~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVII Cagua, Venezuela Nº 281 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 1 de abril de 2013 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Revista digital Bibliomula. / Decir deseo, de Pedro | Breves Antonio Curto. / NeoLeyendas, de Martín de Arce. / La | duna, de Matías Crowder. / Sinfonía guerrera, de Íñigo | Bolinaga. / TransHitos, revista artística granadina. / | Biblioteca fraseológica y paremiológica del Centro | Virtual Cervantes. / Convocatoria para participar en la | revista El Descensor. | | Le Monde destruye archivo del fotógrafo argentino Daniel | Noticias Mordzinski. / Niños mexicanos escogen a Elena | Poniatowska como epónima de biblioteca. / José Ovejero | gana el Premio Alfaguara con La invención del amor. / | Falleció el escritor y policía español Agustí Vehí. / | Ariadna García gana el Premio Miguel Hernández-Comunidad | Valenciana. / Familia de Miguel Hernández pide a la ONU | revisión de condena a muerte. / Un congreso analizará en | Zaragoza la revolución digital en lo cultural. / Murió | en Estocolmo a los 94 años el músico cubano Bebo Valdés. | / El escritor mexicano Jorge Volpi nuevo director del | Festival Cervantino. / Gamoneda distinguido en Marruecos | con el Premio Internacional Argana. / Falleció el | escritor y académico mexicano Víctor Sandoval. / Niegan | premio a una novela por considerar que atenta contra la | igualdad. / Biblioteca Nacional del Perú devela busto en | homenaje a Vargas Llosa. / Paralizan en Santiago la | construcción de la Ciudad de la Cultura. / La próxima | novela de Murakami ya rompió récord de reservas en | preventa. / Biblioteca Vasconcelos se vinculará con | instituciones hispanoamericanas. / Celebran en Caracas | un coloquio sobre literatura venezolana. / Publican | Poeta en Nueva York según manuscrito original de García | Lorca. / Monte Ávila presenta libros ganadores de | Concurso para Autores Inéditos. / Jane Austen | protagonizará el Día del Libro en Guadalajara. / | Realizarán en Chile Congreso Estrella Distante en | homenaje a Bolaño. | | “Del fetichismo y de otras razones”, José Sánchez | Artículos y Lecuna. / “El Jadji Amadou Ndoye: cuando el sol se cae”, | reportajes Roberto Cabrera. / “De nínfulas y peregrinos”, Nesfran | Antonio González Suárez. / “Gustavo Adolfo Bécquer (V). | Hay algo que explicar no puedo”, Vicente Adelantado | Soriano. / “La ciudad ausente, de Ricardo Piglia”, | Mauricio López Osorio. / “Kosice, la ciudad eslovaca | Capital Europea de la Cultura 2013”, Juan Franco Crespo. | / “Amor, de Michael Haneke”, Rafael Fauquié. / “Las | páginas del cuerpo”, Ángel Castaño Guzmán. / “Escritura | con sangre en el ojo”, Ramiro Rivas. | | “La influencia de César Vallejo en La ventana en el | Sala de ensayo rostro de Roque Dalton”, Israel Ruiz-Cumba. / “Su mayor | virtud es el valor (profilaxis en la crítica)”, Rafael | Victorino Muñoz. | | “La efigie negra”, Juan Rodolfo Pérez Mireles. / Poemas | Letras de Ismael Gavilán Muñoz. / “El indiano”, María Ordóñez | García. / Poemas de Raúl Allain. / “Un destino | cualquiera”, Camilo Torres. / Tres poemas de Augusto | Lázaro de la Torre Casas. / “El diccionario”, Guillermo | Presti. / “Sin vis, Sin versa”, Carlos García Salvador. | / “El secreto de la plaza”, Romina Muñoz Salgado. / | “Geografía humana”, Antonia Huerta Sánchez. / “Nos vemos | en México”, Miguel de Loyola. / “El Helicón vacío”, | Aarón Carlos Andrés García. / “Viejo árbol de cenizas”, | Maya Szir. / Poemas de Jorge Andrés Acevedo. | | Boris Vian. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| *** Revista digital Bibliomula La revista digital Bibliomula celebra su primer año de existencia remozando su imagen. La publicación, que además de estar disponible en la red puede descargarse en formatos .pdf, .mobi y .epub para leer en la computadora pero también en dispositivos móviles como iPad, tablet o Kindle, es editada por José Rafael Pino y Anairene Asuaje. “Apocalipsis revisitado”, el número 9 de Bibliomula, muestra diversas caras de un fin del mundo frustrado, y de fines de mundo, algunos literarios y otros no tanto. Los libros que algunos lectores salvarían del fin del mundo; reflexiones sobre el cine apocalíptico; las Revelaciones, el pensamiento apocalíptico y su mejor expresión en las creaciones literarias; el fin de mundo vivido por un reportero en Haití; periodistas frente a un hipotético final; el tan cacareado fin de la imprenta que algunos han pregonado sin éxito; cuentos, entrevistas y un trabajo especial sobre los ganadores del Oscar 2013, forman parte este mes de Bibliomula, que en sus ocho ediciones anteriores se ha paseado por temas tan diversos como la lectura para principiantes, la literatura japonesa, la literatura de provincia frente a la caraqueña, las librerías, la ciudad de Nueva York y sus mundos, la experiencia escolar del “castellano y literatura”, las distopías, y las perversiones en la literatura. “Consideramos la lectura por encima de lo estético”, explican Pino y Asuaje; los contenidos y la comodidad de acceder a ellos, de leerlos bien, más allá de lo “lindos” que puedan verse. http://www.bibliomula.org *** Decir deseo, de Pedro Antonio Curto Ediciones Irreverentes acaba de publicar la novela Decir deseo, con la que el escritor español Pedro Antonio Curto (http://www.letralia.com/firmas/curtopedroantonio.htm) ganó el III Premio Incontinentes de Novela Erótica. Se trata de un notable tratado sobre la mirada y el voyeurismo, como destaca el escritor Antonio Gómez Rufo en el prólogo: “Curto ha intentado escribir una novela erótica y le ha salido un tratado sobre la mirada. Es un aspecto del erotismo, naturalmente (mirar es otra maneta de practicar el sexo, el voyeurismo), pero si algo puede decirse de Decir deseo es que estamos ante verdadera literatura, ante una novela que, de clasificarse en un género concreto, estaríamos minusvalorándola”. Ambientada en un húmedo valle industrial asturiano, se trata de una historia intimista, desarrollada en un espacio cerrado, con referencias sociales de fondo y protagonizada por una pareja de perdedores. Curto nació en Zumaia (Guipúzcoa) y ha publicado la novela Los amantes del hotel Tirana, ganadora del IV Premio Ciudad Ducal de Loeches; el libro de relatos Los viajes de Eros y la novela El tango de la ciudad herida. Ha participado en diversas antologías como El sabor de tu piel, Hiroshima Truman, Eros de Europa y América, 13 para el 21 y en la que próximamente se editará, Praga. Ganador de diversos premios literarios y del Premio Internacional de Periodismo Miguel Hernández, es un habitual articulista de prensa. http://www.edicionesirreverentes.com/incontinentes/DecirDESEO.html *** NeoLeyendas, de Martín de Arce El escritor español Martín de Arce (http://www.martindearce.com) ha puesto a disposición del público su libro NeoLeyendas, una colección de historias que él define como “intemporales”, y en las que conduce al lector a través de un viaje narrativo que abarca desde los albores de nuestra civilización hasta llegar casi a nuestros días, en un sugestivo recorrido por crónicas y leyendas de muy diversa índole. “He reunido siete leyendas y narraciones siguiendo la estela de los maestros Bécquer y Poe, amén de otros renombrados autores, pero desde una visión más actual, recogiendo el testigo donde ellos lo dejaron”, dice De Arce. En “Aquí duerme un ángel”, la primera historia del libro, un joven estudiante de bellas artes recibe el encargo de diseñar el fastuoso mausoleo de un personaje poderoso en el camposanto de la ciudad, pero no estará solo allí. “El bosque maldito” es el relato de un desastre ocurrido veinte siglos atrás, revivido en las pesadillas del protagonista de la historia. En “El jeroglífico de Ektaton” asistimos a la, en apariencia, infructuosa búsqueda de un tesoro oculto desde los tiempos en que Amarna fue la capital del Antiguo Egipto durante la dinastía XVIII. “Cumplid vuestras promesas” es la historia de un cruel delito y su atroz venganza. Cogidos de las manos y la sensibilidad de un pianista virtuoso y su musa, el lector recorrerá el trágico mundo del romanticismo europeo en “Sonata para piano”. Don Nuño, que ha retornado ileso de las Cruzadas, debe retomar su labor como señor y juez de su condado galaico en “Leyenda medieval”. En el inquietante Montenegro, Éloise, bella mujer adorada por todos, es perseguida por el fantasma de su prometido. El libro de 405 páginas tiene un precio de 4,90 euros en PDF y 17,90 en papel. Si se adquiere la edición impresa, se recibe gratuitamente la digital. http://www.bubok.es/libros/220796/NeoLeyendas *** La duna, de Matías Crowder Una gigantesca duna recorre los campos de Trenque Lauquen, una pequeña población de la provincia de Buenos Aires, abrasando pastos y cultivos y obligando a muchos pobladores a marcharse. Como si tuviese vida propia, o como si la dirigiese alguna voluntad, la duna va trazando en su recorrido una asombrosa figura. Hay varias maneras de desactivarla. Una es cazarla como a una fiera, para lo que el ingenio humano discurre una trampa descomunal. La otra se dice más deprisa, pero es más compleja: consiste en entenderla. A la vez que una fascinante recreación histórica, la novela La duna, del escritor argentino Matías Crowder (La Plata, 1973), es una metáfora del misterio de la existencia. El autor reside en Girona, España, y es licenciado en comunicación social. Ha colaborado en la prensa argentina y en diferentes medios tanto de Suramérica como de Europa. Su formación periodística, junto con su gran interés por la historia de Argentina —de la que es un gran conocedor— le permite desarrollar en esta novela una trama en la que perfectamente se trenza el hecho histórico con la ficción. Es autor también de la novela En el tren (2010), y en 2009 ganó el Certamen Literario José Saramago con su relato “Norma cena con Cheever”. http://www.ladiscreta.com/matias_crowder_la_duna.htm *** Sinfonía guerrera, de Íñigo Bolinaga El 21 de junio de 1813, un ejército dirigido por Wellington infligió a las tropas de Napoleón una monumental derrota en las inmediaciones de Vitoria. El propio hermano del emperador, José, a la sazón rey de España, tuvo que huir a uña de caballo para evitar perecer o caer prisionero. Aquel acontecimiento, del que este año se conmemora el segundo centenario, supuso el repliegue definitivo de los franceses de la península ibérica y obtuvo un enorme eco en Europa, pues nunca antes las tropas imperiales habían sufrido tamaña derrota en combate. Al rebufo de este eco, Beethoven compuso una sinfonía en conmemoración de la Batalla de Vitoria que cosechó un éxito enorme, aunque luego el autor se lamentara de que, por primera y única vez en su vida, había sucumbido a los gustos del público menos exigente. Con este telón de fondo, Íñigo Bolinaga construye una novela estructurada en dos planos: el primero se corresponde con la batalla real, sangrienta y cruel, que invoca a los instintos más bajos del ser humano; el segundo, a la batalla imaginada, épica, gloriosa, sublime. El primero está protagonizado fundamentalmente por personajes históricos que estuvieron en Vitoria: Welllington, su amigo Álava, el rey José, su amante la marquesa de Montehermoso y muchos, muchos guerrilleros, como Longa, Espoz y Mina, Dos Pelos o Martina Ibaibarriaga. El segundo plano corre a cargo de Beethoven y sus circunstancias, que son también, en buena medida, las de la Europa del momento. Publicada por el sello Txertoa, Sinfonía guerrera es una novela tan breve como intensa, tan amena como rigurosamente documentada desde el punto de vista histórico. http://bit.ly/YWJl3k *** TransHitos, revista artística granadina La editorial digital Transbooks, de Granada (España), acaba de lanzar su revista TransHitos, que ya es posible descargar de forma gratuita. El magazine es un “totum revolutum” que aúna artes como la fotografía o la pintura con el periodismo de compromiso y, sobre todo, con la literatura. En su primer número incluye, entre otros temas, un reportaje sobre Rosa Louise McCailey, la mujer negra que abrió el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos en los 60 al no ceder su asiento a un blanco; un especial dedicado al escritor japonés Ryunosuke Akutagawa, autor del relato Rashomon que inspiró la célebre película de Akira Kurosawa; textos de Papini, Pessoa, Wilde, Joyce, Kafka o Chuang Tzu, entre otros autores clásicos, junto a cuentos, poesías y ensayo de escritores que han publicado con Transbooks, caso de Fernando de Villena, Jorge Fernández Bustos o José Carlos Castaño. Asimismo, secciones de imágenes que incluyen fotografías de Didi-Huberman, Ryan McGinley, Carmen F. Sigler o Javier Linares, entre otros; cuadros de Tang Wei Min o Caspar David Friedrich o reseñas dedicadas al gran ilustrador gráfico Moebius o a la novela Juan Latino, de José Vicente Pascual, reeditada por Transbooks. http://bit.ly/Z2CpuH *** Biblioteca fraseológica y paremiológica del Centro Virtual Cervantes El estudio de la fraseología y la paremiología ha experimentado un gran desarrollo en los últimos decenios. Aumenta sin cesar el número de tesis doctorales, publicaciones y congresos centrados en estos campos del saber. Por ello, el Centro Virtual Cervantes ha creado la Biblioteca fraseológica y paremiológica, que nace con el propósito de abordar los principales problemas que plantean las unidades fraseológicas (locuciones, refranes…) en cuanto a recursos comunicativos desde diversas perspectivas teóricas, metodológicas y de aplicación práctica. Sus contenidos se pueden leer en línea o también descargarse en .pdf y .epub. http://cvc.cervantes.es/lengua/biblioteca_fraseologica/default.htm *** Convocatoria para participar en la revista El Descensor La revista literaria El Descensor ha abierto su convocatoria para el tercer número del año, que tendrá a los epitafios como tema y recibirá materiales hasta el 31 de mayo. Las colaboraciones pueden ser textos (cuento, minificción, poesía, ensayo, artículo) o imágenes (pintura, fotografía, ilustración), y deberán ser enviadas a descensor@gmail.com. Los relatos, ensayos o artículos no podrán exceder las cuatro páginas (tamaño Carta o A4 en Arial o Calibri a 12 puntos, o en Verdana a 11 puntos); los microrrelatos tendrán una extensión máxima de 250 palabras y los poemas de 45 versos. Con los textos se admitirán ilustraciones en BMP, PNG o JPG con resolución máxima de 600 dpi y tamaño máximo de archivo de 3.5 Mb. Por su parte, las imágenes deben estar en BMP, PNG o JPG con resolución máxima de 1.024 dpi, con un tamaño de archivo no superior a 5 Mb, incluyendo título, dimensiones, técnica y año de realización. El participante deberá incluir su reseña biográfica (de hasta 150 palabras) indicando país de origen, residencia o nacionalidad, y vínculos a sus páginas o blogs de contacto. http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/Convocatorias ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Le Monde destruye archivo del fotógrafo argentino Daniel Mordzinski El diario francés Le Monde destruyó “miles” de diapositivas y negativos que el fotógrafo Daniel Mordzinski había realizado en los últimos 27 años, un “incidente lamentable” según el diario, que indicó que las tiras de película fotográficas fueron almacenadas en la sede del diario sin su consentimiento. “Durante 10 años utilicé, en el marco del acuerdo de colaboración entre El País y Le Monde, una oficina en el séptimo piso de la redacción del diario (Le Monde), en donde conservaba miles de negativos y diapositivas originales”, contaba a mediados de marzo, en su sitio web, el fotógrafo argentino especializado en retratos de personalidades culturales, y quien ha publicado una veintena de libros con esas imágenes. “El 7 de marzo, un periodista de El País fue a esa oficina y descubrió que había sido completamente vaciada, sin ninguna advertencia”, añadió. Las fotografías se encontraban en un archivador. “Nos pusimos a buscar y encontramos en un sótano el gran archivador —que yo mismo pinté de negro hace 10 años”, escribe Mordzinski. “Nadie sabe ni quiere saber por qué decidieron ‘desaparecer’ mi trabajo de toda la vida. Miles de fotos tomadas a lo largo de veintisiete años. Veintisiete años de esperas, nudos en la garganta, noches en vela, revelados angustiosos...”. El hecho se conoció este 18 de marzo —aunque ocurrió el 7— a través de tuits de escritores como Luis Sepúlveda, Rosa Montero o José Manuel Fajardo. Sepúlveda escribió en su cuenta de Facebook que “Las manos de un cretino que seguía las órdenes de otros cretinos decidieron que el trabajo de Daniel Mordzinski no merecía más destino que el desprecio y la basura”. Según le contó Mordzinski al diario Confidencial, de Nicaragua, “no hubo persecución ni complot, sólo incompetencia. Como decía Lampedusa en Il Gatopardo, sólo hay que tenerle miedo a la estupidez humana. Estoy muy triste, quiero creer que es un mal sueño y que al despertarme podré seguir jugando en el cuarto oscuro, a copiar una foto de Borges o una de Cortázar, pero destruyeron todo y una parte de mí se fue también”, expresó el fotógrafo. Mordzinski tenía rotulado todo su trabajo con títulos como “Cortázar”, “Israel”, “Escritores latinoamericanos”, “Escritores franceses”, “Escritores españoles”, “Festival de Saint Malo” o “Carreffour de Littèratures”. “Cuesta creer que en un periódico como Le Monde trabaje gente a los que estos nombres no les dijeran absolutamente nada, y simplemente tiraran a la basura ese tesoro fotográfico sin consultar a nadie”, remató Sepúlveda, quien lidera una espontánea campaña de apoyo para Mordzinski. En un comunicado común publicado el miércoles 20 de marzo, El País y Le Monde afirmaron “hacer todo lo posible para entender las causas de este lamentable incidente y explorar formas de reconstituir los archivos perdidos”. Las direcciones de ambos diarios pidieron disculpas al fotógrafo por “la destrucción de sus documentos, que se produjo sin la más mínima autorización de la dirección”. Sin embargo, los dos diarios lamentan que el fotógrafo, “después de haber decidido almacenar sus archivos en la sede del periódico (Le Monde) sin ningún aviso, haga recaer la responsabilidad de este incidente únicamente sobre el diario”. Además, “nunca ha existido ningún acuerdo contractual entre Le Monde y El País que prevea que Daniel Mordzinski puede almacenar sus archivos en los locales de Le Monde”, afirmaron ambos diarios. La dirección del diario francés propuso recibir nuevamente a Daniel Mordzinski “en los próximos días”. Nacido en 1960 y conocido especialmente como “fotógrafo de escritores”, Daniel Mordzinski ha fotografiado a narradores, artistas y dramaturgos, entre otras personalidades, y ha sido testigo directo de la cultura contemporánea, con retratos de gente como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Astor Piazzolla, Roberto Bolaño o Mario Vargas Llosa, exhibidos en muestras de todo el mundo. Fuentes: AFP • La Tercera *** Niños mexicanos escogen a Elena Poniatowska como epónima de biblioteca Después de una consulta pública realizada en las escuelas primarias del municipio de Tlajomulco de Zúñiga, en Jalisco (México), los niños que cursan estudios en esos centros escogieron, de entre seis nombres propuestos, a la escritora mexicana Elena Poniatowska como epónima de la biblioteca local, según informó este 19 de marzo el Ayuntamiento. La Biblioteca Pública de la Cabecera Municipal de Tlajomulco de Zúñiga, ubicada en la Antigua Presidencia Municipal, llevará así el nombre de la autora de La noche de Tlatelolco, escogido en la consulta en la que participaron 4.665 niños. La consulta se llevó a cabo del 18 al 22 de febrero entre niños de cuarto, quinto y sexto de las escuelas primarias de la cabecera municipal, Cajititlán, San Miguel Cuyutlán, San Agustín, San Sebastián El Grande, Santa Cruz de las Flores y en los fraccionamientos Arvento, Lomas del Sur, Chulavista y Hacienda Santa Fe. Para que los alumnos decidieran por quién votar, el Instituto de Cultura, Recreación y Deporte visitó las escuelas y les leyó una breve descripción de las obras y la vida de los candidatos, que fueron Mariano Azuela, Carlos Fuentes, Octavio Paz, José Vasconcelos, Juan Villoro y la ganadora, Elena Poniatowska. La alumna Andrea Elizabeth Quesada Escalante leyó la declaratoria de la consulta infantil de elección del nombre de la Biblioteca Pública de la Cabecera Municipal, a nombre de los alumnos que participaron en el ejercicio de votación, y dio a conocer que por Elena Poniatowska votaron 1.462 niños. Fuente: El Informador *** José Ovejero gana el Premio Alfaguara con La invención del amor El escritor español José Ovejero ganó este 20 de marzo el Premio Alfaguara de Novela 2013, por mayoría, con La invención del amor, una historia de amor poco convencional, con elementos del thriller clásico, y una obra sobre la soledad y la capacidad para reinventarse y autoengañarse. El jurado de este premio, dotado con 175.000 dólares y una escultura de Martín Chirino, estuvo presidido por Manuel Rivas y compuesto por Annie Morvan, José María Pozuelo Yvancos, Jordi Puntí, Xavier Velasco, Antonio Ramírez y Pilar Reyes (con voz pero sin voto). Como subrayó Manuel Rivas tras hacer público el fallo, la novela ganadora “revela la fuerza transformadora de la imaginación y su capacidad para construir nuevas existencias”. Esa historia de amor “nada convencional y sorprendente” que encierra la novela de Ovejero surge “a partir de una impostura y del poder y las posibilidades del azar. La trama se desarrolla en Madrid, en un fondo de zozobra y quiebra personal y social”, añadió Rivas. No es el primer premio importante que gana José Ovejero (Madrid, 1958), un escritor que ha cultivado todos los géneros. En 1993 mereció el Premio Ciudad de Irún 1993 con su poemario Biografía del explorador, y en 1988 se hizo con Grandes Viajeros con China para hipocondríacos; por Las vidas ajenas consiguió el Premio Primavera 2005 y por La ética de la crueldad el Anagrama de Ensayo 2012. El ganador vive entre Madrid y Bruselas, pero el anuncio del premio le sorprendió en Estados Unidos, donde le llenó de “alegría y emoción” saber que había ganado un galardón que implica la publicación de esta obra en toda Hispanoamérica, según contó por conexión a través de Skype. La obra ganadora del Alfaguara fue presentada bajo el título Triángulo imperfecto y con el seudónimo “Doppelgänger”. El thriller clásico y los aspectos románticos conviven en La invención del amor, una novela con solteros y crisis que, según el dossier facilitado por Alfaguara, se ramifica “a partir de la curiosidad por lo inmediato, llegando a tocar el misterio”. La invención del amor cuenta la historia de Samuel que, cumplidos los cuarenta, “está de vuelta sin haber llegado”. Un día, recibe una llamada y le dicen que Clara ha muerto, y cuelga. “Lo misterioso del caso es que Samuel no recuerda a ninguna Clara. Pero eso no le impide convertir a esa chica desconocida en el centro de su vida”, se añade en el dossier. En esta convocatoria del Alfaguara se recibieron 802 manuscritos, lo que la convierte en la edición con más participación en la historia del premio, la mayoría (342) de España, pero también en número importante de México (133), Argentina (99), Colombia (61), Estados Unidos (34), Chile (28) o Venezuela (23). Fuente: EFE *** Falleció el escritor y policía español Agustí Vehí El escritor español especializado en novela negra Agustí Vehí, que compaginaba la literatura con su labor profesional en la Guardia Urbana de Figueres (Girona, España), falleció este 20 de marzo a los 54 años a causa de una larga enfermedad, informaron fuentes de la Editorial Alrevés. Nacido en Figueres en 1958, se licenció y doctoró en historia por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) e ingresó en 1982 en la Guardia Urbana de su localidad natal, donde llegó a ocupar el cargo de subinspector. Vehí compaginó su labor profesional en la Guardia Urbana con la novela negra, aunque también es autor de libros de historia y de divulgación, y se dedicó además a la docencia universitaria y a estudios de especialización. Autor de las novelas negras Abans del silenci (Pagès Editors, 2009), ganadora del premio Ferran Canyameres; Ginesta pels morts: un blues empordanès (Mare Nostrum, 2010), y Quan la nit mata el dia (La Magrana, 2011), ganadora del premio Crims de Tinta 2011, la última obra publicada de Vehí fue Torn de Nit, aparecida en la colección crims.cat de Alrevés. El director de esta colección, Àlex Martín, manifestó en un comunicado que para el mundo de la literatura en catalán, y de la novela negra, la muerte de Vehí supone “la pérdida de una gran persona y de un gran escritor, del que cabe recordar su carácter entrañable, único e irrepetible”. Fuente: EFE *** Ariadna García gana el Premio Miguel Hernández-Comunidad Valenciana La escritora española Ariadna García (http://ariadnaggarcia.blogspot.com.es) obtuvo este 21 de marzo el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana, dotado con 12.000 euros, con La Guerra de Invierno, una obra con referencias históricas por un viaje desde la Finlandia urbana a la polar entre finales de 1939 y principios de 1940. El fallo del jurado destaca que este poemario de 70 páginas recoge la historia finlandesa en lo referente al conflicto con los rusos y la transforma para lograr una obra “llena de emociones y amor” a partir de las relaciones personales en el viaje desde Helsinki hasta los paisajes inhóspitos del círculo polar ártico. García, de 36 años, es licenciada en filología hispánica y trabaja como profesora en el instituto “Pedro de Tolosa” de San Martín de Valdeiglesias (Madrid). La autora dijo a la prensa que siente una alegría “gigantesca” por la distinción, que además del premio en metálico conlleva la publicación por la editorial Hiperión. “El premio ha sido una sorpresa y una alegría: la poesía es fruto de una demanda interna que te lleva a escribir y el reconocimiento refrenda que lo que opinas de tu obra es compartido por más gente”, explicó. Tras los premios Hiperión en 2001 y de Arte Joven de la Comunidad de Madrid en 2005, el Miguel Hernández es la tercera distinción poética que recibe esta autora, que lleva ocho años sin publicar un libro aunque tiene otro inédito del que prefiere no desvelar el título porque confía en que pueda salir pronto a la luz. La Guerra de Invierno es “un viaje sentimental y de la historia de Finlandia” en su conflicto con los rusos al comienzo de la II Guerra Mundial, donde aparecen temas universales como el rechazo a las armas, la solidaridad entre las personas y la unión del hombre con la naturaleza. A partir de dos viajes a la zona, la madrileña hace un recorrido entre el espacio urbano de la capital finlandesa hacia las zonas deshabitadas del círculo polar ártico, donde “la gente es mucho más solidaria y se ayuda para sobrevivir” en un entorno adverso, según la autora. El presidente del jurado y patrono de la Fundación Cultural Miguel Hernández, José Luis Ferris, destacó que García ha acertado al recopilar hechos históricos y transponerlos al género lírico. “Son historias todas ellas a la sombra del amor de una amada que, más allá de ser una compañera de viaje, añade profundidad y endulza la existencia”, resaltó Ferris de este “cuaderno de viaje”. El jurado y profesor de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Antonio Moreno, valoró el “atractivo lenguaje” del poemario, que calificó de fresco y con “notas de ingenuidad aparente que hacen que la lectura resulte amena”. Para el editor y también jurado Jesús Munárriz, La Guerra de Invierno transporta al lector a “una atmósfera diferente dentro de una situación geográfica desconocida para muchos” por medio de un viaje que entremezcla la trama amorosa y la histórica. El poeta y escritor Ricardo Bellveser reveló que la obra ganó con el apoyo de la mayoría del jurado en una edición en la que había media docena de obras “sólidas, bien hechas y construidas”. A esta edición del Premio Internacional Miguel Hernández-Comunidad Valenciana optaron 445 obras de España, Europa y América. Fuente: EFE *** Familia de Miguel Hernández pide a la ONU revisión de condena a muerte La familia de Miguel Hernández sigue exigiendo la revisión y nulidad de la condena a muerte del poeta español por el régimen franquista en 1940. Agotadas las vías legales en el Tribunal Constitucional y en el Tribunal Supremo, que ni siquiera admitieron los recursos previos presentados por los herederos del escritor, la última esperanza está ante el Comité de Derechos Humanos, Civiles y Políticos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al que piden poder recurrir la sentencia. El abogado de la familia, Carlos Candela, explicó este 21 de marzo que, una vez “agotados” los trámites judiciales en España, han decidido acudir a este organismo internacional con sede en Ginebra, Suiza. “Pretendemos que nos dejen entrar en el recurso para pedir la nulidad de la sentencia”, explicó Candela. La base “fundamental” de la petición es el artículo 8 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice que “toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o la ley”. Candela recuerda que el organismo de la ONU tiene una legislación propia que en su artículo 2 señala que “toda persona cuyos derechos y libertades hayan sido violados podrá interponer un recurso efectivo”. En 2009, la Comisión y la familia de Hernández iniciaron el proceso para conseguir la nulidad de la sentencia a muerte del poeta y presentaron una petición de reconocimiento administrativo de acuerdo con la Ley de Memoria Histórica, que fue concedida en marzo del año siguiente. Un año después presentaron el recurso de revisión de la sentencia y se tramitó en la sala quinta de lo Militar del Tribunal Supremo, pero en febrero de 2011 se denegó su admisión. Candela recordó que el paso siguiente fue acudir el Tribunal Constitucional, ante el que se interpuso un recurso de amparo que, “con una providencia de cuatro líneas”, también fue rechazado. Candela realizó el anuncio durante una rueda de prensa de la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica, que inaugurará el próximo 25 de mayo un monumento dedicado a las víctimas del bombardeo fascista realizado sobre el Mercado Central de la capital alicantina en 1938, y que provocó la muerte de más de 300 personas. El monumento se llamará “Todos los días a las doce” y será instalado en la plaza del Mercado Central de Alicante. Por otro lado, el próximo sábado se presentará en la capital alicantina la Comisión de la Verdad sobre los Crímenes del Franquismo, que se trata de un “organismo extrajudicial”, lo que “implica” que su objetivo “no es juzgar y castigar” a los responsables “de los crímenes cometidos”, según Manuel Parra, miembro de esta comisión. Para el próximo 24 de mayo se ha planificado la celebración de un homenaje a los más de 700 republicanos fusilados por el franquismo entre 1939 y 1945, el cual se celebrará en el Cementerio Municipal de la ciudad, ante el memorial instalado por la Comisión Cívica. Durante el acto también se llevará a cabo una ofrenda de flores en la tumba del poeta Miguel Hernández. Fuente: El País *** Un congreso analizará en Zaragoza la revolución digital en lo cultural El V Congreso Iberoamericano de Cultura (http://www.culturaiberoamerica.org), que se celebrará del 20 al 22 de noviembre en Zaragoza, abordará la “revolución digital” en el ámbito cultural, el principal desafío al que deben enfrentarse las entidades culturales y creativas a la hora de redefinir su papel en el siglo XXI. Así se puso de manifiesto este 21 de marzo en la presentación del congreso, que se realizará bajo el lema “Cultura digital, cultura en red”. Al acto asistieron el secretario de Estado de Cultura de España, José María Lassalle; el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch; el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Jesús Gracia, y el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias. El congreso tiene como principal objetivo identificar cómo la transición de la cultura al entorno digital aportará innovación, creatividad y crecimiento a las economías y sociedades iberoamericanas, y creará oportunidades para la configuración de un gran espacio cultural común. El nuevo entorno digital de la cultura, la economía de la cultura digital y las lenguas y culturas iberoamericanas en la red son los asuntos centrales que se abordarán en esta reunión, en la que participarán unas 500 personas de los 22 países de habla hispanolusa que forman parte de la Conferencia Iberoamericana. Se trata de Andorra, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Paraguay, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Durante el acto se anunció también la convocatoria del concurso “Emprende con cultura”, que se desarrollará con motivo del congreso y que estará abierto a proyectos digitales culturales de emprendedores iberoamericanos. El plazo para la presentación de proyectos se abre este 1 de abril y finaliza el 15 de junio. Antes del 30 de junio, un jurado internacional elegirá al menos 22 proyectos, uno por cada país participante, de tal forma que los seleccionados podrán ser presentados en el congreso ante un grupo de posibles inversores. Fuente: EFE *** Murió en Estocolmo a los 94 años el músico cubano Bebo Valdés El músico cubano Bebo Valdés, una de las figuras más prominentes del jazz latino a nivel mundial, falleció en Estocolmo, Suecia, a los 94 años este 22 de marzo. El artista sufría alzheimer. Establecido en Málaga (España), Valdés se había trasladado dos semanas antes a Suecia, donde viven algunos de sus hijos, debido a un empeoramiento de su estado de salud, precisaron fuentes cercanas a la familia. Además de padre de otra gran figura de la música afrocubana, Chucho Valdés, este pianista, compositor, arreglista y director nacido en Quivicán en 1918, pasará a los anales de la historia por su contribución a la fusión del flamenco y del jazz con el multipremiado álbum Lágrimas negras (2002), junto al cantaor español Diego El Cigala, trabajo distinguido con un premio Grammy. En su carrera se distinguen dos etapas. Una primera en Cuba junto a su orquesta Sabor y otra que arranca a raíz de su exilio en Estocolmo a partir de 1960. Tras 30 años de silencio artístico, volvió a la actividad a los 76 años con Bebo Rides Again, y alcanzó una segunda edad de oro gracias a discos como El arte del sabor (2001). Entre sus últimos proyectos destaca la banda sonora del filme de animación Chico y Rita, dirigido por Trueba y el diseñador Javier Mariscal, y nominado a los premios Oscar el pasado año. Fuentes: AVN • EFE *** El escritor mexicano Jorge Volpi nuevo director del Festival Cervantino El gobierno de Guanajuato informó el pasado 23 de marzo que Jorge Volpi fue designado como nuevo director del Festival Internacional Cervantino (FIC), considerado el evento cultural más importante de América Latina. Volpi es licenciado en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), maestro en letras mexicanas por la misma universidad y doctor en filología hispánica por la Universidad de Salamanca, España. Además, ha sido profesor en la Unam y en las universidades de Emory, Cornell y Princeton. El presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, hizo la designación en acuerdo con el gobernador Miguel Márquez. Volpi es autor de numerosos libros, entre los que destacan las novelas En busca de Klingsor, El fin de la locura y No será la tierra, y el ensayo Leer la mente. También se ha desempeñado como director del Instituto de México en Francia y como director de Canal 22. Entre sus logros, recibió los premios Biblioteca Breve, Mazatlán, Debate y Planeta-Casa de América, así como el Premio José Donoso de Chile al conjunto de su obra, y ha sido condecorado como Caballero de las Artes y las Letras de Francia y con la Medalla Isabel la Católica de España. El FIC es miembro de la Asociación Europea de Festivales y de la Asociación Asiática de Festivales Teatrales. En 2013 cumple 41 años de existencia como heredero de los entremeses cervantinos iniciados por Enrique Ruelas, fundador del Teatro Universitario de Guanajuato. Fuente: Notimex *** Gamoneda distinguido en Marruecos con el Premio Internacional Argana El escritor español Antonio Gamoneda, Premio Cervantes 2006, ha sido distinguido en Marruecos con el Premio Internacional Argana, que concede la Casa de la Poesía de Casablanca, según se anunció el pasado 25 de marzo. Gamoneda recibirá el galardón el próximo 30 de abril durante la Feria Internacional del Libro de esa ciudad marroquí. El premio, avalado por el Ministerio de Cultura de Marruecos, incluye la traducción y edición en árabe de dos obras de Gamoneda: Descripción de la mentira y su último libro, Canción errónea. “Este premio tiene la pretensión de representar la receptividad de la sensibilidad árabe hacia la poesía en todas las lenguas”, explica Gamoneda, que añade que la traducción la realizará el mismo autor que llevó al árabe su Libro del frío, Almahdi Akhrif. “Mis traducciones a lenguas como el coreano, el japonés o el árabe siempre me dejan más tranquilo porque, como no las entiendo, supongo que están bien. La poesía, de alguna manera, es intraducible”, ironiza Gamoneda. Este premio lo han recibido, hasta ahora, los poetas marroquíes Mohamed Serghini y Tahar Ben Jolloun, el iraquí Saadi Youssef, el palestino Mahmoud Darwish y, fuera del mundo árabe, el chino Bei Dao y la norteamericana Marilyn Hacker. Gamoneda subraya sus lazos con el mundo árabe y también la vitalidad de la poesía en esta lengua. “La poesía suele funcionar bien cuando los tiempos funcionan mal. Los países árabes están en una circunstancia difícil, pero la poesía sigue ahí. El problema histórico parece dinamizante de la poesía, provoca una tensión creativa”, destaca el poeta. Precisamente Egipto, uno de los países donde la llamada primavera árabe cambió más la realidad política al provocar el derrocamiento del gobierno de Hosni Mubarak, está preparando una amplia antología de la poesía de Gamoneda. La Casa de la Poesía de Marruecos se fundó en 1996 para proporcionar a los poetas un lugar de encuentro y reunión. Publica una revista trimestral titulada Al Bayt, organiza talleres y encuentros entre poetas y pintores, invita al país a destacados poetas internacionales, organiza un festival internacional de poesía e incentiva con un premio la creación de los poetas jóvenes. Fuente: El Diario de León *** Falleció el escritor y académico mexicano Víctor Sandoval El escritor y académico mexicano Víctor Sandoval, creador del Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes, murió el pasado 25 de marzo en Ciudad de México, como informó el Instituto Cultural de ese estado (ICA). Al enterarse de la noticia, el gobernador Carlos Lozano de la Torre escribió en su Twitter: “Me entero de que ha fallecido un gran amigo y un ilustre divulgador de la cultura. Descanse en paz, don Víctor Sandoval”. Sandoval fue coordinador del Instituto Nacional de Bellas Artes de México y fundador de las revistas Paralelo y Tierra. También ocupó el cargo de ministro de Asuntos Culturales de México en España, y fue quien ideó la construcción de casas de la cultura en todo el país. Fue miembro del Seminario de Cultura Mexicana y de la Academia Mexicana de la Lengua, así como portador de la medalla conmemorativa Bellas Artes desde 2004. Obtuvo el Premio Iberoamericano “Ramón López Velarde” en 2007; también recibió las Palmas Académicas por el gobierno del estado de Aguascalientes, y el Premio de Poesía “Desiderio Macías” por parte del ICA. Entre sus obras destacan Aire libre, El viento norte, Hombre de soledad, Veterano de guerra, Retorno, Poemas de juventud, Che, Para empezar, Agua de temporal, Fraguas y Poesía reunida, entre muchas otras. En Aguascalientes hay un teatro que lleva su nombre, ubicado en el corazón de la ciudad, recinto donde se realizan obras de teatro, conciertos musicales y proyecciones cinematográficas. Fuente: Notimex *** Niegan premio a una novela por considerar que atenta contra la igualdad La Diputación de Jaén (Andalucía, España) declaró desierta la 22ª edición de su Premio de Literatura para Escritores Noveles al considerar que la obra elegida por el jurado, titulada Nunca te quise tanto como para no matarte, del escritor español Javier Ochoa, atenta contra la igualdad y tiene contenidos sexistas. Ochoa se quejó de que se haya censurado su “imaginación” y su “talento literario”, según informó este 26 de marzo el blog literario La viga en mi ojo (http://www.javiderios.com/?p=1695), de Javi de Ríos. El jurado del premio decidió en diciembre que Nunca te quise tanto como para no matarte fuera la obra ganadora, pero la Diputación decidió que el área de Igualdad de la institución revisara la novela porque podría tener contenidos sexistas. La diputada de Cultura, Antonia Olivares, explicó que “sin entrar en ningún momento en la valoración literaria de la obra” se decidió que se revisara el fallo por el área de Igualdad, según un comunicado. Los servicios técnicos de Igualdad elaboraron un informe en que señalaban que el texto “falta al derecho a la igualdad por razones de sexo en varias ocasiones”. Así lo detalla también la diputada de Igualdad, Yolanda Caballero, quien subrayó que su departamento no dudó en ningún momento en señalar que la obra contenía tintes que atentan contra el derecho a la igualdad por razones de sexo, por lo que se desaconsejaba que se le concediera el premio. De la misma opinión es la coordinadora en Jaén del Instituto Andaluz de la Mujer, Beatriz Martín, que expresó su satisfacción por la retirada de la obra, aunque reconoció que sólo conoce el título, de “caros tintes machistas”. Por su parte, el autor, en el mensaje enviado a amigos y familiares, decía que la retirada del premio le ha dolido como quitarle “los galones y volver a ser tropa”. Ochoa finaliza su mensaje preguntándose: “Si Truman Capote o Jim Thompson o cualquier otro maestro de la novela negra hubiera nacido en Jaén, ¿a qué se hubiera tenido que dedicar?”. Fuente: EFE *** Biblioteca Nacional del Perú devela busto en homenaje a Vargas Llosa Un busto en reconocimiento a la trayectoria del escritor peruano-español Mario Vargas Llosa fue develado la noche del martes 26 de marzo en la entrada principal de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) por el director de dicha institución, Ramón Mujica Pinilla, y el presidente ejecutivo del grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, con la presencia del Premio Nobel de Literatura 2010. Vargas Llosa, Cebrián, Mujica Pinilla y el ministro de Cultura del Perú, Luis Peirano, intervinieron en el acto, que fue organizado por las editoriales Santillana y Alfaguara conjuntamente con la BNP. Durante su intervención, el autor de La ciudad y los perros ironizó diciendo que “ver representada la propia imagen tiene algo de inquietante, parece como la profecía de una petrificación espero que no inminente. Estas cosas suelen ocurrir cuando las personas están muertas”. Entre los invitados a la ceremonia se encontraban su esposa Patricia y su hijo Álvaro, así como el poeta Marco Martos, el pintor Fernando de Szyszlo, el escritor Alonso Cueto, el cineasta Luis Llosa, el jurista Raúl Ferrero, el dramaturgo Édgar Saba, el antropólogo Juan Ossio y el artista plástico Alonso Núñez, quien elaboró el busto. La BNP encargó el busto con el apoyo de Alfaguara, editorial que distribuye los libros en idioma español de Vargas Llosa, considerado uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos. La gerente de Prisa Ediciones Perú, Mercedes González, estuvo a cargo de la conducción de la ceremonia. La develación de la escultura, que forma parte de las actividades de conmemoración de los 50 años de la primera edición de su novela La ciudad y los perros, permanecerá en el ingreso de la biblioteca, que de acuerdo con el escritor forma parte de las instituciones “que han estado más cerca de mi vida y mi trabajo de escritor”, informó la prensa peruana. Fuentes: Andina • Notimex *** Paralizan en Santiago la construcción de la Ciudad de la Cultura El presidente de la Xunta de Galicia (España), Alberto Núñez Feijóo, confirmó este miércoles 27 de marzo la paralización definitiva de los dos edificios pendientes de construir en la Ciudad de la Cultura, un monumental proyecto arquitectónico diseñado por Peter Eisenman en la época de Manuel Fraga al frente del gobierno autonómico. Núñez Feijóo anunció esta decisión tras la reunión semanal del Ejecutivo gallego, un día después de que el Parlamento regional aprobara una moción propuesta por el BNG para detener las obras restantes en el monte Gaiás de Santiago de Compostela, el Teatro de la Ópera y el Centro de Arte Internacional. “La Galicia que decidió hacer el proyecto era la de la bonanza y la que yo gestiono es la de la crisis”, afirmó Feijóo, quien considera que contar con un nuevo edificio para el arte y otro para la música “no es lo prioritario” para Galicia en la situación actual. El complejo ideado por el arquitecto estadounidense Peter Eisenman constaba de seis edificios en su planteamiento inicial, de los que hay cuatro construidos en una inversión que supera los 287 millones, según la Xunta. Los otros dos, valorados en 170 millones, más costes en equipamiento y mantenimiento, no se han iniciado y su construcción se detuvo la pasada legislatura, en principio hasta 2014, momento en el que estaba previsto hacer una reflexión sobre la paralización definitiva. Para dar cumplimiento al mandato de la Cámara autonómica el presidente gallego encargó al responsable de Cultura, Xesús Vázquez, que comunique a las empresas adjudicatarias de estos dos edificios una decisión “que ya conocían”, en alusión a la paralización temporal, “y que ahora es definitiva”. La paralización temporal, incluida en el plan Gaiás 2012-2018, ahorró 77 millones de euros a la Xunta, según el propio gobierno gallego, que precisa que las empresas adjudicatarias —dos consorcios temporales, uno formado por Copasa y Acciona y el otro por estas dos sociedades y OHL— habían renunciado a las indemnizaciones. Al convertir en definitiva esta decisión, Núñez Feijóo asumió que las empresas reclamarán una indemnización, aunque no ha querido adelantar una cifra ya que “hay que negociar”. En cualquier caso, se mostró convencido de que las empresas “serán inteligentes” en la negociación que comenzará cuanto antes. Para Núñez Feijóo, la cuantía de la indemnización, de todos modos, será una “cuantía mínima” en comparación con los 170 millones de euros que habría costado la ejecución de los dos edificios, una cantidad a la que habría que sumarle el dinero de la puesta en funcionamiento, el mantenimiento y el equipamiento. El martes 26, tras la votación en el Parlamento, que fue apoyada por BNG, PP y AGE, y en la que se abstuvo el grupo socialista, fuentes de este grupo justificaron su voto por la necesidad de negociar primero las indemnizaciones con las empresas, que cifraron en 18 millones de euros. El presidente gallego preguntado por esta cifra insistió en que hay que negociar y para eso, para el interés general de los gallegos, es mejor mantener “un silencio prudente” y no decir una cifra. “Yo defiendo el interés general de Galicia, no de las constructoras”, señaló. Sobre el método elegido para hacer pública esta decisión, el apoyo a un punto de una moción del BNG, indicó que el grupo que apoya al gobierno (el PP) debe votar con la oposición “si presenta algo razonable” y defendió que había que aprovechar esa “propuesta de consenso”, ya que la decisión de instar a la Xunta a negociar inmediatamente la paralización definitiva no tuvo ningún voto en contra. Fuente: EFE *** La próxima novela de Murakami ya rompió récord de reservas en preventa La nueva novela del escritor japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949), que saldrá a la venta en Japón el próximo 12 de abril, ha batido su récord personal de reservas por Internet, superando a su anterior obra, 1Q84, según se anunció este 27 de marzo. El nuevo libro, titulado Shikisai o motanai Tsukuru Tasaki to, Kare no Junrei no toshi (El descolorido Tsukuru Tasaki y el año de su peregrinación), alcanzó en sólo once días en la versión japonesa del portal de compras Amazon las 10.000 reservas, informó la editorial Bungei Shunju. Con estas cifras, la nueva obra del escritor de Kioto ha superado a los dos primeros tomos de 1Q84, que lograron las 10.000 reservas en tres semanas, y al tercer volumen, que alcanzó esos índices doce días después de llegar al portal. La nueva y esperada novela de Murakami, que tendrá 376 páginas y saldrá al mercado a un precio de 1.785 yenes (algo más de 18,8 dólares), viene precedida al igual que sus anteriores trabajos de una gran expectación en todo el mundo. En el habitual secretismo que rodea siempre la vida de Murakami y su obra, el propio autor, de 64 años, detalló a través de la página web de la editorial que este nuevo libro será “diferente” a lo mostrado en su trilogía 1Q84, la que definió como “una montaña rusa”. Murakami, que en 2012 encabezó nuevamente las quinielas para hacerse con el Nobel de Literatura, fue también finalista al Premio Príncipe de Asturias de las Letras el año pasado. El escritor y traductor japonés, éxito de ventas mundial, ha publicado en toda su carrera doce novelas y numerosos relatos y ensayos, entre ellos Tokio Blues (Norwegian Wood), traducida a 36 idiomas, que cuenta con una versión cinematográfica estrenada en 2010 y ha vendido diez millones de ejemplares sólo en Japón. En enero salió a la venta la traducción al español del libro Después del terremoto, que se publicó en Japón en 2000 y que contiene un conjunto de relatos sobre el movimiento de tierra que en 1995 asoló la ciudad de Kobe, en la que se crió el escritor. Para promocionar la venta del nuevo libro de Murakami la editorial nipona organizará en la víspera de que salga a la venta una cuenta atrás con los numerosos aficionados de su obra en una librería situada cerca del céntrico barrio tokiota de Shibuya. Fuente: EFE *** Biblioteca Vasconcelos se vinculará con instituciones hispanoamericanas La Biblioteca Vasconcelos, de Ciudad de México, considerada una de las más visitadas en América Latina, establecerá convenios y estrechará relaciones con otras instituciones de características similares del mundo de habla hispana. Daniel Goldin, editor durante 25 años y designado nuevo director de la Vasconcelos, dijo este 29 de marzo que resulta interesante “como una prioridad el vínculo con Iberoamérica, porque tiene una fabulosa historia en instituciones modelo”. Señaló que en su gestión al frente de la mayor biblioteca pública mexicana aplicará la máxima de buscar aquello que el centro necesite aprendiendo e introduciendo “buenas prácticas” que hayan funcionado para otros en otras latitudes. Goldin destacó que firmará convenios con instituciones similares, “en la medida de lo posible con la Biblioteca Pública de Santiago (Chile), con la Biblioteca de Comfenalco (Antioquia) y con la Red de Bibliotecas de Medellín” (ambas en Colombia). Agregó que de Venezuela sigue con atención el funcionamiento del Banco del Libro, mientras que con España el objetivo es trazar una alianza con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. “Me fascina la forma en que trabajan”, declaró. El director de la Vasconcelos consideró que el dato de que en México cada persona lee un promedio de 2,9 libros por año “es el que menos dice sobre el estado de la lectura en el país”. Por ello, llamó a concentrarse más en conocer qué libros se leen y cómo se leen. “Yo quiero que acá la gente entre a satisfacer una demanda y descubra otras, entre para encontrar una respuesta y salga con 25 preguntas”, añadió. Goldin recordó que en México hay una herida histórica de la que aún no se ha repuesto al contar con “un ocho por ciento de la población analfabeta y un equis porcentaje de población precariamente alfabetizada. Esa población me interesa mucho”. Consideró que se registra una población “enorme” que ya no está en el sistema educativo, “en un mundo extraordinariamente cambiante”, con la cual desde las bibliotecas públicas se puede “empezar a trabajar en un contexto educativo extraescolar”. Fuente: Telesur *** Celebran en Caracas un coloquio sobre literatura venezolana Un coloquio sobre literatura venezolana, de entrada libre y con la participación de Juan Calzadilla, Carlos Noguera y otros destacados especialistas, se realizará este jueves 4 de abril entre 9:30 de la mañana y 4:30 de la tarde, bajo la organización de la Cátedra Ludovico Silva de la Fundación Celarg. El Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos anunció en nota de prensa que la realización de este coloquio tiene el propósito de “delimitar un tiempo signado por la violencia, por el espanto, pero igualmente por lo fantástico. La literatura expresa el mundo interior de un país. El lenguaje define una marcha, una cartografía y una vida donde coinciden propuestas fundadoras de mundos”. El coordinador de la Cátedra Internacional Ludovico Silva, Nelson Guzmán, informó que el coloquio se realizará en la Sala de Lectura de la Biblioteca Isaac J. Pardo de la Fundación Celarg. La primera ponencia estará a cargo de Juan Calzadilla y se titula “Disyuntiva entre forma y sentido en la categorización de la obra postmoderna del poeta venezolano Esteban Muro”. Le siguen Lourdes Manrique con “Rajatabla, una poética del desconcierto”; Douglas Bohórquez con “Ensayar vida, escritura y república: Simón Rodríguez”; José Carlos De Nóbrega (http://www.letralia.com/firmas/denobregajosecarlos.htm) con “Elogio panorámico a Reynaldo Pérez Só”; Alberto Rodríguez Caruci con “Literatura, memoria y etnicidad en Venezuela: Manuel Rodríguez Cárdenas y Miguel Ángel Jusayú”, y Carlos Noguera con “Tres momentos narrativos de los años 60: Garmendia, Balza y Rodríguez”. Fuente: Celarg *** Publican Poeta en Nueva York según manuscrito original de García Lorca Pocas semanas antes de su muerte en Granada, el poeta español Federico García Lorca llegó a Madrid para entregar a José Bergamín el manuscrito de Poeta en Nueva York, una de sus obras más importantes. Ese día su amigo no estaba y dejó una nota en la que decía “Volveré mañana”, pero nunca más volvió. Ahora por primera vez una edición recoge este original tal y como él lo creó. Esta edición, preparada por el hispanista británico Andrew A. Anderson, “sigue fielmente la última voluntad de Federico García Lorca” —según explica la editorial Galaxia Gutenberg en un comunicado— y su publicación coincide además con la exposición que la Biblioteca Pública de Nueva York dedica al libro. Hasta hace unos años, se sabía muy poco de aquel original que García Lorca entregó al escritor José Bergamín días antes de que estallara la Guerra Civil. Aquel original, estructurado en 35 poemas y 10 secciones, acabaría convirtiéndose en una de las obras cumbres de la lírica del siglo XX en castellano. Así, 77 años después de que el poeta entregara el original, sale a la luz este manuscrito, con las reproducciones de los originales mecanografiados y manuscritos, de cuya existencia y paradero se tenían hasta hace pocos años noticias inciertas, hasta que en 2003 la familia de García Lorca lo adquirió en una subasta por casi 200.000 euros. Poeta en Nueva York, el poemario que marcó la modernidad en la poesía española junto con Diario de un poeta recién casado, de Juan Ramón Jiménez, fue escrito por García Lorca entre 1929 y 1930, durante su estancia en la Universidad de Columbia. El poemario supone un giro radical en su evolución lírica, hasta entonces marcada por un profundo carácter popular plasmado en sus títulos Poema del cante jondo y Romancero gitano. Un texto apasionante y melancólico, vanguardista con influencias surrealistas y con las huellas de T. S. Eliot y Whitman, en el que García Lorca plasmó sus angustias, soledad, deseos y sueños, todo inspirado por las calles de la Gran Manzana. Así, inspirándose en el paisaje urbano neoyorkino, García Lorca compone un poemario intimista en el que habla de sueños, anhelos y frustraciones y sobre el que ondea la presencia de la muerte. El texto pasó por muchos vaivenes, pues José Bergamín se lo llevó con él al exilio, primero a Francia y después a México, donde realizó una primera edición que apareció en México en 1940. Durante muchas décadas el original permaneció en paradero desconocido hasta que fue descubierto en 1979 en manos de la actriz mexicana Manola Saavedra. Tras muchos litigios, la Fundación García Lorca lo consiguió en 2003. La publicación esta semana de la primera edición del original de Poeta en Nueva York coincide con la gran exposición en la Biblioteca Pública de Nueva York, donde por primera vez se podrán contemplar los manuscritos, cartas, dibujos y documentos que componen el poemario. Uno de los comisarios de la misma, el catedrático de Literatura de la Universidad de Granada Andrés Soria Olmedo, uno de los máximos especialistas del poeta de Fuente Vaqueros, explicó este 28 de marzo que el manuscrito Bergamín “en realidad se corresponde con lo que ya conocemos, de forma bastante exacta, pero esta edición se hace teniendo todas las cartas”. Soria Olmedo considera que la publicación pone fin a la controversia que hubo durante un tiempo, que dividía la obra en dos volúmenes: Poeta en Nueva York y Tierra y luna. “Este manuscrito descarta la división, que es lo que siguen la mayoría de las ediciones”. “García Lorca hizo esos poemas y, nada más volver, comenzó a trabajar en el teatro. Entonces cambió la situación política y se dedicó a dirigir La Barraca y a escribir obras dramáticas. Los poemas los iba publicando sueltos en revistas”, relata el catedrático, quien cuenta que a la vez reflexionaba sobre cómo se iba a organizar el libro: qué secciones tendría, el orden de los poemas... “En cierto momento, hacia 1934, pensó en dividirlo en esos dos libros e hizo unas listas, que se conservan. El manuscrito no estaba, pero las listas sí, y se podía pensar que la organización era de Bergamín. Por eso se comenzó a trabajar como si esa organización no fuese algo provisional, como era, sino definitivo”, apunta Soria. La muestra, que estará abierta del 5 de abril al 20 de julio, marcará el inicio de un amplio programa de actividades que, bajo el título “García Lorca in New York: A Celebration”, homenajeará al poeta español esta primavera. Comisariada por Christopher Maurer y Andrés Soria Olmedo, “Back tomorrow: A poet in New York. Federico García Lorca” plasma el proceso creativo que siguió en componer Poeta en Nueva York a través de 60 piezas entre manuscritos de primeros borradores y copias en limpio, libros raros o cartas que enviaba a su familia mientras lo escribía. También se exhibirán efectos personales como el pasaporte, la guitarra o la libreta de ahorros, dibujos y fotografías. Pero lo más destacado será el manuscrito de su obra acompañado por los dibujos que el granadino realizó durante su estancia en la ciudad estadounidense, que por primera vez se exhibirá en público. Fuente: Diario de Cádiz *** Monte Ávila presenta libros ganadores de Concurso para Autores Inéditos Este viernes 5 de abril se realizará en Caracas, a las 7 de la noche, la presentación de los libros ganadores del Concurso de Obras para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores Latinoamericana, en su edición 2011. El evento contará con palabras de presentación de Carlos Noguera, en representación de la casa editorial, Catalina Gaspar como vocera del jurado y Caneo Arguinzones en nombre de los autores galardonados. En la actividad, que tendrá como escenario la Biblioteca Isaac J. Pardo del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), en Altamira (Caracas), serán presentadas las obras Mapas de sangre (narrativa), de Annel del Mar Mejías Guiza; Todos cantando, todos tomando (ensayo), de Víctor García Ramírez, y Zoo, anatomía del insecto (poesía), de Caneo Arguinzones. Mapas de sangre, de Annel del Mar Mejías Guiza, desdibuja con un lenguaje audaz e irreverente la frontera entre narrativa y poesía con ficciones breves. Relata crudas escenas de los avatares de personajes solitarios imbuidos en el vertiginoso paisaje urbano. Por su parte, Todos cantando, todos tomando, de Víctor García Ramírez, despliega en sus ensayos humor y desenfado a través de la borrachera, o de compositores como Enrique Santos Discépolo y José Alfredo Jiménez, junto con una profunda reflexión sobre la huella existencialista presente en el carácter latinoamericano mismo. Por último, en Zoo, anatomía del insecto, de Caneo Arguinzones, habitan imágenes del insecto, desde las cuales la poeta explora su subjetividad y nos transfiere los laberintos emocionales de una mente ansiosa. El Concurso de Obras para Autores Inéditos es una iniciativa que alcanza ya su undécima edición abriendo un espacio para el debut literario de los escritores venezolanos. La convocatoria correspondiente a 2013 se encuentra ya abierta en los géneros de narrativa, ensayo, poesía y literatura infantil, y recibirá textos hasta el día 26 de abril. Las bases completas se encuentran en nuestro boletín de concursos (http://www.letralia.com/concursos/130426.htm). Fuente: Monte Ávila *** Jane Austen protagonizará el Día del Libro en Guadalajara “Es una verdad universalmente reconocida que al hombre soltero, poseedor de fortuna cuantiosa, le hace falta casarse”. Así comienza Orgullo y prejuicio, novela de la escritora inglesa Jane Austen (1775-1817) que fue publicada por primera vez hace 200 años y que los lectores eligieron, mediante una votación pública en la página web de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), para ser leída en el maratón de lectura en voz alta con el que se festejará el Día Mundial del Libro, el próximo 23 de abril, en la Rambla Cataluña y en diversos municipios de Jalisco y otros estados de México. La novela de Jane Austen fue elegida por los lectores mediante una votación que se realizó del miércoles 13 al lunes 18 de marzo en el sitio web de la FIL Guadalajara. Vencedora con 46.509 votos sobre La metamorfosis, de Franz Kafka (23.832), y Obras completas (y otros cuentos), de Augusto Monterroso (1.879), Orgullo y prejuicio es una de las obras más conocidas de la literatura universal y una de las primeras novelas románticas en llegar al gran público. La jornada de lectura por el Día Mundial del Libro se realizará el martes 23 de abril en la Rambla Cataluña (Juárez y Escorza), de 10 a 21 horas. La FIL dispuso a mediados de marzo un formulario en su web para que quienes lo quisieran se inscribieran como lectores. Éstos recibirán un ejemplar del libro homenajeado y, como lo marca la tradición catalana de Sant Jordi que inspiró el festejo, una rosa, que es cortesía del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara. “Con sus crinolinas, sus encajes, sus talles estilo Imperio, sus ejercicios al piano, sus tés, sus veladas deliciosas”, ha escrito el narrador mexicano Sergio Pitol sobre la protagonista de Orgullo y prejuicio, Elizabeth Bennet “ilustra una posibilidad de libertad e independencia. No podemos afirmar que colocó los adoquines del sendero que muchos años después transitarían sus bisnietas de severos botines, amargo traje sastre y hoscos ademanes en busca del sufragio femenino, aquel sería un trabajo demasiado rudo para ella, pero seguramente colaboró con los macizos de flores que adornan el camino. Y en uno de ellos escondió una bomba”. Durante el maratón de Orgullo y prejuicio en la Rambla Cataluña, se montará una muestra de libros con la participación de editoriales y librerías locales. El Día Mundial del Libro es organizado desde 2002 por la FIL y el Ayuntamiento de Guadalajara. En sus once ediciones ha sumado las voces de 78.992 lectores en más de cien sedes de Jalisco, Aguascalientes, Chihuahua, Colima, Distrito Federal, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas, Zacatecas y Montreal (Canadá). Fuente: FIL *** Realizarán en Chile Congreso Estrella Distante en homenaje a Bolaño Del 15 al 17 de julio tendrá lugar en Chile el Congreso Estrella Distante, evento que rendirá tributo a la figura y la obra del escritor Roberto Bolaño —quien el día de la inauguración estará cumpliendo diez años de muerto—, y en el que participará su editor, Jorge Herralde, de Anagrama. “La idea es homenajear a Bolaño, a 10 años de su partida, con un encuentro académico, pero que también cuente con escritores y amigos”, dice Iván Candia, gestor del congreso, que se realizará en las universidades Católica, de Playa Ancha, y Andrés Bello, de Viña del Mar. La presencia de Herralde en el congreso será una actividad del seminario “La ciudad y las palabras”, que organiza el Doctorado de Arquitectura de la Universidad Católica, con apoyo del diario La Tercera. El editor de Anagrama recordará a Bolaño el 15 de julio, a las 18 horas, en el auditorio de la Facultad Lo Contador, en El Comendador 1916. Además del editor español, el congreso tiene confirmados como expositores a los críticos y académicos chilenos Grínor Rojo, Patricia Espinosa, la argentina Cecilia Manzoni, la venezolana Daniuska González y el ecuatoriano Wilfrido Corral. También participarán los escritores Roberto Brodsky y Simón Soto, entre otros. El Congreso Estrella Distante se iniciará pocos días después de que finalice, en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, la exposición “Archivo Bolaño; 1977-2003” (http://www.letralia.com/276/0305bolano.htm), muestra de papeles privados del autor y el mayor homenaje a 10 años de su muerte. Desde este mes, el ayuntamiento de Blanes iniciará un programa con charlas y lecturas que en junio inaugurará “Bolaño en Blanes”, ruta turística para visitar los principales puntos de la ciudad asociados al autor. En Chile, la Universidad Diego Portales dedicará una Cátedra Bolaño especial en su memoria, en junio. Herralde, que ya participó en una mesa relacionada con la muestra, fue un hombre de confianza del chileno. En vida, Bolaño confió en él para manejar su carrera. Anagrama gestionó sus traducciones y monitoreó los primeros pasos de su estallido en EUA. Tras la muerte del autor, su viuda, Carolina López, contrató al reputado agente Andrew Wylie y Herralde perdió protagonismo. Considerado como uno de los más importantes editores en español, Herralde inició hace tres años un proceso de despedida. En 2010, el grupo italiano Feltrinelli firmó un contrato para comprar Anagrama, el que se hará totalmente efectivo en 2020. En 2015, Herralde dejará la dirección del sello que fundó en 1969. Fuente: La Tercera ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Del fetichismo y de otras razones José Sánchez Lecuna ============ a Ana María Velázquez y a Enrique Vila-Matas En el año de 1982, año del centenario del nacimiento de Joyce (también año del centenario del nacimiento de Virginia Woolf, asombrosamente ambos murieron el mismo año de 1941) tuve la oportunidad de visitar Irlanda, la única e inefable Irlanda, y también la ciudad de Dublín, luego de haber hecho un recorrido por la isla, cuna de muchos poetas (entre otros William Butler Yeats, cuya tumba visité en Drumcliff, entre el Knocknarea y el Ben Bulben, en el Condado de Sligo: “Cast a cold eye / On life, on death. / Horseman, pass by!”). Tuve la suerte de conocer Irlanda, cuna también de la reina Isolda la Madre y de su hija Isolda la Bella, aquel año de 1982 que fue un año de celebraciones, de homenajes, de publicaciones y de peregrinaciones. Lamentablemente Sylvia Beach, la que le publicó el Ulises en el año de 1922 y quien, junto con Adrienne Monnier, era dueña de la famosa librería Shakespeare and Company, ubicada en el 12 de la rue de l’Odéon en París, y que fue a inaugurar la Torre Martello como Centro de Estudios Joyceanos en el año de 1962, ya no estaba con nosotros para festejar el año Joyce. Gracias a ella fue que se dio a conocer el Ulises, que marcó un hito en la historia de la literatura en Occidente. Gracias a ella también, y no a Gertrude Stein como siempre se pensó, pudimos conocer a los escritores de la mal llamada “Generación Perdida”. A los dublineses comunes y corrientes no les gusta tanto Joyce, lo pude comprobar entonces, indagando y preguntando; no les gusta Joyce, no tanto por sus osadías y atrevimientos con el lenguaje, sus críticas constantes a sus compatriotas, sino, sobre todo, por su obscenidad. Recuerde usted: era el año de 1922 y nadie se había atrevido a hablar, hasta entonces, de ciertas intimidades propias de las mujeres, como en el capítulo XVIII, “Penélope”, del Libro III, y capítulo final, en el que Molly Bloom menstrua; y tampoco nadie se había atrevido a hacer alusiones a aspectos propios de la sexualidad masculina, el onanismo, como sucede en el capítulo XIII, “Nausicaa”, del Libro II, cuando, al vislumbrar Leopold Bloom a Gerty MacDowell en la playa de Sandymount, se entusiasma en demasía, aquella misma tarde del 16 de junio de 1904. En 1922 no se hablaba de esas cosas, y mucho menos se escribía sobre estas cosas, y Joyce resultó ser un escritor muy inadecuado e incómodo para los exageradamente católicos irlandeses porque, además, también se metía con la iglesia y la religión, desacralizándolas y convirtiéndolas, con su mirada despiadada, en temas de críticas mordaces. Pero para volver a lo que estaba diciendo al principio, cuando visité Dublín hice lo que todo amante de la literatura hace: les seguí los pasos a ambos personajes principales del Ulises: tanto los de Stephen Dedalus como los de Leopold Bloom. Recorrí las calles de Dublín, que me resultó, con el perdón de los irlandeses, muy parecida a una “pequeña Londres”, visitando la Torre Martello, convertida en museo, y donde se puede contemplar el chaleco de Joyce, su guitarra y su máscara mortuoria. Le tomé fotos al colegio donde Stephen daba clases en el capítulo II, “Néstor”, del Libro I, al inicio de la novela. Permanecí un rato largo frente al 7 de Eccles Street (lo que queda aún es un pedazo de muro, una fachada en ruina, como mero recuerdo, con la puerta sellada con ladrillos), donde vivieron Leopold y Molly Bloom y donde trataban de recordar el significado de la palabra “metempsicosis”, como sucede en el capítulo IV, “Calypso”, del Libro II, intentando dilucidar el sentido de dicha palabra mientras cada uno languidecía, encerrado y aburrido en su mónada, ambos aislados en sus islas interiores respectivas, con sus pensamientos, sus deseos y sus frustraciones. Leopold y Molly Bloom, al igual que unos personajes beckettianos, cada uno condenado a su exilio interior, en su hogar del 7 de Eccles Street, punto de partida y punto de llegada de la novela: su Ítaca dublinesa de bolsillo. Leopold y Molly Bloom, arquetipos de la pareja mítica primigenia: Zeus y Hera, soberanos e inefables como ellos solos pudieron ser en la imaginación de los griegos. También fui a visitar la fábrica casa-matriz de la Guinness, símbolo de dignidad de todos los irlandeses, y también algunos pubs donde solían reunirse los escritores dublineses de principios del siglo XX, deteniéndome en particular en el pub Davy Byrne’s, donde Bloom se come un sándwich con una copa de vino en el episodio de los “Lestrigones”, capítulo VIII del Libro II. Ya entusiasmado por mis descubrimientos, dirigí mis pasos hacia la farmacia de Sweny (hoy en día “A. Flynn”) en Lincoln Place, donde Bloom compró el famoso jabón de limón, capítulo V del Libro II, los “Lotófagos”, y donde compré el famoso jabón de limón, donde aún se compra el famoso jabón de limón, y donde uno puede firmar el libro de visitantes del que el farmaceuta de entonces se sentía muy orgulloso. Los amantes de la literatura no nos salvamos del fetichismo, y sería interesante analizar la adicción que muchas veces desarrollamos en torno a algún escritor o a alguna escritora, a algún objeto en particular, un bastón, un sombrero, un instrumento musical, una pipa (que para Magritte resultaba ser cualquier otra cosa, claro está), unos anteojos, unos guantes, un manuscrito (como el del Orlando de Virginia Woolf expuesto en una sala en Knole House, la casa de su amiga Vita Sackeville-West en Sevenoaks, Kent, Inglaterra), o en torno a algún lugar significativo como Berlín, siguiendo los pasos de Franz Biberkopf al recorrer Alexanderplatz, soñando con la plaza de la novela de Alfred Döblin que ya no existe, o como Florencia con su Dante que lamentablemente no murió en su ciudad tan amada y odiada a la vez, o como Ginebra, subiendo por Champel donde Juan Calvino mandó a quemar a Miguel Servet o buscando en la vieille ville el apartamento del 28 Grand’-Rue donde Jorge Luis Borges pasó sus tres últimos días, muriendo un 14 de junio de 1986..., sí, como esa Ginebra que él tanto amó y donde pasó unos años de su juventud de 1914 a 1919, protegido de los miserables y mortíferos estertores de la primera Guerra Mundial, esa misma Ginebra de la que confesó que “de todas las ciudades del planeta, de las diversas e íntimas patrias que un hombre va buscando y mereciendo en el decurso de los viajes, Ginebra me parece la más propicia a la felicidad”..., sí, ciertamente, es así y estoy absolutamente de acuerdo con él, yo que también viví en Ginebra y puedo decir que fue una ciudad donde fui feliz durante cuatro años, siendo un muchacho preadolescente, porque era una ciudad apacible donde no sucedía nada sino un complejo devenir de una sosegada cotidianidad con la que sus habitantes se sentían muy cómodos. Pero con respecto a Borges tengo mis dudas, no creo que haya existido realmente. Recuerdo que lo estuve esperando toda una tarde, faisant le gué como un espía, frente al hotel Madison, situado en el boulevard Saint Germain, donde él y María Kodama se habían hospedado porque habían decidido pisar París antes de seguir rumbo a Italia. Era una tarde del año 1979 o 1980. Pasé como unas siete horas frente al hotel, inmóvil e inmutable como un poste de luz, teniendo que aguantarme las miradas inquietas, miedosas y a veces abiertamente burlonas de los peatones que pasaban sin detenerse, esperando a que apareciera Borges para saludarlo, para comprobar que sí existía y que no era el sueño de otro. Luego de las siete horas regresé a mi apartamento de la rue de la Tombe Issoire convencido de que Borges sí era una ilusión, de que no existía realmente, de que era el sueño de otro. Y usted me preguntará que por qué vivía yo en la rue de la Tombe Issoire, quedando mi apartamento sólo a dos pasos de Villa Seurat, donde vivió y escribió Henry Miller. Eso forma parte de mi congénita adicción y de mi incurable fetichismo. Miller siempre fue un escritor que admiré y, para que usted se entere, antes de vivir en esta calle inmortal, porque en esta misma rue de la Tombe Issoire vivía Horacio Oliveira, personaje de la inefable Rayuela, yo había vivido en un apartamentico en la rue Broca, calle donde Julio Cortázar y Aurora Bernárdez habían vivido a mediados de los 50 antes de mudarse a otra parte. ¿Casualidad? No. Eso se llama demencia literaria: sí, yo soy un demens litterarius y un fetichista delirante. Y así como hay escritores insustituibles de los que me vuelvo fanático hasta perder mi propia personalidad, empezando a escribir como ellos, empezando a pensar como ellos, empezando a hablar como ellos, hay lugares mágicos e inolvidables que me acompañan siempre como persistentes obsesiones; por ejemplo, la aldea de Collodi, en la Toscana italiana, donde nació la madre del creador de Pinocchio, pueblo que le rinde culto a su autor y donde uno puede deambular como si fuera un lugar sobrenatural con su inolvidable parque, con su laberinto vegetal (que, espero, existe todavía), con sus fuentes interminables, aldea donde deambulé maravillado, siendo niño, a mediados de los años 50. Así existe una infinidad de otros lugares (que no me atrevo a nombrar porque son muchísimos y la lista sería interminable y muy tediosa para usted), lugares sagrados para mí, y yo me atrevería a decir, improfanables. Maldito el que un día profane estos míticos espacios venerados e inmortales como, por ejemplo, Dublín o Illiers/Combray. En Dublín hay que comprar el jabón de limón de Bloom, y con más razón, un 16 de junio. Así como en el pueblo de Illiers/Combray, no muy lejos de Chartres, en Francia, hay que comprar, en la única panadería frente a la iglesia de dicho pueblo (panadería que dejó de existir, lamentablemente, lo pude constatar en mi último viaje a Illiers/Combray en marzo de 2007), las auténticas magdalenas proustianas (me informaron que se podían comprar en otra panadería ubicada en otra callecita perpendicular, panadería que estaba, ese día, desafortunadamente para mí, cerrada por razones que desconozco). Sí, se puede comprar en Illiers/Combray las auténticas magdalenas proustianas, y no exagero, ya que las compré una vez en una de mis primeras visitas (1978, 1979 o 1980, ya no recuerdo) de las cuatro que llevo, y al comer la primera auténtica magdalena tuve ese mismo estremecimiento (por cierto absolutamente fabulado por mi imaginación extasiada y entusiasmada en demasía en el momento del mordisco inefable) porque, bien se sabe, al comerse la magdalena verdadera, la real, la de la novela, Marcel (el personaje de la novela de Proust) reconecta con un pasado que se le revela a manera de epifanía, siendo Illiers el pueblo donde Proust iba, llegando a casa de su tía carnal, tía convertida en la tía arquetípica Leoncia (una especie de Hestia, virginal y guardiana de la tradición, de los recuerdos) de En busca del tiempo perdido, novela que nos habla también de un viaje arquetípico por parte del personaje principal, Marcel, en pos de sí mismo y que culmina en una profunda reflexión sobre la muerte y, por ende, sobre el arte, la escritura y el tiempo. Sí. Las auténticas magdalenas proustianas y el auténtico jabón de limón de Bloom. Al comerse uno de esos bollitos proustianos, al enjabonarse uno con uno de esos jabones de limón, uno se incorpora a un arquetipo, a un mito propio de la literatura, es decir, a un mito propio de la cultura, y uno se “magdaleniza” al ingresar en aquel tiempo de la memoria (Mnemosyne) o se “irlandiza”, se “dublinece”, se “bloomiza” al mimetizarse y confundirse con el viaje interior y atemporal de Leopold Bloom. Luego, uno nunca más vuelve a ser el mismo. Yo confieso que nunca más fui el mismo. La espuma del jabón se había adueñado de mi psique. Quedé obcecado, poseído, como el personaje de “El corazón delator” de Edgar Allan Poe o como cualquier otro personaje de cualquier otro cuento ya que, en mis noches de sueño profundo e imperturbable, mi almohada voladora empezó a arrastrarme hacia paisajes saciados de escritura, palabras, imágenes, aventuras, infiernos, delirios, personajes y antihéroes. En literatura todo es posible: por ello en París, en cada esquina, uno se tropieza con el recuerdo de tal o cual escritor que vivió ahí mismo, que se ahorcó ahí mismo, que escribió ahí mismo, que se embriagó ahí mismo, que se enamoró ahí mismo y uno, como un demente, se emborracha ahí mismo, se pone a escribir cualquier tontería ahí mismo, alquila un studio ahí mismo, se toma un ballon de rouge ahí mismo, delira ahí mismo donde deliró un Gérard de Nerval, pasa hambre donde pasó hambre un Gabriel García Márquez, se sienta en el café donde se sentó un Jean-Paul Sartre para escribir cualquier inicio de sus ensayos, lanza un paraguas en el parc Montsouris, ahí mismo donde Horacio y la Maga lanzaron un paraguas destartalado hacia el fondo de un abismo imaginario, para, luego de este gesto incongruente pero tan significativo, salir corriendo porque un guardia del parque se viene acercando peligrosamente señalando a gritos el acto impropio y punible que uno acaba de cometer, y así muchas cosas que suelen suceder frente a las narices de los indiferentes parisinos cansados ya, y hasta hastiados, de su legado literario, pero, es cierto, se sueña mucho en París y, sobre todo, se sueña querer ser escritor, ahí mismo donde tantos otros, hombres y mujeres, soñaron querer ser escritores y lo lograron. Y yo me pregunto: ¿por qué ellos lo lograron y yo no?... La realidad se torna alucinante en París y Enrique Vila-Matas sabe muy bien que no miento, él que cree que Piquemal era un ciclista ciclotímico que “a veces se le olvidaba terminar la carrera” (ver Bartleby y compañía, Anagrama, p. 27), cuando éste fue en realidad un corredor del relevo francés de 4 x 100 que ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, junto con Genevay, Laidebeur y Delecour, para luego, junto con Bambuck, Berger y nuevamente Delecour, establecer en 1967 un récord mundial en esta especialidad del atletismo. Recuerdo haberlo visto correr. ¿No estarás, estimado Enrique, confundiéndote con el ciclista galo André Darrigade, quien era un excelente sprinter?... Pero, en realidad, ¿qué importa?..., Claude Piquemal o André Darrigade..., da lo mismo para lo que quieras inventar..., ¿cierto? Y para volver a nuestro tema, de vez en cuando en París uno ve a algún latinoamericano, la mayoría del cono sur, tratando de recoger de debajo de una mesa de un café o de un restaurante un terrón de azúcar huidizo que va rodando con picardía por entre las piernas de los comensales, como sucede curiosa y casualmente en Rayuela de Julio Cortázar, y si no lo hacen por lo menos se lo imaginan. ¡Cuántos no han cruzado las arcadas del Quai de Conti, cuántos no han buscado a la Maga en el Pont des Arts! Y, a veces, en Ginebra, uno puede vislumbrar a algún que otro latinoamericano inefable, amante de la literatura, regando tímidamente, sin embargo con cierta religiosidad, la tumba de Jorge Luis Borges en el cementerio de los Reyes en Plainpalais. O, de pronto, uno mismo se descubre visitando el castillo de Chillon cerca de Montreux, en el Canton de Vaud, donde una vez estuvo Lord Byron, buscando afanosamente su nombre grabado en una de las columnas de la cárcel del castillo, o tal vez, simplemente, uno se encuentra con algún colega conocido sentado en una de las mesas de la Closerie des Lilas, en París, tomándose un “Kir” con una sonrisa en los labios e imaginándose por un rato solamente que se ha convertido, como por arte de magia, en un Hemingway cualquiera, para luego, al voltear la esquina, tropezarse con la mirada de los ojos penetrantes de un Samuel Beckett de carne y hueso —eso me sucedió de verdad en el año de 1979, no miento, estimado Enrique—, dar un brinco de asombro y empezar a perseguirlo para luego detenerse a su lado en un cruce de calle y, sin embargo, no atreverse a preguntarle, por timidez y respeto, por qué se parece tanto a la “nada”, por qué se parece tanto al “vacío”. Cosas de la literatura y también de las peculiaridades de la vida: los profanos no lo pueden entender, pero de pronto no hay ni siquiera nada que entender. Y hay tantos lugares como éstos, lugares cabalísticos donde uno se ensimisma, donde uno se entrega a la ensoñación, a los deleites de la imaginación y también al homenaje: recuerdo así el pueblito de Villeneuve, cerca de Montreux, en Suiza, donde murió Oskar Kokoschka, donde se hospedaron Lord Byron (en un hotel que lleva ahora su nombre), también Víctor Hugo y Romain Rolland, quien escribió allí el prólogo de su inolvidable novela Juan Cristóbal en la Pascua de 1931. Igualmente el hotel Danieli donde Proust se hospedaba en Venecia, hotel que, una vez en su interior, nos ubica en otro tiempo y otro siglo. Así Auvers-sur-Oise con su albergue/café/museo donde, en un cuartucho ubicado en el primer piso, murió Van Gogh, y claro está, con el cementerio donde descansan ambos hermanos, Vincent y Theo. Visitar lugares emblemáticos y significativos para nuestro legado es alimentar nuestro amor por la literatura, es reivindicar su papel preponderante para la memoria cultural de los pueblos, es subrayar y corroborar la importancia de una tradición: la de la escritura, la de la memoria, la de los testimonios. Visitar estos lugares es un acto de agradecimiento para con la herencia de otros escritores que nos legaron obras que hemos leído con fruición, con pasión y con reverencia. Visitar estos lugares donde estuvieron y escribieron escritores que admiramos representa un acto de respeto, de sacralización: es un acto simple, ciertamente, pero con una carga profunda de religiosidad porque es nuestra manera de rendir un culto a nuestros maestros, a nuestros mayores, a nuestros “ídolos”, a nuestros “dioses”, aunque hayan sido éstos humanos y mortales. Por ello acostumbro visitar también cementerios en mis viajes, como el del Père Lachaise en París, donde reposan (entre muchos otros artistas y escritores como Wilde, Proust, Modigliani, Chopin, Balzac...) los restos del que se suele llamar “el primer profesor”, Pierre Abélard, o como el cementerio de Montparnasse donde se encuentran Samuel Beckett, Ionesco, Marguerite Duras, Julio Cortázar, Baudelaire, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y tantos otros. Cuando viajo, por ese fetichismo del que no logro deshacerme, también visito casas donde vivieron los escritores que me han apasionado. Por ejemplo, el día lunes 16 de junio de 1980 tuve un inolvidable encuentro con la última morada de Virginia Woolf, Monk’s House, en el pueblito de Rodmell, en el sur de Inglaterra, cerca del río Ouse donde ella murió, ahogándose por voluntad propia. Desde el puente, que aún domina el flujo de sus fatídicas aguas, estuve un buen rato contemplando al río Ouse con mucha tristeza, con consternación y con un recogimiento denso y silencioso, casi místico. De regreso del puente a la aldea de Rodmell, observé, asomándome por encima del muro del jardín de su casa que colinda con el cementerio de la iglesia del pueblo, el estudio donde ella acostumbraba escribir. Las cenizas de Virginia Woolf están enterradas en el jardín de esta casa. También las de Leonard Woolf. Así, la nostalgia, el apego, el embrujamiento. Sí..., y pienso en mi adicción enfermiza: sé que alberga algún secreto matiz malsano, un cierto culto a la muerte tal vez, un apego maniático e incontenible que me lleva a sentirme personaje de mis propios fantasmas. Sin duda es una manera de no querer morirme nunca. Paradoja de la vida: con mis muertos, con estos espectros de las Letras, me siento más vivo. Gracias a ellos sé que la muerte no existe. Sólo existen estos espíritus difuntos, entre muchos otros, que me acompañan siempre, encerrados en mi pequeño baúl de recuerdos, para que no se escapen. Y si lo hacen, abandonándome a mi temible soledad, condenándome a vivir por siempre en las tierras del vacío y del olvido, me dejarán el amargo sabor de la semblanza de un rostro que, al mirarlo en un espejo, ya no reconoceré. ** José Sánchez Lecuna http://www.letralia.com/firmas/sanchezlecunajose.htm Escritor venezolano (Talence, Burdeos, Francia; 1948). Licenciado en letras, magíster en letras por la Universidad de Bordeaux III (http://www.u-bordeaux3.fr; Burdeos) y doctor en letras por la Universidad París IV La Sorbonne (http://www.paris-sorbonne.fr). Desde 1983 es profesor de literatura occidental y francesa en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), y desde 2002 docente de mitología medieval y análisis de imágenes y arquetipos en textos literarios en el Centro de Estudios Junguianos de Caracas. Fue, también profesor de mitología griega en la Universidad Metropolitana (http://www.unimet.edu.ve; Caracas). Ha publicado las novelas El viaje inefable (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com; 2006) y Memorias de la esperanza (Alfa, http://www.editorial-alfa.com; 2008), finalista del Premio de la Crítica a la Novela del Año 2008 en su primera edición (2009). Ha publicado artículos y ensayos en algunos diarios y también en revistas literarias de Venezuela. Ha desarrollado diversas investigaciones sobre la Edad Media, Dante Alighieri y Marcel Proust. === El Jadji Amadou Ndoye: cuando el sol se cae Roberto Cabrera ====== Cuando por estas fechas muchos senegaleses rompen su ayuno del Ramadán a las siete de la tarde, cuando el sol se cae. Es difícil para nosotros olvidar el sabor del té, el sonido de los escobones que barren el patio endamascado de la casa de Aïsatta y Amadou en la Grand Medina de Dakar, el aroma a mirra e incienso que sobre el carbón humean en la marmita que perfumará toda la estancia. Sus hijos son ya mayores, algunos trabajan en la capital, otros en Francia. Aïsatta sonríe cuando Amadou le traduce, al francés o al wolof, un breve poema: Aïsatta Mujer orgullo toucouler Samba de Yela Corazón que aflora Del mar africano Couba de rezos Ola de saxofones Gracias por el bello tiempo De patio azul Endamascado de mosaicos Risas y bissaps En la noche el mar De nuevo rumor Profundo como un augur De esperanza ¡Hay que comer más gofio!, nos dice amable e irónicamente de un lector de español que nada había escuchado de la existencia de la literatura canaria. Amadou sabe todo de las mañas y geitos de la lucha canaria y la contrasta con la de Senegal, donde hoy nuestro “león blanco” hace maravillas. En estos días el sol se ha puesto para muchos de los que lo conocimos. La muerte de Amadou Ndoye nos ha hecho languidecer y aquellos días radiantes del continente, y aquella mágica luz de la pequeña isla de Goree, parecen transfigurarse tiñendo de nostalgia el sonido de pájaros y flautas, de niños en sus playas, de koras y djembés y la bocina del trasbordador. Pero es la hora del té y ¡hay que seguir luchando! Nadie sabe si con la misma fuerza, entereza y empeño que él puso en su camino. Ahínco sembrado de prudencia y honestidad. También de frescura y buen humor a cada paso, en el crossover de su psicología africana con la del hombre insular, que hizo suya hasta en los mínimos detalles, magnificándola si cabe, al recitar con denuedo los más disímiles versos de los vates insulares. Y refiriéndose a nuestra condición con frases del repertorio africano como “la sombra no se puede enterrar”, con la que comenzara algunas de sus charlas magistrales para convenir que “el pasado africano de Canarias es milenario, mientras que el europeo sólo es centenario”. Preguntando a continuación: ¿de dónde viene el gofio? ¿De dónde vienen los bereberes? Si hay un lugar de las islas por el que Amadou Ndoye sentía predilección, este era sin duda “La Laguna vieja”, como él la llamaba. Una belleza de libro histórico de la inigualable Aguere que recién me habían obsequiado, lo intercalé como pude en su equipaje para que al abrirlo no perdiera detalle de los vetustos caserones, de las calles, y de tantas gentes que aquí lo agasajaron y a quienes tanto amó. Estudios sobre narrativa canaria Nota del editor: en las líneas que siguen, Roberto Cabrera nos ofrece el texto con el que presentara, en la Librería Foro Literario de Santa Cruz de Tenerife, el libro Estudios sobre narrativa canaria, de Amadou Ndoye, publicado en 1996 por la editorial Baile del Sol. Hace unos meses suscitó diversos comentarios en la prensa canaria este libro del intelectual senegalés Amadou Ndoye. Leyendo algunas reseñas se incide en lo insólito de este estudio exhaustivo que ha llevado a cabo durante los últimos lustros de forma constante el recientemente doctorado por su tesis La novela canaria de los 70, el profesor africano Amadou Ndoye. Ha sido la paciente labor de este metódico y cartesiano analista certero de nuestra realidad cultural la que ahora arroja este fruto maduro cuya edición aparece ya agotada a los pocos meses de su eclosión. Construir unos universales a partir de experiencias y aportaciones singulares y concretas como parecen ser las novelas de cuatro narradores canarios, para la narrativa en particular y para la literatura en general no es tarea fácil. Pero en la humildad Amadou Ndoye ha encontrado la llave con la que abrir las herrumbrosas galgas del viejo caserón de nuestra identidad. En el amor, también, por una tierra que él ha hecho suya, y que siente y conoce en la voz de nuestros poetas. Hablar a través del hombre insular, del hombre sojuzgado, amordazado y extranjero de su propia realidad, es este y no otro el mensaje identitario de la obra de Amadou Ndoye. En el trabajo periodístico de José Almeida, Galería de canariólogos, se vierten opiniones que alentaron o desencadenaron el interés de nuestro autor por la narrativa canaria. “Canarias ha sido tradicionalmente una tierra de poetas, de muy buenos poetas como Tomás Morales, Saulo Torón, Alonso Quesada, Agustín Millares Sall, etc., aunque yo creo que también ha habido narradores que no se han valorado lo suficiente...”, y cita a Ángel Guerra, Benito Pérez Armas o Francisco Pimentel. Añade unas causas a esa prevalencia del discurso poético: “No se valoraba bastante la narrativa incluso por motivos editoriales ya que era más fácil editar una colección de poemas que editar una novela...”. Cifra Amadou en los años 70 la fecha en la que comienza a pensarse en una buena narrativa en las islas. Y añade que hay que estar atentos porque pueden surgir textos bastante interesantes. El presente libro, cuando aún era proyecto editorial, es analizado por Ndoye así: “Me he ceñido a un aspecto concreto de cuatro novelas de cuatro escritores canarios. Por ejemplo, me he interesado por la conducta del canario en la reveladora novela Nos dejaron el muerto, de Víctor Ramírez; me he interesado también por los símbolos y la poesía que aparecen en El camarote de la memoria, de Agustín Díaz Pacheco; me he interesado por el tema del Descubrimiento en la novela de J. J. Armas Marcelo, Las naves quemadas, y por último me he detenido en Faycán, de Víctor Doreste, que a mi modo de ver encierra lecciones que todavía son válidas para las Canarias en los años 90, aunque este texto se haya escrito en 1944...”. En estas líneas muestra nuestro autor la futura estructura que tomará el libro actual. Amadou Ndoye, investido con collares de guijarros de interminables mareas del Oeste africano, intérprete de cábalas y teorías del número, se propone empujarnos al exorcismo de nuestras engastadas limitaciones caracterológicas insulanas. Y así cada obra de la narrativa canaria deberá ser vista como un punto de ruptura para dejar atrás un pasado e inventar en él un futuro imaginario, una configuración sustraída al tiempo. El narrador canario y sus fantasmas “Canariedad y negritud” ha titulado Alfonso O’Shanahan la introducción a estos estudios. Se pregunta “por qué un africano senegalés, por más señas, se interesa específicamente por esos años (los 70), yo creo que es porque en ese tiempo emerge la conciencia africana de las islas de mano de dos procesos descolonizadores (Guinea Ecuatorial y Sahara Occidental, cita), al tiempo que sucede una explosión de libertad popular (el Manifiesto de El Hierro está datado en 1976)”. Nosotros añadiremos que fueron los años de una auténtica “insurrección popular”. Creo que se pedía “más amor y menos colonialismo”, en una acertada frase del pintor tinerfeño Maximiliano Benítez. Amadou Ndoye, cita O’Shanahan, es “nueva estirpe de hispanistas, surgido al calor del Departamento de Español de la Universidad de Dakar, en el que un canario, Juan Manuel González Martel, dejó su semilla, supongo que tras maravillarse (...) que, hacia el Sur, existe un universo fabuloso que ignoramos, el mundo del África Negra”. Así erige a Ndoye y Martel en hitos de una relación que en el pasado tuvo otro prodigioso encuentro, el que se produjo entre nuestro poeta García Cabrera y Leopold Shengor. Termina nuestro prologuista con un dibujo de la inconveniencia de la ignorancia mutua entre dos pueblos que comparten común espacio en la fachada atlántica. Destacando la audacia que supone el paso dado por Amadou sentándose entre nosotros para ocupar un sitio vacío. Faycán, El camarote de la memoria, Nos dejaron el muerto y Las naves quemadas Siguiendo esta vertebración que ha escogido Amadou para su libro crítico, el autor ha hecho aparecer tras los encabezados capitulares una serie de citas conductoras. Faulkner y Leandro Perdomo anteceden a lo que Amadou titula “el viaje de retorno al rompecabezas de la identidad canaria”. Del amplio estudio señalaré los fragmentos que más han llamado mi atención. Así, esta novela Faycán constituye un alegato a favor de valores y viejas tradiciones, cuya lengua acogedora de topónimos hace de faro para otear la noche del tiempo. Los protagonistas de Faycán son perros que viven en cuevas como lo hicieron los guanches hasta después de la conquista. El retrato corresponde al canario sojuzgado y desposeído, socializado e imbuido de una conciencia de esclavo. Y “cuyas cicatrices manan más sangre que las mismas llagas”. Víctor Doreste se remonta al origen tapándose bajo el velo del cuento. No es azar, cada máscara desempeña su papel dentro de su estrategia. Sobre las fuentes de oralidad en las que bebe Doreste, Amadou reflexiona sobre las Canarias de posguerra, donde se perpetuaban las relaciones de oralidad, en un esquema campesino, entre miembros de los grupos sociales. Confirma con ello que algunas de estas características de estilo tienen su origen en tradiciones orales y se han perpetuado con los tiempos. La preocupación del Víctor Doreste cuentista le parece muy africana, seguir una cronología de aconteceres. El que cuenta despliega varios papeles: dramaturgo, cuentista, actor; dice: “La verdad del arte adapta las situaciones a las metas que se ha fijado. Los perros se humanizan casi como en aquella copla: ¡que calle el hombre, que ladre el perro!”. Aprovecha así para disertar un poco sobre el cuento, y así afirma que el cuento es un sociograma que permite la participación de la asamblea en su conjunto y no sólo el protagonismo de los actores-autores. Sobre la duplicidad psicológica del canario entre dos personalidades distintas y a veces opuestas. La actualidad y vigencia del texto es evidenciada por Amadou cuando nos habla de la autenticidad y valores de autores como Víctor Doreste. Resalta la conciencia contestataria, su lucha contra la fatalidad, denuedo por estar cerca de las fuentes orales remotas, su conciencia de la época. Contra el desprecio cultural la nómina nos parece enormemente positiva en tiempos como estos en que se piden cribas a troche moche para los nuevos narradores isleños. El camarote de la memoria, de Agustín Díaz Pacheco, aparece con el subtítulo de “la historia simbólica y poética de varias marginaciones” y allí nos son desvelados los más insospechados secretos sobre esta novela borondina. “El canario lucha contra unos enemigos invisibles, peligrosos e inasibles cuanto que viven, respiran, duermen con su dueño (...), como decía Galdós, el hombre lleva dentro de sí mismo su propio infierno. Contradicciones e inestabilidades le sacuden y zarandean a despecho suyo para mantenerlo fuera del ser. Así el capitán Montelongo en la novela no dispondrá de hombres sino de “una colección de incertidumbres, un nudo de desconfianzas”. Así el isleño como aquel protagonista, surgirá de la oscuridad y avanza sigilosamente, sorprendiendo a sus interlocutores cuando sale a escena. A lo largo del relato se expone que las sombras, las tinieblas, surgen al compás de la lectura. Todo lleva la marca de la nocturnidad. La noche encubre lo que uno se esconde hasta a sí mismo. Hijos de la noche, cita Amadou, los protagonistas caminan, se internan en los meandros y recovecos de su aventura, aparentemente indolentes, sin importarles demasiado la utilidad de sus fines; pero hay otra razón, el capitán pensará que “lo importante en esta travesía ha sido ir al encuentro del temporal y capturar la luz. La altura y el abismo de la luz”. Ha pensado en el viaje del insular hacia el mundo de los “hombres libres”. Los procedimientos poéticos de que se vale Díaz Pacheco son apreciados por Amadou como reminiscencias de la originalidad surrealista canaria. La poesía hace que los personajes se incorporen a una realidad cósmica donde fluye una corriente de animismo que nos permitirá proyectarnos al tiempo mítico para resucitar la unidad perdida entre historia, personajes, fuerzas exteriores e impulsiones íntimas. Hombre e isla abrigan el mismo sentimiento. Ser de la penumbra que anuncia tensiones y contradicciones que sacuden a la sociedad, el novelista, el intelectual, tiene un ingrato e incómodo papel, entre otros destruir mitos tranquilizadores y falsos. “Cuando el presente contempla ignorancia y enajenación, no se puede pintar la realidad como lo hacen los vendedores de sol, pisos y playas”. Servilismos, miedos, cobardías. Enquistados en el étnico inconsciente colectivo se hacen consecuencias en lo cotidiano. Sumisión y transgresión. “Entre el miedo y la valentía” titula Amadou su análisis de Víctor Ramírez: es difícil escapar del condicionamiento del miedo. Por ello el narrador alerta de que en las llamadas islas afortunadas “no todo el monte es orégano y que las apariencias engañan”. Ndoye hace patente que el narrador mantiene bajo su tónica de humor los deseos de superación y justicia y por ello apoya toda iniciativa a “sacudir la modorra” de sus conciudadanos. Luego destacará, superada la catarsis de la intimidad, las conductas sorpresivas, el aflojamiento de los lazos a la norma y la disciplina social. Añadiendo como conclusión que en el gueto de la marginalidad se descubre a unos hombres atenazados por férreos correajes de una sociedad opresiva. Son sombras de la platónica caverna que ante la luz respirarán salud e inocencia al descubrirse a sí mismos. La obra de Juan Jesús Armas Marcelo, Las naves quemadas, mantiene el subtítulo “Una aproximación singular al tema del Descubrimiento”, ya que la obra es vista por nuestro autor como una lectura paródica de la historia. Novela de trastrueques y desajustes cronológicos, personajes entrecruzados. Así destaca entre sus rasgos: la parodia, la irrisión y la distancia irónica. Tratando de acercarse aun más a J. J. Armas Marcelo, Amadou Ndoye menciona los orígenes acomodados de antiguos terratenientes antepasados de Armas Marcelo. Su paso por el colegio de los jesuitas y su visión del colegio como un lugar de tortura, como “una prensa laminadora de cerebros de donde ha brotado la anemia moral e intelectual del archipiélago”. Así hace notar que Armas Marcelo ve en su propio destino “lo que sufrieron unos canarios célebres que tuvieron que aguantar antes de él la hostilidad e incomprensión de envidiosos y paisanos”. Así lo expresa al recordar que según el escritor reina una mentalidad cainista en la isla y el que destaca recibe dentelladas. Si tiene que destacar en definitiva algo especial en la literatura de este escritor será su ludismo literario, el ingenio verbal y la vasta cultura literaria. El libro, como hemos enunciado, responde a un objetivo didáctico. Dar a conocer una visión de nuestra narrativa desde la perspectiva más objetiva posible. Desde el vecino país de Senegal. Y aunque el mundo de las ideas tiene menos fronteras que las físicas o incluso las del idioma, nosotros nos quedaremos con el valor que supone para las letras canarias esta aportación ensayística desde el extranjero, que sin duda ayudará a que el fenómeno de la creación y el estudio crítico de nuestros autores aparezca en el tono de calidad y dignidad que Amadou Ndoye ha encontrado en la literatura canaria a la que estos textos pertenecen. ** Roberto Cabrera http://www.letralia.com/firmas/cabreraroberto.htm Escritor y músico español (Santa Cruz de Tenerife, 1954). Licenciado en filosofía y ciencias de la educación por la Universidad de La Laguna (ULL, http://www.ull.es). Textos suyos han aparecido en la Revista Semanal de las Artes del vespertino tinerfeño La Tarde; y en las publicaciones Nuevos Caminos, Poesía, Liminar, Lúnula, Nexo, El Taller, Fetasa y Cuadernos del Ateneo, entre otras. Ha fundado las revistas literarias Menstrua Alba, Teresa en el Balneario, El Buey de las Estrellas, El Viejo Noray y El Vigía. Actualmente dirige la revista Acorde y la editora El Vigía. Figura en varias antologías insulares e internacionales en poesía y narrativa. Ha participado en destacados eventos como músico de jazz y compositor (más de 100 conciertos y 12 ediciones fonográficas: Gato Gótico, jazz & world music; La Comercial, blues, o, como cantautor, Puñetazo al silencio, blues & rumba), o como ensayista (Algunos casos de brujería isleña en Cuba y Puerto Rico; I Encuentro de Escritores Canarios; Batea policromada de México, en Mapa Poético de México 2011; La poesía canaria ante el fin de siglo, Valencia, Venezuela; “Argot y graffittis en Santa Cruz de Tenerife”, en El habla del escritor marginal, El Vigía Editora). Ha publicado las novelas Ídolos de bruma (1979), La nube especular (1989), La yerba negra (1995) y Los lunares del césped (1999/2010); los libros de relatos Suicidio en Desolación Road (1980), Amor Mora Roma (1986), Viaje a Hero (1988) y XXV Relatos (2007); los poemarios Desangre libelular (1981) y Pie de rumbas (2006); y los ensayos Reflejos (2008) y Drumbass canario: ritmos canarios de música contemporánea (El Vigía, 2011). === De nínfulas y peregrinos Nesfran Antonio González Suárez ========= Estados Unidos es un país que ha alimentado un rico bagaje cultural con aportes fundamentales de artistas y corrientes foráneas. Con el caso de Rusia o la extinta URSS han surgido ejemplos excepcionales tales como la danza-ballet El cascanueces en épocas navideñas, creada por Piotr Illich Tchaikovski, el afamado videojuego Tetris diseñado por Alekséi Pázhitnov o, en el caso de la literatura, Lolita, escrita por Vladimir Nabokov, llamada por algunos críticos como la auténtica novela estadounidense. Nabokov (1899-1977) dejó escrito un compendio de novelas, colecciones de cuentos, autobiografías y libros de crítica literaria, pero es Lolita (1955) la obra que lo encumbró como un autor reconocido, y dicha novela mereció dos adaptaciones al cine de Hollywood, la primera de Stanley Kubrick en 1962 y luego por Adrian Lyne en 1997. El término lolita fácilmente nos traslada al estereotipo de una linda jovencita con aires de mujer perversa. El mismo Nabokov, a través del personaje principal de la trama, Humbert Humbert, las define como nínfulas o “muchachas entre los nueve y los catorce años de edad, que revelan su verdadera naturaleza, que no es humana, sino la de las ninfas (es decir, demoniaca) a ciertos fascinados peregrinos mucho mayores que ellas que pueden hasta cuadruplicar su edad”. Más adelante agrega: “No todas las niñas son nínfulas, ni son determinantes la belleza y la vulgaridad. Sólo el peregrino solitario es capaz de detectar por signos inefables el fantástico poder que encierran estas niñas”. Otros autores elaboran su definición a partir del personaje juvenil de su novela; tenemos el caso de Mario, el cuarentón de La huella del bisonte, de Héctor Torres, quien describe a Karla, de quince años, como “poseedora de la inexpresable belleza de su edad, esa que se basta de la tersura y el timbre de voz y los graciosos ademanes para alegrar el corazón de cualquier hombre mayor de treinta años”, o el caso de Haruki Murakami en su trilogía 1Q84, quien describe a Fukaeri, de diecisiete primaveras, a través de su olor: “Era el aroma especial a vida que sólo emanan los cuerpos en pleno desarrollo. Un olor semejante al de una flor cubierta de rocío en pleno verano”. Volviendo a Humbert, éste hace un análisis exhaustivo en un informe que debe presentar al jurado por un crimen cometido y en el que detalla los pormenores de su relación con Lolita, o Dolores Haze, y todo lo que lo involucra; allí se autodefine como un peregrino y tiende a justificar su condición con una patología mental: “El peregrino suele estar arropado por un deleite incomparablemente más punzante que un caballero relacionado con su cónyuge adulta, y tal agobio lo lleva a rozar la demencia y locura con accesos de melancolía y una sensación de angustia insoportable”, y luego complementa su descripción definiéndose “como un monstruo pentápodo, despreciable, brutal y lascivo”. Humbert nos habla de Dante, que se enamoró de Beatriz, y de un Petrarca entregado a las redes de Laura, de nueve y doce años, respectivamente. Y luego complementa: “Debe existir siempre una brecha de varios años —nunca menos de diez, treinta o cuarenta, por lo general, e incluso noventa, en algunos casos poco conocidos— entre nínfula y hombre para que éste pueda caer bajo su hechizo”. En este caso Gabriel García Márquez nos ofrece dos ejemplos: el de Cayetano Delaura, de 36 años, que se enamora perdidamente de Sierva María de todos los Ángeles, de 13 años, en Del amor y otros demonios, y el protagonista de Memoria de mis putas tristes, quien decide celebrar su 90º aniversario acostándose con una niña de 12 años apenas. Humbert es un profesor de literatura nacido en París en 1910 y, después de un amor adolescente con Annabel (en ese período él se define como faunúnculo), se casa con Valeria para después divorciarse por una infidelidad de ésta y finalmente recalar en Estados Unidos, especialmente en Ramsdale, New England (pueblo ficticio), en 1947, donde conoce a Charlotte Haze y se casa con ella aun sin amarla sólo por estar junto a Lolita, su hija de doce años. Charlotte muere accidentalmente al enterarse de las intenciones de su esposo y es aquí donde empieza la relación de Humbert con su hijastra que los lleva a vivir un tórrido y angustioso romance utilizando como fondo geográfico un itinerario de las vías y moteles de la nación norteamericana. La tragedia se impone al final de la trama en el año 1952 con el deceso de Lolita y Humbert bajo diversas circunstancias. ** Nesfran Antonio González Suárez http://www.letralia.com/firmas/gonzalezsuareznesfranantonio.htm Escritor venezolano (San Antonio, Táchira, 1980). Es analista de control de calidad en la planta Cagua (Aragua) de la C.A. Cervecería Regional. Textos suyos fueron incluidos en la Selección Poética del grupo Senderos Literarios (2004). Con el trabajo Entre huellas y grietas obtuvo el primer premio de la Bienal Ciudad de la Juventud (La Victoria, Aragua) en mención poesía. === Gustavo Adolfo Bécquer (V) ============================================ === Hay algo que explicar no puedo Vicente Adelantado Soriano ======== Pasados unos días, con pena y dolor tuve que dejar mi alojamiento y mis melancólicos paseos al monasterio de Veruela, y alrededores. De buena gana me hubiese quedado más tiempo, mucho más tiempo. Pero tenía cosas que atender, y me fui con la promesa, como siempre, de volver un día no muy lejano. Subido al autobús, viendo a la gente moverse por los alrededores, acudió a mi mente un poema de Augusto Ferrán, el gran amigo de Bécquer, aunque nadie estaba despidiéndome: Los que quedan en el puerto cuando la nave se va, dicen al ver que se aleja: “¡Quién sabe si volverán!”. Y los que van en la nave dicen mirando hacia atrás: “¡Quién sabe cuando volvamos si se habrán marchado ya!”. —Un excelente poema. No me canso de leerlo una y otra vez. —Hay libros que se tienen que leer cada cierto tiempo, y lugares que se deben visitar sin descanso. En cada lectura y en cada visita, nos vamos transformando. Algo se adueña de nosotros, nos cambia, nos hace mejores, y ese algo siempre se queda flotando por allí o entre las páginas. —Sí. Estoy de acuerdo. A veces es más fructífera una relectura, o un segundo o tercer viaje. El primero es como una ligera exploración que va marcando los puntos, las referencias. —Pero esos viajes de aproximación también tienen su encanto y su interés. En realidad todos están concatenados. —Es cierto. Si este monasterio estuviera habitado por monjes volvería este invierno... ¿Sabe? Hace años estuve en un convento cisterciense. Pasé unos navidades con los frailes. Nada más llegar al convento, apenas se cerraron las gruesas puertas de la muralla tras mis espaldas, nevó y se fue la luz. Estaba entusiasmado: de golpe y porrazo había vuelto a la Edad Media. —Pasaría usted mucho frío. —Eso fue lo malo de aquella falsa Edad Media: las celdas no tenían hogar. Tenían, por el contrario, enchufes para estufas eléctricas, pero como se fue la luz... no me quedó más remedio que pasear por el claustro, y meterme en la cama rápidamente. A la mañana siguiente, cuando me despertaron para maitines, estaba todo nevado y precioso. Aquello fue una experiencia única. —Me hubiera gustado disfrutar de esa experiencia en Veruela. No obstante, también yo salí del convento un tanto transformado, aunque ya no había monjes. —Y con un magnífico conjunto de cartas. Las he vuelto a leer de nuevo. —Escribirlas fue toda una experiencia. —Para mí la experiencia, a la que me someto cada cierto tiempo, está en llegar a ellas. —¿No las comprende? No me lo puedo creer. —Sí. Las comprendo. Lo malo de sus obras, y de la de muchos autores de cierto renombre, son las ediciones que se hacen de las mismas. Siempre algún sesudo profesor ha de meter la cuchara y escribir unos prólogos tan farragosos como inútiles a la hora de explicar la obra. —Ya. Y temo que es inevitable. Me parece que fue don Francisco de Quevedo quien dijo aquello de “Dios te libre, lector, de prólogos largos y de malos epítetos” (1). —Envidiable memoria la suya. —No olvide que un buen amigo mío era quevedista. Hasta escribió una obra sobre don Francisco. —Sí, me acuerdo. Se trata de Eulogio Florentino Sanz. Es una pena que no se siga representado su obra. Aunque tengo que decirle que últimamente no se representa nada. Hace años que no veo una obra de teatro. —Es una pena. El teatro es un arte digno de tenerse en cuenta. Pero dígame, ¿qué problema tiene usted para llegar a mis cartas? —No sé cuántas ediciones tengo en mi casa de sus obras. La más antigua está formada por dos volúmenes, que compró mi mujer cuando era una niña romántica. No tiene notas a pie de página, ni introducciones ni explicaciones de ningún tipo. Incluso hay faltas de ortografía y errores tipográficos un poco infantiles. —A veces los cajistas son un poco descuidados. Espero que esos descuidos no hayan tenido mucha importancia. —No, la verdad es que no. En las otras ediciones que tengo, más modernas y cuidadas, ocupan más espacio los prólogos y los proemios, los agradecimientos, las dedicatorias y las absurdas notas a pie de página, que su propio texto. —Decía don Miguel de Cervantes que no hay libro por malo que sea que no tenga algo bueno. Imaginemos que sucede lo mismo con los prólogos. —Don Miguel debía de ser un hombre muy paciente y una muy buena persona. —Sí, porque para aguantar a las cervantas... —Yo no lo soy, don Gustavo: tengo cierta tendencia a irritarme. Y cuando me encuentro con estos absurdos prólogos, o con notas que me indican la longitud y la latitud de Añón o Trasmoz con respecto a Veruela, me ofusco y me da de todo. —La solución es muy sencilla: se los salta a la torera, y eso queda entre usted y el libro. —Eso está claro. Pero, ¿por qué no escriben prólogos que expliquen la obra o aproximen al lector a la misma? Y que sean breves. —Porque eso supone haber captado la obra, haberla entendido o sentido. Y como usted sabe, querido amigo, explicar lo que se ha sentido es lo más difícil de este mundo. —En eso tiene usted razón. Así que la inmensa mayoría de los prólogos son verdaderos fárragos tan eruditos como inútiles. Fíjese, qué me importa a mí saber si usted coincidió con Ferrán en Veruela o no. Bueno, pues determinar eso lleva páginas y páginas de fechas, de viajes, de horarios de ferrocarril... en fin, ¿qué quiere que le diga? —Pues nada, que es una cosa divertida si usted se lo toma con sentido del humor. Se puede hacer. Por lo que usted dice esos prólogos son parecidos al primo humanista. ¿Lo recuerda usted? —No muy bien. —Cito de memoria: “Olvidósele a Virgilio de declararnos quién fue el primero que tuvo catarro en el mundo, y el primero que tomó las unciones para curarse del morbo gálico... Dígame, señor, así Dios le dé buena manderecha en la impresión de sus libros: ¿sabríame decir, que sí sabrá, pues todo lo sabe, quién fue el primero que se rascó en la cabeza, que yo para mí tengo que debió ser nuestro padre Adán?”. —Esas cosas sólo se le ocurren a don Miguel. —Por supuesto. Y ahí está la gran lección del mismo: hay que tomarse la vida con cierto humorismo. Cuando comience a leer un prólogo escríbase en algún sitio que tenga siempre frente a sí lo que dijo don Quijote: “Hay algunos que se cansan en saber y averiguar cosas que después de sabidas y averiguadas no importan un ardite al entendimiento ni a la memoria” (2). —Efectivamente: cuando me pongo a leer y releer sus cartas, ni me acuerdo ya de si estaba allí Ferrán, ni Casta, ni nadie. No es ese, ni de lejos, el tema de sus cartas. —Ni tiene por qué. Las cartas se bastan y sobran por sí mismas. Lo otro es erudición, que es una forma como otra cualquiera de pasar el tiempo. Y además es inocente. Y da para ir a congresos y a charlas. Y comer y cenar lejos de la mujer y de los hijos. —No sabía que estuviera usted tan informado. —¡Ah, querido amigo! Yo fui periodista. Y sigo teniendo el gusanillo. —Volviendo a los farragosos prólogos, también fue usted un excelente prologuista, aunque no se explayó. Me encanta el prólogo que escribió para el libro de su amigo Augusto Ferrán, La soledad. Creo que así deberían escribirse los prólogos. Es el suyo un ejemplo de concisión, y una buena muestra de un intento de explicar lo inexplicable. Así me lo parece su imagen yendo a Sevilla, merced al libro de Ferrán, en tanto permanece en Madrid. —Todo eso está muy bien. Y yo no se lo discuto. Pero con estos prólogos pocas conferencias daría usted, y pocas clases de literatura se aguantarían. —No estoy de acuerdo con usted. Tal vez el problema resida en que debemos cambiar la forma de dar las clases, y la de aproximarnos a una obra de arte. —Es posible que tenga razón. Demasiado a menudo, críticas y pareceres no son sino un intento de desmontar el mecanismo para tratar de explicar su funcionamiento. Ahora bien, siempre queda por explicar lo inefable: ¿cómo se juntaron todas aquellas piezas? ¿Qué hizo el autor para que eso, tal como está, nos emocione? No lo sé, pero el crítico ha de ser capaz de superarse, de olvidar sus sentimientos. Sin embargo, el criterio de la sensación está sujeto a influencias puramente individuales, de los que debe despojarse el crítico, si ha de llenar su misión dignamente (3). —Un poco difícil. Y eso a menudo se confunde con noticias absurdas. En su prólogo, que no cuenta si Ferrán era un alcohólico, si fumaba o tenía varias amantes, hay una buena aproximación a las preguntas que planteaba antes: habla usted de la conexión de la poesía de su amigo con la poesía popular. Una poesía excesivamente olvidada, creo yo. O degradada. —Pues muy mal. Porque la poesía popular es la síntesis de la poesía (4). —Esa fue una de mis grandes sorpresas. Era ya mayorcito cuando me enfrenté por primera vez con el Romancero. Y desde entonces no me he cansado de leerlo. —¿No le parece a usted que Góngora es más poeta cuando escribe romances y letrillas que cuando se decanta por el retorcido Polifemo? —Ahora que no nos oye nadie, le puedo decir que a mí me gusta más. Para leer Soledades necesito casco, luz, guía, cuerdas, mochilas y tener más paciencia que san Benito. Y aun así dudo de entender algo. En cambio, leer las letrillas, o los poemas de Ferrán, o el Romancero, es como beber agua pura y cristalina de mi pueblo. —No obstante, no conviene desdeñar ninguna de las aportaciones de Góngora. —No, aquí no desdeñamos nada. También lo dice usted en su prólogo, donde habla de dos tipos de poesía. —Eso está bien. A ver si algún día dejamos de ser un país excluyente siempre dispuesto a matarse y a matar por un esquina de la mesa. Tal vez con el paso del tiempo comprendamos que sin las cuatro esquinas no tenemos mesa. Otra cosa es que ésta sea redonda. —Se lo iba a decir. —Me he dado cuenta. Y sí, estaría bien reivindicar esa voz aparentemente sencilla, la del pueblo. Aunque sea esta una palabra que hoy en día ha caído en desuso. —Majaderías de la época. Creo que lo que importa, al fin y al cabo, es el sentimiento. Más que la farragosa erudición que, en la mayoría de los casos, no hace sino enmascarar una terrible verdad: que sabemos muy pocas cosas. Ferrán lo dice muy bien: Los mundos que me rodean son los que menos me extrañan; el que me tiene asombrado es el mundo de mi alma. —¡Dios mío! No me diga usted que no es un poema precioso. —Sí que lo es. Lo es tanto como las palabras que usted le dedica: “Una sentencia profunda, encerrada en una forma concisa sin más elevación que la que le presta la elevación del pensamiento que contiene. Verdad en la observación, naturalidad en la frase: éstas son las dotes del género de estos cantares” (5). —Se debería enseñar poesía en las escuelas, ¿no cree? —Sí que lo creo. No obstante, sobre la enseñanza volveremos otro día. —Cuando usted quiera. —Ahora solo me falta decirle que leo y releo sus cartas de Desde mi celda. —Pero se saltará el prólogo. ¿O le gusta flagelarse? —No, ni por pienso. Es más, leo la edición que se compró mi mujer cuando era una niña romántica. La que está llena de faltas y de ingenuas incorrecciones. Los prólogos y las notas de las otras ediciones terminan por ponerme nervioso. —En esa elección, corríjame si me equivoco, hay algo más que repulsa a ciertas ediciones, ¿no? —Da gusto hablar con gente inteligente, don Gustavo. —Ya. Hay algo que explicar no puedo. —Eso es. Notas 1. Francisco DE QUEVEDO, Los sueños, El mundo por de dentro. 2. Miguel DE CERVANTES, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, II parte, cap. XXII. 3. Gustavo Adolfo BÉCQUER, Prólogo a La soledad. 4. Gustavo Adolfo BÉCQUER, Prólogo a La soledad. 5. Gustavo Adolfo BÉCQUER, Prólogo a La soledad. ** Vicente Adelantado Soriano http://www.letralia.com/firmas/adelantadosorianovicente.htm Investigador y docente español. Doctor en filología española. Es profesor de secundaria en Valencia. Textos suyos han sido publicados en Liceus (http://www.liceus.com), Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com) y Long Island al Día (http://www.lialdia.com). También tengo novelas y cuentos, inéditos, salvo aquellos que han sido premiados en algunos concursos. Intervino en la redacción del libro Història de la literatura de Valencia, escrito por el doctor Josep Lluís Sirera. Participó en el Simposium de Teatro Medieval de Elche (2004). === La ciudad ausente, de Ricardo Piglia Mauricio López Osorio ======= 1. Una brizna de aire flota en la oscuridad de un pantano habitado por un niño, que observa cómo la luna se entretiene con el paisaje a sus pies, y mientras ésta se regocija de haber encontrado otro punto de encuentro con la tierra, un niño ha hallado en medio del pantano una roca iluminada por la luna; una roca cubierta de pequeñas briznas que destilan un lenguaje desconocido, acaso uno capaz de narrar la historia de la luna y la historia de la vida en los pantanos. Podría ser una manera abreviada y distorsionada de contar la historia de Stardust o Wall, o un extraño reportaje más escrito por Quoyle, el protagonista del film The Shipping New —basado en la obra ganadora del Pulitzer con el mismo nombre escrita por Anne Proulx—, o una manera de atar cabos y de decir que Junior y Quoyle pertenecen al mismo código genético y a la misma estructura gramatical según el relato 2999 de la máquina de Macedonio, y por tanto, son dos hombres que han tenido que vivir como hombres solitarios, separados de sus esposas y de sus hijas, y que han tenido una vez más, como destino común, volver a una desconocida tierra natal. Con todo, no estaríamos haciendo justicia a la cartografía por la que han de transitar los personajes de La ciudad ausente. La sola escena inicial en que se nos describe a Junior, abre la ventana a una gran novela. La relación de Junior con sus antepasados ingleses, con el siglo diecinueve, su arraigada afición por el intenso viajar, y las voces que han de contarle —de las que deberíamos destacar la voz de una mujer extraña— los desconcertantes hechos que ocurren alrededor de la geografía argentina, entre éstos la historia del pistolero asiático Fuyita, situación que lo lleva a convertirse rápidamente en un reportero mejor informado que el mismísimo Renzi —detective predilecto de Piglia—; todo ello en una breve escena y un breve capítulo. Podríamos creer que el novelista argentino nos tenía reservada otra novela policiaca magistral, esta vez con un maniaco cargado de voces exteriores como protagonista, pero nada más distante de La ciudad ausente, pues cuando hablamos de esta novela hablamos de uno de los homenajes más atractivos a la obra de Jorge Luis Borges y de Macedonio Fernández, donde el gran protagonista no es otro que el lenguaje. El lenguaje como cartografía del pensamiento, como estructura gramatical encargada de diagnosticar las patologías de médicos y pacientes, como agente creador de voces que entran en cámaras secretas, como narrador de historias fuera de tiempo que comienzan en cualquier instante y en cualesquier lugar, como una metamorfosis breve en forma de prócer que cuenta con palabras perdidas la historia de todos los tiempos, como libro-álbum poblado de imágenes fecundas, un lenguaje como critica al lenguaje, como cimiento arquitectónico de una ciudad, como estructura matemática incapaz de fundamentarse, como máquina traductora de los relatos ancestrales, perdidos e invisibles de la humanidad. 2. Las historias de Junior, Fuyita y la mujer que llama a las dos o tres de la madrugada para contarle a Junior las novedades de la ciudad, aparecen de principio a fin en la novela, pero rápidamente se ven desplazadas de su papel protagónico por el lenguaje, o mejor, el lenguaje empieza a transgredir la estructura de la novela. Comienza a referirse la historia de un museo que posee entre sus adquisiciones la máquina traductora, la máquina de Macedonio, la que contiene todos los relatos de Borges, Arlt, Melville, Anderson, Quiroga, Chéjov, McCullers, Collodi, Dostoievski, e imaginen aquí un sinfín de nombres provenientes del futuro y del pasado, tanto a los editados en colección limitada como a los inéditos, y así tendrán un primer bosquejo de lo que vendría a ser la máquina de Macedonio. Espoleado por la intriga que genera la máquina traductora, Junior va al museo y comienza a ser absorbido por la nueva cartografía que ofrece la máquina, y su papel como padre, escritor, detective, y protagonista de una obra literaria, se transforma en un relato más de la máquina de Macedonio. Así, pasamos de tener a un detective que escribe muy bien, que no necesita moverse del escritorio para conocer lo sucedido afuera, a tener un hombre que se mueve al ritmo de la música tocada al son de los vaivenes de una fogata, en medio de una inmensa pampa argentina. O a un hombre que intenta escuchar lo que dicen las voces al otro lado de la pared de la habitación contigua. O a un hombre que ha enloquecido y cree vivir en las voces de los demás. O a un hombre que, cansado de sí mismo, ha llegado a un país extranjero, para hacerse pasar por médico de un hospital psiquiátrico y así apropiarse de las valiosas memorias de las personas que habitan el centro médico. O a un hombre que ha constatado que todo médico es un fracasado, por más vueltas que le dé al asunto, y la única manera de sobrevivir en la pandilla de quienes conforman el cuerpo médico, consiste en saquear la personalidad de los pacientes. 3. Otra alternativa u otra interpretación podría estar en que Piglia ha construido una novela penetrada por las tesis del cuento que él ha planteado en distintos ensayos, de manera que la novela siempre nos está contando dos historias, y sobre todo que, en la misma trama, la misma página y el mismo párrafo, se nos está contando una historia secreta; en otras palabras, Piglia ha escrito una novela que crea en el transcurso de sus páginas el árbol genealógico al cual le gustaría pertenecer sin desprenderse de lo gauchesco, así como Borges lo hace en buena parte de su obra, donde destila afecto por lo nórdico, por lo inglés y ciertas regiones de oriente. Impredeciblemente, hoy por hoy, Borges cuenta con un sinfín de retoños nacidos en tierras extranjeras aficionados a hacer réplicas de su literatura en películas, cortometrajes y obras de teatro. 4. Recordemos que en Formas breves, Piglia relata el episodio donde nace La ciudad ausente, acercándonos a la historia de una mujer que vende flores en los alrededores de los cementerios, a quien los visitantes llaman la loca del grabador, por su afición a portar siempre una grabadora con la que constantemente habla y de la que no únicamente emana la voz de una mujer perturbada sino también la voz de un hombre que habla como Macedonio Fernández. De ahí podríamos inferir que la mujer que llama a Junior en horas de la madrugada podría detener la máquina de Macedonio con tan sólo pulsar un botón, y con ello, deshacer el hechizo de la novela. No obstante, no existe gran peligro de que esto finalmente ocurra, ya que el sustento vital de esta mujer son esas historias que, en su caso, funcionan como alimento diario. 5. Rosa Malabia, la mujer del grabador, es una de las afortunadas que conocieron al Macedonio seductor, el hombre que penetraba en los sueños de las mujeres a través de la inteligencia, el hombre que hablaba como todo un gentleman de otro siglo capaz de transportar a sus oyentes a otros ámbitos en apenas cinco o seis frases. Rosa, la mujer que llevaba prendida una foto de Macedonio en su vestimenta, y que podía cambiar de hotel, de ciudad, de país, de amante, no podía dejar atrás el encanto de Macedonio e inventó una isla para estar con él, una isla en forma de grabador. Lloró la pérdida más grande que sufrió Macedonio. El cariño por el escritor no impidió que lamentara la muerte de Elena, la joven de veintiséis años que acompañó al hombre que admiraba. Macedonio, al igual que Rosa, tuvo que inventar una isla para refugiarse de la mezquindad humana. Intentó hallar consuelo en distintos campos, entre ellos la medicina, pero comprendió a tiempo la ineptitud de la ciencia médica y también que no podía hablarse de ciencia en relación a la medicina. Se refugió en el lenguaje, creó una isla, disfrutó un tiempo de convivir a solas con las palabras, escribió algunos poemas que le permitieron embriagarse con las imágenes que avivaban la llama de Elena, pero decayó pronto, y se dijo a sí mismo que el mundo no se componía de palabras, sino de sufrimiento, dolor y muerte. Rosa y Macedonio comparten una isla a la que viajan los indefinidos infinitos. Un ciclo se cierra y otro se abre, pero un narrador insufrible no termina de lidiar con un lenguaje inestable. 6. La máquina de Macedonio se dispara en múltiples direcciones, nada parece detenerla, los relatos se crean y se recrean, se forman nuevas variantes, nuevos principios y finales, y la fundación y la disidencia parecen ser la bisagra precisa en cada relato. Ante tal situación, cabe preguntarse: ¿por qué no viajar a la calle Garay, entablar conversación con Carlos Argentino Daneri, y así lograr un pase a la casa, a la escalera que da al sótano, al baúl, al lugar donde pueden contemplarse todos los lugares del planeta Tierra desde todos los ángulos, al Aleph? Podríamos contemplar a un Borges expectante y taciturno en el café Tres Alegres Barqueros, a la espera de su próximo encuentro con Beatriz Viterbo, y a un Macedonio que, acompañado por Elena, conversa con un librero de viejo de la calle Corrientes. Y acto seguido, cabría preguntarse: cuando hablamos de la máquina de Macedonio, ¿no estamos aludiendo a una nueva versión del Aleph? ** Mauricio López Osorio http://www.letralia.com/firmas/lopezosoriomauricio.htm Escritor colombiano (Santander, Bucaramanga; 1988). Es filósofo de la Universidad Industrial de Santander (UIS, http://www.uis.edu.co). Sus artículos han aparecido en el suplemento argentino Nuevo Diario, de Santiago del Estero, entre otros medios. === Kosice, la ciudad eslovaca Capital Europea de la Cultura 2013 ========= === Juan Franco Crespo ==================================================== Posiblemente pase por ser una de las más bellas ciudades de toda Europa Central, aunque uno llega a pensar que es imposible dar este título a ninguna ante la gran cantidad de ciudades a las que les sobran méritos para obtener esos honores. No es la primera vez que Kosice se asoma a la filatelia y este año nos encontramos en esa cita con el mundo del sello no sólo por su capitalidad, sino por sus propios méritos: una preciosa hojita que le dedica el correo húngaro. Recordemos de paso que la ciudad formaba parte del imperio austro-húngaro que se desintegró en la I Guerra Mundial, y podemos encontrar piezas para deleitarnos en los servicios postales de la época, posteriormente el servicio checoslovaco y ahora también Eslovaquia. Es la segunda de las ciudades de la república eslovaca (en húngaro se le conoce como Kassa) y tuvo su propio representante en la época del histórico condado de Abaúj-Torna (Abov-Turna). Actualmente es el centro del distrito regional homónimo, es sede de las representaciones religiosas católica y luterana; está hermanada con varias ciudades y fue la antigua capital de Hungría Superior, de la que llegó a convertirse en la ciudad más notable; actualmente es la sede del Tribunal Constitucional Eslovaco. Su zona está poblada desde tiempos prehistóricos y los primeros documentos escritos aparecen en 1230, cuando aparece recogida su iglesia parroquial, en ella han convivido tradicionalmente numerosos pueblos, destacándose alemanes, eslovacos y húngaros. Aún hoy es posible ver no sólo esta pervivencia, sino la potencia de esos tres acervos culturales que, en cierta medida, han forjado el carácter de una ciudad abierta y hospitalaria que no desencanta al que se digna visitarla. Fue una ciudad real libre (la segunda) durante el reino de Hungría en 1347 hasta que pasó al rey Luis el Grande en 1374. En Kosice se imprimió en 1788 el primer periódico en lengua húngara (Museo Húngaro fue su cabecera). Aquí nació Sándor Márai, del que aconsejo leer algunas de sus obras; Confesiones de un burgués nos deleita con esta preciosa ciudad que está a punto de alcanzar los 250.000 habitantes. El sello emitido el 25 de enero de 2013 por Budapest tiene un facial de 600 florines y está en una preciosa hojita bloque en donde lo rodea una preciosa selección de los más bellos rincones de su parte histórica. El timbre en la parte central, impreso en tonos sepia, nos muestra uno de sus lugares más emblemáticos. El dentado fue de 40 x 30 mm, tamaño de la hojita 90 x 60,5 mm, el diseño fue de Orsolya Kármán en base a fotografías de József Hajdú, y se realizó una tirada de 80.000 ejemplares numerados. La hojita es un canto a su rico legado arquitectónico y refleja ese patrimonio de la ciudad vieja, la célebre prisión de Miklus, a ambos lados, dos bellas casas de la época gótica. También encontramos un detalle de la fachada de la Catedral de Santa Isabel (levantada entre el XIV-XVI o desde 1378 a 1508); el Palacio Forgách, actualmente Biblioteca Nacional de Ciencias, el Museo Eslovaco (un edificio neorrenacentista levantado por Jenö Lechner en 1899). Naturalmente, no es lo único destacable de la museística de esta ciudad que cuenta con más de medio millar de objetivos arquitectónicos; la calle principal es el más claro exponente de la categoría, impresionante, de sus edificios históricos. La iglesia más antigua la encontraremos en la zona oeste de la ciudad y fue levantada por los dominicos en el siglo XIII. La museística es también otra de sus facetas, hay para diferentes opciones, pero uno de los más atractivos es el dedicado a la aeronáutica, único en toda Eslovaquia y abierto hace poco más de una década. Nos ofrece numerosos motores de la edad de oro de la aviación y después se va especializando en esta rama que apenas lleva un siglo entre nosotros a pesar de los numerosos intentos por volar que hizo el hombre a lo largo de la historia. Personalmente recomendaría el Museo Técnico, allí podemos disfrutar de numerosas ramas y, como diexistas o radioescuchas, la electrónica es mi rincón preferido. Las comunicaciones en general en la parte más atractiva, pero la radio en particular nos acaba enganchando a pesar de la guerra que en el siglo XXI le están dando al invento de Cervera, Marconi o Popov, pues no olvidemos que el invento de la telegrafía sin hilos como inicialmente se le designó es obra de numerosos personajes; especialmente a la onda corta, la única libre de viajar a cualquier rincón del orbe sin más ayuda que la propagación y prácticamente gratis si tenemos en cuenta la servidumbre de los demás medios: un simple receptor portátil a pilas nos puede poner en contacto en el lugar más insospechadamente aislado que podamos encontrarnos pues las ondas llegan hasta el más recóndito rincón del planeta azul. Todavía recuerdo, en la sabana africana, cuando una tarde regresaba al lugar en donde se filmó Nacida libre; mi portátil, mientras me duchaba del ajetreado día y el polvo acumulado, me informaba del Golpe de Estado que protagonizó Yeltsin en Moscú. Hoy la cosa es más peliaguda y muchas veces tenemos que confiarla a la red, que es de todo menos fiable, y especialmente cualquier cosa menos libre y gratis, como pretenden hacernos creer. Aunque para mucha gente sea realmente esa la nueva forma de “libertad”, sin coste, la cosa no es tan sencilla y sólo basta ver el consumo de electricidad, las cuotas de acceso a la red, los equipos, etc. En definitiva, un medio que era accesible al más modesto campesino en el más remoto rincón de la Tierra con un receptor de bolsillo funcionando a pilas, ahora tenemos que utilizar toda una parafernalia de material o bien la telefonía móvil (el tema de la cobertura es ya demencial, piérdete en cualquier zona rural o montañosa y verás para lo que sirven esos “teléfonos”, tan atractivos e inteligentes en las grandes urbes) que nos acaba costando una “pasta”. Vamos, es como el gratis total que nos endilgó ZP hace cuatro días. Ahora nos toca pagar lo que él y sus cuates nos “sisaron”, pero no pasa nada, los que hicieron esa apuesta siguen riéndose de los necios como si estuvieran en una reunión de hienas en pleno banquete. Si tiene tiempo no dude en disfrutar de la primavera musical, un festival internacional que tiene su peso en la escena de la ciudad por su bien ganada reputación y más de medio siglo de historia (fue creado en 1956). Otra actividad consolidada, en este caso deportiva, es su célebre maratón, camino ya del siglo de vida; se corrió por primera vez en 1924 y tiene lugar el primer sábado de octubre. En fin, Kosice es una ciudad mágica, una ciudad que merece la pena recorrerse con tranquilidad. Los interesados pueden consultar la web de la radio eslovaca (hasta hace poco todavía transmitía en onda corta en español, ahora sólo nos queda una reemisión a través de la WRMI-Miami en los 9955 kHz, pero no siempre la propagación permite captarla en España ya que las antenas están orientadas a la zona sur del continente colombino). La emisora en cuestión realiza frecuentes concursos que tienen como premio “gordo” una estancia en Eslovaquia. Este 2013 es la capital europea de la cultura. • Magyar Posta ZRT (http://www.posta.hu). • Hungria Service Philatelique (http://www.rsi.sk). • Bureau de Postes-Baross Tér 11/C. H-1087 Budapest (Hungría) (http://www.kosice.sk, philately@posta.hu, belyeg@posta.hu). ** Juan Franco Crespo http://www.letralia.com/firmas/francocrespojuan.htm Docente e investigador español (Alhama de Granada, 1953). Profesor de primaria, licenciado en geografía y estudios de doctorado en historia de América. Ha colaborado regularmente desde los años 70 con publicaciones especializadas del mundo de las comunicaciones, como WRTH (Dinamarca), DSWC (Dinamarca), Radio Nuevo Mundo (Tokio, Japón), y otras de Argentina, Uruguay, Perú, México, Estados Unidos y España, entre otros países. Durante varios años también colaboró en el mundo de la radio con diferentes emisoras internacionales. Actualmente algunos de sus trabajos son radiados para América Latina a través del espacio Frecuencia RM, en la emisora La Voz de Rusia. Colabora regularmente con Madrid Filatélico, El Eco Filatélico y Crónica Filatélica y mantiene una sección, sobre filatelia alusiva a literatura infantil y juvenil, en la revista Educación y Biblioteca, así como en las publicaciones electrónicas OpusMúsica (http://www.opusmusica.com) y Naturaleza Educativa (http://www.natureduca.com). === Amor, de Michael Haneke Rafael Fauquié =========================== La película Amor, dirigida por el austríaco Michael Haneke e interpretada por los franceses Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, y postulada al premio Oscar de la Academia de este año 2013 como mejor película extranjera, trata del eterno tema del amor, pero bajo una perspectiva muy particular: acompañando, ya en el final de la vida, la decadencia física y la inevitable desaparición de uno o de los dos amantes. La historia del filme describe la cotidianidad de un matrimonio de muchos años que, súbitamente, descubre la enfermedad cardíaca que la aqueja a ella. De día en día la mujer comienza a deteriorarse ante la mirada del esposo, a quien una petición de ella de no dejarla morir en un hospital, obliga moralmente a acompañarla durante todo el proceso de la larga agonía. Cuando la situación se vuelve desesperada para ambos, y el dolor físico de ella comienza a hacerse insoportable, el esposo, piadosamente, le da muerte asfixiándola con una almohada. El amor —parece decirnos el filme— concluye junto con la vida. La pantalla nos muestra, así, al hombre, quien tras permanecer por unos días encerrado en el apartamento junto al cadáver de su mujer, sale afuera: a la calle, al mundo, a la desaparición. No va solo: lo acompaña la visión de su esposa. Muchos temas vienen a nosotros cuando vemos un filme como éste: la inevitabilidad de la muerte al lado de alguna terrible enfermedad; el amor de alguien, necesario e indudable, que acompañe a quien, dolorosa y lentamente, desaparece; la justicia de una decisión que opta por acortar el sufrimiento de la persona amada... Amor es, en fin, un filme estremecedoramente humano que nos lleva a compartir su conclusión: el amor, siempre presente y siempre protagonista, guiando la muerte tanto como él había guiado la vida de quienes, a su lado, fueron construyendo un tiempo que ya ha terminado. ** Rafael Fauquié http://www.letralia.com/firmas/fauquierafael.htm Ensayista y poeta venezolano (Caracas, 1954). Licenciado en letras por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve; 1977), postgrado en sociología de la literatura en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (1979) y doctor en ciencias sociales por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve; 1984). Entre 1979 y 1985 dirigió los seminarios de literatura venezolana en la Universidad Católica Andrés Bello. Desde 1980 es profesor del Departamento de Lengua y Literatura de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve), institución de la que es profesor titular y en donde ejerció entre 1989 y 1993 el cargo de director de Extensión Universitaria. Ha publicado Espacio disperso (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. El Libro Menor, 1983), Rómulo Gallegos: la realidad, la ficción, el símbolo (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. Estudios, Monografías, Ensayos, 1985), De la sombra el verso (poesía, Caracas, Epsilon Libros, 1985), El silencio, el ruido, la memoria (Caracas, Alfadil, col. Trópicos, 1991; Premio Conac de Ensayo “Mariano Picón Salas”, 1992), La voz en el espejo (Caracas, Alfadil, col. Trópicos, 1993), La mirada, la palabra (Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. El Libro Menor, 1994), Espiral de tiempo (Caracas, Fundarte-Equinoccio, 1996), Arrogante último esplendor (Caracas, Equinoccio, 1998), Puentes y voces (Caracas, Sentido, 1999), El azar de las lecturas (Caracas, Galac, 2001) y Testimonios, espejismos y desconciertos http://www.comala.com (Caracas, Comala, 2007). === Las páginas del cuerpo Ángel Castaño Guzmán ====================== En carta dirigida a los nadaístas caleños, Amílcar U estima la suya la generación más importante del siglo XX. En contraste, el prólogo de Antonio Caballero a Una generación desencantada (1985) principia aludiendo el pesimismo de los incluidos en el volumen. Mientras el nadaísmo procuraba el inicio de una orgía de trazas iconoclastas cuyo impacto no sólo perturbara la lírica sino los cimientos de la sociedad colombiana, los poetas en un primer momento agrupados bajo el rótulo de Generación sin nombre o Generación del Frente Nacional, no pretendían nada —de ahí la vigencia de sus voces—, salvo construir un registro estético que diera cuenta de la realidad de una nación con el síndrome de Lady Macbeth: ninguna ablución borra la sangre de sus manos. Huyen de la grandilocuencia tradicional porque, anota Caballero, esa retórica “...los ha acunado, los ha narcotizado”. Casi todos emplean un lenguaje cercano, ajeno a los rebuscamientos idiomáticos, sin renunciar por ello —es otra de sus características— a la idea, a la paráfrasis, a la intertextualidad, al componente libresco. Confían en la poesía con la certeza de la inutilidad de ella para resguardarlos de los males del mundo. No firmaron manifiesto alguno y entre sí hay rivalidades enconadas, a la hora de mencionar los abrevaderos de los cuales bebieron coinciden en Luis Vidales, Aurelio Arturo y Jorge Luis Borges. Hoy, los miembros de la generación desencantada ocupan las primeras planas de los periódicos y las revistas cuando editan un nuevo poemario, son las estrellas de una tradición que uno de ellos, Cobo Borda, calificó de pobre; son recitados con fervor por los noveles literatos; una palabra suya a favor o en contra puede, en el cerrado circuito de la poesía colombiana, catapultar a una persona o condenarla al ostracismo. Si se hace un gráfico de sus preseas y fracasos, el resultado sería, cómo no, muy parecido a un electrocardiograma. Está, por supuesto, la superestrella: Juan Manuel Roca; los comentaristas del trabajo de los demás: Cobo Borda y Alvarado Tenorio, siendo el segundo temido; los gestores culturales: María Mercedes Carranza, con la Casa Silva, y Miguel Méndez Camacho, con la colección “Un libro por centavos”. No falta el proscrito ante quien el resto cambia de acera, arruga la nariz y farfulla unos cuantos insultos: Harold Alvarado Tenorio. Considerado por todos el Caín del grupo, HAT (Buga, 1945) ha construido una obra merecedora de varios premios, entre ellos el Arcipreste de Hita. La fuerza de sus versos proviene del manantial de una personalidad desmesurada y orgiástica, difusa y turbulenta, como la define William Ospina (1) echando mano de un recurso caro para el tolimense: los adjetivos. La condición de personaje contradictorio, canalla lo llama Jotamario Arbeláez (2), eclipsa sus libros. De él se conocen las diatribas, las polémicas, los altercados, no la precisión de sus imágenes poéticas, su lenguaje contenido, claras herencias de la cultura china, cercana a los afectos de HAT desde la militancia maoísta en sus años de estudiante en la Universidad del Valle, donde conoció y compartió con la intelectualidad rebelde que daba bocanadas de aire a la endomingada comunidad vallecaucana: Carlos Mayolo, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Luis Ospina, Andrés Caicedo, Antonio Navarro. Cada tanto conmociona el ambiente literario con una descarga de metralla verbal dirigida a los intocables. Los medios de comunicación de inmediato lo buscan para entrevistarlo y, de paso, sacar utilidad de la munición. En los últimos años lo han reducido a eso, quizá con su aprobación, soslayando al erudito articulista de Fragmentos y despojos (2002), al traductor de Eliot, Kavafis y los Poemas chinos de amor (1992), al experto curador de la colección de poesía “Quinto Centenario”, al editor de Arquitrave. En 1972 aparece Pensamientos de un hombre llegado el invierno, ópera prima de Alvarado Tenorio, con el prólogo apócrifo de Borges. El vitalismo de HAT, el pansexualismo de quien sabe que la voracidad del placer es el anticipo ineludible del olvido, presentes en ese poemario, son elementos constantes en la apuesta de un escritor consciente de la fugacidad de todo empeño. En un aparte de “Los hombres, querido mío”, éstos son arrojados al cesto de las hojas secas, al campo de concentración. En “Silla”, la prueba es, si cabe, más cruda: La caoba es más perdurable que la carne, el ciprés, más vivo que unos ojos, el cedro más negro que la piel (...) Estas basuras cambian de anciano cada semana. Agarrado de un clavo al rojo vivo, el poeta celebra la carne a sabiendas de la corrupción latente. “Todo ocurre en el cuerpo y allí acaba”, dice y no yerra Consuelo Triviño (3) a propósito del arte poético de Alvarado Tenorio. En rigor la afirmación “todo sucede en la página y allí acaba” complementa lo sostenido por Triviño. Amante de los libros y de los cuerpos, HAT devora los unos y los otros con apetito equiparable; muchos de sus poemas exigen un dotado equipaje de lecturas para ser apreciados en su justa dimensión, verbigracia “Taliesin”, “Tubinga, circa 1807”, “Una barba de Camden” y “1479”. Templo y burdel, el cuerpo es explorado en detalle gracias al mapa de la literatura. Varios poemas recopilados en De los gozos del cuerpo (Editorial Universidad de Caldas, 2012) recuerdan el instante definitivo de la adaptación cinematográfica de Muerte en Venecia (1971): Gustav Aschenbach arde en deseos ante la simple contemplación del combate a medio camino del juego y la fuerza de Tadzio, el efebo de sus sueños, con otro chico. El hombre experimenta una suerte de epifanía; la belleza lo turba hasta el punto de conducirlo al sepulcro. La alusión al filme de Visconti no es gratuita: en cada escena el asedio es mostrado con una gracia sutil. De igual manera, el tono apolíneo de HAT no desdibuja el erotismo rampante de los poemas. Bien pudiera suscribir palabra por palabra el inventario de “Alrededor no hay nada”, soneto de Joaquín Sabina, y su categórico cierre. La muerte y el sexo son el sustrato de la poesía de Alvarado Tenorio, vistos de cerca no hay diferencia entre ambos: Amo esos hermosos cuerpos juveniles que una vez saciados los deseos dejando el lecho húmedo con la bandera roja entre las manos en el combate mueren. Ya vienen muertos mas no lo saben. HAT sí y he ahí su desgarradura. Se refugia en la biblioteca en busca de alivio: respira y transpira literatura. La congoja no cesa y lo dice: ¿De qué sirvieron las horas gastadas en pos de una belleza de papel y palabras? Ningún bálsamo le procura consuelo; quizá un lecho compartido y una librería aplaquen la ferocidad de la muerte. Deja instrucciones de qué hacer con su cuerpo: Cuida de cerrar mis ojos y que mi boca no sea violada por las moscas. La lucidez para enfrentar los trámites funerarios brilla con ahínco en “Proverbios”, con justicia el más conocido de los poemas suyos. El desencanto y el cinismo de cada verso, cinismo en la variante de Diógenes de Sinope, lo convierten en una de las cumbres líricas de su generación. Todos los poemas de De los gozos del cuerpo, a excepción de “Proverbios”, fueron levemente modificados por su autor. En él, el método de Alvarado Tenorio, y de otros poetas entre los cuales destaco a José Manuel Arango, de pasar de una poesía centrada en palabras bellas, sonoras, a una que privilegie el sentido y la significación, se percibe con facilidad. No hay forma mejor de concluir una reseña de su empeño lírico que citando el inicio de “Proverbios”, almendra de múltiples filosofías y resumen del síndrome Bartleby: No hables, mira cómo las cosas a tu alrededor se pudren. Notas 1. “La aventura del cuerpo”, La Jornada Semanal, México, 24 de marzo de 2002. http://www.jornada.unam.mx/2002/03/24/sem-libros.html. 2. “Diatriba”, El Tiempo, Bogotá, 11 de agosto de 2009. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-5826307. 3. “El otro señor de rayos y leones: biografía de un poeta”, Ómnibus, Madrid, Nº 16, agosto 2007. http://www.omni-bus.com/n16/consuelo.html. ** Ángel Castaño Guzmán http://www.letralia.com/firmas/castanoguzmanangel.htm Escritor colombiano (Armenia, Quindío). Editor de la revista universitaria La Avenida. === Escritura con sangre en el ojo Ramiro Rivas ====================== Resulta estimulante descubrir una nueva generación de escritoras jóvenes que marcan el territorio literario nacional con gran propiedad y —me atrevería a formular— superioridad manifiesta sobre escritoras consagradas y reconocidas a nivel internacional, más por las disparadas ventas de sus libros que por sus capacidades escriturales. No creo que sea un desatino nombrarlas: Isabel Allende, Marcela Serrano, Carla Guenfelbein o Elizabeth Subercaseaux. Las jóvenes a las que me refiero son Lina Meruane (1970), Alejandra Costamagna (1970), Nona Fernández (1971), Andrea Jeftanovic (1970), María José Viera-Gallo (1971) y varias otras que comienzan a publicar sus primeros libros con alentadora acogida crítica. Un aire renovador que hace pensar que la narrativa chilena está a buen recaudo y que los narradores hombres deberán ponerse a la altura. Este movimiento, por la concordancia de edades, podría configurar una nueva generación literaria, como lo fueron las antecesoras del 80, 60, 50 o la mítica generación del 38. Perfectamente podrían ser catalogadas como las del 2000 o del nuevo siglo XXI, pero sus intereses se perfilan en otros ámbitos y siempre han dado señales de indiferencia a este tipo de clasificaciones. Lina Meruane ha publicado Las infantas (1998), Póstuma (2000), Cercada (2000) y Fruta podrida (2007). Ahora nos presenta Sangre en el ojo (Random House Mondadori, 2012, 177 páginas), que ha sido editada simultáneamente en España y Argentina. Obra galardonada con el prestigioso Premio Sor Juana Inés de la Cruz (2012), en la reciente Feria del Libro de Guadalajara. Valorada y reconocida por la crítica en el exterior, en Chile ha recibido algunos comentarios adversos, producto más de la “mala leche” de ciertos reseñistas resentidos que de juicios valorables. Decir que la novela peca de una “masculinidad detestable” (propio del feminismo a ultranza), o que el personaje protagónico es “una mujer burguesa muy narcisa, superficial y clasista”, es no entender el texto y negar una escritura de altísimo valor. Si resulta prohibitivo tomar personajes burgueses en las novelas —según las constantes especulaciones de esta reseñista—, la obra de José Donoso y gran parte de la narrativa chilena estaría fuera de lugar. Lina Meruane, a quien en sus inicios se relacionó con la estética de Diamela Eltit, con el tiempo se ha alejado de ese paradigma literario para desarrollar un estilo muy personal. Novela a novela ha ido creando un lenguaje muy depurado, elaborando una literatura cada vez más decantada, más consistente, más renovadora y de una profundidad y agudeza que sorprende en cada una de las temáticas abordadas. Meruane es una autora dueña de una escritura muy sólida, desde sus primeros cuentos, en donde demostró un hábil manejo en los registros narrativos, en las tramas originales, en la reescritura de los cuentos clásicos infantiles, desacralizados con finura y oficio. La refracción del mundo circundante en la conciencia del que cuenta, dota a este relato de una poderosa impregnación subjetiva. La novela entera recae en este hablante que sufre, observa, cuestiona, maldice y rechaza cualquier intento de compasión. Es un testimonio entrecortado, fragmentario, con arranques líricos y objetivos de una Nueva York intimidante para una persona semiciega, una mirada inteligente y siempre alerta a una perspectiva de novelista propositiva. La soltura ecléctica del lenguaje narrativo aporta al texto una inquietante funcionalidad significante. Las temáticas de sus novelas son difíciles de ejecutar narrativamente. Lina Meruane las trabaja desde una voz muy personal y una subjetividad cambiante y visionaria. Sabe hurgar en los detalles, en la oralidad urbana, en las enfermedades que se ocultan por prejuicios falsos, en el rencor o la ira del enfermo terminal o el atado a una enfermedad paralizante como la ceguera, como es el caso de esta novela. La historia es contada por una narradora en primera persona, llamada Lucina o Lina Meruane, que sufre de un derrame de sangre en uno de sus ojos y que la deja con una ceguera casi total. Sólo percibe luces y sombras y debe depender casi exclusivamente de su pareja, el español Ignacio, en una Nueva York inhóspita. Esta forzada dependencia, sustentada en el amor incondicional del joven, que debe soportar y tolerar los cambiantes estados anímicos de la joven escritora chilena, que se siente mutilada en su vida intelectual y social, crea una atmósfera intensa y opresiva. La espera de una operación que la puede dejar ciega de por vida o devolverle la visión, forja estados depresivos y de rebelión de la joven víctima. El juego de identidades entre el personaje y la autora, que sugiere un relato biográfico, es sólo ficción. La enfermedad en la literatura es un tema que apasiona a Lina Meruane (que también sufrió una afección grave a los ojos) y que actualmente prepara un ensayo sobre el sida y la literatura. En este relato la enfermedad es el verdadero protagonista, ese mal extraño y poco común que coarta la vida creativa de la escritora y las relaciones familiares y afectivas con su pareja y amigos. Sangre en el ojo es un texto breve, pero de gran intensidad, que sobrecoge y no incurre en ningún momento en el sentimentalismo testimonial. El personaje de Lina o Lucina no da tregua en su menguada autosuficiencia. Sólo la cercanía de Ignacio la mantiene erguida, por amor y necesidad, como último soporte en un mundo sorpresivamente negro. Novela que sitúa a Lina Meruane a la cabeza de una generación brillante y que nos enorgullece destacar y valorar. ** Ramiro Rivas http://www.letralia.com/firmas/rivasramiro.htm Narrador y crítico literario chileno (Concepción, 1939). Estudió teatro y literatura. Ha ejercido la crítica literaria en diversos diarios y revistas de su país (La Época, La Nación, Fortín Mapocho, revistas Rocinante, Punto Final, etc.). Ha sido incluido en veinticuatro antologías del género, en Chile y el extranjero. Cuentos suyos han sido traducidos al francés, búlgaro y alemán. Ha sido galardonado con innumerables premios literarios, entre los que destacan el Premio Municipal de Literatura (1994 y 2010) y el Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1994 y 1997). Es autor de los libros Una noche sin tinieblas, El desaliento, Toque de difuntos, Luciérnaga curiosa, Chopin y los perros y En malos pasos, entre otros. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La influencia de César Vallejo ======================================== === en La ventana en el rostro de Roque Dalton Israel Ruiz-Cumba ===== You are endangered more by your desire for community (nostalgia?), even if it be the apocalyptic community of the revolution, than by the horror of loneliness that speaks from so many of your writings. (Letter from Gershom Scholem to Walter Benjamin; quoted by Robert Alter. Necessary Angles, Cambridge, Massachusetts: Harvard UP, 1991: 8). I. Planteamiento del argumento El estudio de la bibliografía crítica sobre la poesía del escritor salvadoreño Roque Dalton García (1935-1975) apunta a la filiación literaria temprana del escritor centroamericano con la escritura de Pablo Neruda (Lara-Martínez, Estudio... 113-115; Melgar Brizuela, 29-40; García Méndez, 158-159) y de César Vallejo. La influencia de Neruda es palpable en los llamados “Poemas tempranos” de Dalton y también en partes de La ventana en el rostro, el primer libro de poesía publicado por el poeta salvadoreño en 1961 (1). El propio Dalton ha reconocido, si bien para rechazarla, la influencia de Neruda en su poesía temprana (García Verzi, 16, 21, 42; García Méndez, 159). Las declaraciones del poeta salvadoreño en una entrevista con Benedetti deslindan la relación que Dalton dice tener con la escritura fundacional de Neruda: Mira, yo quisiera ser uno de los nietos de Vallejo. Con la familia Neruda no tengo nada que ver. Hemos roto nuestras relaciones hace tiempo. De todos aquellos que surgimos impulsados por el clima de Vallejo (aunque a esta altura no sé si quedará algún rastro en nuestra expresión formal), descarnado y humano... (31). Como ha señalado Lara-Martínez, el rechazo de Dalton a la poesía de Neruda se basa en objetar el “lenguaje libresco” del poeta chileno a favor de “la vivencia bruta” (Estudio, 127) que, según el poeta centroamericano, caracteriza a la poesía de Vallejo. Dalton consigna con claridad en la cita anterior el deseo de que a su poesía se le afilie con la poética escritural de Vallejo basándose en la visión de éste como el paradigma del intelectual “descarnado y humano”. Es importante notar que Dalton admite que es el nivel ético (“clima”/temática) y no el formal lo que lo afilia con Vallejo. Las palabras de Dalton son relevantes para los propósitos de este trabajo porque veremos que en LV la influencia de Vallejo en el poemario no se limita meramente al nivel “climático” o temático (el dolor humano, el compromiso político, la experiencia carcelaria, etcétera), sino que ocurre aun al nivel formal. En este ensayo quisiera cuestionar y examinar un postulado común en el corpus crítico sobre el poemario LV que tiene una manifestación doble. Por un lado, consiste en afirmar, sin documentarla propiamente, la influencia de Vallejo en LV. Por otro lado, se tiende a minimizar esta influencia o a plantearla como posterior a la publicación de este primer poemario del poeta salvadoreño. Arguyo que una lectura más detenida de ciertos poemas específicos de LV pone en evidencia una clara y significativa influencia temprana de Vallejo en el poemario. Aquí propongo que dicha influencia se encuentra mejor plasmada en la exploración de la relación dinámica del yo con el nosotros que articula un deseo de comunicación que parte de la conciencia dolorosa de la temporalidad y la existencia humanas. Antes de examinar en detalle estos aspectos del diálogo entre la poética vallejiana y la daltoniana en LV, valdría apuntar qué han dicho los estudiosos sobre la impronta de Vallejo en la obra poética temprana de Dalton. Comencemos por aquellos que mencionan, pero no documentan, dicha influencia, y luego fijémonos en aquellos que sí la reconocen minimizándola o, en el mejor de los casos, la ven como más importante en la obra posterior de Dalton. En el “Prólogo” de No pronuncies, una de las aportaciones mayores al estudio de la obra de Dalton en conjunto, Melgar Brizuela afirma que “es innegable la impronta nerudiana en sus primeros escritos, pero luego evoluciona del poema-canto a la poesía lírica-ideológica, ya con la huella de Vallejo...” (29). En el mismo prólogo el estudioso da cuenta de la “influencia de Neruda, Geoffrey Rivas y Vallejo en especial” (37) en el que llama “el primer Dalton” (2). Sin embargo, al comentar sobre LV en específico, Melgar Brizuela parece darle más peso a la influencia del “modelo poético nerudiano” (40) en el poemario y no estar interesado en detallar la mencionada influencia de “Vallejo en especial” en el mismo. Esta impresión se hace más clara si examinamos sus comentarios sobre el que llama “el segundo Roque” (1965-1970?). Sobre esta segunda etapa de la evolución poética de Dalton dice Melgar Brizuela (37) lo siguiente: “Su lector modelo pasa a ser el intelectual socialista latinoamericano con influencias de Vallejo” (ibíd.). La implicación, aunque sutil, enfatiza lo que ya señalé: que la huella de Vallejo es más relevante en el Dalton de la segunda etapa en adelante. El problema no es que dicha afirmación no sea cierta, lo es. Mi dificultad con este juicio crítico radica en que en su afán de establecer esta idea se obvia la manera concreta en que esa huella se manifiesta en un texto ecléctico y fronterizo entre estéticas como es LV (3). Es decir, ya se anuncia aquí la idea de la “conversión” de Dalton al modelo ético-estético representado por el intelectual comprometido que Vallejo encarna como posterior a LV. La estudiosa Monique Lamaître se ocupa de comentar sobre el incipiente discurso poético de Dalton en LV. El ensayo tiene la virtud de dar algunos ejemplos específicos de la influencia de Vallejo en el poemario. Lamaître llega a identificar como uno de los recursos poéticos más sobresalientes de LV el uso de “las contradicciones de Vallejo” (54), y añade más adelante que “la dimensión ética es precisamente alcanzada en la poesía de Dalton por medio de la tensión entre lo cotidiano o testimonial y el esplendor y la frescura de una lengua soñada, como diría Barthes. En esto Dalton es un discípulo directo de Vallejo” (59). El ensayo de Lamaître, a pesar de sus logros, se concentra mayormente en los aspectos éticos de la impronta vallejiana en el joven poeta Dalton. Para la autora, la influencia de Vallejo en LV se manifiesta, más que en ningún otro aspecto, en la asunción del rol del poeta vidente, “avergonzado de su respiración” (57), y que se identifica con los oprimidos. Aun cuando el artículo afirma esa presencia en un nivel más allá de lo temático al referirse a “las contradicciones de Vallejo”, el mismo no alcanza a detallar la complejidad y profundidad estético-formales que el modelo poético vallejiano adquiere ya en el poemario temprano de Dalton. Judith Weiss se propone ofrecernos unos “puntos de partida” que nos ayuden a entender el proceso evolutivo de la poética-política de Dalton. Lo relevante del estudio de Weiss es que, tras postular los “puntos de partida” para el estudio de la obra de Dalton, señala vías nuevas de investigación de la misma arguyendo que “entre los aspectos de la obra de Dalton que más se destacan, merecen estudiarse: la presencia de Vallejo en su poesía...” (209). Curiosamente, Weiss no incluye a LV en el corpus de su trabajo analítico; dándonos otra vez la impresión de que “la presencia” de Vallejo en la poesía de Dalton debe buscarse, acaso, en obras posteriores al primer poemario publicado por el poeta centroamericano. Otros estudiosos siguen semejantes argumentos y, con contadas excepciones, son realmente específicos cuando hablan sobre la influencia de Vallejo en la obra temprana de Dalton; especialmente cuando analizan el poemario LV (4). Lara-Martínez es quizá el estudioso más autorizado y que más ha aportado al estudio y catalogación definitiva de la obra de Dalton. Por ello sorprende la siguiente aseveración que hace cuando discute la influencia de Vallejo en Dalton. En 1963, se convierte al credo poético del peruano César Vallejo. Reniega de su pasado nerudiano. En el cholo, lo libresco del chileno da lugar a la razón de la vivencia bruta. Vallejo es el paradigma del “nuevo tipo social” latinoamericano. En él descubre atributos con los cuales renovar su propia poesía. Ambienta el mestizaje del continente. Utiliza el poder de la blasfemia, ese “acto de fe desesperado” que le es tan caro a Dalton. [...] Dalton encuentra en espíritu al peruano César Vallejo (Estudio, 127; énfasis mío). La sorpresa de este juicio crítico no radica en detallar, como bien lo hace, la evolución poética de Dalton desde sus orígenes miméticos “librescos” (nerudianos) hasta adoptar la poética “de la vivencia bruta” vallejiana. También son acertados los argumentos que emparentan las experiencias vitales de Dalton con las de Vallejo (educación religiosa, crisis ideológica-religiosa, experiencia carcelaria, abrazo de la militancia política y de la causa de los oprimidos) a partir de las cuales se funda un modelo de intelectual que pretende “humanizar la literatura” (127). Es claro que Dalton descarta el modelo poético “adjetival” nerudiano para adoptar al padre poético modélico que reconoce en Vallejo. Lo que sorprende es que se hable de la “conversión” de Dalton al credo poético de Vallejo, como si fuera algo que ocurrió de repente en 1963, ignorando que esa “conversión” ya había comenzado antes. ¿No lleva acaso un epígrafe de Vallejo el poema “Poems in Love to Lisa”, en un poemario donde confluyen poéticas múltiples como es LV? Es claro que Dalton conocía, había leído de cerca y con interés genuino toda la obra del poeta peruano y que la misma lo había influenciado profundamente ya en su primer poemario (5). Tal vez lo que el juicio crítico de Lara-Martínez desea destacar es que dicha “conversión” de Dalton al modelo escritural e intelectual que le ofrece Vallejo puede documentarse fehacientemente en la poesía posterior a LV y mediante las propias palabras del poeta centroamericano; particularmente por medio del examen del ensayo César Vallejo publicado por Dalton en 1963. La versión del ensayo que se publica en Cuba es una ampliación de la ponencia que presentara Dalton con motivo de la conferencia para celebrar los veinticinco años de la muerte de Vallejo en 1938. Las declaraciones de Dalton en este ensayo son relevantes para discernir la naturaleza de la relación entre los dos escritores, pero no deben tomarse como punto de partida original que marca dicha relación. La lectura que hace Dalton en su ensayo sobre la evolución poética y política de Vallejo es una interesada y selectiva en más de un aspecto. El ensayo de Dalton parece tener varios propósitos relacionados: a) rescatar la figura y obra del Vallejo revolucionario en el contexto de la lucha por la liberación política de América Latina; del Vallejo como “el trágico ofendido” (12); b) cuestionar lecturas o interpretaciones de la obra y vida de Vallejo que lo alejen del modelo revolucionario latinoamericano universal. De ahí la preocupación de Dalton por que no esté claro el significado de “su vida [de Vallejo] dolorosa y de su creación” y “su función dentro de la problemática cultural americana de la actualidad y, muy particularmente, dentro del conjunto de lo que podemos llamar la cultura revolucionaria americana” (9, 10). Por otro lado, la lectura algo reduccionista de Dalton sobre el desarrollo poético-ideológico de Vallejo es, sin duda, especular. Lo es en la medida en que su descripción de la obra poética de Vallejo en gran parte refleja la evolución poética-ideológica del propio Dalton, desde el burgués individualista culpable y enajenado en su yo hasta el poeta-profeta revolucionario solidario con la causa del pueblo (el otro) y de la revolución (6). Dalton va aun más lejos en establecer subrepticiamente el paralelismo entre su propia evolución ideológico-poética y la de Vallejo cuando comenta que existe en Vallejo desde el principio “un profundo sentimiento de solidaridad con los demás”, pero aún está opacado por el individualismo y la bohemia hasta que llega “al descubrimiento y servicio a organizaciones que le ofrecen la esperanza de poseer una solución a las causas del dolor común”. Dalton también destaca en Vallejo “el amor a los demás como forma de quebrantar la hebra fatídica del destino, la ley de la existencia (sufrir)...” (21). Esta estética-poética y ética-política que Dalton le asigna a Vallejo bien que se refleja en sus propios poemarios iniciales, donde, a pesar de mostrar gestos de rebelión, todavía el escritor no se ha desprendido de ciertas taras ideológicas y estéticas. Como libro, LV escenifica los mismos dilemas y contradicciones que Dalton le asigna al Vallejo dubitativo de Los heraldos negros. Lo que Dalton ya intuye es la necesidad de dar el paso de la expresión del dolor individual a la solidaridad con el otro como modo de escapar a la antinomia de la unidad de lo uno aislado en su propia conciencia de la temporalidad y la historia. Este es, como examino más tarde, uno de los principios poéticos de LV que Dalton hereda de Vallejo y que le llevara a articular su famoso “turno del ofendido” en libros posteriores. La lectura interesada que hace Dalton se hace más obvia en el momento en que analiza un libro tan único como es Trilce. Dalton tiene problemas en lidiar con la radicalidad del proyecto poético que Vallejo articula en Trilce. Por ello, destaca que debemos ver el libro como una manifestación pasajera de la obra de Vallejo; es decir, una etapa de experimentación de “preparación para responder a necesidades ulteriores” y un programa poético que “no es un fin en sí mismo” sino “una constancia vivida y evidente del fenómeno que se agota en sí mismo como etapa fructíferamente cumplida” (29). Lo que vengo diciendo queda confirmado cuando vemos la manera de feliz aprobación con que Dalton se acerca a uno de los libros más “obviamente políticos” de Vallejo como es Poemas humanos (1937). Aun cuando Dalton asevera que estos poemas “técnicamente no son una ruptura con Trilce” (29), es obvio que su ojo crítico interesado ve en los poemas de Vallejo publicados póstumamente la culminación estética y política del desarrollo de la obra del poeta peruano. Para Dalton Poemas humanos es “el ejemplo más alto de la poesía en función del hombre” y “el resultado de una labor poética iniciada con Los heraldos negros” (37). Según Dalton esta es en Vallejo “su etapa decisiva” (38). Por la importancia que tiene para establecer el proceso de la búsqueda de ese doble/padre espiritual paradigmático citemos a Dalton: Pero será el completo y definitivo encuentro con el verdadero camino del hombre —la militancia revolucionaria contraponiéndose o interponiéndose frente al trágico sufrimiento de los hombres— lo que hará de Poemas humanos el libro único e incomparable, ante el cual siempre nos sentimos impedidos de buscar antecedentes y relaciones. Es el caso de calidades de tipo formal deformadas en su real esencia —y no en sentido peyorativo— por calidades de contenido (29). Como una prueba más de la lectura interesada de Dalton nótese su insistencia en destacar en Poemas humanos la naturaleza política y solidaria con el dolor humano usando un lenguaje mesiánico y religioso. Tampoco es gratuita la intención de Dalton de localizar las contribuciones del poemario de Vallejo en el terreno de la ética (“las calidades de contenido”) más que en el aspecto estético-formal (“calidades de tipo formal deformadas en su real esencia”). Es claro que las dificultades que enfrentaba Dalton con la radicalidad formal y el carácter experimental “transitorio” de Trilce (su desvío del imperativo puramente de contenido o ético) se resuelven para él en Poemas humanos. La huella de Vallejo en LV es múltiple y más profunda de lo que hasta ahora ha señalado la bibliografía crítica sobre el poemario. La misma se manifiesta a diversos niveles de forma y contenido que van desde el epígrafe, la temática (la crisis religiosa, la experiencia amorosa fallida, la figura de la madre, el tiempo, la experiencia carcelaria), ciertos giros o guiños estilísticos y lingüísticos típicamente vallejianos, e inclusive la paráfrasis de poemas de distintos libros de Vallejo. Como se verá a continuación, la huella de Vallejo en LV se caracteriza por la integración discontinua que hace Dalton de los diferentes libros de poesía del poeta peruano. II. La concepción dolorosa de la temporalidad y la existencia humanas: articulación del deseo de comunicación dinámica entre el yo y el nosotros Entre las huellas de Vallejo que resultan más fáciles de rastrear en LV hallamos la idea de la concepción particular del tiempo y la existencia humanas como dolor. Al mismo tiempo, esta concepción de lo temporal-existencial como dolor plantea la necesidad de superar el aislamiento del yo en un intento de comunicación con un nosotros también sufrido. Sin adoptar la radicalidad que este proceso cobra en un libro como Trilce, donde, de acuerdo con Julio Ortega se plantea “la insuficiencia de la razón y las leyes de la física para explicar la condición defectible y dolorosa de lo humano” (169), en LV Dalton aun así se identifica con este principio filosófico-ético de la poética vallejiana. Veamos cómo ocurre este proceso en el poemario. Si “el encuentro de la persona con el mundo es también un cuestionamiento mutuo”, como plantea Ortega en su lectura de Trilce (165), este proceso ético-identitario encarna en LV un movimiento dialéctico y paradójico donde por un lado se afirma el nacimiento y supervivencia del yo, y al unísono ocurre una suerte de asesinato simbólico del mismo. Este yo dolido y culposo de LV aspira a superar su dolor individual procurando hacer de éste uno colectivo que luego será conquistado por la vía de la solidaridad revolucionaria. La medida de ese yo de existencia dolorosa en la realidad es la temporalidad en tanto que ella nos hace conscientes de la simultaneidad de la existencia humana. Es decir, existimos en un tiempo-espacio autónomo que, al mismo tiempo que nos individualiza e identifica (confirma al yo aislado), paradójicamente nos hace conscientes del carácter múltiple de la experiencia y el dolor humanos (7). Tanto en Dalton como en Vallejo la conciencia del dolor y la nueva concepción de la temporalidad humana como orfandad no son una afirmación del yo como tal, sino que, como asevera correctamente Ortega: El poeta debate su propia orfandad, carente de una libertad que no pudo hallar; sin embargo, o por ello mismo, es una orfandad acuciada por un desafío íntimo que exige persistir en el tiempo y en su infortunio, junto a los demás. La libertad que busca no está en sí mismo como una posibilidad individual, sino que está en el debate profundo que impone la misma condición humana, en el signo de la realidad común (173-174). Lara-Martínez, por su parte, ha observado con acierto que en Dalton la superación de la antinomia en que existe el ser individual por medio de la conciencia de la existencia especular del otro y la militancia política, conlleva el salto a un plano más trascendente que el de lo político. Este es el plano lingüístico y de la comunicación humana. El crítico salvadoreño así lo explicita: Si hablar es decir “Yo”, en ese mismo instante reconozco a un “Tú”, quien de esa manera me entrega íntegra mi propia identidad. Sólo en la medida en que se reconozca a ese “Tú”, en cuanto a persona, habrá de concederme a mí mismo esa calidad humana también. En consecuencia, el compromiso político como lo entendía la generación ha quedado rebasado por una nueva moral [...] de carácter puramente ético de reconocimiento del Otro, del interlocutor (Roque Dalton: Seis tesis, 4-5; el énfasis aparece en el original). Esta “nueva moral” de raíz claramente vallejiana, que nace de la conciencia de la existencia y la temporalidad del dolor y sufrimiento humanos, se manifiesta en LV en el drama de un yo que progresivamente busca liberarse de sus lastres existenciales para hallar su realización en la experiencia transformadora que es el reconocimiento del otro. Si lo consideramos en conjunto, el poemario escenifica esta nueva moral en tres núcleos temáticos interrelacionados. Éstos son: 1) la presencia de un yo agónico culposo de su existencia egoísta al margen de la historia y los demás seres humanos; 2) el intento de resolución de esa antinomia en la relación con la amada-refugio —resolución no siempre lograda (8)—; 3) la declaración creciente de la intención de ese yo de asumir la existencia y experiencias del otro como destino propio al abrir esa “ventana en el rostro” que le da acceso al espacio público y la comunicación fraternal al final del poemario. Muchos de los poemas claves organizados alrededor de estos tres núcleos temáticos interrelacionados en función del yo nos presentan los dilemas y contradicciones de este yo en busca de justificar su nuevo lugar ético en el mundo. Nos pocos de los poemas del libro articulan la nueva estética y conducta moral siguiendo de cerca el modelo escritural-ético que le provee Vallejo. Junto a éstos, examino al final de esta sección aquellos que, si bien exhiben la influencia temático-ética de Vallejo, su elaboración poética en manos de Dalton va más allá de este nivel estrictamente temático. La colocación del poema “Estudio con algo de tedio” como el primero del libro no es accidental. Si nos fijamos bien, el poema se refiere a la adolescencia del yo de quince años que “llora por las noches” y se queja de su soledad porque “Pensar a solas duele” (15). Cuando llegamos al final del libro —habiendo ya pasado por el crisol moral de la experiencia carcelaria aleccionadora—, este yo adolescente ha alcanzado “la mayoría de edad del hombre” en el compromiso con el otro y la militancia política (9). La presencia de una poética del dolor como inherente a lo humano tan propia de Vallejo la confirma el revelador epígrafe que acompaña al poema inicial del libro. Es en la paradoja del epígrafe de Beckett donde debemos buscar la clave interpretativa del poema. En el diálogo entre Clov y Hammn, el primero afirma que alguien “llora”, a lo que el segundo responde: “Luego vive”. La implicación es que la existencia dolorosa es lo que confirma el hecho de existir del ser humano. Dalton establece aquí con claridad la equivalencia existencia-dolor como norma filosófico-existencial. También su poema “Poems in Love to Lisa”, que lleva el epígrafe “¡Vámonos! ¡Vámonos! Estoy herido”, tomado del poema del libro Poemas humanos titulado “Intensidad y altura” (Vallejo, Obra poética, 400). Dalton glosa al final de la primera y la segunda parte del poema los versos de Vallejo para presentarnos humorísticamente la relación amorosa y las experiencias vitales del hablante. El sujeto del poema de Dalton (“pobre galeote de este siglo”) no asume el tono dramático y desgarrado que evoca el hablante lírico del poema de Vallejo (“carne de llanto, fruta de gemido”) y prefiere la autoburla. Lo que vemos es la apropiación poética que hace el poeta salvadoreño de uno de los rasgos distintivos de la poética vallejiana. Temáticamente el poema de Dalton y el de Vallejo son similares (hablan del dolor humano), pero la reelaboración del tema por el primero nos muestra cómo éste se apropia de los materiales y contenidos de su maestro para elaborar su propia estética. Como he venido consignando, la escritura poética de LV dramatiza, paradójicamente, la afirmación y el asesinato simbólico de un yo agónico culposo por su sufrir individual y por su egoísmo narcisista al vivir al margen de la historia y los demás seres humanos. Esto es claro en poemas como “Muertos” (19-20), donde se nos presenta de manera críptica la deuda del hablante lírico con los muertos. Este yo egoísta y suicida se autoflagela verbalmente por su falta de conciencia histórica/comunitaria, por su odio irresponsable de la vida. Este es un yo confesional y acechado por las voces y exigencias éticas de los muertos (10). En similar dirección apunta un poema como “El cínico”, donde surge la idea de superar el egoísmo y narcisismo de los suicidas, quienes “siempre tuvieron una mortal pereza de sufrir” (25). Las referencias constantes a “la hora de la ceniza” como pasado simbólico del yo sufrido superado y la decisión de abrazar la causa común de los hombres mediante el acto de sufrir colectivamente, aparece en los poemas “Hora de la ceniza”, “Mi dolor” (“amo a mi dolor / como a un hijo malo”), “Y sin embargo, amor...” y otros muchos. El siguiente fragmento del poema “Las gentes” resume explícitamente esta temática central al poemario. (...) Al ver pasar las gentes como un río que ama comprendo que es alguien como Robinson Crusoe (y no yo) el hombre más desgraciado y peligroso de esta época, porque amo a las gentes sin pedir permiso y odio al suicida que yo quería ser... (39). El poema final del libro, de acertado título “Me voy”, resume con acierto los núcleos temáticos centrales del poemario y, sobre todo, refleja el compromiso político y la madurez del yo que ha superado su adolescencia narcisista (“mi existencia de ciego”) incorporándose al otro/interlocutor como hermandad y comunicación. El tono casi evangélico del poema atestigua la transformación de ese yo antes culposo y ahora Mesías iluminado en la esperanza de la lucha por la justicia. Me voy. Me acuden las palabras y las piedras y el aire. (...) que soportaron mi existencia de ciego, me pregunto por ti, recuerdo tu hambre, te robo un mínimo puñado de dolor, camino después de hoy, os amo a todos, os amo a todos, caminad conmigo... (126). La huella de Vallejo en LV no es una que se limite meramente a una actitud vital-ética que explora temas en los que coinciden ambos poetas. La impronta de Vallejo en el libro puede rastrearse, si bien en función de la temática general del yo y sus contradicciones, a otros niveles que varían en cuanto a su manifestación literaria. Veamos el caso de los poemas “Los locos” (17-18), “Hora de la ceniza” (23-24), “La ducha” (34-35), “Domingo” (64) y “Recuerdos” (122). El poema “Los locos” es un eco referencial temático-formal del poema “Altura y pelos” que forma parte de Poemas humanos (Vallejo, Obra poética, 328). El paralelismo entre los dos poemas radica en que ambos plantean un yo excepcional en su sufrimiento (y por lo tanto aislado) contrastado con un “otro normal” que no sufre de esta manera. En el poema de Vallejo el hablante lírico se hace las siguientes preguntas: ¿Quién no tiene su vestido azul? ¿Quién no almuerza y no toma el tranvía? ¿Quién no escribe una carta? ¿Quién no habla de un asunto importante? ¿Quién no se llama Carlos o cualquier cosa? La contestación a cada una de estas interrogantes es el lamento repetido dos veces, ya sea diciendo “¡Yo que sólo he nacido!”, o el aun más desgarrado “¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!”. El nacer aquí equivale a la orfandad de ser víctima del acto involuntario de existir. El poema de Dalton utiliza la máscara retórica que le provee el uso del sujeto plural “los locos” como hablante lírico. Como en el poema de Vallejo, estos locos a los que se le niega el nombre, la identidad plena que la nominación representa, sufren por la excepcionalidad de su dolor. Estos locos a los que no les “quedan bien los nombres” contrastan su situación con “los demás seres” quienes sí tienen nombres; son “los Alfredos, los Antonios, / los pobres Juanes” de Dalton, y los mismos a quienes Vallejo interpela al decir “¿Quién no se llama Carlos o cualquier cosa?”. La aspiración del yo/los locos (“a quienes la alegría se nos llena de lágrimas”) de llegar a ser como ese “otro” idealizado conecta temáticamente a los dos poemas, pero el poema de Dalton se diferencia del de Vallejo al construirle un alter ego al yo que hace plural al hablante lírico. A veces la manera en que Dalton incorpora “el clima Vallejo” estriba en la captura de una ambientación, tono poético, forma o estilo poéticos que el lector informado identifica inmediatamente con particularidades de la poesía de Vallejo. El poema “Heces” de Los heraldos negros (Vallejo, Obra poética, 46), y el poema “Hora de la ceniza” de Dalton son buenos ejemplos de este tipo de influencia. En el poema del peruano se dice que “Esta tarde llueve como nunca / y no tengo ganas de vivir, corazón”. El poema de Dalton, casi un calco verbal del poema de Vallejo, plantea la misma situación o ambiente al decir: Ahora llueve de nuevo. Nunca ha sido tan tarde a las siete menos cuarto como hoy. Siento unas ganas locas de reír o de matarme. El motivo de la lluvia es común a los dos poemas y sirve en ambos como marca temporal por medio del uso de los adverbios “tarde” y “nunca”. La lluvia también ambienta el sentido de tristeza y aislamiento del hablante poético. La referencia al poema de Vallejo en el poema de Dalton no es simplemente imitativa. Por eso, donde el tono de Vallejo se torna trágico, Dalton introduce el humor y así reduce en la autoburla la experiencia trágica del no querer vivir, en el último verso del poema. Si el sujeto poético del poema de Vallejo no tiene ganas de vivir, el del poema de Dalton enfrenta el dilema tragicómico entre reír o matarse. El poema “Domingo” de Dalton es uno de los poemas que más claramente muestran la huella de Vallejo en LV, ya que no sólo trata sobre uno de los temas caros a la poética del peruano: el dolor humano, sino que Dalton inclusive adopta el tono y las funciones nuevas que Vallejo le asigna al lenguaje poético. El propio Dalton señala que en Vallejo “las palabras, provistas de nuevos papeles en el drama de la construcción poética...”, llevan una “aplicación dialéctica del lenguaje” (César Vallejo, 29). O, como ha apuntado Ortega en su estudio sobre Trilce, la búsqueda de un lenguaje nuevo; de “un lenguaje que figura más que denomina o connota” (175-78). Por su valor excepcional para mi argumento cito el poema de Dalton en su totalidad. ¡Vaya que uno amanece, en ocasiones, trunco! Una mañana dura quiso llorar mi interna población de temores. —Callad ante la vida —me decía mi brazo —Apuñalad la risa desde su altiva esperma — me gritaba mi pulmón (¿o fue mi anillo?) —Hundámonos conmigo sin las uñas — solicitaba un sexo tan impersonal como mi casa. ¡Vaya y quise llorar, besarme el alma! Pasaron: un pescador, cantando; un encalado obrero constructor, cantando; una mujer preñada y sindical, cantando; un niño culirroto y una flor, cantando. A pesar de estar trunco se amanece: ¡Cómo no va uno a llorar acompañando en su fracaso al codo! (64). En este poema Dalton elabora muy de cerca un aspecto muy común en el “ars poético” de Vallejo: la instancia en que el lenguaje pierde sus funciones lógicas racionales para adoptar nuevas funciones cognoscitivas/figurativas en la construcción del significado. Por ejemplo, fijémonos la trasmutación de las funciones de las distintas partes del cuerpo (brazo, pulmón, sexo, codo) en el poema de Dalton y la adquisición de funciones significativas nuevas de las mismas. De hecho, la última estrofa del poema podría tomarse fácilmente como versos y estrofas típicas en la poesía de Vallejo. En el poema “Recuerdos” Dalton imita la técnica de las yuntas poéticas del poema “Yuntas” (Vallejo, Obra poética, 424) del libro Poemas humanos. Pero la imitación de Dalton, como en otras ocasiones he señalado, no es pasiva. O sólo lo es en cuanto a que los conceptos mencionados en cada yunta de versos son oposiciones binarias. En el poema de Vallejo son: vida/muerte; todo/nada; mundo/polvo; Dios/nadie; nunca/siempre, etc. En el poema de amor de Dalton las oposiciones entre lo que significa la celda carcelaria: “oscura y silenciosa”, “húmeda y fría”, “dura, hiriente”, “maloliente”, “solitaria” y la presencia de la amada, que se recuerda por su ausencia como “luz”, “voz”, “calor de tu cuerpo entre las sábanas”, “pájaro y caricia”, “el olor de tu paso en las mañanas” y “tu abrazo”. Debe señalarse que, en esta ocasión, por su carácter derivativo, las oposiciones binarias del poema de Dalton no alcanzan el nivel complejidad de significación que se construye en el poema de Vallejo. Uno de los poemas más conocidos de Vallejo es “Piedra negra sobre piedra blanca”, del poemario Los heraldos negros (Vallejo, Obra poética, 339) ya que es el poema donde el poeta anuncia que “me moriré en París con aguacero”. Esta premonición de Vallejo y el recuento de agravios sufridos que recoge el poema lo incorpora Dalton a una anécdota casi trivial de su niñez que recuerda desde la celda en su poema “La ducha”. Aunque Vallejo habla del futuro y Dalton parece trazar retrospectivamente su crianza, los dos poemas coinciden en destacar el presente como sufrimiento. Dice Vallejo: “César Vallejo ha muerto, le pegaban / todos sin que él les haga nada; / le daban duro con un palo y duro”. Por otra parte, la reelaboración poética de Dalton del poema de Vallejo se encuentra principalmente en el verso que afirma: “al niño flaco al que pegaron / todos los gordos ásperos” (35). Este poema, como muchos otros de LV, deja claro que, en su diálogo con la poesía de Vallejo, Dalton sigue un proceso en el que se seleccionan, a veces arbitrariamente, otras con más conciencia, versos, tonos poéticos, temas y símbolos que le parecen modélicos al nivel estético y ético. Este es un diálogo poético en el que Dalton entra y sale del corpus poético de Vallejo a su antojo, tomando prestado, parafraseando y reelaborando seria o humorísticamente distintos aspectos del mismo. A veces la referencia dialógica a la poesía de Vallejo ocurre de manera oblicua en LV. Un buen ejemplo de esto es la relación que existe entre el poema “Los nueve monstruos”, de Vallejo (Obra poética, 411), y el poema “Elegía vulgar a Francisco Soto”, de Dalton. La conexión más obvia entre los dos poemas es que ambos tratan del sufrimiento humano. Para Vallejo se trata del dolor de la humanidad en su totalidad: “I, desgraciadamente, / el dolor crece en el mundo a cada rato”. Dalton parece estar más interesado en el símbolo de los nueve monstruos como fuerzas representativas del mal mencionados en el poema del peruano (11). Con este propósito Dalton transfiere el símbolo al número nueve, ya que coincide con el número de años que lleva preso Francisco Soto. La imaginería religiosa judeocristiana de la víctima sacrificial también conecta a los dos poemas, pero mientras que Vallejo insiste en la humanidad general como víctima del dolor provocado por el sufrimiento humano y sus monstruos torturadores, Dalton recurre a personalizar el sufrimiento por medio del personaje de Soto. El lenguaje que Dalton usa para adjetivar los nueve años/monstruos del encarcelamiento de Soto remeda muy de cerca el lenguaje del poema de Vallejo. Los dos poemas difieren en que Vallejo insiste en la tragedia de la monstruosidad cósmica-religiosa del dolor humano, pero Dalton termina celebrando la capacidad de Soto para enfrentar el dolor y “para que todavía no se te olvide cantar” (115). Los ejemplos citados con anterioridad establecen que la influencia de Vallejo en la poética de LV es una más profunda de lo consignado por los estudios sobre este poemario. También es claro que la misma no se limita sólo al nivel temático sino que se refleja inclusive en un nivel más significante, el formal. De este modo, el diálogo de Dalton con la poesía de Vallejo en LV cobra un carácter múltiple. Puede entonces concluirse que la poesía del poeta centroamericano en LV es a veces derivativa o mimética, en otras instancias reformula o intertextualiza parcialmente, y en ocasiones construye variaciones que muestran originalidad respecto del modelo poético que le ofrecen la figura y la poesía de Cesar Vallejo. Obras citadas • BENEDETTI, Mario. “Una ahora con Roque Dalton”. Los poetas comunicantes. México: Marcha Editores. 2ª edición, 1981. 19-35. Impreso. • DALTON, Roque. No pronuncies mi nombre: poesía completa de Roque Dalton I. Prólogo de Luis Melgar Brizuela. Estudio introductorio, Índice y notas en anexo de Rafael LARA-MARTÍNEZ. San Salvador, El Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2005. Impreso. —. En la humedad del secreto (antología poética de Roque Dalton). Introducción, selección y bibliografía crítica de Rafael LARA-MARTÍNEZ. San Salvador, El Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, Concultura, 1994. Impreso. —. César Vallejo. Editorial Nacional de Cuba: La Habana, Cuba, 1963. Impreso. —. La ventana en el rostro. Ediciones Andrea: México, 1961. Impreso. • GARCÍA MÉNDEZ, Javier. “Itinerario poético de Roque Dalton”. Recopilación de textos sobre Roque Dalton. Selección y prólogo de Hugo GARCÍA VERZI. Ediciones Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 1986. 156-171. Impreso. • GARCÍA VERZI, Hugo. Recopilación de textos sobre Roque Dalton. Selección y prólogo de Hugo GARCÍA VERZI. Ediciones Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 1986. 7-34. Impreso. • LAMAÎTRE, Monique. “La ventana en el rostro de Roque Dalton: itinerario de un poeta”. Otros Roques. La poética múltiple de Roque Dalton. Rafael Lara-Martínez y Dennis L. Seager, editores, 1ª edición. New Orleans: University of the South, Inc. (1999): 53-61. Impreso. • LARA-MARTÍNEZ, Rafael. “Roque Dalton: seis tesis polémicas”. Literatura.us. http://www.literatura.us/roque/rafael.html. Web. • ORTEGA, Julio. “Lectura de Trilce”. Revista Iberoamericana, Vol. XXIV, Nº 71 (abril-junio 1970): 165-189. Impreso. • VALLEJO, César. Obra poética. Edición crítica. Américo Ferrari (coordinador). Madrid, México, Buenos Aires, Sao Paulo, Lima, 2ª edición, 1986. Impreso. • WEISS, Judith. “Roque Dalton: puntos de partida para el estudio de su obra poética”. Cuadernos Americanos, 214 (sept.-oct. 1977): 199-210. Impreso. Notas 1. Lara-Martínez (Estudio, 157-253) llama “Poemas tempranos” a la serie de poemas que Dalton publicó en revistas y periódicos entre los años 1956-1959. En estos poemas es clara la influencia de Neruda. Ejemplos de la influencia nerudiana en La ventana en el rostro es la serie de poemas titulados “Cantos a Anastasio Aquino” que se incluyeron en la edición príncipe del libro, pero que son eliminados en las dos versiones posteriores del manuscrito. Lara-Martínez (Estudio, 226-344) ha documentado meticulosamente los cambios que Dalton introdujo en las dos versiones posteriores a la edición príncipe. Entre los cambios más notables que documenta Lara-Martínez está la inclusión de los poemarios Poemas en la URSS (1957) y Para elevar la ira (1960-61) en el manuscrito revisado de La ventana en el rostro incluido en la Poesía completa (PCI/RD) del poeta. De acuerdo al crítico salvadoreño, Dalton eliminó cuatro poemas que figuraban en la edición príncipe en las revisiones del libro. Dado que los cambios de manuscrito a manuscrito de La ventana en el rostro no afectan sustancialmente el corpus básico de los poemas que examino, utilizo la edición mexicana de 1961 y abrevio el título a LV, incluyendo el número de página o páginas entre paréntesis. 2. De acuerdo a Melgar Brizuela, este “primer Dalton” es el que escribe y publica los textos La ventana en el rostro, El turno del ofendido y Los testimonios. 3. Lara-Martínez comenta que “La ventana en el rostro no es aún un libro revolucionario en cuanto a su escritura y las experimentaciones que hay en libros posteriores, pero es un anticipo de ellos y una promesa que el poeta seguirá caminando hasta lograr su ideal de vida y de poética, de ética y de cambio social” (Estudio, 43). 4. Al respecto consúltense: Ileana RODRÍGUEZ, “El texto literario como expresión mestizo-creole: in Memoriam”. Casa de las Américas, 21 (mayo-junio), 1981: 56-62. 5. Otra marca de esta presencia temprana de Vallejo en la esfera literaria de Dalton es el poema-homenaje de título “César Vallejo”, hasta ahora publicado únicamente en la antología poética de título Poemas (El Salvador: Editorial Universitaria de El Salvador, 1967). Para Lara-Martínez este poema fue escrito alrededor de 1961 o 1962, ya que forma parte del libro El turno del ofendido, publicado en Cuba en 1962. Sin embargo, es muy probable que su escritura sea aun más temprana si consideramos las diversas referencias a Vallejo en el corpus de LV, cuyos poemas datan de finales de los años 50 y principios de los 60. 6. El uso de la figura modélica de Vallejo sirve para fundar las credenciales intelectuales y políticas de Dalton mediante el establecimiento de un linaje y una historia similares. Con este propósito Dalton le concede un valor transformativo en la vida y posturas políticas de Vallejo tanto a su encarcelamiento en el Perú, como a su visita a la URSS y a la Guerra Civil Española (César Vallejo, 33-36). En su búsqueda de un padre intelectual estas experiencias transformadoras en Vallejo se equiparan, sin decirlo abiertamente, al encarcelamiento de Dalton en El Salvador, su viaje a Checoslovaquia y su experiencia de militante político en El Salvador y en la Revolución Cubana. 7. Ortega ha descrito este fenómeno en Trilce al señalar: “El tiempo es, por ello, una paradoja: supone una unidad agobiante, fijada, y una multiplicidad fragmentada, desligada. La unidad es tan frustradora como la fragmentación” (179). 8. El amor erótico y el compromiso político, la ecuación Patria-Mujer es un tropo común en la literatura latinoamericana. La poesía amatoria-erótica en LV es fiel a esta tradición, aunque el tratamiento, por momentos irreverente y humorístico de Dalton, le imprimen un carácter especial al mismo. La amada-refugio del yo y compañera de lucha aparece en los poemas “Odiar el amor” (26), “Y sin embargo, amor” (29-30); “Tres días en ti” (94-96); “Mía junto a los pájaros” (97-99); “Poems in Love to Lisa” (102-104) y “Recuerdos” (122), entre otros. 9. No sin humor, y a veces haciendo uso de la técnica del poema de personajes y múltiples voces que será luego uno de los rasgos definitorios de la escritura de Dalton, la serie de poemas “Poemas de la cárcel” (108-125) dan cuenta de este proceso de transformación mediante la experiencia límite casi-religiosa a la que el yo es sometido para surgir transformado. 10. Otros poemas que trabajan este tema de las preguntas, contradicciones y deuda del yo egoísta sufrido y culposo frente a la tradición, la historia y los muertos como reveladores de una nueva conciencia comunitaria son “Preguntas para vivir” (46), “Días” (52-53) “Ayer” (54), “Palabras ya dichas” (63), “Perennidad pipil” (70-71), “Cantos a Anastasio Aquino” (75-87) y “Sueño lejos del tiempo”. Este último poema revela con claridad el proceso de culpa-deuda-compromiso del yo que vengo describiendo. Al principio del poema se dice que “La vida era / aprender a morir” (105); por contraste, al final del mismo se afirma que los muertos “nos dejaron la vida por construir” (106). El nuevo credo del yo, producto de sus experiencias vitales, y ya transformado en función del otro, aparece en textos como “Mientras tanto” (65-67), “Por qué escribimos” (72-73), “Para la paz” (88-89) y “Severa canción de cuna” (92-93), entre muchos otros. 11. James Higgins ha sugerido que, aunque no se los menciona en el poema, los nueve monstruos “parece que son dioses misteriosos y malévolos que rigen el universo y difunden el mal” (“Los nueve monstruos”. Aproximaciones a César Vallejo, Tomo II. Ángel Flores (Editor). Long Island, NY: L.A. Publishing, 1971. 310). ** Israel Ruiz-Cumba http://www.letralia.com/firmas/ruiz-cumbaisrael.htm Investigador puertorriqueño (Humacao, 1961). Tiene un bachillerato en literatura comparada por la Universidad de Puerto Rico (UPR, http://www.upr.edu; 1986) y maestría y doctorado por Brown University (http://www.brown.edu). Sus áreas de especialización son poesía caribeña y latinoamericana, la relación entre las diversas producciones culturales (literatura, música, cine, etcétera) y los discursos sobre la identidad nacional, cultural y racial en el Caribe. Ha publicado artículos y reseñas en diversas publicaciones como la revista La Torre, Hispamérica, Inti (http://digitalcommons.providence.edu/inti), Cuadrivium, Katatay: Revista de Crítica de Literatura Latinoamericana (Argentina), revista La Habana Elegante (http://www.habanaelegante.com), Revista Cruce (http://www.revistacruce.com) y Revista Caracol (http://www.fflch.usp.br/dlm/revcaracol; Brasil), entre otras. Ha publicado dos libros de poesía, Encuentros de memoria (Isla Negra, 1986) y Un abecedario para Eva Leite (Terranova Editores, 2007). Su poesía también ha aparecido en diversas antologías publicadas en Puerto Rico y en el exterior. Actualmente es profesor asociado de español y estudios latinoamericanos en St. Mary’s College of Maryland (http://www.smcm.edu). === Su mayor virtud es el valor =========================================== === (Profilaxis en la crítica) Rafael Victorino Muñoz ================ En un país donde a menudo el ejercicio de la crítica parece más dirigido a medrar las cualidades de lo leído para ganar indulgencia, o para no comprometerse y herir susceptibilidades, porque quien sabe, algún día... los juicios sobre los escritores parecen dirigidos a otro aspecto de su escritura que no a los propios textos. Por eso no es extraño leer en reseñas o escuchar en presentaciones de libros ciertos eufemismos, cuyo sentido subyacente aquí develamos para interés de los lectores: 1. Decir que es una joven promesa... Significa que lo juzgan sólo por sus posibilidades pero no por lo que ha escrito, porque todavía no ha escrito nada bueno, pero quizás algún día lo haga. Todo es posible. Claro, tiene que apurarse: ya a los 40 años no se puede seguir diciendo que se es una joven promesa. Pero si se esfuerza un poco, y escribe con frecuencia, podrá llegar a ser un escritor constante (ver el numeral siguiente). 2. Es un escritor constante... Pensamos que el poeta X se ha esforzado mucho a lo largo de la vida, escribe bastante y con frecuencia; publica casi un libro al año, pero aún no ha escrito nada bueno o casi todo lo que escribe es más de lo mismo. Escribe de la misma manera que muchos trotan: por rutina, por hábito, por mantenerse bien entrenado cuando se presente la oportunidad, es decir, cuando le llegue una idea verdaderamente buena. Claro, si a cierta edad no se ha llegado a una buena obra, ni siquiera se ha rozado, es difícil (corolario: el escritor constante ya no es joven). En la presentación de su último libro bien se podría decir: “aquí está el poeta X, con su tradicional y puntual entrega...”. Pero siga escribiendo, ya va a llegar, falta poco. 3. El poeta X es un autor prolífico... Correlacionado con el anterior, casi tanto como se relacionan la época decembrina y el consumo de alcohol. Sabemos que ha escrito mucho y tiene una vasta obra en conjunto, pero nada que no sea del montón (de más está decir que no hemos leído todo, pero conocemos los títulos); ninguno de sus libros sobresale, al calificativo de vasto habría que añadir el de basto. Los críticos que usan este criterio y las personas que piensan que la cantidad no es sinónimo de calidad no están en la misma categoría de lectores. 4. Estamos en presencia de una obra vasta, sesuda, concienzuda, profusa... El escritor demuestra un gran amor por el detalle... Esta es una clara advertencia al lector: se enfrenta con un autor que habla mucho y dice poco, da muchos rodeos y se detiene a dar explicaciones antes de enunciar o narrar cualquier hecho. Su mayor encanto no es lo que dice, sino la capacidad de decirlo con muchas palabras (más de las necesarias). Advertencia: si a usted no le gustan los circunloquios (como a mí), no se detenga ante el anaquel cuando vea este volumen en la librería. 5. Puede ser del agrado del público X... (Voz en off) “A mí particularmente no me gusta, pero puede haber alguien a quien sí, sobre todo si se trata de personas que no tienen un trato familiar con el texto escrito ni tienen consolidado un criterio literario, que le permita cimentar un gusto tan bueno como el mío”. 6. Estamos en presencia de una obra que ha generado cierta influencia... Este es un autor que ha generado una influencia insospechada o poco señalada por la crítica... Significa que estamos leyendo a alguien que imaginó posibilidades, posibilidades que no llegó a desarrollar, pero que otros encontraron como fuente de inspiración o punto de partida. Decir esto de un escritor es reconocer que sólo tiene o tuvo buenas ideas, pero no buenos textos. 7. Hay una propuesta o un planteamiento bastante interesante... Corolario del anterior. Tenía una buena idea, no se sabe en qué momento la traicionó y se fue por otro lado, renunciando a escribir un buen libro y perpetrando, en su lugar, esto que tenemos hoy en las manos. Por lo general el crítico que así se expresa se dedica más a hablar de la idea que del libro; verbigracia: “Estamos en presencia de una obra de carácter epistolar; el género epistolar constituye un capítulo importante de nuestra literatura ya que...”. *** En un país donde el ejercicio de la crítica es más un ejercicio de diplomacia, a menudo los juicios sobre los libros parecen resumirse en aquella afirmación que hicieron alguna vez de algún cantante bastante desafinado: su mayor virtud es el valor. Esto es lo que callan los críticos cuando no tienen nada bueno que escribir sobre el libro pero están obligados a escribir algo. En la crítica es difícil cumplir con eso de que si no tienes nada bueno que decir, no digas nada; es mejor decir cualquier cosa, sin comprometerse demasiado. ** Rafael Victorino Muñoz http://www.letralia.com/firmas/munozrafaelvictorino.htm Docente y escritor venezolano (Valencia, 1972). Egresado de la Universidad de Carabobo (UC, http://www.uc.edu.ve) en lengua y literatura y magíster en lectura y escritura de la misma institución, en la que además ejerce como profesor; es coordinador del Programa de Lectura y Escritura de la Secretaría de Educación del Gobierno Bolivariano de Carabobo (http://www.educarabobo.gov.ve). Ha participado como ponente y conferencista en diferentes eventos nacionales e internacionales, relacionados tanto con la literatura como con la lengua escrita. Ha publicado los libros de relatos Pre-textos (1996, Ediciones Separata de la UC), Alba para dos ciegos y otras maniobras (1997, Ediciones del Gobierno de Carabobo), Relatos (2004, Conac/Ministerio de Cultura) y Retablos (2006, Monte Ávila Editores, http://www.monteavila.gob.ve), así como el conjunto de ensayos Notas y digresiones (2000, Predios) y varios cuentos, reseñas y textos de prosa diversa, entre los que se incluyen trabajos de investigación, en diversas publicaciones periódicas: El Carabobeño (http://www.el-carabobeno.com), El Espectador, Letra Inversa (http://www.notitarde.com/letrainversa), La Tuna de Oro, Predios, Candidus, Segmentos y otras. Ha obtenido los premios del concurso de cuentos “Salvador Garmendia”, de la Bienal “Simón Rodríguez”, del Certamen Mayor de las Artes y de la I Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga (2011). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** La efigie negra Juan Rodolfo Pérez Mireles *** Poemas Ismael Gavilán Muñoz *** El indiano María Ordóñez García *** Poemas Raúl Allain *** Un destino cualquiera Camilo Torres *** Tres poemas Augusto Lázaro de la Torre Casas *** El diccionario Guillermo Presti *** Sin vis, Sin versa Carlos García Salvador *** El secreto de la plaza Romina Muñoz Salgado *** Geografía humana Antonia Huerta Sánchez *** Nos vemos en México Miguel de Loyola *** El Helicón vacío Aarón Carlos Andrés García *** Viejo árbol de cenizas Maya Szir *** Poemas Jorge Andrés Acevedo === La efigie negra Juan Rodolfo Pérez Mireles ======================= Es mediodía, el intenso sol me dibuja sobre el escritorio, a lo lejos oigo a la ciudad bullir. Enseguida, por el pasillo, escucho sus pasos. Entre tanto recordé a la negra, esa figura de madera que había estado conmigo tantos años: era mi compañera, la distinguida invitada, con la que me desahogaba en mis madrugadas. La negra llevaba consigo una falda de tela café que caía a ritmo del son cubano hasta sus tobillos tan caribeños. Sus brazos refugiados detrás de su espalda daban un aire pecaminoso, como esperándome en la travesura mental, allí, donde habita el gozo. Su cabellera aventajada caía en cascada chocando contra sus hombros. En su cuello, adornaba un ligero collar de hojas cristalizadas que con la luz pareciese dar un color morado, y a todo ello esa estilizada cara que decía tanto. Mis días eran largos, lo suficiente para imaginar la mayor parte de él; viajarme para que las horas pasaran ágiles y aquello no fuera tan tortuoso. Hubo días en que lo conseguía, otros no. Siempre fui un solitario, un alma en pena, un muerto que estaba vivo. Y no es que me quisiera así: lo odiaba. Muchas veces salía a caminar por las noches, imaginando que a la luz de las farolas, al doblar una esquina, encontraría al amor de mi vida; mas nunca pude hallarla: terminaba con una botella de whisky, como hipnotizado frente a la efigie femenina. Aquella mujer de madera poco a poco se fue ganando mi confianza: le platicaba lo poco que había hecho en el día: atender mi pequeño negocio de miscelánea. Cuando regresaba cansado de estar haciendo lo mismo durante 12 horas, echaba el cuerpo en el largo sillón a descansar, fumar un poco y tomar un tanto más de Johnnie Walker; la televisión no era opción para mí, me aburría sobremanera. Todo lo que hacía era hablar con esa pequeña figura de madera, imitando de propia voz el diálogo, para no sentirme tan desdichado; entonces me engañaba, hacía como si escuchase la negra: la llamaba negra. Después de tanto hablarle, una noche, puedo jurar que me respondió, fue casi un murmullo que bien pudo estar mezclado con mis ganas por querer que un día me respondiera, más el alcohol que inundaba mis venas. No estoy muy seguro pero debieron haber pasado un par de semanas cuando la negra, en una de las tristes y solitarias madrugadas cuando ni la luna era capaz de asomarse, caminó... No es que sus espigadas piernas se hubiesen movido, fue como si diese saltos, casi imperceptibles, de un lado a otro, que no duraron más de tres segundos. Me incorporé de mi asiento completamente alterado, blanco del rostro como si la vida me hubiese sido arrancada y entonces desmayé, caí redondo contra la mesa. Al despertar, el rostro de la negra rozaba el vértice de mi nariz; pero el remolino neuronal hizo que corriera desesperado a buscar alivio al cuerpo. De ahí, entre pasajeras noches, más cosas raras sucedían: de pronto, en la madurez de la oscuridad, la figura de la negra azotaba contra el piso alfombrado sin razón aparente, como si ella se empujase al vacío en la búsqueda de romper el cascarón: escapar de su encierro. En otras noches, cuando el sueño estaba a punto de engullirme, escuchaba el llanto de una dama en la lejanía, mas me era imposible despertar, fuerzas extrañas lo impedían. Así fue hasta que, un día, seguro estaba de que la negra podía tener una parte viva; armado de valor, y con las ganas de que fuese carne y no madera intenté hablarle; pretendí que la negra me escuchaba, otra vez pero con más fe, y en ocasiones, que no fueron pocas, ¡hasta imaginaba que se reía de mis decires! Cuánta risa nerviosa solté esa noche y las que vinieron después que, entre cigarrillo y otro, como un cenizo oyente que sabe que debe disfrutar su humo al máximo pues tiene más vida la mosca que su hoja, esperaba que la negra me contestase. Esforzaba a la imaginación a darle efecto animado a esa pieza de arte cubano. Por semanas esforcé a la imaginación para inyectarle un poco de mí, hasta que una noche de octubre la negra despertó. Recuerdo que nos era imposible aguantar los deseos por acercarnos y tocarnos; primero ella —risueña, alegre— me tomaba de la mano, con ese pincel que tenía por dedos, iba formando al dejado que era yo. De abajo hacia arriba, me dibujaba a su antojo; así siguió hasta llegar al cuello que en cada pincelada lo alargaba. Sus labios, las carnosas ondulaciones marrones cada vez más cerca de los míos, invitaban a recargarme en el amplísimo sillón donde fácilmente cabíamos los dos cuan largos éramos. Así noche tras noche corría exasperado a casa para verla, olvidando el hambre, soslayando a la ciudad, lo único que ansiaba era estar con ella; pues cada noche iba siendo más humana. Su respiración en pausas, como si le costara respirar mi aire, le picaba su recién creada garganta y a sus moceados pulmones parecía costarles entrar en ritmo. “Vamos”, me dijo, casi callada, apenas un hálito de palabra, una fina palabra desvanecida cual hoja en otoño que yacía ya sobre mis hombros, y es que la escuché tan suave que cerré los ojos medrosamente, esperando que ella se completase, terminara su transformación y con ello completara a este pobre que la ama. Noche tras noche su madera iba siendo piel, sus pechos dejaron su rigidez, así como sus piernas se deshicieron de su pegamento que las mantenía unidas. Luego dijo “ya casi”, casi en mis labios dijo la negra, pues los suyos estaban a milímetros de los míos, su olor a mujer y no a madera, como noches atrás, provocó que quisiera abrir los ojos para verla, darme cuenta de que era casi mujer, mas la negra con una delicadeza tal, en un acto de humanidad, cubrió con la palma de su mano la curiosa vista que hube lanzado para encontrarla entre la penumbra. “Ya casi”, musitó. Sentí sus labios convulsos enmarañándose con los míos que poco a poco los podía sentir ajenos, acartonados, y mi lengua tiesa impidió decirle que se detuviera un momento para poder admirarla: imposible. Ella se levantó: era tan hermosa, tan gigante a mis ojos: una dama espigada, ya no figura, ya no madera, sino piel morena de brazos largos delicados, muslos anchos, pechos firmes y caderas amplias: la misma bella mujer que por muchas noches imaginé al tiempo que la veía capturada en esa forma decorativa. Sus ojos los abrió una vez estuvo completada, y al instante dijo “gracias” con su orgánica voz. Se acercó con un beso listo para pegarse en mi barnizada frente. En ese instante pensé en el milagro, en esa majestuosa mujer que ya veía de abajo hacia arriba. Di gracias en mi pensamiento porque por fin dejaría de estar solo, ¡ya no más esta maldita soledad!, y apresuradamente quise levantarme para aprisionarla y hacerla mía en esa alargada noche: no pude, fui incapaz de moverme: la vi alejarse poco a poco, en dirección a la recámara; la traté de seguir con astillados ojos hasta que me avasalló un sueño obtuso al que fui arrastrado vehementemente. Y aquí está Celia, se llama Celia, lo sé porque su marido no para de decir su nombre, y parece acentuar su amor hacia ella cuando estoy cerca, como si tuviese celos de mí; entonces le pregunta qué tanto me ve y por qué parece que aquella figura de madera que sostiene en sus manos la hipnotiza. Pero la negra no responde, calla: solamente se limita a acariciarme, a tocarme, y me inunda todo con su mirada, y me toca y sigue y sigue... ** Juan Rodolfo Pérez Mireles http://www.letralia.com/firmas/perezmirelesjuanrodolfo.htm Escritor y editor mexicano (estado de México, 1984). Es director-editor de la revista literaria independiente Monolito (México). Textos suyos han sido publicados en Palabras Diversas (http://www.palabrasdiversas.com, España), Letras de Parnaso (España), suplemento La Jirafa del Diario Regional de Zapotlán (http://www.diariodezapotlan.com.mx; Jalisco, México), revista literaria Los Sábados, las Prostitutas Madrugan Mucho para Estar Dispuestas (http://bit.ly/11Tv5oN, España), Cronopio (http://www.revistacronopio.com, Colombia) y Almiar/Margen Cero (http://www.margencero.org, España), entre otras revistas. Mantiene el blog Textos encontrados en un tal Mireles (http://wwwjuanmireles.blogspot.com). === Poemas Ismael Gavilán Muñoz ====================================== *** Glenn Gould interpreta las Variaciones Goldberg Para Rubén Jacob, in memoriam La música no posee color ni movimiento: es un estado tal como la lluvia es un silencio extendido entre los intersticios del [cielo. O acaso es como el silencio que habita en esas palabras nunca dichas cuando el zumbido del amanecer esclarece las formas, los contornos, el volumen de las manos, el relieve plomizo de las cosas. Y esas cosas llegan a ser reflejo de un sueño que se ve a sí mismo como la verdadera identidad de algo otro en que nacen la extrañeza, la sensación del aroma estival de un jardín sonoro y donde el tiempo es un fragmento de lenguaje que refiere un sentido anterior a su propio transcurso. La música es un estado que negando al movimiento se abre a la posibilidad del movimiento: Gould interpretando las Variaciones Goldberg, el chasquido entre las teclas que hace arder segundo tras segundo; la cabellera engominada de Glenn y la variación que significa oír algo semejante a la sucesión del agua en los intervalos vacíos que dicen nada a nadie: murmullos, quejidos, la mirada abstraída de un poseso, inquietantes implicaciones hermenéuticas referidas al tempo de la partitura y que se vuelven una secuencia gimnástica de horror y maravilla. La interpretación de Gould es una escritura en blanco y negro que fractura la impasibilidad de nuestra mala conciencia estética tal como el poema imaginado por Mallarmé es un fantasma inalcanzable: sucesión de claroscuros que desplazan el sentido, variaciones alusivas a otras variaciones que imitan la variación de lo que un puñado de palabras o sonidos son capaces de evocar bajo la danza tormentosa de la angustia o el recuerdo. Quizás todo se resuelve en el retorno imposible a la inocencia a pesar de ser su más sublime representación y, por ende, su más logrado artificio: paradojas de un arte invisible que nos hiere con el veneno de su flecha punzante. *** Apuntes para una breve historia del arte Poetry is the subject of the poem Wallace Stevens Movimientos desapasionados en el límite de la experiencia, anuncios que podrían ser la antesala del fracaso o la aspiración a decir lo inefable ante un auditorio desierto. En verdad, ningún poder taumatúrgico, apenas la recolección de objetos, la intuición fragmentaria de una sensibilidad enfermiza, apenas el vacío de signos y palabras, de colores que simplemente son pero que, salvo su propia precariedad, jamás designan algo. ¿Pertenece todo esto al mismo orden, a la destrucción y a la esperanza, a la anulación y a la transparencia? En los recodos del concierto cualquier giro vuelve sobre sí mismo en una voltereta oscurecida por la refracción de lo real. En la vida práctica queda lejano el anhelo de un orden diverso, el sueño utópico de Marx leyendo a Rimbaud y el habla múltiple que Giotto hacía decir a un ángel: evidencias innecesarias para apelar al dulzor de una imaginación abolida por la sangre candente que resuena bajo el aguacero de una platería demasiado burguesa y que encierra en su concepto un retrato a lo Turner. En el fondo de las aguas, la música, como un cuerpo herido por la luz de plenilunio imanta los rastrojos del plexo solar, la víspera siniestra de todo espejo y el desfallecimiento que ningún discurso puede asumir con pretensiones de totalidad. Así, con el cumplimiento de toda acción en el deseo se llega a esa frontera que carece de conciencia: la inutilidad de toda forma la pérdida de cualquier razonamiento, el hacer por el hacer, articulando una piel alicaída, una sonrisa sarcástica, un escepticismo impersonal. Tal vez la contradicción ha cumplido su feroz profecía y lo que resta es el sonido restableciendo el sentido del silencio como el lenguaje mirándose a sí mismo en la pesadilla del espacio en [blanco. *** Janis A veces he buscado tu voz en esos días difíciles que aplazan el comienzo de la primavera o en esas miradas que se filtran en la oscuridad cuando mis lecturas de Ficino entreabren la desvaída imagen de un extraño sobre un espejo roto: apariciones, soledad, humo, máscaras y todo ese arsenal que articula la experiencia de la pérdida; melancolía de hojas amarillas entre libros o ese verdor lejano y difuso cuando en las noches de abril el centelleo del mar abría cavidades de angustia entre los más finos fragmentos de la espuma y nos balanceábamos producto de una borrachera descomunal como el ritmo cercenado de los abedules cuando eran besados por el viento. Al borde de la destrucción —como heroínas de Orlando Furioso— siempre tuvieron que rescatarnos de la desolación causada por el hastío de esa lengua sombría que atribuye un significado a lo que nuestro espíritu no puede tolerar: esa falta de arrestos para conjurar el vértigo de los desplazamientos por estepas imaginarias, el comercio de nuestro cuerpo y nuestra sangre o la impávida virginidad de la misericordia regateada por Dios. En verdad, a veces he buscado tu voz y ella me ha encontrado maldiciendo todo este destino: quejarnos cuando debiésemos buscar una manera de decir; juzgando, infantiles, nuestros torpes sentimientos en vez de darles forma en un idioma que relegue los lamentos para transformarlos duramente en palabras, en signos obstinados que retuvieran la serenidad de la piedra. Como enfermos usamos el lenguaje para indicar nuestro dolor, olvidando la primacía de este aire que es de nada y para nada. Tú sabes que no vengo esta noche a doblegarte, oh bestia en quien se abren los pecados de una generación ilusa, ni a cavar en tus impuros cabellos una triste tormenta: quizás en esas miradas que se filtran en lo oscuro, el aplazamiento de tus sueños coincida con la imperiosa necesidad de designar el desistimiento de la vida. Ahora, mientras te oigo, quisiera como un adolescente, tener un revólver para oír en una extraña tranquilidad, el sonido de la sangre: reunir viejos números telefónicos, cuadernos con esas cartas nunca enviadas, fotografías pintadas de amarillo junto a letras transcritas de Nat King [Cole. Así, tal vez, creer que todo esto no ha sido en vano. *** Stimmung (Variaciones sobre un tema de Auden) Mon âme pour d’affreux naufrages appareille Paul Verlaine Entre el ir y venir del otoño se cumple la circularidad de toda rutina: la sangre sube por la enredadera y vuelve a bajar en la prestancia de su indisposición sensorial, las palabras repiten teatrales la palidez de su propio silencio y el avance de los años dibuja la derrota de toda acción en la amabilidad de los gestos que se vuelven símbolos de algo: exigencias, nostalgias, indiferencia del medio, el error de la historia. ¿Podrías haberlo impedido? Si el arte es la ilusión de lo representado, entonces la tensión entre lo viejo y lo nuevo, entre la tradición y la aventura, es sólo retórica que se ve a sí misma con sarcasmo en el espejo de lo real: el miedo culpable de comprobar el vacío de las afirmaciones. Para el viejo Brueghel aquello no era tema a considerar: era parte del orden del mundo situar el sufrimiento a una escala humana entre lo más banal y la experiencia más espantosa. Dar la espalda al desastre como el labrador que sigue en su oficio o el navío que mantiene su curso de modo impersonal, sabiendo que en ello no hay indiferencia, sino cumplimiento de algo arcaico en que nadie puede intervenir. Pero sin duda, para nosotros, no hay posibilidad de volver a ese pacto entre las cosas y su expresión lingüística, a esa asunción serena de la contradicción como parte de un libro del que no deletreábamos página alguna, sino más bien admirábamos la artesanía de los contornos diseñados al alero de una paciencia que, hoy por hoy, se nos torna incomprensible. Lo que resta, quizás, es redactar un catastro con costumbres, usos, hábitos, prácticas, y pensar que con ellos se pueden caminar playas, visitar aeródromos y centros comerciales, hacer pasables moteles de quinta categoría, resignarse a ver en una película de fin de semana una experiencia estética y, en fin, todo ese catálogo de lugares y quejas cliché que se vuelven un repertorio necesario para conjurar el suicidio o la [locura. Mientras el otoño va y viene con su dulce apatía, la calidez de sus hendiduras imaginarias levanta un relato legible con el cual bastaría entender las aprensiones de nuestra propia existencia como asimismo la desconsideración para con esas palabras que íbamos a resignificar en un ingenuo juego alquímico. Es verdad, tal vez no hay posibilidad alguna de volver, cosa que los Viejos Maestros sabían de antemano, incluso cuando pintaban a Ícaro como símbolo de la soberbia. Pero la distancia, la mudez del espejo, esa tarde calurosa que conoció la destreza de nuestros cuerpos, la proyección de esos apuntes amarillos en las pantallas del sueño son, cómo no, el desplazamiento entre tu memoria y la inexactitud de la cámara lenta... Pero la distancia y esa mudez siniestra... *** Citerea C’est lá que j’ai vécu dans les voluptes calmes Charles Baudelaire Tal vez un día festivo, a fines de septiembre, al inicio de la cruel [primavera cuando lo que nos resta es un trato indiferente que va más allá de un listado de cosas relevantes: la ilusión de la ganancia, la fantasía igualitaria del trabajo bien hecho o simplemente la felicidad doméstica de la borrachera semanal. Entregados a una aparente estética del ocio hemos doblado, según Lord Byron, los treinta y seis años con su importuno, pero bello cielo arrasado. Por eso, cuando vayas a dormir a solas y muy tarde, la nostalgia sucederá a la envidia y el deseo. Nostalgia de una edad del corazón y de otra edad del cuerpo, para, de noche, imaginar playas, espejismos o espaciosos pórticos que viejos soles marinos iluminan con mil fuegos, balanceando una imagen celeste que mezcla, gracias al vaivén de las olas, una música solemne y casi mística. De esa forma, la vida se filtra en la oscuridad y los días requieren de nosotros una entrega más allá del fracaso, una imago mundi por la cual autocerciorarnos de toda aprehensión para desterrar de este privilegiado clima mediterráneo esa mitad nuestra entregada al cadalso de lo indistinto. Hoy, con la nave a punto de partir con su seductora monotonía, los colores de un mar de ceniza advierten sobre la posible frontera que ni un sueño de piedra pudo verificar más que como simple expectativa teñida de decadence o dulce hastío decimonónico. Ciertamente la veracidad de cualquier promesa o lo verosímil de esa gallardía iconoclasta que en un lenguaje de décadas inundó de contradicción toda posibilidad, podría, quizás, deletrear la fantasía necesaria a este extraño silencio. En definitiva, siempre ha habido muchas esperanzas, aunque, al parecer, ninguna nos ha sido destinada: basta cerrar el libro, entregarse a esos curiosos ritos bizantinos y poner en el altavoz del jardín un melancólico lied de Hugo Wolf. Por lo demás, ya estoy cansado de imaginar. ** Ismael Gavilán Muñoz http://www.letralia.com/firmas/gavilanmunozismael.htm Poeta y ensayista chileno (Valparaíso, 1973). Ha publicado los libros de poemas Llamas de quien duerme en nuestro sueño (1996), Fabulaciones del aire de otros reynos (1999 y 2002) y Raíz del aire (2008). Como ensayista y crítico literario ha publicado el libro Pensamiento y creación por el lenguaje; acercamiento a la obra poética de Eduardo Anguita (2010) y ha colaborado en revistas nacionales y extranjeras: Everba (http://everba.eter.org; University of California, Berkeley, http://www.berkeley.edu), Pensar y Poetizar (Universidad Católica de Valparaíso, http://www.ucv.cl), Inti (http://digitalcommons.providence.edu/inti, Providence College, http://www.providence.edu; Rhode Island), El Navegante (Universidad del Desarrollo, UDD, http://www.udd.cl), Mapocho (Dirección de Bibliotecas y Museos de Chile, Dibam, http://www.dibam.cl) y Revista de Crítica Literaria Latinoamericana (http://ase.tufts.edu/romlang/rcll, Department of Romance Languages de Tufts University, http://ase.tufts.edu/romlang). Actualmente es docente en la Escuela de Educación de la Universidad Viña del Mar (http://www.uvm.cl/educacion) y monitor del Taller de Poesía y del Seminario de Reflexión Poética del Centro Cultural La Sebastiana (http://bit.ly/XKhFbE), que depende de la Fundación Pablo Neruda (http://www.fundacionneruda.org). === El indiano María Ordóñez García ================================== La Coruña, noviembre de 1898 La lluvia golpeaba incesantemente los cristales de mi habitación mientras yo intentaba escribir mi carta de despedida. El inicial chaparrón se había ido apagando hasta convertirse en un murmullo sereno, acompasado, como los latidos de mi corazón. Dos habitaciones más allá, mi padre libraba su última batalla con esta vida, entre estertores y delirios de moribundo. La casa era un continuo ir y venir de criados, familiares, amigos y algún que otro conocido morboso que se complacía de nuestra ruina. Madre odiaba que yo empleara deliberadamente ese término, pero era el exacto. Como a mí ya no me importaban ni mi futuro ni las habladurías, podía usarlo sin que me embargase la pesadumbre que solía ensombrecer su rostro cuando lo escuchaba en mis labios. Algunos días antes habían llegado al puerto de la ciudad cuarenta y cuatro vapores con aproximadamente veinte mil repatriados, enfermos leves y graves, que fueron atendidos en los hospitales militares y en nuestro sanatorio. Era el fracaso de un país que perdía irremediablemente sus colonias en América, y que recogía así los últimos pedazos de su maltrecho orgullo. Al mismo tiempo, mi mundo se desplomaba con menos estruendo, pero con similar fatalismo. El germen de mi propia ruina se había sembrado mucho antes de que nuestra deriva social y económica fuese evidente. Mi padre ya había perdido el dinero y mi dote, pero todavía gozábamos de cierto beneplácito social. Yo tenía dieciocho años, era una niña rebelde que contrariaba a su madre y sus hermanas por el mero placer de hacerlo. Mientras mis dos hermanas mayores buscaban con desesperación un marido dispuesto a prescindir de dote, yo ya sabía que mis posibilidades eran tan reducidas como el aire que me proporcionaba el corsé. La Coruña era una ciudad hermosa y liberal, encerrada entre verdes colinas y bañada por un océano virulento y muy azul, con temperaturas suaves todo el año y una humedad que, lejos de molestarme, me resultaba deliciosa. En aquel entonces, nosotros nos acabábamos de mudar a una de las galerías de La Marina, que habían sido construidas en un osado alarde arquitectónico que combinaba a la vez madera, metal y espejos, y que Emilia Pardo Bazán había calificado de “insípidas grilleras modernas”. Habían sido diseñadas principalmente para nuevos ricos, en su mayor parte burguesía industrial y comercial, y mi padre había arrendado una de ellas a un diputado. La luz del sol centelleaba sobre la superficie acristalada de la fachada, y debo reconocer que a mí me encantaba, pero era la única satisfecha con nuestra nueva ubicación. Él era indiano, hijo de un hermano de mi padre, por tanto mi primo. Su padre había sido un hacendado del que había heredado una considerable fortuna amasada en Cuba, y había regresado ese mismo año a la patria para instalarse en un pazo en mitad del campo. Con él había traído un ejército de criados y suscitó tras de sí una considerable envidia. Su porte galante, su soltería y sus veintinueve años le hicieron también blanco de todas las jovencitas que se encontraban en edad casadera. A mí no se me cautivaba fácilmente y él lo hizo en un segundo. Todavía no sé si fueron sus largas pestañas, sus ojos almendrados y su sonrisa torcida cuando dijo que él no era de los que se casaban, o tal vez mi acusada inocencia, lo que me precipitó al vacío. Le gustaba llamar la atención: vestía pantalones ceñidos, levitas de paño, camisas blancas de lino, cuellos almidonados y anudados con pañuelos, relucientes botas y sombreros de copa alta. La primera vez que atrajo mi interés fue en la misa de domingo de la iglesia de San Nicolás, donde nos invitó a la fiesta que celebraba con motivo de su cumpleaños. Hasta la fecha la única persona que a mí me había fascinado había sido Juana de Vega, a la que había tenido oportunidad de conocer brevemente siendo una niña, y cuyo recuerdo atesoraba como el mejor de mi existencia. Hasta él. Envió uno de sus carruajes para que nos recogiera, y éste nos condujo a la casa más lujosa que yo jamás había visto. El laberíntico jardín tenía vistas al océano, y la casa contaba además con una capilla, un hórreo y un palomar. Era una construcción gigantesca con varios balcones exteriores y once habitaciones dispersadas por toda la estructura, con paredes de piedra y madera noble, y luminosos ventanales. El comedor era lo suficientemente amplio para recibir a todos los asistentes y aquella noche se llenó con el barullo de las conversaciones. No tardé en convertirme en su amante. Aunque yo no era especialmente bella, lucía con bastante desparpajo el polisón de mis vestidos y todos sus encajes, que él se encargó de retirar con la maestría del amante más experimentado. No me eran ajenos sus flirteos y correrías con otras damas de alta sociedad, pero la pasión, febril e irracional, se impuso arrastrándome a su cama en un remolino de caricias. Los dedos de sus manos me arrebataban el corsé devolviéndome el aliento, y mis labios trémulos correspondían a sus besos mientras enredaba su voz melosa en mi oído y susurraba: “Tes o meu corazón nas túas mans”. Su voluntad de hombre sin ataduras se mantuvo firme durante una década, y ese otoño había anunciado su compromiso con una dama que le doblaba la edad y el patrimonio. No se puede condenar a las mariposas a vivir en las sombras, y por eso asumí mi destino escribiendo la carta que él recibiría cuando ya fuese demasiado tarde. Las furiosas aguas del océano Atlántico me acogieron con un abrazo opresivo y helado. El dolor físico no consiguió acallar el de mi corazón quebrado en mil esquirlas de cristal. Las olas espumosas me zarandearon de uno a otro lado, y me ahogaron al fin en la sal de mis propias lágrimas. ** María Ordóñez García http://www.letralia.com/firmas/ordonezgarciamaria.htm Escritora española (León, 1983). Licenciada en derecho por la Universidad de La Coruña (http://www.udc.es), con un máster en fiscalidad y tributación. === Poemas Raúl Allain =============================================== *** Fenomenalidades en decadencia Vientos lunares, contraponen el plano terráqueo e influyentes desnaturalizadas mutan exacerbadas ante realidades centrífugas que contaminan el aire polutivo en ascendencia. Entonces, fenómenos en desproporción circundantes al ambiente pútrido, establecen la magnanimidad del caos sobre indiferencias humanitarias. *** Continuidad en extinción Glaciares sumergidos, desvanecen la esperanza de continuidad climática. Estallan estalactitas, venideras del cielo inflamado Conflagran sobre haces de fuego incendiarios a la razón atribuyente. Esfumantes las aguas, consumen las condiciones de estabilidad terráquea. Sopa cosmogónica absorbe cóncavos fluidos de sesos perpetuantes, psiquismo del pueblo. ** Raúl Allain http://www.letralia.com/firmas/allainraul.htm Escritor peruano (Lima, 1989). Es estudiante de sociología. Dirige el blog-revista Suicidas (http://2suicidas.blogspot.com). Textos suyos han sido incluidos en las antologías Abofeteando a un cadáver y Antología Suicidas Sub-21, editada y compilada esta última por el autor. Además ha publicado textos en la Revista Literaria Remolinos (http://revistaremolinos.blogspot.com), en la revista portuguesa Incomunidade (http://incomunidade.blogspot.com), en la revista Almiar-Margencero (http://www.margencero.com), en el portal de humanidades Liceus (http://www.liceus.com) y en otros medios. === Un destino cualquiera Camilo Torres ============================== He has the soul of a warrior (at that time, you know, people really talked in that way)... Joseph Conrad Je songeais avec un serrement de cœur que rien n’est plus lent que la véritable naissance d’un homme. Marguerite Yourcenar A Quiquito no le impresionó enterarse de que su padre había muerto en el presidio, ni siquiera interrumpió la relación de las puñaladas que los tres hermanos Malambria le prodigaron, y sólo cuando estuvo en su casa, en su cama, le ganó el retortijón y vomitó algo verde. Se dijo que su papá nunca había sido papá y que más valía verlo como muerto desde hacía mucho. Para Quique papá, la familia existía únicamente dentro de la casa y la casa se hacía un lugar bueno para estar sólo cuando había partido de fútbol en la tele, de modo que pronto Quiquito se acostumbró a encontrarse con su padre, papá, progenitor, autor de sus días, en la calle, sin ser reconocido por el hombre enorme que se derrumbaba cada tres metros y era arrastrado por mujeres que buscaban ganar algo de ese naufragio alcohólico. Más tarde Quiquito oiría en el hospital a los psicólogos hablar de figuras de autoridad y modelos primarios, y se dijo que él no tenía nada que ver con todo eso, que lo más sencillo era verse como una suerte de huérfano. Oyó de vínculo y relación, y supo que la única experiencia parecida que conoció Quique empezó cuando Willy, el hijo mayor, alcanzó los diecisiete años y empezó a trabajar. Empezó también a regresar tarde y cada vez más ebrio, y una vecina contó que ahora se le veía con Quique en la cantina del Guardia, como colegas orgullosos uno del otro. Se supo también que era Willy quien pagaba las cervezas. Una semana de muchas idas y venidas intempestivas terminó con la aparición de la policía. El sargento, un gordo con cara de sueño y voz ronca que se quebraba en bostezos, entró en la casa sin dar explicaciones, revisó la cama de Willy y le dijo al policía que lo seguía que apuntara algo. Willy no volvió a aparecer y medio año más tarde alguien dijo haberlo visto en Tocache recolectando en una motocicleta la cocaína artesanal que ofertaban las familias. El problema de Quiquito empezó cuando Quique quiso ver en él un reemplazo de su hermano. El exigente padre pronto se dio cuenta de que su hijo segundo tenía cabeza de pollo para el licor y que las visitas a la parroquia parecían haberle matado el gusto por las mujeres. En realidad las monjas de Santa Ángela Mericci encaminaron sin querer la vida de Quiquito cuando le enseñaron a poner inyecciones. —¿Yo también puedo aprender, madre? La monja de pronto no supo qué responder. Había pocas alumnas en la clase de primeros auxilios y siempre se podía admitir a alguien más, pero no estaba segura de la conveniencia de que un varón aprendiera artes curativas. Al final lo aceptó en el grupo y Quiquito se hizo imprescindible en la pequeña enfermería de la parroquia. No robaba, tenía buena memoria para los nombres de las medicinas y asombrosamente no contaba chismes sobre nadie. Matilde, su madre, veía esto con preocupación. Lo había enviado allí con la misión de vigilar a su hermana, que pertenecía a un grupo juvenil, a ver si así se demoraba un poco el sabido destino de salir embarazada y casarse con prisas y lágrimas de emoción. Nunca imaginó que su hijo se quedaría allí por su propio gusto cuando su hermana encontró en las discotecas una socialización más activa y dejó los salones parroquiales. La predilección de la madre por Willy siempre fue clara, pero se acentuó cuando éste empezó a trabajar y, de vez en cuando, dejaba algo de dinero para la comida. Cuando se disolvió en el aire fue como si nunca hubiera existido y la madre se dedicó por entero a proteger con trucos de gobernanta la virginidad de su hija. Por eso Matilde no se extrañó cuando Quiquito le dijo que le había pedido al padre Zegarra el dinero para la matrícula en un instituto de enfermería. Quique, en cambio, sí se preocupó. Reinició responsablemente las jornadas de tiempo compartido con su hijo y no las daba por terminadas hasta que lo veía tumbado sobre una mesa o en el suelo encima de sus vómitos. Quiquito nunca se negaba a acompañarlo pero tampoco simulaba un interés que jamás logró sentir por la bebida. Entendiendo que su posición de padre exigía mayores esfuerzos, Quique lo llevó al burdel. Quiquito cumplió con su deber. Cuando salió del cuarto de Kerly, su padre interrogó detalladamente a la chica sobre tamaños, formas, posiciones, comentarios que podrían ser sospechosos, fantasías y duración. Ella respondió con la seriedad de un fisiólogo y quedó claro que Quiquito no era marica. Su padre se resignó a que estudiara como una mujer y se olvidó de él. Su hermana, mientras tanto, ya había salido embarazada y se preparaba su casamiento con prisas y lágrimas de emoción. *** En la escuela de enfermería, Quiquito evitaba hablar de su familia, quizás porque no la sentía suya. La mayoría de los estudiantes era mujeres, algunas bonitas, y todas con una clara idea de las ventajas que significaría el concubinato con un médico gordo y demasiado viejo para andar buscando más amantes. Entre los pocos chicos que estudiaban con él, Quiquito aceptó la amistad de un muchacho delgado y de modales finos. Salieron al cine un par de veces; el chico delgado le empezó a hablar de otros chicos y de la figura de los profesores. Cuando se decidió a hacerle una propuesta explícita, Quiquito lo rechazó con calma y firmeza y no volvieron a salir juntos. *** Matilde pareció darse cuenta de que su hijo segundo existía cuando empezó a llevar dinero para la comida. Su aprecio se manifestó en platos con mayores porciones de arroz que Quiquito comía sin entusiasmo, sólo por cumplir. A las prácticas en el hospital se sucedieron diversas tareas en postas médicas y finalmente el retorno al hospital. Era un caserón enorme y lóbrego, donde las cucarachas reinaban gloriosamente. Si algún paciente lograba recuperarse, lo normal era que dejara el hospital con una infección debida a la cocina. Era un moridero. Y sin embargo allí Quiquito descubrió un placer hasta entonces desconocido: tenía el poder de aliviar a las víctimas que llegaban a la sala de emergencias; con una inyección, muchas veces sin receta de los indolentes médicos, él serenaba los dolores y concedía, como un dios benigno, el don del sueño y el reposo. Pronto los enfermos y sus familiares aprendieron a dirigirse a él en busca de atención o de respuestas, las que a veces eran más ansiosamente requeridas que las medicinas, porque los médicos juzgaban que los cholos no entenderían sus diagnósticos y por lo tanto no se tomaban la molestia de decirles qué enfermedad tenían ni cuál sería el tratamiento. Mientras tanto las enfermeras seguían ignorándolo y el enfermero de los enfermos, el santo de las madres que traían bebes con cólera y tuberculosis, dejaba el trabajo sólo para recorrer media ciudad enlatado en un bus infernal y hundirse en su cama hasta que empezara un nuevo día. Eso sí, con una gran porción de arroz. *** La mujer tenía una nariz monstruosa y era tan fea que Quiquito no podía creer que fuera doctora. Era española, le dijo una enfermera, y pertenecía a la misión europea que estaba supervisando la gestión del hospital. Con ella vino el doctor Galíndez y la vida de Quiquito estuvo a punto de enderezarse derechito hacia la felicidad, como en las telenovelas. Una noche, en la sala de emergencias, a una joven con convulsiones el médico de guardia le recetó Diazepam y cuando pasó de nuevo por la cama de la enferma estalló en cólera porque su indicación no había sido obedecida. —Su madre dice que un psiquiatra le ha administrado Haldol —informó Quiquito sin perder la calma—. Necesita una dosis de biperideno para contrarrestar los efectos secundarios del antipsicótico. El doctor Galíndez intervino diciendo que el enfermero tenía razón y el médico de guardia se marchó sin ganas de enfrentarse a un blanco. El español pareció olvidar el incidente hasta tres días más tarde. En un momento de descanso entre emergencias se acercó a Quiquito con dos tazas de café, le dio una y le preguntó dónde había aprendido sobre los efectos secundarios del haloperidol y las formas de controlarlos. Quiquito le habló del doctor Mollendo, que dictaba clases en el hospital y hacía que sus alumnos reconocieran en los pacientes los síntomas descritos en los libros, e incluso encontraba agradable señalar las inesperadas excepciones que el organismo, le gustaba decir, presenta con la caprichosa originalidad de un artista inspirado. Les tomaba examen a sus alumnos sobre lo explicado y solía ocurrir que los enfermos, que prestaban más atención que los estudiantes, respondían mejor las preguntas o completaban lo que faltaba decir. También Quiquito, que se quedaba detrás del grupo de alumnos, sabía las respuestas, pero nunca abrió la boca. Con el doctor Galíndez, el enfermero sintió un placer nuevo, el gusto de hablar de algo que para él no era indiferente. De alguna manera había aceptado como natural lo que para la mayoría de los hombres y mujeres es una condena: la soledad. Los goces de la discusión le eran desconocidos. Galíndez le preguntó qué especialidad le interesaba más y Quiquito calló por un largo rato. Nunca se había preguntado eso. Para él la medicina era un inagotable universo por el que transitaba sin límites, irresponsablemente. Terminó por responder que le gustaban todas por igual. Al día siguiente el doctor Galíndez le entregó un volumen de etiología y le pidió que lo leyera en una semana. *** La doctora Huertos, que era la mujer fea, acompañó al doctor Galíndez la noche que Quiquito recordaría siempre. También estaba en la sala un médico alemán de cara extraordinariamente seria y que hablaba poco pero en un excelente castellano. Sin previo aviso, el joven enfermero sufrió un metódico interrogatorio y puso tanto esfuerzo en responder con claridad y precisión que sólo al final, dos horas más tarde, se dio cuenta de que le habían tomado un examen oral y que lo había aprobado. —Hay que ver con qué concisión se expresa —comentó la doctora Huertos como si Quiquito ya no estuviera presente. —No —discrepó el alemán—. Ustedes los españoles hablan demasiado. Tres días después el doctor Galíndez tuvo que partir a Barcelona y Quiquito sintió que perdía un amigo para siempre. Al despedirse, el español no le adelantó nada, pero una semana más tarde la doctora Huertos le informó que el doctor Galíndez enviaría una solicitud para que el consulado español le concediera una visa de trabajo y que además se había hecho arreglos para que postulara a la escuela de medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona. Esa noche Quiquito descubrió que no conocía a nadie a quién comunicarle la noticia y lloró de felicidad en la cama. *** En los días de esta historia los servicios de comunicación eran muy diferentes a los actuales. No existían teléfonos celulares. Sólo los ricos o la clase media tenían teléfono en casa y era tan difícil conseguir una línea telefónica que las familias que obtenían una al cabo de un año de trámites y paciencia podían venderla muy cara. Y, como era de esperar, los teléfonos públicos eran pocos y la mayoría no funcionaba. Durante la entrevista con el empleado del consulado español, Quiquito pudo ver, no sin cierto asombro, que nadie le pondría obstáculos para su viaje de inmigrante y futuro estudiante de medicina. Sólo le recomendaron, con cierta insistencia, que aprendiera catalán. Quiquito se sintió un conquistador que remontaba el camino de retorno. “Voy a descubrir España”, se dijo, como seguramente muchos otros antes que él. Siete días más tarde, el enfermero con veleidades de conquistador renacentista salió de casa a llamar al consulado para conocer la fecha del final de su trámite. Llevaba consigo un pequeño maletín con instrumentos de cirugía que la doctora Huertos había insistido en prestarle, a manera de talismán, para que los examinara y jugara con ellos. Un recorrido de varias cuadras le demostró la inutilidad del esfuerzo: ningún teléfono público funcionaba. Resignado, tomó un bus y viajó a otro distrito, donde la calidad social de sus habitantes exigía un mayor celo de la policía, que se traducía, entre otros beneficios, en el cuidado de los teléfonos de la calle. Allí encontró uno en buen estado. Le respondieron que el señor Borrell acababa de salir a por un café y lo podría pillar si le llamaba en diez minutos. Quiquito invirtió ese tiempo en pensar cuán afables habían sido los españoles con él y qué raro era el español que hablaban. Se dijo, con tímida emoción, que su viaje sería como ir a otro planeta. Poco antes de que se cumpliera el plazo de espera, un obrero alto y con un cinturón lleno de herramientas, cables y piezas de metal usó el teléfono. Dio instrucciones sobre cómo tratar a un niño, su hijo, aparentemente, y ordenó la llegada de alguien a algún lado de inmediato. Cuando colgó el fono, Quiquito, con un movimiento natural, se dispuso a tomarlo, pero el otro insertó otra moneda y volvió a discar. Esta vez su voz trataba, sin éxito, de ser seductora, y recitó una sarta de lugares comunes a una dama que no debía ser muy leída: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche”, le oyó decir Quiquito. La tercera llamada indignó a Quiquito. —Señor —dijo con calma—, es una llamada por usuario. Ya es mi turno, por favor. El hombre alto no respondió. Metió una moneda más para prolongar su conversación y entonces Quiquito lo increpó con más firmeza: —¡Oiga! El hombre lo miró desde la altura de su cuerpo esbelto y sólido y esta vez sí contestó. —¿Y qué vas a hacer, maricón? —y le dio la espalda. Un vértigo como una ola dominó al ofendido. Miró la espalda de su enemigo como nunca había visto nada antes de ese momento y luego miró su propia mano derecha que sostenía, sin saber cómo, un bisturí de la doctora Huertos. Antes de avanzar supo con una lucidez implacable lo que hacía y presintió el Nuevo Mundo que para él se abría; no el de la España por descubrir ni el de los rigores de la ciencia ni el de la gratitud de los pacientes. Supo, como en una revelación, que su nombre le quedaba chico. Se despidió por segunda vez del doctor Galíndez, acaso el único amigo en su destino, y de la vida que pudo ser allá, en la otra margen del océano. La yugular del hombre alto se abrió como una fuente espléndida. ** Camilo Torres http://www.letralia.com/firmas/torrescamilo.htm Escritor peruano (Lima). Ha publicado relatos y poemas en las revistas The Barcelona Review (http://www.barcelonareview.com), Renacimiento (Sevilla) y Hueso Húmero (Lima), entre otras. Estudió filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, http://www.unmsm.edu.pe) y es magíster en literatura hispanoamericana por Hunter College de la City University of New York (http://www.hunter.cuny.edu). Ha publicado artículos de crítica literaria y periodismo cultural en diarios y revistas peruanos. En 2010 ganó el premio El Cuento de las Mil Palabras, de la revista Caretas (http://www.caretas.com.pe). === Tres poemas Augusto Lázaro de la Torre Casas ===================== *** En el caracol que no encontraste No pudimos encontrar el sol. No había algún excursionista merodeando ni un bote en la distancia muerta ni un pelícano. Sólo las olas despreciaban el silencio. No por eso nos desanimamos: Yamilé se ajustó un viejo látex, Roberto no se decidió a temblar desde el primer momento, “está muy fría el agua”, dijo sonriéndose, Cuqui no hizo nada: se acostó en la balsa, yo tiré algunas fotos... Pero tú no venías a gastar tu domingo ni a hundir entre la espuma tus últimos secretos ni a esperar, confiada, que saliera el sol... Un cangrejo asomó sus largos ojos, se asustó, regresó a lo oscuro de su cueva. Después, tu última silueta atravesó la orilla... El agua buscó inútilmente tu imagen en las piedras, pero ya había demasiadas voces, ya el sol picaba duro nuestros cuerpos. La tarde llegó de repente y se llevó nuestro domingo. En las olas quedaron todas las palabras y en la arena tus ojos prendidos en el caracol que no encontraste... *** Marnia mía mientras vivas Marnia mía que estás en la tierra sin promesas etéreas de una vida mejor más allá de la muerte: santificado sea tu amadísimo nombre que pulsa las cuerdas de todas las guitarras, venga a mí tu reino de amor y de placer y lléneme del néctar que fluye de tus pechos que amamantarían a todos los cabritos del valle de Saba. El pan dulce de tu lengua —exquisita como la jalea real— dámelo hoy, mañana y siempre, y perdona mis apremios como yo he perdonado tus temores y no me dejes caer en la tentación de serte infiel (que sería serme infiel a mí mismo), mas líbrame de todo pensamiento que me aparte de tu bienhechora presencia, y sobre todo, amémonos, ¡amémonos hasta la vida eterna! *** Lejos del terruño Lo peor del exilio es el exilio mismo: ese desgarramiento inevitable que nos lanza de zopetón a veces a una nueva patria que nunca será realmente nuestra patria por mucho que nos acomodemos a la idea de seguir viviendo en ella, ¡qué remedio!, mientras la nostalgia por lo que perdimos, por lo que sabemos que perdimos para siempre, continúa machacándonos a cada instante sin un puente de tregua. Porque el exilio es la nostalgia, afianzada en cada espacio nuevo, en cada tiempo nuevo que desgastamos en cualquier acción intrascendente, aunque siempre con la vana ilusión del regreso improbable, inútil sueño que distrae la espera no menos inútil, porque eso sí, sabemos, estamos convencidos de que sólo un milagro (aunque no creemos en milagros) nos hará volar por encima del gran charco para besar y abrazar y apretar mucho a quienes hace ya siglos nos regalaron su cariño sin pedirnos ahora otra cosa que el recuerdo porque nos dijeron, al partir, sin una lágrima, que la muerte peor era el olvido. Y el exilio a la larga también es el olvido que se enseñorea ante nuestra impotencia, incrustándonos la incertidumbre, el futuro siempre incierto y sobre todo la tenaza del miedo a lo desconocido, a lo único que en el exilio permanece por tiempo indefinido e infinito... ** Augusto Lázaro de la Torre Casas http://www.letralia.com/firmas/delatorrecasasaugustolazaro.htm Escritor y asesor literario cubano-español (Pinar del Río, 1938). Reside desde 1995 en Madrid (España). Estudió economía e idiomas y trabajó durante 25 años como asesor literario en el Ministerio de Cultura de Cuba (http://www.min.cult.cu). Ha publicado artículos, críticas, cuentos y teatro en Cuba, México, Rusia, Alemania, Estados Unidos y España. Obtuvo el Premio Casa de las Américas en 1984 con el libro de cuentos En la viña del Señor. Mantiene el blog La envolvencia (http://laenvolvencia.blogspot.com). === El diccionario Guillermo Presti ================================== Estos sucesos comenzaron hace muchísimos años y terminaron en estos días. ???? ???????? en árabe significa El Diccionario. No es un nombre elegante para un país..., por más que sea su idioma oficial. El mundo no dejaría de burlarse por siglos. —¿Dónde vive usted, buen hombre? —En el Diccionario, buena mujer. Pero el monarca estaba decidido. Los eruditos le aconsejaron que, para elegir el nuevo nombre del reino, un extenso territorio en el noroeste del continente africano, pleno de selvas, montañas y desiertos, debía buscarse una expresión que no causara burlas. Antiguamente el reino se llamaba... Nadie lo recuerda, el nombre se ha perdido en el fondo sin fondo del tiempo. Fue el primer soberano de la última dinastía que emprendió la tarea más ciclópea de la historia. También y para estar en consonancia con tal realidad, dispuso cambiar el nombre del país. El audaz proyecto, que comenzó entonces, influyó tanto en el ánimo del pueblo que sus habitantes, siguiendo el criterio de los eruditos —que para eso eran eruditos—, comenzaron a llamarlo Delaá Alazeta. El gran ideario de todo, el astuto Alazeta I, capitalizó el chispazo popular y oficializó el nombre como si fuera idea suya. No fue desmentido. Dispuso además que sus sucesores continuaran llamándose igual hasta el fin de la dinastía Alazeta. Sin duda, un vaticinio de lo que estaba por suceder. Alazeta I figuraría como el creador del Gran Diccionario Universal de Todas las Palabras y Locuciones del Mundo. Las legendarias pirámides de su vecino, comparadas con su diccionario, pasarían a ser algo así como Hágalo Usted Mismo... La fecha aproximada en que comenzó todo se pudo deducir porque el archivo histórico de Delaá Alazeta fue interrumpido a raíz de este evento. En el último registro consta el testimonio de muchos pescadores que regresaron alarmados al puerto. Habían avistado tres naves con rumbo al Oeste. Nadie navegaba en esa dirección. Allí estaba el Gran Abismo..., donde se guarecía el sol luego de iluminar y calentar la Tierra. El informe completo llegó a Delaá Alazeta un año más tarde. Las tres naves habían salido del cercano reino de España y... navegando más allá del océano interminable, avistaron tierras antes de encontrar el Gran Abismo. Debía estar más lejos todavía porque regresaron a salvo. Esta noticia no alteraría los proyectos de Alazeta I, pero los complicaría un poco. El Gran Diccionario debía contener la totalidad de las palabras del mundo en todos los idiomas. Tal era el deseo del soberano. Toda palabra que figurara en el Gran Diccionario debía ser considerada exacta, verídica y de existencia real. De faltar una mínima interjección la obra dejaría de ser confiable. Numerosas comitivas salieron de Delaá Alazeta rumbo al resto del mundo para recolectar palabras. Ya sea que estuvieran sueltas o formaran parte de ideas, pensamientos, sugerencias, exclamaciones... y todo lo que era útil a los hombres y las mujeres para comunicarse entre sí. Si una palabra carecía de significado debía ser abandonada. Este asunto de las palabras sin significado resultó, a final de cuentas, el símbolo que distinguiría el Gran Diccionario de todos los demás. Pero entonces nadie lo imaginaba siquiera. Lamentablemente, un ignoto sucesor de la dinastía pretendió incluir en el Gran Diccionario una sección destinada a los vocablos exclusivamente femeninos. Se sabía que las mismas palabras en boca de dos mujeres pueden tener distintos significados. A veces son muchos, todo depende de cuántas mujeres hablen a la vez. Fue el primer y único intento en la historia humana de poner un mínimo de orden en esa cuestión. Los eruditos dictaminaron que era imposible llevara a cabo esta reforma. Sería una obra incongruente, dijeron, hecha con palabras reales pero de infinitos significados. Chocarían unas con otras. Después de dos siglos de esta descabellada idea, aún se recuerda la triste muerte del indigno rey que la propuso. Su número de orden fue borrado de los registros y el desafortunado monarca desapareció de la historia. Luego de este primer e inesperado tropiezo las dificultades fueron muchas, muchísimas, pero no sucedió nada más digno de relatarse especialmente, o por lo menos de consecuencias tan funestas. Los grandes proyectos suelen encontrar escollos, incidentes y dificultades..., aparte de los que lleva consigo tratándose de una faena, al fin y al cabo, humana. La magna obra comenzó cuando Su Majestad, Alazeta I, escribió la primera letra... A partir de ese solemne momento, continuó avanzando, día a día, año a año, siglo a siglo. Casi a punto de terminar hubo una breve interrupción, que no resultó significativa. Los Recolectores de Palabras regresaban de sus viajes y dejaban en el reino miles de palabras con sus significados. Todo escrito en extensos rollos. De inmediato —tan sólo demoraban un día o dos para aprovisionarse— partían en busca de más palabras. El proyecto comenzó a tomar forma, pero el rey Alazeta I había fallecido sin poder ver terminada la primera letra del alfabeto. Postrado en su lecho de muerte, estaba entristecido por esta circunstancia. Los grandes visires del reino se reunieron en secreto y decidieron comunicar al rey la finalización de la primera letra. No era cierto. Lo hicieron para alegrar los últimos segundos del monarca. Alazeta I murió feliz con una sonrisa en la boca. Su sucesor, Alazeta II, tal como estaba dispuesto, continuó con la monumental obra. Durante su reinado se juntaron grandes cantidades de palabras de todos los idiomas con sus respectivos significados. Los Analizadores de Palabras del reino eran cada vez más numerosos. Un puesto muy codiciado. Era un trabajo de jerarquía y responsabilidad. No dejaba tiempo ni lugar destinado al ocio. Claro que para ocupar ese puesto se debía estudiar varios años. Cada palabra debía ser analizada a fondo, comprobar su existencia real, el significado, el género, el número y limpiarla de posibles irregularidades para dejarla en condiciones de ingresar al Gran Borrador. Ni hablar de una inclusión definitiva o de un escrito en limpio. Era demasiado pronto aún. Los obstáculos fueron apareciendo, pero ninguno insalvable. Había un solo volumen, por ejemplo, para uso de varios Escribidores de Palabras. Los ingenieros del rey diseñaron un sistema de hojas movibles. Cada escribidor debía informar a los otros la última palabra escrita para no perder el orden. Esta solución terminó siendo otro escollo. Sólo se podía escribir una palabra por hoja. Se intentó un sistema de cinta móvil que transportaba el volumen y pasaba por cada escribidor. Demoraba más de un día en dar la vuelta. Finalmente se comprobó que un solo escribidor era lo más eficiente. Quienes perdían sus puestos de trabajo protestaron enérgicamente. Pero la sangre no llegó al río... o al mar. Los reyes demostraron su sabiduría. Ordenaron que se turnaran y se fueran reemplazando tras cada hora de trabajo. Una sola hora escribiendo palabras era una tarea agotadora. Un gran círculo de escribidores aguardaba su turno detrás del escribiente. Así se avanzaba con eficiencia y rapidez. Para entonces se hizo un extraordinario descubrimiento, exclusivo del Gran Diccionario Universal. Eran más las palabras que los significados. Un gran derroche. A la muerte de Alazeta III, su sucesor dispuso que, además del orden alfabético de las palabras encontradas, se debía proceder también a la inversa. Poner los significados a la izquierda y anotar a la derecha las distintas palabras de cada idioma que los definían. Hubo que escribir todo de nuevo. Pero no eran tantas las palabras. Prácticamente recién comenzaban. Esta reforma se concluyó bajo el reinado de Alazeta VIII. Los grandes visires, vistos los buenos resultados obtenidos, alegraron los últimos días de Alazeta III y IV diciéndoles que la reforma estaba concluida. Los eruditos observaron que ordenar el diccionario de esa manera permitía buscar también al revés. Encontrar la palabra adecuada partiendo de un significado. En tal caso, evidentemente debía incluirse, junto a la palabra justa, los sinónimos, topónimos y antónimos. Teniendo en cuenta que se trabajaba con palabras de todos los idiomas del mundo, la tarea no era sencilla. La población de Delaá Alazeta ya estaba acostumbrada a ese gigantismo de las tareas que motivaban su vida diaria. Se decía que una vida humana o cientos de ellas no alcanzarían jamás a terminar el diccionario. ¿Cómo es eso posible? Las palabras y los idiomas son cosas del hombre. ¿Es más lo que el hombre representa que lo que es? ¿Puede hablar más tiempo que vivir? El pueblo se lo tomaba todo con muy buen humor. Estaba de moda adivinar cuántas vidas trascurrirían antes de llegar a la última palabra. Alegremente se cruzaban apuestas para saber cuál sería esta última. Apuestas jocosas que no se ganaban ni se perdían. Los emisarios llegaban cada dos años de sus viajes trayendo más y más palabras. La primera tarea era revisar que ninguna estuviera repetida. Ser Revisor de Palabras era un puesto muy codiciado. Claro que debían estudiar a fondo el tema antes de ser nombrados. Cada palabra requería de varios meses de revisiones antes de ser aprobada como nueva, original y no repetida. A esta altura de los acontecimientos, el diccionario ya estaba tomando forma. Las palabras limpias y definitivamente registradas componían varios tomos de borradores..., para nada pequeños. Con el paso de los años el mundo aumentaba su población, las lenguas diferían, los dialectos regionales lo entorpecían todo y el Gran Diccionario Universal se hacía cada vez más extenso y voluminoso. Había que regresar al pasado y hacer correcciones en los borradores que fueron oportunamente aprobados. Algunas hojas no dejaban lugar para tachar y rectificar de modo que se pegaba un pequeño papel con la nueva enmienda. Alazeta XI dispuso que aquellos tomos en que hubieran pasado dos años sin recibir correcciones ya podían ser transcritos en limpio para su impresión. En caso de correcciones era más sencillo buscar una cajita con tipografía de plomo que corregir toda una hoja de papel. Los Recolectores de Palabras debieron incluir el nuevo continente americano en sus viajes. Allí regían distintas creencias y, aunque la realidad no fuera más salvaje que en otros sitios, algunas misiones eran atacadas, muertos sus integrantes y, a veces, también comidos. Las misiones que viajaban a zonas peligrosas comenzaron a llevar una escolta armada. Estos grupos debieron contratarse en los países vecinos, más dedicados al arte de la guerra que el pueblo de Delaá Alazeta, entregado al saber y la cultura. Confeccionar el Gran Diccionario era como trepar a la cumbre de una montaña mientras ésta crecía y crecía. Pero nadie se amilanaba por eso. Los pasos del hombre eran más largos que los de la montaña. En algún momento la alcanzaría y entonces, llegar a la cumbre sería cuestión de un solo paso más, el último. A todo esto el territorio de Delaá Alazeta era invadido por numerosas tribus nómades, que abandonaban las doradas arenas del desierto y se asentaban en las tierras fértiles. Poco a poco, el reino se fue reduciendo y quedó limitado al desierto seco y árido. Esta situación, lejos de ser una desgracia, se transformó en una fuente de riquezas. Los reyes respiraban aliviados. Podían continuar con la ciclópea tarea emprendida por Alazeta I, fundador de la dinastía. El reino obtenía muchos beneficios de su privilegiada ubicación y era protegido por los países más poderosos del mundo, que las explotaban. Así fue como el cobre, el estaño, diamantes, uranio, petróleo, comenzaron a asomar entre las arenas. Parecía que las riquezas de la Tierra se habían concentrado en Delaá Alazeta. El territorio estaba bendecido por la divinidad. Era el primer país del mundo en ser explotado cuando se requería wolframio, uranio, tungsteno, oro, platino... Dos siglos después de la muerte de Alazeta I, el Gran Diccionario Universal continuaba creciendo. Los avances no se percibían hasta pasado un tiempo. Por eso se decía que marchaba lentamente, pero seguro. Claro, cada palabra incorporada era previamente revisada, reunida con sus semejantes y definida su interrelación con otras palabras de otros idiomas. Los significados podían variar por pequeños detalles que se agregaban o quitaban de un objeto o porque, aunque el objeto era el mismo, en un lugar lo utilizaban para una cosa y en otro para otra. Alazeta IX dispuso crear un orden alfabético universal en lugar de seguir el de cada idioma. Fue una medida ejemplar para aligerar la tarea y mejorar la eficiencia del diccionario y no hacerlo demasiado extenso. Se agregó un volumen más al comienzo donde se describía el orden alfabético del diccionario sin tener en cuenta el de los diferentes idiomas que lo componían. Debieron reenumerarse los demás volúmenes ya que el primero fue sustituido. No fue necesario escribir todo de nuevo. Algunas letras coincidían en el orden correlativo tradicional. Por otra parte los borradores estaban llenos de tachaduras, enmiendas y correcciones. Tampoco se podía escribir una nueva página en limpio hasta tanto no hubiera una certeza absoluta de que no habría más correcciones. Se trabajaba entonces con varios borradores. Algunos eran desechados cuando las tachaduras eran más que las palabras y no podía ser leído. Pero la hoja, antes de ser eliminada, pasaba por los Revisores de Tachaduras. El nuevo alfabeto creado, llamado Universal a los efectos del diccionario, era muy parecido al de uso actual en los países occidentales. Así y todo debió intercalarse letras de otros alfabetos. Los Escribidores de Palabras lo tomaron con buen humor. Comparando con otros inconvenientes que debieron sortear, este era como un juego infantil. Bajo el reinado de Alazeta XII se observó que no todos los futuros consultores del diccionario podrían manejar volúmenes tan pesados. La obra tenía que estar al alcance de mujeres, ancianos, alumnos, hombres débiles o personas con disminuciones físicas. La sabiduría puede guarecerse en cualquier ser humano. Debieron ser revisados entonces el peso y tamaño de los volúmenes y reemplazar algunos por otros más pequeños. Las palabras fueron reacomodadas. El mayor problema del diccionario, al que se abocó Alazeta XVI, fue el significado de las palabras que definían las palabras. Todo debía quedar registrado. Si alguien consultaba el Gran Diccionario Universal debía disponer de una información completa y saber qué significaba la palabra que explicaba a las palabras. Esta corrección estuvo a punto de dar al traste con el ambicioso proyecto. Trascurridos quince años de revisar nuevamente todas las palabras archivadas, los expertos anticiparon que el diccionario no podría terminarse jamás y, en caso de finalizar algún día, su tamaño podría ser inconmensurable. Nadie se iba a poner a revisar gigantescos volúmenes para averiguar si una palabra estaba correctamente definida por otras palabras correctamente definidas. La vida del hombre se agota antes, decían los estudiosos. El advenimiento de la incipiente informática permitió augurar un futuro más promisorio para este grave problema. Pese a tantas dificultades, consideradas de rutina por el gobierno, el Gran Diccionario continuaba creciendo. Los borradores eran celosamente guardados en búnkeres de hormigón a salvo de fuego, ataques, insectos o ratones. Tampoco podría imprimirse hasta tanto no estuvieran todas las palabras del mundo analizadas, definidas y corregidas. Preventivamente los monarcas decidieron importar cada año una determinada cantidad de papel para que no falte cuando llegue el tan esperado momento. La ortografía fue otro importante problema. Una misma palabra podía estar bien escrita en un país y mal en otro. En algunos lugares era más frecuente el uso de los vocablos a la antigua que los de ahora, correctamente escritos. Era común que lo tradicional estuviera en oposición a lo gramatical. ¿Cómo definir la verdad? No incluir una palabra, porque su ortografía no era la correcta, tampoco negaba la existencia de esa palabra y contradecía los principios fundamentales del diccionario. Incluirla a ciegas lo pondría en conflicto con las gramáticas oficiales. La Academia del Gran Diccionario Universal, recientemente formada por Alazeta XVI, estaba constituida por los mejores eruditos del reino. Decidieron poner todas las versiones existentes, dejando aclarada cuál era la correcta ahora. Algunos académicos votaron en contra. Argumentaron que se podría emplear la expresión ahora si el diccionario estuviera terminado, pero no lo estaba... ¿Y si antes de finalizado se decide que algunos vocablos se escriban o pronuncien de otra manera? En caso de que ocurriera una modificación el Gran Diccionario Universal perdería, antes de ser publicado, su ya adquirida fama de absoluta credibilidad. El mundo aguardaba su terminación para tener, por fin, una referencia válida y exacta del lenguaje humano. El uso de diccionarios editados en países extranjeros no representaba una gran ayuda. La exactitud, veracidad y cantidad de palabras no estaba definida de manera absoluta. Aunque se lo copiara íntegramente, igual debían buscarse palabras hasta que hubiera total certeza de que no se omitía ninguna. Las expresiones idiomáticas o las locuciones propias de cada idioma fueron otro importante escollo. Los Recolectores de Palabras las incluían en sus viajes de recogida. Un conjunto de dos o más palabras podía tener un solo significado. Muchas veces, las palabras que formaban una expresión idiomática eran individualmente consideradas opuestas a lo que finalmente significaba la locución completa. El lenguaje español trajo más problemas que ningún otro. En Hispanoamérica, si bien se hablaba y escribía el mismo idioma, las palabras no tenían el mismo significado en cada país. Por ejemplo, la expresión pija, que en México designa un tornillo grueso y largo, en Argentina indica el miembro viril masculino. Las mujeres mexicanas eran inmediatamente satisfechas en las ferreterías de Argentina, con sólo solicitar una pija en voz alta. Los monarcas, visires, funcionarios y el resto de la población de Delaá Alazeta estaban orgullosos de la tarea emprendida y se dedicaban por entero al diccionario. Otras tareas necesarias, como atender enfermos o tramitaciones varias, se hacían en las horas de descanso. A veces, estas horas no eran las mismas para unos que para otros y muchos trámites se alargaban demasiado. Algunos fallecimientos fueron resueltos enterrando a los difuntos en el fondo de la casa. El Registro Civil, que funcionaba en las horas de descanso, se enteraría cuando todos estuvieran también muertos. Los delincuentes, que tampoco eran muchos, solían morir antes de ser juzgados. Repetir la vista del médico, en caso de continuar vivo, podía llevar algunos años. Alazeta XVII, vista la desesperación de sus súbditos por trabajar en el diccionario, dispuso contratar empresas extranjeras para la construcción de viviendas especiales. Estaban ubicadas junto a las instalaciones de Escribidores o Revisores de Palabras. Alojaban a los niños y abuelos de quienes estaban por entero dedicados al trabajo. Las antiguas casas originales fueron quedando en desuso, mientras que las ubicadas dentro de las instalaciones de trabajo se agrandaban y multiplicaban velozmente. El gobierno fue el más beneficiado en este cambio social no previsto. No se hablaba de personas que trabajaban en el diccionario, sino de familias enteras que lo hacían. En Delaá Alazeta el diccionario era la única razón de vivir. Los matrimonios, para no hacer la cosa muy complicada, se efectuaban barranca abajo. La pareja elegida era la que se encontraba primero, como caminando en pendiente. Lo verdaderamente importante era el diccionario. Muchos insomnes se levantaban a la noche para adelantar el trabajo. Los niños jugaban con letras talladas en bloques de madera y las intercalaban para formar palabras. Aprendían muy pronto a leer y escribir. De a poco, las tradicionales actividades propias del ocio fueron abandonadas. Sólo se dedicaban algunos minutos al día para las noticias. Las festividades se celebraban en los puestos de trabajo. El gran orgullo nacional era el diccionario. En el resto del mundo se hablaba de su inminente publicación. Los periodistas viajaron hasta Delaá Alazeta para reportar a las autoridades. No se les permitió entrevistar a los funcionarios para no distraerlos de su trabajo. El único que no participaba de las tareas era el rey y hacia allí fueron los reporteros. Las preguntas formuladas a Alazeta XVIII eran insidiosas e imposibles de responder. —¿Cuál es el estado actual del diccionario..? —¿Cuándo cree Su Majestad que estará terminado..? Con el correr de los años la tarea se hacía más y más compleja. Los emisarios debían estudiar las gramáticas de otros países y asimilar cada palabra a la gramática respectiva. Con sólo el significado no era suficiente para dar una adecuada interpretación. Sea como sea, el avance del diccionario era un hecho incuestionable. Las misiones al exterior ahora eran anuales y volvían con nuevas palabras, cambios u otras novedades. Pero, y este era el detalle significativo, cada vez traían menos cantidad. Por entonces no se disponía de una forma rápida de saber si una palabra estaba o no registrada con anterioridad... y con el mismo significado. Tampoco los emisarios podían recorrer el mundo cargados con una copia del diccionario. Las misiones Recolectoras de Palabras debían fiarse de la buena memoria de sus componentes. El puesto era hereditario y pasaba de padres a hijos. Así, cuando la implacable muerte reclamaba a los padres, los hijos ya tenían en su memoria una buena parte de los datos almacenados y asumían de inmediato el puesto vacante. Claro que nunca sería la totalidad de palabras. Por lo tanto debían jurar con solemnidad que la palabra en cuestión estaba registrada. ¿Habrá sucedido algún error? ¿Cómo podemos estar seguros? Oralmente se afirmaba que no había errores, pero nada estaba escrito. Los astutos reyes de Delaá Alazeta habían previsto tal circunstancia. Una sección especial y secreta llamada Los Comprobadores de Palabras se encargaba de revisar y corroborar lo afirmado por los recolectores, aunque fuera bajo juramento. Una misión de mucha responsabilidad puesto que, como ellos mismos decían, ¿quién comprueba a los comprobadores..? Téngase en cuenta que no había registros históricos. Nadie se ocupaba de eso. Todos estaban abocados al diccionario. Nos basamos, para esta crónica del Gran Diccionario Universal, en los comentarios orales vertidos durante los breves momentos de ocio. Alazeta X había dispuesto en su momento que se hiciera una lista de los significados, siguiendo el mismo orden alfabético propuesto para el diccionario. Argumentaba que el listado final sería bastante más corto. Desde esa fecha, los emisarios incluían en sus tareas la de anotar cada objeto, conjunto, costumbres, conducta de todo lo que veían. No sólo debían recoger palabras sino también significados. La lista no representaba mucha utilidad y provocaba fastidio tener que hacerla, pero era una orden real y debía cumplirse. La sabiduría de Alazeta X se vería con claridad unos años más tarde cuando la informática sustituyó a las tareas manuales. Alazeta XIX dispuso que si los emisarios no traían ningún vocablo nuevo en dos misiones consecutivas, entonces la monumental obra se podría dar por concluida. La presión internacional estaba presente en esta grave decisión. Quinientos cincuenta y cinco años después de la muerte de Alazeta I comenzaron las negociaciones con las grandes corporaciones de la informática. Delaá Alazeta disponía suficientes reservas de oro para sustituir todo el enorme complejo instalado en la capital del país. Prácticamente la ciudad entera fue modificada. Muchos hábitos y costumbres de los funcionarios no pudieron ser cambiados. Las familias se negaban a volver a las viejas tradiciones y continuaban comiendo, educando a los niños y trabajando en los mismos puestos de trabajo, ahora entre enormes soportes informáticos. Preferían trabajar en todo momento, incluso en días festivos. Las negociaciones para informatizar el diccionario duraron cuatro años entre pruebas e instalación de los más modernos equipos. Mientras tanto, las tareas debieron ser interrumpidas. La gente, no acostumbrada al ocio, se desesperaba no teniendo nada que hacer. Pero todos aguantaban con estoicismo... ¿Qué importancia tenía uno o dos años más de espera..? La informatización creó una gran expectativa. Los funcionarios, reacios a aceptarla, la consideraban una innecesaria intromisión que no iba a resolver nada. Su razón no les faltaba pues las cosas comenzaron a complicarse. Hubo despidos y reacomodamiento de tareas. Los trabajadores más antiguos fueron jubilados por el gobierno. Una medida completamente desacertada sugerida por los extranjeros que por esos días pululaban en Delaá Alazeta. La población la interpretó como una afrenta a miles de trabajadores que habían dedicado su vida entera al diccionario y morían en sus puestos de trabajo. Hubo manifestaciones, gritos, amenazas y conflictos por doquier. Claro, así son las cosas cuando el capitalismo interviene en un país próspero y pacífico. Algunos grupos más radicalizados y de reciente aparición, probablemente formados por los mismos forasteros, amenazaron con quemar el trabajo de cinco siglos. Las tropas extranjeras ya estaban preparadas. Llegaron en grandes aviones y tomaran posiciones para defender el orden y las leyes. Ninguna misión salió a recoger palabras. Los empleados de las compañías extranjeras eran los encargados de formar la nueva base de datos digitalizando toda la información reunida hasta ahora. No era tan fácil como parecía. Chocaban con letras no incluidas en los sistemas y palabras imposibles de escribir con los caracteres originales. Debían consultar con los antiguos funcionarios. Éstos, irritados, se negaban a recibirlos. No atendían el teléfono y mucho menos respondían correos electrónicos... que tampoco entendían cómo se usaban y para qué servían. Finalmente, tras otros cuatro años de idas, venidas y revueltas, los reyes asesorados por los expertos extranjeros dispusieron reincorporar a parte del personal suspendido y, luego de un período de formación en las nuevas tecnologías, se pudo avanzar con la base de datos. El Gran Diccionario reanudaba la marcha. A medida que crecía se hacía ver la ausencia de soportes adecuados para tan grande cantidad de datos. Rápidas consultas a las compañías extranjeras provocaron una nueva inversión en soportes de última generación. Gobernaba a la sazón Alazeta XXV, último soberano en designarse correlativamente. A partir de ahora el sucesor se llamaría Alazeta Ia... y así sucesivamente. Con la confección de copias de seguridad, el rey Alazeta IIIa observó tímidamente que las tropas extranjeras no eran necesarias. Demoraron cinco años más en irse a cambio de una gruesa provisión de uranio para sus armas nucleares. Finalmente, ya iniciado el tercer milenio de la historia del hombre, la gigantesca base de datos estuvo terminada. Sólo hubo que esperar diez años más para que las misiones al exterior regresaran con las manos vacías. Estas misiones habían provocado un gran debate. Unos decían que ya no eran necesarias, bastaba consultar ahora en Internet los vocablos existentes. Otros, que finalmente impusieron su criterio, dijeron que aún había en el mundo zonas donde no llegaba Internet o nadie tenía interés en ella. Selvas del Amazonas, bosques de Nueva Zelanda, lagos de Siberia, sabanas africanas... Justamente, el principio básico del Gran Diccionario era escuchar las cosas que decía la gente en todo momento, en el trabajo, la cama o haciendo el amor. Estas espontáneas expresiones debían ser anotadas. Luego habría tiempo de asignarles un lugar en la Gramática. Eso sí, ahora las misiones portaban eficientes grabadores y digitalizadores de palabras. Lo más significativo que trajo la informática, según Alazeta VIa, su descubridor, fue que había otro diccionario paralelo al principal. Era de las palabras que se podían formar aún, en los diferentes idiomas y abecedarios, que carecían de significado. Palabras nuevas, vírgenes, huérfanas y originales que no significaban nada. Esto sería una gran ayuda para cuando el diccionario estuviera al alcance de todo el mundo. Permitiría a los particulares y academias del idioma encontrar palabras dispuestas a recibir un significado. Estaban al alcance de cualquiera. Los reyes de Delaá Alazeta no querían saber nada de patentar las palabras por ellos descubiertas. También se descubrió, con gran sorpresa de los eruditos, una gran cantidad de objetos, es decir de significados, que carecían de palabras que los designasen. Esto no era competencia del Gran Diccionario, de modo que sólo se incluyó un apéndice al final bautizando a esos objetos, describiéndolos en detalle o ilustrándolos pacientemente. Pero, sea como sea, el final del diccionario estaba más cercano que nunca. Gracias a la informática se pudo resolver la cuestión de las palabras que explican a las palabras. Cada una tenía su enlace respectivo. Era posible, con sólo un clic, verificar que el significado otorgado a una palabra haya sido redactado por palabras comprobadas de existencia y significado reales. Los enlaces eran tan numerosos que debieron ser nuevamente agrandados los soportes para su almacenamiento. Por otra parte, la tarea de digitalizar y ubicar cada enlace respectivo debió hacerse manualmente. Los detractores, que nunca faltan, anunciaban que el diccionario jamás sería terminado. La montaña crecería constantemente puesto que no necesitaba finalizar. El diccionario, en cambio, para adquirir el valor histórico que reclamaban sus creadores, sí lo precisaba. Nadie podría asegurar que una palabra nueva no adquiriese significado en un instante cualquiera. Tan sólo un gran acuerdo universal de todos los países del mundo y de todos sus habitantes haría enmudecer a la raza humana, mientras la gran obra era impresa o editada en formato digital. Así y todo no habría certeza absoluta. Los niños, por ejemplo, crean nuevos vocablos para sus juegos. Años atrás los grandes visires, a la vista de la imperturbabilidad del diccionario frente al tiempo, se habían puesto de acuerdo en utilizar el sistema del engaño piadoso para alegrar la muerte de sus soberanos. Todo comenzó a la muerte de Alazeta X, cuando los visires irrumpieron vocingleramente en el dormitorio del rey, que agonizaba rodeado de sus familiares. Las pesadas cortinas apenas dejaban pasar algo de luz. —¡Majestad! ¡Majestad! El rey entreabrió uno de sus ojos. Sus fuerzas no le daban para el otro. Levantando apenas el rostro con gran esfuerzo, parecía inquirir sobre las novedades. Los deudos arrodillados a su lado se ponían nerviosamente de pie... ¿Qué sucede..? —El diccionario se ha terminado. Oyendo estas milagrosas palabras el rey dejaba caer la cabeza y expiraba en el acto. Una sonrisa se dibujaba en sus labios. El cadáver se enviaba al extranjero para su embalsamamiento con la instrucción de no borrar la sonrisa real. Luego, expuestos en sarcófagos de cristal, integraban la Galería de los Reyes Sonrientes. El acuerdo no escrito de los visires era un secreto absoluto. Los otros servidores del palacio creían lo dicho por los visires. Era frecuente verlos ingresar corriendo al salón donde agonizaba el soberano para decirle a grito pelado... ¡Majestad, el diccionario ha sido terminado! Los reyes dejaban caer la cabeza en el lecho y morían felices. Alazeta XVIII fue informado de esta triquiñuela por uno de los visires. Había sido amenazado por los otros con violar a su hermosa esposa. El rey, enterado del miserable subterfugio, prohibió, bajo pena de muerte o castración (1), todo intento de alegrar la muerte de los reyes. La realidad es la realidad, terminaba el terrible decreto. Pero Alazeta Xa se apresuró a derogarlo. Testigo de los sufrimientos con que pasó a mejor vida su antecesor, decidió permitir cualquier artimaña destinada a alegrar la muerte de los reyes. El pueblo festejaba al verlos nuevamente en la Galería de los Reyes Sonrientes. Los propios reyes incluyeron la conducta de muerte feliz en los códices secretos que pasaban de soberano a soberano. Era una conducta oficial propia sólo de los reyes. Nadie lo sabía. La práctica de alegrar la muerte se extendió al resto del país y comenzó a divulgarse en otras partes del mundo. Los esposos y esposas se empeñaban en alegrarse la muerte, los padres la de los hijos y viceversa. Más complejo resultó el tema cuando agonizaban los visires. No creían nada que les dijeran. Los descendientes debían aguzar el ingenio para obtener una sonrisa antes del deceso. Alazeta XVIa estaba convencido de que su reinado indicaría el final de la dinastía y la edición del Gran Diccionario Universal. Por eso no se asombró cuando los visires entraron en tropel a su despacho privado anunciando — ¡Majestad! ¡Majestad! ¡Hemos terminado el diccionario! El rey, fiel al códice de conducta, dejó caer su cabeza sobre el escritorio y expiró en el acto. Nota 1. Este último agregado fue inducido por el visir ofendido. ** Guillermo Presti http://www.letralia.com/firmas/prestiguillermo.htm Escritor argentino (Buenos Aires). Reside en España desde 2002. Tiene estudios de literatura, filosofía y filología. Ha sido empresario y militante político. Escribe cuentos, novelas y ensayos. Ha recibido mención de honor de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade, http://www.sade.org.ar), una mención especial por el Centro Cultural Gardel (Medellín, Colombia) y un accésit en el Ateneo Augusto C. Sandino de Managua (Nicaragua), así como el primer premio en el concurso de cuentos del Ayuntamiento de Torrepacheco (http://www.torrepacheco.es; Murcia, 2009) y otros primeros premios en diversos concursos literarios de Argentina y Bolivia. Mantiene un blog literario en http://www.prestitango.com. === Sin vis, Sin versa Carlos García Salvador ======================== Cuando la vida corta por las costillas, escribir es la única forma de devolver el golpe, aunque hay momentos en que es necesario resignarse y aceptar que la mayoría de las veces nuestras palabras se desharán en el viento y los años, implacables, nos recordarán que la vida pasa por nosotros y no nosotros por ella. Sin vis, sin versa. *** Carta de presentación Soy el ojo del huracán de la madrugada, el botón negro que se desprendió de tu ojal, soy Alfa y Omega cuando no siento nada, soy el próximo cuello que teñirá tu labial. Soy la cremallera de espaldas y de entrepiernas, soy la última copa, the marmalade skies, soy Maracaibo, soy Magdala, la Revolución Francesa, soy el chico enclenque de Privet Drive. Soy las cenizas que se mezclan bajo la mesa, soy el que se queda después de cerrar, soy tu adiós, tu mentira, tu quizás vuelva, soy el último tren con destino a la mar. Adicto al automatic, a ir a la deriva, a estornudar, al ron, a la piel de gallinas, a las dudas, al no, a los monos con hojillas. *** No estoy solo Si estoy parado en la línea del banco entre la rutina de la gente, en voz baja repito algún poema inventado. Si espero varias horas a que ella salga del baño, recuerdo el último beso y me estremezco al sentir que se me hunde el pecho. También, a veces la gente me habla y me vienen a la mente ideas de algunos versos tristes que se me olvidará escribir. Si estoy en una reunión o en una playa olvidada o qué sé yo, me aparto y me voy por ahí, andando sin rumbo, viendo al cielo y recitando “a thousand kisses deep”, pensando en olvidar, escribiendo con los ojos, rimando como enfermo. Por eso te digo, si me ves solo, caminando en círculos bajo el sol abrasante, no me compadezcas porque no estoy solo, me acompaña la poesía. *** La Virgen de la Catarsis Descubrí que todo iba mal cuando, pasado de tragos, no fue a la primera a [la que pensé en escribir, Y le rogué a la Virgen de la Catarsis que dejara al idiota, maricón, neonazi, y se acordara del cronista de los pingüinos que caló hasta los huesos [cuando la vio partir. Y yo que nunca lloro en las despedidas, por sentir tarde la dimensión y la medida, el rumor de los cantos del río, las ilusiones que se derrumban con el preludio del fin. Por soñar con bocas que no son mías, más de una vez me he asomado al vacío de ver tantas novias con velo casarse sin mí Y yo que nunca lloro en las despedidas, me conmuevo por fotos de gente que no conocí, me da por reírme en los funerales, no hay compromiso del que no pueda zafarme, abandono la nave así como así. Y yo que nunca lloro en las despedidas, le rogué a la Virgen de la Catarsis que dejara al idiota maricón neonazi, y recibiera el Coronel, sus cartas al fin. *** Girasoles de Rusia Alguna vez quise irme para no volver. Nunca fue el motivo la ausencia de una enzima patriótica, ni la herencia subliminal del sueño americano que llegó al país en los cincuentas, ni mucho menos el pensar que estos pocos acres caribeños, rescatados a punta de montoneras, héroes de batalla y efemérides, de pronto se le hacían muy pequeños al tercer hijo de la hija mayor de un español. No, ninguno de esos fueron nunca los motivos, pero sí, cómo quería irme. Quería padecer el invierno y conjugar el otoño. Quería ciudades grises, girasoles de Rusia, sexo, trenes, historias. Quería irme por irme, irme por empezar de nuevo (porque esta vez la historia la contaba yo), irme para sentar cabeza con la soledad, irme para tener excusa de no llamar todos los días, irme para que acaso me extrañen cuando no esté... ¿A quién engaño? Todavía quiero irme. *** Te recuerdo gris Qué extraño que un extraño te diga “te extraño”. No podía dormir. Aparecían en mis sueños unos ojos grises, tan grises como los días en los que espanta la nostalgia, tan grises como el día en que debí haber nacido, tan grises que no estoy seguro de que en realidad lo fuesen. Galopaban los latidos de un corazón que no tenía cuando una epifanía, cruel y certera, golpeó a las puertas de mi pecho, una pared hueca, un armario vacío. Una vez más, labios que habría conocido en otra vida rozaban los míos y me llevaban a la conclusión, irrevocable e inmediata, de que había encontrado tantas veces a mi alma gemela que era imposible asegurar que existiese tal cosa. *** Sobreviviendo Sin más luz que la de un cigarro encendido Creí ver más cerca el horizonte, la lejanía, Las cicatrices del pan, del niño perdido, El tatuaje oxidado de alguien que quería. Qué lentas pasan las noches en el basurero De las noches sin versos, de los papeles sin tinta, De la vigilia intranquila del carcelero, Del uno más uno, de la virgen encinta. Sin más luz que la de tu sexo latiendo al rojo vivo, De tu arete marinado en limón y sal, Del sol que tuesta el cuello de los amanecidos, De los que cubren la vergüenza con perfume y metal. *** Jueves ¿Quién alivia la tortura del no saber, del ya no, del quizás sí? Tú, si quieres. Mientras, no hay mucho más que hacer que andar en círculos, apestando a tristeza, aferrarse al borde del abismo de la lágrima que no regalaremos, apedrear a la puta del pueblo con preguntas a las que no puedo darle respuestas. Andar sin saber en qué cajón se escondió la sonrisa, sin saber si te quedarás para cenar, sin saber si me querrás, cada vez menos, todos los días. *** Viernes No me dejes solo cuando el gris empañe mis ojos o el cielo se niegue a recibirme o tus labios me cierren la puerta en la cara. No me dejes solo cuando esté como ahora, trastabillando beodo con la piedra en el zapato de una duda. Si quieres, no me quieras, pero no me dejes solo. *** Sábado Malditos sean los sábados en que pierdo al amor y las barajas no me amparan, ni se preocupan por restaurar el equilibrio prometido por los refranes del tiempo, ni te apiadas de mis huesos, ni mi suerte mejora. Incluso, a veces, me atemoriza dormirme la noche del viernes, sabiendo que al día siguiente me echarán a patadas del cielo y tendré que ver entonces cómo soborno a los arcángeles del destierro para comprar mi boleto de regreso al paraíso, para codiciar la manzana, para tenerte mañana, para perder la costilla. *** Domingos tristes Media uva, punto aparte, mi otro yo, Aguacero al mediodía, rara avis, Ojalá, nuevos aires, un creyón, Tartaleta de fresa con cannabis. Los versos paseando en calzones, Los labios van entrando en calor, Cada vez menos tiempo y más razones Para escribir poemas de amor. Si apostamos la cordura al parchís Nos dará asilo un manicomio en París Y arderá la ciudad, si preguntan no me viste. Cumpliendo los años que no tenemos, Al pan, pan, y al vino, veremos, Nos sobran dedos para contar domingos tristes. *** Rhythm and blues Desde que era pequeño y descubrí que los astronautas no podían tomar y que los vaqueros estaban extintos, decidí que quería ser, cuando creciera, uno de esos tipos callados que viven en algún bar de Nueva York de la década de los cuarenta, que usaban camisa y corbata, traje negro y fedora. También cantaría en una pequeña banda de jazz para ganarme el pan nuestro de todos los días, haría el amor todas las noches en blanco y negro y cada domingo en el altar de la tristeza, haría la comunión con whisky en vez de vino, con ceniza en vez de pan. Moriría en el mismo olvido que nací, sin descendencia, quebrado e infeliz. Sin embargo, nací seis décadas después, en la era del tecnicolor, en el norte del sur, usando manga corta por el calor, sin saber cantar, estando tan callado como me lo permitan, jodido pero contento en nombre de Dios, agradecido infinitamente por poder agarrarte el culo a ti, mulata, mientras bailamos en la playa, a la sombra de un fogón. ** Carlos García Salvador http://www.letralia.com/firmas/garciasalvadorcarlos.htm Escritor venezolano (1992). Cursa la licenciatura en educación, mención idiomas modernos, en la Universidad del Zulia (LUZ, http://www.luz.edu.ve). Su cuento “Los pingüinos, el mate y las estatuas de sal” recibió el segundo premio en el concurso “La Grapa Literaria” (Maracaibo, 2010). === El secreto de la plaza Romina Muñoz Salgado ====================== Para mi hermana Paula, que me enseñó que las mejores cosas de la vida son simples y mágicas. En lo más alto de las copas de los árboles, donde el follaje es tan tupido que las hojas olvidan que provienen de diferentes troncos, se reunía cada tarde el Consejo de las Hadas para evaluar, a través de su desempeño diario, los talentos de las Hadas Aprendices. El Consejo de las Hadas sabía que mantener el delicado equilibrio de una plaza no era tarea fácil. Habían escuchado varías veces, en el rumor traído por el viento, que en otras plazas las Hadas encargadas habían fracasado rotundamente, dejando el lugar a merced de los espíritus del Caos y la Maldad. Como no estaban dispuestas a que esos les sucediera, eran rigurosas en la asignación de las zonas de la plaza que les correspondía a cada una de sus Hadas. En la zona de juegos para niños, Alegra hacía un excelente trabajo incentivando a los pequeños a jugar y compartir juntos, sin pelear ni ponerse nombres feos. El toque de sus delicadas manos y el murmullo de sus dulces e imperceptibles palabras de alegría habían conseguido generar en ese lugar un ambiente cargado de risas. Risas que eran recolectadas en una pequeña bolsa por Compañía, el Hada encargada de llevar consuelo a quienes se sentaban solos en los bancos de la plaza. Personas cargadas de tristeza, dolor y soledad que mantenían la mirada perdida en un horizonte lejano y gris. Compañía volteaba sobre ellos todas las risas regaladas por los niños hasta conseguir que suspiraran con alivio y esperanza. Esos suspiros de alivio y esperanza eran encapsulados en brillantes esferas por Caridad, quien las lanzaba a los hombres y las mujeres de negocios que caminaban siempre apurados, para recordarles que aún eran humanos con sentimientos y emociones, consiguiendo que algunos de ellos detuvieran su carrera para maravillarse con la vida a su alrededor. En la zona donde se reunían los jóvenes, Lira entonaba sus mejores melodías de paz, unión y armonía, para que sus mentes creativas, rápidas y rebeldes, se inspiraran con ideas que los motivaran a cambiar el mundo que existía por uno mucho mejor. El sonido de las apasionadas conversaciones juveniles era atrapado por Musa, dentro de una flauta, para llevársela a los ancianos sentados en el otro extremo, quienes movidos por el ritmo de la música recordaban que la vida es una aventura que se comienza todos los días. En general, el Consejo se encontraba plenamente satisfecho con el trabajo realizado por la talentosa nueva generación de Hadas. Sin embargo, había una zona en la que estaban fracasando, lo que comenzaba a afectar la armonía del lugar. La pequeña Mimosa, encargada de fomentar y fortalecer la romántica unión de las parejas de enamorados, se encontraba en problemas. Su trabajo comenzó siendo tan prolijo como el del resto de sus hermanas, cantaba bendiciones alrededor de las parejas, rogando a las fuerzas de la naturaleza y el universo que su unión fuese próspera y eterna, al tiempo que batía sus alas para capturar entre ellas la esencia más pura del amor, que llevaba a las parejas que discutían para recordarles que la compresión de aquellos que se aman trasciende los inconvenientes cotidianos. Mimosa sentía que su trabajo era útil a la humanidad y eso la hacía inmensamente feliz. Hasta que se encontró con Ella. Ella estaba sentada en uno de los bancos al centro de la plaza, su rostro estaba surcado por las lágrimas que salían sin cesar de sus ojos. Sobre Ella se encontraba Compañía, vertiendo una y otra vez las risas de los niños, sin producir efecto alguno. —¿Qué le pasó? —preguntó Mimosa llena de piedad. —Le han destrozado el corazón —respondió Compañía. Mimosa, que nunca había visto a una persona con el corazón destrozado, porque no era su área de talento, se le acercó con curiosidad. Aquello del corazón destrozado debía ser algo que dolía mucho, porque Ella no paraba de llorar, sin importar cuántas risas le regalara Compañía. Pasaron los días y Ella continuó sentándose en el mismo banco cada tarde, ya sin lágrimas en sus ojos. Mimosa acudía a su lado descuidando su labor, preguntándose cómo era posible que un ser rodeado de tanta belleza se sintiera tan triste. Intentó varias veces utilizar su talento para mejorar la situación, descubriendo, impotente, que sus talentos resultaban inútiles. Con el pasar de los días, los enamorados dejaron de acudir a profesarse amor eterno sentados en la plaza y las parejas comenzaron a tener interminables discusiones que no había forma de detener. La puerta se encontraba abierta para que en cualquier momento ingresaran el Caos y la Maldad a adueñarse del lugar. El Consejo supo que debía actuar con rapidez para prevenir el desastre; por ello, desde lo más alto de las copas de los árboles, donde las hojas se encuentran tan juntas que se piensan hermanas de tronco, descendió Alelí, maestra de las Hadas del amor, ubicó a un Hada más joven en el puesto descuidado por Mimosa y fue a encontrarla al lugar donde se pasaba la tarde junto a Ella. —Es sabido por todas que los humanos son seres complejos con una alta inclinación hacia las desgracias —dijo Alelí al encontrarse junto a Mimosa—. Por eso, cuando vienen a nuestros dominios, hacemos nuestro mejor esfuerzo para ayudarles a sentir la alegría de existir en un universo lleno de magia, armonía y belleza —Alelí se sentó sobre el pétalo de una flor, era un Hada anciana que necesitaba descanso—. Los humanos son las únicas criaturas que conozco que llegan a creerse vacíos de amor. Como le sucede a esta humana que capta toda tu atención. —¿Amor? —preguntó Mimosa—. Esa es mi área de talento. —Sí que lo es, querida mía —sonrió Alelí—. La mayoría de las Hadas del amor nacen bien dotadas para bendecir y fortalecer las uniones de pareja, pero muy rara vez nace en una generación un Hada como tú, dotada para atraer el amor a la vida de estos pobres seres. —¿Yo? —preguntó Mimosa con sorpresa. —Así es, mi pequeña y especial Hadita —dijo Alelí—. Tú te sientas aquí con Ella porque tienes el talento para curar su corazón, pero te has conformado con acompañarla en su dolor y no has volado un poco más alto para encontrar la solución. Ven conmigo. Alelí y Mimosa se elevaron hasta tener una vista general de la plaza. Mimosa vio a los niños jugando, las jóvenes conversando, los ancianos riendo y las personas transitando, y en medio de todos ellos lo vio a Él. Él paseaba un perro con aires despreocupados, parecía disfrutar intensamente del simple hecho de caminar por la plaza cubierto por el sol de la tarde. De vez en cuando miraba a su alrededor, como adivinando que podía sucederle algo trascendente. Mimosa miró a Alelí, quien aprobó sus pensamientos asintiendo sonriente, y descendió de las alturas en picada sobre el perro quien, como todos los animales nobles, supo que tenía que seguirla y lo hizo a toda velocidad, soltándose de la correa que Él sostenía. El perro corrió tras Mimosa hasta llegar donde Ella se encontraba sentada. —Pequeñito —dijo Ella alegrándose, por primera vez—. ¿Estás perdido? —Es mío —dijo Él, que llegaba corriendo al lugar—. Se llama Arthur. Yo soy Diego. —Yo soy Renata —dijo Ella. Alelí llegó junto a Mimosa y dijo: —Ahora tenemos que hacer nuestra magia. Juntas rodearon a la pareja, batiendo sus alas y entonando una secreta melodía, en la que pedían a las fuerzas de la naturaleza que aquellos dos seres pudieran celebrar eternamente el milagro de encontrarse y reconocerse. —Querida mía, recuerda este momento para las generaciones venideras —señaló Alelí al finalizar—. Las Hadas sólo son felices si desarrollan su verdadero talento, como tú lo harás desde ahora. Alelí regresó portando la buena nueva al Consejo, que decidió que una nueva Hadita aprendiz sería la encargada de fomentar y fortalecer la romántica unión de las parejas de enamorados, permitiendo así a Mimosa dedicarse con completa devoción a su talento de reunir parejas de enamorados, devolviéndoles la fe en el amor a los seres humanos. Las Hadas restablecieron la armonía en su plaza y, siempre bien ocultas para el ojo inexperto, continuaron conspirando día a día con las fuerzas del universo para cambiar nuestra fortuna. ** Romina Muñoz Salgado http://www.letralia.com/firmas/munozsalgadoromina.htm Escritora y psicóloga chilena. Reside en Villa Alemana (Provincia de Marga Marga, Región de Valparaíso). Ha dedicado su carrera al trabajo con niños. Mantiene un blog literario en http://antoniasong.blogspot.com. === Geografía humana Antonia Huerta Sánchez ========================== I. Abro la boca y agonizan los pinos doy mis ramas y me desheredo. ¿Qué dios solloza? ¿Quién se ríe de mí? El roce del rosal, la profundidad de la tierra y la desalmada duda envío a la espuma y nada más. Otro mar amarillea terriblemente. Otro mar cae en mis alas. II. De repente, ¿por qué la dicha es del aliento del barro y el dolor tan profundo que nos seca las entrañas? Y, ¿por qué, desde los precipicios del mundo se descuelgan las mañanas en que no habrá quien nos dé la mano ni nos cubra de besos las pestañas? III. Hay un mar, hay un océano y puede ser que también haya ruidosas gaviotas sesgando con sus danzas la inmovilidad del cielo. Hay senderos, caminos, amaneceres que beben jazmín de nuestras venas y, aun más sedientos, sesgan la luz del mediodía. Hay oblicuas huellas, hay despojos que visten cada noche su destino sobre los vacíos pechos de los ángeles. Ellos dicen su nombre. Y el nombre cae. Cae en la copa de vino donde la sangre se pierde. Vamos anónimos, a volteretas como el remolino. Hemos vendido las alas y nos sentimos pobres. ** Antonia Huerta Sánchez http://www.letralia.com/firmas/huertasanchezantonia.htm Filóloga y periodista española (Almansa, Albacete, 1973). Es licenciada en ciencias de la información, especializándose en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es) y en filología hispánica por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned, http://www.uned.es). A la par que se ha dedicado a la docencia, obtuvo la suficiencia investigadora (DEA) con una tesina sobre las peculiaridades del surrealismo en su versión mediterránea, realizando un estudio comparativo entre el surrealismo griego y el español. Ha sido becaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid, http://www.aecid.com), del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España (http://www.maec.es) y del Ministerio de Educación de Grecia (http://minedu.gov.gr), con estancias en la Universidad Aristoteleion de Tesalónica (http://www.auth.gr; Grecia). Ha publicado el cuento radiofónico “La montaña” en RNE3 (http://www.rtve.es/radio/radio3) y diversos poemas en la revista Cálamo. === Nos vemos en México Miguel de Loyola ============================= Nota del editor: este cuento del escritor chileno Miguel de Loyola fue incluido en la antología De Moctezuma a los Andes, que publicara en 2012, simultáneamente en México y Chile, la Agrupación Cultural Chile México. Nos vemos en México, era la consigna en aquellos años, las palabras de despedida después de cualquier reunión. Nos vemos en México, compadre, le decías a tus amigos al momento de despedirte, como quien dice chao, adiós, hasta la próxima. Supongo ahora que debió haber sido parte de un slogan publicitario, relativo al Mundial de Fútbol de 1970, donde Brasil con Pelé a la cabeza del equipo se adjudicó la codiciada copa Jules Rimet después de vencer a Italia por cuatro goles a uno, en una final en el Estadio Jalisco que todavía ronda por mi memoria como uno de los mejores partidos de la historia. Esa fue acaso la mayor ventana al mundo para México, abierta por un torneo deportivo que por primera vez llegaría a todos los rincones a través de la TV y que los jóvenes de entonces tendríamos la oportunidad de disfrutar y atesorar como recuerdo imborrable. Por esa razón quizás, tras el recuento final de lo que hice y no hice en mi vida en el que estoy empeñado en estos últimos tiempos, cuando muchos años después tuve la oportunidad de viajar al extranjero, mi primer destino turístico sería México. Volamos un mes de octubre con mi mujer en la línea aérea mexicana, en un vuelo que hacía escala en Lima y Bogotá, pero a causa de una peligrosa turbulencia cuando cruzábamos el Caribe, el avión se vio forzado a aterrizar también en San José de Costa Rica, donde caía una lluvia torrencial, diluviana, pensamos al momento de bajar del avión, temiendo no poder reanudar el viaje, y creyendo que poco menos llegaba el fin del mundo para los viajeros de aquel vuelo. Pero no hubo tal, la lluvia cesó después de unas horas de espera en el aeropuerto en calidad de pasajeros en tránsito, y pudimos ese mismo día continuar el trayecto, aunque bastante intranquilos después de aquel aterrizaje de emergencia. Tal vez no deberíamos haber venido, comentaría mi mujer, después de apretarme la mano cuando el avión aceleraba por la pista mojada buscando despegar hacia la infinitud de la bóveda celeste. Son naturales estas turbulencias en esta zona, aclararía el comandante de la nave, cuando el avión había alcanzado altura. Algunos pasajeros después de oír sus palabras se durmieron confiadamente. Esas palabras alentadoras del comandante tuvieron el efecto de un verdadero somnífero también para mi mujer, a quien vería dormir plácidamente durante el resto del viaje. Después de algunas horas, sobrevolamos los cielos mexicanos en una tarde dominada por aquel sol espléndido que la cultura azteca supo ensalzar como dios. El avión comenzó el descenso muy lentamente sobre el área de la gigantesca ciudad, emplazada en el llamado DF, enseñando desde el aire a los viajeros la magnificencia de su tamaño y arquitectura, tras pasar por encima de sus edificios, pareciéndonos por momentos increíble volar casi al ras de algunas construcciones, y temiendo la posibilidad de chocar en cualquier momento contra ellas. La ciudad desde el aire podía verse nítida, surcada de calles y amplias avenidas, por donde los autos desfilaban diminutos, semejando regueros de hormigas desbocadas por incendio o insecticida. Algunos pasajeros podían reconocer desde el aire el Zócalo, la Catedral, el Paseo de la Reforma, el imponente palacio de Bellas Artes, donde días más tardes veríamos por primera vez en vivo los famosos murales de Diego Rivera. El controvertido pintor mexicano, cuyas obras se conocían y codiciaban en todos los rincones del mundo. El avión aterrizó finalmente en el aeropuerto Benito Juárez, ubicado en medio de la formidable ciudad de los llanos, casi incrustado entre sus edificios. Por fin estábamos en México, aquel viejo santo y seña tantas veces repetido en mi juventud a modo de despedida, cobraba ahora las dimensiones de una premonición, de un sueño autocumplido. Nos vemos en México, compadre. Sí señor, nos vemos por fin en México. Estábamos bajando del avión al calor tórrido de la tarde azteca, cargando luego las maletas, saliendo del aeropuerto climatizado a ese calor denso y espeso, buscando un taxi para trasladarnos a un hotel previamente reservado desde Santiago, ubicado en la llamada Zona Rosa, muy alegres, muy contentos, por cierto, liberados de las tensiones del vuelo y de aquel aterrizaje forzoso vivido horas antes, en medio de la tormenta caribeña. Cuando estuvimos instalados en el taxi, y mientras el auto se abría paso entre los cientos de miles que corrían desaforados por la avenida, el chofer sorpresivamente dijo mande, luego de hacerle un comentario referido a esos innumerables automóviles que iban y venían sin descanso por la avenida. Una aglomeración de vehículos que por primera vez vivíamos, pero acerca de las cuales habíamos oído hablar en reiteradas ocasiones a otros viajeros y las que décadas más tarde también sufriríamos diariamente en nuestro propio país, tras la llegada de la modernidad, de la invasión de automóviles japoneses, coreanos, chinos... Ese vocablo pronunciado por el chofer, con aquel clásico acento local, dio un rebote en mi cerebro buscando su sentido y significado. Aquel mande, al principio, mi mujer y yo lo entendimos en su sentido más literal, como respuesta de quien está a la espera de una orden por cumplir. No pensamos, como concluiríamos después, tras volver a oír la misma palabra en reiteradas ocasiones y diferentes situaciones, que se trataba de una muletilla para los mexicanos. Una palabra que reemplazaba al clásico qué, o al qué dijo usted, luego de no haber oído la pregunta del interlocutor. Sin embargo, en ese momento, allí en el interior del taxi y observando los rasgos étnicos del conductor, que daban cuenta inequívoca de sus orígenes ancestrales ligados a las razas nativas, dicha palabra me llevaría a reflexiones y divagaciones múltiples, tendientes a rastrear su significado primitivo y su sorprendente metamorfosis a través del tiempo. Mande, sin duda la palabra estaba construida sobre la base del verbo mandar. Y es probable que tras la conquista y el largo período colonial establecido en América por España, el significado sufriera los cambios de su sentido originario, luego de un uso excesivo. Lo interesante estaba en plantearse cómo se habían producido esos cambios lingüísticos durante el cruce de culturas. Se sabe del valor temerario de los guerreros aztecas, también de sus prácticas sanguinarias, de los sacrificios humanos que hacían diariamente a sus dioses, de la crueldad de sus ritos, del poder militar que conformaba su imperio, y, sin embargo, habían terminado sometiéndose a los invasores al extremo de, sin duda, llegar a responder con un mande ante cualquier orden impuesta por sus superiores. Cabía preguntarse, ¿cuántos aztecas habían muerto antes de aceptar la imposición de aquel mande como respuesta solícita? Porque de seguro al principio la palabra debió responder a su sentido original. Es decir, mande usted, señor, aquí estoy para servirle. Y ahora se hallaba reducida a un vocablo del habla cotidiana sin ninguna importancia, desgastado y torcido su origen. El taxi cruzó raudo calles y avenidas cortando el calor de la tarde, mientras inducido por la magia de aquel simple vocablo, comenzaría a viajar mentalmente hacia las raíces mexicanas, imaginando el inicio del encuentro y cruce de dos imperios que se fundieron en América dando origen a nuevas etnias y nuevas formas culturales. Me sorprendería, desde los primeros días en la ciudad, la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, donde se podía leer aquel fervor religioso pagano del pueblo mexicano fundido con las prácticas y ritos del catolicismo. La plaza Garibaldi, donde tras la caída del crepúsculo se notaba aquel humor voluble de los mariachis, la aguerrida combinación de dos razas temerarias en un solo espíritu, quienes ahora premunidos de guitarrones y pistolones de grueso calibre se amanecían cantando a sus amadas y amenazando al mundo. La música de sus canciones despertaría aquellas noches después del correspondiente tequila, y de uno que otro golpeadito exclusivo para turistas, sin la gradación alcohólica genuina, muchos recuerdos dormidos de una infancia vivida en un pueblo recóndito de Chile, donde la música de las clásicas rancheras mexicanas las propalaba el viento hacia todas las latitudes, impregnando la atmósfera con aquel humor festivo y a ratos también tristón y lastimero impreso en sus letras y en su música. Un mediodía de visita a Teotihuacán, un paseo por sus presuntas avenidas y edificios, el ascenso por esas estrechas gradas que escalan la cumbre de las pirámides, enseñando desde las alturas la más grandiosa panorámica de la ciudad extinguida, nos hundirían todavía más al fondo de la historia mexicana. Allí los vestigios arquitectónicos daban cuenta inequívoca de una civilización misteriosamente desaparecida, y por cuyas ruinas Moctezuma II, se dice, solía pasear haciéndose acaso la misma interrogante respecto a la inexplicable caída de un imperio que había levantado semejantes estructuras. Y esa constante inquietud del emperador de los aztecas por aquel mundo extinguido, sería su talón de Aquiles. Lo llevaría a confundir a los conquistadores, y concretamente al propio Hernán Cortés, con la figura de aquel dios desaparecido de esa cultura admirada por Moctezuma. Su nexo esotérico hacia el pasado, sus supersticiones ancestrales, y la coincidencia del paso de un cometa por el cielo por esos mismos días de llegada de las huestes españolas, ayudaría al proceso y consolidación de la conquista. De lo contario, para Cortés habría sido imposible dominar un imperio que superaba en número y ferocidad a los suyos. Saldríamos esa tarde de Teotihuacán muy conmovidos por sus ruinas, llevándonos algo de aquel ambiente místico y legendario impreso en cada una de sus piedras, y sobre todo la visión de un dios sol que se derramaba por sobre la pirámide como una cascada de rayos refulgentes y mágicos, envolviendo a la masa de turistas en las tinieblas de un pasado multicolor e incomprensible. Un matrimonio mexicano procedente de Chiapas con quien nos detuvimos a conversar mientras andábamos sugestionados entre las ruinas por los posibles espíritus, nos sorprendería por su interés en enseñar a su hijo de diez años aquellos vestigios de civilizaciones más antiguas. Así aprende de pequeño la historia de su país, nos comentaría el padre orgulloso de ser un eslabón en la cadena de sucesiones extendidas en la infinita línea del tiempo. Es costumbre, en México, sabríamos después, llevar a los hijos a lugares históricos. Hay mucho turismo local en el país, señal inequívoca de bienestar económico de un pueblo. El niño corría a ratos por entre las piedras, liberando su energía natural, de alguna manera retenida por esa atmósfera mística impuesta por la presencia de esas pirámides dormidas en medio del llano silente. En sus ojos negros también estaba impreso aquel enigma milenario que arrastra el pueblo mexicano desde sus orígenes hasta nuestros días. Recordé la novela La serpiente emplumada, de D. H. Lawrence, que tan bien describe la dimensión esotérica de los mexicanos, sus enigmáticos nexos con las culturas primitivas, sus nudos ancestrales, incomprensibles, pertenecientes a los mundos del inconsciente. Al día siguiente, temprano en la mañana, una larga caminata por el Paseo de la Reforma hasta el Zócalo nos pondría al corriente de otra historia dentro de la novelesca historia mexicana, como había comenzado a parecernos desde nuestro arribo. Ahora la de un rey, de un emperador impuesto en 1864 a los mexicanos por Napoleón III para resarcirse de las deudas contraídas con los franceses. Pero lejos de gobernar para los intereses de Francia, Maximiliano terminaría enamorado de esas nuevas tierras, onduladas y fértiles, de cielos celestes y puros, concediendo y cediendo al pueblo mexicano beneficios que los franceses no estarían dispuestos a apoyar, tampoco los republicanos, quienes terminarían derrocando el régimen y fusilando al complaciente emperador. Maximiliano había alcanzado a planificar la construcción de aquella hermosa avenida llamándola inicialmente Paseo de la Emperatriz, la misma por donde nos encaminábamos deteniéndonos de tanto en tanto frente a cada monumento, frente a cada escultura erigida bajo la supervisión de una de las almas más refinadas del imperio austrohúngaro. Un paseo que conectaba la casa de gobierno con el Palacio de Chapultepec, lugar de residencia del soberano, y donde quedaría grabada la evidencia del arte de los pueblos más depurados de la Europa Imperial. Regresamos otra vez al hotel exhaustos esa tarde, agotados después de esa larga caminata por un paseo que se abría también hacia el corazón de la historia en cada uno de los monumentos expuestos a los paseantes, erigidos y aumentados después de la Revolución. Quisimos comer algo de paso, pero nos intimidó esta vez la variedad de platos posibles de elegir, sin contar con la asesoría correspondiente. Ya no podíamos más con el chile, un ají tan picante que nos hacía arder la boca y el estómago. Aquel poderoso condimento era un ingrediente infaltable en la comida mexicana, y comenzaba a darnos una idea acerca del origen del carácter explosivo de los aztecas. El chile estaba en la base de sus comidas y de su temperamento, al punto que podría haber sido el gatillo de todos esos feroces procesos históricos vividos por el pueblo mexicano, desde la conquista hasta nuestros días. Sugestionado por esa idea, comenzaría a mirar a los grandes caudillos de la Revolución envalentonados por la fuerza de aquel furioso condimento. Y tequila, agregó mi mujer después de comentarle mis divagaciones relativas a esa delirante conclusión respecto a las propiedades del ají. Pero Pancho Villa jamás tomaba alcohol, expliqué. Dicen que cuando entraba a una cantina, y esto parece una cantinflada, el bandolero cargado de pistolas y cinturones repletos de balas pedía una leche malteada. Sí, señor, una leche malteada, cabrón. Más de algún cantinero se sorprendería al principio, creyendo que se trataba de una broma del general, pero esa risa debió costarle cara a los incrédulos. Pancho Villa, Doroteo Arango su real nombre, no bebía ni una gota de aquel tequila extraído del maguey, se mantenía siempre sobrio, pero de seguro comía chile, y en cantidades, para mantenerse fiero sobre la silla del caballo durante días enteros, al igual que sus tropas. Lo mismo debió ocurrir con Emiliano Zapata, el guerrillero de las fuerzas del sur, quien, sabemos, terminaría sus días arteramente asesinado en una emboscada, al igual que Villa. Al día siguiente nos fuimos al Zócalo en el tren subterráneo, desobedeciendo las advertencias de los funcionarios del hotel, quienes insistían en que no era un medio de movilización seguro para los turistas. Una advertencia que oiríamos no sólo en México, sino en todos los sitios por donde alguna vez anduvimos, sospechando que se trataba más bien de una estrategia de las agencias para sacarle todos los dólares posibles a los turistas. ¿Por qué no iba a ser seguro el medio de transporte colectivo de los mexicanos? Fuimos y volvimos aquel día al centro histórico usando las redes subterráneas sin problema alguno. Salvo el de las clásicas aglomeraciones a las horas de mayor tránsito, existentes también en Chile y en cualquier lugar del mundo. Y eso nos ayudaría también a tomar contacto con los ciudadanos, a observar sus rostros y ademanes, su lenguaje y sus costumbres, y a establecer relaciones históricas imaginarias, viendo en sus rostros fundida la estirpe guerrera de sus antepasados aztecas, ahora presa por la camisa de fuerza impuesta por la cultura occidental que había llevado a esos pueblos y a todos los pueblos de América a la llamada civilización y modernidad. Allí viajaban ahora los altaneros guerreros aztecas, envueltos en trajes de lino y trevira, corbatas italianas, zapatos de cuero, en dirección a sus respectivos hogares o lugares de trabajo. Así había pasado la historia y seguiría pasando a través de los siglos. En un continuo ir y venir de civilizaciones que se van entrecruzando y sucediendo unas a otras, dejando pequeños vestigios de su existencia a las venideras que el tiempo va disolviendo poco a poco... ¡Ay mamacita mi vida! Oiríamos exclamar espontáneamente a una mujer en el tren subterráneo, y la frase balbuceada quizá por algún motivo en ese momento concreto, quedaría en mi mente girando hasta hoy día como forma de explicación de nuestro efímero paso por el mundo. Nos vemos en México. Sí, mi amigo. Así nos vimos finalmente en México. ** Miguel de Loyola http://www.letralia.com/firmas/loyolamiguelde.htm Escritor chileno (San Javier, región del Maule). Realizó estudios universitarios en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde se tituló de profesor de estado con mención en castellano en 1981, y obtuvo en 1994 el grado de magister en letras con mención en literatura. En esa misma casa de estudios obtuvo sus primeros premios literarios entre 1978 y 1981. Participó en el Taller Literario de Roque Esteban Scarpa y Alfonso Calderón, y más adelante en el de José Donoso. En 1981 obtuvo un primer lugar compartido en el concurso literario de la revista La Bicicleta. Ha publicado el libro de cuentos Bienvenido sea el día (edición del autor) y la novela Despedida de soltero (Lom Ediciones). Es secretario de redacción de la revista literaria Proa y miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile. También es editor de Ensayo y Crítica Literaria de Letrasdechile.cl. === El Helicón vacío Aarón Carlos Andrés García ====================== *** Introito a modo de sonatina Aproximarse todo, aproximarse al vórtice de letras vacilantes que aúnan las imprentas. Verter el molde hasta la propia ánima y pronunciar la oración de los dedos sobre la vil silueta. Sumar, desmarcarse de la máscara que se mofa del rictus y la rosa que golpea la tierra Permanecer a un lado y ser el cabo, el agudo, la aurora, los amagos, la primera cadencia. Compartir el engaño de lo auténtico, la suerte de la umbría y los colores que la muerte rodea. Amar o contemplar que se es amado a ras de las musas, que se vive deslizando la esencia. Y aproximarse solo. Aproximarse. *** Eolia Este secreto no es ningún poema. Sólo vacío. Sólo. Como el aire. Tú, el aire. Por eso la emoción no es importante en el postrer ascenso de los párpados y el silencio es ahora la mandíbula de los silencios llenos de silencios. La mirada se ha abierto y es apenas mirada. Otros ojos me duelen como ausentes, como agujas de lirios observándonos. Otros pájaros ríen al final de las lágrimas. No es el verso del día lo que surge del agua con la pequeña voz de la amatista. Solamente unas notas, unas voces aéreas, un inmenso de inmensas sinrazones de alas. Ya no es de las sombras el ariete, no lo son tus palabras ni el compás de la sierpe, la suave mordedura que nos une. Porque nunca fue igual amar que recorrerte. Nunca fuiste la suerte ni el jazmín de los dedos, los manuales en ramas taciturnas. Porque tu verso esconde otras manos vacías y modela el absurdo sin palabras y sutura los miedos con renglones sencillos tu presencia me basta. Aire. Por eso ya no sé dónde escribirte. Por eso no. Ya no. Este secreto jamás será un poema. *** Medusa Sí. Ladera. Tú eres curva, boato todavía, caminar de troncos y pesados vértices. Ladera, piensas, sientes, merodeas, fluyes, sigues sumando con los brazos abiertos, secundas los hallazgos de habitadas ruecas sobre hilados olmos. La voz que serpentea el drama austero con escamas de piedra es tu guarida de gargantas humanas. Plenilunios ojos. Las cínicas esquelas de los vientos anunciando la muerte de los árboles. Te rodean las médulas de limones adentro, los planetas ávidos, el más minimalista de los soles. Por tu lomo de estelas las mareas serpentean la tierra con sus dedos azules. Bellas raíces que simulan plumas de un abrazo remoto. Se emancipa tu sombra y llena los obstáculos de sus propias linternas. Imagino tus caderas, tus metáforas anchas y las alas grises ensayando el pubis de los altozanos, el gran caparazón redondeándote de un placer sin esquemas. Medusa. Suelo virgen. Selva del cabello que acaba en la simple cascada de una sola respuesta límpida, ausente, rebosante, tuya. Sabe la muerte, sabe el adiós a tibio desengaño, a madera distinta. Por eso no me resigno ni me adentro de pájaros. Elaboro mis propias, sucesivas ramas. Por eso te sitúo en los versos replegados y cultivo tus días en los pesados libros. Permaneces en mí como la savia que recurre a los pájaros. Y el dolor es mi aldea. Ladera mía, diosa. La muerte o el deseo nada importan a nuestros bellos ojos solitarios. *** Psique Frente a tus piernas caería exhausto, en tu regazo de aproximadas sierpes. Para el millón de encuentros llegaría acercando los dedos como notas a tus ramas sensibles. Para así toda alcanzarte de luz procesional, numerosísima, ascender hasta amar, sentir la hueste, tus hordas en el Sol y no ser vértigo, todo silencio y más, no sólo música, eterna incertidumbre de los pájaros. Y seguiría y rozaría el címbalo de los vastos celestes para así escucharte afán, tú deslizándote, silenciosa hasta ayer en los embates de hermosas soledades como brazos y poder así negar los argumentos de sumergidos dientes y de pérdida. Volvería a escalar cada silueta, a rozar la búsqueda con las alas profundas. Encontraría las fauces sencillas de los claros palpitando los ecos con tu umbral nuevamente. Otra noche púrpura poblaría los ojos de algaradas sin nombre y los silencios viajarían solos en lugar de las hojas. Elegiría de nuevo tu sendero hasta que el Sol viniera con su música a arrancarme los días. ** Aarón Carlos Andrés García http://www.letralia.com/firmas/andresgarciaaaroncarlos.htm Escritor español (Villafranca del Cid, Castellón, 1972). Reside en Castellón. Licenciado en derecho por la Universidad Jaume I (http://www.uji.es), de Castellón. === Viejo árbol de cenizas Maya Szir ================================= —Uno, dos, tres, cuatro. Giselle miraba las pequeñas gotas escurrirse en la ventana. —Más allá, más lejos, allá —le susurró en el oído. Esquivando la espesa humedad Giselle descubrió al viejo árbol de cenizas. Todos los que eran más grandes que ella le habían repetido que se alejara del árbol, especialmente aquella vecina anciana con ese aliento rancio y un rosario que brillaba sobre su piel quebrada. Si había algo que afectaba a Giselle eran los olores, amaba el olor a tierra mojada y a madera quemada, pero siempre detestó el olor a anís de la vecina. Aquel árbol le despertaba mucha curiosidad. Por momentos parecía enorme y de robustos troncos, pero a veces sus ramas adelgazaban colosalmente para después volver a expandirse, como una ilusión, pero era aun más curioso que no crecía nada en metros alrededor, sólo había polvo, pero llegando a un punto exacto toda la vegetación cobraba vida formando un círculo (muerto) perfecto con el árbol, líder, en el centro. Giselle era una gran preocupación para sus padres (ella sabía muy bien que eran adoptivos), desde su nacimiento se había aferrado a una inexplicable afonía, jamás había emitido siquiera un sonido. Desconcertaba a todos los médicos que afirmaban que era una niña totalmente sana. —Uno, dos, tres, cuatro. Intentó ignorar al árbol y se concentró en sus dibujos. —Vamos, acércate —le susurró en el oído. Y ahí estaba, inmóvil, afuera soplaba un fuertísimo viento; todo lo demás se agitaba frenéticamente mas el viejo árbol de cenizas permanecía intacto, calmo. Giselle, silenciosa, se escabulló por la ventana y salió de la casa, descalza. Caminó con lentitud hasta hallarse en frente del árbol, escuálido en ese momento. El viento había cesado y la lluvia, antes suave, ahora dolía. —Uno, dos, tres, cuatro. Estaba cansada y no entendía qué hacía allí. —Más alto —le susurró en el oído. Y en la desnudez de sus pies comenzó a trepar el árbol. Parecía agrandarse. Giselle trepaba, hipnotizada. Y aunque subía y a sus ojos estaba más alta, cercana a la cumbre del árbol, era como que subía... para abajo, como que caía... para arriba. —Uno, dos, tres, cuatro. Y allí en la cima se envolvió en cenizas frías y por primera vez se echó a reír. —Si tan sólo hubieras usado zapatos —le susurró en el oído. El árbol despidió un adorable aroma que recordaba el de la verdadera madre de Giselle cuando cantaba canciones en las noches de tormenta. Y mientras Giselle se dormía, forzada por el somnífero perfume, el viejo árbol de cenizas se tragó a la niña y sonrió. ** Maya Szir http://www.letralia.com/firmas/szirmaya.htm Escritora argentina (Tigre, 1996). Cursa el 4º año de la escuela secundaria. === Poemas Jorge Andrés Acevedo ====================================== *** Ritmo Subía las escaleras corriendo, bailando, saltando; y yo: despacio, despacio, espérame. Arriba en la cúspide me dijo: no hay nada, volvamos. Y yo: ¿qué? ¿Perdí mis pasos? Pero ya para entonces bajaba corriendo, bailando, saltando, y yo: despacio, despacio, espérame. Después fue vitrina tras vitrina antojándose quiero esto, y esto, y esto, y yo: pídelo, cómpralo, tómalo; después quiso comer y pidió manjares llenó la mesa de dulces y cosas grasosas que probó a medias y abandonó. Quiso llevarme a jugar pero antes le ordené: te sientas y te comes todo. Puso cara triste y obedeció, comió lentamente, mirándome, hablando con la boca llena disparates que me hacían reír sin compostura. Cuando terminó siguió jugando, corriendo, bailando, saltando, y yo atrás tambaleándome con las manos en el abdomen; quise tomar aire mirando al cielo pero entonces gritó: ¡ey Andrés! mírame: una maroma extraña y complicada para mí. No supe si aplaudir. Después el dolor me hizo bajar la cabeza, puse mis manos en las rodillas y respiré. Andrés mírame, mírame: cabriolas, saltos, trepar árboles para caer de la rama más alta, maniobras difíciles en una tabla con ruedas, bailes extraños. Mírame Andrés, mírame, y yo: aire, descanso, paz. Mírame Andrés, mírame. Bésame Andrés, bésame. Tócame Andrés, tócame. Ámame Andrés. *** Malas costumbres urbanas El baño público es para besarnos: en el espejo comparamos los colores de piel la altura, el tamaño de las cejas el color de los ojos, la extensión de la sonrisa El agua es gratis. No significa que puedas mojar me dices después que nadie viene que si me secas con la boca, ¿quieres? y yo tan educado: claro, por favor. Mira que el cine es un lugar oscuro, lo único que hicimos fue darle un poco más de luz ¿verdad? Y también es frío... La clínica es silenciosa. (Eso se respeta: los besos no suenan) Tiene baños con seguro. Pasillos sin gente. Escaleras sin gente. Jardines sin gente. Salas de espera sin gente. Y muchos rincones para nosotros. Los pasillos del centro comercial son más seguros de lo que uno cree: la gente mira tanto que no nos mira. además qué de raro tiene una mano en la nuca. En la espalda. En la cadera. Etcétera. En la espalda. Etcétera. En el abdomen. ¡Ah! Y el restaurante: que coma de tu plato no es delito. Que me roces debajo de la mesa si es conde malas intenciones y deberían juzgarte. Los ojos saltan como andaluces sobre la mesa: el que baje la mirada pierde. La apuesta es el sonrojo. ¡Ah! Y la sonrisa. La sonrisita. En Transmilenio van todos pendientes de su cartera no de nosotros. igual, nada de raro tiene una mano entre otra. ¡Ay tu manito! Dedito-dedito. Dedito-palmita caricia de mala educación mano en el abdomen sube, baja, adentro, afuera, adentro mano que entra en la pretina entra tu mano respiro aguanto el aire. Aprietas, recorres coges, abarcas todo. Caliente está la mano ardorosa con las brasas entre los dedos y la palma la palma la palma y un pequeño quejido como cuando me abrazas con fuerza la palma la palma los dedos los dedos. Ven dame la cara mírame a los ojos mientras haces eso. Me impregno de tu olor en las calles más oscuras avanzo un paso izquier dos tres te interpones en mi camino, sonríes y extiendes los brazos aprendo a apuntar a tus flancos hago tu espalda mía en medio de la avenida. Violamos las reglas de los parques infantiles humedecemos los teatros con el sudor incontenible nadie nota los vidrios empañados ni las miradas cristalizadas, detenidas, fosilizadas. Venir, volver, venirse, volverse vapor somos cuerpos que se atraen para matarse: si nos encuentran en el baño nos expulsan, la cárcel será otro buen lugar para bebernos; la contorsión nos hace vulnerables encima del capó del carro y en la terraza es como venirse encima de la ciudad. Te saludo: te asfixio: y te penetro hacemos ruido pero ellos no nos escuchan porque atienden nuestra orden de [capuchino y café latte. Es bueno sentarse y aparentarnos inocentes. La gente dirá: qué buenos muchachos son aquellos Y nosotros: sí, qué buenos muchachos hemos sido. *** Los desilusionados Cada vez hay más desilusionados en la calle. Los encuentra uno mirando el suelo. Patean piedras donde no hay piedras, acarician perros, alimentan palomas, amarran sus zapatos para sentir los vidrios rotos con las plantas abiertas. Pobres hombres entristecidos condenados a no existir a recordar a no olvidar el momento en que te vieron. “En un parque” dijo uno “iba jugando y me sonrió” “En la estación de flores” dijo otro “subió; las puertas se cerraron y se [sentó a mi lado” “Nada vi, pero sentí su aroma” Eso dijo el más triste. ¡Hay tantos desilusionados! Caminan en fila todos uno detrás de otro Han perdido las ganas de desvelarse; ya no los ve, uno mirando arriba en la ventana de los buses, pensando en alguien tratando de no pensar en alguien. Ningún sabor los asombra. Nada en la calle los asusta. Están tan... así sin ti, como yo sin ti. Ellos no tienen luz. Su cuerpo es apenas la borrasca gris que vuelve caótico el camino, que los hace volver como vuelven las cosas marchitas cuando se arruinan los sueños (porque los sueños siempre se [arruinan y si no pregúntenme quién era, pregúntenme hasta dónde fui cuántas veces indagué yo también su nombre para perderlo). Son los pobres entristecidos que serían felices si supieran tu nombre. Somos las pobres indecencias que recobraríamos alma si tocáramos tus manos. Pero no. La libertad no se asume así tan fácil. Los privilegios no llegan a [las multitudes Tú solo vas por ahí, por ahí levantando las sombras de sus pavimentos, cobijando con el manto de lo [imposible. *** Los amaneceres del alma Están Los callejeros están libres de repente, Inapropiados Sueltos Medio desnudos, Titilando en los rincones, Perfumando entre las sombras, Humedeciendo las avenidas. Ahí están. Desesperados Los clandestinos Se van Deshojando, Deshabitando, Se van consumiendo Ellos mismos Se van consumiendo Grandes dosis de sus cuerpos amargos. Se van. Despacio se van. Están Prohibidos Sus propios recovecos Se esparcen. Hay quien los deja caer Hay quien los vende a bajo precio Hay quien los desprecia Los deja volar. Están Desnudos Todos ellos Desabrigados. Invaden las callecitas Las ventanas abiertas Atisban las canecas. Todos ellos Están Condenados, Amarrados, Unidos a sí. Están Tan olvidados Entre los recuerdos Oscuros Los vestigios desordenados Negados Una y otra vez Están Van y vienen Sin existir Amores que se eliminan Se difuminan Se abrazan hasta quemarse. Son amores de la calle De discotecas ruidosas Congestionadas Laberintos indomesticables Callejones Discretos desaciertos entre arrabales oscuros Desatinos del alma Lentos acercamientos que compadecen el cuerpo. Son susurros Los amores urbanos Son suaves fragancias del asfalto Que se alzan como el vapor que le abre paso a la lluvia. *** Canción de la fe cautivo y demencial sobre el celaje explorador del horizonte nuevo. Cada línea en tu mano es un camino que me conduce al verso Jeniffer Moore Tratar de convencer al mundo de la inocencia no aceptar los cargos, caminar en filas de reos que se aman, nadie sabe si como nosotros o más, o creen en el amor como fuga, solamente. Caminar con ellos, hasta donde nos lleven: “He aquí los amantes los ilusos. Mírenlos. Aún creen que romperán el día con sus puños de piedra aún esperan que la noche sea de agua para aguantar el aire pasándolo de boca en boca. Mírenlos qué pobres se ven”. Caminar. Declararse inocente. No importa que la condena entonces sea más larga más dura. Aprenderemos a picar las rocas del desierto miraremos la ciudad desde lejos, la ciudad ajena a nuestra plaga libre silenciosa, pero limpia. Sin sombras en los parques sin jóvenes jugando en los semáforos sin viejos descifrando la lentitud del tiempo con las manos entrelazadas como dos desesperados cayendo juntos con calma. Con la resignación victoriosa de un incendio que se extingue. Caminemos. Vamos a donde el castigo nos llame. Hagamos caso a los hombres que nos odian. Llevemos los males del amor a otros lugares. Tal vez vuelvan a buscarnos. Tal vez clamen el regreso de los amantes algún día. Tal vez nos perdonen. Gritar la inocencia hasta el último segundo. ** Jorge Andrés Acevedo http://www.letralia.com/firmas/acevedojorgeandres.htm Escritor colombiano (Bogotá, 1986). Egresado del Taller de Escritores de la Universidad Central (http://bit.ly/YMlugz), del taller de escritura creativa de la Universidad de los Andes (http://www.uniandes.edu.co) y del taller de creación del Gimnasio Moderno (http://www.gimnasiomoderno.edu.co). Estudia literatura en la Universidad de los Andes. Ha sido incluido en las antologías Melodía de colores (España), Antología de poetas condenados (Argentina) y Libro solidario por Haití (España), y en el Diccionario latinoamericano de poetas (revista Libros y Letras, http://www.librosyletras.com). En Internet ha publicado el libro de relatos eróticos Usos de la lengua (LibroVirtual.org) y el poemario Tiempo de sentir (Bubok, http://www.bubok.es). Ha sido finalista de los premios literarios Wilkie Collins de novela negra (España), Hemingway (Francia), Argenta (Argentina) y Melodía de Colores (España). Mantiene un blog en http://acevedo-celis.blogspot.com. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Y no hay nada más poético que el sentido común”. Boris Vian, El arrancacorazones (1953). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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