiasmo de nadie, un sueño que se ha transformado en pesadilla dantesca. Con respecto a ese punto vale aquí traer a colación lo anotado por Destellos Humanos (http://www.publico.es/comunidad/usuario/Destellos+humanos), uno de los comentaristas de la nota sobre la muerte de Cano en el periódico Público de España. Según él, “los movimientos guerrilleros en Latinoamérica que se propagaron por el continente en el siglo pasado tuvieron un significado y una significación histórica con grandes diferencias respecto a los movimientos armados que aún hoy existen (generalmente centrados en actividades comerciales ilícitas por encima del sustrato ideológico que pretenden conservar)”. En esa misma dirección apunta el columnista independiente y escritor Álvaro de Jesús, para quien los movimientos guerrilleros perdieron la confianza del pueblo por “la mentira, el total desinterés por la paz, y el desarrollo de los pueblos, aunado a la escalada del negocio de la droga justificado en la financiación de la guerra”. Esos y otros hierros terminaron “convirtiéndolos ante la opinión pública en bandidos armados, con territorios dominados para el delito”. Su imagen se desdibujó aun más cuando comenzaron a “perseguir al pueblo que decían que defendían”. Éste, “ante el horror del secuestro y las pescas milagrosas, como de los inhumanos ataques a las poblaciones”, ha decidido rechazar abiertamente sus desafueros, porque se dio cuenta de que no “será el camino de la guerra y el sometimiento por la fuerza, la vía que lleve a la nación hacia el fin de las injusticias de los poderosos, ni hacia el desarrollo social, económico y cultural”. El declive que hoy registra la utopía insurgente en Colombia comenzó con el fracaso de las negociaciones de paz en el Caguán. Después de ese momento el fervor por la lucha armada, que marcó la vida de tres generaciones de colombianos, se ha extinguido aceleradamente. Por eso son pocos los que han salido a protestar la muerte de Cano. La decadencia de la utopía guerrillera ha prosperado a pesar de que las Farc no han dejado de gritar —a todo pulmón— que en nombre de “los humildes de Colombia”, “los guerrilleros de las Farc entraremos a Bogotá”, de la mano del “Libertador”, “con Manuel, con Jacobo, con Jorge, con Raúl, con Iván Ríos y con todos los caídos, [...] en los puños levantados del pueblo, cabalgando en la insurrección, para instaurar en la plaza de Bolívar el nuevo gobierno patriótico y bolivariano inspirador de nuestra lucha”, poniendo fin a la opresión y alcanzando, “al fin, la justicia social para todos” (comunicado de las Farc-EP, http://bit.ly/yS5tEm). Hay un evento que nos da algunos indicios de la desvalorización que ha sufrido en los últimos tiempos la lucha guerrillera como vehículo de reivindicación social en Colombia: el movimiento estudiantil de defensa de la Universidad Pública. A pesar de que la muerte de Alfonso Cano se produjo en medio de la más importante agitación universitaria de los últimos 40 años en el país, ésta no ha perturbado el espíritu del Movimiento Estudiantil. El comportamiento asumido por los estudiantes frente al hecho nos indica que algo ha cambiado profundamente en el sector estudiantil con respecto a la actividad insurgente, pues en el pasado los estudiantes se contaban entre los primeros en salir a condenar las acciones armadas en las que se arrebataba la vida a los dirigentes de izquierda o en las que se daba de baja a uno que otro reconocido icono rebelde. Lo que ha pasado con la muerte de Cano y el movimiento estudiantil de defensa de la Universidad Pública me recuerda un episodio que sucedió el día de la muerte de Pablo Escobar en la Universidad de Córdoba. Ese día los estudiantes del programa de Ciencias Sociales se encontraban en asamblea general para definir el curso de una huelga estudiantil que llevaba más de un mes. La discusión estaba en su mejor momento cuando un estudiante entró gritando al recinto donde se realizaba la asamblea: “¡Acaban de matar a Escobar, acaban de matar a Escobar..!”. Su exclamación sólo generó un murmullo tímido entre los asistentes. El estudiante que dirigía la reunión miró al heraldo con un poco de asombro, luego miró a los concurrentes para escrutar lo que reflejaba su semblante por causa de la noticia. Acto seguido dijo: “Continuemos con el orden del día y luego comentamos el incidente”. Al final de la reunión uno de los dirigentes estudiantiles más importantes de ese momento les dijo a los pocos estudiantes que aún quedaban en la sala... “Algo importante ha pasado en el país después de que se expidió la Constitución del 91 y se desmovilizaron el M19 y el EPL. Si la muerte de Escobar hubiese sucedido en los años 80, los estudiantes no hubiésemos dudado un minuto para salir a la calle a rechazar el hecho, a vivar al muerto y a condenar el intervencionismo del imperialismo yanqui en Colombia”. A pesar de todos los eventos que condimentan la actual coyuntura política colombiana: la discusión sobre la reparación a las víctimas, la restitución de las tierras a los desplazados, la develación de los escándalos de la parapolítica, de las chuzadas, de los falsos positivos y de las ollas podridas de corrupción que comprometen al anterior gobierno, la opinión pública colombiana; el país de a pie, profundiza —día a día— su distancia frente a la lucha guerrillera y a todo tipo de manifestación armada irregular. La consolidación de otros mecanismos de protesta social, como la célebre corzatón que obligó al presidente del Senado —a pesar de su arrogancia inicial— a enmendar la plana, y las críticas en las redes sociales, que han llevado a Pachito Santos a pedir disculpas por sus siniestras recomendaciones al gobierno sobre el manejo de la protesta estudiantil, son eventos que nos llevan a considerar que la muerte de Alfonso Cano, la última figura de corte legendario que le quedaba a las Farc, va a profundizar la depreciación del rol de los grupos armados —de todo género— como voceros del descontento y la indignación social. En consecuencia, la única salida que hoy les queda a personajes como Gabino y a los altos jerarcas del ELN, que componen el Coce, así como a la miríada de comandantes de menor rango que se aprestan a integrar el Secretariado Mayor de las Farc, si quieren ocupar un lugar aceptable en las páginas de la historia nacional, es la negociación con el Estado de las condiciones de su retorno a la vida civil. A pesar de que un gran porcentaje de los reportajes que se escribieron para reseñar la muerte de Cano se concentran en presentarlo como un intelectual rebelde, hay en todas partes personas que resaltan que la intelectualidad no es la principal característica de Cano. Por ejemplo Machiavelli Jobs (http://www.publico.es/comunidad/usuario/MACHIAVELLI+JOBS), comentarista del periódico Público de España, sostiene que “un intelectual nunca haría eso [preferir el rifle a las ideas], por muchos estudios que tuviera y muchas obras que hubiera leído y escrito, cuando coge el rifle deja de ser intelectual, del tirón!”. Otro comentarista de periódico que está sintonizado con la misma tesis es Petete (http://www.elpais.com.co/elpais/users/petete), de El País de Cali, para quien “si Cano hubiera sido intelectual no hubiera hecho tanto daño a su país..., no hubiera matado tanta gente y no hubiera abusado del pueblo colombiano. Así que —para él, Cano— de intelectual nada”. Por su parte Héctor Riveros Serrato sostiene que Cano no fue ni intelectual ni amigo de la paz, como se ha creído por largo tiempo. En su parecer Alfonso Cano fue un individuo poseído por un “delirio mortal” (El Espectador, http://bit.ly/ygzNwG). Pero, en fin —si realizamos la reconstrucción de su vida a partir de las notas tanto de la “prensa burguesa” como de la “prensa revolucionaria”—, es bajo la etiqueta de intelectual que Cano entrará en los casilleros de la historia. En los periódicos electrónicos y los portales de Internet afines a su causa, sus partidarios sostienen que los “intelectuales de la talla de Cano”, al contrario de los “los intelectuales pequeños burgueses” que pasan su vida en “cómodos gabinetes y oficinas de estudio teórico [...], ponen a prueba sus diplomas, reconocimientos teóricos y títulos académicos en la práctica revolucionaria, los arriesgan en la práctica, poniendo en juego su vida en forma absoluta e incidiendo de manera determinante en el curso mismo de la historia” (Anncol, http://bit.ly/z6ToSP). Por su parte la “gran prensa” lo presenta como “un ‘nerd’ como esos que pintan las películas de Hollywood, apasionado por la historia, obsesionado con los libros sobre política”, que después de entrar a la Universidad Nacional se “convirtió en líder de las Juventudes Comunistas” y en el año 1981, luego de un carcelazo, se “sumerge en montañas colombianas, busca a los jefes de las Farc y se declara su nuevo peón, contrariando las intenciones del Partido Comunista, que quería enviarlo a estudiar a Moscú para protegerlo de las autoridades que ya conocían de la incidencia que empezaba a tener”. Por esa vía el “chico flaco, débil, de pelo revuelto, gafas de lentes gruesos”, que “creció en el barrio Chapinero de Bogotá en medio de un ambiente típico de clase media: sin lujos mayores, sin hondas carencias”, se convirtió en el máximo líder de las Farc, gracias a su “formación ideológica y capacidad estratégica” (El País, http://bit.ly/Ak94i6). Siendo honestos, hay que reconocer que Alfonso Cano incidió de “manera determinante [y cruenta] en el curso mismo de la historia” colombiana de las últimas dos décadas. Eso nadie se lo va a negar. Forjado intelectual y políticamente en la agitación y el dogma”: “Agitación y Dogma” era la divisa de la célula comunista a la que perteneció el estudiante Guillermo León Sáenz Vargas en la Universidad Nacional; Cano perdió o no adquirió nunca los reflejos indispensables que le permiten a todo intelectual percibir antes que la gente del común los signos de un cambio de época. Sin duda alguna su diagnóstico sobre el origen de la guerra en Colombia es adecuado. Su tesis que sostiene que “la guerrilla revolucionaria no existe en nuestro país [...] por una orden impartida desde el antiguo campo socialista”, sino que surgió “por causa de la marginalidad social y la violencia política ejercida de manera sistemática por la élite del poder”, es coherente desde el punto de vista histórico. De otra parte, la salida que planteaba al conflicto: un acuerdo de paz que condujera a “cambios de fondo, democráticos, a la vida institucional y a las reglas de convivencia”, basados en la “concepción revolucionaria” de su movimiento guerrillero y su visión “de la Nueva Colombia”, nos muestran que era el jefe rebelde el que gobernaba al espíritu de Cano y no el intelectual (ABP Noticias, http://bit.ly/y8yQgN). De hecho, eso explica por qué “las Farc dicen que persistirán en buscar una solución política —a la confrontación— pero sin previo desarme”, porque para Cano la desmovilización era “sinónimo de inercia, de entrega cobarde, de rendición y traición a la causa popular y al ideario revolucionario (...), una indignidad” (El Mundo, http://bit.ly/zurfzV). En conclusión, para Cano y los que piensan como él la paz sólo se conseguirá en Colombia cuando las Farc hagan una revolución armada que viabilice su proyecto de “paz con dignidad y justicia social” y sobre esa base las partes difícilmente llegarán a un acuerdo político que ponga fin al conflicto. Alfonso Cano fue un personaje producto de su época y de la sociedad en la que nació, creció, se reprodujo y murió. Una de mis amigas dice que hay varios hechos que se asociaron para marcar de manera negativa su destino: haber nacido el 22 de julio de 1948, tres meses y trece días después del evento que dio el pitazo inicial de la violencia política de a mediados del siglo XX; ser hijo de una familia conservadora, cuyo padre laureanista lo bautiza con el nombre —para hacerle un homenaje— de un político, que de presidente de la república durante el frente nacional ordenó el ataque a Marquetalia en mayo de 1964, y haber crecido en un periodo agitado en el seno de una sociedad violenta y excluyente. Según mi amiga la conjugación de todas las malas energías que representan esos eventos determinaron el sino trágico del pequeño Guillermo León. En efecto, toda esa carga histórica negativa —según ella— lo ungió de un karma protervo que hizo de él lo que fue. Esos elementos configuraron un albur que lo predestinó para entrar en las paganías de la historia por la puerta de la violencia y a través del dolor, lo cual se hubiese podido evitar de haberse llamado verdaderamente Alfonso, Cantalicio, Mamerto, Godofredo o Vicente o de haberse saldado la operación Marquetalia con la muerte o captura de Tiro Fijo y Jacobo Arenas, sus posteriores mentores. Particularmente no le doy crédito a esa teoría, porque no creo que los signos ocultos que se develan a la luz de la astrología incidan sobre el curso de la vida de un individuo. Pero mi amiga, que es fanática del tarot y la quiromancia, sostiene que el entrecruzamiento de todos esos arcanos funestos en la vida de ese individuo marcó su existencia. Para ella, las vivencias de Cano, de la cuna a la tumba, representan la trama perfecta de una novela, que le puede prodigar la gloria literaria a quien la escriba, si el escritor tiene la genialidad suficiente para descifrar las claves que se esconden detrás del personaje y su época. ** Enoin Humanez Blanquicett http://www.letralia.com/firmas/humanezblanquicettenoin.htm Periodista colombiano (vereda La Octavia, corregimiento de Loma Verde, Córdoba). Es licenciado en ciencias sociales con énfasis en investigación. Ha cursado una maestría en historia, perfil contemporáneo, campo América Latina y el Caribe, especialidad historia de las migraciones, en la Universidad de Québec en Montreal (http://www.uqam.ca). Desde los años 80 ha estado vinculado a diferentes medios de comunicación, en los que ha trabajado como locutor de radio y reportero independiente, presentador de noticias y creativo publicitario. Desde 2004 sus análisis sobre la actualidad latinoamericana y norteamericana se han publicado en la revista Semana (http://www.semana.com). También ha publicado en El Magazín (http://blogs.elespectador.com/elmagazin) de El Espectador (http://www.elespectador.com) y en periódicos canadienses. === No es el tiempo el azar, es la vida Alberto José Pérez =========== Días de azar Fidel Flores Poesía Ediciones Icum Maturín, Monagas (Venezuela), 2011 ISBN: 978-980-6710-38-2 52 páginas Todo es azar y peligro en la vida, menos la muerte y las oraciones que acompañan al hombre en su tránsito, que sirven de disfraz para los dolores, para lo que en algún momento pueda llamarse un tiempo feliz, dichoso; el hombre apostando por algo que nunca logra obtener, pasa de un mundo emocional a otro, indistintamente de la época del año, del gobierno de turno y la canción de moda, la bohemia y las estaciones lunares, el hombre es lúdico por naturaleza, por eso aunque muchas veces la muerte sea sorpresiva, el poeta, único ser dichoso y festivo en el dolor, la cultiva con esmero de ebanista. Ya quisiera yo entender un poco más en qué consiste tanta dedicación del poeta en cantar las sombras, lo oscuro de unas huellas que a veces, las más de las veces, rompen como una ola marina, sin forma pero acercándolo de nuevo al comienzo de la trocha que creía cima, en su final: ...de aquí no se regresa nadie reza por nadie no hay misericordia esta tierra se lo traga todo... A Días de azar corresponden estos versos; Fidel Flores, su autor, llanero de Pueblo Nuevo del Caris, poeta de obra conocida y celebrada por quienes nos gloriamos de ser sus amigos y otros que no lo son, pero que por igual aplauden su lírica, la sentencia sin tregua, la ingrimitud y el silencio que se convierten en su mortaja, sin que, fuera del círculo del mundo de su poesía, se vean, y sistemático, el poeta, nos lleva como en una densa nube por sus cantares: no hubo tregua ni reinos que defender sólo rencor por alimento hierba seca y animales muertos nada en que pensar ni en que ocupar la soledad. O cuando ya no tiene remedio y son las noches, las manos que guían, los acordes musicales que embelesan para que el poeta nos deje su manifestación de hambre, por un mundo, como siempre, desconocido, donde el eco de la palabra que sentencia no se hace esperar, las señales son insistentes, luces que invitan al descubrimiento de este libro: Días de azar, siendo su autor, como ya dije, Fidel Flores, el maestro poeta de los horizontes del llano oriental, revelándose con una poesía que va transparentando las trochas, senderos, que llevan, antes de perderse en los surcos que guardan la memoria del hombre, a la casa de los hombres, que como Fidel Flores, brindan siempre, la posibilidad de la belleza del azar de los mundos de la palabra: Me voy de aquí regreso a los farallones desnudo entre cielo y tierra ** Alberto José Pérez http://www.letralia.com/firmas/perezalbertojose.htm Poeta, editor y comentarista literario venezolano (El Samán, Apure, 1951). Ha obtenido reconocimientos por su obra poética entre los cuales vale mencionar el Premio Único de Poesía de la Bienal de Literatura de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) por su libro Homenajes (1991), y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), por el poemario El espejo y la memoria (1987). También ha publicado los poemarios Los gestos tardíos (1975), El libro de Barinía (1985), Marca (1984), Olor de amor (1995), Como si valiera un siglo (1996), Retrato de memoria del corazón de una mujer (1997), Un poeta como yo (2006) y la antología poética El poeta de quien les hablo (1999). === Kafka, el niño que le temió al poder Edgar Borges ================ A la obra de Franz Kafka regreso no sólo a través de sus libros, también vuelvo a ella cuando me pierdo en el entramado del mundo (la burocratización de las salidas, la pretensión de sistematizar el todo, el ruido, la no vida). Siempre he creído que en La metamorfosis, El proceso, El castillo o Carta al padre se esconde un niño que le temió al poder (la inquebrantable verdad del poder). Entre los numerosos análisis que le han dedicado al tema Kafka y poder, el de Elias Canetti describe muy bien la vulnerabilidad del escritor checo por no hallarse en la sociedad de los “fuertes”. Desde el título, El otro proceso de Kafka, Canetti se acerca al temor que su escritor favorito sentía hacia la autoridad como forma absoluta de interpretación de la vida. Según Canetti, para Kafka el poder era el camino contrario a la libertad: “Dado que teme al poder en cualquiera de sus manifestaciones, dado que el auténtico objetivo de su vida consiste en sustraerse al poder en cualquiera de sus formas, lo presiente, reconoce, señala o configura en todos aquellos casos en que otras personas lo aceptarían como algo natural” (p. 152). En Kafka, padre y Estado son el mismo monstruo que devora utopías. Y el utopista sabe que el poder le quiere moldear la mirada (la que descubre los espacios invisibles). En su fuga (de la prisión externa) el escritor encuentra la puerta de la ficción. Y la abre para descubrir un universo que le permite vivir alejado de la rigidez que aceptaron los otros, como quien huye hacia la habitación de su infancia. Sin embargo, en la misma soledad de sus sueños, siente que lo alcanza la frialdad de las leyes de un mundo demasiado mecanizado para pretenderse humano. Y en respuesta devuelve una magistral interpretación del mandato adulto que (desde el absurdo) adoctrina la magia infantil. Canetti se explica que para Kafka la literatura era una metamorfosis constante, un acto humilde y supremo de cambio (el ilusionista cuyo acto maestro es su propia desaparición del mundo de hombres sin alma), una de las dos opciones que tenía el ficcionista negado a participar en el circo del endurecimiento de las sensibilidades. La otra vía era implosionarse junto al circo, pero Kafka no tenía vocación de kamikaze. “Uno se hace muy pequeño, se transforma en insecto con el fin de ahorrarle a los demás la culpa que cargan por no amar y por vejar al prójimo; uno se desapetece de los demás, que con sus repulsivas costumbres no cesan de acosarle” (El otro proceso de Kafka, p. 65). El otro día me detuve ante el siguiente titular: “La urbana ha multado más de 100 veces a un indigente sin techo y sin recursos”. De inmediato cerré el periódico (negado a buscarle alguna explicación al suceso) y pensé en el creador de Gregorio Samsa, el escapista que se convirtió en bicho para no ser un adorno más de la familia y del trabajo. Kafka, el corredor de seguros que en sus momentos libres volaba hacia la nada; Kafka, la fragilidad del amor en un mercado de ruidos; Kafka, el sujeto que se le fugó (como el joven que huye de la milicia) al proyecto del hombre cemento (una data, muchos números, ningún ser). Franz Kafka, como un indigente de la dureza del mundo, vivió sin saber exactamente qué hacer con la sensibilidad que sacudía su existencia. La casa, la educación, la sociedad. Una respuesta para todas las preguntas; una realidad para todas las posibilidades; la uniformidad de las emociones (el espectáculo global que frivoliza el yo particular de cada uno), el imperio de lo tangible. ¿Quién dijo que fuera fácil dejar de ser el niño de la imaginación poderosa para convertirse en un adulto servidor de las pesadillas de la burocracia? ¿Se le permite a un adulto soñar realidades múltiples en un mundo educado para una realidad absoluta? Y no puedo evitar que Kafka renazca, así como en la noticia sobre las multas contra el indigente, en cada niño que corre por los laberintos de su juego sin sospechar que afuera, en la oficina del mundo, lo espera una telaraña de acero que amenaza con helar su fuego. ** Edgar Borges http://www.letralia.com/firmas/borgesedgar.htm Escritor y periodista venezolano (Caracas, 1966). Autor de la radioserie La fuga de don Quijote, transmitida por Radio Exterior de España (http://www.rtve.es/programas/radioexterior) en el marco del IV Centenario de Don Quijote de La Mancha (2005). Ha publicado los libros de relatos Sueños desencantados, Mis días debajo de tu falda y El vuelo de Caín y otros relatos, las novelas La monstrua, la mujer que jamás invitaron a bailar, ¿Quién mató a mi madre? (finalista del III Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches, 2008) y La contemplación (I Premio Albert Camus 2010), y el monólogo Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante, así como el relato ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe? (http://www.letralia.com/poe), publicado en 2009 en edición bilingüe, en español e inglés, por Editorial Letralia (http://www.letralia.com/ed_let), de Venezuela, y Grup Lobher (http://www.gruplobher.es/blog), de España. Sus relatos han sido publicados en diversas antologías. === La colombiana impostora Dixon Acosta ============================= Desde hace unos meses hay una colombiana en boca de muchas personas, o mejor debería decirse en boca y ojos de medio mundo, siendo la protagonista de una película que por su trama llama la atención de las masas, con un argumento de fácil digestión, una niña bogotana que presencia la muerte violenta de sus padres y, al crecer con la semilla de la venganza, se convierte en una letal asesina. Se trata del mismo libreto reciclado del cerebro detrás de la película, el francés Luc Besson, quien inició un subgénero fílmico de acción femenina con la película Nikita y una larga serie de versiones en cine y televisión. La historia podría perfectamente haber acontecido en una realidad que como la nuestra ha sido contaminada por la violencia política y social, con terribles efectos en niños y jóvenes colombianos. Sin embargo el relato cuenta con una serie de imprecisiones y falsedades que justifican las críticas y reclamos que incluso han surgido desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia. En este caso no se trata sólo de la etiqueta que representa para los espectadores del mundo la identificación del nombre de Colombia con los fenómenos violentos, sino la manera como se ha simbolizado a la nación. No se trata de la primera representación falseada y caricaturesca del país en el cine extranjero. Sobre el tema, quien firma el presente artículo es autor de un libro con más de trescientas referencias cinematográficas de Colombia, algunas de las cuales han sido filmadas en otros países, simulando paisajes y personajes colombianos (1). Recordamos en su momento presentaciones tan deplorables como Romancing the Stone (Dos bribones tras la esmeralda perdida, 1984), Collateral Damage (Daño Colateral, 2001), o Mr. & Mrs. Smith (Sr. y Sra. Smith, 2005); en esta última se esbozaba una Bogotá totalmente desconocida en su paisaje urbano, arquitectura, clima y acentos lingüísticos de los supuestos colombianos que allí aparecían. Lo inexplicable es por qué algunos realizadores no ruedan sus historias en nuestro territorio y prefieren otros lugares, que hoy por hoy son más peligrosos para la industria del cine, si acaso los motivos de seguridad son la justificación para que productores y directores no aprovechen nuestra diversidad de paisajes, personas y climas. Incluso el gobierno nacional ha creado incentivos, como exenciones y facilidades migratorias (así lo prueba la normatividad de visas de la Cancillería) a los realizadores foráneos que deseen filmar en nuestro suelo. En el caso de Colombiana, la película objeto del presente comentario y titulada en nuestro medio con el maquillado nombre de Venganza despiadada, la protagonista es de origen dominicano (Zoe Saldaña, quien interpreta a Cataleya), y las escenas que supuestamente ocurren en Bogotá fueron filmadas en México (como ha sido el común denominador de otras películas en el pasado), aparte de la connotación criminal del argumento fílmico. Algunos dirán que los colombianos no deberíamos resentirnos tanto con historias extranjeras que remarcan el estereotipo violento de nuestro gentilicio, cuando incluso productoras de cine y televisión nacionales han realizado series y películas en las cuales la reputación de hombres y mujeres del país no sale bien librado, argumento que comparto plenamente, pero al menos en esas producciones las locaciones colombianas son reales. No se trata de negar los problemas o maquillar nuestra realidad, e incluso justificando la libertad creativa de los libretistas y directores de ficción, lo mínimo que podríamos esperar de estos productores es que las historias que se dice transcurren en Colombia, efectivamente se filmaran en nuestro país, ya que los espectadores del mundo podrían tener una mejor aproximación a nuestra realidad física y, si fuera del interés de sus realizadores, las mismas obras artísticas se beneficiarían con un toque veraz, así el contexto siga siendo tan complejo. Está visto que Colombia, en el cine extranjero, resulta ser como ciertas historias de Hollywood, una comedia liviana con la capacidad de terminar en pesada tragedia. Nota 1. El título del libro es Colombia en el cine universal: la caza de citas (http://bit.ly/w5fGlD) y puede conseguirse a través de la editorial Autores Editores. ** Dixon Acosta http://www.letralia.com/firmas/moyadixon.htm Diplomático colombiano aficionado a la literatura. Fue cónsul de Colombia en Ciudad Guayana (Puerto Ordaz, Venezuela) y actualmente desempeña un cargo diplomático en Nicaragua. Ha publicado artículos en revistas de su país. === Cartas desde el exilio ================================================ === Recuperando el ayer Ronald Castillo Florián ====================== Siempre he creído que todo poeta es un exiliado, un paria agreste que lucha diariamente con el maldito sistema que lo obliga o pretende obligar a salir de su quehacer escribano para envolverlo en su tentáculo alienante, inmisericorde, estúpido, y así lanzarlo a su juego de naipes donde uno siempre pierde. He leído con mucha emoción el poemario de mi buen amigo Leoncio Luque Ccota, Exilio interior y otros poemas devastados, poemario digno de ser leído no solo por placer poético —aunque bien cumple ese rol— sino por el alto contenido antropológico, social y hasta político que en él se desenvuelve, pues no solo toca la realidad del peruano migrante, sino la relación con sus semejantes y su actuar ante la sociedad. Este poemario, creo yo, debe ser lectura obligatoria de todos los que hemos venido al monstruo capitalino a buscar un “progreso”, y no me refiero a la persona que camina de un lugar a otro, sino al que ha nacido también en esta Lima antropófaga, pero que sus raíces están cimentadas en alguna provincia de esta nación. Aunque muchos alienados se consideren limeños por haber nacido aquí, en realidad no lo son porque el nacimiento es solo un accidente geográfico, pues las raíces están en otra parte y solo fueron trasplantados de jardín. En consecuencia, no se es limeño por el hecho de nacer en esta tierra. Exilio interior merece ser leído desde un contexto marginal, desde el extremo de la ciudad; este poemario tendrá eco en quien al leerlo se identifique con la realidad que en ella se desarrolla, yo lo he leído tres veces y la última vez lo leí desde otro ámbito, estuve en un autobús desde el centro de Lima hasta Villa El Salvador, y en el camino el buen conductor, como confabulando a mi lectura, colocó música popular, adecuada para todo provinciano que añora o recuerda sus raíces, era música chicha a un volumen considerable donde muchas personas movían los labios repitiendo las canciones que el repertorio ofrecía. Fue ahí donde empecé a leer, nuevamente, el poemario, y fue una experiencia formidable. El compás musical, la realidad del texto, mi experiencia personal, hicieron que experimentara los poemas de manera diferente, existencial, poético, desde el yo del autor. Me apropié de los poemas tanto que sentí la historia de los migrantes como la mía —en verdad lo es— y como la de todos los que estaban viajando conmigo. El poemario arranca su travesía, a manera de tour, describiendo la realidad del poeta, vive en Pamplona: la de San Juan de Miraflores, la del cerro y sus migrantes, la popular, la de culturas mezcladas, la del pueblo, la de las fiestas provincianas, la del pie del cielo. Está dividido en tres partes, con poemas que van desvistiendo de a poco la travesías de la gente que se cimenta en una tierra y donde decide “plantarse” y hacer suyo el lugar sin olvidar nunca sus costumbres. En esta travesía el poeta camina junto a Casandra —me trae a colación la aventura de Dante y Beatriz— y juntos van describiendo desde el ser del poeta hasta la realidad de las personas. “La humanidad / busca su identidad en la guerra / mientras nosotros en recuerdos”, le dice el poeta a su guía, pues añora la tierra dejada atrás, la fuente misma de su pensamiento y su ser, invitándonos a pensar en el tema central de muchos: el ansia de la tierra. El poemario va a lo largo de su “aventura” entonando las realidades de Pamplona, describiendo cómo fue antes de estar poblada, e incluso describe cómo la humanidad en su afán de avanzar desgasta y expulsa a otros seres de su hábitat, pues el poeta nos menciona que antes había lagartijas en ese desierto, y que ahora son las personas quienes han ocupado su espacio. “Los años que ya no conozco en mi memoria / desaparecen como / lagartijas entre la arena / junto al cementerio / donde busco mis raíces”. En este poemario, Luque nos invita a no dejar atrás la memoria histórica, pues muchos solo viven pensando en el futuro dejando al olvido lo que vivieron o tuvieron que vivir sus padres para que puedan estar en un lugar cómodo, donde pueden “recoger sueños / de café, cigarro & emoliente”. Hay que ensalzar que este poemario es ganador de un Horacio, premio importante en la poesía peruana, y que reconoce en Leoncio su vena poética y lo ratifica como una voz importante en la poesía peruana, pues sus poemas son escritos desde sus “labios carcomidos de amor / que nos obsequia el tiempo”. ** Ronald Castillo Florián http://www.letralia.com/firmas/castilloflorianronald.htm Escritor peruano (Cañete, Lima 1979).Cursó sus primeros estudios de literatura en la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica (http://www.unica.edu.pe), que interrumpió para estudiar filosofía en el Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII (http://www.isetjuan23.edu.pe), en Perú, y teología en Studium Theologicum (http://www.studium.com.br), en Brasil. Actualmente termina su carrera de lengua y literatura en la Universidad Marcelino Champagnat (http://www.umch.edu.pe). Editó, junto con el poeta Leoncio Luque Ccota, la revista virtual e impresa Trombosis Literaria (http://trombosisliteraria.blogspot.com). Ha publicado el poemario Príncipe esquivo (Casa Barbieri Editores, http://casa-barbieri.blogspot.com; 2007). Obtuvo el premio Saint Jordi “Día del Libro” en Barcelona (España). Tiene inéditos varios cuentos y un poemario. Mantiene el blog Súcubo escritor en http://sucuboescritor.blogspot.com. === Verdades que el tiempo ignora Juan Carlos Recio ================== La lectura a mis contemporáneos me ha permitido no juzgar basado en cercanías tanto de estéticas como en la forma de plantear el concepto de lo que se quiere comunicar, y sin que el estilo necesite ser novedoso. A veces conviene un poco de hojarasca, sentir al poeta que en su búsqueda equilibra su dominio de la palabra y el adaptarse a una forma más sincera con su poética. En ese sentido lo original no tiene por qué crearnos una expectativa que pretenda sublimizar el efecto del logro de la propuesta, mejor es cuando uno conoce al poeta por su espiritualidad mucho más que por un rasgo físico o de carácter. Con Ihosvany Hernández me ha sucedido cuando camino junto a sus versos, y siempre me sorprende de un poeta que sin alejarse de su manera de comunicar, no cae en reiteraciones, ni regala ese tiempo donde él sabe crear la atmósfera que queda después que ha cantado los sentimientos, y después que ha vivido para contar lo que ve o le llega, sin que uno necesite perfección o tonos que luzcan gestos estridentes; tampoco da giros para llamarnos la atención. Me gusta —lo he dicho antes— cuando el poeta sabe ofrecer y llegar sin esas piruetas o corte al lenguaje, que cuando quiere caer a filosofar sobre una idea, el tema no sale reflexivo y seguido usa otros versos de puentes y se aleja como una corriente de aire que destruye el contacto con nuestros sentidos, esto suele ser común mucho más de lo debido, y ocurre con la misma frecuencia con la que muchos tratan de escribir como si nos repasaran las leyes de lo que es la poesía, algunos alcanzan una perfección en la forma y se consideran poetas logrados por esa limpieza de logro formal; pienso que por suerte para Ihos, él explora más con el discurso y lo hace con el instinto y la inspiración de sentar sus temas, sin que reflejen un estado de locura que necesita ser lanzada; al contrario, domina muy bien la fuerza con la que carga los motivos de contextualizar, como uno de esos boleros que le cantan al sentimiento y hacen catarsis de inmediato con el receptor. También, maneja lo referente a las aproximaciones de sus lecturas con mucho acierto sin que fuerce a que sea una traslación de lo que lo inspiró; es una propuesta que hace ruptura de todo lo que llega externo o ajeno al sentimiento donde el poeta se expresa sin ataduras; como tal lo considero mucho más sensible e intimista, hecho que tal vez lo aleja de muchos de los que llaman novísimos, también, por una suerte de ser operativos en ese campo de constante referencia a los clásicos, a nombrar mucho de lo que el boom literario en ese momento mueve, y que por lo general tienden a repoblar sus textos, como son: excesos de intertextualidad y caricatura de personajes y autores a los que muchas veces se ha llegado por lo que escriben terceros al respecto, sin que se note una lectura que refresque el uso de esos motivos literarios. Ihosvany, aun con su carga de estos tiempos de posmodernidad, sin que se excuse por ello, no cae en esos abusos y se muestra muy equilibrado al respecto. Miremos entonces cómo a veces quedan en la ciudad los reflejos que deslumbran los charcos después de la lluvia, con sus voces, figuras y siluetas que dan vida a la belleza y que no necesita dejar de ser cotidiano para asomarnos. Cada ciudad tiene su árbol y su elegancia; cada poeta un alma que exponer. Ihosvany Hernández, sin temor a equivocarme, sabe hacerlo con la suya. Disfrutemos de su poemario Verdades que el tiempo ignora, que nos llega publicado por Linden Lane Press, editado por Belkis Cuza Malé y con bellas ilustraciones de Daniel Zafra. ** Juan Carlos Recio http://www.letralia.com/firmas/reciojuancarlos.htm Poeta y narrador cubano (Santa Clara, 1968). Ganador de la primera mención en el Concurso Julián del Casal de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac, http://www.uneac.org.cu; 1991). Ha publicado los poemarios El buscaluz colgado (Editora Capiro, 1991; Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara), La pasión del ignorante (Ediciones Hoy no he Visto el Paraíso, 2011) y Sentado en el aire (Capiro, 2011). Desde 2000 radica en Nueva York (EUA). Poemas suyos han aparecido en revistas impresas y digitales de EUA, Cuba, Canadá y España. Mantiene el blog Sentado en el aire (http://www.sentadoenelaire.com). === El borrador de mi madre Carlos de la Hoz Albor =================== El olor a borrador me trae con nitidez a la memoria el recuerdo mi madre. Ocurre que, cuando niños, la mayoría de las veces a mis hermanos y a mí nos tocó estudiar con libros usados; y una de las primeras tareas, que ella abanderaba con alegre diligencia, consistía en dejar lo más limpias posibles y dispuestas para la lectura y la escritura aquellas hojas que antes habían pasado por otras manos diferentes a las de sus hijos. Conformaban el infaltable ritual de comienzo de año algunas como etapas cuyo recuerdo tengo fresco: primero, la excursión al mercado en busca de los libros; luego, encaminar nuestros pasos durante largas y largas horas adentrándonos por los parajes en que se levantaban los tenderetes que comerciaban este tipo de mercancía de ocasión; al final, la aventura de hallarlos en un estado digno y no permitir que su compra fuera a significar mucho desmedro en la siempre débil economía de la casa. Mi madre tenía claro que debía proveernos de los útiles indispensables para acudir al colegio, pero también se preocupaba por cuidar otros menesteres asimismo importantes para nosotros. Cualquier esfuerzo, sin embargo, se volvía insignificante e indigno de ser mencionado si lo comparábamos con el goce que nos deparaba, al regreso, sacar los libros de la bolsa e irlos regando sobre la mesa familiar y comprobar que algunos apenas tenían trazadas unas cuantas líneas y que sólo restaba forrarlos de nuevo para empezar a llevarlos al colegio. Cuando, por el contrario, el libro se encontraba bastante manoseado, prueba de que su anterior propietario le había dado buen uso o al menos había andado de acá para allá con éste debajo del brazo, se nos daba por escudriñar la letra, que nos permitía —no sin cierta arbitrariedad— juzgar al tipo de estudiante que lo había tenido en su manos: laborioso o desganado, creativo o conformista con la realidad, metódico o desordenado. Después venía la labor de ir haciendo desaparecer con el paso del borrador las respuestas y creaciones que quizás a aquel otro niño le había costado tantas horas de esfuerzo y dedicación y acaso algunas lágrimas. A veces sucedía que en medio de aquella faena nos encontrábamos con la recompensa de algún apunte que nos hacía meditar o reír por la idea que encerraba. Mi madre se detenía en éste por un rato y lo leía en voz alta para nosotros, tras lo cual nos interrogaba queriendo saber nuestro parecer sobre la idea que esas palabras sugerían. Más de una logró sobrevivir de esta manera a la mano implacable de mi madre, que la dejaba incólume y agregaba sin querer con ese gesto un detalle pintoresco a las hojas del libro. A pesar de que muchas de ellas después las repasaba con lápices de colores diferentes y mostraba a mis amigos más allegados, ahora no recuerdo ninguna, pero sí se me aparece en la mente la sonrisa clara de mi madre celebrando el hallazgo. Cada vez que recuerdo ese hecho, me pregunto si no estará allí el origen de la devoción que siento por la palabra escrita. Azul y con rayas blancas para las huellas del lápiz o alargado y de tonos grises para las dejadas por el bolígrafo, el borrador en las manos de mi madre se convertía en una herramienta eficaz que ella sabía mover con método y presteza sobre las hojas. Los títulos de grandes letras, las líneas en letras más pequeñas, las planas hechas de manera mecánica, los números, los signos, a veces pequeños bocetos de dibujos, iban dando paso a la blancura de una hoja que ella al final soplaba y acariciaba con amor, pues había quedado lista para ser usada por nosotros. Era, sin duda, su manera sutil de decirnos cuán confiada estaba en que a la mañana siguiente, al momento de entregarnos a los deberes escolares, volveríamos a llenarlas con los trazos de las ideas y ocurrencias de nuestras mentes y corazones infantiles, que ella nunca se cansaba de acicatear. El que provoca en mí el olor a borrador no es, por lo tanto, un recuerdo triste, ni magnificado por la nostalgia. Desde que me hice maestro, se convirtió en uno de mis olores cotidianos, que me sigue a casa y se queda conmigo incluso en los días de asueto y en las largas temporadas en que no me toca a ir al colegio. Eso sí: cuando lo percibo en cualquier salón de clases, acostumbro a seguirlo con un afán que del que a veces yo mismo me sorprendo, pero que quizás muy pocos podrían notar. Después de que doy con su origen, me dispongo sin grandes gestos muy cerca de la mano que borra y borra como lo hacía mi madre y allí, a su lado, me pongo a pensar que detrás de este niño que ahora intenta desaparecer el yerro que cometió, debe de haber también una amorosa y paciente madre que muchas veces tomó entre su mano la mano de su hijo para enseñarle que, detrás de ese sencillo acto de pulcritud y honestidad que no permite dejar pasar por alto los errores, hay de algún modo una reafirmación de la confianza en aquellos a quienes más amamos. (de Apuntes de un profesor) ** Carlos de la Hoz Albor http://www.letralia.com/firmas/delahozalborcarlos.htm Escritor y educador colombiano (Barranquilla, 1966). Ha publicado el libro de cuentos Una mosca que no deja dormir (Letra por Letra, 2006). Trabajos suyos han aparecido en revistas y diarios de su ciudad y de Colombia, así como en portales literarios. Mantiene un blog en http://carlosdelahoz.blogspot.com. === John Fante, entre la niebla y el polvo Luis Benítez ============== La editorial argentina El Fin de la Noche (http://elfindelanoche.com.ar) publicó a comienzos de agosto de 2011 el ensayo titulado John Fante: entre la niebla y el polvo (ISBN: 9789871491346), del autor Juan Arabia (Buenos Aires, 1983). El estudio, de 92 páginas, reseña inteligentemente la vida y la obra del gran narrador norteamericano. Fante (1909-1983) fue reconocido como maestro literario por Charles Bukowski (1920-1994) y su obra más conocida es la que se conoce como la “saga de Arturo Bandini”, serie de cuatro novelas protagonizadas por un álter ego del escritor. El ensayo de Juan Arabia se cierra con una entrevista realizada por el estudioso argentino a Dan Fante, hijo del célebre narrador, quien brinda detalles de la compleja relación con su padre. El libro se puede comprar en formato papel o electrónico, pero también se lo puede leer gratis desde la página de Ediciones El Fin de la Noche (http://elfindelanoche.com.ar/archives/3244). Juan Arabia nació en Buenos Aires en 1983. Estudió Ciencias Sociales en la UBA, y pintura con Ricardo Garabito. Es fundador y director de la revista literaria Megafón, editada en formato digital y papel hasta 2009. Actualmente edita la revista de poesía Buenosairespoetry (http://www.buenosairespoetry.com). Señala Arabia en el prólogo a su ensayo: “Sabemos que a la corrupción del hombre le sigue la corrupción de las formas de vida y su lenguaje; y que el precio de llevar una forma de vida distinta, una vida que amenace a los valores divulgados para hacer temblar al paralítico idioma, pueden valerle a un hombre el reconocimiento que merece. John Fante no conoció éxito alguno durante toda su vida que, en gran parte, estuvo dedicada a la literatura. Terminó escribiendo guiones de cine, un arte en el que las palabras suelen amansarse en su transposición a imágenes. Creo que escribió para cambiar al mundo, para cambiar a las personas, acaso para preservar su identidad y su experiencia. Y que si nada ha cambiado todavía, al menos para nosotros existe esa posibilidad en su literatura llena de amor, honestidad y valentía. Testigo último pero suficiente, capaz —como a él mismo le gustaba decir— de poner de punta los pelos del culo de un lobo”. ** Luis Benítez http://www.letralia.com/firmas/benitezluis.htm Escritor argentino (Buenos Aires, 1956). Es miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de Argentina (SEA, http://www.lasea.org.ar); de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de Nueva York (EUA), con sede en la Columbia University (http://www.columbia.edu); de la International Society of Writers (EUA); de World Poets Society (http://world-poets.blogspot.com; Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (India). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes (http://www.laportedespoetes.com), con sede en la Université de La Sorbonne (http://www.paris-sorbonne.fr; París, Francia). Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Tercer Premio Eduardo Mallea de Narrativa (Buenos Aires, período 1995-1997); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008). Sus más de veinte poemarios, ensayos literarios, novelas y obras teatrales han sido publicados en Argentina, Chile, España, EUA, México, Venezuela y Uruguay. Obras suyas han sido traducidas al inglés, francés, italiano, alemán y macedonio. === Puyehue personal ====================================================== === Después de la erupción del volcán, junio 2011 ========================= === Federico Ivanissevich ================================================= La ciudad de Neuquén sigue aplastada por un manto. Igual, no detiene nuestros movimientos. Hay momentos que podríamos dar brazadas. Afecta los materiales ferrosos, mucho más que a los tejidos humanos. Otra constatación, con su diagonal, de que no somos de hierro. Aquí estamos acostumbrados a los polvos. No a éste. Tiene otro olor y también otro color, pero no dejamos que se escape de la percepción general que tenemos del polvo. Hemos aceptado, sin contubernios ni asambleas ni decisiones a dedo, que la nube del fondo de la tierra participe del humor que suele generarnos el polvo. Un día es más denso que otro y cubre veredas, coches, zócalos y escalones; cualquier clase de superficie. Se larga a su vez a hacer glisados, con final degradé, finamente soplado hacia el interior de todas las casas y todos los departamentos. El dibujo del ángulo de apertura sobre el suelo va de acuerdo a la boquilla. Cuando caen cenizas, uno se da cuenta que el mundo está lleno de tajos, fisuras, huecos; juntas enojadas, resistencia a adherir. La ceniza volcánica es abrasiva. Además de corroer y transmitir electricidad al humedecerse, contagia su aspereza. Las vueltas de cerradura se ponen ásperas, cualquiera sea el motivo de la cerradura. En el giro que conducimos al auto, cruje la dirección. El embrague chirrea al pisarlo. Avisan que se oxidan los rulemanes de los ejes de las ruedas y del alternador. La bomba de agua, el eje del ventilador, las pastillas de frenos, los pistones. La chapa del coche también se oxida, como las cadenas olvidadas en la intemperie. A la ciudad rionegrina de Ingeniero Jacobacci no llega casi asistencia porque nadie quiere andar por ahí. De los tres primeros camiones que llevaban barbijos, agua potable, colirio para los ojos y otras minucias indispensables, ninguno salió como vino. Uno de ellos ni siquiera llegó. Los filos del talco volcánico reventaron el motor 30 kilómetros antes del destino. Se mete por todos lados, como las pesadillas en los sueños. Dos semanas después los transportistas seguían negándose a viajar a la rionegrina Línea Sur, incluida Jacobacci. Finalmente arribó un tren desde San Antonio Oeste cargado con 35 mil fardos. Sólo el quince por ciento sirvió para alimentar el ganado. El resto, pasto mezclado con hojarasca y basura, y fardos ardidos. Los principales damnificados fueron las comunidades mapuches. Sacaron fotos. Todo lo que cae o decanta ha sido horas antes gas. Al tocar el frío de la alta libertad, solidifica en piedra pómez. Es decir, la piedra de sílice, magnesio, calcio, potasio, aluminio, sodio, poco cloro-flúor-azufre, más hierro y titanio, se produce a miles de metros de altura. Las pómez más grandes y la arena gruesa, descienden en la zona más cercana al volcán, Villa La Angostura y alrededores, hasta Bariloche. El resto forma una pluma montada sobre el viento. Es como un inmenso cóndor mineral que va espolvoreando el encargo que le dio el volcán. Una vez depositado el material sobre el suelo, lo toma el viento y muestra sus bailes. La zona lacustre de Bariloche, Villa La Angostura, Traful y San Martín de los Andes no se salva del espolvoreado. Sólo que tiene el privilegio de sumarle arena gruesa y lluvia, que mitiga las irritaciones y provoca cortocircuitos, además de tapar los desagües de las casas, de las calles y las descargas naturales de los cerros, instalando el peligro de violentas vomitadas. Eso pasó en la ruta a Chile. Un deslave se llevó más de treinta metros de asfalto y la acumulación de cenizas mojadas aplastó la confitería y oficinas de la aduana. El viento casi nunca sopla argentino, en dirección a Chile. El Pacífico nos la ha jurado desde el comienzo de los tiempos continentales. Moriremos sin saber por qué. Sólo podemos describirlo. Jacobacci, vieja localidad de 10 mil y pico de habitantes, querría sacarse de encima al menos 100 kilómetros de los que la separan de Bariloche. Sentarse a no más de 20, para poder alternar el fino entalco con arena gruesa y un poco de lluvia. Condenada de antemano con tres años de sequía intensa y dos más de sequía media, permanece en la maldita franja de la Línea Sur; plena estepa patagónica, al oriente, en posición casi horizontal al volcán. Jacobacci debió suspender las clases con la primera descarga de cenizas. El receso continúa y continuará hasta fines de julio, o sea, casi dos meses. Aunque no caiga más ceniza, necesitan al personal administrativo y a los docentes para trabajar sobre las nuevas situaciones. La cantidad de ceniza-polvo que cayó en las primeras dos semanas sobre esa zona, podía ser tranquilamente multiplicada doscientas veces si la comparamos con la recibida por la ciudad de Neuquén. En realidad allá hay más, porque la que no cae de arriba, llega en vuelo. Hay más de 120 kilómetros de superficie entalcada al oeste de Jacobacci, lista para que el viento la haga despegar. El mayor desastre ocurre en las soledades de los campos de crianza de ganado menor, sobre los crianceros, los animales, las vertientes y aguadas, la vegetación. Cuando nos ponemos contentos en Neuquén, la desgracia está cayendo en esa zona. Y al revés. En términos de cenizas, no podemos hermanar los deseos ni el ánimo. Los opacos cristales, conformados en un setenta por ciento por sílice vítreo, filoso, puntiagudo, hacen estragos no sólo en toda clase de motores y transformadores y aisladores eléctricos, sino también en las tripas y dientes de las ovejas, que no saben qué comer ni qué tomar. Levantan polvo con las pezuñas en busca de pasto y lo respiran. Nunca la oveja le pone la cola al viento. La brisa ataca entonces sus ojos, el talco lima sus dientes y a las matas no las deja respirar. Más al norte, en la provincia de Neuquén, las damnificadas son las cabras y sus chivitos. Sobre la composición tóxica, hay una versión del Centro Atómico Bariloche y otra de algunos investigadores, integrantes del Conicet. Para unos no es peligroso el revuelto de metales solidificados, todos con su óxido, dióxido o trióxido antepuesto. Para otros, hay que prestar mucha atención a las microburbujas de cloro, azufre y flúor, encerradas en cada piedra pómez. Combinados con el agua forman tres clases de ácidos llenos de u y de i. Las fuentes de agua con que se abastecen varias poblaciones estarían por lo menos bajo riesgo. Nadie sabe qué combinaciones se producen en el ducto del volcán. Algunos dicen que en cinco, seis o siete años se obtendrán beneficios con la mineralización de la tierra. Otros afirman que con la próxima generación. Y otros más, que es puro cuento. Andrés Folgueras, creo que así se llama, doctor e investigador en geología, apoyado sobre estudios realizados hasta la fecha, sostiene que estas cenizas sólo favorecerán un poco a la estrecha franja que goza de un clima suficientemente húmedo como para provocar cierta descomposición. El gris debe pudrirse para ser bueno. El resto, semidesértico, dramáticamente entalcado, extendido por la provincia de Río Negro, el sur y el centro de Neuquén y el norte de Chubut, está condenado a perder alrededor de 750 mil animales, o sea, unos miles más o unos miles menos de la mitad de todos los animales, lo cual no significa nada para quienes lo van a perder irremediablemente todo. Y cualquiera sabe por qué. El que maneja su campo desde Buenos Aires u otra ciudad, mandará sus majadas a parir a La Pampa. Entonces, desde el punto de vista del ser humano, paleolítico o twittero, siempre son más los perjuicios que futuras bendiciones. El sur de Mendoza, con humedad y estructura de suelos igual a la patagónica, sólo que con menos fríos y menos vientos, recibió en la década de 1930 una descarga de cenizas semejante. Tardaron setenta años en recuperar la misma cantidad de ganado que habían perdido. Un último pincelazo para las políticas de estado sobre el asunto, políticas que, por favor, no reduzcan a culpas exclusivas de la actual gestión nacional y la anterior K —el juego compulsivo de la mitad de los argentinos—: en el país no se monitorean en forma permanente los pocos volcanes peligrosos que tenemos. Ni siquiera el Copahue neuquino, el más peligroso de todos, sobre cuya ladera existen dos poblaciones, Termas del Copahue y Caviahue, habiendo tenido a principios de los 90 cuatro erupciones. Las nubes de gases estuvieron muy cerca de quitarle el componente humano a la turística Caviahue. Y sabiendo como hoy se sabe, por lectura satelital, que el volcán se ha estado deformando. Un lado se desinfló, aparentemente por la revuelta interna de aquellas cuatro erupciones. Y esos movimientos son geológica y vulcanológicamente preocupantes, porque además arriba hay dos lagunas que descargarían sus aguas calientes y sulfurosas sobre el borde de Caviahue. Chile tiene dos mil volcanes, sesenta de los cuales están catalogados como peligrosos. Veinte de ellos son monitoreados diariamente, cuarenta lo serán en el 2013 y los veinte restantes muy poco tiempo después. Igual, no hay que confiarse demasiado. La escala de peligrosidad, fijada por la proximidad de las últimas erupciones y vaivenes sísmicos, a veces vuela en pedazos. El Chaitén, volcán chileno, se llevó un pueblo de 6.000 habitantes en el 2008. No se monitoreaba porque su ciclo de erupciones importantes tenía entre 9.000 y 10.000 años, con algunos eventos hace 6.000 años. Así de irracional es la naturaleza. Salí de madrugada de Neuquén y, para comenzar, el indicador de carga de la batería se cayó. A poco de andar, la luz de los faros parecía de velador. Sin razón constatable, de golpe el indicador se levantó, osciló y volvió a caer. El temor no era sólo quedarme sin luces, sino también sin limpiaparabrisas, sabiendo que me esperaba un temporal, o quedarme sin arranque en el medio de la nada. Pegué la vuelta, perdí una hora y se arregló solo. Volví a salir. Me había pasado exactamente lo mismo veinte días atrás, al partir para dar la vuelta anterior por la cordillera. Esa vez me coloqué detrás de un camión iluminador y continué viaje. Encendía las luces solo cuando venía un vehículo en sentido contrario, para llegar al menos con dos velas a Cutral Có. El topónimo de la localidad petrolera significa agua de fuego. Está ubicada a 110 kilómetros hacia el oeste de Neuquén, en dirección a Zapala. Antes de llegar al emblema neuquino del petróleo, desapareció la falla, así que continué por buen augurio. El problema no se volvió a repetir, por lo que al regreso no pude mostrarle al electricista nada, y no era cuestión de ponerme a cambiar por las dudas el regulador de voltaje, la bobina y desarmar el alternador. Esta vez pasó lo mismo. Cuando desapareció la falla, desapareció la falla. Miré cientos de veces la aguja de carga eléctrica durante los 185 kilómetros hasta Zapala. Ni una seña rara. Tomé entonces la ruta nacional 40, que baja por las serranías de Catan Lil hacia La Rinconada y el puente sobre el río Collón Curá, a otros 180 kilómetros, pero de Zapala. Durante el trayecto fui bordeando, literalmente, la interminable nube de cenizas que se dirigía en dirección noreste. Le metí pata para avanzar antes que se corriese un poquito sobre mi izquierda y me alcanzase. Pata es un decir, con combustión a gas en un Renault 12 a carburador y 300 kilogramos de miel encima, más un par de otras cositas. Recién cerca de La Rinconada me cubrió la nube. Por pocos kilómetros, pues ahí, en el puente, el camino se desvía bastante hacia el oeste, hacia el centro de la cordillera, para recorrer los 40 kilómetros que separan dicho cruce de la ciudad de Junín de los Andes. En realidad, la nube de material volcánico no descargaba en ese momento. Tapaba todos los reconocimientos que tenemos del cielo y oscurecía de forma notable el mediodía, pero le había dejado el trabajo al viento. Éste, como un mercenario, levantaba los cinco centímetros de ceniza ya depositada sobre el suelo, y al demonio. Pero, después de todo —incluida la acumulación de talco adentro del auto—, al constatar esta distribución de tareas, más afín a las experiencias patagónicas, me sentí más tranquilo. Dejé la miel encargada por el ruso para su verdulería de Junín de los Andes y seguí viaje a San Martín. El paisaje, cada vez más gris, más opaco. No sólo habían caído cenizas sino paisajes también. El material ya era más grueso que el volátil talco previo. San Martín estaba por el momento fuera del área de descarga volcánica, por lo que las atenciones urbanas se concentraban, momentáneamente, en el temporal de lluvia y viento, y sus efectos frente a las obstrucciones de cenizas. Ya habían pasado palas mecánicas por las calles céntricas, pero seguían indemnes los montículos acumulados en las veredas por los frentistas. Hice mi rutina de ventas, muy menguada lógicamente y restringida a la miel. San Martín seguía sin clases y con largos cortes de luz, pero demostraba reacción. Debían evitar los taponamientos en los desagües, la caída de techos de las escuelas e instituciones públicas por acumulación de material volcánico y cuidar el abastecimiento de agua potable. Aunque se insistía con que la ceniza no era tóxica, mejor no probar los límites de su ingesta, considerando además que las partículas son filosas. En ese momento, la emergencia y las acciones de prevención, más los negros augurios sobre la temporada turística, todavía no dominaban el podio del miedo. El mayor impacto padecido hasta entonces por la población habían sido los truenos. También los pequeños movimientos sísmicos, pero sobre todo los truenos, y unos rayos rojizos y cortos localizados en altura. Truenos raros, que hacían temblar hasta la madera de las casas con sus bajos. El origen hay que buscarlo en el contacto violento de los gases despedidos por el volcán con el aire de altura. A la mañana siguiente continuaba lloviendo muy fuerte. Tenía dos opciones para llegar a Bariloche. O regresaba a Junín de los Andes y al puente del Collón Curá —unos 80 kilómetros—, para recorrer otros 100 kilómetros hacia el sureste hasta empalmar la ruta que va a Bariloche, es decir, toda una vuelta bastante larga, o me lanzaba por la ruta de los 7 Lagos, al interior de las montañas, para pasar por Villa La Angostura, el pueblo más impactado por el volcán. El riesgo de esta opción era grande, pues además de la ceniza acumulada en el camino, no sabía cuán deteriorada estaba por la lluvia nocturna, así como obstruida por las ramas de los árboles desgajados por el viento. La información de Vialidad era parcial. Ni la cuadrilla había andado esa mañana por ahí. Mi racionamiento fue simple. Por el lado más seguro —todo asfalto, con circulación de vehículos— agregaba kilómetros y estaba expuesto con mayor probabilidad a la nube y su descarga de cenizas en polvo. Una deducción manipulada, pero en fin. Aunque si acertaba, retrasaba considerablemente mi viaje. Agregué a mi especulación una nevada de la tarde anterior en esa ruta más segura, la 237, ocurrida en un trayecto que no iba a transitar. Por el camino de los 7 Lagos, en cambio, todo era claramente inseguro. Pero quizá podría pasar y ver cómo había quedado uno de mis puntos de ventas. Y acercarme a un suceso natural que, con mucha suerte, te toca una vez en la vida. A medida que me internaba, aumentaba la cantidad de ceniza depositada. Las cañas coihues, cada vez más dobladas por el peso, apuntaban al suelo. Lo mismo sucedía con las ramas de los árboles jóvenes y especialmente con los de hojas más grandes. La impresión de peso resultaba bastante abrumadora. Tras la cortina de lluvia comenzaron a recortarse estampas de animales. Concretamente vacas, toros y terneros, parados en el medio del camino, cada vez con mayor frecuencia. No logré ver uno siquiera que no tuviera el lomo, la cabeza y la nariz cubiertos por una capa de cenizas compactada por el agua. Nada de manchones. Cobertura total, como la que soportaba el suelo y la que vería después sobre metros y metros de lagos y lagunas. La cobertura gris uniformaba el lomo del destino de todos esos animales. Entre las razones que desconozco, era evidente que los rumiantes subían o bajaban al camino para aprovechar los surcos de agua menos turbias. Portaban también cenizas, pero incomparablemente menos que los torrentes que descendían de la montaña. Todos los arroyos, arroyuelos y chorrillos bajaban al límite del desborde y con una cantidad impresionante de material gris. Si el lago Lácar mantenía todavía su color, no ocurría lo mismo con aquellos otros que veía a medida que avanzaba. Con notoria turbidez, habían mutado del color habitual al turquesa y hasta a un verde claro, un verde de algas. En los lagos más pequeños y lagunas menos profundas, uno podía preguntarse sobre el destino de la fauna ictícola, absorbiendo partículas abrasivas por sus branquias. Entre los pequeños grupos de ganado bovino que fui encontrando, en una zona densa en vegetación, poco antes del cruce sobre el Pichi Traful, se presentó otro motivo para bajar la velocidad y dos cambios. Aquí y allá, ramas de árboles tendidos sobre la ruta. Algunas cortadas por los de Vialidad seguramente el día anterior, dejaban un paso angosto por uno u otro lado. Otras ramas, que impresionaban más por el follaje que por el diámetro de sus palos, había que pasarlas despacio por encima. El sector es una sucesión de curvas y contracurvas en bajada de una montaña escarpada. En esas circunstancias, presiona la incógnita de qué se hallará en el próximo giro. Después de las dos primeras y grandes caídas de cenizas, en algún momento las máquinas viales habían limpiado el camino, apilando en los costados el material. Las precipitaciones volcánicas posteriores se compactaron con el agua de lluvia. Por eso, dentro de todo, se podía transitar. A lo sumo, uno estaba unos centímetros más arriba de lo habitual. Algo anunciaba la negrura del cielo más adelante. Ni por equivocación podía confundir eso con las nubes bajas y los tonos plomizos de una buena nevada. Diluvio, debía ser un verdadero diluvio. Reacomodé entonces el nylon que protegía mis talonarios de ventas y otras cosas colocadas en la bandeja que el Renault 12 tiene bajo el tablero. Con lluvia intensa suele gotear lindo y sucio desde la cavidad externa de la calefacción. Metí la mano en la mochila con el fin de comprobar que llevaba suficientes bolsas de plástico para enfundarme en caso de tener que meter las patas en el barro gris. De paso, repasé un par de prevenciones argentinas más, como los alambres. Estaba a unos 10 o 15 kilómetros antes del desvío a Villa Traful. Atrás llevaba un gran machete, filtros de aire de repuesto, tapa de distribuidor, bujías, cable acelerador y herramientas. Hasta ese momento, después de recorrer unos 60 y pico de kilómetros, no me había cruzado con un solo vehículo. Nadie. Pero nadie. Así ingresé a la negrura. La explicación llegó antes de volver a hacerme la pregunta. Diluvio, efectivamente un diluvio, pero con barro. El pastiche arrojado desde la negrura empezó a lentificar el limpiaparabrisas. Lo puse a máxima velocidad y traté de avanzar más rápido, no sólo para salir de esa cloaca aérea sino para alivianar el esfuerzo del limpiaparabrisas. Si fallaba, estaba frito. Esa cosa me cubriría en segundos y quedaría varado. Los sancochos golpeaban la chapa y el parabrisas como si me hubiera metido en las coordenadas de un ataque masivo, en zona de guerra; nada más que nada menos, entre un bichito humano y la naturaleza, tratando de escapar del inmenso poder de fuego de la naturaleza. Racionalmente no existe tal guerra. Es un indicador de nuestra imbecilidad. Civilizada imbecilidad. Pero, ¡alguna forma simbólica ha debido tomar el instinto de supervivencia! ¡Ha sido parte necesaria de la evolución humana! Mala sea..., no hemos dejado atrás nuestra prehistoria, al menos en estos temas. Después de andar 5 kilómetros con el limpiaparabrisas como escudo mecánico, mientras acercaba cada vez más los ojos a un par de turbias franjas del vidrio mejor barridas, justo de mi lado el brazo de la escobilla dijo basta. Quedó inmóvil sobre el borde externo del parabrisas, suspendido en el aire. No podía detenerme, así que semirrecostado sobre el asiento del acompañante, con mis brazos estirados al volante, seguí manejando gracias al trabajo de la otra escobilla. Con lo que acababa de pasar, no tenía más opción que acelerar la marcha un poco más, a pesar de la posición de manejo y la escasa visibilidad. No sabía cuántas idas y vueltas más iba a resistir el mecanismo derecho, del lado del acompañante que no tenía. Fueron 15 kilómetros oscuros, de infierno. De golpe, así como había entrado, salí del área de cobertura del surtidor de barro volcánico. Llovía, pero agua. Paré y grité. Emití un sonido poco civilizado, que no podría repetir. Reí, también fuerte. Experimentaba una mezcla de haber traspasado un obstáculo de alto riesgo, en una gran aventura infantil, y una sensación de contacto con mi instinto animal de supervivencia. Sonará como literatura de mala estopa, inverosímil, presuntuoso, pero sentí un resabio de animalidad. Y desde ya, el descomunal poder de la naturaleza, sin los velos protectores de presencias humanas. Ni rastros de un hombre. Paré, hice pis bajo la lluvia, toqué los granos gruesos lanzados por el volcán, y gracias al bolso de herramientas arreglé el limpiaparabrisas. Entrar a Villa La Angostura fue una historia completamente distinta. En vez de los miedos ligados a la propia supervivencia, golpeaba la pregunta por la supervivencia de un pueblo. Me impactaba hacerme esa pregunta. He pasado durante años por la Villa, por ventas y en camino hacia Bariloche. El gris cubría los jardines de las primeras viviendas y hosterías. En los frentes de las casas se acumulaban las descargas de los techos. Algunos pocos automóviles o camionetas, enterrados e irreconocibles, exponían con crudeza la cantidad de ceniza precipitada. También las calles internas, intransitables. Al asfalto de la ruta se lo infería, debajo de la capa gris compactada. Las motoniveladoras habían empujado la arena suelta a los costados. Esa primera imagen urbana, con los ingresos vehiculares de las casas totalmente tapados, las viviendas —todas— sin luz, la ausencia de habitantes a la vista y de autos circulando, y todo, pero todo bajo un uniforme gris, calaba los huesos. Crucé a los bomberos. El camión intentaba, avanzando de cola, abrir una huella de cincuenta metros hasta un importante establecimiento educativo. No pudo ingresar. Vi un par de grupos de cuatro o seis hombrecitos amarillos sobre algunos techos. Después más, todos subidos a los techos, con palas anchas, escobas gruesas y otros elementos. Crucé el primer camión del ejército e inmediatamente la primera cuadrilla de la empresa provincial de electricidad (Epen), intentando limpiar las cenizas acumuladas sobre un transformador. Crucé más hombres cubiertos con capas amarillas, más trabajadores del Epen y cada vez más fajina militar. Acababan de llegar nueve camiones de una unidad militar de la ciudad de Neuquén. Después serían treinta, con equipos y personal, más cincuenta máquinas viales despachadas al lugar por la provincia. En un punto de reunión, al lado de la principal estación de servicio, una ambulancia camuflada, dos Unimog, camionetas militares 4 x 4, parte seguramente del grupo arribado desde la unidad militar de Bariloche. Un par de enormes camiones petroleros con cámaras de succión se preparaban para intentar destapar algunos desagües. El movimiento en la Villa era completamente extraño, ajeno, sin sus pobladores, sin mis compradores, sin visitantes. Un latido vivo de la desolación. Los hombres amarillos trabajaban contra el reloj de una nueva caída de ceniza fina, mezclada con arena gruesa, agua o nieve. Los techos no aguantan tanto peso. Se vienen abajo, como sucedió en un corralón del pueblo y en la confitería y la aduana del paso internacional Cardenal Samoré, ex paso Puyehue. Otras construcciones de la Villa, con sectores de vidrios o paneles trasparentes, ya habían padecido también roturas o el colapso. En toda La Angostura, el único negocio abierto era el supermercado Todo, abastecido por un grupo electrógeno. Ni una verdulería, ni un almacén, ni un mercado ni una carnicería ni un kiosco. Nada abierto. Tampoco los negocios de la cotizada avenida principal. Las veredas, vacías. La Secretaría de Cultura convertida en el comando de operaciones, donde coordinaban acciones el Ejército, la Gendarmería, Defensa Civil provincial, el Epen, empleados municipales y los primeros voluntarios. Por la radio municipal solicitaban la colaboración de los propietarios de vehículos 4 x 4. Todavía había, y habría por varios días, muchos lugares dentro del ejido urbano que la coordinación no podía asistir de forma continuada. No daban abasto ni con los trescientos cincuenta auxiliares enviados desde diferentes organismos provinciales y nacionales. Pobladores del Brazo Machete, al que se accede únicamente cruzando el lago, habían pedido por radio agua limpia y algunos elementos. Los doce centímetros de arena volcánica que cubrían el pelo del lago, ya habían hecho trizas el motor de una lancha de la Prefectura. Una segunda lancha lograría sortear la gran alfombra, pero le fue imposible regresar. Rompieron el motor allá. El grupo de Prefectura debió quedarse del otro lado del lago por dos días, hasta que otra embarcación logró sacarlos. Treinta kilómetros a la redonda de la villa, la arena volcánica alcanzaba los cuarenta centímetros de altura. El cálculo en el casco urbano no bajaba de las 2 mil toneladas por manzana. Otros decían 3 mil. Un día sacaron unas cuantas toneladas, otro día se cubrió todo de nuevo. Para el que toma mejor dimensión de las cosas a través del volumen, he aquí el dato a casi tres semanas de la primera erupción: el volcán había descargado un total de 4,5 millones de metros cúbicos de arena y ceniza, sólo en el área urbanizada. Seis meses les llevaría a quinientos trabajadores, dedicados todos los días, limpiar la zona urbana. Diez meses para incluir los barrios suburbanos. Encima, no hay lugar para depositar tanta arena volcánica, ni siquiera extendiendo un manto sobre todas las playas de los alrededores. Villa La Angostura no es una ciudad típica, por lo que las ilusiones de darle a la gran alfombra gris un fin constructivo con algunos de los nuevos desocupados, no modificaba demasiado el ánimo. De no hallarse inconvenientes, la arena volcánica serviría para fabricar bloques, con la ventaja de poseer propiedades térmicas, aunque también gran capacidad para oxidar hierros. La villa seguiría por otra semana completa sin luz. Los barrios más populosos, como el Mallín, Piedritas y otros, pasarían tres semanas sin luz. No podían restablecer el servicio eléctrico por los múltiples cortocircuitos causados por la ceniza al mojarse. Inutilizaba los aisladores de los quinientos postes de luz que están plantados en la villa, así como conductores y transformadores. También en Neuquén las cenizas habían hecho lo suyo, dejando a 200 mil personas por largas horas sin electricidad. Pero en la villa, sin luz quiere decir, además, sin agua. Y también, en una alta proporción, sin calefacción, pues se utilizan radiadores y paneles eléctricos a falta de red de gas. Tampoco había acceso a Internet y escasas posibilidades telefónicas. Había caído el sistema de telefonía fija así como dos de las tres compañías de telefonía móvil que operan en la zona, ninguna de las cuales, valga recordar, da servicio a la totalidad de los barrios de la villa. Depende de dónde vivas, te retiene una u otra compañía. Las escuelas, desde ya, permanecían y permanecerían cerradas. En realidad, casi todo permanecería cerrado. De sus poco más de 11 mil habitantes censados, entre 3 mil y 3 mil quinientos abandonaron la localidad. Villa La Angostura vivía exclusivamente del turismo y ahora ningún negocio hacía caja. Los empleados, sin trabajo. Los comerciantes, sin ingresos. Los rentistas, sin el alquiler. Rota la cadena de pagos, más allá de los tranquilizantes provinciales que le daban al intendente para que siembre optimismo en los medios, a los catorce días ya había negocios cerrados definitivamente. No hay ninguna proyección fiable sobre cuánto tiempo continuará tosiendo el Puyehue. Y seguirá estando a 37 kilómetros. Me habían asombrado los mantos de ceniza sobre el agua contra las costas angosturenses. Sin embargo, comparado con lo que estaba viendo camino a Bariloche, parecían poca cosa. El fenómeno en la profunda bahía que forma la Península Huemul, del mismo lago Nahuel Huapi, cortaba la respiración. Parecía que la playa del fondo había avanzado cientos de metros lago adentro. No había viento, así que la cobertura gris no se movía, provocando una sensación muy similar a la experimentada frente a un salar: al mirar la superficie, tan plana, tan uniforme, se pierde la noción de la distancia. El punto que uno aseguraría está a doscientos o trescientos metros, en realidad termina estando a más de seiscientos. No puedo arriesgar un tamaño para esa superficie gris, sólo decir que era inmensa. Bariloche, comparado con lo que había visto, no parecía tan golpeada, a pesar de la impresión que causaba ver los montículos de ceniza todavía sobre la mismísima Mitre, la calle principal desde el punto de vista turístico. La ciudad había padecido la noche repentina y el registro oficial identificaba ciento cuarenta casas afectadas. Diez días después de la gran precipitación, continuaban completamente cerradas dieciocho escuelas y cada dos por tres se suspendían las clases en forma general, desde la primaria a la universidad. De los 15 mil turistas esperados en la temporada baja de junio, no había ninguno. Fuera de esos, los empaquetados ausentes, alguno que otro sacaba fotos al lago, manchado hasta donde daba la vista por islas de cenizas a la deriva. Aquí también un mazacote de ceniza flotante indiferenciaba los bordes del lago y avanzaba unas decenas de metros aguas adentro, pero ni por asomo en las proporciones de la Península Huemul. Después me daría cuenta del porqué. A falta de excursiones, uno de los atractivos turísticos era juntar piedras llovidas de no menos de dos centímetros de ancho y fotografiar el leopardismo del lago. Unos turistas caminaban por ahí, entre las rocas. Pisaron el lago y se hundieron. Los tuvieron que sacar. Con viento, las olas parecían dunas en movimiento. Ni siquiera en la rompiente asomaba el agua. Emprendí a primera hora de la tarde el regreso a Neuquén con la vista puesta en la densa nube de cenizas que avanzaba hacia el este. Debía cruzarla. Hasta las dieciocho o diecinueve horas seguía habilitada la ruta. Después, a esperar hasta las nueve de la mañana siguiente. ¿Qué ancho tendría la nube? Antes de empezar a responderme, hallé otra respuesta, a por qué las costas de Bariloche y Dina Huapi tenían menos cenizas en flotación que la bahía encerrada por la Península Huemul. El gran lago estaba descargando la polución volcánica por el río Limay, cuya naciente se encuentra al final de Dina Huapi, al este. Arenas y cenizas cubrían el río de borde a borde. Una manga gris y compacta bajaba a lo largo de 60 kilómetros. Ya había alcanzado y cubierto la cola del embalse Alicurá. Tarde o temprano llegaría al muro de la presa, levantada casi 60 kilómetros más allá. Dependía del caudal de ingreso de agua y de los vientos. La empresa hidroeléctrica había comenzado a bajar el nivel del embalse para dejar el pelo del agua a la altura exacta del vertedero. Con la ayuda de mallas similares a las usadas en los desastres petroleros, podrían conducir la gran masa pómez hasta dicho vertedero y desembarazarse de ella. De lo contrario, las arenas flotantes mezcladas con cenizas caerían por los conductos que alimentan las turbinas y las harían pedazos. Todavía no había respuestas a cómo controlar los efectos del posible material en decantación. Tampoco cuál de las cuatro represas ubicadas río abajo iba a cargar con la tarea de confinar o retener esa masa monstruosa. O no. La visibilidad se había reducido bastante en el anfiteatro del Limay. Desde el camino, que da una gran curva paralela al río, costaba divisar la manga gris que avanzaba doscientos metros más abajo. De golpe el aire se puso mucho más sucio y la ceniza dentro del auto se volvió insoportable. Me puse la mascarilla más hermética —tenía de dos clases—, la capucha de la campera y unas antiparras para natación. Tuve que sacármelas inmediatamente, a pesar de que me exponía a la picazón. Si poco veía ya sin ellas, con ellas mucho peor. Estaba ingresando a otra experiencia tan intensa como aquella lluvia de barro. Las líneas blancas y amarillas de la ruta, y obviamente el asfalto, totalmente ocultados. No había diferencia entre carretera y banquina. Desaparecían también los puntos de referencia. Guardarraíl, carteles viales, sus postes, rocas, todo estaba cubierto con el mismo gris, estuviera en posición vertical o inclinado hacia adentro. Algo había pegado la ceniza a todo. En cuestión de un par de segundos bajó la luz. Se hizo de noche. Como un desmayo. Como la luz que se va apagando al perder el conocimiento. No lo digo solo para dar una imagen. Dudé seriamente si me estaba pasando algo a mí. Temo más lo que viene de mí que lo que llega de afuera. Tardé unos buenos instantes en procesar que eso ocurría en el exterior. Debía seguir manejando. Apenas me servía forzar el recuerdo del camino. Lo conozco, lo transito todos los meses, pero para esto mis registros no me servían un corno. Solo lograba reconocer algunos fragmentos sobresalientes del trayecto, pero no podía ubicarlos. Vi una parte de paredón muy cerca de la ruta, pero no conseguí completarlo y diferenciarlo de otros paredones. Me faltaba el contexto. Concentrarme en reconocer lo conocido era gastar mucha atención, para reconfirmar que no tenía noción de dónde estaba. Todos sabemos que la otra variable referencial, la percepción del tiempo, en circunstancias como estas enloquece. Ningún auto me había pasado y yo no había pasado a nadie, así que accidente con otro vehículo no tendría, o al menos su probabilidad era muy baja. Lo difícil era mantenerme dentro de la ruta, a pesar de que iba a muy poca velocidad. Tenía la sensación de que me había tragado un túnel. Por lo oscuro, por el encierro, por el aire viciado. Ni loco iba a parar. La noche duró lo suficiente para volverse interminable. Después, de a poco, comenzó el ocaso, algo de luz, pero sin mejorar demasiado la visibilidad. Un total de 80 kilómetros de ancho ocupaba la bendita nube. Cerca de la confluencia del Collón Curá, recién me sentí liberado. No quiere decir que me había abandonado la ceniza en suspensión, pero sí un infierno. El segundo infierno. De cualquier modo, entre uno y otro, por razones bronquiales, prefiero morir bajo una lluvia de piedras. Di gracias al autito. No se ahogó. Sólo algunas partes de fricción chillaban más que de costumbre. No somos nada sin luz. Ahora sé un poco más sobre qué sentiré si sobreviene la noche. ** Federico Ivanissevich http://www.letralia.com/firmas/ivanissevichfederico.htm Escritor argentino (Gran Bretaña, 1953). Reside en Neuquén y trabaja como vendedor. Entre 1991 y 1993 publicó diversos artículos en periódicos y revistas de Neuquén y de Villa Dolores (Córdoba), referidos fundamentalmente a la temática socioambiental. Además ha publicado, bajo el seudónimo “Santiago Dusen”, los libros Al costado del camino (Editorial Limón, Neuquén, 2005), El deber (Narvaja Editor, Córdoba, 2006) y Backstage (edición de autor, Neuquén, 2006). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === “La civilización es el arte =========================================== === de crear necesidades perfectamente inútiles” ========================== === Con Brossa conversando Efi Cubero ================================ Brossa Abriendo los jardines de Mariá Cañardo, al lado del Velódromo, aquí en Barcelona, se alza la A brossiana, puntiaguda y abierta. Como una escalera, o una pirámide que desafía la altura, la siguen unos puntos suspensivos formados sobre el césped junto a unos signos de interrogación y, finalmente, cerrando el conjunto, otra A destruida cuyos diseminados fragmentos sobre la hierba nos advierten lo efímero de todo, lo que arrasa el transcurrir del tiempo o tal vez lo que el ser humano destruye. La A que abre puertas al sueño del inicio, a los espacios intocados que aguardan, y el final resuelto en esa A desmoronada, frustrando la esperanza del principio tal vez como advertencia del fracaso, quizás también del triunfo, esos dos impostores. Le gustaban las escalas a Joan Brossa, y como una cruel burla del azar en el que confiaba, una caída por las escaleras de su domicilio de la calle Génova precipitó su muerte en 1998. Lo recordaré siempre lleno de vida. Un ser libre y coherente que supo asimilar lo más innovador y lo más puro; la nada luminosa de un instante apresado y a su vez la sombra inquietante de lo que puede también acecharnos; el acerado filo de una navaja abierta sobre el terciopelo de un lujoso estuche o la amenazadora perversidad bajo una imagen de impoluto candor. Bajo la inocente apariencia de unos simples objetos, se esconde la identidad paralela de lo subversivo. Frente a una realidad que nos supera, el poeta revela o proyecta esos fantasmas que cercan los universos cotidianos. Desde cualquier ángulo, este juego de espejos enfrentados a través de un poema visual brossiano nos sacude y provoca, apuntando hacia el interior del que indaga, sin agredir, pero con un efecto corrosivo que socava determinados esquemas y nos induce a reflexionar. Trampas de Brossa, trampas de nuestro tiempo: trampantojos bajo una veladura de ironía tan poderosa y cáustica, tan sutil e incisiva, tan desmitificadora, y, a veces, revestida de una cierta ternura que desarma con su cierto temblor esperanzado. Una obra extensa e importante que abarca tanto los textos poéticos y de teatro como la poesía visual y de poemas objeto que ha estimulado a casi todas las generaciones de artistas relacionados con el arte conceptual de España y de otros muchos lugares. Un reconocimiento a nivel internacional o el que su nombre figure entre los creadores más significativos de nuestra época no hicieron tambalear sus principios éticos y estéticos ni enmascarar o cambiar las aristas de una personalidad tan libre, compleja e independiente como la suya. Mago o prestidigitador, notario de este tiempo que no detuvo jamás la marcha de su creadora diversidad, Brossa observa lúcido e incisivo tras las gafas ventanas de su larga experiencia sin jamás detenerse, inmerso en una permanente búsqueda y conservando intacta la curiosidad, frente al vacío del extrañamiento. Fiel a sí mismo, procurando eludir el peso de lo accesorio, escapando a la estatua, Joan Brossa atravesó la vida como diría Picabia: “Rojo, azul, desnudo del todo, con una música de pecador sutil, dispuesto hasta el límite para la fiesta”. —Algunos califican su obra de dadaísta y aunque, y como ya sabemos, dadá es el primer balbuceo del niño, su obra lejos de balbucear más bien impacta al espectador con su dardo lúcidamente irónico... —Me parece que dicen que es dadá en el sentido de hacer limpieza. De higiene. El movimiento dadá hizo higiene, se cargó muchas cosas. Y luego, ya después vino el surrealismo que se sistematizó. Y a mí me parece que, a mi obra, si se le ha de poner una etiqueta, podríamos decir neosurrealista o algo así, o postsurrealista. Aunque yo no creo en las etiquetas. Mi obra es la imaginación. Lo que pasa es que el surrealismo también era la imaginación, pero no era el primero que cargaba el acento en ella... Ah! M’oblidava que un poema / no pot ser reduït a mercadería: / per a la societat una cosa que no/ entra en l’intercanvi de béns comercials / no té cap valor —Brossa, ¿puede definirse la poética? —La poética es como definir la poesía. Se dicen muchas fórmulas. Y yo digo: Es el reflejo emocional del pensamiento. Y hay otra que dice: “La poesía es hacer de la prosa otra cosa”. —Me quedo con la primera definición. —Bueno, se pueden decir muchas cosas, porque poética es todo. Todo es poético. Lo que pasa es que la sensibilidad del que mira es el que hace que sea una obra de arte. Pero todo se puede poetizar. Todo. Hay que tener sensibilidad para hacer que lo que veas sea interesante. Hay gente que ve muchas cosas y no aprecia nada. Y hay gente que ve las mismas cosas y saca conclusiones. Alguien dijo que la poesía es hacer pequeños vehículos de la realidad. —...iluminar esa realidad. —O apagarla si está demasiado iluminada. Mor el destí sota un ruixat de bales / y cauen en l’engany soldats com billets —Pienso ahora en una de sus creaciones, Intermedi; las armas frente a los atriles... ¿Quién dirige la orquesta, Joan? O, mejor, ¿quién lleva la batuta? —(rápido) La política... los políticos. (Duda; reflexiona...) No, no exactamente... Parece, aparentemente que son los políticos pero son los postfinancieros. Yo estoy convencido de que la gente que dirige el mundo no se conoce. Ahora, conoces los títeres, pero no los que tiran de los hilos. Los que realmente los manejan están en la sombra... (Cruza una línea dura y preocupada por su expresión. Después, como si hablara consigo mismo...). ¡Esas sombras sí que tendrían que iluminarse! Em surt un número que m’obliga / a situar-me damunt una oca. / Torno a tirar —“Dau al Set”, Dado al siete... ¿sigue apostando a ese número aunque en realidad ese número no figure en el dado? —El siete es un número favorable, dicen; yo soy ateo pero me atrae lo desconocido no sacralizado. —Por cierto, y ya que hablamos de números simbólicos, usted nació el 19/1/1919. Curiosa combinación numerológica... —Sí, y en la calle Wagner de Barcelona. —¿Le gusta Wagner? —Sí, pero no lo wagneriano, como me gusta Lorca pero no lo lorquiano, o Picasso pero no los picassianos. Ellos marcan la ruta y luego viene la prole. ¡Hala! ¡Todos detrás!... Y me gusta el nueve mucho. Quizás por esto le tenga simpatía al nueve: por la fecha de mi nacimiento y porque nueve en catalán es nou y nou también significa nuevo. —...siempre el principio como rito iniciático. ¿Por eso en sus poemas visuales tiene a la letra A como emblema de algunas de sus creaciones?... Laberinto, imán, ¿qué simbolismo tiene para Brossa esa letra tantas veces repetida? —Es la puerta de la literatura. La literatura entra por la A y sale por la Z. Entre la A y la Z estamos todos. —También tiene forma de escalera; y a usted, Joan, parecen gustarle mucho las escaleras... —Sí, tiene forma de escalera de mano... (Su rostro adquiere la expresión pícara de un niño, luego hace con dos dedos el gesto de caminar, a modo de compás). Y también de andar. Alfa, la que abre. —Una vez dijo Italo Calvino que el rechazo del pasado inmediato era la condición necesaria para recuperar el pasado olvidado, el único que hace posible —según él— la expresión de lo nuevo. ¿Cree que esto es así? —Yo siempre digo que la tradición se tiene que continuar. No repetir, ¿por qué hacer una cosa que ya está hecha? Lo que pasa es que la tradición sirve para continuarla. Es un punto de partida para desarrollar el arte. —...La frase iba dirigida hacia el simbolismo inicial que antes apuntábamos. Como punto de partida hacia algo. No como regresión sino como un intento de recuperar en cierta forma la pureza inaugural de los inicios. Ese era más o menos el sentido de la pregunta. —¡Ah!, bien, bien. Está bien. Es una frase. Una burbuja... La buena burbuja. Juan Ramón Jiménez tiene también una frase sobre la tradición que también está muy bien. Juan Ramón entendía la tradición como conquista. No como herencia. i els ulls miren els ulls, miralls de sempre —Sé que le gusta Vermeer. ¿Por qué le parece Vermeer insuperable? ¿Qué le apasiona tanto de él? —Vermeer es un realista genial. Por eso, como me gusta Vermeer, me gusta lo abstracto. Encuentro que después de Vermeer, ¿qué quieres hacer más? ¿Repetir la tradición? (Rotundo) Hay que continuarla. La prueba, por ponerte un ejemplo, es el caso de Dalí. Si tú coges la cesta de Dalí y la de Vermeer, la de Dalí es un cromo. —...la luz de Vermeer, de los cuadros de Vermeer es pura transparencia. Y aquellas baldosas blancas y negras, los ventanales góticos... Casi siempre retrataba el mismo espacio. —Yo he estado en Delft y la luz es igual. Exactamente igual que la de sus cuadros. Pero ahora hay fotógrafos extraordinarios que incluso obtienen efectos que no obtiene Vermeer. Esas fotos en blanco y negro contrastadas son impresionantes. Ahora la fotografía se mueve. La del cine. La evolución hace cambiar las cosas... Otras técnicas. —Y... ¿Aparte de Vermeer? —Lucas Cranach que era un surrealista... Aquellos cardenales. —...y aquellos desnudos femeninos tan cargados de joyas. Pintores actuales, Joan... —Actuales me gusta mucho Picasso. Ahora, te digo una cosa, yo una vez, estando en París, coincidí con una exposición antológica de Picasso... Muy antológica. Muy importante, que había en el Petit Palais y en el Gran Palais. Toda llena de Picassos. Y en una revista se decía: “El pintor del futuro”. Yo creo que Picasso cierra una época; pero la cierra brillantísimamente, ¿no? Afortunadamente. Pero, para mí, el que abre es Duchamp con el Ready-made. El Objet Trouvé y abre unas posibilidades... Mete el arte en una vía que es posible andar un poco. Andar un poco esta vía... El arte conceptual. —Es esa mirada trasgresora que más tarde han querido imitar pero que no se puede imitar... Existen papanatas que se han puesto a copiar como desesperados. Otra cosa es seguirlo. —Hay papanatas concretos. Como este... (Adopta una actitud de desdén) ¿Cómo se llama..? Este que expuso en la Fundación Miró... el de las Sopas Campbell... —(Intuyo que sabe perfectamente el nombre, pero desea remarcar su indiferencia. Le sigo el juego) ...Warhol. —Ése, Warhol (masculla). Warhol (repite). ¡Papanatas..! Sin Duchamp no hay Warhol. Y si Warhol no fuera americano, no habría Warhol. —¿Diseño publicitario bien manejado..? (dejo caer). —Sí, se le da mucha importancia. La cosa sencilla. El cromo... elevarlo a la categoría de Arte. Yo creo que no lo consigue. Es un papanatas para mí. Y es víctima del influjo de Duchamp. Duchamp trabajó poco, ¿eh?, que él podía trabajar mucho. Con el hallazgo del Objet Trouvé podía hacer mucho, y él realizó media docena. Y ya está. El concepto es el que cuenta. —Ahora mismo recuerdo aquella obra suya: “Desnudo bajando la escalera”. ¡Qué movimiento! ¡Qué maravilla de composición! —Desnudo bajando la escalera es un cuadro futurista. Él, además, hubo un momento en el que dijo que la mejor actividad que podía tener un hombre era jugar al ajedrez... (Ríe con ganas... Me hubiera gustado recoger en una fotografía la alegría de Brossa, esa simpatía desacostumbrada que guardaba para estos momentos, pero era especial y tuve buen cuidado de crear una atmósfera cómplice de confidencias sin cámaras curiosas... Por otro lado se hubiera puesto la máscara de seriedad o de mal genio o de irónica distancia —siendo en realidad tan vulnerablemente niño). —...Y se quedó en la actividad máxima —prosigue divertido—. Y conste que no jugaba por ganar algo, jugaba para jugar. Eso está muy bien —se contesta a sí mismo— ...que ahora todo el mundo juega para ganar algo. —Parafraseando a Picasso, ¿Brossa busca o más bien encuentra? —De todo. A veces cuando busco no encuentro y cuando no busco encuentro. GAG Harpo Keaton Búster Marx —Creo que el cine es otra de sus pasiones, ¿qué director es su favorito? —Tengo varios. A mí me gusta mucho Dreyer. De los que hay actualmente, Jim Jarmusch. Extraños en el Paraíso, Mistery Train. Es un director joven, bueno, relativamente... Y no hace efectos especiales sino que hace cosas muy simples. Con un gran dominio de los actores además. —¿Fellini..? —Me gusta Fellini antes de La Dolce Vita; después Fellini eructa. —¡Ja, ja, ja..! ¡Repite, vaya! —Repite, sí. Es muy espectacular. Un poco vacío... muy muy egocéntrico. —Y ya que valora tanto la imagen, ¿qué le parece Intolerancia de Griffith? —Me gusta. Fue muy interesante. Esta película impactó a Lenin. Cuando vio esta película dijo una cosa muy interesante. Dijo que el cine era al Arte lo que la electricidad a la industria. —...no conocía yo esa frase. —Pues apúntatela porque está muy bien. Él creó en Moscú una Escuela de Cine de la que han salido Pudovkin, Eisenstein. Toda esa gente. (Me muestra la fotografía de Eisenstein) Lo tengo aquí...Y El acorazado Potemkin y Octubre —sigue explicándome entusiasmado—. Los montajes que tiene... (Parece ahora mismo joven, muy joven, con una vitalidad llena de entusiasmo. Observo cómo disfruta con la obra de muchos y es contagiosa su fidelidad a estos creadores lejanos en el tiempo pero avanzadísimos en el suyo, constato que a Joan Brossa le interesa sobre todo la autenticidad... Por eso conectamos). —Si comparamos —sigue diciendo— el cine que se hace ahora, pues parece teatro filmado. O casi. Ha perdido ese impacto que tenía el mejor cine mudo y que también tenía el primer cine sonoro. La parte hablada es la comercial en el cine sonoro y en aquel momento conservaban el valor de la imagen y, entonces, la parte sonora era para dar a entender mejor la imagen, ¿no? Para recalcar. Para acentuar mejor la imagen... Ahora mueven muy bien la cámara, estupendo, pero hablan mucho; en cambio el cine es la imagen... Y hay teatro. Es curioso que el teatro se acerque al cine y el cine al teatro... Entre las primeras películas sonoras hay una donde conservaban el valor de la imagen que me gusta mucho: El ángel azul, de Sternberg, con Marlene Dietrich... —...Lola-Lola. —(Comienza a tararear la música de la película mientras mira hacia el frente, absorto, recordando... De pronto exclama admirativamente) Emil Jannings, ¡otro fenómeno! Estrofa, crida, deixa’t d’ors i emblemas! / El pensament traspua aquests poemas / i obre les ales al vast horitzó —¿Sigue prevaleciendo en Brossa el Arte como un acto de libertad, o la excesiva demanda que últimamente le asalta puede, en cierta medida, lastrar esas alas..? —Ja, ja... Puede lastrar, puede lastrar. Pero de momento no. —...no se deja. —No, no me dejo. Últimamente tengo muchas demandas pero la gente que viene a pedir algo ya sabe a dónde va. Yo, como no soy un profesional ni tengo un taller ni tengo empleados, etc. Pues puedo decir que no. Tranquilamente. —Si Joan Brossa tuviera empleados, no sería Brossa. Al menos la imagen de libertad que proyecta no sería la misma. Se metería en esa dinámica de comercialidad en la que muchos caen. —Efectivamente, lo mejor es no meterse en ella. Sí, porque después la sociedad está muy montada en ese sentido, ¿no? Yo creo que la civilización es el arte de crear necesidades perfectamente inútiles. —¿Mantiene el equilibrio entre querer y poder? —¡Caramba, esto es básico! Esta es la frase que yo he tenido siempre. Esto es lo que te hace vivir. —...De ahí el sentido de la pregunta. Conozco esa frase... —Yo, esto lo pongo siempre como ejemplo. Lo sabes muy bien. Esto es básico y es una cosa que se olvida porque la situación, la civilización, te mete en una serie de perspectivas... “Compra esto, compra lo otro”. Unas tentaciones que realmente... Yo siempre digo que la escuela tendría que enseñarte quién eres tú. —...El ser más que el estar. —Claro... Y la escuela te enseña a joder al que tienes al lado. ¡Tienes que ser más que el que tienes al lado! Por esto yo la escuela no... (Pensativo, con tristeza) Yo salí de ella sabiendo lo que no quería, pero no sabiendo lo que quería. —En poesía, ¿sigue buscando esa “emoción impactante” de la que hablaba Lorca? —No. Yo creo que la poesía es un elemento para dar persuasión al mensaje. Puede ser una brillantez o una falta de brillantez. Según el mensaje. —Un iluminar la oscuridad u oscurecer la claridad como antes apuntaba... —Sí, exactamente. —¿Qué le desasosiega? —Esa ansia de dinero que es lo que dirige el mundo. Lo más bajo. El dinero, los intereses, la vanidad, el prestigio personal. Eso es lo que me inquieta. Yo he procurado eludirlo con todo lo que comporta eludir pero tengo ya setenta y ocho años. Y me parece que ya veo el final de la montaña... —¿El final, Brossa? ¿Usted, que siempre inicia el camino? —Bueno, veo el final de la montaña porque encuentro que la vida es un viaje. Entonces, es un viaje donde vas subiendo y cuando estás ya más arriba, es cuando ves el panorama... Y es que yo encuentro que madurar es saber ser esencial. Entonces, cuando subes la montaña y llegas arriba, eres esencial y dejas muchas cosas por el camino. —Andar ligero de equipaje, como decía Machado... —Exactamente como Machado pensaba. Aunque no sea mi poeta preferido. —¿Y cuál es su poeta preferido? —Vallejo, Lorca, Alberti, Foix, Papasseit, Miguel Hernández... (Iniciamos entonces en torno a la poesía un largo coloquio. Joan Brossa se muestra apasionado. A mí me encanta escuchar cómo, de memoria, recita para mí largas tiradas de versos de Lorca y de Miguel Hernández, me cuenta historias preciosas, como por ejemplo, que con diecisiete años marcha al frente con un libro de Lorca en el bolsillo, como allí, en el frente, entre las trincheras, se hace de un ejemplar de poemas de Alberti que habían impreso los mismos soldados, y que muchos años después cuando ambos, Alberti y Brossa, junto a Octavio Paz, en 1988, reciben en París la medalla Picasso de la Unesco, él lleva al poeta gaditano ese ejemplar manoseado que conservaba desde las trincheras y la gran emoción de éste al tenerlo en sus manos y hojearlo...). —Mira, Efi —me dice—: “Y el monte gato garduño / eriza sus pitas agrias”. ¿Puede haber algo más surrealista que estos versos, y otros poemas de Lorca..? No pueden, no han podido superarlos. Llampec que espurneja i xiula. Poeta de tarda sana. / Els meus ulls sempre et segueixen entre un Pirineo de branques (De “Elegía a Miguel Hernández”) —Dicen que actualmente hay una gran crisis en el mundo del arte. ¿Cómo contempla un creador como usted este periodo? —A mí me habían dicho que volvería a renacer la paz en el Arte. Yo no lo sé. No puedo contestarte porque no estoy al corriente. Yo, de todos modos, veo que los artistas, así, de cierto nombre, venden casi igual, ¿eh? Siempre se la carga la gente de abajo. Los artistas jóvenes sí que lo han sentido. De todas formas yo atiendo a lo que dicen o a lo que veo porque en este caso yo no tengo ningún criterio. Nietzsche tiene un capítulo en Así hablaba Zaratustra en el que llega a una ciudad y hace una descripción de la ciudad como es ahora más o menos... Todo está podrido. El dinero. La gente mentirosa, los valores por el suelo, etc., etc... A él lo reciben una cantidad de personas que le advierten: “No te metas en la ciudad. Todo es falso, nada es verdad, es sucia, hay mal olor, etc.”. Él los escucha. Y cuando han terminado de decir barbaridades, él dice: Y vosotros, ¿qué hacéis aquí? Donde no se puede amar se debe pasar. —Sabemos que usted se halla inmerso en lo que ama; y Nietzsche... es mucho Nietzsche. —...Era un basurero. En el buen sentido. Para mí, la gente que más me ha ayudado, debido a la educación que intentaron darme, han sido Nietzsche y Freud. Son dos tíos que hacen y piensan. —Dicen que no puede escribirse igual después de Nietzsche. —Como no se pueden escribir novelas después de Joyce, en ese sentido de plano y contraplano. —Cuixart afirma que hoy impera el dadaísmo de perfumería y que vivimos los tiempos de los fabricantes de cuadros y los especuladores. Asimismo usted afirmaba también en unas declaraciones que el dinero ha hecho del arte un engendro y que el arte de hoy tiene mucha técnica, mucha metodología pero poca realidad profunda, quizá porque ésta no interesa. ¿Tan mal andan las cosas en el arte para adoptar ese tono apocalíptico y que haya tantas voces clamando en el desierto? —Sí, eso no lo tienen. No saben llegar o no quieren. Algunos hacen pura metodología sin contar con el yo profundo. Acaso porque esa realidad les llevaría por un camino donde quizás no venderían cuadros. Quizás no les interesa llegar... O no saben llegar. —Puede que exista un exceso de “cultura televisiva”... —(Rápido) ¿Y cómo definirías tú la televisión? —Pues en este momento me descoloca... quizás como un trasto perfectamente prescindible o acaso como ladrón de horas... —...Algo más sutil. —Uffffffff, ¡no me sale nada! Prefiero que sea el ingenio o el genio de Brossa quien la defina. —(con una sonrisa pícara) ...Es el chicle de la vista. —Ja, ja... O sea que masticamos las imágenes con aire ido. —Exacto. No alimenta. Masticas. Pasas el rato... ¡Y podía ser un gran elemento! Cuando un elemento puede ser importante y se utiliza mal es terrible. Porque también es importante, destruye todo lo que encuentra. A la gente cuando salió la radio le dirían: ¡Ah, la radio! ¡Pues ahora sí que habrá cultura musical! Pero —lo que decía Stravinski—: “Esta proliferación de música es mala para la música”. —¿El arte, se quiera o no, será siempre elitista..? ¿Para la “inmensa minoría”, citando a Juan Ramón? —Siempre ha sido así, ¿eh? Siempre lo ha sido. —Joan Brossa puede ser absolutamente trasgresor y exquisitamente clásico. Hay sonetos suyos de gran belleza... Pensando en alguno de ellos, “Nocturnàlia”, por ejemplo: “Pura contra la nit la meva mà”... Y, citando el verso que cierra “Abecedari” y, cambiando su sentido afirmativo por una interrogante, le pregunto con sus propios versos: ¿“Entre les lletres de l’abecedari encara resta molt per descobrir”? (¿Entre las letras del abecedario aún queda mucho por descubrir?). —Yo creo que sí pero, claro... me parece que vivimos una época que... Todo eso que hemos dicho hasta ahora: que es el triunfo de la mediocridad. De la gran mediocridad que hay... Pero (pensativo) tiene algo muy interesante. Tiene una técnica que el poeta no puede desaprovechar... Sin dejar, claro, de ser poeta. O sea, que la poesía te presenta retos. Como por ejemplo la poesía visual. Actualmente la imagen tiene una gran importancia... ¿por qué el poeta no utiliza la imagen y así sigue el sentido de la poesía visual? Yo digo que la poesía visual no es dibujo ni pintura sino un servicio a la comunicación. Y además un cambio de soporte a la naturaleza. —¿Hacer pensar acaso con una mayor carga o fuerza conceptual que la idea expresada sobre el papel? —Sí, son prolongaciones de este camino que señaló Duchamp, ¡que ahora ya se ha dado más! Pero por esto yo te decía antes que, para mí, Duchamp era el futuro y Picasso era el final —brillantísimo— de una época. Lloc: dues habitacions qualssevol, que / recorre l’espectador acompanyat de l’actor —Teniendo una obra tan extensa, también en lo que a teatro se refiere (seis volúmenes, tengo entendido), aunque prefiera llamarlo poesía escénica, ¿cómo es que apenas se representa? —Esto no soy yo quien lo ha de decir. Yo creo que si mi teatro se representara bien tendría éxito. Sin duda. Mi teatro ha sido mal interpretado. El teatro de poetas siempre es mucho más interesante. El novelista no tiene el sentido de la síntesis. Y el teatro es síntesis. El novelista hace una cosa larguísima, en cambio el poeta sabe sintetizar. El novelista no. Mi teatro ha sido mal interpretado porque, para decirlo en cuatro palabras, es un teatro que pretende ser testimonio de la época... pero yo maquillo el diálogo. —¡Claro, Joan, usted es poeta..! —Sí. Pero hay autores que maquillan la intención. Yo maquillo el diálogo y, entonces, si haces un teatro en que maquillas el diálogo, viene el director y maquilla el montaje. Entonces es un lío. —Salvo honrosas excepciones, los directores con los poetas no suelen encajar demasiado... —Mira, precisamente el otro día vino a verme un señor de París amigo de Beckett y me preguntó por mi teatro. Y yo le dije que había problemas por esto, porque te deforman la obra y... ¿sabes qué me dijo? “¡Parece que estoy oyendo a Beckett! Cuando le estrenaban una obra, tenía un disgusto enorme”. Yo la escena —sigue diciendo— la veo muy simple también. Se alza el telón, aparece un señor... ahora, cuando abren la boca es cuando crean el clima. ¡Y esto no lo entienden los directores! Entonces, claro, para decir un diálogo maquillado hay que inventarse cosas, ¿no? Es como decir versos. Si hay un teatro de versos que te lo dicen como prosa, pues no va. Y un teatro maquillado que tampoco es verso, sino que parece que los personajes parece que piensen, parece que hablen, ahí tiene que haber un director hábil para que todo esto lo coloque en su atmósfera. —Aunque se le habrá recordado hasta la saciedad su vinculación con Dau al Set, puesto que como es sabido usted fue el eje primordial, vertebrador del citado grupo, yo le pregunto: transcurridos los años, ¿qué queda ahora de ese espíritu fundacional o inaugural? ¿Sigue de alguna forma latiendo esa rebeldía que marcó una época, o el tiempo llega a diluir, o atemperar al menos, los ideales aquellos que pretendían remover o cambiar una sociedad enarbolando el Arte como revulsivo? —Yo creo que —sin decir nombres— en la mayoría de Dau al Set se han atemperado los ideales. Creo que bastante en un tanto por ciento de personajes de Dau al Set... Yo me acuerdo de aquella época. Se hablaba mucho. Se decía que la obra de arte tenía que ser un vehículo para cambiar la mentalidad de la sociedad. Pero ahora resulta que miras después de treinta años y es la sociedad la que ha cambiado al artista. Han caído en la trampa... —¿Para ratones? —Para lagartos. Ha pasado con Dau al Set como también pasó con el surrealismo. Miró fue el único que se mantuvo pero los demás... —Miró no hizo demasiadas concesiones. —Miró es un personaje al que he tenido muy en cuenta. A veces he dicho, y ahora te lo repito a ti, que casi la alegría que he tenido en mi paso por el mundo es haber conocido a Miró. (Disimuladamente lo observo; me conmueve especialmente cuando por esos ojos a menudo esquivos, aparece la admiración, el reconocimiento, la fidelidad al amigo que se fue... pasa por el estudio una corriente de melancolía... Callamos. De pronto recuerdo unas frases de Miró, decido romper el silencio creado, recuperar la viveza del diálogo antes de que la palabra languidezca). —“La tierra, la tierra, algo más fuerte que yo” o “Hay que pisar la tierra porque la fuerza entra por los pies...”. Son frases de Miró... —Siempre hacía unos pies muy deformados, en el sentido de muy grandes. Él en una ocasión dijo una frase preciosa, dijo: “Mi obra no es una hoja de dietario. Es una fuerza que se expande”. —En los últimos tiempos le llueven a Joan Brossa todos los premios habidos y por haber. ¿Le asusta esa vorágine? ¿No teme quedar sepultado por esa imparable avalancha de medallas y distinciones? (Me mira fijamente, ríe con ganas). —¡Ja, ja! Uy, uy... ¡qué irónica! —Permítame la ironía... Señor Brossa. —Sí, sí. La vida sin ironía es un chasco... No, no. Yo encuentro que el que creó los premios tenía buena intención. Pero después... Ya se conocen. Los homenajes tienden a degenerar. —Depende, claro... Bueno, ironías aparte, creo que es importante y hermoso el reconocimiento en vida. —Yo también me decía a mí mismo, que el hecho en el que yo haya sido siempre un investigador en literatura, un experimentador, pues... Que otorguen una distinción a un experimentador quizás abrirá una grieta en este muro terrible alzado contra los experimentadores. Quizás permitirá respirar un poco a este tipo de arte que siempre ha sido marginal. —Esa “poesía marginal”, entre comillas, está alcanzando cotas muy altas de reconocimiento. Recientemente usted recibió de manos de nuestros reyes la Medalla de Oro de Bellas Artes entre otros muchos galardones... —Sí, a mí me dieron antes de esto una medalla del mismo tipo, en Barcelona. Pero no la quise. —¿Por qué? —Pues muy sencillo. Yo no la quise porque poco tiempo antes habían dado esta misma medalla a dos conocidísimas fundaciones; y yo dije, “no la quiero”. No la quería por esto. Y dije “o ellos o yo”. —¿Por esto..? No entiendo... —Pues porque ellos utilizan la cultura para lavar la imagen, y yo le adjudico un sentido creativo. Entonces si ellos son dos contra uno, pues me retiro. —En todo hay clases, ¿no, Joan..? —¡Hombre, ellos utilizan la cultura como coartada de prestigio! Yo no tengo nada que ocultar. (Seguidamente Brossa me hace la siguiente observación: “Esto procura ponerlo porque se ha dicho pero no del todo el porqué yo renuncié a esta medalla... Y ése fue el único motivo... Mi agradecimiento al Ayuntamiento de Barcelona es total —subraya—). —Tiene sentido en la actualidad, cuando la tecnología parece dominarlo o absorberlo todo, seguir luchando contra corriente? —La tecnología te puede ayudar. Como antes decía de la imagen, que actualmente hay un gran desarrollo de la imagen donde el poeta puede potenciar su teoría visual. Ahora, el caso es no traicionarte. Por ejemplo, yo no escribo a máquina a pesar de que dicen que eso es fantástico. Yo escribo con lápiz, mi compañera me pasa a máquina, y ya está. —Su obra parece establecer un permanente diálogo entre Oriente y Occidente. Hay mucho de filosofía zen en sus obras... —Yo el zen, a mi modo de ver, lo he tenido en este sentido... La prueba es: cuando salí de la escuela, no me gustaba lo que me habían dicho y tuve que hacer un esfuerzo —como dice Sartre— de desaprender. Y después descubrí mi paralelismo con el zen, porque yo creo que el azar es un elemento importante que le da perspectiva a tus cosas si tú sabes escoger. El azar yo lo definiría en que, para la persona que piensa, el azar proporciona siempre lo que necesitas. No creo que sea un disparate. Necesitas una cosa y, no sabes cómo, te viene. Esto, claro, parece que haga ahora literatura... Estas cosas cuando se escriben o se cuentan pierden el valor. Son cosas íntimas. Pero, cuando estás en buen contacto con el azar —afirma convencido— siempre te proporciona lo que necesitas. —Y ya para terminar, Joan, para un creador como usted, ¿la intuición prevalece por encima de la razón? —Sí, siempre. Yo digo una cosa que la he tenido siempre como tao. Y es lo que sigue: que la intuición requiere una lucidez subconsciente y esta lucidez subconsciente es la que me interesa. Y la razón, en cambio, requiere una lucidez consciente... Pero yo —termina diciendo— prefiero la lucidez subconsciente que lleva más lejos. (Esta entrevista fue publicada en 2001 en los números 56, 57 y 58 de Revistart, http://www.revistart.com). ** Efi Cubero http://www.letralia.com/firmas/cuberoefi.htm Escritora española (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 1949). Estudió historia del arte, lengua y literatura en Barcelona, donde reside. Ha publicado los poemarios Fragmentos de exilio (1992), Altano (1995), Borrando márgenes (2004) y La mirada en el limo (2005). Poemas y relatos suyos han formado parte de las antologías Kylix (1992), Estrechando círculos. Antología de escritores extremeños y colombianos (1999), La narración corta en Extremadura. Siglos XIX y XX, T. III (2000), Ficciones ERE (2001), Antología de poetas extremeñas (Mérida, 2002), Compilación de relatos y Cuentos ilustrados (2004), entre otras. Es corresponsal de la revista Frontera en Barcelona y colaboradora habitual de Revistart (Revista de las Artes) y Ventana Abierta, entre otras publicaciones. Ha publicado también numerosos artículos, prólogos y extensas entrevistas (Javier Cercas, J. A. Goytisolo, Joan Brossa, Arnau Puig, José María Valverde, Rafael Moneo, Rufino Mesa y otros). Parte de su obra ha sido traducida al francés —Peut ce vent, por Alain R. Vadillo—, al braille y al inglés —sobre la obra de Doménech, Chiaroscuro y Meditations, editado por Washington Green Fine Art Publishers (Birmingham; http://www.washingtongreen.co.uk). También ha participado en varias exposiciones de arte contemporáneo con la revista objeto Lalata, con poemas visuales: Efigrafías, Strangers in the night, Pinzamientos, Ónfalos, presentes en Estampa, Arco, Euskal Erico Poesía Esperimentalaren i. Jardunaldiak, Sin.Con.Texto (Espacio Contemporáneo Arte Toledo), o ArtistaAlbacete en el Palazzo Magnani (Reggio Emilia, Italia), en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), entre otras. === René Rodríguez Soriano: una teoría del recuerdo ======================= === John Jairo Junieles =================================================== Creo que se trataba de Peter O’Toole quien decía, con ánimo burlón, que la vida era una piscina llena de basura en la que era imposible no ponerse a nadar, el secreto consistía en intentar salir de allí oliendo a violetas. Algunas vidas parecen honrar esa idea, existencias que hablan del lado soleado de la calle, de su belleza y esplendor, pero también de la otra orilla, maleva e indecorosa. Vidas como la del dominicano René Rodríguez Soriano, quien nos ha concedido esta entrevista. Rodríguez Soriano juega con el lenguaje, pero lo más interesante es que el lenguaje accede a jugar con él, y esa reciprocidad no es fácil hallarla, con plenitud, en la obra de un creador. No sé por qué, pero creo que es un hijo espiritual de Joao Guimarães Rosa, el gran escritor brasileño. A eso creo que se refería el escritor y crítico Marcio Veloz Maggiolo, cuando dice que “René tiene el don de manejar la poesía que deshiela el misterio. No es necesario que el cuento sea un dechado de ejercicios técnicos, su pluma nos lleva por el remolino de la fantasía que puede ser una teoría del recuerdo”. Rodríguez nació en Constanza, República Dominicana (1950), vivió quince años en Miami, y desde hace un año lo encontramos en Houston. Pero como él suele decir, nuestra verdadera patria es la del idioma de nuestros sueños: el español. Sus libros tienen una larga lista de reconocimientos en su país y ultramar, los más recientes el Premio Nacional de Novela de la Universidad Central de San Pedro de Macorís 2007, gracias a su novela El mal del tiempo, y el Premio de Poesía otorgado por la misma Universidad Central en San Pedro de Macorís 2008, por su libro de poesía Rumor de pez. Rodríguez Soriano acostumbra jugar baloncesto con los muchachos de la calle, parece de lejos un faro caminando con sus casi dos metros de estatura. Frente a las incertidumbres de nuestro presente, ante el mar casi infinito de portadas en las tiendas, se levantan las palabras de Rodríguez como una luz que brilla sólo para nosotros, que nos acompaña y redime. Algo que, como dice Eduardo González Viaña, inscribe las historias de Rodríguez “dentro de la mejor tradición narrativa latinoamericana”. René es cofundador y coordinador de la revista digital mediaIsla (http://mediaisla.net/revista), con trece años de existencia, desde donde desarrolla una intensa labor de difusión y promoción de la literatura latinoamericana. —Para quienes llegan a René Rodríguez Soriano por primera vez, qué podemos decir sobre él. Cuáles son esas señas inevitables cuando se pregunta por su identidad. —De seguro, no lo sé. Tal vez raros acordes, contrapunteos y dislates o un innegable aroma de pinares, descampados y arroyuelos que se me sale por los dedos, que escriben, se piensan y se me desbandan casi siempre a lomo de un lapicito rombo, salvado a puro pulso de la estampida que me arrojó desde el monte hacia inciertas llanuras del espanto y la llovizna. Me seducen, me dejan mongo y sin cordura los tantálicos tableteos de los teclados, los tambores y el trastabilleo de las sílabas, los fonemas y los monemas manoteándose con persistente perversidad hasta engendrar la frase que, feliz o infeliz, enciende el verbo o la palabra a todo tren sobre el papel o el aire. Me encantan las palabras y, ya lo he dicho, arrojarlas como dardos o pinceles sobre el lienzo del diálogo, sin condones, sin reglas. Nunca miento, ni siquiera cuando digo la verdad. —Parecen existir más preguntas que respuestas en su obra, más viajes que horizontes prometidos. Qué visión tiene de su estilo literario, es decir, de su forma de organizar y presentar historias, ideas y sensaciones. —Enarbolo la flauta o el pincel con la misma impericia o ineptitud con la que pulo losas o tablaos; perfilo historias que carecen de historia y que por carecer de ella generan una intrahistoria que está en la inexistente otra orilla. Es como un juego en el que las reglas y preceptos no interfieren con el tránsito de los cuerpos o las cosas; un juego corporal, una realidad que acontece en un universo neutro y sobre todo erótico, por encima, y del otro lado de todas las leyes de la chata censura policial de la razón. Escribo o nado en los terrenos de la transgresión, más allá de normas y prejuicios, hasta los límites del cuerpo tal vez. Algo así como un intento de decir o transmitirlo todo o nada: tocar ciertas fibras o ciertas melodías, corretear por los patios de la tarde sin alborotar las palomas; decir verdades o mentiras sin pasar facturas; volar, surcar los aires. Dialogar con lectores sin género, sin sexo ni bandera y, sobre todo, respirar menos viciado el aire y sus alrededores. —¿En su proceso de escritura prevalece el discernimiento, el análisis, experiencia o la imaginación? —Escribo, sueño que escribo o viajo por los sueños y me veo que escribo soñando que escribo, como Elizondo. Degenerado y desgeneracionado como he sido y vivido hasta hoy, tal vez. —Qué opinión le despierta hoy lo que antes denominaban literatura latinoamericana, ¿todavía podemos llamarla así? —Soy del Caribe, y aunque estoy convencido de que nada sonoro me es ajeno, no estoy tan seguro de que encuadre dentro de la definición con la cual, académicos y estudiosos, nos engloban. Dudo, siempre dudo, de las definiciones y aparcelamientos; me aburren las fronteras con sus sangrudos y biliosos agentes de inmigración y Aduanas. La literatura es la literatura; la preceptiva, la veo más bien como parte de aquel baldón de conocimientos inútiles que nos tuvimos que engullir a empujones en los incómodos pupitres de antaño. De modo que la literatura con apellidos ralos o pomposos me resulta poco menos que un oscuro vellocino tras el cual tendremos que embarcarnos, quizás a naufragar, en los vastos mares de incomunicación y asedio en que nos ha sometido este tiempo de estrechas aperturas. —¿Qué contribuye a su fe como escritor, esas cosas que no dejan que el fuego creador se extinga en medio del cansancio y la incertidumbre? —La sed. —¿Cómo desearía ser recordado? —Como sapo o gusano, el bronce es una tentación que ya nadie se resiste a desmontar tarjas, estatuas y bicornios cuando aparecen los chinos en escena, comprando todo, todo. Rodríguez Soriano Básico: (Constanza, 1950) Ha recibido distinciones como el Talent Seekers International Award 2009-2010, el Premio UCE de Poesía 2008, el Premio UCE de Novela 2007, el Premio Nacional de Cuentos José Ramón López de República Dominicana (1997), entre otros. De sus libros publicados destacan Raíces con dos comienzos y un final (1977), Todos los juegos el juego (1986); Su nombre, Julia (1991), La radio y otros boleros (1996), Queda la música (2003), Sólo de vez en cuando (2005), Apunte a lápiz (2007), El mal del tiempo (2008) y Rumor de pez (2009). Su página web: www.rodriguesoriano.net ** John Jairo Junieles http://www.letralia.com/firmas/junielesjohnjairo.htm Escritor colombiano (Sincé, Sucre, 1970). Es periodista, guionista e investigador de temas literarios. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Cartagena, y cursos de Periodismo en la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano. Ha publicado Hombres solos en la fila del cine (novela); El temblor del kamikaze (cuentos), Canciones de un barrio en la frontera (poesía), Temeré por mí al final de estas líneas (prosa poética) y Papeles para iniciar el fuego (poesía). Nominado al Premio Rolex Mentor de Suiza (2003), Premio Nacional de Literatura Ciudad de Bogotá (2002) y ganador de la Beca Nacional de Novela del Ministerio de Cultura (2002). Textos y reflexiones suyos pueden leerse en su weblog (http://jjjunieles.tumblr.com). === Pedro Luis Barcia ===================================================== === “Si el hombre tiene pocas palabras, piensa menos” ===================== === María Alejandra Crespín Argañaraz ===================================== Pedro Barcia nació en Entre Ríos y vive en La Plata. Es doctor en Letras, titular de la cátedra de Literatura Argentina de la Universidad Nacional de La Plata, director de investigación de la Universidad Austral y miembro correspondiente de la Real Academia Española. Desde 2001 preside la Academia Argentina de Letras y, desde 2008, es el vicepresidente de la Academia Nacional de Educación. Su último libro, en coautoría con Gabriela Pauer, es Diccionario fraseológico del habla argentina. Para ver esta entrevista en video: http://www.youtube.com/playlist?list=PL610661CD57BB68E0 —¿Cómo se refleja el lenguaje en los medios? ¿Estos empobrecen el lenguaje actual? —Hay de todo. Los diarios son los que tienen tal vez el mejor lenguaje, porque para la producción del diario todavía queda un espacio de revisión, corrección y supervisión, pese a que han desaparecido los correctores y por eso se filtran los problemas. El mayor desajuste lingüístico de los diarios lo tienen los títulos porque tratan de captar la atención y lo que hacen es forzar el lenguaje, romper la sintaxis, y ahí es donde cometen desafueros sintácticos. Pero en general nuestro periodismo es bueno. Tenemos colaboraciones de hombres como Vargas Llosa o, en el caso de Tucumán, Tomas Eloy Martínez, cuando vivía; todo esto hace que mejore el nivel. Esta presencia de intelectuales no se da tan frecuentemente en televisión o en radio. En televisión tenemos géneros que son absolutamente descartables desde el punto de vista del idioma. Los géneros que hoy en día están muy desaforados son los programas de chismes; tienen dos características: pobreza y vulgaridad. En segundo lugar, son muy limitados los programas de fútbol, que es una pena, ya que la Argentina fue un modelo. Había gente de altísimo nivel y hoy quedan muy pocos: Enrique Macaya Márquez o Víctor Hugo Morales, el resto improvisa mucho y no tiene dominio del sistema. La radio presenta un desafuero lingüístico y hay demasiada letrina. Mi tesis es que una puteada, un insulto, una mala palabra son efectivos cuando son colocados insospechadamente en medio de un lenguaje terso, pero si usted lleva todo el lenguaje a una cloaca, pierde efectividad. Pero lo más grave de todo es la pobreza en materia de recursos para la expresión. El hombre piensa con palabras; si tiene pocas palabras, piensa menos. Es importante que en una democracia la gente esté habilitada para hablar, porque puede hacer sus reclamos, sus denuncias. Los pobres indígenas tobas que están en la Avenida 9 de Julio no tienen capacidad expresiva para defender lo que quieren y entonces pasan a ser ciudadanos de segunda porque no son escuchados. El otro recurso que queda es la violencia; lo que no se dice con las palabras sale con un sopapo. —Hoy en día existen el chateo y los mensajes de texto. ¿Eso también empobrece el lenguaje? —Cada hablante lleva a los medios electrónicos la capacidad o discapacidad lingüística que tiene. A mí no me afecta escribir en Twitter dentro de los 140 caracteres porque aunque abrevie y anule la sintaxis, cuando tengo que escribir algo formal lo sé hacer. No es el caso del pibe que no tiene ese dominio del sistema. La pobreza lingüística de nuestros chicos es muy grave y se va acentuando año a año. En los últimos 10 años, hemos pasado de unas 1.500 palabras activas que el joven usaba a 600 palabras. Hemos reducido la capacidad evolutiva. El joven no quiere dar lecciones orales porque los docentes no conocen el dominio de la oralidad. Luego pasan a la universidad: no hay diálogo con los alumnos y entonces, durante 15 años, una persona no ejercitó el derecho a hablar. Han convertido a la escuela en un instrumento para enseñar a leer y escribir, cuando es lo menos que los chicos hacen en la vida. Lo que más hacen es escuchar y hablar. El diálogo está desterrado de la escuela y de la sociedad argentina. En televisión dan pena las personas que están en una mesa redonda y no se escuchan. El modelo que tienen los muchachos para la muerte del diálogo está encumbrado en los mejores lugares del país. Cuando usted no le enseñó a un joven a leer antes de los 18 años (leer en el sentido de que no pueda pasar un día sin leer), entonces no ha logrado lo que tenía que lograr como docente. —Entonces, ¿dónde aprendemos a hablar los argentinos? —Mi generación aprendió a hablar en la mesa de casa, y cada cual tenía su turno para hablar. Mi padre era tremendo, me pedía que fundamentara cada cosa para no opinar ligeramente. Mi padre era un hombre de mediana cultura pero de mucha sensatez. Ahora, ¿dónde aprende un chico a hablar? La escuela no le enseña y en la mesa no están los padres (porque están trabajando o, si están en la mesa, hay un televisor encendido). ¿Qué les queda? El televisor e imitar a los que están en televisión. Y la televisión es “una cátedra insomne”, no descansa. Hay distintos tipos de alumno “esponja”, que absorben todo sin discriminación: el alumno “embudo”, que se esfuerza por retener algo y se le va todo; el alumno “colador”, que se queda con la porquería y deja pasar lo bueno; y aquel que se queda con el grano. —Alguna vez usted dijo que los periodistas eran inocentes cuando le preguntaban acerca de las malas palabras. —El que es ingenuo es el que espera que un presidente de la Academia, como yo, se sorprenda frente a malas palabras. Por mi oficio estudio las malas palabras, las defino y las incorporo en el diccionario. Para mí es como trabajar en un laboratorio con gérmenes; no ando contaminando a todos porque estudie el germen de la viruela. Hemos incorporado en El habla de los argentinos una cantidad enorme de expresiones que la gente considera como malas palabras; por ejemplo, “tirar la goma”. La mala palabra, como tal, no existe; depende del contexto. Cuando la mala palabra se incorpora al diccionario, al lado tiene una indicación que dice “vulg”. Entonces preguntan: ¿ahora podemos decir cualquier cosa porque la palabra esta en el diccionario? ¡No! Fíjese qué marca tiene. Si la marca dice “vulgar” es para gente de poca educación lingüística. —¿Se han suprimido algunos acentos de vocablos? —En principio la ley estaba dicha. Los monosílabos no van acentuados: “fue”, “dio”, “vio” no llevan tilde. Se dan algunos casos de discusión como “guión”. Es una palabra que no lleva acento en la “o” si se la pronuncia monosilábicamente. En el caso de los pronombres demostrativos “este”, “ese” y “aquel” no tiene sentido que se acentúen porque son palabras acentuadas de por sí. Otro caso es el de “solo” que solamente se acentúa cuando es adverbio de modo. Yo creo que el contexto ayuda a entender. “Yo sólo tomo café”; “yo tomo café solo”. —¿Cuál es su trabajo como presidente en la Academia Argentina de Letras? —Me lleva mucho tiempo y no tengo sueldo por lo que hago; un tercio de mi día está dedicado a la Academia. Abrí, básicamente, dos o tres frentes de relación: uno es el de la vinculación con los medios; nos hemos asociado a Adepa (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas) y se ha convertido en una especie de extensión. Hay preocupación por el periodismo joven y por la buena lengua. También nos hemos asociado Fopea (Foro de Periodismo Argentino) y se han roto los muros. Mi intención es acercarme a los medios, por una voluntad de asistencia, y no venir con el dedito magistral marcando “esto se dice, esto no se dice”. El destino de la lengua depende de los medios de comunicación y si no cuidan la lengua y revisan lo que dicen, se va a perder mucho. Otro frente es el de los auspiciantes y descubrí mi trabajo como gestor. Repsol, por ejemplo, ha publicado la colección “La Academia y la lengua del pueblo”, que registra el léxico del mate, fútbol, carne, vino, pan, dinero y carpintería. ** María Alejandra Crespín Argañaraz http://www.letralia.com/firmas/crespinarganarazmariaalejandra.htm Investigadora argentina. Es profesora superior, egresada en 1989, del Instituto Nacional de Enseñanza Superior Nº 2 “Mariano Acosta”, en Buenos Aires. También es licenciada en literatura clásica grecolatina. Ha participado en diversos congresos y simposios de literatura comparada en diferentes universidades argentinas. Textos suyos han sido publicados en Hispanista (http://www.hispanista.com.br) y Ariadna-RC (http://www.ariadna-rc.com). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Escritura y tecnología (redux) Alberto Chimal ==================== (Nota del editor: en septiembre de 2011 se realizó en el Museo Nacional de Antropología, en Ciudad de México, el Simposio Internacional del Libro Electrónico, evento que reunió a algunos de los más reconocidos especialistas en el tema. El texto del mexicano Alberto Chimal que ofrecemos a continuación es la ponencia con la que el autor de Los esclavos participó en la mesa “Ciberliteratura”). Antes de hablar de literatura debo hacer un rodeo: hablar de los cambios en la escritura a secas a comienzos del temprano siglo XXI. Estoy en una posición privilegiada para discutir el tema, aunque sólo por casualidad: soy de las últimas generaciones que no tuvieron computadoras en su educación básica; crecí, como millones, con la idea de que la máquina de escribir era el límite de lo posible. Descubrir las nuevas tecnologías y adaptarse a ellas, como tuvimos que hacerlo entre mediados de los años ochenta y el comienzo del siglo XXI, no fue fácil. No se ha escrito aún el texto de microhistoria que discuta y fije definitivamente esa experiencia colectiva, irrepetible, pero este es un buen momento para hablar de ella y notar, por lo menos, lo significativa que resulta: de hecho, en los últimos veinticinco años —el periodo del ascenso del libro y la edición electrónica— la escritura (incluyendo por supuesto la escritura literaria) ha sufrido modificaciones al menos tan grandes como la publicación y la lectura. Aprender a escribir al comienzo de aquel periodo ya implicaba el uso de dos tecnologías diferentes, complementarias pero sólo de forma imperfecta y azarosa. Primero, la educación básica enseñaba la escritura a mano, que para los años setenta utilizaba la letra de molde en vez de las ligaduras tradicionales pero de todas formas implicaba un acercamiento despacioso y gradual a la composición de los signos y ponía un gran énfasis en la caligrafía; luego venía la máquina. Al menos en el sistema educativo mexicano, las clases de mecanografía solían darse junto con lecciones de taquigrafía en un curso de la escuela secundaria; el enfoque, por supuesto, era estrictamente práctico, orientado al trabajo de oficina y con el objetivo primordial de premiar la velocidad y la eficiencia. (A todos los alumnos nos mandaban llevar un cubreteclas, que era un rectángulo de tela opaca que se aseguraba sobre el teclado para obligarnos a escribir sin ver, y las sesiones de trabajo estaban pensadas para crear la costumbre de utilizar todos los dedos: eran largas repeticiones de series de letras que recorrían el teclado QWERTY de lado a lado, de arriba abajo, del centro a los extremos y viceversa.) El paso de formar signos a mano a marcarlos directamente en el papel, por así decir, no implicaba un acercamiento mayor a la escritura como actividad habitual ni mucho menos como actividad comunicativa o expresiva. No sólo el énfasis en mecanografiar adecuadamente era más pesado y desalentador que las páginas de círculos y líneas que eran los primeros pasos de la caligrafía a mano: además, las máquinas de escribir no aparecían con tanta frecuencia en la vida cotidiana como aparecen hoy las computadoras personales, y en todo caso el trabajo mecanográfico estaba asociado estrictamente con un objetivo preciso —crear documentos legibles— que en general no se presentaba con frecuencia más allá de la escuela. Únicamente quienes estábamos interesados en la escritura aparte de las obligaciones más inmediatas llegábamos a pensar en otros propósitos para la máquina —y para la pluma, aunque sospecho que nadie pensaba en la escritura “a mano” como aplicación de una tecnología. Este interés ya era antiguo, de hecho, e implicaba cierta mística de los aparatos de escritura que se conserva todavía en el lugar común de la pluma de ave y el tintero, obsoletas desde el siglo XIX, como emblema del escritor. En el siglo XX, a esa imagen se agregaron las fotografías y relatos, fetichistas y fascinantes, de los autores con sus máquinas de escribir. De la prevalencia de esa mística —del tiempo relativamente largo que la mecanografía llevaba como parte de la cultura, y que la hacía una presencia tan reconocible como el lápiz o la pluma— provino la gran resistencia al cambio que se vio ante la llegada de las primeras computadoras personales y sus primeros usos literarios. A mediados de los ochenta Gabriel García Márquez causó polémicas al usar una computadora personal para acelerar la escritura de El amor en los tiempos del cólera; en la misma época, cada tanto aparecían en periódicos o suplementos entrevistas con autores del momento sobre “la computación y la electrónica”, y la mayoría se apresuraba a responder que esos aparatos no le interesaban, que le parecían una novedad inútil, y que prefería no separarse de su confiable Olympia portátil o de su carpeta de argollas. Una preocupación de entonces eran las posibles modificaciones —o el deterioro— del estilo literario. Ahora podría parecernos que nadie tenía, en realidad, suficiente información para llegar a una conclusión significativa sobre ese tema, justamente porque los procesadores de texto y los programas de autoedición eran herramientas tan nuevas y porque los cambios más radicales vendrían después. Las primeras modificaciones notables fueron, de hecho, en otros aspectos de la práctica de la escritura, y en especial en el acercamiento a la composición. Las numerosas prestaciones de la edición digital de texto condujeron a una relajación de la disciplina escolar de la escritura y también al descubrimiento de una flexibilidad insospechada: cortar, copiar y pegar; recombinar fragmentos; la mera posibilidad de borrar un signo introducido erróneamente sin el riesgo de estropear una hoja impresa, todo trajo una idea opuesta al ideal de perfección y rapidez de la enseñanza tradicional. En su momento, la importancia de este cambio fue comprendida por pocas personas: más que incrementar la “eficiencia” de los usuarios, como anticipaba el discurso triunfalista del momento, la escritura digital iba a hacer justo lo contrario. Iba a permitir que el trabajo con el texto se volviera provisional, tentativo, vacilante: experimental. * * * Un texto que se multiplica: que se acumula, con el tiempo, en versiones ligeramente distintas unas de otras que forman, por lo tanto, la historia de su propia creación. Ensayos y errores juntos en carpetas virtuales que pueden abrirse cuando se desee para recortar los textos, desintegrarlos, rearmarlos en nuevas configuraciones y volverlos a guardar. De vez en cuando, tras la aplicación de rigor o paciencia (o tras la llegada del hartazgo), un escrito que se juzga listo para ser leído por alguien, y entonces es duplicado una o varias veces, en diferentes lugares, para que no se pierda. Escritos y prácticas como los anteriores, que se volvieron comunes sin que mediara mucha reflexión tras el asombro inicial, son de los primeros atisbos de la actual revolución de la escritura literaria, si así se le puede llamar: de los cambios que tienen lugar ahora mismo y cuyo fin todavía no podemos avizorar, pero que comenzaron todavía en el siglo XX. (Hay que insistir en esto: discutir el uso de las herramientas digitales no es hablar del futuro, como se empeñan en decir muchas personas, sino del presente, y de hecho de una parte del presente con abundante y muy visible historia.) Aunque siguen teniendo un sustrato material y por lo tanto sujeto a deterioro, los signos ya no están, ni se perciben, como fijos en piedra; su fluidez, la facilidad con la que pueden producirse y transformarse, hace que ninguna versión determinada de un mismo texto deba ser considerada definitiva y que, por lo menos mientras no sea impresos o fijados en otro medio, pueda existir en un estado de indeterminación: de posibilidades siempre abiertas. El movimiento, el cambio en la conciencia del escribir ocasionado por este cambio concreto, fue liberador. La mística de la mecanografía comenzó a desdibujarse, a medida que el cuerpo concreto de la máquina de escribir se volvía obsoleto, y tal vez termine por desaparecer del todo en nuestro presente de aparatos intercambiables y de almacenamiento cada vez más intangible; a la vez, la escritura a mano se volvió todavía más periférica: sus restricciones no desaparecen del todo pero se vuelven mucho menos apremiantes a medida que una porción cada vez mayor de la población mundial escribe más en aparatos electrónicos de lo que nunca escribirá sobre papel. Las nuevas generaciones no conocerán directamente la experiencia liberadora que he descrito, pero crecerán con nuestros recuerdos de ella y sabrán que viven y escriben de modo distinto. Por supuesto, ese movimiento también engendró —como otros avances de la ingeniería de software en aquel tiempo— una confianza nueva y excesiva en las herramientas digitales. La broma o queja sobre quienes se creen diseñadores gráficos sólo por tener acceso a Photoshop u otro programa semejante se podría haber hecho también sobre más de un usuario de Word o Quark XPress de aquellos tiempos: una imagen olvidada de entonces es la de incontables escritos de autores primerizos, saliendo poco a poco de una impresora de matriz de puntos, con el texto en quince fuentes diferentes y todo en negritas itálicas subrayadas sombreadas: ilegible por partida doble, o triple. Pero durante años: de hecho, hasta 1995 o 1996, la popularización de la escritura digital siguió firmemente encuadrada en un mundo editorial que desembocaba en la impresión y la difusión de lo impreso del mismo modo que a principios del siglo XX. Únicamente ciertos pasos del proceso tradicional de la creación del texto escrito se modificaban: los “canales” de difusión seguían siendo los mismos. El segundo gran cambio de la época llegó, desde luego, con los navegadores de internet y la explosión de desarrollo de aplicaciones y servicios para publicación en la red que los siguió. Conocemos las etapas principales de ese desarrollo: los servicios de alojamiento de sitios personales, los sistemas de manejo de contenidos, las redes sociales. Para apreciar su importancia basta fijarse en los prejuicios que han existido en su contra. Antes mencioné las notas periodísticas en las que escritores del siglo XX se referían en términos despectivos al uso de las computadoras para escribir. En lo que va del siglo XXI ha habido varias actualizaciones de esas muestras de desprecio: hacia 2002 o 2003 se dedicaban a los blogs, que entonces se encontraban de moda; más recientemente se han dirigido a la escritura publicada en Facebook o los textos mínimos de Twitter. Cada cierto tiempo aparece una nueva remesa de entrevistas y reportajes sobre el tema en la que quienes opinan repiten, más o menos, lo mismo: lo que se publica en esos medios no es literatura, carece de rigor y de calidad, representa una degradación de la actividad literaria, etcétera. La insistencia prueba que los medios criticados son populares, evidentemente, y también que siguen vigentes muchos viejos prejuicios contra lo popular y no sólo contra las nuevas tecnologías. También es interesante notar que, irónicamente, la popularidad de la escritura en línea se debió, entre otras causas, a una ilusión triunfalista de muchos aspirantes a escritor: la idea de que publicar en la red, gratuitamente, permitiría a cualquier persona crearse instantáneamente un público lector. (Ya sabemos que no sucede así, desde luego, y conocemos algunas dificultades muy particulares de la tarea de difundir textos literarios por Internet.) Sin embargo, la idea recibida más importante que se revela en esas opiniones adversas es la de que la escritura en línea desea alcanzar los mismos objetivos que la escritura pensada para los medios tradicionales, seguir su mismo camino y desembocar en los mismos tipos de textos. * * * Los cuestionamientos de las diferentes formas de escritura literaria tienen contrapesos, al menos, en periódicos y otros medios tradicionales: de tanto en tanto se busca a autores conocidos, o no tanto, que defiendan la validez de los medios electrónicos y de los textos literarios que se crean en ellos. Las opiniones, reflexiones y hallazgos de muchos de ellos son valiosos. Pero limitar la discusión a un enfrentamiento entre escritores establecidos, como se acostumbra, es injusto: ni las posibilidades de la escritura en Internet se agotan en la literatura o sus alrededores, por supuesto, ni quienes escriben en Internet se asumen necesariamente como literatos o habitantes del mundo “cultural” en el sentido convencional que tienen esos términos. El carácter incierto de la escritura digital: su flexibilidad, su posibilidad de existir en constante mutación, se vuelve aun más complejo con la publicación en línea porque ésta, en todas las formas que ha adoptado hasta el momento, tiende a lo fugaz. Los textos sólo están brevemente en la página principal, al comienzo del resumen de noticias o la línea de tiempo, y luego son reemplazados por otros, más recientes. Los signos quedan aun más lejos de parecer fijos, inmutables: no sólo pueden modificarse antes de su publicación, e incluso después, sino que toda publicación tiene una fecha de caducidad y ésta suele ser próxima. La escritura digital no acabó con la idea de la perfección, pero sí la volvió menos apremiante: trivializó mucho del esfuerzo de la creación aunque también dio, al menos, la alternativa de concentrarlo de otro modo, menos en las rutinas estrictamente físicas de la escritura o en sus rasgos más superficiales. Por su parte, la escritura en línea no destruye la idea del texto acabado, definitivo, pero la vuelve problemática: nos enfrenta con la certidumbre de que la posteridad es una ilusión y absolutamente nada sobrevive para siempre. Los escritores de este tiempo pueden continuar, si lo desean, los modos y los hábitos de sus antepasados, y muchos lo hacen. Pero también hay nuevas variedades de autores. Muchos se distancian deliberadamente de un medio literario del que desconfían o en el que se sienten incómodos o constreñidos; otros nunca se han acercado a él y tienen orígenes y aspiraciones diferentes, condicionadas más por su vida en línea que por los ejemplos del pasado. Se puede observar, por ejemplo, la enorme profusión de escritura literaria en Twitter. Aunque la mayor parte de los muchos millones de mensajes diarios que se publican en esa red son, en el mejor de los casos, comunicaciones de mínimo alcance, ruido de fondo de un entorno social más o menos limitado, la escritura con propósitos expresivos abunda: la restricción del tamaño de los textos publicables (140 caracteres) fuerza a la brevedad pero también a la concisión, y vuelve menos onerosa la redacción apresurada; la fugacidad de la publicación facilita la eliminación de los textos imperfectos y estimula la creación de nuevos textos. Rapidez en vez de lentitud y abundancia, incluso exceso, en vez de contención. Géneros breves de la literatura impresa como el aforismo o la minificción se dejan trasplantar sin dificultad a este medio distinto y otros nuevos —otros grupos de textos con características afines— aparecen. Variaciones sintácticas, acercamientos a la crónica, poemas, competencias de ingenio, palíndromos y otros juegos. Muchos de ellos no tienen influencias librescas y ni siquiera las buscan: una parte cada vez mayor de quienes se interesan en semejantes modos de escribir no sólo se comunican habitual o hasta exclusivamente desde un teclado de computadora o de teléfono, como ya he dicho, sino que se ha formado con lecturas de sitios web, revistas electrónicas y, si acaso, ebooks y archivos PDF. Por otra parte, este grupo no tiene en alta estima al libro impreso ni a la validación implícita en la tarea de saltar las vallas de la publicación convencional. Si algunos entre ellos se deciden a “publicar”, a dar forma a un trabajo completo y unitario, puede que decidan no esperar y lancen sus propias ediciones electrónicas; también puede que se contenten con las opciones disponibles de recolección de notas y enlaces que permiten a cualquiera realizar una curaduría de sus propios textos, o de los textos de otros, con muy pocos recursos. En el fondo, Twitter, como cualquier otra de las formas de comunicación disponibles por Internet, no es más que un recipiente o un canal. Lo que se escribe en él queda condicionado parcialmente por las restricciones del medio pero, al menos en potencia, es capaz de superarlas o, mejor aun, de aprovecharlas: de cambiar su forma para ajustarse a lo que el medio le pide y a la vez de descubrir, en esa forma, posibilidades nuevas. Aquí están las modificaciones en el estilo literario que anunciaban, sin saber realmente a qué se referían, quienes temían por García Márquez en los años ochenta. Sin embargo, el proceso que acabo de describir es el mismo que ha tenido lugar desde los comienzos del lenguaje: su transmisión oral, con la que comenzaron todas las culturas humanas, exigía una atención permanente de los escuchas y el uso constante de la memoria por parte de los hablantes, pero permitió el florecimiento de la narración breve y de la poesía en sus formas clásicas; la escritura manual dio pie a la existencia de textos de más largo aliento y consolidó la lectura lineal como el modo fundamental de descifrar y experimentar el texto; la imprenta de tipos móviles y sus numerosos descendientes ocasionaron la difusión explosiva de lo escrito, y el ascenso de la novela como la conocemos actualmente, a la vez que fijaron numerosos aspectos de la producción material y el consumo de libros. La ciberliteratura, que así podemos llamarla, no es más, ni menos, que la continuación de esas transformaciones en otros medios. Por otra parte, las transformaciones precisas que propone, y en especial las de la escritura, pueden ser incluso más radicales que las que trajo la invención de la imprenta. El desprestigio de la idea de la permanencia —de la obra memorable, del canon literario— plantea muchas alternativas aparte de las que ya he mencionado, y la más inquietante podría ser la de los escritores que se negaran a rescatar sus textos y los dejaran perderse, lo que en el mundo en línea de hoy es más simple y más definitivo que en muchos otros momentos de la historia. Puede ser que a muchos creadores, de los que en otras épocas hubieran sido miembros de grupos y generaciones literarios, les interese solamente la experiencia momentánea de la creación alrededor de otros, de otras presencias manifestadas en otros textos, en el entorno virtual de su preferencia: que ignoren por completo el futuro y no les moleste permanecer en el leer/escribir colectivo. Esta opción no considera la publicación de libros ni de ningún otro documento que pueda ser testimonio o recuerdo a largo plazo del acto creativo. Imposible saber si una práctica así podría volverse mayoritaria, pero ya hay quienes crecen en ese tipo de escritura: trabajo para el instante, resignado (o entusiasmado) con su total agotamiento. * * * Todavía hoy, a pesar del contacto y el uso constante, muchas personas siguen creyendo que la escritura, y en especial la escritura literaria, son del todo ajenas a la tecnología. La idea es absurda: si no proviene de la costumbre y el hábito de las formas tradicionales de la escritura, puede venir quizá de la visión popular que reduce la percepción de la tecnología a la tecnología avanzada. No nos haría mal recordar que la escritura misma es una forma de tecnología, que se ha servido de otras para seguir cumpliendo con su propósito de siempre: servir de extensión y amplificación a la memoria humana por medio del lenguaje. Lo olvidamos, en países como éste, a causa del atraso del sistema educativo y la separación creciente entre las ciencias y las humanidades; este olvido, me parece, contribuye a que olvidemos también el valor de la literatura —de ese uso específico del lenguaje y la escritura, que usa la tecnología para sus propios fines— porque la aleja de nosotros: le quita una forma de ser menos inasible y de verse como parte de la existencia cotidiana. En México este problema es un poco más urgente porque la distancia a la que me refiero es aun más grande y penosa que en otros lugares. La literatura, para la mayoría, también es innecesaria. La marginación de la cultura literaria es un círculo vicioso: como se da desde la escuela, que privilegia la lectura utilitaria y estrictamente para fines prácticos inmediatos, ocasiona que se contraiga cada vez más el mercado editorial. La contracción asegura que la mayor parte de los escritores no pueda mantenerse jamás con su trabajo, como ha venido sucediendo desde hace décadas. Esta dificultad ocasiona que, en lugar de buscar lectores que de todas formas no están allí, o están muy lejos: en otros países y otros medios literarios, muchos escritores intenten acomodarse en el sistema realmente existente de otros modos: como diletantes, como pluriempleados, como becarios profesionales, como funcionarios. Las obras que se producen no necesitan ser leídas salvo por otros colegas, y no lo son. La cultura literaria se margina un poco más, y así sucesivamente. El único rasgo positivo que veo en una situación así es que ambientes como éste resultan excelentes laboratorios de la escritura literaria todavía por venir. No es sólo que, como se discute desde hace tiempo, parezca que la figura del artista profesional como lo entendemos hoy está en extinción precisamente a causa de la distribución digital. Lugares sin influencia de un mercado local que prácticamente no existe, o de un mercado global que no necesita el trabajo local, son terreno fértil para lo que podríamos llamar una escritura pobre. Pobre económicamente, por supuesto, recordando la definición del “teatro pobre”: reducido deliberadamente a sus elementos mínimos de creación, del polaco Jerzy Grotowski. La escritura pobre es más factible en situaciones como la presente, en la que abundan herramientas gratuitas y las reglamentaciones de los nuevos medios no han terminado de subordinarlos a los poderes fácticos que desean controlarlos. Es una escritura que parte de la imposibilidad de su subsistencia no para amoldarse sino para volverse más extraña: para experimentar siempre más radicalmente, arriesgarse de maneras absurdas, equivocarse espectacularmente. O, de vez en cuando, para entregar logros que hubieran sido imposibles de realizarse en cualquier otro ambiente. En México ya sucedía algo semejante desde el siglo pasado, que tuvo un canon poderoso pero también una literatura riquísima en sus márgenes, para los que se cerraban todos los canales de distribución y reconocimiento “normal”. Pero ahora esos márgenes, sospecho, están en Internet, y quienes los habitan, aunque siguen siendo menospreciados e ignorados en los recuentos de la alta cultura, están por una vez más adelantados que ésta, desarrollándose en un medio que aún no terminamos de aceptar pero en el que está no solamente el presente que ya vemos, sino el verdadero futuro de la escritura y, de hecho, de casi todas las formas de nuestra relación con el lenguaje: el que no haremos ni veremos nosotros. Sería comprensible que esa perspectiva nos inquietara. Tal vez el autor profesional desaparezca efectivamente en el mundo entero y su papel se reparta entre todos nosotros; tal vez la jerarquía del libro y la publicación no sólo se modifique sino desaparezca por completo; tal vez los géneros literarios tradicionales se transformen hasta volverse irreconocibles, lo que sería, por lo demás, perfectamente normal: lo mismo sucedió en el tiempo de Gutenberg, por ejemplo. Quién sabe qué sucederá, pues, con esa nueva escritura y con quienes la practicamos. En esto me incluyo a mí pero también a buena parte de ustedes. En el peor de los casos, estoy seguro de que quien lo desee, y muchos que no se lo proponen, seguirán interpretando el papel mítico del escritor: el que es anterior incluso a la escritura, porque es el del cantor o el contador de historias: el miembro de una comunidad que, para beneficio de ella, impulsaba el uso del lenguaje y lo dedicaba a crear o a preservar grandes historias, a expresar los hechos más tremendos y más conmovedores, a servir como depósito de una memoria fiel, capaz de vivir más que cualquier individuo y de preservar la identidad y la experiencia de su tribu, de su nación o de su pueblo. Eso ocurre ya, a su modo, todos los días en Internet. La forma de la experiencia actual es muy distinta, y desde afuera no termina de poderse ver, e inquieta porque sus escasos rasgos visibles son tan extraños. Pero nosotros somos quienes la estamos viviendo. ** Alberto Chimal http://www.letralia.com/firmas/chimalalberto.htm Escritor mexicano (Toluca, 1970). Maestro en literatura comparada por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Fue artista residente en el Banff Centre for the Arts (http://www.banffcentre.ca; Canadá, 2002). Imparte cursos y talleres literarios en la Universidad Iberoamericana (http://www.uia.mx) y en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem, http://www.sogem.org.mx), además de ser un tallerista muy solicitado para cursos presenciales y virtuales. Es coordinador del Taller de Narrativa Virtual de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ, http://www.ucsj.edu.mx) y ha sido miembro del jurado de Caza de Letras (http://www.cazadeletras.unam.mx), concurso-taller por Internet organizado por la Unam. Ha publicado la novela Los esclavos (Almadía, http://www.almadia.com.mx; Oaxaca, 2009); el ensayo La cámara de maravillas (Universidad de Guadalajara, http://www.udg.mx / Arlequín, http://edicionesarlequin.com.mx; Guadalajara, 2003); la traducción de Poliziano, de Edgar Allan Poe (La Guillotina, México, 2010); las obras de teatro El secreto de Gorco (Corunda / Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx; México, 1997) y Canovacci (Instituto Mexiquense de Cultura, IMPORTANCIA, http://portal2.edomex.gob.mx/imc; Toluca, 1998); la antología Viajes celestes (Lectorum, México, 2006), de cuento fantástico del siglo XIX, y los libros de cuentos Los setenta segundos (Centro Toluqueño de Escritores, Toluca, 1987), La Luna y 37’000,000 de libras (Centro Toluqueño de Escritores, Toluca, 1990), YYZ (La Tinta del Alcatraz, Toluca, 1991), Tradiciones y leyendas (José Antonio Alcaraz, México, 1996), Vecinos de la tierra (Centro Toluqueño de Escritores, Toluca, 1996), El rey bajo el árbol florido (IMC, Toluca, 1997), Historias del predicador, el mago y el rey (Mixcóatl, México, 1998), El ejército de la luna (tunAstral, Toluca, 1998), Gente del mundo (Tierra Adentro, México, 1998), El país de los hablistas (Umbral, México, 2001), Éstos son los días (ERA, http://www.edicionesera.com.mx; México, 2004), Polo (edición de autor, México, 2005), Grey (ERA, México, 2006), Cinco aventuras de Horacio Kustos / Five Adventures of Horatio Kustos (edición bilingüe, Desde La Otra Orilla, México, 2008), La ciudad imaginada y otras historias (Libros Magenta, http://librosmagenta.com / Secretaría de Cultura del DF, http://www.cultura.df.gob.mx; México, 2009), 83 novelas (edición de autor, México, 2011), Siete: los mejores relatos de Alberto Chimal (edición y prólogo de Antonio Jiménez Morato, Salto de Página, Madrid, 2012) y El viajero del tiempo (Posdata Editores, http://www.posdataeditores.com; México, 2012). Ha aparecido en las antologías Los mejores cuentos mexicanos (Planeta, http://www.planetamexico.com.mx / Joaquín Mortiz, 2000 y 2001), Generación del 2000 (2000), compilada por Agustín Cadena, Ciudadanos de Ficticia (2001), El hombre en las dos puertas (2002), Nuevas voces de la narrativa mexicana (Planeta-Joaquín Mortiz, 2003), Di algo para romper este silencio (2005) y Grandes Hits vol. 1 (Almadía, 2008), compilada por Tryno Maldonado. Ganador de los premios nacionales de cuento Nezahualcóyotl (1996), Benemérito de América (1998), Kalpa (1999) y San Luis Potosí (2002), así como del premio de narrativa Sizigias (2001 y 2005) y la Beca para Jóvenes Creadores (1997-98) del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha colaborado con cuentos, reseñas, artículos, ensayos y traducciones de poesía en Letras Libres (http://www.letraslibres.com), Quimera (http://www.revistaquimera.com), Replicante (http://revistareplicante.com), Laberinto, Guardagujas, El Ángel, Generación, La Jornada Semanal (http://www.jornada.unam.mx/suplementos/semanal.php), Tierra Adentro (http://www.inia.cl/link.cgi/Documentos/TierraAdentro), Luvina (http://www.luvina.com.mx), Complot y Hoja por Hoja (http://www.hojaporhoja.com.mx), entre muchas otras publicaciones. Textos suyos han sido traducido al inglés, el francés, el italiano, el húngaro y el esperanto. Mantiene una página literaria en http://www.lashistorias.com.mx. === Publicación, distribución y oferta de poesía en Nicaragua ============= === a inicios del milenio José Jaime Chavolla Mc Ewen ================ Este breve artículo reflexiona sobre la producción, distribución y oferta nacional de poesía en Nicaragua (1). Situado en el periodo transecular de 1998 al 2006, este ejercicio de diagnóstico hace un acercamiento para arrojar luz tanto sobre la realidad concreta del imaginario social de patria poética, como sobre posibles tendencias en la apreciación socioestética de la población consumidora. A la par de ello, insertar a la poesía dentro de una visión vinculada con industrias locales, como la periodística y la editorial, nos permite evaluar de manera inicial algunos aspectos de desarrollo cultural y económico-material del país. Los resultados expuestos se basan tanto en la recopilación y procesamiento estadístico de material hemerográfico de artículos y notas que refieren a este proceso como a entrevistas hechas y en las experiencias vivenciales de investigar este campo de actividad entre los años 2006 y 2007. Aunque las realidades culturales, sociales y lingüísticas de Nicaragua son múltiples y variadas, la imagen centralizada y dominante es la de una “patria poética” o como una “República de poetas” (Valle-Castillo, 2001:1). No obstante, existen posturas que cuestionan esta imagen, partiendo mayormente de considerar los contextos socioeconómicos del país. De hecho, Sergio Ramírez, en una entrevista por Mario Benedetti, afirmó que “la poesía ha podido vivir en Nicaragua sin lectores... para ser un buen poeta... le bastaba ser reconocido como tal por la crítica extrema [externa] y alguna crítica de adentro” (Ramírez en Benedetti, 1992). Esta declaración revela una disyuntiva entre la imagen proyectada hacia el exterior y la realidad nacional. Entre otras cosas, implica la dependencia de los escritores sobre estructuras extranjeras y, posiblemente, la ausencia de un campo activo de producción concreta a nivel nacional. No obstante que la gran parte de estudios sobre la literatura y poesía nicaragüense se hace con base en producciones conocidas internacionalmente, es importante no asumir que ésta es la única con la que cuenta esta nación centroamericana. Diferentes razones político-económicas históricas específicas han llevado a los escritores y promotores culturales nicaragüenses a publicar fuera de su país. Éstas son en su mayoría coyunturales involucrando censuras estatales y la ausencia de medios locales que apoyan la producción de libros. Asimismo, también se puede considerar que existen diferencias entre los accesos a los circuitos internacionales de difusión. Dicho simplemente, algunos autores tienen mayor posibilidad para insertar sus obras en el ámbito internacional ante otros dispares cuyas creaciones son obligadas a permanecer dentro de sus fronteras. Por ello, conocer más a fondo sobre la literatura nicaragüense y reflexionar sobre su reputación literaria ocupa distanciarse de las obras en circulación internacional y enfocarse más bien a la creciente producción y oferta tangible de poesía local. Durante la época estudiada, Nicaragua contaba con cerca de cinco y medio millones de habitantes repartidos en aproximadamente 130 mil kilómetros cuadrados (Inide, 2005: 24). Su geografía volcánica y tropical, junto al factor de desarrollo socioeconómico e industrial lento y múltiples veces intervenido promovió una concentración poblacional en la costa del Pacífico a la vez que una gran falta de infraestructura de todo tipo en el resto del país. Es considerado el segundo país económicamente más pobre del continente, con casi la mitad de su población en condición de pobreza (CIA, 2011). Además, regionalmente es uno de los que sufren más de analfabetismo, que viraba alrededor de 20% durante los primeros años del 2000 (Arrien, 2006: 4). Estas condiciones indiscutiblemente obstaculizan su desarrollo nacional, incluyendo éste en su dimensión cultural-literario. No obstante, como ya se mencionó, es aquí donde se ha desarrollado una compleja construcción simbólica basada en la poesía. Sin menospreciar los antecedentes sociales y político-culturales de este proceso, es importante también valorar los medios y las actividades que la justifican de manera tangible (2). Específicamente, se refiere a las expresiones materiales que cobran las producciones de los escritores poetas, que incluyen a los suplementos culturales y a las revistas literarias como medios de difusión y claro, el libro de poesía. Desde inicios del siglo pasado, el medio tradicional para distribuir literatura y para difundir la imagen de los autores es el suplemento cultural periodístico. En el caso de Nicaragua, aparte de vínculos familiares entre los escritores y los propietarios de los periódicos, existen otros factores que pueden explicar esta preferencia. Mayormente, el periódico se ajusta al contexto económico nacional y suple el vacío generado por la ausencia histórica de una industria editorial (cfr. Saballos, 1990: 3). Esta ausencia fue compensada durante la década de la revolución sandinista (1979-1990), cuando editoriales estatales publicaron cientos de títulos y distribuyeron miles de ejemplares a nivel nacional. No obstante, los efectos de la contrarrevolución y luego de los gobiernos neoliberales que le siguieron, mantuvieron al libro-objeto como un lujo fuera del alcance de muchos nicaragüenses. Incluso para los mismos escritores, publicar en una editorial nacional simplemente no se consideraba como una opción (Petrie, 2005). Por ello, el suplemento se consolidó no sólo como el medio más accesible, pero también como el que daba mayor garantía de difusión. Durante los años estudiados, los suplementos culturales más importantes son dos: La Prensa Literaria (LPL) y el Nuevo Amanecer Cultural (NAC). Aparecen los fines de semana en los diarios La Prensa y El Nuevo Diario, correspondientemente. Aunque los datos de operación y distribución no son fácilmente accesibles, se estima su venta combinada fue de entre 80 a 90 mil ejemplares a nivel nacional en cada aparición (cfr. Kodrich, 2002: 210). Aunque esta cifra representa mínimamente a la población total, por la calidad social y compartida de un periódico es posible que cerca de medio millón de personas, o sea 10% de la población total, fueran expuestas a estos suplementos cada sábado y domingo. Evidente entonces, este grado de alcance favorecía la difusión, proceso en que los mismos suplementos se esforzaban por publicar una gran cantidad de talento nacional. De hecho, en aquellos años por un bajo costo de cinco córdobas, un lector podía adquirir la edición cultural de estos diarios y a través de un año conocer muestras de aproximadamente 120 poetas en La Prensa Literaria y de unos 70 en el Nuevo Amanecer Cultural, los cuales en su gran mayoría nicaragüenses (Chavolla, 2009: 119). El suplemento cultural de mayor antigüedad y tradición en Nicaragua es La Prensa Literaria. Fue fundado en 1926 y luego dirigido por el poeta vanguardista Pablo Antonio Cuadra desde 1958 hasta el 2000, cuando lo relevó a la también poeta y periodista Marta Leonor González. La historia del diario La Prensa incluye sobrevivir a la dictadura somocista, misma que asesinó a su entonces director por promover posturas progresistas. También superó las censuras impuestas por la administración sandinista durante los ochenta cuando se opuso abiertamente a sus políticas revolucionarias. Si bien estos eventos lo caracterizaron como políticamente activo y opositor, la estética promovida en este suplemento tendió hacia lo tradicional y ortodoxo, frecuentemente basado en lealtades con su director. La contraparte en muchos sentidos del periodismo nicaragüense representado por La Prensa está concentrada en El Nuevo Diario (END) y su suplemento, Nuevo Amanecer Cultural. Creado durante la última década del siglo XX, este diario surgió como el portavoz independiente de los esfuerzos sandinistas y de las perspectivas de “izquierda” en general. Después de la derrota electoral del partido gobernante del Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1990, END sustituyó de forma natural el espacio que ocupaba el órgano oficial de esa administración, Ventana. Este antecedente proveyó al suplemento las pautas para determinar los autores y las estéticas que aparecieron de entre sus páginas culturales. Tanto por su accesibilidad económica como por su alcance de entre la población, estos suplementos históricamente favorecieron la producción nacional que incluía la de autores reconocidos internacionalmente, como la de aquellos que no lograban aún exponerse fuera del país. Si bien cada uno de ellos contaba con una línea ideológica y estética definida que cohesionaba y apoyaba autores en distintas esferas políticas, las condiciones sociopolíticas y económicas cambiantes durante los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI obligaron a estos periódicos a cambiar sus modelos para representar a la cultura literaria. Como se verá enseguida, la emergencia de otras fuentes impresas de estímulo cultural proveyeron a los autores con más opciones para difundir sus obras. Ello, junto con otros retos como un público lector diferente al acostumbrado, amenazaron la hegemonía de estos suplementos en atraer lectores. La transición secular del XX al XXI se acompañó con un relevo de consumidores de los diarios: de un sector lector principal de entre 40 y 60 años de edad, a otro de jóvenes profesionistas, de entre 25 y 40 (Kodrich, 2002: 210). La imagen de los suplementos por lo tanto se adaptó. El concepto de cultura, antes fijo a marcos más o menos ideológicamente cerrados y estrictamente literario-poéticos, se acopló para dar mayor atractivo visual y más inclusión de poesía nueva que rompía con las estéticas predominantes previas. Empero, si bien este y otros cambios pueden considerarse como respuestas a una sucesión generacional entre la población, también es por la caída de los sandinistas en 1990 y por los procesos ideológicos que acompañaron a las siguientes administraciones neoliberales, en que el medio periodístico no fue el único sector industrial afectado. El sector de productores culturales vio disminuir sus apoyos provenientes del gobierno con la salida de los revolucionarios de la presidencia, pero a la vez se abrieron nuevas posibilidades de iniciativa privada que no los limitaban a los suplementos como único medio de difusión. Con ello, los cambios de imagen atestiguados en los periódicos también pueden responder a una competencia inesperada: una incipiente industria editorial de revistas y libros independientes. Durante las décadas que dieron paso de un siglo a otro, los lectores consumidores nicaragüenses fueron presentados con una variedad de opciones fuera del suplemento cultural-literario para conocer y apreciar la obra poética de sus connacionales. Esta oferta fue provista especialmente por escritores jóvenes. La emergencia de estas nuevas promociones de poetas se caracterizó por la formación de colectivos que publicaban sus propias revistas literarias. En aquellos años se podía encontrar hasta cinco revistas en circulación simultánea, de entre las que más destacaron fueron Literatosis, 400 Elefantes y Anide, de la Asociación Nicaragüense de Escritoras. El éxito de estas revistas rápidamente agotadas se debió a la ampliación de su concepto cultural. Si bien cada una de manera distinta, la creatividad en sus abordajes culturales rebasaba a la de los diarios tradicionales. La ya desaparecida, controversial y varias veces autofinanciada Literatosis circulaba en tirajes de 300 ejemplares y representó a un grupo de alrededor de 10 a 20 poetas. Este grupo puso su apuesta para captar lectores en acompañar su poesía con muestras de artes visuales y noticias culturales. Eventualmente abandonaron el formato impreso por uno digital, marcaacme.com, que para el año 2006 ya lograba cerca de 50.000 hits al mes. La revista 400 Elefantes, producto de un grupo de membresía volátil de aproximadamente 10 personas, fue de tirajes un poco mayores, aunque con apariciones irregulares. Su estrategia para atraer reconocimiento y construir prestigio fue complementar su poesía con artículos de crítica literaria, lo cual la convirtió inmediatamente en una autoridad entre las esferas de escritores jóvenes. Por su parte la revista de la Asociación Nicaragüense de Escritoras, que en los años revisados contaba con cerca de 80 miembros, fue el proyecto con más potencial de supervivencia. Además de haberse consolidado en un nicho mercantil de género, distribuía nacional e internacionalmente alrededor de 1.000 ejemplares en que su abundante contenido literario se acompañaba con muestras de arte visual de mujeres artistas nacionales. Estas revistas, si bien continuaron con una tradición histórica en Nicaragua de promover a colectivos de poetas emergentes, es de notar que no sólo atendían a la falta de opciones de estímulo cultural. También buscaban participar en un ambiente nacional diferente al de sus antecesores en que el reconocimiento del oficio poético ya no dependía exclusivamente de factores político-ideológicos. Si bien el apoyo internacional continuó como un factor, para estos actores en cuestión la difusión incluía creatividad en alcanzar masivamente a la población, como el grupo de Literatosis al optar por los medios digitales o como el de 400 Elefantes que se insertó en medios académicos profesionales. Estos esfuerzos cimentaron las justificaciones de que en Nicaragua había escritores desconocidos a los circuitos internacionales y por lo que había necesidad de formalizarlos en la institución del libro; del poemario. Empero, ya cancelado el Estado promotor de la cultura y su sustitución por uno de mínima interferencia, para estos efectos se ocupaba nuevamente el apoyo internacional y mucho autofinanciamiento, que agradablemente pudieron reactivar la industria editorial nacional. La producción de libros en Nicaragua era prácticamente nula antes de la revolución sandinista en 1979, momento en que el Estado la empezó a estimular directamente a través de las editoriales Nueva Nicaragua y Vanguardia. No obstante, estos esfuerzos —desmantelados por los gobiernos subsecuentes— no resultaron suficientes para consolidar una industria nacional. De hecho, tanto antes como durante la revolución sandinista, los mismos textos escolares, fundamento para cualquier industria de libro, fueron importados (Ross, 1990). Todavía después de esos años, esta dependencia continuó. Aunque no hay lineamientos ni una tradición práctica de editoriales por reportar o clasificar su información comercial, en especial de aquellas más comerciales como Hispamer, Pavsa y Anamá, se estima que en el 2007 estaba valuada en poco más de 15 millones USD, de los cuales la importación de libros representaba el 80%, y la oferta doméstica menos del 20% (cfr. Uribe, 2003) (3). Pero, aunque estas cifras implican una debilidad en la producción material local, hay otros datos que apuntan a su crecimiento y a una reducción de su dependencia en el extranjero. Según la oficina del ISBN en Nicaragua, en 1998 sólo tres casas editoriales registraron títulos de poesía. Pero, para el año 2001 este número crece a 14 y para 2005-6, ya hay registros de más de 20 editoriales a nivel nacional produciendo poemarios. Las editoriales más constantes en este esfuerzo desde mediados de los noventa incluyen al Centro Nicaragüense de Escritores, financiado por una organización no-gubernamental (ONG) noruega. También sobresalen Universitaria, posible por una alianza entre diferentes instituciones de educación superior; Anide, financiada por una ONG holandesa; Fundación UNO, subsidiada por un banco local; y la muchas veces autofinanciada 400 Elefantes. Esta lista es representativa del sector en que resalta la continuidad de la participación internacional, pero también revela un crecimiento de editoriales independientes, que de manera conjunta son responsables por cerca de la mitad de los títulos publicados en esos años. El aumento de editoriales también se acompañó de un crecimiento en la cantidad de títulos. Al final del siglo XX hay un promedio de entre 100 y 150 títulos nuevos anualmente. Pero después del 2001, esta cifra sube a más de 300. La mayor parte de éstos son textos escolares, de interés general, técnico-profesionales y religiosos. Aunque poemarios y otros libros de poesía representan entre el 4 y 8% del total, es evidente que hay un incremento en la producción formal de este género literario: desde apenas 4 títulos en 1998 a más de 30 en el 2005-6, indicando que los escritores nicaragüenses contaban con mayor acceso a los medios de publicación. Sin embargo, estos registros del ISBN necesitan cuestionarse en el sentido de si este aumento en publicaciones se puede traducir en una mayor oferta accesible a los lectores nacionales. Existen varias posturas locales que afirman la ineficiencia distributiva de estos títulos, su no-venta y el colmo de su almacenamiento (Petrie, 2005). En parte, ello se debe a que más de la mitad del país no cuenta con infraestructura tan básica como carreteras, o de formas de transporte de carga eficientes para movilizar estos libros. Agregar a estas dificultades logísticas la condición de pobreza casi generalizada resultó en mantener al libro-objeto como un producto de lujo. En el 2007, un poemario de un autor joven como Ezequiel D’León Masís, Héctor Avellán o Eunice Shade, o asimismo de autores consagrados como Ernesto Cardenal, Francisco de Asís Fernández o Vidaluz Meneses variaban en precio desde 40 hasta 300 córdobas. En términos cotidianos, estos costos representaban desde 2 hasta 15 salarios mínimos diarios (4). Pero justamente por esta disparidad entre oferta y accesibilidad resaltan algunas estrategias de los editoriales y colectivos de poetas que irrumpieron al escenario de producciones culturales durante estos años. La editorial Distribuidora Cultural, por ejemplo, aunque no se conoce por registrar títulos de autores fuera de los canónicos, como Rubén Darío y Salomón de la Selva, asocia sus publicaciones rústicas y de bajo costo en acorde a los contenidos de programas de escolaridad básica para garantizar su distribución y lectura. La editorial Leteo, por su lado, que argumenta la venta de libros como absurdo considerando el contexto económico nacional, ha logrado suficiente apoyo del sector privado para regalar tirajes completos de sus poemarios. El ya mencionado grupo 400 Elefantes, con un sello editorial del mismo nombre, enfrenta esta situación con organizar recitales en escuelas, parques y otros sitios de interés general para regalar algunas de sus publicaciones y vender otras. Por otro lado, hay grupos que al parecer abandonan casi por completo la idea de difundir poesía en su formato impreso, y no necesariamente por tomar la opción de digitalizar sus productos. El comité del Festival Internacional de Poesía de Granada ilustra lo anterior con organizar anualmente una semana completa de recitales en que las masas son expuestas, casi involuntariamente, a la modalidad oral de la poesía de cientos de poetas nacionales e internacionales. Sus eventos, realizados desde el 2005, se insertan en un marco de intención turística, en donde la promoción y venta de libros cobra un lugar secundario ante la construcción de una imagen cultural de la ciudad, con la que busca una declaración de la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Pero después de estas consideraciones técnicas, surge la pregunta más específica de qué clase de poesía se está consumiendo en Nicaragua. Aunque la respuesta puede ser amplia y variada según los parámetros, una forma básica e inicial para abordar esta pregunta es con base en las clasificaciones promocionales y en el género de los autores que se incluyen en la oferta entonces presente tanto en los suplementos como en los libros publicados. Como es de esperar, la industria periodística es la más rápida en abordar los intereses poblacionales y la primera en arriesgarse con autores nuevos, aunque es también de esperar que, tratándose de la misma comunidad letrada, comparte algunas tendencias con ella también. Durante el periodo estudiado en La Prensa Literaria que coincide con la dirección de la poeta González, de los 110-120 poetas que publica al año, la presencia de autores emergentes desde los años noventa rápidamente ha cobrado mayor presencia, desde una cuarta parte de la cantidad total hasta la mitad para el 2007. No así en libros publicados, en que autores jóvenes están casi ausentes hacia el final del siglo. Sin embargo, según los registros del ISBN, los poetas nuevos logran reclamar autoría por una tercera parte de los títulos publicados a partir de los años 2000. Ello, gracias mayormente a publicaciones por concurso, como el Festival Interuniversitario de Poesía; a los premios de la Asociación Nicaragüense de Escritoras y del Centro Nicaragüense de Escritores, así como a las gestiones independientes de grupos como 400 Elefantes. En cuanto al género del autor cuya obra se difunde entre la población, las mujeres históricamente han cedido su representación. Exceptuando pequeñas fluctuaciones, las mujeres representan una tercera parte de los poetas que aparecen en los suplementos culturales, cifra similar a la encontrada en las difusiones orales del Festival de Granada durante el mismo periodo. La tendencia continúa en la publicación de libros, aunque con mayores oscilaciones debidas más por la coincidencia de premios literarios, en donde libros de mujeres poetas pueden representar entre cero y hasta el 40%. Estas características anteriores sobre la oferta nos pueden llevar entonces a considerar que el consumo de poesía posiblemente tienda por la hecha por hombres, y de éstos, mayormente de promociones ya consolidadas en el canon nicaragüense. Dicho en otra forma, si nos referimos a la estrategia de ventas de la ya mencionada editorial Distribuidora Cultural, el gusto social es el que coincide con los antecedentes de escolaridad primaria de la población. Como conclusiones sobre el mercado nacional de la poesía nicaragüense, podemos pensar que las características cuantitativas de la oferta tangible de este producto no equivalen con la magnitud del mito identitario. Sociocultural e históricamente, aunque el referente poético es un eje en la identidad nicaragüense, es revelador que las infraestructuras necesarias para sostener un mercado de distribución y consumo de libros de poesía están prácticamente ausentes en este país durante la etapa estudiada. Estas deficiencias, que se originan en factores como analfabetismo y pobreza, atacan la misma funcionalidad editorial y distributiva, y por ende, la accesibilidad social a estos productos. Sin embargo, y admirablemente, los poetas, en su mayoría entonces emergentes, recurren a estrategias de compensación, muchas veces insertas en proyectos culturales de dimensiones que rebasan lo meramente literario. No obstante, tácticas como el impulso a la difusión oral, o por vías no-tradicionales como el Internet, aún compiten a desventaja con su propia realidad, como los poetas que en búsqueda de lectores continúan publicando en el extranjero, y la limitada y orientada capacidad adquisitiva de los consumidores. Bibliografía • AGENCIA ISBN DE NICARAGUA: registros 1998-2006, Biblioteca Nacional de Nicaragua, Managua, 2007. • ARRIEN, Juan B.: La alfabetización en Nicaragua (http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001459/145937s.pdf), Background paper prepared for the Education for All Global Monitoring Report 2006 Literacy for Life. Unesco, 2006, 7/9/2011. • BENEDETTI, Mario: “Hay que escribir de lo que a uno le da la gana”, entrevista a Sergio Ramírez, Nuevo Amanecer Cultural, 8 de agosto de 1992. • CHAVOLLA MC EWEN, José Jaime (2009): Colectivos poéticos emergentes en Nicaragua, 1990-2006, tesis de doctorado en Estudios Latinoamericanos, FFyL-Unam, México. • CIA: “Nicaragua”, World Factbook (http://1.usa.gov/wfpx9M), 2011, 7/9/2011. • INIDE: “Censo 2005. VIII Censo de Población y IV de Vivienda” (http://bit.ly/wmGXI2), Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2005, 7/9/2011. • INSTITUTO HISTÓRICO CENTROAMERICANO: “The New Education in Nicaragua: An Open Debate”, Envío, 22 de abril de 1983, p. 20. • KODRICH, Kris: “Finding a New Way: Nicaraguan Newspapers in a Globalized World”, J&MC Quarterly, 2002, vol. 79, Nº 1 (primavera), pp. 101-120. • LA PRENSA LITERARIA, Managua, años 1998-2006. • NUEVO AMANECER CULTURAL, Managua, años 1998-2006. • PETRIE, Henry: “Empujar la carreta cuesta arriba”, ponencia en el I Congreso de Escritoras y Escritores de Centroamérica (Panamá, 3-6 octubre de 2005), Revista Panameña de Cultura MAGA, 2006, Nº 59. • ROSS, Peter: “Una idea brillante: el FSLN y la construcción del estado nacional” (http://bit.ly/zihu0A), Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, Universidad de Tel Aviv, vol. 1:2, 1991, 7/9/2011. • SABALLOS, Ángela: “Poetas, ¿recuerdan que editar un libro antes era como ir al cielo?”, Nuevo Amanecer Cultural, 31 de marzo de 1990, p. 3. • URIBE SCHROEDER, Richard (2003): Producción y comercio internacional del libro en Centroamérica, República Dominicana y Cuba. Cerlalc-Unesco, México-Chile. • VALLE CASTILLO, Julio: “En elogio de los escritores nicaragüenses”, Nuevo Amanecer Cultural, 3 de febrero de 2001, pp. 1, 6. Notas 1. Todos los datos referidos, al menos especificados de otra forma, están basados en mi tesis doctoral en Estudios Latinoamericanos: Colectivos poéticos emergentes en Nicaragua, 1990-2006, Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), 2009. 2. Para una revisión sobre los antecedentes que contribuyeron a construir la imagen poética de Nicaragua, se puede referir a Chavolla, Jaime: “La identidad poética en la tierra de poetas y puetas”, en Variedad de géneros y siglos en la literatura latinoamericana, de Patricia Cabrera (coord.), México, Unam, 2010. 3. Partiendo de cifras estimadas por la Unesco y la Organización de Editoriales Independientes (OEI), ambos considerados en el estudio de Uribe. 4. Basado en PIB per capita de un ingreso de US$2/día (2007). ** José Jaime Chavolla Mc Ewen http://www.letralia.com/firmas/chavollamcewenjosejaime.htm Investigador nicaragüense (Los Ángeles, California, EUA; 1974). Es doctor en estudios latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Sus publicaciones incluyen “La identidad poética en la tierra de poetas y puetas” (en Variedad de géneros y siglos en la literatura latinoamericana, Unam, 2010) y “La política cultural en la Nicaragua neoliberal” (en L’Ordinaire Latino-américain, http://w3.ipealt.univ-tlse2.fr/ordinaire-latinoamericain.htm; Nº 211, Universidad de Toulouse, http://www.univ-tlse2.fr; 2008). === La posvanguardia venezolana: una apuesta por la irreverencia ========== === María Eugenia Betancourt ============================================== La visión retrospectiva sobre el período de la posvanguardia venezolana, analizado por dos críticos de nuestra literatura como Pedro Díaz Seijas y Juan Liscano, ha de convertirse para nosotros en un apasionante recorrido por las diferentes voces de poetas y narradores que han dejado de manera significativa su marca en nuestra literatura. Tomando como base el análisis realizado por Díaz Seijas en su libro Historia y antología de la literatura venezolana (1986), y por Liscano en Panorama de la literatura venezolana actual (1995), podemos acercarnos a la producción literaria del período 1951-1970. Es necesario hacer la acotación de que en ningún momento ni Díaz Seijas ni Liscano se refieren a esta fase como posvanguardia, sino que hacen un balance de la literatura venezolana abarcando un período muy amplio y considerando también a las generaciones de escritores anteriores, las cuales desarrollaron una actividad literaria sin interrupción, como son los casos de Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva, por ejemplo, pertenecientes a la generación de vanguardia del período 1928-1930 (Díaz Seijas, 1986: 217-247). La posvanguardia literaria venezolana corresponde a la etapa 1951-1970 (1), caracterizada por la aparición de movimientos de escritores que coincidían en la búsqueda de la novedad desde una postura radical. En general, sus propuestas e inquietudes fueron plasmadas en manifiestos en los que se planteaba su espíritu de renovación del arte, en un intento de ruptura o reacción contra las formas tradicionales de la literatura, y procurando la libertad en los contenidos y en el lenguaje. Cada época trae consigo sus propias disconformidades, ideas y proposiciones que pretenden convertirse en absolutas y definitorias del curso histórico; sin embargo, la revisión del panorama de la literatura venezolana de este período convierte su estudio crítico en una vorágine de vertientes e influencias, y por lo tanto difíciles de clasificar. Lo concreto es que en las búsquedas literarias de esta etapa resulta ineludible tomar en cuenta la situación político-social del país y las influencias recibidas de Europa. Los deseos de cambio y renovación en lo interno marcaron un nuevo rumbo en la producción literaria venezolana, lo cual a su vez se sintonizaba con las tendencias literarias y con los procesos sociales mundiales. En Venezuela, el activismo político alentado por el fervor revolucionario de grupos de izquierda provocó un radicalismo que se tornó en violencia. De hecho, el período comprendido entre 1951 y 1970 estuvo marcado por una intensa agitación política, estética e ideológica. En lo político, fue relevante la lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (quien estuvo en el poder desde 1952 a 1958), la cual originó un gran consenso entre sus opositores. En lo literario, Pedro Díaz Seijas identifica dos grupos que venían perfilando un nuevo movimiento poético: Cantaclaro y Sardio. Aunque el espíritu de cada nueva corriente contemple una actitud de ruptura con los movimientos literarios precedentes, aspirando a convertirse en la voz representativa de su entorno más cercano, no se puede obviar el influjo que ejerció la vanguardia en esta nueva etapa llevada a cabo por las generaciones anteriores. Por ello, al aproximarse a una definición de las tendencias de este período debe tomarse en cuenta esa influencia. La vanguardia literaria en Venezuela apareció a comienzos del tercer decenio del siglo veinte, cuando llegan las ideas y teorías producidas en el mundo después de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, las influencias de los movimientos de vanguardia (2) como el creacionismo, el ultraísmo, el dadaísmo y el surrealismo provenientes de Europa (3) son recibidas con cierto retraso, ya que fueron movimientos que se habían iniciado en la década del 20 (siglo XX); no obstante, esas corrientes incidieron en la obra de algunos escritores de la generación de vanguardia venezolana, animados por ciertas intenciones iconoclastas. Luego, en el año 1938 surge el Grupo Viernes, el cual manifestó sus pretensiones de reunir las “excelencias de dos generaciones” (Liscano, 1995: 141); sin embargo, su influencia se extendió a las generaciones siguientes. De esa manera, se puede afirmar que la generación de vanguardia venezolana, formada paralelamente con la reacción política contra la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1927), y la llamada “generación Viernes” (1936-1941), constituyen los antecedentes más inmediatos de las nuevas tendencias literarias de la posvanguardia. A este respecto Díaz Seijas considera que: El proceso estético que se opera en nuestra poesía, en forma radical, desde los días de “Viernes”, no se detiene posteriormente en ningún momento. Eso sí, el contagio y la confusión en quienes aspiran a inscribirse, como mensajeros de la palabra poética, producen una idéntica actitud de búsqueda y una numerosa adhesión a tales propósitos (...). Observaríamos que a partir de “Viernes”, el famoso grupo renovador de la poesía venezolana, frente al saldo romántico y modernista, vigente hasta los primeros años de la década de los treinta en el país, lo que fue la influencia surrealista en un primer momento, procedente especialmente de Francia en los días posteriores a la primera gran conflagración mundial, se ha desinteresado hasta caer en el más oscuro desconcierto del propio objetivo de la palabra poética. Los más jóvenes poetas venezolanos pareciera que hubiesen renunciado a los efectos buscados por la poesía a través de la palabra, que habían venido siendo obtenidos por la presencia de ese metalenguaje, en el que predomina la impertinencia de los términos de la predicación (Díaz Seijas, 1986: 285). Tanto Díaz Seijas como Liscano observan el peso de la violencia política en Venezuela en la producción poética y en la narrativa de la época estudiada por nosotros (4). Por ejemplo, de las luchas clandestinas contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez surgió el Grupo Cantaclaro (1950), cuyos integrantes tenían una orientación política de izquierda. En el primer y único número de la Revista Cantaclaro se esbozó el ánimo del grupo en tres puntos básicos de su manifiesto: “1) Cantaclaro es un grupo de revolucionarios progresistas e integrales; 2) Cantaclaro cree en un Arte [sic] del hombre y para el hombre; 3) Cantaclaro cree en la personalidad cultural de América” (en Santaella, 1992: 53). Los poetas de este grupo fueron Miguel García Mackle, Rafael José Muñoz y Jesús Sanoja Hernández. Rafael José Muñoz (1928-1981) colaboró en revistas literarias y publicó Círculo de los 3 soles (1969) texto que lo consagra como poeta; mientras que Jesús Sanoja Hernández (1930), poeta y ensayista, se afianzó en el estudio de las realidades sociales, lo cual ocasionó que su creación poética fuera postergada por el análisis político. Díaz Seijas opina que la poesía del Grupo Cantaclaro “respira un aire épico, en que la naturaleza y el hombre cobran dimensiones extraordinarias” (Díaz Seijas, 1986: 277). En cuanto al Grupo Sardio (1958-1961), Díaz Seijas resume que el espíritu de sus poetas buscaba un “remozamiento del lenguaje y pugnan por la imagen de términos casi inaprehensible [sic]. Lo cósmico y la angustia universal del hombre parecen bullir con fuerza” en sus obras (Díaz Seijas, 1986: 277). Díaz Seijas menciona dentro del Grupo Sardio a los poetas Guillermo Sucre, Ramón Palomares, Luis García Morales, Edmundo Aray y Francisco Pérez Perdomo. Por su parte, Juan Carlos Santaella señala como parte de este grupo a Adriano González León, Elisa Lerner, Salvador Garmendia, Rómulo Aranguibel, Rodolfo Izaguirre, Efraín Hurtado y Héctor Malavé Mata (Santaella, 1992: 57). Fuera de los grupos Cantaclaro y Sardio aparecieron otros poetas: Juan Ángel Mogollón, Manuel Vicente Magallanes, Dionisio Aymará, Juan Calzadilla, Efraín Subero; mientras que en Maracaibo nace el grupo poético Apocalipsis (1955), cuya figura central fue Régulo Villegas (1928). El grupo fue animado por Hesnor Rivera quien, como Juan Sánchez Peláez, viajó a Chile y estableció contacto con el Grupo Mandrágora, de filiación surrealista. Los méritos de Apocalipsis fueron “romper con una tradición poética regional anclada en el retoricismo de las glorias locales” de finales del siglo XIX, y “ofrecer una producción poética renovadora y espontánea” (Liscano, 1995: 179). Díaz Seijas refiere que a partir del año 1942 comienzan a aparecer los más importantes libros, especialmente de poesía, que definirían una etapa de nuestra literatura diferente a la anterior. No obstante, en relación, por ejemplo, con la novela de los años posteriores, señala que el cultivo de este género fue limitado y pocos narradores habían superado la fuerte generación encabezada por Arturo Uslar Pietri en el año 1928, debido quizás a las diferentes tendencias y a una aparente indecisión que había caracterizado a la novela de esos años (Díaz Seijas, 1986: 272). Los escritores de novela que se mencionan para esta etapa son Alí Alejandro Lasser, Enrique Muñoz Rueda, Gloria Stolk, Salvador Garmendia y Argenis Rodríguez, entre otros (5). En lo atinente al desarrollo del cuento, Díaz Seijas considera que son pocos los nombres que sobresalen en este período, y que a la generación del 42 habría que agregar los libros que esos mismos autores publicaron, entre los que menciona a Héctor Mujica (La ballena roja, 1961), Oswaldo Trejo (Aspasia tenía nombre de corneta, 1953), Arturo Croce (La ciudad aledaña, 1959) y Oscar Guaramato (La niña vegetal, 1956) (6); no obstante, sí destaca la aparición de Adriano González León y Héctor Malavé Mata en los concursos de cuentos del diario El Nacional (Díaz Seijas, 1986: 282). Igualmente subraya el valor que tuvieron los medios de divulgación de ideas y tendencias filosóficas y estéticas, aunque de manera tímida, en las páginas literarias de diarios como El Nacional, El Universal y Últimas Noticias; y de revistas como la Revista Nacional de Cultura y Zona Franca, entre otras, medios que sirvieron para dar cauce a diferentes manifestaciones literarias. Díaz Seijas y Liscano coinciden en apuntar que los narradores surgidos de los grupos literarios, y que se formaron al calor de las modas e influencias foráneas, pretendían una ruptura total con la vieja tradición narrativa venezolana; principalmente con el denominado “ciclo de Peonía”, el cual comprende desde la publicación de la novela Peonía (1890), de Manuel Vicente Romero, hasta la novela Doña Bárbara (1929), de Rómulo Gallegos. Sin embargo, a pesar de que esa ruptura no fue del todo lograda, y sus resultados “no han podido superar el subdesarrollo en el terreno de la ficción” (Díaz Seijas, 1986: 283), fue positiva la búsqueda emprendida por los más jóvenes narradores de aquel momento, tales como nuevos enfoques éticos y estéticos, así como el papel del lenguaje dentro del mensaje narrativo. En contraste con la visión de Díaz Seijas en cuanto la escasez de narradores en este período, Liscano recalca los diversos intentos narrativos realizados en la década del 50, caracterizados por una producción literaria ajena al ruralismo y el paisajismo, además de la aproximación a la temática de la condición humana y a la vida del hombre de la ciudad. Novelistas como Enrique Muñoz Rueda, Alí Alejandro Lasser y Lina Jiménez; y los cuentos de Enrique Izaguirre y de Rafael Zárraga, cuya temática se apega a la realidad del sexo o de la condición miserable del trabajador, dan cuenta de esa nueva narrativa (Liscano, 1995: 80). Igualmente, surgen los nombres de José Balza, Jesús Alberto León, Francisco Massiani, Laura Antillano, Luis Britto García, Ramón Bravo, Carlos Noguera, Argenis Rodríguez y David Alizo; autores nacidos después de la década de los treinta y cuya obra presenta una marcada tendencia por la ruptura. Fuera de este grupo, y pertenecientes a la generación anterior a los años 30, se destacan Salvador Garmendia, Adriano González León y Gustavo Luis Carrera, quienes produjeron una obra narrativa de verdadera trascendencia después del vacío dejado por Rómulo Gallegos y Guillermo Meneses. Algunos jóvenes nacidos después de la década del 50, como José Napoleón Oropeza, entre otros, se estaban formado en los talleres literarios del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos y en la revista Hojas de Calicanto, fundada por Antonia Palacios (Díaz Seijas,1986: 283). Ambos críticos destacan la aparición de la novela Piedra de mar (1968) de Francisco Massiani, en la cual se maneja un lenguaje testimonial; y Luis Britto García con su libro de cuentos Rajatabla (1970), en el cual se aprecia un gran poder verbal. Asimismo, mencionan a Ramón Bravo, Carlos Noguera y David Alizo, quienes ofrecen variadas tendencias en la concepción del ejercicio narrativo; y Argenis Rodríguez, para quien el “nivel semántico del relato es lo fundamental”, sin mayores “artificios de técnica discursiva” (Díaz Seijas, 1986: 284). Los cambios políticos y sociales trajeron consigo nuevos modos para expresar la relación del hombre con su entorno. Muchos de esos autores pretendían una ruptura con el viejo estilo estético y hacer antiliteratura como una forma de “liberar el lenguaje de sumisión a la cultura y al sistema” (Liscano, 1995: 85). Por ello, comienzan a experimentar con un lenguaje más cercano a lo humano, y que, a su vez, permitiera el desenmascaramiento y la subversión. La narrativa de este período se orientó hacia el nihilismo, “fuera de las moralejas o conclusiones edificantes sin que se excluyera la toma de conciencia y la necesidad de poner en tela de juicio los valores tradicionales” (Liscano, 1995: 85). A partir del año 1958 el Grupo Sardio llegó a ser el núcleo principal de las nuevas tendencias y de los propósitos de revisión literaria y cultural del país. El grupo, conformado por poetas, narradores y artistas plásticos, comenzó a canalizar las nuevas inquietudes literarias y “aspiró a representar la nueva sensibilidad y a orientar a las promociones intelectuales recientes” (Liscano, 1995: 86). También concurrían en Sardio, además de los escritores ya mencionados anteriormente, Gonzalo Castellanos y el artista plástico Manuel Quintana Castillo. Sardio sufrió los rigores de la dictadura y luego del año 1958 el grupo resurgió con la publicación de sus editoriales “Testimonios”, donde “enunciaba ideas, formulaba críticas, proponía valoraciones, definía el compromiso” (Liscano, 1995: 85). Los propósitos del Grupo Sardio contemplaban una firme obligación con la cultura nacional así como la práctica de “un humanismo político de izquierda que lleve a los vastos sectores desasistidos del país una educación racional y democrática y que incorpore a nuestro pueblo al goce profundo de los grandes valores del espíritu”, entre otros aspectos que fueron ampliamente expuestos en su manifiesto (Santaella, 1992: 57-67). Lo común entre los integrantes de Sardio era la influencia recibida por el sartrismo, además de la de escritores como Simone de Beauvoir, Thomas S. Eliot, Dylan Thomas, Franz Kafka, Albert Camus, entre otros; al igual que de escritores del boom latinoamericano tales como Alejo Carpentier, Ernesto Sábato, Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo y Jorge Luis Borges, quienes sustentaban ideas como la universalización de nuestra literatura evitando la obra de inspiración regional, la cual, por excesos del color local, “había viciado de raíz gran parte de nuestras manifestaciones artísticas” (Liscano, 1995: 86). Igualmente expresaron una fuerte condena a la dictadura por representar la negación de la esencialidad humana y de la inteligencia. Posteriormente, la situación política del país repercutió en la unidad de Sardio y algunos de sus integrantes se disiparon. De ese resquebrajamiento surgió El Techo de la Ballena (1961-1965), grupo que concretó los propósitos revolucionarios que habían comenzado a dividir a los integrantes de Sardio, en el marco de las confrontaciones políticas y de la insurrección literaria. Los integrantes de El Techo de la Ballena se propusieron subvertir el orden mediante el lenguaje y el arte. El grupo sirvió para canalizar las inquietudes de muchos escritores, tales como las represiones e inhibiciones lingüísticas y conceptuales (Liscano, 1995: 174). Por medio de tres manifiestos titulados “Para la restitución del magma” (1961), “Segundo manifiesto” (1963) y “¿Por qué la ballena?” (Rayado sobre el Techo, Nº 3), publicados en una revista titulada Rayado sobre el Techo (Liscano, 1995: 88), el grupo plantea sus enfoques estéticos e ideológicos, expuestos, además, con cierta agresividad, lo cual define su “carácter fundamentalmente polémico” (Santaella, 1992: 69). También aparecieron algunos libros como Asfalto-infierno (1963), de Adriano González León; Los venenos fieles (1963), de Francisco Pérez Perdomo, y ¿Duerme usted, señor Presidente? (1962), de Caupolicán Ovalles. Lo más importante de este grupo de escritores, dice Liscano, es que “quedaban las experiencias literarias válidas y audaces que sacudieron en su raíz nuestra poesía y nuestra prosa y se abrieron a la imaginación y al delirante juego semántico” (Liscano, 1995: 88). En distintos momentos animaron El Techo de la Ballena Carlos Contramaestre, Edmundo Aray, Efraín Hurtado, Caupolicán Ovalles, Adriano González León, Salvador Garmendia y Juan Calzadilla, con predominio de los poetas sobre los prosistas (Liscano, 1995: 88). En pleno período de efervescencia política en el país, aparecieron los libros Los pequeños seres (1959), de Salvador Garmendia, y los relatos de Las hogueras más altas (1957), de Adriano González León; ambos escritores han sido calificados como iniciadores de la renovación narrativa que estaba en marcha. En Los pequeños seres Salvador Garmendia logra una narrativa de realismo visceral de aparente objetividad y en la que se destaca el detalle físico, los objetos y la condición alienada y baja de la gente. Por su parte, con Las hogueras más altas Adriano González León consigue magnificar el apego a la realidad. Los dos escritores se mantuvieron en una línea continua de narrativa nacional (Liscano, 1995: 89). En general, la novela de este período presentó diversas posibilidades expresivas basadas en un realismo abierto y con un estilo en el que se acentúa la escritura “hablada” y “una reacción contra el estilo culto y el barroco del realismo mágico” (Liscano, 1995: 94), pero tratando de mantener su propio horizonte. En cuanto al lenguaje, Liscano aprecia dos tendencias generales: “la que concede al factor estético una importancia mayor y la que reacciona contra él —aparentemente— y practica un estilo derivado del modo de hablar corriente, con sus imprecaciones y excesos, sus groserías y sus modismos, su despojamiento imaginífero [sic] y su poder de expresar sucintamente las reacciones más crudas del ser humano” (Liscano, 1995: 94). Para Liscano, Adriano González León y Salvador Garmendia tipificaron esas dos tendencias, sin descartar, uno, el estilo “bajo”, y el otro, la escritura culta. Por su parte, los narradores José Balza, José Santos Urriola y Luis Britto García mantienen una actitud esteticista ante el fenómeno narrativo. En cambio, el lenguaje hablado, la crudeza y la ruptura lírica predominan en las narraciones de Ramón Bravo, Argenis Rodríguez, José Vicente Abreu y Francisco Massiani. Liscano apunta que “de una literatura impersonal, interesada en exponer los problemas hacia fuera, se pasó a una literatura personalizada, en que el autor habla en primera persona, no propiamente como héroe, sino como testigo y mediante su presencia se despliega la realidad exterior” (Liscano, 1995: 96). Entre los años 1961 y 1966 se formaron muchos grupos y aparecieron numerosas revistas afines a los objetivos de subversión del lenguaje y de los valores establecidos. Entre éstas sobresale Tabla Redonda; sin embargo, esta revista procuró evitar el tema de la violencia política y el lenguaje poético caótico, con lo que se despojó de la explosión anárquica provocada por grupos como El Techo de la Ballena. La revista fue dirigida por Jesús Sanoja Hernández y contó con la colaboración del poeta Rafael Cadenas (Liscano, 1995: 175). Otra novedad que surgió en ese período fue el Grupo En Haa (1962), cuyos integrantes eran para ese momento estudiantes universitarios: José Balza, Carlos Noguera, Jorge Nunes, Lubio Cardozo y Teodoro Pérez Peralta; luego se sumaron escritores como Armando Navarro, Aníbal Castillo y Argenis Daza Guevara, entre otros. Miembros más jóvenes y pertenecientes a otros grupos también colaboraron en sus publicaciones. En Haa “no precisó (...) [de] manifiesto o declaraciones de posiciones estéticas doctrinarias ni pretenciones [sic] valorativas polémicas” (Liscano, 1995: 179), debido, quizás, al agotamiento causado por las actuaciones combativas de El Techo y Sardio. Por otra parte, también se liberó de la politización. Con el sello de En Haa fueron publicados interesantes libros de poesías de Argenis Daza Guevara, Carlos Noguera, Jorge Nunes, Víctor Salazar y Aníbal Castillo. En Haa se caracterizó principalmente por su eclecticismo artístico. La tónica de la producción poética del grupo fue muy diferente, ya que a veces adoptó una marcada actitud introspectiva, como por ejemplo Oscilaciones (1966) e Imágenes y reflejos (1967) de Jorge Nunes; mientras que la poesía de Aníbal Castillo, en Evasiones (1965), elude la confrontación consigo mismo para “volcarse en una aventura del lenguaje” (Liscano, 1995: 179). En relación con el tema de la violencia política y las luchas revolucionarias tratadas en la narrativa de la época, Liscano apunta que mientras unos alcanzaban un respetable nivel de autenticidad testimonial en forma directa, otros sin embargo caían en la retórica verbal y demagógica en un estilo que quería ser literario, pero que en definitiva resultaba mala literatura y carecía de autenticidad. Por ejemplo, Britto García en Vela de armas (1970) resalta las luchas armadas en Venezuela, pero exagera lo que quiere ser una denuncia lingüística y política del allanamiento a la Universidad Central. Por su parte, en Largo (1968), José Balza se siente en la necesidad de rendir tributo a la violencia política, añadiendo a la trama difusas participaciones de su personaje principal en acciones subversivas (Liscano, 1995: 97). Liscano hace la excepción de la novela Los habituados (1961), de Antonio Stempel París, pues fue la obra que se alejó del tema de la violencia para “adentrarse en un conflicto de tipo psicológico convirtiendo a su protagonista en su propio delator. Esta obra escapa por completo a los simplismos inspirados por una militancia unilateral y a los excesos retóricos” (Liscano, 1995: 97). Tratando de hacer un resumen general de la literatura del período de la posvanguardia venezolana, Liscano sintetiza este lapso con el realismo mágico de González León, el realismo expresionista de Salvador Garmendia, el realismo subjetivo y los rasgos de neopicaresca de Renato Rodríguez, las técnicas filtradas del nouveau roman de Ramón Bravo, la experimentación psicológica y estetizante de José Balza, el realismo testimonial y documental de José Vicente Abreu y Argenis Rodríguez, las parodias de Luis Britto García y Carlos Noguera, y el aporte de Francisco Massiani en su propósito de expresarse en un estilo oral (Liscano, 1995: 122). En las diferentes proclamas y manifiestos de los grupos de la posvanguardia y de su producción literaria se puede apreciar cierta analogía en los objetivos que cada uno de ellos perseguía. Esa aproximación nos permite considerar que estamos frente a un ciclo en el cual el denominador común es el rechazo a todo lo anterior, siempre con el ánimo de transgredir el sistema imperante y manifestar la disconformidad con lo canónicamente establecido, para luego surgir con la promesa de un cambio. Los poetas y narradores se convierten, así, en una especie de profetas que buscan mediante el lenguaje la reivindicación de las causas más nobles. Para tener un acercamiento a la época de nuestra posvanguardia hay que tomar en cuenta la complejidad y diversidad de tendencias que se entrecruzaron en la formación personal de cada uno de los poetas y narradores. También hay que incluir en el análisis la propia realidad del momento y las necesidades expresivas de cada escritor, enmarcadas dentro de una geografía única, un sistema político-social específico, así como el contexto histórico y cultural venezolanos. Los poetas y narradores de este período conformaron, junto con el paisaje, un mosaico de nuestra cultura, en la que coexistieron lo auténtico venezolano con lo foráneo, así como cierta tensión entre lo nuevo y lo viejo, en un intento por lograr una unidad siempre en un marco de rebeldía innata, la cual parece caracterizarnos. Pedro Díaz Seijas y Juan Liscano toman esas variables en sus análisis, lo cual nos permite tener una panorámica general de la literatura venezolana del lapso en estudio. De tal manera, todas sus apreciaciones sugieren que la postura general de los posvanguardistas fue de una clara apuesta por la irreverencia mediante el cuestionamiento y la disconformidad. La disidencia en la literatura se presenta como un estado del pensamiento animado por el impulso de transgredir los límites de los sistemas literarios canonizados para invertir los valores tradicionales; sin embargo, persiste una reflexión, incluso filosófica, sobre el acto creativo que ya no sólo obedece a razones estéticas, sino a los procesos sociales en los que se ve envuelto el escritor para quien crear, en circunstancias políticas o sociales extremas, constituye un desafío al poder, incluso a la vida, desde el arte y la literatura. Gracias al estudio crítico de nuestra literatura realizado por Juan Liscano y Pedro Díaz Seijas, podemos concluir que la posvanguardia de la literatura venezolana (1951-1970) fue una etapa caracterizada por la aparición de movimientos e individualidades con un importante espíritu renovador del arte. Debido a la situación político-social que atravesaba el país en aquella época muchos escritores mantuvieron una postura radical contra el sistema imperante, lo que generó variadas posiciones de pensamiento pero en general, y a pesar de las diferencias, las promociones de autores surgidas en ese período coincidieron en la búsqueda de la innovación literaria tanto en el manejo del lenguaje como en el tratamiento de los temas. En algunos casos, tomó gran relevancia el tema de la violencia política, lo cual repercutió de manera significativa en sus obras evidenciando un intento de ruptura o reacción contra las formas tradicionales de la literatura. Bibliografía general • CASTRO MORALES, M. B. (1995). “Creacionismo”. En Diccionario enciclopédico de las letras de América Latina. Tomo I (pp. 1.252-1.253). Caracas: Biblioteca Ayacucho/Monte Ávila Latinoamericana. • DÍAZ SEIJAS, P. (1986). Historia y antología de la literatura venezolana. Tomo I (5ª edición). Caracas: Ernesto Armitano. • LISCANO, J. (1995). Panorama de la literatura venezolana actual (2ª edición). Caracas: Alfadil. • OSORIO TEJEDA, N. (1995). “Vanguardismo”. En Diccionario enciclopédico de las letras de América Latina. Tomo III (p. 4.943). Caracas: Biblioteca Ayacucho/Monte Ávila Latinoamericana. • SANTAELLA, J. C. (1992). Manifiestos literarios venezolanos. Caracas: Monte Ávila. • SIN FIRMA (1979). “Dadaísmo”. En Enciclopedia Concisa Sopena. Tomo II (p. 706). Barcelona, España: Ramón Sopena. • SIN FIRMA (2000). “Surrealismo”. En El Pequeño Larousse Ilustrado (p. 946) (6ª edición). Santafé de Bogotá: Larousse. • VIDELA DE RIVERO, G. (1995). “Ultraísmo”. En Diccionario enciclopédico de las letras de América Latina. Tomo III (p. 4.772). Caracas: Biblioteca Ayacucho/Monte Ávila Latinoamericana. Electrónicos • INSTITUTO AUTÓNOMO BIBLIOTECA NACIONAL (s/f). Bibliografía venezolana. Formato CD-ROM, volumen II español/inglés. Caracas. Notas 1. El término posvanguardia manejado en este trabajo ha sido previamente establecido en el proyecto Historia de la literatura venezolana: una presentación interactiva, que lleva a cabo el Instituto de Investigaciones Literarias, del cual se ha desprendido el presente artículo. 2. Con el nombre de vanguardismo se designa, en los estudios literarios (y del arte en general), el movimiento renovador, de carácter agresivo, polémico y experimental, que se manifiesta con diversas modalidades en el mundo occidental sobre todo a partir de la primera década del siglo XX (Osorio Tejeda, 1995: 4843). 3. El creacionismo [fue] una teoría poética de vanguardia (…) postulada desde 1916 por el poeta chileno Vicente Huidobro (…) Esbozado en América y desarrollado en Europa, el creacionismo parte del modernismo (…) y confluye en las vanguardias (…), el creacionismo aporta nuevos elementos a su definición: en primer lugar, una radicalización de la posición del artista creador frente a los valores degradados y la crisis de la sociedad del momento (…), en segundo lugar, incorpora una conciencia nueva del lenguaje como instrumento expresivo y como límite de la comprensión de la realidad (Castro Morales, 1995: 1252-1253). El Ultraísmo surge en Madrid, en 1918, en las tertulias presididas por Rafael Cansinos-Asséns (…) acicateado a su vez por la presencia del chileno Vicente Huidobro (…) quien deslumbra a Cansinos con su “creacionismo”. El ultraísmo español, que termina aproximadamente en 1922 —aunque pervive enriquecido en los poetas de la llamada Generación del 27 en España—, ofrece una doble vertiente: la voluntad de revolución, de ruptura con la tradición literaria, sobre todo la inmediatamente anterior, y la de renovación en múltiples planos: escalas de valores que rigen la sociedad, tonos y temas literarios, concepto de la función del poeta y de la poesía, experimentación formal, etc. (Videla de Rivero, 1995:4772). El dadaísmo: [fue la] Escuela de arte y literatura, que, aparecida a principios de 1916, estuvo en boga en Francia y en Suiza durante algunos años, y cuyo programa, puramente negativo tiende a hacer extremadamente arbitraria, si no a suprimir completamente, toda relación entre el pensamiento y la expresión. En oposición al expresionismo, el dadaísmo puede considerarse como el extremo límite (…) entre los vocablos y la significación (…) El iniciador de esta escuela fue Tristán Tzara (…) Integraron este movimiento grandes poetas como Breton, Aragón, Soupault y Eluard, (…) Francis Picabia y Marcel Duchamp entre muchos artistas de primer orden (Enciclopedia Concisa Sopena, 1979: 706). El surrealismo [fue] un movimiento literario y artístico, surgido después de la primera guerra mundial, que se alzó contra toda forma de orden y de convención lógica, moral y social, frente a las que, con la expresión de “funcionamiento real del pensamiento” opuso los valores del sueño, del instinto, del deseo y de la rebelión (…) Definido por André Breton (…) se dio a conocer por publicaciones (…) y por tomas de posición políticas (…) Aunque fracasara [el grupo surrealista] en su intento de resolver la antinomia poesía-acción, el surrealismo hizo sentir su influencia sobre todas las formas artísticas. En el ámbito hispánico influyó sobre algunos poetas de la generación del 27 (Larrea, Cernuda, Aleixandre) y (…) sobre escritores latinoamericanos como César Moro y Octavio Paz (Diccionario Pequeño Larousse, 2000: 946). 4. En el capitulo “Cuarto tiempo” de su libro Panorama de la literatura venezolana actual (1995), Liscano refiere ampliamente las subversiones políticas y literarias de ese momento. 5. Si bien Díaz Seijas hace un análisis del último lustro de la década de los ‘70, tomando en cuenta otros escritores cuyas primeras publicaciones aparecen en fecha posterior a la que nos interesa en este artículo, en dicho balance se pueden identificar una gran cantidad de poetas y narradores surgidos en el período de la posvanguardia. 6. Cabe subrayar que los escritores mencionados no entran en el período que se está evaluando. ** María Eugenia Betancourt http://www.letralia.com/firmas/betancourtmariaeugenia.htm Investigadora venezolana (Caracas, 1959). Tesista de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Su producción permanece inédita. === Las palabras de Edipo Julio Pino Miyar =========================== “Padre, ¿acaso no ves que ardo?”. Sigmund Freud, y la interpretación psicoanalítica de los sueños. (Introducción) Sigmund Freud repite para la cultura la vocación inmemorial, una vez pronunciada por el poeta latino Virgilio: “Donde ello era yo allí devendré”. Ciertamente el pensador austríaco estremeció el obscuro underground sobre el que reposaba la despreocupada vida burguesa del individuo moderno. La escala moral de valores y las más selectas construcciones del espíritu occidental, fueron súbitamente puestas en peligro por una nueva ciencia emergida; el psicoanálisis. Este método de investigación clínica provocó una crisis que hizo incluso peligrar el paradigma de la razón tal como nos llegaba a través de la herencia de la Grecia clásica, ya que no sólo se invirtieron los conceptos básicos de la psicología, al considerar al inconsciente el fenómeno primario de la conciencia, sino que, a partir del estudio de la enfermedad de la neurosis, fueron puestas al desnudo las motivaciones más íntimas del sujeto psicológico. De origen judío, nacido en el oriente europeo, en una antigua región del extinto imperio austro-húngaro y discípulo directo de Charcot, notable especialista francés en enfermedades orgánicas del sistema nervioso, Freud inició su carrera en el siglo XIX como neurólogo, e interesado en llegar a comprender las verdaderas relaciones entre la mente y el cuerpo, convencido de que ambos términos tenían “una diferencia verbal no sustantiva”. No obstante, el profesor vienés se sumergió en estudios que intentaban demostrar la autonomía de la experiencia psicológica sobre otras formas de vida y conferían al plano simbólico, recreado por la imaginación lúdica, un espacio preponderante en la interpretación y tratamiento de las enfermedades mentales. A partir de los datos obtenidos mediante el estudio del paciente neurótico, la investigación psicoanalítica de comienzos del pasado siglo extrajo consecuencias pretendidamente universales, las cuales devinieron en una postulación metapsicológica: la formulación de una teoría general del hombre y la cultura. Para esto último el psicoanálisis aventuró la siguiente conjetura: La experiencia histórica de la humanidad se conserva y repite en cada experiencia individual, haciendo que la “filogénesis”, entendida como el tránsito general de la civilización, sea correlativa con la “ontogénesis”, entendida como lo estrictamente particular de la existencia y condición humanas. A partir del descubrimiento previo de la personalidad neurótica, Freud globalizó el concepto hasta convertirlo en la pieza clave para la comprensión del comportamiento humano, entre tanto, la cultura era entendida como un fenómeno psicológico de sublimación ante un origen singularmente mórbido. El pensamiento freudiano fue un inconfundible hito en la historia filosófica de Occidente. Después de él, la ciencia especializada volverá a insistir en el aspecto bioquímico de los padecimientos mentales, dejando intencionalmente a un lado la historicidad del paciente y los valores que brotan de la interacción social. En franca oposición, el psicoanálisis elaboró una excepcional doctrina amparada en el concepto sociohistórico del trauma. Pero aun más: los estudios llevados a cabo por Freud, guiados por la inferencia de un trauma ancestral, parecían restablecer por vía histórica la tesis religiosa —judeocristiana— del pecado y la culpa original. Para el analista, en los albores de la humanidad se había cometido el peor de los crímenes: el Padre fue asesinado por el hijo para usurpar su lugar de autoridad en la comunidad y poseer sexualmente a su madre. Ese crimen no fue en modo alguno contingente, relataba una experiencia universal del hombre quien, después de realizar ese acto, levantó todas las prohibiciones posibles para impedir que se repitiera, puesto que amenazaba desde adentro el orden social establecido y la condición misma de su estructura psicológica. Para Freud estos hechos tenían un doble campo de aparición y de lectura: el que él localizaba, en su condición de especialista, en la imaginación neurótica de sus pacientes, y aquel en que los datos los proveía la historia; específicamente la nueva etnología que, con sus investigaciones de campo en las comunidades primitivas que todavía subsisten, aportaba un extraordinario material, apto para ser sumado como indispensable prueba empírica, a la teoría psicoanalítica del hombre y la cultura. El pensador austríaco dedujo consecuencias teóricas generales que el estudio de esas pequeñas sociedades que conservan en estado larvario la memoria del más remoto pasado de la humanidad, parecía corroborar en parte: toda gens organiza su vida sobre los presupuestos de la rotunda prohibición del incesto y el asesinato a manos de otro miembro de la colectividad, y tales prohibiciones poseen un carácter hondamente religioso, primordialmente asentadas en el culto al tótem; entendido como el elemento espiritual que articula la comunidad en una estrecha relación de parentesco no consanguíneo, y que considera tabú la sexualidad endogámica y auspicia, consecuentemente, la exogamia. Dicha organización socio-totémica era principalmente económica, poseyendo un carácter manifiestamente fraternal. El núcleo medular de la neurosis fue definido como el “complejo de Edipo”, debido a que el mito clásico describía, aproximadamente, una de las primeras formas en que hizo aparición la sexualidad, ya fuese desde un punto de vista filogénico —la comunidad primitiva— u ontogénico —la infancia del paciente. En este sistema de pensamiento, la neurosis, padecida simbólicamente por Edipo, poseía una etiología evidentemente histórica que se reproducía en cada experiencia individual: la represión social de su deseo. El individuo primitivo reprimido reflejaba una conducta que lo acercaba al individuo neurótico —edípico— de nuestro tiempo, quien no había hecho otra cosa que interiorizar mentalmente el sentimiento de represión. Siguiendo este esquema, la represión que pesa sobre ambos los conduce no sólo a introyectar el deseo, sino a oponer a la realidad el culto subjetivo a lo imaginario, creyendo por igual en la “omnipotencia de las ideas” y confiriéndole a las cosas propiedades psíquicas. De este modo, el salvaje construye un mundo animista sustentado en las representaciones del alma y asentado sobre un orden social —totémico— de prohibiciones, castigos y recompensas; mientras el sujeto moderno reproduce ese mismo sistema de disyunciones, aunque de una forma completamente ilusoria, entre tanto se evade del presente para acogerse a las reminiscencias de la infancia, o a las sublimaciones que, en ocasiones, proporciona la experiencia del arte. La internación psicológica de su deseo desrealiza cruelmente la existencia del sujeto psicológico, quien es substraído de su presente personal, exponiendo su vida al perenne fracaso ante los suyos. La neurosis sufrida por Edipo se vuelve así la neurosis de la cultura, porque lo que le sucede en abstracto al grave personaje, es lo que en la práctica ha podido vivir el individuo occidental en su angustioso, extenso y errático periclitar. Edipo, figura capital de la escena griega, fue invocado por Freud siglos después para que representara ante el público moderno la arcana tragedia sofoclea, esta vez prologada por él. Para el psicoanalista, en el personaje clásico se concentran por igual arte, religión, sociedad, sexualidad y economía. Mas, si es cierto que Edipo de alguna manera parece poder explicar a la cultura, ésta muy pocas veces lo ha explicado convincentemente. Edipo, si nos atenemos a la teoría general del psicoanálisis, es el sujeto esencial de la cultura; él es su affaire interesante. Uno Según la tradición clásica, atesorada por Sófocles en su tragedia Edipo en Colono, Edipo, anciano, ciego y guiado por su hija Antígona, se encontró con Teseo, rey de Atenas, en los momentos postrimeros de su vida. Teseo, según antiguas versiones donde se confunden la historia y la leyenda, era el épico libertador de Atenas del tributo impuesto por los príncipes cretenses, el olvidadizo amante de Ariadna y el vencedor del Minotauro en su laberinto. Edipo le hizo una petición al hijo de Egeo que poseía la fuerza de una promesa o de un testamento: que su cuerpo fuese enterrado en Colono, dentro de los perímetros de la Ciudad-Estado de Atenas; que el lugar de su tumba se mantuviera en secreto y sólo fuera de su conocimiento, y que ese secreto se conservase de generación en generación. Si esa tradición perduraba, Atenas se vería libre de todo mal y sería grande entre todas las ciudades de la Hélade. Federico Nietzsche escribió en su primer libro de juventud, El nacimiento de la tragedia, a propósito de Edipo: “Es sin dudas el personaje más doliente de la escena griega (...) pero al final ejerce a su alrededor, en virtud de su enorme sufrimiento, una fuerza mágica y bienhechora, la cual sigue actuando incluso después de su muerte”. Edipo es el héroe que lucha contra la maldición del incesto, su leyenda narra la intensidad de ese desigual enfrentamiento, del que no ha podido salir intacto, pues en su figura se perciben los jirones sangrantes de una existencia violentada más allá de sus límites; entre tanto, la leyenda del laberinto donde cohabita el Minotauro condujo a Teseo al fondo de un dilema que para los griegos alcanzaba una significación dramática: si el bien y la belleza supremos son verdades correlativas, ¿por qué debemos llegar a ellos por vía de la degradación de la existencia, cuyo periplo es un sinuoso pasaje que amontona en su centro el horror y la concupiscencia? ¿No es acaso este camino el que ha propiciado, por sorprendente paradoja, la sabiduría de los héroes? No es exactamente cierto que los griegos secularizaron el arte al separarlo de la religión, y esto explicaría su acentuada diferencia sociocultural con respecto a las grandes civilizaciones asiáticas. El gran imaginario helénico —esto Nietzsche lo pudo ver como pocos— responde a una aguda inquietud metafísica donde la experiencia artística comienza a ocupar el lugar que ocupaba antes la religión, haciendo suyas sus preguntas fundamentales, pero que al reubicarlas en el contexto de la expresión y la belleza, harán variar su milenaria significación. Lo que hay en el arte de empresa eminentemente secular, guarda una estrecha relación con la problemática histórica del hombre. En sus orígenes, esa empresa fue concomitante con la religión y, como ella, estuvo destinada a construir por vía paralela el mito originario de la especie, teniendo como auxiliar a la metáfora que, por un lado, sirvió para elaborar el imaginario cultural, y por el otro, para establecer al hombre sobre una de sus tantas definiciones posibles. Por eso, si la religión se viese hipotéticamente reducida al ámbito de la metáfora, y el arte se proyectara primordialmente hacia las preguntas por el significado y el sentido de las cosas, ambas experiencias culturales intercambiarían papeles en un libre juego de vasos comunicantes, y la primera pudiera ser entonces comprendida como una manifestación alegórica de carácter estético, y, el segundo, como una pregunta axiológica que adopta una forma alegórica. Edipo y Teseo son los respectivos vencedores de la Esfinge y el Minotauro. Con las particulares victorias de estos dos héroes culturales se vieron representados los ideales trascendentales de la civilización helénica: la lucha contra lo inacabado e informe por medio de la intuición figurativa, a través de la aprehensión sensible de la forma y de la idea. Aunque la victoria sobre los monstruos es siempre parcial, de algún modo permanecen en la sombra y a la espera. El difícil triunfo sobre ellos es como un ciclo que se repite, mientras el enigma propuesto a Edipo por la Esfinge parece irónicamente aludir a su propio destino: “¿Quién es ese ser que al amanecer camina a gatas, al mediodía en dos pies y en la noche en tres?”. Edipo, niño, adulto y al final viejo, enfermo y ciego, apoyándose en un báculo. ¿Qué es lo que se muestra siempre como inacabado e informe y perpetuamente extraviado en la línea torcida de un rizoma? El destino mutilado del hombre, quien no ha podido acceder a su plena condición de figura. Porque, ¿no es en el contexto de esa civilización originaria en la que las fuertes tensiones entre la leyenda y la historia expresaron por primera vez la problemática milenaria de la especie? Sólo hay una figura en el teatro helénico que puede rivalizar con Edipo en dolor y consternación, esa figura clásica es Orestes perseguido y enloquecido por las Erinias. Es como si ambos mitos se encontraran y bifurcaran a un mismo tiempo; el primero, al corroer desde adentro la familia humana, por medio del parricidio y el incesto; el segundo, al consumar el asesinato de la Madre en nombre de los principios que sostienen la idealidad paterna. En la tragedia de Esquilo, Las Euménides, se describe así a estos seres fatídicos los cuales atormentan al átrida después de que éste ha consumado su crimen: “(...) carecen de alas, son negras y su sólo aspecto inspira horror”. Aludiendo al destino irrevocable —ananké— que ronda inclemente a los personajes clásicos, sentencia Freud: “El oráculo pronunció la misma maldición sobre nosotros antes de nuestro nacimiento”. No sabemos hasta qué punto sería lícito indagar por qué del mismo modo en que existe para el psicoanálisis freudiano el “complejo de Edipo”, no fue nunca convenientemente establecido el “complejo de Orestes”. No obstante, el psicoanálisis terminó delineando, aunque fuera de una manera parcial, el llamado “complejo de Electra”, ejecutora junto a Orestes de la venganza de los hermanos. En un ensayo sobre el etnólogo estructuralista francés, Claude Lévi Strauss, el escritor mexicano Octavio Paz afirma —no es textual—: si en las sociedades occidentales, establecidas originalmente dentro de los límites psicológicos que prescribe el régimen patriarcal, Edipo traza la escabrosa parábola de un constante regressus ad uterum que no acaba nunca de completarse, en sociedades donde los límites psicológicos los fija desde milenios la figura materna, la paradoja consiste no en querer llegar a la Madre, sino en “la imposibilidad de salir de ella”. Desde este ángulo, el mito de Orestes es anterior al de Edipo, puesto que si el segundo supone la crisis que subyace en una organización social donde las prerrogativas del Padre y las impugnaciones del hijo se enfrentan inexorablemente, el primero demarca el límite donde nace un nuevo tipo de sujeto psicológico emergido sobre las ruinas de la más antigua de las sociedades; el matriarcado. Entre tanto, en el ciclo de la leyenda tebana, Padre y Madre se convierten en fragmentos de la más radical transgresión, porque es el futuro de la familia en sí el que es puesto a prueba, y su disolución o reconstitución involucra el porvenir humano en su conjunto; al destino de la especie encarnado en la persona psicológica del hijo de Layo y Yocasta. Hay en Orestes como en Edipo algo que los confina al “no-lugar” de la locura, de la marginación patológica, y al intento de subversión en sí de todos los valores, mientras se nos presentan siempre a la espera, colocados “en el umbral” de todo conocimiento, y como “algo a punto —solamente a punto— de nacer”. Porque ambos asoman como entidades potenciales que no acaban de configurarse enteramente en el mapa de nuestra geografía existencial. Edipo no existe, no obstante “está ahí, siempre al acecho...”. Pero justamente por ser un delirio, un elemental fantasma lúdico, es que persiste irremediable en su latencia, poniendo a prueba el destino secular de la humanidad. Bronislaw Malinowski, uno de los fundadores de la etnología moderna, aun admitiendo su inestimable deuda con Freud, expuso, con sus investigaciones de campo sobre las sociedades matriarcales, la incapacidad de la propuesta psicoanalítica para hacer de Edipo el protagonista omnipresente del comportamiento universal del hombre. Ya que el personaje clásico, como figura psicológica extrema, no puede aparecer allí donde el Padre todavía no ocupa ese lugar de autoridad que será luego disputado por el hijo. Por tanto, si el “complejo” no puede demostrar su universalidad, es porque no es del todo consustancial a la naturaleza humana y fracasaría como núcleo de una teoría global del hombre y la cultura. En términos generales, si entendiéramos los mitos de Orestes y Edipo como conceptos encerrados en sus respectivas particularidades, difícilmente coincidirían como postulados universales, y el psicoanálisis por sí mismo se volvería incapaz de elevarlos a esa posición. Por eso es que Edipo, como Orestes, sólo puede existir en el área interior de un triángulo psicológico, que es como un campo de fuerza traspasado por múltiples interacciones, donde se gesta no sólo la personalidad del hijo, sino en la que se le otorga un lugar especial a la precondición psicológica de los padres. Deberíamos considerar que la propuesta más importante que nos dejó el freudismo, no es que el “complejo de Edipo”, estratificado, tenga que ser el núcleo definitivo de su metapsicología, sino que con el estudio de la neurosis se haya podido definir el rasgo más universal del comportamiento humano. Para ello, lo principal sería aislar convenientemente la figura psicológica de la cual brota la imaginación neurótica, partiendo de una interpretación mucho más libre e integradora. Imaginación neurótica que pudiera ser entendida como un concepto laxo y a la vez dinámico, que se desliza desde las figuras de Agamenón, Clitemnestra y Orestes, al mito de Edipo y sus padres, debido a que no se encuentra sujeta a una precondición inamovible y estrictamente fijada a una leyenda, para de esta manera resistir mejor la prueba de lo universal, y finalmente plasmar lo que realmente es en su instancia más esencial y constitutiva: “El complejo medular del hijo en el contexto también medular de la sociedad humana”. Esto último tal vez explicaría la universalidad que posee la prohibición del incesto (Lévi Strauss), establecida con la aparente intención de ubicar al hijo dentro de un orden social muy bien delimitado. Por eso es que los mitos de Orestes y Edipo fracasan en cuanto pretendemos convertirlos en nociones que describirían por separado el comportamiento global del género humano, en la misma magnitud en que se reconstituyen en cuanto se reúnen en la figura antropológica del deseo y la imaginación desbordante. Si, como hemos dicho, el mito de Orestes se halla ubicado en el momento en que se produjo la extinción de la sociedad matriarcal, junto a Edipo compone el complejo irresuelto de la neurosis, y define su otro polo psicológico. Pues ambas leyendas parecen insertarse en nuestra naturaleza para inmediatamente desvanecerse, esquinándose en el lugar más remoto del tiempo y la consciencia. O. Paz ha escrito: “El hombre es un ser enfermo, y su enfermedad se llama fantasía”. La fantasía es esa experiencia universal que despliega a lo largo de la historia sus más variadas formas y es del todo correlativa a la existencia plural del hombre. Pero, ¿qué emociones contenidas —¿edípicas?, ¿orestianas?— proliferan en el interior de cualquier elucidación acerca de estos seres trágicos? ¿Por qué es que esas lacerantes pesadillas nos conciernen? Y sobre todo, ¿por qué es que alcanzan para siempre, y gracias a la Tragedia ática, ese valor absolutamente universal, como si el arte clásico pudiera brindarles, con respecto a la humanidad, ese estrecho vínculo que la historia y la sociedad le negaron en parte? Dos En las últimas décadas del siglo XIX, por la misma época en que Freud iniciaba sus investigaciones, el arqueólogo prusiano Heinrich Schliemann descubría en Asia Menor las ruinas milenarias de Troya, junto al estrecho del antiguo Helesponto y entre los ríos Escamandro y Simois. Y del mismo modo en que Troya se encuentra inscrita a una particular geografía, el pensador austríaco nos entregó las primeras detalladas descripciones sobre la geografía interior del subconsciente, y su extraordinaria labor, como la de Schliemann, fue arqueológica. Si nos situásemos en el peregrino “caso Schreber”, quien constituye, por su invaluable testimonio, uno de los paradigmas de la psiquiatría moderna, veríamos que ese testimonio fue utilizado por Freud para iniciar desde él una de sus grandes excavaciones en los estratos inferiores de la conciencia. Aquel gran perturbado que fue Schreber asumió, con respecto al valor de las palabras, una actitud semejante a la de un poeta como Federico Hölderlin, quien resumiera en una frase esa compleja relación existencial con la omnipresencia del lenguaje padecida por el sujeto psicológico: “La Palabra es la morada del hombre”. Anota por su parte Schreber en su memorabilia alucinada: “(...) palabras que se introducen por la fuerza en el espíritu de uno y que se desarrollan allí como cuando uno recita una lección de memoria. La voluntad nada puede hacer contra estas palabras. De modo que uno se ve forzado a pensar sin tregua”. Más allá de ese “pensar sin tregua”, detrás de ese pertinaz enclaustramiento en “la morada del verbo”, y de ese exceso de significación que de tanto decir termina por no significar, ¿qué es lo que el gran paranoico que era Schreber, o el extraordinario poeta que fue Hölderlin, nos quisieron expresar? Sobre todo cuando el lenguaje deviene en letanía interminable, en insaciable monólogo circular pronunciado a la manera de un agotador catecismo. La pregunta sobre el significado de la Palabra es la misma que O. Paz restablece a nivel literario, y que Lévi Strauss le hiciera al lenguaje: “¿Qué quiere decir, decir?”. Interrogación que resultaría ambigua si no fuera porque el testimonio de Schreber, como el del poeta, alcanzara en ocasiones una acentuación mística: “(...) era como si cada noche durara varios siglos, de modo tal que, durante esta inmensidad de tiempo, bien podían haberse operado en la especie humana, en la tierra misma y en todo el sistema solar, las transformaciones más profundas”. ¿Cuál es el papel que juega el lenguaje en relación a esta certeza paranoica? Tal vez la creencia de que si el lenguaje se detiene, el universo entero colapsaría, y que, en esa interminable noche —soportada indistintamente por el loco y el poeta—, la labor inestimable del pensamiento y la poesía consiste en salvar al mundo. Frente a toda la angustia que provoca la conciencia culpable, el paciente neurótico despliega en su interior la cortina del lenguaje, con la intención de que su palabra sustituya a la realidad, que de algún modo la fantasía resuelva aquello que su vida acuclillada no ha podido solucionar y lo devuelva a la ilusión de un temps retrouvé, que es también el tiempo magnífico de Dios y de los ángeles. Según Freud, la homosexualidad reprimida de Schreber era pábulo de su comportamiento neurótico, y suponía un agudo conflicto con la figura paterna que de algún modo podría reproducir frente a ésta, una pasiva actitud de idolatría más cercana a la ideación característica de un Orestes que a la de un Edipo parricida. No obstante, en su delirio Schreber cree ser “la mujer de Dios” como si Edipo y Orestes nada tuvieran que hacer allí, y “el síndrome del hijo” se diluyera en la noche terrífica de la sexualidad más absoluta. Mas, ¿quién es el que fornica? ¿El hijo? ¿El padre? ¿“La mujer de Dios”? ¿Sigue Schreber encerrado en el triángulo original de la familia? ¿No es ese Dios que lo posee —que la posee “a ella, insaciable meretriz”— el Padre fundamental? En el libro de la interpretación de los sueños de Freud, existe este pasaje sobrecogedor: la noche de la muerte del hijo, el Padre le visita en su recámara; allí está el hijo amortajado y el Padre, agobiado por el cansancio, se ha ido a recostar a la habitación contigua... ¿No es acaso ese sueño compartido que ambos experimentan, el que denuncia a esa “pequeña muerte” que es la sexualidad? Sumergido en ella el hijo atraviesa los angustiosos linderos de la muerte psicológica y reaparece bajo el slogan rutilante de “la mujer de Dios”. “El caso Schreber” representó una de las exploraciones más profundas del inconsciente, allí el pensador austríaco anduvo por las ruinas de la personalidad humana, rodeó los abrojos milenarios de su sexualidad deshecha, vislumbró lo que para él era la tragedia irresuelta de la especie, y se detuvo horrorizado. Pero prosigamos con el sueño que el propio Freud tuviera y que alcanzara merecida importancia para exploradores posteriores del inconsciente, como el psicólogo estructuralista Jacques-Marie Lacan: una de las velas se ha caído y ha prendido fuego a las vestiduras del niño, a los graves cortinajes de su féretro, y el Padre despierta en la habitación contigua al horror de Thánatos. Y estas son las palabras que salen del umbral del inconsciente: “Padre, ¿acaso no ves que ardo?”. La habitación contigua es el lugar de las obscuras visiones, aunque también del mito más prolongado de la historia de Occidente: el Sacrificio del Hijo y el Dios que, inconscientemente, no le escucha ni le mira y le deja morir. El sueño paterno de la muerte del hijo sacrificado, “máximo símbolo para la familia cristianizada”, como nos lo recuerda el psicoanalista francés, ¿qué refleja? Que Thánatos reina allí donde el Padre no nos escucha. Pero, ¿qué catástrofe ha acontecido que el fundamento originario de todos los diálogos no puede reanudarse, y las figuras principales del triángulo psicológico —Padre, Madre e hijo— ya no se comunican entre sí? Pues el Padre se ha convertido en sólo una postulación de la razón teórica —teológica—, entre tanto el hijo ha sido inútilmente sacrificado en su altar... pues el sueño de la muerte del hijo no era sino “el deseo reprimido del Padre”. ¿No es esta la inútil remesa de casi dos mil años de civilización cristiana? El mito del Dios único, entrevisto en las pesadillas de Orestes y en las emociones laceradas de Edipo, pertenece a ese tortuoso territorio, explorado un día por el psicoanálisis, en el que la fantasía y el delirio nos advierten de un ambiguo significado de las cosas que nos asalta y subvierte en el interior de nuestra conciencia. Porque, ¿acaso no es Orestes el hijo que regresa de un largo exilio para levantar ante la Madre el ideal del Padre muerto con la misma convicción de quien opone un concepto abstracto frente a la naturaleza corruptible? El mito de Orestes no sólo simboliza el fin de la sociedad matriarcal, sino que tamaña idealización de la figura paterna indica que ha emergido una nueva actitud psicológica, la cual describe un cambio conceptual acontecido en el cielo de la especulación teológica. De tal magnitud y lugar, como si lo más importante fuera despejar las huellas objetivas de semejante idealización y con ella, las razones psicológicas que ulteriormente dieron motivo al mito de Dios. Y para eso, Orestes y Edipo convergen en una unidad dialéctica que, por un lado, los dispara a extremos opuestos, y, por el otro, tiende a sintetizarlos en un complejo orden cultural vivido agónicamente por el paciente neurótico. Buscando todavía respuestas vayamos a “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci”, aproximadamente como el psicoanálisis se acercara a esta figura ejemplar del Arte del Renacimiento italiano. Y estas son palabras textuales de Leonardo: “Parezco predestinado a ocuparme muy particularmente del buitre, puesto que uno de mis primeros recuerdos de infancia es el de que, estando todavía en la cuna, un buitre vino hacia mí, me abrió la boca y con su cola me golpeó varias veces los labios”. Siglos después, el estudioso y contemporáneo de Freud, Oskar Pfister, realizaba un peculiar hallazgo en el cuadro del artista Santa Ana, la Virgen y el niño con el cordero: oculto entre los pliegues del ropaje de la Virgen estaba la sombra disimulada de un buitre, tal como si fuera un acto fallido del inconsciente el que allí hubiese dejado su impronta. La figura obscura del pájaro, aparecida en la fértil imaginación del niño que fuera Leonardo, se transfiere a la silueta en sombras localizada en la pintura, y, en los dos casos, remite a una experiencia de dudoso signo, vivida por el pintor en la más temprana infancia. Porque lo que ha hecho Leonardo es trasladar su experiencia, severamente traumática, a la experiencia original de “el Hijo de Dios”; como si mediante una insólita vivencia, el artista alcanzara una intuición universal que modificara incluso el concepto del pecado original, ya que era como si “el niño-Divino” hubiera caído también víctima del maleficio del buitre simbólico. ¿Es este un postulado de la imaginación delirante y del sueño más abstracto y cruel de la especie? ¿Cómo podría reconstituirse el sujeto psicológico después de una experiencia semejante, en caso de haber sido sufrida en la realidad y más allá de los símbolos? ¿Es el buitre otra prefiguración del Padre abstracto? Y, ¿es el mismo Padre que reaparece con todo su poder y esplendor en los libros del Pentateuco del pueblo hebreo, donde tramará la perdición futura del hijo de los Evangelios, una vez que la Biblia se insertara, en calidad de testimonio sagrado, como forma constituyente del sueño mórbido de la civilización de Occidente? Cuando Freud abordó la personalidad psicológica del individuo incorporado a una tradición y sociedad judías, globalizó la práctica de la circuncisión para convertirla en el símbolo universal del “complejo de castración”, a través de la cual el Padre reafirmaba su radical virilidad sobre el hijo, en un contexto donde el orden de la familia reproducía al de la sociedad: la leyenda bíblica del sacrificio de Isaac a manos de su padre Abraham, como prueba suprema de lealtad exigida al gran patriarca por el Dios antropomórfico del Sinaí, reflejaba una tradición milenaria de evidente sujeción psicológica que ha quedado inscrita en la estructura de la familia occidental, y que se transfiere, a través del símbolo de la circuncisión, de Dios al hombre y del Padre al hijo. A partir de esto cabría preguntar, ¿por qué no se acostó nunca en el diván psicoanalítico a la figura del Padre? ¿Por qué es que el psicoanálisis deja a éste, como particular figura del triángulo familiar, al margen de sus investigaciones? ¿Acaso porque el Padre representa el indiscutible principio de autoridad en un doble sentido, social y psicológico, y colocarlo en entredicho habría significado poner en peligro el orden establecido de la civilización y la cultura? Por tanto, del mismo modo en que el psicoanálisis traslada a la persona del hijo la leyenda edípica, ¿no sería trasladable a la persona del Padre la leyenda del dios Saturno, devorador de sus hijos? Para el artista que fue Leonardo, la experiencia unigénita del hijo, vinculada a la sombra letífera de un buitre —entendida como incesto y progresiva devoración— es concebida in extremis, y como tal reinstalada en el cuadro de “la familia de Dios”. Mientras la tradición cultural, convencionalmente establecida, nos ofrece la descripción de un mártir enteramente desexualizado, ubicado en el contexto de una soledad cósmica que lo aparta intencionalmente de los accidentes de la familia humana en aras de la sublimación más absoluta. De esta manera, la personalidad evangélica de Jesús expresa el miedo ancestral que puede sentir el individuo occidental ante su propia sexualidad, y es justamente ese manso camino el que ha elegido “el hombre cristianizado”, sometido posteriormente a la investigación psicoanalítica. Pero, ¿qué resultados perentorios arrojaron estas sucesivas investigaciones “arqueológicas”? Quizás dejar bien restablecida la conciencia de culpa para el individuo occidental, a partir de un intento de racionalización del mito bíblico de la Caída original que lo reconstituía científicamente, para instalarlo en la historia mediante la hipótesis de un trauma de suma consecuencia para la humanidad. Para el analista, el enfermo neurótico no sólo posee la capacidad de reproducir los elementos capitales de esa supuesta lesión original, en la cual se lee “la abominable historia del mundo”, sino que en su propia perversión enumera la condición irredimible de su naturaleza. La consciencia del neurótico es así un lugar en penumbras donde se manifiestan conocimientos fragmentarios, inconexos, y criterios no convenientemente esclarecidos. Detrás de la supuesta coherencia de las cosas parece habitar un trasfondo ignoto, una circunstancia nebulosa que abarca una forma de vida mucho más profunda, una experiencia vital tal vez más intensa, que vierte de manera discontinua sobre nosotros un significado radical que la conciencia no acaba de concientizar. No obstante, la situación del “no-consciente” no debería ser entendida como un espacio escatológico donde Edipo y Orestes se manifiestan ajenos al mundo; por el contrario, ambos inciden permanentemente en él por medio de las fallas de la conciencia. La persistente actividad del inconsciente no es una autónoma condición per se, sino que es el resultado objetivo e inagotable de una relación: la represión social que pesa sobre el individuo, y el modo en que esa represión ha sido revertida bajo la forma bifurcada de una específica significación cultural. El inconsciente, lo demuestra Freud, es sólo el área no concientizada de la cultura, del mismo modo que la cultura es el ámbito donde el sujeto, de una manera u otra, proyecta constantemente su actividad. El héroe clásico debe así sortear el laberinto pendiente de un hilo que le otorgue un sentido y una coherencia, no debiendo detenerse demasiado en los recodos donde acechan su propio deseo y las elucubraciones más tortuosas. Y de la misma manera en que la pasión incestuosa de Ariadna, la soledad onanística del Minotauro y el parricidio involuntario perpetrado por Teseo —consumado en la figura del rey Egeo— componen la verdadera naturaleza del Laberinto Minoico, el análisis psicoanalítico quiso ser el sentido y el hilo de Ariadna que permitiera acceder a los enigmas del inconsciente, aunque su contenido fuera en realidad inagotable, porque se sustentaba sobre la función creadora del deseo. Eso es, primordialmente, Edipo y Orestes, y es además Teseo y Schreber: el deseo proyectado bajo la forma de una red que extiende dramáticamente en el espacio y en el tiempo la madeja de la cultura. Y como en el laberinto, toda experiencia existencial se encuentra bifurcada entre lo que es y lo que creemos ser, entre lo que somos y el “deber ser”. No es por eso casual que las bases, tanto sociohistóricas como psicológicas, del “imperativo moral categórico” (Kant), hayan sido propuestas y explicadas por Freud: la represión ante el deseo; la autorrestricción frente a la fuerza —edípica— de una trasgresión que terminaría por rebasar los límites admitidos por la civilización. Tres En el Teatro griego más originario, el personaje que encarnaba al dios Dionisos se presentaba como el puro acontecer del deseo, exteriorizando sobre el escenario la catarsis provocada por la embriaguez del vino y la danza ditirámbica. En ese teatro, el dios era concebido como la escenificación intransferible del ser. Para Nietzsche, si Jesús de Nazaret repetía la culpa trágica de Dionisos, como el Nazareno, el infalible destino del dios de las bacantes era ser sacrificado para renacer en los festivales áticos de la vendimia. Pienso que no se ha meditado lo suficiente que esa relación única que tuvo el griego con el dolor, que tanto conmueve a Nietzsche, preludia el nacimiento histórico del Cristianismo. Por eso es que los primeros actores buscaban ser semejantes al dios, intentando conservar la fuerza inaugural del arte de la tragedia, devenida con el tiempo en drama, y con el Cristianismo, en auto sacramental. Una de las características que soporta el teatro por la época de Eurípides, es que Dionisos, como peculiar prefiguración del ser, ha comenzado a desaparecer de los escenarios. Su plasmación escénica implicaba una integración tan grande del arte con la vida —de la simple apariencia con la nuda realidad— en un instante en que el “espectador estético” todavía no ha aparecido y donde las obras no eran sino una gran fiesta popular. Era la Tragedia, el sublime “canto del chivo”, porque ese teatro era el gran festival de la pandemocracia. Es muy difícil encontrar un pensador que haga una defensa de la cultura popular tan apasionada, como la que realiza Nietzsche en su primer libro de juventud. Para él, la auténtica tragedia murió en manos de Eurípides y de Sócrates. Del primero, porque elaboró, con la genialidad de un precursor, el complejo arte de la representación dramatúrgica; del segundo, porque con él el ser dejó de ser un postulado colectivo del pueblo, para convertirse en patrimonio exclusivo del filósofo, en materia de especulación, en tesis académica y en estricta resultante del rigor teórico. Orestes y Edipo fueron héroes dramáticos, ya que pertenecían a ese segundo momento de la escena griega. Pero ambos conservaron los nexos originales del hombre con la naturaleza trágica de la existencia, y es la rémora vital que autores como Esquilo y Sófocles supieron expresar en sus respectivas obras. Siglos después, William Shakespeare escribirá la tragedia Hamlet, príncipe de Dinamarca. Y para decirlo con palabras de Freud y Lacan, “esa obra reforzará —y en cierto sentido explicará— a Edipo”. Hamlet es el personaje universal en quien primero cristalizó, en su forma más acusada, la interrogación ontológica. Lo paradójico es que la pregunta sobre el ser sólo puede aparecer ante su carencia más manifiesta, cuando hace mucho que ha dejado de estar entre nosotros, quedando confinado a la erudición y al abuso extenuante del lenguaje. Remitiéndose a Federico Hölderlin, el filósofo alemán Martin Heidegger nos repite: “...se le entregó al hombre el más peligroso de los bienes, la Palabra (...)”. Porque mediante la Palabra el hombre quedó preso de la sutil tasación del pensamiento y confundió “lo esencial con lo no esencial”. Por eso, si la Palabra nos salva también nos condena; nos salva, porque por ella se alza “la Casa del hombre”, con sus misterios, maravillas y ensoñaciones; nos condena, porque en esa Casa las ventanas y las puertas están clausuradas, y ese prolongado enclaustramiento engendra la náusea. Decía Hamlet que en esa peculiar Mansión lo terrible eran los sueños. Y este criterio encierra una verdad tautológica: lo terrible son los sueños porque nos hacen soñar. ¿Cuál es el sueño de ese célebre personaje del teatro isabelino que se hace eco de las pesadillas de la especie? Aquel que nos susurra que el verdadero peligro, la abrumadora profundidad abisal, está bajo nuestros pies, y es en vano toda huida, puesto que aun refugiados “en el espacio huero y diminuto de un cascarón de nuez”, nos alcanzarían “los obscuros sueños monstruosos”. Si la conquista del ser significa la sanación más integradora, su obsesiva búsqueda no es del todo ajena a la locura; Hamlet nos lo recuerda a cada instante. El fantasma del rey que se le apareciera al príncipe en la alta cima de una de las murallas del castillo en sombras, no es otro que el Padre escatológico, el mismo que causara la perdición de Orestes y la agonía culpable de Edipo. Ya que el Padre opera como un fatal veredicto sobre nuestra conciencia: otorgarnos una misión, aunque ésta fuese terrible. Hay una frase harto elocuente —ya citada—, pertenece al sueño de Freud, que sitúa la problemática relación con el Padre en su más exacta configuración: “...¿acaso no ves que ardo?”. Quien habla es obviamente el hijo, y lo hace desde el abarcador horizonte de su “ubicación medular”. Esa oración se convierte en una de las piezas claves de interpretación, puesto que es en su relación inmediata con el Padre, que la Palabra del hijo cobra sentido y dimensión universal, no sólo porque éste pretende franquear los límites psicológicos de la familia, sino porque sueña con reabrir, desde un nuevo espacio presuntamente conquistado, el diálogo con el Autor universal, portador de la fuerza genésica del Logos y la autoridad de la Tradición. Si Edipo parece decirnos que habitamos un mundo donde los signos nos engañan y nuestro destino es cruel y perverso; Hamlet, en su lugar, nos hablará de una prevaricación que confunde y extravía a la vida: el reino ha sido subvertido por la codicia, un traidor ocupa el trono de su padre y su madre disfruta sobre un lecho infame. Hay un momento, acaso único, de infernación, que puede llegar a ser vivido por el sujeto neurótico como la ausencia más absoluta de significado, o al menos, como si los extraviados signos indicaran hacia una dirección donde las fuentes de lo cognoscible o racionable quedasen desbordadas. ¿Le sucede a Hamlet el mismo fenómeno psicológico que se pudo constatar en el “caso Schreber”? Nos expone como respuesta el psicoanálisis, describiendo una conducta que a ratos nos recuerda la del príncipe danés: “(...) Schreber parece haber perdido todo vínculo con los demás. Lo atribuye a un derrumbe temporal y lo llama su tiempo sagrado. Así es como Schreber tiene que vérselas con fenómenos tan extraños que superan todo límite; escapan al mismo Dios. Se trata de lo inconmensurable, de la singularidad extrema. Schreber se siente como si se hallara, pues, ante una alteridad radical y se descubre a sí mismo inaccesible”. Hamlet como Schreber, percibe que el universo se desploma, que los valores más irreemplazables han sido mancillados, y lo que sucede en la tierra y en el cielo sucede en su propia Casa: Edipo termina su vida desterrado, enfermo y ciego; Hamlet, por su parte, enloquece y muere. Mas, ¿qué es lo que los distingue? En la gran pieza isabelina, lo que está en ciernes en Edipo posee allí una significación de primer orden: la Ciudad política agoniza y las instituciones de los hombres ya no pueden ser legítimas. Para ambos el profundo conflicto no se resuelve, en el caso del rey Edipo, porque Tebas, como Ciudad elegida para realizar en ella su misión, ha quedado estigmatizada por la transgresión de las leyes consanguíneas; en el caso del príncipe danés, porque los problemas que suscita la existencia cada época tiende a volverlos insolubles. Pero si hay algo en la locura del príncipe que recuerda esencialmente al tebano, es que pocos personajes de la literatura universal han sido tan escarnecidos, estando aun ahítos de un pletórico sentido. Si a Edipo le ha sido prohibido su deseo, a Hamlet le fue embargado por sus mayores su derecho a ser, y ambos sucumben por igual, buscando ansiosamente una nueva visión del mundo. Pocas obras del arte han encarnado con tanta vehemencia ese extraño maridaje entre razón y sinrazón, mito y significado. Pero, sobre todo, cómo un mundo absolutamente corrompido por la maldad humana puede todavía estar dispuesto a entregarnos sus contenidos más profundos, haciéndolos resurgir de los marjales del escarnio y la desesperación. No obstante, Hamlet insiste en que hay algo en lo que no se ha equivocado, algo fundamental que ha podido entrever en la densa niebla de la existencia. Y es ese aterrador lugar común que nos sucede a todos, pero sin embargo “hace mugir y retroceder a las estrellas” (Léon Bloy). Y es precisamente allí donde se atrinchera la abrumada existencia —en ese formidable cielo que no es para nada especulativo— porque ya no se ignora que hay un lugar en que todo es cierto. Que hay algo sobre lo cual no podemos hacer concesiones. Cuando la Esfinge interrogó a Edipo en la cima de la acrópolis tebana, lo que la hizo sentirse vencida y arrojarse al abismo no fue la coherencia de la respuesta, fue la entereza del héroe. En el hijo acerbo de Layo y Yocasta se alzaba la voluntad de un significado, la paciente capacidad de un menester, la asombrosa intención de escoger, pese a los hombres y los dioses, su privilegiado destino. Ese regressus ad uterum que atenaza toda existencia edípica, y que es, intrínsecamente, su verdadera tragedia psicológica, pero que es tan persistente que obliga a rehacer una pregunta: ¿qué buscaba Edipo en realidad? ¿Acaso no fue el significado omitido por sus mayores sobre su condición natural, lo que le arrastró al peor de los infortunios, enfrentado como nadie a la verdad de su ser para dar paso a la muda certeza y al movimiento que lo llevaría a estar por fin en plena posesión del auténtico en sí de su conciencia, como de la amarga comprensión de su destino? ¿Para qué derribó entonces el mito de la Esfinge y liberó a su pueblo, si renunciando más tarde a su reino inició el largo camino del destierro, culminando su extraordinario periplo ante las puertas de la mítica ciudad de Atenas y frente a la mirada escrutadora de Teseo, en quien confió su hermético y dramático testamento? Si bien es cierto que, siguiendo el laberíntico camino de lo edípico, se llega a la Madre, es cierto además que Edipo no se detiene y continúa avanzando, quizás como intentando mostrarnos la instancia vertebrada de una intuición fortalecida al calor del más temerario de los peregrinajes existenciales: aquel que explora las vías de lo que Erich Fromm probablemente llamaría “una sociedad no represiva, altamente gratificante”, situada más allá del principio paterno de autoridad, y donde reinara, en la región de la más extrema lejanía, un universo regido por el “Principio del Placer”. Si era ese y no otro el secreto contenido de la rebelión edípica contra la autoridad del Padre —el oculto utópos del gran proyecto de la transgresión—, ¿por qué es que todas las rebeliones del hijo contra el Padre han estado destinadas al fracaso? Seguramente porque constituyen la Revolución imposible, en la que el hijo victorioso termina restaurando en sí mismo la antigua autoridad, y prolonga con esto la agonía milenaria de la especie. Sin embargo, el psicoanálisis trasluce no haber comprendido cabalmente que el contenido radicalmente subversivo que retenía para sí el mito iba mucho más allá de una simple revuelta existencial contra la autoridad paterna, pues apuntaba hacia la configuración de una nueva cultura y sociedad humanas. Ya que si es cierto que la conducta del personaje clásico, en principio ciegamente instintiva, lo aparta de la vida en la comunidad, conduciéndolo a la soledad y al ludibrio, él se percibe a sí mismo como portador de una gran misión que le desborda, de un significado, acaso trascendental, desde el cual ambiciona reorganizar su pasado, actualizar su presente, explicar aquellas grandes verdades omitidas, comprendiendo para eso “el valor terapéutico de la memoria”, convirtiéndola en el sentido y la coherencia de su propia historia, haciéndose de esta manera carne de la experiencia más universal del hombre. Pues frente a Edipo se levanta el sol de la utopía y el sueño irrenunciable de su progenie. Si la enfermedad padecida por él es tal vez incurable, es incurable porque lo constituye (O. Paz), porque dicha enfermedad ha terminado por develar el contenido innegociablemente humano de su naturaleza. Si la enfermedad es esa condición que describe una pérdida esencial, es además la vigencia del mito: el origen y el destino del hombre. La neurosis se vuelve así el tiempo y la vida perdidos que vierten sobre nosotros su latencia, operando bajo la forma de una tenaz reminiscencia. Como posible alternativa, y a tono con una particular corriente materialista del pensamiento etnológico y filosófico del siglo XX, el también profesor como Fromm, de la Escuela de Frankfurt, Herbert Marcuse, propuso en su libro Eros y civilización una corrección marxista al sistema de ideas elaborado por Freud, la cual serviría para poner de relieve los presupuestos sociohistóricos que la clásica definición freudiana del “Principio de la Realidad” no desarrollara suficientemente. Reinstalando para eso al sujeto psicológico en el contexto de una estrecha relación con una realidad más vasta y problematizada: la historia y sus diferentes estadios de socio-producción económica. Porque lo que a todas luces parece suceder es que Edipo ya no ignora “que la batalla hay que situarla en otra parte”. Cuatro Como resultado del impacto que el advenimiento de la Modernidad ocasionara en la religión, subvirtiendo sus vínculos históricos con la sociedad y poniendo en crisis sus grandes sistemas de pensamiento, el psicoanálisis pareció ocupar por un breve tiempo el ministerio que la Iglesia había asignado al lugar sacramentado del confesionario, y el pecado confesado del creyente se trocó en la consciencia exteriorizada del neurótico. El largo camino de la expiación, seguido durante siglos por el hombre cristianizado que buscaba la conciliación con el Padre celestial, de alguna manera parece evocar la suerte psicológica del individuo recostado en el diván psicoanalítico, quien, mediante la libre asociación de ideas, se somete al examen interpretativo de un clínico. Tanto el devoto como el neurótico manifiestan su relación con el pasado personal por medio de un remordimiento interminable, el cual contiene la fatiga milenaria de la especie erosionada por el tiempo sucesivo. Para ambos sólo el acto de contrición más prolijo, concebido como petición de indulgencia ante una autoridad socialmente reconocida, pudiera llegar a reparar esa grieta localizada en el tejido de la existencia. Decía Freud que el artista era quien único podía curarse a sí mismo, y es que hay algo, en la particularísima experiencia del arte, que recuerda la honestidad original del confesionario, aunque superado por el rigor solitario de la autoconciencia. Para el pensador austríaco, el arte era el campo privilegiado del neurótico, su área indivisa de expansión existencial. La verdad del artista es así la verdad radical del mundo, porque esa verdad ha sido construida mediante el registro de una subjetividad avasalladora, y porque “detrás de la ilusión se encuentra el conocimiento” (H. Marcuse). Debido a esto es que Nietzsche pudo ver en el arte helénico la consumación del reino de la ilusión alzado por el hombre frente a la devastadora crudeza de la realidad, y fue eso lo que él aproximadamente llamó “la auténtica metafísica del mundo”. Esto último deja el camino abierto al criterio de que la religión colinda, en ocasiones, con la experiencia artística, en el terreno del proyecto mutuo de la imaginación, la acuciosa intuición y la profusa sensibilidad. Pero sobre todo, porque indistintamente el arte, o la religión, han provisto desde siempre al individuo de una justificación moral de la vida. En vías de la elaboración de su metapsicología, Freud, oportunamente, se preguntaba si la religión no era una neurosis obsesiva de carácter universal. La neurosis, como la religión, nos habla de un paraíso fracturado y de un tiempo congelado donde hibernan las imágenes prodigiosas e imposibles del deseo. Y ambas reflejan por igual un conflicto irresuelto, un nudo capital localizado en el entretejido que existe entre el ordenamiento de las cosas y la historia cómplice de las ideas. El lenguaje metafórico y la coherencia interna que poseen los mitos cosmogónicos, expresan asimétricamente el orden de las cosas pero lo expresan, como si esa idealidad pudiese estar interrelacionada, en última instancia, con una realidad socio-determinada. Aquello que Marx aproximadamente denominara “un orden de relaciones sociales mitificado por la religión”, paradójicamente lo que hace es poner en evidencia las cercanas relaciones de las ideas y el mundo, pues las formas más relevantes de idealidad religiosa se encuentran ubicadas en el campo histórico, donde terminan por alinearse en el espacio objetivo de una configuración sociocultural. Tempranamente Aristóteles aconsejaba una interpretación de los textos que distinguiera entre la literalidad y la alegoría. El mito inaugural del paraíso perdido, tal como lo narra el Génesis bíblico, hace especial énfasis en la desaparición de un arcano ordenamiento del mundo, y que esa catástrofe inicial condujo a sus habitantes primigenios a construir fuera de los antiguos límites establecidos por Dios-Padre, una nueva norma fundada por el trabajo y la vida en sociedad. Si el pecado de acceder al conocimiento les hizo concupiscentes, llevándolos a abandonar para siempre la inocencia salvaje del Edén, también les hizo contraer “la enfermedad del progreso” creando instrumentos de labor, instituciones y civilización. La fábula de la Caída original narra metafóricamente el comienzo de la historia a partir de sus dos actividades principales, intrínsecamente relacionadas: “la producción económica y la reproducción sexual” (Federico Engels). Cuando Freud explicó el orden interno de las sociedades totémicas por medio de las prohibiciones, castigos y recompensas, lo que hizo fue coincidir con los postulados básicos del Génesis, según Moisés. El profesor vienés entendía las prohibiciones como el mecanismo que desde su interior habilita la existencia de la sociedad humana, en el mismo grado que el Dios-Páter lo hiciera, convirtiéndolas en la regla capital del paraíso, y de su posible transgresión, el principio moral de la expulsión. Esto no es casual, los libros que integran el Pentateuco y componen la primera parte de la Biblia, fueron unos de los primeros y más importantes documentos a los que tuvieron acceso los incipientes estudios etnológicos del siglo XIX. Por eso, al dejar implícita la relación entre la prohibición impuesta por el Dios-Páter de no comer de “el árbol del conocimiento” y la prohibición totémica como aparece en las primeras culturas, el psicoanálisis convirtió el viejo mito de la expulsión en fundamento del génesis histórico del hombre. Ese mítico fin de un orden primario, ¿pudiera ser entendido como la disolución histórica de la Fratria original? ¿Fueron Adán y Eva alegorías bíblicas de la primera formación étnica que habitara sobre la tierra? ¿Es acaso Adán el símbolo del primer hombre lesionado por el conocimiento y el mitológico punto de partida de la larga herencia filogenética? En la comunidad primitiva la prohibición obligaba a una sexualidad exogámica que le impedía proliferar en el interior del grupo parental, la cual buscaba preservar las identidades de padres, hijos y hermanos comunales, concebidos más allá de los lazos filogenéticos. Y los preservará del mismo modo que más tarde la familia de orientación consanguínea protegerá la identidad de sus miembros y su propia cohesión, con el rechazo a toda forma subterránea de sexualidad. Si partimos de que las primeras organizaciones sociales estaban establecidas sobre una amplia red parental, la cual involucraba, en función de la producción económica y el reparto equitativo, a todos los individuos inscritos a un mismo “árbol” totémico, la prohibición del incesto tenía un alcance universal, y su transgresión cobraba el sentido de una irreparable lesión en el corazón de la fraternidad. La definición del incesto no es un concepto inmutable, socialmente invariable, debido a que el modo de entenderlo ha cambiado según los diferentes estadios del desarrollo histórico. Por tanto, esa condena no es un postulado abstracto de la consciencia moral, porque dicha prohibición ha aparecido siempre sustentada por un medio social específico, o por un grupo étnico en particular. Por supuesto, en la Fratria, el incesto no puede ser descrito como relaciones sexuales practicadas entre padres, hijos o hermanos consanguíneos, ya que allí el vínculo estrictamente biológico no existe, o simplemente carece de valor. Por otra parte, la idea de un Padre inserto en el hecho biológico de la procreación y a quien se le asigna un rol concreto en un grupo humano, es relativamente tardía. No sólo porque al individuo primitivo le era difícil reconocer el nexo causal entre el acto de la cópula y el nacimiento de un ser ocurrido nueve meses después, sino, esencialmente, porque las relaciones originales del Padre y el hijo se adherían a un espacio eminentemente social donde mutuamente se reconocían y donde recíprocamente construían sus identidades. No obstante, el motivo original de la prohibición puede seguir teniendo una explicación freudiana: preservar a la comunidad de una sexualidad indiscriminada que aniquilaría las identidades parentales, sumergiéndola en el caos. Es muy posible que haya existido una rivalidad prehistórica en el interior de los grupos humanos antes de que llegaran a establecerse en una definida formación social, y esa rivalidad era hondamente instintiva, ya que eran esos mismos instintos los que conducían al macho y a la hembra al apareamiento y a la tarea común de la supervivencia. Y esas características ancestrales eran recordadas por la cultura de la prohibición en tiempos fraternos. Aunque en su disposición más precisa, la condena universal del incesto estaba dirigida a evitar el apareamiento en el interior de la comunidad, debido a que crearía grupos que, inicialmente fundados por la atracción sexual y la necesidad instintiva de la reproducción, atomizarían la vida comunal y terminarían por establecerse como pequeños núcleos de economías y vidas independientes. Obviamente para que esto sucediera tenía que morir la cultura totémica y sus arcanos dioses tribales. Entonces, ¿bajo qué condiciones se sitúa la contradicción histórica que desintegró la antigua comunidad fraternal y determinó el surgimiento de las familias consanguíneas, las cuales auspiciaban las relaciones sexuales dentro de un mismo grupo? La primera forma de propiedad privada, socialmente instituida, fue erigida por la familia de alineación consanguínea, que por un lado se reticuló sobre sí misma frente a la sociedad, en su calidad de propiedad exclusiva del Páter-familia, quien convirtió la riqueza, la mujer y los hijos en patrimonio, y por el otro, creó las variantes de organización familiar sindiásmicas y monogámicas como hoy las conocemos. Aunque para esto último tuvo que trasvalorar el significado original de la prohibición del incesto, imponiéndosela al hijo, quien de su antigua condición de hijo libre y universal de la comunidad, se vio reducido al estrecho recinto de la ley paterna y la Propiedad, las cuales serían a su vez legitimadas por una moral abstracta y un nuevo orden sociocultural. El fin de la organización fraterna trajo inevitablemente consigo la abducción de la Madre y la ruina del hijo. Cuando esto ocurrió fue que las figuras del Padre y el hijo se volvieron antagónicas y apareció, reclamando su sitio en la historia de la cultura, la neurosis edípica. ¿Pudiera ser comprendida dicha neurosis como una consecuencia en estricto de un largo proceso de desnaturalización de la condición humana, provocado por la fractura de las relaciones originales del hombre con la naturaleza, que condujera al fin del universo totémico y de las reglas que regían allí el parentesco, los roles de la sexualidad, la producción económica y el reparto equitativo de la riqueza? Lo cierto es que Edipo nació en un momento histórico que el etnólogo Malinowski situaba en tiempos de la aparición del régimen patriarcal. La insurrección de Edipo contra la familia consanguínea, y el carácter abiertamente neurótico que ese enfrentamiento posee, no pueden ser separados de esta circunstancia. De lo que se desprende que el conflicto no está dado a-históricamente entre el hijo y el Padre ancestral, el conflicto tiene lugar en el momento específico en que entran en contradicción las leyes del desarrollo y el antiguo estatus fraternal de la comunidad: el efecto aniquilador que sobre ésta tuvo la aparición de las primeras formas de propiedad, las nuevas relaciones de producción y la atomización social derivada por el interés sexual y económico de los grupos en particular. Como observa H. Marcuse, aquello que Freud llamara “el Principio de la Realidad” no es una entidad inmutable, concebida como una categoría abstracta desprovista de historicidad, debido a que lo real se encuentra sometido al incesante cambio y transformación que le imponen los estadios del desarrollo, adscritos a los diferentes modos de producción. De esta manera, el profesor de la Escuela de Frankfurt propuso una corrección al pensamiento freudiano que quedó definida como “el Principio de actuación”, el cual partía del principio cardinalmente activo que describe la actitud volitiva del hombre con respecto a la realidad, quien la rehace al entregarle una determinada configuración histórica. Del mismo modo que producción económica y reproducción sexual mutuamente se entrelazan en un espacio singularmente humano, a través de oposiciones dialécticas como población y consumo, todo sistema de producción contiene en su génesis una norma de reglamentación sexual. De esta manera, trabajo y sexualidad se vinculan entre sí como los pares opuestos y complementarios: si el fin inmediato de la sexualidad es el placer, la consecuencia inmediata del trabajo es traspasar el umbral de un consciente proceso de hominización que comienza por abarcar a la sexualidad, entregándole un lugar en el entramado social. Aunque a la abstracción que supone la separación arbitraria de trabajo y capital (Marx), le sucede la abstracta escisión de trabajo y sexualidad. En el mismo nivel instaurado por el régimen de la propiedad en que el trabajo se aliena y se des-hominiza, la sexualidad pierde, a su vez, su hominicidad para dejar de ser gratificante. Y es en ese recinto asfixiante donde habita la consternación de Edipo y se justifican las energías anómalas de su violencia. Si, para Freud, el enfrentamiento entre el Padre y el hijo compone el binomio central del cual la historia entera depende, y para Marx, siguiendo los pasos de Hegel, naturalizar el concepto es entregarle a la naturaleza un significado conceptual que se vuelve histórico, el concepto que define la naturaleza de lo edípico no es tampoco separable de su historicidad. Es en ese terreno donde el binomio freudiano adquiere su plena connotación, porque de lo que se trata es de llegar a entender el fundamento social de ese antagonismo, y de las circunstancias objetivas que explicarían la permanente reactivación en la historia misma de dicho conflicto. Si Moisés en Génesis se encargó de injertar, al principio mitificado de la historia, la familia patriarcal a-históricamente constituida, Freud no pudo, en última instancia, ver más allá en la historia del hombre que su origen filogenético. Mientras la naturaleza de lo edípico —condenada a estar inscrita a una filogenia que articula en torno a la figura sublimada del Padre, prevaricación y Propiedad— expresa unas relaciones históricas alienadas, donde la neurosis y la religión no son otras cosas que respuestas equívocas de la consciencia a un orden del mundo enajenado. Por eso es que Edipo puede ser descrito como una conciencia desdichada que pone en evidencia una disfunción de la sociedad, la cual se proyecta como una dislexia fundamental que afecta al pensamiento, e incluso a la coordinación en sí del cuerpo social. Aquello que el pensador austríaco llamara con énfasis “el malestar de la cultura”, creada por el sentimiento de perenne embarazo que trae consigo una vida reprimida, no es que tenga su causa en la conducta edípica, sino que Edipo porta consigo los males y las culpas de la humanidad. Pero, ¿hasta qué punto sigue siendo sostenible la hipótesis de un trauma convertido en agente causal del comportamiento neurótico, y que de hecho guarda para la humanidad una lectura ético-religiosa con la noción del pecado original? En sus reflexiones sobre el psicoanálisis, Carl Jung, uno de los pioneros junto a Freud de lo que devino en llamarse “psicología profunda”, llegó a decir que lo que su propia experiencia clínica demostraba, era que no se trataba de convertir la terapia en un método que se dedicara a extraer el trauma alojado en la vida del paciente, del mismo modo en que opera un escalpelo sobre un tumor maligno. Por el contrario, lo que se debía hacer era intentar rescatar en el neurótico su historicidad, entendida como el valor que la recuperación terapéutica le asigna a la memoria, pero en un sentido primordialmente activo en cuanto creativo. Para Jung era el presente el que tenía la capacidad de reactivar la neurosis y retroalimentar los traumas; por tanto, es también desde el presente donde se decide si puede salvarse o no la personalidad psicológica, en la justa medida en que la existencia del paciente se libere de las determinaciones factuales que fijan la enfermedad a un orden abstractamente causal, que no sólo lo despoja de su responsabilidad objetiva, sino del significado teleológico de su conducta moral. Jung llegó inclusive a afirmar que si el neurótico quería curarse estaba obligado a emprender la difícil tarea de “superarse a sí mismo”. Cosa esta última que ha sido desde siglos objeto exclusivo de las religiones, y que la propia religión cristiana heredó, proponiéndonos, a partir de las predicas exaltadas de san Pablo, la necesidad de un “hombre nuevo” no concupiscente, esencialmente entregado a la práctica cultural de nuevos valores. De todos los sucesivos desgarramientos que ha padecido el individuo a lo largo del tiempo, es la separación de la existencia de su propia historicidad —el inmerecido despojo de ese contenido vital— el que más corroe la estructura de su ser. El hombre, al perder su historicidad, corre el riesgo de dejar de ser semejante a sí mismo y de ser asaltado en ese sitio, tan cercano a él, por la anomia y la ajenidad. Sin embargo, existe en el idioma alemán una palabra que otorga a la memoria una capacidad probablemente única, y que no guarda al parecer equivalencia en otro idioma. Tal palabra encierra el concepto de erinnerung. Por él lo que es recuerdo, estricta cifra que registra en el tiempo el paso indiferente de eventos, personas, fechas y lugares, se transforma en voluntad creadora; en capacidad de unir el tiempo sucesivo a un proyecto de vida dotado de máximas integraciones. Pues si la conciencia, como resultado del carácter cíclico que le confiere su condición de naturaleza, siempre termina por retornar a sí, lo hace porque no puede seguir siendo extraña a una historia que le pertenece desde el corazón de su significado, y es, también, volición unificadora del contenido de lo humano. Cuando la memoria recuperada abre por fin las puertas de su historicidad, el orden y la coherencia de la vida quedan por fin esclarecidos, y la actividad objetiva y cognoscente del individuo se despliega sobre el amplio horizonte de su propio destino. Si fuera cierta la tesis freudiana de que siempre hay un recuerdo omitido, y es el mismo inconsciente el que se esfuerza por retenerlo en las sombras, debido a que la concientización de esa experiencia inhibida podría poner en peligro el equilibrio psicológico, es cierto además que lo que debería retornar del olvido es el hombre plenamente reconstituido, donde pasado, presente y futuro serían para él sólo formas escuálidas que adopta la conciencia para relacionarse con el significado preterido de su condición natural. Existe así un fenómeno definido por Freud como conversión, el cual tiene al parecer su origen en una severa lesión que ha sufrido el sujeto psicológico, que de algún modo sufrió también la cultura, y ha provocado un área en particular de amnesia, como si las historias respectivas del individuo y la humanidad se negaran a revelarnos sus más profundos contenidos. Entonces, ¿es concomitante el pasado cultural de la humanidad, que a ratos se nos presenta como una superficie en ruinas, con la memoria arruinada del neurótico? Es en ese sentido que podrían repensarse las ruinas de Troya descubiertas para la Modernidad por Schliemann, como uno de esos espacios rotos que, en ocasiones, nos exhibe la cultura. Troya, si nos atenemos a los testimonios que nos dejara la literatura helénica, es una de las formas que adopta —¿histórica? ¿ficcional?— la mala conciencia. Si Troya realmente existió es cierto el pecado de Grecia, y sus ruinas, descubiertas hace más de un siglo, sirven para prestar testimonio de una conciencia culpable que atenazó a Occidente en el período clásico. Luego, ¿qué significado poseen los inciertos abrojos que crecen en ese paisaje abrasado? Lo que el arte de la antigüedad nos indica es que, si Ilión es la memoria espléndida que traza el periplo magnífico de Homero y la Tragedia ática, es además la memoria arruinada de las profecías culposas de Casandra, del llanto desconsolado de Príamo en la muerte de Héctor, de la cruel inmolación de la virgen Ifigenia, o del horroroso destino de Orestes, porque los conflictos que prestablece la sangre son en realidad insolubles; a la vez que componen el motivo radical de la súplica de la madre Anticlea ante Ulises, quien continuaba aferrado en los ínferos a las sombras fugitivas de sus padres: Hijo, no permanezcas más tiempo en este valle de lágrimas, asciende hacia la luz. Después de esos paisajes desolados que a ratos nos muestra la cultura, se encuentra la posibilidad de ascender al presente histórico que es, diáfanamente, el lugar excepcional donde laboran y se congregan los hombres. Por eso, si el Adán bíblico representa simbólicamente el principio de la larga herencia filogenética, Jesús de Nazaret, en cambio, es el hijo universal cuyo legado no hay que buscarlo en las obscuras raíces de la sangre, sino en el magisterio que se entrega a la reconstrucción de los lazos espirituales que se unifican en la Fratria primordial. Un hijo que pretende recuperar su antigua libertad y reencontrar, a partir de ella, al Padre universal en el terreno de los valores compartidos. Y un Padre cuyo contenido histórico no bate como un viento helado desde la sombra emblemática del Sinaí, donde se amontonan las tablas del Decálogo moral; por el contrario, su signo inconfundible es el arcoíris que asoma sobre la cima desnuda del monte Ararat, después de que fueran borradas por los torrentes del Diluvio las generaciones que engendrara Caín y sólo quedaran en pie los hijos universales de Abel. Hay en definitiva un lugar que Freud denominó con las nociones especulares de limen y umbral, en el que la conciencia se abre hacia la sospecha de una verdad largamente obliterada. Dicha verdad, como señala Lacan, no es una particular alusión al inconsciente, concebido como el romántico páramo donde moran “las secretas divinidades de la noche”, esa verdad tampoco nos anuncia la llegada del esperado príncipe de las profecías, del predestinado que habita en la mágica canasta de tradiciones que componen el vasto cosmorama de Oriente y Occidente; es en realidad una certeza mucho más humilde; una intuición más íntima. Pues lo que está llamado a retornar desde el umbral de la protoconciencia hacia la realidad, es el dolor que se aciclona en el campo ontológico —“la llama en que arde”— donde se gesta y pervive lo real, y es, además, una forma específica de sensibilidad. Edipo, esa bella figura clásica, es el portador esencial, en cuanto histórico, de ese dolor, y en él se realiza el misterio de esa encarnación. (La Constitución de Teseo) El nacimiento de la Ciudad-Estado en la antigua Grecia tiene un valor sin duda extraordinario para la historia civil y sociocultural de Occidente, aunque su origen se pierde detrás de un horizonte francamente mitológico. Los antiguos anales le asignan al rey Teseo la puesta en vigor de una constitución por la cual se erigió en Atenas una democracia política. Según la leyenda, con la Constitución de Teseo es que el antiguo espacio jurídico de las pequeñas sociedades comunales se fusionó en un espacio mucho más amplio, regulado por una ley cívica que congregaba a los ciudadanos en torno a un ágora. Esta constitución quiso entregarle al hombre la nueva condición de hijo libre y universal de la Ciudad, y fue la específica respuesta histórica con la que la Atenas clásica buscó superar los conflictos inútiles de la sangre y, a la vez, el antiguo orden totémico negado por las leyes del desarrollo. Fue la aparición de la propiedad privada lo que hizo colapsar a las arcanas hermandades, causando la división de la sociedad en clases y el desarrollo de un mercado que convirtió al dinero en la principal pieza de transacción. No obstante, el hombre griego necesitaba poder garantizar la cohesión interna de la sociedad ante las nuevas formaciones económicas emergidas, y acudió para esto a un principio universal que había estado presente en la Fratria original. Ya que todo proyecto histórico, si aspira a salvarse, debe comenzar por fortalecer aquellos principios que sustentan la mancomunidad. La democracia ateniense es la fuente institucional donde surgen por primera vez en Occidente los derechos políticos del individuo-ciudadano, prudentemente alzados frente al despotismo de los emperadores asiáticos. El nuevo orden instaurado comenzó a dejar atrás la excesiva sujeción a la tradición y al pensamiento religioso, terminando por convertir a la vida en una entidad eminentemente mundana, sustentada a través del diálogo y el reconocimiento recíproco, tal como si en la Ciudad del Ática hubiera alboreado una lograda Modernidad mediterránea. En el “capítulo de Jena”, Hegel fundamentó el origen del hombre sobre las premisas intransferiblemente históricas de sociedad, trabajo y lenguaje, pero el acceso del individuo a la realidad del presente es sólo viable si dichas premisas le permiten recuperar su responsabilidad moral, su horizonte teleológico, así como dejarlo provisto de un destino civil. En la tragedia de Antígona apreciamos la valiente defensa de los derechos y valores individuales frente a la totalidad abstracta del Estado, y es ella precisamente quien acompaña a su padre, Edipo, cuanto éste deja implícita con su llegada a Colono su última utopía, como el legado que, en la persona de Teseo, el tebano quiso dejarle a Atenas. Y es exactamente en ese lugar en que nace la Ciudad-Estado, donde se abren las puertas a la interrogación sobre el carácter todavía inconcluso de semejante legado, el cual halla su crítica más formidable en la siguiente observación de Engels: “Lo que perdió a Grecia no fue la democracia, sino un sistema esclavista que proscribía la existencia del trabajador libre”. Por tanto, la pregunta si será posible o no reconstruir para la humanidad en su conjunto la fraternidad colectiva, no sólo ha quedado inscrita en el seno de la crítica marxista al régimen de la propiedad, sino que se encuentra además ceñida al alegórico lugar donde la tradición clásica sitúa la tumba de Edipo: en el interior de los perímetros jurídicos de Atenas. Con su muerte, Edipo se libra de todos sus estigmas en la misma magnitud en que alude a su integración a una colectividad mucho más grande, hondamente vívida y gratificantemente humana. Puesto que si, según Freud, el tebano está en el comienzo más obscuro y agónico de la historia, se encuentra también señalándonos el final, pero como una ardiente tentativa —un deseo incolmado e incólume— que no acabará nunca de cerrarse. Este trabajo fue publicado previamente en la revista Destiempos, Nº 29 (http://www.destiempos.com/n29/pino.htm), marzo-abril de 2011. ** Julio Pino Miyar http://www.letralia.com/firmas/pinomiyarjulio.htm Poeta, ensayista y narrador cubano (Santa Clara, 1959). Radica en Estados Unidos desde 1987. Colabora en calidad de ensayista con prensa escrita de Cuba, Estados Unidos y América Latina. Ha sido prologuista de varios libros de literatura. Escribió las palabras del catálogo del Primer Premio Internacional de Pintura de la Bienal de La Habana de 2001. En 2003 realizó en Tel Aviv una exposición conjunta de fotos bajo el rótulo “El libro de los árboles desnudas”. En 1995 fundó en Miami la revista cultural Los Conjurados. Tiene en La Habana tres libros en proceso editorial. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Postales (extractos) Julio César Blanco Rossitto *** El resplandor de la memoria María Teresa Bravo Bañón *** Mi bendita jarochez Melania Jiménez-Reyes *** Terapia del sueño Jorge Luis Cáceres *** Patria Rodeo Plácido Pignataro Rubín *** Tres poemas Alba Trazar *** Caña hueca Ana Elena Costa Neyra *** Poemas Mariajosé Escobar Gámez *** Tres relatos Humberto Mendoza Rocha *** Poemas Mireya Zúñiga Noemí *** A la hora de la cena Eva Pérez === Postales (extractos) Julio César Blanco Rossitto ================= *** Herrumbres Esta ciudad tiene pájaros de piedra que duermen en las ventanas y árboles donde el sol deposita huevos de tormenta En las casas se detiene el tiempo practica herrumbres en las orillas del muelle Alguien dejó sus pasos retumbando en las paredes Un prócer abrigó sueños olorosos de agua Algunas tardes solíamos apaciguar el canto donde dormían las toninas después del sacrificio. *** Ciudad El polvo de los planetas durmió sobre tus ruinas Fue una noche de marinero celeste petrificado en la arena de un río que lleva al fin del mundo cuando surgiste de las aguas: serpiente de arcilla y tierra y sombra de galaxia Crecí de tus muros oxidados al sol Vine de tus miasmas de tus ventanas flotando en la tarde del arcangélico redoblar de tambores bajo el magma. *** Fotografía Estamos ahí Transeúntes abrigamos los ecos del planeta el perpetuo roce de las esferas contra el viento del espacio Alguien sonríe otros intentan sobrevivir Tú no estás Ahí amparados en otro tiempo donde las piedras parecen madurar. *** Puente Me adoleces Transfigurado doblo a hierro tu crepúsculo levantado por gaviotas inexistentes y enormes caballos blancos Desde aquí atestiguo tu imagen aletargada en el eco de las espinas que convulsionan cinturas de odalisca Te nombro Gran Sultán de las Esferas Tu cabeza flota sobre el azul como un niño confundido. *** Piedra Flotas sobre el río pez ciego del tiempo Doncellas lavaron tus márgenes donde una serpiente de sueño (cola roja cuerpo verde corona sobre la cresta) adultera la corriente Dicen que en las noches un capitán de espumas bautiza sus mástiles Roca Piedra Corazón de las aguas. *** Padre “Oigo mis huesos construir mi cuerpo”. Reynaldo Pérez Só Una tarde en los confines del lamento detenido Tú donde el abismo traza sus bordes tomaste una tijera y cortaste hojas de esperanza para alimentar a las palomas Todavía no era la hora No calentaba la corona del sol los pistilos de la aurora La arena se escapaba de tus manos como el agua como el incienso como el ladrido desesperado de un can ciego en el misterio Venías de tus instintos y tapaste el sol con un dedo. *** Historias En los ojos de la tristeza esta ciudad navega sus enseres Hojas de árboles facilitan una mágica torpeza del tiempo agotado en herrumbres de calaveras insomnes Capitanes y soldados atestiguan un osario de antiguas batallas limosas. *** Lluvia Agua de polvo de piedra extiende cristales sobre las calles que eternizan transeúntes multiplicados Tributo de linfa engorda el río arrastrando baúles y padeceres enjambres de nostalgia amarillos de eternidad cronogramas de suicidas ocres de porcelana tapices de ciegos El Gran Saurio conduce una ciudad eterna hacia un Delta equinoccial. *** Virgen La brisa de tus manos pulsa el ojo de los inocentes Intento herirme a tu costado con palabras que derramé en el sueño Eres desde el origen la ternura aromada en las flores de un laberinto que ilumina Siempre apaciguo los dolores en el manantial de tu gracia. *** Testimonio Miras desde la ventana los gigantes brazos de los árboles arropando el solar de la casa No hace frío Huele a diciembre En el closet desfallece una imagen de Sócrates que a dos tiempos rinde testimonio por las voces no repetidas el vapor de alguna sombra trasponiendo el arco de la puerta y el eco de guirnaldas suspendidas ataviadas de misterio. *** Hermanos Fuimos eso que el tiempo no desgasta por el abuso del inocente vicio de la vida Habíamos intentado ocultar lámparas en los zaguanes donde la noche rasguñaba rabipelados volcados contra las láminas del miedo agazapados entre los horcones de una casa que volaba tan ausente como un misterio tan redonda como las dudas Hoy estamos y no somos la misma huella intentada en el río que discurre desde las cuencas remotas de un diluvio absoluto. ** Julio César Blanco Rossitto http://www.letralia.com/firmas/blancorossittojuliocesar.htm Escritor venezolano (Ciudad Bolívar, 1964). Reside en Cabudare (Lara). Es ingeniero electricista de profesión. Ha publicado los poemarios El sol como por dentro (Casa de la Cultura-Ateneo Carlos Raúl Villanueva, Ciudad Bolívar, 1982), Enseres (Grupo Editorial Eclepsidra, Caracas, 2000) y Fábula del pez y la colmena (Maltiempo Editores, Barquisimeto, 2004). Textos suyos han sido incluidos en las antologías Poesía de Monagas, Bolívar y Delta Amacuro, compilada por Cipriano Fuentes (Fundarte, http://www.fundarte.gob.ve; Caracas, 1983) y El cunaguaro melancólico II (Casa de la Cultura Carlos Raúl Villanueva, Ciudad Bolívar, 2003). Ganador del Premio Municipal de Poesía Eduardo Mathías Losada (Maracaibo, 1989) por Otras maneras del despojo, de la IV Bienal de Literatura Antonio Arráiz (Barquisimeto, 2006) por De nosotros una orilla y del Premio Nacional de Literatura Freddy Hernández Álvarez (Barcelona, Anzoátegui, 2011) por Doblar el hierro. Es miembro del consejo editor de la revista Maltiempo, editada en Barquisimeto. === El resplandor de la memoria María Teresa Bravo Bañón ============= José Bravo, mi abuelo, nació en 1904 en Lorca, provincia de Murcia, en el árido sudeste español. Fue el superviviente de cinco hermanos que no sobrevivieron en su primera infancia. Historias de hambre, miseria y alpargatas. Su padre era maestro itinerante y buhonero. Parece ser que recorría haciendas y cortijos enseñando a leer a los hijos de los campesinos, aunque los capataces lo echaban porque no querían campesinos que supieran leer y escribir, era peligroso. Siempre el conocimiento ha sido liberación. En un mundo de caciques, los capataces eran el brazo ejecutor de la ley del amo y quien impedía que cualquier instrucción llegara a la mano de obra esclava que un día pudiera pensar y rebelarse. Pero a mi abuelo su padre le dejó un gran legado: el aprendizaje de una esmerada caligrafía y una ortografía perfecta, como una seña muy distinguida de cultura y conocimiento, casi únicamente patrimonio de los eruditos de entonces y los escribientes profesionales. También la base matemática adelantada, más allá de las cuatro operaciones, sino conocimientos de números enteros y racionales, así como las reglas del interés y del interés compuesto, y la resolución de problemas por la regla de tres directa e inversa. Suficiente herencia como para sobresalir como élite, en un mundo rural en que los porcentajes de analfabetismo superaban el 90%. Increíble también cuando recuerdo que todo ese bagaje lo recibió hasta los 8 años, pues esa es la edad en que se quedó huérfano. Viajaban padre e hijo con su burra Onagra, cuando una noche un fulminante ataque al corazón acabó con la vida del padre. Al amanecer, unos campesinos encontraron a José, mi abuelo, abrazado a su cadáver y casi muerto de frío. La parroquia y el consistorio se encargaron del sepelio, pero la burra Onagra, su única posesión, sirvió para pagar los gastos del entierro. Volvió a su pueblo, andando y descalzo. Desde entonces, él y su madre Simona tuvieron que sobrevivir trabajando en todo cuanto encontraban, hasta llegó a trabajar en las minas de Mazarrón y emigraron hasta Águilas, el último pueblo limítrofe con Almería. Allí fue donde cambió su vida. Ignoro quién le enseñó o cómo aprendió el alfabeto Morse que de pronto se convirtió en una pasión. Un día el destino le puso en bandeja una gran oportunidad. La Compañía Inglesa de Ferrocarriles, concesionaria de los ferrocarriles del sudeste de España, convocó una oposición para una plaza de telegrafista. Pero uno de los requisitos imprescindibles era, según la costumbre de entonces, llevar una recomendación de algún cacique local. Naturalmente mi abuelo era pobre, el hijo de Simona no tenía botas, ni zapatos, sólo alpargatas, y los “recomendados” de los caciques locales eran “gente de bota” que hubiera dicho Miguel Hernández, además él era un muchacho de tan solo 16 años y los otros pasaban la veintena. Pero José, mi abuelo, no se dejó intimidar por el rechazo y se presentó ante el tribunal de la oposición. Era una prueba pública, le invitaron a marcharse, pero él no lo hizo, se quedó en un segundo plano, empeñado en hacer la prueba, como los dos “señoritos” aceptados. Sacó su cuaderno. Empezó la caza de sonidos cortos y largos y el arte de traducirlos en palabras. Acababa antes que nadie, con diligencia, con velocidad. Un miembro del tribunal no le quitó ojo e intrigado por la perseverancia de aquel joven y su insistencia en querer eliminarse, se levantó, fue hacia él y le pidió el cuaderno. Cuando descubrió la joya de su caligrafía y ortografía perfecta y la velocidad con que había captado los mensajes —una velocidad digna de los grandes telegrafistas de los trasatlánticos, entre ellos el Titanic— se quedó estupefacto. Sin decir una palabra, lo enseñó a los eminentes miembros del tribunal de oposiciones. Deliberaron entre ellos decidiendo darle la oportunidad de examinarse. La noticia corrió como la pólvora por el pueblo, que acudió en tropel a ver cómo se jugaba el todo por el todo: o quedaba en ridículo y era el hazmerreír del pueblo, motivo para chanzas crueles, o se convertía en un héroe que demostraba ante todos que la perseverancia y la bravura eran las mejores armas para conseguir los sueños. Y pasó la prueba brillantemente. La plaza de telegrafista fue suya. Aunque ingresó como meritorio y tuvieron que pasar dos años antes de cobrar su primer sueldo como telegrafista de la Compañía Inglesa de Ferrocarriles. Aquella gesta siempre fue un modelo y un orgullo para todos nosotros, sus descendientes. Mi abuelo Bravo hizo honor a su apellido y nos abrió el camino de los sueños. Nada es imposible y siempre hay que luchar por lo que se desea A los 18 años se fugó con María, de 15, mi abuela. Desde el pueblo donde se establecieron enviaron estas fotos (http://www.letralia.com/260/articulo10.htm) a las familias, para que comprobaran el buen aspecto y lo bien que vivían ambos con el sueldo de telegrafista. Tuvieron 4 hijos, uno de ellos fue mi adorado padre. José Bravo fue un gran telegrafista y vivían bien; pero la guerra civil volvió a traerles hambre, miseria y estraperlo. La falsa acusación de una partida de estraperlo lo llevó a la cárcel de Cartagena. Dicen que lloró tanto y tanto que el falso acusador retiró los cargos ante el juez. Al día siguiente de su libertad, se volvió a reincorporar a sus trenes en la estación de Alicante, ciudad a la que se habían trasladado en 1939, cuando acabó la Guerra Civil. Mis abuelos vivían en una casa muy grande del barrio de Benalúa, en Alicante, muy cerca de la enfermería en donde en 1942, murió de tisis el poeta Miguel Hernández. Yo viví en esa casa los primeros 5 años de mi infancia. Allí convivían tres generaciones, llegué a conocer a mi bisabuela María, que era tuerta, una gran devoradora de libros, con su único ojo. También los tíos, tías y primos de mi padre y visitas familiares ocasionales que se quedaban temporadas, pues había sitio para todos. Había un gran patio, con los animales que eran mis compañeros, las tortugas, los pájaros, los conejos de indias... y hasta había jaulas de grillos que cantaban en las noches de verano. Era una gran familia y yo una niña pequeña, que entre todos iban depositando un poquito de los sueños de cada uno ellos. Una tarde hace poco, recordándolos, me di cuenta de que aquella casa de mi infancia ya estaba vacía y no quedaba ninguno, solo mi madre con 82 años. Los busqué y busqué, emocionada y llorando, en las cosas pequeñas que me llegaban: desde el queso de bola que me daba mi abuela, hasta los vestidos almidonados que me había cosido y bordado mi madre; la mano de mi tía y el cariño de todos. Me di cuenta de que estaban en mí, yo era un poco de todos ellos, y es entonces cuando les escribí este poema. El resplandor de la memoria En esta casa en donde la orfandad se multiplica a la velocidad de vértigo llevo tanto tiempo buscando vuestro amor, tan sencillo, tan cotidiano, en la pura ternura de las cosas. ¡Oh, luz de la memoria! —tesoro de los gestos minúsculos— ¡Os he encontrado en el espejo: soy yo misma! Vosotros me llenasteis de amor y de esperanza, por eso siempre seré una mujer creyendo en la bienaventuranza de los hombres. ** María Teresa Bravo Bañón http://www.letralia.com/firmas/bravobanonmariateresa.htm Docente y escritora española (Alicante, 1954). Reside en Tarragona y es maestra de enseñanza primaria. Antóloga de poesía universal, dinamizadora de bibliotecas escolares e institutos para el fomento de la lectura y la poesía como vivencia existencial. Fue coordinadora de la revista literaria Generación. Imparte talleres de creatividad literaria y divulgación de la poesía en el Instituto de Ciencias de la Educación (http://www.ice.urv.cat). Colaboradora de numerosas revistas literarias y pedagógicas como WebIslam (http://www.webislam.com) e Isla Negra (http://isla_negra.zoomblog.com), entre otras. Ha publicado los poemarios Sombras de la razón (Colección Ibn Gabirol, Málaga, 1981), Entre las crines del viento (Editorial Salobe, Málaga, 1984), Liturgias del crepúsculo (Pliegos del Crotalón, Colección de Víctor Infantes, 1985) e Invitación a la metáfora (Editorial Málaga; Marruecos, 2005). Muestras de su trabajo se pueden leer en su página web, http://www.espaniflac.bravehost.com/bravobanon.html. === Mi bendita jarochez Melania Jiménez-Reyes ======================== *** Ancestral ¿Quién lo ha podido hacer, integrar tiempo y espacio, a fuego suave, despacio, y lograr un nuevo ser? A mí me tocó nacer en tierra que fuera olmeca, y totonaca y huasteca. Culturas de propia luz que habitaron Veracruz, aún no está su sangre seca. Ciudades monumentales, esas caritas sonrientes que a veces muestran dos dientes y cabezas colosales. Sus vestigios ancestrales me recuerdan que estoy viva que no voy a la deriva que formo parte de un verso que llamamos universo como atómica cautiva. *** Mujeres Mujer india, en ti me veo, sintiendo un amor sin par por el que vino del mar, tú eres presa, él tu reo. Y de ese ardiente deseo uno de tus dioses quiso, porque así era preciso, que encarnara la simiente y con tu cuerpo y tu mente has dado vida a un mestizo. Y también me veo en ti, llegando a tierras extrañas y trayendo en las entrañas mil capullos de alelí. Tienes la piel negra, sí, y no quisieras querer noches de amor y placer con el que de España vino, pero intuyes que es tu sino y un mulato ha de nacer. Entenderte yo lo intento criolla de intensa mirada, en propia red atrapada, escondiendo un sentimiento. Tus dudas son el tormento que entorpece tu destino. ¿Consideras desatino, amar al indio orgulloso o al negro tan musculoso? Vencerá el amor genuino. *** Mi canto Sangre mestiza y mulata siento correr por mi vena, tiñe mi cara morena, diseña esta nariz chata. Mezcla de razas delata (creo que fueran más de tres). Que el tiempo resulte juez de ese biológico examen y que los genes proclamen mi bendita jarochez. ** Melania Jiménez-Reyes http://www.letralia.com/firmas/jimenez-reyesmelania.htm Escritora mexicana (Tlacotalpan, Veracruz, 1951). Es doctora en ciencias y se dedica a la investigación científica. Escribe en prosa y en verso. Se ha presentado como declamadora en programas de radio, en encuentros y en festivales y ha sido finalista en un par de concursos de décimas. En 2006 grabó un disco declamando sus décimas, en 2008 publicó un libro de décimas y actualmente se halla preparando un segundo libro. === Terapia del sueño Jorge Luis Cáceres ============================= —Usted dijo que nunca más iba a suceder, que las pesadillas se irían si seguía al pie de la letra el tratamiento que me indicó. Dijo también que lograría dormir una noche entera sin desvelarme y sin despertar precipitado en horas de la madrugada. Si me he atrevido a ingresar de esta manera a su consulta, Doctor, es porque no aguanto, por más tiempo, estar despierto; debo dormir, necesito descansar, pero no puedo debido al miedo que siento en cuanto cierro los ojos. No crea que no he intentado todo lo que usted me ha indicado, desde tomar las píldoras que me recetó a las horas precisas, hasta inscribirme en clases de yoga y meditación para canalizar mi energía. Acudí también a un centro especializado en relaciones personales para conseguir una cita con alguna chica o relacionarme con otras personas, tal como usted me sugirió en la última consulta, pero nada ha dado resultado. Sólo he conseguido relacionarme con una maniaca que me persigue, que constantemente me acosa con palabras de amor que descubro cada día en mi contestador telefónico, y que, para colmo, se ha inscrito en las clases de yoga y meditación que yo frecuentaba. Por esa razón, abandoné las clases de la misma forma que abandono todo lo que empiezo. Debo confesar que, la primera vez que entré en su consultorio, sentí que usted era el hombre indicado para resolver mi problema. En cuanto miré uno de sus libreros y descubrí mi primera novela en una de sus estanterías, creí haber encontrado a la persona que entendería mis preocupaciones, alguien con quien hablaría sin tapujos sobre cualquier tema. ¿De esto hace cuánto tiempo, Doctor?, ¡cinco, seis años! y aún sigo, todos los meses, acudiendo a su consulta para que me cure. Tal vez nuestra relación se ha convertido en una costumbre, una muy mala costumbre, desde que usted me ayudó a resolver el final de mi segunda novela. Digo que es una mala costumbre porque cada mes malgasto mi dinero en su consulta sólo para encontrar más preguntas que respuestas a mi problema. Creo que usted se ha conformado con verme mal, con verme acabado, y en parte le comprendo, porque es con mi dinero con el que se paga la gran vida que lleva. Me tiene chantajeado, porque una miserable vez me sugirió un final para mi novela y yo lo acepté de buen agrado confiando en su buena fe. Para que lo sepa, Doctor, llevo escritos cuatro libros sin su ayuda; bueno, tal vez, con una mínima y simple idea, me ayudó en mi segundo libro. Ahora que lo recuerdo, creo que fue en el tercer capítulo. Me encontraba estancado y durante días no supe cómo continuar con el relato, su idea me ayudó a superar la hoja en blanco que tenía en frente y también le dio título a mi obra: “Los perversos sueños del nunca jamás”. La verdad es que no hemos vuelto a conversar sobre ese tema y viéndolo de este modo, ahora ya le debo una idea y un libro, y creo que de seguir con esta conversación, le deberé toda mi obra literaria a un simple terapeuta del sueño. —¿Y entonces, a qué le tiene tanto miedo? —A cerrar los ojos para siempre y a ser olvidado. Recuerda el sueño que le he contado en cada sesión, aquel que me desvela todas las noches. —Sí, claro que sí, pero refrésqueme la memoria. ¿De qué va el sueño? —En mi sueño, yo puedo ser cualquier persona a la que admiro, sea escritor, músico o actor. Últimamente, sueño que soy Ian Curtis, vocalista de Joy Division. Me ha dado por recopilar toda su discografía, hasta me he leído su biografía, la cual está escrita por su propia viuda. La mitad de las cosas ahí narradas me parecen exageradas. Curtis era un tipo depresivo, con problemas, como todos; pero, lo que me atrae de él, es su personalidad autodestructiva, que al final, lo convirtió en un mito. La carne y el hueso, Doctor, pueden podrirse, pero lo importante es labrarse un nombre que perdure por sobre el tiempo. —¿Y entonces, qué le inquieta de su sueño? —Lo que me inquieta, Doctor, es que cuando yo soy Ian Curtis y muero, todo lo que he logrado se convierte en polvo. Nada de lo que hice en vida se recuerda y todo se pierde en el olvido. Lo mismo ocurre en mis anteriores sueños cuando soy: Andrés Caicedo o Heath Ledger o Rozz Williams o Kurt Cobain. Lo único que cambia, cuando soy todos ellos, es la ridícula forma como enfrento la vida y la maravillosa forma como enfrento a la muerte; pero al final, nunca encuentro la recompensa que da el reconocimiento de las masas. Me siento desahuciado, Doctor, y es que ahora he comenzado a escribir una nueva novela, la cual no logra superar la primera página. He pensado una posible interpretación para mi sueño: creo que el cambio de rostro significa inestabilidad o que no me siento seguro de mí mismo o que no estoy conforme con mi apariencia. Las vidas breves y apasionadas que tomo prestadas en mis sueños, pueden ser las vidas de mis héroes modernos y decadentes, que tanto me hacen soñar y su muerte es, tal vez, el camino que tanto busco hacia la inmortalidad. —¿Y ha probado ser usted mismo en sus sueños, señor Echamendi? —No, Doctor, porque de hacerlo, entonces deberé morir y tengo miedo de que al morir, mi obra y mi nombre se pierdan conmigo para siempre. —Entonces lo mejor será vernos el próximo mes. ** Jorge Luis Cáceres http://www.letralia.com/firmas/caceresjorgeluis.htm Escritor ecuatoriano (Quito, 1982). Es graduado en leyes por la Universidad Internacional del Ecuador (http://www.uide.edu.ec) y tiene una maestría en criminología y ejecución penal por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB, http://www.uab.es). Ha escrito los libros de cuentos Desde las sombras (Ediciones El Conejo, Quito, 2007) y La flor del frío (Ediciones El Conejo, Quito, 2009). Como antologador preparó una muestra electrónica de narradores contemporáneos ecuatorianos para la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx) bajo el título Lo que haremos cuando la ficción se agote (Punto en Línea, México, 2011). Ha sido incluido en la antología binacional contemporánea peruano-ecuatoriana de cuento El desafío de lo imaginario (Lima, 2011). Varios de sus textos han sido publicados en revistas y suplementos impresos y virtuales de México, Perú, Venezuela, Argentina y Chile, como Punto en Línea (http://www.puntoenlinea.unam.mx; Unam), El Otro Cielo (http://www.otrocielo.com), Los Poetas del 5 (http://www.lospoetasdelcinco.cl), entre otras. Ha colaborado como conductor del segmento cultural El Círculo Imperfecto de Radio La Luna (http://www.radiolaluna.com). Obtuvo la beca Maec-Aecid (2009-2010) otorgada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid, http://www.aecid.es). También estudió escritura creativa en el Laboratorio de Escritura (http://laboratoriodeescritura.com) de Barcelona, España. === Patria Rodeo Plácido Pignataro Rubín ============================= *** Código Procesal Penal Sagrado Corazón de Jesús por ti las puñaladas y los balazos. Por ti el calvario del pueblo cuyo único mandamiento es derramar su sangre. *** “Dejad toda esperanza” No podrás escapar. Guardia infatigable. Evangelio del carnicero. Sudor frío en los molares. Canto de gallo con olor a pólvora. Mañana que engendra hielo. Presos saqueando el cadáver. No podrás escapar. Tú y yo, sombra que pretendes alejarte, nunca tendremos consuelo. *** Calabozo Tiemblo cuando se acercan, cuando siento el golpe frío. En la oscuridad del calabozo hieren los luceros. *** Pabellón Me entrego a la última batida donde las pistolas mueren con estertores de luz. *** Patio Unos cuantos cadáveres tirados en el piso esperan ser besados. Bajo la displicente mirada judicial madres absortas no reconocen a sus hijos. *** Morgue La comunión del chuzo con tu carne, jornada tras jornada, no hace mella. Hermoso tu cuerpo. Hermoso el chuzo en tus heridas, de las que no mana sangre, sino éter y un cirio. *** República Un pueblo que ha extraviado la piedad apaga cigarrillos en su pecho, golpea su cabeza contra el agua, electrifica sus genitales. Un pueblo que ha extraviado la piedad se convierte en verdugo. Ningún tormento le complace. ** Plácido Pignataro Rubín http://www.letralia.com/firmas/pignatarorubinplacido.htm Escritor y periodista venezolano (Caracas, 1977). Es licenciado en comunicación social por la Universidad Santa María (USM, http://www.usm.edu.ve). === Tres poemas Alba Trazar ========================================== *** Raza campesina Es el amanecer y, al blanco río, llega el viento que baja la montaña; como niños que juegan en el trigo, corre la luz del sol a la mañana. Abren los campesinos en la tierra los surcos de la vid y de la vida, espiga y pan y flor de blanca viña, es la mujer la tierra amanecida. Es la savia del hombre que la habita, fecunda la tierra en su raíz viva, en las rosas abiertas de los senos, que nutren a la raza campesina. Canta la tarde una canción de niños, en la oración los olmos susurrantes, entre la piedra silencioso el río busca los pechos de la ría madre. Los pájaros del viento tejen nidos cincelan cuencas en el espacio azul y cuelgan desde el cielo florecidos los dorados racimos de la luz. La Tierra y Hombre y Mujer, montaña y río... La misma arteria de la sangre pura que alimenta la entraña, con sus hijos y en panales de miel nutre la vida, la simiente que Dios ha bendecido. *** Alfonsina amada Dedicado a Alfonsina Storni Tus rosas, Alfonsina Amada, tus sublimes rosas, donde el alma tuya florecía blanca. ¡Blanca! No tuvo la Tierra un rosal como el que tu alma celosa guardara. Y no tuvo ¡rosa más pura, más blanca! ¡como blanca y pura la rosa de tu alma! Alfonsina Amada, ¿Qué rosal ocultaba el mar? Que fuiste con alas de nácar ¡anhelante! A cortar la rosa más negra y fatal. Alfonsina Amada, entre resplandores celestes, del cielo contemplando estás. ¡Este mar que amaste y cantara tu alma en tu poesía inmortal! ¡Alfonsina Amada! Al nacer tú, una aurora susurró a la brisa alada: —Ved, y cortad rosas en los florecidos valles del mar ¡y en conchas de plata recoged las rosas más blancas! Que la niña tiene en sus pupilas castas, ¡dos rosas de mar! Alfonsina Amada ¡qué blanco rosal se cubrió de rosas, que Tú nos dejaras para ir a cortar! (del libro Luz de estrellas) *** Niños Los días de mi vida tienen nombre. Un nombre amado, sin límites, sin cielo. Un nombre que pronuncio en mi desvelo; está cerca, está lejos... ¡Niños! ¡Niños! ¡Oh! No alcanza el corazón para este amor inmenso. Qué no diera por no ver sombras en sus rostros angélicos; por volcar en sus almas, un puñado de trinos y tornarlos alegres, y secar con un pétalo, de sus ojos, el río. ¿Por qué lloran los niños? Por qué, un llanto más allá de sus fuerzas los quebranta, y les dobla la frente, en un gesto de olvido. Y se van... como sombras, por un largo sendero. Y de pronto se vuelven, como fieras, heridos. El adulto se asombra, ajusticia, a ese joven que equivocó el camino. Es muy tierno el capullo, está solo... Un umbral es la cuna. ¡Una madre perdida... ha dejado su sangre que se agosta en la vida! Ved, aquél, que sus manos en plegaria se elevan. No, no reza ¡por un pan que no come hasta el cielo protestan! Y allí están, con la mano extendida... —La limosna, señor... Una flor que se corta, y temprano marchita. ¡No los ven, se arrinconan! Temerosos, huidizos. Un regazo muy tibio, un regazo... sí, para un lirio dormido. ¡Para un niño con frío! Dónde tienen el alma los que siembran de muerte paisajes de delirio. ¡No los ven! ¡No les parte la entraña el grito de esa carne que se abre como flor de martirio! Los días de mi vida tienen nombre ¡Niños!... ¡Niños! (del libro Luz de estrellas) ** Alba Trazar http://www.letralia.com/firmas/trazaralba.htm Escritora argentina (Morón, Argentina, 1925-2008). Fue miembro de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires (http://sepescritores.zoomblog.com), con la que participó en numerosos actos con sus poemas y audiovisuales. Publicó los poemarios Luz de estrellas (1976), Paisajes de luz y cielo (2004) y Río de amor (2007). Dejó la obra póstuma El cántaro (2008) y materiales inéditos. === Caña hueca Ana Elena Costa Neyra ================================= Para Leonardo En la profundidad de la noche formas brillantes invaden la obscuridad y cual grandioso animal colonial hundido en la penumbra surges desde el marco de mi puerta. Me miras y sonríes, travieso pilar en llamas, encendido, radiante. Caminas como una luciérnaga en gracia que danza alrededor de la nada. Te miro asustada. Tu insomnio es ahora mío. Cierras los ojos y sonríes. Tu mirada inflamada ve hacia lo eterno. Tu instinto puro practica la enseñanza del silencio. Eres lo que eres, un soplo que me lleva hacia una quietud sin deseos. Me levanto, me acerco y te observo, pequeño cerro blanco. Volteo y ya no estás. Fluyes como el canto sigiloso del jilguero, tu risa cautivó mi corazón al punto que mi tristeza se eclipsó y nació el crepúsculo. Lejos de este nido, por primera vez, el resplandor lo cubrió todo y es tu cuerpo el que crea un universo que encierra el caos. Pequeño escriba de la palabra, liberas la esclavitud de mi memoria y cortas con tu espada el hilo circular del tiempo. Rendido descansas en mis brazos y alguna parte tuya recorre un lejano lugar del mundo y con tus sueños reconstruyes esta creación leve. Y a veces —cuando noctámbulo despiertas— te quedas mudo cual sagrado espectador de piedra. Te miro desde la noche, piedrecita recogida, resplandeciente como una luz diamante, dulce guerrero autóctono, erguido como tallo de yerba, ser instintivo que vuela como el cóndor emancipado mirando al pie de la hondonada, pequeña sabiduría que envuelto en frazadas y llevo lejos de este infierno. Huyamos de este hosco confinamiento, crucemos juntos translúcido este velo. A lo lejos me llamas con un lenguaje primitivo que traductora interpreto, alma vieja que la oscuridad materna oculta su esencia, plenitud humana bajo el hechizo materno, visión asombrosa de una señora dormida, bruma entre nubes, viento frío que se aleja, lluvia que toca las mañanas y sobre los charcos, como la tierra, flotan los pétalos blancos de tantas quimeras, ceguera de un tiempo sin contrastes en donde sólo ingresa el descanso. Despierta, respira, que ahí afuera se oye un silbido de aire largo, rumor hondo sobre la quena. Escucha —le digo, y entre frondosos juncos una canción se eleva en silencio dibujando un largo camino. Me miras —lo peor ya ha pasado—, un soplo, aliento puro, pasto fresco. Hueles esa misteriosa fragancia que penetra desde algún acantilado. Volver a recuperar el sueño —nuestra eterna búsqueda—, me recuesto a tu lado para que las pesadillas no revuelvan tus agrietadas noches, ni despiertes a la orilla de un precipicio en bruma. Desierto sin final, falda misma de la condena, huida de mi propio pensamiento. Y cuando intento —necia— reconstruir un sentimiento viejo (Esa torpe necesidad que tenemos nosotras). Ese aciago momento que nunca olvido, ese inocente instante ahora caído. Tú lo consumes en un horno de arcilla, en un fuego incandescente, me liberas de una muerte fría, incendias el tiempo hueco y contemplas impávido, sobre el alba, la destrucción sin huellas. Recogido este rastro mudo escribiré en el aire una historia que no se deja ver en el papel. Huella incolora, palabra que se revela sin voz, tertulia de silencios, inspiración callada. Todo se disolverá sin límites de tiempo como el desplome del último giro cansado de una rueca. Debajo de tus ojos, una lágrima rondará calmosa tu mejilla, se escurrirá, humedecerá tus labios y se perderá bajo un hondo surco de río. Dormido, despierto tus latidos, palpitarán infinitos. Adagio lento y reservado, ánima honda de la fuerza. Podría pretender que ya no existo, hacerte creer que no siento en esta cárcel de piel y huesos y hacerme ausente en un segundo rendido, destruir el muro de voces y conciertos que tañe cada soplo de esta urbe inerte. Pero me quedo quieta como una vela encendida que se apaga triste en esta noche, que brilla tenue y se sacude entre las sombras como una vaga transparencia muerta. ¿No es el cuerpo el único que soporta el estremecimiento del alma? Me libraré de ansias y deseos imperfectos. Seré como una quena hecha de caña hueca sonora honda y simple para que tu íntimo aliento arranque notas que invadan este mundo imperfecto. Sonarás como el viento que esparce una fragancia blanda, atento, sigiloso, silbando entre el follaje. Gorgoteo lento lleno de abundancia que juega con las sombras en un sueño asombroso. Una guerra fría donde la paz cansada se duerme oyendo la tormenta. Una noche de incienso, una estrella sedienta, la tierra que en su encierro cultiva llanto. La niebla noctámbula entre húmeda y fría cubierta de sueño se levanta. Arropado de quietud, tus ojos como espejo reflejan la noche. Abismo hondo, mirada de Sirio nocturno. Aturdes mi entendimiento, ardes en llamas, siglos de memoria, historias sin fin y sin nombre, leyendas de pueblos perdidos que en la cordillera quedan entretejidos colgando a lo lejos. Tú me despiertas, llamado de libertad, danza que retumba en honda ceremonia. Tu nombre, grito de oración dirigido al fuego, despertar del sol, poder vibrante, niebla del engaño destruida bajo mis ojos. Tú naciste como el cosmos sosegado, extraordinario, infinito. Transformaste este espacio vacío en un lugarcito eterno y una fortaleza creció lento con tu nombre. Eres el punto en donde empieza todo lo que existe. Apareces y desapareces inagotable, conocedor de un tiempo imaginario. Me liberaste de viejas memorias, convocaste ritos con tus manos. Sentimiento más allá del Espíritu de la muerte. Me he fugado del centro de mi existencia para vivir oculta en un mundo que entra en tu garganta. Todavía tus labios no me hablan, sólo tus ojos curiosos pactan mi rumbo revelado. Tus dedos no me abandonan. Tus dedos nunca me sueltan. Tus dedos se apoderan de mi fuerza y sujetan mis sentidos y quizás algún Dios convocó este hechizo porque tu pequeñez dormida se ha convertido en una experiencia luminosa que domina mi voluntad al punto que esta cayana vacía ya no piensa. Y si tu sosegada turbulencia anticipando su reino mudo fundó este rinconcito tibio. Acostado junto al calor de tu cuerpo susurro melodiosos cantos. Murmullos mágicos, íntimos y profundos se oyen a lo lejos. Detrás de este velo, cansado del incesante vagabundeo. Tu rostro reposado, plácido de recuerdos descansa. En nuestra soledad, embriagada de ilusiones, mi ser salvaje vigila tu cuerpo de las sombras. Mis ojos ya sin párpados observan tu rostro reposado. Tus manos liberan el silencio limpio y quieto y cuando te acompaño, en mi rendición, vacía de mí, veo un jardín lleno de flores. ** Ana Elena Costa Neyra http://www.letralia.com/firmas/costaneyraanaelena.htm Escritora peruana (Lima, 1978). Bachiller en literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe), con estudios en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP, http://www.pucp.edu.pe). Estudia una maestría en filosofía con mención en historia de la filosofía. Trabaja en la revista Soy Mamá y Mujer, Mamagazine. Es editora de la publicación mensual Participación y Cultura, revista mensual de la Cámara de Comercio de Lince. También trabaja como docente en el Instituto Técnico de Administración de Empresas (Itae, http://www.itae.edu.pe) y en el Centro de Estudios e Investigación para el Desarrollo Nacional (Ceiden). Algunos de sus ensayos y ponencias han sido publicados por revistas de investigación literaria. === Poemas Mariajosé Escobar Gámez =================================== Esta noche he sido devorada por el espejo mi realidad en negativo se hace transparente entro en una casa poblada habitada por ellos en cada uno el reflejo se hace fragmentario es hondo insondable Puedo caer dentro del reflejo y ser transportada a otro y a otro en donde soy una múltiple-caleidoscópica Las formas que devuelven los espejos son disímiles ante ellas el grito surge pero nada se oye y soy varias y una u n a e n p e d a z o s en la casa de los espejos. *** Alumbramiento En su vientre están contenidas las fuerzas dormidas que durante el día pugnan por salir Ella las olvida de vez en cuando en un silencio una voz y nada más Acostada en la cama sus manos a cada lado del vientre y de pronto lo hala lo desgarra y todo surge Un torbellino de crisálidas amorfas de sombras antropófagas y caballos de mar deformes vuelta tras vuelta tras vuelta tras vuelta tras vuelta Ella manjar sangrante de monstruos nocturnos Luego se para y descorre las persianas === Dormía, se acercaba la medianoche. En mis ojos estaba la bruma. Esa que se forma tras el caer: dormía. De pronto una serpiente alada salió por mi boca, me enroscó. De mi ombligo surgió un árbol, pleno de manzanas que, durante el paso de la noche, crecieron y se maduraron. De mis oídos crecieron un par de arbustos espinosos, que me rodearon. Una de las manzanas del árbol cayó en mi estómago. Y yo sentí que todo había empezado, un calor que se expandía desde mi vientre a todo mi cuerpo, un calor que al llegar a mis manos las helaba. De mis venas nacieron sombras que se esparcieron recortadas por todo el cuarto, pero no les presté atención. Las semillas de la manzana cayeron en mis senos, y una niña se arrulló en ellos y se quedó dormida. Con las luces de la mañana, todo seguía allí. Hasta la niña, con sus ojos tranquilos, interrogantes. La tomé en mis brazos y se deshizo en polvo. === De puntillas me asomo a la grieta florida del insomnio magma de barro hecho cenizas Abrazar la hoguera cada noche hasta que mi piel calcinada se acrisole Derramar un poco de alcohol para los muertos convocarlos con el canto explorar la grieta y ver cara a cara cara y cruz al insomnio con sus flores sangradas === tú habitante crepuscular que vives en mí calladito Enróscate en mis ojos multiplícate vibra pero no te muestres *** La antesala Una mano sobre el espejo testigo silente del día a día ese que duerme gran ojo despierto pero si lo toco me es más cercano menos hostil hueco acuoso testigo mudo ¿Acaso es Él lo cierto? o la realidad anda dormida por zaguanes desperdigados en la memoria el ojo se metamorfosea se invierte o la que cambia soy yo al tocarlo el espejo vomita o vomito yo sobre la conciencia algo muerto Sangre fluvial plagada de peces dormidos en el vestíbulo Mi mano se hunde paso de un zaguán a otro ando descalza pisando peces podridos pegajosos triste antesala de eso que Es *** Queda la sed En mi lengua hoy se desnuda un alacrán en mi pie la orquídea contraparte de la ponzoña Con la vista trato de fijar la realidad a la que quiero atarme aquel poste esa calle ese niño llorando y su madre aquel carro y la moto y la señora que lleva pan cuadro tras cuadro una línea tras otra pero el boceto interior queda borrado no logro aprehenderlo En el horizonte matinal he buscado la hebra que me lleve al reflejo la permanencia Ha transcurrido el día queda la sed *** Esperas Algo de noche tienen tus alas algo de ráfagas tus pezuñas silente me miras desde la ventana Algo de calor hay en tus huesos y hasta de fiebre se diría Siento como mía tu pústula la herida abierta Siento como mía la espina en tu ojo sangrante la cicatriz la carne viva esa que se abre cada noche que no cesa de torturarnos Silente me miras desde la ventana allí estás dispuesta a ser mi alteridad a ser esa contraparte doliente febril antropófaga Con la noche en tus alas merodeando mi espacio nocturno Con ráfagas en tus pezuñas arañándome la cara con tu mirada fiera me miras desde la ventana y esperas ** Mariajosé Escobar Gámez http://www.letralia.com/firmas/escobargamezmariajose.htm Escritora venezolana (Caracas, 1986). Licenciada en letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) y cursante del pregrado de psicología en la misma casa de estudios. Entre 2003 y 2005 formó parte del Circuito Liceísta de las Letras. Ha participado en diversos talleres de poesía y de promoción de lectura, así como también en recitales. Participó en las bienales “Ramón Palomares” y “Juan Beroes” (2005). Dictó el taller de poesía “Sembrando poemas” en Sanare (Lara). Miembro del colectivo “Los Fulanos Esos”, que dicta talleres en comunidades, organiza recitales, murales, cuentacuentos y demás actividades culturales. Mantiene un blog literario en http://lagrietafloridadelinsomnio.blogspot.com. === Tres relatos Humberto Mendoza Rocha ============================== *** Alfonsito Nunca te fíes de una mujer que te mete prisa para que te corras. No te quiere, lo prometo. Y menos cuando lo hace exagerando los jadeos o cuando intenta provocar el orgasmo susurrando cosas a tu oído con voz de puta, o de niña. Si la muy zorra hace eso, puedes apostar tu quincena a que no te quiere. Alfonsito, mi interlocutor, no habla demasiado. Quizá porque ha llegado muy cansado a casa, o porque solo tiene cuatro años. Creo que me ha pedido un consejo amoroso, algo así, el chamaco no vocaliza bien del todo, yo voy por la quinta cuba y la realidad es cada vez más apestosa. Hay poco que saber sobre las mujeres: No hay mujeres feas, Alfonsito, todas tienen algo profundamente femenino que las hace deseables. Casi todas ya saben que si quieren que un tipo se pase la vida detrás de ellas no deben corresponderle del todo. Pero las muy tontas acaban haciéndolo, sobre todo aquellas que dicen: “No me quiero enamorar de ti”. Las mujeres que dicen eso necesitan desesperadamente amar y ser amadas, entregarse a un cuerpo diferente que las proteja y les otorgue un valor y un significado que no poseen. Debes saber también que la inmensa mayoría no se enamoran de ti, sino de la idea que deciden tener de ti. Alfonsito, ¿has entendido eso? Es importante porque podemos caer en la tentación de pensar que nos quieren, cuando lo único que aman es la imagen que se han hecho de nosotros. Una extraña mezcla entre sus carencias y otras cosas que no sería bueno que te dijera. Eso responde muchas preguntas cuando todo acaba y te revuelcas en la autocompasión. Alfonsito no parecía mostrarse muy interesado, probablemente todo esto ya lo sabía. Pero cuando le dije aquello de que meter prisas era para zorras, el chico me miró como si la señal de la tele se hubiera ido justo antes de que empezara Bob Esponja. Ahora si me prestaba atención. Sí, Alfonsito, la que te quiera aguantará estoica todos tus tropiezos aunque intuya que estás pensando en otra para irte y no regresar. No hay más, aguantará lo que tenga que aguantar porque la imagen que se ha hecho de ti compensa la espera. Al final tendrás que tomar una decisión entre desearla o vivir con ella, hay quienes dicen que va contra la naturaleza desear algo que tienes, aunque ni siquiera te merezcas ese algo. Si decides vivir con ella hazlo, pero solo mientras sepas que ni la muchacha mas buena de “clase” logrará que renuncies a resolver el enigma morboso de una desconocida. La convivencia es criminal porque mata el misterio. No hay criatura lo suficientemente fascinante sobre la tierra que no se desinfle bajo la bruma cotidiana de los besos que se dan antes del desayuno; ni desconocida lo suficientemente vulgar para que no despierte un cosquilleo de curiosidad en ti. Ay, Alfonsito, sé que todo esto lo aprenderás más tarde. Además, no siempre fue así y puede que tú tengas más suerte. El hombre que realmente soy nunca ha seducido a una muchacha. Poco se puede esperar de un tipo que, pasados los treinta, todavía se ruboriza cuando una chica guapa le mira a sus ojos; pero eso no ha impedido que alguna vez se enamoren de mí. Leyeron en mis ojos una esperanza que no existe. Ellas no saben (Alfonsito está empeñado en arrancar un brazo de su juguete de “La Mole”) que hace mucho tiempo que perdí la única batalla que merecía la pena librar. Porque siempre hay un primer carpintero que talla el hueco, su fondo y su forma, y ese punto ciego será la medida celular de todo lo que vendrá después. Ese espacio permanece normalmente vacío y siempre que vuelva a llenarse, con la cantidad exacta del primer depósito, pensarás que habría sido imposible sin ella. De no ser por ella, nunca hubieras tenido ese espacio vacío ni sentido de llenarlo. Alfonsito me mira entonces a los ojos, sonríe triunfal, me muestra la palma de su mano, sobre ella, un musculoso y naranja brazo. —Mira, soy más fuerte que “La Mole”. —Chinga, ¿has entendido algo de lo que te he dicho, niño? —Sí, te han hecho daño y ahora dices palabras feas. —Pásame el tequila, Alfonsito. *** 91 centímetros Vive exactamente a 91 centímetros de donde debería estar. Tiene 31 años, frontera en la que, según Beigbeder, uno es demasiado viejo para ser joven y demasiado joven para ser viejo. Casi nunca le ocurren cosas graves. Nadie se muere a su alrededor. Nunca ha puesto un pie en Egipto, por ejemplo. Tiene demasiados recuerdos dolorosos, tantos que ya no sabría meterlos todos en la bruma apócrifa de la mala memoria. (Quizá solo se pueda tener la conciencia limpia si se tiene mala memoria). Ha conocido el tiempo en el que todos sus amigos bebían hasta vomitar, luego ese otro en el que todos se drogaban hasta sangrar, después la época en que se casaban y defendían el matrimonio delante de los amigos solteros con la saliva llena de condescendencia, y ahora camina por aquella frontera, en la que todos se divorcian antes de morir; sus amigos se separan como si el destino hubiera escrito el significado de sus vidas en la última frase. Nunca ha tenido una idea original, es sólo un buen atracador intelectual. No es mala persona. Lee y escribe todos los días. Ha conocido el amor, lo suficiente como para saber que los que más aman no son precisamente los que mejor aman, y que el amor de un perro nunca es plenamente correspondido. Le cuesta soportar la torpeza de las emociones horizontales. Vive exactamente a 91 centímetros de donde debería estar y no soporta que lo quieran por lo que fue, por lo que es, o por lo que será; únicamente quiere que lo amen por lo que no fue, por lo que no es, por lo que no será nunca. Hizo todo lo que debía: nació en el seno de una familia bien, hizo la primaria en un colegio de monjes, ingresó a una universidad privada donde coincidió con personas inteligentes, algunas incluso le dieron trabajo más tarde, se comprometió con la chica más guapa que conocía. Todo iba bien, era razonable y previsiblemente feliz, hasta que cayó el meteorito y lo condenó a vivir a 91 centímetros de su cuerpo. Desde entonces, cada mañana se levanta con el insoportable deseo de no hacer nada. Ahora viste de negro, ya no sonríe, cree que es la persona más triste que ha conocido. Solo 91 centímetros lo separan de donde se supone que debería estar. Una distancia demasiada corta para llamar la atención, suficiente para que el mundo entero le dé la espalda. Está exactamente a 91 centímetros de sus responsabilidades, de tus palabras, de tus labios, de tus insultos, de sus fracasos, de sus victorias, de sus orgasmos, de sus textos, de sus amigos, de su placer, de sus padres, de mis recuerdos, de sus inquietudes, de su lectura, de tu bondad, del olor de tu pelo, de sus manos y de tu sombra, de su conciencia y de tus virtudes, de sus sueños y de tus decepciones, del aire y de la tierra, de lo que odia y de lo que ama, de todas las personas que podría haber sido, de todas las cosas que no hará. Salvo un cazo con la leche reposando, no existe nada más siniestro que él. *** Se enamoró Me contaron que me enamoré de una mujer mediocre, y eso fue como pintar la risa de Dios en un lienzo blanco en el pincel mojado en blanco de titanio. Les aseguro que era precioso, pero nadie más podía verlo, ni siquiera ella. Y cuando pasó el tiempo suficiente olvidé el sonido de esa risa, será porque nunca la oí, en ese caso tampoco yo pude verlo. Me dijeron que me enamoré de una mujer mediocre. Solía disparar con una pistola de fogueo todas las palabras sagradas. Me miraba la camisa mientras me tocaba las piernas como curioseando pero no encontraba los agujeros de bala. Me sorprendía seguir con vida y pensaba: “Quizá solo tiene mala puntería”. Pero no tenía mala puntería, es solo que su pistola era de fogueo y yo no lo sabía. Con ella no había manera de morirse. Cuando le dije que era mejor dejarlo, que con ella no había manera de morir y que yo lo que quería era fallecer. Ella sólo supo mirarme con cara de besugo, es la cara que pone siempre cuando no entiende algo, o cuando lo entiende, no sé, es la cara que tiene cuando le dicen cosas que no quiere escuchar. Incluso cuando pone esa cara es guapa, realmente bonita, se los prometo. Era imposible estar con ella y no estar desesperado, como colarse en una fiesta y no poder beber tranquilo porque sabes que tarde o temprano vendría alguien y te pedirá explicaciones. Era imposible decirle algo bonito y no sentir que tirabas monedas a uno de esos pozos de los deseos. Le robaba un verso a Casariego y le decía: “Van Gogh quiere pintarte los labios antes de morir”. Pero claro, ella ponía cara de pozo de los deseos, o de besugo, y se compraba un sombrero. Es muy frustrante que no te entiendan, pero tengo que reconocer que estaba realmente hermosa con ese sombrero. Cuando le dije que era mejor dejarlo, me preguntó si lo decía en serio. Le contesté que sí, que con ella no había manera de morirse, y que morir era lo que quería. Entonces me dijo: “Tú sabrás, pero yo creo que te estás equivocando”. Nadie dijo nada más. No hacía falta. Cada uno se fue por donde había venido. Sólo yo iba dejando un rastro de sangre. Esa bala sí me dio. ** Humberto Mendoza Rocha http://www.letralia.com/firmas/mendozarochahumberto.htm Escritor mexicano (Morelia, Michoacán, 1996). Es estudiante de bachillerato. === Poemas Mireya Zúñiga Noemí ======================================= *** Por los ojos de la jaca Y cuando en un abrazo le dijo: “Me voy” pensó que estaba dormida Ojos de salamandra ojos de sapo tuerto ojos de perro que quiso ser caballo ojos de mula triste de niña que vomita de vaca agonizante Ojos de prisionero de cantante de moda y otros cantos Que se tragan a la noche a la virtud a la muerte Ojos que han estado en la vera (que se han saciado de plasma) nadando por monte ardiente (que se han vestido de llamas) trepando por tierras arcillosas y oscuras (que se han chupado un limón) un pasado y calaveras (que se han perdido en las venas de animal momificado) Batracios y reptiles por los ojos de la jaca van al jardín de la luna (Lagartija sin sol aflicción precipitada) Ronda de mezquinos enanos y gigantes oscuros. Lloró. *** La humanidad entorpece su esqueleto de pájaros Livia Hidalgo La humanidad entorpece Su esqueleto de pájaros Pájaros sordos cantan Al oxígeno de mis vértebras La humanidad pierde Su caparazón de gladiolos Gladiolos ennegrecidos Por el humo de mis pies La humanidad entorpece Su esqueleto de pájaros Pájaros enloquecidos Huesos del último árbol. *** Tu cuello se voló La ilusión del camino inverso Fotografía de Luis González Palma Sin tiempo pelo pétalo de girasol cubría por fuera el corazón sobre mi abrigo en contraste y el resto de tu cuerpo había encontrado el horizonte Mis brazos quisieron retener pero tus piernas flotaban en la lejura Perdidas en el vértice de un volcán tus caderas gemían de azufre y boca no besaba la mía Los oxidados ojos ya no podían contar nada Los ojos plumaje sólo lamían la distancia Si penetro tu pelo con las manos llego así de pronto a tu garganta y me encuentro allí con velas encendidas. *** Flores de plástico Es tierra de torturados El pez de ojos vacuos lloró una perla Las anguilas subían al mar de los sargazos a desovar las crías Vómito astillado Peces antiguamente azules roían carnes rosadas desaguadas y pútridas y osamentas caían a las profundidades del mar del fin del mundo Es tierra de torturados flores de plástico El mar se vestía con crespones Y las cuencas servían de nido de cangrejos. *** Últimos cantares Como una soga se hizo nudo el camino Hileras de nomeolvides flectaban la cabeza Una vaca enorme de vísceras abiertas Pastaba en medio del huracán de hierbas El viento borró la senda y hasta la misma huella Peces voladores danzaban en un compás de espera La vida se te iba del tajo a borbotones Marchabas al encuentro de otras vísceras abiertas Procesión descarnada hasta de sangre era Miembros articulados como desordenadas piezas Iban piernas y esternones levantando bandera Abiertas vísceras gemían los últimos cantares. *** Montado en la joroba de un ángel A un ángel que fue mi carne para llenar su cuna Un llanto cada vez más débil Una angustia crecida ¿Se iría montado en la joroba de un ángel triste? Tal vez después pasado el tiempo terminado el ciclo vuelvas a yacer en mis brazos a dejar mis senos secos y llenos de ti. ** Mireya Zúñiga Noemí http://www.letralia.com/firmas/zuniganoemimireya.htm Escritora chilena (Antofagasta, 1941). Es tecnólogo médico de la Universidad de Chile (http://www.uchile.cl) y publicista de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera (http://www.monicaherrera.com). Ha publicado el poemario Montado en la joroba de un ángel (MAGO Editores, http://www.magoeditores.cl; Santiago, 2007). Textos suyos han sido incluidos en varias antologías como Selección Nueva Poesía 2005, del concurso “Carlos Pezoa Véliz” convocado por la Fundación Nueva Poesía, o Plaza Italia, antología de poetas y narradores de MAGO Editores. === A la hora de la cena Eva Pérez =================================== Aquella mañana, Penélope se cansó de esperar. Luego de tejer el velo y antes de deshacerlo por ya no sabía cuántas veces, decidió salir a dar una vuelta por el jardín y sentarse a la orilla de la fuente, a remojar sus manos marcadas por el telar. Atrás quedaba el ruido del festín de sus pretendientes y las quejas de Telémaco por ser un adolescente y no poder enfrentarlos y no entender la ausencia de Ulises luego de tanto tiempo acabada la guerra de Troya. Sentada a la sombra de un manzano, Penélope miró la luz de la tarde entre las hojas y vio una manzana madura y, tendiendo la mano para cogerlo, se dijo: “Y pensar que por una como ésta, empezó toda esta historia de guerra y ausencia”. —Era de oro —oyó a sus espaldas. —Claro, eso justifica que las tres diosas más poderosas del Olimpo arrastren a los hombres a la guerra —dijo, mordiendo la manzana antes de volverse y encontrarse con Atenea, Afrodita y Hera. —Los hombres fueron a la guerra porque quisieron. Si Helena decidió irse con Paris, fue asunto de ella —dijo Afrodita, con una sonrisa pícara. —Y tú los ayudaste a escapar —comentó secamente Atenea. —¡Claro que lo hizo! —clamó Hera—. Poco le importaron los votos matrimoniales ni sus hijos. Tú la sedujiste y abandonó todo por irse tras un pastor venido a más. —Debo decir que los méritos de la seducción fueron sólo del pastor —declaró Afrodita con desparpajo—. Mala suerte si Menelao no tenía los mismos atributos. Claro, como tú tienes a Zeus, seguro te complace... igual que a todas las demás. —Bueno, como sea, Menelao recuperó a Helena y ahora están muy felices en Esparta... así que puedes dejar de preocuparte por ellos, Hera —dijo Penélope, lanzando lejos el corazón de la manzana, cansada de la discusión de las diosas y sin entender por qué la incordiaban con eso—. Si tan preocupadas están por los matrimonios ajenos, deberías decirme dónde está Ulises, que no está aquí. —Bueno, por eso estamos aquí —carraspeó Atenea, al tiempo que se acomodaba su yelmo—. ¿Has oído las últimas noticias? —No... —¡Ulises está con Calipso! —dijeron al unísono Hera y Afrodita, si bien enfurecida la primera y jocosamente la segunda, mientras Atenea y Penélope se ponían rojas como una manzana; de pena, la primera, de rabia, la segunda. Pues bien, al terminar la guerra de Troya, en la emoción del pillaje y el saqueo, Ulises había tenido a bien rescatar a Casandra de las manos y otras partes de Áyax, tal vez un poco tarde, pero pudo haber sido peor. La pitonisa, agradecida por el gesto, le recomendó irse derechito a casa, sin mirar a los lados o, de lo contrario, se las vería negras. Por supuesto, no le creyó. Nadie le creía a Casandra, a pesar de haberse demostrado que siempre tenía razón, como la situación de caos en la ciudad amurallada demostraba ampliamente. El caso es que Ulises tomó sus tesoros recién saqueados, sus prisioneros de guerra y sus guerreros y embarcó... rumbo a Ismaro, a completar el pillaje. Luego de diez años de guerra, debían llegar a casa con un botín que justificase tanta ausencia en casa. Una cosa llevó a la otra y Ulises, queriendo o sin querer, conquistó la enemistad de buena parte de los olímpicos quienes, por turno, lo hicieron naufragar de isla en isla en el mar Egeo, que tiene bastantes. Finalmente, había llegado a la isla de Calipso, quien regentaba un burdel, pero que se dejó conquistar por el aspecto desvalido del náufrago musculoso y barbado que había traído la marea hacia sus costas. Luego de unos cuantos caldos de ánade y asados de jabalí para recuperarlo de la prolongada inmersión en el reino de Poseidón, la madama consideró que ya era el momento de calentarle los pies, antes que la hipotermia se le adelantara... y así durante unos cuantos años en los que el guerrero se dedicó a una vida sibarita. Hay que admitir que la isla de Calipso no sólo era un reconocido burdel del Egeo, también era famoso por sus caldos y asados, que hacían que más de un guerrero se perdiera en sus costas. Volviendo a Ítaca, Penélope no se tomó muy bien la noticia de que su esposo tenía unos cuantos años de juerga en el burdel más afamado de la antigüedad, mientras ella lidiaba con pretendientes abusivos, un hijo adolescente y los problemas propios de un reino sin rey y con leyes machistas que no la reconocían como reina. Así que entró bufando a su cuarto mientras daba un portazo que habría hecho temblar los cristales, de haberlos habido. Caminó de un lado al otro de la habitación, hasta tropezar con el telar que, todo hay que decirlo, resultó ser el chivo expiatorio ideal para la furia de la reina. Cuando se sintió un poco más relajada, miró los restos de madera, clavos y tejido que la rodeaban y se sintió satisfecha de su obra. —De todas formas, no me gusta tejer —se dijo. —Una lástima, porque lo hacías y deshacías muy bien, que te lo digo yo —dijo Atenea, apareciendo repentinamente en medio del desastre y mirando reprobadoramente a su alrededor—. De todas formas, es cierto, eres más del tipo pensador... Si no, no te hubieras imaginado ese plan. —¿Y tú qué quieres ahora? No me siento muy respetuosa en este momento, te lo advierto. —Pues es una lástima, porque, la verdad, venía dispuesta a ofrecerte mi ayuda —dijo la diosa, mientras se sentaba en la ventana y se quitaba el yelmo. —¿Ayuda para qué? ¿Para que regrese Ulises? Fíjate que no estoy muy segura de estar interesada en eso. —Pues no. La verdad ya el astuto Ulises no es de mi predilección. He estado viendo tus acciones y me parece que estaba patrocinando al que no era. Vengo a decirte que, si decides tomar las riendas del reino, te apoyo. —Sí, claro, porque la sociedad lo va a aceptar. —¡Mujer de poca fe! Si la diosa de la sabiduría te apoya, ¿por qué no habrían de hacerlo los hombres sabios de tu reino? —Porque no son muchos, me temo. Basta con ver a los pretendientes que asedian mi palacio y mi reino... aunque es cierto, siempre fui yo quien llevó las cuentas del país. —Y por eso no se ha hundido, como el resto de los países sin rey que nos rodean. Bueno, como tú quieras, si estás interesada, un sacrificio en el templo y hablamos —y con una nube de humo, desapareció, dejando a Penélope ahogada y en su mar de maderas astilladas. —¿Ya se fue la mojigata? —preguntó Afrodita, saliendo del armario de la esquina. —¿No tienen los dioses otros mortales que confundir hoy? —respondió Penélope entre toses. —¿Confundir, yo? —rió la diosa—. ¡Ay, Penélope! Qué poco me conoces. —Lo suficiente... —No, no, no... si así fuera, no seguirías tejiendo —miró los trozos de madera y los jirones de lana regados por el cuarto—, aunque ya veo que lo has dejado. No, Penélope, has pasado mucho tiempo en las garras de Hera y el amor matrimonial, teniendo todos esos pretendientes guapos a tu disposición. Ya me he pasado un rato jugando a ser una criada y te puedo asegurar que hay más de uno que vale la pena... —Empiezo a creer que me fastidian los hombres, la verdad —fue la respuesta seca de la reina. —Muy bien, pues para eso, hay unas cuantas amazonas que estarían encantadas de ayudar a una cuarentona de buen ver como tú a olvidar a su marido. No es algo desdeñable, déjame decirte, puedes preguntarle a Artemisa, si quieres... Pero preveo que se acerca la señora del Olimpo, mejor me voy. Piénsalo, podrías divertirte y ser reina a la vez. —¡Fuera de aquí, casquivana! —rayos y truenos acompañaron la llegada de Hera, a la vez que Afrodita se desvanecía en un suspiro de amor dentro del armario del que había salido. —¿Sabe tu marido que usas sus rayos cuando no está o es una venganza por los cuernos que te pone? —preguntó Penélope con un absoluto desprecio a la muerte, mientras se recostaba del armario, para cubrir la huida de la diosa del amor. —No deberías hablar de los cuernos ajenos, querida, sino aprender a llevar los tuyos con dignidad. —Si sabrás tú de eso... —Los hombres son así, Penélope, pero poco a poco aprenden. Ya verás, sé que Ulises te extraña. —¿Desde hace siete años o cinco minutos? —¿Importa eso? Lo que importa es que está construyendo una balsa para volver a ti. Y cuando llegue, sólo será reconocido por sus amigos de infancia, matará a todos tus pretendientes, que también fueron sus amigos de infancia y abrazará a su hijo y saludará a su perro y, finalmente, te abrazará a ti, lleno de sangre y pelos de perro. ¿No es eso suficiente? —Pues... ¿sabes qué? NO. La balsa la debió construir hace diez años para llegar a casa. Debería dar gracias porque yo no soy Clitemnestra, que le puso los cuernos a su marido y luego lo mató. Pero por lo menos, él se apresuró en regresar y no se entretuvo en burdeles de playa. —¡Pero Penélope! Espera un poco y serás recordada en la historia como la mujer fiel y la muestra del amor y la fidelidad conyugal. —¿Y eso cómo se vive en la actualidad? ¿Y por qué nadie le dijo a Ulises que fuera él también un ejemplo de eso? ¡Pues no! Si él quiere una esposa fiel, más le vale que llegue a cenar esta noche. —¡Pero eso es ya! —¡Correcto! Y, ahora que lo pienso, deberías ir a hacerle la cena a Zeus, que ya debe estar por llegar. —Pero la isla de Calipso está muy lejos —dijo Hera, bastante insegura. —Seguro que tu esposo hace el mismo recorrido más rápido que el mío. Pero tienes razón. Le daré hasta mañana a la cena —dijo, mientras Hera se desvanecía entre nubes, lluvia y relámpagos, dejando el piso hecho un charco donde flotaban los restos del telar. A la mañana siguiente, Penélope decidió que no iba a tejer. Tampoco tenía dónde hacerlo, de todas formas. En lugar de eso, se puso unas ropas sencillas y salió por la puerta de atrás del castillo, dejando atrás el escándalo de la juerga que empezaba temprano. “Dejémoslos tranquilos, sea como sea, hoy es el último día de farra para ellos, llegue Ulises o no. Me cansé de ser el botín de los guerreros”, se dijo, mientras caminaba rumbo a los templos. En la plaza central de los templos, encontró a varios dioses, que la miraron como preguntándose qué iría a buscar ella ahí, y a dónde se dirigiría primero. Sin mirar a los lados se acercó a Atenea, que se hacía la desentendida, mientras conversaba con Artemisa y la miraba por el rabillo del ojo. —¿Vienes a corroborar algunos comentarios de Afrodita, Penélope? —preguntó con una sonrisa la diosa cazadora. —Otro día te preguntaré unas cuantas cosas, pero no hoy. Vengo a hablar con Atenea. —Me debes un escudo nuevo, Artemisa —rió la diosa de la sabiduría—. He oído que Hefestos tiene un nuevo modelo que me gustaría probar. —Con lo bien que me hubiesen caído las sandalias nuevas que aposté, Penélope —dijo Artemisa, antes de encaminarse a su templo, donde una sacerdotisa la miraba con adoración, dejando a Penélope y Atenea mirándose con picardía. Mientras tanto, Hera había esperado que Zeus descendiera del Olimpo y, tomando prestado un cúmulo último modelo, con rayos llameantes saliendo en todas direcciones, se dirigió a hablar con Calipso. La encontró concentrada en un nuevo tipo de guiso de jabalí, que, esperaba ella, tuviera efectos afrodisíacos para volver a convencer a Ulises de abandonar la idea de una balsa para volver a un reino que, luego de veinte años, lo más probable ya tuviese un nuevo rey que no aceptaría gustoso que llegase un náufrago a deponerlo. —Buen día, Calipso —surgió una voz desde una nube. —Tu marido no está aquí, si es lo que estás buscando... y tampoco sé dónde está —dijo Calipso con desdén. —¡No busco a Zeus, busco a Ulises! —un relámpago cayó en la cazuela que movía la madama, rompiéndola en pedazos y regando guiso de jabalí por toda la cocina—. Libéralo y déjalo volver a Ítaca, o te hago cerrar tu puticlub insular venido a más. —¿Volver a qué, oh gran señora? ¿Un reino que debe tener otro rey, una esposa que debe tener otro esposo, un hijo que debe tener otro padre? ¿Por qué no quedarse aquí, saboreando mis guisos y otras cosas? —Porque el reino no tiene rey, el hijo no tiene padre y como tal se comporta y la esposa... le dio chance para llegar esta noche o lo deja sin reino, sin hijo y con cuernos —dijo Hera, saliendo de la nube, y probando un poco de guiso, que había caído sobre un pan—. ¡Hummm..! Y me das la receta, también. —Eso sería abuso de poder, Hera. Una de dos: Ulises o el guiso, elige. —Dfe hafgo derar el buticluf! —dijo Hera, con la boca llena. —¡Entonces, ninguno! Igual lo quieres cerrar, entonces, nada —Calipso terminó de recoger los trozos de cazuela y agarró una pierna de jabalí ahumada, y con ella, señaló a la diosa—. A menos que estés dispuesta a negociar. —¿Qué propones? —preguntó Hera, mirando la pierna. —Ulises y la receta, y dejas de perseguir mi negocio y de hablar mal de mí en las reuniones del Olimpo. —No pretenderás que te invite... —Con que me dejes hacer mis fiestas en paz, me conformo. —¿Y me das la receta? —Y la del caldo de ánade, si quieres. Pero tendrás que distraer a Poseidón, si quieres que Ulises llegue esta noche —contestó la madama, cortando un trozo de jabalí ahumado y pasándoselo a la diosa. —Quédate la receta del caldo y distráelo. Ya vi sus hipocampos en la orilla —contestó Hera, agarrando, además, otro trozo de pan. Esa mañana, Ulises terminó su balsa y, sin despedirse, zarpó rumbo a Ítaca. Tuvo suerte, y encontró en su camino un barco con su mismo rumbo y, Eolo mediante, alcanzó las costas de Ítaca poco antes de la cena. El porquerizo real, su amigo de la infancia, lo reconoció de un lado al otro de la playa donde desembarcó y, jubiloso, corrió hacia él, seguido de su perro, el cual había huido de los pretendientes. Viéndolo cansado y hambriento, lo llevaron hasta su choza, donde le dieron algo de comida, mientras el porquerizo le ponía al tanto de lo que ocurría en su reino y su palacio. Cuando Ulises se enteró de que una horda de pretendientes tenía cercados a su trono y su esposa, decidió ponerse en marcha, no sin antes hacer un plan: iría de incógnito, para ver lo que ocurría con sus propios ojos y tomar las acciones necesarias. Era un héroe y no temía a unos cuantos pretendientes ahítos de vino y comida. Además, quería comprobar la fidelidad de Penélope y llegando de sorpresa se enteraría realmente de cómo estaban las cosas en casa. Y allá se fue Ulises, ya de noche, vestido como un mendigo y preguntándose cómo haría para reconocer a su hijo luego de veinte años. Cuando llegó a las afueras del castillo, oyó un gran escándalo, lo cual le hizo sospechar que la fiesta de los pretendientes se estaba saliendo de madre. Su preocupación aumentó cuando le pareció oír al fondo la voz de su amada Penélope, lo que interpretó como que la reina participaba en el jolgorio. “Esto no puede ser, no lo permitiré”, se dijo, apretando el paso y entrando al salón por una puerta secundaria, apretando su espada, dispuesto a hacer justicia a su título de rey. Sus viajes y experiencias no lo habían preparado para lo que encontró. Los gritos sí, pertenecían a los pretendientes, más no eran de placer, como tampoco lo fue el grito de Penélope que había escuchado antes. Frente a él, Penélope sentada en el trono, mientras un ejército comandado por la propia Atenea ponía en fuga a los pretendientes, matando a aquellos que no corriesen lo suficientemente rápido. A los pies del trono, los sabios y consejeros del reino observaban todo con satisfacción, mirando de vez en cuando a su inmutable reina. Ulises contempló estupefacto cómo la sala quedaba vacía de pretendientes, y el ejército ponía sus armas a los pies de la reina, y los sabios le rendían homenaje, al tiempo que la misma Atenea la reconocía como reina de Ítaca y ella, regia, se erguía en el trono. Ulises salió de la penumbra donde se ocultaba y quedó paralizado cuando sus ojos se encontraron con los de la reina. —Llegaste tarde —le dijo ella—, me cansé de esperarte. ** Eva Pérez http://www.letralia.com/firmas/perezeva.htm Escritora venezolana (Caracas, 1979). Se desempeña como diseñadora, editora y fotógrafa. Ha publicado el relato “Reflejos” en el diario Nueva Prensa de Oriente (http://www.nuevaprensa.web.ve) y con “¿De qué te ríes, payaso?” obtuvo el segundo lugar en el concurso de minicuentos de la Revista Cultural Prisma (http://revistaculturalprisma.blogspot.com), de Venezuela. ||||||||||||||||||||||| EL REGRESO DEL CARACOL |||||||||||||||||||||| === Los esclavos Alberto Chimal ====================================== Novela Editorial Almadía (http://www.almadia.com.mx) México, 2009 ISBN: 978607411011-1 152 páginas Sórdida y punzante, Los esclavos (http://www.almadia.com.mx/v2/catalogo.php?id_libro=81) es la primera novela de un autor que, desde la tribuna bifronte de sus exitosos libros de cuentos y de los talleres literarios que ha dictado, se ha sabido labrar un sólido prestigio en la literatura mexicana: el toluqueño Alberto Chimal (http://www.letralia.com/firmas/chimalalberto.htm). Mediante dos historias paralelas, Los esclavos se sumerge en las dinámicas del poder más primario, el que ejerce un individuo sobre otro convirtiéndolo en, ni más ni menos, un esclavo. Los mecanismos que permean hasta la sumisión la voluntad de los escarnecidos personajes de la novela incluyen violencia, dinero, sexo y pornografía infantil, actuando como fondo un mundo contemporáneo desdibujado por una pátina de corrupción y marginalidad. La premisa de la novela quizás se resume en una frase que escribe uno de los amos representados en ella: Golo piensa que a todos les gustaría mandar, y quienes lo niegan sólo tienen miedo, conciencia de la nulidad de todo ser y todo esfuerzo, o bien un deseo todavía mayor de obedecer, de desaparecer en la voluntad del otro (en cursivas en el original). Los esclavos discurre a través de cinco partes, cuatro de ellas identificadas con las letras de la a a la d y la otra titulada “Años después”. Pero no están dispuestas en un orden lineal, por lo que la novela misma es un juego de control en el que el lector debe continuar hasta el final si es que quiere entender a cabalidad las brutales historias que la componen. Maestro en literatura comparada por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), Chimal imparte cursos y talleres literarios en la Universidad Iberoamericana y en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), además de ser un tallerista muy solicitado para cursos presenciales y virtuales. Además de Los esclavos y algunos libros de ensayo y dramaturgia, ha publicado varias reconocidas colecciones de cuentos, como Gente del mundo (1998), Grey (2006) y 83 novelas (2011). Textos suyos han sido traducidos al inglés, el francés, el italiano, el húngaro y el esperanto. === Revista de Literatura Hispanoamericana ================================ === Instituto de Investigaciones Literarias =============================== === y Lingüísticas de la Universidad del Zulia ============================ Revista de humanidades Ediciones del Instituto de Investigaciones Literarias y Lingüísticas de LUZ Maracaibo (Venezuela), 2011 ISBN: 0252-9017 160 páginas Una vez más llega a nuestras manos, desde la Universidad del Zulia, esta publicación semestral que se enfoca en estudios sobre literatura hispanoamericana y crítica literaria. En esta ocasión, el Instituto de Investigaciones Literarias y Lingüísticas de esa casa de estudios nos ha remitido el número 62, correspondiente al período enero-junio de 2011. Sustanciosa como siempre, esta edición de la Revista de Literatura Hispanoamericana inicia con un editorial de Steven Bermúdez Antúnez, miembro del consejo editor, sobre el papel de la ficcionalidad en la literatura. El primer trabajo es un estudio de la periodista chilena Patricia Poblete Alday sobre la presencia de los árboles enfermos en la narrativa del escritor Roberto Bolaño. David Rozotto, de la Universidad de Ottawa (Canadá), desarrolla a continuación su propuesta de que El general en su laberinto, de Gabriel García Márquez, es una reescritura del Quijote en la segunda salida del antihéroe cervantino. Angélica Tornero, de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (México), explora la combinación del melodrama cinematográfico mexicano en la escritura literaria a través de la novela Melodrama, de Luis Zapata. Miguel Ángel Nicholls Anzola, de la Universidad Incca de Colombia, escribe sobre la narrativa del trujillato y el complejo de Electra político. Luego, y desde la misma Universidad del Zulia, la investigadora Yraida Flores Sangronis analiza el proyecto literario del escritor venezolano Orlando Araujo. Víctor Carreño, de la Facultad Experimental de Arte del Centro de Investigación de las Artes de LUZ, analiza la representación de los fenómenos de la migración y el cruce de fronteras en la literatura y el cine venezolanos. Adelso Luis Yánez Leal, de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), aborda el problema racial y el papel que en el mismo tiene el mestizaje a través de su análisis de la novela Pobre negro, del escritor venezolano Rómulo Gallegos. Finalmente, Milton Daniel Castellano Ascencio, de la Universidad de Buenaventura (Colombia), analiza cómo se construye el concepto de lectura en el espacio de la escuela. La suscripción a la Revista de Literatura Hispanoamericana tiene un costo de 60 dólares anuales. Asimismo, la publicación —que es editada con financiamiento del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (Condes)— está abierta a la participación de cualquier investigador venezolano o extranjero. Para solicitar mayor información, el interesado puede escribir a revliteraturahispanoamericana@gmail.com. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “La poesía siempre ha sido minoritaria y debe seguir siéndolo. Bueno, hay muchas clases de poesía, hay una poesía popular, realista, narrativa...., que puede tener cierta amplitud de miras en cuanto a lectores. Pero la poesía reflexiva que yo defiendo, la poesía mezclada con la filosofía, es minoritaria como lo es el arte abstracto o la música dodecafónica, y debe seguir siéndolo porque es una poesía para leer descansadamente con paciencia y con espíritu abierto para que entre todo lo que no se entiende pero que se intuye”. José Manuel Caballero Bonald, en: “Escribir poesía a mi edad es deshonesto” (http://bit.ly/zzjfsy), entrevista con Pedro Vallín para el diario La Vanguardia (16 de enero de 2012). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. Si lo prefiere, puede recibirlas por correo electrónico escribiendo un mensaje a info@letralia.com, con la palabra "Condiciones" en el subject, o simplemente dando un doble click de ratón en el enlace siguiente: mailto:info@letralia.com?subject=Condiciones. ########################################################################### El alojamiento de nuestra página web en http://www.letralia.com es cortesía de Abracaadabra Network (http://www.abracaadabra.net) Letralia, Tierra de Letras, es una producción de JGJ Binaria (http://www.letralia.com/binaria) y circula para el mundo de habla hispana desde Cagua, Venezuela ########################################################################### Atentos: nuestra próxima edición circula el lunes 20 de febrero de 2012