~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVII Cagua, Venezuela Nº 274 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 3 de diciembre de 2012 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | II Muestra de Cine Documental Caracas Doc. / CCG | Breves Ediciones lanza colección para Kindle. / Exposición | “Antonio Cisneros, el poeta que amaba la vida”, en Lima. | / I Festival de Poesía Ambulante “¡Chicle, Cigarrillo, | Poesía!”, en Lima. | | Antología Voces para Lilith reúne textos de autoras de | Noticias tema lésbico. / El español Juan Francisco Ferré gana el | Premio Herralde. / España premia la obra dramática de la | catalana Angélica Liddell. / Premio “Tomás Segovia” de | traducción literaria para Selma Ancira. / Ramírez de | Arellano recibe mención de honor de Premios Reina Sofía. | / Conceden a Antonio Carvajal el Premio Nacional de | Poesía de España. / Crean en Paraguay la Academia de la | Lengua Guaraní. / Presentaron último tomo de las Obras | completas de Elias Canetti. / Juan Gelman recibió en | León el XII Premio Leteo. / Erika Schwab gana el premio | “Chamán” de narración oral. / Entregan en Arica los | premios Roberto Bolaño a autores jóvenes chilenos. / | Ernesto Cardenal recibió el Premio Reina Sofía de Poesía | Iberoamericana. / Mario Vargas Llosa y Herta Müller irán | al Hay Festival de Cartagena. / España concede su Premio | Nacional del Teatro a Blanca Portillo. / Entregados en | México los Premios Bellas Artes de Literatura 2012. / | Otorgan el Premio Octavio Paz al escritor español | Fernando Savater. / Con homenaje a Fuentes inauguran La | Ciudad de los Libros y la Imagen. / Fundéu presenta | compendio para el buen uso del idioma español. / | Publicarán en español tres novelas del escritor chino Mo | Yan. / No cerrarán centros del Instituto Cervantes. / | Biblioteca Ayacucho publicará antología poética de Roque | Dalton. / Venezuela entregó su Premio Nacional de | Cultura a diez creadores. / Miguel Sáenz electo nuevo | miembro de la RAE. / La Unam inicia con centro en Pekín | difusión de cultura mexicana en Asia. / Franzen dice en | la FIL sentirse comprometido a “luchar por la novela”. / | Universidad de Guadalajara y Cátedra Mario Vargas Llosa | firman convenio. / Ricardo García Cárcel obtiene Premio | Nacional de Historia de España. / José Manuel Caballero | Bonald obtiene el Premio Cervantes. / Concluye la FIL | Guadalajara sin poder deslastrarse de la polémica. / | Valera sede del II Encuentro Regional de Poetas “Víctor | Valera Mora”. / Publican libro sobre trayectoria | periodística de Gabriel García Márquez. | | “La literatura en el cine. Presencias evanescentes: | Artículos y Antonioni y Cortázar en Blowup”, Gabriel Jiménez Emán. / | reportajes “Huérfanos a la caza de un resplandor que miente (de la | paternidad como tragedia de la novelística | contemporánea)”, Manuel R. Montes. / “Gauguin: el animal | con alma”, Efi Cubero. / “Haruki Murakami, elementos | comunes en su obra”, Nesfran Antonio González Suárez. / | “Gerardo Reichel-Dolmatoff: un hombre”, Plinio Parra. / | “La vida compartida”, Antonio Otero García-Tornel. / “En | torno a Sin sangre azul ni corona”, Enzo Pittari. / | “Tankas, de Leonardo Rossiello. Un cocuyo que ilumina el | oscuro pastizal del recuerdo”, Gerardo Ciancio. / “Un | día más allá, de Arístides Vega Chapú. Un paisaje duro | de ver”, Moisés Mayán Fernández. / “El libro de la sed, | de Manuel Senra”, Francisco Vélez Nieto. / “Una historia | que convence desde el principio hasta el final”, Luis | Benítez. / “Julio Sosa, el poeta”, Hebert Abimorad. | | “Tres décadas de Kloaka, una vanguardia poética | Entrevistas ‘andesground’ ”. Entrevista con Roger Santiváñez por | Eduardo Corrales. / “La pequeña historia de Escovar | Salom”, entrevista al político venezolano Octavio Lepage | por Javier Conde. / “Trabajar la incertidumbre”. Una | entrevista a Lila Zemborain. Redacción Letralia. | | “Gratitud a Anténor Firmin, ‘un haitiano extraordinario’ | Sala de ensayo ”, Yosbany Vidal García. / “Orígenes del sufismo | islámico”, Omar Aouini. | | “La orquídea de barro”, Ángel M. Encarnación Rivera. / | Letras “Chau, wing izquierdo”, Jorge Castelli. / “Poema 41”, | Sergio Manganelli. / “Yo protegeré tus sueños”, Jorge | Castillo Llorente. / Poemas de Dora Isabel Berdugo | Iriarte. / “El relicario”, Teresa Caballero. / Poemas de | Miguel Aguado Miguel. / Dos relatos de Hélmut Jaramillo | Vlaes. / Cuatro poemas de Ana Romano. / “Jaula de | mentiras”, Silvia Hebe Bedini. / Poemas de José Ernesto | Delgado Hernández. / “Eutimio Sandia”, Severo Insausti. | | Jonathan Franzen. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| *** II Muestra de Cine Documental Caracas Doc La capital venezolana es el escenario de la II Muestra Internacional de Cine Documental Caracas Doc, que desde este domingo 2 y hasta el próximo domingo 9 de diciembre permitirá apreciar 33 documentales en la Sala de La Previsora, Sala CineCelarg3 y en Cinemateca Nacional-Sala de Teatro 2 de la Fundación Celarg. Diez documentales venezolanos seleccionados compiten por el premio al mejor documental. La muestra incluye 23 documentales internacionales de Colombia, Argentina, España, Brasil, Rusia, Estados Unidos y Polonia, además de conversatorios y talleres con documentalistas venezolanos e internacionales. El evento está dedicado a la exhibición de cine documental de calidad, con la intención de que sirva para la formación de nuevas audiencias y realizadores, constituyendo un enclave para el fortalecimiento de la cultura documental en Venezuela. La entrada a los conversatorios y proyecciones es totalmente gratis. http://www.caracasdoc.com *** CCG Ediciones lanza colección para Kindle “Mis Pequeños Favoritos” (http://www.ccgediciones.com/libros/favoritos.htm) es el título de la nueva colección de relatos y novela breve que el sello español CCG Ediciones ha lanzado exclusivamente para el formato digital del Kindle. El primer volumen de esta colección es Vampiros (http://www.ccgediciones.com/libros/vampiros.htm), que reúne tres relatos de la escritora española Estrella Cardona Gamio (http://www.letralia.com/firmas/cardonagamioestrella.htm), a cual más escalofriante, en los que el impacto de la sorpresa restalla como un trallazo sobresaltando al lector. El libro fue presentado recientemente —entre el 16 y el 18 de noviembre— en la Feria del Libro de Miami, junto con otros dos títulos de la autora: La canción de la manzana y La otra vida de T. Loure. Colaboradora habitual de Letralia, Cardona Gamio mantiene la avenida Atalaya (http://www.letralia.com/ciudad/cardonagamio) en Ciudad Letralia. http://www.ccgediciones.com/libros/vampiros.htm *** Exposición “Antonio Cisneros, el poeta que amaba la vida”, en Lima El pasado miércoles 21 de noviembre fue inaugurada en el Centro Cultural Inca Garcilaso, de la Cancillería del Perú, en Lima, la exposición fotográfica y bibliográfica “Antonio Cisneros, el poeta que amaba la vida”, que estará abierta hasta el 17 de febrero de 2013 y que rinde homenaje a quien fuera uno de los intelectuales más importantes del país latinoamericano, así como primer director de este centro cultural. La muestra comprende la exhibición de las primeras ediciones de todos los libros de Cisneros, desde su primer poemario Destierro, publicado por La Rama Florida en 1961, hasta Crónicas del buen salvaje, publicado por Peisa en 2008. Diversos aspectos de su vida son recorridos a través de una gran selección de fotografías que incluye además sus facetas como cronista, periodista radial y televisivo, en las que también sobresalió. La exhibición está abierta al público de martes a sábados entre 10 de la mañana y 7:30 de la noche y los domingos de 10 de la mañana a 6 de la tarde. La entrada es gratuita. http://www.ccincagarcilaso.gob.pe/actividaddetalle.asp?id_act=455 *** I Festival de Poesía Ambulante “¡Chicle, Cigarrillo, Poesía!”, en Lima El sábado 24 dio inicio en el mercado Unicachi de Pro, en Lima (Perú), el I Festival de Poesía Ambulante “¡Chicle, Cigarrillo, Poesía!”, organizado por la revista de literatura Tajo. El evento continuó el sábado 1 de diciembre en el Mercado II de San Juan de Lurigancho y las próximas sesiones serán este sábado 8 en el parque industrial de Villa El Salvador y el sábado 15 en Mesa Redonda. Cada jornada dura hora y media y, además de lectura de poesía, se escenifican espectáculos de rap y se realiza la venta ambulante de revistas, poemarios y cuentos. El festival es espontáneo y abierto y tiene el propósito de abrir espacios a la cultura. http://bit.ly/R8N7Tj ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Antología Voces para Lilith reúne textos de autoras de tema lésbico Melissa Ghezzi y Claudia Salazar son las compiladoras de Voces para Lilith. Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica, antología publicada por el sello Estruendomudo que reúne poemas y relatos de tema lésbico escritos por 47 autoras suramericanas. El libro, que tiene un precio de 45 dólares y puede ser adquirido en diversas librerías a través de Internet, fue presentado el pasado 12 de octubre en el Centro Cultural King Juan Carlos I of Spain, en Nueva York, con la presencia de las antologistas y de las tres escritoras incluidas que viven en la ciudad estadounidense, la peruana Mariela Dreyfus y las venezolanas Dinapiera di Donato y Ely Rosa Zamora. Di Donato explica, en las “Notas para una presentación” que acompañan el volumen de 400 páginas, que la iniciativa de reunir a las autoras representativas del tema en el subcontinente nació, entre otras cosas, de “la búsqueda de referentes y la escasez de publicaciones explícitas respecto a la temática”. “Se trata de una antología centrada en textos contemporáneos que representan la pluralidad de la experiencia lésbica con especial cuidado en el manejo de su escritura”, dice Di Donato. “Nuestra convocatoria nos ha permitido reunir a las más diversas escritoras suramericanas, entre las que se puede encontrar escritoras de renombre junto a autoras más jóvenes, a quienes esta antología permitirá que sus escritos sean divulgados más allá de sus fronteras nacionales”. Voces para Lilith incluye textos de la boliviana Rosario Aquim; las brasileñas Karina Dias, Lúcia Facco, Stella Ferraz, Fátima Mesquita y Lara Orlow; las chilenas Ivonne Coñuécar, Silvia Cuevas, Yolanda Duque y Malú Urriola; las colombianas Tatiana de la Tierra, Clara Giraldo, Lucía Lozano y Piedad Morales; la ecuatoriana Aleyda Quevedo; las uruguayas Virginia Lucas y Cristina Peri Rossi, y las venezolanas Marianela Cabrera Pineda (http://www.letralia.com/firmas/cabrerapinedamarianela.htm), Dinapiera Di Donato, María Ramírez, Gisela Kozak, Eleonora Requena (http://www.letralia.com/firmas/requenaeleonora.htm) y Ely Rosa Zamora. Además, las representaciones nacionales más numerosas son las de Argentina, con Mariana Docampo, Macky Corbalán, Vanesa Guerra (http://www.letralia.com/firmas/guerravanesa.htm), Susana Guzner (http://www.letralia.com/firmas/guznersusana.htm), Paula Jiménez, Valeria Flores, Irene Ocampo, Marian Pessah, Alicia Plante, Gabriela Robledo, Reina Roffé y Dalia Rosetti, y Perú, con Violeta Barrientos, Esther Castañeda, María Luisa del Río, Mariela Dreyfus, Melissa Ghezzi, Karen Luy, Norma Mogrovejo, Carmen Ollé, Tilsa Otta, Morella Petrozzi, Jennifer Thorndike y Esther Vargas. Fuente: Estruendomudo *** El español Juan Francisco Ferré gana el Premio Herralde El 30º Premio Herralde de novela, dotado con 18.000 euros, fue otorgado el lunes 5 de noviembre a la obra Karnaval, del escritor español Juan Francisco Ferré, basada en la historia de la caída del ex director del Fondo Monetario Internacional, el político francés Dominique Strauss-Kahn. La editorial Anagrama, convocante del galardón, informó en un comunicado que la finalista fue la novela Cuatro por cuatro, de la también española Sara Mesa. Participaron en el concurso 467 originales, la mayor cantidad jamás presentada al premio, y el jurado estuvo compuesto por Salvador Clotas, Marcos Giralt Torrente, Vicente Molina Foix y el editor Jorge Herralde. El personaje inspirador de la novela, Strauss-Kahn, “saltó a los telediarios, a las páginas de sucesos, los debates y los chismorreos de todo el planeta tras ser detenido cuando tomaba apresuradamente un avión de regreso a su país, acusado de violar a una trabajadora emigrante de raza negra en la habitación de un lujoso hotel de Nueva York”, agregó el comunicado de Anagrama. “En una propuesta arrolladoramente radical en la forma y en el fondo, el personaje real se transforma en DK, el gran dios K, y las páginas del libro nos sumergen en su peripecia y escarnio público”, indicó la editorial. La obra de Ferré es un “panfleto político que lanza una mirada despiadada sobre los desmanes del neocapitalismo y los ritos del poder, fábula perversa sobre la sexualidad como desmesura y como ejercicio de dominio y depredación”, continúa Anagrama. El Premio Herralde de novela fue creado en 1983 y entre sus ganadores figuran Javier Marías, Sergio Pitol, Enrique Vila-Matas, Roberto Bolaño y Alberto Barrera Tyszka, entre otros autores. Fuente: AFP *** España premia la obra dramática de la catalana Angélica Liddell La dramaturga y actriz catalana Angélica Liddell recibió el pasado 5 de noviembre el Premio Nacional de Literatura Dramática 2012 por su obra La casa de la fuerza, según informó el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte de España, que entrega este galardón. Este premio, dotado con 20.000 euros, distingue una obra de autor español escrita en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado y editada en España durante 2011, y ha reconocido así una carrera que se inició en 1988 y que ha convertido en Liddell en un nombre destacado del teatro contemporáneo español. Angélica Liddell (Figueres, 1966), licenciada en psicología y arte dramático, es escritora, actriz y directora de escena. La artista ha tenido en la muerte y la locura un hilo para su obra, en títulos como Greta quiere suicidarse, La falsa suicida o Suicidio de amor por un difunto desconocido. Su obra está compuesta de narrativa, poesía y “performances”, además de textos teatrales, muchos de ellos estrenados en España, Brasil, Colombia, Bolivia, Portugal, Alemania, Chile, República Checa y Francia, y traducidos al portugués, alemán y francés. Es autora, entre otras, de El matrimonio Palavrakis (2001), Once upon a time in west Asphixia (2002), Hysteria Passio (2003), Y los peces salieron a combatir contra los hombres (2003), El año de Ricardo (2005, Boxeo para células y planetas (2006), Perro muerto en tintorería: los fuertes (2007), La desobediencia (2008), Anfaegtelse (2008) y La casa de la fuerza (2009). Ha publicado los títulos de narrativa En el suspiro, El lucernario embozado y Camisones para morir, y en poesía Los deseos en Amherst. En 2003 recibió el Premio de Dramaturgia Innovadora Casa de América por Nubila Wahlheim; el SGAE de Teatro de 2004 por Mi relación con la comida; Premio Notodo del Público al Mejor Espectáculo 2007 por Perro muerto en tintorería: los fuertes; accésit del Premio Lope de Vega 2007 por Belgrado y Premio Valle-Inclán 2008 por El año de Ricardo. El jurado estuvo presidido por la directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro, María Teresa Lizaranzu, y han formado parte de él intelectuales como Soledad Puértolas y Luis María Ansón. Fuente: EFE *** Premio “Tomás Segovia” de traducción literaria para Selma Ancira Luego de saberse ganadora del Premio de Traducción Literaria “Tomás Segovia”, en su primera edición, la traductora Selma Ancira Berny declaró, con la voz entrecortada por la emoción, que éste es el mejor reconocimiento que le hace México, y que para hacer una buena interpretación de las obras no hay ninguna fórmula, sólo “hay que saber escuchar a los autores”. En un enlace telefónico con la galardonada y luego de que la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, y el presidente del jurado, el editor Daniel Divinsky, le comunicaran la noticia por ese medio, la también filóloga externó su agradecimiento al Conaculta y a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), y dijo además sentirse honrada de ganar este premio que la hizo sentir “súper emocionada”. Sobre todo indicó que este galardón es significativo porque lleva el nombre de Tomás Segovia, alguien a quien admiraba y estimaba y siempre leyó, además de ser el padre de Francisco Segovia, “a quien quiero como a un hermano”. Ante la pregunta de su concepción sobre la traducción, respondió que no hay fórmula porque cada autor y obra tienen su significado y “el autor te sopla al oído su texto, eso es saber escuchar al autor y saber lo que pide el texto al momento de traducirlo”. De su preferencia por traducir a los autores rusos y griegos, refirió que desde niña escuchó partes de obras del teatro ruso y la influyeron además los viajes que sus padres, Carlos Ancira y Thelma Berny, hacían a Grecia y Rusia, lo cual señaló como un compendio a lo largo de su vida. También destacó que cada obra tiene sus dificultades en la traducción “y eso es lo más difícil de cada obra, pero tengo lo suficiente que escuchar para hacer su traducción”. Indicó que en sus 33 años de traductora, este reconocimiento significa un compromiso para con los lectores, por lo que agradeció al Conaculta y a la FIL, donde recibirá el próximo 25 de noviembre el premio, que consiste en 100 mil dólares. Por su parte, el editor Daniel Divinsky explicó que luego de tener 42 candidatos a este premio, se decidieron por unanimidad por Selma Ancira con base en que su trabajo, sin hacer uso de localismos, manifiesta el color y la riqueza de escritores rusos como Anton Chejov, Nicolai Gogol, Leon Tolstoi y Alexander Pushkin, además de textos literarios en lengua griega. El jurado estuvo integrado por Daniel Divinsky, Cecilia García-Huidobro, Felipe Garrido, Fabio Morábito y Angelina Muñiz-Huberman. El premio es otorgado por el Conaculta, el Fondo de Cultura Económica y la FIL Guadalajara, debido a que la traducción es un elemento clave para el desarrollo saludable de la cultura en México, destacó Consuelo Sáizar. El premio fue creado en memoria del autor Tomás Segovia (1927-2011), quien definía la traducción como “la experiencia más radical de una lengua, por el hecho de estar mirando en dos lenguas a la vez se tiene la doble visión que da tener dos ojos”, expresó Sáizar. Nacida en México en 1956, Ancira ha traducido, entre otros autores, a Alexander Pushkin, Fiódor Dostoievski, Iván Bunin, Mijaíl Bulgákov y Boris Pasternak, así como a Marina Tsvietáieva, cuya prosa ha traducido en su casi totalidad. En 2011 publicó el libro Paisaje caprichoso, el cual está hecho de sus inquietudes y de sus pasiones, con Tsvietáieva como una constante en esa obra. También ha traducido a autores griegos como Seferis, Ritsos, Kambanelis y María Iordanidu. Entre los premios que ha recibido se encuentran la Medalla Pushkin en 2008, máximo galardón con el que Rusia condecora a los artistas extranjeros; el XII Premio de Traducción Ángel Crespo en 2009; el Premio de Literatura Marina Tsvietáieva en 2010; el Premio Literario Maximilián Voloshin ese mismo año, y el Premio Nacional de Traducción en 2011, de España. Fuente: El Universal *** Ramírez de Arellano recibe mención de honor de Premios Reina Sofía El escritor español Alfonso Ramírez de Arellano (http://www.letralia.com/firmas/ramirezdearellanoalfonso.htm), colaborador habitual de Letralia, recibió el pasado 6 de noviembre en el Palacio de la Zarzuela, en Madrid, la mención de honor de los Premios Reina Sofía contra las Drogas, en la categoría Investigación y Ensayo, como reconocimiento a la publicación del libro Coaching para adictos: integración y exclusión social, editado por la Fundación Atenea. Convocados por la Fundación para la Atención a las Toxicomanías de Cruz Roja Española (Crefat), los Premios Reina Sofía contra las Drogas son entregados por la reina en persona, y reconocen la labor de asociaciones, fundaciones y particulares que combaten las adicciones en las categorías Labor Social, Medios de Comunicación Social, Prevención en el Ámbito Educativo y Comunitario e Investigación y Ensayo. La de 2012 es la 21ª edición, así como la 12ª iberoamericana. Coaching para adictos... trata sobre la integración social de drogodependientes y adictos desde una perspectiva individual, familiar-relacional, comunitaria y macrosocial. La edición fue patrocinada por el Plan Nacional sobre Drogas con cargo al Fondo de Bienes Decomisados del Narcotráfico. El jurado del premio destacó, del ensayo de Ramírez de Arellano, que “propone reflexiones innovadoras ampliamente fundamentadas, sugiriendo una visión de conjunto con proyecciones futuras en un tema poco investigado”. Asiduo colaborador de nuestra revista, Ramírez de Arellano es psicólogo con especialidad en psicología clínica y psicoterapia de familia. Ha trabajado como actor y director de teatro. Es autor de los libros Actuar localmente en (drogo)dependencias (GID), Problemas emergentes en jóvenes y adolescentes (CSZ) y Manual de supervivencia del empleado público o cómo defenderse del político de turno (Almuzara). El autor ha estado ya en la lista de galardonados de los Premios Reina Sofía en dos oportunidades, en 1989 y en 2008 (esta última por mención de honor). En la modalidad de Labor Social el premio recayó sobre la Asociación Riojana para la Atención a Personas con Problemas de Drogas (Arad), y se concedió una mención especial a la Dirección General de Atención al Ciudadano y Drogodependencias de la Consejería de Sanidad y Política Social de la Comunidad de Madrid, por su proyecto Argos, un programa de prevención de drogodependencias en Atención Primaria. En Medios de Comunicación Social el galardonado fue la Fundación Atenea, por su campaña de prevención del consumo de drogas entre los jóvenes “Tengo un mito para ti”. En Prevención en el Ámbito Educativo y Comunitario, la Asociación Torre de Hortaleza por su proyecto “Intervención y prevención de drogodependencias en Hortaleza a través del baloncesto”. En esta categoría, el jurado hizo una mención especial al proyecto “Plan en Prevención de las drogodependencias”, de los ayuntamientos gallegos de Catoira, Dodro, Padrón, Pontecesures, Rois y Varga, como buen ejemplo de coordinación entre corporaciones municipales para combatir el consumo de drogas. Igualmente, el jurado premió el “Estudio sobre los efectos de la comunicación participativa en la prevención de drogas”, de Talía Rodríguez Martelo. En la 12ª edición iberoamericana el premio recayó en el proyecto mexicano “Integración para la vida (Inpavi)”. Fuente: Cruz Roja Española *** Conceden a Antonio Carvajal el Premio Nacional de Poesía de España El autor granadino Antonio Carvajal ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía 2012 por Un girasol flotante, según el anuncio hecho el pasado 7 de noviembre. El premio es concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España y está dotado con 20.000 euros. Carvajal (Albolote, 1943) es doctor en filología románica y miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada. Perteneciente a la denominada Generación del 70, cuenta en su haber con el Premio Andalucía de la Crítica, el Premio de la Crítica de Poesía en castellano, el Premio Villa de Madrid y el Francisco de Quevedo de Poesía. Actualmente es considerado uno de los grandes nombres de la actual poesía española contemporánea. Es autor de una caudalosa obra poética en la que destacan obras como Tigres en el jardín (1968), Serenata y navaja (1973), Después que me miraste (1984), Los pasos evocados (2004) y Pequeña patria huida (2011). El Premio Nacional de las Letras Españolas, en su modalidad de poesía, distingue el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas españolas, de un autor español cuya obra esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española actual. El jurado de este galardón estuvo presidido por María Teresa Lizaranzu, directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro, y como vicepresidenta Mónica Fernández Muñoz, subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas. Entre sus vocales estuvieron Carmen Iglesias Cano, Darío Xohán Cabana Yanes, Uxue Apaolaza Larrea, Lluïsa Julià Capdevila, José Servera Baño, Antonio Hernández Ramírez, Rosa Romojaro Montero, José Manuel González Torga, María Monjas Carro y Luis Alberto de Cuenca. También formó parte del mismo la última autora galardonada, Francisca Aguirre Benito. Fuente: Europa Press *** Crean en Paraguay la Academia de la Lengua Guaraní El pasado 7 de noviembre se anunció la creación, en Paraguay, de la Academia de la Lengua Guaraní, la primera en su tipo en América, que articulará la unificación de los criterios sobre el uso de este idioma nacional paraguayo junto al español. El titular de la Secretaría de Políticas Lingüísticas, Carlos Villagra Marsal, informó sobre la instauración de la academia, que en guaraní se denomina Ava Ñe’e Rerekuá Pave y está integrada por 15 miembros. Villagra destacó que, por primera vez en la historia de América, una lengua indígena de las 2.000 preexistentes a la llegada del europeo tiene una academia. Según él, la idea es que la nueva institución sea “absolutamente independiente de toda clase de política estatal, como es el caso de todas las academias del mundo” y remarcó que buscarán dotarla de la infraestructura necesaria para lograr esa autonomía. La Academia de la Lengua Guaraní fue promovida a través de la Ley de Lenguas que Paraguay aprobó en 2010, y que también autorizó la creación de la Secretaría de Políticas Lingüísticas, que posee rango ministerial. En la actualidad, un 92% de la población paraguaya utiliza tanto el castellano como el guaraní. Esta lengua, hablada antes de la llegada de los españoles a América, fue elevada a la categoría de idioma oficial, que ya tenía el español, en la Constitución de 1992, donde además se incluyó la obligatoriedad de su enseñanza. En la Carta Magna de 1967 ya figuraba como idioma nacional. Fuente: EFE *** Presentaron último tomo de las Obras completas de Elias Canetti Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg presentó en Madrid, el pasado jueves 8 de noviembre, el quinto y último volumen de las Obras completas del escritor Elias Canetti, proyecto al que la editorial lleva dedicado más de una década. El teatro de este autor nacido en la actual Ruse (Bulgaria), así como sus artículos, discursos, piezas sueltas y conversaciones, y su acercamiento a la figura de Kafka, se dan cita en este trabajo editorial que cuenta con notas e introducción de Ignacio Echevarría. El reconocido crítico español explicó algunas de las claves de esta magna obra, que sigue la edición original alemana y de la que es responsable Juan José del Solar (“el primer traductor de Canetti al español”), a quien el escritor de origen judío sefardí calificó de interlocutor afín y sensible a sus obsesiones, y con quien mantuvo una extensa y activa correspondencia. “Estas Obras completas son la mejor edición disponible en todas las lenguas del trabajo de Canetti, más completas incluso que la edición alemana”, señaló Echevarría recordando que el autor “tocó todos los géneros: teatro, ensayo, ficción, viajes, discursos, aforismos... excepto poesía”. “Canetti tenía una gran conciencia del oficio, era un escritor muy exigente y fiel a sus obsesiones y objetivos”, recordó. En este sentido, calificó su obra de “muy articulada” y resaltó el “esfuerzo ímprobo” de la editorial para sacar adelante estos cinco tomos. En el volumen presentado el 8 de noviembre tienen cabida también todos los ensayos (escritos entre 1962 y 1976) que el propio Canetti dio por buenos, y permite asomarse a los variados intereses del autor y acceder, a través de ellos, a algunas de las claves que permiten comprender mejor tanto su obra como su personalidad. Aunque el propio autor expresó que su trabajo no puede comprenderse sin su producción dramática (“son en lo más íntimo el centro de mi obra”, llegó a decir), Echevarría aclaró que Canetti sintió una enorme “frustración”, ya que su producción teatral no se estrenó ni publicó prácticamente hasta 30 años después de ser escrita. Asimismo, recordó que el teatro de Canetti es la “puesta en práctica de su teoría de las máscaras acústicas”, esto es, “el uso privado de palabras, giros y clichés que permitirían desmontar nuestra personalidad y que consideraba que aísla a los seres humanos y genera malentendidos. Europa es un ejemplo perfecto de ello”. Por eso, opina que estas obras “responden a una vocación reprimida”, del escritor. En cuanto a la Miscelánea que reúne este quinto volumen (artículos, discursos, piezas sueltas y conversaciones), Echevarría precisó que recoge “piezas inéditas” que contienen los atisbos más concretos de tres proyectos que Canetti nunca llegó a cumplir: la publicación de su teoría sobre el drama; la segunda parte, por él anunciada en numerosas ocasiones, de su obra Masa y poder; y el libro sobre la muerte, que concibió al escribir Auto de fe, pero que quedó “sumergido en esbozos”. La condición de judío de Canetti es otro de los asuntos a los que aludió Echevarría y sobre el que el autor siempre fue extremadamente “pudoroso”. “Aparece reflejado en sus apuntes de los años 40 y después nunca más”, señala. “Jamás entró en el asunto del Holocausto desde la perspectiva judía, y siguió escribiendo en alemán aun cuando se exilió a Inglaterra y podía haber utilizado el inglés, que conocía tan bien y que le habría abierto muchas puertas”, explicó. La edición de estas Obras completas de Canetti sigue el canon establecido por el propio autor en vida, y que no podrá ser alterado hasta la apertura de sus archivos personales en 2024. Cada uno de los volúmenes se enriquece con textos introductorios y presentaciones, como la conversación entre Adorno y Canetti a propósito de Masa y poder, que no había aparecido hasta ahora recogida en un libro en español. Además, se cotejó cada una de las citas con su fuente original, tarea de la que se ocupó José Manuel de Prada-Samper, quien documentó todas las fuentes, enmendando errores e inexactitudes que se habían ido deslizando en las sucesivas ediciones, incluidas las alemanas. Fuente: Europa Press *** Juan Gelman recibió en León el XII Premio Leteo La edición número doce del Premio Leteo, concedido por la asociación cultural leonesa del mismo nombre, se celebró el pasado viernes 9 de noviembre con la entrega de la efigie, diseñada por el escultor Amancio González, al poeta argentino Juan Gelman (Buenos Aires, 1930). En la entrega intervinieron el presidente del Club Cultural Leteo, el poeta Rafael Saravia, así como el premio Cervantes leonés Antonio Gamoneda y el propio homenajeado, quien apuntó que es necesario hacer la distinción entre civilización y cultura, en la que siempre gana la segunda. “La poesía solo se va a acabar cuando se acabe el mundo, pero eso ya no lo vamos a ver”, afirmó el Premio Cervantes 2007, quien compareció ante los periodistas junto a su amigo y predecesor en el palmarés del máximo galardón de las letras hispanas, Antonio Gamoneda. Ambos hablaron de la naturaleza y la sustancia de la poesía, que para Gelman “procura nombrar lo que no se ve”; “un no saber sabiendo”, apostilló Gamoneda citando a san Juan de la Cruz. Ante los que proclaman que el poema no se termina, sino que se abandona, Gelman manifestó que el poeta “acaba siendo abandonado por la poesía y ya no puede seguir”. Quizás uno pueda escribir 10 o 12 poemas buenos a lo largo de su vida, dijo, parafraseando a Jorge Luis Borges. “El único tema de la poesía es la poesía”, señaló Gelman, que ha coincidido en esa idea con el coordinador del Club Leteo, Rafael Saravia, quien sostuvo que “la poesía no tiene por qué fundamentarse política y vitalmente”, pero no así los poetas. Saravia recordó que el jurado reconoció a Gelman por la “rotundidad de conciencia” de su obra e incidió en que el trabajo del escritor argentino, residente en México, no es una poesía social en el sentido político, sino que es una poesía que trasciende. A su juicio, el autor sobrepasa el plano de la crítica política y se revela como un poeta del amor, del dolor y del existencialismo. En relación con su faceta periodística y tras recalcar que “uno hace periodismo para comer y poesía para vivir”, Gelman lamentó la dificultad de encontrar periodismo independiente y la sumisión de la prensa a los intereses a los que obedece, algo que “siempre ha ocurrido”, dijo, pero que “ahora es un descaro”. A la hora de opinar sobre la situación económica mundial, aclaró que él no es un todólogo, si bien ha opinado que esta crisis no trae nada bueno. El acto de entrega del galardón se enmarcó en las ya clásicas jornadas culturales que continuaron el sábado 10 en el mismo salón de actos de la Obra Social de Caja España-Duero con la charla-debate “El juego en que andamos: conversaciones con Juan Gelman”, en la que participaron el pensador y ex director general del Libro, Rogelio Blanco; el poeta y artista plástico Juan Carlos Mestre, y el propio poeta premiado. El ciclo prosiguió el sábado 17 en el bar Belmondo con la presentación del libro Talita Cumi (Ediciones Leteo), de Alejandro Abad. El autor estuvo acompañado por el también escritor y miembro del Club Leteo, Alberto Rodríguez Torices, y posteriormente se celebró un concierto a cargo de los madrileños Luis Laso y Luis del Roto. Las actividades concluyeron el miércoles 21 de noviembre en el Belmondo, donde Rafael Saravia presentó el libro Barcos sobre el agua natal: poesía hispanoamericana para el siglo XXI (Ediciones Leteo), una antología poética de 500 páginas que recoge la voz de los jóvenes poetas iberoamericanos, según informó el Club. En total, más de 50 autores nacidos entre 1970 y 1985 a ambos lados del Atlántico. El premio es un galardón literario otorgado por el Club Cultural Leteo con la colaboración de la Fundación Monteleón. Han sido reconocidos con esta distinción autores como Antonio Gamoneda, Belén Gopegui, Gonzalo Rojas, Fernando Arrabal, Michel Houellebecq, Amelie Nothomb, Martin Amis, Adonis, Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Ledo Ivo y, ahora, Juan Gelman, autor de una treintena de poemarios y que cuenta con los más prestigiosos galardones, tales como el Reina Sofía, el Pablo Neruda o el Premio Cervantes. Fuentes: Diario de León • EFE *** Erika Schwab gana el premio “Chamán” de narración oral La escritora venezolana de original alemán Erika Schwab, fue reconocida el pasado 12 de noviembre con el Premio Iberoamericano Extraordinario “Chamán”, que otorga la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (Ciinoe) a personalidades e instituciones que hayan destacado en la práctica de contar historias o en el fomento de esta actividad. Schwab también recibió la Distinción por la Oralidad y Diploma Medalla al Mérito en la Oralidad 2012, que la Ciinoe concedió además a la Biblioteca Nacional “José Martí”, de Cuba; al dramaturgo y novelista Daniel Gallegos Troyo, de Costa Rica, y a la escritora y escultora Thelvia Marín Mederos, de Cuba. Nacida en Polonia pero criada en Salzgitter, norte de Alemania, Schwab se estableció muy joven en Venezuela, a donde llegó casada con otro ciudadano alemán con quien se asentó en la población de Guanarito, en el estado venezolano de Portuguesa, y con quien tuvo cuatro hijos. Actualmente jubilada, Schwab dedicó muchos años a dirigir la Biblioteca Pública de Guanarito. Ha publicado alrededor de una decena de obras. Su libro El ratoncito gris y otros cuentos ganó en 2004 la categoría “Mejor libro de literatura para niñas y niños” del Premio Nacional del Libro, que otorga el Centro Nacional del Libro (Cenal). Una prestigiosa institución dedicada al estudio y difusión de la oralidad artística, la Ciinoe tiene sedes en Madrid y Ciudad de México y delegaciones y eventos en países de América y Europa. Fue fundada por su director general, el escritor, comunicólogo y hombre de la escena cubano-español Francisco Garzón Céspedes (http://www.letralia.com/firmas/garzoncespedesfrancisco.htm). El jurado, compuesto por Garzón Céspedes, Fernando Rodríguez Sosa (Cuba), María Amada Heras Herrera y José Víctor Martínez Gil (México), afirma en el acta haber concedido la distinción en virtud de la “excepcional contribución [de los galardonados] al desarrollo de la cultura, el arte, la oralidad, la comunicación y el mejoramiento humano, y, muy especialmente, por sus aportes al movimiento iberoamericano de narración oral escénica”. Fuentes: Ciinoe • Correo del Orinoco *** Entregan en Arica los premios Roberto Bolaño a autores jóvenes chilenos El pasado 13 de noviembre se celebró en Arica, norte de Chile, la entrega de los Premios a la Creación Literaria Joven Roberto Bolaño, certamen convocado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile (CNCA). La ceremonia contó con la presencia del ministro chileno de Cultura, Luciano Cruz-Coke, quien dijo que con la entrega de este premio, por parte del Consejo de la Cultura, “tenemos la certeza que este reconocimiento es un importante impulso para quienes buscan iniciar carreras literarias y avanzar decididamente en ese sentido, como ya ha ocurrido con anteriores ganadores de este premio”. La autoridad también destacó que se realice por primera vez la premiación en Arica, como parte de las políticas de descentralización del CNCA, y la realización en Tacna, el martes 20 de noviembre, de un Encuentro Internacional Tripartito con autores jóvenes de Perú, Bolivia y Chile, en el marco del Premio Roberto Bolaño. Entre los galardonados destaca el trabajo de la joven periodista Cinthia Matus Olmos, quien obtuvo el primer premio en el género novela por la obra El come porteño. Mención especial recibieron Ileana Elordi del Villar, Gonzalo Valdés Díaz y Luis Torres Torres. En la categoría cuento el primer lugar fue para Gaspar Peñaloza Avsolomovich por su trabajo “¿Dramma per música?” (categoría 13 a 17 años) y Rodrigo González por “El descubrimiento” (categoría 18 a 15 años), con menciones especiales para María Paz Gálvez Vásquez (13 a 17 años) y Enrique Núñez Mussa y Luis Torres Torres (18 a 25 años). En la categoría de poesía la distinción máxima fue para Tamara Márquez Gálvez con su obra “Actualización de paisajes” (13 a 17 años) y Lucas Costa por “Encomienda” (18 a 25 años). Menciones especiales se le otorgó a Gaspar Peñaloza (13 a 17) y Juan Francisco Ovando y Rodolfo Labarca Riveros (18 a 25 años). Un premio de 1 millón de pesos recibió cada uno de los ganadores y a las menciones honrosas se le entregó un reconocimiento económico de 250 mil pesos. El jurado de poesía estuvo integrado por Germán Carrasco, Sergio Parra, Yanko González, Andrés Morales y Carlos Cociña; en el género cuento fallaron Carolina Rivas, Pablo Azócar, Constanza Vergara, Ana María Moraga y Raquel Olea; mientras que en novela lo hicieron Marcelo Maturana, Tal Pinto, Pablo Torché, María Cecilia Sánchez y Carla Morales. Los Premios a la Creación Literaria Joven Roberto Bolaño fueron creados en 2006 como una forma de estímulo a la literatura hecha por jóvenes en Chile. Cuenta con dos categorías: una de 13 a 17 años y otra de 18 a 25 para los géneros de poesía, cuento y novela. Fuente: El Morrocotudo *** Ernesto Cardenal recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana “Poesía es todo, incluido el Creador de todo. Poesía es Dios”, dijo el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925) tras recibir de manos de la reina de España el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en un acto celebrado en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid el pasado 15 de noviembre. “Que la poesía sea promovida por una reina es algo que debieran imitar los otros gobernantes”, dijo Cardenal, poeta y sacerdote, artista polifacético, promotor de la Teología de la Liberación, y quien llegó a ser ministro de Cultura con el gobierno sandinista que dirigió su país entre 1979 y 1987. En su discurso de agradecimiento recurrió al significado de la palabra Sofía, sabiduría en griego, para evocar esa figura “muy misteriosa y muy atractiva” de la Biblia que la tradición cristiana interpreta como “un atributo de Dios, como Dios en su creación y también como Cristo, sabiduría de Dios, y Palabra creadora de Dios”. Por ello, tocado con su sempiterna boina negra, con barba y largo pelo blanco y cubierto con un poncho también blanco, dijo ante la reina de España: “Es como decir que Sofía es la Poesía de Dios”. Entonces se acordó de la definición que Gustavo Adolfo Bécquer dio de la poesía, el conocido “poesía eres tú”, porque si poesía, apunta, “es la persona amada, y pareciera que no hay nada más que decir”, él añade: “Poesía es el amor. Y poesía es la amada que uno ama, y todo lo que uno ama y que lo ama a uno”. En definitiva, para el último galardonado con el XXI Premio de Poesía Iberoamericana, “poesía es todo, incluido el Creador de todo. Poesía es Dios”. Tras exponer esta concepción suya del arte poético, Cardenal recordó que la poesía “fue el primer lenguaje de la humanidad, siendo el lenguaje lo que nos hizo humanos y nos diferencia de los animales”. El teólogo nicaragüense afirmó también que “todo niño es poeta”, y citó versos de niños enfermos de cáncer con los que trabaja en Managua en un taller de poesía, como uno que recordando a sus amigos muertos dice que al jugar hablaban de “qué hacer cuando nos muramos”. “Está afirmando ingenuamente y, tal vez inconscientemente, la resurrección”, proclamó el vate de 87 años, que concluyó su alocución: “No debemos temer a la muerte, como aquel niño enfermo que no tenía ningún miedo, que esperaba jugar más”. El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana es concedido por Patrimonio Nacional junto con la Universidad de Salamanca, por lo que en el acto de entrega estuvieron presentes el presidente de Patrimonio, José Rodríguez-Spiteri, y el rector salmantino, Daniel Hernández Ruipérez, junto al ministro español de Educación y Cultura, José Ignacio Wert. Rodríguez-Spiteri destacó de la obra del poeta nicaragüense, “maestro en el arte de hablar, que ha hecho a través de la palabra expresión de su vida, de su ética y de su visión ideológica del mundo”, que está “arraigada en las profundidades de lo humano y en la dimensión social que nace de la persona”. De “torrenciales, abrumadoramente humanos, desbordantes de creencias y sentires”, calificó los versos de un hombre cuya vida está marcada por tres términos, “palabra, ética, política”, con una producción que supone “un referente en toda Iberoamérica”. El rector de la Universidad de Salamanca —casa de estudios que publica una antología del poeta distinguido en cada edición del premio— señaló que en la poesía de Cardenal todo “es verosímil” de manera que “a veces uno siente cuando la lee que se encuentra allí, que uno podría haber visto o vivido eso mismo”. Para el ministro Wert, su obra es “una fusión de contrarios, una sucesión de aparentes contradicciones que como en su vida misma consiguen alcanzar el equilibrio óptimo, la prueba evidente de su genio”. Porque sólo él, destacó, ha sido capaz de crear “un universo en el que lo prosaico y lo místico conviven en perfecta armonía” con Dios como “un invitado frecuente”. Los versos de Cardenal “no son sino otro medio para defender sus más íntimas convicciones, las que tiene como poeta y como hombre”, incluidas unas creencias políticas, concluyó Wert, “siempre honestas e insobornables, nunca rendidas al poder”. Fuente: EFE *** Mario Vargas Llosa y Herta Müller irán al Hay Festival de Cartagena Los premios Nobel de Literatura, el escritor peruano Mario Vargas Llosa y la ensayista rumana Herta Müller, serán los invitados de honor de la octava edición del Hay Festival, la cita cultural que entre el 24 y el 27 de enero de 2013 acogerá la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, según se anunció el pasado jueves 15 de noviembre. Más de un centenar de representantes de la literatura, el periodismo, la música, la filosofía, el cine y la gastronomía participarán también en este certamen bajo el lema “Imagina el mundo”, informó en Bogotá su directora, Cristina Fuentes. Según Fuentes, el diálogo cobra en esta edición un protagonismo especial en el contexto de “conversaciones de paz en Colombia, de crisis de paradigma en Europa o de conflictos armados en Oriente Medio que requieren de un esfuerzo conjunto de tolerancia y de imaginarse el mundo”. Así, Vargas Llosa liderará el diálogo sobre literatura internacional con el novelista inglés Julian Barnes, con quien ahondará en la figura del escritor francés de mediados del siglo XIX, Gustave Flaubert, a quien ambos reconocen admirar. Previamente, el escritor hispanoperuano premiado con el Nobel de Literatura en 2010 conversará con el ensayista colombiano Carlos Granés Maya sobre los cincuenta años de su obra La ciudad y los perros, así como sobre su último libro La civilización del espectáculo. Por su parte, la novelista, poeta y ensayista alemana de origen rumano, Herta Müller, ganadora del Premio Nobel en 2009, participará en un encuentro con su traductor al inglés, Philip Boehm, en el que también se hablará de su última obra Todo lo que tengo lo llevo conmigo. Entre las novedades de la octava edición del festival destaca la instauración de la sección Hay Joven, en la que se dedicará parte de la programación a estudiantes universitarios a través de talleres y eventos interactivos con autores como los españoles Antonio Colinas y Eugenia Rico o el cubano Leonardo Padura. Este evento se suma al ya existente Hay Festivalito, el espacio infantil y juvenil que coordina actividades y talleres con las comunidades y barrios más desfavorecidos de la región del Caribe. Esos mismos días y de forma paralela, también se realizará en Medellín por primera vez la sección Hay Verde, que pretende desarrollarse como festival independiente en las próximas ediciones. Cartagena de Indias acogerá también a figuras de la literatura española como Javier Cercas y Fernando Savater, el colombiano Mario Mendoza, el etíope Dinaw Mengestu, el chef peruano Gastón Acurio y los músicos Susana Baca, de Perú, y Andrés Cepeda, de Colombia, entre otros. El mundo del cine estará representado por el argentino Eduardo Sacheri, autor de la novela La pregunta de sus ojos que, posteriormente adaptó al cine bajo el título El secreto de sus ojos y que ganó el Oscar a la mejor película extranjera en 2010. Fuente: EFE *** España concede su Premio Nacional del Teatro a Blanca Portillo La actriz española Blanca Portillo resultó la ganadora de este año del Premio Nacional de Teatro de España, que dotado con 30.000 euros es concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de ese país, y que en esta ocasión ha merecido por “su valentía al asumir nuevos retos escénicos y su defensa del teatro como compromiso con la sociedad”. Asimismo, el jurado, que anunció el veredicto el pasado 16 de noviembre, valoró su aportación en recientes espectáculos como Medea o Hamlet, ambas de 2009; Paseo romántico (2010); La avería o Antígona (2011) o La vida es sueño, en cartel esta temporada. Blanca Portillo (Madrid, 1963) se graduó en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (Resad) con un personaje que volvería a hacer tiempo después, en 2001: la protagonista de Madre (el drama padre). Su pasión por el oficio de actriz de teatro ha sido la constante en una carrera jalonada de éxitos también en el cine y la televisión y en otras tareas de la escena, como la gestión o la dirección de espectáculos. Desde los primeros montajes —Bodas de sangre y Lope de Aguirre, traidor, dirigidas por Gómez; El mal de la juventud, dirigida por Malonda; Las bizarrías de Belisa, dirigida por Vides; Cuento de invierno, dirigida por Pastor; Marat-Sade, dirigida por Narros; Oleanna, dirigida por José Pascual— muestra un interés por encontrar proyectos y directores que significarán retos y escalones en su crecimiento, según informa el ministerio de Cultura. Esta misma inquietud la ha llevado a dirigir en varias ocasiones; la última, en 2011, La avería, de Durrenmatt, uno de los mayores éxitos de los últimos años. El jurado, presidido por el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem); Miguel Ángel Recio, con la vicepresidencia de la subdirectora general de Teatro, Cristina Santolaria; ha estado integrado por Asunción Bernárdez, Paloma Pedrero, Xavier Albertí, José Bablé, Aitana Sánchez-Gijón, Rodolf Sirera y Juan Gómez-Cornejo (Premio Nacional de Teatro 2011). Junto al citado Gómez-Cornejo, entre los premiados en ediciones anteriores se encuentran Ramón Fontserè (2000); Fernando Arrabal (2001); José Luis López Vázquez (2002); Gustavo Pérez Puig (2003); José Monleón (2004); la Compañía Animalario (2005); José María Pou (2006); Juan Mayorga (2007); el Centro de Arte y Producciones Teatrales, Atalaya TNT (2008); Vicky Peña (2009) y la Compañía Teatro La Zaranda (2010). Fuente: Europa Press *** Entregados en México los Premios Bellas Artes de Literatura 2012 Con el objetivo de reconocer y estimular trayectorias autorales y obras de gran calidad, la noche del 17 de noviembre se realizó en Ciudad de México la gala de premiación de los Premios Bellas Artes de Literatura 2012, este año dedicada a la memoria del escritor mexicano Carlos Fuentes. En la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes se reunieron los ganadores en las categorías Testimonio Carlos Montemayor, Cuento Infantil Juan de la Cabada, Cuento San Luis Potosí, Ensayo Literario Malcolm Lowry, Mexicali de Dramaturgia, Narrativa Colima para Obra Publicada, Ensayo Literario José Revueltas, Obra de Teatro para Niños, Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, Iberoamericano Carlos Pellicer para Obra Publicada, Juan Rulfo para Primera Novela, Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón y el Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores. Al inicio del evento, Teresa Vicencio, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba), señaló que los Premios Bellas Artes de Literatura ocupan un lugar particular en la vida cultural de México, pues en ellos se vincula la literatura desde distintas generaciones y geografías, por lo que expresó una felicitación a los ganadores, jurados y a los miembros de la comunidad literaria conformada por poetas, ensayistas, dramaturgos y narradores dedicados a la difusión y disfrute de la literatura. Indicó que las obras galardonadas en esta emisión permiten emprender nuevas y durables aventuras, ofrecen la posibilidad de que su lectura nos conduzca a otros horizontes y enriquecen el amplio repertorio de la literatura contemporánea en México. “Rendimos homenaje a los que se esmeran por que la literatura sea capaz de ensanchar la imaginación, sensibilidad y la reflexión de los lectores”, dijo Vicencio. Agregó que los premios forman parte del amplio universo cultural de México, mismos que año con año han crecido en su cobertura hacia los diferentes géneros, e indicó que en la cultura mexicana permanecerá la importancia literaria, intelectual y social del autor de La región más transparente. Por su parte, Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, expresó que los premios son importantes en sí mismos ya que a quien se le da un premi, se le otorga un linaje e importancia, pero también una responsabilidad. “Un premio no dice qué alto has llegado sino que se va a continuar y ahora se está obligado a seguir subiendo. Carlos Fuentes solía decir: ‘Mis mejores premios son dos: deseo y disciplina para continuar escribiendo todos los días’, como lo hizo hasta el último día que vivió”. La Sala Principal del Palacio de Bellas Artes fue el escenario en el que, bajo la conducción de los actores Alberto Estrella y Susana González, se entregaron los galardones a lo mejor de la literatura mexicana, en presencia de representantes de los gobiernos de los estados de Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Durango, Guerrero, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Tabasco y Tlaxcala; así como de la Universidad de Colima, el Patronato del Teatro Isauro Martínez de Torreón, Coahuila, el Museo Francisco Cossío y la Sociedad Alfonsina Internacional, A. C. En la ceremonia se escucharon fragmentos de las obras ganadoras en las voces de los actores Lilia Aragón, Susana González, Vanessa Ciangherotti, Ari Brickman, Alberto Estrella, Fernando Becerril; así como la interpretación musical del trío Munazul, integrado por Dora Juárez, Leika Mochán y Sandra Cuevas, y la participación del cantante Raúl Román y el pianista Alberto Rosas. El repaso por las obras y entrega de reconocimientos inició con la entrega del Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas a Susana Quintanilla por su obra Vuelta a 1915: Martín Luis Guzmán en Europa, otorgado junto con el gobierno del estado de Durango. El Premio Bellas Artes de Obras de Teatro para Niños lo recibió Enrique Olmos de Ita por Hikikomori 2.0 (Batalla perdida contra uno mismo), entregado junto con el Patronato del Teatro Isauro Martínez de Torreón, Coahuila. El narrador Carlos Velázquez recibió el Premio Bellas Artes de Testimonio Carlos Montemayor por El karma de vivir al norte, otorgado en coordinación con el gobierno del estado de Chihuahua. Por su trabajo Sepulturas, Hugo Alfredo Hinojosa recibió el Premio Bellas Artes Mexicali de Dramaturgia; mientras que Gabriel Rodríguez Liceaga obtuvo el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí por su obra Perros sin nombre. El Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para obra publicada, organizado en colaboración con la universidad de dicho estado, fue otorgado a Rodrigo Garnica por Los ácratas; y el Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón, convocado con el Instituto Guerrerense de Cultura, fue para Luis Mario Moncada, por su aportación al teatro mexicano y su trabajo No cover. En conjunto con el gobierno del estado de Tabasco, se entregó a Claudina Domingo el Premio Iberoamericano Carlos Pellicer para obra publicada por su texto Tránsito; y, en colaboración con el gobierno del estado de Campeche, se otorgó el Premio Bellas Artes de Cuento Juan de la Cabada a Martha Judith Segura Medina por su relato “Mi papá se fue para siempre, espero que vuelva pronto”. Alejandro García Neria recibió el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry, organizado en colaboración con el gobierno del estado de Morelos, por su texto Luis Mario Schneider y la literatura mexicana; por su parte Jeremías Marquines obtuvo, por Acapulco Golden, el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes. La entrega de reconocimientos terminó con la entrega del Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela, otorgado en conjunto por los gobiernos del estado de Tlaxcala y Puebla, a José Agustín, por su labor en la formación de escritores, y el Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores, otorgado por la Sociedad Alfonsina Internacional, al cronista y ensayista Felipe Garrido por Conjuros. En la velada, que concluyó entre aplausos y ovaciones, representantes de los institutos de cultura de los estados de Durango, Colima y Coahuila anunciaron que el próximo año el premio será, en las primeras dos entidades, de 300 mil pesos, y en la última, de 200 mil pesos. Fuente: Conaculta *** Otorgan el Premio Octavio Paz al escritor español Fernando Savater El filósofo y escritor español Fernando Savater obtuvo el Premio Internacional de Poesía y Ensayo Octavio Paz por su trayectoria intelectual y cívica, informó el pasado 17 de noviembre la fundación encabezada por la viuda del Nobel mexicano de literatura, Marie-Jo Paz. El jurado destacó su espíritu libertario y liberal, así como su defensa vigorosa del papel “de la decisión ética en la vida privada y en la plaza pública”. Savater es “una conciencia moral imprescindible, una referencia esencial en el combate contra el nacionalismo en todas sus variantes, los fanatismos de la identidad y el clericalismo, tanto el de las religiones monoteístas como el propagado, en el siglo XX, por los totalitarismos”, señaló. El autor de Ética para Amador, añadió, ha “hecho de la filosofía una meditación cotidiana, incisiva, amable, puesta al servicio de los lectores a través del artículo periodístico y del ensayo breve, géneros en los cuales es un maestro”. El galardón, dotado con US$100 mil, será entregado en la capital mexicana el 31 de marzo de 2013, cuando se cumple el 99º aniversario del natalicio del Nobel de Literatura 1990, señaló en la nota la Fundación Amigos de Octavio Paz. Savater, amigo de Octavio Paz (1914-1998) y colaborador de las revistas mexicanas Vuelta y Letras Libres, ha publicado más de cincuenta obras de ensayo político, literario y filosófico, además de narraciones y piezas de teatro. Entre los numerosos premios que ha recibido destacan el Nacional de Ensayo con La tarea del héroe, el Planeta con La hermandad de la buena suerte, y el Primavera de Novela con Los invitados de la princesa. El jurado de la décima edición del Premio de Poesía y Ensayo Octavio Paz estuvo integrado por los mexicanos Enrique Krauze, Hugo Hiriart, Christopher Domínguez Michael, Aurelio Asiain y la uruguaya Ida Vitale. En años anteriores, este premio ha sido otorgado a figuras como el chileno Gonzalo Rojas, el mexicano José Emilio Pacheco, la peruana Blanca Varela y los españoles Tomás Segovia, Juan Goytisolo y Ramón Xirau, entre otros. Fuente: EFE *** Con homenaje a Fuentes inauguran La Ciudad de los Libros y la Imagen El escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, recibió el Premio Carlos Fuentes en su primera edición y recordó a quien fuera su amigo y a quien reconoce como pionero del boom. El proyecto cultural más importante de la administración del presidente de México, Felipe Calderón —con una inversión de 550 millones de pesos—, La Ciudad de los Libros y la Imagen, fue inaugurado el pasado miércoles 21 de noviembre con la entrega del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español, al escritor peruano-español Mario Vargas Llosa. El autor de La ciudad y los perros, novela que ha sido considerada la génesis del llamado boom latinoamericano, ingresó solo al patio central de la Biblioteca de México José Vasconcelos de La Ciudadela, en donde esperaban alrededor de 800 invitados especiales. Tras los aplausos al Premio Nobel de Literatura 2010 ingresaron el presidente Calderón, Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta); José Ángel Córdova Villalobos, secretario de Educación Pública; Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua, y Silvia Lemus, viuda del escritor Carlos Fuentes. La fiesta en honor a la reapertura del espacio, que albergará 220 mil ejemplares, se centró en los dos escritores: Vargas Llosa y Fuentes, a quienes se les reconoció como ejes fundamentales de la literatura latinoamericana. Vargas Llosa agradeció el premio —dotado con 250 mil dólares— y centró su discurso en la figura del hombre que se hizo su amigo en 1962, año en que lo conoció. “Vi a Carlos por primera vez en casa de un joven cineasta mexicano y en una situación francamente inesperada tratándose de él: empinado sobre una mesa, zapateando y creo que hasta cantando un corrido a voz en cuello y con algunos gallos. Era algo insólito, porque todos quienes conocieron a Fuentes saben muy bien que él no solía dar ese género de espectáculos. Por el contrario, cuidaba mucho las formas, la elegancia”, comentó provocando risas. El autor de La fiesta del chivo no reparó en brindarle a Fuentes todos los halagos, a su obra y a su persona, e incluso hizo una aclaración: la verdadera obra que le dio vida al boom latinoamericano no fue La ciudad y los perros, de su autoría, sino La región más transparente, del mexicano. “Se ha dicho que La ciudad y los perros fue, cronológicamente hablando, la primera novela del boom. Pero creo que sería más justo decir que ese papel pionero, anunciador del boom, debe concederse a la primera novela de Fuentes, La región más transparente, que apareció en el año 1958, es decir, cuatro años antes que la mía”. Añadió: “La región más transparente fue acaso la primera novela latinoamericana que rompió el aislamiento en que hasta entonces nacían, vegetaban y morían tantas novelas”. El discurso de aceptación también abundó en los contrastes de la personalidad de Fuentes. “García Márquez decía de su intenso rendimiento: ‘Y eso que teclea la máquina con un solo dedo, que si lo hiciera con 10...’ ”. Así, Vargas Llosa recordó al amigo generoso con los escritores jóvenes, al cinéfilo inteligente, al hombre que solía esconder su dedo índice de la mano derecha, lastimado por escribir, el que provocaba una fascinación en las mujeres que se “desmoronaban en sus brazos”, situación que cambió cuando conoció a Silvia, hacia quien también hubo palabras. “Sin ella, difícilmente hubiera nacido esa obra monumental que ahora celebramos”, dijo. Con la entrega del premio a Mario Vargas Llosa, la Biblioteca José Vasconcelos de La Ciudadela reabrió sus puertas después de más de un año de trabajos de remodelación, ampliación y recuperación de un edificio del siglo XVIII que se ha convertido en una biblioteca de bibliotecas, pues alberga alrededor de 220 mil volúmenes, entre los cuales están los miles que conforman las bibliotecas personales de cinco de los más connotados escritores y bibliófilos mexicanos: José Luis Martínez, Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis. Cientos de invitados especiales, entre los que se encontraban los hijos o familiares de los cinco escritores mexicanos a los que el gobierno mexicano compró su fondo bibliográfico, llegaron al recinto que fue intervenido con proyecto de los arquitectos Alejandro Sánchez y Bernardo Gómez Pimienta. La Ciudadela fue definida por el presidente de México, Felipe Calderón, como una “biblioteca de las bibliotecas” y “un tributo vivo al conocimiento humano”, un proyecto, que dijo, se llevó mucho dinero pero “mucho menos de lo que se ha gastado en otras bibliotecas, sin las controversias que suelen acompañarlos” —haciendo referencia a la Biblioteca Vasconcelos de Buenavista. El recinto, que además de haber reunido el trabajo de 13 arquitectos, entre ellos José Castillo, Saide Springall, Fernando Romero, Mauricio Rocha, Jorge Calvillo y Tatiana Bilbao, es un espacio en el que hay obra artística de Francisco Toledo, Vicente Rojo, Jan Hendrix, Jerónimo Hagerman, Betsabeé Romero, Magali Lara, Alejandra Zermeño, Dr. Lakra y Minerva Cuevas, entre otros. Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, celebró la política de adquisición de las bibliotecas personales de la actual administración porque la suma de las cinco bibliotecas personales contiene una suerte de cartografía literaria y de construcción del pensamiento del siglo XX mexicano. Como parte de esa política, el gobierno ha adquirido tres nuevos fondos bibliográficos: la biblioteca de Agustín Yáñez, que estará albergada en Guadalajara; la del arquitecto Abraham Zabludovsky, que se incorporará al Fondo México; y la de Julieta Campos y Enrique González Pedrero, que podrían disponerse en el espacio remodelado. Con invitados especiales como Marie Jo Paz, Alberto Ruy Sánchez, Nubia Macías, Jaime Labastida, Gonzalo Celorio, Felipe Garrido, Martí Soler, Huberto Batis y Joaquín Diez-Canedo, ha quedado abierta al público una suma de bibliotecas personales que ya son patrimonio cultural del pueblo de México. Fuente: El Universal *** Fundéu presenta compendio para el buen uso del idioma español El escritor Andrés Trapiello, la periodista Pepa Fernández y la filóloga y presentadora de televisión Eva Hache presentaron en Madrid, el pasado miércoles 21 de noviembre, un compendio que recoge los consejos para un buen uso y conocimiento de la lengua castellana. “Amamos el lenguaje y nos gusta hablar de él”, afirmó Fernández durante la presentación de Compendio ilustrado y azaroso de todo lo que siempre quiso saber sobre la lengua castellana, editado por la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) en colaboración con Editorial Debate. Desde su nacimiento en 2005 como heredera del Departamento de Español Urgente de EFE, la Fundéu (una entidad sin ánimo de lucro nacida de un acuerdo entre la agencia de noticias y el banco BBVA, y que trabaja asesorada por la Real Academia Española) trata de impulsar el buen uso del idioma español en los medios de comunicación. Trapiello destacó que en la actualidad “se exagera de lo mal que se habla o escribe”, y animó a “escribir con imprecisión para denotar la vida que hay en las palabras”. “Se debe estar atentos a lo que sucede en la calle”, añadió el escritor, para quien, el Compendio se “ajusta a enseñar divirtiendo”. Hache lamentó el mal uso que en ocasiones se hace del idioma en la televisión, siendo algo que repercute en la audiencia. “Lo bonito es que lo lees y te fijas”, resaltó Hache de la publicación, que recoge cosas curiosas como las formas de llamar al órgano sexual masculino en Cuba, el nombre de las fobias más extrañas o los tecnicismos futbolísticos. “Está lleno de pequeñas sorpresas”, agregó Fernández, para quien el Compendio es “una delicia”, porque en la radio, medio en que trabaja la periodista, están “convencidos de que el conocimiento se adquiere a través de la curiosidad”. Cada mañana los lingüistas y periodistas de la Fundéu se reúnen para estudiar los usos y costumbres del lenguaje en periódicos, radios, televisiones y nuevos medios. De sus observaciones y análisis surgen las recomendaciones diarias sobre el buen uso del idioma que publica en su página web y distribuye a través de EFE. Fuente: Europa Press *** Publicarán en español tres novelas del escritor chino Mo Yan El Premio Nobel de Literatura 2012, el escritor chino Mo Yan, ha firmado con la editorial española Kailas para la traducción y publicación de tres novelas suyas inéditas en castellano, según informó el editor Ángel Fermoselle el pasado 21 de noviembre en una entrevista con el diario español El Mundo. “Desde el momento en que anunciaron el Nobel de Mo Yan tuve clarísimo que el reto que teníamos era conservar sus novelas en nuestro catálogo”, explicó Fermoselle. “Nosotros teníamos derechos escalonados y algunas novelas las ‘perdíamos’ en 2013. Sabía que era lógico que los grupos grandes fueran a la puja pero teníamos que pelear, también para demostrar que editoriales como la nuestra, medianas, podemos conservar a autores del calibre de Mo Yan”. Kailas acaba de renovar y ampliar la relación que la convierte en editorial exclusiva para el idioma español de las novelas del autor chino, “al menos hasta 2020”. El trato incluye los derechos sobre las tres novelas del autor chino que permanecen inéditas en español: “Le digo los nombres en inglés, porque en español no tienen: 13 steps, Sandalwood torture y POW!. El contrato, ahora, nos obliga a traducir directamente desde el chino, que sólo lo habíamos hecho una vez hasta ahora”. Cuando termine el ciclo, Kailas tendrá 10 novelas de Mo Yan en su catálogo. “Mo Yan, para nosotros, ha sido una gran apuesta coronada con un éxito muy notable como el Nobel”, continúa Fermoselle. “Pero, sobre todo, es un premio que Mo Yan, personalmente, haya querido seguir trabajando con nosotros, cuando ha tenido ofertas de grupos mucho más grandes. Entiendo que lo ha decidido así por gratitud y porque es consciente de que hemos hecho un buen trabajo desde 2004”. Fuente: El Mundo *** No cerrarán centros del Instituto Cervantes El Instituto Cervantes no tendrá que cerrar ninguno de sus centros, como estaba programado para hacer frente a la reducción presupuestaria que sufrirá en 2013, y sólo permanecerá clausurado el de Damasco por la situación de guerra que atraviesa Siria. El director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, efectuó este anuncio el pasado jueves 22 de noviembre durante su comparecencia en el Senado, después de que a principios de octubre (http://www.letralia.com/272/1008cervantes.htm) asegurara en el Congreso de España que la institución estudiaba el cierre de sus centros de Damasco (Siria), Recife, Curitiba (Brasil) y Sofía (Bulgaria), tras haber visto reducida la aportación del Estado en 37% para el próximo año. García de la Concha explicó que el grupo parlamentario popular introdujo en el Congreso una enmienda al proyecto de Ley de Presupuestos para 2013, que será previsiblemente aprobada durante su tramitación en el Senado, por la que han podido aumentar sus recursos propios en 5 millones de euros, por lo que no tendrán que afrontar el cierre de centros. El aumento de ingresos se llevará a cabo a través de una reorganización interna de administraciones colectivas de varias zonas, para optimizar los recursos. De esta forma, ha dicho el director del Cervantes, tampoco habrá reducción de personal en la institución. Según el secretario general del Cervantes, Rafael Rodríguez Ponga, se trata de que el Instituto sea capaz de generar ingresos adicionales a la aportación de los presupuestos generales del Estado. Fuente: EFE *** Biblioteca Ayacucho publicará antología poética de Roque Dalton La familia del poeta salvadoreño Roque Dalton y la Fundación Biblioteca Ayacucho de Venezuela firmaron el pasado jueves 22 de noviembre un contrato para concretar la publicación de una antología poética inédita, preparada por el propio intelectual antes de ser asesinado en 1975. “Mi padre hizo esta antología antes de marcharse de Cuba en 1973 y está dedicada al pueblo cubano. Por tanto, es una pieza única, histórica y literaria”, explicó Jorge Dalton, uno de los hijos del destacado poeta (1935-1975). Edgar Páez, director de la Fundación Biblioteca Ayacucho —una de las entidades editoriales más importantes de Latinoamérica—, explicó en conferencia de prensa que la obra de Dalton será publicada en 2014 y será distribuida a nivel continental. Dalton, autor de más de 20 títulos de poesía y prosa, es uno de los autores más influyentes y destacados de Centroamérica. El autor de Poemas clandestinos fue asesinado bajo la acusación de ser agente de la Central de Inteligencia de Estados Unidos y de trabajar para la inteligencia cubana. Más tarde, las acusaciones fueron desmentidas. Fuente: DPA *** Venezuela entregó su Premio Nacional de Cultura a diez creadores Con la actuación del grupo de canto tradicional Nuestra América se realizó el pasado jueves 22 de noviembre la entrega del Premio Nacional de Cultura, que concede el Estado venezolano a cultores con más de treinta años dedicados a la creación. La ceremonia incluyó un homenaje al músico y compositor Simón Díaz (Barbacoas, Aragua, 1928), de quien se recordó sus inicios en la televisión venezolana, así como los triunfos nacionales e internacionales que se ha agenciado durante su trayectoria. “El Premio Nacional de Cultura data de decenas de años y para cualquier artista recibirlo en su patria es un alto honor. Estamos felices, agradecidos y optimistas de que cada día se reconozca más y más el talento de la cultura venezolana”, resaltó la hija de quien es conocido en su país como “Tío Simón”, Bettsimar Díaz. También fueron merecedores del premio el zuliano Audio Cepeda, en el reglón de fotografía; Domingo “El Flaco” Álvarez, en arquitectura; el mirandino José Antonio Dávila, en artes plásticas; José Alirio Díaz, por su dedicación al cine criollo; Carlos Paolillo, en la categoría de danza; el escritor Francisco Massiani, en literatura; la marabina Carmen Bohórquez, en el área de humanidades, y en la disciplina del teatro recibió el premio el dramaturgo Néstor Caballero. “¡Es la primera mención en fotografía por el estado Zulia!”, exclamó emocionado Cepeda, quien acumula retratos documentales de su país. “Jamás en la vida había visto una planilla de postulación para los premios nacionales, y ahora esas planillas circulan por todo el país, gracias a que hay una política de inclusión. En el Zulia sólo hay cinco ganadores después de 50 años de la entrega del primer premio. Estoy seguro de que en el futuro van a participar la mayoría de artistas del interior del país”, destacó el fotógrafo zuliano. Los premios se entregan cada dos años y se hacen a través de convocatorias abiertas a nivel nacional, en donde los cultores pueden autopostularse o ser postulados por allegados, con el único requisito de tener más de 30 años de trayectoria en la creación artística del país. Entre las ventajas del premio destacan una asignación vitalicia para el ganador, además de la entrega de 30.000 bolívares y la asistencia médica gratuita de por vida, señaló la presidenta de la Fundación Casa del Artista, Lisett Torres. La dirigente cultural explicó que el décimo premio se entregó en octubre en La Asunción, capital del estado Nueva Esparta, al cultor popular José “Chelías” Villarroel, quien ha preservado el galerón margariteño desde muy joven. Si bien los creadores agradecieron al Estado venezolano, “somos nosotros, en nombre de nuestro pueblo, quienes les damos las gracias por lo que han hecho durante muchos años, por lo que han construido para el país. Estamos empeñados en reconocer a quienes han sido, han llevado y defendido nuestra identidad, a los cultores que están por todas partes de Venezuela”, indicó el ministro para la Cultura, Pedro Calzadilla. Por su parte, la premiada en humanidades destacó que “en el premio nacional está implícito el carácter social del reconocimiento, porque es un pueblo el que te está eligiendo como ejemplo. Significa para nosotros un compromiso y una gran responsabilidad con la nación, la patria y la propia cultura y en particular con las nuevas generaciones que vean en nosotros una forma de realizarse como venezolanos”. Fuente: AVN *** Miguel Sáenz electo nuevo miembro de la RAE El traductor español Miguel Sáenz ocupará el sillón “b” de la Real Academia Española (RAE), vacante desde el fallecimiento, ocurrido en septiembre de 2011, de Eliseo Álvarez-Arenas, tras una votación realizada por el Pleno de la institución el pasado jueves 22 de noviembre, y en la que resultó electo por mayoría. La candidatura de Sáenz estaba avalada por los académicos Luis Goytisolo, Pedro Álvarez de Miranda y Margarita Salas. Antonio Pau también fue postulado con el apoyo de Luis María Anson, Antonio Fernández Alba y Salvador Gutiérrez. Sáenz, nacido en Larache, Marruecos, en 1932, es doctor en derecho y licenciado en filología alemana. Tras una trayectoria centrada en el ámbito jurídico, entró en el cuerpo de traductores de las Naciones Unidas, donde permaneció cinco años en sus sedes de Nueva York, Ginebra y Viena, entre 1965 y 1970. Igualmente, ha sido traductor de la Organización Mundial de Comercio, de la Organización Panamericana de la Salud, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola. Cursó estudios superiores de alemán en la Universidad Complutense de Madrid, en cuyo Instituto Universitario de Lenguas Modernas y Traductores e Intérpretes ha sido profesor de teoría de la traducción. Hacia 1992 abandonó este trabajo para dedicarse enteramente a la literatura y a la traducción. La cantidad y la calidad de sus traducciones le hicieron merecedor del Premio Nacional de Traducción en 1981 por El rodaballo, de Günter Grass, y del Premio Nacional de Traducción de Literatura Infantil y Juvenil en 1983 por La historia interminable, de Michael Ende. Igualmente, en 1992 se hizo con el Premio Nacional de Traducción por el conjunto de su obra; en 1996 recibió el Premio Nacional de Traducción de Austria, en 1997 le fueron concedidas la Medalla Goethe y la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, y en 1998 recibió el premio Aristeion de la Unión Europea. Miembro de la Akademie für Sprache und Dichtung desde 1999 y doctor honoris causa de la Universidad de Salamanca (2002), ha sido galardonado en los últimos años con el premio María Martínez Sierra de Traducción Teatral en tres ocasiones consecutivas por sus traducciones de Isabel II y Tres dramolette (2005), de Thomas Bernhard; El presidente/Los famosos/La paz reina en las cumbres, del mismo autor (2006); y Teatro completo (2007), de Bertolt Brecht. Fuente: Europa Press *** La Unam inicia con centro en Pekín difusión de cultura mexicana en Asia El primer centro dedicado al estudio de la cultura de México en Asia fue inaugurado el pasado jueves 22 de noviembre por autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y de la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín, un importante proyecto de colaboración educativa que coincide con el 40º aniversario de los lazos diplomáticos entre los dos países. En la ceremonia de inauguración del centro, en el campus de la universidad pequinesa, participaron responsables de las dos universidades, que destacaron la larga tradición de intercambios culturales entre ambos países, de la que el nuevo centro es una muestra. “China no debe abrirse sólo a una determinada zona del mundo o a un solo idioma”, declaró el rector de la universidad china, Han Zhen, en referencia al dominio de la cultura anglosajona en la enseñanza. “Hemos iniciado este centro de estudios no sólo para la colaboración conjunta, sino también por las necesidades de desarrollo de nuestro país”, añadió. El director del nuevo centro, situado junto a las aulas de español de la universidad, será Guillermo Pulido, quien tras destacar “el gran privilegio” que le supone el nombramiento, aseguró que el nuevo centro llevará a cabo clases, conferencias y talleres, así como investigaciones de lingüística, actividades todas ellas que podrían extenderse a otras universidades chinas y en colaboración con otros países hispanohablantes. El centro, aseguró el director, “es un reconocimiento a 40 años de relaciones amistosas entre ambos países”. En la inauguración también participó el secretario de Desarrollo de la Unam, Francisco José Trigo, quien adelantó que el centro coeditará publicaciones en chino y español, creará la primera biblioteca mexicana en Pekín y, además, participará en otro proyecto pionero, la primera coproducción cinematográfica chinomexicana, de la que no dio más detalles. El centro, de hecho, ya inició actividades incluso semanas antes de su inauguración, entre ellas un ciclo de conferencias explicativas del calendario maya, muy indicado en este año 2012 para el que esa civilización precolombina predecía un cambio de era (o, según algunas modernas interpretaciones esotéricas, hasta el fin del mundo). El centro ha sido decorado en azul y dorado (los colores tradicionales de la universidad mexicana) y con fragmentos de murales del artista David Alfaro Sequeiros en la Unam. Fuente: EFE *** Franzen dice en la FIL sentirse comprometido a “luchar por la novela” El autor de Las correcciones (2001), quien considera que las redes sociales son “paliativos” ante la falta de una verdadera comunicación, conversó con su colega mexicano Jorge Volpi después de recibir la primera medalla “Carlos Fuentes”. El escritor estadounidense Jonathan Franzen recibió el lunes 26 de noviembre la medalla “Carlos Fuentes” de manos de la viuda de este autor mexicano, Silvia Lemus, en la inauguración del Salón Literario de la XXVI Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx). Esta es la primera ocasión en que se entrega esta presea, que anualmente recibirá cada escritor sobre quien recaiga la responsabilidad de abrir el Salón Literario de la Feria del Libro de Guadalajara, la cita editorial más importante del año en lengua española. El presidente de la FIL, Raúl Padilla, recordó que este evento literario “es una feria tanto del libro como de la literatura” y llamó la atención sobre la importancia de acercar grandes autores a los lectores. Franzen (Chicago, 1959), colaborador de la revista estadounidense The New Yorker, dijo tras recibir la presea de manos de Lemus que era “un honor singular ser el primero del Salón Literario ‘Carlos Fuentes’ ”. “Tuve la suerte de encontrarme con él antes de su muerte. Esto es personalmente significativo para mí”, apuntó. Franzen afirmó que está comprometido como escritor a “luchar por la novela”, un género en el que cree, que sigue vivo y que mantiene su vigor pese al avance de nuevas tecnologías y formas de comunicación. “Mi propia vida ha sido tan transformada y enriquecida por la existencia de las novelas que siento este profundo compromiso de luchar por la novela como una forma”, sostuvo Franzen. “Mi comunidad son los lectores y los escritores”, expresó ante varios cientos de personas que le escucharon contestar preguntas del escritor mexicano Jorge Volpi y otras del público. Explicó que siendo un veinteañero tenía la “abrumadora responsabilidad” que le cargó su familia de ayudar a otros, y decidió que lo haría “escribiendo una novela” que cambiara el mundo, un proyecto que con los años y una mayor madurez sustituyó por un compromiso real por la palabra escrita y dedicado a la novela. Este género, señaló, “vivió su Edad de Oro” en el siglo XIX pero sigue vigente porque ha tenido una transformación formal y hoy es posible “amar a Jane Austen y a William Faulkner”. Dijo que como escritor siente gran satisfacción por la posibilidad de estar cerca de “lectores reales”, con la que puede “conectar en lugares como México y Sudamérica” o en cualquier parte del mundo y que le ha traído estos días por primera vez a la FIL. Preocupado por que el libro electrónico pueda generar en el público la creencia de que comprar un libro no debe costar dinero, Franzen se mostró crítico con el uso de redes sociales como Twitter y Facebook, a las que considera “adicciones” y un “paliativo” a la falta de una verdadera comunicación. Reconoció, a diferencia de lo que sucede con la música, que un escritor “jamás va a conseguir una audiencia de 40 millones de personas” fácilmente para sus libros. Pensativo, reflexivo ante las preguntas que se le hicieron pero también con gran sentido del humor, confesó que algunos de sus “héroes” son autores como Alice Munro o Don DeLillo, quienes hacen gala de “una especie de integridad por no tener grandes audiencias” que un mundo como el actual de famosos y celebridades. “No hay nada que ser famoso me pueda conseguir, no hay nada que quiera que eso me pueda conseguir, excepto, a veces, una buena mesa en un restaurante en Nueva York”, dijo de sí mismo al respecto. De sus vínculos con la narrativa latinoamericana indicó que hace años leyó a escritores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa, y que hace poco ha vuelto a acercarse a otros como Roberto Bolaño o Juan Gabriel Vásquez, más jóvenes o contemporáneos suyos. “(En Latinoamérica) hay una gran sofisticación formal, hay muchos menos juegos con el lector ahora. Siento que la nueva generación de escritores está encontrando un modo de solo ser seres humanos sin preocuparse de lo que la gente piense de ellos como colectivo”, indicó. Una parte de la conversación giró en torno a sus obras más recientes, Más afuera (2012) y Libertad (2010), su novela más famosa. De esta última, que transcurre cuando EEUU sufrió los atentados del 11 de septiembre en 2001 contra las Torres Gemelas, el mexicano Volpi dijo que Franzen “urdió un universo narrativo en el cual los zigzagueos vitales” de los personajes, en cierta medida semejantes a los de Guerra y paz, de León Tolstoi, mostraban “no sólo los triunfos y sinsabores de la clase media estadounidense sino la desazón suscitada por la presidencia de George W. Bush (2001-2009)”. “En aquellos años empecé a sentir que todos (los estadounidenses) intentábamos ser responsables en nuestro discurso político para cuidarnos unos a otros y que el país estaba tomando ventaja de nosotros”, ofreció Franzen como explicación. Confesó que en algún momento trató de hacer de ese libro “una novela política”, pero fracasó, y terminó yéndose por otros derroteros incapaz de imaginar “un republicano simpático”. Franzen es autor de libros como Las correcciones (2001), con el que se hizo acreedor al National Book Award en Estados Unidos, Libertad (2010) y la colección de ensayos Más afuera (2012), en la que aborda asuntos sobre el estilo de vida contemporáneo y sobre la muerte de su amigo, el también escritor estadounidense David Foster Wallace, quien se suicidó en 2008. Abierto en 1993, el salón de la FIL ha sido inaugurado en años anteriores por los escritores Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, José Saramago, Salman Rushdie, Orhan Pamuk, Jean Marie Le Clézio y Hertha Müller. Fuente: EFE *** Universidad de Guadalajara y Cátedra Mario Vargas Llosa firman convenio La Universidad de Guadalajara, en México, es la primera casa de estudios superiores en Latinoamérica que albergará actividades de la Cátedra Mario Vargas Llosa, tras la firma, celebrada el pasado martes 27 de noviembre, de un convenio entre ambas instituciones. En el acto de la firma participaron Marco Antonio Cortés Guardado, rector de la Universidad de Guadalajara; Jorge Edwards, escritor y embajador de Chile en Francia; Manuel Bravo Linfante, director general de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Saavedra; Juan Jesús Armas Marcelo, director de la Cátedra Vargas Llosa; Pablo Arredondo Ramírez, rector del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la UdeG; Jesús Valdés, director académico de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y vicerrector de la Universidad de Alicante, y Carlos Granés Maya, Premio Isabel de Polanco 2012. “El proyecto de la Cátedra Mario Vargas Llosa era inconcebible sin América, había que hacer algo en grande como la ambición del escritor que le da nombre a la cátedra”, dijo Armas Marcelo. Según él, hoy se consagra ésta cátedra en América Latina, ya que este escenario es importantísimo para la literatura. A poco más de año y medio de iniciado este proyecto de la cátedra en España, han pasado 80 escritores y hay ya ocho universidades españolas adscritas. “Se han hecho cosas”, dijo. El objetivo de la cátedra es el estudio de la literatura por encima de las fronteras nacionales. El proyecto será trabajar con proyecciones a un lustro, en 2016 Mario Vargas Llosa cumplirá 80 años y se pretende celebrarlo con un paseo por el mundo con 300 escritores que prueben la vitalidad de la lengua y de la literatura, desde Tokio a Filipinas, de París a Guadalajara. En los próximos meses se tiene planeada una actividad con escritores mexicanos en conjunto con la Universidad de Guadalajara. “En la Universidad de Guadalajara nos comprometemos a honrar el documento que hoy estamos signando y se encuentren satisfechos con la colaboración de los universitarios y por la contribución de la FIL en honrar el nombre de Mario Vargas Llosa”, dijo Marco Antonio Cortés Guardado. Agregó que se trabajará por mantener la complicidad entre las instituciones involucradas y en hacer crecer la herencia del escritor peruano en beneficio de la comunidad cultural de Jalisco y de la universidad. En Venezuela, las primeras casas de estudios superiores en mostrar interés en esta iniciativa han sido la Universidad de los Andes y la Universidad de Carabobo. Hasta la fecha, seis universidades en la región podrían firmar convenios similares en 2013 para oficializar su participación en el programa, pero alrededor de 20 instituciones han expresado su interés en sumarse a la iniciativa, entre las que figura la Universidad de Nueva York. Armas Marcelo señaló que el próximo año trabajarán intensivamente en Panamá, donde se celebrará la próxima Cumbre Iberoamericana de la Lengua Española y la cátedra impulsará un encuentro de narradores centroamericanos presidido por el nicaragüense Sergio Ramírez, autor de Margarita, está linda la mar (Premio Alfaguara 1998). En Perú, la institución fomentó la creación de la Bienal Mario Vargas Llosa, que ya prepara sus primeras reuniones para 2014. Fuentes: El Nacional • FIL *** Ricardo García Cárcel obtiene Premio Nacional de Historia de España El Ministerio de Cultura otorgó el martes 27 de noviembre el Premio Nacional de Historia de España, dotado con 20.000 euros, a La herencia del pasado, obra en la que Ricardo García Cárcel, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, repasa el término “memoria histórica” y su trasfondo ideológico y político e invoca la necesidad de poner en su contexto el término y no olvidar la última guerra entre españoles. En esta obra, publicada por Galaxia Gutenberg, el profesor García Cárcel esboza la primera historia de la España plural desde los orígenes de la Hispania romana hasta la actualidad. Asimismo, el autor disecciona las distintas versiones que se han escrito sobre la identidad, los diversos discursos narrativos y sus interpretaciones en clave de problema ideológico o político-territorial, las lecturas épicas y dramáticas del pasado y una denuncia de las necesidades políticas presentes y el uso de los hechos históricos. García Cárcel es correspondiente de la Real Academia de la Historia. Tras su tesis doctoral, comenzó a investigar sobre la Inquisición valenciana (Orígenes de la Inquisición Española; Herejía y sociedad en el siglo XVI), se ha interesado por la historia cultural y política en el Siglo de Oro o la historia de Cataluña. Últimamente ha profundizado en el estudio de la historia de España, analizando la dialéctica de la historia de Cataluña y la historia de España (Felipe V y los españoles) y el proceso de configuración de la identidad y la memoria histórica en España (La construcción de las historias de España; El sueño de la nación indomable), base del libro ahora premiado. El jurado del premio estuvo compuesto por Miguel Ángel Ladero, designado por la Real Academia de la Historia; Simón Marchán, por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Santiago Muñoz Machado, por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas; Gustavo Villapalos, por la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación; Victoria Prego, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape); Miguel Ángel Puig-Samper, por el Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); Carlos Forcadell, por la Asociación de Historia Contemporánea (AHC) de la Universidad Autónoma de Madrid; Juan Carlos Domínguez Nafría, por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC); Gloria Nielfa, por el Instituto de Investigaciones Feministas; Juan Pablo Fusi, por el ministro de Educación, Cultura y Deporte; y los autores galardonados en la edición de 2010 y 2011, Pablo Fernández Albaladejo e Isabel Burdiel. Además, la directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro, Teresa Lizaranzu, fungió de presidenta, y la subdirectora adjunta de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Mónica Fernández, como vicepresidenta. Fuente: ABC *** José Manuel Caballero Bonald obtiene el Premio Cervantes El poeta y novelista español José Manuel Caballero Bonald ha sido reconocido con el galardón más prestigioso de las letras españolas, el Premio Cervantes, que concede el Ministerio de Cultura de España al conjunto de la obra de un autor. El fallo de este premio, considerado el Nobel de literatura en lengua española y dotado con 125.000 euros, fue hecho público el pasado jueves 29 de noviembre por el ministro de Educación, Cultura y Deporte de España, José Ignacio Wert. La entrega tendrá lugar en una solemne ceremonia el próximo 23 de abril. Aunque no figura en las bases del premio, se cumple de nuevo la regla “no escrita” de que el Cervantes se reparta cada año alternativamente entre Latinoamérica y España, después de que en la edición de 2011 el galardón fuera para el poeta chileno Nicanor Parra. Hasta ahora, incluido Caballero Bonald, 34 hombres y 3 mujeres han sido reconocidos con este galardón. Veintiún candidatos concurrían a esta edición del galardón, que se concedió por primera vez en 1976, y que ha sido otorgado a Caballero Bonald por mayoría tras cinco votaciones sucesivas. El presidente del jurado explicó que el flamante Premio Cervantes pertenece a la generación de los años cincuenta, a esa generación de niños que no lucharon en la Guerra Civil pero la vivieron. El presidente del jurado, Darío Villanueva, le ha definido como un “fabulador y creador de historias y maestro en el uso del idioma”. Inconformista, contrario al pensamiento único y desobediente hasta en la escritura, José Manuel Caballero Bonald ha visto coronada su carrera con el Premio Cervantes, que reconoce una trayectoria llena de coherencia y jalonada por obras de “calidad suprema”, según los críticos. A Caballero Bonald, narrador, ensayista, memorialista y, por encima de todo, poeta, le llega el Cervantes cuando acaba de cumplir los 86 años y tras haber ganado ya premios como el Nacional de las Letras, el Nacional de Poesía, el Andalucía de las Letras, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Federico García Lorca y, en tres ocasiones, el de la Crítica. Poeta “discontinuo e intermitente”, como a él mismo le gusta definirse, este escritor (Jerez, Cádiz, 1926) se toma con calma la poesía. Y, así, su poemario Manual de infractores, publicado en 2005 y galardonado con el Nacional de Poesía en 2006, vio la luz ocho años después de Diario de Argónida, el anterior. Después del grito de insumisión e inconformismo que es Manual de infractores, hizo gala de ese mismo espíritu en La noche no tiene paredes (2009), un libro en el que el autor se sumerge en “el abismo de la memoria” y reivindica la necesidad de dudar porque, como aseguró, “el que no tiene dudas, el que está seguro de todo, es lo más parecido que hay a un imbécil”. Y después vino otro nuevo libro, quizá la aventura más arriesgada del Premio Cervantes: Entreguerras, publicado a principios de 2012, un largo poema autobiográfico, de casi tres mil versículos, sin rima ni metro prefijados y sin signos de puntuación, salvo exclamaciones e interrogaciones. Caballero Bonald lleva ya sesenta años entregado a la poesía y, en palabras de Pere Gimferrer, ha alumbrado una obra “extrema en densidad, en rigor, en poderío sonoro”. Escribir poesía le ayuda a mantenerse joven. “El permanecer en la brecha te rejuvenece. El que no se queda callado, el que iguala el pensamiento con la vida, tiene ya mucho ganado para rejuvenecer”, dijo cuando cumplió 80 años. Afable e irónico, este escritor se toma la poesía como “una forma de defensa contra las ofensas de la vida”, y con ese espíritu ha publicado libros como Las adivinaciones, Memorias de poco tiempo, Anteo, Las horas muertas (Premio de la Crítica, 1959), Pliegos de cordel, Descrédito del héroe (Premio de la Crítica, 1978), o los ya citados. Miembro de la llamada Generación de los 50, junto con escritores como José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, Ángel González y Francisco Brines, al nuevo Premio Cervantes no le gusta que se le encasille en ese grupo ni en ningún otro, porque “eso son muletillas que utilizan los historiadores para facilitar los manuales de literatura”. Sí reconoce que a los integrantes de ese grupo les unía la lucha contra el franquismo y “una tendencia similar al estimable consumo de bebidas alcohólicas”. Como novelista ha publicado títulos como Dos días de septiembre (Premio Biblioteca Breve, 1961), Ágata, ojo de gato (Premio de la Crítica, 1975), Toda la noche oyeron pasar los pájaros (Premio Ateneo de Sevilla, 1981), En la casa del padre (Premio Plaza y Janés, 1988) y Campo de Agramante. En los dos tomos de sus memorias, Tiempos de guerras perdidas (1995) y La costumbre de vivir (2001), dijo todo lo que tenía que decir y lo contó “sin rencor”. Como ensayista y articulista es autor de títulos como Notas sobre el cante andaluz; Narrativa cubana de la revolución; Luces y sombras del flamenco; Luis Góngora: Poesía; Sevilla en tiempos de Cervantes; Copias al natural o Mar adentro. Satisfecho del camino recorrido hasta ahora, porque ha elegido una profesión que le ha “ayudado a ser” el que ahora es, a Caballero Bonald sólo hay algo que se le ha resistido: ser académico de la Lengua. Presentado en tres ocasiones, en la última, en diciembre de 1999, no logró ser elegido pese a que era el único candidato. Le faltó un voto y, desde entonces, el escritor no quiere saber nada de la Academia. Fuente: 20Minutos.es *** Concluye la FIL Guadalajara sin poder deslastrarse de la polémica 27 manifestantes fueron detenidos por la policía local por protestar a las puertas de la FIL contra el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto. El intercambio de comunicados y declaraciones que rodeó a la concesión del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances al escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, y las duras críticas que desde diversos sectores de Chile se hizo a la participación de ese país como invitado de honor, no fueron las únicas polémicas que rodearon a la 26ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara, celebrada entre el 24 de noviembre y este 2 de diciembre. El sábado 1, una marcha contra el gobierno entrante del priísta Enrique Peña Nieto, y que se dirigía a la Expo Guadalajara, fue repelida violentamente por la policía local, arrojando un saldo de 27 personas detenidas. Los marchantes, entre ellos integrantes del movimiento #YoSoy132, salieron de la Plaza Juárez hacia las instalaciones estatales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y luego hacia las oficinas de Televisa Guadalajara. El punto final sería la FIL, pero la policía había puesto vallas para impedirles el acceso. “La instrucción es cerrar”, dijo por toda explicación un hombre alto de traje negro, que no se identificó ni con la directora del encuentro literario, Nubia Macías, quien salió del recinto ferial para dialogar con la autoridad y pedir que se abrieran las calles. Incluso iba invitar a los marchantes a pasar al recinto ferial. A partir de ese momento se dejó de cobrar la entrada a los visitantes. Los manifestantes (500, según la Policía de Guadalajara, y mil, según los integrantes del movimiento #YoSoy132) se levantaron y corrieron directo a las vallas. Piedras, naranjas y botellas de vidrio volaron desde la marcha en dirección a la Policía de Guadalajara, colocada detrás de la valla. Ahí también estaba Macías, quien fue protegida por su personal debido a las agresiones de los manifestantes. Los objetos que caían al suelo eran levantados por la autoridad y lanzados de nuevo a los manifestantes. El cerco fue roto y los golpes comenzaron. Entre los manifestantes golpeados estuvo una mujer que recibió varias patadas. De los 27 detenidos, dos son menores de edad. Además hay tres policías heridos, uno muy grave, con lesiones en el tórax. El rector de la Universidad de Guadalajara, Marco Antonio Cortés Guardado, dijo en un comunicado que “cuando la violencia invade el espacio público nos convierte a todos en sus rehenes. Rechazamos categóricamente los actos que se vivieron este sábado por la tarde en el ingreso a esta Feria, y pedimos a quienes buscan que este país llegue a un entendimiento que se apeguen al diálogo y a la paz”. El balance La FIL Guadalajara ya se prepara para dos cosas: el replanteamiento y posterior premio de su galardón más importante y la visita de un invitado de honor polémico: Israel. Como cada año, la mañana del domingo del cierre sirve a los organizadores para ofrecer un balance preliminar de la feria. Raúl Padilla López, presidente de la FIL, explicó que este año la feria costó 68 millones de pesos (cuatro millones más que el año pasado), y generó ganancias por 71 millones. Con casi toda la jornada final por delante, Padilla López señaló que la proyección era que una vez cerrada la feria habrían entrado en ella 701.800 asistentes, de los cuales 157.000 eran infantes que se sumaron a las actividades en la zona llamada FIL Niños. Raúl Padilla hizo un recuento general de algunas de las actividades más importantes ocurridas durante los nueve días, que congregaron a más de 600 autores en su cita con los lectores. Según una proyección estadística —“porque muchas no quieren darnos datos concretos”, dijo Padilla—, se estima que las editoriales presentes en la FIL lograron generar 38 millones de dólares en ventas, mientras que la derrama económica generada en Guadalajara a causa de la feria se calcula en 330 millones de dólares. Como se ha venido haciendo desde antes de la jornada inaugural, Padilla minimizó el posible impacto a futuro que pudiera tener Bryce Echenique en el Premio FIL. “No veo un deterioro en la imagen. Lo de Bryce fue un mal momento, una cosa del pasado, pero no empañó la inauguración”. En ese sentido, añadió que sí se está planeando una reestructura dentro del Premio FIL para hacer un relanzamiento del mismo. Sobre las manifestaciones de la víspera, Padilla señaló que había que entenderlas en el contexto de un “mal momento para la sociedad” y se dijo partidario “del derecho a la manifestación pública, pero repruebo la violencia”. El encargado de hacer el balance de la representación chilena, invitada de honor de este año, fue Beltrán Mena, comisario de la delegación. El funcionario dijo que, más que un balance económico, lo primero y más importante era el “balance emocional”, y señaló que la visita a Guadalajara sirvió para comprobar “la fuerte y subterránea relación que hay entre México y Chile”. Consciente de la importancia de los datos, explicó que en el pabellón chileno se habían exhibido poco más de 21.000 títulos, de los cuales se habían vendido “más de la mitad, aproximadamente”. Luego de las cuentas, llegó el turno de entregar la estafeta a Israel, quien ocupará el lugar de invitado de honor en la siguiente edición de la FIL. Rodica Radian Gordon, embajadora de Israel en México, intercambió obsequios, a manera de cambio de estafeta, con Roberto Ampuero, su homólogo chileno. Durante su intervención, la funcionaria israelí señaló que “la misión es muy grande”. Explicó que la presencia de la delegación israelí ya está armándose, y que la idea es que sea encabezada por dos autores: Amoz Oz y Étgar Keret, como representantes de dos diferentes generaciones de escritores de ese país. También adelantó que ya está confirmada la presencia de Daniel Shechtman, Premio Nobel de Química 2011, y quien estará al frente del contingente de académicos e investigadores que visitarán Guadalajara como parte de la delegación. El diseño del pabellón, dijo, correrá por cuenta de Enrique Norten, y ya es un hecho que viajará una exposición con copias facsimilares —“las únicas autorizadas para viajar”— de los Manuscritos del Mar Muerto. Además, la presencia en la FIL servirá para celebrar los 65 años de la fundación del Estado de Israel y los 60 de relaciones diplomáticas entre México y aquella nación. “Israel, como pocas naciones en el mundo, encarna la modernidad y la tradición; el pasado y el futuro”, dijo Rodica Radian Gordon. Fuentes: El Economista • El Informador *** Valera sede del II Encuentro Regional de Poetas “Víctor Valera Mora” El próximo 8 de diciembre se realizará en el Foro Bolivariano de la ciudad de Valera, en Trujillo, Venezuela, el II Encuentro Regional de Poetas “Víctor Valera Mora”, iniciativa del gobierno regional impulsada a través de la Coordinación Trujillana de Cultura. Así lo anunció el coordinador encargado de esa instancia, Lenín Pérez Rangel, quien indicó que dicho encuentro busca enaltecer la literatura de Trujillo rindiendo homenaje a uno de sus autores más reconocidos, el valerano Víctor Valera Mora, “El Chino”, y abriendo un espacio para que los poetas y amantes de la poesía compartan variadas actividades con la palabra como protagonista. En cada una de las ediciones también se rinde tributo a dos figuras de las letras que hayan cultivado la poesía en la entidad, honor que en esta edición corresponderá a los poetas José Ramón Heredia y Dámaso Ogaz. Este encuentro comenzará el sábado 8 a las 2 de la tarde y el público podrá disfrutar de conversatorios, recitales, presentación de libros del Fondo Editorial “Arturo Cardozo”, exposiciones, producciones teatrales, dancísticas y audiovisuales, en torno a la obra de Valera Mora, Heredia y Ogaz. La figura central de este encuentro anual es “El Chino” Valera Mora, poeta nacido en el barrio El Contrafuego, de Valera, y una de las voces más auténticas de la poesía social y amorosa venezolana. José Ramón Heredia fue un virtuoso y destacado poeta, ensayista y diplomático trujillano, nacido en Niquitao en 1901 y fallecido en Caracas en 1987. Perteneció al grupo literario “Viernes”. De variada y muy lograda obra, Heredia obtuvo tanto el Premio Municipal de Literatura, otorgado por el Concejo Municipal de Caracas, como el Premio Nacional de Literatura. Dámaso Ogaz, nombre artístico de Víctor Manuel Sánchez Ogaz, nació en Chile en 1924 y murió en Caracas en 1990. Tras gestiones del agregado cultural de la embajada venezolana en Santiago, el trujillano Elbano Pardi, Ogaz visitó Trujillo a principios de los años 60 para crear el Museo de Arte Latinoamericano, forjando toda una escuela en el teatro, la poesía, el diseño y las artes plásticas. Pérez Rangel manifestó que este encuentro “se ha gestado con mucho cariño y respeto hacia estas formidables figuras de las letras venezolanas, y sabemos que Venezuela se alegrará con esta fiesta que honrará la palabra viva, recia y deslumbrante de estos caballeros que escribieron memorables páginas en la historia de la literatura americana”. La primera edición del Encuentro Regional de Poetas, celebrada en 2011, rindió tributo a los escritores trujillanos Víctor Valera Mora, Víctor Valera Martínez y Antonio Pérez Carmona. Fuente: Coordinación Trujillana de Cultura *** Publican libro sobre trayectoria periodística de Gabriel García Márquez Gabo, periodista, un nuevo libro sobre la trayectoria del escritor colombiano en los medios, acaba de ser publicado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), en Colombia, gracias al patrocinio de la Organización Ardila Lülle (OAL), y también en México, en coedición con Conaculta y el Fondo de Cultura Económica. La obra explora las facetas del escritor como periodista y educador, y presenta un perfil biográfico —a cargo del británico Gerald Martin, autor de la biografía Gabriel García Márquez, una vida— y una antología de las mejores crónicas, reportajes y columnas, y además sumará un apartado de fotografías poco conocidas del escritor que incluyen distintos archivos, incluso el familiar. La obra también cuenta con piezas sobre el autor de Cien años de soledad firmadas por escritores europeos, españoles y americanos, entre los que figuran Héctor Abad Faciolince, Jon Lee Anderson, Juan Cruz, Álex Grijelmo y Juan Villoro. García Márquez empezó su carrera como periodista en la universidad, cuando estudiaba derecho. Sus primeras publicaciones fueron en El Universal, de Cartagena, en 1948 y 1949 y, a partir de 1950, en El Heraldo, de Barranquilla. Posteriormente trabajaría en El Espectador, de Bogotá, donde publicó crítica de cine y su obra Relato de un náufrago. En 1994 creó, con su hermano Jaime y con Jaime Abello Banfi, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). Desarrollado por la FNPI a lo largo de tres años, el libro de 512 páginas forma parte de un homenaje al reconocido escritor, de 85 años, cuya obra lo consagró en 1982 como Premio Nobel de Literatura. Mientras que la edición mexicana fue presentada el martes 27 de noviembre, en Colombia se publicará el 10 de diciembre, cuando se conmemoran los 30 años de la ceremonia de entrega del Nobel a García Márquez. En el resto de América Latina, así como en España y Estados Unidos, el libro será publicado a lo largo de 2013 y 2014, una vez que se concreten los acuerdos con las empresas patrocinadoras. Se espera que en 2015 salga una edición popular para su venta comercial. Héctor Feliciano, maestro de la fundación, fue quien estuvo a cargo de la dirección periodística, que se llevó a cabo en conjunto con la producción y coordinación editorial de José Antonio Carbonelli, de la Editorial Maremágnum, y la colaboración de destacados periodistas y escritores, la mayoría de ellos vinculados a la FNPI. “Este libro quiere facilitar el acceso a los mejores escritos del periodismo de Gabriel García Márquez”, dijo Feliciano. “Se trata, así, de hacer leer un periodismo que ha sido el vivero predilecto de su lenguaje, de su hiperbólica imaginación y de su humor pícaro”. Fuentes: La Nación • Servimedia ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === La literatura en el cine ============================================== === Presencias evanescentes: Antonioni y Cortázar en Blowup =============== === Gabriel Jiménez Emán ================================================== Sin duda, el cine italiano fue uno de los más influyentes en la cultura del siglo XX, sobre todo aquel que surgió en la década de los años 60, como parte de la eclosión que para el mundo significó ésta en el movimiento de la sociedad, que le mereció la denominación de década prodigiosa. Así como el cine de la nouvelle vague francesa, el del español Luis Buñuel y de los italianos Federico Fellini, Michelangelo Antonioni, Bernardo Bertolucci y Lina Wertmüller, representaron, entre otros, altas cifras del séptimo arte justamente porque rompieron con los convencionalismos del cine comercial y la comedia superficiales. Por supuesto, este influjo se desplegó en décadas posteriores. En los años 70 y a comienzos de los 80 este cine transgresor se mantenía con suficiente ímpetu. Se trataba de un cine de autor que absorbía los mejores ecos de la literatura y el arte de su tiempo, y los refundía en propuestas novedosas y atrevidas. El cine de Michelangelo Antonioni se distinguió ante todo por ello: por ser atrevido, movido por una estética de la investigación interior del individuo y la relación de éste con su entorno y su tiempo, a través de una mirada que pudiéramos tildar de implacable. Antonioni filmó una serie de películas que pueden considerarse pivotes del cine europeo, llegando a influir en directores y escritores de todo el mundo. Desde muy temprano, Antonioni se destacó por imprimir a sus guiones y concepción fílmica un lenguaje propio, un dinamismo que indagaba simultáneamente en la psique humana y sus conflictos, con incidencias determinantes en la interrelación social, a menudo haciendo una crítica corrosiva de lo establecido, sobre todo de las convenciones sociales de las clases altas: el tedio, la decadencia y el desgaste de las relaciones de pareja, entre otros motivos. Voy a referirme a una de estas películas, Blowup. Deseo de una mañana de verano (1966), film que vi hace más de cuarenta años y ahora me parece de una sorprendente actualidad, de una vigencia estética notable. Antonioni dirige indistintamente actores italianos, franceses, ingleses o norteamericanos; los ubica en distintas ciudades y usa una gama de recursos técnicos considerable en la conformación de una gramática narrativa compleja, de inspiración indudablemente literaria, la cual emplea siempre un punto de vista fílmico en permanente renovación. No exagero si afirmo que Blowup es una película que aporta lecturas, significaciones y claves para acercarse al mundo contemporáneo, siendo como es una obra trabajada desde una óptica polisémica, donde los significantes se convierten en mensajes complejos, poblados de ramificaciones estéticas que rozan los campos de lo ético, lo cultural y lo social simultáneamente. El preámbulo a esta historia nos presenta a un jeep cargado de juerguistas, de personajes que celebran por las calles una fiesta delirante, algunos de ellos disfrazados de payasos o mimos; van por calles de Londres gesticulando y gritando, usando sombreros, atuendos y maquillajes, pasan frente a un edificio moderno y luego se detienen en una esquina justo donde un grupo de obreros sale de una fábrica; entre ellos viene Thomas (interpretado por David Hemmings), el fotógrafo, camuflado, quien luego se arrima a una pared con un bulto en la mano (donde lleva oculta su cámara), luego corre hacia su auto, donde los juerguistas lo abordan para pedirle dinero. Se entiende, después, que Thomas se ha infiltrado dentro de la fábrica con el objeto de hacer fotografías. Conduce su auto hasta un estudio fotográfico, donde entrega los rollos de fotos para ser revelados. Thomas (este nombre nunca es pronunciado en la cinta; apenas fue aclarado y proporcionado por Antonioni verbalmente en sucesivas entrevistas), es alguien que prefiere identificarse por su contraseña: Azul 439, perteneciente a un londinense que ha alcanzado fama y el reconocimiento público, un fotógrafo de modas que se mueve en un mundo sofisticado de modelos, iconos sexuales y comerciales. Está todo el día en medio de bellas jóvenes y es asediado por éstas, huye de las entrevistas y llega a su estudio ocultándose. Va del estudio a su casa a pie; allí convive con un pintor, Bill, a quien ruega le venda o regale un cuadro de los suyos (ignorando por completo las observaciones que el propio artista hace de ellos), y una chica, Patricia (interpretada por Sarah Miles), con quien desea mantener una relación oculta. En verdad, Thomas se encuentra aburrido de este mundo, y pronto va a descubrir algo que le acerca al terreno de lo sorprendente. Para que la introducción a ese mundo sea también sorprendente, deben tener lugar una serie de pistas, dudas, escarceos, acercamientos fragmentarios que hablan mucho de la condición del arte actual y de los mecanismos que la industria cultural, la moda, la fotografía —y por ende el mismo cine—, mantienen con el entorno (no se podría llamar propiamente una “sociedad”). Lo primero que hace Thomas al llegar a su estudio, luego de impartir indicaciones a su personal, es prepararse a fotografiar a una hermosa modelo, la famosa Verushka, en una sesión que constituye, acaso, la escena más lograda de este tipo en la historia del cine (escena que a su vez es captada por Carlo Di Palma, director de fotografía de la película), hasta conseguir una suerte de éxtasis sexual, por lo que éste contiene y transmite, en su crescendo deseoso, entre fotógrafo y modelo. Luego de la sesión, después de la cual ambos quedan exhaustos, el fotógrafo hace una llamada telefónica para darse cita con su socio Ron. La primera característica del temperamento de Thomas es su velocidad, la vertiginosidad de sus actos y lo cambiante de una conducta que le permite ir de un lado a otro y experimentar el mundo como un escenario provisional, donde todo acaece de modo fragmentario y simultáneo, como un collage de imágenes y experiencias superpuestas, aparentemente sin ninguna conexión entre ellas. Esto hace que se perciba en Thomas a un auténtico voyerista, una personalidad que desea captar con su cámara algo más que las imágenes prefabricadas de la moda, del estudio comercial donde parece sentirse incómodo ya. En efecto, es asediado por un par de chicas jóvenes aspirantes a modelos, que él ignora hasta donde puede. Hay una imagen en la que Thomas sale de su estudio de ventanales de cristal ahumado a un espacio blanco donde lo esperan las modelos, que pudiera funcionar como una metáfora de la cámara oscura (donde queda atrapada la fotografía y él mismo) y luego se dirige hacia la otra realidad (el vacío, la nada) donde se encuentran las modelos. A éstas les trata duramente, les ordena tirar los chicles, les hace repetir posiciones, les ordena sonreír (“¿han olvidado sonreír?”), y cerrar los ojos, quédense así, es bueno para ustedes, les dice, mientras abandona el estudio y le pregunta a la coordinadora antes de marcharse: “¿Las chicas siguen esperando con los ojos cerrados?”. “Sí, siguen esperando, pero con los ojos abiertos”, responde la asistente. Y él responde: “Entonces dígales que los vuelvan a cerrar”, en clara burla ácida. Luego se marcha en su coche por las calles de Londres, a recorrer los barrios bajos. Se detiene frente a una tienda de antigüedades, busca ahí reproducciones de paisajes, pero en la tienda todo le es negado por el dependiente: pide cuadros y no hay cuadros; pide paisajes y no hay paisajes; quiere llevarse bustos antiguos y están ya vendidos; pregunta por el dueño del local y no está, y el viejo anticuario le sopla el polvo de una antigüedad en la nariz. Esta visita a la tienda puede ser interpretada como un viaje frustrado al pasado. Thomas sale de la tienda hacia la calle, divisa el parque y se interna en él buscando acaso lo que se le ha negado; ve una cancha de tenis, a una vieja que limpia el parque, y más adelante ve una pareja: una mujer joven le coquetea a un hombre mayor. Mientras más se aleja y juguetea la pareja, más interés despiertan en Thomas. Empieza a captarlos furtivamente detrás de unos árboles; la mujer despliega una pose retadora, atrae al hombre mayor hacia ella; le besa y luego le abraza; luego ella se percata del fotógrafo y corre hacia él a reclamarle. Ella, Jane (interpretada por Vanessa Redgrave), le dice que no puede fotografiarla en un lugar público, le insiste en que le entregue los rollos de fotos y éste se resiste a hacerlo; ella ingenuamente se arrodilla a morder la mano de éste, lo cual desata aun más su curiosidad. Sostienen un breve diálogo y ella regresa corriendo y atravesando el parque. Thomas la ve perderse y se queda solo; regresa a la tienda del anticuario y al llegar encuentra que la dueña de la tienda ha llegado: es una bella joven que desea venderla para irse a otro país, al Nepal o Marruecos, dice. De pronto, Thomas ve en la tienda una hélice de avioneta y siente deseos compulsivos de adquirirla (“No puedo vivir sin ella”, dice), al punto de querer transportarla de inmediato en su propio auto. La vendedora le dice que se le enviará luego a su domicilio. Luego Thomas se da cita con su socio Ron en un pequeño restorán de Londres, para mostrarle las fotos que ha hecho en el interior de la fábrica. Mientras está ahí (“Uno de estos y una jarra de cerveza”, dice señalando un plato cualquiera en las manos de un mesero que pasa, para ordenar su comida), hace observaciones cínicas de Londres, diciendo que se marcha de esa ciudad porque “ya no soporto a estas zorras”, dice, refiriéndose a una joven y bella mesera del lugar. Ambas actitudes revelan el oculto menosprecio profundo de Thomas por las mujeres y la vida que lleva. De regreso a su estudio, Thomas asiste a la sorpresa de encontrarse allí a Jane solicitándole de nuevo el rollo con las fotos. La invita a pasar al estudio; la chica queda atrapada por el ambiente, la invita a un trago y a una inhalación de marihuana, pone música de jazz tratando de calmarla y distraerla. Ella le ofrece dinero y hasta de permitirle hacerle el amor si le devuelve las fotos, se quita la blusa, siguen fumando yerba y bebiendo vino (Thomas siempre bebe vino) y, cuando está a punto de seducirla, llaman a la puerta para entregarle la hélice que ha reservado en la tienda hace rato. En un momento dado, entra una llamada telefónica y Thomas se lanza al piso a responderla: es Patricia quien llama y Thomas, dirigiéndose a Jane, le dice: “Es mi mujer, que quiere hablar contigo”, en un supuesto acceso de celos. Jane, extrañada ante esta llamada imposible, se niega, y Thomas dice a Patricia: “Dice Jane que no desea hablar contigo ahora”, en un claro juego cínico. Se producen otras frases como: “No tenemos hijos, pero es como si los tuviéramos”. “No es guapa, pero es fácil vivir con ella”. “No, no es fácil, por eso no vivo con ella”. “A las mujeres guapas, las contemplas y nada más”. “Me paso todo el día rodeado de mujeres guapas”. Son algunas de las frases en esta importante escena, donde la hélice también tiene un carácter de símbolo en el film. Después, ella trata de robarle el rollo del estudio y de salir por la puerta de atrás, pero Thomas la descubre. Le promete de nuevo entregarle los negativos, pero la vuelve a engañar, dándole un falso rollo y reservando para él el auténtico, que se dispone a revelar. Al ampliar las fotografías descubre muecas y gestos desesperados de Jane mirando hacia los lados, lo cual el hombre mayor también parece haber descubierto también por un momento. Al agrandar más la imagen descubre un rostro desdibujado, agazapado detrás de los arbustos de la foresta del parque. Al percatarse de ello, llama a su socio Ron anunciándole el acontecimiento: cree haber salvado la vida del hombre mayor haciéndole aquellas fotos, al huir la mujer. De nuevo llaman a la puerta del estudio. Son las dos bellas jóvenes modelos que van a retozar un poco con él, preparan café, se prueban vestidos. A una de ellas trata de desnudar, pero la chica se resiste. Él tira el ropero al suelo. Las chicas desordenan el estudio, se echan al piso, comienzan a retozar como fierecillas agresivas; hay un juego erótico irresuelto; no se presencia el acto sexual entre Thomas y ellas, aunque sí se deduce esto cuando ellas se visten otra vez, luego de pasar la noche con él. Mira por casualidad de nuevo las ampliaciones fotográficas y lo descubre: sobre la grama del parque, confundido entre las hojas, yace el cuerpo de un hombre mayor. Regresa al estudio. Roza con la punta del zapato la punta de la hélice (un detalle ciertamente delicado, un momento de extraña poesía) y luego va a la casa: Patricia está haciendo el amor con Bill, el pintor. Ahora está verdaderamente solo, sin mujer, sin sexo, sin modelos, sin nada. Ni siquiera con la muerte. Han violentado su estudio y lo han destrozado. Los asesinos han descubierto todo. También el espectador descubre que Patricia no era tampoco su mujer, era en verdad la mujer de Bill quien coqueteaba con él. Él le pregunta si dejará al pintor. Ella la dice que no, que no puede hacerlo. Cuando Thomas le muestra la foto del cuerpo en el parque, Patricia le responde: “Se parece a uno de los cuadros de Bill”. Thomas sale angustiado a buscar respuestas en la noche. Entra a un pub donde hay un concierto de rock. Todo el mundo está imperturbable oyendo el concierto de The Yardbirds. Durante éste, el amplificador de una de las guitarras eléctricas se daña y no reproduce el sonido, lo cual genera la violencia de uno de los músicos, quien golpea el amplificador y luego destroza la guitarra, para luego lanzarla al público y generar la histeria colectiva. Thomas la toma, es perseguido por los fans hasta la salida, donde luego arroja la guitarra despedazada al piso. Se dirige a una fiesta donde lo aguardan sus otros amigos, Ron, Verushka (“Se suponía que estabas en París”, le espeta Thomas. “Estoy en París” responde ella), a quien también perdió la ocasión de llevar a la cama. Todos beben, fuman, bailan, se marchan. Él se queda solo, se duerme. Ya ha amanecido: entonces va de nuevo al parque a constatar lo que ha visto en la ampliación, pero en el parque no hay nada. Empieza a soplar el viento. Vienen de nuevo los juerguistas en el jeep, se detienen frente a una cancha de tenis en el parque, algunos de ellos se bajan y se dirigen a la cancha a jugar con una pelota invisible, pero que tiene presencia auditiva; ellos juegan, y por un momento la pelota cae al césped fuera de la cancha. Thomas va a recogerla y la regresa de nuevo a los jugadores en la cancha. Thomas verifica el vaivén de la pelota con sus ojos. Luego recoge su cámara del césped. La cámara del director de la película se aleja y coloca a Thomas en el césped como algo diminuto, hasta que desaparece. *** Este ejercicio de síntesis argumental sólo tiene como objeto una apoyatura mínima para realizar algunas reflexiones. En primer lugar, está el asunto de los sentimientos escamoteados, la esterilidad emocional del hombre moderno, su inútil intento por afirmarse en un mundo tecnológico. Luego se halla la impasibilidad de los temperamentos, sobre los cuales el tiempo ejerce una presión; una subjetividad menoscabada que les hace a menudo impulsivos (parecen no comprender la sociedad que habitan), como si viviesen realidades prestadas. Esta ha sido una característica común en otras películas de Antonioni como La noche, La aventura y El eclipse, conformadoras de la famosa trilogía suya que le valió merecido prestigio como director. Pero además se hace alusión a la sociedad en los años 60, tanto en Europa como en Estados Unidos. La sociedad que estaba reaccionando conscientemente contra los estereotipos y creando otros. Como en todo proceso de renovación, ocurre primero una etapa de decadencia, maquillada con un mundo hedonista de placeres, viajes, orgías, fiestas, consumo compulsivo, reconocibles en la mayoría de los países europeos, en este caso Italia e Inglaterra, que son a los que alude la cinta de Antonioni en tanto coproducción ítalo-inglesa, y a la nacionalidad del cineasta. En el caso concreto de Blowup aludimos a un Londres embebido en la juerga, el rock, la moda, la marihuana, la promiscuidad, la histeria colectiva del espectáculo, el esnobismo y todos ellos vistos como reacciones al estatismo, la hipocresía política, el confort fácil, los clisés. No en vano se señalan entonces la música pop, Los Beatles, la expresión mud y el Swinging London, que impusieron toda una iconología de discos, hábitos y costumbres, diseñados por la publicidad para ser consumidos por el mayor número posible de personas. Por otra parte, tenemos el aspecto de la existencia fragmentaria, del vivir volátil, del no profundizar en nada, de un conflicto con la realidad y la imposibilidad de reproducirla fielmente. En el caso de Blowup, colocando a la imagen como tal en el centro de la cuestión. Cuando Thomas decide ampliar las imágenes para intentar averiguar qué ocurrió aquella tarde en el parque, está ampliando el objeto y haciéndole tomar supremacía sobre el sujeto (el fotógrafo); otro objeto aparece (en este caso la víctima) difuminado una vez más, devorando las posibilidades interpretativas del fotógrafo. Y de paso, el objeto se desintegra y desaparece. Este asunto de la movilidad está asociado al tema de lo efímero, de manera que la realidad está presentada como ilusión o como trampa, acaso como mascarada. Esto hay que tenerlo en cuenta a lo largo de la película, pues toda ella se desenvuelve en este ámbito. De aquí se desprenden una serie de implicaciones filosóficas o ideológicas, si lo deseamos. Por lo pronto señalemos las sociales: la pequeña burguesía aspirando al estatus de la comodidad y el dinero, en detrimento de las clases obreras o trabajadoras. En la escena inicial de la película, Thomas sale de la fábrica donde se ha camuflado como obrero para hacer unas fotos, son presentadas luego como un espectáculo de pobreza y abyección, son en verdad imágenes para ser vendidas y exhibidas en galerías. Asimismo, los artistas de la pantomima que se cruzan en el camino de Thomas, al principio y al final de la película, son los verdaderos artistas y quienes —en un ciclo magistral— le muestran a Thomas lo pasajero y efímero de la existencia, cuando juegan con una pelota invisible y le obligan a recogerla y devolverla a la cancha. Otras cuestiones son la técnica narrativa y el tratamiento del tema. Aquí los esquemas se rompen, tanto los del neorrealismo italiano de donde bebe Antonioni (De Sica, Rossellini, etc.) al alejarse de cualquier moraleja edificante y presentando el asunto de manera más elaborada, digamos. Los famosos planos secuencia de Antonioni a través de los cuales accede a sus personajes, debidamente elegidos con actores diestros y jóvenes, alcanzan el mayor de sus logros: la conversión de las atmósferas en ideas. Y ello no es poca cosa, pues aquí la estética está identificada con la reflexión y alejada de moralismos, sociologismos y psicologismos, que pasan a un segundo plano. Ello habla del aporte de Antonioni en términos de pensamiento. El director sabía muy bien de lo que hablaba, formado como estaba en los círculos intelectuales de Ferrara, junto a Giorgio Basani y otros escritores e intelectuales. Luego están los datos técnicos y externos de la producción. En primer lugar, la circunstancia del cuento de Julio Cortázar donde fue inspirada la película, “Las babas del diablo”, aporta detalles centrales que permiten al director italiano reconstruir una historia con otras características y personajes. La historia de Roberto Michel, traductor chileno que vive en París, nos habla de que cierto domingo éste fotografía a una mujer que besa a un niño en un parque, y cuando es sorprendida en este acto, le reclama el carrete al fotógrafo, mientras un hombre de sombrero gris se une a esta solicitud. El chico huye y el fotógrafo Michel se alegra. Pero al ampliar las fotografías en su casa, las imágenes revelan que el muchacho no ha logrado escapar. Cuando fue entrevistado en una ocasión, Antonioni declaró que necesitaría al menos hacer otro film para explicar Blowup, con lo cual se negaba a revelar el misterio de la película. En efecto, al final del filme nos quedamos sabiendo nada de nada. Todo es aparente. Sabemos a lo sumo que Jane es cómplice de un asesinato, pero no sabemos las razones que la indujeron a ello. Sabemos que tenía un cómplice: el que estaba agazapado tras los arbustos del parque, cuyo visaje es el rostro desdibujado de Julio Cortázar, quien se prestó al juego en un cameo. Aunque no se trata propiamente de un cameo, pues la aparición de Cortázar no es completa, aunque sí partícipe de la complejidad del relato. En lo que respecta al cuento de Cortázar, éste no puede ser más complejo. Se trata de un texto con múltiples niveles de lectura, que comienza con una imagen visual donde participan el viento, el sol y las nubes en un parque en París, como escenario a la historia de un muchacho asediado (el asedio que pudiera devenir en secuestro, es una hipótesis) en situación de seducción por una mujer rubia, con la ayuda de un hombre de sombrero gris ubicado cerca en un auto. El fotógrafo va descubriendo esto muy lentamente, y a medida que se desarrolla el relato, vamos entrando en un crescendo donde se pasa de los puros nervios a “un miedo sofocado por la vergüenza”, donde el fotógrafo Roberto Michel nos insinúa que “aquella mujer rubia no buscaba un amante en el chico, sino que se lo adueñaba para un fin imposible de entender si no lo imaginaba como un juego cruel, deseo de desear su satisfacción, de excitarse para algún otro, alguien que de ninguna manera podía ser ese chico”, escribe Cortázar. Lentamente van apareciendo pistas, rasgos, claves para descifrar las imágenes en el parque, que luego serán llevadas a las fotos y a sus respectivas ampliaciones, las cuales tienen más de una similitud con las ampliaciones de Blowup, en las cuales sin duda se inspiró Antonioni para construir su película. Antonioni reemplazó al chico por el hombre mayor, a la mujer rubia por Jane, y al hombre del sombrero gris por el rostro desdibujado del hombre oculto en los arbustos (cómplice de la coartada), el rostro de Cortázar, ganado al juego cine-literatura. Antonioni sustituye la placita de Quai de Bourbon en París por el Maryon Park de Londres y coloca allí, en vez de la posibilidad del asesinato del chico, al hombre mayor que después desaparece. Las que sí son invariables son las palomas, las nubes, el viento, el cielo, y por supuesto lo que mueve la historia más allá del asesinato o la seducción: la Nada, verdadera fijadora de la escena, o como dice Cortázar: “Esa operación comparativa y melancólica del recuerdo frente a la perdida realidad”. De cualquier modo, Antonioni y Cortázar propician, cada uno por su lado, una historia repleta de vacíos y seducciones perversas, crueldades insospechadas cuyas raíces reales desconocemos. También está la construcción verbal “babas del diablo”, la cual da lugar al efectista título. Finos hilos tan sutilmente hilvanados que son invisibles, babas delgadísimas desprendidas de las fauces de entes superiores, llámeseles santos, vírgenes o demonios, capaces de urdir situaciones azarosas, inesperadas o fatídicas. Volvamos a la historia y veamos a Thomas saliendo de noche a constatar si, de hecho, el hombre está muerto en el parque y lo descubre: ahí está, con los ojos abiertos, negros, como un siniestro maniquí. Thomas está a punto de tocarlo, pero no lo hace. Regresa al lugar donde se encuentran todos, la gran fiesta donde chicos y chicas fuman, beben, bailan, se besan. Se completa así, acaso, el ciclo urbano Londres-París que Antonioni andaba buscando para interpretar el espacio de ambas ciudades, con similares dilemas culturales y morales, aunque ni él (italiano) ni Cortázar (argentino) sean originarios de aquéllas. David Hemmings y Vanessa Redgrave fueron literalmente lanzados al estrellato con esta película. Ingleses ambos, y muy jóvenes por entonces, sus nombres estuvieron ligados después a actuaciones memorables. La Redgrave tiene una carrera brillante, con importantes premios y reconocimientos, incluido un Oscar. En los años 60 se haría aun más célebre con su actuación en Isadora (1968), encarnando a la famosa bailarina. Por su parte, y luego de Blowup, Hemmings continuó una carrera notable actuando en filmes británicos como Camelot (1967), La carga de la Brigada Ligera (1968), Barbarella (1968) y Alfredo El Grande (1968). Durante los años 70 cumple una actuación brillante en el film Rojo oscuro, de Mario Argento; en los 80 dentro de la cinta Una duda razonable (1980), y en el siglo XXI en el papel de Cassio en la película Gladiador (2000), de Ridley Scott, y en Juego de espías (2000), de su hermano Tony Scott; para cerrar en 2002 haciendo de Mr. Hemerhorn en Pandillas de Nueva York, de Martin Scorsese, y finalmente haciendo un cameo dentro de la cinta Equilibrium, antes de fallecer en ese mismo año de 2002 a los 62 años. Las actuaciones de Vanessa Redgrave y David Hemmings en Blowup dejan huella imborrable en el cine del siglo XX. Ambos muestran su potencial; pronto se convertirían en iconos. Antonioni fue certero eligiéndolos. La película ganó la Palma de Oro en Cannes en 1966. Estuvo producida por Carlo Ponti y lleva música incidental del jazzista norteamericano Herbie Hancock. Tonino Guerra es coautor del guión con Antonioni, y la ayuda de Edward Bond en los diálogos. Todo se ha confabulado para que esta película, pese a no estar considerada por la crítica a la altura de la famosa trilogía italiana de Antonioni, se haya convertido, por ello mismo y por sus mismas imperfecciones buscadas, por su narración fragmentaria y nerviosa, en un clásico que ya forma parte del espíritu de una época contradictoria, que continúa enviándonos señales para que comprendamos mejor la vida en las grandes ciudades. ** Gabriel Jiménez Emán http://www.letralia.com/firmas/jimenezemangabriel.htm Escritor venezolano (Caracas, 1950). Su obra narrativa y poética ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas. Vivió cinco años en España y ha representado a Venezuela en eventos internacionales en Atenas, París, Nueva York, México, Sevilla, Salamanca, Buenos Aires, Santo Domingo, Ginebra y Quito. Ha publicado los libros de cuentos Los dientes de Raquel (La Draga y el Dragón, 1973), Saltos sobre la soga (Monte Ávila, http://www.monteavila.gob.ve, 1975), Los 1.001 cuentos de 1 línea (Fundarte, http://www.fundarte.gob.ve, 1980), Relatos de otro mundo (1988), Tramas imaginarias (Monte Ávila, 1990), Biografías grotescas (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com, 1997), La gran jaqueca y otros cuentos crueles (Imaginaria, 2002), El hombre de los pies perdidos (Thule Ediciones, http://www.thuleediciones.com, España, 2005), La taberna de Vermeer y otras ficciones (Alfaguara, http://www.santillana.com.ve, Caracas, 2005) y Había una vez... 101 fábulas posmodernas (Alfaguara, 2009), entre otros, así como las novelas La isla del otro (Monte Ávila, 1979), Una fiesta memorable (Planeta, http://www.planetadelibros.com/editorial-editorial-planeta-8.html, 1991), Mercurial (Planeta, 1994), Sueños y guerras del Mariscal (Comala, http://www.comala.com, 2001; Ediciones B, http://www.edicionesb.com, Bruguera, 2007), Paisaje con ángel caído (Imaginaria, Yaracuy, 2004) y Averno (El Perro y la Rana, http://www.elperroylarana.gob.ve, 2007); los libros de ensayo literario Diálogos con la página (Academia Nacional de la Historia, http://www.anhvenezuela.org, Caracas, 1984), Provincias de la palabra (Planeta, Caracas, 1995), El espejo de tinta (Fondo Editorial Ambrosía, Caracas, 2008), Una luz en el camino: fundamentos de ética para adolescentes (Biblioteca Básica Temática, Caracas, 2004), Espectros del cine (Cinemateca Nacional, http://www.cinemateca.gob.ve, Caracas, 1998) y El contraescritor (El Perro y la Rana, Caracas, 2008); los poemarios Materias de sombra (Premio Monte Ávila de Poesía, 1983), Narración del doble (Fundarte, 1978), Baladas profanas (La Oruga Luminosa, 1993) y Proso estos versos (Círculo de Escritores de Cojedes, 1998), Historias de Nairamá (Fondo Editorial del Caribe, Anzoátegui, 2007), y las antologías y trabajos de investigación Relatos venezolanos del siglo XX (Biblioteca Ayacucho, http://www.bibliotecayacucho.gob.ve, 1989), El ensayo literario en Venezuela (La Casa de Bello, http://www.casabello.gob.ve, Caracas, 1988), Mares: el mar como tema en la poesía venezolana (Banco Unión-Ateneo de Caracas, Premio Anda, 1990) y Ficción mínima: muestra del cuento breve en América (Fundarte, Caracas, 1996), entre otros, así como antologías literarias con estudios sobre Víctor Valera Mora, Luis Fernando Álvarez, John Lennon y Bob Dylan, Brian Patten, Baica Dávalos, José Lezama Lima, Vicente Huidobro, Ludovico Silva, Salvador Garmendia y Adriano González León. Ha recibido diversos reconocimientos, como el Premio Municipal de Narrativa del Distrito Federal, el Premio Romero García de Narrativa del Consejo Nacional de la Cultura, el Premio Nacional de Narrativa Orlando Araujo y el Premio Solar de Ensayo de la Fundación de Cultura del Estado Mérida (Mérida, 2007) por el libro El espejo lúcido. Es traductor de poesía de lengua inglesa y editor independiente. Dirige la revista y las ediciones Imaginaria, dedicadas a lo inquietante y lo fantástico, y es coordinador general de la Fundación “Elisio Jiménez Sierra”. Ha sido coordinador de la Plataforma del Libro y la Lectura (Ministerio del Poder Popular para la Cultura, http://www.ministeriodelacultura.gob.ve), director general del Gabinete Ministerial de Cultura en el estado Yaracuy y miembro de la Junta Directiva Nacional de la Red de Escritores de Venezuela (http://rednacionaldeescritoresdevenezuela.blogspot.com). === Huérfanos a la caza de un resplandor que miente ======================= === (De la paternidad como tragedia de la novelística contemporánea) ====== === Manuel R. Montes ====================================================== (Nota del editor: Manuel R. Montes reflexiona sobre las dificultades de ser padre cuando se es escritor, en este trabajo que presentara, en julio de este año, en las Jornadas Owenianas convocadas en Culiacán, Sinaloa, México, por el Instituto Sinaloense de Cultura). No es una novela, hijo mío, ni acaba bien. No puede acabar lo que no empieza y no empieza porque no tengo nada qué decir. Tu padre no es escritor ni lo será nunca. Es un pobre hombre que tiene necesidad de escribir, como otro puede tenerla de beber. Sólo que éste lo hace y sacia la sed. Josefina Vicens, El libro vacío. ¿La escritura o la crianza?: tal es mi cuestión. O para elucidar el dilema con fidelidad hamletiana, en descarnados infinitivos: ¿escribir o criar? Parafraseando a un fallido sacerdote de Jerez que se ordenó poeta, ambas derivaciones me asustan, porque son sus responsabilidades eternas. Me vuelco diariamente a la hechura de cierta prosa narrativa considerando que falto a los deberes paternos y que abrigo esperanzas banales en la perfección de una página literaria por no abrigarlas, como debiera, en la perfección de una tarea preescolar que amerita mi vigilancia, mi autoritarismo incapaz y mi compañía fantasmal e insuficiente. Me retiro a un claustro de silencio y de tensiones autistas, abismado en un laberinto de tramas irresueltas, y me ocupo de corregir malabares con palabras y juego a que invento proezas retóricas y a que, hábil y preciso, implacable, me consagro, mientras Evan y Lisboa echan de menos, temporalmente, mi ausencia, y esgrimen el control de una consola que los distrae y los maravilla, cuando lo que les hace falta quizá es el sostenimiento ininterrumpido en estas manos que, mientras no reprenden o acarician con azoro, mientras no verifican la temperatura en el pecho o en la frente, o mientras no improvisan su ley o propinan un castigo, están agitando su soledad en el estanque de la tiniebla creativa y en otro cuarto de otra casa, o de la misma, o en una recámara de hotel, o en una biblioteca, o en una terminal de autobuses humeantes, o en una cantina infecta o donde sea que las convoque la necesidad, escriben. Me instiga una prisa instintiva, un remordimiento agridulce cuando encaro el monitor: termina de una vez, no te demores y ve con ellos; transporta, aunque no sepas a dónde o para qué, la carga; nadie te sabrá indicar la ruta, nadie te prevendrá con acierto de los peligros, pero ve. Y si les dedico a mis hijos lo que las revistas especializadas en adultos con almas disfuncionales denominan “tiempo de calidad”, entonces aquella línea, aquel adjetivo inasible, aquel capítulo sin remedio hincan en mi conciencia su resolución tardía y me apuran a evadirme, a finiquitar el fragmento inconcluso e incrementar con mi devaluada recolección de comas y paréntesis la dote que me aguarda, centuplicada, en las arcas de la grandeza. ¿La paternidad o la posteridad? ¿Y qué si al escribir en aislamiento absoluto, malográndome padre, posiblemente mis ficciones no prosperan y resulta mi obra una concepción estéril, un presuntuoso desperdicio de horas? Un hombre que acumula párrafos, un hombre con descendientes y compromisos que ha encorvado su monumental sombra de padre frente al teclado, que se ha empequeñecido, duende atroz que hila oraciones y que por voluntad propia se confabula con las ideas que lo seducen y ridiculizan, es un hombre despreciable que por amarse demasiado a sí mismo y a su verborrea, da la espalda, como el protagonista de la obra beckettiana Eleutheria, el antihéroe Víctor Krap: especie de maniático que antes de la caída del telón prevarica de ser lo que le recrimina su parentela —un hermano, un sobrino, un individuo, alguien—, y se refugia en la quimera del nihilismo, negando los impuestos de identidad que debe al mundo y a su familia y que se recuesta en una litera enmohecida, escudriñando el muro gris de la desidia sin que los atentos espectadores de su conducta le puedan ver, ya nunca más, el rostro. ¿Es que cuando escribo urdo pacientemente mi máscara, acostumbro a los que de mí dependen a cohabitar con una semipresencia paralítica, con un perfil despectivo y miope, a contraluz, que de un momento a otro ya no se volverá para mirarlos, llamado a sucumbir ante la tentación de satisfacer los delirios que le conferirán la plenitud y la gloria? En alguna instancia ensayística de La rosa, Robert Walser superpone la imagen del escritor a la del niño, le calcula una edad arbitraria de cuarenta y tantos y delinea lo que interpreto como un matiz emotivo con respecto a la tragedia del novelista que se perpetúa y cuya doble sustancia (labor estética y labor genealógica) constantemente lo atormenta: “Cierto es que el niño perdía muchísimo tiempo amando y sintiéndose íntimamente dispuesto a servir”. El hombre que se ha encorvado y que difumina, enrarece su grandeza tecleando abstraído, inapetente de afectos, es a fin de cuentas un infante que para dedicarse tiene que abandonar a los propios, a los de su sangre y apellido, a los que lo adoran como a un dios doméstico y a los que ama y sirve aunque consciente del riesgo que implica posponer para otra tarde, para otro viaje, para otro mes o temporada incluso, la continuación de una escena, el diálogo esclarecedor de un desenlace o las vueltas de tuerca que lo conducirían, satisfecho, al punto final. Evan es un prodigio de lucidez intuitiva. Lo escucho con asombro por parecerme un profeta insolente que pertenece a esa estirpe que García Márquez llamó espíritus esquivos de la poesía. Ha insistido en retroceder, si se pudiera, el tiempo. Le interesa conocernos a la misma edad, la suya, para ver cómo eras, papá. Le resultaría contraproducente concebir que aquel niño misterioso que lo intriga es éste mismo que lo viste a las ocho veinte a eme con somnolencia y mal humor, que clasifica y recoge del piso sus arrugados bocetos de historietas como si fueran diamantes y que se pertrecha, taciturno, detrás de un documento digital y que representa la misma estampa de inmovilidad y ensimismamiento que debió de representar en su verdadera, en su cronológica infancia. De patentarse la máquina, el cohete, la píldora o el traje que lo trasladaran al pasado, Evan descubriría lo mismo que cuando atisba el cursor palpitante de la pantalla que me abduce: un algoritmo incomprensible, la nada, una sarta de signos en caos que no lo colman de la calidez que demanda y que, acto seguido, espolean su curiosidad. Ha escrito Elías Canetti: “Para un niño lo más inquietante es el vacío”. En El día de la independencia, el norteamericano Richard Ford no escatima en la enunciación del flagelo: “Lo peor de ser padre es mi sino, ser adulto [...]; mi sino es saber muchas cosas y, sin embargo, tener que estar parado, como un farol con la luz encendida, esperando que mi hijo vea el resplandor y se decida a acercarse al calor que la luz le ofrece calladamente”. Abro el candado de la reja exterior y luego la cerradura de la puerta de la cocina. Penetro, invado la casa donde habré de fracasar otro avance de la novela Instrumentos de naufragio, cuarta de mi Tetralogía de la heredad. A un kilómetro y medio, calculo, Evan y Lisboa son hechizados por las dimensiones que les depara el surrealismo hipertrofiado del Nintendo Wii. Comenzarán a extrañarme, a requerirme con terquedad, y Diana, su madre, a prometerles que no tardo. Afilando el par de calles que advocan una férrea resistencia de clanes prehispánicos —Río Mayo, Río Yaqui—, a este domicilio lo indican las placas azules en una esquina de Zacatecas que simboliza los influjos de dos corrientes asediadas por el enemigo colonialista, así como a Celia-Radio-De-Onda-Corta y a otro Manuel-Miércoles-De-Ceniza, quienes aquí se destruyeron jóvenes y distintos, los asedió un divorcio inminente que al consumarse quebrantó nuestra intimidad hace dieciocho años. Empleo para ingresar y aislarme los duplicados que me cediera mi padre a regañadientes. Me instalo en su sala incómoda y luminosa, de soltero frugal; específicamente me arrellano en el sofá que, por su dureza y áspera superficie, impedirá que duerma o me rinda sin haber antes cumplido con la cantidad prevista de caracteres. Fumo un solo Camel interminable antes de retomar el entramado, las espirales de mi borrador cansino, y es en ese instante cuando acude a mi memoria el pasaje de Dr. Faustus en el que Thomas Mann alude a un verso de Dante: “Haz que tras tu espalda te pongan una luz que los alumbre y vuelva a ti de todos reflejada”. El motivo de la espalda, en el curso de mis asociaciones vespertinas, recrudece la postura de negación de Víctor Krap, el engendro de Beckett. Y el motivo de la luz me remite, instantáneo, al faro que Richard Ford entrevió languidecer, estremeciendo la mediocridad sentimental de su cronista deportivo Frank Bascombe. Las dos obras a las que confluyen estas accidentadas divagaciones en torno al verso del florentino resultan, por su título, análogas a una fantasía, la primera y la más urgente, a la que un ser humano renuncia en vísperas del nacimiento de un hijo, pues no le será concedido en lo sucesivo un solo día de independencia ni gozará ya de libertad, voz castellana traducida del griego eleutheria. Consumo el Camel sin filtro y contemplo la ruina del espacio en que crecí y en el que ahora, dueño de mi desierto y de mis pesadillas, me dispongo a escribir. La imagen que me obsesiona y encarno vuelve a configurarse, asalta mi pulso predeterminado a narrar: el novelista, el padre inmerso en su vocación es el penitente que deambula un infierno de incertidumbre y lleva puesta una luz débil en la espalda, con la cual debe alumbrar a quienes lo sigan: a sus herederos inciertos y aun a la esposa que lo soporta y que lo sacia: que lo ha multiplicado. Pero esa luz, esa irradiación que un padre no ve y que se conforma como la brújula del destino para los de su casta, esa lámpara no le sirve, a él, que la porta ciego y niño todavía, no le sirve para iluminar las encrespaduras del terreno por donde pisa. ¿Cómo esquivar las amenazas venideras, los imprevisibles infortunios que adelante, allá, ensombrecen el futuro hacia el que va encaminándose, aparentemente seguro de sus itinerarios y como si lo cazaran devotamente aquellos a quienes ama y sirve? ¿A él, quién lo guía o a qué resplandor se atiene, al de la escritura que tampoco lo conduce, y cada vez que la emprende, a ninguna parte sino sólo a los más profundamente oscuros episodios de su sensibilidad y de su trauma, Evan, Lisboa y Diana, cuál es el territorio al que los precipita mi extravío? En Tiempo de vida, el narrador español Marcos Giralt Torrente abarca una difícil introspección derivada de la muerte de su progenitor, y en las líneas que principian la novela, lo admite: “Hay lugares que desconozco y lugares a los que no quiero llegar”. Paul Auster, en La invención de la soledad, converge a esta suerte de fobia consanguínea que dicta no acercarse demasiado a lo que la luz dantesca revela, sobre todo cuando son los hijos, los hijos que han decidido escribir sobre sus padres, quienes la utilizan para desentrañar la incógnita primordial que los antecede como creadores y que se sintetiza en la siguiente pregunta, nódulo que subyace a una de las tragedias de la novelística contemporánea: quién soy, pero que madura y se replantea, como réplica insoslayable, en el otro, paralelo abismo: quién es, o fue, mi padre. “De repente se revelan cosas que uno no quiere saber, que uno no debe ver”, declara, con aprehensiones, el neoyorquino. El virtuoso fragmentarista de Portugal, Bernardo Soares, en el Libro del desasosiego, se cuestiona: “¿A qué ventana de qué secreto de Dios me habré asomado yo por accidente?”. ¿Qué fue lo que habrán visto Giralt Torrente y Auster, que los amedrenta y alecciona? “Cada vez que era testigo de la desnudez del viejo, sentía un escalofrío de horror: sus miembros enflaquecidos, los testículos encogidos, el cuerpo reducido a menos de cuarenta y cinco kilos” (La invención de la soledad). Del otro lado de la ventana, en los ámbitos ocultos del secreto y cuando mis hijos, ya en la madurez, la espíen desde su memoria para reconocerme y reconocerse, lo que brotará como una luz negativa de aquellas esclusas entreabiertas no será otro hallazgo que el de un golpe nítido de realidad y desilusión y entonces Evan, Lisboa, ya grandes, habrán de proceder al derrocamiento de la efigie, porque si el hombre que se ha encorvado, al esclavizarse mártir en la misión que lo atrofia, la de la prosa; si este hombre revira su gesto, da la cara y no la espalda y se presenta inequívoco, como es irrefutablemente y desnuda el acertijo, a la vista de quienes lo escudriñan, entonces el dios, el coloso que inspiró fervor y admiraciones desmedidas quedará reducido a la caricatura. Kafka se retrajo también de la revelación idólatra cuando su lente incisivo le mostró en concreto al hombre del que devenía; aquella tristeza debió de ser inmensurable, “pues tú eras para mí [como le confesara Franz a su tirano] la medida de todas las cosas”. Hanif Kureishi, en Mi oído en su corazón, dilucida otra variante del que aventura e inquiere los orígenes de la remota luz a la que intenta dar alcance. En su relato de conmociones íntimas el narrador de ascendencia hindú accede plenamente al interior de la coraza y practica un ejercicio de autopsia: exhuma la escritura de su padre y se sumerge, metódico, en los libros que con empeño arduo reescribió, infatigable, pese a serle devueltos con el acuse de rechazo por todas las editoriales a las que los remitía. Kureishi traspasa no sin tribulaciones la frontera que Auster y Giralt Torrente no cruzaron aunque sus pesquisas, y como si los caminos que profetiza la sangre no se bifurcaran, originan a su vez un encuentro desavenido con el ente que, ya visto de cerca, desde la hondura de su complejidad y de sus enigmas, emerge inexplicable, convertido en otro, aun más evasivo y distante pese a su cercanía: “La lección que hay aquí trata de la imposibilidad de saber”, concluye Hanif, con desconcierto y perplejidad. El desenlace de Mi oído en su corazón redunda en la premisa que alentó su íncipit. Leídos con minucia los manuscritos, repasadas con esmero las diversas fotografías, rememorados los eventos que se compartieron veintisiete o más años bajo el mismo techo, el autor, abatido por la claridad incandescente que paradójicamente lo confunde, protesta: “¿Dónde está mi padre?”. Un hombre innecesario es el significativo título, para la tragedia que me abruma, de una de las novelas de aquel escritor espartano y sin fama que procreó a otro, mundialmente reconocido. Las horas infinitas de abstracción en la máquina no alteraron el curso de la literatura como sí lo hicieran sus otras horas objetivas, obligatorias, insoportables, a veces asfixiantes e inminentes, de crianza y paternidad. El padre de Kureishi ejemplifica un interesante reverso de consagración: no por haber escrito sin tregua, pertinaz e insomne, sino por haber medianamente criado, fue por lo que perpetuó su celebridad, el eco y el drama de su apellido. Un hombre innecesario, un hombre que se marchita y pule su prosa, la que a nadie importará: un hombre que cava su olvido, marcadas las yemas de los dedos con las grietas del azadón de las palabras. “Alguna vez incluso amenazó con abandonar los intentos de hacerse escritor. Desde su punto de vista eso sería algo desastroso, una especie de suicidio. Dos días más tarde volvía a sentarse ante su mesa con una nueva idea. Una vez dijo que deseaba continuar porque no quería que yo lo viera derrotado” (Mi oído en su corazón). Otro periplo, otro purgatorio dantesco: La carretera, de Cormac McCarthy¬. Se asiste a un escenario de apocalipsis terrenal que ilumina precariamente la llama cómplice de un padre, de un hijo que desandan sin pan y sin fuerzas el residuo crepuscular de la tierra, merced a la rapiña del prójimo en extinción. La tarea del tutor errabundo se cifra en fingir el dominio de los miedos, en espantar los escombros del hambre y la cacería humanas y en mostrarse ante la ingenuidad, ante los espantos de quien lo sigue, como un explorador avezado e invicto, pese a que dentro, desde una enfermedad mortal que se va manifestando y que acorta los trayectos de su marcha, la impotencia y la debilidad lo desmoronen y palidezcan sus ímpetus, a la manera de otro faro en añicos. “No podía avivar en el corazón del niño lo que en el suyo propio eran cenizas”. Gilberto Owen, el trashumante de Sinaloa, y a quien la memoria literaria de México dedica estas jornadas, escribió para “La semilla en la ceniza” un verso en clave de zozobra lopezvelardeana: “Hijo nonato que sólo nos sabe por la roja marea de la madre”. Si el hijo nonato pesa y acomete con sus visitaciones el espíritu de un hombre, y si discierne que lo postergan, aun desde su hipotética concepción, el hijo existente y vigoroso inspira, por el contrario, la fantasía que complementa la de la libertad e independencia: la de no haber nacido, la de no existir a la manera de un parteaguas cotidiano, de un ciclón agreste que cimbra la vida de quienes lo gestaron y de quienes no aprenderán a contener la desmesura de su vitalismo. El hubiera interna su insinuación de maleficios en la flaqueza de aquel que se sabe, repentinamente, incapaz de dar asilo y alimento a la criatura hiperactiva y superior que trajo a un mundo que no tardaría en semejarse, deforestado, al de la trama darwiniana de McCarthy. Bird, el personaje que monologa en Una cuestión personal, inquiere: “¿Puede excusarse el rechazo a otro ser, basándose en un derecho de padre?”. Pero el caso de Bird, en la catarsis autobiográfica de Kenzaburo Oé, sobrepasa las implicaciones morales, artísticas de la paternidad, en tanto que sutura escribiendo la herida en carne viva de haber sido, él mismo, el Nobel japonés, padre de un varón deforme, de “un bebé que comenzaba a vivir ferozmente”. La semilla en la ceniza, la roja marea de la madre owenianas adquieren en esta historia un sentido crítico de desprecio y alucinación a propósito de lo que puede ser expelido por un vientre materno: “Le temo a las cavidades oscuras donde fue engendrado mi monstruoso bebé”. Kenzaburo recrea en Bird los estados de ánimo que lo arrodillaron en las honduras del dolor, durante los trances en que asistió a la luxación de su sangre y al recibimiento de un sucesor anormal: “el líquido amniótico del temor lo empapó”; “deseó que hubiera una cuna o una incubadora para él, llena de vapor flotando como niebla”. “Como Apollinaire, mi hijo fue herido en un campo de batalla oscuro y silencioso que no conozco, y ha llegado con la cabeza vendada. Tendré que enterrarlo como a un soldado muerto en combate” (Una cuestión personal). ¿La escritura o la crianza? Mi actual experiencia unifica, fuerza el equilibrio en que se contraponen estos dos antónimos. Evan y Lisboa me han engendrado novelista. La contradicción que me asiste mientras retoco a contrarreloj mi borrador de Instrumentos de naufragio es una contradicción que me conviene y de la que abrevo y me aprovecho: sin el apremio de narrar, subordinando mi horario al de sus necesidades y sus caprichos, sin la consigna engañosa, fatua, de un ascenso a lo magistral para luego no defraudarlos ni defraudarme, simple, literal y paradójicamente no escribiría. Me atengo a la imposición artificiosa de completar un libro notable para no reproducir la parodia del hombre innecesario que Kureishi retrata y del que se apiada. Después de todo la cantina infecta, los hoteles, las estaciones de autobús, la casa desolada entre los ríos Bravo y Yaqui no son más que transitorias escalas de un retorno irreversible al que siempre propendo y dentro del cual, como Bird, “me encierro en la jaula que significa una familia”. Asumo el sacrificio de dedicarme a dos imposibilidades en conflicto, que por los temas y las filias, por las ambiciones que rigen mi Tetralogía, intensamente se amalgaman. Procuro el sustento a mis bocas que alimentar en un afán de que la mía, cuando se abra, encuentre los hilos de una voz que dé sentido y se congratule con los desfases, con la momentánea separación, con las despedidas rutinarias que, a modo de ritual, preceden mis fugas, cuando empaco la computadora portátil y transito, solo, allá donde no me vea nadie claudicar, la nieve peligrosa de un papel por lo demás intangible. O escribo a veces entre la estridencia pueril que zumba y enerva, entre los gritos de pólvora de mis niños que, libélulas alrededor, apocan los ritmos de la frase, los interrumpen obligándome a que les prepare un refrigerio, los apacigüe y cenen otra ronda de lo que minutos antes habían devorado. “Todos los momentos que se pasan con un hijo, en parte son unos momentos jodidamente tristes, con la tristeza de una vida que está en marcha, brillante”, se lamenta o se resigna Frank Bascombe, melancólico, en El día de la independencia. No es de asombrar que se acuñen desde un tono elegíaco las aproximaciones literarias a la faceta fundacional de toda figura totémica; el hijo, el padre, separados y coetáneos, indivisibles, al referirse uno al otro emplearán el salvoconducto del recelo, la incomprensión y la derrota. Un padre, anota Roberto Bolaño, “es una galería sumida en la más profunda oscuridad, en la que comunicamos a ciegas buscando la puerta de salida”. Desde las Coplas de Jorge Manrique hasta la perturbadora Carta de Franz Kafka, la dialéctica generacional no da trazas de prevalecer en base a otro discurso que no sea el de la tristeza y la pesadumbre. El sustantivo inglés relatives, que refiere sin felicidad a la parentela, explicaría gramaticalmente las fisuras que median entre un padre y un hijo indefinidos, es decir no totales, es decir no padres e hijos a secas: relativos: uno y otro personifican las ambigüedades de pertenecerse, aunque liados por un vínculo natural de la más estrecha esencia que, anudándolos, tiende a desunirlos. Abandono la sala radiante, sobria y depresiva. Cierro con llave la puerta de la cocina, coloco el candado en el pasador de la reja de la cochera y regreso a Evan, a Lisboa y Diana, rumiando los defectos en que incurrí mientras escribía, malgastando quizá el obsequio inapreciable de las cuatro, seis horas de quietud frente a la página de un borrador escurridizo. Arribo a la casa en que temporalmente vivimos gracias a la hospitalidad y al desenfado de mi suegra. En el comedor hay desperdigadas varias fichas de dominó. Falté a las partidas que mi pequeña bailarina, invencible, con toda seguridad habrá ganado. La regla fundamental de no pocos juegos de mesa es reducir a cero las cantidades, quedar sin piezas y ganar perdiendo: deshacerse, antes que los oponentes, de la unidad. Aquel desorden fortuito me alecciona: una novela completa es el arquetipo de un vacío para el que aún me restan demasiadas fichas, demasiadas palabras por destapar e incluir en el patrón irregular del reto que ante mis ojos va trazándose. Instrumentos de naufragio y yo quedamos, pues, en dudoso empate, mientras coloque las letras que pueda y mientras el argumento no me sepulte bajo las incontables probabilidades que se acumulan, prolongando hasta no sé cuándo el acariciado dead end en que ya no me quede sino solo uno y lo agote, aquel que me depare un sobresalto parecido al del triunfo. Por qué los números, me despertó un amanecer no supe distinguir cuál de los dos timbres agudísimos, de trineo cascabeles en picada, ¿el de ella, el de él?, conjurándome con esta capciosa travesura la resaca tremenda, ¿por qué los números, papá, son infinitos? La máquina, el cohete, el traje y la píldora se patentaron, al parecer, mientras escribía esta tarde nublada. Evan me observa con escepticismo y repite lo que ha dicho en la mañana, mientras le ataba, con languidez y pereza, las agujetas: tendré que ver tus ojos para verme a mí. Tu padre, ¿dónde se ha metido?, le pregunto. ¿Y el tuyo?, me responde. En Manual de inquisidores, del torrencial António Lobo Antunes, alguna de sus voces ulula esta indolencia: “Yo no sentí nada porque no sabía lo que la palabra padre quería decir”. Evan continúa observándome, incrédulo: así era cuando tenía tu edad, le aseguro con ademanes de ilusionista, mírame. Agita la cabeza con fastidio porque prefiere, aburrido de insignificancias metafísicas, que luchemos de dos a tres caídas, ruge, tú técnico, yo rudo. El combate, presumiblemente grecorromano, acrobático y cruel que mantenemos en un coliseo de alfombras y almohadones, nos divierte hasta matarnos, el uno al otro, de risa. ** Manuel R. Montes http://www.letralia.com/firmas/montesmanuelr.htm Escritor, editor y baterista mexicano (Zacatecas, 1981). Autor de los libros de ficciones El inconcluso decaedro y otros relatos (Instituto Zacatecano de Cultura, 2003), Loquios (Fondo Editorial Tierra Adentro, http://www.conaculta.gob.mx/tierra/fondo.htm; 2008) y Pentimenti: cuentos en retrospectiva (2011, 2004) (Ediciones de Medianoche, 2012). Fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Zacatecas en el rubro Jóvenes Creadores (2002-2003). Compuso la Tetralogía de la heredad,que conforman las novelas Infinita sangre bajo nuestros túneles (Premio Juan Rulfo para Primera Novela 2007), Llanto de Lisboa (Premio Nacional de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos 2009), En par de los levantes de la aurora e Instrumentos de naufragio. Terminó sus primeros estudios de literatura en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ, http://www.uaz.edu.mx) y es maestro en literatura mexicana por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap, http://www.buap.mx). Colabora regularmente en diversas publicaciones periódicas de México y el extranjero. Ha sido traducido al inglés por Toshiya Kamei. Junto al prosista Aguillón-Mata fundó la revista literaria La Cabeza del Moro (http://www.lacabezadelmoro.com). Obtuvo en 2011 la beca nacional Fonca Jóvenes Creadores para Novela y actualmente cursa el PHD en Lenguas y Literaturas Romance en la Universidad de Cincinnati (http://www.uc.edu; Ohio, Estados Unidos). === Gauguin: el animal con alma Efi Cubero =========================== “Soy un salvaje, un lobo sin collar en el bosque”. (Paul Gauguin) Miro a Gauguin desde todos los ángulos como a un torrente de esperma, de sangre y claridad. Un soberbio animal depredador y alerta que busca tras la orgía de los sentidos la abrasadora carne para poder fecundar una creación —la propia— algo más hacia adentro; en el oro interior de lo intocado, de lo que un día nació como inocencia, en esplendor de luz y paraíso... Posee la fuerza oscura del converso defendiendo con ansia lo que nunca será, lo que sabe que nunca será propio por más que se lo apropie o se disfrace con ropas de nativo, descalzo sobre el cobre de la tierra, tatuado con los símbolos antiguos cuya magia o lenguaje desconoce, purificado por las claras aguas que ocultan los secretos en el limo del fondo. Y lo vemos febril, lo contemplamos poseyendo los cuerpos de las adolescentes polinesias con pinceles vibrantes de color y de deseo intentando buscar algo más hondo, penetrar ese espíritu que nunca se le entrega y él lo sabe. Él es el elemento en discordia —aunque no se percate— entre dos mundos, el racional y metódico que intenta “civilizar” a toda costa todo aquello que encuentra diferente; y el mundo primitivo, tan aparentemente libre y tan esclavo también de sus creencias, sus tabúes y sus miedos... Seres humanos entre espejos de tiempos intrincados, distantes, donde Gauguin se pierde, aunque se encuentre justo donde importa, en ese corazón vivo y latente de pasión y destino donde atrapa las voces y los ecos de sus alegorías intuitivas, de las simbologías ancestrales, en los amaneceres del misterio de los que sólo tienen, como libro y destino, una naturaleza prodigiosa y hostil, amparadora y a la vez terrible, con su fuerza a menudo desatada, con su poder de luz inapresable. Jamás lo comprendieron en su tiempo, ni tampoco entendieron sus motivos: tan sólo un ser humano supo verlo, un artista irrepetible, genial, desventurado, al que él llamaba el Holandés Loco, lo sabía, sabía que detrás de esa máscara de altiva suficiencia se hallaba el temblor del iniciado, del que lleva la marca de algo mucho más hondo y trascendente, la del creador que nunca se completa y sólo busca a tientas en su desasosiego, dejando su lección como consuelo aunque nadie lo intuya mientras crea, ni tan siquiera él mismo... Los dos eran distintos; junto a Van Gogh, Gauguin, tan libre, se sintió de repente aprisionado, envuelto en esa luz incandescente que aquel genio irradiaba, temía el torbellino de ese cielo estrellado derramado en las flores de una pureza cósmica, se sentía pequeño ante ese sol ardiente que acompañaba al visionario casi enloquecido, tan lúcido ante el vértigo del tiempo. Quería deshacerse del abrazo con el que el pelirrojo desnudaba el misterio de la vida y se fundía con ella y con su entorno en un apasionado misticismo. Deseaba que Vincent se mirara en su espejo, pensara como él o a través de él, acaso para apartarse de esa influencia que no podía entender aunque quisiera, que jamás, por mucho que se empeñara, lograría doblegar ni apresar. No obstante, nunca olvidaría aquellas certeras palabras que Van Gogh pronunció ante uno de sus lienzos: “Ésta es la gran pintura”, exclamó Vincent, “sale de las entrañas de la sangre, como el esperma del sexo”. Esas y otras muchas cosas recordaría sin duda para sí, tiempo después, cuando en su retiro de las islas Marquesas se empeñó en cultivar aquellos luminosos girasoles que tanto amó su solitario amigo, tal vez como homenaje y como desagravio ante los desencuentros que ambos terminaron —como es archisabido— por protagonizar; tal vez porque entendió el mensaje puro del que él creía un alucinado, tal vez porque en su acompañada soledad supo comprender de forma clara la enseñanza impartida de aquel loco, tan cuerdo y consecuente... Comisariada por Paloma Alarcó, hasta el 31 de enero del 2013, el Museo Thyssen-Bornemisza, como parte importante de la celebración de los espléndidos veinte años de su apertura, nos acerca la exposición “Gauguin y el viaje a lo exótico”, “un itinerario que comienza con las experimentaciones artísticas de Paul Gauguin en los Mares del Sur y continúa con las exploraciones de artistas posteriores como Emil Nolde, Henri Matisse, Wassily Kandinsky, Paul Klee —entre otros— con el objetivo de dar a conocer la impronta de Gauguin en los movimientos artísticos de las primeras décadas del siglo XX”. 111 obras, cedidas por museos y colecciones de todo el mundo, forman sin duda una muestra irrepetible que vale la pena no perderse. Cuando redacto este artículo esa exposición aún no se ha celebrado, pero conociendo el rigor y la pasión que animan al Thyssen y a los que, encabezados por la baronesa, hacen posible esa magia de acercarnos a los grandes maestros del Arte sin tiempo, constituirá, sin duda, un acontecimiento memorable. A veces he visto a Carmen Thyssen envuelta en una blusa cuyo estampado reproduce el Mata Mua, ese cuadro que atesora y que ama y que permite que lo contemplemos en su museo; como si la envolvente alegría de un paisaje de ensueño acompañara su artística —y tantas veces difícil— andadura en la vida... Conozco muy de cerca la pintura de Paul Gauguin, la he contemplado en París, el lugar de su nacimiento y de sus pasos primeros, y en muchos otros sitios de las distintas geografías que han exhibido su intemporal legado, y siempre me acude aquel deslumbramiento inicial, desde la orilla del significado, hasta lo intenso del conocimiento. Jamás me defrauda porque sé de lo auténtico de esa búsqueda interna, muy lejos de postales y de imágenes sin contenido, alejada de las “impresiones” de sus primeros sueños hasta arañar en la superficie de los colores y de las formas, los secretos matices del pensamiento, horadando las capas para hallar el venero primigenio. Matices que se le escapaban a él mismo, tanto como ahora se nos difuminan también a los que lo observamos, el misterio profundo de un universo apasionadamente atormentado, de ese secreto afán que, desde la impureza de su propia personalidad, se esforzó por hallar en las vetas prístinas de un alborear lejano y transparente, sin nada que contaminara ideas o sensaciones. Algo idealizado que intentó llevar hasta el extremo sin escatimar esfuerzos, sacrificios o renuncias personales. Lo vemos enfrentarse a la corrupción de la administración colonial, defender los derechos de los nativos con un vigor y una fiereza inusitadas, intenta integrarse en las costumbres de los maorís, aprehender sus ritos ancestrales, su modo de sentir, compartir emociones y deseos, ser uno más de ellos, vivir como ellos viven. Pero Gauguin llega con el bagaje de su experiencia vital, ha vivido como un burgués satisfecho, casado con una distinguida mujer, la danesa Mette Shopie Gad, que le hará padre de cinco hijos; banqueros importantes han reconocido su talento para las finanzas como agente de cambio y bolsa; escritores de renombre comienzan a escribir sobre su obra, en poco tiempo tiene seguidores jóvenes que lo admiran y reconocen como maestro, y pintores consagrados como Degas, Pissarro y otros, lo tienen en cuenta intercambiando cuadros y confidencias. Cuando surge en París y otros lugares el desplome de la bolsa y se queda de pronto sin su fuente principal de beneficios monetarios, en lugar de desesperarse agradece al destino la oportunidad de dedicarse sólo a lo que realmente ama: su pintura. Todo irá así quedando poco a poco en el camino y al margen de su pasión; mujer, hijos, vida cómoda, vanidades y amigos; viaja a la Martinica, se separa del Impresionismo, al regresar marchará a Port-Aven, y junto a su amigo Bernard elabora el “sintetismo”... Luego vendrá su estancia en Arles y los episodios dramáticos de la amputación de la oreja de Van Gogh: su huida en pos del sueño primitivo... “No copiéis”, dice a sus seguidores, “demasiado a la naturaleza, el arte es una abstracción: sacadlo de la naturaleza soñando ante ella, y pensad más en la creación que en el resultado”. O, “trabajar hacia fuera del ojo exploramos el eje misterioso del pensamiento”. Y, “para pintar de verdad hay que sacudirse el civilizado que llevamos encima y sacar el salvaje que llevamos dentro”. Lo cumplió a rajatabla embarcándose en un primer viaje a Tahití en 1891, a la búsqueda de ese mágico simbolismo que lo llenaría plenamente a pesar de enfrentarse a dificultades no esperadas de encontrar trabajo y sustento en ese paraíso con serpientes en forma de funcionarios, comerciantes y contrabandistas, que le harán la vida más complicada de lo que pensaba al embarcarse. Es verdad que el animal que lo habitaba no le puso fácil las cosas a los puritanos y a los religiosos que velaban por el orden en aquellos parajes, la libertad de costumbres de nuestro protagonista, sus desenfrenados excesos en materia sexual, y las continuas provocaciones de toda índole no le facilitaron las cosas, precisamente. Cuando, después de volver de nuevo a París, su ciudad lo decepciona, y no hay recibimientos halagüeños ni afectivos, y todo, por parte de amigos y de familiares, de ventas y silencios evasivos, culminarán en un fracaso amargo, retornará en 1895, en un segundo y definitivo viaje de nuevo a Tahití, para ya no volver más a la ciudad del origen. Gauguin es un salvaje, se siente así y así se manifiesta, un ser carnal con todos los excesos y todos los defectos, que alimenta la hoguera de algo noble escondido en las capas de lo abyecto; conociendo a fondo su biografía, no exageramos en absoluto, todo en él era desmedido, pero con un fondo que amaba la justicia, heredado quizá de su combativa y valerosa abuela, la irrepetible Flora Tristán. La creación es su vida; pese a que arrastra una enfermedad tabú, e impronunciable, que cubre de llagas sus piernas, y de dolor su cuerpo y poco a poco mina sus facultades físicas dejándolo apenas sin vista, prosigue con la obra que lo inmortalizará, consciente de alimentar con su sangre el sueño realizado. Su lucha a favor de los nativos le creó mil problemas, al poco de terminar su impresionante obra “¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿Adónde vamos?” enfermo, hambriento y desesperado, tuvo un serio intento de suicidio que su cuerpo, por el exceso de cianuro, afortunadamente rechazó. Después lo vemos en que no le queda otra que escapar de las autoridades coloniales, en 1901, huyendo a las islas Marquesas, donde de nuevo vuelve a tener problemas; lo condenan a tres meses de cárcel y una multa importante que jamás pagará al sobrevenirle piadosamente la muerte un 8 de mayo de 1903, devorado por la enfermedad que pudrirá su carne, sus fuerzas y su mundo en lento naufragio, pero nunca su espíritu rebelde, su voluntad creadora, la fuerza fascinante de una creación casi en estado puro... ** Efi Cubero http://www.letralia.com/firmas/cuberoefi.htm Escritora española (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 1949). Estudió historia del arte, lengua y literatura en Barcelona, donde reside. Ha publicado los poemarios Fragmentos de exilio (1992), Altano (1995), Borrando márgenes (2004) y La mirada en el limo (2005). Poemas y relatos suyos han formado parte de las antologías Kylix (1992), Estrechando círculos. Antología de escritores extremeños y colombianos (1999), La narración corta en Extremadura. Siglos XIX y XX, T. III (2000), Ficciones ERE (2001), Antología de poetas extremeñas (Mérida, 2002), Compilación de relatos y Cuentos ilustrados (2004), entre otras. Es corresponsal de la revista Frontera en Barcelona y colaboradora habitual de Revistart (Revista de las Artes) y Ventana Abierta, entre otras publicaciones. Ha publicado también numerosos artículos, prólogos y extensas entrevistas (Javier Cercas, J. A. Goytisolo, Joan Brossa, Arnau Puig, José María Valverde, Rafael Moneo, Rufino Mesa y otros). Parte de su obra ha sido traducida al francés —Peut ce vent, por Alain R. Vadillo—, al braille y al inglés —sobre la obra de Doménech, Chiaroscuro y Meditations, editado por Washington Green Fine Art Publishers (Birmingham; http://www.washingtongreen.co.uk). También ha participado en varias exposiciones de arte contemporáneo con la revista objeto Lalata, con poemas visuales: Efigrafías, Strangers in the night, Pinzamientos, Ónfalos, presentes en Estampa, Arco, Euskal Erico Poesía Esperimentalaren i. Jardunaldiak, Sin.Con.Texto (Espacio Contemporáneo Arte Toledo), o ArtistaAlbacete en el Palazzo Magnani (Reggio Emilia, Italia), en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), entre otras. === Haruki Murakami, elementos comunes en su obra ========================= === Nesfran Antonio González Suárez ======================================= Un lector de ficción, aplicado y apasionado, suele encontrarse con hilos invisibles que lo llevan a determinado autor o autora. Surge el encuentro con el primer trabajo que le da paso en muchos casos a la lectura fiel de toda su colección sin importar el género que involucre. Y en el transcurso de una vida, más bien breve, por la cantidad de autores y libros destacados que se pueden quedar por fuera, se va preparando un altar imaginario con los escritores favoritos y que siempre se recomiendan con fervor entre el círculo de amigos lectores. Y un escritor que se está ganando un lugar entre el altar de miles de lectores en el mundo es el japonés Haruki Murakami. Don Juan, el mítico chamán de los libros de Carlos Castaneda, expone el siguiente razonamiento: “El mundo es como una cebolla, tiene varias capas. El mundo que conocemos es una de ellas. Algunas veces cruzamos los linderos de estas capas y entramos en otra de ellas, en otro mundo, muy parecido a éste pero no el mismo”. De esta manera se podría sintetizar la esencia en la narrativa de Murakami. Sus novelas se definen por un planteamiento sereno de un viaje físico, un recorrido, una exploración desde los paisajes propios de Japón y sus ciudades hasta el encuentro obligatorio con el mundo onírico y otras realidades que suelen entrecruzarse como líneas que se proyectan en un espacio definido para luego cortarse de manera perpendicular. Tooru Okada, en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, se introduce en un pozo vacío y desde allí se conecta con otra realidad para enfrentar sus miedos. Kafka Tamura, en Kafka en la orilla, quien huyendo de su padre se encuentra con su progenitora en un plano real (en la biblioteca) y en un mundillo aparte convertida en una joven habitando en un pueblo escondido. En Sputnik, mi amor, el narrador y dos mujeres viajan por Europa, una experiencia con consecuencias nada previsibles. Un camino que por lo general busca saldar cuentas, arreglar asuntos trascendentales que parecen no tener cabida en el mundo real. Murakami comparte con los lectores las preferencias literarias de sus personajes, que son las suyas también, y recrea comparaciones: en Tokio Blues, Toru Watanabe lee con dedicación El gran Gatsby, de Scott Fitzgerald, y en su viaje al sanatorio de su amada surge una analogía con La montaña mágica, de Tomas Mann. Kafka Tamura hace énfasis con su amigo bibliotecario en las novelas escritas por Franz Kafka y la poesía del japonés Santôka, creador de haikús, y en dicha historia surge la comparación entre el destino del protagonista con el de Edipo Rey. Una manera peculiar de Murakami de integrar sus estudios en literatura y de teatro griego y las influencias recibidas de escritores estadounidenses que, inevitablemente, marcarán una distancia con el resto de escritores de su país de origen. La afición por la música es otro elemento que se pasea por la totalidad de sus novelas: música clásica, blues, jazz, pop y rock de los 60 y 70 británico y estadounidense. Un factor por el que ha recibido fuertes críticas de los grupos literarios conservadores de Japón. En El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas toma presencia Bob Dylan a lo largo de un segmento de la trama o la sonata en re mayor de Schubert en Kafka en la orilla. Una manera de mostrar al lector su lado melómano, un sello indiscutible relacionado con su primer trabajo en una tienda de discos como Toru Watanabe, o los siete años que regentó el bar de jazz Peter Cat tal como lo hizo su personaje Hajime en Al sur de la frontera, al oeste del sol. Así como los gatos juegan un papel importante en el entramado novelesco murakamiano, entran en escena otros personajes surrealistas que se involucran en las tramas, tal es el caso de Johnnie Walken (alusivo al emblema de Johnnie Walker) y del Colonel Sanders (al Coronel Sanders, imagen del fundador de la Kentucky Fried Chicken, una extensa cadena de comida rápida estadounidense) en Kafka en la orilla, o el mono de Shinagawa en uno de sus cuentos de Sauce ciego, mujer dormida. Un elemento que transmite misterio es la presencia del pozo, tanto en Tokio Blues como en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, un espacio que se conjuga con la oscuridad, un portal para otro submundo, un vínculo relacionado desde el punto de vista cultural con el pozo que aparece en la película hollywoodense El aro, inspirada en la novela homónima del escritor japonés Kôji Suzuki. Otro ejemplo lo encontramos en After Dark, donde aparece en la imagen de un televisor desenchufado un portal hacia otra dimensión. En todos estos casos lo irreal nos toma por sorpresa y surgen acontecimientos inevitables que definen el curso de una historia. De manera breve y puntual se establecen nexos y elementos comunes entre siete novelas y un libro de cuentos de Haruki Murakami. El lector es llevado con su consentimiento por un pasaje secreto en donde le es posible avizorar otra realidad, en donde lo ilógico, lo onírico y lo imprevisto puede tener cabida, siempre aderezado con aspectos de la vida cotidiana, claro está, de la rutina de cualquier ciudadano japonés, posiblemente de clase media, entre 18 y 38 años, enfrascados en sus vicisitudes, seres con una voluntad férrea para superar los retos, entusiastas y creyentes en las figura de Orfeo, que adquiere el valor suficiente para atravesar cualquier camino con el fin de rescatar a Eurídice. Unas palabras son suficientes para describir el prototipo de varios personajes de Murakami: “Es cierto que soy un poco diferente a los demás. Pero, fundamentalmente, yo también soy un ser humano. Me gustaría que lo tuvieras claro. No soy ningún fantasma. Soy un hombre normal. Y siento lo mismo que los demás, actúo igual que ellos. Sin embargo, a veces esta pequeña diferencia me parece un abismo insalvable. Claro que esto no tiene solución, lo mires como lo mires”. Ôshima hablando con Kafka Tamura en Kafka en la orilla, p. 281 (Tusquets, 2008). La aventura novelesca de Murakami continúa con textos ya traducidos como la trilogía 1Q84 y Baila, baila, baila, todos bajo el sello editorial de Tusquets, y La caza del carnero salvaje, de Anagrama. Un universo propio y bien definido para un escritor que se ha ganado un sitial entre los narradores contemporáneos más influyentes. Posible ganador del Premio Nobel de Literatura en los años por venir. ** Nesfran Antonio González Suárez http://www.letralia.com/firmas/gonzalezsuareznesfranantonio.htm Escritor venezolano (San Antonio, Táchira, 1980). Es analista de control de calidad en la planta Cagua (Aragua) de la C.A. Cervecería Regional. Textos suyos fueron incluidos en la Selección Poética del grupo Senderos Literarios (2004). Con el trabajo Entre huellas y grietas obtuvo el primer premio de la Bienal Ciudad de la Juventud (La Victoria, Aragua) en mención poesía. === Gerardo Reichel-Dolmatoff: un hombre Plinio Parra ================ Como seguramente les habrá sucedido a muchos colombianos, yo también recibí la información triste del maestro Gerardo Reichel-Dolmatoff como un puñetazo en la cara, y me desplomé sobre una butaca en estado de perplejidad total. Me refiero, por supuesto, a las pruebas, aún fragmentarias, pero irrefutables, con que el antropólogo Augusto Oyuela-Caicedo demuestra que Reichel-Dolmatof fue un nazi en su primera juventud. Las revelaciones fueron hechas el pasado 18 de julio, con ocasión del 54º Congreso de Americanistas, celebrado en la Universidad de Viena, Austria. Oyuela-Caicedo no deja espacio para la duda. Las evidencias son abrumadoras. Reichel-Dolmatoff fue miembro del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, sirvió en la Schutztaffel hitleriana, hizo parte de la guardia personal de Adolfo Hitler y entrenó guardias en un campo de concentración. El caso, ciertamente, es muy polisémico, y resiste muchas lecturas. Por tanto, mientras aparecen los necesarios contextos académicos que todos esperamos, queremos esbozar algunas consideraciones sobre la dimensión humana de este científico eminente. Estamos ante el retrato feroz de un hombre que en cierto punto de su camino, asqueado por la que había sido su vida hasta ese momento, tomó la decisión de juzgarse, sentenciar su pena de muerte, matarse en vida y, posteriormente, dedicar el resto de sus días a reinventarse, a renacer, a purificarse, tratando de escapar al dedo implacable de su propia conciencia. Ya lo sabemos. Las pesquisas de Oyuela-Caicedo manifiestan que Reichel-Dolmatoff no logró eludir su pasado tenebroso. Sin embargo, al observar la obra descomunal que este hombre fraguó, en un intento por abreviar el peso de sus yerros y desatinos, se nos ocurre pensar que el maestro quizá alcanzó a dormir en paz algunas de sus noches finales. No seamos ingenuos. Las empresas científicas que este hombre realizó en Colombia tienen el sabor áspero de la redención. Jamás sabremos si logró exorcizar los demonios que lo fustigaban. Lo que sí resulta patente es que les presentó batalla sin cuartel hasta convertirse en la antípoda del monstruo incipiente que alguna vez pudo haber sido. Tratemos de ser recíprocos por un instante. El drama de este hombre, que tantas décadas de reflexión le dedicó a nuestras culturas amerindias, bien se merece un minuto de reflexión. Que fue repulsivo lo que hizo en sus primeros veinte o veinticinco años de vida, bajo el nombre original de Erasmus Gerhard. Sí, efectivamente. Lo fue. Él fue el primero en reconocerlo. Y la prueba de ello fue la muerte que le dio a ese Erasmus Gerhard, acabando con su nombre, cancelando sus propósitos matrimoniales, abandonando su país, dejando atrás a su familia, cambiando de profesión y rompiendo con todo lo que pudiera recordarle su vida anterior. Ese asco le dio la fuerza para saltar el mar y buscar un lugar para parirse a sí mismo. A diferencia del desdichado Erasmus Gerhard, el voluntarioso Gerardo Reichel-Dolmatoff sí tuvo el control, el albedrío y la lucidez suficientes para decidir dónde nacer. Ese lugar fue Colombia. Lo que pasó después todo el mundo lo sabe. Ahí está su faena. ¡Quien llegó aquí buscando parirse a sí mismo, terminó diciéndonos a todos cómo fue parido este país! ¡Quien llegó aquí en pos de reivindicación personal, terminó regalándonos una reivindicación nacional, a través de nuestro pasado amerindio! Quizá haya alguien que afirme que su forma tenaz de trabajar en lugares distantes, al amparo de pueblos remotos y desconocidos, no fuera más que otra forma de su fuga perenne. Si fue así, ¡cuántos hallazgos y reencuentros se produjeron en esa fuga afortunada! Quizá haya alguien que sostenga que los tantos libros que escribió (33 en total) no fueran más que una forma de acallar sus oscuros pensamientos. Si fue así, ¡con qué palabras luminosas nos liberó de las penumbras! Y, finalmente, quizá haya alguien que estime que su exacerbada valoración de la pluricultura, de las minorías étnicas y la exaltación de la diferencia no fuesen más que su forma personal de desactivar su antigua militancia nazi. Si fue así, ¡cuán enaltecedora fue su faena de auto rescate! El hombre que allá en Europa participó en un proyecto genocida, acá en Colombia se reveló como un gran humanista. El que allá despreció la diferencia, acá exaltó la diversidad. El que allá como nazi experimentó la locura, acá como antropólogo halló su medicina. El que allá fue entrenador de guardias en los campos de concentración y, por consiguiente, maestro de asesinos, acá fue entrenador de antropólogos y, por consiguiente, padre de humanistas. En lo que mí concierne, creo que el maestro Gerardo Reichel-Dolmatoff lo hizo bien. Su historia, como la de muchos hombres grandes, es un cuento que empieza triste, pero es una epopeya que termina feliz. El cuento triste comienza diciendo que allá este hombre nazi fue el hijo de la eugenesia. La epopeya feliz termina afirmando que acá en Colombia este humanista fue el padre de la antropología. ** Plinio Parra http://www.letralia.com/firmas/parraplinio.htm Periodista, realizador de televisión, documentalista y escritor colombiano (Aracataca, Magdalena, 1964). Fue redactor del Diario del Caribe (1986), editor Internacional de El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co; Barranquilla, 1988), y director del noticiero TV Noticias (1988). Además, ha sido realizador, productor de campo y guionista de programas y documentales culturales. Entre sus realizaciones se destacan Visa Colombia (1990), Aquí nacen las canciones (1999) y Raíces (2000). Es autor de los libros Los besos de Lluvia mojan (2000), Baltasar, el hombre que vendía luceros (2002), Karipuaña (2005) y Maestros de vida (2005). Ha recibido dos Premios India Catalina (mejor musical de 1990 y mejor documental de 1991), una nominación al Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría mejor documental (por Visa Colombia, 1991) y dos premios Claqueta de Cristal (mejor programa musical y mejor documental de 1995). Además, durante tres años consecutivos (2005, 2006 y 2007) ganó las convocatorias documentales de la serie Trópicos de TeleCaribe, y en 2008 ocupó el segundo lugar en la Convocatoria Nacional Doc TV para Colombia, con el proyecto documental La hamaca grande. === La vida compartida Antonio Otero García-Tornel =================== Si uno de ellos, al hacer balance, se cree estafado, el equilibrio se rompe. Pascal Bruckner Te quiere con locura, tu pichón. R. Burton Finkielkraut dice que los hombres y las mujeres nunca llegarán a entenderse y no parece errado: se produce una ruptura cada tres minutos... De hecho aumentan los contratos privados previendo lo peor. Entre los ídolos de la tribu el apego siempre fue frágil. Tras jurarse amor eterno el matrimonio de Valentino duró seis horas. Al galán le echaron de la alcoba nupcial con cajas destempladas. Para Rosa Montero la pasión es un producto de nuestra necesidad, un espejismo condenado a desvanecerse. Ese estado producido por hormonas y sustancias dopantes que, según cálculos, dura unos dos años, en el caso de Liza Minelli y David Gest se desvaneció a los quince meses. Tras la separación sin beso de despedida y el consiguiente desgarro de egos se dedicaron a lanzarse pullas y a acusarse de sordideces varias. Lou Andreas Salomé estuvo casada con el orientalista Friedrich Carl Andrea cuarenta y tres años aunque nunca le permitió hacer el amor, cosa esta que reservaba para sus amantes. Para él dejaba las discusiones peregrinas... Hay personas que enfrentan, basándose en estadísticas, uno de los misterios de la ciencia social: ¿cuánto tiempo tarda en estallar un matrimonio de triunfadores? Se hacen predicciones. Entre las variables están la edad, el tiempo de noviazgo, la fama relativa de la pareja, la historia marital. Antes de que se utilizaran ecuaciones para medir el tiempo del amor, Alma Malher, según su biógrafo La Grange, destrozaba a su marido. Era snob, egocéntrica y no podía ser acusada de inteligente. Dominatriz a la que le encantaba provocar celos, mantis religiosa que se casó también con Gropius y con Werfel, fue amante de Kokoschka... Su hija Anna puso en nuestro conocimiento que cuando su madre se desnudaba parecía un saco de patatas. Algo debía tener ese saco para encarnar el ideal de tanta celebridad... La relación de Frida Kahlo y el nada apuesto Diego Rivera fue “compleja” como se denomina a las relaciones infernales. Él se acostaba con su hermana, ella con Trotski aunque también tuvo románticos encuentros con mujeres. Eso crea siempre disensiones... Se echaron los trastos a la cabeza, se divorciaron y se volvieron a casar (esta vez con una cláusula impuesta por ella: no habría consumación). Ahora podemos encontrarnos con que una mujer presenta una demanda de divorcio porque su marido insiste en que se vista y hable como un personaje de Star Trek; un hombre porque su mujer coquetea con todo tipo de comerciantes, los toquetea inapropiadamente y, para colmo, declara que no puede evitarlo. La pareja Gala-Dalí nunca se divorció. La feúcha era ella: por lo menos no era una belleza canónica. Abandonó a Paul Éluard por el pintor de Figueres, un señor indefinido sexualmente, que le tenía pánico a las enfermedades venéreas y que se limitaba a mirar las actividades eróticas de su mujer para luego irse a pintar “El gran masturbador” o unos relojes blandos que fueron muy populares... Envejecieron juntos pero mal: ella insultándole, él tembloroso, temiendo perderla... Tolstoi y Sofía decidieron que la sinceridad tenía que estar por encima de todo: se atormentaron toda la vida mostrando los diarios en donde ponían todo lo que no se atrevían a decirse cara a cara. El amor es conocer al otro y sin embargo amarlo. Se requiere piedad, generosidad y aguante. Clara, un personaje de Guelbenzu, dice que “el amor también es sacrificio, pero merece la pena, más que nada en este mundo”. Joyce, ese gran aficionado al experimentalismo literario y las copas, y la iletrada Nora Barnacle, se casaron tres décadas después de que interpretaran ciertos síntomas como los del amor que nace y sólo los separó la muerte del escritor, aunque su relación fue agitada, sobre todo por los celos y los cambios de residencia. Zelda Sayre quería un marido que le garantizase estabilidad económica y una brillante vida social. Sus años de vida en común estuvieron marcados por los traslados y el despilfarro, las fiestas bañadas en ginebra. Él (tipo débil) acabó alcohólico, y su musa, esquizofrénica. Lillian Hellman y Hammett tuvieron una estable relación, aunque vivieron temporadas separados y nunca se casaron. Sartre, que era feo como Diego Rivera y Gala juntos, ligaba mucho gracias a su fama y su labia anfetamínica. Fumaba y bebía sin parar. Compartía con Simone de Beauvoir amantes fascinadas, de las que luego se burlaban a placer de forma canallesca. Si es verdad que la promiscuidad se debe a un déficit de autoestima, ellos no se querían nada. Nunca desayunaban juntos: él detestaba que le dirigieran la palabra por las mañanas. Vivían en un hotel, escribían en una cafetería. “O veré a Sartre muerto o moriré antes que él”, decía la señora del turbante. Lo vio muerto y escribió un libro sobre su final en el que habla de pañales... No especificó si eran de tela o desechables. Hay parejas monógamas que no conciben separarse. Al parecer la clave de la convivencia está en el respeto mutuo. La poeta Rosario Castellanos tenía otras ideas: “El matrimonio es el ayuntamiento de dos bestias carnívoras de especie diferente que de pronto se hallan encerradas en la misma jaula”. Es fácil deducir que el suyo no fue un éxito... “Mujer que dura un mes, se vuelve plaga”, decía Quevedo. Para la mujer de David Niven la plaga era su marido: no quiso ser enterrada junto a él. Una vez el elegante David estuvo a punto de cargársela. (Menos mal que hoy el mundo está abarrotado de psicólogos que evitan a menudo estas cosas...). Sin duda cuando Paz vio por primera vez a Elena Garro imaginó todo tipo de profundas afinidades. Algo socavó la relación porque luego calificó a la mujer con la que se había casado como “la plaga de mi vida”. “Todo lo que soy es contra él”, declaró ella. Murió acompañada de catorce gatos que debían pelearse menos... Recordamos la película El gato, de Pierre Garnier Deferre, en que Simone Signoret y Jean Gabin son unos casados que se odian pero no se pueden separar: han tabicado el espacio de su casa para evitar tocarse mutuamente las narices. Según Tolstoi, en Felicidad conyugal, la dicha es posible aunque no se manifieste como éxtasis sino como gratitud ante lo vivido y tolerancia ante los desengaños. Masha tiene el síndrome de Bovary, Sergei contempla el matrimonio con serenidad; no se ha resignado a la infelicidad pero sabe que la ternura es una meta más razonable que la pasión. Masha al final descubre que la vida no es una novela, sino una lenta adaptación a lo posible. Las hembras de chimpancé y los personajes femeninos de Jane Austen buscan al macho fuerte que les de seguridad. La mujer que se casó con Atila cometió un error. Éste murió en el lecho conyugal en su noche de bodas, ahogado por su propio vómito debido a una tremenda borrachera con que celebraba el evento. El pintor húngaro Frenc Pczka recreó el acontecimiento. ** Antonio Otero García-Tornel http://www.letralia.com/firmas/oterogarcia-tornelantonio.htm Escritor español (Barcelona, 1952). Cursó estudios de derecho. Fue uno de los padres fundadores de Ajo Blanco. Cercano a Carlos Barral, desempeñó varios trabajos relacionados con el mundo del libro. Vivió siete años en Venezuela. Ganó en el País Vasco, lugar en el que ahora reside, el primer premio del VI Certamen Geoda de Narrativa (1991). Ha publicado artículos y poemas en revistas de España y América. Ejerce de columnista en el suplemento cultural de un periódico de Bilbao. === En torno a Sin sangre azul ni corona Enzo Pittari ================ El profesor Jorge Rivadeneyra nos abre hoy las páginas de Sin sangre azul ni corona, lo más reciente de su ya amplia y fructífera producción literaria, mucha de la cual, pensada y escrita para acompañar su también vasta y rica carrera académica. ¿A qué nos aproximamos? A primera vista, el título podría sugerir que estamos ante un libro de cuentos de hadas o frente a una de las muchas historias tejidas alrededor de reyes, emperadores, príncipes azules y princesas de bocas de fresa. Pero no; no es de criaturas fantásticas ni de monarquías propiamente dichas de lo que viene a hablarnos el profesor Rivadeneyra, sino del atisbo de un tal sistema de gobierno que en nuestra América Latina estuvo a punto de cuajar hace ya unos doscientos años, y cuya amenaza de establecimiento ha seguido y aún sigue cerniéndose sobre nosotros, de manera explícita a veces, otras, solapada: poderes centralizados y gobiernos vitalicios han sido ambicionados por una buena mayoría de los gobernantes de nuestros países latinoamericanos, quienes han pivotado muchas veces alrededor de las ideas de la no-democracia, o de las democracias nominales con hegemonía personalizada en un caudillo. Cuba es tal vez el máximo exponente de este esquema, por no mencionar otros ejemplos no tan próximos. Cuando nos preguntamos por los orígenes remotos de esta costumbre centralista y de poderes heredables, no conseguimos una respuesta sencilla, así como, por cierto, no se encuentran respuestas sencillas para nada que tenga que ver con la complejidad de un devenir histórico como el americano a partir de la llegada de Colón. Jorge Rivadeneyra, doctor en ciencias jurídicas y sociales, doctor en filosofía de la historia, coordinador de consejos académicos interesados en escudriñar muchas de las inquietantes verdades latinoamericanas, profesor de varias universidades de nuestra región, entre las que destaca nuestra querida Universidad Central de Venezuela, ha dedicado gran parte de su vida a descifrar el enigma de esta vocación de dominio exclusivo y excluyente ejercida por muchos de nuestros gobernantes. En el libro que hoy nos entrega plantea una aproximación según la cual nuestro mismísimo héroe máximo, don Simón Bolívar, Libertador de las Américas, fue quizá el primero de nuestros líderes quien, sin que podamos sospechar que por sus venas circulara sangre de tinte distinto al rojo característico, o que tuviera secretamente guardada en algún cofre ignoto la corona de algún zar que le hubiese, bajo cuerda, precedido, pretendió e hizo todo lo posible por convertirse en el emperador y gobernante máximo y vitalicio de todas las tierras por él libertadas. Así, en los nueve capítulos de este nuevo libro del profesor Rivadeneyra podremos encontrar referencias muy claras sobre este pasado no tan remoto, las cuales, tanto nos interesan, como que aún no hemos logrado execrar del todo, en nuestra región, el peligro de padecer autarquías declaradas o solapadas. En las menos de cien amenas páginas de Sin sangre azul ni corona Jorge nos ofrece la posibilidad de participar en una excursión en la que, una vez citado el célebre Yo el Supremo, de Augusto Roa Bastos, pasamos a preguntarnos si ha sido o no la muy rayada retórica antiimperialista lo que ha motivado o justificado muchos de los sistemas tiránico-autárquicos establecidos en Latinoamérica, o si, más bien, no habrá sido una genética monárquica lo que ha salido siempre a flote cuando hurgamos en la evolución rizomática de nuestro proceso republicano, según la cual la verdadera motivación de las guerras de independencia no habría sido el deseo de acabar con el dominio español, sino la de encontrar la manera de que el rey de España reconociese privilegios peninsulares a los indianos o españoles nacidos en el Nuevo Mundo. De acuerdo a esta tesis, no sólo la insurgencia acaudillada por Bolívar o San Martín tendría inspiración monárquica, sino que el mismo pueblo, cansado de pasarla mal, habría llegado algunas veces a gritar: ¡Viva el Rey, abajo el mal gobierno! Dentro de esta misma búsqueda de causas, llega a catalogar Jorge nuestro “republicanismo” como una enfermedad según la cual, partiendo de que todos somos iguales, todos queremos ser superiores. De allí que, al tiempo que San Martín proponía resolver esta dificultad con la creación de la figura de un príncipe vernáculo, Bolívar sibilinamente proponía resolverla con la creación de una presidencia vitalicia, que no sería otra cosa que la versión criolla de la monarquía. Así las cosas, Rivadeneyra aprovecha de hacernos participar en un excurso donde aborda referencias que conservan curiosa actualidad: el arrase de instituciones encabezado por Boves; la entrega de soberanías motorizada por ambiciones siderales y con fines narcisistas de algunos de los conductores de la independencia; el uso de la violencia para monopolizar el poder; la patria como negocio y la riqueza obtenida como posesión de tesoros y no como producto de la laboriosidad humana; y otros estigmas histórico-culturales que nos ha dificultado entender y asimilar que nuestro tan buscado enemigo muy probablemente lo llevemos dentro y que la responsabilidad de nuestro devenir es, definitivamente, propia e indelegable. Como sugiere Jorge en otro de sus exquisitos libros, Mito y utopía en la cultura de América Latina, y que cito para cerrar esta presentación, muchos han creído que todo lo podemos resolver con un “sésamo ábrete... el gobierno administra los yacimientos... al gobierno se llega afiliándose al partido... hagan cola señores. Con mucha paciencia, que ya llegará el turno... Desde luego no todos hacen cola... no están dispuestos a esperar eternamente... apuestan a los caballos, compran la lotería”. Y digo yo, finalmente: ¿Será que, como apunta Jorge en el epílogo de su libro, debemos dejar de remover tumbas so pena de asfixiarnos en la hedentina? ¿Será que de una vez por todas debemos dedicarnos a trabajar sabiéndonos capaces de construir nuestro propio futuro bajo el signo de una democracia moderna, con instituciones y un Estado fuerte que reconozca nuestro estatus de ciudadanos normales, y responsables de nuestros éxitos y errores? Estoy seguro de que en estas páginas que Rivadeneyra deja hoy en nuestras manos, hay insumos valiosos y orientaciones para que cada uno de nosotros consiga mejores respuestas a muchos de los asuntos que nos atosigan, así como reforzada inspiración para la construcción de una ciudadanía que nos permita mejorar nuestra propia forma de vida. Gracias, Jorge, por este nuevo aporte al acervo ya rico que nos ha legado. Mis felicitaciones y mi deseo por el mayor éxito, para ti, para tu familia y para tu obra. Sin sangre azul ni corona está publicado por el sello editorial Fundación de Estudios Literarios Lector Cómplice (2012). ** Enzo Pittari http://www.letralia.com/firmas/pittarienzo.htm Narrador y ensayista ítalo-venezolano (Módica, Italia, 1949). Reside en Venezuela desde 1951. Es ingeniero electricista por la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve; 1971). Master (Cum Laude) en Investigación de Operaciones por la Universidad de Roma, La Sapienza (http://www.uniroma1.it; 1979). Ha sido profesor de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve) y se ha desempeñado en la carrera profesional en empresas, tanto en el rol de consultor como en cargos corporativos de alto nivel. Actualmente cursa el Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades de la USB. Ha publicado el libro de cuentos Manual para el más allá (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com; 2012). Mantiene un blog literario en http://puntadassindedal.blogspot.com. === Tankas, de Leonardo Rossiello ========================================= === Un cocuyo que ilumina el oscuro pastizal del recuerdo ================= === Gerardo Ciancio ======================================================= (Nota del editor: el escritor uruguayo Leonardo Rossiello ha reunido en su libro Tankas, que acaba de publicar la editorial Yaugurú en una cuidada edición, sus incursiones en esta forma poética japonesa que se caracteriza por su estructura de cinco versos en conjuntos de 5-7-5-7-7 sílabas. Hoy ofrecemos a los ojos de la Tierra de Letras el postfacio con el que Gerardo Ciancio cierra este poemario). “es tiempo lo que vale y la muerte, detalle”. L.R. “Igual: ¿adónde vamos?”. L.R. El libro que presentamos configura un acontecimiento nuevo y, por ahora único, en el desarrollo de la poesía nacional: es el primer libro de tankas que se publica en nuestro país escrito por un autor uruguayo. La añejada estrofa japonesa ha tenido sus cultores en nuestra tierra, algunos que permanecen inéditos, otros que han publicado textos bajo esta forma, incluidos en libros misceláneos o de géneros poéticos variados (1). Un experto estudioso de la literatura japonesa atribuía los orígenes del tanka al modo de producir estrofas encadenadas en las antiguas prácticas poéticas, hechas a cuatro manos, o a dos pinceles, en ámbitos urbanos de un Japón distante en el tiempo: La estrofa encadenada consiste, en su forma más sencilla, en un tanka compuesto entre dos personas, es decir, una que describe los tres primeros versos y la otra los dos últimos, con lo cual queda hecho un poema normal (2). Este género fue diseñado rigurosamente (3) (su equivalente sería, en las lenguas occidentales, 31 sílabas prosódicas), aunque en su brevedad, permite infinitas variantes compositivas, y, en su modalidad más canónica, “articula sus cinco versos en dos mitades: los tres primeros y los últimos formando dos unidades semánticas y sintácticas” (4). No obstante, debemos considerar que hasta la fecha, el género de origen nipón más difundido en nuestro campo cultural (5) ha sido el haikú, estrofa que tiene en las letras del continente mestizo una tradición secular, baste pensar en Tablada o Borges, a modo de somero ejemplo. Incluso, el propio Rossiello, en este libro que hoy aprecia el lector, se encarga de construir una poética del haikú y el tanka en la grilla prefigurada de esta última forma, en uno de los mejores textos metapoéticos que el poeta plantea en la primera sección del presente volumen: El haikú es lo que está sucediendo ahora. (Y siempre). El tanka es el futuro que el presente comenta (6). Agreguemos a ello, además, que el autor de tankas vive hace muchos años en Suecia, hijo de la diáspora política de los años setenta, es un narrador de los más significativos de su generación (7), es investigador y docente universitario, ha practicado el verso libre (8) así como las formas breves embretadas en las exigencias de los géneros poéticos japoneses, ha escrito artículos y ensayos de su especialidad, practica la escultura, aunque se confiesa como un plástico aficionado, disfruta de la navegación, cuando puede, valora la amistad como un bien innegociable, y disfruta del amor maduro, de ese que dura más, como un devenir permanente, “una promesa por libar”. Aunque tiene una particular predilección por los diseños estróficos japoneses, incluso, Tankas es su primer libro de poemas publicado en nuestro país (9) —país al que Leonardo Rossiello torna y retorna, como sujeto histórico y como hombre de letras, como amigo, como hijo, como artista—, su extensa y premiada producción narrativa, publicada mayoritariamente en Montevideo, pero también en Suecia, en Colombia, en Australia, en Italia, lo ha instalado en el canon del sistema literario uruguayo como a un escritor ineludible para entender el proceso de la historia reciente de la literatura de esta región del mundo. Un proyecto más amplio y ambicioso, que aún permanece inédito en el archivo rossielliano, y del que forman parte estas tankas que hoy estamos apreciando, titulado Trescientos veintisiete. Haikús, senryus y tankas, incluye, como queda especificado, textos de los tres géneros poéticos japoneses que han llegado hasta nuestros días con la frescura milenaria, tanto en el país de oriente como en los países occidentales, con mayor énfasis o, por lo menos, con marcado fervor creacional. Más allá de las diferencias formales (en particular, entre el tanka y las otras dos formas breves, ambas de 17 sílabas, en términos de nuestra métrica), de las diversas técnicas orientales de composición empleadas por Rossiello (técnicas rigurosas si las hay, que van al dedillo con un escritor que además de calidad, originalidad y dominio de la escritura literaria, ha demostrado a lo largo de su carrera creativa un rigor, una disciplina escritural, una autoexigencia, poco comunes en estos tiempos de una búsqueda de “logros” a corto y cómodo plazo), encuentro en esta zona de la creación del autor de La mercadera un disfrute, una fruición, un confort expresivo y compositivo particular. Rossiello goza de su escritura, no elude el via crucis de la creación, transpira su agua verbal, disfrutando: Felicidad: que suceda la luz del trazo único. Cuando relampaguea es dibujo en la arena. Pero, más importante aun, ha logrado captar la esencia profunda de las tres formas clásicas de la lírica japonesa, sin descuidar que nuestro autor no proviene de esa zona del mundo, es como si entrara de puntillas al templo para apreciar el ritual, padecer la ceremonia (un pathos asumido con profesional armonía), y salir renovado del sitio sagrado de la escritura. De ahí que auguro una próxima publicación del libro inédito arriba referido, del cual dejamos aquí una muestra de dos senryus (10) en los que Rossiello se descontractura, acude al espíritu de esta estrofa que se permite el humor, el giro inesperado, el borramiento de la pátina del haikú y el desencorsetamiento de sus rigideces temáticas, de sus formalidades estructurales. El locutor lírico se contiene para no lanzar una conjetural carcajada: Escalofrío en la cripta: don Drácula entra en calor. O bien: El lobizón se agranda en las tinieblas, desamparado. Como se aprecia en una recorrida somera por este libro que el lector sostiene en sus manos, existe una estructura compositiva intencional: la obra fluye por cinco cauces, cinco canales temáticos, cinco sitios del interés sensible de la voz lírica, cinco espacios que interactúan, que se complementan más allá de la organización interna que se le brindó al trabajo. Más que “partes”, son pujos compositivos que se aglutinan en torno a cinco tópicas: “Escritura del sueño”, “Es tiempo lo que vale”, “La funda de la gente”, “La tierra a sotavento” y, al cierre, “Dura el amor maduro”. Cada uno de estos sintagmas que titulan las diferentes secciones del libro, son, al mismo tiempo, versos de algunos de los poemas que integran cada una de las zonas demarcadas. La primera sección, la más rica en trabajo de reflexión compositiva, de inmersión en el laboreo de la palabra que experimenta a diario el poeta cuando se enfrenta (es decir, se pone frente a) al papel o a la pantalla en blanco, recorre la tópica ancestral del artista que se asoma sobre o desde su objeto y su materia prima, las palabras (11) “que engalanan / el pobre pensamiento”: Son las palabras insuficientes puertas imprescindibles. Entrar contorsionándose para semientender Toda escritura es un devenir, un ejercicio proliferante, una marca de la huella que se borra pero deja su residuo en el eco, un tiempo-espacio cuasi onírico, de transe (12), de viaje en un lugar que podríamos llamar conciencia, provisoriamente: “Escritura del sueño; / huella en lo que no está”. El locutor poético, la voz que se asume enunciante desde el cuerpo del discurso, asume que la poesía es, además, “el logos de la otra / transrealidad”. En “Es tiempo lo que vale”, el segundo sector del libro, Leonardo Rossiello se zambulle en la dilatada tradición poética de los vates que han tematizado nuestra esencia, el tiempo, como escribiera Borges, “somos la parábola de Heráclito el oscuro”. En el uruguayo, la criatura humana se asume como “rodaja del pasado, / recuerdo del futuro”. O bien, en el poema espléndido, de aroma quevediano, leemos: Rodeados vamos por dos nadas enormes: Después y Antes. La vida, llamarada que ilumina dos noches. Asimismo, el autor, no elude los entornos de una cierta japonería que pareciera requerir, por momentos, este género poético, y escribe: El tiempo deja fenecer lo que es pleno. Flor de cerezo: en su caída tensa el arco de la vida. En la tercera serie de poemas, “La funda de la gente”, salta al centro de la discursividad lírica la figura humana, la gente enfundada en sus múltiples epidermis que la contiene y la disipa, que la construye y la envuelve hasta su muerte. El sesgo se torna, por momentos, en una compleja elegía, en un grito político y de indignación del hombre ético: Vuelve el soldado a la tierra natal en su ataúd. Otro usador usado, ¡ay matador matado! O se constituye en una elegía sin más, por el amigo desaparecido, por la ausencia del otro que es también parte del uno propio. Este poema se resuelve así con un lejano eco falquiano, o cunhano, o vallejiano: Amigo muerto, haz que oiga tu voz en la intemperie, en el mundo sin vos de las cosas en serie. La condición humana también es la vida, o mejor, es allí donde persiste. A pesar de sus miserias físicas y espirituales, la criatura humana se perpetúa, aunque su destino sea ignoto en el caso de este niño, la víctima más inocente y vulnerable el tardocapitalismo, y en el de la humanidad en general: Un niño hurga; busca cartón y pan. Miga de gente, mueca del desamparo, ¿cómo será de grande? “La tierra a sotavento” avisa del navegante, del hombre que goza el viento del vinoso ponto en el rostro (que siente fruición en la enumeración de lo que “ve”: “balanos, peces, algas, / verde estructura. / Buque hundido en la mar”), del escanciador del agua salobre. Pero además, resignifica el estrecho vínculo con la madre naturaleza, con su “caos aparencial” y con su “cosmos saludable”. Hay en esta zona del libro una mirada al cosmos, un asombro que genera esa mirada: la significativa insignificancia de los humanos navegando en una suerte de globo en franco proceso de deterioro: Espléndido Orión, numinoso guerrero: la alta bóveda y nosotros, mortales, respiramos contigo. Por último, se abre el espacio del amor, del duradero y consolidado “amor maduro”. El poeta reconoce la vulnerabilidad de este tránsito llamado vida, y su efecto ineludible de rebote en la relación amorosa, en esa construcción de dos que se vuelve en el discurso círculo paronomásico de un “aroma a amor”, en donde los roles de los amantes tiernos se establecen en un consenso tácito: “Tú velas mi vigilia; / yo velo por tu sueño”. Rossiello recoge una extensa tradición de la poesía erótica (muchos tankas de temática amorosa eran escritos en papeles perfumados, seleccionados para la ocasión y con la caligrafía más cuidada posible) que informa de nuestro efímero y vulnerable tránsito por esta vida, más aun en la urgencia amatoria, y la encuadra en la rigurosa estrofa japonesa con ductilidad, sin mostrar el trabajo de la transpiración con las palabras: Por favor, quítate la espera que te cubre. Solo hay ahoras. Desnúdate de ayer; sé sin mañana: plena. Notas 1. A modo de ejemplo, consigno ahora las tankas de Iris Sclavo que se incluyen en el libro misceláneo Sobre fugas y permanencias (Montevideo, Vintén Editor, 1997). El autor, con una fuerte formación tanguera y murguera, y un especial cultivo de la lunfardía, apuesta a la mixtura, al mestizaje de los discursos y las culturas, al humor. Vayan estos textos a modo de ejemplo: “Tanka de Malena”: “Como ninguna / Malena canta el tango. / Su voz perfuma / a yuyos del suburbio / cuando se pone triste”, op. cit., p. 81; o bien, “La tanka se pone lunfarda”: “Junó en la lleca / a una grela con fiaca / medio merzuna / que ensaya una llanto en do / por su fiolo en la naca”; op. cit, p. 82. 2. D. Keene, La literatura japonesa (1953) México, Fondo de Cultura Económica, 1969, p. 46. 3. El propio Rossiello asume este riesgo, esta poética del rigor, y lo enuncia en una de sus composiciones de la primera sección del libro, de la siguiente manera: “Cazar la idea / y después formularla / en esta fórmula. / Es hija esta poética / del rigor, y fecunda” 4. Kokinshuu. Colección de poemas japoneses antiguos y modernos (El canon del clasicismo), selección, traducción, introducción y notas de Carlos Rubio, Madrid, Hiperion, 2005, p. 10. Es curioso observar que en un total de 1.111 textos que contiene este antiguo florilegio de poemas ordenados por el emperador Daigo en el siglo X, “todos sus poemas, excepto 9, están escritos en la forma llamada tanka, o poemas cortos, es decir, poemas de 31 sílabas distribuidas en verso de 5/7/5/7/7 sílabas cada uno”, ídem, p. 10. 5. Conocidas son las dos colecciones de haikús que publicara Mario Benedetti, a saber, Rincón de haikús en 1999 y Nuevo rincón de haikús en 2006. Incluso, en el primer libro se prodiga en un estudio introductorio sobre este género poético japonés. Allí releva la historia del haikú tanto en el ámbito oriental como en la lengua española, y describe las características del mismo. En cuanto a su postura estética inscripta en la latinoamericanidad, escribe, “ya considero al haikú como un envase propio, aunque mi contenido sea inocultablemente latinoamericano” (Rincón de haikús, Montevideo, Cal y Canto, 1999, p. 13). En este libro, Benedetti nos dejó un breve esbozo de su trabajo reflexivo, metapoético, generado a partir de su propio discurso lírico. Valga como ejemplo este haikú: “la poesía / dice honduras que a veces / la prosa calla” (ídem, p. 172). Menos difundidos son los haikús que escribiera Juan Cunha, bajo el título Paseo en triciclo (Señal de Vida, III, Academia Nacional de Letras en coedición con las editoriales Cal y Canto y Banda Oriental, y la Feria Nacional de Libros y Grabados Montevideo, 2002, pp. 5-30). En cuanto a otras colecciones de haikús uruguayos que podría ahora señalar, se encuentran Haikumanía (Montevideo, Ediciones La Gotera, 2001) de Ruben D’Alba, motivado, según confiesa en el prólogo de su libro, y según me contó en una nostálgica noche montevideana con vino y amistad, por el trabajo ya referido de Mario Benedetti; Haikú, de Alberto Villanueva (Montevideo, Ediciones del Mirador, Cuadernos de Nueva Poesía, Nº 13, 1989); Oriental, de Alejandro Tuana (Montevideo, Yaugurú, 2009, con un interesante epílogo de Luis Bravo). Asimismo, Rossana Malaneschi ha incursionado en el género, pero con una intencionalidad estético-clínica, de encomiable originalidad (estos trabajos pueden leerse en la revista Pulso/Diseño, Montevideo, Universidad Ort, Marzo 2004, y en Doblett/Taller Tipografía, Montevideo, Yaugurú-Universidad ORT, Julio 2007). En 2012, el último libro de Horacio Cavalho incluye, en s u primera sección, una colección de haikús. 6. “El tanka llegó a ser la forma de poesía típicamente japonesa, tanto que hoy día se la conoce también con el nombre de waka (canción japonesa)” Fernando Rodríguez Izquierdo, El haikú japonés. Historia y traducción, Madrid, Hiperión, 2010, p. 48. 7. En el Prólogo a la edición uruguaya de la nouvelle Aimarte. El globo de Garibaldi (Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 2009), me he explayado, dentro de los límites que el género prologal permite, en señalar las características de las estrategias narrativas, la tópica y la técnica rossellianas. Allí, se encuentran, más en detalle, referencias a sus cuentos y novelas (existe una publicación en línea de este estudio, en la revista Letralia). Luego de esa edición de Aimarte, precedida por una publicada en Colombia, la nouvelle fue traducida al italiano y publicada recientemente en una bellísima edición que en nuestro país, desgraciadamente por razones obvias, casi no ha circulado. 8. Señalo, en especial, entre otros, los textos que aparecieron en el libro 8 antologías personales. Poesía uruguaya en Suecia, Montevideo, Vintén Editor, 1992. En este volumen, cuya presentación está a cargo del poeta sueco Lasse Söderberg, y el estudio introductorio firmado por el chileno Juan Cameron, en Malmö, Suecia, septiembre de 1991, se reúnen poemas del propio Leonardo Rossiello, pero también de Hebert Abimorad, Sergio Altesor, José da Cruz, Carlos Liscano, Roberto Mascaró, Juan Carlos Piñeyro, y Ana Luisa Valdés. 9. Rossiello publicó una colección de haikús y textos afines llamada X-2000 (Lund, Litterae Tertii Milenii, Serie Prosa y Poesía, Heterogénesis Ediciones, 2001). De ese volumen recojo aquí dos de sus textos, a mi entender, más significativos: “La soledad, / una hidra amorosa / en el baldío” (op. cit., p. 10); “Virtual, repleta, / Insatisfechísima / la papelera” (ídem, p. 28). 10. Alfredo Fressia, un refinado poeta uruguayo que vive hace años en San Pablo, ha publicado un libro que tematiza este género poético japonés: Senryu o el árbol de las sílabas, Montevideo, Linardi y Risso, 2007. 11. Más que el soporte material de la escritura, las palabras estrecharon con el sujeto lírico una relación fraterna, de cercanías, “Crecen palabras, / oh, amigas ocultas, / detrás del aire”. 12. Ese transe, ese viaje interior en un espacio tiempo no determinado, pero que, contradictoriamente, constituyen un aquí y un ahora en el momento en que se materializa la escritura, le permite al poeta transitar entre la estrofa de cuño y sabor japonés, a la forma musical y poética occidental, que en Latinoamérica, pusiera “de moda” el bogotano José Asunción Silva: “Sabor acre que escribe / las notas del nocturno”. ** Gerardo Ciancio http://www.letralia.com/firmas/cianciogerardo.htm Investigador uruguayo (Montevideo, 1962). Profesor de literatura egresado del Instituto de Profesores Artigas (1985) y master en dirección educativa por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es, 2002). Egresado del Instituto Magisterial Superior en la Especialización “Adolescentes con dificultades de aprendizaje” (1990), tiene además otros cursos vinculados a temas de literatura, lingüística y semiótica, entre otros. Es director del Liceo 10 de Montevideo, cargo que este año no ejerce, y se desempeña actualmente como coordinador de los Proyectos de la Dirección de Formación y Perfeccionamiento Docente y el Programa de Mejoramiento de la Educación Media y Formación Docente (convenio gubernamental con el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, http://www.iadb.org) y como profesor de lengua escrita en la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República (http://www.universidad.edu.uy). Ha obtenido diversos reconocimientos, como el Premio Anual de la Academia Nacional de Letras (http://www.mec.gub.uy/academiadeletras) por sus ensayos literarios (en tres oportunidades), el Premio César Vallejo de la Biblioteca Nacional de Uruguay (http://www.bibna.gub.uy) y la Embajada de Perú en Uruguay (http://www.angelfire.com/country/embaperu), el Premio Ramón Gómez de la Serna de la Embajada de España (http://www.maec.es/Subwebs/Embajadas//Montevideo/es/home) y el Instituto de Cooperación Iberoamericana; el Premio sobre ensayos de Jorge Luis Borges por su trabajo “Texto y contexto en la epicidad de la poesía borgeana” (1988), el Premio Anual de ensayo literario édito otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura (http://www.mec.gub.uy) y el Premio “Netzahualcoyotl”, en México, por su ensayo Espacio y paisaje en la poesía latinoamericana. Ha publicado los libros de ensayo La crítica literaria integral (1998) y La ciudad inventada, (1998), las antologías Nada es igual después de la poesía. 50 poetas uruguayos del medio siglo (2005) y El amplio jardín. Poesía joven de Uruguay y Colombia (en coautoría con el poeta colombiano Federico Díaz Granados), el manual para estudiantes de CBU Plan 1986, Entretextos (primer premio de la Inspección Docente de Literatura del CES, 1993), La cultura en el periodismo y el periodismo en la cultura. De Mario Benedetti a Maldoror (en coautoría con Jorge Olivera, 2007), y otros textos. Decenas de artículos suyos han aparecido en revistas literarias de Uruguay, Brasil, Argentina, Puerto Rico y Paraguay, y ha participado como ponente en congresos y seminarios en Uruguay, Brasil, España y Suecia. === Un día más allá, de Arístides Vega Chapú ============================== === Un paisaje duro de ver Moisés Mayán Fernández ==================== Me había propuesto no leer ningún libro fuera de mis volúmenes sobre historia de la Revolución Cubana. Por lo menos hasta que terminara el Examen Estatal, y tuviera bajo el brazo mi título de licenciado en historia; pero el azar concurrente lezamiano, o la maldita circunstancia de Virgilio (no sé bien), estacionaron ante mí la novela Un día más allá, del escritor villareño Arístides Vega Chapú, publicada el pasado año por la Editorial Letras Cubanas, y presentada por su propio autor durante la Feria del Libro en nuestra provincia, en el espacio La Hora Tercia. Y lo asombroso no es ese hecho, fortuito o no, que me condujo a levantar los ojos de la lectura de Revolución Cubana: hechos más que palabras, de Silvia Martínez Puentes, para fijarla en la novela de Arístides; lo verdaderamente asombroso son las hebras de acero que unen (¿o desunen?) la obra de ficción, de la parrafada historiográfica que yo consultaba hasta la fatiga. Un día más allá narra “la otra historia”, la que difícilmente encontraría en mis volúmenes escolares. Interponía a la isla luminosa de mis últimas lecturas una isla negra, pesada, que formaba un eclipse en el espacio de mi memoria. Arístides hurtaba mis lienzos multicolores con pintorescos paisajes sobre la construcción de la sociedad, y dejaba en su lugar líneas, esbozos, figuras abstractas en escala de grises. La isla que me presentaba Un día más allá no aparecía en mapas, ni en guías turísticas, era sin dudas otra isla, y con esa certeza me arrojé a las aguas discursivas de una novela peligrosa. Desde la cita introductoria que el autor toma de la Oración por todos de Sindo Garay, sospechamos la presencia de esa zarza que ha comenzado a crecer bajo la piel de muchos cubanos: Cuando contemplo mi patrio suelo / y sus penumbras, al despertar, / me abruma entonces el pensamiento, / y creo firme en un día más allá... Inmediatamente después, Arístides logra esa suerte de gancho inicial que provoca la curiosidad (entiéndase complicidad) del lector. Consciente de que la primera oración de un texto narrativo debe ser tan importante como la última, nuestro autor comienza con la siguiente idea: Apenas el amanecer me obligó a abrir los ojos tomé la resolución: este sería mi último día. Hay cierta peculiaridad en el modo de estructurar los capítulos dentro de la novela que van convirtiéndose en una guía factible para el lector (sobre todo para el lector novato). Arístides introduce a sus personajes siempre bajo el mismo título de capítulo, segmento, o parte, lo que provoca una identificación. Es así como estas criaturas sin nombre (o de nombre apenas enunciado) comienzan a desaguar sus traumas en la isla de vocablos que el escritor inventa. Conocemos entonces al joven que dirige un interesante programa musical en la radio, a la sensual pintora de las mujeres-pájaro, al amigo Darling, que escribe desde el extranjero mientras pierde gradualmente la vista, al escritor que se aísla del mundo para lograr su gran obra, a la puta que espera siempre a la entrada del mismo hotel, y al Gordo, sin dudas su personaje más logrado. Todos como instrumentistas de un intenso concierto donde la isla negra como una ballena herida deja escuchar sus canciones mortales. El Gordo, que por momentos comparte superficies de contacto con otros personajes similares, que pueden archivarse dentro de los tomos del gay culto que han ido ensanchándose dentro del panorama de la literatura insular, entre los que recuerdo el Pedro Marqués de Leonardo Padura en Máscaras, el Luis Rosada (la Araña) de Lourdes González en Las edades transparentes, o el viejo del excelente cuento “Un ladrón de mangos en el jardín de Academos”, de Ernesto Pérez Chang, criaturas todas que han dejado su impronta desde que Diego colocara en las manos de David un ejemplar de Paradiso en aquella memorable escena de Fresa y chocolate. Ahora bien, si el Gordo traba esta especie de deuda con otros personajes consolidados, por la propia fuerza sísmica de seres frente a los que no pocos narradores han sucumbido, es cierto también que logra un distanciamiento, una separación abismal al desarrollar una trama novelística que logra hurgar en verdades que parecían intangibles dentro de la narrativa cubana. El Gordo, ex cantante de la República, está habitado por rencores, diablillos que rechinan los dientes y muestran las uñas. Por lo tanto mientras dialoga con el fantasma de Luz Gil, famosa vedette del teatro Alhambra en las décadas del cuarenta y cincuenta, aprovecha para descargar sus furias sobre el paisaje de la isla. El Gordo empieza, como un cronista social, a mostrar la otra historia, las cacerías de homosexuales en 1961, cuando el personaje fue a parar a la cárcel y su padre infartó de vergüenza, la ocasión cuando los subieron a un tren para ser reformados y los llevaron a recoger guayabas, un tren calamitoso y lleno de cucarachas, donde milicianos y milicianas se apareaban libremente: “El tren fue cubriéndose de semen, de tanto semen, porque ya era lo único que se hacía, que cuando llegamos a Motembo nos obligaron a regresar sin ni siquiera ver los sembrados de guayaba”. El Gordo, renuente al cambio, se enfrenta a los difíciles procesos de los primeros años de la Revolución: “Es el pueblo en el poder, me decían, y yo para mí mismo respondía: la chusma, el poder de los que no pueden gobernarse ni a ellos mismos. No por gusto el sabio y sensible Voltaire dijo: Cuando el populacho se pone a razonar todo está perdido”. Le continúan los interrogatorios, un hombre solo en una casa demasiado grande, “se necesitan casas así para convertirlas en Círculos Infantiles, las Umap: campos de concentración para reformarnos. La versión alemana en el trópico. En alemán no, en cubano. Unidad Militar de Ayuda a la Producción. La zafra de los diez millones: desde el principio sufrieron manías de grandeza. Se propusieron construir la fábrica más grande del mundo, la escuela y el hospital más grande, y la zafra más grande de la historia del país (...). Enviaron a todo el mundo para los campos de caña; a los médicos y a los maestros, a las mujeres y a los jóvenes, a los obreros de las fábricas y a los ingenieros, cartománticos, brujeros y hasta a los pastores de las iglesias protestantes. Dios sabrá cuántos millones se lograron en esa contienda del setenta, pero entonces se comentó que sus resultados fueron muy inferiores a las realizadas en el capitalismo. Terminada la zafra habían desaparecido las frutas y lo que no son las frutas. Las viandas y los vegetales y hasta el azúcar, que desde entonces y hasta el día de hoy sigue racionalizada”. Así es el Gordo, un tipo amargo, que ha levantado su presente sobre los odios que cimentaron su pasado, un conocedor de la música de la República y de los primeros años de la Revolución, que nos vierte su juicio con exactitud, con nombres y apellidos, y adjunta algunos chismes a la siempre controversial biografía de los artistas. Hablando de Bola de Nieve nos dice: “Su suerte fue morir antes de que le intervinieran el piano, lo vistieran de miliciano o lo enviaran para la caña”. Este personaje, que pide a Dios la muerte, que ha sufrido los cotidianos fallecimientos que conforman la vida de cada hombre, dilata su arenga crítica, que como un ácido cae sobre la isla y la disuelve. El Gordo intenta su propia clasificación de las locas basándose, como era de esperar, en la clasificación de Reinaldo Arenas en Antes que anochezca. Sin embargo, pese a esas debilidades y rencores que aguijonean su envejecido corazón, el Gordo decidió quedarse cuando sus amigos se apretaban sobre la cubierta de uno de los barquitos del Mariel. Permaneció, cuando muchos homosexuales abandonaban la isla, él sostenido por cuerdas invisibles, por el enorme peso de su patria, con deseos de morir en su Cuba, de ser enterrado bajo este suelo, resolvió quedarse. Arístides ha construido un personaje paradigmático, ampuloso, diverso y diversionista, que relata esa otra historia que también nos es necesario conocer. Los siguientes personajes giran alrededor del Gordo como satélites en torno a un astro mayor. El joven intercambia con el Gordo durante sus tardes de ocio, recibe una suerte de capacitación cultural, de visitación de años pasados, conoce de nombres imprescindibles para el acerbo de quien dirige, precisamente, un programa musical en la radio. Destacable en este personaje resulta la escena de sexo, con una muchacha de ideología distinta, en un lujoso apartamento decorado con cuadros de Lam, acuarelas de Amelia Peláez, “dos siluetas incendiadas por el amor de Servando Cabrera, la majestuosidad de una catedral gótica del pincel de Portocarrero”, y el té en tazas de auténtica porcelana china, todo esto acontecía mientras los sucesos de la Embajada del Perú zarandeaban la nación: “(...) hicimos el amor ante los ojos ruborizados de Chaplin, que inmóvil en una de las paredes de la amplia y confortable habitación nos miraba, fue el único testigo de aquella noche conmovedora. Sincronizaban nuestros cuerpos en un lento movimiento; mis piernas sobre sus piernas, mis caderas sobre el vaivén de las suyas, mi hombro sobre su hombro. Escalé su cuello con la devoción de un alpinista, humedeciéndolo con silenciosos besos, hasta llegar a sus orejas que muy pronto se entibiaron. Pin pon fuera, abajo la gusanera. Pin pon fuera, abajo la gusanera. Fidel, aprieta que a Cuba se respeta. Que se vayan, que se vayan. Hacíamos el amor, cercanos al cielo, ocho pisos por encima de la gran batalla que continuaba librándose en las calles”. Mencionamos también al escritor, con aquella carta inspirada por uno de los rostros de muchachas recortadas de las revistas La Mujer Soviética, Polonia, Checoslovaquia de Hoy, Bulgaria, Sputnik, entre otras, que facilitaban esas siluetas añoradas que se repetían durante el sueño. La carta de este joven escritor testimonia el fervor de una época cuando se llegó a pensar que el realismo socialista debía ser la estética de los creadores cubanos: Estimada compañera de Azerbaidzhán: Quisiera que ahora mismo terminase tu jornada laboral para sentarnos bajo los altos pinos que imagino crecen cerca de tu fábrica. Te contaría muchas cosas que desconoces de mí y de mi pequeño país, que como el tuyo se empeña en construir un mundo más justo para todos. Tú y yo somos hijos de ese empeño. Para ello me esfuerzo en obtener buenas notas, que es mi deber como estudiante, tal y como tú te empeñas en ser una obrera destacada. Aunque en nuestros países todos tenemos acceso a las universidades es cierto que se necesita de obreros abnegados que, desde el modesto lugar de una fábrica, contribuyan al crecimiento de la economía. En el trabajo se manifiesta y revela la grandeza de nuestros pueblos y el vigor de la sociedad que nos empeñamos en edificar. Desde este humilde trabajo también estás colaborando con mi país. Como sabes, gracias a la indestructible amistad que nos une, recibimos de tu generoso Estado socialista solidaria ayuda en muchas esferas económicas. Por todo esto quiero agradecerte, en nombre de nuestro pueblo, tu desinteresada ayuda internacionalista. Por último decirte que eres una muchacha muy bella. Belleza que engrandece tu eficiencia ante el trabajo. Seguro de que algún día podré visitar tu grandioso país, me despido de ti, Revolucionariamente. La otra historia que cuenta Un día más allá urde más allá de las fronteras de la isla: el peronismo en la Argentina de Eva Perón, los tiempos gloriosos del campo socialista y hasta el derrumbe del muro de Berlín, cuando los cubanos que permanecían en la URSS debieron asumir nuevas posiciones. La publicación de esta novela es la muestra tangible de que una era de oscuridad ha pasado, quedaron atrás (y esperamos que sea para siempre) aquellos días penumbrosos donde un documentalito de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal, conocido como PM (y lo digo con las palabras de Ambrosio Fornet en su magnífico libro Narrar la nación), provocó una encarnizada polémica que desembocó en el discurso Palabras a los intelectuales. Tiempos donde la exhibición pública de filmes como La dulce vida, de Fellini; Accatone, de Pasolini; El ángel exterminador, de Buñuel, y Alias Gardelito, de Lautaro Murúa, sumieron en una famosa discusión a Blas Roca y Alfredo Guevara, en diciembre de 1963. Ha pasado el clima de hostilidad que suscitó entre algunos funcionarios la aparición en 1966 de Paradiso, de Lezama, debido a su supuesta exaltación del homoerotismo. El rechazo institucional de dos libros premiados en el concurso literario de la Uneac (Los siete contra Tebas, de Antón Arrufat, y Fuera de juego, de Heberto Padilla). Han pasado esos días, la prueba la tenemos en esta novela donde Arístides Vega Chapú a cara descubierta habla de nuestras deficiencias y errores. Quizás sea este el método para proyectarnos hacia un futuro mucho mejor. Quizás la forma de crear un paisaje más hermoso sea precisamente concentrándonos en textos que, como Un día más allá, nos muestran la isla negra y pesada, ese paisaje duro de ver. ** Moisés Mayán Fernández http://www.letralia.com/firmas/mayanfernandezmoises.htm Poeta y narrador cubano (Holguín, 1983). Es licenciado en historia. Egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (http://www.centronelio.cult.cu; 2003). Ha sido ganador del Premio de Poesía Ciudad del Che (2007), del Premio Especial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS, http://www.ahs.cu) en la XXXI Edición de la Jornada de Literatura y Artes Plásticas Regino E. Boti, del Premio de Cuento “Batalla de Guisa” (2009) y del I Premio Gastón Baquero de Poesía, entre otros. Aparece en la selección de jóvenes narradores holguineros Memoria de los otros (Ediciones La Luz, 2006) y en las antologías Rapsodia para el Che (Ediciones Capiro, 2007), El sol eterno (Ediciones La Luz, 2009), Como el fuego que está siempre (Editorial CE-CIC, 2009), Ciudades bajo un mismo cielo (Ediciones La Luz, 2010), Antología de la nueva poesía cubana 1970-2010 (Elefantes Editores, Perú 2010), El sagrado silencio del valle (Hidden Brook Press, Canadá, 2010) y La isla en versos: cien poetas cubanos (Ediciones La Luz, 2011), así como en el disco El sol eterno (Ediciones La Luz, 2010). Ha publicado los libros de poesía Fábula del cazador tardío (Ediciones La Luz, 2007), El monte de los transfigurados (Ediciones El Mar y la Montaña, 2009) y Cuando septiembre acabe (Ediciones La Luz, 2010). === El libro de la sed, de Manuel Senra Francisco Vélez Nieto ======== El libro de la sed Manuel Senra Prólogo de Francisco Basallote Editorial Guadalturia De elevado tono y contenido, ahonda en las entrañas de su ámbito geográfico, buscando en la humedad de sus propias raíces la respuesta a la intimidad de un monólogo con el que se confiesa a sí mismo en este poemario, “a un monotemático libro de la sed que tiene mucho de profundidades arcenses”, como tan acertadamente señala en el clarificador prólogo el poeta y crítico Francisco Basallote. El poeta tiene la necesidad de un análisis de sí mismo, lo sucedido desde “Aquel ayer a hoy el sol / ha escondido sus oros muchas veces”. Y esa repuesta que busca desde la soledad de su monólogo posee a sus versos de una calidad inquietante y a la vez serena, mostrando el logro de su hondura, la meditación de la edad cumplida: “Ha encanecido el tiempo / de los que somos viejos. Pues yo siento / que me voy cada noche un día”. Y su pregunta exclama: “Y repito y repito / ¿dónde fue la luz / que me ataba a la ría de la tarde? / Y a mí nadie me oye. Callan”. Emotiva interrogación sobre el tiempo transcurrido que intenta revivir apoyado en la nostalgia lírica de una metáfora emotiva elegante de belleza natural y sed de tierra nuestra. Estamos, pues, ante un libro de poemas lejano de toda oscuridad, buscando la luz que siente lejana. “Ruge la tierra al borde de mis labios. / Y cada día aguardo, / en rebosantes cántaros de barro, / la arquitectura de agua aún no tocada / como pan tierno rozando una boca”. Porque el poeta, en esta interrogación a su propio ser y estar, es consciente en su navegar por el río de su propia memoria afirmándose que: “Y así seguirá siendo / mientras fluya la sangre / y se detenga el tiempo entre las manos”. Porque “El tiempo es la memoria / donde se guardan todos los olvidos” que la nostalgia recupera, porque sin ella, la nostalgia, toda poesía es incompleta, más, carece de la personalidad, esa sustancia que llena de contenido al poema poseyéndolo de una transparencia donde “la infinitud del surco va en la arruga / del rostro que se copia del espejo”. Porque en ese surco de arruga y nostalgia se recuperan “los días perdidos / y los años estériles / y los siglos roídos por el llanto”, las raíces de la tierra y ese venero que es El libro de la sed con el que calmar ese “nido de recuerdos / donde se esconde todos los olvidos”, el amparo y alimento que le ofrecen sus propias raíces. Andadura consciente e inconforme que no acepta interrogatorio ni pide la respuesta complaciente con que calmar su sed. Él sabe que “no está la sed en el blanco de la nieve, / ni en el frío cuchillo de febrero, / trinchando gota gris de fina niebla”. La sed va con uno consciente de que el simple venero no puede calmarla por ser la misma existencia que se dirige a donde todo termina, hacia el adiós definitivo, de aquí la necesidad de que la memoria recupere lo existencial del tiempo vivido, la “pasión de tierno amor para unos labios”, sopesar los pasos que quedan y aquellos otros ya perdidos que va sacando verso a verso por medio de su angustiado monólogo necesitado de una confirmación de su propio ser y estar, saberse algo más que el nacimiento, el camino de la vida y el adiós definitivo. “Porque lo demás no importa. / Hoy no es ayer. Y nadie sabe nunca / qué será mañana, un día no llegado todavía”. Así, leo y gozo este libro de hondos poemas y calculado palpitar existencial, riguroso ante la vida que le resta consumir. Y para ello volvemos a la necesidad poética de la nostalgia, el poeta irremisiblemente tiene que volverse hacia atrás, a ese tiempo transcurrido como espejo y cántaro donde calmar la sed, la gratitud de ser o no ser, que le testifique aquello que ya presiente, que “nunca a nadie abandona su sombra, / ni jamás se separa de sus pasos”, porque todos somos esclavos de nuestras propias circunstancias vividas. La pobreza y riqueza propiedad del ser humano. ** Francisco Vélez Nieto http://www.letralia.com/firmas/veleznietofrancisco.htm Escritor, poeta y comentarista literario español. Ha publicado los libros de poesía La otra historia de siempre, Excepto la derrota, Memoria ante el espejo e Itálica y otros poemas; los cuadernos Poetas en el aula, Poetas y humanistas, Cuadernos abiertos y De soledades y desencantos y los libros de prosa Itálica y el Monasterio de San Isidoro del Campo (Guía para el paseante) y Guía oCulta del Parque de María Luisa (Paseo secreto entre glorietas y poetas). Ha sido también prologuista y editor de las antologías Antología del olivo, Poetas en bicicleta, Poetas en Sevilla, El Aljarafe y el vino y La caricia del agua, y coordinador de Las luces del agua (Ánfora Nova, 2011) y El vino y la poesía, antología poética (Ediciones Guadalturia, 2011). También es coautor de varias obras y textos suyos aparecen en varias antologías, así como en diversos medios digitales e impresos. Es presidente honorífico de la Asociación Colegial de Escritores de España en Andalucía (http://www.aceandalucia.org). === Una historia que convence desde el principio hasta el final =========== === Luis Benítez ========================================================== El marido americano Paula Winkler 157 páginas Ed. Simurg Buenos Aires, 2012 Decía Miguel Delibes que “la novela es un intento de exploración en el corazón humano a partir de una idea que es casi siempre la misma contada con diferente entorno”; si ésta es la marca de agua de los buenos trabajos del género —y yo creo que Delibes, al menos en este asunto, tenía toda la razón del mundo—, estoy seguro de que El marido americano, la última entrega de la escritora argentina Paula Winkler, da en el clavo en la mayoría de sus páginas. La autora ya es bien conocida por su ajustada tarea escritural, que incluye Los muros (cuentos, Ed. Botella al Mar, 1999); Cuentos perversos y poemas desesperados (Ed. Libris, 2003); El vuelo de Clara (novela, Ed. Nueva Generación, 2007) y La avenida del poder (nouvelle, Ed. Nueva Generación, 2009). Sin embargo, en El marido americano Winkler se destaca por la madurez de un estilo cuyos gérmenes sin duda ya estaban en sus obras anteriores, pero que alcanza en esta nueva novela una densidad expresiva y un manejo de los recursos que ciertamente hacen recomendable la lectura para todo aquel que desee estar informado respecto de lo más interesante que provee actualmente la novelística argentina. Lejos de las intentonas de hacer recaer la importancia del texto en las apelaciones estilísticas que encubren repetidamente una historia poco menos que insignificante (tan al uso en nuestro medio), en El marido americano Winkler demuestra acabadamente que sabe muy bien qué es aquello que desea narrar sin mayores tapujos y que conoce muy bien cuál es la mejor manera de hacerlo. Sabe Winkler que la narración extensa que promete una novela cabal no es terreno necesariamente apto para divagaciones, ripios, inútiles guirnaldas, enamoramientos del estilo que lleven a dejar impresos párrafos sin vida. Por el contrario: su escritura es firme, directa, fluida, engañosamente simple, siempre al servicio de lo que va a contarnos, logrando casi desde la primera hasta la última página el tan alabado como poco abundante “efecto de realidad” que permite convencer al lector de que, efectivamente y por algunas horas, personajes como la protagonista, Carla, una joven abogada autoexiliada en Nueva York; su vecina Allyson Prentiss (en mi opinión, el más logrado carácter de todo este texto, entre todos los aciertos que contiene); Ron, el caballero evocado por el título, y todo el elenco que en Nueva York y luego en China acompaña a las primeras figuras, son más reales que ese desconocido que baja con nosotros en el ascensor o aquellas personas que vemos un instante por la calle. No poco mérito es convencernos de esto, logrando lo que Sigmund Freud llamó alguna vez “la ligera narcosis del arte”. Sin embargo, solamente con esta experimentada capacidad de persuasión nadie nos pone entre las manos una novela. Winkler lo sabe y es por ello que nos brinda como pivote y factor primordial una historia fuerte y consistente que despliega la acción narrativa coherentemente, brindando un significado unitario, que así como facilita la identificación con los personajes agónicos encarnados por Carla y Mrs. Prentiss (los round characters, como los quería Henry James) posibilita la adecuada digestión de las repetidas analepsis a las que apela certeramente la autora, esas vueltas al pasado que completan el presente discursivo. Independientemente de que Winkler sea una autora autodiegética o no, lo autorreferencial aquí no estorba, porque la autora sabe dosificar su administración para que esos segmentos de la acción narrativa le pertenezcan definitivamente a Carla, sorteando hábilmente ese peligro que amenaza —y ataca al lector muy resueltamente en tantos otros títulos— con transformar una buena obra de ficción en una incompleta y fallida biografía. La causalidad está también muy decorosamente manejada en la diégesis que presenta El marido americano, así como la espacialización, lo que permite a la autora transformar muy eficientemente lo que era una historia en lo que debe ser un discurso novelístico, gracias a una madura estrategia narrativa. ¿Debe el lector agradecerle al autor cuando le permite tener por fin en sus manos una buena novela? Yo creo que sí, y como diría graciosamente Carla, la protagonista de El marido americano, mejor aun: Obviously! ** Luis Benítez http://www.letralia.com/firmas/benitezluis.htm Escritor argentino (Buenos Aires, 1956). Es miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de Argentina (SEA, http://www.lasea.org.ar); de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de Nueva York (EUA), con sede en la Columbia University (http://www.columbia.edu); de la International Society of Writers (EUA); de World Poets Society (http://world-poets.blogspot.com; Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (India). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes (http://www.laportedespoetes.com), con sede en la Université de La Sorbonne (http://www.paris-sorbonne.fr; París, Francia). Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Tercer Premio Eduardo Mallea de Narrativa (Buenos Aires, período 1995-1997); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008). Sus más de veinte poemarios, ensayos literarios, novelas y obras teatrales han sido publicados en Argentina, Chile, España, EUA, México, Venezuela y Uruguay. Obras suyas han sido traducidas al inglés, francés, italiano, alemán y macedonio. === Julio Sosa, el poeta Hebert Abimorad ============================= Los pocos transeúntes y conductores que transitaban esa calurosa madrugada del 25 de noviembre de 1964, cercanos a la esquina de la avenida Figueroa Alcorta y Mariscal Castilla, en la populosa Buenos Aires, se vieron sorprendidos por un auto que se desplazaba a excesiva velocidad llevándose por delante una baliza luminosa; el conductor del DKW modelo Fissore, víctima del accidente, era el cantante uruguayo de tangos Julio Sosa Venturini, de 38 años de edad. Su vida y su obra son leyenda para los amantes de la música ciudadana, pero su legado no es sólo su voz, sino también un libro de poesías, Dos horas antes del alba, que apareció en el año 1960. Mi intención de presentarlo no es de crítico literario sino tratar de entregar al público la herencia poética de un cantor de tangos. Abro el libro con un presentimiento que confirmo en la primera página a modo de presentación, “Palabras del autor”, Sosa no se cree poeta y por eso se excusa escribiendo: “Dos horas antes del alba no ha nacido para desafiar a la crítica... pero puedo jurar, en cambio, que es un libro sincero”. El cantor desafía y entiende que todo ser es un artista y nos regala un sentimiento en su voz que es el mismo que el de su poesía, el poeta no se divide. El primer poema, “A ti”, es el presagio de lo que serán los próximos: “...mi corazón cansado es un niño que espera”, el poeta espera, el cantante espera, la cultura tanguera espera, una espera sin ofrecer nada, “Sólo puedo ofrecerte / de la noche más triste / su neblina”. El escepticismo gana sobre el amor, “Otra vez el inútil intento / por creer que el amor está cerca”, nos dice en otro de sus poemas. Avanzando en el libro me llega el recuerdo de aquellos textos de los grandes poetas del tango, H. Manzi, C. Flores, E. S. Discépolo y otros, que marcan las vivencias de un mundo de hombres marginados que lucharon por su lugar físico y existencial sin comprender más allá de sus limitaciones, es entonces que decido leer el libro como un tango largo más, cantado por su autor; lo digo, porque los 23 poemas que contienen este libro me llevan a reflexionar sobre la buena y mala poesía sin llegar a ninguna conclusión. Este hombre que ha hecho del tango su vida refleja su niñez, la pobreza, el maltrato y su ciudad natal, Las Piedras; el oriental no olvida, se desquita, quiere tomar todo y es entonces que se expone al peligro, coches deportivos últimos modelos, mujeres pasajeras en busca de su fama, y es por eso, por no entender la vida, llega siempre tarde a lo que su interior prefiere, “Qué agonía espantosa / fue saber que mis labios / no fueron los primeros que tus labios besaron...”. Otra vez Julio responde a su ambiente arrabalero, es el tango mismo con sus sentimientos que afloran a todo momento, para bien o para mal, sin el consentimiento de la razón. En su poema “Error”, que es análogo al texto de C. Flores que tan bien interpreta Julio Sosa en su comparsita, “...el erótico error de mis padres / me dio luz, yo me llamo Fracaso... / es mentira que tenga otro nombre...”. Y siempre la madre, el amor por la madre, dudoso amor, la madre sacrificada, la madona, la única que perdona, es parte de este mundo marginado, y en sus dos últimos poemas, “Tres amores” e “Himno a la Virgen María”, el autor la recuerda; sus amores son su madre, su perro y sus sueños, y dice: “Y te fuiste, ¡oh madre!, en silencio... sin quejas / y me has dejado solo, aturdido y cobarde / ... / donde aprendí a quererte ya demasiado tarde”. La mala conciencia persigue a Sosa, no ha atendido a su madre como es debido y sólo le causó infortunios. Trágico final de un libro donde nunca asoma la esperanza con su promisorio título; cuando su auto se estrella a dos horas del alba. ** Hebert Abimorad http://www.letralia.com/firmas/abimoradhebert.htm Maestro, poeta y periodista cultural uruguayo (Montevideo, 1953). Reside en Suecia. Ha publicado Gotemburgo, amor y destino (1982), Gestos distantes (1985), Voces ecos (1988), Poemas frugálicos (1994), Poemas frugálicos 2 (1995), Malena y Cíber (Ediciones Trilce, Montevideo, 1996; bajo el heterónimo de Martina Martínez), Poemas frugálicos 3 (Ediciones Trilce, Montevideo 1998), Coversaciones y Volverá la loba... (Ediciones Trilce, Montevideo, 2000, bajo los heterónimos de José José y Camilo Alegre), y Korta Dikter (Ediciones Heterogénesis, Suecia, 2000) versión en sueco de Poemas frugálicos. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Tres décadas de Kloaka, una vanguardia poética “andesground” ========== === Entrevista con Roger Santiváñez Eduardo Corrales ================= “Kloaka fue un movimiento artístico-literario. Fue también una pasión, una locura de amor. Una hermandad, una secta de iniciados. Una vanguardia peruana andesground: el cometa más brillante que pasó volando por el cielo de la poesía latinoamericana de los 80”, declara Roger Santiváñez, fundador —en 1982, en Lima— del colectivo de poetas Kloaka. Los lustros posteriores a la disolución de Kloaka ofrecen testimonio de la consolidación de las voces poéticas de Domingo de Ramos, Mariela Dreyfus, Dalmacia Ruiz-Rosas (aliada principal) —además, claro, de la del propio Santiváñez— y dan cuenta —más allá de las estridencias y las actitudes juveniles— de lo que el colectivo constituía esencialmente. “Kloaka siempre estuvo en poesía”, dice el autor de El corazón zanahoria (2002). “Para comenzar era un grupo básicamente de poetas, aunque también participara un gran pintor como Enrique Polanco. Como poetas, entonces, Kloaka fue un taller de poesía, intenso, febril; animado por una discusión permanente, una acuciosa lectura de los poetas que nos interesaban y que compartíamos juntos. Una participación interna de los poemas que íbamos escribiendo: hacíamos lecturas mutuas y nos comentábamos nuestros textos, celebrábamos los hallazgos, soñábamos con escribir la gran poesía que la historia nos exigía. Ojalá lo hayamos logrado o lo estemos consiguiendo. Sólo el tiempo lo dirá”, agrega. Los poetas José Alberto Velarde, Mary Soto, Guillermo Gutiérrez, Julio Heredia y el narrador Edián Novoa completaban el elenco, en tanto José Antonio Mazzotti fue el otro aliado principal. Santiváñez deja constancia de que Rafael Dávila-Franco, Rodrigo Quijano, Fernando Bryce, Frido Martin, Bruno Mendizábal y Mario Wong actuaron como compañeros de ruta del movimiento. En cuanto a la música, el grupo trabó una estrecha relación con cultores del rock y la fusión como Kilowatt, Durazno Sangrando, Delpueblo y Medias Sucias. Visto desde aquí y ahora, a 30 años de su fundación —ocurrida en medio de una convulsionada sociedad peruana—, Santiváñez percibe que del movimiento ha quedado el espíritu de la revuelta. “Ahora Kloaka es el resultado de la obra individual de cada uno de los poetas y artistas que estuvieron involucrados en el movimiento, cuyo valor e importancia es innegable en el concierto de la literatura y las artes en el Perú. No hay distancia ni nostalgia, sino un presente claro en el trabajo real de sus ex miembros —hoy por hoy—, todos reconocidos creadores en el campo de la cultura”, indica. San Marcos Los bares, las calles de Lima, al igual que las viviendas de los propios integrantes y las de sus amigos, fueron los escenarios naturales sobre los que se desplazaba el colectivo, pero el marco principal para su actuación fue la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. “San Marcos fue fundamental”, asegura Santiváñez. “No sólo allí fue donde nos conocimos —en el Patio de Letras— quienes formaríamos Kloaka, sino que San Marcos nos dio la formación básica —ideológica— de donde partimos para formular nuestra posición anarquista radical. El núcleo central fundador del movimiento —es decir, Mariela Dreyfus, Edián Novoa, Guillermo Gutiérrez y quien responde esta entrevista— fuimos, somos y seremos sanmarquinos de pura cepa”, apunta. “Definitivamente Kloaka nació por una necesidad histórica. La época lo demandaba —como dice Ezra Pound. Es decir, nosotros sentimos la urgencia de fundar y organizar un polo de acción y de activismo poético liberador. Creíamos en la liberación de la persona humana, en el Hombre Nuevo del que habló el Che Guevara. Pero ya estábamos decepcionados del comunismo realmente existente, de ahí que planteáramos una posición anarquista hacia la liberación total del individuo, contra toda la opresión de la sociedad, del Estado, de la religión, de la educación, de los convencionalismos y —por supuesto— de las formas estancadas y anquilosadas del arte y la poesía”. A los jóvenes poetas les tocó experimentar las dramáticas contradicciones que atravesaba la sociedad peruana en la década de los 80 y acerca de ese trance también se pronuncia Santiváñez: “Fueron las contradicciones sociales —concretamente la álgida lucha de clases que se vivía en el Perú de los 80— lo que hizo posible el surgimiento del movimiento Kloaka. Es decir, la crisis sociopolítica que se desencadenó después de la caída del reformismo velasquista mediante el golpe fascistoide de Morales Bermúdez, desembocó en el gobierno de Belaúnde elegido por el sistema de la democracia burguesa formal en 1980. Pero Belaúnde no hizo absolutamente nada por resolver los problemas fundamentales del pueblo peruano, sino que profundizó la miseria de la gente sencilla y los trabajadores. Los miembros de Kloaka fuimos sensibles a todo este terrible panorama y buscamos expresar en nuestro arte y literatura lo que estábamos viviendo y padeciendo como parte integrante de la juventud en el seno de las masas explotadas”. Una performance lúdica Pero junto a ese paisaje sociopolítico tan inquietante, dentro del propio colectivo hacían erupción las diferencias de criterios y tal vez los choques de egos que condujeron a una ruptura. Los motivos esgrimidos —al menos los de conocimiento público— para las expulsiones de Mary Soto, Guillermo Gutiérrez, Mariela Dreyfus o Julio Heredia suenan en sí mismos a actos poéticos, más que a dictados sectarios u odiosidades. (Negaron 3 veces seguidas a Nuestro Señor / como Pedro / Serán la mofa del pueblo. / El que no computa NO computa / Así es.) “Las contradicciones dentro del grupo fueron finalmente procesadas con el llamado Parte de expulsión. Era nuestra manera de llamarles la atención a los patas que —por distintas razones— se habían alejado del Movimiento. Usamos el estilo y la forma de los minipartidos de la izquierda peruana de esa época, en la cual las facciones en lucha se expulsaban mutuamente. Fue —definitivamente— una performance lúdica en este sentido”, acota. A la luz de las velas Si una década antes Hora Zero —fundado por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz— había irrumpido en el terreno de la poesía en el contexto del terremoto sociopolítico desatado por el reformismo militar de los 70, el Perú que ve nacer a Kloaka es el de la violencia desencadenada por la acción armada emprendida por Sendero Luminoso. Entonces para muchos jóvenes atentos al entorno se les impuso (leninista o no) la pregunta ¿Qué hacer? (César Vallejo, enfrentado a otro momento dramático en medio de la guerra civil española y ante el posible desplome de la república, escribió: “No sé verdaderamente qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo, lloro, atisbo, destrozo”). “Claro, nosotros estábamos como el sujeto del poema de Vallejo. Observábamos con estupor la violencia desencadenada, tanto por Sendero Luminoso como por las fuerzas armadas del Estado. Pero nuestro camino era el de la poesía. Recuerdo que nos quedábamos a la luz de las velas —durante los apagones—, por ejemplo en la casa solitaria de Breña de nuestro querido Maestro y mentor, el gran Pablo Guevara, hablando de poesía hasta altas horas de la madrugada. Naturalmente tuvimos varios amigos generacionales que tomaron la vía de la insurrección armada. Pero para nosotros siempre estuvo muy claro que lo nuestro era la poesía. Teníamos un lema interno que rezaba: Jamás cambiaremos nuestra máquina de escribir por ninguna otra que produzca muerte”, afirma. Las experiencias de las vanguardias Kloaka absorbió las experiencias de las vanguardias de comienzos del siglo XX —desde Dada hasta el Surrealismo, pasando por puertos intermedios—, la poesía beatnik y el rock, más concretamente las resonancias de la actitud y la estética punk que había irrumpido estruendosamente en el primer mundo un lustro antes. “Kloaka recogió todo el entero legado de las vanguardias. Desde 1977 nos interesó el punk inglés, básicamente Sex Pistols. Y sentíamos simpatía por la posición anarquista de los sectores más avanzados internacionalmente del movimiento punk. Pero éramos conscientes de que no podíamos —era absurdo— imitarlos con una plantilla, debido a que el punk había nacido en una concreta realidad europea que no era la nuestra. Lo que podíamos hacer era recoger el espíritu de la revuelta que moraba en su interior: la anarquía que esencialmente era la marca ideológica del movimiento Kloaka. Esto lo vieron muy claro ciertos jóvenes simpatizantes de Kloaka, como Fernando Bryce, el joven punk como lo llamaba Polanco; probablemente el primer punk que hubo en Lima. Y también Rodrigo Quijano, ambos de la banda Durazno Sangrando, así como Edgar Barraza, Kilowatt y su grupo La Kola Rok. Todos ellos participaron en los aquelarres públicos de Kloaka”. El trabajo poético de Santiváñez abarca ya largas décadas y ha conseguido un amplio reconocimiento como su obra personal en el idioma español. Paradójicamente, se diría, el poeta hasta 1984 formó parte de colectividades de creadores como Auki, La Sagrada Familia y Hora Zero, antes de fundar Kloaka en 1982. “Mis experiencias colectivas fueron muy importantes. Fundamentales, diría yo. Un grupo de poetas amigos es algo de lo más hermoso que puede ocurrirle a uno. Al empezar, una collera de patas poetas nos da una cohesión, un ideal común, la posibilidad de compartir lecturas y proyectos”, dice el autor de Eucaristía (2004). “Cuando yo llegué a Lima —desde mi natal Piura— en 1975, fui acogido por el grupo sanmarquino de profesores que editaban la revista Hipócrita Lector: Marco Martos e Hildebrando Pérez, básicamente. De igual modo fui recibido por Mito Tumi, quien era íntimo de Luis Alberto Castillo, y con ellos fundé la revista Escritura en 1976. Pero antes —desde 1974— yo había tomado contacto con Armando Arteaga, quien me llevó a formar un grupo con Luis La Hoz y Oscar Aragón. Eso ya fue Auki en 1975. Este mismo año conocí a Edgar O’Hara, una especie de líder de los poetas novísimos en la Lima de aquella época. Con él y Luis Alberto Castillo empezamos a reunirnos en un bar de la plaza San Francisco todos los sábados. Enrique Sánchez Hernani, Carlos López Degregori, José Morales Saravia —entre muchos otros— y el narrador Willy Niño de Guzmán. De estas reuniones nació La Sagrada Familia en 1977. Cuando esto terminó fui invitado por Jorge Pimentel a integrarme —junto con la poeta Dalmacia Ruiz Rosas— a Hora Zero en 1980. De aquí salí para fundar Kloaka —junto a Mariela Dreyfus— en 1982”, refiere. “En cada grupo en el que yo he participado, aprendí muchísimo —tanto a nivel poético como personal— y estoy muy agradecido por haber vivido estas esenciales temporadas para mi formación humana y en poesía”, comenta. En cuanto al proceso de los afanes de ruptura con el pasado y el diálogo y/o la discusión con la tradición poética, indica: “Nosotros admirábamos toda la tradición peruana que es insoslayable en el gran río de la poesía latinoamericana. Digamos en síntesis: Valdelomar-Eguren-Vallejo. Adán-Oquendo-Abril-Moro-Westphalen. Eielson-Varela-Belli-Guevara. Cisneros-Hinostroza-Martos-Lauer. Pimentel-Ramírez Ruíz-Verástegui. Sin embargo —desde Kloaka—, una vez lanzamos un manifiesto parricida contra ciertos poetas emblema de nuestra tradición, porque necesitamos —como se dice en términos freudianos— matar al padre, para crecer y llegar a desarrollar nuestro propio lenguaje personal. En todo caso, fue un gesto radical, como para afirmar lo nuevo que traía la generación del 80. Este manifiesto —por supuesto— no se comprendió y fue duramente criticado. Visto a la distancia, pienso que fue un tanto exagerado, pero para nosotros fue una sincera necesidad en ese crucial momento de 1983. Una especie de catarsis Las discusiones y los debates acerca de posiciones y puntos de vista individuales en el interior del grupo versaban sobre lo humano y lo divino, tal y como lo hace cualquier grupo de jóvenes con imaginación creatividad y curiosidad. ¿Había temas tabú? “La verdad que no había temas tabú. Nosotros —al interior de Kloaka— nos encerrábamos durante varias horas seguidas y nos entregábamos —a la manera de los beatniks— a una especie de catarsis personal y colectiva, exteriorizando todas nuestras vivencias más profundas, incluyendo paltas y sufrimientos de todo tipo; lo cual nos proporcionó una identidad colectiva y una hermandad sin límites en los días sagrados de la fundación de Kloaka”. Kloaka reconocía un “santoral”, pero eludía caracterizar bestias negras poéticas, a decir de Santiváñez. “No, no teníamos bestias negras. Pero sí un gran santoral en el que estaban —básicamente— todos los poetas radicales de la historia, empezando por los malditos Baudelaire y Rimbaud. André Bretón y los surrealistas. Tzara y los dadaístas. Apollinaire y los cubistas. Vallejo y toda la vanguardia latinoamericana. Pound, Eliot, Joyce y todo el modernism anglosajón. Ginsberg y los beats. Frank O’Hara y la escuela de Nueva York. Charles Olson y el grupo Black Mountain. Y también Lautréamont, Artaud, Henry Miller, Octavio Paz, Lucho Hernández, Juan Ojeda, Enrique Molina, Ramos Sucre, Gonzalo Arango y los nadaístas. Jack Kerouac y el antipsiquiatra David Cooper. Pablo Guevara, Hinostroza, Julio Cortázar”, dice. “Todo tipo de activismo artístico-literario, performático, que cuestionara el orden establecido, captaba nuestra imaginación y fascinaba nuestras mentes, ávidas en el deseo de entregarnos en cuerpo y alma a la transformación del mundo y de nuestras propias vidas”, señala. Neo-barroco Santiváñez declara que en la actualidad sigue profundizando en el neobarroco, “hoy por hoy, la vanguardia más innovadora de la lengua en el ámbito hispánico”. “Mi poesía ha evolucionado desde el conversacionalismo que me vio nacer, hasta el trabajo de lenguaje —vía la música—, que es lo que me atrae en estos últimos tiempos. Actualmente escribo por sonido, es decir, compongo mis versos como si fueran notas musicales. Elaboro sobre la secuencia fónica de la lengua. Y junto los sonidos como un textil —texto— que se va enhebrando en el proceso de construcción del poema”, acota. Su más reciente libro publicado es Roberts Pool Crepúsculos —su reciente edición venezolana por Monte Ávila—, ya que el 2011 salió por vez primera en Lima bajo el sello Hipocampo, en su colección Premio Libros de Poesía Breve. “Actualmente tengo listo un nuevo libro titulado Virtú. Y este verano que termina ha sido altamente productivo: he estado componiendo varias nuevas series durante mis caminatas por las bucólicas orillas del río Cooper a la vuelta de mi barrio y en algunas incursiones contemplando el Atlántico norte en las playas de Ocean City”, informa el autor de El chico que se declaraba con la mirada (1988). ** Eduardo Corrales http://www.letralia.com/firmas/corraleseduardo.htm Periodista independiente. Nacido en Lima (Perú). Reside actualmente en los Estados Unidos. Desarrolla su vida profesional principalmente en el marco de la actividad cultural característica de la ciudad de Nueva York. Sus entrevistas y reportajes sobre manifestaciones artísticas y literarias apuntan a vincular a los creadores con la diversa y dispersa comunidad del idioma con eñe. === Entrevista al político venezolano Octavio Lepage ====================== === La pequeña historia de Escovar Salom Javier Conde ================ (Nota del editor: Octavio Lepage llegó a ser dos veces ministro del Interior y presidente encargado de Venezuela. Quien fuera uno de los protagonistas de buena parte del siglo XX venezolano ha revelado ante el periodista Javier Conde, director del diario 2001 y con una amplia trayectoria desplegada en medios como El Nacional, El Diario de Caracas o TalCual, las interioridades de seis décadas de vida política en el país, que han quedado vertidas en las 168 páginas de La conjura final [http://www.editorial-alfa.com/novedades/libros.php?lli_id=193], libro que acaba de publicar el sello Alfa y del que presentamos hoy un capítulo). Se define a sí mismo como un político peculiar. De ambiciones limitadas. Seguramente por ello, Luis Piñerúa y Jaime Lusinchi, compañeros de generación, con méritos similares, aspiraron a la candidatura presidencial de su partido antes que él. Lusinchi, incluso, lo hizo en dos ocasiones y a la segunda lo logró. Él fue el segundo hombre en el gobierno de su compañero de estudios en primaria, y gran amigo. Igual posición había desempeñado en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Cultivó ambas relaciones y conoció, de primera mano, el origen de las rivalidades entre los dos ex presidentes. Miembro del Comité Ejecutivo Nacional de Acción Democrática por décadas —actividad que complementaba con su ejercicio como parlamentario—, Octavio Lepage estuvo presente en la reunión en La Casona en la que apareció, de improviso, el nombre de Ramón Escovar Salom para ocupar la Fiscalía General de la República en el segundo mandato de CAP. Se buscaba un candidato de consenso entre las diversas tendencias partidistas. A un nombre, sucedía otro. A una objeción, se anteponía otra. Con Escovar Salom sólo hubo una voz discordante. Poca cosa cuando Gonzalo Barrios, respetado por todos, dio el visto bueno. Pérez aceptó sin reservas y sin rencores. Lo pasado, pasado está, habrá pensado. Sólo uno entre todos los dirigentes adecos de aquel desayuno en el despacho presidencial advirtió el peligro. Y acertó. —Cuando llega el momento de pensar cuál sería el candidato en la próxima elección presidencial se asomaron dos aspirantes para suceder a Carlos Andrés Pérez: Luis Piñerúa y Jaime Lusinchi. Yo era ministro del Interior de Pérez y Jaime era jefe de la fracción parlamentaria. Un día me llama, una noche, porque sabía que siempre que había sesión en la cámara me quedaba en el ministerio hasta que terminaba la sesión, por si se presentaba algo inesperado. Entonces, me llama Lusinchi como a las nueve de la noche y me dice que acaba de terminar la sesión y que si puede ir a conversar conmigo. Le dije que se viniera, que nos tomaríamos un trago. Llegó, pedimos un whisky, nos tomamos otro y me dice: “Octavio, ¿tú vas a aspirar a la candidatura?”. Una pregunta a boca de jarro. —¿Era qué año, 1977, 1978? —A finales de 1977. Riéndome le dije: “¿Y ese disparo al pecho?”. Él se explica: “Es que si tú aspiras, yo no aspiro, yo te reconozco a ti el derecho de ser candidato antes que yo, pero si tú no aspiras, yo voy a aspirar”. Le respondí: “Aspira tú, Jaime, yo no voy a aspirar”. Esa es la historia, no tiene testigos, era entre él y yo. Aunque amigos cercanos conocieron el episodio. —¿Y usted por qué no quiso aspirar? —La verdad no había pensado en eso. —Quizás usted, como ya me ha comentado, no estaba plenamente convencido de ser político. —Fui un político peculiar, porque he tenido pasión por la política toda la vida pero mi ambición era limitada, nunca pensé que todo líder político tenía que aspirar a la Presidencia. —Muchos venezolanos sin estar en las posiciones que usted tuvo lo han hecho. —Exacto. Al final Lusinchi fue aspirante y Piñerúa lo derrotó, en unos colegios electorales en los que votaron aproximadamente 80.000 militantes. —¿Lusinchi era el candidato de Pérez? —Carlos Andrés no se definió. —¿Ni internamente, aunque no lo hiciera público, no ayudó a uno más que al otro? —En el fondo podía ser partidario de Piñerúa, a pesar de que Piñerúa había sido muy duro en su campaña anticorrupción. En todo caso, Lusinchi fue derrotado, pero luego vuelve a aspirar y gana frente a David Morales Bello, que sí era el candidato de Pérez. —Termina el período de CAP y luego Piñerúa pierde las elecciones. Habían nacionalizado el petróleo, el hierro, se acuñó aquello de que “Con AD se vive mejor”, ¿por qué se pierde? —Quizás influyó en la derrota la personalidad de Piñerúa, un hombre inteligente y de una integridad personal intransigente. Eso le hacía muy poco flexible, no era simpático, no tenía carisma, el famoso factor carisma que es tan importante. Pérez antes de ser candidato no era carismático, porque tenía la imagen del ministro policía, pero empezó a caminar, se dejó las patillas, se puso aquellas camisas de cuadros, abrazando gente por toda Venezuela y rápidamente se borró esa imagen y se hizo un hombre popular. Piñerúa no tenía esas facultades, era demasiado enterizo. —¿Más que el gobierno fue el candidato la causa de la derrota? —Es posible. —¿Y ustedes sabían que con Piñerúa iba a ser difícil ganar? —Era presumible. —Además, Luis Herrera hizo una campaña muy intensa, implacable, con la cuña de Carlota Flores. Decían que era el más adeco de los copeyanos. —Era profundamente antiadeco. En una célebre reunión de su partido en San Antonio de Los Altos, que se filtró a la prensa, él planteó la destrucción de Acción Democrática. —¿Era una línea de Copei o de Luis Herrera? —Él la impuso en Copei. Es extraño su antiadequismo visceral. Su hermano Pablo Herrera fue nuestro amigo consecuente, parlamentario postulado en planchas de AD y gobernador de Portuguesa, pero Luis Herrera Campins era una persona complicada, con algún trauma raro. —¿Usted lo trató? —Superficialmente. —Con el gobierno de Herrera Campins viene un frenazo al crecimiento económico. —Él tiene la ocurrencia poco responsable de nombrar presidente del Banco Central de Venezuela a un hombre de las características de Leopoldo Díaz Bruzual, el Búfalo, inteligente pero loco. No tenía control de sí mismo, carecía de condiciones para desempeñar un cargo de tanta responsabilidad. Exhortaba a la gente a comprar dólares y a que sacaran la plata para el exterior. Provocó el famoso viernes negro, el 18 de febrero de 1983. —Se vivió una pugna interna en el gobierno por el rumbo económico. —Entre Díaz Bruzual y Arturo Sosa, ministro de Hacienda. A mí me llama la atención que un hombre tan inteligente como Herrera Campins, que se preparó para ser presidente, incurriera en la ligereza de nombrarlo para ese cargo. Todo el mundo en Venezuela sabía quién era Díaz Bruzual, un tipo pintoresco, con una lengua viperina, inteligente, chistoso, pero de chistes crueles, coño, y lo nombra y lo mantiene en el BCV. —Usted regresa al partido una vez finalizado el gobierno de Pérez, ¿se había fortalecido la amistad entre ambos? —La amistad nació antes de la campaña y se estrechó aun más en el ministerio. Como será que un buen día, cuando existía esa imprecisión de que si Rómulo Betancourt aspiraría o no a la reelección, Carlos Andrés me confía un secreto: “Viajaré a Berna para despejar esta incógnita, voy a arrancarle a Rómulo la confesión de si va a aspirar o no, porque si él aspira yo no aspiro, yo aplazo mi candidatura, porque Betancourt tiene ese derecho”. Se fue a Berna, regresó y me dijo que venía convencido de que Betancourt iba a aspirar. “Prorrogué mi visita por diez días, y no hubo manera ni directa ni indirectamente de que me diera algún indicio de lo que va a hacer. Yo, que lo conozco, regreso convencido de que sí va a aspirar, y, como te dije, declino por completo mi aspiración”. —¿Esa amistad suya con Pérez se mantuvo en la vida familiar? —Se resintió cuando aspiré y competí frente a él. Nos separamos, no nos frecuentamos. —¿Nunca más se vieron? —Sólo en encuentros casuales, pero se congelaron las relaciones personales. —Usted debe conocer cómo fue la separación entre Pérez y Lusinchi, ¿qué episodios específicos hubo? —Según versiones que circularon entonces, hubo dos episodios que acentuaron el distanciamiento. El señalamiento que CAP le hizo a Lusinchi sobre la inconveniencia de la presencia activa de Blanca Ibáñez en Miraflores, que Lusinchi consideró una impertinencia, un trapo rojo. Y el otro episodio fue la escogencia de Manuel Peñalver como secretario general de AD, exigido por el Buró Sindical para apoyar la candidatura de Lusinchi. Carlos Andrés se opuso fuertemente a tal designación, con el argumento de que un partido policlasista, como AD, no debía ser dirigido por un líder sindical. —Pérez confió alguna vez que la elección de Peñalver fue el peor momento de AD, porque además de que era un sindicalista, él no le veía entidad para dirigir un partido como AD. —Si, a él eso no le gustó nada. —Pérez, un hombre de gran arraigo popular, al mismo tiempo podía suscitar odios enconados, por ejemplo de Rafael Caldera, de Arturo Uslar Pietri, o ciertos medios de comunicación, ¿le guardaban cuentas? —Para Caldera fue un trauma terrible que Carlos Andrés derrotara a Lorenzo Fernández. Caldera no lo superó nunca. —¿Era la derrota de su ejercicio de gobierno? —Era como una derrota de él. Creo que eso separó a Caldera, un hombre de odios inmortales, de Pérez por completo. —¿Tampoco es que hubieran tenido mucho contacto? —Tampoco, pero Pérez era un político e hizo todo lo posible por mantener buenas relaciones con Caldera, aunque éste siempre lo tuvo con la mano en el pecho. —¿Pero qué le veían a Pérez, que había enfrentamientos tan duraderos? —Lo de Uslar Pietri era con todos los adecos, él nunca olvidó lo de 1945. Uslar se sentía ya presidente de la República, consideraba que era inexorable que él llegara a la Presidencia, quiso serlo al final del gobierno de Medina pero se interpuso el andinismo. Hay una leyenda que explica por qué a Medina no le era posible apoyar a Uslar, el hombre de confianza suya en el gobierno, el que más lo ayudó, un hombre eminente: visitaron a Medina los generales tachirenses y varias personalidades civiles importantes del Táchira para advertirle que no tolerarían que el próximo presidente no fuera andino, que podían aceptar incluso que no fuera militar, pero que tenía que ser andino. Habían aceptado a regañadientes la candidatura de Diógenes Escalante, que no les gustaba mucho, porque para ellos lucía como un hombre demasiado civilizado, que había estado siempre en el exterior en misiones diplomáticas. Fue por esa razón que se terminó escogiendo a Biaggini, civil, pero tachirense. —Otro de los rencores enconados fue el de Ramón Escovar Salom, ¿usted recuerda el episodio que desató esa profunda antipatía? —Cuando Pérez lo sustituye en la Cancillería, durante su primer gobierno. Llegó un momento en que a Carlos Andrés le resultó intolerable la presencia de Ramón Escovar en el gabinete y decidió cambiarlo. —¿Por qué le resultaba intolerable? —Quién sabe, Ramón era un hombre muy pretensiosito, muy presumido. —Había tenido problemas con Betancourt. —Sí, con todo el mundo. Escovar fue militante de AD; su padre, el doctor Ramón Escovar Albizu, abogado eminente de Lara, había sido dirigente de AD en ese estado, y Ramón fue militante de AD, se ve que por influencia del padre, desde muy joven. Era muy ambicioso. Electo diputado en 1947, se hizo la propaganda de ser el diputado más joven en América Latina. Al producirse el golpe lo hacen preso al igual que a otros diputados. El hombre resultó pataruco. Al llegar a la cárcel Modelo comenzó a llorar y pidió que le llamaran al general Oscar Tamayo Suárez, su paisano. Cuando llegan para ponerlo en libertad, que gritan “Escovar con sus corotos”, él creyó que lo iban a trasladar a otra cárcel y empezó a gritar, pero lo dejaron en libertad porque Tamayo había intercedido a su favor. En la calle, siendo yo secretario general clandestino, lo llamo, éramos compañeros, amigos de la universidad, y le digo: “Ramón, estamos en esto, reconstruyendo el partido, esperamos que tú con tus capacidades, porque él era muy vanidoso, nos ayudes”; “No, no puedo”, me dijo. Terminamos expulsando a Escovar de AD en la clandestinidad. —Pero luego volvió al poder con los gobiernos adecos. —Cuando viene la democracia, era un hombre bien formado, inteligente y se le acercó a Gonzalo Barrios, lo cultivó a fondo y Gonzalo, hombre sensible a la gente culta e inteligente, lo protegió. Al mismo tiempo, cultivó mucho a Caldera. Carlos Andrés lo nombró canciller, y cuando olfateó que iba a ser sustituido, comenzó el juego de la candelita. No había manera de localizarlo en el exterior, donde estaba cumpliendo una misión. Después de una espera prudencial, Pérez procedió a reemplazarlo. Eso para Escovar resultó una ofensa mortal y se transformó en un odio inmortal contra Carlos Andrés. —¿Y cómo llega a ser Fiscal, si había sido expulsado, destituido, y luego le dan esa posición? —Él había logrado a través de Barrios que lo nombraran embajador en Francia. Pasa por París Carlos Canache Mata, Escovar lo invita a cenar en su residencia y en el curso de la conversación le dice a Canache, como ha visto en la prensa que hay dificultades para encontrar candidato a Fiscal, que él se ponía a la orden. Canache regresa a Venezuela, le cuenta a Barrios la conversación con Escovar y a él no le pareció mal esa opción. En la próxima reunión de CEN del gobierno en La Casona, que siempre era un desayuno, cuando se llega al punto del Fiscal, surgió el nombre de Rafael Pérez Perdomo, que había sido abogado de Marcos Pérez Jiménez, pero Piñerúa, siempre tan recto, se opuso: “No, no, ese señor no puede ser porque fue abogado de Pérez Jiménez”, dijo, y liquidó a Pérez Perdomo. Entonces Canache relata su encuentro en París con Escovar, añadiendo que se lo había comentado al doctor Barrios, a quien le parecía bien el candidato. Conocida la opinión de Barrios, CAP dijo que no tenía inconveniente. —¿Y nadie se opuso? —Sí. David Morales Bello le dijo a Carlos Andrés: “Presidente, ese hombre lo va a enjuiciar”. Debo confesar que yo, a pesar de que lo había marginado de AD, voté por él. De la sanción habían pasado 40 años y eso estaba en el olvido. Salió electo, coño, y se cumplió lo que había alertado Morales Bello. —¿Cómo Pérez, hombre tan avezado en la política, podía cometer tales ingenuidades? —Era un hombre muy generoso, no abrigaba odios realmente, eso era sincero en él, no era cálculo político, no le nacía odiar a nadie y era sensible a los razonamientos que tú podías hacerle para favorecer a una persona con la cual él podía tener reservas. —¿Muy distinto a Betancourt, no? —Claro, claro. Yo vi a Rómulo dejar con la mano extendida a más de una persona, a los perezjimenistas, por ejemplo. El único que logró hacerlo reír fue Rafael Paredes Urdaneta, padre de quien fuera ministro de la Defensa con Carlos Andrés, Fernando Paredes Bello. Paredes era un gran cortesano, había sido cónsul en gobiernos anteriores a AD, y en una recepción en la Casa Amarilla, siendo Betancourt presidente de la Junta Revolucionaria, entra Paredes Urdaneta, se le acerca a saludarlo y le dice: “Presidente, yo sé lo que usted está pensando”. Betancourt se queda mudo y éste agrega: “Usted está pensando qué sinvergüenza es este Paredes Urdaneta”, Rómulo soltó la carcajada. —¿En los momentos de la caída de Pérez, cuando usted es presidente del Congreso, conversaban? —Visité a Carlos Andrés cuando tenía casa por cárcel. —¿Cómo lo sintió? —El CAP de siempre, sin rencores. Tuvimos una plática cordial, volví dos o tres veces. Y en el exterior no lo fui a ver porque en los 14 años de Chávez yo he salido dos veces de Venezuela, las dos para visitar a mi único hijo que vive en Atlanta. Desde allí lo llamé las dos veces que fui y conversamos por teléfono. Fueron, tal vez, las últimas veces que hablamos. ** Javier Conde http://www.letralia.com/firmas/condejavier.htm Periodista venezolano (Pontevedra, España, 1955). Egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve; 1979). Becario del diario El Nacional (http://www.el-nacional.com) en 1976, en 1980 ingresa a El Diario de Caracas, donde cubrió la información política parlamentaria y viajó como enviado especial a El Salvador para cubrir las incidencias del inicio de la guerra. Ha sido, en dos períodos, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP). En 1997 participó en la fundación de la revista Primicia, de la que fue el primer jefe de redacción. En 2000 asume la jefatura de redacción del diario Tal Cual (http://www.talcualdigital.com), del que llegó a ser gerente general. En 2007 regresa a El Nacional para ocupar la jefatura de información de cierre. Desde 2011 dirige el diario 2001 (http://www.2001.com.ve). Es profesor de crónica en la Ucab. En 2005 fue seleccionado como articulista del año en los Premios de Periodismo Monseñor Pellín. Ha publicado Claro y raspao: una mirada a Venezuela (Alfa, http://www.editorial-alfa.com; 2006) y La conjura final (Alfa, 2012), entre otros títulos. === Trabajar la incertidumbre ============================================= === Una entrevista a Lila Zemborain Redacción Letralia =============== La poesía es uno de los pocos escenarios libertarios que le quedan al ser humano. Al margen de los circuitos comerciales artísticos de nuestro tiempo, la poesía inventa un territorio donde todavía se recupera lo irrecuperable, se dice lo indecible, y el mundo cobra sentidos inesperados. Wislawa Szymborska nos dice, “no sabemos nada, y eso es lo fascinante”. En ese universo de cosas la poesía de Lila Zemborain siempre será una buena noticia. Hay catadura de intemporalidad en su obra, gracias a la callada exploración de su palabra, que desde su libertad formal reconoce, descifra y convoca nuevos significados, para trascender las palabras, sacarlas de su rotación habitual, y así trascender lo que pretenden nombrar. Su sistema de señales plantea nuevas direcciones, se vislumbran nuevas realidades en virtud a una muy personal asociación de signos, geometrías expresivas inesperadas y desconfiguraciones semánticas que conciben epifanías. Una poesía que sucede, aparece plena en nuestra conciencia, cobrando vida por obra y gracia de las presencias y ausencias conjuradas. Estamos aquí ante una poeta de acento duradero, hija de ayunos y vigilias, guiada por intuiciones, hecha a golpes de estremecimientos que dejan al lector en un umbral donde reconocemos la profundidad de su búsqueda. Lila Zemborain nació en Buenos Aires y vive en Nueva York desde 1985. Ha publicado los libros de poesía El rumor de los bordes (Sevilla: Sibila, 2011), Rasgado (2006), Malvas orquídeas del mar (2004) / Mauve Sea-Orchids (2007), Guardianes del secreto (2002) / Guardians of the Secret (2008), Usted (1998), Ábrete sésamo debajo del agua (1993). Ha colaborado con Marín Reyna en el libro de artista La couleur de l’eau (París: Virginia Boissiere, 2008), y en los catálogos de arte Heidi McFall (New York: Aninna Nosei Gallery, 1995) y Alessandro Twombly (Bruselas, Alain Noirhomme Gallery, 2007). En el 2002 publicó ensayo Gabriela Mistral. Una mujer sin rostro. Desde 2000 hasta 2007 fue directora y editora de la serie de poesía Rebel Road, y desde 2003 dirige la serie de poesía KJCC, en el King Juan Carlos I Center, de New York University, donde es directora de la Maestría de Escritura Creativa en Español. En 2007 recibió la beca John Simon Guggenheim y en 2010 una beca de residencia en la Millay Colony. Un detalle vital curioso, Lila Zemborain es sobrina de Esther Zemborain, a quien Borges dedicó Ficciones, su memorable libro de cuentos, y quien lo acompañó en la escritura de Introducción a la literatura norteamericana (1967). Compartimos con ustedes una breve entrevista con Lila Zemborain. —Para quienes llegan a usted por primera vez, ¿qué podemos decir sobre Lila Zemborain? En su caso, ¿cuáles son esas señas personales cuando se pregunta por su identidad? —Puedo aquí simplemente dar ciertos datos que aparecen en mi currículum y un poquito más. Nací en Buenos Aires, donde viví casi la mitad de mi vida. En 1985 vine a New York junto con el artista plástico Rafael Bueno, y aproveché para hacer una maestría en literatura hispanoamericana en New York University, que derivó posteriormente en el doctorado. Desde ese momento me quedé en USA, salvo por una pausa a principios de los noventa, en la que nos volvimos a Buenos Aires para tener a Lorenzo. El nacimiento de mi hijo dio lugar también a mi primer libro publicado de poemas, escrito entre los dos países. Siendo netamente argentina me considero una escritora de New York. Todo mi desarrollo a nivel de la escritura lo he realizado aquí. —¿Qué visión tiene de su estilo literario? A la hora de escribir, y con esa experiencia vital a sus espaldas, ¿cómo hace para determinar qué tema va a convertirse en un poema o una narración? —Yo no escribo narración. No tengo capacidad para armar una historia y desarrollarla. Más bien me interesa la poesía porque me permite explayarme en ciertos momentos de intensidad que intento describir con la mayor precisión posible y que son producto de la entrada en un ritmo de escritura determinado. Ese ritmo va desencadenando un texto que me lleva a una cierta comprensión intelectual que también pasa por lo físico, y que a su vez se encadena a otros textos. De esta manera se van armando conjuntos, es decir libros de poemas amalgamados de manera bastante arbitraria, pero con una cierta lógica interna generalmente descubierta al final del proceso a través del título, que es el que define de manera lateral el tema del libro. —¿Existe algún instante en que piensa en un lector ideal, imaginario, a quien desea persuadir, seducir, o atrapar mediante sus palabras? —No quiero persuadir a nadie cuando escribo. A lo que más aspiro es a lograr un descubrimiento, algo que me sorprenda. Si a mí me sorprende, intuyo que también le va a sorprender al lector. La sorpresa se logra cuando el ritmo libera la mente y aparece esa imagen inusitada que sintetiza de alguna manera la búsqueda, es decir, aquello que se está intentando comprender a través del poema. Para mí, todo poema es una respuesta provisoria a cierta pregunta. Si el lector entra en consonancia con esa pregunta no dicha, le resonará la respuesta. —¿Podría hacer una lista de algunas palabras que nunca usaría en un poema, y por qué? —No hay palabra que no use en un poema. Todo depende del encadenamiento. Hay veces que aparece una palabra que no quiero usar, pero el poema me obliga a usarla y yo cedo. A veces, justamente, ése es un hallazgo porque la palabra cambia de calibre de acuerdo a su posición. El tono es también fundamental en mi poesía. El tono puede hacer que la palabra desechada sea el hallazgo. Pero es cierto. Hay ciertas palabras que no uso y son más bien las que tienen que ver con el discurso político. Prefiero el lenguaje científico atravesado por una suerte de fluir de la conciencia, sumamente limado para evitar la aspereza. Más que la palabra en sí, me molesta la aspereza, lo que comúnmente en los talleres se define como “esa palabra me hace ruido”. —¿Qué contribuye a su fe como escritora?, esas cosas que no dejan que el fuego creador se extinga en medio del trajinar de la vida y su incertidumbre. —Trabajar la incertidumbre es el objetivo de mi poesía. No olvidar que básicamente todo es incierto. Cuando uno se olvida de que la incertidumbre es lo que subyace, aparecen los problemas. —¿Cómo desearía ser recordada? —Como una buena persona que además escribe. De El rumor de los bordes (Sevilla: Biblioteca Sibila-Fundación BBVA, 2011) Hay membranas en las CÉLULAS que separan el afuera del adentro y hay membranas que permiten el paso, la comunicación con el exterior, y además está la sustancia del AGUA más sólida, azul profundo o verde, que se ve desde el barco en alta mar, una enorme gelatina marmolada donde se pudiera rebotar de tan compacta que parece y a la vez una superficie penetrable que descompone la luna en microscópicas grafías plateadas. ¿Qué secuencia nos acerca a ese líquido abismal? Es un enredo, una similitud vertiginosa con todo lo que bulle, con todo lo que roe o es roído y decae y degenera y se asocia a lo perverso, a lo inerme y es comido así como es bebido. Así el esfuerzo da al origen una forma, un nombre, una cualidad, un espacio en que vivir, una membrana transparente que asegura las funciones e impresiones de esta abrumadora versatilidad. *** Todo se tritura hasta su constitución molecular y allí en esa increíble CONVULSIÓN algo queda, algo se junta, se arrebata, se subsume, se apelmaza, se adhiere o se derrite, se compone o desintegra, y en ese intercambio microscópico la vida se sumerge y se reflota en niveles tan lejanos que las ansias en otoño se pudren para asegurar que el rumor circule en la tierra en estado latente. Sangre derramada a su vez entre las dalias, dolor ajeno a un dios concluyente, o es tal vez que se ha llamado dios a esta continuidad exigua de la vida al ver un más allá de lo uno, el universo en su extenderse hacia los límites, como un enorme cuerpo viviente, un cuerpo humano gigantesco formado por protones y neutrones que Paracelso veía como la ABISMAL reflexión de lo micro y de lo macro. *** Sabiendo que en nuestra propia constitución está el origen ¿no sentimos después de miles y miles de años una pulverización?¿está allí acaso la falla?¿se avecina una transformación de la ESPECIE que requiere el exterminio? ¿habrán entonces mutaciones que aseguren la preservación en otra forma? ¿un estallido acaso, no está siendo creado en este preciso momento? ¿vendrá de la turbulencia enconada de los ánimos terrestres, de esta CONVULSIÓN polarizada, de esta suerte de saneamiento epidérmico del horror? *** Hay una pesadez, una ingerencia, una densidad extrema que requiere ser desmenuzada de alguna manera, como si un abra en el monte dejara ver el amarillo, para que en los sonidos algo se ablande. Ablándase, ablándase, ablándase la LAVA que agarrota las células, ablándase el corrido de nostalgias y de plasmas, plásmase en las superficies y en las córneas la ASONANCIA que todo lo diluye, como en cámara lenta se arrodillan las gaviotas en el mar de tu lenguaje biológico creando en las arenas de tus sales una marca que dará el sentido encadenado a tus enzimas, azúcares se beben en la sangre para que todo se disuelva y adquiera una nueva consistencia, sal y azúcar, lo dulce y lo salado, la proporción es lo que importa y no el exceso, la proporción que ablanda en el sonido de los pájaros tu alelado corazón. *** Y la retórica biológica es este ritmo acompañado de pájaros y magnolias, cada flor un perfume, cada perfume un peristilo, los fosforitos desprendiéndose al caer de los pétalos, o los pimpollos aguerridos imposibles de pelar, estrellas formidables en los cuartos, una sola flor hace el florero, una sola flor de textura jabonosa. Y se desea que no sea la muerte hoy, que el año pase sin la muerte, pero el azar todo lo determina y una sincronía es lo que cuenta cuando corre el aire o la gente duerme, o se mueve en su cuna el recién nacido, o ladra un perro, o cantan los chimangos, o la vida se reparte en los insectos que se comen las hojas generosas de la hortensia, LAVA que se despeña de un volcán en la otra punta del planeta, el tronar desde los cielos, VIENTO de agua dicen o cielo cargado. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Gratitud a Anténor Firmin, “un haitiano extraordinario” =============== === Yosbany Vidal García ================================================== Los debates contemporáneos en el Caribe sobre racialidad —o mejor dicho, discriminación racial— amplían sus horizontes en medio de los festejos por la afrodescendencia; no obstante, sociedades como la nuestra aún evidencian los visos de una diferenciación social, más que biológica, marcada por tres ejes primarios del proceso histórico: la herencia del colonialismo, el impacto del capitalismo y los avatares de la actualidad (1). Y es precisamente esa diferenciación la que viene a estar dada, desde el siglo XIX, no sólo entre blancos y negros, sino también entre el negro y el mestizo, e incluso entre el negro caribeño y el africano; este último signado al nivel más bajo de la pirámide social. Frente a las clasificaciones del concepto raza, que se nos ofrecen desde un punto de vista biológico o sociológico, algunos optamos por el criterio de José Martí en Nuestra América (1891) y “Mi raza” (1893), cuyo pensamiento recibió —en su ámbito vital e intelectual— los influjos de un destacado antropólogo haitiano poco difundido en Cuba: Anténor Firmin (1850-1911), a quien Martí llamó “haitiano extraordinario” en carta a Sotero Figueroa, el 9 de junio de 1893. Ahora mismo, voces maliciosas me tildarían de racista por ser un “blanco” que defiende el criterio de otro igual, y tras una relectura manipulada de los textos martianos hallarían la mirada piadosa de ese “blanco” por el negro, devenido esclavo, o marcarían la “raza blanca” como la meta a conquistar en pos de un igualitarismo. Absurdo, ¿no? [...] El hombre blanco que, por razón de su raza, se cree superior al hombre negro —expresó José Martí—, admite la idea de la raza, y autoriza y provoca al racista negro. El hombre negro que proclama su raza, cuando lo que acaso proclama únicamente en esta forma errónea es la identidad espiritual de todas las razas, autoriza y provoca al racista blanco [...]. El blanco que se aísla, aísla al negro. El negro que se aísla, provoca a aislarse al blanco. [...] Los negros están demasiado cansados de la esclavitud para entrar voluntariamente en la esclavitud del color (2). Entre los años 1853 y 1855, el diplomático y filósofo francés, conde Joseph Arthur de Gobineau, publica en París los cuatro volúmenes de Essai sur l’inégalité des races humaines, en el que justificaba con postulados científicos la inferioridad del negro, otorgándole el carácter de bárbaro. Su tesis racista se reedita luego en 1884; precisamente 1884 cuando la supremacía de la “raza blanca” (3) crecía al servicio del saqueo de África por las potencias colonialistas y Anténor Firmin es admitido —en el mes de julio— como miembro titular de la Sociedad Antropológica de París, en la cual se defendía solapadamente el racismo como pedestal ideológico del colonialismo: [...] durante el período colonial el ser negro significó ser: no pueblo, carecer de autonomía, de proyecto propio; la esclavitud los condicionó a ser: no persona, con lo cual era percibido como una cosa, una tuerca de una maquinaria; la exclusión social lo convirtió en no ciudadano y, por consiguiente, fue arrojado del barracón al solar o la favela sin protección alguna; el racismo transmutó al negro en signo de no digno, no inteligente, inferior y despreciable; y la marginalización religiosa declaró que no era hijo de Dios [...] (4). Contra la obra de Gobineau y los pensadores eurocéntricos de su tiempo se alza Anténor Firmin (5) en 1885 con De l’égalité des races humaines. Anthropologie positive: “[...] no tengo que ocultarlo. Mi mente siempre se ha sentido disgustada al leer diversos libros que afirman dogmáticamente la desigualdad de las razas humanas y la inferioridad congénita de la negra [...]” (6). Aun cuando se expresa en un francés académico y no en créole (7) —Gobineau podría considerarlo como una negación a la identidad lingüística (8)—, Firmin era haitiano ciento por ciento, y su pensamiento nos lo ofrece a todos con notable vigencia: a los hijos de Haití, a los hermanos del Caribe, a los primos de África y a los parientes del resto del mundo; porque somos uno mismo: seres humanos. Escribe su obra en francés puesto que iba dirigida a aquellos miembros de la Sociedad Antropológica de París que defendían la discriminación racial, y no porque temiera a ese racismo imperante que le imputó al créole valoraciones peyorativas como “lengua de negros esclavos”, “jerga francesa”, o “patuá”, por el antiguo dialecto patois que desconocía el aspecto histórico-social de esta lengua y su integridad sistémica. En el contexto cubano, los procesos migratorios de haitianos hacia Cuba, principalmente a inicios del siglo XX, provocaron un contacto entre lenguas donde el créole adquirió un estado disglósico —limitado al marco de la familia, actividades culturales y ceremonias religiosas, y no a escenarios públicos donde los haitianos y sus descendientes estaban obligados a comunicarse en español—, y en algunas regiones del país se convirtió en la segunda lengua más hablada; pero no se le reconoció como tal. Algunos emigrantes y de la primera generación nacida en Cuba se negaron a transmitirlo por sentirse distanciados social y lingüísticamente de los cubanos y de sus patronos yanquis, o por ceder ante una discriminación racial que les nombró despectivamente “negro” o “pichón de haitiano”. Una vez más se marcaba la inferioridad del haitiano (negro) por el empleo de una variante de lengua (francés criollo) diferente al habla de uso en la metrópoli (“francés fino”). Hoy día, aun cuando el créole ha demostrado su carácter de lengua, la población cubana continúa llamándole “patuá”, y poco a poco va perdiendo hablantes frente al francés, el inglés u otro idioma extranjero, a razón de intereses personales y profesionales con un trasfondo económico. Si hoy fuera 21 de marzo, fecha en que festejamos el Día Internacional de la Poesía y contra la discriminación racial —o mejor aun, si todos los días fueran 21 de marzo—, yo volvería a leer en voz alta y en buen créole el poema “Touris”, de Félix Morisseau-Leroy, en pleno centenario de su nacimiento (9). Un poema, o dos, tres, cinco..., sin temor ni vergüenza, ni con la ironía de ser blanco; lo leería entero, y no un fragmento —aunque mi acento no se comprenda— porque sería contraproducente a mis principios. Sobre los términos raza, color, negro, entiéndase lo siguiente: “[...] la noción francesa de “raza” se traduce en créole por el término coulé (color). En cuanto a la palabra créole race, es conveniente traducirla en francés por “linaje” (10); es decir, se enfoca hacia el carácter de descendencia. Además, la Constitución de Dessalines —del 20 de mayo de 1805— hizo del término negro sinónimo de “ser haitiano”, pues négre en créole significaba “persona sin ninguna especificación de color”; sólo que el vocablo era entendido como categoría política antes que biológica. Precisamente en el artículo 14 se declaraban como haitianos hasta los blancos naturalizados (blanch); sin embargo, los conflictos recurrentes entre negros y mulatos provocaron que en la Constitución de 1868 se sustituyera blanch por étranger (extranjero). Estas categorías respondían a un carácter patriarcal del poder del Estado, que se veía afectado por la discriminación del mulato contra el negro, a razón de la escasa población de europeos existente en Haití (11). En esa sociedad haitiana del XIX —como lo fue en Cuba— las diferenciaciones entre negros y mulatos se acentuaron, pues en las colonias españolas, portuguesas y francesas, el esclavo fue estimado como un ser humano, aunque inferior, y en las inglesas, un simple negro; no obstante, para todas constituía un objeto de compraventa (12). El mulato se consideró superior —y aún lo cree—, muy cercano a los privilegios del blanco, y desconoció los lazos de parentesco con el africano; por lo cual adquirió una doble categorización: traidor de su raza, para los negros, y persona desplazada, para los blancos. Dos razones históricas podrían justificar lo anterior: la importación de esclavos para la producción azucarera se realizó, en un inicio, con los esclavos africanos de los depósitos existentes en España y Portugal, que habían sido introducidos a partir del siglo XIV; luego, ante la necesidad de más esclavos se trajeron directamente de las costas de África, reconocidos como “trabajador de fuerza”, mientras que aquellos primeros negros procedentes de Europa sólo se desempeñaron como lacayos u “hombres de armas”. Además, los nacidos en colonias europeas establecidas en América recibían los influjos del carácter “civilizatorio” de las metrópolis, y como mestizos —cuya cantidad era menor— tendrían mayores oportunidades socioeconómicas, de instrucción, e incluso poder despojarse de la condición de “esclavo”. A los africanos transplantados se les trató de alejar de su raíz histórico-cultural, pero muchos mantuvieron su legado sincretizado en una identidad criolla; mientras que para otros —me refiero sólo a algunos descendientes— emanó una “ideología africanotrópica” (13), nutrida por las referencias nostálgicas hacia un África abstracta, no vivida por ellos. Si bien no negaron los embates de esa caribeñidad con tintes africanos, poco a poco fueron alejándose de su herencia ancestral, e incluso la minimizaron. En este sentido, creo oportuno resaltar las palabras de Firmin: [...] No existe ninguna diferencia fundamental entre el negro de África y el de Haití. Jamás podría entender que, cuando se habla de la inferioridad de la raza negra, se aluda más al primero que al segundo. [...] Si el negro antillano da pruebas de una inteligencia superior, si demuestra tener habilidades que no poseían sus ancestros, es a éstos a quienes se los debe, al menos en parte, por haber heredado de ellos el primer germen mental que la selección ha desarrollado y fortalecido en él. Haití debe servir para la rehabilitación de África. [...] ¡Qué feliz me haría ver a mi país —al que amo y venero infinitamente por sus mismas desgracias y existencia laboriosa— comprender finalmente que tiene una labor muy especial y delicada que cumplir, la de mostrar al mundo entero que todos los hombres, negros o blancos, son iguales por sus cualidades como lo son en cuanto a los derechos! [...]. Tanto en Haití como en todas partes, la raza negra necesita la libertad, una libertad real, efectiva, civil y política, para poder desarrollarse y progresar. Si le horroriza la esclavitud, horrible también le debe parecer el despotismo. Porque el despotismo no es otra cosa que una esclavitud moral [...] (14). Es plausible, a mi juicio, cada expresión de ese “haitiano extraordinario”, por quien Martí sintió profunda admiración y trajo en su morral a la guerra necesaria, junto a varios apuntes de Platón, Humboldt, Schopenhauer y otras personalidades de la historia, casi una docena de fragmentos del libro De l’égalité des races humaines. Precisamente de aquellas páginas, que demuestran con argumentos científicos e históricos la igualdad entre los hombres, y que más tarde se materializaría en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) (15), al manifestar lo siguiente: a) todas las personas nacemos libres y somos iguales en dignidad y derechos, b) todos tenemos derecho a no ser sometidos a ninguna discriminación, y c) nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre. Asimismo, desde la simple oración “Haití debe servir para la rehabilitación de África”, Firmin alude a lo que años después se hizo llamar afrodescendencia, y que cada 25 de mayo se celebre el Día Mundial de África, donde versos como los de René Depestre en “Mineral negro” se escapan a vuelo de pájaro. Cuando el sudor del indio se vio de pronto agotado por el sol. Cuando el frenesí del oro arrastró al mercado la última gota de [sangre india De manera que no quedó un solo indio en los alrededores de las minas [del oro, Se dieron vuelta hacia el río muscular del África, Para asegurar el relevo de la desesperación. Entonces comenzó la carrera hacia la inagotable tesorería de la carne [negra Entonces comenzó el absoluto asalto Al esplendente mediodía del cuerpo negro Y toda la tierra resonó del estruendo de los azadones En el espesor del mineral negro, [...] (16). Mientras la alegría de la afrodescendencia llega a todos los rincones de América, y en Sudáfrica —hace más de una década— se celebró la Conferencia Internacional contra el racismo, los euronorteamericanos déspotas de las Naciones Unidas trazan nuevas políticas hegemónicas de dominio y discriminación, y hacen caso omiso a esas voces tantos años lastimadas. “Pues bien he aquí: / nosotros / los negros / los niggers / no aceptamos más / [...] cosechando para vos / la caña de azúcar / el café / el algodón / el cacahuete / en África / en América / como negros buenos / como pobres negros / como sucios negros / que éramos / que ya no seremos [...]”, espetó Jacques Roumain en su poema “Sucios negros” (17). Pero aun más triste es el hecho de evocar el amor por nuestra madre primigenia —con varios festejos desde el 2011, reconocido como “Año Internacional de los Afrodescendientes”— y desconocer el aporte de África a la cultura mundial. Por sólo mencionar dos ejemplos: la primera migración en la historia de la humanidad se produjo hace más de 40.000 años de África a Europa, pero no en calidad de esclavos o sirvientes coloniales; y en los inicios de la Iglesia, tres papas fueron negros: san Víctor I, san Melquíades y san Gelasio I. Los occidentales ignoraron esa herencia ancestral y nos enseñaron un modelo preestablecido, reducido a veces a imperio faraónico, monos, desierto del Sahara, negros con taparrabo, comercio de esclavos, Nelson Mandela contra el apartheid, lengua bantú, religiones tribales o la poesía del nigeriano Wole Soyinka, entre otros aspectos a los que no se les ha dejado trascender. Como el ourobouros, la raza blanca se superpone a la raza negra, la mantiene a la defensiva, y teje una utópica igualdad entre los hombres con finos estambres que, de tanto manosearse, se enreda. Y pienso... ¿pesa tanto desenredar el nudo? En el periódico Patria, fechado en Nueva York el 23 de marzo de 1894, el Apóstol publicó: “No hay razas: no hay más que modificaciones diversas del hombre, en los detalles de hábito y formas que no les cambian lo idéntico y esencial, según las condiciones de clima e historia en que viva” (18). No obstante, habría que preguntarse si sociedades como la nuestra, que abogan por la premisa martiana “con todos, y para el bien de todos”, son consecuentes en la práctica; si aún seguimos cargando en las espaldas viejos prejuicios y convencionalismos al referirnos a los negros, como si la tinta de su piel fuera sólo una mancha y no un pigmento como ese que le dio tonalidad blanca a la mía con ligeras manchas carmelitas. Hoy día, decir negro es pensar en pelo malo, bemba grande y trasero voluminoso. Si camino por la calle, es al negro a quien el policía le pide la identificación; si dos personas cometen un error, es el negro quien paga las culpas. O incluso manifestar que son buenos en el deporte, el baile, el sexo —y otra vez el cliché de las dimensiones de su pene—; así como problemáticos, delincuentes, mujeriegos, brujeros, menos eruditos y tendientes a la corrupción moral. Además de no poder obviar ese racismo agazapado, subconscientemente, en nuestro lenguaje, aunque nos expresamos sin o con intención alguna: “fue un día negro”, “está negra la cosa”, “es cosa de negros”, “se formó la negrá”, “todos los negros se parecen” o “el negro, si no la hace a la entrada, la hace a la salida”. Visos de una intolerancia que se torna irrespetuosa en tiempos en que, más que las diferencias del color, nos une la cualidad humana. Al menos, en lo identitario nadie puede negarnos el reconocimiento de la africanidad; al decir Nicolás Guillén en prólogo a Sóngoro cosongo (1931): La inyección africana en esta tierra es tan profunda, y se cruzan y entrecruzan en nuestra bien regada hidrografía social tantas corrientes capilares, que sería trabajo de miniaturistas desenredar el jeroglífico [...]. Y las dos razas que en la Isla salen a flor de agua, distantes en lo que se ve, se tienden un garfio submarino como los puentes hondos que unen en secreto dos continentes. Por lo pronto, el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel nos vendrá el color definitivo. Algún día se dirá “color cubano” (19). Busquemos, entonces, en nuestra sangre, la gracia de aquellos primeros hombres que tuvieron la dicha de compartir, de mezclarse y ser un solo cuerpo, un solo pensamiento. Pongamos la mano en el pecho del otro y sintamos que el latido de su corazón es el mismo; mirémosle al rostro y descubramos dos ojos húmedos y una sonrisa marchita en sus labios, ante el recuerdo de un pasado angustioso, común, lleno de manchas. Como deferencia a aquel “haitiano extraordinario”, enfrentemos hoy con firmeza todo vestigio racista, en medio de constantes poderíos déspotas y otredades; seamos más humanodescendientes y ya habremos andado un buen trecho lleno de flores, claro. Notas 1. Véase “Somos o no somos”, de Gisela Arandia, en La Gaceta de Cuba, Nº 1; La Habana, enero-febrero de 2005, p. 59. 2. José MARTÍ: “Mi raza”, en Obras completas, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 2, p. 299. 3. Esta teoría racial impregnada de un fuerte antisemitismo se empleó en Alemania como justificación filosófica del racismo nazi, que aludía a la supremacía genética de los pueblos nórdicos conocidos como arios puros. 4. Lázara MENÉNDEZ: “Por los peoples del barrio”, en La Gaceta de Cuba, ibídem, pp. 18-19. 5. Hombre culto y político atinado, quien ostentó honrosamente la representación diplomática de Haití en Francia e Inglaterra, y demostró con su actuar y pensamiento la dignidad de su pueblo. Además, valoró con igual ímpetu a Toussaint Louverture —quien se conoce como El Precursor o El Primero de los Negros— como a los intelectuales nacionales ilustrados Edmond Paul y Luis-Joseph Janvier, que anhelaban la emancipación de aquella república negra tantas veces boicoteada. Véase “Un haitiano extraordinario”, del historiador francés Paul Estrade, en revista Casa de las Américas, Nº 233; La Habana, octubre-diciembre de 2003, pp. 82-83. 6. Fragmento de la introducción a De la igualdad de las razas humanas (Antropología positiva), trad. de Jean Maxius Bernard, en La Letra del Escriba, Nº 97; La Habana, junio de 2011, p. 5. 7. Kreyòl ayisyen (del francés créole haïtien): idioma criollo hablado en Haití y por emigrantes haitianos en varias zonas del Caribe, cuya base estructural es el francés mezclado con lenguas de África Occidental, como el wolof, fon, ewé, kikongo, yoruba, igbo y algunas lenguas gbe. Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Criollo_haitiano. 8. Al principio se le otorga el carácter de dialecto porque representaba una variante de lengua simplificada y práctica, cuya transmisión idiomática era por la oralidad. Desde la misma creación del Estado haitiano en 1804 sus fundadores introdujeron el bilingüismo: el francés como lengua oficial de la joven República, mientras la mayoría de la población hablaba el créole; no obstante, al fijarse una norma lingüística y literaria se eleva como lengua, por lo que hoy día es reconocida como una de las lenguas oficiales de Haití, según lo estipula el artículo 6 de la Constitución haitiana de 1987. Véase Matthías PERL: “La influencia del francés y del francés criollo en el español del Caribe”, en Islas, 23 (68): 163-176; Santa Clara, octubre-diciembre de 1981. 9. En la actualidad, una personalidad destacada de la literatura créole haitiana. Autor del poemario Dyakoute (1951). 10. André-Marcel D’ANS: Haití, paisaje y sociedad, Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2011, p. 260. 11. Véase “Constituciones haitianas: ideología y cultura posrevolucionarias”, de Sibylle F. Fischer, en revista Casa de las Américas, Nº 233; La Habana, octubre-diciembre de 2003, pp. 16-35. 12. Véase “Introducción” a la antología Identidades. Poesía negra de América, selección de Mónica Manssur, Ed. Arte y Literatura, La Habana, 2011, pp. 5-39. 13. Véase la nota número 9. 14. Véase la nota número 6. 15. Resolución adoptada por unanimidad en diciembre de 1948 por la Asamblea General de la ONU. 16. Mónica MANSSUR (sel.): ob. cit., p. 419. 17. Mónica MANSSUR (sel.): ob. cit., p. 382. En la antología aparece bilingüe el poema de Jacques Roumain, aunque en la versión castellana se sustituye el término mugres por sucios; sin embargo, se ha preferido sucios por la sonoridad que ofrece y por mantener el estilo de traducciones anteriores. 18. José MARTÍ: “La verdad sobre los Estados Unidos”, en Obras completas, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 28, p. 290. 19. Véase Gisela ARANDIA: ob. cit., p. 59. ** Yosbany Vidal García http://www.letralia.com/firmas/vidalgarciayosbany.htm Docente e investigador cubano (Morón, 1984). Licenciado en letras, es profesor universitario, guionista radial y locutor. Miembro de la Sociedad Cultural José Martí (SCJM, http://www.josemarti.cu) y especialista principal de Ediciones Ávila. Coautor de Primer ciclo: familiarización y diagnóstico (texto educativo, Editorial Félix Varela, http://revistas.mes.edu.cu/felixvarela; 2007), Martí, editor (ensayo, Editorial Letras Cubanas, http://www.editorialletrascubanas.com; 2008) y La vida siempre, y a cada paso... (ensayo, Ediciones Ávila, 2010). Textos suyos aparecen publicados en el portal digital Cubarte (http://www.cubarte.cu), las revistas Honda (http://www.josemarti.cu/?q=node/21), Viña Joven, Videncia (http://www.videncia.cult.cu) y Cañasanta (http://www.canasanta.com, Canadá), y en los CDs Memorias del IV Coloquio Internacional José Martí y las letras hispánicas y Oro nuevo. Estudios sobre José Martí, ambos en 2009. Ganador del premio del XXXIII y XXXIV Seminario Nacional Juvenil de Estudios Martianos (2007 y 2008, respectivamente); Concurso Nacional “Leamos más” (2007); Taller Especializado de Crítica Literaria “Cantos y Rumbos” (Ciego de Ávila, 2008); Mención Premio Especial Videncia 2008; finalista en el 6º Concurso Literario Viña Joven (2008); Concurso Nacional “Oro Nuevo” (2009); Premio Pedro G. Subirats 2009, y Premio Especial Videncia 2009. === Orígenes del sufismo islámico Omar Aouini ======================== 1. El sufismo: presentación histórica El origen etimológico de la palabra sufismo ha dado lugar a varias especulaciones. Mientras algunos estudiosos de esta corriente opinan que sufismo procede del término árabe suf (lana) (1), por la ropa de lana áspera y gruesa que llevaban los sufíes como signo de penitencia y ascetismo, otros estiman que viene de safa (pureza) debido a la pureza del alma de los sufíes. Para otros, sufismo procede del árabe sofa, un peldaño alto en la mezquita de la Medina donde suelen sentarse los compañeros del profeta Muhammad (2) (los compañeros del banco, Ahlu-s-sufa). El principio del siglo VIII vio la aparición de los precursores del sufismo. Las más destacadas figuras eran Dun-Nun al-Misrí (fallecido en 859), Al-Junayd al-Bagdadi (fallecido en 910) y Al-Halaj (fallecido en 922). Hasán al-Basrí (fallecido en 728) era considerado como asceta y no como primer sufí (3). Sin embargo, para algunos los verdaderos precursores del sufismo eran otras tres figuras: Abu Hashim (fallecido en 767), el que construyó la primera casa de retiro para místicos (záwiyah) en Siria (4), Hasán Al-Basri y Rábiaa al-Adawiya de Basora (fallecida en 801) (5). Los sufíes tienen una visión particular de la religión. En efecto, establecen una distinción tajante entre la “forma” y el “sentido”, “el exterior” y el “interior”, la “cáscara” y la “pulpa”. El camino espiritual sufista, llamado tariqa, está ubicado entre estos polos (6). Los sufíes comparten con los musulmanes todos los preceptos de la shariaa (ley islámica), pero estiman que no todos los musulmanes pueden acceder al sentido interior de la religión, haqiqa, ya que ésta requiere mucha dedicación y concentración espiritual. El objetivo del sufismo es el conocimiento de Dios, y para conseguirlo, el sufí debe emprender un largo viaje y atravesar varias etapas como el arrepentimiento, la abstinencia, la renuncia, la pobreza, la paciencia, etc. 2. Orígenes del sufismo El tema de los orígenes del sufismo islámico es un tema muy discutido entre los estudiosos actuales, sean orientales u occidentales, y entre los grandes orientalistas de los siglos XIX y XX. Mientras algunos defienden la hipótesis de la dependencia de esta corriente religiosa (el sufismo), buscando sus orígenes fuera del Islam, otros lo consideran como un auténtico producto de la cultura árabe y de su interacción con el Corán y su lengua. 2.1. El sufismo islámico y la dependencia En respuesta a la pregunta de dónde tiene el sufismo sus orígenes, muchos de los investigadores occidentales e islámicos sostienen la influencia exterior, esto es, el influjo de la mística cristiana, la mística india y la filosofía griega. Algunos escritores musulmanes apoyan esta actitud asegurando que el sufismo no tiene nada que ver con el Islam, que no conoció esta tendencia hasta finales del segundo siglo de la Hégira, con la traducción al árabe de la ciencia y la cultura griegas (7). 2.1.1. La influencia cristiana El español Asín Palacios (1871-1944) ha notado muchas analogías entre el Islam y el Cristianismo en materia de la vida ascética y mística. No se trata, según él, de una simple coincidencia casual, sino más bien de “la imitación, más o menos consciente, de la doctrina y método de vida del monacato cristiano oriental” (8). Dicha imitación nace de la falta de modelo de perfección en la vida del profeta Muhammad con respecto a la ascética y la vida mística, a pesar de la existencia en el Corán de ciertos gérmenes ascéticos (9). La vida de Muhammad, siempre según Asín Palacios, no pudo ser un ejemplo de castidad y virtudes, siendo “un profeta que fue rey, polígamo y guerrero, es decir, un fundador de religión que, a pesar de las ideas cristianas de su Alcorán, vivió sin refrenar la ambición de los honores, la concupiscencia de la carne y los estímulos de la ira” (10). Por eso asegura Asín Palacios que los sufíes no cesaron de adornar la vida del profeta Muhammad, a través de muchas leyendas, con varias virtudes ascéticas, llegando así a cristianizarla para poder romper la antítesis de su doctrina ascética y de la vida de su profeta (11). La idea de la dependencia del sufismo islámico al monacato cristiano es defendida desde el siglo XIX entre los orientalistas. De hecho, el orientalista austríaco Alfred von Kremer (1828-1889) sostiene que el monacato cristiano, basado en el temor a Dios y al infierno, y el deseo de escaparse de este mundo, ejerció una notable influencia en el sufismo islámico. Afirma también que “esta pura entidad cristiana (el sufismo islámico) creció rápidamente gracias a la acción de algunas mujeres religiosas como Rabia Adaouia” (12). El destacado islamólogo inglés, Reynold Nicholson (1868- 1945), un contemporáneo de Asín Palacios, en su investigación de la etimología de la palabra “sufismo” asegura que los ascetas musulmanes (los sufistas) imitaron a los sacerdotes cristianos en vestirse con la lana (13). Para justificar esta opinión, suele referirse a la fuerte presencia en Oriente del ascetismo y el monacato cristiano a través de sus muchos cenobios, y el contacto que hubo entre los árabes y los monjes. Éstos eran muy respetados en estas tierras tanto por la gente ordinaria como por el profeta mismo, que les honraba y mostraba su gusto por sentarse a hablar con ellos (14). Por ello, el Corán declara: “Encontrarás que los peores enemigos de los creyentes son los judíos y los idólatras, y los más allegados a ellos en afecto son quienes dicen: Somos cristianos. Esto es porque entre ellos hay sacerdotes y monjes, y porque no son soberbios” (15). Los cenobios cristianos eran difundidos en la tierra árabe antes del Islam, especialmente entre los reyes árabes Al-Manádira, según afirma Yaqut Al-hamawi en su Libro de los países (16). Dos razones justifican, pues, esta hipótesis: la primera consiste en las relaciones existentes entre los árabes y los cristianos antes y después del Islam; la segunda se basa en las similitudes registradas entre la vida, las ideas y las prácticas de los ascetas y los sufíes, por un lado, y la vida de Jesús, las opiniones, los ritos y la vestimenta de los monjes, por otro lado (17). El orientalista Alfred von Kremer opina casi lo mismo al afirmar que el sufismo está integrado por dos elementos: uno, la ascética, cristiano, y otro, indio y budista (18). 2.1.2. La influencia india La cultura india pasó a Persia antes que ésta fuera conquistada por el Islam, donde echó raíces por muchos siglos. La ciudad de Balj era considerada como uno de los más importantes centros del misticismo budista que abrigaba muchos cenobios antiguos (19). El monasterio de Nava Vihara, localizado en esta ciudad, es un excelente testimonio de la presencia de dicha cultura (20). Según Miguel Cruz Hernández, la hipótesis de la influencia india o budista en el sufismo islámico es justificada por tres razones: la existencia de monasterios budistas en muchas partes de la actual Turkmenistán, lo que revela el peso de este monacato en esta zona; la conversión al Islam de importantes figuras budistas como el último director del monasterio de Belj, al cual pertenece la famosa familia Barmakí; y la procedencia budista y mazdea de los primeros espirituales islámicos orientales (21). La fama de esta ciudad en el campo del misticismo sigue en la época musulmana con el nacimiento de grandes figuras sufíes como Ibrahim Ibn Adhem (muerto en 778), Shafiq Belji (muerto en 890) y Abu Yazid Bastami (muerto en 875), que era uno de los sufíes que más influencia del misticismo budista recibieron, ya que informó que había aprendido de Abu Alí Sindi el método indio conocido con el nombre de “el control de la respiración” (22). El orientalista húngaro Ignaz Goldziher (1850-1921) también se refiere a la contribución india en el sufismo islámico afirmando que “al estudiar el sufismo desde el punto de vista histórico es preciso tener en cuenta la contribución india que ha participado en la formación de esta doctrina religiosa nacida del neoplatonismo” (23). Los que defienden esta tesis se basan en las analogías que existen entre algunas ideas sufistas y otras indias. El principio sufí de la unidad de la existencia, por ejemplo, es muy parecido a la nirvana india; la unión con Dios y el anonadamiento en el sufismo tienen mucha semejanza con la idea del deseo del alma de unirse con Dios, liberándose del cuerpo y del sufrimiento en la filosofía brahmánica (24). El gran sabio Al Biruni (973-1048) también se refiere a la influencia budista en el sufismo islámico asegurando que los sufíes comparten con los indios (el Nirvana) la idea del anonadamiento (25). Otros encuentran eco del budismo en las prácticas sufíes en el control de la respiración y la meditación, ejercicios yóguicos hindúes y budistas (26). La idea del anonadamiento está presente en los escritos de muchos grandes sufíes como Risâlah Al-Qushayriyyah, “Tratado de Al-Qushayri” (muerto en 1072), Kashf Al-Mahÿûb, “El desvelamiento de lo velado”, de Al-Huÿwuiri (muerto en 1074), y Futuhat al-Makkiyya, “Las revelaciones mekíes”, de Ibn Arababí (1165-1240) (27). El orientalista alemán Martín Hartmann (1851-1918) se afana en probar que la fuente del sufismo es india. Se refiere, por ejemplo, al hecho de su aparición y difusión, al principio, en Korasán; al hecho de que la mayoría de los primeros sufíes no eran árabes, como Ibrahim Ibn Al-Adhem, Shafiq Al Balji, Abu Yazid Bastami, etc.; y la semejanza existente entre algunas ideas y prácticas ascéticas islámicas y otras indias como, por ejemplo, la idea de la satisfacción (Ar-Rida) o el uso del rosario (28). 2.1.3. La influencia de la filosofía griega El pensamiento sufí se entrecruza con la filosofía griega en su preocupación por la temática del conocimiento en su dimensión universal, pues la profundidad con que trata el sufismo este tema hace de su discurso un discurso filosófico por excelencia (29). Muchos de los que apoyan la influencia griega en el pensamiento sufí atribuyen dicha influencia a Plotinio (205-270 d. C.), el verdadero fundador del neoplatonismo (30), que profesa “las concepciones del Uno, de la razón y del alma recibidas a través de la obra conocida como Teología de Aristóteles, traducida al árabe en 840” (31). El neoplatonismo se basa en el principio de que todas las realidades surgen, por emanación, de la realidad suprema que es lo Uno, igual que la luz que emana del Sol. En el sufismo, las teorías de la iluminación y de la gnosis (una traducción de la palabra griega que significa conocimiento), son neoplatónicas (32). El influjo del neoplatonismo en el sufismo fue facilitado gracias a la importante labor de traducción de la filosofía griega realizada por los musulmanes, y sus contactos con los monjes cristianos (33). Los que apoyan la tesis de la influencia griega en el sufismo evocan también el origen de esta palabra que, según ellos, procede de la palabra griega sophós, que significa sabio. 2.2. El sufismo islámico: ascetismo y autenticidad Algunos de los que estiman que el sufismo es una ciencia puramente islámica fundamentan su opinión en el juicio del gran historiador Ibn Jaldún, que sostiene que este camino es una de las ciencias islámicas que ha sido recorrido por los Compañeros del profeta y sus seguidores: Este conocimiento es una rama de las ciencias de la Ley Sagrada que se originó dentro de la Umma. Desde el principio el camino de tales gentes ha sido considerado también el sendero de la verdad y la guía por la primera comunidad de musulmanes y sus notables, los Compañeros y los seguidores de éstos últimos. Básicamente consiste en la dedicación a la ’ibada, la plena dedicación a Allah el Más Elevado, dando la espalda a los ornamentos del mundo (34). Para algunos, y concretamente para las investigaciones actuales como los trabajos de Louis Massignon, debemos buscar el verdadero origen del sufismo islámico en el ascetismo islámico (35). Algunos de los grandes Compañeros del profeta son “considerados como los precursores directos de los ascetas de los primeros siglos de la hégira (siglos VII-VIII d. C.)” (36). Estos Compañeros, como Abu Darr, Hudaifa, Suhaib, Uways Qarani, etc., fueron llamados ascetas, adoradores, ermitaños, “los que no paran de llorar”, predicadores, sin que nadie de los musulmanes les negara esta práctica (37). El mismo profeta asumió el ascetismo antes de recibir la revelación retirándose en la cueva de Hirá para meditar. Entre los grandes ascetas en la historia musulmana que allanaron el camino para la aparición del sufismo se suele aludir a Hassan Al-Basarí, Ibrahim Ibn Adhem, Fudail Ibn Iyaad y Chafik Balji (38). Estos ascetas fueron una protesta contra “la creciente mundialización, el lujo y la degradación de las costumbres de la época omeya” (39). Esta actitud se debe al hecho de que los musulmanes saben que el profeta les ha avisado de las negativas consecuencias de apegarse demasiado a esta vida al asegurar que: “No me temo que seáis idólatras después de mí, sino que os rivalicéis en esta vida” (40). Las noticias sobre ascetas y místicos musulmanes datan de finales del siglo VII, y a partir de principios del siglo IX aparecen “prácticas piadosas, oraciones, meditaciones, mortificaciones, ayunos muy rigurosos y penitencia” (41). Después de estos ascetas, surgen otros conocidos como “espirituales-combatientes” en las zonas de frontera, además de la aparición de mujeres también que practican la espiritualidad (42) como Rabia Adaouia (717-801). Para algunos estudiosos, la ascética musulmana, y por ende el sufismo, es una respuesta islámica contra el dominio del puro pensamiento racional y la negativa literalidad de la interpretación del texto coránico (43). Estos estudiosos sostienen también que el sufismo es exclusivamente islámico y ninguno de los demás pueblos tiene un sufismo como el conocido entre los musulmanes. El parecido al sufismo islámico en otras culturas puede ser llamado monacato, ascetismo, austeridad, pero nunca sufismo (44). El profeta ha prohibido el monacato al declarar que “No hay monacato en el Islam”, sin embargo, ello no quiere decir que el Islam veda la espiritualidad (45), sino más bien le da otro sentido diferente de lo conocido en el monacato cristiano. La pretensión de que el sufismo islámico tiene sus orígenes en otras religiones, y especialmente el cristianismo, y su acusación por algunos de ser una herejía, contribuyeron a su alienación y marginación, lo cual lo excluyó del ámbito de las ciencias y el pensamiento islámicos (46). Ello permitió que “el papel del descubrimiento del sufismo y el estudio de las diferentes formas de su impacto en la cultura islámica sean básicamente una iniciativa occidental (orientalista), ya que se convirtió la investigación científica en el sufismo islámico desde finales del siglo XIX en una ocupación orientalista por excelencia” (47). 3. El sufismo y el orientalismo El interés de los orientalistas por el sufismo empezó hace dos siglos, precisamente alrededor del año 1800 (48). Sus estudios sobre el mundo árabe-islámico han provocado en los últimos años grandes debates sobre las verdaderas intenciones de sus hombres. Mientras algunos sostienen que estos estudios son “una investigación pura”, otros les atribuyen unos fines exclusivamente coloniales (49). Para estos últimos, el orientalismo remonta al siglo XIII, siglo de las cruzadas que representaron una preciosa oportunidad para que el Occidente tomara contacto con el Oriente (50). Después, en el período del colonialismo, creció en los europeos el deseo de comprender las religiones no cristianas para poder someter y cristianizar a los nativos de las tierras recién conquistadas (51). Por ello, las relaciones eran muy estrechas entre los administradores coloniales y los misioneros (52), que encontraron en la empresa colonial la mejor oportunidad para difundir su religión en los países conquistados. Sin embargo, sus estudios sobre el Oriente islámico y su religión no estuvieron exentos de fallos y equivocaciones por haber partido de “un concepto de religión basado, en gran medida, en su conocimiento y comprensión del cristianismo” (53). Pese a que los orientalistas aprendieron la lengua árabe y vivieron algún tiempo en países árabes, no consiguieron entender en muchas ocasiones los textos árabes con sus diversos préstamos y metáforas (54). Las dificultades lingüísticas representaron, por lo tanto, un verdadero obstáculo que impidió a los orientalistas tener un conocimiento acreditado de la cultura árabe. Dichas dificultades hacen víctimas de traición tanto al autor como al lector cristiano “a quien se presenta textos de mística islámica en lengua europea. Fuera de su contexto, de su propia resonancia, de lo que podríamos llamar sus armonías ‘religiosas’, las palabras pueden ser recubiertas con un significado distinto” (55). La falta de un profundo conocimiento de la lengua árabe guía a los orientalistas a una traducción errónea de muchos términos en el campo del sufismo. Como consecuencia, a menudo se atribuye al Islam una categoría ajena a él como, por ejemplo, al traducir lutf por “gracia santificante” o umma por “Iglesia”, imam por “Soberano pontífice”, ulama por “clero” (56). Para algunos, los errores en que incurren los orientalistas son debidos a su trato superficial de las cuestiones espirituales y su incapacidad de indagar en sus secretos y profundidades, ya que se dedican a temas que no tienen nada que ver con su mentalidad y educación (57). La idea recurrente, en los estudios de los orientalistas europeos, acerca del sufismo, consiste en que hay una dicotomía entre el sufismo y el Islam, o lo que suelen llamar el Islam “oficial” o el Islam de la Sharia (jurídico). Esta idea se afirma al descubrir a los sufíes “giróvagos, aulladores y danzantes”, y también al saber que algunos sufíes fueron ejecutados (58) por sus ideas, como Al-Hallaj y Sohrawardi. Para otros estudiosos, el objeto final de los orientalistas en sus estudios del sufismo es precisamente probar que éste está sacado del misticismo de las demás religiones anteriores al Islam como el cristianismo y el budismo (59). Es posible que la aparente separación entre el Islam jurídico y el sufismo represente “uno de los puntos de atracción que lo hacen tan fascinante [...] para el lector u observador occidental” (60). Dicha fascinación la matiza Octavio Paz al indicar que el principio de la unión con Dios de los sufíes, considerado por los ulemas como herejía, es “una de las riquezas del Islam” (61). Paz ve también con buenos ojos a los sufíes ejecutados considerándolos como mártires cuando afirma que “algunos fueron mártires y murieron por sus ideas” (62). 4. Visión sintética del origen del sufismo Según Louis Massignon, el misticismo es un fuerte deseo del ser humano de descubrir a Dios, y una revolución de su conciencia contra las distintas injusticias que sufre en su vida (63). Se desprende de esta definición que el misticismo es un fenómeno humano y una experiencia espiritual que puede vivir cualquier persona y puede existir en cualquier pueblo y cultura. Por esto, es posible que consigan dos personas diferentes, a través del ejercicio espiritual y la práctica ascética, el mismo resultado, sin que la una haya contactado con la otra (64). El pensamiento sufí islámico coincide en la forma con los demás tipos de misticismo tanto griego como europeo, en la medida en que todos utilizan el rito religioso a fin de realizar el conocimiento y la iluminación (65). Sin embargo, el sufismo islámico, en su relación con los cristianos, los indios, los griegos y los persas, no fue un “mero copiador” de sus experiencias y sus filosofías (66). Asimismo su acción no fue ni imitación ciega, ni aceptación ni rechazo absolutos, fue más bien “un contacto dialéctico basado en la influencia positiva; la crítica y la tolerancia; la analogía y el desacuerdo; la fusión, luego la reproducción” (67). Si no hubiera sido por su íntima conformidad con el Corán, el sufismo no habría tenido esta buena aceptación entre los musulmanes de modo general, lo que permitió a los sufíes autodenominarse “amigos especiales de Dios” y “los verdaderos herederos del profeta” (68). La originalidad del sufismo es debido a los tres fundamentos sobre los cuales forja su pensamiento y su práctica: la Sharia, o los datos de la revelación; la Tariqa, o la senda y la manera de practicar la devoción; y la Haqiqa, o el conocimiento que adquiere el sufí desde dentro. De este modo, el sufismo queda como una de las ciencias islámicas como el Kalam, la jurisprudencia “fiqh”, la gramática, etc., no una doctrina independiente del Islam. Conclusión La temática del sufismo islámico empezó a recibir interés entre los intelectuales y los especialistas a partir del siglo XIX, y la iniciativa fue occidental y orientalista. Uno de los temas abordados en este ámbito es el origen de esta corriente. La mayoría de los orientalistas (Alfred von Kremer, Reynold Nicholson, Ignaz Goldziher, Asín Palacios), excepto Louis Massignon, afirman su origen extranjero, además de algunas voces musulmanes que consideran el sufismo como doctrina hereje. Asín Palacios opina que el ascetismo y el sufismo islámicos no son más que una imitación del monacato cristiano. Ello lo justifican la fuerte presencia en el mundo islámico de cenobios cristianos, el contacto registrado entre los árabes y los monjes cristianos antes y después del advenimiento del Islam, y las similitudes existentes entre la vida espiritual cristiana y la musulmana. La influencia budista se nota, según los que sostienen esta hipótesis, en la supervivencia de cenobios antiguos en la ciudad de Belj (Persia), los monasterios budistas en Turkmenistán, la conversión al Islam de las destacadas figuras budistas, y la semejanza que existe entre algunos principios sufíes (la unión con Dios y el anonadamiento) y filosofías brahmánicas (el deseo del alma de unirse con Dios y liberarse del cuerpo y del sufrimiento, etc.). La influencia de la filosofía griega se manifiesta especialmente en el principio de la iluminación de los sufíes, que tiene su homólogo en la emanación del neoplatonismo. Esta filosofía fue muy conocida en el mundo islámico gracias a su traducción al árabe a partir del siglo II de la Hégira. Los que apoyan la hipótesis de la autenticidad del sufismo islámico aseguran que debemos buscar el origen de esta corriente en el ascetismo islámico. El profeta era el primer modelo de ascetas, el Corán está repleto de versículos que exhortan a la espiritualidad y la vida ascética. Los Compañeros del profeta también eran los mejores ascetas por excelencia. Por otra parte, el nacimiento del sufismo es considerado como una respuesta contra la creciente mundialización, la degradación de los valores y las costumbres predominantes en la primera época musulmana, y el dominio de la literalidad de la interpretación del texto coránico, además del dominio del puro pensamiento racional en la cultura islámica. El interés por el sufismo en estos últimos siglos ha sido resucitado casi exclusivamente por los orientalistas, lo que hace imprescindible valorar su iniciativa. Históricamente el orientalismo fue conectado con el colonialismo, en la medida en que aquél fue el instrumento eficaz de éste, que lo utilizó a fin de comprender y dominar los pueblos conquistados. Sin embargo, la labor orientalista tropezó con muchas dificultades que imposibilitaron la presentación de una imagen acreditada sobre muchos aspectos de la cultura árabe-islámica como el sufismo. Entre dichas dificultades cabe mencionar las de índole lingüística, junto a su estudio del Islam partiendo de un concepto cristiano de la religión. Todo esto hizo que su enfoque quedase superficial y erróneo en muchos casos como, por ejemplo, su recurrente afirmación de que el sufismo no es islámico y nada tiene que ver con la vida espiritual del Islam. La vida espiritual existe en todas las religiones, y por tanto el Islam tiene una mística fundamentada en sus propias enseñanzas, sin dejar de entrecruzarse con otras místicas con las cuales los musulmanes tuvieron contactos. Las místicas que han repercutido más en el sufismo islámico son la cristiana, la india (budista) y la griega neoplatónica. Sin embargo, la relación que ha establecido el sufismo con estas místicas no era basada ni en la ciega imitación, ni en el inconsciente rechazo, sino, más bien, ha tomado de ellas lo que más o menos no contradice los principios básicos de su religión. En términos generales, el sufismo islámico tiene dos aspectos: el relacionado con el ascetismo y la práctica religiosa, donde aparece su fidelidad a las enseñanzas islámicas, y el relacionado con el pensamiento y la filosofía en que se manifiesta el impacto de las demás místicas como la mística budista y la filosofía neoplatónica. Bibliografía Fuentes en castellano y francés • ANAWATI, G.-C. y GARDET, Louis: Mystique musulmane. Aspects et tendances. Expériences et techniques. Librairie Philosophique J. Vrin, Paris, 1986 [pp. 310]. • ASÍN PALACIOS, Miguel: El Islam cristianizado. Estudio del “sufismo” a través de las obras de Abenarabi de Murcia. 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Fuentes electrónicas • CAN, Sefik: “El contexto intelectual de los Selyúcidas de Anatolia durante la época de Rumi. Los orígenes del sufismo con anterioridad a Rumi”. http://www.svida.com/content/view/326/56/ (consultado en julio de 2011). • ERNEST, W. Carl: “Sufismo y yoga según Muhammad Ghawth”. http://bit.ly/Tlmnh6 (consultado en junio de 2012). • HOOSHANGI, Saeid: “El misticismo iraní de un vistazo”, pág. 1. http://www.lenguapersa.com/Articulos/misticismo.pdf (consultado en agosto de 2011). • VELASCO MONTES, Carlos: “Sufismo, una realidad esclarecida. La espiritualidad en la vida cotidiana. Origen del sufismo”. http://bit.ly/TLRfTt (consultado en junio de 2012). Notas 1. CRUZ HERNÁNDEZ, Miguel: Historia del pensamiento en el mundo islámico. Alianza Editorial, Madrid. 1ª ed. 1996, 2ª ed. 2000 [pp. 325], pág. 136. 2. HOOSHANGI, Saeid: “El misticismo iraní de un vistazo”, pág. 1. http://www.lenguapersa.com/Articulos/misticismo.pdf (consultado en agosto de 2011). 3. CRUZ HERNÁNDEZ, Miguel: Historia del pensamiento en el mundo..., volumen 1, op. cit., págs. 137-140. 4. CAN, Sefik: “El contexto intelectual de los selyúcidas de Anatolia durante la época de Rumi. Los orígenes del sufismo con anterioridad a Rumi”. http://www.svida.com/content/view/326/56/ (consultado en julio de 2011). 5. VELASCO MONTES, Carlos: “Sufismo, una realidad esclarecida. La espiritualidad en la vida cotidiana. Origen del sufismo”. http://bit.ly/TLRfTt (consultado en junio de 2012). 6. BURCKHARDT, Titus: La civilización hispano-árabe. Título original: Die maurische Kultur in Spanien. Versión española de Rosa Kuhne Brabant. Madrid. Alianza Editorial, S. A. 1ª ed. 1977 (quinta edición, 1985), pág. 187. 7. TAHTAUI, Ali Ahmed Abd El Aal: Herejías, carismas y nacimientos de los sufíes (2000). P. 320. 8. ASÍN PALACIOS, Miguel: El Islam cristianizado. Estudio del “sufismo” a través de las obras de Abenarabi de Murcia. Libros Hiperión. 1ª ed. 1931, Madrid, 2ª ed. 1981, Madrid, [pp. 543], pág. 9. 9. Ibíd, pág. 7. 10. Ibíd. 11. ASÍN PALACIOS, Miguel: El Islam cristianizado, op. cit., pág. 8. 12. GALEB, Muhammed: El sufismo comparado (1956). P. 34. 13. SHORBASI, Ahmed: El sufismo en los orientalistas (1961). P. 62. 14. AASI, Hasen: El sufismo islámico. Concepto, desarrollo e importancia en la religión (1994). P. 392. 15. El Corán 5:82. 16. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado (2008). P. 175. 17. YASIN, Ibrahih Ibrahim: Introducción al sufismo islámico (2005). P. 309. 18. Ibíd. 19. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado, op. cit., pág. 129. 20. CRUZ HERNÁNDEZ, Miguel: Historia del pensamiento en el mundo islámico, op. cit., pág. 134. 21. Ibíd. 22. YASIN, Ibrahih Ibrahim: Introducción al sufismo islámico, op. cit., pág. 129. 23. SHORBASI, Ahmed: El sufismo en los orientalistas, op. cit., pág. 19. 24. AASI, Hasen: El sufismo islámico. Concepto, desarrollo e importancia en la religión, op. cit., pág. 47. 25. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado, op. cit., pág. 131. 26. ERNEST, W. Carl: “Sufismo y yoga según Muhammad Ghawth”. http://bit.ly/Tlmnh6 (consultado en junio de 2012). 27. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado, op. cit., pág. 132. 28. YASIN, Ibrahih Ibrahim: Introducción al sufismo islámico, op. cit., pág. 45. 29. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado, op. cit., pág. 73. 30. Ibíd, pág. 75. 31. KÜNG, Hans: El Islam: Historia, presente, futuro. Traducción de José Manuel Lozano Gotor y Juan Antonio Conde Gómez. Editorial Trotta, S.A., 2006, Madrid [pp. 847], pág. 367. 32. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado, op. cit., pág. 76. 33. YASIN, Ibrahih Ibrahim: Introducción al sufismo islámico, op. cit., pág. 49. 34. KAHLAUI, Muhammed: El pensamiento sufí en Ifriqia y Occidente islámicos (S. IX de la Hégira /XV d. C.) (2009). P. 311. 35. KÜNG, Hans: El Islam: Historia, presente, futuro, op. cit., pág. 368. 36. BONAUD, Christian: Le soufisme et la spiritualité islamique. Maisonneuve et Larose, Paris, 2002 [pp. 155], pág. 63. 37. GALEB, Muhammed: El sufismo comparado, op. cit., pág. 23. 38. AASI, Hasen: El sufismo islámico. Concepto, desarrollo e importancia en la religión, op. cit., pág. 31. 39. KÜNG, Hans: El Islam: Historia, presente, futuro, op. cit., pág. 368. 40. EL JATIB, Asaad: Protagonismo y sacrificio en los sufíes (1995). P. 256. 41. CRUZ HERNÁNDEZ, Miguel: Historia del pensamiento en el mundo islámico, op. cit., pág. 133. 42. Ibíd. 43. GUERMINI, Abdesalam: El sufí y el otro (2000). Pp. 53-54. 44. Ibíd., pág. 53. 45. CRUZ HERNÁNDEZ, Miguel: Historia del pensamiento en el mundo islámico, op. cit., pág. 134. 46. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado op. cit., pág. 29. 47. Ibíd. 48. SCHIMMEL, Annmarie: Introducción al sufismo. Título original: Sufismus. Eine einführung in Die islamisch mystik. Traducción del alemán: Lía Tummer. Editorial Kairós, Barcelona, 1ª ed. 2007 [pp. 164], pág. 10 49. ERNEST, W Carl: Sufismo. Una introducción esencial a la filosofía y la práctica de tradición mística del Islam. Título original: The Shambhala Guide to sufism. Traducción de Joan Carles Guix. Ediciones Oniro, S. A. Barcelona [pp. 271], pág. 25. 50. SHORBASI, Ahmed: El sufismo en los orientalistas, op. cit., pág. 7. 51. ERNEST, W Carl: Sufismo, op. cit., pág. 24. 52. SHORBASI, Ahmed: El sufismo en los orientalistas, op. cit., pág. 8. 53. ERNEST, W Carl: Sufismo, op. cit., pág. 24. 54. SHORBASI, Ahmed: El sufismo en los orientalistas, op. cit., pág. 7. 55. ANAWATI, G.-C. y GARDET, Louis: Mystique musulmane. Aspects et tendances. Expériences et techniques. Librairie philosophique J. Vrin, Paris, 1986 [pp. 310], pág. 14. 56. ANAWATI, G.-C. y GARDET, Louis: Mystique musulmane..., op. cit., pág. 14. 57. GALEB, Muhammed: El sufismo comparado, op. cit., pág. 33. 58. SCHIMMEL, Annmarie: Introducción al sufismo, op. cit., pág. 10. 59. GALEB, Muhammed: El sufismo comparado, op. cit., pág. 34. 60. SCHIMMEL, Annmarie: Introducción al sufismo, op. cit., pág. 10. 61. PAZ, Octavio: La llama doble. Amor y erotismo. Barcelona. Editorial Seix Barral, S. A. 1ª ed. 1993. Sexta edición 2002 [pp. 223], pág. 83. 62. Ibíd. 63. GUERMINI, Abdesalam: El sufí y el otro, op. cit., pág. 53. 64. YASIN, Ibrahih Ibrahim: Introducción al sufismo islámico, op. cit., pág. 49. 65. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado, op. cit., pág. 7. 66. YASIN, Ibrahih Ibrahim: Introducción al sufismo islámico, op. cit., pág. 49. 67. KAHLAUI, Muhammed: Enfoques e investigaciones en el sufismo comparado, op. cit., pág. 7 68. KÜNG, Hans: El Islam: Historia, presente, futuro, op. cit., pág. 371. ** Omar Aouini http://www.letralia.com/firmas/aouiniomar.htm Docente tunecino (1963). Profesor de literatura hispánica en la Universidad de Túnez (http://www.utunis.rnu.tn). Ha publicado Puente, un manual de español como lengua extranjera para tres niveles (umbral, intermedio y avanzado), así como artículos en diversas revistas impresas y digitales en Túnez y en España. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** La orquídea de barro Ángel M. Encarnación Rivera *** Chau, wing izquierdo Jorge Castelli *** Poema 41 Sergio Manganelli *** Yo protegeré tus sueños Jorge Castillo Llorente *** Poemas Dora Isabel Berdugo Iriarte *** El relicario Teresa Caballero *** Poemas Miguel Aguado Miguel *** Dos relatos Hélmut Jaramillo Vlaes *** Cuatro poemas Ana Romano *** Jaula de mentiras Silvia Hebe Bedini *** Poemas José Ernesto Delgado Hernández *** Eutimio Sandia Severo Insausti === La orquídea de barro Ángel M. Encarnación Rivera ================= Humedad de ciénaga y pantano ojo que sabe de su oficio de estiércol y espuma, pareces vomitar fuego que carcome, lava que estrangula la piel de quien se acerque; sapo misterioso, en tu silencio absorbes nuestros fuegos, centrador de parajes, mago de la espada y de la lengua atraes la presa sobre ti a que trepe al lomo de la muerte y del suicidio, oh sapo acechante en tus silencios, disimulada orquídea escondida en el follaje vegetativo y herbario, quien te mira se hipnotiza en el placer que da el morir. *** 2 Esas grietas del lodo luminoso, salientes verrugas de su canto muy grave; esas bocas armadas de saetas, los sapos, viven dormidos fingiendo ser orquídeas en la infamia total de la mentira; son ululantes engaños, histriones que fingen la muerte; sus verrugas no se distinguen de las aguas espesas para que el torpe moscardón arríe su aguja; sus adustos lomos esconden el oasis entre cañas silbantes que al contacto del cáñamo que se arrime a punzar se conviertan en cimas de la muerte. *** 3 Isla flotante A ras del agua flotador lomo, empedernido en sus estrías, arrugado en sus yerbales, pintado de cieno, isla flotante, arreadora orquídea carnal, que engulle espadas, centrado blanco para otro aguijón más que vio salvada su vida en el instinto y en él quedó, perdido en el engaño; vibración, espasmo, ahogo, la batida del moscardón contra la lengua, la caída de sus alas, su aleteo, su aguijón y su veneno adentro de las cuencas de esa boca asesina en el silencio. *** 4 Orquídeas carnales Ni el aguijón de la abeja ni el instinto tenaz de las agujas puede escapar del sapo encenegado, montaraz engrudo que sonríe tieso en su cinismo; quién lo domina en su reinado de saliva y sangre, pegamento, vibración, entrado ya en su boca; qué habitante de algún planetario estanque lo somete; qué hierba alcoholada lo reduce a sueños menos encharcados o silentes melenas como orquídeas carnales. *** 5 No hay fuerza No hay fuerza que derrote su impiedad; cada embestida de la abeja la reduce a muerte tras la ensalivada cavidad que la aprieta hacia el fondo, y abajo, aun si abriera los labios desde el suelo mismo del averno encenegado sería imposible resistir la sacudida de la atmósfera, sobrevendría un aleteo y el desfallecer inevitable; es el sapo, su marca ríe en la espera de algún contendor. *** La orquídea En el agua oscura la orquídea se abre al aguijón de la abeja, el agua es sal, cobre, barro termal, segunda piel del cuerpo. Tú me mostraste la orquídea y me hablaste de todos los cuidados y desvelos necesarios para sustentarla, la humedad que destilaba, el olor preciso encarnado en su lengua, sumido en sus labios. La he maldecido y la he amado como siempre sospechas entre tantos otros florilegios y matices vegetales u hojarascas; la he dibujado en mis entrañas y en mi frente porque en rabia he deseado morder su pecíolo, su polen, sus antenas, su corola y los pétalos estriados que con verse en la luna se conduelen al viento para posarse como carnales mariposas o ululantes sapos. ** Ángel M. Encarnación Rivera http://www.letralia.com/firmas/encarnacionriveraangelm.htm Escritor, docente y abogado puertorriqueño. Ha publicado en revistas y periódicos dentro y fuera de su país como Mairena, Talleres, Cupey, Revista de Estudios Hispánicos, El Nuevo Día (http://www.elnuevodia.com), Cuadernos Americanos, La Torre, Cundiamor, Creación, En Rojo, Diálogo, Exégesis, El Vocero. Ha presentado innumerables ponencias y charlas y ha cooperado con don Manuel de la Puebla en el programa radial Revista Oral de Poesía. Ha publicado la novela Noches ciegas, primer premio de novela del Ateneo Puertorriqueño (1973; segunda edición, Editorial Antillana, 1982); los libros de narrativa Cuadernos de juglaría 21 (Instituto de Cultura, 1979), Las meninas de Avignon en Orgaz (1996) y Signos de amor (San Juan, Puerto Rico, 2005); los poemarios Flor de azar (1980), El Cancionero I de Francisco Matos Paoli (Instituto de Cultura, 1989), El crítico y otras blasfemias clownescas (1997), Os espelhos (en portugués; 1998), Los dos ríos (2000) y El ser de la curva (2005), y el libro de ensayos críticos y reseñas Tentado por la palabra ajena (Colegio Universitario del Este, Carolina, Puerto Rico, 1999). Publica la revista virtual Palabrajena (http://www.palabrajena.com). Tiene un doctorado en filosofía y letras y un Juris Doctor. Es catedrático de la Universidad del Este (http://www.suagm.edu/UNE), Departamento de Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Educativa Ana G. Méndez, Carolina, Puerto Rico. === Chau, wing izquierdo Jorge Castelli ============================== A Mario. Y también a Graciela, claro. De vez en cuando te acordás de Jorge. No como una carga o como una obsesión, por supuesto, sino como una parte fundamental de lo que fue tu infancia. Vos dirás que sí, que claro, que comonó, pero que ya corrió mucha agua bajo los puentes, que ahora sos el señor Mario Vázquez, un tipo de voz grave que toma decisiones, que opina sobre el país y sobre el mundo, y que entró hace ya un larguísimo rato en la algo sombría zona de los adultos, haciendo para siempre a un lado aquella ilusión de llevar el 10 de Rácing en la espalda. Sí, sí, perfecto, perfecto, todo lo que vos quieras, pero resulta que de vez en cuando —aún hoy, a tantos años— se te abre adentro algún paréntesis, algún espacio en blanco que te encargás de rellenar con ingobernables trozos de pasado. Entonces es imposible evitar que pienses en Jorge, en aquel segmento de tiempo que se llama Jorge, y que se relaciona con barriletes de obvios colores celestes y blancos, con botines y medias de fútbol, con descubrimientos diarios y avances sobre aquel terreno más o menos enigmático que iba a llevarte impostergablemente hasta la adultez. Aunque, claro, pensar en Jorge es pensar también en Graciela, porque casi siempre las dos imágenes se te vienen a la carga juntas, una yunta brava que te resulta difícil separar. Ya estás bien anoticiado, por otra parte, de que no sirve de nada preguntar por qué aquellos pantallazos de tu prehistoria te caen así, ocasionalmente, si al fin y al cabo pasaron tantos y tantos años y a vos tan mal no parece haberte ido; si después de todo se te ve tan camisa planchada, tan Peugeot 206, tan señor clase media. Pero aunque cueste creerlo, Mario, los barriletes vuelven y vuelven, te persiguen a veces por la calle, golpean tu ventana a medianoche, se plantan en medio de tu vida. Como una calesita descontrolada, vuelve y vuelve también aquella placita de Lomas de Zamora con sus partidos a muerte, con vos de número 10, el elegante, el cerebro, poniéndosela como con la mano a Jorge, que se desgañitaba, allá en el lado izquierdo de la canchita, pidiéndote la pelota. No existían aún los “enganches”, los “media punta” o los “carrileros”: Jorge era un wing; así de simple, un wing clásico: las medias caídas, las piernas chuecas, el pique demoledor, la gambeta corta, un par de amagues con la zurda, el centro atrás; y ahí vos, Mario, con la cabeza, o de volea, y chau, palo y a la bolsa, a cobrar. Jorge y vos, el trastornado y el exquisito, una dupla temible jugando casi de memoria, conociéndose como nadie, enhebrando día a día —y sin saberlo— ese delicado hilo que es la amistad entre dos chicos. A Jorge, como a todo wing de raza, lo llamaban El loco; cuando metía la quinta velocidad, chau, no lo agarraba nadie. A vos, en cambio, los otros te decían El conde: a la pelota no le pegabas, la acariciabas. Le dabas en chanfle, con efecto, suavemente, al exacto lugar que elegías. El freno, la pisada, la pausa justa, una delicia verte jugar. Y todo esto sin matarte, tranquilo, siempre el talento y la cabeza levantada, como sobrando cada situación. Los chicos del otro cuarto grado nunca querían aceptar el desafío a jugar un partido. Se las ingeniaban para postergarlo indefinidamente, ese miedo a un papelón mayúsculo evitando el encuentro. Todavía recordás —porque es seguro que la recordás— aquella tarde cuando por fin, y dios sabrá cómo, se animaron a fijar una fecha. Jorge te llamó aparte en un recreo y te pidió que lo dejaran, que no armaran el partido. Vos, lógicamente, quisiste saber por qué. Entonces él empezó a dar vueltas, balbuceando algo sobre una supuesta falta de preparación del equipo, que al equipo le hace falta jugar un par de veces más, que hay que entrenar un poco, dale, Mario, mirá si estos muertos encima llegan a hacernos la boleta... A vos, claro, la explicación no te convenció para nada. ¿Qué era eso de no estar bien preparados? De modo que insististe. Jorge dio un par de rodeos más y al final, un poco avergonzado, te confesó que se le habían roto las zapatillas (de lona, con puntera de goma) y que su madre no tenía plata para comprar unas nuevas. Vos revisaste mentalmente, pero fue inútil, porque sólo contabas con un par: las tuyas. Imposible prestarle algo, y eso que ambos calzaban el mismo número. Jorge, mirando hacia abajo, señaló sus zapatos y te dijo: —Los zapatos del cole. Los únicos que tengo. Por nada del mundo, por absolutamente nada de este mundo o fuera de él, vos querías echarte atrás, ir a ver a Padilla —el capitán del otro cuarto grado— y decirle con la cola entre las piernas que no, que mejor el sábado no, que mejor otro día. Dejaste la decisión en suspenso por 24 horas. Pensabas que el equipo sin Jorge no podía presentarse, que eso era dar una ventaja demasiado grande. A lo mejor todo se solucionaba planteando el asunto, así, bien crudamente, a los otros compañeros; a lo mejor Luccarelli, el gordo Broggi o el turco Kasir, podían resolver el problema: al fin de cuentas conseguir un par de zapatillas usadas número 37/38 no podía significar una cosa tan complicada. Parece cuento, Mario, pero en todo aquel cuarto grado no había nadie que pudiera prestar un par de zapatillas, ni siquiera de otro número. Era jueves. Tenés que recordarlo, seguro. Ya estabas a punto de tirar la toalla, de agarrarlo a Padilla en el primer recreo y de suspender el partido. Estabas lleno de bronca, una bronca profunda en toda la garganta, un silencioso volcán a punto de romper el mundo... ¿a qué negarlo? Ahora, que recuperás aquella escena en su totalidad, sonreís sin vueltas: Jorge entró apurado al aula, tarde como siempre, clásica cara de dormido, pasitos ágiles aunque cortos. La señorita Nené, como en una grabación vieja y gastada, repitió el sermón sobre la puntualidad y esas cosas. Jorge asentía con la cabeza gacha. Por fin, cuando la maestra decidió callar, tu amigo se sentó en su correspondiente lugar, giró la cabeza hasta encontrarte y te guiñó un ojo. Vos entonces supiste —porque lo supiste ahí mismo— que el equipo iba a presentarse ese sábado en el gigantesco estadio de la calle Laprida, y que iba a hacerlo con todas sus estrellas en plenitud. Ni bien sonó el bendito timbre del recreo, por supuesto te abalanzaste sobre tu amigo. —Listo, Mario. Todo arreglado. El sábado los cagamos a goles. Vos quisiste saber cómo, dónde, por qué... —Ayer fuimos con mi vieja a casa de mi abuelo. Zapatillas no tiene, el pobre viejo. Pero me prestó unos mocasines bárbaros. Son un número más grande. Mocasines, sí, sí. Pero yo me arreglo. Cayó el universo en el justo centro de tu cabeza, ¿te acordás? ¿Mocasines? ¿Y encima más grandes? Pero Jorge supo leer la decepción en tus ojos. —Vos no te calentés, Marito. Yo me arreglo —repitió. Jamás vas a poder borrar de tu mente aquel partido memorable. Ganaron ustedes, obviamente. Once a cuatro. Te lo repito: once a cuatro. Jorge, en una tarde de inspiración profunda, hizo seis goles. ¡Seis! ¡Y con los mocasines del abuelo! El último gol fue desopilante. El arquero del otro cuarto le había cometido penal al tano Clavelli, que se había gambeteado a cuatro y que se iba solito al gol. Como siempre, vos contaste los doce pasos y acomodaste la pelota: eras el obvio encargado de ejecutar los penales. En eso se acercó Jorge y te pidió que lo dejaras a él, que se tenía mucha fe. Vos aceptaste, claro, y entonces tu amigo —los brazos en jarra, la vista primero en un poste y luego fija en el arquero— tomó carrera. Fue realmente muy cómico: pelota y mocasín izquierdo del abuelo salieron disparados a la vez, la pelota a una punta del arco y el mocasín a la otra. El arquero vio venir dos cosas y eligió una. Todavía te causa gracia pensar en la cara que puso el pobre pibe cuando se encontró con un zapato entre las manos, mientras ustedes festejaban el gol. Era todo tan así, Mario; tan simple, tan sin vueltas... No había inflación ni deudas ni asesinos sueltos. Vos no pensabas en la muerte ni te dolía la espalda. No existían las cargas, las infamias, los desencuentros. El mundo era como una alacena sencilla, donde cada elemento ocupaba su correspondiente lugar sin que eso fuese considerado algo inusual o mágico. El agua corría, mansa, sin condiciones, sin sorpresas. Un único destino cierto, ineludible, te esperaba a vos a la vuelta de la esquina: jugar de número 10 en la primera de Rácing. ¿Qué otra cosa podía reservarte el futuro, si la vida estaba ahí, al alcance de la mano, redonda y dulce como la más jugosa de todas las naranjas; si el universo se reducía a una pelota de cuero y a unos ojos oscuros y pícaros que revoloteaban en la cara de Graciela, cuatro bancos atrás del tuyo, al lado de su inseparable Patricia, en la fila de la derecha. Graciela. Delantal perfectamente almidonado, pequitas pequeñas en los pómulos, melenita castaña recortada, seducción de nena asomando apenas al día. Graciela. Una fecha de cumpleaños —28 de noviembre— que vaya a saber por qué razón todavía recordás, aquella delicadeza naturalmente femenina, aquella mirada infantil aunque ya no tanto, aquellas maneras de hablar y de mover las manos y, por sobre todo, de sonreír, que te sometían de un modo tibiamente implacable. La buscabas con la vista a la mañana, al llegar a clase; la buscabas —sin entender— también en los recreos, le hacías chistes idiotas, tratabas de llamar su atención de mil formas distintas, te le rendías sin condiciones por algo que no estabas en condiciones de explicar pero que te llenaba la boca de un sabor agridulce. No será difícil trasladarse hasta aquella tarde del umbral de la casa de Jorge, Boedo al 900, apenas unos pasos de la escuela, vos y tu amigo sentados con las piernas en cruz, como los indios. El tema de conversación, por supuesto, era el glorioso Rácing Club de Avellaneda: la calidad de Perfumo, la sabiduría del Bocha Maschio, la excelente pegada del Chango Cárdenas. Fue una larga conversación, tras la cual, luego de un breve silencio, Jorge te preguntó, sin rodeos, si a los diez años de edad era posible estar enamorado. —Che... ¿uno puede estar enamorado a esta edad? —te tiró de golpe, sin preámbulo alguno. En el fondo, la pregunta no te sorprendió demasiado: solías formulártela cada noche. —No sé —contestaste. A mí me parece que sí. ¿Por? —Porque debo estar enamorado —dijo tu amigo—. Cuando estoy en casa pienso en Graciela, a la noche pienso en Graciela, todo el día pienso en Graciela. Llego al colegio y la miro, la busco en la formación, en el aula me doy vuelta a cada rato para mirarla, en los recreos... Qué sé yo, Mario. Vos te alegraste. Créase o no, fue muy notorio que no sentiste nada que no fuera alegría. De un modo raro, supiste que no estabas tan solo. —¿Así que a vos también te gusta Graciela? Jorge te miró. —¿A quién más le gusta? —quiso saber. —A mí. Jorge siguió mirándote por unos segundos. Después puso una de sus manos sobre tu hombro izquierdo. —¿Y ahora qué hacemos, Mario? —Y no sé... Nada... ¿Qué vamos a hacer? —Qué sé yo... Alguna cosa... ¿Y si se lo decimos? —¿A ella? ¿A Graciela? —Sí, claro. A ella. ¿Si se lo decimos? Miraste fijo a Jorge, sin responder. Jorge entendió. Luego se quedaron los dos allí, en el umbral, en completo silencio. —Cejas es un buen arquero —sentenciaste, al rato. —Sí. Arquerazo —dijo tu amigo. * * * A partir de aquella tarde, Jorge y vos se unieron aun más que antes. Increíblemente, el hecho de compartir los mismos sentimientos no los separó; por el contrario, Graciela pasó a ser algo así como otro punto de contacto entre ustedes, otra coincidencia. Los dos empezaron a evitar quedarse a solas con ella: si había diálogo, si había búsqueda, si había eso que ni vos ni Jorge sabían cómo llamar, lo elemental era que se compartiera. Para que todo esto te resulte más claro, será útil decir que hubo una noche de sábado en que la escuela organizó una kermesse a beneficio de la cooperadora. A las ocho en punto llegaste agitado a la casa de tu amigo. —Vení. Vamos a la kermesse del cole —propusiste, delante de la madre de Jorge. Él bajó apenas la mirada antes de decirte que no, que mejor no, que mejor fueras solo. —Dale, che. Vamos —insististe—. Se va a poner bueno. Jorge miró a su madre. Ella te preguntó si querías tomar algo y, sin esperar respuesta, desapareció tras la puerta de la cocina. Nunca mejor oportunidad: —¡Vení, marmota, que está Graciela! A Jorge le brillaron un poco los ojos. —¿Y vos cómo sabés que está Graciela? —Porque vengo de ahí. Dale... —No tengo un peso, Mario —te explicó entonces él, como acordándose, en voz bajita. Vos metiste una mano en el bolsillo del pantalón vaquero y de allí sacaste un billetito arrugado. —Con esto nos alcanza a los dos. Salieron, pues, como un tornado, Jorge apenas despidiéndose de su madre, que ya volvía de la cocina con dos buenos vasos de cocacola helada. Viento enloquecido, llegaron en segundos a la puerta de la escuela, la número 21, Penna y Boedo, pasos apenas de la casa de Jorge. Y justo en la entrada, sobre las escalinatas de acceso, vieron la lapicera párker. La vieron los dos al mismo tiempo, los dos dijeron mirá a la vez, los dos se agacharon a recogerla en el mismo momento. Era una párker de oro, una de esas lapiceras que sólo podían verse en algunas —pocas— vidrieras. Jorge la guardó en un bolsillo. —Una semana cada uno, Mario. ¿Está bien? Te pareció lo más justo, lo más natural entre dos amigos que compartían el mundo a la mitad, incluyendo en ese mundo hasta el amor por la misma compañera de grado. Después entraron de lleno en la kermesse. Tampoco era cuestión de andar preguntando uno por uno si había perdido una lapicera párker de oro; mirá si a alguien se le daba por reclamarla... Allá a lo lejos —ahora inéditamente sin el delantal almidonado, sino con un vestido con pequeñas flores de color naranja—, Graciela; allá a lo lejos, Graciela, los ojos oscuros, las pecas, la melenita, la sonrisa que iluminaba y limpiaba el mundo; Graciela, tratando de pescar de un recipiente con agua un desvencijado pato de plástico amarillo, usando una caña y un imán. * * * Y así, Mario, los meses fueron yéndose. La dupla mortífera producía grandes cataclismos en las defensas contrarias, Graciela reía y repartía gestitos a uno y a otro aunque a ninguno en particular, los barriletes con los colores racinguistas se elevaban cada fin de semana hacia el cielo de Lomas, la párker cambiaba de dueño todos los lunes. Llegó noviembre y el golazo de Cárdenas al Celtic Glasgow y enseguida el final de las clases. Y fue luego el verano. Y empezaste a extrañar a Graciela, a quien no ibas a ver hasta el mes de marzo. Y una mañana, principios de enero, vino tu viejo y te dijo que se iban unos días a Tucumán a visitar a la familia. Te despediste de Jorge en una tardecita de calor intolerable, los dos sentados sobre el umbral amigo, las piernas en cruz, como los indios. No hablaron de Graciela, no hacía falta. Eso sí, riéndote un poco, le recomendaste a Jorge que cuidara la lapicera, que le diera buen uso hasta que vos volvieras de Tucumán, un mes más tarde. ¿Cómo ibas vos a saber, Mario, que aquella era la última vez que veías a tu amigo? A tu regreso —fueron, en realidad, casi 45 días afuera de Lomas de Zamora—, después de que el negro y prolongado Kaiser Carabela de tu viejo frenara a las puertas de tu casa, lo primero que hiciste, claro, fue hacerte una corrida hasta lo de Jorge. La verdad es que lo extrañabas y que tenías muchísimas ganas de verlo. Tocaste el timbre varias veces, pero nadie respondió. Volviste al día siguiente y repetiste todo de nuevo, con idénticos resultados. Insististe una vez más, ese mismo día, por la tarde. Supiste allí, a través de un vecino, que la casa estaba desocupada, que la familia de Jorge, o sea Jorge y su madre (un estúpido sentimiento de vergüenza obligó siempre a tu amigo a intentar ocultarte la obviedad del divorcio de sus padres), los dos, se habían mudado sin decir a dónde. Sentiste rabia, aquellas horribles ganas de largarte a llorar, sentado en el umbral de siempre, las piernas en cruz, como los indios. ¿Y entonces qué? ¿Y la dupla temible? ¿Aquellos dos que se entendían en un simple cruce de miradas? ¿El Loco y el Conde? ¿Perdidos? ¿Perdidos para siempre? No. No podía ser. Eso, sencillamente, no podía ser. ¿Así, de ese modo, sin explicación alguna? ¿En qué clase de mundo de mierda podía suceder una cosa así? ¿Y Dios? ¿Dónde estaba metido Dios? Esperaste, claro. Simplemente esperaste. Esperaste durante una pila de días iguales, calurosos, aburridos. Nada. Ninguna noticia. Absolutamente nada. Y fue allí cuando empezaste a sentirte mal de verdad; porque fue allí cuando por primera vez en la vida te sentiste defraudado, estocada inicial, debut con los malos tragos. Y pensaste —no pudiste dejar de hacerlo— en la lapicera párker. Jorge se había ido sin avisar y además se había llevado con él la lapicera párker que era de los dos. Te viste un poco solo en el umbral, un poco despojado, un poco golpeado en la nuca. Todo muy lógico, Mario. Porque en ese momento vos no estabas capacitado para entender aquello que después, con la serenidad de los años analizando esta historia, casi con seguridad aclaraste en parte: esas decisiones de familia que los chicos nunca comprenden te separaron de Jorge, de tu amigo, de tu camarada, de tu wing izquierdo. Y entonces, con esa misma serenidad de los años, seguramente habrás sabido que Jorge nunca pensó en robar tu correspondiente mitad de lapicera; habrás sabido que Jorge simplemente no pudo avisarte que se iba, ni dejarte un mensaje, ni hablarte por teléfono (no había casi teléfonos en las casas de aquella época, ¿te acordás?), ni hacer absolutamente nada, porque el mundo de los adultos es a veces una urgente dictadura irracional; y contra eso, Mario, no hay tutía. Y fue por eso que Jorge se llevó la párker, sencillamente porque no tuvo espacio ni lugar para ninguna otra cosa. Y no estaría de más aquí, me parece, aclarar que, independientemente de la carencia de otras posibilidades, él también se llevó la párker porque esa fue su manera —su torpe manera— de decirte que ahora te quedaba todo el campo libre con Graciela, que él no estaba triste y que se iba con la lapicera en un bolsillo simplemente porque eso era lo justo, porque eso era lo simple, la párker por Graciela, lo obvio, la democrática repartija de siempre, más allá de que esta vez los inevitables bienes a repartir no fuesen en nada comparables entre sí. En referencia a Jorge, a su vida posterior, sólo habría que agregar un par de detalles no muy grandes: la párker de oro apenas le duró tres meses. Un día, en su nuevo colegio de la capital federal (“Antonio Schettino”, barrio de Caballito, sólo varones), la buscó en la cartuchera y ya no la encontró. Él es ahora un tipo bien grande que hace rato ha dejado de jugar al fútbol, aunque hay que mencionar que su vocación de wing sigue saludablemente intacta y vigente. Algunos amigos, vaya a saber por qué razón, insisten en llamarlo El loco. A veces te recuerda; se pregunta qué habrá sido de vos, de todo tu talento futbolístico, de toda esa inocencia desparramada hacia los vientos, sin mediciones ni cálculos previos. También se pregunta qué habrá sido de Graciela, qué corrientes la habrán llevado lejos del delantal almidonado y las pequitas y la melena castaña. Hace apenas unas horas Jorge te vio, o creyó verte, en pleno centro de la ciudad, manejando un 206 gris metalizado por la avenida Corrientes, ya definitivamente fuera del radio de influencia de la cancha de Rácing. Jorge iba a cruzar la avenida por la correspondiente senda peatonal (los vaqueros de siempre, un viejo libro de Cortázar bajo el brazo, alguna de esas preocupaciones políticas o metafísicas que nunca lo dejan en paz), y vos —pero si de verdad eras vos; pero si de verdad, a pesar de la montaña de años transcurridos, eras vos— le pasaste al lado como una ráfaga al borde de un semáforo en amarillo, ruuummmm, fantasma llegando de pronto desde el pasado luminoso. Él hizo entonces lo que siempre hace en casos así: sentarse frente al teclado y ponerse a contar historias como ésta. ** Jorge Castelli http://www.letralia.com/firmas/castellijorge.htm Escritor argentino (Buenos Aires, 1956). Es poeta, cuentista, novelista y dramaturgo. Coordina talleres literarios. Ha obtenido múltiples premios nacionales e internacionales, destacándose el Premio La Nación de Novela y el Premio de Narrativa “Ciudad de Alcalá”. Es autor de los libros de cuentos El lugar de Fanny y Aquella flor en el centro del caos, y de las novelas El delicado umbral de la tempestad y Las campanas de la revolución. En 2008 su obra teatral Whitelocke, un general inglés, fue estrenada en el Teatro Nacional Cervantes (http://www.teatrocervantes.gov.ar) de Buenos Aires, con gran recepción por parte de público y de crítica. A principios de 2011, Editorial Sudamericana (http://www.edsudamericana.com.ar) pondrá en vidrieras su nueva novela, El purpurado cuello. === Poema 41 Sergio Manganelli ======================================= Yo no digo jamás lo que usted piensa. Yo digo pan y estoy diciendo niño, usted piensa en un arma. Si digo patria digo casa y potrero, callecita o escuela, barrilete de trapos, compinches de la infancia. Usted entiende bronce de a caballo, fanfarrias y cañones, arengas de frontera, memoria ensangrentada. Cuando susurro dios —suelo hacerlo en minúsculas— usted prescribe liturgias y sotanas, infiernos en latín, no acariciarse el pito, yo apenas pretendo decir: no tengo fuerza. Digo violencia frente al plato vacío y al bebé condenado en la balanza, usted tiende a pensar que sentencio las piedras arrojadas, o la mirada torva del borracho o la mano insistente de los desarrapados, hay un malentendido. Si digo solo, usted tan solo piensa en solamente. Si digo falta es porque dije Benedetti, Mercedes, nonna, mi padre, el Flaco, Trejo y otros tantos. Usted entiende tribunal y multa gambeteada. Cuando digo fuga hablo de una mesa de café o de un pibe que sueña tras las rejas, usted alerta mira de reojo los candados. Si digo discreción sugiero no apremiar al otro con vergüenzas, usted piensa en metralla. Cuando digo dolor me refiero a la madre del pibe baleado en un afano, usted prepara whisky y aspirinas. Suelo decir perfume —de jazmines o fresas— usted piensa en Chanel. Si digo mulas sueño en cruzar los Andes, usted en pobres tipos que acarrean su podrida ganancia. Cuando digo valor no estoy diciendo precio. Cuando digo mañana voy diciendo futuro. Cuando digo justicia no diría jamás lo que usted piensa. ** Sergio Manganelli http://www.letralia.com/firmas/manganellisergio.htm Escritor argentino (Haedo, Provincia de Buenos Aires, 1967). Sus trabajos han sido publicados en una docena de diarios argentinos, así como diarios de México. Ha colaborado con revistas literarias de Argentina, España, México, EUA y Puerto Rico. Entre 1991 y 1998 ha obtenido una treintena de premios literarios. === Yo protegeré tus sueños Jorge Castillo Llorente ================== Un momento de ilusión lo buscamos todos. Puede que no logremos gran cosa, pero a menudo es lo único a lo que agarrarnos. Itziar tenía los ojos cerrados tras los cristales oscuros de sus gafas, sólo estaba enchufada a la música de sus auriculares, y el resto sólo permanecía en el asiento del autobús, con el asiento reclinado, en una postura olvidada de los ángulos del pequeño espacio a su disposición. Corrida la cortina y con un jersey entre el cristal y su cabeza, nada tenía el pasaje de Zaragoza que le cautivara. Lo sabía anodino. Su mundo estaba encerrado en su MP4, y lo que corría por los cables tenía la virtud de meterla a ella también. Si hubiera abierto los ojos, los titulares del periódico en manos de Josu le hubieran caído encima. Prefería pasar del tema. El sueño le vencía a ratos pero no lo tumbaba en otra cosa que no fuera el sopor espeso en la vista y en el cerebro. Ese sábado, Josu había fichado el final del trabajo a las 6 de la mañana, y sin otro preámbulo que una ducha y un desayuno se habían empaquetado juntos en el autobús con destino a Barcelona. El plan era echar una siesta en cuanto llegaran al hotel y prepararse para el concierto de Roxette. Era la reaparición del dúo sueco tras años de silencio y la enfermedad de Marie, su cantante, en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Un bostezo más y se apartó de la prensa. A ratos miraba por el interior del autobús. Quería hablar con Itziar. —Dicen que en Madrid tuvieron problemas de sonido, pero que estuvo muy bien. Las canciones de siempre. —¿No comentan algo de Marie? La gente del foro dice que no se ha recuperado del todo. La mano de Itziar acarició el brazo de su pareja. Josu encadenaba un bostezo con otro. Le dijo: —Enseguida llegamos a Zaragoza. Allí tenemos veinte minutos para que te tomes un café. La escalera del metro no funcionaba. Era muy empinada para salir frente a los Jardines de Mercé Rodoreda, había que tomárselo con paciencia. Barcelona pasaba por un día gris y templado de diciembre. Itziar no conocía la ciudad, y estaba muy despierta. Arrastró la maleta de ruedas por la acera en cuesta mientras Josu buscaba orientación en un mapa de la ciudad. —Ese es el viaducto de Vallcarca. Hay que cruzarlo y ahí cerca tiene que estar el hotel. Bajo sus pies se abría un valle urbanizado con edificios baratos y matorrales crecidos a la buena de Dios. Una avenida recién asfaltada guiaba por el fondo hacia el mar. Itziar escuchaba sus recuerdos, esa era la Barcelona que Josu recordaba de su infancia. Caminando un poco más, accedieron al otro lado del viaducto. Una pequeña rotonda, adoquinada de bloques de granito irregulares, conducía radialmente a un tejido de calles estrechas y limpias, a los bloques de pisos sobre la pendiente de la montaña y a los muros que rodeaban algunas casas. Una fronda de fresnos y castaños hacía de dosel de las aceras desde la íntima seguridad de los parques privados en los chalets. —Allí dice Parque Güell Hotel. Ese es. En la recepción un hombre de escasa estatura, pero ancho de espaldas, recibía su tarjeta visa y la reintegraba en su cartera de cuero negro, muy abultada, y se la guardaba en el bolsillo interior de su cazadora de piel marrón crudo. Aparentaba unos 40 años muy juveniles y desenvoltura en esto de ir de hoteles. La mujer que le acompañaba le pasaba una cabeza, morena y de mirada cálida, penetrante, de color miel y la palpitación del vértigo si caía en algún afortunado. Su cabello largo y liso despedía todavía ese aroma a tinte dulzón y permanente de peluquería. —Bien, ¿por dónde meto el coche en el parking? —y terminó de firmar las facturas. Josu e Itziar esperaban a una discreta distancia. —Vete subiendo la maleta, ahora subo yo —el tipo moreno la retuvo del brazo unos segundos para decírselo tan cerca del oído que pudo haberla besado en la mejilla, pero aun así pudieron escucharlo. Ella retomó la maleta siguiendo sus tacones y su trasero enfundado en unos jeans. El mismo modelo de maleta que Josu arrastraba. Se sacó las gafas de sol del cabello, un modelo en pasta blanca tal que una patada en el bazo, y se las puso. Josu se volvió al recepcionista sonriendo decepcionado. —Buenas, soy Josu Urrutia. Hemos reservado una habitación para hoy. Les tocó el tercer piso. Mientras esperaban el ascensor que había viajado al segundo, cotejaron el precio de las bebidas en una máquina expendedora al lado. —He visto una tienda de alimentación por aquí cerca. La mañana continuó con gruesos goterones destilados del cielo nublado contra los cristales de la habitación. Marta se había sentado en la cama, con la maleta abierta a un lado y mirando de reojo las cuatro paredes de una habitación de hotel demasiado estrecha para su gusto. Dejó las gafas de pasta blanca sobre la mesita de la cama. Una de las paredes era un ventanal doblemente acristalado para amortiguar el ruido de los motores en la calle. Íñigo la acababa de abrir y se escuchaba el gorjeo de una multitud de aves, entremezcladas. En el tiempo que estuvo el baño ocupado, Marta los estuvo escuchando y descifrando las especies a las que pertenecían. Luego salió Íñigo con la toalla en la cintura y el cabello de nuevo peinado hacia atrás con gomina. —Hay un restaurante en el hotel —dijo. —Podríamos ir a comer a las Ramblas, y después ver el Tibidabo. —El coche está haciendo un ruido que no me gusta —podía ver cómo se quitaba los jeans y se quedaban sus largas piernas desnudas a través del espejo de la habitación. —Podemos ir en metro. —¿Vas a entrar al baño? —Estoy buscando el gorro para el pelo —empezó a sacar ropa de la maleta. El petardeo de una moto hizo temblar los cristales. Marta se detuvo a escuchar cuando hubo pasado: —Es como un chillido como de cotorras. —A la gente se les escapan esos bichos de las jaulas —dijo Íñigo—, y después llenan la ciudad. El Parque Güell está ahí al lado todo colonizado. Aves exóticas por la calle. A Marta le fascinó la idea, le encantaba la idea de ver volando pájaros de colores. Él se tumbó en la cama y la atrajo hacia sí hasta recostarla a su lado. —No te preocupes, nena. Cuando duermas, yo protegeré tus sueños. La maleta iba poco a poco acercándose al borde de la cama. Un piso por debajo, a Josu le costó despertarse y tomar conciencia de que estaba en Barcelona pocas horas antes de un concierto. —Eres una motosierra cuando duermes. Se te oía desde el pasillo —dijo Itziar, sentada entre la chaqueta y el bolso. Josu se quedó mirándola metido en la cama. —He estado por las Ramblas y el Barrio Gótico. Ya sé qué metro hay que tomar para ir al Palau Sant Jordi. Y para mañana antes de irnos también. Venga, levántate. Te he comprado unos plátanos para que comas algo antes de salir. Están a muy buen precio ahí abajo. —Joder... Bueno —Josu se restregaba los ojos—. Creo que hay loros en la calle. Arman un buen alboroto. Ya verás, mañana no te dejarán dormir. Se zampó un plátano y pilló una mandarina. —Para el caso, “cañaso”. He traído tapones. El FC Barcelona jugaba en la ciudad. Los andenes del metro hacia Les Corts acogían manadas de forofos culés esperando entrar en los vagones. Con el azulgrana en la cara como pintura de guerra, y las bufandas y gorros como distintivos entre la masa, ellos pasaron a convertirse en masa y Josu e Itziar unos tipos diferentes en el vagón. Asiáticos, nórdicos, latinos que por unas horas tienen algo en común, bien visible. Itziar se vio sorprendida y separada de su pareja cuando se hizo inevitable. Él la apremiaba con la mirada para salir en la próxima parada. La puerta se abrió y volvió a entrar más gente futbolera, apretujando a los de dentro otra vez. Hubo que bajarse en la siguiente y regresar a la anterior en el siguiente metro. Josu se enfadó. Salieron a la brillante oscuridad de la noche barcelonesa. —Vamos por aquí —Josu se orientó en el mapa a la luz de los escaparates—. ¿Qué calle es esta? —El Carrer de Radas. —Venga, es por aquí —los despertares de Josu pueden ser malos. Es sólo un mal rato que se pasa pronto. Subían solos por la carretera y la noche. Pasaron frente al Teatro Griego y al Museo de Historia de Cataluña, siempre entre los jardines hasta desembocar en un parking escasamente iluminado. —Mira, allí está la pareja del hotel —la pareja se besuqueaba agarrada de la cintura. Ella no parecía la misma de la mañana, pero él sí. Josu se acercó a unos matorrales del jardín para orinar. Allí abajo estaba toda la ciudad de edificios encendidos y grandes avenidas punteadas de luces amarillas. Sabía que eso le gustaba a Itziar. Pisadas de alguien corriendo. Era un hombre haciendo footing que había cruzado a sus espaldas bajando la carretera. —¿Nos vamos? —preguntó Itziar—. Por allí va la gente. —Vamos ya, déjalo para luego. ¿Una calada? —Me muero de ganas, tía. —Mira, cariño, la gente ya va al concierto. Marta no quería desarreglar su ropa ni alborotar todavía su cabello. Un tono de decepción congeló las palabras de Íñigo. —Entonces voy a coger el móvil del coche. Sácame otro pito. El Palau es una pista deportiva encerrada en un gran edificio para comodidad de los espectadores. Cuarenta minutos antes del comienzo ya había un buen número de personas esperando de pie en la pista frente al escenario. Josu compró cervezas y bocadillos para no sucumbir a otra cosa que la música durante las próximas 3 horas. Eligieron unos asientos cercanos al escenario pero en una posición lateral y elevada. Cercanos a la escalera de acceso, dejando el primer asiento vacío, aquello se estaba llenando rápidamente de gente. Las dos parejas de delante se habían colocado de manera que ellas hablaban al lado de las escaleras y ellos más dentro de la fila enseñándose fotos y videos en las pantallas de los móviles. En medio, dos asientos con una montaña de abrigos. La concurrencia era de treintañeros mayormente más algunas jovencitas formando grupos estridentes, consecuencia directa de heredar los CD’s de sus hermanos mayores, y alguna que otra capaz de otear por su cuenta el panorama musical al margen de la publicidad más agresiva. El espectáculo empezó. Al grupo Casa Rusia le tocó calentar a la afición con sus canciones, muy melódicas y agradables. Su cantante se dirige constantemente al auditorio, intenta conectar sin olvidar a quienes han venido a escuchar realmente. Son buenas canciones, muy pulidas y algo trilladas al oído. Los grupos que continuaban llegando ya no veían posible sentarse juntos, y seguía habiendo listillas intentando colarse en las localidades más caras por el método habitual de volver locos a los empleados de seguridad con mil y una reclamaciones. Cuando el tipo de anchas espaldas se harta de soportar niñas pijas y se mueve un poco, va una y se cuela detrás de él por la puerta. Entre los que aparecieron por las escaleras está la pareja del hotel. Subieron observando detenidamente sus opciones en el graderío. La gente iba ocupando lugares y sólo quedaban sitios escorados y altos para dos personas juntas. —¿Está libre este asiento? —Marta se dirigió a Josu acerca del asiento vacío junto a él al lado de la escalera. —Sí, claro. En la fila de delante amontonaron la ropa para dejar un asiento libre a Íñigo. Luego los chicos siguieron a lo suyo, que era el partido del Barça. Se volvió para echar una mirada a Marta, y se sonrieron. Luego se caló la visera hasta los ojos y se puso a mirar las evoluciones balompédicas del equipo blaugrana sobre el verde fosforito del césped versión pantalla táctil. En algún momento se hizo la negrura por todo el pabellón, y seguido un caleidoscopio de luces cayó sobre el escenario y contagió a todo el pabellón de manchas de colores y formas cambiantes. Azules, rojas, verdes y amarillas sobrevolaron el ambiente cuando un hombre salió al escenario. Era Per Gessle guitarra en bandolera tomando el micrófono. Apenas se entendían sus palabras porque el público lo ensordecía con miles de silbidos. El entusiasmo rompió las últimas barreras cuando salió a escena la fina y menuda Marie Fredriksson, la voz dulce y vigorosa que todos recordaban desde 1989. La ovación recorría las paredes del recinto, brotaba de las gargantas para ensanchar el espacio en el que no parecían caber. Detrás de Marie, otra chica, alta y haciendo bromas, pandereta en mano, junto a cuatro músicos más: teclista, batería, bajo y guitarra solista haciendo payasadas. En total, siete tíos que iban a ejercer sobre 10.000 personas una regresión hipnótica a su adolescencia o a la elemental sensación de divagar a través de ensoñaciones extrañas a la realidad. Roxette arrancó con el tema The Look. La presencia vocal de Marie era discreta al principio, pero con el tercer o cuarto tema ganó en confianza y fuerza. Apenas daba dos pasos más allá del micrófono. Para el quinto tema el hervidero de la cancha consumía la atención de Per y Marie, cada vez más entregados. A ellos se dirigía Marie en un vacilante castellano con voz grave. Curiosamente, la voz de Per no era tan grave como la de sus discos. Era él quien llevaba la manija del concierto. La gente del graderío se ponía en pie, las chicas bailando y algunos chicos, con camisetas de Roxette, se lo pasan en grande. Coreaban las canciones con el entusiasmo de unos fanáticos entregados al trance, la conexión con la emoción y la fiesta. Habían perdido el sentido del tiempo cuando unían sus voces a las de Marie en “Sleeping in my car”. Itziar y Josu, de pie, lo disfrutaban como posesos. Desafinando como una hiena en celo, Marta atacaba la letra de la canción con entusiasmo, bailando con los brazos en alto, hipnotizada por el escenario y olvidada de todo entre los melódicos estribillos. Su inglés era de magisterio: perfecto. —¡Joder! —susurró Josu en el oído de Itziar—. ¡Qué mal canta la tía, y no se corta un pelo! Itziar se tronchaba de risa con los gorgoritos. Sin embargo, había hombres sentados que no se sentían demasiado implicados en el espectáculo y seguían el futbol en sus smartphones. Íñigo echaba alguna mirada a su chica, se sonreía de verla sudada, gritando de todo, vibrando, nada parecía detenerla. Pasaron las baladas, las canciones de Per y Marie a capela, esas que Marta fusilaba con tanto sentimiento y sin sentido de la vergüenza. Las lágrimas estaban a punto de saltarle de los ojos. Crash, Boom, Bang. En el tramo final del concierto, volvieron los grandes himnos esperados por todos. El chico de la cerveza escanciaba en los vasos en un continuo subir y bajar las escaleras. Volvieron los brazos a alzarse y a cantar “How do you do!”, todo el aforo como una sola voz. Por las filas de asientos corría el fervor entre la gente bailando y Marta, al ritmo de la canción, pasó el brazo por los hombros de Josu y le sumó al movimiento de su cuerpo. Él se sintió abducido en su fascinación y comenzó a cantar con ella igual de mal. Itziar no podía con la risa de verlos agarrados cantando y les sacó una foto con el móvil. El flash sorprendió a Íñigo, lo sacó del partido y se volvió a ver lo que pasaba con su novia. —¡Pero tú de qué vas! ¡Hostia! Como impulsado por un resorte en el asiento, Íñigo saltó hacia la fila de atrás y se enganchó con Marta para separarla a empujones. Josu se protegió con el codo, y los hombres cercanos alargaron una maraña de brazos que lo detuvo. Algo se había roto en mil pedazos. —Ha sido genial. Me ha encantado todo el concierto. —He vuelto a tener 15 años —reconoció Itziar. —Pero el tío ese, ¡qué pirado! —dijo Josu—. Ponerse así por nada, llamarla zorra, y todo eso. —Pobrecilla, que pena me daba... Joder, ¡si le iba a pegar! Y tener que verlos en el hotel, qué mal rollo. Iba apegarte a ti también. —Bueno, eso me parecía al principio, pero luego vi que sólo quería impresionarla, más bien aterrorizarla. La noche del sábado los arrastró en su reflujo de sonrisas y copas por los bares de la Diagonal hacia la madrugada. Luces de neón, gente nueva, música machacante. En el hotel, las habitaciones deben abandonarse antes del mediodía. En un baño del segundo piso, un secador fogueaba el cabello recién lavado de Marta. Sus dedos lo recorrían alisado y largo con gusto mientras se miraba en el espejo. —Oye, sube la persiana para ver qué día hace. —No quería que te molestaran los pájaros. Abriré un poco para que corra el aire. Íñigo introdujo el pantalón doblado en la maleta y se dirigió a la ventana: —No está mal. Nubes y claros. No corre una pizca de viento —luego tomó el pulso de la situación apartando una parte de su cabello y besando su cuello—. Podríamos dejar el coche en el parking un rato más y dar una vuelta por el Parque Güell. Ella acarició sus facciones recién afeitadas. —Hablaré con los del hotel. Comeremos aquí antes de irnos —se quedó solo en el baño, Marta pasó a la habitación para recoger el secador—. ¡Eh! Siento lo de ayer, es que veía el futbol y no me di cuenta de lo que pasaba. Querías venir, ¿no?, y yo te he acompañado aunque sabías que no me gustaba. Era algo que Marta reconocía con facilidad. Sus dudas se disiparon y le besó. Desde el exterior los gorjeos de los loros penetraron por la ventana. Pero ambos se quedaron mirándose a través del espejo, uno al lado del otro, preguntándose si habían oído algo más los dos. Íñigo sacó la cabeza por la ventana. —¿Son ellos? —Sí —contestó Íñigo mientras observaba a Josu e Itziar detenidos en la acera. —No he oído a los loros esta noche. —Claro que no. —Ya estoy lista. Rápidamente Íñigo se hizo con la maleta y su cazadora. Salió al pasillo. De pronto, una corriente violenta de aire abrió la ventana e hinchó las cortinas. —Voy a cerrar esa ventana —dijo Marta—, no vaya a ser que se rompa de un golpe. Apartó las cortinas a un lado y vio sobre el alféizar de la ventana trocitos de fruta. Plátanos, manzanas y melocotones, algunos picoteados seguramente por los mismos periquitos y loros que yacían al lado. Naturaleza muerta de un bodegón real, de plumaje todavía vistoso. Sobre la acera, tres loros más evitados por los viandantes. No se atrevía a moverse, ni a volverse y mirarle a la cara. Acarició con un dedo el colorido del loro. Quiso poseer esas mismas alas para salir volando de inmediato. El tipo de sentimiento que expresan las canciones. —Vamos, déjalo ya. El ayuntamiento los mata también. Son una plaga. Contó hasta tres y salió despacio, sin cerrar la ventana, cruzando ante él. Los estribillos del concierto la abrumaron como si volviera a escuchar al dúo sueco encerrado en el interior de su cabeza, y nada más oyera. ** Jorge Castillo Llorente http://www.letralia.com/firmas/castillollorentejorge.htm Escritor español (Barcelona, 1970). Es ingeniero técnico agrícola y empezó estudios en filología hispánica. Actualmente reside en Pamplona (Navarra). Ha publicado cuentos en medios digitales. Tiene un libro con tres relatos de alpinismo próximo a editarse. === Poemas Dora Isabel Berdugo Iriarte =============================== *** Retorno Vengo de un lugar Y a muchos otros debo partir Debo descubrir imposibles Desterrar la estridencia de las calles Y compadecerme de los que pasan sin saber si son estúpidos o necios Estoy entrando Al lugar del cuerpo Lo entiendo al sellar la puerta *** Reveses Hay en ti Una falsa dulzura Una mezquindad sin límites Y una capacidad infinita de ocultar tu maldad Te aproximas con sigilo Dices lo justo y sonríes Piensas que puedes atraparme Y quedarás preso de tu propia trampa No acudiré en tu auxilio No soy ingenua No te temo Sólo quiero asegurarme *** Aciertos La prudencia impone distancia Sueños, vocaciones comunes y lugares Apuntan a mirarnos de frente Es preciso dejar de evitarnos Y empezar a vivir Con la paz De quien No tiene culpas *** Las razones del silencio No preguntes Por qué no acudo cuando me llamas Hace tiempo la memoria Abandonó mi cuerpo Y sólo tu olor permanece Aquí donde la luz no me llega Donde soy llamada extraña. *** Contradicciones Llegas a mí con tu carga de recuerdos Tus pies cansados de silencio, una sonrisa impuesta Y un idioma prestado Mientras construías el pasado que me traes Cargado de sonrisas y promesas Yo vivía el pan amargo de estas piedras Olvídalo, no me embarcaré otra vez En tu tren sin estaciones ni salidas Donde aspiras a ser eterna pasajera De su viaje sin retorno Viajarás en tren, avión, a pie o en bicicleta. Escaparás de esta ciudad y de muchas más Olvidarás quién eres o aparentarás hacerlo Quemarás tus raíces y tu memoria Aunque extravíes tu mente y tus recuerdos Indefectiblemente retornarás a ti No tendrás otro destino *** Hoy Hoy me vestiré temprano Me pondré de sombrero mis creencias Me orinaré en la cabeza de un calvo Y si puedo le lanzaré un huevo por la espalda a un incauto que pase Caminaré, reiré, gozaré de la maldad ajena Seré mezquina como cualquier creyente Y juzgaré a los demás con crueldad, para sentirme santa Después me iré a casa Rezaré y daré gracias a Dios por la paz de este nuevo día. *** Recomendaciones Aléjate pronto No te permitas Saborear el aroma de quien te da la mano Enrolla tu lengua Guarda cada palabra En el umbral de la vida todo pasa Incluso tú y tus palabras *** Difícil permanecer firme siendo humano Nada es tan fácil como ser árbol No le asusta la tormenta Ignora la angustia de los otros Nada tan fácil, tan sencillo como ser sombra Habita entre los otros. No requiere de un esfuerzo Ignora las miradas. Lo suyo es andar sin piernas Nada, nada tan sencillo, tan fácil, como ser sombra o ser árbol Cuando se es otra cosa Un humano, por ejemplo. *** Visita matutina Sin propósito aparente El sol toca mi ventana Entra como un hilo de luz A través del vidrio y las cortinas Se expande en la habitación Busca mi cama Comprendo entonces Que el sol llega a mi cuarto sólo para acariciar tu cuerpo *** El camino del recuerdo Podrías decir Aquí estuve Y no sabrías dónde Todo cambia con la luz Nunca un destello se repite Toda luz ilumina sólo un instante Lo demás es el eco de un suceso Que se desdibuja en la memoria de una página. *** Sitio Cartagena de Indias Este lugar tiene sus propios recuerdos Sus paseantes como él son de piedra Todo es pasado y nada está por venir En este sitio el ayer es interminable Aquí llevo mi vida Y no sé si soy, fui o seré El recuerdo de mi pasado Una piedra caída de este muro ** Dora Isabel Berdugo Iriarte http://www.letralia.com/firmas/berdugoiriartedoraisabel.htm Poeta y teatrista colombiana (Cartagena de Indias). Es abogada, técnica en diseño de modas y especialista en comunicación y desarrollo. Obtuvo el segundo premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía Jorge Artel con su libro inédito Mutaciones y el primer premio del XVIII Concurso de Poesía Ediciones Embalaje por su libro Por el agujero que se filtran las vivencias (Museo Rayo, Roldanillo, 2008). Se ha desempeñado como docente en varias universidades de Cartagena y coordinó en 2008 el taller de poesía de la Institución Universitaria Bellas Artes y Ciencias de Bolívar (Unibac, http://www.unibac.edu.co), de Cartagena. Actualmente labora en las sedes de Cartagena de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano (http://www.utadeo.edu.co) y de la Universidad Antonio Nariño (UAN, http://www.uan.edu.co). === El relicario Teresa Caballero ==================================== Esta historia está basada en hechos reales y personajes reales, pero también apela a la fantasía y licencia de la autora. Era un día lluvioso de invierno y los entendidos presagiaban tormentas. Así y todo la comida se hizo. En lo de las Grondona: Adela y Mariana. Transcurrían los años setenta y pico, si mal no recuerdo. Los invitados, casi todos escritores, mayores y jóvenes y en particular estos últimos, teníamos gran entusiasmo y expectativa pues contábamos con la presencia de Borges. Los mayores ocuparon una mesa más bien grande y típica de comedor. Nosotros una baja, ratona ella, y nos sentamos en puffs, butacones y banquitos. Estábamos contentos y ansiosos sobre todo porque sabíamos que muy cerca se hallaba nada menos que Borges, nuestro maestro, nuestro monstruo sagrado. Pasado un tiempo, de repente —en medio de conversaciones, risas y tintineo de copas— sonó el teléfono. Atendió Eduardo Carroll. Era Doña Leonor. Un “¿querés que la atienda, Georgie?” se oyó decir a Alicia Jurado. Silvina y Adolfito intercambiaron una mirada de complicidad. Borges le restó importancia al llamado y pidió que contestaran a su madre que se encontraba bien. Seguimos nuestra charla, pero —era notorio— estábamos pendientes de las palabras de Borges, quien hablaba y hablaba con esa voz difícil de olvidar y la mirada perdida en un laberinto abismal, acaso en el infinito. Para nosotros, los de la mesa ratona, los que no teníamos aún la madurez literaria que ansiábamos, Borges era toda una deidad, un ser irreal que nombraba mucho a Chesterton y al “mero sur”. Y nuevamente, tras una no muy larga pausa, sonó el teléfono. Nuevamente Doña Leonor. Nuevamente Eduardo Carroll atendiendo. Abundaron entonces miradas, codazos, risas controladas. Y otra vez igual mensaje: no había ninguna novedad, Borges estaba bien. Cuando sirvieron el café nos distendimos un poco aunque siempre fue sin poder acercarnos a nuestro ídolo. Claro está que, en rigor de verdad, suficiente privilegio era poder escucharlo. Y entonces, cuando se estaban despidiendo los primeros en retirarse, otra vez el teléfono. Adivinará el lector y, sin dudarlo siquiera, que se trataba de Doña Leonor. Sí, así era efectivamente. Pero en esta ocasión fue para avisarle al hijo que en su edificio “se había cortado la luz”. Borges sonrió. ¡Claro! A él le daba lo mismo, pero para Patricio Gannon, el encargado de acompañarlo, importaba la oscuridad pues debían subir por la escalera. Finalmente se pusieron los impermeables y, tras saludos y reverencias, partieron “aquí caigo, aquí levanto”. Acaso habría pasado media hora cuando nuevamente la campanilla del teléfono y, a través del mismo, la voz de Doña Leonor. Se la notaba contrariada: Borges había llevado un impermeable que no era el suyo. Se le contestó —Eduardo Carroll por supuesto— que no se preocupara, que todo se arreglaría. Pero, ni bien cortó la comunicación, todos —sin excepción— en un acto irracional e inexplicable, con pasos precipitados, sin tropezar ni chocarnos cual si fuéramos zombies, nos dirigimos al perchero del corredor. Invadidos de una extraña sensación de avidez, delirio, alucinación, ensueño, comenzamos a individualizar los impermeables. Una vez reconocido cada uno de ellos, quedó en evidencia que el que allí quedaba, solo, sin dueño, contemplando cual mudo testigo y con la vista que Borges había perdido, era su famoso perramus. Raúl de Zuviría, mi pariente, era el poseedor del que, por equivocación, se había llevado Borges. —Ni se te ocurra hacer el intercambio —exclamó alguien. —¿Estamos pensando todos lo mismo? —dijo otra voz. —¡Síiiii! —aullamos todos. —Lo cortamos en pedacitos y los ponemos en relicarios, igual que se hace con los santos, como el hábito de Santa Teresita del Niño Jesús —pontificaron las Grondona a coro. —Como el tahalí de mi madre, que contiene la reliquia de San Pío X —pensé convencida de que lo que estábamos haciendo era el mejor homenaje que podíamos rendirle a un “grande”. No recuerdo qué pasó después ni si volvió a llamar Doña Leonor. ** Teresa Caballero http://www.letralia.com/firmas/caballeroteresa.htm Escritora argentina nacida en Buenos Aires en 1932. Faja de Honor de la Sade en 1971, ha sido reconocida nuevamente por esa organización por su novela El cuarto hostil, en 1996. Ha publicado los libros de cuentos La telaraña (merecedor del Premio Municipal de La Matanza), Ósmosis y Los sombreros también aman. Es redactora del diario La Prensa, de Buenos Aires, desde 1981, y ha publicado en diarios argentinos, mexicanos y españoles. === Poemas Miguel Aguado Miguel ====================================== *** Mi choza Sin paredes ni murallas dispongo de dulce hogar, sin fronteras al mirar, sin obstáculos ni vallas. Cuando el alba rayar quiere, su flor la planta eclosiona, su aroma pródiga dona, lindos colores adquiere. La albada viste de rosa, filigranas imagina, sus colores difumina, luces y sombras dar osa. Sin paredes y sin techo, sin que nadie me lo preste he la bóveda celeste cubriendo todo mi lecho. Por las noches cuando duermo camino por las estrellas, por elegir las más bellas soñando me quedo yermo. Por las noches cuando sueño traviesa acude la luna, no deja estrella ninguna, su rostro muestra risueño. *** Soñando el futuro Un pasado de torturas con residuos de tormentos, un conjunto de lamentos, un anuncio de corduras. El presente llega cuerdo con sus noches y sus días, con sus penas y alegrías; siempre queda algún recuerdo. El futuro de mañana será de cielos azules, por visillos, leves tules, ¡qué hermosura tan temprana! Auroras vendrán hermosas acompañadas de hadas, con sus túnicas rosadas, todas lindas y preciosas. A la luz de la alborada enredaron las doncellas, me rondaron las más bellas, sin pedir a cambio nada. Cuando el sol salga imprudente, y en camisón las sorprenda, romperá vil la leyenda de aquel pasado presente. Ninfas de bosques y ríos vestirán sus hermosuras, con sus gentiles frescuras cantando sus amoríos. En los bosques cuchicheos, de las ninfas a escondidas, sin querer ser nunca oídas comentan sus devaneos. Curiosas vienen las brisas, con ternuras acarician, en deleites se desquician escuchando tantas risas. Su trompa un cínife planta hondo perfora en mi brazo, recibe mi manotazo, mi sueño el mosco levanta. A medias quedo despierto rascando la picadura, huye, huye la hermosura que en mi sueño había cierto. Si esta vida es sólo un sueño, ¿por qué sueño cuando duermo? Si despierto quedo muermo se desvanece mi sueño. *** Una flor Una flor te regalo en tu día, la más bella y la más linda rosa. A tu pecho prendida olorosa alredor destilando alegría. Otra flor hoy traerte decido elegante, muy bella y preciosa sin espina nociva y gravosa: amarguras no has tú merecido. Hoy mis manos, mujer, he vacías, muchas flores he visto pasmosas, escoger imposible agoniosas: padecieron de largas sequías. Entre pétalos varios de flores camuflado en su vello te envío con cariño mi beso en un lío, rezumando los míos amores. Corazón generoso te brindo, sus amores florecen galantes, sus aromas rezuman boyantes: selecciona el que sea más lindo. *** Linda la flor Tomo caminos, senderos y sendas uno tras otro en el campo me pierdo. Sol con sus rayos me envía un recuerdo, dame calor sin cobrar sus prebendas. Cruzo rastrojos, bordeo sembrados, fincas son todas de tierra secano, mancha verdosa distingo lejano fuerte contraste con trigos segados. Voy presuroso buscando frescor, caza a mi paso levanta su vuelo, brisas perfumes regalan con celo, luce pomposa, preciosa una flor. Entre verdores destaca el color rojo encendido, ¡qué viva pasión! ascua candente prolonga ilusión, fuego escondido de llamas de amor. Borde de arroyo do nace maleza planta silvestre valiente creció, guapa y pomposa su flor nos brindó, bálsamo fino la brisa adereza. Quiero esa flor y su aroma exquisita. Me abro camino me acerco a la flor, cardos y abrojos me ofrecen dolor. No huye. Me premia su aroma la cita. Bella y hermosa, ¡no importa su nombre! Crimen sería cortar tal belleza. Simple y valiente la flor se endereza, déjola intacta, que a todos asombre. Cuatro mañanas después yo regreso, mismo regato con mismos verdores, pródiga planta presume tres flores dono a las flores radiantes un beso. *** El regato Alegre el manantial mana no importa el tiempo del año de la madeja devana un hilo sin causar daño. En cálido mes de agosto, en tórrida temporada generoso da su mosto brinda el agua congelada. El arroyo bravo fluye, no le atañen las heladas, en chorro continuo huye sus aguas lleva templadas. Al llegar la primavera el río trota valiente, acude gente a su vera escuchando su corriente. Si presto el otoño llega reposa en dulce remanso, ya ni trabaja ni brega, tan sólo busca el descanso. Con fatiga y con salero a la mar brava se entrega: aunque bravucón y fiero sabe su fin cuando llega. La naturaleza sabia cómo vivir alecciona, a la vida dona savia, si objetamos nos perdona. *** Ona Ana Siempre fue cría tragona; aquella niña serrana de noche, tarde o mañana de comer nunca perdona. Cara gorda y guapetona de carácter campechana, por delante dos campanas por detrás se hizo culona. Siendo ya una muchachona, una señora pagana la contrató una semana a que hiciera de fregona. Al correr la “maratona” la carrera nunca gana, mas voltea su campana, nos enseña su corona. La gente dice burlona al ver que su gracia mana: bajo su falda de lana las bragas viste de lona. Ella responde guasona, mientras se ríe con gana; su ironía sabia hilvana: fue Dios quién creo mi zona. Con arrebato eclosiona contra quien viste de pana, y debajo la sotana braga que lleva almidona. Le acusaron de mirona, ser una moza malsana, parlanchina y charlatana, y con los hombres sobona. A su cuadrilla abandona, y trabaja de hortelana, duerme en una caravana, sus amores mal abona. Le tendieron la encerrona, y su novio la empantana. La moza no se amilana, nadie le gana a cabrona. Se enfrentó con la ladrona, con honor y toda ufana tras tratarle de gitana, dar su novio alto pregona. Una tan buena persona de alegría sin aduana, agradar siempre se afana, una auténtica “bombona”. Pasó el tiempo en su poltrona, una moza tan cercana se mudó lento en lejana cada vez más socarrona. Aunque moza solterona trabajando de hortelana cada día se engalana, aparenta una amazona. Un remolino ambiciona, vuelta tras vuelta devana, con la hortelana se hermana en una dulce intentona. El viento se envalentona interpreta su atelana, (sainete) roza a la moza, profana, sonroja a la chulapona. ** Miguel Aguado Miguel http://www.letralia.com/firmas/aguadomiguelmiguel.htm Escritor español (Estepar, Burgos, 1934). Su obra permanece mayoritariamente inédita. === Dos relatos Hélmut Jaramillo Vlaes =============================== *** Primer viaje a la ciudad encantada La pequeña viajera moría explicando su muerte sabios animales nostálgicos visitaban su cuerpo caliente... Alejandra Pizarnik I Un Paviloin Palé es la ceremonia de bienvenida a este mundo. Los más ancianos llegan desde el amanecer a la casa en donde se dará el nacimiento. Se miran brevemente y después de un saludo de cejas entran y se sientan en una de las sillas dispuestas en un gran círculo. Deben mirar el piso y dejar caer los brazos, soltarse completamente y suspirar, algunos fuman lo que pueden pero sin aspirar, está prohibida la música y beber cualquier clase de líquido. Así pasan por horas, por días a veces, luchando para no desfallecer, por no escurrirse entre las tablitas de la silla. Así se quedan hasta que el llanto de un recién nacido desata la gritería y la muerte de uno de los asistentes. Tanto el recién nacido como el muerto son envueltos en hojas de parra, el bebé se lleva al análisis con los médicos de almas y el cadáver es llevado en andas por los sobrevivientes, tirado en aceite hirviendo y santificado en las piedras de las afueras. II No todos son considerados aptos para el sexo, así sea desde el objetivo primario de reproducción o desde la simple calentura y confusión de piel. A los once años, niños y niñas son llevados un 13 de octubre a la casa del Dador de Leyes. Allí son interrogados sobre sus sueños, se revisan sus antecedentes familiares, se analizan palmas de las manos y plantas de los pies, se escudriñan sus miradas buscando algún desequilibrio preocupante y ofensivo para la naturaleza. Después de un examen riguroso de dos días, algunos salen simplemente cansados, otros con genitales, manos o lenguas mutiladas, otros bañados en babas y unos muy pocos con una amplia sonrisa húmeda y terrenal. III Algunas familias son reorganizadas acudiendo a la lógica, la evolución y el Corregidor de Prospectos. Un padre, madre o hijo, con pruebas suficientes, puede solicitar la anulación del vínculo familiar. Pasan después a un listado de readaptación. Algunos son solicitados con prontitud, y en cuestión de semanas están en su nuevo entorno familiar (sin opción de solicitar por segunda vez la anulación), otros quedan por siempre en el listado de espera; a éstos se les ve en las noches espiando por las ventanas de los hogares y en las tardes asomándose, sin entrar, a las iglesias. IV El potencial intelectual de las mujeres es separado del potencial amatorio y el reproductivo. Con las que tienen un cerebro brillante se crean grupos de escritoras de sueños. Ellas se encargan de diseñar los sueños de los niños y ancianos, deben vivir lejos de sus familias. Las de alto potencial amatorio son llevadas a casas abandonadas en las afueras, como castigo por su adoración al instinto las dejan a disposición de los viajeros, los mutilados, los hombres sin hogar y las ratas. Las de potencial reproductivo viven en casas tibias, generalmente de madera, gozan de buena salud y bendiciones, comida abundante y un día semanal de salón de belleza; tienen prohibido soñar. Son esterilizadas después del segundo hijo. Cuando terminan sus labores de crianza pueden elegir entre ser ejemplo de entrega y lanzarse al acantilado, o pueden sentarse en los corredores de las casas a ver pasar el tiempo. La mayoría optan por la segunda opción. V Los cadáveres de suicidas, mujeres amatorias o personas sin familia, son llevados por los niños creyentes al borde de la carretera, se les brinda el cuerpo a los buitres hasta que esté dignificado, vacío, liviano. Después se mete en una bolsa junto con fotos, ropa y objetos personales; antes de arrojar la bolsa al mar, los niños cantan a una sola voz: Nunca más te irás, nunca más vendrás... VI Las cárceles son exclusivas de hombres, sólo dos delitos llevan a ese lugar: Atentar contra el propio destino y naturaleza. Tener sentimientos por personas inadecuadas. Las condenas son alteradas según el número de visitantes, los que son más visitados salen con prontitud, los pocos visitados acumulan años de cárcel cada domingo, tienen la opción de suicidarse en los colegios para contribuir con las campañas antidelincuencia. VII Algunas posiciones sexuales son consideradas como una ofensa para la misión evolutiva de los seres. Existen dos alternativas: hombre y mujer frente a frente de pie, y hombre y mujer frente a frente acostados. Cualquier posición diferente a estas dos es considerada involutiva y cargada de patetismo. Por lo general uno de los dos en la pareja termina por estallar en culpa y confiesa su falta. El confeso es privilegiado al permitírsele ver fornicar a las parejas más jóvenes, ambos son mutilados genitalmente por orden del Vigía de Acercamientos. Después de tres años separados se les permite volver a vivir juntos. VIII El nombre más popular de hombre es Murano, y el de mujer Katrina, suelen combinarse con el mes de nacimiento, el color del pelo, la piel y las posibilidades económicas. Los nombres pueden cambiarse o cederse, algunos los venden a coleccionistas de nombres. Alguien que vende su nombre pasa a ser parte de la población flotante, sólo puede vivir en las afueras. Quien quiera recuperar su nombre puede comprarlo donando uno de sus extremidades al Capataz de Ciencias, le es entregado un nombre al azar y puede vivir en las fábricas-albergues hasta que muera. IX Sólo es posible comer carne siempre y cuando sea de un animal muerto en accidente. El sacrificio de mamíferos es el peor delito después del parricidio. Muchos en las mañanas descargan sus rifles contra los primeros rayos del amanecer como un saludo al creador. Después de ese momento llueven aves sobre la ciudad, víctimas de balas perdidas. X La noche de bodas es el encuentro más cercano con la muerte. Sólo se concibe una noche de bodas en hombres y mujeres menores de 35 años y lejanos a la fealdad. Después de la ceremonia en que cada miembro de la familia de los novios confiesa uno de sus peores remordimientos, los recién casados son conducidos a un cuarto baño-turco en el que son encerrados por 12 horas, enfrentados a un vapor calcinante, prohibiéndoseles mirarse, acariciarse o besarse; quienes sobreviven son dotados de una pequeña casa y un automóvil decente, de un kit del amor que incluye manuales de higiene íntima, lencería y guantes. Además son respetados y se les permite tener hasta dos hijos. El viudo o la viuda de quien muere se convierte en alguien respetable pero a quien se le debe tratar con ciertas distancias, y en el caso de las parejas que fallecen en su noche de bodas, sus familiares son desterrados de las ciudades y condenados a empezar de cero en un lugar árido y remoto. XI Los ladrones son considerados despreciables o valientes dependiendo del objeto hurtado y del dueño de éste. Quien roba a un pobre es ridiculizado y se le tatúa en la frente un signo interrogativo que avisa de su estupidez, quien le roba a un adinerado es interrogado y, dependiendo de su capacidad intelectual, es sometido a trabajo comunitario por un año o puesto en libertad en medio de un festín; quienes le roban a los muertos son admirados por su valentía, son pequeños héroes que osan desafiar la ira de la oscuridad. *** Las alas de Edelmira Estábamos viendo las noticias cuando la sentimos llegar; entró corriendo, sin saludar; eso nos llamó la atención y fui el comisionado para investigar lo que estaba pasando. Por la ventana de su cuarto que da al patio la pude ver escondiendo algo bajo su colchón y acomodando con prisa la colcha y los cojines. Fui a contarles lo que había visto, detallando también la agitación con la que ella respiraba y el olor a muchas cosas no caseras que la impregnaba. Arieta y yo entramos, pues somos de alguna manera la mayor autoridad; los otros se quedaron en las mecedoras tomándose el ron que había quedado del viernes. Cuando entramos en su cuarto, reaccionó echándose bocarriba sobre la cama. Le pedimos que fuera sincera con nosotros. Después de muchos titubeos confesó que un hombre viejo, feo y luminoso, la había abordado en el parque y le había regalado unas alas, que le había dicho que no le contara a nadie, le dijo que esas alas serían la guía en su vida. Esperamos a que se arrepintiera de la estupidez que había inventado y nos dijera realmente qué era lo que escondía y por qué su actitud se hacía cada vez más sospechosa y su frente y su nariz estaban mojadas de sudor, y sus manos blanquísimas y regordetas temblaban incontenibles. Pero repitió la misma historia del viejo y las alas. Edelmira estaba palideciendo gradualmente y pensé que lo mejor que podíamos hacer era precipitar el descubrimiento del objeto en cuestión, ya que todo indicaba que serían drogas nuevamente. Le pedimos a Edelmira que se levantara de la cama, sus súplicas para que no alzáramos el colchón no nos conmovieron, Arieta tuvo que abrazarla fuertemente para que no continuara entorpeciendo nuestra labor, cuando levanté el colchón me quedé congelado al ver un par de alas, de colores inefables y con la expresión de una seda antigua. Un polvillo salía de las alas, Arieta lo sintió también en sus ojos. Sin dolor dejé de ver, gritaba procurando que mis gritos pasaran por encima de los de Arieta. Los demás entraron al cuarto, sentí el olor a ron en medio de la gritería general, estábamos histéricos, ciegos; menos Edelmira que aleteó varias veces por el cuarto antes de dejar la casa para siempre. ** Hélmut Jaramillo Vlaes http://www.letralia.com/firmas/jaramillovlaeshelmut.htm Escritor colombiano-panameño (Panamá, 1976). Reside en Envigado, Antioquia. Es comunicador e investigador independiente. Docente universitario en las áreas de comunicación, arte y diseño. Textos suyos han sido publicados en revistas locales y separatas culturales de los diarios El Colombiano (http://www.elcolombiano.com) y El Mundo (http://www.elmundo.com), de Medellín. === Cuatro poemas Ana Romano ========================================= *** Madriguera Dormida espío pequeños huecos El hielo encubre el amor llagado Es en la noche tapiando el nido o sueño demorado Azotados los pensamientos por el timbre. *** Máscara Malgasta el asombro el compromiso Desgarra el encono el sosiego Enardecida fustiga la ilusión del vínculo. *** Jabalina Segrega la fístula encono Vomita el boquete desprecio Es apresado el cuerpo por las arterias Secciona el miedo la rigidez Vulnera el balbuceo la esperanza Temerosa del saqueo gime. *** Presagio Apiñada entre tablas se acopla La mirada mansa Es llena de vida que sucumbe El hombre aguijonea Con premura los colores Estéril es la entrega Masacran Y el suplicio. ** Ana Romano http://www.letralia.com/firmas/romanoana.htm Escritora y docente argentina. Es profesora de francés. Ha obtenido premios y menciones en certámenes literarios e integrado varias antologías. Ha participado en talleres de poesía coordinados por Fernando Molle, Walter Cassara, Hernán A. Isnardi y Rolando Revagliatti (http://www.letralia.com/firmas/revagliattirolando.htm). === Jaula de mentiras Silvia Hebe Bedini ============================= Estimados lectores: Me han encerrado en una jaula muy particular, con apenas una lapicera de tinta negra y un block de hojas rayadas. Se me ha prohibido, sin embargo, hasta ahora, escribir. Y si he de escribir una sola carta, deberá, pues, expresar puras mentiras. Me siento Sade, sin su creatividad escatológica pero con igual ímpetu vital de escupir tinta y sentimientos desde este espacio tras las rejas. No se me permite reclamar el precio del encierro; se me hace responsable por no ser ciego ni sordo, y en nada valoran que no sea mudo. Me miran; me observan; soy de suma utilidad para un inútil experimento. Y vaya uno a saber cómo terminé metido en semejante caos nada poético. Se me ha concedido, eso sí, y como parte del experimento nefasto al que me someten, el pedido de un deseo. Que lo piense, que lo elabore, que lo exprese. Cualquier cosa, me han dicho, menos mi libertad. Y es por eso que en esta carta, única oportunidad para usar mi lapicera, pediré lo impedible, lo imposible y lo inevitable. Quiero tener conmigo a una mujer que sepa de memoria —por haberla inventado desde sí misma— la definición de amor. Y que me ame. Que no necesite excusas para no estar, y que esté sin excusas. Una mujer que sea fiel a sus palabras primero y luego a mí. Que no me ofrezca, como espacio para compartir con ella, una jaula ambulante de mentiras. Un tiempo de despojos y arrojos reclamado desde esta carta que no llega a carta y que no empieza con mi nombre ni con su nombre. Quiero una vida sana, plena, feliz aun en sus tristezas. Quiero valorar lo confiable y confiar en lo valorable. Una mujer que me lleve de la mano no sólo hacia una cama sino hacia un parque, un río, una playa, un silencio. Quiero lo que alguna vez tuve pero que el desamor arruinó. Porque he vivido mucho antes de comenzar esta vida de cuarenta por cuarenta centímetros. Llegué a tenerlo todo, y a gozarlo todo, y luego a padecerlo y a perderlo todo; aun así me ha quedado mucho para encerrar entre estos barrotes de jaula de canario sin repertorio. Pido una amiga leal con piel de cordero y carne de cordero, que se enfrente al lobo con colmillos de lobo cuando esté pariendo mis hijos. Pido salir del encierro sin tener que romper la jaula, desaparecer los barrotes y rodearme de nada. Y lo dejo, entonces, declarado en esta carta, desde esta jaula de mentiras que cada vez me queda más chica. Desde una sola mentira que me da vuelta la cabeza, la identidad y el texto. Como segundo deseo, aunque no me lo hayan permitido, pido la libertad, y la pido en segundo lugar porque sé que jamás me concederán lo primero que haya pedido. Y me hago responsable de tal nefasto resultado de semejante nefasto experimento, por haber sido ciego, sordo, confiado y desatinadamente no mudo. ** Silvia Hebe Bedini http://www.letralia.com/firmas/hebebedinisilvia.htm Médica pediatra y neuróloga infantil (Buenos Aires, Argentina, 1967). Reside en Los Ángeles y es escritora. === Poemas José Ernesto Delgado Hernández ============================ *** Esta noche No me interesa la vida ni la muerte Sólo quiero unas alas de ángel O de gaviotas o de mentiras Para surcar húmedas espaldas O para estrellarme contra el espejo. Sí, lo sé. Soy la tristeza del otoño La soledad del invierno. No me lo tienes que gritar en los sueños Me lo dice la nostalgia como que burlándose. Esta noche me interesa un verso negro o azul Quiero aquellas manos que se metieron en mi cuerpo Que desde adentro escarban mis dolores y recuerdos. Sé que este no es el mejor poema, Tal vez ninguno lo sea. Sólo sé que tengo el vicio de flagelarme Desde el alma hasta la piel... Y no sé por qué... Un ánima mustia florece en noches como esta Y un poeta vive sus tristezas en la tinta y el papel... (del libro Bajo la sombra de las palabras). *** Bajo la sombra de las palabras... Me escondo y desnudo mis amores Acaricio cada letra terciopelo que baja por mis dedos Y habito en cada palabra a contraluz. Arranco de mi garganta los gritos de un poema Que ha permanecido escondido entre las sombras... Tripulante de sueño y fantasía Que viaja a bordo de una nube en forma de poeta que Fatigado de tanto viaje busca donde reposar. Y me vuelvo eco de las voces calladas por la injusticia Desvisto mi cuerpo hosco de su traje de piedra Y lo visto de tierra de montañas y ríos De vuelos de aves y luces de albas. Bajo la sombra de las palabras Dibujo historias de amantes Entretejo retazos de recuerdos Con los vestigios de un amor que nunca me amó, Hago acopio de lágrimas olvidadas Que he tendido en un cordel de poemas antiguos. Bajo la sombra de las palabras... Sólo soy una hoja en blanco... (del libro Bajo la sombra de las palabras). *** ¿En dónde está el olvido? ¿Acaso existe quien me lo pueda decir? En ocasiones olvido que no sé dónde queda o dónde está Y lo busco en aquellos lugares que había olvidado, Como en el bolsillo roto de mi pantalón Por donde se me escapan los sueños. Lo busco en esas fotos llenas de nostalgias Y hasta en la carta que escribí y que nunca envié. Pero es que olvidé que lo había guardado En un cajón al lado de dios y se me olvidó que dios existe. Olvido que no estás y por eso te nombro Y te busco bajo mi almohada o a la derecha de mi cama Olvidando que tu recuerdo es sólo un fantasma con el rostro borrado. Ando buscando aquello olvidado que siempre me duele Como el beso que nunca llegó o aquel regalo de navidad Que aún espero con ansias de niño El olvido se me perdió en una noche de tormenta, de recuerdos y tristezas Y desde entonces ya no puedo olvidar que no sé dónde estás. En esta madrugada en donde alza vuelo la aurora Te busco, olvidando que ya no volverás... (del libro Bajo la sombra de las palabras). *** Huida Voy a mudarme de piel, de ojos, manos, dedos y uñas. De estos residuos oxidados que habitan la memoria. Cambiaré mi norte y mis fronteras Romperé la brújula que me trajo hasta aquí Y seguiré cualquier camino. Quemaré mi signo bajo la luz plata de la noche Mudaré mi cuerpo hacia otras soledades, Aquella donde duermen las libélulas. Quiero rehacer la palabra y mi oficio, Reconstruir la inocencia en ciudades viejas. Mudar los pies de mis huellas Por caminos siderales, Trazar una nueva línea sobre la piel Que redefina la dirección de mis tatuajes. Voy a mudarme hacia el principio Detrás de los ojos de la muerte Y cambiaré mi nombre. Para que no me encuentren las pesadillas... (inédito). *** A quemarropa Lo que queda... Es el tiempo que se acomodó en la memoria. Un vestigio de sombras Olores, vidas y pieles. Lo que queda... Es el tiempo que se acomoda aquí en el costado. Y unos retazos de cuentos viejos Con finales futuros. Unos ecos de voces en las venas Aquel beso que como un tatuaje Gastado por el óxido de la sal de los años Se fue desmereciendo Hasta quedar una translúcida tela Sobre los labios muertos. Lo que queda... Son unas líneas vacías entre mis poemas Y unas miradas vírgenes Asomadas al pecho Recién disparado. (inédito). ** José Ernesto Delgado Hernández http://www.letralia.com/firmas/delgadohernandezjoseernesto.htm Poeta puertorriqueño (Caguas, 1981). Textos suyos fueron incluidos en la antología Los mejores poemas de amor (Editorial Casa de los Poetas, http://editorialcp.blogspot.com). Ha publicado el poemario Bajo la sombra de las palabras (Editorial Casa de los Poetas). Además, textos suyos han aparecido en diversas revistas digitales, como En la Orilla (http://www.enlaorilla.com), Cinosargo (http://www.cinosargo.cl), Boreales (http://narrativadeyolanda.blogspot.com) y Entre Líneas (http://revistaentrelineas.blogspot.com). Participó en el IV Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico. === Eutimio Sandia Severo Insausti =================================== 1 Eutimio Sandia había estado bebiendo la tarde de aquel infortunado día. Llovía incesantemente y el agua martilleaba sobre el techo de zinc de aquel botiquín de pueblo, abandonado a la sencillez de lo indispensable, y en el que la espontaneidad de la fiesta no hacía exigencias para venir a rescatar un poco de alegría o de olvido entre la selva de tupidos dolores y de pantanos intransitables en que se hundían los pensamientos y los pasos de peones. Pero, a pesar de la momentánea algarabía, quien entrase allí con ojo crítico y avizor, sin embobamiento en lo común de lo cotidiano, podría notar en el ambiente una inconspicua densidad de vidas viejas, de sudores de cuerpos y de almas. Una mujer madura, de rostro fresco aún y mirada viva, rolliza, pero sin haber perdido sus formas y, a simple vista, muy abatanada en el oficio, atendía a los clientes entre destemplados gritos, golpes de piedras de dominó y miradas apuradas de trampa carnal, por las ebriedades incipientes. Y, entre el ir y venir de su faena, despilfarraba también, de vez en cuando, sonrisas de marcada sensualidad y respuestas a los piropos de cualquier índole, sin vergüenza y sin disimulo. Alrededor de las mesas de madera vieja con los bordes desgastados y quemados por colillas de cigarro, algunos observaban, sentados, a los que estaban jugando, mientras varios lo debían hacer de pie, a falta de sillas o taburetes, o de cajas de cerveza puestas de canto, o de cualquier utensilio que pudiese ser convertido en asiento. Se hablaban unos a otros, reían, contaban chistes, comentaban las jugadas a riesgo de maldiciones o frases altaneras, o amistosos improperios, bien entendidos en el contexto del juego. —¡Los mirones son de palo! —¡Le hubieses trancado la cochina! —¡Tú eres un cacho!... ¡Ja, ja, ja, ja, ja! —¡Cacho, tu padre! —¡La cochina se la trancaron al compadre!... ¡Ja, ja, ja, ja, ja! —No digas eso, esa mujer es una santa... —¿Santa no era el nombre de aquella que vivía cerca del río, la que dormía con el rancho abierto?... ¡Ja, ja, ja, ja, ja! —¡Casabe no es pan de trigo! Las voces se sobreponían unas sobre otras... conversaciones generales... frases tiradas al conjunto y a nadie en particular... soltaban sus picardías... trapatiesta que se perdía entre la voz del aguacero. En un extremo de la cantina, con el antebrazo apoyado en el tablón que hacía de barra y la botella de cerveza colgando indolentemente de su mano, un viejo los miraba a todos con semblante de no importarle lo que estuviesen hablando. No se podría saber si estaba allí sólo matando el tiempo, o pensando en su vida, o en los amores tenidos y perdidos, libro de balance en que todos, al final, quedamos desbancados. El alcohol es propicio para ir acallando los dolores que provoca la tierra: en los pies, a fuerza de seguir los rastros; en las cinturas, a fuerza de doblarse hacia ella; en los brazos, a fuerza de blandir el machete, de arrancar raíces, de echar la semilla... Y esa tarde, como siempre, los hombres hablaban, cada uno de sus cosas, de sus mujeres... y de las mujeres de los que no estaban presentes. Porque el espectáculo más entretenido en los pueblos pequeños, a falta de otras distracciones, son los pormenores de las historias ajenas. Y, entre éstas, los líos de faldas son la delicia y comidilla, el corazón de ese interés que sostiene las conversaciones. Y los comentarios al vuelo, las miradas insostenidas, las veladas sonrisas, son el aderezo del festín en que el sujeto que se encuentre en esos líos es la carne a ser devorada. Como si de un ruedo se tratase, cada uno tras su propio burladero, trata de derribar el burladero ajeno, para la mofa o para el escarnio o para saciar la envidia o el odio, inevitablemente; porque todos los hombres cargan a cuestas historias que deben ocultar. Pero el alcohol es también el mejor abono para la audacia, y sus efectos hacen que se agranden las palabras, que se vayan desmoronando las frágiles barreras que impone la lucidez, aquellas que impiden que los hombres se ataquen unos a otros, que desnuden las verdades conocidas, los defectos y las carencias, que machaquen sádica e inmisericordemente en las debilidades, en las vergüenzas, en los trozos de vida que todos tratan de ocultar, aun a sabiendas que están al descubierto. Y en aquel infortunado día, los peones hablaban cada uno de los otros... Pero ninguno hablaba de Eutimio Sandia, porque era el caporal, y porque le temían. Eutimio era mozo corpulento, con la fuerza de sus veinte y tantos años hecha músculo en el bregar constante del trabajo duro, al que nunca había rehuido; y, aunque no era un buscapleitos, en tal vez un par de ocasiones había demostrado su hombría en peleas que siempre se presentaban entre los hombres, por cualquier causa, y sobre todo, cuando se reunían para tomar. Tenía, además, gran éxito con las mujeres. Si algo lo enfurecía era que otro tratase de conquistar a alguna que fuese, o que él pensase que podría ser suya. Él convertía en punto de honor la conquista, algo que lo hacía sentir más hombre. Muchos decían que esto era a causa de su madre, que huyó con un musiú que vino por esos lugares cuando él era pequeño, dejando a su padre tan enloquecido que terminó suicidándose, teniendo él que ir a vivir con unos tíos que lo criaron hasta que, unos pocos años atrás, había aparecido donde Don Matías solicitando trabajo. Éste le dio la oportunidad, su confianza y no pocas muestras de afecto y agradecimiento. Pero para él, que no era un sentimental, Don Matías era simplemente el patrón y así lo respetaba. La vida dura lo había acorazado contra los peligros de encariñarse con las personas o de devolver en alto grado todo lo que otros pudiesen sentir por él, pues, roto el corazón por el abandono de su madre, nunca había permitido que se le arraigasen querencias profundas, ni siquiera por los tíos, que lo habían cuidado con gran dedicación. Esto había sido así hasta que conoció a Yusmilda. Ella vivía en la hacienda desde que era una niña y trabajaba en la casa grande en labores de servicio. Sus padres se la habían encargado a Don Matías porque no podían mantenerla más. Al principio venían a verla, después se fueron espaciando las visitas y luego ya no se supo de ellos hasta que, en un periódico, aparecieron como fallecidos en un accidente de tránsito. Uno de esos viejos autobuses que cubrían las rutas del interior del país había perdido los frenos, yendo a estrellarse con un camión que venía en sentido contrario. El viejo se sentía responsable de ella y, aunque trabajaba en la casa con el resto del personal de servicio, la trataba casi como una hija. Don Matías, que había quedado viudo y, aparentemente, sin nadie a quien heredar todas sus posesiones, tenía sin embargo familiares que estaban al tanto de lo suyo, pero como vivían en la capital y nunca habían asomado las narices por allí, su existencia no era del conocimiento público. Aunque sí era cierto que le tenía un cariño muy especial a Yusmilda y velaba por ella con gran dedicación, aparte de haberse asegurado, en secreto, de que no quedase desamparada en el reparto de sus bienes, cuando él hubiese fallecido. Pero todos en la hacienda pensaban que sería ella la que se quedaría con lo del viejo, por eso se sorprendieron cuando éste consintió no sólo su noviazgo con Eutimio, sino el compromiso de la boda. 2 Así pasaba la tarde de aquel infortunado día en que, mientras afuera la lluvia alargaba su orgasmo continuado sobre las hojas, las piedras y los caminos, Eutimio Sandia estaba luchando con sus demonios, bebiendo solo, mientras los peones lo miraban, entre trago y trago, de una forma soslayada. Allí, en el botiquín que amparaba a la peonada de la lluvia y de la realidad, venían a su memoria los días en que la había conocido, especialmente la mañana en que la vio bañándose en el río completamente desnuda, dándole espacio a minúsculas y grandes gotas de agua que, haciendo destellos en los rayos de sol, destinados todos para iluminar el cuerpo generoso de femineidad y perfección, parecían perlas sobre la frescura de sus diecisiete años. Ella, al darse cuenta de su presencia, corrió asustada a esconderse tras unos matorrales. La sorpresa de haberla encontrado así le hizo sentirse confundido en el momento. Sabía que todos, en la hacienda, en el pueblo y en los alrededores, hablaban de ella, de lo bonita que era y de que no le había hecho caso a ninguno de cuantos habían osado pretenderla, aun a costa de la ira de Don Matías, que la cuidaba y protegía celosamente. Por eso no podía creer que la había visto de esa forma, hermosa como no conocía a mujer alguna. Con pasos torpes se marchó de allí, sintiendo que ardía por dentro y cavilando, además, que ella le contaría al patrón, que éste lo despediría, pensando que él la habría ido a espiar al río, pero tal cosa no sucedió, y este silencio de ella hizo crecer en él la idea de que no le era indiferente. A los días, buscada casualidad, comenzó a encontrársela más a menudo de lo que lo había hecho siempre, no sabía por qué no le parecía extraño que ella lo mirase en una forma diferente a como lo había mirado antes, teniendo en cuenta que antes casi no lo miraba. Un día tomó valor y le habló... nada de lo que había pensado decirle... algunas palabras sin sentido, discursos practicados y olvidados en el momento que debía dirigirse a ella. Pero ella se mostraba tímida también, y así, comenzaron a cortejarse. En la hacienda se comenzó a decir que eran novios. Los que habían intentado o pensaban intentar algo con ella abandonaron, porque conocían a Eutimio Sandia, y le temían. —¡Quieto, Eutimio, que aún no estamos casados! —le decía entre risas, mientras él avanzaba, tratando de besarla. —Pero nos casaremos pronto, tú eres la mujer que yo quiero... —había perdido sus inhibiciones, se mostraba apasionado y audaz, tal como a las mujeres les gusta en demasía; la apretaba por la cintura... besitos aquí, allá... —¡Si Don Matías se entera..! —Eutimio la dejaba quieta, la miraba y palpaba el deseo que, como un río que crecía entre los dos, amenazaba con inundar todos los rincones de sus vidas. Y en el monte... ¡Que si don Matías se entera! En el corral... ¡Que si don Matías se entera! En cualquier parte en que la acosaba... ¡Que si don Matías esto o aquello..! —¡Ya basta de don Matías! —le decía entonces, celoso, pero en la convicción de que no tenía motivos para ello, fingiendo rabia. Ella le daba un beso y lo contentaba. —Él es el patrón y me quiere mucho... ¡Mira este vestido que me compró! —Voy a trabajar mucho y te compraré vestidos mejores que ese, y unos zapatos y una cadenita para el cuello, y unos pendientes... —Eutimio le prometía de todo. Ella lo abrazaba, él metía la mano debajo de su falda, acariciaba sus nalgas con rústica suavidad... —¡Deja, Eutimio! Así fueron pasando los días hasta que llegó un día en que ya estaban comprometidos. Un día, ella venía del campo y se encontraron entre los matorrales. —¡Deja Eutimio, que..! —¡No, no... Ven acá..! —él sudaba, jadeaba, temblaba. Ella bajó los ojos. —Tengo que decirte algo... —¡No! ¡No me digas nada! —manos... piernas... boca... —¡Es que tengo que decírtelo! —él se apartó un poco entonces, esperando a que ella terminase de contarle lo que seguramente sería una niñería, y poder seguir avanzando en lo que ya no se quería detener. —No vayas a pensar mal de mí... —había un temblor en su voz... miedo. Él se quedó en silencio. —Yo no soy virgen. La confesión hecha en voz baja, casi inaudible, ahogadas las palabras, sonaba, sin embargo, atronadora en los oídos de Eutimio. Ella comenzó a llorar. La miró con ojos de incomprensión, de duda, de sospecha, con ganas de empujarla, de dejarla... con asco. Se sintió muy tonto por haber pensado que ella era diferente, aminorado en su amor propio por ver que lo que había conquistado no era tal conquista, sino mercancía barata que cualquiera podría haber tenido a su antojo, y peor aun, por haber respetado lo que ya era público. —Cuando era niña —continuó sin dejar de llorar y comprendiendo que la mala semilla corría el riesgo de germinar en el corazón de aquel hombre que amaba— iba con mi padre a caballo, el animal tropezó y caí sobre unas ramas... me dolió mucho... estuve en el hospital... Inmediatamente volvió la luz al corazón de Eutimio. Se sintió sucio y mal hombre por los pensamientos que lo habían asaltado. ¿Cómo no iba a ser de otra forma? —pensó—. Le creyó y, abrazándola con desacostumbrada ternura, se volvió pródigo en palabras consoladoras. —Te amo, está bien —le decía con pena, con remordimiento de conciencia por haber pensado mal de ella—. No llores... será nuestro secreto, ya, ya... Y cuando fue la boda, ya estaba preñada. Aquella fue una fiesta que dio mucho que hablar en los alrededores. Se mató una ternera y se brindó con guarapo de caña y aguardiente. El baile se prolongó hasta la madrugada, tanto, que despertó la mañana sobre la sabana inmensa cuando los cuerpos no habían despertado aún de la borrachera. Eutimio Sandia, desde haber sido un simple peón, había llegado a ser caporal de la hacienda. Esto no lo consideró nunca una dádiva, puesto que si había ganado la confianza del patrón había sido gracias a su trabajo y a su demostrada capacidad y honradez. Pero no imaginaba, hasta ese momento, que Don Matías le tuviese en tan alta estima, pues, aparte de ponerle la fiesta y ante el asombro y la envidia general, le regaló un terreno en donde le mandó a construir un rancho, poniendo en él, además, todos los enseres que una casa necesita; también le mandó a construir un corral y les dio ocho gallinas ponedoras, dos gallos jóvenes, un par de cerdos y una vaca preñada. Y eso porque Eutimio se había negado a ir a vivir a la casa grande como el viejo se lo había propuesto y hasta había insistido en ello, cediendo sólo en su empeño ante la determinación y la promesa de Eutimio de que no le faltaría de nada a su mujer y que, tal vez más adelante, podrían mudarse si aún la oferta seguía en pie. 3 Eso fue hace unos meses. Ahora, mientras la lluvia, sin furia ya pero aún obstinada, seguía besando a la tierra y a cuanto ella contenía, con su boca de anchura sin medida, en la cantina, un cantor popular de esos que nunca faltan en el llano, charrasqueaba un cuatro y soltaba coplas populares animando la tarde de aquel infortunado día. Eutimio Sandia mascullaba el amargor de conocer su ignorancia, mientras algo muy turbio iba creciendo dentro de él, como un monstruo que abarcase todos los espacios de sus pensamientos. Al rato cesó de llover, y pronto las botas de los que iban llegando llenaron de lodo el piso del botiquín. El cantor de pueblo seguía punteando su cuatro, mientras las piedras del dominó rodaban junto a las botellas de cerveza. Esa mañana de aquel infortunado día, había estado Eutimio en la casa grande. La negra Isidra lo esperaba, con un café bien cargado y humeante, en la puerta de la cocina. Debajo de la bata, casi transparente, se podía ver, más que adivinar, sus pequeñas pantaletas bordadas... A ella le gustaba que él la viese así, la excitaba. Desde antes de conocer a Yusmilda, se acostumbró a que Isidra le ofreciese aquel café desde la puerta de la cocina, y cuando él salía muy de madrugada del rancho de la peonada, se dirigía directamente allí, antes de ir a comenzar sus labores del día. La primera vez fue la negra la que se lo ofreció: —¿Quieres un cafecito? Ya la negra Isidra había puesto sus ojos en Eutimio. Pero después que Don Matías le había dado toda su confianza, él entraba a la cocina por la otra puerta, y allí estaba Yusmilda, ansiosa también, sin percatarse de las miradas de odio y de celos, no soltadas sobre ella directamente, pero escondidas desde todos los rincones; miradas más peligrosas, pues no se sabe cuándo traerán el cebo de la trampa, la ira de la destrucción. Y la negra pensaba: “Algún día...”. En muchas oportunidades, Isidra y Eutimio habían estado juntos, besándose y tocándose, pero ella no había querido entregársele totalmente porque era virgen y se quería guardar para un esposo. Ella se quedaba excitada también, pero era fuerte, pensaba que si lo hacía, él la dejaría, y sería peor si se quedaba con una barriga. Había otros hombres, pero a ella le gustaba Eutimio; sólo al acercársele, y sentir de cerca su aliento con la posibilidad de besarlo, ya se sentía húmeda, dispuesta... A veces hubiese querido entregarse a él, olvidarse de todo y sentirlo dentro de ella, pero se había contenido sin saber cómo, principalmente, por la idea que había madurado en su cabeza de que algún día, más pronto que tarde, Eutimio sería de ella, con papeles. Pero todo había cambiado aquel día en que él volvió a la casa, sudoroso y nervioso. Extrañamente, dejó el caballo en el patio a cargo de unos muchachos que lo llevaron a la caballeriza. Eso lo hacía siempre él, pero esa tarde desmontó rápidamente y se dirigió, casi corriendo, al rancho de la peonada, en donde dormía y tenía sus cosas, junto con los otros. Ella se encontraba en el camino del rancho desgranando unas mazorcas de maíz y, al verlo llegar de esa manera, le preguntó qué le pasaba y por qué venía tan apurado, pero él siguió de largo y le contestó, desde lejos, que nada, que más tarde hablarían. Pero nunca volvieron a hablar del tema. No sabía Isidra que Eutimio venia del río, en donde había visto a la mujer que ataría sus deseos de hombre para siempre. Después, cuando se conoció la noticia de la boda, se fue haciendo a la idea de que ya Eutimio no sería para ella, pero aun así, no dejaba de desearlo y pensaba entregársele, sólo esperaba un momento preciso. Estaba segura de que, después de hacerlo, Eutimio olvidaría a Yusmilda completamente, pero debería actuar con cuidado, pues aunque ella se había criado también allí, y Don Matías la había tratado siempre con cariño y consideración, Yusmilda era la favorita, y ella, pobre negra, no tenía más a dónde ir. Ahora, con Yusmilda embarazada, lo que la mantenía casi todo el día en su casa, Isidra volvía a la vieja rutina y a tratar de recuperar esa parte de Eutimio que consideraba de ella, ya que habían sido novios... hasta que él se enamoró de la otra... Estuvo durante un tiempo furiosa con él, pero se le pasó. Esa mañana, pues, continuaban una comenzada charla junto a la puerta de la cocina. —Tengo diecinueve años, puedo hacer lo que quiera. —Puedes hacer lo que quieras, pero no lo has hecho conmigo... —¿No te acuerdas, entonces..? —¡Sí, pero eso no es nada, tú sabes a qué me refiero, todo es todo! —¡Tú lo quisiste así, yo te iba a complacer, pero esa..! —No digas nada —poniéndole un dedo en la boca y acariciando sus carnosos labios suavemente, en señal de silencio—, es mi esposa... me va a dar un hijo... Isidra lo miraba con deseo y con rabia. Sus pezones se endurecían cuando estaba cerca de él; debajo de la bata, se adivinaban provocativos. Él bajó la mano y le tomó un seno, ella se dejaba, pero se hacía la difícil al mismo tiempo. —¡Déjame!, ¡ahora sí me quieres!, ¿por qué no me quisiste antes de casarte con esa..? —¡Mejor me voy! —dijo él, retirando la mano y comenzando a marcharse. La negra alzó un poco la voz para que pudiese oírla mientras se alejaba. —¡Los hombres son todos unos pendejos! Él se detuvo y volvió sobre sus pasos. Pensaba que era una tontería marcharse con aquella excitación. Su mujer estaba encinta, en estado avanzado, y no podía tener relaciones. La negra le había dicho que era un pendejo, y para él eso significaba que era el momento de hacer lo que debía haber hecho hace tiempo. —¿Por qué dices eso? —le preguntó cuando ya estaba muy cerca, frente a ella, seco el rostro, en una actitud que la asustaba. —¡Porque sí! —¡Dime! —insistió, abalanzándosele. —¡Déjame!... No quiero hablar. Él se acercó más, la tomó por un brazo mientras acariciaba, estrujaba sus senos con la otra mano, al mismo tiempo que la apretaba contra el marco de la puerta. —¡Sabes que no debemos! —le decía, ansiosa, presa de la pasión que la encerraba—. Sabes que te quiero, pero ahora no... Esperemos un poco y después... —¿Después cuándo?, ¿crees que soy tonto?... ¡Sabes que eres mía! —¡Sí, pero te casaste!, ¡la preferiste a ella antes que a mí! —a punto de llorar. —¡Mi negra bonita!, tú sabes que te quiero —le decía al oído, cariñosamente, mientras la seguía estrujando, besando, metiendo la mano bajo sus pantaletas. —¡Déjame, que puede venir alguien! —¡Qué me importa! —soltándola ahora un poco, al ver que ella no respondía con ardor a sus caricias—. ¿O es que tienes a alguien? —¿Por quién me tomas? —comenzando ya a soltar el llanto—. ¡Yo no voy a estar con nadie!, ¡te juro que sólo seré tuya!... Eutimio no le aceptaba ya el abrazo que ella le ofrecía. Seguro de sí mismo, sabiéndose dueño y señor de todo cuanto ella era, de todo cuanto pudiese sentir, quería imponer sus condiciones. —¡Serás mía, pero tienes que aceptarme así, sabes que tengo a mi esposa!... ¡Esa será nuestra vida! —¡No me la nombres! —una lágrima corría por sus mejillas desde sus ojos tristes. —¡No llores! —y la acariciaba suavemente, recogiendo la lágrima. La negra pensó que había llegado su momento. Lo abrazó y lo apretó con su vientre, con sus piernas. Con su carnosa boca le besaba el cuello, le susurraba al oído. —No sé por qué la quieres tanto, si ella... Dejó la frase sin terminar, intencionadamente, se apartó un poco, fingiendo que no quería decir lo que había comenzado a decir. —¿Ella qué? —Eutimio la miraba con ojos muy duros. Ella no se contuvo. —¡Ella te engaña, chico! Eutimio la soltó violentamente golpeándola contra el marco y comenzó a alejarse dejándola sola en el portal; ya no quería oír ninguna otra cosa. La negra sabía que había cometido un error, que ese no era el momento, pero ya no podía arreglarlo, así que presionó aun más, gritándole: —¡Te engaña con el patrón!, ¡ella viene todos los días, está con él, sólo tú no te das cuenta!, el hijo que espera... A medida que Eutimio se alejaba, Isidra gritaba con más fuerza, asegurándose de que la oyera, entonces él regresó y se le encaró violentamente. —¡Calla tu boca sucia!, ¡maldita seas! —¿Crees que Yusmilda iba a dejar todo esto, la herencia que espera, por casarse contigo? —mirándolo directamente a los ojos, pero ansiosa aún de ser tomada, de hacer valer su condición de hembra y de recuperar al hombre que le habían arrebatado. Eutimio se encontraba frente a ella con un fuego de mal presagio en la mirada, pero Isidra tenía que soltarlo todo, era el momento de destruir a Yusmilda. Ahora, cuando se encontraba indefensa y lejos, pero en su casa, una casa que podría haber sido de ella, una casa en donde disfrutar del amor de Eutimio. ¿Por qué no había sido así?, ¿Con qué derecho aquella blanca, que había llegado a quitarle el favoritismo de Don Matías, le había robado al hombre que había soñado para ella misma?, ¿acaso Yusmilda no lo tenía todo?, ¿acaso no podía haberse buscado su propio macho? Todos estos pensamientos no eran nuevos en su cabeza. El odio había ido creciendo y se acumulaba día tras día, cada vez que veía la figura vigorosa de Eutimio, el cuerpo deseado que sin embargo era ajeno, cada noche, en la penumbra de su cuarto sencillo, brutalmente desnuda y sintiendo encabritarse la fuerza del deseo en cada trozo de su piel, en cada rincón de sus músculos, sufría gota a gota por hombre que Yusmilda le había quitado. ¡Maldita Yusmilda! Ella pariría aquel hijo de Eutimio, sería feliz, seguramente heredaría la casa y el poder, porque era blanca, porque Don Matías la quería, de eso no había duda, prueba era la habitación bonita que le había dado, al lado de la propia... Yusmilda... con su carita de yo no fui... de mosquita muerta... ¡Una puta era lo que era!, se había entregado a Eutimio antes de casarse, por eso lo atrapó, algo que ella misma no había hecho, ¡Aja! porque ella sí lo quería de verdad, su amor sí era verdadero... —pensamientos, pensamientos. —Se puso de acuerdo con el patrón, se dejó embarazar para que la dejara casarse contigo... ¿Por qué crees que él te dio rancho y dote?... ¿Por tu cara bonita? ¡Eso!, no quería ofender a Eutimio, pero era necesario. Ella, pobre negra, no se iba a quedar allí, tan tranquila, esperando ser un día servicio de aquella prostituta, ella, que pensaba ser la esposa de Eutimio, señora de su casa, y darle hijos... ¡Y el patrón!, ¿por qué le pagaba tan mal el cariño que ella le había dado?, ¿por qué había preferido a Yusmilda en vez de a ella, que la tenía desde antes? Eutimio levantó el puño dispuesto a golpearla, ella se asustó y se fue corriendo y llorando hacia dentro de la casa, a donde él no podía seguirla sin causar un alboroto. Pero el veneno estaba inoculado. Eutimio se pasó el día dando vueltas por el monte, como un animal herido; y no había querido ir a su rancho, no quería ver a su mujer, pedirle alguna explicación, porque estaba a punto de parir, no quería dañar al hijo que tanto deseaba, aunque... ¡El hijo!... ¡No!, ¡no podía ser verdad!, ¡debía haberse tirado a la negra mucho antes, aunque fuese a la fuerza!, así ella le hubiese contado cosas... ¡No!, ¡no podía creerlo!, ¡era un invento de Isidra! Y mientras Yusmilda, en la casa, preñada y sola, esperaba con amor su regreso, Eutimio caminaba por el pueblo, por los sitios de siempre. A donde quiera que iba, y asombrado de no haberlo notado antes, le parecía que todas las miradas se dirigían hacia él, todas las sonrisas le parecían de burla, todas las palabras de doble intención. Y es que la negra había comentado sus pensamientos, y de boca en boca había corrido el chisme, encontrado terreno fértil y abonado para su crecimiento y expansión. En los pueblos, donde a fuerza han de verse las mismas caras una y otra vez, el honor y la hombría es la única carga que se lleva sin pesadumbre, una mujer es posesión de un hombre y la vida se le va en que sea suya para siempre. Eutimio Sandia había probado las mieles del amor, pócima de fortuna o de desgracia, que marca a quien la bebe como un hierro candente, dejando a flor de piel su signo de orgullo o de derrota. 4 Por eso, Eutimio Sandia estaba bebiendo la tarde de aquel infortunado día. ¡Cuántas veces le había dicho a Yusmilda que no fuese a trabajar más a la casa grande! Pero ella siempre insistía: —A don Matías le gusta que yo cocine para él... sabes que es como si fuera mi papá, tengo que agradecerle mucho... ¡Maldita!, ¡Mil veces maldita!, ¡Vaya si le agradecía bien! El ron le calentaba la cabeza. Todos tomaban y hablaban alrededor de las mesas. Eutimio Sandia tomaba solo mientras un demonio lo iba corrompiendo, un demonio que ya no se detendría. Los hombres seguían con sus dicharachos. —Perro con hambre, sueña con carne frita... —¡Ja, ja, ja, ja, ja! —Esa carne estaba picada de mosquito, pero no se le veía... ¡Ja, ja, ja, ja! Entonces, las coplas del cantor amainaron el fragor de las voces, coplas que la gente inventa, cultura popular que está ligada a las vidas de las personas, formas de distracción y alegría que nunca desaparecerán en los campos. —“Un desayuno es excusa / pa regalarle al patrón / de la doncellez, la fruta / y del esposo el honor”. Los ojos de todos lo clavaban, lo herían, lo arrinconaban... la voz del cantor continuó dictando su sentencia: —“Con un rancho, el agraviado / está cómodo y tranquilo, / ocho gallinas, dos gallos, / una vaca y dos cochinos...”. Eutimio Sandia vio la luz negra que le enseñaba el camino liberador de su vergüenza, y, de pronto, en el imaginario punto en donde convergen todos los ríos de la mente, donde las ideas se enfrentan y retuercen en lucha por imponerse unas sobre otras, se incrustó el rostro irreversible de la muerte. Mientras escuchaba a aquel cantor de pueblo arrastrar ante todos su deshonra para que nunca más volviesen a mirarlo con respeto, la mano buscó el puñal, cuando la voz que le azuzaba aún no se detenía: —“...y al fin no se ha de saber / de quién el hijo será, / si del marido tal vez / o del...”. Cual si fuese un rayo, el puñal le cercenó la garganta. El último verso quedó ahogado entre la sangre que saltó a borbotones, salpicando a los que estaban cerca. El cantor duró un rato aún, muriendo sobre el suelo enlodado y negro; los ojos de todos le miraban morir. Los ojos de Eutimio Sandia no veían nada. Ante el estupor de los presentes, aferrado aún al arma homicida, Eutimio salió del rancho, cruzó los senderos encharcados y corrió por el monte, alimentando su furia y rumiando su desgracia, con el ansia de poder limpiar su honor, aunque no pudiese liberarse ya de la vergüenza. Se dirigió a la casa grande, donde no pudieron aplacar su furia los gritos de las mujeres cuando lo vieron entrar con el cuchillo y la mano ensangrentada. Cuando salió de allí, Don Matías quedaba en su hamaca, balanceándose, mientras su sangre caía en gotas sobre el piso del corredor. Nadie se atrevió a detenerlo. Eutimio Sandia ondeaba la bandera de la muerte. La noche cayó en el llano sobre las desguarnecidas copas de los árboles, sobre las garzas, que salpican de colores los esteros en el paraje infinito de la gran sabana, sobre los caimanes, agazapados en los caños con todo su ancestral furor e instinto de supervivencia. Cayó también sobre las riberas de los ríos, pobladas de juncos, sobre las matas de plátano, sobre los penachos de las espigas preñadas de maíz. Cayó la noche en el llano, borrando el amarillo plumaje de los turpiales y la galanura de la orquídea majestuosa, sobre los hirsutos troncos, en las desvencijadas ramas. Cayó pues, la noche, cubriendo el horizonte con su manto. En el rancho de Eutimio Sandia cayó también la noche, borrando la conciencia. Del seno que contendría ya la leche de amamantar a la criatura, sacó el puñal ensangrentado. El vientre, cargado, se contrajo frente a él, con los estertores de la muerte. Ya no recordaba cuando la conoció en el río. Eutimio Sandia había enloquecido. ** Severo Insausti http://www.letralia.com/firmas/insaustisevero.htm Escritor venezolano (Paredes, Orense, España; 1950). Reside en Venezuela desde 1961. Ha publicado el poemario El cantar de las tentaciones (2005) y tiene inéditos varios libros de poesía y prosa. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Un buen libro detiene el reloj y la vía de escape que ofrece es enriquecedora, no embrutece”. Jonathan Franzen, entrevista con Xavi Ayén (http://bit.ly/TDEs71) para el diario español La Vanguardia (26/11/2012). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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