~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVII Cagua, Venezuela Nº 278 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 18 de febrero de 2013 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Y le regaló un jazmín, de Blanca del Cerro. / Nombre de | Breves mujer, de Arnoldo Rosas. / El espectro de la noche, de | Jota J. / Exposición “Durero, Grabador. Del Gótico al | Renacimiento”, en Madrid. / Anómala, de Ronald Delgado. | / Recital poético de Armando Rojas Guardia y Leonardo | Padrón, en Caracas. / Presentación de Poemáticas, de | Luis Perozo Cervantes. | | Fallece a los 84 años el escritor español Juan Gallardo | Noticias Muñoz. / Museo Romano de Mérida creará una biblioteca | digital con su fondo. / Serán exhumados los restos del | poeta chileno Pablo Neruda. / Escritor mexicano publica | antología de críticas de arte de José Hierro. / Muñoz | Molina desoyó peticiones de boicot y recibió el Premio | Jerusalén. / Falleció el filósofo español Eugenio Trías. | / Cantantes de flamenco rinden homenaje al poeta Miguel | Hernández. / El peruano Miguel Ildefonso gana los Juegos | Florales de Tegucigalpa. / La PUCP publica un libro | sobre Vargas Llosa y la arquitectura. / Murió el | académico ecuatoriano Renán Flores Jaramillo. / Publican | en México una antología de textos de Amado Nervo. / | Condenado a cinco años de prisión el escritor cubano | Ángel Santiesteban. / Español en EUA promueven el | Instituto Cervantes y la Unam. / Gioconda Belli inaugura | Festival de Poesía de Granada. / Esta semana se falla el | Premio Primavera, con dotación reducida en 50%. / | Autores para niños y jóvenes realizarán congreso en | Bogotá. / Un cómic colombiano narra la vida de Gabriel | García Márquez. / Venezuela celebrará la novena edición | de su Feria del Libro, Filven. / Hacedores culturales | argentinos se reunirán en el Chaco. / Premio Alfaguara | rompe récord de participación. / Investigadores de | Iberoamérica se reunirán en Argentina. / Lengua y | cultura catalanas impartirán en universidades de | Alemania. / Realizarán en México homenaje internacional | a Alberto Ruy Sánchez. / Málaga celebrará este año una | Noche en Blanco ambientalista. / Influjo de Borges en el | mundo contemporáneo analizarán en un congreso. / | Celebrarán en Salamanca congreso sobre cine en español y | portugués. | | “Rayuela cumple medio siglo”, Harold Alvarado Tenorio. / | Artículos y “El Guillén que debemos tener”, Sergio García Zamora. / | reportajes “Tres recuerdos de mi vecino El Hombre sin Cabeza”, | Carlos de la Hoz Albor. / “Jackson Pollock: entre trama | y tramoya”, Efi Cubero. / “La mirada femenina desde la | diversidad cultural de las Américas fue publicado en | Europa”, Ana María Velázquez. / “Claudio Gay: | científico, explorador y viajero romántico”, Zenobio | Saldivia Maldonado. / “Gustavo Adolfo Bécquer (IV). En | contra de mi interés”, Vicente Adelantado Soriano. / | “Indisciplinadas, todas, de Valeria Badano”, Paula | Winkler. / “Una sola huella, arte para aplaudir el | silencio”, José León Sánchez. / “Presentación de la | antología de cuentos De Moctezuma a los Andes”, Miguel | de Loyola. / “Voces de la literatura latinoamericana del | siglo XX”, Gabriela Urrutibehety. / “Una lectura de | ‘Prófugos del mar’ ”, Andrea Cabel. | | Hugo Mujica: “Un escritor es el que sabe escuchar lo que | Entrevistas la vida le dice”. Entrevista por María Alejandra Crespín | Argañaraz. | | “¡Que vivan los estudiantes!”, Enoin Humanez | Sala de ensayo Blanquicett. / “Humor y celebración en El bonche, de | Renato Rodríguez”, Gabriel Jiménez Emán. | | Poemas de Gabriela Rosas. / Cinco cuentos de Eva Medina | Letras Moreno. / Tres poemas de Ricardo Llopesa. / “El sapo”, | José Pérez. / Tres poemas de María Laura Decésare. / “La | luna que quería ir al circo”, Reinaldo del Orbe. / “Coda | a la alegría”, Tiépolo David Fierro Leyton. / “Tláloc”, | Mari Carmen Orea Rojas. / “El deslumbrante mar que nos | hizo” (extractos), Manuel Orestes Nieto. / “Líbano, | provincia de Buenos Aires”, Cristina Eseiza. / Poemas de | Oscar Miguel Gómez Benítez. / Dos relatos de Hélmut | Jaramillo Vlaes. | | Millôr Fernandes. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| *** Y le regaló un jazmín, de Blanca del Cerro Editorial Hades acaba de publicar Y le regaló un jazmín, tercera novela de la escritora española Blanca del Cerro (http://www.letralia.com/firmas/delcerroblanca.htm). Un gesto, una circunstancia, una casualidad, un mínimo detalle, pueden imprimir un giro completo a una existencia aparentemente bien planificada. Eso es lo que ocurre en las vidas de Lorena y Lobito, los protagonistas de Y le regaló un jazmín. Lorena es una espléndida mujer de 30 años, hermosa, despreocupada y coqueta, perteneciente a la alta sociedad, rodeada de todo aquello que pueda desear cualquier ser humano, y Lobito es un niño de 12 años, alegre, inteligente y perspicaz, habitante de un barrio obrero, cuya única preocupación hasta el momento ha sido aprobar, bandear las diversas dificultades que presenta su hogar y, especialmente, divertirse con sus amigos. Pero las vidas de Lorena y Lobito se cruzan un día en medio de una calle, por culpa de un perfume de jazmín, y ya nada será igual a partir de ese momento. Con una narrativa excepcional, la autora nos lleva a través de los distintos entornos en los que se mueven los personajes, sumergiéndonos en sus vidas y haciendo que formen parte de la nuestra. http://www.edicioneshades.com/y%20le%20regalo%20un%20jazmin.html *** Nombre de mujer, de Arnoldo Rosas La editorial española eBooks Literatúrame! lanzó recientemente, en formato digital, Nombre de mujer, la primera novela del escritor venezolano Arnoldo Rosas (http://www.letralia.com/firmas/rosasarnoldo.htm). En Nombre de mujer confluyen múltiples voces y diferentes estratos teniendo como fondo la Venezuela de las últimas tres décadas del siglo XX. Los personajes —un grupo de jóvenes de clase media de diversas procedencias geográficas— fluyen, se entrelazan, se afectan arrastrados por el constante cambio político de los países latinoamericanos, descubriendo con ello el amor, el sexo y la independencia, no siempre libres de escoger vicios, pasiones, afectos e ideales, en esa cotidiana telenovela que es la vida. Nombre de mujer fue publicada originalmente en Caracas en 2005 por la editorial La Casa Tomada y ahora, en esta edición digital en formato ePub, puede adquirirse desde cualquier parte del mundo por 3,03 euros. Nacido en Porlamar, Nueva Esparta, en 1960, Rosas ha publicado también las novelas Uno se acostumbra (2011) y Massaua (http://www.letralia.com/276/entrevistas01.htm; 2012). http://literaturame.net/libro/nombre-de-mujer *** El espectro de la noche, de Jota J. May Sloan es una adolescente común y corriente que va a pasar el verano a casa de sus abuelos con su familia, en una aldea alejada de toda civilización. Allí se reencuentra con Stephen, un misterioso chico al que hacía años que no veía. Las circunstancias, que hasta entonces parecen desarrollarse con normalidad, se alteran después de todo lo que les acontece en apenas una semana: malos presentimientos, extraños sucesos, mentiras, sombras, y un tenue resplandor que poco a poco sacará a la luz todos los secretos de la familia Sloan. Todo ello, junto con una promesa de muerte. Esta es la historia que cuenta El espectro de la noche, la primera novela de Jota J., seudónimo de una joven autora sevillana de diecisiete años. Inquieta y emprendedora, esta joven, sin duda, no dejará a sus lectores indiferentes con el mundo que ha sabido crear: una mezcla de terror, fantasía y romance. Actualmente compagina sus estudios de segundo de bachillerato con nuevos proyectos literarios. El libro, de 188 páginas, acaba de ser publicado por la editorial Seleer, y se vende a 17,95 euros (2,70 euros la edición digital). http://www.editorialseleer.com/es/detalles/el-espectro-de-la-noche-118 *** Exposición “Durero, Grabador. Del Gótico al Renacimiento”, en Madrid La Biblioteca Nacional de España (BNE) acoge, desde el pasado miércoles 6 de febrero hasta el próximo 5 de mayo, la exposición “Durero, grabador. Del Gótico al Renacimiento”, que contiene 116 obras y muestras de 6 libros del artista alemán Alberto Durero realizadas a finales del siglo XV y principios del XVI. La exposición, que ha pasado ya por las Islas Canarias bajo la tutela de la Fundación Caja Canarias, congrega en tres salas una selección de las obras más importantes del grabador de Núremberg en las técnicas del grabado y la xilografía, así como una muestra de la producción de otros artistas que colaboraron con él al servicio del emperador Maximiliano de Alemania, padre de Felipe el Hermoso y abuelo de Carlos V. La muestra está abierta al público de martes a sábado entre las 10 y las 21 horas, y los domingos y festivos entre las 10 y las 14. http://www.bne.es/es/Actividades/Exposiciones/durerograbador.html *** Anómala, de Ronald Delgado La revista de ciencia ficción Alfa Eridiani (http://www.alfaeridiani.info) publicó en enero, en su colección de ediciones digitales, la colección de cuentos Anómala, del escritor venezolano Ronald Delgado (Caracas, 1980). El libro contiene ocho relatos que abordan las inquietudes, obsesiones y deseos de las personas frente a un mundo en donde la tecnología, día a día, avanza inexorablemente contra la naturaleza humana. “Kyoko Blue”, historia con la que Delgado obtuvo el VII Premio Andrómeda de Ficción Especulativa (España) en 2011, está incluida. “Los cuentos de Ronald Delgado se mueven sobre un trasfondo crítico”, dice, en el prólogo, el reconocido escritor Armando José Sequera (http://www.letralia.com/firmas/sequeraarmandojose.htm). “Una crítica no a la tecnología, que es neutra, sino a los usos impropios que se le dan en nuestro tiempo y, posiblemente, en el tiempo que vendrá. Para él, la ciencia y la tecnología podrían ayudar a la humanidad a recuperar su identidad y orientarla hacia un tiempo de verdadero progreso, paz y estabilidad. Sin embargo, los actuales patrones de comportamiento no conducen a eso, sino a lo opuesto”. Licenciado en física por la Universidad Central de Venezuela, Delgado ha publicado además los libros de cuentos El despertar de Meganet (Alfa Eridiani, España 2008), Réplica (Fondo Editorial del Caribe, Venezuela 2011) y La tierra del cielo sin sol (edición digital independiente, 2012). Textos suyos pueden leerse en diversas revistas electrónicas como Axxón (Argentina), NGC3660 (España), Alfa Eridiani (España), Qubit (Cuba), Revista NM (Argentina) y Necronomicón (Venezuela), entre otras. Los lectores de América pueden adquirir el libro en Amazon (http://www.amazon.com/dp/B00BF4R62A) y los de España en Amazon España (http://www.amazon.es/Anómala-ebook/dp/B00BF4R62A). Asimismo, los lectores de Venezuela pueden comprarlo en Fractal Sushi Libros (http://www.fractalsushilibros.com) pagando con moneda local a través de tarjeta de crédito o transferencia bancaria. http://www.amazon.com/dp/B00BF4R62A http://www.amazon.es/Anómala-ebook/dp/B00BF4R62A http://www.fractalsushilibros.com *** Recital poético de Armando Rojas Guardia y Leonardo Padrón, en Caracas Con un recital a cargo de los escritores venezolanos Armando Rojas Guardia y Leonardo Padrón, el próximo jueves 21 de febrero a las 7 de la noche, se dará inicio en Caracas a una nueva temporada del ciclo de poesía “Chacao siente”, que alternando con el ciclo de narrativa “Chacao cuenta”, desarrollará Cultura Chacao a lo largo del año en la Sala Cabrujas, bajo la coordinación del escritor Antonio López Ortega. En esta primera cita de la nueva temporada del ciclo “Chacao siente”, Armando Rojas Guardia y Leonardo Padrón leerán una selección de obras de su autoría, acompañados por López Ortega, en carácter de presentador y moderador. La Sala Cabrujas está ubicada en la avenida Francisco de Miranda con 3ª Avenida de Los Palos Grandes, Centro Comercial El Parque, Nivel C-1. La entrada es libre. http://bit.ly/YbVufb *** Presentación de Poemáticas, de Luis Perozo Cervantes El próximo 23 de febrero será presentado en Caracas Poemáticas, el quinto poemario del escritor venezolano Luis Perozo Cervantes (http://www.letralia.com/firmas/perozocervantesluis.htm), que acaba de ser publicado por el sello Negro Sobre Blanco (http://negrosobreblancoonline.wordpress.com). El libro está compuesto por dos selecciones tituladas “Ecuaciones” y “(Des)aciertos”. La primera de ellas se rige por la lógica de una igualdad matemática, o por la correspondencia textual entre el título de los poemas y el contenido. La segunda es más cercana al antipoema breve o al aforismo, pero será, entre otras cosas, la posición de sus versos y su cinismo, los que producirán la complejidad (o sencillez) poemática. La presentación correrá a cargo del reconocido poeta Miguel Marcotrigiano —profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello— y se realizará el sábado 23 de febrero a las 10 de la mañana en la Biblioteca de Los Palos Grandes, en Caracas. Nacido en Maracaibo en 1989, Perozo Cervantes es coordinador del Festival de Poesía de Maracaibo y promotor activo de la Asociación Civil Movimiento Poético de Maracaibo, que desarrolla la actividad cultural literaria de la capital zuliana. Ha publicado además los poemarios Noche electoral (Sevilla, España, 2010), Poemas para el nuevo orden mundial (Maracaibo, 2011), A puro despecho (Coro, Venezuela, 2012) y Semántica de un tornillo enamorado (Barcelona, España, 2012). http://bit.ly/WTf6XE ¿Quiere publicar una nota en este espacio? 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El autor había requerido tratamientos médicos desde las pasadas navidades, tras sufrir una rotura de cadera. Nacido en Barcelona en el año 1929, Gallardo Muñoz vivió en Madrid y en la ciudad condal hasta que en 1939, acabada la Guerra Civil, se trasladó con su madre y con su abuelo a Benavente. A los 17 años de edad regresó a Barcelona y comenzó una larga y prolífica carrera como escritor de libros de bolsillo, género en el que es considerado un autor de culto y en el que ha seguido militando hasta su fallecimiento. Donald Curtis, Addison Star, Johnny Garland, Kent Davis, Don Harris, Glenn Forrester, Elliot Turner, y sobre todo Curtis Garland, son los seudónimos literarios con los que firmó más de 2.000 novelas, las últimas con sabor benaventano en homenaje a la ciudad en la que creció y donde alimentó sus dos máximas pasiones: la literatura y el cine. Tras publicar Yo, Curtis Garland, su libro de memorias y de alguna manera su epitafio, y tras regresar a Benavente, primero en compañía del escritor Javier Pérez Andújar, y un año después, para firmar ejemplares en la Feria de Libro, Gallardo publicó Las oscuras nostalgias, una novela policíaca con el comisario benaventano César Velasco como protagonista. Luego publicaría La máscara y la muerte, un thriller en el que Velasco regresa a Benavente ya jubilado coincidiendo con los carnavales y resuelve varios crímenes. Llevar esta novela al cine a través de la productora Filmax era el proyecto que acariciaba, junto con el benaventano José Luis Jiménez, en los últimos meses. Fuente: La Opinión de Zamora *** Museo Romano de Mérida creará una biblioteca digital con su fondo El Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, en España, ha finalizado la primera fase de digitalización del fondo antiguo del museo, en la que se ha trabajado sobre una docena de volúmenes para crear una biblioteca virtual. Según informó el Ministerio de Cultura de España en una nota de prensa emitida el pasado 7 de febrero, entre las obras digitalizadas se encuentra Voyage pittoresque et historique de l’Espagne, escrito por Alexandre de Laborde en 1806. Así, esta primera intervención supone el “germen” de la futura biblioteca virtual del Museo Nacional de Arte Romano, que se seguirá ampliando dentro de las “posibilidades” del centro. Se trata de un proyecto desarrollado gracias a la ayuda de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que permitió el inicio de la digitalización de varias obras del Museo que pertenecen al Patrimonio Bibliográfico Español. El objetivo de este proceso ha ido dirigido a facilitar la visibilidad y accesibilidad de las obras a través de Internet, así como preservar los fondos evitando su manipulación. Los volúmenes digitalizados son impresos originales catalogados en la sección “Fondo Antiguo” de la biblioteca del Museo Romano, que formaban parte de la biblioteca personal de Maximiliano Macías, “figura insigne de la arqueología emeritense”. Fuente: Europa Press *** Serán exhumados los restos del poeta chileno Pablo Neruda La Fundación Pablo Neruda confirmó el viernes 8 de febrero la exhumación de los restos del poeta en una fecha a definir, dada la resolución del ministro Mario Carroza, en el marco de la investigación para esclarecer la muerte del laureado escritor, fallecido el 23 de septiembre de 1973 en una clínica privada en Santiago. Mediante un comunicado, la entidad señaló que “hace algunos días, la Fundación Pablo Neruda fue informada de la resolución del ministro Mario Carroza en la que se determina la exhumación del cuerpo de Pablo Neruda, sepultado junto a Matilde Urrutia en Isla Negra”. “Hubo luego una reunión de coordinación con el director del Servicio Médico Legal, doctor Patricio Bustos, en la que se definió el procedimiento a seguir, el que se realizará en una fecha aún por determinar”, precisaron. La organización que vela por el legado del escritor aseguró confiar “plenamente en que la pericia se llevará a cabo con el mayor respeto y cuidado posibles”. Además planteó que espera “que el examen tanatológico contribuya a aclarar las dudas que pudieran existir respecto de la muerte del poeta”. A fines de noviembre de 2012, el ministro en visita, Mario Carroza, pidió al Servicio Médico Legal (SML) su “opinión final” respecto a si procedía o no la exhumación del Premio Nobel de Literatura 1971, como sugirió un informe del Departamento de Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile firmado por la bioquímica Laura Börgel. La medida tiene el objetivo de comprobar si Neruda falleció o no por el cáncer de próstata que padecía o por otro elemento externo, como acusa el Partido Comunista en una querella por el supuesto homicidio del literato presentada el 31 de mayo de 2012. Fuente: UPI *** Escritor mexicano publica antología de críticas de arte de José Hierro El escritor mexicano Miguel Ángel Muñoz ha reunido en la antología José Hierro: los sentidos de la mirada, las mejores críticas de arte publicadas por el reconocido poeta español, que encierran la “visión exquisita” que tuvo de la plástica entre los años sesenta y ochenta del siglo pasado, unos años clave para la España de entonces. “Hierro vivió de cerca esa transición, no sólo literaria, política y cultural sino también visual, que era lo que le importaba. Siempre me decía: ‘Al cuadro, a la obra de arte, hay que saberla escuchar y saberla ver. Hay que oírla, hay que sentirla’ ”, explicó Muñoz, según se informó el pasado 9 de febrero. El también poeta, historiador y crítico de arte mexicano explica que Hierro (1922-2002) “fue durante años uno de los críticos de literatura y de arte que más publicaron en los medios españoles”. “Viene de una larga tradición de poetas que han escrito de arte: Baudelaire (1821-1867), Apollinaire (1880-1918), Mallarmé (1842-1898), Paul Valery (1871-1945) y en España muchos componentes de la Generación del 27 como (Rafael) Alberti (1902-1999), del cual fue íntimo”, explica Muñoz. El escritor mexicano, “en una deuda por amistad que tenía” con Hierro, se dedicó a “recopilar y hacer una selección” de sus textos de arte. De ese modo, la obra, publicada por el sello Síntesis, muestra “un registro de lo que pasó en el arte, no sólo en España sino en Europa, entre los años sesenta y ochenta” del siglo pasado. Entre los artículos hay algunos sobre El Greco, Zurbarán, Diego Velázquez, Goya, Joan Miró, Antoni Tàpies, Mikel Barceló y Pablo Picasso, uno de los predilectos entre los españoles, pero también sobre Paul Klee, Man Ray, Roberto Matta, Jean Cocteau y Pierre Soulages. Además, quien fuera uno de los poetas más destacados de la primera generación de la Posguerra y ganador del Premio Príncipe de Asturias en 1981 y del Cervantes en 1998, reflejaba en sus textos su “entusiasmo y asombro” ante la llegada a España de las primeras exposiciones de Wassily Kandinsky (1866-1944) y del expresionista Oskar Kokoschka (1886-1980). También hay textos que aluden a la influencia que tuvieron la Fundación Juan March, creada en 1955, y el Museo Picasso de Barcelona, en 1963, así como otras galerías que fueron fundamentales en el tránsito del arte de los años pacatos del franquismo a la “efervescencia” de la democracia. “Para mí es también muy significativo cómo va hablando de las galerías que fueron importantes en su momento y cómo fueron desapareciendo a lo largo de veinticinco años, y las nuevas que van surgiendo”, algunas de las cuales recorrió con Hierro, narra Muñoz. “Creo que este libro aportará a la historiografía del arte, desde luego en España, ese registro minucioso que durante veinticinco años hacía Hierro, en su columna semanal, de todas las exposiciones que pasaron” por ese país, sentenció Muñoz. Fuente: EFE *** Muñoz Molina desoyó peticiones de boicot y recibió el Premio Jerusalén El escritor Antonio Muñoz Molina recibió el domingo 10 de febrero el Premio Jerusalén, el máximo galardón que otorga la Feria Internacional del Libro de Jerusalén, desoyendo las exigencias de boicot que le hicieron llegar organizaciones propalestinas españolas y extranjeras. El premio reconoce la larga trayectoria literaria de Muñoz Molina y su labor en distintos géneros y temas. “No puede haber un premio mejor para un escritor que el concedido por una feria internacional del libro. Es abrumador leer la lista de los ganadores y ver mi nombre en ella. Nunca me he visto entre tan distinguida compañía literaria”, afirmó en el acto en el que recogió el premio. La feria, que este año celebró su 50º aniversario, premia con este galardón a los autores que mejor expresen y fomenten la idea de la “libertad del individuo en la sociedad”. Cinco galardonados con este premio han conseguido después el Nobel de Literatura. La prensa israelí destaca que, con sus libros, Muñoz Molina ha reflejado los cambios de gran calado que ha sufrido la sociedad española en la transición de la dictadura a la democracia y la traumatizada memoria colectiva. La feria, bianual, se celebró este año entre el 10 y el 15 de febrero en el Centro Internacional de Convenciones de Jerusalén, e incluyó numerosas tertulias entre autores israelíes y extranjeros, talleres y seminarios. Cuando se supo de la concesión del premio al escritor español, éste fue contactado por diversos grupos para intentar convencerlo de que lo rechazara. La iniciativa más trascendente fue una carta abierta publicada a principios de este mes en la que autores y artistas como Stéphane Hessel, Pink Floyd, Roger Waters, Ken Loach, John Berger o Luis García Montero pedían a Muñoz Molina que no acudiera a recoger el premio. Este galardón, dotado con 10.000 euros, está patrocinado por el Ayuntamiento de Jerusalén, que los autores de la carta califican de “cerebro e instrumento de la colonización ilegal de Jerusalén Este”. Muñoz Molina, en respuesta a otras peticiones similares por parte de organizaciones españolas, contestó que iba a recoger el premio porque elegía estar “de parte de las personas y organizaciones israelíes que militan a favor de la paz en vez de boicotear un pueblo entero”. Fuente: Europa Press *** Falleció el filósofo español Eugenio Trías El filósofo catalán Eugenio Trías murió el pasado domingo 10 de febrero, a los 70 años, en la Clínica Dexeus de Barcelona, como consecuencia de una insuficiencia respiratoria y tras una larga lucha contra un cáncer de pulmón que le fue diagnosticado en 2005. Considerado el pensador en lengua castellana más destacado desde Ortega y Gasset, Trías abordó todos los campos de la filosofía aunque se dedicó sobre todo a la filosofía del arte y la estética y la de la religión. Conocido por su concepto de la “filosofía al límite”, Trías desarrolló su actividad intelectual en campos tan diversos como la ética, la reflexión cívico-política, la filosofía de las religiones y la ontología. Filósofo, profesor y ensayista español, fue Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald (2011) por su obra La imaginación sonora y Premio Internacional Friedrich Nietzsche (1995). Su pensamiento atravesó las escalas del estructuralismo heterodoxo de Michel Foucault, el marxismo y Nietzsche hasta encontrar una filosofía y un lenguaje propios, que Trías resumió en el concepto de “límite”, sobre el que asentó a partir de los años ochenta su razonamiento, sintetizado en La aventura filosófica (1988). Trías nació el 31 de agosto de 1942 en Barcelona, en el seno de una familia acomodada —hijo del conocido abogado franquista Carlos Trías Bertrán— y estudió en el colegio de los jesuitas de Sarriá. En 1960 comenzó filosofía en la Universidad de Barcelona y luego siguió los estudios en las universidades de Pamplona, Madrid, Bonn y Colonia. En 1964 obtuvo la licenciatura y, entre 1965 y 1970, fue profesor ayudante y adjunto en las universidades Central y Autónoma de su ciudad natal. Tras doctorarse se dedicó a la docencia y a escribir ensayos. En 1976 enseñó estética y composición en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, donde pasó a ser catedrático en 1986 y permaneció hasta 1992, cuando se convirtió en profesor de filosofía de la Universidad Pompeu-Fabra, centro en que ejerció la Cátedra de Historia de las Ideas. Copartícipe en la creación de la fundación nicaragüense para estudiantes Raíces Solidarias y Medalla de la Ciudad de Buenos Aires, impartió con relativa frecuencia cursos y conferencias en Latinoamérica. En 2003, durante la presentación de sus memorias El árbol de la vida, habló de su pertenencia a dos movimientos contrarios entre sí pero que, al final, según el filósofo, tuvieron mucho en común como el Opus Dei y el Partido Comunista. Trías calificó de “claroscuro” su experiencia como miembro en el primero, aunque le permitió descubrir que quería dedicar su vida a la filosofía. Por el contrario, definió su andadura comunista como “la actitud comprometida de un joven profesor”, pero que no sacó “nada interesante”. Se autodefinía como un “exorcista ilustrado que somete a la razón filosófica a un permanente diálogo con sus sombras”. Es autor de una veintena de libros. El primero de ellos, La filosofía y su sombra, apareció en 1969. Publicó, entre otros ensayos, Metodología del pensamiento mágico (1970), La dispersión (1971), Drama e identidad (1974), El artista y la ciudad (1975), Filosofía y carnaval (1976), Meditación sobre el poder (1977), Lo bello y lo siniestro (1981) o Los límites del mundo (1985). Otras obras de su autoría son La aventura filosófica (1988), Lógica del límite (1991), El cansancio de Occidente (1992), La edad del espíritu (1994), Pensar la religión (1997), Vértigo y pasión (1998), La razón fronteriza (1999), Ética y condición humana (2000), Pensar en público (2001), Filosofía del límite e inconsciente (2004), La política y su sombra (2005). En El canto de las sirenas (2007), Creaciones filosóficas (2009) y La imaginación sonora (2010) entabló un diálogo entre música y filosofía. Fuente: Público *** Cantantes de flamenco rinden homenaje al poeta Miguel Hernández Los cantantes españoles de flamenco Miguel Poveda, Pitingo, Juan Habichuela o Enrique Morente hijo, entre otros, unen sus voces para rendir tributo “al poeta del pueblo” y el que mejor encarna los valores de la cultura flamenca, en el disco Los flamencos cantan a Miguel Hernández: para la libertad. Se trata del primer proyecto que reúne a varios nombres del gremio flamenco con la inspiración del poeta de Orihuela. Su origen humilde y la opresión y el desprecio que sufrieron en aquella primera mitad del siglo XX dejaron relegados al flamenco y a Hernández durante muchos años a un segundo plano de la cultura. Su poesía no empezaría a llegar al gran público hasta que Enrique Morente vio puro flamenco en un libro del poeta, prohibido entonces, que llegó a sus manos, publicando en 1969 lo que sería el primer homenaje discográfico a Hernández. Desde entonces ese gremio se convertiría en el mejor canal de difusión de su obra. Así, en este trabajo los textos de “Nanas de la cebolla”, “El pez más viejo del río” o “Para la libertad” se transforman en “cante jondo”, fandangos y bulerías. “El poeta del pueblo”, lo definió Juan Carmona, productor de este disco, al presentarlo oficialmente el pasado 11 de febrero en la Sociedad General de Autores (SGAE), junto algunos de los artistas que han colaborado en él, como Pitingo, Carmen Linares o la nuera del propio Hernández, Lucía Izquierdo. Izquierdo, además de participar en el disco, acudió en representación de los herederos del poeta alicantino, encargados de preservar su memoria y su legado, a la Diputación de Jaén, región en la que el poeta es todo un símbolo. Carmona echó en falta algunos nombres que no pudieron estar en el homenaje, como Soleá y Estrella Morente, o Diego “El Cigala”, pero confía en contar con ellos en un futuro para un próximo trabajo similar que no descarta. Miguel Hernández, como el flamenco, es “un canto de libertad”, dijo Carmona, y ambos, aunque poco a poco han ido recibiendo un mayor reconocimiento, “siguen sin ocupar el lugar que deberían”. “No olvidemos que el flamenco es patrimonio de la humanidad, y nosotros, los mejores en hacerlo”, concluyó. Fuente: EFE *** El peruano Miguel Ildefonso gana los Juegos Florales de Tegucigalpa Con la participación de 847 poetas, la Alcaldía Municipal del Distrito Central de Guatemala, que conforman la capital Tegucigalpa y la ciudad de Comayagüela, entregará el III Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa al poeta peruano Miguel Ildefonso (http://www.letralia.com/firmas/ildefonsomiguel.htm), por su obra Escrito en los afluentes, según se anunció el pasado 11 de febrero. El jurado estuvo conformado por los poetas Jesús Munárriz, de España, el mexicano Marco Antonio Campos (http://www.letralia.com/firmas/camposmarcoantonio.htm) y el hondureño Rigoberto Paredes. El premio es convocado por esa alcaldía en conjunto con el Comité Permanente de los Juegos Florales de Tegucigalpa, y está abierto a la participación de poetas de Iberoamérica que escriben en idioma español. Ildefonso viajará a Honduras en fecha próxima a anunciarse, invitado por la comuna capitalina para recibir el premio, que consiste en cinco mil dólares, medalla de plata y el tiraje de tres mil ejemplares de circulación gratuita. Además dará lecturas y conversatorios con el público. Nacido en Lima en 1970, el poeta estudió literatura en la Universidad Católica del Perú e hizo una maestría en creative writing en la Universidad de El Paso, Texas. Entre sus libros de poesía se encuentran Vestigios, Canciones de un bar en la frontera y Las ciudades fantasmas. Además es autor de las novelas Hotel Lima y El último viaje de Camilo. Según el acta, el jurado apreció en la obra ganadora “una estimable capacidad del autor para integrar en sus poemas contenidos culturales, las vivencias del viaje y las experiencias personales”. También el autor “aprovecha con eficacia la diversidad del legado de las vanguardias volviéndolo vitalmente actual”, continúa el veredicto. “Poseedor de un buen oído, es también capaz de crear certeras imágenes”. “Pese a la variedad de sus distintas temáticas consigue con habilidad técnica un mosaico unitario: desde la figura y la obra de poetas y artistas estadounidenses hasta los finales poemas de amor”, concluye el jurado en el documento. Los Juegos Florales de Tegucigalpa se han convocado en Honduras en seis ocasiones. La primera vez fue en 1906 y seguidamente en 1915, 1978, 2010, 2011 y 2012. Entre los poetas laureados con este galardón destacan los hondureños Luis Andrés Zúniga, Rómulo E. Durón, Pompeyo del Valle, el cubano Luis Manuel Pérez Boitel y el poeta español Ramón García Mateos. En esta ocasión participaron en el concurso iberoamericano poetas de Honduras, Argentina, México, España, Cuba, El Salvador, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Nicaragua y Costa Rica. Esta edición del premio es patrocinada por el Centro Cultural de España en Tegucigalpa, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), la Secretaría Técnica de Planificación y Cooperación Externa, la Embajada de México en Honduras, la Fundación para el Museo del Hombre y el Hotel Honduras Maya. Fuente: Proceso *** La PUCP publica un libro sobre Vargas Llosa y la arquitectura La Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica del Pedrú (PUCP) acaba de poner en circulación, a través de su Oficina de Publicaciones, el libro Mario Vargas Llosa: ciudad, arquitectura y paisaje, que combina textos e ilustraciones en una fiesta visual muy lograda, según explicó el decano de la facultad, el arquitecto Frederick Cooper. La edición del libro estuvo a cargo del arquitecto Víctor Mejía. La obra reúne once textos en los que Mario Vargas Llosa aborda aspectos propios de la arquitectura y la experiencia urbana: nueve artículos publicados en “Piedra de Toque”, su columna quincenal que publican el diario español El País y otros veinte periódicos, y las transcripciones de dos diálogos. El primero de estos diálogos es una entrevista realizada por el arquitecto Miguel Cruchaga y publicada en 1977 en la revista El Arquitecto Peruano. La segunda es una transcripción inédita del coloquio “El espacio, la ciudad y el paisaje en la literatura de Mario Vargas Llosa”, realizado en la PUCP en marzo de 2011. La selección permite reconocer la mirada de Vargas Llosa sobre los espacios por los que transita o que ha habitado, algunos distantes y disímiles como una reconocida biblioteca en Londres o la casa donde nació, en Arequipa. Fuente: La República *** Murió el académico ecuatoriano Renán Flores Jaramillo Renán Flores Jaramillo, director de la Academia Ecuatoriana de la Lengua (AEL), falleció la tarde del miércoles 13 de febrero en Quito, a los 86 años. Flores, que padeció por algún tiempo una úlcera, había sufrido el domingo 10 un golpe en la cabeza, por lo que fue ingresado en el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), donde su estado se complicó. Doctor en derecho, escritor y maestro, ocupaba el máximo cargo de la AEL desde hace once meses, cuando fue electo tras la muerte del historiador y diplomático Jorge Salvador Lara. Desde 1996 ocupaba la silla Ñ de la institución, donde desarrolló sus esfuerzos por la defensa del idioma, actividad en la que destacó toda su vida desde el periodismo y el ensayo. Nacido en Quito en 1928, en el seno de una familia de empresarios, desde temprana edad estuvo ligado a la vida cultural del Ecuador. En 1954 fue el primer director de la Radio Municipal de Quito y por esos años publicó sus primeros libros, Carlos V y la gobernación de Quito y Ortega y la nueva interpretación de la historia universal. Desde 1963, y por treinta años, residió en España, donde obtuvo su doctorado en derecho internacional por la Universidad de Salamanca. Además hizo diplomados en seguridad social y especializado en técnica administrativa, en derecho internacional y en administración de empresas. Fue, asimismo, becario del Instituto de Estudios Superiores de Montevideo y del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. En España ejerció la presidencia de la Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana y la vicepresidencia del Club Internacional de Prensa, cargos cuya finalidad era impedir la desaparición de publicaciones culturales. También fue articulista de diversos medios de comunicación. Alcanzó algunos reconocimientos en esta profesión: Premio Nacional de Periodismo Miguel de Cervantes, Premio Carabela de Plata, Premio Carlos Septiem y Premio Juan Montalvo. En 1996 se incorporó como académico de número de la AEL con el discurso de ingreso “Fray José María Vargas y su pensamiento estético”. Fue subdirector de la institución desde 1998 hasta que, en 2012, resultó electo director. Su último libro publicado fue Forjadores de América (2010). En la dirección de la AEL lo sucede, de forma interina, su subdirectora, Susana Cordero de Espinosa. Fuentes: El Comercio • El Telégrafo • El Universo *** Publican en México una antología de textos de Amado Nervo El libro Amado Nervo, poesía y prosa, una selección de textos en ambos géneros del bardo mexicano realizada por Juan José Doñán y María Palomar, fue presentado en Casa Iteso Clavigero, en Jalisco, el pasado miércoles 13 de febrero. La antología, que es una muestra amplia y representativa de los distintos géneros y facetas que conforman la ingente obra del escritor, cuenta con un prólogo a cargo de los mismos Palomar y Doñán. La Secretaría de Cultura de Jalisco, a través de la Dirección de Publicaciones, explicó que la idea del volumen “es presentar una muestra significativa de un escritor que creció en nuestro aprecio y tratar de contribuir de alguna manera a que Amado Nervo ocupe el lugar que merece en la literatura mexicana”. Afirmó que si en el mundo hispánico pudiera hablarse de un poeta de la lengua, sin duda acudiría a la mente, antes que cualquier otro, el nombre de Nervo, el escritor jalisciense nacido en Tepic en 1870 y quien vio la última luz en la capital uruguaya en 1919. Amado Nervo fue, en palabras de Doñán, “un gran escritor que no rehúye ningún asunto, a quien lo sentimental, a diferencia de otros, no lo espanta, que es capaz de agarrar el toro por los cuernos y además salir muy bien librado; que es gracioso; que es una exageración decir que es un autor cursi; escribe sobre asuntos sentimentales, tiene de hecho un ensayo sobre los cursis”, añadió. Venerado por millones de lectores en todo el orbe hispánico, educó la sensibilidad y el gusto de generaciones. Su escritura despliega una mezcla envidiable de imaginación e inteligencia, cinceladas por una excelente formación humanística y por incontables lecturas y viajes, acotó. Fuente: La Verdad de Tamaulipas *** Condenado a cinco años de prisión el escritor cubano Ángel Santiesteban El Tribunal Supremo en La Habana ratificó este miércoles 13 de febrero una condena de cinco años de prisión contra el reconocido escritor y disidente Ángel Santiesteban en el caso que se le seguía por supuestos delitos de agresión y violación de domicilio, y del que hablamos en nuestra edición 277 (http://www.letralia.com/277/0128santiesteban.htm). El juicio se inició hace aproximadamente cuatro años, en medio de una serie de disputas y acusaciones de su ex pareja. Inicialmente se le presentaron varios cargos que luego fueron desestimados, como intento de fuga y robo con fuerza. A pesar de que las acusaciones carecían de fundamento y varios testimonios respaldaron la declaración de inocencia del laureado escritor, la Fiscalía insistió en el caso. Santiesteban fue miembro de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Sin embargo sus opiniones cada vez más críticas y agudas sobre la falta de libertades y derechos lo transformaron en una voz incómoda para el régimen. Como escritor ha ganado múltiples reconocimientos internacionales, incluyendo una mención en el concurso Juan Rulfo 1989 de Radio Francia Internacional; el Premio Alejo Carpentier 2001, con el conjunto de relatos Los hijos que nadie quiso, y el premio Casa de las Américas de Cuento 2006 por su libro Dichosos los que lloran. El 8 de noviembre del año pasado, Santiesteban fue arrestado violentamente en La Habana por un grupo de agentes de la Seguridad del Estado cubano. Su detención de tres días ocurrió cuando se presentó junto a disidentes pacíficos y periodistas independientes en una comisaría local para exigir la libertad de una veintena de opositores. Luego de su excarcelación, Santiesteban denunció en su blog Los hijos que nadie quiso (http://loshijosquenadiequiso.blogspot.com) el maltrato policial y las amenazas recibidas. El 8 de diciembre también publicó una carta dirigida al gobernante cubano Raúl Castro. La carta fustigó la ola represiva y los maltratos policiales. El caso de Santiesteban no ha pasado desapercibido para la comunidad internacional. Recientemente la organización Reporteros sin Fronteras (RSF), con sede en París, solicitó garantías para el escritor y otros integrantes de las filas de oposición y críticos del gobierno, como el periodista Calixto Ramón Martínez Arias, corresponsal de la proscrita agencia de noticias Hablemos Press, en La Habana. La ratificación de la sentencia contra Santiesteban fue rechazada el martes 12 por decenas de activistas, intelectuales y periodistas sin filiaciones políticas. Al menos un centenar de ellos firmó una carta abierta cuestionando el proceso legal y las posibles motivaciones políticas de las autoridades para llevar preso al escritor. La carta fue publicada inicialmente en la página electrónica de Cubanet. “Nosotros, escritores, intelectuales, artistas, periodistas y ensayistas cubanos estaremos apoyando día a día a nuestro colega, y haremos cuanto esté a nuestro alcance con el propósito de sensibilizar a la comunidad intelectual democrática del mundo para que Santiesteban no sea encarcelado o sea liberado, dado el caso, de su injusta prisión”, precisó uno de los párrafos de la misiva. Fuente: El Nuevo Herald *** Español en EUA promueven el Instituto Cervantes y la Unam Promover la cultura española, la mexicana y la iberoamericana en Estados Unidos es el objetivo fundamental en el que trabajan el Instituto Cervantes y la Universidad Nacional Autónoma de México, cuyos representantes se reunieron en Madrid el pasado viernes 15 de febrero. Según un comunicado del instituto, ambas instituciones han comenzado a negociar un acuerdo para promover de forma conjunta la enseñanza y difusión del español en Estados Unidos. Si bien los dos organismos ya venían colaborando desde 2003, ahora pretenden que este trabajo abarque nuevas líneas: formación de profesores de español como lengua extranjera; certificación internacional de los conocimientos de español y organización de cursos sobre la historia y la cultura iberoamericana. Este acuerdo viene a reforzar los compromisos adquiridos por el director del instituto, Víctor García de la Concha, que en su visita a México el noviembre pasado aseguró: “No sólo no vamos a cerrar ningún centro sino que vamos a seguir expandiendo el Instituto Cervantes”. Y eso que el presupuesto de la institución se ha visto reducido un 13,9% en este 2013. El español, afirmaba García de la Concha durante una conferencia en el distrito federal, sirve de “lazo de unión del sur de EUA a la Tierra de Fuego. El idioma es lo que es gracias al nacimiento de las repúblicas americanas. En español se lanzaron gritos de independencia y se redactaron las nuevas constituciones”. En la reunión de este viernes los dos organismos han estado representados por el director y el secretario general del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha y Rafael Rodríguez-Ponga, respectivamente, y por una delegación de la Unam, con el secretario de Desarrollo Institucional, Francisco J. Trigo Tavera, y el director del Centro de Enseñanza para Extranjeros, Roberto Castañón Romo. La Universidad Nacional Autónoma de México dispone de cuatro sedes en Estados Unidos, en las ciudades de San Antonio, Los Ángeles, Chicago y Seattle, y también tiene delegaciones en Canadá y Pekín. Por su parte, el Instituto Cervantes está presente en 86 ciudades —Nueva York, Chicago, Albuquerque, Boston, Seattle y Santa Fe en EUA— de 43 países. Fuente: El País *** Gioconda Belli inaugura Festival de Poesía de Granada El evento se celebra en homenaje a Ernesto Cardenal, y en paralelo con el primer encuentro de narradores “Centroamérica Cuenta” y la XVII Feria Internacional del Libro Centroamericano. Con la asistencia de unos 300 poetas de 60 países, el IX Festival Internacional de Poesía arrancó la noche de este domingo 17 de febrero en la ciudad colonial nicaragüense de Granada, inaugurado por la conocida escritora Gioconda Belli. El evento, que concluirá el próximo domingo 24, se desarrolla bajo el lema “La poesía es el cántico del cosmos”, en alusión a Cántico cósmico, la emblemática obra de Ernesto Cardenal (Granada, 1925), a quien está dedicada la jornada. Belli recordó la trayectoria literaria del poeta y sacerdote Cardenal, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2012, que en los años 70 del siglo pasado desafió al régimen militar de Anastasio Somoza desde una comunidad de poetas, pintores y guerrilleros en la isla de Solentiname, en el Gran Lago de Nicaragua. Nombrado ministro de Cultura durante la revolución (1979-1990), Cardenal abandonaría después el Frente Sandinista junto a muchos otros intelectuales y políticos, por disentir del liderazgo partidario de Daniel Ortega, quien retornó al poder en 2007. El Festival Internacional de Poesía se realiza cada febrero desde 2005 en Granada, a 45 kilómetros de Managua. Es “una peregrinación anual de poetas de los cinco continentes y de personalidades del mundo que asisten a la tierra de Rubén Darío, el príncipe de las letras castellanas”, ha dicho Francisco de Asís Fernández, promotor del evento. Durante la jornada, los participantes leen sus poemas en plazas, parques, conventos, universidades y atrios de iglesias, mientras se realizan talleres literarios, venta de artesanías, lecturas a micrófono abierto y conciertos musicales. Una de las actividades más llamativas es el Carnaval Poético, previsto para el miércoles 20, y en el que participan más de 1.200 bailarines de grupos de danza y comparsas populares que recorren las calles, con breves intervalos donde los autores leen sus poemas en las esquinas. Además, como preámbulo del festival se celebra desde el sábado 16 el primer encuentro de narradores “Centroamérica Cuenta”, que procura rescatar del silencio la producción literaria de esta región y promocionar su valor desde Nicaragua. Al evento, que se extiende hasta el 26 de febrero, asisten delegados de 36 casas editoriales y novelistas como Sergio Ramírez y la propia Belli. “Los escritores siempre son una minoría en todas las sociedades, pero es una minoría que catapulta la identidad de un país”, expresó Ramírez. “Nuestro propósito es demostrar que Centroamérica existe como nación”, añadió. Alrededor de 40 narradores de los seis países istmeños de habla española e invitados especiales de Alemania, Francia y México. “Esta es la primera vez que vamos a tener un diálogo entre escritores mesoamericanos y de esos países europeos acerca de la literatura”, declaró Ramírez, principal impulsor de la iniciativa. En sus ocho mesas o paneles se debate acerca de las ediciones en lenguas extranjeras, la circulación de los libros en esta zona, las nuevas expresiones literarias, la narrativa y la crónica, las mujeres y la literatura de género, y otras. El narrador más destacado de la actividad será reconocido con un viaje y una estadía de tres semanas en un centro de escritores francés, donde profundizará en su formación y podrá publicar su obra. La presidenta de la Cámara Nicaragüense del Libro, Salvadora Navas, precisó que a estas jornadas asistirán 26 editoriales de Centroamérica, Cuba, Estados Unidos y México, además de 10 nacionales. Puntualizó también que uno de los mayores logros fue un acuerdo establecido con las casas extranjeras, en virtud del cual las bibliotecas nicaragüenses podrán adquirir textos por un valor inferior hasta 40% en estos días. Los embajadores de Alemania y Francia agradecieron la posibilidad de colaborar con el proyecto y reconocieron la significación que ello reviste para el enriquecimiento de las naciones implicadas. Sergio Ramírez también inauguró la XVII Feria Internacional del Libro Centroamericano (Filcen 2013), donde se exponen obras de autores de esta región y provenientes de Francia y Alemania. Fuentes: DPA • Prensa Latina *** Esta semana se falla el Premio Primavera, con dotación reducida en 50% El Premio Primavera de Novela, uno de los más importantes de cuantos se conceden en el ámbito hispano, se falla en Madrid el próximo jueves 21 de febrero, pero en esta su decimoséptima edición el ganador ya no se llevará los 200.000 euros con que estaba dotado hasta ahora, sino la mitad. Detrás de esa decisión está la prolongada crisis económica que afecta a España y que también está repercutiendo en el sector editorial. Los convocantes del premio, la editorial Espasa y Ámbito Cultural de El Corte Inglés, consideraron oportuno realizar este ajuste “propiciado por la situación económica”, según declararon fuentes de Espasa. Pero 100.000 euros “sigue siendo una cantidad importante” y así lo refleja el éxito de la convocatoria, en el que sin duda influye también el prestigio de este premio que nació en 1997 para “apoyar la creación literaria y contribuir a la máxima difusión de la novela como forma de expresión artística de nuestra época”, se afirma en la nota difundida por Espasa. En esta edición de 2013 se han recibido un total de 301 originales, 170 de Europa y 89 de América. Otras 42 obras adicionales proceden de diversos países. España, que aporta 162 novelas, encabeza la lista de participantes, seguida de Argentina y México, con 24 y 17 obras, respectivamente. En cuarto lugar figura Estados Unidos con 10. España, Argentina, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, México, Estados Unidos, Colombia, Perú, Uruguay, Francia, Venezuela, Paraguay, Alemania, Ecuador, Honduras, Italia, Reino Unido, Chile, Suiza y Cuba son los 22 países representados en el certamen. El jurado es presidido por Ana María Matute y compuesto por Antonio Soler, Ángel Basanta, Ramón Pernas, Fernando Rodríguez Lafuente, Ana Rosa Semprún y Berta Noy como secretaria con voto. El Premio Primavera de Novela del año pasado recayó en Fernando Savater por su obra Los invitados de la princesa. Fuente: EFE *** Autores para niños y jóvenes realizarán congreso en Bogotá El segundo Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil (Cilelij, http://www.cilelij.com), que se realizará del 5 al 9 de marzo en Bogotá bajo el lema “Escribir, ilustrar y leer libros infantiles y juveniles hoy en Iberoamérica”, contará con la participación de más de 50 escritores de diversos países que discutirán durante el encuentro sobre la situación de las letras dirigidas a los niños y jóvenes. Durante el congreso, que se llevará a cabo en la biblioteca Luis Ángel Arango, en el centro de la ciudad, se efectuarán conferencias, mesas redondas y presentaciones de estudios sobre temas, géneros, lenguajes y tecnologías en la literatura infantil y juvenil moderna. “El Cilelij abordará tres ejes. La vida privada: familia, amor, amistad, cuerpo y sexualidad. La vida pública: escuela, ciudadanía, política, migración, violencia y biodiversidad. Y lo trascendente: la fe, religión, muerte, esperanza, magia, creatividad y utopías”, explicó a la prensa Leoncio Fernández, organizador del evento. De manera especial se analizarán los principales retos que enfrentan escritores, ilustradores y editores para la creación, difusión y promoción de este tipo de literatura en la región y a nivel global. Para el ciclo de ponencias estará presente el filósofo argentino Néstor García Canclini, así como también expondrán Fanuel Díaz y Maité Dautant (Venezuela), María Teresa Andruetto y Cecilia Bajour (Argentina) y Marina Colasanti (Eritrea). Dentro de las actividades que se llevarán a cabo en la reunión, como las mesas redondas, los cientos de asistentes podrán interactuar con creadores, autores e ilustradores como Alejandro Magallanes (México), Gonzalo Moure (España) y Tania Rösing (Brasil). Colombia estará representada por Carmen Barvo, Jairo Buitrago, Ivar da Coll, Gloria Cecilia Díaz, Francisco Montaña, Liliana Moreno, María Osorio y Yolanda Reyes. De igual forma, participarán expertos como la francesa Michele Petit, la cubana Teresa Cárdenas, el uruguayo Federico Ivanier, la puertorriqueña Georgina Lázaro, la ecuatoriana Cecilia Velasco y el chileno Sergio Tanhnuz. El Cilelij, que se realiza cada tres años, busca convertirse en un foro de reflexión sobre las bases y la potencialidad de la literatura infantil y juvenil en Iberoamérica, según sus organizadores. En su primera edición, que tuvo lugar en 2010 en Santiago de Chile, se abordó la literatura infantil y juvenil desde el punto de vista geográfico e histórico en Iberoamérica. Fuente: AFP *** Un cómic colombiano narra la vida de Gabriel García Márquez Hace treinta años el escritor colombiano Gabriel García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura, y para celebrarlo un grupo de editores independientes ha publicado la primera novela gráfica inspirada en el creador de Macondo, y que repasa su infancia y las dificultades que vivió antes de que Cien años de soledad se convirtiera en un éxito editorial. Gabo: memorias de una vida mágica es la primera biografía del nobel de Aracataca contada en cómic. Se trata de una historieta para adultos que, en sus más de doscientas páginas, fue concebida por el editor independiente John Naranjo, el ilustrador Miguel Bustos y el guionista Óscar Pantoja. El libro aborda la relación del escritor con las personas claves que nutrieron su imaginación, como sus abuelos, Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán, y su incondicional esposa, Mercedes Barcha. En algunas viñetas, el autor interactúa con los personajes de sus obras, incluyendo a Remedios la Bella y Aureliano Buendía, de Cien años de soledad, y repasa la violencia de Macondo como representación de la de Colombia. El libro, que ha sido publicado por Rey Naranjo Editores en su colección PNK, será presentado el próximo jueves 7 de marzo en la Biblioteca Fundadores del Gimnasio Moderno, en Bogotá, a las 6:30 de la tarde. Participarán el librero Felipe Ossa, director de la Librería Nacional y experto en cómic, y el escritor Juan Carlos Garay, periodista, musicólogo y amante del género. Fuentes: Revista JetSet *** Venezuela celebrará la novena edición de su Feria del Libro, Filven Con la participación de unos 15 países invitados, cerca de 150 expositores y unas 300 editoriales, la novena Feria Internacional del Libro comenzará el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y se extenderá hasta el domingo 17 del mismo mes. Con el lema “Viva la lectura”, esta fiesta del libro, que se realizará en los espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño, tendrá como tema central la promoción de la lectura, y además rendirá homenaje al poeta Gustavo Pereira (http://www.letralia.com/firmas/pereiragustavo.htm). Delegaciones oficiales de Palestina, Qatar, Haití, Irán y Cuba también visitarán la feria, dijo la presidenta del Centro Nacional del Libro (Cenal), Christhian Valles, en el programa La Bodega Cultural, que conduce el ministro de Cultura de Venezuela, Pedro Calzadilla. Entre los invitados internacionales están el haitiano Gary Víctor, las argentinas Alicia Diéguez y Ángela Gentile, el venezolano residenciado en Cuba, Norberto Codina, el argentino Leopoldo Teuco Castilla y el editor colombiano Luis Ángel Parra. También habrá charlas y ponencias de promotores nacionales e internacionales. Entre ellos, el escritor español Gonzalo Moure y la francesa Christine Detrez, quien ofrecerá tres conferencias en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte): “Construcción de la identidad a pesar de los estereotipos en la literatura juvenil”, “Hábitos de lectura en niños y adolescentes de 11 a 17 años” y “Adolescentes y literatura popular”. La representante del Cenal anunció que todos los días, de 3 a 6 de la tarde, habrá en la Unearte una franja de programación sobre promoción de lectura, además de talleres, conversatorios y presentaciones en otros espacios de la feria. Valles apuntó que las editoriales ofrecerán rebajas de hasta 10% en los títulos, y que habrá contadores de visitantes en las entradas del espacio ferial. Además, el Observatorio del Libro y la Lectura del Cenal estará realizando encuestas sobre el evento a visitantes y expositores. Fuente: AVN *** Hacedores culturales argentinos se reunirán en el Chaco Bajo el lema “Políticas para el desarrollo local y regional en el nuevo milenio. Hacia una soberanía cultural de la Patria Grande”, del 14 al 16 de marzo se realizará el IV Congreso de Argentino de Cultura en Resistencia, Chaco (Argentina), organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación. Allí, los hacedores culturales argentinos debatirán sobre su quehacer y aportarán a las políticas públicas en la materia. Coorganizado por el Instituto de Cultura de Chaco, el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y el Consejo Federal de Cultura (CFC), el encuentro propondrá mesas de debate, conferencias y talleres de los que surgirán lineamientos para establecer, consolidar y profundizar políticas culturales de cara al futuro. Su celebración coincide con la conmemoración por los 200 años de la Asamblea General Constituyente de 1813, evocando los valores, las convicciones y las proclamas que la animaron: los símbolos patrios, la igualdad social y de género, los derechos humanos, el reconocimiento de los pueblos originarios y la libertad de expresión. Fuente: Télam *** Premio Alfaguara rompe récord de participación El Premio Alfaguara de Novela, que celebra este año su decimosexta edición y se fallará el próximo 20 de marzo, batió su récord este año con 802 manuscritos presentados a concurso, de los que 342 se han recibido de España, 133 de México, 99 de Argentina y 61 de Colombia. El jurado es presidido por el escritor Manuel Rivas y el resto de miembros no se dará a conocer hasta que se haga público el nombre del premiado, informó la editorial en un comunicado. El premio está dotado con 130.000 euros, una escultura de Martín Chirino y la publicación simultánea de la novela en 19 países de habla hispana, lo que le da acceso a 400 millones de hispanohablantes de España, Latinoamérica y Estados Unidos. Hasta el momento las obras ganadoras han sido Caracol Beach de Eliseo Alberto; Margarita, está linda la mar de Sergio Ramírez; Son de mar de Manuel Vicent; Últimas noticias del paraíso de Clara Sánchez; La piel del cielo de Elena Poniatowska; El vuelo de la reina de Tomás Eloy Martínez; Diablo de Guardia de Xavier Velasco y Delirio de Laura Restrepo. Asimismo han sido premiadas El turno del escriba de Graciela Montes y Ema Wolf; Abril rojo de Santiago Roncagliolo; Mira si yo te querré de Luis Leante; Chiquita de Antonio Orlando Rodríguez; El viajero del siglo de Andrés Neuman; El arte de la resurrección de Hernán Rivera Letelier; El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez, y Una misma noche de Leopoldo Brizuela. Fuente: Europa Press *** Investigadores de Iberoamérica se reunirán en Argentina Hasta el próximo 30 de marzo es posible postularse para participar en el I Congreso Internacional “Nuevos horizontes de Iberoamérica” (http://nuevoshorizontes2013.wordpress.com), que tendrá lugar del 6 al 8 de noviembre en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza (Argentina). El evento tiene entre sus objetivos experimentar con una “epistemología situada” en la que el intercambio de conocimientos se lleve a cabo entre profesionales de diversas áreas —sociología, ciencias políticas, literatura, filosofía, arte, patrimonio, antropología, geografía e historia— de los países adheridos a las iniciativas de integración del Mercosur y de Unasur, así como Brasil y la península ibérica. Entre los temas que debatirán los asistentes al congreso se encuentran las fronteras geográficas, históricas y culturales trasnacionales; las corrientes de pensamiento en Hispanoamérica, Brasil y España; las redes intelectuales iberoamericanas; los movimientos sociales latinoamericanos; los nuevos géneros en la literatura latinoamericana; nuevos enfoques sobre regionalismo en la cultura latinoamericana; imaginarios religiosos y mitológicos en la cultura latinoamericana; el arte iberoamericano; los patrimonios tangibles e intangibles en Iberoamérica; la relación entre la sociedad y la cultura urbana; los archivos latinoamericanos; la audiovisualidad en Iberoamérica, y la literatura brasileña en diálogo con las literaturas hispanoamericanas. Se puede participar como coordinador de un simposio o como ponente en uno de ellos. Para organizar un simposio, dos investigadores deberán presentar su propuesta incluyendo, al menos, cinco títulos de ponencias con sus respectivos ponentes. La presentación de propuestas de simposios podrá hacerse hasta el 30 de marzo. Los investigadores que deseen dirigir un simposio deberán someter una propuesta con un título, un texto explicativo —formato Word, de 2.000 a 3.000 caracteres, en español e inglés—, y el área temática en el que se engloba. Asimismo, deberán remitir currículos en los que figure, especialmente, las instituciones para las que actualmente desarrollan sus investigaciones y labores académicas, así como sus publicaciones relacionadas con el tema del simposio que proponen; además de la lista inicial de, al menos, cinco participantes. La organización reservará un espacio en el programa para dar cabida a aquellas ponencias cuyos autores consideren que no pueden vincularse a ninguno de los simposios aceptados. Las ponencias independientes no podrán exceder los 15 minutos de lectura o exposición oral, seguidas de un período de 5 minutos destinado a preguntas y discusión. Todo ello deberá enviarse en un único correo y con el asunto “Propuesta de simposio_Nombre de uno de los coordinadores” a las direcciones de correo electrónico cilha2011@yahoo.com.ar y nuevoshorizontes@gmail.com. La organización enviará acuse de recibo de cada propuesta, y el 30 de septiembre publicará los resultados de la evaluación y el listado definitivo de simposios en la web del congreso. Los coordinadores de los simposios aceptados tendrán a su cargo la organización de sus respectivas comisiones, haciéndose cargo de la comunicación con los ponentes que se integren. Deberán suministrar el listado definitivo de ponentes antes del 30 de agosto, y no admitirán más de 15 ponencias. La organización reconocerá la labor de los coordinadores de simposio con la adecuada certificación. Se ha previsto 15 becas para alumnos expositores de posgrado y 15 para alumnos expositores de grado. La tramitación de estas becas deberá realizarse hasta el 30 de abril, teniendo como requisito mínimo haber presentado título y resumen de la ponencia. Los resúmenes de ponencias deberán tener hasta trescientas palabras e incluir marco teórico-metodológico, problema de investigación y resultados preliminares. Mayores detalles sobre el formato de presentación pueden ser revisados en la web del evento (http://nuevoshorizontes2013.wordpress.com). En la organización del congreso participan el Centro Interdisciplinario de Literatura Hispanoamericana (Cilha), la Universidad Nacional de Cuyo, el Programa de Pos-Graduação em História de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul, la Universidade Federal de Santa María, el Programa de Pos-Graduação em Literatura de la Universidade Federal de Santa Catarina, la Universidad de la República, la Universidad Nacional de Mar del Plata, el Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos (Cecla) y la Universidad de Chile. Fuente: Web del evento *** Lengua y cultura catalanas impartirán en universidades de Alemania El Instituto Ramón Llull (IRL) ha abierto hasta el 31 de marzo un período de inscripción para el profesorado que quiera impartir clases de lengua y cultura catalana en las universidades alemanas que ofertan estos estudios, según informó la institución en un comunicado. El programa “Cualificación complementaria de lengua y cultura catalanas” proporciona una formación interdisciplinaria en estudios catalanes y permite a los alumnos adquirir una competencia en lengua equivalente al nivel B1, además de completar los conocimientos adquiridos durante los estudios de grado y máster. Las solicitudes van dirigidas al profesorado y personal investigador del ámbito universitario del área lingüística catalana, y la selección de los mismos se lleva a cabo en colaboración con la Xarxa Vives de Universidades. Fuente: Europa Press *** Realizarán en México homenaje internacional a Alberto Ruy Sánchez El 16 y 17 de mayo tendrán lugar de manera simultánea en Chiapas, México, el VI Encuentro Internacional de Escritores e Investigadores y el VII Festival Internacional de Literatura “Palabra en el Mundo...en Chiapas”, en cuyo marco se celebrará un homenaje internacional al escritor Alberto Ruy Sánchez (Ciudad de México, 1951). Organizados por la Universidad Autónoma de Chiapas, la Corresponsalía Tuxtla Gutiérrez del Seminario de Cultura Mexicana, el Proyecto Internacional Cultural Sur, el Movimiento Poetas del Mundo y C. A. “Paradigmas Educativos y la Enseñanza de Lenguas” (Escuela de Lenguas Campus Tuxtla), estos eventos tendrán como sedes las ciudades chiapanecas de Tuxtla Gutiérrez (jueves 16) y San Cristóbal de las Casas (viernes 17). Hasta el 21 de abril es posible postularse para participar en calidad de ponentes o asistentes. Podrán aspirar investigadores literarios y académicos (educación superior y posgrado), así como estudiantes de literatura (nivel superior y posgrado) que compartan el interés de intercambiar experiencias y resultados sobre literatura mexicana e hispanoamericana contemporánea y deseen fortalecer su actividad académica. Entre los temas en los que es posible participar se encuentran la obra literaria de Alberto Ruy Sánchez; los escritores mexicanos nacidos en los cincuenta del siglo XX; los ensayistas mexicanos del siglo XX; la literatura erótica hispanoamericana de los siglos XX y XXI; la literatura y su relación con otras artes (danza, fotografía, artes plásticas); la narrativa y poesía sobre viajes; la literatura hispanoamericana y la enseñanza del español como lengua extranjera; los retos de la traducción literaria, e interpretación y caligrafía. Los interesados en postularse deberán suministrar, antes del 21 de abril, el título de su ponencia; un resumen de la actividad de no más de doscientas palabras, señalando el objetivo (entre doscientas y trescientas palabras), y los datos generales del ponente (nombre, dirección, teléfono, dirección electrónica, institución donde labora y síntesis curricular actualizada). Las ponencias tendrán una duración de veinte minutos y las conferencias de cuarenta y cinco minutos. Se otorgará constancia de participación a los ponentes y conferenciantes. Los asistentes recibirán constancia firmada por el comité organizador. Los trabajos que sean seleccionados por un Comité Editorial serán propuestos a coedición a las instituciones de educación superior, organismos o editoriales interesados en la publicación de las memorias impresas, en fecha posterior al encuentro. Los recaudos deben ser enviados a la dirección electrónica homenajealbertoruysanchez@hotmail.com. Adicionalmente, los escritores interesados en participar en el VII Festival “Palabra en el Mundo... en Chiapas” pueden solicitar información a la comisión literaria escribiendo a socorrotrejosirvent@hotmail.com. Para consultas generales o información sobre asistencia se puede escribir a marisatrejosirvent@hotmail.com. Alberto Ruy Sánchez es doctor por la Universidad de París y ha sido profesor invitado en diversas universidades del extranjero. Dirige desde 1988 la reconocida revista Artes de México. En 2006 recibió la mayor distinción que puede recibir un editor mexicano por su trayectoria profesional, el Premio Juan Pablos al Mérito Editorial. Sus libros han sido traducidos al francés, holandés, alemán, turco, árabe, portugués e inglés. Entre sus obras destacan Los nombres del aire (1987), Premio Xavier Villaurrutia; Los demonios de la lengua (1987 y 1998); Sol de barro (1991); Una introducción a Octavio Paz (1991), Premio José Fuentes Mares; De cuerpo entero: crónica de viaje, autobiografía (1992); En los labios del agua (1996), Premio Trois Continents; Nueve veces el asombro (2005), y La mano del fuego (2007). Fuente: Organizadores del evento *** Málaga celebrará este año una Noche en Blanco ambientalista La Noche en Blanco, evento cultural que celebra anualmente la municipalidad de Málaga, en España, y que en esta ocasión tendrá lugar el sábado 11 de mayo, apostará en su sexta edición por la ecología, el medio ambiente y la sostenibilidad. El tema elegido tiene como objetivo hacer disfrutar a malagueños y visitantes del entorno natural más próximo y apostar por una ciudad más verde y sostenible. Así, naturaleza, medio ambiente, ecología o sostenibilidad son algunos de los vocablos que estarán presentes en las distintas propuestas e intervenciones que presenten los participantes. Los ciudadanos de Málaga pasarán la noche en blanco pero vivirán y disfrutarán de una noche en verde, según se informó desde el Ayuntamiento en un comunicado. El Área de Cultura ha comenzado ya a enviar a los más de cien participantes de ediciones anteriores la convocatoria de esta nueva edición de la Noche en Blanco, invitando a colectivos e instituciones a que remitan sus propuestas. Posteriormente se informará sobre los espacios y ubicaciones posibles para la realización de actividades. La financiación deberá ser aportada en su totalidad por la persona, colectivo o entidad que las proponga. Con los proyectos que se presenten y que puedan llevarse a cabo tras su valoración, estudio y selección, se realizará el programa de actividades que se coordina desde el Área de Cultura. La Noche en Blanco de 2013 transcurrirá desde las 20 horas del sábado hasta las 2 del domingo, manteniendo así el mismo horario que en la edición anterior. En esta edición el evento contará con un presupuesto similar al del año anterior, que ya sufrió una disminución con relación a ediciones anteriores. Serán seis horas para que malagueños y visitantes puedan disfrutar con las diferentes propuestas que, coordinadas por el Ayuntamiento, se ofrecerán desde iniciativas culturales públicas y privadas. La pasada edición estuvo marcada por el lema de la sonrisa y sus 153 actividades gratuitas recibieron alrededor de 200.000 visitas en 115 espacios. Fuente: Europa Press *** Influjo de Borges en el mundo contemporáneo analizarán en un congreso Del 21 al 23 de agosto se celebrarán, en la sede de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, en Buenos Aires, las XIII Jornadas “Borges y los otros” (http://www.fundacionborges.com/index.php/news/show/id/22), que reunirá a especialistas en literatura argentina y extranjera, investigadores en comunicación y medios, historiadores, críticos y docentes para analizar las relaciones del gran escritor argentino con diversos aspectos del mundo contemporáneo. Organizadas por la fundación en conjunto con el Instituto de Letras “Alfredo Veiravé” de la Universidad Nacional del Nordeste, las jornadas se pasearán por las relaciones y la influencia del autor de El Aleph sobre temas como la ciencia, la cábala, la teoría literaria, la oralidad, el periodismo, la ciudad de Buenos Aires, los géneros literarios, la filosofía, la educación y hasta el tango. Conferencias plenarias, paneles de especialistas y mesas de ponencias serán los espacios que compartirán los investigadores que asistan al evento. La inscripción de los expositores puede realizarse hasta el 25 de mayo escribiendo a la dirección de correo electrónico mgcittadini@gmail.com con los recaudos correspondientes. La de asistentes y alumnos deberá realizarse personalmente el día del inicio de las jornadas durante la acreditación. Los interesados deberán enviar la ficha de inscripción que la Fundación Borges ha publicado en la convocatoria de las jornadas (http://www.fundacionborges.com/index.php/news/show/id/22), acompañada por un resumen de hasta doscientas palabras con los objetivos, aportes o hipótesis del trabajo, así como los datos del autor (nombre y apellido, dirección particular, teléfono y/o fax, e-mail, universidad, instituto o centro de investigación en los que se desempeña), título de la ponencia y currículum abreviado de no más de diez líneas. Quienes resulten aceptados deberán presentar una ponencia de hasta seis páginas —incluidas las notas al pie— que pueda ser leída en un tiempo máximo de quince minutos. Todas las ponencias aceptadas podrán ser objeto de publicación en las actas de las jornadas, que serán editadas por la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, si la comisión de referato así lo considera. Los aranceles para participar en estas jornadas son de $300 para expositores, $200 para graduados adherentes, $100 para alumnos expositores y $75 para alumnos adherentes. Los interesados en solicitar mayor información pueden escribir a la coordinadora de la actividad, profesora Gabriela Cittadini, a la dirección electrónica mgcittadini@gmail.com. Fuente: Fundación Borges *** Celebrarán en Salamanca congreso sobre cine en español y portugués La ciudad española de Salamanca acogerá del miércoles 26 al viernes 28 de junio la segunda edición del Congreso Internacional “Historia, literatura y arte en el cine en español y portugués” (http://www.congresocinesalamanca.com), que se celebrará con el lema “De los orígenes a la revolución tecnológica del siglo XXI”. Con el objetivo de que la comunidad científica internacional aporte las últimas novedades en el estudio del cine desde “un amplio prisma contextual”, el Centro de Estudios Brasileños y la Universidad de Salamanca (Usal) han organizado este evento con el apoyo de la Fundación Cultural Hispano Brasileña, The American Association of Teachers of Spanish and Portuguese y la Dirección General del Cine de Brasil. Según ha indicado la Usal, tras el éxito de la primera edición del Congreso, en 2011, con más de 150 comunicaciones presentadas y cerca de 200 participantes de más de 15 países, la segunda edición pretende “mejorar y renovar esta propuesta hasta hacerla más atractiva si cabe”. En esta ocasión el congreso contará, entre otros expertos, con la presencia del productor español Antonio Pérez, quien será el encargado de pronunciar la conferencia de clausura en el Paraninfo de la Universidad, el viernes 28. Fuente: Tribuna Salamanca ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Rayuela cumple medio siglo Harold Alvarado Tenorio =============== Julio Cortázar (Bruselas, 1914-1984) vislumbró, junto a Jorge Luis Borges, los cambios radicales de conducta y concepción del mundo que sufrió Occidente a mediados del siglo pasado. En narraciones, poemas y ensayos procuró, insistente, una total renovación del hombre y sus literaturas a partir de la abolición de situaciones, estilos, fórmulas y arquetipos que hacían obsoleto el lenguaje literario. Cortázar abrió una honda herida en el orden cerrado de las literaturas proponiendo y realizando ordenamientos abiertos que ofrecieran múltiples perspectivas; creando desconciertos y roturas en los discursos lógicos; desconectando y fragmentando las coherencias narrativas; haciendo de la vida y la literatura calidoscopios. En 1950 (“Situación de la novela”, en Cuadernos Americanos, Nº 52, México), antes de la publicación de sus primeros cuentos, Cortázar sostuvo que la novela es el instrumento necesario “para el apoderamiento del hombre como persona, del hombre viviendo y sintiéndose vivir”. La novela debía renunciar a la lírica como adorno a fin de ser un poema que capturara una realidad que está más allá de las descripciones verbales. Aunque la sinrazón ha tejido en buena parte el género, la Nueva Novela buscaría una nueva metafísica, sin fondo y forma, pues “el fondo de la forma es la forma”. El hombre sería la última y principal ocupación del hombre, y la novela, de extrema tensión existencial, se preocuparía de la principal pregunta de nuestro tiempo: “por qué y para qué del mundo del hombre”. En sus novelas Cortázar fusiona lo abstracto con lo real haciendo tangible lo efímero y aceptando el absurdo. Ante el vasto mundo de lo desconocido elige lo irracional a los trascendentalismos vigentes, viendo ambos como un misterio que resulta del comercio con la razón. Mezcla la tradición con nuevos elementos y lleva al lector hasta el mismo proceso de la creación. La naturaleza paradójica y ambigua de sus visiones del mundo termina por ser un retrato de los dilemas, fantasías y modelos de la sinrazón contemporánea. Cualquiera que sea el tratamiento que dé a la existencia de sus personajes enigmáticos, desde los cuentos de hadas hasta las sesiones de jazz y marihuana, su preocupación central trata con esas dos maneras de ver el ser. Unas veces parece como si jugara a escribir sin sentido para dar respuesta a las comicidades y estupideces del mundo, pero al fondo de esas posturas lúdicas lo que ofrece son pesadillas, que lidiando con el tiempo, el espacio, la sicología y la belleza, descubren que la realidad no es más que un fragmento de un todo inalcanzable que se hace fantástico, precisamente, por su carácter provisional y mutable. Cortázar es capaz de acumular y aislar las esencias de la experiencia para ofrecer una inmediata e iluminada sensación de aquello que, de otra manera, sería una mera asociación de accidentes. Sus técnicas de escritura recuerdan una sesión de jazz, donde se improvisa a partir de un modelo, complejo y elaborado, que levanta un nuevo canto y entonaciones. Cortázar quiso las palabras para restaurar su fuerza original, sus signos perdidos, su imaginario, primero mediante experimentaciones metafóricas, impresionismo, expresionismo, símiles, aforismos, sinestesias, antítesis, parodias y la libre asociación de ideas. Rayuela es un vibrante collage de diálogos heterodoxos, sicológicos, filosóficos y espirituales, burlescos, visionarios y metafísicos acerca de la cultura argentina, sus dicotomías, y todo lo divino y lo humano. Un cruel y desesperanzado libro que, más allá de sus chistes y parodias, muestra la vida como un laberinto matemático donde Julio nosotros Cortázar se busca entre el abisal pozo de su inconcebible y prodigiosa inteligencia. Fue escrita en París mientras se sucedían los primeros años de la Revolución Cubana, a la cual Cortázar profesó una fe inexplicable. Se cree que tardó cuatro años en confeccionarla y fue publicada en febrero de 1963 por Francisco Porrúa en la Editorial Sudamericana de Buenos Aires —la misma que publicaría en junio de 1967 Cien años de soledad—, quien junto a Cortázar corrigió el manuscrito que hoy reposa en la Universidad de Texas, donde pueden verse los colores que empleó para organizar la rayuela de lectura de los 155 capítulos: 9 marrones, 6 celestes, 6 azules, 5 negros, 4 rojos, 23 amarillos, 21 anaranjados, 11 rosados, 10 verdes, 10 morados y el resto, 99, sin color. Tiene tres secciones, “El lado de allá” (París, capítulos 1 a 36), “El lado de acá” (Buenos Aires, capítulos 37 a 56), y un apéndice: “La luz de la paz del mundo”, donde un viejo iconoclasta francés de apellido italiano, Morelli, propone una posible novela que fuese escrita en una nueva geometría, fuera del tiempo absoluto. La estructura de Rayuela puede ser entendida como una sesión de improvisaciones de jazz, con variaciones sobre diversos temas. En la introducción o Tablero de dirección nos enteramos de que el libro es muchos libros, o al menos dos: uno que terminaría en el capítulo 56 —una novela convencional—, y otro que comienza en el 73 —una novela experimental. De acuerdo con las ideas de Morelli, tras leer en los capítulos 1 al 56, el lector debe comenzar de nuevo siguiendo diferentes modelos e incluyendo, ahora, los numerosos capítulos “prescindibles”, las morellianas y otros pasajes de textos “encontrados”, cartas, informes sobre leyes, etc. El “autor” aconseja entonces una secuencia que puede ser la lectura de los capítulos 73, 1, 2, 116, etc., pero podemos armar la rayuela que deseamos saltar o leer. Rayuela es una carcajada contra los huecos valores de la vida moderna, la literatura y los lenguajes convencionales, usando de elementos surreales, el monólogo interior y el habla de Buenos Aires, dando testimonio del fabuloso sentido del humor de Cortázar, que gustó del ajedrez, el dominó y los anagramas porque multiplican las posibilidades, y las proyecciones de sus caracteres y movimientos nos permiten ensanchar el ego. Uno de esos aspectos en la novela es el uso del doppelgänger, personificado por las combinaciones Oliveira-Traveler y La Maga-Talita, versiones de la personalidad que son por igual, y por completo, intercambiables. Horacio Oliveira, porteño de clase media, indiferente pero educado, es, al iniciar la búsqueda del Cielo, un hombre de mediana edad. En París conoce a La Maga, joven uruguaya que al pretender huir del pasado, se enamora de Horacio. El Club de la Serpiente —el yugoslavo Gregorovius; Ronald y Babs, una pareja de norteamericanos; el chino Wong; Perico, un peninsular; los franceses Etienne y Guy Monod, y La Maga y Oliveira—, adictos al sexo y el jazz, el arte y el budismo zen, la patafísica y las interminables discusiones sobre esos asuntos, llevan la vida como un juego aun cuando Oliveira esté obsedido por encontrar valores últimos, y ella crea que él tiene las respuestas a sus problemas. Ella tiene una realidad que él no puede poseer, y su intuición, ternura e inocencia, que incluso violaciones y degradaciones sexuales no logran conmover, no pueden fusionarse a su inquisidora inteligencia crítica. Cuando su hijo Rocamadour muere en una sucia habitación, durante una grotesca escena donde el vecino de arriba se queja por la música alta y todos los asistentes saben qué ha pasado menos la madre, la pareja rompe su relación y se separan. Oliveira es arrestado mientras hace el amor con una clocharde y expulsado a Buenos Aires por su escandaloso comportamiento. En Argentina Oliveira queda atrapado entre dos mundos, una suerte de rotura de la personalidad que incluso los encuentros sexuales no pueden aliviar. Habiendo conseguido un empleo de medio tiempo en un circo, luego se hace guardián de un manicomio que Farraguto, el dueño del circo, ha adquirido, conociendo a Traveler, imagen compasiva de sí mismo, y a Talita, mujer de éste y doble de La Maga. En una serie de extrañas escenas Talita se junta con Oliveira, mediante la instalación de una tabla entre sus ventanas, que permite llevar hasta Oliveira nuevas agujas y yerba mate. Llevan a un mesero vagabundo hasta la morgue y al final, incapaces de establecer distinciones entre lo real y lo irreal, se encierran en una habitación con la esperanza de eludir al vengativo Traveler y a todo lo que odia Oliveira: Argentina, las convenciones sociales, el orden. Pensando que ve a Talita en una rayuela que hay en medio del campo, planea saltar hasta el Cielo, desde la ventana, porque la vida carece de sentido. Pero no sabemos con certeza si esta última elección es locura o suicidio. Cortázar muestra cuán curiosa es la incapacidad de realidad del alma humana. Oliveira debe constantemente crear su propia realidad, especialmente si la vida es absurda y el hombre, la religión y el amor son ilusiones. Oliveira incurre en una serie de actos sin sentido en su búsqueda de la realidad y la autoridad absolutas, pero su comportamiento, no más absurdo que lo que nosotros entendemos por realidad, tampoco trae respuestas. Oliveira rechaza el pasado y el futuro y, de alguna manera, destruye también el presente, a medida que trata de definirlo. La vida es un quehacer para ser vivido, no para ser discutido. Incluso cuando intenta jugar el absurdo juego de la vida no puede alcanzar, en la rayuela, el último cuadrado, y escapar de la soledad y la rotura del corazón que depara la realidad. Medrano, que en Los premios alcanza a llegar hasta el puente, muere, y Oliveira debe concebir una síntesis de la metafísica humana a partir del último cuadro de la rayuela. Oliveira, víctima de la fatalidad del pasado y el presente, no puede elegir ni dar sentido a las posibilidades de un mundo regido por un azar, que en últimas, es El Mal. Este ambicioso intento por descubrir una suerte de orden metafísico en las cosas fue muy celebrado y admirado en Cortázar, incluso por aquellos que rechazaron el libro en sus pretensiones intelectuales. Hay que resaltar, entre los aciertos, su humor anárquico, raro en las literaturas latinoamericanas de la época, y sus extensos y liberadores experimentos con la lengua, como el prestigioso capítulo 68: Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consistiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapublia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la creta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias. En su extensa pregunta ontológica Rayuela tiene mucho de filosofía védica. El hombre es una unión de partes que se juntan después de la muerte en otra existencia, que se basa a su vez en otra vida previa. La ignorancia mantiene el alma alejada de saber que la experiencia, en el mundo real, es ilusión, haciendo mucho más compleja la búsqueda del porqué y qué es el hombre. Mostrando la vida total del hombre, sus acciones, pasiones y problemas, analizando el arte, Rayuela devela un rostro multifacético del mundo y los objetos que ha creado. “Era el hombre más alto que se podía imaginar”, recordó Gabriel García Márquez el 22 de febrero de 1984 al morir Julio Cortázar, “con una cara de niño perverso dentro de un interminable abrigo negro que más bien parecía la sotana de un viudo, y tenía los ojos muy separados, como los de un novillo, y tan oblicuos y diáfanos que habrían podido ser los del diablo si no hubieran estado sometidos al dominio del corazón”. ** Harold Alvarado Tenorio http://www.letralia.com/firmas/alvaradotenorioharold.htm Escritor colombiano (Buga, Valle del Cauca, 1945). Doctor en letras por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Dirigió el Departamento de Español y las Latin American and Spanish Writers Series del Marymount Manhattan College (http://www.mmm.edu; Nueva York, EUA), así como el Comité de Redacción de la revista China Hoy (Beijing, China). Es profesor titular de la Cátedra de Literaturas de América Latina y director del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia (http://www.unal.edu.co). Dirige la editorial Arquitrave (http://www.arquitrave.com) y la revista de poesía homónima. Ha publicado Summa del cuerpo (2002); Fragmentos y despojos (2002); Literaturas de América Latina (1995); Ensayos (1994); Poemas chinos de amor (1992); La poesía de T. S. Eliot (1988); Espejo de máscaras (1987); Una generación desencantada: los poetas colombianos de los años setentas (1985); Kavafis (1984) y Cinco poetas españoles de la Generación del Cincuenta (1980). Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Internacional de Poesía Arcipreste de Hita. Su obra ha sido publicada en inglés, francés, italiano, griego, chino, alemán y portugués. === El Guillén que debemos tener Sergio García Zamora ================ En una isla, mil veces nombrada la isla de la poesía, nada resultaría más elogioso que ser el poeta nacional, pero a su vez nada resultaría más terrible que ser el poeta nacional. Sobre nuestro Nicolás Guillén ha pesado esa espada de Damocles. Es por ello que hoy, a un siglo y una década de su nacimiento, todo homenaje resulta a mi juicio una reivindicación. Cuando digo que nada resultaría más terrible, pienso en el eterno cuestionamiento, digno o indigno, que pudieran hacer el resto de los poetas; pienso que Guillén es Cuba, pero que Cuba no se agota con Guillén; pienso, en fin, como poeta que soy, que todo tiempo, que toda nueva realidad y entraña de un país, tiene su nuevo poeta nacional. Ha llegado la hora a mi juicio de redimensionar la figura de Guillén. Con Martí (y acaso con Heredia un tanto) ha comenzado, si se me concede la metáfora, el misterio de la encarnación o el milagro de la resurrección. Han dejado de ser mármol para ser carne; han dejado de ser letra muerta para ser palabra viva. Pero con Guillén ha tardado y tarda. Aunque esto, amigos, también resulta comprensible. Imaginen que a la entrada de los hoteles y los bancos; a la entrada de las escuelas y los centrales azucareros; a la entrada de los cines, los teatros, los correos; a la entrada de los mercados agropecuarios y las tiendas de moneda convertible; a la entrada, en fin, de todas las casas, hagan escribir este poema: Cuando me veo y toco yo, Juan sin Nada no más ayer, y hoy Juan con Todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de andar por mi país, dueño de cuanto hay en él, mirando bien de cerca lo que antes no tuve ni podía tener. Zafra puedo decir, monte puedo decir, ciudad decir, ejército decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor de rayo, estrella, flor. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de ir yo, campesino, obrero, gente simple, tengo el gusto de ir (es un ejemplo) a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero como se dice en español. (...) Tengo, vamos a ver, que ya aprendí a leer, a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar y a reír. Tengo que ya tengo dónde trabajar y ganar lo que me tengo que comer. Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener (1). Por eso tarda y tardará que se instaure una nueva mirada sobre la obra de Guillén. Su diálogo con esta realidad es otro, su diálogo con esta realidad asusta. Pocas ruedas dentadas se mueven para mostrar su poesía como poesía ejemplar, porque muy cerca se encuentra la joven poesía cubana de la poética guilleniana y conviene al poder no delatar ese vínculo de estirpe. La crítica social y el sondeo en el ser cubano son herencia guilleniana. Los jóvenes poetas cubanos no lo asumen así, aunque ellos resultan paradójicamente sus más genuinos continuadores. No son culpables si conviene al poder eternizar el llamado pintoresquismo, dígase negrismo y afrocubanismo, de Guillén. La crítica que juzgó epidérmica la poesía guilleniana lo hizo precisamente de forma epidérmica. El poder se ha encargado de mantenerlo así: un Guillén de cáscara, un Guillén sin la cubana entraña. A pesar de ello, en la duodécima lección de Lo cubano en la poesía, Cintio Vitier ofrece el punto neurálgico de la poesía guilleniana, y con ello la gran reivindicación de la misma: La gloria de primer poeta de la raza negra o mulata en Cuba no se le puede discutir. Sin embargo, a pesar de su porfiado africanismo recurrente, yo entiendo que lo mejor de Guillén no es lo calificadamente negro o mulato de su obra, sino lo específica y libremente cubano. (...) No estoy negando la influencia obvia del mestizaje en nuestro carácter, sino señalando que hay otro plano, ni blanco ni negro ni mestizo, donde el blanco, el negro y el mestizo verifican su cubanidad. Esa zona no racial, aunque sí profundamente popular, es la que toca Guillén, no obstante sus convicciones racistas (o antirracistas, da lo mismo), en los momentos más altos de su poesía. Entonces no es el poeta negro o mulato, sino el poeta cubano tocando una cuerda que nos hace vibrar a todos. Esa cuerda es el son liberado de sus amarras ancestrales y telúricas, el suave son por donde cruza, como él mismo dice “la paloma de vuelo popular” (2). Hay que descubrir entonces un nuevo son; una poesía de misión, porque sobre nosotros cruza también una paloma, casi agónica. Perdonen ustedes, amigos, la acidez de mi alabanza, lo reclamador de mi homenaje a un poeta que no alcanzó a vivir la Cuba de los 90 ni la Cuba del nuevo milenio. Hubiera podido decir que me complace “un largo lagarto verde / con ojos de piedra y agua”, pero sería traicionarlo como lo han traicionado. Sería no tener el Guillén que debemos tener. Prefiero aquella imagen que, desde “las bellezas del físico mundo / los horrores del mundo moral” dados por Heredia, alcanza su mejor definición en la estrofa de Guillén: Mi patria es dulce por fuera y muy amarga por dentro; mi patria es dulce por fuera, con su verde primavera, con su verde primavera, y un sol de hiel en el centro (3). Notas 1. Nicolás GUILLÉN: “Tengo”, en Antología mayor, Editorial Pueblo y Educación, 1990. p. 214. 2. Cintio VITIER: Lo cubano en la poesía, Editorial Letras Cubanas, 1998. p. 307. 3. Nicolás GUILLÉN: “Mi patria es dulce por fuera”, en Antología mayor, Editorial Pueblo y Educación, 1990. p. 102. ** Sergio García Zamora http://www.letralia.com/firmas/garciazamorasergio.htm Poeta y editor cubano (Esperanza, 1986). Licenciado en letras por la Universidad Central de Las Villas (http://www.uclv.edu.cu). Ha publicado Autorretrato sin abejas (Ediciones Sed de Belleza, 2003), Tiempo de siega (Premio Poesía de Primavera 2009; Ediciones Ávila, 2010), El afilador de tijeras (Sed de Belleza, 2010), Poda (Premio Calendario 2010; Casa Editorial Abril, http://www.editoraabril.cu; 2011), Día mambí (Premio Digdora Alonso 2011; Ediciones Vigía, 2012) y El Valle de Acor (Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2011; Editorial Capiro, 2012). Ha obtenido los premios Fernandina de Jagua, Manuel Navarro Luna y José Jacinto Milanés. Textos suyos aparecen en publicaciones de Honduras, Puerto Rico y México. Mereció en 2012 el Premio de Poesía Emilio Ballagas con La sobrevida. === Tres recuerdos de mi vecino El Hombre sin Cabeza ====================== === Carlos de la Hoz Albor ================================================ I El primer machetazo que lanzó el hombre no hizo rodar por fortuna ninguna de las cabezas de los presentes en aquella terraza amplia, pero si provocó más de un ¡ay! y un reguero de sonrisas diversas entre las mujeres que allí se encontraban, incluida mi madre: nerviosas unas, estruendosas otras que llegaban hasta la carcajada. Yo pude contemplar la escena desde un ángulo privilegiado, porque había alcanzado a entrar a la casa antes de que el personaje irrumpiera en aquella tarde naciente y fresca de febrero y, desde la ventana de madera pintada de amarillo de la sala, lograba ver lo que ocurría: la figura de tamaño y torso desproporcionados bailando de un lado para otro, el cuello y la camisa ensangrentados, la cabeza grande en una mano, el machete de madera pulida en la otra. Otros niños del vecindario no habían contado con la misma fortuna y debieron resignarse, entre gritos y pataleos de asustados, a ser levantados en volandas por los adultos del sector para que, con una fruición y maldad muy bien fingidas, el hombre les pasara el machete por el cuello o acercara la cabeza gigante y ensangrentada hasta sus mismísimas caras, bañadas por el llanto incontrolable que a temprana edad produce el terror. La escena se repitió tantas veces en la carrera 8 del barrio El Santuario, en el sur de Barranquilla, que los niños que al principio nos asustábamos fuimos creciendo a la par de ésta y terminamos por familiarizarnos con la aparición puntual del personaje, la que siempre ocurría justo cuando el calendario de la ciudad entera señalaba que se acercaba el desmadre de las fiestas del Carnaval. El miedo de las primeras ocasiones de nuestra infancia fue dando paso a la admiración por la perfección de la puesta en escena y por el colorido y la sorpresa que cada nuevo sábado de Carnaval aumentaba. Entonces, los ojos que ayer lloraban de susto comenzaron a extasiarse con los colores y las formas, a admirar el detalle, a celebrar la ocurrencia. Ello se debía a que El Hombre sin Cabeza (así le decíamos, y nunca El Descabezado, menos el Cabeza Mocha, ni pensar El Decapitado) en cada nueva carnestolenda modificaba detalles o agregaba acompañantes a su personaje, lo que sorprendía a esos espectadores privilegiados que éramos los vecinos del padre de esas criaturas, los primeros en verlos de manera invariable. Recuerdo, como si lo estuviera viendo, que cuando no era la cabeza descomunal y la vestimenta del personaje de moda ese año (que podría ser El Pibe Valderrama, Édgar Rentería o Pedro el Escamoso), era la Mujer o el Niño sin Cabeza, la camisa de dacrón blanca o rosada que había dado paso al vestido entero o monstruos de formas y colores extravagantes pero perfectamente concebidos, a los que la imaginación fértil característica de su creador les había dado forma. Era la manera de operar del señor Ismael Escorcia Medina, el señor Ismael, como nos enseñó a llamarlo mi madre cuando nos mandaba a mis hermanos o a mí a comprar carbón en la casa de éste, aledaña a la nuestra, y en la que él vivía con la señora Raquel Corrales, su esposa, y su hija Ledys. Era el vecino sencillo, amable y bonachón que los 361 días anteriores con sus noches saludaba con su nombre, pero que por obra y gracia del avieso Dios Momo se transformaba ese día en el personaje siniestro que iba por las calles de la ciudad los cuatro días de Carnaval, blandiendo el machete con que amenazaba hacerles a los transeúntes el acto del cual él había sido objeto: cercenar de un tajo la cabeza, y con ello revivir en la tranquila Barranquilla de hace unas décadas, a manera de farsa, el horror del corte de franela que otras regiones habían vivido en carne propia merced a la cruda violencia que se vivía en el país por la disputa partidista. II La Violencia (con mayúscula, para con algo de ingenuidad diferenciarla de la otra que hace largo tiempo es pan de cada día entre nosotros) es, sin duda, la razón a la que se le debe dar mayor peso a la hora de hablar de la génesis del celebrado disfraz de Carnaval de mi vecino el señor Ismael. La vio con ojos de niño asombrado en ese Calamar de los años treinta que fue su cuna, y el cual la única tinta que despedía era la sangre de los cuerpos mutilados que eran arrastrados por la corriente del río; y la sintió muy de cerca también cuando su propio abuelo fue asesinado por tomar abierto partido en favor de los liberales. Y oyó, cómo no, su rumor en las historias que como buen caribe le contaban su padre y los amigos de éste, en las que una noche podía salir el burro sin cabeza y otros La llorona loca. Pero ojos y oídos que hayan contemplado los estragos y percibido el estrépito de la violencia hay de sobra en Colombia, se dirá con razón. Sin embargo, si se hiciera una relación de éstos, se terminaría por concluir que no son muchos los que logran sumar a los sentidos mencionados el hecho de tener vocaciones indeclinables de artesano y de gozón inveterado, que serían en últimas las que llevaron a mi vecino a darle forma al personaje que ya se acerca a las seis décadas de haberse convertido en uno de los actores imprescindibles del Carnaval de Barranquilla. Arriesgo a pensar que fue en cualquiera de los días de su juventud, ya radicado en la apacible Barranquilla de entonces y viendo cómo las calles de la ciudad se llenaban de endriagos, travestidos y hombres metamorfoseados en animal, cuando pensó que, si quería hacer parte de la fiesta, a él no le quedaba sino la opción de alegorizar sobre la endémica violencia y así restarle su parte terrible o volverla ingenio y gracia a través de las hábiles manos que heredó de su padre y de la imaginación fecunda a la que factores encontrados acicatearon desde su tierna infancia. Con seguridad, ocurrió así: a semejanza del personaje de “Las ruinas circulares”, aquel cuento de Borges en que un hombre se propone soñar a otro “con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad”, el señor Ismael fue dándole forma, con “naturaleza dialéctica”, al Hombre sin Cabeza. Primero pensó en el cuerpo, al que debían agigantar los zapatos grandes y coloridos; después en el armazón de varillas y alambre relleno de esponja que constituiría el torso ancho, al que cubriría una camisa de talla grande; tampoco podría faltar el muñón del cuello de cartón y lana teñidos de pintura roja para parecer siempre recién separado de la cabeza; y ésta, que tenía que ir colgando de una mano, pues en la otra va el machete con que busca vengar su muerte por los siglos de los siglos, la fabricaría en polietileno extendido y papel maché pintado, con pómulos abultados, grande y con una instalación interna para hacer prender los ojos desorbitados y que así éstos no dejaran de mirar y asustar con su dolor al parroquiano ocasional que se le cruzara en el camino, por el que El Hombre sin Cabeza debía ir dando tumbos sin caer. La historiografía de nuestras fiestas registra que la fantasía delirante del señor Ismael ha calado de tal forma en la retina del ojo carnavalero, que hoy en día ya no se conciben estas festividades sin la presencia de El Hombre sin Cabeza (se cumplió así, me atrevo a confesar, una especie de vaticinio mío, porque, desde niño, jugando con las palabras de la jerga barranquillera, decía en mi familia que él era el “sin-bolo” del Carnaval). Y cuando los achaques propios de la edad le impidieron al señor Ismael integrarse a los desfiles de La Batalla de Flores, de La Gran Parada, de La Conquista o simplemente echarse a andar por las calles de esa Barranquilla que lo adoptó desde bien temprano, y que son el escenario donde El Hombre sin Cabeza parecía estar siempre a punto de desvanecerse, la figura atemorizante del hombre decapitado nunca se ausentó, pues el lugar de nuestro vecino fue tomado por su hijo Wilfrido Escorcia Salas y su nieto Wilfrido Escorcia Camargo, quienes hasta hoy, cuando trato de darles una forma digna a estos recuerdos, mantienen la tradición familiar de amenazar a los gozones con dejarlos sin cabeza si no les dan unas cuantas monedas. Es tanto el reconocimiento ganado a pulso (o a machete, para decirlo con mayor precisión) por este personaje que, en el período pasado, el Concejo de Barranquilla exaltó a su creador y le hizo entrega de la Medalla Barrancas de San Nicolás y, por otro lado, el primero de los Escorcia en la línea de sucesión del sarcasmo y la befa fue nombrado Rey Momo 2009 por la Fundación Carnaval de Barranquilla. III En aras de la verdad, debo decir en este punto de mi relato que, definitivamente, yo no tengo alma de investigador cultural y no me interesan esos detalles, por muy relevantes que pudieran ser. Lo mío es la nostalgia incurable: por mi memoria desfilan, como en una película, muchas imágenes en las que veo al señor Ismael posesionado hasta en los más mínimos detalles de su papel de El Hombre sin Cabeza. En esos recuerdos siempre es febrero y hay una brisa que sopla juguetona y mueve las hojas de los árboles del frente de mi casa, levanta las faldas de las muchachas, despeina sus melenas, refresca la vida. Por la carrera 8 de mis añoranzas lo veo venir un sábado de Carnaval, en busca de las calles que lo lleven, temprano y de modo más expedito, al desfile inaugural de las fiestas. Pero antes se va acercando alternativamente a una y otra casa de sus vecinos. Algunos niños corren a esconderse aterrorizados debajo de las camas, pero la mayoría de la espontánea concurrencia que lo rodea celebra gozosa y siente orgullo de vivir muy cerca a este actor de primer orden de las fiestas en las que la ciudadanía en general hace y deshace con apego a las leyes de un Momo que lleva sus sarcasmos, burlas y agudeza paródica a un nivel muy alto, y del que casi nadie se quiere sustraer. Reparo, para corroborar esta idea, en el ejemplo andante que en mi memoria viene trastabillando antes de llegar al frente de mi casa, en donde lo veo con nitidez saludar a los presentes, conocidos suyos de todos los días. Es un hombre al que alguien, pongamos por caso un enemigo político, le cercenó la cabeza de un machetazo y lo obligó a peregrinar por la vida con ella en la mano y con una insaciable sed de venganza que no calman el ron blanco, el guandolo, la cerveza ni el refresco que le brindan los que con él se topan; tampoco las monedas sudadas o los billetes arrugados que a manera de óbolo le dan quienes honran y celebran su creatividad, logran traer la paz para su ánima y su cuerpo atormentado. Por eso, entre las postales del Carnaval que con el paso de los años he comenzado a echar de menos están, por supuesto, las puntuales irrupciones que El Hombre sin Cabeza hacía cada sábado de esa festiva época a las terrazas de nuestras casas del barrio El Santuario, de donde me mudé hace un tiempo. Ni siquiera el mismo Bando que se acostumbra a leer para dar inicio a la jarana, tenían como éstas el poder de sugerirnos que ese “derecho a volverse loco” de que habla García Márquez podía empezar a ejercerse sin ninguna restricción. Su llegada al convite eterno que se celebra en estos espacios amplios e ideales para estrechar lazos de fraternidad, era el ábrete sésamo del derroche de aquella parte del mundo, el santo y seña de los bailadores, los tomadores (de licor y de pelo), los rebuscones y las amas de casa que durante cuatro días no tenían por qué preocuparse de los oficios, pues ya estaba establecido que cuando el decapitado más jocoso de toda la historia de la infamia aparecía, ellas podían salir e integrarse al jolgorio de la urbe entera. ** Volví a ver al señor Ismael, su creador, en febrero de 2005, cuando el periodista Fabio Ortiz Ribón lanzó en la Casa del Carnaval el libro El Descabezado en el Carnaval de Barranquilla, que relata el periplo que este personaje ha recorrido en estas fiestas. Conversamos largo rato antes de que lo llamaran a la mesa principal, y cada uno dio rienda suelta a su propia nostalgia y a la felicidad de reencontrarse recordando los gratos e inolvidables momentos que su caracterización hacía vivir a la vecindad de ese barrio de nombre faulkneriano. Por momentos, sólo nuestras voces y carcajadas se escuchaban en el recinto. Sin el disfraz puesto, pude comprobar que, si se le quitaran los estragos que los años le han causado en la piel, seguiría siendo el mismo vecino de recia estampa, nariz encorvada y bigote espeso que nos atendía cuando de niños íbamos a comprar carbón a su casa. Hace poco tuve otra vez noticias suyas: en uno de los paliques dominicales que sin falta sostengo con mi padre, me enteré de que había sido víctima de un atraco en la propia puerta de su casa. Al parecer se trató de uno de los típicos casos de fleteo que vienen ocurriendo a diario en la ciudad. Dos delincuentes, que tal vez en su infancia se echaban a correr para esconderse debajo de la cama cuando lo veían venir ataviado con su terrorífico disfraz de Hombre sin Cabeza, lo habían seguido desde cuando retiró en una entidad bancaria la mesada de tranquilo jubilado que recibe, y antes de que pudiera poner un pie dentro de su hogar, lo encañonaron y lo obligaron a entregarles el dinero. —Cuando vi que uno de los tipos llevaba una pistola, tuve miedo de que me dispararan y les di la plata sin pensarlo ni una vez —me dijo mi padre que le contó sin aspavientos. Esa reacción, las señas de la vida apacible que siempre le he conocido y la forma lúcida en que lo escuché expresarse ante quienes nos dimos cita en el evento de aquella noche en que habló de su vida y la de su personaje, y en la que le llovieron elogios a los que él respondía con proverbial humildad, me dan a entender que el señor Ismael es un hombre de esos que, ni siquiera en las circunstancias más extremas, pierden la cabeza. ** Carlos de la Hoz Albor http://www.letralia.com/firmas/delahozalborcarlos.htm Escritor y educador colombiano (Barranquilla, 1966). Ha publicado el libro de cuentos Una mosca que no deja dormir (Letra por Letra, 2006). Trabajos suyos han aparecido en revistas y diarios de su ciudad y de Colombia, así como en portales literarios. Mantiene un blog en http://carlosdelahoz.blogspot.com. === Jackson Pollock ======================================================= === Entre trama y tramoya Efi Cubero ================================= Parece ser que en estos tiempos de navegar sin velas hace bastante falta zarandear conciencias o modorras miméticas artísticas, como en esta ¡Explosión! El legado de Jackson Pollock, exposición que en la Fundación Miró podremos contemplar en Barcelona hasta el 24 de febrero de 2013. Aquí, el asombro o la curiosidad, la reflexión o la fascinación, el descreimiento o la escenografía, la tramoya, la trasgresión medida o lo espontáneo muy bien calculado, la ironía gruesa o fina, no deja indiferente, ya sea con obras donde la micción albina de Andy Warhol oxida superficies con un guiño metálico en pigmentos cansados, mientras que Kazuo Shiraga bajo un circense redoble pinta colgado de cuerdas masajeando matices sobre la blanca tela, y Shozo Shimamoto se convierte en lanzador, no de cuchillos, en este espectáculo visual, sino de botellas de vidrio llenas de pinturas como si fueran cócteles molotov mientras que Niki de Saint Phalle perpetra, con alevosía, asesinatos incruentos, “contra la sociedad, la política, la iglesia y los hombres”, según su propia explicación, como una acción simbólica, disparando con entrenada precisión, contra globos de pintura y capas de yeso, sobre tableros que ella misma concienzudamente prepara. O, acaso, los sinuosos pinceles de los cuerpos desnudos en movimiento de las modelos que Yves Klein utiliza para inmortalizarse... Y así. Hay allí creaciones de Yoko Ono y de Herman Nitsch, de Ángels Ribé y Günter Uecker, de Fujiko Shiraga y de algunos más, hasta completar las 68 obras de los 35 creadores que conforman esta fiesta, cuyo maestro de ceremonias, o comisario de la misma, Magnus af Petersens, explica lo que muchos ya sabemos: que estos artistas que la componen “daban” —o dan— “más valor al acto de crear que a la obra en sí”, siguiendo de alguna forma el itinerario marcado por la figura culminante del expresionismo abstracto: Jackson Pollock, al que esta selección rinde homenaje. La exposición se centra desde los años 50 hasta los 70, con el artífice del tan celebrado y reconocido drip como abanderado de un movimiento iniciado poco después de la Segunda Guerra Mundial, que es cuando verdaderamente “se produjo la explosión y se amplió el concepto del arte, no como un ataque o agresión a la pintura, como pensaban muchos, sino como agresión al stablishment existente”. En épocas de desánimo como la de ahora mismo, este espectáculo visual no deja en cierto modo de constituirse en una metáfora de lo que actualmente sucede en nuestra sociedad y que nos parece, fuera del juego serio de las innovaciones de esos años, tan cercano en el tiempo; tan inquietantemente repetido... De Jackson Pollock se sabe casi todo; este hombre del Oeste nacido en Cody (Wyoming), instalado en Nueva York, mediocre estudiante en la Art Students League bajo las enseñanzas de Thomas Benton. Atraído en principio por el muralismo mexicano, la contemplación del Guernica en el Moma neoyorquino, días, semanas y meses en que lo contemplaba sin pestañear, y donde se esfuerza por metabolizar la pintura de un creador como Picasso al tiempo que lo niega e intenta desprenderse de esa obsesión que la obra del genio malagueño le produce. Con la guerra y la llegada de artistas que buscan refugio en Nueva York, en torno a la mecenas Peggy Guggenheim, con la que se produce el famoso encuentro tantas veces comentado, su unión con la pintora Lee Krasner, sus cuadros que se pueblan de referentes y mezclas de autores como Miró, Masson, Hofmann, entre otros, o el cubismo picassiano. Es el año de 1943, época de cuadros como La Loba o los Totems... Hasta la explosión de las superestructuras imaginativas y geniales como esa Catedral que se alza en 1947 mediante la aplicación directa de la pintura al esmalte, inclinado sobre el lienzo extendido en el suelo, que le proporcionaría una dimensión metafísica llevándolo a él y a su obra cada vez más arriba, en una monumental escalada de un período de casi diez años que aún nos produce vértigo y asombro. Fue un cortísimo espacio en el que sus creaciones tejen una malla de profunda organicidad, redes, chorreos, tramas que se entrecruzan desafiando al tiempo, manchas, salpicaduras que se amoldan a la vehemencia del gesto y la pasión, de la concentración y de la idea, que se agotan en sí y agotan los motivos de este creador insólito, riguroso a su modo, que tuvo una corta existencia, inmerso en un infierno de dudas y de alcohol, algo que pudo dominar durante un período crucial para su vida y obra con la ayuda de su mujer Lee Krasner, con el apoyo del crítico Clement Greemberg, que sublimó su arte, pero al final no tuvo empacho en manifestar públicamente que Pollock había perdido su inspiración y, además, que el pintor era consciente de que la había perdido. Pollock murió a los 44 años en un accidente de automóvil mientras conducía en estado de embriaguez, perdido ya en su trama y en su trampa, aprisionado por la propia maraña que ya no deseaba repetir. Pollock tuvo detractores y muy buenos exégetas que interpretaron los enmarañados itinerarios de sus líneas como si para ello hubieran entrado en la gruta sulfurosa de Cumas para consultar a la Sibila. No hay duda de que algunos de estos críticos han resultado ser frente a sus obras de todas formas bastante sibilinos. Henry Mc Bride, por ejemplo, después de la famosa exposición de este artista en 1949, que saludó con palabras como éstas: “Las salpicaduras son hermosas y están organizadas y por ello el resultado me gusta”, cuando anteriormente había dejado escrito algo así: “...como si la pintura hubiera sido lanzada contra el lienzo desde lejos y no toda ella hubiese aterrizado felizmente”. Otras contradicciones, otras mezclas de visiones distintas que se entrecruzan como la urdimbre de sus creaciones. Lo miro desde la óptica de Namuth, cuando lo retrata en actitud de entrega, inclinado o fundido con sus cuadros de grandes dimensiones, o lo veo reclinado en su viejo Ford o perdido en las fiestas balbuceadoras como sus goteos, y escucho sus palabras embriagadas: “Yo no soy un farsante, yo no soy un farsante”. Y pienso que hacen falta muestras de este tipo con artistas atormentados y valientes como Pollock, motivo central e inexcusable, que animen este mustio collado donde casi todo parece intercambiable como los cromos, salvo excepciones honrosas que en las cavernas o en el subsuelo indiferente siguen creyendo en lo que crean con voluntad, firmeza y vocación, dignas de apoyo y admiración; dignas de amor, dignas de elogio. ** Efi Cubero http://www.letralia.com/firmas/cuberoefi.htm Escritora española (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 1949). Estudió historia del arte, lengua y literatura en Barcelona, donde reside. Ha publicado los poemarios Fragmentos de exilio (1992), Altano (1995), Borrando márgenes (2004) y La mirada en el limo (2005). Poemas y relatos suyos han formado parte de las antologías Kylix (1992), Estrechando círculos. Antología de escritores extremeños y colombianos (1999), La narración corta en Extremadura. Siglos XIX y XX, T. III (2000), Ficciones ERE (2001), Antología de poetas extremeñas (Mérida, 2002), Compilación de relatos y Cuentos ilustrados (2004), entre otras. Es corresponsal de la revista Frontera en Barcelona y colaboradora habitual de Revistart (Revista de las Artes) y Ventana Abierta, entre otras publicaciones. Ha publicado también numerosos artículos, prólogos y extensas entrevistas (Javier Cercas, J. A. Goytisolo, Joan Brossa, Arnau Puig, José María Valverde, Rafael Moneo, Rufino Mesa y otros). Parte de su obra ha sido traducida al francés —Peut ce vent, por Alain R. Vadillo—, al braille y al inglés —sobre la obra de Doménech, Chiaroscuro y Meditations, editado por Washington Green Fine Art Publishers (Birmingham; http://www.washingtongreen.co.uk). También ha participado en varias exposiciones de arte contemporáneo con la revista objeto Lalata, con poemas visuales: Efigrafías, Strangers in the night, Pinzamientos, Ónfalos, presentes en Estampa, Arco, Euskal Erico Poesía Esperimentalaren i. Jardunaldiak, Sin.Con.Texto (Espacio Contemporáneo Arte Toledo), o ArtistaAlbacete en el Palazzo Magnani (Reggio Emilia, Italia), en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), entre otras. === La mirada femenina desde la diversidad cultural de las Américas ======= === fue publicado en Europa Ana María Velázquez ====================== Acaba de ser publicado en Saarbrücken, Alemania, el libro de hechura venezolana La mirada femenina desde la diversidad cultural de las Américas. Crítica de la novela contemporánea latinoamericana, de varias autoras, compilado por la profesora Laura Febres. La Editorial Académica Española es la responsable de esta nueva edición de la obra, publicada originalmente por la Universidad Metropolitana, Unimet, en Caracas, 2008. Las autoras somos, en su mayoría, profesoras de esta universidad: Laura Febres, quien es coordinadora de la investigación; María Eugenia Perfetti, Ana María Velázquez, Helène Ratner Zaragoza, Ana González Arean, María Miele de Guerra y María Dolores Peña. El libro, ahora disponible para investigadoras a nivel internacional, presenta los resultados de la primera parte de la investigación sobre literatura multicultural femenina en América Latina que venimos realizando desde 2006 en esta casa de estudios. Para la publicación se nos unieron otras escritoras pertenecientes a diferentes instituciones, como son la doctora Gloria Hintze, de la Universidad del Cuyo, Mendoza, Argentina; Luz Marina Rivas, de la Universidad Central de Venezuela; Lidia Salas, Ana Teresa Torres y Jesús Nieves Montero, del Círculo de Escritores de Venezuela. Las horas robadas al sueño, los descansos entre clases, las aulas siempre acogedoras de la universidad, fueron el escenario de este primer intento por acercarnos al hecho de la escritura femenina, concepto todavía con fuertes reticencias en el mundo patriarcal, pero sólo a aquellos textos que estuvieran inmersos en la hibridez cultural, es decir, en dos o tres, y a veces más, culturas que coexisten en una escritora. Las primeras indagaciones nos guiaron por rumbos desconocidos. La innovación fue la clave. A la bibliografía existente sobre estudios de género, y sobre multiculturalidad, agregamos nuestras propias ideas y reflexiones. En 2007 la profesora Febres inscribió un simposio para exponer los preliminares de la investigación en uno de los congresos más importantes a nivel latinoamericano, como fue el del 50º aniversario de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en Quito. Su propuesta fue aceptada. El grupo entero, a excepción de la profesora Ana González Arean, viajó al evento y por primera vez el proyecto “La mirada femenina” fue conocido y debatido con otras y otros investigadores internacionales que aportaron sus puntos de vista. A ese simposio se unió la profesora Consuelo Meza, de la Universidad Autónoma de Aguas Calientes, México, con quien establecimos importantes lazos académicos que conllevaron a la publicación de uno de sus textos en el segundo volumen de este libro, ahora en proceso de edición, y a la publicación en México de uno de mis ensayos en un libro que ella compiló en 2010, El cuerpo femenino. Denuncia y apropiación en las representaciones de las mujeres en textos latinoamericanos. Las largas conversaciones a alta voz, al estilo venezolano, de madrugada, en el silencioso y frío Quito, las confidencias y hasta los desencuentros, convirtieron una pasión compartida por el tema en una relación de amistad y colaboración mutuas entre las integrantes del grupo que llega hasta el día de hoy. Después de un receso, volvimos a reunirnos en 2011 para trabajar en el segundo volumen de la investigación. Esta vez los preliminares fueron presentados en Viena, Austria, con el apoyo decidido de la Universidad Metropolitana, en el 54º Congreso Internacional de Americanistas, en julio de 2012, un evento que contó con más de 1.500 ponentes de todas partes del mundo, y es en la actualidad el congreso más grande en su área. Allí tuvimos una excelente acogida, despertando el interés de muchos estudiosos de las alteridades contemporáneas. El prólogo de esta edición alemana afirma: “Este universo de diversidad cultural ha tenido en la mujer una singular protagonista que desde hace unas décadas, con especial énfasis, salió del mutismo, del silencio condenador, para hablar a los lectores de este continente y del mundo”. Las investigadoras tomamos esta nueva voz femenina para mostrar un cosmos único y propio donde temas como el viaje, el exilio, la ruptura con el país de origen, la familia, lo religioso, la ciudad, el olvido y la memoria, se hacen presentes. En el primer volumen estudiamos novelas desde los años sesenta hasta hoy. En el segundo, que como ya dije está en proceso de edición, se incluyen también novelistas y poetas centroamericanas, y el tercer volumen, en el que ya comenzamos a trabajar, tiene la novedad de incluir novela, poesía, cuentos y literaturas autobiográficas. Así mismo, en el primer volumen sólo incluimos las migraciones norte-sur, pero a partir del segundo, y gracias a los cambios de los patrones migratorios, se estudiarán escritoras que han realizado el viaje a la inversa, es decir, desde el sur hacia el norte, especialmente de Latinoamérica y África hacia Europa. Afortunadamente las convocatorias de la profesora Laura Febres han sido atendidas por muchas otras profesionales de diferentes áreas del conocimiento, de la propia Unimet y de otras instituciones, haciendo que el número de ensayos para las publicaciones futuras haya aumentado considerablemente. Laura Febres, compiladora y ductora del proyecto “La mirada femenina”, es profesora de la Universidad Metropolitana desde 1986. Es licenciada en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (1977), magister en literatura contemporánea por la Universidad Simón Bolívar (1987), doctora en historia, summa cum laude, por la Universidad Católica Andrés Bello (2000). En 1990 ganó la Beca Fullbright y fue a realizar una investigación sobre Edward Sapir a Connecticut, Estados Unidos. Ha venido publicando obras relativas a sus investigaciones desde 1984. En enero de 2013 se le concedió el doctorado honoris causa por la Sociedad Académica de Historiadores, en Acapulco, México. El libro está disponible en Morebooks (http://bit.ly/VuiE1z). ** Ana María Velázquez http://www.letralia.com/firmas/velazquezanamaria.htm Poeta y narradora venezolana (Caracas). Licenciada en letras por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Cursó el VIII Taller de Narrativa del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve) en 1995, bajo la dirección del reconocido narrador Eduardo Liendo. Ha publicado los libros Con los ojos abiertos (Fondo Editorial Ipasme, http://fondoeditorialipasme.wordpress.com; 2008), Creía que me besarías antes de partir (Areté Editora, 2009) y Al azar del viento (Fundación Lector Cómplice, http://lectorcomplice.blogspot.com; 2012). Textos suyos han sido publicados en medios nacionales e internacionales. Mantiene una bitácora personal en http://anamariavelazquezanderson.blogspot.com. === Claudio Gay: científico, explorador y viajero romántico =============== === Zenobio Saldivia Maldonado ============================================ Algunos antecedentes El siglo XIX es un hito muy novedoso y dinámico en cuanto a sucesos políticos, desarrollo tecnológico e incrementos cognitivos en las distintas disciplinas. Por ello no resulta extraño que este siglo sea el momento de la consolidación de la sociología, de la psicología, de la oceanografía o de la vulcanología, como nuevas ramas del saber. O que en cada disciplina se muestren resultados novedosos, v. gr., el descubrimiento del planeta Neptuno, en el plano de la astronomía; la Teoría de la Evolución, en la biología, o los rayos X, en física. Y en cuanto a los vaivenes sociopolíticos, recuérdese nada más, a manera de ilustración, el ciclo de revoluciones que se inicia en España en 1820, o las oleadas sucesivas de revoluciones que principian en Francia en 1830, o las expresiones revolucionarias que desde 1848 se observan en muchos países de Europa. Por tanto, en este contexto, se comprende que muchos científicos europeos viajen a América y algunos específicamente a Chile; unos debido a los conflictos políticos en sus países, otros simplemente para dar cumplimiento a las exigencias de las comisiones científicas, ordenadas por los gobernantes de algunos países del Viejo Mundo, como es el caso de Alcides D’Orbigny, que recorre América Meridional entre los años 1826 y 1834 por encargo del Museo de Historia Natural de París. Sin embargo, la mayoría de estos científicos decimonónicos lo hacen movidos por el asombro que han ocasionado en sus espíritus las descripciones románticas sobre diversos referentes de la flora y fauna americanas, que han difundido en la comunidad científica internacional sabios como Humboldt, Bonpland y otros. Así, en esta época llegan a Chile autores franceses, polacos, alemanes, austríacos e ingleses, entre otros. Claudio Gay es uno de ellos. Había nacido el 18 de marzo de 1800 en Draguignan, en la región de Provenza, Francia, y luego de cursar sus estudios básicos empieza a orientar su vida hacia el trabajo científico, hasta que finalmente, a los 28 años, obtiene su título de profesor de química y física y el grado académico de doctor en ciencias. Este año resulta decisivo para Gay, pues además de obtener los logros mencionados es designado corresponsal del Museo de París, y también este mismo año es contactado por el periodista Pedro Chapuis, quien le ofrece trabajo en Chile. Tras algunas negociaciones, Gay firma un contrato con Chapuis para viajar a nuestro país. Su trabajo consistiría en contribuir a la fundación de un colegio en la capital del país, y asumir una cátedra vinculada a las ciencias naturales. Su llegada a Chile Claudio Gay llega a Chile en diciembre de 1828 contratado específicamente para impartir clases de física e historia natural en el Colegio Santiago, en la capital. Y luego, en septiembre de 1830, es contratado por el gobierno de la época para realizar una exploración del territorio nacional y dar cuenta de los especímenes de la flora y fauna nacionales; el convenio incluía, también, la realización o implementación de un museo de historia natural, confeccionar algunos planos cartográficos y preparar una estadística sobre el estado de la producción nacional. Todo lo anterior servirá de base para su posterior Historia física y política de Chile (26 volúmenes), y sus dos Atlas de Chile. Pero el gobierno no es el único referente para el cual trabaja el sabio galo. También lo contrata más tarde la Sociedad Chilena de Agricultura y Beneficencia, creada en 1838 (actual Sociedad Nacional de Agricultura), y dedicada a abarcar nuevos negocios agrícolas, a establecer compañías productivas y al fomento de la ganadería en general en el país. Así, muy pronto el sabio galo está prestando asesorías para esta entidad, e incluso más tarde llega a ser integrante de la directiva y asume la responsabilidad de seleccionar proyectos agrícolas y ganaderos. Entre el universo de trabajos que realiza para la entidad, recordemos un ensayo sobre la “Rubia” (Rubia chilensis, Mol.), planta tintórea muy común en Chile, que se encuentra desde Aconcagua hasta Chiloé y que, según Gay, podía ser de enorme utilidad a la industria nacional. Por encargo de la misma sociedad, dibuja el plano para el futuro Jardín de Aclimatación de Plantas para Santiago, y elabora el trazado de los jardines de la Quinta Normal de Agricultura. Los socios de la Sociedad de Agricultura comprenden rápidamente los beneficios económicos y la proyección de crecimiento social que se generaría con la explotación de algunos recursos de la flora y fauna nacional que está dando a conocer el sabio galo. En rigor, luego de la exhaustiva descripción de las especies autóctonas, que realiza Gay, la variedad de recursos naturales comienza a hacerse visible a los intereses empresariales; tanto que principian a buscar nuevas formas organizativas para explotarlos y distribuirlos. Su recorrido por el país A su vez, la labor propiamente naturalista de este investigador queda asociada tanto a su empeño por recolectar plantas, animales, fósiles y objetos indígenas, que va ordenando en el Museo de Historia Natural, ubicado en sus orígenes en un edificio de la calle Catedral, como por su extensa trayectoria científica y de exploración del territorio, que lo conduce a lo que será la pasión de toda su vida: realizar la taxonomía del cuerpo físico de Chile. Para ello recorre gran parte del territorio nacional entre los años 1830 y 1842; así, viaja por el despoblado de Atacama, La Serena, los valles de la zona central, la precordillera, los bosques húmedos de Valdivia, Valparaíso, Colchagua, Aconcagua, la isla de Chiloé y tantas otras regiones; hasta cubrir, solo o acompañado de sus colaboradores y de algún baquiano conocedor de los más aislados resquicios del territorio nacional, casi todo el país. De esta manera va recolectando miles de especímenes de la flora y fauna regionales, los cuales clasifica más tarde; luego, en la soledad de su escritorio y con la ayuda de la bibliografía de la época, principalmente siguiendo el modelo taxonómico de Linneo, pero con algunas innovaciones que recibe de la influencia de los años de su formación en el Muséum d’Histoire Naturelle, en París. En este largo proceso, a menudo quedan de manifiesto las vinculaciones recíprocas entre las especies zoológicas y botánicas y el hábitat de las mismas y la interacción de los lugareños con las mismas. Por ejemplo, para dar cuenta de un exponente de la flora, señala: Typha angustifolia T. Angustifolia Linn. –Endl., Bot., t. 1456, etc. Vulgarmente Paja de estera y Cortadera macho y en España Enea. Planta que alcanza cinco y más pies de alto, con tallo muy recto y tieso. Hojas lineares-angostas, convexas en la parte superior, algo cóncavas en la inferior, erguidas, coriáceas, y más largas que el tallo. Espiga masculina algo apartada de la femenina, y ambas cilíndricas. Filamentos de las flores machos una vez y media más largos que las anteras... Planta muy cosmopolita y algo común en los lugares pantanosos de Santiago, etc. Las hojas se emplean para cubrir chozas ó barracas, hacer asientos de silla y sobre todo las esteras tan generalmente empleadas en la república. Y, para aludir a las propiedades de un mamífero marino, señala: Otaria Porcina. O. Porcina Desmar., mam., p. 252, -O. Flavenscens? Poepp. Fror. Not. 1829, Nº 529 —O. Molinae, Dic... Vulgarmente llamado Lobo de Mar ó Toruno, y Lame ó Uriñe entre los indios. Cuerpo algo anguloso en los costados, de un bruno canela, mas pálido por bajo, y de seis á siete pulgadas de largo. Cabeza redonda; ojos grandes; orejas pequeñas y cónicas: boca rodeada de bigotes de un blanco sucio, muy derechos y espesos. Pies negruzcos, glabros y arrugados. Cola muy corta... Estos animales son sumamente útiles, puesto que los machos dan hasta cuatro galones de aceite y las hembras cerca de dos, con el cual se alumbran en las tiendas, particularmente en Chiloé, y casi todos los habitantes del campo no tienen otro de que servirse, llenando una candileja, en la que ponen una mecha, y colocándola enseguida en uno de los rincones de su habitación. Así, durante doce años, desde 1830 hasta 1842, sistemáticamente, recorre el país y va incorporando los representantes endógenos del mundo orgánico chileno a la ciencia europea, a la ciencia universal. Es una labor tediosa tal vez, si se mira con ojos contemporáneos, pero grandiosa si se la sitúa en el período histórico de una joven república que se está construyendo y consolidando jurídica y científicamente. Por ello Gay, al igual que los científicos románticos europeos, sabe que está realizando un gran esfuerzo y se siente privilegiado por esa oportunidad, que lo hace sentirse plenamente consciente de estar haciendo una contribución no sólo a Chile, sino a la comunidad científica internacional y en suma a toda la humanidad. En esta labor se gasta su vida, su vida entera pasa a ser el estudio de la flora y fauna de Chile: ora concentrado en buscar los instrumentos apropiados para la observación, ora en encontrar los colaboradores más idóneos, luego en levantar algunos planos del territorio nacional y así sucesivamente. Y luego del período exploratorio en terreno, vienen muchos años más de trabajo, en París; ya sea revisando la taxonomía imperante que lo obliga a leer nuevamente las obras de Linneo y Molina, o las de Darwin, de Humboldt y Philippi; estas últimas, según van apareciendo en la medida que va sacando a la luz pública los tomos de su Historia física y política de Chile; cuidando la redacción y la presentación y preocupándose de cada detalle de la iconografía de sus dos volúmenes de su Atlas de Chile. La preocupación por las imágenes de los referentes taxonómicos es una característica de la ciencia de la época; esto se comprende mejor si se tiene presente que Humboldt por su recorrido en América Meridional también se ayudaba mucho con las imágenes; era una característica de la ciencia romántica. Justamente, Humboldt y Gay contaron con la cooperación del pintor Mauricio Rugendas para ilustrar algunos especímenes y situaciones sociales. En el caso de Gay, esto es observable en el Atlas de Chile. Los tomos de la Historia física y política de Chile, de Gay, aparecen entre 1844 y 1871, y como él fallece en 1873, prácticamente la mayor parte de su vida tiene los ojos puestos en la naturaleza y en la sociedad chilenas. Gay es un científico con formación académica ilustrada, pero romántico en su forma de vida y en su trabajo científico. En él, en su psiquis, se entrecruzan el rigor científico y el profundo dolor en su vida personal, tal como se comprende cuando se estudia su biografía y se siente el impacto de la muerte de su única hija, y si se pone uno al tanto de las desavenencias conyugales y de su ruptura matrimonial. Sin embargo, a pesar de todas sus carencias afectivas y de su faceta de hombre tímido, logra situar a Chile en el concierto de las naciones civilizadas del mundo occidental y da a conocer los especímenes vernáculos existentes en el país. Su romanticismo está presente en su forma de vida y en el fuerte énfasis por la ilustración de los observables, como complemento de la sistematización. Así, la presencia de íconos es una constante en su trabajo descriptivo, que manifiesta a su vez un cierto correlato con el esfuerzo de Humboldt, al ilustrar éste último los referentes orgánicos de América, destacando sus aspectos estéticos. No es casual, por lo tanto, que Humboldt y Gay hayan pensado en Rugendas para sus ilustraciones. La visión romántica de su legado científico Gracias a la sistematización de Gay, la comunidad científica incorpora nuevos ejemplares a su ordenación del mundo, y los empresarios saben con qué exponentes de la flora y fauna pueden contar para insertarlos efectivamente en la naciente industria chilena. Su obra es una especie de radiografía oficial de la flora y fauna chilensis, lo que, sumado a los aportes cognitivos de los otros sabios que están llegando al país, se inserta en el proceso de industrialización y en la entrada de la modernidad al país. Este es uno de los aspectos que de ordinario olvidamos cuando se aborda a Gay sólo como historiador: que su tarea científica queda subsumida en la propia construcción de la República, en el ámbito fundacional, y que, por tanto, si podemos reconstruir el marco epistémico en que se desenvolvió Gay en Chile, estaríamos contactándonos con nuestra propia historia como chilenos, y podríamos percibir la visión peculiar de la naturaleza que nos ha legado. La contribución del sabio galo a la ciencia decimonónica en Chile, por tanto, sirve de base para el asentamiento de la ciencia nacional. Contribuye al levantamiento de algunos planos de ciudades, recorre el país para la clasificación de los exponentes de la flora y fauna nacionales, realiza algunos cuadros estadísticos sobre el comercio y la agricultura nacional, funda el Museo Nacional de Historia Natural, publica su Historia física y política de Chile y los dos Atlas de Chile, entre otros. Así, por ejemplo, si consideramos el punto referente a la sistematización de los exponentes orgánicos existentes en el país, que ya ilustramos con antelación, se observa que este autor clasifica a millares de mamíferos de nuestro territorio, tales como el puma (felis concolor), el pequeño pudú (cervus pudú), el murciélago orejudo (stenoderma chilensis), la nutria (lutra felina), el chingue (Conepatus Chinga); a insectos como la termita chilena (termis chilensis), el caballo del diablo (Bacteria spatulata) o un tipo de coleóptero como por ejemplo el Cantharis Marginicollis. Y en el plano ornitológico, nos ha legado la sistematización de cientos de aves, tales como la tortolita cordillerana (columbia auriculata), o el pato de la cordillera (Raphipterus chilensis). En el ámbito de la flora, millares de variedades de especímenes han quedado consignados en el universo científico, entre árboles, arbustos, plantas y flores. Entre las plantas traigamos a presencia la tuna (Opuntia vulgaris); entre los árboles recuérdese la sistematización de la palma chilena (jubea spectabilis) y el quillay (quillaja saponaria), entre tantos y tantos otros. Empero, se comprende que lo precedente es lo visible, es el ámbito cuantitativo de su acopio y de su praxis, pero detrás hay una mirada romántica de todo el territorio nacional que hace señales por ejemplo a través de sus dos Atlas de la historia física y política de Chile, donde está de manifiesto el romanticismo pictórico en la adecuada selección de los colores y escenas costumbristas, muchas de ellas pintadas por Mauricio Rugendas, quien cumple además un rol de apoyo para la investigación científica, en tanto se desempeña como ilustrador de diversas escenas de la vida, la naturaleza y la sociedad chilenas, tal como se puede apreciar en los dos Atlas de Gay, cuya aparición acontece en París en 1866 como colofón de su magna obra de 26 volúmenes: Historia física y política de Chile. Lo propio había hecho antes el naturalista Alexander von Humboldt, por su recorrido en la América Meridional, al ilustrar, luego de sus viajes, las escenas de lugareños y de especímenes autóctonos de estos parajes americanos. Volviendo a Gay, entonces, queda claro que es un científico romántico porque su descripción sobre el universo biótico del país rescata, además de lo utilitario —que es lo que se espera de la ciencia universal desde el siglo XVIII, por ejemplo—, toda la riqueza de una interacción no expoliadora de los nativos y lugareños para con los observables orgánicos e inorgánicos del período. Ello ya no será así a partir del período finisecular decimonónico, en que se observa una orientación científica más proclive a la utilización masiva de los recursos. Mayor razón, por tanto, para comprender el énfasis descriptivo romántico de Claudio Gay y su obra sobre la visión de Chile. ** Zenobio Saldivia Maldonado http://www.letralia.com/firmas/saldiviamaldonadozenobio.htm Investigador y poeta chileno. Profesor de filosofía por la Universidad de Chile (http://www.uchile.cl), y magíster en filosofía de las ciencias y doctor en pensamiento americano, con mención en historia de las ciencias, por la Universidad de Santiago de Chile (http://www.usach.cl). Es profesor asociado de la Universidad Tecnológica Metropolitana de Santiago (Utem, http://www.utem.cl). Diversos artículos suyos, sobre historia de las ciencias y epistemología, han aparecido en publicaciones de su país y de Argentina, Perú, Uruguay, Nicaragua, Panamá, El Salvador, Brasil, España, Costa Rica y EUA. Ha participado en eventos nacionales e internacionales. En 1995 obtuvo el premio de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (Udual, http://www.udual.org; México) de apoyo a la investigación. Ha publicado, entre otros, el poemario Lirios de septiembre (Arancibia Hermanos, Impresores, Santiago, 1990), el libro Cuentos de amor y naturaleza, en coautoría con Azucena Caballero H. (Bravo y Allende Editores, Santiago, 2006), y los trabajos de investigación En torno a los albores de la ciencia (Central de Publicaciones, Utem, Santiago, 1994), Claudio Gay y la ciencia en Chile (Bravo y Allende Editores, Santiago, 1995), Lógica (Corporación de Educación y Salud de la Comuna de Las Condes, http://www.corplascondes.cl; Santiago, 1999), y La ciencia en el Chile decimonónico (Ediciones de la Utem, http://www.utem.cl/diseno/publicaciones.htm; Santiago, 2004). === Gustavo Adolfo Bécquer (IV) =========================================== === En contra de mi interés Vicente Adelantado Soriano =============== Aquel día salí por la mañana muy temprano. Puse en la mochila un par de bocadillos, y metí una botella de agua. Con el peso en la espalda me sentí libre e ilusionado. Volví a visitar el monasterio de Veruela, me encantaba caminar solo por allí, y luego me dirigí a Trasmoz. Llevaba fotos de la época de Bécquer. Nada se parecía a lo retratado. En el pueblecito, cerca del castillo, busqué un lugar tranquilo, agreste, y me senté a descansar un rato antes de emprender el camino de regreso. Aunque un poco tarde, encontré un restaurante solitario y entré a comer. Me apeteció un plato de caliente. Poco después, en tanto me reponía, comenzamos a charlar. —A mí, querido Bécquer, me gustan los lugares solitarios y tranquilos. Por desgracia seguimos siendo un país ruidoso y vocinglero; e ir a comer o cenar a un restaurante es para terminar con dolor de cabeza: todo el mundo habla al mismo tiempo, eleva la voz y termina gritando... Odio esas conversaciones a cuatro y seis voces. —Sí, hay que reconocer que es muy incómodo. Una de las alegrías de la vida es la conversación con los conocidos o los amigos. A mí tampoco me gusta el bullicio. Así que este lugar me parece perfecto. —Por eso he preferido que viniéramos aquí. Tengo, por otra parte, problemas de oído. Si vamos caminando, o estamos en la calle, con sus ruidos y sus bullicios, siempre se me escapa alguna que otra palabra. En este mesón raro es el día que viene alguien. No nos molestarán las voces, ni el humo de los cigarros. —Eso me hace suponer que el tema a tratar va a ser algo especial, o tal vez un poco más serio. —Así lo quisiera yo. Pero no sé ni por dónde comenzar. Tengo tantas cosas que decirle, tantos problemas que plantear que me encuentro atado de pies y manos. Quizás hubiera sido mejor marcharme yo solo por el monte, y esperar a que las ideas se me ordenasen, o, por lo menos, dejasen de saltar como gotas de agua caídas en una sartén con aceite hirviendo. —Las conversaciones también sirven para ordenar los pensamientos, y para pulir las ideas. Nada mejor que contrastar pareceres. A menos, claro está, que sea usted un dogmático. —Creo que no lo soy. —¿Y por dónde empezamos, entonces? —Por una frase latina. Creo recordar que es de Séneca. Docentes alios mentiri non debent. ¿Se acuerda usted del latín? —Sí, ahí todavía llego. No obstante, fuese la frase de Séneca o de quien sea, me parece que quien la escribió o la dijo, pide un imposible. —¿Por qué? —Sin meternos en grandes profundidades sobre la educación, un maestro se pasa todo el día hablando, igual que un político, ¿cómo quiere usted que no mientan uno y otro? —Pues diciendo la verdad. —Sí, pero la verdad se agota. Y ambos tienen que seguir hablando y manteniendo el tipo. —¿Y no sería mejor retirarse cuando uno se agota? —Si tienen a dónde ir, sí. —No, no, no. Así no vamos a ninguna parte. No he planteado bien el problema. No tiene sentido. —Intentémoslo de nuevo. Aquí nada nos distrae. Y tenemos por delante todo el tiempo del mundo. —De acuerdo. Lo que yo deseaba decir es que quien se dedica a enseñar a los otros debería estar muy preparado. Y ser una persona sensata. En pocas palabras, un maestro debería ser un senador, un senex, mejor dicho. Creo que Luis Vives proponía que no tuvieran los maestros menos de cincuenta años. ¿O era Erasmo? Me falla la memoria. —Un poco exagerado, ¿no le parece? Yo creo que sería suficiente con que dominara su materia, y con que no perdiera jamás la capacidad de sorprenderse. —Y que supieran leer. Es fundamental que sepan leer. —Intuyo que esas palabras quieren decir algo más de lo que dicen. ¿Está usted ahora en el camino correcto? —Creo que sí. Al menos me siento ahora más cómodo y seguro que al iniciar la conversación. —Correcto. Corríjame. ¿Quiere decir usted que el lector tiene que estar por encima de su época? ¿Es eso lo que usted entiende por “saber leer”? —En efecto. Eso quería decir. Como usted sabe cada época lee de una determinada forma, y tiene una forma determinada de entender las cosas. Los maestros deberían trascenderlas. —¿No les exige usted mucho? Al fin y al cabo también puede ser muy educativo que el niño, o el joven, descubra que su maestro no lo sabía todo, que se equivocaba, o tenía una visión sesgada, y que lo ponga todo en solfa. —Sí, eso sería interesante; pero eso se tendría que aprender en la misma escuela. —Sí, no le digo que no. Y ahora perdóneme. ¿Puedo preguntarle por qué me plantea a mí semejantes cosas? —¡Por fin! Pensaba que nunca me lo iba a decir. —Vaya. Veo que le está saliendo el diálogo redondo, a pedir de boca. —Más o menos. Pero no nadie diga oliva hasta que del plato no sea salida. —Estoy ansioso por oírlo. —Verá usted. Yo creo que una de las cosas que más me han servido en esta vida, para no ser desgraciado del todo, ha sido mi escepticismo. —Eso está bien: nunca hay que creerse las cosas del todo. Siempre debe haber un resquicio para la duda. Pero, perdone. Continúe, por favor. —En mi caso siempre ha habido algo que me ha mantenido un tanto alejado de todo cuanto me decían, aunque eso me llegara de gente a la que admiraba, profesores o escritores. —¿Y si no los admiraba? No hacía caso de lo que decían, claro. —Sí, pero lo malo era cuando se daban confluencias. Y ahora, ahora vamos al tema central. Mire, desde mi más tierna adolescencia estoy oyendo que usted es un posromántico, y que las Rimas son unas poesías surgidas del influjo de Heine... En fin, todos los tópicos que usted quiera. —Bueno. Todo eso, como sabe, es más que discutible. —Algún día lo abordaremos. Y hablaremos de la copla y del bueno de Augusto Ferrán. Ahora lo que me interesa señalar es la confluencia de dos tipos de profesores: quienes aparentemente lo habían leído a usted, y quienes ni lo conocían. Ambos hablaban en clase, y daban sus opiniones. Y ambos, y casi todo el mundo, guardaban silencio sobre una rima que, cierto es, también a mí me rompió el corazón, o me molestó quizás porque no sabía encajarla. Cosas de la época. —Intuyo cuál es. Pero sorpréndame. —Es la rima XXVI: Voy contra mi interés al confesarlo; no obstante, amada mía, pienso cual tú que una oda sólo es buena de un billete del Banco al dorso escrita. No faltará algún necio que al oírlo se haga cruces y diga: Mujer al fin del siglo diez y nueve material y prosaica... ¡Boberías! ¡Voces que hacen correr cuatro poetas que en invierno se embozan con la lira! ¡Ladridos de los perros a la luna! Tú sabes y yo sé que en esta vida con genio es muy contado el que la escribe y con oro cualquiera hace poesía. —¿No se hablaba de esta poesía en las clases de literatura? —Por desgracia quedaba todo reducido a las golondrinas, al arpa y a los suspiros. Y a mí esta rima no me casaba ni con el romanticismo ni con toda el aura de damiselas, cintas y amores que rodeaba a su autor. —Sí, por desgracia hicieron de mí un tópico. ¡Hasta aparecí en los billetes de banco! Y tal vez nosotros hayamos hecho lo mismo con otros autores. —Por eso precisamente le decía que el maestro debería estar por encima de su época, como el buen lector. Ambos tienen la obligación de no dejarse mediatizar por ésta. —Además hay otro grave error: no sé por qué en las obras completas jamás se publican los artículos periodísticos. —Claro. Nos privan de perspectiva y de visión. Pero aun así, dejando de lado ese problema, no encajan sus poemas dentro del romanticismo... También ha cambiado mi visión como lector durante todos estos años. Sin embargo, la rima que me puso los pelos de punta, y que me sigue pareciendo el mejor poema de todos, y de todo el siglo XIX, es la rima LXXIII, “Cerraron sus ojos”... Una delicia. Una verdadera maravilla. Y por más que se empeñaran mis queridos profesores, yo no veía por ninguna parte la atracción por la muerte, ni noches lúgubres, ni desesperación, ni nada por el estilo. —No era esa mi intención. —Se nota a la legua. Pero, claro, si queremos encajar a Bécquer en el Romanticismo... —Tenga usted en cuenta que hacer esos cortes tajantes en la historia es un poco absurdo: la vida es continua. Las fechas son cosas meramente convencionales. Esto no debería hacer falta ni recordarlo. —Por ahí deberían empezar las clases. Y las historias. —De todas formas, tampoco es para enfadarse: no tiene más importancia. Lo importante es que lean los poemas, que éstos sigan vigentes... —Sí, pero al decir o negar ciertas cosas sobre ellos, ya están maliciando su lectura. Y de acuerdo, ya sé lo que me va a decir, no existe la lectura pura. Ahora, tanta contaminación tampoco es tolerable. —En el término medio reside la virtud, podríamos decir. —Insistiendo sobre lo mismo, esa narración, “Tres fechas”, ¿no cree que está totalmente alejada de un posible romanticismo? Roza usted un problema que me es muy querido desde que me dediqué a estudiar los Episodios nacionales, de don Benito Pérez Galdós. Él también roza el tema de la vocación religiosa. Y creo que ambos llegan a idénticas soluciones. —Triste, ¿no le parece?, que una mujer profese porque alguien pasó de largo bajo su ventana. —Y triste que la mujer no tuviera otra salida en el siglo XIX. Hoy, por suerte, las mujeres tienen tantas oportunidades como los hombres. Y a veces hasta encabezan revueltas. —¡No me diga! —Yo tengo una sobrina que iba, por caprichos de su madre, a un colegio de religiosas. Éstas metieron allí a un profesor de latín que sabía tanto latín como yo de tauromaquia. No sé qué relaciones había de este profesor con las hermanas y con el poder, pero ni daba clases, ni explicaba nada, ni las monjas se querían enterar de nada. Es una forma como otra cualquiera de cargarse el mensaje de Jesús. —Querido amigo, la religión se convirtió, hace años, en una forma de vida. El pobre Jesús debe estar al cabo de la calle. No le extrañará nada que los Judas se renueven como se renuevan los abrojos y las malas yerbas. Ahora bien, lo que sí me parece muy censurable que no les enseñara latín... Sí, tienen una inmensa tarea los que se dediquen a la enseñanza. Suponiendo que tengan ganas de hacerlo. —Supongo que sí. Y en caso contrario, siempre nos quedará maese Pérez el organista. —No sé qué decirle. Maese Pérez es una persona mayor. Y está bien que el maestro sea un senex. Pero para educar hacen falta fuerzas y energía. No es una tarea baladí. Tal vez una persona mayor no tenga la suficiente paciencia. —Sí; tiene razón: lo que ganamos por un sitio lo perdemos por el otro. Quizás habría que ser más exigentes a la hora de buscar maestros y profesores. —Eso, como usted sabe, depende de la oferta y de la demanda. Quizás nos deberíamos conformar con que los docentes enseñen a los niños a leer y a escribir, a pensar por ellos mismos y a disfrutar de la música. A mí también me interesó el mundo de la educación. Sí, creo que sería suficiente con que un buen maestro enseñara estas cosas a sus alumnos. Advirtiendo antes a los padres, y le cito a su amigo Luis Vives: “Cuando el niño sea llevado por su padre a la escuela, se le indicará al padre que las letras no se deben buscar como un instrumento con el que uno pueda ganarse la vida más tranquilamente, y que esto representa un premio indigno para un trabajo tan excelente. [...]. Se le dirá que la finalidad de las letras es hacer al joven más sabio y, por lo tanto, mejor (1). —Así van las letras. Y si les dice eso a los padres, todavía irán peor. —Y así va la sociedad. Aunque le parezca mentira olvidamos las cosas fundamentales y nos dedicamos a las tonterías. Dígame, ¿qué más da que yo sea romántico o que no lo sea? —Ninguna si eso no impone una lectura sesgada. —También es deseable el lector inteligente, capaz de pensar por sí mismo... Usted y yo tenemos que seguir hablando sobre educación. —Cuando usted quiera. Ya sé que usted trató el tema en una de sus cartas escrita en Veruela. —Hablaremos de ello. —Lo espero con impaciencia. Nota 1. Luis VIVES, Las disciplinas, Ayuntamiento de Valencia, Valencia, 1987, 3 volúmenes. Volumen II, pp. 50-51. ** Vicente Adelantado Soriano http://www.letralia.com/firmas/adelantadosorianovicente.htm Investigador y docente español. Doctor en filología española. Es profesor de secundaria en Valencia. Textos suyos han sido publicados en Liceus (http://www.liceus.com), Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com) y Long Island al Día (http://www.lialdia.com). También tengo novelas y cuentos, inéditos, salvo aquellos que han sido premiados en algunos concursos. Intervino en la redacción del libro Història de la literatura de Valencia, escrito por el doctor Josep Lluís Sirera. Participó en el Simposium de Teatro Medieval de Elche (2004). === Indisciplinadas, todas, de Valeria Badano Paula Winkler ========== Este no es sólo un libro de cuentos, relatos y escrituras de género, según se verá. Se trata de un texto de ruptura que reafirma la palabra femenina, en este caso por lo demás acertada, mediante el recurso de invertir los relatos del cancionero popular (con un llamado implícito a la superación pues pocas faroleras tropiezan hoy y no muchas Catalinas quedan pasivamente sentadas bajo la sombra de un laurel) o el de introducir el mundo femenino para airear al masculino (o liberarse de él), todo a través de metáforas o alegorías de contracultura respecto de la paternalista también existente en los mitos clásicos o en los textos religiosos. Con un trazo poético, firme y riguroso, Badano nos ofrece su propia voz dentro de una atmósfera entre nostálgica y abismada (“Bajo el puente de Avignon”), con un dejo de humor (“Arroz con leche”) e ironía (“Farolera tropezó”, “Mal de ojo”) o evocando una solidaria ternura (“La blanca paloma”). Asimismo, construye sus historias mediante metáforas de amorosa gracia (v. g. el loro que, al reafirmarse a sí mismo a cada rato con un rutinario saludo, repite mecánicamente la pulsión cotidiana de una mujer dominada por su amo —un marido sin pudor que la libera más tarde, paradójicamente, mediante el insulto, ya que es a través de su palabra impúdica que reproduce su desvergüenza, que la mujer se anima a asumir su plena identidad en “Un buen alumno”—, o las manitas de una desganada ciudadana costarricense en “Las manos de Tegucigalpa”). Ello, siempre al rescate de esas trabajadoras de la palabra y la libertad que la historia supo conseguir tras las huellas de sor Juana, la monja de Asbaje; Victoria Ocampo, Marguerite Duras, Juana de Ibarbourou, Marie Cardinale, Nadine Gordimer, Angélica Gorodischer, y tantas otras que nos incumben. Lo que no debe de ignorar Valeria Badano es que “la mujer” designa un conjunto vacío que no existe, pues su esencia es singular y no integra, por ello, el paradigma masculino (“Cópulamor”): en tanto no-toda, comporta ya en sí misma una otredad que pone siempre bajo sospecha el discurso de la pretendida universalidad de toda época. En este texto, el sentido del cancionero infantil popular legalizado durante décadas así como el catequismo y las ideas judeocristianas sobre Dios y el pecado original, sufren una franca ruptura mediante la actitud escritural de cuestionamiento (“Las desobediencias de Eva”), la cual le pertenece enteramente después de todo a la literatura, que, por esto mismo, construye puentes y abre pórticos, al no ser jamás réplica de nada. Los cuentos, relatos y escrituras (obra teatral La otra mujer, en la cual se desafía la clásica significación de los mitos griegos) de Valeria Badano apelan también a variados recursos estilísticos sin torcer el horizonte de la historia de mujeres, que ocupa en este libro un espacio privilegiado. Los lectores van a gozar de todas estas indisciplinadas al tiempo que recordarán, en su primera parte, los relatos de aquel viejo cancionero infantil y la reescritura de los religiosos o de la clásica mitología, después, desde una posición subjetiva distinta: la de las mujeres —niñas, jóvenes o adultas—, es decir aquella posición que se fue logrando, en definitiva, con supino esfuerzo, silenciosas batallas, intenso dolor y cuidadosa dedicación en el tiempo de cada época. La palabra aquí no es la dada sino la que deconstruye la establecida nombrando, para volver al origen propio de la lengua. Por eso, este texto invita a abrir nuevos senderos y acaso a formularse las eternas preguntas acerca del rol social que nos toca desempeñar a las mujeres de este siglo para continuar honrando la existencia misma y a la naturaleza, tal cual parece interpelarnos la loca de “La última estación” cuando dice verdades, estación que no será póstuma a Dios gracias. ** Paula Winkler http://www.letralia.com/firmas/winklerpaula.htm Escritora argentina (Buenos Aires). Doctora en derecho y ciencias sociales y magíster en ciencias de la comunicación. Ensayista y cuentista, ha publicado el libro de cuentos Los muros, la nouvelle Cartas escritas en silencio para el viento y el libro-objeto Cuentos perversos y Poemas desesperados, además del ensayo El discurso argentino de la mentira, del cual es coautora. Ha recibido el premio Jorge Luis Borges de la Fundación Givré (1989), el premio publicación categoría cuento de Ediciones Nuevo Espacio (2003), y el mismo premio en la categoría cuento breve (2005). Textos suyos han aparecido en revistas como Híbrido Literario, El Escribidor, Letras (Buenos Aires), Everba (Universidad de Berkeley), Turia (Aragón, España), Hontanar-Cervantes, (Meulbourne, Australia), Brújula Compass (Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York), y en la revista del Lake Forest College, (Departamento de Literatura y Lenguas Extranjeras de Chicago). Su cuento "Esperando instrucciones" ha sido traducido al alemán por la escritora y traductora Lilith Tetzner. === Una sola huella, arte para aplaudir el silencio ======================= === José León Sánchez ===================================================== Una sola huella Geovanny Debrús Jiménez (http://www.letralia.com/firmas/debrusjimenezgeovanny.htm) Atabal Editores, 2012 En Librería Universitaria y Libros Duluoz Próximamente en Librería Lehmann y principales librerías de Costa Rica Pedidos al teléfono (506) 8707-7587 y ventas@culturacr.net Se puede comprar en www.tiendacultural.com Es novedoso el nombre de esta novela escrita por Geovanny Debrús Jiménez: Una sola huella... Una sola huella nos regresa a la opinión que tenía Platón sobre la huella del alma. El alma cuando es solamente aire en la filosofía del hombre. Esta novela narra la emigración del pueblo ngäbe desde las fronteras panameñas hasta los predios cafetaleros de Costa Rica. Si nos fuera posible titular el sentido inmenso de una literatura de reproche, diríamos que este libro es la honda huella de un pueblo humillado en pos de la tristeza. Hoy, ya, ahora, hasta donde quiera que llegue y no importan las fronteras, recibirá una dotación de tristeza, de orfandad espiritual, de rechazo democrático; de mentira tras de la mentira. Nosotros les llamamos guaymíes y ellos responden diciendo que el hijo de Costa Rica es un suliá, una cucarachita indeterminada que vive colgada indefensa y desolada en los bejucos de las montañas en la provincia de Ara, hoy denominada Talamanca, en este país centroamericano. Es la etnia ngäbe uno de los tantos pueblos marginados que antes formaron la herencia chibcha; miles de años antes de constituirse en América la inconcebible cultura del inca. En algún día del tiempo sus raíces se hermanaron con la gran herencia de los pueblos cañaris; lo que hoy constituye esa historia de la Gran Colombia. El antropólogo Max Uhle, amigo de William Gabb —antropólogo que explorara Talamanca en Costa Rica—, cita a estos pueblos como las culturas inmigrantes que un día aportan hasta Costa Rica las técnicas productivas desde donde el conocimiento llega hasta la fundición del platino; epicidad del platino que asombraría al mundo de la metalurgia, es la misma forma en que el pueblo de Ara se identifica con la gente mapuche, los dos únicos pueblos que el soldado español jamás logró dominar. Esta introducción es necesaria para entender esta novela de Debrús Jiménez. Nosotros debemos agregar que España nos heredó su cultura en idioma, religión y algún conocimiento, hasta estos pueblos donde existía ciencia y cultura cuando los habitantes de la vieja España no sabían ni leer ni escribir. Y esta novela se escribe con el aporte de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Debrús Jiménez toca la puerta del Centro Cultural Español en San José, enseña la palma de sus manos y la Agencia deposita el aporte necesario para que este artista pueda recrear el alma de un pueblo y con ello elaborar, página a página, dolor tras dolor, sueño tras sueño, desesperanza tras desesperanza, la nitidez en flor de un hermoso libro: Una sola huella. Es la historia del hambre, el hambre amorfa, cotidiana y sempiterna de un pueblo marginal. Allá en Panamá se les considera como la mitad de la basura. Hombres, mujeres, ancianos y niños cruzan la frontera sin papeles de permiso para inclinar sus manos esclavas y bajar desde las ramas hurañas del cafetal, ese oro raro que hace al gamonal cafetalero recibir, desde las manos pobres del indígena, un precio lleno de risas en donde cada taza de café es vendida en siete dólares en Nueva York, París, Berlín, Israel... Un periodista cansado de estar sin trabajo se da a caminar para ver la historia de una vida que a las políticas democráticas costarricenses y panameñas no les gusta difundir. Por ahí empieza el libro. El escritor debe ser una persona con mucha cultura y llevar sobre sus hombros las cargas de tener mil y un libros leídos, digeridos y guardados en el alma. Es el galpón donde el hombre va poco a poco guardando lo que después será la literatura de un grupo de indígenas haraposos, y la vergüenza de una nación. Ese es el trabajo del escritor y Geovanny Debrús lo hace en demasía. Debrús Jiménez se crió en Coto Brus y desde niño escuchó a los vecinos decir que el indígena es beodo, vago, y su único trabajo es conversar con las piedras, añorar los cantos de los viejos brujos, apreciar el día y añorar la noche para dormir y dormir... descansar en el olvido de una vida donde lo único que hace es no hacer nada. Esa es la imagen heredada del niño pueblerino que era Geovanny y así llegará hasta la Universidad de Costa Rica, donde le han de enseñar poco nada o poco más del “indio”. Es en el aula donde el futuro escritor con asombro escucha a los antropólogos denominar a la gente de la provincia de Ara, nuestros “indios” de Talamanca, sin detener un minuto, para dar cobijo a la idea de que “los indios” no son costarricenses, porque ellos están ahí desde hace más de tres mil años. En su libro nuestro escritor hace un atajo en el camino para labrarnos la idea de una orografía diferente: la tierra del indio, el río del indio, y también (oh vergüenza de vergüenzas) esas lágrimas del indio como una sola huella. Esta novela está escrita sin más compromiso que dar servicio a la lacerante idea de un dolor, un dolor de pueblo. ¿Es que los pueblos suelen sentir dolor? También es una voz nueva en la literatura de Costa Rica y ello hay que citarlo en silencio... No más vamos recordar que Costa Rica es una nación modosita y corronga donde, cuando se trata de aplaudir, hasta la misma Universidad de Costa Rica nos ha enseñado que solamente debemos aplaudir el silencio. Es raro que un hombre joven pueda escribir como lo hace Geovanny. La novela está escrita como solamente suelen escribir los viejos en aras de la experiencia. Sus ideas no son quijotescas, ya ese dolor del Quijote no es posible que nos ayude. Los viejos ya viejos y cansados no hemos logrado en nuestra literatura, ya no digamos un camino, ni siquiera un trillo. Y los trillos no llegan a ninguna parte. Es el tiempo de la juventud estudiosa, no escribir por escribir. Se trata de escribir para regresar al mero camino de Homero. Ah, Homero, el artista griego que jamás aprendió ni a leer ni a escribir; sembrador de ideas en el ara de un templo que arderá para siempre. No la literatura llorosa y desmirriada, sino la forma de escribir que necesita el hombre. No escribir con servilismo de perro para que los ladridos endulcen el sistema; hoy ilusión abrasiva incitada por los euros. El aullido del lobo en la lección de Darío para embellecer el alma, ennoblecer el espíritu y dar crédito a una literatura donde el corazón sea rey. Politólogo de oficio universitario, profesor de tiempos inútiles con muchachos que solamente ansían un título para agradar a Intel, este joven escritor nos ha develado en esta novela que nuestro destino es una sola huella. Con toda humildad reconozco desconocer esa huella, pero aquí queda esta novela, grito pertinaz y solitario como la soledad misma, donde cada lágrima es una letra hermana con el alarido de la patria, si es que en verdad nosotros aún tenemos fe en la patria. ** José León Sánchez http://www.letralia.com/firmas/sanchezjoseleon.htm Escritor costarricense (Cucaracho del Río Cuarto, 1929). A los 19 años fue encarcelado. Estando en prisión obtuvo, en 1963, su primer premio literario, los Juegos Florales organizados por Constantino Láscaris, de la Universidad de Costa Rica, con el cuento “El poeta, el niño y el río”. Autor de alrededor de treinta títulos, entre los que se encuentra la exitosa novela La isla de los hombres solos, donde narra su experiencia en presidio. Ha ganado cinco veces el Premio Nacional de Literatura y fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). También fue nombrado miembro de la Comisión Mundial de Tratamiento del Delincuente de la Organización de las Naciones Unidas (http://www.un.org/es). En su página (http://www.joseleonsanchez.com) se puede consultar información sobre su vida y su obra. === Presentación de la antología de cuentos De Moctezuma a los Andes ====== === Miguel de Loyola ====================================================== (Nota del editor: la Agrupación Cultural Chile México presentó recientemente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, FIL, y en la Fundación Neruda La Chascona, en Santiago, la antología De Moctezuma a los Andes, que reúne relatos de autores chilenos y mexicanos. Hoy ofrecemos a los ojos de la Tierra de Letras el texto de la presentación en la capital chilena, a cargo del escritor sureño Miguel de Loyola). Celebramos hoy una antología de cuentos que reúne a escritores chilenos y mexicanos, en cuyos relatos se habla del otro, donde el imperativo era mostrar la imagen del otro, hablando los mexicanos de los chilenos y nosotros de ellos, para explorar rasgos identitarios comunes y proseguir el diálogo abierto entre ambos países desde tiempos ignotos. Así como se da mayor o menor empatía entre las personas, lo mismo parece darse entre los pueblos. La empatía entre Chile y México es un hecho evidente a lo largo de la historia, y la publicación de esta antología no viene más que a confirmarlo y a servir de tesis de una amistad entrañable. Sin el amparo de la amistad este sueño, soñado por un puñado de escritores, encabezados por la poetisa chilena Patricia Gómez, quien fuera la gestora de la idea, no podríamos estar celebrando. Desde luego, nos une la lengua, pero no sólo eso, hay más, mucho más, hay raíces todavía más profundas que nos unen culturalmente. En esta oportunidad quiero destacar una de ellas, acaso porque todavía me asombra dejándome siempre perplejo. Me refiero a la influencia del folklore, y a las rancheras mexicanas concretamente, cuya música y letra nutre la fantasía popular en nuestros campos y ciudades, de la misma manera que en México. Es sorprendente oír los sones de las rancheras propalados por el viento en medio de la soledad de los campos, es sorprendente oírlas a media mañana escapando por alguna ventana entreabierta hacia las calles silenciosas de un pueblo perdido entre los cerros, es sorprendente cruzarse con mariachis criollos en la misma Vega central de Santiago, embriagando a la muchedumbre con los sones inconfundibles de las rancheras, sorprende ciertamente, la irrupción de los mariachis en las celebraciones familiares, y en serenatas en plenilunio, y aún bajo un sol radiante en plena vía pública; ¿y cómo no a va ser sorprendente encontrar en el mismo México a cultores chilenos de este arte, pasando tranquilamente por autóctonos mexicanos? El sonar de la guitarra, el guitarrón y la trompeta, restañan como voces de conciencia, generando vasos comunicantes de emociones que abren las puertas hacia la intimidad de ambos pueblos. Hay en esta expresión artística una fusión cultural tan interesante, que a mí se me antoja crucial a la hora de hablar de la empatía existente. México llega a Chile al son de las rancheras, de las rancheras que al principio del siglo XX (1910) narraban la Revolución mexicana, y que en Chile también cantan la suya, devolviéndoles así la mano a los mexicanos, cerrando un circuito bilateral de música y voces. Rancheras que en sus comienzos contaban la historia de las batallas, al estilo de los romanceros medievales, entremezcladas con relatos amorosos para endulzar el imaginario y las tristezas de la guerra. Este nudo musical reúne hoy en día las almas al punto de fundirlas unas en otras, prodigando un reguero emocional unívoco entre dos naciones muy distanciadas en el espacio geográfico de América, y sin embargo, hermanas de sentimientos. Siguiendo los derroteros de nuestros embajadores más ilustres en tierras aztecas, Gabriela Mistral por allá por los años 20, y Pablo Neruda en la década del 40, podríamos hallar tantas otras razones para hablar de la empatía existente entre Chile y México. Ellos, indudablemente, cimentaron los caminos de un intercambio cultural que no cesa, dejando en evidencia que, en definitiva, son las expresiones artísticas las que construyen los verdaderos puentes y fortalezas de amistad entre los pueblos. Prueba de ello son también las obras de Rulfo, Alfonso Reyes, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Diego Rivera y tantos otros, que leemos y sentimos como nuestras. Por eso, en esta cálida tarde de diciembre, le damos la más cordial bienvenida a la antología de cuentos De Moctezuma a los Andes. Responde, y es eco, de esta profunda amistad que une a nuestros pueblos. Muchas gracias. Santiago de Chile, Casa Museo La Chascona; 14 de diciembre de 2012. ** Miguel de Loyola http://www.letralia.com/firmas/loyolamiguelde.htm Escritor chileno (San Javier, región del Maule). Realizó estudios universitarios en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde se tituló de profesor de estado con mención en castellano en 1981, y obtuvo en 1994 el grado de magister en letras con mención en literatura. En esa misma casa de estudios obtuvo sus primeros premios literarios entre 1978 y 1981. Participó en el Taller Literario de Roque Esteban Scarpa y Alfonso Calderón, y más adelante en el de José Donoso. En 1981 obtuvo un primer lugar compartido en el concurso literario de la revista La Bicicleta. Ha publicado el libro de cuentos Bienvenido sea el día (edición del autor) y la novela Despedida de soltero (Lom Ediciones). Es secretario de redacción de la revista literaria Proa y miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile. También es editor de Ensayo y Crítica Literaria de Letrasdechile.cl. === Voces de la literatura latinoamericana del siglo XX =================== === Gabriela Urrutibehety ================================================= Moradas narrativas: Latinoamérica en el siglo XX Aymará de Llano (editora) Editorial Martín-UNMDP Mar del Plata, 2012 Moradas narrativas: Latinoamérica en el siglo XX es el título del libro que coordinó Aymará de Llano y acaban de editar la Universidad Nacional de Mar del Plata y la editorial Martín. El volumen, que se presenta en formato digital, se constituye a partir de artículos de ocho investigadores argentinos y latinoamericanos que recorren la obra narrativa de autores del subcontinente. Los trabajos que se presentan están centrados en la producción literaria de la segunda mitad del siglo XX, aunque también encuentra allí su lugar Felisberto Hernández “puesto que, si bien su producción es anterior, presenta rupturas comunes a la obra de los otros autores seleccionados”, señala De Llano en la presentación del volumen. Entre los escritores que son motivo de ocupación aparecen nombres ya clásicos en la literatura, como el ya mencionado uruguayo Felisberto Hernández, el guatemalteco Augusto Monterroso, el mejicano Sergio Pitol o los chilenos Roberto Bolaño y Pedro Lemebel, como un interesantísimo rescate de otros que trabajan alejados e incluso enfrentados con el canon hegemónico. En este sentido, Francisco Aiello se ocupa de la poco explorada literatura del Caribe francófono y la obra del escritor haitiano Dany Laferrière. Por su parte, De Llano trabaja sobre la narrativa de raíz afro en Perú, con atención a los cuentos de Gálvez Roncero y Cronwell Jara. El poeta peruano Gonzalo Espino Relucé analiza la obra de tres compatriotas que se alejan del circuito hegemónico: Miguel Malpartida Besada, Macedonio Villafán Broncano y Nilo Tomaylla. Por otra parte, el volumen incursiona también en los proyectos de escritores latinoamericanos más difundidos, buscando en ellos alternativas novedosas que contribuyan a la ampliación del debate sobre sus obras. María Pía Pasetti, por ejemplo, analiza “Explicación falsa de mis cuentos”, el único metatexto explicativo de Felisberto Hernández. Por su parte, Martín Presenza busca dilucidar las ideas sobre la literatura que aparecen en Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Monterroso y la construcción de una escritura para leer-se es el tema sobre el que trabaja María Teresa Sánchez, quien analiza tanto los textos más conocidos del autor como aquellos que no circulan en el país. Gabriela Urrutibehety, a su vez, indaga en la única novela de Pedro Lemebel y sus relaciones con la telenovela, el melodrama y la puesta en escena. Finalmente, Pilar Vila trabaja sobre el modo en que el mejicano construye su propio canon. Como señala De Llano, la propuesta de crítica literaria que se lleva adelante en Moradas narrativas aspira a favorecer y enriquecer “la conformación del campo discursivo de las identidades latinoamericanas”. ¿Por qué ocuparse de la segunda mitad del siglo XX? Como indica De Llano, es en este período cuando se produjo “una inflexión respecto del pensamiento de y sobre Latinoamérica que se venía urdiendo desde el siglo XIX”. Moradas narrativas forma parte del proyecto “Tradición y ruptura III” que dirige De Llano en la Universidad de Mar del Plata. En la misma línea de la dualidad que titula el proyecto, propone un recorrido particular, vinculado tanto con la profundización como con la difusión de autores y literaturas que no son tan conocidos en nuestro país, puesto que “se insiste en lecturas canónicas, a veces por voluntad propia, y otras por falta de circulación del material”. ** Gabriela Urrutibehety http://www.letralia.com/firmas/urrutibehetygabriela.htm Docente y periodista argentina (1961). Reside en Dolores, Buenos Aires. Ha publicado la novela Caras extrañas (2001), y cuentos suyos han aparecido en algunas antologías. === Una lectura de “Prófugos del mar” Andrea Cabel =================== Rosamar carga en su nombre, su destino. La fragilidad y la fuerza, el rojo deshojando un golpe húmedo contra cualquier roca. “Prófugos del mar”, la reciente muestra de las cerámicas de Rosamar Corcuera, es una excusa para hablar de su trabajo, que es su pasión, que es un espacio de dimensiones flexibles, en el que el tiempo no tiene ni un ritmo lineal, ni uno circular. El tiempo en este universo se construye de otras formas, con otras pautas. La primera sala a la que entramos nos muestra el momento de la llegada. Una gran variedad de personajes huye del mar, escapa, y su huida huele a eucalipto. El suelo que nos transporta a este momento huele a nuestra sierra, a un trozo de nuestro país. Y la migración de estos seres alados (mágicos picaflores, algunos con cola de pez), mascarones de proa con mujeres mirando al infinito, caracolas, ángeles, este variopinto grupo de personajes, escapa. En su huida, vemos un bebé envuelto en su propio cuerpo, protegido en el cuerpo de un ser mágico, barco-humano. Las migraciones no estarían completas sin criaturas de poca edad. Sin rostros de cansancio y pena, sin el olor del momento. El silencio rige la coherencia entre los ojos de sus criaturas, y el resto de sus cuerpos. Treinta piezas de cerámica, todas ellas con rostros. Rostros, en su mayoría, de mujeres. Mujeres de fuerza, como mascarones de proa, como brazos abiertos hacia la eternidad. Es conmovedor el rostro de sus personajes, todos cargados de expresión, cargados de colores precisos, de líneas que simulan el tiempo que ha pasado, y repasa el volumen de su travesía. Uno deja de ser barro y se hace latido, pulsión. En este espacio de tránsito, como es la huida, vemos seres liminales, cuerpos que no son ni humanos ni animales, sino que son, sobre todo, cuerpos creados con la tierra, que con el calor se despierta y adquiere volumen, textura modelable. La tierra, nuestra madre, la que nos alberga luego de haber vivido, y nos resucita en otros cuerpos, aquí deslumbra en sus colores y en su forma de relacionarse con el agua, el aire y el fuego. La muestra invita a diversas lecturas, como todo buen texto, invita también a leer entre las líneas y los trazos, los rostros de quienes cuentan una historia: la de cómo los cuatro elementos conviven en una armonía total, dejando ver que entre ellos se necesitan, se aceptan, se re-crean. Leo en “Prófugos del mar” la historia de la resistencia, de la adaptación como forma de sobrevivencia, de la fuerza del silencio, estos personajes nos cuentan de su pertenencia al cambio. Lo que interpela es la forma de viajar en un elemento y pasar a otro sin contradicción alguna. No es el fuego el enemigo del agua, ni hay complementos. Lo que hay es trasformación silenciosa, de un elemento se pasa al otro a través de ellos mismos. Me explico. Se usa el barro, la tierra en un estado especial en el que puede adoptar la forma que las manos necesiten. El barro se convierte en la forma del viento cuando golpea un rostro, este rostro aparece tal cual, como uno siente el viento, vemos el rostro de una mujer hecha cometa. Luego, el viento mira al agua, y la mece, vemos entonces los mascarones de proa, casi invencibles en su sola forma. Finalmente, otra metamorfosis se ve en el agua que se envuelve en caracolas, y les da a éstas la confianza para mostrar su rostro. El fuego es el calor que permite que se pase del agua a la tierra, y que se llegue en forma de barro, en una forma en que la temperatura moldea volumen. El fuego da el calor a la tierra para que transgreda, con su forma, su propia naturaleza, y se haga otras. En este tránsito parece que la mujer es una protagonista vital. Las mujeres de esta obra, con su silueta de mar, lleno de ondas y vértices agudos, migran de cuerpos, migran de espacios y elementos y se enseñorean en la fortaleza de su propia belleza. Hay una, sobre todo, que aparece como una virgen. Lleva un orificio en el corazón, y podemos ver a través de éste que, como cualquier mujer, contiene el vacío de la eternidad, y tiene un vestido amplio, celeste, en el que están dibujados su nombre y su historia. Esta mujer carga en su indumentaria una herramienta poderosa de agencia y cuestionamiento. No es sólo un personaje mágico, no sólo transgrede espacios y formas como el resto de personajes, a ella la envuelve y la protege un ropaje que narra. Su vestido representa su historia y ella permite diversas lecturas de sí misma. Crear seres que nos obliguen a pensar en una lectura de su historia, que nos envuelvan en su pasado para contrastarlo con el que nos persigue a todos, es, de por sí, un logro. En esta obra hay una trama, hay personajes, hay la plasticidad de las palabras cuando se arropan en el papel para buscar una idea. Los paisajes de esta muestra también nos interpelan, el mar y el cielo, por ejemplo, son dos espejos. Se reflejan y se necesitan. Se miran y sus colores, sus formas, se buscan. Uno sin el otro no existe. Así son los personajes del mundo que se va del mar, que deshojan su propia historia con su fuerza, todos están regidos por la fuerza de la simetría, por la belleza del equilibrio. Treinta piezas que oscilan en tamaños imponentes, y otros brevísimos, aun con rostro inquieto y ceño fruncido. Hay un universo detrás de cada cerámica en tanto cada una de ellas tiene un rostro, facciones y gestos que denotan emociones profundamente humanas. Todas las piezas tienen un rostro, se identifican, se muestran. No son sólo objetos, reproducen la vitalidad de la misma vida, son texturas que trasladan emociones y afectos, son la recreación de estados de ánimo y de una infancia que se mezcla con la adultez. Un universo maduro y constelado. Rosamar, como ella misma lo dice, es una pintora que hace cerámica. Pero no sólo es eso. Es una artista capaz de trasladar la plasticidad tan compleja de la poesía, al ámbito de la cerámica. Es capaz de traducirnos los colores de los versos de su padre, el poeta Arturo Corcuera, sin dejar de mostrarnos su propia voz, su propio estilo y su profunda sensibilidad. Uno podría decir, como diría su padre: Cuentan los viejos que los ríos de antes desembocaban en los espejos... Y uno podría sentir que la estética de estos versos no es sólo ritmo e imagen, sino la idea que persigue, la leyenda que construye, la invocación al tiempo como edad y espacio, naturaleza. Eso mismo con las treinta piezas de Rosamar. Eso mismo, pero con otra belleza, con otro pulso, uno que invoca a esa leyenda y que le da aliento de vida, que la despierta. ** Andrea Cabel http://www.letralia.com/firmas/cabelandrea.htm Escritora peruana (Lima, 1982). Licenciada en lingüística y literatura hispánica con mención en literatura hispánica por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP, http://www.pucp.edu.pe). Estudió temas de literatura medieval y realizó un proyecto sobre la cultura material en la Edad Media en Burgos, España. Publicó durante el año 2007 reseñas crítico-literarias en el diario El Comercio (http://elcomercio.pe; Lima, Perú) así como en el diario Expreso (http://www.expreso.com.pe; Lima, Perú). Publica en diversas revistas del medio peruano e internacional. Es miembro del comité editorial de la revista La Siega (http://www.lasiega.org; Barcelona, España). Su primer poemario, Las falsas actitudes del agua, primer premio del concurso Esquina de Papel —auspiciado y organizado por la Embajada de España en Perú—, obtuvo una segunda edición en julio de 2007. Actualmente dirige la muestra de poesía “Sepia y rojo: cuatro poetas de Lima” para la revista sèrieAlfa (http://seriealfa.com; Valencia, España). Dicha muestra es traducida al finlandés, euskera, inglés, italiano, portugués, catalán. Asimismo, dirige el dossier de poesía peruana del 80, 90 y 2000 de la Universidad de Hofstra (http://www.hofstra.edu; Nueva York, EUA; diciembre de 2009). Su segundo poemario, a modo de plaquette, Uno rojo, ha sido publicado en la colección “Underwood” de la PUCP en septiembre de 2009. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Hugo Mujica =========================================================== === Un escritor es el que sabe escuchar lo que la vida le dice ============ === María Alejandra Crespín Argañaraz ===================================== Hugo Mujica (Buenos Aires, 1942) es sacerdote católico, ensayista y poeta. Entre sus principales libros de ensayos se encuentran La palabra inicial, Flecha en la niebla y Poéticas del vacío. El último es La pasión según Georg Trakl (2010). En 2012 publicó el poemario Y siempre después el viento. Sus poemas han sido reunidos por la editorial Seix Barral en Poesía completa. 1983-2004. Su obra ha sido editada en Argentina, España, Italia, Francia, México, Estados Unidos, Chile, Bulgaria y Eslovenia. (Vea esta entrevista en video entrando a http://www.letralia.com/278/entrevistas01.htm). —Cuéntanos acerca de tu infancia. —Recuerdo poco de mi infancia y, es más, preservo el no recordar. Me da la sensación de que allí hay algo muy vital que emerge creativamente pero que no está para que lo piense racionalmente, para que lo invente, porque en realidad inventamos la infancia. En la infancia uno no tiene conciencia; ella viene después y uno la va creando en la medida de lo que va viviendo. En realidad la memoria es una capacidad inventiva, no recordativa; inventamos lo que recordamos. Uno toma pedazos, los pone juntos y obvia cosas que podrían configurar otra imagen. —¿En tu familia hubo escritores? —No, mis padres eran obreros. Lo que hicieron fue una gran apuesta por el saber porque mis padres, como no leían, compraban libros para que leyeran sus hijos. Había mucho puesto en el saber, en el saber concebido como libertad. —¿Cómo nace en ti la poesía? —Yo nazco a la poesía, después de estar dos o tres años en el monasterio trapense en silencio. Estar en el monasterio fue una decisión lógica cuando los años 60 se terminaban, con todo lo que eso significó. Yo estaba radicado en los Estados Unidos, y entonces tu vida terminaba en un pulmotor por exceso de drogas o regresabas al sistema al cual nunca habías pertenecido, o se abría la veta espiritual, sobre todo venida de Oriente. —Siete años dedicados al silencio y al monasterio trapense. —No, para mí el silencio no es una opción estética sino que fue el lugar físico en el cual yo entendí que si uno está en silencio, el silencio habla. El meollo de la vida monástica es la deconstrucción a través de la obediencia. Uno no es el propio proyecto; a través del silencio uno no es la seducción del propio lenguaje (un dato significativo es que no hay espejos, por lo tanto, uno mismo no es el propio reflejo). Y de pronto se va desnudando la vida. Y uno a lo que llega es al núcleo de lo que es una vida cuando no la estás viviendo, cuando no está lanzada a algo. Siempre lo he visto como la deconstrucción de todos los disfraces, como volver a la desnudez, y el vivir por el vivir, no el vivir para algo. —¿Y después de que uno se “deconstruye”, qué es lo que queda? —Queda lo que uno nace. El origen es una fuente que está viniendo, al origen no se llega, se llega al inicio. El origen es de donde uno viene, pero uno no llega allí. Tampoco llega a la esencia, porque esencia supone algo acabado que uno despliega; queda un abismo del cual uno no sabe. Pero el origen y el abismo son un misterio. Y uno convive con el misterio en vez de taparlo porque lo angustia. —El misterio es un tema recurrente en tu obra. —Sí, quisiera pensar que escribo desde el misterio y no sobre el misterio. El misterio es el lugar que nos busca para decirse. —¿Cómo te definís? ¿Como poeta o filósofo? —Yo no me defino, me definen los otros. Yo, “soy yo” (risas). Estudié filosofía antropológica, bellas artes y teología. Y de haber estudiado bellas artes rescato el haber pintado por muchos años. Creo que la pintura me llevó a una parte del camino de mi vida que en algún momento se agotó; entonces quedaba la técnica pero yo ya no estaba allí. A partir de ahí me lancé a otras cosas. —¿Crees que la palabra es lo importante, teniendo en cuenta que al principio los poetas y la música estaban unidos? —Al principio, estaba unido todo. Las divisiones vinieron después. Se supone que escribir es ponerse acorde con un tono. Creo que lo más básico de la inspiración es ponerse en el tono que uno busca. La musa de la música proviene de la idea de que hay un canto prístino, primero, que no tiene letra. Las musas no tienen labios, musitan a aquel que puede transformar los murmullos en palabras. —¿Crees que escribir deriva de la inspiración o del trabajo arduo de cada día? —Creo que deriva de las dos cosas. Hay una inspiración como la captación de un plus en el cual las cosas cotidianas no se agostan. Es un demorarse ante la realidad, un morar las palabras para escuchar lo que las palabras no habían dicho. Un escritor es el que sabe escuchar lo que la vida le dice. Lo básico en un creador es escuchar, pero no la palabra; la palabra viene después. Yo cuando nací escuchaba, y porque escuchaba, la comunidad me pudo dar una palabra, un lenguaje, pero el lenguaje vino después. Uno nace como un escucha, no como un hablante. —¿Entonces debemos rescatar lo que dice la Vida? —Claro, volver a la Vida. Nosotros hace mucho que funcionamos pero ya no vivimos. Funcionamos en nombre de una vida cada vez más mediada por cosas. Pero nuestra gran crisis es que ya no vivimos. —¿Y eso trae angustia al hombre actual? —La angustia es como el cuerpo; nos avisa que situaciones determinadas nos quedan estrechas, angostas. Lo que sucede es que ya hemos colonizado también nuestra angustia. Entonces ya no es la voz de la vida la que nos avisa que necesitamos más amplitud, sino es un síntoma que sabemos cómo taparlo. La maquinaria ya nos vive a nosotros, en vez de nosotros vivir a la maquinaria. Y de esa forma el hombre piensa cada vez menos, el hombre es pensado. Las agendas del pensamiento las marca la televisión. —Te escuché en una conferencia decir que “repetirse es traicionarse”. —Creo que los hombres padecemos nuestro propio nacimiento. Estamos lanzados a estar naciendo y eso provoca angustia. Todo nuestro sistema de conocimiento es un sistema de defensa ante lo inabarcable de la realidad. Entonces generamos un sistema de repetición, sustantivamos la vida. El creador es el que se atreve a acercarse a ese nivel donde se gesta la realidad y entonces viene a decir algo que no entró en el sistema que intenta defendernos de la riqueza y de la donación que es la Vida. —¿Cómo se relaciona el hombre común con la realidad? —Se relaciona esquemáticamente. La sociedad ya tiene un mundo interpretado y un mundo resuelto. Cada vez están más pautados los caminos. Creo que la vida tiene más para dar a través de sus fisuras que a través del sistema. —¿Qué escritores admiras? —Entre los que viven, el español Antonio Gamoneda. Entre los que no, Hölderlin. —¿Cómo es Hugo Mujica frente a la hoja en blanco? —Me pasa algo y empiezo a darle forma. Y eso pasa mientras leo, escucho música, o en la calle. Entonces, no es tanto sentarse ante la página que uno trata de concretar sino tratar de que la atención no se agote en aquello en lo que está, tratar de escuchar lo que hay en toda situación. —¿Qué pensás de la frase “La rosa es porque es y florece porque florece”? —Escribí bastante sobre esa frase del maestro Angelus Silesius. Estoy de acuerdo porque no hay una lógica. En mi libro La palabra inicial tomo toda la tradición occidental que dice que todo tiene una razón de ser. Si a alguien le preguntas algo, te responde “el porqué”. La obra de arte no tiene una razón lógica; es una gratuidad sin racionalidad, sin porqué, “florece porque florece”. —¿Qué experiencia te has llevado de tus viajes? —Viajé a los Estados Unidos con 19 años y llegué allí con 39 dólares y sin saber inglés. Viajar en el sentido antiguo, no de turismo; viajar era ir a transformarse. Viajar relativiza toda escenografía, es exponerse a lo diferente para que lo diferente se vuelva propio. Yo amo como país a Marruecos porque la gente allí ha elegido la vida; ellos dicen “ustedes tienen reloj, nosotros tenemos el tiempo”. —¿Cuándo escribiste tu primer poema? ¿Lo recordás? —“Se pone el sol tras la ventana de la cocina, el té está casi listo”. Ahí sentí que había nacido a otra expresión. —¿Tenés algún poema preferido? —No tengo poemas preferidos, sé cuáles prefiere la gente. Una vez me dijeron “es que vos nos contás la vida antes de que nos vistamos”. —San Juan de la Cruz es el fiel representante del Barroco español. ¿Qué diferencia encontrás entre el místico y el poeta? —Yo creo que, así como hay religión y poesía, hay una afinidad absoluta entre el poeta y el místico. El místico es el deconstructor de lo religioso y el poeta es el deconstructor del lenguaje. —Te ordenaron sacerdote. ¿Qué concepto tenés de Dios? —No tengo concepto de Dios. Dios es pero no entra en palabras. Después, por profesión, entra en un discurso; pero, en mi experiencia personal, a Dios es precisamente a lo que nunca llego, pero vale la pena. Te dan un dios hecho, que se supone es el garante de la racionalidad de este mundo. —¿Estás de acuerdo con el primer versículo del Evangelio de San Juan, que dice “al principio era la palabra”? —El logos es la estructura del sentido de la realidad. El logos no es palabra, hay que tomarlo como una filigrana de sentido y después está lo “logismoi” que es que cada cosa contiene una expresión. Creo que la “palabra” es que al principio fue la expresión y por eso surgió. Porque “palabra” para nosotros quiere decir que tenga un principio y un fin, y la idea de los griegos era que el mundo es expresión, acontece, surge, es naturaleza, es el brotar. Ese brotar no es caótico sino que es portador de sentido. El logos, de repente, se hace una vida concreta. Las religiones más paganas imaginaban que el cosmos era dios. Después vienen los judíos y dicen: dios cósmico también es histórico y nos saca de Egipto. Después viene el cristianismo y dice, además, que es el hombre particular, que antes era cósmico, luego histórico, y ahora particular. Hay un proceso de concretización de eso abstracto que llamamos dios. ** María Alejandra Crespín Argañaraz http://www.letralia.com/firmas/crespinarganarazmariaalejandra.htm Investigadora argentina. Es profesora superior, egresada en 1989, del Instituto Nacional de Enseñanza Superior Nº 2 “Mariano Acosta”, en Buenos Aires. También es licenciada en literatura clásica grecolatina. Ha participado en diversos congresos y simposios de literatura comparada en diferentes universidades argentinas. Textos suyos han sido publicados en Hispanista (http://www.hispanista.com.br) y Ariadna-RC (http://www.ariadna-rc.com). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === ¡Que vivan los estudiantes! Enoin Humanez Blanquicett ============ En los últimos dos años los estudiantes se han tomado las calles de las ciudades de muchos países del mundo. Festivos y coléricos los hemos visto marchar y hemos escuchado sus arengas iconoclastas de Santiago a Londres o de Colombia a Quebec, pasando por Cataluña, Italia y los Países Bajos, oponiéndose a las alzas desmesuradas de los costos de matrículas, reclamando reformas a sistemas educativos desfasados o denunciando las reformas incoherentes que se han querido hacer a los modelos anacrónicos de educación superior, que están vigentes en muchos países del mundo. De acuerdo a lo anotado por André Noël (http://bit.ly/XfhDrR), cronista del diario La Presse de Montreal, las manifestaciones estudiantiles han alcanzado, en lo que va corrido del presente decenio, una connotación mundial, debido a que los estudiantes han salido a protestar en lugares situados en las antípodas del globo. Su grito se ha escuchado en las calles de las ciudades de los Estados Unidos, la República Checa, Taiwán, Filipinas, Corea del Sur, Ucrania e Irlanda. En todas partes, la razón del malestar estudiantil es la misma: el alza de los costos de las matrículas o la imposición de éstos. Según Noël, después de 1995, 14 de los 25 países más ricos del mundo han realizado reformas al sistema de financiación universitario, que se han traducido en alzas vertiginosos de matrículas. Noël resalta que en los países de la Ocde el financiamiento público de las universidades pasó del 74% en 1995 al 67% en 2008. En cada país la principal vía a la que han recurrido las universidades para tapar dicho hueco ha sido el bolsillo de los estudiantes. El despertar de los estudiantes ingleses En el otoño de 2010, en Inglaterra, inconformes por el alza astronómica de las matrículas universitarias propuesta por el gobierno conservador de David Cameron y aprobada por la mayoría de los diputados del parlamento inglés, los estudiantes salieron a la calle por varias semanas consecutivas, “rompieron las ventanas de un edificio [del fisco] y le prendieron fuego al tradicional árbol de Navidad en el centro de la ciudad” (BBC, http://bbc.in/YwX8H8). En una de sus protestas nocturnas se toparon la noche del 9 de diciembre, por azar, con el príncipe Carlos y su esposa Camila, y atacaron su automóvil, aunque no le tocaron un solo pelo a la futura pareja real británica. El día siguiente al incidente, cuando iba en el metro, escuché a dos peluqueros, que trabajan en un salón de belleza de mi barrio, lamentándose de que los estudiantes hubiesen destruido un carro tan lujoso y hubiesen dejado escapar indemne “a la bruja esa que le quitó el marido a la pobre Lady Di”. En todo caso, el hecho de que el príncipe Carlos y su Dulcinea hubiesen salido ilesos del incidente nos muestra dos cosas. De un lado, el respeto de los británicos por su familia real, y del otro, la madurez del estudiantado inglés. En aras de preservar el fin último de su movimiento: impedir el alza astronómica de las matrículas universitarias, los estudiantes no cedieron, a pesar de su cólera, a la tentación de protagonizar un golpe de manos espectacular. El cimbronazo propinado por el aumento desproporcionado aprobado por el parlamento inglés sacudió al estudiantado británico, que es reconocido por ser uno de los menos activistas y militantes del planeta. A pesar de su indiferencia tradicional, los estudiantes ingleses no se aguantaron el manotón y salieron a la calle, cuando el recién posesionado primer ministro David Cameron, a la cabeza de un gobierno de coalición (conservadora-liberal), decidió triplicar —de un solo palo— los costos de las matrículas, que pasaron, sin hacer escala, de 3.290 libras anuales (5.275 dólares) a 9.000 libras (14.200 dólares). Según el periódico francés Le Monde (http://bit.ly/12OBDDU), el alza en los precios de los derechos a la escolarización universitaria, que proponía el gobierno Cameron, significaba un aumento del 900% de las matrículas después de que el sistema de pago por el servicio educativo universitario fue introducido en Inglaterra en 1998. En ese momento los estudiantes comenzaron pagando 1.000 libras por una matrícula anual y los costos fueron aumentando gradualmente año tras año. André Gagnon, analista del periódico electrónico Être en Ligne (http://bit.ly/VlZj2u), sostiene que el número de personas matriculadas en las universidades inglesas ha disminuido después del 2000 en un 15% anual, a pesar de la implantación de un sistema de préstamos y becas dirigido a los sectores más pobres. En 1998, a pesar de que la medida era impopular, los estudiantes no se opusieron al pago de dichos costos, porque el gobierno laborista de Tony Blair vendió el proyecto de ley, que imponía dichos cobros, usando el discurso de la justicia social. De acuerdo con dicho discurso, los estudiantes estaban llamados a poner de su parte para financiar un sistema universitario que —estaba por demás probado—era una llave que les abría las puertas del éxito. La medida de Blair le asestó un nuevo golpe al modelo de Estado de bienestar inglés, construido sobre la teoría keynesiana, y puso a marchar definitivamente el modelo neoliberal en lo concerniente a la gestión de la educación superior, que ha terminado siendo un servicio social básico para la estabilidad y el desarrollo de la sociedad. Según Henri Guidon, un comentarista del reportaje de Le Monde, el modelo inglés de financiación de la educación superior había sido históricamente uno de los más justos de Europa. Dentro de este modelo la persona comenzaba a pagar después de la obtención del título, cuando comenzaba a trabajar y por ende a enriquecerse, a través de un impuesto especial destinado exclusivamente a la financiación de las universidades, y no a la entrada, cuando era pobre y no se tenía aún la certeza de que pudiese concluir sus estudios. A través de esa receta el gobierno recogía una parte de los fondos para financiar el sistema. Con la implantación del modelo neoliberal y el desmonte del Estado-bienestar, la pirámide se invirtió y —como en las discotecas exclusivas— todo el mundo comenzó a pagar a la entrada. Lo curioso en esta historia es que Margaret Thatcher, que desmontó el modelo keynesiano pieza por pieza, no se atrevió a imponer el pago de las matrículas universitarias. Sin embargo su política de autonomía financiera abrió el camino para que futuros gobiernos tuvieran que hacerlo, pues este modelo de gestión del sistema universitario condujo a la reducción progresiva de los recursos, que el Estado inglés transfería por cada estudiante a las universidades todos los años. La receta de Thatcher indujo, como nos lo muestra un estudio de Jean-Luc de Meulemeester y Claude Diebolt, a la debacle financiera de las universidades inglesas, que se fueron quedando sin recursos y con el paso del tiempo no les quedó otra salida que exigir el pago de matrículas a los estudiantes. De ese modo los ingleses fueron pasando gradualmente de un sistema de educación pública superior gratuita o cuasi-gratuita a un modelo semiprivado, que por la vía de las matrículas ha ido dejando a un gran porcentaje de estudiantes fuera de los campus. La implementación de las políticas neoliberales, como lo sostiene Christian Rioux (http://www.ledevoir.com/auteur/christian-rioux), del periódico quebequense Le Devoir (http://bit.ly/14XG4iP), ha llevado a Inglaterra a marcar un contraste con el resto de Europa, donde la gratuidad o la cuasi-gratuidad es el común denominador. Lo paradójico es que la política neoliberal concebida, en teoría, para mejorar los indicadores de gestión universitaria y favorecer el acceso de las universidades a un mayor número de fuentes de recurso monetarios, ha contribuido a aumentar los problemas económicos de las universidades medianas y pequeñas, generalmente situadas en regiones periféricas, que han ido perdiendo su músculo financiero al entrar en competición con los centros académicos de renombre. Por causa de dicha política había en 2007 en Inglaterra 46 instituciones de enseñanza superior al borde de la bancarrota (Elan, http://bit.ly/12rIebX). Manifestaciones estudiantiles en Chile: una copa de vino agrio para la mesa de Sebastián Piñera En Chile, el desencadenamiento de un movimiento estudiantil generalizado, que ha alcanzado un considerable apoyo popular, le ha aguado la fiesta de retorno al poder a la derecha. Los conservadores chilenos, que no habían ganado en las urnas el derecho a gobernar después de la entrega del poder por parte del dictador Augusto Pinochet, volvieron al Palacio de la Moneda bajo la conducción del millonario Sebastián Piñera. Sin embargo la generalización de un descontento estudiantil, que había germinado en las postrimerías del gobierno de Michelle Bachelet, ha destruido la imagen del presidente y reducido su capacidad de maniobrabilidad política. Según una encuesta llevada a cabo a comienzos de julio de 2011 por Imaginacción y la Universidad Técnica Federico Santa María, el 81,9% de la ciudadanía apoyaba en aquel momento el movimiento de los estudiantes. Un mes después, un despacho de la agencia Reuters (http://lta.reuters.com/article/topNews/idLTASIE7730YH20110805), fechado en Santiago el 4 de agosto de 2011, señalaba que las protestas de los estudiantes habían hundido el apoyo a Piñera, cuya popularidad había caído “al nivel más bajo para un mandatario desde el fin de la dictadura de Pinochet”. Como la crisis se había prolongado y no se avizoraba una solución para la misma, en noviembre la revista América Economía (http://bit.ly/UpG9JP) informaba en un reportaje que la crisis de gobernabilidad propiciada por el movimiento estudiantil había llevado al presidente a manifestarle a los directores de las revistas más influyentes de ese país su temor de que “el epílogo de su gobierno” fuese “el mismo que tuvo” el gobierno de la Unidad Popular de Allende. En el mismo reportaje se daba cuenta de las voces provenientes de sectores situados a la derecha del gobierno y de militares retirados, que ocuparon cargos importantes en la era Pinochet, que recomendaban al mandatario “pedir ayuda a las Fuerzas Armadas” si las fuerzas policiales no eran suficientes para disolver la huelga estudiantil. La protesta de los estudiantes, que aún hoy continua con un apoyo del 90% de la población, se ha convertido, como lo resaltó un informe de Radio Canada (http://bit.ly/YlVObg) del 23 de mayo de 2012, en el detonador de un estado de malestar social, que ha puesto en evidencia la incomodidad de un amplio sector de la sociedad chilena frente al modelo de gestión de los servicios sociales heredado de la era Pinochet. Ese malestar social ha ganado incluso las filas del gobierno, pues el ministro de economía, Pablo Longueira, manifestó sin tapujo a los medios, en octubre de 2011: “Quiero ser honesto, si yo tuviera esa realidad (no poder pagar la educación de los hijos) yo marcho, y esto es lo que debemos cambiar en Chile. Esto debimos cambiarlo hace mucho tiempo”. Sin embargo el conflicto sigue sin resolverse. El 7 de mayo de 2012 un despacho de la agencia EFE informó que la popularidad de Piñera había alcanzado su cota más baja desde que el presidente había asumido su mandato: 26% de aceptación contra 66% de desaprobación. La impopularidad del presidente era atribuida por los analistas a “un aumento de los precios de los alimentos y la gasolina, a un proyecto de reforma tributaria que el mandatario envió al Congreso y que fue calificado de ‘insuficiente’ por la oposición, y al reinicio de las protestas estudiantiles en demanda de educación gratuita y de calidad”. De acuerdo a un documento albergado en el blog de la pedagoga, lingüista y periodista educativa ecuatoriana Rosa María Torres del Castillo (http://www.blogger.com/profile/14435951301950576307), que ha seguido el curso de este conflicto social a través de los medios latinoamericanos tradicionales y alternativos, se podría considerar que la actual movilización estudiantil universitaria chilena es la continuidad de la Revolución de los Pingüinos (http://bit.ly/12SOWYy) de 2006. Con el apelativo Revolución de los Pingüinos se denominó a la masiva protesta de los estudiantes de secundaria, que sorprendió a los chilenos, porque los actores principales de la movilización no eran los estudiantes universitarios, que tienen una larga tradición en estas lides, sino adolescentes imberbes, que aún debían pedir permiso a sus padres el fin de semana para ir al cine. Los estudiantes, que adelantaron su huelga bajo el lema “¡Gratuidad sin lucro!: ¡no al terremoto neoliberal!”, reclamaban, entre otras cosas, la implementación de un “sistema educativo nacional articulado desde la educación parvularia a la educación técnica y universitaria”, que hiciera “énfasis en la articulación y fortalecimiento de la educación técnica”; un “sistema educativo gratuito financiado por el Estado”; un “sistema educativo de excelencia integral e igualitaria” y un “sistema educativo descentralizado, participativo y con control comunitario” (Opech, http://www.opech.cl/comunicaciones/2012/05/aces_final.pdf). El movimiento de estudiantes de secundaria se convirtió en un fenómeno social contagioso, porque su discurso introdujo una postura novedosa en el debate sobre la problemática escolar chilena. Evocando el derecho a la participación ciudadana, los estudiantes decidieron reclamar el derecho de la “participación estudiantil” en “los procesos de reforma educativa [tradicionalmente verticales y conducidos por la tecnocracia estatal] como una dimensión más del derecho a una educación de calidad”. Como lo señala la nota destacada por Torres del Castillo, la insubordinación de los adolescentes vino a sembrar la duda sobre la eficacia del modelo educativo chileno, que había sido presentado por parte de los organismos financieros internacionales como un sistema efectivo en el manejo de la educación secundaria en los países en vía de desarrollo. La huelga de 2006 puso al descubierto los defectos de dicho modelo por uno de los actores sociales que integran el sistema y por el menos esperado de todos: los estudiantes de secundaria. Éstos pasaron de la noche a la mañana de simples beneficiarios de la educación a protagonistas principales del debate sobre las falencias del sistema, coreando una consigna simple: “Si la educación es un mercado, los clientes tienen la palabra” (Movilización estudiantil en Chile, http://movimientoestudianteschile.blogspot.ca). La salida de la izquierda del poder y el retorno de la derecha, en vez de morigerar la inconformidad estudiantil, lo que hizo fue caldearla. La falta de tacto del presidente Piñera para manejar la creciente cólera juvenil quedó patentizada en el nombramiento de Joaquín Lavín en el cargo de ministro de educación. Lavín, un hombre situado a la derecha de Piñera y simpatizante —declarado— de Pinochet, no escondió su disposición a defender la vigencia del statu quo en el sector educativo. Esto se tradujo en una cota de impopularidad del 80,7% para él, que lo obligó a renunciar en julio de 2011. La impopularidad alcanzada por Lavín y su salida forzada del Ministerio de Educación decretaron la entrada en uso de buen retiro de uno de los principales alfiles presidenciables de la derecha chilena. En la hora presente, según los registros de los medios no se avizora una salida a este conflicto estudiantil. Esto, a pesar de que al momento de posesionarse en el cargo el 30 de diciembre de 2011 el tercer ministro de educación del gobierno Piñera, Harald Beyer, dijo creer que era “posible alcanzar acuerdos” con los estudiantes, a pesar de sus divergencias sobre la percepción de la “calidad y equidad” en educación (Semana, http://bit.ly/YoIQth). El comienzo del año escolar 2012 estuvo marcado por las manifestaciones estudiantiles. El enfrentamiento entre estudiantes y policías es una escena que comienza a ser de nuevo frecuente en las calles de las ciudades chilenas. La movilización parece ser el mecanismo más eficiente que han encontrado los estudiantes para hacerse oír en un país que, según el Observatorio Chileno de Políticas Educativas (Opech, http://www.opech.cl), “ha sido durante años un verdadero laboratorio de políticas neoliberales”, en los ámbitos de la salud, la vivienda y el empleo. Según la periodista Claire Martin, de Radio Canadá, Chile posee uno de los sistemas de educación con mayor predominancia del sector privado a nivel mundial. Un reportaje de la revista La Onda Digital (http://www.laondadigital.com/LaOnda/LaOnda/536/A1.htm) pone de presente que en ese país “el costo de un estudiante universitario supera el 40% del ingreso familiar”. De acuerdo con el investigador Patricio Meller, “Chile es uno de los países con el costo en educación superior más caro del mundo”, pues los estudios universitarios allí, como se puede ver en el cuadro que sigue, son casi igual de caros que en Estados Unidos y más caros que Australia. =========================================================================== Costos anuales, en dólares americanos, de las matrículas universitarias en los países de la Ocde en 2011 =========================================================================== 1 Estados Unidos 6.312 2 Chile 6.000 3 Corea del Sur 5.315 4 Reino Unido 4.840 5 Japón 4.602 6 Australia 4.140 7 Nueva Zelanda 3.019 8 Países Bajos 1.851 9 Italia 1.281 10 Portugal 1.233 11 España 1.038 12 Suiza 879 13 Austria 853 14 Francia 190 15 Dinamarca Gratuita 16 Escocia Gratuita 17 Finlandia Gratuita 18 Islandia Gratuita 19 México Gratuita 20 Noruega Gratuita 21 República Checa Gratuita 22 Suecia Gratuita =========================================================================== Fuente: Ocde =========================================================================== Meller considera que en Chile, a diferencia de otros países, gran parte del gasto en educación superior recae sobre las familias, pues “por cada peso que aporta el Estado, la familia aporta cinco pesos en educación superior”, mientras que en Estados Unidos por cada dólar que aporta el Estado las familias aportan dos y en Australia la relación es de uno a uno. El manejo de la crisis generada por ese largo conflicto estudiantil ya le está granjeando a Piñera críticas mordaces de influyentes medios dentro y fuera de su país. Frente a un análisis de la revista The Economist, que lo tildó de ser un “político inepto”, según lo informado por Cambio 21 (http://bit.ly/XQIjC7), el presidente chileno se defendió diciendo “que prefiere un país con manifestaciones en vez de uno que tenga la paz de un cementerio”. Si damos crédito a lo que sale de la boca de Piñera, un gran cambio de mentalidad se ha producido en el seno de un sector de la derecha chilena. Al menos una figura visible de ella manifiesta una postura diferente en materia de manejo de la inconformidad social. Revisando la manera como han pasado las cosas, podría decirse que la crisis social desatada por las protestas estudiantiles ha obligado al presidente Sebastián Piñera a beberse una copa de vino agrio. En Colombia los estudiantes perdieron el miedo y salieron a las calles En el 2011 el gobierno colombiano presentó ante el Congreso una propuesta de reforma a la ley 30 de 1993. Con esta reforma se buscaba preparar a la universidad colombiana para que “responda a las nuevas dinámicas sociales, económicas, tecnológicas, demográficas y culturales que vive el país”. En ese punto, como lo reportó la revista Semana (http://bit.ly/12V3GWS), gobierno y universitarios estaban de acuerdo. Pero hubo dos puntos que se convirtieron rápidamente en manzana de discordia: “la creación de universidades con ánimo de lucro” y la apertura de una puerta que buscaba permitirle a las empresas privadas entrar a “invertir en las instituciones de educación superior públicas”. Con dichas medidas el gobierno del presidente Santos buscaba replicar en Colombia los aspectos más polémicos del modelo de educación superior chileno implementado durante la era Pinochet (Consorcio de Universidades del Estado de Chile, http://www.uestatales.cl/cue/?q=node/2831). La discordia entre gobierno y universitarios se tradujo en una movilización estudiantil sin precedentes en la historia reciente de Colombia, que condujo al archivo de la reforma. En nuestra opinión creemos que mucho más importante que analizar las manifestaciones estudiantiles, que agitaron las calles de las ciudades colombianas en los meses finales del año 2011, es describir el contexto sociopolítico dentro del cual se llevaron a cabo esas manifestaciones. Esto con el objeto de darle pistas al lector, que le permitan comprender por qué hemos dicho que los estudiantes perdieron finalmente el miedo y salieron a las calles. Colombia es, desde la perspectiva sociopolítica, uno de los países con uno de los recorridos históricos más difíciles de analizar en América Latina. Este país, que es en teoría una de las democracias más estables y saludables del continente, ostenta también uno de los récords más impotables en materia de derechos humanos en la historia contemporánea del continente. El asunto ha sido examinado por un número considerable de científicos sociales nacionales y extranjeros, que no se explican cómo un país en apariencia democrático posea un dossier tan tremebundo en este campo. La peculiaridad colombiana en el campo sociopolítico ha sido bien descrita por Gerald Martin en la biografía que escribió sobre Gabriel García Márquez. Según este autor, en este país, en sus casi 200 años de historia, los dirigentes de los dos partidos tradicionales han apelado con bastante frecuencia al recurso de las armas, dejando de lado el recurso de las urnas, para dirimir sus diferencias sobre el tipo de instituciones que deben implementarse para gobernar la sociedad. Lo paradójico del caso radica en que, a pesar de su belicosidad atávica, las élites de dichos partidos se entendieron bastante bien —antes de la expedición de la Constitución de 1991— para que el pueblo no fuese representado jamás por ninguno de los políticos de ambos partidos. Un ejemplo que patentiza de manera elocuente los arreglos entre dirigentes políticos para favorecerse a ellos mismos sin preocuparse por la suerte de la sociedad, lo constituye la reciente reforma a la justicia, en la cual el Congreso diseñó un andamiaje jurídico que permite a los parlamentarios ampararse en su fuero para no ser perseguidos judicialmente por sus desafueros (El Espectador, http://www.elespectador.com/opinion/columna-356057-pena-de-pais). En efecto, como bien lo resalta Charles Bergquist en su crítica al libro La nación soñada, de Eduardo Posada Carbó, después de la independencia el entusiasmo de amplios sectores populares con las ideas liberales y democráticas hizo “que muchos dirigentes políticos liberales [se asustaran] con el potencial radical de sus aliados populares, y esto los llevó eventualmente a una alianza con los conservadores para limitar el poder popular, un objetivo que se codificó en la muy restrictiva Constitución de 1886” (i). Esta alianza es, según Bergquist y Martin, una de las razones principales que explican por qué este país ha sido —entre todas las naciones de América Latina— el que conoció el menor número de golpes de Estado y de dictaduras a lo largo del siglo XX. Sin embargo Martin considera que el pueblo colombiano ha pagado bastante caro esta aparente estabilidad institucional, pues a lo largo de varios decenios la población colombiana ha sido víctima y testigo de un largo etcétera de sangrientas vendettas de toda índole, que parecen nunca acabar (ii). Los contrastes que atraviesan a la sociedad colombiana son resaltados, desde otra perspectiva, por Dominique Auzias y Jean-Paul Labourdette (iii). En la presentación de la guía turística intitulada Colombie, oscilando entre el lenguaje florido del lirismo poético y el lenguaje directo del cronista científico, estos vendedores de paraísos fantásticos nos presentan de entrada una imagen descarnada de este país cuando dicen: “Colombia es el país más controvertido y el más mal conocido de la América del Sur, con una geografía y una historia a la imagen de los colores de su bandera: dorado como su espectacular orfebrería precolombina, azulada por encontrarse anclado entre dos océanos; el Atlántico y el Pacifico, y roja como sus atardeceres y la sangre derramada por los indios, los negros, los partidarios de la democracia, los guerrilleros y los narcotraficantes”, que han nacido, se han reproducido y muerto sobre su suelo. Otro investigador social extranjero que se detiene sobre el mismo aspecto, para resaltar los mismos matices, es Delphine Minotti-vu Ngoc (iv). En su tesis doctoral, Minotti-vu Ngoc resalta que “ya se ha convertido en un lugar común decir que Colombia es un país de contrastes: pues éste es el país de los extremos y de la esquizofrenia, pero nunca de los puntos medios”. Según ella, en este país “se condensa lo mejor y lo peor. De un lado Colombia es la patria de los más celebres cárteles de las drogas y del otro, es el país de origen de Gabriel García Márquez, un Premio Nobel de Literatura”. Los contrastes en Colombia son tales que “si bien un sondeo mediático muestra que el 86% de sus habitantes se consideran felices, el país presenta una de las tasas de homicidios más altas del mundo. Esta es una gran paradoja, sobre todo si se tiene en cuenta que el país no está oficialmente en guerra”. Además de la clásica conflictividad que ha registrado el país en el campo sociopolítico, Colombia ha conocido también una histórica conflictividad en el campo socioeconómico, que ha marcado profunda —y sangrientamente— la historia del movimiento social colombiano. Para evitar el estallido social, la clase política no ha dudado nunca en recurrir a la represión policial de la protesta social. En este punto, como lo señalan los historiadores Camilo Sánchez Meertens y María Lucía Guerrero Farías, “no debe olvidarse que el país vivió alrededor de medio siglo bajo el estado de sitio”, recurso jurídico que tiene en toda democracia un “carácter excepcional y, por tanto, de corta duración”. Sánchez Meertens y Guerrero Farías resaltan que, en materia de manejo de los conflictos laborales y sociales, desde la década de 1920 el Estado colombiano ha mostrado un comportamiento que muchos historiadores han coincidido en calificar como represivo (v). El talante represivo de un amplio sector de la dirigencia política colombiana en el manejo del descontento social salió a relucir durante la huelga estudiantil de 2011, en toda su plenitud, a través del ex vicepresidente de la República Francisco Santos. Santos, que es director de noticias de una de las cadenas de radio más importantes del país, que también es una cadena de televisión, recomendó en un editorial televisado al gobierno —de su primo— innovar en la represión de las manifestaciones estudiantiles a través del uso de pistolas eléctricas. Según él, estas “armas no letales” permiten disolver de manera efectiva las manifestaciones que amenazan “la paz social” de un país, sin dejar victimas, además de facilitar el arresto masivo de manifestantes (http://youtu.be/hcjbElhRmXs). La represión del movimiento social en Colombia es un asunto bastante complejo. En su análisis no hay que proceder a la ligera. Si bien es cierto que no se podría señalar explícitamente a los agentes estatales de reprimir abiertamente la protesta social, también es cierto que el Estado y sus agentes han actuado con laxitud a la hora de combatir a una serie de actores de carácter particular, que se han encargado desde principios de la década de 1980, particularmente después del gobierno de Julio César Turbay, de reprimir de manera informal a los movimientos sociales que han osado contestar las disposiciones gubernamentales en una diversidad de aspectos de la vida pública. La represión particular del descontento social, que se ha producido con el beneplácito de sectores estatales, ha provocado una violencia cíclica —por no decir endémica— y selectiva contra la población civil. Sobre el tema resulta revelador un aparte del reporte del año 1998 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos en Colombia. Según este organismo, en este país “la población civil es la principal víctima de la violencia ejercida por todos los actores que participan del conflicto armado que aquí se vive”, pues los civiles se encuentran desprotegidos frente “a las acciones de todos los actores armados que hacen presencia sobre el territorio nacional” (vi). Paralelo a la represión —informal— de la movilización social, en Colombia ha existido por largos años un tipo de violencia soterrada que ha terminado por ser aceptada como algo normal —y hasta socialmente útil. Esa violencia de tipo selectivo es conocida bajo el nombre de limpieza social. A ese tipo de violencia se atribuye una gran parte del alto número de homicidios que registra el país anualmente, pues como lo destaca Minotti-vu Ngoc, Colombia ha tenido por largos años una tasa de asesinatos que ronda los 30.000 casos por año. De estas muertes, así lo documenta un estudio de los psiquiatras César Augusto Arango-Dávila, Juan Carlos Rojas Fernández y Mauricio Moreno, sólo el 21% se debe a causas de origen políticas. Desde los años ochenta las muertes violentas han ocupado el primer lugar en lo que compete a causas de mortalidad en el país, lo cual explica por qué Colombia es el país con la tasa de homicidios más alta del mundo (Scielo, http://bit.ly/XGecJX). En lo concerniente a la limpieza social, en nuestra opinión ésta registra tres modalidades: la limpieza social destinada a la eliminación de personas consideradas inasimilables o de difícil integración a la sociedad normal, como los drogadictos, las prostitutas que trabajan en la calle, los mendigos, los indigentes, los enfermos mentales y los delincuentes de baja categoría, que no se han conectado a las numerosas estructuras de crimen organizado que operan en el país; la limpieza social destinada a destruir la oposición al statu quo, que ha convertido en su blanco principal a los dirigentes comunitarios, sindicales y estudiantiles, así como a los periodistas e intelectuales independientes, y finalmente la limpieza social destinada a eliminar personas que simbolizan la diferencia, como los homosexuales. Este tipo de violencia ha destruido el tejido social y provocado la apatía de la gente en lo que compete a la defensa de aquellos derechos que tienen una connotación social. La defensa de estos derechos sólo es posible a través de la organización de los diferentes actores que constituyen la sociedad civil. Como lo resalta Minotti-vu Ngoc, en Colombia no es socialmente saludable para la gente del común comprometerse con causas relacionadas con la paz, la defensa de los derechos humanos o sus intereses personales, si éstos están relacionados con los derechos laborales o la posesión de la tierra. Esto puede traerle a un ciudadano serios problemas de seguridad, que van desde la simple amenaza de muerte al asesinato. El documentado análisis de la realidad social colombiana realizado por Minotti-vu Ngoc nos muestra que, en Colombia, la violencia por parte de los actores que detentan el poder —o cierto poder en el seno de la sociedad— no ha sido un recurso puntual, sino un evento permanente que se ha facilitado —valdría la pena agregar— por la incapacidad de un Estado precario y débil para hacer justicia de manera rápida y ejemplar. “Esto hace que en Colombia la impunidad en el caso de la ‘limpieza social’, como en la mayoría de los delitos contra la vida, sea casi total. En este campo las investigaciones judiciales y los juzgamientos son, salvo contadas excepciones, inexistentes. Por eso resulta difícil de determinar con exactitud quiénes son los responsables de este tipo de crímenes y cuáles son los motivos que los llevan a perpetrarlos”. En el fondo, en Colombia —como lo canta una vieja ranchera— “la vida no vale nada”, porque allí, como lo sostiene un adagio canalla, que abunda en la boca de los sicarios, “un tiro no se le niega a nadie, sobre todo si el paciente ha hecho méritos para ganárselo”. Dentro de la tradición de represión informal —o privada, digámoslo de ese modo— de la inconformidad social, los estudiantes no han estado exentos de sufrir los coletazos de la ira ciega de esos actores particulares que se han otorgado por su propia cuenta la defensa del statu quo. Aunque la violencia contra el estudiantado es un asunto poco analizado desde la perspectiva académica, y la documentación de archivo disponible al público no es muy abundante, los pocos documentos a los que tuvimos acceso ponen en evidencia un hecho: la dinámica de los movimientos estudiantiles, como nos lo muestran los historiadores Álvaro Acevedo Tarazona y Francisco Javier Gómez, ha estado regida por los valores que dominan la cultura política colombiana. Dichos movimientos y sus revueltas han puesto en escena las tensiones existentes entre gobierno, directivas universitarias, profesores y estudiantes, en el seno de una vida universitaria caracterizada por una escasa cultura de la ciencia y la tecnología, y con poco interés por fomentar el sentido de la crítica y el cuestionamiento frente a la precariedad social en que viven el mayor porcentaje de los colombianos (Redalyc, http://redalyc.uaemex.mx/pdf/110/11020409.pdf). Dentro de la dinámica sociopolítica generada por el frente nacional y en el marco de eso que Daniel Pécaut ha llamado una “democracia restringida”, el movimiento estudiantil colombiano —acogiendo los valores de la cultura política global de la época, dominada por los caprichos de la guerra fría— se manifestó más que todo a través de prácticas contestatarias y comportamientos poco democráticos. Sin embargo, como lo manifiesta Acevedo Tarazona y Giménez, en este campo no se puede generalizar, porque la dinámica del movimiento estudiantil era diferente de una región a otra y de una universidad a otra, debido a una variedad de factores sociales, políticos y económicos que han matizado siempre la situación. El desmonté del frente nacional, la caída del Muro de Berlín y el optimismo generado por la adopción de la Constitución de 1991, que vio la luz a partir de una iniciativa de los estudiantes, reorientó el comportamiento del movimiento estudiantil durante la década de 1990. Sin embargo, entre la segunda parte de esta década y el final de la primera década del siglo XX se llevó a cabo una sangrienta represión del movimiento estudiantil, por parte de los grupos paramilitares, que dejó a lo largo y ancho del país —particularmente en las universidades públicas— un número indeterminado de líderes estudiantiles muertos o exiliados. Por sólo citar un ejemplo: el caso de la Universidad de Córdoba, en el noroeste del país, donde fueron asesinados en el año 2000 alrededor de 10 estudiantes. En ese centro universitario, la matanza de profesores y estudiantes llevó a los dirigentes más representativos del movimiento estudiantil de ese momento a partir al exilio. De acuerdo con los reportes de la prensa de la época y con una crónica de El Observatorio de la Universidad Colombiana (http://bit.ly/12UrVQE), los paramilitares asumieron el control de esta universidad, influyeron en la designación de dos de sus rectores, acallaron al estudiantado y trataron de organizar un movimiento estudiantil acorde con sus valores. En una de sus versiones libres ante los fiscales de la nación, el jefe paramilitar Salvatore Mancuso confesó que para llevar a cabo los asesinatos selectivos realizados contra profesores, líderes sindicales y estudiantes de la Universidad de Córdoba entre 1990 y 2000, contó con el apoyo de efectivos de la policía (VerdadAbierta.com, http://www.verdadabierta.com/nunca-mas/851-el-plan-cordoba). A pesar de la desmovilización paramilitar realizada a mediados de la década pasada, la presión de estos grupos sobre la comunidad universitaria a finales de dicha década no había cesado. Así lo resalta el comentario de la Comisión Intereclesial Justicia y Paz (http://justiciaypazcolombia.com/Universidades-en-la-mira) a un comunicado de los estudiantes de la Universidad Industrial de Santander (UIS), fechado el 16 de junio de 2009. Según este organismo, en Colombia las universidades seguían en la mira paramilitar, pues en ese momento continuaban “las amenazas contra estudiantes y profesores de la Universidad Pública y de estudiantes de algunas privadas”, lo cual ponía en evidencia una cruzada evidente contra “el pensamiento crítico”, que continuaba “siendo objeto de persecución paramilitar y de montajes judiciales”. Teniendo en cuenta el contexto en el que se desarrolló; un contexto dominado por la zozobra, las amenazas y los asesinatos frecuentes de dirigentes estudiantiles, la huelga estudiantil de finales de 2011 en Colombia, más que un acto de contestación de la política del gobierno del presidente Santos en materia de educación superior, es también un levantamiento contra la cultura de la intimidación y el miedo, que se empoderó en el medio universitario después de la mitad de la década de 1990. Pero para recordarnos que Colombia es un país de contrastes, en el que opera un acomodamiento perfecto entre el discurso de la democracia liberal, que sobre el papel reconoce a los ciudadanos el derecho a la protesta y a la movilización para defender sus intereses, y la represión soterrada pero efectiva —por parte de agentes privados— de las personas que osan materializar en la práctica lo que dispone la ley, las Águilas Negras han hecho circular una carta, el 14 de mayo de 2012, en la que declaran objetivo militar a los directivos de doce organizaciones sociales, entre ellos a los coordinadores de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane). En la carta advierten a los amenazados que “les quedan pocos días para abandonar” Bogotá (Hispavista, http://bit.ly/12Vhtg6). Según dicho grupo, que asume la defensa del “Estado legalmente constituido” y del derecho de los militares a tener fuero militar, los dirigentes estudiantiles y las otras organizaciones sociales amenazadas, “abusando de la enorme voluntad de nuestro presidente Santos”, han venido “sublevando las comunidades para que reclamen sus supuestos derechos” (Café Stereo, http://bit.ly/12w3Xzs). En Quebec 18 semanas de huelga estudiantil sin solución a la vista En Quebec los estudiantes colegiales (ciclo de estudios preuniversitarios, de carácter más que todo técnico) y los estudiantes universitarios de los centros educativos francófonos salieron a huelga el 13 de febrero de 2012, para contestar en la calle el alza astronómica en las matrículas, que decretó el gobierno provincial que dirige el liberal Jean Charest. El conflicto estalló y se ha mantenido porque el gobierno programó un alza en los costos de matrículas del 75%, dividido en cinco años a partir del otoño de 2012. Esta huelga tiene un carácter provincial porque en Canadá, según el artículo 93 de la ley constitucional de 1867, la educación es competencia de cada provincia. De acuerdo con esa norma, cada gobierno provincial tiene la potestad de diseñar, en todos los ámbitos, un modelo educativo propio. En Quebec, antes de la Revolución Tranquila, que se produjo en los años 60, el servicio educativo estaba controlado por la Iglesia Católica. Hasta ese momento no más del 4% de la población accedía a los claustros universitarios y este servicio estaba reservado principalmente para los miembros de las elites. A partir de la década de 1960, luego de la adopción de la serie de reformas sociales, económicas y políticas de la Revolución Tranquila, la educación pasó a ser controlada y administrada por el gobierno, que se convirtió en el responsable de la financiación del sistema universitario. De otra parte, con la adopción de un modelo económico bastante parecido al modelo danés o al sueco, el gobierno se convirtió en el principal sostén financiero, por la vía de los préstamos y las becas, de los estudiantes de escasos recursos económicos. Desde su llegada al poder, en el 2003, el liberal Jean Charest ha tenido entre sus propósitos modificar el aparato de protección social quebequense y trasladar una gran parte de los costos del sistema universitario a los estudiantes. Aunque lo había intentado en su primer gobierno, la movilización estudiantil y popular se lo impidió. En su segundo gobierno, por ser un gobierno minoritario, Charest no insistió en el tema. Hoy, en las postrimerías de su tercer gobierno, medrado por los escándalos de corrupción que lo rodean y que afectan la imagen de su partido, Charest decidió jugarse la carta del alza de las matrículas en la formulación del presupuesto de 2012, para contrarrestar el ascenso en las encuestas de un candidato a primer ministro que corre a su derecha, y para complacer a sectores de su propio partido que no han cesado en reclamarle que acelere los cortes en el aparato social del Estado y profundice en la aplicación de las medidas neoliberales. El argumento del gobierno de Charest para incrementar el costo de las matrículas se sustenta en la idea según la cual Quebec tiene los costos más bajos en toda América del Norte en materia de estudios universitarios. Según el primer ministro, ha llegado el momento de que los estudiantes entren a poner de su parte para nivelar los costos con el resto de la región y ayudar a pagar de ese modo la deuda pública del Estado quebequense. =========================================================================== Costos –en dólares canadienses- de los estudios universitarios en las diferentes provincias de Canadá en 2012 =========================================================================== Ontario 6.640 Nuevo Brunswick 5.853 Nueva Escocia 5.731 Alberta 5.662 Saskatchewan 5.601 Isla del Príncipe Eduardo 5.258 Colombia Británica 4.852 Manitoba 3.645 Terranova y Labrador 2.649 Quebec 2.519 =========================================================================== Promedio Canadá 3.774 =========================================================================== Ante la determinación del gobierno de imponer el alza, los estudiantes respondieron con una amenaza de huelga. Como el primer ministro cuenta con las mayorías en el parlamento, lo cual le permite aprobar todas sus propuestas sin contratiempo, decidió ignorar el descontento estudiantil y el llamado del principal partido de oposición, que no ha cesado de recriminarle por su negativa a negociar con los estudiantes y suavizar la medida. En vista de que el gobierno se hacía el de la oreja sorda ante el descontento estudiantil y de la oposición, los estudiantes se fueron a huelga, pensando que el conflicto sería de corta duración. El símbolo de la protesta estudiantil ha sido un pedazo de tela rojo, de tres centímetros cuadrados, que los estudiantes partidarios de la huelga enarbolan todo el tiempo. El cuadro de tela rojo también es portado en la solapa por los parlamentarios de los dos partidos de oposición, que se sitúan a la izquierda del partido del primer ministro. Aunque hay sectores de la población y cronistas de prensa que han manifestado abiertamente su desacuerdo con el paro estudiantil, otros sectores como los artistas audiovisuales, los humoristas y varios cantantes reconocidos han tomado partido del lado de los estudiantes. En la gala anual en la que se premia lo mejor del cine quebequense, la mayoría de los participantes decoró la mejor pinta de su garde-robe con el cuadrito rojo. Esa noche varias glorias del cine provincial no se anduvieron por las ramas para abogar por la derogación del alza y reclamar la congelación del precio de las matrículas colegiales y universitarias. A finales del mes de mayo un grupo de humoristas, coordinados por la hermana del organizador del mayor festival de humor de Quebec, que no es partidario de la huelga, anunció la organización de un show para recoger fondos para apoyar la causa estudiantil. Para presionar al gobierno, los estudiantes se han tomado las calles. El 22 de marzo, ellos y sus partidarios participaron de una marcha, que periodistas y policías han coincidido en considerar como una de las mayores movilizaciones que ha conocido Montreal, después de las marchas contra la guerra en Irak en el invierno de 2003. Según los medios de información, entre el 13 de febrero y el 23 de junio más de 65 marchas nocturnas se habían llevado a cabo en Montreal. Las marchas estudiantiles nocturnas por las calles aledañas al barrio de los espectáculos y la zona de diversión fueron uno de los eventos que animaron —o torpedearon (todo depende del lado donde uno se encuentre parado)— la vida nocturna de la metrópolis quebequense en la primavera de 2012. En una de esas marchas nocturnas, más de 2.000 participantes, de todos los géneros, desfilaron por una de las principales avenidas de Montreal en paños menores y con el torso desnudo, exponiendo sus atributos y miserias corporales ante la mirada de los transeúntes desprevenidos, de los entusiastas clientes de los bares y de los policías impávidos, que los custodiaban. Según datos de las cuatro federaciones que agrupan a las asociaciones de estudiantes huelguistas, en el mes de marzo 316.000 estudiantes colegiales y universitarios de un total de 420.000 estaban en huelga. A finales del mes de mayo, cuando el gobierno decretó la salida a vacaciones y la postergación del trimestre de invierno, con el propósito de debilitar el movimiento estudiantil, 154.163 estudiantes apoyaban activamente la huelga, mientras que un porcentaje no determinado había asumido una posición neutral frente al conflicto. De otra parte, cerca de 4.000 estudiantes agrupados alrededor del Movimiento de Estudiantes Socialmente Responsables de Quebec había tomado posición a favor del alza. Sin embargo dicho movimiento perdió fuerza cuando salió a relucir que tres de sus cuatro principales dirigentes eran miembros activos de las juventudes del gobernante Partido Liberal. En los inicios de la huelga otro grupo de estudiantes trató de organizar un movimiento contra la huelga y contra el alza, pero su posición no prosperó. El movimiento, que no contaba con un liderazgo claro ni con una organización sólida, terminó disolviéndose. Para manifestar su oposición a la medida gubernamental y a la huelga, este grupo de estudiantes decidió enarbolar un cuadro de tela azul. En el curso de la huelga un grupo de estudiantes decidió abandonar la huelga y volver a clases, sin dejar de rechazar el alza, y para manifestar su posición, comenzó a portar un cuadro de tela verde. Este movimiento, como los otros que se han opuesto a la huelga, no pasó de ser una tendencia marginal en el seno del estudiantado. Sin embargo, el protagonismo entre los opositores a la huelga se lo ha llevado un número bastante reducido de estudiantes, que ha decidido recurrir a los tribunales para hacer valer su derecho a estudiar. Algunos de ellos han ganado su causa y, con el mandato de un juez en la mano, han acudido a los cuarteles de policía para exigirle a los uniformados que los acompañen a los salones de clases para recibir sus cursos. El caso más célebre de todos ha sido el de Laurent Proulx, un estudiante de antropología de la Universidad de Laval, que fue el primero en ganar su causa en un tribunal. Un juez amparó su derecho a recibir clases, a pesar de que los estudiantes de su programa habían votado mayoritariamente la huelga. Varias de las tentativas de retorno a clases al amparo del mandato de un juez han terminado en batallas campales entre estudiantes y policías. Preocupados por las consecuencias de este tipo de medidas, algunos directivos de centros educativos, al igual que las asociaciones de profesores, han levantado su voz para denunciar lo insensato de estos mandatos judiciales. Preocupados por lo que les pueda pasar a sus retoños en las confrontaciones frecuentes entre policías y estudiantes, un grupo de personalidades quebequenses y de padres de familias notables y anónimos han decidido enarbolar un cuadro de tela blanco en la solapa, para reclamarle al gobierno un manejo responsable de la crisis y a los estudiantes mesura. La presión sobre el gobierno para que ponga fin al conflicto ha venido de todos los lados. Los sectores situados a su derecha le reclaman que mantenga el alza y cree programas especiales para favorecer el ingreso a la universidad de los estudiantes pobres que poseen talentos excepcionales. De otra parte no han cesado de exigirle que garantice el retorno a clase, usando todos los medios a su disposición, de los estudiantes que sí quieren estudiar, y que impulse la sanción judicial de los sectores más radicales del movimiento estudiantil. La clase media lo presiona para que desmonte la medida y busque otras alternativas de financiación diferentes al bolsillo de los estudiantes. Ese discurso ha salido a relucir por el lado de las Madres en Cólera, un grupo de mujeres que sostienen que el alza de las matrículas dejaría por fuera de las universidades a los hijos de las familias de un solo (padre-madre) responsable, que son bastantes en Quebec y que hacen parte del sector más pobre de la sociedad. Los alcaldes de las ciudades que acogen universidades y colegios, reclaman que se ponga fin al conflicto, porque la huelga les está saliendo cara. Argumentan los mandatarios locales que los costos en materia de seguridad van en ascenso y en Quebec la factura del servicio policial corre por cuenta de las municipalidades. Por su parte los empresarios dedicados al negocio de la restauración y el espectáculo reclaman una solución al conflicto, porque sus ventas se han visto disminuidas. Los clientes han desertado de los bares y restaurantes, porque no quieren encontrarse en medio de los choques entre policías y estudiantes. Para demostrar que siempre ha tenido el control de la situación, el gobierno aprobó una ley que restringe los derechos de movilización, de asociación y otra serie de derechos democráticos, que resultó echándole más leña a la hoguera. La ley 78, como se conoce en la nomenclatura legal, terminó involucrando en el conflicto a sectores que se habían mantenido al margen. Para los analistas políticos, los académicos y los intelectuales, la ley 78, tal como lo sostuvieron Bernard Descôteaux, Josée Boileau, Jean-Robert Sansfaçon, Marie-Andrée Chouinard y Serge Truffaut, editorialistas del periódico Le Devoir (http://bit.ly/XY9R6N), socava los cimientos de la democracia, pone en escena el talante autoritario del gobierno de Charest y constituye una violación flagrante a la carta canadiense y quebequense de derechos y libertades. Para protestar contra la ley la gente ha organizado cacerolazos en las principales ciudades de la provincia. Como las elecciones se acercan, el primer ministro Charest ha invitado a dirimir la confrontación en las urnas. Los estudiantes se han tomado la cosa en serio y ya han salido a hacer campaña puerta a puerta en aquellas circunscripciones donde los liberales tuvieron que sudar la gota gorda para hacer elegir sus diputados. Su campaña parece haberles dado fruto. En una de las dos elecciones complementarias, que se realizaron a comienzo de junio para llenar dos escaños dejados vacantes por parlamentarios liberales que habían renunciado a sus cargos en dos distritos, que han sido históricamente fortines liberales, el primer ministro acaba de perder un importante peón en las urnas. De otro lado, el conflicto ya cobró la cabeza de la ministra de Educación, que debió abandonar su cargo, poniéndole fin al mismo tiempo a una carrera política que iba en ascenso. Con la llegada del verano, la pelea parece bajar en intensidad, porque el verano para los quebequenses es sagrado. Pero en otoño, cuando los estudiantes regresen a clases, el pulso entre las partes continuará. Así lo aseguran los estudiantes. Según los profesores Piroska Nagy y Martin Petitclerc, la actual huelga estudiantil representa el cuestionamiento más duro que un sector de la sociedad le ha hecho al proyecto neoliberal que una parte de la élite política y económica le han venido imponiendo poco a poco a los quebequenses. Otros analistas afirman que esta huelga pone en evidencia un conflicto intergeneracional. De un lado están los baby-boomer, afanados por pagar la deuda que su estilo de vida generó, queriendo arrebatarle a sus hijos y nietos las prerrogativas que ellos tuvieron. Por el otro lado se encuentra una nueva generación reclamando su derecho a tener las mismas oportunidades que tuvo la pasada generación, y negándose a pagar las deudas que ésta contrajo. Una mirada al debate generado por las huelgas estudiantiles en los medios Las huelgas estudiantiles han generado en los medios un debate de cierta intensidad. Para sus partidarios, los estudiantes están poniendo al descubierto las fallas de un modelo de gestión del Estado y la sociedad, que no es viable y ha agotado su repertorio. Para los partidarios más radicales de las ideas conservadoras, los movimientos estudiantiles y sus huelgas, que denuncian el alza de los costos de la educación superior, son la última bandera que le queda a los sectores anticapitalistas para llamar la atención de una sociedad que dejó de tomarse en serio sus proyectos utópicos. De acuerdo a la percepción que tienen sobre las cosas los partidarios del statu quo, los sectores anticapitalistas han podido captar la atención del estudiantado porque los jóvenes —en todas partes— son idealistas y se dejan embaucar por la palabrería florida de los agitadores profesionales. En opinión de André Gagnon, el alza exagerada de matrículas ha conducido, allí donde se ha impuesto, a un proceso de elitización social de las universidades, que se va a traducir en el largo plazo en un proyecto de elitización de la sociedad. Según su punto de vista, la apertura de las puertas de las universidades a todas las capas de la sociedad, a partir de la década de 1950, se convirtió en una correa efectiva de ascensión social para un número amplio de personas, que de otro modo hubiesen permanecido en las filas de la marginalidad o en los bordes de ella. Para aquellos que razonan como Gagnon, el interés de los sectores más conservadores de la sociedad de incrementar los costos de los estudios universitarios obedece a una posición ideológica, que tienen dichos sectores frente a la masificación progresiva de la educación universitaria. Para los ultraconservadores es evidente que el acceso masivo a la educación es la causa principal del retroceso en el campo electoral de las ideas conservadoras, pues de la mano de la educación ha aumentado la concientización del ciudadano común, que ahora se muestra más dispuesto a hacer valer sus derechos y se interesa por participar en los asuntos de la vida pública, lo que se ha traducido en disminución de los privilegios de las élites sociales. Desde la otra frecuencia, el discurso de la universidad para la élite se encuentra subjetivamente bien estructurado en un escrito de Lise Ravary (http://quebec.huffingtonpost.ca/lise-ravary), una periodista independiente y feminista quebequense. Ravary nos libra, en su blog del Huffington Post Québec, una suerte de manifiesto contra la huelga de los estudiantes en esta provincia canadiense, que es al mismo tiempo una proclama a favor del alza de los costos de las matrículas. Según su percepción de las cosas es claro que el alza de los costos universitarios es la vía que hará de la universidad un lugar reservado a un público selecto. De acuerdo a su visión, “si la universidad quiere conservar su pertinencia social debe continuar siendo una institución reservada a la élite y de élite”. No para la élite social, sostiene ella, “sino para la élite del espíritu, para la élite del esfuerzo”, que sería la única capaz de devolverle “sus títulos de nobleza y su independencia”. Ravary afirma que, en aras de restituirle a las universidades ese aire exclusivo que ostentaron en el pasado, “debemos aceptar que la universidad no es un derecho, sino un privilegio”. Por eso frecuentarla debe “tener un costo”. Sin embargo, la visión elitista —de corte social— de madame Ravary sobre la universidad se deja ver de cuerpo en entero en sólo una frase, que escapó a su retórica cuidadosamente elaborada. Según ella los estudiantes deben sacarse de la cabeza que no hay futuro posible si no se pasa por la universidad, pues “la sociedad tendrá siempre necesidad de choferes de autobuses, sobre todo con el auge del transporte en común, y los choferes de autobuses no se reclutan necesariamente entre los intelectuales”. Otro punto que es materia de debate está relacionado con la idea de que las alzas de los costos universitarios favorecen el aumento de la calidad de la formación que estos centros ofrecen. Sin embargo lo que algunos entendidos sacan a relucir es que la mayoría de las universidades costosas no ofrecen una formación de mejor calidad que aquellas universidades que dependen de la financiación pública. En revancha, las universidades públicas han permitido el acceso de los grupos menos favorecidos de la sociedad a carreras liberales, como medicina, ingeniería, economía, administración y negocios, que permiten a los titulares de dichos diplomas enriquecerse a partir de la formación recibida (TagTélé, http://www.tagtele.com/videos/voir/81498). Quienes defienden la idea del alza sostienen que, en la medida en que las cosas cuestan, la gente las valora más. De otra parte sostienen que sí está probado que la educación universitaria abre las puertas del enriquecimiento, porque aquellos que serán los primeros beneficiados de dicho proceso formativo no consideran el pago de los costos de la formación universitaria como una inversión. Según ellos, no tiene sentido que las personas más ricas de la sociedad financien con sus impuestos un servicio que va a facilitar principalmente la creación de riqueza individual. En lo que toca al punto del aumento de los impuestos a las ricos para financiar la educación de los pobres, Lise Ravary sugiere que los ricos son un bien bastante escaso en toda sociedad y agobiarlos con más impuestos, como la “taxe” Buffett, lo que haría sería espantarlos y empujarlos a llevarse sus fortunas a los paraísos fiscales, lo cual contribuiría al empobrecimiento de aquellas sociedades que acojan dicho camino, porque se cerrarían muchas empresas y se perderían muchos empleos. Quienes se oponen a dicha tesis consideran que con dicho discurso lo que se busca es disminuir los impuestos al segmento más rico de la sociedad, descargando todo el peso de la construcción y reproducción de la sociedad sobre los hombros de la clase media, que sería la mayor afectada por el alza, como quiera que los sectores más pobres terminarían siendo subsidiados —a la larga— por el Estado. De otra parte, el número de estudiantes universitarios provenientes de los sectores pobres es bastante bajo, mientras que la educación universitaria se ha convertido en un servicio indispensable para la clase media. El debate sobre la financiación de la educación superior y el modelo de gestión del sistema universitario no es un debate de poca monta. La importancia del debate radica en un aspecto: la educación universitaria se ha convertido en un recurso importante para la estabilidad política y el desarrollo económico de las naciones contemporáneas. En general, como se advierte en los trabajos de Karl Polanyi (http://fr.wikipedia.org/wiki/Karl_Polanyi), Robert Castel (http://bit.ly/15m1Dus), Francis Fukuyama (http://fr.wikipedia.org/wiki/Francis_Fukuyama) y Richard Florida (http://www.creativeclass.com/richard_florida), después de los años 1930 ha habido cuatro pasarelas que han favorecido el enriquecimiento masivo de la gente: los subsidios a los sectores más necesitados, que le han permitido a mucha gente acceder a ciertos servicios, que han mejorado su calidad de vida o la de sus hijos; los salarios, que le han permitido a los obreros calificados abandonar la clase popular e instalarse en la clase media de manera progresiva; la universalización de los servicios sociales y la construcción de infraestructura de uso público y, finalmente, la masificación de la educación. Según Fukuyama, las sociedades que han llegado a consolidar a la clase media como su principal segmento social, lo han logrado gracias a la universalización de la educación, pues la masificación de la educación ha favorecido una mejor formación de los obreros, la diversificación del origen de los dirigentes políticos y empresariales, así como de los técnicos y científicos, que representan el principal recurso que una sociedad de capitalismo avanzado necesita para mantenerse competitiva. La masificación de la educación —particularmente de la educación universitaria— ha permitido en este tipo de sociedades la supresión progresiva de las diferencias de clases en el seno de la sociedad, pues existen pocos obstáculos que limiten la promoción social de un individuo con una sólida formación académica, mientras que los individuos que carecen de formación académica están generalmente condenados a ser ciudadanos de segunda categoría. En conclusión, el debate que hoy enfrenta en varios países del globo a estudiantes y gobernantes por el tema de los costos de las matrículas universitarias pone sobre el tapete una profunda diferencia generacional en materia de gestión de aspectos sensibles en el campo social. Con sus protestas y sus arengas el estudiantado parece ser el grupo con mayor capacidad de respuesta conceptual y organizacional, que han encontrado en el último quinquenio los partidarios del proyecto neoliberal en el camino que los ha venido conduciendo al desmonte del aparato social, que se construyó al amparo de la teoría del Estado de bienestar. El debate es un debate de fondo y pone sobre la mesa una variedad de elementos de carácter ideológico. La educación es un servicio que el Estado no puede abandonar al libre juego del mercado de manera olímpica, como sucedió en Chile durante la era Pinochet. Parafraseando a Fukuyama, se podría decir que el mercado por sí solo no puede entrar a determinar los niveles apropiados de formación de la gente, la destinación de los recursos o las prioridades sociales en materia educativa. Determinar la orientación del sistema educativo de una sociedad es hoy en día un asunto que invoca el desarrollo de un acuerdo sobre lo fundamental entre los diferentes actores que componen la sociedad. Dentro de esa lógica, es importante tener en cuenta que, a pesar de su parsimonia y de su ritualidad, el Estado es el único agente capaz de convocar a dichos actores, de regular sus intereses, de vigilar el cumplimento de los pactos y de coordinar el funcionamiento del sistema. Sin negar que hay aspectos de la protesta estudiantil que son condenables, como las batallas campales con los policías, hay que sostener también que mientras los gobernantes de talante conservador se obstinen en reducir el gasto social en el sector educativo y en obligar a los estudiantes universitarios a asumir los costos de su educación, no queda otra alternativa que tomar la guitarra y desempolvar el célebre poema de Violeta Parra, inmortalizado por Mercedes Sosa, y salir a cantar: “Que vivan los estudiantes / pajarillos libertarios / que marchan sobre la ruina / con las banderas en alto”. Notas i. BERGQUIST, Charles (2005): “Eduardo Posada Carbó. La nación soñada. Violencia, liberalismo y democracia en Colombia” (http://bit.ly/14Z5soi). En: Anuario colombiano de historia social y de la cultura, Nº 35, pp. 472-475. ii. MARTIN, Gerald (2009): Gabriel García Márquez: une vie. Paris: Grasset & Fasquelle, 701 p. La percepción de Martin sobre la historia sociopolítica de Colombia puede ser consultada en la página 29 de la edición en francés de su libro. iii. AUZIAS, Dominique, Romain VIGUIER, Jean-Paul LABOURDETTE (2007): Colombie: Country Guide. Paris: Petit futé. 357 p. iv. MINOTTI-VU NGOC, Delphine (2002): Marginalité et répression en Colombie: le cas du “nettoyage social” (http://delphine.minotti.free.fr/these/tout2.pdf). Thèse de doctorat, Université Stendhal-Grenoble III, 695 p. v. SÁNCHEZ MEERTENS, Camilo, y María Lucía GUERRERO FARÍAS: “Posada, Eduardo. La nación soñada. Bogotá: Grupo Editorial Norma, 2006, 383 pp.”. En: Historia Crítica (http://bit.ly/15lM6uG), Nº 35. Bogotá, Jan./June 2008. vi. ONU, Rapport de la Haut-Commissaire des Nations Unies aux Droits de l’homme pour la Colombie-1997, Genève: ONU, 1998, p. 19. ** Enoin Humanez Blanquicett http://www.letralia.com/firmas/humanezblanquicettenoin.htm Periodista colombiano (vereda La Octavia, corregimiento de Loma Verde, Córdoba). Es licenciado en ciencias sociales con énfasis en investigación. Ha cursado una maestría en historia, perfil contemporáneo, campo América Latina y el Caribe, especialidad historia de las migraciones, en la Universidad de Québec en Montreal (http://www.uqam.ca). Desde los años 80 ha estado vinculado a diferentes medios de comunicación, en los que ha trabajado como locutor de radio y reportero independiente, presentador de noticias y creativo publicitario. Desde 2004 sus análisis sobre la actualidad latinoamericana y norteamericana se han publicado en la revista Semana (http://www.semana.com). También ha publicado en El Magazín (http://blogs.elespectador.com/elmagazin) de El Espectador (http://www.elespectador.com) y en periódicos canadienses. === Humor y celebración en El bonche, de Renato Rodríguez ================= === Gabriel Jiménez Emán ================================================== No fue muy abundante la producción novelística en Venezuela durante los años 70. La mayoría de las novelas de este período aún tenían como temas los dilemas sociales o personales de los años 60: lucha social, guerrilla urbana y motivos aledaños. Mayor desarrollo tuvo el cuento, pero en su proximidad con éste, la novela comenzó a tomar algunos ingredientes que permitieron acceder a los espacios interiores de los personajes con un toque de cierto desenfado. Entre estos ingredientes se hallaba el humor, que poco a poco fue involucrándose en el espacio novelesco, pues al parecer los “grandes” temas sociales o existenciales impedían el paso de elementos cómicos al contexto general de las obras. Una de las primeras novelas en introducir el elemento humorístico dentro de la percepción anímica de los personajes fue El bonche, de Renato Rodríguez (1927-2011), publicada en 1976. En esta novela, Rodríguez se afianza como uno de los adelantados en la descripción de la conciencia existencial de unos personajes que se mueven entre el desencanto, las carestías materiales, los viajes, la droga, el sexo y los desencuentros amorosos. Para expresar esto, había que crear una interioridad nueva, que rompiera con las convenciones de la prosa “hecha” de la novela “paquete”. En algunos sentidos Renato Rodríguez lo logró, al incorporar varios elementos, acerca de los cuales intentaré esbozar aquí algunas ideas. Esta voluntad de penetrar el discurso con las vivencias fragmentarias de los personajes, utilizando medios cinematográficos y musicales e incorporando materiales heterodoxos y ritmos entrecortados en la narración, muy propios de las pausas y cláusulas conversacionales, tiene antecedentes en la novela beat norteamericana, inaugurada por Jack Kerouac con su novela En el camino (1957); en ésta, Kerouac intenta narrar con la sintaxis del jazz, valiéndose de los ritmos internos de esta música para acercarse al ánima de los personajes, a su movimiento íntimo. No es sólo la descripción del mundo circundante ni los movi-mientos externos, sino la observación de los mundos personales, cuando éstos se encuentran en disposición de dialogar o de comunicarse. En El bonche están presentes varios de estos aspectos beats pero adaptados al contexto nuestro. Aun así, sus personajes se mueven constantemente entre Caracas, Nueva York o París: La Tebaldi, San Miguel, Puta Mala, Adela o Tony son algunos de ellos. Y por supuesto el personaje central, José Rodríguez, el perfecto antihéroe, a quien le suceden casi tantas cosas como al mismísimo Don Quijote de La Mancha. Además de lo vertiginoso de las acciones, otro de los recursos del estilo en El bonche son sus diálogos: precisos, breves, ágiles, expresan mejor que nada el vigor de las situaciones. Incluso éstos pasan a influenciar el estilo de la descripción, como en el párrafo que sigue: “Menos mal que en eso el tren se para en Christopher y yo me bajo rápidamente antes que el cabrón ese descubra que yo también soy un fucking spick y mi nombre es José Rodríguez. Don José Rodríguez del Campo y Verde para los entendidos. Pero qué coños va a saber el pobre comemierda lo que Don significa? No me vaya a pasar como aquel tipo Walker que encontré en el Annex que me invita a un trago y me da conversación creyendo que a lo mejor soy griego y cuando me pide mi nombre y dirección y se los escribo en un papelito y ve mi nombre monta en cólera y grita iracundo a tiempo que agita un puño en el aire”. Aquí observamos cómo una situación remite a otra casi imperceptiblemente, y cómo las frases se van encadenando merced a una sintaxis arbitraria, de naturaleza oral. Ello remite a un efecto “buscado” de escritura desordenada, el cual muchas veces pudiera hacer pensar que el autor escribe mal o incorrectamente. Tal lenguaje —descuidado ex profeso— tiene una antítesis en el lenguaje oral del propio Renato, quien pronunciaba el castellano impecablemente y casi nunca decía malas palabras, poseía un léxico enorme y sabía las raíces de casi todas las palabras que utilizaba, e incluso a veces “dictaba cátedra” cuando se le preguntaba algo. Todo ello muy diferente de la pronunciación descuidada de los margariteños (Rodríguez nació en Nueva Esparta); de paso, habría que resaltar aquí lo mal que hablan o pronuncian muchos de nuestros escritores. Además de escasa cultura, acusan lengua trabada, sordera, y un léxico de feísmos y vulgaridades bastante amplio, sin contar el vicio de reírse a carcajadas de los propios chistes. El desenfado de Renato Rodríguez se produce desde el centro mismo de su estilo narrativo; no indica incapacidad verbal sino una inversión del valor escritural: golpea aquello que conoce a través de una convicción existencial muy profunda, que le permite tomarse la libertad de subvertir los órdenes pautados de antemano. Veamos, por ejemplo, cómo se expresa ese riesgo en una situación callejera, en la cual salta a la vista la agresión humana y verbal contra el protagonista, por parte de un agente policial vestido de civil: —Esta es mi credencial, coño de tu madre —dijo poniendo el botacandela contra mis costillas— y te voy a meter un tiro para que respetes a la autoridad. Toda mi vida cruzó por mi mente, mis estudios, mis lecturas, los discursos escuchados, mis viajes, mis visitas a los museos más importantes de Europa y de América, y me sentí de lo más ridículo en mi empeño de existir a nivel del espíritu y mi devoción por las ideas democráticas. Largué una carcajada estentórea para despedirme alegremente de este mundo cabrón inspirada seguramente por el terror atroz que sentía. Otra de las ventajas de Renato sobre un escritor libresco es que él vivió en todas las ciudades que cita en sus libros, y desempeñó los más disímiles oficios: cocinero, bombero, carpintero, entre muchos otros. Sabemos que él fue por mucho tiempo carpintero de profesión (a veces mostraba su dedo anular amputado diciéndonos: “Este es mi diploma”), de lo cual se sentía orgulloso. Recordemos que Henry Miller y muchos otros escritores norteamericanos ejercieron diversos oficios, mientras daban forma a sus mundos literarios. No creía él que la literatura se contravenga a la actitud vital; antes bien, veía en ella un valor, a la vez que rechazaba cualquier tipo de poses intelectuales. A modo de ejemplo, veamos el siguiente fragmento: Este Ludwig es un atrevido, me cae muy mal su actitud, se las echa de intelectual y marxista, más marxista que él soy yo que he visto todas las películas de los hermanos Marx. Quiere andar siempre metido entre intelectuales y artistas. ¿Qué derecho tiene de estarme llamando poeta? ¿Acaso cree que me halaga? Ni tanto, yo conozco a varios poetas y no les tengo envidia alguna, son en su mayoría unos pobres infelices. Ahora, que si él quiere que yo me haga pasar por poeta, lo hago para darle gusto (...). Con el mismo derecho conque un montón de tipos que dicen ser poetas y artistas andan haciendo carpintería; yo, un carpintero, puedo escribir poesía. No hay escuela donde estudiar poesía. La poesía es la sabiduría nunca aprendida. Solamente en Venezuela hay poetas graduados, graduados en la Escuela de Letras de la UCV. Por eso será que La Tebaldi no le muestra sus poemas —si acaso los escribe— a nadie. Del mismo modo en que podía titular a un poema suyo “El bonche”, buscándole analogías fonéticas con “The bunch” (ramo, manojo), lo hacía entre “vowel” (vocal) y “bowel” (tripa) para establecer efectos humorísticos. Pero no todo en esta novela se resuelve en humor o en situaciones divertidas, pues las intensas vivencias experimentadas por los personajes poseen un trasfondo dramático, a veces atenuado y a veces anulado por el humor, porque también existe una proliferación de situaciones humorísticas que terminan anulando el perfil dramático de algunas situaciones. Así, las anécdotas devoran a veces el espacio narrativo para sustituirlo por referencias triviales o de relleno. Esta podría ser una falla del libro, pero el engranaje formal de su estructura general es tan libre que permite esas fugas. Las situaciones festivas de celebración —grandes o pequeñas— otorgan a esta novela una secuencia accional muy propia, que puede ir hacia adelante o hacia atrás con similar libertad. No es tanto la técnica cinematográfica del flashback, sino más bien la técnica fílmica del cut up, del montaje y la yuxtaposición, la que le imprime esa especial condición de hablar en varios niveles simultáneos: sentimos una suerte de alivio cada vez que alguno de los personajes resuelve, aunque sea por momentos, alguno de los problemas o dilemas que le acosan. A diferencia de la novela existencialista francesa, que presenta a sus personajes hundidos en el vacío o en una falta de perspectiva humana, Rodríguez livianiza la carga dramática —y a veces trágica— de los hechos en busca de un lenguaje personal. Este lenguaje ya estaba anunciado en su primera novela, Al sur del Ecuanil (1963), y me atrevería a decir que el desarreglo de la sintaxis en esta obra inicial es mayor, y la estructura general de la novela luce más descuidada. Pero este descuido parece ir en perfecto engranaje con el espíritu mismo del protagonista: bohemia impenitente en medio del signo azaroso de los viajes. Refiere Orlando Araujo, en un prólogo a esta obra prima de Renato, que escritores como Juan Rulfo, Ernesto Sábato y Aldo Pellegrini leyeron la novela y señalaron verbalmente sus valores y hallazgos cuando fue recomendada a algunas editoriales. También Guillermo Meneses la saludó como “un libro joven y alegre”. Volviendo a El bonche, señalamos otra de sus características: la permanente referencia a frases en otros idiomas. Tales frases se hallan traducidas al castellano a pie de página, y es fácil advertir en ellas el efecto contrastante de oraciones y expresiones en inglés, francés o alemán en un discurso callejero o cotidiano, en una clara burla de la erudición forzada que vemos en algunos libros. En este caso, encontramos que dichas expresiones están emitidas por hablantes de cada país, insertas por el autor dentro de su propio discurso, con la intención de mostrarnos juegos de palabras a través de la fonética, más usuales en inglés que en castellano. Por otra parte, el texto de El bonche se encuentra poblado de chistes, chismes y todo tipo de anécdotas curiosas, de datos históricos, geográficos, biográficos, culinarios (Renato era excelente cocinero, autor del libro ¡Viva la pasta!), y a través de éstos revela un profundo afecto por las ciudades donde estuvo y un conocimiento enorme de los bajos fondos, de la vida underground, de una tradición que arranca desde novelas antibélicas y satíricas como Viaje al fin de la noche, de Louis-Ferdinand Céline, hasta algunas novelas de William Burroughs como Almuerzo desnudo o Ciudades de la noche roja. Luego de un largo itinerario por ciudades de Francia o los Estados Unidos, tenemos a José Rodríguez pisando tierra patria y encontrando, en la estación de Caño Amarillo, que casi toda Caracas ha sido arrasada. Él, que se siente a veces gato, saluda al paisaje caraqueño con un inmenso maullido, y los habitantes de esa ciudad lo reciben con otro lenguaje gatuno que él no comprende. Desprotegido y solo, no tiene más remedio que guarecerse bajo un árbol grande y frondoso (¿sabría Renato que el autor del himno al árbol es el poeta Jorge Schmidke, padrino de mi hermano Ennio?). Bajo su sombra y a su cálido pie, orina Regato, alzando su pata delgada y peluda. Este gato ha estado presente como un símbolo a lo largo de toda la novela, sobre todo cuando aparecen situaciones de bochinche o bomchinche, y hasta en la portada y por-tadilla del libro. Un sabor de humor triste y a la vez bastante jacarandoso nos ha acompañado en este viaje por la bohemia urbana de los años 60 y 70. Yo saludo la libertad de su lenguaje y la festividad que se desprende de su escritura —aun cuando no dejo de hacerle objeciones a varios fragmentos—, una escritura que presenta a un mundo con buenas dosis de escepticismo, fracaso o melancolía. Al mismo tiempo, reclamaría para su obra una nueva valoración o una redimensión, y también para él, que fue un hombre sencillo y generoso, alguien que editó sus libros sin apoyos financieros ni publicitarios. Él siempre los imprimió por su cuenta: así leímos su novela La noche escuece (1985), de la cual Carlos Danez ha escrito que “está tramada por un errabundo que no va más allá de Cúcuta, aunque se propuso ‘brincar el charco’ —a diferencia de los personajes principales arriba mencionados— tomándose al país como se toma a sí mismo (...). Por su naturaleza pánica padece el escozor, al transgredir culturalmente una realidad histórica que lo destierra a la noche permanente, la incomprensión de sí mismo”. Probablemente él observara sus libros con una mirada piadosa o sonriente, tal vez nostálgica, a cuya sombra deambularon tantas vidas tocadas por las terribles vicisitudes de aquellos años, pero, en cualquier caso, supo extraer de ellas un ápice de alegría y de celebración vital para ofrecérnoslo como un apreciable documento ficcionado de las aventuras que tuvieron la oportunidad de vivir algunos de los protagonistas de aquella década prodigiosa. ** Gabriel Jiménez Emán http://www.letralia.com/firmas/jimenezemangabriel.htm Escritor venezolano (Caracas, 1950). Su obra narrativa y poética ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas. Vivió cinco años en España y ha representado a Venezuela en eventos internacionales en Atenas, París, Nueva York, México, Sevilla, Salamanca, Buenos Aires, Santo Domingo, Ginebra y Quito. Ha publicado los libros de cuentos Los dientes de Raquel (La Draga y el Dragón, 1973), Saltos sobre la soga (Monte Ávila, http://www.monteavila.gob.ve, 1975), Los 1.001 cuentos de 1 línea (Fundarte, http://www.fundarte.gob.ve, 1980), Relatos de otro mundo (1988), Tramas imaginarias (Monte Ávila, 1990), Biografías grotescas (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com, 1997), La gran jaqueca y otros cuentos crueles (Imaginaria, 2002), El hombre de los pies perdidos (Thule Ediciones, http://www.thuleediciones.com, España, 2005), La taberna de Vermeer y otras ficciones (Alfaguara, http://www.santillana.com.ve, Caracas, 2005) y Había una vez... 101 fábulas posmodernas (Alfaguara, 2009), entre otros, así como las novelas La isla del otro (Monte Ávila, 1979), Una fiesta memorable (Planeta, http://www.planetadelibros.com/editorial-editorial-planeta-8.html, 1991), Mercurial (Planeta, 1994), Sueños y guerras del Mariscal (Comala, http://www.comala.com, 2001; Ediciones B, http://www.edicionesb.com, Bruguera, 2007), Paisaje con ángel caído (Imaginaria, Yaracuy, 2004) y Averno (El Perro y la Rana, http://www.elperroylarana.gob.ve, 2007); los libros de ensayo literario Diálogos con la página (Academia Nacional de la Historia, http://www.anhvenezuela.org, Caracas, 1984), Provincias de la palabra (Planeta, Caracas, 1995), El espejo de tinta (Fondo Editorial Ambrosía, Caracas, 2008), Una luz en el camino: fundamentos de ética para adolescentes (Biblioteca Básica Temática, Caracas, 2004), Espectros del cine (Cinemateca Nacional, http://www.cinemateca.gob.ve, Caracas, 1998) y El contraescritor (El Perro y la Rana, Caracas, 2008); los poemarios Materias de sombra (Premio Monte Ávila de Poesía, 1983), Narración del doble (Fundarte, 1978), Baladas profanas (La Oruga Luminosa, 1993) y Proso estos versos (Círculo de Escritores de Cojedes, 1998), Historias de Nairamá (Fondo Editorial del Caribe, Anzoátegui, 2007), y las antologías y trabajos de investigación Relatos venezolanos del siglo XX (Biblioteca Ayacucho, http://www.bibliotecayacucho.gob.ve, 1989), El ensayo literario en Venezuela (La Casa de Bello, http://www.casabello.gob.ve, Caracas, 1988), Mares: el mar como tema en la poesía venezolana (Banco Unión-Ateneo de Caracas, Premio Anda, 1990) y Ficción mínima: muestra del cuento breve en América (Fundarte, Caracas, 1996), entre otros, así como antologías literarias con estudios sobre Víctor Valera Mora, Luis Fernando Álvarez, John Lennon y Bob Dylan, Brian Patten, Baica Dávalos, José Lezama Lima, Vicente Huidobro, Ludovico Silva, Salvador Garmendia y Adriano González León. Ha recibido diversos reconocimientos, como el Premio Municipal de Narrativa del Distrito Federal, el Premio Romero García de Narrativa del Consejo Nacional de la Cultura, el Premio Nacional de Narrativa Orlando Araujo y el Premio Solar de Ensayo de la Fundación de Cultura del Estado Mérida (Mérida, 2007) por el libro El espejo lúcido. Es traductor de poesía de lengua inglesa y editor independiente. Dirige la revista y las ediciones Imaginaria, dedicadas a lo inquietante y lo fantástico, y es coordinador general de la Fundación “Elisio Jiménez Sierra”. Ha sido coordinador de la Plataforma del Libro y la Lectura (Ministerio del Poder Popular para la Cultura, http://www.ministeriodelacultura.gob.ve), director general del Gabinete Ministerial de Cultura en el estado Yaracuy y miembro de la Junta Directiva Nacional de la Red de Escritores de Venezuela (http://rednacionaldeescritoresdevenezuela.blogspot.com). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Poemas Gabriela Rosas *** Cinco cuentos Eva Medina Moreno *** Tres poemas Ricardo Llopesa *** El sapo José Pérez *** Tres poemas María Laura Decésare *** La luna que quería ir al circo Reinaldo del Orbe *** Coda a la alegría Tiépolo David Fierro Leyton *** Tláloc Mari Carmen Orea Rojas *** El deslumbrante mar que nos hizo (extractos) Manuel Orestes Nieto *** Líbano, provincia de Buenos Aires Cristina Eseiza *** Poemas Oscar Miguel Gómez Benítez *** Dos relatos Hélmut Jaramillo Vlaes === Poemas Gabriela Rosas ============================================ *** Una Este es mi secreto: Soy una cueva con todo el mar adentro Doy por conocida una isla cuando me besan Solamente me traicionan los gemidos Un baño es una puerta al otro mundo El final del mundo está en mi cuello La lluvia es un hombre con olor a café a veces, llueve café en uno. === No encuentro jugada fuera de tu pecho Tanto silencio no cabe en una boca Un gemido es el paisaje más bello Vivo llena de peces abajo adentro Tengo la memoria justa de un orgasmo. === El blanco es uno frente a la página frente a la silla vacía o el hermoso paisaje que no supimos habitar El blanco es uno lejos de la nieve lejos del cuerpo que algunas vez acariciamos para sembrarnos luego sin culpas en otro cuerpo El blanco siempre es uno Blanco de los afectos (Un afecto es un enemigo feroz alimentado por nosotros mismos) Blancos de la sed propia y ajena cada día es una soga al cuello. *** Ausentes Uno extraña al que se ha ido por el gusto de sentirse en algún sueño en alguna gota de agua que se quedó en los labios Cada despedida es para siempre una posibilidad Uno extraña al que se ha ido para vivirlo de cerca Intentar la sonrisa el verbo incendiario y el limón que se usó para encontrarnos Uno extraña al que se ha ido porque realmente se extraña uno para recordarse uno. === Una boca es una boca hasta que te abre en dos y habita la tormenta que eres mientras la mano de dios se columpia en ella entonces tiemblas en una boca cabe toda la lluvia. === No pude marcharme ilesa de la noche los labios nunca son serenos los agita el silencio. De cada beso uno regresa distinto o no regresa. Y uno se queda solo en las esquinas del mundo Porque estar solo no depende de la gente y de su ruido depende del silencio que somos. *** Lista de deseos (a Piolo) Una boca que siempre se muerda los labios Una flor con tantos pétalos como vida Un cuerpo vacío para llenarlo Una lámpara a punto de encenderse Tres texturas de un mismo chocolate Una ciudad entera sobre el cuerpo Una lengua a punto de ser agua Una cabellera que deje huellas Un domingo por la tarde para siempre Un cuento, un poema Una pared, una cama, un estallido Una bañera por fin, una bañera Unas medias mordidas Una piscina que nos recuerde que somos uno sobre el otro paisaje y gemido y que llegaste lejos es decir, tarde. *** El tierno Él tiene sus modales Para decir amor no dice nada Lleva las comisuras de mis labios fuera de su cuerpo Tiene palabras que me hacen falta Hace del amanecer un deseo Me sonroja y se marcha con una sed que no le pertenece Lleva algo de mi aire en sus pulmones Trae animales en su boca que comen cuando lo beso Yo lo ando sin culpa lo hago tierno en mis oficios. === Una mujer atraviesa su suerte pasillo por pasillo en cámara lenta Habita en soledad el final de la casa el final de los libros que leyó las películas que no le abandonan En su cabeza una voz le repite: Camina muchacha camina mientras ladren los perros Mueve los ojos adentro que en la penumbra también te salvas. === Soy una mujer amable para los perfumes Arruinada por las caricias Con uñas tan limpias que duelen Sin atenciones difíciles para lo ajeno Con trenzas en la garganta Soy una mujer que conoce lo que ocurre en su refrigerador Intolerante a la lactosa por culpa de un desaire Hecha de un vidrio frágil a tus ojos. ** Gabriela Rosas http://www.letralia.com/firmas/rosasgabriela.htm Poeta venezolana. Cursó estudios de educación integral en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel, http://www.upel.edu.ve). Ganadora del Primer Premio Nacional de Poesía para Jóvenes Liceístas (1995), otorgado por la Casa de la Poesía Juan Antonio Pérez Bonalde. Ha publicado los poemarios La mudanza (Eclepsidra, http://www.facebook.com/editorial.eclepsidra, 1999) y Agosto interminable (Eclepsidra, 2008). Ha realizado talleres de poesía y narrativa con Santos López, Carmen Verde y Fedosy Santaella, http://www.letralia.com/firmas/santaellakrukfedosy.htm, entre otros. Poemas suyos han sido incluidos en las antologías Las voces de la hidra (Miguel Marcotrigiano, Mucuglifo, Mérida, 2002) y El coro de las voces solitarias (Rafael Arráiz Lucca, Eclepsidra, 2003), y en reconocidos medios de Venezuela y otros países, y han sido traducidos al catalán y al italiano. Participó en varias ediciones de la Semana Internacional de la Poesía de Venezuela, en el III Salón Pirelli de Jóvenes Artistas y en la Feria Internacional del Libro de Lima (2011), entre otros eventos. @magarosas. === Cinco cuentos Eva Medina Moreno ================================== *** Aquella tarde de circo Me estaba meando, necesitaba ir al servicio. Me escabullí por debajo de los asientos buscando el lavabo. Entonces descubrí que el que hacía de león se fumaba un cigarrillo con la princesa rusa, a la que echaba el humo a la cara y cogía por la cintura; princesa, algo barriobajera, que acababa de hacer acrobacias encima de los elefantes. La cabeza de león estaba en el suelo, al lado de ellos. Iba a preguntar cómo ir al servicio, pero antes de hacerlo oí un “quítate niño” de uno de los payasos que discutía con el presentador, quien a su vez estaba comiéndose un bocadillo de chorizo y se limpiaba la grasa en la capa negra brillante. Aquello fue peor que enterarme de que los reyes eran los padres, peor que si se hubiera descubierto que la bella durmiente se drogaba, que el hada madrina y el príncipe eran amantes, y que la madre de Bambi había fingido su muerte para librarse del hijo. Todo el encanto del circo se desplomó; el hombre-bala, el domador de leones, los equilibristas, los payasos. Toda esa magia. Había algo obsceno en el descubrimiento. El mal olor de los animales, las cagadas de los elefantes, el chihuahua del domador ladrándome, el domador escupiendo, sin hacerme caso. “El servicio, por favor”. Y la mirada diabólica del payaso triste. Me meé encima. No quise volver al circo. Mi madre nunca supo el porqué. Creo que fue desde ese día que empecé a bucear en el mundo real, con maquillajes descoloridos, y sin las máscaras de la infancia. El mundo del circo estaba podrido, la vida estaba podrida. Era como pasar a otra dimensión, en una edad en que querías aferrarte a los sueños, en que confiabas en un mundo fantástico, aunque supieses que no existía. Aquella tarde se me cayó la carpa encima, todavía no me la he quitado. Hoy voy con mis hijos al circo y rezo para que no les entren ganas de mear. *** Blanco sobre negro Tenía todo preparado. Los folios, a la izquierda. Bolígrafos, dos de cada color —rojo, azul y negro—, a mi derecha. El ordenador, en el centro. La silla, muy cerca de la mesa, con el cojín para los riñones, dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos. Así me imaginaba la mesa de un escritor, aunque todo revuelto. Caótico. Mezclé los bolígrafos con las hojas. Se cayeron folios y bolígrafos. Les di una patada. Escritor maldito, me dije con sonrisa diabólica. Encendí un cigarrillo, que saqué de uno de los paquetes de Marlboro que había comprado esa mañana. Imaginé que me entrevistaban, para El País o El Mundo, y puse posturas de gran intelectual; ahora con la mano izquierda, en la frente, apretando las sienes, ahora con el cigarrillo en la boca intentando decir algo ingenioso tras la tos. Tiré la ceniza, que cayó dentro y fuera del cenicero. Cogí el vaso de whisky. Lo moví, circularmente, necesitaba oír el clic, clic de los hielos. Me lo llevé a la nariz y bebí. No me gustó el sabor, tampoco el del tabaco, pero daba un toque especial, de artista. Dejé que el cigarrillo se consumiese, que los hielos se deshicieran, y me acerqué el portátil. Los dedos en el aire, como pianista al comienzo de un concierto. Estaba en tensión; demasiada tensión para una buena escritura. Le di dos sorbos al whisky. El nombre del personaje. Ricardo. Me gustaba, tenía fuerza. Ricardo Corazón de León. Ricardo III. Di a la “r”; una, dos, tres veces. Mantuve el dedo presionado. Las erres fueron uniéndose hasta llenar la pantalla. Las borré. Pensé en lo difícil que era escribir. Sólo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba; parecía que las palabras, las ideas, huyesen, como esas erres que ya había borrado. Antes de retirar el ordenador y probar con el papel, di a la “r” y la guardé como documento. Me hizo gracia mi hazaña, que celebré con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky. Cogí folios y el bolígrafo negro. “Espalda recta, ojos al frente”, me dije acordándome de la mili, “al objetivo”. El objetivo era escribir algo, lo que fuese, aunque estuviera mal escrito. Sentir que a un sujeto sigue un verbo, que los complementos se van arrimando a la frase, que a una frase sigue otra, que hay armonía entre ellas, que van casi de la mano. Encendí un cigarrillo y contemplé el humo. Cuántas veces había soñado desaparecer de una manera tan elegante. Adquirir esa materia volátil. Cómo empezar. Ricardo, a sus treintaicinco años. Horrible. Ricardo, hombre sincero y robusto. Hombre sincero y robusto. ¡Dios! Las taché. Los críticos lo reprobarían. Mientras pensaba en el argumento, dibujé erres; mayúsculas, minúsculas, alargadas. Cuando me cansé, arrugué la hoja y la tiré a la papelera. Hice una buena canasta. Apagué cigarrillo y portátil, y fui al baño. Mientras me subía los pantalones, me vi en el espejo. Tenía más ojeras. Lo blanco de los ojos con venas rojas. Me dolía la garganta. Saqué la lengua; amarillenta. No quise seguir indagando. Fui al salón. Me dejé caer en el sofá. Puse los pies sobre la mesa, pensando que mañana, mañana empezaría la novela. *** Una revelación Cuando entré en la galería, una sala pequeña, bastante oscura, había poca gente. El pintor no estaba. Sobre un taburete, folletos. Cogí uno. Me lo guardé, dirigiéndome al primer cuadro con el mismo recogimiento con el que se comulga. En cuanto Xaime llegó, viéndome frente a su “Costa da Morte”, me dijo que lo había pintado en Cabo Touriñán, el más occidental de la península ibérica, y no el de Finisterre como se decía. Me acerqué al cuadro. Eran brochazos despreocupados que, cuando te alejabas, cobraban realidad. Me confesó el toque impresionista, y algo expresionista, que algunos críticos de arte habían visto en su obra. Yo sólo veía la fuerza, la rabia, de ese mar contra las rocas. Le pregunté sobre ello. Sin contestarme, siguió con los críticos. Miré el cuadro alejándome un poco a la izquierda. En segundos, atrapé el significado simbólico. Trascendía detrás de esa luz sobre la ola más cercana; la espuma tan blanca. Reflejaba la lucha de dos poderes. Aunque uno de ellos fuese desgastando, poco a poco, al otro, y pareciese el más fuerte, no lo era, porque roca y mar eran la misma cosa; el hombre luchando contra la sinrazón de su propia existencia. Xaime me contaba cuánto tardó en pintarlo, la vida tan dura del artista. La “náusea” nos acechaba, pensé, sin poder escapar, porque formábamos parte de ella; nosotros éramos la “náusea”. Me acordé de Kafka, de ese pobre K. de El proceso, que éramos todos nosotros, buscando una explicación en un mundo inexplicable. Me vi formando parte de ese mar y esas rocas. Nada se podía hacer. El mar era la humanidad luchando contra un muro; su propia existencia. “Hay pocos genios”, continuó, mientras yo me imaginaba a Van Gogh, saliendo de madrugada al campo, con sus lienzos volteados por el aire, y a Kafka, de regreso del trabajo, escribiendo en una mesa pequeña frente a una pared gris. Salí de allí con la sensación de que el descubrimiento de ese acantilado alegórico no podía revelarlo a nadie. Sería como destapar una olla exprés antes de que se enfriase. Sufriré por todos, me dije, sonriendo a San Manuel. *** Deterioro Acabábamos de cenar. Hacía tiempo que lo notaba raro. Lo miré. Observaba la televisión con desidia, como si no le interesase pero necesitara esas imágenes ficticias. Bajé los ojos. Me fijé en una miga de pan que había en su plato. Al caer sobre el líquido de la lombarda se había hinchado. Junto a ésta había otra; seca, más pequeña. Me pareció estar en un cuarto oscuro; revelaba una fotografía y la imagen iba apareciendo. Éramos nosotros. Él, el trozo pequeño, seco, había perdido esponjosidad y grosor. La hinchada yo, que parecía haberme nutrido con el agua violeta. Éramos dos migas de pan que se iban consumiendo, cada una a su manera. Cogí el plato y lo llevé a la cocina. Tiré las migas a la basura y encima las cáscaras de plátano, pero seguía viéndolas. Saqué restos de comida que puse sobre ellas. Al levantarme, él me miraba desde el marco de la puerta. Se iba a dormir. Sentada en el sofá imaginé cómo íbamos transformándonos. Ahora era yo la pequeña, la que había perdido esponjosidad y grosor, y él, el trozo hinchado, nutrido con el agua violeta. Luego, yo volvía a ser la hinchada, y él la reseca. Éramos dos migas de pan que se iban consumiendo, cada una a su manera. *** Aburrimiento Acaban de comer. Él pasea su mirada por la habitación. Su fláccida y pálida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama. Ella mira por la ventana. Entre ellos, una mesa camilla con restos de comida. Al fondo, la televisión encendida. Ella sigue mirando a la calle. Su melena es bicolor; castaño oscuro y rubio platino. Su cara, sin lavar, muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado. Unos labios extremadamente rojos, pintados con un carmín barato. Colillas impregnadas de bermellón saliéndose de un cenicero de cristal. Él se levanta de la silla y, antes de sentarse en el sofá, aparta unas revistas viejas. Gotas de sudor resbalan en su calva, deslizándose por pelos grasientos de la nuca. Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele, pasando de un canal a otro. Mira hacia la pared, donde un reloj redondo, de fondo blanco, cuyas manillas y números son del color del metal, está parado a las cuatro. Le divierte imaginar que funciona. Todos los días se pone frente a él antes de la hora, y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el único real en su vida. Ráfagas de un aire cálido mueven las cortinas. Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo, y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas. Empieza su solitario. Él fija la vista en un ventilador que está en el suelo; las aspas metálicas giran lentamente. El hombre le pregunta a la mujer por la llave. La mujer le contesta, con desgana, que la busque. El hombre se levanta con pereza del sofá y se acerca a la mujer. Le vuelve a preguntar por la llave. Ella le dice que busque, y le canta: “¿Dónde está la llave matarile, rile, rile?”. Él, “Si no me dices dónde está...”. “¡Qué! ¡Qué vas a hacer! ¡Qué coño vas a hacer tú!”. “Dime dónde está”, dice él. Ella se ríe, lo insulta. Él vuelve a preguntar. “Busca, busca”, se oye. Las manos de él sobre sus hombros. “¿Qué pasa? ¿Acaso me vas a estrangular? ¡Anda, aprieta! ¡Aprieta, cobarde!”. Unos dedos gordos agarran su cuello. “¿Me lo vas a decir?”. Las manos presionan con fuerza. “¿Dónde está?”. “Adivina”, dice ella con voz apagada. El hombre aprieta más fuerte. “¡Me lo vas a decir, hija de puta, me lo vas a decir!”. El cuerpo de la mujer cae al suelo, inerte. Él se sienta en el sofá. Imágenes en la pantalla. Mira el reloj. Espera a que sean las cuatro. ** Eva Medina Moreno http://www.letralia.com/firmas/medinamorenoeva.htm Escritora española (Madrid, 1971). Licenciada en filología inglesa y diplomada en profesorado de Educación General Básica, por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Tiene también el título del Ciclo Superior en Inglés de la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid (http://www.eoidiomas.com), y el Certificate of Proficiency in English por la Universidad de Cambridge (http://www.cam.ac.uk). Ha realizado talleres de relato y novela. Ha asistido a seminarios y cursos de literatura, y a cursos sobre la obra de escritores como Luis Mateo Díez y Laura Restrepo, que los propios autores impartieron. Premiada en el I Certamen Literario Ciudad Galdós por su relato “Tan frágil como una hormiga seca” (Editorial Iniciativa Bilenio, 2010). Seleccionada en el V Premio Orola, en cuya antología se incluyó su relato “Mi bodega” (Ediciones Orola, 2011). === Tres poemas Ricardo Llopesa ====================================== *** La botella Vino quiero y vino pido. Tirso de Molina Amo de ti tu cuello largo de garza, que mira el cielo con orgullo, y tu ancho cuerpo sin caderas. Amo tu espíritu, donde mis sueños reposan su blanda quietud nocturna. Contigo me acuesto en la noche sin estrellas y, al levantarme, con el nuevo día te poseo de nuevo. Creada para el amor, naciste del parto de la fruta y eres hija del viento. Pero yo te amo, seas así nombrada, ultrajada, mancillada, en otros recintos, por hombres y mujeres infames que violentan tu sexo al descorchar tu virginidad. Los días en que te ausentas acosan mi costado las heridas del desaliento y añoro tu suave mano líquida posarse sobre mis labios. Invoco tu nombre, te conjuro en la alta noche. Evoco tu sombra, el perfil redondo de tu espalda y, cuando llegas, reconozco el golpe seco de tus pasos de vidrio sobre la mesa. *** Verlaine El vino siembra poesía en los corazones. Dante Divino maestro de vicio y perversión, hermano lascivo de Pan y Dioniso el borracho, hijo de Apolo, ruiseñor del Olimpo; Villón, oh maestro Verlaine, hubiese compartido tu mugriento cuarto de la rue Moreau, viejo, sucio, ruinoso, barrio Cour Saint-François, muy siglo XVIII en el XIX; hubiese compartido el verde ajenjo, noches de baile en el prostíbulo con tu novia la pringosa Princesa Pelirroja, puta pobre, barata, que te amaba. Un día te visitaron René Ghil y Mallarmé para salir de putas por mierdosos bistroc, mientras tú callejeabas con tus zapatos sucios sin un céntimo, solo, arrastrando la miseria por las calles de París y esa borrachera espantosa rompió tu pata gotosa. Tu pobre madre llevó del pueblo sus mimos para cuidarte con devota alegría de madre, pero no cabía en tu miserable cuartucho y subió al piso de arriba, a casa de los vecinos, donde murió tiritando de frío. Los vecinos intentaron en vano ayudarte para que la vieses morir a ella que se moría de pena. Fue imposible. La escalera de madera vieja, estrecha, lo impidió, y también tu puta pata rota y tu eterna ebriedad. Parecías Sileno en brazos de los sátiros bebiendo uva que fecunda el alma. El féretro de tu madre, oh divino poeta, príncipe borracho del vicio, de carpas y vagabundos, tampoco pudo bajar. Tuvieron que sacarla con cuerdas por la ventana como un enorme mueble inservible. En aquel cuarto inmundo donde todo olía mal, a miseria, a soledad, allí, oh divino maestro, bajaba el ángel de la inspiración y también el dios perverso de la lujuria y cubría tu cuerpo de bestia con su velo. Subías a las alturas y escribías los versos exquisitos, sublimes, de Fiestas galantes, Liturgias íntimas, Sagesse y los inmortales Poemas saturnianos. Ahora que miro tu retrato, amarillo, barbudo, solo, marcado por la tragedia y el genio, tu cabeza alborotada de Sócrates antiguo me recuerda al terrenal Epicuro y te veo como a un sagrado dios, perverso y libidinoso, que algunas veces se convertía en Verlaine para alcanzar el corazón humano. *** A José Luis Parra In memoriam Ha muerto José Luis Parra. Por él que no repiquen las campanas sino las copas que nos bebimos juntos en el Café Malvarrosa y la Cervecería Madrid. Se me han ido, de golpe, el amigo y más de 40 años de tragos. Espero que su alma no haya ido al cielo, Dios no sería justo con él. Ahora descansa, simplemente descansa de todos nosotros. ** Ricardo Llopesa http://www.letralia.com/firmas/llopesaricardo.htm Escritor y editor nicaragüense (Masaya, 1948). Desde 1965 reside en España y desde 1967 en Valencia. Es investigador de la obra de Rubén Darío, de quien ha publicado diversas ediciones como Poesías inéditas, Poesías desconocidas completas, Prosas profanas y Teatros, entre otras. También es autor de los ensayos Modernidad y modernismo (2000), Lectura de Azul... (2001) y El ojo del sol: ensayo sobre literatura nicaragüense (2004). Sus artículos han aparecido en reconocidas revistas de Europa y América como Anales de Literatura Hispanoamericana (Universidad Complutense de Madrid, UCM, http://www.ucm.es), Cuadernos Americanos (Universidad Nacional Autónoma de México, Unam, http://www.unam.mx) o Revista Hispánica Moderna (Universidad de Columbia, Nueva York, http://www.columbia.edu; EUA). === El sapo José Pérez =============================================== A Gabriel García Márquez, cuando era feliz e indocumentado. I Eduardo Vargas escucha la voz del embajador desde el zumo divino de un oporto que degusta con inocultable fervor: —¡Me parece imposible que éste sea el sol del trrópico! —Y más curioso es que todavía están cantando los sapos —sentencia desde un sofá amarillo el otro visitante. La escena es más bien ejecutiva, pero el más extrañado de todos es el oporto. El hombrezuelo baja la copa y toma un libro grueso, apiñado de papeles que abultan su buche normal de imprenta, se lo entrega al embajador, enciende otro cigarrillo y se acerca a la amplia ventana con sus ojos pardos, desprovistos de ilusión al parecer, y toma por un pequeño hilo —muy delgado, en verdad— aquella frase del embajador. —Pero mejor son las estrellas, Mr. Bluefields. Después siguen otros asuntos de astros y vanos elogios al “Carribe”, y se pasean por corsarios y piratas, invasiones del pasado, de Haití a Cuba, de Guatemala a Honduras, de Panamá a Las Malvinas; intercambian humores, resirven copas y humonadas, yendo insistentemente hacia la ventana, por donde entra como un eco de caracol el ronquío del sapo aguachento. Una hora antes, y antes también de esta reunión, había cesado una lluvia menuda que hubiese sido imperceptible, quizás, si no hubiese provocado un accidente múltiple a dos kilómetros de allí, donde resultaron “gravemente heridas” dos de las mujeres que ellos esperaban con supuesta ansiedad cada vez que el sapo movía el abdomen, aparentemente ajeno a sus mundos. El embajador pone sus ojos en los zapatos de aquel anfitrión, a falta de otro lugar de interés, mientras trata de entenderle la frase anterior. Hace muchos lustros que entre la suela de cuero y la piel de aquellos pies no se interpone un humilde gramo de arena perfumado de monte, de humaredas y yerbasales. Mucho menos una insultante garrapata, un sabañón atrevido o, peor aun, un rasguño de arestín. Sin embargo, este imperceptible análisis resulta inadvertido para los dos hombres, y al sonido del sapo en la ventana le sigue una escena fílmica del pasado que sólo puede ser creíble en una cinta de video casero: —En mis tiempos de guerrillero tuve que saltar muchos peligros. A mi paso estallaron no menos de mil granadas y petardos, y el trasplante de piel que me hicieron en esta oreja hubiese sido imposible enseñárselo si la esquirla cambia su trayectoria una trillonésima fracción de segundos antes y se mete aquí, en la raíz de la patilla —en este momento el sapo y las risas se funden a la altura del portal de la ventana, con un tubo de luz que el sol ha enviado para ellos como ramo de flores. —Estoy imprresionado —dice el embajador—. Esto sólo es posible en el Carribe —y abre al azar aquel libraco de viajes del viejo Humboldt, repleto de cartas y documentos. La manga de la camisa del anfitrión parece sudada. Un tajo de recuerdos le brota en las venas y le excita desmesuradamente. También las pupilas se le maduran con la luz y el oporto, tras la bocanada de humo que le devuelve el bramido al sapo a través del cristal inexistente de la ventana. Ordena cuatro o cinco ideas, para empinarse en el relato, pero suena el teléfono. En la calle no se observa ningún dispositivo de seguridad ni se advierten movimientos que permitan inferir razones de extrema seguridad para cargos políticos de alto nivel, como suele ocurrir, con todo el andamiaje de los escoltas, motorizados, trancaderas de avenidas, luces y sirenas, además de los trajes de marcianos armados y figuras de celuloide de los guardaespaldas. Por el contrario, la ciudad está tranquila. Una anciana lleva a esta hora una bolsa con cambures y naranjas, una sombrilla de flores y el cansancio con que arrastra sus propios pasos, en una marcha que más bien parece el viaje de regreso de la vida. Unos metros más allá alguien cambia de acera con una bolsa de panes mientras en la otra mano carga un jugo con pitillo. A la izquierda se aleja un taxi solitario que no respeta la luz del semáforo y cruza luego a la derecha. II —Pérez Ostos, sí, mi General, exiliado; creo que Águila llega a Halcón —lo demás es un zoom al objetivo. El oporto sube, apurado, un par de veces, a aquellos labios gruesos como unas aceras, y finalmente se queda suspendido en el aire, aguantado por los rieles de unos dedos ásperos, vulgares y blancos, casi inoficiosos. —No, no. Halcón tuvo un tropiezo y al parecer cayeron dos plumas y estamos por confirmar, pero el satélite está acoplando, todo en órbita, como dicen en Venezuela o en Chile. Gracias, Gran Jefe. Eduardo Vargas descuelga el teléfono como quien viene de ganarse el Premio Nobel para llevárselo a su madre analfabeta debajo de una sombra de mango, a las tres de la tarde. La madre, más inteligente que el premiado y más honesta en el fondo de su corazón, ve al hijo y no al premio. Sin embargo, el oporto parece lucir aquella felicidad, colgado todavía en el aire como un vaso de sol. El diálogo, a pesar del ciframiento o en razón del mismo tal vez, ha tenido un final feliz. III El sol del trópico brilla, perfecto, henchido, supremo como corresponde a las tres de la tarde —a pesar del oporto, hay que redundar en ello—, muy cerca de sus cabezas. Apenas unas leves notas musicales interrumpen este brillo y esta paz nerviosa. Es La consagración de la Primavera de Stravinski, activada de manera automática por un timbre oculto en la puerta del departamento. Esto forma parte del dispositivo de seguridad ubicado estratégicamente en el pasillo, incluyendo cámaras ocultas, bloqueo automático del ascensor y del carril de escape de las escaleras (al respecto, se puede guiar la imaginación con cualquier film de accion-combat, y demás gentiles trucos de Hollywood), lo que se podría confundir, perfectamente, con cualquier sofisticada herramienta de seguridad y defensa de los capos de la droga o de magnates y mafiosos criminales de Europa, Oriente o América, mas no de simples políticos suramericanos. Hasta este momento de la trama sólo están incluidos un general exiliado, un poderoso miembro de las relaciones internacionales y un personaje oculto, incólume, que parece atado para siempre al sofá amarillo, más chato que el resto, parecido a una etiqueta de cualquier Woody Allen de la calle: ojos grandes, borrosos, cara triangular, casi vulgar, y unas gafas seniles. Del poco pelo que le queda es mejor no decir nada. Lo importante, por ahora, es la puerta (después del oporto y el sapo, por supuesto). A ambos lados de la puerta se encienden y parpadean decenas de lucecitas verdes y eléctricas mientras Stravinski parece brotar de las alfombras, de los muebles de la pared, de la gran lámpara de cristal de lágrimas del techo o del fondo mismo del oporto. —Es nuestra seguridad en clave —dice Eduardo Vargas. Significa que todo está positivo. Un botón cristalino a la derecha activa una pantalla de cuarzo en la pared que resultaba invisible, y sobre la misma aparece ahora un rostro elegante, sonriente, coqueto y visceralmente endemoniado de glamour. Los detalles del rostro son impecables. La mirada, si bien un poco fría, calculadora, es de ave en vuelo. Los labios no tienen nada que reclamar a la naturaleza. La nariz puede confundirse con cualquiera de las maravillas del mundo. Podría pasarse un cristiano toda la vida contemplándola sin contar los soles que le caigan sobre la espalda, extasiado, hechizado, embobado. —Llegó su esposa, General —sentencia Nalgas Llosas, y como si esas palabras activasen una clave fonética, la armazón de acero accede de par en par el paso rojo, esbelto, dominante de la hembra, envuelta en falda y corsé, cartera americana y zapatillas de Pierre Cardin. Sus pasos sobre la alfombra son pétalos sueltos para el amor. IV La mujer había sido siempre un enigma. Casada casi clandestinamente con el General apenas dos meses antes de ser depuesto por el golpe de estado, había entrado a Venezuela de manera ultrasecreta y por separado del marido, luego que huyeron para evitar ser aniquilados en Argentina. Por lo general, nadie la conocía y era poco vista en público. Como dama discreta que había sido, no tenía pecados públicos que ocultar y por añadidura, ahora le bastaba con el goce de tan avanzados sistemas de anonimato y discreción brindados por el entorno fiel del dictador. Sólo su hermosura y el sol bañado del oporto del “Carribe” le delataban. Con toda ley el General le decía mi hembra. —Sentáte —le dijo, y ella, dócil y dúctil, tendió su brazo largo, fino, suave y blanco detrás del cuello oprimido por una corbata azul. Acto seguido, el muslo cortado perpendicularmente se asomó como un pan de leche en exacto perfil. Pero el sapo no callaba su agorera letanía. Sin embargo, el pasado de aquella hembra había sido borrado de la faz de la tierra. Para el General es una diva, una musa, una diosa. Para su entorno, eso y más. Nadie se atrevería nunca siquiera a insinuar el pasado de camas, sábanas y desvaríos de esta hermosura, cuya propiedad sólo era posible bajo tan distinguido uniforme militar. Eduardo Vargas diserta sobre el plan, mientras Mr. Bluefields, cerca de la puerta de seguridad, despacha hacia sus pulmones un habano que parece estar a placer en su boca, mirando desaprensivamente el rólex de fondo azul en su mano derecha, inhalando el aire, la tierra, el planeta todo, hacia sus pulmones llenos de estrellas. Tiene así la exacta frialdad de un criminal profesional o agente encubierto de la CIA. —Entraremos por Colombia, General, es más seguro. Ahora mismo estamos llenando de muñecos con formas y dimensiones humanas el pequeño jet de turismo que, por una aparente avería, se desviará hasta acá, y usted debe ser necesariamente un técnico de aviación, aunque sea de aprendiz —todos, y de manera exagerada la mujer, se ríen—. Por lo tanto, debe ponerse ahora mismo el traje que tiene en el armario, sin olvidar los bigotes, las gafas y la peluca, y tomar el portaherramientas que, si bien no pesa, puede resultarle molestoso. En realidad, ahí lleva usted el dinero. El General pone la mano en el muslo, y su amplia y deforme cadera reposa muy junto de la otra, que es perfecta, dócil, amarrada a un cinturón ancho de cuero de víboras del Brasil. La desproporción de las edades, de los talles, incluso de los modales, son apenas detalles de segundo grado que no restan solemnidad a este drama. Que esto despierte una profunda lástima existencial es cosa de especulación, de literatura, no más. —No debe tener cuidado con sus trajes, General, añade Eduardo Vargas. Lo recibirá todo en 48 horas después del éxito de la operación. Ya como nuestro reconquistado Presidente. Se dan unos muy formales y rápidos gestos aprobatorios entre el General y el embajador, y acto seguido el anfitrión señala: —El Excelentísimo Embajador, Mr. Bluefields, tiene todo organizado con el mejor equipo del mundo. El golpe será un éxito y este oporto, por supuesto, tendremos que repetirlo. Claro, allá en el Sur, en su despacho, Presidente. Repetirlo era una palabra que el sapo parece haber escuchado, pues en ese momento su diálogo paralelo emite una consonante aguda, gangosa, que no resulta desapercibida, al menos para el General: —¿Dónde está ese sapo? —sin sospechar remotamente que lo tiene debajo del sofá amarillo. V Mr. Bluefields y la hembra intercambian leves sonrisas en la cómoda recámara del Mercedes en sentido contrario al lugar del accidente de las mujeres. El ardid ha sido perfecto. Si hacia el sur se distrae la atención con un infortunado accidente automovilístico que no implica más que el sacrificio de dos operadoras de turismo que servirían de protocolo a un destacado visitante clandestino, hacia el norte se dirigen ellos, satisfechos y campantes por el éxito del plan. A un kilómetro de allí queda aquel sapo estratégico, aquel tubo de luz y aquella puerta supersegura que ya debe estar volando por los aires con la explosión, mientras las vísceras del General y los chispazos de oporto de Eduardo Vargas se precipitan a tierra desde diez pisos de altura. Se les ha puesto, pues, un traje de altura, sin que se lo imaginaran. A esto lo llama la CIA, labores de inteligencia. La secreta metralla contra el cono Sur. —¡Viva el Carribe! —sentencia Mr. Bluefileds, aspirando el habano hacia sus pulmones llenos de estrellas. En un hangar del aeropuerto cercano, de manera rutinaria, un avión mediano aguarda por ellos dos, lleno de muñecos, con grandes bolsas de dinero y otros empaques misteriosos, surcará los cielos en minutos, cruzará nubes, vencerá fronteras, y pasará la página de este drama latinoamericano. Cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia. Oviedo, Asturias, junio-julio 2000 Isla de Margarita, julio-agosto 2006 ** José Pérez http://www.letralia.com/firmas/perezjose.htm Escritor venezolano (El Tigre, Anzoátegui, 1966). Reside en la isla de Margarita. Licenciado en letras por la Universidad de los Andes (ULA, http://www.ula.ve; 1990) y doctor en filología hispánica por la Universidad de Oviedo (http://www.uniovi.es), España (2011). Desde 1991 es profesor agregado de la Universidad de Oriente Núcleo de Nueva Esparta (http://www.ne.udo.edu.ve) en el área de lingüística y, además, ha dictado talleres de cuento en diversas localidades de Venezuela. Ha publicado la novela Fombona, rugido de tigre (2007), los libros de cuentos Jardín del tiempo (1991), Callejón con salida (1994), De par en par (1998), No Lisis, No Listesis (2000), Pájaro de mar por tierra (2003) y Caballo que pasa gana (2011), los poemarios Como ojo de pez (2006), En canto de Guanipa (2007) y Páginas de abordo (2008), y los ensayos Por la mar de Luis Castro (1995) y Cosmovisión del somari (2011). Ha ganado el Primer Premio de la II Bienal Literaria de Guayana (1993), el Primer Premio de la II Bienal de Literatura “Antonio Arráiz” (Barquisimeto, 1998), el Certamen Cada Día un Libro (2005), el Primer Premio de Poesía Luis Beltrán Prieto Figueroa de la Bienal de Literatura “Ciudad de La Asunción” (2006), el Primer Lugar del Premio Regional de Literatura “Mercedes de Pérez Freites” mención Poesía (Cantaura, 2006), el Premio Nacional de Novela “Plácido Chacón” (Cantaura, 2006) y el Premio Nacional Gran Explosión Bicentenaria, mención Literatura (2011). === Tres poemas María Laura Decésare ================================= *** Maridaje Claramente su lenguaje es otro, las formas son otras. Ella va al sillón, se recuesta un rato mientras él se entretiene jugando en la sala. Todo sucede sin enojos ni reproches. El macho decide tomar una siesta, al paso de las horas su compañera se acerca, da vueltas a su lado y corre al cuarto. De inmediato, él despierta y la sigue de un tranco a la habitación, posa su pata en el cuerpo frágil, lame su cabeza y ella tímida le devuelve el gesto. Así de simple es el mundo felino donde se respetan los silencios, los espacios y el instante para el amor. *** Añoranza Después de un gran dolor por desamor y tras varios desengaños nunca más se vuelve a llorar como la primera vez. *** El día del adiós Amaneció nublado como augurando la tormenta cercana. Esa mañana gris ella estaba un poco más frágil que de costumbre y él, como presintiendo lo peor, se recluyó en el cuarto para mirar desde lejos. Pedía una explicación que lo consolara y yo, no se la pude dar. ** María Laura Decésare http://www.letralia.com/firmas/decesaremarialaura.htm Escritora argentina (Rufino, Santa Fe, 1969). Estudió ciencias de la comunicación. Actualmente cursa estudios de corrector literario especializado en textos literarios. Publicó La letra muda (Ediciones del Dock, http://www.deldock.com.ar; 2010). === La luna que quería ir al circo Reinaldo del Orbe ================= A Yojanel Bruno Colón La bruja había olvidado sus originales formas, acostumbrada a su cuerpo gatuno que desde su nacimiento había acompañado sus estrategias de salto que habían extraviado su vértigo a otras ciudades. Era tan hermoso, que las estrellas se mudaban de constelación formando nuevos universos, y afianzadas en Sagitario apuntaban con la flecha del zodíaco a su corazón mientras invocaban a Cupido. Todas querían comerse el corazón del gato. Su cuerpo era lo suficientemente largo como para atravesar las paredes que limitaban las periferias de la ciudad, y lo suficientemente corto como para caber sin menores pretensiones en el espejo combado de la pared de la habitación de la dueña de la cosa. Su pelaje era tan negro, que en las noches largas de invierno se confundía con las sombras de la noche para perderse en la oscuridad de los laberintos de los parques nocturnos, adornados con faroles que han cerrado los ojos, cegados por su belleza. Sus ojos podían ver los siete cuerpos que, desconocidos para los mortales, poseían en su interior. Brillaban como dos enormes luciérnagas cuando duerme el sol y la luna acurruca el cielo jugando con la marea de sus espumas, haciendo el amor con mar para bramar en sus olas. El gato habitaba la casa abandonada de los santos y asediaba por los inquisidores. Los santos llegaron a alcanzar estados de su pureza cuando la luna derramó las mieles sobre sus aposentos, pero pasado el tiempo invocaron el poder de sus cristales, y transmutaron el dulce en la sal que agobia sus días. Nadie se mira a la cara. La matriarca se va en las mañanas desayunando un nuevo día para vomitarlo justo en el momento en que se acuesta al lado del Padre, con el interés perdido de llegar a los brazos del mismo a través del hijo, y renunciando a la trinidad. El padre la tiene a su izquierda, limpia sus vómitos cada noche, y aunque sabe que con un poco de azúcar puede volver a remontar los tiempos en que la divinidad se paseaba por las aristas de la casa, prefiero depositarlo en el retrete. A su derecha no está el hijo, por voluntad propia ha decidido mudarse a la habitación de al lado. En un principio se preocuparon por su creación, pero ahora no se preocupan por su existencia, ni siquiera por curar las heridas de sus magulladas manos cuando ara el campo donde trabaja, ignorando la cruz que cae del cielo cada día en forma ultravioleta sobre su espalda cada vez más morena. El sueño del hijo, cantar eternamente en los campos de olivo acompañado por la guitarra que toque alguna cigarra hasta reventar sus panzas. Aunque la cigarra renacerá cual inmortal animal con complejo de Dios, el hijo prefiere continuar durmiendo al tercer día. La trinidad que se ignora también ha aprendido a ignorar al gato. Incluso cuando éste se refleja en el espejo, prefiere observar la pared blanca devorada por el mismo, recuerdo inherente de una santidad plausible que se encuentra en la sala más perdida de sus memorias sentado en un diván, fumando cigarrillos y refugiada en el alcohol. Por eso el gato sólo entra en la cama a comer la comida que habitualmente siempre está en el suelo sobre un plato con cara de gato que de vez en cuando muta en una hiena y lanza una sonrisa tan irónica que puede ofender a la más apacible de las bestias. El tejo, el jardín y la enorme ciudad son los lugares preferidos del gato. No tenía amigos, salvo los que se había imaginado. Hasta que un día, en el jardín, el sauce llorón le habló: —Ay, santo, una bruja. ¡Socorro, auxilio! —gritó el sauce llorón. —Tranquilo, no soy una bruja. —¿Ah no?, ¿entonces qué eres de no ser una bruja? —Soy un gato común. Un gato casero. Si te das cuentas estás en el jardín donde vivo. —No te creo, eres una bruja. ¡Socorro, auxilio! —Te digo que no soy una bruja. No comprendo cómo no eres capaz de comprender mi gatonatura. —¿Gatonatura, esa palabra no existe? —Existe, justamente porque la he utilizado. He decidido definirme en estos términos y al hacerlo tienes que aceptarlo, porque de lo contrario estarías sembrando tus raíces en terrenos egoístas que no ven más allá de lo que te permite la visión borrosa de tus ojos llorones. Además, tú no decidiste llamarte sauce llorón, te impusieron ese nombre, así que si en la vida se valen los nombres impuestos, ¿por qué no han de valerse también los nombres puestos por aquel que tiene el linaje que acompaña la merced de las palabras? —¡Socorro, una bruja filósofa, socorro! Cuando el gato escuchó esto se echó a reír, y su risa fue tan alegre que salió de su boca para menguar en el adviento de la frialdad que se aproxima con los vientos que descienden del norte, saltó sobre el jardín con la fuerza de un huracán evitando pisar las trinitarias que danzaban en sus acuarelas embriagadas de vino. Tan grande fue el chisporroteo de la risa, que estuvo a punto volver azul el cielo de la noche, y lo consiguió por unos breves instantes, porque estuvo a punto de volverse tormenta, e invocó el poder de la humedad de su tristeza, entonces cayó perenne el llanto en el tejo de la casa de al lado, que se evaporó antes de rozar la caoba de sus maderas, por la hilaridad que seguía provocando la risa del gato. Volvían al cielo, y un trueno volvía a desprenderla hacia el suelo. Una vez la risa del gato se contuvo para guarde en un extraño baúl de sueños atrapados, el gato subió donde el sauce llorón. Sobrevenida la risa se embriagó con el alcohol de sus tristezas, pues se dio cuenta de que el sauce llorón había estado condenado para siempre a la peor de las enfermedades, la depresión. Se envolvió entre sus lágrimas que caían al suelo en goterones de medusa, el pulpo de su llanto luchó ferozmente contra el gato para mantener su tristeza anidada a la cabeza del sauce llorón, sus cabellos se volvieron gorgonas que atropellaban al gato con el fondo de las piedras de camino que daban de la calle del frente a la puerta de la casa, y sus golpes tenían la fuerza de las alígeras que desprendían su pelaje dejando sus huellas entre cada poro que, embadurnado de sangre, testificaba las marcas de la guerra. Del cielo se desprendió Perseo bajo orden de las estrellas, y sus garras fueron la égida que cortó el deseo que hundía al sauce llorón en el calabozo de las bajas pasiones, y cada serpiente cayó al suelo y empezaron a comerse entre sí, hasta no quedar restos de ellas, y quedó el sauce llorón con un peinado anticuado, una pollina que dejaba sus ojos a flor de piel, pero que no nublaba su visión. El gato subió al tejo. Enfermo, adolorido. Sin fuerzas. A punto de morir. El largo combate por defender al sauce llorón lo había dejado exhausto. Entonces un rayo de luna se posó sobre sus patas alimentando pelaje, curando sus heridas, colocando en su sitio cada pedazo de carne y cada cuajo de sangre ya disuelto. El gato fue curado. La luna fue buena. El sauce llorón dejó de llorar. *** La ciudad es gris como el color de la casa. La casa por la desobediencia de sus habitantes a escuchar su corazón y dejarse llevar por el falso intelecto de su cerebro, y la ciudad por el material del cual estaba construida, y sus ventanas iluminadas en su interior pero cubiertas por velos extraños que impedían que la luz explote hacia el exterior, sólo se percibía un ligero destello que se colaba entre las esquinas para morir a escasos metros de sus cristales. El metro estaba sobre la tierra, cruzaba un puente de rieles exclusivo para su rutina, aunque algunos pájaros también lo habitaban esporádicamente; esto no era preocupación para el gato porque estaba acostumbrado a no comer carne, así que no se preocupaba por acercarse al metro a cazar ningún ave. Todas las noches el gato subía a observar el último metro que pasaba vacío. Una voz salía de algún lugar diciendo que el próximo metro no admitía viajeros, luego pedía disculpas por los inconvenientes. El mismo se dirigía a su hogar. Esta palabra era un poco desconocida para el gato, porque entendía perfectamente lo que era una casa, pero desconocía el significado afectivo de la palabra hogar. No obstante, a pesar de esto nunca sintió curiosidad por conocer el hogar del metro, tampoco de saludarlo, permitió que éste a sus anchas se pavoneara por la gran ciudad, ausente del conocimiento de que cada noche, de regreso a su hogar, un gato lo observaba desde la lejanía, falto de ganas de incordiar. Como cada noche, el gato se bambolea entre los tejos de la gran ciudad. Se oculta en la oscuridad de sus pasos incapaces de ser perceptibles para los ojos de cualquier mortal, ya que no emiten sonido en el traspié de los absurdos de la visión del mundo. Ronda la periferia de la ciudad cual si fuese un pájaro con alas blancas. La costumbre lo había hecho saltar entre los tejos a ojos cerrados. Una noche, a punto de llegar al tejo de su casa, en el aire la brisa lo tocaba, y por intuición miró hacia el cielo, y vio la Luna. Era un ojo grande que parpadeada, el foco de energía inagotable que ilustraba las sombras de los cuerpos de una tercera dimensión cada vez más pesada por el continuo aumento de las leyes que la regían; su influencia era tal, que los árboles crujían sus hojas ante su presencia cerrando sus cuerpos cual vástago mágico de un tallo somnoliento, y por un instante el gato pensó que partía de lo real a lo irreal, pues nunca pensó que aquello que por tantas noches había obviado era lo más hermoso de la ciudad; ese ensimismamiento le costó la reputación de sus saltos, pues cayó de golpe sobre el suelo a los pies del sauce llorón, que dulcemente derramó sobre el gato una lágrima de sal para curar la infección de su pata. Levantó con sus brazos al gato y lo colocó justo en el tejo donde quería estar, esperando que éste recobrara el sentido. De pronto, sin nadie darse cuenta, el gato se encontraba sano otra vez, sin explicación alguna. *** —Me gustaría saber si tienes algún nombre por el cual puedo llamarte —dijo el sauce llorón. —Me resulta extraño que lo preguntes, por lo general la gente no suele estarse fijando en el nombre de los otros. Menos viniendo de un sauce llorón, que sólo se fija en sus amarguras. —Ahora no tengo tantas, me las has quitado prácticamente todas, me has dejado sólo una pollina que no llega a cubrirme los ojos. Aunque aun así no es suficiente para erguir mi mirada, puesto que prefiero seguir cabizbajo, aún guardo un poco de dolor en mi interior. —Si empezamos con lo mismo de la otra noche, me voy. —No, tranquilo, ya se me pasará. Pero dime, ¿cómo te llamas? —Bastet. —¿No es ese el nombre de una bruja? —Creo que es el de una diosa. Igual no me importa de dónde provenga, me basta con que guardes con sigilo el secreto, no me gustaría que se enteren los pájaros que sucumben en el día como manchas en el cielo de mi nombre, porque entonces se vestirían de negro para ser el insomnio de la noche. —¿Acaso tiene tu nombre algún poder? —No, pero ellos saben que por las noches subo al tejo a mirar la ciudad. Si se enteran de mi nombre me llamarían para mantenerme despierto, y entonces no sería capaz de razonar por mantener mi cuerpo en vela, y los gatos debemos mantener nuestras extremidades siempre en alerta, por eso siempre caemos de pie. —¿Caen de pie siempre los gatos? Porque no me pareció que hayas caído de pie ayer en la noche —el gato maúlla con rabia e intentar arañar al sauce llorón, pero se contiene. —No digas ni una palabra de esto. Nosotros gozamos de mucho respeto, si alguien se entera sería el fin de nuestra dinastía, y los dioses de la magia nos quitarían el trono de nahuales de mundos desconocidos. Si no lo sabes, nosotros somos los guardianes de las puertas que se abren cuando algunos hombres duermen, incluso cuando no duermen y quieren visitar extraños paraísos astrales, yo promulgo la autorización. Pero esto es a merced de la benevolencia con que me muevo en el mundo, y la facilidad para implorar el llamado del resto de camadas, que vienen saltando entre cada tejo cuando grito sus nombres en el vacío que duerme sobre la gran ciudad, y a la llegada todos caen de pie. Si se enteran de que no ha sido así, entonces dejaré de ser quien siempre he sido, para ser uno más que come en los zafacones de la ciudad. Mejor cambiemos de tema. ¿Y tú, tienes algún nombre? —Antes que nada no he entendido nada de lo que me has dicho. —No hace falta —dijo el gato con cierta ironía. —No, no tengo nombre. Nadie nunca se ha preocupado por darme uno, pero igual puedes seguirme llamando sauce llorón. —¿Qué pasará entonces cuando quiera comunicarme con el sauce llorón de al lado? —¿Qué se supone que debe pasar? —dijo el sauce llorón extrañado. —¿Cómo se diferenciarán el uno del otro? —dijo el gato desconcertado. —Nunca había pensado en ello. —Vamos a ponerte un nombre, te llamarás Alameda, como la alameda de los álamos, pero en este caso tú serías la alameda del llanto que roza el vientre de la noche —el gato se ríe—. Espero que ahora que tienes nombre dejes de llorar. —¿Entonces de ahora en lo adelante siempre que te refieras a mí me dirás Alameda? —Sí —dice secamente el gato después de pensarlo por mucho tiempo. —¿Cada vez que me refiera a ti te diré Bastet? —Sí, como quieras. —Una pregunta, Bastet. ¿De dónde vienes? —Ni siquiera yo lo sé. Un día abrí los ojos y me encontré en este lugar. Lo único que recuerdo de aquella noche, era que no había Luna. —Te diré de dónde vengo yo —después de un largo rato esperando que Bastet preguntara por su existencia—. Vengo de una cajita de plástico. Hace muchos años era tan diminuto que no te lo hubieras creído, estuve bajo la tierra, pero ahora sólo mis pies yacen ahí debajo. Me siento orgulloso de lo alto que soy. —Qué cosas dices —Bastet habla sin poder parar de reír—. Si los sauce llorones no vienen de ninguna semilla —Bastet continúa riendo hasta que se da cuenta de que unas lágrimas están cayendo sobre la tierra. Al instante para de reír, y fue más fuerte su deseo de no tener que enfrentarse de nuevo a las lágrimas del sauce llorón que sus ganas de reír—. Para, por favor, si quieres voy a dejar de reír. —No soy yo quien llora. Bastet se percató de que del cielo descendían balas como relámpagos en la noche que llegan al asecho de cualquier despistado. Caían como golpes en diatriba sobre el follaje de las marismas plásticas del jardín con falso ecosistema. Se hundían entre la cabeza del sauce llorón y rebotaban del suelo, pues era tal la dureza con la que descendían, si bien no eran capaces de destruir la superficie de la corteza rica en líquenes como alimento. Bastet levantó la cabeza para ser sus ojos y también los de Alameda. Vio cómo la luna caía, al parecer se había desprendido del mosquitero azul en donde se había quedado pegada, no cayó sobre la ciudad, pero descendió tanto que estaba 50 veces más grande de lo normal, y Bastet presintió un hermoso olor a sal, por primera vez se sintió en el mar estando en tierra, sin necesidad de salir divagando mientras dormía. —Lo siento, no quise asustarlos —dijo la Luna. Tanto Bastet como Alameda se quedaron estupefactos al ver a la Luna personificada justo frente a ellos. El cielo cambió de forma, y las constelaciones revoloteaban cual si de un puñado de granadas hubieran hecho un terremoto. —Me siento demasiado sola allá arriba. —No sé qué decir —dijo Bastet. —¿Tú? —dijo el sauce llorón—, que siempre sabes qué decir, ¿hoy no sabes cómo responder? ¡Qué maravilla! Encantado, Luna, mi nombre es Alameda, aunque realmente soy un sauce llorón, pero el Bastet me ha puesto este nombre y debo acostumbrarme a él, así que empieza por llamarme así. ¿Así que te sientes sola allá arriba?, pues quédate aquí debajo con nosotros. —No puedo —dijo la Luna—. Debo estar allá arriba poniendo control sobre las malcriadas mareas, si me quedo aquí por mucho tiempo, entonces éstas estarán con la voluntad a sus anchas, y desafiarán a muerte al más humilde de los pescadores. —Luna —dijo Bastet—, perdona que me quedara en silencio. Es que nunca pensé que te podía ver más que en el mundo onírico. ¿Pero por qué te sientes sola si hay tanta belleza de estrellas a tu alrededor? —en ese momento las estrellas se movieron en el cielo, y formaron un gigante corazón. —Es que ellas son muy malas —dijo Luna—. Siempre están celosas de tu belleza. Cuando subes al tejo a ver la ciudad, ellas siempre hacen hermosas formas del zodíaco para enamorarte, incluso algunas se han desnudado ante tus ojos, y ni siquiera te has percatado de ello. Cuando estabas brincado entre los tejos que te caíste, sé que no lo recuerdas porque el golpe te ha de haber traumado, te quedaste mirándome, y por eso sucumbiste en el suelo como gusano que cae entre maleza cuando se ha roto el vínculo entre lo largo y ancho para caer perdido entre lo profundo. Desde ese momento están celosas, y me miran y escupen mi rostro. Su celo ha sido tal que se han confabulado con las olas del mar para embravecer la calma que apacigua al caminante de las playas y mortifica al navegante. Confundiendo su rumbo, incluso hasta indicándole que el norte es el sur y el sur el norte. Por eso están locos los pájaros en el cielo, Dios quiera no hagan una huelga nocturna probando insomnio. Una vez en el suelo, cuando Alameda te subió al tejo, te curé las heridas, porque tengo el poder de curar, lo mismo hice cuando valientemente luchaste contra la tristeza de Alameda. —¿Así que has sido tú quien me ha curado las heridas? —Sí, y te las curaría una y mil veces si fuese necesario. Haría cualquier cosa por un ser tan hermoso como tú, creo que eres el rey de los Perthusianos. —Gracias por el elogio. Pero quiero ayudarte a distraerte, dime cómo te puedo ayudar. —Lo siento, debo regresar, si no lo hago las olas se comportarán de mala manera. La luna se fue bruscamente, sin amedrentar el significado para Bastet y Alameda de una dulce despedida, y se fue al cielo hasta confundirse con las estrellas. Las aguas del cielo volvieron a su sitio, y fueron los cristales de ojos vidriados de Bastet quienes se humedecieron, porque se fue la Luna y no pudo ni siquiera darle un abrazo. La ciudad estaba oscura, casi desierta. En sus calles no había ningún ruido que saltara sobre las incomodidades del cascajo. Sólo el gato negro se atrevía a pisar las escasas aceras asediadas por unos faroles que calentaban puntos estratégicos en el asfalto. El gato sigiloso escapaba al ruido con sus patas traviesas, cual nahual prodigioso que habita en otra dimensión. Las tiendas estaban cerradas. Salvo aquellas que tenían puertas por donde de unos largos tubos se escapaba la basura, justamente aquellas podían dar la bienvenida a un animal intrépido, que tenga la suficiente capacidad de incordiar sumido entre sus caprichos para conseguir sus artefactos. Efectivamente el lugar provisto de enseres infantiles estaba al descubierto para las peripecias gatunas. Un zafacón en el callejón de sus paredes delató la ruta de entrada y escape. Sin temor a demonios que con brujería protegieran el lugar, se adentró por el túnel en forma de gusano con un objetivo entre sus cejas: conseguir aquellos trozos de la naturaleza con los cuales podía volar sin tener alas, más alto que lo que cualquier gato lo puede hacer, sin retorno a la tierra. El túnel cada vez se hacía más largo, y luego de ser de acero se volvió de fuego, tratando de herir al gato; al parecer la tienda se cuidaba por cuenta propia de los intrusos, como si tuviera algún tipo de inteligencia artificial. Pero no le bastó ser rica ni poseer los clientes más aristócratas para burlar al gato, sino que el propio gato la burló. Se rió de ella. Una vez en sus adentros, sacó un bolso de cristal. Era un bolso mágico, allí guardaba los recuerdos más inocentes de su vida, y de otras vidas, de aquellas que aún recuerda, incluso de cuando no era gato, en una época en que era normal que le fallaran las fuerzas, escuchar disparos, recibir estocadas de toros feroces, y montar en sus lomos a hombres de gran valía. Gracias a este saco no lo había olvidado, aun así trataba esos recuerdos con el mayor descuido con que se trata a cualquier cosa que no se quiere olvidar, no obstante nunca se desprendía de ella. Le resultaba imposible escapar de su pasado. Como en la bolsa cabía cualquier cosa material u onírica que el susodicho animal desease, introdujo pendones que yacían colgados en una pared. Escogió con suma precaución los más fuertes y flexibles, llegando incluso a discriminar aquellos que carecían de gran tamaño. Se colgó la bolsa al cuello y salió por el mismo túnel por el que anteriormente había entrado, obviando el fuego y sus rabias, que nuevamente fue un elemento incapaz de causarle daño al gato. Una vez en la casa, de nuevo sobre el tejado, observó el gato cómo iba el metro a guardarse en la casa. Estaba lleno de colores, distintas luces que parpadeaban cual globos de navidad llenos de helio, elevando a los cielos más altos los zapatos mágicos más hermosos. El gato recordó algunos cuentos tristes, leídos en una vieja navidad. Fue tal su asombro al ver la hermosura del metro, que olvidó saludar al sauce llorón. —Buenas noches, Bastet, será que se ha perdido la decencia, intento encontrar algún consuelo en tu visita y el silencio que te acompaña —dijo el sauce con ganas de llorar. —Lo siento, Alameda, es simplemente que mi mirada se perdió en la distancia con los colores del metro. Pero no te acongojes, sabes que detesto cuanto te pones melancólico, es como si de repente llorar fuese la única respuesta que tienes ante cualquier cosa que te cause impresión. —No digas eso —el sauce llorón se pone a llorar. —A veces pienso que estamos hechos el uno para el otro. Odio cuando lloras, pero de repente veo crecer tus lágrimas buscando tierra y no puedo evitar sentir que eres hermoso. Pero tranquilízate, pues te recuerdo que me puedo alterar. El gato baja del tejado, abre la bolsa de cristal y le muestra al sauce llorón todas las cosas que ha sacado de su bolso. Pendones, papel vegetal, hilo de amarras, cuerdas, medicamentos para el vértigo y gotas de valor. Sin querer el gato, al abrir la bolsa, dejó escapar un recuerdo de un caballero de guerra que peleaba por un amor, y un fragmento de memoria de su vida de caballo, y un sueño perdido de ser un hermoso cisne. Los tres salieron de la bolsa de cristal y se fueron al cielo nocturno; sin darse cuenta chocaron con una estrella, y todos se fundieron; fue entonces cuando el caballo, el caballero, el cisne y la estrella se fundieron en uno formando el Sagitario, y desde ese momento habitó en el cielo como señor y amo de las flechas, y desde entonces ha sido el motivo de celos de Cupido. A pesar de que el sauce llorón no sabía qué hacer con aquellos materiales, trató de acomodarles en la manera que pudo. Observó cómo el gato trabajaba meticulosamente cada uno de los objetos por separado para luego unirlos entre sí, como si se tratara de un rompecabezas o de algo más complejo. Cortaba finamente los trozos en proporciones iguales para formar figuras equilibradas en armonías matemáticas. A su alrededor los hilos, aparte de dar hermosura, proporcionaban estabilidad y firmeza a cada una de sus aristas. El papel, de diferentes colores, parecía una nueva bandera de un país ubicado en las nubes con las que soñaba el gato, al parecer no era un simple constructor de cosas quien estaba creando inventos, sino un poeta, pues cuidaba el más nimio detalle, procurando no desviar su idea original, causando así belleza en todo lo que hacía. Al final un hilo largo, demasiado largo. Tanto, que por un instante el sauce llorón pensó que serviría para amarrar toda la periferia de la ciudad y así esclavizar al ruido de sus madrugadas, provocando así mañanas felices. —Listo —dijo Bastet. —¿Qué se supone que es eso y para qué sirve? —preguntó el sauce llorón. —En algunos momentos he llegado a cuestionarme sobre tu capacidad de discernimiento. Comprendo que no sepas el nombre, puesto que al final ni siquiera tú tenías uno. Pero está claro para lo que sirve. Sirve para volar. —¿Para volar? —Sí. No siempre para volar se necesitan alas. A veces basta simplemente soñarlo, y al soñarlo, se hace realidad. Volar es el oxímoron perfecto, Alameda. Si no me crees, desprende tus raíces del suelo y vuela conmigo. —Realmente no me gustaría ni siquiera intentarlo. Me siento bien con mis raíces en la tierra. —¿A qué le temes? —No le temo a nada, siempre que no hago lo que quieres crees que es por temor. No necesito volar porque no sueño con eso. La tierra es perfecta para mí. Dime simplemente si necesitas ayuda con tu vuelo y te empujo. Te prometo no llorar. El gato procedió a darle todas las explicaciones pertinentes al sauce de cómo debía hacer. Esa noche el sauce aprendió algo encantador. No existe mejor amigo que el animal que, sin conocerte, se asomaba a tus pies para saludarte. Comprendió que el gato era una bendición para su vida, porque estaba viviendo emociones nuevas. Sostuvo el hilo en sus manos con la fuerza necesaria, esperando que el gato se subiera sobre lo que él llamaba “chichigua”, pero más tarde el sauce prefirió llamarle cometa, puesto que una vez en el cielo brillaba como una estrella en movimiento. Recogió todo el hilo y luego lo soltó en ligeras mayores proporciones, y así empezó un juego de recoger el hilo y luego soltarlo, hasta que ya no tuvo que recogerlo más, sino soltarlo procurando que éste nunca se escapase de sus manos. Así fue como el gato voló durante la noche y subió a los cielos cabalgando una chichigua con una sabia decisión, luchando contra el viento mientras se aferraba a su corcel, como si se tratase de algún caballero que lucha por amor sobre el lomo de un caballo en medio de una guerra, mientras los pájaros nocturnos vuelcan el cielo son sus blancos plumajes, algo fallido para no ser vistos en la noche por aves rapaces. Una vez allá arriba, estaba perdido. Las estrellas trataron de guiarlo, pero el gato prefirió seguir la dirección de una flecha lanzada por el Sagitario al corazón de Cupido; estaba seguro de que debía estar cerca de donde habitaba el amor. Al llegar donde Cupido, pudo ver a éste escribiéndole una carta de amor al Sagitario; al parecer querían estar juntos, a pesar de que se disputaban cuál de los dos era el dueño de las flechas. El gato no se equivocó en la decisión. Justo encima de Cupido estaba ella. Fragante, hermosa, como si fuera un gran boca de una cara que nunca cambia, salvo cuando el reflejo del sol le acaricia el rostro en otras formas. —Pensé que nunca volvería a verte —dijo la Luna. —Nunca juzgues el valor de un gato malcriado y caprichoso como yo. La Luna rió un poco con el gato. Pero realmente no estaba interesada en reír ni hacer chistes, sino en acercarse al gato. Se le acercó sutilmente y besó sus mejillas. Las estrellas no quisieron ver, estaban celosas, aunque poco a poco estaban aceptando el amor del gato y la Luna. —¿Por qué estás triste? No puedes ponerte así. Las noches están muy oscuras. Allá abajo, en la ciudad, ni siquiera hay gente en la calle. ¿No notas el silencio que guarda la tierra? Los faroles sólo sirven para calentar el asfalto e iluminar pocos metros alrededor, pero no para iluminar toda la ciudad. Tu desolación opaca la alegría nocturna de cada ser vivo, y vuelve escépticos los más jóvenes corazones, en especial el mío, que muere de amor por tu luz, quiero que tu luz me toque todos los días. Si no sales en las noches, entonces no sé cómo los noctívagos seguiremos guiados hacia el bienestar. —Lo que pasa es que llevo más tiempo del que puedes imaginarte. Nunca me he divertido. Honestamente todos en la ciudad se divierten, y quisiera también hacerlo yo. —Pero las estrellas tampoco se divierten, y yo no las noto depresivas. —Sí, lo hacemos. Mejor dicho, lo hacíamos. Ahora están celosas por ti. No me dirigen la palabra. Además quiero otro tipo de diversión. Me gustaría ir al circo. —¿Al circo que está ahora de feria en la ciudad? —Sí, a ese mismo. —Pero si tú misma has dicho que si bajas, las olas malcriadas se adueñarán de los mares, entonces todo puede ser peor. —Ese es el problema, si no fuera por ellas hace tiempo que estuviera allá abajo. El gato tuve una chispa de ingenio, y albergando en su corazón una esperanza, abrió grande la boca y gritó: —Eureka, estamos salvados. Ya sé cómo hacerlo. Te prometo que mañana irás al circo. Mejor dicho, lo verás. Con un espejo es más que suficiente. Mañana regreso y te muestro el circo. *** Resultaba extraño. Demasiado blanco, incapaz de reflejar las sombras de la noche. Era tan plano, que pretendía devolver la luz que en él chocaba de la misma forma en que la recibía, tratando de obviar las leyes que influenciaban en formas transversales a su eje. Era repetitivo. Tanto, que engañaba al ojo asumiendo la misma velocidad del cuerpo que divisaba. Era relativamente exacto, sin ningún tipo de pretensiones. Su cara gris imitaba el aluminio de viejas cacerolas. Alrededor de su rostro, una malla de peinados extraños, cual si fuese una corona, lo cubría, y al fondo un solo pie, el necesario para sostenerse en manos extrañas. El gato saltó toda la noche entre los tejos, incapaz de volar, no obstante volando. El sauce llorón lo esperaba dulcemente sobre la tierra, con ansias de nuevas expectativas. A lo lejos unos fuegos emanaban detrás de grandes edificios, y en su intento fallido de llegar al cielo explotaban en pos de muerte con sonidos de guerra que descifraban un suicidio falto de esperanza. La muerte que acompañaba sus juegos era hermosa, llena de colores que embadurnaban el cielo con hermosos rayos de color. Cada uno, correctamente entre sus iguales, era similar al anterior. Abajo, los hombres eran quienes manipulaban la viveza de sus llamas. Una vez cerca, el gato quiso mirar los chamuscones del aire por sus ráfagas de calor, pero no le parecieron tan hermosas como la Luna. Entonces se dio cuenta de algo ineludible: “Cuando se percibe una gran maravilla, las pequeñas bellezas pierden sentido”. El gato recordó cuando le daban acupuntura con picadas de abejas. Cada picada le causaba gran dolor. A veces tenía miedo cuando, justo al lado de una picadura, le iban a poner otro aguijón; no obstante, curiosamente mientras más cerca estaban los aguijones menos dolían, llegando incluso algunos a ser imperceptibles. Comprendió entonces que el gran dolor de la herida causada por una picadura opacaba el dolor de la próxima, que era menor, así que una ley superior es capaz de superar una ley inferior, incluso abolirla llegando a la destrucción, así que en su filosofía comprendió por qué no le gustaban estos fuegos que eran hermosos: es que para él carecían de belleza capaz de admirar, porque después de haber visto de cerca a la Luna, no hay nada en la tierra que logre sorprenderlo. Una vez dentro del circo, donde efectivamente sí había mucho ruido, pero que no se colaba hacia la gran ciudad, puesto que la carpa envolvía su mundo de sueños como si fuese un campo de protección, el ruido se concentraba en sus adentros. Subió a la carpa, y con sus garras la perforó. Al hacerlo empezó a salir el ruido, que tras tanto tiempo estar concentrado, salió disparado con tal presión que subió a las alturas sobre el corcel del espacio y pinchó el cielo, agujereando su simiente. Fluctuó de sus entrañas leche de la diosa Hera, la misma con que había amamantado a los lobos, y se formaron entonces en el cielo nuevas constelaciones, y fueron sus gotas las necesarias para unirse a algunas que estaban desamparadas y volverse sus hermanas, y una vez unidas se llamaron Capricornio, con la hermosa forma de un ser que recuerda algunos libros de mitología. Una vez cesó el ruido hacia el cielo, y redujo su velocidad de escape a lo normal establecido por la fuerza de su interior, miró a la Luna, y con el espejo reflejó su luz hacia el circo, para que la Luna lo viese, y fue entonces cuando la Luna lo apreció por primera vez, con una luz reflejada a través de un espejo. Sin embargo, la Luna se apagó de repente. *** —¿Qué pasa, Luna? —dijo el gato. —Lo siento, Bastet, es que te fuiste ayer y no me dijiste cómo vería el circo. Yo no puedo ver a través de un espejo. Porque reflejo la luz del Sol hacia la Tierra, y si uso un espejo para verme a mí misma, entonces mi luz rebotará y regresará a mi rostro quemándome, pues ya no estaremos en comunión de armonía. —¿Quieres decir que nunca has visto tu rostro? —No. Pero no te preocupes por mí. Me preocupas mas tú, si sigues aquí arriba, un día caeros de tu chichigua y te perderé de vista entre las nubes, y entonces caerás muerto. Si mueres no podré devolverte a la vida. —Descuida que Alameda está allá abajo sosteniendo este hilo. Ella no dejará que nada malo me pase. Tiene claras instrucciones de cómo hacer las cosas. —Me gustaría poder ver el circo, pero también quiero verte sano, así que por favor vuelve a la Tierra, me conformo con que me mires de vez en cuando sobre el tejado, como un gato perdido entre miradas. —No, Luna —dijo el gato en forma testaruda—, yo regresaré a ti siempre que sea necesario o que necesite verte. Tú me has curado varias veces, y necesito que veas el circo, te debo ese favor. —Si desciendo a ver el circo, las olas se lo tragarán por la malcriadeza que les causa mi cercana influencia. —Tenemos que pensar en algo. En ese momento otra chichigua color negro se acercó. Parecía un dinosaurio. En su cola una palabra maldita, con forma de navaja, se acercó a la chichigua del gato y le cortó el hilo. La chichigua del gato “se fue en banda”, y se perdió entre la oscuridad. *** Llovía, llovía demasiado. El gato flotaba sobre las olas. No sabía si estaba en una nube y en un baño de lágrimas, o quizás muerto, pero flotaba sobre algo. Se dio cuenta de que estaba sobre unas olas malcriadas e ingratas, pero a la vez ingenuas. —Tú, maldito gato del diablo —dijeron las olas. —¿Qué pasa, dónde estoy? —Sobre nosotras, ¿o es que no te das cuenta de que nos has llenado de pelos? No queda una sola ola sobre el mar que no tenga un pelo. Hemos escuchado que eso causa ceguera. ¡Ay, Dios mío! Seremos ciegas, y nosotras que aún somos tan jóvenes. —¿Quiénes son ustedes, y por qué hablan todas al unísono? —dijo el gato con mucho miedo. —Somos las olas, y tú eres el maldito gato del diablo. Tenías que ser negro, debes ser una bruja. Hablamos al unísono porque nos da la gana. Eso no debe ser tu problema. —No soy una bruja, soy Bastet, y no tengo poderes mágicos. Si así fuese saldría volando de aquí ahora mismo. —No mientas, te vimos volar y caer del cielo. Suponemos que mientras volabas te has chocado con otra bruja, y de súbito perdieron el control de sus escobas. —No, no soy una bruja. —Si no eres una bruja, ¿por qué flotas en vez de hundirte? —Lo que pasa es que —el gato no supo dar una explicación. —Ves, eres una bruja. Vamos a ahogarlo, chicas. Las olas formaron grandes montañas siguiendo líneas de cordilleras. Alcanzaron tamaños tan altos que, logrando tragarse las nubes y escupirlas para volvérselas a tragar, fueron el coloso embravecido por una bestia mortal. Se tragaron al gato cuantas veces pudieron, le quitaron casi todo el pelo de la piel, y justamente cuando faltaba una sola bocanada para quitarle la vida, descendió del cielo una esfinge, mitad caballo mitad humano, y con el poder de sus flechas durmió a las olas y cargó con el gato hacia extraños lugares del firmamento. *** —Sé que no me recuerdas —dijo la esfinge. —No, realmente no te recuerdo. Pero gracias por salvarme. —Es curioso, veo mucho de mí en ti. —Yo también, pero por más que intento recordarte no logro captarlo. —No creo que me recuerdes ciertamente. Soy tú, pero en varias partes que forman partes nuevas. —No comprendo. —Verás, de esa bolsa que tienes ahí salí disparado hace ya algunas noches. Yo fui tú hace muchas vidas atrás mientras luchaba por el amor de una gitana; en mis tiempos un hombre blanco como yo no podía casarse con una gitana, además a ella la acusaron de hechicería, y luché por su amor, pero lamentablemente perdí y fui muerto en la batalla. ¿Cómo puede un simple caballero luchar contra todas las autoridades de un pueblo?, no obstante ella me dijo antes de ser arrestada que no me preocupara, que cuando quiera pensar en ella, simplemente mire la luna, porque allá estará aguardándome para siempre. Por eso soy feliz ahora viviendo en el Sagitario. También fui un caballo que, una noche de aquellas claras de verano, cuando aún vivíamos salvajemente, la Luna iluminaba toda la pradera, entonces fui presa fácil de un león. Pero no me dolió morir, porque aunque mis carnes estaban siendo destrozadas, la Luna estaba tan hermosa, nunca me atreví a mirar hacia arriba salvo aquella vez que quise salvar mi cuello de la asfixia por las garras del felino, y al mirar hacia arriba y ver la Luna, morí plácidamente. Otra vez fuI un cisne, de los más hermosos. Entre nosotros teníamos una ley, en el día vuela rumbo al Sol para que ningún cazador pueda apuntarte y matarte, pues se cegaría con sus rayos, y en la noche vuela en contra de la Luna, pues su luz no ciega al cazador y te vuelve blanco fácil con su luminosidad. Aquella noche, mientras volaba tras una libélula para cazarla, mientras todos mis compañeros dormían en sus lagos, volé rumbo a la Luna, y no me atreví a cambiar el rumbo, pues era tan hermosa que seguí volando hacia ella con el interés de tocarla. No me importaba morir, era tan poco mi interés en ese momento por la vida, que una flecha subió desde lo más bajo a las alturas que habitaba mi corazón, destruyendo su palpitar, lo único que lamenté no fue haber muerto, sino haber dejado de ver la Luna. Todos esos recuerdos salieron de tu bolsa, y al chocar con un cometa, formamos el Sagitario. —¿Entonces eso quiere decir que..? —se queda pensando. —Exacto, Bastet. —¿Cómo sabes mi nombre? —Sé todo sobre ti, así mismo como tú sabes todo sobre mí, aunque no lo recuerdes en este momento. —Somos uno —dijo el gato con alegría. —Exacto. —¿Por qué estaban tan furiosas las olas? —Ellas siempre se comportan de esa manera. —Me gustaría volver a la Tierra, pero antes quiero verlas, me gustaría darles un obsequio. Pero antes quisiera destruir todo a lo que he vivido aferrado todo este tiempo. —No comprendo. —¿Ves esta bolsa? Aquí guardo el recuerdo de todo lo que he sido, siempre tengo oportunidad de deshacerme de ella, pero nunca lo hago. Porque si me deshago de ella se quedarán guardados mis recuerdos a los cuales he vivido aferrado, feneciendo en lo complejo y amargo del llanto eterno. Pero si la destruyo no será así. Morirá todo aquel recuerdo como entre nubes de memoria que han atisbado mi presente con malas pretensiones. —¿Cómo piensas destruir un elemento mágico? —Con otro elemento mágico. Pegaso, quiero que cojas tu flecha, amparado bajo el poder del Sagitario, y dispares a la bolsa. —Inmediatamente. Desde que la flecha se incrustó en la bolsa, tanto el Sagitario de Pegaso como el gato se quedaron esperando a que algo mágico pasara. Nada pasó. Salvo un poco de humo que salió de la bolsa. El gato tardó un poco en comprenderlo, pero al final consiguió la respuesta. —Comprendo. No puede pasar nada mágico porque era sólo memoria, y la memoria es demasiado etérea para poder ser vista por ojos mortales como los nuestros, o mejor dicho como los míos. Porque aunque vives en el mundo del inmortal Sagitario, sigues siendo un reflejo de lo que soy, por eso también tienes pasiones de mortal, y a veces no podemos visualizar lo onírico que finge ser etéreo. —No comprendo pero no importa. El gato fue lentamente a abrir la bolsa. Esperaba encontrarla vacía, pero la encontró llena de sal. Se sorprendió mucho, pues no comprendía cómo la sal estaba en sus recuerdos. No tuvo explicación. —Sé lo que ha pasado —dijo el Sagitario de Pegaso. —¿Por favor? —Cuando todo muere, sólo queda la sal, esa sal es el recuerdo de tu pasado. Ya no existe, sólo quedan fragmentos pequeños de sal. Debemos destruirlos también. —No, aguarda. Se me ocurre una idea. —¿Cuál? —Llévame al mar. *** El gato se apareció sobre el lomo del Sagitario volando sobre las olas, que allá abajo eran pequeñas. Se veían incluso hasta indefensas, y en un tono un poco altanero las saludó: —Saludos, olas. —Ahí está el maldito gato del diablo —dijeron todas al unísono. —Me marcho rápido, tengo asuntos pendientes con la Luna. —¿Eres amigo de la Luna? —en ese momento se pusieron todas a temblar. —Sí, pero descuiden, que no les diré nada respecto a ustedes. Sólo vine a dejarles un regalo. Aquí tienen —en ese momento el gato sacó la bolsa y dejó caer toda la sal que contenía sobre el mar, se fue volando. Las olas se endulzaron la vida con la sal. Aprendieron a calcinar las rocas, y a volverse calcáreas como estalactitas, se pusieron en armonía con el flujo y reflujo de la naturaleza, y por primera vez obedecieron las reglas de la Luna. Se volvieron de nácar y espuma, hicieron estatuas diurnas en la sal de sus otredades, y jugando con el viento y su silencio descubrieron la espuma, y para siempre fueron felices, porque jugaban entre la bruma, bajo el rayo de Luna. *** —¡Oh, gracias a Dios! Estaba tan preocupada por ti. Por un momento pensé que habías muerto. —Las ganas de volver a verte me han salvado, Luna —dijo el gato. —Estas sobre el lomo de un Pegaso, pero es extraño. Tanto tú como la fuerza de su Sagitario proyectan la misma agudeza en los sentidos. —Es una larga historia que luego te cuento. —¿Cómo sobreviviste a la caída? —Esa también es otra larga historia que he de contarte. —Estaba segura de que algo pasaría. Por eso no me puse triste. El augurio me dijo que volverías a mí. —No creo muchos en los augurios, pero sí creo en algo. —¿En qué? —Te debo una promesa y la he de cumplir. —No, por favor. Olvidemos el tema. —Tranquila, Luna, yo sé cómo hacerlo. Irás al circo. El gato tan pronto dijo esas palabras descendió a la Tierra volando sobre la mitología de sus animales, la Luna desde lejos lo bendijo con su amor, y sus palabras se deslizaron por el cielo y bailaron sobre las orejas gatunas del animal sigiloso. Una vez en la Tierra el gato saludó con un fuerte abrazo al sauce llorón. El sauce llorón se sorprendió mucho con ese abrazo y le dijo: —No hace falta que me abraces con tanta fuerza, aunque debo admitir que lo disfruto y hasta ganas de llorar me da, pero la Luna me mandó a decir, con un poco de polvo cósmico, que estarías bien según un augurio. No le pregunté lo que era porque estaba seguro de que no entendería nada, pero aun así aquí estoy. Mira —le muestra lo que tiene entre sus ramas—, no me atreví a soltar este trozo de hilo que me quedó enganchado, porque estaba seguro de que aunque lo que me decía la Luna era cierto, no perdía la esperanza de que bajaras de ahí arriba algún día, para cuando lo hicieras yo sólo necesitaría empujarte hacia abajo halando el hilo. —Ya, descuida. Lo importante es que estoy aquí. Te presento a... —Ya lo conozco, vi lo que pasó cuando salió de tu bolsa la otra noche. —¿Por qué no me dijiste nada? —dijo el gato furioso. —¿Se supone que eso sería importante? —dijo el sauce con tono tonto. —Descuida —dijo el Sagitario—, él fue el que invocó mi presencia y me contó que se había roto el hilo de la chichigua, por eso salí en tu socorro. —Disculpa, Alameda. Por lo que veo te he subestimado bastante. —Descuida. ¿Piensas llevar a la Luna al circo? —Claro, pero esta vez probaremos con otro espejo, hecho de agua, así la luna podrá verse claramente sin necesidad de arruinar su rostro. —Eres tonto —dijo Alameda—, cuidado si te enojas, que no me gusta verte así, pero, ¿por qué mejor no haces que la Luna vea a través de tus ojos? —¿Cómo así? —Bueno, la Luna es un ojo gigante, tú mismo lo has dicho, pero todos los seres vivos tienen dos ojos, hasta los dioses, excepto los cíclopes, pero los cíclopes son tontos, y la Luna es sabia, o sea que no puede ser un cíclope. Quizás ella sólo necesita tener otro ojo, y tú puedes ver a través de ella si así lo deseas, y entonces con el ojo que serás, vas al circo y así ella podrá apreciarlo claramente. —¡Bendito seas, Alameda! Te comportas como un sabio. —Si es que yo cuando me pongo —dijo el sauce en tono sarcástico. *** El metro corría a gran velocidad. Estaba en su punto máximo. Sobre su lomo el gato, y el Sagitario que le acompaña. Esperaban tener una visión perfecta de la Luna. El momento justo. Cuando la Luna estaba frente a ellos, tan grande como para ser tocada, el gato dio un salto tan grande que parecía como si fuese a saltar toda la ciudad. Entonces el Sagitario lanzó una flecha, pero no su flecha de Pegaso, sino una flecha que le había regalado su amor Cupido, y ésta golpeó la frente del gato cuando éste y la Luna se sumieron en uno. *** El gato estaba sobre el tejo en compañía del sauce llorón. Mirando la luna. Estaba hermosa, se notaba que estaba feliz. Sobre la frente del gato se dibujó una media luna color amarilla. El gato entonces poseía tres ojos, sus dos ojos de gatonatura, y el tercer ojo que era el ojo de la Luna con el cual la Luna podía mirar. —Luna, ahora iré al circo, y a través de mí podrás verlo al fin. —No hace falta, amor. No hace falta. El circo era sólo para divertirme. Pero lo que has hecho nunca nadie lo había hecho antes por mí. Ahora sí que de verdad puedo decir que soy feliz. —¿Pero por qué no quieres ver el circo? —Me basta con saber que ahora ya no estamos distantes, que somos uno solo. Tú el gato en la Tierra y yo la diosa junto a las estrellas. Mírame, por primera vez en mi vida puedo ver mi cara, no sabía que era tan redonda. Me observas desde la Tierra, y yo desde el cielo. Y observándome a mí misma soy el reflejo de lo que tu amor ha provocado en mi cara. Definitivamente soy muestra de alegría. Quédate ahí, no te vayas. Me basta con mirarte fijamente a la cara. Gracias a ti las olas aprendieron el sabor de la sal, y ahora se divierten con las espumas, así que puedo alejarme un poco más y girar sobre la noche a mi antojo, ya no son malcriadas. Tu amor es más grande que cualquier circo. A partir de ese día el sauce llorón aprendió a hacer metáforas, pues la felicidad del gato fue el oxímoron perfecto. La Luna y el gato se miraban como los dos mejores enamorados. Cada noche su hermoso Ojoluna la contemplaba en el firmamento, y el gato en silencio miraba la Luna, la cual se asimilaba a sí misma. Desde ese día todas las noches el gato, en vez de saltar tejos, subía al tejo de su casa a mirar la Luna, la Luna se detenía a mirar al gato, y así acontecieron por la eternidad mientras, noche tras noche, el sauce llorón lloraba a mares por tanta poesía. ** Reinaldo del Orbe http://www.letralia.com/firmas/delorbereinaldo.htm Escritor y teatrista dominicano. Es egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes (Enad). Cursó talleres de expresión corporal y dilatación en el Teatro Rieretta en Barcelona, España. Fue director creativo del espacio cultural 7-Grados. Ha colaborado en revistas como Lengua, Librusa y Basofia a Destiempo, además de cofundador y encargado de la multimedia del grupo Machepa Teatro. Productor y conductor por dos años del programa radial Biblioteca en el Aire, que auspicia el Ministerio de Cultura de República Dominicana (http://www.cultura.gob.do). Conduce en la emisora del Centro Cultural de España en Santo Domingo (http://www.ccesd.org) los programas radiales Ojoluna Radio y Esnio. Dirige Ojoluna Teatro, hermandad teatral fundada por él. === Coda a la alegría Tiépolo David Fierro Leyton ==================== I Del norte helado, Bajan. Y desde el sur no menos cálido La llamada se extiende. Esta vez ya no hay poemas, querida. Sólo suspiros, nada más aire que se sobrecoge. Bajan, suben. Me imagino carros por la autopista, Esta ciudad no tiene subterráneo Pero se traga con la cabeza los hombres y mujeres Que revolotean por un túnel vago. Como si fueran ellos papeles viejos, Torvos, bajan, suben, a mi lado, en tu distancia, Cerca de tu casa, lejos del colegio y la biblioteca. El panorama es claro, igual a la neblina de estos días. He echado a perder un excelente vino mezclándolo con mi saliva, Esa carne odontopatológica que nadie quiere, de quien todos huyen, De quien todos huyen y en especial todas. No los juzgo, quizá no las entienda, no las juzgo, no los entiendo. Me aflijo, no por mí, ni por quienes rehúyen de mi beso, Me entristece la suerte de él, del que acompañó a tantos, Incondicional, sin esperar nada a cambio. Ni siquiera unas fingidas caricias, sólo babas, Sólo golpes de boca de quien nadie más se acordará. Y aun así vacío, vacío en su prisión de vidrio, Aire, madera mordisqueada, Misantropía, repeticiones de esas pequeñas redundancias que tanto deseamos. Copa llena, manos inquietas, Boca expectante, oídos tullidos y ojos en huelga II ¡Hey, tú, mañana! ¡Al despertar, no seas tan duro con este vástago sobrio! ¡Despedázame ahora! ¡Que con las neuronas marineras prefiero tu azote! ¡Hey, tú! ¡Si me quedo dormido no hables fuerte! ¡Dile a ella que me susurre! Eso sería mucho más terrible. III A Sebastián Domínguez Díaz del Castillo, tan imperfecto que siempre será indigno de olvidar. ¿Para qué las tumbas si los muertos habitan en nuestras caras? Si llevamos sus despojos a través del viento de las puertas, Si soñamos su huida por entre el ropaje de la ventana, Si perfumamos sus palabras en los portarretratos, con flores en sepia, Con la mañana teñida del tañido de las lóbregas campanas. Una estepa fría y una playa llena de arena y cenizas de noche, Una estampida paquidérmica en la primera plana del diario. ¿Para qué las tumbas? ¿Para qué los obituarios? Un viejo saborea su fracaso, Caminata entre los fragmentos de sueños lunares, Invernales aspiraciones llenas de nostalgia y congeladas, Como un canal de San Petersburgo ante la mirada lacónica de enero. Un violín opaco y glorioso, Una balalaika en naturaleza muerta y las Páginas ajmatovianas en bodegón entreabiertas. Una bella composición sin duda alguna, Sólo falta el barro que empaña las botas de antaño, Del ayer que siempre permanecerá como futuro, Lleno de oro o lleno de miel. ¿Para qué las tumbas? ¿Para qué los muertos? ¿No lo ves acaso?, lo acabas de decir. Ellos son nuestras pisadas, ellos son la tierra mojada Que se esculpe en la sombra de nuestros pasos. Ellos siempre permanecerán en el futuro, Oro y miel. No hay por qué olvidar, El olvido es algo demasiado bello y perfecto, Algo que nosotros jamás mereceremos. IV Te gusta la incertidumbre, La espera y la resaca. El silencio ciego Y la ilusión que desbandada grita, Muerde y llena de caricias la copa gordiana, Cardinal, medio verde, medio brújula y cuasi sanguínea. Que voltea la mirada como si de las vísceras nos naciera el diálogo, Como si de las uñas se eyaculara charla. Te gusta el olor de un corcho ya vacío, Y el tic tac de una clepsidra que jamás existirá, Que solamente desecará su vida en las caricias pérfidas De tus adentros y el exterior raso de la piel que te contiene. La noche no es noche porque se va el sol, Ni una reminiscencia no tiene por qué volverse tormento Amnésico en la oscuridad de las ideas presentes. El punto es, la noche no es noche, me meto bajo las cobijas Al mediodía y puedo oler el resplandor de las luciérnagas, Me gusta eso, me gusta la incertidumbre, la espera y la resaca. V Soy joven, quizá de cuerpo, Quizá de cabellos y orejas blandas. Soy joven, 17 años no es una edad justa para ser senil, Dicen algunos y pregonan todos. ¿Dónde está el olor a infancia? Aquel hedor de polvo amontonado en el barandal Noventero de la casa. Aquel aire de dulce marrón guardado entre tablas, Entre autos de color vinotinto, Ah, la dulzura esparcida por sus asientos grises como Las tardes de octubre en 1999. ¿Dónde estará escondido? Aquel aroma fresco, De periódicos abultados en las cajas secretas del ático. Aquel perfume de antenas estrambóticas Que casi siempre pescaban vientos foráneos. Aquella sensación amarga De morder la tapa de un libro antiquísimo. ¿Dónde está?, al parecer me hace falta. Esa niñita de rubios cabellos, Boquita carnosa, fruto de edén y pecado eterno de Dios. Que entre sus dientes incompletos atrapaba las flores blancas Del jardín y los estandartes carmesís de la dulcería. De pronto se esfumó, Creció cincuenta metros y sus nalgas ya no aplastan El prado solitario del parque, ni los pliegues perfectos de su falda. Ah, pero siempre me llegan a la mente Sus juegos pesados y su lengua inquieta, La brusquedad de sus manos cuando delicadamente Tendía una manta sobre la yerba fresca, Cuando sobriamente nos acurrucábamos bajo un cielo Cuasi gris y no del todo azul, Cuando en menos de un segundo Jurábamos ser Adán y Eva, Y en menos de dos segundos Ya éramos serpiente y Eva. Y en menos de tres segundos Dios se enroscaba en el reptar místico que lo tentaba A hacer aun más bella su creación. Y ahora veo un panorama compatible sólo con el presente, Pasajes de horas y horas, como mares que aniegan una lágrima Y se beben el calor de un párpado rebelde. Lo veo fabricar su orgía, Ahora mismo, en frente mío, Nada del pasado, sólo hoy, sólo ahora, Mañana, quizá. De pronto la música se comprime cada vez más, De pronto las anáforas de aguaceros y carritos de papas fritas, De ancianas rosadas, ¡plaf!, se paran repentinamente, Se yerguen ahí, detenidas en medio de un suspiro, Dos mil, dos mil uno, dos, tres, cuatro, cinco, Seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce. VI Entre triste y dulce, vaga un sueño. Pequeñito, minúsculo como el cielo al atardecer. Medio amargo de pronto, no tenue, más bien casi hermoso. Entre la risa lívida de los viejos Y la lírica mirada cabizbaja de un perro hambriento. ¡Olas eternas!, de un incesante vaivén loco. El sol de las 5 pm, otoñal y ardiente, Y la música de fondo, nubes frías y miel que baja de las montañas. Entre triste y dulce, vaga un sueño. ¿Qué ofreces tú, vida? ¿Qué me puedes ofrecer vos?, alcahueta que cohíbes La irremediable muerte frente a un insano despertar. Quizá encuentre tu respuesta, Tal vez no, pero estaré expectante de tus palabras. Bajo un techo inmune al vacío, Bajo el eco mudo de esa pléyade que llamamos “el resto de la gente”, Bajo el tiritar de una mañana en el desierto, Bajo la sonoridad de lo primero que se nos viene a la cabeza, Ahí estaré, sórdido, aturdido, congelado, Como un vaso de leche en medio de un volcán. VII Rumbo, yo parto. Me marcho flácido y la media noche Esconde la salida. Negra mañana inconforme Y de ojos abiertos como dos piedras Bajo la hoguera de la luna. Me marchito y soy manzana Mitad mía mitad Guillermo Tell. ¿A dónde va? ¿Qué esconde? La flecha viaja, Camino, yo callo. La mirada, la mirada, los ojos, La sien, el puño epiléptico, el espejo, La flecha torpe. VIII El suelo, Baldío, el lupanar del afuera. La rivera añeja, El adiós inerme al corazón de lo inmediato, Siempre eterno, siempre cándido, Mordaz, lento, letárgico. Inoculado bajo la piel de estas Carnes neurálgicas, De este polvo neurótico. El suelo sediento, La lluvia, esta vez es yerma. XI En el azar no creo, Ardo, me aso, me cocino. Mi destino, Siempre destinado a desconfiar de mí. Este minúsculo espacio de tiempo, Disperso, somnoliento, miro hacia atrás, Poso la mano en el zapato, miro hacia arriba, Escupo, la saliva es el cielo, en el azar no creo, Me quemo, hoguera, lecho, Limpio mi rostro, Ojos como saxofones me espían, No veo el día, viro en rumbo desconocido, Muchas comas, me ciño al destino, Ardo, me aso, me cocino. X La golondrina se levanta, Su vuelo es un forastero que pasa pasajero Frente al nublado cielo. Y como una orquesta, de las alturas, La primera gota solitaria, Agua sin consuelo y una nubecita llena de La escarcha del destino, del vaho de las montañas. La golondrina, la gota, el cielo cuasi gris, La nube ennegrecida, el viajero andar de esta tarde cuasi mañana. Las viejas historias hablan, Dicen que una golondrina hace verano, Que sólo debe tomar grácilmente con su pico La primera gota de lluvia que emana el cielo, Dulce, dulce, triste, dulce, triste, dulce lluviecita. El vuelo sobrio del tiempo, Las montañas, la tristeza y lo nostálgico de Seguir siendo sólo espectador mudo. Pero el verano no encajaría en la palidez De lo que perturba las cavernas de mi alma, Vaga, vagabunda, herrumbrosa y errabunda. ¡Oh, pobre de ti, mi bella amiga! ¡Cómo lo siento! ¡Cuánto te amo! ¡No lo hago por maldad ni humanismo! ¡Ni por las injurias pasadas del destino! ¡Cómo te amo! ¡Cuánto lo siento! De estos simples versos, me desgarro, A tu plumaje prístino, a tu sangre verbal, A tu alma que ahora libre me acongoja, A tu cuerpo esparcido en la inmensidad de la llanura, A mis dientes sedientos, me desgarro, Y con hambre saciada me lloro y De tu ser veraniego inundo un invierno oceánico. Entonado el grito, azul y difuminado, ¿Qué grito? El grito de un anacoreta lúgubre, Matada la golondrina, Llorará el resquemor de un verano ilusorio En su pecho, llorará el hombre solitario, Llorará, llorará. XI Come de mi carne, Carne mía, carne impropia, Carne astrolabio, carne de tu propia carne. Alimenta las metáforas de mi sangre, Y no te alejes corriendo, Sin prisa más bien huí vos, caminando. Escápate sobria del Célibe atardecer Y engendrá huellas como abismos. Piérdete desvaneciendo en tus pisadas santas El pecado de tu sombra impía. Andá y decile al crepúsculo Que la mañana ha muerto en un orgasmo. Carne mía, Devorá el sonido, Hunde tus dientes en cien mil pechos de nieve. Y hacé que lluevan truenos de luz En el hálito umbilical de esta tierra sin vientre. Carne mía, Ensordecé el silencio Destilando la tristeza de este lenguaje. Y volvete una desconocida alondra, O quizá un pétalo drogado de aire. Porque iré al bosque y al páramo, Carne adusta. Carne de mi carne, carne impropia y mía, Astrolabio sin sol, carne de tu propia carne. No me esperes ni aguardes por mí, Mejor huye y escóndete Como huyen las sombras del abrazo de la aurora. No me esperes, No aguardes por mí, Disfruto más persiguiéndote, Eternamente, sin descanso, tras de ti, Sumergido en vos. XII ¿Debe ser así? Los ojos fingiendo Y unas piernas asfaltadas Bordeando el acantilado sublime de la puerta. Un cruce de caminos Conmueve ante la mirada De esta perspectiva extraviada. ¿Debe ser así? Tanto en el seno helado del sol Como en el cáustico cenit del mediodía, Se cierne la locura del sombrío ensueño. La voz de una horda infinita de trompetas Perforando el virgen tuétano, La sorda música, la tarde, las huellas prohibidas. ¿Debe ser así? Sí, así debe ser. XIII Un poema, un día, Un verso y la soledad naufraga, Ante su propio puerto, Un cuerpo henchido de paz reciclada. Dos semanas De incesante música, Dos veces siete días En las que el camino En su silencio era la brisa Más tortuosa y vehemente, Como un sobrio óleo que se derrite En el caracol del oído. ¿Qué es un poema? ¿Qué es un día en la vida? ¿Un sinsentido? ¿La causa de la tragedia? La alegría no conoce el mecanismo Del reloj despertador, Una palabra, Y este esquizofrénico Periódico tisular se queda sin sucesos. Un poema, un día, Una orquesta Vestida con piel de axilas, Cataratas y camiones perfumados Del silbido infrasónico del tiempo. El eterno devenir, La lacónica agonía, Siempre presente en toda alma Que renuncia a lo puro Y lo prosaico. ¿Será acaso una Laconía? Mi sombra lacustre Ya no tiene mucho por decir, Catarsis y más catarsis, Purgar, vomitar lo que jamás comimos, Roer el mármol inmarcesible Que recubre las hipotalámicas Pesquisas del blando entendimiento. Sin embargo Continuaré dando pisadas inmunes. Mis dedos hacen el papel en blanco Y el rol sagrado De piernas lánguidas, La tinta estigia está En la memoria de las gargantas Mudas que exclaman todo, Desde lo inmundo hasta lo Que no es digno de arrojar al inodoro. ** Tiépolo David Fierro Leyton http://www.letralia.com/firmas/fierroleytontiepolodavid.htm Poeta colombiano (San Juan de Pasto, 1995). Reside en Bogotá. Es estudiante de antropología en la Universidad Nacional de Colombia (Unal, http://www.unal.edu.co). === Tláloc Mari Carmen Orea Rojas ==================================== A Fuentes Luego de que la luz imposible del relámpago se extinguió en el entorno, dejando en tu cabeza y en tu boca los restos ácidos del miedo ancestral, abriste los ojos para ver a tiempo el último rastro de luz azulada en el ambiente. El aire olía diferente, como una mezcla de ozono, tierra mojada y algo que se quema. Lo viste tendido, al fondo del pequeño valle que la colina ofrece a los visitantes en su seno, estaba inconsciente. No pensaste, sólo tratabas de volver a su sitio todos los cordones de la realidad y de abrir bien ojos y oídos, de nuevo, como si fuera la primera vez, después de la descarga, dolorosa y pesadamente. No se te ocurrió pensar que el rayo hubiera caído encima de alguien y lo hubiera lastimado. No de primer momento, creíste tan sólo que había caído demasiado cerca, y que era una suerte que no hubiera caído encima de ti. Pero no era una suerte. Era una elección, hecha a conciencia. Tú no podías saberlo. Pero algo en la situación ha revelado, tiempo después, a tu escaso entendimiento, que el hombre ahí tendido ya había sido entregado a su suerte, de alguna manera. Pero eso tú no lo sabías. Aún tratando de incorporarte viste a una serpiente reptar, alejándose del caído. No fuiste del todo consciente en ese momento de nerviosismo, pero la serpiente era azulada, su piel brillante lanzaba reflejos acuosos y la luz eléctrica que acababa de morir hacía unos pocos minutos parecía haberse quedado guardada, entre sus escamas. Estas son las cosas que solamente los sueños pueden recordar y es así como lo recuerdas noche a noche. Al llegar junto al cuerpo, una serpiente verdosa siseó desde unos matorrales. Ya la habías visto antes, la viste cuando tratabas de alejarte de la insistencia tan molesta del vendedor. Viste una serpiente que reptó por entre las rocas a la orilla de la colina. Se metió entre las piedras y dejó tras de sí un curioso rastro, que en la luz grisácea de la niebla que venía bajando de las montañas se veía como con un reflejo azulado sobre la tierra. Se enroscó sobre sí misma unos instantes, mostrando sus colmillos agudos, antes de desaparecer veloz entre dos rocas. Eso te puso más nervioso todavía. Ya estabas de mal humor antes y lo sucedido te dejó completamente atemorizado. Aguanta las ganas de salir corriendo. Tal vez el chico necesite ayuda. Lo pensaste mientras tratabas de ayudar... sin saber cómo exactamente... volteaste intempestivamente, desesperadamente, no había nadie alrededor. Te asustaste mucho. Pero a pocos metros parece que se oyó una voz, la gente se acerca, quizás alguien más vio de lejos lo que pasó, había más turistas en la zona, el rayo cayó tan cerca, más gente debe haberse espantado, por lo menos sobresaltado. Viste que no se movía. En efecto, el cuerpo que viste de lejos tendido y junto al que ahora te vas a parar, te tendrías que inclinar, no era el de un herido. Era el de un cadáver. Oliste, con terror creciente, la carne quemada, el olor inconfundible y repulsivo de la piel que se descompone rápidamente merced a la acción del calor extremo. Temblaste al acercarte, al agacharte sobre el cuerpo ahora muerto del chico que hace unos minutos trataba de venderte unos recuerdos de la excursión. Tú lo único que querías es que se alejara de tu vista, no lo quisiste muerto, no deseabas el mal para él, no esperabas verlo herido, mucho menos completamente exánime, sólo deseaste que dejara de vender esas baratijas chinas, tratando de hacerlas pasar por artesanías mexicanas. Un llavero de plástico con el calendario azteca (ni siquiera se llama así en realidad); un calendario de muy mala impresión con imágenes, al parecer, de lugares como Xochicalco, Tula, y algunos otros; unos vasos tequileros de plástico con serigrafía barata mostrando la “pirámide del sol” de Teotihuacán. Te molestaba su insistencia, te ardían los ojos de sólo mirar las “porquerías” que ofrecía, te indignaba que lo dejaran andar por ahí, entre las ruinas de lo que en otro tiempo había sido un santuario, un lugar de culto ancestral. Y ahora yace ahí, sin aliento, el rayo fue totalmente fulminante. Algunas personas se han salvado, milagrosamente, recuerdas, lo leíste en algún lado. El rayo no cae dos veces en el mismo lugar, entonces, se vuelve una falsedad, porque la gente a la que le cae un rayo y vive tiene más posibilidades que el resto de las personas de que un rayo le vuelva a caer. Sin embargo, él ahora está ahí, con la carne quemada, todos los objetos que sostenía en las manos completamente derretidos. Sólo está ahí, sin color en los ojos, sin vida en la expresión, sin nada. ¿Sin nada? La gente se acerca. ¿Te acuerdas? Otra serpiente apareció, unos segundos antes de la luz a la que siguió el ensordecedor ruido, justo antes, saliendo del mismo lugar donde había desaparecido la anterior, pero esta vez la serpiente era del mismo color verdoso que viste después desaparecer de la escena principal. Negro fue el rastro que dejó tras de sí, una sombra. Se escondió lentamente entre las matas, no entre las piedras, siseando suavemente al compás del viento que comenzaba a soplar en esos instantes. El cuerpo quedó boca arriba, con los ojos abiertos. Arriba de ti, el cielo sigue resonando, no sabes si debes temerle o aliviarte, quizá lo segundo, pues parece que la tormenta ha pasado. No parece que haya nada que puedas hacer. A unos cuantos metros de ti se acercan algunas personas, gritando asustadas al verte de rodillas junto a lo que les parece un cadáver y de hecho lo es. Gritan preocupados, algunos hablan de llamar a una ambulancia. Ya se te había ocurrido, pero no parece haber nada que se pueda hacer. El rayo no sólo fue mortal. Fue terriblemente agresivo, la piel se ha quemado y se muestra totalmente ennegrecida, el cabello chamuscado aún suelta un poco de humo. Antes de levantarte y alejarte, para que la gente con más autoridad o capacidad pueda encargarse, adviertes algo. No es cierto que no tenga expresión en el rostro. Sí la tiene. Le cayó un rayo. Claro que tiene expresión. Qué dolor debe sentirse al morir así. ¿Se sentirá dolor? ¿O será más bien el rictus normal de los que se dan de frente con la entrada al inframundo, así de golpe? Pero lo que te sigue visitando en tus sueños, y te seguirá en la memoria hasta el final de tus días, es el reflejo en los ojos transparentes y límpidos del muchacho. En medio de la carne quemada, extraña y enteramente calcinada por el fuego de la centella, los ojos claros y brillantes se destacan como lagunas en medio de un desierto. Pero hay algo más. En el fondo de su mirada pudiste ver una especie de máscara, dos anteojeras formadas por un par de serpientes. Dos serpientes con los colmillos asomados. ¿Qué era eso que viste en sus ojos, como dos claros de agua? Entornaste la mirada y quisiste asomarte un poco más a las lagunas brillantes de los ojos del cadáver. ¿Qué es lo que has soñado, cada noche, desde esa vez, y cada noche se te aparece más definida la forma que únicamente en ese momento creíste ver, y sin seguridad en lo que miraste te hiciste a un lado cuando el personal llegó? Te ibas a acercar, pero el personal a cargo de la zona arqueológica te pidió, atropelladamente, que por favor retrocedieras, que te hicieras a un lado. Poco a poco la gente se congrega alrededor. Escuchas, en medio de la bruma de tu cabeza, voces sobre el fenómeno, opiniones, gritos, lamentaciones coloquiales, exclamaciones... —¿Quién era el pobre joven? —le escuchaste decir a una señora, muy cerca de ti. —Era el hijo de un señor de por aquí, venía a vender a veces —respondió otro vendedor, más viejo—. Pobre de su papá, primero no llueve, se le estaba muriendo la milpa, y ahora esto... Las nubes seguían oscureciendo el cielo sobre la colina de las flores. La brisa se levantó de repente, una vez más, anunciando la lluvia. Mientras caminabas para alejarte de la multitud y del olor, que comenzaba a subir irremediable e incontenible en el viento, huele a ozono, a tierra quemada, a algo que se ha quemado... ¿huele a rosas? (Claro. Es nuestra respuesta para ustedes, los hombres, de que hemos aceptado su ofrenda). Comenzó a llover. ** Mari Carmen Orea Rojas http://www.letralia.com/firmas/orearojasmaricarmen.htm Escritora mexicana (Puebla). Licenciada en lingüística y literatura hispánica y maestra en estética y arte por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap, http://www.buap.mx). Pasante de la maestría en educación por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm, http://www.itesm.edu), y de la maestría en desarrollo humano por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep, http://www.upaep.mx). Es docente de bachillerato internacional en el plantel Angelópolis de la Upaep. === El deslumbrante mar que nos hizo (extractos) ========================== === Manuel Orestes Nieto ================================================== El deslumbrante mar que nos hizo obtuvo en 2012 el Premio Nacional de Literatura “Ricardo Miró”, de Panamá. Habité la ola y la almeja, la palma y el aluvión, el risco y la barrera coralina. Viví en esta tierra inseparable del mar; en la delicada costura de hilos de plata y fragmentos de luz, en la hora asombrosa de la marea alta, en la tórrida humedad, en el silbido lila del viento y en el anchuroso ramaje de los guayacanes. Entre el viento y el sopor está mi patria; entre el cielo y el agua está mi hogar; entre la tierra y el océano mi enorme, inmensurable y amado país. === Todavía se ve pasar el bajel fantasma, la nave esclava, la impotencia aprisionada y la rebelión. Desde aquí puede verse aún cómo entra a la bahía el cortejo silente que luego desaparece. En el agua labrada está la indeleble imagen de la multitud despreciada en la travesía sin retorno; de los avasallados en las flotas oscuras y sin banderas que traficaron entre los océanos erizados; la laceración de las cadenas, y el castigo mordaz; los que cantaban para espantar las calamidades y se erguían ante el látigo; los que fueron embestidos y enjaulados, con hematomas en sus médulas y la ira enroscada detrás de los dientes. Los apátridas forzados atados a un destino ignoto, a una tierra extraña que terminó siendo suya y no de sus captores. Nuestra historia está hecha de esclavitud y libertad, de idas y vueltas, de llegadas y partidas, de adioses y reencuentros; siempre en la reminiscencia del agua perpetua y de la quietud de sus imponentes lontananzas. === Aquí nuestras lágrimas se triturarán con los cercenados adioses. Aullaremos por la impotencia, envejeceremos con los pies cuarteados y esculpiremos nuestro destino en el destello del salitre. Aquí yaceremos, incorruptibles, con el corazón rajado y las manos crispadas. Argonautas en el abismo de las aguas insondables donde se macera la turbiedad. El portentoso chasquido que nos hizo nacer entre las aguas y el albor regresará en su barca púrpura, enarbolando los pendones luctuosos, escoltados por pájaros y peces tristes, para asistirnos al morir. Y, cada verano, vendrán los alcatraces a traernos flores, hasta que llegue por fin el instante esperado de emerger del largo letargo, abrir los ojos otra vez, asirnos a la luminosidad y sumergirnos, anónimos, austeros, entre las multitudes dueñas de estas orillas de moluscos y caracolas. === Aquí fuimos gestados, en la placenta de las espumas y las mareas. Aquí nos recordarán los que aún están por arribar; los que vendrán despacio, sin prisa y en la edad justa; los que reanimarán otra vez todos los fuegos y tendrán la sangre dulce y el sol de ámbar bordado en sus pupilas. Los que serán mejores de lo que fuimos, y sabrán perdonar; los que nunca matarán ni envilecerán; los prometidos por el cielo, para quienes cuidamos como mejor pudimos este rincón querido. Los inmortales de las edades por venir, que reaparecerán en la línea del horizonte que tanto escudriñamos y que tanto nos provocó soñar. === Viejo y eterno, con su corazón de rocío y sus ojos de malva; con su paso lento, arropado con su majestuosa manta de crestas y espumas; sabio y vidente, el bramido escarlata, la pizarra donde rebota la fosforescencia en el espejo de agua pura y bendecida, por quien fuimos y hacia donde vamos, estará siempre aquí. El aposento acuoso y cálido, los árboles que lloran y ríen, las lluvias y el relámpago, la luz envidiable, la tierra dulcificada, el mar de nuestra placenta, los atracaderos, las barcazas, el tiempo coronado de las estepas marinas, el abrazador destello, y la memoria tallada en el sigilo apacible de este paraje que nos otorgó la dicha de amar y ser amados. ** Manuel Orestes Nieto http://www.letralia.com/firmas/nietomanuelorestes.htm Escritor y diplomático panameño (Panamá, 1951). Licenciado en filosofía y letras. Fue embajador de Panamá en Cuba. Dirigió la Biblioteca Nacional y fue subdirector del Instituto Nacional de Cultura. Ha dirigido publicaciones literarias como Prisma y Extensión; la página literaria del diario Panamá América, Trastienda, y Crítica-Arte, del diario Crítica. Fue columnista del diario panameño El Universal y miembro del consejo editorial del suplemento literario y cultural Tragaluz. Ha recibido el Premio Nacional de Literatura "Ricardo Miró" de poesía por sus libros Reconstrucción de los hechos (1972), Panamá en la memoria de los mares (1983), El Mar de los Sargazos (1996) y Nadie llegará mañana (2002). También recibió el Premio Casa de las Américas de poesía por Dar la cara (1975) y la Medalla Gabriela Mistral, otorgada por el gobierno de Chile, en ocasión del 50º aniversario del Premio Nobel de Literatura a la escritora chilena (1996). Ha publicado Poemas al hombre de la calle (1970), Enemigo común (1974), Diminuto país de gigantes crímenes (1975), Oratorio para Victoriano Lorenzo (1976), Poeta de utilidad pública (1990), la antología Rendición de cuentas (1991) que recoge veinte años de su producción poética; El imperecedero fulgor (1996); El legado de Omar Torrijos (1997 y 1999); El país iluminado (2001), y Ala grabada en blanco (2001). Textos suyos pueden leerse en Badosa.com (España), Elcalamo.com (México) y Mundopoesia.com (España). Ha sido traducido al inglés, portugués, ruso, húngaro, checo y polaco, y aparece en importantes antologías de la poesía panameña y latinoamericana contemporánea. === Líbano, provincia de Buenos Aires Cristina Eseiza ================ Aquel carnaval hizo mucho calor y jugamos mucho al agua. Fue una guerra encarnizada entre chicas y muchachos en la que se dirimió más de una cosa. La ancha calle donde estaba la casona de Adriana fue el lugar de la estrategia y la trinchera, la escenografía y el duelo. El padre de Adriana, mi tío, el sastre de Líbano, habilitó el local vacío del comité de la Ucri, del que ignoro por qué tenía las llaves, para que los varones se abastecieran allí de agua; nosotras teníamos toda la casa a disposición: los dos patios, la galería, el zaguán. Varias canillas, baldes de latón, bombitas bien infladas... Jugábamos descalzas, en traje de baño, un short por encima, lo demás era excitación, euforia, felicidad, algún ligero estremecimiento, cierta incertidumbre. Líbano era reconocido entre los pueblos del partido por su carnaval, nada en esta materia era improvisado y se dedicaba energía, insumos y tiempo al culto de esa tradición; de todos modos, tiempo sobraba por aquellos rincones insignificantes para otra mirada que no fuera la de los que allí nacieron y vivieron. Durante todos los días que duraba la festividad había corso, con carrozas de motivos varios y no siempre bien comprendidos, hechos en cartapesta, madera o con simples papeles de diario pintados. Había algunos disfrazados que por lo general no constituían lo más conspicuo del paraje sino más bien algún peón de chacra o un jornalero solitario que deambulaba sin arte ni concierto entre las carrozas y la gente, arrastrando sucias estelas de serpentinas enredadas y pertinaces entre sus alpargatas. Durante esas noches se sellaba más de un acuerdo, se cristalizaba más de una ilusión y se soñaba más que se concretaba o realizaba la expectativa más secreta. Nosotras, con nuestros mejores vestidos, perfumadas con alguna colonia suave que ya no se fabrica, caminábamos en grupos de tres o cuatro, mirando curiosas y anhelantes hacia donde se apiñaban los muchachos, casi siempre cerca del monumento al fundador y al sempiterno busto de San Martín. Las miradas partían con disimulo mal oculto, de soslayo, furtivas y fugaces, tan rápidas que pasaran inadvertidas pero que aseguraran a cada una que los ojos, el pelo, el porte o el color de piel que buscábamos y que nos encendía estaba allí... y también nos miraba entre risueño, tímido y burlón. Íbamos y veníamos por la avenida, incansables, triunfantes o desconsoladas, exitosas o vencidas pero siempre dispuestas a renovar una y otra vez la eterna caravana. A eso nos entregábamos con frenesí de desahuciadas, a caminar, a hablar susurrando entre nosotras, a reírnos con toda la boca, a sentir los impulsos todos hasta el final, a serenar infructuosamente un corazón desbocado. Yo era porteña, mi único pasaporte más o menos legítimo era mi parentesco con Adriana, todo lo demás estaba en mi contra. Sin embargo, yo amaba los veranos en Líbano, las largas tardes en la pileta del club, los asaltos casi diarios en casa de algunos de los muchísimos amigos y compañeros de colegio de mi prima, los helados de naranja y vainilla de Romano, la increíble libertad de la que jamás gozaría en Buenos Aires, el beso húmedo e inexperto que me dio Eduardo Olaverría mientras bailábamos lento y casi pegados aquella calurosa noche de carnaval. Adriana “gustaba” de Eduardo Olaverría, como se decía, gustaba mucho y deseaba y esperaba que se declarara pero él no se decidía, y mientras eso no sucediese no había más que hacer que suspirar y esperar, mirar y esperar, soñar y esperar. Pero a mí también me gustaba, mucho me gustaba y yo era porteña, estaba de paso, no quería atarme a ningún código y sobre todo... no estaba dispuesta a esperar. Aquella tarde en que jugamos al agua sobre la ancha calle Alberdi de Líbano, todos los deseos, ansiedades, sofocones, anhelos e instintos que se maceraban en el alma de cada una de las que allí devolvía baldazos, con la íntima esperanza de que el agua aliviara los ardores de tanta exaltación y tanto amor contenido, se desplegaron con inusitado vigor replicando rápidamente en los varones, potenciados por la fuerza y el poderío masculinos. Las corridas, los gritos, los disfuerzos, las risotadas, los resbalones y hasta los golpes y empujones tenían la forma, el color, la melodía y el lenguaje poético inequívoco del intercambio amoroso, del despliegue seductor, del cortejo primitivo y sutil, de la más bella danza que yo haya visto entre hombres y mujeres jóvenes, muy jóvenes, púberes y plenos. Mi osadía, mi rebelde certidumbre me llevó a pisar de plano terreno enemigo; a sabiendas de que perdería en el juego pero convencida de mi éxito último, me metí en el pasillo del comité de la Ucri armada de un balde y una bombita. Mi ataque intempestivo e inesperado produjo un instante de perplejidad y desconcierto entre la hueste hostigante que, afanosa y febril, cargaba sus municiones en las canillas del local desierto; sin embargo, fulminante, la reacción fue unánime y descarnada, violenta y encantadora, sensual y rotunda: miles de baldes, de bombitas, de chorros cayeron sobre mi cabeza, mis piernas desnudas, mi cuello, mis cabellos y mi boca que escupía los excesos como podía; los párpados entornados, las sienes palpitantes, los pies resbalosos, absorbía cada empellón con la absoluta certeza de que me estaba dedicado, de que deliberadamente había transpuesto el límite y pagaba tributo por ello. Los ojos verdes de Eduardo Olaverría me llegaron por entre el vendaval encendidos, furiosos, entregados, enamorados... Sus baldazos fueron los últimos que, como latigazos, recibí antes de escapar por donde había entrado, empapada y trastabillante, borracha de temeridad, turbada y enclenque pero categóricamente cierta de que Eduardo Olaverría nunca llegaría a declararse a mi prima Adriana de Líbano. ** Cristina Eseiza http://www.letralia.com/firmas/eseizacristina.htm Escritora y docente argentina. Es bachiller del Colegio Nacional de Buenos Aires (http://www.cnba.uba.ar), del que fue profesora de lengua, de literatura española y de teoría literaria durante ocho años. Profesora en letras por la Facultad de Filosofía y Letras (http://www.filo.uba.ar) de la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar), ha trabajado en numerosas instituciones educativas en los niveles secundario, terciario y universitario. Mantiene una página personal en http://www.cristinaeseiza.com.ar. === Poemas Oscar Miguel Gómez Benítez ================================ Estoy a finales de septiembre, llueve a mares, llueve tanto que parece que los dioses están de fiesta ahí arriba, y lo estarán, seguramente. Yo estoy de fiesta aquí abajo, tan triste y tan real como los chorros de agua que caen del toldo de mi patio. He puesto cubos de agua a ambos lados del toldo para recoger el agua de la lluvia y entregársela a mis plantas, según dicen, es lo que más les gusta, aparte del sol. Hay que ver lo simples que llegamos a ser la mayoría de las veces. La lluvia aprieta con ganas ahora mientras mi plectro disminuye notablemente. El artista es una flor asesinada al alba inmortalizada sin querer por su asesino: el Arte. === El tiempo te roba la vida, quieras o no, tú no eres vida, sino tiempo consumido esperando nada para ser sustituido por más tiempo y por más nada. El tiempo se deshace expandiéndose, tu esperanza es pérdida de tiempo, tu fe es pérdida de tiempo, y tú eres una parte de ese tiempo derramado que baila en un espacio partido por la velocidad de la nada que se avecina. === Llevo 9 meses en el paro y la gente me pregunta si he encontrado algo (de trabajo), yo les digo que no, y me responden: claro tío, es que no hay, (después pienso que para qué coño preguntarán entonces). Claro que no encuentro trabajo, simplemente no lo busco, espero a que llueva café en el campo. Ese es el tema central de la película que ruedan en todos los cines ahora, la crisis nos está aturdiendo de tal modo que nos contentamos con tener una mierda de curro que hace 10 años habríamos metido por el culo al tío que nos lo hubiera propuesto. Ahora tenemos suerte de cobrar mal y tarde, tenemos suerte de TRABAJAR, tenemos suerte hasta tal punto de tener trabajo que si nos pegaran 10 latigazos por llegar tarde cualquier día de estos pediríamos perdón para que no nos echaran. Nos engañan de tal manera que aceptamos lo inaceptable, aceptamos penurias porque no hay cojones para decir BASTA, nos suben los impuestos, nos suben el IVA, nos suben todo lo que hemos pagado hace ya tiempo (porque ya lo pagaron nuestros padres) y saben de sobra que hemos pagado de sobra, pero hay que seguir pagando por la vida para que baje Jesucristo a través de las nubes negras del cielo y haga milagros con un paquete de arroz S.O.S. y 10 barras de pan duro de hace 2 semanas, y nos lleve de la mano hacia el otro lado, hacia el otro gobierno, hacia otra bajada de calidad de vida. Tal y como veo yo esto, amigos, el cielo puede empezar a hacerse añicos y lapidarnos cuando a nuestro querido dios le salga del pijo. ** Oscar Miguel Gómez Benítez http://www.letralia.com/firmas/gomezbenitezoscarmiguel.htm Escritor español (Gerona, 1975). Su obra permanece inédita. === Dos relatos Hélmut Jaramillo Vlaes =============================== *** La maldición del monte (Inspirado en una de las masacres paramilitares en el Urabá antioqueño) La noche anterior Emilia había soñado que estaba haciendo una sopa de arracacha, y de la olla empezaron a salir unos pájaros que salpicaban de sopa las paredes y cagaban la ropa del tendedero. En su sueño la mayor preocupación era que iba a llover y no iba a tener tiempo de secar nuevamente la ropa... La despertó el silbido asmático de Camilo, el menor, que a sus nueve años tenía la mirada dura y triste de un viudo octogenario. Emilia estaba segura de que no era un asma cualquiera sino un mal de ojo que le había echado la novia que tenía en el pueblo Castro cuando se casaron al escondido. Se llamaba Perla. La mataron la navidad pasada, dicen que por venderle huevos a los paramilitares. Sólo encontraron la cabeza, con el cráneo su hija mayor hizo una escultura, una virgen desproporcionada que empotró en la entrada de la casa y a la que le rezaba y con la que hablaba doce horas del día. También la mataron, por bruja, porque decían que por culpa de esa virgen hecha con pedazos de muertos el dengue había vuelto a la región. La angustiaba mucho que con Perla muerta era casi imposible revertir esa maldición. La enfermera del centro de salud, que sabía bastante de esas cosas, se lo había dicho así: “La maldición de un muerto dura 200 años, no habría nada que hacer”; era posible que Camilo tuviera por eso esa mirada de predestinado al sufrimiento, él y su descendencia. La enfermera la consolaba y la animaba a que fuera constante con los dos acetaminofén diarios. Principalmente el que debía darle en ayunas. Y que no dejara las infusiones día por medio del pepino indio. Las gemelas, Brytni y Shakira, a sus siete años eran más altas que Camilo, y aunque para su madre era un calvario reconocerlo, mucho más “avispadas”. Cantaban, bailaban, participaban en la recolección; eso sí, no había quien les enseñara a leer a “ese par de tarabitas”, como decía su padre, Mario, un hombre limpio, silencioso, observador, trabajador compulsivo, nunca hablaba mal de nadie, ni bien, sólo hablaba para preguntar cosas cómo ¿qué hora es?, ¿cuánto cuesta?, muchas gracias, ¿ya comieron los niños?, ¿estás bien, preciosa?, buenas noches, amén... Muchos decían que Mario Castro tenía ya un pie en el cielo. Sin saber qué era eutanasia, la practican siempre con cualquier animal, sedaba las gallinas antes de torcerles el pescuezo, les leía fragmentos del Nuevo Testamento a las reses y a los cerdos antes de ser sacrificadas, le pedía a Jesús por el descanso del alma de Perla, en caso de que fuera verdad que había maldecido a su primogénito. En la vereda eran una familia muy admirada, tenían una motico para pasear a los niños el fin de semana, eran muy católicos, tenían cada uno un celular con plan de minutos por el que trabajaban duro para pagar. Así fuera para llamar Mario a su madre casi sorda, y Emilia a su hermana la que vivía en Bogotá, y le contaba cosas de los niños, y su hermana se desahogaba y lloraba por todo lo que no podía llorar hablando con otros. Personas pacíficas, por eso fue muy extraño para todos el día en que, en el retén del Opus Armado, lo habían mantenido encañonado cinco minutos mientras lo insultaban e insistían en que con ese apellido que tenía no era para dudar que pertenecía a alguna guerrilla. Camilo lo miraba desde el bus sin parpadear, en una tranquilidad que asustaba. Ese día no iban con ellos Emilia y las gemelas. De regreso a casa Mario le pidió a Camilo que no contara nada. El niño asintió sorprendido de escuchar nuevas palabras en la boca de su padre. Mario estuvo pálido por dos semanas, temblando, pero convenció a su esposa de que eran rezagos del paludismo que padeció cuando niño. Habían decidido conocer el mar. Salían a las dos de la tarde para alcanzar el bus de las cinco que llegaría a San Antero a las 8:00 am. Tenían allá unos familiares, músicos además, entonces serían las mejores vacaciones para ellos y los niños. Las gemelas estaban como locas por lucir los vestidos de baño que su madre les había hecho con una camisa del Costa Club. Estaban tan ansiosas que convencieron a sus padres de que las dejaran ponerse los vestidos de baño para el viaje. Les advirtieron del ataque de zancudos del que serían víctimas mientras Emilia pícaramente le decía a Mario al oído: —Les compre Quisque repelente. Mario sonrió cómplice, como siempre. —Ay, mis queridas, las van a volver nada esos moscos y no hay nada pa echales... Ambos rieron en una pureza que tal vez muchos sólo conocían en altares o pesebres, o imágenes de querubines. Mientras las gemelas brincaban y ensayaban brazadas de nado, Camilo intentaba convencer a sus padres de que no fueran, porque él había visto en la televisión de la tienda que el mar se salía y tapaba las casas y las personas y los perros y los mataba... Emilia le explicaba que eso sólo pasaba en Estados Unidos y países así que la gente hacía muchas casas en la orilla. La ansiedad del viaje y el miedo a perder el bus había hecho que llegaran una hora antes, decidieron sentarse y descansar en un lote al lado de la carretera, mientras no lloviera todo estaba bien. Las gemelas empezaron a bailar para ellos y jugaban a que la que mejor bailara se ganaba un paquete de galletas, pero las galletas cayeron de las manos de Emilia cuando escucharon un frenazo. De una camioneta se bajaban hombres armados, Mario alcanzó a reconocer al hombre que lo había encañonado meses atrás... —¡Epa, Castro! Tiempo sin vernos... —instintivamente los niños y Emilia abrazaron a su padre. Por lo menos era el instinto que reinaba en personas como ellos. —¡Buenas tardes, Capitán! —¿Cuál Capitán? Güevón, crees que es la policía? —los otros cinco tipos rieron estridentes, uno de ellos sacó un pedazo de cuerda del bolsillo, amarró a Emilia por el cuello y la arrastró por el piso hasta la camioneta, Mario y los niños trataron de oponerse; a Camilo lo sacudió una ráfaga de fusil y a Mario le volaron la cabeza con un hacha. Uno de los hombres gritaba: —Esto es lo que se buscan estos guerrilleritos hijueputas... Una de las gemelas se desmayó, la otra estaba paralizada, ya su alma no estaba con ella. Montaron a las gemelas en la camioneta, pasando antes por encima del cuerpo de Emilia. Nadie los vio ni los quiso ver. Como tampoco vieron o quisieron ver la bandada de pájaros que se suicidó estrellándose sobre el piso ensangrentado. *** Julio Siento algo de dolor al pensarlo, pero la muerte de Julio nos defraudó. Esperábamos más resistencia de su parte, frases lo suficientemente trágicas y corrosivas que nos arrinconaran entre los calmantes o el suicidio. Las últimas semanas lo vimos más pequeño, disminuido frente al televisor que parecía ayudarlo con su luz. La decadencia luminosa estuvo durante los nueve meses de enfermedad. Los primeros tres meses le ampollaron la espalda y le avivaron su autosuficiencia, mirarlo a los ojos producía un pánico abismal. Sentimos un golpe cuando nos preguntó sonriendo plácidamente: —¿Cuándo me voy a morir? Quedamos inmóviles, más por lo de la sonrisa que por la pregunta, salimos en silencio del cuarto que ya tenía su misma temperatura. En el sexto mes nos habló de un viaje que había hecho en sueños, antes de contárnoslo le pidió a la enfermera que se retirara, sacó de entre las cobijas un carro de bomberos de juguete sucio de arcilla, lo extendió hacia nosotros para que lo viéramos mejor, dijo satisfecho: —Lo traje de mi viaje, se me perdió cuando yo tenía ocho años, en esos días en que se murió la niña —sonrió cerrando los ojos—. La vi... no está tan muerta... Miramos el juguete por un largo rato, como somos menores nunca conocimos sus juguetes, decidimos mejor no darle importancia a la historia del carro ni a la historia de esa niña que conocimos en fotos deterioradas. Entre el séptimo y último mes de enfermedad Julio empezó a quejarse noches enteras por el dolor, unos quejidos secos y tranquilos, siempre el televisor encendido cambiando de luces sobre Julio. A veces nos pedía que abriéramos la ventana para leer el futuro en las nubes. El médico nos dijo que el dolor que sentiría Julio sería atroz, por esto nos sorprendía y hasta nos ofendía su calma, su entrega ingrávida, su desinterés por lo que sería de nuestras vidas. Las últimas veces que leyó el futuro en las nubes no quiso hablarnos al respecto. Nunca nos imaginamos la muerte de Julio tan cerca de lo simple. Horas antes de morir nos habló de otro encuentro con la niña en sueños. Hoy mismo, aquí, en la terraza, sentimos que el vacío de Julio se emociona mezclándose con el movimiento de las nubes, vamos entendiendo que la inmensidad comienza en un dedo, se desarrolla en los silencios, y que el renacer de lo grandioso es el paisaje definitivo que ya habita nuestro hermano. ** Hélmut Jaramillo Vlaes http://www.letralia.com/firmas/jaramillovlaeshelmut.htm Escritor colombiano-panameño (Panamá, 1976). Reside en Envigado, Antioquia. Es comunicador e investigador independiente. Docente universitario en las áreas de comunicación, arte y diseño. Textos suyos han sido publicados en revistas locales y separatas culturales de los diarios El Colombiano (http://www.elcolombiano.com) y El Mundo (http://www.elmundo.com), de Medellín. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Poesía es un milésimo de lo que se publica como poesía”. Millôr Fernandes. === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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