~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVII Cagua, Venezuela Nº 276 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 21 de enero de 2013 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Breve historia de la narrativa colombiana, de Sebastián | Breves Pineda Buitrago. / Narrativas, Nº 28. / Ciberpresidente, | de Alberto Castillo Vicci. / Talleres en la Biblioteca | Los Palos Grandes, en Caracas. / Mesa redonda sobre | Clarice Lispector, en Barcelona. / Presentación del | poemario Pequeños mandamientos, de Beatriz Calcaño. / | Taller “Aprende a escribir un cuento”, en Caracas. | | Un colectivo fomenta intercambios y donaciones de libros | Noticias en Maracay. / Leonardo Padura obtiene el Premio Nacional | de Literatura de Cuba. / El panameño Javier Alvarado | ganó el Premio de Poesía Nicolás Guillén. / Falleció | Manuel Fernández-Montesinos, sobrino y albacea de García | Lorca. / Diego Luna protagonizará serie de TV basada en | obra de Vargas Llosa. / Andalucía declara autor del año | a José Manuel Caballero Bonald. / Armando José Sequera | gana premio internacional de microficción. / Publican en | España poemas inéditos de Juan Ramón Jiménez. / Publican | en Cuba edición crítica de la primera novela de | Carpentier. / Sergio Vila-Sanjuán obtiene el 69º Premio | Nadal de Novela. / Mariano Moreno será ahora epónimo de | la Biblioteca Nacional argentina. / La RAE anuncia | celebraciones austeras por su tricentenario. / Conceden | el Premio de Literatura de Jerusalén a Antonio Muñoz | Molina. / Premio L’H Confidencial de novela negra para | Mariano Sánchez Soler. / Convocados los Talleres de | Expresión Literaria de Monte Ávila Editores. / Amigos de | Valle-Inclán es ahora presidido por un nieto del autor. | / Venezuela en la Encyclopedia of Science Fiction. / El | español es el segundo idioma en Twitter y el tercero en | Internet. / Muere el editor español Gonzalo Canedo. / | José Carreño Carlón sustituye a Joaquín Díez-Canedo en | el FCE. / España publicó en 2012 menos libros, pero | creció el mercado digital. / Falleció a los 92 años el | poeta español José María Fernández Nieto. / Una huelga | mantuvo cerradas por semana y media las casas de Neruda. | / Nicaragua homenajeó a Rubén Darío en el aniversario de | su natalicio. / Antología de poesía nicaragüense | presentada en Managua. / Digital y por entregas, la obra | más reciente de Santiago Roncagliolo. / Biblioteca | Ayacucho homenajeará este año a Gustavo Pereira. / Hay | Festival se inicia esta semana en Cartagena. / Reeditan | el Diccionario del castellano rural en la narrativa de | Delibes. / Biblioteca Nacional de España abre muestra | sobre escritura femenina. / Unimet reunirá en Caracas a | profesionales de las lenguas. / Barcelona recordará a | Roberto Bolaño con una gran exposición. | | “La vida sexual de Elizabeth Costello”, Luis Alberto | Artículos y García. / “Del cuerpo insomne en la poesía de Víctor | reportajes Valera Mora”, José Pérez. / “Toto Trejos”, Harold | Alvarado Tenorio. / “Escritores maniáticos”, Víctor | Montoya. / “Vidas insospechadas”, Rafael Pérez Ortolá. / | “Una antesala del cine”, Mauricio López Osorio. / “Bahía | Blanca, de Martín Kohan. Como un grano de arena”, Sergio | G. Colautti. / “Cósimo Mandrillo y un camino que anda”, | Alberto José Pérez. / “La elegancia del erizo, de Muriel | Barbery”, Javier Úbeda Ibáñez. / “Poéticas del ojo, de | Carlos Yusti”, Francisco Arévalo. | | “Massaua es su tercera novela. Arnoldo Rosas y su viaje | Entrevistas de quinientas páginas a Eritrea”, entrevista por Jorge | Gómez Jiménez. | | “El dilema del criollo cubano en tres obras cimeras”, | Sala de ensayo Steve Wakefield. / “Cultura y traducción. Problema de | transferencia de la narrativa negroafricana de expresión | francesa a través de Los soles de las independencias, de | Ahmadou Kourouma”, Ezechiel Agba Akrobou. | | Poemas de Manuel Iris. / “La memoria inventada”, Rubén | Letras Rojas Yedra. / Poemas de Aníbal Manuel. / “El | descubrimiento de América”, Félix Terrones. / Poemas de | Lilia Boscán de Lombardi. / “Congestión de los cuerpos”, | Daniel Buzón. / Del poemario inédito “Lejano”, Laura | Sánchez Solorio. / “¡Ahora que recuerdo!”, Héctor | Estrada Parada. / Cuatro poemas de Lola López Martín. / | “Lilith”, Yalí Noriega. / Poemas de Miguel de Asén. / | “La cuota”, Elena Herrera. | | Javier Cercas. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| *** Breve historia de la narrativa colombiana, de Sebastián Pineda Buitrago En noviembre pasado apareció, bajo el sello Siglo del Hombre Editores, el libro Breve historia de la narrativa colombiana, siglos XVI-XX, de Sebastián Pineda Buitrago, un recorrido de quinientos años y casi cuatrocientas páginas, que va desde las primeras crónicas de Indias hasta las novelas más leídas de los últimos años. María (1867), La vorágine (1924), Cien años de soledad (1967) y La virgen de los sicarios (1994) son algunas de las obras de la narrativa colombiana que aparecen retratadas en este estudio. En ocho partes, Pineda Buitrago recorre el quehacer de los narradores colombianos durante el período colonial, la formación de la nación independiente, el advenimiento del modernismo, la influencia del vanguardismo, la “novela de la violencia” de los cuarenta y cincuenta del siglo XX, el peso específico de Gabriel García Márquez, los aportes de cuatro narradores posteriores al autor de Cien años de soledad —Gómez Valderrama, Mutis, Espinosa y Vallejo— y, por último, una visión panorámica de la narrativa colombiana de los últimos años. El interés crítico del autor se concentra en encontrar una expresión novelística que no pretenda probar, defender, atacar o ceñirse a ninguna ideología sino, más bien, crear mundos de ficción que convenzan y se impongan a través de un estilo propio. Pineda Buitrago es investigador y doctorando en literatura hispánica por El Colegio de México. Estudió literatura en la Universidad de los Andes de Bogotá, y en 2007 su tesis, La musa crítica: teoría y ciencia literaria de Alfonso Reyes, fue publicada en México por El Colegio Nacional. Varios artículos suyos han sido publicados en importantes revistas internacionales. http://siglodelhombre.com/details.asp?prodid=SHE10124&cat=56 *** Narrativas, Nº 28 El 23 de diciembre apareció el Nº 28 de Narrativas, revista de narrativa contemporánea en castellano, que edita el escritor español Carlos Manzano (http://www.letralia.com/firmas/manzanocarlos.htm) y en cuyo consejo editorial participan María Dubón, Emilio Gil, Nerea Marco Reus y Luisa Miñana. La revista, que puede descargarse en formatos PDF y ePub, incluye en esta edición los ensayos “El Tercer Reich: desencaje del género diario de vida y conformación de un sujeto escritural sin horizonte de sentido”, por Felipe Zúñiga Amaro; “James Joyce o las epifanías en la cotidianeidad”, por Jonatan Frías, y “Las mil y una noches, ese fantasma literario”, por Jesús Greus. Su sección principal, la de relatos, acoge esta vez a Álvaro Martí, Carlos Montuenga (http://www.letralia.com/firmas/montuengacarlos.htm), Víctor Montoya (http://www.letralia.com/firmas/montoyavictor.htm), Lucía Lorenzo, José López Rueda, Roberto Gutiérrez Alcalá, Luis Miguel Rubio Domingo, Jimena Tierra, Jonathan Alexander España Eraso, Rolando Revagliatti (http://www.letralia.com/firmas/revagliattirolando.htm), Cristina Davó Rubí, Chema Torrent Santamaría, Ramón Araiza, Luis Topogenario (http://www.letralia.com/firmas/topogenarioluisemel.htm), Álvaro Valderas, Paloma Hidalgo, Diego Álamo Felices, Alfonso María Dapena Cores, Ramón Zarragoitia, Manuel del Pino, Salvador Alario Bataller, Amparo Pérez Arróspide y María Morgade. La sección “Narradores”, dedicada al escritor venezolano Arnoldo Rosas (http://www.letralia.com/firmas/rosasarnoldo.htm), incluye una entrevista y su relato “De reojo”. Pedro M. Domene firma un trabajo sobre el medio siglo de la publicación de la novela Tiempo de silencio, del español Luis Martín-Santos, y Enrique García Díaz escribe sobre Sir Walter Scott y el nacionalismo inglés. Y antes de una relación de novedades editoriales, la revista publica reseñas sobre los libros El chico de la estrella, de José Lupiáñez, por José López Rueda; La bala que cayó del cielo, de Rosa Burgos, por José Luis Muñoz (http://www.letralia.com/firmas/munozjoseluis.htm); Antología del microrrelato español (1906-2011). El cuarto género narrativo, ed. de Irene Andrés-Suárez, por Pedro M. Domene; Tantas lágrimas han corrido desde entonces, de Alfons Cervera, por José Luis Muñoz; Últimas pasiones del caballero Almafiera, de Juan Eslava Galán, por Ángeles Prieto Barba; El caso Casas Viejas. Crónica de una insidia (1933-1936), de Tano Ramos, por Ángeles Prieto Barba; Un maestro, de Guillermo Saccomanno, por José Luis Muñoz; Catalinas sur, de Anahí Flores, por Vanessa Alanís Fuentes Oliver, y Los hombres te han hecho mal, de Ernesto Mallo, por José Luis Muñoz. http://www.revistanarrativas.com *** Ciberpresidente, de Alberto Castillo Vicci Ciberpresidente (http://amzn.to/10KZ2uJ), la más reciente novela del escritor venezolano Alberto Castillo Vicci (http://www.letralia.com/firmas/castilloviccialberto.htm), está disponible en Amazon en formato impreso desde el pasado 24 de diciembre, a un precio de 15,99 dólares. En Ciberpresidente, el presidente de la República Humanista Latinoamericana (RHL) muere súbitamente en la suite presidencial de un hotel en París, mientras asiste a una cumbre de líderes mundiales. Dos jovencitas, que le acompañan esa noche, temen ser culpadas de su muerte y deciden huir sin dejar rastro. Pero a una de ellas se le ocurre llevarse un maletín que el Presidente siempre carga consigo, y que contiene un computador capaz de crear imágenes hipnóticas virtuales del Presidente para controlar la mente de los habitantes de su país, en un complot que involucra a la mafia rusa, confabulada con el gobierno de una isla en el Caribe y con el dignatario muerto. En el tren en que las muchachas huyen a Ginebra viaja un periodista que las conduce a casa de un amigo de la infancia: el genio creador de la teoría básica de los computadores cuánticos. Estos personajes se unen como equipo para defender sus vidas, ante el peligro de ser asesinados por la mafia. Profesor emérito de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado de Venezuela (Ucla) y asesor académico en docencia e investigación en algunas universidades venezolanas, Castillo Vicci ha publicado —además de libros académicos sobre inteligencia artificial, metatécnica y fundamentos de la ciencia— Cuentos esotéricos (Premio “La Tuna de Oro” de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2008), Memorias de Mabil (premio de narrativa de la Bienal Miguel Ramón Utrera, 2011) y la novela Demiurgo S. A. (Fábrica de utopías). http://amzn.to/10KZ2uJ *** Talleres en la Biblioteca Los Palos Grandes, en Caracas La Biblioteca Los Palos Grandes, en Caracas, inicia esta semana sus talleres para jóvenes y adultos, que auspiciados por Cultura Chacao tienen el objetivo de incentivar y aproximar a sus participantes a la lectura, la escritura creativa, la poesía, el ajedrez, y la edición de libros, entre otros tópicos. El Taller de Poesía para Adolescentes se realizará del 23 de enero al 27 de febrero, los miércoles de 4 a 6 de la tarde; Taller Creatura I (para jóvenes), del 24 de enero al 28 de febrero, los jueves de 6 de la tarde a 8 de la noche; Edición I. ¿Qué es un libro?, del 1 de febrero al 8 de marzo, los viernes de 5 de la tarde a 7 de la noche; Ajedrez, en la Plaza Los Palos Grandes, a partir del 5 de febrero, los días martes y jueves de 4 a 5 de la tarde, y Taller de lectura a partir de Edgar Allan Poe II, del 20 de febrero al 27 de marzo, los miércoles de 6 de la tarde a 8 de la noche. Estos talleres tienen un costo de 80 bolívares cada uno. Además, se ha preparado una serie de talleres para quienes necesiten aprender a usar determinados programas y estrategias: Computación Básica Nivel1 Grupo 1, del 1 de febrero al 26 de abril, los viernes de 2:30 a 5:30 de la tarde; Computación Básica Nivel1 Grupo 2, del 5 de febrero al 30 de abril, los martes y jueves de 10 de la mañana a 12 del día; Excel Básico, del 4 de febrero al 29 de abril, los lunes y miércoles de 4 a 6 de la tarde; Photoshop Grupo 1, del 2 de febrero al 27 de abril, los sábados de 9 a 11 de la mañana; Photoshop Grupo 2, del 2 de febrero al 27 de abril, los sábados de 11 de la mañana a 1 de la tarde; PixelArt Grupo 1, del 5 de febrero al 14 de marzo, los martes y jueves de 4 a 6 de la tarde; PixelArt Grupo 2, del 19 de marzo al 30 de abril, los martes y jueves de 4 a 6 de la tarde. Los cursos de Computación Básica tienen un costo de 80 bolívares, mientras que los de Excel Básico, Photoshop y PixelArt cuestan 180 bolívares cada uno. Las personas interesadas en participar en cualquiera de estos talleres se deben inscribir personalmente en la Biblioteca Los Palos Grandes, ubicada en la Tercera Avenida de Los Palos Grandes, entre 2ª y 3ª transversales. Para confirmar disponibilidad de cupos se debe llamar al teléfono (0212) 3264827. http://www.culturachacao.org *** Mesa redonda sobre Clarice Lispector, en Barcelona En el marco de la segunda edición del homenaje internacional “Hora de Clarice”, dedicado a la reconocida escritora brasileña Clarice Lispector (Tchetchelnik, Ucrania, 1920; Río de Janeiro, Brasil, 1977), e inspirado en el Bloomsday de Joyce, Casa Amèrica Catalunya organiza la mesa redonda “Entre el silencio y la palabra. Una mirada a Clarice Lispector”. El acto, presentado por Flavia Company, contará con las intervenciones “La mujer según C. L.”, por Laura Freixas; “Lispector, una cuentista canónica”, por Jorge Carrión, y “La lengua sobrevenida: Lispector como escritora americana”, por Edgardo Dobry. La actividad, de entrada libre, tendrá lugar este jueves 24 de enero a las 20 horas en Casa Amèrica Catalunya, en el 299 de la calle Còrsega de Barcelona, España. http://bit.ly/13WlkHL *** Presentación del poemario Pequeños mandamientos, de Beatriz Calcaño El sello editorial Public-Arte presentará este domingo en la Librería Kalathos el libro de poemas Pequeños mandamientos, de Beatriz Calcaño, el primero de los títulos que el sello tiene programados para 2013. En el prólogo, la escritora Mharía Vázquez Benarroch (http://www.letralia.com/firmas/vazquezbenarrochmharia.htm) destaca que la autora proviene de una familia de poetas que incluye a la gran María Calcaño (1906-1956), y afirma que su obra es expresión de “la pasión por reconstruir la rutina cotidiana, exponer el cuerpo al máximo, desnudar las emociones como quien teje un tapiz con la historia pequeña de lo personal, el mundo visto a través de los ojos de una mujer: la amante, el ama de casa, la profesional que trabaja, la madre, siempre la que se entrega, la que vive la intemperie de un siglo sin piedad y en una ciudad de la furia”. Nacida en Caracas, Calcaño es psicopedagoga y traductora. Ha participado en diversos talleres de poesía y narrativa, como el Imago Mundi impartido por Vázquez Benarroch, o los del Centro de Estudios Literarios Rómulo Gallegos (Celarg). En 2008 ganó el premio del Concurso para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores, mención Poesía, con Expediciones. La presentación se realizará en la Librería Kalathos, ubicada en la 8ª Transversal con Avenida Ávila, en Los Chorros (Caracas), este domingo 27 de enero a las 11 de la mañana. *** Taller “Aprende a escribir un cuento”, en Caracas Del 9 de febrero al 2 de marzo será dictado en Caracas el taller “Aprende a escribir un cuento”, a cargo del escritor venezolano Heberto Gamero Contín (http://www.hebertogamero.info), ganador del 63r concurso de cuentos del diario El Nacional (2008). La actividad enseñará a los participantes a escribir un cuento básico, siguiendo las normas del cuento moderno. Asimismo, se dará a conocer a los grandes maestros del relato breve y se leerá algunos de los cuentos más relevantes de la literatura mundial. El taller, cuyo cupo es limitado y tiene un costo de 600 bolívares, es auspiciado por la Fundación Aprende a Escribir un Cuento (Faec), Cultura Chacao y el Círculo de Escritores de Venezuela y tendrá lugar los días sábados 9, 16, y 23 de febrero y 2 de marzo, de 9 a 11 de la mañana, en la Sala Cabrujas de Cultura Chacao, en la avenida Francisco de Miranda con 3ª Avenida de Los Palos Grandes (Centro Comercial El Parque, Nivel C-1; al lado de Parque Cristal). Los interesados deberán formalizar su inscripción antes del 31 de enero en la web de la Fundación Aprende a Escribir un Cuento o a través del número telefónico (0414) 2467753 o la dirección electrónica fundacionfaec@gmail.com. http://www.fundafaec.org/talleres.html ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Un colectivo fomenta intercambios y donaciones de libros en Maracay El colectivo ¡Sacúdete Maracay! (http://sacudetemaracay.com/blog), que promueve el mejoramiento integral de la ciudad venezolana de Maracay (Aragua), desarrolla la iniciativa “Maracay Pasa la Página” (http://sacudetemaracay.com/blog/?page_id=394), a través de la cual fomenta el intercambio y la donación de libros a los habitantes de la localidad. Los intercambios de libros se realizan en jornadas itinerantes que son anunciadas a través de los perfiles del colectivo en Facebook (http://www.facebook.com/MaracaySacudete) y Twitter (http://twitter.com/MaracayPasaLaPg). En estas actividades, cada participante aporta hasta cinco libros, que deben estar en buen estado, y recibe igual número de tickets para realizar el canje por otros. No se puede participar con libros de texto (referencia o consulta académica, educación básica o superior) ni con revistas. Además, el colectivo promueve bibliotecas comunitarias en zonas de bajos recursos, para las cuales recibe libros en calidad de donación. En este caso sí se recibe textos de referencia, no sólo académicos sino de diversos géneros, en impecable estado de conservación y con contenidos actuales y pertinentes para las necesidades de los usuarios en esas zonas. “Estamos haciendo un trabajo de educación y concientización con los donantes, ya que tienden a querer convertir la iniciativa en ‘depósito de cadáveres’ ”, explican en su web los propulsores de la iniciativa. “Libros obsoletos, apolillados o deteriorados no son bienvenidos, entre otras cosas porque no son acordes con el espíritu de compartir y ayudar a personas con menos posibilidades económicas”. Además de libros, el colectivo recibe mesas, sillas, estanterías, cojines y otras piezas de mobiliario, que son empleadas en el equipamiento de las bibliotecas comunitarias. Los interesados en colaborar pueden contactar a Héctor Velásquez a través del teléfono (0414) 3435442 o por la dirección electrónica maracaypasalapagina@hotmail.com, además de los perfiles de redes sociales mencionados. Fuente: ¡Sacúdete Maracay! *** Leonardo Padura obtiene el Premio Nacional de Literatura de Cuba El polémico escritor Leonardo Padura, uno de los autores cubanos más publicados dentro y fuera de la isla, ganó el Premio Nacional de Literatura 2012, según se anunció el pasado 18 de diciembre. El autor de la exitosa novela El hombre que amaba los perros y “autor de célebres novelas policiales que le ganaron los favores del gran público ha seguido lo mejor de la tradición de la novela negra para ahondar en preocupaciones sociales”, señaló en una nota el Instituto Cubano del Libro, que concede el galardón. “Fue una sorpresa agradable, me llamó el presidente del jurado para informarme. Me siento muy contento”, dijo Padura a la prensa internacional. “Siempre uno espera determinadas cosas y a la vez no las espera; lo mejor es no esperarlas, porque a veces llegan”, agregó el escritor de 57 años, destacando que es el primero de su generación que gana el Premio Nacional de Literatura. “Hasta ahora (el Premio) lo habían ganado escritores de generaciones anteriores a la mía; soy el primer escritor de los que nacimos desde el año 50 para acá que gana”, dijo. El jurado, que estuvo presidido por el escritor Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura 2003, “valoró dieciocho propuestas presentadas por instituciones literarias del país y acordó por mayoría distinguir al también periodista y guionista de cine”. Padura es uno de los escritores residentes en la isla más publicados dentro y fuera de Cuba, y es mirado con recelo por sectores duros del gobierno comunista debido al fondo crítico y social de sus novelas, de estilo policial, mientras que recibe frecuentes ataques de sectores del exilio anticastrista. Sus obras La novela de mi vida, y la tetralogía Paisaje de otoño, Máscaras, Pasado perfecto y Vientos de cuaresma han sido publicadas en diversos países y traducidas a varios idiomas. Fuentes: AFP • Prensa Latina *** El panameño Javier Alvarado ganó el Premio de Poesía Nicolás Guillén Con su libro Viaje solar de un tren hacia la noche de Matachín, el escritor panameño Javier Alvarado (http://www.letralia.com/firmas/alvaradojavier.htm) obtuvo en diciembre pasado el XV Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén, en el que compitió con 750 libros de autores de Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras, México, Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, así como de Estados Unidos, Europa, Sudamérica, África y Asia, donde residen autores de origen caribeño. El jurado de este concurso —que convocan la Universidad de Quintana Roo, el escritor mexicano Jorge González Durán, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la revista mexicana Río Hondo— otorgó también mención honorífica al poemario Acotaciones del viajero, del cubano Arístides Valdés Guillermo; y menciones a Rumor nocturno, del colombiano Gustavo Zuluaga, y Loa y diatriba de las 5 piedras, del colombiano Zairo Anillo Martínez. El jurado de esta edición estuvo compuesto por los poetas mexicanos Meztly Vianey Suárez, Carlos Torres y Ramón Iván Suárez Camaal (http://www.letralia.com/firmas/suarezcamaalramonivan.htm). El premio lo han ganado con anterioridad seis autores cubanos, cinco mexicanos, dos dominicanos y un colombiano. Entre esos libros se destacan Las sucesivas puertas, de Heriberto Hernández Medina; Desde las islas, de Juan Carlos Mieses; La noche que dura, de Patricia Medina, y De lo que se supone, de Arístides Vega Chapú (http://www.letralia.com/firmas/vegachapuaristides.htm). Nacido en 1982 en Santiago de Veraguas, Alvarado cursa actualmente una maestría en teatro en la Universidad de Panamá. Entre sus principales libros publicados figuran Tiempos de vida y muerte, Caminos errabundos y otras ciudades, Poemas para caminar bajo un paraguas, Aquí, todo tu cuerpo escrito, Por ti no pasa nunca el tiempo, No me cubre de edad la primavera, Soy mi desconocido y Carta natal al país de los locos. Agustín Labrada (http://www.letralia.com/firmas/labradaagustin.htm), organizador del certamen, dijo que Alvarado recibirá 18 mil pesos mexicanos y, en el primer semestre de 2013, la Universidad de Quintana Roo publicará su poemario ganador. Agregó que, con la llegada de 751 libros, el Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén se arraiga como una alternativa sólida a la que están atentos los poetas de la cuenca caribeña que expresan en español sus disímiles mundos. Fuente: Originales del certamen *** Falleció Manuel Fernández-Montesinos, sobrino y albacea de García Lorca El político y sindicalista español Manuel Fernández-Montesinos, sobrino del poeta y dramaturgo Federico García Lorca, falleció en Madrid el 19 de diciembre a la edad de 80 años. El también escritor fue además uno de los promotores, así como presidente y secretario, de la Fundación García Lorca. En un comunicado de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, su titular, Luciano Alonso, lamentó la pérdida de “un gran defensor y difusor del legado lorquiano”, una persona, añadió, con la que los granadinos en particular y andaluces en general “se encuentran en deuda”, y a quien agradeció “su compromiso y dedicación por mantener vivo el legado y la memoria de uno de los grandes nombres de nuestra literatura”. Hijo del alcalde socialista de Granada Manuel Fernández-Montesinos Lustau, fusilado por los sublevados en las tapias del cementerio de la capital nazarí el 16 de agosto de 1936, Fernández-Montesinos fue autor de, entre otros libros, New York in a poet (1990), Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes 1919-1928 (1991) y Lo que en nosotros vive (2008). El último de estos títulos es un relato autobiográfico, publicado por la editorial Tusquets, que resultó finalista en la vigésima edición del prestigioso Premio Comillas. En él narraba cómo un niño —cuya vida se desarrolla al dulce ritmo de las labores agrícolas en las fincas familiares de la Vega granadina— experimenta cómo los asesinatos de su padre, alcalde de la ciudad en 1936, y de su tío, el poeta y dramaturgo Federico García Lorca, hacen estallar de repente su mundo. Nacido en Granada en 1932, el fallecido se exilió tras la Guerra Civil con su familia en Estados Unidos. Allí residió hasta 1951, cuando regresó a España y cursó estudios de derecho en Madrid, donde participó en las protestas universitarias de 1956 y fue incluso encarcelado por distribuir propaganda entonces ilegal. Tras cumplir la condena se mudó a Frankfurt, cuya universidad le había concedido una beca de doctorado. En la ciudad alemana interrumpió sus estudios para dedicarse por entero a colaborar con los sindicatos en la defensa de los derechos de los emigrantes españoles. En esa época se afilió a la UGT del exilio, con sede en Toulouse, lo que le costaría una nueva pena de prisión. Esos fueron los comienzos de su vida política. Afiliado ya también al PSOE, Fernández-Montesinos concurrió a las elecciones democráticas de 1977 encabezando la lista socialista de la provincia de Granada. Dos años después abandonaría esta actividad y en 1982 participó en la constitución de la Fundación Federico García Lorca, de la que fue primero secretario y más tarde presidente, hasta su jubilación en diciembre de 2006. Fuente: Málaga Hoy *** Diego Luna protagonizará serie de TV basada en obra de Vargas Llosa El actor y cineasta mexicano Diego Luna manifestó estar “entusiasmado” por su participación en la serie Travesuras de la niña mala, inspirada en el libro del mismo nombre del escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, agregando que en la televisión “se están haciendo cosas interesantes”. Según se anunció el pasado 20 de diciembre, se espera que la serie, producida por Patricio Wills —conocido por su trabajo como productor de un proyecto similar basado en La reina del sur, del español Arturo Pérez-Reverte—, esté lista en el primer trimestre de este año, aunque no se ha determinado la fecha precisa del estreno. “Me invitaron y ahora hay que desarrollarlo, porque además de actuar también dirigiré, lo cual me tiene emocionado”, dijo Luna en referencia a la serie. “Creo que la televisión es un medio que sin duda se está abriendo para la exploración y está tomando riesgos que el cine muchas veces no toma, y eso es una gran ventana para los creadores”, explicó. La historia narra la relación tormentosa y enfermiza que viven dos amantes durante cuatro décadas, teniendo de trasfondo los cambios políticos y sociales que se vivieron en la segunda mitad del siglo XX. Fuente: El Universal *** Andalucía declara autor del año a José Manuel Caballero Bonald El consejero de Cultura y Deporte de Andalucía, Luciano Alonso, anunció el 21 de diciembre en Málaga (España) que su despacho ha declarado al escritor José Manuel Caballero Bonald, autor del año 2013, destacando que es “un ejemplo claro de cómo unir el compromiso con la estética y el compromiso con su tiempo” y recordando que recientemente ha recibido el Premio Cervantes, lo que son “palabras mayores”. “Barroco, sí, como Andalucía y como Andalucía, rebelde”, apuntó el consejero en rueda de prensa respecto al escritor. La comisión asesora del Centro Andaluz de las Letras (CAL) acordó por unanimidad, en la reunión celebrada ese día, proponer a Caballero Bonald como autor del año 2013. Será el segundo autor del año vivo homenajeado, después de la conmemoración del centenario de Francisco Ayala en 2006. El CAL homenajea cada año a uno o varios autores andaluces con el objeto de mantener y acrecentar la memoria literaria de figuras tan importantes como Aleixandre, Bécquer, Cernuda, Alberti, María Zambrano, Manuel Altolaguirre, Luis de Góngora, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y José Antonio Muñoz Rojas, Luis Rosales, Francisco Giner de los Ríos o José Moreno Villa, autor homenajeado en 2012. La Consejería realizará un programa de actividades que se desarrollará durante todo el año y que girará en torno a la figura y obra del poeta y escritor. En primer lugar, se impartirán unas jornadas dedicadas a este autor jerezano, en las que los principales especialistas analizarán su figura y su obra relacionándola con su época. El Circuito Literario Andaluz, las lecturas monográficas, la edición de una antología y la celebración del Día Internacional del Libro serán otras actividades dedicadas a la figura de este gran escritor, uno de los más influyentes en la lengua española en los últimos cincuenta años. Caballero Bonald, nacido en Jerez de la Frontera en 1926, es uno de los miembros más destacados de la llamada “Generación del 50”, junto con otros renombrados poetas como José Hierro, Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma o Carmen Martín Gaite. Narrador, poeta y ensayista, obtuvo reconocimiento general como novelista con Ágata ojo de gato, una alegoría del paraje de Doñana, que considera su universo literario original. La Consejería pondrá en marcha una exposición sobre el autor que recorrerá todas las provincias de la comunidad andaluza. La muestra vendrá acompañada de un catálogo que recorrerá de forma más extensa la vida y obra de Caballero Bonald con estudios y análisis a cargo de especialistas. Asimismo, el CAL, que colabora con alrededor de 400 clubes de lectura en el territorio andaluz, pondrá a su disposición diversas versiones de las obras más significativas del poeta jerezano, con la finalidad de que se puedan leer en toda la comunidad autónoma. Fuente: Europa Press *** Armando José Sequera gana premio internacional de microficción El reconocido escritor venezolano Armando José Sequera (http://www.letralia.com/firmas/sequeraarmandojose.htm) obtuvo el pasado 28 de diciembre el Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes” 2012 con su relato “Un simple ocho”, con el que se impuso a textos de cientos de escritores de treinta países de tres continentes. El autor también obtuvo, con otros tres relatos, menciones en igual número de categorías del certamen. El jurado fue presidido por Francisco Garzón Céspedes (http://www.letralia.com/firmas/garzoncespedesfrancisco.htm) y estuvo integrado además por Mayda Bustamante Fontes (Cuba/España), María Amada Heras Herrera y José Víctor Martínez Gil (México). El premio es convocado por la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (Ciinoe) y sus Ediciones Comoartes, con sedes en Madrid y Ciudad de México. Experimentado narrador con más de cincuenta libros publicados, Sequera (Caracas, 1953) ha sido merecedor de diversos reconocimientos internacionales, como el Premio Casa de las Américas (La Habana, Cuba, 1979), el Diploma de Honor IBBY (Basilea, Suiza, 1996) —ambos con la obra Evitarle malos pasos a la gente—, y la Bienal Latinoamericana “Canta Pirulero” (Valencia, Venezuela, 1998), con el libro Teresa. Además, en su país ha recibido el premio de la Bienal de Literatura “Mariano Picón Salas” en dos oportunidades (2001 y 2005), entre otros galardones. El Premio “Garzón Céspedes” también concedió su Premio Internacional de Microficción Narrativa al Conjunto a Mar Pfeiffer (Argentina) y Salomé Guadalupe Ingelmo (España) por trece de sus textos en cada caso. El Premio Internacional de Cuento Hiperbreve recayó sobre Mar Pfeiffer (Argentina, “Mi madre sentada en un sillón”), Pedro Mario López Delgado (Cuba/Colombia, “Pronóstico”), Salomé Guadalupe Ingelmo (España, “Jubileo”), Fátima Martínez Cortijo (España, “Allanamiento”) y Armando José Sequera (Venezuela, “Jinete hasta el infinito”). El Premio Internacional de Cuento Hiperbreve Enigmático fue para Salomé Guadalupe Ingelmo (España, “Ángel y custodio”), mientras que el Premio Internacional de Cuento Hiperbreve Metaliterario recayó sobre Mar Pfeiffer (Argentina, “Redescubrimiento”), Liliana Savoia (Argentina, “Fruto de la náusea”) y Armando José Sequera (Venezuela, “Inocencia”). Mar Pfeiffer (Argentina, “El inspector”), Salomé Guadalupe Ingelmo (España, “A la sombra de la dalia”) y Fátima Martínez Cortijo (España, “Qué dirán”) obtuvieron el Premio Internacional de Cuento Hiperbreve Policiaco, mientras que el Premio Internacional de Cuento Hiperhiperbreve fue para Mar Pfeiffer (Argentina, “Observadora”), Salomé Guadalupe Ingelmo (España, “Predador”), Fátima Martínez Cortijo (España, “Incriminatorios”), Belisa Bartra (Venezuela, “Ser”) y Armando José Sequera (Venezuela, “Impaciencia”). El Concurso ha otorgado además premios extraordinarios, premios especiales, menciones de honor y condiciones de finalistas a numerosos textos. Bajo el título “Pupilas de unicornio”, Ediciones Comoartes dedicó el número 89 de sus digitales Los Cuadernos de las Gaviotas a los textos ganadores. Fuente: Ciinoe *** Publican en España poemas inéditos de Juan Ramón Jiménez La editorial española La Isla de Siltolá publicará en febrero el libro Idilios, escrito en 1912 por el Premio Nobel de Literatura español Juan Ramón Jiménez y dedicado a su esposa Zenobia Camprubí, según se anunció el pasado 6 de enero. Con prólogo de Antonio Colinas y con la introducción, edición y estudio de la profesora y experta juanramoniana Rocío Fernández Berrocal, Idilios incluye 98 poemas, de los cuales 38 son totalmente inéditos. El resto había aparecido de forma fragmentaria y dispersa en diferentes publicaciones con transcripciones dispares. Se trata, según explica Fernández Berrocal, de la última obra que Juan Ramón Jiménez escribió en 1912, al final de su etapa de retiro en Moguer (la localidad del sur de España en la que nació) entre 1905 y 1912 y que después continuó al conocer a Camprubí en Madrid, en 1913. El poeta dejó iniciada la preparación de esta obra en las carpetas que se encuentran en la Sala Zenobia-Juan Ramón Jiménez, de Puerto Rico, con instrucciones muy claras para su publicación, como había diseñado toda su monumental obra. En la carpeta se encontraban los originales de los textos, portadas y portadillas, la dedicatoria y la división de la obra en “Idilios clásicos” e “Idilios románticos”. Los primeros eran poemas dedicados a los amores pasados y los segundos iban dirigidos a su esposa Zenobia. Todo ello con un claro deseo de que el libro se viera publicado, precisa la experta juanramoniana. En su conjunto, la obra está dedicada a Zenobia. Jiménez dejó escrito que estos poemas de Idilios, junto con el simbólico libro Diario de un poeta recién casado y Monumento de amor, eran por y para Zenobia. “Forman parte de mi conocimiento de Zenobia hasta mi casamiento con ella”, dijo. “In Memoriam / Z.C.A., / muerta para el amor”. Así reza la dedicatoria de Juan Ramón a Zenobia en Idilios. “El idilio eras tú”, dice el poeta en referencia a Zenobia Camprubí. Un volumen que, para Antonio Colinas, según escribe en el prólogo, podría resumir esa década prodigiosa del poeta que Rocío Fernández Berrocal denomina la “encrucijada clave”, de 1908 a 1917. Una década que tiene su origen en los días de retiro del autor de Platero y yo en Moguer, y que se cierra con Diario de un poeta recién casado, escrito durante su viaje a América para casarse con Zenobia, y que supuso un punto de inflexión en su poesía. “Precisamente ahora —ante esta hermosa y cuidada edición de Idilios— podríamos pensar que éste es precisamente el libro que resume esta década prodigiosa”, escribe Colinas, quien señala que “nos hallamos ante otro de los más grandes libros emblemáticos del poeta de Moguer”. “Primero, por estar escrito entre 1912 y 1913 y entre esos dos polos decisivos en su vida que fueron Moguer y Madrid; luego porque Idilios podría ser como el fruto decantado, esencial, de esa etapa que ha sido reconocida con fulgurantes calificativos: la de los ‘libros amarillos’, ‘borradores silvestres’ o ‘fastuosos tesoros’ ”. “¡Dame tu carne! ¡Quiero ir en ella loco jinete / al norte, al sur, al este y al oeste! / Quiero cruzar el mundo / con tu cuerpo luciente, derramarlo, un instante, más allá / en la vida y la muerte”, escribe el poeta. Juan Ramón Jiménez señala que los textos de Idilios se caracterizan por tener “brevedad, gracia y espiritualidad”. La primera parte del libro tiene un carácter más carnal y sensual y en la segunda el amor se hace idílico tras conocer a Zenobia. “Al encontrarte, Amor, hallé el Idilio”, escribe Juan Ramón en estas páginas. “El idilio en mayúsculas, el verdadero, y, a partir de ahí, su vida y su obra, ‘Obra de vida’, se transformó”, precisa Fernández Berrocal. Fuente: EFE *** Publican en Cuba edición crítica de la primera novela de Carpentier La primera edición crítica de Écue-Yamba-Ó, novela inicial del gran intelectual cubano Alejo Carpentier, fue presentada el lunes 7 de enero en la Casa de África, en La Habana. Graziella Pogolotti, presidenta de la Fundación Alejo Carpentier, destacó que este fue un texto literario precursor, escrito a fines de los años 20 del siglo pasado, cuando se realizaron los primeros acercamientos antropológicos científicos y artísticos al tema del legado africano en la cultura cubana. Agregó que Carpentier en la literatura, y en la música Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla, resultaron pioneros en esa temática, de gran vigencia en una sociedad como la cubana, tan compleja en su integración cultural. El título fue presentado como parte del programa del XVII Taller de Antropología Social y Cultural Afroamericana, que se desarrolló hasta el miércoles 9 con un especial acento en los aportes de los abakuá a la identidad criolla. Rafael Rodríguez Beltrán, autor del ensayo crítico sobre Écue-Yamba-Ó, recordó que Carpentier comenzó a escribirla cuando estuvo encarcelado en 1927, que vio la luz en España en 1933, y hasta 1977 el escritor no permitió reeditarla por sentirse insatisfecho de esos iniciales trabajos sobre el legado africano en Cuba. Explicó que esta edición del sello Letras Cubanas cuenta con documentos que iluminan el proceso de creación de la novela y recupera las ilustraciones de su primera publicación, esenciales para su entendimiento, entre ellas un primoroso grabado, en la portada, del gran artista Marcelo Pogolotti. También fue inaugurada la exposición “Zonas de opacidad”, de los fotógrafos de Cienfuegos, Libán Rodríguez, Yuniesky del Sol y Alain López, quienes documentan los trabajos antropológicos en el antiguo ingenio La Caridad, aledaño a esa ciudad. Fuente: ACN *** Sergio Vila-Sanjuán obtiene el 69º Premio Nadal de Novela El periodista español Sergio Vila-Sanjuán ganó el lunes 7 de enero la 69ª edición del Premio Nadal con la novela Estaba en el aire, una obra que pretende ser “un homenaje a una época en la que España dejaba los años duros del franquismo y entraba en un período de consumismo”. Presentada al premio bajo el seudónimo “Manuel Pi” y el título ficticio Una buena manera de terminar, la novela explica la historia de la Barcelona de 1960 y 1961, con una estrecha relación de la experiencia de su familia. El autor dibuja un cruce de caminos narrativo en el que confluyen cuatro personajes: “Una mujer de la alta sociedad barcelonesa, que no quiere decir de la burguesía, que es guapa y desgraciada, que tiene un problema a resolver; un publicitario joven e idealista, que pronto se topará con problemas derivados del ambiente sociopolítico de la época; un empresario con conexiones políticas; y un joven que viene del norte en uno de los trenes de la emigración en busca de sus orígenes”. En la novela, que publicará Destino el 12 de febrero, sale un programa radiofónico real, Rinomicida le busca, que buscaba personas desaparecidas, que fue un antecedente de aquel Quién sabe dónde de TVE, y en el que trabajó como publicitario el padre del propio Vila-Sanjuán. La novela, a decir del periodista, dibuja “una imagen de la Barcelona de la época”. Vila-Sanjuán debutó en la novela en 2010 con Una heredera de Barcelona, en la que partió de los papeles de su abuelo para contar su punto de vista de la Barcelona de los años 20. “En esta segunda novela he ido a la época de mi padre y he novelado historias de mis padres, e intentado reflejar el mundo de mi infancia, si bien he intentado objetivarlo con lo que sé ahora”, comentó. Para dibujar la contradicción que vivía la Barcelona y la España de aquellos primeros años 60, Vila-Sanjuán recurrió a un episodio anecdótico que se recoge en la novela: “En un momento de la historia el departamento de marketing de la empresa publicitaria decide lanzar una campaña de radio para promocionar un nuevo champú, pero subrayan que los anuncios se deberán centrar en el sábado, porque es el día en que van a los baños públicos”. Este ejemplo, añade el ganador del Nadal, ilustra “esa España de posguerra, que está entrando en la sociedad de consumo, con instrumentos de mercadotecnia al más puro estilo norteamericano, con eventos como la feria de muestras, pero en la que al mismo tiempo no hay cuartos de baño en la mayoría de viviendas”. Vila-Sanjuán, que ejerce el periodismo cultural desde hace más de 30 años, nunca se ha considerado un crítico, sino un periodista cultural, que es su auténtica vocación. Reconoce que esta segunda novela es “menos periodística que la primera, y es más literaria, pero también ha habido una búsqueda de datos, de rastrear diarios y de buscar programas de televisión, para confirmar lo que a veces la memoria traiciona”. Con respecto a la primera novela, el principal cambio es, a decir de su autor, la voz narradora: “La anterior estaba contada en primera persona, se veía la acción que el narrador veía, mientras que ésta está escrita en tercera persona del presente, con un punto de vista más panorámico, lo que permite una mayor profundidad en los caracteres de los personajes”. Añade que además de “una estructura más compleja”, sorprenderá en la ganadora del Nadal “un personaje de mujer que puede ser atractivo, y que es una mujer de los 60 visto de una forma que no se ha visto mucho”. Fuente: EFE *** Mariano Moreno será ahora epónimo de la Biblioteca Nacional argentina La Biblioteca Nacional de Argentina lleva desde ahora el nombre “Doctor Mariano Moreno” como “gran rescate de valor histórico” de su fundador y uno de los próceres de la Revolución de Mayo, afirmó el director de esa institución, Horacio González, este sábado 19. González subrayó la importancia de la identificación de este espacio con su historia, “cuyos orígenes son laicos y revolucionarios, y la Biblioteca está íntimamente relacionada con la figura de Moreno”. “Los pocos documentos que sobreviven (como el clásico texto de La Gazeta de Buenos Aires) muestran que él fue el fundador, de modo que es el único nombre que goza de unanimidad. Nadie podría sentirse incómodo”, explicó. La ley 26.807 —un proyecto iniciado por los diputados Roy Cortina (FAP) y Raúl Alfonsín (UCR)— designa con el nombre “Doctor Mariano Moreno” a la Biblioteca Nacional, y fue aprobada en noviembre por el Congreso de la nación sureña. Su promulgación se produjo el 8 enero por el gobierno nacional, a través del Boletín Oficial. González recordó que además de Moreno otros nombres “están íntimamente asociados” a la Biblioteca: Paul Groussac, director durante 40 años, y Jorge Luis Borges, a cargo durante la década del 60. El director aseguró que ya están pensando en la futura placa nominal. Mientras tanto, continúan con proyectos como el de la Plaza del Lector, que piensan llamar “Rayuela”, a propósito del 50º aniversario de la publicación del escritor Julio Cortázar que se conmemora este año. La Biblioteca Pública de Buenos Aires fue creada por decreto de la Primera Junta, el 13 de septiembre de 1810. Su primera sede estuvo en la Manzana de las Luces, en las actuales calles Moreno y Perú. Mariano Moreno impulsó su creación como parte de un conjunto de medidas —la edición, la traducción, el periodismo— destinadas a forjar una opinión pública atenta a la vida política y cívica. Así, La Gazeta y la traducción y edición del Contrato Social se hermanan en el origen con la Biblioteca. El primer fondo editorial fue el que el propio Moreno y Cornelio Saavedra expropiaron del obispo Orellana, juzgado como conspirador contra la Junta. También integraron el primer acervo donaciones del Cabildo Eclesiástico, el Real Colegio San Carlos, Luis José Chorroarín y Manuel Belgrano. Entre sus bibliotecarios estuvieron hombres claves de la trama cultural argentina: Marcos Sastre, Carlos Tejedor, José Mármol, Vicente Quesada, Manuel Trelles, José Antonio Wilde y Paul Groussac, quien protagonizó el nuevo período de modernización y estabilización, acorde con el clima de época, los años 80 del siglo XIX, cuando la institución toma carácter de Nacional. La Biblioteca obtuvo un edificio exclusivo en México 564 y durante la gestión de Groussac —que duró más de 40 años— se logró que este espacio fuera un punto de referencia para el pensamiento argentino, en especial en temas históricos y de crítica literaria. Durante el siglo XX hubo dos largas gestiones, la de Gustavo Martínez Zuviría, autor de libros de venta masiva y difusor de posiciones antisemitas que desplegó una vasta labor de compras bibliográficas, publicación de documentos e intervención en los debates culturales. La otra presencia capital fue la Borges. El escritor supo erigirla como tema de pensamiento y literatura, junto al subdirector José Edmundo Clemente, quien además fue muy activo en la construcción del nuevo edificio, situado en la manzana que antes había alojado a la residencia presidencial en la que convivieron Juan Domingo Perón y Eva Duarte. Fuente: Télam *** La RAE anuncia celebraciones austeras por su tricentenario Una gran exposición sobre la historia de la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es) inaugurará, en septiembre de este año, la celebración del tercer centenario de esta institución, que culminará en octubre de 2014 con una nueva edición del Diccionario. “Será un centenario austero pero sin renunciar a hacerlo significativo”. Darío Villanueva, secretario de la entidad, explicó a la prensa, el pasado 8 de enero, que se aprovechará la ocasión para “transmitir todavía más el legado histórico de la Academia” y para perfilar su futuro, “cuya clave está en la sociedad digital”. La RAE no desea que este tercer centenario pase “sin pena ni gloria”, como sucedió con el segundo, en el que se hizo “alguna sesión extraordinaria” y se comenzó a publicar el Boletín de la Real Academia Española, que en 2014 cumple cien años, recuerda Villanueva. Pero tampoco se trata de programar “unos fastos que resulten inaceptables” para la situación actual de crisis. La RAE se financia al cincuenta por ciento con recursos propios y el resto con la aportación del Estado, que para 2013 ha disminuido un 37 por ciento. Esos recortes han obligado a diseñar un tercer centenario “sostenible”. Todo comenzó en agosto de 1713, bajo “aquella oleada de impulso ilustrado que hubo en el XVIII español y que dio lugar también a la creación de otras instituciones, como la Biblioteca Nacional”. Un grupo de eruditos y de nobles, liderados por el marqués de Villena, empezó a reunirse dispuestos a subsanar “una carencia importante: la lengua española no tenía un diccionario a la altura de las circunstancias”. En octubre de 1714 el rey Felipe V reconoce con una real cédula la existencia de la Academia, cuyos miembros “trabajaron mucho” para comenzar a publicar el Diccionario de autoridades en 1726 y terminar sus seis tomos en 1739. Todo un récord para los medios que había entonces. Luego vendrían la Gramática, la Ortografía y ediciones de obras clásicas, “como el famoso Quijote ilustrado” de 1780. Han sido tres siglos de servicio a la lengua española y de lucha por su unidad. Y tres siglos en los que la irrupción de las nuevas tecnologías, en el último tercio del XX, ha dado un vuelco total a la labor de esta institución, que prepara sus grandes obras de referencia de forma “totalmente coordinada” con las 21 academias de la lengua española restantes y que trata de ser útil “a todos los hispanohablantes, especialmente a la gente más joven”, a los llamados “nativos digitales”, subraya el secretario. La conmemoración del tricentenario le prestará atención al pasado, pero “no será puramente nostálgica”. Habrá también esa “ ‘nostalgia del futuro’ de la que hablaba el poeta”, comenta Villanueva. Esa doble vertiente estará presente en “la magna exposición” que se inaugurará a finales de septiembre o principios de octubre en la Biblioteca Nacional, y cuyos comisarios son la historiadora Carmen Iglesias y José Manuel Sánchez Ron, historiador de la ciencia. Podrá verse en otras ciudades españolas y quizá viaje a América. La muestra es fruto de la colaboración entre la RAE y Acción Cultural Española (AC/E). Con fondos de la propia RAE y de otras instituciones, la exposición revisará el pasado de la Academia sin olvidar el siglo XXI, “donde las instancias y las urgencias son muy distintas”. Habrá también “una presencia muy llamativa de la irrupción de las nuevas tecnologías en el trabajo académico”, añade Villanueva, que da por hecho que la familia real estará presente “en los acontecimientos fundamentales del centenario”. El cierre del tricentenario será la publicación, en octubre de 2014, de la XXIII edición del Diccionario de la Real Academia Española (Drae), cuya edición en línea, que algunos meses ha superado los 70 millones de consultas, ha ido incorporando desde 2001 las numerosas novedades aprobadas por las 22 academias a lo largo de estos años. Coincidiendo con la publicación del Drae, se celebrará un encuentro internacional sobre el futuro de los diccionarios en la era digital, en el que participarán “los más importantes editores de diccionarios del mundo”, además de lexicógrafos, lingüistas, informáticos y las grandes compañías de distribuidores de contenidos y soportes digitales, como Amazon, Google, Microsoft o Apple. Pero hay muchas más actividades programadas: habrá jornadas de puertas abiertas, que suelen despertar “un gran interés” en la sociedad, y habrá también “uno o dos plenos abiertos al público”, fuera de Madrid, como el que se celebró en noviembre pasado en Cádiz con motivo del bicentenario de la Constitución de 1812. Se reeditará la Historia de la Real Academia Española, de Alonso Zamora Vicente, y habrá una nueva historia de esta institución, redactada por Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes y director honorario de la RAE. Se publicarán además ediciones conmemorativas del centenario con obras narrativas de académicos. Benito Pérez Galdós y Pío Baroja abrirán esa serie, para la que se barajan también nombres de novelistas más recientes. Para los más jóvenes, se convocará un concurso nacional de redacción y cuentos, “en complicidad con alguna institución dedicada a promover la lectura” y, en colaboración con RTVE, se quiere realizar un gran archivo audiovisual de la historia académica. En el ámbito del cine, se había proyectado con José Luis Borau y Soledad Puértolas un ciclo sobre la RAE y el cine, con adaptaciones a la gran pantalla de obras firmadas por académicos. “Tras la muerte de Borau el proyecto continúa como homenaje a quien ha sido uno de los hombres de cine más importantes”, afirma Villanueva. Fuente: EFE *** Conceden el Premio de Literatura de Jerusalén a Antonio Muñoz Molina El escritor español Antonio Muñoz Molina obtuvo el prestigioso Premio de Literatura de Jerusalén 2013, según se informó este 9 de enero. Se trata de un galardón que se entrega cada dos años y que recientemente han recibido autores como Ian McEwan, Haruki Murakami o J. M. Coetzee. El jurado seleccionó a Muñoz Molina (Úbeda, 1956) “porque es un autor excelente, pero también porque su obra expresa la libertad del individuo”, explica Joel Makov, director del festival literario. Makov detalla que el autor de Sefarad o El jinete polaco ha confirmado que viajará a Jerusalén para recibir el premio a principios de febrero. El jurado considera que los libros de Muñoz Molina reflejan además “los grandes cambios que han tenido lugar en España durante su transición de la dictadura a la democracia y han expuesto la traumática memoria colectiva”. Los jueces destacaron también “la simpatía que Muñoz Molina expresa por los exiliados y los que sufren”. “Es uno de los autores más importantes de nuestro tiempo”, añadieron. El propio autor indicó a la organización en Jerusalén que “no puede haber mejor premio para un escritor que el que se concede por una feria del libro internacional. Resulta abrumador mirar la lista de premiados en el pasado y ver mi nombre en ella. Nunca me he visto rodeado de tan distinguida compañía literaria”, según un comunicado difundido por el festival de literatura. El certamen celebra este año su 50º aniversario y serán el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, y el presidente de Israel, Simón Peres, los que entregarán el premio a Muñoz Molina en el Centro Internacional de Convenciones de la ciudad. Este premio suele venir acompañado de una cierta polémica relacionada con el conflicto que enfrenta a palestinos e israelíes desde hace décadas. Grupos propalestinos acostumbran a pedir a los autores que boicoteen el galardón para protestar contra la ocupación israelí sobre los territorios palestinos. El escritor británico Ian McEwan, premiado en 2011 aceptó y agradeció el premio, pero a la vez dedicó parte de su discurso ante las autoridades israelíes a condenar la construcción de asentamientos en Jerusalén y las expulsiones de palestinos de sus casas en la llamada ciudad santa. McEwan donó los 10.000 dólares del premio a una ONG israelí. Fuente: El País *** Premio L’H Confidencial de novela negra para Mariano Sánchez Soler El escritor y periodista alicantino Mariano Sánchez Soler ha sido el ganador de la séptima edición del Premio Internacional de Novela Negra L’H Confidencial, que convocan el Ayuntamiento de L’Hospitalet y Roca Editorial y promueve la Biblioteca La Bòbila, según se anunció el pasado 10 de enero. La novela ganadora, El asesinato de los marquesas de Urbina, recrea, en clave de novela crónica, un doble crimen ocurrido en las altas esferas madrileñas durante los primeros años de la transición. El suceso fue ampliamente seguido por los medios de comunicación y por la opinión pública española, quedando la sensación de que el caso no se terminó de resolver. El jurado, presidido por el concejal de Cultura, Jaume Graells, y formado por la editora Blanca Rosa Roca; Anna Riera, jefa de Bibliotecas de L’Hospitalet; Núria López, del Club de Lectura de Novela Negra; el librero Paco Camarasa, y Jordi Canal, director de la Biblioteca La Bòbila, destaca de la obra ganadora la agilidad de la trama y la fiel recreación de los hechos, uno de los casos criminales más mediáticos de la historia de España. Asimismo, el jurado valoró el alto nivel de las obras presentadas al concurso, por lo que pide a Roca Editorial que tome en consideración la posibilidad de publicar otra de las obras finalistas, Un camino a través del infierno. Sánchez Soler, licenciado en ciencias de la información por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y doctor por la Universidad de Alicante (UA), ha formado parte de los equipos de redacción de El Periódico de Catalunya, Diario 16, Le Monde Diplomatique, Tiempo e Interviú, entre otros. Su obra incluye géneros tan diferentes como el ensayo, la novela, la poesía y el guión para cine y televisión. Forma parte de la primera generación de escritores españoles de novela negra, con títulos como Carne fresca (1987), Festín de tiburones (1990), Para matar (1996), Lejos de Orán (2003), Grupo antiatracos (2006), La brújula de Ceilán (2007) y Nuestra propia sangre (2009, XII Premio García Pavón de Narrativa Negra). Dentro de la ensayística de género negro destaca Anatomía del crimen: guía de la novela y el cine negro, libro con el que ganó en 2012 el Premio de la Crítica Literaria Valenciana. Actualmente es profesor de guión en el Centro de Estudios Ciudad de la Luz, adscrito a la Universidad Miguel Hernández de Elche, y dirige el Taller de Novela Negra de la UA, donde también organiza los encuentros de novela negra y policíaca Mayo Negro. El Premio Internacional de Novela Negra L’H Confidencial está dotado con 12.000 euros y Roca Editorial se encargará de publicarla. La entrega del galardón se hará el sábado 16 de marzo, a las 19 horas, en la Biblioteca la Bòbila. A esta edición del premio, que se entregó por primera vez en 2007, se presentaron 78 originales. En sus ediciones anteriores ha sido concedido a Ley garrote, de Joaquín Guerrero-Casasola (2007); Retrato de familia con muerta, de Raúl Argemí (2008); El baile ha terminado, de Julián Ibáñez (2009); Caminos cruzados, de Erlantz Gamboa (2010); Las niñas perdidas, de Cristina Fallarás (2011), y La llamada de un extraño, de Rafael Alcalde (2012). Fuente: Biblioteca La Bòbila *** Convocados los Talleres de Expresión Literaria de Monte Ávila Editores La editorial del Estado venezolano, Monte Ávila Editores, ha convocado la décima edición de sus Talleres de Expresión Literaria, correspondientes al año 2013, cuyo plazo para entregar recaudos se mantendrá abierto hasta el próximo 8 de marzo. Creados con el fin de incentivar la creación literaria, estos talleres son espacios de encuentro en donde se estimula el talento de los participantes, a la vez que sirven de guía para aquellos que deseen incursionar en el oficio de escribir. Cada aspirante deberá consignar, por duplicado, una carpeta con textos inéditos o publicados, en la que se especifique claramente para qué taller concursa —los materiales no deben exceder las veinte cuartillas—, currículo, fotocopia de la cédula de identidad y fotografía reciente, así como una carta en la que haga explícitas las expectativas que tiene respecto al taller al cual aspira. Cada taller será dictado de forma gratuita (sin incluir material de apoyo) y tendrá un cupo máximo de quince personas. Los talleres tendrán una duración de nueve meses y serán impartidos una vez a la semana, de 5:30 de la tarde a 7 de la noche, por Carlos Noguera (Narrativa) los días lunes; Miguel Marcotrigiano (Poesía) los días martes; José Gabriel Núñez (http://www.letralia.com/firmas/nunezjosegabriel.htm; Dramaturgia) los días miércoles; Eleonora Cróquer (Ensayo literario) los días jueves, y Mireya Tabuas (Literatura infantil) los días viernes. Todos los talleres se impartirán en la sede de Librerías del Sur del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), en la avenida Luis Roche de Altamira (Caracas). Habrá un segundo taller de narrativa, dictado por Sol Linares, los sábados de 2 a 4 de la tarde, y que tendrá lugar en la Casa de las Artes Plásticas de la ciudad de Valera (Trujillo). Los recaudos deberán ser consignados antes del viernes 8 de marzo al Centro Simón Bolívar, Torre Norte, Piso 22, El Silencio (Caracas), de lunes a viernes entre las 9 de la mañana y las 12 del día y entre las 2 y las 4 de la tarde. Las sesiones de taller iniciarán la semana del 25 de marzo de 2013, extendiéndose hasta la segunda semana de diciembre. Fuente: Monte Ávila *** Amigos de Valle-Inclán es ahora presidido por un nieto del autor Xaquín del Valle-Inclán Alsina, nieto del escritor español Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936), preside desde el pasado sábado 12 de enero el colectivo Amigos de Valle-Inclán, uno de los más activos dedicados a analizar y dar a conocer la obra del genial escritor vilanovés. Impulsar todavía más el gran emblema de la asociación, la revista Cuadrante, una publicación monográfica y de investigación sobre la obra del escritor villanovés, será el principal desafío al que deberá atender el nieto del dramaturgo, poeta y novelista. La intención del nuevo presidente, que sustituye en el cargo a Cándido Barral tras una década, es aplicar ese impulso a partir del próximo número, el 25, al que se le va a modificar la portada. “El objetivo es promocionar mejor la revista e introducir nuevos colaboradores en la misma que sirvan para abrirla al público e introducirla en librerías especializadas”, explica Xaquín del Valle, que lleva años siendo socio de la entidad. Aunque la revista es muy conocida en todos los ámbitos de investigación literaria, Del Valle-Inclán Alsina entiende que debe llegar a los países latinoamericanos, donde no tiene todavía una gran presencia. El nuevo presidente destaca el valor del principal activo que posee Amigos de Valle-Inclán, “una revista monográfica sobre un escritor que lleva más de una década editándose de forma ininterrumpida, algo que no han conseguido otras publicaciones; creo que es algo muy meritorio y queremos que siga siendo así”. Amigos de Valle-Inclán cuenta con más de 150 asociados repartidos por toda la geografía española, e incluso, en Estados Unidos. El colectivo siempre se ha destacado por unir a los mejores valleinclanistas, a los que facilita la posibilidad de publicar sus estudios. Fue precisamente en la revista Cuadrante donde se resolvió el enigma sobre el nacimiento de Valle-Inclán. El que fue el primer director de la revista, Gonzalo Allegue, descubría en el número cero de esta publicación la partida bautismal del escritor en la que se reconocía que había sido en Vilanova y no en A Pobra do Caramiñal. Como director de la revista continúa Francisco Charlín, otro gran valleinclanista. Fuente: Faro de Vigo *** Venezuela en la Encyclopedia of Science Fiction La tercera edición de la Encyclopedia of Science Fiction, un referente de la ciencia ficción clásica cuya primera edición se publicó en formato impreso en 1979, anunció a mediados de este mes la inclusión de una entrada dedicada a los autores venezolanos del género (http://www.sf-encyclopedia.com/entry/venezuela). Editada en el Reino Unido por John Clute y David Langford, con el auspicio de la editorial Gollancz y el portal SF Gateway, la Encyclopedia ofrece información sobre autores modernos y clásicos, con la colaboración de estudiosos del género de todo el mundo. Esta tercera edición, que se encuentra en línea desde octubre de 2011, parte de la edición impresa de 1993 y la de CD-ROM de 1995, actualizando las entradas originales y duplicando el volumen de información contenida en aquéllas. La entrada dedicada a Venezuela se inicia con una enumeración de los primeros textos de autores venezolanos dentro del género, e incluye “La realidad circundante” (1927), de Julio Garmendia; la novela La galería de Tiberio (1938), de Enrique Bernardo Núñez, y la colección de relatos Quórum (1967), de David Alizo, así como el libro Ciencia ficción venezolana: antología, publicado por Julio Miranda en 1979. Además de mencionar nombres de autores que han incursionado en el género al menos una vez —Francisco de Venanzi, José Balza, Humberto Mata, Pascual Estrada, Ednodio Quintero, José Gregorio Bello Porras, Armando José Sequera (http://www.letralia.com/firmas/sequeraarmandojose.htm), Pedro Berroeta y Carlos Sabino—, la entrada reconoce a Luis Britto García como el primer autor con un trabajo sostenido en el mismo, a través de sus libros de cuentos Rajatabla (1970) y La orgía imaginaria (1983) y de su novela Abrapalabra (1979), que contienen referencias a viajes en el tiempo, seres extraterrestres y realidades alternativas. A continuación la Encyclopedia habla del trabajo desarrollado en la Universidad Simón Bolívar por el grupo Ubik —que, creado en los años 80, permanece activo en la actualidad— y en la Universidad Central de Venezuela por Alfa, en los que se formaron varios jóvenes autores, y destaca a los escritores Jorge De Abreu (http://www.letralia.com/firmas/deabreujorge.htm), Jorge Gómez Jiménez (http://www.letralia.com/firmas/gomezjimenezjorge.htm), Susana Sussmann (http://www.letralia.com/firmas/sussmannsusana.htm) y Ronald Delgado, “quienes junto con otros novelistas modernos constituyen el panorama de la ciencia ficción venezolana contemporánea”. También se incluye referencias a la obra del escritor larense Alberto Castillo Vicci (http://www.letralia.com/firmas/castilloviccialberto.htm), así como de José Urriola (http://www.letralia.com/firmas/urriolajose.htm), Fedosy Santaella (http://www.letralia.com/firmas/santaellakrukfedosy.htm) y Carlos José León, y se hace un recorrido por diversas publicaciones impresas y digitales dedicadas al género. Los editores, además, preparan entradas individuales, con bibliografías completas, para los autores venezolanos con una obra significativa en la ciencia ficción. La Encyclopedia of Science Fiction, aun siendo un trabajo en desarrollo, recibió en 2012 el Premio de No Ficción de la British Science Fiction Association, el premio como promotor del género de la European SF Society y el premio Hugo al Mejor Trabajo Relacionado. Fuente: EFL *** El español es el segundo idioma en Twitter y el tercero en Internet El español es ya el segundo idioma más utilizado en la red social Twitter, sólo por detrás del inglés y por delante de portugués y japonés, según informó este 14 de enero el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, en la presentación del anuario 2012 de El español en el mundo (http://bit.ly/Vg0enp), en la sede en Madrid del centro. México (en séptimo lugar) y España (en el undécimo) son los países hispanos con “mayor uso per cápita de Twitter”. Además, en todo el mundo 495 millones de personas se expresan en español, un idioma que por otra parte ha incrementado su presencia en Internet en un 800% en la última década, lo que le aúpa al tercer puesto por detrás del inglés y chino. En Facebook son más de 80 millones de personas (con un total de 1.000 millones de cuentas) las que se expresan en español. Según los cálculos de García de la Concha, 18 millones de personas en el planeta estudian el idioma. Este progreso hará que en 2030 el 7,5% de la población sea hispanohablante y, con el horizonte más lejano, en 2050, Estados Unidos “puede que sea el primer país del mundo” en hablar este idioma. Entre estas cifras optimistas, el Instituto Cervantes —que desde que echó a andar en 1991 ha abierto centros en 67 ciudades de 40 países— no es ajeno a los recortes. Con una política de “fuerte austeridad”, según García de la Concha, afronta 2013 con una reducción de presupuesto del 13,9%. Sin embargo, el exdirector de la RAE ha descartado que se cierren centros, y tampoco “está previsto reducir plantilla”. Como ejemplo de “esta fuerte austeridad” se eliminarán duplicidades, se ha cerrado el canal de televisión del centro, y García de la Concha tiene como objetivo que los centros pasen de una autofinanciación de su presupuesto del 34% al 54%, señalando la posibilidad de vender sedes pero manteniéndose en ellas con un alquiler. Durante la presentación del informe, José Manuel García-Margallo, ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación —cartera de la que depende el Cervantes—, aprovechó para establecer la prioridad de su departamento, que por ende marca el rumbo de “esta joya de la corona de la acción exterior española”: Asia-Pacífico. “Allí están las oportunidades, es el nuevo El Dorado”, el crecimiento económico, con una clase media que aumenta exponencialmente y en 2011 un total de 125.000 turistas visitaron España. Sin embargo, “las relaciones comerciales de España con esa zona del mundo son aún pequeñas y la lengua debe ser un activo para aumentarlas”, agregó García-Margallo. En la gran potencia asiática la demanda del español ha crecido en los últimos años. Según las estimaciones del Cervantes, unos 25.000 universitarios chinos aprenden español en alguna de las 90 universidades que ofrecen estos estudios. Sin embargo, la escasez de profesores cualificados para enseñar la lengua española ha propiciado que el año pasado sólo se pudiera aceptar “el 30% de las solicitudes para aprender el idioma en esos centros universitarios”. En 2000 sólo cursaban clases de español 1.500 universitarios. En los últimos años se han abierto en Pekín 35 centros privados de enseñanza del español. García de la Concha también mencionó las lenguas cooficiales en la Península, aunque no quiso meterse en jardines políticos: “En Cataluña, por cada dos tuits que se envían en castellano, hay uno en catalán”. Añadió que en el 76% de los centros cervantinos se ofrecen cursos de catalán, gallego y euskera. Fuente: El País *** Muere el editor español Gonzalo Canedo El editor independiente Gonzalo Canedo, director de la editorial Libros del Silencio, falleció el martes 15 de enero a la edad de 57 años, víctima de un cáncer linfático. Natural de Galicia pero residente en Barcelona, Canedo trabajó desde los 18 años en el mundo del libro para dedicar toda su vida a la edición, de la que aseguraba que “tiene algo de deporte extremo y, si olvidas ese principio, corres el riesgo de convertirte en un triste burócrata”. Canedo trabajó principalmente en los departamentos de libros de referencia y ventas directas de varias empresas pertenecientes al Grupo Bertelsmann. En enero de 2009, cuando la crisis económica estaba en su punto álgido, decidió apostar por un nuevo proyecto con el propósito de anteponer la calidad literaria a los intereses comerciales y creó Libros del Silencio. Con esta editorial, Canedo buscaba huir del “entretenimiento banal” a través de libros que “reflejasen las circunstancias de la sociedad”, de los que “el lector saliese con un poso”. “Hemos enriquecido el sector aportando algunos libros imprescindibles o, como mínimo, necesarios”. Además, aseguraba haber “trabajado todos los días para que Libros del Silencio sea una de las (editoriales) que se mantengan, y consiga generar medios suficientes para garantizar su futuro”. Tres años después, aquel pequeño proyecto ha conseguido publicar más de cincuenta libros que han trascendido en el mundo literario con gran aceptación entre público y crítica. Fuente: La Vanguardia *** José Carreño Carlón sustituye a Joaquín Díez-Canedo en el FCE José Carreño Carlón, ex director del extinto diario mexicano El Nacional y director de Comunicación Social de la Presidencia de la República durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, fue designado este 15 de enero como nuevo director del Fondo de Cultura Económica (FCE), por el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet. Carreño Carlón sustituirá en el puesto a Joaquín Díez-Canedo, quien ahora se hará cargo de la Dirección General de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg). También embajador de México ante el Reino de los Países Bajos y diputado federal por el Distrito Federal, el nuevo director del FCE se ha desempeñado mayormente en el periodismo. Desde 2004 es coordinador del Área de Periodismo y del programa “Comunicación, Derecho y Democracia” del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, pero su trayectoria en la prensa comenzó en 1964 como redactor y reportero del periódico El Día. También ha sido subdirector de La Jornada y de El Universal, así como articulista de unomásuno, comentarista de Radio Educación y miembro del Consejo Editorial y colaborador de Nexos. Tras su designación, Carreño Carlón recibió muestras de afecto en las redes sociales, pero también críticas vinculadas a su pasado salinista y su escasa experiencia en la edición. “Él no tiene experiencia en cuestión de libros, sabe de periodismo y en ese sentido necesita llevar una serie de gentes para que lo ayuden, necesita hacer un equipo porque él no es editor”, opinó el crítico Emmanuel Carballo. Para el escritor José de la Colina, la llegada del periodista a la editorial pública resultó confusa, “la verdad, no entiendo el cambio, creo que Joaquín (Díez-Canedo) lo estaba haciendo bien, me parece que iba en buen sentido, por eso no entiendo”. Carreño, agregó el autor, “es un hombre políticamente correcto. El FCE es una editorial que debe tener un director que tenga los conocimientos en todos los campos que tiene la editorial, los campos de la ciencia, y los bien escritos del campo de la literatura y las artes. Yo tengo al Fondo de Cultura Económica como una institución exclusiva en libros y a ello debe responder su director”. Fuente: Excélsior *** España publicó en 2012 menos libros, pero creció el mercado digital La Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) anunció el pasado 16 de enero que el volumen total de libros publicados en la nación ibérica en 2012 fue 8% inferior al registrado en 2011 —88.349 frente a los 103.102 del año anterior—, reducción que sin embargo es considerada positiva dado el impacto de la crisis económica actual. Se registraron 20.079 obras en formato digital, un 13% más que en 2011. Además, esa cifra representa un 22% del total de libros registrados. La agencia del ISBN registró otras 4.209 obras más en distintos soportes (CD, DVD y audiolibros). Entre los datos destacados por la FGEE está el de las 535 nuevas editoriales que se dieron de alta en la Agencia del ISBN en 2012. Sin embargo, los editores se quejaron de que también se incrementó, hasta un 13%, la piratería. El informe menciona igualmente que, respecto a las lenguas cooficiales de España (catalán, gallego, valenciano y euskera), en catalán los títulos ascendieron el año pasado a 7.175 títulos, un 8% del total. Después están los editados en gallego, 1.340 (2%), valenciano, 1.214 (1%) y euskera, 1.201 (1%). El número de obras traducidas de otras lenguas ascendió a 19.792. Los libros escritos originalmente en inglés siguen siendo los más traducidos en España (52%). La FGEE explicó que estas cifras no reflejan la realidad de la actividad editorial, pues se incorporaron en las estadísticas libros que no habían sido catalogados en años anteriores, por eso la caída es de ese 8%. Los libros de ficción y de temática infantil y juvenil representaron, respectivamente, el 18% y el 11% de los libros publicados. La industria editorial mueve anualmente en España cerca de 3.000 millones de euros, un 0,7% del PIB, y da empleo directo e indirecto a más de 30.000 personas. Las 840 empresas editoriales agrupadas en la FGEE representan cerca del 95% del sector. Según los datos de la agencia del ISBN, Madrid y Cataluña fueron las dos regiones con mayor volumen de actividad editorial, con 36.576 y 21.757 títulos respectivamente, seguidos de Andalucía (10.929), Valencia (4.854) y País Vasco (2.553). Por Comunidades Autónomas, Madrid y Cataluña suman el 66,03% de los libros catalogados. Son también las que mayor número de títulos digitales han registrado, con 10.902 y 3.840, respectivamente. No obstante, es Cantabria, con un 42,8%, la comunidad con un mayor porcentaje de títulos digitales catalogado con respecto al número total de libros, seguida por Madrid con un 29,8%. Por temas, el 18% de los títulos catalogados correspondieron a libros de ficción y similares (15.630). A éstos les siguen los de infantil y juvenil, 9.667 (11%); medicina, 7.899 (9%); sociedad y ciencias sociales 7.000 títulos (8%); humanidades, 6.643 (7%); literatura y estudios literarios, 6.273 (7%); artes, 5.303 (6%); economía, finanzas, empresa y gestión, 4.260 (5%); derecho, 3.992 (4,7%); y estilo de vida, deporte y ocio, 3.939 (4,7%). En el resto de materias, los títulos catalogados han sido: matemáticas y ciencia, 2.480 (2,9%); salud y desarrollo personal, 2.324 (2,7%); biografías e historias reales, 2.181 (2,6%) tecnología, ingeniería y agricultura, 2.092 (2,5%); y ciencias de la tierra, geografía y medio ambiente, 1.806 (2,1%). Fuente: El País *** Falleció a los 92 años el poeta español José María Fernández Nieto El escritor José María Fernández Nieto (Mazariegos, Palencia, 1929), decano de los poetas de Castilla y León, farmacéutico de profesión y poeta de vocación, falleció el pasado jueves 17 de enero, después de una larga enfermedad, a los 92 años, según confirmaron fuentes familiares. El autor se había roto la cadera recientemente, lo que había agravado su situación. Distinguido en 2012 con el último Premio de las Letras de Castilla y León por su trayectoria literaria y la promoción y sostenimiento de revistas de poesía como Rocamador, Fernández Nieto envolvió sus libros de intimismo, con versos de temática religiosa, social, existencial y que también miraron a la tierra castellana. Como promotor de revistas líricas, el autor galardonado fue miembro activo de Nubis, editada entre 1945 y 1955, la misma labor de apoyo que protagonizó dentro de Rocamador entre 1956 y 1968, manteniéndola incluso con su propio dinero, lo mismo que hizo con la colección de poesía que, con el mismo nombre, publicó cerca de un centenar de títulos. Con Rocamador, Fernández Nieto se incorporó al debate nacional de una poesía que oscilaba entre el perfil social que imprimieron Gabriel Celaya, Victoriano Crémer y José Agustín Goytisolo, y el formalismo que encarnó Vicente Aleixandre, sin desatender a valores entonces emergentes como José Miguel Ullán o Pere Gimferrer. Asuntos como el amor, la muerte, las costumbres, los toros y su tierra, Castilla, siempre han estado presentes en los poemas de este palentino para quien el poeta nacía, no se hacía, y que recordaba como él, ya a los 15 años, había descubierto que le gustaba escribir versos, los primeros dedicados a su padre, que murió al inicio de la Guerra Civil “por una bala perdida”. Amante de la poesía desde muy niño, Fernández Nieto, padre de ocho hijos, reconocía que “no se puede vivir de la poesía, de ninguna manera”, “salvo si te dan el Premio Nobel, y eso generalmente llega cuando ya estás muerto”. No obstante, sostenía que aunque “sin poesía, se puede vivir perfectamente, igual que se puede vivir sin música, si no escribiera a mí me faltaría algo”. Con 92 años, y ahora que la vista no le permitía ni leer y ni escribir, confesaba sentirse muy satisfecho de la vida que había llevado y de la felicidad que había cosechado junto a su esposa, Sagrario, con la que compartía ocho hijos, once nietos y cuatro biznietos. Entre sus obras destacan Aunque es de noche (1947), La muerte aprendida (1949), La trébede y Un hombre llamado José (1961), La claridad compartida (1972) y La nieve (1974), que pasa por ser uno de sus poemarios más relevantes. A ellos se suman Poemas de amor de cada día (1982), Nueve sonetos eucarísticos (1992), y Fulgores de ascensión (1993). Fuente: EFE *** Una huelga mantuvo cerradas por semana y media las casas de Neruda Las puertas de las tres casas museo de Pablo Neruda en Chile —La Chascona, La Sebastiana e Isla Negra—, que permanecían cerradas desde el pasado 7 de enero, volvieron a abrir sus puertas este jueves 17, cuando se dio por concluida una huelga impulsada por los dos sindicatos de la Fundación Neruda, que reúnen a 74 trabajadores. Los trabajadores llegaron a un acuerdo con la fundación, hecho informado a través de un comunicado. En el documento, el organismo reiteró “sus disculpas a los visitantes de La Chascona, La Sebastiana e Isla Negra por las molestias que esta situación les ha ocasionado”. “La Fundación Pablo Neruda expresa su satisfacción por el acuerdo alcanzado y agradece la comprensión de nuestros visitantes durante este período”, aseguraron. Los trabajadores habían votado huelga luego de no llegar a un acuerdo económico en la última negociación colectiva, en la que solicitaban un reajuste de remuneración, bonos de alimentación y movilización, de 1.000 pesos por día trabajado y un bono de término de conflicto de 200.000 pesos. El director ejecutivo de la fundación, Fernando Sáez, dice que los trabajadores “viven en una fantasía, no quieren creer que la fundación arroja pérdidas”, y agrega que no existe fecha fijada para reunión de directorio, una posible instancia de solución. Rodolfo Reyes, sobrino del autor del Canto general y representante de los herederos, dice que la fundación “es una empresa, ahora falta que vendan la velita Neruda”, refiriéndose a los suvenires disponibles en las tiendas de las casas museo, como poleras, artículos de cocina, mascarones y gorras. Además, los turistas son parte importante del ingreso de la fundación y esta es la época de mayor afluencia. La mayoría de las visitas se concentra en Isla Negra, a donde llegan mil personas al día, en promedio; luego, La Sebastiana (600) y La Chascona (400). En total, dos mil visitas. “Sumando la entrada —4.000 pesos— y las ventas en suvenires, son cerca de ocho millones al día de pérdidas por casa”, dice Lorena Reyes, secretaria del sindicato de Isla Negra. Fuentes: Cooperativa.cl • La Tercera *** Nicaragua homenajeó a Rubén Darío en el aniversario de su natalicio Félix Rubén García Sarmiento, o Rubén Darío, nació el 18 de enero de 1867 en el municipio rural de Metapa, rebautizada como Ciudad Darío desde 1920, en el norte de Nicaragua, y falleció el 6 de febrero de 1916, a los 49 años, en la ciudad occidental de León. La municipalidad de Ciudad Darío preparó un desfile de carrozas similares a las del siglo XIX para recordar el natalicio. En León se realizó un simposio dariano. En Managua su monumento fue retocado, y en Google le dedicaron un doodle. Ciudad Darío, ubicada 90 kilómetros al norte de Managua, programó además un “maratón internacional de poesía” con 200 poetas invitados, además de una serie de actividades culturales en la plaza central, coronadas con bailes y música nicaragüense, en honor a su personaje más ilustre. Al simposio en León, 90 kilómetros al noroeste de Managua, fueron invitadas unas 300 personas entre poetas, escritores y artistas nacionales y extranjeros, quienes programaron una serie de recitales, libros, música, danza y hasta un carnaval, con el lema “La importancia de las crónicas de Rubén Darío”. En Granada, 50 kilómetros al suroeste de Managua, se presentó una conferencia en honor del autor de Azul, en el Paraninfo del Centro Convento San Francisco. En Managua, las autoridades retocaron el monumento de la plaza Rubén Darío, construido en mármol tras su muerte en 1926, con forma de lira, un lago desde donde se erige la figura del poeta, con musas, cisnes, clarines, una góndola y escenas que evocan a algunos de sus más famosos poemas, como “La marcha triunfal” o “Los motivos del lobo”. A pocos kilómetros del monumento, la Asamblea Nacional celebró una sesión extraordinaria para rendir homenaje a Darío. El Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) anunció la presentación de varios libros con poemas de Rubén Darío y premió a los intelectuales nicaragüenses Ileana Rodríguez, José Argüello, Mónica Baltodano, Ramiro Lacayo Deshón y Orlando Núñez. El Instituto Nicaragüense de Cultura (INC) inauguró también ayer domingo 20 de enero, en el Teatro Nacional Rubén Darío, una exposición de artistas plásticos nicaragüenses nacionales que refleja una antología de la poesía dariana, amenizada por la Orquesta Sinfónica Juvenil Rubén Darío. Los nicaragüenses, que tienen en el autor de Prosas profanas a su máximo representante cultural, hicieron circular en las redes sociales el doodle con que el buscador Google rindió homenaje al “príncipe de las letras castellanas”. Fuente: EFE *** Antología de poesía nicaragüense presentada en Managua Este 18 de enero fue presentada en el Salón de los Cristales, en Managua (Nicaragua), la Antología de poesía nicaragüense compendiada por Héctor Avellán, quien asegura que es una obra incluyente en la que están presentes composiciones de mujeres de la Costa Caribe. “Es una antología de las más representativas porque incluye los temas que se han trabajado a lo largo de la historia de la poesía de Nicaragua. Es incluyente y en todos los textos se reflejan las posturas de la poesía frente a los diferentes procesos que ha tenido nuestra historia”, señaló Avellán. El joven escritor considera que la poesía tuvo un papel muy importante en el proceso de derrocamiento de la dictadura, así como en la historia de las luchas sociales, y “eso la diferencia del resto de literatura de América Latina, porque en muchos países donde hubo también dictadura no hay evidencia de que la poesía haya estado comprometida para derrocarla”. Asimismo, Avellán afirma que esta antología “recoge una especie de historia de un pueblo con sentimientos, inquietudes y esperanzas que ha sido pensada para el público no académico. Con el objetivo de que las personas se vuelvan a enamorar de la poesía de Nicaragua van los poemas más emblemáticos de cada autor, iniciando por Rubén Darío hasta llegar a los más jóvenes”. Avellán reconoció el apoyo que recibió en la parte final del trabajo de la escritora Helena Ramos, en cuanto a datos e información acerca de las mujeres. Finalmente, afirmó que en cuanto a los textos de Rubén Darío consultó en la Sala Dariana y cotejó los textos con las obras príncipes, revelando además que fueron incluidos poemas en creole y miskito. Fuente: El Nuevo Diario *** Digital y por entregas, la obra más reciente de Santiago Roncagliolo Alfaguara publica desde el pasado viernes 18 de enero la novela Óscar y las mujeres, del escritor peruano Santiago Roncagliolo, en una edición digital en nueve entregas, que se ofrecerán los miércoles y los viernes. Cada entrega tendrá un precio de 0,99 euros y el e-book completo se podrá descargar por 9,99 euros el 20 de febrero, fecha en que llegará a las librerías, a un precio de 19,50 euros, la edición impresa. Según precisa Alfaguara, Óscar y las mujeres es una novela sobre el mundo de las telenovelas, y la edición digital por entregas permitirá leerla como si de los capítulos de un folletín o de una serie televisiva se tratara. “El lector podrá sentirse como el espectador de Apasionado amanecer, la telenovela que el protagonista de la historia escribe a pesar de sus males de amor: impaciente por saber a dónde le llevará la acción y expectante por saber cómo reacciona Óscar ante cada una de las mujeres que encuentra en su camino”. Óscar y las mujeres narra la historia de Óscar Coliffato, una persona maniática y asocial que siente desprecio por todo el mundo; sin embargo, es el creador de las telenovelas más exitosas y rentables, especialmente de La malquerida. Este “prestidigitador del amor” y “titán del melodrama latino”, a ojos de Marco Aurelio, el productor de las telenovelas, padece un bloqueo creativo porque lo ha abandonado su novia. Sólo es capaz de escribir las más dulces escenas de amor y desamor si está enamorado. El productor tiene entre manos un nuevo proyecto televisivo y decide tomar cartas en el asunto. Roncagliolo se entrega al humor y a la burla en su nuevo libro. Óscar y las mujeres es una novela sobre el proceso de creación y producción de las telenovelas, en la que acontecimientos que rodean al guionista se suceden en paralelo a la creación de la propia telenovela, y en más de una ocasión realidad y ficción se dan la mano y se mezclan sin remedio. Nacido en Lima en 1975, Roncagliolo ha vivido en México, Perú y España. Sus libros han vendido más de 150.000 ejemplares y se traducen a veinte idiomas. Es uno de los escritores más reconocidos de su generación en lengua española. Su novela Abril rojo (Alfaguara, 2006) lo convirtió en el ganador más joven del Premio Alfaguara de Novela; por esa obra también obtuvo el Independent Prize of Foreign Fiction británico. Pudor (Alfaguara, 2004) fue llevada al cine. Además ha escrito la novela El príncipe de los caimanes, el volumen de cuentos Crecer es un oficio triste, las irreverentes crónicas sobre personajes latinoamericanos La cuarta espada o El amante uruguayo, guiones de cine y televisión, traducciones literarias y libros para niños. Sus últimos libros son El amante uruguayo y Tan cerca de la vida (Alfaguara, 2010). Fuente: Europa Press *** Biblioteca Ayacucho homenajeará este año a Gustavo Pereira El escritor Humberto Mata, director de la Fundación Biblioteca Ayacucho, de Venezuela, informó este 20 de enero que este año será incorporado a la Colección Clásica de Biblioteca Ayacucho el escritor venezolano Gustavo Pereira (http://www.letralia.com/firmas/pereiragustavo.htm), con una antología de poesía, ensayos y reflexiones que será presentada en marzo en la 9ª Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), en la que además se le rendirá homenaje. Mata agregó que junto con Pereira se incorporarán a esta colección otros autores del patio como Luis Britto García y José Balza. Del primero de ellos se escogió su novela Abrapalabra (ganadora del Premio Casa de las Américas 1979), mientras que del escritor oriundo del Delta del Orinoco se editará una selección de cuentos y ensayos. Entre los títulos que publicará este año la Biblioteca Ayacucho se cuentan un volumen de textos y ensayos históricos de Federico Brito Figueroa; Vida de los esclavos negros en Venezuela, de Miguel Acosta Saignes, y El país del Orinoco, de Dorothy Mills, los cuales también serán presentados en la Filven. La editorial presentará, además, el libro Biografía de un cimarrón, del cubano Miguel Barnet, tanto en la Filven como en la Feria Internacional del Libro de Cuba, que se realizará del 14 al 22 de febrero. Mata añadió que mediante la alianza con el Banco Central de Venezuela, la Biblioteca Ayacucho prevé reeditar Doctrina del Libertador, título que abre la Colección Clásica, con motivo de conmemorarse doscientos años de la Campaña Admirable. Junto a este volumen se volverá a publicar De mi propia mano, de Antonio José de Sucre, así como la obra selecta del escritor chileno Vicente Huidobro. A estos títulos se incorporarán Pensamiento independentista puertorriqueño, de Rafael Bernabé, y tres antologías de cuentos, poesía y ensayos puertorriqueños contemporáneos. Biblioteca Ayacucho estará presente este año en ferias internacionales en Buenos Aires, en La Habana y probablemente otras que se realizarán en México y Colombia. La editorial venezolana prepara, además, un convenio con la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para publicar algunas revistas y coediciones relacionadas con la integración latinoamericana. “Como editorial nos interesa muchísimo porque nos amplía el radio de acción: al estar en Unasur estaríamos en todos los países que lo conforman y nos garantizaría llegar con los libros a otras partes del mundo. Lo vamos a lograr, el próximo año”, aseveró Mata. Fuente: Prensa Latina *** Hay Festival se inicia esta semana en Cartagena Del 24 al 27 de enero tendrá lugar en la ciudad colombiana de Cartagena el Hay Festival 2013, que además de contar con la presencia de los premios Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y Herta Müller (http://www.letralia.com/274/1115hay.htm) incluirá todo un programa rebosante de letras y música, periodismo y literatura, gastronomía y filosofía, sociología y cine. Según su directora Cristina Fuentes La Roche, esta edición del festival será un derroche de creatividad e imaginación, a través de la conversación de sus invitados. “Este año tenemos el honor de tener entre nosotros a dos excelentes premios Nobel. Además de contar con mujeres y hombres de una visión extraordinaria y brillante, capaces de imaginar el mundo tal y como es y proyectar la imagen de cómo podría ser”, expresó su directora. La principal novedad para la octava edición de Hay Festival es el nuevo programa para estudiantes Hay Joven, que engloba una serie de encuentros con varios de los invitados internacionales. Aparte de Vargas Llosa y Müller, asistirán Julian Barnes, Fernando Savater, David Grossman, Carlos Granés, Philipp Blom, Eugenia Rico, Patrick Deville, Leonardo Padura, Antonio Colinas, Dinaw Mengestu, Sergio Ramírez y Mario Mendoza, entre otros. El cine estará representado por Eduardo Sacheri, autor de La pregunta de tus ojos, que fue llevada al cine como El secreto de sus ojos y de la cual fue guionista, mientras que la encargada de la escena musical será la peruana Susana Baca, ganadora de dos Grammy Latinos y una de las más importantes figuras de la música de su país y de Latinoamérica, quien ofrecerá un concierto a las 9 de la noche del 24 de enero en la Plaza de la Aduana. El gran director de cine español Alex de la Iglesia —director de El día de la bestia, La Comunidad o La chispa de la vida— es el primer invitado del acto inaugural, el jueves 24 de enero a las 12:30 del día en el Teatro Adolfo Mejía. El ensayista Carlos Granés, Premio de Ensayo Isabel Polanco por su magnífico libro El puño invisible (Arte, revolución y un siglo de cambios culturales) intervendrá en Hay Joven en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Mario Vargas Llosa conversará con el ensayista Carlos Granés sobre los cincuenta años de su novela La ciudad y los perros, y sobre su polémico e interesante ensayo La civilización del espectáculo. Este acto se cumplirá el viernes 25 de enero a las 3:30 de la tarde en el Centro de Convenciones de Cartagena. Herta Müller dialogará con Philip Boehm sobre su más reciente libro Todo lo que tengo lo llevo conmigo. Este acto se cumplirá el viernes 25 de enero a las 5:30 de la tarde en el Teatro Adolfo Mejía. Y en ese mismo escenario, dos horas más tarde, el filósofo y novelista español Fernando Savater se referirá al “Riesgo y desafío de la literatura”, en conversación con Carlos Granés. Los cantautores colombianos Andrés Cepeda, Fonseca, Iván Benavides, conversarán con Fernando Gaitán sobre “La poética popular: escribir música” el sábado 26 de enero a las 9 de la noche en la Plaza de la Aduana. Fuente: El Colombiano *** Reeditan el Diccionario del castellano rural en la narrativa de Delibes La Fundación Miguel Delibes y Ediciones Cinca han reeditado el Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes, cuya quinta edición verá la luz y que será presentado este 28 de enero en la sede de la Fundación Miguel Delibes. La obra de Jorge Urdiales (http://www.letralia.com/firmas/urdialesyustejorge.htm), cuya primera edición fue publicada por la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (Ilcyl), recoge el significado del lenguaje rural de la narrativa y presenta como novedad principal la correspondencia entre Miguel Delibes y el autor, en las que se comentan los significados de su lenguaje rural. Además, según fuentes próximas al proyecto, los significados de las 326 palabras de las que se compone el diccionario también han sido mejorados. Se espera que a la presentación asistan, además de Urdiales, Germán Delibes de Castro, patrono de la Fundación Miguel Delibes; Angélica Tanarro Martín, jefa de cultura de El Norte de Castilla; Joaquín Sastrón Urioste, director de Ediciones Cinca, y Alfonso León, director gerente de la Fundación Miguel Delibes. Urdiales es licenciado en filología hispánica y doctor en ciencias de la información; ha escrito más de 80 artículos en diversas publicaciones como Noticias SEK, Galicia en Madrid, Revista de Folclore, Espéculo, Destiempos, Leerescrear y Noticias Alic sobre el escritor vallisoletano, y consiguió una mención especial en el Premio de Periodismo “Provincia de Valladolid” en 2011, en la modalidad de Prensa por el artículo “Gorgonio, de caza con Delibes”. Fuente: Europa Press *** Biblioteca Nacional de España abre muestra sobre escritura femenina La Biblioteca Nacional de España (BNE), en Madrid, acogerá en la Sala de Las Musas, entre el 30 de enero y el 21 de abril, la exposición “El despertar de la escritura femenina española” (http://bit.ly/10ggy4c), que presenta los retratos y obras seleccionadas de las primeras mujeres españolas que se atrevieron a tomar la pluma, desde Teresa de Jesús a Luisa Sigea, Olivia Sabuco, sor Marcela de San Félix, María Zayas o sor Ángela de la Cruz. La muestra, comisariada por Clara Janés, ofrece así el florecer de la literatura en los conventos, tanto en la prosa (Teresa de Ávila), y la poesía (sor María de la Antigua), como en el teatro (sor Marcela de San Félix), pero también damas que concurren a certámenes y suman sus escritos a libros colectivos realizados con motivo de un homenaje o una celebración. Esta exposición da cuenta de cómo la fama hace que, desde muy pronto, algunas de estas escritoras conozcan traducciones, réplicas e incluso usurpación de su nombre, como le sucedió a Luisa Sigea. Asimismo, en ella se podrá ver que una mujer es depositaria y difusora de obras de los grandes doctos (sor Ana de Jesús de san Juan de la Cruz y fray Luis de León); que otra, sin querer tomar hábito, se hace misionera y su labor es reconocida en distintos países (Luisa de Carvajal); o que las hay que se dedican al teatro (Ana Caro). También será protagonista la que, a pesar de su gloria, guarda celosamente su verdadera identidad (María de Zayas); la que, interesada en la ciencia, descubre un elemento del cuerpo y lo comunica (Oliva Sabuco), o aquella que se hace famosa por sus traducciones (Isabel Rebeca Correa). También se expondrá la figura de la aguda pensadora Juliana Morella; la ganadora de numerosos certámenes Cristobalina Fernández de Alarcón; la que, desde tierras de ultramar, movida por el talento de Lope de Vega, le escribe una epístola en verso, Amarilis; y la que, también al otro lado del Atlántico, tiene su celda poblada de aparatos científicos y libros de literatura y de pensamiento de todo tipo hasta que la Inquisición la obliga a retractarse de sus ideas, renunciar a sus posesiones y declararse “la peor de todas”, sor Juana Inés de la Cruz. Fuente: Europa Press *** Unimet reunirá en Caracas a profesionales de las lenguas Hasta el 31 de enero es posible presentar propuestas de ponencias para participar en el II Encuentro de Lenguas y Contemporaneidad (http://lenguasycontemporaneidad2.wordpress.com), evento que convocan la Escuela de Idiomas Modernos y los departamentos de Inglés y Lingüística de la Universidad Metropolitana, y que tendrá lugar en Caracas el 3 y 4 de mayo. Docentes e investigadores están invitados al encuentro, que tiene por objetivos investigar, indagar y ahondar en la importancia de las lenguas como base para la difusión cultural; fomentar la enseñanza y promover el aprendizaje de diversas lenguas; actualizar al docente de esta área en cuanto a innovación y desarrollo profesional, y consolidar la enseñanza del español en Venezuela. Los ejes temáticos de este encuentro son seis: valores, sociedad y cultura; aplicabilidad de lenguas extranjeras; tecnología y enseñanza de lenguas; pedagogía de lenguas extranjeras; lingüística, y retos y oportunidades del español. El profesor Carlos Leáñez Aristimuño encabezará el foro de apertura, “¿Por qué aprender esta lengua?”, en el que además participan representantes de embajadas invitadas. Habrá también talleres, información sobre oportunidades de estudio, una exposición y venta de libros, actividades culturales y una “cata de lenguas”, que consiste en una introducción interactiva a ocho idiomas. Las inscripciones estarán abiertas hasta el 3 de mayo y tendrán un costo, hasta el 15 de marzo, de 400 bolívares (225 para estudiantes), y después de esa fecha aumentarán a 500 (275 para estudiantes). Profesores y estudiantes de la Universidad Metropolitana están exentos de pago, aunque deberán inscribirse antes del 26 de abril. Fuente: II Encuentro de Lenguas y Contemporaneidad *** Barcelona recordará a Roberto Bolaño con una gran exposición La muestra “Archivo Bolaño; 1977-2003” (http://bit.ly/VKk4o4), en conmemoración de los diez años de la muerte del escritor chileno Roberto Bolaño, estará abierta al público del 5 de marzo al 30 de junio en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), en España, coincidiendo con la séptima edición bienal de Kosmopolis, La Fiesta de la Literatura Amplificada, que tendrá lugar del 14 al 16 de marzo. Comisariada por Juan Insua (director del CCCB_LAB) y Valérie Miles (codirectora de la revista Granta), la exposición incluye material inédito del Archivo de los Herederos de Roberto Bolaño. Novelas, cuentos, poemas, cuadernos, correspondencia, fotografías familiares, revistas y fanzines, su biblioteca personal, entrevistas, juegos de estrategia y otros valiosos materiales podrán ser apreciados en la muestra. El proyecto se ha concebido a partir de tres ejes temáticos entrelazados que expresan algunas de las claves permanentes del universo creativo del autor de Los detectives salvajes. El primero define una geografía concreta a través de tres ciudades, Barcelona, Girona y Blanes, donde Bolaño creó casi toda su obra; el segundo presenta su cronología creativa completando la publicación de sus libros, y el tercero constituye una aproximación a los procesos de trabajo del escritor. La visita a la exposición se desarrollará como una investigación detectivesca. El lector-visitante será el policía o detective sometido a una serie de pruebas y juegos, no exentos de humor e ironía. En la formalización del itinerario se dará preferencia a la metáfora del caleidoscopio, al que el propio autor se refiere en diferentes pasajes de sus libros. El catálogo de la exposición presenta textos de los comisarios Miles e Insua, la visión de A. G. Porta, Javier Cercas y Enrique Vila Matas —amigos de Bolaño en Barcelona, Girona y Blanes—, y se completa con la valorización de su poesía (Olvido García Valdés), la recepción americana de su obra (Bárbara Epler) y su lugar en la literatura hispanoamericana y mundial (Patricia Espinosa). El horario de la muestra será de martes a domingos entre 11 y 20 horas. Habrá visitas comentadas en castellano los sábados a las 11:30, y en catalán los domingos a la misma hora. Fuente: CCCB ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === La vida sexual de Elizabeth Costello Luis Alberto García ========= De acuerdo con el escritor J. M. Coetzee (Sudáfrica, 1940), no hay honor más grande para un autor que verse eclipsado por uno de sus personajes. Le sucedió a Cervantes con el Quijote, le sucedió a Daniel Defoe con su Robinson Crusoe, le sucedió al anónimo autor del Lazarillo de Tormes, le sucedió a Fernando de Rojas con la Celestina, le sucedió a Arthur Conan Doyle con Sherlock Holmes, le sucedió a Bram Stoker o a Mary Shelley con Drácula y su pariente gótico, Frankenstein. Pero, ¿qué hace uno como lector cuando, además de admirar profundamente a un escritor, debe huir (como si se tratara de la mala pécora) de una de sus creaciones? ¿Y qué ocurre cuando el emblema o la marca ideológica de ese personaje que le resulta a uno tan indigesto y antipático (vamos, tan insoportable), resulta ser (o se tiene la sospecha de ello) el alter ego del autor? Ya Barthes daba cuenta de que los escritores eran —quizá disputándole el puesto de trabajo a los curas y a los psicoanalistas— “los especialistas del alma humana”. Porque toda novela que se respete tiene como telón de fondo la exposición de la condición humana con todas sus miserias o esplendores. El escritor J. M. Coetzee se alzó con el Premio Nobel de Literatura en el año 2003, y su novela Elizabeth Costello es una de sus obras más reveladoras. Sobre ella han escrito semblanzas (sobre la novela y sobre el personaje) críticos de la talla de David Lodge y James Wood, lo mismo que el Nobel Mario Vargas Llosa. Elizabeth Costello es una escritora nacida en Australia en 1928. Ha estado casada en dos ocasiones, y tiene un hijo y una hija de cada matrimonio. Su novela más famosa, La casa de Eccles Street (novela por la que ella ya no siente ninguna simpatía), la ha hecho merecedora de un reconocimiento a nivel internacional. Como toda luminaria de las letras, alrededor de esta mujer se ha ido formado un círculo de críticos y académicos, ávidos por estudiar su obra. De modo que esta anciana se pasea por el mundo dando conferencias (en la novela, Coetzee las llama “lecciones”) y recibiendo galardones literarios. Como está vieja y cansada, ya no tiene ningún recato en lanzar sus explosivas opiniones ante círculos intelectuales bien pensant. Compara, por ejemplo, la matanza de animales para consumo humano con el holocausto judío cometido por los nazis. No tiene empacho en afirmar que es mejor dejar ciertas zonas prohibidas del ser humano, intocadas por la literatura (algo así como decir que resulta peligroso soltar a Satanás o ser su portavoz, cuando Satanás de por sí anda ya suelto en el mundo, y no necesita que publiciten sus acciones pues se haría un mal peor). Es mejor, en consecuencia, que el artista no se aventure en temas revulsivos para la condición humana porque, además de arriesgar mucho y abrir una caja de Pandora, como ella misma lo dice, no debe porque “los lugares prohibidos están prohibidos”. En suma, hay ciertos temas que tanto el escritor no debe escribir como el lector no debe leer. Esta es, palabras más palabras menos, la tesis central de una de sus lecciones, titulada El Problema del Mal. Según el punto de vista de Elizabeth Costello, hay ciertos contenidos que impurifican tanto al que los escribe como al que los lee. Hay situaciones de la vida que es mejor olvidarlas porque resultan haciendo más daño trayéndolas de nuevo a la luz. Y vale la pena preguntarse: ¿qué diferencia hay entre esta tesis y la de los censores del Santo Oficio que consideraban ciertos libros del index prohibido por la Iglesia como vehículos (“grave ofensa” era el término que usaban los inquisidores) para corromper y alejar a los indios del Nuevo Mundo de la beatífica influencia de Dios, su supremo Creador? ¿Hasta qué punto esta prevención no esconde sino una sutileza totalitaria, que si en términos políticos ha resultado, como se sabe, de consecuencias nefastas para la sociedad, en términos literarios obraría en el mismo sentido, con el mismo efecto, condenando a la literatura a ejercer un papel meramente moralizante? Elizabeth Costello se conduele del papel exótico que ha tenido siempre África en el imaginario del mundo, y condena que ciertos escritores africanos lo utilicen (el exotismo) como un trampolín que les ayude a alcanzar el éxito literario. Según ella, los escritores ingleses escriben para su público inglés, de ahí que se pueda llamar a su trabajo de ficción, novela inglesa. ¿Qué ocurre con los africanos? Escriben pensando, no en su público africano, sino en el público europeo. ¿Escribieron los escritores del boom latinoamericano para su público latinoamericano, o en el fondo la Pléyade lo hizo pensando en un incorpóreo público europeo? ¿Es el famoso realismo mágico un material exótico, y por consiguiente un invento digno de ser explotado literariamente en los mercados del Viejo Mundo? ¿No atenta tal planteamiento contra lo universal de toda obra literaria? Por lo menos se puede adelantar que existe, como dijera Sábato, dos tipos de literatura: la buena y la mala. Elizabeth Costello problematiza las “humanidades” en África (que nosotros como latinoamericanos bien pudiéramos extrapolar a América Latina) por el hecho de que, según ella, han perdido su carácter mesiánico. En sus propias palabras, las humanidades deben responder a “un ansia de salvación”. Sus opiniones son tan contundentes que a veces indignan, pese a que el lector se da cuenta de que ella misma está inmersa en un mar de dudas en cuanto a la forma de expresarlas. Incluso, pese a que ella misma es consciente de la inutilidad de expresarlas. Coetzee utiliza con Elizabeth Costello el viejo truco del personaje débil, que despierta nuestra simpatía, para dejar colar, sin que apenas nos demos cuenta, todo un ideario de creencias personales. Hay que huir de las opiniones de Elizabeth Costello como de la mala pécora. Y sin embargo, esta viejecita no deja de ser simpática y hasta adorable. Uno se la imagina con la camisola de dormir en el hotel (como se la imagina su propio hijo John) completamente desprotegida, medio desnuda, acostada de medio lado en una cama doble, encogida como una cucaracha muerta. La escena sexual más sublime y conmovedora Esta imagen de una mujer empeñada en un proyecto quijotesco, una anciana que lucha (a brazo partido en su papel de conferenciante) contra las adversidades de un mundo cruel y despiadado (un mundo que mata animales, un mundo donde el mal campea y es mejor esconderlo); en suma, contra un mundo académicamente enemigo. Uno piensa en la fragilidad de esta mujer, y lo que menos se le cruza por la cabeza es la palabra sexo en su vida. Según se nos cuenta en la novela, Elizabeth tuvo muchos encuentros de cama con desconocidos, pero a la edad de diecinueve años sufrió la primera golpiza e intento de violación (su primer encuentro con el Mal) a manos de un amante borracho. El amante fue tan despiadado que la desnudó y le quemó la ropa y ella tuvo que, para poder escapar de su agresor, esperar que él se durmiera. De otra parte, es fácil imaginársela en Kuala Lumpur (una chica blanca, pequeñoburguesa, católica) en los brazos de ese amante negro (el escritor Emmanuel Egudu, “el poeta de la oralidad”), un amante que suponemos bien dotado y que la poseyó durante tres días consecutivos. Un amante que le enseñó la verdadera oralidad, que “respiró dentro de ella”. Pero la escena sexual más sublime y conmovedora en esta mujer que despierta tanto nuestra simpatía como nuestro rechazo, es la que tuvo con un viejo pintor, amigo de su madre. Ella nos revela que el anciano (un mujeriego a sus anchas en sus tiempos de juventud, abogado para más señas) se encuentra postrado en una cama de hospital como consecuencia de un cáncer de laringe que lo ha dejado sin voz. La suprema humillación personal para un hombre de su talante, pero ya el autor nos advierte que “la humillación no tiene límites”. El anciano sólo puede comunicarse a través de notas escritas. Ella se ha dejado pintar por él en una ocasión con los senos al aire. Un regalo. Un regalo que hizo al viejo pintor. Total, ¿qué perdía ella con mostrarle sus poderosas tetas a un hombre en las últimas? Si se hacen muchas cosas por compasión o simple misericordia, ¿por qué no se puede ofrecer también un momento de placer sexual a un moribundo por simple caridad? Elizabeth Costello visita cada sábado al viejo pintor. Hay un momento en el cual el enfermo le escribe una nota dándole las gracias por la sublime imagen de sus senos, y ella por caritas se levanta la blusa y se los enseña de nuevo, y no sólo eso, sino que desliza su mano bajo la sábana, le desata el pijama al pintor, busca el miembro viril del enfermo (que no huele bien, desde luego) y comienza lentamente a revivirlo... lentamente con las manos, lentamente con la boca. Y allí vemos a Elizabeth Costello doblada sobre la humanidad del anciano, con el tegumento lánguido del hombre entre los labios; con el pellejo del moribundo que, arrugado y pálido, es succionado por su boca; protagonizando la escena sexual más hermosa y conmovedora, porque con ella se practica —en el sentido cristiano del término— un verdadero acto de caridad por el prójimo. Del mismo modo que se la imagina su hijo John en su cama de hotel, cansada tras un largo viaje, encogida y durmiente, es fácil imaginársela soportando el miembro ciclópeo de Egudu dentro de su esbelto cuerpo de jovencita católica en Kuala Lumpur; o arrodillada con la boca medio abierta chupando el pene remangado de ese viejecillo en su cama de hospital; o buscando un taxi con toda la ropa chamuscada luego de la golpiza que le propinó su amante borracho. Y es claro que me quedo con la Elizabeth Costello mujer, y no con la escritora, con la Elizabeth Costello amante y no con la anciana que viaja por el mundo impartiendo conferencias (“lecciones”) sobre la Vida de los Animales, o el Problema del Mal, o el Realismo, o las Humanidades en África. Me hago ilusiones con su vida sexual, y no con su alma de conferenciante. ** Luis Alberto García http://www.letralia.com/firmas/garcialuisalberto.htm Docente colombiano. Actualmente es instructor de español de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook (http://www.stonybrook.edu). Ha publicado artículos en diferentes revistas literarias. === Del cuerpo insomne en la poesía de Víctor Valera Mora ================= === José Pérez ============================================================ I Dos premios literarios de altísimo rigor han distinguido a las letras venezolanas llevando el alto nombre de Víctor Valera Mora en la cúspide del honor y el reconocimiento. Se trata del Premio Internacional de Poesía homónimo concedido en 2006 a Ramón Palomares por su indiscutible aporte a la literatura iberoamericana, y el otro otorgado en 2011 al poeta de mares y somaris, Gustavo Pereira. Ambos, señores de la palabra y la razón sensible, la inteligencia y el decir supremo. Uno andino y culto, el otro insular margariteño, sabio y noble. Dos soles. Dos relojes. Dos miradas del país desde la voz de la poesía que canta y enuncia, que retrata y denuncia, que se hace identidad colectiva y expresión de pueblos. Para ambos el mismo compromiso asumido de enarbolar la bandera del amigo ausente, a Víctor Valera Mora. II Un rasgo de impiedad sobrecoge la voz alzada de este poeta para domeñar al tirano, al villano, al cruel, al déspota, al asesino de niños, al desaparecedor de padres, al hambreador, al castrador de pueblos. Sin ventilar odio ni rencor, su rabiosa ternura sale colada en palabra ventajosa, esto es, en poesía humana y existencial canto a la esperanza. Bien por la dignidad de su oficio, bien por el tiempo de sus huellas o por esas comarcas dulces multiplicadas en el mundo de los pobres y los dolidos. De ahí ese sesgo de humor y pureza antepuesto a su propio nombre: el poeta Víctor Valera Mora, también apellidado hacia una raza lejana y combatiente, “el Chino”. III De locuras y avatares se nutrió su vida. De alcoholes y libros, de amigos y sueños. Nacido en un pueblo andino, tranquilo y apacible llamado Valera, en el estado Trujillo de Venezuela, el 20 de septiembre de 1935, habría de existir 49 años, en su mayoría vividos en este país de dictaduras y guerrillas, de rupturas y derrotas, de fracasos y traiciones a la verdadera democracia; pero también cuna de valientes y cultos poetas. Su temprana conciencia política y artística le permitió conjugar un recetario que sigue siendo único en la poesía contestataria, de izquierda, revolucionaria, desenfadada o como prefiera llamársele, de Venezuela, a partir de la segunda mitad de siglo XX. A ello debe también su inmortalidad. Víctor Valera Mora fallece en San Juan de los Morros, un pueblo de los llanos venezolanos, ubicado en el estado Guárico, de gentes amables y solidarias, cercanas al campo, al pastoreo y a la poesía que brinda la naturaleza. Esto ocurre el 30 de abril de 1984. Habían quedado atrás cuatro libros publicados, uno inédito y su exilio voluntario a Italia durante unos pocos años. Canción del soldado justo (1961), Amanecí de bala (1971), Con un pie en el estribo (1972) y 70 poemas stalinistas (1979), aparecidos en imprentas populares, casi clandestinas, del interior del país, le permitieron dejar constancia del sello de su palabra, vista por la crítica especializada desde diversas posiciones, e intacta en su hondura reflexiva, en el desparpajo de sus verdades, en el signo de su tiempo, en la identidad de su creador, en el estilo y la contundencia de su propia forma de decir en poesía: Cerco Desempleado, sin un centavo en el bolsillo, sin combates, sin nada qué hacer, digo, no tengo acceso a la alegría, no tengo derecho al más pequeño de los saludos y menos aún al amor. Sólo la blasfemia me es dada, sólo la blasfemia y las hambres más hondas me son dadas. Pero sabedlo, esto no va a durar toda la vida. Vosotros devoradores de la canción, que durante sombras seculares me habéis tenido acorralado en este cerco de tristezas: ¡escuchadme bien! Es cierto que estoy hecho para grandes decepciones y cierto también, preparado, para inexorables alegrías que vendrán. Tengo necesidad del mañana. No me juzguéis cruel por mis actos (1). Canción del soldado justo A los montes me voy, me voy completo y espero regresar de igual manera. Si me cortan las piernas y las manos asiré el caminar con los anhelos. Si me arrancan los ojos y la lengua nueva guitarra agitará banderas. Si me quitan la tierra donde piso, yo vengo desde un río de asperezas que antes me llevó y ahora me lleva. Si me tapan los oídos con que oigo a mis hermanos pálidos y hambrientos, hablaré seriamente con el aire para que se abra paso hasta los sesos. Y si una bala loca se enamora de mis sienes violentas, yo seguiré pensando con los huesos. Me voy a despeñar sobre los crueles que han hecho de la patria un agujero y si no asiste el pecho a la camisa y me matan de muerte sin lucero, esperadme, os lo pido caminando, que yo regresaré como los pueblos cantando y más cantando y más cantando (2). IV Desde una primera cercanía a su corpus temático, se percibe en su poética la identidad idiomática, la contemporaneidad existencial, la prevalencia del yo individual como sujeto demandante del ser social, el reclamo a la justicia colectiva, los derechos de los desposeídos, la desacralización de ciertas “verdades”, el humor cáustico, la irreverencia, la increpación a la realidad histórico-política de la Venezuela del setenta y del mundo; su objetivísima visión de la injusticia. Precisamente uno de sus estudiosos y amigo entrañable nos acerca así a algunos rasgos de esta poética: La mayor parte de los textos del Chino Valera están elaborados en base al habla, y no sólo eso: en base a una tradición histórica que toma en cuenta al habla para las distintas transformaciones sociales; el estado más elevado de éstas serían las revoluciones, o para conjugar: en la revolución. La revolución que deja de ser sólo marxista o fidelista para convertirse en un ideal, en este caso improbable para su país en el tiempo en que el poeta vive. Esta imposibilidad ya está más que teorizada en la famosa “impotencia intelectual”: las ideas por sí solas no generan cambios, o, como se sostiene en la jerga política, es la praxis la única que puede empezar a revelar las claves de cambio. Pero esta práctica está ligada esencialmente a una ideología, y en segundo término a una ética particular. Éstas van indefectiblemente hacia un giro estructural de la conciencia social, que lleva implícitos complejos cambios en las costumbres y las cosmovisiones. (...) Valera Mora solía pasar de un asunto a otro con facilidad, dejando cabos sueltos donde la circunstancia así lo requería: de la enunciación a la descripción y de ésta a la reseña histórica y de nuevo al ámbito lírico con asombrosa flexibilidad (3). De ahí que el público (receptor) sea un objetivo importante para el poeta: utiliza el lenguaje popular, los chistes, los juegos, los giros, las referencias culturales, utilizándolos como herramientas, como medios, para que la poesía —su poesía— “sea de todos”. Por esta misma vía, son recurrentes en sus signos las armas, los panfletos, las consignas, los manifiestos políticos, los giros escatológicos, el ataque al imperialismo en cualquiera de sus formas, su definitivo rechazo a la opresión. Masseratti 3 litros (Fragmento) otro es mi problema para qué la poesía todos los yanquis son unos hijos de puta hay que matarlos donde estén no puedo vivir sin conflicto esta mañana amanecí locamente enamorado de Corea del Norte yo quiero un estallido atómico demasiado hemos trabajado para los dioses en el resplandor del hongo haremos que trabajen ellos más veloz tiro la casa por la ventana el sabio penalista dice que el verbo hacer es ilimitado podemos cantar bailar escribir leer y también robar estafar violar ofender en eso estamos hijos míos (...) la muerte venezolana era ya sin nosotros la muerte boba la muerte sin papeles sin paga sin reclamo la muerte arboladura de los poderosos vieja costumbre mal acostumbrada descomunal zamuro devorando vivos a los pobres el orgullo lo que nadie puede negarnos es la irresistible trascendencia de nuestras caídas y la violenta muerte del enemigo (...) un hombre camina dando y recibiendo golpes atrás deja la semántica y los deberes ciudadanos agua y pez al mismo tiempo destruye lo posible para no ser aniquilado nos obliga a llevar un vaho de pistolas en la nuca que nadie duerma tranquilamente ¡oh! Ese amor suyo por la guerra de los pueblos ofendidos considerarán que esto no es un poema y tienen razón tal vez sea una canción de cuna ahora sé que estoy loco por completo pero se acabó la cantinela se acabó la coba a partir de mí la palabra es un escalofrío ahí queda esto subo y arranco mi potente masseratti 3 litros rafagueante doy con mis sesos contra un muro después el otro infierno. Mérida, 68 (4). Dentro de esa atmósfera política implícita en los sesenta, en la cual la sola coyuntura de la Guerra de Vietnam determinó el acento de los extremismos ideológicos, bien dogmáticos, teóricos, combatientes o en debates de todo orden, los intelectuales no permitían oportunismos ni ambigüedades morales, por eso “el Chino” Valera Mora expresa su rabiosa identidad individual dentro del contexto de la lucha anti-stablisment del país y del mundo. El verbo es teleológicamente un sistema de lucha. Una potente herramienta para desnudarse en las ideas. Este ideal central suyo no desapareció nunca, a pesar de abandonar el Partido Comunista de Venezuela (PCV) así como su filiación con el PRV (Partido de la Revolución) y las FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional). Su palabra y sus gestos no perdieron la acidez del combate, la absoluta convicción ideológica y, como en Juan Gelman, Roque Dalton o Fayad Jamis, se hicieron voz de los pueblos. En Venezuela, durante los setenta, autores nacionales como Julio Valderrey, William Osuna y Gabriel Jiménez Emán, entre otros, así como parte de los integrantes de los grupos Tráfico y Guaire, durante los ochenta, sin exceptuar a poetas de la provincia seguidores de Valera Mora, sintieron la onda expansiva de su voz y la directa influencia en sus trabajos creadores. También cultivó un segundo corpus temático, reconocido por la crítica, que integra esa, su existencial comunión del credo ideológico dentro del tono poético, con su altivo canto a la amada, a la que hace de carne y hueso, revelándola y poseyéndola, viviendo su asombro descarnado. Como el humor y lo político, el tema amoroso se subvierte en literal aclamación al sexo opuesto, a menudo como un remedo de lo cotidiano, sin sordina, mediante el irreverente tuteo que se gesta en el desamparo: Con un pie en el estribo (Fragmento) Yo sé que es una gran falta de respeto sobre todo si uno tiene a su mujer en estrictos paños menores en la cocina y más allá a mi favor cuando uno le dice al oído “en la nevera hay una caja de música” “la sacaremos la llevaremos al sótano” “cenaremos música a la plancha” (...) Querida hace bastante tiempo desde que se inventaron los bolígrafos no le sacaba punta a un lápiz Lo hago esta noche con una hojilla de un solo filo Si supieras como se le parece a la volada orilla de la delgada cama donde lees donde nos precipitamos (5) Para Rafael Arráiz Lucca, esa combinación de lo narrativo con lo coloquial —que son aspectos innegables presentes en la poética de Valera Mora— en el tono amoroso, le imprime un acento muy singular a su poesía: Cada día más me parece que la poesía amorosa de Valera Mora es lo mejor de su producción. Allí, en la arbitrariedad del amor, al margen de la moral revolucionaria, vienen los más luminosos poemas del poeta. Sin que esta opinión vaya en desmedro de la fuerza con que el autor comprendía su sitio en la historia, su posición política, festejando la ira que era capaz de desatar en el poema o la conmovedora arbitrariedad de muchos de sus versos, no deja de ser cierto que de sus libros los poemas de amor serán los que rompan la barrera de los seiscientos kilómetros (6). De ese desenfado, de ese su humor cáustico, de ese, su culto irreverente a la cotidianidad, surge uno de sus textos más conocidos y difundidos, que podemos valorar como arte poética dentro del tema amoroso, perteneciente además a su libro más conocido, Amanecí de bala (1971): Oficio puro Cómo camina una mujer que recién ha hecho el amor En qué piensa una mujer que recién he hecho el amor Cómo ve el rostro de los demás y los demás cómo ven el rostro de ella De qué color es la piel de una mujer que recién ha hecho el amor De qué modo se sienta una mujer que recién ha hecho el amor Saludará a sus amistades Pensará que en otros países está nevando Encenderá y consumirá un cigarrillo Desnuda en el baño dará vuelta a la llave del agua fría o del agua caliente Dará vuelta a las dos a la vez Cómo se arrodilla una mujer que recién ha hecho el amor Soñará que la felicidad es un viaje por barco Regresará a la niñez o más allá de la niñez Cruzará ríos montañas llanuras noches domésticas Dormirá con el sol sobre los ojos Amanecerá triste alegre vertiginosa Bello cuerpo de mujer Que no fue dócil ni amable ni sabio (7) Si bien esa, su peculiar y tan particular intimidad amorosa y erótica, se manifiesta como arbitraria e irreverente suerte de aventura celebratoria y descarnada del hechizo de la amada, de la mujer en su totalidad (carne, hueso, espíritu, alma, sueños), Valera Mora fusiona la “intimidad y la experiencia” poética en “la estilización de la vida o la cotidianización de la poesía”, como lo apunta Gonzalo Ramírez (8). Con esa técnica preserva su propia identidad creadora y logra el espacio ideal para dar cauce al complemento de su mundo lírico: la alocada alucinación por el amor de las amadas, lo que a su vez le crea conflictos terribles ante ese deber suyo de “pegarle duro a la vida”; por lo que en Valera Mora esa lucha de los contrarios que se establece entre el oficio de poeta y el vivir siendo poeta, se manifiesta en perfecto equilibrio: Despedida con metales Reconocerme marcado por las pasiones y por mi culpa confundido tu corazón borro al agónico de alas frenéticas sin cielo ni ubicación zoológica coronado sobre una silla de ruedas ya que tú lo has querido Pero no más te pongas así de triste y menos esos ojos para llorar Porque reconozco mis manos sin gobierno mis canciones por mis estridencias mis sales por mis agujas de oro No más por eso te lo digo y estas ganas locas de pegarle bien duro a la vida cuando me sobra vida para regalar y mucha más vida para matarme al pie de las ventanas desde donde dices querer abrirte al sueño y ver pasar abrigos y bufandas en busca de los vagabundos equivocados de planeta o planetas ellos mismos o qué se yo No más por eso te reconozco y parto como una armadura vestida de caballero (9). Es que no sólo toma la poesía como su armadura —y además su arma— sino que se vale de ella para romperle al mundo en la cara la propia “disciplina burguesa de la vida” (10). Por eso este autor resulta capital en el panorama de la modernidad literaria venezolana contemporánea, pues es innegable que sus juegos expresivos contienen alientos verbales de absoluta universalidad, vertidos en una pasión existencial que hoy permite reconocer un antes y un después en la poesía nacional. El antes y el después de Víctor Valera Mora, “el chino” de todos los suyos. Notas 1. Este poema pertenece al poemario Canción del soldado justo. En lo sucesivo citaremos por la Antología de Víctor Valera Mora, elaborada por Gabriel JIMÉNEZ EMÁN, Caracas, Fundarte, 1987, p. 32. 2. En Antología, p. 45. 3. Gabriel JIMÉNEZ EMÁN, “Las distancias imantadas de Víctor Valera Mora”, prólogo, en Antología, pp. 8 y 10. 4. Víctor VALERA MORA, Antología, pp. 49-54. 5. En Antología, pp. 86-87. 6. Rafael ARRÁIZ LUCCA, “1987: La poesía en Venezuela”, Imagen, Caracas, Nº 100-25, diciembre 1986, p. 14. 7. En Antología, p. 57. 8. Gonzalo RAMÍREZ, “Víctor Valera Mora (1938-1984)”, Imagen, Caracas, Nº 100-3, enero 1985, p. 8. 9. En Antología, p. 96. 10. Gonzalo RAMÍREZ, art. cit., p. 8. ** José Pérez http://www.letralia.com/firmas/perezjose.htm Escritor venezolano (El Tigre, Anzoátegui, 1966). Reside en la isla de Margarita. Licenciado en letras por la Universidad de los Andes (ULA, http://www.ula.ve; 1990) y doctor en filología hispánica por la Universidad de Oviedo (http://www.uniovi.es), España (2011). Desde 1991 es profesor agregado de la Universidad de Oriente Núcleo de Nueva Esparta (http://www.ne.udo.edu.ve) en el área de lingüística y, además, ha dictado talleres de cuento en diversas localidades de Venezuela. Ha publicado la novela Fombona, rugido de tigre (2007), los libros de cuentos Jardín del tiempo (1991), Callejón con salida (1994), De par en par (1998), No Lisis, No Listesis (2000), Pájaro de mar por tierra (2003) y Caballo que pasa gana (2011), los poemarios Como ojo de pez (2006), En canto de Guanipa (2007) y Páginas de abordo (2008), y los ensayos Por la mar de Luis Castro (1995) y Cosmovisión del somari (2011). Ha ganado el Primer Premio de la II Bienal Literaria de Guayana (1993), el Primer Premio de la II Bienal de Literatura “Antonio Arráiz” (Barquisimeto, 1998), el Certamen Cada Día un Libro (2005), el Primer Premio de Poesía Luis Beltrán Prieto Figueroa de la Bienal de Literatura “Ciudad de La Asunción” (2006), el Primer Lugar del Premio Regional de Literatura “Mercedes de Pérez Freites” mención Poesía (Cantaura, 2006), el Premio Nacional de Novela “Plácido Chacón” (Cantaura, 2006) y el Premio Nacional Gran Explosión Bicentenaria, mención Literatura (2011). === Toto Trejos Harold Alvarado Tenorio ============================== Según todas las crónicas, fue en 1985, a la edad de 16 años, mientras presenciaba la lectura de poemas de Jaime Jaramillo Escobar en el Teatro Cuesta, cuando Toto Trejos (Riosucio, 1969-1999) sintió la revelación de la poesía. Esa noche X-504 fue sacando de su manga de nigromante, como era habitual, extensas tiras de poesía, mientras con su voz pastosa hizo el elogio del concepto de su negra, las virtudes de la digestión de la pulpa de coco, el plátano hartón de cáscara roja, la pepita de la pitahaya, la granadilla y la papayuela. Desde niño había frecuentado la Biblioteca Municipal, una vieja casona abrumada por las goteras y el polvo, que tras la mudanza de sus libros a un nuevo local se derrumbaría sumiendo en el olvido los paisajes de Sipirrá, el aire fresco y las amplias mesas, la pila donde bebían los pájaros y el techo donde anidaban las collarejas. En esa casa ajena tuvo lugar su crecimiento intelectual, allí leyó en Nietzsche y Schopenhauer, Sartre, Camus y Plotino, en La gaya ciencia y Zaratustra, en El amor, las mujeres y la muerte, en La náusea, El extranjero, El mito de Sísifo y El hombre rebelde, en Las Enéadas; allí descubrió a Hölderlin, Pound y Cavafis, tres de sus poetas favoritos. Omitiendo las dos largas temporadas que pasó en Manizales tratando de estudiar filosofía y letras en la Universidad de Caldas o haciendo de utilero para una orquesta de cámara, Trejos gastó el resto de su vida entre la desolación y pobreza de su cuarto en casa de sus padres, la sala de recibo de Guillermo Trejos, a quien recuerda no sólo como un generoso orfebre de remplazos dentales sino como amigo e interlocutor, crítico certero y prudente, y la biblioteca del Parque de la Candelaria, donde con letra menuda y estilográficas de tinta roja redactaría sus cientos de poemas y los pocos ensayos que confirman una vida consagrada al magisterio de la poesía. La obra de Trejos está contenida en tres libros de poemas publicados en vida del poeta (Poemas de amor y desamor, Manizales, 1994; Ahasverus, Manizales, 1995; Manos ineptas, Medellín, 1995); una selección de sus composiciones desconocidas dispuesta por Henry Luque Muñoz y César Valencia Trejos (Obra inédita, Riosucio, 2006) y los ensayos 25 años sin Ezra Pound y con usura (1 de abril de 1997), Evasión y visión poético política (13 de agosto de 1997), La evasión en Hölderlin (19 de octubre de 1997), Los narcisos de la decadencia, una mirada crítica a la estética de fin de siglo (19 de abril de 1998), Guillermo Trejos, una vida sin paralela (27 de mayo de 1998), Celebración de la epopeya (13 de agosto de 1998) y El tercer templo y La naturaleza sagrada de las bibliotecas (febrero-marzo de 1999). Entre 1985 y 1999 las viejas luchas reivindicativas de los colombianos, tanto de la intelectualidad como de sus campesinos y obreros, vieron aparecer como caída del cielo una nueva clase social que prometía cambiarlo todo recurriendo a la maldición del narcotráfico. Nunca antes nadie pudo imaginar que un puñado de bandidos iba a cambiar la historia de Colombia. Ni que la poesía iba a resucitar de sus viejas cenizas convertida en instrumento de propaganda y la piedra de toque de grandes corruptelas. ¿Quién se va a inspirar produciendo algo imaginativo —escribió Trejos en Los narcisos de la decadencia—, si lo que pide el espectador es algo que no le quite mucho tiempo, que lo entretenga mientras parte el avión, mientras espera el metro; algo a lo que no haya que poner mucha atención ni lo fatigue luego de sus ocho horas de trabajo; algo en lo que no tenga que aportar nada? ¿Qué calidad poética, qué poesía va a exigir y exhibir el público, si lo que recibe y habita en él se satisface con cualquier remedo artístico, si convive en la cultura del mal gusto y es el efecto de su mala o nula educación estética? Muy fácil debe resultar al nuevo creador producir sus obras; muy fácil tener público para ellas, cuando no rinde cuentas a la estética, cuando nadie lo obliga a rendirlas, incluidos los contempladores. La catarsis aristotélica no ocurre en el sujeto que mira obras de arte, porque dichas obras no conmueven, y si poseen algún elemento catártico son infecciones y no vacunas para el espíritu; mensajes alienantes para un espectador sin criterio al que manipula y enseña cómo vivir, cómo comportarse. Obras cursis donde el autor tampoco ha experimentado una selección de las emociones y que, sin embargo, la gente pide a gritos, siempre y cuando no comprometan su ánimo, porque lo que necesitan son mensajes narcóticos, superficiales, triviales, carentes de sentido... Nunca antes el hombre había producido tanto arte, nunca antes había podido apreciar tantas creaciones artísticas, ni las tuvo al alcance de la mano, en casa, en las ciudades, gracias a los medios masivos de comunicación; pero nunca antes había perdido tanto el tiempo, porque no es arte lo que produce, ni es arte lo que admira, es un producto bastardo, una farsa estética. Es con este telón de fondo que Toto Trejos hubo de dedicarse al arte de la escritura. Y fue en Ezra Pound y Cavafis, en su Canto XLV (1922) y Debieron resolver el problema (1930), que encontró una justificación a su inquebrantable necesidad de evasión de una realidad que atosigaba y empujaba a refugiarse en la literatura. El más pretérito de sus ensayos, 25 años sin Ezra Pound y con usura celebra la figura y el poema del norteamericano que estuvo 13 años preso en una jaula por haber hablado y escrito contra las democracias occidentales a favor del fascismo italiano atacando sus sistemas financieros y el dominio del capital. Trejos destaca cómo Pound “pretendía cercar la estructura formal de la poesía mediante el regreso a una férrea disciplina de las frases, encerrando un momento de sensibilidad en el espacio que ofrecen las palabras, creando nuevos ritmos y concretando en imágenes el fenómeno poético”. Haciendo énfasis en como la mezquindad y la servidumbre del capital bursátil y prestamista, encarado en Roosevelt, Morgenthau, Lehman o Warburg, los usócratas, son una ignominia contra la libertad y son los campeones de una corrupción total que ha destruido hasta el lenguaje, desinformando, oprimiendo la precisión de los términos, enajenando el uso del idioma y las frases, de los códigos, dominando las ideas o destruyéndolas. “Sin caer en el panfleto”, dice Trejos, “nuestro poeta ve en la usura y sus servidumbres, un mal para el alma y la naturaleza, las relaciones entre éstos y el resto del mundo”. Evasión y visión poético política, donde cita y comenta el poema de Cavafis, es un anuncio de su extenso texto sobre La evasión en Hölderlin, que examina los conflictos sociales y metafísicos que le llevaron a refugiarse en la literatura, el tiempo, el espacio, los personajes, la infancia y la locura, pues sentía que su persona y sus intereses no tenían un presente en el mundo que le rodeaba, una sociedad “injusta, mediocre, contrahecha e innoble” donde reinan los políticos como flores del mal. Schopenhauer, Nietzsche, Hölderlin, Walter Benjamin, Rimbaud y Verlaine fueron sus maestros. Varios de los críticos que se han ocupado de la obra de Trejos (Albeiro Montoya Giral, Arcesio Zapata Vinasco, Carlos Arboleda Gonzales, Conrado Alzate Valencia, Mario Escobar Velásquez, Roberto Vélez Correa o Sergio Acevedo Valencia), han anotado el carácter desencantado de su obra, preguntando, en no pocas ocasiones, qué pudo causar tanto desapego a la vida, las creencias, el presente o el futuro, en un hombre tan joven y tan inteligente. Pero mucho más asombro les causa el que hubiese decidido desde temprana edad renunciar al dinero, cuando todas las oportunidades de alcanzarlo de la más fácil manera estuvieron a su alcance en esos años aciagos del auge de la corrupción y el crimen organizado. Con su inteligencia bien había podido pasar a los anales y memorias que viene celebrando hace más de dos décadas la horrenda televisión colombiana. Las respuestas a esos interrogantes hay que encontrarlas en incontables lecturas y adicciones a sus maestros, en especial a Nietzsche, cuyas contradictorias postulaciones terminaron por convertir a Trejos en una suerte de Poète maudit de la poesía colombiana de finales del siglo pasado. Un Isidore Ducasse budista, blasfemo y sadomasoquista. Federico Nietzsche sostuvo, durante la segunda mitad del siglo XIX, uno de los combates más feroces contra los credos y doctrinas europeas, con un lenguaje soberbio, confesional e individualista, pretendiendo demostrar, mediante una constante sospecha, que todo lo que se daba por bueno, santo y verdadero era aparente, era añagaza. Con una insolencia atorrante, hablando para sí, desmontó los andamios que sostenían la religión, la filosofía, la historia, la moral, es decir la cultura, negando que la vida, como era costumbre, fuese dolor e incertidumbre. Todo había que asumirlo con otros ojos y aceptarlo como venía, haciendo de tripas corazón. Dionisos se niega a resignarse e invita, eternamente joven, a la embriaguez y la alegría porque, según Zaratustra: Eternamente volverá a invertirse tu vida como un reloj de arena y eternamente volverá a fluir cuando regresen todas las condiciones que te dieron origen. Y entonces volverás a encontrar cada dolor y cada placer y cada amigo y enemigo y cada esperanza y cada equivocación y cada hoja de pasto y cada destello de sol, la continuidad de todas las cosas. Este círculo, en el que eres una semilla, siempre vuelve a resplandecer. Y cada círculo suele incluir una hora en que al principio en un solo hombre, y luego en muchos, y finalmente en todos, surge la idea más alta, la del regreso interminable de todas las cosas. Para la humanidad, esa hora es la hora del mediodía. A ese ciclo nietzscheano pertenecen muchos de los poemas de Toto Trejos publicados y escritos a mediados de los años noventas, celebrando el doloroso empuje de la vida erótica o el poder entrañable de la fantasía. Pero la crudeza de su mundo personal, las derrotas afectivas, las malas noticias, los crímenes, la insania de la vida de un predestinado en la pobreza hicieron que el poeta se fuera refugiando más y más en la lectura de Schopenhauer, cuya filosofía intempestiva, a contratiempo y contracorriente, le confirmaba que todo intento por conocer a los otros y al mundo es artificio, los dioses un despojo de las teologías del mundo antiguo, y, como en el sueño del burgués Hans Castorp (ávido de saberes como el mismo Trejos), personaje de la novela de Thomas Mann que leyó siendo muy joven, tras los paisajes, las islas y los santuarios se oculta una madrasta, la naturaleza, que nos devora para perpetuarse. Ante este horror, sólo podemos encontrar alivios pasajeros en el arte, en especial la poesía, que por segundos nos hace olvidar las miserias de la existencia. Entonces abandonó el mundo y se refugió en la poesía y el alcohol, las pócimas que le llevaron a la muerte. Toda su obra posterior será un gran desencanto y aproximación a la muerte. Mario Escobar Velásquez acertó al decir que la poesía de Trejos es íntima y auténtica pero sin una señal que denote belleza, confianza o misericordia, mire hacia el cielo o tenga ilusión, cuestionando la capacidad de expresión de los signos de la lengua, hablando de oscuridades, ejecuciones, desgracias, condenas, amputaciones, suicidios y espectros. Una poesía nítida, cuya mayor virtud es el tono de la voz del poeta, que hace que sus confesiones —otra cosa no son— sean registros de sus penas, desconsuelos y apremios con ritmos de réquiem, tedeum o miserere, sin que la fiesta incendie la orquesta de cámara, donde anhela la muerte. En Monólogo de Hölderlin, Trejos anuncia su separación del cosmos a fin de alcanzar el fuego de Prometeo, así los dioses castiguen su audacia; ha resuelto abandonarse a sí mismo, alcanzar la ascesis del Buda de Schopenhauer, quemar las naves porque sabe a ciencia cierta que nada tuvo en este mundo. Fue Roberto Vélez Correa, uno de los más lúcidos críticos de la literatura nacional, quien mejor retrató la estampa de Trejos. En su Literatura de Caldas recuerda cómo la publicación de sus poemas, refiriéndose a su libro Ahasverus, fue una sorpresa literaria confirmada con Manos ineptas, que ganó un premio nacional. Dice que esos poemas anticiparon un viaje de asombros y admiración que su autor hizo por los rincones menos esperados del planeta sin salir de su pequeño mundo natal. Quizás la existencia para Carlos Héctor haya sido un extravío —sostiene Vélez Correa—, y contemplar desde su sensibilidad al Judío Errante se pudo convertir en un asomo al espejo de sus pesadillas, sin más rostro que el que le permitió diseñar en sus notables poemas... Su temprana muerte fue otro desconcierto para quienes desconocían la intensidad de su existencia, ese beberse sorbo a sorbo las horas y apurar el final por una sed de aturdimiento que apenas si pudo apagar. Cuando sus lectores supieron las circunstancias de su fallecimiento, quedó flotando en el ambiente la certeza de una autodeterminación fatal, la de un esteta posmoderno que considera inmoral superar la barrera de los treinta años y decide cortar. Trejos no sólo fue precoz sino autodidacta. No tuvo una formación académica oficial más allá del bachillerato y, sin embargo, derrochaba una cultura envidiable, alternada de una neurosis crítica que lo aisló en su provincia, sin que por ello dejara de escribir y de hurgar en los papeles de sus autores favoritos. Sus paisajes estaban en otra parte, Europa y Asia. De allí absorbió los mejores motivos para sus mejores poemas, dictados en un lenguaje llano, pero de circunvoluciones profundas y a veces indescifrables. 6 poemas de Toto Trejos *** Al filo de las palabras Sé que vivo en medio de cuchillos, que circundo hojas de navajas, que debo caminar recto y no volver a mirar para ningún lado. En una palabra, donde quiera, acecha el peligro, el abismo que puede malograrme para siempre. Pero, ¿quién me guiará para que elija las palabras correctas? ¿Quién me advertirá a tiempo cuál me hará sangrar, cuál me traerá el bálsamo, cuál el laurel? ¿Cuáles me harán cometer menos errores y más aciertos? ¿Cuáles me atacarán por la espalda? ¿Cuáles, bienhechoras, servirán para hablar con los Dioses? ¿Cuáles dirán que no quise mis amigos se fueran, y no otra cosa? También quisiera conocer, ¿Quién asentirá lo que haga con ellas? ¿Quién me brindará, luego de saberlas, un saludo, una sonrisa y me quitará el título —mal ganado— de ser su déspota y no su indefenso empleado, pues no sé cómo vine a poner mi cabeza en estas latentes guillotinas? ¿Cómo es que estoy expuesto —por voluntad propia— al filo de las palabras? *** Monólogo de Hölderlin Inconsciente o no, emprendí el viaje hacia los dioses de la inspiración para robar el verbo divino que no pusieron en nuestros labios. Menesteroso, a falta de carro de fuego fabriqué mi propio motor de palabras (¡Qué mejor incendio para un alma atormentada!) Subí con la mayor arrogancia que brindaba mi edad; así que hube de abandonar la familia y los amigos, abandoné el pequeño mundo conocido, abandóneme a mí mismo. El reto lo asumí, sin advertir las consecuencias, sin ni siquiera comprar el boleto de regreso, y me aproximé, me aproximé tanto que creí sentir en mis manos el poder de escribir lo sublime, pero Ellos, que corrigen o rectifican el rumbo hicieron lo último conmigo. Castigaron mi osadía, devolviéndome abajo. trastornando mi cabeza. Perdido de la posibilidad de la luz, Caí a lo más hondo, haciendo reverencias a todo aquel que se me pusiese al frente, incluso hasta proclamarme el más humilde de los seres. Lo que intenté hurtar y me devastó, algún día, con el tiempo —así no lo quieran los Dioses— se reconocerá como Poesía. *** Fábula del dragón Mientras dormía, soñaba con un vasto incendio inducido y avivado por las lenguas de humo y fuego que exhalaba. No sabía que entre las llamas estaba la humana doncella. Enterado de su pesadilla despertó, sobresaltado, buscando agua para salvar la vida, buscando agua para apagar su incendio. Sólo al morir logró beber del río. *** Noche sabática Eros no quiso que yaciéramos e impuso más trabajo a nuestros cuerpos, a cada instante más sed y más deseos, hasta perder el control y la razón se fue a otra parte. Obedecimos a nuestros instintos, nos tragamos las palabras. La dictadura del placer nos consentía, esa noche de sábado. Tu recuerdo tampoco descansa en la memoria. *** Convidado de piedra Me sentaré en las escalinatas de la Plaza Mayor a ver pasar las horas. Ninguna procesión, ningún séquito me ahuyentará o hará cambiar de postura. Tampoco me encerraré a discutir conmigo mismo sobre tema alguno. Seré un objeto, un ente y espero que todos me vean así, y ni siquiera me saluden. Si llueve y todos corren (como en la canción) y tú no pasas me dará lo mismo. No espero a nadie. Seré un perfecto desconocido, sin memoria, ni historia. En las graderías —ya no diré sentado— no tendré sentidos, como una piedra más entre las piedras. *** Nueva versión del hijo pródigo Vengo derrochando vida y dinero desde que salí de casa, hace siglos y no logro malgastar como quisiera. Así que es absurda la parábola donde se me muestra como alguien que se ha perdido y ha perdido todo; como el hambriento mendigo que come hasta las sobras de los animales que cuida; como el hijo que regresa derrotado. Yo, que no he conocido más cerdos que a mi padre y mi hermano, ni más miseria y suciedad que el lugar donde nací. Yo, que en verdad, no he pensado nunca en volver. ** Harold Alvarado Tenorio http://www.letralia.com/firmas/alvaradotenorioharold.htm Escritor colombiano (Buga, Valle del Cauca, 1945). Doctor en letras por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Dirigió el Departamento de Español y las Latin American and Spanish Writers Series del Marymount Manhattan College (http://www.mmm.edu; Nueva York, EUA), así como el Comité de Redacción de la revista China Hoy (Beijing, China). Es profesor titular de la Cátedra de Literaturas de América Latina y director del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia (http://www.unal.edu.co). Dirige la editorial Arquitrave (http://www.arquitrave.com) y la revista de poesía homónima. Ha publicado Summa del cuerpo (2002); Fragmentos y despojos (2002); Literaturas de América Latina (1995); Ensayos (1994); Poemas chinos de amor (1992); La poesía de T. S. Eliot (1988); Espejo de máscaras (1987); Una generación desencantada: los poetas colombianos de los años setentas (1985); Kavafis (1984) y Cinco poetas españoles de la Generación del Cincuenta (1980). Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Internacional de Poesía Arcipreste de Hita. Su obra ha sido publicada en inglés, francés, italiano, griego, chino, alemán y portugués. === Escritores maniáticos Víctor Montoya ============================= Los escritores tienen manías que arrastran a lo largo de la vida, desde el instante en que son una suerte de náufragos que viven recluidos en una isla a lo Robinson Crusoe. El mismo acto de la escritura es, por antonomasia, una manía de solitarios, en cuyo trance nadie puede echarles una mano ni soplarles al oído lo que deben o tienen que escribir. Las manías de los escritores son tan diversas como las de todos los mortales. He aquí algunos ejemplos: los escritores como Vargas Llosa se parecen a los peones que, una vez aseados y encerrados en el escritorio, se entregan a merced de su imaginación desde las primeras horas de la mañana, sin permitir que nada ni nadie los interrumpa en el instante de la inspiración; ese misterioso soplo que a uno lo toca en el proceso de la creación. Otros no soportan cambiar de bolígrafo o color de tinta, como José Miguel Ullán y Tom Sharpe, quienes, además de usar estilográficas baratas, escriben primero a pulso y luego a máquina. Cortázar casi siempre leía los libros sorbiendo mate del poro y con un bolígrafo en la mano, para anotar comentarios al margen de las páginas, subrayando algunos párrafos hasta la extenuación o, simplemente, corrigiendo las erratas que en algunas ediciones se esconden como alimañas entre renglón y renglón. Faulkner escribía siempre sobre papel azul, Goethe lo hacía sentado en un caballito de madera, Dostoievski caminando por la habitación, Günter Grass con una estilográfica Montblanc y en un rincón de su estudio de pintura. Si Ernest Hemingway escribía de pie, Graham Greene escribía con lápiz, en tanto Anthony Burgess escribía aproximadamente 300 palabras diarias y, como la mayoría de los escritores contemporáneos, usaba un miniordenador para producir y reproducir sus textos, aunque estaba convencido de que el ordenador sólo servía para escribir cartas a los amigos y no para crear textos literarios. Algunos tienen la misma manía que García Márquez, quien, antes de que en su oficio irrumpiera el ordenador, utilizaba una máquina eléctrica de la misma marca y con el mismo tipo de letra; un papel blanco, de 36 gramos y tamaño carta. Alguna vez confesó también que no escribía mientras no tenía en el cuarto una temperatura de 30 grados y un ramillete de rosas amarillas en el florero, por esa vieja superstición de que las flores amarillas le traían suerte en el instante de describir a personajes encerrados en sí mismos, conversando con su propia soledad y creciendo como las raíces del chinchayote, a la manera de Rulfo, Pessoa y Onetti. No se deben olvidar las manías de los autores que escriben en medio de un desorden organizado, a cualquier hora del día y en cualquier lugar; en el bar, la calle, el comedor y hasta en el baño, y no necesariamente en un cuadernillo sino sobre una tira de papel higiénico, la factura del restaurante, una cajetilla de cigarrillos o, simple y llanamente, en el borde de un periódico o revista. Así, pues, las manías de los escritores, como todo lo demás en la vida, son tan variadas como las obras literarias y las manías de los mismos lectores. Entre la variada gama de escritores que ostentan diversas manías, yo me identifico con quienes tienen la manía de escribir en la cama, pues es el único espacio, de dos metros por dos, que el individuo habita por completo y donde saca a traslucir su estado más natural, aparte de que es un mueble indispensable donde comienza y termina el ciclo de la vida. No en vano Vicente Aleixandre, Marcel Proust y Juan Carlos Onetti cerraron el ciclo de su creación literaria en la cama. Tampoco se puede negar que don Quijote —como su creador— pergeñó sus aventuras en la cama, que Miguel de Unamuno y Valle-Inclán recibían a sus amigos en la cama, o que Oscar Wilde escribió sus mejores obras en posición horizontal, al igual que Marcel Proust, quien reposaba hasta pasado el mediodía, escribiendo y corrigiendo sus manuscritos. Por eso la cama de Proust, en la cual pasó las tres cuartas partes de su vida, estaba siempre destendida, salpicada de folios y hojas sueltas que delataban su caligrafía menuda. Pasaba más tiempo en la cama que en el escritorio, ordenando sus asuntos y peleando con la máquina para terminar una crónica sin firma, en medio de un silencio que le era necesario para escribir lejos del ruido mundano y a espaldas del tiempo. Las camas y recámaras, en todas las épocas, han tenido su debida importancia. En 1620, la marquesa de Rambouillet convirtió su recámara en un salón literario, donde reunía a sus amigos en célebres tertulias. En México, Frida Kahlo pintó algunos de sus autorretratos más célebres postrada en la cama, mirándose en el espejo empotrado en el techo de su recámara. Por cuanto la cama no sólo sirve para retozar y dormir, sino también para nacer, crear, amar y morir, tal cual reza el proverbio: “En la cama duerme el rey y duerme el papa, porque de dormir nadie se escapa”. Por lo que a mí respecta, y sin el menor rubor en la cara, debo confesar que durante mucho tiempo tuve la manía de escribir en la cama. A veces, entre el sueño y la creación literaria, me asaltaba la extraña sensación de parecerme a un sultán, aunque no estaba rodeado de mujeres adornadas con joyas ni velos, sino apenas de almohadas que relajaban la tensión de mi cuerpo. Por las mañanas, al incorporarme en la cama, pegaba un salto hacia la silla del escritorio, y lo primero que hacía era coger mi pipa, llenarla con tabaco, llevármela a la boca y encenderla para que la fragancia del humo revoloteara entre las paredes del escritorio, que a la vez hacía de dormitorio. A un lado de la cama estaba el estante rojo empotrado en la pared, con los libros al alcance de la mano; y, al otro, el escritorio negro sobre el cual tenía el Pequeño Larousse y el Diccionario de la Real Academia Española, un papel a medio escribir metido en el rodillo de la máquina y un ordenador en cuya pantalla se reflejaban los movimientos más ridículos que ejecutaba en la cama. De modo que escribir en la cama es también una manía que forma parte de la conducta personal de algunos escritores, quizás un vicio secreto sobre el cual todos prefieren callar, por temor a perder el pudor y la amistad, o quedarse definitivamente anclados en el aislamiento y la soledad que, al fin y al cabo, es la única y mejor compañera de quienes tienen la manía de escribir. ** Víctor Montoya http://www.letralia.com/firmas/montoyavictor.htm Escritor, periodista cultural y pedagogo boliviano (La Paz, 1958). Perseguido, torturado y encarcelado durante la dictadura militar de Hugo Banzer, fue liberado en 1977, después de haber pasado por las prisiones de mayor seguridad de San Pedro y Viacha, por una campaña de Amnistía Internacional. En prisión escribió su testimonio Huelga y represión. Se exilió en Suecia. Es autor de Días y noches de angustia (1982), Cuentos violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002) y Literatura infantil: lenguaje y fantasía (2003) Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Ha recibido premios y becas literarias y tiene textos traducidos y publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para diversas publicaciones en América Latina y Europa. === Vidas insospechadas Rafael Pérez Ortolá ========================== Los grandes autores nos regalan aportaciones en cada obra; bien en una primera aproximación o en los sucesivos acercamientos hacia sus creaciones. De hecho, las novedades descubiertas no terminan casi nunca. Siempre hay posibilidades de nuevos comienzos. Los percibimos si escudriñamos de nuevo en un museo o en las diversas manifestaciones artísticas. Hoy me ceñiré a la relectura de un autor entrañable, C. S. Lewis; inquieto por las fantasías infantiles, por los sentimientos en general y por las relaciones posibles con otros mundos y vidas diferentes. Esta vez me fui Más allá del planeta silencioso, acompañado de sus personajes y ambientes. Los comentarios siguientes surgen del diálogo con esas recreaciones. ¡Contacto! ¡Contacto!... ¿Con quién y cuándo? Los mapas sirven de poco en las experiencias existenciales. Las acotaciones hechas a pie de otras páginas, tampoco. Cada uno arrostra en solitario las pertinentes cuotas intransferibles de singularidad; son las que modularán la recepción y la asimilación de ideas y conocimientos. Nunca está uno de vacaciones en estos menesteres, quedará cercado por sus actitudes previas. Son momentos en los que echamos en falta el acompañamiento y la solidaridad. Lo desconocido es un reto serio para el recién llegado. La torpeza une sus trabas a la indecisión y los peligros potencian la ansiedad; en esos instantes aún no fraguaron las confianzas. La entrada en nuevos recintos es progresiva, con enigmas incordiantes y la acumulación de apariencias inestables. Los escalones son indicadores de los diferentes niveles, con un muestrario y condicionamientos sorprendentes. Amenazan los resbalones y las precauciones quizá sean inútiles; las excesivas incógnitas dificultan las decisiones. Sobre todo, si las posibles ayudas están viciadas por la sospecha de intenciones maliciosas subyacentes. Sueños y realidades entremezclan sus sabores, dejan un regusto insatisfactorio y a la vez provocador. Las zonas recónditas, sean planetas o ámbitos no explorados, nos impresionan los sentidos con sus coloridos, sonidos, clima y peculiaridades extrañas, que apreciamos al inicio de los contactos. Cada persona también nos transmite multitud de facetas desconocidas. Sin embargo, esas aproximaciones aportan una serie de señales, de por sí intrascendentes, que requerirán de una interpretación adecuada para su aprovechamiento. No basta con la mirada o el tacto, mientras no alcancemos la comprensión del suceso. Sueños o realidad, precisamos de los conocimientos previos de los predecesores y de la sociedad en general; actúan como la argamasa para el mantenimiento de la buena reunión de los fenómenos planteados. Así entresacamos la cuota de sentido a las experiencias. La actitud del solitario radical no es buena solución; esa frialdad de lo desconocido nos paraliza. De manera especial, si nos viéramos desplazados a niveles cósmicos, planetas o galaxias. Un mínimo de conocimiento es imprescindible para el abordaje satisfactorio de las relaciones. De lo anterior destilan adictos para 4 tendencias. El mezquino, preso de agarrotamientos interiores, avaro de sus posesiones efímeras y en ocasiones meras elucubraciones. El aventurero, en pleno disfrute de la deliciosa novedad en movimiento perpetuo, hacia metas no siempre bien establecidas, si es que eso fuera posible. El poético, buscador de la belleza inusitada, a veces evanescente, pero siempre esquiva y un tanto irreal. El trascendente, encarado a las nuevas dimensiones, físicas o intelectuales, en una prospección retadora. La felicidad cobra diferencias para cada intérprete. “Los cielos que proclaman la gloria”, entrevistos en el cosmos; en contraposición a las visiones agoreras de mentes planificadas o acostumbradas a conductas mostrencas. Hacia las... NUEVAS COHERENCIAS El miedo o la curiosidad son puntos de partida, todavía sin argumentos para posiciones firmes; con el añadido de la primera impresión, constituyen el trípode de las inconsistencias. Si fuera posible, quizá escogiéramos la escapatoria hacia aires tranquilos, pero la duda acrecienta los problemas. ¿Tendrá salida este atolladero? Las sugerentes comparaciones con las ideas previas no presagian confirmaciones ni evoluciones favorables, predominan los sentimientos de amenaza. Digamos que, entre las novedades radicales, las sensaciones inquietan sobremanera. ¡Ay! Las formas circundantes adquieren autonomía, ángeles, demonios o simples alucinaciones; con movimientos, sonidos y colaboración entre ellos. El desconcierto configura humanoides o animaloides, en una distinción ambigua de similitudes y extrañezas. La precisión de sus comunicaciones traduce una realidad asombrosa. La comida hallada no lo parecía, y quién sabe el alcance vital de los otros elementos. Vegetales, animales o seres pensantes asoman por cada rincón con mezclas insospechadas. Al estilo de los jinetes, llega el momento de la decisión, al menos del rumbo y las actitudes propias; el principio de responsabilidad renueva sus impulsos. De poco valen los códigos aprendidos, aunque persista el bagaje personal. Ahora impera la revisión de las categorías para el aprendizaje. La coherencia estaba ligada a la evolución de los mundos, con restos planetarios y vidas acomodadas a esos avatares. Las cualidades asentaban con sencillez en los formatos de los diferentes seres encontrados. Bajo morfologías nunca vistas, animales, seres larguiruchos y deformes, otros minúsculos y hacendosos de pocas palabras, cuerpos invisibles animados y entidades espirituales superiores. Dicho conjunto destacaba por su adaptación, conscientes de sus condiciones; cada grupo comprendía y asimilaba sus características. La felicidad iba acorde con su estado vital y la naturalidad de su cumplimiento coherente. La conciencia y sus razones servían para su equilibrio. La mentalidad suprema ejercía su papel modulador y las necesidades corporales perdían protagonismo. Eran existencias de dimensiones extrañas; por encima del excesivo aislacionismo de cada humano. Códigos... innecesarios Una conclusión predomina, lo que está escrito, estipulado y cuadriculado; atrapa la misma vitalidad espontánea y la transforma en un seguidismo limitado al cumplimiento de unos requisitos. El contraste con los nuevos mundos y seres encontrados, enseñaba la lección; una vida roma, al dictado de normas y basada en la estricta vigilancia, reduce su valía como experiencia existencial. El conocimiento propio y el de los demás seres, con sus razonamientos aplicados, facilitan el camino expedito hacia la felicidad diferenciada. No cabe duda, son empeños de otras dimensiones. Resaltan la mencionada armonía, un tanto alejada del conocido panorama humano. Convierten en innecesarias las excesivas reglamentaciones, que suelen incumplirse en un desbarajuste creciente. La mentalidad positivista a ultranza, de un cientifismo siempre incompleto y con interpretaciones defectuosas, mutila las cualidades del hombre en su íntegra realidad, desarticula su existencia. Obcecados por esas técnicas alcanzadas, comprueban la imposible convivencia con el gran equilibrio de las vidas encontradas. La mutilación producida en sus enfoques mentales les delimitó como “hombres torcidos” venidos de la Tierra, despreciados entre sí y empeñados en misiones que apuntan hacia planetas en vías de desaparición. El concepto científico de una vida aislada y tomada como bien supremo es como no decir nada, con una meta de puntos negros elegidos sin tino. Aunque al final, si esa es la opinión forjada en libertad y mantenida con terquedad, no tienen sitio entre los seres equilibrados, a quienes no podían enfrentarse. Fatuos y desconsiderados, no parecen dispuestos a una rectificación. “Apañaros en vuestro mundo”, no tenéis sitio en estos ambientes. El principio y el final de las vidas están sumergidos en el fondo de los tiempos cósmicos, en dimensiones aún no exploradas ni apenas intuidas. Como seres limitados, las interpretaciones de las presencias detectadas permanecen en forma de pensamientos inabarcables; tampoco los significados corren mejor suerte. Lo insospechado de dichas realidades convierte la experiencia en fascinante y permite unas sensaciones en cuyo fondo no tenemos entrada. Estamos abocados a una disyuntiva crucial, la elección de unos modos de comportamiento; sin perder de vista los enigmas, abiertos a unas realidades que nos superan. Nadie está capacitado para un conocimiento absoluto de esos alcances. La creatividad personal enlaza con aquellas dimensiones, bien con actitudes orgullosas o esperanzadas, dispuestos o rebeldes, pero con aires propios intransferibles. Quizá sean sustanciosas las siguientes: Querencias Potentes luces cósmicas influyen En las redes humanas de alta tensión, Radicales cruces de fascinación, Que potente directriz distribuyen. Ilusionados de noble condición Para contactos vitales que brillen, El gran visado existencial construyen, En la buena sintonía de su versión. Entre los ecos supremos incluyen A ese rufián vil de un egoísmo ramplón. Aunque de su déspota interior huyen, Tocados por nuevas artes de creación. Quizá dichas desvergüenzas desmayen, Abrumadas por los fondos de ilusión ** Rafael Pérez Ortolá http://www.letralia.com/firmas/perezortolarafael.htm Médico español (Pego, Alicante, 1945). Reside en Vitoria, Álava. Es autor de Álava. Geometría sentimental itinerante. Ha publicado artículos en La Vanguardia Digital, El Inconformista Digital, Bierzo Noticias, Deia y Noticias Médicas. === Una antesala del cine Mauricio López Osorio ====================== Abandonaremos los lugares que amamos; empezaremos a darnos cuenta de que el tiempo envejece deprisa cuando notemos que todo cuanto acontece a nuestro alrededor es una repetición imperturbable de la escena que acabamos de ver en la pantalla; los cines sufrirán el impacto de la cablebasura; los exploradores del Internet en busca de películas que nunca llegaron a su país serán perseguidos por los nuevos comisarios que han de llegar armados con un ojo penitenciario y punitivo capaz de consumar cada uno de nuestros actos, entonando la conocida pesadilla kafkiana: estás detenido, no puedes salir de tu domicilio y tienes derecho a callar; no habrá film que pueda rescatarnos de nuestra cotidianidad hambrienta de historias; quizás no habrá tiempo para digerir tanto atropello y lo único que podremos decir es: hace mucho que habíamos abandonado este lugar, o hace mucho que ese lugar nos había abandonado a nosotros; a nosotros, los ciudadanos del tercer mundo, se nos privará de ver y volver a ver películas como El artista, Principiantes, La joven Jane Austen, Nunca me abandones, Perdidos en Tokio, Violines en el cielo, Las vírgenes suicidas, La vida interior de Martin Frost, Sostiene Pereira, La noche, En el nombre del padre, Flores rotas, El abrazo partido, Expiación, El mismo amor la misma lluvia, Capote, Creación, Cigarros, entre tantas otras; y ante este futuro que apenas empieza a proyectarse, queda por decir a quienes van a sacar rédito de las nuevas leyes de derechos de autor: si ese es el futuro, tranquilos, pueden quedarse con ese tiempo amplio, sinuoso y subrepticiamente fugaz. Pero convengamos algo, y es que no, nosotros, los que rondamos la mitad de la veintena y vamos en camino a ser treintañeros en poco tiempo, no somos los primeros en tener que enfrentarnos a una conspiración que ataca y contraataca por diversos medios algunas formas de entender el cine. Antes de que empezáramos a leer con indignación la ley que trata como criminales a quienes se ganan la vida vendiendo películas en los andenes de las calles más comerciales de la ciudad, y del país, hubo una serie de hechos que propiciaron el derrumbe de una estructura con la cual muchos nos sentíamos identificados. Una buena película debía poseer un buen guión, decíamos, y así lo reflejaban las entrevistas que pudieron realizarse en su momento a directores y guionistas como Michelangelo Antonioni, Bertolucci, Coppola (tanto padre como hija), Ishiguro, Sheridan, Kureishi, y el más reciente de ellos, el todavía joven director Christopher Nolan. Un buen film debía reinventar el género al cual pertenecía, y más que un intento por encajar dentro del catálogo de las películas de moda debía crear nuevas modas, o mejor, nuevos modos de crear cine. No obstante, ese concepto que teníamos sobre los elementos principales que debía contener una película, pronto quedó diseminado, y los que hasta entonces habían sido los grandes artífices de los grandes éxitos hollywoodenses de la época fueron expulsados del trabajo sin un duro en el bolsillo, pasando del backstage de las cámaras a los garajes de sus respectivas casas, y de los garajes a casas derruidas, familias hundidas por las deudas, un padre colgado en el garaje de casa, etc. Lo que había acontecido con Hector Mann, el personaje principal de la novela de Paul Auster El libro de las ilusiones, y George Valentin, el protagonista de El artista —ambos víctimas del cine hablado, de la afición de los magnates de turno por encontrar rostros cada día más frágiles en busca de una oportunidad única y listos para hacer cualquier cosa con tal de quedar durante tres minutos en alguna película y poder aparecer dentro de los extras, y de las nuevas estrategias de promoción y captura de espectadores—, había empezado a ocurrir con ese grupo de guionistas indignados que no podían mirar atrás. (En realidad, tanto Hector como George prefirieron la dignidad, la sonoridad, y los reflejos inéditos que propiciaban en los actores y espectadores la provocación que significaba cada silencio). Y si bien un puñado de guionistas desesperados había dejado un camino más que pavimentado para que los grandes productores no tuvieran nada más que hacer que el simple hecho de esperar las oleadas de dinero encaminadas a sus manos, sucedió un fenómeno similar a cuando las doncellas ven el camino cercado por los extranjeros que las pretenden, o cuando los niños ven demasiados artificios detrás de las historias que les cuentan, y que no es otra cosa que emprender el viaje hacia otras latitudes, fenómeno que los magnates pudieron denotar con la ausencia en los cines de miles de espectadores. Nunca ir al cine fue la respuesta de muchas personas ante la tentativa de destruir lo que para muchos era la mejor forma de hacer buenos amigos, encontrar distintos puntos de vista sobre una escena, interpretar sus vidas y conversar tranquilamente, sin las limitantes que suelen ser las profesiones, el lenguaje, los círculos sociales, y bandos o pandillas políticas. Si todo ha de desaparecer, incluido Hollywood y sus salas de producción, se preguntaron los guionistas desempleados, por qué no habrían de desaparecer también ellos, pero escribiendo. Y así surgieron algunas grandes series y miniseries archiconocidas por todos, entre las que, por sólo nombrar una y no extendernos en un largo listado, podemos destacar la presencia de la serie Los Soprano. Por supuesto, no faltó el director y patrocinador de cine que, como Carlos Barral en su momento, maldijo el día en que decidió rechazar la pluma de un escritor capaz de convertir en una obra del rey midas a la casa editorial o cinematográfica que lo apoyó desde un principio. Pasaron de vivir para escribir en una sociedad conocida, a escribir para habitar y pertenecer a una sociedad desconocida. Esto ocurría en Estados Unidos, y en otras latitudes la iniciativa de combatir a los grandes empresarios y sus grandes productoras fue recibida con un caluroso abrazo. Los vasos comunicantes entre los indignados de Estados Unidos, América Latina, Europa, Asia y demás territorios tomaron fuerza, y la crisis económica no impidió que esos lazos invisibles que unían a los indignados se hicieran cada vez más visibles. Una de las últimas iniciativas para combatir a las grandes corporaciones ha sido la emprendida por Orsai, revista literaria argentina que ya cuenta con las firmas de Villoro, Hornby y compañía. De este lado del mundo, la pregunta que se habían hecho los guionistas indignados volvía a florecer. Si las editoriales han de colapsar, si ya sólo serán publicados los amigos de los editores, si todos en el negocio del libro van a ganar un buen dinero, salvo el escritor, por qué no dar un paso adelante, sin recular en la iniciativa de contar otras historias; historias capaces de tomar distancia de los requerimientos y exigencias de los encargados de administrar y controlar todo cuanto concierne al planeta libro. Como podemos ver en este primer plano, el cine —al igual que la industria editorial— ha sido asidero de múltiples batallas épicas donde quienes ostentan el dinero han dicho: sí, la pasta puede comprarlo todo. Aun cuando no haya faltado el valiente en decir que el amor y el arte no eran otra cosa que aquello que no puede poseerse, la risa y la mofa por parte de las grandes corporaciones tampoco han tardado en aparecer. Y sí, no, no somos nosotros, los nacidos a fines de los años ochenta y principios de los noventa, los primeros en tener que enfrentarse a esta mezcla de matices cada vez más enrarecida. Tampoco somos los primeros que, ante el encogimiento de la ciudad y el cierre de las puertas de acceso al cine independiente —a lo no comercial, a aquello carente de efecto boom, a las imágenes con memoria—, han tenido que crecer a manera de un longplay inédito a la espera de una oportunidad para salir a pasear y contemplar otro paisaje. Hay infinidad de antesalas en, antes y después de salir de un cine. Aun cuando tenga algo de impensable insinuar que había un antes o un después a eso que acabamos de ver en la gran pantalla, cabe decir que sí, que los fragmentos fílmicos reproducidos en las salas de cine alrededor del mundo, quizás no haya sido más que un trazo del boceto inacabado. Al final de la película del rey, no existía un hombre que aprendía la lección, sino un heredero que aprendía y deshacía la lección en cada una de sus acciones; en la película donde la adolescente, perversamente enamorada de un hombre mucho mayor que ella, decide cuidar y ser feliz con él por el resto de sus días, en un fragmento inédito se muestra cómo el hombre decide huir de casa, de la ciudad y de su novia adolescente por pudor consigo mismo; en la película donde una joven de veinticinco años, con un título de filósofa obtenido en alguna universidad americana, se enamora de un actor maduro, olvidaron exponer ante el público la parte donde, entre sueños, las ninfas le cantan a la joven una melodía donde la gran protagonista es ella, y el bonus track incluye una cámara que escapa a un mundo convertido en una plataforma inteligente, Bill Murray, y la niñez perdida, acaso recuperada en la mirada de Bill; detrás de la película donde la gente respira agitada entre muros y todo parece indicar que se trata de un inmenso palacio enterrado en el corazón de la tierra, habitado por personas que todo el tiempo hacen el amor, está la historia de un hombre enfermo de cáncer a quien llega poco aire y el acto de respirar se ha convertido en el trance más enigmático de la existencia; en el cinema, hay dos niños de siete y once años que suben las escaleras apenas iluminadas por una luz intermitente, uno de ellos tropieza con un pie, y no sabe cómo explicar su torpeza ante el hermano mayor, pero no tiene que decir nada, pues su hermano le ha dicho que no importa, que mejor se sienten a ver la película, y todo esto no es más que una antelación a la belleza de la amistad, tema resaltado una y otra vez a lo largo de casi dos horas por un gran número de juguetes con vida propia en la pantalla gigante. Fuera del cine, en la que podría ser llamada una antesala más, un hombre observa con asombro a una joven idéntica a la nieta de Hemingway que vio en el diario de la mañana, salvo que ésta no labora como modelo, sino como vendedora de películas, muñecos de trapo y seda enfundados en celofán mitad transparente mitad arcoíris, y bolsos confeccionados con materiales ecológicos. Hay muchas antesalas del cine, y una de ellas puede estar cerca al cinema de tu barrio. Su nombre es Juana, tiene veintitrés años y, como ya he dicho, es idéntica a la nieta de Hemingway. De cuando en cuando hay alguien que paga de más por un bolso, un muñeco de seda, y hasta por una película, quizás por la amabilidad de la joven o, como dice Roberto, otro de los vendedores ambulantes de la calle y uno de los mejores amigos de Juana, por su deliciosa belleza. Lo cierto es que por ella he conocido la historia de varias personas que salen desde muy temprano a ganarse la vida en el paseo de los hippies. De Roberto conozco mucho y nada al mismo tiempo, salvo que se trata de un hombre con dos hijas que van a la universidad, que en su juventud él también deseó ir a la universidad a estudiar sociología, que entre pecho y espalda posee dos matrimonios fracasados por su extrema juventud y por su excesiva madurez respectivamente, que le encanta la literatura griega, las novelas de Hawthorne, el cine argentino y, muy a pesar suyo, ha empezado a tener suerte en el amor a una edad inesperada. Cerca del sexto piso ha recibido tres propuestas para irse a vivir con mujeres menores que sus dos hijas. La última vez estuvo a punto de dar el sí a una estudiante de música, pero decidió a último momento no traicionar el estilo de vida que ha llevado en las dos últimas décadas. Para Juana, Roberto estuvo a punto de dar el sí porque con la estudiante de música era la única con la que podía compartir las canciones del pasado y llorar tranquilamente, sin importar el patetismo que pudiese generar en una joven con otros valores y otra moral, la imagen de un viejo entretenido en pasar una segunda mano a los tiempos pasados. Aparte, cuando las melodías del violín empezaban a sonar por todo el apartamento de Roberto, el hombre sólo podía adorar a la jovencita que lo transportaba de un espacio a otro —de África a Argentina, de Brasil a Portugal— con su música. Cuando Juana le preguntó qué sentía al ver y escuchar a su novia tocar el violín, Roberto le contestó que no sabía, pero que era como si la caja de Pandora apareciera ante él y no pudiera hacer otra cosa que contemplar cómo el relato antiquísimo adoptaba otras formas, principios y finales en los acordes ejecutados por la violinista. Lo mataba el deseo de seguir descubriendo aspectos insospechados de la estudiante de música, pero también lo mataba que sus hijas en algún momento vieran a su padre sufrir por algo que quizás no pasara de ser una ilusión, un encantamiento pasajero. La curiosidad ha tomado posesión de mí cuando hablamos con Juana de Roberto y su historia con la violinista, pero algo en su mirada suele insinuar que hasta ahí está bien, que hay esperanza, y que historias secretas es lo que lleva sobre sus hombros, y hasta ahora no ha empezado a sentir el peso o el deseo de querer deshacerse de ellas. A veces me pregunto qué tanto de ficción y no ficción hay en lo que dice Juana sobre Roberto, lo que Roberto cuenta, y lo que ahora escribo sobre él. Y así como Roberto tenía una historia que contar, Santiago tenía la suya. A los quince años recibió de un padre lacrimoso una cámara modelo 72. Poco a poco él también comenzó a tomarle cariño. Un día llegó la carta de aceptación de una prestigiosa universidad en Argentina, que ofrecía media beca para estudiar dirección de cine. El casi adolescente viajó, pasó unos días en la academia, descubrió que lo suyo era el cine, pero no la dirección sino la escritura de guiones. Trabó amistad con algunos escritores, periodistas y músicos de su nueva tierra, y desde la primera noche que pasó en Buenos Aires al lado de sus nuevos amigos supo que difícilmente cumpliría la palabra a su padre. Escribió mucho, mandó distintas propuestas a revistas culturales en Argentina. Alcanzó a publicar un artículo, tres crónicas y un cuento en suplementos de tiraje regular. Después de seis meses y medio se dijo a sí mismo que era suficiente, que no quería escribir una tesis, y que con lo ahorrado de la beca fácilmente podría ir a Europa y malvivir un tiempo con ese dinero mientras conseguía algún empleo. Consiguió distintas maneras de ganarse la vida y se las arregló para no pasar más de una semana sin llamar a sus padres. Cuando creía que ya el asunto del cine había quedado atrás, enterrado en los sueños de juventud de su padre, la pregunta de siempre volvía a resplandecer. Siempre, no importaba que estuviera amaneciendo en una buhardilla francesa, en un parque italiano o en un hostal holandés, o que no hubiese tenido dinero para almorzar, o que llamara sumamente triste a casa, el padre de Santiago se las arreglaba para hallar un punto de interferencia en la conversación y preguntar: ¿Y bien, dime cómo está la cámara? Tardó tres, casi cuatro veces de lo que duraba la carrera, pero volvió sin diploma, sin aires de director de cine, con unos exiguos ahorros de ciento veinte dólares y sin muchos ánimos de regresar al territorio nacional. En realidad, la cámara modelo 72 era lo único, o una de las pocas cosas que habían mantenido levemente unidos al padre y al hijo durante muchos años sin hallar temas de interés común. Si bien no se había convertido en un director, ni en guionista, y tampoco había conocido a la gente que más admiraba en sus años de juventud, Santiago había filmado breves segmentos de los lugares donde se habían filmado las películas favoritas de su padre, y también las suyas. Una antesala del cine puede iniciarse en un encogimiento de los espacios, un cambio en la atmósfera, y una serie repetida de pensamientos contrariados por parte de los habitantes de un lugar. Cuando percibes la angustia en un rostro conocido, algo en tu interior se contrae, y empiezas a pertenecer a un lugar que podría haber sido el tuyo. Mientras converso con Juana sobre mi madre, el accidente, la frontera que se formó entre una parte de la familia, la coincidencia de que por esos días íbamos a ver Los fantasmas de Goya, el descenso por las escaleras, y demás detalles que ella conoce de sobra, vemos cómo la policía se toma las calles, despoja de mercancía a los vendedores, y lanza golpes a cualquiera que se atraviese por la calle hippie. Estábamos en plena mudanza cuando ocurrió el accidente. No teníamos conocidos en la nueva residencia. Mi hermano se acababa de mudar al extranjero. Mi madre no tenía mucho contacto con sus viejos conocidos. Y yo estaba a la espera de que la difícil situación se resolviera cuanto antes. Fue gracias a Juana y a las películas que ella me proporcionaba todas las semanas que mi madre pudo disfrutar de una convalecencia muy llevadera. Los encuentros con Juana no tardaron en convertirse en visitas literarias, en conversaciones sobre la lealtad de algunas películas a las novelas originales, en Wittgenstein y otros filósofos con vidas interesantes que merecen una buena cinta en la gran pantalla, en la agradable aventura que sería llevar toda la obra de Raymond Carver y David Foster Wallace al cine, en la idea de recrear algunos relatos fantásticos para niños escritos por Nathaniel Hawthorne con la música de Sufjan Stevens, Mulatu Astatke, y Andrew Bird como telón de fondo, en la admiración que sentimos ambos por la obra de Rodrigo Fresán, sobre todo por Historia argentina, en la posibilidad de hacer buenas películas desde algunas conferencias y crónicas sobre el nuevo y el viejo cine, en la oportunidad de participar en Cannes con un cortometraje sobre Porfirio Barba Jacob y la siembra de marihuana en Central Park, en Nueva York. La bronca familiar se deshizo, los espacios restringidos quedaron abiertos, y lo que parecía un descenso estrepitoso viró por otro camino. Un camino ascendente, sin temor a caer nuevamente. Un escritor de ciencia ficción, creo que era Stanislaw Lem, decía en alguno de sus libros que todo descenso tardío derivaba en un ascenso prematuro, y al parecer no estaba hablando de una alegoría futurista sino de una muy actual. Juana y yo también corremos, nos hacemos a un lado, y esperamos a que la pelea entre algunos vendedores y la policía baje los decibeles. Desde la acera que nunca se detiene observamos lo que ocurre al otro lado. Es un campo romano de polvo de ladrillo al calor de la batalla y de los fuertes vientos que se arremolinan e impiden ver con claridad lo que está sucediendo. Es una vieja película de malentendidos donde nadie comprende lo que siempre ha sucedido y que quizás alguien empezaría a entender si se detuviese un momento a reflexionar sobre lo acontecido en el jardín de las Hespérides hace ya muchísimos años, en un tiempo inmemorial, conocido sólo por un par de historias que nos hablan de ese lugar. Entre el público no hay nadie que, como Fernando Pessoa, quiera aparecer en escena y declararse como el jefe principal de la tripulación pirata, responsable de una batalla aún por venir. Lo único que podemos hacer es aguardar a una nueva apertura de los espacios restringidos, una nueva antesala del cine. Una antesala donde la película que se esté filmando sea tuya, nuestra, y podamos percibirlo. Y sí, las únicas batallas que vale la pena elegir se dan en el arte, el cine y la literatura. ** Mauricio López Osorio http://www.letralia.com/firmas/lopezosoriomauricio.htm Escritor colombiano (Santander, Bucaramanga; 1988). Es filósofo de la Universidad Industrial de Santander (UIS, http://www.uis.edu.co). Sus artículos han aparecido en el suplemento argentino Nuevo Diario, de Santiago del Estero, entre otros medios. === Bahía Blanca, de Martín Kohan ========================================= === Como un grano de arena Sergio G. Colautti ======================== Ahí estaba, por fin, la callejuela; dobló por ella más muerto que vivo. Podía considerarse medio salvado y así lo comprendió: allí despertaba menos sospechas, la afluencia de gente era mayor y él desaparecía entre la muchedumbre como un grano de arena. Fedor Dostoievski, Crimen y castigo, cap. VII. El personaje casi único de la novela, Mario Novoa, decide que los hechos que componen su existencia tienen sentidos planos: cruzar una calle no tiene más ni menos jerarquía que un accidente en la calle o una muerte en la calle. El aplanamiento de lo real es deliberado: Novoa huye a un espacio que se retrae sobre sí para negar el color de los sentidos posibles: Bahía Blanca. Y huye porque cometió un crimen que no contará hasta promediar la novela, como si se tratara de un sitio más en su recorrido para invisibilizarse como sujeto, no ya frente al crimen como hecho sino a la existencia misma como fenómeno. La escritura acompaña la decisión de Novoa. Un diario, del 10 de agosto al 13 de septiembre, secuencia la historia anodina del profesor de literatura en la ciudad del sur: catequistas que lo visitan, la chica del locutorio y del night club, los mínimos avatares en la ciudad, un vecino, las lecturas de Martínez Estrada. Una referencia, en el día 23 de agosto, incomoda la sucesión plana: “¿No debería ocuparme de eliminar definitivamente el rastro de la carterita..?”. La ajenidad lograda lo demora en ese intento. El desarrollo lineal del diario, en el día 14, propone otro espesor narrativo: la intensidad contradice la liviandad anterior. Tras esa condensación narrativa, la salida de Bahía Blanca y el escamoteo de Sidi, que es el fantasma de su pasado. Novoa deja lo blanco del sitio sureño para reencontrarse con el color de lo real, de vuelta al “yo”. Otros dos cruces solidifican las napas de la realidad, que lo acosa como la figura de Sidi: el alumno que le escribe sobre Dostoievski y el boxeo, en las películas que alquila y analiza. En uno y otro caso, el hombre solo frente a los golpes del mundo: la culpa, la furia, el abandono, el puñetazo que cambia el destino o el destino que aniquila. En la gran ciudad, el incomprensible encuentro y fuga a Bahía Blanca con Patricia. Cada historia anterior se desvanece en las orillas de la historia nueva, y todo lo que ocurrió en Bahía Blanca se perdió, como granos de arena, iguales a los otros granos en el sentido plano de la existencia de Novoa. También se pierde Patricia, desde su no, borrado en la historia por otra negación: un vínculo ocasional en Monte Hermoso que ejercita otra vez la narración como olvido y la escritura como borramiento. II. Los modos de la narración Como en los textos de los narradores maduros, las articulaciones de la estructura novelesca también cobran significación. A las sucesiones del diario, que marcan un tempo narrativo, un pulso que configura el día a día de un hombre que opera la disolución de su pasado, que establece relaciones líquidas con personas sin nombre (donde el suyo propio es una revelación tardía) le sucede el mencionado capítulo del día 14 de septiembre (38 páginas de un discurso vertiginoso y sin fisuras, una especie de nouvelle dentro de la novela): un ejercicio de escrituras como napas profundas, compendio rugoso, inextricable, de lo narrado y lo narrable de capas de escritura continuas, entremezcladas, pétreas en su obsesiva reiteración narrativa, diversas en su composición e interrelación; todos los temas del texto están, como en una argamasa, en ese pasaje joyceano donde el monólogo compacto oscila entre una voz que dice y otra que habla: “La voz que viene y me habla me aconseja que no salga a la calle...” (pág. 86). No salir, ensimismarse, es la primera posibilidad de desvanecer la historia personal. Es la arquitectura de la disipación. La segunda es transformar todos los sucesos en planos, en situaciones, circunstancias y discursos cuya significación se aplana hasta eliminar todo relieve, toda importancia o jerarquía. No salir como decisión central de la negación del tiempo histórico y del sentido existencial. Una negación posmoderna. Desde el capítulo siguiente, Novoa sale. Sale de la ciudad y sale hacia sí, sin voluntad pero sin resistencias, asumiendo el sentido plano. Por eso la forma narrativa acompaña transmutando en diálogo con Sidi, el hombre que amenaza el sentido chato de Novoa: varios momentos del día 15 despliegan los diálogos que exponen, sin relieves, el relato y la confesión del crimen. El fin del monólogo advierte sobre el encuentro (no deseado) con las amenazas de lo real. El desplazamiento de la historia (que va borrando lo acontecido para dibujar lo nuevo, a medio borrar) viaja en ómnibus a Buenos Aires, de regreso también a la propia identidad escamoteada. La narración ahora opta por un cruce temático: el alumno que insiste con Dostoievski (insertando la cuestión de la culpa y la imposibilidad de callar el crimen o, mejor, la necesidad de narrar), la chica que intenta devolverle su documento de identidad (devolver lo que Novoa prefiere perder), la memoria de la casa de infancia, la rutina profesional... “Las clases de siempre, sobre temas que ya conozco: la disolución contemporánea del sujeto, la crisis de la noción de verdad, la historia como narración...” (pág. 166). Kohan interviene y explicita: en esos temas (“que ya conozco”) se juega la novela. Novoa dice que enseña lo que su propia existencia pone en circulación: convertir su vida visible en un grano de arena, la verdad sin dilucidación por el sentido esmerilado, la narración como único sostén del desvanecimiento de la historia. Los días ya no son marcados con la precisión del diario. Ahora son “los últimos días de octubre” o los “siguientes días de octubre”, para hacer resbaladiza la sucesión de escenas. Y aparece la referencia cruzada del Mersault de Camus y de Emma Zunz, de Borges, además del Raskolnikov de Dostoievski, para disparar sentidos sobre el hecho de matar y plantear los modos en que se entienden culpas, deseos, borramientos y justicias desde el discurso social y literario sobre el matar y sus alrededores, sobre la moralidad del crimen y su silenciamiento posible en tiempos de verdades inatrapables. La idea de que la abstracción del homicidio atormenta a los personajes de Dostoievski y Borges para aliviarlos tras el hecho consumado, en contraposición a la gélida apatía del hombre de Camus, cruza el perfil de Novoa, inconmovible por su asesinato sin premeditación y sin culpas visibles. Lo que en los otros es tormento y obsesión, como para el Erdosain de Arlt, extrañamente eludido en este tejido (1), en Novoa es un pasaje sin relieve, tal como le ocurre a Mersault, extranjero de toda sensibilidad socializada. En medio de esa trama intertextual aparecen las películas de box que el protagonista alquila y comenta, con especial detenimiento en una pelea de Durán —donde el tema es el abandono como derrota— y otra de Oscar Galíndez —en la que aparece la noción del puñetazo último que cambia el devenir de las cosas, una especie de contra-abandono. Las dos instancias se construyen como signos que se incrustan en la concepción de vida de Novoa: él también abandona cada escena que la historia le propone, también cambia de golpe el escenario y el libreto de su existencia líquida, pero no como Martínez Estrada (a quien estudia y admira), para profundizar lo nuevo, sino para desmemoriar lo antiguo, para vaciarlo de significación y continuidad. En el regreso a Buenos Aires aparece Patricia. La trama, allí, cambia su articulación: el encuentro es descrito desde breves capítulos que significan espacios: “Salguero y Juncal”, “Juncal y Coronel Díaz”. Cuando decide partir en su auto hacia la ruta las escenas tienen el nombre del vértigo: “kilómetro sesenta”, “kilómetro ciento treinta” y el viaje (el regreso) a Bahía Blanca registra formas de diálogos como inventarios temáticos, sucesiones impersonales que simulan actas de lenguaje congelado, discursos de las conexiones sin vínculo: “Las primeras cosas que me dice Patricia son: que hace años que no nos vemos, que estoy más flaco, que manejar sigue sin gustarle pero lo acepta...”. “Las primeras cosas que le digo a Patricia son: que hace años que no nos vemos, que está igualita que siempre, que no le gusta manejar pero lo hace bien...” (pág. 224-5). Tras alejarse de Patricia, que se niega a volver con él, Novoa sale en ómnibus de vuelta a Buenos Aires. Conoce a alguien en el viaje que lo invita a conocer la laguna de Monte Hermoso y se queda allí, borrando lo vivido, vaciando de nuevo la memoria y el espesor del pasado reciente, aplanando de nuevo los pliegues de la historia y sus sentidos. Acaba Novoa leyendo una revista de box, lejos de Estrada, de Dostoievski, de Emma Zunz y de Mersault (“libros no traje, librerías no hay”), que proponen sentidos, lee los dichos del boxeador Saldaña, un “campeón sin corona”. Novoa regresa sin culpa y sin pasados a devolver la bicicleta que le prestaron: es su única historia, ahora, que borró las demás. III. Saer, Cohen, Chejfec En la línea inocultable de Juan José Saer, Kohan escribe sobre el desvanecimiento de lo real. Apunta, desde otros sitios narrativos, en la misma dirección: la identidad en estado de borramiento, el “adelgazamiento del yo”, como pretende Aliano D’Evanderey, el personaje de Donde yo no estaba, la fascinante novela de Marcelo Cohen (2), que entiende la escritura al modo de Bahía Blanca, es decir como una reformulación del relato realista y fantástico a la vez. Un espacio literario que elude la acumulación, la jerarquización de episodios, hasta la producción automática de lo fantástico, para encontrar sentido a la desposesión, al discurrir de la minucia y la inmediatez, al esmerilado del ser como anverso irremediable y necesario del acto de escribir, en Cohen, o de contar, en Kohan. Notables vínculos se advierten también entre la “poética de la disolución” de estos escritores y la narrativa de Sergio Chejfec, desde los climas saerianos de El aire hasta los despliegues de Los planetas y Dos mundos (3), texto éste en el que el afán andariego, la obsesión caminante, olvida y deconstruye los recorridos épicos del viajero clásico para ofrecer la modesta posibilidad del viajero posmoderno. Sin rumbo preciso, sin fines heroicos, más cerca del extravío que del conocimiento racional, el personaje de Chejfec intenta entender el paisaje cercano para comprender, desde esa mirada, desde ese “pensamiento débil”, el sitio y el tiempo del mundo que le tocó vivir. Y habla desde esa movilidad, desde esa “errancia como escenario del discurso”, como llamó el mismo Chejfec al estilo de su admirado W. G. Sebald. Como Novoa, errante también en las ciudades con adjetivos (Bahía Blanca, Monte Hermoso, Buenos Aires), donde se transforma en caminante sin huellas ni memoria. Repasando estas narrativas contemporáneas desde sus herencias, vínculos y zonas de contacto, entendiendo los modos de inserción de estos autores en el campo de la producción literaria nacional, puede advertirse un potente gesto de vanguardia que impulsa Saer y luego Chejfec, Cohen y Kohan retoman y expanden hacia la última reinvención vanguardista de la literatura argentina, pero a la vez, en el mismo gesto, la desmienten para volver sobre los pasos de Borges y, especialmente, Macedonio Fernández. Gesto dual que, además de ratificar a Macedonio como el escritor más vanguardista del último siglo, deja advertir la decisiva inserción de estas producciones distintivas en el rumbo de la literatura argentina actual. En un trabajo de 2005 Sergio Chejfec ensaya sobre “la dispersión” como posibilidad de la literatura futura. Una literatura que marque su “inclinación hacia lo contiguo: una geografía lo suficientemente separada como para ser distinta y lo convenientemente próxima como para significar variación, prefiguración o anticipación del propio lugar” (4). Una narrativa como culto periférico, dice. Una literatura que eluda lo exótico y a la vez la identificación lineal. Si volvemos sobre Bahía Blanca, esa contigüidad aparece en la elección de una ciudad próxima pero a la vez desconocida, donde el relato habla de ella pero desde sus posibilidades simbólicas: un texto del culto periférico, pero también una narración de la dispersión espacial y existencial, como en las novelas de Marcelo Cohen. Kohan había trabajado la relación entre literatura e historia en Dos veces junio (5), cruzando los junios del Mundial 78 y la dictadura militar; en Ciencias morales (6), en la que el Colegio Nacional de Buenos Aires se convierte en una microscopía de la dictadura argentina y en el reverso de la Juvenilia de Cané, y en Cuentas pendientes, situando el conflicto en un edificio en el que conviven ex represores y jóvenes de la nueva generación (7). Los vínculos entre texto y contexto, evidentes en los tres casos, registran sin embargo una sutil gradación que desdibuja el contexto real hasta hacerlo invisible en Bahía Blanca, novela donde el referente también es negado como “real” desde el ensimismamiento de la historia personal de Novoa. Este distanciamiento lo coloca más cerca, y de modo más conceptual, de los escritores antes citados. IV. Sueños y lecturas Las coordenadas que se disponen para otorgar sentidos al periplo y al discurso de Novoa están referidas a textos, casi siempre. Martínez Estrada en la primera parte, Dostoievski, Camus y Borges en la segunda. Pero un pasaje ofrece un inquietante deslizamiento: en un folleto de evangelistas que lo visitan lee sobre la culpa y el remordimiento (temas que se desplazan en los textos de los escritores “consagrados”) pero que son referenciados por Novoa desde Edipo Rey: “en cuanto al remordimiento, eso fue lo que perdió a Edipo Rey” (pág. 83). El hombre tiene algunas seguridades sobre sí: “Yo creo en la salida contraria: desterrar la tragedia. Echarla a un país muy lejano” (pág. 83). La vida cotidiana de Novoa reitera esa postulación, ese pensamiento débil en un pasaje, podría decirse, antinovelesco y antitrágico, si es que lo novelesco y lo trágico se asientan en la significación de los hechos y los perfiles más expresionistas de la “continuidad de la vida”: “Dicto mis clases con normalidad. Hago las compras donde siempre... Me aseguro de que mi madre y mis tías sigan bien. Alquilo películas en video. Duermo en mi habitación a razón de ocho horas promedio. Leo los diarios con bastante constancia. Las noticias policiales se suceden, se diluyen. ”La vida continúa” (pág. 165). En lugar del expresionismo de la tragedia, más acá de la afirmación severa de su dramatismo, el silencio, la disipación del sentido, la negación del drama; convertir lo notorio en bahía y lo colorido en blanco, desteñido, casi invisible. Como un grano de arena en la inmensa escritura de las arenas del desierto. Otro registro cruza el texto a la manera de insertos sorprendentes de la narración: los sueños en los que Novoa pelea con un león o escapa de su furia. Los microtextos, incrustados en el orden sucesivo del diario, trabajan cierta gradación: desde un territorio que obedece a las penumbras del sueño y simula las formas del escrito psicoanalítico, aparece primero enfrentándolo con un puñal que el despertar desdibuja, luego como una carrera imposible, hasta presentarse como recuerdo infantil, es decir, como retazo biográfico en alguien que busca disolver su biografía; después el león, también entremezclado en el compacto del 14 de septiembre para finalmente exponerse como narración paralela del crimen de Godoy: golpes a la cabeza, huesos, lo blando deshaciéndose. En la correlación de los textos, el sueño del león se cristaliza como el pasaje ineludible del pasado imborrable convertido en símbolo de la permanencia. Curiosa paradoja para Novoa, obsesivo impulsor y constructor del cambio como negación del pasado, eso que admiraba en Martínez Estada, que no puede forzar la potencia de la culpa y el remordimiento haciéndose presente, como en Dostoievski, su autor eludido, o en Arlt, su escritor ausente. Notas 1. Novoa parece, en realidad, el reverso de Erdosain: en el personaje de Los siete locos hay una obsesión por el crimen como síntoma de existencia y por la angustia de no ser. En Novoa hay desdén por el ser y la búsqueda de una existencia invisible más allá del crimen. 2. COHEN, Marcelo, Donde yo no estaba, Buenos Aires, Norma, 2006. 3. CHEJFEC, Sergio, El aire, Alfaguara, Buenos Aires, 1992; Los planetas, Alfaguara, Buenos Aires, 1999; Mis dos mundos, Alfaguara, Buenos Aires, 2009. 4. CHEJFEC, Sergio, El punto vacilante, Norma, Buenos Aires, 2005 (pp. 32-33). 5. KOHAN, Martín, Dos veces junio, Sudamericana, Buenos Aires, 2002. 6. KOHAN, Martin, Ciencias morales, Anagrama, Buenos Aires, 2007. 7. KOHAN, Martín, Cuentas pendientes, Anagrama, 2010. ** Sergio G. Colautti http://www.letralia.com/firmas/colauttisergiog.htm Docente y escritor argentino (Río Tercero, Córdoba, 1960). Autor de Apuntes sobre la narrativa argentina (1992), El revés del crimen (cuento, 1995) y La mirada insomne (ensayos, 2006), entre otros. === Cósimo Mandrillo y un camino que anda Alberto José Pérez ========= Sa’awa Cósimo Mandrillo Ediciones del Instituto de Cultura del Estado Monagas, 2011 Maturín, Monagas, Venezuela Atrapado en la imagen del mundo del agua, de los pobladores de un mundo de agua, el poeta Cósimo Mandrillo logra la huella que perdura en dos lenguas (la traducción al wayuunaiki corresponde a José Ángel Fernández) en el viaje de los ojos en un pequeño camino que serpentea en la piel de la tierra de los vientos; el hombre se descubre en Sa’awa, curso de agua, río, caño o vena de la tierra de la Goajira. Tengo ese universo en mi casa, el libro que me revela la emoción de lo desconocido: Sa’awa, donde el hombre deja su canto, las ventanas que su corazón emocionado le brinda en ese momento estelar en que el hombre cuaja la belleza en las palabras, la belleza que tiene la vida, la belleza que tiene la muerte; no percibe término medio, la vida y la muerte, florecidas en la poesía, cual corresponde, cuando los pasos, sabemos, no se cuentan de regreso sino cuando se va, al punto donde la conquista, la alegría y goce, es haberlos dado, cada pisada queda en lo que el tiempo no se puede llevar: Sa’awa 1 Nada como Sa’awa para meterse en lo líquido En el refunfuñar de las olas El mar es el delfín que parpadea en la claridad del día Sa’awa tiene botes que hinchan el agua Mar abajo Y reflotan el silencio cansado de la tribu Sa’awa está ausente del cielo Aquí todo es surco y arena Mundo de primera vez De primera vez es también la vida, el hombre es un caballo que corre y se cansa en la muerte, no tiene otra oportunidad de respirar, ahí radica el milagro de la poesía, la señal del hombre en el mundo; Mandrillo es un poeta que se refunda, constantemente, en esa isla, la única que no se borra de la memoria del mundo: la poesía, simple y llanamente, en la poesía. Su ya larga vida intelectual viene acompañada de una respetable obra ensayística y poética, vive en Maracaibo; doctor en literatura hispanoamericana, promotor cultural. Pero volviendo al mundo de Sa’awa, para despedirme y dejar mi aplauso a este honorable poeta, a este poeta, palabra difícil de pronunciar, frecuentemente, en este país donde las propiedades de otros son usadas como propias por forajidos, pilluelos, gloriosos de la gloria de los demás, como si sólo vivieran ellos en las ventanas de este planeta tan pequeño, dejo a ustedes, queridos lectores, esta maravilla: Pescador Viaja en el salitre El mar lo tiene a su merced Golpea sus rodillas Lo ata con su propia cuerda Lo moja de otra soledad Lo dispersa en el cielo ** Alberto José Pérez http://www.letralia.com/firmas/perezalbertojose.htm Poeta, editor y comentarista literario venezolano (El Samán, Apure, 1951). Ha obtenido reconocimientos por su obra poética entre los cuales vale mencionar el Premio Único de Poesía de la Bienal de Literatura de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) por su libro Homenajes (1991), y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), por el poemario El espejo y la memoria (1987). También ha publicado los poemarios Los gestos tardíos (1975), El libro de Barinía (1985), Marca (1984), Olor de amor (1995), Como si valiera un siglo (1996), Retrato de memoria del corazón de una mujer (1997), Un poeta como yo (2006) y la antología poética El poeta de quien les hablo (1999). === La elegancia del erizo, de Muriel Barbery Javier Úbeda Ibáñez ==== La elegancia del erizo Muriel Barbery Traducción del francés: Isabel González-Gallarza Editorial: Seix Barral Colección: Biblioteca Formentor Portada: Serifa / Aurora Iraita Género: Narrativa / Ficción literaria / Novela Año de edición: 2007 ISBN: 978-84-322-2821-6 Encuadernación: Tapa blanda Páginas: 364 La elegancia del erizo fue publicada en el año 2006 en Francia por la editorial Gallimard (ISBN: 978-2-07-078093-8). La elegancia del erizo, de la escritora y profesora de filosofía Muriel Barbery (Bayeux, 1969), se convirtió rápidamente en Francia en un fenómeno literario, en un auténtico best-seller, corroborado por sus ventas millonarias; de hecho, se mantuvo un año entero en la lista de los más vendidos. Y, de un día para otro, Muriel Barbery pasó a convertirse en una escritora revelación, a la que se le concedió el “Premio de los Libreros” en el año 2007. La elegancia del erizo, libro valorado positivamente por la crítica y apreciado por los lectores, fue la segunda novela de Muriel Barbery, la primera sería Una golosina, publicada en el año 2000. Esta segunda novela de la autora nos narra la historia de unos personajes solitarios que viven escondidos en un caparazón que, sabia y voluntariamente, se han ido tejiendo con el transcurrir del tiempo, y que de alguna forma enmascara una crítica implacable hacia la clase alta francesa; estrato social que vive atrincherado en unos férreos convencionalismos caducos, y que juzga a las personas según sus apariencias y su poderío económico. Por ese motivo, en La elegancia del erizo nada es lo que parece, y lo que parece, absolutamente nada tiene que ver con la realidad. Para crear esa atmósfera ácida, la escritora rescató de Una golosina a un personaje que aparecía sólo de forma fugaz o episódica, y lo convirtió en el protagonista indiscutible de La elegancia del erizo. Renée, portera de un edificio burgués, situado en el Nº 7 de la calle Grenelle de París, es el eje por el que se comienza a tejer la trama de este libro mordaz, repleto de cavilaciones filosóficas, citas literarias rusas, máximas francesas y cultura japonesa. La solitaria portera ha creado un cerco insondable alrededor de su apariencia —es gorda, fea y antipática— y de su personalidad. Por un lado, y de cara a los vecinos para los que trabaja, ejerce a la perfección el rol que se espera de ella; entre otras muchas cosas, mantiene siempre encendida una televisión que nunca ve mientras esconde bajo sus faldones su verdadera pasión, la cultura. De puertas para dentro, la realidad es bien distinta; Renée es una amante incondicional de la literatura, del arte y de la música. Escucha a Mozart, lee a Proust y a Tolstoi —su gato responde al nombre de León en honor al gran escritor ruso—, saca con asiduidad libros de filosofía de la biblioteca, es una experta en gramática, sabe apreciar la sensibilidad de las naturalezas muertas holandesas, y es una admiradora incondicional del cine del director japonés Ozu, lo mismo que la autora de libro, Muriel Barbery. Nadie podría imaginar que la antipática y poco agraciada portera del Nº 7 de la calle Grenelle es un pozo de sabiduría. Sólo una de sus vecinas, Paloma, una niña adinerada de doce años, es consciente de la excelsitud de Renée; ella puede ver su coraza protectora: La señora Michel tiene la elegancia del erizo: por fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes. Paloma es una solitaria como ella, dotada de una inteligencia privilegiada, que harta de la hipocresía de la sociedad que la rodea, vive aislada en su particular mundo y en su cuaderno de haikús, y es que todo el libro rinde pleitesía a la cultura oriental, ciertamente apreciada por la autora. Agotada de la superficialidad y la falsedad de su entorno, decide suicidarse el día que cumpla trece años, el 16 de junio. Como Reneé, también representa con esmero un papel en la función llamada vida. Renée y Paloma se protegen, como el erizo, por una fortaleza de púas fabricadas a conciencia por ellas mismas; púas que las impermeabilizan de lo que se cuece en el exterior. Ninguna de las dos tiene el mínimo interés por integrarse y darse a conocer a los demás, y se limitan a transitar por la clandestinidad de los afectos. Las dos poseen dificultades para establecer relaciones personales porque no se sienten capaces —en las distancias cortas— de dar una versión distinta de lo que son, y también por un hondo temor hacia lo desconocido; por ese motivo, son capaces de reconocerse, mutuamente, y de establecer entre ellas una conexión al nivel de las almas gemelas. La existencia de las dos mujeres —una niña y, la otra, una señora madura— que se sienten marginadas por una sociedad que las etiqueta. Por dos mujeres, como decíamos, que comparten idénticos anhelos intelectuales: “La inteligencia es algo transversal a todos los estratos sociales”, según palabras de la autora, dará un giro de 180 grados cuando aparezca en escena un nuevo vecino en el número 7 de la calle Grenelle: el japonés Kakuro Ozu, un jubilado emparentado, de lejos, con el conocido director japonés Yazujiro Ozu; director por el que Renée siente verdadera devoción. Kakuro Ozu consigue reblandecer, poco a poco, las corazas emocionales de Paloma y Renée, y cuando ésta última se quita sus púas y sus miedos para dejarse conocer por el culto y afable japonés, la tragedia llama a su puerta de una forma cruel e inesperada. La elegancia del erizo, contada en capítulos cortos —estrategia narrativa que define la particular forma de escribir y de contar historias de Muriel Barbery—, es un canto a la amistad y a la complicidad entre personas que, aparentemente, no tienen nada en común. ** Javier Úbeda Ibáñez http://www.letralia.com/firmas/ubedaibanezjavier.htm Escritor español (Teruel). Reside en Zaragoza. Ha publicado numerosos artículos de opinión tanto en prensa digital como escrita. Ha publicado también reseñas literarias, relatos, cuentos y poemas en distintas revistas literarias españolas e iberoamericanas. === Poéticas del ojo, de Carlos Yusti Francisco Arévalo ============== Poéticas del ojo, una mirada impertinente acerca de las artes visuales (1999-2008) Carlos Yusti Ediciones del Perro y la Rana Colección Armando Reverón Serie Laberinto 235 páginas Comentar un libro de un pana es un atolladero, suele ser un trance angustioso donde uno teme meter un miembro inferior o medio cuerpo en el error. Es más fácil comentar libros de gente desconocida, fuera de la complicidad afectuosa, porque si se comenta algún entuerto o algún desacuerdo ese señor lo que más puede es nombrarme a mi progenitora y ella ni se enterará y tampoco yo pues me haré el Güili como hace la mayoría de la gente en este país de gente intoxicada por lo light y cierta indiferencia que a veces uno cree es ignorancia y no es más que comodidad porque otro hará lo que a ti te corresponde o el pendejo de atrás que resuelva. Por ley natural algún día llegaremos a puerto seguro, ojalá y no sea ruinosos y con las tablas del navío en la cabeza. Vuelvo con lo del comentario del libro de Carlos Yusti, porque tenía pautado hacerlo el domingo 26 de agosto de 2012 a las 2 y 30 de la tarde en nuestro Parque Cachamay, en el marco de la no sé qué edición de la Feria del Libro gubernamental (capítulo Bolívar), pero la tragedia de Amuay nos suspendió la conversa (finalmente lo hicimos el sábado 22 de septiembre en la Sala de Arte Sidor a las 11 y media am). Por supuesto que yo no iba a leer, iba a intentar explayarme sobre esta recopilación de apreciaciones escritas concentradas esta vez en las artes plásticas nacionales e internacionales; Carlos es multidireccional en lo relacionado a crítica literaria y estética en general. Por cierto que las nacionales me conmovieron, recordé a ese extraordinario pintor que es Francisco Guerra España (Don Chicho) y que a mi entender, dentro de la ignorancia propia de quien ve y aprecia la vida en colores (en este caso el que escribe) no es nada ingenuo sino un ser humano sensible y excepcional, cuyo instrumento es un pincel, habitante de nuestro barrio Los Monos de Puerto Ordaz. Ese recorrido nos lleva también a Juan Loyola, si viviera me gustaría saber cuál sería su obsesión en estos tiempos de turbulencia; Miguel Von Dangel, Juvenal Ravelo, Róger Herrera, Jesús Carneiro, María Eugenia Catoni, Montse Morillo, esto en lo que tiene que ver con los nuestros. La segunda parte consta de artistas de otros países, donde destacan El Bosco, Andy Warhol, Jean Michel Basquiat, Francis Bacón, Christian Boltanski. Es en la última parte, titulada “Ensayos sobre arte”, donde Yusti da a conocer su vehemencia y criterio estético, aunado al de un lector erudito de los movimientos plásticos que se han movido en el amplio espectro mundial. No olvidemos que el autor también es un provocador de vuelo alto que ha incursionado en la pintura y la caricatura manteniendo siempre un perfil audaz que trata de pintar con la ingenuidad de un niño, pero manteniendo los criterios de un adulto; sus mujeres (pintadas) son de una lascivia que atosiga, sensualidad y sugerencias que van a destrozar las formas femeninas implantadas desde los centros del mercado humano de hembras. Tengo amistad con Yusti desde hace tres décadas, nos conocíamos por referencias e inevitablemente cuando nos vimos cara a cara hubo empatía y acuerdo en la manera de ver lo que nos rodeaba, y vivimos la intensidad de la inquietud en un país donde lo que sobraba era buenas intenciones, pero como dicen en las esquinas de la picaresca con eso no se preña, se necesita mucho sudor y movimiento y a decir verdad aquí le dejamos el país a los menos indicados: los incultos, los impostados, los aduladores, los roedores y los más peligrosos, los resentidos, que no se cansan de utilizar como cuña la predestinación mesiánica que da paso a todo desacomodo peligroso que va en hondo progreso. Todas estas variantes ya pasaban por nuestras cabezas tres décadas atrás, ante eso sólo nos quedó el recurso de la escritura y por supuesto el de la lectura como principio hasta ético de la vida. Asumimos un compromiso con la palabra que haciendo una retrospectiva, no para queja, a pesar de los corleones de la literatura y la cultura (palabras de él) que siempre ignoran adrede y creen que porque vivimos en el otro país (así nos dicen en otras latitudes) no pensamos más allá de nuestras narices. Ese otro país que le ha resuelto la vida de forma y fondo a una cáfila de malandros disfrazados de funcionarios y otros títulos inventados por el trance que vivimos y que me temo no va a pasar nada porque este país no ha variado desde que José Ignacio Cabrujas (quien tenía parecido con el personaje motivo de estos dislates) lo comparó con un hotel, donde cada huésped que toca el poder deja las cosas peor que como las consiguió. Estamos muy jodidos porque de la renta petrolera vivimos todos y roen sustancialmente los de siempre: los aduladores, los lobiteros, los parapetos con títulos de empresarios que de 30 años para acá descubrieron que política y negocio es ganar ganar y los demás que se masquen un cable o coman pasto del que aquí sobra. En una tarde de cervezas, mientras me hablaba Carlos de sus Poéticas del ojo, hicimos esta radiografía de esta tierra que nos duele en los huesos, pero teniendo claro que escribir es una manera de amar este país de equivocaciones a veces divinas. Carlos tiene en su haber Pocaterra y su mundo (91), Vírgenes necias (94), Cuaderno de Argonauta (96), De ciertos peces voladores (97), Los sapos son príncipes y otras crónicas (2006) y Dentro la metáfora (2009). Mi buhardilla tiene en sus paredes colgadas alrededor de una docena de dibujos que me han dado el itinerario de Carlos Yusti en su oficio de escritor y pintor en serio. Por supuesto que ninguno de esos cuadros los he movido de su sitio, ni siquiera en los tiempos de los desencuentros y las indisposiciones que las hemos trabajado con discreta distancia, pues el tiempo nos ha creado a ambos un catálogo de amigos detestables o insufribles, ni siquiera eso ha mellado el respeto que nos tenemos como oficiantes de algo que en estos tiempos de frivoleo pudiera parecer trabajo de desahuciados, pero como gozamos haciéndolo, sobre todo en esta ciudad de clanes y bandas nada santas. Bienvenidas esas Poéticas del ojo. ** Francisco Arévalo http://www.letralia.com/firmas/arevalofrancisco.htm Escritor venezolano (San Félix, Bolívar, 1959). Ha publicado las novelas La esquizofrenia de las golondrinas (Premio Fundarte, 1999), Adiós Matanzas en invierno (1999) y Tropiezos en el campanario (2008), así como los poemarios Brote (1989), Nadie me reina en estos parajes de hormigón (1993), Sur (1995), Alcoholes de otra iglesia (1996), Algo más que baladas agridulces (2001) y Agrio de colmena (2001), entre otros. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Massaua es su tercera novela ========================================== === Arnoldo Rosas y su viaje de quinientas páginas a Eritrea ============== === Jorge Gómez Jiménez =================================================== El sábado 4 de agosto de 1934, en un barco que era “una ciudad, con luz eléctrica y todo”, partieron para Europa diecisiete buzos venezolanos, naturales de la isla de Margarita, que habían sido contratados por el sirio Salim Abouhamad para recolectar perlas en las costas de la India. Salieron con el ánimo festivo de quien se adentra en la aventura, pero el destino, en una de sus habituales jugarretas, les tenía deparado un cambio de rumbo, una estafa, una guerra y mil obstáculos antes de que pudieran regresar a la tierra donde habían dejado sus querencias. Esta es la historia que cuenta Massaua, una novela del escritor venezolano Arnoldo Rosas (http://www.letralia.com/firmas/rosasarnoldo.htm) publicada el año pasado por el sello FB Libros, que dirige el experimentado librero Roger Michelena, y en cuyo blog se puede leer el primer capítulo (http://bit.ly/Wvz9bq). El libro de casi quinientas páginas combina la novela histórica, el relato de aventuras y la crónica de viajes con un lenguaje que, sin abandonar por completo lo coloquial —abundoso en modismos margariteños—, conduce al lector por escenas rebosantes de humor, por los no pocos pasajes épicos a que son sometidos los personajes y hasta por un ininteligible manual de bolsillo para truco, enrevesado juego de cartas muy popular en la zona oriental de Venezuela. En Massaua, Rosas recupera para el presente un episodio que se había difuminado tras los velos de la leyenda. Se vale para ello de un protagonista anónimo, un muchacho de 26 años que a lo largo de la historia será conocido sólo como “el roblero” —los habitantes de la población margariteña de Los Robles llevan sobre sus espaldas la incómoda fama de ladrones y tramposos—, y que abraza la expedición para “quitarse un despecho y hacerse millonario”. Nacido en 1960 en la ciudad de Porlamar, polo comercial y turístico de la isla, Rosas ha obtenido menciones de honor en la Bienal Latinoamericana de Literatura “José Rafael Pocaterra” (2000) y en el VII Concurso Nacional de Cuentos Sacven (2009). Ha sido incluido en varias antologías y ha publicado los libros de cuentos Para enterrar el puerto (1985, 2012), Olvídate del tango (1992, 1999), La muerte no mata a nadie (2003) y la novela corta Igual (1990). Massaua es su tercera novela, tras Nombre de mujer (2005) y Uno se acostumbra (2011). En Letralia es posible leer sus cuentos “La muerte no mata a nadie” (http://www.letralia.com/111/letras07.htm) y “Mar que ruge cayenas” (http://www.letralia.com/180/letras16.htm). Para conocer esta historia tuve que contármela yo mismo —Massaua cuenta la historia de un grupo de buzos margariteños que son contratados por un sirio para buscar perlas en el mar Rojo, siendo luego abandonados a su suerte en la ciudad portuaria de Eritrea que le da título a la novela. ¿Cómo llegó a ti esta historia? La aventura de los margariteños que fueron a buscar perlas en el mar Rojo, conjuntamente con la tragedia del ciclón del 33, era de mención frecuente en las conversaciones que tenían los mayores durante los apagones que sufría Porlamar en mi niñez. Pero sólo era un elemento referencial. Tú sabes: eso fue antes del vendaval, o cuando regresaron los muchachos del mar Rojo. Niño al fin, esos comentarios me hacían imaginar escenas de película o de novela de Salgari, y cuando preguntaba tratando de encontrar más elementos para imaginar, las respuestas eran vagas, sin interés alguno por continuar el cuento. Así que, con el tiempo, en mí, la historia se fue diluyendo, casi que olvidando. Hará unos siete años, revisando unos documentos en la casa de mis padres, me encontré con un texto de Jesús Manuel Subero que en página y media reseñaba de segunda mano la famosa aventura de los buscadores de perlas. Se me revivieron los recuerdos y me picó la curiosidad por saber más; busqué, pregunté, revisé bibliografía y no fue mucho más lo que obtuve. El nombre de los barcos, el nombre de los expedicionarios, los puertos que visitaron y que quedaron abandonados en un lugar donde se preparaban para la guerra entre Italia y Abisinia. Ah, y por supuesto, un montón de nuevas preguntas sin respuestas. Hasta que concluí que, si quería conocer realmente esa historia, no iba a tener más remedio que contármela yo mismo. Ahí comenzó mi viaje a Massaua. —Entiendo que no conoces personalmente los escenarios donde transcurre la historia. ¿Cómo fue el proceso de investigación detrás de Massaua? Me gusta decir que nunca estuve por allá en 1934. Y no es una pose. Las ciudades cambian —de estructura, de dinámica, hasta de nombre. Eso fue importante tenerlo en cuenta para ir con paso lento y tratar de identificar detalles para reconstruir los escenarios. Visitar todos esos sitios hoy, indistintamente a que eran muchos —casi medio mundo— y que podría ser muy costoso, más que una ayuda, hasta podía llegar a ser una trampa. Porlamar, Los Robles, Pampatar, La Asunción, pueblos que desde niño conozco y revisito con frecuencia, o Caracas, donde estoy radicado desde hace por lo menos treinta años, no se parecen en nada a aquellos espacios que visitó el roblero. Por ejemplo: la estatua de la plaza Bolívar de Porlamar de hoy es una de cuerpo entero que estuvo en los patios de la Universidad Central de Venezuela cuando funcionaba en el actual Palacio de las Academias, y la que existía en 1934 era un busto que ahora está en la plaza de Los Robles; la sirena, uno de los símbolos de Porlamar, estaba ubicada en el mercado donde hoy está funcionando la Universidad Bolivariana, en la actualidad la vemos en la entrada a la ciudad por la calle Zamora, viniendo del aeropuerto; y, como esos, un millón de detalles. Multiplícalos por cada lugar visitado. El infinito. Entonces, para sentir aquellos tiempos, conocer aquellas ciudades, barcos, países, paisajes, tuve que leer mucho, particularmente crónicas —que los cronistas saben recoger los pequeños detalles que uno necesita como narrador para hacer creíble una escena—, y también revisar periódicos de la época, releer novelas de aquel período, observar fotografías y mapas, ver documentales (sobre todo los italianos de propaganda fascista). Con todo eso asimilado, pude reelaborar en mi interior ese mundo donde debieron moverse los personajes. —¿Llegaste a conocer a alguien relacionado directamente con esta historia? No. Recién ahora, a raíz de la publicación de Massaua, a algunos de sus descendientes. El roblero es el roblero —Escribir quinientas páginas sin decaer jamás en el ritmo narrativo supone una disciplina y un dominio del oficio. Háblame del tiempo que te tomó escribirla y de las rutinas a las que necesariamente tuviste que ceñirte. Cuatro años me llevó escribir Massaua. Escribía e investigaba. Investigaba, borraba y reescribía. No a diario, que hay que trabajar y comer, pero casi. En cada receso de mi actividad laboral, durante los viajes de trabajo, en mis vacaciones o feriados aprovechaba de leer las crónicas, las novelas, tomaba apuntes, revisaba posibles lagunas, hacía esquemas, buscaba motivaciones para los diversos personajes, y así. Los primeros años fueron apasionantes, tenía la fiebre a millón, quería saber, explicarme, escribía como loco: pero el último año fue un martirio. Ya yo sabía todo lo que quería saber —había satisfecho mi motivación original—; lo que restaba era “carpintería”, oficio, la obligación de no dejar inconcluso un trabajo. Necesité toda la voluntad y disciplina que me inculcaron mis padres y la actividad laboral. Ahí sí fijé un horario de dos horas diarias —así fuese sólo para escribir un párrafo. En ese tiempo ya comencé a pulir, cortar, buscar imprecisiones, incongruencias, reducir todo lo que consideraba superfluo, y por fin la di por terminada. Aspiro a que el lector la disfrute como una aventura en la que va de copiloto, en la que es un personaje más. —El protagonista de Massaua no tiene nombre: es identificado simplemente por su gentilicio, “el roblero”. Incluso cuando se le pregunta expresamente cómo se llama, otros personajes impiden que lo diga. Sin embargo, serán sus motivaciones y su personalidad las que den impulso a la novela. ¿Por qué lo dejaste como un personaje anónimo? Hay dos razones. Una literaria, propiamente dicha. Quería, y ojalá lo haya conseguido, que el roblero se hiciese entrañable al lector, que fuese su amigo. Entonces, para no sesgarlo, que los nombres, tú sabes, más en la ficción, crean prejuicios, le doy al lector la libertad de ponerle cara, cuerpo, forma y nombre al personaje principal. La otra razón es paraliteraria, medio idiota tal vez, pero creo que jugó mucho a la hora de tomar la decisión. En Massaua, casi todos los personajes, si no todos, y muy particularmente los de Margarita, se corresponden a nombres reales, desempeñando funciones reales en esos años. Los Ávila Guerra eran empresarios con jabonería, ferretería, equipos de beisbol y empresas de perla; Jorge Haiek era el dueño de la farmacia Francesa y vicecónsul de Francia en Margarita; los hermanos Rosario eran intelectuales dueños de la tipografía El Sol; Víctor “Campanero” era el sacristán de la iglesia San Nicolás; La Capotera existía y era regentada por doña Eleuteria Bello; el taxista era el que era y se llamaba así; el niño que vende arepas, Rosauro Rosa Acosta, los hijos de Jesús Subero —Efraín y Jesús Manuel—, Nicanor Navarro, Felito Gómez, son o fueron cronistas y académicos del estado Nueva Esparta y tenían esas edades en aquel momento. Así, se va de largo. Entonces, alguien, más o menos conocedor, y curioso, de esos que nunca faltan, podía pensar que el roblero —si tenía nombre— también podía haber sido alguien relevante, y se podría poner a buscar y como, ¡de que vuelan, vuelan!, hasta podía conseguir a alguien llamado igual, de Los Robles, y con características similares; y, la verdad, me parecía de muy mal gusto que eso me llegase a pasar. Por ende, según fallo unánime e inapelable del TSJ, el roblero es el roblero, y roblero se quedó. —La tienda de muñecos, el libro de cuentos de Julio Garmendia, acompaña al protagonista durante toda la historia, como un talismán. Incluso a mitad de novela aparece un personaje que parece extraído de uno de sus cuentos y, por si fuera poco, Garmendia en persona tiene un papel importante en la historia. ¿Puedes hablarnos de este homenaje? En la vida real, Garmendia estuvo allí. Esa presencia me entusiasmó a hacer del roblero un lector apasionado y que La tienda de muñecos fuese un personaje más en la trama. Garmendia es un renovador de la narrativa venezolana, el primero que explotó los elementos fantásticos o hizo de lo fantástico algo natural, y me pareció muy pertinente que varios de los pasajes de Massaua tomaran parte del espíritu, del tono, de este narrador. Creo que eso enriqueció de muchas maneras mi relato. Además me dio pie para hacer un recorrido —un homenaje como bien dices— a los fundadores de la nueva narrativa venezolana, que en aquellos tiempos asomaban: Guillermo Meneses, Enrique Bernardo Núñez, Uslar Pietri, Otero Silva. Y también, aunque los menciono poco, en la poesía. No en balde el mejor amigo de la infancia del roblero es Luis Castro, un miembro importante, aunque poco conocido, de la Generación del 28. La aventura de enseñar a un árabe a jugar truco —¿Es Arnoldo Rosas un gran jugador de truco? ¡A ley juego y envido la falta! El truco es un juego fascinante. Con una serie de cantos, de niveles de apuestas, donde más que los naipes que te tocan priva la sicología, la integración con la pareja, el dominio escénico. En oriente y en algunos lugares de los llanos, la mayoría jugamos desde muy muchachos, o, si no jugamos, estamos muy familiarizados con el juego. Pero quien no es de por allá, o se asoma por primera vez a una partida, queda perdido en el griterío, la faramalla, los conatos de pelea, la complejidad del valor de las piezas. Entonces me pareció fabuloso usarlo en Massaua. Que los margariteños se empecinaran en enseñar a jugar truco a un joven árabe, sin conocer los idiomas, en inglés, con ayuda de un diccionario, era una aventura más grande que la otra que habían emprendido, y es el elemento que les permite descubrir una de las traiciones que perpetra el empresario contra ellos. Pero, respondiéndote la pregunta, lo mío es el dominó. Vuelta a Massaua —Salim Abouhamad, el sirio que contrató a los buzos, fue un personaje real. Sus malas artes al parecer fueron tan legendarias que no sólo fueron recogidas por ti, sino que también aparecieron retratadas en Cubagua, la novela publicada en 1931 por Enrique Bernardo Núñez. ¿Cómo reconstruiste a este personaje? Primero investigué qué había por allí sobre el hombre. Nicanor Navarro tiene un libro titulado Los turcos en Margarita en cuya portada hay un retrato de este empresario y presenta varias crónicas sobre algunos juicios en los que estuvo involucrado. La referencia que haces de su presencia como personaje en la novela Cubagua es reseñada por Jesús Manuel Subero, quien también hace un par de comentarios sobre la fama de Abouhamad. Ángel Félix Gómez igualmente comenta sobre él en alguno de sus libros. Después me puse en sus zapatos. Quería entender cómo y por qué había llegado a comportarse como se comportó, partiendo de la base de que no era una persona mala por naturaleza. Qué circunstancias, razonamientos, sentimientos pudieron presionarlo. Luego pensé en varias personas que he conocido que hubiesen podido comportarse de esa manera. De esos retazos hice la colcha. —Es una delicia leer las descripciones que haces de las aventuras de los buzos en el mar, que incluyen una épica batalla contra una tormenta y la simpática demostración de pericia del “cabo de vida”, el hombre que recibe a través de un cable las indicaciones del buzo, que debe traducir para preservar su seguridad. ¿Tienes conocimientos de navegación o eso también formó parte de tu trabajo investigativo? Investigación, básicamente. —¿Apareció alguna vez el diario de Mercedes Alfonzo? El diario es mencionado en las dos entrevistas que dieron los expedicionarios a su regreso, y una de las personas con las que he estado en contacto después de la publicación de Massaua, Flor Patiño, nieta de Mercedes Alfonzo, asegura que el diario existió y que lo leyó en su niñez, casa de sus abuelos. Aunque el roblero nunca lo vio, debo darle credibilidad a las fuentes. Si existe aún, sería extraordinario que los poseedores lo donasen a la Fundación Museo Marino de Margarita, fundada y dirigida por el doctor Fernando Cervigón, donde hay una pequeña sección en honor a los buzos del mar Rojo. —El roblero de tu novela es un decidido admirador del general Juan Vicente Gómez. A la muerte del dictador, el personaje avizora un futuro en el que, ya sin su protección, quedaríamos expuestos “a la lucha de poderes, a sórdidas intrigas” y, en fin, a una debacle social y económica similar a la que padecía la Massaua que el roblero conoció y que añoraba. ¿Crees que volvió entonces el roblero, en efecto, a Massaua? Cada día más. Con las manos vacías Massaua Arnoldo Rosas Novela FB Libros Caracas, julio de 2012 ISBN: 978-980-7375-17-7 494 páginas La relación de un cabo de vida con el buzo es tan íntima como la del pícher con el quécher, como la de dos buenos compañeros de truco o dominó. Se conocen las señas, las expresiones, saben sin hablarse cuándo la mano viene bien, cuándo hay que dar una base por bolas, lanzar una recta, una curva pegada al cuerpo, gritar el truco, rehuir el envite, preparar la tranca, matar un doble seis. A través de la guía, con ligeros tirones, el buzo le cuenta al cabo de vida todo la que va viviendo. Por las expresiones de Goyo, supimos que Hilario descendía lento, con respiración acompasada, hasta tocar fondo, levantando nubosidades de arena que le entorpecieron la visión. Que permaneció estático unos segundos, mientras la corriente desenturbiaba el agua, para después, con paso firme, avanzar sereno por el fondo marino, directo a las rocas, los acantilados, donde deberían estar los ostrales. Por los ojos achinados de Goyo, por el mordisco suave que se dio en el labio inferior, comprendimos que Hilario llegó al farallón, al cantil, que arrugó el ceño y dudó. Un buche de aire hinchando los carrillos de Goyo nos hizo entender que Hilario oteaba de derecha a izquierda, aguzaba la vista al frente, se inclinaba hacia las bases de las paredes, tanteaba con el guante las irregularidades de las peñas, buscando indicios, señales que le indicaran por dónde proseguir. Las aletas henchidas de la nariz de Goyo nos hablaron de los cardúmenes de peces coloridos que recorrieron próximos el cuerpo de Hilario, de la imagen sinuosa de una mantarraya a lo lejos, del movimiento de las algas en el lecho arenoso. Con un par de ligeros parpadeos, Goyo nos adelantó que Hilario decidía avanzar bordeando el perfil de los riscos, llevándose por el flujo de la corriente, transitando minucioso por concavidades y rebordes; buscando los moluscos, los bivalvos, las veneras, los ostiones; hasta que se detuvo, dejó escapar un suspiro que le resonó en la escafandra, y miró a lo alto, hacia las burbujas que crecían según se alejaban de él, rumbo a una superficie cada vez más distante. Las cejas arqueadas de Goyo, su boca constreñida como un capullo, alertaron que Hilario daba dos pasos hacia atrás y, con sensación de congoja, emprendía el camino de regreso, con las manos vacías. Massaua, pp. 198-200. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === El dilema del criollo cubano en tres obras cimeras ==================== === Steve Wakefield ======================================================= Hace poco más de cuatro siglos, en el año 1608, se escribió en la ciudad cubana de Puerto Príncipe (hoy día Camagüey) el poema titulado Espejo de paciencia, de mano del canario Silvestre de Balboa (i), que ha llegado a ser considerado como probablemente la primera obra literaria de la isla. En este poema de estilo épico aparece cuatro veces la palabra “criollo”. Este hecho forma la base de la siguiente investigación sobre el desenvolvimiento del concepto del criollo a través de tres obras cimeras de la novelesca cubana. La primera vez que aparece es en uno de los seis sonetos dedicados a Silvestre de Balboa que preceden al poema, donde el sonetista aplica el adjetivo “criollo” a su propio soneto para denotar una mezcla de modestia y orgullo (ii). Modestia: porque el sonetista se disculpa por cualquier aspereza en la composición de su soneto; pero orgullo por este florecimiento de una poesía autóctona. Los tres otros usos de la palabra en el Espejo se refieren a personas: a dos negros y a un blanco (iii), todos nacidos en la isla, y cada uno un héroe en una batalla contra piratas franceses que habían capturado al Obispo de Cuba. Por consiguiente se nota que lo criollo ya había devenido un término de orgullo local, quizá representando los albores de un patriotismo primitivo. Pero tras esta corta referencia al Espejo de paciencia, voy a enfocar tres obras cimeras de períodos más tardíos, o sea, de los siglos diecinueve y veinte: Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde; Juan Criollo, de Carlos Loveira, y El siglo de las luces, de Alejo Carpentier. Según la opinión de un crítico en 1971, estos escritores forman “el trío de los mejores novelistas producidos por Cuba” (iv). Así que voy a intentar trazar el sentido que da a lo criollo cada uno de estos escritores en estas tres novelas. En Cecilia Valdés, Cirilo Villaverde presenta a la familia Gamboa como representante de la crueldad de la esclavitud por antonomasia. Don Cándido, padre de familia, permite el castigamiento de sus esclavos a latigazos hasta la muerte, y que se arroje al mar a docenas de ellos para aligerar el barco que los lleva, para dar sólo dos ejemplos de su extrema crueldad. Su hijo Leonardo golpea despiadadamente a su cochero por el mero crimen de haberse dormido mientras esperaba a su amo en la madrugada después de un baile. Y la madre de familia, doña Rosa, se fastidia más por el hecho de haber sido despertada temprano por el sonido de latigazos que se propinaban a un esclavo, que por el sufrimiento del pobre hombre. Estos sucesos se incluyen en la novela de Villaverde para dar una representación gráfica e históricamente fidedigna de la actitud de la clase esclavista en el siglo diecinueve. Pero don Cándido no es solamente la caricatura de un monstruo. Además de ser esclavista empedernido, don Cándido es un hombre atormentado por su propio sentimiento de culpa, a raíz de un acto de infidelidad matrimonial que engendró a la mulata Cecilia hace dieciocho años. Se nos dice que don Cándido “era hombre de conciencia”, y “cuando contraía un compromiso, fuera de la naturaleza que fuese, hacía todo cuanto estaba en su mano por cumplirlo” (v). Cabe decir, claro está, que este elemento de su carácter, por muy contrario que sea al papel que hace como esclavista despiadado, es absolutamente necesario para que funcione la trama de la novela. Porque este sentimiento de culpa hace que se mantenga don Cándido en contacto con Cecilia para suministrarle lo necesario para mantener la vida, y para impedirle el contacto con Cecilia a su hijo Leonardo porque son medio hermanos. Pero también es este sentimiento de culpabilidad lo que le impide a don Cándido explicar la verdadera situación a su propia esposa. Por consiguiente, a raíz de las visitas clandestinas que hace don Cándido al domicilio de Cecilia, doña Rosa sospecha erróneamente que Cecilia es la amante de su esposo, en vez de ser su hija bastarda, y conspira en contra de su esposo para que su hijo Leonardo mantenga a Cecilia como su propia amante. Y Leonardo, por su parte, odia aun más a su padre por sospechar equivocadamente que le prohíbe salir con Cecilia porque su padre la quiera para sí mismo. De esta manera, el sentimiento de culpabilidad de don Cándido crea las circunstancias en las que Leonardo y Cecilia cometen el acto de incesto que es tan importante en el simbolismo de esta novela. El incesto en esta novela no es un simple problema familiar: es un símbolo importante del dilema del criollo cubano. Según un análisis freudiano y poscolonialista, el incesto es un elemento del complejo de Edipo, y se puede identificar el odio del hijo por su padre como metáfora del rechazo del pueblo subalterno a la metrópolis, y el amor del hijo por su madre se puede ver como el anhelo del criollo por la madre tierra. En el caso de esta novela, el rechazo del colonialismo es representado por el odio de Leonardo hacia su padre español, y el anhelo por la madre tierra se representa por su amor por la mulata Cecilia, que coge un significado emblemático de la cubanidad. Y todo el intríngulis de maniobras clandestinas que hace don Cándido para encubrir el pecado original que engendró a la mulata Cecilia, resulta en realzar el odio de Leonardo por su padre y su amor por Cecilia, o sea metafóricamente, ensalza su autoidentificación como criollo anticolonial. Así, el viejo régimen entraña su propia destrucción. De semejante manera, se presenta el carácter del joven Leonardo con cierta complejidad. Primero, Villaverde da a Leonardo características que, en otra época de la historia de su país, bien podrían haber hecho del joven un líder entre sus pares. Por ejemplo, se distingue entre sus camaradas de clase “así por su varonil belleza de rostro y formas, como por sus maneras joviales” (vi). Aunque no ha aprendido la lección, es capaz de dar al profesor una respuesta graciosa que hace reír a sus camaradas. Y aunque es beneficiario del sistema esclavista, siendo heredero de la fortuna de su padre, critica a su padre a sus espaldas, citando la ley romana, por la trata de esclavos que ejerce. Claro que en esta actitud opositora a su padre por ser esclavista, Leonardo no muestra nada menos que la más obscena hipocresía. Sin embargo, es esta duplicidad política y moral la que constituye el dilema del criollo cubano en este período de la historia del país. La oposición de Leonardo a su padre, que nació en España, es el más fuerte símbolo en la novela del crecimiento de un sentimiento criollo. Otro símbolo de este sentimiento criollo es su resentimiento contra los soldados españoles que ocupan su país e intentan cortejar a sus hermanas. Él dice de estos soldados que “se creen los amos del país, nos tratan con desprecio a nosotros los paisanos, y (...) se llevan las primeras muchachas y las más lindas” (vii). Pero mientras Leonardo odia a su padre, como a otros representantes del colonialismo español, le falta coraje para encararse con ellos. Porque Leonardo, según el autor, “no se ocupaba de la política y por más que se le ocurriese alguna vez que Cuba gemía esclava, no le pasaba por la mente siquiera entonces, que él o algún otro cubano, debía poner los medios para libertarla” (viii). Y cuando Villaverde dice que “Cuba gemía esclava”, sabemos deducir que Cuba, siendo esclava de la metrópolis española, no podía ser libertada por una clase que poseía esclavos o basaba su riqueza sobre la explotación de la labor de esclavos. Decía Marx, con respecto de la clase obrera del Reino Unido que se beneficiaba de la colonización de Irlanda, que “un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”. En el caso de Cuba, esta máxima quiere decir que a la burguesía criolla cubana le faltaba coraje para encararse con el colonialismo español porque temía que una revolución independentista desatase una rebelión de esclavos. El problema de Leonardo, que por antonomasia es el problema de muchos de su generación, era que no podía generalizar el odio por su padre español para reconocer la necesidad de luchar contra el colonialismo. Así que Leonardo aparece en esta novela como representante de una burguesía criolla que es aún inmadura y por eso todavía incapaz de realizar su papel histórico de clase libertadora. Pero Villaverde, a la vez de darnos una representación de este dilema aún insoluble en esa época, nos da también una imagen de una posible Cuba futura. Nos da esta imagen por medio de dos pares de caracteres dobles. El primer par de dobles son Adela, la hermana de Leonardo, y Cecilia, su amante. Varias veces en la novela se menciona que Cecilia y Adela se parecen la una a la otra. En realidad —aunque don Cándido es el único que lo sabe— son medio hermanas, así que su semejanza física no debería sorprender. Y las dos, de niñas, fueron amamantadas por la misma nodriza, y por eso no se puede descartar la sugerencia en forma metafórica de que su nodriza mulata haya injerido en cada niña, por medio de su leche, alguna esencia que las haya hecho físicamente similares. Además nos dice el autor que, para Leonardo, Adela era su hermana favorita, e incluso que la abrazaba como a una amante: “A no ser hermanos carnales se habrían amado, como se amaron los amantes más célebres que ha conocido el mundo” (ix). El motivo del incesto, entonces, es aquí subrayado porque el amor que siente Leonardo por su hermana Adela es equiparado con el amor que siente por su amante Cecilia, quien es su media hermana. Las dos chicas, Adela y Cecilia, son tan similares que la gente se equivoca muchas veces entre ellas. Pero hay un aspecto sumamente importante que las diferencia absolutamente: Adela algún día se casará con un hombre de su clase, pero Cecilia, por muy blanca que aparezca, no puede aspirar a casarse con un blanco. Existe otro par de dobles que también es representativo de este dilema criollo: Leonardo y el mulato Pimienta. Los dos son rivales por el amor de Cecilia, y hay tres veces en que Villaverde los equipara como si fueran intercambiables. La primera es después del baile de cuna donde Pimienta siente celos por haber visto cortejada a Cecilia por Leonardo. Cecilia y la hermana de Pimienta vuelven a casa en un quitrín prestado por Leonardo. Pimienta se sienta algo pícaramente en el asiento de atrás del quitrín pero el cochero, reconociendo que Pimienta es mulato como él, lo obliga a bajar. Un poco más tarde Leonardo lo reemplaza en el quitrín, causando a Pimienta aun más celos: “El individuo que le reemplazó en la zaga del carruaje era el mismo joven blanco, Leonardo, que tantos celos le había inspirado en la cuna” (x). Esta es la primera vez que el cuerpo de uno de los hombres ocupa el espacio desocupado por el otro. La segunda vez es cuando Pimienta, quien es sastre, tiene que servir de modelo para el traje que ha encargado Leonardo. Tiene que vestírselo, porque, según su amo, “tienes el mismo cuerpo que el caballerito Leonardo” (xi). Sus celos son realzados, porque tiene que servir de modelo para el hombre que es su rival, y para un traje que él nunca tendría el dinero para comprar. Más tarde, Leonardo llega a la sastrería para llevarse su nuevo traje. Pimienta se mira en el espejo con el traje puesto y ve tras sí a su rival. El espejo sirve como símbolo de la semejanza de los dos hombres: dos criollos cubanos, pero el uno blanco y el otro mulato. Y la última vez es al final de la novela, cuando Pimienta clava un cuchillo en el corazón de Leonardo. El libro nada nos dice del destino de Pimienta. Podemos imaginarnos que escapa, y que entonces la muerte del criollo fracasado (Leonardo) resulta en la apoteosis del criollo futuro (Pimienta), símbolo del porvenir de una Cuba que tendrá que esperar la llegada de una nueva generación para realizarse. Para enfocar lo criollo en mi segundo texto, hago una lectura de Juan Criollo como novela picaresca. Según Gustavo Pérez Firmat, el libro tiene todas las características del género: una trama episódica, protagonista de origen pobre, aprendizaje con una serie de amos, y representación del bajo estrato de la sociedad. Lo único que falta, según él, es que no es una narrativa en primera persona como la mayoría del género (xii). La influencia de la novela de Villaverde sobre la de Carlos Loveira es evidente. En Juan Criollo hay una referencia directa y varias indirectas a Cecilia Valdés. Por ejemplo, nos dice el narrador que La Loma del Ángel es uno de los lugares donde vive el joven Juan con su madre (xiii); la madre de Juan se llama Josefa Valdés, combinando el nombre de la madre de Cecilia con el adoptivo apellido de la joven mulata; y en cuanto a la estructura de las dos novelas, mientras Villaverde nos lleva, en la tercera parte de Cecilia Valdés, fuera de La Habana, a un ingenio en Vuelta Abajo, Carlos Loveira envía a su protagonista, como castigo por haber besado a la nieta de su rico protector, a un antiguo ingenio al este de La Habana, donde tiene que trabajar bajo un amo más cruel. Pero mientras Loveira rinde homenaje a la novela de Villaverde, lo hace pintando una sociedad que ha degenerado considerablemente en el ínterin (xiv). Una sociedad pintada con pinceladas naturalistas en vez de las costumbristas de Villaverde. Por consiguiente, mientras don Cándido en Cecilia Valdés es brutal, don Roberto, patriarca de familia en Juan Criollo, es débil. El arrogante progenitor de una bella mulata en Cecilia Valdés deviene en Juan Criollo un “desalmado hurgador de faldas pobres” (xv). Y la autoridad de don Roberto como terrateniente es desafiada por su propio mayoral, cuando éste golpea brutalmente a Juan, su protegido, y le roba el revólver que un hijo de don Roberto ha regalado a Juan. La finca misma está en ruinas, como para subrayar metafóricamente el estado de corrupción en el que ha decaído Cuba desde su cenit potente pero brutal de una sociedad basada sobre la esclavitud, hasta su nadir impotente de colonia gastada. Loveira ha convertido un retrato costumbrista del capitalismo en su fase de acumulación primitiva en una descripción naturalista de un sistema en declive, con fuerte influencia del evolucionismo posdarwiniano, y con un pícaro moderno como protagonista. Como el Lazarillo de Tormes, el protagonista Juan Cabrera tiene que sobrevivir aguzando el ingenio. Tiene que aprender no sólo las habilidades para sobrevivir, sino también la jerga y el modo de vestir de su cofradía: “aprendía un escogido lenguaje, la virtud de matonismo, la alta nota cívica que es el insulto a la madre ajena y la moda del nudo en la camisa y el sombrero sobre la oreja” (xvi). El periplo de Juan por su mundo cruel, desigual y corrupto —como el viaje a través de la vida del Lazarillo o de cualquier otro pícaro— le enseña a comprender por instinto cómo funciona el sistema de clases, la explotación, la desigualdad y la corrupción, pero sin nunca llevarlo a una clara comprensión de cómo transformar la sociedad. En Juan Criollo vemos el gradual desenvolvimiento del carácter picaresco. Es durante un período pasado en México cuando Juan Cabrera sufre su transformación de víctima en victimario: de aprendiz de pícaro en pícaro hecho y derecho. En Cuba ha experimentado unos primeros amoríos juveniles e ingenuos, pero es en México donde se convierte en depredador de mujeres: violando con desprecio a una sirvienta mestiza, casándose por puro egoísmo y luego abandonando a su esposa encinta, amancebándose con una prostituta para vivir de sus ganancias, y batiéndose con el chulo poderoso, un acto que resulta en su encarcelamiento. Como todo buen pícaro, declara el narrador, “el criollo suele vivir preocupado sólo por el más inmediato presente” (xvii). De vuelta en Cuba, Juan Cabrera se encuentra en la nueva sociedad republicana, llamada por él “Cuba Libre” con ironía, donde el que no haya participado en la lucha libertadora no encuentra empleo. Pero, aguzando otra vez el ingenio picaresco, logra entrar en la burocracia, en el periodismo, y luego en la política, aceptando vivir según las corruptas normas de la nueva república “mediatizada”. A semejanza del Lazarillo, quien termina su historia proclamando que ha llegado “en la cumbre de toda buena fortuna” (xviii), cuando de hecho se ha degradado en un escuálido ménage à trois, casándose con la concubina de un arcipreste, Juan Cabrera se jacta de haber triunfado “criollamente” (xix), haciéndose parte del sistema corrupto, aceptando la inmutabilidad de una sociedad podrida que antes ha develado, criticado y condenado. De este modo, Carlos Loveira le da nueva significación al apelativo “criollo”, convirtiéndolo en sinónimo del pícaro moderno que acepta vivir con toda la corrupción de una sociedad que anteriormente queda condenado. Pero presenta esta opción como la única que pueda asegurar la supervivencia del protagonista: tiene que corromperse para sobrevivir en una sociedad corrupta. De esta manera Loveira condena a la república “mediatizada” como un régimen sin posibilidad de salvación. Hay tres motivos que —para mí— enlazan este libro de Loveira con el próximo que voy a estudiar, de Carpentier. Primero, la vuelta de Juan a La Habana, en barco, después de su estadía en México, se parece a la llegada de Carlos a La Habana al inicio de El siglo de las luces. Segundo, en el período casi idílico cuando el huérfano Juan vive entre la familia extendida de don Roberto, sus juegos infantiles recuerdan los de Esteban, Sofía y Carlos al principio de la novela de Carpentier. Y tercero, las columnas tras las cuales se esconde Juan mientras espía la casa de sus antiguos protectores, en un episodio importantísimo del libro, que Loveira describe en lenguaje casi carpenteriano como “la interminable teoría de columnas” (xx), deviene un motivo ubicuo en todas las obras de Carpentier. En mi tercer y último texto, El siglo de las luces, el dilema del criollo se representa en el carácter de Esteban. Desde el inicio se nota la debilidad, tanto física como política, de este personaje. En las primeras páginas lo vemos estremecido por un ataque de asma; pero más tarde, cuando llega al París revolucionario, él encuentra difícil identificarse con la revolución que, como intelectual, apoya teóricamente. Esto no es resultado de ningún proceso de desilusión: desde el primer momento que experimenta la revolución, “más que en una revolución, parecía que estuviera en una gigantesca alegoría de una revolución (...). La excesiva proximidad de los hechos lo tenía como acandilado” (xxi). Como Fabricio del Dongo en la obra de Stendhal, Esteban experimenta dificultad insertándose en los acontecimientos que lo rodean. Pero cuando, como protegido de Víctor Hugues, observa cómo la revolución francesa se degenera en tiranía, sí se desilusiona con el proceso; y después de volver a Cuba, su sentimiento de distanciamiento del proceso histórico se aumenta cuando afronta la incomprensión de su amada Sofía que, desde el otro lado del Atlántico, se aferra todavía a los preceptos iniciales de la revolución y a una imagen idealizada de Víctor Hugues. Pero en esta novela, casi terminada en 1958 y publicada en 1962, Carpentier está haciendo referencia, simultáneamente, a dos épocas distintas. Las primeras ochenta páginas del libro intentan confundir al lector. Por una serie de ambigüedades intencionales, la narrativa se desplaza continuamente entre el siglo dieciocho y el veinte. Hay descripciones de pinturas que parecen ser de un Dalí o un Picasso, pero son del Bosco o de Watteau (xxii). Se describe a Esteban enfrascado en sus experimentos de física como “el Gran Alberto” (xxiii) —haciéndonos pensar en Albert Einstein— pero la referencia es a Alberto Magno, alquimista medieval. Y hay muchas más referencias a acontecimientos, tecnología, libros —el Manifiesto Comunista, por ejemplo—, que parecen situar la acción de la novela en un período más moderno; pero son una estrategia que emplea Carpentier para decirnos que vivimos en un mundo donde la historia se repite, y donde no hay nada nuevo bajo el sol (xxiv). Pero también, Carpentier está escribiendo algo como un mea culpa de su propia generación de intelectuales que, mientras apoyaban las revoluciones contra Machado y Batista, estaban fuera de Cuba cuando se libraron sus batallas decisivas. Esteban —a quien le aqueja el asma como a Carpentier, que comparte el mismo cumpleaños que el autor, y que lleva como nombre el apellido de la esposa de Carpentier— representa el dilema del criollo intelectual cubano de las décadas de los treinta hasta los cincuenta. Pero el final del libro representa la reconciliación del intelectual con la revolución. Mientras Cándido, en el libro de Voltaire, decide dejar de lado la filosofía para cultivar su jardín, Esteban decide dejar de lado sus dudas intelectuales para juntarse con el pueblo que lucha en la calle, porque, a fin de cuentas —se nos dice—, “hay que hacer algo” (xxv). Así que el concepto de lo criollo, introducido en la literatura cubana en su primera obra, el poema de Balboa, y problematizado por la esclavitud, el colonialismo y la república mediatizada en las novelas de Villaverde y Loveira, encuentra una posible reconciliación con el proceso histórico por medio de la revolución política, en la obra de Carpentier. Notas i. Silvestre DE BALBOA, Espejo de paciencia, edición, introducción y notas por Ángel APARICIO LAURENCIO (Miami: Ediciones Universal, 1970). ii. DE BALBOA, p. 47. iii. DE BALBOA, pp. 76, 77, 84. iv. Miguel A. MARTÍNEZ, “Causa, tesis y tema en la novela de Carlos Loveira”, Hispania, 54:1 (Mar., 1971), pp. 73-79. v. Cirilo VILLAVERDE, Cecilia Valdés o La Loma del Ángel (Madrid: Cátedra, 1992), p. 358. vi. VILLAVERDE, p. 96. vii. VILLAVERDE, p. 175. viii. VILLAVERDE, p. 168. ix. VILLAVERDE, p. 171. x. VILLAVERDE, p. 121. xi. VILLAVERDE, p. 205. xii. Gustavo PÉREZ FIRMAT, Literature and Liminality: Festive Readings in the Hispanic Tradition (Duke University Press, 1986), p. 86. xiii. Carlos LOVEIRA Y CHIRINO, Juan Criollo (New York: Las Americas Publishing Company, 1964), p. 44. xiv. LOVEIRA Y CHIRINO, cap. XXV. xv. LOVEIRA Y CHIRINO, p. 158. xvi. LOVEIRA Y CHIRINO, p. 2. xvii. LOVEIRA Y CHIRINO, p. 319. xviii. Lazarillo de Tormes, ed R.O. Jones (Manchester University Press, 1971), pp. 54, 55. xix. LOVEIRA Y CHIRINO, p. 437. xx. LOVEIRA Y CHIRINO, p. 384. xxi. Alejo CARPENTIER, El siglo de las luces (Obras completas de A. C., vol. 5, México: Siglo XXI, 1990), p. 123. xxii. CARPENTIER, p. 37. xxiii. CARPENTIER, pp. 47, 50. xxiv. Mi libro, en su capítulo 6, da una explicación más amplia de esta estrategia: Steve WAKEFIELD, Carpentier’s Baroque Fiction: Returning Medusa’s Gaze (Rochester, NY: Tamesis, 2004). xxv. CARPENTIER, p. 410. ** Steve Wakefield http://www.letralia.com/firmas/wakefieldsteve.htm Investigador australiano (Sydney). Textos suyos han sido publicados en Cañasanta (http://www.canasanta.com), Bulletin of Spanish Studies (http://www.tandfonline.com/loi/cbhs20), Casa de las Américas (http://www.casa.cult.cu/revistacasa/revistacasa.php?pagina=casa) y Journal of Iberian and Latin-American Studies (http://www.tandfonline.com/loi/rjil20). Tiene inédita la novela The True Adventures of Ginés de Pasamonte. === Cultura y traducción ================================================== === Problema de transferencia de la narrativa negroafricana =============== === de expresión francesa a través de Los soles de las independencias, ==== === de Ahmadou Kourouma Ezechiel Agba Akrobou ======================== Introducción La literatura negroafricana de expresión francesa nace al principio del siglo XX, conllevando unos rasgos heterogéneos entre oralidad y escritura, fruto de una civilización occidental y africana. Por lo tanto, desde su aparición, la literatura escrita en el África negra de expresión francesa ha llevado y sigue llevando la huella ineludible de la tradición oral de la que deriva. Esta influencia real, visible y constante, se percibe más en los autores negroafricanos de las primeras generaciones y dicha influencia se caracteriza también por una tendencia hacía los temas de índole humanista. Por un lado, la joven literatura moderna, además de retomar los temas de la literatura oral, se preocupa también por los problemas políticos y culturales. Por otro lado, la adopción de nuevas técnicas narrativas no impide a los autores modernos permanecer fieles a la ética social desarrollada por sus antecesores, los cuentistas de la literatura oral. Hablando de la literatura oral, es preciso hacer una breve pausa sobre la paradoja de este sintagma. En realidad, la palabra literatura sugiere de facto lo escrito. Sin embargo se podría hablar sin duda de literatura ya que los textos orales a los que nos referimos cumplen los criterios de obras elaboradas dentro de una forma enunciativa y con intenciones distintas de las del lenguaje de comunicación corriente. Es decir, la oralidad de dicha literatura se ha mantenido de generación en generación y a la vez se ha conservado en el patrimonio de la dinámica comunicativa que es la palabra. En realidad, es que la literatura oral, cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos, y que se compone de mitos, cuentos, panegíricos y epopeyas, ha sido objeto de muchos trabajos de orientación antropológica, lingüística y más raramente literaria. Además, la literatura negroafricana todavía no es bien conocida, pero se encuentra en un período de gran expansión en casi todo el mundo. Es una literatura a caballo entre la oralidad africana y la escritura occidental. La mayoría de la narrativa negroafricana francófona sigue siendo de índole histórica, política y cultural, y sus traducciones a otras lenguas como dinámica de reparto y de acceso al Otro no dejan de ser un componente de una identidad cultural y también reflejo de una visión del mundo. Esta investigación pretende estudiar las características esenciales que fundamentan la base literaria de la narrativa negroafricana de expresión francesa y su vertiente oral. Y, al mismo tiempo, haremos hincapié en las realidades socioculturales y lingüísticas que, de una forma u otra, constituyen una recuperación de identidad, Los soles de las independencias. 1. Rasgo de la literatura negroafricana de expresión francesa El espacio literario negroafricano presenta características notables que forman parte de la dinámica narrativa de varios escritores africanos. La presencia constante de referencias a los ritos, canciones, refranes y adivinanzas en los relatos actuales, participan de la dinámica romanesca. Esta forma narrativa denota también de la influencia ineludible de la literatura oral sobre la literatura moderna actual en África. Esta técnica estilística y expresiva tiene como objetivo no sólo la transmisión de la sabiduría africana a través de los dichos y proverbios populares, sino también en la realización de la teatralidad del cuentista: sus gestos y su mímica completan y animan la narración. “Hacia una semana que había terminado en la capital Koné Ibrahima”. Esta frase, que da paso a las primeras líneas de la novela de Ahmadou Kourouma, Los soles de las independencias, significa que Koné Ibrahima (personaje de la novela) había muerto una semana antes. Como lo dice el escritor, “uno no se muere sino acaba”. Calcada e inspirada de la estructura lingüística malinké (una de las lenguas vernáculas de Costa de Marfil y de algunos países en la parte occidental de África francófona), esta frase retumbó como un verdadero trueno en el amplio panorama de la literatura negroafricana, hasta entonces más bien académica. De ahí, la complejidad de sus obras literarias desde la originalidad del fondo hasta la expresividad de la forma. Al lado de estos elementos paralingüísticos existen otros procedimientos, como la búsqueda de sonoridades expresivas (aliteraciones, asonancias), las repeticiones, el ritmo, el empleo de imágenes y de expresiones enigmáticas y de alusión, todo ello destinado a dotar al lenguaje de una mayor expresividad para retener así la atención del público: en nuestro caso los lectores. Además, lo más llamativo es que existen escritores, entre otros Ahmadou Kourouma, Tchicaya U Tam’si y Yambo Ouologuem, que desarrollan una literatura que se enriquece con voces y formas de expresión locales, modificando incluso la sintaxis de las lenguas europeas para que se adapten a la estructura de la lengua materna. Por lo tanto los géneros se africanizan, integrando narración y actuación en una reinvención cuyo resultado final es valioso y enriquecedor. De hecho, la narración negroafricana está arraigada en el espacio geográfico, humano, espiritual y religioso de África, particularmente en Costa de Marfil. Y también la lengua es determinante en el momento de comprender el mensaje del escritor. La presencia de los fenómenos de diglosia o bilingüismo aparece como consecuencia del impacto que la lengua materna ejerce sobre la lengua extranjera. Como lo afirmaban Verónica Pereyra y Luis María Mora, “el bilingüismo ha significado, además de la apertura al mundo, una forma de lucha por la afirmación de la identidad al mantener la tensión entre las dos lenguas” (1); es decir, la lengua materna y la lengua occidental. En la obra maestra de Ahmadou Kourouma, escritor marfileño, Los soles de las independencias, escrita en francés, se perciben nada más abrir las primeras páginas de la novela, varias estructuras lingüísticas procedentes de su idioma materno. Además, introduce en la trama narrativa palabras de su lengua materna el malinké: “houmba houmba”, saludos; “Alphatia”, capítulo o sura que abre la lectura del Corán; “Moussogbê”, identificación de la belleza femenina; “gnamokodé”, insulto: “hijo bastardo”, “¡Gnamokodé!”, se mezclan con expresiones más elaboradas como “(...) pour s’asseoir et boire les prières” (2) (id: 113), cuya traducción literal sería “...para sentarse y beber las oraciones”, pero que en traducción comunicativa sería: “(...) para sentarse y orar con devoción”. Esta actitud estilística innovadora puede desembocar en tres tipos de situaciones: el escritor transcribe en su lengua materna expresiones o enunciados que no quiere o no logra traducir en francés; el escritor recurre a su lengua materna por medio de la traducción. La idea o el sentimiento contenido en los casos en que la traducción resulta casi imposible, porque se trata de expresiones o enunciados estereotipados, como los dichos populares o referencias proverbiales. Así, quebrando la factura clásica de la lengua francesa, el escritor intenta recuperar las estructuras locales y el ritmo africano con procedimientos como las reiteraciones, las intrusiones del autor propias del narrador de las veladas africanas, los encantamientos y el uso continuo de proverbios. Es una tradición reconocida afirmar que los textos literarios africanos de expresión francesa al sur del Sahara son previamente traducciones que vienen de la importante influencia de las lenguas locales africanas, en su mayoría dominadas por dichos escritores. En los escritores negroafricanos, a nivel epistemológico como retórico, la visión del mundo sociocultural domina o supera la institución literaria y determina por ende su escritura. El carácter híbrido de la narrativa negroafricana de expresión francesa, en el cual se yuxtapone un discurso que pertenece a una sociedad cuyo idioma de escritura radica en préstamos, supone la existencia de dos tipos de lectores: para el lector africano estos textos parecen “extraños”, pues la oralidad a la que están acostumbrados sólo se presenta en trozos o formas aisladas, y dicha oralidad parece “encarcelada” en una lengua y en un género desconocido en la esfera profunda tradicional africana. En cuanto al lector francófono u occidental, la intrusión de formas estéticas de la literatura oral africana en un género “clásico” lo convierte en valor textual insólito y hermético, planteando a la vez el problema de nuevos códigos de lectura. De la decodificación de estos códigos de lectura a la traducción sólo hay un paso. 2. Oralidad y estrategia narrativa de Ahmadou Kourouma Destaca la preocupación por el sentido de la existencia, por la relevancia de la palabra, de los símbolos, alegrías, ritmos, etc. La diferencia está generada por la particular relación del hombre en el universo que se establece entre dichos elementos, por su espiritualidad específica y por cómo son transmitidos los conocimientos socioculturales de generación en generación. La manifestación de la palabra ritualizada y sagrada como modo formalizado y dinámico de la transformación de la palabra ordinaria no deja de ser una realidad africana. Ahora bien, la dificultad de comprensión de dicha palabra aumenta cuando ésta se transcribe gráficamente. Saber identificar las imágenes, las relaciones entre dichas imágenes y el juego de transferencia del doble sentido, es esencial en la comprensión y el análisis de la novela del autor objeto de nuestro estudio. “La transmutación de lo oral en escritura” (3) es una forma de africanización de la escritura literaria que se basa en un deslizamiento importante de lo oral hacia la escritura. Además, la creación literaria se esfuerza en realizar una búsqueda de la actitud y de la esencia artísticas africanas. Uno de los rasgos que influyen en la literatura autóctona a la hora de defender su propia tradición es el respeto a la cultura oral. A una civilización de oralidad subyace pues una civilización de escritura de la que la literatura negroafricana de expresión no representa más que un aspecto. Hablar de traducción es poner en juego la dinámica de la transferencia de un mensaje desde una lengua llamada lengua-fuente o lengua de partida hacia otra lengua llamada lengua de llegada. Por lo tanto, el traductor sabe de antemano que el texto literario pertenece a una categoría textual llamada “texto-como-producción” y, por ende, su traducción obligaría al traductor a tomar en cuenta la dinámica cultural que forma parte de su construcción inicial. Esta aportación pretende plantear los problemas de estudio y de traducción de los autores negroafricanos que utilizan la lengua francesa como herramienta cultural de expresión y de escritura literaria. Es el caso de Ahmadou Kourouma. En realidad, el estilo que conlleva la forma y el fondo de su narrativa tiene un sustrato o trasfondo sociocultural muy marcado: el malinké. El autor marfileño no solamente se inspira en su lengua materna, el malinké, para escribir, sino que también lo refleja realmente en sus novelas, lo que constituye un problema real de comprensión para lectores no occidentales y no malinkés. Por ejemplo, cuando afirma que “unas generaciones habían nacido, habían hecho su sol y han desaparecido” (4). En esta frase, la palabra “sol” no se refiere al astro. Más bien significa “el período”, “la era”. Y la expresión “hacer su sol” es corriente en las lenguas africanas en general, significa, “reinar”, “vivir un momento, un período de gloria”. La literatura africana es ya un hecho de cultura; la traducción literaria, entonces, es una actividad que transfiere a otra lengua la experiencia de una visión del mundo participante de una cultura. La recuperación del verbo, en el caso del escritor africano Ahmadou Kourouma, cobra sentido ya que significa ir al encuentro de una visión del mundo que se arraiga a la vez en la cultura y en la civilización malinké. Traducir a Kourouma es, sin duda alguna, penetrar por medio de la lengua en la mentalidad de un escritor, en su imaginario y en el espíritu de su tiempo para entenderlo mejor. De hecho, la estructuración del conjunto textual que se entiende, difícilmente podría favorecer una adecuada comprensión e interpretación del texto para traducir los elementos visibles o invisibles en su obra Les soleils des indépendances. “Los recuerdos de la infancia, del sol, de los días, de los harmatanes (5), de los amaneceres y los olores del Horodugu, barrieron la ofensa y ahogaron la cólera” (6). Pero la dinámica del verbo de la narración no sólo marca la obra escrita, también afecta a la escritura de una obra, ya que la traducción previa hecha por un escritor francófono desde su lengua materna hacia la lengua francesa es el principio de una decodificación del mensaje. Esta observación nos permite aludir particularmente a la situación en la que la cultura y la lengua no provienen del mismo contexto sociohistórico, donde la cultura y la lengua (el referente y la herramienta de expresión) pueden encontrarse en una relación de desfase en el espacio y en el tiempo. Traducir a una lengua europea una realidad africana originaria de una cultura-fuente oral, conduce indiscutiblemente al fenómeno de diglosia literaria. 3. Sobre la transferencia de algunos elementos de la oralidad Como lo subraya Carbonell, “la noción de interferencia está relacionada con la de la transferencia. Debido al carácter inestable de los límites entre sistemas, existe siempre un trasvase de elementos, propiedades o características de un sistema a otro” (7). La introducción de elementos extratextuales del mundo malinké a lo largo de la narración evoca un regreso a la fuente tradicional que le impulsa hacia la creación de palabras a caballo entre oralidad y escritura. Para un escritor como Ahmadou Kourouma, esta situación fundamenta el proceso traductivo de su actividad literaria. El acto de escribir le hace partícipe de una dinámica implícita de innovación literaria: su pertenencia a dos sociedades implica un constante pasaje entre las dos culturas, desencadenando un movimiento de vaivén entre dos lenguas y dos culturas distintas. Heredero de las dos culturas: occidental y africana, precisamente francesa y malinké, para Ahmadou Kourouma una cosa es escribir en su lengua materna, es decir en la lengua de su cultura original, y otra cosa es escribir en una lengua prestada, es decir, vaciar a medias su propia lengua materna. En este segundo caso, el acto de escribir, en su doble postulación lingüística-cultural, infiere un proceso de negociación muy cercano a la actividad de traducción. El fenómeno de diglosia se ilustra en la vernacularización de la lengua de escritura que participa de la “coapropiación” (8) de la lengua francesa. A este respecto, Paul Bandia evoca la importancia de esos fenómenos de la vernacularización y de la diglosia literaria en la escritura africana de expresión europea. Es, en gran parte, el resultado de negociaciones de diferencias culturales entre la tradición oral africana y su contraparte europea, el discurso oral. Esta característica de mestizaje cultural en el escritor africano se manifiesta en su obra por una diglosia lingüística y literaria que pone en evidencia las relaciones de poder entre la lengua y la cultura del “colonizado” y la lengua y la cultura del “colonizador”. Desde el punto de vista sociolingüístico, el contacto entre estas lenguas y estas culturas distantes plantea el problema de su relación de fuerza y de sus efectos sobre los locutores. A un nivel psicolingüístico, los problemas planteados son las motivaciones vinculadas al empleo de tal o cual idioma. Por otra parte, “esta forma de diglosia literaria plantea igualmente el problema de la identidad del texto, de su nacionalidad literaria y de su geografía lingüística o de la construcción de su territorialidad referencial” (9). Podemos hablar en este caso preciso de escritura-traducción producto de un texto híbrido, mestizado, “texto cuyo fundamento lingüístico y cultural (...) bastante heterogéneo (...) apela a una estrategia de traducción que tomará en cuenta tanto la especificidad de material como las características de la lengua/cultura receptora” (10). La dinámica relacional lengua/cultura encuentra su pertinencia en el hecho de que, más allá de la relación con la lengua, los esquemas culturales participan de manera privilegiada en la mirada de significación de la obra literaria. “Au cours de ma retraite, de mes prières et incantations de la nuit passée, j’ai vu des choses à toi”. (“Durante mi reclusión, de mis oraciones y encantaciones, he visto cosas sobre ti”) (11). Primero, la estructura de esta frase no responde al esquema normativo regulado, lo que explica un disfuncionamiento a primera vista de los elementos lingüísticos que componen la frase. Es más probable que la expresión “ ver cosas” se refiera a la capacidad de adivinanza que caracteriza al “marabout” o “vidente”, que es un término que designa a una persona dotada de poder místico y capaz de adivinar el porvenir de personas, y este don le confiere el poder de identificarse con el objeto revelado por magia. Pero en ningún caso después del verbo “ver” puede aparecer una preposición ya que es un verbo transitivo dentro de la norma gramatical francesa. “El préstamo cultural es una manera de resolver la dificultad que se presenta cuando no hay expresiones o conceptos en la lengua de llegada que correspondan a los del texto original” (12). Así, de acuerdo con el contexto sociocultural del enunciado se podría traducir la frase anterior de la siguiente manera: “Durante mi retiro, a lo largo de mis oraciones y plegarias de la noche pasada he visto cosas que te afectan” (13). La traducción no deja de ser el puente idóneo que posibilita el traspaso de ciertas barreras lingüísticas y culturales. En efecto, el escritor negroafricano, en el momento de elaborar su texto, selecciona en su sistema lingüístico aquellos signos que mejor le permiten conseguir su objetivo. El traductor literario, en nuestro caso, se encuentra, pues, frente a un conjunto de palabras que representan la intención de un autor, y esto condiciona lógicamente el proceso de reescritura del texto. Si el autor deposita en cada palabra escogida una parte de carga léxico-semántica malinké, es evidente que el sentido del texto, el efecto que el escritor quiere producir sobre el lector, resulta de interpretar de forma correcta cada uno de los significantes en relación con una serie de parámetros no exclusivamente lingüísticos. Conclusión En realidad, traducir a escritores negroafricanos de expresión francesa es dar a conocer a cualquier lector las dificultades que atañen a la traducción de textos originales africanos, cuya característica esencial radica en un contexto bicultural híbrido, mestizo, que es en sí el producto de un proceso de escritura/traducción: desde la lengua vernácula a la lengua occidental. Cabe recordar que las lenguas africanas son también herramientas de creación e innovación literaria cuyo valor, tanto epistemológico como retórico, domina sin duda alguna la institución literaria que, a su vez, determina por lo tanto su valor narrativo. Para ello, dos realidades heterogéneas, como la escritura y la traducción, permiten identificar la estrategia narrativa de estos escritores en un contexto de intercambio cultural. Referencias bibliográficas • BANDIA, Paul (2001): “El concepto bermaniano del ‘extranjero’ en el prisma de la traducción postcolonial”, TTR, Nº 2. • CARBONELL I CORTÉS, Ovidi (1998): Traducción y cultura: de la ideología al texto, Salamanca, Ediciones Colegio de España. • DELISLE, Jean (1980): L’analyse du discours comme méthode de traduction. Initiation à la traduction française de textes pragmatiques anglais. Théorie et pratique, Université d’Ottawa, Ottawa. • JOUBERT, Jean Louis et al (1994): Littératures francophones de l’Afrique de l’Ouest, París, Ed. Nathan. • KOUROUMA, Ahmadou (1970): Les soleils des indépendances, París: Le Seuil, 1970. — (1986). Los soles de las independencias, Madrid: Alfaguara, Trad. Eduardo Santos. • MAGNIER, Bernard (1983): “Ahmadou Kourouma” in Afrique littéraire et artistique, Nº 10. • PEREYRA, Verónica, y Luis María MORA (1988): Literaturas africanas de las sombras a la luz, Madrid: Mundo Negro. • ZALESSKI, Michèle (1989): “Locataires de la misma casa”, entrevista con Sony Labou Tansi, en Diagonales, Nº 9. Notas 1. PEREYRA, Verónica, y Luis María MORA, Literaturas africanas: de las sombras a la luz, Madrid, Mundo Negro, 1988, p. 84. 2. Ahmadou KOUROUMA, op. cit., p. 19. 3. JOUBERT, Jean Louis, et al, Littératures francophones de l’Afrique de l’Ouest, París, Ed. Nathan, 1994, p. 171. 4. Ahmadou KOUROUMA, Los soles de las independencias, Madrid, Alfaguara, 1986, p. 19. 5. Viento muy cálido y seco que sopla de Levante en África occidental, con polvo fino. Suele amainar al mediodía. 6. Ahmadou KOUROUMA, op. cit., p. 27. 7. CARBONELL I CORTÉS, Ovidi, Traducción y cultura: de la ideología al texto, Salamanca, Ediciones Colegio de España, p. 191. 8. ZALESSKI, Michèle, “Locataires de la misma casa”, entrevista con Sony Labou Tansi, en Diagonales, Nº 9. Enero, 1989, pp. 3-4. 9. BANDIA, Paul, “El concepto bermaniano del ‘extranjero’ en el prisma de la traducción postcolonial”, TTR, Nº 2 (2001), pp. 125-136. 10. Ibídem, p. 136. 11. Ahmadou KOUROUMA, op. cit., p. 67. 12. CARBONELL I CORTÉS, op. cit. p. 149. 13. Traducción realizada por el autor del artículo. ** Ezequiel Agba Akrobou http://www.letralia.com/firmas/akrobouezequielagba.htm Traductor e investigador marfileño (Abiyán, 1970). Doctor por la Universidad de Salamanca (http://www.usal.es), de España, en la Facultad de Traducción e Interpretación. Es profesor de traducción y de literatura ecuatoguineana de la Universidad de Cocody (http://www.univ-cocody.ci), de Costa de Marfil, en el Departamento de Filología Hispánica, donde desarrolla su labor docente. Es autor de varios artículos sobre la traducción de la narrativa negra africana de expresión francesa y de algunos trabajos sobre la literatura de Guinea Ecuatorial. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Manuel Iris *** La memoria inventada Rubén Rojas Yedra *** Poemas Aníbal Manuel *** El descubrimiento de América Félix Terrones *** Poemas Lilia Boscán de Lombardi *** Congestión de los cuerpos Daniel Buzón *** Del poemario inédito Lejano Laura Sánchez Solorio *** ¡Ahora que recuerdo! Héctor Estrada Parada *** Cuatro poemas Lola López Martín *** Lilith Yalí Noriega *** Poemas Miguel de Asén *** La cuota Elena Herrera === Poemas Manuel Iris =============================================== *** De Cuaderno de los sueños (Tierra Adentro, 2010) Aparición No creas que te estoy requiriendo, Ángel. Aun si lo pretendiese, nunca vendrías; pues mi llamado queda siempre lejos. Rilke, Elegías, IV. I Desprecias destruirme. Tu carne adquiere —frente a mí— un calor menos mortal. Afirma el corazón su doble miedo de mirarte y de abstenerse. Temor de ojos mortales. Suelto la voz y agradezco tu vestido: que no ilumines con tu piel terrible mis defectos todos, que no me arrastres a morir de luz. II Deviene tu presencia, acude a sílaba de carne y de lamento para insinuar tus pies cuando te invoco atrevimiento concebido desde antes de que sepas —hermosa más que el Ángel y como él terrible— que vas a marchitarte. III Quizá estás confundida, quizá perenne, el ruido de tus pies ha hecho callar las tardes y tu vientre al ocultarse provocó la noche. De cualquier forma, Ángel de carne Luz de carne, Piel de carne no puedo resistir tu desnudez de antes y después de todo: Lo eterno es demasiado. Tu presencia, si mortal, es una flama que todo lo consume: Desnuda eres letal, y no me escuchas. IV No estoy llamándote, flama clarísima, porque no canto en tono necesario para tocar tu oído y porque mis palabras —las mejores— se calcinan al rozarte y aunque sé por la verdad por la distancia por lo cruel de nuestras dos naturalezas que este poema jamás va a llegar a ti lo arrojo hacia tu piel, lo doy al fuego. Mirándola dormir He leído en tu oreja que la recta no existe Gilberto Owen Como esta voz, mi lengua busca el laberinto de tu oreja y yo te escribo y sé muy bien que hay algo —hay un lugar— más bello que tu vientre aunque jamás lo he visto. En cambio se revelan —entrega de la espuma, oseznos de la luz— tus pies de pan de dulce. Y no saber el cómo apareciste, no haber vivido en el momento que tu espalda fue la rosa, abierta luz de lo que significas. Afuera escucho algo. Afuera del poema algo te dice un canto más hermoso que la piel pero también más vivo: una caricia: lengua bajo lengua, sonido bajo letra en acto de buscarte. ¿En qué momento me has atravesado? ¿Cuándo tu luz —incendio, llamarada— se clavó en mi pecho? Hoy puedo hacer un verso en que no mueras nunca. Un cáliz, un jarrón, un algo que contenga vino enloquecido, danza, fruta lenta carne en movimiento para entrar en otra carne. Creyente de tu forma, en mi oración he decidido no ceder al verbo de tu ombligo, a la floresta del verano en tus pezones, a todos tus aromas. Hoy no quiero morir: No quiero ver el río que se duerme en tus muñecas. No quiero andar la forma en que te extiendes de tu piel hasta la piel de todo lo que existe. Árbol de mí, estoy llegando a tu región más fértil. *** De Nueva nieve (2010) Nueva nieve A partir de los Poemas de la lluvia, de Gastón Baquero I Una mujer me habla mientras cae la nieve. Habla mientras la nieve deja su más puro silencio. Se oye el milagro de que su aliento sea más silencioso que el aliento de la nieve. Cercano canta un pájaro inaudible otro se aleja dejando abajo el blanco más profundo. Más silencioso que aliento de mujer lento aletea el aliento de la nieve. II Sube, baja se confunde gira de pronto y va contra sí misma. Ni arena ni llovizna debo decir que juega. No viene al caso la palabra danza. III Como las aves las ventanas se asoman a la nieve. Niegan asombro y se abren como párpado, se entregan como alas. IV ¿Pero qué calma es esta que contemplo en calma todavía, esta sorpresa que se continúa todavía en la sorpresa hundido? ¿Pero qué rosa es esta inmarcesible naciendo en el momento de su desaparición? Homeless También es nieve la que cae en el muñón del limosnero, en la vacía cuenca de su ojo. Opaca, desdentada blancura a la mitad del rostro va burlando el rostro de la nieve. Desde su aliento el cuerpo encima del muñón rehace una guerra en un lugar distinto en que jamás se ha visto una blancura más quemante que la flama de napalm. No sé si el hombre ha sido un homicida. En su muñón, en el vacío del ojo se ha atorado inútil, fría la belleza. ** Manuel Iris http://www.letralia.com/firmas/irismanuel.htm Escritor mexicano (1983). Licenciado en literatura latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady, http://www.uady.mx), con maestría en literatura hispanoamericana por la New Mexico State University (http://www.nmsu.edu; EUA). Premio Nacional de Poesía “Mérida” (2009). Autor de Versos robados y otros juegos (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Conaculta, http://www.conaculta.gob.mx, 2004; Uady, 2006) y Cuaderno de los sueños (Fondo Editorial Tierra Adentro, http://www.conaculta.gob.mx/tierra/fondo.htm, 2009). Editor de En la orilla del silencio, ensayos sobre Alí Chumacero (Feta, 2012). Candidato a doctor en lenguas romances por la Universidad de Cincinnati (http://www.uc.edu; EUA). Mantiene un blog literario en http://bufondedios.blogspot.com. === La memoria inventada Rubén Rojas Yedra =========================== Lo mejor es creer que el tiempo pasa Y que nos va cambiando Pues vivir es creer que se ha vivido Que hubo días de cierto luminosos Y que el deambular torpe del que hoy hacemos gala Disfrazados de viejos marineros de almas errabundas No es más que la conciencia de la imposible vuelta Al amor que impulsó nuestras vidas como un río de alegría Pero, y si no es así Y si el tiempo no pasa Ni nos cambia Y todo lo ha inventado la memoria Javier Orrico A mi tía Merche le molesta que yo no recuerde nada de lo que nos ocurrió antes de mis once años. Aunque no pase del sarcasmo, yo sé que le molesta. En el fondo de ese desagrado están, sin duda, todos esos recuerdos que deberían ser compartidos, porque, supuestamente, estuvimos juntos: yo, con menos de once años, ella, veinte años mayor. Pero yo no recuerdo, y puedo confesar, con el corazón en la mano, que no guardo en la memoria casi ninguna historia de las que ella trae al presente, con ese goce del que cree describir una anécdota de dos, una situación compartida, o una persona que pasó por la vida de ambos y nos dejó huella por igual, con la satisfacción del que transmite un recuerdo común a un tercero, que atiende contagiado de la satisfacción del narrador, y que las puntualizaciones del otro narrador, en este caso yo, quince años después, servirán para enriquecer la narración, apuntalar con detalles que el primero se deja en el tintero, y así abrumar, quiero decir fascinar, al oyente de esta historia dual, plena de sabores y puntos de vista, de sonidos y melancolías varias. Pero yo no recuerdo, repito, casi ninguna de estas historias. O mejor, no las recuerdo por mí mismo, porque ya, quince años después, las recuerdo a través de ella, que a base de contarlas me las ha hecho conocer, ubicándolas en el fondo de mi memoria, y así puedo intervenir en la narración de esas anécdotas, aportar nuevos componentes, detalles sabrosos. Una de esas historias, sin embargo, se había quedado relegada, por mí y no por ella, que nunca la supo. Es así como quiero recuperarla, aportar una historia de la que sólo yo guardo detalles, para que ella, quince años después, la sepa, y para que en los próximos encuentros con terceros, oyentes, en algún bar, en los que se dé la situación tras el café de que tengamos que fascinar con esta historia nuestra, sea ella la que no haya cumplido once años, la que no recuerde nada de lo que cuento, y así tenga que completar mi narración con pinceladas que salgan de su memoria, una memoria inventada. Esta historia que quiero contar, a mi tía y a ustedes, es, como corresponde, una historia de amor. Uno de aquellos días de verano, con ese calor tan pastoso de Barcelona, tan de piel contra piel, me llevaste con dos amigos tuyos, Pau y Caroline, a visitar la torre de Collserola. Habíamos quedado con ellos en Universidad, donde pasaban a recogernos en coche, uno pequeño y agrietado, que Pau conducía con orgullo, como el último reducto de sus admirados sesenta, dijiste. Yo estaba nervioso porque me hablabas de ellos con devoción, como en pasado, pero sabía que de un momento a otro estarían allí, que iban a ser de verdad. Tú insistías en que no me preocupara, que eran gente adorable y que me iban a tratar fenomenal, pero a mí eso mismo era lo que me desconcertaba, por eso te preguntaba tantas veces que qué íbamos a hacer, y tú, nada más, que ya lo verás, pero que no tenía que decírselo a nadie, y menos a la abuela. Pero yo no quería mentir, que si me preguntaban tendría que decir la verdad, y tú que no me iban a preguntar, y que empezarías tú diciendo que habíamos ido a la biblioteca, a estudiar, toda la tarde, y que yo había estado leyendo, Platero, por ejemplo, y así no me preguntarían ellos. Entonces, vale, y me conformaba y me callaba. Al fin estaba cerca, el coche de Pau se veía venir desde la ronda de San Antonio y tú te subías el bolso al hombro, empujándome hasta el borde de la carretera, y yo paralizado. El cochecito, con un golpe de volante, se pegó a la acera y frenó muy brusco. La puerta del conductor, del lado nuestro, se abrió y salió de un brinco el tal Pau, en mangas de camisa y con cachivaches alrededor del cuello que hacían ruido, que te dio un abrazo y a continuación se dirigió a mí, en cuclillas, tocándome la cara con un beso y mirándote mientras te decía lo guapo que era yo, que a quién había salido, y tú que a mi padre, el Manolo, ¿no lo recuerdas? Un seductor. Y él que ya le gustaría, pero que no, y también que se había prendado de mí y que ya no me iba a soltar. Yo no entendí bien o quizás no le prestaba tanta atención como a la silueta del asiento del copiloto, silenciosa y magnética. Pau, atento a mis ojos, la llamó, ¡Caroline, sal un momento! Y la puerta del otro lado se abrió, y de momento sólo pude ver un pelo rubio, porque me tapaba el coche, que era muy pequeño, pero yo tenía once años, y aún no había dado el estirón, un perfil muy bien dibujado que fue rodeando el coche por delante y se plantó ante nosotros. Ésta es Caroline, mi compañera de piso, viene de Toulouse a estudiar no sé qué de las vacas, pero yo que no escuchaba, maravillado con su melena rubia, brillante bajo el sol de agosto, y con sus gafas negras, enormes, que le tapaban media cara, pero que dejaban al descubierto una nariz respingada, pecosa, y una boca rosa, una arruguita de su tez blanca: Comment allez-vous? Yo no sabía qué responder, menos mal que tú, très bien, y ¡hala! Tots al cotxe. Yo sentía los golpes del corazón en mi pecho, y me dolía, no sé si eso o qué, pero parecía que se iba a romper, por eso me tocaba, y tú que qué te pasa, pamplinas, pero yo no podía dejar de mirar a Caroline, aunque, ya los cuatro en el coche, sólo pudiera ver su perfil, desde detrás de Pau, en el ángulo opuesto a ella. Pau arrancó como un demonio, rumbo a los túneles de Vallvidrera, que desde siempre me fascinaron, por el nombre, claro, porque es como si no fueran a ser oscuros, sino radiantes, como las mañanas de agosto en Barcelona, o como la melena rubia de Caroline. No podría decir mucho del viaje en sí, la verdad. Tú y Pau no parabais de poner la lengua en remojo, que diría mi abuela, pero yo mudo, recuperándome de lo mío, de mis dolores y eso. Y tú dándome con el codo y hablándome de la torre y de un tal Norman, de un inglés, y yo que no quería saber nada de los ingleses, sólo de los franceses, o de una en concreto, para ser sincero. Pero Caroline no abrió la boca en todo el trayecto, y yo tampoco, así que llegamos a lo alto de una colina, y allí Pau sacó del maletero una bici de las viejas y se puso como loco a correr por alrededor nuestro, haciendo un par de piruetas que casi se cae, y tú y Caroline no parabais de reír, y yo que no dejaba de mirar a Caroline, una sonrisa que se abría como un girasol. No recuerdo lo que estuvimos caminando por el monte, Pau agachándose cada dos por tres, buscando espárragos, creo, y Caroline y tú compartiendo un cigarro, uno que olía diferente. Y tú que no dijera nada, mira que eras pesada, que esto era un cigarro de Caroline y que ella sólo probaba y nada más, y yo que me daba igual, porque sólo miraba a Caroline, que aparecía detrás del humo, después de cada calada, y asomaba su rostro deslumbrante y sencillo, de campesina toulousiana, pero perturbador. Y en estas que me dieron ganas de hacer pis y te lo tuve que decir, pero no me hacías mucho caso, con tu risa y tu humo, pero Pau me escuchó y se puso enfrente mía, en esa postura conocida, y qué te pasa, t’estàs pixant? Mira si hay sitio, y me señalaba los matojos, y la torre lejos, algunas personas por allí. Y no me gustó que me dijera esto, porque entonces no sabía catalán y creí que me había dicho algo de mi picha, y me molestó, porque Pau intentó tocarme entre los pantalones, con sus gracias, ¿te da vergüenza?, y sobre todo porque Caroline me miró, por primera vez, y se rió mucho, y yo creo que de mí. Así que me alejé de vosotros, con mala cara, y vosotros, ven no te enfades, pamplinas, y cuando estuve lo bastante lejos, en un risco donde se veía Barcelona, me bajé un poquito los pantalones y apunté al final, a Montjuic, y meé. Y mientras, pensaba en ella, en Caroline, en su boca toda rosa, en que la tentación de ella era muy hermosa, pero me subí rápido los pantalones, por si acaso. De camino a casa de la abuela, no parabas de repetirme que no fuera a contar nada de aquello, y yo que no, que no, y hasta hoy. ** Rubén Rojas Yedra http://www.letralia.com/firmas/rojasyedraruben.htm Escritor español (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1982). Reside en Madrid. Corrector de estilo profesional. Licenciado en periodismo y, con una tesis sobre Juan José Millás, doctorando en literatura. Ha publicado microcuentos en blogs especializados, revistas literarias y alguna antología. Mantiene un blog literario en http://perth111.blogspot.com. === Poemas Aníbal Manuel ============================================= *** El bolero del Benny Poco después de la medianoche el Benny Moré rompe la penumbra de la discoteca con un bolero antillano que arrulla a los enamorados y aquieta el recuerdo del que acaricia una copa mientras las caderas entablan un diálogo de vaivén y goce “¿Cómo fue? No sé decirte cómo fue...” El golpe del bongó impone el ritmo a los corazones lento acompasado como el parpadeo del soñador que alienta la esperanza de anudar la noche mientras las caderas no cesan el diálogo de vaivén y goce y una trompeta repentina como la mano que desciende por la espalda libera una nota entrecortada por el lamento del enamorado que ahora es solo uno con su amada porque el Benny Moré así lo quiere. *** Un cierto día Cuando por fin decidimos abandonar la casa, desde la abuela hasta el último nieto fue recogiendo lo que a cada quien pertenecía. De mi parte no quise cargar con el nombre de aquella niña que entre juegos y lascivias y cosas así por el estilo devoró mi primera noche en pleno mediodía. Sin embargo como al descuido eché su rostro en mi memoria y esas piernas flacas abiertas al propósito y esas manos nada pudorosas y esa sonrisa que me hizo su cómplice obligado en cierto día de un mes incierto de hace mucho tiempo *** Es tu silencio grito Es tu silencio grito que hace eco en mi silencio Cuando me nombras tu voz parece bordear una penumbra de sutiles referencias a instantes que se diluyen en un recuerdo lejano Si trato de llegar a esos sitios que fueron tan tuyos y tan míos cada paso que avanzo son mil pasos que me retornan y todo intento por alcanzar tu rastro es agonía que no cesa *** Juego fatal Empecé a escribir estas cosas a las 2:30 de la mañana, hora en que me hallaba despierto por estar prestando un turno en una Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía, encargada de atender principalmente los casos de homicidios. La verdad es que este mundo no tiene nada que ver con la literatura. Trato de encontrarle algo que me sirva de referencia, pero por ningún lado veo esos elementos que nutren, por ejemplo, a la novela policiaca. Ahora entiendo por qué los escritores de ciencia ficción (¿Es la ficción una ciencia?) son tan prolíficos... Es que hablar de lo que simplemente cabe en la imaginación es más fácil que hablar de la realidad misma. Creo que todos los que estamos en este sitio escribimos sustentados en una realidad particular y por eso —al menos ese es mi caso— nos cuesta tanto recrearla, darle un cariz poético. Pero más allá de esas circunstancias que edifican nuestro día a día, en el mundo de las Unidades de Reacción Inmediata hay una meta-realidad que sólo conocemos quienes por razón de un oficio nada envidiable hemos acudido cientos de veces a una escena del crimen, ya sea como investigadores o como parientes de la víctima. Aquí no es deleitándonos con la exuberancia del “realismo mágico”. Aquí la cosa es cargando con el “realismo trágico” de la muerte. Pero no de la muerte que se esconde tras el maquillaje literario sino de la que cae por sorpresa y pone fin a una historia en proceso. Llevo 19 horas trabajando sin parar. Sin embargo, a riesgo de ser inoportuno, quiero compartirles un poema que escribí hace varias semanas, muy al propósito de lo que he dicho. Nada a cambio. Sólo quiero compartirlo. Al doblar la esquina la muerte aguarda sin afanes al transeúnte que aúpa las pisadas como tratando de alcanzar los linderos de su sueño. Nada presagia que al doblar la esquina la sombra del que espera resguardado en el miedo se recorta en un juego de fatales decisiones. Nada hace pensar que a sólo cinco pasos —como cinco fracciones de lo eterno— Una Pietro Beretta será el solo argumento que acecha a quien empuja su afán y su designio sin siquiera imaginar que inevitablemente la vida se le escapará en un abrir y cerrar de ojos. *** El señor profesor Está el señor profesor con la verdad en la punta de los dedos Está con la blanca verdad deslizándose muy despacio aleteando desde sus labios como si fuera mariposa transparente o papel arrebatado por el viento Su voz araña las paredes para no caer en el abismo Sus palabras tratan de llamar a gritos Su tos tose la cal que impide ver esa verdad aferrada al verde del tablero Un polvillo como la niebla queda suspendido en la punta de su corbata *** Ella (a Beatriz) Elemental como el agua ella guarda en su mirada el resumen de todos los silencios Transparente como el agua en su mirada se trasluce la verdad del día que despunta Basta con recorrer su piel de mariposa y cerrar sus párpados con la punta de los dedos para que toda ella tiemble hasta perturbar incluso el corazón de la piedra Si la noche invita al abrazo en su pecho galopan el ansia y el asombro desbordado el grito del deseo y el sorprendido amor el fuego que se aviva en las cenizas y en el beso cuando el labio se posa en el labio como el ave en su sombra o su reflejo *** Sueños sobresaltados Sueños sobresaltados por el campaneo Eco de ropas blancas en el tendedero Si ya es la hora de la soledad preciso es sumergir la voz en el fondo lechoso del día que apenas inicia y poco a poco cede al placer de la memoria Si ya es el día de la nostalgia sólo queda correr las cortinas que ocultan la diaria cinematografía del patio para invocar la presencia de un rostro hace tiempo acariciado ¿Seguirán detenidas al pie de los postes las pisadas y en los andenes las migajas de una charla muchas veces suspendida? *** No hables con ancianos No hables con ancianos a menos que quieras agonizar en la nostalgia Si aquel hombre cargado de años y de errores o aquella mujer de mirada fatigada y sumisiones intentara ocupar el extremo de tu banco en el parque ignóralos... No confíes en el dulce tono de su voz huye de cualquier posibilidad de la palabra no quites el ojo de su bolsa de recuerdos Si ves que extienden en saludo su mano como de pergamino y te sonríen llamando tu confianza aléjate con presteza extravíales la ruta para que no te alcance su recuerdo de tiempos pasados que nunca podrán ser mejores. *** Crónica inconclusa Noche de balcón y tejadillo hacia el oriente. Arriba estaba la lluvia Amagando con desgranarse sobre los párpados. Abajo estaba la ciudad En un perfecto desconcierto de paisajes Y un desorden como de incendio en las bombillas Que fingían teñir de rojo el pavimento. Y sobre balcón y tejadillo Estaban las voces de los amantes Abrazados en el beso ligeramente almizclado, Susurrando como las plumas del pájaro abatido, Dialogando en el pubis y en los ojos Mientras la noche se iba rindiendo a la madrugada. Más allá de las esquinas El vigilante del sueño sonaba su pito para anunciar que existía. ** Aníbal Manuel http://www.letralia.com/firmas/manuelanibal.htm Escritor colombiano (1950). Trabajó como profesor de español y literatura y de historia del arte. Fue director ejecutivo del Museo Rayo (http://www.museorayo.co), de Roldanillo, Valle. Actualmente ejerce su profesión de abogado y criminalista. En 1985 obtuvo el primer premio en el Concurso Departamental de Narrativa “Recuerdos de mi Pueblo” con la novela Full-65. Ha publicado los poemarios Diario de la ausencia (1972), Canto del proletario (Mención Especial en el II Concurso Nacional de Poesía “Eduardo Cote Lamus”, 1975), Tiempo de obstinación (1981) y Cotidiana (1983). Además, textos suyos han sido incluidos en las antologías Estravagario, coordinada por María Mercedes Carranza (Colcultura, 1976); Diez poetas colombianos, coordinada por Fernando Garavito (Colmena, 1976); Poesía militante en América Latina (Cambridge University Press, http://www.cambridge.org; EUA, 1977); Poesía, coordinada por Aníbal Arias (Ediciones Etcétera, 1978); Álbum de la nueva poesía colombiana, coordinada por Juan Gustavo Cobo Borda (Universidad de Carabobo, UC, http://www.uc.edu.ve; Venezuela, 1980), y 21 poetas escogidos (Editorial Altazor, 1982). Mantiene un blog de poesía en http://poemas-anibalmanuel.blogspot.com. === El descubrimiento de América Félix Terrones ====================== Estábamos lo suficientemente ocupados como para que alguien se fijara más de la cuenta en lo que ella hacía. Revisábamos nuestras guías, releíamos por enésima vez nuestros itinerarios; también, nos afanábamos en responder los cuestionarios de migraciones. Tal vez buscábamos convencernos, a cientos de metros de altura, de lo inminente de nuestro aterrizaje; por lo tanto, de nuestros días futuros en Perú. Con todo, alguien creía recordar haberla visto leyendo un libro de historia, tal vez un párrafo en el que se contaba cómo llegaron los conquistadores, las miserias que dejaron y las riquezas que buscaron. Pero nadie pudo verificar si esta información era cierta o si, como tantas otras, ya se confundía con la imaginación. Ahora que se perdió para siempre, resulta una lástima que nadie la recuerde, pues tal vez el recuerdo de cualquier cosa que hizo o dijo durante el vuelo nos habría explicado de mejor modo todo ese desorden inexplicable al cual se arrojó. De hecho, forzados a recordar, nadie pudo ponerse de acuerdo en nada con respecto de esa mujer. Hay quien dice haberle conversado un instante, también quien dice haberse fumado un cigarrillo con ella. Otros afirman haberla visto llorar en los baños del aeropuerto. Pero resulta inevitable no sentir un relente de oportunismo y falsedad en lo que cuentan. El hecho es que una vez que el avión aterrizó en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima nos olvidamos definitivamente de la mujer que viajaba sola. Estábamos impacientes por bajar después de tantas horas, comenzar nuestro gran viaje veraniego en un país desconocido, del que apenas habíamos oído hablar antes, un país que nos esperaba silencioso y agitado, detrás de varias capas de neblina dispuesta a ser atravesada por nuestros pasos determinados y curiosos. Felizmente, ahí están los hechos y datos objetivos para permitir sacar algo en limpio. Nacionalidad francesa; edad, treinta años; domicilio, París, 3e arrondissement. Motivo declarado del viaje: familiar. Había comprado boleto ida y vuelta, aunque no tenía fecha fija para el regreso sino que la había dejado abierta para poder regresar cuando se le antojara (lo cual tampoco quiere decir nada). En Lima, nunca salió de su habitación de hotel, en las proximidades del aeropuerto, salvo para hacer un par de llamadas (el recepcionista declaró que fue ella quien marcó, habló en francés, la primera vez, unas cuantas palabras, nada más). El mismo recepcionista, quien había estudiado algunos meses en la Alliance Française, creyó reconocer palabras como “búsqueda”, “miedo” y también “insomnio”. La segunda llamada la hizo a una agencia de transporte, quería pedir un pasaje para Huaraz, sí, sólo de ida... Al final, antes de dejarle una buena propina, la mujer le preguntó algo que le pareció extraño. Después se fue sin esperar respuesta. El recepcionista se quedó pensando un rato en la pregunta de la gringuita. Después, encendió la televisión y se olvidó de todo. Sin embargo, como un negativo fotográfico, también están los otros hechos, aquellos que permiten entenderla un poco más. La imaginamos, la mañana siguiente, saliendo del hotel a la avenida Faucett. Los autos a toda velocidad, los transportes públicos, algunas miradas aviesas arrojadas, lo mismo que cientos de escupitajos aplastados contra el suelo por pisadas apuradas. Esa primera imagen de Lima debe haberla consternado por su contraste con cualquier ciudad europea. Ese desorden, ese caos, esa manera febril que los limeños tenían de precipitarse a ninguna parte... A lo mejor ella pensó en eso, a lo mejor no. En todo caso tomó un taxi que la llevó directo a la empresa de transportes. Llegó con algo de retraso, cuando el bus ya estaba por partir, pero no fue un problema pues apenas llevaba con ella la mochila con la que trepó al vehículo. Durante el viaje, conversó con una pareja de austríacos que ya la habían visto en el avión, pero ella parecía no recordarlos. Hablaron del país. Con algo de suerte, los austríacos podrían tomar buenas fotos en la Cordillera Blanca. También se mostraron informados, conocían qué había ocurrido en la historia reciente del Perú. Los años ochenta y el terrorismo. Abimael Guzmán, cuarta espada del comunismo, líder de Sendero Luminoso. Levantamiento armado. Masacres de campesinos. Coches bombas. Más de 60.000 muertos. En otras palabras la barbarie. Algo peor que la barbarie, dijeron al mismo tiempo, el horror. “Claro, las masacres”, replicó ella con gesto cansado. Sorprendidos por su reacción, los austríacos le preguntaron si ya había estado antes en Perú y si conocía a alguien. Entonces ella respondió que conocía mucho de Perú, lo cual quiere decir mucho y nada al mismo tiempo, pero al parecer esta respuesta les bastó a los austríacos. Después le preguntaron cómo era que hablaba tan bien el alemán. Era profesora de alemán en un instituto parisino. (De hecho, esto último fue una de las pocas cosas verdaderas que dijo a lo largo de su viaje). Sin aparente razón alguna, ella recordó un verso de Paul Celan. Después habló de una aurora oscura o de una noche blanquísima que su abuelo había visto en una granja alemana allá por el año de 1943. También del durísimo invierno que vivió por culpa de la familia a la que había sido encargado. Habló de golpes y abusos, de hambre, de intentos de suicidio, de una vida solitaria, hambrienta, adolorida. Al final se calló de manera tan sorpresiva como se había puesto a hablar. Sin saber qué decirle y por añadir cualquier cosa a la conversación, los austríacos le preguntaron por la razón de su viaje. Ella se alzó de hombros. El hijo de la pareja comenzó a impacientarse, dijo que tenía hambre. Muy secretamente, los austríacos agradecieron al niño haber intervenido tan oportunamente. No volvieron a hablar durante el resto del trayecto. Eso sí, la vieron escribir cada cierto tiempo en una libretita, la misma que los rescatistas encontrarían días después. Cuando llegaron a Huaraz, y apenas bajaron del bus, fueron acosados por una legión de promotores turísticos. Lo último que recordaron los austríacos era a la francesa conversando con varios hombres, necesitaba un guía con auto que conociera bien el Parque Nacional del Huascarán, el precio le era indiferente. Nunca más la volvieron a ver. De todos esos hombres, la francesa escogió al más joven, un muchacho de mirada cansada, que apenas le habló, como si se sintiera en falta por algo, quien dijo estar disponible de inmediato y de manera exclusiva, ¿su nombre?, Juan (algunos días después, la policía descubriría que, en realidad, Juan no era un guía sino que sobrevivía, al igual que muchos otros, gracias a esa actividad. También le encontraron un fajo de billetes, quinientos euros, cuyo origen no supo explicar). Para darle gusto, Juan la hizo pasear esa misma tarde por Huaraz, aunque la verdad no había mucho que ver. Huaraz era una ciudad fea, hecha de casas sin pintar ni acabar, una ciudad que a muchos hacía pensar en unas ruinas infinitas. En una época, decía Juan, Huaraz había sido una de las más lindas ciudades del norte peruano, pero el terremoto de 1970 había destruido casi todo. Después del terremoto, los sobrevivientes intentaron reconstruir la ciudad a partir del recuerdo, pero nadie nunca llegó a ponerse de acuerdo; por eso, que al final todos olvidaron a la ciudad original y en lugar de ella levantaron casas y edificios en desorden sin concierto. Lo único que quedaba del Huaraz original, la calle José Olalla, una calle blanca y recta, le dio una idea a la francesa de lo que había sido la ciudad (pese a que una idea no necesariamente sea la verdad). Cuando terminó la tarde, ella invitó al guía a cenar y tomar unas cervezas. Según Juan, apenas hablaron, lo poco que intercambiaron fueron las preguntas que ella le hizo acerca de su vida y su familia. En cambio, en ningún momento dijo nada de ella. A lo mejor, a partir de ese momento Juan ya había empezado a pensar en hacerla suya. Al día siguiente, llegaron por la tarde al Parque del Huascarán, justo cuando los últimos turistas de la mañana partían de regreso a la ciudad. Como habían convenido, estacionaron el auto y partieron con la carpa, algunas botellas y comida a un rincón que Juan conocía y por el que, según él, nadie transitaba. Caminaron cerca de seis horas. Subieron por pendientes, bajaron a través de corredores. Cada tanto echaban vistazos al Huascarán, infinita montaña, testigo silencioso de su caminata. Cuando, por fin, Juan señaló que ya habían llegado, la noche empezaba a caer: armaron la carpa y encendieron una lámpara a gas. También abrieron una de las botellas que la francesa había llevado. Juan no recordaba cuántas botellas bebieron, lo único que recordaba era que en un momento pensó una vez más en aquello que hasta ese momento se había estado negando a pensar, una idea que comenzó a agobiarlo, no dejarle respiro. Entonces apagó de una patada la lámpara y se abalanzó contra la francesa. Los policías liberaron a Juan al cabo de una semana. No tenían razón para incriminar al principal testigo, cuya culpa, según determinaron, había sido beber más de la cuenta y haberse cruzado en el camino de esa mujer. Más allá de eso, su única responsabilidad había sido dejarse llevar por sus instintos; debería tener cuidado de ahora en adelante, lo seguirían de cerca; eso sí, le advirtieron que ya no jugara al guía turístico. De no haber intentado aprovecharse de la turista, ¿los eventos habrían ocurrido del mismo modo?, de haberla violado, tal y como pretendió, ¿ella seguiría viva?, fueron preguntas que los medios se hicieron durante esos días de inútil búsqueda. Cuatro cuerpos de bomberos y un escuadrón de la policía recorrieron la Cordillera con el objetivo de dar con la francesa. Primero se esforzaron por hallarla con vida, desnutrida y deshidratada, pero todavía con vida; luego se resignaron a encontrar un cadáver y determinar las causas de su muerte; al final terminaron abandonando la búsqueda, esa mujer había sido comida por los cerros. Lo único que encontraron fue una fosa común en la cual diez cuerpos, cada uno con un tiro en la frente, seguían descomponiéndose desde muchos años atrás. Lo que queda son especulaciones, hechos inconexos pero que reunidos dejan entrever un sentido ausente. Según el parte policial y los recortes periodísticos, frente a la violencia del supuesto guía la francesa luchó “con todas sus energías por impedir lo que parecía inevitable”. Mientras Juan desgarraba su ropa y hurgaba entre sus muslos, ella arañó y golpeó hasta que alcanzó una botella (las fotos de los periódicos muestran a Juan con hematomas y contusiones que, según alegaba, eran consecuencia del golpe que recibió en pleno rostro). Cuando, horas después, el falso guía recuperó la conciencia, ya casi era mediodía y la francesa no estaba a su lado. Le dolía la cabeza y no podía ver de un ojo. Afuera hacía un frío que incluso a él, un nativo de la región, le pareció extremo. En el medio de esa calma, en el centro exacto de esa tranquilidad, Juan buscó por todas partes a la mujer, pero fue en vano. Cuando llegó la noche decidió regresar a donde estaba el auto. Llegó a las siete de la mañana del día siguiente a Huaraz donde, después de pensarlo, acudió a la comisaría para denunciar la desaparición. Inmediatamente después fue encarcelado. Para aquel entonces ya varios de nosotros habíamos regresado a Europa. El viaje a Perú transitaba lentamente de la experiencia al recuerdo y del recuerdo a la imaginación. Un país de contrastes y diversidad. Un país de una rica cultura, buena comida, gentes simpáticas y muy buenos paisajes. Un país de carta postal en el cual pensábamos, sin confesárnoslo, cada vez que cruzábamos a los músicos andinos en la boca del metro. O cada vez que, por la noche, al regresar del trabajo, encendíamos la televisión y nos encontrábamos con un documental dedicado, digamos, a Machu Picchu. Quizá por todo esto fue que nos sentimos particularmente afectados por la noticia de la desaparición de esa joven francesa. Cada vez que escuchamos en la radio o leímos en los periódicos acerca de su búsqueda, suspirábamos inquietos por la suerte que le había tocado vivir en un país tan lejano, ese fin del mundo alienado de la civilización; entonces, una pregunta atravesaba fugazmente nuestros pensamientos. Una pregunta trémula, vacía y blanca como la nieve del Huascarán, la misma nieve que acaso habría terminado por sepultarla, por esconder su búsqueda sin nombre. De ella no encontraron nada más que una mochila en la cual había alguna muda de ropa, sus documentos y una libreta. En la libreta se mezclaban impresiones del viaje con recuerdos y sentencias que podían decirlo todo sin significar nada. Lo que más llamó la atención fue una serie de fotografías. Retratos gastados de un hombre. Apenas se le veían los ojos. Unos ojos que parecen responder sin palabras, también buscar decir algo sin poder hacerlo, desesperarse en una explicación equívoca o que nunca llegó de verdad. O demasiado tarde. ** Félix Terrones http://www.letralia.com/firmas/terronesfelix.htm Escritor y traductor peruano (Lima, 1980). Ha publicado las novelas cortas A media luz (Pontificia Universidad Católica del Perú, PUCP, http://www.pucp.edu.pe; 2003) y la novela El silencio de la memoria (Mundo Ajeno, http://www.mundoajeno.com; 2008). Editor y antologador de la obra de Sebastián Salazar Bondy para la Biblioteca Ayacucho (http://www.bibliotecayacucho.gob.ve; 2012). Asistente en la Université François Rabelais (http://www.univ-tours.fr), de Tours (Francia). Mantiene los blogs La tierra prometida (http://felixterrones.blogspot.fr; miscelánea) y El viento en tu cara (http://felixterrones.wordpress.com; microrrelatos). === Poemas Lilia Boscán de Lombardi ================================== I El lugar de las formas en la espiral del tiempo, todo igual en la vorágine, los rostros se despiden en las aceras del miedo y el viento regresa de la misma ausencia. II Las olas quiebran su aliento sobre mi cuerpo de arena, una cascada de besos se derrama lenta y larga y huyen como las sombras las penas de la mirada. III Espejismos grieta de incertidumbre inútil espera. Golpean las palabras en el corazón del sueño, persiste la realidad con su dura corteza. IV Desata la brisa los cabellos de la noche y la lluvia esparce el aroma del café. Herida de ausencia beso el perfume de tu piel en cada despedida. V Respiro como nunca la nostalgia y como nunca tengo la certeza de tu ausencia. Tus días terminaron hace tiempo mi dolor es apenas un comienzo. VI En el campo de la luna los pájaros se han dormido, la luz se quiebra en las hojas que respiran en el agua. El bosque es un ave negra que se reclina en mi sueño y una luciérnaga brilla para alumbrar a las ánimas VII Cenizas desplegadas en el viento arrancadas del árbol moribundo, cuerpo carcomido por el tiempo sin pájaros sin nidos, ninguna melodía acaricia las hojas calcinadas. VIII Rayos de angustia se cruzan en la mente, la duda se agiganta, un tren avanza en la niebla de la noche como un sonámbulo perdido en las redes del destino IX El sol derrite las orillas sólo la luz quiebra el silencio, el patio brilla un hilo de agua dibuja los bordes de la vida. X Latidos de la noche en los pasillos de luna, una gota intermitente derrumba las paredes, crujen las ataduras, la vida se desliza como un río de llamas que nace en la penumbra. XI Charlas de enamorados, encuentros clandestinos, una copa abandonada. Asciendo a tu deseo como ola temblorosa derramada por el viento. Sacerdotisa de la noche derrama esencias en los cuerpos abrazados. XII Subió el aroma de la hierba hasta mi cuarto, tus manos se enredaban con el viento que acariciaba mi rostro lentamente. XIII Huellas del pasado gravitan en mi mente, no hay un solo día que no agonice por tu ausencia, sólo espero encontrarte, después de tanto tiempo, en los ojos de otros niños sabiendo que me miras sin mirarte. XIV El río se devuelve en el sentido de mi cuerpo, busca la orilla circular de la simiente, húmeda quietud, arena y musgo en el lecho oscuro del fondo del abismo XV Ofrendo el humo del incienso, imploro al sol recién nacido, mas todo es inútil las trampas del tiempo borran la memoria y en una noche larga se consume la vida. XVI Hilos de agua empujan las tinieblas, inciertas puertas permanecen cerradas, los rostros se burlan de los sueños, las piezas de nácar se desploman y sólo hacen ruido en el corazón del hombre. XVII Avanza el miedo hasta el borde del grito. La montaña es una puerta cerrada que la angustia golpea, los pies se hunden en el círculo del agua, la lluvia continúa como una oración de los tallos sepultados. XVIII Flores moradas dispersas en la tierra, piedras solitarias con despojos del mar En sus orillas. El árbol de la vida permanece en el centro de la casa, me inclino por el borde de las hojas y contemplo el paso de los días. Nuevos ramos se confunden con el viento, nuevos rostros se reflejan en espejos de su tallo. XIX Cuando la furia del viento aniquila las palabras en sombras como cuchillos todo desaparece. Sólo queda una muchacha asomada a la ventana mirando al mar como a un lienzo donde las olas se mueren. Busco huellas de los nombres en las ruinas del pasado, sólo quedan los espejos, el reflejo de los sueños, cenizas en la mirada XX Traición de las palabras Diálogo imposible. Oscuro ángulo para la pequeñez desmesurada. Los minutos de la huida hasta el fondo del silencio se alargan como un puente para llegar a la orilla. Estaré a salvo En los confines del sueño. XXI En cascadas de luz se derrumba la tarde. El rostro es un enigma, grises sombras se descuelgan de los árboles, grises sombras se anidan en el pecho. Silencio de pájaros dormidos penetra hasta el fondo de los huesos, la tristeza es un lago de sombras y silencios. ** Lilia Boscán de Lombardi http://www.letralia.com/firmas/boscandelombardililia.htm Investigadora venezolana (Valera, Trujillo). Profesora e investigadora jubilada de la Universidad del Zulia (http://www.luz.edu.ve). Es decana de Investigación y Postgrado y directora de Publicaciones en la Universidad Católica Cecilio Acosta (http://www.unica.edu.ve) de Maracaibo. Ha publicado los libros de ensayo Aproximaciones críticas a la narrativa de Ernesto Sábato (1978), Huellas en el tiempo. La poesía de Miguel Hernández (1987), Sobre arte y literatura (1993), El teatro Baralt y la ciudad (1998) y El fracaso de la libertad. García Lorca y la tragedia griega (primera edición, 1994; segunda edición, 2000), y los poemarios Voces de la memoria (1995), Surco de origen (2000), En el corazón del vértigo (2002) y Desde el signo que me nombra (2008). === Congestión de los cuerpos Daniel Buzón =========================== Aquella mañana de mayo me fui a la esquina entre la Meridiana y el parque de la Ciutadella porque me gusta ver pasar el tranvía por aquella curva cuando se tumba un poco a su derecha y no se tumba porque en verdad es un vehículo de trayectoria muy correcta. Me dirás qué tontería pero pasadas las siete no tengo nada que hacer, ni siquiera buscar trabajo, y ahora que el paro es un muro que se desploma haciendo añicos el día, aunque uno se ocupe durante horas en apuntalarlo, y no se sabe cómo siempre cae, cuando la gente se relaja porque acabó ya su jornada laboral entonces uno más que relajarse se abandona también, llorando sin llorar por dentro, como un anciano al que se le ha perdido el nieto de cinco años durante un paseo y tiene que volver a casa de su hija a decirle que él ya no puede más y que ahora lo busque ella si no le importa. Así que abandonado entre los coches y las bicicletas me dediqué a esperar la llegada de ese vehículo renacido que en las guías turísticas suele matar a Gaudí, lo cual era suficiente argumento para impedir que la ciudad condal lo recuperara para transporte público. Lo vi llegar, en fin, como desnudo de tan estilizado, y uno de los pasajeros no sólo me penetró con la mirada sino que suspendió sobre mí su cabeza como si de pronto su masa se acrecentara exponencialmente y pudiera aplastarme desde el otro lado de las ventanas, sin necesidad de tocarme. Ya ves tú, pensé. Y seguí a lo largo del tabique de la Ciutadella en busca del metro que me traería al piso, ese que voy camino de no poder pagar. Al entrar en la boca del metro acabé encajado entre dos personas que se colaban por las escaleras como sorbidas. Casi me caí. Empecé a mirar a la gente a los ojos porque ellos me dedicaban miradas que podría calificar de asimiladoras, absorbentes. No me dejaron entrar en ningún vagón del metro, te lo aseguro. Formaron a cada puerta un pelotón uniforme con un ridículo disimulo que no podía engañar a nadie, y me escupieron afuera. Una, dos, once veces. Volví a pie. Eran los días en que un maldito temporal siberiano despellejaba al personal que seguía en la calle más tarde de las 9. Fijé la vista en un chaflán y los ojos rebotaron contra los edificios de la acera opuesta, que me pesaron como si los llevara sobre los hombros. A dos manzanas de mi portal un hombre mayor me detuvo como para decirme algo pero no habló, sólo apuntó los labios salivosos, que amenazaron con licuarme la mente. Me zafé y gané mi portal. Me metí en el ascensor sin más sobresaltos, pero al mirarme al espejo noté que se reflejaban en él las plantas por las que pasaba como si no hubiera puertas exteriores y además lo hacían con rara parsimonia, ofreciendo la imagen de pasillos anchos y repletos de gente dinámica, que entraba y salía de los pisos, bajaba las escaleras o se detenía a hablar con la felicidad de cualquier navidad cinematográfica. Cuando reaccioné y me volví hacia la puerta el ascensor llegaba a mi planta y como siempre no se vio nada del exterior hasta que las puertas correderas se abrieron. Afuera todo era silencio. Me asomé al hueco de la escalera y comprobé que las plantas inferiores estaban vacías. Resultó que aquél no era mi piso, aunque el bloque parecía el mismo. Busqué mi puerta pero tuve que volver a la calle. Pensé que estúpidamente había confundido una manzana con otra. Pero la verdad es que no podía confundir nada ni distinguir tampoco porque a duras penas era capaz de soportar la imponente presencia de las fachadas, los bordillos, los zócalos, las cornisas. Me intimidó la pesantez de cada elemento de la calle, pero no de acuerdo con ninguna ley de la gravedad sino según una primitiva ley de la concentración universal sobre un mismo punto, todavía vigente, como sería posible volver a someterse a una jurisdicción medieval por debajo o por encima de todos los códigos actuales. Retrocedí hasta una cristalera que resultó ser una sucursal bancaria. Aguanté con un rictus la sintaxis maquinal que se aglomeraba a mi alrededor, y al mismo tiempo me excluía. Frente a mí había un contenedor de papel, con unos cartones doblados apoyados en él. Atravesé de rodillas la acera y los cogí. Luego, entré a dormir junto al cajero. ** Daniel Buzón http://www.letralia.com/firmas/buzondaniel.htm Escritor y filólogo español (Manresa, Cataluña, 1977). Se ha dedicado a la docencia. Realiza un doctorado en la Universidad de Barcelona (http://www.ub.edu). Un estudio suyo fue incluido en el libro Religiöse Toleranz im Spiegel der Literatur (GmbH & Co KG Wien, Suiza, 2009). Ha publicado relatos en las revistas electrónicas Axxón (http://axxon.com.ar) y Ariadna—RC (http://www.ariadna—rc.com). Mantiene el blog Quidcumque (http://arimaspia.blogspot.com). === Del poemario inédito Lejano Laura Sánchez Solorio ================ *** Máscara escribo para ti porque no escuchas mas ¿quién dicta el tono preciso? la solitaria está al acecho llega la paz su locura pero tú no llegas el segundero está quieto *** Arrullos para tu lejanía déjate encontrarme en mitad del desierto envuélvete en la sed y el remolino estaré frente a ti sin que me mires dormiré sin cerrar las ventanas del cuerpo cántigas divinas se asoman en mi vientre para que llames a una puerta sin paredes y te invada la luz que es plena a la vuelta de tus ojos *** Desear el sueño en el hueco que se abre entre mis noches en el no saberte amo la ausencia el imperceptible peso del tiempo clavada en la oscuridad en otra tarde y sus noches pregunto quién fue el culpable los tiempos ya no son los de antes *** La luz del instinto desaparece en la huella del dios taciturno muérdete los labios vuela con las ganas respira profundo aguanta el impulso ¿se instala? *** Soñar el deseo basura que vuela la máquina humana su vida volátil montándose al sueño su luz el torrente la noche le agita *** Del cuerpo sin partes I tan cerca del sueño como de la muerte tan lejos gira un rodar constante su cántico eterno la danza II ¿recibes mi llamado? nunca lo hagas enciende el centauro en llamas al vientre cenizas sólo tus cenizas III al final del calor encuentra el olvido *** Ardor en el vacío del espejo se aman aterrados desean el vuelo la caída el golpe luchan contra sí mismos en un mundo de cabeza el agua hartos de las miradas que prometen la gloria se tocan se beben balbucean los nombres primitivos ¿alguien pide respuestas? ¿quién resuma? *** El hambre implacable perdido entre abrazos a la media luna gratuidad del límite don transcurre azotado escupiendo al cielo desvelado e insomne su noche es eterna sabio es el instante de su amor ** Laura Sánchez Solorio http://www.letralia.com/firmas/sanchezsoloriolaura.htm Escritora mexicana (Zamora, Michoacán, 1981). Licenciada en pedagogía por el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación (Imced, http://www.imced.edu.mx) y en filosofía Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH, http://www.umich.mx). Maestra en filosofía e historia de las ideas por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ, http://www.uaz.edu.mx) con la tesis La invención de lo trágico en el joven Nietzsche. Ha publicado el poemario Llego sin necesidad. Fue becaria del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico de Zacatecas (Pecdaz) en su emisión 2009 con el poemario Habitar el silencio. Es docente de la Licenciatura en Artes de la UAZ. === ¡Ahora que recuerdo! Héctor Estrada Parada ======================= La maceta con flores cayó desde el segundo piso, estrellándose en la cabeza del hombre, quien se desplomó sin sentido sobre el pavimento. Un tumulto de gente se arremolinó en torno al desdichado que sangraba por el cuero cabelludo. —¡Sí, sí, está vivo!, vamos a llamar a una ambulancia. —Mira, ya está volviendo en sí, está intentando abrir los ojos. Decían los andantes que trataban de prestarle algún auxilio. —¿Qué..., qué pasó...? ¡Ay, mi cabeza! —dijo llevándose las manos al cráneo—, me duele mucho. —Cómo no le va a doler, amigo, si le cayó eso en la cabeza —dijo otro, señalando la maceta hecha pedazos. Le ayudaron a levantarse y a limpiarse un poco la sangre que ya dejaba de manar. Dentro de lo desafortunado del evento, había tenido suerte por usar sombrero, el cual amortiguó el golpe de tal manera que le salvó la vida. Estuvo sentado un rato a una de las mesas del Gran Café. Los meseros le pusieron hielo para evitar parcialmente la inflamación y le dieron a beber un té. —¿Está seguro de no querer ir a un hospital?, mire que el leñazo fue duro. —No, gracias, ya me voy sintiendo mejor. Dentro de un rato me levanto de aquí y me voy despacito... ¿pero adónde? Oiga —interrogó con cara de angustia—, ¿dónde estoy? —En Sabana Grande, amigo, en la Calle Real. En blanco, su memoria estaba en blanco. Hizo un esfuerzo para levantarse de la silla, “pero para ir adónde, si no recuerdo ni quién soy, ni qué hago aquí”. Buscó, según le recomendó un policía. “¡Mi cartera!, claro, ahí debo tener identificación y todo lo demás”. Llevó su mano al bolsillo interno del saco, luego al pantalón. Nada. “Quizá me la robaron cuando estaba inconsciente en el piso”. Lo único que halló en el bolsillo de la camisa fue un papelito que decía: “Dr. R. H. Campos, Odontólogo. Calle Real de Sabana Grande. Edif. Radio City. Of. 6, 5:00 pm”. Fue escrito a mano y con descuidada letra. Cuando palpaba sus ropas, buscando algo que le ayudara a la memoria, tocó bajo su axila izquierda algo metálico, frío, pesado. Disimuló mientras estuvo acompañado, pero al rato, al quedarse solo, se escondió en un recodo de la calle para comprobar que era, en efecto, un revólver. Su desconcierto aumentó. “Pero... ¿por qué ando armado, será que soy policía o detective privado? ¡Qué vaina tan rara!”. Volvió a mirar el papelito y decidió ir a esa dirección por tres motivos: 1, era su única pista, 2, no tenía más adónde ir, y 3, se hallaba a unos pocos pasos de ese lugar. —Le repito, señor, que el doctor Campos es dentista y no médico —le aclaró la secretaria al verlo con la ropa, las manos y la cara manchados con sangre. —Y yo le repito también, señorita, que quiero sólo hablar con él, no que me atienda profesionalmente. Tal vez pueda ayudarme con un problema que tengo. Es personal. —Bueno, entonces dígame su nombre para anunciarlo. —No lo sé, joven, no recuerdo ni mi nombre. —Y entonces, ¿cómo sabe que es amigo del doctor? —No he dicho tal cosa, solamente... Pobre hombre, en medio del drama que ya vivía, se encontró con una de esas recepcionistas lentas de entendimiento y estricta cumplidora de sus órdenes. Al parecer el profesional notó lo que ocurría en su antesala e hizo pasar a nuestro hombre a su consultorio. El doctor Campos —hombre joven, de unos treinta años, bien parecido y simpático; dueño de una fascinante sonrisa, la cual constituía la mejor publicidad para su oficio—, puso todo su interés en su relato y se mostró dispuesto a prestar su colaboración para tratar de dilucidar la razón por la cual este individuo, en medio de lo que fue una tragedia atenuada, llevaba sus señas en el bolsillo, y desentramar qué clase de vínculo los relacionaba. Después de mucho conversar, al mejor estilo de un interrogatorio policíaco, el atractivo odontólogo llegó a la única conclusión de que no podían concluir nada. —Lo que puedo recomendar, mi desmemoriado y desconocido amigo, es que se dé una caminata por los alrededores a ver si de repente ve u oye algo que le provoque un chispazo a su memoria, he leído que a veces funciona así. —Sí, doctor, haré lo que me dice y que Dios me ayude. Ya estoy empezando a desesperarme. Gracias por su tiempo. Al pasar por la recepción rumbo a la salida, vio a una joven y hermosa mujer lujosamente ataviada, en la salita de espera. La secretaria, dirigiéndose a esta dama, le dijo: —Puede usted pasar, señora Mendoza del Valle —y a los otros pacientes que pacientemente esperaban—. El doctor les pide que lo disculpen, pero que ya por hoy no podrá atender más. Les llamaremos por teléfono para darles una nueva cita. ¡Plop!, el chispazo llegó pronto. Al escuchar “Mendoza del Valle”, el hombre recordó algo, que por la expresión de su rostro era muy significativo. Fue hilado y rápido su accionar. Extrajo el papel de su bolsillo para leerlo por vigésima vez. Se encaminó al consultorio de nuevo, haciendo caso omiso de la secretaria, quien trató de impedirlo; acto seguido, abrió la puerta en el momento justo en que el dentista y la señora se daban un apasionado beso. Sacó el revólver diciéndoles: —¡Ya recordé, doctor!, les traigo saludos del señor Mendoza del Valle... La recepcionista también se llevó lo suyo. En ese oficio no se deja testigos ni se portan documentos. ** Héctor Estrada Parada http://www.letralia.com/firmas/estradaparadahector.htm Escritor venezolano (Caracas, 1951). Es técnico superior universitario en mercadeo y publicidad y cursó algunos semestres de comunicación social en la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Durante el bachillerato dirigió un periódico liceísta y más tarde el semanario del Banco Hipotecario de la Vivienda. Tuvo a su cargo la revista K-leido en los años 90. Es miembro activo del programa Plataforma del Libro como promotor de lectura, y miembro de la Red Nacional de Escritores (http://rednacionaldeescritoresdevenezuela.blogspot.com), Capítulo del Táchira. Autor de las novelas históricas Perdedores y Réquiem por Leonora. Docente en el Colegio Aplicación de San Cristóbal. Actualmente asesor de tesistas universitarios. === Cuatro poemas Lola López Martín ================================== *** Descaminar Deseabas sostener otro gesto, otra espalda, otro vocabulario, otros pies, mirar desde otra pupila, pasar de puntillas, furtivamente, frente a aquellos rostros que han resquebrajado tu historia: dimitir del futuro, maniobrar con otros brazos, reclinarte en otro asiento. Despedazaste los zapatos para no presentir la decadencia de la lumbre. Te abrochaste los ojos para fragmentar el orgasmo. Te vendiste parte a parte para deslizarte con silueta de gato sobre los sueños nocturnos de las mujeres africanas, los jardineros en paro, los mendigos estacionados al filo de la honestidad. ¿Lo sabías?: el cuchillo se fecundaba a sí mismo mientras aprendías a desasirte de los espejos y de los almanaques, a desenredarte de los consejos, de enloquecimientos tiranos, de tantos candados. Irrumpiste —loca— en el lecho de un amante vampírico —hombre crepuscular y abrupto— y aceptaste que su efluvio te desvaneciera, te ausentara de ti —preñada de hojas secas—; para escabullirte por fin —como una hormiguita huérfana— de los territorios del yo. Y así, descaminando, te reencontraste, por fin, para que no se gangrenara la cadencia del respiro. *** Olvido Ahora que en las muertes sucesivas de la memoria colecciono pequeñas fracturas de lo cotidiano, pequeños divorcios de una realidad ya anónima, RECUÉRDAME el momento en que naciste, mis lentos paseos en la tarde y tus abrazos de raíces de campo. Antes de que el sufrimiento y el placer sean estériles, antes de que las cosas pierdan su nombre, y yo pierda la conciencia de las cosas, RECUÉRDAME que te he amado, que me quisiste sin medicina, que nos pertenecimos en otro tiempo de noches de luna antigua sobre la terraza, de cuentos con pan y queso en los domingos pequeños, en otro tiempo en que yo distinguía el tiempo. Antes de que el reloj me convierta en la costumbre de no ser nadie, en la inercia de un vivir sin vivir en mí, RECUÉRDAME mi olor a cemento y a limonero, tu sabor a niña descalza y acequia. RECUÉRDAME cuando sabía silbar y diferenciaba traer de llevar, y refrescaba la mirada de los espejos, y reconocía la cama donde reposo, la casa donde está mi cama, la calle donde está mi casa, la sombra de mi casa, la carne de mi sombra. Ahora que los límites de mi memoria adelgazan los límites de mi mundo, ahora que cada olvido es una reiteración de suicidios interiores, RECUÉRDAME que fui el hombre que era. RECUÉRDAME que he vivido. RECUÉRDAME que supe de mí. RECUÉRDAME que sigo aquí: en mí, en ti. a mi padre *** Piedra Uso la palabra para no enloquecer y percibir que soy —quien soy— Uso la palabra para buscar encontrar buscar conocer andar Palabra para darle forma —vestido, calzado, diez dedos— a mi desnudo de carne y beso [Al exilio entrego mi lenguaje del olvido —no lo olvido— de los crueles verbos que sembré.] Creo en la palabra sol nuestro de cada día hágase tu voluntad así en el verso como en la tierra Palabra para estar aquí ahora —sin más, sin menos— para decir palabra Digo: soy piedra cuando digo piedra Expandí mi grito antes de rasgar la membrana del vacío Cuento las olas del océano cuando digo tiempo, más allá del agua y de la sal: horizonte oteado a través del horizonte Me llamo golondrina pues golondrina soy, alas aire deseo erigen mi andamio cuando vuelo Soy ojo cuando digo rojo, yerba verde cuando verde hierbabuena A la sangre nombro cuando digo herida mutilada herida herida de voz asesiné el alfabeto para hablar de muerte (re)construí el alfabeto para hablar de muerte: hueco-sinfín-ciclo-pasajero-nonato-inerte Contigo, palabra, siempre Soy mundo cuando digo mundo término y geografía adentro escalando escarbando nadando haciendo voy enmudeciendo de nadie multiplicando mi humanidad palabrando en el norte sur este o este Soy madre cuando digo madre hija de mis sinónimos cuerpo de letras signo de este poema con mi propio cuerpo Antes de ser mujer era sentido (des)entrañas sentimiento aliento, como previo al hombre que soy he sido pálpito del pálpito Soy todo cuando digo amor: todo amo Antes de ser vida he sido vida Antes de ser yo he sido soy fui seré palabra para crear la palabra *** Autorretrato no empuño espada no erijo muros no descanso en el lamento nunca me he puesto máscara no formulo plegaria alguna ni juramento no tengo despertador ni me perturba el lunes próximo ni me aparto del gato negro no pago hipoteca no albergo rencor ni pudor ni temor no conozco indiferencia ni hastío ni final ni pedestal no soy mercader no soy árbitro ni lacayo ni patrón ni oros llevo ni promesas quiero no poseo capote ni velo ni héroes ni dote nunca calcé zapatos de charol ni conservo llaves usadas ni tickets ni heridas ni juego a la lotería ni guardo planos ni planes ni prejuicios ni pretextos no me como las uñas ni uso paraguas ni superlativos tampoco no creo en los autorretratos ni en la confesión ni en la inmanencia simplemente: soy tal que estoy: todo mi ser cabe en este punto (.) y seguido ** Lola López Martín http://www.letralia.com/firmas/lopezmartinlola.htm Escritora española. Es doctora en literatura española e hispanoamericana por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM, http://www.uam.es). Ha dictado conferencias y comunicaciones en universidades españolas y de Croacia, Perú, Países Bajos, Suecia, Alemania, Italia y Hungría. Forma parte del Grupo de Estudios sobre lo Fantástico (GEF, http://www.lofantastico.com) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB, http://www.uab.es) y es autora de las antologías Penumbra: antología crítica del cuento fantástico hispanoamericano (Lengua de Trapo, http://www.lenguadetrapo.com, 2006, edición y prólogo) y R.I.P. Antología del cuento de terror latinoamericano del siglo XIX (Edelvives, http://www.edelvives.com; UAM, 2010, selección y epílogo). === Lilith Yalí Noriega ============================================== Para variar, el metro iba lleno. Tanto, que ni siquiera necesitaba tomarse del tubo para no caer. Lilith entrecerró los ojos y suspiró, aferrándose a su bolsa. No traía nada de mucho valor, pero se le había hecho costumbre. En cierta forma, era una manera de no sentirse tan sola en medio del gentío, aunque se justificaba diciendo que era para evitar un asalto. El metro se detuvo en medio del túnel con un golpe en seco y Lilith abrió los ojos, preocupada, pensando que se le haría tarde. Cuando por fin salió del subterráneo, el día la esperaba gris, lluvioso. “Perfecto”, se dijo sonriendo, mientras se subía la capucha de la chamarra para proteger su cabello. Caminó bordeando el parque, junto a la larga fila que esperaba el camión. Habían quedado en la explanada del museo. A pesar de la hora y del clima, los puestos ya estaban instalados y el olor a comida invadía el aire, igual que los gritos de los vendedores. Alejándose de ellos, Lilith miró a su alrededor y se dirigió a las escaleras. Al parecer era la primera en llegar. Suspiró de nuevo; no le gustaba esperar. A pesar de los años sin verse, lo reconoció al instante. Emilio se veía un poco más viejo pero mantenía esa chispa de alegría infantil con que siempre lo recordaba. Lilith no sabía qué era lo que le atraía de él, pero eso la tenía sin cuidado. Entraron al museo, poniéndose al corriente, y él comenzó a contarle historias de la Historia contenida en cada una de las salas. Le asombraba el inmenso conocimiento y la capacidad de retención que tenía Emilio. En cierta forma, le daba envidia: le gustaría poder acordarse también de tantos datos y relatos. “Sin duda, fue una buena mañana”, pensó cuando acabaron el recorrido. Se miraron fijamente sin hablar, en un vano intento por leerse la mente. “Eres un misterio”, le dijo Emilio finalmente. Sin pensarlo dos veces, ella respondió, “Tú no te quedas atrás”. Se sonrieron con la mirada, él la tomó del brazo y salieron a la lluvia; esta vez, Lilith dejó que el agua le mojara los cabellos. Cruzaron otra vez frente a los puestos y la vista de las fritangas les recordó que tenían hambre. Emilio la dirigió hacia la avenida. Ella lo miraba de reojo, sonriendo ligeramente. Dudaba si realmente lo conocería algún día, lo entendería. A veces pensaba que eran demasiado parecidos y por eso no necesitaban palabras, pero otras veces no lo creía. Él era un enigma, definitivamente. Bordeando charcos, se apartaron de los coches para evitar ser salpicados y avanzaron con rumbo desconocido, al menos para Lilith. Tampoco sabía por qué lo dejaba decidir, por qué lo seguía tan dócilmente. Se consoló diciéndose que lo único que estaba dejando en manos de su acompañante era la decisión de qué y dónde comer. Terminaron en un lugar curioso donde servían platillos tradicionales en medio de una decoración que nada tenía que ver con los alimentos y era una mezcla de objetos e imágenes presuntamente traídos del otro lado del mundo. Lilith miró el local con cierta curiosidad y recordó que había estado ahí antes, en circunstancias completamente distintas. La mañana era otra, soleada. El plan había sido salir del estado en una excursión de amigos, pero se vio frustrado por un accidente en la carretera. La decisión unánime entonces fue ir a desayunar, precisamente a ese lugar pseudo-hindú, pseudo-vegetariano donde se encontraba ahora. También la plática era diferente: querían cambiar el mundo y su país. En vez de relatarse anécdotas de animales salvajes y paseos por sitios arqueológicos, planeaban estrategias, consignas, discutían políticas, proponían soluciones. Y para ser congruentes ante sus propios ojos, terminaron de desayunar y se unieron a una marcha, festiva y alegre, que pasaba por ahí. Regresó a la realidad de golpe, sintiendo la mirada fija de Emilio. “¿Qué decías?”. Él sonrió ligeramente, “Te me pierdes. ¿Lista para ordenar?”. La comida transcurrió como tantos otros momentos con él: momentos de silencio interrumpidos por historias y aventuras de trotamundos ávido de arte. Lilith a veces se preguntaba si los cuentos serían verídicos, pero eran tan amenos que pronto olvidaba su escepticismo. Realmente eran una delicia, tenía que reconocerlo. Tal vez tenía demasiada imaginación, pero su narración la llevaba a saltar entre pirámides, acampar en la selva o nadar en los cenotes. Sentía casi la brisa en su rostro, oía pájaros, trepidaba ante los buitres. Eso nunca se lo dijo, claro. Sólo prestaba mucha atención, abriendo grandes los ojos, hasta que el otro se interrumpía, inquieto. Entonces lo instaba a recomenzar, a retomar la historia, para seguir viviendo aventuras encantadas. Cuando se despidieron, ella siguió viajando, visitando montañas y ciudades lejanas. Caminaba sin ver, apenas sorteando a la gente que se apresuraba por la avenida, olvidada de la lluvia y el frío. Soñaba con dejar la ciudad, su ritmo y su monotonía, y lanzarse a la aventura, con la mochila en la espalda y el mapa en la mano. No, mejor sin mapa, para dejarse llevar por el viento, por la vida. ** Yalí Noriega http://www.letralia.com/firmas/noriegayali.htm Escritora mexicana (Ciudad de México, 1984). Es licenciada en relaciones internacionales por la Universidad de las Américas - Puebla (http://www.udlap.mx) y realiza estudios de maestría en terrorismo y seguridad en el Reino Unido. Escribe dos blogs, uno personal y uno de opinión, y contribuye con una columna semanal, “La Mirada de Astarté”, en Apolomass.com. === Poemas Miguel de Asén ============================================ *** Eco de ayer Enigma de palabras, que se deshará entre senderos de bien y paz. Eco de los tiempos que ha de llegar, repartiendo bienes en este lugar. *** Encuentro de tu sentir Palabras con sentido quise yo forjar, en una libreta, al desgranar la flor de mi verso que está por ti, y va al encuentro de tu sentir. *** Sendas por buscar Un presidente quiere sus prebendas alcanzar, con la fuerza de la vida de otros al forjar. Sueños que se apartaron de la realidad. Encuentros con el mañana que sendas han de buscar. *** Encuentro de haceres Hoy he despertado con un proyecto por buscar, la llave de los sueños me ha de alumbrar. Ecos del pasado vinieron a poblar, el encuentro de haceres que se han de realizar. *** Un sueño de ayer Una flor en la mirada y un adiós. Una música en el aire y un recuerdo. Un despertar a la vida y un silencio. Un lazo de amor unido a tu ser. Una presencia, un ayer, un deseo. Un camino por emprender, mi sueño. *** Otro epitafio Este epitafio queda, como recuerdo de mí, recorriendo con la brisa, un camino hacia ti. Dejo en un papel las cosas, que fueron mi ilusión, para que tú las guardes junto a tu corazón. *** En el pelotón Ante el pelotón de fusilamiento, sientes el alma estremecer, y parece rápido la vida pasar, y recuerdas tus éxitos y fracasos. Ante el pelotón de fusilamiento, la vida es más sencilla, y menos grave el morir. Recuerdas a los tuyos y perdonas las contrariedades. Ante el pelotón de fusilamiento, el eco del recuerdo se hace sentir. ** Miguel de Asén http://www.letralia.com/firmas/asenmiguelde.htm Escritor español (Madrid, 1962). Licenciado en filosofía y ciencias de la educación, con suficiencia de investigación en ciencias de la información, por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado los poemarios Trece sonetos personales y un desbarre multiforme (Colección Suenan las Palabras, Editorial Cultura Viva; Madrid, 1993), Versos corrientes, Versos contados de sílabas no contadas y Poemas interactivos (Colección Ondina de Poesía; Madrid, 1995), y Generador de sonetos (Alire Docks, Francia). === La cuota Elena Herrera =========================================== El cuchillo cebollero está entre los dos. Por un lado, la mano zurda del Negro; por el otro, las vísceras tibias y temblorosas de Carlos, mi hijo de diecisiete años. Daría cualquier cosa por interpretar ambos personajes; ni Carlos ni el Negro tienen la culpa, son sólo víctimas, y yo, aún incrédulo como a quien no le convence la actuación de un principiante, el indiscutible autor intelectual. Debí haberme negado desde hace dieciocho años. Un simple “no” y este día soleado Carlos se estaría subiendo al auto con su acostumbrado mutismo; y el Negro, saliendo de la secundaria con la camisa desfajada y el estómago vacío. No era mal estudiante, hasta era bueno con los números. Pero la suerte no estuvo de nuestro lado, tanto peca el que mata la vaca como el que pesca la pata, grafiteó el Negro atrás del gimnasio en su primer día de clases. El pantalón amarillo de Carlos se humedece de rojo, la mochila acentúa la curvatura de su espalda y su boca se expande infinita. ¿Sabría mi hijo que desde su gestación firmé la sentencia ineludible de su muerte?, ¿y que entonces, como ahora, no hice más que ser un espectador pasivo, de esos que ni siquiera se toman la molestia de ovacionar? “No”, eso es lo que debí decirle a la inspectora, pero las palabras se me agolparon en la boca como un gargajo que no se puede escupir; ella dio por concluida nuestra reunión y me retiré con la impotencia ardiendo en mi cara. Yo, el prefecto, el responsable de que los alumnos respetaran las reglas, el que observaba desde los pasillos que fueran honestos en sus exámenes, el encargado de vaciar al sistema las listas de calificaciones de los grupos de la secundaria, ese mismo, yo, hipócrita y cobarde. La noticia de que sería padre de un varón no me alegró entonces, y no porque no deseara a Carlos, sino porque se convirtió en la desafortunada excusa para realizar aquel favor obligatorio. Fueron semanas de angustia, y semanas en las que pude ir pagando la cuna, la carriola, la sillita para el coche, sus primeros zapatitos. El Negro hunde con rabia su puño izquierdo, ignora que estoy bajando del auto sin dejar de mirarlo, el sudor le resbala por las venas del cuello. Si supiera que somos personajes de la misma historia, su mano siniestra estaría en este instante actuando bajo otras intenciones. Somos víctimas del sistema, de la mala suerte y de mi carácter pusilánime. Una tarde lluviosa de hace dieciocho años, habiendo terminado de vaciar las calificaciones del último bimestre, la cifra de alumnos reprobados de aquel ciclo escolar no correspondió con “la cuota”. Sostuve mi cabeza entre las manos apoyando los codos en el escritorio, terminé de fumarme los últimos cigarros de la cajetilla y le pedí al programa que me mostrara una lista con los promedios más bajos. Manipulé las notas de tres alumnos de los que jamás olvidé sus nombres. No podía arruinar mi carrera, se encargaron de dejarme eso muy en claro. El Negro me ve, caigo al vacío de sus ojos trágicos. Me ha reconocido, se le está yendo el color de la cara. Desliza la hoja plateada, milímetro a milímetro la expone a los rayos calcinantes del mediodía. Carlos está cayendo. Me apresuro a alcanzarlo pero ya es demasiado tarde, debí correr para sostenerlo desde que fue arrojado a esta vida resentida. Con el tiempo me volví inmune a la culpa. El “crimen” se escenificó como un sueño recurrente, ante el que sobreviví casi dos décadas, como quien se siente libre de pecado para lanzar la primera piedra; pero entonces, durante la canícula del año pasado, anegado en el bochorno nocturno, el insomnio reptó hasta mi almohada e introdujo su lengua viperina en mi cabeza. Había reconocido en los periódicos a Norberto Garay, alias el Negro, con la cara amoratada y un brazo deshecho, víctima de una brutal golpiza por reprobar el año. El padre fue detenido. Él no volvió para cursar el segundo grado, por segunda vez. Los meses transcurrieron, y a punto de conquistar la batalla etílica que lidié contra el remordimiento, se encendieron las luces. Hará unos días que, yendo a recoger a Carlos, descubrí que el Negro aprendió a delinquir. Y yo, obsecuente e inalterable, bajé mi cabeza y cambié la estación en el estéreo del auto. Pongo mi mano arrugada en el hombro de mi hijo. Oigo el eco lejano de una ambulancia. Giro su cuerpo. Su rostro desencajado. Sus pupilas dilatadas. Presiono sobre su vientre deseando tener la certeza de que con eso le detengo la vida. Me lleno de sangre. Roja. Espesa. Caliente. Sus labios balbucean pero no escucho. Sólo atino a pedir perdón tantas veces como días desde aquella tarde lluviosa. Pero el tiempo no me alcanza. Mis lágrimas se evaporan al caer sobre el pavimento. ** Elena Herrera http://www.letralia.com/firmas/herreraelena.htm Escritora y fotógrafa mexicana (Monterrey, Nuevo León, 1982). Coordinadora editorial. Ganadora del primer lugar del Certamen de Literatura Joven Universitaria organizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL, http://www.uanl.mx) en 2004. Desde 2002 colabora en la revista Nave. Mantiene un blog literario en http://elenaherrera.blogspot.mx. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Un novelista es lo contrario de un político. Un buen político ve un problema, lo reduce a sus líneas esenciales y lo resuelve rápidamente. Un novelista es un tipo que toma un problema y lo convierte en un problema todavía más complejo”. Javier Cercas, entrevista con el diario colombiano El Tiempo (http://bit.ly/WR24VW; 7/1/13). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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