~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVI Cagua, Venezuela Nº 262 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 5 de marzo de 2012 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Bapel 2.0. / Max en el Cervantes. / Amarar / Desamarrar. | Breves / El retorno de Guzmán. / Melini y sus chinos. / Garrido | en Fotoarte. / Collado en Puerto Rico. / La Symphonia de | Arroyo. / Aprendiendo a escribir guiones con Urgelles. / | Restaurando cerámica. / Mamani al viento. / Escribir | mejor. / Lima fotógrafa. / Incendios transoceánicos. / | Paniagua en Madreselva. / Sexto Delirium. | | Fallo del Alfaguara, con récord de participación, se | Noticias anuncia este mes. / Premio García Yebra cambia de | ganador. / Cadáver del poeta Rogelio Treviño estuvo un | mes sin identificar. / Club Internacional de Prensa | galardona a Mario Vargas Llosa. / Eduardo Lizalde | recibió el premio Alfonso Reyes. / Presentan en Madrid | Obras completas de Ortega y Gasset. / Falleció el | escritor español Manuel Barrios. / Elecciones de la SGAE | serán el 26 de abril. / Realizan en Argentina homenaje | al poeta español Rafael Alberti. / Roberto Gómez | Bolaños, “Chespirito”, convalece en su casa. / Escritor | boliviano rechaza acusaciones de racismo del sector | oficial. / Suspendidas actividades de la Unión Latina. / | Darán a conocer poesía erótica del español Pedro García | Cabrera. / Obras del artista venezolano Armando Reverón | serán expuestas en Rusia. / Fernando Savater recibe el | Premio Primavera de Novela. / Publican poesía visual | inédita de Joan Brossa. / Publican Claraboya, la “novela | perdida” de José Saramago. / La Academia sale al paso a | guías de lenguaje no sexista. / Se inició en Perú la | Feria Internacional del Libro de Trujillo. / Irán a | juicio cuatro guatemaltecos por homicidio de Facundo | Cabral. / Dos narradoras españolas ganan los Premios | Iberoamericanos Chamán 2012. / Academia Mexicana | inaugura servicio de consultas lingüísticas. / Carlos | Fuentes habla sobre Puerto Rico en cátedra que lleva su | nombre. / Falleció el compositor venezolano Eurípides | Jesús Romero. / Cristina Pacheco recibió la distinción | Rosario Castellanos. / Arturo Azuela concluye una | “biografía cálida” de Juan Rulfo. / Publican en formato | e-book la obra maestra de Gabriel García Márquez. / | Filósofo venezolano Ludovico Silva será estudiado en | Caracas. / Maracaibo se anticipa con diversas | actividades a su festival de poesía. / Filven 2012 | tendrá actividades especiales para niños y jóvenes. / | Congreso de semiótica celebrarán en Maracaibo. / | Realizan en España seminario internacional sobre | Dostoievski. / Casa de América presentará La tejedora de | sombras, de Jorge Volpi. / El venezolano Edgar Borges | presenta nueva novela en Italia y España. / Una | antología italiana reúne textos de 22 autores | latinoamericanos. / Autores de quince países se | encontrarán en Festival de Puerto Rico. | | “El 6 de marzo de 1927 nació Gabriel García Márquez en | Especial: una casona de Aracataca. 85 años del gran patriarca”, | Gabo Jaime de la Hoz Simanca. | | Espín, Español Inmediato. / Sala Mistral. / Chat | Literatura Literario. / eLibros. / Popubooks. | en Internet | “La melancolía urbana”, Gabriel Cocimano. / “Relatos | Artículos y fascistas, un libro brutal y reflexivo”, Violeta Rojo. / | reportajes “El hombre que reinventó la letra Ch”, Dixon Acosta. / | “Sobre Escolio con fuselaje estival, de Daniel Bernal | Suárez”, Antonio Arroyo Silva. / “Tres autores en busca | de un lector”, Alix Rosales-Fazio. / “Pequeñas bestias o | la asfixia como recurso literario”, Roberto Núñez Pérez. | / “El lector, de Bernhard Schlink”, Javier Úbeda Ibáñez. | / | | “Antonio Mora Vélez. Un pionero en la proyección de | Entrevistas mundos alternos habita un país pre-moderno”, Francesco | Vitola Rognini. / Fernando Sánchez Dragó: “El pueblo no | existe, las masas se equivocan siempre y los jóvenes | jamás tienen razón”, entrevista por Antonio Guerrero | Ruiz. | | “Joyce como Proust: los signos de Guilles Deleuze en | Sala de ensayo Dublineses”, María de los Ángeles Rodríguez Castillo. / | “Imágenes mortuorias. Nicaragua en Sergio Ramírez”, | Gabriela Tineo. / “Poética del desamor y la soledad en | Los bufones, de Juan Ríos”, María Elvira Luna Escudero | Alie. / “El sembradío en la piedra (inquisiciones | generacionales después de leer a Lezama)”, Julio Pino | Miyar. | | “Días de azar” (extractos), Fidel Flores. / “Extraño | oficio” (extractos), Javier Claure Covarrubias. / Dos | cuentos de Sandra Becerril. / Poemas de Julieta Nardone. | / “Tan frágil como una hormiga seca”, Eva Medina Moreno. | / Tres poemas de C. A. Campos. / “Madriguera de topos”, | Marco Minguillo. / Poemas de José Gregorio González | Márquez. / “Marisma”, Vanessa Hernández. / “Carnal” | (extractos), María Laura Pintos Noble. / “La fotografía | de Maria Missary”, Manuel Bolívar Graterol. | | Ángel Gabilondo. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Bapel 2.0. Desde enero de este año, y con periodicidad mensual, el Taller de Escritura Creativa Bolivia publica la revista digital Bapel 2.0, opúsculo de lenguaje y literatura, que dirigen Luis Alberto Portugal Durán y Begoña Molinuevo Quintana. La publicación tiene como objetivo difundir las experiencias de lectura y escritura que abordan tanto teóricos como escritores del ámbito universal de la literatura y el lenguaje en relación a los hipertextos. Se sustenta sobre tres ejes temáticos: el avance del hipertexto como herramienta, los distintos modos de lectura disponibles en la actualidad y la pragmática en relación a la literatura en general y a la comunicación en particular para abordar los distintos textos o la difusión de los mismos. Se incluye, como colofón, una sección de gramática para ayudar al lector tanto en la redacción de textos como en el uso cotidiano de la lengua. Umberto Eco, Jaques Derrida, Roland Barthes, Michael Foucault, Friedrich Nietzsche, Gabriel García Márquez y Martin Heidegger son algunas de las firmas que pueden encontrarse en los dos números ya publicados. La revista se publica en formato PDF y puede solicitarse a la dirección electrónica tec_bol@hotmail.com. Max en el Cervantes. La sede central del Instituto Cervantes inauguró el pasado 21 de febrero una exposición que recorre cuatro décadas de la obra del historietista Francesc Capdevilla, más conocido como Max, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 13 de mayo. La exposición, titulada “Max. Panóptica 1973-2011”, se organiza en cuatro bloques, cada uno de ellos relativo a las distintas décadas de trabajo del dibujante catalán, y recoge más de 200 obras del autor, entre dibujos, bocetos, libros, fotografías, carátulas y otros diversos objetos. La muestra recoge los inicios de Max en 1973 en fanzines clandestinos, su paso en los años ochenta por la revista El Víbora o su trabajo diseñando portadas de discos para grupos como Radio Futura o Los Planetas, en una intensa actividad de la que han nacido personajes como Peter Pank, Gustavo o el más reciente Bardín. La muestra fue producida en su día por el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM), y en 2011 pudo verse en ese mismo museo y en el Centro Cultural de España en México D.F. Max fue el primer autor galardonado con el Premio Nacional de Cómic de España, cuando se creó este reconocimiento en 2007. Asimismo, ha publicado trabajos en periódicos como The New York Times y actualmente realiza una viñeta semanal en el suplemento Babelia del diario español El País. Durante el tiempo que dure la exposición, la sede central del Cervantes desarrollará diversas actividades relacionadas con el cómic, como proyecciones de películas vinculadas a este medio o tres mesas redondas, la primera de las cuales se realizó el 29 de febrero y las otras dos serán el 21 de marzo y el 12 de abril, y en las que participarán los siete artistas distinguidos hasta el momento con el Premio Nacional de Cómic. http://www.cervantes.es/FichasCultura/Ficha78931_00_1.htm Amarar / Desamarrar. “Me es insoportable pensar que se pone los zapatos comprados por otra mujer, como me es insoportable aceptar que mi madre quería a su amante”, dice Margarita García Alonso en uno de los párrafos iniciales de Amarar / Desamarrar, su más reciente novela, que acaba de ser publicada bajo el sello El Barco Ebrio. En esta historia, dos vidas, Maud y Tamiz, se encuentran más allá del tiempo, de la geografía y de la realidad, colapsando como dos mundos y manteniéndose unidos por lazos que van más allá del simple azar. Nacida en Cuba en 1959, la autora es poeta, artista visual y periodista egresada de la Universidad de La Habana. Ha publicado los poemarios Sustos de muchacha (Ediciones Vigía, 1988), Cuaderno del Moro (Editora Letras Cubanas, 1990), Maldicionario, Mar de la Mancha y L’aiguille dans la ponme (Editions “Hoy no he visto el paraíso”), así como Lezamillos habitados, el primer libro ilustrado sobre la obra de José Lezama Lima (Editions “Hoy no he visto el paraíso”). http://elbarcoebrio.com/libro/amarar-desamarrar El retorno de Guzmán. El escritor español Esteban Navarro acaba de publicar Los fresones rojos, su tercera novela, en una edición exclusiva para Kindle. Navarro retoma a Moisés Guzmán, el policía protagonista de El buen padre, un veterano agente de la Oficina de Denuncias de la Comisaría de Huesca, contratado por un misterioso médico de Zaragoza para que averigüe un crimen cometido en Barcelona trece años atrás. En el año 1996 fueron cruelmente asesinados un matrimonio de oncólogos. El crimen no se investigó al coincidir el traspaso de competencias entre la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra. Ahora, el médico de Zaragoza, amigo del matrimonio asesinado, contrata los servicios de Guzmán para que investigue sobre lo que ocurrió entonces y, además, halle el paradero de la hija del matrimonio, que cuando desapareció contaba tres años, ya que el médico está convencido de que vive en la actualidad. Los fresones rojos se distribuye en exclusiva para Kindle al precio de 0,94 euros. http://www.navarroesteban.com/losfresonesrojos.html Melini y sus chinos. La editorial madrileña Vitruvio, especializada en poesía, pone en circulación el nuevo libro de Nicolás Melini: Los chinos, poesía prosaica, de verso corto y temática cotidiana, que tiene en común con su anterior libro de poemas, Cuadros de Hopper, un cierto grado de combinación de géneros, especialmente el poema, la narración muy corta, el diario o la memoria, configurando un libro poco convencional, que poco tiene que ver con la poesía que solemos encontrarnos. Melini (Santa Cruz de La Palma, 1969) es el autor más joven incluido en el volumen La narrativa española de hoy (2000-2010), publicado por la Universidad de Caen, Francia. Su obra literaria se encuentra constituida por una decena de títulos de poesía, cuentos y novela, entre los que se encuentran las novelas El futbolista asesino (2000) y La sangre, la luz, el violoncelo (2005), los volúmenes de cuentos Historia sin cariño de Remedios Quiero Besarte (1999) y Cuaderno de mis mayores (2002); así como de los libros de poemas Cuadros de Hopper (2002) y Adonde marchaba (2004). Como cineasta, ha realizado algunos cortometrajes relacionados con su obra literaria, como Hijo o Mirar es un pecado. La presentación de Los chinos se realizará este jueves 8 de marzo en el Café Comercial de Madrid —ubicado en la Glorieta de Bilbao, en la capital española—, y correrá a cargo del escritor de origen argentino Carlos Salem. http://www.edicionesvitruvio.com Garrido en Fotoarte. El reconocido fotógrafo venezolano Nelson Garrido dictará este mes un taller de fotografía experimental en Fotoarte (http://www.laescuelafotoarte.com), escuela emplazada en Altamira (Caracas). El taller explorará diversas prácticas fotográficas basándose en las experiencias subjetivas de cada participante. Asimismo, se enfocará en la producción de trabajos artísticos articulados con distintas disciplinas. Durante las sesiones de clases, Garrido propondrá alternativas para desarrollar miradas desde una óptica conceptual, las cuales serán complementadas con un proceso de ruptura de las reglas y estructuras establecidas, y que luego se volverán a construir, de ser necesario. Garrido se formó en París en el taller del artista Carlos Cruz Diez, y ha sido reconocido con el Premio Nacional de Artes Plásticas. Además, es fundador y docente de la Organización Nelson Garrido (ONG), una escuela de fotografía y centro de artes alternativas de Caracas. El taller está dirigido a quienes se encuentran en proceso de formación fotográfica, aunque deben haber tomado cursos básicos de fotografía digital o contar con un portafolio de su producción mediante la lente. Se dictará en la sede de Fotoarte (9ª Transversal con 7ª Avenida de Altamira) entre el 6 y el 30 de marzo, los martes y jueves, de 6 de la tarde a 9 de la noche, con dos prácticas en estudio, el 11 y 25 de marzo, de 10 de la mañana a 4 de la tarde. Los interesados pueden llamar al teléfono (0212) 2633309 o escribir a contacto.fotoarte@gmail.com. http://www.laescuelafotoarte.com Collado en Puerto Rico. En el marco de la II Feria Internacional del Libro “Eugenio María de Hostos” a celebrarse en Mayagüez, Puerto Rico, del 7 al 11 de marzo, el escritor dominicano Miguel Collado (Santo Domingo, 1954) pondrá en circulación su libro de ensayos La mentira es una telaraña (Reflexiones y pensamientos), editado por el Centro Dominicano de Investigaciones Bibliográficas (Cedibil). La presentación estará a cargo del escritor cubano Roberto Fernández Valledor, profesor retirado del Departamento de Estudios Hispánicos del Recinto Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico. Collado ha publicado más de veinte libros en diferentes géneros literarios, entre ellos Primicias de América en Jánico, Ideario de Pedro Henríquez Ureña, Historia de la literatura infantil dominicana, Bibliohemerografía hostosiana de autores dominicanos, El fantasma de Trujillo: antología de cuentos sobre el tirano y su Era, Juan Bosch: maestro de la narrativa latinoamericana y Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana, con la que obtuvo el Premio Casa del Escritor Dominicano 1993 como el Mejor Libro del Año en su género. El acto tendrá lugar el viernes 9 de marzo de 1:30 a 2 de la tarde, en los predios del Parque Isidoro García, Carretera 102, en Mayagüez. La Symphonia de Arroyo. El Espacio de Poesía-Sala de Actos Manuel Padorno, localizado en la planta baja de la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas de Gran Canaria (España), acoge la presentación del libro Symphonia, del poeta español Antonio Arroyo Silva (http://www.letralia.com/firmas/arroyosilvaantonio.htm; Santa Cruz de La Palma, 1957), publicado recientemente por Ediciones Idea en su Colección Vid con ilustraciones del artista chileno Leo Lobos (http://www.letralia.com/firmas/lobosleo.htm). En el acto participarán los prologuistas del libro, Luis León Barreto y Rosario Valcárcel, y el autor firmará ejemplares a los asistentes. Licenciado en filología hispánica por la Universidad de la Laguna y profesor de lengua y literatura castellana, Arroyo Silva ha sido colaborador de revistas en papel, como Artymaña, La Menstrua Alba (de Canarias) y Zurgai (de Bilbao), y de revistas digitales como la de la Sociedad de Escritores de Chile, Cinosargo y otras. Antes de Symphonia ha publicado los poemarios Las metamorfosis (1991), Esquina Paradise (2008), y Caballo de la luz (2010). Es vocal de la Asociación Canaria de Escritores. La presentación de Symphonia se celebrará este viernes 9 de marzo a partir de las 19 horas. La entrada es libre. Aprendiendo a escribir guiones con Urgelles. El cineasta venezolano Thaelman Urgelles dictará este mes en Caracas el seminario “Escritura del guión de ficción”, una iniciativa respaldada por la Fundación Nuevos Realizadores Venezolanos (http://www.funrev.com.ve). En diez sesiones que se realizarán entre el 12 y el 23 de marzo de 5 de la tarde a 7:30 de la noche, los participantes harán un recorrido por las diversas etapas de la escritura de un guión cinematográfico. Definiciones y estructura, sinopsis, tiempo y espacio, construcción de los personajes, diálogos, escenas y formatos, así como las posibilidades para el guionista de ficción en Venezuela, son algunos de los temas que abarcará el seminario. La actividad se realizará en la Galería de Arte Nacional (avenida México entre las estaciones del Metro de Bellas Artes y Parque Carabobo; Candelaria, Caracas) y tendrá un costo de 600 bolívares. Los participantes recibirán certificado y material de apoyo. Para solicitar mayor información, los interesados pueden llamar a los números (0212) 7158064 y (0416) 6101904. http://bit.ly/zEbpPW Restaurando cerámica. El próximo viernes 16 de marzo se iniciará el III Curso de Conservación y Restauración de Cerámica Prehispánica en la Casona de la Universidad San Marcos, en Lima, Perú. El curso está dirigido a estudiantes de pregrado y profesionales de arqueología, arte, historia, guías de turismo y afines, y su objetivo es brindar los últimos conocimientos teóricos y prácticos de conservación y restauración de cerámica. Además, permitirá identificar y conocer los materiales, técnicas de manufactura, técnicas decorativas e iconografía hispánica; fomentar la práctica de documentación apropiada en registros manuales, fotográficos y digitales, y el diseño de un sistema de embalaje apropiado. Esta propuesta, que el Grupo GstArt presenta por tercera vez, cuenta con la colaboración del Museo Regional de Arqueología, Antropología e Historia “Juan José Vega Bello”. Estará bajo la cátedra del arqueólogo Alejandro Soto Velarde, especialista en conservación y restauración de cerámica prehispánica y jefe del Laboratorio de Conservación y Restauración de Cerámica del Museo Nacional de Arqueología y Antropología e Historia del Perú (MNAAHP), junto con dos especialistas en conservación preventiva y fotografía profesional. Se realizará en tres módulos: el primero, sobre teoría de la restauración y conservación, del 16 de marzo al 13 de abril; el segundo, sobre documentación y restauración, del 19 de abril al 12 de mayo, y el tercero, sobre restauración, almacenamiento y embalaje, del 17 de mayo al 9 de junio. http://grupogstart.blogspot.com Mamani al viento. El próximo sábado 17 de marzo será presentado, en el marco del Salón del Libro de París, el libro de cuentos l’homme du vent / El hombre del viento, del escritor peruano Porfirio Mamani Macedo (http://www.letralia.com/firmas/mamanimacedoporfirio.htm), que acaba de aparecer bajo el sello francés Editions du Petit Pavé. Los personajes de los cuentos que componen el libro de Mamani Macedo son cautivados por la violencia o por los conflictos de una sociedad rural, como dice el poeta y crítico francés Max Alhau en su prólogo. “Las pequeñas cosas de la vida, a menudo crueles o sórdidas, son transfiguradas por la mirada y la imaginación del autor que conduce al lector hacia un universo rural, en busca de lo insólito cuando los datos de la realidad no se han tomado en cuenta”. Nacido en Arequipa en 1963, Mamani Macedo es abogado egresado de la Universidad Católica de Santa María, con estudios de literatura en la Universidad de San Agustín (Arequipa) y también en la Sorbona (Francia). Ha publicado poemas y cuentos en varias revistas en Europa, Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica. Ha publicado los poemarios Ecos de la memoria (1988), Voz a orillas de un río / Voix sur les rives d’un fleuve (2002) y Más allá del día / Au-delà du jour (2000), el libro de cuentos Les vigies (1997), la novela Le jardin el l’oubli (2002) y el ensayo Flora Tristan: La paria et la femme étrangère dans son oeuvre (2003), entre otros títulos. Actualmente reside en París. El lanzamiento de l’homme du vent / El hombre del viento se realizará el sábado 17 de marzo entre las 17 y las 19 horas. http://www.petitpave.fr Escribir mejor. Tal es el nombre del curso de ortografía y redacción que el Taller Virtual de Escritores dictará en Internet entre el 17 de marzo y el 5 de mayo a estudiantes, escritores y en general a cualquier persona que desee mejorar su comunicación escrita. El curso facilita el logro de una ortografía correcta y una clara redacción, a través de lecciones y ejercicios que perfeccionan la comprensión y el uso de las principales reglas del español. Los participantes contarán con la asistencia de un tutor en línea que agiliza el despeje de dudas y la aplicación inmediata de las reglas en dictados por conferencia virtual, de manera que el estudiante puede medir su propio avance semanalmente con su tutor y sus compañeros de aula. Al terminar el curso, el estudiante dispondrá de las herramientas necesarias que le permitirán escribir documentos (de tipo personal, académico o literario) libres de los errores de ortografía más comunes. Adicionalmente, tendrá a la mano una serie de pautas útiles para redactar sus ideas de manera precisa, ordenada y legible. El tutor será el profesor Neil Romero, magíster en literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y licenciado en lenguas modernas de la Universidad de La Salle, ganador del Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá (2002). Las sesiones se realizarán por chat o conferencia virtual los sábados entre 10 de la mañana y 12 del mediodía, hora colombiana. La inscripción cuesta 50.000 pesos colombianos y se deben hacer dos pagos adicionales de 85.000 pesos cada uno. O bien, un pago único de 150.000 pesos. Los interesados pueden llamar a los números (57) (1) 5475062 y 3157805787 o escribir a escribirmejorypunto@gmail.com o a info@tallervirtualdeescritores.com. http://tallervirtualdeescritores.com/nueva/?page_id=165 Lima fotógrafa. Del 19 de marzo al 24 de junio se realizará la primera Bienal de Fotografía de Lima, evento que estará compuesto por más de veinte muestras de fotógrafos del Perú y otros países, que se expondrán en diferentes espacios de la capital peruana como museos, bibliotecas, galerías, parques, plazas y casonas recuperadas. La Bienal tendrá como país invitado a España, que participará con las muestras “Arquitectura de las Remesas” y “50 x 60 Polaroid Gigante”. Además, participarán artistas, críticos y curadores españoles, latinoamericanos y peruanos, con los que se organizará en el Auditorio del Museo de Arte de Lima (Mali) el Coloquio Internacional de Fotografía “Más allá del Documento”, que se inaugura con la conferencia magistral del teórico español Joan Fontcuberta y se cierra con un evento similar a cargo de Blake Stimson, teórico estadounidense. Asimismo, durante las mañanas de la semana central de la bienal se llevará a cabo una serie de visionados de portafolios con artistas peruanos y extranjeros en el Centro de la Imagen. Dichos visionados estarán abiertos a los fotógrafos interesados, previa inscripción. http://www.bienalfotolima.com Incendios transoceánicos. Este 21 de marzo se realizará, simultáneamente en Madrid y Ciudad de México, la presentación de la revista multimedia de arte, diseño y literatura Incendios, que edita la española Elisa T. Di Biase con el objetivo de proporcionar a los creadores un espacio para dar a conocer su obra y para conocerse entre ellos, brindándoles un foro para compartir y dialogar con autores de diversas disciplinas y con el público. La revista circulará con un número temático por estación del año (cada equinoccio y cada solsticio). El primero lleva por tema “Alumbramiento” e incluirá, entre otras cosas, la novela por entregas Si por Kostia hubiera sido, del escritor asturiano Alejandro Fernández-Osorio, una entrevista del narrador mexicano Jesús Pacheco a la partera Laura Cao Romero, una visita literaria a Islandia, el cortometraje Japón no perdió, del español Arcadi Ballester, la participación de la Internacional Sonora Balkanera, un relato del escritor mexicano Mauricio Montiel Figueiras, y la obra Canto cósmico, del artista plástico Édgar Hernández, entre muchas otras cosas. Además de su página web, la publicación abrirá puentes para contactar con sus lectores y colaboradores a través de su cuenta de Twitter @R_incendios y su página en Facebook (http://www.facebook.com/RevistaIncendios). http://www.revistaincendios.com Paniagua en Madreselva. La Comunidad Terapéutica Madreselva, en Ciudad de México, está auspiciando un taller literario que será dictado desde el próximo 29 de marzo por el escritor mexicano Ulises Paniagua Olivares (http://www.letralia.com/firmas/paniaguaulisses.htm). La actividad está dirigida a estudiantes y a todo público interesado en conocer o perfeccionar técnicas y conocimientos acerca de la creación de un poema, un ensayo, un cuento, o cualquier otra manifestación literaria. Se dictará en doce sesiones, los jueves de 19 a 21 horas, y estará compuesta por dos módulos, el primero dedicado al origen y teoría sobre la creación literaria y el segundo al análisis y estilos de escritura de autores reconocidos. El taller, que tendrá un costo de 300 pesos por persona a pagar en dos partes, se dictará en la sede de Madreselva, ubicada en la colonia Santo Tomás de la capital mexicana. Narrador, poeta, videasta y dramaturgo, Paniagua ha publicado, en colectivo, cuatro libros de cuento bajo el sello editorial de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Publicó, en 2009, el poemario De amor y otras miserias, bajo el sello editorial Fridaura; y el libro de cuentos Patibulario, en 2011, con la editorial Mutibilda. Su obra ha sido divulgada en diversas revistas y diarios nacionales e internacionales. En 2007 recibió una mención honorífica en el Concurso Nacional de Cuento Criaturas de la Noche, del Instituto Coahuilense de Cultura. En 2008, fue incluido en la antología de poesía latinoamericana Giulia Gonzaga, de y la revista Lo Spazio (Italia). Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, al alemán y al italiano. Los interesados pueden solicitar mayor información sobre el taller llamando a los números 53-94-28-04 y 044-55-12-97-98-70, o escribiendo a sesilu7@yahoo.com.mx. Sexto Delirium. Hasta el 31 de marzo es posible enviar material a la revista literaria Delirium Tremens, que se publica en formatos impreso y digital y ya ha abierto la convocatoria para su número 6, a publicarse el próximo mes de mayo. La revista recibe colaboraciones en poesía, narrativa, artículos, ensayos, reseña de libros y, en general, cualquier material relacionado al campo literario y cultural de cualquier país del mundo, siempre y cuando se encuentre en idioma español. La extensión máxima es de diez páginas para ensayo, tres para artículos o notas, una para reseñas de libros y cinco para narrativa, así como de tres a cinco textos en el caso de la poesía. Los colaboradores deberán enviar sus trabajos a artesinlucro@gmail.com adjuntando también un pequeño resumen biográfico de no más de ocho líneas, todo en un mensaje titulado con en el asunto “Colaboración Revista Delirium Tremens” y el género en que participa (poesía, narrativa, ensayo, reseña, nota, artículo). http://revistadeliriumtremens.blogspot.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Fallo del Alfaguara, con récord de participación, se anuncia este mes El premio Alfaguara de novela, uno de los galardones más prestigiosos de la literatura iberoamericana, estableció un récord de participación al reunir 785 manuscritos procedentes de Latinoamérica y España, anunció la editorial el pasado miércoles 22 de febrero. Alfaguara señaló en un comunicado que la edición 2012, cuyo fallo se anunciará el 26 de marzo, “es la convocatoria con más participación’’, desde la creación del premio en 1998. El año anterior se recibieron más de 600 manuscritos. En la presente edición, España encabezó la lista de candidatos con 307 manuscritos. Se recibieron además 143 de Argentina, 108 de México, 47 de Colombia y 31 de Estados Unidos, entre otros. El ganador del premio, elegido por un jurado encabezado en esta ocasión por la española Rosa Montero, recibe 175.000 dólares, una escultura de Martín Chirino y la distribución simultánea de su obra en 19 países de habla hispana. A lo largo de su historia, el galardón ha sido entregado a reconocidos escritores como la colombiana Laura Restrepo, Elena Poniatowska, el argentino Andrés Neuman y el colombiano Juan Gabriel Vásquez, ganador del año pasado con El ruido de las cosas al caer. Por su parte, entre los presidentes del jurado de ediciones pasadas destacan los Nobel José Saramago y Mario Vargas Llosa, así como los mexicanos Carlos Fuentes y Ángeles Mastretta. Fuente: EFE *** Premio García Yebra cambia de ganador Las bases del certamen establecen que las novelas participantes deben ser inéditas, pero la que fue escogida por el jurado estaba publicada, lo cual fue ocultado por su autor. La Fundación Siglo Futuro tuvo que fallar de nuevo el X Premio Nacional de Novela “Valentín García Yebra” para Jóvenes Escritores menores de 35 años, que está patrocinado por el Ayuntamiento de Guadalajara, dado que la novela escogida en primer término por el jurado, titulada Ogros, contradecía las bases del certamen, en las que se establece que sólo pueden participar textos originales e inéditos. La organización dio a conocer el miércoles 22 de febrero que la obra, del escritor español Arturo Caprara, “ha resultado ser édita y ya presentada en varias ocasiones en Madrid”, según confirmó y reconoció el propio autor. “Lo sorprendente del caso es que al ponerse la organización convocante en contacto con el autor de la novela inmediatamente después de fallado el premio, el mismo se mostró agradecido al jurado manifestando su emoción por un premio tan prestigioso que sacaría de la ineditez a un texto tan poco al uso en la narrativa actual, como, en efecto, lo es Ogros, al que tres miembros del jurado calificaron como novela de vanguardia, rompedora y de difícil encaje genérico, aunque de inequívoca calidad literaria”, manifiestan desde Siglo Futuro en nota de prensa. Así las cosas, al conocerse el “incumplimiento de las bases” y, por tanto, la nulidad del fallo, el jurado, por unanimidad, decidió aplicar la medida correspondiente en estos casos —que desgraciadamente se multiplican en galardones para autores desconocidos— y otorgar el premio a la novela que antes ostentara rango de finalista, La verdad sobre Mariana Álvarez, de la escritora dominicana, residente en Madrid, Aurora Marlene Tactuk Retif. En opinión del jurado, la obra se puede encuadrar en el subgénero de la novela romántica y, escrita con una notable limpieza y una gran ternura, “nos devuelve a los tiempos jóvenes del instituto con un equívoco de fondo que implica al lector de forma tan personal que lo podría haber experimentado en sí mismo. De una sencillez que ilumina, es casi un cuento adolescente, pero precioso y, en su inocencia, rejuvenecedor”, de acuerdo con las palabras del presidente del jurado, Antonio Hernández. A Hernández lo acompañaron en el jurado los escritores Rafael Soler, María Antonia Velasco, Andrés Sorel y Miguel Ángel de la Torre, actuando de secretario Juan Garrido, presidente de la Fundación Siglo Futuro. La concejala de Cultura, Isabel Nogueroles, también formó parte del jurado en representación del Ayuntamiento de Guadalajara. El premio, dotado con 3.000 euros y un diploma, se entregará en la Gala Literaria que se celebrará en el mes de junio en esta ciudad española. Fuente: Guadalajara Dos Mil *** Cadáver del poeta Rogelio Treviño estuvo un mes sin identificar El cuerpo de un hombre que murió de hipotermia hace aproximadamente un mes, y que se encontraba en las instalaciones del Servicio Médico Forense de la ciudad de Chihuahua, correspondía al poeta mexicano Rogelio Treviño Montijo, como se determinó en la identificación llevada a cabo por sus familiares el pasado 22 de febrero. El Instituto Chihuahuense de la Cultura informó que junto con familiares y amigos realizaron una ceremonia de homenaje el viernes 24 de febrero. Treviño presentó el año pasado, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la capital mexicana, el libro La lámpara en el granero, un compendio de su obra poética. El llamado “poeta inconquistable”, reconocido ya a nivel nacional e internacional por su abundante y destacada obra, fue designado como “Creador Emérito” por su amplia trayectoria de cuarenta años de producción literaria y el reconocimiento como poeta de la comunidad artística y cultural de Chihuahua. Conocido por sus alumnos de los talleres de poesía impartidos en el Instituto Chihuahuense de la Cultura, Treviño publicó quince poemarios y recibió varios premios nacionales y binacionales. Fuentes: El Diario • Gaceta • La Jornada *** Club Internacional de Prensa galardona a Mario Vargas Llosa El Club Internacional de Prensa (CIP, http://www.clubinterprensa.org) anunció este 23 de febrero el fallo de sus Premios Internacionales de Periodismo 2011, entre los cuales destaca el reconocimiento especial que en los cincuenta años de la institución se brindará al escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, por su trayectoria periodística de medio siglo. Los premios reservaron este año una categoría especial para periodistas con cincuenta años de trabajo, que recayó sobre el autor de Conversación en La Catedral quien “en esencia nunca ha dejado de ser periodista”, como indica la entidad en un comunicado. El premio al mejor corresponsal o enviado especial español en el exterior correspondió a Mayte Carrasco, corresponsal de guerra desde hace varios años, destacada en zonas de conflicto como el Cáucaso (Chechenia, Georgia), Asia Central (Afganistán) y África (Magreb, Sahel), colaborando con los diarios El País y Público y con Informativos Telecinco, al tiempo que escribe artículos de opinión en Cambio 16 y El Correo, o participa en programas de la Cadena Ser. Compagina este trabajo con el de investigación como colaboradora del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH). El británico Giles Tremlett recibirá el premio al mejor corresponsal extranjero en España. Licenciado en antropología por la Universidad de Oxford en 1984, Tremlett ha estudiado en las universidades de Barcelona y Lisboa. Reside en España desde finales de los años ochenta, es corresponsal de The Guardian y colaborador de The Economist. Autor de una biografía sobre Catalina de Aragón y de la obra España ante sus fantasmas. Jon Lee Anderson, especializado en temas latinoamericanos y en zonas de conflicto, será condecorado con el premio a la trayectoria profesional relevante a lo largo de toda una carrera periodística. El escritor y periodista estadounidense ha escrito artículos para The New York Times, Financial Times, The Guardian, El País, Harper’s, Time, The Nation, Life, Le Monde, Diario Clarín, El Espectador y otros medios. Forma parte del staff permanente en The New Yorker. El premio especial a un comunicador que haya contribuido a difundir la imagen de España será para el colombiano Daniel Samper Pizano. Periodista, columnista, cuentista y novelista, su trayectoria ha servido para recoger gran parte de los premios más prestigiosos de habla hispana, incluyendo el Premio Rey de España y el María Moors Cabot de Estados Unidos. Samper Pizano es abogado de la Universidad Javeriana, con maestría de periodismo de la Universidad de Kansas en EUA, además de Nieman Fellow de la Universidad de Harvard. Reporteros sin Fronteras se lleva el premio institucional. Organización no gubernamental internacional de origen francés cuyo objetivo principal es la defensa de la libertad de prensa e información en el mundo, RSF fue fundada en 1985, entre otros por su actual secretario general, Robert Ménard. RSF es miembro de la organización Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión, una red mundial que agrupa a asociaciones en defensa de la libertad de expresión. El acto de entrega de los premios se celebrará el próximo mes abril y tendrá una especial relevancia debido a la conmemoración del 50º aniversario del Club, fundado el 15 de noviembre de 1962 con el objetivo de reunir a los representantes de los medios de comunicación extranjeros que desarrollaban su labor profesional en España y sus colegas periodistas españoles. Fuente: CIP *** Eduardo Lizalde recibió el premio Alfonso Reyes El escritor mexicano Eduardo Lizalde (http://www.letralia.com/firmas/lizaldeeduardo.htm) recibió el pasado 23 de febrero el Premio Internacional Alfonso Reyes, durante una ceremonia celebrada en el Palacio de Gobierno del Estado de Nuevo León, en la capital del mismo, Monterrey. “Estoy honrado, pero también abrumado de recibir este premio”, dijo el autor de El tigre en la casa, quien habló de la admiración que le causa la obra y la figura de Reyes. “A la sombra de obra inmensa de Alfonso Reyes hemos vivido”, dijo. El poeta y escritor mexicano, de 82 años, confesó haber leído cada página publicada de Reyes, y recordó las dificultades que en vida tuvo el escritor para dedicarse a este oficio. Lizalde recibió un diploma de manos del gobernador Rodrigo Medina. En el evento estuvieron presentes representantes de instituciones y organismos que respaldan el Premio Internacional Alfonso Reyes, como el Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba), Conarte, la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), la Universidad Regiomontana (UR), el Tecnológico de Monterrey, la Universidad de Monterrey (UdeM) y la Sociedad Alfonsina Internacional. Lizalde develó por la mañana la placa que lo acredita como ganador del Premio Internacional Alfonso Reyes en la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria, donde unió su nombre a otras figuras como Ernesto de la Peña, Mario Vargas Llosa y Antonio Cándido, ganadores de las anteriores ediciones de este premio. Fuente: El Golfo *** Presentan en Madrid Obras completas de Ortega y Gasset Diez volúmenes con más de 10.600 páginas conforman las Obras completas del filósofo español José Ortega y Gasset, presentadas el pasado 23 de febrero en la sede de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, en la capital española, durante una ceremonia presidida por los príncipes de Asturias. Don Felipe elogió el europeísmo de José Ortega y Gasset y su defensa de la democracia, la educación y la justicia social como ejemplo para afrontar la actual crisis, y compartió así una reflexión del pensador: “Estamos obligados a pensar nuestro presente para ganar nuestro futuro”. “El pasado es el único arsenal donde encontramos los medios para hacer efectivo nuestro futuro”, parafraseó a continuación al filósofo, antes de advertir: “Y, si queremos ganar ese porvenir, tenemos que ser fieles a nosotros mismos”. Antes de señalar que invertir en cultura es hacerlo en el futuro de la sociedad española, don Felipe recalcó que Ortega continúa hoy ayudando a los españoles a interpretar la realidad y a impulsar un mayor progreso de su país a través de su herencia intelectual, por lo que valora la nueva edición de sus obras completas como “una magnífica noticia para la cultura y el pensamiento en español”. Editadas por Taurus con el apoyo del Banco Santander y Telefónica, las Obras completas de Ortega y Gasset incorporan 262 textos que no figuraban en la anterior edición de 1983, de los que 107 son inéditos total y parcialmente y 81 ven la luz por vez primera, mientras que otros 60 —muchos de ellos artículos de periódicos— no se habían vuelto a publicar desde la primera edición. Entre los libros nunca publicados desde entonces se encuentra Cultura europea y pueblos europeos, en el que Ortega expone el ideal europeísta que ya había mostrado en la segunda parte de La rebelión de las masas, donde propone la constitución de unos Estados Unidos de Europa. La actual edición ofrece novedades como el primer artículo publicado por Ortega, que dedicó a Valle-Inclán, su tesis doctoral, algunos de los escritos que preparó en defensa de Unamuno tras su destitución como rector de la Universidad de Salamanca, varios artículos prohibidos por la censura y versiones originales de las conferencias que dio en los últimos años de su vida en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Suiza e Italia. A la hora de compilar el conjunto de los trabajos escritos por el filósofo, el Centro de Estudios Orteguianos de la fundación que preside José Varela Ortega siguió el criterio de respetar la cronología de las publicaciones editadas en vida del pensador y separar aquellos textos de los que quedaron inéditos a su muerte. Tras recibir como obsequio los diez volúmenes de esta nueva edición, los príncipes entraron a la biblioteca de la fundación, que cuenta con más de 55.000 volúmenes, para visitar una pequeña exposición con objetos y obras de arte relacionados con la vida del filósofo. La Fundación José Ortega y Gasset nació en 1978 como institución privada dedicada a la difusión cultural, la formación, el debate y la investigación y, tras su fusión en 2010 con la dedicada a Gregorio Marañón, custodia uno de los archivos más completos sobre la España de la primera mitad del siglo XX. Fuente: EFE *** Falleció el escritor español Manuel Barrios Este 24 de febrero murió a los 87 años el escritor español Manuel Barrios, natural de San Fernando (Cádiz) pero residente de Sevilla desde muy joven. Barrios, quien publicó su último artículo en diciembre pasado en la edición de Sevilla del diario La Razón, seguía trabajando en la escritura de al menos tres libros: uno sobre las Cortes de Cádiz, otro sobre la Monja Alférez y una antología de dichos populares andaluces, según confirmó su hijo Manuel Barrios Casares, decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla. Virgen negra de cara blanca, El sacristán del diablo: vida mágica de Fernando Villalón y Los secretos de Alcoba de los Borbones fueron los tres últimos libros publicados por Barrios, en los últimos meses, en el sello sevillano Espuela de Plata. Según su hijo, el escritor no quiso renunciar en sus últimos años al hábito de fumar, especialmente contraindicado con la enfermedad que sufría, de insuficiencia respiratoria, y que le hacía preciso el suministro de oxígeno. Barrios desarrolló a lo largo de su vida una intensa actividad literaria y, como articulista, publicó algo más de setenta libros y recibió 44 premios literarios, además de haber publicado miles de artículos y haber hecho varios programas de radio. Fue dos veces finalista del Nadal, una de ellas con La espuela, que fue llevada al cine en los años 70 con cierta polémica, por ser una de las primeras del destape, y en la que se contaban los excesos de los señoritos andaluces. También fue finalista del Planeta y obtuvo el Ateneo de Sevilla en 1972 con la novela Epitafio para un señorito. En teatro cultivó el género humorístico con títulos como El encierro de San Serapio, El día en que Gilda se quitó el guante, El recurso de Amparo y El otro nombre de la rosa. Conocedor del mundo del flamenco y de la historia de Andalucía, también dedicó buena parte de su producción literaria a asuntos de la historia de España. Como escritor se le encuadró en la denominada “Nueva narrativa andaluza” con títulos como Al paso alegre de la paz: Crónica de una nostalgia y Vida, pasión y muerte de Río Quemado. Fue jefe de Programación de Radio Nacional de España en Sevilla y redactor-jefe de Radio Sevilla, etapa en la que obtuvo la Antena de Oro y cuatro Premios Ondas. El miércoles 29 de febrero, la coordinadora de vecinos y asociaciones La FEA de la barriada sevillana de Parque Alcosa solicitó al Ayuntamiento que el centro cívico de la zona sea rebautizado con el nombre del escritor, y que se le conceda el nombramiento póstumo de Hijo Adoptivo de la ciudad. Fuentes: Diario de Sevilla • EFE • Europa Press *** Elecciones de la SGAE serán el 26 de abril La junta directiva de la Sociedad General de Autores y Editores de España decidió en su reunión del pasado lunes 27 de febrero convocar elecciones para el 26 de abril, una vez que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España ha dado luz verde a la reforma estatutaria que democratiza a la entidad, amplía el censo de votantes, garantiza la transparencia de los comicios y, en definitiva, contribuye a regenerarla. La resolución ministerial sobre los cambios estatutarios —aprobados por una mayoría del 98,12% de los socios el pasado 30 de noviembre en Asamblea General Extraordinaria— era el último paso necesario para que se convocaran unas elecciones que legitimarán a la junta directiva resultante a la hora de acometer las medidas precisas para la refundación estructural de la nueva SGAE. Así, el 26 de abril algo más de 21.000 autores y editores elegirán los órganos de gobierno de la entidad. Con esta decisión comienza una nueva etapa para el colectivo autoral. Por lo pronto, ha quedado constituida la Comisión Electoral, integrada por tres miembros independientes de reconocido prestigio: Rafael de Mendizábal Allende, ex vicepresidente del Tribunal Constitucional, Pablo Jiménez de Parga Maseda, abogado, y Francisco-Javier Monedero San Martín, notario. La convocatoria se produjo apenas tres días después de que el expresidente de la organización, Teddy Bautista, exigiera en tribunales el pago de una indemnización que podría oscilar entre los 675.000 euros y 1.400.000 euros, aduciendo “despido improcedente laboral”. Fuentes: ABC • EFE • Europa Press *** Realizan en Argentina homenaje al poeta español Rafael Alberti Buenos Aires rindió homenaje al poeta español Rafael Alberti con la presentación, por primera vez en Argentina, de El amor y los ángeles, una selección de la poesía amorosa del escritor español, que vivió 23 años exiliado en la capital argentina. La actividad consistió en actos que se celebraron en el Centro Cultural Recoleta el martes 28 y miércoles 29 de febrero. “Este reconocimiento puede servir para reavivar el interés popular por la obra de mi padre”, admitió Aitana Alberti, hija del poeta y de la también escritora María Teresa León, y nacida en Buenos Aires en 1941. La capital argentina, recordó, acogió “con todo el amor y el respeto” a sus padres, vecinos durante buena parte de su estancia de un edificio de la emblemática avenida Pueyrredón, que luce una placa conmemorativa para recordar el paso de la pareja. Responsable de la selección de textos que forman El amor y los ángeles, editado en España en 1998 y que se presentó por primera vez en Argentina, Aitana confesó que siente una mezcla de “alegría y emoción” ante el reconocimiento de la ciudad a la figura de su padre. “Quise que se publicara en la Argentina porque mi padre adoraba este país, del que tenía unos recuerdos maravillosos”. Y agrega: “Nos fuimos a Roma cuando yo tenía 22 años, por lo que mi formación fue en Buenos Aires, una ciudad que para mí es esencial”. Rafael Alberti donó a Aitana, su única hija, los derechos de esta antología, junto con un dibujo de Federico García Lorca y cartas y manuscritos de Pablo Neruda, Pablo Picasso y Miró, entre otros. El amor y los ángeles, que se edita en Argentina de la mano del gobierno municipal y de la editorial Último Reino, constituye un recorrido por la obra del escritor español a través de poemas, fragmentos de teatro y prosa autobiográfica. Su título procede de una de las obras más importantes de Alberti, Sobre los ángeles, publicada en 1929, en la que el poeta convierte el ángel cristiano “en un ángel humano, que sufre las pasiones de los hombres”, recordó su hija, que reside en La Habana desde 1982. “Nos enorgullece acercar estos poemas a las nuevas generaciones; son textos que hablan del amor y el abandono, del descubrimiento y la ausencia, pero, sobre todo, revelan los sueños y desvelos de un artista multifacético y comprometido que, junto con su mujer, dejaron en Argentina una huella imborrable que puede rastrearse en sus versos”, señala la presentación del Ministerio de Cultura de Buenos Aires. El exilio argentino permitió al autor de Marinero en tierra establecer una compleja relación con la ciudad, a la que dedicó varios libros, entre ellos Buenos Aires en tinta china, un retrato de la capital construido en 1951 con los poemas de Alberti y las ilustraciones del artista italiano Atilio Rossi, con prólogo de Jorge Luis Borges. El homenaje a Rafael Alberti incluyó, el miércoles 29, la proyección del documental El poeta en la calle (1995), dirigido por Rosa Vergés, que utiliza testimonios de Aitana Alberti y de varios amigos del poeta para hacer un recorrido por la trayectoria vital del autor español. Rafael Alberti, nacido en el Puerto de Santa María (Cádiz) en 1902, miembro de la llamada Generación del 27 y activo militante comunista, se exilió en París tras la guerra civil española. Llegó a Buenos Aires en 1940 y residió en la ciudad hasta 1963, cuando se trasladó a Roma, última etapa de su largo exilio. En 1977 regresó a España, donde fue reconocido con varios premios, entre ellos el Cervantes (1983), y donde murió en 1999. Fuentes: Clarín • EFE *** Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito”, convalece en su casa El comediante y escritor mexicano Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito”, convalece en su casa tras permanecer seis días hospitalizado, luego de que se le rindiera un homenaje a nivel internacional por sus cuarenta años de trayectoria artística. “Agradezco la preocupación y atención de los medios mientras estuve hospitalizado, estoy ya en casa. Discúlpenme por no poder atenderlos. Un abrazo”, escribió en su cuenta de Twitter al salir del hospital ubicado en el sur de Ciudad de México. Custodiado por cuatro efectivos de seguridad que impedían la visibilidad al interior de la camioneta que lo transportaba, el artista de 83 años abandonó las instalaciones la tarde de este lunes 5. De acuerdo con su hija, Paulina Gómez Fernández, el actor permanecerá por lo menos una semana más en su casa de la capital mexicana antes de viajar a su residencia en Cancún, Quintana Roo, donde radica desde hace varios años. “El es muy nervioso, no le gustan las multitudes y fue mucha la presión y el impacto (del homenaje). Eso lo emocionó y le afectó la presión”, dijo Gabriela Martínez, asistente de Florinda Meza, esposa de Chespirito y quien encarnó el personaje de “Doña Florinda” en El Chavo del Ocho. “Está cansado por el evento que tuvimos el miércoles, le dijeron que estaría en el mayor reposo posible (...). Esos cambios le pesan un poco pero está muy, muy bien”, dijo su hijo Roberto Gómez Fernández, productor de Televisa donde las series de Gómez Bolaños se transmiten hasta ahora. Gómez Bolaños fue internado en el hospital el pasado 29 de febrero, luego de que su presión arterial disminuyó de manera considerable durante el tributo “América celebra a Chespirito”, que ante más de 10 mil personas se le rindió en el Auditorio Nacional el miércoles 28. El comediante, dramaturgo y escritor se presentó a su homenaje en silla de ruedas y con un tanque de oxígeno que le ayuda a respirar, toda vez que padece de un enfisema pulmonar derivado de su hábito de fumar. Thalía, Chabelo, Jacobo Zabludovsky, Emilio Azcárraga, Rogelio Guerra y Juan Gabriel estuvieron entre las personalidades que asistieron al homenaje que se le rindió en la capital mexicana al creador de El Chavo, El Chapulín Colorado y otros personajes del humor latinoamericano. Además de México, los homenajes al humorista se realizan en Colombia, Argentina, Brasil, Bolivia, Guatemala, Ecuador, Perú, Costa Rica, Estados Unidos y Nicaragua, y se desarrollarán hasta el próximo 11 de marzo, cuando se emitirá un programa especial con el homenaje en los países participantes. Los homenajes a Chespirito arrancaron el 19 de febrero con una megacoreografía realizada en la explanada del Monumento a la Revolución de la capital mexicana, y en la que participaron más de 22.000 personas disfrazadas de los personajes creados por Gómez Bolaños. Fuentes: AP • EFE • Notimex • Univisión *** Escritor boliviano rechaza acusaciones de racismo del sector oficial El escritor boliviano Claudio Ferrufino Coqueugniot, ganador del Premio Nacional de Novela Alfaguara 2011 por Diario secreto, rechazó este 28 de febrero las acusaciones de racismo que le hizo el gobierno del presidente Evo Morales, al que acusa de “traición a la patria” porque, en su criterio, es pasivo en la lucha antidrogas. Ferrufino, quien reside en Estados Unidos, fue calificado de racista por el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas. De la misma manera, desde sectores oficiales se solicitó a la filial boliviana de esa editorial española que le sea retirado el premio. Según el escritor, el viceministro habría lanzado sus calificaciones contra la novela premiada “sin obviamente haberla leído”, ya que su obra “no trata de temas político-sociales”. “Luego (Cárdenas) entremezcló la novela con párrafos de un texto mío de opinión, cuestionador y opositor del gobierno, como siempre lo he sido, para seguir con la perorata de conspirador, ligándome con personajes a quienes persigue el régimen con o sin razón”, añadió Ferrufino, y se quejó que lo acusan incluso “de xenófobo”. En ese texto de opinión, el escritor afirmó que “hace mucho que Morales ha perdido su derecho a ser presidente”, por la forma en que encaró conflictos como el de los indígenas amazónicos, a los que reprimió con violencia porque rechazan la construcción de una carretera por el parque natural Tipnis. Cárdenas dijo que “el libro de Ferrufino es un escrito racista y funcional a la oposición, que hace recordar por su proyección ideológica a la ‘media luna’ ”, como se llama a las regiones orientales y sureñas en las que predomina la oposición boliviana. Sobre si mantiene tras la polémica lo escrito en la columna, el escritor respondió que “a nombre de la democracia, este gobierno nos está llevando por una pendiente que no podremos volver a subir”. “La pasividad en la lucha contra el narcotráfico y el esfuerzo desde el gobierno por dotar a cocaleros de mayor poder y riqueza, ampliar los cultivos de coca que todos saben va al narco, es alta traición a la patria. Expoliar un país en beneficio de unos pocos, personas y sectores no tiene nombre”, señaló. Ferrufino se refiere a que Morales, seis años después de llegar a la Presidencia, sigue dirigiendo sindicatos de productores de coca, materia prima para producir cocaína. “Porque cuando ya no estén (en el poder), estos señores vivirán como reyes en el exilio, mientras Bolivia se asfixie casi sin salvación en el legado corrupto que desean dejar”, agregó. El escritor reconoció que se le han “cerrado ventanas de opinión” en algunos diarios bolivianos por la polémica, pero cree que es “mínimo” el apoyo de “algunos sectores intelectuales” a las acusaciones de “racismo” y al “veto” a sus publicaciones, frente al apoyo que ha recibido. Dijo que desconoce si hay algún criterio legal para retirarle el premio Alfaguara y señaló que, si así fuera, confía en ganar “otros premios”, para “gusto” propio y “orgullo” de Bolivia. “Ni mi vida ni mi obra dependen de unos jerarcas ignorantes y pasajeros (...). Creo que dejo bien sentado el nombre de Bolivia con mi trabajo”, afirmó Ferrufino, que actualmente escribe prólogos para libros de un autor cubano y otro argentino. “Solo, sin afiliación partidaria, sin un aparato que me sustente, sin deberle nada a nadie, sin jamás cobrar por colaboraciones a los diarios y revistas de mi país, ¿qué puedo temer? Que teman los que saben que lo están haciendo muy mal, cada vez peor”, concluyó. Nacido en Cochabamba el 13 de marzo de 1960, Ferrufino vive desde 1989 en Denver, Estados Unidos. En 2009 ganó el premio de novela de Casa de las Américas con su obra El exilio voluntario, y también es autor de Los virginianos y Señor don Rómulo. Con Diario secreto ganó el Premio Nacional de Novela Alfaguara 2011, que apoyan los gobiernos de Bolivia y España y el grupo editorial hispano Santillana. Fuente: EFE *** Suspendidas actividades de la Unión Latina España, Francia e Italia decidieron paralizar el trabajo de la Unión Latina, según se informó este 28 de febrero. El organismo internacional, que tiene su sede en París, fue creado en 1954 para promover las lenguas y las culturas latinas frente al avance del inglés, agrupa a cuarenta países de cuatro continentes y tiene seis idiomas oficiales: español, francés, italiano, portugués, rumano y catalán. El actual secretario general es el veterano diplomático español José Luis Dicenta, que explica que la decisión de suspender las actividades fue impulsada por los embajadores ante la Unesco de los tres países que más fondos aportan al presupuesto. Aunque el presupuesto anual de la organización no supera los dos millones de euros, fue la crisis económica la razón que se esgrimió para el cierre. Para Dicenta, el cierre de la Unión Latina representa “un grave debilitamiento ante la potencia avasalladora de la cultura anglosajona”. La Unión Latina, poco conocida por el gran público, organiza publicaciones, conferencias y actos culturales, y entre otras peculiaridades es el único organismo multilateral que considera idioma oficial al catalán, y uno de los pocos en el que estados como Timor o Filipinas conviven con países europeos y latinoamericanos. Miembros del personal de la Unión Latina afirman que es “un deber moral mantenerla viva”, y proponen abrirla a otros países, como los de la orilla sur del Mediterráneo y de Oriente Medio. Desde enero de 2009, la Unión Latina había reducido su plantilla de cincuenta personas hasta la actual de diecisiete. Fuente: El País *** Darán a conocer poesía erótica del español Pedro García Cabrera La Fundación Pedro García Cabrera anunció el miércoles 29 de febrero que dará a conocer la obra erótica de este autor español, al que está dedicado este año el Día de las Letras Canarias, durante la llamada “Noche erótica sobre Cabrera” que se celebrará en los próximos meses en Santa Cruz de Tenerife. Entre la obra erótica de García Cabrera (1905-1981) destaca el relato “Senos de tinta”, aunque la mayoría de su creación poética de este estilo es desconocida y no ha sido publicada, ya que coincide con el franquismo en España. La fundación también celebrará un concurso audiovisual que se abrirá este mes y en el que, según informaron las fuentes, se podrán enviar “videocreaciones” inspiradas y basadas en la obra del poeta y periodista. El concurso estará abierto hasta principios del verano, momento tras el cual el jurado premiará a los dos mejores trabajos con dinero en metálico y se colgarán en Internet los vídeos galardonados. Asimismo, la fundación tiene previsto presentar este mes una antología de la obra de Pedro García Cabrera, publicada por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPG). También, y en colaboración con el coordinador del Memorial Pedro Lezcano, la fundación realizará actos en conjunto en Gran Canaria y Tenerife para dar a conocer la semblanza biográfica y artística de los dos poetas canarios. “Pedro Lezcano, Pedro García Cabrera: dos poetas un compromiso” se llamará la charla que se dará el 20 de marzo en el Club de Prensa Canaria de Las Palmas de Gran Canaria y el 22 del mismo mes en el Círculo de la Amistad de Santa Cruz de Tenerife. Todas estas actividades se llevan a cabo en paralelo a los eventos que tiene previsto para los próximos meses el Gobierno de Canarias, que dedica este año el Día de las Letras Canarias a Pedro García Cabrera. Fuente: EFE *** Obras del artista venezolano Armando Reverón serán expuestas en Rusia La galería Tretyakov, en Moscú, mostrará durante tres meses un conjunto de obras del artista venezolano Armando Reverón (1889-1954), el más importante del siglo XX, junto con las piezas de su amigo el pintor ruso Nicolás Ferdinandov, según se anunció este miércoles 29 de febrero. Es la primera vez que el arte de Reverón se expone en la nación europea. Las obras, que pertenecen a la Galería de Arte Nacional de Venezuela, todavía no tienen fecha de salida del país. Sin embargo, la muestra se realizará gracias al Programa de Cooperación e Intercambio cultural Venezuela- Rusia 2010-2012. El director de la GAN, Juan Calzadilla, aseguró que tiene planeado viajar a Moscú para conocer los espacios en los que las obras de Reverón serán expuestas. En la galería hay aproximadamente 38 piezas del maestro. Hace ya cinco años que las obras del pintor de la luz tropical viajaron a Nueva York para exponerse por primera vez en el Museo de Arte Moderno (MoMA). Ahí se incluyó una amplia selección de sus obras, en las que el artista articuló el lenguaje del post-impresionismo a una figuración misteriosa y radical. En total fueron más de 100 piezas de la colección de la Fundación Museos Nacionales las que viajaron a la ciudad estadounidense, incluyendo pinturas, dibujos y objetos. “El arte de Reverón difiere mucho de la imagen de arte latinoamericano que tenemos en Estados Unidos, que, por razones de proximidad geográfica y volumen de producción, es la del arte mexicano”, dijo en su momento el director del museo neoyorquino, Glenn Lowry. La temática de Reverón, luego de su etapa de formación, está fuertemente delimitada por sus vivencias en Macuto, pero también por el mundo mágico y espiritualizado que creó en El Castillete, y por la particular presencia de sus objetos, entre ellos sus muñecas, que en conjunto marcarían sensiblemente su propuesta plástica desde 1920 hasta la fecha de su muerte. Fuente: El Universal *** Fernando Savater recibe el Premio Primavera de Novela El filósofo y escritor español Fernando Savater recibió este 29 de febrero el Premio Primavera de Novela con Los invitados de la princesa, una concatenación de relatos escritos al estilo de Chaucer o de Bocaccio en los que proyecta una mirada irónica y desenfadada sobre la cultura y los usos sociales actuales. El jurado del premio, dotado con 200.000 euros (unos 268.000 dólares) y convocado por Espasa y Ámbito Cultural de El Corte Inglés, estuvo presidido por la escritora Ana María Matute, que no pudo asistir al acto por estar convaleciente de una enfermedad. En la novela premiada, una crítica inteligente y llena de humor del mundillo académico y universitario, Xabi Mendia, periodista cultural de El Mundo Vasco, acude a un congreso internacional que se celebra en la isla de Santa Clara, un pequeño país insular en América Latina. Cuando su avión aterriza, la erupción de un volcán obliga a cerrar el espacio aéreo y los congresistas quedan aislados durante una semana, situación que coincide con “una amenaza difusa del grupo terrorista Irene”, que lleva a adoptar “medidas de seguridad extraordinarias”, según se indica en la sinopsis facilitada por Espasa. En nombre del jurado, Ángel Basanta dijo que la novela “está llena de guiños y complicidades” y es “una gran parodia” en la que Savater habla de cuestiones que le interesan mucho como la filología, la filosofía, la gastronomía y el terrorismo, que también afecta a los reunidos en la isla. El ganador aseguró que con esta novela pretende “hacer disfrutar al lector” gracias “al humor, a la ironía y a algunos toques fantásticos”. Autor ya consolidado como referente de las letras hispanas, Savater definió la novela como “un homenaje” a los libros que le han dado tanto a lo largo de su vida, y como un acto de agradecimiento a los mejores autores que conoce, entre otros, Franz Kafka o Jorge Luis Borges. En la obra premiada están presentes, en tono “un poco burlesco a veces”, cuestiones que conoce a fondo este escritor, como el mundo de la cultura, el de la universidad, las carreras de caballos, la gastronomía o la lectura, porque, en definitiva, la novela “es un homenaje a los libros que tanto placer le han dado”, señaló Savater. Nacido en San Sebastián en 1947, y considerado un gran ensayista y divulgador de la filosofía, Savater ha publicado más de cincuenta obras de ensayo político, literario y filosófico, narraciones y obras de teatro. Con La tarea del héroe ganó el Premio Nacional de Ensayo, con El jardín de las dudas fue finalista del Premio Planeta y con La hermandad de la buena suerte ganó el Planeta. Entre sus publicaciones más recientes destacan la novela El gran laberinto y el ensayo La vida eterna. Sus obras Ética para Amador, Política de Amador y Las preguntas de la vida, con las que acerca la filosofía a los jóvenes, se han convertido en auténticos best-sellers. A la edición de este año del Premio Primavera de Novela se presentó un total de 454 obras, de las cuales 275 provinieron de España y 113 de América. Destacan por la cantidad de obras presentadas países como Argentina, México y Estados Unidos. Un total de 26 países estuvieron representados en este certamen. Fuente: EFE *** Publican poesía visual inédita de Joan Brossa La Fundación Joan Brossa y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) presentaron este 1 de marzo Els etcèteres (1970), primer libro de poesía visual editado desde la muerte del poeta y publicado por el Centre Internationale de Poésie de Marseille con ayuda de la Institución de las Letras Catalanas. La publicación representa la primera aparición de un libro de poesía visual inédito de Joan Brossa (1919-1998) desde su muerte, pues la última publicación de un volumen completo se remonta al ya lejano 1996, una edición que resulta además difícil de encontrar. Els etcèteres es asimismo la primera publicación de este género que tiene lugar en Francia de un creador difícilmente clasificable, que cultivó multiplicidad de registros, como poeta, artista, guionista, prestidigitador, cartelista, dramaturgo. De todas estas facetas, la poesía visual es, según los editores, quizá la más universal, porque no implica traducción de ningún tipo. La obra pertenece al ciclo Poemes habitables y es de 1970, el año más prolífico de Brossa en cuanto a la poesía visual. Se trata de una serie numerada que se presenta como una suerte de suite, con piezas que combinan el collage, la inscripción en lápiz, y los elementos más característicos del mundo brossiano, como la omnipresente letra A, inicio del alfabeto, puerta mágica y juego de equilibrios entre la alusión directa y el referente mágico. El volumen, formado por un conjunto de veintiocho poemas visuales inéditos, está alojado en el Centro de Estudios y Documentación del Macba desde el pasado mes de enero, cuando la Fundación Joan Brossa y el Ayuntamiento de Barcelona depositaron en el Museo la colección, el archivo y la biblioteca del artista. Para Glòria Bordons, coautora del prólogo, “el lenguaje de letras y de otro tipo de signos es universal y el lector, libre de interpretarlos, construye el significado a partir de su experiencia y de lo que le sugiere las imágenes”. Las propuestas de Brossa, al ser multidisciplinares —el poeta, dramaturgo y creador plástico cultivó durante la misma época el libro de artista—, favorecen diferentes y diversas líneas de lectura. Los poemas, pues, incluyen las formas, decodificadas, típicas del poeta visual: una espada surgida de unos naipes, la palabra “Barcelona” desordenada —es un libro, también, sobre la ciudad—, una esvástica junto a un maniquí (¿referencia al fascismo de la moda?), la conjunción de las sílabas “Trau” y “ma”, la máscara y el reloj. Fuentes: EFE • La Vanguardia *** Publican Claraboya, la “novela perdida” de José Saramago En 1953, cuando José Saramago tenía 31 años “y todos los sueños a punto”, envió el manuscrito de su novela Claraboya a una editorial, que no le respondió hasta cuarenta años más tarde. Ahora, ve la luz esta novela que su autor se negó a publicar mientras él viviera y que es “la puerta de entrada” a su universo literario. Esta novela madura y emocionante, que se puso a la venta en todos los países de habla hispana este jueves 1 de marzo, publicada por Alfaguara, anuncia ya al gran escritor que con el paso de los años sería Saramago, y refleja su capacidad para adentrarse en el alma de los personajes y captar sus sufrimientos, sueños, mezquindades y grandezas. “Es una novela transgresora”, aseguró el jueves Pilar del Río, viuda y traductora de Saramago, al presentar en la Casa de América, en Madrid, “el libro perdido y hallado en el tiempo”, como solían llamar en familia a esta obra que refleja con trazo firme las penurias que había, y la opresión que se respiraba, en la Lisboa de los años 50, en plena dictadura de Salazar. “Portugal era un país sombrío”. Como cuenta Del Río en el prólogo, Saramago se estaba afeitando un día de 1989, cuando lo llamaron por teléfono desde una editorial para decirle que “en una mudanza de las instalaciones” había aparecido el original de Claraboya y que para ellos “sería un honor” publicarla. Por entonces Saramago terminaba El Evangelio según Jesucristo y ya era un novelista reconocido, así que decidió que la novela no se publicaría mientras viviera porque, como dice Del Río, se trataba de una obra que “le dolía por la humillación de no haber recibido nunca una respuesta”. Aquella actitud de la editorial “le sumió en veinte años de silencio”, pero fue un tiempo en el que el escritor “se llenó” por dentro “para irrumpir luego con voz propia”, añadió la viuda del escritor, que estuvo acompañada por la directora de Alfaguara, Pilar Reyes. Presidenta de la Fundación José Saramago, Del Río supone que los editores sí debieron de leer el manuscrito, pero no lo publicaron “porque era un libro duro para la época”, dado que la familia, “pilar de la sociedad”, aparece “como un nido de víboras”; hay violaciones, amores lésbicos y “una mantenida”..., y eso “no lo podía soportar la sociedad portuguesa de aquellos años”. Claraboya se desarrolla en una casa de vecinos y Saramago, que como recuerda Del Río, era un joven de menos de 30 años, “hijo y nieto de analfabetos” que no fue a la universidad, “se atreve a interpretar el cosmos que es una casa, con brújula propia y con Pessoa, Shakespeare, Eça de Queirós, Diderot y Beethoven como amable compañía”. Este libro era la segunda novela de Saramago, aunque en realidad empezó a escribirla antes de Tierra de pecado, publicada en 1947. La complejidad de Claraboya le hizo aparcar el proyecto hasta tener la madurez suficiente. Fueron “muchos años” los que dedicó a esa novela, para la que trabajó “metódicamente”, como atestigua el cuaderno de notas que el jueves fue mostrado en la presentación, junto al primer original manuscrito, otro mecanografiado y lleno de correcciones del propio Saramago, y el texto mecanografiado que envió a la editorial, y que está dedicado a su abuelo Jerónimo Hilário, ese hombre que, como contó el escritor en su discurso del Premio Nobel, era “el más sabio” que había conocido en su vida, aunque no sabía leer ni escribir. Como detalle anecdótico, el original de Claraboya aparece firmado por “Honorato”, un nombre que figura tachado y debajo del cual ya se lee José Saramago. Pilar del Río cree que, probablemente, debió de querer presentar la novela a algún premio pero finalmente desistió. El autor de Memorial del convento no releyó nunca el original de Claraboya, pero, según Del Río, “lo recordaba muy bien y sabía que tenía interés y estaba bien escrito”. Reflejaba “una época de penurias muy parecida a la actual”, comentó la presidenta de la fundación, que en algún momento reconoció cuánto le hubiera gustado que Saramago siguiera vivo para que hubiera denunciado las matanzas de Siria y otros atropellos de los muchos que ocurren en el mundo. La música era algo esencial para Saramago y Claraboya está “atravesada” por Beethoven. Uno de los personajes femeninos del libro cuenta que había visto “una máscara” del compositor. El jueves, Del Río mostraba emocionada una máscara que el escritor portugués pudo comprar por fin en la casa natal de Beethoven cuando tenía más de setenta años. Fallecido en junio de 2010, Saramago dejó inacabada una novela sobre la industria del armamento y el tráfico de armas, titulada Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, y que se publicará a finales de este año “dentro de un proyecto muy hermoso que va más allá de la literatura”, afirmó Del Río. Fuente: EFE *** La Academia sale al paso a guías de lenguaje no sexista El pleno de la Real Academia Española (RAE) aprobó este jueves 1 de marzo el informe “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, del académico Ignacio Bosque, en el que se critican las directrices contenidas en nueve guías sobre lenguaje no sexista elaboradas por comunidades autónomas, sindicatos y universidades, porque, si se aplicara estrictamente cuanto dicen, “no se podría hablar”. A los responsables de estas guías les molesta de forma especial el uso genérico del masculino para designar a los dos sexos, a pesar de que “está firmemente asentado en el sistema gramatical español” y de otras muchas lenguas, y recomiendan, por ejemplo, decir “la ciudadanía”, en lugar de “todos los ciudadanos”; “las personas becarias”, en vez de “los becarios”, o “personas sin trabajo” y no “parados”. Respaldado por todos los académicos asistentes al pleno del jueves 1, el informe puede consultarse íntegramente en el Boletín de información lingüística de la RAE (BILRAE, http://www.rae.es/rae/Noticias.nsf/Portada3?ReadForm&menu=3), en la página web de esta institución. Las guías analizadas son de la Junta de Andalucía y de la Generalitat Valenciana; de las universidades de Málaga (junto con el Ayuntamiento de esta ciudad), Granada, Politécnica de Madrid, Nacional de Educación a Distancia y de Murcia, y de Comisiones Obreras —en colaboración con el Ministerio de Igualdad— y la Unión General de Trabajadores. Estas guías extraen “una conclusión incorrecta de varias premisas verdaderas”, porque, afirma Bosque, es cierto que “existe la discriminación hacia la mujer en nuestra sociedad”, como también lo es la necesidad de “extender la igualdad social de hombres y mujeres, y lograr que la presencia de la mujer en la sociedad sea más visible”. Pero en esos textos se suele llegar a “una conclusión injustificada que muchos hispanohablantes consideramos insostenible”: “suponer que el léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra lengua han de hacer explícita sistemáticamente la relación entre género y sexo, de forma que serán automáticamente sexistas las manifestaciones verbales que no sigan tal directriz, ya que no garantizarían ‘la visibilidad de la mujer’ ”. Ante los argumentos de los lingüistas, los responsables de las guías podrían decir que sus recomendaciones proceden de “su sensibilidad ante la discriminación de la mujer en el mundo moderno”. Pero ese argumento “es insostenible, puesto que califica arbitrariamente de sexista al grupo —absolutamente mayoritario— de mujeres y hombres con una sensibilidad diferente”, afirma Bosque. “¿Qué se supone que ha de pensar de sí misma una mujer que no se sienta excluida de la expresión ‘Se hará saber a todos los estudiantes que...’ por mucho que la Generalitat Valenciana le diga que la están discriminando?”. Las guías analizadas “son poco flexibles en este punto”, dice el autor. Un buen paso hacia la solución del “problema de la visibilidad” sería “reconocer, simple y llanamente, que, si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar”, asegura Bosque, quien cree que las propuestas están pensadas solo para el lenguaje oficial. Pero, luego, “la autoridad, el responsable o el gestor que desdobla usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvidaría de su desdoblamiento cuando ya no esté delante de un micrófono o de una cámara y hablaran como todo el mundo”. Como un caso extremo de este “desdoblamiento léxico”, el informe cita dos párrafos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ambos correspondientes a su artículo 41: “Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios fronterizos y de aquellos contemplados en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional”. La mayor parte de estas guías han sido escritas sin la participación de los lingüistas y el autor asegura que, en algunos casos, las propuestas “conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en nuestro sistema lingüístico, o bien anulan distinciones y matices que deberían explicar en sus clases de lengua los profesores de enseñanza media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de competencias”. “No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre el uso del lenguaje que se introducen en esas guías, pero es fácil adivinar cuál sería la reacción de las universidades, las comunidades autónomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna institución dirigiera a los ciudadanos otras guías de actuación social sobre cuestiones que competen directamente a esos organismos, y, más aún, que lo hiciera sin consultar con ellos y sin tener en cuenta sus puntos de vista, cuando no despreciando abiertamente sus criterios”. Bosque tiene claro que el propósito último de las guías de lenguaje no sexista es loable porque quieren “contribuir a la emancipación de la mujer y a que alcance su igualdad con el hombre en todos los ámbitos del mundo profesional y laboral”, pero no tiene sentido “forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad” ni “impulsar políticas normativas que separen el lenguaje oficial del real”. Fuente: ABC *** Se inició en Perú la Feria Internacional del Libro de Trujillo La I Feria Internacional de Libro de Trujillo, en Perú, se inició este 1 de marzo y desarrollará, hasta el próximo lunes 12, una programación cultural con más de 152 actividades culturales y artísticas, entre presentaciones de libros, recitales de poesía, homenajes, conferencias, espectáculos y actividades infantiles de fomento de lectura. El evento se realiza en honor al poeta, narrador y dramaturgo Jorge Díaz Herrera, quien siendo nativo de Celendín reconoce a Trujillo como “otra cuna de nacimiento”. Doctor en literatura por la Universidad Complutense de Madrid, Díaz Herrera es un prolífico escritor peruano que se nutre de la cultura popular. En su homenaje, celebrado este domingo 4 de marzo, pronunció unas palabras el escritor Oswaldo Reynoso. Alrededor de 40 stands exponen lo mejor de la producción editorial peruana e internacional a precios accesibles. Más de 50.000 títulos de libros originales de variados géneros, según la Cámara Peruana del Libro, coinciden en esta feria editorial que tiene su sede en un espacio de 2.500 metros cuadrados ubicado en la plazuela El Recreo, en esta ciudad del noroccidente del Perú. Exposiciones y ciclos de cine internacional tienen como escenario el auditorio José Watanabe Varas —en homenaje al fallecido poeta oriundo de Laredo—, la sala infantil y de talleres, la sala de cine y el área de exposiciones. La CPL informó asimismo que, para promover el intercambio cultural y comercial en la región latinoamericana, han sido invitados prestigiosos escritores internacionales, entre ellos la poeta colombiana Lucía Estrada (http://www.letralia.com/firmas/estradalucia.htm), premio de poesía Ciudad de Medellín 2005, y su paisano el editor, escritor y periodista Juan David Correa; el ecuatoriano Eduardo Varas, seleccionado como uno de los “25 secretos mejor guardados de América Latina” para la FIL Guadalajara 2011, y las escritoras argentinas Mariana Enríquez y Natalia Moret (http://www.letralia.com/firmas/moretnatalia.htm). Por otro lado, asisten a la feria las personalidades más importantes del Perú en el ámbito literario, como el reconocido poeta Antonio Cisneros y los destacados novelistas Alonso Cueto, Oswaldo Reynoso, Iván Thays y Jorge Eslava. Además de Irma del Águila, III Premio de Novela Breve Cámara Peruana del Libro; Gustavo Rodríguez, quien presenta su novela Cocinero en su tinta; el periodista y escritor Beto Ortiz, quien presenta su último libro, Mario Vargas Llosa, el inconquistable; al igual que Alfredo Pita, quien reside en París y ha viajado a Trujillo para presentar su reciente trabajo Días de sol y silencio. La feria brinda una especial atención a escritores y talentos de origen norteño como Arturo Corcuera, Óscar Colchado, Luis Eduardo García, José Zapata, Tania Guerrero, Denisse Vega (http://www.letralia.com/firmas/vegafarfandenisse.htm), Stan Vega, John Kelvin López, Mauricio Málaga y Alfieri Díaz, entre otros. La CPL organiza este importante evento junto con la Municipalidad de Trujillo, que busca convertir a la llamada “Ciudad de la Eterna Primavera” en el eje de la cultura y las letras de la zona norte del país suramericano. Fuentes: Andina • La República *** Irán a juicio cuatro guatemaltecos por homicidio de Facundo Cabral Un portavoz de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Guatemala explicó que el Tribunal Quinto de Instancia Penal, que preside Claudia González, decidió este viernes 2 de marzo llevar a juicio a los cuatro ciudadanos de ese país implicados en la muerte del cantautor argentino Facundo Cabral, por los delitos de asesinato, asesinato en grado de tentativa, encubrimiento y asociación ilícita. González admitió las pruebas de la acusación presentadas por la Fiscalía para llevar a juicio a Elgín Vargas Hernández, Allán Stokes Arnold, Juan Hernández Sánchez y Audelino García, aunque no precisó la fecha del inicio de la audiencia. Los cuatro guatemaltecos fueron detenidos luego del asesinato de Cabral, el 9 de julio de 2011, en la capital de la nación centroamericana. Un colaborador de la justicia, identificado como Josué Benedicto Cerón, fue quien identificó a los supuestos autores de la muerte violenta del cantautor argentino. Según las investigaciones realizadas por las autoridades, el atentado en el que resultó muerto Cabral iba dirigido en contra del empresario nicaragüense Henry Fariña, quien resultó herido de gravedad. Fariña, quien había contratado a Cabral para realizar unos conciertos en Guatemala, trasladaba al cantautor argentino hacia el aeropuerto internacional La Aurora, en el sur de la ciudad, cuando fueron atacados a tiros. Cabral falleció en el vehículo en el que viajaba hacia las instalaciones aéreas. El argentino fue una víctima casual de aquella acción, pues declinó poco antes viajar en el ómnibus habitual del hotel donde se alojaba al aceptar la invitación de Fariña de hacerlo en su vehículo. La orden de matar a Fariña, según las autoridades, habría sido del costarricense Alejandro Jiménez, alias “Padilejo”, quien no ha sido detenido. Fuente: EFE *** Dos narradoras españolas ganan los Premios Iberoamericanos Chamán 2012 Este 2 de marzo fueron proclamados en Madrid los Premios Iberoamericanos “Chamán” de Comunicación, Oralidad y Oralidad Escénica 2012, que correspondieron a las narradoras escénicas españolas Iciar Gómez Botas y Reyes Pariente Peydró. Los premios, que desde 1989 otorga la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (Ciinoe, http://ciinoe.blogspot.com), fueron proclamados durante la XXII Muestra Iberoamericana de Narración Oral Escénica “Contar con Madrid”, en el Paraninfo de las Facultades de Filología y Filosofía de la Universidad Complutense. El jurado estuvo integrado por Francisco Garzón Céspedes (Cuba/España, director general de la Ciinoe), Mayda Bustamante Fontes (Cuba/España, directora general de Arte Promociones Artísticas), María Amada Heras Herrera y José Víctor Martínez Gil (México, asesora general y director ejecutivo, respectivamente, de la Ciinoe). Los premios Chamán han sido concedidos a otorgados en España, América Latina y el Caribe a destacadas personalidades y narradores orales escénicos, y a instituciones como la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, el Círculo de Bellas Artes de Madrid, la Fundación Baile de Civilizaciones, el Ministerio de Cultura de Costa Rica o la Universidad Centro Occidental “Lisandro Alvarado” de Venezuela, entre otros. Fuente: Ciinoe *** Academia Mexicana inaugura servicio de consultas lingüísticas México presentó este 2 de marzo un servicio de consulta lingüística del español que permitirá a los usuarios resolver de forma gratuita las dudas ortográficas y gramaticales a través de Internet. La herramienta, promovida por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) e instrumentada por la Academia Mexicana de la Lengua (AML) y denominada “Español Inmediato” (Espín, http://espin.org.mx), está ya disponible. Las cuestiones más específicas serán resueltas por especialistas de la comisión de consulta de la AML, y en la página será posible encontrar materiales de otras instituciones de la lengua, así como enlaces a sitios de interés u otros instrumentos. Tras la firma de un convenio con los organismos implicados para poner en marcha esta iniciativa, la presidenta del Conaculta, Consuelo Sáizar, indicó que la iniciativa responde al compromiso de México con el español. “Una de las mayores fortalezas de nuestros países es la lengua y México debe afrontar con enorme vigor y responsabilidad su papel de preservarla”, aseguró la funcionaria, al destacar que el proyecto busca “promover la forma correcta de hablar y escribir español”. Además, indicó que la avalancha informativa actual hace necesario tener autoridades que validen el uso de términos y que resuelvan las dudas que puedan surgir a la hora de redactar un documento. Dado que las consultas quedarán registradas, el portal permitirá conocer cuáles son los errores más habituales entre los hablantes. Gracias a un acuerdo con la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), se realizarán “cápsulas” informativas que se transmitirán a través de los medios de comunicación. El servicio de consulta facilitará “un diálogo entre la sociedad y la Academia, que busca mejorar el uso de nuestro idioma, para que a partir de ahora podamos hablar con más precisión”, subrayó Sáizar. La colaboración entre el Conaculta y la Academia Mexicana de la Lengua para la creación de Espin se inscribe en el denominado “Proyecto Cultural del Siglo XXI mexicano”, que pretende preservar el patrimonio lingüístico y literario del país. Fuente: EFE *** Carlos Fuentes habla sobre Puerto Rico en cátedra que lleva su nombre De frente a una sociedad globalizada, con una cultura cada vez más diversa y estandarizada, no nos queda más que poner la mirada en aquello que como localidad latinoamericana nos une, complementa y, por lo tanto, identifica. Bajo esta premisa, la cátedra Carlos Fuentes, instaurada desde 2009 en la Universidad Veracruzana (UV), en México, celebró la mañana del viernes 2 de marzo su tercera edición, dedicada este año al análisis de la producción creativa e intelectual de Puerto Rico. El evento, constituido como un espacio de análisis de la obra del escritor mexicano, representante del llamado boom latinoamericano, se ha convertido también en un foro de reflexión sobre lo que ha definido su creación literaria: la búsqueda de la identidad latinoamericana y la defensa de sus valores, de cara a la globalización. “No hay globalidad que sirva sin localidad que valga”, fue la frase de Fuentes que enmarcó el evento. La tercera edición de la cátedra, titulada “Puerto Rico en Latinoamérica”, contó con la presencia del escritor mexicano y fue presidida e inaugurada por el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, así como por el rector de la UV, Raúl Arias Lovillo. Tuvo como ponentes principales a tres representantes de la literatura puertorriqueña: Luis Rafael Sánchez, Arturo Echavarría y Luce López-Baralt, quienes, de acuerdo con Fuentes, son voces de una nación de cultura hispana, a pesar de ser parte de Estados Unidos. “Puerto Rico es una república hermana nuestra. Su cultura es de habla española: su prensa, su educación, su universidad, su literatura y habla cotidiana son en español. El amor es en español”, afirmó. De acuerdo con el escritor mexicano, los textos de Echavarría trascienden la mera crítica literaria y se convierten en creación independiente, mientras que Sánchez, autor de la novela La guaracha del Macho Camacho, representa “el intento de recuperar nuestra voz en contra de la pompa solemne”. En la ponencia “Por qué Puerto Rico es rico”, Luis Rafael Sánchez exploró las raíces culturales puertorriqueñas, desde la riqueza en su habla cotidiana, hasta sus bailes y gestos, provenientes, en sus palabras, “de algún acontecimiento del alma”. Echavarría analizó el discurso amoroso en las letras boricuas con su conferencia “Amor/desamor en la novela puertorriqueña: desde fines del siglo XIX hasta la época contemporánea”, mientras que López-Baralt reflexionó sobre la obra de su compañero de podio en “La risa caribeña de Luis Rafael Sánchez, secretario general del relajo”. Al concluir las ponencias se inauguró la sala Carlos Fuentes Lemus, en memoria del poeta e hijo del escritor, fallecido en 1999. La cátedra se ampliará a todo el continente como Cátedra Interamericana Carlos Fuentes, que se lanzará oficialmente durante el Congreso de las Américas sobre Educación Internacional, en Río de Janeiro, en abril próximo. Fuente: Milenio *** Falleció el compositor venezolano Eurípides Jesús Romero Este viernes 2 de marzo falleció en Maracaibo, Zulia, el compositor venezolano Eurípides Jesús Romero, a los 89 años de edad. Su deceso se produjo por complicaciones en su estado de salud, al parecer producto de un enfisema pulmonar. El compositor padecía además problemas prostáticos y había perdido la visión. Romero había nacido el 15 de febrero de 1923 en el sector Veritas de Maracaibo. Fue autor de populares gaitas como “El negrito fullero”, popularizada por el cantante y actor Daniel Alvarado con Los Cardenales del Éxito en 1971; “Fiesta decembrina” grabada por Danelo Badell con Los Cardenales del Éxito en 1978; “Tiempo gaitero”, “Devoción gaitera”, “Vieja y famosa” y “La vivarachera”, entre otros. El compositor tuvo nueve hijos, uno de los cuales, Ramón, es un consagrado tamborero y fundador de Los Cardenales. Vivió de su trabajo como sastre y luego como conductor de carrito por-puesto en Veritas, usando su viejo automóvil. Fuentes: El Universal • Globovisión *** Cristina Pacheco recibió la distinción Rosario Castellanos “La palabra es el arma decisiva para combatir la violencia y la opresión contra las mujeres”, expresó la periodista Cristina Pacheco al recibir este domingo 4 de marzo el primer Reconocimiento Internacional Rosario Castellanos a la Trayectoria Cultural de la Mujer 2012 en el Palacio de Bellas Artes, en Ciudad de México. Durante la ceremonia, encabezada por Margarita Zavala, presidenta del Consejo Consultivo del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, y Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Pacheco afirmó: “Hay un panorama innegable de violencia y opresión, que en todas sus formas siguen padeciendo —y lo digo con dolor y vergüenza— millones de mujeres”. “No basta con rechazar esta aberrante situación, sino que hay que combatirla por todos los medios a nuestro alcance; para ello, una arma decisiva y poderosa es la palabra”, agregó Pacheco. Por ello, “un paso indispensable para cambiar todo aquello que nos duele y humilla es exponer esta realidad como la observamos día tras día y aceptar que se apoya en tres de nuestros mayores enemigos: la injusticia social, la falta de educación y la dependencia económica”. Antes de referirse a la vida y obra de Rosario Castellanos, Pacheco manifestó —a propósito de la segunda versión del Congreso Internacional “La experiencia intelectual de las mujeres en el siglo XXI” (http://www.congresomujeres.com), inaugurado este domingo con su reconocimiento— que “las mujeres que nos encontramos aquí hemos tenido la fortuna y el privilegio de superar, en parte, algunos de estos obstáculos. Tal ventaja nos prohíbe olvidarnos de quienes se encuentran en circunstancias desfavorables, cuando no trágicas, y nos exigen mantenernos junto a ellas, dialogar, seguir su paso y mantenernos solidarias”. Este premio, puntualizó Pacheco, “me da la oportunidad de vivir una experiencia inédita, entre otras, escribir un discurso que me costó muchísimo trabajo”. Nacida en San Felipe, Guanajuato, en 1947, Pacheco es periodista y escritora. Estudió letras españolas en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Ha trabajado en diversos medios, como los diarios El Popular, Novedades y La Jornada o las revistas Sucesos y Siempre! Fue también jefa de redacción de la revista de la Unam. Desde 1980 conduce la serie de televisión Aquí nos tocó vivir. En la sala principal del Palacio de Bellas Artes, Pacheco recibió una nutrida ovación. Entre los invitados se encontraba su esposo, el escritor José Emilio Pacheco, además de diversas personalidades, escritoras y funcionarias; la candidata a la presidencia Josefina Vázquez Mota, la cineasta María Novaro (presidenta del jurado) y la escritora Ángeles Mastretta, quien dirigió un sentido discurso a la conductora de Aquí nos tocó vivir. En la apertura del congreso, la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional ofreció un concierto con un programa de compositoras, con la dirección de Gabriela Díaz Alatriste. En el encuentro, que concluirá el 9 de marzo, participan alrededor de cuarenta mujeres de la cultura y las artes de Hispanoamérica, quienes reflexionarán sobre su experiencia en trece disciplinas. Las participantes son destacadas cronistas, economistas, actrices, ecologistas, publicistas, productoras, pintoras, directoras de museos, documentalistas, compositoras musicales, cantantes y rectoras. La escritora chilena Isabel Allende, autora de La casa de los espíritus, impartirá la conferencia “Historia de pasión: una velada con Isabel Allende”, el miércoles 7 a las 19 horas. El congreso será transmitido en vivo por canal 22, por Radio Educación (1060 AM) y en la web del evento (http://www.congresomujeres.com). Además podrá seguirse a través de las redes sociales Twitter y Facebook, así como en aplicaciones móviles. Fuente: La Jornada *** Arturo Azuela concluye una “biografía cálida” de Juan Rulfo El escritor Arturo Azuela (Ciudad de México, 1938) acaba de terminar la que ha dado en llamar “biografía cálida” de Juan Rulfo, en la que narra 29 años de amistad literaria y de experiencias compartidas a partir de sus diversos viajes juntos y sus constantes encuentros vespertinos en la librería El Ágora. Realizado poco a poco durante décadas, según explicó este 4 de marzo, el libro que ha tenido que sortear enfermedades y hasta algunas operaciones de Azuela descubre al autor de Pedro Páramo en su cotidianidad, la relación con sus hijos, sus gustos literarios y musicales y su preocupación por México. “No era un amigo para platicar de cosas íntimas, de confesiones; pero de pronto sí se le escapaba algo conmigo. Para muchos era un ser un poco huraño, distante, hosco. Yo lo viví más cercano”, detalla el poeta. “Era muy callado, muy meditabundo, pero también se explayaba de vez en cuando”, agrega quien conoció al narrador jalisciense en 1957 y le siguió los pasos hasta su muerte, en 1986, a la edad de 69 años. “Empecé a ser su amigo gracias a los fotógrafos Lázaro Blanco y Alejandro Parodi, quien también era actor. Me llevaron una noche a la Zona Rosa a platicar con él. Acababa de publicar Pedro Páramo” (1955). “Fui profesor de su hija Claudia. Un día me llamó muy preocupado porque ella quería estudiar medicina. Juan pensaba que era una carrera larga y más apta para varones. Quería que la convenciera de que no la estudiara. Yo no le hice caso. Me quedé callado. Pero eso me permitió acercarme más a él. Claro que Claudia es ahora una doctora reconocida”, comenta. Desde entonces, ambos escritores se veían dos o tres veces a la semana en la librería El Ágora. “Vivíamos relativamente cerca, en el sur de la ciudad. Yo venía de la calle Tecoyotitla, y él de la Manuel M. Ponce. Ya había dejado la bebida. Se había vuelto más tranquilo, más serio, más sereno”. El nieto de Mariano Azuela, el gran novelista de la Revolución y autor de Los de abajo, a quien Rulfo respetaba, recuerda al también fotógrafo fumando sus cigarros Delicados, envueltos en papel arroz, y tomando Pepsi-Cola o agua mineral Tehuacán. “Donde estaba yo, estaba él”, afirma al evocar los viajes que realizaron juntos a Praga, Sofía, Bucarest, varias veces a España y a Sudamérica. “Nos reíamos al recordar aquel famoso viaje en ‘avión de redilas’ que hicimos a Buenos Aires”. El músico y matemático narra que cuando dirigió la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) logró que Rulfo impartiera a los estudiantes varias conferencias y que participara en varias mesas redondas; pero, aclara, nunca quiso ser profesor definitivo. “También lo invité a la Academia Mexicana de la Lengua, pero no iba a gusto. Era muy reticente a este tipo de organizaciones. En ese entonces, yo aún no pertenecía al Seminario de Cultura Mexicana, si no lo hubiera hecho miembro honorario”, añade el actual presidente de esa dependencia. Destaca que cuando dirigió la Revista de Bellas Artes, el autor de El llano en llamas colaboró con varios artículos para la publicación; que cuando estuvo al frente de la Revista de la Universidad, lo entrevistó varias veces; y que cuando presidió la Asociación de Escritores, aceptó ser vicepresidente. “Imagínese, qué honor”. Además, lo visitaba seguido cuando laboró en el Instituto Nacional Indigenista. “Me llamaba la atención su programa editorial, porque era muy atractivo y lleno de fuerza mexicana”, indica. Azuela tiene aún frescas en la memoria las charlas de Rulfo sobre la literatura nórdica, “que le fascinaba”, y su gusto por la música concreta y dodecafónica. “No sólo se detenía en los clásicos, Bach, Beethoven, Brahms, sino que siempre buscaba las propuestas musicales más avanzadas en su momento. Respecto a sus gustos literarios mexicanos era muy cauteloso. Le encantaba como escribían Rafael F. Muñoz y Martín Luis Guzmán, por ejemplo. Respetaba a mi abuelo, pero no era gran divulgador de su obra”, acepta. Señala que Rulfo se angustiaba mucho por México. “El país fue una de sus grandes obsesiones hasta el último día de su vida. No era un hombre de extrema izquierda, ni mucho menos; pero sí participó en algunas marchas en 1968. Hizo declaraciones contra los militares y éstos lo amenazaron. Estaba muy preocupado. Pero con su presencia y su prestigio siempre salía adelante”. El autor de El matemático confiesa que con Rulfo tuvo una especial amistad literaria. “Siempre me estimuló, me ayudó. Me leyó con detenimiento, con paciencia, lo cual le agradezco mucho. No hacía críticas duras a mis trabajos, sólo llamadas de atención sobre ciertos aspectos. Con él aprendí muchas cosas; pero, sobre todo, su lealtad hacia la amistad”, concluye. Juan Rulfo y sus prodigios es el título tentativo de esta obra de trescientas páginas que editará la fundación que lleva el nombre del jalisciense. “Es una biografía cálida, no crítica, pero sí muy precisa sobre las cosas que él hacía. No estará lista este año, pues me falta hacer precisiones de fechas y lugares que debo ver con su familia, pero espero entregarla en 2013”, adelanta. Azuela trabaja en dos libros más: una antología de su poesía erótica, que se traducirá al inglés, y una novela sobre el exilio español a partir de la mirada del niño que fue cuando su colonia, Santa María la Ribera, se trasformó de pronto en La Nueva España. La primera, que “ya casi está terminada”, reúne por primera vez sus textos eróticos extraídos de once de sus libros. “El erotismo ha sido muy importante, tanto en mi literatura como en mi vida personal, porque es algo que no termina nunca, siempre está presente y se renueva. Es una experiencia que se vive, en la medida que pasa el tiempo, desde un punto distinto. Pero siempre es una presencia muy profunda”, detalla. Esta antología, que entregará en septiembre, será publicada por la estadounidense Universidad de Notre Dame, de Indiana. En la segunda obra narra el arribo de los exiliados españoles a México, su forma de vida, su adaptación al país y las enseñanzas que dejaron en el niño que los descubrió como abarroteros, libreros o amigos. Fuente: Excélsior *** Publican en formato e-book la obra maestra de Gabriel García Márquez El cumpleaños 85 al que arriba el escritor colombiano este martes 6 de marzo será la fecha en que Cien años de soledad salga a la venta en formato electrónico. Este martes 6 de marzo el escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, celebra sus 85 años —nació en Aracataca, al norte de su país, en 1927—, pero además celebra 60 del primer cuento, “La tercera resignación”, 45 de Cien años de soledad, 30 del Premio Nobel y 10 de haber empezado a publicar sus memorias, Vivir para contarla. Uno de los más significativos obsequios que recibirá el escritor colombiano será el que le dé Carmen Balcells, su gran amiga y agente literaria desde Barcelona, España: las habituales rosas amarillas que tanto le gustan al escritor irán acompañadas de la primera edición de Cien años de soledad en formato de libro electrónico (http://bit.ly/xTjbJp), que circula con la portada de la primera vez, ilustrada con un galeón en la selva colombiana. “Mi relación con él ha sido una experiencia tan enriquecedora que ya no recuerdo ni cuándo empezó o si todavía seguimos anclados en esa nube del sueño; más ahora, cuando todos hablan del mundo cibernético y de esa nube infinita donde se pueden alojar todas las historias y los libros”, ha escrito Balcells. La edición digital de Cien años de soledad será publicada sólo en español. La agente literaria no va a autorizar, en principio, ediciones en otros idiomas: “El libro electrónico es un mercado sin fronteras y todo se hará despacio. No se puede entrar en ese delirio del mundo de la edición contribuyendo al nerviosismo que lo circunda”. Será la cuarta obra de García Márquez en edición electrónica: ya están Relato de un náufrago, Todos los cuentos y Vivir para contarla, dentro de la colección Palabras Mayores. Lo publicará la misma editorial a la que Balcells ha fiado los anteriores títulos en este formato, Leer-e (http://www.leer.es), dirigida por Ignacio Latasa, en coedición con Mondadori, su editorial en papel en España, y los derechos son mundiales. En el proceso de edición de la novela ha estado implicada Balcells, quien, por ejemplo, pidió que la letra de presentación del libro electrónico fuera un poco más grande de la habitual. Además, cuenta Latasa, “se han extremado las atenciones en el trasvase del texto a digital, los márgenes están equilibrados y el interlineado es más cuidado”. El precio será de 5,99 euros y saldrá en dos formatos: para Kindle y el estándar de Epub (para diferentes dispositivos, incluido Apple). La política de la editorial, afirma Latasa, es que los precios digitales no pueden ser altos. “Trabajamos para acercar al autor y el libro al lector. Apostamos por precios bajos dentro de la ganancia que corresponde a los implicados en la cadena de valor del libro”. Los agentes, asegura Balcells, “no podemos perdernos en el tumulto de los cambios en el mundo del libro. Tenemos que cuidar las ediciones electrónicas, no solo publicar sino contribuir a una mejor lectura en aras del placer de la misma”. Fuente: El País *** Filósofo venezolano Ludovico Silva será estudiado en Caracas Este miércoles 7 de marzo a las 6 de la tarde se instalará en Caracas la Cátedra Libre Internacional Ludovico Silva del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve), evento que se realizará en la Sala de Lectura de la Biblioteca Isaac J. Pardo, con entrada libre. Durante la actividad, que está orientada a intelectuales, universitarios, integrantes de la clase media, sector obrero, poetas, activistas comunitarios y público en general, se ofrecerá una introducción biográfica e intelectual de Ludovico Silva, y se hará un recorrido por los ensayos recogidos en la bibliografía del autor, así como la presentación de la Conferencia “Ludovico y la filosofía crítica”, a cargo del profesor Nelson Guzmán, director de la Cátedra Internacional. La Cátedra Internacional Ludovico Silva nace como una iniciativa de la Fundación Celarg, con el objetivo de recuperar la obra de un venezolano que se cuenta entre los grandes pensadores del siglo XX, así como convertirse en una escuela de pensadores. La cátedra estará conformada por tres espacios: un área dedicada a los estudios de la filosofía general, otra propuesta para estudiar la filosofía o pensamiento marxista, y la última dedicada al pensamiento literario. Además, contará con espacios permanentes para conferencias, talleres, seminarios e investigaciones. Igualmente se tiene planeado reeditar las quince obras de Ludovico Silva, así como su diario personal. Filósofo profesional egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y además destacado poeta, Ludovico Silva (Caracas, 1937-1988) se opuso al manualismo, a las visiones periclitadas en la filosofía y a los catecismos epistemológicos. Tuvo entre sus preocupaciones la soledad y el elogio permanente al vino como catalizador, como vaso comunicante con otros mundos y otras realidades, con los sueños del hombre. Los asistentes a la Cátedra Libre Internacional Ludovico Silva podrán apreciar el recital poético en su memoria con la participación de Libeslay Bermúdez, Belén Ojeda, Miguel Márquez y Julio Borromé, y con la interpretación del cantautor José Alejandro Paredes. Fuente: Celarg *** Maracaibo se anticipa con diversas actividades a su festival de poesía El Festival de Poesía de Maracaibo se realizará en esta ciudad del occidente venezolano del 7 al 9 de septiembre, pero sus organizadores vienen desarrollando una serie de actividades desde el pasado 1 de marzo que han incluido una conferencia a cargo del escritor Luis Alberto Crespo, presidente de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, y la presentación del poemario Fe, de la escritora Yamilet Blanco. Este jueves 8 de marzo a las 6 de la tarde, se realizará en el Centro Bellas Artes del Ateneo de Maracaibo una lectura de poesía en ocasión del Día Internacional de la Mujer, con las escritoras Lilia Boscán de Lombardi (http://www.letralia.com/firmas/boscandelombardililia.htm), Ileana Morales, María Cristina Solaeche (http://www.letralia.com/firmas/solaechemariacristina.htm), Alicia Montero y María Elena Beltrán. El jueves 15 a las 5 de la tarde, los cuentos del libro Mujeres de ojos grandes, de la escritora mexicana Ángeles Mastretta, protagonizarán una lectura en la Biblioteca Pública del Estado, con el objetivo de analizar la estructura narrativa (afectiva, temática, sintáctica) que propone la autora. El Día Mundial de la Poesía, el 21 de marzo, será celebrado a partir de las 6 de la tarde con una lectura de jóvenes poetas en el Centro Bellas Artes del Ateneo de Maracaibo. Participarán Eddy Reyes, Luciana Villalobos, Franco Guillén Camili, Elseny Martínez, Héctor Giménez, Paola Muñoz Portillo, Edgar Alexander Sánchez, Roberto Morán, Mónica Gómez, Luis Barreto, María Rondón, José Miguel Fernández, Miguel Ángel Hernández y otros. “Las vanguardias poéticas: renovación como tradición” es el título del foro que se realizará el jueves 22 a las 5 de la tarde en la Biblioteca Pública del Estado, y en el que se estudiará el efecto “persecutivo” de las vanguardias poéticas europeas y su efecto en los grupos y movimientos de vanguardia latinoamericanos. La semana siguiente, el jueves 29 y también a las 5, se realizará una lectura de cuentos de Horacio Quiroga bajo el título “¿Qué esconde Quiroga debajo de la almohada?”. El viernes 30 a las 6 de la tarde, el reconocido poeta zuliano José Antonio Castro, profesor emérito de la Escuela de letras y doctor honoris causa de la Universidad del Zulia, protagonizará una lectura poética, también en la Biblioteca Pública del Estado, con los autores jóvenes Ennio Tucci (Falcón), Miguel Antonio Guevara (Barinas) y Eddy Reyes (Zulia). Las actividades de marzo cerrarán el sábado 31 a partir de las 5 de la tarde con la presentación de A quién hay que matar para vivir, segundo poemario de Ennio Tucci, en la Biblioteca Pública del Estado. Fuente: Festival de Poesía de Maracaibo *** Filven 2012 tendrá actividades especiales para niños y jóvenes Está todo listo para dar inicio en Caracas a la VIII Feria Internacional del Libro de Venezuela, Filven 2012, en el que 245 editoriales compartirán un espacio de 7.449 metros cuadrados. El Coloquio de Literatura Infantil, el Salón del Cómic y el seminario “Literatura latinoamericana: diálogo con la historia” serán tres actividades centrales en la VIII Feria Internacional del Libro de Venezuela, Filven 2012, que tiene como país invitado de honor a la República Oriental de Uruguay, y que se realizará del 9 al 18 de marzo. La Presidenta del Centro Nacional del Libro de Venezuela, Christian Valles, apuntó que este año “la característica más sentida” de la feria será el tema infantil y juvenil, ámbito que a su juicio “debe profundizarse y se debe reforzarse”. Anunció que el Pabellón Infantil de la Feria revalorizará su infraestructura y contenido. En esta edición, estará ubicado en la Plaza de los Museos, a pocos pasos del Teatro Teresa Carreño, en la capital venezolana. El espacio dedicado a los niños y jóvenes consiste en una estructura poliédrica de 18 metros de diámetro y no sólo habrá actividades lúdicas como teatro de títeres y juegos que en total suman 63, también se ubicarán 22 puestos de exhibición que en su mayoría tendrán publicaciones infantiles, juveniles y de estudio. Como parte de las actividades relacionadas con el tema infantil y juvenil se realizará, en la Biblioteca del Museo de Bellas Artes, el Coloquio de Literatura Infantil desde el miércoles 14 hasta el viernes 16 de marzo, desde las 10 de la mañana hasta el mediodía, el cual contempla un encuentro con escritores, otro con editoriales e instituciones promotoras de literatura infantil y un tercero con promotores de lectura. En el Encuentro con los Escritores, que se realizará el miércoles 14, participarán narradores venezolanos como Laura Antillano (http://www.letralia.com/firmas/antillanolaura.htm), Armando José Sequera (http://www.letralia.com/firmas/sequeraarmandojose.htm), Mercedes Franco, Aminta Díaz, Luiz Carlos Neves, José Gregorio González, Elvia Silvera, Gino González, Yudith Montiel y la investigadora venezolana Maité Dautant; por Cuba intervendrá Lidia Ana Meriño Hernández y, por Colombia, Antonio Castro y Luis Darío Bernal. El sábado 10 a las 10 de la mañana será inaugurada una exposición de fotografías y obras de los escritores uruguayos Carlos Liscano, Eduardo Galeano y Mario Benedetti, y que dará inicio a la programación de actividades especiales organizadas de la Filven. La muestra, en la que también podrá apreciarse obras del intelectual venezolano Luis Britto García —figura homenajeada de la feria—, se llevará a cabo en la sala Juan Germán Roscio de la Biblioteca Nacional, ubicada en el Foro Libertador, avenida Panteón. Este mismo día a las 6 de la tarde se presentará el cantante y compositor uruguayo Daniel Viglietti, icono de la música popular latinoamericana, quien fue apresado durante la dictadura en ese país y estuvo en el exilio por once años. Viglietti es autor de los temas “Guirisito”, “A desalambrar” y “El chueco Maciel”, entre otros. Además, se abrirá nuevamente el Pabellón del Cómic, que estará en el Museo de Bellas Artes, y en él se desarrollarán 43 actividades organizadas por la Biblioteca Ayacucho quien también dirige, conjuntamente con el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología, el Salón del Libro Electrónico, que se instalará en el Museo de Ciencias. En la sala Margot Benacerraf de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) se llevará a cabo el seminario “Literatura latinoamericana: diálogo con la historia”, del miércoles 14 al viernes 16 de marzo entre 4 y 6:45 de la tarde. El seminario se divide en tres bloques: historia y literatura; teoría, crónicas de Indias y ficciones venezolanas, y diálogo latinoamericano. Estarán presentes escritores internacionales como Miguel Barnet, de Cuba; Juan Goytisolo, de España; y el uruguayo Napoleón Baccino Ponce de León, quien hablará por videoconferencia, mientras que por Venezuela participarán Luis Britto García, Judit Gerendas (http://www.letralia.com/firmas/gerendaskissjudit.htm), Alberto Rodríguez Carucci y Florance Montero, entre otros. En esta edición de la Filven se realizarán 360 actividades y participarán 245 editoriales, 151 de ellas venezolanas y 94 internacionales, y los expositores presentarán sus publicaciones en 136 puestos, distribuidos en una superficie de 7.449 metros cuadrados. Como parte de la gala inaugural, en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño se presentará la obra “Memorias para armar”, un proyecto dancístico de Martín Inthamoussú basado en las historias de los desaparecidos por las dictaduras del continente. Fuente: AVN *** Congreso de semiótica celebrarán en Maracaibo Hasta este 10 de marzo es posible enviar resúmenes de ponencias para optar a participar en el VII Congreso Venezolano Internacional de Semiótica “Cotidianidad, Educación y Comunicación” (http://bit.ly/zuRbAl), en homenaje al doctor José Enrique Finol, destacado semiótico venezolano de proyección mundial, quien actualmente ocupa la vicepresidencia de la Asociación Internacional de Estudios Semióticos (IASS). Dirigido a profesores, investigadores, estudiantes y egresados de las carreras de educación, comunicación y letras, así como a periodistas, lingüistas, sociólogos, antropólogos, psicólogos, diseñadores, arquitectos, artistas y público en general, el evento se realizará del 18 al 21 de julio en el Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia (LUZ), en Maracaibo, organizado por el Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Antropológicas y la Asociación Venezolana de Semiótica (AVS). Entre los temas que abarcará el congreso se encuentran los discursos de la cotidianidad, interculturalidad y diversidad cultural en la literatura; la participación de medios de comunicación, política, sociedad y cultura en la construcción de lo cotidiano; la relación entre educación, arte y cultura cotidiana; los procesos simbólicos y estrategias de producción de lo público y lo privado en la vida cotidiana, y el cuerpo, subjetividad e identidades de género en la cotidianidad urbana. Los participantes interesados en presentar trabajos en el congreso deberán enviar un resumen de su ponencia, antes del 10 de marzo, a las direcciones electrónicas del comité de arbitraje, amosquera@fec.luz.edu.ve, anamuq2@gmail.com y mimber@hotmail.com. Dichos resúmenes deberán tener una extensión máxima de doscientas palabras e incluir objetivo general, fundamentación teórico-metodológica, resultados, conclusiones o consideraciones finales. Los ponentes aceptados dispondrán de 15 minutos para la presentación y 5 para responder preguntas. Tras la selección de ponentes, las ponencias se recibirán entre el 30 de marzo y el 10 de abril. El comité organizador seleccionará las ponencias completas recibidas y aceptadas para participar en el evento, las cuales serán publicadas como memorias del congreso en un CD y en la página web de la AVS (http://www.avs.com.ve). Las ponencias tendrán una extensión máxima de 15 páginas, incluidos el resumen, el abstract, las referencias consultadas y los gráficos o imágenes. Para efectos de su publicación, las ponencias completas deberán estar estructuradas de la siguiente manera: título en español (no más de doce palabras), autor (no debe tener más de tres autores), texto y tres a cinco palabras clave, título en inglés, abstract, introducción, fundamentación teórico-metodológica, resultados, discusión de resultados, conclusiones (o consideraciones finales) y referencias documentales. Las ponencias deben mostrar resultados de trabajos de investigación inéditos referidos al tema de la cotidianidad, educación y comunicación. No se aceptarán propuestas de investigación. Con la inscripción, los asistentes tendrán derecho a participar en las conferencias plenarias, videoconferencias, mesas plenarias y ponencias libres. A los asistentes se les proveerá del material y su respectivo certificado de participación. Si la ponencia tiene más de un autor, todos deben inscribirse para que cada uno pueda obtener su certificado. La matrícula será de 400 bolívares para profesionales (además de 200 por cada coautor, de haberlos) y de 300 para estudiantes (150 por coautor). El derecho a presentar una ponencia adicional tendrá un costo de 150 bolívares, tanto para autores como para coautores. Los asistentes sin ponencia pagarán 300 bolívares. Para participantes extranjeros la matrícula será de 250 dólares para profesionales, 150 para estudiantes, 100 por cada ponencia adicional y 150 para asistentes sin ponencia. Estos precios recibirán un incremento a partir del 1 de abril. Para solicitar mayor información se puede escribir a amosquera@fec.luz.edu.ve o llamar a los teléfonos (0414) 6279928 o (0426) 7618464. Fuente: AVS *** Realizan en España seminario internacional sobre Dostoievski Del 12 al 23 de marzo se realizará en la Universidad de Granada (UGR), España, el Seminario Internacional “Dostoievski en España” (http://www.ugr.es/~feslava), actividad organizada por la Sección Departamental de Filología Eslava de la UGR y el programa de doctorado “Estudios Superiores de Filología Eslava y Lingüística Indoeuropea”, y que está dirigida a alumnos o licenciados en filología eslava, filosofía y ciencias políticas, aunque abierto a otras especialidades. El curso tendrá una duración de treinta horas y se desarrollará de lunes a viernes entre las 17 y las 20 horas en el aula José Palanco de la Facultad de Filosofía y Letras. La inauguración tendrá lugar el lunes 12 a las 17 en el Aula García Lorca, en una sesión abierta en la que la doctora Sarah Young, de la Escuela de Estudios Eslavos y de Europa del Este del University College London, pronunciará su ponencia “Constructing Dostoevsky’s Petersburg: Space, Place and Performance in Crime and Punishment”. Se trata del quinto seminario que la UGR organiza sobre el escritor ruso —ya antes había convocado actividades similares en 2002, 2006, 2007 y 2009—, y en esta oportunidad se parte de la base de que en su obra se pueden advertir interesantes e intensos lazos de unión con la cultura española. “Vistos como fruto de una relación recíproca, es evidente la influencia que ejerció la cultura española sobre la cosmovisión literaria de Dostoievski, cuyo rico mundo ideológico no dejó indiferentes a los clásicos de la literatura española (Pío Baroja, Unamuno, entre otros) y otras personalidades del arte”, explican los organizadores en un comunicado. En el evento, que contará con la participación de reconocidos especialistas de universidades españolas y extranjeras, así como de la Asociación Internacional de Dostoievski, se analizará la influencia que ejerció la cultura española sobre el autor de Crimen y castigo, la recepción de su obra en España y su repercusión sobre el panorama cultural español (literatura, cinematografía, adaptaciones teatrales, etc.). Abordará, además, la problemática de las especificidades, dificultades y, casi siempre, inevitables pérdidas sufridas al trasladar sus textos a la lengua española. La inscripción, que tiene un costo de 30 euros, está abierta hasta el mismo 12 de marzo. La participación en el seminario conlleva el reconocimiento de 3 créditos de Libre Configuración. Los interesados pueden solicitar información telefoneando al 958246357 o escribiendo a las direcciones electrónicas jahita@ugr.es y bbarros@ugr.es. Fuente: Sección Departamental de Filología Eslava de la UGR *** Casa de América presentará La tejedora de sombras, de Jorge Volpi El próximo martes 13 de marzo será presentada en una rueda de prensa en Casa de América, en Madrid, la novela La tejedora de sombras, con la que el escritor mexicano Jorge Volpi (México, 1968) obtuvo el Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casa de América 2012 el pasado 14 de febrero. En la actividad participará el escritor argentino Andrés Neuman. La presentación tendrá lugar en la sala Borges de Casa de América a partir de las 13 horas. La presentación coincidirá con la salida de la novela a las librerías de España y México, momento a partir del cual se distribuirá por otros dieciocho países de América. Dotado con 200.000 dólares, el Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casa de América 2012 recibió 454 originales. El galardón, que ha distribuido unos 650.000 ejemplares en anteriores ediciones, pretende, como razón de ser, descubrir nuevos lectores y dar a conocer a los autores en el ámbito del mundo hispánico. La tejedora de sombras es el retrato de Christiana Morgan, una tormentosa estudiante de arte, esposa de un veterano de guerra, que en 1925 conoce en Nueva York a Henry Murray, un ambicioso médico de Harvard, casado con una rica heredera de Boston. Ambos viajan a Suiza para ser analizados por Carl Gustav Jung, quien sumerge a Christiana en profundos estados de trance. Las visiones de la joven, fielmente dibujadas en sus cuadernos –el escritor los conoce y lee en la Universidad de Harvard—, se convertirán en el punto de partida de un experimento en busca del amor absoluto que se prolongará durante los siguientes cuarenta y dos años. Fuente: Casa de América *** El venezolano Edgar Borges presenta nueva novela en Italia y España El hombre no mediático que leía a Peter Handke es el título de la más reciente novela del escritor venezolano Edgar Borges, que será presentada el próximo viernes 16 de marzo en el Instituto Ítalo Latinoamericano (IILA, http://www.iila.org) de Roma, en Italia, y en abril en sendas actividades en Barcelona y Madrid, en España. Tras realizar una donación de ejemplares a la Biblioteca del IILA, el escritor nacido en Caracas en 1966 y residenciado en Barcelona, España, presentará esta novela que Ediciones En Huida ha calificado como “centro para equilibrar varias ideas que permitan generar una nueva relación entre literatura, géneros y amplitud lectora”. En abril, la novela será protagonistas de un foro-presentación en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y en Arteduna Estudio de Madrid. El hombre no mediático que leía a Peter Handke se vale de géneros tan diversos como la novela, la entrevista y el diario para una investigación sobre las bases de una ficción. Para ello, Borges se ubica a sí mismo en primera, segunda y tercera persona como el actor que interpreta a un hombre cuyo único bien comunicacional es la biblioteca Peter Handke. La obra, definida por su creador como “una investigación novelada en clave de diario”, obtuvo una beca residencia en el Centre d’Art La Rectoria de Barcelona. Contada “en tiempo real”, la novela narra la batalla que se libra en el interior de un hombre cuya condición de “autista mediático” le dificulta relacionarse con el resto de la sociedad, y que emprende una investigación sobre la vida y obra del escritor austríaco Peter Handke (Griffen, Austria, 1942). La biblioteca de Handke le sirve al investigador como fuente para descubrir la relación entre la palabra y las sensaciones. En el desarrollo de la novela surgirán diversas referencias y extractos de los libros del escritor austríaco, conocido por sus trabajos en relación con los problemas de comunicación de los seres humanos y el lenguaje como espacio de reinterpretación de los vínculos. En paralelo al valor literario de la obra de Handke, la novela relata los sucesos que, teniendo como centro la guerra de los Balcanes, enfrentaron al autor y al poder mediático-cultural de Europa. La estructura de la novela, en lugar de capítulos, se divide en 32 “puertas”. En este entramado, donde la ficción juega con la realidad, el autor entrevista a Cecilia Dreymüller (Alemania), Vicente Huici (España), Fernando Báez (http://www.letralia.com/firmas/baezfernando.htm; Venezuela), Vicente Luis Mora (España), Eustaquio Barjau (España), Sandra Santana (España), Aleksandar Vuksanovic (Serbia) y Luis Ureta (Chile), unos novelistas, otros poetas, dramaturgos, investigadores o traductores de la obra de Handke. Según Vicente Luis Mora, El hombre no mediático que leía a Peter Handke “es un hallazgo por la acertada mezcla que hace de realidad, ficción, novela, entrevista y diario en beneficio de una investigación”. Borges es autor de novelas como ¿Quién mató a mi madre? (finalista del Premio Ciudad Ducal de Loeches; Madrid, 2008) y La contemplación (Premio Internacional “Albert Camus” 2010). Sus relatos han sido incluidos en antologías publicadas en España, México e Italia. *** Una antología italiana reúne textos de 22 autores latinoamericanos Este 17 de marzo será presentada en Roma la antología Buena letra, que bajo el sello de la editorial Giorni reúne a veintidós escritores latinoamericanos contemporáneos, con textos seleccionados y traducidos al italiano por Marcela Filippi. Buena letra recoge cuentos y poemas de Héctor Álvarez Castillo (Argentina), Edgar Borges (http://www.letralia.com/firmas/borgesedgar.htm; Venezuela), Miguel Ángel de Boer (Argentina), Pablo Martínez Burkett (Argentina), René Silva Catalán (Chile), Carlos Kuraiem (Argentina), Juan Carlos Villavicencio (Chile), Carlos Batista (México) y Goyo Schang (Argentina), entre otros. Marcela Filippi llevó a cabo, durante varios años, la compleja labor de seleccionar voces que representaran parte de la nueva literatura de ficción de lengua castellana. Con este trabajo los lectores italianos tendrán la oportunidad de conocer en su idioma el talento latinoamericano posterior al chileno Roberto Bolaño, uno de los últimos autores de la zona llevados con notable éxito al italiano. Buena letra será presentada en Roma el sábado 17 en el Teatro Il Girasole, con palabras a cargo de la propia Marcela Filippi y la lectura de los escritores Edgar Borges, Pablo Martínez Burkett y Kendall Maison. El evento contará con la dramatización de algunos de los textos a cargo del actor Francesco Nannarelli, la interpretación musical de Giovanni di Caprio y la participación de las cantantes Laura Serra y Carolina Trigo, todo con la moderación del periodista italiano Franco Papitto. Fuente: Editorial Giorni *** Autores de quince países se encontrarán en Festival de Puerto Rico Poetas de Argentina, Chile, Colombia, Cuba, El Salvador, Ecuador, España, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela participarán en el IV Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico (http://www.festivaldepoesiapuertorico.com), que se celebrará en homenaje a la poeta Clara Lair (1895-1973). El festival abrirá el lunes 19 de marzo en el Teatro de la Universidad Interamericana en San Juan, donde participarán los poetas internacionales, y finalizará el sábado 24 con una actividad cultural en el Teatro Priscila Flores de San Lorenzo, ciudad en el sureste de la isla caribeña. Los organizadores del festival indicaron en un comunicado de prensa que entre los propósitos del evento está convertirlo en una tradición anual y, así, promover la producción poética puertorriqueña de las últimas cuatro décadas y la tradición literaria de la que procede. Mencionaron, además, varias propuestas para promover la poesía en Puerto Rico, como conocer la producción poética de Latinoamérica y conseguir un local para abrir la Casa de los Poetas, una biblioteca de referencia de poesía nacional e internacional. Fuente: EFE ||||||||||||||||||||||||||| ESPECIAL: GABO |||||||||||||||||||||||||| === El 6 de marzo de 1927 nació Gabriel García Márquez ==================== === en una casona de Aracataca ============================================ === 85 años del gran patriarca Jaime de la Hoz Simanca =============== Lo más grande que se dio en la literatura universal, el mismo año en que nació García Márquez, fue la llamada Generación del 27, un grupo de escritores españoles que coincidió en similar período de tiempo, y entre quienes se destaca el poeta Vicente Aleixandre, quien obtuvo, al igual que el mago de Aracataca, el Premio Nobel de literatura. Se trata de la primera coincidencia de las centenares que habrían de rondar al autor de Cien años de soledad a lo largo de una vida que comenzó a transformarse en mito viviente en aquel momento que el fallecido autor de Santa Evita, Tomás Eloy Martínez, describió —luego de la entrada de Gabo a un teatro de Buenos Aires, meses después de la publicación de su más famosa obra— de la siguiente manera: La sala estaba en penumbras, pero a ellos, no sé por qué, un reflector les seguía los pasos. Iban a sentarse cuando alguien, un desconocido, gritó “¡Bravo!”, y prorrumpió en aplausos. Una mujer le hizo coro: “Por su novela”, dijo. La sala entera se puso de pie. En ese preciso instante vi que la fama bajaba del cielo, envuelta en un deslumbrador aleteo de sábanas, como Remedios, la bella, y dejaba caer sobre García Márquez uno de esos vientos de luz que son inmunes a los años (1). Muchos investigadores realizaron sus mejores esfuerzos para escribir sobre los distintos nacimientos de García Márquez, los cuales van más allá de la fecha exacta en que fue parido en Aracataca por Luisa Santiaga Márquez mientras el padre, Eligio García, rumiaba su rabia en Riohacha, de donde eran oriundos Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán, abuelos del escritor. Así, el cuentista antioqueño Dasso Saldívar, en su texto El viaje a la semilla, después de referir el desafío en que el abuelo Nicolás mata a Medardo Pacheco el 19 de octubre de 1908, escribe: Podemos convenir que en aquel lugar y en esta fecha empieza la biografía de Gabriel García Márquez, diecinueve años antes de su nacimiento, pues lo ocurrido durante ese día por la tarde en Barrancas, va a prefigurar la suerte personal y literaria del escritor: no sólo permitirá que sus padres se conozcan dieciséis años más tarde, sino que es también la causa lejana de que García Márquez se quede a vivir hasta los diez años con sus abuelos en la casa grande y fantasmal de Aracataca, el hecho más importante para el futuro novelista (2). La otra casa Gabriel García Márquez, el hijo del telegrafista, nació el 6 de marzo de 1927, tal como aparece registrado en su partida de bautismo que, probablemente, el escritor peruano y Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, no alcanzó a conocer, pues en su monumental biografía, Historia de un deicidio, afirma que fue el 6 de marzo de 1928 (3). Lo anterior, aguijoneado por el mismo escritor que se encargó de pregonar la equivocada fecha durante algún tiempo, contribuyó a que en muchos textos y en sitios web aún aparezca 1928 como el año de su nacimiento. El alcance de la gloria y su eternización en la realidad-real y en la realidad ficticia han permitido el esclarecimiento de los misterios, la rectificación de los errores biográficos y el desenredo de esa telaraña genealógica que durante casi toda la vida ha acompañado al cumplimentado. El día de su cumpleaños, 6 de marzo, y días posteriores, muchos coincidirán en que han transcurrido cinco años de aquel 2007 en Cartagena de Indias (Colombia), donde el escritor celebró sus 80 años de vida, los 40 de la publicación de Cien años de soledad y los 25 de la obtención del premio Nobel con un discurso pronunciado en medio de la realización del IV Congreso Internacional de la Lengua Española y el cual matizó con las siguientes palabras: Nunca he hecho otra cosa que escribir historias para hacer más feliz la vida a un lector inexistente sin más arsenal que dos dedos y 28 letras del alfabeto... Ni en el más delirante de mis sueños, en los días en que escribía Cien años de soledad, llegué a imaginar que podría asistir a este acto (4). Pero pocos sabrán en el mundo que todo comenzó en una casa de Riohacha ubicada en la calle 3, Nº 5-27, habitada hoy por Amalfi Márquez Urbina, hija de Efraín Márquez Iguarán, pariente cercano de los ascendientes del Nobel. A esa casa, que aún conserva en su patio las trinitarias, los helechos y las palmeras de tiempos remotos, arribaron Eligio García y Luisa Santiaga Márquez la tarde del 12 de junio de 1926, después de un silencioso matrimonio celebrado días antes en la catedral de Santa Marta. Ricardo Márquez Iguarán, nieto de Francisco Márquez Mejía, primo carnal de Luisa Santiaga, me cuenta en la Avenida Primera de Riohacha que ella llegó con su esposo y se instalaron durante 15 días en el cuarto matrimonial de aquella casona. Más tarde se mudaron a una vivienda más cómoda ubicada en la Carrera 6 con Tercera. Luisa llevaba en su vientre el primero de los doce hijos que nacería en Aracataca. El mismo García Márquez lo recuerda así: Fue así y allí donde nació el primero de siete varones y cuatro mujeres, el domingo 6 de marzo de 1927, a las nueve de la mañana y con un aguacero torrencial fuera de estación, mientras el cielo de Tauro se alzaba en el horizonte. Estaba a punto de ser estrangulado por el cordón umbilical, pues la partera de la familia, Santos Villero, perdió el dominio de su arte en el peor momento. Pero más aun lo perdió la tía Francisca, que corrió hasta la puerta de la calle dando alaridos de incendio: —¡Varón! ¡Varón! —y enseguida, como tocando a rebato—: ¡Ron, que se ahoga! (5). Los recuerdos El escritor Víctor Bravo Mendoza me explica, con precisión de relojero, el itinerario de Gabriel García Márquez desde el momento en que fue concebido, en la primera noche de bodas, en la casa de la calle 3, de Riohacha. Después se explaya a través de un recorrido por los orígenes maternos del Nobel, su herencia cultural guajira y hasta su itinerario guajírico garciamarquiano. “Todo lo que te he dicho está en mi libro. No es cierto, como dicen algunos despistados, que Gabo nació en Riohacha. Luisa Santiaga volvió a Aracataca con ocho meses de embarazo. Aquí fue engendrado, que es distinto. Casi nace entre nosotros”, afirma (6). Unos recuerdos distintos tiene Temilda Brugés de Brito, una anciana de 84 años que ha vivido siempre frente a la casa donde pernoctaron Eligio y Luisa Santiaga en 1926 y donde vivieron, lustros después, Jaime García Márquez, hermano de Gabo, y el citado Ricardo Márquez. Temilda explica que Rita Iguarán, abuela de Amalfi, y esposa de Francisco Márquez, dueño de la casa en ese entonces, facilitó la habitación más grande en la que la cama doble donde durmieron los padres del Nobel ocupaba el mayor espacio. A duras penas cabía el tocador —de roble y gavetas grandes— en el que todos los días se acicalaba la recién desposada Luisa. Hoy, aquel tocador de tres espejos está en la casa de Temilda, cuyos padres compraron a bajo costo. El 16 y 17 de diciembre de 1983 arribó a Riohacha el flamante Premio Nobel de Literatura, galardón que había recibido un año antes. Realizó algunas diligencias y después quiso conocer la casa donde había sido engendrado “con la excelente puntería de Eligio”, pero siguió de largo. Tal vez porque la nostalgia lo sacudió en aquel instante, o posiblemente quiso quedarse con la imagen que prefiguró cuando sus padres le contaron aquel episodio. Dos días después de la visita a Riohacha partió en una goleta a Aracataca con la intención de alborotar las remembranzas en medio de aquella casa donde había nacido y que Gerald Martin describe como tres construcciones distintas de madera con algunos muros de adobe y piso de cemento escobillado (7). Gabo había estado en su pueblo, junto a su madre, a finales de marzo de 1952, y aquellos recuerdos serían definitivos para su carrera de escritor. Pero en el 83 no quiso llegar nuevamente a la casa, pues su enojo lo impidió: al avanzar en el automóvil por la entrada a Aracataca vio, a lado y lado de la vía, niños ondeando banderitas en medio de un calor atroz, el mismo que, según describe en La cándida Eréndira, obligaba a que los chivos se suicidaran. Entonces dijo: “Esto es infame. No pueden hacer esto. Y menos para recibir a un simple huevón como yo”. ¡Feliz cumpleaños, Gabo! Notas 1. Tomado del libro ...Para que mis amigos me quieran más..., selección y prólogo de Juan Gustavo COBO BORDA, Bogotá, Siglo del Hombre Editores, 1992. 2. García Márquez. El viaje a la semilla. La biografía. Dasso SALDÍVAR. Alfaguara, 1997, páginas 27-28. 3. Escribe Vargas Llosa: “El niño nació el 6 de marzo de 1928 y le pusieron Gabriel José”. García Márquez: Historia de un deicidio. Monte Ávila Editores, C. A. Impresiones Barcelona-Caracas, 1971, página 14. 4. Discurso de García Márquez pronunciado el lunes 26 de marzo en Cartagena en el acto de homenaje con que se inauguró en Cartagena el IV Congreso de la Lengua Española. 5. Gabriel GARCÍA MÁRQUEZ. Vivir para contarla. Editorial Norma, 2002, páginas 76-77. 6. La Guajira en la obra de Gabriel García Márquez. Víctor BRAVO MENDOZA, Ícono Editorial, 2009. 7. Gabriel García Márquez. Una vida. Gerald MARTIN. Random House Mondadori. Primera edición, octubre de 2009. Páginas 58-59. ** Jaime de la Hoz Simanca delahoz.jaime@gmail.com Periodista y catedrático colombiano. Ha sido tres veces galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Coautor del libro de crónicas y reportajes Trece claves para soñar y de los textos didácticos Crónica y Reportaje. ||||||||||||||||||||||| LITERATURA EN INTERNET |||||||||||||||||||||| Espín, Español Inmediato http://espin.org.mx Un servicio que responde consultas sobre el idioma, puesto en marcha por la Academia Mexicana de la Lengua. El usuario puede enviar su pregunta usando un formulario especialmente dispuesto para ello y recibirá la respuesta por correo electrónico en un plazo de un día o dos. Las respuestas, además, son publicadas en la web del servicio. Incluye artículos sobre dudas comunes, información sobre textos de referencia y enlaces a otras páginas sobre el tema. Sala Mistral http://salamistral.salasvirtuales.cl La Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile, Dibam, ha publicado en Internet, conjuntamente con la Biblioteca Nacional de Chile y el portal Memoria Chilena, el vasto legado documental de la escritora Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura 1945, que fuera cedido en 2007 por Doris Atkinson, sobrina de Doris Dana, quien acompañó a la autora durante los últimos diez años de su vida. El sitio permite descargar documentos, fotografías y segmentos de audio y video. Chat Literario http://chatliterario.com Página que recopila obras de teatros de grandes autores, y las muestra al usuario como si se estuviera participando de un chat, con la presentación secuencial de sus personajes y sus parlamentos. El índice de obras incluye a Anton Chejov, Federico García Lorca, William Shakespeare, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca y otros. El sistema permite hacer pausas en el despliegue de los parlamentos, adelantarlos o graduar la velocidad de despliegue. eLibros http://www.elibros.com.co Editorial colombiana con un catálogo en español que tiene como objetivo preparar al público latinoamericano para el advenimiento del libro digital. Dispone de un amplio catálogo de títulos en las tiendas de libros digitales más importantes, para los principales eReaders y tablets en diversas plataformas. Ofrece servicios de conversión a eBook en formatos ePub y mobi. Recibe libros de autores que deseen publicar en formato digital. Popubooks http://www.popubooks.es Red social que permite a sus miembros crear y desarrollar libros de forma colaborativa. Cada participante puede crear nuevos libros o enviar nuevas páginas de libros ya creados basándose en lo que ha sido publicado, y puede igualmente calificar el trabajo de otros colaboradores. El usuario dispone de una biblioteca para añadir los libros en los que está colaborando o que está simplemente leyendo a medida que se escribe. ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === La melancolía urbana Gabriel Cocimano ============================ “Y la ciudad, ahora, es como un plano de mis humillaciones y fracasos...”. Jorge Luis Borges La literatura hubo de presagiar un mundo vuelto espacio turbulento: las ciudades, con su contundencia fabril, la niebla de sus puertos y el abatimiento y la humillación de sus habitantes ante esa maquinaria infernal y despiadada. Edgar Allan Poe intuyó al hombre de la multitud: “Esos seres se movían incansables, rojos los rostros, hablando y gesticulando consigo mismos como si la densidad de la masa que los rodeaba los hiciera sentirse solos”. “¡Horrible vida! ¡Ciudad horrible!”, bramaba Charles Baudelaire. “¡Al fin solo! La tiranía del rostro humano ha desaparecido, y ya no sufriré sino por mí mismo”. Arthur Rimbaud contemplaba la sordidez en la vida cotidiana: “Desde mi ventana veo espectros nuevos circulando a través del espeso y eterno humo de carbón (...); la Muerte sin lágrimas, nuestra niña activa y sirvienta, un Amor desesperado y un bonito crimen berrean en el fango de la calle”. Honoré de Balzac comparó a la ciudad con un monstruo cuya desmesura rompe los contornos del mundo humano y colinda con lo fantástico, un animal salvaje y un infierno donde cada barrio es un círculo y cada calle una caldera. El héroe kafkiano es un ser humillado y abatido hasta la total anulación por el mundo social que lo rodea. Roberto Arlt pintó en la Buenos Aires de su tiempo un colectivo urbano pleno de anonimato y oscuridad, la dilución de lo enfermizo, la falta de diálogo y el desdén por la condición sumisa de los seres opacados por la multitud. Albert Camus dirá que esta multitud vive “en esa otra especie de soledad que se llama promiscuidad”. “Adán Buenosayres” fue para Leopoldo Marechal “el desertor de la ciudad violenta”. Cátulo Castillo expresa en sus versos la dolorosa imposibilidad de retornar a la vieja ciudad anterior a la modernidad: Mi soledad manchada de verdín regresa sin piedad a la ciudad de barro y adoquín. Y Ernesto Sábato definió a la misma ciudad como una “inmensa factoría caótica, convertida en un desierto de amontonadas soledades”. Juan Gelman describió a una urbe “que gime como loca”, espacio de lo vital, escenario de las huelgas y manifestaciones, gran teatro de la tragedia diaria. Para todos ellos, el inminente conglomerado urbano devendría escenario apocalíptico: años más tarde, James G. Ballard hará una arqueología de ese Apocalipsis. Con el crecimiento de las ciudades surgieron nuevas expresiones del individualismo moderno, que acompañó el aislamiento personal ante las condiciones impuestas por el desorden social. La tristeza y la desolación se sintieron en forma individual e íntima, aunque eran transferencias de un sistema global de interpretación que daba sentido al sufrimiento y conectaba el mal tanto con el microcosmos como con el macrocosmos (Bartrá). El sentimiento de soledad e incomunicación en la ciudad ha sido paulatino al desarrollo de la modernidad, y se expresa en un sufrimiento que se condensa en la melancolía como una nueva forma de conciencia individual y angustiada de la modernidad. “La causa más sutil del triunfo del hastío”, afirmó Aldous Huxley en On the Margin, “fue el desproporcionado crecimiento de las ciudades. Acostumbrados ya a la vida ferviente en esos contados centros de actividad, los hombres hallaron que la vida fuera de la urbe les resultaba intolerablemente insípida”. Surge entonces el spleen, un sentimiento que corresponde a la catástrofe en permanencia, tal como lo definió Walter Benjamin. Es época de la tristeza como valor en potencia. El siglo XX, el de los grandes conglomerados urbanos y las devastadoras guerras, el siglo de las telecomunicaciones y la alta tecnología, ha sido, paradójicamente, el de la incomunicación y la soledad. “El mito global”, había expresado Balzac, “sólo nos empuja a la era de la melancolía. El modelo de la codicia se balancea entre la ira y la codicia, mientras la aldea global es sólo una esperanza ingenua”. El hombre de la multitud, enmarañado en la inmensa jungla humana, se hace cada vez más anónimo e impersonal. “Multitud, soledad”, dirá, encendido, el gran Baudelaire, “términos iguales y convertibles para el poeta activo y fecundo. Quien no sabe poblar su soledad, no sabe tampoco estar solo entre la muchedumbre atareada”. Fue en el horror de la gran ciudad que Baudelaire descubrió la belleza como algo ardiente y triste. La ciudad, su agua turbia, con la fealdad de sus ciegos, el vino malo del trapero, su musa venal y su carroña, en vez de consolarlo y halagarlo, inician al hombre en la vida moderna. De allí que la ciudad sea no sólo el escenario de esa belleza moderna, sino el instrumento y sacerdote de esa iniciación (Palacios). Algunos siglos atrás, la melancolía fue sinónimo de hastío, de la felicidad de la tristeza, debido al perpetuo deseo y la no menos perpetua pérdida del objeto del deseo. Como mal de la conciencia alimentó el aborrecimiento y la desesperación de sí mismo. Conjugó el fracaso religioso y social con el anhelo de intimidad del individuo. En los tiempos modernos, la melancolía se transformó —erróneamente— en depresión, una experiencia personal, aunque irreductible, del ser humano sobreviviente de la modernidad. En ésta, la civilización ha logrado saturar los sentidos, hastiándolos con sus diversas resonancias y disonancias: desmesura de sensaciones y sentimientos, hiperpoblación de sonidos e imágenes, de mensajes publicitarios y políticos, de acciones y motivaciones. Es la “hartadura de los sentidos” de Sartre, la frustración del hombre y su aislamiento personal. En la gran ciudad, la incomunicación del hombre con sus semejantes y su entorno es física y emocional. Este entorno es áspero, incómodo y muchas veces insoportable, y fomenta una convivencia tensa que aísla cada vez más: Anónimos y desterrados —escribe Serrat— en el ruidoso tumulto callejero con los vientos en contra va el ciudadano, los bolsillos temblando y el alma en cueros. Cierto es que la ciudad tiene mala prensa: no se la celebra; más aun, se la padece, echándosele en cara las frustraciones y fracasos individuales y colectivos. El lado insoportable de la ciudad nos asiste a todos: frecuentando esa realidad urbana, su decadencia y su caos, la cultura moderna halló la dimensión trágica de la vida. En la ciudad se vive oscilando entre la nostalgia y la utopía: nostalgia por la pérdida de la tribal vida comunitaria, por la añoranza de una época mejor, por la vieja casa que ya no está, el barrio o la calle desaparecida, el dolor de la vida que perdimos. Utopía por la pretensión prometeica de soñar una ciudad distinta o perfecta, la añoranza de lo que todavía no ha llegado, el desprecio hacia el presente en aras de un futuro sueño grande. La tensión entre nostalgia y utopía es una de las formas que adopta la tensión entre pasado y futuro. Es la calle, sin embargo, ese símbolo del alma urbana en donde encarna el presente, irrumpe la memoria, intuimos el mañana y atajamos la conciencia (Palacios). En la ciudad de hoy experimentamos una sensación de excitación obligatoria. La tecnología y los medios masivos convierten a la urbe en un racimo de acontecimientos que transforman la psiquis colectiva: Ballard ha visto en este laboratorio la agonía de la cultura del afecto. Comprendió que “la publicidad, las películas hechas para televisión, los desfiles de modelos, los conciertos de rock, las fotografías de accidentes automovilísticos o de crímenes policiales son reminiscencias socialmente aceptables de la pornografía más dura”. De este modo, es en la gran ciudad en donde se constituye “una suerte de estetoscopio tentacular que ausculta directa y cotidianamente el sistema nervioso central de cientos de millones de personas, transforma a la psiquis en un campo de batalla y opera sobre las fuentes de donde mana la imaginación” y en donde se intenta “encapsular la psicopatología colectiva en imágenes preprogramadas para el consumo catártico a fin de evitar su tendencia a la dispersión individualizada y letal” (Ferrer-Kozak). “En cada calle”, reza el epígrafe de la película Taxi Driver, “hay un individuo que sueña con ser alguien. Es un hombre solo, abandonado por todos y que trata desesperadamente de probar que existe”. La vida urbana actual ha desarrollado trastornos psíquicos y desórdenes de tipo narcisista, “caracterizados por un malestar difuso que lo invade todo”, postuló Gilles Lipovetzky, “un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida, una incapacidad para sentir las cosas y los seres”. Todo el entorno urbano y tecnológico (shoppings, autopistas, rascacielos) “está dispuesto para acelerar la circulación de los individuos, impedir el enraizamiento y en consecuencia pulverizar la sociabilidad (...), lo cual refuerza la inversión narcisista: sea lo real inhabitable, sólo queda replegarse en sí mismo”. Replegarse, al mismo tiempo que en su individualidad, en su dificultad de sentir, en su vacío y soledad. La melancolía —trastorno narcisista por naturaleza— es en la gran ciudad de hoy acaso más enfática que en el pasado. Por eso la ciudad hace posible una forma de soledad muy distinta de la que ensalza la lírica pastoril. Esta soledad es mucho más compleja y más honda. Se suele rescatar un cierto individualismo cuando lo colectivo apabulla. Pero lo que la melancolía manifiesta es algo más que esa soledad: es el vacío, un estado del alma más doloroso. “Las grandes ciudades”, expresa Alejandro Dolina, “no dan tiempo a esa meditación solitaria del hombre que detrás de una vidriera contempla cómo muere la tarde. Casi nunca estamos solos. La presión de los acontecimientos es vulgar y brutal. La tristeza de este hombre atropellado, agredido, condenado a vivir entre muchedumbres, es mucho más sombría, más amarga”. Tristeza y soledad que, con singular talento, describe el poeta Raúl González Tuñón: Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad, una calle que nadie conoce ni transita. Sólo yo voy por ella con mi dolor desnudo solo con el recuerdo de una mujer querida. Está en un puerto ¿un puerto? Yo he conocido un puerto. Decir: yo he conocido, es decir: algo ha muerto. En el filme La strada, Fellini describe la deshumanización del hombre, la incomunicación y la soledad: como recurso estético, el director italiano desarrolla su relato en terrenos baldíos, playas desiertas, caminos sin fin. El baldío aparece como la negación de la ciudad, una metáfora de la soledad irremediable del hombre, aunque conviva con millones de seres. Allí, la soledad es un vínculo social más. En Crimen y castigo, Dostoyevski diseña unos personajes cuya orfandad también es fruto de la cultura urbana moderna: seres sin vínculos, abandonados, fracasados, errabundos que vagan sin destino; seres ambulantes, en perpetua mudanza. “Estamos en unos tiempos en que es preciso ir a alguna parte”, le hace decir a uno de estos solitarios. Esa indigencia es la metáfora de un desamparo moral y emocional que atraviesa todas las clases sociales (Palacios). Como un flâneur, ese estado de caminador errante y desprevenido por la ciudad, tan quijotesca y baudelaireana a la vez, Joaquín Sabina bosquejó los versos de su himno “Calle Melancolía”, en donde aparece la angustia, la búsqueda infructuosa, sin esperanzas, el elemento sombrío y sin finalidad, el desencanto: Como quien viaja a lomos de una yegua sombría por la ciudad camino, no preguntéis a dónde, busco acaso un encuentro que me ilumine el día y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden. Esa “yegua sombría” es el estado melancólico, la pesadumbre, la huida hacia alguna parte, la búsqueda desesperada (“Trepo por tu recuerdo como una enredadera”, “Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido”). Al igual que en el Quijote —acaso el prototipo del melancólico del Siglo de Oro español—, en Sabina la realidad y la fantasía recorren caminos contradictorios: Ya el campo estará verde, debe ser primavera, cruza por mi mirada un tren interminable, el barrio donde habito no es ninguna pradera, desolado paisaje de antenas y de cables. La idealización del paisaje bucólico contrasta con el escenario desolador de la ciudad: el sueño es un destino irreal. La decepción lo hace cavilar hacia una actitud amarga y hasta agresiva (“me enfado con las sombras que pueblan los pasillos”) y la frustración final lo llena de culpa y castigo (“soy esa absurda epidemia que sufren las aceras”). Al fin, harto de cabalgar por la ciudad, despreciado y abatido, se interna en su habitación, convertida en espacio de melancolía urbana (“si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy”, “me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama”). Roberto Arlt, el flâneur rioplatense, también describió con su vagabundear por Buenos Aires el tedio, la angustia y la tristeza de la ciudad y de su gente: “El hombre caminaba despacio. Triste. Aburrido. Yo vi en él el producto de veinte años de garita con catorce horas de trabajo y un sueldo de hambre, veinte años de privaciones, de sacrificios estúpidos y del sagrado terror de que lo echen a la calle. Y en el centro, la tarde del sábado es horrible. Es cuando el comercio se muestra en su desnudez espantosa. Las cortinas metálicas tienen rigideces agresivas. Los sótanos de las casas importadoras vomitan hedores de brea, de benzol y de artículos de ultramar. Las tiendas apestan a goma. Las ferreterías a pintura. (...) Y se experimenta el terror, el espantoso terror de pensar que a estas mismas horas en varios países las gentes se ven obligadas a no hacer nada, aunque tengan ganas de trabajar o de morirse”. La gran ciudad se debate entre la desmesura arquitectónica de la urgencia y los sitios recuperados para el consumo hedonista, entre el espacio chatarra y la geografía invivible. La promiscuidad de los shoppings, repletos de una compañía anónima que hubiese deleitado al antiguo flâneur, llegaría no obstante a confundirlo con el exceso de estímulos hasta trastocar su neurosis. “Entró de tienda en tienda”, deslizó Poe acerca del Hombre de la Multitud, “sin informarse de nada, sin decir palabra y mirando las mercancías con ojos ausentes y extraviados”. Existen menos espacios de libertad —plantea Marc Augé— que espacios donde cada uno es prisionero de la mirada ajena. Como un gigantesco panóptico, estos sitios en donde el instinto es neutralizado y el deseo reprimido aparece multiplicado, no hacen sino exacerbar el sentimiento del vacío melancólico y de angustia que describió Rilke: “¿De modo que aquí vienen las gentes para seguir viviendo? Más bien hubiera pensado que aquí se muere”. Es en los bares en donde suele experimentarse el alma de la ciudad y su complejo contrapunto entre soledad y multitud. Suerte de intermedio entre la casa y la calle, lugares de asiento y a la vez de tránsito, espacios de misterios y anonimatos, de remansos y desapegos, donde puede celebrarse la soledad y descubrir la cálida monotonía de la pasión. Allí se llora, se ríe, se piensa, se urde y se fantasea: Frente a tus mesas que nunca preguntan sufrí una tarde el primer desengaño retrató Discépolo, el bardo corroído por la tristeza. Poe entrevió a la muchedumbre desde una mesa de café: “Sentía un interés sereno, pero inquisitivo, hacia todo lo que me rodeaba (...) y el tumultuoso mar de cabezas humanas me llenó de una emoción deliciosamente nueva. Terminé por despreocuparme de lo que ocurría adentro y me absorbí en la contemplación de la escena exterior”. Los bares son sitios que permiten la exaltación de los sueños, donde el tiempo se detiene y suele aflorar la pasión, exaltada o melancólica: Yo bebía —escribe Baudelaire— clavando mis pupilas sangrientas en las suyas, cielo hondo con germen de tormentas (...) di, beldad, que huyes, ¿a qué sacarme del sopor en que estoy? Otro sitio urbano que suele respirar melancolía es el parque o la plaza pública. Allí, el bullicio y los juegos infantiles alternan con corazones secretos y soledades furtivas. Estos espacios son a menudo frecuentados por “la desengañada ambición, por los inventores desdichados, por las glorias abortadas, por los corazones rotos, por todas las almas tumultuosas y cerradas y que se alejan de la mirada insolente de los alegres y los ociosos”, indagó el genio baudelaireano. “Estos retiros sombríos son lugares de cita para los lisiados de la vida”. La ciudad ghettifica, nuclea y divide, cobija y segrega. Las diferencias socioeconómicas y culturales, las marcas de raza, de nacionalidad y de religión, entre otras, propician el aislamiento social, grupal o tribal en barrios o microsectores urbanos (countries, asentamientos, etc.). Con la estructura de la ciudad actual aparece un nuevo régimen de marginalidad: si los sectores altos se amurallan en sus barrios cerrados y planificados, la clase baja “en lugar de encontrarse diseminada en el conjunto de las zonas de la clase obrera”, afirma Loic Wacquant, “tiende a concentrarse en territorios aislados y delimitados, percibidos como purgatorios sociales, páramos leprosos en el corazón de la metrópoli, donde sólo aceptarían habitar los desechos de la sociedad”. Cuando estos espacios penalizados se convierten en componentes permanentes del paisaje urbano, los discursos para descalificar se intensifican: violencia, droga, vicio, abandono, delito, así funciona este fenómeno de estigmatización territorial ligado a la aparición de zonas reservadas a los parias urbanos. Poe también lo visualizó en la Londres de su tiempo: “Era el barrio más ruidoso, donde cada cosa ostentaba los peores estigmas de la pobreza y del crimen (...). La más horrible inmundicia se acumulaba en las cunetas. Toda la atmósfera estaba bañada en desolación”. Para Wacquant, estos sitios marginales han pasado de ser “lugares” —comunitarios, con emociones compartidas y apoyados por prácticas e instituciones de reciprocidad— a ser simples “espacios”, es decir, vacíos potenciales o amenazas posibles, indiferentes de competencia y de lucha por la vida. ¿Qué clase de melancolía impera en ellos? El recuerdo de los sitios de origen de donde debieron finalmente migrar, los autorreproches y la culpabilidad por la propia situación social en que se encuentran, el estado de autopercepción negativa incrementado por la estigmatización social, y la angustia que, como define Eduardo Subirats, “acompaña la experiencia social de la anulación del individuo o la lúcida intuición de su paulatina destrucción”. Fuentes • AHEDO RODRÍGUEZ, Elvia Mireya: “Melancolía, asco y lenguaje corporal en la anorexia”, Escuela Nacional de Antropología e Historia (Enah), México, 2010. Disponible en http://ergosum.uaemex.mx/marzo2010. • ARLT, Roberto: Aguafuertes porteñas, Buenos Aires, Losada, 1958. • BARTRÁ, Roger: El siglo de oro de la melancolía. Textos españoles y novohispanos sobre las enfermedades del alma, México, Universidad Iberoamericana, UIA, 1998. • FERRER, Christian y KOZAK, Claudia: “Ballard: una autopsia del futuro interior”, en revista Artefacto. Pensamientos sobre la Técnica, Buenos Aires, 2001. • LE BRETON, David: Antropología del cuerpo y modernidad, Buenos Aires, Nueva Visión, 1995, cit. en LÓPEZ GIL, Marta: Zonas Filosóficas, Buenos Aires, Biblos, 2000. • LIPOVETZKY, Gilles: La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Anagrama, Colección “Argumentos”, Barcelona, 1996. • LÓPEZ GIL, Marta: Zonas Filosóficas, Buenos Aires, Biblos, 2000. • PALACIOS, María Fernanda: “El Alma en la calle”, Conferencia para el postgrado de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, Caracas. En Revista Urbana, v. 7, Nº 30, Caracas, Venezuela, 2002. • SUBIRATS, Eduardo: El alma y la muerte, Barcelona, Anthropos, 1983; cit. en LÓPEZ GIL, Marta: Zonas Filosóficas, Buenos Aires, Biblos, 2000. • WACQUANT, Loic: “La estigmatización territorial en la edad de la marginalidad avanzada”, en revista Ciencias Sociales Unisinos, Universidade do Vale do Rio dos Sinos, Sao Leopoldo, Brasil, set/diciembre 2007. ** Gabriel Cocimano http://www.letralia.com/firmas/cocimanogabriel.htm Periodista argentino (Bernal, Provincia de Buenos Aires, 1961). Graduado en periodismo en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (http://www.unlz.edu.ar; 1997), tiene estudios de historia en la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar) y formación en conducción de radio, periodismo e investigación cultural y actuación en radio y televisión. Ha producido los programas radiales Pebeta de mi barrio (1996/97) y Hablemos de salud (1997/98). Textos suyos han aparecido en las revistas Sumario (Paraguay, 1995), Sincronía (México, 2003) y Nómadas (Madrid, España, 2004), entre otras. Ha publicado El fin del secreto. Ensayos sobre la privacidad contemporánea (Buenos Aires, Editorial Dunken, http://www.dunken.com.ar; 2003) y textos como Consumidos: sumidos en la sociedad consumista y Mitos de tierras calientes, disponibles en la web del autor, http://gabrielcocimano.wordpress.com. === Relatos fascistas, un libro brutal y reflexivo Violeta Rojo ====== (Nota del editor: este sábado 25 de febrero se presentó en la Librería Kalathos, en Caracas, Relatos fascistas, el más reciente libro de cuentos del escritor venezolano Alberto Hernández. La presentación corrió a cargo de la reconocida investigadora Violeta Rojo, cuyas palabras reproducimos hoy para los lectores de la Tierra de Letras). Hay libros que son hijos de épocas complejas y de dolorosas experiencias. Libros que sólo pueden escribirse en “tiempos interesantes” como los de la maldición china. Relatos fascistas de Alberto Hernández es uno de esos libros, uno que viene de vivir en la Venezuela “revolucionaria”. No espere el lector un libro divertido, que le permitirá relajarse leyendo buena literatura. Encontrará la buena literatura, pero también el reconocer eventos brutales, circunstancias fuertes que se hacen más terribles porque las hemos vivido, recibido por la prensa y la TV, comentado con espanto al llegar al trabajo. Este es un libro ficcional que tiene el referente preciso de la Venezuela en los últimos 14 años. Han sido años duros que quizás sólo puedan mostrarse en un libro brutal y reflexivo. Los textos de Relatos fascistas de Hernández tienen una estructura interesante: cuentos breves y brevísimos unidos por un tema común: el fascismo cotidiano. No es de extrañar entonces que los epígrafes sean de Stalin, Goebbels, Pinochet, Guevara y otras joyitas. Estos epígrafes —que el lector duda si sean ficcionales o verdaderos— funcionan a su vez como minificciones paralelas. Por una parte acompañan el texto, por otra se pueden leer en sí mismas como aterradoras pequeñas piezas. Stalin dice sin pudor: “Una única muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística” (3). Goebbels no pierde el cinismo ya famoso por el lema de Auschwitz (“El trabajo os hará libres”) cuando dice: “Gobernemos gracias al amor y no gracias a la bayoneta” (6). Mussolini declara: “Nosotros estamos contra la vida cómoda” (7); Pinochet no tiene empacho en afirmar: “Soy el general de los pobres” (29). Estos epígrafes llevan a cuentos desoladores, en los que la muerte es el protagonista principal, en los que el acabar con los enemigos es la norma: “Es que hablaban mucha pendejada contra el jefecito, contra la patria, contra el joropo, contra nuestro futuro” (27), dice uno de los personajes para explicar que se acabe con los que piensan distinto. Los temas, aparte de la muerte constante que planea en todos los cuentos, son el dolor, la tortura, el poder, “esa mierda que hincha y hace a la gente más bruta” (10). Los personajes de Hernández están muertos en vida y, o fueron muertos por el gobierno, o están en esa otra muerte conformada por el mundo sórdido de poetas de la revolución, ectoplasmas de enanos de espíritu, gente a la que le gusta estar al lado de un hombre fuerte, u hombres fuertes en sí mismos, llámense Adolfo, Saddam o el comandante que pulula por una ciudad destruida. El fantasma del 11 de abril (con sus misterios, desconciertos y esa sensación que todavía nos acompaña de que no entendemos qué pasó) es otro habitué de estos cuentos. En esta realidad agobiante que nos presenta Hernández, la gente escapa relajándose frente a televisores apagados o tomando otras medidas, como en Eco Las revoluciones profundas, de largo curso y huella duradera, no las hacen escritores, sino oradores. Adolfo Hitler Cien horas llevaba el hombre frente al micrófono. Como no se le entendía lo que hablaba y la gente estaba agotada, ésta apagó los radios y los televisores, pero aun así el eco de la voz les entra por un oído y les sale por el otro (45). Como dije, Relatos fascistas no es un libro fácil, ninguno con ese título puede serlo, pero es un libro necesario. Gracias a Alberto por darle forma literaria a estos duros tiempos que pronto llegarán a su fin. ** Violeta Rojo http://www.letralia.com/firmas/rojovioleta.htm Investigadora y docente venezolana (Caracas, 1959). Es profesora de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve). Licenciada en letras por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve; 1985), magíster en literatura latinoamericana por la USB (1993) y doctora en letras por la USB (2000). Research Fellow por la Kingston University (Gran Bretaña, http://www.kingston.ac.uk; 2000-2001). Ha publicado Breve manual para reconocer minicuentos (1996 y 1997); El minicuento en Venezuela (2004 y 2007); Antología de la novísima narrativa breve hispanoamericana (2008), con Héctor Abad Faciolince y Carlos Leáñez Aristimuño; Breve manual (ampliado) para reconocer minicuentos (Caracas, 2009), y Mínima expresión: una muestra de la minificción en Venezuela (Caracas, 2009), entre otros. === El hombre que reinventó la letra Ch Dixon Acosta ================= La letra Ch fue jubilada antes de tiempo y dejó de aparecer como letra autónoma e independiente para convertirse en apéndice de la letra C, conforme a la determinación de un Congreso de Académicos de la Lengua hace algunos años. Pero hubo un tiempo en que esta letra fue importante y vale la pena, a manera de homenaje, recordar al hombre que en su momento redimensionó aquella que muchos todavía consideramos el cuarto símbolo del alfabeto castellano. En el año 2007, en la Feria del Libro de Bogotá, los autores que tuvieron sus títulos como los más vendidos fueron Gabriel García Márquez y Roberto Gómez Bolaños. Gracias a la presencia física de la celebridad mexicana se rompió el record de asistencia de público al recinto ferial, promoviendo una avalancha de personas ávidas de tener un ejemplar autografiado de Sin querer queriendo o de El diario del Chavo del 8, los textos escritos por Gómez Bolaños. Una persona muy seria y aplicada (quien seguramente no tenía la pésima costumbre de ver televisión en su infancia), me preguntaba por qué una feria literaria tan importante como la de Bogotá, había tenido entre sus invitados a un comediante famoso por sus programas infantiles. Quizás, le contesté algo sorprendido e irónico, porque ese hombre, conocido por todos como “Chespirito” alias Roberto Gómez Bolaños, es un creador (la creación es la semilla de la poesía), una persona que no sólo reivindicó la letra Ch, sino que puede atribuirse la autoría de un catálogo de expresiones que repiten desde ciudadanos comunes y corrientes hasta gobernantes e intelectuales. Un escritor de miles de cuartillas, convertidas en diálogos, en escenas dramáticas o cómicas, inventor de personajes que varias generaciones de latinoamericanos llevamos en el recuerdo. La vocación del escritor mexicano Roberto Gómez Bolaños por la letra Ch (hasta el punto de encerrarla en un corazón) puede deberse a su estatura, chaparrito como dicen en su país; por su afición al deporte de las chatas; a su talento natural para ser chistoso desde la temprana edad, es decir, desde muy chamaco. Una explicación más seria diría que la importancia de la letra Ch se debe a que se trata de un fonema que aparece en los idiomas aborígenes precolombinos, especialmente en el náhuatl, la lengua de los antiguos mexicas o aztecas. En México, efectivamente, se han acuñado muchos términos con la cuarta letra de nuestro alfabeto, pero quizás nadie como el hombre que convirtió su simpatía personal y su inclinación por el ingenio humorístico en opción profesional, manifiesta en miles de libretos divertidos. El diccionario de la lengua española le debe a Gómez Bolaños haber enriquecido el glosario de la letra Ch. “Chespirito”, el “Chavo del ocho”, el “Chapulín Colorado”, el “Dr. Chapatín”, el “Chómpiras” y muchos personajes más. El escritor se ha encargado de explicar el origen de su amor por la Ch. Alguna vez un productor de la televisión mexicana al observar su capacidad para escribir le dijo que él era una especie de Shakespeare en chiquito, un Shakespirito que se convirtió en Chespirito. En la galería de los recuerdos imborrables, siempre van a sobresalir tanto “El Chavo” como “El Chapulín”. El niño de la calle, del barrio, de la cuadra, el que vivía en el universo de un barril, a quien no se le conocieron padres, pero sí un grupo inmortal de amigos. Así como el superhéroe latinoamericano armado con su chipote chillón, el más querido en medio de su despistada inocencia. ¡Cuántos recuerdos, chanfle! Perdón, porque se me chispotió. En toda América Latina somos aficionados a la letra Ch, desde Argentina, en donde esta letra es sinónimo de amigo. En Colombia no somos la excepción, hasta el punto que los señores Arias y Troller publicaron el Diccionario de la Ch. El fanatismo por esa letra viene posiblemente desde los tiempos de los chibchas, cuando en estas tierras se tomaba chicha; es una letra que nos parece chusca, chévere por su sonoridad, apropiada para los chascarrillos de Roberto Gómez Bolaños. Roberto Gómez Bolaños, curiosamente sin letra Ch en su largo nombre, aficionado a los deportes para compensar su pequeña talla, campeón de fútbol estudiantil (por aquello de chutar la pelota), aprendiz de ingeniero y como algunos formados en las ciencias exactas, a pesar del coqueteo con los números ganado para el universo de las letras. La Academia de la Lengua suele hacer congresos y homenajes a los escritores consagrados, pero no estaría de más, un día de estos, reconocer a quien agregó varias palabras al vocabulario más querido, el de la niñez, multiplicando dichos y refranes como Sin querer queriendo, título del libro de memorias del escritor Roberto Gómez Bolaños. ** Dixon Acosta http://www.letralia.com/firmas/moyadixon.htm Diplomático colombiano aficionado a la literatura. Fue cónsul de Colombia en Ciudad Guayana (Puerto Ordaz, Venezuela) y actualmente desempeña un cargo diplomático en Nicaragua. Ha publicado artículos en revistas de su país. === Sobre Escolio con fuselaje estival, de Daniel Bernal Suárez =========== === Antonio Arroyo Silva ================================================== Daniel Bernal Suárez publicó en 2010 en Ediciones Idea el poemario Escolio con fuselaje estival. Es un joven poeta nacido en 1984, estudiante de ciencias biológicas en la Universidad de La Laguna. Ha recibido algunos premios para jóvenes autores de Canarias en certámenes como Cruzarte, del Puerto de la Cruz (segundo premio de poesía 2006, segundo premio y accésit 2007), Félix Francisco Casanova (mención especial de poesía 2006 y 2007) y primer premio de poesía en el certamen Ciudad de Tacoronte (2008). Es codirector de la revista de creación literaria y crítica La Salamandra Ebria. Algunos poemas suyos han aparecido en revistas como Letralia. Sostiene el blog Impresiones desde Utopos (http://impresionesdesdeutopos.blogspot.com). Lo peor de que todo tiemble alrededor es no sentir el temblor, aunque el movimiento sea apenas perceptible, oculto en lo más hondo de la piedra que nos protege de la superficie. Ya no sé si es el interior quien se protege de la superficie o es la superficie quien se oculta del fuego que carcome las entrañas y quiere salir a fundar una isla, una montaña, incluso un archipiélago o una cordillera. Por qué tanto nos las ingeniamos los seres humanos para aislarnos de nuestro entorno va más allá de una simple cuestión cultural. Ese empeño por fabricar a nuestro alrededor corazas cada vez menos accesibles, más que felicidad trae un malestar inmenso. Seguramente nos engañaron cuando nos enseñaron a desterrar todo pensamiento de aversión, todo pensamiento de desviación, justo en ese momento infantil en que llorábamos a moco tendido sin comprender aquellos sentimientos contradictorios que nos llevaban a odiar y amar. Entonces alguien o algo nos indicó un camino hacia lo segundo sin pensar que todos los senderos se bifurcan a lo largo de la vida. Peor todavía fue haber sido doblemente domesticados por un sistema que tiende a absorber todo pensamiento emancipador y a ponerlo en su jaula del lenguaje particular y, muy anteriormente, por unos preceptos religiosos que negaban la percepción de la verdadera realidad, la que percibe cada uno de los sentidos físicos y que en otra dimensión confluiría en un estado superior de hipersensibilidad. Por tanto, si todo era la búsqueda de lo inefable, ahora en este poemario de Daniel Bernal Suárez lo inefable deviene carnalidad. Si Andrés Sánchez Robayna, refiriéndose en principio a la poesía de Góngora, habla del cuerpo del mundo, es decir, una poesía que por sí misma es cuerpo pues contiene respiración, fluctuación, forma, latido y pensamiento y, además, es el principio y el fin de sí mismo girando con total autonomía por la mente del lector y arañando su conciencia del lenguaje y el extrañamiento ante la vida que no es más que una realidad monopolizada por la mirada polifémica, nuestro poeta ahonda aun más, acerca más la cámara a sí mismo desde su visión poliédrica. Penetra en la carne palpitante del verso como si de un acto de amor se tratara, de amor humano. Hay un diálogo constante a lo largo del poemario entre la poesía y la fisys del cuerpo, que no deja atrás los postulados científicos como referentes, que a su vez cobran entidad poética al ser nombradas. Un diálogo de metalenguajes, si se quiere, que atrae su cámara al plano de los sentidos. Desde que el poeta ciego heleno en su Odisea nos mencionó ese regreso del héroe a Ítaca, toda la literatura subsiguiente se transformó en un retornar a algún lugar indeterminado, de la vida o de sí misma, aun sabiendo que el descanso del héroe sería improbable. Daniel Bernal emprende su odisea hacia el lenguaje, buscando la palabra primigenia, la que define el cuerpo de ese mundo que es su poesía. Un mismo movimiento sísmico, vida y creación. Como el mismo Daniel manifiesta, todo parte de un deslumbramiento: unas palabras de Octavio Paz que dicen que la poesía y la matemática son los dos polos opuestos del lenguaje y que más allá de ellas no hay nada. Si acaso, entre ellas, el territorio finito de la conversación. No es que este deslumbramiento suponga una novedad para nuestro poeta sino que supone una “apertura de sentidos” hacia esa hipersensibilidad antes mencionada. Sabe muy bien que para abrir sus sentidos al mundo que está más allá de la caverna ha de emprender la misma aventura que el Altazor de Huidobro: tirarse en paracaídas sobre la desolación del lenguaje y recomponerlo articulando las palabras como por primera vez, como si el mismo poeta acabara de nacer limpio de todo determinismo lingüístico o referencial. Junto a esta natural y pretendida inocencia fundacional, habría que añadir (quizás causalidad contigua) esa carencia absoluta de prejuicios propia de los científicos, partiendo de los planteamientos presocráticos hasta la actualidad. No hay disección de la realidad, ni impulso clasificatorio. Quizás sea una manera de acabar con el pensamiento antropocéntrico que la poesía de Góngora ya había imaginado como un ser gigantesco y desproporcionado que veía por un solo ojo y que rompía el equilibrio de la creación. Esta ruptura de Bernal Suárez deviene, por supuesto, alejamiento del yo lírico romántico, lo cual no es lo mismo que romper con el sentimiento sino verlo como esa cara oculta de un pensamiento que hace girar el verso y lo llena de energía. Si un escolio es una anotación o aclaración que se escribe junto a un texto para explicar un contenido, en Escolio con fuselaje estival, de Daniel Bernal Suárez, se nos dice a los lectores: No creas en el libro: su conciencia no ha de segar las parcelas fragmentadas del lenguaje (p. 48). Entonces la poesía se transforma en algo bien diferenciado de la literatura, pugna, parpadeo entre la precisión del vocablo y la “apertura del sentido: asir no el pensamiento, sino / su máscara ululante” (p. 48). ** Antonio Arroyo Silva http://www.letralia.com/firmas/arroyosilvaantonio.htm Escritor español (Santa Cruz de La Palma, isla de La Palma, Canarias, 1957). Licenciado en filología hispánica por la Universidad de la Laguna (http://www.ull.es) y profesor de lengua y literatura castellana. Ha sido colaborador de revistas en papel, como Artymaña, La Menstrua Alba (de Canarias) y Zurgai (de Bilbao), y de revistas digitales como la de la Sociedad de Escritores de Chile (http://sociedaddeescritoresdechile.blogspot.com), Cinosargo (http://www.cinosargo.com) y otras. Ha publicado los poemarios Las metamorfosis (Cabildo Insular de La Palma, http://www.cabildodelapalma.es; 1991), Esquina Paradise (El Vigía Editora, 2008), y Caballo de la luz (El Vigía Editora, 2010). Es vocal de la Asociación Canaria de Escritores (http://www.asociacioncanariadeescritores.org). === Tres autores en busca de un lector Alix Rosales-Fazio ============ Con el título de Personajes en busca de historia encontramos quince minicuentos de Carmela Garípoli, publicados en la I Antología de Narrativa de la Asociación de Escritores de Mérida. Un lector que se encuentre cómodo en su sillón preferido —quizás fumando un cigarrillo o saboreando un café—, tomando posición de espectador ante el teatro presentado por la autora, quien utilizando la estrategia narrativa del minicuento nos expone —si bien sabemos que una de las características de género mini es, precisamente, mostrar y no explicar— esta compilación de veloces seres que muestran su realidad tan irreal, una óptica ordinaria de sucesos que depende del grado de inmersión del lector para construir el camino de su significado, privado de detalles superfluos, con un lenguaje sencillo, la anécdota es como un dardo, abriendo brecha en el espectador-lector provocando una intimidad entre autor, lector-espectador, en una relación que estalla en la ironía de las más absurdas. Los hechos que se presentan son irrelevantes, sin perder fuerza y estimulando la curiosidad. ¿Por qué la autora está en busca de una historia? Sencillamente porque los personajes existen en su realidad fantástica y absurda y se niega a creer que los ha puesto ya en escena, que les ha dado ya vida, y se resiste, conscientemente, a que ellos vivan por un sólo momento, en el instante de la lectura. De la obra de Pirandello, Seis personajes en busca de autor, Garípoli toma prestado el nominativo de los personajes utilizados por el gran dramaturgo. En estos minicuentos los personajes son: una mujer, una niña, un hombre, un niño, un abuelo, el frutero y un mendigo, como punto de partida de semejanzas, haciendo que los personajes se articulen o personifiquen sus propios papeles o roles, personajes anónimos, que son como anuncios o avisos de periódicos, sin duda es la estrategia para capturar a un lector-interesado, con quien establecerá un contrato de empatía o afinidad y así juntos construir la anhelada historia que se ha filtrado por la rendija de una puerta entreabierta. Umberto Eco ha dicho que un texto necesita del lector para hacerlo funcionar, y en esto estamos de acuerdo; creado el efecto, el lector entrará a una dimensión que lo aleja del mundo de las experiencias comunes, reales, y lo transporta a la realidad cotidiana del absurdo. Garípoli también apuesta a la hipertextualidad del título con la obra de Pirandello. Es también parte del recurso irónico, para rayar en el absurdo, en lo descabellado y la futilidad de la vida de sus personajes, teñidos de humor negro, lo que lo invita a reaccionar con una auténtica sonrisa. El minicuento posee una alianza con la hilaridad, de ahí que muchas veces se le haya considerado un tipo de escritura que más allá de la seriedad de la literatura. Un chiste, una broma es una de las características del mini, del corto, o brevísimo, pero no por esto, que no sea serio el acto de escritura; enfrenta con seriedad la gestación y la producción. Generalmente se relaciona el minicuento con la brevedad, asimismo con la lectura instantánea, y es por eso que Martha Estrada nos recrea con sus once minicuentos en esta I Antología de Narrativa de la Asociación de Escritores de Mérida, que sirven “Para una Velada”, los que de una sentada (dicho por Poe: At one sitting) nos introducen de manera comprimida en mitos, en posibles leyendas de la creación del mundo o particulares de su mundo, el propio, en historias cotidianas de la convivencia, de la vida en parejas, a dar pasos con la filosofía y con el arte de escribir, como en pequeños cortometrajes de imágenes que necesitan de lectores plácidos, sentados en su sillón preferido y degustando el sabor del propio bagaje cultural, para detectar y reconstruir la ironía condensada en cada minicuento, pues allí, en Estrada, la sutileza es más elaborada, el ingenio camina de la mano con la fábula ya no tan moralizante. Los minicuentos de Martha Estrada, a diferencia de Carmela Garípoli, son un poco más extensos, pero siempre dentro de “esa cosa curiosa”, económica en palabras, llena de cuadros de referencias y cargada de hilaridad. Este “género proteico” expresado por Violeta Rojo, este camaleón con todos los colores del mimetismo, es el minicuento, hoy día más discutido y mucho más solicitado, ¿por quiénes? Por una parte, la urgencia de los escritores por crear, imaginar, usar su poder en palabras, o el poder que le confiere el lenguaje de crear, y por el otro, lectores-participantes que se deleitan y se encandilan con la instantánea luz de un relámpago. El lector de minicuentos seguramente busca sentir el impacto, busca acercarse al borde de la risa, encuentra deleite de personajes, y hasta la ausencia de los mismos, se introduce en historias que en esos escasos minutos de interacción los dejen en el mar del asombro. Prevalece su deseo de impacto, de la reconstrucción de una historia que no le es original del todo, que puede ser vieja como el sentido del mismo asombro, como una condición de la literatura. Esta I Antología de Narrativa de la Asociación de Escritores de Mérida nos ofrece otro autor: Juan Pintó, con la narración de cuatro minicuentos que ilustran otra perspectiva de creación, en ellos su autor nos atisba e inquiere como un atalaya a dar pasos de espectadores en esa realidad que nos ha diseñado, encontrando hallazgos de una pintura, de una realidad onírica o de un retrato de realidad agresiva, pero no como una gramática de la violencia, sino como una condición del hombre, dejando a un lector-espectador pensando si el personaje fuera un ser real que caminaba con sus propios pies, porque la experiencia narrada se lega fácilmente a la realidad circundante de suicidas, de seres que galopan dentro de sus propias neurosis, seres que llevan a cabo sus venganzas, personajes que llegan a su destino. En las narraciones minis de Pintó el lenguaje es rico de imágenes que ilustran las ideas, son torbellinos intermediarios entre la realidad y la conciencia de quien lee, de quien percibe. El lenguaje que engendra fecundo y revela episodios de un proceso infinito de creación, de la libertad, la inventiva artística. Las escenas casi siempre son circulares, el principio es el final, pero que sin la última frase, en la última línea no encuentra su verdadera intensidad, para ir “revolviendo los jugos del alma”, en palabras del mismo Pintó. Los cuentos son breves, como impacto de cortometraje, historias de hombres de hoy, en un entorno de una ciudad que sepulta los impulsos con el ruido y los fusiona con el smog del tiempo breve, con el asombro de la vida. De la otra parte del texto, la del lector-espectador, aquel que sentado en su sillón, con su mirada teatral, perseguidor de las secuencias de cortometraje, que tan corto de tiempo está, instantáneamente advierte un universo dentro de una minúscula píldora, interesado en participar de tal universo, de reconstruirlo, de darle sentido a la anécdota, al cuadro, a la vida misma y a la ficción, todo comprendido en uno, que por singularidad del autor que ha decidido crearlo pequeño, en el uso de un género que todavía está sin clasificación, ni siquiera con un nombre preciso, pero que nosotros llamamos minicuento. ** Alix Rosales-Fazio http://www.letralia.com/firmas/rosales-fazioalix.htm Narradora venezolana (San Carlos del Zulia, 1968). Licenciada en letras y licenciada en educación por la Universidad de los Andes (ULA, http://www.ula.ve). Se ha desempeñado como profesora de la Universidad Experimental Sur del Lago (Unesur, http://www.unesur.edu.ve; 1994-2000), y de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel, http://www.upel.edu.ve; 2001). Reside en Catania (Italia) y es profesora de español como lengua extranjera. Lettrice e traduttrice en institutos lingüísticos de educación superior. Textos suyos han aparecido en periódicos y revistas, y en antologías como Antología Oro Sensibilidades (España) y I Antología de Narrativa de la Asociación de Escritores de Mérida (Venezuela). Ganó el IV Concurso Radial y II Concurso Televisivo 2007 de La Librería Mediática en la categoría Minicuento. Clasificó en un concurso de cortometraje por el guión Al di là di un sogno (Italia). === Pequeñas bestias o la asfixia como recurso literario ================== === Roberto Núñez Pérez =================================================== Naudín Gracián, escritor nacido en Montelíbano, Córdoba, nos sumerge (o arroja intempestivamente) en una serie de cuevas en las cuales el lector, entre la ficción y lo real dentro de la ficción, descubre cómo aquellos turistas en apariencia apacibles se despojan de sus máscaras y demuestran cuán miserable puede llegar a ser una persona. Porque en Pequeñas bestias no hay salida frente al monstruo que llevamos dentro. Por lo menos el detestable Javert, enemigo acérrimo de Jean Valjean en Los miserables, decide suicidarse al tener que reconocer, muy a su pesar, que su enemigo es bondadoso. Un grupo de turistas ha quedado atrapado en su recorrido por las grutas que visita. Desde el comienzo el personaje principal, Gilberto, va desplegando sus miserias hasta encontrarse con el monstruo que es. Pero no sólo Gilberto (¿se llamará así?). Cada uno carga sus miedos, prejuicios, rencores y frustraciones. El narrador observa cuidadosamente a cada una de las personas que lo rodean, les pone pensamientos y sentimientos. Este es precisamente uno de los aspectos más interesantes de la novela. En Pequeñas bestias todo es real y ficticio a la vez. El narrador cuenta lo “real” al mismo tiempo que despliega sus ficciones. Incluso, se plantea hipótesis para luego rechazarlas: Repensando la idea, mejor la desecho porque me parece demasiado cinematográfica y truculenta, y temo no ser capaz de hacer creíble esa clase de argumentos. Así que mejor sigo por un camino más natural, menos complejo, a ver qué se me ocurre (p. 16). En esto Naudín recurre a la metanarración, recurso que ya observamos en el mismo Cervantes, así como en José Saramago. Esta estrategia le va a dar a la obra un toque humorístico en determinados momentos (lo que parecería imposible en este relato): “Para entretenerme en algo voy a solucionar el misterio del ruido que nos asustó...” (p. 35). O cuando expresa: “Miro en derredor, pues, por absurdo que parezca, temo que alguien pueda vislumbrar a semejante personaje que me ha nacido en la cabeza. Hasta me da un poquito de escalofrío y aun de vergüenza” (p. 92). Esto le da frescura al texto porque la novela, en el buen sentido de la palabra, es asfixiante. Y esta asfixia se genera por el relato en sí, pero más que todo por su estructura. Pequeñas bestias se desarrolla en un solo capítulo. La posibilidad de leer un capítulo y dejar otro para mañana le es negada al lector, el cual también está atrapado en la galería y busca, como Gilberto, la manera de encontrar una salida. El libro mismo es una galería que nos permite ir descubriendo o redescubriendo lo miserables que somos. Tenemos la esperanza de hallar un ser puro en la novela (porque ya sabemos que nosotros no lo somos) y esa esperanza creemos encontrarla en un personaje como Beatriz, pero su fortaleza espiritual será aplastada por su incapacidad física. El bueno de Juan de Dios, guía de la expedición, huye de las bestias que ha visto surgir. Juan de Dios experimenta un gran asco, no sólo hacia Maritza sino también hacia el resto de turistas. Por las difíciles condiciones para avanzar con ese grupo de seres sin esperanzas, hace rato viene reprimiéndose unas crecientes ganas de insultarlos y abandonarlos para que por sí mismos encuentren en las profundidades de la tierra la salida que no han buscado en sus propias vidas. En un ataque de histérico desprecio se incorpora lo poco que permite la gruta, se aleja casi pisando a los que están en su camino y emprende una subida vertical, sin preocuparse por la suerte de los que deja atrás (p. 120). Como ya decíamos, lo real en la novela se funde con lo ficticio. ¿Lo narrado sólo es producto de la imaginación del escritor que está buscando elementos para escribir? ¿Realmente ha ocurrido todo lo que nos narra? Él mismo expresa su sorpresa al respecto cuando ve salir de las cuevas al protagonista: Sí, señor, es él. ¡Qué barbaridad! Un escalofrío me recorre el cuerpo por la coincidencia de que sea precisamente él quien acaba de salir, y por la enorme probabilidad de que haya hecho todo lo que me he imaginado. Lo miro ya de cerca. ¡La madre si no tiene cara de haber hecho todo eso! ¡Uuuffff, hombre! Soy capaz de apostarlo (p. 126). Hay un momento en que llega a expresar: “Como si el interés de la realidad fuera contradecir la fogosidad de mi imaginación, acá afuera no ha pasado más nada” (p. 50). Precisamente porque nos muestra lo que somos y podríamos ser, la literatura es el discurso que mejor nos permite comprendernos en nuestra complejidad. El catolicismo de Gilberto no es más que un abrigo que le han colocado. Sus dudas acerca de su posible homosexualidad, su cobardía y su amor por una niña lo convierten en un ser inescrupuloso, capaz de asesinar a quien sea con tal de salirse con la suya. Por su parte, Jaidith se regocija en su propia belleza hasta que alguien (supuestamente) se suicida por ella. Maritza, quien sorprende a Juan de Dios con su discurso, se refugia en el sexo para, en medio del fango, ser feliz por lo menos con el cuerpo. ¿Somos pequeñas bestias? Se preguntará el lector. Claro que lo somos. Pero no tengo la menor duda de que escribir y leer textos como el que nos presenta Naudín Gracián, nos purifica. Nada más que eso hace la literatura. ** Roberto Núñez Pérez http://www.letralia.com/firmas/nunezperezroberto.htm Escritor colombiano (San Antero, Córdoba, 1968). Reside desde niño en Barranquilla. Es licenciado en lenguas modernas de la Universidad del Atlántico (http://www.uniatlantico.edu.co). Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás (http://www.usta.edu.co) y magíster en educación de la Universidad del Norte (http://www.uninorte.edu.co). Poemas suyos han sido publicados en varias revistas y suplementos literarios tales como Cultura Zeta, El Túnel, Calamar, Intermedio Diario del Caribe y Magazín Dominical de El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co), entre otros; en antologías como A fuego perpetuo y Penumbra y amanecer. Recibió menciones de honor en el Primer Concurso Nacional de Poesía CUC (1999) y el VI Concurso Nacional Metropolitano de Poesía (2002). Ha publicado los poemarios Concierto desde el último puente (2003), Demandas del cuerpo (2008) y Poemas al margen (Entre amores y disparos) (2008). También ha publicado diversos textos investigativos como Universidad y mundos posibles (2001). Tiene una novela corta inédita: Ladrona de libros. Actualmente hace parte del Colectivo Cultural Tren de Luna. Labora como catedrático universitario y en la IED Hilda Muñoz, en Barranquilla. === El lector, de Bernhard Schlink Javier Úbeda Ibáñez =============== El lector Bernhard Schlink Editorial Anagrama Colección “Panorama de narrativas” Traducción: Joan Parra Contreras Título de la edición original: Der Vorleser Diseño de la colección: Julio Vivas y Estudio A Ilustración: cartel de la película dirigida por Stephen Daldry y distribuida por On Pictures Depósito legal: B. 281-2009 ISBN: 978-84-339-0849-0 Páginas: 203 Importe: 16,50 euros Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944). Actualmente es profesor de leyes y juez en Alemania. Antes de escribir El lector, ya tenía en su haber cuatro novelas policíacas que habían gozado de buena aceptación por parte del público y de la crítica, y que habían sido merecedoras de varios premios. Pero será con esta novela histórica, El lector, editada por primera vez en 1995, que este escritor alcance una fama considerable, ya que esta historia pronto se convertiría en todo un best-seller en Alemania y en otros países gracias a las treinta traducciones que se realizaron de ella. Fue también la primera novela alemana en ocupar un primer puesto en la lista de los libros más vendidos que publica The New York Times. Además, fue incluida en el currículo universitario de los cursos sobre literatura del holocausto. Y ha cosechado varios premios literarios como el premio Hans Fallada Prize; el premio Welt; el premio italiano Grinzane Cavour; el premio francés Laure Bataillon, y el premio Ehrengabe de la Dusseldorf Heinrich Heine Society. Su libro posterior, publicado en el año 2000, Amores en fuga, una colección de cuentos, acabaría consolidando la carrera de este escritor y sus grandes dotes como narrador. En el año 2008 la novela El lector sería llevada al cine por Stephen Daldry (director de películas como Billy Elliot o Las horas); en el guión trabajarían de manera conjunta el propio autor del libro, Bernhard Schlink, y también David Dare. Y la película sería interpretada por autores tan conocidos como Kate Winslet, Ralph Fiennes, Bruno Ganz y David Cross. El filme, al igual que la novela en su día, también alcanzaría un gran éxito y reconocimiento; de hecho, sería nominado a cinco premios de la Academia (a mejor director, a mejor guión...), ganando finalmente Kate Winslet un Oscar a la mejor actriz principal por su interpretación de Hanna Schmitz. El punto de vista adoptado para relatarnos la historia es de corte semiautobiográfico (ya que guarda ciertos paralelismos con la vida del propio autor de esta novela, Bernhard Schlink). El narrador y personaje principal dentro de la novela, Michael Berg, abogado especializado en historia del derecho de Alemania, nos cuenta, a través de la primera persona del presente de indicativo, aunque en realidad la historia pertenezca al pasado, la relación que mantuvo con su amante Hanna a lo largo de varios años de su vida y que le marcó profundamente, y lo hace de una forma evocadora y nostálgica. En cuanto al estilo, podemos decir sin temor a equivocarnos que esta obra está muy bien escrita, con una prosa ágil, exacta, y con un lenguaje muy preciso y directo, ya que lo que le interesa, sobre todo, a Bernhard Schlink, es que su mensaje sea lo más claro posible y nos llegue, y al hacerlo nos haga reflexionar sobre un tema de máxima importancia, el holocausto, y la culpa, la vergüenza y otros sentimientos ambivalentes que arrastran aún hoy los alemanes sobre su pasado nazi, de ahí que el argumento, el lenguaje... sean sencillos, para asegurarse siempre de que sea así y la historia cale en todos nosotros. Esta conmovedora historia se nos presenta estructurada en tres partes bien diferenciadas en cuanto a su contenido y en cuanto a su estilo. La primera parte abarca el comienzo, duración y finalización del idilio mantenido entre Michael y Hanna, y aquí el lenguaje es bello y el tono, para adecuarse al tema, más bien romántico. La segunda parte da un salto cronológico de siete años y en ella asistimos al juicio por crímenes de guerra contra Hanna y el resto de las carceleras; el lenguaje y el estilo, por tanto, se vuelven aquí más sobrios, asépticos e instrumentales. Y la tercera y última parte es el periodo en el que Hanna está en la cárcel y él, para acallar su mala conciencia, le graba casetes de libros y se los manda, y luego asistimos al desenlace final, poco antes de quedar en libertad Hanna se suicida y deja una nota en la que le pide que le dé todos sus ahorros a la única sobreviviente del campo de concentración; esta última parte está llena de sentimientos y reflexiones, por lo que tanto el lenguaje como el estilo se vuelven otra vez más hondos y emotivos. Los personajes están muy bien trazados, son muy complejos y hay grandes dosis de introspección psicológica en ellos y en su caracterización. El personaje mejor creado es sin duda Hanna, por el que el protagonista siente una especie de amor-odio, seguido del propio Michael. Y es que a Hanna, por un lado, se la está juzgando por ser una criminal de guerra, pero, por otro, también es una pobre mujer víctima de sus circunstancias personales y de un hecho clave y decisivo en la historia: su analfabetismo. Pero también es cierto que Michael ha estado enamorado de ella, y por eso se verá inundado por una avalancha de sentimientos contradictorios y ambivalentes que tendrá que asumir. La relación entre ambos personajes (uno perteneciente a la generación de la guerra y otro a nuestros días) será la excusa perfecta para abordar desde todos los ángulos posibles un gran tema y a la vez todo un dilema moral: los sentimientos de culpa, angustia, odio y sobre todo vergüenza que arrastra la generación de la posguerra, poniendo de manifiesto el trauma que para las generaciones posteriores supuso y aún supone el holocausto. Michael Berg forma parte de esta generación avergonzada de ser descendientes directos de tantos que, de una forma u otra, colaboraron con el genocidio o, simplemente, lo permitieron o no hicieron nada. En El lector esto no es un detalle más, sino que cobra máxima importancia y sobre el que gira toda la historia y sobre él se construyen todos y cada uno de los personajes, con el fin de poner sobre el tapete una serie de cuestiones y preguntas de no fácil respuesta aun hoy en día como la culpa individual, la colectiva o el perdón. ** Javier Úbeda Ibáñez http://www.letralia.com/firmas/ubedaibanezjavier.htm Escritor español (Teruel). Reside en Zaragoza. Ha publicado numerosos artículos de opinión tanto en prensa digital como escrita. Ha publicado también reseñas literarias, relatos, cuentos y poemas en distintas revistas literarias españolas e iberoamericanas. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Antonio Mora Vélez ==================================================== === Un pionero en la proyección de mundos alternos ======================== === habita un país pre-moderno Francesco Vitola Rognini ============== Antonio Mora Vélez es un poeta monteriano, ensayista, novelista y escritor de relatos de ciencia-ficción. Ha sido traducido a múltiples idiomas y es referente obligado para los aficionados a la ciencia-ficción que deseen leer algo de lo bueno producido, en este género, en Colombia. Nació en Barranquilla el 14 de julio de 1942, es docente jubilado de la Universidad de Córdoba, promotor cultural y conferencista. Luego de un año de buscar el contacto, las redes sociales y tecnologías informáticas permitieron el acercamiento. En el lapso de una semana se cumplió el objetivo: entrevistar a uno de los padres de la ciencia-ficción colombiana. Cada una de sus respuestas resulta una cátedra de lucidez, de experiencia reveladora para entender la literatura, la política y la vida en este país supersticioso, anclado en el pasado, en los mitos y la tradición oral. —Usted fue precursor en Colombia de la poesía de ciencia-ficción, ¿cómo llegó ahí y qué le permitió expresar, que quizá antes no haya podido manifestar en prosa? —Esta idea de escribir poesía de ciencia-ficción me surgió después de leer un libro de divulgación científica titulado Informe sobre el Universo, de Timothy Ferris, y en el cual este autor utiliza o inventa frases poéticas para ilustrar los temas que trata. Por ejemplo, al referirse a los fuegos lejanos del Big Bang los llama, utilizando un verso de Poe, “los continuos muros dorados del universo”. Y para mejor definir el espacio según la teoría de cuerdas lo llama “malla espumosa”. Al leer estas y otras metáforas de los científicos me pregunté si yo no podría hacer lo mismo pero con otra intención, literaria y no científica, y sin perjuicio de utilizar el arsenal de propuestas y reflexiones de la ciencia-ficción. El resultado fueron mis tres poemarios Los caminantes del cielo, El fuego de los dioses y Los jinetes del recuerdo, que me permitieron plasmar de mejor manera que en la prosa mi concepción del mundo, de la historia y de la vida. —¿Cómo están relacionadas en su vida la política y la creación literaria? —La vida política de juventud me hizo interesar por el futuro y este interés avaló el surgimiento de mi afición por la ciencia-ficción. Hasta la caída del Muro de Berlín y del golpe de estado a Gorbachov yo creí, como muchos jóvenes de mi generación, que el comunismo sería el futuro de la humanidad. Después del estruendoso fracaso del sistema y hoy, releyendo a Marx, creo que el comunismo es una etapa más y no necesariamente la última del desarrollo social. En los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 él señalaba que el comunismo era “un momento de la evolución” encaminado a superar la auto enajenación humana producida por la propiedad privada, y al final de ese capítulo dice algo más contundente que los teóricos y los políticos marxistas han soslayado: “El comunismo no es, en cuanto tal, la meta del desarrollo humano, la forma de la sociedad humana”. Por desgracia no caímos en cuenta de esa reflexión del joven Marx y dimos por sentado que la historia terminaba con “el gobierno y el estado de todo el pueblo” que se derrumbó en la URSS. No obstante lo anterior, creo que la tesis de la superación de la alienación de la propiedad privada trascendió su origen y que hoy sigue siendo válida para plantear que la esencia del hombre es el ser —que se realiza mediante la solidaridad— y no el tener —que la destruye—, y que el capitalismo tampoco es la sociedad armónica que todos deseamos ni el fin de la historia. Y esa tesis de la alienación, anclada en el mejor de los humanismos y que es compartida por filósofos católicos como Teilhard de Chardin y Roger Garaudy, alimentó ideológicamente mis primeros relatos y sigue alimentando los actuales. —¿En qué ha variado el proceso de creación desde que inició en el oficio? ¿Tiene rutinas que cumpla disciplinadamente? —En poco. Mi proceso de creación comienza con las lecturas tanto de temas de divulgación científica como de autores del género y de literatura realista, pero en definitiva la imaginación, que te genera temas y argumentos cuando menos piensas, es el motor real de mi trabajo. Por esto escribo cuando tengo una idea de algo que creo puede dar lugar a un cuento, a un poema o a una novela. E investigo para darle al texto la solidez que requiere la ciencia-ficción para ser creíble por el lector. Y en el caso de la poesía el trabajo es más serio porque hay que respaldar científicamente verso a verso. Una vez hecho lo anterior, me siento a escribir a cualquier hora, para poner en tensión las poleas de la creatividad y de ese modo, en la medida del desarrollo de la trama van apareciendo alternativas que me permiten desbrozar el camino y encontrar la luz al final del túnel. Después viene el trabajo de pulimento que puede durar días, meses y hasta años, según el género. —Es curioso que siendo nuestro país tan supersticioso, no haya más tradición en ciencia-ficción. Según su experiencia, ¿por qué la ciencia-ficción sigue siendo un género subestimado en Colombia? En las librerías es difícil encontrar novedades, y conseguir libros de autores nacionales. —Yo le atribuyo esa subestimación a la miopía de los editores, al bajo nivel cultural del pueblo colombiano que se expresa en los índices de lectura que conocemos y al desinterés de los dueños de los medios de comunicación por una literatura que enseña a pensar en el futuro, a imaginar mundos diferentes y a no creer en verdades eternas. Y al hecho de ser la mayor parte del pueblo supersticioso, lo que indica que poco cree en el pensamiento científico. Y la ciencia-ficción es hija del pensamiento científico, no de la superstición. —¿Hasta dónde la mitología reemplaza en Colombia la necesidad humana por lo fantástico? —Hasta el punto de que nuestro máximo escritor, Gabriel García Márquez, con algunas incursiones fantásticas, no se pudo sustraer a la influencia del mito popular en su obra. Y es que vivimos en una sociedad pre-moderna, en una especie de feudalismo mental, así tengamos fábricas, laboratorios y vías de transporte que nos hacen creer que estamos en el mundo de la actualidad. Y esta situación no ha permitido que la literatura colombiana moderna siga la ruta fantástica que las ciencias le trazan al pensamiento. —Pero usted ha escrito obras donde utiliza mitos de nuestros pueblos. —Porque entre el mito de origen popular y la fantasía científica hay vasos comunicantes y tienen en común la imaginación, el asombro, lo real maravilloso. Porque ambas expresiones son parte de esa capacidad humana de fantasear con la realidad, popular la primera y científica la segunda. —¿Cómo llegó la ciencia-ficción a su vida? —Fue el resultado de la conjunción de varios factores. Uno: mi afición temprana por la literatura fantástica (Verne, Poe, Wells, Orwell) y por los comics y filmes del mismo género (Supermán, Mandrake, Tarzán, Buck Rogers...). Dos: mi trabajo como profesor de filosofía en el colegio de bachillerato de la Universidad Libre de Cartagena, que me obligó a leer mucho sobre temas tales como el tiempo y el espacio, la teoría de la evolución, el origen del universo y de la vida. Tres: mis inclinaciones políticas de entonces que me pusieron en contacto con la literatura de ciencia-ficción rusa (Efremov, los hermanos Strugatski, Beljaev y los hermanos Abramov, entre otros). Y cuatro: la circunstancia de querer escribir un cuento para poner en su sitio a un bravucón de la derecha en la Universidad de Cartagena que nos rompía las carteleras, y me salió el cuento “El día en que los asnos acusaron a los hombres”, que fue publicado en el suplemento literario del Diario de la Costa de Cartagena. —¿Cuál de sus cuentos le dio la confianza inicial necesaria para seguir creando universos paralelos? —La crítica que el director del suplemento del diario cartagenero, el pintor Blasco Caballero, me hizo de ese primer cuento, me entusiasmó, y escribí entonces “La gota”, cuento breve que publicó el Magazín Dominical de El Espectador en agosto de 1970, y que motivó un comentario elogioso de su director, el intelectual barranquillero Gonzalo González, GOG. A partir de ese cuento supe que mi futuro como escritor sería la ciencia-ficción y escribí y publiqué seis cuentos más en el corto período de un año y medio en el citado Magazín, todos con elogiosos comentarios de GOG que ratificaron mi conclusión inicial. —En “El mar en la ciencia-ficción” (http://axxon.com.ar/rev/168/c-168ensayo3.htm) usted muestra cómo en la literatura fantástica los océanos contienen desde el origen de los mitos hasta la esperanza de vida para futuras generaciones. ¿De qué forma nacer y crecer cerca del mar alimentó su curiosidad científica?, ¿cómo lo ha influenciado temáticamente? —No obstante el ensayo que usted menciona, y que escribí para responder al compromiso de asistir como ponente a un encuentro que organizó el Banco de la República en Santa Marta sobre el tema “La literatura y el mar”, debo decirle que el mar no ha sido el tema central de mi obra literaria, salvo en los poemas “Noé” y “La Atlántida”, aunque en muchos de mis textos aparece como telón de fondo. Pero no le niego que el mar, en mis momentos de reflexión frente a él, produjo ideas que fueron posteriormente plasmadas en mis cuentos y poemas. —¿Será la ciencia-ficción la única forma posible, al mediano plazo, de ver cambios en la forma actual de vivir? ¿O cree posible que evolucionemos, desarrollando una conciencia colectiva frente a los retos ambientales que exigen estos años por venir? —El papel de la ciencia-ficción ha cambiado en relación con Verne, Wells y los demás precursores, y hoy se limita a cumplir, en su vertiente apocalíptica, el papel de advertir al hombre de las consecuencias que se pueden derivar del mal uso de las ciencias. Y la contaminación, como usted advierte, es tal vez la más importante de esas peligrosas consecuencias. La otra vertiente, la utópica, imagina estadios de civilización que han superado esos problemas, para proporcionarle así al hombre una esperanza de la cual asirse. Pero en definitiva son las naciones y sus gobernantes los que tienen la responsabilidad de evitar la catástrofe, y lamentablemente las grandes potencias industriales, y en particular los EEUU, no parecen estar interesados en hacerlo. Por esta razón no soy muy optimista respecto de la evolución que usted señala. —En “Ciencia-ficción, el humanismo de hoy” (http://casadeasterion.homestead.com/v6n24cf.html), usted afirma que la ética es una de los temas recurrentes en la ciencia-ficción actual. ¿Por qué el género favorece el desarrollo de estos postulados éticos en relación con temas universales, y la literatura “realista” no? —Es evidente que la ciencia actual ha creado grandes males a la humanidad. Males como la contaminación que amenaza con acabar la vida en los mares y convertirnos el aire cada vez menos respirable, la energía nuclear que no solo contamina sino que nos amenaza con una destrucción masiva, y la biología molecular que nos puede llenar el ambiente de virus y bacterias que contribuyan a diezmar la especie humana y que le abre el camino a la guerra bacteriológica. Por las anteriores razones la ciencia-ficción se ocupa del tema con ese criterio ético de ayudar a salvar la especie humana de la locura demencial de la ciencia mediatizada y para sembrarle en la conciencia al hombre que el futuro está en los orígenes, es decir, en las estrellas, si queremos salvar el pensamiento que ha florecido en esta parcela del universo y que desaparecería, si no viajamos antes, con la conversión del Sol en una gigante roja o con la caída de un cometa o un asteroide. Y es la única que lo puede hacer porque su estructura literaria se lo permite, lo que no ocurre con la literatura realista, que es una literatura fotográfica matriculada con el presente, sea cual fuere el año o tiempo de su escenario. Mientras la ciencia-ficción, que es dialéctica, se pasea por toda la franja del tiempo: pasado, presente y futuro, y ve la realidad de un modo cambiante, la literatura realista tiene vedado el tiempo futuro porque éste no es fotografiable y porque ella nació en una época en que el futuro no se veía como previsible. La ciencia-ficción, en cambio, nació cuando al hombre se le hizo evidente que el mundo se modifica con regularidad, cuando al ser humano le resultó concebible un futuro diferente, como dicen los teóricos del género Scholes y Rabkin. —Visto lo anterior, ¿cómo define usted la ciencia-ficción? —Una obra es de ciencia-ficción si propone una realidad diferente en la Tierra —la de ayer o la de hoy— o en otro mundo. Una realidad que revolucione la vida del hombre y su comprensión de la sociedad y de la naturaleza. —En “Glitza” se refleja, en tono futurista, una realidad actual, el distanciamiento en nuestras relaciones interpersonales en nombre del trabajo, y el progreso económico. De lo que ha escrito o imaginado, ¿qué le gustaría fuera posible en el futuro? —Más que los pocos inventos o descubrimientos imaginarios que he dejado en algunos de mis cuentos, me gustaría más que la sociedad alcance ese grado de solidaridad que se dice en “Glitza” y que una a los pueblos en la tarea de hacer la vida más hermosa para todos los hombres, sin distingos de raza, religión, política o condición social. —Viendo los avances actuales en tecnología y ciencia, ¿qué no le sorprendería ver dentro de poco en nuestro planeta? —Que los magnates de la economía y el poder tengan clones que los representen en los actos públicos para evitar ser asesinados por los sicarios de la masa cada vez más empobrecida, y así poder seguir manejando a la sombra los hilos del dinero y del poder. —¿Qué diferencia existe entre los escritores convencionales y los de ciencia-ficción? —La perspectiva, el punto de vista, el criterio dialéctico. Nosotros vivimos viajando hacia el pasado para reinterpretarlo o para utilizarlo críticamente (las ucronías) o hacia el futuro para anticiparlo y también para hacer crítica con él. Los realistas cuando viajan al pasado lo hacen para reflejarlo en su esencia tal cual como él fue, como presente real e histórico en un tiempo pasado; y el futuro, como ya le dije, les está vedado. El gran tema histórico del realismo literario es el presente, el de hoy o el escogido de ayer. Para nosotros el presente es apenas un referente implícito, no un tema; toda obra de ciencia-ficción es una crítica del presente pero extrapolada a un futuro o a un pasado hipotéticos. —¿Qué autores le enseñaron lo que tenía que saber de escritura? —Mis grandes maestros en ciencia-ficción han sido Ray Bradbury, Iván Efremov e Isaac Asimov. En literatura realista le he aprendido a muchos autores —Faulkner, Cortázar, Borges, Vargas Llosa, Hemingway, Capote, Sholojov, entre otros—, pero al que más le he aprendido sin copiarlo es, sin duda, a nuestro Nobel García Márquez. —¿Qué ha releído últimamente? —La novela de ciencia-ficción de los hermanos Boris y Arkadi Strugatski titulada Qué difícil es ser Dios, con la idea de escribir sobre ella. —¿Qué lee actualmente? —La novela Kafka en la orilla, de Haruki Murakami, una obra que me deslumbra por sus diálogos, por el lenguaje narrativo y sus descripciones poéticas y en donde lo fantástico se mete en los predios de la realidad como Pedro por su casa. —¿Qué requisitos, además de vocación, necesita un escritor para escribir ciencia-ficción? —Tener, si no una buena formación científica, al menos una buena información y cultura científica y filosófica y la disciplina para leer e investigar cada vez que un tema de un cuento, poema o novela se lo exija. —¿Con qué escritores de su generación congenió? —He tenido la fortuna de contar con la amistad y el aprecio de tantos escritores que no quiero mencionar unos para evitar olvidos involuntarios. A todos les agradezco su solidaridad pero la mejor me la brindó Max Buelvas de la Ossa, que en paz descanse, el humanista que me convenció de enviar a Gonzalo González —GOG— el cuento “La gota”. —¿Qué escritores colombianos de ciencia-ficción recomendaría leer? —A René Rebetez, toda su obra. Y de Campo Ricardo Burgos, su novela El clon de Borges, sobre la cual escribí un breve ensayo publicado en la Revista Institucional de Cecar y en mi blog (http://bit.ly/zLWDw0). —¿Cómo imagina lo que viene después de la vida? —Tal y como lo digo en mi poema titulado “El Gran Arquitecto”, me imagino navegando como idea en ese océano de amor que es el Dios de El Kybalión. —¿Alguna vez estuvo en una situación en la que se sintiera de otro mundo, de otra especie? —No. Y mejor que no porque si lo sintiera así, me sentiría menos como escritor porque no sería yo sino ese otro que me habita el verdadero autor de mis trabajos. —¿De qué manera Montería estimuló su imaginación?, ¿es un sitio para soñadores? —Conociendo cuentos de la tradición oral como el del campesino al que le cayó una astilla de leña en un ojo y cuando se la sacaron hicieron con ella varias bateas, canoas y taburetes. Y sí, yo creo que Córdoba es tierra de soñadores no solo por su vegetación, su río y su mar, sino porque creo que no hay nada que estimule más la esperanza de un cambio que la miseria y la muerte, que son las palabras más conocidas en el campo cordobés. ** Francesco Vitola Rognini http://www.letralia.com/firmas/vitolarogninifrancesco.htm Periodista colombiano. Egresado de la Universidad del Norte (http://www.uninorte.edu.co; Barranquilla). Máster en periodismo de la Universidad de Barcelona (http://www.ub.edu) y la Columbia University de Nueva York (http://www.columbia.edu). Durante dos años trabajó como profesor catedrático en el área de periodismo de la Universidad del Norte, y seis meses en la Universidad de Antioquia (http://www.udea.edu.co; Medellín). Actualmente es profesor de tiempo completo de la Universidad Autónoma del Caribe (http://www.uac.edu.co), dictando cátedras de literatura y redacción de crónicas. Coordina el proyecto de intervenciones artísticas ComunicArte, pensado para que estudiantes voluntarios se expresen usando el arte. === Fernando Sánchez Dragó ================================================ === El pueblo no existe, las masas se equivocan siempre =================== === y los jóvenes jamás tienen razón Antonio Guerrero Ruiz =========== Desde 1936 este hombre no ha pasado desapercibido. Su vida, aunque a algunos le pese, no se ha quedado en el olvido. Para empezar es hijo póstumo de un periodista al que su profesión le costó la vida: Fernando Sánchez Monreal, una ausencia que siempre le acompañó. Y por si sirve de algo, muchos dicen que en la infancia era inquieto. Aunque era callado, tenía muchas ideas en la mente y no paraba de hacer cosas. Tal vez porque lo llevaba en la sangre, tiempo después se le ocurrió estudiar letras. Se licenció en filología romántica y en lenguas modernas (especialidad italiano). Incluso se doctoró por la Universidad de Madrid. Pero su identidad, la que todos conocemos y la que muchos comentan, esa que le define como lo que es: alguien que nunca pasa inadvertido, surgió en su juventud. Primero fueron sus ideas antifranquistas y comunistas las que le condujeron a prisión y al exilio. Nada más y nada menos. Entonces era un hippie con mochila al hombro que decía lo que pensaba. Mas o menos como ahora. Desde ahí ha formado parte de la historia de España por muchas razones: por ser profesor de lengua, literatura e historia española en muchos países, por ser crítico literario, por ser periodista y ensayista y, por supuesto, por ser escritor. Su huella es profunda, sobre todo en los medios. Ha sido presentador de televisión, contertulio y colaborador. Su presencia en los debates culturales es innegable a estas alturas. No obstante, yo destacaría sobre él un conjunto de auto-afirmaciones que no dejan a nadie indiferente. Se ha reconocido más de una vez como anarquista y anarcoindividualista. Afirma que su filosofía personal parte de un liberalismo heterodoxo sincretizado con la filosofía oriental que termina en un orientalismo espiritual. Pero sobre todo reconoce ser una persona sin etiquetas que ha tratado de evolucionar con los tiempos, hecho no siempre bien visto por todos. En su recorrido vital, que no ha sido corto, ha obtenido muchos premios: por ejemplo el Premio Nacional de Literatura, en 1979, por su obra Gárgoris y Hábidis: una historia mágica de España. También obtuvo el premio Planeta, en 1992, por La prueba del laberinto. De la misma manera fue distinguido por el premio Espiritualidad Martínez Roca con la obra El sendero de la mano izquierda, en 2002. Y tiene el premio de novela Fernando Lara por Muertes paralelas, en 2006. Como periodista ha logrado muchos méritos: el premio Ondas por El mundo por montera, y el Premio Nacional de Fomento de la Lectura por Negro sobre blanco. En todo ese tiempo su obra literaria fue incansable. Desde su primer libro, España viva, 1967, hasta sus últimas creaciones, han pasado muchos títulos. Los últimos han sido: Soseki: inmortal y tigre (Planeta, 2009), Historia mágica del camino de Santiago (Planeta, 2010), Dios los cría... y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción... (Planeta, 2010). Y el último: El lobo feroz (Átera, 2011), una colección de artículos de su sección en el diario El Mundo. Aquí vamos a detenernos un poco. Esta publicación me resulta interesante porque le dibuja como lo que es. Voy a esbozar una definición personal. Diríase: un ser dignamente provocador que gasta la honradez de decir lo que piensa sin tapujos (aunque no estemos de acuerdo), con la decisión sincera de seguir a toda costa su propio manifiesto y discurso, le pese a quien le pese o le guste a quien le guste. Algo muy consecuente de una persona sin etiquetas que persigue un camino no fijado por nadie, que no conduce a ningún lugar conocido, salvo al viaje interior. A.G. Señor Sánchez Dragó, como imaginará vamos a hablar de muchas cosas. La excusa es su libro. No obstante, antes quisiera hacer un inciso en su biografía. En algún lugar he leído que tiene usted orígenes tartésicos. Quisiera saber si es así porque, en ese caso, ya tendríamos algo en común: esos son mis orígenes en realidad. Menuda coincidencia. S.D. Cierto. Todo mi linaje paterno arranca de Aljaraque, en Huelva. Don Modesto Sánchez Ortiz se vino vencida ya la mitad del siglo XIX a Madrid para trabajar de mancebo de botica y acabó de director de La Vanguardia y, luego, de gobernador civil y cosas así. Fue él quien se trajo a la capital a su hermano (y abuelo mío), Gerardo, que fue uno de los fundadores de la Asociación de la Prensa, todo eso y mucho más. Está contado con pelos y señales en mi novela Muertes paralelas. Todavía me quedan parientes en la llanura tartésica. Yo, de niño, pasé parte de la guerra civil en un chalet de Aljaraque. Hasta hace poco tuve en ese enclave una hermosa plaza puesta a mi nombre, no por merito mío, sino de mis antepasados. Luego, cuando el lío de las lolitas, los socialistas me la quitaron. Eso me dolió. Fue uno de los escasos perjuicios generados por aquella cacería. A.G. Ahora sí. Este libro es un homenaje a muchas cosas: a su padre, a Japón, a lo ocurrido con aquellas japonesas menores en la famosa conversación con Boadella en 1967... y etc. Bien mirado, y dado que son artículos periodísticos recopilatorios de su labor en El Mundo, podríamos pensar que son una reafirmación de sus principios. Ha dicho por ahí que no busca polémica por ello, que son los demás quienes la encuentran en sus opiniones. En todo caso mantenerse firme y dar a luz a este libro, ¿implica que es usted más lobo feroz que nunca? S.D. Soy, como casi todo el mundo, bicotiledón, igual que las habichuelas. Hay en mí un lobo feroz que gruñe generalmente por las mañanas, después de leer lo que la prensa y el planeta nos deparan, y un lobito bueno, que ronronea como un gato. En el libro están los dos y ambos son ciertos. El segundo escribió El camino del corazón y Soseki. Inmortal y tigre. El primero, Y si habla mal de España... es español y Carta de Jesús al papa. Son sólo ejemplos. Mi familia dice que durante el desayuno pronuncio arrebatados sermones. Son mis maitines. Pero ya se sabe que lobo gruñón, poco mordedor. La edad va acentuando mi dicotomía. Ahora soy más rezongón que antes, pero también más lloricón. A.G. Lo cierto es, y se lo digo con cariño, que ha ejercitado un discurso provocador. Pero eso no tiene que ser del todo malo. Tiene varias lecturas. Siempre ha habido ejemplos históricos que han tirado de ese tipo de disertaciones: por ejemplo retomemos a ese tipo que se autodefinía como el tábano (Sócrates) o a aquel que pedía limosna a las estatuas (Diógenes). Incluso, pensemos en los que están ahora vivos: Slavoj Žižek (el filósofo de la anarquía) que ofrece, como pensador, unos argumentos nada invisibles en los medios. Y, cómo no, Antonio Escohotado, alguien que dice lo que piensa a pesar de su crudeza. Este tipo de arengas son necesarias, ¿no cree? Son argumentaciones llamativas, sinceras, reflexivas y ulteriores. La historia no hubiera sido la misma sin ellas. Es más, los grandes giros en el pensamiento jamás se habrían dado de no ser por la existencia de personas atípicamente encantadoras o caóticas que se anticiparon a su tiempo. Pero, y ahí voy en mi reflexión zurda, al margen de esa dignidad de la provocación, ¿no cree que su ejercicio con el tiempo debe de ser un poco agotador? A pesar de tener o no la razón, ejercer esta empresa imagino que debe gastar mucho a la mente y el cuerpo. ¿Qué podría decirme al respecto? S.D. No sé si son necesarias. Ese adjetivo no me gusta. Yo no soy necesario. Nadie lo es. ¡Qué importa que la historia vaya en uno u otro sentido! Al final se impone la naturaleza, que es duradera, al revés que la historia, siempre pasajera. Pero sí... supongo que hay en mí algo de Sócrates y de Diógenes. Son éstos, junto a Platón, mis filósofos preferidos, y no sólo por su filosofía, sino también por su carácter y estilo de vida. Pero no nos demos importancia. Detrás de mi escritorio he colgado la frase de un filósofo presocrático y anónimo: “Nada importa nada”. Nunca se ha escrito nada tan sabio. Yo lo aplico a rajatabla y, por eso, siempre soy feliz, siempre me encuentro a gusto en mis babuchas. En cuanto a lo del agotamiento... sí y no. Ejercer de constante tábano cansa, a veces, pero también estimula y confiere energía. Rejuvenece, ¡vaya! Es, en cualquier caso, cuestión de carácter. Me gustaría vivir oculto, como aconsejaba Epicuro, pero ni siquiera de niño lo conseguía, pese a ser solitario, silencioso y raro. De ahí que, vista la imposibilidad de desaparecer en la celda de una cartuja, haya optado, para esconderme, por arrojar nubes de tinta a mi alrededor, como los calamares. Si tiene usted la gentileza de leer mi libro Esos días azules. Memorias de un niño raro, que apareció en octubre, entenderá mejor lo que digo. A.G. Hablando de filosofía... ya que nos hemos metido en esa tarea. Hace poco, para documentarme, vi una entrevista que usted le hizo al señor Gustavo Bueno en 1978 (http://vimeo.com/16262400). Le preguntaba cómo iba a ser la filosofía tras la muerte de Franco. A mí me gustaría preguntarle cómo ve el Lobo Feroz la filosofía tras la crisis del neoliberalismo. S.D. Esa crisis, la del neoliberalismo, lo es de ajuste y crecimiento, no de entropía. La única forma de organizar razonablemente la sociedad es el mercado. Lea la última obra de Escohotado, Los enemigos del comercio. Lea también La rebelión de Atlas, de Ayn Rand. Si no hay mercado, tendremos sangre, violencia, fascismo y muerte. Pero este debate nos llevaría muy lejos. Dejémoslo. La filosofía terminó hace tiempo. Aquí y en todas partes. Hay lo que los griegos llamaban “Paideia”. No cabe amar ni buscar la sabiduría. La democratización de la enseñanza, que por definición debería ser elitista, jardín abierto para pocos y paraíso cerrado para muchos, se ha llevado a la filosofía por delante. No hablo, por supuesto, de privilegios económicos, sino de los que se derivan del mérito, el esfuerzo, la vocación de estudio y el principio de autoridad. ¡Jerarquía, señores, jerarquía! Estoy radicalmente en contra de la escolarización gratuita y obligatoria. Y que ladren ahora cuanto quieran los hombrecillos de la llanura (la expresión no es mía, sino de Tamarón). A.G. Y el presente... Siguiendo el hilo de estas reflexiones filosóficas, me gustaría preguntarle por la visión que tiene el Lobo Feroz del presente político. Es conocido por todos que está en contra del bipartidismo, que ha manifestado críticas contra algún candidato a la presidencia del gobierno. También es notoria su afinidad con el proyecto de Rosa Díez como opción razonable. Por eso, yo le inquiriría... ¿qué tiene que pasarnos más a los españoles para que se termine el bipartidismo? ¿Cuánto nos queda por lamentar para que cambiemos nuestra dirección de voto? ¿Ocurrirá eso alguna vez? S.D. La política no me interesa. Si por mí fuera desaparecería de la faz de la tierra. Estoy en contra de todos los partidos, aunque a veces (ahora por ejemplo) pueda apoyar provisionalmente a alguno. Cuando uno se está ahogando, es legítimo agarrarse al cuello de cualquiera que, de momento, nos saque a flote. Bipartidismo, multipartidismo, partido único... ¿Qué más da todo eso? Yo soy de campo, no de polis. España, por lo demás, no tiene solución, nunca la ha tenido. Es una unidad de destino en lo infernal. Lo razonable sería despoblarla, pero eso no es viable. Rara vez, en Vandalia, Zangania o Cigarria, es posible conciliar la razón con la solución. A.G. A España le hace falta un cambio... Todos lo sabemos. Hace tiempo leí unas de sus opiniones sobre el movimiento 15-M. Los tachaba de llorones malcriados y, en otro orden, nazis o radicales. Incluso llamó memo a Stéphane Hessel. Con todos los respetos, señor Sánchez Dragó —y reitero la deferencia a su persona—, al margen de los métodos y procedimientos revolucionarios, ¿no cree que una juventud que al fin sale a la calle a protestar es mejor que una que se queda en casa dejándose llevar por la ciudadanía pasiva y la indiferencia? S.D. Pues no, no estoy de acuerdo. Yo fui hippy y sigo sintiéndome como tal. Lié los bártulos, me encogí de hombros, y me fui al Ganges. El pueblo no existe, las masas se equivocan siempre y los jóvenes jamás tienen razón. Yo tampoco la tuve cuando lo era. En casa se está como en ninguna parte, y lejos de casa también, pero hay que huir de la propia calle y no echarse nunca a ella. Indignarse no es de sabios. De sabios es resignarse. Vuelvo a lo de “Nada importa nada”. Sin indiferencia no hay felicidad ni salud mental posible. Soy lobo, lagarto, escarabajo, oso y, sobre todo, gato. Ahí tiene mis cinco animales de poder, totémicos, chamánicos. ¿Cómo voy a interesarme por la sociedad? Estaría negando mi naturaleza. Lo único importante es lo que sucede en nuestra conciencia, no extramuros de ella. Todo lo que sucede en la calle es botellón. Las personas van de a uno. Cuando se agrupan se convierten en hombre masa, en populacho. Hay que desestructurar al pueblo, esa entelequia, que no razona, sino que embiste. Recuperemos el mensaje del Cándido de Voltaire: lo único que tiene sentido es cultivar el propio huerto sin invadir el del vecino ni preocuparse por él. Aristóteles la lió con el fatídico concepto del hombre como zoon politikon. No somos sociales, por más que finjamos lo contrario. La naturaleza termina siempre por emerger. Somos cordiales, en el mejor de los casos, y depredadores, en el peor y más generalizado. En el dintel de la puerta de mi casa hay una frase que reza: “¿Solidario? No. Solitario”. A.G. Alejémonos de la política. Del presente se podría hablar mucho más. Nuestro tiempo tiene una anatomía curiosa e interesante. Yo cada vez coincido más con Gilles Lipovetsky cuando dice que ésta, más allá de la era de la información y de la tecnología, es sobre todo la era del vacío. Todos estamos vacíos en nuestro interior. No hay valores, no hay principios éticos. No hay nada. Nuestra sociedad posmoderna, hiperindividualista, hedonista, adicta a los mass media y a la cultura de lo efímero, es una sociedad llena de grietas y fisuras. ¿Está de acuerdo? S.D. No, porque yo no estoy vacío. ¿Y usted? El diagnóstico de Lipovetsky alude a casi todos, pero no a todos. La plenitud, la ética, la estética, los valores y los principios siempre han sido atributo de unos pocos. Lo malo es que, en efecto, esos pocos son ahora más pocos que nunca. El ser humano ha vuelto a su punto de partida: el chimpancé. Si la historia siempre es cíclica, más aun lo será la evolución: primavera, verano, otoño, invierno y, antes, vuelta a empezar. Ahora ni eso, porque el mundo ya se ha acabado. A.G. El otro día, hablando con una amiga, comentamos algo interesante. Nos detuvimos en otro aspecto de nuestro tiempo. En esta sociedad, un tanto pacata, tras la movida de los 80, se ha producido un falso recogimiento sexual. Charlamos durante horas al filo de una taza de café (yo) y de una de té (ella), pero al final no llegamos a nada. De camino a casa esbocé un razonamiento. ¿No será qué en nuestro desorden interior lo que realmente hacemos es engañarnos a nosotros mismos? ¿No estaremos haciendo eso que dijo un amigo mío en su libro? S.D. Más ciclos, más ley del péndulo... Puritanismo, desenfreno, puritanismo. Ahora ha vuelto éste. Ya pasará. Nihil novum. En el Egipto de Sinuhé decían: “Así ha sido siempre y siempre será así”. ¿En qué ha quedado la famosa primavera árabe? En nada. O mejor dicho: en desorden, en anarquía de la mala, en pobreza, en matanzas, en confusión... Vendrán más dictadores. Por cierto, ¿de qué libro habla? ¿Quién es ese amigo? A.G. Me refería a un libro titulado La mentira zurda. Pero continuemos... Hay más reflexiones posibles para el Lobo Feroz. Por ejemplo sobre esa frase que dice últimamente y que tanto me gusta: “La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir” (Carl G. Jung). Eso me hace rememorar a Javier Urra. Alguna vez dijo: tenemos que tener proyectos personales que desarrollen nuestras potencialidades, las que tengamos. Si no lo hacemos —afirma éste— sería una vida no vivida y es mejor vivir que no estar muerto. También me hace recordar a Ortega: yo y mi circunstancia... Pero lo que yo quiero conocer es su visión... Exprésese con libertad. ¿En algunos casos hay que pagar algún precio? S.D. Basta con tener un mínimo de astucia y de estrategia. Procure usted que los intereses de la historia universal coincidan con los de su historia personal. ¿Más consejos? No es la primera vez que los doy... Haga lo que teme y el temor desaparecerá. No tenga miedo. Deje que fluya la vida y todo se arreglará. No se enfrente a los problemas. Ignórelos. Van desnudos. Nunca pida permiso. Haga lo que tenga que hacer y verá cómo no pasa nada. Suerte. A.G. La última reflexión es algo que también le pedí a Jordi Carrión y a Sergi Durá, entre otros. Me gustaría que me honrara con una definición sobre el título de mi blog: La mirada zurda (http://lamiradazurda.blogspot.com). Jordi dijo que era un saber torcido, lateral, que eso era bueno. Sergi declaró que lo veía como uno de esos espejos de feria que distorsionan la imagen. No obstante, en este caso, a la inversa, servía para equilibrar los desequilibrios de la realidad. En todo caso, estoy seguro de que su definición será extraordinaria y certera. Muchas gracias por todo. S.D. Bueno... yo soy ambidiestro o ambizurdo, y dirijo ambas miradas no a lo que tengo alrededor, sino a lo que sólo existe en mi interior. Del resto no se me da un ardite. ¿Para qué posar los ojos en lo que el hinduismo y el budismo llaman “Maya”? Medite, ayune, cree, guerree o tome alguna ayudita enteogénica y así irá descubriendo que nada existe fuera de usted. Ya sabe. Lo observado es el observador, el territorio es el mapa... ** Antonio Guerrero Ruiz http://www.letralia.com/firmas/guerreroruizantonio.htm Escritor español (1971). Tiene un diplomado en relaciones laborales por la Universidad de Huelva (UHU, http://www.uhu.es) y estudia filosofía en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es). Ha publicado Cuéntanos tu mensaje (Diputación de Almería, http://www.dipalme.org; 2007), Agenda mágica literaria (Lagarto Ediciones, 2008), Los chicos feos también quieren bailar (Lagarto Ediciones, 2008), Colección de relatos de Oria (Diputación Provincial de Almería, 2008), Déjame salir (Círculo Rojo, http://www.editorialcirculorojo.com; 2009) y Almería: autores del crimen (Círculo Rojo, 2009). Entre otros reconocimientos, ha ganado el I Concurso de Microrrelato de Realizarte.com (http://www.realizarte.com; 2000), el I Concurso de Relato Corto “La Gaceta del Condado” (Huelva, 2005), el I Concurso de Relato Corto “Cuéntanos tu mensaje” (Diputación de Almería, 2007), y el XIV y XV Concurso de Relato Corto “Biblioteca Central de El Ejido” (2007 y 2008). Textos suyos han sido publicados en Resonancias Literarias (http://www.resonancias.org), El Coloquio de los Perros (http://www.elcoloquiodelosperros.net) y Salamandria (http://www.salamandria.com). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Joyce como Proust: los signos de Guilles Deleuze en Dublineses ======== === María de los Ángeles Rodríguez Castillo =============================== El filosofo francés Gilles Deleuze señala al hombre como una “máquina deseosa”. Una de las formas en las que el autor logra describir este concepto es con el apoyo en las artes, como en la literatura y el cine (Enciclopedia Microsoft Student, 2009). En el caso de la palabra escrita, Deleuze en 1970 abordó En busca del tiempo perdido de Marcel Proust con la publicación de su libro Proust y los signos. Aquí, como en toda su filosofía, aparece un elogio al deseo o el énfasis sobre éste en las actitudes o acciones humanas. La manera en que el filósofo sostiene su teoría en la obra de Proust es a través de los que él llama signos mundanos, signos del amor, signos sensibles y signos del arte (Deleuze, 1970). Estos signos son emitidos por una materia (objeto o ser) y tienen que ser interpretados para que se lleve a cabo un aprendizaje, y este descifrar, esta explicación que se les da a los signos, es entendida como una “búsqueda de verdad” (Deleuze, 1970). El protagonista de la obra literaria en determinado momento no sabe “algo” y lo aprende después, el aprendizaje va en forma progresiva hasta que, finalmente, recibe una revelación última y es ahí cuando experimenta la decepción. Él, en otras palabras, creía, se hacía ilusiones (Deleuze, 1970). En la colección de cuentos Dublineses escrita por James Joyce en 1914 pueden encontrarse estos signos que el filósofo señala en la obra de Proust. El objetivo de este trabajo es, precisamente, mostrar cómo estos mismos signos se desarrollan y la forma en que su función llega a ser diferente en algunos de los relatos de Joyce: “Arabia”, “Eveline”, “Un caso lamentable”, “Los muertos” y “Una nubecilla”. El primer mundo de signos es el de los mundanos. Un signo mundano es el que reemplaza un acto o pensamiento, es decir, sirve de acción; es el hecho narrado. No remiten a algo más, sino que tienen el valor supuesto a su sentido (Deleuze, 1970). Estos signos tienen un valor estereotipado, una perfección ritual. Todo texto tiene una referencia del mundo real, por esto los signos mundanos son necesarios y por eso no pueden ser llamados lugares comunes dentro de la literatura. Por esa razón, algunas veces los hechos narrados no pueden ser en todos los sentidos innovadores. Por ejemplo, en el cuento “Arabia” en “(...) cuando volvíamos a salir los edificios estaban ya oscuros. (...) El aire frío era picante, pero jugábamos hasta que nuestro cuerpo se acaloraba; nuestros gritos retumbaban en el silencioso callejón” (Joyce, 1994: 25-26). Los signos mundanos son las acciones cotidianas que aparecen aquí, como el jugar en la calle, que es lo cotidiano en la vida de un niño como lo es el protagonista. Los signos mundanos dan la verosimilitud en el texto, tienen que ver con la realidad dentro de la historia, por lo tanto, como en el ejemplo, no son necesariamente sorprendentes. En ocasiones, según Chatman (1990), debido a la verosimilitud que se logra en el encadenamiento de los sucesos algunos hechos no se mencionan. También en esto radica la importancia de los signos mundanos, que muchas veces tienen una relación de causa y efecto. En el cuanto de “Eveline”, por ejemplo, el lector debe rellenar los huecos con base en los signos mundanos: “[Eveline] ¡Se puso de pie con un impulso de terror! ¡Escapar, debía escapar!” (Joyce, 1994, 35-36). Después existe una elipsis, pues en el siguiente párrafo se dice: “[Eveline] Estaba en medio de la movediza multitud, en el muelle del North Wall. Él la tenía de la mano, y ella sabía que él le hablaba, que le decía con insistencia algo acerca del paisaje (...)” (Joyce, 1994, p. 36). El hueco que hay entre estas dos acciones (la acción de ponerse de pie y la acción de estar en la estación escuchando a Frank) se rellenan con inferencias. Este hecho que no se narra es el encuentro de Eveline con Frank, que es la persona que la toma de la mano. Como los signos mundanos han correspondido a las acciones “rituales” o esperados de la chica de la historia, se ha podido entender el salto que se dio en el tiempo porque se colocan en el hueco los otros signos mundanos (el suceso de verse en algún sitio, por ejemplo). Estos signos, las vivencias de los personajes, hacen que los personajes deseen o vayan en busca no voluntaria de la verdad, caminan hacia un aprendizaje, los orilla a actuar de determinada manera. Por ejemplo, las vivencias de Eveline, la muerte de su madre, la promesa que le hace a ésta, es lo que le prohíbe subir al barco con Frank y escapar. La violencia de un signo, según Deleuze, es la que hace que se busque la verdad, es decir, el encuentro con acciones, signos mundanos, hace que comience la duda en el pensamiento de los personajes: Eveline, quien había decido marcharse, decide no hacerlo por la acción de recordar. En Dublineses en repetidas ocasiones se manifiestan los signos del amor tal como Deleuze los describe en Proust. El ser amado aparece como signo, un alma que expresa un mundo posible desconocido, que está formado por pluralidad de los mismos y el cual debe ser descifrado por quien ama. Los gestos, preferencias y caricias del ser amado expresan el mundo desconocido, por lo tanto ayudan a la interpretación. Amar es entonces, de acuerdo con el filósofo, explicar o desarrollar el mundo del amado. En el cuento de “Arabia”, el niño está enamorado de una chica, en la cual encuentra los signos que la muchacha emite, como gestos: “(...) Mi cuerpo era un arpa y sus palabras y sus gestos eran como dedos que recorrían mis cuerdas” (Joyce, 1994, p. 26). El protagonista se enamora de la joven contemplando aquellos signos que ella emite y él comienza a explicar ese mundo de signos aunque ha hablado solamente muy poco con ella. Es una interpretación silenciosa, como en Proust: “(...) Nunca había hablado con ella, excepto circunstancialmente, y, sin embargo, su nombre era como apremio para mi tonta sangre” (Joyce, 1994, p. 26). Los signos amorosos engañan y se dirigen al otro escondiendo lo que expresan, es decir, el origen de sus mundos desconocidos, de acciones y pensamientos desconocidos que les otorgan un sentido (Deleuze, 1970). Puede ser por esto que los relatos de Joyce terminan en la decepción. Por ejemplo el cuento “Un caso lamentable”, donde está el protagonista, Mr. Duffy, quien se decepciona al saber que la mujer que posiblemente amó murió alcoholizada: “(...) Pero ¿cómo imaginar que [ella] pudiera haber llegado tan bajo?, ¿era posible que él se hubiera engañado tanto a su respecto?” (Joyce, 1994, p. 104). Cuando Mr. Duffy la conoció jamás dio señales de que podía llegar a ser alcohólica. El mundo que él creyó encontrar en Emily no existía, los signos que ella emitió lo engañaron pues jamás expresaron en totalidad el mundo que era desconocido para Mr. Duffy. Él vivía en una ilusión y cae de ella con la revelación, es decir, la noticia de la muerte. La pluralidad de mundos o almas que existen en el amado se han formado lejos de la persona que lo ama, por lo que el amante siente la necesidad de pertenecer a ellos (Deleuze, 1970). El que ama intenta conocer los mundos del amado, saber lo que piensa, su pasado, etc. Se forma entonces la imagen de un mundo posible en el que otros podrían ser los preferidos y de esta forma se originan los celos, que son, según Deleuze, más profundos que el amor. Esta profundización en la interpretación de los signos del amado a través de los celos se manifiesta en Joyce en el cuento “Los muertos”. Aquí Gabriel, el protagonista, comprende que no puede saber lo que su esposa Gretta piensa, qué guarda en su mundo: Temblaba, molesto. ¿Por qué estaría ella tan abstraída? No sabía por dónde comenzar (...). A él le hubiera gustado dominar su extraño estado de ánimo. (...) Tal vez sus pensamientos fueran paralelos a los de él (...). (Joyce, 1994, pp. 196-197). Gabriel quiere saber qué es lo que su esposa piensa, qué es lo que siente; desea que sean los mismos pensamientos que él tiene. Pero a pesar de los años juntos los pensamientos de Gretta aún llegan a ser un enigma. Gretta está triste, su esposo le pregunta la causa y ésta se relaciona con una canción que han escuchado en una reunión familiar, es entonces cuando los celos se hacen presentes de la forma que el filósofo señala: —Porque pienso en una persona que hace muchos años acostumbraba cantar esa canción. (...) La sonrisa se desvaneció en la cara de Gabriel. Una ira llena de tristeza comenzó a juntarse en el fondo de su pensamiento, y el melancólico ardor de su propia sensualidad comenzó a agitarse rabiosamente en sus venas. —¿Alguien de quien estuviste enamorada? —preguntó irónicamente. —Era sólo un muchachito al que yo conocía, llamado Michael Furey. Acostumbraba cantar esa canción The Lass of Aughrim. Era muy delicado. (...) —¡Ah, entonces estabas enamorada de él! (Joyce, 1994, p. 198). Los celos de Gabriel son suscitados por el recuerdo que su esposa tiene de aquel muchacho, pues éste forma parte de algunos mundos de Gretta de los que Gabriel no, de su pasado, el cual el protagonista del relato desconoce. Él desea profundizar en Gretta, explicar los mundos que se formaron lejos de él y que hasta el momento han estado ocultos. El amante sufre porque quiere compartir todas las experiencias del amado. La frustración de Gabriel es ocasionada por no pertenecer ni poder conocer por completo cada de uno de los mundos existentes en Gretta, por no haber compartido un pasado. Por esto los celos llegan más lejos en la interpretación de los signos del amor porque nacen por el deseo de desarrollar ese mundo: Gabriel ha llegado más lejos en el aprendizaje de los mundos de su esposa por los celos, pues fueron éstos los que lo llevaron a investigar. Él, al encontrarse con los signos del amor, indaga para conocer la verdad. Se ha buscado la verdad por esa especie de violencia de la que Deleuze habla: la que un signo ejerce al azar de un encuentro. Gretta, como signo, manifiesta otros como los gestos o actitudes, lo que lleva a Gabriel al desconcierto. Gabriel cree que el amor de Gretta hacia él desaparecerá al recordar amores pasados. Los celos ven el acercamiento del fin del amor pues el amor como signo llega a preparar su misma ruptura, repite ese momento (Deleuze, 1970). Éste es el sentido de lo que se denomina una escena de celos (Deleuze, 1970). Antes de que llegaran los celos, el protagonista quiere hacerle recordar a Gretta esos mundos de los que él sí forma parte. El pasar de los años no ha eliminado algún signo de preferencia hacia Gabriel ni eliminado algún rasgo de Gretta, por lo que él la sigue amando. Una ola de felicidad todavía más tierna escapó de su corazón e inundó tibiamente sus arterias. Como la suave luz de las estrellas, algunos momentos de su vida matrimonial, que nadie sabía ni nadie sabría nunca, iluminaron su memoria. Él ansiaba recordar esos momentos con su esposa, hacerle olvidar esos años de existencia oscura, y que sólo recordara los instantes de éxtasis (...). (Joyce, 1994, p. 193). El amante, Gabriel, se alegra de formar parte de mundos que sólo corresponden a ellos dos, mantener alejadas a otras personas de esos recuerdos. El sueño del amante es que en el amado sólo existan mundos duales, así él conocería todos esos mundos que lo forman (Deleuze, 1970). De esta forma sucede en el relato, Gabriel busca un mundo privado, sólo compartido por él y su esposa y en el que no interfiera alguien más, que no se inmiscuyan personas correspondientes a los otros mundos. El envejecimiento del ser amado es una redistribución de sus mundos múltiples de acuerdo con Deleuze, y así sucede con Gretta, según lo visto. Pero el signo del tiempo que se ha perdido para siempre lo emiten con mayor claridad los signos sensibles (Deleuze, 1970). Los signos o cualidades sensibles son aquellos que aparecen en un objeto pero que son signo de algo distinto que se debe descifrar (Deleuze, 1970). Son signos materiales. La cualidad no aparece como parte del objeto que la tiene, sino como un signo distinto que remite a otra cosa, como si la cualidad envolviera el alma de algo más (Deleuze, 1970). Aquí la memoria interviene. En “Una nubecilla”, Ignatius Gallaher refleja el paso de los años y puede ser considerado un signo sensible en Joyce. Él es amigo del protagonista de la historia, que es el pequeño Chandler. Ellos no se han visto en mucho tiempo: Ignatius Gallaher se quitó el sombrero y dejó al descubierto una cabezota de pelo muy corto (...). Los ojos, de color azul pizarra, iluminaban su enfermiza palidez, y contrastaban plenamente con el naranja chillón de su corbata. (...) Inclinó la cabeza y con dos dedos compasivos acarició los pocos cabellos de la coronilla. El pequeño Chandler hizo un gesto negativo con la cabeza e Ignatius Gallaher volvió a ponerse el sombrero. —Lo derrumba a uno —dijo— la vida de periodista (...). (Joyce, 1994, p. 67). Aquí, como sucede con todo signo sensible, Gallaher muestra un tiempo que se ha perdido para siempre con su deterioro físico, él se desempeña como signo. Esto sucede porque, según Deleuze, ver gente que nos fue familiar es una revelación y el tiempo se hace visible en los cuerpos. Las cualidades sensibles son ambivalentes: en un principio producen gozo y después hacen sentir una desaparición dolorosa (Deleuze, 1970). De esta manera sucede en el relato, donde el pequeño Chandler se alegra con la idea de reencontrarse con su amigo al inicio porque los recuerdos de su juventud llegan por medio de Gallaher. Él remite a Chandler a otro tiempo. El pequeño Chandler recordaba (y este recuerdo coloreaba de orgullo su rostro) una frase que Gallaher usaba cuando se sabía entre la espada y la pared. —Descansemos un rato, muchachos. ¿Dónde está mi gorra de pensar? Así era Gallaher en cuerpo y alma y, maldita sea, no había más remedio que admirarlo (...). (Joyce, 1994, p. 65). La alegría que los signos sensibles dan es la inmediata, como en este caso lo es; después el sentimiento de pérdida llega. La materialidad de Gallaher hace ver al protagonista que aquel tiempo de su juventud no volverá, que su sueño de ser poeta ha quedado frustrado: la materialidad vence a la sensación que ha venido del pasado por medio de la memoria. Con este vencimiento de lo material llega el dolor, y el descubrimiento o aprendizaje (Deleuze, 1970). Chandler ve a su amigo realizado como periodista y la tristeza se siente al mirar su propia realidad pues él nunca llegó a ser un escritor como lo quería en su juventud; ha quedado, en su visión, en una posición abajo de Gallaher y cree que su amigo no se merece la realización. El azar de reunirse con Gallaher después de ocho años, de encontrarse con él en Corless’s rodeados de ruido y luz y compartir durante breves instantes aquella existencia errante y triunfal, alteraba el equilibrio de su sensible naturaleza. Sentía agudamente el contraste entre su propia vida y la de su amigo y eso le parecía injusto. (...) Chandler estaba seguro de poder hacer algo que fuera superior al mero e insignificante periodismo (...). (Joyce, 1994, p. 72). Al encontrarse con su amigo, Chandler nota el pasar del tiempo y tiene una revelación. Compara las vidas y se decepciona de la suya, de no haber podido triunfar a pesar de tener más talento que su amigo. La violencia de este signo sensible lo mueve a reflexionar, a buscar la verdad: “Sólo necesitaba que se le presentara la oportunidad. ¿Qué lo impedía? Su desdichada timidez” (Joyce, 1994, p. 72). La revelación que Chandler recibe lo mueve para volver a su camino en el arte. Es aquí donde los signos del arte se notan de manera clara en James Joyce. Los signos del arte son desmaterializados y encuentran su sentido en una esencia ideal, por eso son también llamados signos esenciales (Deleuze, 1970). Cada uno de estos integra a algún signo sensible, pero le da un sentido estético (Deleuze, 1970). El signo de arte no encuentra su sentido en otra cosa, por eso la memoria no interfiere porque la esencia es la unidad espiritual de sentido y forma (Deleuze, 1970). Como ejemplo Deleuze pone a la canción que se toca en un piano, pues se puede descomponer materialmente: cinco notas muy juntas de dos que se repiten constantemente. El piano queda como lo material, la imagen espacial, mientras las notas quedan como una entidad completamente espiritual. En el cuento de “Eveline” y en el de “Los muertos” puede verse cómo un signo que tendería a ser esencial no lo es. Una canción en cada uno de estos textos, a pesar de ser música, es un signo sensible porque en él interfiere la memoria: su sentido no está en sí mismo, sino en otra cosa, en un recuerdo. Eveline tiene un encuentro con un signo que es una canción tocada por un organillo. (...) Lejos, en la avenida, podía oír un organillo callejero. Conocía la canción. Era extraño que justo esa noche volviera para recordarle la promesa hecha a su madre: la de atender la casa mientras pudiera. Recordó la última noche de la enfermedad de su madre; estaba en el cerrado y oscuro cuarto situado del otro lado del vestíbulo, y había oído afuera una melancólica canción italiana (...). Mientras meditaba, la lastimosa visión de la vida de su madre trazaba una huella en la esencia misma de su propio ser; aquella vida de sacrificios intrascendentes que desembocó en la locura final (...). (Joyce, 1994, p. 35). La canción que es tocada por el organillo no puede ser considerada como un signo de arte porque no es captada en una unión de signo y sentido. Se trata de un signo material pues la expresión presente, la canción, y la pasada, la muerte de la madre de Eveline, tienen una misma cualidad pero son al mismo tiempo materialmente separadas. En la explicación de este signo interviene la memoria que le trae a la joven el recuerdo de su madre. En “Los muertos” Gretta recuerda al joven enfermo por la canción que escucha en la casa de las tías de su esposo. El recuerdo que ella tiene el lector no lo conoce de inmediato, sino que sólo se entera en la conversación ya expuesta que ella sostiene con su esposo. El momento en que ella escucha la canción es el siguiente: (...) Una mujer estaba cerca del primer descansillo, también en la sombra. (...) Era su esposa. Se apoyaba en la baranda y escuchaba algo. (...) Pero [Gabriel] no pudo escuchar más que el ruido de carcajadas y discusión de la puerta de la calle, unas pocas notas del piano, y algo de la canción entonada por una voz masculina. (Joyce, 1994, p. 190). El encuentro de Gretta con el signo (la canción) es expresado a través de la visión de Gabriel, desde su punto de vista. Este signo es sensible porque no vale por sí mismo para la mujer, sino que su sentido lo encuentra en una vivencia pasada, en un recuerdo: el de un chico que cantaba la misma canción, como se sabe después en el cuento (y ya mostrado en este trabajo antes en los signos del amor). Como ya se dijo, en el cuento de “Una nubecilla” es en donde los signos esenciales se manifiestan. Al atravesar el puente de Grattan, lanzó un vistazo hacia los muelles y las casuchas tristes le inspiraron piedad. Semejaban un grupo de vagabundos apretujados a lo largo de la ribera, con los viejos abrigos cubiertos de polvo y mugre, estupefactos ante el panorama del crepúsculo y a la espera del primer fresco de la noche que les obligaría a levantarse, despedirse e irse. Se preguntó si él sería capaz de escribir un poema que expresara esa idea. (...) ¿Podría escribir algo original? No estaba muy seguro de la idea que quería desarrollar, pero el sentimiento de que un momento poético lo había tocado cobró vida en él como una esperanza infantil. (Joyce, 1994, pp. 65-66). De acuerdo con Deleuze, cada signo del arte desvela esencias o ideas, las cuales le dan a la frase su existencia real, independiente de los instrumentos que los reproducen o encarnan. Chandler quiere ser capaz de transformar signos materiales, las casas, en arte para refractar una idea o esencia que lo individualice, pero duda de poder hacerlo. Él se preocupa por expresar “esa idea”, no la imagen, por lo que lo material (las casas) queda de lado y se centra en la esencia, que es el arte. Cada artista expresa un mundo desde un punto de vista, que es la diferencia absoluta, es decir, la esencia (Deleuze, 1970). Por el arte se ven otros mundos, por lo que hay tantos mundos como artistas originales. Chandler se preocupa por la originalidad porque así se expresaría su mundo de manera diferente, esa percepción que tiene de las casas. Las esencias tienen una realidad que se diferencia del sujeto que la expresa porque el artista no las crea, sino que las desvela (Deleuze, 1970). Aquí entra la inspiración de Chandler. En el fragmento anterior la encuentra en ese paisaje. Esta inspiración que él toma de las casas le revela un tiempo original. La inspiración llega de su observación de las casas, proviene de lo que percibimos con los sentidos, se toman de signos materiales. Su preocupación es no llegar a la inmortalidad. Desde que encuentra a su amigo busca desvelar aquellas esencias que han estado sujetas a él: “¡Había tantos estados de ánimo e impresiones que él hubiera deseado expresar en versos! Lo sentí bullir dentro de sí. Trató de sopesar su alma para ver si era el alma de un poeta (...)” (Joyce, 1994: 66). El alma de un poeta es la que contiene las esencias de forma cautiva (Deleuze, 1970). Si las esencias que constituyen al individuo son eternas el sujeto es inmortal por la estética (Deleuze, 1970). Chandler sabe que si no posee tal alma no podrá tener la diferencia absoluta en sus obras y al mismo tiempo no podrá ser inmortal. Desea tener una obra sobre esos sentimientos y esas casas transmutados para tener una esencia que los relacionara y lograr así el estilo ya que, como lo dice Deleuze, “(...) el arte es una verdadera transmutación de la materia. En él la materialidad está espiritualizada (...) para refractar la esencia, es decir, la cualidad de un mundo original. Y este tratamiento de la materia forma una unidad con el ‘estilo’ ” (Deleuze, 1970, p. 59). Al final del relato, el pequeño Chandler no logra desvelar la esencia, por lo que su sueño queda frustrado de nuevo. Un signo mundano (la acción del llanto de su hijo) choca con él, y llega la desilusión. Los protagonistas de los cuentos mencionados viven la mayor parte del tiempo con una ilusión, ellos no saben determinada cosa en determinado tiempo, como Deleuze lo señala en el protagonista de Proust. Los personajes dejan esta ilusión en el transcurso de la historia, es decir, con la experiencia, por eso la decepción llega en el desenlace. El aprendizaje que los protagonistas logran se obtiene de determinadas materias. Todas estas materias emiten signos. Cuando los personajes descifran los signos de los que Deleuze habla, ellos descubren una verdad y llega la decepción. Sin los signos mundanos el aprendizaje de algunos personajes de los cuentos de Joyce sería imposible ya que estos signos son los que logran la experiencia en los personajes. Sus vivencias hacen que ellos quieran encontrar la verdad en su pensamiento y en ocasiones que ellos actúen de alguna manera, tal es el caso de “Arabia”. Este tipo de acciones, los signos mundanos, no pueden ser llamados lugares comunes dentro de la literatura porque su única función es denotar acción y pensamiento, y éstos deben aparecer en una manera de causalidad. Además suelen brindarle al texto verosimilitud. La búsqueda de la verdad de los personajes surge del encuentro con algún tipo de signo pues así llega la duda en el pensamiento. Puede utilizarse como ejemplo Eveline, quien no sube al barco por su reciente encuentro con el signo sensible que es la canción, la cual le remite a la promesa de su madre. Aquí la búsqueda de su verdad se ensamblaría en su verdadero deber: qué es lo que ella debe hacer. En cada uno de los signos sensibles de los que se hablaron hay en sentimiento de pérdida, pero sólo en uno aparece la ambivalencia de la que Deleuze habla, esto es el cuento “Una nubecilla”. Tanto en “Eveline” como en “Los muertos” el sentimiento de alegría no se hace presente, sólo existe el dolor de una pérdida. Cuando aparece el doble valor de este tipo de signos, en el caso del personaje de Gallaher, sucede lo que el filósofo menciona: el sentimiento triste se superpone a la alegría. Los signos sensibles que se desprenden de música y que no entran en los esenciales tienen como particularidad que en ningún momento sienten placer en el arte, o en ese arte en particular. Esta podría ser la razón por la que la memoria involuntaria se activa y remite a la pérdida. En cambio, en “Una nubecilla”, el signo sensible no guarda relación con el arte pues es una persona, mientras que el esencial se desprende de una materialidad que no guarda relación directa con el arte como en el caso de los otros dos cuentos (se trata de música), pues aquí se trata de una visión de casas que el protagonista quiere transmitir en un poema. Por otro lado, la decepción también llega en el amor. En “Un caso lamentable” y en “Los muertos” ésta llega por el desconocimiento de los mundos del amado. En el primer caso la decepción es completa porque no podrá haber un intento por continuar con el conocimiento, ya que la mujer que fue amiga del protagonista muere. La desilusión se da porque se han emitido signos engañosos, tal como Deleuze señala que la persona amada lo hace en el texto de Proust. En el segundo caso la decepción se da porque la mujer que el protagonista ama no comparte los mismos pensamientos que su marido: ella piensa en lo que la canción le recordó mientras que el marido tiene pensamientos cariñosos. Al enterarse de por qué sus pensamientos no son paralelos, Gabriel, el protagonista, se encela y de esta manera llega a profundizar más en el mundo de su mujer pues conoce su pasado. Los personajes en estos cuentos buscan la verdad por la violencia de un signo, como Deleuze lo indicia, no hay una voluntad propia que los mueva. Eveline no busca recordar a su madre, Gabriel no esperaba enterarse del pasado de su esposa, Chandler no busca que Gallaher lo haga sentir su sueño frustrado, etc. Sin embargo todos estos signos llevan a algún personaje hacia la verdad o los acercan a la búsqueda y así se llega con la revelación última a un aprendizaje que da la decepción. Bibliografía • CHATMAN, Seymour (1990). 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Obtuvo en 2005 el segundo lugar a nivel estatal del V Concurso de Expresión Literaria de la Secretaría de Marina “La juventud y la mar”. === Imágenes mortuorias =================================================== === Nicaragua en Sergio Ramírez Gabriela Tineo ======================= A contrapelo de la bivocalidad que, según Sergio Ramírez, particulariza Mil y una muertes (2005), su novela muy lejos está de ofrecerse como un texto contado a dos voces. Porque si bien es cierto que las figuras dominantes que desempeñan la función de narrar resultan, en efecto, el fotógrafo Castellón, nicaragüense exiliado en las últimas décadas del siglo XIX en Europa, cuyas pistas sigue un escritor para convertirlo en personaje de su novela, y ese escritor, Ramírez, quien situado sobre finales del siglo XX y transformado en personaje va tras los rastros de aquel hombre cuya vida le resulta materia pródiga en sustancia novelable, a la hora en que uno u otro toman el timón del relato sus voces transcienden el mero ejercicio de contar los avatares de sus vidas en tanto perseguido y perseguidor. Con arreglo a una dinámica que las alterna sostenidamente y permite ir armando en paralelo —dicho de modo muy resumido— la historia de la novela contada por Ramírez en los capítulos impares y en los pares la historia de la vida de Castellón en su periplo europeo, sus voces se aproximan con insistencia, habilitan el ingreso de otras voces, se entrecruzan y, por momentos, se acoplan e identifican, diluyendo los lindes entre la vida y la muerte y el siglo que las distancia. No me refiero solamente a las remisiones a través de las cuales el fotógrafo se dirige al escritor como “Aquel que me anda buscando” (X, 300) o el escritor a él como ese hombre que “no deja de seguirme seduciendo como personaje (que puede ser de una novela)” (IX, 262). Me refiero a operaciones más sutiles que las entreveran y posibilitan el reconocimiento de los itinerarios transculturales (Clifford) que cumplen los viajeros. Sobre el trayecto que cada uno recorre —desglosando múltiples pliegues del vínculo Europa-América, en especial Centroamérica, desde el viaje colombino hasta la convulsionada década del 90 del siglo XX— se arraciman travesías que ahondan en el presente o en el pasado nicaragüense, voces que recuperan imaginarios, que traen historias propias o ajenas, y con ellas experiencias de interacción cultural repositorias de violentas yuxtaposiciones históricas y políticas, y cosmovisiones desencontradas. En todo caso, la constancia de las voces protagónicas oficia como recurso altamente eficaz para orquestar la plurivocidad que se desgrana en la novela y la heterogénea humanidad y temporalidades que la habitan. Tal vez el único artilugio capaz de poner bajo control, de otorgarle unidad, como Sherezade en las Mil y una noches, a las historias dentro de las historias que, en estructura abismada (i), se enhebran en Mil y una muertes, filamentos de un relato mayor —el del viaje de un escritor en busca de un personaje y el de un personaje que se sabe buscado— cuya inscripción segmentada y suspensiva aplaza una y otra vez la captura del hombre perseguido, y en su curso, sobre el fondo de las múltiples vidas apasionadas, de las figuras sublimes o miserables que se imbrican, la captura de la imagen del país de origen que comparten: Nicaragua. Captura es la palabra apropiada pues hay más. En simultaneidad con el trayecto que cumple cada viajero, recorridos alternativos proponen las imágenes fotográficas que pueblan el texto —tanto aquellas grabadas sobre la página como aquellas otras cuya invisibilidad colma de atributos la descripción demorada y penetrante, dispara la reflexión, de modo insistente sobre la muerte, o los pronunciamientos graves e incisivos acerca de las desventuras del país natal (ii). Dicho en otros términos: fotografía y relato, sintaxis iconográfica y verbal, despliegan su alto poder modelador de la imagen de Nicaragua y explanatorio de su biografía. En sintonía con los nombres de las partes en que se divide el texto —“Cámara oscura” y “Cámara lúcida”— y aliadas con los sentidos que ellas sugieren, indicadores del proceso a través del cual el perseguidor avanza en el conocimiento de la existencia y la obra de Castellón en los capítulos impares, y el perseguido ilumina de modo creciente, en los pares, las zonas más recónditas y oscuras de su vida privada, en sintonía con estos procesos de descubrimientos, de revelaciones, insisto, la imagen de Nicaragua adquiere contornos y contenidos cada vez más precisos y su biografía, densificada en profundidad histórica, delata las constantes que orientaron su devenir y su destino, contornos, contenidos y constantes urdidos (atravesados) —en deuda con la reflexión barthesiana— por la obstinada presencia de la muerte (iii). Sin desapegarse de la fuerza que impone la convicción de pertenecer a un país donde, dicho con sus palabras, “siempre están zumbando las moscas y las balas: la pobreza y la guerra” (Berlanga), con la pretensión de apartarse del “color local de la dictadura somocista” (Cortés), Sergio Ramírez se desliza entre el discurso historiográfico, la imaginación y la ficción autobiográfica, y apela a la fotografía para reponer la historia de un país dramáticamente tensada entre la utopía y la frustración, un país cuyo pasado persiste en encaramarse al presente y condenarlo al padecimiento de pequeñas muertes, aquellas que le asestó —y aún le asesta— el poder balcanizador de la violencia (iv). Un hecho fortuito, cuando en calidad de vicepresidente, a ocho años de la Revolución Sandinista, llega en visita oficial a Polonia, es el acontecimiento que da origen a la novela. El descubrimiento azaroso de una muestra fotográfica de Castellón se convierte en la escena inaugural, en el punto de arranque de la pesquisa interesada en saber quién era el hacedor de las imágenes y de una serie de viajes oficiales destinados a buscar apoyo en la comunidad internacional para revertir la inestabilidad económica, social e institucional nicaragüense o fortalecer redes de integración cultural en Centroamérica (v). Las fotografías de la devastación de Varsovia durante la ocupación nazi, que no vemos aunque sí imaginamos a través de la mirada del escritor que registra sus significantes enfatizando su plenitud analógica (Barthes, 1986), se encabalgan con las imágenes de Nicaragua, traídas desde la reflexión. Las anuda la muerte. La casa de Chopin consumida por un incendio exhibe una esvástica en la pared, filas de hombres y mujeres aprestándose para subir a un camión militar, pequeños que se aferran a la reja de un carromato, soldados en porte vigilante, una pareja muerta y junto a ella, un niño que obedece la orden y es captado por la cámara con “las manos en la cabeza” (I, 34), rezuman terror y destrucción, predicamentos que traen en resonancia, por sentido suplementario, la condición vulnerable del país de origen del perseguidor. Un país históricamente sometido a la agresión y la ambición externa, descoyuntado por la intolerancia, los usos y abusos del poder, y azotado por la guerra, sesgado por gravamen de los sueños incumplidos, las heridas y la irredención. “Alguien me anda buscando pero no sé si nos podremos encontrar. Mientras tanto quiero empezar mi historia” (57) —afirma Castellón para iniciar, en resonancia con Pirandello en Seis personajes en busca de autor, el juego de asedios y persecuciones recíprocas entre novelista y personaje. Sin embargo no comienza por contar su historia sino la de otro viajero, su padre (vi), y a través de él la vida nicaragüense desde principios hasta avanzada la mitad del siglo XIX, sacudida por la lucha entre liberales y conservadores, la rivalidad entre León y Granada, guerras civiles y apetitos metropolitanos y, con especial énfasis, precipitada por los vaivenes de una de las quimeras más perdurables: la construcción del canal interoceánico. Francisco Castellón, figura difusa de historiografía oficial, atenazada entre versiones que lo elevan a condición de héroe por haber intentado concretar esa obra que abriría “las puertas de su país a la civilización” (198), o traidor pues su alianza con los filibusteros norteamericanos habría de determinar el destino irreversible del sometimiento del país a voluntades imperiales, ingresa en la novela desde ese doble signo. De frente a las versiones antagónicas, que su hijo recoge, y a la imagen de Nicaragua que devuelven los ojos europeos —un lugar pequeño, situado en el “fin del mundo” (127), cuya condición de existencia, su visibilidad solo podrá proporcionar el canal, o confinado al exotismo donde conviven “elefantes y papagayos, marfil y cacao, negros envueltos en túnicas e indios moscos coronados” (120), de frente a esas versiones e imágenes, entonces, su figura se humaniza y su empresa exacerbada en contenido utópico (convertir el minúsculo país centroamericano en una nueva Constantinopla) se conjuga con la igualmente exacerbada ambición de poder. En el racconto de la vida de su padre, el fotógrafo desoculta los deseos más agazapados y la desmesura del proyecto que anhela: “Pondría orden en aquel caos, uniría a todas las facciones, abriría el país al tráfico del comercio mundial. El canal. Un hombre de razón como él, con todos los poderes en la mano, sería el único capaz de lograr la construcción del canal” (88). Hijo de ese político liberal que cristalizó la apertura de la ruta del tránsito y de una zamba de la Costa Caribe, princesa de la dinastía de los reyes Miskitos proclamados por la Corona Inglesa, el otro Castellón también emprende el viaje a Europa. Sin embargo, no lo mueve como a su padre la apetencia de poder ni una quimera. Tampoco lo impulsa el afán de que su país fuera reconocido como real. A la distancia, cercenado su destino de estudiante, adulto, transformado en retratista de notables y, luego de la invasión alemana, en fotógrafo social de los altos oficiales de la Gestapo, y apresador oficial de muertes (las del ghetto de Varsovia, las de su hija y su yerno a manos de los nazis), reticente a reconocer la mixtura de los orígenes que sus rasgos “exóticos” delatan, recuerda Nicaragua, desafectado de nostalgia. Vacío de la sustancia épica que su padre infunde a su utopía cuando, al demandar la construcción del canal, alude a “mi patria” (133), carente asimismo de tono “elegíaco” (Starobinski), de impostaciones aliadas con una percepción idílica del mundo de la infancia (vii), sus pronunciamientos sobre el país natal adolecen no solamente de importe afectivo. Exacerban la gravedad de un modo de procesar el sentido de pertenencia que muy lejos está de reconciliarse con el lugar del origen. Que reafirma su naturaleza extraordinaria (“país insólito con una historia insólita”, 60) o emplaza la crítica punzante e implacable a su debilidad institucional (“país de montoneras que semeja una gran finca donde siempre están zumbando las moscas o las balas”, 64) para declinar hacia una mirada terciada por la compasión pues le resulta “más digno de misericordia que de ilusiones” (301). Poner en boca de Castellón expresiones a las que recurre cada vez que se pronuncia sobre el destino de Nicaragua no es la única señal a través de la cual Ramírez se aproxima casi especularmente con su personaje a lo largo del texto. Si en la referencia a la oscilación entre “las moscas y las balas” reconocemos una de sus fórmulas preferidas para apresar en flexión metafórica y metonímica los únicos derroteros a los que parece estar condenado inexorablemente el destino nicaragüense (la pobreza y la guerra), en el “Epílogo”, a partir del modo y las imágenes elegidas para cerrar el texto tal vez se asiente el enclave de identificación más pronunciado. En la escena de destrucción y muerte, que a través del sueño entrevé el fotógrafo en el último recuerdo inscripto en sus memorias (viii) y en el que vislumbra su regreso al país en el futuro a fines del siglo XX, resuena inocultablemente la voz y refracta la mirada de Ramírez. Concatenadas por la violencia, la historia y la naturaleza volcánica sellan en las guerras civiles y el huracán las imágenes condensadoras de las fuerzas irrefrenables de un devenir convulsivo, precipitado y devastador. “Ningún trazado napoleónico partía la nueva Constantinopla, bendecida por el trazo del canal de Nicaragua, ningún bullicio de marineros [...], ningún tañido de las campanas [...] como mi padre el iluso había ambicionado”, afirma Castellón de frente a la ciudad de origen arrasada, para ceder el paso a la visión de “turbonada de agua” “arrastrando piedras a su paso, descuajando árboles [...], destruyendo caseríos y corrales, ahogando los ganados, matando a centenares de familias mientras dormían y ahora para siempre soterradas bajo la playa de lodo...” (350-351). Sin duda en escala superlativa y extremada, la escena de la devastación de Nicaragua recoge la mirada de quien como exmilitante de la fuerza que logró virar la historia después de 45 años de dictaduras —el sandinismo— y como expresidente del país, emblematiza la figura del intelectual desesperanzado en tiempos grabados a fuego por el fracaso de los ideales revolucionarios. Ya no es aquel que veía a los escritores como “shamanes de su tribu” (Arias: 210). Estamos ante un intelectual que abandonó la lucha política y declara, con gravedad, que no vislumbra resquicios por donde la historia nicaragüense pueda desembarazarse del peso de los sueños que nunca alcanzaron su plena cristalización. Conmocionada largamente por revoluciones, dictaduras, intervenciones o caudillismos, esa historia fertiliza su destino en la escena de cierre. La fotografía final impresa, donde un niño muerto está a punto de ser devorado por un cerdo que lo ronda y husmea, reduplica en vertiginoso abismo la cacería del personaje y preanuncia, en el “punctum” (Barthes, 1995) que anida en la imagen, la inminencia de la muerte del país natal (ix). Notas i. Aludo a los desplazamientos y derivaciones con que la expresión mise en abyme (André Gide, 1891) se utiliza para designar las variadísimas figuras y operaciones a través de las cuales la literatura traduce en palabras el paralelismo visual sugerido por la heráldica, el escape de la mirada —aquí, de la imaginación— hacia la captura de lo ilimitado. Véase BERISTÁIN, Helena. ii. Las fotografías deben ser leídas como un recurso más entre los muchos empleados por Ramírez para lograr verosimilitud. En Mentiras verdaderas (2001) y El viejo arte de mentir (2004) se pronuncia sobre el uso de fuentes apócrifas o verídicas, entre tantos otros procedimientos constituyentes del repertorio de artificios que considera poderosos para cumplir con eficacia la tarea de saber contar. Tal propósito se sustenta en la condición de existencia de dos elementos que ensamblan los ensayos y conferencias compilados en uno y otro texto, respectivamente: la imaginación y la verosimilitud. Entendida como dimensión que transforma los materiales de la realidad en ficción, la imaginación debe aliarse con la “regla sagrada” (2004) de la verosimilitud, revistiendo de credibilidad los hechos con el fin de seducir y convencer al lector, esto es, estimular un acto de imaginación compartida donde lo narrado sea asumido como verdadero por el destinatario. De “la difícil relación de complicidad entre escritor y lector, engañador y engañado, seductor y seducido, hay mucho que esperar” (2001, 15), afirma el nicaragüense, concediendo suma importancia a las fuerzas de encantamiento y persuasivas desempeñadas por los artificios retóricos simuladores de verdad, tanto se apliquen a hechos efectivamente acontecidos como imaginados. Entre los procedimientos puntualizados se encuentran la intriga, la presencia del testigo presencial, la inclusión de documentos —periódicos, crónicas, cartas, fotografías—, referentes históricos y geográficos constatables, la descripción minuciosa. En “Elogio de la invención” (2006), vuelve sobre el arte de lo verosímil, reconociendo el magisterio y la deuda de la literatura con El Quijote: “Probar alegatos por medio de documentos que logren catadura de auténticos, vendría a ser poderoso ardid cervantino [...] la escritura de una novela cuyos hechos quedan basados en la autoridad de fuentes falsas [...] comenzó en El Quijote como una burla a las mentiras revestidas como verdaderas y terminó como la gran revolución narrativa de todos los tiempos” (10). Rodríguez Sancho examina detenidamente los procedimientos de verosimilitud en Tiempo de fulgor, ¿Te dio miedo la sangre? y Un baile de máscaras. iii. Así como la carta de Rodaskowski lo introduce en pormenores de la vida de Castellón, durante la visita a la casa de Turguéniév o de Chopin (VII), las fuentes —cartas y versiones sin residencia textual explícita— sirven para indagar esas figuras desde una perspectiva que remueve el aura de celebridad y explora dobleces de sus vidas íntimas. Entonces, fragmentos de la vida de Chopin y su vínculo con George Sand ingresan mediante las cartas del músico reunidas por Opiensky y traducidas por Dominik Vyborny, la lectura de la correspondencia entre Turguéniev y Flaubert o de Sand con el príncipe Luis Napoleón le permite desmadejar un intrincada red donde el poder se amista con los deseos más privados y las pequeñeces de la condición humana. Tal proceso de desmitificación (Vargas Vargas) se robustece, además, cuando el escritor observa mobiliarios, cuadros y fotografías, ensamblando la descripción de su indumentaria y sus rostros con la narración hasta derivar en pasajes reflexivos sobre su deterioro físico o moral y sus frustraciones. Así, Flaubert asoma estragado por la sífilis y ridículo en la vejez; Chopin, debilitado por la tisis y de dudosa sexualidad, Sand es amante posesiva y desamorada, el Archiduque Luis Salvador, un hombre de gran capacidad amatoria para quien tanto parece valer hombre y mujer, animal y planta, Rubén Darío, “un muerto que llevaba sobre sus hombros el cadáver de su genio” (V, 163), deteriorado y rayano a la locura por el consumo de alcohol. A propósito, la presencia de Darío resulta soberana en vastos pasajes y planos de la novela, como ocurre en otros textos de nuestro autor, y requiere de un examen detenido. Por esta razón, recorto los alcances que cobra su figura y me limito a subrayar algunos de los aspectos que iluminan mi lectura. iv. Recupero algunos textos. Tiempo de fulgor (1970) se remonta al siglo XIX y recrea la pugna entre conservadores y liberales; ¿Te dio miedo la sangre? (1977) se sitúa en Managua, en los años 50 del siglo XX para tramar una historia centrada en la conspiración contra la dictadura somocista; la tercera década del mismo siglo es el marco de Castigo divino (1983), “novela sobre la Revolución... escrita desde la revolución” (Acevedo 1991, 164), donde Sergio Ramírez explora desde los inicios de los Somoza en el poder hasta la revolución sandinista; Un baile de máscaras (1995) ficcionaliza el origen de la dinastía de Somoza así como los relieves más cruentos y temibles del dictador, figura a la que retorna en Margarita, está linda la mar (1998) y Sombras nada más (2002), en un caso convirtiéndolo en eje de una conspiración para darle muerte, en otro a partir de la narración de los estertores del somocismo. El cielo llora por mí se emplaza en el presente y su eje es el rol de puente entre Colombia y México que desempeña Nicaragua en los circuitos del narcotráfico latinoamericano. v. La secuencia de capítulos en los que Ramírez se convierte en personaje se organiza en torno de episodios sucedidos en sus viajes a Europa entre 1987 y 1997: lapso que comprende su participación en la vida política de Nicaragua —en calidad de vicepresidente— hasta pasado el tiempo de su alejamiento de las filas del sandinismo. En la época en que su país estaba “en guerra mientras el mundo soviético empezaba a deshacerse como un decorado de bambalinas comidas por la polilla” (I, 28), llega a su primer destino con el fin de conseguir aliados para detener la ofensiva de los contrarrevolucionarios financiados por el gobierno de los Estados Unidos. En el período 1990-1994, el escritor se desempeña como diputado y jefe de la bancada sandinista en la Asamblea de Diputados. En Adiós, muchachos. Una memoria de la revolución sandinista (1999), narra su experiencia política y las acciones que alejaron al FSLN de sus genuinas raíces y su propio alejamiento del partido. En la novela, no se detiene en los resultados obtenidos en sus gestiones oficiales. Durante la época ficcionalizada, la guerra en Centroamérica, y de modo agravado en Nicaragua, era una constante que atentaba o dificultaba la solidaridad internacional. El endurecimiento de la política de Reagan, encaminada hacia la profundización del desgaste de la economía nicaragüense y el caos para derrocar el gobierno sandinista, así como el apoyo militar, propagandístico, económico o logístico de otros países, incluso latinoamericanos aliados con ella, obraban en contra de la consecución de ayuda externa. Por otra parte, algunos países de Europa del Este estaban ocupados en resolver las pronunciadas crisis sociales y económicas por las que atravesaban y avanzar en procesos de reestructuración, de transición hacia cauces democráticos (URSS, Polonia). vi. Francisco Castellón Sanabria fue proclamado Supremo Director de Nicaragua en León (1854-1856), después de haber dirigido un movimiento revolucionario del partido liberal o democrático contra el gobierno de Fruto Chamorro Pérez con sede en Granada. vii. Tal vez, una excepción: en el “Epílogo”, el recuerdo de la noche de Navidad de 1913 compartida con Darío, imprime matices afectivos sobre el país de origen compartido: “...me invitó a aspirar el perfume de la madera porque era el perfume de nuestra infancia en Nicaragua...” (344). viii. El diálogo entre Ramírez y Rubén trae en resonancia la formación del fotógrafo en el espiritismo y la posibilidad de su incidencia en la escritura de las memorias. El perseguidor reenvía a Isis sin velo de Blavatski con el propósito de saber qué método usó el nieto para continuar el texto de Castellón. Sin develarlo, Rubén deja entrever la inspiración recibida de un más allá: “Son entonces unas memorias de ultratumba —digo. / —Pero muy fieles —dice” (XI, 339). ix. La foto fue tomada en las proximidades del volcán Casitas (occidente de Nicaragua), luego de que el huracán Mitch devastara el país en 1999. Registra, tendido en el lodo, el cadáver de un niño desnudo, acechado por un cerdo. Bibliografía • ACEVEDO, Ramón Luis (1991). “Castigo divino de Sergio Ramírez: el nuevo viejo arte de contar o una novela escrita desde la Revolución Sandinista”. Los senderos del volcán. Narrativa centroamericana contemporánea. Guatemala: Editorial Universitaria. Universidad de San Carlos de Guatemala. 155-169. • ARIAS, Arturo (1998). La identidad de la palabra. Narrativa guatemalteca del siglo veinte. Guatemala: Artemis-Edinter. • BARTHES, Roland (1986). Lo obvio y lo obtuso. Buenos Aires: Paidós. — (1995). Camera Lucida. Reflexiones sobre la fotografía. 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Vol. 15, año 27, Nº 1, 20-25. ** Gabriela Tineo http://www.letralia.com/firmas/tineogabriela.htm Docente e investigadora argentina (Buenos Aires, 1956). Doctora en letras por la Universidad de Buenos Aires (http://www.uba.ar). Profesora de literatura y cultura latinoamericanas e investigadora del Centro de Letras Hispanoamericanas en la Universidad Nacional de Mar del Plata (http://www.mdp.edu.ar). Ha dictado seminarios y conferencias y presentado ponencias en la Argentina y el exterior y publicado artículos, ensayos y capítulos en volúmenes colectivos nacionales e internacionales. Autora de En nuestra quimera ardiente y querida: refundar la puertorriqueñidad en L. R. Sánchez (2010), coautora de La reinvención de la memoria (1998), Senderos en el bosque de palabras (2006) y Escrituras y exilios en América Latina (2008), y coeditora de Grabar lo que se desvanece: narrativas de la memoria en América Latina (2007) y Viaje y relato en Latinoamérica (2010). === Poética del desamor y la soledad en Los bufones, de Juan Ríos ========= === María Elvira Luna Escudero Alie ======================================= El poeta y dramaturgo peruano Juan Ríos Rey (1914-1991) fue autor de importantes poemarios tales como Canción de siempre (1941), Maelstrom (1941), Cinco cantatas (1953) y El canto errante (1957). Como autor de teatro destacó con cinco obras enmarcadas dentro del “teatro poético”: Don Quijote (1948), Medea (1950), Ayar Manco (1952), El reino sobre las tumbas (1957), Los desesperados (1960) y Los bufones (1961). También escribió en 1946, un libro de crítica de arte: La pintura contemporánea en el Perú, así como sus memorias, Sobre mi vida, las que se publicaron póstumamente en 1993. Juan Ríos destacó por su talento creador precisamente en la década dorada del teatro peruano: 1940-1950, como el dramaturgo más premiado. Obtuvo en total seis Premios Nacionales; dos por su obra poética y cuatro fueron por su producción dramática. En 1946 fue galardonado por su obra dramática Don Quijote, en 1950 por su tragedia Medea, en 1952 recibió un premio por su obra Ayar Manco, y por último en 1954 también fue reconocido por su obra Argos. Analizaré a continuación la estructura dramática de la obra Los bufones, y también me referiré a su lenguaje lírico, y a su contenido muy rico en alusiones filosóficas. I. En torno a la estructura de Los bufones La obra se desarrolla en España, en la época medieval, hacia el final del medioevo, durante el reinado de Felipe IV. Las acciones ocurren concretamente el 6 de noviembre de 1644, según indica el autor. El Felipe IV histórico vivió entre 1605 y 1665 y fue rey de España, Portugal, Nápoles y Sicilia, duque de Milán, duque titular de Borgoña, y además Señor de los Países Bajos. Felipe IV pertenecía a la casa de los Habsburgo, y su reinado fue muy efectivo y también muy largo; en efecto duró 44 años y 170 días. Felipe IV amaba las artes, especialmente la pintura, y su colección de pinturas —la más grande del siglo XVII— contaba con más de 800 cuadros valiosos. Felipe IV se casó dos veces y además tuvo varios hijos ilegítimos. La primera esposa de Felipe IV fue Isabel de Borbón (1602-1644), hija del rey francés Enrique IV y de María de Médicis. Isabel fue conocida como “la Deseada” por su gran belleza, su clara inteligencia y gran simpatía. Felipe IV e Isabel de Borbón tuvieron siete hijos. Isabel murió el 6 de octubre de 1644. Felipe IV contrajo segundas nupcias el 7 de octubre de 1649 con Mariana de Austria (1634-1696), con la que tuvo cinco hijos. En la obra de Ríos, el personaje simbólico alrededor del cual gira la obra es la reina, y esta reina es la primera esposa de Felipe IV: Isabel de Borbón. La obra transcurre el 6 de noviembre de 1644, exactamente un mes después de la muerte de la Isabel de Borbón histórica (o Isabel de Francia). En la obra de Ríos, la reina está agonizando, o quizás podemos interpretar que el rey Felipe IV, trastornado por la pena, está desvariando y, al mes de la muerte de su consorte, la imagina aún agonizante. Las acciones se desarrollan a partir de la noticia de la agonía de la reina. Se empieza a especular sobre su muerte inminente para después hacer extensiva la preocupación por el sentido de la vida de los que han de sobrevivirla. La obra consta de un solo acto donde la mayoría de las acciones dramáticas son acciones exteriores resultantes de acciones interiores que van configurando el carácter de los personajes. En la unidad expositiva se presenta un panorama que nos informa acerca de los antecedentes del conflicto, situándonos desde un comienzo dentro de la oposición que regirá el desarrollo de la obra; por ejemplo: alegría opuesta a tristeza. Otros ejemplos de las oposiciones binarias son: autenticidad versus falta de autenticidad; comportamiento lúdico frente a la vida versus comportamiento sombrío; vida versus muerte, etc. La ironía es un recurso dramático constante en la obra que sirve para focalizar e intensificar la acción dramática, más que para aliviarla, como sí podría ocurrir si se tratara de una obra de puro humor. La unidad de conflicto está planteada desde un comienzo; hay un cuestionamiento permanente del ser, en efecto, la obra empieza y termina con la conjugación de este verbo, con la noticia de la agonía de la reina y concluye con su muerte; con el “no ser”. Hay una intriga menor que servirá para desarrollar un tópico importante; el amor que es sólo reconocido en tanto recíproco, en el momento de la muerte. Los personajes son en su mayoría personajes planos, con la excepción de la caracterización de Sebastián de Morra, quien justamente será el protagonista de la intriga secundaria. Otro personaje que escapa a esta caracterización como personaje plano es la reina quien no participa de las acciones externas; pero su rol es relevante por su presencia en la vida interior de los demás personajes. La reina, es en realidad un personaje simbólico al cual se refieren todos; el cuestionamiento existencial precisamente surgirá a raíz de la noticia de su inminente muerte. El estilo de la obra es de corte expresionista en tanto el tema eje de la obra plantea un problema existencial de alcance universal. I.a. Características de la atmósfera El teatro poético de Juan Ríos se inscribe en la corriente filosófica existencialista. Su obra dramática es el ropaje de su pensamiento filosófico como seguidor de la escuela de Albert Camus (1913-1960), Martin Heidegger (1889-1976) y Jean Paul Sartre (1905-1980). La atmósfera de la obra resalta los tópicos que motivarán una reflexión existencial: la soledad, la muerte, la angustia, la vida como una comedia, el sueño, etc. La atmósfera sortea el elemento lúdico con su expresión más opuesta: la melancolía; atributo de los reyes. Los bufones es una obra que podemos clasificar de atmosférica y donde lo que importa es comunicar cómo cada personaje se cuestiona existencialmente y se angustia frente a la muerte que pulula amenazante por todos los rincones del reino. No hay cambios escenográficos en Los bufones, ya que lo primordial en el tipo de teatro poético y de corte existencialista de Juan Ríos es la transmisión de un mensaje, en este caso se trata de uno filosófico que Ríos comunica empleando un lenguaje saturado de fino lirismo. El primer clímax de la obra ocurre cuando los bufones se enteran de que la reina está agonizando, y toman a la chacota la noticia; pero después actúan de acuerdo a la gravedad de la circunstancia. El segundo clímax sucede cuando los bufones hacen mofa del rey y éste quiere abdicar, pero no hay nadie que acepte la corona. El tercer clímax de la obra coincide con el desenlace; se resuelve la intriga al saber que la reina en sus últimos momentos recordó a don Sebastián de Morra quien la amaba ardiente pero silenciosamente. Cada uno de los clímax desencadenará una serie de reflexiones que se analizarán luego. La sombra de la muerte surca toda la obra y tiñe la atmósfera de un tono sombrío, que se asemeja a la tragedia. Veamos el siguiente parlamento de Felipe IV, el rey: Yo era feliz, yo reinaba, yo era joven, yo era fuerte, sin comprender que la muerte en la dicha se emboscaba... (pp. 368-369). I.b. Personajes que intervienen El primo. Es un bufón que oficia de profesor, la precisión caracteriza sus intervenciones, su ironía es más sutil que la de otros. Es enano como los demás bufones. El Niño de Vallescas. Es un bufón más joven, personaje secundario. Don Sebastián de Morra. Es otro bufón que desempeña un rol importante. Su agresividad hacia el rey es producto de su amor prohibido hacia la reina, y a la desesperación que la inminente muerte de ésta ocasiona en él. Es un poco el bufón líder porque la agonía de la reina, en torno a la cual gira toda la obra, le concierne de manera particular y profunda. El rey Felipe IV. Es casi una sombra, un personaje sombrío que no expresa sentimientos ni alegrías. Su carácter lúgubre ha contagiado a la reina, antes dichosa o por lo menos alegre. A partir de la certeza de la muerte próxima de su esposa, el rey cuestiona su propio ser. La muerte le hace ver la vida con todas sus aristas. Barbarroja, don Juan de Austria, el Bobo de Coria. Son otros personajes secundarios, también bufones que sirven de catalizadores de la acción dramática. Cortesano 1 y Cortesano 2. Tienen un rol episódico; son simples mensajeros, y por tanto son personajes-eco. El Gran Inquisidor. Personaje simbólico, representa la religión católica, el deber, la conciencia crítica del rey en tanto rey. La Reina. Como he mencionado, es un personaje central que sin embargo no tiene a su cargo ningún parlamento. Está, como diría Heidegger: “presente a la manera de la ausencia”. La obra empieza con su agonía y termina con su muerte. La noticia de su muerte próxima conmociona el universo existencial de los demás personajes, desestabiliza el poder y finalmente otorga sentido a la vida. I.c. Tópicos de la obra Los tópicos más importantes de la obra son: El tópico existencial donde encontramos la primera oposición: ser versus estar, o lo que sería lo mismo: vivir versus existir. Veamos lo que dice violentamente don Sebastián de Morra: ¡Nadie “es”! ¡Todos “están”, bufón solemne, ridículo, maldito! (p. 335). Tópico del odio. Don Sebastián de Morra, armado de furia y con el corazón destrozado por la impotencia frente a la inminente muerte de su amada, dice: ¡Odio a todos! ¡A todos! ¡A los felices y a los tristes! ¡A los hermosos y a los feos! ¡A los normales y a los fenómenos! ¡Odio a todos! ¡A todos! ¡A todos! (pp. 335-336). Se da la oposición de los contrarios: odio/amor; odio en tanto amor frustrado. No hay aceptación del propio ser, de la propia identidad. Don Sebastián odia el mundo porque se odia a sí mismo; porque ama mucho y no es correspondido. Tópico de la soledad. La soledad aparece como causa de la muerte: “Muere de soledad”, como don Sebastián mismo afirma. La soledad en la obra es antesala de una melancolía profunda y ésta desemboca inevitablemente en la muerte. Tópico de la tristeza. La tristeza en esta obra será patrimonio de los que desempeñan un rol fundamental en la vida; los reyes. La melancolía aparece como “una comarca agreste en medio del inmenso territorio de la tristeza”. Y es la tristeza la que causa la muerte porque funciona como un cáncer que va consumiendo al ser humano, acercándolo al mundo inanimado de las sombras; a la total oscuridad de donde no se regresa. Tópico de la risa. La risa es un elemento disolvente de tensiones. Los bufones pueden curar la melancolía de la reina porque sus deformidades y sus piruetas causan risa, una risa malévola; pero risa al fin. La comicidad aparecerá ligada al elemento vital. Los bufones no están dispuestos a cambiar su destino por el del rey porque, aun en su pequeñez literal y figurada, tienen el control de su vida. Tópico del poder. El poder es objeto de burla en la persona de Felipe IV, rey de España. Veamos las palabras de “El Primo” en respuesta a la propuesta de Felipe IV para que se ciñera la corona en su lugar: Yo prefiero ser quien soy, un bufón triste, un enano, un hombre que llora a solas y sonríe acompañado, a ser una regia sombra como don Felipe IV que ni ríe ante su corte ni solloza solitario... (p. 362). Tópico de la finitud. Se desprecia la caducidad, lo relativo a aquello que nace con su sentencia de muerte. La finitud no tiene valor, antes bien, le resta valor a la existencia. Juan Ríos coincide con Unamuno en el sentido de que la tragedia humana es tener que morir y saberlo, y combinando las alusiones metafísicas con un lenguaje lírico Ríos le hace decir a su personaje-sombra: “¡Mi sed no se sacia con la corriente que fluye hacia la Nada! ¿Eternidad, dice mi sed? ¡Eternidad! ¡Y no minutos sin mañana, felicidad que sabe a ausencia!” (p. 354), dice Felipe IV, en respuesta al Cortesano 2 y al Gran Inquisidor que lo instan a la resignación cristiana. Tópico del amor. El amor es visto como un sentimiento sin futuro, sin esperanza de ser correspondido. La contraparte del amor, el lado oscuro, es el odio. Sólo en los últimos momentos de su vida, la reina le hará un homenaje a don Sebastián de Morra, un homenaje digno de formar parte del ámbito de la justicia poética al expirar de melancolía con su nombre en los labios. Tópico del sueño. La realidad es confundida con el mundo onírico. Y don Sebastián de Morra nos dice convencido: ¡Estás soñando, Felipe! ¡Estás soñando! ¡No es cierto nada de esto! ¡No es cierto, te digo! ¡No es cierto que se burlen de ti tus bufones preferidos! ¡No es cierto que la reina esté muriendo! [...] ¡Ha durado bastante, ha durado demasiado la grotesca pesadilla! [...]” (pp. 358-359). Y luego le responde a Felipe IV aseverándole: ¡Un desvarío tuyo que sueñas ser el rey! ¡Una alucinación de alguien que nos está soñando a todos! ¡Una pesadilla de Dios, que se olvida de sí mismo al soñar con quien nos sueña! ¡Un sueño de la muerte en el lecho de la Nada! (p. 359). El tópico de la vida como un sueño nos trae a la memoria el relato de Jorge Luis Borges, “Las ruinas circulares”, y también el drama metafísico de Calderón de la Barca, La vida es sueño. Tópico de la vida = comedia. La vida es vista como una comedia donde los únicos que asumen la comedia son los bufones por ser los únicos que poseen conciencia de sus actos. Los bufones no canjean su ser marginal por “una regia sombra”. Los que detentan el poder se toman en serio la existencia; por tanto están engañados, no saben que se trata de una sórdida comedia o de una tragicomedia. Tópico de la muerte. La muerte es, en esta obra de corte filosófico, la única posibilidad de acercarse a la autenticidad. La muerte se yergue como la única certeza del hombre. “El hombre es un ser para la muerte” (Heidegger). El hombre está orientado hacia la finitud, aunque su ser reclame trascendencia, eternidad, algo que sea absoluto, que no esté sujeto a los avatares mundanos, a la cotidianidad. La muerte en la obra funciona además como elemento dramático y su función dramática consiste en configurar los conflictos existenciales de todos los personajes. Con la posibilidad de la muerte, se cuestiona la vida, se socavan los elementos de seguridad humana. La vida vale mucho menos cuantitativamente hablando si se sabe que la muerte puede aparecer en cualquier momento; pero cualitativamente vale más por esta misma razón. La muerte surgirá en Los bufones como el elemento desestabilizador del sistema social y, en la obra de Ríos, la monarquía es el sistema de gobierno que rige; es decir que se trata de un sistema claramente vertical. Pero la muerte colocará a todos los individuos en una misma escala porque la muerte es una condición de la vida y afecta a todos por igual. Los bufones, que son casi las mascotas de los reyes, se sentirán hermanados con éstos (o tal vez vengados) cuando por todas las paredes del palacio se respira muerte, y cuando la angustia de la inminencia de esta muerte regia se afinca en sus vidas. Y cuando don Sebastián de Morra se entera de las últimas palabras de la reina dice: ¡Qué pura es la agonía cuando el alma queda sola, cuando el alma mira el alma, y la fealdad, la humillación, el mismo horror se olvidan! ¡Bendita sea la muerte porque iguala al bufón con el monarca, porque de todos los que sueñan hace hombres! ¡Sólo hombres! (p. 375). II. En torno a la interpretación de la obra Los bufones es una comedia dramática, o una tragicomedia. Es decir, un drama con ribetes cómicos, más bien irónicos; es decir, una alegría triste. En el contexto de la obra la ironía consiste en reírse de la propia muerte. El objetivo del autor ha sido el de presentar su planteamiento filosófico que responde a los postulados de la corriente existencialista. Para Juan Ríos, lo más importante, probablemente, haya sido revelar todo el problema de la ontología fundamental; la pregunta metafísica, la pregunta que interroga sobre el sentido del ser. Para lograr su objetivo el autor se ha servido de una atmósfera más bien lúgubre, acorde con el conflicto de la obra, la muerte de la reina. A partir de la muerte, no como hecho consumado sino como única certeza de un futuro próximo, Ríos ha sacado a la luz el problema existencial. El lenguaje utilizado ha sido lírico, tremendista a veces, y ha mantenido siempre la densidad filosófica que le corresponde. Los bufones, título de la obra, coincide con el tema desarrollado, la vida como una comedia. Son los bufones de la corte de España los que empiezan y cierran la obra, y lo hacen conjugando el verbo ser. Los bufones son el correlato de realidad del rey que sólo tiene una existencia simbólica, el rey simboliza el poder. Los bufones son los cómicos de la corte, los que tienen la función, la única función de hacer reír a los reyes. Los bufones son los payasos particulares de los reyes y son también los únicos que tienen verdadera conciencia de la naturaleza de la vida en tanto comedia. Se puede afirmar que en el trasfondo de todo el drama Los bufones está la muerte. Sabemos que la problemática del ser es constitutiva del hombre y cada ser humano que pregunta está en juego en su propia pregunta, porque cada uno es para sí mismo su propio problema y su entelequia privada. El ser humano no es algo que pueda entenderse desde un simple predicado porque la esencia del ser es existencia, y existir es “ser en el mundo”. Este “ser en” encubre los nexos propiamente existenciarios. Es importante señalar que la facticidad es también inherente al ser y esto se ejemplifica con el miedo de encontrarse en el mundo, y este miedo es característico del ser humano; miedo al futuro, a lo que va a venir, a lo ignoto. Existir es interpretar y nadie está nunca en una posición noética superior como para ver el mundo con absoluta claridad. El hombre como existencia no es sujeto ni esencia estrictamente porque el mundo es para el hombre un juego de posibilidades. El hombre se va haciendo en el tablero del mundo que es su espacio de acción. La existencia es básicamente posibilidad; el ser es posibilidad. Existir es ser posible. Los seres humanos nos encontramos de pronto en el mundo, ya que como decía Jean-Paul Sartre, hemos sido “arrojados al mundo”. Y uno se encuentra existiendo y tiene la posibilidad de ser cualquier cosa, de “hacerse”. Existir es entonces, desde esta perspectiva, diseñar un espacio de juego en el cual configurarse. Y toda existencia está dialécticamente proyectada hacia su propia muerte. Podemos decir con Heidegger que es en el habla donde se concentra la totalidad de la existencia como “ser en el mundo”, porque el hombre se manifiesta como un ente que habla. De esta manera podemos decir que el lenguaje crea un ámbito protector, porque sólo la palabra da a las cosas el ser. Sin lenguaje uno se siente desvalido, entonces aparece la necesidad de la comunicación y, en el contexto trágico de la obra, la reina se muere de melancolía y de soledad justamente por carencia de comunicación. Nos preguntamos entonces, ¿qué es lo radicalmente constitutivo del ser en el mundo? El amor y el odio son sentimientos que abren o bien cierran capas del ser humano, y el odio es otro nombre para la soledad. Don Sebastián de Morra ama a la reina y su amor se esconde en el silencio porque el suyo es un amor trasgresor. A partir de la agonía de la reina todos se cuestionan sobre la muerte y la vida y se angustian cuando la sombra de la muerte inminente rodea el palacio y socava su confianza en el mundo. Esta angustia del ser humano le dice al hombre algo, le dice sobre su Nada. El hombre se angustia cuando se le cierran los horizontes vitales, cuando se aproxima a la muerte, y se le angostan los caminos y ya no le quedan más posibilidades. Es interesante destacar aquí que las palabras angustia y angosto comparten un mismo campo semántico ya que ambas provienen del latín angustus. Podríamos decir entonces, acaso para parafrasear a Descartes: “Si me angustio es porque mis posibilidades como ‘ser en el mundo’ se van estrechando, angostando”. Uno se angustia cuando el mundo ya no es capaz de ofrecer nada. Ahora bien, la angustia aísla al hombre; pero también lo devuelve a sí mismo, a su posibilidad de “ser en el mundo” en tanto lo obliga a configurarse. La angustia es la rotura de la confianza en el mundo. La angustia se engendra a partir de la nada, pero no se puede hablar en realidad de un objeto que produzca angustia, sino que es la misma “nada” la que origina esta angustia existencial. El rey se angustia ante la inevitable muerte de su esposa, don Sebastián de Morra se angustia ante la inexorable muerte del amor de su vida. La angustia pone de manifiesto la propia nada de la existencia y es a partir de la muerte de un tercero cuando empezamos a temer por nuestra propia muerte, y este temor a la muerte y esta angustia existencial están muy bien expuestos en Los bufones. A través de la angustia que revela la “intemperie” del ser en el mundo se quiebra el imperio del ente y entonces el ser queda remitido a sí mismo. La angustia individualiza hasta el punto de aislar. La reina, antes alegre, terminó siendo “soberana de la melancolía”, “perla de la soledad en las manos de la muerte”, “infanta de la tristeza”, y así podemos concluir que la reina, Isabel de Borbón de Ríos, se murió de melancolía, soledad y angustia. Y en esta reflexión sobre la muerte podemos afirmar que la muerte opera como la última posibilidad de la vida. Estructuralmente se es siempre más allá de sí mismo, y la muerte implica salir del mundo del ser, muerte en sentido existencialista y no meramente biológico, aunque Ríos se sirve de este último sentido para resaltar aquél. La muerte es de esta manera, y tal como está formulada en Los bufones, el fenómeno central de la totalidad; es la posibilidad por excelencia, la posibilidad final, totalizadora. La muerte es la experiencia que constituye a cada cual, la que configura e individualiza al máximo. Cada uno es irremplazable para morir, tiene que estar puntual y presente a la hora de su muerte porque la muerte no es susceptible de transferencia, se puede morir por otro, pero lo que no se puede hacer es asumir la muerte de otro. La muerte es una amenaza externa, una fuerza dominante de la cotidianidad en tanto es posible a cada instante; es la posibilidad constante de la existencia. Cada instante es decisivo porque lo decisivo es instantáneo. Con la muerte uno se queda consigo mismo, y la muerte es absolutamente cierta. No se puede rebasar la muerte porque no se puede ir más allá, por eso decimos que la muerte es una posibilidad más real que lo real. Lo que define al hombre siempre es la muerte en tanto la irrupción del ser, lo que rompe al ente, la costra que lo destruye. De acuerdo a Poe, la tristeza, la melancolía especialmente, es la más alta manifestación de la belleza, y en la obra de Ríos, la melancolía vestida de angustia, y producto de la soledad, causa la muerte, pero al mismo tiempo enfrenta al ser con su auténtica esencia, con su verdad. Si la belleza se concibe como verdad habría cierta coincidencia con la afirmación de Poe. La muerte es pues el tema melancólico por excelencia porque es el fenómeno que genera la tristeza más honda, y la muerte está teñida de tragedia en tanto irreversibilidad. La tristeza tiene un núcleo genético objetivo en la irreversibilidad, por la misma configuración de la temporalidad de la existencia. Recordemos que la esencia de todo juego verdadero es que nadie puede quedarse fuera de él, de ahí la alienación del rey y la muerte de la reina; ambos ignoraban el juego de la vida, la comedia en donde todos habían de ser bufones y no debían tomarse en serio la existencia. Y Felipe IV reflexiona sobra la dialéctica de la vida y su hermana díscola, la muerte: Yo era el dueño de mi vida, yo era el demente que olvida que se agoniza al nacer. Todo mañana es ayer es pasado cuanto empieza, sólo existe la certeza de que anhelar es morir, ¿Para qué, entonces, vivir, si la alegría es tristeza? (pp. 369-370). Aunque el amor de Sebastián de Morra por la reina es un tema secundario, no deja de ser un tópico interesante que además es presentado por Ríos, en el drama que nos ocupa, de modo conmovedor y vívido. Cabe destacar que en medio del profundo dolor y desgarramiento que a Sebastián de Morra le produce la agonía y posterior muerte de la reina, su amor prohibido, el hecho de saber que ella lo recordó en sus últimos instantes de agonía, le cambia la vida de manera radical porque amengua su pena y le da sentido a su existencia. De la Morra abraza así la orilla de las ilusiones perdidas, y la esperanza de que, después de todo, la vida no sea un sueño ni una maldición, ya que parece ahora muy legítimo plantearse que ese amor prohibido que siente por la reina, la “soberana de la melancolía”, no es unilateral. Es claro que Juan Ríos ha logrado plasmar en Los bufones, de manera efectiva e incluso lírica, una visión existencialista acerca de la vida. Los bufones es una obra de trasfondo metafísico donde se observa un buen trabajo en el aspecto estructural dentro del marco del teatro poético. Ríos ha conseguido evidenciar en esta obra la angustia de los personajes frente a la muerte urgente de la reina. Esta muerte es un acontecimiento trágico que impele a los personajes a reflexionar sobre el sentido de su propia vida y de su entelequia personal. Juan Ríos ha podido asimismo, armado de lirismo, atraparnos sin piedad en su poética del desamor y la soledad. Bibliografía • CAMUS, Albert. Le Mythe de Sisyphe. Paris: Gallimard, 1942. • HEIDEGGER, Martin. Being and time. Trans. John Macquarrie & Edward Robinson. Oxford: Blackwell, 1973. • RÍOS, Juan. Teatro I. Torres Aguirre, S.A.: Lima, 1961. • SARTRE, Jean Paul. L’Existentialisme est un Humanisme. Paris: Nagel, 1970. ** María Elvira Luna Escudero Alie http://www.letralia.com/firmas/lunaescuderoaliemariaelvira.htm Investigadora peruana (Lima). Reside en Virginia (EUA). Tiene licenciaturas en filosofía, literatura, y lingüística de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCE, http://www.pucp.edu.pe), y actualmente estudia el doctorado de literatura contemporánea latinoamericana en la Universidad de Georgetown (http://www.georgetown.edu), en Washington, DC. Trabaja en el Departamento de Lenguas y Literaturas Modernas de la Universidad Howard (http://www.howard.edu) y en la Johns Hopkins University - SAIS (http://www.sais-jhu.edu). Ha publicado ensayos de literatura y cultura en revistas especializadas. Varios ensayos sobre la obra de Mario Vargas Llosa, sobre cuya obra dramática será su tesis doctoral. === El sembradío en la piedra ============================================= === (Inquisiciones generacionales después de leer a Lezama) =============== === Julio Pino Miyar ====================================================== Uno En “La pintura y la poesía en Cuba”, uno de los capítulos más representativos de su libro de ensayos La cantidad hechizada, José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976) se detuvo a investigar el más temprano origen de las imágenes estéticas, desplegando en parte su particularísima interpretación sobre las relaciones del arte con la historia, motivos que en principio parecían sustentarse sobre instancias puramente metafóricas. Sin embargo, un examen más detenido pudiera hacernos constatar el arriesgado acercamiento de las metáforas lezamianas a un orden esencial, en cuanto constitutivo de lo histórico, en este caso sometido a la indagación poética. ¿Qué nos muestra la exploración emprendida por el poeta que fue eminentemente Lezama por esos accidentados predios? Antes de intentar la ingrata tarea de fijar una respuesta, se debe precisar que el gran escritor se propuso en ese texto encontrar la brújula que lo guiara con eficacia en una navegación entre la poesía y la pintura de los primeros tiempos de nuestra aventura nacional. Para eso se remonta, en su singular investigación, a esos siglos proto-originarios, en los que ninguna forma de expresión cultural ha podido todavía constituirse, y donde no existe más que un enorme espacio de silencio. Y es justamente ahí donde sitúa su insólita indagación, afirmando que parecía como si las cosas hubieran sido arrasadas “por un fuego invisible”. Partiendo de esta certidumbre, el poeta nos abunda afirmándonos que cualquier figura, independientemente de cuál sea su ubicación, se encuentra penetrada por ese proceso indetenible, donde todo “(...) tiene que comenzar a valorarse a partir de lo que va a ser destruido...” por lo que —concluye— “únicamente la imago puede penetrar en ese mundo de lo que no se realizó...”. Frente a la voluntad de acabamiento que trae consigo el inevitable fluir de las cosas, el artista nos propone encontrar en la fortaleza del verbo y la imaginación fabulosa, no sólo un principio de resistencia que fuera capaz de revertir la nihilidad del devenir, sino que pudiese colmar esos espacios seculares plagados por la ausencia. Pero hay algo aun más intrínseco al arte, concomitante con el perpetuo afán por el descubrimiento de lo insólito que padece la poética de Lezama, quien va siempre en busca de lo infrecuente e inesperado, y de esta manera construye, hilvana con el tejido de la poesía, lo que en la primera parte del volumen citado denominará “Las eras imaginarias...”. Dichas “eras...” son concebidas mediante una intuición fundamental que permite las más extraordinarias aproximaciones culturales y termina por unificar la noción del sentido con la intencionalidad de la mirada, donde lo esencial intuido se agolpa en un primer plano. “Eras imaginarias” surgidas como respuesta a aquellos espacios históricos que nos delatan su pobreza al ser troquelados por un pensamiento previamente configurado que viene desde siglos normando la cultura, de la misma manera que al oficio secular de la interpretación y sus consabidas áreas de convencional inteligibilidad. “Eras...” que aluden, por tanto, a una recomposición del marco histórico y singularmente se nos ofrecen, no sólo como un regalo del artista, gracias al oficio más esmerado de la sensibilidad, sino como la capacidad de enunciar, desde su particular receptáculo, su propia verdad. Ya que si toda creación humana encierra su irremediable ficción, por la razón de estar hecha de “la madera de los sueños” y las utopías, su meta definitiva concluye, en ocasiones, por desbordar lo puramente imaginado, en aras de lo que sería el triunfo definitivo de la poética del hombre sobre la materia inerte. Con ese fin, el poeta se propuso indagar en esas regiones oscuras o paupérrimas de la historia, sobre las cuales nada esencial se ha dicho, o donde decir era hasta ese momento la máxima presunción del insensato. Con estas palabras pudiéramos acercarnos al “ars poética” de Lezama, más aun si tuviéramos en consideración la siguiente definición de una enciclopedia: “Poética es la ciencia nomotética cuyo objeto de estudio son las artes, y la literatura. Para Igor Stravinski, la poética es un estudio de la obra que va a realizarse, es un hacer del orden (...)”. Consecuente con esto, el creador que fue Lezama se propuso la instauración de un nuevo orden histórico primordialmente poético, fruto de una mirada tan original como abarcadora sobre el hombre y la cultura. Porque lo que estamos viendo enfrentados con estas postulaciones, aptas para un imaginario estético, es el criterio de verdad —en este caso, el criterio de verdad histórica— con las ideas lezamianas sobre el arte y la cultura. Federico Nietzsche, inserto en lo que él llamara “la Europa del nihilismo”, probablemente quiso decirnos algo similar cuando afirmó: “Tenemos el arte para no perecer por causa de la verdad”. No obstante, el filósofo alemán Martin Heidegger, nos advierte que la frase citada no debía ser reducida a una actitud restringidamente existencial frente al arte y el conocimiento; por el contrario, posee un alcance filosófico destinado a renovar la intelección de la idea de lo verdadero. Para Nietzsche, el artista se proyecta con su obra hacia una experiencia mucho más vasta de lo real, en aras de un reordenamiento total de la vida y la cultura. Cuestión que pudiera acercar las ideas estéticas, tal como fueron plasmadas en su momento por un cubano universal, con determinados ángulos de la obra intempestiva del célebre pensador del siglo XIX. Heidegger nos previene además sobre las graves insuficiencias que encierra el fijarnos al valor estrictamente representativo del arte para, desde él, ambicionar apresar “la esencia —omitida— de su verdad”. Ya que sería como reducir la creación a su mera exposición discursiva, a su simple “representar enunciativo”. Mientras lo que Lezama nos propone podría situarse al mismo nivel de las indagaciones gnoseológicas de Nietzsche y debe traducirse, como la búsqueda del vínculo, alguna vez perdido, entre la creación pura y la esencia original del mundo. Mas, ¿es esto posible, o es solamente una irremediable utopía? Cuando Lezama bosqueja, a través de su aproximación a Las crónicas de Indias, las primeras apariciones de la sensibilidad americana, lo hace para exponernos el primer paso de una larga progresión, que tuvo como finalidad la realización polivalente de una expresión y una historicidad. Pues cuando el escritor aborda ese mundo previo a toda elaboración artística, nos hace notar que esas imágenes primerísimas fueron también concomitantes con lo histórico, ya que fue en lo histórico donde alcanzaron su plena configuración como imágenes, nunca antes. Miremos por un momento lo que nos comenta el poeta en su pertinaz disquisición, orientada a recomponer los orígenes “prehistóricos” de nuestra poesía y pintura nacional, en vías de una distinta intelección de dichos orígenes. Para esa difícil empresa comienza por aceptar de la manera más realista: Entre nosotros es casi imposible configurar una tesis o un punto de vista aproximativo sobre nuestro pasado, ya de poesía, ya de pintura, porque los diversos elementos larvales aún no se han escudriñado, ni siquiera señalado su regirar protoplasmático (...). Si en nuestros siglos XVI y XVII esos elementos históricos expresivos no han alcanzado una altura dimensionable, o de simple relación, es inadecuado establecer un contrapunto histórico expresivo (...). Lo significativo de las líneas citadas reside en que no se ha separado la pulsión artística de las fuerzas engendradoras de la historia. Pero aun más, lo que parece sugerir este párrafo es que sólo a través del contrapunto sostenido entre la creación artística y la historia es que una nación puede llegar a alcanzar una expresión. Si como expresión comprendiésemos el sentido y el orden que la creación cultural —en su más amplia lectura— le pudiera ofrecer a la historia. Por tanto, llegar a palpar los residuos fosfóricos de una creación estética nacional, antes de que comenzara a establecer su presencia fundamental entre nosotros, se convierte en una tarea que lo primero que hace es acercarse al origen de una historicidad, porque es donde único pueden llegar a ser localizadas las huellas más originarias de nuestra sensibilidad. Por eso es que esa condición larvaria de la figura poética, de la imagen pictórica, aprehendida por el artista como nervio central de sus averiguaciones, se convierten en elementos del movimiento inobjetable de la historia de América, sometida al impacto giratorio del Descubrimiento y Colonización. En busca de lo prodigioso, el poeta se sumerge en una ensoñación propia de los primeros navegantes, quienes leyeron la gramática balbuciente del Nuevo Mundo, de naturaleza imprecisa y en principio inabarcable. Pues, ¿qué no es el arte en cuanto experiencia auténticamente humana, hondamente vívida, que un lentísimo proceso en el que imagen e historia se entrelazan y recíprocamente se constituyen? En concordancia con esto, Lezama se dedica a acotar las impresiones iniciales que tuviera la aventura del tropo en América. “El cronista compara las frutas descubiertas con las de allá, pero al final se cae en que no es lo mismo. Así, hablando del mamey, dice: ‘La color es como la de la peraza, leonada la corteza, pero más dura y algo espesa’ ”. Y acto seguido el poeta se pregunta: “¿Qué brújula adoptar para la navegación de poesía y pintura cubanas en siglos anteriores?”. Pudiera responderse, al perseguir con discreción sus inquisiciones: la misma que siguieron los Adelantados de Indias en la hazaña del Descubrimiento y Colonización, cuando Europa se vertió en América y se manifestó en ella mediante el testimonio del color, en los nuevos sabores aprehendidos, y en la descripción paralógica de las formas por primera vez examinadas. Vuelvo a citar: “Cuando el Almirante va recogiendo su mirada de esos combates de flores, de esas escaleras que aíslan sus blancos como aves emblemáticas, del arquero negro cerca de la blancura que jinetea Tanequilda, y las va dejando caer sobre las tierras que van surgiendo de sus ensoñaciones, se ha verificado la primera gran transposición del arte en el mundo moderno”. Porque, para el artista, lo importante no es tan sólo enumerar este proceso sin dudas histórico de Conquista y Colonización, el cual generó máximas confluencias, sino señalar lo que estas trasposiciones, a las que hemos venido asistiendo desde centurias, aportan a las construcciones propias del arte, a su tenaz metódica enderezada hacia los grandes contrastes, las graves alteraciones de sentido y la yuxtaposición de planos de diferente origen. Pero el poeta nos abunda todavía más al entregarnos uno de los resortes cardinales de su “Ars” —no es textual—: “(La imagen actúa) no sobre el tesoro que se perdió en Esmirna, sino sobre lo que se perdió en Esmirna y se encontró en Damasco”. ¿Qué es lo que se perdió allí y se recuperó acá? O, ¿a lo que apunta la línea citada es a una constante vocación de juego, donde todo debe extraviarse, sumergirse en el terrible magma de lo histórico, para que sea finalmente encontrado por el poeta y la poesía? Cuando el escritor, en otro lugar de su obra, se pregunta sobre el nombre desconocido del perro que acompañaba a Maximiliano Robespierre en sus paseos por las leves mañanas de Arras, ¿estamos ante una interrogación de igual signo? ¿No traducen estas inquietudes a ratos metafísicas, estos algoritmos aparentemente creados para la distracción del artista, una confianza plena de que todo cuanto busquemos en el ámbito secreto del arte, será alguna vez hallado, merced a ese contrapunto esencial al que asisten desde siempre imagen e historicidad? Mas, lo que nos piden preguntas como éstas no es que las respondamos, y sí que notemos la estela que han dejado inaugurada en el amplio horizonte del sentido, exponiendo su eficacia más allá de la estrecha noción del significado. Ya que los preciados dones del hombre son parte de su presencia universal, del carácter históricamente insumergible de su condición, por eso no importa que se extravíen en “Esmirna”; terminarán por recuperarse en “Damasco”. Ya que aquellas fuentes protozóicas de nuestra cultura nacional —que resultaron arrasadas “por un fuego invisible”— están destinadas a renacer en otras áreas imprevistas de la vida, o la creación estética. Si la manifiesta intencionalidad de la mirada lo que hace es resaltar lo que hasta ese momento ocupaba un discreto segundo plano, provocando con eso la aparición de lo inopinado en el concierto general de la cultura, cabe precisar que lo impensado no va a ser necesariamente lo quimérico y desconocido, ya que uno de los lugares donde lo insólito se nos puede ofrecer a los cubanos, ampliando las coordenadas de lo cotidiano, y cual el tesoro atribulado de “Esmirna”, es en la sonrisa sin nombre de los negritos de Juana Borrero; esa tela, feliz y desdichada, de fines del siglo XIX, que Lezama tuvo la osadía de parangonar con La Gioconda. Dos Ha sido en el fondo la necesidad de repensar a las generaciones artísticas surgidas en Cuba a partir de los años 80 del pasado siglo —las cuales continúan incidiendo en un lugar concreto y sensible de nuestra vida insular—, el motivo interior que me ha traído a indagar, en estas páginas, sobre ese movimiento, acaso fundamental, que propició entre nosotros el nacimiento de una nueva expresión. Ya Lezama había sondeado en las fuerzas impulsoras de lo histórico, siguiendo sus propios derroteros en las turbias aguas de las imágenes protozóicas. Sin embargo, pocos pudimos percatarnos de que el poeta siempre estuvo mucho más cerca de lo esencial que de lo imprevisto, o que lo imprevisto era sólo la cola de un cometa que irrumpía entre nosotros en aras de grandes integraciones, máximas confluencias, aunque sobre todo mediante el hallazgo de la experiencia sin parangón de lo universal en lo cubano, no por inmediato menos desconocido, o no por conocido, ajeno a lo insólito y desmesurado. Pero ya no se trataba de armar tableros imaginarios, de conjugar tortugas y lunas, dragones, relojes y bibliotecas; o simplemente volver a concebir el arte como el resultado de los acercamientos más sinestésicos e ilógicos posibles, para que volvieran a reproducir, en la larga historia de las generaciones estéticas del siglo XX, los consabidos esquemas sin importar qué nuevas variaciones les diéramos. Porque lo que verdaderamente importaba era ir más allá de la dispersión de los signos a los que la cultura nos tenía habituados para encontrar, en la historia misma, la posibilidad real de una expresión. Curiosamente es justamente esto último lo que parece exigirnos la remeza de esos años. Es en el territorio de una historicidad en específico donde una expresión puede alcanzar o no su lugar, así como llegar a cumplir o no su función impulsora, estremecedora, cultural y socialmente renovadora. Y si, como nos advierte Lezama, a toda expresión original le precede un gran espacio de silencio, éste debería ser entendido por la manifiesta incapacidad que tuvo la época anterior para formular las preguntas pertinentes, que irían, por contraposición, a constituir el nervio central de la nueva sensibilidad emergida. Y es ahí donde se encuentra la universalidad de las indagaciones del poeta, sumergido en las caliginosas regiones de las imágenes primarias. De esta manera, el papel fundador que se le asigna a la imagen, se repite en cada auténtica sensibilidad que nace, la cual, lo primero que hace notar, es que esa sensibilidad ha surgido como voluntad de desencuentro y desafío frente a un mundo que la asedia, la omite o la margina. Es decir, el discernimiento objetivo de la existencia de un espacio de ausencia previo a todo genuino advenimiento del arte, lo que pretende es exponer que esa región de vacío lo es en relación a quienes ya no encuentran suficientes respuestas bajo las alas de la cultura convencionalmente estatuida. Ya que no hay mayor legitimidad de la creación que aquella que adviene al sentirnos en la imperiosa necesidad de decir frente al espacio de vacío engendrado por las formas esclerosadas del pensamiento y el arte. Después del variado entreacto de los años 60 —los dos primeros lustros de la Revolución de 1959—, el derrotero ideológico asumido en Cuba por el arte, el pensamiento y la literatura, había forzado a todas las formas subyacentes de expresión cultural a un primado de la significación que puso en crisis al experimentalismo formal. Por lo que rescatar esa experiencia, transponiéndola del corazón de “las vanguardias artísticas” al contexto de nuestra realidad, era la obligada respuesta generacional. Entre tanto, el vínculo con el legado intelectual de Lezama provocaba el crecimiento de las espirales de la imaginación, incitando a una reflexión teórica capaz de trasponer los convencionales límites de la razón, avivando los fuegos dialógicos y las noches de vigilia intelectual. Porque lo que estaba en realidad operando era un modo mucho más libre, activo y desprejuiciado de asumir la relación con la historia nacional y el imaginario cultural, donde las hermenéuticas descodificadoras podrían llegar a tener más valor, aunque fuera de manera provisional, que la creación misma. Era el sujeto hasta ese momento omitido de la enunciación que buscaba ansiosamente reaparecer, reclamando su sitio en el escenario cultural sobre la base del primado de su sensibilidad, en abierta pugna con los preceptos convencionales del criterio estético, el pensamiento único y los conceptos previamente formatizados. Mientras que frente al abuso que hicieran las formaciones culturales precedentes, ya sea del valor puramente representativo del arte, o, en el otro extremo, de la tiranía ideológica del significado sobre la forma expresada, la nueva imaginación emergida pretendía renovar las viejas propuestas formales sobre el espacio sorprendentemente virgen de la significación. Es en realidad llamativo que haya sido en las artes plásticas cubanas de los años 80 del pasado siglo donde se manifestaran con mayor intensidad tales problemáticas. ¿Cuál fue la razón? Pudiera responderse que su explicación radica en esa región del misterio donde opera una fuerza determinada; o que sus motivos responden a circunstancias a todas luces contingentes. No obstante, es muy cierto que fue entre los pintores donde se hizo más patente la crisis del “realismo social”, su dogmática formal y conceptual, como es igualmente cierto que el imperativo cultural de “las vanguardias artísticas del siglo XX” se hacía sentir con más fuerza, al menos en la Isla, en la pintura que, por ejemplo, en el cine o en la literatura. Lo que tuvo el arte de los años 80 de irruptor nació bajo el signo aglutinador del conceptualismo estético, el cual devino, entre otras cosas, en un espacio socialmente articulado para debatir ideas, y en una actitud desenfadada hacia la realidad instrumentada a partir de la más intensiva práctica cultural. Reflexionar sobre esos lejanos y “tumultuosos” años 80, es como volver a insistir sobre ese punto irradiante en que las utopías individuales de algunos convergieron, en el que se creyó otra vez que cambiar la vida era posible, y en el que se sobrestimaron como siempre las capacidades potenciales del arte como instrumento de cambio, pero que a la larga nos condujo a ese resignado rigor que sólo muchos años de desarraigo, incomprensión y soledad podrían conceder. Diría que no pudo ser de otra manera, y que no fue estrictamente necesario haber quedado ligado a ese proyecto generacional, pues lo que hubo de fundamental en él permanece de algún modo en cada uno de nosotros. Incluso para quien apenas rozó de un modo pasajero uno de los vórtices de ese enriquecedor tránsito, ya que en la historia personal de cada verdadero artista se sigue repitiendo, asombrosamente, la aventura esencial de las generaciones. Paradójicamente, lo que puede haber en el artista de hondo significado generacional es, muchas veces, concomitante con la casi absoluta soledad existencial a la que pudo estar destinado. Tal vez porque también es rigurosamente cierto lo que dijera Octavio Paz cuando escribió que el artista de nuestro tiempo está destinado a hacer su revolución solo, y a sufrir, en consecuencia, el precio desgarrador de la felicidad. Mas, ¿estuvo en resumidas cuentas dicha generación en vías de “configurar lo obscuro”, como petición insoslayable que, como nos recuerda Lezama, le hiciera al artista, W. Goethe? O sea, esa hasta hoy imposible realización estética, que a partir de la imagen presentida y paralogada con formas anteriores, pudiera llegar a convertirse en imagen propia, haciendo para eso descender el significado de la región escatológica donde lo había relegado la pureza del lenguaje, en aras de una poética de la verdad y el mundo. Singular propuesta que lo que realmente hace es poner de relieve las motivaciones más íntimas del largo proceso existencial perseguido por una determinada sensibilidad e inteligencia para apresar su concepto, y llegar a plasmarlo de hecho en un objeto estético. Objeto que debería, sin dudas, relatar lo que es en sí el proyecto de la investigación y el arte desde la época de “las vanguardias artísticas”: la substancia ambicionada de una inveterada ensoñación; el Corpus Deseante de una irrenunciable utopía. Tres Existe un lugar de máxima sensibilidad que facilita observar de un modo privilegiado la germinación progresiva de lo histórico, lo cual parece a ratos testimoniarlo las primeras crónicas de América. Por tanto, acercarnos al proceso por el que apareció en la historia una determinada posibilidad artística nos conduce a volver a enunciar lo que el poeta supo aislar para su investigación en las crónicas de “los imagineros de Indias”: que esa posibilidad sólo puede llegar a realizarse si repite para sí el ciclo trinitario y universal del conocimiento: percibir, imaginar y producir. Si la percepción arrojó, en primera instancia, un contenido empírico-concreto, perteneciente a la específica materialidad del Nuevo Mundo, la sensibilidad y el concepto, en sus radicales universalidades, terminaron por trasladar la imagen percibida a una conjugación más amplia y problematizada; a una medida del espacio y el tiempo tangencialmente humana, desarrollada mediante el sentido que sólo puede aportar a la historia “el hecho cultural” en su acepción más integral. Porque, cuando pensamos a grandes rasgos en la historia, estamos pensando en un movimiento que, aunque asaz contradictorio, posee una unicidad cultural que ampara la lógica de su desarrollo. De este modo, el papel que juega la imagen en el proceso de constitución de lo histórico, se establece desde el interior de las estrechas relaciones que sostienen desde siempre sensibilidad y realidad, objeto y ensoñación. Tal vez pensando en la belleza como una forma suprema de ensoñación, James Joyce le hizo decir a su personaje Esteban Dédalo, en Retrato del artista adolescente: “Las más satisfactorias relaciones de lo sensible deben corresponderse con las fases indispensables de la creación estética. Si podemos encontrar éstas, habremos hallado las cualidades de la belleza universal”. Cuando “Esteban Dédalo” buscó cifrar el proceso por el cual se constituía “la belleza universal”, tuvo que comenzar desde las bases más originarias sobre las que se apoya el individuo inscrito en el horizonte objetivo que le ofrece su sensibilidad. Sin embargo, este aserto joyciano era eminentemente teológico, tomista, medieval, y terminaba por aprehender “la belleza universal” como una forma suprema de claridad intelectual nacida de un estado máximo de sensibilidad, y como una profunda intuición que no sólo había sabido captar la integridad formal de un objeto estético como la armonía de sus partes, sino que había podido además entrever su intrínseca verdad: ser una constante emanación de la naturaleza humana. La peregrina hipótesis de que nuestro mundo interior y subjetivo existe en semejanza con “el mundo ideal y verdadero”, tal como lo ha concebido, desde el griego Platón, el idealismo milenario, habita, paradójicamente, en la experiencia conceptual del artista moderno, quien se desangra entre vórtices extremos —representación o concepción— que recorren el arte desde la herencia helénica, y, atravesando la Edad Media, llegan a una Modernidad desgarrada. Este íntimo desgarramiento, sin dejar de ser eminentemente histórico, alude a un modo distinto de sensibilidad que ha transformado al antiguo espacio de la representación artística en un lugar obscuramente simbólico que proyecta en sí mismo la antigua herencia católico-medieval. Entre tanto, frente a la crisis de valores que padecen en la actualidad las sociedades cristianizadas, el artista realiza equilibrios sobre el filo de dos dimensiones sólo en apariencia contrapuestas: “sensibilidad-razón” o “sensualidad-locura”. No obstante, observa en el párrafo siguiente el pintor ruso Wassily Kandinsky, como si quisiera salvar al creador por medio de la noción de la verdad del sentido en la obra de arte, de ese supremo afán de fragmentación y desbarajuste al que parece condenarlo una zona de la Modernidad todavía a obscuras, que pretende desarticular toda experiencia histórica, enfatizando sus puntos de máxima discontinuidad y ruptura, que la convierten en hilacha donde todo discurso moral agoniza: Todos los objetos, sin reservas, creados por la naturaleza, o por el hombre, emiten un sentido. (...) Constantemente estamos en contacto con esas emanaciones psicológicas. Lo primero que hace notar la relación con aquellos objetos de la conciencia, que el artista transformará en algún momento en objetos de arte, es que cada objeto porta consigo la inscripción que ha dejado grabada en él, de modo indeleble, nuestra interioridad psicológica. Valorada desde ese ángulo, toda la naturaleza está cargada de sentido, abrumada incluso por una teleología que la recorre en su conjunto de punta a cabo. Cuando el “profeta” del conceptualismo estético, Marcel Duchamp, aseveró —no es textual—que “arte es todo aquello que el artista ha decidido que lo sea”, lo que estaba haciendo era causa común con “la intencionalidad de la mirada” que ya prescribiera el pintor ruso —también desde su lugar lo hizo Lezama— en los albores de la Modernidad artística, y bien pudiera definirse como ese estado de gracia que permite percibir el ritmo interno de cada cosa en particular; asistir al tenue efluvio que emana de nuestra psicología para impregnar a todos los seres por igual. La verdad del arte se encuentra contenida en la historia personal del artista, y su compleja realidad es una destilación de su propia condición —de la condición humana. Casi podríamos afirmar que, con el arte moderno, hemos venido asistiendo a un progresivo proceso de medievalización del pensamiento. No es por eso casual que el joven Joyce se remonte a Santo Tomás de Aquino a la hora de definir la belleza, no es tampoco casual que Kandinsky nos hable de la ley “de la necesidad interior” para referirse a la verdad del artista, opuesta a la verdad factual del mundo y defender, desde ese postulado, el arte abstracto frente a toda representación estrictamente figurativa. Mucho menos resulta contingente la glosa que sobre su propia obra pictórica hiciera también, en la Rusia de la época dorada del socialismo, Kazimir Malévich: “Las claves del Suprematismo me están llevando a descubrir cosas fuera del conocimiento. Mis nuevos cuadros no sólo pertenecen al mundo”. Pareciera que son “las verdades medievales del alma” las que comenzaron a hablar por labios del conceptualismo estético, en su muy consciente abandono del primado de la realización —la antigua maestría artesanal—, en pos del primado de la concepción —de la ideación. Pero si los teólogos medievales postulaban que el ser de las cosas era una atribución de Dios, Heidegger, un contemporáneo, nos afirma que al ser, quien lo instaura a través de la Palabra, es el poeta. De lo que se desprende que la circunstancia cardinal del hombre es ontológica, en cuanto poética. Y la Poesía sería la inevitable Morada del ser y su palabra, sin poder abandonarla a riesgo de su propia condición. No obstante, aquello que los artistas llaman el momento numínico, como ese instante privilegiado en que el hombre aprehende una imagen, para hacer desde ella verificable el misterio del nacimiento del arte, tiene su inevitable localización en un tiempo que podríamos considerar como fundamentalmente histórico. Pues este carácter de la Palabra, que se halla condicionada por la práctica y el interés específico de los hombres reunidos en sociedad, es el prerrequisito indispensable que hace factible la constitución siempre problemática de la historia. Heidegger nos abunda sobre ese contenido inmediato que encierra la poesía: La esencia de la poesía debe ser concebida por la esencia del lenguaje. Pero en segundo lugar se puso en claro que la poesía, el nombrar que instaura el ser y la esencia de las cosas, no es un decir caprichoso, sino aquel por el que se hace público todo cuanto después hablamos y tratamos en el lenguaje cotidiano. Por lo tanto, la poesía no toma el lenguaje como un material ya existente, sino que la poesía misma hace posible el lenguaje. (...) La poesía es (así) el lenguaje primitivo de un pueblo histórico. (Y ese) lenguaje primitivo es la poesía como instauración del ser. Obviamente, si la esencia del lenguaje, como explicita el antiguo catedrático de Friburgo, es privativamente sociohistórica, la esencia de la poesía, al ser la del lenguaje, alcanza en la historia su residencia natural. Luego, el orden de la poesía es consubstancial al orden y al sentido de aquélla. Lezama, por su parte, concibió el acto poético —léase la imagen— por su capacidad de penetración en el cuerpo poroso de lo histórico, como es cierto que ese contrapunteo fundamental, fue para el poeta motivo suficiente que le impidió apartarse, a la hora de atender la creación estética, de la reflexión y la inspiración histórica. Por tanto, intentemos una interrogación de mayor alcance: ¿es la poesía la que le entrega a la historia su orden constitutivo? Si la poesía, como propone Heidegger, se identifica con el lenguaje originario, patrimonio de la comunidad original, no vemos por qué no podría aplicarse a la filosofía de la historia, el desarrollo conceptual de la intuición lezamiana de la imagen. Aunque para ello habría que indagar por un específico significado que no ha sido dilucidado en el texto: ¿Qué es propiamente la imagen? Para esclarecer este concepto tendrían que ser examinadas las relaciones a las que concurren imagen y poesía. No debe ser aceptada la excusa de que la diferencia entre ambos términos ha sido retórica, o de que los dos vocablos reflejan, con sus particulares matices, iguales circunstancias, correlativas al ámbito propio de la poesía. De hecho, Heidegger fue pródigo en su insistencia en distinguir el arte poético como Arte Mayor, puesto que le confiere al lenguaje una capacidad ontológica. Entonces, si la poesía es el núcleo generador de lo histórico, y toda experiencia cultural empieza desde ella, ¿qué otra cosa sería la imagen, aparte de ser el resultado cristalizado del “pensar y el sentir” metafóricos? O sea, si comenzamos admitiendo que en la imagen reside la esencia de la expresión poética, ¿no tendríamos que aceptar también, que, evidentemente, es en la percepción inmediata donde primero se verifica su presencia antes de convertirse en instancia poética? A no ser que la percepción que nos ofrece su conocimiento objetivo fuese ya en sí una construcción metafórica... Lo que sabemos sobre el conocimiento, al menos en la extensa línea que va de Platón a Kant, es que no es posible percepción sin apercepción. O, para decirlo con Kant, porque hay una precondición subjetiva del conocimiento es que son posibles los objetos del conocimiento. Es decir, sabemos que no es posible recepción cognitiva de la imagen sin claridad intuitiva que la configure y le entregue una forma definida; “su objetiva patencia”. Por eso es que provisionalmente deberíamos acceder a que la imagen sea idea, en el mismo sentido en que podemos condescender que es tropo, figura poética, aun cuando se nos ofrezca limpia y sin ribetes en el campo abierto de la percepción. De esta manera, las relaciones a las que concurren imagen y poesía denuncian un estrecho maridaje, en el que aquélla, antes de ser tropo, se nos ofrece como la pura expresión de una poética de la realidad colocada más allá de todas las palabras. Por eso es que sabemos de un lugar primordial en el que la imagen es muda, y donde el Poeta se siente superado por una contemplación que absolutamente lo desborda. Y es que para entender a cabalidad el papel que juega la imagen en la cultura, tendríamos que reconocer su doble y aleatoria situación respecto al hombre: la encontramos localizada en el lenguaje, como la figura en la que se realiza la expresión poética, y la localizamos además en la realidad, donde aparece la radical singularidad de su percepción. Aunque de una manera tan insólita, como si percepción y concepción se entrelazaran en una unidad indisoluble: aquello que sentimos, decimos y pensamos, y lo que es en sí la realidad del mundo. Hay una frase de Blas Pascal de la que, me afirman, Lezama gustaba citar mal, y que el ocio de mis días me impide ir a consultar; yo tampoco la recuerdo bien: “Porque la verdadera naturaleza se ha perdido, todo puede ser naturaleza. Nosotros —¿corregía Lezama?— hemos decidido colocar en su lugar la imagen”. Luego, ¿valdría decir que la imagen es el mundo trasmutado por la más extrema experiencia poética? ¿La piedra filosofal, “el Opus luminoso”, destinado a restablecer el vínculo perdido entre la creación pura y la esencia original de las cosas? Mas la imagen, al negarse a definir completamente, amenaza con extender su significado más allá de los estrechos linderos que bordean la subjetiva “Morada del hombre”. Cuando Lezama se aventuró en su búsqueda, era porque habíamos llegado a un punto de la cultura en que se hallaba irremisiblemente extraviada. La imagen se encontraba oculta en los arcanos anales de un pensamiento y una visión originales; es entonces tarea exclusiva del Poeta devolverla a los hombres... Cuatro Cuando Odiseo bajó a los infiernos buscando la sombra de Tiresias, para que le revelase el camino de regreso a su patria, el héroe ignoraba que su madre estaba muerta; esa amarga conciencia le llega con la imagen pavorosa de su sombra bebiendo sangre antes de poder acercarse a su hijo. “Todavía no fuiste a Ítaca ni viste a tu esposa en tu morada”, le reprueba desde el primer instante, para finalmente instar: “Retorna lo antes posible a la luz y conserva la memoria de todas estas cosas, para que después, en tu palacio, puedas referirlas a tu consorte”. La madre no sólo le exige que regrese pronto a la luz, sino que regrese a la luz junto a su esposa. Pero le advierte esencialmente algo más: que conserve la memoria. De esta manera, Penélope se convierte en la figura nemotécnica, invocada por Anticlea, que conducirá a Odiseo fuera del averno y en camino a Ítaca. Si leemos con atención el Canto XI de La Odisea, no es Tiresias, es la madre del vencedor de Ilión quien posee la sabiduría del regreso. Odiseo, al adentrarse en los infiernos, sufrió la condición de todo viajero que se aventura en esas vastas regiones imaginarias, al verse obligado a sumergirse en las obscuras aguas de Leteo: la pérdida de la memoria, que no sólo le haría olvidar lo que allí contempló, sino que lo incapacitaría para el retorno, puesto que no podría relatar con palabras humanas semejante experiencia. La intencional invocación de Penélope lo que hace es provocar el acto de la reminiscencia, debido a que ésta nos induce a localizar, en el interior adormecido de nuestra conciencia, una imagen que pertenece al mundo, que es del todo constitutiva, precisamos, de la realidad del mundo. O sea, lo que hay en Penélope, y en Ítaca, de consubstancial al héroe, y que Anticlea no ignora, es un conocimiento que su hijo comparte con el resto de los hombres. Pues a quien está realmente invocando la madre de Odiseo en esos inciertos páramos es a Mnemosina, prefiguración mitológica de la memoria. Hija del Cielo y la Tierra —Cronos y Gea—, Mnemosina es la madre de las Nueve Musas y, con ellas, de la creación en su acepción más universal. Y esto no puede ser obra del azar, la diosa es el obligado recurso al que debe acudir todo viajero infernal si aspira a salvarse, ya que su máximo significado salvífico es el de la imaginación creativa. Existe, de esta manera, una imagen primigenia enquistada en el corazón del subconsciente, que pone en evidencia que la experiencia infernal es la experiencia por excelencia del artista, quien denuncia, en su propio desarreglo, el desarreglo del mundo, mientras intenta comunicarnos lo que sólo un conocimiento como ese pudiera expresar: alcanzar una imagen de tan sublime condición que no sólo sería el fruto de un acto supremo de la imaginación, sino que fuera completamente afín a la verdad del mundo. Existe otro raro lugar de la literatura universal donde fueron invocadas “Las Madres” como recurso de supremo misterio: el Fausto de Goethe. No sé si en esa mención lo que gravita sobre nosotros es la posibilidad intertextual de descubrir un pasaje, que del infierno ilustrado del gran poeta alemán nos condujera a las prefiguraciones infernales de Homero. Lo cierto es que Fausto exclama al invocarlas: “Las conjuro, oh Madres que imperan en lo infinito, siempre solitarias con la cabeza ceñida de imágenes de la vida”. Siempre me ha llamado sobremanera la atención que Goethe hubiera omitido la escena en que Fausto debió llegar al infierno en busca de Elena; imagen suprema de la cultura clásica —de la misma manera que Odiseo emerge de él en busca de Penélope; suprema imagen arcaica—, a pesar de que el poeta le comentara ese propósito a su discípulo y amigo más íntimo, Eckermann. Todo parece indicar que las imágenes que Goethe allí contempló, eran de tanta intensidad dramática —la noche plutónica sobre la tierra abrasada— que no le fue posible narrarlas. Y es que quizás hay un momento capital de la cultura —Homero... Dante, Goethe— en que aquello que el Poeta vio fue absolutamente superior a cuanto dijo. Porque lo desplaza. Esto tal vez explicaría el silencio de Goethe y la completa ubicuidad de Homero. La imagen, al desplazar a la palabra por su mudez esencial, nos propone un vínculo tan directo con la realidad que aquella sustitución de la naturaleza por la imagen, de la que hablaron Pascal y Lezama, ya no se nos muestra como sustitución, sino como instauración del mundo verdadero. Ese lugar de auténtico conocimiento donde confluirían, como en un manso arroyo en la alta serranía, naturaleza y verdad; palabra y vida. Pero, ¿cuál es el cometido sapiencial de este conocimiento? Quizás hacernos capaces de ser semejantes a nosotros mismos, restableciendo, ontológicamente, nuestra identidad extraviada, omitida, prohibida; ocasión que al poeta se le ofrece al verse arrojado a una desértica extensión donde no puede haber abrigo ni sosiego, y donde intentará la temeraria empresa de lograr una imagen última, un conocimiento definitivo. Sin embargo, ¿por qué nos afirma Lezama, en las primeras páginas de La cantidad hechizada, que la identidad es en la extensión como “el árbol para el rayo”, en una alocución que nos trae de vueltas al Heidegger de “el ser nace para la muerte”? Se comprenden luego, en toda su crudeza, las quejas bíblicas de Job, enfermo y ciego, ante un Dios que, negándoles a los hombres toda bienaventuranza, desencadena el horror de la causalidad más absoluta, haciendo llover sobre el desierto “donde no crece poro vegetal”. No obstante, insistamos, ¿cuál es esa región, imperativamente invocada por el poeta, donde la imagen es “una impulsión, la impulsión una penetración, la penetración una esencia..?”. Sólo en esa caliginosa región las angustiosas preguntas de Job alcanzarían respuesta: después de la lluvia crecerá el árbol, de él “se descolgará el hombre” que creará “la sobreabundancia de los alimentos...”. Es ahora Moisés contemplando arder el montecillo de zarzas, yendo al encuentro de una imagen en la que se muestra una identidad inmensurable, aunque singularmente le ofrece un camino; un camino histórico que recorrer junto a los suyos, un pobre pueblo nómada del desierto. El Sáhara es la desértica extensión por antonomasia, el espacio aún increado, el descampado en la tórrida planicie, si bien el único lugar, en su terrible vaciamiento, donde le es permitido surgir a la historia como la más extrema experiencia poética. Porque, cuando un hombre es arrojado a la inclemente soledad del desierto, lo que primero debe aprender es que, desde ese mismo instante, el desierto estará habitado, y que allí, si persiste, encontrará una imagen. Como dijo el poeta, él va allí a dejar sus inscripciones en la piedra, desde la cual será levantada, algún día, una nueva Ciudad para los seres humanos. Porque la imagen que un hombre verdadero está destinado a contemplar en el desierto, pertenece por derecho a todos los hombres. Él fue allí para eso. O es su terrible carencia, su desarraigo (des)comunal, lo que le hace allí implorarla; merecerla. De seguro la encontrará, ya que cada piedra en su fulguración última —Nietzsche—, lo es. Miremos finalmente lo que nos dice Lezama en “La pintura y la poesía en Cuba”, cuando nos trae a la memoria las sucesivas muertes decimonónicas de los poetas Julián del Casal y Juana Borrero, para insertarlos en una representación fabulosa que tiene como retablo el óleo “La siesta”, la más memorable pieza del pintor santiaguero, Guillermo Collazo: Julián del Casal entrega en la guardarropía su capuchón de naipe marcado y se dirige a la casa del pintor Collazo. Se acerca con delectación a uno de los lienzos. Sobre una alta silla de mimbre, dama con igual palidez que Rosita Aldama, sentada, nos parece, de espalda al paisaje. Voluptuosamente su mirada juega por la terraza, palmerales de jardinería cercanos al mar. En el centro un jarrón alza en triunfo un monstruosillo terrestre ansioso de caminar dentro del mar como el caracol: la piña con su cabellera de ondina tropical. Fuerza la mirada: ¿qué es lo que ve? Ya Casal está muerto, pero vuelve a mirar y entonces ve a Juana Borrero pocos días antes de su muerte... A lo que el poeta a todas luces alude, no sin fruición, es a esas relaciones capitales a las que confluyen poesía y pintura, y que se repiten de un modo sistémico en la historia. Inquietantes proximidades sobre las cuales se establecen a menudo las más fértiles experiencias del arte. Aunque en esa antigua cofradía haya todavía algo increado, como un lenguaje que no acaba de retener su configuración decisiva. Pero, ¿qué es lo que ve Casal en la tela de su amigo, el pintor? ¿Una dama que dormita junto al mar en su mansión señorial, reclinada en un sillón de mimbre sobre un amplio piso de hojas secas? ¿La última visión de nuestra burguesía histórica arrellanada en la bella tela de su sensibilidad, abrigada de la intemperie bajo la brisa ondulante del mar? Ignoro si Heidegger se detuvo alguna vez ante esa íntima condición de la expresión poética que se esfuerza por delatar nuestra más impúdica y lastimosa verdad, pero hay seres que tienen un modo tan extraordinario de entrar en la muerte, que terminan dejándonos su imagen. Pues cuando un poeta sabe que va a morir, sólo le queda ensayar su imagen como última posibilidad. ¿Qué es lo que ve mi generación dirigiendo las miradas hacia la enroscada piña y el alto palmeral, descritos por Lezama, contemplados por última vez por Casal, y pintados por Collazo? Continúa batiendo la brisa que dispersa las hojas secas de un otoño legendario, mas la vieja mansión está vacía. Entre tanto, se repiten los ciclos milenarios del conocimiento, las consabidas amistades entre poetas y pintores, como el antiguo y viril sueño de la sensibilidad americana... ¿Qué es lo que vemos? ¿Una distinta concepción de lo histórico que quisiera operar mediante una suerte de máximas integraciones? ¿La función creadora que pueden llegar a alcanzar los conceptos y que lo puramente estético no existe, puesto que la realidad socio integradora de la imagen se vehicula con gracia con la función insobornable del artista? Contemplamos la necesidad de acabar con el significado abstracto de la historia, para instalar en ella el acto plural y vivo de la existencia. Vemos a Lezama días antes de su muerte, en el umbral de su casa acariciando al tigre blanco de los grandes imagineros; recordándonos que no existen áreas de desolación que no puedan ser colmadas por la amistad, la imagen y la poesía. Porque cuando un hombre se ve arrojado por su vida a la soledad siempre inmerecida del desierto, lo único que puede hacer es acuclillarse sobre la arena, asir una piedra y rasgar en ella sus inscripciones. De aquellos lejanos años 80, hermosamente humanos, y del amigo, el poeta Ángel Escobar (1957-1997) son estos versos, que, a la manera de una notable inscripción, él dejó para todos nosotros: Mi palabra requiere tu vigilia y tu sueño / mi palabra eres tú: No te ocultes ni cejes / no transijas —busca en el fondo de ti el agua / la música— todo es prolijo y grande / pero no más que tú / Ven; besa mis labios / Vamos / esta es la alianza, y es / todo lo que buscabas. Este trabajo fue publicado previamente en la revista Destiempos, Nº 33 (http://www.destiempos.com/n33/pinomiyar.htm), noviembre-diciembre de 2011. ** Julio Pino Miyar http://www.letralia.com/firmas/pinomiyarjulio.htm Poeta, ensayista y narrador cubano (Santa Clara, 1959). Radica en Estados Unidos desde 1987. Colabora en calidad de ensayista con prensa escrita de Cuba, Estados Unidos y América Latina. Ha sido prologuista de varios libros de literatura. Escribió las palabras del catálogo del Primer Premio Internacional de Pintura de la Bienal de La Habana de 2001. En 2003 realizó en Tel Aviv una exposición conjunta de fotos bajo el rótulo “El libro de los árboles desnudas”. En 1995 fundó en Miami la revista cultural Los Conjurados. Tiene en La Habana tres libros en proceso editorial. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Días de azar (extractos) Fidel Flores *** Extraño oficio (extractos) Javier Claure Covarrubias *** Dos cuentos Sandra Becerril *** Poemas Julieta Nardone *** Tan frágil como una hormiga seca Eva Medina Moreno *** Tres poemas C. A. Campos *** Madriguera de topos Marco Minguillo *** Poemas José Gregorio González Márquez *** Marisma Vanessa Hernández *** Carnal (extractos) María Laura Pintos Noble === Días de azar (extractos) Fidel Flores ============================ Días de azar Fidel Flores Poesía Ediciones Icum Maturín, Monagas (Venezuela), 2011 ISBN: 978-980-6710-38-2 52 páginas *** Tierra sagrada Me detengo estoy en el borde Me asomo hasta sentir el final lo que ignoramos Algo llama desde el fondo nos toca nos aproxima nos desola tendidos abrazados a lo desconocido a lo transparente que se revela se hace silencio pasa se vuelve olvido tierra sagrada. *** Lugar de extraños secretos Lugar de extraños secretos donde la memoria es tierra vestida de ternura en la que transitan cuerpos malolientes sin rostros soltando sus babas abandonados a su suerte De aquí no se regresa nadie reza por nadie no hay misericordia esta tierra se traga todo. *** Boceto para enterrar un hacha Exiliado vagué por los pantanos el miedo hizo fría mi sangre Preferí el hueso a la carne dormí en asquerosos chiqueros trataba de hablar y ronco rugido era mi voz El dolor anidó en mi cuerpo heredé el fracaso y la lástima toqué a la puerta de dios y oscuros mastines presagiaron amarguras Para vivir hice del robo mi oficio del cuchillo santo protector y mano poderosa. *** Puerta cerrada No hubo tregua ni reinos que defender sólo rencor por alimento hierba seca y animales muertos Nada en que pensar ni en que ocupar la soledad Cuando tuve desconfianza no dudé un instante el filo del cuchillo fue la ternura ausente. *** Vi la niebla oscura Son cinco mis sombras Según el día vienen de perfil o me abandonan llevan mi mejor traje y un tocado de plumas del ave que guarda la memoria. *** No pienso en ningún puerto Un día de estos me quedo a la intemperie voy a cruzar esta tierra hundirme en este campo de espinas Un día de estos me volveré polvo y muerto en pena atravesaré los patios cantando conjurando la sed en los aljibes Como antes dejaré la misericordia colgando en los alambres la ropa desgarrada el cuerpo hecho jirones puñal en mano y en silencio. *** Lo que pasa Hay voces que se agotan cumplen sus promesas regresan Como pájaros atacan desde un árbol dominan tus pasos presencia filosa que sacude y acuchilla. *** Lo que queda Me doy vuelta dejo la misericordia en medio de la tumba no me vengo de nada sólo despido las almas les abro la puerta que se vayan tranquilas y me dejen en paz *** Dura la piel Nací donde el viento respira rodeado de nubes y hay un reino más allá de las sombras Aquí se vive herido de abandono a plazos dejamos la vida escrito el destino en las paredes nadie huye y las casas vari quedando vacías. *** Días de azar Por aquí sólo el calor hiriéndonos más allá de la sangre Vamos sin rostro Sin nombre No hay destino sólo el calor quemándonos Tentado por el viento desafío la gravedad echo el cuerpo al vacío. ** Fidel Flores http://www.letralia.com/firmas/floresfidel.htm Escritor venezolano (Pueblo Nuevo del Caris, Anzoátegui, 1955). Poeta, ensayista, editor y antropólogo. Ha publicado De las manos que parten y se pierden (1984), A nuestras puertas (1991), Textos de ausencia (1992), Remero del adiós (1996), Papeles del río (2005), Vestigios (2007) y Días de azar (2011). Su obra ha sido traducida al árabe, esperanto y griego. === Extraño oficio (extractos) Javier Claure Covarrubias ============= Extraño oficio Javier Claure Covarrubias Poesía Edición del autor Estocolmo, Suecia, 2010 *** Secuencia recursiva Un avión despega con muchos pasajeros, los pasajeros van volando por el cielo de Nueva York, el avión parece una nube de otro tiempo Nueva York era una ciudad con dos torres gemelas, las torres gemelas se transformaron en cero. ¿acaso el cero indica la no existencia? La no existencia puede tomar forma de una muñeca, la muñeca se orina en la cama la existencia de un árbol es la escritura de la naturaleza. La cama sirve para crear el amor el amor se compone de dos personas ¿acaso un hombre y una mujer son Adán y Eva? El hombre y la mujer hacen crecer un vientre, el vientre da lugar a una nueva vida, el hombre nace para morir La nueva vida es un ser humano, el ser humano contempla a un oso hormiguero. ¿Acaso el oso hormiguero no engulle a las moscas? Las moscas suelen pasear por los pies de ciertas personas, ciertas personas conectan cables de luz, las moscas aterrizan en una sopa de lentejas Los cables de luz están cargados de alta tensión la alta tensión afecta a una manzana podrida ¿acaso la manzana podrida no genera gusanos? Los gusanos comen el cadáver, el cadáver está echado en las tablas, los gusanos tienen ojos de espejo biselado. Las tablas se pierden en la oscuridad, la oscuridad es devorada por el tiempo El tiempo traga al avión, a los pasajeros, a Nueva York, a las torres gemelas, al cero y a lo no existente El tiempo traga a la muñeca, a la cama, al amor, al hombre, a la mujer y al vientre El tiempo traga a la nueva vida, al ser humano, al oso hormiguero, a las moscas, a ciertas personas y a los cables de luz El tiempo traga la alta tensión, a la manzana podrida, a los gusanos, al cadáver, a las tablas, a la oscuridad y al mismo tiempo. *** La poesía La poesía no es materia bruta la poesía es petróleo ardiendo en tu ventana la poesía no es un coágulo de sangre en la cafetera la poesía es un lienzo infinito de corales la poesía no es una mortaja riéndose del desgraciado la poesía es un coche rojo militando por las calles la poesía no es una pelota congelada en la carretera la poesía es mi hija andando con sus ojitos de sol la poesía no es una máquina de calcular la poesía es una integral entre el otoño y el verano la poesía no es una flor desencajada en el espacio la poesía es un tablero que pone en jaque a los corazones. *** Clandestinidad Escribo desde la clandestinidad equipado de fusiles, turbinas y motores porque a menudo me echan la culpa de haber acuchillado al círculo del mar y a los últimos contornos de tu sombra; me acusan además de haber embrujado a dos mujeres que posaron sus labios en los míos. En esas ocasiones que la vida me sedujo con su guadaña junté la miseria, el hambre, el dolor, la soledad, a mis espaldas cargué con mi destino y en mi jardín de refugio sentí el olor de las paredes después de la tempestad; saqué las espinas al tallo de una rosa ausente, enterré las mentiras una por una bajo un cántaro y la intriga cayó de bruces sobre un abedul Pasó el tiempo del aire, llegó una campana verde, se supo de la soberbia contra el intelecto y sin hacer ruido un ancho camino trazó el calendario y hojarascas de vidrio molido cortaron el alba en mil pedazos Hoy día aunque se corra el riesgo de anunciar un delirio, aunque mi cuerpo se aleje de mis pulmones, nacerá una isla deliberadamente inclinada para las madres que aman su placenta para sembrar cereales y no ausencias y nadie podrá maldecir el armonioso flamear de las banderas del mundo. *** Negra blanca Una mujer negra pasea por el boulevard entra a una tienda, se maquilla y sale blanca. Una mujer blanca pasea por el boulevard entra a la misma tienda y sale negra. La negra lleva una cartera la blanca una sombrilla. la primera se mide ropa interior y su pierna se queda en el sofá la segunda compra un chocolate y su brazo se queda en el mostrador Ambas se miran, no se hablan, pero se sonríen; cada cual se desvía por su camino, la negra de anchas caderas descansa en un banco la blanca observa una vitrina La pierna y el brazo se juntan formando un cuadro blanco-negro, la pierna obstruye el tráfico, el brazo con amabilidad saluda; la negra quiere su pierna, la blanca su brazo; las dos conversan con sus respectivos novios sin cartera y sin sombrilla que les moleste. *** Retama, pan y agua Yo soy la retama, me acaricia el viento sin tocarme; mis labios son amarillos; en mi terreno juego con insectos y puedo dar salud, suerte y protección A la una en punto de la tarde, me riegan con algún líquido bendito, así mi tallo ejerce la bondad de lo divino, por eso me prenden como medalla tras un portón, sin que vea el gato ni el ratón Yo soy el agua siempre la misma, siempre diferente del cielo caigo a las extensas praderas, y se alegran el maíz, el arroz y la cebada; soy esa fuente de larga cabellera, el mar bravío es la palma de mi mano y a mis orillas nace hierba buena A menudo me torturan en un cubo, me ponen presión alta, me venden como mercancía, y me enojo desde los barcos; me alejo, entonces, con la espuma en el lomo y a nadie regalo mis vertientes Soy el pan fresco me amasan con levadura de pobres, azafrán de cien colores; de nada me quejo, no tengo emblemas de grado, soy la humilde señora de sombrero dorado en las bandejas Soy la madre de grandes poblaciones, el pedestal que sostiene a la médula espinal; yo, sí soy esa eterna oración, ese misterio no pensado, ese canto que va de boca en boca He venido al mundo de muchas formas; las migajas de mi cuerpo son para las aves el perfil de mi cintura que no tiene frecuencia modulada; hago alianza con los niños, la pasión y la armonía y vuelvo a renacer para ser pan fresco en las bandejas. ** Javier Claure Covarrubias http://www.letralia.com/firmas/claurecovarrubiasjavier.htm Escritor boliviano (Oruro). Es miembro del PEN Internacional (http://www.pen-international.org), de la Unión Nacional de Poetas y Escritores (Unpe), filial Oruro, y de la Sociedad de Escritores Suecos (http://www.slff.se). Ejerce el periodismo cultural. Poemas y artículos suyos han sido publicados en medios de Suecia y Bolivia, así como en diferentes sitios de Internet. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991). Ha estudiado informática en la Escuela Real de Tecnología (Kungliga Tekniska Högskolan, http://www.kth.se) y en la Universidad de Uppsala (http://www.uu.se), y matemáticas en la Universidad de Estocolmo (http://www.su.se), casa de estudios donde además obtuvo una maestría en pedagogía. Formó parte de la redacción de las revistas literarias Contraluz y Noche Literaria. Poemas suyos han sido incluidos en las antologías El libro de todos (1999), La poesía en Oruro (2005), Poesía boliviana en Suecia (2005) y Antología comentada de la poesía boliviana (2010). Forma parte del Diccionario de autores orureños (2007). Ha publicado Preámbulos y ausencias (2004), Con el fuego en la palabra (2006) y Extraño oficio (2010). === Dos cuentos Sandra Becerril ====================================== *** El escritor Mientras escribo, las letras en la computadora bailan frente a mis ojos. Y es que ya son las cuatro de la mañana y no logro articular una sola frase buena. Mi mayor sueño es que me lean (las personas, no las letras) pero, ¿cómo diablos lograré mi fantasía si no me sale nada? Lo pienso y lo pienso y lo vuelvo a pensar. Bien. Respiro armoniosamente, con ritmo, me siento con la espalda derecha frente a la pantalla. Dejo que mis dedos se deslicen sobre el teclado como el cuerpo de la mujer amada. De la mujer deseada. De la mujer que se me antoja. De la vecina. No, no. Concentración ante todo... y disciplina. Sí, disciplina, muy necesaria. La pared está cuarteada, no me había fijado y el color es muy chillón y llamativo, es hora de cambiarlo. El texto. A ver, pensemos todos juntos (dedos, corazón y mente). ¿Qué se nos ocurre? ¡Claro! ¿Cómo fui tan tonto? ¡Una historia de amor! Las letritas en la pantalla tipo Times New Roman tamaño doce forman hileras, bailan de nuevo y se carcajean de mí. Malditas. Las odio. Cambio el tipo de letra. Esto está mejor. Hace frío, creo que iré por una chamarra. ¿La negra? Sí, esa está bien. Estos zapatos son incómodos. ¿Quién se pone zapatos para escribir? ¡Bueno! Los grandes escritores tienen sus mañas. Y yo seré un gran escritor. Mi nombre se encenderá en las grandes librerías y cuando saque algún título nuevo, la gente se arremolinará frente a mí para pedir mi autógrafo. La imbécil de mi ex esposa estará entre mis fans. La veo pidiendo perdón por no haber creído en mí, y yo por supuesto que no le autografiaré su libro. O tal vez sí. Claro, el típico “cachetada con guante blanco”. A escribir. Me está venciendo el sueño. Las letras frente a mí formaron una comunidad. Ahora tienen líderes que saltan más allá de la hoja de Word y me pican la frente como pulgas. La tinta me mancha la cara. Se mete a mis ojos, no puedo ver, la pantalla frente a mí cada vez es más oscura. Las letras se meten a mi nariz, no respiro. Me caigo de la silla. Están en mi boca, en mi garganta, en mis pulmones... Las letras se duermen en mi cuerpo y dejan de soñarme... *** Entras a otra librería Entras a otra librería. ¿Cuánto tiempo tienes buscando ese ejemplar? ¿Meses? No pierdes la esperanza. Quizá en esta sí... y no. Sales decepcionado. Ya no te interesa ver más libros, que te ofrezcan algunos “parecidos”. Esos vendedores no saben nada, te desesperan, te dan ganas de agitarlos por los hombros y gritar en su cara que ese no es el libro que estás buscando. Te duele la cabeza. Desde que lo viste en manos de otro amigo —quien, por cierto, nunca quiso prestártelo— te obsesionaste con él. Dejaste de lado el montón que tenías que leer para la universidad, o las novelas que te compraste hace tiempo y que son las únicas que aguardan tu llegada por las noches, como mujeres fieles. No, ya las olvidaste. Hace frío, te ajustas la raquítica chamarra a tu cuerpo. Me voy a enfermar, piensas. Comienza a llover, corres, luego, ya empapado, caminas despacio. Cruzas la avenida, te fijas en los restaurantes, las tiendas, casas... hasta que en medio de dos construcciones viejas resalta una pequeña puerta de madera con un letrero igual de pequeño sobre ella. Jamás habías visto esa librería, pero sabes que eres un distraído, fácilmente pudiste pasar muchas veces por ahí y no fijarte. Cruzas de nuevo, empujas la puerta y abre. Lo primero que vez es un pasillo azul iluminado, repleto de fotografías sepia en las paredes. Las miras, no sabes por qué, pero las saboreas familiares. Llegas a una estancia cuadrada, con las paredes vacías y un libro único sobre una mesa justo en medio de la nada. Qué fiasco, dices en voz alta. Por curiosidad te acercas, tus ojos casi se salen de sus órbitas, lo levantas con miedo, con amor, deseo. Es el libro que estabas buscando, empaquetado con un plástico suave, y un precio ridículo en la cuarta de forros. No lo notas, pero las paredes comienzan a encerrarte. Es tan barato, que incluso te alcanzará para ir a tomar un café en alguno de esos lugares que pasaste, mirar la lluvia, abrir ese libro, comenzarlo a leer mientras miras de reojo, con un poco de lástima, a aquellos mortales que caminan abandonados por la calle, que jamás tendrán lo que desean. En cambio tú, tendrás todo en tus manos. Sí, no lo piensas, lo tomas y buscas alguna otra puerta que te lleve a la caja para pagar, algún empleado, nada. Regresas al pasillo ante el lamento de las paredes y, justo en la entrada, hallas a esta niña que cuando habla, tiene la voz de adulto. Preguntas por el dueño, por algún empleado, por... ¿Lo va a pagar o no? Pregunta mascando chicle y encendiendo un puro. Sí, claro. Le das el dinero y sales. El aire que juega en tu rostro es intoxicante, como si allá adentro hubiera sido más puro. Caminas dos pasos y te detienes, quizá tengan otro librero que no viste, quizá encuentres ese otro que prestaste y jamás te devolvieron. Regresas, la puerta está atascada, la empujas y entras. Una vez más el pasillo, la estancia cuadrada, la mesa y tu libro. Sí, es el que necesitabas. Miras a todos lados, ¿será una broma? El precio es igual de bajo que el anterior. Sonríes y mantienes esa sonrisa pintada en tu rostro cuando le vuelves a pagar a la niña, mientras sales y cuando degustas ese delicioso café caliente, con tus dos ejemplares en la mesa, sentados frente a ti. Te dan ganas de conversar con ellos. Supones que los demás te verán extraño, así que no lo haces, pero cuando te llevan la segunda taza de café, ya murmuras que los amas. No sabes por cuál empezar, los hojeas, estás tentado a leer el final del primero. No puedes dejar de pensar en aquella tienda. Miras el reloj, ¡qué tarde se ha hecho! Corres a la facultad. Mañana hay examen, además no has terminado el trabajo de historia y... Son las cuatro de la mañana, continúas frente a la pantalla de este monitor que te da vergüenza por viejo. No has escrito nada bueno, desde el primer renglón, es una basura. La librería, ¿quién será el dueño? No, tienes que acabar esto. Lo relees, sí, tu texto es asqueroso. ¿Abrirán en la madrugada? Qué hambre hace, sed, frío, sueño. ¿Cómo le harán para conseguir estos libros? Entras a la red, buscas si existe algún registro de aquel lugar y nada. Te desesperas. Sientes frío en los pies y claramente la lengua de alguien lamiendo tus plantas. La humedad de una lengua recorre tus dedos. Saltas, miras debajo del sillón, detrás, en la cocina. Estás solo. Cinco de la mañana, en tres horas verás cómo te reprueban, y si ya no pasaste, ¿para qué seguir con esto? Apagas la computadora. Tratas de dormir. Los libros que compraste reposan junto a ti. Suspiras. Te sientes asfixiado. Un sonido te despierta. Moscos. Te cubres con las cobijas hasta la cabeza, pero el calor y el interminable zumbido te hacen levantarse de un salto y, temblando entre dormido y despierto, prendes la luz. Un estremecimiento te recorre desde los pies cuando ves el foco: decenas de insectos volando alrededor, moscos, mariposas negras y palomillas, todas en un ansioso batir de alas, estrellándose en la pared, contra tu pijama, escondiéndose entre tus libros viejos, debajo de la cama, precipitándose hacia la ventana cerrada. Con una ansiedad que no habías conocido antes te cubres el rostro, abres la ventana y comienzas a matar insectos con un zapato. Uno tras otro caen, se embarran en el techo, en las sábanas, se derrumbaron sobre tu cara. Al final, toda tu habitación quedó tapizada. Todavía con la mano temblando, te colocas la misma ropa que habías usado en el día y sales retrocediendo. Cuando respiras el aire fresco, comienzas a temblar de nuevo. Hubieras bajado tus cigarros. Maldito frío. Tienes que regresar. En el camino te topas con un policía en bicicleta haciendo sonar su silbato como si con eso los ladrones se asustaran, una tienda 24 horas abierta con olor a cerveza en la banqueta, algunos autos perdidos con las luces que parpadean teniendo sueño. Ahí está. Te muerdes los labios, te daría pena tocar y que nadie abra, o peor aun, despertar al que viva en el piso superior. La puerta está abierta, deja ver las fotografías. La madera cruje cuando la pisas, la humedad hace de las suyas con la casa vieja. Te da lástima. La habitación azul está vacía, no hay nada sobre la mesa. Te decepcionas. Sales, no hay cajera en la entrada. Si alguien escribiera un libro sobre mí, mi personaje sería un perdedor, piensas. Comienzas a imaginar la historia en tu cabeza. Le cambiarías muchas cosas a la realidad. Te sientes perdido, regresar, ¿para qué?, decides esperar a la empleada sentada en la acera, hasta que te diga de dónde importaron aquellos ejemplares. De repente, recuerdas que tu hermano vendrá de visita. Qué flojera. Entretenerlo con algo, ¿pero qué? Evocas los libros infantiles con los que tu padre los distraía. Quizá si reconsiguieras algo así, divertido, largo, para que te deje en paz la semana. Con dibujos. ¿Cuántos años le llevas de diferencia? No importa porque los años son efímeros cuando lo escuchas hablar más adulto que tú, ves el rostro de orgullo de tu padre, la sonrisa de tu madre que esconde un “ojalá fueras como tu hermano de siete años, pero mira la edad que tienes y sigues pensando en...”. Casi sientes la mirada de tu hermanito sobre ti, con esa mezcla de orgullo y lástima mientras masca su chicle de la forma más madura que puede. Crees desear un libro infantil. Tal vez si pruebas entrar de nuevo, no pierdes nada... Lo que más deseas en este momento es ser libro. En la habitación azul está un ejemplar sobre un pedestal. No tiene dibujos en la portada. Quizá no era lo que tú imaginabas, quizá no era lo que tú querías. Lo abres, y al hacerlo una mariposa negra en forma de polvo sale hacia tus ojos, retrocedes asustado mientras te los frotas. Maldita sea. “Entras a otra librería. ¿Cuánto tiempo tienes buscando ese ejemplar? ¿Meses? No pierdes la esperanza. Quizá en esta sí... y no. Sales decepcionado”. Sonríes. Tu historia es tan común que a cualquiera podría pasarle, hasta en cualquier libro. “Cruzas la avenida, te fijas en los restaurantes, las tiendas, casas... hasta que en medio de dos construcciones viejas resalta una pequeña puerta de madera con un letrero igual de pequeño sobre ella”. Interrumpes la lectura. Te sientes como Bastian en La historia sin fin. Cierras el libro, en la contraportada está el nombre del escritor. Tu nombre. Vaya, tengo un familiar escritor. El sol comienza a colarse por un tragaluz sobre tu cabeza. Lo vas a pagar o no. Escuchas la voz detrás de ti. No traigo dinero. No pensé que estuviera abierto. Lo vas a pagar o no. Guárdamelo y paso por él al rato. Lo vas a pagar o no. Entiende que no traigo... Entonces puedes leerlo aquí, te lo presto. La niña sale de la estancia fumando un puro. Lo hojeas. La historia es tan parecida a la tuya. No aguantas para leer el final, es tentador. La última página, te saltas las demás, al fin parece que ya te sabes el cuento. “Las puertas de la librería se cierran, él sabe que no saldrá, que será libro que otro vendrá a buscar hasta encontrar su historia. Tratas de cerrar el libro, manchas las páginas con la tinta de tus venas. Respira, respira... no puedes. Exhalas, la página se da vuelta”. ** Sandra Becerril http://www.letralia.com/firmas/becerrilsandra.htm Escritora mexicana. Egresada del Centro de Excelencia Educacional, cursó también los siguientes talleres: Fotoperiodismo (Escuela Activa de Fotografía), Módulos Literarios I y II, Teoría y práctica del cuento I y II, en la Sociedad General de Escritores de México (Sogem, http://www.sogem.org.mx). Estudió un diplomado en literatura fantástica y ciencia ficción en la Universidad del Claustro de Sor Juana (http://www.ucsj.edu.mx), fue becada por el escritor Marcial Fernández; estudió creación literaria en la Sogem y actualmente estudia Novela en la Universidad Iberoamericana (http://www.uia.mx). Ha recibido menciones honoríficas en el concurso “La Identidad de mi barrio”, organizado por la delegación Tlalpan; en el primer Encuentro Estudiantil Fotozoom; Concurso “Nuevos Talentos”, organizado por Foto Regis (2002); concurso “Juana de América” por el texto “Érase una vez...”, y concurso “Espejo Roto” de relatos de terror. Además fue seleccionada por Fujifilm México (http://www.fujifilm.com.mx) para publicación como profesional de esa casa. Textos suyos han aparecido en las revistas Luz Directa, Fotozoom, Expansión, Expresión Autónoma, Época, Líneas, Crítica, Voces de la Primera Imprenta y Universo del Búho, y en las antologías Escritores hispanoamericanos en el mundo, de editorial Bellvigraff; Antes de que las letras se conviertan en arañas, Palabras sin piel y en la colección especial para el Festival de Cine Macabro 2007, próximo a editarse. Fue corresponsal y redactora de artículos especiales para deportistas para el Diario Nacional Deportivo. Ha publicado la novela La calle de las brujas (Editorial Justine) y el libro El legado de las abejas (Colección Especial de Nutrición Deportiva). Imparte diversos cursos de redacción y creación literaria desde 2004. De estos talleres ha surgido la antología Sueños de tinta, editado por Ediciones Shamra, colección de textos de diversos alumnos. Mantiene una página personal en http://www.shamra.com.mx y una bitácora en http://sandra-becerril.blogspot.com. === Poemas Julieta Nardone =========================================== *** Con franqueza Tengo un franco a la semana; Y no me alcanza, naturalmente. Tengo un franco a la semana: una tercera parte duermo, otra fracción me aseo, me depilo; y luego me dispongo a barrer el piso a comunicarme con gente querida a considerar la ropa sucia, arrugada. Tengo un franco a la semana y caminar un par de kilómetros sin dirección ni apuro, me relaja. Tengo un franco a la semana y andando, escucho —casi por accidente— al borracho del parque Urquiza que interpela a la concurrencia de turno y confiesa el terror a la policía que nada entiende de tragos amargos. Tengo un franco a la semana y veo —no sin cierta miopía—, la mujer apoyada en la pared del hospital público que se restriega los ojos con un pañuelo de tela que hace tiempo se humedece por el hijo en sillas de ruedas que no ruedan sin ella que llora, tal como si se depilara, barriera el piso o caminara... un franco a la semana. *** Cosa de mujeres Quisiera ser camarera, bonita, silenciosa y seducir con ingenuidad al igual que Amélie Poulain. Quisiera llamarme Amélie Poulain: existir en una película parisina cándida fresca sencilla. Poder tener macetitas en la ventana, un gato prestado, un vecino anciano y protector. Y no pasar nunca los veintitrés años. Poder hornear un pastel de ciruelas, llorar con la cara enharinada (sin dejar por eso de ser bonita, ni de seducir con ingenuidad). Y saber que existe un hombre soñador con cara de tonto —aunque muy apuesto—, que vendrá por mí a este barrio latinoamericano (sin verduleros muy crueles, ni vecinos tan cordiales). Que vendrá por mí, digo, sabiendo que no soy, pero que podría ser: Amélie Poulain. *** La noche está en pañales A Bolaño, gracias. Mirás la luna como un lobo; Y devorás mis palabras hasta alcanzarle las entrañas. Sé muy pocas cosas sobre vos: que te gusta la ginebra al igual que un buen vino (según te conviden), Que no tenés padres ni cristo (o nunca hablas de esas cosas). La noche está en pañales y de un momento a otro te diré que quiero llevarte a una fiesta. Pero no, no a una de tu tribu. A una fiesta de luz prendida y música rudimentaria; donde la gente baila, transpira, y grita; y tiene razones sin necesidad de ser coherente. La noche está en pañales... Esta noche de perros de platos sucios apilados, no voy a llorar cuando pongas Dylan. Mi amor, eso ya no puede suceder. ¿Te acordás? Solías cantar como un loco: “sean los que sean los colores que tienes en tu mente te los mostraré y los verás brillar…”. Eso ya no puede suceder; nada es como antes y ahora te sentís viejo para calzar mis lágrimas a la punta de tu lengua. ** Julieta Nardone http://www.letralia.com/firmas/nardonejulieta.htm Escritora y docente argentina (María Susana, Santa Fe, 1982). Es profesora en letras, egresada de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR, http://www.unr.edu.ar). Trabajó como docente en distintas escuelas del nivel medio de la ciudad de Rosario y de pueblos del interior de la provincia de Santa Fe. Dicta clases de lingüística y de lengua y literatura en institutos y de forma particular. === Tan frágil como una hormiga seca Eva Medina Moreno =============== La puerta de la habitación se abrió. “El desayuno”, gritaron. Daniel, tumbado sobre la cama deshecha; sábanas y colcha en desorden. Se levantó con dolor de huesos y arrastró los pies hasta el comedor. Tenía el vaso de leche sobre la mesa. Una enfermera le dio las pastillas. Mientras se las tomaba, clavó los ojos en el hule azul claro. Recordó la primera vez que vio el mar; un niño frente a ese azul impenetrable. Por la noche soñaba que su cuerpo y el de sus padres chocaban contra las rocas, despedazándose. La madre se quedaba con él hasta que se volvía a dormir; regustillo a melocotón entre las sábanas. En el desayuno ella le guiñaba el ojo, como si lo ocurrido durante la noche fuera su secreto. Por la tarde, la luz era tersa, acogedora. La madre le contaba historias en el porche. El aire, con olor a mar, impregnando su piel, y el cuento del gato con botas mientras lo acariciaba. “Mi señor el Marqués de Carabás”, oía desde una distancia de treinta y cinco años. Tras el desayuno, iba a la consulta del psiquiatra. Era un hombre pequeño, serio, ordenado. Le pedía que recordase. Daniel lo miraba desde unos ojos grandes en una cara consumida. Le costaba articular palabra, como si algo en su interior se lo impidiese, una voz que le decía “no lo cuentes, si lo haces nunca saldrás de aquí”. Aquella tarde salió al jardín. Se sentó en un banco de madera y fijó la vista en el suelo. Había hojas secas, piedras de distintos colores, unas grises, otras azules. Detrás de las hojas, distinguió una hilera de hormigas. En la fila, una de ellas arrastraba una hormiga muerta. Miró hacia la izquierda y vio el cadáver de otra. Lo cogió. La hormiga estaba seca y al tocarla se deshizo como si fuera polvo. Un olor extraño se apoderó de él; era una mezcla de aguas estancadas, árboles frutales y salitre. Olor que abrió una herida que supuraba. Recordó un domingo en el parque. Los padres le animaron a que jugase con chicos de su edad. Daniel se apoyó en un árbol, detrás de los columpios, y esperó a que el tiempo pasara. Unos minutos más tarde notó un picor. Miró al suelo y vio muchas hormigas. Algunas subían por las piernas; otras estaban en los zapatos. Gritó con fuerza. Una de ellas había llegado al brazo. Tres bolas negras a punto de reventar y unas patas de hilo. Se imaginó que las aplastaba, triturando su ligero caparazón; el jugo gris bajo las suelas. No se dio cuenta de que el padre estaba allí. “Están nerviosas porque has pisado el hormiguero”, le dijo mientras le quitaba los insectos del cuerpo. “Acuérdate, ve con más cuidado, es su territorio y lo defienden”. Después, le cogió la mano y caminaron juntos. Mientras Daniel se duchaba, las hormigas se adentraron en la retina. Esas figuras negras ahora corrían por los azulejos. Brotó de nuevo aquel olor extraño. Un olor que, aunque lo aborrecía, le cautivaba. Cerró los ojos con fuerza y escuchó caer el agua. Ese ruido lo llevó a la bañera de patas de la infancia. Le gustaba llenarla hasta arriba, con agua muy caliente; después llamaba a la madre para que le enjabonara el cuerpo o le frotase la espalda, pero ella, “ya eres mayor para que te bañe, tu padre está al llegar y no tengo la cena, termina pronto”. Cuando ella se marchaba, cogía su esponja y la retorcía entre las manos hasta dejar trozos muy pequeños flotando en el agua. Aunque las horas se detuvieran, el tiempo pasaba rápido. Daniel fue al comedor y se sentó a la mesa. El blanco de la leche le repugnó. Fijó la vista en el cristal de una de las ventanas. Las esquinas de abajo tenían vaho. La imagen de una noche muy fría. Nadie probó bocado. El padre gritaba a la madre. Ella intentaba calmarlo, pero él no quería escuchar. Se levantó bruscamente y dio un portazo al marcharse. “A la taberna”, dijo la madre, “eso es, vete a la taberna”, y salió de la cocina llorando. Pasaron minutos hasta que Daniel subió las escaleras. Se quedó junto a la puerta del dormitorio de los padres, y, tras su respiración entrecortada, oyó sollozos. Vio la figura de una mujer que en ese momento se le hacía pequeña, indefensa. Un cuerpo encogido sobre la cama. Se acercó, le acarició el pelo y le dijo: “No te preocupes mamá, es un borracho”. Ella se irguió mostrando un rostro severo. “¡Hablar así de tu padre!”. Él se quedó inmóvil. Cuando salió, no sentía el peso de los zapatos. Parecía un personaje de ficción desdibujado. Entró en su cuarto y clavó los ojos en la fotografía que estaba frente al cabecero: la madre con un vestido de lino azul claro. Su estómago comenzó a girar y girar. “¿Por qué me haces esto?”, le dijo. Notó pinchazos y olor a peces muertos; como si tuviera larvas de insectos en los intestinos y segregasen un líquido ácido. Los pinchazos eran agudos, su cuerpo se retorcía formando un ovillo. “¿Por qué me tratas así?”, decía mientras se acunaba. Cuando los mordiscos de la tripa cesaron, se acercó a la ventana. Apoyó la cara en el cristal helado y sintió que su piel quemaba. “Las peleas eran cada vez más frecuentes”, se escuchó decirle al psiquiatra, “él estaba menos en casa, y mi madre empezó a beber. No quería verme, como si mis ojos la delataran”. ¿A quién llamaría?, pensó. Siempre que la madre hablaba por teléfono, sentada en el sofá del salón, él vigilaba receloso detrás de la puerta. ¡Cómo le dolía ese tono de voz tan falso, tan ingrato! Cuando salía, ella se inquietaba, ruborizándose como si la hubiera descubierto. “¡Déjame en paz! ¡Déjame!”, y esas palabras, cuñas en el cerebro. “Algunas noches iban juntos a la taberna y volvían a casa borrachos”, le dijo al psiquiatra. Él veía, desde la ventana del cuarto, cómo los padres se tambaleaban. Luego, las risas al subir las escaleras; latigazos en su piel desnuda. Al terminar la consulta fue a la habitación y cayó en la cama. El sueño lo abrazó. Ahora se encuentra en un lugar árido. Está en el suelo, boca abajo. Arrastra un cuerpo roto. Las piedras rasgan su piel, pero no siente nada. Sigue adelante. Las vértebras dibujan el camino como anillos de gusano. “No te pares”, le dice una voz débil, ahogada. Trozos de arena se incrustan entre las uñas. El polvo se mete en sus ojos; una capa fina los nubla. Sigue recto. Se adentra en unos arbustos. Avanza despacio. Los pantalones quedan enganchados en unas ramas. Tira de ellos con fuerza, pero no logra desprenderse. Impulsa el cuerpo hacia delante. “Inútil, es inútil”. Huele a sudor y sangre. Las ramas lo oprimen. “Quiero salir”, grita. Al abrir los ojos, dos enfermeras lo sujetaban. Notó un pinchazo dulce. Sala de televisión. Imágenes en la pantalla. Daniel miraba al techo. El sol se filtraba a través de la cortina. Como aquel día, pensó. Se vio tumbado en el sofá, apoyando la cabeza en las piernas de la madre. Notó la calidez de los muslos. Ella lo empujó irritada. Daniel se levantó con brusquedad. Subió las escaleras con gangrena en la boca y mordeduras en la tripa. Los insectos lo invadían. Sintió que las hormigas se apoderaban del hígado, recubriéndolo de una capa negra. Los chinches despedazaban los intestinos. Tarántulas venenosas sobre los pulmones. Le costaba respirar. Las patas de un ciempiés salían por la nariz. Supuraba los olores fétidos de la putrefacción. Llevaba tres días sin dormir. La cabeza le pesaba como si las distintas partes del cerebro fuesen de acero y no se comunicaran. Ansiaba el vacío, la nada. Las palabras “a levantarse, el desayuno” lo violentaron. No quería desayunar, pero le obligarían. Tardó en incorporarse; los músculos se aferraban a la cama, como si estuvieran atados al colchón con cuerdas transparentes. Se levantó a coger la ropa, que estaba encima de una silla, junto a la ventana. Miró tras el cristal. El jardín estaba sereno. Su vista empezó a nublarse. Se vio con catorce años en la cocina. No estaba solo. La madre, sentada en una silla, con la cabeza hacia delante, dormía. En el suelo, botellas vacías. Daniel la miraba con desprecio, con odio. Fue hacia la llave del gas, la abrió y cerró la puerta al salir. El golpe de la puerta se unió al silbido de alas de insectos. Se tapó la cabeza con los brazos, pero el ruido era cada vez más fuerte. Abejas y hormigas voladoras zumbaban en sus oídos. El crujido de alas se adentró en el tímpano hasta llegar al cerebro. Olía a pantano, melocotón y mar. Olor que hizo brotar esas olas que engullían unos cuerpos descuartizados. “No me dejes aquí, no me dejes aquí”, gritó golpeando la puerta hasta caer al suelo. “Ese olor nos separó, mamá, ese olor nos separó”. ** Eva Medina Moreno http://www.letralia.com/firmas/medinamorenoeva.htm Escritora española (Madrid, 1971). Licenciada en filología inglesa y diplomada en profesorado de Educación General Básica, por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Tiene también el título del Ciclo Superior en Inglés de la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid (http://www.eoidiomas.com), y el Certificate of Proficiency in English por la Universidad de Cambridge (http://www.cam.ac.uk). Ha realizado talleres de relato y novela. Ha asistido a seminarios y cursos de literatura, y a cursos sobre la obra de escritores como Luis Mateo Díez y Laura Restrepo, que los propios autores impartieron. Premiada en el I Certamen Literario Ciudad Galdós por su relato “Tan frágil como una hormiga seca” (Editorial Iniciativa Bilenio, 2010). Seleccionada en el V Premio Orola, en cuya antología se incluyó su relato “Mi bodega” (Ediciones Orola, 2011). === Tres poemas C. A. Campos ========================================= *** a la zaga lo preocupante es que ya no me preocupa, es que ya no me preocupe como otrora del rocío, de la nada, la palabra, del constante sinsentido que es querer encontrarle un sentido a la vida, a los libros, a las polillas o los cachivaches es que ya no me ocupe como otrora del pasado, del futuro o prurito, de la causa perdida o la manumisión es que ya no me empecine en sacarme partido, en tratar de hacer o quedar bien ante los demás, ante el ser que esperaba ser o hacer de mí a pesar de las alergias, del orden o las pruebas lo alarmante del caso es que me parezca natural el valor exorbitante o ridículo de los efectos personales, los coscorrones o cocotazos de la infancia y la fecha de caducidad, el hecho de que a la larga nos caen mal los años que se cumplen es que me parezcan normales los finales rebuscados, las preguntas que abren los ojos o buscan desentenderse, que no quieren comprometerse ni un minuto más debido a que esperaban más de las respuestas, de la mano que trabaja *** lipotimia con luz de quirófano algunas veces se me acerca, con luz de microscopio o si no con aquella que se utiliza para interrogar, para sonsacar otras casi a oscuras, con la luz decorativa, casi inofensiva de la luna, de la tele o linterna el mismo objeto ante mí, el mismo sujeto de siempre se me presenta de pascuas a ramos y a regañadientes: exigiéndome novedades o rindiéndome cuentas con escasa autarquía, escasa eudemonía se me aparece de sopetón dizque para alterarme los nervios, para que no tenga tiempo de esconder la botella, de esquivarle la mirada el muy alelado se cree o me cree una autoridad *** cabezazos con mi voz de contrabajo, de pizzicato, vuelvo sobre mis pasos, me busco con la ayuda del GPS en los sitios en donde ya no me reconozco, en donde ya no se me identifica últimamente e inútilmente, con una foto 2 x 4 pregunto a jóvenes y viejos en los lugares comunes, en los salones de vanguardia por el paradero de mi persona, de mi mascota con los nervios de punta y el jarro de café he consultado libros de segunda mano, he visitado cárceles y hospitales, todos los bares y burdeles: la verdad es que no sé en dónde me he metido y empiezo a preocuparme, nunca he sido muy hospitalario, a agrandarme para disminuirme, para abofetearme o echarme la culpa —mi especialidad, a intuir que él no quiere que le encuentre se avergüenzan las preguntas de las respuestas, la mano izquierda de la derecha, pollock, kline, rothko o el arte de las imágenes, y el desaparecido, por igual, de mi revolú, de lo que yo he hecho de mí, de su talento empiezo a hacerme el importante, el indignado o el que no le necesita: con la historia, la biografía qué más da otro antes de u otro después de ** C. A. Campos http://www.letralia.com/firmas/camposca.htm Escritor dominicano nacido en Santiago. Desde 1984 reside en Nueva York, EUA. Escribe tanto en inglés como en castellano. === Madriguera de topos Marco Minguillo ============================== El hombre, acostado sobre una dura cama y tapado con una vieja manta de alpaca, escucha el golpe de las olas y el jubiloso graznido de las gaviotas. Imagina sus vuelos y giros acrobáticos; sus arrojadas en picada, saliendo victoriosas con la ración de la mañana. Al mismo tiempo siente frío. Mucho frío. Y es que la niebla espesa, opaca, se arrastra sigilosa, se mete en la casa traspasando las paredes, cobijándose en los huesos. Un día más. ¿Cuánto ha pasado ya? ¿Qué cosa es el tiempo? Tal vez un puñado de segundos, de minutos, de horas, de días, de años, de siglos echados a los ojos. Contempla las vigas despintadas del techo, cierra los párpados y se cubre el rostro. Imágenes, voces, luces, sombras, pasos acelerados, van apareciendo de a pocos, desordenadamente, en su cabeza. El umbral entre la realidad y la ficción se difumina. Llega un instante en donde no sabe si sueña, recuerda lo soñado o lo vivido. Jaime, María, Andrés, Ana, José, Waldo y Dora llegaron puntualmente, en pequeños grupos, al punto de encuentro: una austera vivienda ubicada en el norte de Lima. Esteban, otro de los convocados, ingresó, inusualmente, con diez minutos de retraso. Para el grupo los minutos equivalían al tránsito riesgoso entre la libertad y el encierro o entre la vida y la muerte. La tardanza era fieramente criticada. “La hora es la hora, compañeros. Ni un minuto más, ni un minuto menos”. Palabras que habían escuchado en infinidad de reuniones y encuentros. Se habían cerciorado de que nadie los siguiera. Era una noche apacible. El barrio, como toda la zona, semejaba un seco bosque de esteras, paredes a medio construir y calaminas. Se acomodaron en una pieza que la dueña de casa empleaba como dormitorio, cuyo olor y penumbra daba la sensación de estar en una madriguera de topos. Iniciaron la reunión. Jaime, con una voz pausada, convincente, retransmitía los saludos del Comité Central. Su voz les hacía recordar a muchos: provincianos con seseos de quechuablantes, aves emigradas, marginalizadas en la capital. Los otros, como petrificados, escuchaban atentamente; sentados, unos en el borde de una maltrecha cama y otros en bancos de madera. Tres moscas revoloteaban un candil que reposaba sobre el cajón vacío de frutas. Esteban, quien miraba fijamente al rostro de Jaime, de pronto, por observar la luz proyectada en sombra sobre la pared sin tarrajeo, se distrajo y, por breves segundos, se perdió en sus pensamientos. “¿Cómo estará Eva? ¿Habrá retornado de la universidad? ¿Y ahora qué dirá cuando me vea llegar otra vez tarde a casa?”. Miró las caras: tres mujeres y cuatro hombres. Dos rostros conocidos. El de Jaime, quien desde el momento que se incorporó a la organización, impactado por la presencia constante de ésta en su centro de estudios, fue quien le dio la bienvenida. Con el tiempo, después de participar en diversas actividades públicas y acciones clandestinas, Esteban concluyó que Jaime era uno de los mandos en esa zona. Otro rostro conocido fue el de Dora; flaca, pequeña, de tez trigueña, estudiante de pedagogía. Él había notado su presencia en la biblioteca, en las aulas y en los corredores de la universidad. Pero a los otros no los había visto antes de esa noche. Esto podría ser debido al estilo de trabajo que caracterizaba a la organización: se laboraba en células, grupos pequeños cuyos integrantes debían conocer sólo a su mando inmediato; se empleaba el seudónimo y las relaciones humanas eran de compañeros y no de amigos. El caer en el “amiguismo” era un cáncer que podía corroer la organización y la seguridad de sus miembros. “No te demores, hijo, trata de venir pronto a casa. Eva necesita tu apoyo, esa chica está cada vez más delgada. Y ya sabes lo que el médico le recomendó: alimentarse bien, para que no complique el embarazo...”. “¿Quiénes serán los otros compañeros? ¿De dónde vendrán?”. Seguidamente de la ronda de saludos, propios de la formalidad militante, Jaime empezó a transmitir la directiva del Comité Central que se debía llevar a las diferentes bases. Profundizaba en los motivos de la reunión y del porqué era trascendente esa noche. Cuando Ana, aquella joven de ojos chispeantes y pómulos desafiantes, expresó conformidad con la directiva y disponibilidad con el plan, Esteban sintió un sudor helado que brotó de su frente. Las gotitas empezaron a bajar en hilillos por las mejillas, el cuello y se arremolinó con el calor de su pecho. Se pasó la palma por encima de las cejas, con prudencia, y se echó hacia atrás el mechón de pelos lacios. “Me faltan dos semestres para culminar la carrera”. “¿Cómo estará Eva?...”. “Sí me oriento en la zona. ¿Qué coartada emplearé?”. “¿Será hombrecito o mujercita?”. “¿A qué hora llegaré a casa?...”. Le llegó el turno a Andrés. Él parecía un poco mayor que el resto. Era alto, relativamente fornido, la barba sin afeitar le endurecía el rostro. Su aguda voz desentonaba con su contextura. En medio de las siluetas y las palabras, resaltaban sus manos gruesas, toscas, que aleteaban como palomas nocturnas en la austera habitación. ¿Quién sería Andrés? ¿De dónde vendría? ¿Tendría esposa e hijos? ¿Cómo se habría incorporado a la organización? ¿Estudiaría? ¿Trabajaría? ¿Viviría en la clandestinidad? La mirada de Andrés era profunda, certera. Tras esos ojos achinados y misteriosos se reflejaba una personalidad militante. Aquella personalidad que Esteban ansiaba adquirir, y que ahora le generaba tormentas en la vida familiar. Andrés pidió precisiones a Jaime sobre el plan, las coartadas, los caminos de salida, el punto de encuentro después de la acción. “¿Y no ha llegado su hijo, señora Maruja?”. “¿Nacerá mi bebé sano o enfermo?”. “No creo que pueda aprobar el curso de estadística social, tengo demasiadas faltas”. “Este Andrés qué bien expone sus ideas. ¿En cuántas acciones habrá participado? ¿Habrá estado en trinchera?... Se nota que es un compañero con experiencia”. Los minutos pasaban con el revolotear de las tres moscas que no se cansaban de estrellar y estrellar contra el vidrio del candil. La habitación olía a humedad, a sudor, a tierra, a cascajo. José tomó la palabra. Tenía la cara de niño huesudo y los brazos largos. Un reloj de cuarzo, de esos que se compran en la venta ambulatoria, le resaltaba de la muñeca izquierda. José, mientras manifestaba su posición con respecto al plan, depositaba la mirada en la hoja de papel que Jaime tenía entre las manos. Con el contraste de la luz se traslucía un croquis con puntos y flechas rigurosamente elaboradas. Era la condensación escrita del plan y la directiva efusiva del Comité Central. “?Hola, Esteban. ?Hola, compañero Alberto. ?Lo necesitamos urgente, urgente, compañero. ¿Usted se nos pierde, no? ?Sí, compañero, pero es que mi compañera está embarazada y tengo algunas contradicciones con mis padres. Usted comprende... ?Está bien, compañero, eso lo conversaremos después, con más calma. Ahora tenemos necesidad de su participación. ¿Puede? ?Sí, compañero. Claro que puedo... ?Bueno. Tiene que ir al lugar que usted conoce. Allí lo esperará Jaime. ?Está bien, compañero. Allí estaré”. “Por qué le dije que sí al compañero Alberto. No sé qué hacer. Por un lado tengo a Eva con un embarazo complicado y por el otro a la organización”. “¿De qué trabajaré para alimentar a nuestro crío? Mis padres me exigirán que culmine los estudios y trabaje cuanto antes. Pero la organización, la lucha, los compañeros también me necesitan...”. “Qué compañera tan simpática”. Era el turno de María. Tenía el cabello largo, lacio, negro, y unos dedos inquietos con uñas extremadamente cortas. Sus cejas gruesas le daban cierta seriedad y temperamento al rostro. Ella hablaba claro, pausado, enfatizaba cada palabra. Por la manera como esbozó los saludos y su posición frente al plan, Esteban dedujo que María era una compañera de temple y experiencia. Mientras Esteban contemplaba la cabellera de María, que caía desordenada sobre unos hombros delgados, curvosos, Waldo empezó a esbozar su ritual verbal. Ritual verbal que le hizo recordar a Esteban sus inicios en la escuela del grupo de apoyo, algunos años atrás y semanas después de haberse incorporado a la organización. Ritual verbal que se fue enriqueciendo con estudio ideológico de los clásicos del marxismo y con participación en tareas de propaganda: pintado de consignas políticas en paredes públicas, reparto de volantes, elaboración de banderolas, presencia en marchas... Waldo era morocho, de contextura menuda, llevaba gafas y tenía el cabello corto como de un aplicado estudiante secundario. Su voz se quebraba en cada oración y traía consigo un cantito y una melodía que evocaba a los habitantes del norte peruano. “?Hola, compañero Esteban, llegó puntual. ?Así es, compañero Jaime. Alberto me informó que me necesitaban, y bueno, aquí estoy. ?Qué bien, compañero. Usted se nos perdió varias semanas, pero como ya le debe haber comentado Alberto, estamos urgidos de su contribución. ?Está bien, compañero. ¿De qué se trata? ?Se tendrá que sacar una tarea importante, pero hemos tenido una baja. A un compañero del grupo de destacamento lo detuvieron en una batida y necesitamos cubrir ese puesto con una persona que tenga experiencia y conozca el lugar. No podemos suspender la tarea, es directiva del Comité Central. De inmediato pensamos en usted, ¿sabe? ?Gracias, compañero, por la confianza depositada en mí. ?¿Usted conoce la casa de Eduvigia? ?Sí, compañero. ?Bueno, allí nos encontraremos esta noche, a las ocho. No falle”. La voz de Waldo se entremezcló con el llanto de un niño que le decía a la dueña de casa: ?Mamá, mamá, el Eustaquio me quitó mi colcha y tengo frío. ?Ya cálmate. Cálmate, hijo. Tu hermanito Eustaquio está bien cansado, se levantó temprano a ayudarme con la carreta para ir al mercado. Ven, acomódate aquí junto a mí. Yo te abrigo, yo te abrigo. Repentinamente volvió el silencio y, sin pensarlo, el grupo también se calló unos segundos. Las tres moscas seguían estrellándose contra el candil. Dora tomó las riendas por algunos instantes. “Qué me iba imaginar ver a Dora en esta reunión. Parecía sólo una ratona de biblioteca que estudiaba para maestra. Me alegra verla. La organización realmente da sorpresas. Se ve que ella maneja bien las reglas de la clandestinidad...”. Un hilo de palabras airadas, indicándole que era su turno, sacó a Esteban del letargo. Titubeó, pero al instante retomó el discurso aprendido con el correr de los años. Por algunos minutos trató de olvidar a la familia y a los estudios. Expresó su disponibilidad por sacar la tarea adelante. La voz de Jaime, como la persiana de una ventana, empezó a descender y demarcó la etapa final de la reunión, distribuyendo las funciones que le correspondía a cada uno. “Sólo debo cubrirle la espalda a Dora y esperar la señal de María”. “¿Qué te gustaría que sea, hombrecito o mujercita? Eva, Eva, el sexo no es importante, lo único que deseo es que nuestro bebé nazca sano o sana. El resto no me importa”. Los miembros del grupo salieron de la vivienda igual como ingresaron: sigilosos, en parejas, evitando despertar sospechas. El ladrido de algún perro coronó la noche. Los grillos daban un concierto sinfónico. Se trasladaron a otra casa, ubicada en la zona donde se llevaría a cabo la acción. “Ya deben de estar por llegar los autos con los fierros”. “¿Y qué pasa si en ésta me quedo?”. “¿Qué dirán mis padres y Eva?”. “¿Podré ver a mi crío?”. “¿Y a qué hora llegarán los fierros?”. “Realmente me está dando miedo”. “Carajo, Esteban, nada de miedo, todo saldrá bien, todo saldrá bien”. “¿Podrá dormir Eva sabiendo que todavía no llego?”. “¿Y mis viejos, estarán preocupados?”. “Aguanta los nervios, aguanta los nervios. No te dejes traicionar por ellos. Todo saldrá bien. Todo saldrá bien”. “Qué buen trabajo hicieron los otros compañeros. Los carros que trajeron están buenos. Deben ser carros de pitucos”. “Yo viajo con José, Ana y Dora. José manejará. ¿Qué tal lo hará? Un compañero del contingente de apoyo llevará al resto en el otro”. “Este fierro está bien aceitado. No pesa. Está livianito”. Protegido por el manto de la noche, un automóvil se estacionó cerca a un poste sin luz. Un segundo automóvil se cuadró a corta distancia del primero, en una esquina, haciéndose invisible. La carretera, desolada, quedaba enfrente del mar. Corría una brisa fría, olía a sal, a pescado. No muy lejos se escuchaba la ida y venida de las olas que le daban musicalidad a las piedrecillas de la orilla. Se abrieron las puertas y salieron sombras, desperdigándose, camuflándose. A varias cuadras de allí se acercaba una patrulla militar ejecutando su ronda cotidiana. Simultáneamente los miembros del grupo miraban impacientes sus relojes. Estaban a la expectativa de la mujer de cabello largo, quien daría la señal. Los segundos corrían y ellos esperaban, esperaban, esperaban... Un agudo dolor en el brazo y la pierna altera el torrente de imágenes, voces, luces, sombras, siluetas... Se destapa el rostro, aturdido, sudoroso, y sus ojos se reencuentran con las vigas despintadas del techo. ¿Sueño, pesadilla o experiencia vivida? Vuelve a sentir la pegada del frío. Otra punzada en el muslo derecho le obliga examinar su cuerpo. Manchas de sangre seca resaltan en la sábana. ¿Sueño, pesadilla o experiencia vivida? Súbitamente escucha pisadas. Son varios. Susurran. Se acercan. Uno de ellos levanta la voz, sollozante, entrecortada: ?¡Hice todo lo posible, todo lo posible, compañeros, pero el pánico me asaltó por algunos segundos y me adelanté a la señal, saboteando la tarea, saboteando la tarea!... Al mismo tiempo, ¿sueño, pesadilla o experiencia vivida? Mirándose los vendajes con ira y evocando los cuerpos caídos de María, Andrés, Dora y Esteban, Jaime levanta la cabeza e hinca las pupilas en el rostro despavorido de Waldo. Este cuento forma parte del libro Al borde del camino, publicado en Madrid en marzo de 2011. ** Marco Minguillo http://www.letralia.com/firmas/minguillomarco.htm Escritor peruano (Puerto del Callao, 1965). Sociólogo egresado de la Universidad Nacional Federico Villarreal (Perú), estudió trabajo social en la Universidad de Estocolmo (Suecia). Ha publicado los libros de relatos Una noche de otoño y otros relatos (1998) y Voces en tiempos de tormenta (2002). Coautor de Al cruzar la frontera (2001). Relatos y poemas suyos han sido publicados en revistas literarias de México, España, Suecia y Perú. Finalista en el I (1998) y II (1999) Concurso Internacional de Cuento "A Quien Corresponda" (México); primera mención en el Concurso de Cuento Breve "Santiago Dabove" 2001 (Argentina), y finalista en el IV concurso de cuento "Encuentro de Dos Mundos" 2003 (Francia). Reside en Suecia desde 1995. === Poemas José Gregorio González Márquez ============================ Vierte en el cuenco de mis manos tu mirada para que se inmolen las heridas y desaparezcan las sombras Rompe las fronteras desplázame hasta tu piel usa un torbellino de mariposas que rodeen las ínfimas ventanas por donde escapan mis caricias Reinventa mi voz cansada para que se prolongue en la oscuridad y despeje las noches de ausencia. === Estas calles que son veredas laberintos infranqueables que se asombran con mis gestos y conducen a la línea infinita ocupan un corazón batallador y nostálgico célebre por perderse en las entrañas de la oquedad. === Advenido a la ausencia me propongo asaltar la habitación donde escondes tus caricias lejanas un tiempo de lluvia permea mis recuerdos me alejan de la incertidumbre para volver en vuelo nocturno === Te escribo desde las ventanas del sueño el pasado deja enterradas las promesas jamás cumplidas algunos sonidos se reinventan para darle vida a un poema que nunca leerás Inconclusa mi pasión refractará el horizonte volverá a sumirse en el destierro y callará con la brisa de febrero === Extraviado en una botella de vino reconfiguro el mapa de las certezas sonámbulo me acerco a tu voz para evocar los días de invierno y vislumbrar en tus ojos el lejano dolor de mis huellas. === Suscribo un poema con sílabas deterioradas me acongoja el tránsito de estas líneas donde no estás inadmisible llamarada que se pierde en las páginas de un libro amanecido entre el desamor === No hay remedio para la angustia el velo de la lluvia proscribe las máscaras de la tarde mientras atrapo el dolor laceras los minúsculos huecos por donde escapas al silencio === Mi fuga no contempla ilusiones desvío las tormentas del retorno a los laberintos de la ciudad Me apodero de las señales que incitan tu cuerpo piel cuyo azar me despide de las garras de la noche === Como una espada atraviesas mi costado el tiempo de las violetas se esfuma de mis carnes acero templado hiere las vísceras no hay motivo para la risa hiende mi alma tu olvido === Salto a otro abismo donde se conjure la muerte olvido las circunstancias que resbalan por mis llagas ya no medito los gestos de la derrota ni acicalo figuras de papel dejo en testamento mis versos para que sean leídos cuando vuelva tu abrazo === Despido los días de febrero las voces del abismo sacuden la silueta que me impide abrazarte distancia forzada que amenaza a mi pálido rostro y lo devuelve a la calle === Te lego un manuscrito con la hora de las luciérnagas con mis huesos cansados de tantas persecuciones con las noches de abril amainando sortilegios. Te lego mis manos de tristeza ahogadas de vino y revolución intrusas para la poesía imperturbables ante la muerte quebradas en trozos con un sino sin esperanza. Te dejo mi osario para que lo ocultes de tu mirada para que esculpas en sus rumores los rasgos de la bohemia === Sumido en los despojos de una metáfora cerceno cualquier palabra cuya alegoría me aleje de tus poros sólo un espacio es posible para inventar la paradoja que nos libere del acertijo y nos acerque a la levedad === Transcribe en el lado sur de mi corazón tu mirada para que repose del miedo al olvido Inscribe en la periferia de mis manos tu nombre para que abandonen los augurios y se precipiten por tu cuerpo. === Revélame las marcas donde reposa mi osario la luz que acompaña mi cansancio el rastro dejado por mis pisadas de errante Cruza las páginas donde sucumbo al misterio derrama tus pupilas en mis puertos de infancia arrástrame al margen del día No te entretengas contemplando las penurias camina sobre mis siglos y atiza mi respiración para que me devuelvas al trasluz de tu memoria === Juego a la derrota nada impide que la muerte cargue su impronta guadaña y surque mi destino de palabras Me duelen los desatinos que la poesía siembra en tus parajes Ávido de tu cuello me multiplico en mil voces presencia insólita que ciega mis fantasmas === Mi rostro pleno de desamparos no reconoce las formas del abandono dejo la voluntad de verte a las grietas que ahondan los círculos del espejo Existo para calcinar la pasión y sobrevivir a las curvaturas de tu pelvis. === Me reconozco en la imagen de los escribanos de la alquimia revelo la pasión por la inaudible ausencia me declaro en vigilia hasta que regrese la hora de las amapolas y nuestra sangre recorra los confines de la saciedad === Busco en la anatomía de los herejes el lenguaje de los cirios celebro en silencio la presencia de tus frases esquivas no me obligo a reconocer coincidencias ni a escribir poemas líticos me expatrían por amar tu cordura me arrebatan sin piedad la voz de tus milagros A esta hora es inútil hablar con los grillos === Retorno a los confines de tus labios me extingo mientras el dolor de los amantes persevera en secreto pocas locuras embisten las decadencias del deseo permanecemos atados al envejecimiento de la voz de nada sirve ocultarnos de la desnudez ni negarnos al simple preludio que antecede al insomnio. === Ya no hay eco para los antiguos rumores mis pasos furtivos acechan tu espalda es de noche y sólo el viento sorprende mi cansancio mientras te pienso comienza abril y me duele el destierro de tu existencia volveremos a vernos en la puesta de la madrugada. === Frágil artificio el de la memoria bienaventuranza que muere con el olvido instante vital cuya diacronía adolece de perennidad Ahora vestimos de invierno y los segundos que nos azotan claudican ante la vida. ** José Gregorio González Márquez http://www.letralia.com/firmas/gonzalezmarquezjosegregorio.htm Escritor venezolano (La Azulita, Mérida, 1965). Poeta, narrador, articulista y ensayista. Licenciado en educación por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve). Ganador del Premio de Poesía XI Concurso de Literatura Ipasme (2003), del Certamen Mayor de las Artes y las Letras (Ministerio de la Cultura de Venezuela, http://www.ministeriodelacultura.gob.ve; 2004) y del Concurso “Caminos del Sur” de literatura infantil con su obra La tinta invisible y otras historias (Fundación Editorial El Perro y la Rana, http://www.elperroylarana.gob.ve; 2008). Ha publicado Alegoría del olvido (Mucuglifo, 1991), Mujer profana (Universidad de los Andes, ULA, http://www.ula.ve; 1995), Caballito de madera (La Casa Tomada, 2004), En cualquier estación (La Espada Rota, 2004), Espejos de la insidia (Fondo Editorial Ipasme, http://fondoeditorialipasme.wordpress.com; 2005), La ranita amarilla (El Perro y la Rana, 2006), Rostros de la insidia (Ediciones Gitanjali, 2007) y Rabipelao (Fundación para el Desarrollo de la Cultura del Estado Mérida, Fundecem, 2007). Miembro fundador de la Editorial La Casa Tomada. Poemas suyos han aparecido en revistas de Cuba, México, Perú, Argentina, Brasil, España y Francia. Realizó estudios de postgrado en historia de Venezuela en la Ucab. === Marisma Vanessa Hernández ======================================== —En esta playa las avientan siempre —dice con tono serio Benigno Bejarano alias “La bizca”, comandante de la Policía Judicial del Estado de Guerrero. Está en lo cierto. Es la cuarta en lo que va del mes, y aún no llegan a la quincena. Sigue de cuclillas, no puede levantarse con la rapidez en que lo hiciera años atrás. Desde que entró a la policía estatal ha aumentado poco más de 20 kilos, los mismos que hoy le dificultan sostenerse hábil sobre sus regordetas rodillas. Inspecciona lo que ha podido, o lo que ha querido. “Nada puede hacerse”, insiste ahora en tono de fastidio y enseguida añade, “a estas las van a seguir matando y arrojando siempre en el mismo lugar, les queda de paso”. El cuerpo sobre el que esa mañana dirige la mirada descansa en total abandono sobre el horizonte baldío de una playa. Ya van más de 30 en el mes y todavía nadie se queja ni dice nada. Las circunstancias que los rodean son similares. Mujeres todas, en su mayoría de tez morena clara, cabello de ondulado a lacio, castaño a negro. Casi siempre, menores de 25 años. Esa mañana, como con las anteriores sucedió, una llamada advirtió en sesudo anonimato de su existencia. Era el pitazo. “Ya saben dónde...”, dijo la voz, y colgó del otro lado del auricular. Detrás de La bizca, como si fuera algún tipo de aparición en la mitad del desierto, la figura inmóvil de Rodolfo Pérez, policía y hombre de confianza de Benigno. No habla. Se queda quieto cada que encuentran a una nueva “muertita”, mote con el que le ha dado por llamarlas a La bizca. Pareciera que más que policía, Rodolfo fuera un perito. Se agacha hasta el cuerpo, arrodillado, en una actitud más similar a la de un beato que a la de un policía acostumbrado a ver ese y otros cuerpos. La inspección es solemne. Permanece quieto, respeta la dureza del escenario a la que sus ojos se consagran, como si con hacerlo enfrentara un duelo tácito con la maldad hoy mostrada físicamente. La mujer que está bajo los pies de ambos hombres, como las anteriores, no sobrepasa los 20 años, su cuerpo presenta rastros de violencia sexual, está desnuda de la cintura para abajo. La imagen contradice el escenario de la playa, desértica, lejana, un lugar más del gusto de turistas con pretensiones de exploradores que del gusto popular. Sobre la arena dunas de curvilíneas formas dan cuenta de la presencia de la brisa, el viento constante borra toda presencia humana o no, si en la arena alguien caminó para depositar luego el cuerpo abandonado, hoy es inútil intentar averiguarlo. La bizca vuelve la mirada al cuerpo, no puede sino pensar en lo inútil que es manejar por 40 minutos para llegar hasta ese lugar, abandonado, sin presencia de establecimientos o casas en un radio de 15 kilómetros y preocuparse por una muerta que a nadie importa. Camina un poco, la arena escarba en sus zapatos, la arena refleja el calor de un sol que incendia todo lo que sus rayos acarician. Aunque no tiene ánimo en mirar, sigue haciéndolo. El cabello de la mujer luce quemado. Mira las manos, lucen cortadas por algún instrumento fino, una navaja quizá. Los cortes son precisos, jirones de piel se levantan como cáscaras de naranja finamente rallada. A un lado del cuerpo, un pantalón de mezclilla negra y un tenis blanco con franjas color rojo. Parece una niña, lejos los rasgos de una mujer, lejana la violencia, más cerca la ternura con la que la imagen busca familiaridad. —Mira, ésta estaba bonita —reflexiona La bizca mientras se rasca la entrepierna, está por tener una erección. “Si al menos nos dejaran las chulas, pero no, estos hijos de puta agarran parejo”. Rodolfo la mira como si la conociera. Al igual que Bejarano, es un hombre mayor, casi de cincuenta años. Está casado aunque por como se lleva desde hace 11 años con su esposa más pareciera que está por divorciarse. Se acerca de nuevo al cadáver. Como si buscara encontrar algo en él, como si éste pudiera decirle algo. Nada. El silencio del desierto es el único ruido que puede escucharse. Desvía la mirada, regresa la vista al mar, sobre la arena, la marisma ha dejado un camino de minúsculas presencias, estrellas de mar, conchas, cangrejos, caracolas. Saca de su cartera una foto bastante desgastada, la misma que saca cada que ve a una de las jóvenes asesinadas. Bejarano, indiferente, nunca se da cuenta de este detalle, tiene prisa siempre por escapar de estos encuentros con la muerte. Bejarano se sienta en el interior de la camioneta, hace la llamada rutinaria, común en estos casos. El celular tiene el discado programado. Menos de un minuto después, y luego de dar los datos necesarios, enciende el aire acondicionado para mitigar el calor que hierve bajo las suelas de sus zapatos. Rodolfo mira por última vez a la joven, le cierra los ojos: “En ellos ha de estar reflejado el que te asesinó”, piensa. Camina a la suburban, mientras lo hace, guarda de nuevo la foto. Sigue sin hablar. —Ya vienen, nomás hay que esperar tantito, si la dejamos ahí y alguien la ve, se nos arma —dice Bejarano. El calor es insoportable. Bejarano se quita los zapatos. El olor de sus pies es parecido a un queso descompuesto, tiene las uñas enterradas y una segunda piel se ha formado en sus talones, producto de los callos. Se recarga sobre el respaldo. A lo lejos, dos camionetas negras llegan. Tres hombres bajan de la primera, dos más de la segunda. Se dividen las tareas. Los tres primeros, sostienen cada uno una pala. Comienzan a escarbar a unos pocos metros de distancia del cuerpo, han elegido terreno firme donde poder enterrar el cuerpo sin que la marisma más tarde lo vuelva a sacar. Entre dos levantan el cuerpo, no ha cumplido el día y ya están por velarla. Actúan rápido, en menos de 25 minutos han limpiado todo rastro de la joven. La propia playa hace el trabajo final, las huellas de los hombres son borradas por un viento cómplice. Rodolfo no los mira, se voltea siempre que ellos vienen. La bizca es cordial, se vuelve un anfitrión amigable siempre que tiene que llamarlos. Uno de los hombres de la suburban saca un sobre de su pantalón, se lo da a Bejarano. Como si fuera un secreto, un pitazo, le dice casi en susurro: “Yo que tú, mañana temprano me daba otra vuelta, pero esta vez trae tu propia pala”. En cinco minutos las camionetas desaparecen. Una espesa ráfaga de polvo les envuelve mientras la arena de la playa se los traga. La bizca sube a la suburban. Cuenta los billetes del sobre, reparte la mitad a Rodolfo, que los toma sin contar para guardarlos en la guantera. Bejarano luce tranquilo, ni el calor infernal puede ahora fastidiarlo, tiene plata para calmar la sed en el siguiente bar que se encuentren. Enciende el segundo cigarro, voltea y un poco desesperado del silencio de su acompañante, al fin encuentra el tema para romper la solemnidad: “A propósito, ¿ya apareció tu hija?”. ** Vanessa Hernández http://www.letralia.com/firmas/hernandezvanessa.htm Escritora mexicana (Guerrero, 1981). Es diseñadora y reportera. Ha colaborado en Voces, Círculo de Poesía y La Trinchera, entre otros medios impresos. Fue guionista en la emisora Radio y Televisión de Guerrero (http://rtvgro.net). Participó en los talleres de narrativa de Andrés Acosta, Juan José Rodríguez y Alberto Chimal (http://www.letralia.com/firmas/chimalalberto.htm). Es miembro del comité organizador del Encuentro de Jóvenes Escritores de Guerrero. Ha sido becaria del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Guerrero con la novela Señas particulares. === Carnal (extractos) María Laura Pintos Noble ====================== *** Sucesión de la ausencia De tus manos tibias de tu pecho casa de tu boca cielo de tus ojos dagas de tus piernas torres de tu sexo altivo de tu cuerpo todo. Tus palabras sueños tu alegría pájaro tu tristeza mía tus anhelos nido. No los tengo; no te tuve. Y ahora todo sucede los días/noches las noches/infierno. Las horas pasan, queman no debió haber otro día que el primero, aquel que nos amamos con locura bebiendo cada instante como el último descubriendo de cada rincón aprendiendo sobre la marcha sin saberlo que jamás dos cuerpos habían sido tan hechos uno para el otro, eso fue lo que dijiste en tu despedida. Tantas cosas por vivir, sitios por explorar palabras por decir fotos por colgar un hijo por venir. Dónde todo esto, dónde ese hijo. *** Justificación del solitario Vista de perfil y de espaldas la soledad no es mala compañera. Fumamos los mismos cigarrillos bebemos interminables jarras de café nos gustan los mismos libros nos enfrascamos hasta que clarea la mañana siguiente y se secan las lenguas en discusiones banales y profundas. Nos lloramos nos reímos nos puteamos nos culpamos y nos disculpamos. Tomamos juntas del vino y juntas comemos del pan y nos decimos “ego te absolvo” y nos vamos a dormir en paz. Cantamos fados a las tres de la mañana y bailamos un tango el más triste que encontramos. Nos gritamos viejos rencores Y nos susurramos “paraules d’amor”. Nos bañamos nos perfumamos nos arreglamos para citarnos una a la otra en el mismo lugar de siempre. Nos acariciamos nos seducimos nos llevamos a orgasmos infinitos nos dormimos abrazadas otra a la una. Lo que jamás jamás jamás pudimos ni podemos ni podremos hacer fue, es y será mirarnos a los ojos frente a frente. *** Fagocitosis Desnuda despojada abiertas mis piernas y mi alma ante ustedes me presento y les digo: tomen de mí lo que haga falta lo que quieran tomen hasta llenarse hasta el hastío tomen y no dejen de tomar. Arranquen los brazos los ojos los senos las vísceras. Vacíenme desaparézcanme y cuando ya no quede nada déjenme a cambio/una palabra. *** Poema sin sentido Quiso tocarlo el roce de sus yemas no le erizó la piel Quiso lamerlo su lengua no reconoció el dulce sabor de su sexo. Quiso mirarlo sentir que su mirada también la penetraba sus ojos la sumieron en una oscuridad profunda. Quiso olerlo como un animal dejarse llevar por el aroma a hombre que exhalaba, sus narinas aspiraron un aire helado/neutro. Cuando no escuchó sus palabras dulces o sucias ni los gemidos propios o ajenos comprendió que el amor de ese hombre carecía de sentidos. *** Composición para cuerdas (guitarra y chelo) Tres veces miré la punta del zapato bambolea pie, arriba, abajo, izquierda, derecha, el círculo descubrí la rotura de la media por ahí te colaste, nostalgia de vos. Subiste poco a poco, el recorrido: en la pulsera vuelta al tobillo/manzana la pantorrilla pasó ráfaga y por dentro la rodilla y el muslo inminente, redondez ajustada en tus manos te demoraste por demorar la hora pero el sexo estaba ahí, húmedo, ansioso y no sabía/savia de largos derroteros. Y en el monte fatal/total de mi lujuria acampaste/campo fértil por mil días. En el torso, el orificio de la vida sólo excusas para llegar hasta otros montes donde esperan rosas cimas endurecerse con el calor de los volcanes. Y así, sostenido entre las cumbres volaste como el ave hacia a la cámara saqué dos fotos tuyas, cerré el diafragma se hizo noche y en la boca sentí tu lengua que lo invadía todo y escupí estos versos por ver si te exiliaba de mi cuerpo. ** María Laura Pintos Noble http://www.letralia.com/firmas/pintosnoblemarialaura.htm Escritora uruguaya (Montevideo, 1971). Es licenciada en administración. Trabaja en el Banco Central del Uruguay (http://www.bcu.gub.uy). Un cuento suyo aparece en la antología Escritores de medio tiempo (Editorial Abrapalabra Océano). Además, textos suyos son recogidos en Casa de Poesía (http://casadepoesiauy.blogspot.com). Está en el equipo que coordina el ciclo de lecturas de narrativa y poesía Naranjo en Flor. === La fotografía de Maria Missary Manuel Bolívar Graterol =========== a María Carolina Nadie quería que se fuera de la casa, que abandonara el pequeño dormitorio con vista a la plaza y se marchara con sus libros; ahora mojados por una lluvia tan intensa. Después de tanto tiempo pensando en ella (en sus ojos negros y su cintura tan sensual), no quedaba espacio para más divagaciones. Él se veía muy preocupado, y su silueta no era la misma. Aquella altivez del primer día se había desmoronado de pronto, y cada hoja del almanaque pesaba tanto como sus sueños. Los estantes se veían precipitados entre las paredes pálidas, como colgando sus arrebatos e indecisiones, y un lote de cartas donde estaba muy claro que ella no regresaría. La abuela, que siempre tejía en el pasillo, sabía de su dolor y su imprudente soledad. Ella siempre estuvo al tanto de los detalles de su vida; contada de sus propios labios, alrededor de cada comida. Jacob Fresler apareció por primera vez una noche en el verano de 1983, con una maleta y un periódico en la mano. Se presentó luego de dar unos golpecitos a la puerta. Le esperábamos, por recomendación de un amigo de la ciudad. Tenía —por su aspecto tan expresivo— unos veinte años de edad. Tras breves palabras, pidió un vaso de agua y se quedó en silencio, mirando las columnas de la casa, de un color azul intenso. Luego entró en su habitación, dio las gracias y se encerró; apenas se alcanzaba a escuchar un radio, donde trataba de sintonizar alguna estación local. Llegada la hora de la cena, abrió la puerta y manifestó su deseo de comprar cigarrillos. Caminó a la esquina, evitando un grupo de compadritos y menores que conversaban alrededor de una bicicleta. Después de un rato, regresó; apenas probó un dulce de lechosa preparado por la abuela. Al cabo de unos días se dedicaba a conversar en la sala, tras cumplir con sus horas de trabajo. Era técnico en imprenta, y se decía que era un artista (aunque nunca ninguno de la casa vio de cerca su destreza en el arte de combinar letras y signos). Nos presentó, en medio de una de las comidas, a un amigo suyo que vino a traerle una noticia que le alegró mucho. Maria Missary, la mujer que amaba con todo su corazón, enviaba un par de cartas y un pequeño pañuelo, aún con rastro de un raro perfume muy lejano. Él se levantó de la mesa y, dando una palmada en el hombro de su compañero, se despidieron. Él se fue a su dormitorio con mucha rapidez. Unos minutos después, salió y se acercó a la pequeña pileta del patio. Desde lejos se veía algo de una humedad contundente en sus ojos. Imaginamos (sin preguntarle nunca la causa) que sus lágrimas de aquella noche fueron el resultado de esas palabras escritas, ignoradas para ese momento por quienes compartíamos la casa. Al día siguiente no llegó a la hora de costumbre; trajo dulces y más libros. Y abrió un grueso volumen donde se hablaba de cuentos de caballería y del amor. La abuela preguntó si él escribía. Él contestó con una afirmación, dejando en claro que existía un motivo que unía la vida y el acto de escribir. Causando sorpresa entre todos, se refirió a ella, y mostró una foto donde aparecían juntos, erguidos sobre una roca, en una playa casi desierta y de oleajes muy altos. Ella era muy linda, joven; y su figura brillaba de pureza y de sol. Él mencionó —muy desbordado— su manera romántica de soñar, su estilo sincero de conversar, y de lugares lejanos a donde ella partió para fugarse por siempre. Los demás sentían mucho cansancio y él continuaba recordando cosas, anécdotas que parecían inverosímiles. Fue cuando decidieron irse a dormir. Por la parte superior de su puerta escapaba el humo de sus cigarrillos. Casi al amanecer logró alcanzar el sueño. Un día domingo volvió su compañero y le invitó a caminar por las cercanías del barrio. Se sentaron en una de las tabernas y él le explicó algo que no resultó de su aprobación. Le confesó (aun cuando sospechaba que no comprendería) que ella se había adaptado a otra forma de vida, y que poco a poco su relación sería tan solo un breve recuerdo. Le insistió —y casi le rogó— que leyera sus cartas como una actitud momentánea, como un ejercicio puntual de reflexión. Él observaba y escuchaba, mientras se llenaba de imágenes y palabras, de hechos solitarios que cada día tenían menos vinculaciones con su realidad. Su amigo le pidió un favor, y sugirió que tratara de olvidarla. Él no pudo esconder su desagrado, y advirtió, después de tomar su cerveza de un solo sorbo, que sería una petición casi inaceptable: no lo esperaba, y mucho menos de su mejor amigo. No habló más, hasta que un largo silencio provocó la despedida de ambos. Y pagaron sus tragos, abandonando el lugar en medio de aquel humo casi asfixiante. Aquella noche él llegó directo a su dormitorio, buscando entre sus papeles aquellas hojas que él no dejaría morir. Estuvo leyéndolas, repasando cada línea escrita por ella, como si fuese el libreto de toda una vida. Se detuvo, en medio de sus repetidas despedidas, de sus manifestaciones de llanto, de esa idea de no poder alcanzar una felicidad absoluta, y de su impotencia frente al paso inevitable del tiempo. Estuvo observando el espacio inmenso de la noche y pienso (aunque no puedo asegurarlo) que sufría de una entrega por las cosas que parecen infinitas. De lejos se veía murmurando, como diciéndose en voz baja algunas palabras para darse un poco de ánimo. Luego se fue a dormir. La abuela comenzó a notar, después de esa noche, que su aspecto no era el mismo; de su rostro había desaparecido todo rastro de alegría, y aunque era una persona más fácil a cualquier diálogo, se hizo intenso (o muy notorio) su deseo de hablar de ella, casi siempre. Aprovechaba —con un coraje sorprendente— cada parte de la conversación para contar algún detalle de su relación imaginaria. La abuela le escuchaba, no sin asomar sus refranes, como obligándolo a una actitud más realista. Él le dijo una vez que ella era toda su vida. Y la abuela, frunciendo el ceño, creyó que no abandonaría nunca la idea de volver a verla. Le contó que una vez, en un parque, ella le había prometido amor eterno y sincero. Por eso grabaron sus nombres en un árbol, como para dejar constancia de su promesa. Él se acostumbró, sin darnos cuenta, a sentarse en la cocina mientras preparaban la comida. Le gustaba más la cena, y en medio de la cocción de los platos (un pollo con arroz, que tanto le gustaba), relató el viaje que ella hizo a la India. Se fue a Jaipur y se internó para siempre entre barrios alucinantes, exóticos paisajes. Él la imaginaba libre de sus discusiones, de sus arrebatos estériles, de su locura, desprendida de cualquier sentimiento y costumbre; caminando en algún mercado; rodeada de elefantes, incienso y olores milenarios. Ella se entregaría a una nueva religión. Y él no deseaba que eso ocurriera. Por eso le manifestaba su disgusto cada vez que podía; hasta que ella se marchó sin tomar en cuenta sus palabras. Fue cuando la abuela, apretando cada pieza del pollo amasado con tomillo, quiso decirle que ella lo había olvidado; pero vio sus ojos húmedos y prefirió callar, sin tratar de alterar su entusiasmo tan quijotesco. Le contó, comiendo frutas, que siempre asistían a una aislada sala de cine, cada domingo, después de caminar por el parque. Y un día, agarrados de la mano, entraron a un café de la calle principal. Ella lo abrazó y le dijo que leería cada una de sus cartas apenas llegasen a sus manos. Él se quedo pensando si esta afirmación no sería un conjunto de palabras para disminuir sus preocupaciones. Se sentaron a un lado de la barra y ella pidió una copa de helado cargado de fresas con mantecado. Le dijo (mirándolo, o tal vez escrutando su rostro), que las buenas relaciones carecen de final: su partida no era una separación, sino un encuentro con un posible destino. Él advirtió en sus ojos, fatigados y redondos, su visible intención de terminar con todo, así como su figura reflejada en un espejo, donde resaltaba su suéter de lana y su cabello desordenado. —No me acostumbraré —respondió él, con un tono muy bajo. Y luego se dedicó a observar a los otros clientes, como repasando la última escena de una película. Lo delataba el nerviosismo de sus labios. —No tienes que hacer nada, tan solo esperar mis cartas —dijo ella—. Te escribiré tan pronto como pueda. El tiempo pasa rápido y ni te darás cuenta. La conversación se extendió mientras ella jugaba con una servilleta. Él se dedicó a recordar sus encuentros, aquellos libros que leyeron juntos, el largo poema que nunca pudo concluir, más otras cosas. Le recordó noches enteras dedicadas a ella, a su pensamiento: escenas de una intimidad que se agitaba en su mente y que no podría detener. La imaginaba (no sin cierto dolor) tomando su equipaje y despidiéndose de todo lo acontecido. Ella le explicó (o al menos trató de hacerle entender) que su amor no era suficiente. Y le participó que se sumergiría en idiomas extraños, antiguos, para borrar su recuerdo. Lloraba y manifestaba, mientras construía extrañas figuras con la servilleta, que sentía un profundo deseo de experimentar algo diferente. Estaba convencida de que un viaje sería su salida a ese otro mundo, a esas otras ilusiones. Y sus celos, rotundos e inoportunos, no le causarían más daño. Los había olvidado. O perdonado. —¿No regresarás, verdad? —dijo él, mordiendo su cigarrillo—. No entiendo aún tu separación, creía que compartíamos más que las hojas de un libro, un beso o la vida misma. Ella no contestó. Esa noche volvieron a una esquina del parque; observó por última vez sus ojos, ahora demasiado cristalinos, como nunca. No entendía esa actitud melancólica; para qué llorar si la decisión estaba tomada. Estaba allí (parada, muda, inalterable) como el mismo miedo que él sentía ahora al advertir, entre sus manos, su pasaporte y su cámara fotográfica. Fue cuando ella apeló a su fortaleza y, aunque comprendería lo inútil de su esfuerzo —le dijo—, prométeme que no vendrás a ver el árbol, que no te esconderás en los recuerdos. —El mundo es más que un árbol, yo solo te necesito a ti —respondió él. A la salida se quedó mirando el cielo, como esperando una respuesta salvadora que llegara de aquellos puntos brillantes marcados en la oscuridad de la noche. Ella se acercó y besó sus labios, luego intentó arrancarle una sonrisa. Sin pronunciar palabras, él sintió un frío ligero en su pecho. Casi un mareo, algo que consideró sin importancia. Se despidieron y, en ese mismo momento, él acarició la idea de mudarse, de recoger sus pocas cosas y de protegerse de tantas imágenes bellas que se sucedían como un látigo en su cabeza. No lo pensó mucho, y al día siguiente se trasladó a una pequeña residencia en un lado extremo de la ciudad. Fue cuando llegó a la casa, y nos conmovió a todos con su aspecto sorpresivo y enigmático. La abuela creía que él la adoraba, a su manera tan curiosa y desbordante. Él trajo consigo —desde el primer día— una pequeña biblioteca con raras enciclopedias que hablaban de civilizaciones y religiones muy antiguas; también unos discos de música barroca que acostumbraba a poner cada tarde, mientras se fumaba sus cigarrillos y se dedicaba a ver su fotografía. Bailaba y cantaba solo, sin importarle los otros inquilinos de la casa. Un día regresó su amigo con una invitación para una obra de teatro. Él salió a la puerta, llevaba una chaqueta negra. Discutieron; se le veía un tanto exaltado. El amigo sacó un manojo de cartas, aunque fue firme en la inutilidad de leerlas; ella se había marchado, no existía razón alguna para continuar con esas lecturas, y conocía otras damas, también muy hermosas. Él se dejó caer sobre un sillón de mimbre ubicado en la antesala. Estaba nervioso, o indeciso. La abuela le acercó un vaso con agua. No entendía nada; apenas suponía que estaba aferrado a una ilusión, una historia de amor imaginaria que había construido con cada fragmento de sus recuerdos. Y eso impulsaba un raro sentimiento de culpabilidad, de desasosiego. Él recordó la última vez que se vieron, y cuando ella llorando le suplicó que no mirara hacia atrás, a esa ola de la vida que tanto disfrutaron y no se repetiría jamás. Calmado, luego de tomar una pastilla contra el malestar (aunque su padecimiento era del espíritu), decidió acompañar a su amigo. Regresó casi a la madrugada, con un semblante distinto. No cenó. Y, más tarde, no lograba dormir. Por eso extrajo las cartas y comenzó a leerlas de nuevo, esta vez en voz alta. La abuela se despertó y le preparó una taza de té, que acompañó con unos panecillos dulces. Él, colocándose a un lado del fogón, repetía su nombre sin parar. Explicaba que se trataba de una situación inaceptable. La abuela pensó que, en esas condiciones, no había brebaje posible para sanarlo. —¿Cómo entender que dos seres que tanto se unieron, ahora estén tan lejos, el uno del otro? —dijo a la abuela, mientras daba algunos giros a su taza—. Me cuesta mucho creerlo. Eso es peor que el mismo adiós. Es raro, ¿no le parece? La abuela lo miró de reojo, mientras ordenaba sus envases donde guardaba el azafrán y la albahaca, que usaba para condimentar la carne. Él preguntó si algún día la olvidaría. Y le mostró cada párrafo subrayado de sus cartas, donde ella le contaba de sus nuevas pasiones y sus nuevas alegrías. Le extrañaba (o le causaba una profunda inquietud), el hecho de que él no aparecía por ningún lado de su escritura; se sentía como un destinatario lejano, sumiso frente a sus experiencias casi irreales. Consideraba que cada línea estaba dirigida a un lector que nada tenía que ver con su vida, o con sus decisiones. Él, sin ella, era otro. Se inclinó para alcanzar más panecillos, y luego de culminar su lectura habló de la idea de dar un cambio brusco a su vida. Él hablaba de los dos, como si tratase de una unión inseparable, divina. Quería llorar y no podía; los medicamentos que consumía terminaron por alterar sus rasgos más sensibles. Ahora tan solo sabía que, muy en su interior, se presentaban convulsiones; un mundo hermoso que se negaba a desaparecer y una nostalgia que lo arrasaba, aunque lograba sostenerse en pie con vagos recuerdos que venían a su mente: la falda amarilla bordada con trazos azules y morados, su sonrisa sencilla y sus ojos sinceros e inquietos, y como parte final, sus besos como una forma de probar la sustancia de la vida. Llegó a sospechar (como un último recurso para su salvación), que en una relación amorosa verdadera nada se pierde, así que cada beso, abrazo o diálogo son piezas de una experiencia infinita que no pueden contar ni las mismas palabras. Ahora estaba allí recordando cada detalle, cada escena de ese amor mutuo y profundo. Fue cuando se refirió a sus otros encuentros. Ella le dijo que no sentiría por nadie un sentimiento como el que le daba a él. Ella le advirtió que marcharía en busca de otras ilusiones, y que creía (aunque llegó a titubear, en un largo silencio entre ambos) que marcaría un comienzo y un fin, para siempre. Le habló de su pasión por sucesos inexorables, que en nada se parecían a su amor puro; se debían, más bien, a propósitos definidos por otra realidad. Hablaron acerca de las culturas, de extrañas guerras que se libraban en regiones muy distantes, por hombres y mujeres que soñaban despiertos. Ella cantó, con su vibrante voz, un fragmento de una canción que les gustaba, Adieu cher camarade. Y evocó los pintores de su preferencia, la jalea de mango y la cafetería de siempre. Quedaron de acuerdo en que él leería sus cartas. El día que ella se marchó, él desconocía la hora y el número de vuelo que la llevaría a Jaipur (esos datos le fueron prohibidos para evitar una alteración del destino). Aunque sin ánimo, se dedicó a vagar por la ciudad, corriendo tras cada detalle y cada una de sus palabras. Comprendió, en medio de aquel silencio que lo consumía, que su ausencia sería una puerta inevitable a la que recurriría muchas veces, como una forma de salvar aquella inspiración que le hacía ver con ojos más optimistas la vida, ahora tan desprovista de acontecimientos que lo sacaran de su parálisis, de ese estado de la memoria donde todo es imposible. Ella, aun en la distancia, era el signo de una posibilidad; de amar, de entregarse a un sueño común, y de comentar aquellos libros leídos que ocultaba celosamente en su biblioteca y que marcaba con severas apreciaciones. Durante las últimas semanas, la abuela repitió que su mirada no era la misma; se perdía entre sus cartas y libros, parecía como si no deseaba hablar con nadie. El dormitorio, con su figura entregada a una paciencia tan incómoda, se convirtió en casi un sanatorio. Se hizo esquivo, distraído, y la antigua emoción de contar sobre ella fue suplantada por breves paseos en el corredor, dentro de la casa. No solicitó más nunca una taza de té, o los bollitos de carne que devoraba con tanta rapidez. Un día la abuela se dio cuenta de que no se había levantado a desayunar y fue hasta su puerta. Lo encontró acostado, sin parpadear; sobre su mesa de noche había una carta que nunca llegaría a enviar. Allí, con una letra casi ilegible y borrosa, contaba su deseo de buscar sus propias guerras, de una rara inspiración que lo acosaba, y de su decisión de emprender el más largo viaje que puede aventurar cualquier ser humano: un recorrido por su espíritu, del que tal vez no se pueda regresar. El tiempo ha pasado y no se ve mejoría. Él muy pocas veces se levanta a caminar. Y la abuela se acostumbró a dejarle la comida muy cerca de la cama. Su amigo lo visita, aunque él no escucha. Ella no preguntó más por él, y las pocas cartas no hubo necesidad de leerlas; en una de las mismas, ella dice que todo en esta vida pasa. El amigo está consternado, no sabe cuándo él regresara, pues para este viaje no se necesita equipaje ni boleto. El lugar y la hora es hoy, o mañana, o cualquier otro momento. Ahora el amigo se despide, y nos dice que algún día volverá, tan solo que habrán desaparecido sus recuerdos. Él hablara de ella, aunque él piensa que se fue lejos, para extirpar cada detalle de su relación única, imborrable. La abuela limpia las ollas y prepara una sopa de lentejas con sus toques de orégano, a ver si logra levantar su ánimo. No se sabe cuándo, pero él volverá con sus historias, sus largas tramas que no tienen final. Jacob Fresler, en apenas un par de meses, se convirtió en un paciente de una extraña y caprichosa indiferencia. Una persona retraída y de muy poco hablar. A veces, cuando la puerta de su cuarto está abierta, se ve con su mirada clavada sobre la ventana, abrazando sus cartas y su fotografía como quien se arroja sobre un crucifijo a una acera de la vida, con la pretensión (o tal vez la seguridad), de recuperar sus labios, el fuego de su voz, con la que se abraza a un plan secreto, para olvidarse de que la escritura, como el alma, tan solo están hechos de recuerdos. ** Manuel Bolívar Graterol http://www.letralia.com/firmas/bolivargraterolmanuel.htm Escritor venezolano (Maracay). Ha publicado los poemarios Santuario de papel y Destinatario (Editorial Miranda, Villa de Cura). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Leer es aprender a elegir, a escuchar, a seleccionar... Leer nos enseña a comprender, a no limitarnos al horizonte en el que nos movemos, a abrirnos a los otros y al mundo, a no resignarnos, a viajar y a cambiar lo que no nos parece presentable. Pero sobre todo leer nos enseña a pensar y a no depender sin más de lo que otros piensan, supuestamente, en nuestro lugar”. Ángel Gabilondo, en entrevista con Alberto Ojeda para El Cultural (http://mun.do/wG7w6s; 1/3/2012). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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