~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVI Cagua, Venezuela Nº 263 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 19 de marzo de 2012 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Vargas Llosa en las antípodas. / Sorolla enamorado. / | Breves Amézaga, arrestado. / miNatura en luna llena. / Goya en | Barcelona. / Tertulias peruanas. / Venezuela histórica. | | Banco del Libro de Venezuela, premiado por la Unesco. / | Noticias Cuba sustituye a Abel Prieto, ministro de Cultura. / | Falleció la artista y poeta española Felicia Fuster. / | Estrenan en Guadalajara versión fílmica de Memoria de | mis putas tristes. / Lingüistas de habla hispana apoyan | informe sobre sexismo lingüístico. / Publican | correspondencia completa de Julio Cortázar. / Venezuela | abrirá este año en Madrid un Centro de la Diversidad | Cultural. / Carme Riera y María Victoria Atencia | candidatas a una silla de la RAE. / El IV Premio de | Poesía Víctor Valera Mora 2012 ya tiene jurado. / Corpus | del Español del Siglo XXI tendrá 300 millones de formas | en 2014. / Congreso de España apoya un IVA de 4% para el | libro electrónico. / Nueva editorial publica literatura | latinoamericana con temática gay. / María Teresa Uriarte | sustituye a Sealtiel Alatriste en cargo de la Unam. / | Anunciado en Arequipa ganador de Premio de Novela Corta | Vargas Llosa. / Muere a los 73 años el artista francés | Jean Giraud, Moebius. / Falleció el poeta mexicano | Ciprián Cabrera Jasso. / A los 93 años muere la poeta | guatemalteca Luz Méndez de la Vega. / Sogem homenajeará | a Roberto Gómez Bolaños. / El escritor español Juan | Goytisolo gana el Premio Formentor. / Poemas de José | Hierro son musicalizados nuevamente por Inés Fonseca. / | Anagrama reúne en un volumen la novela Antagonía, de | Luis Goytisolo. / Publican primer volumen de las obras | completas de Francisco Ayala. / Digitalizarán la | biblioteca personal de Carlos Monsiváis. / Novela | española ganadora del premio Planeta genera polémica en | Brasil. / Aceptada nominación del Festival de Granada a | los Príncipe de Asturias. / Falleció la escritora | española Teresa Pàmies. / Anunciados ganadores de los | premios de la Fundación SM. / Colombia entrega a | Guatemala al acusado por el crimen de Facundo Cabral. / | Chile presenta programa para revitalizar lenguas | indígenas. / Preparan edición de los diarios de José | Donoso. / La RAE rindió homenaje al euskera. / | Letras-Uruguay en busca de apoyo económico. / Álvaro | García obtiene el Premio de Poesía Fundación Loewe. / | Conceden premio de novela histórica a Arturo | Pérez-Reverte. / Mario Vargas Llosa clausura homenaje a | Jorge Edwards en Santiago. / Casa natal de César Vallejo | ofrecerá recorrido sobre el autor. / Christhian Valles: | Filven 2012 superó a la Feria de Guadalajara. / Vargas | Llosa participará en aniversario de biblioteca de | Arequipa. / Recordarán en Caracas al narrador Guillermo | Meneses. / Realizarán en Bolivia primera Feria del Libro | Infantil y Juvenil. / La Patagonia celebrará en junio | dos ferias editoriales. / El venezolano Edgar Borges | presenta su más reciente novela en Barcelona. / Chavela | Vargas leerá poemas de Federico García Lorca. / Bogotá | recibirá a 50 escritores brasileños para su Feria del | Libro. / Hislibris entregará en abril sus premios de | literatura histórica. / Celebrarán en Venezuela congreso | sobre los discursos de la educación. / España rendirá | homenaje a Góngora con monumental exposición. | | “Jesús en el cine y la literatura. El evangelio según | Artículos y Scorsese y Kazantzakis”, Gabriel Jiménez Emán. / “De ida | reportajes y vuelta. Viaje por el metro de Estocolmo”, Mauricio | Duque Arrubla. / “Henry Miller: hijo del caos”, Wilder | Buleje. / “Reflexiones en torno a la película El | artista, de Michel Hazanavicius”, José Sánchez Lecuna. / | “Gadafi: el final trágico de un icono de la utopía | rebelde”, Enoin Humanez Blanquicett. / “De la tribu a la | humanidad, siempre matando”, Carlos Schulmaister. / “La | vida y la muerte en la poesía de María Gabriela Abeal”, | Alberto José Pérez. / “Víctor Montoya: vida en la | literatura”, Roberto Ágreda Maldonado. / “La fábula de | la niña y la mujer en Hilos de emoción, de Marina | Sandoval”, Julia Elena Rial. / “Mario Benedetti: poesía, | incluso en su mejor cuento”, Juan Esteín. | | “Memorias de un poeta. Diálogo con Gonzalo Rojas”, dos | Entrevistas capítulos del libro de Esteban Ascencio. / Jorge | Carrión: “Somos más dispersos que nunca”, entrevista por | Antonio Guerrero Ruiz. / Leandro Cerro: “La escritura es | un juego con el lector”, entrevista por Luciano Jobo. | | “Arquitectura penitenciaria: desde su génesis a las | Sala de ensayo nuevas tecnologías de investigación criminal”, Felipe | Caro Pozo. / “Una mirada a través de El Quijote”, | Sócrates Adamantios Tsokonas. / “La relación de la trama | principal y secundaria de Corazón tan blanco y el | intertexto Macbeth”, Laura Hatry. / “Andar a lo largo de | la propia sombra. El tránsito de Alberto Hernández a | través de la herencia”, Adalber Salas Hernández. / | “Estrategias textuales del ensayo literario y su proceso | de actualización acorde a la teoría de Martín Cerda”, | Daniel Rojas Pachas. | | “Tierrasanta”, Antonio Mora Vélez. / Poemas de Alexéi | Letras Tellerías. / “Tipos de cambios”, Jorge Castelli. / | Haikús de Ricardo Martínez-Conde. / “Uróboros”, Mildred | Pérez de la Torre. / Poemas de Martha Espejo. / | “Entrevista de trabajo”, Cristina Jurado Marcos. / Dos | textos de “Desnuda materia”, poemario en preparación de | Carlos Barbarito. / “Travesía”, Patricia Schaefer Röder. | / Poemas de Arístides Vega Chapú. / “Préstamos de sofá”, | Daniel Buzón. / Poemas de Beatriz Iriart. | | Rainer Maria Rilke. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Vargas Llosa en las antípodas. Acaba de aparecer el número XXII de la revista Antípodas, que editan en Sydney los investigadores Roy C. Boland Osegueda y Marie-Madeleine Gladieu. Se trata del tercer volumen dedicado a Mario Vargas Llosa, e incluye estudios críticos de autores de varias partes del mundo que analizan las novelas, el teatro, el periodismo y los ensayos literarios del ganador del Premio Nobel de Literatura 2010. Los autores abordan “los amores, las utopías y los infiernos” en las obras de Vargas Llosa desde diversos ángulos: desde la biografía, la política y el psicoanálisis hasta la lingüística y las teorías de la traducción. J. J. Armas Marcelo, Stéphane Michaud, Marie-Madeleine Gladieu, Ana María Gazzolo, Luis Quintana Tejera, Susanne Cadera, Margaret Anne Shepherd, Roy C. Boland Osegueda y el mismo Mario Vargas Llosa están entre los autores retratados en este número. La revista, que tiene un precio de 40 dólares, se puede solicitar por correo electrónico escribiendo a editor@antipodas.com.au. http://www.antipodas.com.au Sorolla enamorado. Cuando era un estudiante, el artista español Joaquín Sorolla empezó a trabajar en el estudio de fotografía que Antonio García, el padre de un amigo, tenía en Valencia. Allí se dedicó a colorear fotografías (aún no existían en color), lo que determinaría la peculiar mirada de su obra. Y también conoció a una hija del fotógrafo, Clotilde García del Castillo. Los dos eran adolescentes y desde entonces no se separaron. Ahora, una exposición inaugurada este 13 de marzo en el Museo Sorolla, “Clotilde de Sorolla”, rinde homenaje a esta mujer que lo fue todo para el pintor: su esposa, su musa, su modelo favorita, la madre de sus tres hijos y hasta su minuciosa contable, como se aprecia en alguno de los libros de cuentas que se puede contemplar en la muestra hasta el 14 de octubre. La exposición, que reúne 34 lienzos, 40 dibujos, 49 fotografías y algunos objetos personales, ocupa la primera planta del museo, que correspondía a la zona privada y los dormitorios de este edificio de corte clásico que en vida del matrimonio fue vivienda y taller, junto a un magnífico jardín inspirado en Granada, que el pintor supervisó hasta el último detalle. http://museosorolla.mcu.es/exposiciones_temporales.html Amézaga, arrestado. “Se me ocurrió llamar idiota a un idiota, y encima lo puse por escrito. Se ofendió y me plantó una querella. El juez defendió su honor y me condenó al arresto domiciliario”. Así empieza Una semana de arresto domiciliario, una colección de aforismos del escritor español Luis Amézaga (http://www.letralia.com/firmas/amezagaluis.htm; Vitoria, 1965). Condenado a no salir de casa por varios días, el personaje procede a orear su “maleta llena de notas”, de la que brotan los textos que conforman el libro. “Un hombre es culpable hasta que se encuentre a otro hombre más culpable aún”, dice Amézaga en uno de sus aforismos. “Es difícil tomarse en serio a un hombre en pantalones cortos”, dice en otro. Cuenta con varias participaciones en antologías poéticas de editoriales españolas y latinoamericanas como La casa del poeta (Editorial La Bolsa de Pipas) y Poemas para un minuto (Editorial Hipálage), así como en las antologías de relatos Narrativa contemporánea española y 60 autores, 60 relatos (Editorial Beta). También colabora con revistas literarias digitales e impresas. Dirigió la revista El Verso que Viene: Siglo XXI y ha publicado los poemarios El caos de la impresión (Ediciones Sinmar) y A pesar de todo... adelante (Baile del Sol). Incluido en la colección “El Marsupial”, Una semana de arresto domiciliario tiene 138 páginas y su edición impresa cuesta 8,62 euros, mientras que la digital puede descargarse gratuitamente. http://www.bubok.es/libros/211003/Una-semana-de-arresto-domiciliario miNatura en luna llena. La revista digital miNatura, que se edita desde 1999 en La Habana y es dirigida por Ricardo Acevedo E. y Carmen R. Signes Urrea, publicó este jueves 15 de marzo su número 117, un monográfico dedicado a la licantropía y otras transformaciones. La revista, especializada en el cuento breve del género fantástico, la ciencia ficción y el terror, recoge en esta edición el trabajo de ilustradores como Priscilla Hernández, Komixmaster, José Gabriel Espinosa, Charro, Balleta, Jacobo González, M. C. Carper, Maikel, J.S. Herrera, Caitlin Hackett, J. Cairós, Nano Barbero y otros. Con textos clásicos de Alejandro Dumas, Rudyard Kipling, George W. M. Reynolds y Lord Dunsany, el volumen incluye también trabajos de decenas de autores contemporáneos de habla hispana, entre los cuales se poder contar a Anabel Enríquez Piñeiro (Cuba), Ariel Carlos Delgado (Colombia), Azahara Olmeda Erena (España), Carla Duarte (México), Carlos Enríque Saldivar (Perú), Carmen Rosa Signes Urrea (España), Cristina Jurado Marcos (http://www.letralia.com/firmas/juradomarcoscristina.htm; España), Daniel Frini (Argentina), Deisy Toussaint (República Dominicana), Francis Santos (República Dominicana), Jonaira Campagnoulo (Venezuela), Jorge Gómez Jiménez (http://www.letralia.com/firmas/gomezjimenezjorge.htm; Venezuela), Juan Juan José Tapia (España), Lauristely Peña Solano (República Dominicana), Lilymeth Mena Cruz (México), Luisa Hurtado González (España), María del Socorro Candelaria Zárate (México), Melina Vázquez Delgado (España), Natalia Viana Nevot (España), Rodolfo Báez (República Dominicana), Sara Lew (Argentina), Sarko Medina Hinojosa (Perú), Sissi Pantelis (Grecia), Vicente Arturo Pichardo (República Dominicana), Víctor M. Valenzuela (España), William E. Fleming (España) y Yunieski Betancourt Dipotet (Cuba). http://bit.ly/GzQ8TW Goya en Barcelona. Formada por casi un centenar de obras, la muestra “Goya: luces y sombras”, inaugurada en Barcelona, España, este viernes 16 de marzo, ofrece un recorrido cronológico por la obra del genial maestro de la mano de la Obra Social La Caixa y el Museo del Prado, e incluye piezas tan destacadas y apreciadas como La maja vestida, El quitasol, Vuelo de brujas o Aún aprendo. La exposición se articula en forma de pequeños relatos visuales que analizan los grandes temas abordados por el artista aragonés a lo largo de su vida. Los distintos microrrelatos planteados reflejan la realidad social de la época en que vivió Goya, protagonizada tanto por la realeza y las clases privilegiadas como por los intelectuales, amigos del artista y el pueblo. Se evidencia, de este modo, la riqueza temática y la impresionante técnica de Goya, así como la simultaneidad de las composiciones de encargo y aquellas más libres y críticas, nacidas del propio deseo expresivo del artista. La muestra está abierta al público en el Caixaforum Barcelona hasta el 24 de junio. http://bit.ly/wibtX0 Tertulias peruanas. La Casa de la Literatura Peruana, en Lima, ha abierto el plazo de inscripciones para estudiantes de literatura y ciencias sociales, así como estudiosos de la literatura peruana y extranjera, que deseen participar en su ciclo “Tertulias literarias”, a partir del diálogo y las exposiciones realizadas por los ponentes y el público. Las tertulias se enfocarán en temas como Nicomedes Santa Cruz y la literatura afroperuana; Julio Cortázar y el boom latinoamericano; la poesía de la generación del 60; Juana Manuela Gorriti y las escritoras decimonónicas, entre otros. Los interesados tienen hasta el viernes 23 de marzo para enviar una breve ponencia que gire en torno a los temas propuestos, acompañada de sus datos personales, al correo: doricaliz@gmail.com. El equipo de investigación seleccionará las tres mejores ponencias enviadas para que formen parte de las tertulias. Los participantes recibirán un certificado de participación y el acceso a los libros de la biblioteca Mario Vargas Llosa para realizar sus investigaciones. Para mayor información es preciso llamar al teléfono 511-4262573 anexo 104, o visitar la web de la institución. http://www.casadelaliteratura.gob.pe/?p=5630 Venezuela histórica. La Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel) y la Fundación Rómulo Betancourt (FRB) anunciaron el lanzamiento de su Diplomado en Historia Contemporánea de Venezuela, “conscientes de la importancia de no perder la memoria histórica y de la gravedad de su distorsión sistemática con fines totalitarios”, según señala la información emitida por la FRB. La idea es aportar “herramientas conceptuales y documentos sustantivos sobre la historia contemporánea de Venezuela (1810-1988) mediante la realización de un diplomado de seis meses sobre ese período, al que ha asistido un grupo significativo de docentes de bachillerato, estudiantes universitarios y profesionales de las más diversas especialidades”. Para la realización de estos estudios, se emplea la metodología historiográfica de continuidad y ruptura de de los procesos históricos aportados por el historiador Germán Carrera Damas, quien dictará tres conferencias durante el curso. Este diplomado se llevará a cabo en Caracas los sábados de 9 de la mañana a 1 de la tarde, entre abril y diciembre. Los interesados pueden acudir a la sede de la FRB, ubicada en la quinta Pacairigua, en la 8ª transversal de Altamira, entre 6ª y 7ª avenidas; llamar a los teléfonos (0212) 2616840 o (0424) 1637032, o escribir a diplomadohcv@gmail.com. http://www.fundacionromulobetancourt.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Banco del Libro de Venezuela, premiado por la Unesco La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) informó este martes 6 de marzo la concesión de su premio Hamdan Bin Rashid Al-Maktoum al Banco del Libro de Venezuela (http://www.bancodellibro.org.ve), junto con otros dos proyectos en Nepal y en Sudáfrica, por sus “resultados ejemplares” en la mejora de la eficacia de los profesores. La ceremonia de entrega se celebrará el próximo abril en Dubái (Emiratos Árabes Unidos). El Banco del Libro promueve la lectura y la literatura infantil desde su creación en 1960, posee un programa de evaluación que selecciona y recomienda libros a sus usuarios, y crea bibliotecas escolares y públicas. La institución venezolana comparte la distinción con la Fundación Rato Bangala, una ONG de Nepal creada en 2002 que organiza talleres de formación para profesores de primaria y secundaria con la colaboración del Bank Street College de Educación de Nueva York y de la Universidad de Katmandú. El premio se concede a quienes “muestren logros sobresalientes en la mejora de los resultados y la eficacia de los docentes en países en desarrollo o en el seno de comunidades marginadas y desfavorecidas”, y en esa línea reconoció también al Centro de Enriquecimiento de Escuelas del Instituto Africano de Ciencias Matemáticas, en Sudáfrica. Esa institución, según el comunicado, busca incrementar las oportunidades educativas de comunidades desfavorecidas de Sudáfrica e introducir nuevas capacidades en la enseñanza de las matemáticas, y hasta ahora ha organizado cursillos para 800 docentes en todo el país. Los tres entes, según la Unesco, se repartirán los 270.000 dólares con los que está dotado este galardón bienal, que se estableció en 2009 y está financiado por el jeque Hamdan Bin Rashid Al-Maktum de Dubái. Fuente: EFE *** Cuba sustituye a Abel Prieto, ministro de Cultura El ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto, fue sustituido en su cargo el pasado martes 6 de marzo a propuesta del presidente Raúl Castro y en su lugar fue nombrado Rafael Bernal, hasta entonces viceministro. “Atendiendo a su experiencia y los resultados positivos obtenidos en el ejercicio de su cargo, el compañero Abel Prieto Jiménez ha sido designado asesor del presidente de los Consejos de Estado y de Ministros”, informó además una nota oficial publicada por el diario Granma. De acuerdo a la información “se aprobó promover a ministro de Cultura al compañero Rafael Bernal, actual viceministro primero de este organismo”. Prieto ocupó la cartera desde 1997 y Bernal era el primer viceministro también desde ese año. Escritor, editor y profesor, Prieto fue miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba hasta el Congreso de abril de 2011, en el que no fue reelegido en esa función. Tuvo una participación muy activa en la XXI Feria del Libro que terminó el domingo 4 de marzo en la ciudad oriental de Santiago de Cuba, a unos 850 kilómetros al este de la capital. Durante la Feria, asimismo, presentó su segunda novela, Viajes de Miguel Luna. La primera, El vuelo del gato, había salido en 1999, y con ella ganó en 2001 el Premio Nacional de la Crítica. Bernal, entre tanto, fue por muchos años viceministro de Educación en la isla, antes de ser viceministro de Cultura. Fuente: AP *** Falleció la artista y poeta española Felicia Fuster La artista y poeta catalana Felicia Fuster, que vivía en París desde 1950, falleció el pasado martes 6 de marzo en la capital francesa a los 91 años. Fuster pertenecía a la generación de autores y autoras que nacieron entre 1920 y 1930 y que quedó difuminada por las circunstancias históricas que les tocó vivir, en la que figuran voces poéticas como Vicent Andrés Estellés, María Beneyto, Blai Bonet, Ricard Creus, Ràfols-Casamada o Jordi Sarsanedas. Cuando en octubre de 2011 se inauguró en Barcelona la Fundación Felicia Fuster, se exhibió una muestra significativa de su obra plástica y de sus publicaciones. Fuster (Barcelona, 1921) ingresó en la Escuela de Bellas Artes y Oficios Artísticos de la Llotja para ampliar sus estudios de arte, y en los años 40 expuso en la Galería Syra como uno de los novísimos valores del momento. Poco después ganó el tercer premio de la exposición del Museo de Artes Decorativas de Madrid, donde calificaron su obra de “claramente experimental”. Pero la situación de España y la necesidad de Fuster de ampliar su mundo artístico la hicieron trasladarse a Francia en 1950, a los 29 años. Allí trabajó en agencias publicitarias y obtuvo una diplomatura en ciencias económicas. La marcha aceleró, por un lado, la ruptura de lazos con los que deberían haber sido sus compañeros generacionales pictóricos o literarios, como Blai Bonet, Màrius Sampere o Jordi Sarsanedas y, por otro, acentuó la ausencia, la introspección, el vacío, la experimentación formal y los influjos de Paul Valéry. “Necesito libertad”, respondía sobre su abandono de la pintura figurativa en favor de referencias cósmicas en sus lienzos, con algún pespunte surrealista. Su obra se interrumpió en los años sesenta, pero veinte años después retomó su trabajo con una perspectiva inesperada y con una línea formal y conceptual de abstracción pictórica que añadía una nueva visión cósmica enfocada en las filosofías orientales. “A veces, la vida te envía una ventolera que te deja fuera del camino; y así me pasó a mí, el viento me sacó del camino que llevaba y me apartó de todo”, dijo entonces, agregando que quería que su obra fuera recordada “por el mensaje de libertad que da y de la superación de la soledad”. Traductora de Marguerite Yourcenar y creadora de una fundación para ayudar a jóvenes huérfanos, en 1984 publicó el poemario Una cançó per a ningú i trenta diàlegs inútils (Una canción para nadie y treinta diálogos inútiles). Tres años después publicaría Aquelles cordes del vent (Aquellas cuerdas del viento) y I encara (Y aún), este último ganador del único premio que obtuvo, el Vicent Andrés Estellés. Siempre vanguardista a pesar de su poesía con un punto confesional, abordó la guerra de los Balcanes (Versió original, 1996) y entró en los haikus de la poesía japonesa contemporánea, de la que hizo una antología. Fuentes: EFE • El País *** Estrenan en Guadalajara versión fílmica de Memoria de mis putas tristes La película Memoria de mis putas tristes (http://bit.ly/w0vw6g), basada en la novela homónima del escritor colombiano Gabriel García Márquez, fue estrenada el martes 6 de marzo en la 27ª edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), México, como parte de los festejos de cumpleaños del Premio Nobel de Literatura 1982. La cinta fue dirigida por el danés Henning Carlsen y cuenta con las actuaciones de la francesa Geraldine Chaplin y los mexicanos Emilio Echevarría y Dominika Paleta. El guión es del escritor francés Jean-Claude Carrière —guionista, con Luis Buñuel, de la legendaria El discreto encanto de la burguesía— y del propio Carlsen. La película, una coproducción México-España-Dinamarca-Estados Unidos, levantó polémica durante el rodaje en 2010, cuando organizaciones civiles encabezadas por Lydia Cacho, periodista y activista de los derechos de las mujeres, acusó a la producción y al mismo García Márquez de promover la trata de menores y el comercio sexual. Luego, gente como la productora Bertha Navarro (El laberinto del fauno) la apoyó, tomando en cuenta que se rodaría en Puebla, cuyo gobernador de entonces no era bien visto. “En este caso los medios inventaron cosas sin antes investigar”, consideró Vicente Aldape, el coproductor del filme. Tras la presión de las organizaciones civiles, la película fue rodada en secreto durante cuatro meses en sitios del estado de Campeche, bajo la dirección del danés Henning Carlsen (Aalborg, 1927), quien además de dirigir es escritor y productor. Se le conoce principalmente por sus documentales y contribuciones al estilo del Cinéma vérité. Ha dirigido y producido más de 25 películas y en 2006 recibió el Golden Swan Lifetime Achievement Award en el Festival Internacional de Cine de Copenhagen. Antes de la proyección, el actor que encarna al anciano reportero de 90 años protagonista de Memoria de mis putas tristes, el mexicano Emilio Echevarría, se refirió al filme como una historia “sin prejuicios”, con un guión “bien cuidado”, en el que tanto el director como el elenco evitaron caer en la autocensura, e instó al público a verla de la misma manera. “La gente tiene que ir a verla para formar su propia opinión”, añadió. El actor, quien ha participado en cintas como Amores perros, dirigida por Alejandro González Iñárritu, afirmó que la calidad del guión atrajo la atención de actrices como Geraldine Chaplin, quien tiene una pequeña intervención en la película. La película, que fue exhibida en el FICG como parte del programa de galas a beneficio de instituciones filantrópicas, antes de su estreno en salas comerciales de México en abril próximo, ya fue vendida a Hungría, Alemania, Rusia, Polonia y Latinoamérica. “El que se pueda ver a Emilio (Echevarría, el protagonista) en Hungría, por ejemplo, es algo que debe celebrarse”, comentó Raquel Guajardo, productora del filme. La versión cinematográfica de Memoria de mis putas tristes tiene cambios respecto a la novela original. Persiste el personaje de 90 años, pero la chica con la que sostiene una relación no es una adolescente, sino una joven mayor de edad. La única secuencia que podría generar ruido, de unos cuantos segundos, es una en la que el personaje principal siendo niño (Diego Zinker) se acuesta con una mulata con parche en el ojo. “Para conseguir al niño fue difícil, porque tenía que tener 13 años. Cuando conocimos a Diego, sus papás leyeron el guión y les gustó”, dijo Guajardo. “Ustedes ven la escena y la verdad es que no hay nada. Cuando se hizo la mamá estaba presente, y al terminar Diego preguntaba dónde estaba su Nintendo para seguir jugando”, continuó la productora. “Críticas siempre va a haber, para eso está Twitter. Que las haya nos preocupa como a todo el mundo, pero creo que primero tienen que ir a verla”, subrayó. Echevarría reveló que en un primer momento se negó a interpretar a un hombre de 90 años —el actor tiene 66—, llegando incluso con un par de propuestas. “Y no me dejó, creo que era el último vagón que le quedaba”, bromeó. “Desde el primer día me cuidó, me criticó la manera en que bajaba las escaleras. Para mí la película es un poema, como la novela”. Fuentes: BBC Mundo • El Universal *** Lingüistas de habla hispana apoyan informe sobre sexismo lingüístico El director de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua, aseguró este lunes 12 de marzo que en las polémicas lingüísticas “no hay ningún lado pernicioso, hay una visión poliédrica de un fenómeno, que se puede ver desde diferentes puntos de vista”. Blecua respondía así por primera vez tras las diferentes cartas, artículos y réplicas que han surgido después de que la RAE publicara un informe sobre el lenguaje sexista escrito por el académico Ignacio Bosque, y al que el martes 6 de marzo se sumaron quinientos lingüistas de diferentes universidades españolas. En declaraciones a los periodistas tras la presentación del primer volumen de las Obras completas de Francisco Ayala, Blecua se mostró “sorprendido” por el apoyo de tal cantidad de lingüistas y reconoce que todavía no han tenido tiempo de leer y evaluar todos los artículos publicados al respecto. “La gramática en la lengua no se puede tocar, porque describe las lenguas, y eso no depende de la academia; otra cosa es el diccionario, que con el paso del tiempo se ha ido marcando”, alegó el director de la RAE, quien subraya la “intuición del hablante” a la hora de emprender las modificaciones en la lengua. “El diccionario no tiene que ser correcto políticamente, sino correctamente descriptivo”, destaca el responsable de la RAE, quien considera toda la polémica en torno al machismo en la sociedad española y la desigualdad de la mujer un “problema muy delicado”. Tal como informamos en nuestra edición anterior (http://www.letralia.com/262/0301sexismo.htm), el pasado 1 de marzo fue publicado en el Boletín de información lingüística de la RAE (BILRAE) el informe “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, que luego —el domingo 4— fue reproducido íntegramente por el diario español El País, levantando una ola de polémica en todo el mundo de habla hispana. El martes 6, los lingüistas Antonio Fábregas (Universidad de Tromsø, Noruega), María Carmen Horno Chéliz (Universidad de Zaragoza), Silvia Gumiel Molina (Universidad de Alcalá) y Luisa Martí (Universidad de Kent, Reino Unido), todos menores de 40 años, lanzaron el manifiesto “Acerca de la discriminación de la mujer y de los lingüistas en la sociedad: manifiesto de apoyo a D. Ignacio Bosque” (http://manifiestolinguistica.weebly.com), obteniendo rápidamente el apoyo de centenares de profesionales de la lengua. En el documento, Bosque es defendido de las “críticas feroces, cuando no juicios morales inaceptables” que el académico ha recibido a raíz de su análisis a las nueve guías de lenguaje no sexista editadas por sindicatos, comunidades autónomas y universidades de España. Advierten, asimismo, de que la gramática no tiene ideología y de que las conclusiones del informe de Bosque son “inobjetables”. A lo largo de seis páginas, el manifiesto de los lingüistas asegura que “la gramática no puede ser sexista, de la misma forma que no puede ser comunista, anarquista, liberal o ecologista”, y responde en seis grandes (y detallados) apartados a las personas que han criticado el informe. Desde su primer punto deja clara su posición y señala el principal problema de la discriminación de la mujer: “Si se observa distanciadamente, la discusión que subyace a las intensas polémicas sobre este texto —y sobre otros anteriores— no es acerca de un problema social, sino acerca de cómo ese problema social se refleja —o no— en distintos aspectos del uso de la lengua”. “Nadie discute que la mujer ha sido tradicionalmente discriminada en numerosos aspectos de la vida laboral y la legislación española”, continúa el manifiesto; “este aspecto queda fuera de la polémica y lo asumimos como cierto, así como entendemos que es cierto que de algún modo deben promoverse cambios sociales que disuelvan esta desigualdad”. La carta asegura que “los cambios tienen que provenir de otras vías, al menos si queremos evitar que el lenguaje no sexista sea un modo de maquillar una realidad que sigue siendo discriminatoria con la mujer”; además, recuerda y explica por qué es importante diferenciar tres niveles: el léxico, el morfológico y el gramatical. “Aun considerando que la lengua fuera cómplice y ayuda de los sesgos sexistas de la sociedad española y que un cambio obligado en el uso lingüístico de la administración ayudara a conseguir una sociedad más igualitaria, las guías a las que hacemos referencia no serían adecuadas”, prosigue el documento, que se cierra con tres conclusiones: “Es falso y aun absurdo afirmar que una gramática tenga una ideología”. Entre los firmantes, figuran —en su mayoría— catedráticos y profesores de universidades de toda España, desde la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned) a la Complutense, pasando por Alcalá, Zaragoza, Sevilla, Murcia, País Vasco y Autónoma de Barcelona. Pero también hay docentes universitarios en Alemania, Argentina, Italia o Japón, así como profesores de enseñanza secundaria, algún periodista y algún traductor. Fuentes: EFE • El País *** Publican correspondencia completa de Julio Cortázar Alfaguara publica en Buenos Aires, el próximo mes de abril, los tomos 4 y 5 de la serie Cartas, cuyos tres primeros volúmenes aparecieron en febrero, y que completan la serie dedicada a la correspondencia del escritor argentino Julio Cortázar, además de incluir fragmentos suprimidos en la primera edición (2000), a cargo de Aurora Bernárdez, albacea de Cortázar, con la colaboración de Gladis Yurkievich. “Odio las cartas literarias, cuidadosamente preparadas, copiadas y vueltas a copiar; yo me siento a la máquina y dejo correr el vasto río de los pensamientos y los afectos”, confiesa el autor de Rayuela en su correspondencia, de la que esta edición publica mil cartas hasta ahora inéditas. El epistolario permite sentir de nuevo a Cortázar “como si estuviera escribiendo en la mesa de al lado”, a la vez que pone de manifiesto “la formidable coherencia entre vida y obra” del escritor argentino, apunta el editor y filólogo español Carles Álvarez Garriga. Ya que el escritor guardó muy pocas copias de sus epístolas (“Hay que conocer muy mal a los cronopios para imaginar que guardan cartas”), tuvo que consultarse a amigos, conocidos y especialistas que sí atesoraban páginas suyas. Así, más de 1.800 misivas, telegramas y tarjetas postales forman la versión corregida y aumentada de la correspondencia de Cortázar por cuenta de Bernárdez, su primera mujer, y Álvarez Garriga, quienes ya editaron Papeles inesperados y Cartas a los Jonquières. En los próximos meses se publicarán las Cartas en otros países de Latinoamérica, y a España llegarán en mayo. Estos textos del cronopio, que respiran humor e ironía, permiten reconstruir la gestación de algunas de sus obras cruciales como Historias de cronopios y de famas (1962) y Rayuela (1963), así como la consolidación del boom de la literatura latinoamericana, que lo tuvo entre sus protagonistas. En las epístolas emerge su admiración por Carlos Fuentes y La región más transparente (“Con usted hay que tirarse a fondo, devolver golpe por golpe la paliza que nos pega a los lectores con cada página”), Gabriel García Márquez y Cien años de soledad (“En estos últimos años, no veo nada comparable a esa novela y a Paradiso de Lezama Lima en nuestras tierras”) y Octavio Paz (“uno de los hombres más inteligentes que he conocido entre los poetas”). Y a José Lezama Lima le escribe: “En estas islas a veces terribles en que vivimos metidos los sudamericanos (pues la Argentina, o México, son tan insulares como su Cuba) a veces es necesario venirse a vivir a Europa para descubrir por fin las voces hermanas”. Y Cortázar vuelca sus esfuerzos en ayudar a las voces no consagradas, como por ejemplo un joven Mario Vargas Llosa. A lo largo de cientos de páginas también manifiesta sus desvelos políticos, entre ellos su acercamiento a La Habana: “Si ya no fuera demasiado viejo para estas cosas, y no amara tanto a París, me volvería a Cuba para acompañar la revolución hasta el final”, aseveraba en 1963. Respecto de su patria, el escritor nacido en Bruselas en 1914 explica a mediados del 60: “Por ahora soy un argentino que anda lejos, que tiene que andar lejos para ver mejor”. O con tono más duro: “Nada ha cambiado básicamente desde que me fui del país, como no sean los nombres de los jugadores de fútbol, los diputados nacionales y los precios de los trajes”. Del epistolario también surge el ser sensible que extraña a sus amigos: “Creo que la vida enseña a no equivocarse en materia de amistad. Los únicos errores son los geográficos, el absurdo de que unos tengamos que irnos a Francia mientras otros viven en el Uruguay o la Argentina”. Que se ilusiona con las visitas de sus afectos a París y también lamenta sus silencios epistolares, aunque muchas veces se disculpe por no tener tiempo para responderles. Muchas misivas están destinadas a sus editores, como su amigo Francisco Porrúa: “Me emociona mucho que usted lleve el afecto y el heroísmo hasta el punto de meter a los cronopios entre dos tapas de cartulina”. El cuentista y novelista que corrige con minuciosidad también advierte: “Nada que me manden últimas pruebas, cuando no se puede tocar prácticamente una línea sin que el impresor haga una cirrosis hepática”. Cortázar describe en varias cartas sus andanzas como traductor de organismos internacionales por diversos rincones de Europa y Asia. Trabajo que le resulta sumamente aburrido, pero al que se ve obligado por cuestiones económicas. Entre las epístolas inéditas que aparecerán hay un filoso Cortázar que dispara al danés Niels Blaedel: “Si tuviera que elegir mi peor editor del mundo, me temo que usted sería el elegido”. Asimismo despide al recién fallecido poeta y traductor estadunidense Paul Blackburn, como “un amigo maravilloso, el primero y más maravilloso de los cronopios, a los que amaba y dio vida en inglés”. En 1982 manifiesta gran preocupación por su tercera mujer, Carol Dunlop: “Estoy viviendo un momento harto angustioso de mi vida, porque Carol está muy enferma y por el momento no hay ninguna certeza de que pueda superar una situación que se prolonga desde hace más de dos meses”. Antes de fijar su residencia en París, en 1951, el espigado escritor relata su paso como docente por pueblos de la provincia de Buenos Aires. “Siento que me rodea el vacío, que cualquier cosa es preferible a caer en ese pozo vegetativo que es un Chivilcoy, un Bolívar...”. O aun más lapidario: “Los microbios, dentro de los tubos de ensayo, deben tener mayor número de inquietudes que los habitantes de Bolívar”. Fuente: La Jornada *** Venezuela abrirá este año en Madrid un Centro de la Diversidad Cultural En septiembre de este año se estima inaugurar en Madrid, España, el primer Centro de la Diversidad Cultural de Venezuela en el extranjero, según informó el pasado 7 de marzo el viceministro de la Identidad y Diversidad Cultural, Benito Irady, quien apuntó que el objetivo de la creación de esta y otras sedes fuera de Venezuela es mantener vivas las manifestaciones, fiestas, costumbres y expresiones venezolanas en otros países. El Ministerio de Relaciones Exteriores aprobó en febrero pasado una resolución para crear el Centro de Diversidad Cultural de Venezuela, como Unidad Ejecutora Local de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en el Reino de España. “Su objetivo es proyectar la imagen sociocultural de Venezuela y de otros países de Latinoamérica y el Caribe”, explica el documento. Allí se establecen además las funciones de esta sede, tales como actuar como centro de difusión de programas “para la cultura y la cooperación, que permita mostrar en España las más genuinas expresiones propias del pueblo venezolano y latinoamericano junto al pensamiento bolivariano”. Además, se plantea que este Centro de la Diversidad sirva para la exhibición, formación y promoción de la oferta cultural, técnica y académica de Venezuela, Latinoamérica y el Caribe. “Vamos a mantener los convenios necesarios para que a lo largo del tiempo se mantengan muchas muestras de la diversidad, muchas exposiciones y todo un ciclo de conferencias y proyecciones audiovisuales, entre otras”, dijo Irady. Desde hace unos cinco años se mantiene un intercambio entre Venezuela y España en una casa de la cultura, ubicada en la población de Veas, Huelva, en este país europeo. “Nos hemos reunido con el equipo de Venezuela en España y organismos culturales de ese país europeo, y tenemos el compromiso de llevar allá la exposición inaugural de esa sede”, indicó. Fuente: AVN *** Carme Riera y María Victoria Atencia candidatas a una silla de la RAE La escritora y filóloga Carme Riera y la poetisa María Victoria Atencia fueron presentadas el pasado miércoles 7 de marzo como candidatas a la silla “n” de la Real Academia Española (RAE), vacante desde la muerte de Valentín García Yebra en 2010. El plazo de presentación de candidaturas, que comenzó el 20 de febrero, terminará el 21 de marzo, por lo que hasta entonces podrán presentarse otras solicitudes o retirarse las presentadas. Riera, catedrática de literatura en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), fue propuesta por los académicos Pere Gimferrer, Álvaro Pombo y Carmen Iglesias, mientras que la postulación de Atencia fue a petición de Soledad Puértolas, Inés Fernández Ordóñez y Luis María Ansón. La RAE, con 46 sillas académicas, también tiene vacantes las letras “f” y “b”, por fallecimiento de sus ocupantes, Luis Ángel Rojo y Eliseo Álvarez-Arenas, respectivamente. Riera (Palma de Mallorca, 1948) es especialista en el Siglo de Oro y en la poesía española de la generación poética de los 50 del siglo pasado. Como escritora ha recibido los premios Nacional de Narrativa de las Letras Españolas, el Prudenci Bertrana, el Ramon Llull, el Josep Pla, el Lletra d’Or, el Joan Crexells y el de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana, además de la Creu de Sant Jordi de la Generalitat y la Medalla d’Or del Consell de Mallorca. En 2011 publicó Natura quasi morta (Edicions 62), su primera novela de intriga, ambientada en el campus de Bellaterra de la UAB, y que narra la desaparición de un alumno extranjero de intercambio de la universidad en plena protesta “antibolonia”. Atencia (Málaga, 1931) estuvo vinculada desde muy joven a los poetas integrantes del grupo Caracola. Recientemente ha enviudado del poeta y editor malagueño Rafael León. Es autora de varios poemarios, entre ellos Tierra mojada, Cuatro sonetos, Cañada de los ingleses, Los sueños, El mundo de M.V., Adviento, Trances de Nuestra Señora y La pared contigua. Con su obra Las contemplaciones ganó el Premio Nacional de la Crítica y también el que conceden los críticos andaluces. En 2010 ganó el Premio Internacional Federico García Lorca a toda su trayectoria. Fuentes: EFE • Europa Press *** El IV Premio de Poesía Víctor Valera Mora 2012 ya tiene jurado El 21 de octubre de 2012, fecha conmemorativa del nacimiento del poeta Víctor Valera Mora, se hará entrega del premio al ganador de la IV Edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, organizado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve). El jurado, anunciado el pasado 7 de marzo, está constituido por el profesor venezolano-mexicano Josu Landa Goyogana, el filósofo cubano Raúl Fornet-Betancourt, y el poeta y ensayista venezolano Gustavo Pereira (http://www.letralia.com/firmas/pereiragustavo.htm), ganador de la anterior edición del certamen. Este jurado, designado por el Consejo Directivo de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, sesionará en Caracas durante la cuarta semana de julio. Landa Goyogana es maestro en filosofía y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Además de varios títulos ensayísticos y artículos en revistas especializadas y de divulgación, ha publicado los poemarios Bajos fondos (1988), Treno a la mujer que se fue con el tiempo (1996) y Alisios (2004), la antología poética La luz en el vano (1996), las novelas Zarandona (1997) e Y/O (Ensamble) (2004) y la traducción al vascuence de Piedra de sol, de Octavio Paz, entre otros libros. Fornet-Betancourt (Cuba, 1946) reside en Alemania desde 1972. Es doctor en filosofía y letras por la Universidad de Salamanca y doctor en filosofía con la especialidad en lingüística y teología por la Universidad de Aachen. Es miembro activo de la Sociedad Europea de la Cultura y otras organizaciones. Ha publicado Problemas actuales de la filosofía en Hispanoamérica (1985), Introducción a Sartre (1989), Estudios de filosofía latinoamericana (1992), Aproximaciones a José Martí (1998), Transformación intercultural de la filosofía (2001), y Crítica intercultural de la filosofía latinoamericana actual (2004), entre otros. Pereira (Punta de Piedras, Nueva Esparta, 1940) integró en 1958 el grupo Símbolo y fue director-fundador de la revista Trópico Uno de Puerto La Cruz, Anzoátegui. Es abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Defendió a sindicatos y presos políticos hasta 1968, cuando ingresó como docente a la Universidad de Oriente (UDO), en Puerto La Cruz. Se doctoró en estudios hispanoamericanos en la Universidad de París. Premio Nacional de Literatura (2001), ha publicado los poemarios Preparativos del viaje (1964), El interior de las sombras (1968), Los cuatro horizontes del cielo (1970), Poesía de qué (1971), Libro de los Somaris (1974), Segundo libro de los Somaris (1979), El peor de los oficios (1990), La fiesta sigue (1992), Escritor salvaje (1993), Dama de niebla (1999), Costado indio (2001) y Los seres invisibles (2005), entre otros. El premio será otorgado por mayoría de votos de los jueces y otorgará al trabajo ganador un premio de 100.000 dólares. Además, el premio incluye la publicación de una edición de la obra para su circulación en Venezuela. El premio tiene como propósito reconocer la creación poética actual, fortalecer vínculos culturales en el escenario internacional y rendir homenaje a la memoria del insigne poeta Víctor Valera Mora. Fuente: Celarg *** Corpus del Español del Siglo XXI tendrá 300 millones de formas en 2014 La Real Academia Española (RAE) y el Banco de Santander renovaron este 8 de marzo el convenio de colaboración que mantienen desde 2007 y que permitirá la culminación del Corpus del Español del Siglo XXI (Corpes XXI) y el proceso de digitalización y actualización tecnológica del archivo académico. Según el acuerdo suscrito por José Manuel Blecua, director de la RAE, y Emilio Botín, presidente de Banco Santander, y que se mantendrá hasta 2014, esta entidad bancaria aportará 700.000 euros para proyectos de la RAE, especialmente el Corpes XXI, cuyo objetivo final es reunir, en 2014, un total de 300 millones de formas y palabras de la lengua común de 450 millones de hispanohablantes. Este corpus, que actualmente cuenta con cerca de 100 millones de formas, se elabora a partir de textos orales y escritos. El material proviene tanto de medios impresos —libros y prensa— como de contenidos publicados en Internet o emitidos en canales de información audiovisual, informa la RAE en una nota. Los textos que sirven de base al Corpes XXI reflejan el español de todo el mundo a través de un 30% de formas procedentes de España y 70% restante de América. El resultado de esta “ambiciosa recopilación” será “la creación de una gran base de datos que, unida a un potente programa de recuperación, permitirá consultar los ejemplos por países, fechas o temas”, se añade en la nota. Coordinado por el académico español Guillermo Rojo, el Corpes XXI es una iniciativa de la RAE y de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), en la que trabajan, además del equipo central, ocho equipos externos a las academias. Seis de esos equipos son de diferentes universidades españolas —Alcalá de Henares, Autónoma de Barcelona, León, Salamanca, Santiago de Compostela y Valencia—, la Academia Argentina de Letras y la Fundación Comillas. El Corpes XXI supone la continuación del trabajo realizado con los corpus Corpus de Referencia del Español Actual (Crea) y Corpus Diacrónico del Español (Corde). Este último cuenta con cerca de 300 millones de formas desde los orígenes del idioma hasta 1974, y el Crea, con 155 millones de formas desde 1975 hasta 2004. El convenio incluye también el apoyo económico para dotar al Archivo de la RAE de los medios tecnológicos necesarios para realizar sus funciones de difusión y conservación. El proyecto contempla dos fases: la informatización de las fichas descriptivas y la digitalización de las series documentales de mayor valor testimonial e histórico. Inicialmente, con motivo de la conmemoración de su tercer centenario, la RAE abordará el tratamiento de la documentación correspondiente al siglo XVIII, a la par que la descripción, indización y digitalización de los 62 libros manuscritos de actas de sesiones plenarias, en los que, desde su fundación en 1713, los distintos secretarios de la corporación han ido registrando escrupulosamente el acontecer académico. Fuente: EFE *** Congreso de España apoya un IVA de 4% para el libro electrónico El Congreso de los Diputados de España instó este jueves 8 de marzo al Gobierno de la nación ibérica a que realice las gestiones necesarias ante las instituciones europeas para modificar las directivas del sistema común de IVA, de manera de que se aplique el 4% de este tributo a todos los libros electrónicos en cualquier modalidad legal que sean adquiridos. La propuesta fue votada en la Comisión de Cultura a partir de una Proposición no de Ley de Unión Progreso y Democracia (UPyD) que no prosperó, en la que instaba al gobierno a que realizara las modificaciones legales precisas para que, en el plazo de tres meses, el IVA que repercute sobre los libros electrónicos sea el mismo superreducido que se aplica a los libros en soporte físico. Finalmente, los grupos pactaron una transaccional en la que además piden que se incluyan dichas modificaciones en la Directiva del Consejo Europeo de noviembre de 2006, para que el gobierno pueda modificar “a la mayor celeridad” el IVA de los libros electrónicos. Durante la Comisión de Cultura, la portavoz del Grupo Popular, Pilar Cortés, afirmó que, a pesar de compartir el objeto de la proposición, actuar en contra de lo que versa la directiva europea es “arriesgarnos a una sanción que afrontar”. “La normativa europea es clara porque prohíbe aplicarlo a servicios prestados por medios electrónicos, con independencia de que el contenido sea cultural, y aplica el 18% general”, argumentó la diputada. Por su parte, el portavoz del Grupo Socialista, Pablo Martín Peré, señaló que la equiparación del IVA del 4% no debe depender del soporte y de los formatos de distribución. En su enmienda, los socialistas pidieron la aplicación de este tributo reducido a todos los formatos de libro electrónico existentes. En este sentido, el portavoz de UPyD, Toni Cantó, destacó que la industria del libro electrónico, “aún incipiente” en España, compite en “desigualdad de condiciones”, por lo que no estaría bien dejar que las industrias extrajeras se instalen en ese país. Por su parte, el portavoz del grupo parlamentario de la Izquierda Plural, Chesús Yuste, manifestó que “en el siglo XXI no es justificable esta diferencia de tributación” y la calificó de “inaceptable”. En cuanto al argumento defendido por el Grupo Popular, respecto a la normativa europea, Yuste apuntó que Francia y Luxemburgo aprobaron recientemente el IVA superreducido en libros electrónicos, por lo que “no habría excusa”. Por último, la portavoz de Cultura de CiU en el Congreso de los Diputados, Montserrat Surroca, manifestó discrepancias en cuanto a la formulación de la PNL de UPyD. “El Gobierno ha de impulsar antes en la UE una revisión de la directiva para la unificación lógica de tipos impositivos”. Fuente: Europa Press *** Nueva editorial publica literatura latinoamericana con temática gay La nueva editorial independiente Mafia Rosa (http://www.mafiarosaediciones.com) realizará una cartografía de los autores latinoamericanos que abordan las emociones y vivencias homosexuales en los géneros de poesía, ensayo y narrativa. El sello editorial, creado por Juan Carlos Bautista, Hernán Bravo Varela y Víctor Jaramillo, presentó el jueves 8 de marzo en Ciudad de México sus primeros títulos: Destino: Rúa Aurora, crónica del poeta uruguayo Alfredo Fressia; El memorial de hombres que me amaron, antología poética del mismo autor, la cual abarca 40 años de su trayectoria, y Diálogo final, poemario con el que William Johnston obtuvo en Uruguay el Premio Nacional de Literatura. Mafia Rosa ofrece un panorama tan heterodoxo como vibrante de la literatura mexicana y latinoamericana con temática gay. En palabras de los fundadores del sello, publicarán “literatura subversiva, clandestina, que pacta exclusivamente con la calidad literaria”. Según Hernán Bravo Varela, en esta aventura editorial los libros de Mafia Rosa poseen la mirada de autores que lograron expresar su sexualidad. “Nuestros libros proponen un abanico de temáticas gay, que buscan en sus guiños literarios la complicidad del lector”. Juan Carlos Bautista comentó que Mafia Rosa es síntoma de una época, así como los Contemporáneos lo fueron en un momento crítico. “Ahora hay una gran explosión de la literatura gay en México, existen poetas homosexuales que tienen una propuesta interesante. Una de las tareas de la editorial es dar a conocer a escritores homosexuales o de cierta estética homosexual”. Mafia Rosa, expresó Bravo Varela, “opera en secreto para juntar a amigos que poseen afinidades que rebasan lo sexual y que tocan la sensibilidad literaria y asuntos vitales de amistad. Vamos a publicar a aquellos autores y libros que no solamente consideramos cercanos a nosotros, sino que han dado voz y sustento a nuestra literatura”. La naciente editorial publicará obras de poesía, ensayo y narrativa, para motivar el “buen gusto literario” y, de paso, relajar la literatura contemporánea. El sello editorial anunció que este año también publicará títulos de los mexicanos Sergio Loo y Juan Carlos Bautista, del cubano Virgilio Piñera y del argentino Néstor Perlongher. Los libros de Mafia Rosa estarán a la venta el próximo mes en las librerías de Ciudad de México y en la página de Facebook de la editorial, así como en su sitio en la Web, ahora en construcción. Fuente: La Jornada *** María Teresa Uriarte sustituye a Sealtiel Alatriste en cargo de la Unam La nueva coordinadora de Difusión Cultural de la máxima casa de estudios habló del trabajo de su antecesor, a quien no dudó en calificar como su amigo. “Cometió un error; el que esté libre de culpa que arroje la primera piedra. Las buenas conciencias hace mucho que para mí se terminaron”, dijo. El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), José Narro Robles, designó a María Teresa Uriarte nueva titular de la Coordinación de Difusión Cultural, en sustitución de Sealtiel Alatriste, quien el pasado 15 de febrero renunció al cargo tras ser acusado de plagio por varios autores, como informamos en nuestra edición 261 (http://www.letralia.com/261/0123alatriste.htm). En una ceremonia privada efectuada el jueves 8 de marzo en la torre de Rectoría, Narro Robles dio posesión de este puesto a Uriarte, quien es académica de la Facultad de Filosofía y Letras e investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la casa de estudios. La docente se desempeñaba como integrante de la Junta de Gobierno (JG), órgano al que presentó su renuncia pues la Legislación Universitaria señala que sus integrantes no deben tener cargos administrativos en la institución. Narro Robles destacó que la difusión cultural es una de las tres funciones sustantivas de la institución y, “junto con la docencia y la investigación, configura el espacio de la vida académica central de nuestra casa de estudios”. Por ello, dijo, es necesario verla en una doble perspectiva: la que se vincula en la propia comunidad, “con la que tenemos un enorme compromiso, aunque no de manera exclusiva, y su relación con el resto de los ciudadanos”. “No puede hacerse a un lado o disminuir la importancia que tiene la difusión cultural de la universidad en nuestra sociedad. La Unam es una de las principales instituciones impulsoras y creadoras de arte y cultura, que apoya a las humanidades y a las ciencias”. Consideró que la nueva funcionaria es una persona “profundamente universitaria, una mujer comprometida con la actividad de esta casa de estudios, que ha transitado por diversas facultades, institutos y dependencias”. En su oportunidad, Uriarte agradeció la confianza para esta nueva responsabilidad. “Es un reto muy grande, pero contamos con un gran equipo para el desarrollo de las tareas encomendadas”. La investigadora es originaria de Ciudad de México. Hizo la licenciatura en historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Unam, con la tesis Costumbres funerarias de los indígenas de Baja California. En 1974 se graduó de maestra con mención honorífica con el tema Pintura rupestre en Baja California. En 1991 se doctoró también con mención honorífica, con la tesis Tepantitla en Teotihuacán: una nueva lectura. Ha colaborado con numerosos capítulos para exposiciones mexicanas y extranjeras. En la actualidad coordina la publicación de textos sobre arte prehispánico para el Posgrado de Historia del Arte y un libro sobre arquitectura prehispánica para Jaca Book. Está al frente del Seminario de Pintura Mural Prehispánica en México, que está por publicar los tomos correspondientes a Cacaxtla y la Huasteca. Hizo la curaduría de la exposición “Fragmentos del pasado”, así como su catálogo, que se exhibió en el Antiguo Colegio de San Ildefonso; en Gerona, España, y en Macau, China. Entre 1987 y 1992 organizó seis ediciones del Festival Cultural de Sinaloa y coordinó las actividades de la Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional. Participó en el equipo que puso en marcha el Centro Universitario Cultural Tlatelolco, ubicado en la que fue la sede de la cancillería, junto a la plaza de las Tres Culturas. Uriarte Castañeda visitó la tarde de ese jueves la que será su nueva oficina en el Centro Cultural Universitario, aunque aclaró que en sus planes no está dejar el Seminario de la Pintura Mural Prehispánica en México ni las clases en la Facultad de Filosofía y Letras, además de continuar los libros en los que trabaja. Hizo un reconocimiento a la labor de su antecesor, Sealtiel Alatriste, quien “es mi amigo. Cometió un error; el que esté libre de culpa que arroje la primera piedra. Las buenas conciencias hace mucho que para mí se terminaron”, sostuvo, y destacó que al frente de la coordinación Alatriste formó un equipo extraordinario. “Yo no pienso cambiar a nadie; a lo mejor invito a algunas personas cercanas a mí”. Fuente: La Jornada *** Anunciado en Arequipa ganador de Premio de Novela Corta Vargas Llosa Pedro Félix Novoa Castillo (http://pedrofelixnovoacastillo.blogspot.com) se consagró este viernes 9 de marzo como el ganador del Primer Premio Internacional de Novela Corta Mario Vargas Llosa por su obra Maestra vida. El ganador, limeño y de 38 años, es escritor y profesor licenciado de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Federico Villarreal, quien se llevará los 5 mil euros que establecía como premio el concurso de novela, además de la publicación de su obra por parte de la editorial Alfaguara. El autor de Maestra vida recibirá el premio de manos del propio Mario Vargas Llosa, el próximo 28 de marzo, día en que cumple años el Nobel peruano, en el patio principal de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa de Arequipa, donde nació el autor de La ciudad y los perros. El certamen literario fue organizado por el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) y la Asociación Cultural Artequipa, y tuvo al español Juan José Armas Marcelo, el francés Roland Forgues y el peruano Alonso Cueto Caballero como jueces. En la conferencia de prensa donde se anunció como ganador a Novoa Castillo, se comunicaron vía telefónica con su madre, quien expresó su emoción manifestando que en su familia todos eran seguidores de Vargas Llosa. Instantes después se comunicaron con el flamante ganador de 38 años, quien se encontraba en esos momentos en la Universidad Nacional Federico Villareal (UNFV), donde trabaja. Él aseguró su presencia el día de la premiación y se mostró emocionado con tan importante galardón. Fuente: La República *** Muere a los 73 años el artista francés Jean Giraud, Moebius El dibujante francés Jean Giraud, conocido como Moebius, padre del cómic sobre el teniente Blueberry, falleció el pasado sábado 10 de marzo a los 73 años de edad tras una larga enfermedad. Autor prolífico, que firmó buena parte de su obra con el seudónimo de Gir, Moebius trabajó en algunas de las revistas más importantes de Francia y trabajó también en el cine. Creador de un universo muy personal, el dibujante francés colaboró en la concepción de los personajes de las películas Alien, de Ridley Scott; El quinto elemento, de Luc Besson, o Abyss, de James Cameron, entre otros. Pero fue el mundo del western el que lanzó a la fama a este prolífico dibujante que comenzó en su adolescencia a consagrarse a su pasión. Nacido el 8 de mayo de 1938 en Nogent-sur-Marne, a las afueras de París, en el seno de una familia modesta, Giraud publicó sus primeros dibujos con apenas 15 años. Su atracción por el mundo del western le llevó a crear, en colaboración con Jean-Michel Charlier, la saga de Blueberry, que firmó con el pseudónimo de Gir y que le dio fama internacional. Con los años, a finales de los 60, el dibujante abandonó el realismo de esa serie para consagrarse a una obra más fantástica en un universo propio muy relacionado con la ciencia ficción. Fue en ese momento cuando adoptó el pseudónimo de Moebius, y cuando comenzó una prolífica colaboración con el cine que duró varios años. Entre el realismo y la imaginación, Moebius tuvo tiempo de dibujarse a sí mismo, como muestra la serie de álbumes que editó sobre su propia vida bajo el título Inside Moebius. Giraud tuvo una gran vinculación con México, donde vivió su madre y donde pasó varias etapas de su vida, lo que influyó su visión del universo del western. Nombrado mejor artista gráfico de Francia en los años 90, Moebius tenía la insignia de las Artes y las Letras que en 1985 le otorgó el presidente François Mitterrand. Muy admirado en su país, en marzo de 2011 cerró en París una gran exposición consagrada a su obra. Fuente: EFE *** Falleció el poeta mexicano Ciprián Cabrera Jasso El reconocido escritor y poeta tabasqueño, Ciprián Cabrera Jasso, de 62 años, fue hallado muerto el pasado domingo 11 de marzo en su residencia de Villahermosa (Tabasco), donde, al parecer, se suicidó, sin conocerse aún las causas. Su cuerpo, según las primeras investigaciones, fue hallado alrededor de las 10 horas colgado de una cuerda que estaba atada a una estructura en el techo de su casa. Apenas el pasado 13 de febrero Cabrera Jasso —conocido por sus allegados como “Pano”— había recibido un reconocimiento del gobierno del estado dentro del VIII Encuentro Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer Cámara, por su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua oficializado el pasado mes de diciembre. En 2006 había sido distinguido con el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada. Cabrera Jasso nació el 2 de julio de 1950 en el municipio de Emiliano Zapata, Tabasco. Se graduó en psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y posteriormente hizo estudios de literatura inglesa en la Universidad de Michigan, Estados Unidos. Recorrió México dando lecturas de su obra poética y narrativa e impartiendo lecciones y conferencias en diversas universidades del extranjero, como la de Amberes, en Bélgica. Era miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y del Comité del Archivo Histórico del estado de Tabasco. Entre otros cargos, ocupó la dirección editorial y fue asesor del Instituto de Cultura de Tabasco; también fue jefe del Departamento de Publicaciones y Difusión Cultural de la Secretaría de Educación de Tabasco y director de la Biblioteca Pública del Estado José María Pino Suárez. El 8 de diciembre de 2011 fue elegido miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, en reconocimiento a su trayectoria como “un autor que ha sabido expresar la riqueza poética de su estado natal y su gente y una vida entregada a las letras y su difusión”. En el texto de dicho nombramiento, la academia reafirma que dicho órgano colegiado “se beneficia con los conocimientos acumulados por un estudioso sensible y atento a la historia y la cultura de Tabasco; es notable y variada su vocación literaria, su amor por la lengua y su trayectoria docente; además, ha llevado su interés por las humanidades a múltiples foros dentro y fuera del país”. Su obra poética, presente en más de 10 antologías, comprende más de 15 títulos: Trilogía de sombras (1985), Quinteto de cámara (1986), Nadie detendrá el viaje (1986), Kasandra (1988), Diario de muertos (1989), La ventisca (1990), Poema en busca de luz (1991), Las devastaciones del barbasco (1991), Los enebros (1993), Los dones del insomnio (2004) y Obra poética tomos I, II y III, Los rostros del viento (2007), Desde San Juan Bautista (2008), La diosa (2010), En las edades del silencio (2010), El divino vuelo (2011), La conciliación celeste de los salmos (2011) y Con el reflejo del agua en tu rostro (2011). Fue autor de los libros de cuentos Entre la luz de la luna y el retrato (1986), Las once fantasías y un viaje al país de la noche (traducido al inglés por Leand H. Chambers de la Universidad de Denver en Colorado, Estados Unidos, 1987) y Los oníricos y otros cuentos del sueño de la vida (2008). Incursionó en otros géneros y en su bibliografía constan las novelas Onishi y la fiesta de infierno, Celia y la oscura esperanza, Ciliace y el borde de la oscuridad y El rostro oculto de la luna, además de una obra dramática titulada El retrato, así como varios libros de ensayo e investigación que muestran la variedad de sus intereses intelectuales. Colaboró en numerosas revistas y periódicos como Siempre!, la Gaceta del Fondo de Cultura Económica, La Orquesta, Textual, Poesía, Cultura Sur, Manglar, Expresión, Parva y Tierra Adentro, El Nacional, El Presidente, El Avance, El Novedades de Tabasco y en Tabasco Hoy. Fuentes: Milenio • Proceso *** A los 93 años muere la poeta guatemalteca Luz Méndez de la Vega La ganadora del Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias de 1994, la poeta Luz Méndez de la Vega, falleció el pasado domingo 11 de marzo por problemas de salud relacionados con su avanzada edad. Sus restos fueron sepultados el lunes 12 en el Cementerio General de la capital guatemalteca. Méndez de la Vega, quien había nacido en 1919, fue además ensayista, crítica literaria y de teatro, dramaturga, investigadora y docente universitaria, además de activista por los derechos de la mujer. Estudió en Guatemala y en España y fue miembro de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la Real Academia Española. La escritora Margarita Carrera se mostró muy consternada por la pérdida. “Yo la admiraba mucho. Nos conocimos desde que éramos jóvenes. Ella siempre fue un gran talento con una enorme sensibilidad. También fue una gran conocedora de la lengua, así que se perdió uno de los grandes valores”, dijo Carrera. El académico Francisco Albizúrez Palma, también miembro de número de la Academia, expresó: “Siempre la recordaré porque fuimos compañeros de promoción en la Facultad de Letras de la Universidad de San Carlos”. Agregó: “Como escritora nos sorprendió cuando publicó su primer poemario. Siempre tuvo una gran capacidad creadora y un espíritu de servicio hacia su país”. Entre sus títulos se encuentran Eva sin Dios (1979), Tríptico (1981), De las palabras y la sombra (1984), Las voces silenciadas (1985), Toque de queda (1999), Helénicas (1998), Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (1984), La amada y perseguida Sor Juana Inés de Maldonado y Paz (2002) y la obra de teatro Tres rostros de mujer en soledad (1991). Fuente: Prensa Libre *** Sogem homenajeará a Roberto Gómez Bolaños La Sociedad General de Escritores de México, Sogem, acaba de crear la medalla Caridad Bravo Adams, un galardón que se instituye para estimular el trabajo de los escritores y que en su primera edición será concedida al actor y dramaturgo mexicano Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito”. “La situación económica de Sogem no estaba para hacerlo, sin embargo, ahora ya podemos entregar una medalla por rama (cine, radio, televisión, literatura y teatro). Antes se estableció la medalla Netzahualcóyotl pero se dejaron de otorgar hace ya muchos años. Así que se instituye la Caridad Bravo Adams y el primero en recibirla será Chespirito”, dijo Lorena Salazar, presidente del organismo. Este reconocimiento se le dará en una comida y en la que estarán presentes amigos más cercanos de escritor, poeta, productor, comediante y director, se anunció este 12 de marzo. “Chespirito es una persona muy querida por todos nosotros, pero no le gustan los homenajes, él regularmente se reúne con su grupo de amigos y con ellos le vamos a organizar una comida”, comentó. La Sogem facilita a los autores mexicanos los trámites con televisoras, teatros, editoriales, estaciones de radio y productores para alcanzar mejores convenios y contrato de sus obras, así como para tramitar los derechos de autor correspondientes. Chespirito es, según Salazar, “pieza fundamental de esta sociedad”, pues en su trayectoria ha trabajado en todas las áreas de la misma: radio, teatro, televisión, cine y literatura. “Aparte del dinero que ha dejado que es mucho y eso no se puede negar, también nos ha dado mucha sabiduría, es un ejemplo muy grande de constancia y trabajo, le tenemos un gran afecto porque es una persona muy amable”, aseguró. Fuente: Excélsior *** El escritor español Juan Goytisolo gana el Premio Formentor El escritor español Juan Goytisolo fue galardonado este lunes 12 de marzo con el Premio Formentor de las Letras 2012 por el conjunto de su obra narrativa y ensayística, en la que demuestra su “fortaleza, ejemplo e independencia de criterio”. El premio fue concedido por unanimidad, dijo en rueda de prensa en Ciudad de México el presidente del jurado, el escritor mexicano Carlos Fuentes, quien destacó que se trata de un reconocimiento a toda la obra de Goytisolo (Barcelona, 1931). El autor recibió la noticia al momento de arribar a tierra venezolana para asistir, en calidad de invitado especial, a la 8ª Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven). Le fue comunicada por el embajador de España en Venezuela, Juan Serrat, quien lo recibió en el Aeropuerto Simón Bolívar. La obra de Goytisolo reflexiona sobre lo ocurrido en el Mediterráneo, entendido como un espacio entre judíos, árabes y cristianos, destacó Basilio Baltasar, miembro del jurado junto a Sergio Ramírez, Julián Ríos, Bárbara Jacobs, Jorge Volpi y Patricio Pron. El jurado del galardón, dotado con 50.000 euros (unos 65.000 dólares) y que por primera vez se falla fuera de España, expresa su “admiración por la fortaleza, ejemplo e independencia de criterio de un escritor cuya obra literaria pertenece a la gran tradición narrativa de la lengua española”. Además de la obra narrativa y ensayística, el jurado destaca la “trayectoria intelectual y la influencia cultural del escritor español”. Resalta también su contribución “como interlocutor entre la cultura europea y la cultura islámica, como intelectual que ha ayudado a modelar la conciencia de un Mar Mediterráneo agitado por numerosos conflictos, pero fundado sobre el patrimonio común de judíos, moros y cristianos”. Fuentes, quien en 2011 ganó la primera edición de la nueva época de este premio literario por el conjunto de su obra narrativa y ensayística, afirmó que Goytisolo es “escritor mediterráneo” más representativo de ese mundo. “La historia de España es inconcebible sin el mundo árabe”, apuntó Fuentes al resaltar que el autor de Señas de identidad, afincado en Marrakech, es un conocedor del mundo árabe y la cultura mediterránea, una herencia que el novelista mexicano consideró muy importante para la cultura española. Además, dijo, “le dio primacía al hecho literario” y rompió reglas de estilo y gramaticales al escribir con un castellano “muy renovador”. Goytisolo ha publicado Duelo en el paraíso, Fin de fiesta, Juan sin tierra, Disidencias, Makbara y Paisajes después de una batalla, entre otras obras. El Premio Formentor fue creado en la década de los sesenta por los propietarios del Hotel Formentor, que en esa época se convirtió en un importante foro literario. Entre los anteriores galardonados con el premio figuran Samuel Beckett, Jorge Luis Borges, Juan García Hortelano, Jorge Semprún, Saul Bellow y Witold Gombrovicz. Fuente: EFE *** Poemas de José Hierro son musicalizados nuevamente por Inés Fonseca La compositora y cantante española Inés Fonseca reeditará en breve, con el respaldo de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), el libro-disco Vida, en el que puso voz a los versos de José Hierro, uno de los poetas esenciales en lengua castellana de la segunda mitad del siglo XX, y que incluyó siete dibujos del propio autor, al tiempo que esa casa de estudios anunció la realización de una “semana Hierro”. En diciembre de este año se cumplirá una década de la muerte del autor de Alucinaciones, momento escogido por Fonseca para la reedición de este trabajo que en su primer lanzamiento fue muy bien recibido. Textos escritos por el autor y once temas en la voz de la cantautora conformaron el volumen revisitado que “funde varias posibilidades artísticas en un mismo objeto”. Ahora, y según se anunció el pasado 12 de marzo, se sumarán dos nuevos temas, “Ciempiés” y “Viento”, a esta evocación de un trabajo creativo que surgió cuando Fonseca leía “Marina impasible”, del celebrado Cuaderno de Nueva York, y quiso “añadir una emoción a la del poema”. “Se la enseñé a Hierro y le gustó hasta el punto de animarme a que siguiera”, dijo la cantante, que en su día eligió siete temas del poeta, más dos propios creados en torno a su figura, para una tarea que se fraguó de “la fusión entre mi pensamiento y su poesía”. El libro-disco salió a la venta en la editorial El Europeo, e hizo el número 28 de una colección iniciada en 1995 con Luis Eduardo Aute a la búsqueda de “un formato que incluyera poesía, pintura, canciones e incluso algo más” en un solo objeto, ofreciendo “la máxima libertad de expresión al artista y un contenido coherente”, según su director Borja Casani. La música, también “segunda piel de la poesía” en Hierro, recorre siete poemas —“Vida”, “A orillas del East River”, “Ciudad a lo lejos”, “Marina impasible”, “Indiferente”, “Aunque el tiempo me borre de vosotros” y “Nubes”— y se completa con dos propios, ya referidos, inspirados en él (“Amanecer” y “Azul”), para dar forma a un proyecto inédito en el universo de Hierro (1922-2002). La escritura del autor de Tierra sin nosotros, doctor honoris causa de la UIMP, universidad a la que estuvo estrechamente vinculado a través de su curso para extranjeros y programas culturales, posee una musicalidad, una sonoridad y dominio del ritmo incomparable entre los autores de la llamada poesía social. Esta musicalidad queda subrayada en las versiones con las que Inés Fonseca alimentó su libro-disco. Los textos seleccionados inciden en dos de los temas esenciales del autor: “la inquietud por la índole áspera de la existencia, y el entusiasmo al disfrutar ciertos instantes de plenitud”. Un trabajo destacado por sus melodías sobrias pero intensas en las que los cuatro músicos y la voz de Fonseca viajan del desencanto a la evocación melancólica. Los dibujos y acuarelas del propio Hierro, fotos y una evocación de la peripecia vital del autor, escrita por uno de sus mejores amigos, Carlos Galán, completaron la salida de Vida. Ahora esta reedición, apoyada por la UIMP, potenciará esa capacidad expresiva de la cantante cántabra tanto para la reinterpretación musical del poema escrito como para transmitir la emoción del poema. Fonseca ya ha dedicado trabajos similares a la Generación del 27, en otro libro-disco, con poemas de Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Gerardo Diego y Pedro Salinas, entre otros autores. Fuente: El Diario Montañés *** Anagrama reúne en un volumen la novela Antagonía, de Luis Goytisolo La editorial española Anagrama ha reunido en un solo volumen las cuatro partes en las que fuera publicada originalmente la novela Antagonía, de Luis Goytisolo (Barcelona, 1935), cuya presentación se realizó el pasado martes 13 de marzo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, con palabras del crítico Ignacio Echevarría, autor del prólogo, así como del editor Jorge Herralde, el director de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), José Manuel Blecua, y el propio autor. Antagonía, con la que Anagrama celebra el número 500 de su colección “Narrativas hispánicas”, fue calificada por Echevarría como una de las grandes novelas del último siglo, “comparable en sus logros, y no solo en su ambición, a títulos como Retrato del artista adolescente, de James Joyce; En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, o El hombre sin atributos, de Robert Musil”. Esta tetralogía, añade Echevarría, propone “una de las más exhaustivas, rigurosas y profundas indagaciones que nunca se hayan emprendido sobre la creación literaria” e ilustra “espléndidamente las transformaciones de la sociedad española durante la década de los sesenta y setenta”. El prólogo de Echevarría aventura una hipótesis: si la novela no goza hoy de los lectores que se merece —la recepción crítica en su momento fue muy entusiasta— es porque durante la transición la reflexión histórica que subyace en la obra no fue bienvenida en aquellos tiempos de borrón, cuenta nueva, olvido y reconciliación. Su autor, uno de los escritores más destacados de las últimas décadas, la definió en pocas palabras: “es la novela de la creación a partir del nacimiento del creador”, dijo Luis Goytisolo, “muy satisfecho” de ver por fin reunidas en un solo libro las cuatro novelas. El escritor señaló que fue la editorial Seix Barral la que decidió publicar por separado las cuatro novelas: Recuento (1973), Los verdes de mayo hasta el mar (1976, Premio Ciudad de Barcelona), La cólera de Aquiles (1979) y Teoría del conocimiento (1981). Pero “el distanciamiento en el tiempo” no favoreció a Antagonía, aunque tuvo una excelente acogida crítica, y por eso para Herralde es “una satisfacción contribuir al rescate de esta gran novela para las nuevas generaciones”. Antagonía se gestó a lo largo de casi veinte años y, como ha contado el propio Goytisolo en múltiples ocasiones y recuerda Echevarría en el prólogo, “sus líneas maestras cristalizaron en cuestión de pocas horas algún día de mayo de 1960”, mientras estuvo encerrado en la prisión de Carabanchel (Madrid) durante 4 meses por su pasada militancia comunista. A lo largo de cinco semanas de incomunicación total, “que fueron muy fructíferas”, se le apareció la novela y “tomó las notas sobre papel higiénico”, las que aún conserva. A sus 77 años Goytisolo, elegido académico de la RAE en 1994, se siente tranquilo ante la versión actual de la novela. “Otras mías, con los años, se me han caído de las manos, pero esta aguanta. Y creo que soy muy crítico conmigo”. La vida de Echevarría ha quedado marcada en cierto modo por Antagonía. Nacido en Barcelona, en 1960, en “un entorno cultural y social muy parecido” al de los hermanos Goytisolo, es decir, “el entorno de los ganadores de la guerra civil”, este crítico leyó la novela en 1982 y quedó “fascinado” por su capacidad para “ilustrar todo un sector ideológico de aquella época”• “Luis Goytisolo es un auténtico virtuoso de la captación sonora de las ideologías y de las clases sociales”, aseguró Echevarría, antes de señalar que Antagonía es “una novela recapitulatoria; una liquidación de lo que había sido la estética del franquismo”. Para Blecua, en Antagonía hay “una construcción grandiosa, una estructura magnífica, y una voluntad de estilo” que está presente desde el primer libro. El filólogo se detuvo en el lenguaje de la tetralogía, fiel reflejo de la lengua oral que utilizaban los falangistas, la resistencia antifranquista o los comunistas, por citar algunos grupos políticos del final del franquismo y de la Transición. Hay también en esta monumental obra “una meditación constante sobre la importancia de la palabra en la literatura”, afirmó Blecua. Aunque con un argumento difícil de sintetizar, Antagonía sigue la figura de un novelista, Raúl Ferrer Gaminde, del cual Recuento es su biografía “hasta el momento en que encuentra su vocación”. Los verdes de mayo... ofrece la vida cotidiana de ese hombre “mezclada con sus sueños y sus notas”. La cólera... está relatado por una prima de Ferrer y convierte a éste en protagonista y, finalmente, Teoría... es una novela escrita por Ferrer en que se puede apreciar cómo la realidad se convierte en ficción. Guillermo Cabrera Infante dijo en su momento que Antagonía era “la mejor novela escrita en España —casi iba a decir en español— en mucho tiempo”, Pere Gimferrer la consideró una de las obras “más importantes y verdaderamente nuevas de la narrativa en castellano” y para Rafael Conte fue “la mayor empresa narrativa de los últimos lustros de la historia española”. Fuentes: EFE • El Periódico • La Vanguardia *** Publican primer volumen de las obras completas de Francisco Ayala Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores publica la obra completa de Francisco Ayala (1906-2009), quien se caracterizó por abarcar muchos géneros literarios, desde el ensayístico al autobiográfico, hasta convertirse en un clásico indiscutible de nuestras letras. El primer volumen de sus obras completas, que se presentó el pasado martes 13 de marzo, recoge puesta al día toda su producción narrativa, desde su primera juventud hasta sus últimos relatos. El libro se abre con las dos primeras novelas del Ayala joven, Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925) e Historia de un amanecer (1926), y a continuación los textos vanguardistas que componen El boxeador y un ángel (1929) y Cazador en el alba (1930). Tras la etapa de silencio provocada por la Guerra Civil española y el posterior exilio del autor, Ayala vuelve a la literatura con los relatos que configurarán una de sus obras mayores, Los usurpadores (1940), entre los que se incluye uno de sus cuentos más célebres, “El hechizado”. Su carrera como profesor en la Argentina, Puerto Rico y los Estados Unidos no le impedirá dejar constancia de su grandeza de creador en obras como La cabeza del cordero (1949), Historia de macacos (1955), la gran novela política Muertes de perro (1958) o El fondo del vaso (1962). A partir de los años sesenta, Ayala inicia un progresivo regreso a España hasta su instalación definitiva. De esta época es una de sus obras maestras, El jardín de las delicias (1971), que fue corrigiendo y ampliando en posteriores ediciones hasta llegar a la versión definitiva que aquí se publica, y la totalidad de los relatos que, unos años antes de su muerte, recogió, y así se presentan en este volumen, como La niña de oro y otros relatos, donde se encuentran narraciones tan célebres como “El rapto”, “El as de Bastos” y “Glorioso triunfo del príncipe Arjuna”. Gracias a las primeras ediciones y manuscritos conservados en la Fundación Francisco Ayala de Granada, y al cuidado de la editora, la viuda del escritor, se ha fijado el texto y se han reparado algunas erratas que se habían arrastrado en múltiples ediciones anteriores, como consecuencia de la azarosa aventura editorial del escritor en los distintos países en que vivió. Fuente: Europa Press *** Digitalizarán la biblioteca personal de Carlos Monsiváis Las autoridades culturales de México anunciaron este martes 13 de marzo que preservarán y digitalizarán los más de 24.000 ejemplares de la biblioteca personal del escritor Carlos Monsiváis, para ponerla al servicio de investigadores y lectores. El anuncio llega unos días después de que el escritor fallecido en junio de 2010 fuera objeto de un homenaje por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), que la noche del viernes 9 entregó a sus familiares una medalla y un diploma de doctor honoris causa. La biblioteca de Monsiváis formará parte de la iniciativa “Ciudadela, la ciudad de los libros” y estará resguardada en una sala de la actual Biblioteca México “José Vasconcelos” en el Centro Histórico de la capital mexicana, informó en un comunicado el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). “Carlos Monsiváis fue el cronista imprescindible, el animador del pensamiento, el que armaba u obtenía las claves para descifrar las nuevas tendencias del arte, las manifestaciones de una sociedad y todo a través de una mirada tan curiosa, como atenta e irrepetible”, dijo la presidenta del organismo, Consuelo Sáizar. La funcionaria explicó que el acervo incluye numerosos textos, folletos, publicaciones periódicas, libros autografiados de escritores como Salvador Novo, Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Vicente Leñero y Margo Glantz, entre muchos otros. Asimismo, se encuentran publicaciones en inglés de cultura contemporánea que, según Sáizar, “fueron espejo y soporte de las opiniones, pasiones e intereses de Carlos Monsiváis”. Incluye todo tipo de géneros como “cuento, el teatro, la novela y la poesía, además de volúmenes de gran formato de fotografía, arte y grabado, obras sobre cine y ciencias sociales, así como una hemeroteca con colecciones de revistas como Sur, Tiempo, Siempre, Mad, Proceso, El Universal Ilustrado y cómics como La familia Burrón y The Spirit”. Sáizar agregó que la colección de Monsiváis se sumará a las bibliotecas personales resguardadas en este sitio de José Luis Martínez, Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés y Alí Chumacero, y que están a disposición de investigadores, lectores y personas interesadas. La biblioteca quedará resguardada en un espacio de 147 metros cuadrados que contará con un tapete artesanal hecho de fieltro y con trabajo de hilado y tejido realizado por el artista oaxaqueño Francisco Toledo, quien retomó el motivo de los gatos, mascotas preferidas Monsiváis. El responsable del proyecto, Javier Sánchez Corral, explicó que para la creación del sitio se utilizó la imagen de una biblioteca de libros apilados con formatos que se adaptaban a los diferentes formatos como la mantenía Monsiváis. “La biblioteca contará con tragaluz, lugares destinados a la lectura, un módulo de servicios y un bloque vacío sin libros con la intención de generar un espacio silencioso de reflexión”, indico Sánchez. El director de bibliotecas de Conaculta, Fernando Álvarez del Castillo, explicó que la colección está valuada en 13 millones de pesos (cerca de un millón de dólares) y que “se encuentra en un estado de conservación aceptable”. Añadió que los ejemplares, que tienen etiquetas de radiofrecuencia, serán digitalizados en su totalidad, y se prevé que la biblioteca quede terminada en el último trimestre de este año. Por otra parte, el doctorado honoris causa concedido por la Unam fue entregado a sus familiares el viernes 9 de marzo en el vestíbulo de las salas de cine del Centro Cultural Universitario de la Unam, donde José Narro Robles, rector de la máxima casa de estudios de México, señaló que con la inauguración de una sala bautizada con el nombre de Monsiváis y con la entrega de las insignias, se consuma una deuda que esa universidad tenía con el escritor. “En septiembre de 2010 debimos haber entregado a Monsiváis estas insignias que lo reconocían como doctor honoris causa. El destino, la vida, la biología se interpuso en esa posibilidad. No se pudo hacer la entrega, pero pensamos que inaugurando una sala de cine y entregando a la familia estas insignias sería la manera de cumplir una deuda universitaria”, dijo. En compañía de Beatriz Sánchez Monsiváis, prima del escritor; Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta); María Teresa Uriarte, coordinadora de Difusión Cultural de la Unam, y Guadalupe Ferrer, directora de la Filmoteca de la Unam, el rector de la máxima casa de estudios de México calificó a Monsiváis como un personaje extraordinario, congruente y ligado a las mejores causas de la sociedad de su país. “Un hombre consistente, que pudo hacer de la palabra escrita, de la palabra dicha, de la palabra grabada en el video, en el cine y en la radio un argumento, una herramienta para defender valores extraordinarios”, añadió Narro Robles. Beatriz Sánchez Monsiváis, quien recibió las insignias en nombre de la familia, dijo que era motivo de orgullo que la Unam haya reconocido con esta distinción al escritor. “Nos sentimos muy satisfechos, pero también muy tristes, porque él ya no está, porque no haya recibido en persona este reconocimiento. Carlos nos hace muchísima falta”, dijo. En su intervención, Guadalupe Ferrer explicó que la decisión de que la nueva sala de cine llevara el nombre del escritor se debe a que él fue un lazo entrañable entre las costumbres del mexicano y lo que el cine mostró de ellas, y porque con sus análisis, crónicas y comentarios reforzó el valor de las imágenes en movimiento. En homenaje al escritor, la sala de cine que lleva su nombre proyectó La mujer sin alma, de Fernando de Fuentes, película con la que se inauguró el ciclo “Monsiváis y el cine mexicano”. Ferrer comentó que fueron escogidos cinco títulos cinematográficos: el ya mencionado de De Fuentes; Enamorada, de Emilio “Indio” Fernández; La diosa arrodillada, de Roberto Gavaldón; Esquina bajan, de Alejandro Galindo, y El Ceniciento, de Gilberto Martínez Solares. Estos filmes, comentó Ferrer, eran los favoritos del escritor y en ellos están los rostros, las actuaciones y los personajes que mucho le dieron de qué hablar, entre otros María Félix, Pedro Armendáriz, Arturo de Córdova, David Silva y Tin-Tán. Se proyectó un cortometraje producido por TV Unam en el que se aborda la faceta cinéfila del cronista y en la que el propio Monsiváis comenta escenas de películas como Enamorada, Flor silvestre, La malquerida, México de mis recuerdos, El rey del barrio y otras. Fuentes: EFE • El Universal *** Novela española ganadora del premio Planeta genera polémica en Brasil La novela El imperio eres tú, con la que el escritor español Javier Moro obtuvo el premio Planeta 2011 y en la que se aproxima a la figura de Pedro I —el monarca portugués que en 1822 fue coronado emperador de Brasil e impulsor del proceso de independencia del coloso americano— es ahora objeto de polémica, pues a su llegada a las librerías brasileñas ha sido acusada de contener diversas inexactitudes históricas. Los supuestos errores que incluye la novela han llevado a algunos a considerarla como “un ejemplo del neocolonialismo cultural de España con Brasil”, tal y como aseguraba en el diario O Globo el periodista Laurentino Gomes, para quien el libro es un “ejercicio de copia y pega” con el agravante de que, a su juicio, Mora “añade a la historia estereotipos y lugares comunes que nosotros, los brasileños, tanto nos empeñamos en evitar”. El influyente diario carioca incluye también valoraciones de la escritora Iza Salles, autora de otra novela sobre el rey que el propio Moro asegura haber leído entre los materiales consultados para documentarse. En este sentido, la también periodista reprocha al autor supuestos errores históricos, al tiempo que le recrimina que no advierta al lector sobre qué episodios de la vida de Pedro I son reales y cuales inventados. “Cuando escribí mi novela”, comenta Salles, “me permití crear una escena que nunca existió: en el día en que Antonio, el primogénito de Dom João IV muere, una ama de leche de don Pedro I le mira fijamente y le dice que será el próximo rey. Javier cuenta eso como si fuera un hecho histórico, sin alertar al lector del origen de la información”. Para la periodista este no es el único “fallo gravísimo” que aparece en el texto de Moro. Otro ejemplo, a su juicio, es el relato de la relación sentimental que el monarca tuvo, antes de subir al trono, con la bailarina francesa Noémie Thierry. En su opinión, la supuesta ceremonia de matrimonio siguiendo ritos africanos “es algo totalmente impensable para un sucesor al trono”. El reportaje de O Globo también le recrimina a Moro que achacase a la casualidad el descubrimiento de Brasil, cuando algunos estudios consideran que la expedición del almirante portugués Pedro Álvarez Cabral llegó a costas brasileñas con una ruta conocida. Le amonesta, además, porque el escritor dice en el relato que Pedro I “tocaba la marimba y no instrumentos clásicos como dicen los historiadores”. Por su parte, Moro se defiende en el mismo diario brasileño asegurando que todo lo reproducido en su novela está recogido en la amplia bibliografía consultada durante los trabajos de documentación. Tan solo admite parcialmente las críticas sobre el viaje de Cabral, si bien destacando que la versión incluida en su novela “es la versión más común en Europa”. En cualquier caso, rechaza las acusaciones de falta de rigor histórico en su trabajo. “No relaté ninguna situación que no hubiera existido realmente”, afirma. Y añade en sus declaraciones al diario brasileño: “Es obvio que los diálogos que incluí en el libro son míos porque era imposible reconstruirlos históricamente y yo quería contar por dentro la historia que los historiadores cuentan por fuera, pero la dosis de ficción se acaba ahí”. De hecho, para el autor el libro “no es una novela histórica, sino una historia novelada”. El escritor madrileño, que está de gira por América Latina promocionando la novela y que en los próximos días visitará varias ciudades brasileñas, sí se mostró tajante en su perfil de Twitter respecto a las acusaciones de neocolonialismo: “Más tonto es difícil”. Con todo, lo más preocupante de esta polémica literaria es que se desarrolla con el telón de fondo de la crisis entre España y Brasil a propósito del trato que los brasileños reciben en las fronteras españolas. Brasilia se queja de los requisitos, injustificados a su juicio, que se aplican a sus ciudadanos que intentan entrar en España: exigencia de cartas de invitación, justificante de recursos económicos, interrogatorios en los aeropuertos. Fuente: Nueva Tribuna *** Aceptada nominación del Festival de Granada a los Príncipe de Asturias El embajador de España en Nicaragua, señor León de la Torre, confirmó este martes 13 de marzo que ha sido aceptada oficialmente la nominación del Festival Internacional de Poesía de Granada como candidato al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. La postulación entró ahora al proceso de recolección de cartas de apoyo. La Asamblea Nacional de Nicaragua, a través de su presidente, René Núñez, se convirtió en la primera institución importante que brindó su respaldo unánime, gesto aplaudido por el diplomático español. La Asamblea había aprobado por unanimidad respaldar la postulación del festival el pasado martes 6 de marzo, mediante una declaración legislativa ratificada por los 87 diputados presentes en el Parlamento, de 92, donde se manifiesta que el Festival Internacional de Poesía merece el premio español “como un reconocimiento a su aporte a la cultura, a la libertad y al progreso de la humanidad”. Los diputados también instaron a las diferentes organizaciones nicaragüenses de arte, cultura y poesía a “apoyar” la candidatura del festival y gestionar el respaldo de distintas institucionales y de poetas de todo el mundo. Tal como lo informáramos en nuestra edición 261 (http://www.letralia.com/261/0218nicaragua.htm), la postulación oficial fue hecha en febrero por el embajador de España en Nicaragua, León de la Torre Krais, durante la octava edición de esa fiesta literaria, que se celebra anualmente desde 2005 en la ciudad colonial de Granada, 45 kilómetros al sureste de Managua. La segunda secretaria de la directiva del Parlamento nicaragüense, la oficialista Loria Raquel Dixon, dijo en el plenario que en las ocho ediciones del festival han participado más de 1.000 poetas provenientes de 100 países y más de 50.000 turistas. Granada, ubicada en la vertiente del Pacífico y fundada en 1524, es uno de los principales destinos turísticos de Nicaragua y con mayor riqueza histórica y cultural del país. El festival, añadió Dixon, “invita a celebrar en Granada el triunfo de la poesía” y “se ha convertido en uno de los eventos poéticos más importantes del mundo”. La fiesta literaria, cuya primera edición se celebró en 2005, tiene como objetivo difundir la calidad de la poesía nicaragüense. La candidatura a los Premios Príncipe de Asturias fue presentada desde la legación española en Managua a la Fundación que dirige los Premios. El príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, entrega anualmente estos premios desde 1981 en la ciudad de Oviedo, en el norte de España. El premio está dotado con 50.000 euros (65.652 dólares) y el galardonado recibe además la reproducción de una estatuilla diseñada por Joan Miró. El galardón reconoce la labor de personas o instituciones que hayan contribuido de forma ejemplar y relevante al entendimiento y a la convivencia en paz entre los hombres, a la lucha contra la injusticia, la pobreza, la enfermedad y la ignorancia, a la defensa de la libertad o que se hayan destacado también en la conservación y protección del patrimonio de la humanidad. Fuentes: EFE • El Nuevo Diario *** Falleció la escritora española Teresa Pàmies La escritora Teresa Pàmies murió este martes 13 de marzo en Granada a los 92 años de edad. Autora de novelas, dietarios y reportajes y Premi d’Honor de les Lletres Catalanes en 2001, Pàmies era viuda del dirigente del PSUC Gregorio López Raimundo, y madre del también escritor Sergi Pàmies. Dirigente de las Joventuts Socialistes Unificades de Catalunya y una de las fundadoras de la Aliança Nacional de la Dona Jove (1937-39), Pàmies publicó su primer libro a los 52 años, en 1971: Testament a Praga, escrito en colaboración con su padre, el dirigente marxista Tomàs Pàmies, que obtuvo el premio Josep Pla, y que le permitió regresar del exilio e instalarse en Barcelona. Desde entonces dio voz en libros en gran parte autobiográficos a la generación que perdió la guerra. Pàmies vivió con su marido e hijos un largo exilio en América Latina, Checoslovaquia y Francia. Entre sus obras más destacadas se encuentran: Quan érem capitans, Va ploure tot el dia, Memòria dels morts, Cartes al fill recluta, Jardí enfonsat, Cròniques de comiat o Allí em trobareu. Su primera novela en castellano, La Chivata, llegó en 1986. En 1984 recibió la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya y en 2000 la Medalla de Oro al mérito artístico del Ayuntamiento de Barcelona. Tras conocer la noticia, Catalunya se ha unido en el dolor y reconocimiento a la figura de la escritora. En un comunicado, el president de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, ha lamentado la pérdida y se ha referido a Pàmies como representante “de la continuidad de la Catalunya de antes de la guerra de 1936-1939, uno de los hilos que nos unen a nuestra tradición”. Teresa Pàmies había marchado a Granada en enero de 2010 a casa de uno de sus cuatro hijos. La autora fue incinerada y sus cenizas depositadas en Balaguer, su población natal, junto a los restos de su madre. Fuente: La Vanguardia *** Anunciados ganadores de los premios de la Fundación SM El festín de la muerte, de Jesús Díez de Palma, ha sido galardonado con el Premio Gran Angular mientras que El secreto del huevo azul, de Catalina González Vilar, ha obtenido el Premio El Barco de Vapor, según dio a conocer la Fundación SM este martes 13 de marzo. La Princesa de Asturias entregó los galardones en la Real Casa de Correos, acompañada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert. El secreto del huevo azul ha sido seleccionada como novela ganadora de El Barco de Vapor —con una dotación económica de 50.000 euros— por su “apuesta por la imaginación para reinventar la literatura de aventuras tradicional”, según el acta del jurado. Por su parte, El festín de la muerte, libro premiado con el Gran Angular con una dotación económica de 50.000 euros, fue elegido por el jurado entre los 94 originales recibidos por ser “una obra de altísima calidad literaria que ofrece una visión conmovedora y ecuánime de la guerra”. Esta institución dedica cada año más de 250.000 euros al fomento de la literatura infantil y juvenil con la convocatoria de estos galardones en los nueve países en los que está presente. Los premios cuentan con una dotación de 50.000 euros cada uno y son los más importantes del mundo en su categoría. En esta 34ª edición se recibieron 152 ejemplares candidatos al premio El Barco de Vapor y 94 al Gran Angular. El jurado de esta edición del Premio Gran Angular estuvo integrado por Victoria Fernández, directora de la revista CLIJ; el filósofo José Antonio Marina; la escritora Espido Freire; Elsa Aguilar, gerente editorial de Literatura Infantil y Juvenil de SM; y María Jesús Encinas, gerente de Marketing y Publicaciones Infantiles y Juveniles de SM. Asimismo, el jurado del Premio Barco de Vapor estuvo formado por la bibliotecaria Blanca Calvo; Arturo Canalda, defensor del menor de la Comunidad de Madrid; el escritor Gustavo Martín Garzo; Elsa Aguilar, y Lines Carretero, directora de Publicaciones Infantiles y Juveniles de SM. La 34ª edición de los Premios de la Fundación SM se presenta en el mismo formato que se inició el pasado año. El premio se falló el pasado mes de diciembre, aunque se ha esperado hasta el 13 de marzo para hacerlo público en rueda de prensa. Las obras premiadas salieron a la venta el miércoles 14, tanto en papel como en edición digital. Dirigida a lectores de entre 8 y 10 años, El secreto del huevo azul sale a la venta con una tirada inicial de 15.000 ejemplares. Narra la historia de Rolav, un joven príncipe que tendrá que enfrentarse a las imprevisibles consecuencias que se desencadenan tras una mentira. Para enmendar su mal comportamiento, tendrá que viajar al País de las Mentiras, un lugar habitado por seres fantásticos en el que vivirá grandes aventuras. Su autora define la obra como “una novela de aventuras que participa del mundo fantástico de los cuentos de hadas, con príncipes, princesas, bestias y mundos extraordinarios. Pero es también, como lo son todas las aventuras, un viaje en busca de respuestas, una historia acerca del valor necesario para superarse a uno mismo, para afrontar las propias decisiones y elegir quiénes queremos ser”. Narrada de forma sencilla y con un argumento de corte tradicional, la historia desarrolla una serie de aventuras que son aprovechadas por González Vilar para fomentar y transmitir a los pequeños lectores valores como la sinceridad, la amistad o la valentía. Además, entre los recursos estilísticos empleados por la autora se encuentra el uso de los anagramas. Así, a través de la inversión del orden de las letras del nombre de algunos lugares y protagonistas, González Vilar despierta la imaginación de los más pequeños. Por su parte, El festín de la muerte, con una tirada inicial de 15.000 ejemplares, está dirigida a lectores a partir de 14 años. Es una obra coral que acerca al lector a la realidad de la guerra a través de personajes de distintas edades y nacionalidades, cuyo hilo argumental es el tiempo que transcurre desde septiembre de 1939 hasta abril de 1945. La novela, caracterizada por un gran humanismo y sensibilidad, recoge los principales hitos históricos de este período, recreados con un realismo y una fidelidad que ayudan a crear una atmósfera impactante y verosímil. “Mi idea original era escribir sobre los desastres de la guerra”, afirma Díez de Palma. “La acción podría haberse desarrollado en Irak o Afganistán para que el tiempo fuese más reciente, o durante la Guerra Civil española para que el escenario resultase más familiar, pero temí que en esos escenarios el lector pudiese entrever motivos ideológicos que no constituían mi objetivo principal, así que finalmente opté por la Segunda Guerra Mundial”, explica el autor. Entre los múltiples recursos que utiliza Díez de Palma para acompañar la lectura, cabe destacar la inclusión de la fecha y el lugar en el que transcurre cada capítulo, lo que aporta una gran riqueza geográfica e histórica. Además, no olvida la cultura de la época y referencia a actores como Errol Flynn, Katharine Hepburn, Cary Grant o James Stewart, dando un toque de color a una de las épocas más negras de la historia mundial. SM mantiene desde 1978 su apuesta por la cultura y su compromiso con la literatura infantil y juvenil a través de los Premios El Barco de Vapor y Gran Angular, a los que se han unido recientemente el Premio Internacional de Ilustración Feria de Bolonia-Fundación SM, el Catálogo Iberoamericano de Ilustración, convocado junto con la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (México), y el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil. Fuente: Europa Press *** Colombia entrega a Guatemala al acusado por el crimen de Facundo Cabral “El Palidejo”, acusado de haber planificado y ordenado el atentado en el que murió el cantautor argentino Facundo Cabral, se convirtió este 14 de marzo en el preso número 143 de la cárcel Fraijanes 1, en Guatemala, donde es sometido a vigilancia constante para resguardar su seguridad. Alejandro Jiménez, de 38 años, fue recluido en una celda unipersonal de esa cárcel de máxima seguridad, situada en la periferia de la capital guatemalteca, en la que es vigilado las 24 horas del día. La jueza Carolina Gonzales, titular del Tribunal Quinto de Primera Instancia Penal, fijó para el jueves 15, la audiencia en la que Jiménez ofrecería su primera declaración como imputado. De ser hallado culpable por la justicia guatemalteca, Jiménez podría ser condenado a cincuenta años de prisión. Francisco Campo, abogado costarricense de “El Palidejo”, dijo a una emisora guatemalteca que las pruebas de la Fiscalía en contra de su defendido “son débiles”, por lo que se mostró seguro de que “será fácil” demostrar su inocencia. Jiménez es acusado por la Fiscalía guatemalteca de los delitos de asesinato, asesinato en grado de tentativa, asociaciones ilícitas y conspiración, por supuestamente haber ordenado el ataque armado en el que falleció Cabral el 9 de julio de 2011. El jefe de la Fiscalía de Delitos contra la Vida, Ricardo Guzmán, explicó que tendrán un plazo para recolectar más evidencias y documentar el móvil del ataque que contra Henry Fariñas encargó supuestamente Jiménez González a Elgin Enrique Vargas, capturado en julio último. “Falta requerir documentos a los países vecinos para acreditar el móvil de este hecho, además debemos buscar el perfil de la víctima y el victimario para fortalecer la investigación preliminar que se tiene hasta este momento”, afirmó el fiscal. Según la declaración que presentó Fariñas al MP, él únicamente conoció a Jiménez González con el nombre de José Fernando Tremino, supuesto nicaragüense, con quien negociaba la compra de dos clubes nocturnos de la cadena Élite en Costa Rica y Nicaragua. En el testimonio afirma que el conflicto entre ambos derivó de que el propietario de la cadena de centros nocturnos no quiso aceptar la forma de pago de “El Palidejo” porque éste pretendía hacerlo en efectivo. Fariñas, en su declaración anticipada, señaló a Jiménez González de ser quien ordenó matarlo. Sin embargo, un colaborador cuyo nombre se mantiene en reserva afirmó que Jiménez ordenó el ataque cuatro meses antes, debido a una deuda por drogas y lavado de dinero. Fuente: RNV *** Chile presenta programa para revitalizar lenguas indígenas Este miércoles 14 de marzo fue lanzado en el Palacio de La Moneda, en Santiago, un programa que pretende rescatar y revitalizar las lenguas de pueblos originarios de Chile, durante un acto en el que participaron el director nacional de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), Jorge Retamal; el ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín; el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, y la subsecretaria de Servicios Sociales, Loreto Seguel; además de los sabios pertenecientes a los nueve pueblos originarios y hablantes de sus lenguas. El programa busca financiar la participación de un sabio indígena, quien le enseñará su lengua a un mínimo de 25 personas de su comunidad o su asociación con el propósito de rescatar la forma ancestral en que la lengua y la cultura se traspasaban de generación en generación. “Como país es muy importante tomar en serio esta situación, porque un pueblo que no habla su lengua tiende a desaparecer, por lo que hemos tomado esta decisión que también es apoyada por el sentir de las comunidades indígenas”, señaló Jorge Retamal. En la ceremonia participó un dirigente mapuche, quien realizó una clase dirigida en mapudungun y recalcó lo significativo de este nuevo plan. “Lo importante de este programa es que se vuelve a la forma tradicional de enseñanza-aprendizaje de los pueblos originarios y se reconoce que tenemos nuestro propio sistema de formación y transmisión de conocimientos”, dijo Marcial Colin Lincolao. En el marco del evento, también se realizó un reconocimiento especial a Cristina Calderón, última hablante del pueblo Yagán y reconocida como “Tesoro Humano Vivo”, quien vive en las cercanías de Puerto Williams, donde habitaba su pueblo en tiempos ancestrales. Para ser parte de este plan, las comunidades y asociaciones indígenas tienen plazo hasta el 14 de abril para postularse en las oficinas de Conadi en todo Chile. Actualmente la ley indígena reconoce a nueve pueblos indígenas: Aymara, Atacameño, Quechua, Diaguita, Colla, Rapa Nui, Mapuche, Kawashkar y Yagán. Se estima que sólo 12% de la población indígena chilena habla y entiende su lengua, por lo que para 2030 no quedaría ningún hablante de lenguas originarias en la nación suramericana. Fuente: La Tercera *** Preparan edición de los diarios de José Donoso La investigadora chilena Cecilia García Huidobro prepara la edición de los 32 cuadernos privados que Donoso escribió entre abril de 1952 y diciembre de 1967, cuando ya tomaba forma la idea de El obsceno pájaro de la noche, según se anunció este 14 de marzo. El trabajo de García Huidobro se traducirá en un volumen dedicado exclusivamente a los diarios de Donoso y será publicado por la editorial de la Universidad Diego Portales. Sin fecha de lanzamiento aún, el libro entregará una mirada a la trastienda del trabajo del escritor: el íntimo proceso creativo en que se desarrolló como narrador, desde algunos de sus primeros cuentos, hasta la elaboración de dos de sus novelas clave, Coronación y El jardín de al lado. Los diarios complementarán el intenso retrato hecho por la hija de Donoso, Pilar, en el volumen sobre su padre, Correr el tupido velo. Ahí, ocupando los diarios que van desde fines de los 60 hasta poco antes de su muerte, en 1996, Pilar mostró el rostro oculto del miembro chileno del boom: el autor de Coronación fue un hombre inseguro, que tuvo sistemáticos problemas con su familia y reprimió toda su vida una homosexualidad. Revelaciones tan definitivas como esa no estarán en el libro que prepara García Huidobro. “Su vida personal no es el motor de estos textos. Se trata de un diario literario, que no es exactamente lo mismo que un diario de vida. Está el registro de su proceso creativo, el surgimiento de temas y de personajes. Donoso era muy autoexigente, regresa una y otra vez a corregir las novelas”, cuenta la decana de la Facultad de Comunicaciones y Letras de la UDP. Al cuidado de la Universidad de Iowa, estos cuadernos registran los años de Donoso en la Universidad de Princeton, sus esquivas relaciones con la Generación del 50, los inicios de su matrimonio con María Pilar Serrano y su instalación en España en 1967, donde se sumaría a la avanzada de autores latinoamericanos. Sobre todo, en los diarios están plasmados los libros que escribió en esos años, incluyendo la chispa que desató El obsceno pájaro de la noche. De fondo, Donoso anota su dubitativo devenir íntimo, acorralado entre su homosexualidad y una vida tradicional junto a su mujer. Fuente: La Tercera *** La RAE rindió homenaje al euskera Por vez primera en casi tres siglos una lengua española distinta al castellano reinó en la Real Academia Española (RAE). La institución acogió este 14 de marzo un solemne acto de homenaje al euskera, promovido dentro de las jornadas “El euskera, una lengua con futuro”, celebradas en Madrid bajo la organización del Instituto Vasco Etxepare, la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia y la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. La comunidad de hablantes del euskera supera en la actualidad los 850.000 y, según el discurso leído por la directora del Instituto Vasco Etxepare, Aizpea Goenaga, goza de gran vitalidad en el nuevo medio tecnológico, por delante de otras lenguas con más hablantes. El dato más revelador de su brío es el hecho de que dos de cada tres jóvenes conocen el euskera, favorecido por su proceso de estandarización. Goeanaga también miró atrás para realzar la lengua: “El euskera, que ha perdurado de manera casi inexplicable, atesora información de primer orden sobre el pasado lingüístico del norte peninsular”. Casi todos los vascos que intervinieron defendieron el uso de la lengua para unir. “El euskera no es un muro, es un puente. Ahora que ha callado la violencia, en Euskadi queremos hablar”, dijo Goenaga, que leyó el discurso de la consejera de Cultura, ausente del acto. También la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga, abundó en ese mensaje: “El euskera tiene futuro si encuentra vías para persuadir en lugar de imponer. Una cultura nunca crece cuando se impone desde arriba, si no se persuade desde dentro. La mejor manera de proteger el euskera es alejándolo de la política y devolviéndolo a la sociedad”. El acto, un ejercicio “de amor a las cuatro lenguas”, en palabras del director de la RAE, José Manuel Blecua, contó con la participación de un representante del Institut D’Estudis Catalans y del presidente de la Real Academia Galega, el escritor Xosé Luis Méndez Ferrín, que recordó los especiales vínculos “afectivos” e “históricos” entre gallegos y vascos. Fue, curiosamente, un descendiente de vascos, Manuel Murguía, el primer director de la academia gallega. Todos ellos apelaron a la colaboración del gobierno, representado por el ministro español de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, para promover las lenguas minoritarias de España. Wert, que saludó en euskera, señaló que no se parte de “cero”, y recordó la traducción y respeto recíproco entre escritores de los idiomas cooficiales, además de encuentros institucionales que “rompieron el aislamiento” entre ellas. Wert cree que es “una circunstancia feliz” que Víctor García de la Concha capitanee el Instituto Cervantes por tratarse de alguien “receptivo” y “sensible” hacia las lenguas minoritarias para desarrollar iniciativas en su favor desde el organismo. “El euskera es una lengua viva cuya dignificación cultural nos incumbe a todos”, concluyó Wert. Fuente: El País *** Letras-Uruguay en busca de apoyo económico Inaugurado en mayo de 2003, Letras-Uruguay (http://letras-uruguay.espaciolatino.com) ha funcionado desde siempre gracias al esfuerzo solitario de su editor, el escritor Carlos Echinope Arce. En sus casi nueve años de existencia, el portal literario ha publicado textos de 1.763 autores, de los cuales 806 son uruguayos, 881 americanos, 73 europeos y 2 asiáticos. Problemas de salud de Echinope Arce, así como un entramado burocrático que le dificulta tanto la obtención de medicinas como su propia jubilación —el escritor tiene varios años de servicio en la Intendencia Municipal de Montevideo y se encuentra prejubilado—, lo han arrastrado a una difícil situación económica cuyas incidencias explicó en enero pasado en el artículo “Las razones del ‘parate’ de Letras-Uruguay” (http://bit.ly/FQOYn6). Echinope Arce explica allí que ha recurrido a fundaciones, entidades oficiales, allegados al sitio y a la Embajada de Cuba en Uruguay —muchos autores cubanos recurren al portal para publicar sus trabajos académicos a fin de obtener doctorados o mejorar laboralmente—, pero sus esfuerzos han sido en vano. Profuso en contenidos literarios y culturales, el portal fue visitado en 2011 por casi 2 millones de personas. Su editor quiere rediseñarlo para adecuarlo a las tecnologías actuales, y en su artículo propone algunas soluciones alternas, incluyendo una alianza con instituciones argentinas. Entre tanto, Echinope Arce ha lanzado también la iniciativa “Amigos protectores de Letras-Uruguay” (http://bit.ly/x0bVWB), mediante la cual propone a particulares que se conviertan en patrocinantes del portal aportando cantidades pequeñas, de entre 20 y 40 dólares. “Con un pequeño aporte mensual, por parte de ustedes, benefician a Letras de una manera muy importante, por aquello de que unidos somos más”, escribe Echinope Arce. “Los seguidores de Letras-Uruguay saben que las autoridades culturales de Uruguay no la apoyan ni la apoyarán, solo se puede contar con vuestro apoyo solidario”. Fuente: Letras-Uruguay *** Álvaro García obtiene el Premio de Poesía Fundación Loewe El poeta Álvaro García recibió este miércoles 14 de marzo, por su libro Canción en blanco, el XXIV Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe, dotado con 20.000 euros y con la edición de la obra en la colección Visor, presentada durante la entrega del galardón. El escritor Álvaro Pombo destacó durante la presentación una frase de Ezra Pound con la que el poeta comienza este libro: “La mejor metáfora de una cosa es la cosa misma”. Para el autor de La fortuna de Matilda Turpin, los poetas “encubren y descubren creadoramente la cosa a través de imágenes y metáforas”. En el caso de Canción en blanco, Pombo destaca esta cualidad y también su sentido “filosófico”, su “componente reflexivo” y lo que denominó “poesía desnuda”. El jurado escogió la palabra del poeta galardonado por el riesgo que entraña escribir un único poema, “un reto muy novedoso en la generación actual y que Álvaro García ha conseguido con gran riqueza”. Durante el acto, García recitó algunos versos de esta obra acompañado por el violoncellista Iagoba Fanlo, un “tráiler” de un poema con el que mostrar una “idea de cómo es la película”, en palabras del autor. Los versos de Canción en blanco nacen en una habitación de hotel cuando un hombre y una mujer celebran su amor mientras la televisión emite imágenes de la invasión de un país, “un gran contraste y un acto heroico, a la vez”, según explico el autor. Álvaro García (Málaga, 1965) fue el más joven de los poetas antologados en La generación de los 80 (1988) por J. L. García Martín, quien señaló allí cómo en sus textos “la capacidad de sugestión se une a gran finura en la captación de delicados matices psicológicos”. Obtuvo en 1989 el Premio Hiperión por La noche junto al álbum. Columnista diario en la prensa local de Málaga durante veinte años, es autor, en Pre-Textos, de Intemperie (1995), destacado en 2005 por la redacción de El Cultural como uno de los libros más influyentes de la poesía española de los últimos treinta años. El jurado estuvo presidido por Carlos Bousoño y compuesto por Víctor García de la Concha, Francisco Brines, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Colinas, Luis Antonio de Villena, Pablo García Baena, Joaquín Pérez Azaústre, ganador de la pasada edición, y Jaime Siles. En total se presentaron 957 obras procedentes de 33 países. Cerca de 30% de los autores procedía de Hispanoamérica, en especial de Argentina, México y Estados Unidos. En cuanto a España, la mayoría de las obras llegó desde Valencia, Madrid, Barcelona y Sevilla. Fuente: Europa Press *** Conceden premio de novela histórica a Arturo Pérez-Reverte El escritor español Arturo Pérez-Reverte ha sido galardonado este 14 de marzo con el Premio de Honor de Novela Histórica “Ciudad de Zaragoza”, con el que se reconoce su papel percusor de este género en España en la época actual, su calidad literaria, el “gran poso de documentación” en sus trabajos y su “esfuerzo” por divulgar la historia. Así lo expuso en rueda de prensa el escritor, periodista y miembro del jurado Juan Bolea, quien calificó a Pérez-Reverte de “padre de la novela histórica contemporánea”, con su primera obra de este género publicada en 1986, El húsar. Además, en 1988, publicó El maestro de esgrima, cuando “casi ningún autor hacía novela histórica en España”, apuntó Bolea, para recordar que fue en 1996 cuando apareció la colección de Las aventuras del capitán Alatriste. Asimismo, este miembro del jurado comentó que el éxito de sus novelas por parte del público ha podido hacer que no se haya reconocido suficientemente su “calidad literaria”. Según dijo, es un gran conocedor del Siglo de Oro, de la época de los Austrias y del primer cuarto del siglo XVII, momento histórico del que recupera palabras y formulas lingüísticas en sus novelas, e igualmente del siglo XIX y de la guerra de la Independencia, que trata en novelas como Cabo Trafalgar y El Asedio. Bolea también subrayó el “gran esfuerzo” de Pérez-Reverte “por dar a conocer la historia de España a los jóvenes, en lo bueno y en lo malo”, documentándose para sus novelas “extraordinariamente antes de comenzar a escribir”. El miembro del jurado señaló que Pérez-Reverte ha mostrado “gran satisfacción” al conocer que había sido galardonado, aceptó el premio y acudirá a recogerlo el próximo 31 de mayo a Zaragoza, en un acto que tendrá lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de la capital aragonesa. El premio será entregado por el alcalde, Juan Alberto Belloch. Juan Bolea precisó que Pérez-Reverte ha sido poco premiado en España y este galardón será, probablemente, el “más importante que haya recibido en nuestro país”, para referirse también a su carácter de autor “muy completo” puesto que también tiene obras de otros géneros literarios. Por su parte, el consejero de Cultura, Educación, Medio Ambiente y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, opinó que Pérez-Reverte es “una magnífica elección” puesto que es un “novelista de prestigio” y “calidad”, y señaló que esta es la séptima edición de un premio que se mantiene, algo que no ha ocurrido con otros galardones similares por la crisis económica. Al respecto, el miembro del jurado Juan Bolea precisó que este premio pretende “contribuir a dignificar” este género literario, que, a veces, “la crítica desdeña un poco” y que “reivindicamos como género mayor desde Zaragoza” porque “puede competir con cualquier otro”. En el acto de entrega de este premio se dará a conocer el Premio Internacional de Novela Histórica, con el que se distingue a la mejor novela del género de la treintena que se han presentado este año, apuntó Bolea, mientras que el Premio de Honor reconoce la trayectoria y los méritos de un autor a lo largo de su carrera literaria. El jurado se reunirá el 18 de mayo. Pérez-Reverte (Cartagena, España, 1951) se dedica en exclusiva a la literatura, tras trabajar 21 años —entre 1973 y 1994— como reportero de prensa, radio y televisión, cubriendo conflictos internacionales. Trabajó doce años en el diario Pueblo y nueve en los servicios informativos de Televisión Española (TVE). Desde 1991 y, de forma continua, escribe una página de opinión en el suplemento XLSemanal, que se distribuye en 25 diarios españoles. Sus obras literarias se han traducido a 34 idiomas y entre ellas se encuentran El húsar (1986), El maestro de esgrima (1988), La tabla de Flandes (1990), El club Dumas (1993), La sombra del águila (1993), Territorio comanche (1994), Un asunto de honor (Cachito) (1995), Obra Breve (1995), La piel del tambor (1995), Patente de corso (1998), La carta esférica (2000), Con ánimo de ofender (2001), La Reina del Sur (2002), Cabo Trafalgar (2004), No me cogeréis vivo (2005), El pintor de batallas (2006), Un día de cólera (2007), Ojos azules (2009), Cuando éramos honrados mercenarios (2009) y El Asedio (2010). A finales de 1996, apareció la colección Las aventuras del capitán Alatriste, que hasta ahora consta de los títulos El capitán Alatriste (1996), Limpieza de sangre (1997), El sol de Breda (1998), El oro del rey (2000), El caballero del jubón amarillo (2003) y Corsarios de Levante (2006). Arturo Pérez-Reverte ingresó en la Real Academia Española el 12 de junio de 2003, leyendo un discurso titulado “El habla de un bravo del siglo XVII”. Fuente: Europa Press *** Mario Vargas Llosa clausura homenaje a Jorge Edwards en Santiago El premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, fue el invitado de honor del seminario “Edwards a 80”, celebrado en Santiago el pasado jueves 15 y viernes 16 de marzo, para rendir homenaje al escritor chileno Jorge Edwards en ocasión de arribar a sus 80 años. Con la ponencia “Jorge Edwards, testigo de su tiempo”, el literato peruano clausuró el viernes el ciclo, organizado por el Centro de Estudios Públicos (CEP) de Chile, y en el que críticos, ensayistas y escritores repasaron la obra literaria del representante permanente del país austral en la Unesco. Ambos autores se sentaron juntos el jueves en primera fila, mientras el crítico mexicano Christopher Domínguez inauguraba el evento, alabando la capacidad del homenajeado de ir “más allá de la novela” y construir un género “híbrido” que mezcla ficción, ensayo y biografía. Planeado inicialmente para el año pasado por el novelista y director del CEP Arturo Infante y el poeta Oscar Hahn, el homenaje debió ser pospuesto por problemas de agenda del Nobel peruano y el embajador en Francia. Las cinco ponencias del seminario coincidieron en la originalidad del homenajeado y su capacidad para encontrar una veta literaria inexplorada. Tal como Domínguez se refirió al género “híbrido” desarrollado por Edwards, el profesor de la Universidad Católica y autor de Escritura de alta tensión, Roberto Hozven, habló de cómo la valorización de “lo real” influye tanto en sus escritos como las columnas que despacha semanalmente para La Segunda. El académico y empresario David Gallagher, por su parte, tomó la última obra de Edwards, La muerte de Montaigne (2011), para destacar su exploración por “terrenos híbridos” que “llegan a ser más fieles que los biógrafos profesionales”. Pero fue Vargas Llosa quien desató el interés de la mayoría de los presentes. En una sala, se dedicó a dialogar libremente con la prensa, custodiado por el director del CEP, Arturo Fontaine. Dijo que con Edwards hacían “peregrinaciones literarias” por París, visitando los lugares donde habían vivido o las tumbas donde yacían los escritores que les interesaban. También compartían los textos que estaban trabajando. “Él escribía El peso de la noche y yo La ciudad y los perros. Nos leíamos capítulos de nuestras novelas”, recordó con nostalgia. En la ponencia que leyó el viernes, Vargas Llosa aseguró que los intelectuales europeos de la actualidad tienen una concepción de América Latina menos discriminatoria que los pensadores socialdemócratas de la segunda mitad del siglo XX. “Creo que los intelectuales europeos ven a América Latina con otros ojos, de una manera menos discriminatoria que en el pasado”, señaló el autor de La ciudad y los perros. En una sala abarrotada de personalidades de la cultura y la literatura chilena, el escritor atizó una severa crítica a los pensadores que antes de la caída del Muro de Berlín censuraban el marxismo pero que, según su opinión, pensaban que ese modelo era válido para América Latina. “Muchos intelectuales eran muy críticos con la Unión Soviética, con China, que habían criticado la revolución cultural, sin embargo para América Latina mostraban una complacencia extraordinaria con el régimen cubano”, recordó Vargas Llosa, quien agregó que en esos pensamientos existía un “profundo racismo”. Una corriente intelectual que, según su opinión, se desvaneció con el desplome del comunismo en la Europa del Este, un hecho que “ha tenido un efecto traumático en lo que ha sido el compromiso político de los escritores europeos”, aseveró Vargas. “En muchos casos ha llevado a los intelectuales a desinteresarse en la política y a concentrarse a un trabajo de tipo intelectual o literario. Consideran que la política es una actividad sucia y quieren seguir su camino sin ensuciarse en el mundo de la política”, explicó. Vargas Llosa reveló además anécdotas personales de su amistad con Edwards, desgranó su carrera literaria y destacó su valentía al ser de los primeros autores latinoamericanos en mostrarse crítico con la Cuba de Fidel Castro. Hizo hincapié en una de las obras más reconocidas de Edwards, Persona non grata, un relato de su corta experiencia como embajador de Chile en Cuba, tras la llegada al poder del presidente Salvador Allende. La misión de Edwards solo duró tres meses y debió partir, prácticamente expulsado por el régimen de Fidel Castro, después de haber enviado a Chile críticos informes sobre el rumbo que estaba tomando la revolución. “El libro no gustó a la derecha, ni a la izquierda beata”, señaló Vargas Llosa, quien elogió la figura de Edwards como un defensor de “la necesidad de que el escritor mantenga su independencia al poder político”. El ciclo sirvió también para que el propio Edwards reconociera que está trabajando en la edición de unas memorias, en las que revisará sus más de cincuenta años de carrera como diplomático del país austral y rememorará además sus encuentros literarios con autores de la talla de Pablo Neruda o el propio Vargas Llosa. En esta línea, Vargas Llosa afirmó que su próxima novela, que será la primera en publicarse tras recibir el Premio Nobel 2010, saldrá a la venta el próximo año y llevará por título El héroe discreto, aunque aún podría cambiar. “No es una novela autobiográfica, parto de imágenes de la memoria y transcurre entre Piura y Lima”, adelantó el escritor peruano. Ambos escritores comparten una estrecha amistad de más de medio siglo. En 1962, Edwards estaba en su primera misión diplomática en Francia y conoció en París a un joven Vargas Llosa que comenzaba su carrera literaria. En los cafés del barrio latino empezaron a tejer una amistad que, con el paso de los años, han ido fortaleciendo tanto desde el punto de vista literario como a nivel político. En 2009, ambos escritores mostraron su apoyo a Sebastián Piñera como candidato a la Presidencia de Chile. Fuentes: EFE • El Mercurio • La Segunda • La Tercera *** Casa natal de César Vallejo ofrecerá recorrido sobre el autor Al cumplirse 120 años de su nacimiento, el buscador Google atendió a la campaña impulsada desde hace varias semanas y mostró en su edición peruana un doodle dedicado al escritor. La casa natal del poeta peruano César Vallejo, de cuyo nacimiento se cumplieron 120 años este viernes 16 de marzo, ofrecerá un recorrido que mostrará episodios de la vida y obra literaria del célebre autor de Trilce, tras finalizar en abril próximo las obras de restauración. Fuentes de la minera Barrick, que financia la obra, informaron el viernes que el inmueble ya servía como museo antes de emprender la restauración, pero se encontraba “en un estado bastante lamentable” y sólo albergaba algunos objetos personales y pasajes de algunos poemas. La empresa convocará a un concurso cuando finalice la restauración para que historiadores y expertos elaboren un guión que ofrezca al visitante “un circuito lógico”, con información más pormenorizada que ayude a comprender la vida y obra literaria de este autor peruano. La vivienda natal de Vallejo se encuentra en la provincia de Santiago de Chuco, en la región norteña de La Libertad, y en su restauración también colaboran con el Ministerio de Cultura, la municipalidad, el gobierno regional y el arzobispado. Esta casa es el escenario de diversos poemas del autor de Los heraldos negros, en los que rememora su infancia, como el que en 1918 dedicó a su hermano Miguel: “Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa, / donde nos haces una falta sin fondo. / Me acuerdo que jugábamos a esta hora, y que mamá / nos acariciaba: “Pero, hijos...”. Los trabajos comenzaron el año pasado y durante la primera etapa se restauró la infraestructura del inmueble, que se encontraba deteriorado por el paso del tiempo, el abandono y las constantes lluvias. Una de las premisas fue respetar las características originales de la construcción, que exigió emplear materiales de la zona e incluso de la época en la que César Vallejo vivió en este enclave de la sierra de La Libertad. Luego se adecuó el espacio del inmueble con la “instalación de vitrinas, paneles, sistemas de iluminación y señalización, entre otros”, para convertirlo en “una atracción turística que brinde un ambiente adecuado a los visitantes”. El director de Asuntos Corporativos de Barrick en Perú, Gonzalo Quijandría, destacó que este proyecto “revaloriza a una de las más importantes figuras” de la literatura peruana porque “constituye un legado histórico y cultural de uno de los poetas más grandes para toda la comunidad santiaguina”. Vallejo, el más celebrado poeta peruano, nació el 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco, de donde se trasladó en su juventud a Trujillo y luego a Lima, para finalmente viajar a París en 1923, donde murió en 1938. El buscador en Internet Google dedicó el viernes al poeta peruano un doodle, una versión especial de su logotipo para conmemorar fechas especiales, con motivo del 120º aniversario de su nacimiento. El dibujo muestra a Vallejo sentado en el banco de un parque y con el semblante serio, como en una foto que se tomó en el verano de 1929 en Versalles (Francia). La iniciativa responde a la propuesta de la página de César Vallejo en Facebook (http://on.fb.me/GzEOsm) lanzada en febrero pasado por un grupo de admiradores del autor, como informamos en nuestra edición 261 (http://www.letralia.com/261/0316vallejo.htm). Los medios de comunicación peruanos aplaudieron que Google haya reconocido así la importancia de Vallejo en la poesía hispanoamericana. La agencia oficial Andina recordó que este año también se conmemora el 90º aniversario de la publicación de Trilce, el innovador poemario de Vallejo. El portal de la emisora Radio Programas del Perú (RPP) por su parte afirmó que “Vallejo es recordado como el poeta de la solidaridad y de los oprimidos del mundo. Pese a ello, su poesía y prosa es esperanzadora”. Fuentes: EFE *** Christhian Valles: Filven 2012 superó a la Feria de Guadalajara Con más de 235.000 visitas cerró en Caracas este domingo 18 de marzo la octava edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2012, que superó en unas 55.000 visitas a la edición de 2011, según informó la presidenta del Centro Nacional del Libro (Cenal), Christhian Valles. La funcionaria dijo este lunes 19 de marzo, a través del canal del Estado Venezolana de Televisión, que la Filven 2012 “dejó atrás a la Feria de Guadalajara, conocida como la mejor de Latinoamérica y el mundo”, según la oficial Agencia Venezolana de Noticias (AVN). “Duélale a quien le duela, la Filven pasó a ser la mejor feria del mundo, porque en la de Guadalajara se reciben cerca de un millón de visitas en una nación con más de 80 millones de habitantes, aparte de los visitantes internacionales. En Venezuela con 27 millones de habitantes se recibieron este año más de 230 mil personas”, enfatizó Valles. “No sólo crecimos en cifras”, agregó Valles. “Si nosotros nos concentramos sólo en las cifras estaríamos cayendo en un error. Lo que diferencia a la Filven de los eventos comerciales es la alegría que ha tenido la gente y cómo hizo suyos los espacios de la feria”. Inaugurada el 9 de marzo en homenaje al escritor venezolano Luis Britto García, y con Uruguay como país invitado de honor, la Filven reunió bajo el lema “Ríos de palabras” a unas 245 editoriales venezolanas e internacionales en 136 puestos, ubicados en más de 7.400 metros cuadrados entre los espacios de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), la Plaza Los Museos y el Complejo Cultural Teatro Teresa Carreño. Valles destacó que, para esta edición, el Pabellón Infantil se convirtió en uno de los espacios más visitados e innovadores, recibiendo a más de 16.000 niños. En el interior de este gran domo de 19 metros de radio, los chicos pudieron disfrutar de lectura, proyecciones de cine, juegos didácticos y talleres. “Cada día hay más libros, más editoriales, más ferias del libro, más lectores. Es un logro cultural del pueblo venezolano”, dijo el ministro de Cultura, Pedro Calzadilla, quien se mostró complacido tras los diez días de la feria, calificándola como la representación de la transformación de la conciencia del pueblo venezolano. “La Revolución de la conciencia, hemos avanzado enormemente, hemos roto con la exclusión, cada día hay más lectores (...); esto es un logro cultural del pueblo venezolano impulsado por la Revolución Bolivariana”, dijo. Los visitantes de la Filven fueron recibidos este año en los espacios de la Unearte por un gran libro en blanco de más de dos metros de ancho y alto, en el que se les invitó a escribir sus impresiones sobre el evento. “Esto es lo mejor del mundo. Viva la Revolución. Viviremos y venceremos”, escribe Luis Hernández, habitante de El Paraíso, en Caracas. Oduardo Rivero, de Petare, también en Caracas, escribió su frase y contó entre risas una anécdota: “Un señor iba a comprar el diccionario Larousse, sin embargo, al ver que en la portada estaba la imagen de Barack Obama, lo devolvió”. El Gran Libro “pretende establecer un diálogo directo con el espectador con el propósito de recoger las diferentes impresiones de los que visitan la Filven”, según se recogía en un cartel que explicaba la razón de ser de la obra. En sus ya no tan blancas páginas, entre los mensajes que comenzaban a apretujarse, había muestras de solidaridad con el presidente Chávez, que regresó a Venezuela el viernes luego de su exitosa intervención quirúrgica en La Habana. Entre los textos resaltaba uno en letras grandes y rojas: “Gracias, Chávez, porque despertaste con amor la conciencia de tu pueblo. Filven es apenas uno de tus grandes logros. Tu destino será hoy y siempre: amor”. Otra propuesta innovadora presente en la Filven fue el Salón del Cómic, dedicado al manga japonés y organizado por la editorial Biblioteca Ayacucho. En éste los jóvenes realizaron actividades como concursos de trivia y karaoke, además de talleres. La inauguración de la Filven estuvo a cargo del escritor homenajeado, Luis Britto García, durante un acto en el Teatro Teresa Carreño. En su discurso, que tituló “El diálogo infinito”, elogió el valor de la palabra como ingrediente imprescindible de la sociedad humana. Además, Britto García enfrentó la polémica suscitada por el informe del académico español Ignacio Bosque, que comentáramos en nuestra edición anterior (http://www.letralia.com/262/0301sexismo.htm), y en donde se critica a la Constitución de Venezuela por la excesiva recarga de enumeraciones del masculino y el femenino en su texto. “Piensen ustedes con qué tranquilidad este hombre dice que la mitad del género humano, más de la mitad, porque es mayoría, no puede ser nombrada y no debe ser nombrada”, dijo el escritor venezolano, quien además defendió el hecho de que la Constitución venezolana fue votada por la ciudadanía de este país, al tiempo que se preguntó si la española lo había sido. Dijo que la RAE usurpó el nombre de “española”, ya que en España hay muchos idiomas y se preguntó cuál derecho tiene para sentar normas para América. “¿Con qué derecho intenta sentar normas para una América que no solo en 1810 declaró su independencia política, sino su independencia lingüística?”, afirmó. “Podríamos preguntarle: ¿y tú? ¿por qué no te callas?”, agregó, en alusión a la forma como el rey de la nación ibérica increpó al presidente venezolano, Hugo Chávez, en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile. Para esta edición, la Plataforma del Libro del Ministerio de Cultura de Venezuela obtuvo un importante número de visitas, resultando de ellas 74.144 libros vendidos. En este sentido, el evento fue propicio para que la casa editora Monte Ávila presentara la Biblioteca Luis Britto García, integrada por más de 60 títulos y cuyo primer tomo corresponde al libro Abrapalabra (1979), reeditado en varias oportunidades. Uruguay vendió en la Filven libros que no llegan a Venezuela, según afirmó uno de los encargados del espacio: “Aunque sean libros de sellos editoriales internacionales que son editados en Uruguay aquí no los hay”. Entre los títulos se encuentran Inventario uno, Inventario dos e Inventario tres, de Mario Benedetti; Textos críticos y testimonios sobre Juan Carlos Onetti o el libro Catálogo y digitalización de los manuscritos de Onetti; Cabo Negro, de Eloísa Armand Ugon, y Tierra firme, de Hugo Fontana, entre otros. El domingo 11 fue presentada la antología Ventanas, del escritor uruguayo Eduardo Galeano, en un evento en el que participaron el escritor homenajeado de la Filven, Luis Britto García; el presidente del sello editorial El Perro y la Rana, William Osuna, y la presidenta del Cenal, Christhian Valles. Britto García, que catalogó a la lectura “como el domingo de la vida”, se refirió a su relación de amistad con Galeano. “Eduardo fue obrero, mecanógrafo, mensajero, aspirante a futbolista, caricaturista, periodista y finalmente escritor”, dijo. También expresó que el autor de Las venas abiertas de América Latina “escribe sobre política con un lenguaje poético”. Ventanas es una compilación donde se pueden leer desde poemas de amor, reflexiones sobre el origen de la vida, hechos históricos como la Conquista de América y relatos donde los protagonistas son el libertador uruguayo José Gervasio Artigas o el educador venezolano Simón Rodríguez. La representación mexicana, Plaza y Valdés Editores, ofreció entre sus novedades La guerra y las palabras, de Jorge Volpi; Un sol más vivo: antología poética de Octavio Paz; Miguel Covarrubias: vida y mundos, de Elena Poniatowska, o Efectos personales, de Juan Villoro. Uno de los visitantes que generaron mayor expectativa fue el escritor español Juan Goytisolo, quien al pisar suelo venezolano, el lunes 12 de marzo, fue recibido por el embajador de España en Venezuela, Juan Serrat, y la presidenta del Cenal, con la buena nueva de que había sido declarado ganador del Premio Formentor de las Letras. “Qué gran sorpresa”, dijo risueño el autor. Goytisolo presentó el jueves 15 su conferencia “La primavera árabe”, durante una velada en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg). Allí conversó sobre su experiencia en el mundo árabe, que el año pasado sufrió el derrocamiento de los presidentes de Túnez, Egipto y Libia. Habló de la cleptocracia, de los crímenes de Gadafi y de la dictadura de Husein, entre otros temas. Goytisolo, que en la Filven presentó su libro Blanco White, el español y la independencia de Hispanoamérica, señaló que ha vivido toda su vida “entre árabes y judíos”, y contó que rechazó un premio de 150 mil dólares porque el dinero provenía de una fundación que pertenecía al fallecido mandatario libio. “No me alegra la muerte de nadie, pero lo de Gadafi era previsible por su crueldad. No derramé una lágrima”, dijo el escritor de Duelo en el paraíso. Repasó detalles país por país, describiendo la pobreza inhumana en El Cairo, advirtiendo que no puede predecir qué sucederá en Siria y agregando que la instauración de una democracia en Afganistán le parece imposible. Así pasó por Libia, Marruecos, Yemen, Egipto, Palestina, Israel, Irán. Hasta que llegó a Irak. “No lo conozco. Fui invitado dos veces y no quise ir porque no quería hacerme cómplice de una dictadura como la de Husein”. La participación del Premio Nacional de las Letras de España fue un llamado a la reflexión. “La no intervención en conflictos es una forma brutal de intervención”, dijo el catalán, que puso de ejemplos a la Guerra civil española y Sarajevo. La presentación de su libro se realizó el sábado 17 con la participación de la editorial Taurus y de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Durante el evento, Goytisolo leyó fragmentos del texto donde se reflejaba el pensamiento de José María Blanco White (1775-1841), periodista y pensador español que asumió una postura crítica sobre la independencia latinoamericana, que fue rechazada por sus coetáneos y que lo obligaron a exilarse en Inglaterra. Goytisolo explicó que Blanco, al que cataloga como el escritor español más importante de la primera mitad del siglo XIX, a pesar de que murió en 1840, no fue conocido hasta 1972 “porque había abandonado el catolicismo, porque había tomado una postura crítica con respecto a la tradición literaria, y tomó partido por la independencia”. El escritor, quien visita por tercera vez el país, destacó el valor de la literatura venezolana, a autores criollos como Guillermo Meneses y al homenajeado de la Filven, Luis Britto García, de quien dijo que tiene “un libro de relatos que me interesó por la reproducción fonética que hace del habla de los chavales”, citó refiriéndose a Rajatabla, ganador del Premio Casa de Las Américas. Pero la Filven no sólo adentró al público al mundo de los libros, sino que también ofreció puestas en escena de calidad como Memorias para armar, del coreógrafo uruguayo Martín Inthamoussú, a cargo de 22 bailarines de la Compañía Nacional de Teatro, y Muñequita linda, obra teatral de Luis Britto García. Entre los invitados internacionales estuvieron María Casiraghi, Néstor Kohan y Eduardo Sartelli, de Argentina; Theotonio Dos Santos y Alexandre Concertao, escritores de Brasil; Juan Goytisolo, Carmen Ruiz Barrionuevo, Joaquín González Mari y Ramón Reig, de España; Carmen Limón, Germán Castillo y Juan Navarrete, de México; Zuleica Romay, Miguel Barnet, Roberto Méndez, Lourdes González, Adriana Zamora, Lidia Meriño y Emilio Jorge Rodríguez, de Cuba; Raúl Serrano, Thania Roura y Roger Ycaza, de Ecuador; Javier Naranjo, de Colombia, y David Cortés Caban, de Puerto Rico. Valles reiteró que será a partir de la última semana de abril y hasta la primera semana de septiembre, cuando se iniciará la Feria del Libro de Venezuela en todas las regiones. Los detalles serán dados a conocer este martes 20 de marzo. También informó que hasta el sábado 17 de marzo los libros más vendidos habían sido Humor con humor se paga, escrito por once autores venezolanos; Medicamentos indígenas, de Gerónimo Pompa, y Bolívar, acción y utopía, el hombre de las dificultades, de Miguel Acosta Saignes. La jornada de cierre de la Filven se caracterizó por la masiva asistencia de visitantes al lugar. Como actividad central de cierre se entregó en forma gratuita el texto De Yare a Miraflores, el mismo subversivo, entrevistas realizadas al presidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, por el periodista José Vicente Rangel, el cual se agotó rápidamente. También, gratuitamente, se repartieron 10.000 ejemplares del libro Por todos los caminos de la Sierra: la victoria estratégica, de Fidel Castro. La jornada contó con la presentación, en la sala Luis Britto García, de la Colección Ilustrada de Ediciones Correo del Orinoco. Ésta incluye cinco personajes de la historia de Venezuela: Simón Bolívar, Manuela Sáenz, Francisco de Miranda, Simón Rodríguez y Antonio José de Sucre. Los cinco libros tienen textos cortos, escritos por Miguel Bonnefoy, acompañados de ilustraciones, hechas por Omar Cruz y Luis Cardozo, para atraer la atención de los niños. En la sala Horacio Quiroga también hubo actividad. Allí estuvieron los dos ganadores del concurso “4-F Revolución de Febrero”: en Crónica, Dioselis Gabriela Melo; y en Poesía, Décima y Copla, Ángel Segundo Castillo. La presidenta del Cenal indicó que las obras de los galardonados, junto a otras menciones especiales, serán publicadas pronto. En la sala Ángel Rama, Roberto Hernández Montoya y María Alcira Matute (http://www.letralia.com/firmas/matutemarialcira.htm) realizaron el encuentro “Cervantes cada día escribe mejor”. Ambos hablaron sobre la importancia que tiene la obra del citado escritor español, con énfasis en la historia de Don Quijote de La Mancha. Se planteó la idea de formar círculos de lectura de este libro en el Celarg. Los interesados pueden escribir al correo tvlecturas@gmail.com. Al final de la tarde, en el Anfiteatro del Eje del Buen Vivir, hubo un concierto de trova de colaboradores de la Misión Cultura y luego un recital de poesía en honor a Mario Benedetti, en el que poetas invitados y algunos espontáneos del público recitaron versos del escritor uruguayo. Mientras, cerca del anfiteatro hubo un concierto de los salseros del Grupo Ensamble de la Calle, quienes pusieron a bailar a los visitantes. Fuentes: AVN • El Universal • RNV • VTV *** Vargas Llosa participará en aniversario de biblioteca de Arequipa El Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, participará en las actividades por el primer aniversario de la biblioteca regional de Arequipa que lleva su nombre, anunció el director del recinto cultural, Rommel Arce Espinoza, el pasado miércoles 7 de marzo, al tiempo que recordó que el centro fue inaugurado por el propio novelista el 22 de marzo de 2011, y desde entonces ha recibido la visita de más de 22.000 personas. La visita del autor de La ciudad y los perros, La Casa Verde y Conversación en La Catedral, entre otras joyas de la literatura mundial, está prevista para el 28 de marzo. El laureado escritor asistirá también a la ceremonia de premiación del concurso de novela corta “Mario Vargas Llosa”, convocado por el gobierno regional arequipeño y la organización cultural Artequipa. Las celebraciones por el museo empezarán el jueves 22 con la inauguración de la muestra fotográfica “Autores arequipeños de los siglos XIX y XX”; el 23 habrá un conversatorio entre el historiador Carlos Ramos Núñez y estudiantes destacados de la ciudad. El sábado 24, la casona colonial que alberga la biblioteca será sede de la presentación del libro La gran cocina mestiza de Arequipa, del poeta y escritor peruano Alonso Ruiz Rosas. Para el lunes 26 está prevista la ponencia “Arguedas y la verdad de las mentiras”, del escritor francés Roland Forgues; y al día siguiente el novelista peruano Alonso Cueto dictará la conferencia magistral “Confesiones de un lector, penitencias de un escritor”. El jueves 29 de marzo el novelista, ensayista y periodista español Juan Jesús Armas Marcelo abordará el tema “De Bolívar y Miranda. Historia de una novela”. La biblioteca se encuentra ubicada en la cuadra tres de la calle San Francisco, cerca de la Plaza de Armas, paso casi obligatorio de todo aquel que visita la ciudad de Arequipa, por la belleza arquitectónica de su infraestructura. En el recinto cultural se pueden encontrar ejemplares de las novelas de Mario Vargas Llosa traducidas a más de diez idiomas, las mismas que fueron donadas por el escritor que arribará a Arequipa para pasar también su cumpleaños número 76. Fuente: Andina *** Recordarán en Caracas al narrador Guillermo Meneses Guillermo Meneses (1911-1978), quien a mediados del siglo XX fue uno de los protagonistas con sus cuentos y novelas de un apreciable viraje estético de la narrativa venezolana, será el tema de la conversación que, en el marco del ciclo “Diálogos de la Academia”, sostendrán el martes 27 de marzo en la sala Cabrujas, en Caracas, el académico Carlos Pacheco y el crítico y narrador Carlos Sandoval. “Meneses le movió el piso a la ficción venezolana. Creó escuela. Después de sus cuentos y novelas, el clima narrativo ya nunca fue el mismo”, comenta el profesor Carlos Sandoval (Instituto de Investigaciones Literarias de la Universidad Central de Venezuela, UCV), quien analizará la obra de Meneses —cuyo centenario se celebró el pasado 15 de diciembre— en diálogo con el docente, crítico y editor Carlos Pacheco, individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua (AVL). La actividad tiene entre sus objetivos discutir y revalorar el aporte de Meneses como novelista (La balandra Isabel llegó esta tarde, Campeones, El falso cuaderno de Narciso Espejo, entre otras), cuentista (Diez cuentos y, en especial, el siempre polémico “La mano junto al muro”), cronista emblemático de Caracas, dramaturgo, ensayista de fondo y editor de la legendaria revista CAL. Promovidos por una alianza entre la Academia Venezolana de la Lengua y Cultura Chacao, los “Diálogos de la Academia” se iniciaron el pasado 28 de febrero con el encuentro de Joaquín Marta Sosa y Arturo Gutiérrez Plaza (http://www.letralia.com/firmas/gutierrezplazaarturo.htm) sobre la obra de Eugenio Montejo, en una sesión inaugural en la que intervinieron Diana López, presidenta de Cultura Chacao, y Francisco Javier Pérez, presidente de la AVL. El ciclo seguirá hasta fin de año, el último martes de cada mes, para revisar y discutir la obra de Antonia Palacios, Miguel Otero Silva y José Ignacio Cabrujas, entre otros. Estos diálogos entre un miembro de la Academia y un experto en la obra de un distinguido autor venezolano son iniciativa de la Comisión de Literatura de la AVL, integrada por Ana Teresa Torres, Leonardo Azparren Giménez, Joaquín Marta Sosa, Elio Gómez Grillo y Carlos Pacheco, quien la coordina. El evento se realizará el martes 27 de marzo a las 7 de la noche en la Sala Cabrujas de Cultura Chacao, ubicada en el nivel C-1 del Centro Comercial El Parque, en el cruce de la avenida Francisco de Miranda con la 3ª Avenida de Los Palos Grandes. La entrada es libre. Fuente: Cultura Chacao *** Realizarán en Bolivia primera Feria del Libro Infantil y Juvenil Con el objetivo de darle un mayor impulso a la lectura de niños, niñas y jóvenes, la Cámara Departamental del Libro de La Paz, Bolivia, ha desarrollado el proyecto de la primera Feria del Libro Infantil y Juvenil, que tendrá periodicidad anual y tiene el objetivo de convertirse en una herramienta para impulsar y motivar la formación de lectores y la difusión de la producción editorial infantil y juvenil en el país suramericano. Esta feria se realizará con el lema “Hojea, lee... no muerde” del 7 al 15 de abril de 2012, coincidiendo con el Día del Niño, en el salón de eventos Kids Club, ubicado en la calle 17 de Calacoto y Los Sauces Nº 100. Contará con un programa cultural dirigido específicamente a niños y adolescentes. Asimismo, se dará realce al Año de la No Violencia contra la Niñez y Adolescencia, declarado por el Estado Plurinacional de Bolivia mediante Ley 214 del 28 de diciembre de 2011, con el objetivo de promover la lucha contra todo tipo de violencia ejercida sobre este grupo humano. Los organizadores del evento indicaron que la invitada internacional será María Victoria Peralta, educadora chilena que es directora de investigaciones educativas de la Universidad Central de Santiago. Entre los patrocinadores de esta primera feria se hallan la Fundación Estás Vivo, el Banco Bisa y el diario La Razón. Además, tendrá el respaldo del Ministerio de Culturas y del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz. Para llevar a cabo distintas actividades destinadas al incentivo del hábito de la lectura, la Feria del Libro Infantil y Juvenil contará con la participación de un Comité Cultural conformado por el Espacio Simón I. Patiño, la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil, Ibby y Clubes del Libro. En cuanto a las editoriales y librerías que expondrán, la Cámara del Libro informó que la feria contará con poco más de 30 expositores, instalados en 43 stands en el campo ferial. Esto supone la participación de casas editoras de Bolivia y del exterior, que exhibirán su mejor material bibliográfico de literatura infantil y juvenil. El evento fue presentado oficialmente este jueves 15 de marzo en el patio del Ministerio de Culturas, con la presencia del ministro del área, Pablo Groux; la presidenta de la Cámara Departamental del Libro de La Paz, Carla María Berdegué de Arauco, y otras personalidades vinculadas a la promoción cultural. Fuente: La Razón *** La Patagonia celebrará en junio dos ferias editoriales Hasta el 10 de abril es posible inscribirse en la 28ª Feria Provincial del Libro del Chubut y 8ª Feria Patagónica del Libro, eventos que se desarrollarán simultáneamente bajo la organización de la Biblioteca Popular “Ricardo Jones Berwyn” de Gaiman, en la provincia patagónica del Chubut, Argentina, del 7 al 10 de junio. El evento está abierto a escritores, editores, investigadores, lectores y público en general. Quienes deseen participar en actividades podrán hacerlo presentando ponencias, charlas o conferencias; coordinando talleres o seminarios; presentando libros, revistas o medios audiovisuales, u organizando reuniones de lectura. Se extenderá certificados de participación según la actividad que se desarrolle, y se aceptará una sola actividad por participante. Quienes deseen presentar ponencias, charlas o conferencias deberán enviar antes del 10 de abril un resumen no mayor a una página. En el caso de tratarse de un panel sobre un tema determinado, el tiempo de disertación no debe superar los quince minutos por cada participante. La ponencia, charla o conferencia completa se deberá enviar antes del 30 de abril. Para participar como coordinadores de talleres y seminarios, los interesados enviarán un plan de trabajo donde se indique el tiempo necesario, cantidad de reuniones, límite de integrantes del grupo y líneas conceptuales que orientarán la tarea, antes del 10 de abril. Los interesados en presentar publicaciones deberán presentar dos ejemplares junto al formulario de admisión, y no podrán comercializar las mismas en forma particular sino a través de las librerías presentes en la feria, previo acuerdo con las mismas. La fecha de edición del libro debe ser 2011 o 2012, y debe estar impreso antes del 30 de abril. El tiempo máximo de presentación por autor será de treinta minutos. En el caso de paneles en los que varios autores pertenecientes a un grupo literario presentan sus libros, se les asignará un tiempo menor de presentación según lo exijan las circunstancias. Para participar organizando reuniones de lectura se presentará un plan de lecturas de los autores participantes, con un coordinador designado por el grupo inscrito, o uno que designarán los organizadores de la feria. Leerán un texto por autor y si se dispone de tiempo habrá una segunda ronda de lectura. Para los participantes que se encuentran a más de 100 kilómetros del recinto ferial, se ofrecerá albergue gratuito en el Gimnasio Municipal, existiendo un cupo de cuarenta lugares (veinte para mujeres y veinte para hombres) y en el Centro Recreativo “Arturo Roberts” con la misma modalidad (cuarenta plazas). Este alojamiento será sólo durante los días del evento, del 7 al 10 de junio. Las inscripciones deberán hacerse únicamente en la sede de la Biblioteca Popular “Ricardo Jones Berwyn”, en Gaiman, Chubut, entre las 8 y las 15 horas, por fax al número 0280 4491212, o por correo electrónico enviando el formulario de admisión correspondiente, que puede solicitarse escribiendo a biberwyn@ar.inter.net. Fuente: Biblioteca Berwyn *** El venezolano Edgar Borges presenta su más reciente novela en Barcelona Luego de abrir el ciclo de presentaciones el pasado 16 de marzo en el Instituto Ítalo-Latinoamericano de Roma, El hombre no mediático que leía a Peter Handke (Ediciones En Huida, 2012), la nueva novela del venezolano Edgar Borges (http://www.letralia.com/firmas/borgesedgar.htm), continúa el debate de su temática y técnica en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España. El próximo jueves 12 de abril, a las 11 horas, la Cátedra Unesco de Cultura Iberoamericana recibe al narrador caraqueño, quien participará en un foro-presentación al lado de María Morrás Ruiz-Falcó, coordinadora de la referida Cátedra, y Jordi Carrión, reconocido escritor, crítico literario y profesor del Master de Creación Literaria. El evento será abierto a todos los alumnos y público en general y se realizará en la sala de graus Albert Calsamiglia del edificio Roger de Llúria, ubicado en la calle Ramon Trias Fargas, Nº 25-27, del Campus de Ciutadella. El hombre no mediático que leía a Peter Handke se vale de la ficción para investigar la realidad. Para ello combina géneros como la novela, la entrevista y el diario. El propio personaje de la historia se debate entre utilizar, para su trabajo, un cuaderno o un ordenador; encerrarse en su habitación o atender a su familia y a la vida que late en la calle. Contada en tiempo real, enfrente de un reloj de pared que orienta el frenesí apuntador del investigador-personaje (que puede ser el propio Edgar Borges o una ficción de su propuesta), la obra contiene entrevistas reales con Cecilia Dreymüller (Alemania), Vicente Huici (España), Fernando Báez (http://www.letralia.com/firmas/baezfernando.htm; Venezuela), Vicente Luis Mora (España), Eustaquio Barjau (España), Sandra Santana (España), Aleksandar Vuksanovic (Serbia) y Luis Ureta (Chile), escritores, dramaturgos, investigadores o traductores que de una u otra manera han abordado la obra de Handke. Fuente: Ediciones En Huida *** Chavela Vargas leerá poemas de Federico García Lorca La cantante mexicana de origen costarricense Chavela Vargas hará un homenaje en México al poeta español Federico García Lorca con la lectura del poemario La luna grande el próximo 15 de abril, informaron organizadores este miércoles 14 de marzo. El tributo, en el que se trabaja desde hace más de un año, fue organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes de México (Inba) y se efectuará en el Palacio de Bellas Artes, uno de los principales escenarios culturales del país. Será conducido por las cantantes Eugenia León y Martirio, y se contará con la presencia de Laura García Lorca, sobrina del dramaturgo y directora de la Fundación Federico García Lorca. “En Bellas Artes voy a presentar los poemas de mi García Lorca, no mis canciones... Y el palacio vibrará”, dijo recientemente “La dama del poncho rojo”, como llama a la artista su colega español Joaquín Sabina, en su cuenta de Twitter, @ChavelaVargas. “Soy la Vargas, tengo 93 años y volveré a pisar (y más fuerte que nunca) Bellas Artes el próximo 15 de abril del 2012”, escribió en otro tweet. Vargas, nacida en Costa Rica en 1919 y nacionalizada mexicana, es una declarada admiradora de García Lorca, con quien ha afirmado pudo conectarse cuando estuvo en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en el mismo cuarto que habitó el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Fuentes: DPA • Milenio *** Bogotá recibirá a 50 escritores brasileños para su Feria del Libro Unos cincuenta escritores brasileños llegarán a la capital colombiana para participar como invitados de honor en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2012 (Filbo, http://www.feriadellibro.com), que en su 25º aniversario se celebrará entre el 18 de abril y el 1 de mayo. Los organizadores de la feria literaria bogotana, la tercera más relevante de América Latina por detrás de las de Buenos Aires y Guadalajara (México), presentaron este martes 13 de marzo los platos fuertes de la cita, que contará siempre con ingredientes brasileños. La brasileña ganadora de un premio Príncipe de Asturias Nélida Piñón participará en el acto de apertura, en el que todavía no está confirmada la presencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aunque la embajada de ese país no escatima esfuerzos para garantizar su asistencia. A lo largo de la cita desfilarán otros compatriotas de Piñón, como el literato Joao Paulo Cuenca, y una nutrida representación de las nuevas letras brasileñas, con jóvenes talentos como Adriana Lisboa. “Estamos ante un mercado pujante, todavía desconocido para sus vecinos”, dijo el vicepresidente de la Cámara Brasileña del Libro, Bernardo Gurbanov, en alusión al sector literario de su país, que tiene 790 editoriales, 3.500 librerías y mueve unos 2.000 millones de dólares anuales. Entre los participantes hay escritores de un total de 18 países, con representantes como Jonathan Safran Foer, considerado uno de los jóvenes prodigios estadounidenses y autor del texto que inspiró la película Tan fuerte, tan cerca. Asimismo, estarán en la Filbo, que este año estrena un nombre más corto y nuevo logo, la escritora estadounidense de origen mexicano Chloe Aridjis, el estadounidense Nicole Krauss, el español Ricardo Menéndez Salmón, el danés Carsten Jensen, el mexicano Enrique Krauze y un asiduo a la cita, el español Javier Moro. La laureada colombiana Laura Restrepo regresará a la cita, en la que junto a paisanos como Héctor Abad Faciolince y Guido Tamayo dialogarán en 25 conversatorios con los invitados internacionales, que no se restringen al mundo de la literatura. De hecho, el periodismo es uno de los grandes protagonistas con el homenaje a Guillermo Cano, el director del diario El Espectador que fue asesinado hace 25 años por sicarios, y la presencia de Gay Talese, pionero del Nuevo Periodismo junto con Tom Wolfe. El fútbol cobra una relevancia especial también con la presencia de “Tostao” (Eduardo Gonçalves de Andrade), estrella del balompié brasileño en la década de 1970, y un encuentro entre el jugador colombiano Radamel Falcao García, del Atlético de Madrid, con el ex director deportivo del Real Madrid Jorge Valdano. El mundo de la gastronomía contará con la presencia del chef español Ferrán Adriá; la música rendirá un homenaje al fallecido y popular cantante colombiano Joe Arroyo y la memoria histórica reunirá a Félix Reátegui, de la Comisión de la Memoria Histórica de Perú, con el presidente de su homóloga colombiana, Gonzalo Sánchez. La literatura infantil y juvenil tendrá un lugar primordial también con numerosas actividades y la presencia del autor lituano Kestius Kasparavicius (El país de Jauja y Huevos de pascua). En la edición de 2012, los organizadores de la feria esperan recibir unos 400.000 visitantes y operaciones por 20 millones de dólares y, sobre todo, mejorar el nivel de lectura anual por habitante, que en Colombia es de 1,6 libros. Fuente: EFE *** Hislibris entregará en abril sus premios de literatura histórica El viernes 20 de abril a las 19 horas serán entregados en el Castillo de Cornellá de Llobregat de Barcelona, España, los III Premios de Literatura Histórica Hislibris, que convocados por la web de novela histórica Hislibris (http://www.hislibris.com) reconocen la labor, obras y autores que permiten que los lectores puedan disfrutar de este género. Al igual que el año pasado, se dedicará un fin de semana a celebrar actos, mesas redondas y presentaciones en homenaje a colaboradores, visitantes, autores, editoriales y responsables que tienen relación con Hislibris. Otorgados por un jurado de miembros de la web, los premios Hislibris están representados en el Celedonio, figura emblema del portal, y que este año tendrá como motivo el Celedón Alatriste. Aparte de mejor autor novel, mejor autor español y el premio honorífico, destacan los premios a mejor novela, mejor ensayo y mejor labor editorial. Este último, el más importante, premia la labor de una editorial en relación a un género. En la categoría de mejor novela histórica compiten Banu Qasi: la guerra de Al Ándalus, de Carlos Aurensanz (Ediciones B); La venganza del emperador, de Gisbert Haefs (Edhasa); Los asesinos del emperador, de Santiago Posteguillo (Planeta); El error azul, de Javier Lorenzo (Planeta); Pax Romana, de Yeyo Balbás (Roca Editorial), y HHhH, de Laurent Binet (Seix Barral). En ensayo histórico los libros nominados son Fuego y cenizas: la Revolución Francesa según Thomas Carlyle, de Thomas Carlyle (Ariel); Guerra absoluta, de Chris Bellamy (Ediciones B); Gladiadores: mito y realidad, de Fernando Lillo Redonet (Evohé); El primer naufragio, de Pedro J. Ramírez (La Esfera de los Libros), y La Gran Armada, de Colin Martin y Geoffrey Parker (Planeta). Como mejor autor español han sido nominados Carlos Aurensanz por Banu Qasi: la guerra de Al Ándalus; Antonio Garrido por El lector de cadáveres (Espasa); Luis Delgado por La fragata Ligera (Noray); Santiago Posteguillo por Los asesinos del emperador, e Ignacio Martínez de Pisón por El día de mañana (Seix Barral). En la categoría de mejor autor novel, para escritores con un primer libro publicado en 2011, están nominados Lucille Turner por Gioconda (Ediciones B); Blanco Corredoira por Añoranza de guerra (La Esfera de los Libros); Yeyo Balbás por Pax Romana; Laurent Binet por HHhH, y Jorge Alcalde por La noche del Rey (Temas de Hoy). Para la mejor portada histórica han sido nominados El lector de cadáveres, de Antonio Garrido; Rebelde (Crónicas de Starbuck I), de Bernard Cornwell (Edhasa); Gladiadores: mito y realidad, de Fernando Lillo Redonet; El primer naufragio, de Pedro J. Ramírez; Prométeme que serás libre, de Jorge Molist (Temas de Hoy), y El jinete del silencio, de Gonzalo Giner. Fuente: Hislibris *** Celebrarán en Venezuela congreso sobre los discursos de la educación Establecer, a través de la lectura de los diversos discursos educativos, los vínculos de la educación con la cultura, la sociedad, la historia, la literatura, la filosofía, la ciencia, la tecnología, los medios de comunicación y el arte, será el principal objetivo del XII Congreso Internacional Presencia y Crítica “Pluralidad de sentidos: los discursos de la educación” (http://congresopresenciaycritica2012.blogspot.com), que tendrá lugar entre el 28 y el 30 de junio en Trujillo, Venezuela. El Centro de Investigaciones Literarias y Lingüísticas “Mario Briceño-Iragorry” del Núcleo “Rafael Rangel” (NURR) de la Universidad de los Andes (ULA) fungirá como sede del congreso, cuyo plazo de recepción de resúmenes expira el 14 de mayo, mientras que el de trabajos completos lo hará el 28 de mayo. Será, además, una de las actividades conmemorativas de los 40 años del NURR, los 25 del centro y los 25 de la Maestría en Literatura Latinoamericana de la ULA. El evento rinde homenaje a la trayectoria del profesor Isidoro Requena, doctor en filosofía egresado de la Universidad de Comillas en Madrid, España, profesor jubilado de la ULA y docente-investigador en el Centro de Investigaciones Literarias y Lingüísticas “Mario Briceño Iragorry”, la Maestría en Literatura Latinoamericana y el Doctorado en Ciencias de la Educación; autor de De la violencia a la ética (1975), Sensibilidad y alteridad en E. Levinas (1975), ¿Quién es el hombre?: intento de pregunta y respuesta en el ámbito de la filosofía (1976), La memoria desmitificadora: la novela venezolana durante el perezjimenismo (1992), Trujillo en sus novelas (1992) y La voz antigua de la tierra: Los Riberas (1993), entre otros títulos. Abierto a la comunidad universitaria, profesionales, investigadores, docentes, estudiantes de pregrado y postgrado, el congreso se enfocará en tres ejes temáticos: la educación ante la cultura y la sociedad; la educación ante la historia, la literatura y la filosofía, y la educación ante la ciencia, la tecnología, los medios de comunicación y el arte. Los trabajos deben ceñirse a las normas para la publicación de artículos de la revista Cifra Nueva, disponibles en español e inglés en la sección “Normas Editoriales” de la misma, en http://www.saber.ula.ve/cifranueva/documentos/normas_espanol.pdf, y serán recibidos en la dirección de correo electrónico congresopresenciaycritica2012@gmail.com. La matrícula para ponentes será de 400 bolívares, mientras que para profesionales y estudiantes de posgrado será de 250 y, para estudiantes de pregrado, de 150. Fuente: Web del evento *** España rendirá homenaje a Góngora con monumental exposición La exposición “Góngora, la estrella inextinguible” estará abierta al público en la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, del 30 de mayo al 19 de agosto, y en la sala Vimcorsa y el Centro de Arte Pepe Espaliú, ambos de Córdoba, del 12 de septiembre al 11 de noviembre, organizada por Acción Cultural Española y comisariada por el profesor titular de literatura española e hispanoamericana de la Universidad de Córdoba, Joaquín Roses. Más de 200 obras (cuadros, manuscritos, grabados, dibujos, cartas, esculturas, instrumentos musicales, tapices, partituras, carteles, libros, revistas y otros materiales) permitirán al espectador recorrer los diversos espacios del orbe gongorino a través de cuatro siglos, del XVII al XX. Una iniciativa que clausura los actos del 450º aniversario del nacimiento del poeta, que se celebró en 2011. Entre las instituciones que han prestado material para la colosal muestra se encuentran el Museo del Prado, el Thyssen, la Galería de los Uffizi, el Museum of Fine Arts de Boston, el Nacional d’Art de Catalunya, el Bellas Artes de Valencia, el Bellas Artes de Sevilla, el Museo del Traje, Patrimonio Nacional, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Real Academia Española, la Real Academia de la Historia, la Fundación Lázaro Galdiano, la Fundación Mapfre, la Fundación Pablo Ruiz Picasso, el Ayuntamiento de Córdoba, la Fundación Federico García Lorca, la Residencia de Estudiantes, la Fundación Gala-Salvador Dalí y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Según la memoria elaborada por el responsable de su museografía, Javier Rosselló, la exposición contará con el célebre retrato del poeta realizado por Diego de Velázquez (que se exhibe en el Museum of Fine Arts de Boston), y propone una estructura de cuatro bloques en los que la interacción entre las piezas seleccionadas permitirá al visitante penetrar en las profundidades gongorinas a partir de un discurso sustentado igualmente en el rigor y la amenidad, y con variedad de detalles museográficos que reforzarán la asimilación de cada una de las partes. Así, los capítulos de naturaleza mitológica se subrayan con tiras de vinilo impreso que recorren las paredes a modo de cornisas y zócalos en alusión onírica a la obra del autor en forma helenística; el referido a la Generación del 27 se plantea con una estética decó y el que recoge piezas de la segunda mitad del siglo XX apuesta por los contrastes. La exposición arrancará con el apartado “As de oros en un Siglo de Oro: vida y contextos”, que situará al poeta en su tiempo a través de cinco epígrafes: “Formación literaria: libros que hechizaron a Góngora”; “Córdoba, Madrid, vida y viajes”; “Cara y letra de don Luis”; “El manuscrito Chacón: joya y clave de la poesía de Góngora” y “La soledad cortesana y religiosa”. Se incluyen aquí retratos del cordobés (Velázquez, Jean de Courbes), Felipe II (Antonio Moro), Felipe III (Juan Pantoja de la Cruz), Felipe IV (Gaspar de Crayer), el duque de Lerma (Pedro Pablo Rubens) y el conde-duque de Olivares (Velázquez), entre otros, junto a cartas autógrafas de Góngora, el célebre manuscrito Chacón, obras de otros autores de los siglos XVI y XVII (Juan de Mena, Garcilaso de la Vega, Juan Rufo, Luis Carrillo y Sotomayor, Alonso de Ercilla, Fernando de Herrera, Ludovico Ariosto), el mapa de la Córdoba del siglo XVII incluido por Georg Braun en el tomo sexto de Civitates Orbis Terrarum y visiones de otras ciudades como Madrid, Toledo y Valladolid. El triunfo de Góngora en el siglo XVII es el motivo del segundo bloque, dividido en cuatro líneas: “El legado de los mejores manuscritos”, “Ediciones de la obra de Góngora en el siglo XVII”, “Góngora en el ojo del huracán: la polémica sobre la nueva poesía” e “Imitadores en Europa y América”. Aquí se exhibirán manuscritos y códices que recogen sus obras (Estrada, Iriarte, Llaguno), retratos de coetáneos como Calderón de la Barca, Lope de Vega o Francisco de Quevedo, ediciones diversas de sus poemas impresas en distintas ciudades (Lisboa, Bruselas y otras) y reacciones críticas (“Advertencias para la inteligencia de las Soledades de don Luis de Góngora”, de Almansa y Mendoza; “Antídoto”, de Juan de Jáuregui; “Examen del Antídoto”, del Abad de Rute, entre otras). La tercera esfera invita a un recorrido por algunos de los sectores más complejamente estimulantes de la producción gongorina: “Tópicos cotidianos, poemas inolvidables, mitos inagotables: sugerencias de la línea y el color”. Con cinco capítulos: “Músicos, pastores y cazadores” (que recopila instrumentos musicales de la época y óleos de Adriaen van de Velde, Ignacio de Iriarte, Jan Gerrit van Bronchorst, Jan Wildens); “Soledades, original laberinto de mitología” (que exhibe un Paisaje con edificios de Poussin, Sísifo de Tiziano y El rapto de Europa de Erasmus Quelinus, procedentes del Prado); “Fábula de Polifemo y Galatea, perfección y musicalidad” (Acis y Galatea de Charles de la Fosse, del museo madrileño, el grabado de Marco Dente Galatea escapando de Polifemo, de la Biblioteca Nacional); “Romance de Píramo y Tisbe, emblema cifrado de su poesía” (Píramo y Tisbe de Gregorio Pagani, procedente de la Galería de los Uffizi de Florencia, junto a otras visiones de autores como Claude Gatherot y Abraham Daniëlsz, de los museos de Melun, en Francia, y Boijmans van Beuningen, de Rotterdam); y “Vórtice de mitos y motivos” (que incorpora como escultura un Ganímedes anónimo del Prado y el óleo de Claude-François Delorme Hero y Leandro, del Musée des Beaux-Arts de Brest, en Francia). Finalmente, “La galaxia de Góngora en el siglo XX” estudia las revisiones del cordobés en la última centuria a través de cuatro puntos: “Poesía española del 27 a nuestros días en la estela de Góngora”, “Inextinguibles proyecciones al universo contemporáneo”, “La elipse americana: ciclones en torno a Góngora” y “Ediciones y estudios generales sobre Góngora en el siglo XX”. El visitante contemplará retratos de varios miembros de la Generación del 27 realizados por el pintor Gregorio Prieto, una cabeza de Góngora esculpida por Mateo Inurria, los Veinte poemas de Góngora ilustrados por Picasso y la partitura original de Soneto a Córdoba de Manuel de Falla, junto a obras como Perito en lunas de Miguel Hernández, Antiguo muchacho de Pablo García Baena, Esferaimagen. Sierpe de don Luis de Góngora de José Lezama Lima, Cantos de vida y esperanza de Rubén Darío o Estravagario de Pablo Neruda. Estarán también presentes Salvador Dalí, con el óleo “Gala de las esferas”, Jean Cocteau, con el cartel original de su película La bella y la bestia, artistas como Luis Gordillo y Juan Muñoz y escritores de la talla de Jorge Luis Borges, Severo Sarduy y Octavio Paz. Y los grandes impulsores del último siglo en el estudio del cordobés (Antonio Carreira, Robert Jammes, Emilio Orozco Díaz, Miguel Artigas, Joaquín Roses), con sus aportaciones. Será, en suma, un recorrido caudaloso por las magnitudes gongorinas, que quedará reflejado en un catálogo y sobre el que hay que hacer un aviso: no todas las obras expuestas en Madrid viajarán posteriormente a Córdoba. Fuente: Huelva Información ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Jesús en el cine y la literatura ====================================== === El evangelio según Scorsese y Kazantzakis Gabriel Jiménez Emán === Tratándose del primer mito occidental tornado religión, la vida de Jesucristo no ha escapado de las particulares versiones literarias, biográficas, artísticas o cinematográficas parcializadas o exageradas, para absorber de modo esquemático toda clase de clisés y estereotipos. Hollywood ha creado para él todo un arsenal de películas, entre las que destacan Rey de reyes (1961), de Nicholas Ray; La más grande historia jamás contada (1965) de George Stevens y David Lean (con Max von Sydow en el papel de Cristo); Jesús de Nazaret, de Franco Zeffirelli (1977) —donde Robert Powell logra transmitirnos una admirable interpretación de Jesús—y la muy efectista La pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson, entre muchas otras. De las obras que escapan a lo previsible se sitúa La última tentación de Cristo (1989), de Martin Scorsese, justamente porque se sale de cualquier modelo previo. Se sirvió Scorsese de la novela del gran escritor griego Nikos Kazantzakis Cristo de nuevo crucificado para realizar una obra sobre la vida de Jesús, abordándolo como un hombre lleno de contradicciones; observando su relación de amistad con Judas, y de amante con María Magdalena. Jesús se marcha al desierto a hablar a los desposeídos acerca del amor, a enfrentar y tratar de aclarar espiritualmente buena parte de los problemas morales y religiosos que acosaban tanto al pueblo israelí como al pueblo romano. Lo más resaltante de la película de Scorsese es su estilo duro, despojado de la pátina sobrenatural que rodea a la mayoría de las producciones que se han realizado sobre el tema. Nada de nacimientos predestinados anunciados por Reyes Magos, revelaciones angélicas, o de presentar a un Jesús adolescente que sabe más que sus maestros. Nada de eso. Nos presenta Scorsese a un Jesucristo de carne y hueso (caracterizado por Willem Dafoe), muy humano y enfrentado a preocupaciones morales, que estimulan en él una responsabilidad hacia sus semejantes, hacia un pueblo oprimido por las fuerzas imperiales de Roma. Jesús se halla acompañado de un grupo de humildes pescadores (en ningún momento presentados como apóstoles destinados a salvar a la humanidad) que le siguen porque ven en él a un líder que habla de cosas distintas, entre ellas el amor y la piedad, llamándoles a observar la autoridad de un nuevo dios (cuya naturaleza no se entiende muy bien), y discute siempre sobre estas preocupaciones con su amigo Judas Iscariote (interpretado por Harvey Keitel), quien lo interroga y cuestiona todo el tiempo, hasta convencerle de que sus ideas pueden brindarle reconocimiento en su comunidad y su país. ¿Por qué la última tentación? Porque siendo Jesús un hombre con vocación de fe, debe resistir a las tentaciones “mundanas” de la carne, el dinero y el poder; y por otro lado obligado a privarse de goces de la vida terrena como bailar, beber, tener sexo, poseer bienes o tener familia. Primero, Cristo se presenta a solicitar el perdón de la que había sido su mujer, María Magdalena (interpretada por Barbara Hershey), y debe abandonarla para cumplir su misión principal: el llamado a predicar amor espiritual. La última tentación se produce cuando Cristo, antes de morir, es inquirido por un ángel al pie de la cruz, y cede ante la propuesta que éste le hace. La historia se desarrolla con la mayor sobriedad, a través de diálogos precisos y nada artificiosos (se les despoja de la artificiosidad retórica de lo religioso), una fotografía soberbia y una música de Peter Gabriel inspirada en el paisaje árido de Judea. La música es ejecutada en instrumentos como el violín doble, la flauta, la trompeta, címbalos, flauta, guitarra, bajos y una percusión de tabla hindú y tambores de enorme sobriedad que presentan todos una sonoridad seca, muy alejada de la música almibarada de violines y orquestaciones recargadas —de esas que solemos escuchar en tantas producciones hollywoodenses—, la cual sirve de apoyo perfecto para ambientar una historia ciertamente fuerte, de gran patetismo, pero que logra tomar distancia de tremendismos sangrientos como los que se aprecian en una película como La pasión de Cristo, de Mel Gibson, en la cual el acto de la crucifixión (un acto común en la época, practicado a ladrones y asesinos menores) se vuelve particularmente grotesco, por la enorme cantidad de azotes sangrientos que inspiran en el espectador una mezcla de lástima y repulsión. En el filme de Scorsese estos azotes no tienen mayor relieve; se llevan a cabo por el conocido desacato de Jesús a la endeble autoridad de Poncio Pilatos (interpretado por David Bowie). No dejan de estar presentes aquí las conocidas acciones de Jesús de defender a María Magdalena cuando se la señala y se le agrede como prostituta; o la de descalabrar a los mercaderes del templo; enfrentar a las autoridades en Israel; entrar a Jerusalén y ejecutar esos hechos excepcionales que llamamos milagros, que justamente a partir de la aparición de Cristo la iglesia católica oficializó a través de su santoral. En efecto, aquí vemos cuando Jesús convierte el agua en vino, devuelve la vista a un ciego y resucita a Lázaro. Hace además votos de castidad frente a María Magdalena, luego de haberla visto recibir a numerosos hombres en su lecho de prostituta, en una de las escenas más osadas de la película. La última tentación de Cristo no está basada en hechos sobrenaturales de la relación de Cristo con Dios, ni interesada en dar de Cristo una imagen de mesías redentor. Más bien apreciamos en ella a un hombre lleno de dudas que mira hacia adelante, guiado por la fe y por los sabios consejos de Judas, con quien hace un pacto secreto para planear su propia crucifixión, y expandir así la nueva fe a través de la sapiencia de los antiguos profetas. De modo que Judas no es ningún traidor (como nos lo presenta la versión católica de los evangelios), sino el mejor amigo de Cristo. Otras versiones de los evangelios —llamados evangelios gnósticos, apócrifos, o perdidos, supuestamente expurgados de la Biblia por la iglesia católica a través de las conocidas reescrituras de los llamados padres de la iglesia— han sido hallados posteriormente, y han puesto en jaque muchos prejuicios del cristianismo ortodoxo. Estos evangelios gnósticos son el de Felipe, el de Tomás, el de María Magdalena, el de Pedro y el de Judas. Este último, el de Judas, fue oficialmente presentado a la comunidad religiosa y científica mundial por un grupo de investigadores especialistas en el año 2006, y al cual pareciera estar asociado esta película. En este sentido Kazantzakis se adelanta, como buen visionario, a estos descubrimientos, y se agregan de modo irrebatible a las versiones conocidas de los evangelios de Mateo, Juan, Marcos y Lucas. Pero volvamos a la película. Una vez planteado el pacto entre Judas y Cristo, Jesús se apresta a someterse al debido juicio y a la debida condena. Judas —por mandato de Cristo— va a decir a las autoridades dónde se encuentra Jesús, a fin de que vayan a apresarle. Jesús sufre de los debidos castigos, latigazos y humillaciones del caso, lleva su pesado madero hacia el Gólgota (sin atravesar el pueblo ni protagonizar el Via Crucis católico) y, una vez crucificado, ve desde la cruz a un ángel que lo mira desde abajo y le ofrece de nuevo la salvación. El ángel extrae entonces los clavos de sus manos y pies, lo baja de la cruz y lo conduce a ver el mundo placentero que se extiende ante sí, mundo que incluye el derecho a tener una familia: ahí viene ya, se acerca deslumbrante María Magdalena, su gran amor, con quien se desposa. Pero Magdalena muere al poco tiempo y el ángel que siempre le acompaña le recomienda casarse con una hermana de Lázaro llamada María. Él así lo hace, para poder disfrutar de su prole. Un buen día, ya muy viejo, Jesús se prepara para la muerte. Ya en su lecho de moribundo es visitado por los apóstoles, entre ellos Judas, quien decepcionado le reclama a Jesús su antiguo compromiso no cumplido; le hace ver que ha abandonado su juramento de morir en la cruz para poder encarnar la imagen de Dios; le hace notar el error de haber aceptado la oferta de aquel ángel, un ángel perverso; sin duda Satán que le tendió una trampa cuando estaba agonizando en la cruz. Entonces Jesús se arrepiente; reconoce su error, se levanta del lecho, implora el perdón de Dios y le ruega le permita ser el Cristo de nuevo. Dios le escucha y entonces Cristo regresa a la cruz a cumplir con el papel para el que estaba predestinado. Al serle concedida esta gracia, Jesús experimenta la alegría mayor, el supremo goce, y éste queda expresado en ese preciso momento de profundo agradecimiento, antes de expirar en la cruz. Después no hay nada más, ni resurrecciones ni transfiguraciones posteriores. Esta ha sido la propuesta de Kazantzakis en su novela, quien nos ha aclarado desde el principio que su obra no está basada en evangelios fantasiosos. Y es también lo que recoge y expresa magistralmente Martin Scorsese en su brillante película. Después de calibrar una obra así, uno no puede dejar de reflexionar acerca de los monoteísmos seculares de occidente, trocados en poder económico y político, y del daño que han venido haciendo a través de sucesivas y perversas guerras, basadas en fundamentalismos religiosos como los que exponen el islam, el judaísmo y el cristianismo, creando una suerte de absolutismo religioso, precisamente frente al cual reaccionan, creo, el escritor griego y el cineasta estadounidense, empleando ambos una soberbia cualidad narrativa que hacen de estas obras algo único en la cultura del siglo veinte. ** Gabriel Jiménez Emán http://www.letralia.com/firmas/jimenezemangabriel.htm Escritor venezolano (Caracas, 1950). Su obra narrativa y poética ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas. Vivió cinco años en España y ha representado a Venezuela en eventos internacionales en Atenas, París, Nueva York, México, Sevilla, Salamanca, Buenos Aires, Santo Domingo, Ginebra y Quito. Ha publicado los libros de cuentos Los dientes de Raquel (La Draga y el Dragón, 1973), Saltos sobre la soga (Monte Ávila, http://www.monteavila.gob.ve, 1975), Los 1.001 cuentos de 1 línea (Fundarte, http://www.fundarte.gob.ve, 1980), Relatos de otro mundo (1988), Tramas imaginarias (Monte Ávila, 1990), Biografías grotescas (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com, 1997), La gran jaqueca y otros cuentos crueles (Imaginaria, 2002), El hombre de los pies perdidos (Thule Ediciones, http://www.thuleediciones.com, España, 2005), La taberna de Vermeer y otras ficciones (Alfaguara, http://www.santillana.com.ve, Caracas, 2005) y Había una vez... 101 fábulas posmodernas (Alfaguara, 2009), entre otros, así como las novelas La isla del otro (Monte Ávila, 1979), Una fiesta memorable (Planeta, http://www.planetadelibros.com/editorial-editorial-planeta-8.html, 1991), Mercurial (Planeta, 1994), Sueños y guerras del Mariscal (Comala, http://www.comala.com, 2001; Ediciones B, http://www.edicionesb.com, Bruguera, 2007), Paisaje con ángel caído (Imaginaria, Yaracuy, 2004) y Averno (El Perro y la Rana, http://www.elperroylarana.gob.ve, 2007); los libros de ensayo literario Diálogos con la página (Academia Nacional de la Historia, http://www.anhvenezuela.org, Caracas, 1984), Provincias de la palabra (Planeta, Caracas, 1995), El espejo de tinta (Fondo Editorial Ambrosía, Caracas, 2008), Una luz en el camino: fundamentos de ética para adolescentes (Biblioteca Básica Temática, Caracas, 2004), Espectros del cine (Cinemateca Nacional, http://www.cinemateca.gob.ve, Caracas, 1998) y El contraescritor (El Perro y la Rana, Caracas, 2008); los poemarios Materias de sombra (Premio Monte Ávila de Poesía, 1983), Narración del doble (Fundarte, 1978), Baladas profanas (La Oruga Luminosa, 1993) y Proso estos versos (Círculo de Escritores de Cojedes, 1998), Historias de Nairamá (Fondo Editorial del Caribe, Anzoátegui, 2007), y las antologías y trabajos de investigación Relatos venezolanos del siglo XX (Biblioteca Ayacucho, http://www.bibliotecayacucho.gob.ve, 1989), El ensayo literario en Venezuela (La Casa de Bello, http://www.casabello.gob.ve, Caracas, 1988), Mares: el mar como tema en la poesía venezolana (Banco Unión-Ateneo de Caracas, Premio Anda, 1990) y Ficción mínima: muestra del cuento breve en América (Fundarte, Caracas, 1996), entre otros, así como antologías literarias con estudios sobre Víctor Valera Mora, Luis Fernando Álvarez, John Lennon y Bob Dylan, Brian Patten, Baica Dávalos, José Lezama Lima, Vicente Huidobro, Ludovico Silva, Salvador Garmendia y Adriano González León. Ha recibido diversos reconocimientos, como el Premio Municipal de Narrativa del Distrito Federal, el Premio Romero García de Narrativa del Consejo Nacional de la Cultura, el Premio Nacional de Narrativa Orlando Araujo y el Premio Solar de Ensayo de la Fundación de Cultura del Estado Mérida (Mérida, 2007) por el libro El espejo lúcido. Es traductor de poesía de lengua inglesa y editor independiente. Dirige la revista y las ediciones Imaginaria, dedicadas a lo inquietante y lo fantástico, y es coordinador general de la Fundación “Elisio Jiménez Sierra”. Ha sido coordinador de la Plataforma del Libro y la Lectura (Ministerio del Poder Popular para la Cultura, http://www.ministeriodelacultura.gob.ve), director general del Gabinete Ministerial de Cultura en el estado Yaracuy y miembro de la Junta Directiva Nacional de la Red de Escritores de Venezuela (http://rednacionaldeescritoresdevenezuela.blogspot.com). === De ida y vuelta ======================================================= === Viaje por el metro de Estocolmo Mauricio Duque Arrubla =========== A Clauz. Sin ella esto no hubiera sido posible y nunca hubiera sido tan bueno como fue Nevó buena parte de la madrugada y el exterior está cubierto con una suave alfombra blanca. Me dirijo desde nuestro apartamento a la estación Rådhuset, la más cercana del Tunnelbana, el metro de Estocolmo. Alguna vez cronometré el tiempo que toma ir hasta allí. Fueron poco más de ocho minutos. De ese tiempo alrededor de 3 minutos transcurren desde la boca de la estación, en la calle, hasta que termino de sumergirme en el manto rocoso por donde se mueven estas serpientes y alcanzo la plataforma. Estas cuentas, junto con los precisos y respetados horarios de llegada de los trenes a cada estación, me permitirían calcular la hora exacta a la que debería salir para estar subiendo al vagón sin esperar casi nada y llegar puntual a mi destino. Pero el ritmo de vida que llevo no me obliga a esos estrictos horarios y puedo darme ciertos lujos y esperar en estaciones o aguardar a la persona con la que voy a encontrarme mientras se da la hora exacta. Mi estación habitual no es una de las importantes. No sirve para hacer conexiones, no es de muy alto tráfico. Aunque sí tiene una sucursal de Pressbyrån, una cadena de tiendas de comodidad (convenience stores) que ubica al menos un local en cada estación de metro, excepto en muy pocas. La de mi estación está por la otra salida, la que yo casi nunca uso. En mi lado hay una tienda cualquiera que se hace llamar Direkten Pressbaren. No puedo decir que sea de las estaciones más insignificantes porque hay algunas que tienen entrada por uno solo de sus extremos y no tienen un Pressbyrån. La mía, al menos, tiene salida por ambos lados. Solo pasa la línea azul, pero con dos destinos en una de sus direcciones, es decir comparten parte del trayecto pero en una estación abren sus caminos con finales diferentes. En algunas otras solo pasa una línea con un destino en cada extremo y nada más. Cerca de mi apartamento también está la más grande de las estaciones: T-Centralen. Tal vez por eso mismo, por grande, concurrida, céntrica y a veces sucia, prefiero utilizar la otra para mis salidas y llegadas. Hay una entrada a T-Centralen que me obliga a una caminata más larga hasta la plataforma pero por la cual me expongo menos al aire libre. Puedo llegar haciendo conexiones a través de las estaciones principales de buses y trenes de cercanías, con puertas más cerca de mi sitio. Aun así, prefiero la estación pequeña. Tal vez el clima no ha tenido la rudeza suficiente para hacerme dudar porque, en realidad, el invierno ha sido suave según cuentan los suecos. Aunque hace poco descubrí el camino a otra entrada de la estación central que me lleva directo a las plataformas de la línea azul. Me toma casi el mismo tiempo llegar a la plataforma que los 8 minutos a Rådhuset, un poco menos, pero cruza por un lugar que no huele bien. Y tal vez el beneficio en tiempo no es tanto. Esta ciudad está construida de tal manera que hay algunas formas de evitar exponerse al clima despiadado y es a través de túneles, edificios, almacenes, por los cuales uno puede pasar bajo techo y con calefacción. Pero siempre habrá sitios o momentos en que se camina a cielo abierto. Así voy hoy, consumiendo los cinco minutos que el reloj me ha dicho me demoro atravesando calles y recorriendo aceras mientras me dejo cautivar a cada paso por el crujido de la nieve fresca bajo mis botas. En unas horas los cristales ahora esponjosos se convertirán en un bloque único de hielo resbaladizo, o en un lodo oscuro y poco atractivo en las zonas de tráfico de personas o vehículos. Cruzo a la isla de Kungsholmen, pronto llego a la boca que me traga y me dirijo a buscar la línea 11, dirección Akalla. Antes de en verdad llegar a la estación y sus controles de entrada debo caminar por uno de esos túneles que mencionaba, y que desemboca en otra entrada al sistema de transporte varias calles más al sur. Al túnel he llegado bajando unas cortas escaleras fijas. Las eléctricas son, en este caso, solo para subir. Como en muchos lugares de esta ciudad, existe la ayuda para que las mamás con sus coches bajen o suban estas escaleras tradicionales. Dos rampas han sido construidas sobre los peldaños para que las rueditas de los coches puedan deslizarse. En medio están los escalones por donde sube o baja la mamá o el papá. Estas facilidades también las aprovechan quienes llevan carga en esas carretillas de dos ruedas o los carteros que llevan la correspondencia caminando mientras arrastran sus carritos. En muchos otros lugares de Estocolmo encuentro rampas similares para que los ciclistas suban o bajen sus máquinas sin tener que echárselas al hombro y llenar de barro sus trajes. El túnel presenta un leve declive descendente que termina frente a las puertas de la estación y poco a poco sube de nuevo hacia la otra salida, de donde surgen un par de niños con sus “tablas” (monopatines, patinetas en otras épocas). Aprovechando el suelo liso y la inclinación los niños se lanzan cuando no hay transeúntes. O cuando los hay. Desde mi entrada al túnel es más corto el trayecto que pudiera usarse como patinódromo pero en cualquiera de los dos lados el túnel tiene atravesadas unas puertas de marco metálico más bien estrechas que le limitan el área útil. Allí es muy fácil estrellarse contra los viajantes de a pie. O contra las mismas puertas. Aun así, hoy los patinadores disfrutan de las condiciones físicas de la estación. En la mitad del túnel, frente a la mini tienda y el restaurante eritreo, llego a las ruidosas puertas automáticas que me dan el paso deslizándose al llegar frente a ellas. Debo casi tocarlas porque los sensores no están calibrados para abrir desde muy lejos. Así no se mueven sin necesidad cuando alguien pase frente a ellas pero sin intención de entrar. Como los patinadores, por ejemplo. Claudia ya ha pagado el tiquete para el metro. En realidad pagó por un mes. Fue en la sencilla tienda Pressbaren y allí mismo se puede hacer la recarga de las tarjetas de acceso para el mes siguiente. Hay muchas formas y lugares donde se pueden adquirir los tiquetes del metro. Es posible comprarlos bajo muy diversos esquemas de precio con ahorro por compra anticipada hasta por un año, para estudiantes, ancianos y con planes especiales para turistas por 1 a 3 días. Existe, por supuesto, una máquina que expide tiquetes y tarjetas en ausencia de humanos pero un pequeño detalle técnico de la tarjeta del banco colombiano la hace inútil para nosotros. A la presencia del plástico azul las puertas deslizantes que han ido remplazando los viejos torniquetes dan paso a la larga escalera eléctrica que casi siempre bajo caminando mientras la cinta se desplaza. Es aburrido esperar una escalera que toma casi un minuto en hacer su recorrido. En otras ocasiones las bajo casi corriendo, cuando los avisos en la entrada me indican que está por llegar mi tren. Para facilitar esos movimientos de último momento los suecos se ubican siempre al lado derecho de la escalera mientras bajan. Así alguien puede adelantarlos por su izquierda si tiene más prisa. Es verdad que usualmente no tengo afán pero otras veces llevo el tiempo medido para encontrarme con alguien y en las horas de poco tráfico en el día esperar el siguiente tren toma hasta 11 minutos. Tarde en las noches pueden ser 20 o más. El hecho es que hoy llego y alcanzo a sentarme en la banca de madera. Otras estaciones tienen bancas de concreto, frías e incómodas para largas esperas. En mi memoria estaba un recuerdo, posiblemente inventado como muchos otros, donde estas bancas tenían calefacción años atrás, cuando vine por primera vez a esta ciudad. En todo piensan estos suecos, hasta en calentar el jopo en las estaciones de Tunnelbana. En el viaje de este año encontré las mismas bancas en la plataforma azul de T-Centralen pero algunas estaban frías. Otras sí dan calorcito mientras, por ejemplo, en las madrugadas se espera por casi media hora el siguiente tren. Al fin de cuentas no resultó tan inventado el recuerdo. Hay dos tipos de vagones en el metro de Estocolmo y los trenes van con unos o con otros. Todos son azules, no importa la línea por la que se desplacen, identificadas con diferentes colores. Hay unos que se notan bastante viejos, cortos y cuadrados. Otros más modernos, mucho más largos. Ambos son sencillos, sin lujos y generalmente limpios. Las sillas se organizan en dos pares de filas separadas por el pasillo. No todas apuntan en la misma dirección sino que se alternan, de tal forma que siempre verás a la cara al pasajero en frente, a diferencia del transporte de mi ciudad donde siempre le vemos la nuca a la persona de adelante y vamos todos viendo hacia la misma dirección en la que se dirige el bus. Los vagones modernos tienen nombres. La mayoría son de mujeres y no se repiten. Una forma de identificarlos en vez de usar la opción más inmediata que son los números, usada para identificar los vagones más viejos aunque los nuevos también los tengan. En la plataforma de abordaje también está el aviso que indica cuál es el destino de los próximos trenes y cuánto tiempo falta para su paso. Esta información es útil en especial cuando por el mismo riel pasan trenes con diferente destino que se abordan desde la misma plataforma, algo común y que hace un mejor uso de recursos. El tren también lleva un aviso indicándolo y los altavoces informan el destino (en idioma sueco, por supuesto) cuando el tren está llegando a la estación. Cualquier distracción y el pasajero terminará en una línea que no lo lleva a su estación de descenso sino que deberá bajarse, devolverse a una estación de intercambio y conectar a la ruta correcta. O tal vez tome la línea correcta pero en la dirección equivocada. El hecho es que a la plataforma arriba el metro, con vagones viejos, en dirección a Akalla. Los pasajeros se alistan y se acomodan frente a las puertas. Éstas se abren y ordenadamente salen primero quienes van a dejar el tren en esta estación para luego subir los que estamos abajo. Los pasajeros se distribuyen en las sillas vacías, algunos prefieren ir de pie porque se bajarán en una estación cercana. Las mujeres que llevan los coches de bebé los acomodan frente a su puerta de entrada, donde hay otra puerta, y se van de pie junto a él. Antes que el tren reinicie su camino debo mencionar las obras de arte que adornan muchas de las estaciones del metro de Estocolmo. En la mía el tema es sobre las construcciones y artefactos que pudieron haberse encontrado en la isla de Kungsholmen en diferentes épocas históricas. Mi viaje de hoy me lleva hasta el final de esta línea a ver y fotografiar los murales en la estación de Akalla. Aunque sea la ruta que tomo con más frecuencia, esta vez no bajaré en Kista sino dos estaciones más allá. En otro momento recorreré toda la línea tomando fotos de las estaciones y su arte. Cuando me siento en la silla del metro, lo que llama primero mi atención es lo diverso del físico de sus pasajeros. Es obvio que hay en el sistema muchos suecos con biotipo prototípico de rubio y ojos claros, algo que cambia a medida que la estación se hace más periférica. Aunque hay que aclarar que un buen número de nativos no son rubios, lo cual hace a las mujeres más hermosas con sus ojos claros y el cabello oscuro. Sabe uno que hay inmigrantes o suecos descendientes de inmigrantes con solo ver su fisonomía, su peinado, su vestuario, estatura y algunos otros rasgos evidentes. Los comportamientos y costumbres de cada grupo inmigrante o local también se hacen notar rápidamente. La conversación, el volumen de la voz, las risas o su ausencia. Son lenguajes no verbales que más allá de los distintos idiomas hacen más que evidentes las diferencias. Hay, sin embargo, algo que une a todos los grupos: la conexión permanente a través de algún dispositivo móvil. La sociedad interconectada se hace manifiesta en un medio de transporte donde la seguridad se da por sentada y es normal que los ciudadanos exhiban sin preocupación su teléfono celular, su tablet o incluso su computador portátil alguna que otra vez. Los pasajeros revisan correo en sus teléfonos, se conectan a Internet o leen un libro en algún lector electrónico. A veces hasta se hacen o reciben llamadas. Es, entonces, normal que muchas cabezas vayan gachas. Veo a los pasajeros conectados en esta posición y recuerdo a las abuelitas cosiendo y bordando, concentradas en la labor que está en su regazo y portando a veces con la joroba que les ha causado esa rutina de tantos años. También aparecen colgados de algunas manijas de los vagones los periódicos impresos locales. Existen dispensadores a las entradas de las estaciones para que la gente tome esos periódicos gratuitos y muchos viajeros cumplen ese eslogan oído en Colombia, “pásalo”, dejando el ejemplar en el tren. Pero también veo los libros tradicionales en manos de algunos. Pienso que tal vez hay diferencias en el soporte de la lectura dependiendo de la hora de viaje. En este momento mis vecinos se enteran de las noticias del día y algunos hasta llevan su periódico comprado, no el gratuito. No importa qué tipo de texto se lea o en cuál aparato, a veces hay alguno que lee sobre el hombro lo que su vecino lleva en las manos. Al bajarse en su estación la mayoría arrojará el papel fugaz en una gran caneca de reciclaje que el mismo impresor ha ubicado junto a los dispensadores donde otro viajero entrando al sistema toma un nuevo periódico. Libros, teléfonos, tablets, periódicos. Son una forma de aislamiento de los vecinos y el vecindario en el metro. Como también lo es el uso de audífonos que reproducen la música preferida. Pareciera que algunos viajeros tuvieran esta filosofía: Nada me interrumpirá ni me distraerá si llevo mi sonido personal que disimula el exterior, aunque si usted que está a mi lado, y no lleva otros artilugios que lo aíslen, yo, sin preguntarle, lo incluiré en mi ruido. El volumen de mis audífonos es suficiente para obligarlo a usted, muy cerca de mí, a que haga parte de mi mundo estridente. Aunque la invitación no es solo para el vecino inmediato. A dos o tres filas de distancia mi oído alcanza a escuchar, con distorsión, la banda sonora del mundo privado de un joven y también sin preguntarme me incluye a mí en su vida. Oigo diferentes idiomas a medida que el tren avanza y se detiene repetidas veces. No reconozco hablar en español y pienso, ingenuo como un novato, que si lo hablara en realidad nadie me entendería. Los suecos son personas dadas a aprender otros idiomas y lo hacen con pasmosa facilidad. Ellos mismos dicen que su idioma, que nadie más sabe, los obliga a aprender muchos otros para poder comunicarse con el resto del mundo. Así que no solo algún otro nativo hispanohablante puede entender mi eventual conversación privada. También pueden hacerlo muchos de los suecos, si hasta alguna vez vi a algún pasajero del metro con sus fotocopias repasando la lección del idioma de Cervantes. También la mujer anciana que pide monedas. Es sueca pero si lo necesita exige limosna en inglés y español, por lo menos. Los suecos pueden establecer una barrera de aislamiento a través de su idioma con relativa facilidad. A nosotros nos queda algo más difícil hacerlo por ese medio. Todos estos pensamientos se esfuman cuando veo entrar a un hombre con un perro. No es un invidente y su mascota no parece ser de asistencia. Es simplemente su compañero, que va debidamente enlazado y parece ser muy obediente. El hombre toma puesto en uno de los extremos del vagón y de inmediato una mujer que estaba sentada casi al lado, se levanta y busca otro lugar. Por el vestuario la mujer podría ser practicante del islamismo, religión que considera impuros a los perros. Puede ser que esa haya sido la razón, o simplemente que les tiene miedo a o que sintió temor de que éste la atacara o se le lanzara encima en algún momento de euforia. Durante todo su trayecto el perro se portó juicioso, estuvo sentado al lado de su amo (en el suelo del vagón, no en la silla) y nadie más se acercó a buscar sentarse cerca de ellos. No había muchos pasajeros y los que abordaban podían encontrar silla en otra zona. Habría que ver qué sucedería con el metro lleno. Tal vez el dueño del animal no usaría el transporte en hora pico (pero he visto perros en trenes repletos). Tal vez, solo podremos hacer conjeturas. Al llegar a la estación Kista, la única de esta línea sobre la superficie, las demás son subterráneas, la mascota y su amo descienden del metro. Toman la dirección que los hará salir a través del centro comercial, lo cual me hace ver que tampoco tendrá problema con los pocos vigilantes que hay allí. Es ese centro comercial donde la mañana de un día cualquiera hubo un asalto a una joyería y los ladrones huyeron sin ser alcanzados por la policía. Fue desde ese momento que empecé a ver unos ingenuos vigilantes caminando aburridos los pasillos y en algunos casos, distraídos jugando con sus teléfonos o hablando con otro colega. La vigilancia hace presencia pero parece no ser muy maliciosa. Me gusta este país porque aún se encuentra ingenuidad en cualquier lugar. Pero la confianza mató al gato y no debo olvidar del todo la prevención que traigo desde Bogotá. A veces leo los periódicos locales y encuentro notas sobre asaltos, escapes, persecuciones, homicidios, abusos. En cualquier lugar del país, en cualquier ciudad. Los delitos no son solamente cometidos por inmigrantes como fácilmente se podría creer. No hay que negar, sin embargo, que el malicioso que llevamos dentro, no solo los colombianos sino la gente de más de la mitad del planeta, encuentra muchas opciones de infringir la ley. Parece estar en nuestro ADN detectar esas opciones así escojamos la opción de no aprovecharlas. En esta estación, Kista, el tren se desocupa cuando en la ciudad es la hora de ingreso al trabajo o a la universidad. Ha venido recolectando pasajeros a lo largo de la línea pero la gran mayoría descienden acá. He estado dentro del centro comercial cuando acaba de llegar un tren en hora de alto tráfico y es un río de gente el que sale por la puerta de la estación a los pasillos. Caminar hacia el metro en esos momentos es como lo que debe sufrir un salmón cuando va contra la corriente. Aunque todas esas personas que se bajan del metro tienen que tomarlo de nuevo, en la tarde no se presenta ese flujo tan intenso. Poco a poco van llegando a la estación y abordan su tren, a lo largo de un par de horas. Pero cuando los vagones escupen sus pasajeros es mejor no enfrentarlos. Hoy no hago parte de ninguno de los bandos porque permanezco sentado en mi vagón, voy en hora de bajo tráfico y esperaré las dos estaciones que faltan para bajarme a tomar las fotos que motivan mi viaje. Cuando en los años 50 del siglo XX se empezaron a construir las líneas de metro en Estocolmo, un número apreciable de artistas, ciudadanos y políticos pensó que sería importante que fueran un reflejo del devenir artístico de la época. Desde mediados del siglo XIX se había formado una corriente de opinión la cual proponía que el arte debía salir de los espacios reservados y alcanzar a la gente en las calles. Este pensamiento no se daba solo en Suecia y llegó a ser el fundamento de movimientos culturales tan importantes como el de los muralistas mexicanos: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y más. Como las líneas y estaciones han ido creciendo con los años, el arte en el T-Bana puede estudiarse por épocas y no es uniforme; es su diversidad lo que, en parte, lo hace tan atractivo. El sistema de transporte aborda por décadas la explicación de las obras en el folleto que ha desarrollado para entenderlas y ponerlas en contexto. En la actualidad 90 de las poco más de 100 estaciones del metro exhiben arte creado por más de 150 artistas (1). Al llegar al destino, el fin de la línea, la estación donde tomaré hoy las fotos, el conductor del tren apaga las luces interiores avisando “hasta aquí llegamos” por si hubiera algún despistado que esperara que el tren siguiera su camino. Los conductores de metro son personajes muy variados. Hay hombres y mujeres, jóvenes y viejos, amables y no tanto. Cada vez que detiene el tren en una estación, el conductor baja de su cabina a hacer una revisión de seguridad desde el extremo del tren para asegurar que nadie está atorado entre la plataforma y el vagón, que nadie quedó atrapado por las puertas o algún otro incidente. En algunas estaciones donde el tren se detiene en una curva y el conductor no puede ver toda la plataforma, existen monitores y cámaras que suplen esta falla. De una u otra forma el conductor vigila su vehículo. A veces son personas amables y, si el tiempo se los permite, abren de nuevo la puerta luego de haberlas cerrado para que suba un pasajero que llega apresurado corriendo para no perder ese tren. A veces no les importa o es imposible hacerlo porque siempre hay gente llegando a abordar, como en T-Centralen. Es más probable que muestren la generosidad a horas en las que el tráfico no es abundante y el próximo tren tome media hora en llegar. Por encima de cualquier consideración estará siempre el cumplimiento del horario. Me paseo un rato por la estación tomando las imágenes que necesito y descubro una gran similitud con los murales de los mexicanos de los que hablaba antes, aunque éstos no son pintados en la pared sino sobre azulejos de cerámica. Regreso al mismo tren que espera para hacer el viaje en sentido contrario, hacia la estación Kunsträdgården. Mientras yo fotografiaba la estación un hombre o una mujer ha pasado rápidamente por todos los vagones recogiendo basura y limpiando lo que pueda en solo unos segundos. El conductor ha cambiado de puesto, ocupando la cabina del otro extremo y está listo para partir de nuevo. El regreso es como ver una película al revés. Podría decirse que los mismos que se bajaron en una estación ahora se suben. Por supuesto no es así pero el tipo y cantidad de gente que desembarcó en un sitio es casi el mismo que embarca en el nuevo sentido de viaje. De ser así pasando por Kista nos inundaría un río de gente y se subiría el hombre del perro. Y más o menos sucede, sin el perro. Y con menos gente aunque en proporción a las estaciones anteriores y siguientes, ésta sigue siendo la que más flujo de personas mueve por la zona. Eso concluye en que voy en un tren medianamente lleno y donde varias personas viajan de pie. A mi lado está sentado un hombre mayor, es decir cincuentón. Va concentrado en su teléfono y alcanzo a ver que se entretiene con un solitario o algún otro juego de naipes. Es un celular básico y el hombre no se ve de mucho dinero. Frente a mí, un hombre clase media de la misma edad aproximada se distrae con el juego del primero y poco falta para que intervenga sugiriendo una jugada, advirtiendo un error o exigiendo una mejor visual desde su puesto. El jugador parece no notarlo mientras yo me divierto con la situación. Los dos parecen suecos. Frente a mí, a un par de filas de distancia, hay una mujer cuyo rostro me parece de alguna forma familiar. Voy preguntándome qué es lo que me intriga de esa cara hasta que hace una llamada por teléfono. Nos hemos detenido en una estación y eso hace que ella recuerde a su amiga que vive por la zona y decida llamarla. ¿Cómo es que sé eso? Porque habla un perfecto español venezolanizado a través del cual alcanzo a escuchar parte de la conversación. Y tal vez sea su origen el que me haya hecho ver cierta familiaridad y creer que la conocía. Es relativamente fácil identificar a los latinos en esta ciudad. Sus características físicas sugieren el origen. Pero no es lo mismo un peruano que un colombiano o una venezolana. Diferencias, sutiles o no, permiten imaginarse el país de procedencia. En el caso de los colombianos y los venezolanos no es tan sencillo el pasatiempo porque, pienso yo, somos muy parecidos. Puede ser, entonces, que no conociera a esta mujer que hablaba por celular en el metro, pero creo que se parecía a los rasgos que veo en mi país. En realidad no la conozco pero en el fondo sí. Imagino que quien esté familiarizado con los rasgos de los africanos o los asiáticos podría jugar el mismo juego de asignarles nacionalidad a los viajeros. Puedo ver diferencias en personas similares pero no establecer su origen aproximado. En esta segunda mitad del viaje veo algo que he visto en ocasiones anteriores. Los niños suben solos al metro camino al colegio o regresando de éste. Pueden ir en grupos, bastante ruidosos como es de esperar en cualquier lugar del mundo, o ir solos. Los más pequeños por supuesto van siempre acompañados pero se pueden encontrar niños de 10 años, incluso menos, viajando sin compañía en el metro. Como cuando en nuestra infancia en los 70 mis hermanas, Gonzalo y yo podíamos montar en bus naranja. O en buseta verde de la Republicana de Transportes. He pensado tomarles fotos pero me da temor ser acusado por acoso a menores de edad. Como evidencia solo queda mi palabra. También es muy frecuente encontrar ancianos en el metro. El sistema está adaptado para su comodidad y facilidad de desplazamiento. Me impacta verlos casi siempre solos. En esta sociedad los lazos familiares no son tan fuertes de padres a hijos cuando estos últimos ya están crecidos como pueden ser en nuestra cultura por la herencia latina, española y probablemente algo de la árabe por la ocupación a España. Mientras veo a los viejos recuerdo noticias de maltrato y desatención en los centros de cuidado que existen para ellos en este país. Historias a veces dramáticas que en Colombia no suceden porque no existe tal red de albergues o ancianatos. Aún mantenemos la tradición del cuidado por la familia hasta donde sea posible. Algo que no durará para siempre. Un hombre sube y empieza a tocar un violín. Para qué negarlo, estaba poco afinado. Al comienzo de mi estadía en esta ciudad no vi músicos callejeros o en el transporte. Pero de un tiempo para acá vi, además de este violinista, a un hombre que interpretaba un instrumento de cuerdas en grupos de 3 o 4, las que hacía sonar percutiéndolas con unas baquetas con una especie de algodón en la punta. También vi un acordeonista y otra violinista, ésta bastante afinada y que estaba sobre la plataforma de la estación Karlaplan, en la línea roja. No era transeúnte por los vagones de metro como es este músico que se acaba de subir. Ya hay un apreciable número de pasajeros en mi vagón y el violinista espera que algunos le demos alguna moneda. Hasta donde he visto los suecos no son tan generosos en eso de dar apoyo al músico de la calle porque lo del rebusque es poco común acá. Las notas del violín suenan detrás de mí, el hombre está parado junto a una de las puertas. De repente otro hombre muy cerca de él le espeta un “cállese”. Se lo dice en inglés, “be quiet”, rudo, áspero y directo. Haga silencio, no se meta en mi vida de manera abusiva, más si lanza desentonados gritos a mi lado. Por supuesto estas palabras nunca se dijeron pero en el frío silencio que recorrió el vagón las sobrentendimos. Algunos habrán estado de acuerdo y pudieron haber agradecido al único que se animó a decirlo. Otros, tal vez acostumbrados a la condescendencia latinoamericana, sentimos dolor y vergüenza ajena. El músico hizo como que no era con él y aprovechó la simultánea llegada a la estación para terminar su ejecución, luego de esa perentoria orden, y pasar recogiendo sus monedas. El tren arrancó de nuevo y el hombre se sentó para luego bajarse en la siguiente parada y buscar, con cara de pesadumbre, una de las bancas para descanso. Los de adentro enterramos nuestros ojos en los periódicos, libros o dispositivos electrónicos. Alguno más desvió su mirada a la ventana como si anduviera en tren por el campo viendo el paisaje y no en esos túneles hechos en la roca negra que sostiene a Estocolmo. El resto del viaje transcurre mientras paso el choque de ese evento con el músico. Para los suecos esto puede ser natural y por eso tienen fama de rudos y francos. También son muy respetuosos con los espacios ajenos y por lo general solo entran en ellos cuando han recibido la aprobación explícita para hacerlo. Puede que de ahí venga la abrupta reacción. Y de ahí viene también esa distancia con el turista o con el trabajador inmigrante. Si el necesitado de algún dato no pregunta, el sueco no se atreve en general a meterse y sugerir. Pero estará amablemente dispuesto a colaborar cuando se lo solicitan. Por supuesto es una generalización del temperamento sueco pero es la precepción que hemos tenido y que varios nativos nos han reafirmado. La grabación con voz de mujer que anuncia las paradas me trae a la realidad. Ha llegado la hora de descender porque estoy de nuevo en Rådhuset. Mi alma sigue un poco gris por el suceso y al salir del túnel y subir las escaleras eléctricas encuentro que el cielo es negro. Apenas son las 4 y ya es de noche. Nieva de nuevo y algunos cristales se meten en mis ojos. Levanto la cara y me pongo las gafas como escudos. Hago el camino de regreso a mi casa mientras enrollo de nuevo el hilo que fui soltando cuando salí. A mi derecha veo la torre de Stadhuset con su luz azul que brilla en la noche y domina el vecindario como un faro. El centro de Estocolmo y el canal que no se congela aún me reciben de nuevo. La nieve vuelve a seducirme crujiendo bajo mis pies. Me esperan otros viajes por el metro. Líneas y estaciones que no conozco, gente que no he visto, prejuicios nuevos que crear y desbaratar. Nota 1. Los datos de este párrafo sobre el arte en el metro fueron tomados de Art in the Stockholm Metro, folleto publicado por SL, Storstockholms Lokaltrafik, agencia de transporte de Estocolmo, para divulgar y explicar la obras de arte dentro el sistema T-Bana. ** Mauricio Duque Arrubla http://www.letralia.com/firmas/duquearrublamauricio.htm Escritor colombiano (Bogotá, 1968). Es químico farmacéutico egresado de la Universidad Nacional de Colombia (http://www.unal.edu.co). Participó en el diplomado de escrituras creativas de la Universidad Javeriana (http://www.javeriana.edu.co) con los profesores Gabriel Pabón y Juan Manuel Silva (2006). Escribe cuentos y crónicas y una de ellas fue incluida en la selección “Bogotá por Bogotá” (2007). Mantiene las bitácoras literarias En Medio del Ruido (http://enmediodelruido.blogspot.com) y Lo que Cuenta mi Mamá (http://amaliaarrubla.blogspot.com). === Henry Miller ========================================================== === Hijo del caos Wilder Buleje ====================================== Tenía que aniquilar el mundo que me había convertido en su víctima. Henry Miller Henry Miller vibraba al son del caos. Fue un instrumento desconocido con un sonido potente y peculiar. Agregó a la partitura del siglo XX notas graves en una clave indefinida. La improvisación y el azar articularon su melodía. Irrumpió en el mundo del arte como un creador iracundo: gritó a todo pulmón, argumentó con fervor y escribió con furia. Descorrió el velo del puritanismo con palabras de anatomía traviesa, capaces de desvestir en público y exhibir humanidades en el desenfreno de instintos primarios. Completó la fotografía de un siglo que solo quería mostrar a los hermanos ricos y esconder a los primos pobres. Su lógica rebelde desnudó también el fracaso de los sistemas sociales, apenas sostenidos por endebles ideologías y ejércitos rigurosos. El lenguaje punzante de Miller grabó en el cuerpo de la humanidad el tatuaje de la anarquía. Ese mismo filo hirió de muerte la idea del orden natural que había patentado Occidente. De un tajo cortó las tiras que sostenían el antifaz reversible de socialismo y capitalismo. Y, además, mostró sin recato las debilidades del mundo moderno que presagiaban la decadencia del planeta. Estrelló sus ideas contra lo establecido con el mismo arrebato que un guerrero lanza munición contra un enemigo omnipresente. Tuvo la ilusión de ver el final con sus propios ojos. Olvidó que las palabras poseen autonomía y operan como bombas con dispositivos de retardo. Los proyectiles de Miller tuvieron fecha de lanzamiento, apuntaron con precisión al objetivo, pero el detonador no estaba bajo su control. Si el viejo Miller viviera comprobaría que su mensaje atravesó las defensas de los guardianes del orden. Una sociedad desconcertada recibió con retraso la advertencia. Tal como él lo anticipó, la estructura está por volar en mil pedazos. Los largos años de censura, la prohibición de sus obras, la imposibilidad de editar sus libros en Estados Unidos, solo prolongaron un poco más las sombras que ocultaron la agonía de la civilización. Miller actuó con la determinación de un sicario, el valor de un héroe y la tenacidad de un poseído. Descubrió la artificialidad de la estructura y disparó sin dudar. Estaba convencido de su misión y la llevó a cabo con rigor. Justo él, un precursor del desorden. Al mismo tiempo Miller pagó como víctima. Descubrió la verdad y la propagó. En vez de premio recibió castigo. Cuando le correspondía el reconocimiento resultó ignorado. Los administradores del status quo lo clasificaron como enemigo y demente cuando en verdad actuaba como un guerrero lúcido. La inteligencia tiene recompensa, la franqueza no. Miller arruinó la máscara de orden que el mundo exhibía en el siglo XX y que tanto esfuerzo costó confeccionar. Por eso lo declararon culpable sin derecho a defensa y sin leer las entrelíneas de sus predicciones. En estos primeros años del siglo XXI el caos asomó su verdadero rostro y lució terrorífico. Las palabras de Miller apenas siluetearon la pavorosa realidad. Ahora quienes esperan el turno de la ejecución son los mismos que silenciaron al artista. Serán devorados por el monstruo que tanto les costó maquillar. Silencios, omisiones y una vida azarosa hasta la senectud. Apenas un corto período sin privaciones materiales antes de regresar a la matriz del caos. Así vivió Henry Miller, un hombre corriente de pensamiento brillante. Un profeta con alma de verdugo. ** Wilder Buleje http://www.letralia.com/firmas/bulejewilder.htm Periodista peruano (Lima, 1959). Graduado en la Universidad de Lima (http://www.ulima.edu.pe) en 1983. Ha trabajado en el diario El Comercio (http://elcomercio.pe). Colaborador del diario Los Andes (http://www.losandes.com.pe), de Puno, e integrante del comité de difusión de Brahma Kumaris Perú (http://www.bkwsu.org/peru). Editor, desde 2005, del blog cultural Una voz una vez (http://unavozunavez.blogspot.com). === Reflexiones en torno a la película El artista, ======================== === de Michel Hazanavicius José Sánchez Lecuna ======================= (Nota del editor: con este trabajo, el escritor venezolano José Sánchez Lecuna presentó, durante un cine-foro realizado en la Universidad Metropolitana de Caracas el pasado miércoles 14 de marzo, este filme ganador de cinco premios Oscar, incluyendo el de mejor película). La complejidad de esta película lineal, sencilla en su argumento, transparente en cuanto a su narración, reside en su escenografía que enfoca la trama alrededor de un personaje, George Valentin, que pasa por una transformación y un proceso profundo propio del arquetipo del héroe, en nuestro caso, no de un héroe de la antigüedad clásica, de la antigüedad griega, sino de un héroe de nuestra cambiante modernidad, un héroe absolutamente cotidiano y a la vez fuera de lo común. Y ese cambio nos lleva a formularnos las siguientes preguntas: ¿cómo este personaje no logra adaptarse a los cambios que suceden a su alrededor, y que no comprende, no lo puede porque se resiste a cambiar su actitud?, ¿qué es lo que realmente sucede en esta película con su rechazo al cambio? Sin embargo George Valentin logra, al final, cambiar, al asumir, inconscientemente, el riesgo que implica todo proceso de individuación al conectarse, al ponerse en contacto, a pesar de sí mismo, con los aspectos más destructivos, auto-destructivos en su caso, del alma, de su psyché, que, al final propicia dicha, y la transformación necesaria e inevitable. La película El artista no trata de una historia de amor, sentimental o sexual, los protagonistas ni siquiera intercambian un beso, sino que es una película que coloca a los dos protagonistas, George Valentin y Peppy Miller, ante una misma verdad que los une: el arte. El amor al Arte, un amor compartido por cierto. El arte, la techné como se dice en griego, que los une y los reúne al final. Por ello la película se titula El artista. Esta película no nos cuenta una historia de amor entre George Valentin y Peppy Miller, no, esta película es acerca del Arte, acerca de la techné, como la llamaban los griegos, y también acerca de los procesos por los cuales pasa cada uno de los dos personajes principales, el primero confrontado con una realidad cambiante tanto en el plano personal como profesional, y la segunda, Peppy Miller, actuando de una forma intuitiva para la consecución de una meta común inesperada: el amor, compartido, por el Arte, unidos ambos por una misma pasión que es ser artista. * El artista pertenece a las “imágenes arquetípicas”, como fenómeno y expresión universal, ya que contiene en sí mismo la imaginería, la proyección de un inconsciente colectivo: esa necesidad de la figura de un héroe invencible, siempre victorioso, indestructible. Y este héroe, en esta película, es el del artista, George Valentin. Por consiguiente un artista es un “arquetipo”, antes que nada, y, en segunda instancia, éste proyecta en la pantalla los complejos propios que exige el proceso heroico ya que, en esta película, el artista George Valentin, de la gloria y de su apogeo, en la primera escena, la de la sala de cine con su público jubiloso, pasa por una caída, una decadencia, y una bajada brusca al inframundo de su alma desamparada, sin esencia, vacía como un pozo profundo en el que él cae sin detenerse hacia la mayor oscuridad de su psyché. Ese inframundo en el que se encuentra bruscamente es su propio inconsciente en el que se bracean impulsos autodestructivos; es decir, estamos confrontados con la imagen del fracaso en el que George Valentin se halla solo, muy solo, junto con su perro, fiel como su chofer, al cual tiene que despedir porque está en bancarrota, producto del crash de los años 30 en los Estados Unidos. Y estar en bancarrota es tener que asumir el fracaso. Sí: el fracaso. Y el fracaso es tan importante en nuestras vidas porque resulta ser la antesala de profundas transformaciones. Lamentablemente, en nuestra contemporaneidad, muchos de nosotros, en su mayoría, le temen al fracaso. Pero es lo mejor que le haya podido ocurrir a George Valentin, ya que este fracaso, esa gran caída que sufre, que padece, como todo héroe que tiene que viajar al inframundo, lo devuelve a la vida con mayores riquezas, con mayores dotes, con mayor dominio y claridad de sus propias virtudes. * Al inicio de la película, al creerse casi inmortal e indestructible, como imagen de sí mismo, convierte a George Valentin en un ser pueril, en el puer aeternus que es, hasta tal punto que le hace más caso y quiere más a su perro que a su propia esposa, con la que nunca se comunica, nunca conversa, y a la que ignora y trata como si fuera un mueble más de su gran mansión. Para él la vida es un gran escenario en el que actuar y jugar, “el hacer como si”, al héroe que es; se convierte en la esencia de su vida, en su razón de ser. Lo interesante de su caída en el foso del infortunio, en el foso de la soledad, una especie de travesía del desierto, es cuando las fuerzas destructivas de su inconsciente entran en acción y lo llevan a la total destrucción de lo que él había logrado en el pasado. Estas fuerzas destructivas son las que actúan a menudo desde nuestro inconsciente llevándonos muchas veces al umbral de la desesperanza, convirtiéndonos en actores de nuestra propia autodestrucción y a la destrucción total de todo nuestro legado, de todo lo que hemos logrado en la vida de bueno y de positivo, y de todo lo más preciado también. Este viaje al inframundo es un viaje, por parte de George Valentin, al inframundo de su alma. Resulta ser para él, como arquetipo que es, un viaje iniciático como cuando Odiseo se encuentra en la cueva de Polifemo o cuando este héroe de la antigüedad griega baja al reino de Hades, al mundo de los muertos donde se le revela, además, su propio destino. Por consiguiente este viaje al inframundo por parte de George Valentin es un viaje arquetipal. * Vivir en el mundo del artista es vivir en un mundo de imágenes, porque el artista no vive de la realidad ni en la realidad sino que vive en el mundo de la imaginación, convirtiéndose la imagen proyectada por él, en la pantalla, en una gran ilusión que “parece real”. Por consiguiente el artista vive en un mundo de fantasías, vive en el espacio mismo del carácter onírico de las imágenes. Por esta razón la realidad le parece aburrida y banal. Lo que él desea es formar parte, como protagonista, de aquel mundo extraordinario. ¿Y cuál es este “mundo extraordinario”? Es el mundo de lo simbólico, es el mundo de lo arquetipal. Por ello George Valentin es un héroe y no un hombre de carne y huesos, cotidiano, banal y, además, mortal. Los héroes nunca mueren para nuestro inconsciente colectivo. Por consiguiente, el héroe es una necesidad vital para nuestro equilibrio emocional por proyectar en él todos nuestros complejos e ideales. George Valentin tiene que asumir su mito, como héroe. El mito del héroe, invencible, convirtiéndose para su público y también para su enorme ego en un ser perfecto, iluminado, agraciado, bendecido por los dioses mientras él va asumiendo su característica de héroe colectivo. Y les pregunto: ¿cuál es el gran defecto de todo héroe que lo hacer caer de su pedestal, o del cielo, como un Ícaro en fuego? Su gran defecto es su hubris (o hybris), su soberbia, su orgullo, al que se hace referencia en la película en varias oportunidades. Su orgullo, el no querer aceptar los cambios, su rigidez, su aferrarse a una estructura del pasado, al aferrarse a su techné, a su arte del cine mudo, lleva a George Valentin a su confrontación con el vacío, con su propio vacío y a la manifestación de su propia sombra: el famoso cuadro que lo inmortalizaba, el famoso traje negro que lo caracterizaba y lo convertía en un ser heroico, sonriente, sagaz, y finalmente su propia sombra que aparece en la película y que lo abandona, le da la espalda y se va. Entonces George Valentin entra en crisis, porque se le cayó la máscara, su máscara, y esta crisis lo coloca frente a frente con lo que él es en el fondo: nadie. El vacío lo envuelve con su manto de muerte y la soledad se apodera de su vida: su esposa lo abandona, su chofer, fiel como su perro, también se va y, lo peor, su público se desinteresa por él. Ser invisible para los demás le plantea la problemática de la Identidad. George Valentin ha perdido su identidad, por culpa de su orgullo. * La identidad, para Carl Gustav Jung, es “la suma de todas aquellas cosas que en realidad no nos definen, pero que nosotros mostramos continuamente, para convencernos y convencer a los demás de que así somos”. * George Valentin, finalmente, se halla en la Tierra de Nadie, en una tierra baldía, inhóspita, que se parece al Infierno, porque finalmente sufre al estar finalmente (y soy enfático) con su propio vacío que lo irá atormentando hasta querer quitarse la vida porque su existencia se ha vuelto insoportable porque carece de sentido. Y acá les dejo esta otra reflexión de Carl Gustav Jung que nos cae de maravillas: “Hay tantos arquetipos como situaciones típicas en la vida. Una repetición interminable ha grabado esas experiencias en nuestra constitución psíquica, no en formas de imágenes llenas de contenido sino casi únicamente como formas sin contenido”. George Valentin queda solo, a la merced de su propio vacío, como simple forma sin contenido. * Un segundo aspecto que nos podría interesar es la presencia de lo femenino en la película: aparece primero la esposa con la que George Valentin no tiene ninguna relación ni sentimental ni emocional y mucho menos sexual. En esta situación se hace evidente una total ausencia de eros en el héroe, ese aspecto arquetípico que nos permite relacionarnos y conectarnos con el mundo y relacionarnos sentimentalmente, por ejemplo, con los demás. Luego aparece una segunda figura femenina que, a pesar, de alguna manera, de aprovecharse de él, azarosamente, para alcanzar ella la fama, ella, Peppy Miller, es la que intuitivamente lo salva de la muerte. Recuerden que en la psyché existen cuatro funciones esenciales: la sensación, el sentimiento, el pensamiento y la intuición, según Carl Gustav Jung. Peppy Miller representa la función de la intuición y ella representa también, arquetipalmente, la ayuda sobrenatural para el héroe, como lo hizo la diosa Atenea con Odiseo por ejemplo, ya que salva al héroe de una caída definitiva, es decir, de su muerte, como héroe, redimiéndolo. * Esta película nos ilustra entonces acerca de los aciertos y desaciertos de la vida siendo la imagen más impactante e imagen central, no la del momento cuando el personaje le prende fuego a las cintas de sus películas —como en un efecto de catarsis, de liberación, de purificación y de sacrificio para liberarse al fin de ese “sí mismo” que quedó fosilizado, detenido en el tiempo— sino que la escena más significativa y simbólica de la película es cuando George Valentin, el héroe, por querer aferrarse a la tradición, desde ya caduca y obsoleta, del cine mudo, por querer perpetuar ciegamente y conservar las formas arcaicas con las cuales estaba familiarizado y de las que no puede, ni quiere, desprenderse, preservando y conteniendo de esta manera las formas arcaicas de su propio inconsciente, que fue querer empeñarse en seguir haciendo películas mudas, aferrándose a ellas como si fueran su talismán de la suerte, se ve confrontado realmente con su destino con una sola imagen que contiene todo el significado de su existencia y que es la escena que presenciamos cuando se va poco a poco hundiendo, angustiosamente, en unas arenas movedizas, fruto de su propia inventiva, de su propio inconsciente, y que se revelan ser la verdadera imagen simbólica de lo que le está sucediendo y de lo que le va a pasar. Tragado por su propio inconsciente, pierde toda identidad como el gran artista que alguna vez había sido. Con esa imagen central de la película se da el inicio de su profundo proceso de individuación —su verdadero despertar a lo que él es en realidad— al propiciar, siempre inconscientemente, su propia caída y bajada al Hades, al inframundo, a su propio Infierno, al caos, al vacío y a la destrucción que lo están esperando y que le permitirán un nuevo renacer. Justo en el momento en el que George Valentin va a suicidarse, se oye (se lee más bien) un bang que deja al espectador a la expectativa porque no sabe realmente lo que está sucediendo, pensando que éste se había finalmente pegado el tiro, sin embargo ese bang resultó ser el accidente providencial de Peppy Miller contra un árbol, configurando y representando la liberación y la sincronicidad necesarias que le salvan la vida al artista. Y el subsiguiente disparo involuntario de la pistola logra desgarrar el velo que separaba a George Valentin de la realidad, y de su alma, de su anima, de su alma gemela, que representa simbólicamente Peppy Miller, rompiendo definitivamente con el maleficio, con el mal sueño, con la pesadilla en la que se hallaba, devolviéndole su sonrisa perdida que tanto lo caracterizaba y, sobre todo, las ganas de vivir, y devolviéndolo sobre todo al mundo finalmente conectado con la realidad y culminando de esta forma con su proceso de individuación gracias al renacer de su eros, de su capacidad de conectarse y de relacionarse, al fin, con los demás. * El Baile triunfal al final es un Baile apoteósico, es el Baile del equilibrio recobrado entre lo masculino (el animus) George Valentin y lo femenino (el anima) Peppy Miller, finalmente integrados, reconciliados y en total armonía. Este final representa el triunfo del eros reconciliado con la palabra, el logos. * Además, y para concluir, esta película quiere poner en evidencia el carácter lúdico del artista. Para él la vida es un juego, sin embargo es un juego serio. Y cada personaje que aparece en esta película asume su rol, su papel lúdico, en la trama: el artista, la aspirante oportunista, la esposa ignorada y desdeñada, el policía, el chofer, el director de las películas..., en fin... un sinfín de actitudes que desenmascaran y le quitan el velo, poniendo al descubierto los engaños, las trampas y el carácter mistificador y embaucador propios de las películas habladas. Sin embargo, lo más destacable y relevante de esta película es la profunda transformación por parte de un héroe de aquella época, que es cualquier época, porque representa una transformación arquetípica que se origina a partir de una total desadaptación y un franco rechazo a los cambios que exigía su época, culminando dicha transformación en una armónica adecuación, con gran ingenio además por parte de los dos protagonistas al fin reconciliados, que no sólo simboliza la capacidad de transformación de cualquier ser humano, para poder seguir adelante a pesar de las adversidades, sino que pone de manifiesto y enaltece el inagotable ingenio y la perpetua capacidad creadora, la infinita inventiva, por parte del ser humano, por parte del artista o de los dos artistas en nuestro caso, George Valentin y Peppy Miller, que logran hallar la salida definitiva del laberinto donde se hallaban, gracias a su inmejorable uso de la techné al servicio de lo que parecía un callejón sin salida. Este hecho nos quiere demostrar la enorme capacidad creadora que tiene el ser humano quien, desde el caos, el vacío y la destrucción, es capaz de crear nuevos espacios estéticos que logran renovar la expresión cultural, como sólo lo saben hacer los verdaderos artistas, y héroes con sus gestas, y también las verdaderas artistas, así como las heroínas. Esta película es una gran metáfora acerca de los procesos intensos y profundos a los que nos somete la vida, sin proferir una sola palabra. ** José Sánchez Lecuna http://www.letralia.com/firmas/sanchezlecunajose.htm Escritor venezolano (Talence, Burdeos, Francia; 1948). Licenciado en letras, magíster en letras por la Universidad de Bordeaux III (http://www.u-bordeaux3.fr; Burdeos) y doctor en letras por la Universidad París IV La Sorbonne (http://www.paris-sorbonne.fr). Desde 1983 es profesor de literatura occidental y francesa en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), y desde 2002 docente de mitología medieval y análisis de imágenes y arquetipos en textos literarios en el Centro de Estudios Junguianos de Caracas. Fue, también profesor de mitología griega en la Universidad Metropolitana (http://www.unimet.edu.ve; Caracas). Ha publicado las novelas El viaje inefable (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com; 2006) y Memorias de la esperanza (Alfa, http://www.editorial-alfa.com; 2008), finalista del Premio de la Crítica a la Novela del Año 2008 en su primera edición (2009). Ha publicado artículos y ensayos en algunos diarios y también en revistas literarias de Venezuela. Ha desarrollado diversas investigaciones sobre la Edad Media, Dante Alighieri y Marcel Proust. === Gadafi: el final trágico de un icono de la utopía rebelde ============= === Enoin Humanez Blanquicett ============================================= Cuando Mohammad Gadafi llegó al poder el primero de septiembre en 1969 mi generación no había aún comenzado a ver la luz de este mundo. Su partida se ha producido cuando el almanaque nos marca el borde de la cuarentena. En síntesis, podemos decir que nacimos, crecimos, pasamos nuestra juventud y comenzamos a envejecer oyendo hablar de él en los medios, leyendo su biografía en enciclopedias reales y virtuales, reseñando sus gestas en exposiciones escolares y discutiendo —los que hemos participado del activismo izquierdista— acerca de sus acciones en el concierto político mundial. Personalmente no me acuerdo cuándo fue la primera vez que oí hablar de él ni en qué circunstancias. Pudo haber sido un profesor de historia, devoto de los iconos rebeldes, que me mandó a pesquisar por su vida, en una enciclopedia de esas que se vendían a crédito a las familias de clase media. Pudo haber sido en un periódico, que dedicaba un reportaje especial a una de sus frecuentes furruscas con los líderes occidentales. Pudo haber sido en un radioperiódico, que interrumpió el ritmo monótono de su emisión cotidiana, con el estruendoso sonido que acompaña la expresión “última hora, sala de redacción”, para informar sobre un incidente temerario, cometido por agentes libios en algún país lejano. Pudo haber sido en un noticiero de la tele, a las 10 de la noche, que mostraba su pose altiva, su perfil altanero y su visaje cubierto con sus inmondables (para decirlo en argot caribe del barrio Sucre de Montería) gafas de sol, que le daban ese aire de hombre siniestro, que reforzaban su aura de chico maloso, que le dispensaban una pinta de gánster reputado y disimulaban a la perfección su condición de coronel golpista. Siendo honorables y sinceros, si cualquiera le presenta a usted un álbum fotográfico de Mohammad Gadafi, organizado a partir de los registros fotográficos que los medios poseen sobre él, sin contarle una pizca de su historia personal, es poco probable que usted se imagine que ese hombre de bigote ralo y chivera exigua haya sido un militar de mando medio, que dio un golpe de Estado que puso fin a una monarquía en un país del mundo árabe. En lo que toca con los registros enciclopédicos, la célebre enciclopedia Forjadores del mundo contemporáneo, que se vendió en Colombia a comienzo de los años 90, lo contó entre “los 131 personajes que más han influido en la formación de nuestro mundo”. El biógrafo que se ocupó de escribir su perfil nos cuenta que nació el 7 de junio de 1942, en el seno de una familia perteneciente a un grupo de beduinos, conocidos en su región de origen bajo la denominación de Qaddafa, de la cual procede el apellido Qaddafi o Gadafi. Según dicho texto, Gadafi nació y se crió en el desierto, alimentado con leche de camella. Al final de su adolescencia ingresó al ejército y ya de militar llevaba una vida verdaderamente austera, que no cambió cuando tomó las riendas de su país. De su amor por la vida sencilla, según esa biografía, daba testimonio su inquebrantable voluntad de vivir en una carpa de beduino, como cualquier paisano, alejado de los lujos propios del poder. La mayoría de las reseñas biográficas que de él circularon en los años 80 y 90 del siglo pasado, nos contaban que desarrolló un fuerte ascendiente entre los militares jóvenes de su país gracias a su espíritu de servicio, a su carisma para manejar la tropa y a su disposición de llevar una vida monacal. Fue ese ascendiente en el seno de esa nueva generación de oficiales soliviantados por el espíritu nacionalista, que alimentó la atmósfera revolucionaria que envolvía al Medio Oriente y al continente africano en la década del 60, el que le permitió dar el golpe de Estado que puso punto final a la monarquía que regentaba el rey Idris. Con el levantamiento militar que lo llevó al poder comenzó la leyenda que lo convirtió, en opinión de sus admiradores, en el “Che Guevara árabe”, y según el editor de El Periódico de Extremadura en “la bestia negra de EEUU”. El correr del tiempo nos fue formando de él esa aura mitad folclórica y mitad siniestra, mitad cómica y mitad mitológica, con la que entró en los libros de historia. La imagen que el mundo tiene hoy de él fue un híbrido creado conscientemente por su régimen y alimentado cuidadosamente por los medios occidentales. Cuando se inició el levantamiento que puso fin a su reinado, la televisión francesa de Radio Canadá emitió un reportaje en el cual se daba cuenta de las dificultades encontradas por los gobiernos europeos, de Estados Unidos y Canadá, para congelar los dineros que había guardado en los bancos de dichos países. Según el reportaje, que se basaba en un registro que el Evening Standard de Londres había elaborado en el 2004, existían 37 formas distintas de escribir el apellido del jefe africano. Por su parte, ABC News sostuvo en otro reportaje que existían 112 formas de escribir su nombre, que habrían sido ideadas personalmente por él mismo. De semejante confusión da elocuente testimonio un reportaje del diario argentino El Clarín de Buenos Aires, que se interroga: “¿Con ‘Q’? ¿Con ‘G’? Cien formas para escribir un apellido. ¿Gaddafi, El Kazzafi, Al-Qathafi, Kadaffi, Al-Khadafy, Qaddafy? ¿Acaso estará en lo cierto la venerable Biblioteca del Congreso de EEUU que alguna vez lo identificó como Al-Qadhdhaafi, sumiendo a todos en un estupor universal?”. Mientras que los banqueros de las potencias de la Otan rastreaban sus haberes bancarios, ayudados por lingüistas árabes procedentes de África del Norte que trataban de decodificar la escritura de su nombre, Gaddafi negaba ante las cámaras de televisión de la BBC y de ABC —con un tono entre iluminado y demente— el levantamiento que se había iniciado contra su gobierno en la ciudad de Benghazi. Sin ningún asomo de preocupación, le dijo al editor de la BBC Jeremy Bowen: “Mohammad Gaddafi no tiene por qué abandonar el poder, porque Mohammad Gadafi no tiene ningún cargo en el gobierno de Libia. Él simplemente es el guía de la revolución y el guía de la revolución no puede renunciar a sus funciones. El poder en Libia está en manos del pueblo libio y el pueblo libio está con Gaddafi porque el pueblo libio ama a Gaddafi”. Mostrando una vez más su talante altanero y provocador retó a los que lo acusaban de tener dinero en el extranjero a que mostraran las pruebas. En una jugada sagaz sacó los ases con los que buscaba desacreditar a los rebeldes, que se levantaban —ciudad tras ciudad— contra su régimen. “La gente que se encuentra en estos momentos protestando en las calles es gente que está bajo la influencia de drogas suministradas por Al-Qaeda”, sentenció con firmeza. De ese modo trataba de ganarse la indulgencia de los sectores conservadores de Occidente, que habían pedido —semanas antes— no quitarle el apoyo a Hosni Mubarak, porque era el único líder capaz de mantener la cohesión social en Egipto y evitar el ascenso de los islamistas radicales. Consciente de los alcances de sus declaraciones a los medios occidentales se jugó otra carta, con la que buscaba desatar la solidaridad de la gente del común, que había salido a la calle a protestar contra la invasión de los Estados Unidos a Irak en el 2003. En las pocas entrevistas que concedió, siempre —en tono vehemente (ver entrevista en Antiwar, http://bit.ly/Am30fl), exponía que la coalición multinacional que se estaba preparando para intervenir en Libia, con el objeto de brindarle protección a los civiles, era una maniobra “con la que se quería colonizar al país para apoderarse de su petróleo”. Las horas finales de su vida y los detalles que rodearon su muerte están marcados por el misterio. Aunque su caída difiere grosso modo de la caída de su homólogo Sadam Husein, sus últimos días estuvieron rodeados por circunstancias parecidas. Los dos corrieron a esconderse en sus ciudades de origen: Sadam en Tikrit, y Gaddafi en Sirte, a buscar refugio entre los suyos, entre los que vivieron la agonía, día a día, del final de su gloria, pagando escondederos a peso. Los dos se escondieron de sus cazadores en madrigueras inhóspitas, que marcaban un fuerte contraste con los espacios donde habían transcurrido sus vidas. Las imágenes que de ellos tenemos en el momento de sus capturas es el retrato exacto de la orfandad de poder. Disminuidos, temerosos, exhaustos, desprotegidos, sucios y sudorosos se abandonaron a su suerte, mientras que en sus ojos de hombres vencidos no quedaba ya el más mínimo brillo de sus días de gloria. Un final inesperado que no estaba en el libreto Creo que nadie entre aquellos que han seguido los ires y venires de la actualidad del Medio Oriente, sin importar que sean especialistas o amateurs, había imaginado que Muammar Haddafi y su régimen iban a tener el final que tuvieron. Durante los años 80 y 90 no fueron pocos los que se atrevieron a pronosticar que su dictadura finalizaría en un sangriento enfrentamiento con los Estados Unidos, que podría dar curso a una tercera guerra mundial. Previendo ese enfrentamiento Kaddafi se empleó a fondo en la construcción de un gran “ejército antiimperialista global”: la “Mathaba Mundial”, en la que participaron combatientes de los más importantes grupos guerrilleros del mundo en ese momento. La intensidad de la confrontación entre el régimen libio y los Estados Unidos alcanzó su momento de clímax durante la era Reagan. Mientras que Ronald Reagan lo etiquetaba como “el perro salvaje del Medio Oriente”, Gaddafi repostaba diciendo que estaba dispuesto a volverse “comunista sólo para fastidiar a EEUU”. Debido a la intensidad de la confrontación, en 1986 no fueron pocos los que creyeron que después de los atentados en una discoteca frecuentada por soldados estadounidenses en Berlín, en abril de ese año, Estados Unidos atacaría Libia, como en efecto sucedió, y que ésta respondería con ataques terroristas a gran escala, que desatarían la confrontación. Los ataques de Estados Unidos contra Trípoli y Benghazi dejaron 41 muertos, entre ellos una menor que resultó ser hija de Kadhafi. Según las malas lenguas —o las plumas mal intencionadas—, la niña no era en realidad hija de Gadafi, sino que el coronel la adoptó después de fallecida. Los que sostienen dicha teoría afirman que la adopción de la infante hizo parte de una estrategia propagandística contra Estados Unidos. En todo caso las acciones terroristas a gran escala del régimen de Muammar El-Kaddafi —por gracia de Dios— nunca se produjeron. La situación se fue calmando. Cuando el mundo comenzaba ya a olvidar los bombardeos estadounidenses de 1986 sobre Trípoli y Benghazi, en 1988 un avión de la compañía aérea Pan Am estalló en pleno vuelo, cuando pasaba sobre la población escocesa de Lockerbie, dejando 270 personas muertas. Las autoridades estadounidenses e inglesas acusaron al régimen libio. De nuevo las alarmas se prendieron. Los tambores de guerra sonaron. Los portaviones gringos se prepararon para atacar objetivos libios, pero la situación se fue distensionando lentamente. A pesar del tono agresivo de parte y parte la situación nunca desembocó en una confrontación militar abierta. Ello se debió en gran medida al frágil equilibrio geopolítico de la época, montado alrededor de dos superpotencias, armadas hasta los dientes, que se amenazaban mutuamente con sus arsenales atómicos. La actitud desafiante de Jaddafi frente a los países occidentales puede explicarse más que nada a partir del tensionante ambiente de la Guerra Fría. En una atmósfera caldeada por los vientos de guerra, agitados por el armamentismo continuo de las grandes potencias, la existencia de la URSS le permitía a los regímenes más díscolos del mundo desafiar a los Estados Unidos con cierta holgura, sin temer represalias que pusieran en peligro su existencia. Desafortunadamente el contexto geopolítico mundial, que le había permitido al líder libio —y a sus similares— sus bravuconeadas sin temor a represalias mayores, cambió de la noche a la mañana el 9 de noviembre de 1989, con la caída del muro de Berlín. Desde ese momento vimos un cuidadoso acomodamiento del régimen libio a los intereses occidentales, que se hizo evidente a través de la suavización del lenguaje y los mores de Al-Qaddafi. La morigeración de su talante altanero se intensificó luego de la rápida derrotada de las tropas de Saddam Husein en la guerra del Golfo Pérsico en 1991. Los incidentes del 11 de septiembre de 2001 y la respuesta contundente de la comunidad internacional contra las organizaciones terroristas islámicas, federadas alrededor de Al-Qaeda, lo llevaron a alejarse de los jefes terroristas, con los que se había codeado, y a renegar en público de su credo. La invasión de Estados Unidos a Irak y la caída del régimen de Saddam Husein terminaron por domesticarlo. Según su ex ministro de relaciones exteriores Abdul Rahman Shalgam, Khadafi estaba empeñado en no terminar su vida como Husein, pues el final trágico del líder iraquí lo había traumatizado. Para potabilizar su imagen, el temerario —y viejo— coronel Al Gathafi abandonó el patrocinio a los grupos terroristas, las campañas militares contra sus vecinos del sur, los proyectos de fabricación de armas de destrucción masiva y los saboteos a la navegación de los petroleros gringos por el mediterráneo. Empeñado en demostrar que era de verdad un buen muchacho permitió el retorno de las multinacionales petroleras, que había expulsado de su país en 1973, y diseñó un plan audaz para sacar a Libia del aislamiento internacional. Ese cambio de postura política vino acompañado de un cambio de vestuario. En adelante Khadafi abandonó los uniformes militares —que le daban un aire mitad portero de puteadero bogotano reputado, mitad chofer de señora de la aristocracia madrileña— y comenzó a vestir fastuosos trajes típicos de colores llamativos, que le proporcionaban un aura de gurú espiritual hindú. Fue así como consiguió la rehabilitación por parte de las potencias occidentales, que sacaron a su país de la categoría de “Estado paria” y lo admitieron como miembro pleno de la “comunidad internacional”. Ese nuevo estatus le permitió codearse en igualdad de condiciones con políticos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia y Alemania. Con el objeto de reafirmar la confianza de sus nuevos amigos respecto a su cambio de comportamiento, Gadafi comenzó a predicar el pacifismo y de ello dan testimonio frases como: “Ahora podemos abandonar el fusil y hacer avanzar la paz y el desarrollo”. Disminuyó su perfil de icono rebelde y dejó a un lado su interés por liderar una revolución mundial. Para no pisarse las mangueras con los jefes de las grandes potencias, se concentró en hacer posible su sueño de construir los “Estados Unidos de África”. El aumento del interés por su propio continente le valió ser coronado rey de reyes africanos, el 2 de febrero de 2009, en Addis Abeba. Su africanismo lo llevó a decir en cumbres internacionales: “Europa está formada por naciones y África por tribus. Eso hace que el Estado en África sea ficticio”. El momento más importante de su proceso de reconversión —y de inserción en la comunidad internacional— sucedió el 5 de septiembre de 2008. Ese día la secretaria de Estado de los Estados Unidos, bajo el gobierno Bush, Condoleezza Rice, visitó Trípoli. Esa visita le permite decir que había “terminado el largo ostracismo de su régimen por parte de Estados Unidos”. Por su parte, el celebérrimo presidente George W. Bush felicitó en público a Gadafi “por su contribución a la paz del mundo”. Después de haber allanado ese camino y de haberse reconciliado con sus más temibles enemigos, ni la más pesimista pitonisa de este mundo se hubiese atrevido a pronosticar un final tan trágico para el estrafalario —a los ojos de muchos— coronel Mohamed Jaddafi. Pero así sucedió. Como dice la máxima popular: “Aquel que a hierro mata a hierro muere”. Aunque parezca increíble, el coronel Moammar Haddafi, que llegara al poder a la cabeza de una revolución: la “Revolución verde”, la “Yamahiriya”, que se empeñó en liberar a su pueblo del yugo del imperialismo, fue expulsado del poder por su propio pueblo, a través de una revolución contra la revolución. Quien mejor ha descrito el asunto es el cronista Léonce Gamaï, de un periódico francófono, que tituló su nota: “Mort de Mouammar Kadhafi: La révolution a tué la Révolution” (http://bit.ly/yq0Lwr). El derrocamiento de su régimen, si bien era un hecho previsible: los dictadores —sin importar que sean revolucionarios o cavernarios— generalmente son forzados a abandonar los corredores del poder por las salidas de emergencia, el final de su vida resulta inédito. Grosso modo es un cruce entre el final de Sadam Husein y el del dictador rumano Nicolae Ceau?escu. En todo caso, particularmente después de su acelerado aconductamiento, nadie imaginaba que dicha escena, que hoy sabemos que incluyó un grotesco acto de sodomización antes de matarlo, estaba dentro del libreto. Los registros de prensa y los comentarios del público No me enteré de la muerte de Kaddafi por los medios tradicionales de prensa, sino por los recuentos de noticias que ofrece la empresa de correos electrónicos Hotmail a sus usuarios. Ese jueves (20 de octubre de 2011) al mediodía, cuando cerré mi correo, el despacho de la Agencia Francesa de Prensa —difundido por un periódico francés— me saltó directo a los ojos. “Dieron de baja a Haddafi”, le grité a mi mujer, que estaba en la cocina terminando de preparar el almuerzo. Curiosamente no sentí ningún tipo de emoción y eso me sorprende porque seguí la vida del líder libio durante años con cierto interés. Después que leí el despacho de prensa corrí a mirar los portales de Internet de algunos medios hispanos, para mirar los titulares con los que éstos recogían una noticia de grueso calibre histórico. Como dijo alguien: “Los titulares de los periódicos son el primer borrador de la historia”. El diario ABC de Madrid tituló: “Gadafi muere en combate” y a renglón seguido lanza... “Muamar Gadafi ha muerto. El que ha sido líder de facto de Libia durante más de cuarenta años cayó este jueves en manos de los rebeldes tras sufrir un ataque aéreo de la Otan en su ciudad natal, Sirte, y falleció poco después como consecuencia de las heridas sufridas en la cabeza y en ambas piernas”. Por su parte La Razón, otro diario español, puso en el cabezote de su nota: “Capturaron vivo a Gadafi” y a continuación expone... “La cadena de televisión catarí Al Yazira mostró hoy unas imágenes de vídeo de Gadafi antes de morir en las que aparece con el rostro parcialmente ensangrentado, en manos de un grupo de rebeldes que lo llevan a empellones”. El portal de la Fundación Iberoamérica-Europa resalta el hecho titulando: “Nueva etapa en Libia tras la muerte de Gadaffi” y continua.... “El tirano libio ha muerto tras librar varios combates con las tropas de la oposición”. En México la cadena de televisión Sur encabezó la noticia titulando: “La muerte de Gadafi es otra victoria para la doctrina Obama” y prosiguió... “La mano del presidente Barack Obama se volvió más fuerte por la forma como enfrenta a los enemigos de Estados Unidos. La muerte del dictador libio Moamar Gadafi el jueves amplía la serie de victorias en seguridad bajo la vigilancia de Obama”. El Clarín de Buenos Aires suscribió: “Confirman que Kadafi murió de un tiro en la cabeza” y enseguida acota... “Muammar Kadafi murió de un tiro en la cabeza. De un arma 9 mm. Así lo confirmó el titular del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mahmud Jibril”. En lo que concierne a El Meridiano de Córdoba (Colombia) éste tituló: “Gadafi ejecutado en su ciudad” y continuación agrega... “A Muamar Gadafi, de 69 años, lo mataron ayer en Sirte, su ciudad natal, anunciaron las nuevas autoridades libias, que se aprestan a proclamar formalmente la liberación de ese país africano, tras varias décadas de conflicto y represión”. Finalmente el diario La Industria de Trujillo, Perú, se concentró en destacar lo que dijo el presidente venezolano Hugo Chávez. Según este diario, Chávez dijo que “la muerte del líder libio Muamar Gadafi es un ‘asesinato’ que constituye ‘un atropello más a la vida’, y afirmó que su ex aliado será ahora recordado como un ‘mártir’ ”. Entre los comentaristas de periódicos se encuentran quienes celebran obscenamente su muerte y quienes la lamentan de manera sentida. Por ejemplo Rasputín, un lector de La Industria de Trujillo, sostiene: “Es evidente que estos descerebrados y desequilibrados mentales terminen ajusticiados por sus mismos pueblos, que son finalmente quienes sufren los atropellos de estos demonios de la humanidad”. Por su parte Marii, una lectora del ABC, sostiene lacónicamente: “Así deberían qdar to2 los malos (sic)”. De su lado Riquin, también del ABC, expresa sin rodeos: “Un mal día para dictadores. Castro is next”. En cuanto a los que manifiestan cierta pena por su final, la denuncia de la captura de los recursos petroleros libios y su ejecución extrajudicial es el tema predominante. Así lo manifiesta Cucoantonio Severo, un lector de la revista colombiana Semana, para quien “el tonto pueblo libio le hace el favor a los gringos y franceses, entregándoles otro pozo más de petróleo”. Según él, “esta muerte solo beneficia a las grandes potencias productoras de gasolina”. De otra parte sostiene que es un insulto decir que los que acabaron con el régimen libio son revolucionarios, pues son “más bien idiotas útiles”. De su lado Carlos Rozo, también de Semana, sostiene que “Gadafi cumplió su palabra y luchó hasta el final, para eso se necesita ser valiente”. En otro orden de ideas afirma que “de fondo se observa que los supuestos amigos que tenía en Occidente: Obama y los presidentes de Europa, salieron traidores y luego lo apuñalaron”. Juan de Dios Gzz, de ABC, anota por su parte: “Ohh lo mataron las libertadoras fuerzas de la Otan! Hip Hip Hurra! Ya no les servía Gadaffi y por fin lo mataron, algo bueno les dejó ‘La Primavera Árabe’ pero a Somalia ¿por qué no entran? ahh ahí no hay petróleo... no importa que mueran cientos de miles de hambre...”. Finalmente hay quienes como Caleb, que con tono filosófico-teológico sentencia: “Nadie vive para siempre. Y la maldad nunca prevalecerá ni quedara impune”. Con la muerte de Mulazim Awwal Mu’ammar Muhammad Abu Monyar al-Qadhafi —así dice Wikipedia que lo bautizaron al nacer— comienzan a cerrarse las últimas páginas de un período bicéfalo de la historia contemporánea: la era de los regímenes surgidos de la descolonización de África y Oriente Medio y la era de las revoluciones autoritarias del tercer mundo. Estos proyectos rebeldes quisieron izarse como una alternativa al “capitalismo salvaje” y al “socialismo real”, encarnados por los dos grandes bloques hegemónicos, que se enfrentaron durante la Guerra Fría. Jadaffi, Qaddafi, o como se escriba, fue uno de los símbolos más aquilatados de ese tipo de regímenes, que Azzedine Rakkah describe como “utopías nacionalistas y tercermundistas”, movidas por “un nacionalismo virulento, antisionista y antiestadounidense”. En síntesis, fue un hijo perfecto de su época y de su sociedad, que jugó a cabalidad el rol que le encomendó la historia. Fue a la vez tirano y revolucionario, matón sin agüero y hombre humanitario, líder mesiánico y político hábil, chafarote excéntrico y líder tribal, comediante genuino y jefe beduino. El Kazzafi fue una verdadera figura de su tiempo, un acrisolado producto de su sociedad. Como dicen las abuelas: “en el fondo uno no puede pedirle peras al olmo”. Una sociedad tribal y premoderna como la suya, gobernada desde la noche de los tiempos por regímenes autoritarios, encabezados por faraones, césares, emperadores y califas, e invadida en todas las edades de la humanidad por las potencias extranjeras del momento, no podía dar a luz en la persona de Muammar Al-Gaddafi —sobre todo durante el periodo que le tocó vivir— un Abraham Lincoln, un François Mitterrand, un Olof Palme, un Salvador Allende, un Felipe González, o un Nelson Mandela. Tampoco un Bill Clinton, ni un Barack Obama o un Lula da Silva. Sólo podía producir eso... Un icono de la utopía rebelde, como aquel que en marzo de 2009 le dijo, sin fórmula de cortesía, al rey de Arabia Saudita, en una cumbre de países árabes: “Soy un líder internacional, el decano de los gobernantes árabes, el rey de reyes de África y el imán de los musulmanes. Mi estatus internacional no me permite descender a un nivel más bajo”. ** Enoin Humanez Blanquicett http://www.letralia.com/firmas/humanezblanquicettenoin.htm Periodista colombiano (vereda La Octavia, corregimiento de Loma Verde, Córdoba). Es licenciado en ciencias sociales con énfasis en investigación. Ha cursado una maestría en historia, perfil contemporáneo, campo América Latina y el Caribe, especialidad historia de las migraciones, en la Universidad de Québec en Montreal (http://www.uqam.ca). Desde los años 80 ha estado vinculado a diferentes medios de comunicación, en los que ha trabajado como locutor de radio y reportero independiente, presentador de noticias y creativo publicitario. Desde 2004 sus análisis sobre la actualidad latinoamericana y norteamericana se han publicado en la revista Semana (http://www.semana.com). También ha publicado en El Magazín (http://blogs.elespectador.com/elmagazin) de El Espectador (http://www.elespectador.com) y en periódicos canadienses. === De la tribu a la humanidad, siempre matando =========================== === Carlos Schulmaister =================================================== Matar al otro implica suicidarse uno. Nos matamos a nosotros en nuestra víctima. Matar no es una afirmación de la vida ni un sentimiento vital como pregonaron algunos en los años sesenta, enfermos del delirio de “La Revolución”. Pero los síntomas más evidentes y extremos de que una sociedad no funciona, de que no sirve para la vida, están dados por el hecho de la muerte irracional, arbitraria y siempre cruel de los niños. Estamos acostumbrados a la guerra, la otra gran irracionalidad, en la que mueren los que combaten y los que no combaten, pero cuando las sociedades eliminan a los niños ellas mueren como concepto y como proyecto. La muerte de los niños es vista como abstracción entre nosotros, en Argentina y en América latina. Es objeto de seminarios, cátedras y proyectos gubernamentales. “¡Tenga mano, compañero, que eso no sucede entre nosotros! ¡Eso pasa en los continentes negros o amarillos pero acá no! ¡No se olvide que Perón estableció los derechos de la niñez constitucionalmente!”. Claro, no somos negros, ni amarillos, pero tampoco blancos. Y no queremos saberlo ni decirlo, pero queremos parecer. Parecer aquello que se cotiza más. Pensar los problemas humanos desde la tribu, la etnia, el territorio, la religión o la patria, es lo menos humanista que existe. Por ese camino se aprestan los puños y las armas para cuando llegue la ocasión, de cuyos resultados unos dominarán, otros serán dominados, muchos sufrirán y muchos morirán antes de tiempo. Nacionalismo, patriotismo y populismo (sintéticamente “patrioterismo”) van siempre juntos, por más maquillajes que se intenten y páginas que se escriban negándolo. Por eso sólo podremos mejorar nuestra cultura política y nuestro lugar en el mundo recién cuando ya no asociemos más argentino con sociedad europea de tez blanca ni cuando asociemos América Latina con tez morena (boutade literaria de tipo esencialista), sino cuando tengamos en cuenta que la humanidad preexiste a las naciones, que las naciones preexisten a los estados nacionales, que los estados nacionales preexisten a las sociedades actuales. En suma, que las formas y moldes actuales no vienen de tiempos remotos. Que la humanidad se ha agrupado de distintas maneras, simultánea y sucesivamente, a lo largo del tiempo y el espacio. Que ha recorrido el planeta de muchas maneras, que no existen identidades históricas consideradas como herencias culturales atávicas, milenarias y por lo tanto deterministas. O sea, que nada es para siempre. Que la vida no marcha hacia atrás, sino hacia adelante. Postular características culturales atávicas con carácter moral es un error, por no decir una mentira, pues no existen identidades únicas y puras sino que, por lo contrario, las identidades son diversas. Y no es que sean impuras sino múltiples y nada está constituido por una serie de caracteres inmutables en el tiempo. Por eso está muy mal que hablemos de argentinos, bolivianos, incluso europeos, como si estuviéramos frente a poseedores de determinadas características espirituales y culturales mediante las cuales pretendemos atravesar el futuro bajo la supuesta verdad de que así hemos atravesado millones de años hasta llegar a hoy. ¡Eso no es cierto! La discriminación proviene de haber nacionalizado el ama a tu prójimo como a ti mismo en lugar de haberlo universalizado. Deriva de haber hecho del amor una religión estatal frente a otras religiones, de haber convertido ese mandato en un principio exclusivo de un pueblo particular, de cada pueblo particular, para acabar amando exclusivamente al nosotros respectivo. Y el mismo error se repite en todos los pueblos. Si entramos a considerar la interminable lista de objeciones, rechazos, reparos, exclusiones, antipatías, oposiciones declaradas, hasta llegar a los odios ancestrales que en casi todas las sociedades sus miembros reciben como legado de sus mayores y sus antecesores, podemos reconocer que ellas son tremendamente más numerosas que los mandatos de sentido contrario recibidos en esas mismas sociedades. Es decir, las afirmaciones expresas de carácter positivo, conteniendo sugestiones, preferencias, simpatías, adhesiones, aceptaciones, mandatos e imperativos categóricos de inclusión e integración son muchísimo menos que aquellas antes señaladas. Pero esa no es la única diferencia. Más grave aun es que el peso, el poder de incidir en la conciencia y en los actos concretos de las personas, es inmensamente superior en aquellas que se expresan por la negativa. Vale decir que somos preparados culturalmente mucho más para heredar odios ajenos y ejercerlos que para amar. De ahí que tantas veces creamos que ir a la guerra a defender la patria es algo que ha de agradar a Dios; lo mismo si tomamos las armas para echar a una dictadura... (“¡Si Jesucristo viviera sería guerrillero!”); o, como era tan común en los tiempos de la Gran Inmigración en Argentina y alrededor de las dos Guerras Mundiales, que muchos hombres preclaros, en nombre de profundas convicciones católicas, hablaban de impedir la entrada de ciertos inmigrantes porque su presencia atentaba contra el biotipo nacional y contra el ser nacional. Expresiones todas de diferentes tiempos históricos, replicadas en muchos lugares del mundo, formuladas en nombre del amor inmenso a los nuestros, a los propios, a nuestra tribu, con deseos e invocaciones a la paz y al trabajo... mientras se hacían mítines, marchas, desfiles, se calzaban uniformes, se llevaban garrotes escondidos entre las ropas... y más tarde pistolas... entretanto se escuchaban discursos y arengas, se blandían puños en alto, tanto de manos izquierdas como derechas, y aparecían caras de energúmenos poseídos... Ciertamente, el pasado no tiene remedio. Pero... ¿y el presente? ¿Y el futuro? Acaso no podemos darnos cuenta de la violencia que está presente en nuestras sociedades actuales? ¡Ya no importa quién supuestamente tiene la culpa o quién empezó primero! La violencia es dialéctica, dicen, y parece que es cierto, pero en criollo todos sabemos que quien a hierro mata a hierro muere. Matar. ¡Como si fuera un acto de libertad! ¡Como si la liberación fuera posible mediante el suicidio! Y sin embargo, siempre aparecen después las medallas, los museos, los epitafios, las reparaciones, la supuesta gloria de haber quedado en la memoria de los vivos, sin poder comprender que mientras vamos viviendo ya estamos muriendo, que estamos destinados al olvido, al silencio, a la nada. ** Carlos Schulmaister http://www.letralia.com/firmas/schulmaistercarlos.htm Docente y escritor argentino (Saavedra, Provincia de Buenos Aires, 1950). Reside en Villa Regina, Provincia de Río Negro. Es profesor de ciencias sociales y didáctica de las ciencias sociales en institutos de formación del profesorado. Además de diversos textos en Internet, ha publicado De la patria y los actos patrios escolares; Los intelectuales. Entre el mito y el mercado y Gestión cultural municipal. De la trastienda a la vidriera. Es columnista de opinión del diario Río Negro (http://www.rionegro.com.ar), de General Roca. === La vida y la muerte en la poesía de María Gabriela Abeal ============== === Alberto José Pérez ==================================================== Una vez escribí un poema donde canto al mes de enero como una cosa inútil, porque siempre pasa silente, pesado, es como el cansancio, en esencia, de los otros meses, aunque sea el primero del calendario. Pero en este dos mil doce, me halagó, con la poesía de María Gabriela Abeal, mi querida y admirada amiga, del mar de la plata (Mar del Plata, Argentina), allá vive con Carlos y Ágata, son tres y no ocho como los Orozco, es un buen número: tres. Su poesía la disfruto desde hace unos seis años, aquí le editamos su primer libro, Cotidianos, con el sello de la revista Icam y luego La Espada Rota, una de las principales editoriales alternativas de país, le publicaría tres títulos más y ahora, de fresca data (2011), el prestigioso Fondo Editorial del Caribe, cuyo editor es el poeta Fidel Flores y cuenta, también, con un consejo consultivo, que integran tres (sigo con el tres) conocidos poetas venezolanos, como lo son Gustavo Pereira, Ramón Ordaz y Chevige Guayke, por la calle del medio, la incluyen en su catálogo y lueguito festejamos sus cantos de vida y muerte; vida, porque todo lo que vive se gloria en la muerte como los cantos que ahora llaman mi atención y muerte porque sus poemas nos (me) regresan a lugares donde la palabra echaba raíces, y yo perdido en sus tantos caminos merecía redescubrir en la emoción de una mirada, de una visita, pero más que eso, admirad los gestos de su fortaleza femenina cuando dan a su poesía una atmósfera particular, una manera de decir el poema que da la sensación de escucharla frente a uno, diciendo sus cantares, novedoso, no. Bueno, camino ahora en busca de un texto que no sea tan largo, para aprovechar la cuartilla y media, ese es el tamaño de mi pasaporte para visitar Letralia, La Voz de Barinas y El Periodiquito para compartir la sangre de estas palabras que son posibles en Manual de la bestia, formidable país llamado libro, gracias al Fondo Editorial del Caribe: Érase una vez magnolia Murió entre el olvido y la queja. Aproximadamente a la hora del [idilio. Se cortó los sueños con la vida, los versos coagulados de inocencia [por apenas un suspiro no entintaron la nota del amante. Jamás llegó la divina providencia. Nadie notó el martirio en las ventanas. Los perros dejaron de aullarle a la luna como si alguien los hubiera [hipnotizado y les dijera que actuaran como estatuas. La noche se hizo larga. Las velas de granito. El silencio pobló el [ambiente de fantasmas. Murió, eso se escucha en las esquinas. Cada jueves a la hora del crepúsculo un cuervo vuela alrededor del [sauce viejo, mientras que muchos aseguran, con los años, que [en los jardines de la casa abandonada crecen las rosas más [preciosas del planeta... con perfume a desconsuelo amargo. Cómo adivinar las variantes del sujeto que hacen posible el discurso luctuoso sin que la pena rechace los minutos que permiten el paso del tiempo, que marca cada palabra, cada paso, cada aleteo del cuervo. La autora eterniza los misterios, allí los deja como asomados en ventanas que nadie alcanza ni alcanzará, con esto quiere decir que es su voz la que fecunda la sombra que habita su memoria y nadie más. La obra de Abeal, fundamentalmente, se enfoca en lo erótico, en las posibilidades infinitas del ser femenina, es su toque encantatorio, divino en su decir, esa es la parte clara donde el cuervo aún no logra posarse; Manual de la bestia es eso, un registro de la muerte y la vida, que sólo la poesía es capaz de hacer posible: La mujer salvaje La mujer salvaje empuja, con sus brazos, siglos de pasión, intuición [y sueños. Se columpia en la cola de un dragón para divisar sobre qué cuerpo va [a parir a la locura, y qué ruta tomará el nuevo riesgo. Lleva asidos a los cabellos el negro de la tierra y el verde [esperanzado de los árboles marchitos. Mujer guerrera que cabalga sin montura para que su piel sea parte de [la bestia. La mujer salvaje tiene miedo, pero desde un trampolín, sin poder [mirar atrás, avanza hacia la infinitud de los deseos. Desciende a lo prohibido. Se viste de pecado para que el mundo sepa [que lleva una fuente de amargura en las arterias, pero también [un arco iris imborrable en los senos. La mujer salvaje ataca, destroza al adversario, para luego unirlo con [caricias y regalarle el ardor de la experiencia. La mujer bestial aúlla, canta, aunque su garganta esté en silencio. Lleva la ferocidad como tridente en las entrañas para no olvidar la [casta de su instinto. ** Alberto José Pérez http://www.letralia.com/firmas/perezalbertojose.htm Poeta, editor y comentarista literario venezolano (El Samán, Apure, 1951). Ha obtenido reconocimientos por su obra poética entre los cuales vale mencionar el Premio Único de Poesía de la Bienal de Literatura de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) por su libro Homenajes (1991), y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), por el poemario El espejo y la memoria (1987). También ha publicado los poemarios Los gestos tardíos (1975), El libro de Barinía (1985), Marca (1984), Olor de amor (1995), Como si valiera un siglo (1996), Retrato de memoria del corazón de una mujer (1997), Un poeta como yo (2006) y la antología poética El poeta de quien les hablo (1999). === Víctor Montoya: vida en la literatura Roberto Ágreda Maldonado === Muy pocas veces un lector exigente se siente a gusto con un libro, como en este caso un libro de cuentos, y siente que la vida está en la literatura y la literatura en la vida. Éste es el tema del presente ensayo. Víctor Montoya nació en La Paz el 21 de junio de 1958. Cuentista, novelista, ensayista y pensador pedagógico. Hijo de maestra de escuela y de dirigente sindical minero. Vivió en Siglo XX y Llallagua, donde conoció la vida y la lucha del proletario minero. A los 18 años de edad, debido a su compromiso revolucionario radical, fue encarcelado, torturado y exiliado a Suecia. Desde los primeros días en la cárcel escribe cuentos para seguir combatiendo la injusticia y, de esa manera, deja guardadas en la memoria colectiva la vida de los mineros, sus fortalezas en la lucha por una revolución obrera y campesina, y sus debilidades del temor a la muerte de cada día. Temor que vencen también cotidianamente y lo transforman en mitología. Estos valerosos mineros han creado un personaje a su imagen y semejanza, el Tío, un supuesto ser sobrenatural a quien hay que brindarle coca, alcohol e incienso. Este hecho telúrico refleja literariamente Víctor Montoya. Por ello, uno de sus personajes dirá: “Vivimos acompañados de Dios y del diablo. Ellos son la voz de nuestra conciencia, los generadores del bien y del mal. Además, el Tío es como nosotros, que somos bondadosos y caritativos con quienes nos tratan bien, y crueles y vengativos con quienes nos tratan mal...” (Montoya, 2011:77-78). La cita precedente ratifica lo que se afirma líneas arriba. En 1985, la burguesía y sus representantes políticos neoliberales creían que la era minera de Bolivia había terminado, pero no fue así ese año y no lo será jamás, porque Bolivia sigue teniendo cuantiosas riquezas minerales. Sin embargo, la mayoría explotada por empresas privadas, transnacionales de Japón (San Cristóbal), Estados Unidos, Inglaterra, India, Francia, España, etc. La mina estatal más rentable de Bolivia es Huanuni, pero el porcentaje en comparación a las minas privadas no alcanza ni el 10%. Uno de los ingresos más grandes luego de los hidrocarburos sigue siendo el de las minas. Por ello, la literatura que refleje esta realidad sigue siendo vital. Víctor Montoya escribe cuentos retratando esa realidad mítica, cotidiana, sorprendente y propia de mundos mágicos de dimensiones colosales. El ser humano con toda su complejidad no sería tan glorioso si no tuviera su expresión fantástica y concreta, como es la vida de los mineros. Pero es necesario esclarecer que los escritores tiene una función, como el mismo autor del libro afirma: “El escritor no puede ser un individuo aislado de las masas o un creador de capilla, al contrario, debe ser un buceador de los acontecimientos de nuestro tiempo y un modulador de voces anónimas que narran la historia, para que sus obras, más que ser una elucubración personal, sean un testimonio y un patrimonio colectivo” (Montoya cit. por Blanco, 2005: 123); una visión con la que estamos de acuerdo plenamente. Los hombres de casco y overol no sólo son la clase revolucionaria, sino también los creadores de la literatura minera, directa o indirectamente. Este hecho trasluce Víctor Montoya en su maravilloso libro Cuentos de la mina (Suecia, 2000, y 2ª ed., Bolivia, 2011). En Bolivia existe una literatura minera con novelas, cuentos y poemas. Los estudiosos principales de estas publicaciones fueron el narrador y antologador René Poppe y el político trotskista e intelectual Guillermo Lora —sin descuidar los estudios históricos y biográficos de Adolfo Cáceres Romero (2010) y Elías Blanco Mamani (2006, 2011). El primero en el plano estrictamente literario, y el segundo en el plano marxista y literario. René Poppe escribió Koya loco (cuentos, 1973), El paraje del Tío (1976), Narrativa minera en Bolivia (antología, 1983), Cuentos mineros (1985), Interior mina (testimonio, 1979). Guillermo Lora publicó Ausencia de la gran novela minera (ensayos estéticos y críticos, 1985). Hay otros escritores del ámbito minero como Jaime Mendoza (En las tierras de Potosí), Fernando Ramírez Velarde (Socavones de angustia), Mario Guzmán Aspiazu —junto a Víctor Hugo Villegas— (Canchamina), novelas de gran valor que describen la pobreza y la fatalidad de trabajar en la mina, pero los cuentos de Víctor Montoya tienen una estela particular, y es que sus personajes viven y mueren en relación con el Tío. El Tío en su literatura es un gran personaje, a ratos omnisciente, que lo controla todo y que vive en toda la obra. Este Tío parece humano, ama y odia, vive y lucha cotidianamente. En su ámbito mitológico se hace humano, circula en las palabras y las acciones de los hombres, que batallan cada día contra la muerte y festejan el vivir esa lucha constante, y muchas veces trágica. Pero también gozan la vida y la muerte mismas, desde el trabajo diario y la reflexión sobre el porvenir que se expresan en las protestas por mejorar sus salarios y su condición de vida. Se podría hablar más del libro que se comenta, pero privaríamos a la lectora o al lector del placer y de la fascinación de vivir el argumento y el desenlace de cada cuento. Por ello, aquí se expresan sólo valoraciones de interpretación general y de motivación a la lectura del libro. Víctor Montoya ha tallado, con palabras breves y contundentes, la vida de los obreros, del proletariado en la mayoría de sus obras narrativas como Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993) y Cuentos del exilio (2008). Pero en forma más admirable y perspicaz en Cuentos de la mina (ed. Kipus, Cochabamba, 2011). Es, ni duda cabe, un testigo literario y vivo de su tiempo, el tiempo de la lucha proletaria y lucha cultural, representante oficial de los mineros en el plano de la estética y la fabulación narrativa, que no se agota y que seguirá produciendo con las nuevas situaciones socioculturales del siglo XXI. Víctor Montoya escribe con la fuerza literaria y vital de Gorki, Gogol, Pushkin, Rulfo, Tamayo, Medinaceli; o mejor, como un minero que convierte sus lágrimas, sudor y sangre, en riqueza de los explotadores, pero también en un futuro próximo, en la futura revolución proletaria. En síntesis, en la obra Cuentos de la mina hay valor estético y vida. ** Roberto Ágreda Maldonado http://www.letralia.com/firmas/agredamaldonadoroberto.htm Escritor boliviano. Es abogado y catedrático de derecho y ciencias de la educación en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS, http://www.umss.edu.bo). === La fábula de la niña y la mujer ======================================= === en Hilos de emoción, de Marina Sandoval Julia Elena Rial ========= La fábula de la niña y la mujer se conjuga en el libro Hilos de emoción (1), en el cual su autora, Marina Sandoval (2), construye la metáfora de unas muñecas de trapo que, no por ser ingenuas, ocultan en su humanización verdades innegables. De la sencillez de sus relatos surge la incertidumbre de un mundo latente de sentimientos, que las muñecas desnudan y derivan en fructíferas expresiones de nostalgia. Así lo expresa la soledad de Rita cuando dice: “Me dejaron aquí para que no estuviese sola, pero aquí la soledad vive dentro de sí, está incrustada hasta en las grietas. Entra y sale sin compañía, enseñoreada dentro de su auténtica soledad” (2007, p. 18). Rita se convierte en instrumento de introversión de la intimidad de la escritora. Si las muñecas de Reverón eran ero-actuantes, las de Marina son pensantes, exorcizan sus ficticios reductos de libertad expresándose sin inhibiciones. Marina toma la senda lateral a la que una mujer se inclina, abandonando en ella una parte muy íntima de su ser, la eterna niña en sus recuerdos y afectos. Sus cuentos obedecen también a una verdadera exigencia que llevó, siglos atrás, a los hermanos Grimm (3) a recoger consejas y recuerdos populares, a Perrault a crear sus inolvidables cuentos, a Hans Christian Andersen, único personaje de sus relatos e identificado con el famoso ruiseñor que tanto enseña a niños y adultos. Ahora, en el siglo XXI, a Marina Sandoval a sentir la íntima satisfacción de dar rienda suelta a su imaginación, y realzarla con expresiones familiares, y bien logradas imágenes de unas muñecas que, a través de una ficticia humanización, van describiendo la rememoración creada con ingenio, porque la tradición invita a la creación para seguir siendo. Las páginas se revisten de un atuendo discursivo y figurativo de elocuentes muñecas, las cuales, ignorando la convención social que se suele asentar en la hipocresía, ofrecen una provechosa lección de honestidad, espiritualidad y afecto. Por algo Schiller buscó las raíces de su literatura en la infancia, en los objetos que son lo que fuimos y lo que debemos volver a ser. La escritora convierte la idealización en realización, que, aunque sesgada con respecto a los recuerdos, nos conmueve con la libre fuerza, la integridad y plenitud que expresan sus muñecas de trapo, en cuyo estilo mágico nos solemos perder, porque ellas “saben como los sabios pero se expresan como los niños”. Ellas verbalizan lo utópico, el deseo, la memoria, la lengua, lugares de encuentro de las personas y espacios espirituales donde nos reconocemos nosotros mismos. Marina depura así, con su palabra activa, conceptos que andan dispersos, a veces demasiado abstractos, para hacer accesibles valores eternos. Pero también son Rita y Pepita quienes amplían el espacio limitado de la conducta social y proponen reclamos, caminos, nuevas posibilidades de comprensión. Lo pensaba Milan Kundera al concebir la literatura como permanente redefinición del ser humano. Desvanecidos los juegos de la infancia, ellos sirven para crear una trinchera de ideas que, lejos de líricas pomposas, se aprenden con encanto desde la historia de estas criaturas, a las que la imaginación de Marina les dio el lujo de existir; porque la vida es leyenda que puede inventar una narradora, en la fábula de criaturas hechas al calor de sus recuerdos. Notas 1. Marina Sandoval: Hilos de emoción (2007). Maracay: Ediciones Florilegio y Autoras. 2. Marina Sandoval: licenciada en psicología en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Magister en educación en la Universidad de Carabobo (UC) y en docencia universitaria en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel). Ha publicado los libros infantiles Número uno e Hilos de emoción. Pertenece a la Asociación Cultural Pie de Página. Actualmente dedicada a la literatura y a la fotografía. 3. Cuentos de los hermanos Grimm y varios autores (2004). Madrid: Edelvives. ** Julia Elena Rial http://www.letralia.com/firmas/rialjuliaelena.htm Escritora y docente argentina (Tandil, provincia de Buenos Aires). Reside en Maracay, Aragua (Venezuela). Profesora de castellano y literatura en el Instituto del Profesorado de Buenos Aires. Estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires e historia de las ideas latinoamericanas en la Universidad de Chile. Se especializó en literatura latinoamericana en la Universidad de Chile y cursó la maestría en literatura latinoamericana en la Universidad Pedagógica de Maracay. Ha publicado el cuento "La fábula rota" y los ensayos El esperpento en Tirano Banderas de Valle Inclán, La poesía social de José Martí, Las masacres: ortodoxia histórica, heterodoxia literaria (premio de ensayo Miguel Ramón Utrera 1998) y Constelaciones del petróleo (2002). En publicación Memoria e identidad en José León Tapia y el ensayo Identidad, memoria y olvido (mención de honor en el premio de ensayo Augusto Padrón 2005). Colaboradora de la revista brasileña Hispanista. Jurado del premio de ensayo Augusto Padrón 2001 y del premio de ensayo Marita King 2005. Dicta talleres sobre narrativa del petróleo y ensayo en Maracay desde 2002. === Mario Benedetti: poesía, incluso en su mejor cuento =================== === Juan Esteín =========================================================== Vaya esto por delante: yo apenas sé nada de poesía. Se me atraganta, ¿qué le vamos a hacer? En realidad a mí los poemas me gusta que me los lean (mejor si es el propio autor, y si no, una muchacha de ojos verdes). Las pocas veces que me he enfrentado a un poema por mis propios medios —ya fuera de Lorca, Gil de Biedma, o Miguel Hernández—, he salido escaldado. ¿Falta de sensibilidad, de interés? Probablemente un poco de todo. Todo esto lo digo porque no hace mucho cayó en mis manos un libro de Mario Benedetti, al que muchos consideran uno de los más grandes poetas en lengua castellana, y otros no tanto: “Es bueno, buenísimo”, me insisten, “aunque está un peldaño por debajo de los mejores”. Yo, como no sé, me encojo de hombros y sigo a lo mío. Pues bien, buceando en Despistes y franquezas —así se llama el libro— encontré, entre un mar de poemas, cuentos, enigmas y fragmentos autobiográficos, uno de los mejores poemas que he leído nunca. En realidad no es un poema, se trata más bien de un cuento breve (con todos sus atributos: comienzo arrollador, trama sólida, protagonista enigmática), pero hay algo en él, un no sé qué, que me predispone a la poesía. Estaría bien repasarlo: Lingüistas (Mario Benedetti) Tras la cerrada ovación que puso término a la sesión plenaria del Congreso Internacional de Lingüística y Afines, la hermosa taquígrafa recogió sus lápices y papeles y se dirigió hacia la salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas, filólogos, semiólogos, críticos esctructuralistas y desconstruccionistas, todos los cuales siguieron su garboso desplazamiento con una admiración rayana en la glosemática. De pronto las diversas acuñaciones cerebrales adquirieron vigencia fónica: —¡Qué sintagma! —¡Qué polisemia! —¡Qué significante! —¡Qué diacronía! —¡Qué exemplar ceterorum! —¡Qué Zungenspitze! —¡Qué morfema! La hermosa taquígrafa desfiló impertérrita y adusta entre aquella selva de fonemas. Sólo se la vio sonreír, halagada y tal vez vulnerable, cuando el joven ordenanza, antes de abrirle la puerta, murmuró casi en su oído: “Cosita linda”. Pues eso, probablemente se trate solo de un cuento, un cuentito encantador, pero cada vez que lo leo, cada vez que ese “Cosita linda” salta del papel y forma nuevas y evocadoras imágenes en mi cabeza, todas y cada una de esas veces, siento un deseo terrible de que me guste la poesía. Estoy convencido de que hay más poesía en ese “Cosita linda” que en tomos enteros de bibliotecas. Pero ya digo que yo, de esto, no sé casi nada. “Lingüistas” pertenece a: Despistes y franquezas Mario Benedetti Alfaguara 1990 252 páginas ISBN: 84-204-8072-X Este artículo fue publicado originalmente en el blog del autor, Listas de Libros. ** Juan Esteín http://www.letralia.com/firmas/esteinjuan.htm Ingeniero industrial español (Cartagena, Murcia, 1978). Reside en Barcelona (España). Mantiene el blog Listas de Libros (http://listasdelibros.blogspot.com). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Memorias de un poeta ================================================== === Diálogo con Gonzalo Rojas Esteban Ascencio ======================= (Nota del editor: producto de sus conversaciones con el poeta chileno, el mexicano Esteban Ascencio publicaría en 2002 su libro Memorias de un poeta: diálogo con Gonzalo Rojas, que presenta al poeta contando su vida en primera persona. El libro fue reeditado en 2011 y hoy reproducimos aquí el primer capítulo, junto con el epílogo escrito por Ascencio después de la muerte del vate). Capítulo primero El hombre es su infancia La niñez es el fundamento de mis visiones El hombre es su infancia, como se dice y se habrá dicho tan¬tas veces. Hay algo en las infancias que es como una especie de estabilidad esencial y que perdura en el hombre y la mujer hasta el cierre final. En mi caso, la larga niñez es el fundamento de mis visiones. La infancia mía es la de un hombre de una clase social limitada por situaciones fortuitas —las económicas, las sociales, las de pensar y las de sentir. Mi padre fue un minero del carbón que empezó a trabajar a los veinte años en las minas de una región de Chile llamada Lebu (Torrente Hondo). Lebu es la capital de la provincia histórica de Arauco (en Colombia hay una región que se llama Arauca) donde en el siglo XVI un joven de entonces veintiún años, Alonso de Ercilla y Zúñiga, quien gustaba cabalgar por la comarca en un caballo andaluz, escribió un célebre poema épico que Miguel de Cervantes Saavedra incluyó como docu¬mento en el primer capítulo de Las aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha (1605) y salvó del filoso escrutinio del barbero. De Ercilla y Zúñiga, el poeta y militar nacido en Madrid, es el autor del famoso libro La Araucana, poema que da cuenta de la guerra de los españoles con los naturales del país, con nuestros aborígenes, que eran los mapuches, los araucanos. Este grupo étnico, que aún existe, fue muy fuerte pero no alcanzó la evolución cultural de los aztecas. Como éstos, empero, fue un pueblo guerrero que tenía dos espacios próximos a la cordillera. De este lado Chile, y del otro Argentina. Estoy hablando del centro sur de este país llamado Chile, que tiene 4 mil 500 kilómetros —por lo menos— de litoral frente al Océano Pacífico. Pues bien, yo nací en ese pueblo de Lebu que tiene un abolengo histórico muy hermoso. Cerca de allí, un indio nuestro de nombre Lautaro (1535-1557) se convirtió a los veinte años en un estratega genial. Lautaro le dobló la mano al invasor europeo y, en una batalla noble y fuerte (1554), mató en Tucapel al conquistador Pedro de Valdivia, quien es el Hernán Cortés de los chilenos. Todo esto ocurrió en los parajes donde yo nací. Parajes aguerridos donde hay un río que se junta con el océano. Mi pueblo es un puerto marítimo y fluvial acotado con rocas portentosas donde el océano azota la costa de una manera cruel; y las minas, especialmente las de carbón, se encuentran bajo el mar. Mi padre, Juan Antonio Rojas, tra¬bajó en esas tierras húmedas, en esas minas, y yo ahí me crié. Lebu es como Comala y como Macondo Cuando mi padre muere cerca de los cuarenta años y deja una familia de ocho niños, el séptimo de los cuales soy yo, la madre queda desequilibrada; tenía que cuidarnos y como era temerariamente despierta, lúcida y valiente, se cambió de Lebu —donde mi padre había hecho una casa humilde, pero casa— a Concepción de Chile, que está un poquito más al norte. Ahí continuaron mis infancias. Quedaron atrás el paisaje fluvial y los bosques. Salí algunos años de mi paraje, y no es que ahora haya vuelto: estoy volviendo siempre. Todavía, a mi temprana edad de ochenta y cinco años, sigo volviendo a Lebu, porque me parece que Lebu es como Comala (la de Rulfo) y como Macondo (el de García Márquez), lugares míticos a donde uno tiene que volver. Yo vuelvo siempre a Lebu, puerto marítimo y fluvial con mucha madera, donde las naves llegan prácticamente hasta la casa y donde el viento, personaje central del lugar, alcanza ochenta kilómetros por hora. Yo me crié allí, entre las rocas y el océano. Tal vez por eso es muy fuerte en mí la presencia geológica más que la geográfica. Soy, pues, un animal poético, más geológico que geográfico y más fisiológico que metafísico: muy amarrado a las cosas. Pero no un poeta lárico, ni telúrico. Eso me aburre profundamente, porque es como quien acepta la idea de villorrio, y yo, hijo de un humilde minero de carbón, no soy poeta de villorrio, soy poeta mundano. Nací con mundo, los dioses me dieron mundo —eso es muy curioso—, y me lo dieron tal vez porque influyeron los buenos maestros que tuve en un internado más espartano que ateniense, donde había mucha gente adinerada —muchachos ricos del riquerío—, y donde yo —mucha¬cho pobre del pobrerío— me ganaba las becas para poder vivir ahí. A los nueve años ingresé a ese internado, donde se nos exigía leer en voz alta, durante algunos minutos encima de una silla, novelas de Julio Verne o historias de hombres ilustres. Todo esto sucedía mientras los demás comían. Aquello era un suplicio, uno se exponía al escarnio y a las car¬cajadas de los compañeros. Sin embargo, fue en uno de esos días cuan¬do se me dio el prodigio del gran juego verbal, ahí se me dio el neuma y la vivacidad de la palabra. Tenía maestros alemanes, franceses, italianos, españoles y también chilenos. Así que me formé en un ámbito de mundo. Eso influyó mucho. Cuando oí relámpago, descubrí el portento de la palabra En los primeros ocho años se da prácticamente todo: las claves mayores en cuanto a sensibilidad, a imaginación, al portento expresi¬vo, Y yo no era un muchachillo con fijación materna, pese a que mi padre desapareció. Uno podía tener una amarra mayor con la mamá, pero yo era un animalito libre —libérrimo— y me crié casi a la intemperie del pensar, del sentir y de las comodidades, que eran muy escasas. Recuerdo, por ejemplo, haber salido a las cuatro de la mañana al océano abierto, junto a los pescadores, sin tenerle miedo al oleaje ni a nada, y maravillarme del mar y el cielo infinito acompañando a esos hombres —ami¬gos míos— que me querían porque era un chico despierto, temerario y con coraje. Vamos caminando por esas calles y pendientes tristes del Lebu de su niñez y de su vida toda. Nos paramos frente a la que fuera su casa, esa casa grande de madera que construyera su padre. —Ya no es la misma —me indica señalando el lugar donde se encontra¬ba el cuarto de zinc, aquel donde por primera vez escuchó la palabra relámpago y donde su madre los parió. Seguimos calle abajo; es un día con mucho viento que agita con fuerza los recuerdos. El rugir del mar forma parte del escenario, es como si estuviéramos encima de su oleaje y miráramos desde ahí esos recuer¬dos. —En aquellos días, jugando con uno de mis hermanitos, en un des¬cuido rodé de lo alto de ese cerro —me señala el barranco que está pró¬ximo a la que fuera su casa—, rodé y casi me destrozo la cabeza con una roca. Con la misma frescura recuerdo también el arribo a casa del padre, a caballo, procedente de la distante mina de carbón donde trabajaba. Entraba por el portón, que era una puerta grande, muy grande, y yo lo veía venir. Eso lo tengo dibujado con un poema intitulado precisamente “Carbón”. Una vez —tendría yo cuatro años— me quebré un brazo, mejor dicho un codo. Entonces llegó mi padre. La noche era la hora de su presencia, y preguntó: —¿Qué le pasó a ese niño? —Se quebró un codo —respondió mi madre. Entonces mi padre pidió que le trajeran agua caliente con sal y una venda. Cuando él me compuso el brazo, sonó el huesito que se insertó de nuevo en su lugar. Eso me gustó, lo encontré poderoso y capaz de resolverme un problema así. Luego seguí jugando. Cuando muere el padre —tendría yo cinco o seis años—, estábamos jugando en esa casa larga de madera que él había construido, era una casa con una galería muy grande donde la lluvia caía furiosamente encima de las láminas de zinc —yo he sido, sin duda por evocación a mi infancia, más partidario del zinc que de las tejas que suavizan el ruido de la lluvia; me gusta el zinc que registra la lluvia como pegando a un tambor. Estábamos jugando debajo de esa galería y sonaba maravillo-samente la música aquella de la lluvia y el viento. De pronto, comen¬zaron a descargarse los rayos, los relámpagos, y a retumbar los truenos. Entonces oí de alguno de mis hermanitos esa palabra: “relámpago”. Al decir mi hermanito “relámpago” —ese tetrasílabo esdrújulo—, paré la orejita de niño y me maravilló tanto como si esa palabra contuviera más significado para mí que el ruido, la fiereza, el zumbido y el deste¬llo mismo del relámpago. Diríamos que la palabra “relámpago” me fue más RELÁMPAGO que el relámpago. En ese momento descubrí el por¬tento de la palabra. ¡Qué curioso! Nadie me había enseñado nada, ni a silabear siquiera, pero descubrí que en esa palabra había un mundo. Esa fue la revelación. Ahí me fue dada la revelación de la palabra. Esto es muy serio. Por eso siempre he sido un animal fónico, más que visual. Mi poesía es rítmica y vuelta a la oreja. Es como si yo registrara el mundo no de una sino de muchas orejas. ¡Eso es muy curioso! El día que muere mi padre, no sé por qué, pero no lloré Bueno, eso me pasó, como tantas otras cosas, como cuando vi la muerte por primera vez. Venía bajando por el cerro por donde estaba construida nuestra casa. Vi policías conduciendo unos caballos que traían encima cuatro muertos: mineros que seguramente se habían matado por allí en alguna riña. Entonces había mucha convulsión social. Tengo en la memoria primero los pies de los mineros colgando del lomo de los caballos y después los cuerpos puestos en el suelo de cara al cielo. Es una visión que ningún cine me podía dar. Una imagen ci-nematográfica sin cinematógrafo. Luego, el día que muere el padre, en Concepción de Chile, sus hijos esperaban en Lebu la llegada del ataúd, para ser sepultado en el pan¬teón local. El duelo hizo a muchos llorar al paso del féretro y cortejo en torno a la plaza de armas, aún custodiada con gallardía por esos dos cañones, “el rayo y el relámpago”. Esa mañana de 1921, yo estaba en casa de unos parientes, en esa casa de madera de mi tío don José Ramón Pizarro, y miré desde una ventana aquel peripatético episodio. Lloraban, sobre todo, mi madre, los parientes y mis hermanos. Yo no lloré. No sé por qué, pero no lloré. Tanta sería mi pena, que no me salieron las lágrimas. Además, cuando es uno pequeño casi se divierte con la muerte. Claro que lo sentí. Sabía que aquella era la desaparición de un hombre importante para mí, que era mi padre. Unos meses antes, él, por casua¬lidad o por lo que fuera, nos regaló varias cosas a nosotros, sus hijos. A mí me tocó un caballo que era un potro colorado muy airoso. Me encantaba mi potro al que acariciaba el lomo, la testuz, las ancas y las patas. Encantador animal, el caballito siguió viviendo pues no tenía nada que ver con la muerte del padre. Me maravillaba verlo pastar en los potreros frente al mar. El caballo para mí llegó a ser un compañero adorable, pero un día me lo robaron y fue como recién entendí la mutilación llamada muerte. La mutilación que implicó la muerte del padre. Desde entonces mi caba¬llo encarnó en mí casi simbólicamente. Si se lee mi poema “Carbón”, se ve que el padre viene a caballo. El caballo es un personaje dentro de ese pequeño cuento, que tiene cara de relato sin serlo. En mi obra hay muchos textos por donde andan caballos, y hay uno especial que escribí en Estados Unidos, en una de esas reuniones aburridas que hacen los profesores para discutir sobre los trabajos de los estudiantes. Esa ocasión estábamos todos hablando esa porquería de inglés, sin reparar en un poquito de español. Así que me puse a escribir un poema. Escribí ese poema que se llama “Al fondo de todo esto duerme un caballo”; ¿por qué lo hice?, no por el caballo de mi infancia, no por el caballo de la poesía aquella, no por ningún caballo, simplemente lo hice. Esto podría significar que el enigma apareció. Es un poema fun-damental dentro de mi obra. Inmediatamente después le dije a un muchacho que estaba sentado a mi lado, “¿Podrías pasar esta poesía?, este director está hablando por¬querías”; entonces el joven fue y le dijo que Gonzalo Rojas había escrito un poema y que deseaba se leyera en público. “Bueno”, dijo el otro que tenía buen humor, “voy a interrumpir esta sesión de traba¬jo para leer ahora un poema que me está enviando Gonzalo Rojas, de allá, del fondo del salón”. Y comenzó a leer. Lo leyó y realmente era un texto fundamental. En la poesía mía abundan caballos. Es el animal con el que guardo una relación; me gusta la figura de este cuadrúpedo. Porque yo no soy del trato con el león, o del tigre, como decía el señor Borges que le encantaba tanto, aunque no creo que haya tocado un tigre, porque era muy miedoso. No, mi diálogo es con el caballo. Cuando mi padre está vivo todavía en el año de 1921, curiosamente me regaló ese caballo. A la muerte de mi padre, mi madre alquiló una casa en Concepción y puso una pensión para estudiantes universitarios, y con el excedente que quedaba de lo que pagaban mensualmente los jóvenes que con-currían a la casa, nosotros podíamos comer. Estos hechos son recuer¬dos dolorosos de las primeras infancias, vividas a la intemperie y pro¬fundidad de la aspereza en la calle Orompello. Los ha tenido presentes durante todo este tiempo don Gonzalo Rojas, y al oírlo tengo la sensación de que no deja ni un instante de buscar esa ilusión que le permita hacer suyos sus fan¬tasmas. El silencio que ahora se ha adueñado de nuestras palabras y nos deja con la sola mirada de imaginarnos lo que cada uno de nosotros está pensando, apenas me permite recordar el poema “Orompello”: Que no se diga que amé las nubes de Concepción, que estuve aquí esta [década turbia, en el Bío-Bío de los lagartos venenosos, como en mi propia casa. Esto no era mi casa. Volví a los peñascos sucios de Orompello en castigo, después de haberle [dado toda la vuelta al mundo. Orompello es el año veintiséis de los tercos adoquines y el coche de [caballos cuando mi pobre madre qué nos dará mañana al desayuno, y pasado mañana, cuando las doce bocas, porque no, no es posible que estos niños sin padre. Orompello. Orompello. El viaje mismo es un absurdo. El colmo es alguien que se pega a su musgo de Concepción al sur de las estrellas. Costumbre de ser niño, o esto va a reventar con calle y todo, con recuerdos y nubes que no amé. Pesadilla de esperar por si veo a mi infancia de repente. No fui precoz, me demoré siempre, fui como un hereje, un disidente de la prisa Yo fui muy perezoso, aprendí a leer muy tarde, me demoré, éste es un signo muy mío. Otros chicos son muy impacientes, quieren obtenerlo todo rápido. Yo no tenía que hacerlo. Me encantaban las cosas, me demoraba mirando, me divertía jugando, dormía bastante. Mi hermano Jacinto Rojas Pizarro, el más próximo a mí, mayor que yo, llegó a ser un gran médico con un talento enorme y una habilidad para todo. Fue siempre una figura preciosa. Más adelante, en la vida, no estuvimos de acuerdo en algunas ideas, pero de mi hermano digo que él tenía lo que yo no tengo. Gozaba de una facilidad para resolver¬lo todo: aprendió a leer a los cuatro o cinco años, era el mejor estu¬diante de todos, era como quien dice un espejo en qué admirar. Yo no lo admiraba, más bien me parecía divertido, y encontraba que aquello no era tan importante. No hubo, con todo, ninguna rivalidad entre mi hermano y yo. Digo esto porque yo aprendí a leer a los ocho años. Todos mis her¬manos eran gratos. A todos los quería por igual. Pero él era como quien dice el modelo para mí y, sin embargo, no lo fue. Yo era un muchacho que se demoraba. Aprendí a leer tarde, pero cuando ocurrió lo hice en dos meses. Lo resolví y me di cuenta de que nada era difícil. No fui precoz; esto es importante señalarlo. Hay poetas precoces, hay figuras precoces, existe la precocidad. Rimbaud fue un poeta precoz y no pudo serlo más. Neruda mismo, a los quince años ya estaba hacien¬do poemas maravillosos. Yo no. Yo fui lentiforme. Me demoré siempre, la impaciencia andaba fuera, no confié. Fui como un hereje, como un disidente de la prisa. Me fastidió la prisa y en toda mi vida ha sido incómoda. La prisa por la prisa es un aburrimiento. Es la prisa que los yanquis nos impusieron con el proyecto del éxito incesante e inmediato lo que me parece un asco. ¡Qué fastidio la búsqueda del renombre inmediato! El padre me dio el nombre, ¿para qué quería el renombre? Eso no me interesaba y no me interesa. El aislamiento me afectó porque era un animal libre entre las rocas y el océano Mi reclusión a los nueve años en ese colegio tan duro y tan hermoso, en ese internado espartano, especie de instituto internacional dentro de la provincia, del que sólo podía salir una vez al mes, me afec¬tó profundamente, porque en Lebu yo era un animal libre entre las rocas y el océano, y cuando jugaba entre los animales no me importa¬ba más nada. De modo que llegar a ese mundo de normas implacables, que era pétreo y cruel, supuso un aislamiento que atentó contra mi libertad sil¬vestre, pero me dotó de la libertad de la cultura. Ese mundo de grandes patios rodeados de columnas y aulas hermosas me condujo a la gran biblioteca del colegio y a esa área que decía: “Libros prohibidos”. Los leí todos, por supuesto. Empecé a leer como loco esos cincuenta volúmenes en formato mayor de la Colección Rivadeneira. Leí a los clásicos un poco influido por los jesuitas, aunque el colegio no era jesuita. Leí a los clásicos españoles de los siglos XVI y XVII al mismo tiempo que leía a los griegos y a los romanos —después vine a saber que Darío hizo lo mismo en su plazo. Me encontré con Safo, Marcial, Catulo, Petronio, Bocaccio, Voltaire, Renán, Zola, lo mismo que con Baudelaire y Séneca. Así como con mi Marco Aurelio y mi Agustín de Hipona. Tuve algunos profesores de mucha gracia, de mucho dominio en su disciplina. Un profesor alemán —que además era cura— de nombre Guillermo Jünemann me enseñó muchas cosas; era un hombre grande, muy crecido, así como Julio Cortázar, con más de dos metros. Ese pro¬fesor sabía griego, romano clásico, italiano, desde luego alemán. Eso influyó en mí. Aun cuando ese profesor no quería influir en nadie, tenía una comunicación distinta. Con él aprendí a leer por dentro a los clásicos. Leímos juntos en clases lo mismo a Garcilaso que a san Juan de la Cruz, a fray Luis de León que a Miguel de Cervantes Saavedra. Una vez, antes de escribir en el pizarrón, nos pidió excusas, y nos dijo: “Niños, anoche hice algo que quiero contarles: traduje la primera parte del primer canto de La Ilíada de Homero. Ahora voy a poner en griego, en este pizarrón, los dos versos iniciales” —y los puso— “y en este otro (que también había en el aula) voy a poner la traducción”. Era una versión maravillosa. Una traducción casi literal que a mí me admiró por el ritmo y la cadencia. Tanto me gustó que me la aprendí de memoria. Y como soy memorioso, todavía conservo el recuerdo de esas líneas —Gonzalo Rojas hace una pausa y de un salto comienza a recitar. Leí pues a los clásicos, por eso hoy día me parece absurdo que los muchachos crean que ya no es necesario leer o que lean en el destello de la lámpara esa que se llama computadora. No saben, no tienen el olfato de la lectura, no intraleen, no se demoran, no reparan en lo que es una sílaba, en lo que es una vocal. No lo hacen porque no hay tiem¬po y todo va deprisa en esa máquina sigilosa y pretenciosa. Y no es que yo tenga nostalgia, sólo sé que tengo otro ciclo en la vida de Occidente y del mundo. Y esa trampa de la globalización... Mi mundo es distin¬to, nada más. A manera de epílogo Sueños de lluvia y otros tiempos No es fortuito encontrar en la vida a seres a quienes, de algún modo, buscamos. Para mí, buscar siempre ha sido una necesidad, o al menos esa especie de sentimiento desorientado y torvo al mismo tiempo, que indica el momento de esperar, como si viajara en nuestro hombro el portavoz de palabras precisas, y las deslizara una a una por el caracol, hasta cifrar el mensaje, y ver el contenido develado, el asombro. En el verano del 2000, llegué a Buenos Aires poco después de la media noche. Horas más tarde, mientras caminaba por un sendero del parque Lezama, me llené de escalofríos, no eran comunes aquellos, en parte se debían a la espera de esos años pero, sobre todo, su origen estaba en la presencia absoluta de Ernesto Sabato. A donde mirara, me encontraba con él. Ceres, aunque ya no en su lugar, me contemplaba, y yo, sin remedio, abrazado, me fui a sentar en aquella banca, deslicé entonces la vista hacia el pasado tan presente en esos instantes de mutación hacia el futuro. Ante mí estaba el destino, las circunstancias se tejían de modo tal, que nadie —sinceramente— hubiera escapado a él, era como estar ante un dador, alguien a quien le está permitido mezclarse en la sangre de uno. Mi silencio duró apenas unos segundos, suficientes para comprender lo dilatado de los años, lo cercano del abrazo. El hado se manifestaba en aquel tono opaco de la tarde e, impulsado por el instinto de sobrevivencia, caminé en dirección a San Telmo, todo indicaba me encontraría con algo más que una pista, pero no fue ésa la tarde, mas, sí un soplo el oleaje de la brisa. ¿Qué esperar de un presentimiento? Años después volví y encontré lo buscado. Antes, conversé con mi amigo el poeta Horacio Salas, allá en el barrio de Palermo, frente al zoológico, donde Jorge Luis Borges cuántas veces no habrá mirado los ojos del tigre o el tigre cuántas no habrá visto su ceguera. Allá ellos con sus encuentros, lo mío es esta historia, y las historias están hechas de recuerdos... Miraba a través del cristal de la ventana, la lluvia asomaba por la rendija del relámpago que se abría paso entre las nubes, cuando Horacio me dijo: —Esteban, Gonzalo está al teléfono. —No sabía de quién se trataba, pero reconocí la amistad, había estado allí desde aquel tiempo. Y aunque hoy lo digo con esta calma de tortuga, esperar, no significaba lo mismo. No al menos para mí. Horacio me dijo: —Para mí, Gonzalo es el poeta vivo más importante de lengua española —y yo seguía sin entender, y como soy corto de entendederas, al día siguiente me fui a Chile, debía estar a las 10 am de ese domingo en casa de Rojas, y era viernes al mediodía, y viajaba en aquel autobús que por la mañana del sábado dejaría atrás la Cordillera de los Andes. —De Santiago a Chillán son cinco horas —me había dicho Gonzalo. Llegué a la estación del tren; bastó cruzar un par de avenidas. De noche recorrí ciertas calles de Chillán, hasta identificar la casa de Gonzalo, de donde salí después de 30 días de la primera estancia. Nunca le pregunté cómo me abrió su corazón. No fue necesario. La soledad un rasgo muy suyo. Lo entendí poco a poco, de manera natural y sencilla, como se aprende a pintar siendo niño, respirando el mundo, viajando en ritmos distintos. —Cuando cumplí ochenta años, me vine a festejar aquí, solo y mi alma, en Lebu, y sobre este muelle de fierro, y ante el oleaje de este océano miré las estrellas. Pero más que un nostálgico, soy un desamparado. La nostalgia no me gusta, es venenosa. Y yo digo que nada tengo que ver con la vejez ni con la muerte. ¡Qué hermosura! Mirar desde ese muelle el océano de aquella noche en que el viento se hacía cada vez más fuerte. Me gustó aquello porque ése siempre he sido yo. Ése es mi mundo. Las infancias y adolescencias de un disidente. Pronto vi en la figura de ese hombre el portento de lo humano, lo sencillo sin mayor pretensión; el juego auténtico de la verdad. Gonzalo es como esas tardecitas de lluvia donde el tiempo se nos pasa con un libro en las manos, y ya entrada la noche, a pierna suelta, reconocemos el bien que no hizo, la falta que nos hace. Pero eso no es todo, por la mañana husmeaba en los rincones de su casa, cualquier indicio era importante para acercarme a él. Hurgaba su memoria, con algún comentario o alguna duda. Así fui aprendiéndolo, degustando una copa de vino, con queso, pan y jitomate, no faltaban la carne ni las sopas. A veces en sorbos de café se nos iban las horas, o en un trago de güisqui veíamos el atardecer cubiertos de calma. Cuando la calma parecía un aliado, pero lejos estaba de serlo. Jamás en mis estancias imaginé cuánto lo recordaría. Reía poco, mas lo poco que compartimos —estoy cierto— nos llevó a la felicidad. Cómo no recordar aquel mediodía con la lente de la cámara en el ojo, y el índice presionando el disparador, y él, luego de echar a un lado las edades, regocijado hacía barra sobre el brazo de aquel árbol. —Apúrate, Ascencio, apúrate, me estoy cansando —me decía, y yo, todo un profesional de la intromisión en la técnica fotográfica, disparaba y disparaba... Reímos, suficiente fue la risa, suficiente para el resto de los días juntos. Suficiente para mí... Y ¿qué hago con estos pedazos de noche y de tarde?, ¿con estos fragmentos de mañana en Lebu? Los guardo aquí, cada mañana en el bolsillo del pantalón, es esta Fe y esta Esperanza por mantener equilibrado el corazón, reinventándolo a diario, con esa reniñez tan suya como nuestra. Porque ese día no era para quedarse callados, ese día era para reinventarse. Por eso asumí como míos aquellos silencios entre las siete y las ocho de la noche, allí, en el cuarto de música, donde la sinfonía maestro-alumno proponía los primeros movimientos. Pero, siendo honesto, jamás se pronunció como tal. —No me llames don Gonzalo, dime simplemente Gonzalo —me repitió tantas veces. Entonces, respirando hondo los rojos y amarillos de las rosas, dialogamos a los sufís, y nada de andar en los orígenes y fundamentos, nada de eso, bastaba mencionarlos para orientar la búsqueda, para recibir la punta de la madeja, para pensar: “de ti depende llegar al otro extremo”. Pues el hombre es libre de arrojarse a un abismo si así lo desea. Lo mío fue sujetarme a él, al universo cósmico de su espíritu: la palabra. De todos es sabido, cuántas no lo dijo: —El poeta es un animal de palabras. Si uno observaba en calma, deteniéndose en esas cotidianidades, como aquel mediodía en el mercado de Concepción, preso de sabores, registré la paz del poeta, porque Gonzalo hasta en los gestos lo fue, ningún instante escapaba a su oficio. No necesitaba un motivo para labrar buenos deseos o buenas acciones. Presente el amor en él, el equilibrio estaba dado, y aquél que estuviera cerca sentía ese respirar verdadero. No me equivoco al decir que Gonzalo Rojas fue feliz, es verdad, conocía las limitaciones, pero recogerse dentro de sí lo fortalecía, de cierto modo, su alma siempre estuvo dispuesta al infinito. Como la tarde con su san Agustín de Hipona, y su Marco Aurelio, cuando perderse fue necesario, y esa mañana en Lebu, acompañados de su san Juan de la Cruz y de su César Vallejo, mientras comíamos una deliciosa sopa de mariscos, y si este paladar no me miente, nunca he vuelto a probar algo parecido. Me lo había advertido horas antes de mirarnos sopear el caldo, antes de sudar el sabor casi insólito de la verbena que mascábamos. —Cuando lleguemos, te llevaré a comer una sopa de mariscos que no olvidarás. No sólo no olvidé la sopa, Gonzalo es un terco... Ahora, la distancia es infinita, y no habrá más viaje juntos. Comparto la mañana gris en que me dijo: —Ascencio, ¿recuerdas cuando hablamos del Retrato del artista adolescente, y de la embarcación en Valparaíso y de la librería La Joya Literaria? —Sí, contesté. —Ojalá pronto hagamos ese recorrido. Como juntos caminamos por la Universidad de Concepción de Chile, donde sucedieron aquellos encuentros de los escritores que el mundo conocería como integrantes del boom latinoamericano. Hoy tan presente y lejano, lo pienso: porque tantas son las enseñanzas, como tantas las Meditaciones de Aurelio, y si la vida no es un sueño, poco se puede esperar de ella. Ahora mismo caminamos por este puerto de Valparaíso, más adelante espera el buque de la Sudamericana de Vapores, llamado Presia. Lo abordaremos y haremos ese viaje de Valparaíso a Ditquen, por casi todo el litoral chileno. Con el libro de Joyce en las manos, nos sorprenderá la brisa y ese aire, testarudo y vital, agitará no sólo las páginas, lo hará también como con el alma nuestra, y con los huesos que descansaremos sobre las literas de tercera clase. Mi garganta inundada sucumbe ante la nostalgia. Aquí están, van de un pliegue a otro de mi cerebro. Gonzalo repite: —Demórate, Ascencio, demórate —al oírme hablar de Ernesto, en esta mañana de invierno. Nunca pensé ver este jardín sin flores, nunca como hoy, sin él... Y el jardín de Ernesto y Matilde, ¿qué habrá sido de él? ¿Alguna vez has mirado el escalofrío? Yo no volteé esa tarde, no quise, no pude hacerlo. Pero allí quedó mi brazo y mi ojo izquierdo, y desde entonces, conmigo anda corre que corre ese pie y ese ceso vagamundo montado en el brío colorado de la palabra relámpago, y estos papeles y más papeles, de ríos turbios y agitados aires..., y éste, acércate Ascencio, y yo allí, sentado a la orilla de la vieja cama china de espejos, oyendo los versos nacidos de Jerusalén a Madrid, dilatados en lo hueco de la puntualidad larvaria. Con la botella de tinto en las manos, Gonzalo me dice: —Esteban, escoge tú el queso —me lo pide a mí, que le debo el último abrazo y no sé cuándo habré de pagárselo, a mí, que nunca le hablé de la adopción de aquella mañana, a mí, que lo sigo desde esa calurosa tarde en Buenos Aires. Ahora, en este largo corredor de su ataúdica casa, siento cada palabra, cada oleaje de su Lebu, como un aire, un aire, un aire. —Instálate —me dice—, te espero en el estudio. Ahora, en esta habitación, más feliz que extraviado, corro la cortina y veo en esta fotografía el rostro pálido de Juan Antonio Rojas, en el vertiginoso descenso de su tarde de lluvia, de su Carbón infinito. Voy a atrapar la voz de Gonzalo, que zumba y zumba, como un granizal sobre el zinc, como el mismísimo eros antes y después de la oralidad, que estremece, y renace. Dos vasos y una botella, tan real que parece un sueño... Pienso en el dador. ** Esteban Ascencio http://www.letralia.com/firmas/ascencioesteban.htm Escritor mexicano (Ciudad de México, 1965). Estudió sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Entre sus libros se cuentan Me lo dijo Elena Poniatowska (1997), Memorias de un poeta: diálogo con Gonzalo Rojas (2002), Poesía y tango: encuentros con el poeta Horacio Salas (2003) y Los cántaros de la noche (2005). Dirige el sello Laberinto Ediciones. === Jorge Carrión ========================================================= === Somos más dispersos que nunca Antonio Guerrero =================== Jorge Carrión (Tarragona, España, 1976) es un escritor de reconocido prestigio al que debo agradecer su presencia en este espacio de difusión cultural. De él se pueden decir muchas cosas: ha recibido el premio, del Festival de Chambéry (Francia), a la mejor primera novela publicada en castellano en el año 2010, por su libro Los muertos. También ha quedado finalista, con la misma obra, en el premio Celsios de novela en el 2010, de la Semana Negra de Gijón. Es doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra y da clases de literatura comparada y escritura creativa. Al mismo tiempo es crítico en publicaciones españolas e hispanoamericanas como Prodavinci, ABCD, Perfil, Letras Libres, Revista de Occidente, Quimera, etc. Y entre sus libros están Ene (Laila libros, 2001), La brújula (Berenice 2006), Gr-83 (Autoedición 2007), La piel de la boca (Libros del Zorzal, 2008), Australia: un viaje (Berenice, 2008), Viaje contra espacio: Juan Goytisolo y W. G. Sebald (Iberoamericana, 2009), Los muertos (Mondadori, 2010) y Teleshakespeare (Errata Naturae, 2011). Con esta entrevista ha honrado a LaMiradaZurda (http://lamiradazurda.blogspot.com) y la ha convertido en otro lugar más de su camino. Como él mismo dijo, la literatura es un viaje de autoaprendizaje. Yo también deseo aprender algo de este encuentro. —Todo el mundo sabe que Jorge Carrión tiene una trayectoria rica y dilatada. Sin embargo yo busco a otro Jorge Carrión, concretamente al que no conoce nadie: el de andar por casa. ¿Cuál es, a grandes rasgos, esa persona? ¿Qué aficiones y qué costumbres tiene? —Me parece que no hay mucha diferencia entre la persona que en casa lee en su butaca blanca junto al ventanal, ve series en su ordenador portátil, cocina o escucha música, y la persona que da clases o conferencias o presenta sus libros. La ironía y la reflexión con que me enfrento a la vida cotidiana es la misma con que me enfrento a la escritura y a la docencia. —Y sobre ese Jorge Carrión, ¿cuándo podríamos decir que nació la llama literaria y por qué? —Me recuerdo leyendo y escribiendo desde siempre. Mi madre me daba papel y lápiz cuando aún no sabía hablar, y llenaba hojas y hojas, como más tarde llené de garabatos las paredes de mi casa. Durante la infancia iba cada día a la biblioteca municipal, a leer comics o a investigar en las enciclopedias. Era capaz de leer una novela por día. Y escribí una, de aventuras, a los diez años. —En todo caso la literatura le ha conducido a un presente en el que disfruta de un buen momento personal. El premio en Chambéry y la mención en Celsios le van a dar una proyección internacional mayor de la que tenía. A mi juicio Los muertos es una obra maestra. Propone un mundo virtual y apocalíptico en el que se juega con muchas referencias, metas... y niveles. Es una advertencia en el fondo. Pero a mí me gustaría saber de dónde surgió la idea para el libro y cómo pensó en llevarla a la práctica. —Los premios están ayudando, creo, a destacar la pertinencia de un proyecto, la trilogía sobre el conflicto entre memoria y ficción, en que estoy trabajando, y que seguirá próximamente con Los huérfanos. Los muertos y sus posibles continuaciones se me ocurrieron en Jordania, caminando por un parque nacional, como expansión o fuga de ciertas lecturas israelíes (como David Grossman o Yoram Kaniuk, que llegaron después de otras lecturas igual de poderosas, como Alan Moore o Walter Benjamin). —Hay otro libro reciente: Teleshakespeare, un ensayo esta vez. Nuestra cultura da para eso y mucho más. La tesis de su nuevo trabajo editorial es: 1) Las series de éxito actual tienen elementos similares a la literatura. 2) Eso supone el triunfo de los guionistas... Han sido capaces de darle vida a los argumentos, en el tiempo, a través de los episodios y de los personajes. No obstante, y pensando que el motor de todo esto es la idea de producto de mercado, ¿es posible imaginar que estos formatos audiovisuales van a seguir evolucionando para conseguir sus objetivos? Y en ese caso, ¿hacia dónde? —Me identifico con los personajes de los “adivinos” de Los muertos, que son capaces de leer el pasado, pero no el futuro. De igual modo, trato de leer los caminos que han llevado a la ficción cuántica actual, pero es imposible leer el futuro en nuestra época. No obstante, me atrevo con la distopía en Los huérfanos, porque la ciencia-ficción ya no tiene voluntad de predicción, sino que pretende cuestionar el presente mediante una estrategia de falsa anticipación. —Siguiendo aún en el hilo de Teleshakespeare, como retrato del hombre de nuestro tiempo, yo siento mucha curiosidad por saber cómo describe Jorge Carrión a este individuo. —Me parece que somos más dispersos, más múltiples que nunca. En nuestra vida cotidiana, constantemente adoptamos nombres, máscaras, identidades distintas. A Pirandello le hubiera fascinado el ser humano de hoy. —Supongo que concebir obras como estas que comentamos es un ejercicio digno de admiración, al menos por mi parte. Y desde ese asombro/éxtasis le preguntaría lo justo: ¿cómo se produce día a día su actividad literaria? Es decir, ¿cómo es su plan de trabajo? ¿Cuáles son sus manías, si las hay? Y, ¿qué elementos hay en su espacio creativo? —Escribo, leo y veo películas o series todos los días. En casa trabajo en artículos, ensayos, prólogos, es decir, en textos de no ficción y sin voluntad digamos artística. Cuando escribo una novela o un libro de viajes lo hago aislado, sin Internet, en un hotel o en una casa prestada. —Cambiando de tema. Como sabe ha sido catalogado como miembro de la Generación Nocilla, aquella prole de la que casi ningún integrante se siente identificado con la nomenclatura. ¿Le suena mejor la etiqueta afterpop? Me gustaría saber qué tiene que decir al respecto. —Desde principios de siglo hay una red abierta de creadores que están intentando investigar, conceptual y formalmente, en el mundo contemporáneo. Eloy Fernández Porta lo ha llamado “afterpop”, y ha definido lo que significa. Los periodistas que, en cambio, inventaron la enésima generación, lanzaron al mercado un concepto vacío. Por eso no me interesa. —El libro de relatos, por ejemplo, ha mejorado la salud en los últimos años. ¿Su acogida va a ser mayor en lo venidero? —No leo muchos libros de relatos, pero en efecto creo que últimamente se han publicado algunos muy buenos. Pero también se han publicado muchos libros que están entre la novela y el volumen de relatos. Y muchos libros de poemas que también son narrativos... —Hay también un término que muchos pronuncian entre cábalas: el libro digital. Cuando desaparezcan las generaciones que hemos sido educadas en el misticismo por el formato tradicional: lectores, escritores, críticos... ¿se acabará la literatura de papel? ¿Dará eso el paso definitivo al formato digital? O, planteándolo desde otra perspectiva, ¿se trata de una cuestión económica? ¿Hablamos de estrategias y fenómenos industriales? —Yo leo el pasado... —Ya para terminar, y reiterando su amabilidad, ¿podría darnos una definición personal de la expresión: la mirada zurda? —Durante muchos años estuve en el círculo de cómplices de la revista Lateral (se podría incluso hablar de una “generación Lateral” de Barcelona, si el concepto “generación” aún tuviera sentido), y en cada número se reproducía esta cita de Canetti: “A medida que crece, el saber cambia de forma. No hay uniformidad en el verdadero saber. Todos los auténticos saltos se realizan lateralmente, como los saltos del caballo en el ajedrez. Lo que se desarrolla en línea recta y es perceptible resulta irrelevante. Lo decisivo es el saber torcido, y sobre todo, lateral”. Escribiendo Los huérfanos, donde el ajedrez es muy importante, me he acordado de ella. Y de que a mi padre, que es zurdo, mi abuelo le obligaba a escribir con la mano derecha. Lo lateral, lo diagonal, la tensión con el “centro”: ahí existe una gran fuerza creativa y creadora. ** Antonio Guerrero Ruiz http://www.letralia.com/firmas/guerreroruizantonio.htm Escritor español (1971). Tiene un diplomado en relaciones laborales por la Universidad de Huelva (UHU, http://www.uhu.es) y estudia filosofía en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es). Ha publicado Cuéntanos tu mensaje (Diputación de Almería, http://www.dipalme.org; 2007), Agenda mágica literaria (Lagarto Ediciones, 2008), Los chicos feos también quieren bailar (Lagarto Ediciones, 2008), Colección de relatos de Oria (Diputación Provincial de Almería, 2008), Déjame salir (Círculo Rojo, http://www.editorialcirculorojo.com; 2009) y Almería: autores del crimen (Círculo Rojo, 2009). Entre otros reconocimientos, ha ganado el I Concurso de Microrrelato de Realizarte.com (http://www.realizarte.com; 2000), el I Concurso de Relato Corto “La Gaceta del Condado” (Huelva, 2005), el I Concurso de Relato Corto “Cuéntanos tu mensaje” (Diputación de Almería, 2007), y el XIV y XV Concurso de Relato Corto “Biblioteca Central de El Ejido” (2007 y 2008). Textos suyos han sido publicados en Resonancias Literarias (http://www.resonancias.org), El Coloquio de los Perros (http://www.elcoloquiodelosperros.net) y Salamandria (http://www.salamandria.com). === Leandro Cerro ========================================================= === La escritura es un juego con el lector Luciano Jobo ============== Desde una trinchera proporcionada por el anonimato dentro de su propio país, el autor colombiano de la novela La máscara del tigre no considera que el destino de su obra sea convertirse en referente de la literatura política. Hay libros, como algunas personas, que nacen en circunstancias extrañas —por no decir adversas— pero que a medida que avanzan en la vida van recomponiendo su destino. Tal parece ser el caso de La máscara del tigre, una novela publicada en 2010, a contrapié del orden establecido: sin respaldo editorial comercial; sin distribución en librerías; con una cinta en la que se lee: “Circulación clandestina en Colombia”. Como si se negara a ser difundida. Su autor: Leandro Cerro, un perfecto desconocido en el mundo de las letras. Rara avis. Y sin embargo, a un año escaso de su publicación ya tiene un creciente club de fans en Internet. Entre ese ejército de escritores que desde el anonimato construyen el gran volumen de la literatura colombiana que no se registra en los periódicos, que no es atendida por las editoriales y no aparece en los estantes de las librerías, comienza a destacarse un escritor que por su estilo y contundencia narrativa parece distanciarse de la escritura que se ha publicado en los últimos años en Colombia a la sombra de García Márquez. Con la publicación de su novela La máscara del tigre (2010), entra a ser parte de la literatura posterior a García Márquez, ante el repliegue definitivo del creador de Macondo acosado por los achaques de salud. Proveniente de un Caribe ya lejano —de más de treinta años—, “pero renovado en sus raíces”, Leandro Cerro se radica a mediados de los años 70 en la Bogotá cosmopolita de todos y de nadie, y llena su vida literaria con el ejercicio de la cátedra universitaria. La academia le permite reflexionar sobre las obras de los maestros de las letras universales y sus ensayos pedagógicos sobre el proceso de lectura y escritura le abre las puertas al mundo editorial universitario. Sus primeros libros Textos y pedagogía (1994) y Técnicas de escritura (1996) tienen una acogida entusiasta en el mundo académico y lo ubican como un especialista en este campo. Publica entonces un libro de cuentos, Todos morimos dos veces (2000), historias en las que comienza a configurar su universo narrativo. Y diez años después de estar trabajando una novela de “complejas connotaciones políticas” decide asumir el riesgo de darle forma impresa. “Publicar un libro que delate la realidad siempre será una aventura preocupante en Colombia. Por lo que entraña de riesgo, por el desgaste que supone para un escritor poner en la balanza su capacidad de desafío a las estructuras sociales que lo cercan y lo limitan. Escribir desde afuera sería muy fácil, incluso, para muchos es tan solo una posición in”, dice Cerro, planteando de entrada una posición polémica. “El conflicto está adentro, no afuera”, dice refiriéndose a la diferencia que existe entre quienes escriben desde las capitales del mundo por snob o por intereses económicos y quienes afrontan la cruda realidad colombiana desde sus mismas calles. El único y verdadero exilio está en el interior. Es el cruel estigma que sufren millones de colombianos que viven sin esperanza alguna. El desplazamiento forzado es tal vez el exilio más cruel. Históricamente, en Latinoamérica el éxodo de escritores estuvo motivado por sus posiciones políticas dentro de sus países, frente a gobiernos inquisidores de diverso cuño. Neruda... Benedetti... Reinaldo Arenas... y tantos otros. También hubo quienes fueron compelidos por la situación social. “Si me quedo en la Argentina hubiera terminado en la indignidad”, escribía Julio Cortázar a sus amigos desde París. “Mi novela es expresa y deliberadamente política. El trabajo literario adquiere sentido al revelar la realidad”. El lector de La máscara del tigre tiene que batallar con dos historias distintas. En la primera se narran las vivencias de un niño citadino, Lácides, al interior de una comunidad indígena de la Sierra Nevada, en la costa norte de Colombia, que lo identifica como la reencarnación de su dios tutelar, el Gran Karuma, el dios tigre. La posesión de una máscara de tigre con poderes mágicos llevará a Lácides a prepararse para liderar al pueblo de la Sierra frente a la amenaza de destrucción a que son sometidos por parte del mundo exterior. La otra historia es la cruenta historia de la Colombia actual: guerrilla, paramilitarismo, narcotráfico, corrupción, masacres. Una manera singular de visualizar la historia reciente de Colombia en un mundo de ficción. “El gran problema que enfrentaba mientras escribía era la perspectiva”, agrega Cerro. “No es lo mismo abordar una realidad histórica a una distancia de cincuenta años o más, cuando ya sus protagonistas han muerto y las consecuencias de los hechos son visibles en todos sus matices, que relatar unos acontecimientos todavía sin cerrar totalmente en sus consecuencias y derivaciones socioestructurales y con aristas invisibles en el entramado superestructural de la sociedad”. —No existe ningún antecedente reciente de novela que denuncie de forma tan clara y contundente a la clase política y dirigente de Colombia. ¿Eso es bueno? —Es una función que hasta el momento han cumplido el testimonio y el periodismo, pero con los condicionamientos que se derivan de la forma textual. El hecho cruento, los abusos de poder, la destrucción sistemática de las estructuras sociales terminan distorsionados en los archivos judiciales y olvidados en los periódicos viejos. El periódico de ayer se echa a la basura. Nadie lee un periódico viejo. Y esa noticia vieja, desactualizada, se lleva consigo al olvido gran parte de los hechos, las motivaciones, las consecuencias. Si bien el periodismo ha sido fundamental para airear el conflicto social y político colombiano, no tiene alcance para darle trascendencia en el tiempo. La clase política corrupta, como la mala hierba, se enraíza en el poder y vuelve a retoñar con fuerzas renovadas. Y el que ayer fue corrupto y asesino hoy es un líder impoluto y admirado. En cambio, las simbologías del arte y la literatura son imborrables. Cuando Borges escribió la Historia universal de la infamia le puso un sello de eternidad. —¿Es la función de la literatura? —Es una de las razones de ser del hecho estético. La perfección de las formas no es suficiente para alcanzar la dimensión estética. Una obra de tal naturaleza sería un cascarón vacío que se resquebraja y termina por desaparecer. Es lo que sucede con los libros de evasión. La obra artística requiere el condicionamiento mutuo entre la forma y un contenido determinado por la peculiaridad humana, por la esencia de los fenómenos y las contradicciones de la realidad. Y estos hechos singulares con su carga de deshumanización como los que se narran en La máscara del tigre conducen, por medio del hecho estético, a conclusiones morales y políticas. —La máscara del tigre es un libro sorprendente. El lector comienza apasionándose con la historia de un niño que encarna unos poderes mágicos de un tiempo mítico y termina involucrado en los hechos más cruentos de la historia reciente de Colombia. ¿Cómo es eso? —Así es. Esas son las licencias que permite la literatura. En un principio sólo sabía que el personaje principal era un muchacho con una sensibilidad especial y unos poderes en potencia que iría desarrollando a medida que se preparaba para afrontar la violenta realidad a que era sometida la población indefensa. Y de otra parte estaba una sociedad expoliada durante varias generaciones por una clase dirigente negrera que alimentó a la guerrilla, al narcotráfico y al paramilitarismo como herramientas perversas para mantener sus oscuros y tenebrosos intereses. El desarrollo de los acontecimientos fue dando los matices. —¿De dónde surgen los planteamientos subyacentes? ¿Hay alguna investigación que los sustente? —Los colombianos hemos sido testigos presenciales de nuestra propia historia. De hecho, en mi juventud participé en algunos movimientos políticos en el departamento de Sucre y en Bogotá y por eso conozco la política por dentro. Además, la pertenencia al medio durante tantos años me da la perspectiva histórica. Esta historia no está contada de cualquier manera. No es un recuento desde mi limitada vivencia ni mucho menos en lo que los hechos me hayan afectado a mí. Es un canto, el lamento de un pueblo. Y por supuesto que me tocó apoyarme en material documental. Cada uno de los personajes y los acontecimientos que los caracterizan deriva de un planteamiento estructural novedoso que permite entender tanto el origen del conflicto como sus desarrollos en el tiempo. —¿Crees que tu novela se convertirá en referente de la literatura política de Colombia? —Todas las obras literarias son políticas por acción o por omisión. Todas tienen una lectura política, independiente de que aborden o no el tema de manera explícita. No creo que el destino de mi obra sea encasillarla como novela política. —Pero la cinta que acompaña a la novela lleva expresa esa intención. —Me genera cierta inquietud. No quisiera que llegara a convertirse en subtítulo de la novela. —¿Qué me puede decir de la recepción que hasta el momento ha tenido el libro en los lectores? Por las condiciones de edición doy por sentado que su público ha sido limitado. —Ha sido algo espectacular. Cuenta Eckermann que Goethe decía: “Quien no cuente con tener un millón de lectores no debe escribir ni una sola línea”. Bueno, no exagero si le digo que en cada lector La máscara del tigre tiene ese millón de lectores. Hay quienes andan por donde van con un ejemplar prestado. Hace poco estuve de visita en mi pueblo y un campesino de apellido Acosta me abordó para contarme que había viajado no sé cuántos kilómetros para llegar a donde yo me encontraba con el exclusivo propósito de que le facilitara un ejemplar. No lo tenía y lo sigo lamentando. Los niños y adolescentes de colegios en Bogotá ya se apoyan en el Karuma para explicar los fenómenos incomprensibles de la realidad que los rodea. Los universitarios que me han invitado a conversar en sus aulas se vuelcan ansiosos con un mundo de interrogantes. Pero a pesar de eso, la novela apenas da sus primeros pasos. —En el relato, cuando ya el lector se ha amoldado a la voz del narrador, de improviso el tono mordaz y satírico de Palosanto lo estremece y parece convertirse en lenguaje dominante, pero luego vienen las introspecciones de Lácides, el discurso del culebrero, el diálogo saturado de modismos de las dos chicas violadas por los marines norteamericanos, en fin... —La versatilidad de la escritura es parte del trabajo literario. Es el oficio del escritor. Cuando la escritura es plana, uniforme, el texto se vuelve rutinario e intrascendente. La escritura es un juego con el lector. Un juego abierto, dinámico, que el texto le propone al lector y que actúa como una especie de juego de infernáculo en el que el lector es el objetivo. —¿Cómo crees que encaja tu obra en la literatura colombiana actual? —No lo sé y eso no me preocupa lo más mínimo. Mi trabajo consiste en escribir. Si el libro vale la pena, él se abrirá sus propios caminos tarde o temprano. No importa, incluso, que el efecto sea retardado. Las clasificaciones generacionales y de grupos que acostumbran hacer los críticos son puros embelecos. El creador literario no funciona así. Los condicionamientos que enfrenta son de otro orden. Me parece que en la actualidad el fenómeno mediático trabaja más en la imagen del escritor que en su obra. La finalidad, por supuesto, es vender al escritor escriba lo que escriba. Significa que el escritor termina por darle reconocimiento a su obra. Y creo que debe ser a la inversa. Que la calidad de la obra determina los merecimientos del autor. Como sucedió con Rulfo y sus obras. En Colombia se han publicitado muchos escritores en los últimos años y algunos de ellos escriben como arroz. Ahora falta ver la validez de sus obras. El tiempo lo dirá. En lo que a mí concierne el veredicto lo tienen los lectores. Ya te hablé de lo gratificante que ha sido la recepción de La máscara del tigre hasta el momento. Por eso tengo gran expectativa sobre los lectores de otras latitudes. Ya veremos cuando eso suceda. —Se puede considerar a Leandro Cerro como un escritor tardío. Pertenece a la generación siguiente a la de García Márquez y recién hasta ahora están apareciendo sus libros. En La máscara del tigre resalta el elemento mágico. ¿Es, acaso, la huella de Macondo? ¿La demora de tu obra se debe a la necesidad de poner distancias? —De ninguna manera. Pertenezco al Caribe colombiano. Y me unen fuertes lazos culturales tanto con García Márquez como con Carpentier, Cabrera Infante y los cientos de escritores que a diario siguen construyendo ese universo singular en el que nos desenvolvemos. Y si bien ellos contaron una realidad apabullante para el hombre caribeño y latinoamericano, esa realidad no está agotada. García Márquez es un maestro de las letras universales y su legado será imborrable, como el de Borges o Cortázar. Tanto los elementos mágicos como los maravillosos han existido en la literatura universal desde siempre y volverán a ser utilizados una y otra vez. La vida caribeña siempre ha tenido y siempre tendrá elementos mágicos. Y que García Márquez los haya utilizado con prestancia no nos inhabilita a los demás para hacer uso de ellos en nuestra narrativa. Personalmente no veo ninguna influencia directa de su obra en mi escritura —aparte de la identidad cultural que nos une— y en caso de que la hubiera la vería como algo natural y la reconocería así como otro escritor puede reconocer a Cervantes o Borges como sus escritores tutelares. Además, el sabor del Caribe es único, es algo que hace parte de nuestra esencia. Por eso creo que no hay manera que un escritor cachaco, sea bogotano o antioqueño, pueda escribir con el sabor del Caribe. Y cuando algunos hacen la salvedad de su distancia con García Márquez sencillamente sobra, porque no hay manera de que puedan escribir ni parecido. Ahora, el hecho de que mi obra de ficción aparezca en la plenitud de mi madurez se debe precisamente a eso, a que ya se han decantado los procesos vitales y se poseen los elementos indispensables para plasmar una narrativa que condense una visión de mundo sin esas inconsistencias que por lo general provienen de la juventud o esos soslayos originados en intereses y compromisos propios de las ambiciones o anhelos no satisfechos. Todo llega a su tiempo y este es mi tiempo. ** Luciano Jobo http://www.letralia.com/firmas/joboluciano.htm Periodista colombiano (Cartagena, 1973). Egresado de la Fundación Universitaria Inpahu (http://www.inpahu.edu.co). Desde 2007 es coordinador y docente del Departamento de Lengua Materna del Instituto Colombiano de Investigaciones Pedagógicas y Sociales, con sede en Bogotá. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Arquitectura penitenciaria: =========================================== === desde su génesis a las nuevas tecnologías de investigación criminal === === Felipe Caro Pozo ====================================================== Ideas preliminares La arquitectura penitenciaria, esto es, la aplicación de nociones arquitectónicas de forma, espacio y función a la construcción de prisiones, surge de manera definitiva durante la segunda mitad del siglo XVIII como coadyuvante de la reforma penal que se lleva a cabo en ese momento en Europa. Dicha disciplina aparece también unida a la naciente concepción de penitenciaría: un nuevo paradigma de reclusión en el que se busca el arrepentimiento del ofensor a través del silencio, el aislamiento y la penitencia. Así, la arquitectura aplicada a las prisiones intenta, a través de esta nueva tipología carcelaria, materializar las políticas públicas del período, enfocadas en humanizar los castigos físicos, reemplazándolos por la pena de privación de libertad; y al mismo tiempo, expresar de manera concreta los ingenios y teorías de filósofos y filántropos, que desean aplicar nuevas técnicas de control y distribución dentro de los penales, con la intención de rehabilitar moral y socialmente a los internos. Con el tiempo, estos nuevos diseños en arquitectura se unen a distintas nociones sobre administración, seguridad, régimen de trabajo e higiene y pasan a formar parte del cuerpo teórico-práctico conocido como ciencia penitenciaria. Este conjunto de ideas alcanza su mayor desarrollo en la primera mitad del siglo XIX, aunque sus principios llegan hasta el día de hoy; por ejemplo, en los nuevos modelos concesionados de construcción y administración carcelaria en Chile y el mundo. Por este motivo resulta de interés conocer los orígenes y características del movimiento de reforma carcelaria en Europa, que lleva al surgimiento de la arquitectura penitenciaria y su relación con la investigación del delito y sus causas. Contexto penal y carcelario en Europa Durante la primera mitad del siglo XVIII, la realidad penal europea es eminentemente punitiva: abundan los tormentos corporales provenientes de épocas anteriores y la pena de muerte se alza como el castigo ejemplificador por excelencia. En Francia, por ejemplo, una ordenanza de 1670 —que rige hasta la Revolución de dicho país— describe los principales castigos: la muerte, aplicar tormentos físicos sin necesidad de pruebas para obtener una confesión, el látigo y los trabajos forzados (i). Igualmente, la situación de los criminales en este periodo refleja el impulso castigador de las sociedades: “Hasta fines del siglo XVIII se consideraba a los delincuentes como malvados o degenerados, indignos de compasión y ayuda, y cuya eliminación, reclusión o muerte, era lo único que podía hacer la sociedad para evitar los grandes daños que cometían. Las prisiones eran establecimientos de castigo, en cuyos calabozos, verdaderas pocilgas, se abandonaba a los delincuentes, castigándolos corporalmente y se les daba escasa alimentación. Los condenados a trabajos forzados [...] debían trabajar en galeras o en obras públicas, en forma intensa” (ii). En este escenario destacan los suplicios o ejecuciones públicas, en los que la acción castigadora se realiza a manera de espectáculo o ceremonia y donde en cierta manera se busca restituir el status quo que la sociedad o los monarcas han perdido a través del quebrantamiento de una ley o norma; es decir, el delito o crimen (iii). Estos actos se ven potenciados por las nuevas tecnologías de castigo, como es el caso de la guillotina, que pretende ser un instrumento de ejecución indoloro e igualitario, pero que mantiene un sentido de la espectacularidad. Así, tales sanciones cumplían además el doble propósito de disuadir al resto de la población de delinquir, mostrándoles las consecuencias de ese estilo de vida u acto. También está presente la idea de la utilidad de los convictos, a través del provecho que el país o la comunidad podían obtener de su cuerpo o energía física: trabajos forzados remando, construyendo en áreas públicas o limpiando caminos (iv). De esta forma el transgresor podía dar algo a cambio a la sociedad y expiar en cierta medida su culpa; ventajas que se pierden con la pena capital. Por otro lado, la pena de privación de libertad se aplica a un amplio número de infractores, entre ellos vagabundos y deudores, pero todavía no se vislumbra como un castigo ejemplificador o característico; por consiguiente, las cárceles y presidios del periodo no cuentan con un modelo arquitectónico determinado, sino que más bien se utilizan otros edificios que cumplan esta función: antiguos cuarteles, calabozos, posadas y monasterios, que en su mayoría poseen un diseño de planta rectangular. De esta manera, y ocultos de la sociedad, los establecimientos de reclusión se prestan para todo tipo de irregularidades y excesos de brutalidad, producto de dos elementos primordiales: en primer lugar, no existen códigos o reglamentos que regulen tanto el desempeño de los funcionarios y el tratamiento de los presos, como el régimen interno de la prisión y su administración; y en segundo lugar, no existe un organismo o institución pública que se preocupe de visitar estos establecimientos y mejorar la situación de los mismos. Esta situación lleva a que en las décadas de 1760 y 1770 se generen una serie de críticas al sistema carcelario y legal europeo, propiciando con esto una reforma penal y penitenciaria universal. Las obras de los reformadores Cesare Beccaria Desde el área legal y penal, la obra Sobre los delitos y las penas del filósofo y jurista italiano Cesare Beccaria (1738-1794), publicada en 1764, produce un gran impacto en la sociedad ilustrada europea al proponer una profunda reforma a los sistemas jurídicos de la época, caracterizados por su severidad y arbitrariedad. En dicho texto, el autor propone que los procesos penales sean menos injustos, introduciendo distintos principios racionales; entre ellos, la proporcionalidad entre un delito y su castigo. Este ideal sólo podía obtenerse a través de un respeto y entendimiento de las normas jurídicas, que representan la voluntad de la colectividad y que son las únicas que pueden fijar las penas de los crímenes. Por lo tanto, los jueces no pueden aplicar penas distintas a las señaladas por la ley, evitándose de esta manera la arbitrariedad y manteniendo la confianza del ciudadano en el proceso jurídico y el espíritu igualitario de las leyes (v). Así, esta propuesta del autor italiano puede considerarse como un antecedente para los esfuerzos de codificación legal de finales del siglo XVIII. El pensamiento de Beccaria queda de manifiesto al referirse al sentido último de la pena y sus características: “Para que todo castigo no sea un acto de violencia ejercido por uno solo o por muchos contra un ciudadano, debe esencialmente ser público, pronto, necesario, proporcionado al delito, dictado por las leyes y el menos riguroso posible, atendidas todas las circunstancias del caso” (vi). De esta manera, la atrocidad de las penas y el ensañamiento con los culpables se opone al bien común, ya que el propósito del castigo que impone una ley no es satisfacer el deseo de venganza de particulares ni del Estado, sino más bien impedir que quien haya agraviado a la sociedad lo vuelva a hacer y disuadir a otros de delinquir; el autor destaca esta idea en estos términos: “Esta inútil crueldad [la tortura], funesto instrumento del furor y el fanatismo, o de la debilidad de los tiranos, ¿podrá adoptarse por un cuerpo político que, lejos de obrar por pasión, no tiene otro objeto que reprimir aquéllas en los hombres?” (vii). Con esto, la función de la pena pasaría de un papel retributivo a uno preventivo y disuasivo del acto de transgresión. Por lo tanto, sugerir la minimización de los tormentos físicos a los que se someten tanto acusados como sentenciados tiene un sentido lógico, debido a que la utilización de la tortura no está ligada a bases racionales, sino más bien físicas, por cuanto se basa en la resistencia de la persona o su capacidad para soportar el dolor (viii). Es por esto que el filósofo italiano aboga por la utilización de medios racionales y científicos para determinar la culpabilidad o inocencia de una persona en un proceso judicial; entre ellos las pruebas y los testigos, al tiempo que se opone a la utilización de la pena de muerte (ix). Junto a lo anterior, el autor del Tratado de los delitos y las penas argumenta que en un delito deben considerarse las dimensiones psicológicas y sociales que han impulsado a la persona para cometerlo, ya que muchos de estos actos provienen de la desesperación y la miseria en que los individuos se encuentran. Más aun, la sociedad debe hacerse responsable de estos actos, especialmente cuando no ha puesto cuidado en prevenir los delitos, a través de la educación, la cultura y la propagación de la ciencia. Así, Beccaria replantea las bases del tratamiento de la delincuencia en el siglo XVIII, impulsando a que la sociedad pase de un rol castigador y pasivo a un rol preventivo y activo (x). John Howard En el campo de la filantropía y el humanismo destaca el trabajo del inglés John Howard (1726-1790), quien a partir de 1773, y en su calidad de alguacil de la localidad de Bedfordshire, realiza una serie de visitas a cárceles de Europa para conocer las condiciones en las que se encuentran los prisioneros (xi). En estos viajes el autor es testigo de las prácticas comunes de la época en materia carcelaria; por ejemplo, que los prisioneros debieran pagarle a los carceleros por su manutención y que, en el caso de no pagar, fueran retenidos por los guardianes incluso después de la fecha legal de su puesta en libertad, hasta que cancelaran su deuda (xii). También observa las deficientes instalaciones carcelarias de su tiempo: oscuros calabozos subterráneos, húmedos y sucios, en los que se agrupan los prisioneros, sin hacer distinción de sexo, edad o situación procesal. Howard comenta los inicios de su labor de la siguiente forma: “Lo que me impulsó a trabajar a favor de ellos [los presos] fue ver que algunos, a quienes el veredicto del jurado había declarado inocentes; que algunos en quienes el gran jurado no había encontrado indicios de culpabilidad que permitiera someterlos a juicio; que otros cuyos acusadores a fin de cuentas no se presentaron a declarar, tras permanecer detenidos durante meses, se les enviaba de nuevo a la cárcel, donde seguirían encerrados mientras no pagasen cuotas diversas al carcelero, al empleado del juzgado, etcétera” (xiii). Profundamente impactado por lo que ha visto en sus viajes, escribe en 1777 su obra El estado de las prisiones en Inglaterra y Gales, en la que realiza una serie de denuncias sobre la situación de las cárceles, abarcando desde las consideraciones administrativas y arquitectónicas, hasta aquellas relacionadas con la higiene, la seguridad y la distribución de los internos en los establecimientos. Por ejemplo, el autor se opone firmemente a la aplicación de torturas como forma de lograr la confesión de un acusado, sea este castigo aplicado públicamente o en la oscuridad de un calabozo, argumentando que la reclusión y la pérdida de la libertad deberían considerarse como castigos suficientes. Encontrándose en la prisión de Hannover, en Alemania, el autor inglés refiere que: “La execrable costumbre de dar tormento a los presos se practica aquí, en un sótano donde se hallan los horrendos instrumentos de tortura [...]. Hace dos años, a uno de los reos se le aplicó dos veces el tormento denominado de Osnabrück. En la última ocasión, al presentarle la tercera cuestión (cuando el verdugo ya le había arrancado el pelo de la cabeza y de otras partes del cuerpo) confesó y fue ejecutado” (xiv). Howard también es testigo de la poca preocupación que existe por separar a los internos según su situación procesal, sexo, edad o experiencia criminal. Así, en las cárceles que visita todos los internos se encuentran mezclados: delincuentes que han sido sentenciados en materias penales comparten el espacio con deudores y con acusados que se encuentran a la espera de sentencia. De la misma manera, hombres jóvenes y viejos comparten el espacio con mujeres e incluso niños y tampoco se hace distinción entre delincuentes avezados y primerizos (xv). Para el autor inglés esta práctica resulta perniciosa tanto para la moral como para las costumbres de los reclusos: “Se encierra a los presos juntos, sin establecer ninguna distinción: deudores y malhechores, hombres y mujeres, jóvenes delincuentes novatos y delincuentes empedernidos [...]. Durante el día en pocas cárceles se separa a los hombres y mujeres. En algunos condados la cárcel también se utiliza como correccional; en otros, estos establecimientos están contiguos y comparten un mismo patio. En estos casos el delincuente menor aprende mucho de los delincuentes envilecidos. Hay prisiones donde se ven chicos de 12 a 14 años escuchando atentamente los relatos de aventuras, éxitos, estratagemas y evasiones por parte de criminales de gran experiencia y largo historial” (xvi). Producto de lo anterior, el filántropo convertido en inspector de prisiones reflexiona sobre la necesidad de distribuir a los internos según su condición procesal y penal, proponiendo para ello la separación en células; esto es, que cada interno disponga de su celda individual, separado de los demás prisioneros y que a través del silencio, la reflexión y la educación pedagógica y moral, se logre su rehabilitación. Se trata de una propuesta que tiene sus orígenes en las celdas de los antiguos monasterios medievales y en las ideas religiosas sobre la necesidad de la introspección y los exámenes de conciencia como herramientas para reconocer los errores que se han cometido y remediarlos (xvii). Para Howard se trata de una necesidad imperiosa, puesto que: “...es una verdadera atrocidad destruir en las cárceles la moral, la salud y (como sucede a menudo) la vida de quien la justicia condena únicamente a trabajos forzados y corrección [...] en medio de la ociosidad y la inmundicia, padeciendo hambre y con compañeros ya muy influidos por esta educación” (xviii). El instrumento para llevar a cabo estos ideales será la arquitectura, que a través de nuevos diseños y propuestas intenta plasmar materialmente los nuevos conceptos en seguridad, administración, distribución e higiene. La influencia del autor de El estado de las prisiones en Inglaterra y Gales se percibe ya en 1779, cuando es llamado a participar en el Acta Parlamentaria sobre Establecimientos Penitenciarios de su país, que tiene por objetivo la construcción de nuevos y modernos establecimientos penales e ir reemplazando, en muchos casos tipos de delito, la pena de muerte y la deportación por la reclusión. En este momento Howard aprovecha para dar a conocer los lineamientos arquitectónicos y administrativos más ventajosos que ha observado en sus viajes, incluyendo la idea de reclusión celular (xix). El filántropo inglés continuará posteriormente con su labor de visitar establecimientos carcelarios y denunciar las irregularidades que en ellas ocurren, pero ahora extendiendo sus viajes por toda Europa. Así, en 1778 termina un periplo en el que visita los establecimientos carcelarios de Prusia y Austria. En 1780, inspecciona las cárceles italianas; en 1781, recorre los establecimientos de Holanda y algunos de Dinamarca, Suecia y Rusia; y en 1783, arriba a las cárceles de Portugal y España, pasando a su regreso a Inglaterra por Francia, Flandes y nuevamente por Holanda (xx). De esta forma, el autor va dando cuenta de las mejoras que encuentra en cada país y su posible aplicación a distintas realidades carcelarias. Es así como a través de las nociones de Beccaria y Howard se va configurando una nueva concepción del castigo, en la que el encierro aparece cada vez más como la mejor opción para rehabilitar a los delincuentes y reinsertarlos en el medio social. Surge de esta manera la Penitenciaría, un nuevo paradigma de construcción, en el que se acentúa por una parte la responsabilidad de la sociedad con sus prisioneros y delincuentes; y por otra, el ideal de la penitencia y el arrepentimiento como los caminos esenciales para superar el estigma del delito: “La prisión se convierte en un lugar de penitencia, a medio camino entre el mundo de los pecadores o delincuentes y el hombre redimido, transformado en otro arrepentido” (xxi). Primeros esbozos en la arquitectura de prisiones La reforma penal y penitenciaria que impulsan los autores anteriormente señalados tiene quizás su mayor impacto en las propuestas para la creación de nuevos establecimientos penales que ven la luz a finales del siglo XVIII y principios del XIX en Europa. Por esta época los diseños arquitectónicos aplicados a prisiones comienzan a exhibir varias características: en primer lugar, como se ha destacado anteriormente, corresponden a la concretización de propuestas en seguridad, inspección y distribución avanzadas por humanistas, filántropos y filósofos, entre ellos el mencionado John Howard. De esta manera los autores de estos proyectos, en conjunto con arquitectos y dibujantes, combinan los ideales racionalistas del período en una expresión práctica: los edificios penitenciarios (xxii). Otro ejemplo de este trabajo multidisciplinario es la obra del filósofo y jurista inglés Jeremy Bentham, El Panóptico. Además, y a partir de la obra de John Howard, comienza un movimiento de producción de textos de arquitectura enfocados particularmente en la construcción de establecimientos de reclusión. La importancia de estas obras es que van dando a conocer los principales lineamientos en cuanto a diseño, forma, distribución espacial y función que permiten que la Penitenciaría aparezca como una tipología específica en los proyectos edilicios del periodo, diferenciada de las construcciones de propósitos múltiples que se utilizaban hasta ese momento (xxiii). Por ejemplo, en una publicación de 1820 puede encontrarse una serie de propuestas para la administración de establecimientos penitenciarios, entre las que se destaca que: “Los mayores requisitos que una buena prisión debe poseer son los medios de seguridad, de inspección, de clasificación, de empleo continuo de los internos, de entregar comida y abrigo, instrucción religiosa y moral, espacio para ejercicio y salubridad, separación y atención a los enfermos” (xxiv). Otro ejemplo de este tipo de trabajos es Remarks on the form and construction of Prisons: with aproppiate designs (Elementos sobre la forma y construcción de prisiones: con diseños apropiados), publicado en 1826, y cuyo principal objetivo es servirle de guía a los arquitectos al momento de construir una prisión, presentando las mejores experiencias del periodo sobre esta temática (xxv); y también puede mencionarse la obra del arquitecto francés Louis-Pierre Baltard, Architectonographie des Prisons, que ve la luz en 1829 (xxvi). De esta manera se desarrolla cada vez más la idea de que las funciones que cumple una cárcel o penitenciaría se verán beneficiadas o obstaculizadas por el diseño arquitectónico de la misma. Unido a lo anterior, van surgiendo en diferentes países una serie de sociedades benéficas que tienen como objetivo promover la seguridad, la disciplina y las nociones humanitarias del periodo en las cárceles. Una de ellas, por ejemplo, es la Philadelphia Society for Alleviating the Miseries of Public Prison (Sociedad de Filadelfia para aliviar las Miserias de las Prisiones Públicas), fundada en 1787, y que pone en marcha la Penitenciaria de Eastern State, en Filadelfia, Estados Unidos. La cuestión sobre la rehabilitación de los internos y el penitenciarismo cobra tal relevancia en la primera mitad del siglo XIX que muchos gobiernos organizan verdaderas expediciones de carácter científico para visitar aquellas prisiones que se consideran como las más eficientes del periodo. Entre estos viajeros, que en cierta manera imitan la labor de Howard en el siglo XVIII, se destacan los franceses Alexis de Tocqueville y Gustave de Beaumont, que en 1831 viajan a Estados Unidos para estudiar su sistema penitenciario y evaluar su eventual aplicación en Francia, editando en 1833 su obra Systéme pénitentiaire aux Etats-Unis et de son application en France (El sistema penitenciario de Estados Unidos y su aplicación en Francia); y también el escritor y botánico español Ramón de la Sagra, quien en 1843 publica en Madrid su Atlas carcelario o colección de láminas de las principales cárceles de Europa y América, luego de haber visitado los establecimientos penales de estos países (xxvii). Con lo anterior, se aprecia la importancia que va adquiriendo el área de la arquitectura penitenciaria, concebida como coadyuvante de la reforma penal y humanista de las prisiones. Definiendo modelos Como ya se ha destacado, en la primera mitad del siglo XVIII no existe un modelo de construcción para prisiones individual y específico, sino que más bien se utilizan edificios de planta rectangular u otros inmuebles que ya no cumplen su función original. Esta configuración intuitiva presenta, sin embargo, algunos ejemplos interesantes, como la prisión de Gante, en Flandes, descrita en la obra de John Howard. Se trata de un edificio de planta octogonal, en el que se han dispuesto las celdas de los internos rodeando un patio central, desde el cual los guardias podían realizar sus labores de vigilancia. Este establecimiento, construido en 1773 por el arquitecto Montfesson, ha sido destacado como el catalizador de las preocupaciones arquitectónicas en las prisiones, tal como destaca Norman Johnston: “Arquitectónicamente, Gante puede considerarse como la primera institución penal a gran escala en la que se hizo un esfuerzo consciente por que la arquitectura ayudara a la filosofía del tratamiento” (xxviii). A partir de esta visita, Howard destaca las cualidades de la inspección continua y centralizada de los internos; esto es, que los vigilantes se preocupen en todo momento de cautelar la situación de los presos desde una posición central ventajosa, que al mismo otorgue una visual panorámica del establecimiento. De esta forma la sociedad, a través de los guardias, pasaba a un rol activo en el desarrollo reformador de los reos, dejando atrás las oscuras mazmorras del pasado: “La inspección constante se convertirá en la condición sine qua non de un buen diseño y administración carcelarios, el mecanismo mediante el cual el ambiente de la prisión podía ser liberado de sus antiguos abusos y los prisioneros protegidos de la corrupción y los malos comportamientos” (xxix). Pero no es hasta que se comienzan a producir textos en esta materia y a intercambiar ideas sobre las mejores propuestas de construcción, que la arquitectura aplicada a prisiones genera dos modelos plenamente característicos. En primer lugar se destaca el modelo radial, propuesto por el arquitecto inglés John Haviland para la penitenciaria de Eastern State de Filadelfia. En este caso, el diseño consiste en siete edificios, donde se encuentran las celdas, que convergen como radios o alas en una estructura circular central, desde el cual los guardias del recinto pueden realizan la vigilancia centralizada del mismo. En este caso, los tres primeros radios que se construyen corresponden a edificios de un piso, con cuarenta celdas cada uno. Los cuatro siguientes radios se construyen de dos pisos, y cada celda posee calefacción central, agua potable, un retrete y una abertura en su parte superior abovedada para dejar entrar la luz. De esta manera se mejoraba ostensiblemente el orden, la limpieza y los regímenes de administración y seguridad internos del establecimiento. El modelo radial se transforma rápidamente en una sensación, puesto que su disposición en radios facilita las labores de vigilancia y control de los internos, además de fortalecer la idea de inspección y la seguridad de los funcionarios, al permitir que la vigilancia se realice desde la estructura circular central hacia los radios o pasillos en cada edificio. Asimismo, como cada interno tiene su celda, los guardias pueden inspeccionarlos individualmente, a través de pequeñas aberturas en las puertas de las celdas. Esto último también facilita las labores de separación y distribución de los internos, permitiendo que se desarrollen programas específicos según tipo de delito o la situación de cada ofensor. Países como Francia y España envían a arquitectos e investigadores para analizar el régimen y el diseño arquitectónico aplicado en la penitenciaría de Eastern State. En 1837 se recomienda la implementación de este sistema en Gran Bretaña, ordenándose la construcción de la prisión de Pentonville, en Barnsbury, Londres, la que es completada en 1842 con diseños del arquitecto Joshua Jebb (xxx). El segundo diseño característico del periodo es el propuesto por el filósofo inglés Jeremy Bentham, en su obra El Panóptico, publicada en 1791. Si bien nunca se construye un establecimiento con las mismas características que propone el autor, sus principios de inspección, control y vigilancia de los internos se extienden universalmente por casi todas las construcciones penitenciarias del periodo. El Panóptico consiste en una construcción circular, en la que las celdas de los internos se encuentran dispuestas en la circunferencia, divididas por tabiques que, a la manera de radios, confluyen angostándose hacia el centro del edificio. En este punto se encuentra una torre en la que habitan los guardias, la que está equipada con diversos mecanismos e ingenios para evitar que los presos puedan comprobar su real presencia. Así, el principal objetivo de este diseño es que los inspectores puedan vigilar sin ser vistos, y que la sola idea de su presencia, que no puede ser comprobada por los convictos, genere en ellos una sensación de control y disuasión (xxxi). El autor destaca su intención en estos términos: “Si fuéramos capaces de encontrar el modo de controlar todo lo que a cierto número de hombres les puede suceder; de disponer de todo lo que les rodea a fin de causar en cada uno de ellos la impresión que quisiéramos producir; de cerciorarnos de sus movimientos, de sus relaciones, de todas las circunstancias de su vida, de modo que nada pudiera escapar ni entorpecer el efecto deseado, es indudable que un medio de esta índole sería un instrumento muy potente y ventajoso” (xxxii). Se trata, por lo tanto, de una expresión absoluta y extrema de las ideas de vigilancia e inspección que se venían desarrollando desde la segunda mitad del siglo XVIII, en el que gracias al diseño edilicio y los mecanismos ideados por el autor, se crea en los internos la sensación de estar siendo siempre controlados, al punto que en aquellos momentos en que el inspector se ausente o cuando sean finalmente liberados y se integren al medio social, terminen auto-controlándose. Michel Foucault destacará esta idea de la siguiente manera: “De ahí el efecto mayor del Panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. Hacer que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción” (xxxiii). Con el paso del tiempo, los principios de vigilancia y seguridad que Bentham intenta transmitir a través de su Panóptico se convierten en una especie de paradigma carcelario que cautiva a arquitectos, políticos y reformadores: “Las ideas [de Bentham] se volvieron muy influyentes. Aunque se construyeron muchas prisiones con disposición central, algunas declarando ser Panópticas, con sólo una excepción [la de Edinburgh], ninguna lo fue. Les faltaba esa asimetría total de poder que era una característica esencial. Los internos podían ver y escucharse entre ellos, podían ver a los inspectores, o había períodos cuando podían escapar la vigilancia” (xxxiv). En el caso de las penitenciarías de conformación radial, esta asimetría total no está presente. Junto con esto, los vigilantes deben acceder físicamente a cada celda, y por medio de una mirilla observar al recluso, repitiendo este proceso para cada celda, lo que se diferencia totalmente de la idea central del Panóptico: poder observarlo todo desde una posición central, al tiempo que no se pueda devolver esa mirada. Probablemente, la principal limitante del diseño de Bentham sea que la capacidad para internos en un establecimiento circular es inversamente proporcional al poder de inspección; esto quiere decir que mientras más celdas se construyan, más debe agrandarse la circunferencia y por lo tanto, alejarse progresivamente de la torre de vigilancia. Por este motivo se privilegiaron en Europa y América los diseños carcelarios radiales, que en muchos casos podían expandirse sin perder sus niveles de seguridad, puesto que en ellos prima la idea de las celdas individuales. Sin embargo, cabe destacar que la propuesta de vigilancia tan completa del modelo de Bentham no podría conseguirse del todo en el modelo radial: “Observe usted que, si el punto más importante en este plano es que los individuos sometidos a vigilancia se sientan constantemente vigilados, o al menos piensen las posibilidades de estarlo, de ningún modo es el único. Si lo fuera, esta misma ventaja se podría lograr, o casi, con edificios de diferente forma. Lo verdaderamente importante aquí es el hecho de que, durante la mayor parte posible del tiempo, cada individuo esté realmente bajo vigilancia” (xxxv). Otro autor destaca lo siguiente: “Los varios países de Latinoamérica, hasta ahora, han construido pocas prisiones, con una o dos excepciones, con disposición central. Estas primeras estructuras, usualmente construidas en, o cerca de, la capital, fueron casi siempre radiales, reflejando una influencia directa, ya sea de Norte América, Gran Bretaña o Europa” (xxxvi). Esta idea es fundamental, ya que ilustra una de las principales diferencias entre el modelo Panóptico y el diseño radial mencionado anteriormente; en este último, por la disposición de los edificios o calles en radios, los inspectores deben desplazarse por las galerías, observando individualmente cada celda. En el Panóptico de Bentham, al menos en teoría, el inspector podría, al girarse en su torre, obtener una visión de 360º y vigilar a todos los internos, al mismo tiempo. Es interesante también mencionar la influencia que estas nociones arquitectónicas adquieren en América del Sur, especialmente en la primera mitad del siglo XIX, cuando muchos países, entre ellos Chile, se encuentran en pleno proceso de independencia y la reforma penitenciaria de Europa se percibe como un ideal modernista: “El penólogo norteamericano Negley Teeters, al realizar una extensa gira por las penitenciarías de Sudamérica a mediados del siglo XX, viendo que en varios países se designaban con ese nombre [Panópticos] las penitenciarías radiales (Bogotá, Quito, La Paz, Lima) afirmaba: “Pese a que todas esas penitenciarias son llamadas, en la mayoría de los países, Panópticos, siguiendo la creación del fantástico alarde de Jeremy Bentham, en toda Sudamérica no existe un panóptico real... desde la Penitenciaría de Santiago construida en 1843... hasta la de La Paz, terminada en 1896, encontramos la clara influencia de la Penitenciaría de Filadelfia. Todas ellas son variantes arquitectónicas del divinamente inspirado sistema de los reformadores de Filadelfia” (xxxvii). Nuevas técnicas de investigación criminal La influencia de estos dos modelos arquitectónicos en el tratamiento penitenciario posibilita la introducción de una serie de técnicas que van transformando la penitenciaría en una suerte de laboratorio conductual, en el que los presos se convierten en los sujetos de estudio. Así, desde finales del siglo XVIII, se experimenta con diferentes sistemas de administración, entre ellos los llamados Filadélfico y de Auburn, en los que se van alterando los regímenes de trabajo y las posibilidades de comunicación entre los internos; todo esto, con el objetivo de mejorar sus posibilidades de rehabilitación a través de la introspección y el silencio, al tiempo que se intenta comprender mejor la mente y la disposición al crimen (xxxviii). De esta manera, el surgimiento de la arquitectura penitenciaria como un área del saber específica, y la configuración misma del nuevo paradigma penitenciario de la redención a través de la penitencia, abren el camino a un conjunto de nuevas técnicas de investigación de la delincuencia y los criminales. En este sentido, los nuevos modelos de construcción radial y panóptica cumplen un papel esencial, puesto que posibilitan un mejor control y distribución de los internos, al tiempo que se mantienen la seguridad del recinto y de quienes trabajan en él: “Las nuevas prisiones actuaron como catalizadoras de una visión clínica, ‘científica’, de los problemas sociales, proveyeron del campo experimental para las nuevas ciencias del crimen y el castigo (criminología y penología) y fueron pioneras en las intervenciones profesionales que redefinieron las relaciones entre el Estado y las clases sociales inferiores” (xxxix). Aparece también, a mediados del siglo XIX, la impronta de la ciencia criminalística, que a través de la antropometría, y luego la utilización de impresiones dactilares, facilita las labores de filiación y clasificación de los internos; también, surge la escuela de criminología positivista, que intenta encontrar una tipología criminal común a través de las características físicas y biológicas de los delincuentes. Van apareciendo entonces, y asociadas a las prisiones, distintos departamentos de clasificación y estudio asociados a los delincuentes, todo lo que se hace posible gracias a los nuevos diseños arquitectónicos. En Chile, por ejemplo, el doctor Israel Drapkin crea en 1936 el Instituto de Criminología, ubicado dentro de la Penitenciaría de Santiago, esta última construida en 1843 según el diseño radial de la Penitenciaría de Filadelfia, en Estados Unidos. El doctor Drapkin escribe: “...debemos agregar que la clínica criminológica, o sea, el estudio del delito, la clasificación del delincuente y la determinación de su índice de peligrosidad, se hace dentro de los establecimientos penales o establecimientos de readaptación, como sería más adecuado llamarlos, en organismos técnicos especiales, generalmente conocidos con el nombre de Institutos de Criminología” (xl). Los métodos de investigación de estos organismos, que de acuerdo al autor son los mismos que posee toda ciencia positiva, contemplan la utilización de fichas en las que se registran todos los antecedentes útiles para el estudio de cada delincuente, entre ellos: particularidades y características del delito, antecedentes del delincuente, exámenes médicos y psicológicos —con especial énfasis en la posibilidad de enfermedades hereditarias—, examen antropológico —tipo morfológico, cefálico y torácico del sujeto—, y marcas o señas características, entre otros (xli). A través de lo anterior se puede apreciar el avance de la investigación criminal, que desde los aportes de Beccaria, Howard y Bentham avanza en conjunto con el desarrollo arquitectónico de los penales, en una relación que se mantiene hasta hoy, pero que no ha sido estudiada a cabalidad. Finalmente, podría argumentarse que en cierta forma las nociones de separación celular, distribución en clases y clasificación según condición procesal y penal aparecen, al menos en los autores ilustrados como Bentham, como un intento de aplicar el rigor y la lógica científica al fenómeno social de la delincuencia y la cárcel, como una panacea del poder restaurador de la racionalidad positiva frente al caos de las relaciones humanas; y en este sentido se trata de una concepción en sintonía con el pensamiento de autores como Auguste Compte, que proponen que el mayor bienestar social e individual sólo podría alcanzarse a través de las metodologías científicas, la experimentación y la investigación. Sin embargo, la crítica moderna, particularmente en el filósofo Michel Foucault, ha visto en estos esfuerzos el reflejo de una sociedad cada vez más normalizadora y disciplinante, en especial con aquellos que han transgredido alguna de sus reglas; y en los reformadores, a verdaderos Linneos de las ciencias sociales: “...ordenamiento espacial de los hombres; taxonomía, espacio disciplinario de los seres naturales [...]. Bajo la forma de la taxonomía, tiene como función caracterizar (y por consiguiente reducir las singularidades individuales) [...]. Es la condición primera para el control y el uso de un conjunto de elementos distintos: la base para una microfísica de un poder que se podría llamar celular” (xlii). Consideraciones finales La reforma penal que se produce en Europa a finales del siglo XVIII se relaciona con una serie de sucesos históricos que llevan a un replanteamiento de los sistemas punitivos de la época, eminentemente castigadores, autoritarios y desiguales, hacia una visión más humanista y democrática del derecho y de las penas. Con este cambio se esperaba promover la dignidad del hombre y las posibilidades de regenerar a quienes han transgredido una norma jurídica; esto último, con el objetivo de reincorporarlos a la sociedad como ciudadanos provechosos y útiles. Entre los hechos históricos que posibilitan este movimiento reformador se puede mencionar la Revolución Francesa y el desarrollo del sistema legal de los Estados Unidos. Sin embargo, el impacto de estas reformas no habría sido tan considerable de no haberse apoyado en nuevos modelos de construcción carcelaria, que resultan instrumentales para la concretización de propuestas que hasta el momento permanecían solamente en el ámbito de las teorías filosóficas o las hipótesis. Desde las ideas de Beccaria y Howard, pasando por los proyectos de humanistas y arquitectos, se aprecia un profundo movimiento restaurador en el ámbito de las prisiones, que con el paso del siglo abarca al individuo, al delincuente, y luego su entorno, las causas de la criminalidad y su prevención. En este sentido es interesante destacar cómo la preocupación por la cuestión de la delincuencia y la situación de las cárceles trasunta los distintos ámbitos de las sociedades de la época, involucrando a pensadores ilustrados, científicos, técnicos, humanistas, arquitectos y políticos. Y en el caso de la arquitectura, los modelos como el Panóptico se extienden incluso a otras áreas de la comunidad, como los hospitales, las escuelas, las industrias y los sanatorios. Por este motivo, analizar la historia de la relación entre la reforma penal y penitenciaria de finales del siglo XVIII, y el surgimiento de la arquitectura penitenciaria, es analizar también el nacimiento de los distintos programas y técnicas para el entendimiento del delincuente y el delito, movimiento que llega hasta nuestros días, a través de la antropología, la sociología, la psicología, la criminología y la criminalística. Así, se trata de un primer paso para comprender los actuales modelos de privatización de los sistemas penitenciarios, sus características e influencia en la población penal, ya no sólo de Europa sino de Latinoamérica y el mundo. Notas i. Cf. FOUCAULT, Michel: Vigilar y castigar, nacimiento de la prisión, Siglo XII, Madrid, 2008; p.38. ii. Cf. Ibídem, pp. 11-30. iii. DRAPKIN, Israel y BRÜCHER, Eduardo: Criminología y ciencia penitenciaria, Cursos de perfeccionamiento del personal de prisiones, Curso superior y elemental, Santiago, 1941; p. 14. iv. En Francia también se condenaba a trabajar remando en galeras, y en Chile, a principios del siglo XIX, recuérdense los presidios ambulantes creados por Diego Portales: Cf. BELLO, Andrés: “Establecimientos de confinación para delincuentes”, en LEÓN LEÓN, Marco Antonio: Sistema carcelario en Chile. Visiones, realidades y proyectos (1816-1916), Ediciones de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 1996; pp. 47-56. v. Cf. BECCARIA, Cesare: Disertación sobre los delitos y las penas, Imprenta de Robert Wright, Santiago, 1943; pp. 40-44. vi. Ibídem, p. 232. vii. Ibídem, p. 73. viii. Cf. Ibídem, pp. 133-137. ix. Cf. Ibídem, p. 79 y ss. x. Cf. Ibídem, p. 115-116. xi. Cf. HEPWORTH, Dixon: John Howard, and the prison world of Europe. From original and authentic documents, Imp. por Jackson and Walford, London, 1850; pp. 65-70 (trad. propia). xii. Cf. ENGLAND, Ralph W., en su introducción a la reimpresión de la obra de John HOWARD: El estado de las prisiones en Inglaterra y Gales, Fondo de Cultura Económica, México, 2003; p. 151. xiii. HOWARD, John: El estado de las prisiones en Inglaterra y Gales, Fondo de Cultura Económica, México, 2003; p. 167. xiv. Ibídem, p. 246. xv. Cf. Ibídem, pp. 185 y 186. xvi. Ibídem, p. 175. xvii. Cf. BARRERA, Luis Ramírez: Historia penitenciaria (1843-1943), Talleres Gráficos de Gendarmería de Chile, Santiago, 1998; pp. 41-45. xviii. HOWARD, John, op. cit, p. 208. xix. Cf. FARRAR, John: The Life of John Howard, Lives of Philanthropists, Vol. I, Impreso por Brown, Shattuck and Company, Cambridge, 1833; pp. 140-141 (trad. propia). xx. Cf. HOWARD, John, op. cit, p. 216. xxi. FERNÁNDEZ, Pedro Trinidad: La defensa de la sociedad. Cárcel y delincuencia en España (siglos XVIII-XX), Alianza Editorial, Madrid, 1991; p. 123. xxii. Cf. CARO, F. y SALDIVIA, Z.: “Alcances sobre el modelo panóptico en la arquitectura penitenciaria y médica chilena”, en Revista Lajia, Vol. 2, Nº 3, diciembre 2010; p. 25. xxiii. Cf. Ibídem, p. 26. xxiv. SOCIETY FOR THE IMPROVEMENT OF PRISON DISCIPLINE AND FOR THE REFORMATION OF JUVENILE OFFENDERS: Rules proposed for the government of gaols, houses of correction and penitentiaries, Printed by T. Bensley, London, 1820; p. 44 (trad. propia). xxv. Cf. COMMITTEE OF THE SOCIETY FOR THE IMPROVEMENT OF PRISON DISCIPLINE: Remarks on the form and construction of prisons: with appropriate designs, sold by J. and A. Arch, Londres, 1826; p. III y ss. (trad. propia). xxvi. BALTARD, Luis-Pierre: Architetonographie des prisons u parallèle des divers systèmes de distribution dont les prisons sont susceptibles, selon le nombre et la nature de leur population, l’étendue et la forme des terrains, Palais des Beaux-Arts, París, 1829; y SAGRA, Ramón de la: Atlas carcelario o colección de láminas de las principales cárceles de Europa y América, proyecto de construcción de carruajes y objetos de uso frecuente en las prisiones, 1 volumen y 1 atlas, Imprenta del Colegio Real de Sordo-Mudos, Madrid, 1843. xxvii. TOCQUEVILLE, Alexis de y BEAUMONT, Gustave de: Systéme pénitentiaire aux états-unis et de son application on france, Librairie de Charles Gosselin, París, 1845. xxviii. JOHNSTON, Norman, The Human Cage: A Brief History of Prison Architecture, published by Walker and Company, New York, 1973; p. 13 (trad. propia). xxix. Ibídem, pp. 17-18. xxx. Cf. MAYHEW, Henry y BINNY, John: The Criminal Prisons of London, published by Charles Griffin and company, London, 1862; pp. 112-168 (trad. propia). xxxi. Cf. BENTHAM, Jeremy: El Panóptico, Editorial Quadrata, Buenos Aires, 2005; pp. 51-54. xxxii. Ibídem, p. 15. xxxiii. FOUCAULT, Michel, op. cit, p. 204. xxxiv. MARKUS Thomas: Buildings and Power: Freedom and Control in the Origin of Modern Building Types; Routledge; London, 1993, p. 123; también STEADMAN, Philip: “The Contradictions of Jeremy’s Bentham Panopticon Penitentiary”, en Bentham Project Journal, University College London, febrero 2007. xxxv. BENTHAM, Jeremy, op. cit, pp. 57 y 58. xxxvi. JOHNSTON, Norman, op. cit, p. 36. xxxvii. GARCÍA BASALO, Carlos, “La influencia chilena en la construcción del primer edificio penitenciario argentino”, en Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios, editada por Unicrim, Gendarmería de Chile, Nº9, diciembre 2006, Santiago; p. 118-119. xxxviii. Cf. CARO, F. y SALDIVIA, Z., op. cit, p. 29 y ss; también RAMÍREZ BARRERA, Luis: Historia penitenciaria. Una recopilación histórica (1843-1943), Talleres gráficos de Gendarmería de Chile, Santiago, 1998; p. 213 y ss. xxxix. SALVATORE, Ricardo D. y AGUIRRE, Carlos: The Birth of the Penitenciary in Latin America: essays on criminology, prison reform and social control, 1830-1940, University of Texas Press, Texas, 1996; p. 2 y ss. (trad. propia). xl. DRAPKIN, Israel y BRÜCHER, Eduardo, op. cit, p. 2 (énfasis añadido). xli. Cf. Ibídem, p. 9 y ss. xlii. FOUCAULT, Michel, op. cit, pp. 152 y 153. Bibliografía • BALTARD, Luis-Pierre: Architetonographie des prisons u parallèle des divers systèmes de distribution dont les prisons sont susceptibles, selon le nombre et la nature de leur population, l’étendue et la forme des terrains, Palais des Beaux-Arts, París, 1829. • RAMÍREZ BARRERA, Luis: Historia penitenciaria. 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Su línea de trabajo se orienta al estudio de los modelos arquitectónico carcelarios y a los paradigmas sociológicos de vigilancia carcelaria. === Una mirada a través de El Quijote Sócrates Adamantios Tsokonas === El Quijote, en fin, es una síntesis extraordinaria del individuo y de la sociedad. Por otra parte, El Quijote inicia la novela moderna, lo cual bastaría para definir su grandiosidad. Todo lo que hoy nos deslumbra, conmueve o encanta en una novela moderna, todo, de una u otra manera, viene de El Quijote. Alexis Márquez Rodríguez Podemos afirmar que si bien Miguel de Cervantes no fue benigno con don Quijote en la primera parte de la obra, parece que en la segunda esto cambia un poco debido al tono desde el que escribe. Es un tono más grave, si se quiere más triste. Esto que afirmo queda patente en el prólogo de la segunda parte, donde prácticamente Cervantes adula intensamente al Conde de Lemos, protector y mecenas suyo. Allí podemos notar la excesiva necesidad de Cervantes, cuya hacienda se ha venido a menos con el tiempo. Su juventud estuvo ligada, paradójicamente, con el ideal heroico por medio de las armas. Cervantes fue un héroe, no hay duda de ello. Basta ver cómo Cervantes no ve con buenos ojos el verso de un mozo que dice algo como: “A la guerra me lleva mi necesidad, si tuviera dineros no fuera en verdad”. Quizá es el último escrúpulo de dignidad que le queda tras luchar por el Estado de España y por su Rey. No en vano don Quijote falla a favor de las armas, representación viva del pensamiento de Cervantes. En esta aproximación que hago del Quijote, tomando como referencia el título del libro Aproximación al Quijote de Martín de Riquer, cabría señalar capítulos memorables como el de los galeotes, donde queda patente el ideal de la justicia y la reivindicación social del individuo. Debemos tener en cuenta que Cervantes pasó cerca de cinco años en presidio y conocía, mejor que muchos, los rigores de los calabozos. En su caso, de los calabozos argelinos. Su continua beligerancia a favor de los españoles y en contra de los turcos hizo de él un héroe dos veces probado. Una vez por la Batalla de Lepanto, donde queda manco; y otra, después de muchas negociaciones entre su familia y los raptores y carceleros de Argel, terminando éstas con éxito tras varios años de intentos de fuga y demás. Parece mentira que después de la experiencia de Cervantes, a raíz de años de vida valiosos y no del todo perdidos, éste llegue solamente a expresar como literato a través de su personaje más famoso, que los moros son sólo falsarios y embaucadores. Sin embargo, hay otros tantos capítulos los cuales, según mi primera lectura de la primera parte de El Quijote, son un tanto burlescos y paródicos, como el de la quema de la biblioteca de don Quijote y cómo sus amigos, el cura y el barbero, le sacan nuevamente el tema de las caballerías andantes después de que ha culminado una de sus primeras salidas. No podemos pasar por alto que en la época de Cervantes estos temas y libros de caballerías formaban parte del día a día, además de que todos se aficionaban a ellos. No obstante, todos sabían que eran ficciones, no más. De aquí que Cervantes tome el tema de la ficción, la verosimilitud, la hilaridad, tan en serio a lo largo de El Quijote. Cabría mencionar algunos de los libros de caballerías que el cura y el barbero le censuran, a pesar de don Quijote, tales como: Don Belianís de Grecia, el Palmerín de Inglaterra, Tirante El Blanco y, por supuesto, el Amadís de Gaula. Digamos que aquí y a partir de estos libros comienza la falta de seso de don Quijote y el torcimiento de su sano juicio. Esta situación de locura de don Quijote será central en el libro cuatricentenario que lleva su mismo nombre. A pesar de que don Quijote es un hidalgo, quiere superarse socialmente a través de la locura a un nuevo estrato social como lo es el de la nobleza, el de los Dones, como para igualarse o parecerse en algo a los Doce Pares de Francia, a quienes admira tanto. Quizás sea la representación de la situación particular, sobre todo económica, de Miguel de Cervantes. A mi parecer es bastante interesante el asunto de la ficción literaria en El Quijote. Nos dice el narrador y hasta algún personaje que la historia de don Quijote fue vista y oída por el bachiller Sansón Carrasco en un mercado o bazar de tipo morisco, en plena calle. Según esta versión, se hallaron manuscritos varios folios o cartapacios en los que aparecía la historia, la verdadera historia, que así nos lo enfatiza el narrador, de don Quijote y hasta de Sancho. El asunto del ser y del parecer juega un papel muy importante en El Quijote. A veces, a don Quijote le parece que los molinos de viento son unos Briareos o gigantes, muchos de ellos. Otras, le parece el yelmo de Mambrino una bacía de barbero. Recordemos también cómo Sancho saca a su señor de estas quimeras y le señala que son dos manadas de carneros los que don Quijote confunde con dos ejércitos en batalla. Esta cuestión del ser lo que se parece es fundamental para entender un poco el libro de Cervantes. En sus tiempos, el hábito sí hacía al monje. Es decir, como uno se presentaba y representaba nos daba la realidad acerca de nuestro verdadero ser. Mención aparte merecen los capítulos dedicados a la novela El curioso impertinente. Anselmo decide, a pesar de tener a una joya como esposa, fiel, casta y amorosa, tramar junto con su amigo Lotario su propia perdición; es decir, la suya y la de Lotario, juntamente con la de Camila, la esposa de Anselmo. Los tres terminan con la muerte, como cualquier otro mortal. Pero bajo circunstancias psicológicas extremas como la sorpresa, el voyeurismo, la psicología del trío, la traición, el fingimiento, la intriga, la deshonra y, por último, la fama. Fue la fama de Anselmo la que lo precipitó a la muerte, al suicidio. Igualmente cabría decir de Camila por la culpa de haber engañado al marido con su mejor amigo y haber actuado de manera tal que el esposo le haya creído su desvergüenza. Creo que, como un añadido a esta historia, está la sinventura de Leonela que, una vez que se entera de que su señora anda de aventura con Lotario, comienza a atropellar todo lo que de ella queda, como el recato, la posición social, la fama y la dignidad de señora, con bajezas tan sutiles y tales que la misma vileza queda corta para describir su actitud. La verdad es que no deja de asombrar el hecho de cómo El Quijote juega con la ficción. Sin embargo, es bastante verosímil, asunto éste que sirve para distraer y hacer más realistas las incongruencias entre la realidad y la parodia del imaginario caballeresco. Nos dicen que el manuscrito de El Quijote fue creado por un moro llamado Cide Hamete Benengeli, que suena como berenjena, cosa curiosa y seguro alusivo a algún símil gracioso que se ha perdido en el tiempo. Además nos dicen que Cide Hamete escribió la historia de don Quijote y Sancho Panza, luego otro moro fue quien tradujo del árabe las andanzas de don Quijote y su escudero. Entonces nos preguntamos, ¿quién ha escrito la historia de don Quijote? ¿Cómo será verdadera esta historia cuando nos dice el narrador que todos los moros son falaces y mentirosos? ¿Por lo tanto, qué no nos deja saber Cide Hamete o quienquiera haya sido el creador de la historia? ¿Bajo qué criterio de edición llega hasta nosotros la historia de don Quijote? ¿No es ésta la historia que nos dice el narrador fue conseguida en los anales de La Mancha? Otro aspecto del libro que yo veo es que don Quijote y Sancho siempre terminan molidos a palos. Esta situación se da principalmente en las ventas y en las peligrosas andanzas de aquél con su escudero, siempre fiel a don Quijote y dispuesto a lo que sea por la promesa de su señor por una ínsula o condado. La forma en que don Quijote es armado caballero me resulta graciosa y de cierto modo grotesca. Asimismo, ambos resultan siempre, como se dice coloquialmente, con las tablas en la cabeza. Sea velando las armas o acudiendo a una venta, tanto don Quijote como Sancho terminan las más de las veces golpeados a porrazos, cuando no Sancho manteado. El manteamiento de Sancho me parece como una cicatriz psicológica o trauma, con la cual Sancho le estará recordando a su señor el peligro existente en sus aventuras o desventuras, como se quiera ver. También conviene recordar la forma como don Quijote hace su primera salida. Sin que nadie lo sepa, a oscuras, éste sale por el lado trasero de la casa de su ama y su sobrina. Esto nos remite a una realidad anacrónica del caballero trasnochado, que sale a desfacer agravios y enderezar entuertos ante la pérdida de la razón del personaje central de esta tan gloriosa y grande historia. Además, le pone Rocinante (Rocín-ante) a su caballo, cosa ésta curiosa y, por supuesto, paródica, ya que un rocín era un caballo de buena sangre y ante significaría preexistencia, proveniencia y preeminencia. En este sentido, el nombre de su cabalgadura hace de don Quijote alguien de mayor linaje, puesto que un buen caballo era obviamente una posesión importante para un caballero. Yo veo aquí un paralelismo con aquello de ser o no don Quijote un cristiano viejo. Además, esto de la genealogía limpia de enturbios moros y, sobre todo, judíos, era motivo de regocijo, nobleza, honra y hasta buena fama en la época de Cervantes. Aludía sobre todo a los abuelos y bisabuelos de épocas anteriores a la de Cervantes, debido a que en 1492 fueron expulsados definitivamente los judíos de España, y era entonces motivo de honra tener un linaje y una sangre “limpia”. Pues bien, ahora permítaseme hacer algún breve comentario acerca del capítulo en que don Quijote se prepara para hacer su tercera salida. El cura y el barbero van donde la casa del ama y la sobrina de don Quijote y allí, siempre para comprobar el estado psíquico de su amigo, le hablan acerca de la caballería andante, tema en el cual se siente don Quijote a sus anchas, tal como si fuera pez en el agua. El barbero, al escuchar de don Quijote tantas y tan nobles razones acerca de la política de su rey en cuanto a los turcos se refería, comienza a echarle un cuento que según él, va como de molde, como si a don Quijote no le gustaran los cuentos. Este capítulo de El Quijote asombra por la comparación a la que se ve sujeto su protagonista, ya que termina el cuento con un loco licenciado, licenciado menor y no por Salamanca precisamente, que logra engañar al capellán diciendo que él ha sido recluido en un sanatorio o casa de locos porque las muchas riquezas que él tiene son el objeto de la codicia de sus familiares y amigos. Lo cual, como se verá más adelante, es muy gracioso pues gracias a las cartas de este licenciado dirigidas al arzobispo, éste accede a llevar como embajada a su capellán, hombre que a su vez y al igual que el mismo arzobispo es engañado por los muy discretos razonamientos de este licenciado. Termina el cuento ya cuando éste persuade al capellán y así, de este modo, persuadido de sus razones tan lógicas y sobrias, el capellán termina hablando con el jefe del sanatorio para que le dé de alta. Pues no bastaba con que el licenciado fuera a despedirse de sus compañeros locos, ya casi de salida, sino al despedir a uno, sale otro bastante iracundo y lo interpela de manera inquisidora, sorprendido porque el licenciado fuera objeto de esa gracia de Dios, que era la de salir del sanatorio y por cuerdo además. Le dice el interno al licenciado algo como esto: —Si tú has de salir de aquí por cuerdo, yo que soy Zeus el altitonante, dejaré de llover desde el mismo momento en que pronuncie estas palabras. A lo cual el licenciado, cayendo a su verdadera condición, o ahora sí pareciendo quien es, se puso a decir también: —Que si tú eres Zeus el que truena y no quieres llover pues yo que soy Poseidón le daré órdenes a la naturaleza para que se desate una tormenta, llueva a cántaros y no pare más, a ver quién es más poderoso. De esta forma el capellán decidió conjuntamente con el jefe del sanatorio dejar el alta de este licenciado para otro momento. Digamos que éste es un capítulo de mucha gracia e ingenio donde Cervantes sabe cómo parodiar a su propio personaje. Casi es motivo para que don Quijote se sienta ofendido. En otro capítulo, el de la Cueva de Montesinos, don Quijote tiene la ilusión de haber pasado tres días con sus noches dentro de ella. Sin embargo, Sancho y el primo le creen por haber estado encantados con el mismo Montesinos, amo de la cueva y de quien toma ésta su nombre. No obstante, para Sancho Panza y el primo ha pasado poco más de una hora. Don Quijote, mientras está unos doscientos metros debajo del suelo, que son cien brazas, logra percibir un palacio y a un hombre, Montesinos, con una barba más baja de la cintura, y les cuenta a sus amigos a la subida, todas estas cosas vistas y oídas por él, como por ejemplo una tumba majestuosa con un hombre de carne y hueso y cómo le han impresionado sobremanera las danzas de las doncellas en actitud de luto ante el reposo mortal de Durandarte, y cómo, a través del encantamiento de Merlín, Montesinos había cumplido su última voluntad, que constaba de sacarle el corazón, salarlo y entregárselo a la amada de Durandarte, Belerma. Todas estas locuras de don Quijote de leer tantas novelas de caballerías. Nos faltaba comentar brevemente el capítulo de Dorotea y cómo se ve desengañada, buscando que se le restituya su honra, perdida por los ardides de don Fernando, quien a su vez le quita la mujer a Cardenio, Luscinda. No cabe duda de que el culpable de toda la situación es don Fernando; sin embargo, Cardenio y Dorotea, quien será conocida paródicamente como la princesa Micomicona, entrecruzan algunos datos y se dan cuenta de que han sido burlados por la misma persona. Creo que éste es un momento de verdad fantástico en El Quijote, pues Sancho, sacando provecho de él, le mete a ella por los ojos a don Quijote, quizá dudando de la existencia de Dulcinea, que todos sabemos es una más de las alucinaciones paródicas y burlescas de don Quijote y de la obra homónima de Cervantes. A pesar de esto, tiene que recurrir a ella, pues siendo caballero le faltaría una dama si no recurriera a Dulcinea del Toboso. Invención suya o no, Dulcinea es el motor de don Quijote ante el peligro y las adversidades del camino y aventuras caballerescas. A continuación un fragmento del capítulo III de la segunda parte, donde queda manifiesta la intención de Cervantes, tanto de hacer historia como de cantar las hazañas de su protagonista don Quijote. —Ahí entra la verdad de la historia —dijo Sancho. —También pudieran callarlos por equidad —dijo don Quijote—, pues las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas, si han de redundar en menosprecio del señor de la historia. [Nota mía: creo que si siguiera con una extensión mayor en este ensayo redundaría, como dice don Quijote, en menosprecio del señor de la historia, que no es sino él mismo]. A fe que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, ni tan prudente Ulises como le describe Homero. —Así es —replicó Sansón—, pero uno es escribir como poeta, y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna (1). Por último, conviene hacer breve comentario del capítulo del barco encantado, en el cual, una vez más, don Quijote confunde, entre la creencia de encantamientos y sabios encantadores, las aceñas con una fortaleza, y piensa de esta manera que le ha sido reservada la suerte de dar con el oprimido, el débil o desvalido que allí se encuentra para rescatarlo. Aquí hay dos cosas que señalar: una, la exasperación de don Quijote y su resignación ante lo que él cree no puede hacer más. La otra, el peligro de muerte en que se ven don Quijote y Sancho. Al menos yo, no había visto a don Quijote lamentarse tan triste y resignadamente diciendo: no puedo hacer más. Parece como una colisión entre su mundo fantasioso e idealizado y la realidad o el mundo que le rodea verdaderamente. Tras una larga retahíla de conceptos propios de astrónomos y navegantes, don Quijote le recrimina a Sancho su gran cobardía, que no es otra sino el temor a la muerte. Le dice: “Cobarde, ¿por qué tiemblas?, mente de mantequilla”. Sancho se encomienda a Dios, haciendo plegaria y santiguándose ante la locura de su señor don Quijote. Sancho le dice a éste: “¿No ve vuesa merced que no son palacios ni fortalezas sino aceñas, las que dice que han trocado en apariencia?”. Nota 1. De la Poética de Aristóteles. Sin embargo, parece que Cervantes también compartía esta idea. ** Sócrates Adamantios Tsokonas http://www.letralia.com/firmas/tsokonassocratesadamantios.htm Ensayista grecovenezolano (Caracas, 1979). Egresado de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve, 2007). Se dedica a investigar y redactar ensayos con miras a su publicación como libros, en diarios, o revistas. === La relación de la trama principal y secundaria ======================== === de Corazón tan blanco y el intertexto Macbeth Laura Hatry ======== “No he querido saber, pero he sabido” (Marías, 2010: 19), así empieza la novela Corazón tan blanco (1992) de Javier Marías, y esta dialéctica de curiosidad-ignorancia o saber-no saber se podrá encontrar en todo su recorrido. La novela trata la historia de Juan Ranz, narrador en primera persona, y su familia, especialmente la de su padre. Éste, después de enviudar dos veces, se casa finalmente con la hermana de su segunda mujer, que va a ser la madre de Juan. Desde el principio el narrador despierta cierta sospecha en el lector, haciéndole intuir que en algún momento ocurrirá algo trágico: lo consigue por anunciar su “presentimiento del desastre”. Los temas principales son el del matrimonio, del secreto, de la persuasión y de la sospecha, tal como lo declaró el propio Javier Marías. Pero aquí el matrimonio no se presenta como esa institución aceptada por la cultura occidental con sus valores sólidos, sino que, por el contrario, cuestiona estos valores y hace entrar en crisis el reglamento de las relaciones amorosas que, teóricamente, deben elegirse con libertad absoluta, sin reglas. El padre de Ranz primero se casa con una mujer cubana, en Cuba, donde conoce a la hermana, Teresa, de la futura madre del narrador, y se enamora locamente de ella. Sin saberlo, Teresa le incita a cometer el crimen que abre la posibilidad de que puedan estar juntos, esto es, matar a la mujer cubana. Cuando Teresa “propone” este crimen, ella no lo ve como una propuesta real sino simplemente como la afirmación de que no podrán estar juntos, excepto en el caso de que se muriese su mujer. Ranz, sin embargo, toma su palabra literalmente y mata a su entonces esposa. De esto el lector no se entera sino en las últimas páginas de la novela, cuando por fin se resuelve toda la intriga acumulada. Para llegar a este descubrimiento, Marías recorre la historia familiar de los Ranz. El padre hizo fortuna como crítico de arte bajo el franquismo, una herencia que será de Juan, y que se sentirá como una herencia manchada de injusticia y malicia. Después de matar a su esposa cubana, asfixiándola, y a continuación hacer que su piso en La Habana se incendiara mediante unos cigarrillos para así ocultar el crimen que comete sin ningún remordimiento aparente —tópico que se repetirá a lo largo de la novela—, se casa con Teresa, la tía de Juan, y quien en teoría debería haber sido su madre. Durante el viaje de novios de Ranz y Teresa, Ranz le confiesa lo que hizo, por querer compartirlo todo y demostrar su amor absoluto; paradójicamente el intento de compartirlo todo hace que al final no puedan compartir ya nada, puesto que la hermana, atormentada por su “culpa”, la culpa de saber, se quita la vida. Esta escena del suicidio de Teresa es el relato que inaugura Corazón tan blanco, lo que conduce al lector a especular sobre el motivo, adquiriendo así cierto papel detectivesco. A raíz de su propio matrimonio, Juan tomará el mismo papel en sus investigaciones en búsqueda de la verdad, pero no para hacer justicia, sino para conocer sus orígenes. No obstante, cuando ya los conoce, se da cuenta de que hubiese preferido no conocerlos puesto que no quiere ser quien es, quien sus orígenes le hacen ser. Al emprender la investigación no tuvo en cuenta cuánto significaría “saber”, y sólo cuando ya está hecho, cuando ya no hay paso atrás, recapitula y dice que no ha querido saber, pero que ha sabido. No se puede deshacer el escuchar, ni el hacer, lo que viene a ser otro tema del libro, al que volveremos más adelante: el “I have done the deed” (1) (Shakespeare, 1995: 126) de Macbeth. Después del suicidio de Teresa, Ranz se casará con la hermana de ella, Juana. A ella, habiendo aprendido que es “mejor” callar, no le cuenta nada de su pasado y tendrá el hijo, Juan, que es el narrador de la historia. Juan, a su vez, no ha sabido sobre su tía nunca a través de su madre, que durante su infancia y adolescencia siempre callaba, y luego calló para siempre por su muerte temprana. En el momento de relatar la historia, Juan lleva casado apenas un año. Se casó con una colega suya traductora, Luisa, a la que conoció durante un encuentro laboral: este mitin político, entre dos altos cargos, constituye una de las tramas secundarias de la novela. Son, muy probablemente, parodias de Margaret Thatcher y Felipe González, que “conversan” literalmente a través de Juan, que hace de traductor principal, ya que es él quien pone en marcha y modifica constantemente la conversación, al no traducir fielmente en muchas ocasiones. Es una sátira —en la que Marías consigue entretejer muchos elementos cómicos— que denuncia las artimañas ocultas del poder. Además, se introduce la idea de que “todo el mundo obliga a todo el mundo, no tanto a hacer lo que no quiere, sino más bien lo que no sabe si quiere, porque casi nadie sabe lo que no quiere, y menos aun lo que quiere, no hay forma de saber esto último” (Marías, 2010: 83). ¿Ranz sabía lo que quería? ¿Teresa sabía lo que quería? ¿Juan lo sabía?, o más específicamente, ¿Juan sabía si quería saber? Esta idea de que todo el mundo obliga a todo el mundo estará presente durante toda la novela, y se entrelaza estrechamente con la obligación que impone Lady Macbeth a Macbeth. También es interesante ver en esta escena de la traducción que Luisa, cuyo trabajo en esta ocasión fue el de comprobar que el otro traductor cumplía con su deber de traducir exactamente, no intervino en ningún momento. Se podría llevar a tal extremo de decir que ya el primer encuentro de los futuros cónyuges refleja sus actitudes y su capacidad de callar, de enterrar la verdad mediante el silencio. Después de un breve noviazgo se casan finalmente los dos expertos en modificar la verdad (2) y callarla, no sin que Juan reflexione de manera interesante sobre el antes y después del matrimonio, sobre todos los elementos que se pierden cuando se da el paso de hacer real lo esperado y cuando la ilusión de la esperanza ya no es ilusión sino verdad. Ranz lo resume con las palabras “¿Y ahora qué?” (Marías, 2010: 98), que dirige a su hijo el día de su boda. A esta pregunta desequilibrante sigue un consejo que despierta la sospecha y el instinto investigador en el hijo: “Cuando tengas secretos, o si ya los tienes, no se los cuentes” (Marías, 2010: 109), lo que resulta un consejo raro en un día así y, además, al indagar a qué se refiere, no contesta sino enrojece. A raíz de esta advertencia ambigua, las sospechas de Juan crecen cada vez más y finalmente ganará la curiosidad a la ignorancia-inocencia del no saber y se hará cómplice indeseado. La trama principal sigue con el viaje de novios de Juan y Luisa, el trabajo de Juan y el extrañamiento que siente cada vez que vuelve a casa, a la casa de los dos, después de uno de sus viajes. Luisa se va haciendo su cómplice en su trabajo detectivesco sobre qué pasó con su tía, y cuando él vuelve un día antes de lo esperado de un viaje laboral para darle la sorpresa a su mujer (pero también porque en el fondo no confía en ella y quiere asegurarse de que le está siendo fiel —y modifica la verdad al no contar que vuelve pronto), se queda dormido en el dormitorio. Cuando se despierta, Luisa y Ranz han vuelto a su casa y están hablando en el salón; sin embargo, él no descubre su presencia (auditiva) y se entera de la historia verdadera del suicido de su tía que Ranz le cuenta a Luisa. Cuando ella le interrumpe y dice que no quiere saber más ya ha pasado el momento en el que se podría esconder en la inocencia del no saber, y tiene que escuchar la historia hasta el final. Lo mismo le sucede a Juan, del que Luisa tiene plena conciencia que está escuchando, ya que entró anteriormente al dormitorio y lo vio durmiendo allí. En cierto modo se retoma el tópico de “todo el mundo obliga a todo el mundo”: Luisa le obliga a Ranz a contar la historia, Ranz le obliga a escucharla hasta el final y Juan se obliga a sí mismo a no cerrar la puerta y escucharla. Con esta adquisición de conocimiento sobre el pasado oscuro, se hacen cómplices, y, más importante, culpables. Igual de culpable que lo fue Teresa, pero ella, a diferencia de ellos, no es capaz de vivir con esa culpa y hace lo único que le parece moralmente correcto y justo: si por ella ha muerto la esposa anterior, tiene que morir ella también, de modo que asume su culpa y se mata a sí misma como castigo y así se convierte en el único personaje con verdadera grandeza (3). El padre vuelve a hacer lo mismo con los hijos (aunque conscientemente sólo con Luisa) que ha hecho con Teresa, y con eso, por lo menos hipotéticamente, corre el peligro de provocar el mismo destino de ella. Pero esta vez su intuición ha sido correcta ya que los personajes reaccionan de forma absolutamente distinta que Teresa: no tienen ningún problema con vivir con su culpabilidad, porque les parece que es el pasado y no hay que darle más vueltas. Cuando Juan y Luisa se enteran, están obligados a reaccionar, tienen que tomar partido y eligen el silencio criminal. Este pacto de silencio lleva a una lectura política, en la que cabe la interpretación de ver la novela como alegoría de la transición española, que sin este pacto hubiera sido imposible, asunto al que volveremos más adelante. A pesar de que Juan afirma “todo es pasado y no sucedido y además no se sabe” (Marías, 2010: 300), no es del todo cierto que no quiere recordar y que es capaz de simplemente asumir el pasado como pasado u olvidarlo, ya que el mero hecho de contar la historia, de escribirla, tiene que ver con una experiencia, con un saber acumulado. En cuanto se narra una historia, desde el punto de vista psicológico, se entra en una especie de terapia, al narrarla se desembaraza de un peso y de cierta forma se borra lo que ha ocurrido para escribir lo que no ha ocurrido. Sin embargo, tratándose de una narración enfermiza, al no terminar en “justicia” es probable que la terapia no sea exitosa y no cure. A la trama principal en torno a Ranz en relación con su hijo y la reacción de éste se añaden varias tramas secundarias, algunas ya mencionadas. La primera es la historia que cuenta Juan de su viaje de novios en Cuba. Mientras su mujer está enferma en la cama, él se va al balcón donde una mujer, desde lejos en una plaza (4), le confunde con su amante (secreto y casado) y así le introduce en una historia que no es ni un poco suya pero en la que de repente vemos paralelismos inquietantes con su vida, ya que la desconocida, Miriam, urge a su amante, Guillermo, a matar a su mujer para que pudiesen estar juntos. Esto nos cuenta el narrador mucho antes de saber del asesinato por parte de Ranz de su mujer, es decir, las tramas secundarias nos dan pistas sobre la trama principal y el desenlace de ella. Dentro de este pasaje también cabe mencionar que Juan no le cuenta a Luisa lo ocurrido y con eso acepta en cierto modo el consejo de su padre de callar los secretos que vayan apareciendo. Esta trama secundaria también abre el tema de la colonia y del mestizaje, ya que en teoría, si no hubiese ocurrido el crimen principal, la madre de Juan sería una mujer cubana. Juan es consciente de que él es de alguna forma producto de un crimen y eso afecta a su identidad. La otra trama secundaria que ocupa una buena parte de la novela es la historia de su amiga Berta, que vive en Nueva York y que él va a visitar allí. Estas dos tramas secundarias están entre ellas relacionadas, ya que el Guillermo de Cuba comparte bastantes detalles con el ocasional amante, Bill, de Berta, que ella encontró a través de un anuncio y que la somete a perversas vejaciones. Aquí vuelve el tópico de la obligación, ya que la obliga a hacer lo que hace y seguir su juego. Además, como el padre, es una persona sin escrúpulos ni, hasta podría decirse, sentimientos. Se puede encontrar la misma actitud en todos los personajes y situaciones de las tramas secundarias, y así remite directamente a la trama principal: Miriam intenta empujar a Guillermo al asesinato de su mujer, Bill empuja a Berta a hacer los vídeos que le pide, Lady Macbeth empuja a su marido a que mate a Duncan, Ranz empuja a Teresa a saber lo que lleva a su maldición y empuja a Juan y Luisa a mantenerse callados. El intertexto con Macbeth es fundamental, tan fundamental que el título proviene de una cita del homónimo de Shakespeare o, con más valor informativo, el título en inglés The tragedy of Macbeth, cuenta la historia de un noble extremadamente creativo y ambicioso que, al principio hombre honrado e íntegro, tiene como perdición el poseer demasiada ambición. Tomando las profecías de unas brujas demasiado en serio (y malinterpretándolas), finalmente se deja convencer por su mujer, cuando le reprocha cobardía, de matar al rey de Escocia, Duncan. Después del asesinato su esposa deja pistas falsas para que se inculpe a otros, pero no esto, sino el saber del crimen le hace cómplice de su marido. Antes de cometerlo ninguno de los dos se planteó las posibles consecuencias psicológicas, y resultan extremadamente atormentados por su sentimiento de culpa hasta tal punto que Macbeth desea la muerte para salir de su existencia angustiosa. Lady Macbeth por su parte tiene pesadillas reales que la llevan a la locura, hasta el extremo de morirse de ella. Macduff hace justicia y Macbeth muere de su mano cumpliéndose así la malinterpretada profecía de las brujas. Esto en cuanto a la historia de Macbeth, que ya sólo por su trama principal recuerda mucho a Corazón tan blanco. No obstante, hay mucho más detrás del simple coincidir de un asesinato puesto en marcha por la mujer amada. Los dos libros tratan de la culpa, de la traición, del crimen, del silencio, del contar y del saber con todas sus consecuencias. Los dos libros tratan de temas universales de la condición humana: la ambición y el amor loco. La diferencia que destaca principalmente es el final: en Macbeth se restaura el orden e impera el Bien; en Corazón tan blanco no hay grandeza, no hay castigo para los malos y vence la “vida adulta, o quizá la masculina” (Marías, 2010: 303), donde lo masculino y lo adulto se entiende como cinismo. Recordando a Marx (5) podríamos decir que Macbeth es una tragedia y Corazón tan blanco una farsa. También se encuentra una diferencia en el crimen en sí: mientras que en Macbeth se descubre y Macduff hace justicia, el crimen en Corazón tan blanco es un “crimen perfecto” —el silencio lo convierte en tal (6). En los dos libros hay culpables que lo son sin haber hecho nada, su único crimen es escuchar y saber; aun así, se les considera culpables porque ese saber les hace cómplices, saben y callan. En Macbeth la culpabilidad empieza en el momento que Lady Macbeth llama a su marido y él le contesta “I have done the deed”. Macbeth en seguida se muestra arrepentido y atormentado, no quiere volver a dejar los puñales y en su lugar va Lady Macbeth, así no sólo calla sino ayuda a ocultar el crimen. Esta escena trata también el tema de que lo hecho está hecho y no se puede deshacer, cuando su marido dice que es una visión triste contesta ella que decir que esta visión es triste después de haber ocurrido es necio e insiste en que no lo piense más, ya que lo hecho está hecho (7). Cuando vuelve de dejar los puñales le dice a su marido: “My hands are your colour; / but I shame to wear a heart so white” (8) (Shakespeare, 1995: 134), frase que constituye el epígrafe de Corazón tan blanco y de ahí obtiene su título. Las interpretaciones posibles son varias: podría referirse, irónicamente, a un corazón limpio de un crimen, como símbolo de inocencia, o se podría interpretar “blanco” como la palidez del miedo, como símbolo de cobardía. Cuando Juan se refiere a esta cita tampoco resuelve la interpretación ambigua: “Como si intentara contagiarle su despreocupación a cambio de contagiarse ella de la sangre vertida de Duncan, a no ser que ‘blanco’ quiera decir ‘pálido y temeroso’ o ‘acobardado’ ” (Marías, 2010: 89). Corazón tan blanco dedica un capítulo (corto) entero a la escena posterior al asesinato de Duncan de Macbeth, donde comenta las frases ya mencionadas y también la que pronuncia Lady Macbeth “to think so brainsickly of things” (9) (Shakespeare, 1995: 132), con lo que recomienda a su marido dejar de pensar en lo que ha hecho, porque sabe que si piensan en sus crímenes se volverán locos: “these deeds must not be thought / After these ways; so, it will make us mad” (10) (Shakespeare, 1995: 130). Esto lleva directamente a que Macbeth considere que después de saber qué es lo que ha hecho —o ha sido capaz de hacer— sería mejor no conocerse a sí mismo. Algo similar a lo que le ocurre a Juan, que se dará paulatinamente cuenta de que no quiere ser quien es, ese hijo de alguien que quedó impune después de acumular su fortuna bajo el franquismo, y que aceptó la vida acomodada que el padre le ofrecía y que cuando sabe lo que no ha querido saber ni siquiera lo juzga. Como apunta Caudet (2002), en Macbeth también entra en juego el tema del olvido, cuando Macbeth le dice al médico con el objetivo de curar a Lady Macbeth de su enfermedad, esto es, su mala conciencia, que para “raze out the written troubles of the brain” no le podría dar “some sweet oblivious antidote” (11) (Marías, 2010: 304). La dulce droga del olvido nos deja vivir, vivir tranquilos sin remordimientos y sin sentimiento de culpabilidad. Aquí es donde difieren los personajes: mientras que en Macbeth se atormentan por sus crímenes (12), en Corazón tan blanco pierden todos los valores a favor de la satisfacción de sus caprichos y su bienestar. Sólo olvidando pueden seguir su vida acomodada y fácil. El olvido no tiene en cuenta a las víctimas ni a los perdedores (aunque lo fueran injustamente), pero olvidar y encubrir los delitos y los crímenes es el camino más fácil, más cobarde. Esto es lo que hace Ranz, y lo que harán Luisa y Juan, sin siquiera dudarlo. Ranz, además, ha sido cómplice de otro crimen, el ocurrido en 1936, habiéndose beneficiado por el franquismo. Tanto él y los suyos como Macbeth y Lady Macbeth actúan por sus intereses fácticos, sin pensar en los “daños colaterales” que dejarán. Teniendo en cuenta todo lo anterior, surge la pregunta de quién escribe la historia, ¿los héroes o los que sólo piensan en sí mismos y en sus beneficios? ¿los perdedores o los vencedores? Normalmente son los vencedores los que la escriben, ya que tienen el poder suficiente para hacerlo, y, además, los que empujan la rueda del tiempo son los que no quieren que se recuerde. No les conviene que alguien recuerde algo, y por tanto se recurre a ese “sweet oblivious antidote”. Juan propone que una de las razones por las que las cosas deben ser contadas es para por fin hacerse ficticias. Pero hay ciertas cosas que no se deberían hacer nunca ficticias, y aun así son olvidadas, o mejor dicho, oprimidas y borradas, por aquellos que están en el poder porque les conviene, y porque sin ese olvido no podrían sacar adelante lo que les beneficia personalmente. Siguiendo esta línea y tomando el crimen del matrimonio Macbeth como una metáfora de los crímenes de estado, y como ya insinuamos anteriormente, se puede interpretar Corazón tan blanco como una alegoría de la transición española. Sin el pacto de silencio no habría sido posible esa transición, el silencio que sigue produciéndose hasta cierto punto en España vuelve a todos los que lo comparten cómplices y culpables. La palabra es el arma —como dice Miguel Hernández “tristes armas / si no son las palabras” (Hernández, 1982: 482)—, pero si no se usa no se puede luchar contra nada. Las clases hegemónicas de España han sabido callar y no dejar que se use el arma de la palabra (13). Es un saber cínico si lo que se sabe en seguida se olvida, o en otras palabras: el triunfo final de la verdad descubierta cuando Ranz, por fin, confiesa su crimen, resulta ser un triunfo inútil, ya que no se produce ningún cambio, el crimen queda olvidado. Dentro de una interpretación política se puede igualar esto con la renuncia colectiva a querer saber del pasado en España, y no sólo de España sino de Europa, y su no interferir contra el crimen cometido en 1936. Este razonamiento plantea una cuestión más grave: si algo se basa en crímenes e injusticia, como la herencia del padre de Juan, y como la restauración de la monarquía, ¿se puede simplemente olvidar esa parte criminal y pasar a un estado que se basa en ella? Debe plantearse la cuestión de si estos resultados serían legítimos, es decir, la herencia de Juan, o la España actual. Notas 1. “He hecho el hecho”. 2. Curiosamente, modificar la verdad/realidad es justo lo que hace el mejor amigo de Ranz, Custardoy, profesionalmente: es copista y falsificador de cuadros. Y Ranz por corrupción llegó a tener una fortuna enorme; parece que el hijo seguirá la misma línea. 3. También serían posibles otras dos interpretaciones: por un lado, Teresa no sólo es culpable por haberse enterado de la verdad, como lo son Juan y Luisa, sino también fue, además de incentivo, la que “propuso” el asesinato, aunque fuese sin querer. Por otra parte, no asume la culpabilidad sino que no puede seguir viviendo con la mala conciencia, y antes de enloquecer completamente porque los pensamientos la atormentan tanto, elige la solución más “egoísta”, que es la de quitarse la vida. 4. Aquí se introduce el voyeurismo, la estética de la mirada y la cuestión de cómo cambian los hechos para quien los interpreta. Uno de los grandes principios de la novela moderna es la observación y aquí, de nuevo, trata de la curiosidad de enterarse de qué ocurre, hasta tal punto que Juan prefiere que su mujer enferma siga durmiendo sólo para que él pueda seguir la conversación de dos desconocidos. También interesa la anotación que sólo tiene esa única oportunidad de saber lo ocurrido, porque sólo van a decirlo una vez y todo lo que no escucha se perderá para siempre. Esto, a su vez, hace reflexionar sobre si lo no contado es real —un árbol que cae sin que nadie esté para presenciarlo, ¿hace ruido? 5. “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez como farsa” (Marx, 1985: 11). 6. El concepto de crimen perfecto es en sí un oxímoron ya que el crimen por serlo, desde un punto de vista ético, no puede ser perfecto. 7. La famosa frase de Lady Macbeth “What’s done cannot be undone” (“Lo hecho no se puede deshacer”) inaugura un interesante artículo de Ben Zimmer en el New York Times Magazine sobre el uso de la partícula un- en la sociedad moderna y menciona otra obra literaria donde aparece el tópico un-, en este caso en el ámbito romántico: en Jane Eyre donde la protagonista homónima confiesa: “I had learned to love Mr. Rochester; I could not unlove him now” (“Aprendí a amar al Sr. Rochester; no podría desamarlo ahora”). 8. “Mis manos son de tu color / pero me avergüenzo de llevar el corazón tan blanco”. 9. “Pensar en las cosas tan frenéticamente”. 10. “No se debe pensar así sobre estos hechos; nos enloquecería”. 11. “Sacar de raíces los engramas conflictivos del cerebro (...) algún dulce antídoto”. El médico contesta que no hay medicina para estos casos y que el paciente tiene que encontrar su propio remedio. 12. Hasta tal punto que no sólo se arrepienten, sino que se les quita el sueño. Es decir, el único estado en el que se olvida aunque no se intente reprimir los pensamientos conscientemente, o en palabras de Macbeth: “the innocent sleep, (...) the death of each day’s life” (Shakespeare, 1995: 130, “el inocente sueño (...), la muerte del ir viviendo cotidiano”). 13. Habría que preguntarse si sólo se trata de conseguir olvidar, o si a veces algunos de los vencedores ni siquiera necesitan olvidar, ya que desde el principio no tienen mala conciencia. Bibliografía • CAUDET, Francisco (2002): “Corazón tan blanco de Javier Marías, ¿Un crimen de estado?”, El parto de la modernidad, Ediciones de la Torre, Madrid. • HERNÁNDEZ, Miguel (1982): Obra poética completa, Alianza Editorial, Madrid. • MARÍAS, Javier (2010): Corazón tan blanco, Debolsillo, Barcelona. • MARX, Karl (1985): El Dieciocho brumario de Luis Bonaparte, Ariel, Barcelona. • SHAKESPEARE, William, ed. Manuel Ángel Conejero (1995): Macbeth, Cátedra-Letras Universales, Madrid. • ZIMMER, Ben: “The Age of Undoing”, 20-IX-2009, New York Times Magazine, p. 18. ** Laura Hatry http://www.letralia.com/firmas/hatrylaura.htm Investigadora alemana (Heidelberg, 1988). Cursó la licenciatura en filología hispánica en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM, http://www.uam.es; 2006-2010) y a continuación terminó el máster en “Literaturas hispánicas: arte, literatura y sociedad” (2011). Trabajos suyos han aparecido en publicaciones especializadas como el Boletín de Humanidades Millares Carlo del Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned) de Las Palmas de Gran Canaria (http://www.unedgc.org) y otros. === Andar a lo largo de la propia sombra ================================== === El tránsito de Alberto Hernández a través de la herencia ============== === Adalber Salas Hernández =============================================== A Alma Clara Áñez Todo parece escondido, sumergido, las cosas ocupando su antiguo lugar. Pienso que he crecido. Acaso me he estirado a lo largo de mi sombra. Antonia Palacios Quizás los árboles existen sólo para tramar su sombra a lo largo del suelo. Tal vez todo, absolutamente todo, haya sido dispuesto con ese único propósito: la complicada, imprevisible mecánica del universo, viniendo desde tan lejos, desde ese primer vértigo que a veces llamamos Big Bang, habría compuesto su juego de partículas, de fuerzas en constante tensión, para producir este sol, el único capaz de hacer crecer plantas, arbustos, árboles como verbos verticales, palabras que se despliegan, se pronuncian lentamente, buscando llenar el espacio que de antemano les ha exigido su sombra —esa sombra que llevan desde la semilla, como el recuerdo de algo aún no sucedido. Tal vez la oscuridad sí reconozca sus herencias —a despecho de lo que dice aquel excelente poema de Arturo Gutiérrez Plaza, “Claroscuro”. Puede que la oscuridad sea lo único que traemos, y lo único que nos espera: nuestro único, verdadero legado. Pero, ¿de qué está hecha esta tiniebla que se nos pega a las plantas de los pies? ¿Por qué nos sigue, como si en vez de ser un mero espacio sin luz, se tratase de la oquedad dejada por nuestro cuerpo al ser recortado de la materia misma de este mundo? Algo en nuestra sombra nos delata, señala nuestro origen: subraya nuestra figura. Teniéndola bajo cada ademán, sosteniendo cada uno de nuestros gestos, somos siempre conscientes de estos miembros, de sus particularidades, de lo que de ellos nos resulta familiar —y sin embargo, de un origen enteramente desconocido. La sombra es entonces una exhortación, o mejor, un mandato, que nos empuja a ser lo que ya somos sin saberlo. La sombra es lo tácito, lo que calla en nuestra memoria. No es de extrañar, pues, que se viva la sombra como una presencia opresiva —paradójicamente, siendo ella misma ausencia. Un primero gesto es el de la huida, el escape de los límites que la sombra nos obliga a confesar, para retornar a cierta unidimensionalidad edénica, al paraíso del tiempo en suspenso: Aléjate de tu sombra: vuelve al espejo donde el tiempo aquel interior intacto es vértigo y espera Este espejo, que ocupa el centro del poema XV de Nortes, libro de Alberto Hernández, pareciera fungir de entrada a una suerte de espacio intrauterino, un lugar donde lo temporal es interior intacto, previo a toda duración —y, por ende, ajeno a los afanes narrativos de la memoria y a los imperativos que esta historia conlleva. El primer movimiento es de huida, dije unas líneas más arriba, pero pronto se constata cómo esa fuga es imposible. Y lo es desde el mismo instante en que se hace patente el deseo de escapar, cuya formulación ya delata la participación de quien habla en un orden temporal —en una cadena de acontecimientos, en un rosario de recuerdos. Con ello se reconoce, implícitamente, una deuda con aquello que se ha recibido. Pues no hay tal cosa como una memoria sin herencia. Desde el momento mismo en que adquirimos competencia lingüística en el seno de una lengua, nos hacemos depositarios del destino de millones de seres humanos, de sus actos, emociones, pensamientos; de todo lo que, pasando por ellos, contribuyó a tallar ese idioma que aprendimos a hablar cuando todo en nosotros era grito. Es ella la que nos crea de antemano, antes de que hayamos sido concebidos. Y es ella la que sabrá conservar algo de nosotros luego de nuestra desaparición física —pues la memoria del lenguaje es nuestro único réquiem posible. No hay nada para el ser humano que sea previo al contacto con la lengua: sus ritmos y cadencias incluso percuten en el seno materno. Podría decirse, sin menoscabo, que la lengua es el grado cero de la herencia. Es ella, entonces, la que provee a nuestra sombra de su primera profundidad, la que nos inicia en el contacto con lo (O)tro, la que nos arranca de la unidimensionalidad. Gracias a ella entendemos, no sólo que hay una sombra que nos habita, como escribiría en algún momento Miguel Marcotrigiano, sino que además hay una sombra bajo cada forma de existencia: el recuerdo que las sostiene, sin el cual no serían posibles: el recuerdo que les hace tejer el sol, el centro enceguecedor de la lengua. “Bajo el sol respiramos la sombra, la que se oculta dentro de todos. La que el poema hilvana lentamente, se acomoda a los sonidos, a los gustos por el fondo de su intemperie”, dice Hernández en uno de los fragmentos de “El sol que nos mitiga”, apartado perteneciente al libro de aforismos y breves ensayos titulado Poética del desatino. Esta mirada que descubre ubicua a la sombra, también sabe hallar la respuesta a un interrogante inmediato, apremiante: ¿qué hacer con ella? Pregunta que se desdobla, pues se trata en realidad de qué hacer con ella como materia prima, por un lado, y qué hacer con ella como perenne compañía, por el otro. Y la respuesta que se da Hernández abarca el sentido bifronte de esta duda: hay que volver poema a la sombra. Hacerle un lugar en los vocablos, donde se revele lo que en ella hay de desalojo, de signo inequívoco de este haber caído en el mundo. Dar a esa sombra que es la lengua, con todo lo que ella contiene de vivencias propias y ajenas, la forma escogida, irremplazable, del texto poético. Esto que Hernández se dice, nos dice, en su breve texto en prosa, no es simplemente la réplica que da a la sombra; antes bien, es una declaración de principios. Poblar el espacio de la propia voz con la sombra multiplicada de la herencia será un oficio al que Hernández se dedicará con un fervor inusitado, entablando en cada libro un diálogo sinuoso con ella. Un diálogo, habría que acotar, no exento de vaivenes. La indagación en aquello que hemos recibido del pasado siempre conlleva una ardua tarea de selección: asir la memoria que nos ha sido dada también implica hacer propios los olvidos que la acompañan, perdiéndole los pasos. Así nos lo deja saber Hernández con una llaneza repleta de sorna seria, en el poema “Arte de olvido”, alojado en el libro Ejercicios para la ironía: Liviano, el olvido nos acusa, nos apunta con el dedo de fusilar y caemos pesadamente. La recuperación es lenta, pero si logramos sobrevivir alternamos con la memoria. El olvido es el contrapunto necesario de la memoria; uno y otro, aferrados, se sostienen entre sí. Luego de que superamos el primer embate del olvido, el impulso de alejarnos de nuestra sombra, sólo nos resta alternar entre él y los recuerdos. Pero en este texto hay, paralelo a una exploración en torno a la conservación y la pérdida, un planteamiento sobre la herencia que, sucintamente, la dibuja en términos de muerte y supervivencia. A ello volveré en breve; por ahora, sin embargo, conviene explorar cómo estas dicotomías —memoria y olvido, permanencia y ausencia, muerte y supervivencia— dan forma en su vaivén a una actitud fundamental con respecto al pasado. Gina Saraceni, en su libro Escribir hacia atrás, enfoca la noción de lo pasado “como disolución y promesa: disolución porque su manifestación es residual dado que existe como resto de lo perdido, y promesa porque está disponible para ser leído desde el presente y mediante nuevas coordenadas de interpretación que revelan formas inéditas de entenderlo”. Paradójicamente, el pasado posee una naturaleza doble, contradictoria: es, por un lado, remanente de lo que en algún momento fue presencia palpable, y por el otro, pacto con algo que aún no existe. Las formas inéditas de entender el pasado a las que se refiere Saraceni no son otras que el futuro, pues sólo a través de una exégesis de lo sucedido podemos esbozar lo que sucederá. Sólo leyendo hacia atrás, digamos, se torna posible reescribir lo leído en un porvenir. El origen, siempre inasible, no nos lega más que ruinas. Y, no obstante, es precisamente con ellas que debemos construir lo que ha de venir, en complicidad constante con los descartes, los lapsus, las pérdidas que esas mismas ruinas traigan, propicien. “La infancia se deshace lentamente. El paraíso, anclado en algún lugar, se precipita hacia el olvido”, leemos en el breve relato “Mirada”, perteneciente al libro Virginidades y otros desafíos: sabemos que hay un paraíso, pero con igual certeza lo tenemos por irrecuperable. El paraíso para siempre perdido se sitúa, por ende, en la zona limítrofe entre el recuerdo y su desaparición. De nuevo será la mirada, la mirada de lo escrito, esa suerte de visión de Jano bifronte que posee el texto, prospectiva y retrospectiva a la vez, la que nos conduzca a una comprensión de estas dimensiones antitéticas de lo pasado, ahora en el poema “Premura”, del libro Última instancia: veo a mi padre dentro del viejo mercury su rostro percudido por la muerte asoma la amargura en el charco de vidrio el espejo trae la tarde detrás del carro los ojos de balta son la tristeza el color de la casa enciende el motor y se pierde a la velocidad del olvido La figura del padre, en este texto —pero no sólo en él—, sirve como punto de fuga para todas las pulsiones que implica la herencia. Incluso desde un punto de vista netamente pictórico: el Mercury, vehiculizando la muerte del padre como un psicopompo, se pierde en un horizonte que bien pudiera ser el de un cuadro, o un fotograma. El rostro del padre, amargo de habitar el revés de la vida, no se deja ver directamente, sino sólo a través de su reflejo en el espejo retrovisor —y ya hemos visto que, para Hernández, lo que hay al otro lado del espejo es una región sin tiempo, el antes y el después del estar vivo. Y sus ojos godos, que nos devuelve el azogue, están poblados por el color que baña el hogar paterno —segunda figura privilegiada para representar la herencia en la poética de Hernández. Ese padre que arranca sentado en el Mercury y se pierde en la distancia, a la velocidad del olvido, es una imagen perfectamente condensada de la manera en que el pasado nos es entregado: como ausencia que se proyecta a posteriori. La herencia existe sólo en su fuga. Este poema reproduce, subrepticiamente, una de las metáforas más poderosas con las que cuenta Occidente para representar ante sí mismo su noción de legado: el curso de Dante tras los pasos de Virgilio, recorriendo el Infierno y el Purgatorio, en la Divina Comedia. El florentino sigue al poeta de Mantua de terceto en terceto a lo largo de buena parte de su obra, declarando con ello la filiación que une su voz a la de aquél. Y Virgilio, amén de servir de guía, se arroga por encima de todo el papel de figura paterna. En Purgatorio, Canto XV, dice a un agotado Dante: No pregunté “qué tienes”, como hiciera quien mira, sin ver nada, con los ojos, cuando desanimado el cuerpo yace; mas pregunté para animar tus pasos tal conviene avivar al perezoso, que tardo emplea al despertar su tiempo. Esta insistencia no es más que la manera que posee el propio Dante de manifestar la vehemencia con la cual se siente atraído por la obra de Virgilio, y hasta qué punto se coloca bajo su signo. No hay que soslayar, empero, que Dante se niega a ejecutar sobre el papel una nueva versión de la Eneida: no sólo se dedica a crear un espacio imaginario insólito, partiendo de aquello que ha recibido de las fuentes bíblicas y grecolatinas, sino que además lo hace en su lengua vernácula, el toscano, pudiendo haberlo hecho en latín. Esta decisión, que halla su exposición justificada en otro texto de Dante, De vulgari eloquentia, cimenta su relación con lo que le ha sido legado —y es que la determinación a favor de una lengua propia, a través de la cual será reinterpretado el pasado, condensa en sí la manera en que funciona la mecánica de la herencia. “Nos miramos en el espejo para buscar alguna delación. El poema, la palabra nos descubre”, escribe Hernández en “Paradojas”, otra sección de Poética del desatino. Una vez más, los elementos de la mirada y el espejo nos conducen a un más allá, libre de toda duración, que parece constituir el texto traslúcido en el cual la vida es un paréntesis opaco. Pero esta vez lo buscado es algo que obligue al rostro a confesar su ascendencia —como si todos los espejos fueran el retrovisor de aquel Mercury, con la faz paterna grabada para siempre. Ahora es la palabra poética la instancia que permite hallar los rasgos ocultos. Sin embargo, el poema se halla de este lado del tiempo: al encontrar la delación que perseguía, se apropia de ella, la metaboliza, transformándola en una nueva inscripción de lo pasado —vale decir, en futuro, en promesa químicamente pura. “Es lo que llevo de desconocido en mí mismo lo que me hacer ser yo”, anota Paul Valéry en sus Cuadernos. Eso ignorado, oculto, siempre inagotable, pide ser traicionado y expuesto. Y, ¿de dónde ha surgido esa región que el sujeto desconoce de sí mismo? Pues, en buena medida, la ha recibido sin siquiera saberlo. La figura paterna, que conjuga en sí generaciones y generaciones de material simbólico y genético, así como el lar de los antepasados, no son simplemente hechos geográficos y genealógicos: constituyen, de hecho, el horizonte sobre —y contra— el cual el sujeto dibuja su silueta. En otras palabras, la sombra gracias a la cual el cuerpo se reconoce como tal, distinto de todo aquello que lo rodea. Esa serie de facciones perdidas, naufragadas en el espejo, son justamente aquellas que lo forman. Su infatigable alternancia entre memoria y olvido. Soy de este lugar de silencios. Vivimos de voces apagadas. Todos los que no han regresado ocupan el sitio conservado por nuestras manos, negaciones y anhelos. Sólo la escritura puede exhumar esa dimensión ignorada del sujeto. En este poema, el IX de Intentos y el exilio, Hernández ahonda, parcamente, en ella. Estamos constituidos —nos dice a través del hablante de este texto— por ausencias, por amplios charcos de mudez, por faltas. La misma herencia es eso: una falta que nos es legada, un pasado inasible que es augurio. Y escribir tal legado, verterlo en el poema, es pagar tributo a esas voces apagadas que nos recorren, que han dado forma a nuestros rasgos, que son el sedimento ignorado de nuestra sangre. Voces que murmuran, en su lengua autista, lo que somos. Es por ello que la visión del padre está edificada en el acontecer de una partida. Sus formas se desdibujan, sin poder entrar de lleno en la luz que proyecta el recuerdo. Sobreviven vestigios, trozos de una carne ajena en la propia. El poema “Silueta”, del libro titulado Puertas de Galina, dibuja esto con suma nitidez: porque mi padre es un hoyo en la puerta a la espera de un cuerpo prescindido De nuevo la imagen, obsesiva, obsesionante, de una figura paterna que habita la lejanía. Y, ¿acaso no es esta lejanía esa terra incognita del sujeto mismo a la que alude Valéry, su íntimo más allá? El cuerpo prescindido del padre es el vacío que el hijo deberá llevar a cuestas. Se reedita, de alguna manera, el núcleo semántico de aquel mito que construyó Freud en Tótem y tabú: la carne del padre es devorada, asimilada. Y, con ello, se hace patente la dimensión mortífera de la herencia, manifiesta en la supervivencia de un cuerpo extraño, ya caducado, en el propio. Es desde aquí, desde la aparición palpable de la falta, que la herencia se piensa en función de la muerte y la supervivencia. Y es que la herencia es algo a lo cual hay que sobrevivir. El cuerpo propio, para afirmarse, debe a un tiempo asumir y rechazar lo que le es dado. De no hacerlo, corre el riesgo de ser ahogado. Kafka, en su Carta al padre, recuerda a su progenitor las tardes que, durante su infancia, dedicaban a la natación —pero, entre las muchas imágenes en torno a la piscina que ocupan esta parte de la famosa carta, una sobresale en forma de exclamación: “¡Si ya estaba yo aplastado por tu mera corporeidad!”. el muerto en la silla nuestro rezo perdido el pájaro los ojos del muerto en los míos Heredamos porque somos mortales. Es decir, heredamos la muerte del otro. Este texto del poemario Párpado de insolación, titulado “Ojo”, irradia hacia todos los otros textos de Hernández que vinculan la muerte y el legado con la mirada y los espejos; es aquí, en estos versos escuetos, donde se realiza la alquimia de tales imágenes. Mirada, muerte y herencia constituyen en esta poética un mismo nudo de sentido. Aquello legado es la desaparición. Como un fogonazo, esta certeza aparece en uno de los fragmentos que constituyen el cuento “Anotaciones en un cuaderno viejo”, en Virginidades y otros desafíos —la voz narrativa de éste comenta una carta recibida desde Madrid: “Mi nieto me cuenta que ha conocido de cerca la muerte. Lo que no sabe él es que esa muerte podría ser la mía”. Cada muerte es la muerte del (O)tro: el otro concreto, con nombre, apellido, ascendencia, y a la vez el Otro inasible que es nuestra herencia, que nos interpela incansablemente. Cada muerte, pues, evoca directamente a aquéllos que nos precedieron, esos que tejen nuestra sombra, hablándonos en el murmullo sordo de nuestros pasos. Y esa interpelación exige una respuesta. De nuevo, la intuición de la que hace gala el personaje narrador de Anotaciones en un cuaderno viejo, reproduce otra de las escenas fundamentales que posee Occidente para representar su relación con la herencia: la aparición del espectro del padre de Hamlet en el acto I, escena IV de The Tragedy of Hamlet, Prince of Denmark. En ésta, el fantasma aparece ante Hamlet, quien se halla acompañado por Horatio y Marcellus, y, en un gesto que no puede sino recordarnos aquel de Virgilio ya examinado, hace señas que exhortan a Hamlet a seguirlo. Y éste, al ver el gesto, no puede resistirse, a pesar de la violenta oposición de sus acompañantes: It waves me still. Go on. I’ll follow thee, dice, Me sigue haciendo señas. Ve. Yo te seguiré. Una vez apartados de los otros, el fantasma revela a Hamlet cómo fue asesinado por su hermano, para recibir así el trono y poder casarse con la reina. If thou hast nature in thee, bear it not. Let not the royal bed of Denmark be a couch for luxury and damned incest, clama al príncipe danés, Si tienes algo de buena naturaleza en ti, no lo consientas. No permitas que el lecho real de Dinamarca albergue lujuria e incesto condenable. Luego de obtener el juramento de venganza por parte de su hijo, el espectro se retira con un ruego, el de ser recordado: Adieu, adieu. Remember me. Se pueden entonces reconocer dos imágenes comunes, tropos si se quiere, de la herencia: en primer lugar, el gesto inapelable que incita a seguir el camino de quien lo realiza, y en segundo lugar, la entrega de un capital simbólico inconcluso, de una carencia —en este caso, una venganza que debe realizarse. El espectro mismo no es sino concreción imaginativa del pasado: vestigio de alguien que estuvo vivo, a la vez que promesa de un futuro en que la venganza se haya consumado. Todo lo que dice y hace Hamlet, no es más que una réplica a la ausencia de su padre, a ese imperativo remember me. Sus incesantes monólogos, arrastrándose por toda la pieza como lagartos perezosos, son exactamente eso: respuesta. Y su muerte, al final, absurda e innecesaria, hace evidente la problemática obscena de toda herencia: que se trata de una economía de la muerte. De ser asumida por completo, mata, pues se trata de la falta última del (O)tro, la oquedad que ha dejado: asimilarla significa asimilar la desaparición. Una herencia recibida con total fidelidad, entonces, supone la aniquilación de quien hereda: recibir, para conservar la vida, debe significar siempre escoger. Poco después de empezar la carta a su padre, Kafka aclara que la culpa del distanciamiento que los aqueja a ambos no pertenece a ninguno de los dos: “Si pudiese llegar a convencerte de ello, entonces sería posible, no una nueva vida, para eso ya tenemos los dos demasiados años, pero sí una especie de paz...”. Jacques Derrida, discutiendo esta problemática con Élisabeth Roudinesco en un libro titulado Y mañana, qué..., declara “es preciso hacerlo todo para apropiarse de un pasado que se sabe que en el fondo permanece inapropiable”. Esta contradicción, sólo aparente, es la que define la naturaleza doble del pasado, como ruina y proyecto. Y es que si fuera posible apropiarse de él, la existencia se tornaría insoportable. En cambio, la única actitud posible ante un patrimonio es redefinirlo: estirarse, como dicen los versos de Antonia Palacios que encabezan estas páginas, a lo largo de esa sombra. Una vez más, será la Carta al padre, de Kafka, la que ilumine con mayor nitidez este problema. Comentando con su padre la manera en que éste trata a su nieto Félix, siempre lúdico, contrasta su actitud con aquella que ejerció durante la crianza del autor: “Para mí tú no eras algo curioso, yo no podía elegir, tenía que tomarlo todo”. En ese tomarlo todo se condensa todo lo arrollador y desesperante de la figura paterna en Kafka. Figura que colma todo el universo simbólico de quien se halla bajo su ascendente: Te repites en esta casa [...] Cada cuerpo tuyo escapa a través de esa pared infranqueable, cortados por los espejos invadidos de paisajes, postales y viejos amores de travesías y falsas muertes ¿Y qué mejor metáfora del universo simbólico que una casa? Este poema, el XXV de Nortes, lo sabe bien. Ese tú al que se dirige el texto, cuyo cuerpo repetido, mutilado por los espejos, se prolonga en la casa, no es sino el tú de la herencia, el espectro, la sombra a la que no sabemos si seguimos o nos sigue, si es sostenida por nosotros o nosotros por ella. Por ello la casa, espacio imaginario privilegiado por Hernández —y por la tradición a través de la cual camina— para representar la transmisión del legado, se halla exasperada por estos cuerpos reiterados. La zona doméstica no sólo sirve de telón de fondo para representar el drama de la herencia, sino que actúa como un personaje más, plenamente significante. La imagen del hogar es quizás la que mayor potencia mítica conserva aún —lo cual no puede más que dar cuenta del ingente peso simbólico que ha detentado por milenios. Y aun aquí, en la obra de Hernández, retiene algo de su sentido primigenio como tierra de los antepasados, lugar en el que están contenidos los difuntos. Región geográfica tanto como simbólica, define los límites y el alcance del legado —incluso cuando la noción de tierra se ha volatizado gracias al amplio desarrollo de los espacios urbanos, quedando solamente su sucedáneo, el apellido. En esto, como en tantas otras cosas, la lucidez de Kafka resulta demoledora: hablando del trato cariñoso entre su hermana Valli, muy similar a su madre, y su padre, comenta: “Pero quizás fuera eso lo que tú querías; donde no había nada de los Kafka, no podías exigir nada de esa índole”. Poseer una tierra de origen, así sea tan sólo una ficción cristalizada en un patronímico, basta para que la mirada pueda lanzarse a contrapelo del tiempo, en busca de ascendientes —esa mirada que, como la de Hernández, está ejercitada en escrutar la muerte. Como él mismo dice en el poema “Noticia”, del libro Intentos y el exilio: “Somos tejidos de hombres, silencios y dolores”. Poco importa si el lar de los antepasados ha desaparecido o aún permanece. Lo que genuinamente es de consecuencia es el empeño, desde la escritura, por volver a trazar sus fronteras, por volver a levantar sus paredes, en esta ocasión con palabras; por caminar sus pasillos, esta vez en el propio aliento. El desconcierto, el instante del extravío, el momento de bajar la cuesta hacia la casa. Un animal invisible camina bajo tus pasos y asegura el lugar de los próximos años. El sitio donde reposarán los misterios de la familia, los secretos que construirán otros círculos. [...] En las líneas de la mano los planos de la casa. Recientes son los sueños de levantarla para guardar nuevos miedos en las palabras no pronunciadas. En un primer momento, el juego con los tiempos que realiza este poema —“Planos”, también de Intentos y el exilio— puede resultar desconcertante. Sin embargo, una lectura atenta devela en él la propiedad bifronte del pasado: ese animal invisible que camina bajo los pasos —la sombra— conduce a un lugar donde reposarán los misterios de la familia, en un futuro indeterminado. No obstante, se trataría de un espacio que ya preexiste en las líneas de la mano, en el cuerpo, como herencia, como resto. Y aquello que es recibido pero no tocado, aquello que llevamos aunque sea inapropiable, la carencia en su sentido neto, se desempeña como eje que organiza el texto, por medio de dos expresiones que aluden, a su vez, a algo más, ensombrecido: los misterios de la familia y las palabras no pronunciadas. “Escribir es someterse a la muerte”, reza este aforismo perteneciente a “Limitaciones”, en Poética del desatino: la escritura como ambivalente comercio entre el sujeto y aquello que lo carcome y lo sostiene, su origen —como reza aquel verso de Teófilo Tortolero, perteneciente a Las drogas silvestres: “Tu paraíso tu pequeña muerte”. Pero, junto a esta voluntad de sometimiento, se levanta otra pulsión, opuesta. Cuando, interrogado sobre las razones por las cuales escribe, Hernández responde: “Escribo para no morirme. Para rebelarme contra la muerte, pero saber que el silencio también es sonido. Escribo para ser lo que el pasado dejó atrás”. Esta declaración se halla incluida en el libro ¿Por qué escriben los escritores?, de Petruvska Simme. Conjugando ambas sentencias, tanto ésta como la perteneciente a Poética del desatino, podemos representar ante nosotros el difuso papel de la escritura ante lo que le ha sido dado, ante aquello que la vivifica y la mata. La escritura poética, erigida en la frontera huidiza entre el lenguaje y la mudez, implica siempre una economía de lo mortuorio: en cada palabra se juega la posibilidad misma del habla, y con cada vocablo trazado se aguza más la mirada para otear la ausencia que nos fue dada por todo patrimonio. No podemos terminar de asirlo: entre las manos, entre las frases, se nos queda solamente su huida —como nos ha dejado entrever Hernández, desde aquel viejo Mercury hasta este texto, el XXI de Intentos y el exilio: Nos queda en los ojos la fuga, el alejamiento hacia el centro de la arboleda que vemos a lo lejos. Del origen sólo nos queda el polvo. El polvo del origen es el que cruje en nuestras articulaciones, el que nos pesa en los huesos, el que nos condena y nos salva a la vez. Se trata del polvo que, amontonado a nuestros pies, hilvana calladamente la sombra a lo largo de la cual debemos caminar. ** Adalber Salas Hernández http://www.letralia.com/firmas/salashernandezadalber.htm Escritor venezolano (Caracas, 1987). Completó estudios de letras en la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve). Ganador del II Premio Nacional Universitario de Literatura con el poemario La arena, el vidrio: ascenso en tres movimientos (Editorial Equinoccio, http://www.equinoccio.cultura.usb.ve; 2008), así como autor de los poemarios Extranjero (bid&co. editor, http://www.bidandco.net; 2010) y Suturas (bid&co. editor, 2011). Ha sido incluido en las antologías La imagen, el verbo (Ucab, 2006) y Antología de poesía joven venezolana (bilingüe árabe-español, Universidad Internacional Libanesa, http://www.liu.edu.lb; 2009). Textos suyos han sido publicados en medios como el Papel Literario del diario El Nacional (http://www.el-nacional.com), la revista digital El Cautivo (http://www.elcautivo.org) y el portal Prodavinci (http://www.prodavinci.com). === Estrategias textuales del ensayo literario ============================ === y su proceso de actualización acorde a la teoría de Martín Cerda ====== === Daniel Rojas Pachas =================================================== 0. Introducción El presente trabajo tiene por finalidad analizar cómo el ensayo literario exige, para su interpretación —tal como lo indica Umberto Eco en su modelo metatextual del lector modelo—, la realización de una serie de pasos complejos, paseos inferenciales, búsquedas ideológicas, revisión de aspectos estructurales y aprovechamiento de conocimientos previos recurriendo a la enciclopedia personal y a información externa que es demandada. De modo específico, se plantea como hipótesis que el lector modelo del ensayo literario se (re)construye a partir de la organización textual fragmentaria, intertextual e irónica del texto, conceptos que el destacado investigador Martín Cerda desarrolló en su obra a fin de caracterizar el género ensayístico. La presencia de estas estrategias textuales determinan la compleja cooperación textual que el eventual lector empírico debe realizar. Entendiendo que los códigos del lector pueden diferir en mayor o menor grado de los códigos del emisor, podemos señalar que el código no es una entidad simple, sino más bien un entramado de reglas e incluso muchas veces desviaciones de la norma, por ende el código lingüístico no es suficiente para comprender los mensajes verbales de un texto; en tal medida, para decodificar el mensaje se requiere además de la competencia lingüística básica, de una competencia semiótica (1) que ponga en movimiento e interacción una red de conocimientos dispersos y a simple vista inconexos. Para Eco importa el rol que compete al lector, partícipe activo llamado a proponer significados que vayan en beneficio del texto y su cerrazón discursiva, de lo contrario, como dice el italiano, el receptor al carecer de enciclopedia “quedará atrapado” (Eco, 1981: 80). En cuanto a los postulados del destacado ensayista y crítico nacional, Martín Cerda, éstos sirven como referentes teóricos para la hipótesis. En sus libros La palabra quebrada: ensayo sobre el ensayo (1982) y en Palabras sobre palabras (1997), Cerda aborda de lleno el género que nos convoca y hace una revisión en torno a la naturaleza compleja, ambigua y discontinua del ensayo literario a partir de la figura del fragmento y la intertextualidad, intermediación polifónica y múltiple que Roland Barthes también destaca en su libro Roland Barthes por Roland Barthes (1997). Cerda afirma, parafraseando a Barthes: la zona de validez de todo escrito que, como el ensayo, no pretende hoy “ex-poner” una visión o un saber total (y muchas veces “totalitario”), sino introducir una mirada discontinua en un mundo que, en lo más sustantivo, se oculta o se enmascara con diferentes ropajes y lenguajes “totales” monolíticos y opresivos. Por eso justamente en su penetrante libro autobiográfico, Roland Barthes podía anotar: Escribir por fragmentos: los fragmentos son entonces las piedras sobre el borde del círculo: me explayo en redondo: todo mi pequeño universo está hecho migajas: en el centro, ¿qué? (1982: 13). Asimismo Cerda, remontándose a los principios formativos del ensayo —desde los clásicos occidentales hasta su apogeo durante la ilustración como herramienta burguesa—, destaca el aporte de Montaigne que bautiza el género con el nombre de ensayo, lo que en esencia envuelve la ironía propia de un medio que propone a su destinatario eventual una visión de la realidad desde el bosquejo, lo inacabado e impreciso, remitiéndonos a una variedad de fuentes que completan su significación en la cooperación textual que ejerce aquel llamado a actualizar el mensaje al vincular las partes de un entramado invisible e incompleto en principio. Martín Cerda será en tal medida uno de los pilares teóricos de este proyecto, pues el autor acusa la naturaleza metatextual del texto ensayístico, no sólo haciendo referencia teórica al modelo de Eco (2) frente a los desafíos actuales de la lectura, parte integral de nuestra metodología, sino también al hacer uso del propio género en análisis, para estudiar y presentar su caracterización sobre el ensayo, pues como señala en el prólogo a su obra Ensayo sobre el ensayo: “Por eso escribir sobre el ensayo exige siempre escribir ensayísticamente, es decir, de manera fragmentada, discontinua y exploratoria” (1982:13). Puedo añadir que la hipótesis del trabajo se verificará en la medida que se cumpla el siguiente objetivo: • Investigar bibliográficamente los presupuestos teóricos relativos al ensayo expuesto por Martín Cerda, Roland Barthes, Walter Benjamin y Georg Lukács delimitando así los conceptos que se aplicarán para caracterizar al ensayo literario y su proceso de actualización. En términos prácticos, la delimitación teórica del modelo metatextual de Eco y el análisis de los conceptos de Martín Cerda acerca del ensayo, priorizan los paseos hermenéuticos (3) y dejan en claro las vías posibles a seguir en el trayecto de actualización de un texto ensayístico. Recorrido flexible que va desde la necesidad de conocer las “circunstancias de enunciación”, conocimiento de “códigos y subcódigos” hasta el reconocimiento de “estructuras discursivas”, “narrativas”, “actanciales” e “ideológicas” mediante “extensiones parentetizadas”, “previsiones y paseos inferenciales” y confrontación de “estructuras de mundo” adquiridas por el lector de carne y hueso durante su experiencia que dialoga con la del mundo textual. Por último, vale la pena indicar que la fundamentación del trabajo radica en desarrollar una investigación que prioriza a la semiótica como ciencia, pues me parece medular enfocarse en las teorías que se preocupan del rol que cumple el lector al actualizar un texto de acuerdo a sus competencias, y en una segunda instancia porque el ensayo es un género que aún se puede abordar como fenómeno discursivo y textual debido a su tradición e importancia indiscutible; sin embargo, sus aproximaciones son múltiples y dispersas, por ende considero pertinente aportar a su lectura y también a la caracterización del lector modelo desde una ciencia y teoría ampliamente desarrollada como es la semiótica y los estudios sobre intertextualidad. Prueba de esto es la bibliografía que servirá de apoyo para el estudio. 1. Estrategias textuales del ensayo 1.1. Fragmentación La fragmentación en el ensayo podemos entenderla desde el punto de vista de Martín Cerda, como una tradición que se ha sustantivado y diversificado en los escritos de algunos de los ensayistas más significativos del siglo XX: Walter Benjamin, Michel Leiris, Theodor W. Adorno, Maurice Blanchot, E. M. Cioran, Roland Barthes y Kostas Axelos. Por ejemplo, Daniel Cabrera destaca en su estudio sobre Benjamin lo siguiente: La interpretación y la traducción son los esquemas del itinerario benjaminiano, por lo que la cita y el montaje resultan las técnicas más apropiadas para aproximarse a una verdad en movimiento, siempre cambiante, abierta a la interrupción entendida como cambio social radical. Este enfoque se relaciona con la idea de transversalidad, de proceso abierto o collage artístico, juego de metáforas y traducciones de las que el autor se sirve para pensar la fragilidad del siglo XX (2009:397). En tal medida, para el escritor, ensayista e investigador chileno no se trata de “invocar un linaje formal, sino de justificar una forma, modo o práctica de escribir”, y agrega: Ni las máximas de Chamfort, ni los aforismos de Nietzsche, ni los fragmentos de Benjamin son, en verdad, los restos de una totalidad perdida, ni tampoco las anotaciones para un libro total. Son textos expresamente concebidos, trabajados y ejecutados como entidades formales autónomas: una forma de escritura que, en lo esencial, responde no sólo a un determinado tipo de coyunturas históricas sino, además, a un modo de mirar, asumir y valorar el mundo (Cerda, 1982:9). El ensayo como género, demuestra que no estamos ante un código cerrado bajo la fórmula vertical de la linealidad: presentación, conflicto o nudo y desenlace. En su enunciación incluso el carácter exploratorio y propositivo del ensayo deja muchos elementos sin concluir o al arbitrio del lector y sus decisiones, “lo cual implica una desestructura y uso de recursos parabólicos que impulsan al lector a desarrollar una competencia intertextual ante el fragmento y de ese modo completar el sentido de forma externa al contenido” (Suleiman, 1997:468-489). Se torna necesaria una enciclopedia nutrida y solvente, lista para responder a un mensaje que elude y se resiste a toda representación reduccionista. El lector del ensayo está llamado a desarrollar una competencia que pueda enfrentar la cita sin entrecomillado y la interrupción o quiebre forzado de ideas tradicionalmente continuas y supeditadas por jerarquía, de modo que existe la labor de compenetrarse con los procesos dialógicos que el texto establece con otras realidades. En tal caso, el texto literario no se considera aislado de los demás hechos textuales y no textuales, sino en activa interrelación con ellos, articulando disciplinas, contextualizando datos, relacionando, y como dice Carrasco: “tratando de dar sentido a elementos, situaciones y momentos históricos distintos, medios verbales y no verbales, literarios y de otras formas de discursividad” (2002:199-210). Este hecho ha alterado también el modo de leer, mutando tanto el proceso privado referido a las expectativas particulares del lector como al rol de la teoría y metodología de interpretación: El estudioso se sitúa entre disciplinas diversas, entre lenguas diferentes, entre tendencias contradictorias, logrando una apropiación de culturas que resuelve por estrategias comparadas tanto de adopción como adecuación. La crítica transita entre textos heterogéneos entreviendo las aperturas de una situación (Block, 1990:11). La desestructura y apertura de los temas tiene como correlato el carácter parabólico (4) del texto. Tal como se indicó aludiendo a Suleiman, es una respuesta proporcional a la síntesis, la cual tiende al escamoteo y omisión de pasajes, fragmentación de lo enunciado y una exégesis lectora que remite a la parodia y subversión. Esto podemos graficarlo desde la perspectiva de Cerda en un plano axiológico, visualizando una compresión de los contenidos enciclopédicos y valóricos del autor, los cuales en lugar de entender la sociedad o mundo como cohesión, se refunden en una voz indefinible, carente de género, edad y rostro, ambigua al punto de llegar a la contradicción y mudez. Paradoja que genera una búsqueda de sentido más allá de lo inmediato, el texto cerrado. El ensayo al no aludir a una realidad concreta e inmediata tiene sustento en la propia palabra. Podemos agregar que la búsqueda del fragmentarismo se da en distintos planos, en principio, tal como señala Barrenechea, es una “forma de quebrar el pacto mimético y la unidad textual” (1982:377-381), síntoma de la carencia de lógica e imperio de vías transversales que atentan contra todo orden taxativo. En lo productivo del ensayo, la fragmentación apunta también hacia una cultura de lo periférico, visión desprovista del poder hegemónico de los grandes relatos; en tal grado el fragmentarismo, tal como expone Carrasco, contribuye junto a los otros dos ejes en estudio, la intertextualidad e ironía, a la falta de clausura en lo enunciado y a una sensación de semiosis latente. Semejante corte de las excedencias posibilita la extensión del plano semántico más allá del texto. Es un tema de encuadre y tanto los contenidos escamoteados como los aludidos se llenan de significado y guían hacia un final por completar. Las implicaturas cobran vigor y se solucionan en el código del lector. 1.2. Intertextualidad Cerda, parafraseando a Lukács, afirma sobre el ensayo lo siguiente: El ensayista parte de una forma para vivenciarla, interiorizarla, sentirla e interrogarla, pero su trabajo no para nunca ahí, sino, al contrario, se prolonga cada vez que la lectura de un libro, la contemplación de una obra artística o la reflexión sobre una idea ajena se convierten, a su vez, en el punto de partida de su propio discurso, en la ocasión que motiva a cada ensayo suyo y, por ende, en el comienzo (siempre reiterado, perpetuo) de la búsqueda de su propia forma (1982:21). En la medida que el ensayo esté regularmente constituido a partir de la lectura de otro escrito, la contemplación de una obra artística o la íntima resonancia de una idea ajena, ha predispuesto siempre a pensar que el ensayo fue escrito únicamente para explicar, comentar o juzgar los temas. Representación descuidada que ignora una primera faceta de la intertextualidad (5) y que Cerda destaca en sus escritos, la idea que propone que el ensayista está por debajo de esa ocupación visible, trabajando consigo mismo. Así lo señaló Montaigne al presentar sus ensayos, uno mismo es la materia preponderante de sus libros. Lukács llamó a eso la ironía esencial del ensayo. José Alberto de la Fuente, en su artículo referido a la obra de Martín Cerda, llama a esto ocasionalidad, cito textual del trabajo “La ensayística de Martín Cerda”: El ensayo se origina a partir de una circunstancia, de una lectura o de otro escrito. Sus principales características son la ironía (estrategia de enmascaramiento) y la ocasionalidad. El ensayo está siempre ocasionado por un objeto, por una situación, por una encrucijada y orientado hacia la verdad; su palabra no pretende ser la última ni ser exacta. Por eso que el ensayo es la glosa que explica o aclara al margen de otros textos los puntos oscuros de esos escritos ajenos (2010: 29-39). En toda preferencia (literaria, artística, biográfica, epocal) siempre están en juego determinados valores que Walter Benjamin ilustra al afirmar que el deber de todo escritor es impedir que la historia la hagan únicamente los vencedores, porque entonces se convierte en un indecente delirio. Esto implica una polémica con la propia situación histórica, artística y vital, y es lo que se ha llamado infratexto (6), por ende la elección de determinada cultura por el autor no obedece sólo a una curiosidad intelectual, sino además, al proyecto de llegar a identificarse probablemente con una forma de vida que fuese capaz de compensar imaginariamente el radical desajuste con la vida de su tiempo. Signos que constituyen el diálogo con un segundo e incluso tercer texto sumergido, encubierto o tapado por el texto explícito de los artículos ensayísticos y el grueso de un universo literario. Cerda nos dice: “El ensayo está, de este modo, siempre ‘atado’ al objeto que lo ocasiona (libro, obra de arte, forma de vida), pero a la vez, siempre lo sobrepasa sin llegar nunca a la fría perfección del sistema” (Cerda, 1982:5). El ensayo es, en otros términos, siempre ocasional, como indica De la Fuente, en el sentido de que está regularmente ocasionado por un objeto, y al mismo tiempo provisorio, en el sentido de que no cesa nunca de buscar la forma cerrada del sistema. Esto explica que en cada ensayo donde los demás descubren valores, verdades, ideales y certezas, el ensayista sólo encuentra problemas, incertidumbres y despistes. Lo que suele reprocharse al ensayista es, en verdad, que cada vez que se ocupa de pensar un objeto (texto, obra de arte, forma de vida) siempre despiensa al mismo tiempo, lo pensado anteriormente sobre ese objeto, introduciendo, de este modo, una doble negación en el orden de las cosas. Desde Montaigne hasta hoy, en efecto, el ensayista descubre en cada orden de cosas (vida propia, organización familiar, sistema laboral, estructura social) no una armonía, un cuerpo orgánico, sino más bien, una pluralidad de conflictos, desequilibrios y contradicciones, y allí está la raíz de su escritura, en la suma e interacción de todos esos elementos, intertextos que se invocan y exorcizan. Basados en Bloome y Egan-Robertson podemos explicar desde una perspectiva semiótico-social: la intertextualidad implica un potencial para construir significado, lo que a su vez tiene funciones interpersonales, ideacionales y textuales. La intertextualidad no se limita a referencias explícitas o implícitas a otros textos, puesto que puede ocurrir en distintos niveles (palabras, estructura de textos, registros, géneros y contextos) y de distintas maneras (mezcla de registros, contenidos, géneros y situaciones) (1993:24). 1.3. Ironía Martín Cerda aborda la ironía como una actitud a la hora de escribir, modo y método que va profundamente ligado al quehacer discontinuo que plantea la fragmentación. Citando a Blanchot, el escritor chileno nos dice: sólo la ironía puede hacer coincidir el discurso con el silencio, el juego con la seriedad, la exigencia declaratoria, y hasta oracular, con la indecisión de un pensamiento inestable y dividido, y finalmente, para el espíritu, la obligación de ser sistemático con el horror del sistema (Cerda, 1982:28). De la Fuente, por su parte, analiza la obra de Cerda y se detiene en la idea de ironía en los siguientes términos: “La ironía es el rasgo esencial, preguntas encubiertas o disimuladas que enderezan las costumbres, opiniones y sucesos de una época, anticipando la crítica a los rasgos más acusados de una determinada sociedad” (2010: 29-39). Para Lukács, en cambio, la ironía del ensayista consiste en estar aparentemente siempre ocupado de libros, imágenes, objetos artísticos o cosas mínimas, cuando, en verdad, está siempre hablando de esas cuestiones últimas de la vida que, de una manera u otra, lo preocupan, inquietan o atormentan. La ironía es, de este modo, la estrategia o recurso que emplea el ensayista para enmascarar sus preguntas más radicales bajo el aspecto de una glosa o digresión ocasional, y por eso ocurre que cuando más lejano el autor parece de la vida, más doliente y quemante es su proximidad. Pere Ballart, por su parte, indica en torno a la ironía: Alazoneia y eironeia son los términos con que se designaba en la antigua Grecia a la actitud vanidosa y, en el fondo, estúpida de quien finge unas aptitudes que en realidad no posee; mientras que el segundo término distinguía al talante de alguien que, en apariencia desvalido, esconde su juego y por medio de estratagemas se sale con la suya (1992:40). Podemos delimitar estas ideas con la definición etimológica que Cerda entrega frente a la palabra ironía: “Eironeia fue, para los griegos, lo que hoy llamamos disimulo, y derivaba de éromai (yo pregunto), y constituye, por lo tanto, una interrogación enmascarada o, como dice el diccionario, el “arte de preguntar fingiendo ignorancia” (1982:24). Lo verdaderamente esencial en cada ensayo no reside, en consecuencia, en el objeto de que se ocupa, sino, más bien, en las preguntas a que se somete discreta y, a la vez, radicalmente, porque esas preguntas suelen tocar la concepción del mundo en su desnuda pureza, son ellas las que permiten al ensayista ir reduciendo a escombros la fachada altanera de los pensamientos convertidos en tópicos o doxas y, a la vez, anunciar el perfil inédito de las cosas que promete el futuro. Finalmente, también en un sentido etimológico, Georg Lukács subraya tempranamente dentro del siglo recién pasado, allá por 1911, la modestia admirable del vocablo ensayo, encontrando en él la más hermosa demostración de lo que llamó la ironía esencial del ensayo, estableciendo una filiación intelectual que se remonta hasta Montaigne. Pensador “porvenirista” orientado radicalmente hacia el futuro que se aproximaba, expuesto cara a cara con él, y por una razón que él mismo enunció y anunció, su posición es análoga a la del navegante que, después de sobrepasar el horizonte de lo conocido, se queda, por así decirlo, fuera del mapa, enfrentado a la pura peripecia y, por ende, sin otra información que la que por pericia o inspiración, obtiene de cada nuevo día de navegación. Pericia de tanteo que, como señaló Adorno en su Teoría estética (1970), radica en la raíz de la palabra ensayo. Tantear es un modo de orientarse hacia lo desconocido e indescubierto, el ensayo posee dicha tarea. De modo que el verdadero ensayo, en el aluvión de papel impreso en masa, es un gesto disidente e irónico obligado a redoblar su disidencia, por ende lo distintivo en los escritos de Benjamin, E. M. Cioran o Roland Barthes es, justamente, su forma o, más exactamente, lo que este último llamó la responsabilidad de la forma. La ironía pasa a ser dentro del ensayo el instrumento que tiene el escritor para radicalizar su oposición y una de las maneras que tiene para despensar las verdades instituidas y cristalizadas por los sistemas oficiales. Esta permanente conducción de cada problema que aborda, llevándolo a su máxima tensión, hasta sus últimas consecuencias, opone esencialmente al ensayista a la cultura instituida, al conformismo de la doxa y a lo pensado anteriormente. Esta radical disidencia —o, como decía Adorno, herejía (7)— se acusa particularmente en la crítica sin desfallecimiento a que somete el ensayista a las soluciones que ofrece lo pensado anteriormente. 2. Las estrategias textuales de Martín Cerda revisadas a través del modelo metatextual de Eco Según Eco: un texto postula a su destinatario como condición indispensable no sólo de su propia capacidad comunicativa concreta, sino también de la propia potencialidad significativa. En otras palabras, un texto se emite para que alguien lo actualice incluso cuando no se espera (o no se desea) que ese alguien exista concreta y empíricamente (1981: 76-77). El párrafo anterior hace énfasis en el papel del lector como actualizador, y a la vez se centra en las múltiples potencialidades de significado que brinda el texto. Así, cada lectura llevará indefectiblemente la marca de quien hace suyo el texto, de quien en esa suerte de entrega y confrontación, rehace a través de una búsqueda interior —de reflexión y conexiones— los caminos de la escritura, del sentido y de las emociones del creador. De cualquier modo vale la pena señalar que el modelo metatextual de Eco (cfr. Figura 1), más allá de ser un camino cerrado y riguroso, representa con sus múltiples casilleros un punto de referencia, permitiendo variadas modificaciones supeditadas a las estrategias textuales que anticipan los movimientos cooperativos del lector empírico. Eco agrega respecto a su esquema: Nuestro diagrama expresa el hecho de que, en el proceso concreto de interpretación, a todos los niveles y subniveles (que de hecho sólo son puros “casilleros” metatextuales) también puede llegarse dando grandes “saltos”, sin tener que recorrer necesariamente unos senderos obligados y proceder casillero por casillero” (1981:97) Figura 1. Modelo metatextual. Ver imagen en http://www.letralia.com/263/ensayo05.htm#figura1 La lectura que demanda el texto ensayístico se produce, de acuerdo al modelo metatextual de Eco, provocando variados recorridos y patrones diversos de interpretación que estarán condicionados por la enciclopedia del lector, las estructuras de mundo y su visión frente a fenómenos básicos de hipercodificación retórica y estilística, alteraciones de las reglas de correferencia gramatical y la particular estructura discursiva que nos toca enfrentar, asimismo, es imprescindible valorar el rol que juegan las estrategias de fragmentación, ironía e intertextualidad dentro del sentido global del ensayo, alterando la búsqueda que realiza el destinatario empírico. Por lo mismo, este tránsito de descodificación, como bien lo explica Eco, es recursivo y múltiple y no se puede asimilar o subsumir en una realización irrestricta. En cuanto a la fragmentación (8) como una primera estrategia textual del ensayo caracterizada por Martín Cerda, podemos señalar que ésta afecta principalmente los casilleros que Eco dentro de sus niveles de cooperación textual denomina las reglas de correferencia y en el campo del contenido, las estructuras ideológicas. La ironía (9), segunda estrategia en estudio, apela a las estructuras de mundo así como también a las extensiones parentetizadas. Finalmente, la intertextualidad (10) como estrategia presente en el ensayo, afecta el diccionario básico, las circunstancias de enunciación y los cuadros intertextuales. 3. Conclusión Tal como se plantea en la introducción, lo prioritario de este trabajo de documentación en torno al ensayo literario y los conceptos elaborados por Martín Cerda, es verificar bibliográficamente los presupuestos teóricos que el autor nacional ha propuesto completando trabajos previos de Lukács, Barthes y Benjamin. En una segunda instancia, revisar el modelo metatextual de Umberto Eco en relación a las estrategias retóricas de fragmentación, ironía e intertextualidad que Cerda conceptualiza, demostrando cómo estás afectan en distinto grado partes del recorrido y movimientos cooperativos que el lector empírico realiza al enfrentar un texto ensayístico y su correspondiente búsqueda de significado. Así la fragmentación como forma de escritura altera las expectativas del lector y modifica la lectura al incidir sobre las reglas de correferencia, saltos de temas y alusiones sin deícticos o marcas explícitas, asimismo se apunta a las estructuras ideológicas, pues la fragmentación tal como indica Cerda, radicalizan desde la escritura y el pensamiento, una mirada en crisis que el escritor detenta ante la sociedad y sus productos culturales. Cerda lleva esta tensión axiológica al plano del ensayo para entender la figura del escritor y el carácter discontinuo y fragmentario del género ensayístico. El chileno se explica del siguiente modo: Todo escrito fragmentario implica, en efecto, una fractura, crisis o quiebra social y, al mismo tiempo, una infracción de todos los lenguajes que, de una manera u otra, intentan enmascararla o taparla. Algunos de los mejores fragmentos de Rivarol, Chamfort o Litchtenberg arrastran, en sus más íntimas entrañas, la sombra degradada y degradante del Terror jacobino. Es posible que igual cosa ocurra con algunos de los escritos póstumos de Kant, cuyo carácter fragmentario ofrecen, según Lucien Goldmann, una tensión comparable a los fragmentos aforísticos que tanto admiramos en Pascal y en Nietzsche (1982:10). La ironía, por su parte, afecta las estructuras de mundo y las extensiones parentetizadas, pues se pone en jaque la idea de verosimilitud al jugar con la ambigüedad y el descreimiento, al asumir una voz dubitativa y contradictoria no sólo del propio pensamiento y capacidad, sino que desde ese ángulo se puede cuestionar un tema acreditado y tópico dentro de nuestra mirada nacional. Por último la Intertextualidad demanda información adicional frente al diccionario básico, hace alusión constante a las circunstancias de enunciación y al llamado infratexto, y en esa medida también se comprometen las estructuras ideológicas. Por ende, todas estas alteraciones en el acto de descodificación del texto si bien forman parte de las condiciones de comunicación concreta del texto ensayístico, reforzando la idea de Eco de Lector modelo, no es menos cierto que su presencia como elementos retóricos tornan compleja la relación lector/texto y exigen a éste una cooperación mayor y atenta, pues muchas de ellas superan las fórmulas y regularidades que la doxa ha impuesto como norma formal para la comprensión de lo que se entiende por ensayo o texto divulgativo. De modo específico, se plantea que la hipótesis del trabajo se confirma en la medida que el lector modelo que se (re)construye, surge sin duda a partir de la organización textual del fragmento como estilo y visión de la realidad, y la ironía como mecanismo de desmitificación de lugares comunes en la escritura. La intertextualidad y el dialogismo tampoco se pueden ignorar y merecen un análisis especial en la medida en que el escritor de ensayos constituye un universo que promueve soliloquios o narcisismos textuales, tal como señala Lagos: el dialogismo, en su naturaleza más evidente, se realiza mediante el citacionismo; no obstante, para nosotros, este rasgo puede observarse no tan sólo en la modalidad de textos que hablan entre sí, sino más exacerbadamente como textos que hablan consigo mismos, produciendo así un soliloquio textual (o narcisismo textual) (2005:107-119). Se puede señalar, entonces, que el texto ensayístico, como bien señala Cerda, responde a una tradición en la tarea de escribir de modo discontinuo y se inscribe en una forma de aproximarse al texto que, si bien no constituye un linaje, sí adopta ciertas maneras que pueden resultar complejas a la hora de ser actualizadas por un lector que carezca de la enciclopedia y no esté dispuesto a cooperar activamente en la tarea de redescubrir sus limitantes y hacer frente a variantes como la intertextualidad, ironía y fragmentación, estrategias que alteran no sólo la forma sino que también el contenido al punto de transgredir esquemas aprendidos y mecanismos que han sido ultra acreditados y repetidos como la forma adecuada de lectura lineal. Podemos agregar que esta herejía, como la llama Adorno y que es promovida por el texto ensayístico, persigue, desde la estructura textual y el mensaje que se edifica como una prolongación de las ideas más internas del autor sobre la literatura y el mundo, transgredir la linealidad del discurso con un decir rizomático (11), además de interrumpir, bifurcar, ampliar y desmenuzar sin tregua para el lector, el tratamiento de un tópico que si bien se delimita desde el título, se va redimensionando al punto de descentrar la idea medular en partes autónomas e interdependientes, a veces en apariencia inconexas o sutilmente interconectadas, afán que quiere desacralizar la verdad de lo que se piensa, en este caso particular, en torno al exilio y literatura. La ironía en tal medida, como dice Cerda, importa porque “cada fragmentario puede invocar la permanente infracción de los discursos instituidos, socializados, doxologizados”. El autor chileno, Martín Cerda, especialista en el ensayo, agrega “esta infracción o herejía pertenece a la esencia del ensayo moderno y, en particular, del fragmento en el que, con alguna frecuencia, se abrevia, resume o condensa” (Cerda, 1982:45). En todo este esfuerzo, subyace el valor intrínseco del ensayo como género. En concordancia con la línea más esencial de la ensayística alemana, Lukács subrayó en un momento que hoy vemos y valoramos a la tragedia classique, a los griegos y al renacimiento de manera muy distinta a como la valoraron y vieron Lessing, Winckelmann, Burckhardt y Nietzsche, y, sin embargo, seguimos leyendo sus admirables ensayos con fruición e interés. El fundamento de esta lectura no depende, en consecuencia, del valor histórico o científico de esos escritos, ni siquiera de una eventual coincidencia de apreciación con el punto de vista adoptado por sus autores, sino, en verdad, de su valor formal. En tal medida, el escritor se vuelve hacia la imaginación, hacia el riesgo mismo de la existencia. Por eso la validez actual del ensayo es introducir una mirada intermitente en un mundo enmascarado con diferentes ropajes y lenguajes monolíticos y en gran tensión expresiva. Es una exigencia de exploración incesante, puede que por eso, en uno de sus ensayos titulado “Nuestro tiempo”, Martín Cerda se pregunta en qué consiste el ensayo y se esfuerza por interrogarlo y entenderlo. Hace el ejercicio de la pregunta radical que, desde la modernidad, parte con las mejores tradiciones intelectuales de Occidente hacia la búsqueda permanente del ser extraviado en el mundo: Preguntar es buscar la verdad que no se tiene y que precisamos siempre para saber a qué atenernos. El mundo es un continuo cambio irracional y al unísono, clarividente y consciente de sí. Desde esta experiencia la nostalgia se levanta como “doliente memoria del pasado” y la utopía como “ensueño de un futuro sin conflicto”. Pero el ahora es un tiempo promiscuo que nos modifica y nos altera (Cerda, 1982:121). 4. Bibliografía consultada • ADORNO, Theodor (1962). El ensayo como forma. Notas de literatura. Barcelona: Ediciones Ariel. • BALLART, Pere (1994). Eironeia. La figuración irónica en el discurso literario moderno. Barcelona: Quaderns Crema. • BARRENECHEA, Ana (1982). “La ruptura del contrato mimético en la novela contemporánea”. Revista Iberoamericana, Nº 48. Columbia University. • BARTHES, Roland (1974). El placer del texto. Buenos Aires: Siglo XXI. — (1986). S/Z. México: Siglo XXI. — (1997). Roland Barthes por Roland Barthes. Caracas: Monte Ávila Editores. • BENJAMIN, Walter (1967). Ensayos escogidos. Buenos Aíres: Sur. • BLANCHOT, Maurice (1955). L’space littéraire. El diálogo inconcluso. Caracas: Monte Ávila Editores. • BLOCK DE BEHAR, Lisa (1990). Dos medios entre dos medios (sobre la representación y sus dualidades). 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Ahora bien, para que dicho hacer interpretativo sea actualizado y realizado, el intérprete tiene que poseer una determinada competencia, que llamaríamos consecuentemente competencia semiótica: un saber/poder interpretar. 2. “El lector de nuestros días no es sólo un hombre abrumado por la multiplicación indiscriminada de libros y de impresos de toda índole, sino, además es un ser radicalmente desorientado a raíz de la quiebra o crisis del código de lectura empleado tradicionalmente en la sociedad moderna. No sabe, en suma, qué hacer con esa masa de libros que le sale diariamente al encuentro ni sabe tampoco cómo leerlos. El libro, de este modo, ha dejado de ser una promesa placentera, una ilusión, para convertirse —como lo advirtió Ortega hace medio siglo— en una carga. La lectura, a su vez se ha vuelto problemática a consecuencia de lo que Umberto Eco ha descrito certeramente como ‘decodificaciones aberrantes’. Estos dos hechos inciden, por último, en un complejo fenómeno que ha sido llamado de muchas maneras: ‘malestar de la cultura’, ‘muerte del libro’, ‘desculturización’, fatiga de leer, ‘apagón cultural’ “ (Cerda, 1982:87). 3. Es importante señalar que en el proceso interpretativo el texto no aparece como un objeto acabado y terminado, invariable. El texto es un “objeto que la interpretación construye” (Eco, 1990: 41), en su intención de convalidar no sólo las conjeturas que efectúa con respecto a él sino también con respecto a las intenciones del Autor Modelo. Así, el lector re-construye el texto y re-formula la imagen del Autor Modelo a cada instante, re-construyéndose a su vez en tanto lector empírico que busca sintonizar en el mayor de los grados con la imagen de Lector Modelo prevista y demandada por cada una de las otras dos instancias. Este proceso consiste, para Eco, en un “círculo hermenéutico” (Eco, 1990: 41), el cual está basado, como puede observarse, en una radicalización de la “cooperación” más arriba descrita, cooperación que, a esta altura, está explícitamente prevista para ambos polos de la relación de interlocución. 4. Este complejo sistema de superposiciones, transtextualidades, inversiones y alusiones, tiene como propósito hacer coherentes el sentido literal y el figurado. El lector deberá reducir los significados retóricos, comprimir la plurisignificación, a partir del sentido literal y concluir una “regla de acción” (Suleiman, 1977). Acoger los valores de la enunciación y excluir los valores de la historia oficial. 5. Kristeva (1966), en un ensayo titulado Le mot, le dialogue et le roman, consagrado a Bajtín, expresa que el texto se construye como un mosaico de citas, siendo éste absorción y transformación de otro texto. Barthes (1970) aclara que la intertextualidad no tiene relación con la antigua noción de fuente o influencia, puesto que todo texto ya es un intertexto; en niveles variables, otros textos se encuentran insertos en un texto bajo formas más o menos reconocibles, es decir, los textos pertenecientes a la cultura del texto previo y aquellos de la cultura del entorno. De Beaugrande y Dressler (1981) sostienen que la intertextualidad es uno de los requisitos que debe cumplir un texto para ser considerado texto; determina la manera en que el uso de un cierto texto depende del conocimiento de otros textos. Según estos autores, el término intertextualidad se refiere a la relación de dependencia que se establece entre, por un lado, los procesos de producción y recepción de un texto determinado y, por otro, el conocimiento que tengan los participantes en la interacción comunicativa de otros textos anteriores relacionados con él. 6. “El infratexto, como lo entiende Martín Cerda en La palabra quebrada, es la memoria como una forma de saber, como un re-conocimiento de nuestra humanidad, como un recuerdo remanente de la manada y como una invocación a la más primaria sabiduría: la del milenario elefante. La memoria se transforma así en la superación del desgarro, de la ira, de la culpa, de la vergüenza, del trauma, al fin: la resiliencia del animal que a fin de cuenta somos. Y con mucho humor y tanta ternura también” (Harris, 2009:238). 7. La herejía ensayística asume la forma del cuestionamiento crítico de una herencia cultural. La impugnación adorniana de este desarrollo institucional es singularmente significativa en relación con la figura de Platón. Si, para Lukács, Platón es la figura más sobresaliente de la tradición ensayística, ya que en su obra se configura la vivencia de un hombre en su misma esencialidad, para Adorno el ensayo se yergue contra “la doctrina, arraigada desde Platón, según la cual lo cambiante, lo efímero, es indigno de la filosofía; se yergue contra esa vieja injusticia hecha a lo perecedero” (Adorno, 1962: 19). 8. El ensayo es ese género que siempre está en un proceso discontinuo de escritura; es el antes y el después en el instante del pensar-escribir; es el juego de posibilidades atisbando simultáneamente la tradición y el futuro. Exagium es el acto de pensar algo, acto verbal e intelectual que examina, que “so-pesa” el pensamiento. Es el tipo de escrito fragmentario que invoca una larga e ilustre tradición: Pascal, Montaigne, Novalis, Lichtenberg, Nietzsche, Benjamin, Theodor Adorno, Roland Barthes, Kostas Axelos, etc. 9. Martín Cerda, en una de sus notas periodísticas, considera que la ironía es el rasgo esencial, preguntas encubiertas o disimuladas que enderezan las costumbres, opiniones y sucesos de una época, anticipando la crítica a los rasgos más acusados de una determinada sociedad. 10. El germen del concepto de intertextualidad lo hallamos en la teoría literaria de Mijaíl Bajtín, formulada en los años treinta del siglo XX, la cual concibe la novela, en particular las de François Rabelais, Jonathan Swift y Fedor Dostoievski, como polifonías textuales donde resuenan, además de la propia, otras voces, como una heterología o heteroglosia, es decir, como una apropiación y recreación de lenguajes ajenos. Según Bajtín la conciencia es esencialmente dialógica, y la idea, de hecho, no empieza a vivir sino cuando establece relaciones dialógicas esenciales con ideas ajenas. En el caso de la novela, que es el que le ocupa, el escritor sabe que el mundo está saturado de palabras ajenas, en medio de las cuales él se orienta. 11. “Todo punto del rizoma puede ser conectado, y debe serlo, con cualquier otro punto, y de hecho en el rizoma no hay puntos o posiciones sino líneas de conexión; un rizoma puede ser roto en cualquier parte y luego continuar siguiendo su línea; el rizoma es desarmable, reversible; una red de árboles abiertos en todas direcciones puede constituir un rizoma, lo que equivale a decir que todo rizoma puede recortarse para obtener una serie indefinida de árboles parciales; el rizoma carece de centro” (1984: 136). Frente a la representación semántica del diccionario, de equivalencias fijas, de ramas rígidas, la naturaleza rizomática de la enciclopedia se caracteriza por sus relaciones mutables. Por tanto, los textos ensayísticos más complejos que Cerda caracteriza refiriéndose a Barthes, Benjamin, Nietzsche y Kant gozan claramente de una actitud descentralizadora, aforística y giran en torno al fragmento como ideario del pensamiento y por ende al rizoma múltiple y descentrado como base para la (des)estructuración de la escritura. ** Daniel Rojas Pachas http://www.letralia.com/firmas/rojaspachasdaniel.htm Escritor y docente peruano (Lima, 1983). Reside en Arica (Chile), donde trabaja como profesor de literatura. Está a cargo del área de cultura del diario El Morrocotudo (http://www.elmorrocotudo.cl) y dirige el Colectivo y Taller Literario Clepsidra (http://clepsidra.ohlog.com). Además es miembro y fundador del Grupo Literario MAL y edita la revista literaria virtual Cinosargo (http://www.cinosargo.cl.kz). Ha publicado los poemarios Música histórica (2006) y Delusión (2007) y ha sido beneficiado con el Fondo Nacional de Fomento al Libro 2008 por su trabajo de investigación sobre cinco autores latinoamericanos claves, que aborda la obra de Reinaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante y Roberto Bolaño, entre otros. Actualmente trabaja como gestor cultural y profesor de su área, tanto en colegios como en la Universidad de Tarapacá (http://www.uta.cl). Realiza talleres de literatura para escritores y organizó el primer recital de poesía joven en Arica (2008). Mantiene un blog en http://danielrojaspachas.blogspot.com. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Tierrasanta Antonio Mora Vélez *** Poemas Alexéi Tellerías *** Tipos de cambios Jorge Castelli *** Haikús Ricardo Martínez-Conde *** Uróboros Mildred Pérez de la Torre *** Poemas Martha Espejo *** Entrevista de trabajo Cristina Jurado Marcos *** Dos textos de Desnuda materia, en preparación Carlos Barbarito *** Travesía Patricia Schaefer Röder *** Poemas Arístides Vega Chapú *** Préstamos de sofá Daniel Buzón *** Poemas Beatriz Iriart === Tierrasanta Antonio Mora Vélez =================================== Por la época del sueño en un mundo futuro gobernado por los trabajadores, los compañeros de la Federación me encomendaron llevar un paquete de propaganda sindical a los campesinos que habían invadido unas tierras bañadas por el caño Carate, cerca del pueblo llamado Tierrasanta. —Debes preguntar por el compañero Abigail, que es la persona que vino a solicitar ayuda a la Federación —me dijo Carlos Potes, quien era el secretario de asuntos agrarios del comité ejecutivo. Y quien —dicho sea de paso— se moría de las ganas de ponerme a prueba para saber hasta dónde llegaba mi valentía y mi compromiso con la causa de los humildes y al mismo tiempo castigarme, con el mal rato que sabía yo iría a tener, las continuas y mordaces críticas que yo hacía a la línea economicista que el comité seguía en el seno del movimiento sindical. El viaje lo hice en bus hasta el municipio de Buenavista. De allí hasta Tierrasanta me monté en un campero destartalado que, una vez completaba el cupo de pasajeros, hacía el recorrido por un carreteable en mal estado que a ratos amenazaba con desbaratar el vehículo y que desde una de las colinas se veía como una línea de arena dividiendo los inmensos pastizales abandonados a la buena de Dios por los propietarios de la región. Por esta razón llegué tarde, como a las cuatro, y lo primero que hice en el antiguo puerto fue acercarme a la tienda de misceláneas para comprar algo de beber y de comer y de paso preguntar por la vía y medios para llegar a la parcela del compañero Abigail. La tienda, a pocos metros de la albarrada, estaba en una casa de mampostería que, no obstante el deterioro del tiempo, aún conservaba la elegancia de su pasado. Los muebles de la tienda y de la sala contigua parecían una exposición de antigüedades y nada, ni siquiera la nevera, que era a gas, tenía el sello de la modernidad. Las demás edificaciones de esa calle y las situadas a la orilla del caño, eran de la misma arquitectura republicana. Como si el tiempo se hubiera detenido en ese recodo cordobés para testimoniar la existencia de una época de esplendor comercial que empezó a declinar con la carretera. La señora que me atendió —fiel al entorno— conservaba el vestuario, el acicalamiento y las costumbres de sus mejores galas. De tal vez sus añorados bailes en el club campestre de Ayapel. O de sus viajes bailables por el río en los buques de antaño que hacían el trayecto hasta Magangué. Y pensé entonces en el gran parecido de lo que observaba con las casas y la calle de la albarrada del Calamar que conocí por los años cincuenta y con los vestidos y las fiestas de mis primas Vélez en la Cartagena de esa época, y concluí que la señora de la tienda era una figura de museo que guardaba en vivo para la historia la elegancia, la altivez y el orgullo de esa clase aristocrática y comercial ribereña venida a menos y que en su caso, gracias a su tenacidad, se resistía a desaparecer. —Usted debe ser sobrino del señor Jana —me dijo, seguramente por mi tez blanca, mi rostro fileño y mi apariencia de buen hijo de familia. Yo asentí con la cabeza para ganarme su confianza y para disimular el temor por estar en tierra extraña tratando de cumplir una misión sindical que no deberían mirar con buenos ojos los terratenientes de la región. En el momento entró a la tienda un hombre con facha de capataz que respondía a la fisonomía que me había descrito Potes como la del personaje siniestro que perseguía a los campesinos que habían invadido tierras de los arroceros; y la señora le preguntó si el camino para llegar a la parcela del señor Abigail estaba bueno. El hombre le respondió: “Está completamente inundado y solo se puede ir a caballo... y partiendo a esta hora se llega de noche”. Ambos me miraron de arriba a abajo mientras consumía la Horchata en botella, el pedazo de panela y la galleta de limón que había comprado; y el señor, como si hubiera entendido mi situación, me dijo: “Mire joven: Si usted no conoce el camino de las parcelas, mejor no vaya porque lo más probable es que se pierda o le pase algo peor. Porque aparte de las culebras, que las hay por montones, hay lugares en donde el agua tiene dos metros de profundidad”. —Lo mejor es que vuelva cuando haya bajado el nivel de las aguas —agregó la señora. Y reparó en el paquete pequeño que yo llevaba debajo del brazo izquierdo—. Pero si usted quiere yo le puedo guardar el paquete a Abigail, él viene cada dos o tres días por acá a comprar las cositas de su rancho. Sin dudarlo, le respondí: “Como no, señora, gracias. Me hace usted un gran favor y no pierdo el viaje...”. Al entregarle el paquete y para disipar dudas, le dije: “Creo que son los documentos de propiedad de la parcela del señor Abigail que le manda el abogado”. Entonces decidí regresar a Buenavista a esperar el paso de la flota de Medellín no sin antes pasear por la albarrada y recrear en mi mente los buenos tiempos de ese brazo navegable ahora en el olvido, imaginar los tiempos de esplendor de los comerciantes de esa calle, a quienes imaginaba atendiendo sus negocios igual que lo hacía mi tío Luis Vélez en la calle del Arsenal de Cartagena, y a pensar entonces que el progreso, esa meta infinita que todos defienden, era cruel hasta con las personas que lo representan. Finalmente le escuché a un anciano que encontré en una de las escalerillas del puerto, el cuento del buque fantasma que se negaba a abandonar las aguas del caño, y comprendí que las leyendas no eran otra cosa que el vestido que los pueblos le ponen a sus frustraciones para cubrir de misterio y fantasía su desencanto. Cuando estuve de regreso en Montería, contento por haber cumplido la misión sin necesidad de exponer mi vida, le conté a mi mamá la parte buena del paseo y le escribí al compañero Potes un breve informe en el que le decía que muy a pesar de que no sabía montar a caballo, de que no sabía nadar, de que le tenía pavor a las culebras y de que no conocía el camino hacia las parcelas, le había entregado al compañero Abigail el paquete con la propaganda y las instrucciones de la Federación de Trabajadores. ** Antonio Mora Vélez http://www.letralia.com/firmas/moravelezantonio.htm Abogado y escritor colombiano (Barranquilla, 1942), reside en Sincelejo desde 1993. Es escritor de ciencia ficción, poeta, ensayista y catedrático. Es el vicerrector de Bienestar Universitario, director de la revista institucional y miembro de la junta directiva de la Corporación Universitaria del Caribe (Cecar), de la cual es miembro fundador. Ha publicado los libros de cuentos Glitza (Ediciones Alcaraván, Bogotá, 1979), El juicio de los dioses (Casa de la Cultura, Montería, 1982), Lorna es una mujer (Centro Colombo Americano, Bogotá, 1986), Lorna is a woman (Colombian Cultural Center, New Delhi, 1990) y La duda de un ángel (Ediciones E-Books de Cecar, 2000), el primer libro electrónico editado en Colombia. Ha publicado también el libro de ensayos Ciencia ficción: el humanismo de hoy (Cecar, Sincelejo, 1996) y los poemarios Los caminantes del cielo (Cecar, Sincelejo, 1999) y El fuego de los dioses (Cecar, Sincelejo, 2001). Aparece en las antologías Joyas de la ciencia ficción (La Habana, 1989) y Contemporáneos del porvenir: primera antología de la ciencia ficción colombiana (Bogotá, 2000). Ha ganado varios premios de literatura y su nombre figura en The encyclopedia of science fiction de John Clute y Peter Nicholls (New York, 1995, página 696). === Poemas Alexéi Tellerías ========================================== *** Vete leve A Rita Guerrero “He aquí mi cuerpo: un pétalo de arcilla húmedo aún de cada nacimiento”. José Luis Gómez Torre “Voy a morir para que guardes mi muerte con tus manos”. Rita Guerrero 1. Duermes plácida, entre cirios, girasoles y gente, mucha gente. La mortaja trasluce tu divino semblante, eternizado entre el roble del claustro de Sor Juana. Todos te contemplan, se miran entre sí, miradas a falta del aire y las agujas detenidas de tu reloj, Miradas alas negras besando la eternidad. Dormida no te enteras de esta congoja gris, centrífuga discrepancia incrustada entre estos muros amargos y diminutos infartos en cadena un halo de tinta lloviznando sobre tu abandono fisuras que irrumpen en la fe del sentirse vivos figuras del agua a la que tanto cantaste... 2. Y ahí estás, centro dormido del universo destinataria de lágrimas de rosas, diosa de melodías que el cáncer quiso extinguir. Caminando pasos de caracoles tras la senda de María Sabina, apagando cirios, esbozando espirales hundiendo en el vino plegarias paganas. Los cristales cerrados, los símbolos abiertos dos esferas de arcilla en vez de ojos. Ahí estás, y nosotros aquí sin saber cómo deshojar esta tristeza porque las lágrimas no dan abasto. 3. Tu voz nos restriega más aun la fuga de tu cuerpo y nos choca en el vacío. Vacío de tu viaje, vacío de tu ausencia vacío, vacío, vacío temor de no saberte, vértigo del abismo circular, temor de no escucharnos, temor ritos de margen temor burbuja errante frente a tu rostro traslúcido. 4. Un susurro destroza este silencio a borbotones. Un llanto de aplausos lo secunda torrencial. Sigues dormida bajo la sábana recordando aquellos miedos que nunca supimos nombrar. Guardaré tu muerte con mis manos tal como lo pediste aunque hoy prefiera ser aquellas alas negras muertas de pena en tu jardín. Voy a guardarla en cajas de música, a la izquierda del rocío junto a sombras de lo no ocurrido, canciones invisibles y mis sueños de verte en vivo. Guardaré tus ojos, luz que ya no está, la boa de seda con que coronabas tu micrófono, los lápices que gastaré recordándote. 5. Daga de arena, agua que va a caer diosa babel gótica flor que ya regresa al suelo gris ahora persigues la luz futura que el tiempo nos ha arrebatado. Ahí estás, dormida, dormida, dormida dormida mientras lloramos en polifonía dormida, y tu sueño nos provoca insomnio dormida cruzas el umbral camino a las cenizas del otro lado del jardín entre cirios, girasoles y gente. dormida abriste la puerta aunque no querías soñar voy a cerrarla para que no escape tu halo vete leve, no dejes que esta angustia detenga tu salto al infinito vete leve, he de guardar tu muerte con mis manos. *** Luto Una tristeza late en vibraciones junto al polvo del camino. Impaciencias son el hilo del que prenden las distancias. Ante latidos que dejaron de serlo. No ser nada, hambre fugaz que extinguirá la sed del sol. Átomos maceran la corteza de un segundo Transitando hasta la hora donde lágrimas son cuchillos. Curvatura solar, piel aérea, herida de flechas invisibles no ansía observarse en los cristales hexagonales. El silencio le da calor, nadie la ve quemándose Efímera amargura gris lacera vértebras. recuerdos en infinito, escaleras de astillas hasta el cielo, dolores que no se contienen en palabras. Yo voy detrás del ardiente sol, no tengo nombre ni voz, soy agua de su sed. Mi impaciencia busca nuevos ojos, agua derramada en este volver sobre tus huellas, vivencias que hoy ensalman emociones a puro fuego. *** Diezmo de oscuridad Hambre de penumbras, rincones discretos para el goce. Soledad amarrada a las esquinas de un verso, notas agridulces penetran cavidades insospechadas. Suspiro del viento, clave de nicotina. Ruedan las auras de mi hambriento cuerpo. Penumbra reducida por segundos que no se deshoja con labios ajenos. El ardor de distancias repetidas se rasga los sueños al toque del alba erizando pliegues ajenos al sur del ocaso, pretendido en frío. *** Random Espirales en fuga, de blanco y gris alrevesados y en reverso. Mirada fija en mí. Deliro el último átomo de esencias en sepia, degradado a la raíz de otros cuerpos ficticios. *** Juramento No he de dejarte. Que mis venas se vuelvan otoño si te abandono. Lo escribo tres veces, que el viento atestigüe los deseos de mi boca: nunca, nunca, nunca. Palpitación de sueños, puente hacia la cadera istmeña que te cobija. Viajan mis partículas amando los contornos de tu nombre, previniendo brazos de tierra azul. Puños cerrados y caricias invisibles bajo tu espalda. Quererte en intensidades. Hoy las promesas sangran sobre el papel, tres manchas que apuntan infinito. Este verso es testimonio. ** Alexéi Tellerías http://www.letralia.com/firmas/telleriasalexei.htm Escritor dominicano (Santo Domingo, 1981). Poeta, periodista, narrador, gestor cultural y performero. Ha publicado el poemario Cuaderno de catarsis (Editora Nacional, http://bit.ly/wE3DHm; Santo Domingo, 2011). Con Los peces del subsuelo ganó el premio de cuento del XIII Concurso Literario Alianza Cibaeña (2009). Su obra ha sido incluida en las antologías Desde el interior sin cargos... de conciencia (Revista La Vaina, 2003) y Número especial antológico Puerto Rico-República Dominicana de la revista literaria puertorriqueña El Sótano 00931 (http://elsotano00931.blogspot.com). Otros textos suyos han sido publicados en varias revistas digitales y medios escritos dominicanos e internacionales. Coordinador general y miembro fundador de El Arañazo (http://elaranazo.wordpress.com), Colectivo Literario (2011). Desde 2005 escribe en su blog Catarsis Diaria (http://catarsisdiaria.wordpress.com). === Tipos de cambios Jorge Castelli ================================== Uno La langosta se presentó en el consultorio del cirujano plástico. —Quiero que me convierta en mamífero —explicó. El cirujano le previno que una intervención así era harto complicada, que algo de semejante calibre encerraba riesgos profundos, etc. La langosta dijo: —No importa, doctor. Mi único deseo es llegar a ser mamífero. —Está bien —aclaró el profesional—. Pero es mi deber advertirle que va a ser necesario cortar las alitas. —Lo que usted diga, doctor —contestó la langosta—. Me pongo en sus manos. La operación resultó un verdadero éxito. El cirujano plástico recibió el Premio Nobel de Medicina; la langosta apareció en primera plana de todos los diarios del mundo y fue feliz en su nueva condición, exhibiendo con orgullo sus flamantes mamas cada vez que la ocasión se hizo propicia. Los entendidos del caso, sin embargo, suelen comentar en voz decididamente baja que, en ciertos crepúsculos de primavera, cuando el calor comienza a ceder y los naranjos liberan el aroma de sus flores, la langosta mira al cielo y derrama una lágrima. Dos El Señor que Nunca Reía verificó que el nudo de su corbata estuviese en el acostumbrado punto exacto del cuello de la camisa, tomó asiento frente a la gran mesa de madera lustrada y, al igual que el resto, se dispuso a escu¬char las palabras del Señor Jefe de Asuntos Legales. El Señor Jefe de Asuntos Legales, entonces, comenzó a leer en voz alta y pausada el pormenorizado informe de doce páginas ta¬maño oficio, informe en el cual se recomendaban al Honorable Di¬rectorio los posibles caminos a seguir, todo ello con el objeto de deshacerse de los cuarenta y seis empleados más antiguos de la Empresa, poniendo énfasis, naturalmente, en el modo de evitar pasos por fastidiosos trámites de tipo indemnizatorio y otras menudencias por el estilo. Al concluir la lectura del informe, los directores bajaron y subieron sus cabezas, obviamente satisfechos con las conclusiones y recomendaciones enunciadas en el texto precedentemente mencionado. El Señor que Nunca Reía, en cambio, se puso de pie en plena reunión y, ante el lógico estupor de los allí presentes, eructó de un modo definitivamente estruendoso. Gritó luego dos veces la expresión mafiosos y una vez la frase ¡Pero qué hijos de mil putas!, remarcando con énfasis quizá algo exagerado la palabra final de esta última frase. Procedió entonces de inmediato (y empleando con honda maestría la falange distal del dedo índice de la mano derecha) a adherir un moco en la carátula gris de la carpeta de trabajo del Señor Gerente General, explicando, ante sus ya algo atemorizados interlocutores: Esto es para que no se olviden de mí, mis amores... Finalmente, y ya saliendo del iluminado recinto, alcanzó a patear una lámpara, dos cenice¬ros de bronce y un teléfono celular —de fabricación presumiblemente japonesa— hallado de paso en medio de su retirada. El Señor que Nunca Reía fue rápidamente separado de su cargo, declarado persona non grata y su nombre, después de ser vilipendiado, denostado y escarnecido públicamente en un acto de autodesagravio organizado por el propio Honorable Directorio, resultó de cita obligada durante treinta días corridos en diver¬sas reuniones sociales, ágapes, vernissages, tentempiés, cócteles y piscola¬bis. Es de hacer notar que, a partir de ese momento, el Señor que Nunca Reía fue repeti¬damente visto por las calles del microcentro de la ciudad, lu¬ciendo una remera color verde loro con la inscripción “Fuck you” en la espalda, zapatillas sin cordones y una originalísima sonrisa de oreja a oreja. ** Jorge Castelli http://www.letralia.com/firmas/castellijorge.htm Escritor argentino (Buenos Aires, 1956). Es poeta, cuentista, novelista y dramaturgo. Coordina talleres literarios. Ha obtenido múltiples premios nacionales e internacionales, destacándose el Premio La Nación de Novela y el Premio de Narrativa “Ciudad de Alcalá”. Es autor de los libros de cuentos El lugar de Fanny y Aquella flor en el centro del caos, y de las novelas El delicado umbral de la tempestad y Las campanas de la revolución. En 2008 su obra teatral Whitelocke, un general inglés, fue estrenada en el Teatro Nacional Cervantes (http://www.teatrocervantes.gov.ar) de Buenos Aires, con gran recepción por parte de público y de crítica. A principios de 2011, Editorial Sudamericana (http://www.edsudamericana.com.ar) pondrá en vidrieras su nueva novela, El purpurado cuello. === Haikús Ricardo Martínez-Conde ==================================== El niño que le da flores al río ¿qué piensa? === Desde el árbol Una hoja me saluda. ¿Cuál es? === La aurora. La compañía del amor. Las lágrimas. === La noche. Vieja pasión oculta de la luna. === Sorpresa en las hojas del sauce ¡el verderol! === El águila abre la imaginación al volar. === El laurel zurea. Le ha visto los ojos a la lluvia === La hoja dejó caer la gota al río. Vibración. === ¿Cuenta las olas? Busca en la reflexión lo ignorado? === Lo que pesa es la luz abrazada a la niebla ** Ricardo Martínez-Conde http://www.letralia.com/firmas/martinez-condericardo.htm Escritor español (Sanxenxo, 1949). Cursó los estudios de filosofía y letras y el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid (http://www.ucm.es). Textos suyos han aparecido en la Revista de Occidente, el Boletín Galego de Literatura y las revistas Clarín, Claves y Extramundi. Además ha sido colaborador en diversos periódicos. Ha publicado los poemarios en gallego Lento esvaece o tempo (Milladoiro, 1990), Orballo nas camelias (Sotelo Blanco, 1993), O silencio das árbores (Espiral Maior, 1995), A núa lentitude (Follas Novas, 2001) y Compostela, vella memoria (3C3, 2003); y, en castellano, Los argumentos de la tarde (A.G., 1991), Sombras del agua (Endymión, 1993), Evoë (Calambur, 1997) y Los días sin nombre (Calima, 2000, premio Benasque de Poesía). En prosa ha publicado, en gallego, Os simbolos de Galicia (Cª Cultura, 1993) y Debullar (Galaxia, 1998) y, en castellano, Cuentas del tiempo (Pre-textos, 1994), La figura del Rey según Quevedo (Una lectura de la "Política de Dios") Ed. Endymión-Mº Cultura, Madrid, 1996, Alusión al paisaje (Calima, 2002). Ha recibido diploma de honor en el Concurso Internacional de Relatos Breves "Jorge Luis Borges" (California, 1992) y el premio Reimóndez Portela de Xornalismo (A Estrada, 1997). === Uróboros Mildred Pérez de la Torre =============================== Cuando mamá defecó sangre supe que no tardaría mucho en morirse. Mientras esperaba me puse a lavar el cómodo y pensé que igual no podía quejarme, mi madre había vivido sana y feliz durante casi un siglo. Era inevitable que su salud terminara por deteriorarse, además nadie dura para siempre, somos mortales y todos estamos condenados a morir de un momento a otro. —¿No te da vergüenza pensar así? —preguntó mi hermana Martha cuando le llamé por teléfono, insistiéndole que viniera lo más pronto posible, si es que quería ver a nuestra madre con vida. —¿Está mal pensar cosas buenas? —repliqué. —Lo que está mal es que te importe un carajo que se está muriendo mamá. —Eso no es cierto. —Se nota, Thelma. Además siempre le has guardado rencor. —Si le guardara rencor no llevaría más de un año cuidándola. —Sabes que yo no tengo tiempo… —Ni yo, Martha, pero me las arreglo para tener tiempo de bañarla, darle de comer, tú sólo te apareces los fines de semana. Martha me colgó. Mi hermana era tan egoísta como los padres que abandonan a sus familias, tan cruel como las madres que golpean a sus hijas con la hebilla del cinturón. —¿Era Martha? —susurró mamá. —Ya viene para acá. —¿Se estaban peleando? —Mejor duérmete un rato. Mi madre cerró los ojos y la tapé hasta el cuello con la sábana. Los labios y los párpados le temblaban. Las manos también. Toda ella era como un terremoto oscilatorio. Era triste verla tan delgada e indefensa. Mamá había sido una señora guapa, segura de sí misma, pero ahora su aspecto era lo que menos le importaba, ni siquiera usaba su dentadura postiza. Verla ahí moribunda, en posición fetal, me pareció una señal de Dios: finalmente la había castigado por todo lo que me había hecho. Ahora mamá se encontraba en una situación denigrante; había que moler su comida y cambiarle el pañal. La artritis había deformado sus dedos largos, esos que antes portaban anillos que dejaban moretones. Martha entró a la casa y azotó la puerta con tal furia que mamá se despertó. Irrumpió en el cuarto y bastaba mirarla para saber que estaba muy enojada conmigo, pero de todas formas mi hermana siempre estaba muy enojada conmigo, no era gran sorpresa. Me odiaba porque cuando a mamá le daban crisis yo no lloraba, ¿pero qué podía hacer si no me salían lágrimas? Martha no comprendía que ella y yo no teníamos los mismos recuerdos. Cuando mamá parecía morirse no se me iba el aire ni se me cerraba la garganta, sólo la miraba sin sentir desconsuelo alguno. Me sentía culpable de tener esos sentimientos, por eso la ayudaba y trataba de ser útil. Mamá me miraba con ojos de niña, agradeciendo en silencio mis atenciones, mientras juntas respirábamos un aire lleno de culpa y resentimiento. Martha se sentó en la cama junto a mi madre y tocó su frente. —Tiene fiebre. —Si quieres voy a la farmacia… —Ya déjenme ir… —No digas eso, mamá —dijo Martha, alterada. —Ya quiero que Dios me recoja. Enmudecí. Fijé la vista en los pies de mi madre, deformes también. Sus uñas, antes pintadas de rojo, ahora eran largas y descuidadas. De pronto mamá empezó a hablar de mi abuela, a quien nunca mencionaba. —Mi mamá siempre se enojaba mucho conmigo. —No pienses en eso ahorita —ordenó Martha. —La primera vez fue porque me fui de pinta. Estaba yo chiquilla y me dio con el cinturón… —Mejor descansa —rogó Martha. —Otra vez fue porque fui a la iglesia sin avisarle. En toda la noche no me abrió, dijo que no quería pirujas en su casa. —¿Por qué nunca nos habías contado esto? —pregunté. Martha me regañó con la mirada. —Pero Dios sí existe, él la castigó —mi madre continuó hablando, como si no hubiera escuchado mi pregunta. —Creo que está delirando. Voy a llamar al doctor —dijo Martha y salió. —¿Qué le pasó? —pregunté, curiosa. El tema de mi abuela siempre había sido un misterio. —Le cortaron las piernas… Yo la cuidaba pero ella no me quería cerca, por eso me fui tan chica con tu papá… —¿Las piernas? —A veces la empujaba en la silla de ruedas. Ella decía que tenía mucho miedo de morir. Decía que se la iban a llevar los demonios... Yo tampoco quiero que me lleven… Demasiado tarde, pensé. Y sentí rabia por no haber huido del maltrato de mi madre. Había permanecido junto a ella hasta el final, quién sabe por qué. —Ahí van… Mamá miraba el techo, aterrada, como si hubiera visto un demonio. —Ahí están… —murmuró. —Tranquila, mamá… Me arrodillé junto a ella, un velo gris cubría el iris de sus ojos. —¡Martha! —grité, asustada. —¡No subas los pies al sillón! —gritó mi madre, fuera de sí. —¿Mamá? —¡No me toques! —Mamá, soy yo. —¡No sé quién eres! —Soy Thelma. —¡Esa niña me recuerda a mí! Siempre me trae malos recuerdos. Mamá volvió a mirar hacia el techo, suspiró y se quedó tiesa sobre la cama. Martha no quiso entrar al cuarto, se quedó de pie berreando debajo del marco de la puerta. Contrario a lo que siempre había imaginado, fui yo quien cerró con dulzura los ojos de mamá. Quizá no debí haber llorado, pero no lo pude evitar. ** Mildred Pérez de la Torre http://www.letralia.com/firmas/perezdelatorremildred.htm Escritora mexicana (Ciudad de México, 1982). Es comunicóloga y dramaturga. Cursó el diplomado en creación literaria en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem, http://www.sogem.org.mx). Ha colaborado en revistas como Rolling Stone (http://www.rollingstone.com.mx), Replicante (http://revistareplicante.com), Revista Marvin (http://www.marvin.com.mx), Chilango (http://www.chilango.com), Gatopardo (http://www.gatopardo.com), entre otras. Forma parte de la antología de novela El rumbo y el enigma (Editorial Zócalo, 2011) compilada por el escritor Mauricio Carrera. Publicó el cuento “La niña nueva” en la antología El terror y otros cuentos para niños (Editorial Zócalo, 2011), compilada por la escritora Mónica B. Brozon. === Poemas Martha Espejo ============================================= *** Abismos No soy mi sombra sino mi esquina, el lado izquierdo del alma, un pie, y el ombligo, completo por donde quisiera devorar la vida. Soy yo, la mirada al aire, la pared al frente, y los demonios que me sostienen mientras me halan, al abismo. *** Búsqueda Recojo algo del piso que no existe cuento los círculos por donde pasan los cordones de tus zapatos, me miras y miro a un lado me miras y no me detengo, me miras y te respiro. Tengo 12 años y trato de encontrar mi cuerpo, en el tuyo. *** ¿Estoy? Sí, sí, soy yo, sigo viva, estoy, fumando sin cigarro, bebiendo una taza de té y amando, sin amante. *** Pregunta Hace varios años no sé de mí ¿será por eso que la gente dice que me veo muy bien? *** Perfecta Tengo 40 años estoy perfecta, sólo que muerta de alma *** Locura contenida Hoy me levanté burlándome de los rincones de la mente, inventa todo, tu cuerpo, tus ojos y tus manos. Esos rincones son la única forma que tengo para reírme de mí misma y de los demás que no saben lo bien que la pasamos, mi mente y yo. *** Internet no es rápido Ahora puedo ver que estás “conectado” pero no sé si es conmigo: ¿me escribirás a mí? ¿Cuánto se demora un mensaje que no llegará? *** Repeticiones Me repito A los 40 es difícil no hacerlo. Repito los poemas y las lecturas. Me repito, las hojas se repiten con el soplo del viento en su vaivén. Me repito en las nubes las miro iguales a las de ayer. Las palabras son las mismas idénticas semejanzas escritas con idéntica letra. Se repite la historia se repite Mi voz también se repite cuando hablo frente al espejo. La imagen me devuelve el eco exacto de la similitud. Me siento en el mapamundi y empiezo a girar feliz, caigo en sitios distintos y soy otra pero luego sólo oigo el eco otra vez el infame, eco, exacto que me pregunta ¿otra vez tú? Y respondo: sí, otra vez yo. *** Instantes Un breve instante perturba mi estoicismo, la vida se mueve y el mundo es este brevísimo instante, un telón que apenas se levanta unos segundos. Ya luego volveré a obviar tus ojos, será cuando ponga los pies sobre la tierra como lo pide la costumbre entonces habré detenido mi cuerpo nuevamente. *** Esa otra Estas abejas que se cruzan en mi pelo y desordenan mis rizos esta cascada de dientes silenciosos este ensimismado pensamiento esta penumbra del día, soy yo. Pero no tengo rizos ni ondulaciones en el pelo. Sólo una vaga hebra por donde se deslizan las sonrisas y se moja el llanto. No tengo lunares sino los de la vida, invisibles en el cuerpo soy sortilegio de flores, paredes de silencios mineral de intenso sabor a sal como mis pestañas, soy esta melancolía que ya no recuerdo si es prestada he caminado tantas veces con ella a cuestas que es mi lomo, mi escalera, mi dromedario, y aún no sé si es prestada. A veces cierro la cortina y es mi alma, soy esta fiera y este esqueleto al mismo tiempo, asecho en ocasiones, pero enclenque son mis huesos y mi carne. Este desánimo, esta urgencia que no me encuentra, esta vida que no encuentro y vive en el abismo de un mapa esta lupa asida a mi frente, también soy yo. *** Es el viento Ellos anidan en la esquina del alma, ellos quieren salir, pero no asustan, amor, no asustan, ellos se despiertan cuando duermo y me recuerdan, me recuerdan que ellos que tú que yo que los tres somos [uno. Ahora estoy vestida como ellos, de beige como ellos como aquel día cuando me cargaste desnuda con tus brazos de ternura lindo con tus brazos de cobijo y yo a horcajadas entre tu cadera me dejé llevar por el río de manos por los vellos que después de estar tanto tiempo adormecidos comenzaron a [levantarse de la piel con tanta tranquilidad con la misma sensación del sol de las ocho de la mañana. ¿Te acuerdas?, ¿te acuerdas? Hacía un sol tímido y no había remerón ni fluoxetina, ni tafil, sólo el viento el viento y los fantasmas nítidos, hermosos. No, lexapro no, por favor sólo tengo un breve momento de melancolía, es sólo eso y el viento, el viento, lo juro, es el viento que me envuelve en un doble espejo (pero mi reflejo no está en ninguno de ellos). ¿Dónde están las sombras y el alma? ¿Son ustedes las que corren desnudas todas las noches delante del viento? No, lexapro no, por favor. *** Comienzo sin comienzo Comenzaría por asaltar tu boca tu cuerpo entero tu cuerpo a pedazos tu cuerpo por partecitas lo asalto lo consuno lo trituro lo mastico lo saboreo me regodeo como gato rondas la garganta, y el vientre. Lo que no sé es cómo asaltar tu boca y tu alma cómo arrancarte la ropa y el silencio, cómo asaltarte, si tú no me asaltas. ** Martha Espejo http://www.letralia.com/firmas/espejomartha.htm Politóloga venezolana (Altagracia de Orituco, Guárico, 1971). Reside en Bogotá (Colombia). Egresada de la Universidad Central de Venezuela (1994, http://www.ucv.edu.ve), desde entonces ha trabajado en el diseño e implementación de políticas públicas, así como al desarrollo de proyectos sociales orientados a mejorar las condiciones de vida de las personas, desde diversos organismos públicos en Caracas. Vivió cuatro años en Puerto Ayacucho (Amazonas), donde trabajó con la población indígena local y formó parte de la Red de Escritores del estado Amazonas. === Entrevista de trabajo Cristina Jurado Marcos ===================== Entrevistador: —¡Buenos días! Entrevistado: —¡Buenos! Entrevistador: —Por favor, siéntese. Entrevistado: —Gracias. Entrevistador: —Vamos a ver… su nombre es… Entrevistado: —¡Ignacio! Entrevistador: —Ignacio Bienvenido. Ignacio: —¡Gracias! Entrevistador: —De nada… pero no sé por qué me da las gracias. Ignacio: —Hombre, como me ha dado la bienvenida. Entrevistador: —No. Me he limitado a leer su nombre. Ignacio: —¡Ah! No es “Bienvenido”… es “Bienvellido”. Entrevistador: —Pues usted disculpe y tomo nota. Veo que viene recomendado. Ignacio: —Intento hacer bien mi trabajo. Entrevistador: —Tiene usted un expediente impresionante: guerra civil en Angola, guerra de Afganistán, hostilidades entre Irán e Irak, guerra civil en El Salvador, guerra de las Maldivas, invasión de USA a la isla de Granada, segunda guerra civil de Sudán, invasión norteamericana en Panamá, guerra civil en Ruanda, conflicto del Golfo Pérsico, guerra de los Balcanes, conflicto chechenio, guerra de USA contra Irak, guerra civil en el Zaire… Ignacio: —Lo mío siempre han sido las relaciones internacionales. Entrevistador: —Ya veo. Parece que no le gusta trabajar en casa. Ignacio: —Evitar los conflictos nacionales es una de las pocas reglas que me he impuesto. Trabajo mejor en el extranjero. Yo creo firmemente que una cierta distancia es necesaria para que las cosas salgan bien en esta profesión. Entrevistador: —Claro, como usted es autónomo se lo puede permitir. Ignacio: —No se crea que son todo ventajas. Ser “Iniciador de Conflictos” es un trabajo duro y muy poco reconocido. Entrevistado: —Qué me va usted a contar. Yo, como no disponía de medios propios, tuve que dedicarme al mercado local y me obligaron a hacerme del sindicato. Ignacio: —¿Iniciadores Unidos (UI) o Asociación Española de Promotores de Conflictos (AEPC)? Entrevistador: —Soy de UI, miembro del comité ejecutivo nacional. En realidad es un rollo porque nos pasamos el día reunidos y no llegamos nunca a ningún acuerdo. Se percibiría como una actividad subversiva. Ignacio: —Entonces, ¿por qué pertenece al sindicato? Entrevistador: —Por el plan de pensiones y, además, la mutualidad no está mal. Lo mejor es el bar de la sede que ofrece bebidas con muy buenos descuentos y no hay que olvidar los campeonatos inter-sindicales de mus… Ignacio: —¡Ah! ¡El juego! Uno de mis métodos favoritos para desencadenar conflictos. Entrevistador: —Hombre, ¿qué quiere que le diga? A mí me quita el estrés… Ignacio: —Ya, ya… pero ¿a que siempre hay discusiones? Que si no viste mi seña, que si ahora no estuviste atento… Entrevistador: —¿Y usted dice que es uno de sus desencadenantes preferidos? Ignacio: —Sin duda. Nunca falla. ¿Se acuerda de las Malvinas en el ‘82? Entrevistador: —Sí, sí, me acuerdo perfectamente. Una guerra relámpago. Ignacio: —Mi cliente quería un servicio express, para darse un capricho, y a mí se me ocurrió propiciar una pelea en los billares entre trabajadores argentinos y británicos. El resto ya lo sabe usted. Ha sido uno de los servicios de los que me siento más orgulloso. Una pequeña obra de arte. Entrevistador: —No dudo de sus capacidades. Además tengo que reconocer que la lista de referencias que acompaña su currículum es impresionante. Ignacio: —No es para tanto. Entrevistador: —¡No sea modesto! Milosevic, Galtieri, Kim Il Sung… Me llama la atención un tal Sankoh Koroma. Ignacio: —Será un error tipográfico. Se trata de dos dirigentes de Sierra Leona: Foray Sankoh y Paul Koroma. Unos puristas. Entrevistador: —¡Ah, los puristas! Es difícil dar con alguno. Ya no quedan políticos sangrientos como los de antes. Donde esté un buen Stalin que se quiten los reformadores. Ignacio: —Yo creo que la cantera existe, pero es cada vez más difícil que nos dejen hacer nuestro trabajo. Hay mucho intrusismo en esta profesión. Porque, ¿le digo yo a un pescador cómo tiene que pescar? ¿ O a un arquitecto cómo tiene que diseñar un bloque de pisos? Pues que no me vengan a mí los dictadores de ahora con que ellos saben generar conflictos mejor que los profesionales. Entrevistador: —Estoy totalmente de acuerdo, caballero. Ignacio: —Antes te contrataban y te dejaban trabajar. Ahora se quieren meter en todo y, al final, en vez de una buena guerra civil o un genocidio de los de antes nos quedamos con unas hostilidades que no sirven para nada. Entrevistador: —Qué me va usted a contar que yo no sepa. Ignacio: —Y que conste que yo me adapto. Porque, con los tiempos que corren, tienes que añadir valor o estás fuera. Entrevistador: —Elabore un poco. Ignacio: —Sólo le diré que yo he puesto en marcha mi propio programa de fidelización. Entrevistador: —¡Qué interesante! Cuente, cuente… Ignacio: —Si te haces miembro del CWP (Conflict World Plan) —en inglés queda más profesional— te damos una tarjeta donde vas acumulando puntos por atrocidades que cometas. Cada tipo de conflicto lleva asociado una serie de puntos y así, por ejemplo, por una guerra nuclear puedes conseguir 100, que es el máximo. Con esos puntos puedes obtener descuentos en la industria armamentística, que siempre viene bien porque ya sabemos que el uranio esta carísimo. Puedes ponerle tu nombre a un tanque, a un campo de trabajos forzosos o a un grupo guerrillero. Las posibilidades son infinitas. Entrevistador: —Así que, además, es usted emprendedor. Ignacio: —Lo intento. Entrevistador: —La verdad es que me encantaría hacerme socio. ¿Qué tengo que hacer? Ignacio: —Tiene que presentar un certificado internacional en el que se demuestre que usted ha instigado algún tipo de conflicto o cometido alguna atrocidad en los tres últimos meses. Entrevistador: —Pues me pilla usted en mal momento porque llevo haciendo entrevistas de trabajo desde hace un año. Es por la crisis. Ignacio: —Pero algo podrá alegar. No me diga que ni una escaramuza de una guerrilla, ni unas torturas, ni un fusilamiento. Entrevistador: —Pero los fusilamientos, ¿también cuentan? Ignacio: —Hoy en día se dan por buenos. Entrevistador: —¿Y los asesinatos? Ignacio: —Si no hay nada mejor… estoy seguro de que podremos hacer un apaño teniendo en cuenta que está sindicado. Entrevistador: —¡Ah! Pues entonces… El entrevistador se abalanzó sobre Ignacio Bienvellido y no dejó de apretarle el cuello hasta que la mirada de su víctima se tornó vidriosa. ** Cristina Jurado Marcos http://www.letralia.com/firmas/juradomarcoscristina.htm Escritora española (Madrid, 1972). Reside en Dubái. Es licenciada en ciencias de la información por la Universidad de Sevilla (http://www.us.es) y tiene un máster en retórica de Northwestern University (http://www.northwestern.edu; EUA). Actualmente cursa estudios de filosofía por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es). Su relato breve “Papel” fue seleccionado en el 1r Concurso de Relatos Breves de la Editorial GEEPP (http://www.tueditorial.es) para dar título a la antología que recoge las obras ganadoras. Mantiene en la web Libros.com el blog Más ciencia que ficción (http://blogs.libros.com/literatura—ciencia—ficcion), sobre ciencia—ficción y temas relacionados. Novum Publishing España (http://novumpublishing.es) publica en 2012 su novela Del naranja al azul (http://www.dnazproject.com), que dispone de una banda sonora que se puede consultar en la Web (cada capítulo comienza con una referencia a una canción) y de un espacio en Internet donde los lectores podrán interactuar entre sí y con la autora. === Dos textos de Desnuda materia, en preparación Carlos Barbarito === *** Tres atardeceres Un atardecer rojo sangre sobre los refugios marineros al cabo de siete jornadas por el desierto; un atardecer sobre las casas extendidas más acá de las grúas, bajo el vuelo de las gaviotas. Los que llegarán, en un momento, tendrán, como todos, hambre y sed, los ojos casi blancos y las carnes quemadas. Y, como todos, insultarán y fumarán tabacos, contarán historias reales o imaginarias, devorarán cuanto habrá en los platos, beberán con avidez el vino. Un atardecer blanco sobre una costa festoneada rozada por la espuma; un atardecer sobre un ámbito vasto y vacío que pareciera aguardar la génesis: moho en alguna roca, luego del moho, una planta y en la planta una flor y después el fruto y una y otra boca, la de él y la de ella, mordiendo y saboreando el jugo azucarado. Un atardecer gris, mezcla de llovizna y ceniza, sobre un montón de tumbas dispersas; delante de alguna tumba alguien preguntándose: ¿Y tu garganta, tu voz, tu presencia de gracia retejida, de salmo? Todos dormirán, dentro de un rato, cuando se haga de noche. De regreso al útero, al vientre de una ballena hacia el lado izquierdo del mundo, envueltos en piel de manzana, en muselina. *** Segunda edad diluvial ...las narices henchidas como copas, sin porvenir, sin recuerdo... Nietzsche, Ecce Homo. A la hora del azafrán servido en jarra lunar, justo en la renuncia de todo clero. A la hora del toque largo, la cámara dispuesta en sucesivos filtros tendidos hacia el rojo. A la hora de la figura por mano alzada, nerviosa, feliz con su vanidad que no es vanidad sino modo de la sed. Entonces hay brindis al borde de la sábana, tapiz con nenúfar, metal fundido que se derrama en el fondo y sube por las raíces. No queda yo fui, yo pude ser, yo seré, el inmenso cartel sostiene yo soy y cada uno es, tumbado o vertical, médula de un sueño, con rúbrica. ¿Dos? ¿Más de dos? ¿Quiénes? Se amplían en intensidad, se reducen a alas de langostas frotadas como música. Pero se amplían y por el ancho canal acuático envían cartas sin grafismos, sónicos silencios bruñidos por un Cellini que ansía vender su arte por un vaso de vino, un bizcocho. Quisieran exponerse así, tal como están, en el mercado de frutos, en claustros aligerados de ciencia, invadidos de pronto, sin previo aviso, por bestias arrogantes, enjoyadas. ** Carlos Barbarito http://www.letralia.com/firmas/barbaritocarlos.htm Escritor argentino (Pergamino, 1955). Su obra literaria comprende quince libros de poesía y dos de crítica de artes plásticas. Ganador del Premio Fundación Alejandro González Gattone, Premio Fondo Nacional de las Artes (http://www.fnartes.gov.ar), Premio Dodero de la Fundación Argentina para la Poesía (http://www.letrasargentinas.com.ar), Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber, Premio César Tiempo, Premio Raúl Gustavo Aguirre de Sade, Mención de Honor Leopoldo Marechal, Mención de Honor Carlos Alberto Débole, Gran Premio Libertad, Premio Francisco López Merino, Premio Hespérides, Premio Iparragirre Saria, Mención Plural de México y mención honorífica en el Concurso de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires. Figura en el Breve diccionario de autores argentinos desde 1940, en el Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000, de Juan Ruiz de Torres y José Javier Márquez Sánchez, en el ABC de las artes visuales en la Argentina y el Diccionario de autores argentinos. Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés, al francés, al portugués, al catalán y al holandés. Textos suyos pueden leerse en http://vigabajoelagua.blogpsot.com, http://d-sites.net/barbarito, http://www.writers.net/writers/25829 y http://carlosbarbarito.lalupe.com. === Travesía Patricia Schaefer Röder ================================= “¡Vamos a apurarnos, Gabriel, que no quiero llegar tarde otra vez!”, le dije a mi hijo mientras con prisa metía en un bolso todo lo necesario para pasarnos el día afuera. Cuando se quiere salir con un niño de casi cuatro años y un perro de tres, siempre hay mucho que llevar: una muda de ropa, agua, jugo, crema para el sol, loción desinfectante, toallitas desechables, crema bactericida para los raspones, galletitas, caramelos, servilletas, algunos juguetes pequeños, libreta y creyones, una pelota, un peine y bastante paciencia, entre otras tantas cosas. “Amigas y amigos de 99.9 FM Hit 100, los saludamos a las doce del día de este espectacular domingo 17 de mayo de 1992. Estaremos acompañándolos hasta las tres de la tarde trayéndoles siempre lo mejor de los 60, 70 y 80... ¡y ahora también de los 90!”, decía, desde la cocina, el locutor de mi estación de radio favorita. “¡Huy, ya es mediodía y aún estamos aquí!”, pensé. La temperatura no me ayuda mucho a moverme rápido en este día especialmente caliente. Amaneció un cielo en el que las nubes se habían ido de vacaciones y el sol parecía querer derretirlo todo, incluso a Casiopea, mi viejo Volkswagen Escarabajo amarillo del 72, que por cierto no está nada mal para tener ya 20 años. Casiopea es una de las pocas cosas útiles que me quedaron después del divorcio, y eso solamente porque yo lo había comprado varios años antes de casarme. A diferencia de mi matrimonio, este auto siempre funcionó de maravilla, nunca ha tenido problemas y tampoco me ha dejado tirada a la deriva, puedo confiar plenamente en él, requiere muy poco mantenimiento y resulta agradable a la vista. En días como ese le hago un favor y abro sus dos únicas ventanas para que circule el aire y no se dañe la tapicería; además así no se calienta demasiado por dentro. “¡Vamos Gabriel, no quiero que tu tío Víctor se moleste conmigo! Mira que a él le encanta regañarme. Recuerda que es mi hermano mayor y aún me trata como a una niña”, le dije a Gabriel, que no entendía cómo alguien podía regañar a su mamá. El niño me miraba con sus grandes ojos negros y sonreía mientras acariciaba a su mejor amiga Serafina, la boxer blanca y juguetona que lo cuidaba como si fuese su propio cachorro. Era el cumpleaños de mi sobrino y mi hermano preparaba una gran fiesta por su mayoría de edad. Toda la familia y los amigos estaban invitados a una suculenta parrillada en su casa de campo en San Pedro de los Altos, donde miles de picos de montañas recuerdan las crestas del mar en un día con brisa. “¿Ya sacaste tu ropa y fuiste al baño, hijo? Mira que el viaje desde Los Palos Grandes hasta los Altos Mirandinos es algo largo y no podemos parar por ahí; así que ve ahora y nos evitamos una complicación. Muy bien, Gabriel. A ver, te ayudo con el botón del pantalón. ¡Qué duro está! ¿Y por qué escogiste esta ropa? Querías copiarme, ¿cierto? Bueno pues qué gracioso; ahora todos vamos vestidos de blanco, ¡hasta Serafina!”, dije riendo. “¿Dónde pusimos el regalo para tu primo grande? Ah, aquí está, llévalo tú. Siento que me falta algo... Ojalá no se nos quede nada; ¿cierto, Serafina?”. Con el apuro nuestro de cada día metimos todo y entramos en el carro. Primero Gabriel en su silla infantil, bien ajustado y cómodo a la vez en el asiento trasero. Luego Serafina a su lado. Menos mal que la brisa se llevó un poco el calor y la humedad que se había acumulado hasta el mediodía bajo un manto delgado de nubes grises. “Espero que no se agüe la fiesta”, recuerdo que pensé al ver el cielo cuando me sentaba frente al volante. En la radio sonaba “Contigo”, la canción preferida de Gabriel, y nos pusimos a cantarla junto a Ilan Chester mientras comenzábamos a bajar por la falda del Ávila rumbo al sur. Pasando el Obelisco de la Plaza Altamira tomamos la Autopista del Este en dirección a la Universidad Central. Avanzando por el río continuo de carros que fluye a lo largo del valle lleno de edificios altos, y acompañados siempre al norte por la gran montaña verde que esta vez tenía puesta una bufanda plomiza, una vez más Gabriel me señaló maravillado la enorme lata de crema Nivea al lado derecho de la autopista. Más adelante llegamos al distribuidor El Pulpo y me preguntó por qué se llamaba así. “Se llama El Pulpo porque tiene muchos brazos”, contesté. Así conectamos con la autopista Valle-Coche, de nuevo rumbo al sur, hacia la carretera Panamericana. “Mami, y María Lionza dónde está?”, quiso saber. “Ella está sobre su danta, a la derecha”, señalé. “Hoy no la veremos porque nos desviamos por el Pulpo”, dije. “¿Y cuándo la vamos a ver de nuevo?”, insistió. “Cuando tengamos que ir a la Plaza Venezuela; tal vez la próxima semana”, respondí. Poco a poco, el cielo sobre la ciudad se iba cubriendo de una espesa capa negra que casi no dejaba pasar la luz. De pronto me sentí como un pez atrapado bajo el techo negro de un derrame de petróleo en el mar. Gabriel me preguntaba si estaba anocheciendo y yo le explicaba que sólo eran unas nubes oscuras que tapaban el sol, pero que seguro se irían pronto. El niño se puso a jugar con Serafina y yo seguí cantando a dúo con quien estuviera en ese momento en la radio. Cuando nos acercamos a la salida de la autopista para tomar la carretera Panamericana el tráfico se volvió pesado y lento, demasiado para un domingo al mediodía. Algo pasaba. Busqué alguna emisora con noticias en la radio, pero nada. Estábamos completamente detenidos en plena autopista. “Qué mala suerte, justo hoy que vamos a la fiesta de Víctor”, dije, “y yo que pensaba que llegaríamos a tiempo...”. “¿Qué pasa, Mami, no vamos a llegar a tiempo? preguntó Gabriel mientras acariciaba a la perra. “Parece que no. Mira cuántos carros hay que no avanzan. ¿Será que regresamos a la casa?”, respondí. “¡No, Mami! ¡Tenemos que ir a la fiesta de mi primo! ¡Le tenemos que dar su regalo!”, protestó el niño, junto con un corto ladrido de su amiga que lo apoyaba. “Hm..., tienes razón. Déjame pensar qué podemos hacer. Lo que pasa es que tenemos que ir justamente hacia allá, ¿ves?”, le indiqué con la mano, “y mira la cantidad de carros que también quieren entrar por ahí. La policía sólo está dejando entrar a algunos rústicos y muy despacio. Debe haber pasado algo en la carretera; tal vez un derrumbe, quién sabe. Si nos acercamos no nos van a dejar entrar, ya verás”. “Pero Serafina y yo queremos ir a la fiesta, Mami...”, dijo Gabriel casi llorando. “Bueno, vamos a intentar por otro camino, pero nos tomará más tiempo. Otra vez vamos a llegar tarde, como siempre”, repliqué un tanto agobiada por el calor aplastante y el embotellamiento. La sonrisa de mi hijo y el brillo de sus ojos en el retrovisor valía más que todo el tiempo del mundo; esa era mi recompensa. “Suerte que conozco más de una manera de llegar a la casa de Víctor por las montañas; vamos a continuar por esta autopista y nos salimos más adelante para tomar la Avenida Intercomunal de El Valle rumbo a La Mariposa...”. “¿La Mariposa, Mamá? ¿Qué es eso?”, preguntó el niño con cara de asombro. “La Mariposa es un embalse de agua; como un lago donde se acumula el agua que luego se usa para regar los campos y que también llega a nuestra casa por las tuberías”, le expliqué. “Seguiremos por allí y después nos vamos por la carretera de San José-San Diego hacia San Antonio, Carrizal, Los Teques y finalmente San Pedro de Los Altos, a la casa de tu tío, ¿te parece bien, mi amor?”. “¡Síii!”, gritó emocionado mi hijo, abrazando a Serafina. Así que seguimos hacia el sur de Caracas entre construcciones de concreto, cemento y tantas otras de ladrillos sin friso que lucían cada vez más sombrías por la ausencia del sol. En medio de ese imprevisto eclipse solar, tanto los vehículos como los grandes objetos grises fueron menguando, sustituidos por parches verdes que cada vez crecían más. Y entonces, llegando a La Mariposa, sucedió: comenzaron a caer gotas de agua grandes y pesadas como pelotas de golf; pocas primero, pero en rápido aumento. Cerré las ventanas como pude mientras manejaba. En cuestión de segundos Casiopea tenía una gruesa película de agua que cubría los vidrios de manera irregular, con chorros que caían en diferentes direcciones. A pesar de que el limpiaparabrisas funcionaba al máximo, no se daba abasto para eliminar el agua suficientemente rápido. “¡Uf! Qué fastidio, ahora también esta lluvia”, murmuré al intentar concentrarme en la vía desolada. “¿Qué dices, Mamá?”, preguntó el niño. “Nada, mi amor, nada. Mira, a la izquierda está La Mariposa, el embalse del que te hablé antes. Lo que pasa es que no creo que lo puedas ver porque la lluvia está demasiado fuerte, pero está ahí...”, dije esperando convencerme yo misma un tanto. “Ajá”, estuvo de acuerdo. Poco después de pasar el embalse, siempre rumbo al sur en medio de la torrencial lluvia que no parecía tener fin y de una vegetación que se volvía más densa, apareció en mi retrovisor un auto grande con al menos dos ocupantes. Se acercó mucho haciéndonos señas con las luces, como para que nos detuviéramos o nos hiciésemos a un lado. No tenía pensado ni lo uno ni lo otro; esa carretera es demasiado peligrosa por lo apartada que está de todo. Cada semana asaltan a alguien en esa ruta, así que más bien hundí el pie en el acelerador, pendiente de la salida hacia San José-San Diego de Los Altos, esperando que desistiera de su interés. No sirvió de nada, de nuevo el carro se acercó agresivamente y los nervios me comenzaron a invadir. A pesar de mi esfuerzo por disimular, Gabriel se dio cuenta de que pasaba algo. “Mami, ¿qué tienes?”, quiso saber. “Nada, mi amor; no me gusta mucho esta lluvia, eso es todo”, respondí, siempre mirando por el retrovisor al carro que nos perseguía. “Mami, tengo calor; ¿puedes abrir la ventana?”, pidió el niño mientras los vidrios de Casiopea se nublaban irremediablemente. “No, Gabriel, no puedo abrir la ventana ahora; está lloviendo demasiado y no puedo parar aquí. Tendrás que esperar a que lleguemos. Toma un poco de agua de tu vasito, ¿sí?”, contesté intranquila. Serafina estaba inquieta; seguro se dio cuenta del miedo que se apoderaba de mí a medida que fracasaba en deshacerme del carro que nos perseguía. ¡Al fin! Un poco más adelante, a la derecha, había una salida que subía por la montaña. Sentí un corto alivio al tomar ese camino, hasta que volví a ver el mismo carro detrás de nosotros. Aceleré lo más que pude cuidando las subidas y bajadas de la nueva ruta. De pronto, la perra comenzó a gruñir insistentemente sin ningún motivo aparente. “¿Qué le pasa a Serafina?”, pregunté ansiosa. “No sé, Mami. ¿Qué tienes, Serafina?”, quería saber el pequeño. Los gruñidos dieron paso a fuertes ladridos cuando algo apareció volando entre los asientos. “¡Mira Mami, una abejita!”, dijo Gabriel emocionado. “¿Una abeja? ¿Dónde está, afuera?”, dije, esperando que me diera la razón. “No, Mami, está aquí”, explicó el niño en medio de los ladridos desenfrenados de la perra. “¡Dios mío, qué peligro!”, pensé, recordando que Gabriel es alérgico a las abejas y las avispas. “¿Y ahora qué hago?”, la angustia no me dejaba pensar con claridad. Los tipos que nos seguían parecían tener intenciones de chocarnos para que tuviéramos que parar, así que no podía dejarlos acercarse mucho; tenía que acelerar lo más posible en esa angosta carretera serpenteante que había tomado por equivocación. No nos podíamos detener para matar o dejar salir al animal; ni siquiera podía reducir la velocidad para bajar las ventanas con todo y la lluvia; tenía que continuar acelerando por ese camino perdido y lleno de curvas que no sabía adónde nos llevaría. Las gotas de sudor en mi frente se ponían de acuerdo para bajar en pequeños hilos por las sienes. De pronto, el insecto comenzó a revolotear alrededor de mi cabeza. Horrorizada, me di cuenta de que no era una abeja, sino una gran avispa matacaballo. “¡Dios santo! ¡No es una abeja, es una avispa! ¡Cuidado, que no te pique, Gabriel!”, grité por encima de los ladridos de Serafina, que saltaba inútilmente de un lado al otro intentando matar al animal. El niño empezó a agitar los brazos en todas direcciones por instinto, lo cual pareció enloquecer a la avispa, que volaba por el interior del carro, escondiéndose a ratos en las esquinas y debajo de los asientos para regresar a la carga poco después con más energía aun que antes. Era una locura infernal: en medio de un oscuro diluvio y con los vidrios empañados nos perseguían para asaltarnos en plenas montañas mirandinas; en una carretera llena de curvas y precipicios íbamos atrapados en el carro con la avispa y sin oportunidad de usar el epipen en caso de que el animal picara a Gabriel, para contrarrestar el shock anafiláctico. El epipen, el epipen... ¡no recuerdo haberlo metido en el bolso! Con tanto apuro por salir a tiempo se me quedó el epipen en la casa; ¡con razón sentía que faltaba algo! ¿Y ahora qué? Sólo podía acelerar más, intentando deshacerme del carro que nos perseguía; tal vez se cansarían en algún momento. De repente, el grito aterrador de Gabriel me heló la sangre: “¡Ay! ¡Aaayyy! ¡Mamá, me picó la avispa!”, decía, llorando de dolor y miedo al tiempo que se comenzaba a hinchar automáticamente. Serafina ladraba enfurecida, intentando atrapar el insecto, que seguía revoloteando entre los asientos. Toda esa situación alucinante hizo que perdiera el control del carro en una curva muy cerrada que tomé demasiado aprisa. Nos despeñamos rodando montaña abajo por un precipicio muy empinado. Poco después despertamos. Gabriel ya no se veía hinchado. Serafina no ladraba más. Salimos del carro volteado y humeante y nos fuimos caminando por la carretera en dirección a la casa de mi hermano. Vimos tres hombres que corrían gritando hacia Casiopea. Nos ignoraron por completo. “¿Están vivos?”, le escuché preguntar a uno de ellos al llegar al carro. “Se ven mal. Llama a una ambulancia”, dijo otro y poco a poco sus voces se fueron diluyendo bajo el estruendo de la lluvia que arreciaba. “¡Vamos, Gabriel, creo que aún podemos llegar a tiempo! Tal vez alguien nos pueda acercar hasta la casa de tu tío Víctor”, dije. —Y esa es nuestra historia. Muchas gracias por llevarnos, señor. ¿Nos podría dejar bajar más adelante, por favor? Mi hermano nos espera y no queremos llegar tarde... ¬—dijo la joven madre inclinándose hacia el asiento delantero en mi Jeep Liberty del 2009. —Por supuesto —respondí, concentrado en la lluvia y las curvas de aquella carretera oscura. Bajé aun más el volumen de “No” de Shakira, que sonaba de fondo en la radio. Cuando me acerqué al borde del camino para dejarlos frente a una gran casa que parecía deshabitada, miré hacia atrás con intención de despedirme. No había nadie. Encendí la luz buscando algún rastro, pero lo único que encontré fue una avispa muerta en el asiento. ** Patricia Schaefer Röder http://www.letralia.com/firmas/schaeferroderpatricia.htm Escritora venezolana (Caracas). Es licenciada en biología. Vivió en Heidelberg, Alemania, y en Nueva York, EUA, donde retomó el oficio de escribir y se dedicó a la traducción y las artes editoriales. Desde 2004 vive en Guaynabo, Puerto Rico, donde dirige su propia empresa de traducción y producción editorial. Ha recibido premios nacionales e internacionales y textos suyos han sido publicados en diversos medios. En 2011 recibió el Primer Premio en Narrativa del XX Concurso Literario del Instituto de Cultura Peruana de Miami (Florida, EUA), con su cuento “Ignacio”. Su antología de relatos cortos Yara y otras historias (http://yarayotrashistorias.blogspot.com), publicada en 2010 por Ediciones Scriba NYC (http://www.scribanyc.com), es su trabajo más reciente. Publica cada miércoles sus escritos en su blog literario, http://patriciaschaeferroder.blogspot.com. === Poemas Arístides Vega Chapú ====================================== *** Instante con Neruda Debajo de los ciruelos podados, y entre dos palmas reales cuyas sombras forman una curva perfecta sobre el yerbazal aún húmedo dije las frases más hermosas aprendidas de un libro de Neruda. Bajo la luz, que fue descendiendo hasta colocarse a ras de sus pechos, a expensas de ser reconocidos por cualquiera de los que prefieren un sitio apartado para confesarse, puso sus manos sobre mis hombros y sentí que la serenidad del cielo se desprendía hasta ocupar sitio en mi pecho. Y en sus ojos advertí un cálido nicho donde resguardarme del peligro de viajar por un paisaje irreal, inexistente, en una ocasión que se precisa únicamente de la realidad sin ninguna distorsión. Fue cuando decidí colocar en su boca todas las palabras de Neruda que aguardaban el mejor momento para ser pronunciadas. *** Caballo a orillas del río Me dejo alumbrar por los ojos del caballo que alarga la llanura con su trotar de bestia fatigada. Quien puso en sus patas la media luna de hierro como una medalla al sometimiento no es su dueño. Tampoco el que la traído a orillas del río que limita de un lado a las colinas, del otro a la llanura en la que pasta. Abatido por la sequía, los insectos, el sol que desciende en el horizonte de la tarde, el aire escamoteando su soledad el animal pone en alto sus patas delanteras y relincha mientras desparrama su sombra sobre el agua oscura del río. *** La piedra Bajo una piedra reposo mi angustia, mole que nadie podrá mover ni siquiera cuesta abajo, donde la ciudad parece tener la desolación de esos pueblitos que crecen a orillas del mundo. Sentado sobre la piedra, sin deseos de entender los símbolos que otros trazaron en su irregular superficie. Estoy harto de símbolos. Harto de la vaciedad de las palabras con que se describe el holocausto. Desazón, dice la madre al hijo. Desazón, el chofer del pontiac del cincuenta y cinco al despedir al que llega a su destino. Desazón, le repite la mujer sin levantar la vista frente a un televisor que intenta preservar el país que ya no existe. Pongo bajo la piedra mis manos como si la sostuviese. *** El leñador y su mujer en la despedida El leñador afila el hacha. y a sus espaldas la mujer hierve la leche sobre el último árbol talado. Por las cenizas nadie supondrá de su vigor, la inquietud de sus hojas que presintieron la mutilación mucho antes de que el filo la penetrara. La leche se desborda espumosa como lava de un volcán y el leñador y su mujer se anticipan el beso de la despedida. Viéndola levantar con soltura los troncos dispuestos a la entrada de la casa, para depositarlos junto al fuego y a él cortando a la mitad un árbol acorralado entre el cielo y la tierra que oyó con profundas raíces, no pude imaginar la ternura con que se despiden. *** El dibujo Para Liset Trigo Fijando con pulcritud en el dibujo la belleza, las líneas perfectas del horizonte en las que acomoda fecundas nubes que viajan desde remotos parajes, capitales del mundo, de tierras desprovistas del espléndido paisaje que ahora engalanan. Son tierras en su mayoría pobladas por músicos cuyos instrumentos cargan con pereza. A su paso se le aparecen los adolescentes con el disfraz del que pudieron apropiarse, las bellas muchachas con mazos de romerillos o cualquier otra flor silvestre con las que cubren las lluvias estancadas a orillas del camino. Motivadas por el ritmo de la música huyen de sus casas como aves de una jaula buscando la sombra de los altísimos árboles que hincan el cielo, el mismo bajo el que las madres cosen con sus máquinas Singer, los alfareros crean para ellas las vasijas más disímiles, sus esposos, los pastores, se tienden sobre la hierba junto a los animales. El aguijón clavado en el silencio, el peso del viento, la porcelana quebrada que retiene el pez en el agua para ser vertido en la quietud del mar pasada la hora de turbulencias. La glorieta del parque y los enamorados olvidados de cuanto los rodea. Como los espejos cuarteados que reflejan varias realidades a la vez, es el dibujo de Sigfredo Ariel. *** La distancia no es mi sitio Cómo sería estar lejos para siempre, renunciar a ese mínimo espacio de la mesa de casa a la que se acercan mis antepasados a ocupar los sitios que ahora pertenecen a mis hijos. Cómo perderme ese instante en que mi mujer ordena la mesa, que aún sigue oliendo a resina silvestre, para que no falte sitio para los que no están y pueden regresar a cualquier hora de las muchas que posee la noche. Cómo serían mis sueños en paisajes desconocidos, con todos los gajos secos apuntando a mi corazón, que ya solo almacenaría recuerdos imposibilitados de saltar los aros de fuego porque en la lejanía han perdido veracidad. Tendría la angustia de no saber relatar mi verdad en otra lengua, como quien no sabe regresar al sitio en que tuvo un instante de sosiego, o retorna de un largo viaje a una casa que ya no existe. Sería mi culpa no aprender a escuchar lo que se describe desde otra dimensión. Ni encontraría a quién encargar el cuidado de mis recuerdos y libros, de preservar el nombre de las calles en las que nunca me perdería, de que no se derriben las casas a las que puedo acceder más allá de cualquier puerta o ventana. *** Domingo en Caracas Camino bajo la sombra extendida entre los árboles mutilados constantemente por la aplomada luz de Caracas. Creo caminar por la avenida en que accedo a mi casa, aunque esta en nada se asemeje a la de los sedantes tilos que florecen en esta fecha para cubrir como brumosa cortina las desvencijadas casas. A falta de símbolos reverencio la sombra colgada de un árbol a otro, como bandera que ondea en los días festivos de la isla. La emoción me deja sin sentido de orientación. El asfalto ha sido cubierto de hojas brillosas, otras mustias y desechas por una persistente brisa que las ha movido, durante días, de un lado a otro, como el aleteo de un ave afligida que decide volar a ras del suelo. A todos los veo en el rostro de los desconocidos, caminan a mi lado sin sospechar que mi nostalgia es tan grande como estos árboles. *** Estancia en Camatagua Veía no llegar a nadie a la Plaza Bolívar, por sobre la oscuridad de las vacías calles de Camatagua, sin el circular recorrido de provincia alrededor de una glorieta ocultada por el follaje. No es de noche, solo domingo y los animales se aíslan. Las hojas caídas de los árboles crecidos para la horca descienden como ingrávidas frutas sobre la cabeza de los que se marchan a disfrutar el mediodía de sus calurosas casas de barro. Espero encontrar en las líneas de mi mano este sitio. *** Palo de agua Cada tarde se acerca con suspicacia la lluvia desde los azules cerros de San Felipe que simulan ser borrosas manchas en el cielo. Acomodan los destellantes rayos a las mujeres en sus humildes casas que apenas resisten la aguada. Entibian a sus hombres bajo sábanas almidonadas, le acercan guaro en recipientes de barro, hombres de mi edad que rejuvenecen bajo la protección de ese vaho que ni siquiera la lluvia perturba. *** Camino a los cerros, desde Carora A Laura Herrera Detrás del grueso cristal que nos protege del encuentro con un viento áspero y rudo veo los árboles desprenderse de raíz, pasar velozmente, enfrentándose con temor al paisaje regido por los cerros. Estuve antes aquí, no sé en cuál de mis otras vidas pero reconocí detrás de la neblina, que suavemente se deja caer, los espléndidos paisajes de Torres. El auto avanza por mínimos senderos que la lluvia ha estrechado y recorren con pereza las cabras que saben de la simpleza de ascender los cerros sujetos por un sereno cielo que ha puesto cierto orden a mis recuerdos. *** Cumpleaños de Salma A la distancia de varias millas del mar del trópico y al arquero paso de varios astros estoy pensando en ti, hija. Doy tumbo a las manos sobre mi quejoso pecho e intento dormir bajo el inhóspito cielo en que se cruzan los plomos que mañana los periódicos convertirán en letras. Contengo el aliento y al tacto de mis cerrados ojos apago el cigarro en el aterrador silencio. Muerdo los labios y pongo mi oído sobre una almohada que nada sabe de mí. Sentiría miedo, hija, si no te hubieras acomodado en mis pensamientos. *** Noche en Coro El plomizo silencio de Coro asciende hasta ocultarse en un cielo que solo muestra su compasiva oscuridad. Prefiero cerrar los ojos y caminar aun cuando me aterra el ruidoso viento del anochecer recorriendo los tejados de una ciudad que apenas conozco. En lo más alto de la catedral su campanario se agita. Estoy solo y prevenido del peligro de no encontrar la salida de esta calle que ha arrastrado desde las profundidades del infinito el aire indomable que me impide llegar a la puerta exacta donde deberé tocar. *** En los médanos A Gonzalo Ramírez Al final de la avenida, de los edificios en que dibujan con lumínicos la prosperidad mostrada como cierta, justo en los inicios de la carretera a la Península de Paraguaná, se extiende el desierto en que me hice tomar una fotografía. Como calígrafo marqué en la arena la menuda palabra que nombra la Isla. Manera de anclar mi país en este sobrenatural paisaje adormilado por el calor. Llevo meses lejos de Cuba y ni siquiera la inmóvil nube de vapor que ensancha los médanos de Coro, hasta hacerme creer que mi sombra se ha carbonizado, me ha aliviado la nostalgia. *** Preciso una palabra en voz de otro El silencio es sanador solo si se ha elegido. Se extienden con saña los días de la prueba, andar a solas, sin señal de otra boca. Demasiadas medias lunas sobre un estático cielo que cruzan las aves venidas desde la Florida. Cuando se desploma la lluvia sobre mí, o amanece por una mínima ventana que descifra con su luz el nuevo día, llego al risco en que no diviso cuánto me he alejado de la casa. Espero por ti, líneas mecánicas que deletreo a través de una mínima pantalla. Sobre la eternidad de los días, que protejo bajo mi mano para tantear el peso que adquieren las noches se hacen demasiado largas y lastiman mi sueño. *** Silueta de los días Sobre qué árbol o lindero del cielo está el ave que sobrevolará este tiempo en que estoy sujeto a mis recuerdos. Por mis ojos pasan veloces los paisajes a los que quizás nunca volveré. Con la rapidez con que quisiera se sucedieran estos días acomodados a un vacío oceánico que ha obtenido el favor de toda la oscuridad de las noches descendiendo a ras de tierra baldía. Nunca pude aprenderme el nombre de las calles, a veces ni siquiera el de las ciudades a las que llegué como si no pudiese hacer algo mejor. Me coloqué varias veces en línea recta sobre el alféizar de una ventana que mostraba la ciudad sin mucha precisión. Como la virgen que se hacen dibujar a las espaldas los taxistas que inflaman el claxon de sus aparcados autos como manera de advertir que resistirán el peso de las horas. Quizás deba aprender de ellos a saber aguardar con serenidad la venida de los sucesos convenientes. *** Fría playa de Punto Fijo Cerca del frío mar, como el que no se espera bajo un sol que nos curte. Decididas a asilarse hacía donde se ha acomodado el horizonte. Atardecer radiante de un dócil y liviano sol como pájaro que se adentra con un leve movimiento de las olas en nubes que han adquirido una dudosa tonalidad naranja aquietando el cielo que finalmente desciende hasta juntarse con las aguas demasiado frías. *** Navidad He visto un árbol tan iluminado como si estuviese cubierto por un cielo pleno de estrellas que no tuve dudas bajo su sombra encontrar un pesebre, si el niño aún, contemplado por pastores y animales de yeso. He visto la nieve de algodón atravesar la bruma con la levedad con que el carbón extrae los olores de las carnes doradas. La mesa servida espléndidamente y la familia degustando de las doce uvas apenas escucharon las doce campanadas. He visto regalos y el humo llevar al cielo el suculento olor del asado. Es navidad, he escuchado al roce de las copas con vinos que añejaron al paso de varios años. Es navidad y se besan como si el niño que ahora colocan en el pesebre fuera de todos. ** Arístides Vega Chapú http://www.letralia.com/firmas/vegachapuaristides.htm Escritor cubano (Santa Clara, 1962). Ha publicado, entre otros, los poemarios Breve estancia de Cristo en la ciudad de Matanzas (Ediciones Vigía, Matanzas, 1989), Revelaciones en las postales del viajero (Editorial Universidad Central de Las Villas, Santa Clara, 1993), El riesgo de la sabiduría (Ediciones Capiro, Santa Clara, 2000), Mensajes del pan (Ediciones Orto, Manzanillo, 2003) y Que el gesto de mis manos no alcance, Antología personal (Ediciones Unión, La Habana, 2008), las novelas Un día más allá (Editorial Bluebird Editions, Miami, 2008; Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2010), Soñar el mar (Editorial Capiro, Santa Clara, 2002; Letras Cubanas, La Habana, 2009) y Te regalo el cielo (Editorial Cauce, 2007), y el libro de testimonio No hay que llorar (Ediciones La Memoria, Centro Pablo de la Torriente, La Habana, 2011). Textos suyos han aparecido en varias antologías de Cuba, Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Puerto Rico, Venezuela, Panamá, España, Brasil, México y Suecia. Ha obtenido el Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén(2002), el Premio Memorias del Centro Pablo (2009) y el Premio en Proyectos del Concurso Ciudad del Ché de la Uneac en Villa Clara (2009), entre otros reconocimientos. Ha participado en lecturas de poesía, ferias editoriales internacionales y otros eventos culturales en Argentina, Nicaragua, Costa Rica, Venezuela y Panamá. Desde 1999 sostiene un espacio radial en la emisora provincial CMHW en que semanalmente promociona nuevos títulos literarios con la participación de sus autores. Sostiene desde 2007 la tertulia literaria La Hora de la Verdad en el Café Literario de Santa Clara. En 2011 fue seleccionado por la Sección de Literatura de la Filial de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac, http://www.uneac.org.cu) como el escritor más destacado de esa filial. === Préstamos de sofá Daniel Buzón =================================== Sí, vinieron. Te pones pesado con los correos. Ya están aquí desde el lunes y duermen en el sofá cama. Nos contaron sus vicisitudes innecesarias —porque dinero de casa se nota que no les falta— para atravesar Europa, con ese aire inspirado de las experiencias reveladoras que tanto emboba a la Patri. Se pasaron sus tres horas comentando sobre las figuritas de nuestros viajes, diseminadas por la casa, aquel tentetieso bailarín con faldones turco, la máscara nariguda del Sudán, los platos austríacos, los quipos peruanos. Se fliparon con las alfombras marroquíes. Desplegaron dos entre el dormitorio y la salita y se entretuvieron en clasificar el número inexacto de formas repetidas o aproximadas en el tejido lo menos tres cuartos de hora. Luego su valor esotérico posible, por lo que entendí en inglés. Yo me muero si no es que me pongo la tele tan normal a mirar el fútbol y a hojear la novela de Paul Auster que empecé y parece que me tira. Bueno, la Patri me la aconsejó, la tía más leída de la tierra. También me entretuve en producir no siempre de reojo un hilo que iba revistiendo el culo de cachetes alargados de la americana. También las tetas son del tipo calabazas despendoladas. En general es un modelo físico de tía muy desaforada y reventona, casi obscena a pesar de toda su educadísima afabilidad. Se ríe con carcajadas explosivas, medio ahogadas y regurgitantes. Así se ríe mi tía la del pueblo, yo qué sé, no una chavala de 24. Por otra parte, te parece estar viendo una película cuando cuentan algo: no hay expresión, no hay gesto que se ahorren y de forma expansiva, aunque dolorosamente melificada. Sonríen a las interrupciones habituales en una charla con una cortesía que a lo primero parece de cartón y resulta si te quedas con la cara que es intrínsecamente carnal, visceral. Y al mismo tiempo, tócate los cojones, de un finísimo compromiso. Dice la Patri que soy gilipollas y ya estoy sorbiendo los modos de la gente como si fueran cabezas de langostino. Que eso es porque son americanos, que les sale la independencia y la civilidad por cada poro de la piel. Que nosotros los de Puerto Urraco no entendemos de libertades más que la anarquía bestial, ni siquiera ideológica, o la de la iglesia. A mí la verdad es que me la suda. Estuve luego hablando con él. Voy a ir cortando. Con mi inglés parecía una operación en vivo en que el cirujano insensibiliza al paciente por la palabra. Es la misma hipereducación que te he dicho antes. Y el interés interpretado. Le conté sobre el curro en el banco y luego otras aficiones. Me miraba con unas pupilas enternecidas que afloraban desde bosques de secuoyas, claro, olorosamente inclinadas y vírgenes. Las mejillas suaves se paraban al callarse como si estuvieran acostumbradas a recibir la tibieza inmediata de siete caricias visuales patrocinantes (la hermana, el abuelo...) y no quisiera estorbarlas. Angustiosamente, casi irrealmente estáticas y seguras. El jersey se le recoge cuando va en busca del vaso, descubriendo la muñeca, como traicionero. Me hace gracia que para él una mirada o palabra o evolución de los gestos y la postura que le descolocan, y me entretuve en producir varios a posta, no son cosa mía, o de él que se ponga nervioso sin razón, sino como fallos incomodantes en el programa de la conversación que alguna negligencia ha permitido que se filtraran. En todo caso no corresponde a nosotros, y mucho menos a él, corregirlos, como mucho soslayarlos. Venga. Vaya viaje. Dos mails ha hecho falta. .......... Hola. Estoy por el capítulo cuatro y me he dado cuenta de que hay una novela dentro de la novela. Además cuenta crímenes contra niños y gente indefensa que se ve que se basan algunos en casos reales. Es rabioso que puedan pasar cosas así. Me he estado un rato solo en el balcón, pensando. Los americanos se irán el martes, dice la Patri, que es la de las amistades traspilladas por Internet. Para luego ya se alquilan algo. ............... Han sido días inconexos y como desparejos. Yo reposaba del esguince, pero me iba un rato con el Ricard, ya sabes, a jugar con la play, la pava se quedaba en el cuarto hasta las doce o más, luego pululaba dos minutos y volvía a encajarse, la Patri trabajando, y el chico con sus siete u ocho libros que trae en inglés, porque es filólogo, creo que dijo. Los hojea rondando por la salita con una liviandad de animal abstraído y lector. Se sienta en el sofá cabalgando una pata en el brazo, sin preguntarme si puede. Abre el balcón y se acomoda así en plan guarro en el suelo sin apartar un momento los ojos del libro, o como mucho mira con vaguedad expeditiva, planeadora sobre el piso, como el recóndito sosiego con que pasa esos ratos. Yo le miro, me deja, forma parte de su rol, digamos. Lo digo porque yo me pongo el eurosport, aunque en silencio, como un primer regalo no rehusado, sino agradecido sin palabras en la blandura de sus mejillas, y me dedico a fijarme en sus rasgos bostonianos, que respiran confiados a este aire del Clot por el tesoro de una familiar protección eficaz (no es que tenga que estar bragado, pero...); y yo así hurgando cada vez con menos manías y él inamovible, terminando y pasando sus páginas. “Qué es”. “Cummings”, me ha dicho o algo así. “¿Lo has leído?” (todo en inglés). “No, no”, le he contestado haciendo rebotar la palabra como sorprendido e interesado, con un parpadeo bobo. Me parece que cree que admiro sus hábitos. ........................................ Bueno... Ayer a la madrugada me levanté por una cerveza. Pero, mira, las noches nos hartamos a conversaciones en plan selecto y reflexivo. Citan a dios y a la madre. Yo les sigo por encima, porque fuera de mi carrera paso de flipadas, y la Patri, que se funde de correspondencia cultural-espiritual, me va aclarando, mientras ellos nos miran como escudriñando en nuestra compenetración o hablan aparte. La charla iba entrando en directores de cine. Tres caladas al ducados y la americana levanta una pierna, encogiéndola, con serenidad felina, y planta el pie en el asiento. La piel se estira sudorosa y también algo grasienta. La carne del muslo se pone a reventar, con un celador triangulito rosáceo propuesto por el pantalón donde la ingle. El pie furioso de sinuosidades. El tío justo entonces, medio de un salto, se levanta. Y es que antes a la tarde la chavala se había largado, a la Patri le tocaba esta semana la limpieza del piso y yo forzaba los fallos en el programa de nuestra conversación con él. Dejaba la vista muerta en el bajo vientre, en los muslos, disimulaba mal haber estado mirándole el culo si me daba la espalda un momento, la cara con ese relajo plano, indicativo, luego, como el que nada, un rascamiento-masaje en la polla, que ya la tengo hinchándose de sangre y al mismo tiempo pensando en cómo aportaría yo también con ella mi grano de seguridad a esas mejillas que ahora apenas disimulan el abandono de los nervios a mi iniciativa. Ya parece que los fallos han resultado ser otro programa, quizá más coherente que el anterior. Separa las piernas como en guardia y sé que en el fondo entrañable del recto está ya temiendo tanto como necesitando el fogonazo incógnito que le comentaba Burroughs a un Ginsberg frustrado en ese detalle de su mariconería (me lo había contado él hacía dos horas, chaval más tonto). Pensé por un momento que ya. Me centré en los labios, la erección fue casi completa. Imaginé que entonces él iría al balcón (la Patri en la otra galería) o al lavabo (pretexto mío cambiarle la toalla) o a su cuarto (mejorar mi inglés con su W. Irving de americano en Granada) y meneo sin contemplaciones y tendría que responder bien, al menos para diferirlo a un momento más seguro. Pero no se mueve. Al final va al lavabo y vale, tío, ya está, pero el cabrón arruga bestialmente aquellas mejillas a mi mirada aceleradamente voraz. Y me corta, joder. No me atrevo a desclavarme del sofá. Me paso el segundo artejo del dedo índice en horizontal por los labios. ¿Más tarde?, pienso. Puede, pero te aseguro que ya estaba en el extremo y se ha negado atentando contra todo lenguaje, inhumanamente. ¿De qué va? Todavía ha tenido la cara de volver a sentarse y querer seguir, pero ya tenso como un estúpido. Me he largado bastante en seco, me le he pegado a la Patri y nos ha faltado tiempo para meternos a follar en el cuarto. Con los viajes que le he metido esperaba que gimiera, pero se ha empeñado en contenerse. El caso es que a la noche el tío se ha levantado, un gesto más pensado que reactivo, cuando ella ha encogido la pierna. Creo que ha sido porque me ha visto un salto simultáneo en el tenor de los ojos, que él entendía que era para sí, aunque en verdad era para su novia. La Patri, que no es nada tonta detrás de las gafas, se me ha vuelto, pero yo la he conformado manteniendo fríamente de perfil un dejo discreto de deseo comprensible, aunque ya con la vista en otra parte: el muslo de una tía bastante buena, me lo miro un momento y nada más. Pero ya digo que él ni siquiera lo ha cogido por ahí. De hecho la americana se ha quedado igual, así a simple vista. Lo que le pasaba a él es que se ha acordado de la tarde y luego, bueno, de un roce con el pecho que he forzado un pelín al cruzarme a las ocho por el pasillo, ya ves tú. Ha preferido centrarse en los directores. Estaban con un tal Peckinpah. He murmurado un bueno medio irónico cuando me han dicho los años en que filmaba. Alguien ha comentado, puede que haya sido la Patri o el americano, no sé, porque ella parecía despertar de un somnoliento raciocinio sopesador, mirándome las manos, con ojos insoportablemente inteligentes, se ha dicho que siempre anda por sus películas la infidelidad de la mujer como una comadreja ominosa, sórdida, denigrante para ella y humillante al máximo para el hombre, y también más enrabiadamente vital de lo que puede entender él con sus valores algo lentos de reflejos, aunque acaben prevaleciendo. El tío, inocente y galante con moderación, ha contradicho una visión tan descalificadora, uniéndose a la chica con una sonrisa desde sus dos metros de distancia y abofeteándome a mí un poco en mis intimaciones. Ha apostillado que ese director más bien trataba el sexo y la infidelidad como otra forma más de violencia y no el fondo turbio de la mujer. Me ha parecido que disimulaba suplicarme, queriendo hacerme razonar una tregua. Dos tazas (de infusión) ha traído justo entonces la Patri. Me he sonreído como sin darme cuenta. Cuando iban por Los otros y Todo sobre mi madre la chavala notó que se había quedado fumando ella sola. Yo le aseguré que no pasaba nada, que podía estar fumando toda la noche. Entonces ha sacudido la ceniza ladeando edulcoradamente la cabeza un poco como si le doliera algún músculo íntimo del cuello o lo que yo le he dicho. Bueno, hostia, tío, son las seis y tengo que ir a trabajar. Ya a la tarde. ............................. Sí, aquella misma noche, luego a las dos de la madrugada, saqué la cerveza de la nevera, ya media. Me había zafado bastante bien de la pierna de la Patri, que se me trenzaba al tronco, caldeándose en el sueño enfurruñada. Antes de meternos en la cama, mis ojos habían recibido una llamada súbita hacia el doble volumen apretado de las tetas (qué atracción por ahí siempre), que me pedían, afiladas por la ración reciente de costo (de porros, quiero decir), que las amortiguase. Como fuera, otra vez, que las amortiguase con el pecho o contra el colchón. Sé cuánto significa ese tirón de ojos, podría creer hasta en la telepatía, una telepatía de feromonas y gelatina de cariño partida. No, yo también estoy mareadillo, le pienso y ella, por disimular mi desaire, busca otra cosa en la habitación que le atraiga creíblemente la mirada: los pomitos del armario o las cortinas. Y no quería (me le callé) porque esta abstención me iba a dar esa pesadez del deseo, medio torpeza, que podría servirme un rato más tarde en la salita como falso reflejo de una pasión más delicada, más inocente. Si es que hacía falta, porque veía acceder a la americana con una actitud dubitativa y traviesa que crecía en abandono consciente y adulto. Mientras él, durante la emporrada, seguía teniendo suficiente con evitarme, ella se había ido decantando como si solo me tomara el pelo. Coloqué definitivamente luego, a las dos de la madrugada, en la estantería la novela, con sus miserias y sus puñaladas inhumanas entre unos y otros. Me afectan esas cosas. Sabía, sentado en penumbra en el sofá, que alguna salida tenía que hacer. Al final la puerta, un chispazo en la aorta, un goloso asomo medio olvidado de timidez paralizante. Ahora estaría bien que fuera él. Soy capaz de no tener miramientos. Pero es una cara más dulce, más azucarada en rasgos. Husmea el pasillo y nos chocamos plácidamente las miradas. Sonríe, con la normalidad sencilla entre invitada y huésped. Farfullamos las recíprocas lenguas. ¿Water? Yeah. Yo te ayudo. Sé que, al precederla, me convierto de pronto en carne fragante, entre sombras, para comer. Bajo la luz filosa, casi de quirófano, de la cocina, las formas de los dos, con la ropa justa y casual, son obligadas a producirse en crudo, chillando silenciosamente la intención. Las hormonas del páncreas, horrorizadas y punzantes, mezclándose con las reproductivas, sugerentes y relajadas, bombean por el cuerpo una lava de inseguridad, de deseo descarnado y extremo. Yo también, a dos metros de ella, que estaba junto a los vasos, he querido agua. Entonces sí, he sabido que su naturaleza me esperaba ancha, descarada y ovulando. Me la morreé contra el mármol, fundiéndome en la media sonrisa gutural con que me acabó de recibir. La repasé toda ya, usurpé lo antes posible el derecho que se me daba a tocar esa carne, empujando el sujetador hacia arriba, metiendo la mano hasta bañarla por debajo del pantaloncito de algodón. Ella para conformarme por entonces me dio un apretón en la polla, también consumando su derecho. Porque Pete (su novio, el amigo), me dijo, está levantado y seguramente salga. (¿Qué me importa?) Sí, vale... Sí, joder, último morreo. ........................................... Ya ves, ser estudiante de posgrado en filosofía y conversar bastante bien en dos o tres encuentros casuales de escalera es suficiente para dar el pego de legal a una tía de la misma cuerda, como es la Patri, que por su lado también ha hecho de las suyas. Casa del Ricard, dos pisos arriba, sagrado de iglesia. La Patri no sospecha y el americano qué va a subir. Un galope sacudido de agallas renales, el penúltimo día antes de irse. (Prolongan.) El sol caído y marginal. La obra vista del edificio de enfrente que se pega hasta dos metros de la ventana del cuartucho suficiente que el Ricard nos deja. Y respirar como un canuto ese ahogo vital momentáneo que sugiere. Qué manera de apurar la coordinación de movimientos, de beberse el sexo empapándose. Sí, alegría, hasta podría usar casi en broma la expresión alborozo hipi. Pero la carne flotando autónoma de la cara y de ella misma, como un tercero o un cuarto que se añadieran, que fueran entrando en el cuarto sobre nosotros. Se comporta un poco como una asesinada, una asesinada que se resistiera a lo bestia, más allá de la vida, ese jadeo en silencio en medio de una normalidad cachonda de follada a escondidas. .............................................. Él aún está en la fase de continuar esquivándome. Ahora tengo contra su gusto un gran interés en sus libros. Carlos Williams, la gramática generativa de no sé quién, el más reciente, etc. Ondea menos por el comedor. Hemos hablado un poco de sistemas de enseñanza, vete a sabe por qué. Puede que haya sido de verdad fortuito, a la vista desde el balcón del patio del instituto. Me ha sugerido las consabidas estrategias pedagógicas, como la propuesta eterna de otras tantas conciliaciones que le gusta dejar caer en su conversación. Me debe de considerar un cavernario. Yo pienso que el fascista es él por resistirse a la homosexualidad como lo hace. Un hipocritilla de familia evangelista reconvertido en progre, sin tener ni idea. Hemos alcanzado charlando incluso la serenidad y la confianza, muy amistosos. Cuando nos reíamos a la vez, me indagaba en las comisuras de los párpados algún rasgo temido de cierta intimación sexual. Nada, hombre. Subterráneo sí, pero menos acuciante. Co, que es el nombre de ella, ahora sale más de su cuarto. La verdad es que se están pegando unas vacaciones aquí en el piso. Ella dice que ya la ha contratado una academia. Él es un poco fantástico y visita la universidad central, la Pompeu Fabra... Ya ves. Chavalillo, sólo cinco años menos que yo. Ella se debería cortar algo más. A la Patri no le llegará nada porque yo me encargo de que como mucho la Co se ponga solita en evidencia. Pero cuando no está la Patri este chacho ya está sintiendo esos roces volados en los vértices de la cabeza (y en él tan lastimoso con su forma adolescente y puntiaguda, remolino y todo), fricciones de otras comunicaciones que no le incluyen, y que insuflan un vago furor contenido de desorientación. En él una intelección retardada de laberíntica respuesta. Una nuance, como repite en su inglés para referirse a muchas cosas. Ahora ya qué más contar, follando mucho, amigo. ............................................................... Me salgo a la calle, a meterme una cerveza por el bar del Joan, allí en el Borne. Otra vez vacaciones. Las tías por la calle, el verano, como un logradísimo esfuerzo sin esfuerzo de intimidad pública (te contracito a Pla —la tesina de la Patri—, ya flipado del todo con las lecturas y lo que sea). Este chaval se ha enterado mucho antes de lo que yo creía. Ya le está bien. Ayer otra tarde entera de calentamientos, insinuaciones, charlas hundidas en una cocción calmada y posterior. Otra vez me esquiva cuando solo falta poner la guinda, se complica mucho y se empeña en negarse cuando ya está corrido casi. Si será facha a fin de cuentas. Un niñito estricto. Y aún anda abrazando a la Co delante nuestro, en la salita, como si metafísicamente la perdonara sin necesidad de perdonarla, un decaimiento de brazos rellenos de algodón. De hecho estoy seguro de que, por mucho que la duda ya le rehíle en las entrañas como una verdad, como solo saben hacerlo cuando no pueden fallar, dolorosas cuanto menos evidentes, y a pesar de ese algo en las omisiones respetuosas entre ella y yo, sin necesidad de renovar códigos fríos (para la comida, los utensilios del lavabo, ventanas abiertas o cerradas), fácil de disimular en el grado justo en que también es una confirmación, todo eso; igualmente estoy seguro de que todavía se conformaría con un parche irreal si ella se lo ofrece. Ya sabes, por tapar el hueco y no porque lo vaya teniendo claro. Creo que incluso evita descubrir indicios. Esta misma mañana me lo he visto de refilón al cruzar por delante de su cuarto, en la cama, mirando en el portátil una película de Dustin Hoffman, muy joven, del setenta y algo, con una rubia cañón, en un ambiente rural, como inglés. La Patri me ha mirado levemente escrutadora, así de pasada, cuando me ha dado la gana de comentárselo, diciéndome que la película se llamaba Perros de paja. Le he mantenido la mirada desde el otro lado de los cristales: en mí no puedes penetrar, ya lo sabes, no soy uno de tus libros, tía. ............................................................ Me mira torcido, pero muy de reojo. Está gracioso. No sería capaz de encarárseme pero sí de juntar lo que él cree la fuerza para darme veinte puñetazos. (Que estás en mi casa, imbécil.) Sé que le ha dado a ella un último día para irse, sin tampoco reprocharle ni aludirle a nada. Y es que ellas dos se entienden muy bien. Hace dos horas escasas he sabido que se lo seguirá guardando todo, si he podido pensar que estallaría ahora me conozco bien el grado de rumia medio literaria e inactiva que puede alcanzar alrededor de cuestiones palpables, coercitivas a reaccionar. Yo estaba en el balcón, todo muy quieto, las cuatro de la tarde, friéndose todo en su media brisa. Desde ahí la ventana de su habitación queda a un metro y medio y mi inglés mejora. Le oigo decir, muy suave, con perfilada dicción cinematográfica, contenido y contundente: Si no te comportaras como si fueras una herida, una herida que supura, escuece y tienen que calmar, esa forma de feminidad degradada... Me ha parecido de un despecho grandilocuente e irrisorio. He bufado una risa de pura pena, como el tiro de fogueo con que se asustaría a un caballero de hojalata que asistiera hace dos siglos a un duelo sin arrestos para disparar. Supongo que me ha oído. Pero es que ha sido todavía peor. Mientras yo pensaba que ahora ella, con quien lo pagaba teatralmente, le aleccionaría, después de una disculpa de nada, con una buena puesta al día sobre libertad sexual, de elección y la competencia en la vida si hacía falta, me la veo salir de la cocina tan pausada como siempre, cruzando la salita. Ahí sí que ya me he tenido que poner la mano. La Co se ha sonreído simpática no entendiendo nada y yo sofocándome muy mal las carcajadas me he ido a la galería de la cocina. .................................................... Ahora ni la toca. Tiene un aire místico, con el halo incierto del que mantiene unas condiciones irrevocables, exigentes, pero pacíficas. Este tipo de tíos son cíclicos, predecibles. No sé ni me importa hasta qué punto le ha manifestado a ella su conocimiento. La Patri lo mira, la mira, respeta infinitamente esa ruptura, con el cuidado medio religioso de quien comprende sin falta los posibles recovecos, vacíos y trasvases del fondo humano en una disyuntiva así. Es tan naíf, y sospecha tan poco nada. Yo sé que nuestro amigo será lo bastante rastrero como para empezar a vocear en gestos y miradas melosas la situación (¿pero qué situación, si lo piensas? Solo haría falta que se dejara llevar por las ganas que sé que tiene, cuatro morreos, nos masturbamos, se la meto o no, nos corremos y ya está, la cosa sigue igual, no pasa nada); aunque cree encallecerse, soportar sin dar un paso atrás (y tantas lecturas bíblicas de sus ancestros floreciendo dentro de él ahora, aunque sus mismos padres las desecharan y lo libraran de ellas, esa trasmitida resistencia espiritualmente granítica contra el mal), aunque me hable casi como si fuera un mueble, desafiante, yo sé que, sin quererlo, le clama lo que pasa a la Patri, en atenciones, en afecto, en distinciones del trato, habiendo medio roto con la Co e impersonal conmigo. Pero la Patri como mucho lo malentiende (aunque tampoco sé si lo malentiende: ¿cuánto tarda este en enamorarse?, ¿media hora?). Y si es que se le cocina algo por ahí abajo cuando se repantingan en el sofá a hablar de literatura, si es que le haría gracia, ya lo sé, follarse a un tipo tan Jisas Craist, tanta franqueza y pista libre la dejan igual después de todo. Y para otra cosa, lo nuestro de la Co y yo, la pobre, siempre tan lista, ahora está ciega. ..................................................................... No era la última vez. Lo sabíamos los dos, por lo menos nos quedaban 18 horas. Ni yo había dejado de advertir ese rasgo en ella desde el principio. Esa hambre agónica que bebe en aguas ya masticadas, inexistentes como un reflejo. Apareció en casa del Ricard cuando él se fue y estuvimos en el sofá en plan tranquilo, mirando la tele, besándonos muy lento, jugando con los dedos, pasándonos los labios ardidos por el cuello y la hoyuela. Evitaba mirarme a los ojos. Entonces me di cuenta de que siempre lo había hecho así. En medio de los preliminares levantaba la vista, o hacía un amago de levantarla, buscando fijarla en la mía, pero antes la dejaba caer sin llegar siquiera a cruzarla, sino sólo la rozaba un instante, justo el que necesitaba para sí misma, sin contar conmigo. Que sinceramente tampoco me hacía falta, pero esta vez fue un amago tan fugaz que pareció un pellizco, un manotazo de desprecio y me llamó la atención. Poco a poco fue resbalándose. No te voy a explicar detalles como si tuvieras que aprender algo. Me palpaba y me estrujaba bastante, yo también como correspondiendo un poco. Luego se ha puesto a chuparme, sí, como otras veces. Le miraba la frente, echaba la cabeza hacia atrás y los ojos se agarraban a las estanterías grises y a los cuadritos de marco fino y negro con motivos de ningún autor. La tele colgando de un soporte en la pared. La casa tan huidiza de cualquier característica acogedora, tan delgada. Ella apoyaba las manos en mis muslos como en la mejor coreografía. La hice sacarse la camiseta. Me obligó a tumbarme. Y entonces fui notando que esa felación ya no era o no iba a ser nunca un juego periférico. No sé. Siempre follando era entregada, más honda, pero ahora, aun conformándose con esta postura, iba todavía más lejos. Sentí una repugnancia excitante y afilada. La miré, naturalmente me estaba arrastrando hacia su extraña innovación. Como un rosado calcetín inmenso que se diera la vuelta solo encima de nosotros y que al mismo tiempo fueran sus caderas rubias mojando de sudor la mesita, percibí ya más claro que de hecho ella se comportaba como si estuviera reproduciendo un polvo completo, pero con mucha mayor amplitud. No, porque sea una mamada no tienes que entender que sugiero extrema sumisión dándome importancia ni nada parecido. Si había sumisión prescindía de mí, me utilizaba, su felación mutada en todo el acto sexual se postraba, escarbaba, sorbía el aire de oquedades más vastas, de donde se la había alienado hacía mucho tiempo, antes de que conociera a su novio o incluso a sus padres. Se atragantó dos veces. Yo era el trasmisor de una carencia abisal o de un rito. Se salió el condón con la vehemencia y continuó así haciendo el amor (y esta expresión, claro, no la uso nunca, pero ahora es más justa, porque efectivamente parecía haber sabido enlazar el amor con esta unión que llaman sexo, pero como si en verdad fuera la unión de cuerpos una categoría aparte de él, que más abajo discurriera en una depredación de órganos y sentimientos). Mucho antes de explotar los dos al final, noté en el culebreo ralentizado de su torso y sus costados primitivos forcejeos interiores, desplazamientos, grietas abriéndose en un hiato rojo y sellándose. Me sentía compelido a experimentar un aletazo continuado y como falso de tardes pálidas, veraneos latos, vivencias ahora tan a trasmano, dispersiones mecánicas después de encuentros, y de esquivos, compenetraciones totales y efímeras que creí oler en su poblacho y alrededores o de donde viniera, muchas imágenes no mías me cruzaron la mente, toda una trituración de circunstancias y gestos, sólo gestos sin rostros ni brazos, que la habían dejado al borde de estos días no me importa cómo, y a mí también, y yo también perdido, seguramente desentendido y ausente pero comprendiendo. O buscando a la carrera con ella, aunque detrás, en sombra, diminuto, nadie. Y ella corría no en una queja, al contrario, todo lo contrario a una queja, sino en una acción de un egoísmo dolorido, malsano y devastador. —Ei, girl —le susurré (violentado, con medio rictus en la cara), como un dulce amante de Los Angeles o de la costa este. Le cogí la mano que me palpaba el vientre, le acaricié la cabeza con los dedos crispados, huidizos. Quise que parara: yo no estaba ya allí, ni en mi piso, ni siquiera en mí mismo, era agua gris y onírica, fácil de borrar de la mente, de beber con un pensamiento. Ella, que estaba ya sola en la habitación, nada más se aquietó un momento, haciendo únicamente caso de mi caricia, de su propia caricia. ** Daniel Buzón http://www.letralia.com/firmas/buzondaniel.htm Escritor y filólogo español (Manresa, Cataluña, 1977). Se ha dedicado a la docencia. Realiza un doctorado en la Universidad de Barcelona (http://www.ub.edu). Un estudio suyo fue incluido en el libro Religiöse Toleranz im Spiegel der Literatur (GmbH & Co KG Wien, Suiza, 2009). Ha publicado relatos en las revistas electrónicas Axxón (http://axxon.com.ar) y Ariadna—RC (http://www.ariadna—rc.com). Mantiene el blog Quidcumque (http://arimaspia.blogspot.com). === Poemas Beatriz Iriart ============================================ *** Alfa y omega Resultó abundante la herencia de las faltas y recibimos el inevitable patrimonio de las tinieblas cotidianas, el ignorar los gritos, contener los sollozos y esperar la muerte SIN ASOMBRARNOS. *** Nuestros H.I.J.O.S. Tan pequeños y tan grandes con su inocencia robada por las aves de rapiña. Dieron su discurso de luces y sombras y nos dejaron su almíbar latente a nosotros los desmemoriados de siempre. H.I.J.O.S: asociación de hijos e hijas de detenidos-desaparecidos de la dictadura militar argentina (1976-1983). *** Conclusión Hay días en los cuales descubrimos la retina las manos crean las piernas sostienen vida. Otros. En oscuridad plena. Destruimos imágenes afloran recuerdos y junto a Mefistófeles esperamos exhaustos y anhelantes la danza sublime de LA MUERTE. *** Testamento hierático Los estruendos precipitan los temblores paralizan. Clamamos a seres que no arriban. Con avidez conjuramos el amparo de vientres que nos gesten nuevamente. Somos la TOTALIDAD de una mujer y un hombre desterrados por caóticas órbitas por crujientes leños y por esfinges con incógnitas que NO DEBEMOS DESCIFRAR. ** Beatriz Iriart http://www.letralia.com/firmas/iriartbeatriz.htm Poeta argentina (La Plata, 1954). Textos suyos han sido publicados en Archivos del Sur, Escritoras Unidas y Compañía (http://escritorasunidas.blogspot.com), Literatura del Mañana (http://literaturadart.blogspot.com), Proyecto Editorial Banda Hispánica (http://www.jornaldepoesia.jor.br/BHBHportal.htm), La Prensa-The Press (http://www.laprensathepress.com) y Letras Uruguayas. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien —ya que me permite darle consejo— he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir”. Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta (1929). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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