~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVII Cagua, Venezuela Nº 282 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 22 de abril de 2013 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Exposición “George Méliès: la magia del cine”, en | Breves Barcelona (España). / I Taller de Autoedición de Libros | para Autores (Valencia, España). / Taller literario | “Olas de jade verde”, sobre literatura china. / Taller | “Punto final, una antesala a la publicación”, en | Caracas. / Presentación de Simpatía por King Kong, de | Ibsen Martínez. / Taller “Imaginarios estéticos, | subjetividad dialectizada”, en Caracas. | | Poeta venezolano Miguel Bonnefoy Borjas gana premio en | Noticias Francia. / Luis Rafael Sánchez, primer ganador del | Premio Pedro Henríquez Ureña. / Biblioteca Nacional de | España planea crear depósito legal digital. / Leopoldo | Brizuela pierde una biblioteca en una inundación. / | Cátedra Vargas Llosa firma convenio con once | universidades peruanas. / El español Luis Goytisolo gana | el Premio Anagrama de Ensayo. / Manuscritos indígenas | mexicanos fueron postulados a Memoria del Mundo. / | Realizan homenaje póstumo al poeta mexicano Rubén | Bonifaz Nuño. / Nicolás Goszi recibió en México el | Premio de Novela Latinoamericana. / Murió el editor | ecuatoriano José Muñoz Rodríguez. / El librero español | Vicente Ayala fallece a los 101 años de edad. / Falleció | el cineasta español José Juan Bigas Luna. / Ciclo de | conferencias reunirá en Málaga a Tranströmer y otros | autores. / Presidente de Chile inauguró la casa-museo de | Vicente Huidobro. / El escritor dominicano Adrián Javier | murió a los 45 años. / La cubana Yoani Sánchez visitó en | Lima a Mario Vargas Llosa. / Destruyen en Lisboa obras | de la Fundación José Saramago. / En poco más de una hora | fueron exhumados restos de Pablo Neruda. / Fallece el | escritor español José Luis Sampedro. / Biblioteca | Histórica de la Complutense publica sus “tesoros” en la | red. / Delia Mariana Arismendi gana el Premio | Policlínica Metropolitana. / Investigadores mexicanos | buscarán en España documentos de sor Juana. / Homenajean | en Nueva York a Jorge Luis Borges por Fervor de Buenos | Aires. / El español Fernando Savater recibe el Premio | Octavio Paz. / El poeta mexicano Javier Sicilia anuncia | su retiro de las letras. / Sergio Pitol recibe en Puebla | la “Clavis Palafoxianum”. / El español Javier Marías | gana el Premio Formentor de las Letras. / Presidente de | Ecuador inaugura la Feria de Santo Domingo. / Laura | Restrepo presentará Hot sur en Caracas. | | “Piedad Bonnett: el cielo era de otros”, Marco Antonio | Artículos y Campos. / “A 27 años de su muerte, Olof Palme sigue | reportajes causando debate”, Javier Claure Covarrubias. / “Fernando | Molano Vargas, 1961-1998”, Harold Alvarado Tenorio. / | “Marco Antonio Ettedgui: poéticas teatrales | pos(t)modernas, de Carlos Dimeo”, Jorge Dubatti. / “El | siguiente, por favor, de Íos Fernández”, Ana María Arce | López. / “La violencia que vendrá”, Carlos Arturo | Caballero. | | Ricardo Azuaje: “Escribir para mí es compulsivo”, | Entrevistas entrevista por Eduardo Cobos. | | “Transgresión y resistencia homoerótica en las obras de | Sala de ensayo Sonia Rivera-Valdés”, Sophie Cabaloue. / “Kordon, | Rozenmacher, Conti. Notas sobre poéticas realistas | argentinas”, Nancy Fernández. | | “Sonetos bíblicos”, Yvette Schryer. / “El guache”, | Letras Alejandro Rafael Gutiérrez Sánchez. / “Poemas de los | árboles añosos” (extractos), Francisco Suárez Trénor. / | “El superhéroe”, Carlos Hernández. / Poemas de Abel | Ochoa. / “El fabricante de espejos”, Pablo Ferraioli. / | Cinco poemas de “Vísperas” (2012), Ulises Varsovia. / | “La píldora”, Berly A. Marelo. / Tres poemas de Óscar | Cortés Tapia. / “¿Los terroristas se confiesan?”, Blanca | del Cerro. / Poemas de Jesús Peñalver. / “Vida bendita”, | David Pérez Marulanda. / Poemas de Francisco Javier | Lerena. / “Humaredas”, Ricardo Juan Benítez. | | Rafael Cadenas. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| *** Exposición “George Méliès: la magia del cine”, en Barcelona (España) Desde el pasado 5 de abril hasta el lunes 24 de junio es posible presenciar la exposición “George Méliès: la magia del cine”, en CaixaForum Barcelona (España). Se trata de un homenaje a quien ha sido llamado el primer mago del cine, realizador y distribuidor de más de 500 películas entre 1896 y 1912. La muestra repasa la diversidad de su obra y el valor que ha tenido en la evolución de la historia del cine. Explica por primera vez las raíces culturales, estéticas y técnicas de Méliès y demuestra que los orígenes de su mundo se encuentran en los orígenes del cine: sombras animadas, linterna mágica, fantasmagoría, cronofotografía, ilusionismo, magia y fantasía. Los visitantes podrán apreciar un total de 418 objetos, entre filmes, fotografías, dibujos, vestuario, carteles y aparatos de cine. Comisariada por Laurent Mannoni, director científico de Patrimonio y del Conservatorio de Técnicas de La Cinémathèque Française, la muestra llega a la capital catalana con piezas inéditas, nunca antes expuestas, como el autómata utilizado por Martin Scorsese en la película La invención de Hugo, o con delirantes inventos como “el armario del decapitado recalcitrante”. http://bit.ly/11xdpA4 *** I Taller de Autoedición de Libros para Autores (Valencia, España) La editorial valenciana ADD Personas y Libros, dirigida a escritores y autores que desean publicar su obra ya sea en papel o en e-book, lanza en la ciudad española de Valencia sus primeros talleres prácticos sobre autoedición literaria. El primero es el I Taller de Autoedición de Libros para Autores, impartido por uno de los editores de ADD, Mauro Guillén, y que tendrá lugar los jueves 25 de abril y 2, 9 y 16 de mayo de 2013, de 19 a 21 horas, en una de las salas del Espai la Rambleta. En este primer taller se verán temas como las alternativas de edición para el autor, el código tipográfico y la corrección, la maquetación del libro, las cubiertas e incluso aspectos legales como los derechos de autor y el ISBN. El curso cuesta 90 euros y el organizador ofrece un descuento adicional de 10% para personas desempleadas. Además del curso y su material formativo correspondiente, incluye una sesión tutorial individual de 45 minutos con el editor, y la impresión de un ejemplar del libro de cada uno de los asistentes. http://www.addeditorial.com *** Taller literario “Olas de jade verde”, sobre literatura china A partir de este viernes 26 de abril, la docente y escritora venezolana Gloria Dolande (http://www.letralia.com/firmas/dolandegloria.htm) dictará en Maracay, Aragua (Venezuela), el taller literario “Olas de jade verde: una mirada a la literatura china”, cuya participación es gratuita y no requiere previa inscripción. “La china es una cultura que desea ser explorada, leída y entendida”, dijo Dolande. “Para algunos será algo novedoso, exótico, trivial, tan distinta y seductora, y es que en la literatura china, por ejemplo, hay animales que no aparecen en los textos de nuestros ilustres escritores, y los que aparecen adquieren una mitificación maravillosa. Por esta razón, esta puerta que se abre hacia lo oriental representará tanto un reto como un placer”. El taller es promovido por la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello a través de la Coordinación de Formación Literaria, y se desarrollará en cinco sesiones, todos los viernes, en la Biblioteca Pública “Agustín Codazzi”, ubicada en la Casa de la Cultura de Maracay. Los interesados pueden solicitar mayor información escribiendo a la dirección electrónica gebrock83@hotmail.com. *** Taller “Punto final, una antesala a la publicación”, en Caracas El escritor venezolano Salvador Fleján (http://www.letralia.com/firmas/flejansalvador.htm) dictará en Caracas, del 26 de abril al 11 de mayo, el taller “Punto final, una antesala a la publicación”, en el que ofrece una consultoría “casi personalizada” de carácter técnico-literaria que busca orientar al autor novel en todo lo relativo a la puesta a punto de un libro recién finalizado o por terminar. El taller persigue como objetivo primordial detectar las debilidades y fortalezas del texto (novelas o libros de cuentos) con el fin de dejarlo en condiciones óptimas para ser presentado a una editorial. Los participantes asistirán a sesiones diseñadas para la discusión de sus manuscritos directamente con el facilitador, e irán trabajando progresivamente en las correcciones mayores del texto. Fleján (Caracas, 1966) es licenciado en letras por la Universidad Central de Venezuela (UCV). Textos suyos han sido publicados en diversas antologías. Ha obtenido, entre otros, el primer premio en el Concurso Nacional de Cuentos Sacven (2003), el premio único en el Concurso Nacional de Cuentos de Fundalita (2004) y el primer premio del concurso de cuentos “Sexo para leer” (2008), auspiciado por la revista Urbe Bikini. Además ha publicado los libros de cuentos Intriga en el Car Wash (Random House Mondadori) y Miniaturas salvajes (Puntocero). El taller, que cuesta 1.500 bolívares, será dictado en la Librería Lugar Común (Avenida del Ávila con Francisco de Miranda, Altamira, edificio Humboldt, PB, Caracas) el 26 y 27 de abril, y el 3, 4, 5, 10 y 11 de mayo. Para participar se requiere tener un proyecto literario empezado, que debe enviarse al momento de la inscripción. Los interesados pueden solicitar mayor información a la dirección electrónica queleer10@gmail.com. http://bit.ly/ZLlr48 *** Presentación de Simpatía por King Kong, de Ibsen Martínez Este sábado 27 de abril será presentada en Caracas la novela Simpatía por King Kong (Planeta), del escritor venezolano Ibsen Martínez (http://ibsenmartinez.com; Caracas, 1951), en el marco del Quinto Festival de la Lectura de Chacao, que tendrá lugar del 26 de abril al 5 de mayo. Inspirada en la vida del sonero cubano Kiko Medive, la trama de la más reciente novela de Martínez atraviesa la Cuba de los años cuarenta, el México del gran cine y la Venezuela contemporánea. “Con tales elementos, el autor, en pleno dominio de su oficio, logra la novela de un mambo y de una traición. Una genuina fiesta del lenguaje en un texto excitantemente contemporáneo”, dice un comunicado de la editorial. La actividad se realizará en el Salón “Obelisco” (Plaza Altamira, Caracas) a las 5 de la tarde, y contará con palabras de César Miguel Rondón. Martínez, conocido por ser el autor del libreto de la exitosa telenovela Por estas calles (1992-94) ha publicado antes las novelas El mono aullador de los manglares (2000) y El señor Marx no está en casa (2009). http://ibsenmartinez.com *** Taller “Imaginarios estéticos, subjetividad dialectizada”, en Caracas Un taller-investigativo facilitado por el investigador Williams Montesinos, profesor de la Universidad Pedagógica Experimental (Upel), se desarrollará desde el jueves 2 hasta el sábado 4 de mayo de 2013 en la Sala de Lectura de la Biblioteca Isaac J. Pardo de la Fundación Celarg, en Caracas. El taller se titula “Imaginarios estéticos, subjetividad dialectizada. Estudio de caso acerca del nomadismo, transversalidad y extensionalidad en la Teoría estética de Theodor Adorno”. El taller se basa en el octavo capítulo de la Teoría estética de Adorno en alianza con la “lógica de la contradicción” de Stéphane Lupasco (mentor del concepto de trialéctica) y los caminos explicativos constituidos por “el distinguir” entre objetividad transcendental/objetividad constitutiva del biólogo chileno Humberto Maturana. Montesinos (Caracas, 1956) es investigador, compositor y musicólogo. Fundador y responsable de Reca-AL (programa adscrito a la Universidad Sorbona-Panteón, París 1); investigador asociado al Centro de Investigaciones Históricas y Sociales Federico Brito Figueroa (CIHSFBF); coordinador de la línea de investigación Música y sociedad en el área Cultura, sociedad e imaginarios estéticos, correspondiente al Programa de Doctorado de Cultura Latinoamericana y del Caribe de la Upel. La actividad, de participación gratuita, tendrá lugar de 4 de la tarde a 8 de la noche los días jueves y viernes y de 8 de la mañana a 12 del mediodía el sábado 4 de mayo de 2013. http://www.celarg.gob.ve/Espanol/taller%20willian%20montesinos_2013.html ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** Poeta venezolano Miguel Bonnefoy Borjas gana premio en Francia El joven escritor franco-venezolano Miguel Bonnefoy Borjas, de 26 años, obtuvo el máximo reconocimiento del jurado del 28º Premio del Joven Escritor de Lengua Francesa, entre 995 textos recibidos de 55 países, incluyendo Francia. El premio fue oficialmente entregado el sábado 23 de marzo en la Feria del Libro de Francia, en París. Bonnefoy Borjas es autor del cuento “Ícaro”, que será publicado en una compilación editada en cuatro mil ejemplares por la Editorial Buchet/Chastel, con el título Ícaro y otros cuentos, prologada por el escritor Dominique Fabre. Esa edición contará con el apoyo de la escritora mauriciana Ananda Devi, reseñó una nota de prensa. La literatura de Miguel Bonnefoy Borjas se orienta en la reescritura de los mitos griegos, aunque también se siente atraído por hechos apegados a la realidad actual. Su estilo único, cargado de una gran fuerza poética, lo hace merecedor de este reconocimiento y de un futuro prometedor dentro del mundo de las letras. Fuente: El Universal *** Luis Rafael Sánchez, primer ganador del Premio Pedro Henríquez Ureña El novelista puertorriqueño Luis Rafael Sánchez se convirtió este 10 de abril en el primer ganador del Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, instituido por el gobierno de República Dominicana el 27 de marzo, y que reconoce la productividad literaria, la crítica y la creación de pensamiento en la obra de toda una vida. El premio, que deberá ser convocado cada año por el Ministerio de Cultura de ese país, será entregado cada año a dos autores iberoamericanos, uno de los cuales debe estar en pleno desarrollo de su obra, mientras que el otro, por razones de salud o decisión propia, debe haberla concluido. El otorgado a Sánchez se corresponde con la primera categoría. En decreto emitido por el presidente dominicano Danilo Medina Sánchez, se establece que el premio será otorgado “en cualquiera de los géneros en que se manifiesta la inventiva literaria, la crítica literaria o el pensamiento humanístico en su despliegue histórico o contemporáneo, y donde se articule una reflexión en torno a la expresión iberoamericana”. El autor puertorriqueño recibirá el galardón de manos del presidente Medina el próximo 29 de abril, en el marco de la XVI Feria Internacional del Libro de Santo Domingo 2013, que se celebra del 22 de abril al 5 de mayo. La ceremonia se realizará en el Palacio Nacional. El premio está dotado con 25.000 dólares, un diploma de acreditación y una escultura creada por un artista dominicano. Además, el Ministerio de Cultura publicará mediante la Editora Nacional una selección de las obras de cada uno de los escritores premiados para su exclusiva distribución en territorio dominicano. “Ha sido una gran sorpresa, tan inesperada como grata”, dijo Sánchez a la prensa dominicana. “El hecho de que el premio lleve el nombre del excepcional intelectual hispanoamericano honra mucho, pero mucho obliga. Va mi gratitud al jurado. Ya habrá ocasión de conocer a sus integrantes, allá en la República Dominicana, el próximo 29 de abril”, reaccionó el autor de obras como la novela La guaracha del Macho Camacho, el ensayo La guagua aérea y obras como Quíntuples. Eva Guerrero Guerrero, Néstor Rodríguez, Miguel de Mena y Ramón Antonio Victoriano integran el jurado, que tiene como presidenta de honor a Sonia Henríquez Lombardo, hija de Henríquez Ureña, y como comisario a Luis O. Brea Franco. Según este último, el jurado eligió al escritor puertorriqueño por decisión unánime. Uno de los más importantes intelectuales dominicanos, Henríquez Ureña desarrolló una obra que abarca la filología, la literatura, la crítica y el magisterio, habiendo sido maestro de generaciones de creadores importantes en las letras latinoamericanas tales como Alfonso Reyes, Ernesto Sábato y Jorge Luís Borges. Fuentes: Diario Dominicano • El Nuevo Día *** Biblioteca Nacional de España planea crear depósito legal digital Como una consecuencia de la disminución en la cifra de documentos impresos que se registran anualmente, y al mismo tiempo el aumento de publicaciones digitales, la Biblioteca Nacional de España (BNE) planea crear un depósito legal electrónico “donde se recoja parte de la información y el saber que se genera y difunde por Internet”, dijo el pasado 3 de abril la directora de la institución, Ana Santos Aramburo. Quien dirige la BNE desde febrero pasado en sustitución de Gloria Pérez Salmerón, agregó que se trata de una labor delicada y que aún está por definir, y adelantó que se hará tres barridos anuales en obras libres de derechos, webs y, sobre todo, revistas digitales, que se han multiplicado. “La Biblioteca Nacional es, desde hace trescientos años, la depositaria del saber que se genera en España y la transmisora de ese conocimiento para la futuras generaciones”, dijo Santos Aramburo en su primer encuentro con la prensa tras su toma de posesión en el cargo. La directora considera “urgente” la elaboración de una ley de bibliotecas, siguiendo los pasos del Museo del Prado y del Reina Sofía, organismos autónomos que cuentan con su propio régimen jurídico. “Está muy avanzado el borrador del proyecto que va a definir la misión y las funciones de esta institución”, dijo la funcionaria, quien agregó que se trabaja en lograr un consenso para que esta ley tenga sentido y durabilidad. Santos Aramburo, que entre 2007 y 2011 trabajó en la BNE como directora de Acción Cultural, alabó la impecable trayectoria de sus antecesoras y destacó su labor de divulgación y de acercar la biblioteca al público. En este sentido, han sido importantes las exposiciones que se han celebrado en su sede, y para el próximo curso destaca una gran muestra de los tres siglos de la Biblioteca Nacional (para final de año, y en 2014, una gran exposición sobre Santa Teresa de Jesús, adelantándose al quinto centenario de su nacimiento). Licenciada en geografía e historia por la Universidad de Zaragoza, Santos Aramburo inició su trabajo en esta ciudad en 1981, para pasar al año siguiente a la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), donde permaneció 25 años. En la actualidad, y antes de acceder a su nuevo cargo, Santos Aramburo era directora general de Bibliotecas y Archivos del Ayuntamiento de Madrid. La nueva directora recordó que la BNE es un centro estratégico para difundir la cultura española dentro y fuera de la nación ibérica, por lo que se potenciará la colaboración con otras instituciones estales, de comunidades, universidades e hispanistas. Fuente: El Mundo *** Leopoldo Brizuela pierde una biblioteca en una inundación El escritor argentino Leopoldo Brizuela, ganador del Premio Clarín (1999) y del Premio Alfaguara (2012), perdió una de sus bibliotecas —dotada con entre dos mil y tres mil libros— a consecuencia de una inundación que afectó la planta inferior de su casa en Tolosa, en el Gran La Plata, provincia de Buenos Aires. “Empezó a correr el agua como un río por la vereda, pero con muchísima fuerza, pasaba, pasaba, pasaba y no sabíamos cuándo iba a parar”, dijo Brizuela a la prensa argentina el pasado 3 de abril. “Cuando entró, fuimos al primer piso. Siguió subiendo, siguió subiendo, yo estaba como hipnotizado. Perplejo”. En la planta anegada vivían la madre del escritor con una señora que la cuida. Ahora las dos mujeres se han mudado con él a la planta superior. La biblioteca alcanzada por la inundación estaba ubicada en un garaje de la primera planta. “Son dos, tres mil libros. Libros de consulta, libros de la infancia. Y los vinilos. No quise ni revisar, me duele demasiado”, dijo el autor de Una misma noche. Brizuela estuvo horas sin luz y en la parte de abajo, ahora que la luz volvió, la mantiene cortada: “Corté la luz abajo, en la parte más dañada. Porque ahora no hay agua, pero los enchufes estuvieron tapados, no sé qué pasa cuando vuelve la electricidad, si la pared estaba toda mojada...”. Y hace las cuentas: “Los electrodomésticos no creo que sobrevivan, la computadora está sumergida”. La madre se preocupó por su vecina: “Al lado vive otra señora de 90 años sola, mi vieja se acordó de ella y le dijimos que seguramente la habían ido a buscar los hijos. ¡Qué la van a venir a buscar, si no se podía llegar! Se debe haber bancado el metro de agua...”. El escritor, que nació allí mismo en 1963, dice que nunca vio algo así: “Nunca pasó esto acá. De chico tenía un piano y nunca tuvimos problema, se inundaba, pero de cordón a cordón. Lo tradicional es que, como acá está lleno de árboles, las hojas tapen todo y se inunde un poco. En la esquina de casa hay dos bocas de tormenta que estaban colapsadas y cuando paró de llover, el agua escurrió enseguida. Más allá de las responsabilidades políticas, nunca había visto cuatro horas de lluvia tupida como en el peor momento de una tormenta”. Fuente: Clarín *** Cátedra Vargas Llosa firma convenio con once universidades peruanas La Cátedra Vargas Llosa, desde la que se promueve la obra del Premio Nobel entre otras actividades a favor de la lectura y escritura, suscribió el miércoles 3 de abril un convenio con once universidades peruanas para desarrollar actividades conjuntas. Estas universidades se suman a diez españolas y una mexicana que ya estaban incorporadas a la Cátedra, la cual busca expandirse por “todo el continente” y todos los lugares donde la lengua española tenga envergadura, según dijo su director, el escritor español Juan Jesús Armas Marcelo. Después de la ceremonia, que se celebró en la residencia del embajador español en Lima, Juan Carlos Sánchez Alonso, Armas Marcelo reveló que la universidad francesa de La Sorbona suscribirá el 30 de mayo un convenio con la Cátedra y que hay negociaciones a punto de terminar con la de Stanford y con la Cuny de Nueva York. Los centros peruanos que suscribieron el convenio son la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad Católica de Santa María, la Femenina del Sagrado Corazón, la de Lima, la Nacional de Ingeniería, la Nacional de San Agustín de Arequipa, la Mayor de San Marcos, la Peruana Cayetano Heredia, la Peruana de Ciencias Aplicadas, la Ricardo Palma y la San Ignacio de Loyola. “En el curso de tres o cuatro años, y en momentos de crisis como estamos viviendo, lo más seguro será que aquí tengamos de 24 a 30 universidades que empujen a las demás a venir”, afirmó J. J. Armas Marcelo. La Cátedra inauguró sus actividades en Perú el martes 2 con un homenaje al ensayista y crítico literario José Miguel Oviedo, en el que participaron diversos escritores, entre los que estaba el propio Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010. Una iniciativa conjunta de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes con las universidades españolas de Murcia, Valladolid, Europea de Madrid, Málaga, La Rioja, Alicante, Granada, Castilla-La Mancha, Las Palmas de Gran Canaria e Internacional Menéndez Pelayo, y la mexicana de Guadalajara, la Cátedra busca fomentar y apoyar el estudio de la literatura contemporánea, potenciar el interés por la lectura y la escritura, apoyar la nueva creación literaria iberoamericana, difundir la obra de Vargas Llosa y promover estudios de investigación, entre otros temas. Como parte de su agenda en Perú, el viernes 5 fueron anunciadas las bases del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que otorgará 100 mil dólares al ganador. “Ahora iniciamos las actividades y lo del premio es capital porque va a ser uno de los más importantes del mundo, no sólo por los 100 mil dólares, sino porque ponemos una hipótesis y una posibilidad, que es la de consagrar nuevos valores de escritores que a lo mejor con este impulso llegan a ser tan importantes como lo ha sido Vargas Llosa en el pasado y en el presente”, dijo Armas Marcelo. Fuente: EFE *** El español Luis Goytisolo gana el Premio Anagrama de Ensayo Su libro Naturaleza de la novela narra el desarrollo del género a través de los siglos y expone sus ideas sobre el futuro: “El libro impreso se convertirá en un objeto de coleccionismo, algo así como un vino de reserva para sibaritas”. El escritor barcelonés Luis Goytisolo ganó el 41º Premio Anagrama de Ensayo con la obra Naturaleza de la novela, en la que analiza el origen y la genealogía del género novelístico. El finalista del premio, al que se habían presentado 131 originales, fue Jorge Carrión por su obra Librerías, según se anunció este miércoles 3 de abril. La obra ganadora se editará el próximo mayo, mientras que el ensayo finalista aparecerá en septiembre. El editor Jorge Herralde, fundador de Anagrama, subrayó que es el primer ensayo íntegro de Goytisolo (Barcelona, 1935), “muy sintético y nada académico”, en el que explica toda la trayectoria de la novela a lo largo de los siglos y que acaba con “un canto a la persistencia de la gran literatura”. En Naturaleza de la novela, Goytisolo aborda algunos de los temas que ya trató de manera tangencial en sus artículos ensayísticos-literarios reunidos en El porvenir de la palabra (2002). Sin embargo, sólo en Naturaleza de la novela el autor plantea y desarrolla los aspectos fundamentales a los que alude el título y se interroga sobre qué es ese género literario llamado novela, lo que hoy entendemos por tal, cuándo se inicia, cuáles son sus orígenes y características y cuáles los factores directos e indirectos que propician su formación como género. No soslaya tampoco Goytisolo en su análisis la recurrente crisis de la novela y las circunstancias en las que se produce actualmente. Goytisolo quiere ser “positivo y optimista” respecto de la gran literatura, de las grandes novelas: “Igual que en la actualidad leemos a cualquier escritor griego clásico, en formatos e idiomas para ellos impensables, igual pasará con las novelas actuales”. “La novela, tal como la entendemos hoy, está muy vinculada al Renacimiento, a la imprenta y a la secularización”, en un momento en el que, recuerda Goytisolo, “la pintura abandona las iglesias, la música deja de ser religiosa y se convierte en clásica, y la arquitectura deja de dedicarse a construir catedrales fundamentalmente”. A su juicio, el Quijote es, sin duda, la primera gran novela, por sus componentes, entre ellos el humor, y a partir de la obra de Cervantes, “el género evolucionó y su época de auge se produjo de mediados del siglo XIX a la mitad del XX”. En los años cincuenta del pasado siglo empieza el declive, emparejado a “un cambio en los ámbitos sociales y no a la irrupción del cine”, pues a su juicio cine y literatura “se han beneficiado mutuamente”. Goytisolo sitúa el problema del género novelístico en los años ochenta, cuando empezaron a aparecer otros factores, como “la mayor dedicación a ver la televisión, Internet y la informática, que han acabado afectando a la novela y también al cine”. “Los hábitos sociales tienen un papel fundamental. A partir de la imprenta se pudo leer en privado y evolucionó deprisa”, añade. “El Quijote fue el gran punto de partida. De mediados del siglo XIX a mediados del XX fue una época de auge, pero luego empieza el declive, y cuando llega la televisión, y volvemos a hablar de hábitos sociales, la gente tiene menos tiempo para la lectura”. “La novela está en declive. No acabará, pero será distinta”. “La considero en fase de extinción”, afirma el autor en el epílogo del libro. Una crisis que el autor barcelonés detecta en otras artes, como la arquitectura, la pintura que también vivió su decadencia con el final del caballete, o la música clásica, que fue otra cosa a partir de los últimos grandes compositores, Stravinski y Bartok. A Goytisolo le preocupa que la lectura se convierta en una actividad especializada y que la gran mayoría deje de leer obras de cualquier tipo de creación literaria. “Me preocupa, en el fondo, que la cultura, y más concretamente la literaria, se convierta para las mayorías en algo prescindible, accesorio”, señala en el epílogo de su libro. La revolución tecnológica e Internet “marcan una época tan importante como lo fue el nacimiento de la imprenta”, asegura. “¿Cuál será el futuro? Es muy difícil de imaginar, como fue difícil imaginar en el siglo XV lo que iba a significar la imprenta”. El escritor prevé que se inventarán nuevos artilugios que hagan la lectura más cómoda y, dice en el epílogo de su obra premiada: “El libro impreso se convertirá en un objeto de coleccionismo, algo así como un vino de reserva para sibaritas”. Goytisolo ganó el Premio Biblioteca Breve con su primera novela, Las afueras. De su vasta obra destaca la tetralogía novelística Antagonía, que Anagrama publicó en 2012 por primera vez en un solo tomo: Recuento, Los verdes de mayo hasta el mar, La cólera de Aquiles y Teoría del conocimiento. Es miembro de la Real Academia Española (RAE) y ha obtenido, entre otros premios, el Nacional de Literatura y el de la Crítica. Librerías, la obra con la que Jorge Carrión resultó finalista del Anagrama, es un recorrido por expendios de libros de todo el mundo, su historia, las relaciones que mantuvieron con escritores o cómo se convirtieron en centros culturales o de resistencia política. Carrión (Tarragona, 1976), doctor en humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, donde imparte clases de máster de creación literaria, teoría del viaje y periodismo cultural, afirma que las librerías viven momentos complicados y que cuando corrija el libro tendrá que anotar alguna “defunción”, como la barcelonesa Catalònia. “Las librerías aparecen y desaparecen y se reconvierten, como una en Estambul que es también restaurante o las de Madrid que venden libros a peso. Sobrevivirán, pero tendrán que cambiar radicalmente”, explica. El jurado del premio Anagrama, dotado con 8.000 euros, estaba compuesto por Salvador Clotas, Román Gubern, Xavier Rubert de Ventós, Fernando Savater y el editor Jorge Herralde. Fuentes: EFE • El País *** Manuscritos indígenas mexicanos fueron postulados a Memoria del Mundo Para su inscripción en el Registro Memoria del Mundo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), han sido postulados 58 manuscritos en lenguas indígenas mexicanas, entre libros de tributos, anales, crónicas, vocabularios, gramáticas, arte de la lengua, sermonarios, confesionarios, textos bíblicos, poesía y representaciones, que se complementan con 35 documentos más de los siglos XVI y XIX, según se informó el pasado 3 de abril. El patrimonio documental está propuesto para el citado registro junto con materiales de la misma naturaleza que custodian la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap), el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y la Universidad Iberoamericana (UIA), según señala un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah). Distribuidos en los fondos Franciscano, Colección Antigua, Lira, Colegio de San Gregorio, Colección Bustamante, Federico Gómez de Orozco, Jesuita, así como en la I, II y III Serie de Papeles Sueltos, los 58 manuscritos en lenguas indígenas de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) proceden en su mayoría de la Biblioteca del Antiguo Museo Nacional, pero emanan directamente de las instituciones religiosas que catequizaron a lo largo y ancho del territorio novohispano. El material está escrito en chiapaneco, chinanteca, chontal, cakchiquel (de Guatemala), matlaltzinca, mazateca, mixteco, maya, mayo, mazahua, mixe, mixteco, náhuatl, otomí, purépecha, trique, zapoteco y zoque, lo que implicó para los frailes, principalmente franciscanos y jesuitas, el conocimiento profundo de las mismas para realizar las adaptaciones fonéticas convenientes. Más allá de su posible inscripción en la lista de la Unesco, comenta el historiador Juan Carlos Franco, responsable de la catalogación del Archivo Histórico de la BNAH, su importancia para la historia mexicana y universal es indiscutible, al ser testimonio del proceso de aculturación en el Nuevo Mundo, y que implicó para las distintas órdenes religiosas la adecuación del Evangelio y, por ende, de los caracteres latinos a la diversidad de idiomas originarios de estas tierras. Abundó que estos ejemplares “son testimonio de la evolución de algunas de las lenguas indígenas del país y dan cuenta de fenómenos sociales como la evangelización y el mestizaje del lenguaje escrito, mediante la adaptación de los caracteres europeos a las palabras de un nuevo continente”. Mientras sostiene un vocabulario en otomí editado en 1771, el cual se complementa con un impreso, Juan Carlos Franco explica que se solicitaron tipos especiales de imprenta en Europa para adaptar los sonidos a este idioma. Franco, junto con su colega María de Lourdes González Cabrera, son responsables de la redacción del formulario para la inscripción de los manuscritos en lenguas indígenas, y destacan que entre los más antiguos se encuentra un sermonario del siglo XVI, en lengua náhuatl, proveniente de la Biblioteca Indiana de Lorenzo Boturini. Otra de las rarezas documentales es un catecismo de fines del siglo XVI o inicios del XVII, en lengua chiapaneca (ya extinta), que en sus páginas intercala la escritura con dibujos. Se trata de una reminiscencia de los catecismos testerianos elaborados durante la Conquista, a base de pictografías, antes de que los instructores religiosos hubiesen aprendido las lenguas de los pueblos indígenas. Los soportes de estos documentos también refieren a al menos los tres siglos de la Colonia, en que se les consideró una herramienta fundamental para la conquista espiritual. Hay desde los prehispánicos como el papel maguey, hasta el europeo, llámese papel de trapo o pergamino. Pero no sólo documentos doctrinarios fueron escritos en lenguas indígenas, señala Juan Carlos Franco; ejemplo de ello es un libro de tributos del Marquesado del Valle —que incluía amplios terrenos en Oaxaca y en el estado de México, concedidos por el rey Carlos V a Hernán Cortés—, escrito en náhuatl a fines del siglo XVI. Versos, poemas e historias también cobraron vida a través de las lenguas indígenas, como es el caso del título Nican Mopohua, historia de las apariciones de la Virgen Santísima María Guadalupe. Los 58 manuscritos en lenguas indígenas de la BNAH conforman el grueso de los documentos propuestos para el Registro Memoria del Mundo, que se complementa con 35 documentos más que postulan la Buap, el ITESM y la UIA. Los manuscritos de la BNAH están siendo digitalizados, no sólo por cumplir con las normas de la Unesco para patrimonios susceptibles de inscribirse en el Registro Memoria del Mundo, sino para su preservación, de suerte que evita su manipulación y permite la consulta permanente, al actualizar los soportes tecnológicos. Fuente: El Universal *** Realizan homenaje póstumo al poeta mexicano Rubén Bonifaz Nuño Entre canciones populares y poemas alusivos al amor, la memoria, la mujer y la muerte transcurrió el homenaje que la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) rindió el pasado jueves 4 de abril al poeta mexicano Rubén Bonifaz Nuño, “uno de sus hijos más preciados”, como lo definió el rector José Narro Robles. Fue una ceremonia llana y emotiva, de poco más de una hora, en la que las palabras del poeta y humanista veracruzano, fallecido el pasado 31 de enero a los 89 años (http://www.letralia.com/277/0131bonifaz.htm), conmovieron a la variopinta audiencia que desbordó la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario. Tanto jóvenes estudiantes como personas mayores, amas de casa, trabajadores universitarios y funcionarios de varias dependencias públicas —entre ellos el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Rafael Tovar y de Teresa— asistieron al evento. Correspondió a los poetas Juan Gelman, Eduardo Lizalde (http://www.letralia.com/firmas/lizaldeeduardo.htm) y Vicente Quirarte dar lectura a uno o dos poemas de Bonifaz Nuño, en dos diferentes turnos cada uno. Así, pudieron apreciarse obras retomadas de los libros La muerte del ángel, Los demonios y los días y El manto y la corona, entre otros. Antes, el grupo La Mar, integrado por estudiantes de la Escuela Nacional de Música de la Unam, interpretó de forma festiva el son veracruzano “La bruja”. Lo mismo haría en un receso de la citada lectura, con los acordes y letra de “Caminos de Guanajuato”, de José Alfredo Jiménez. Fue un homenaje netamente universitario, con preeminencia de la comunidad estudiantil, no sólo entre el público, sino que la lectura de los discursos oficiales estuvo a cargo de estudiantes y no de sus autores. La joven Daniela Arroio Sandoval se encargó de dar voz a las palabras de José Narro Robles, rector de la máxima casa de estudios, quien en su texto definió a Bonifaz Nuño como uno de los más insignes universitarios de México y uno de los pilares de las humanidades dentro y fuera del país. “Gran poeta y filólogo, enamorado de la belleza y del espíritu, supo que nuestra cultura requería, para trascender, del cultivo de nuestras raíces. Por ello dedicó parte de su vida a promover las humanidades, a las que reconocía como fundamentales para la cultura nacional, porque cohesionan a la sociedad y dan fuerza al espíritu colectivo. Rubén, el humanista, enseñó el valor del diálogo y la tolerancia, y cultivó el respeto a la pluralidad”, subrayó el funcionario universitario. Fue, asimismo, “un dique ante aquellos que consideran que la vida moderna depende de la racionalidad de los mercados y el éxito del culto a la acumulación de bienes materiales. Él reivindicó y promovió el valor de lo humano, de aquello que enriquece y enaltece a las personas, de lo que engrandece al ser humano aunque no tenga trascendencia comercial”. Antes, Tania Saavedra Ortega dio cuenta de las palabras de René Avilés Fabila, quien aseguró que la obra poética de Bonifaz Nuño “es épica de lo cotidiano”, al dejar constancia de sus penas y de las nuestras. “Pocas veces en la literatura en castellano alguien ha tomado por nosotros la voz y ha dicho con belleza extrema lo que queríamos decir”, sentenció el escritor, cuyo discurso fue precedido por el de Rafael Tovar y de Teresa y el del director del Fondo de Cultura Económica, José Carreño Carlón. Por su parte, el también poeta Marco Antonio Campos (http://www.letralia.com/firmas/camposmarcoantonio.htm), en voz también de Daniela Arroio, recordó cómo el homenajeado tuvo serias dudas en optar por la poesía siendo muy joven. Situación que cambió en los años 40 del siglo pasado cuando ganó los prestigiosos Juegos Florales de Aguascalientes, y de que Agustín Yáñez elogió su quehacer. “Desde entonces, la poesía fue para Bonifaz Nuño viento y luz, ola y espíritu, y le dio tal vez la única libertad en una vida donde no cesaron de perseguirlo las obligaciones. Ya en el amor o en el desamor, el sol central de su poesía fue la mujer, la cual es sujeto y objetivo final de gran parte de los versos que escribió”, subrayó. “Pero Bonifaz Nuño también cantó en diversos libros a los desheredados de la tierra, a la figura de Simón Bolívar, al sueño que representó la vida diaria del México antiguo, a sus desdichas personales, a la muerte, a la que no se cansó una y otra vez de provocar. En fin, la poesía fue para él una vía, quizás la principal, del conocimiento del mundo”. Campos se refirió al influjo que la poesía de Bonifaz Nuño ha tenido entre los jóvenes, que encuentran en ella su biografía amorosa de adolescencia, y destacó cómo son muchos los que han aprendido de memoria “Amiga a la que amo, no envejezcas”. Eduardo Lizalde dio lectura precisamente a los conmovedores versos de aquel poema, “epístola y pendón de todo joven enamorado”. Fuente: La Jornada *** Nicolás Goszi recibió en México el Premio de Novela Latinoamericana El escritor, periodista y traductor Nicolás Goszi (Mercedes, Buenos Aires, 1974), quien recibió el jueves 4 de abril el I Premio de Novela Latinoamericana por Cumbia para un inglés, se congratuló por obtenerlo en México, tierra que reconoció como “un país de tupida y variada tradición literaria reconocida en el mundo”. Contento por el premio obtenido (50 mil pesos mexicanos y la publicación del libro), el autor aseguró que su condición de escritor latinoamericano que gana este laurel en México le hace sentir “que los dos extremos de la patria grande se dan la mano”. Por esa razón, se siente muy agradecido por la honestidad intelectual y moral de Ediciones B y Playboy México, organizadores del certamen, “al premiar a un perfecto desconocido como yo, lo cual no es usual en ningún ámbito y menos entre los premios literarios”. Goszi dejó ver que la motivación que lo llevó a escribir el citado volumen nació al mirar hacia atrás. “Yo viví un tiempo en Inglaterra y allá dejé un amigo, Anthony Reynolds, quien fue parte de mi familia en el exilio. De un modo, él fue el molde del personaje principal de esta novela ganadora”. A partir de ese personaje, dijo, comenzó a contar una historia en la que novela y cine dialogan permanentemente, y la cual recibió ya críticas halagadoras. Recordó que en el marco de la pasada edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara se anunció a Cumbia para un inglés como la ganadora del I Premio de Novela Latinoamericana. “Hoy la estoy presentando en esta ciudad, y espero tener pronto la oportunidad de hacerlo en Buenos Aires”, señaló. El tiraje inicial de la novela es de tres mil ejemplares distribuidos en las sucursales del Fondo de Cultura Económica (FCE) y en otras librerías de México. El jurado estuvo conformado por los escritores y comunicadores mexicanos Nicolás Alvarado y Guillermo Fadanelli, quienes leyeron y analizaron 80 manuscritos originales e inéditos provenientes de los más variados países de América Latina. El objetivo del premio es encontrar obras inéditas que puedan publicarse en cualquier país de habla hispana, fomentar su posible traducción y promover su distribución, así como incentivar la creación literaria y publicar a las mejores plumas contemporáneas, informaron en su oportunidad los organizadores. Goszi ha publicado, entre otros títulos, Noctiluca (Sinopia Libri), libro de microrrelatos que fue traducido al italiano; obtuvo una mención en el concurso de poesía del Rotary Club en 1995 y tradujo al español el poemario Al mondo, con el que Teresa Zuccaro obtuvo el Premio Biennale di Poesía Diego Valeri. Ha escrito para diversos medios argentinos y colaboró con las investigaciones de Martín Sivak, El asesinato de Juan José Torres (1997) y El dictador elegido (2001). En 2013 recibió primera mención en la categoría Literatura testimonial de Casa de las Américas. Cumbia para un inglés es su primera novela. Fuente: Notimex *** Murió el editor ecuatoriano José Muñoz Rodríguez El fundador de Ediciones Peisa, Distribuidora Inca y Librerías La Familia, José Muñoz Rodríguez, falleció el jueves 4 de abril a los 95 años de edad, tras una vida dedicada a fomentar el hábito de la lectura en el Perú. Nacido el 10 de enero de 1918 en la ciudad de Loja, Ecuador, manifestó un temprano interés por la divulgación del libro y, en especial, por el fomento de la lectura como herramienta fundamental para reducir las brechas socioeconómicas reinantes. A inicios de la década de 1940 fundó en Guayaquil, con la dirección de su hermano Alfonso y la participación de sus hermanos Agustín y Julio, la librería Selecciones y la distribuidora de libros y revistas Muñoz Hermanos. Con la experiencia adquirida, y bajo acuerdo con sus hermanos, Muñoz Rodríguez se trasladó al Perú en 1949 para dar inicio a su propio proyecto empresarial, que cristalizó, a poco de su llegada a Lima, con la fundación de Distribuidora Inca, empresa distribuidora de libros y revistas que pronto pasaría a ocupar un sitial importante entre las empresas del rubro. Los viajes que hizo por el territorio peruano a lo largo de la década de 1950 le permitieron forjar una visión de un Perú sofocado por carencias culturales y educativas, pero también pleno de oportunidades. Gracias al trabajo de Muñoz Rodríguez y su equipo de profesionales, la red de circulación del libro se expandió en el Perú. Este éxito inicial le permitió incursionar en la actividad librera mediante la fundación, en 1953, de la cadena de librerías La Familia. Su interés en la divulgación cultural lo llevaría a fundar, posteriormente, en diciembre de 1968, la firma Ediciones Peisa, mediante la que canalizaría su deseo de acercar el libro a muchísimos hogares peruanos. Son más de dos mil los títulos que ha publicado Peisa y ellos constituyen una expresión cabal del espíritu innovador y del sentido social que Muñoz Rodríguez imprimió a sus proyectos empresariales. Fuente: La República *** El librero español Vicente Ayala fallece a los 101 años de edad El librero Vicente Ayala, hermano del genial escritor español Francisco Ayala, falleció el viernes 5 de abril, a los 101 años de edad, en Buenos Aires, donde residió hasta el final de sus días, y a donde llegó en 1940 gracias a la intercesión de su hermano, que se había exiliado allí al final de la guerra civil. Ambos hermanos reposarán en breve juntos en su tierra natal, ya que sus restos fueron incinerados el domingo 7 y serán trasladados “hasta Granada para que estén junto a los de Francisco”, explicó Ximena Ayala, nieta del fallecido. Ximena señaló que muchos de los recuerdos que tiene de su abuelo son de la librería con la que empezó una nueva vida en Buenos Aires y que se mantiene abierta gracias a la labor de su hijo y sus nietos, que han tomado el testigo. “Nos llevaba allí para que ayudásemos, nos decía que intentásemos tener un trabajo en el que no dependiésemos de nadie y nos hablaba de la guerra y de cuándo él era chico en España”, recordó Ximena. Ximena rememoró la gratitud de Vicente hacia su tierra de acogida, en especial hacia las editoriales que le ayudaron a levantar su negocio, que se convirtió en un símbolo de la cultura porteña. Tras pasar su infancia en Granada, Ayala vivió su juventud en Madrid y al comienzo de la guerra civil española fue detenido en Burgos y luego encarcelado durante dos años. Su hermano Francisco logró un visado para Vicente y Carmen, su esposa, y les pagó el pasaje en el barco Oceanía que les permitió empezar su vida de cero en otro continente. Según su nieta, siempre mantuvo un gran cariño hacia su Granada natal, pero aseguraba que se quedaría en Buenos Aires “porque no quería otro exilio” y “sentía que Argentina era su patria y no tenía intención de dejarla”. En 2011, a un mes de su centenario, la Fundación Francisco Ayala homenajeó a Vicente con el documental El guardián de los cuadros. En él se le reconoce el trabajo de haber conservado los cuadros que pintó la madre de los Ayala, Luz García Duarte, y que sirvieron de inspiración para algunos de los más bellos versos de Francisco en el libro El jardín de las delicias. Ayala los desmontó y los ocultó en los bajos de un baúl cuando salió de España y logró trasladarlos a Buenos Aires para conservar viva la memoria familiar. Fuente: EFE *** Falleció el cineasta español José Juan Bigas Luna El cineasta catalán José Juan Bigas Luna, descubridor de grandes actores como Javier Bardem o Penélope Cruz —a quienes unió en 1992 en la cinta Jamón, Jamón—, murió el pasado 5 de abril víctima de un cáncer. Bigas Luna murió en su casa en la Riera de Gaià, Tarragona, acompañado de su mujer y sus hijas, según informó una portavoz de la familia que indicó que, por expreso deseo del cineasta, no se celebraría “ningún tipo de funeral ni de acto público de homenaje”. Pese a estar gravemente enfermo, Bigas Luna estaba trabajando en una adaptación cinematográfica de la novela de Manuel de Pedrolo, Mecanoscrit del segon origen, con la colaboración del productor catalán Carles Porta. “La película se va a terminar y estará dedicada a su nieto”, aseguró la portavoz de la familia. El director de películas como La teta y la luna, Jamón Jamón, Di Di Hollywood o Yo soy la Juani, entre otras, fue incinerado en Tarragona. Uno de los directores más influyentes en el panorama cinematográfico español, Bigas Luna dio sus primeros pasos en el mundo del cine en los años 70. Su filmografía se compone de 18 películas, la primera de las cuales, Tatuaje, la rodó en 1976. La fama no hizo acto de presencia en su carrera hasta dos años más tarde, cuando grabó Bilbao, que resultó seleccionada para el Festival de Cine de Cannes. Tras unos años alejado de la gran pantalla, volvió en 1990 con una adaptación de la novela Las edades de Lulú, de Almudena Grandes. Con Jamón, jamón (1992), una de sus películas más reconocidas, ganó el León de Plata del Festival de Venecia y el premio del Jurado al Festival Internacional de Cinema de San Sebastián. El certamen de Venecia volvió a galardonarle en 1994 con el premio al mejor guión por La teta y la luna, un filme erótico relacionado con el mundo casteller. Sus últimas películas fueron Yo soy la Juani (2006) y Di Di Hollywood (2010). El director había sido reconocido en 1998 con el Premio Nacional de Cine de Catalunya, concedido anualmente por la Conselleria de Cultura de la Generalitat. Nacido en Barcelona en 1946, estaba instalado en Virgili (Tarragona), donde había creado junto a su mujer una empresa de productos ecológicos. Durante su carrera, Bigas Luna tuvo el acierto de descubrir a varias grandes estrellas como Ariadna Gil (Lola), Javier Bardem y Penélope Cruz (Jamón, jamón), Verónica Echegui (Yo soy la Juani) y Jordi Mollà (Jamón, jamón; Volaverunt, y Son de mar). Fuente: La Vanguardia *** Ciclo de conferencias reunirá en Málaga a Tranströmer y otros autores El escritor sueco Tomas Tranströmer, Premio Nobel de Literatura 2011, y el último Premio Cervantes, José Manuel Caballero Bonald, son dos de los principales nombres del ciclo “A cielo abierto. Páginas de literatura universal”, organizado por el Centro Cultural Generación del 27, con sede en Málaga. En total, serán “catorce grandes nombres de distintas culturas y lenguas” los que participarán en este ciclo, que comenzó este 5 de abril y se prolongará hasta el 5 de diciembre, informó José Antonio Mesa Toré, director del Centro Generación del 27, que organiza el evento junto a la Universidad Dickinson College en España. Están representadas todas las lenguas oficiales del Estado español, con el catalán Francesc Parcerisas (11 de abril), el gallego Xoán Abeleira (10 y 11 de octubre) y el vasco Kirmen Uribe (24 de octubre), mientras que el castellano está presente con Caballero Bonald (23 de mayo) y con el peruano Eduardo Chirinos (5 de abril), que ganó el Premio de Poesía Generación del 27 en 2009. Mesa Toré destacó la importancia no sólo de los autores participantes, sino también de sus presentadores, y por ejemplo Tranströmer acudirá en octubre, en una fecha aún por determinar, acompañado por otro gran poeta sueco y amigo de la infancia, Lasse Söderberg, y por Ángela García, una destacada poeta colombiana. Otro de los grandes nombres será, en mayo, el ruso Evgueni Evtuchenko, “uno de los grandes poetas de la literatura universal del siglo XX”, que será presentado por el poeta chileno Ángel Campos, añadió el director del Centro del 27. Completan el cartel la estadounidense Caroll Ann Johnston (25 y 26 de abril), el portugués Joao Luis Barreto Guimaraes (16 y 17 de mayo), el griego Zanasis Valtinós (6 y 7 de junio), la portuguesa Fátima Maldonado (26 de septiembre), el búlgaro Lyubomir Nikolov (14 y 15 de noviembre), el belga Jean Daive (28 de noviembre) y el alemán Utz Rachowski (4 y 5 de diciembre). Fuente: EFE *** Presidente de Chile inauguró la casa-museo de Vicente Huidobro El presidente chileno, Sebastián Piñera, inauguró este 6 de abril en la localidad costera de Cartagena la casa-museo del poeta Vicente Huidobro, considerado una de las figuras más relevantes de la literatura de Chile, justo cuando se cumple el 120º aniversario de su natalicio. “Pocos hombres han logrado dejar una huella tan profunda y un legado tan valioso, en tantos campos distintos, como Vicente Huidobro. En él convergían muchos talentos que le permitieron crear movimientos nuevos como el creacionismo”, recordó Piñera. Construida a principios del siglo XX, la casa-museo, que abrió sus puertas al público el martes 9, está emplazada en Cartagena, a unos 100 kilómetros al oeste de Santiago, y era utilizada por Huidobro (1893-1948) como residencia de verano. Tras una intensa vida, que le llevó a participar en la génesis del surrealismo en París y a ser corresponsal en la guerra civil española y soldado en la segunda guerra mundial, Huidobro se instaló en Cartagena en 1946. La vivienda está administrada por la fundación que lleva su nombre y que está presidida por uno de sus nietos, Vicente García-Huidobro, y se encuentra a pocos kilómetros de Isla Negra, donde se encuentra la casa-museo de otro referente internacional de la poesía, Pablo Neruda. La casa-museo de Huidobro está estructurada en siete salas que recorren temáticamente la vida del autor de El espejo del agua, desde su infancia, sus primeras incursiones literarias y su viaje a Europa en 1916 junto a su primera esposa, Manuela Portales. También se dedica una sala, decorada con vitrinas en forma de cubos, en homenaje al cubismo, para repasar la llegada de Huidobro a París en 1917, donde colaboró con la revista Nord-Sud, en la que tomó contacto, entre otros, con André Breton y Guillaume Apollinaire. En su escritorio se exhiben además cascos de guerra, su bastón y el “teléfono de Hitler” que el autor de Altazor decía haber traído desde Alemania después de la caída de la capital germana. En esa casa falleció Huidobro en 1948, a los 54 años y acompañado de su última esposa, Raquel Señoret, y su hijo Vladimir, debido a un derrame cerebral que, según se cree, fue producto de las heridas que sufrió en la batalla de Berlín. “Aquí yace el poeta Vicente Huidobro / Abrid la tumba / Al fondo de esta tumba se ve el mar”, reza la leyenda escrita por sus hijos Manuela y Eduardo Anguita sobre el lugar en el que Huidobro está enterrado, de pie, muy cerca de esa casa, en una colina frente al océano. Fuente: EFE *** El escritor dominicano Adrián Javier murió a los 45 años El Ministerio de Cultura de República Dominicana expresó gran pesar por la muerte del escritor Adrián Javier, ocurrida de forma inesperada la madrugada del sábado 6 de abril. El poeta habría cumplido 46 años el próximo mes de mayo. Gran colaborador del Ministerio de Cultura y estimulador de jóvenes escritores de su país, así como un propagador de las letras dominicanas y otros aspectos de su cultura en el extranjero, Javier fue escritor, poeta, periodista, editor, ensayista, gestor cultural, crítico de arte y literatura, narrador, columnista, guionista, publicista, documentalista y diplomático. La Feria Internacional del Libro 2011 le dedicó una calle en homenaje a su producción y dedicación a las letras. “Hemos perdido un as luminoso de la poesía, el periodismo y de la publicidad”, dijo el ministro dominicano de Cultura, José Antonio Rodríguez. “Es una pérdida muy sensible para la cultura dominicana y nos sentimos muy dolidos y apenados por que nos haya dejado”. Nacido en Santo Domingo el 17 de mayo de 1967, Javier obtuvo el Premio Internacional de Poesía Casa de Teatro 1988, el Premio Nacional de Poesía 1994-1995, una mención especial en los Premios Creatividad Listín Diario 1992, el Premio Internacional de Poesía Pedro Mir 2007 y una mención especial Concurso de Letras Funglode 2007. También fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía Pedro Mir 2010, el Premio Nacional de Minificción Ciudad del Ozama 2010, el Premio al Libro más Hermoso 1994 y el Premio Nacional de Literatura Intercolegial 1983. Entre los libros publicados por Javier están El oscuro rito de la luz (poesía, 1989), Escribir en femenino (poesía, 2000), Idioma de las furias (poesía, 2000), Erótica de lo invisible (2000), Del verso a la fragua: Mateo Morrison en persona y obra (ensayo), Directorio electrónico interactivo de periodistas, artistas y escritores dominicanos (biobibliografía), Caballo de bar (poesía), Día interior (aforismos), Bolero del esquizo (poesía), El mar que andamos (poesía reunida, 1988-2009), Tocar un cuerpo. La mesa de los tártaros (aforismos y fragmentos), Morir por la lengua (aforismos y fragmentos), El festín de los lobos (diálogos con escritores), Escritura y secreto (ensayos), El bosque enfrentado (poesía), Lo terrible adentro (poesía) y La novia de David y otros microrrelatos (minificción). El autor se desempeñaba como consejero de la Embajada Dominicana en Bélgica, desde donde publicaba la columna semanal “Islario” en el periódico vespertino El Nacional, y mantenía estrecha vinculación con las actividades de poetas y personalidades del mundo de la cultura dominicana. Fuente: 7días *** La cubana Yoani Sánchez visitó en Lima a Mario Vargas Llosa La bloguera cubana Yoani Sánchez visitó al escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, en su casa en Lima, y mantuvo una conversación muy entrañable con él, reveló Sánchez en su cuenta de Twitter el pasado 6 de abril. Sánchez relató que charló con Vargas Llosa sobre Cuba, la literatura y el poeta cubano José Lezama Lima, y aprovechó para publicar una foto con el galardonado escritor. La bloguera, quien viajará con Vargas Llosa a Argentina para participar en varias actividades, afirmó que dos libros del Nobel le cambiaron la vida: con La guerra del fin del mundo conoció a su esposo y con La fiesta del Chivo aseguró que le dio un portazo a su profesión de filóloga. El 31 de enero, Sánchez obtuvo su pasaporte como parte de una nueva política migratoria en Cuba que permite viajar a los ciudadanos al extranjero sin recibir un permiso de salida especial y sin la necesidad de una invitación del país de destino. De 37 años de edad y autora del blog Generación Y, Sánchez vive en La Habana y tiene una mirada crítica de la realidad de su país. Situación que le ha ganado la enemistad del gobierno de Cuba y sectores afines al régimen de los Castro. El jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, José Cabañas, dijo que Sánchez está obteniendo mucha cobertura mediática y no se enfocan lo suficiente en noticias importantes de la isla como el viaje de la estrella del pop Beyoncé. Fuente: EFE *** Destruyen en Lisboa obras de la Fundación José Saramago En la madrugada del domingo 7 de abril alguien rajó con un cuchillo algunas de las reproducciones de las pinturas de José Santa Bárbara que embellecen las ventanas de la planta baja de la Casa de los Bicos, en Lisboa, sede de la Fundación José Saramago. La presidenta de la fundación, y compañera sentimental del escritor portugués hasta su muerte, Pilar del Río, asegura que no sabe “ni quién fue ni por qué lo hizo”. Los autores de estos hechos vandálicos destruyeron a navajazos el nombre del escritor, que también adornaba la tela que recubría una de las ventanas. “Es sólo la destrucción por la destrucción. Es una agresión contra la cultura, contra las ideas, que es a lo que se dedica esta fundación”, añadió Del Río después de recibir la visita del alcalde de la capital portuguesa, António Costa. La exposición “Memorial del Convento”, basada en las pinturas de Santa Bárbara sobre la novela de Saramago, se inauguró en noviembre pasado coincidiendo con el 90º aniversario del nacimiento del escritor (1922-2010). Teniendo en cuenta la acogida de la muestra, la fundación decidió reproducir algunas de esas imágenes en su fachada para embellecer la zona. Pilar del Río no encuentra explicación a este hecho de vandalismo porque, afirma, la fundación no recibe dinero del Estado. Recuerda que la fundación se sostiene con los derechos del autor de obras como Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y La balsa de piedra, según dejó estipulado el propio Saramago. “Somos una fundación muy activa en lo cultural y de resistencia cívica, por lo cual propiciamos debates con la comunidad”, dice Del Río. Las reproducciones van a ser reparadas pronto, agregó. “Es una metáfora de la destrucción a la que se aboca este país debido a esta política ininterrumpida de recortes que afecta a la cultura y a la educación. Vamos a repararlas enseguida. Pero antes, las dejaremos un par de días así, para que quede constancia de la ceguera de la destrucción. Después volverán a lucir como siempre, para que quede claro que los vándalos no se salen con la suya”. Del Río destaca un detalle simpático del incidente: “Los del bar de al lado, por su cuenta, el domingo por la mañana, al darse cuenta de todo, recogieron algunos de los pedazos rotos y con cuidado y papel adhesivo los colocaron como pudieron”. Fuente: El País *** En poco más de una hora fueron exhumados restos de Pablo Neruda Los restos del poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973) fueron exhumados el lunes 8 de abril de la tumba ubicada en Isla Negra, la casa de Neruda frente al Pacífico, en la que reposaban desde 1992, para determinar si murió de cáncer o fue asesinado por agentes de la dictadura pinochetista. Los restos de Neruda y de Matilde Urrutia, su tercera esposa, fallecida en 1985, reposaban en la misma tumba por expreso deseo del poeta. Después de varios meses de preparativos, incluida la selección de los expertos internacionales que en unos tres meses deben llegar a una conclusión sobre la causa de la muerte del Premio Nobel de Literatura 1971, el trámite se inició a las 8:15 am y se extendió por una hora y dieciocho minutos, ante la presencia del juez Mario Carroza —quien investiga el caso desde mayo de 2011—, doce especialistas chilenos y extranjeros y familiares del autor. La lápida estaba a 65 centímetros de la superficie y el cuerpo en una pequeña caja que, a su vez, se hallaba dentro de un ataúd. Los trabajos se realizaron dentro de una carpa para resguardar la privacidad. Se extrajo la urna completa, lo que permitió que los familiares pudiesen estar cinco minutos a solas con el féretro. La urna salió de Isla Negra envuelta en una bandera chilena y actualmente permanece en un laboratorio del estatal Servicio Médico Legal (SML) en Santiago, que tiene clave de acceso de seguridad y donde se realizarán “todos los peritajes que sean necesarios”, indicó Carroza. Los especialistas, antes de abrirla, la escanearon con rayos X. Después de los registros fotográficos y audiovisuales, y de los análisis antropológicos y médicos, los técnicos harán una selección de muestras. Este proceso, según el español Francisco Etxeberria, experto de la Universidad del País Vasco que participa en las pesquisas, determinará “qué dirección toma la investigación, que podría tardar meses”, explicó. La exhumación se realizó por orden del juez Carroza como parte del proceso iniciado en 2011, cuando fue presentada una querella para esclarecer las causas de la muerte del poeta. “La diligencia se ha ejecutado con éxito y en poco tiempo gracias a las condiciones en que se encontraba la urna”, señaló Carroza. Mientras se efectuaba la exhumación, familiares y amigos ofrecieron un breve e íntimo homenaje al poeta, acompañados de la orquesta provincial del cercano puerto de San Antonio, que interpretó “El aparecido”, de Víctor Jara. Algunas muestras óseas de Neruda serán analizadas por un equipo a cargo de la toxicóloga Ruth Winecker, en un laboratorio de la Universidad de Carolina del Norte (EUA), para analizar si contienen toxinas, según confirmaron el viernes 12 de abril fuentes del SML. Ese día, el sobrino del escritor, Rodolfo Reyes, acudió al SML para reconocer una chaqueta y un cinturón que estaban dentro de la urna, y allí le informaron de que algunas muestras óseas serán enviadas a Carolina del Norte, según explicó a los periodistas. “Lo que queremos es que se tomen todo el tiempo del mundo y que no quede ninguna duda”, dijo el sobrino del poeta. Para Reyes, “es muy importante que se sepa la verdad (...). Los ojos del mundo están puestos en estas nuevas pericias”, dijo. “Acá no sabían en qué lado estaba Neruda (...), pero Matilde está mirando al mar a la derecha, Pablo al lado izquierdo”, dijo, y precisó que el ataúd de Neruda “estaba intacto, no hubo necesidad de romperlo, sino que con la delicadeza que merece el poeta se sacó”. El director del SML, Patricio Bustos, informó que con la identificación hecha por Reyes “el tema identificatorio está completamente resuelto”. Sin embargo, este sábado 20 se informó que el Partido Comunista de Chile (PC) —en el que militó Neruda— exigió un examen de ADN para identificar los restos. El abogado querellante Eduardo Contreras dijo que este examen será “crucial” para comprobar que los restos corresponden a las osamentas del escritor. La falta de certeza del PC se explica por los diversos traslados que sufrieron los restos, ya que primero fueron sepultados en la tumba familiar de un amigo y luego trasladados en otras dos oportunidades, hasta quedar en Isla Negra. Contreras recordó el llamado “traslado de televisores”, nombre código que aplicó la dictadura para el desentierro de restos de víctimas del régimen militar que habían sido sepultados en fosas ilegales, para ser luego dinamitados y tirados al mar. Según la parte querellante, el SML se negaría a realizar las pruebas de ADN para una cabal identificación de las osamentas. El abogado explicó que lo más importante en los análisis será encontrar la presencia de tóxicos y se lamentó de no contar con “fichas clínicas o biopsias que podrían haber ayudado a avanzar en el ámbito pericial y judicial”. En 2011, el ex chofer y empleado de confianza del poeta, Manuel Araya Osorio, denunció que el escritor había sido envenenado por la dictadura de Pinochet mientras estaba hospitalizado. Esto condujo al Partido Comunista a interponer una querella y a que la justicia abriera, en consecuencia, la investigación. El magistrado Carroza, por las contradicciones y dudas que permanecían abiertas después de dos años de trabajo, en febrero pasado determinó realizar la exhumación. Neruda murió en la Clínica Santa María, de Santiago, el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe militar que derrocó al presidente Salvador Allende. En un extenso escrito, Contreras indica que el cáncer de próstata que padecía Neruda estaba bajo control en septiembre de 1973; “en ningún caso estaba en estado terminal”, dice. La querella apunta a la responsabilidad que pueda tener el personal médico de la clínica. El certificado de defunción indica que Neruda murió a causa de complicaciones derivadas del cáncer, y precisa que tenía “una caquexia” (extrema debilidad muscular, fatiga y desnutrición). Contreras añade que los registros médicos han desaparecido de la Clínica Santa María, pese a que legalmente deben ser conservados durante 40 años. Por esa razón no hay constancia de una inyección con sedantes que se le habría inoculado a Neruda horas antes de su muerte. El episodio, sin embargo, quedó consignado en los artículos publicados por los diarios La Tercera y El Mercurio, que el 25 de septiembre de 1973 informaban sobre el deceso. En ambas notas periodísticas, que pasaban por la férrea censura impuesta por los militares y cuya fuente era la propia clínica, se indica que la inyección le fue aplicada en el abdomen del poeta para mitigar los dolores. El sedante le habría provocado un shock que derivó en un infarto. Días antes, cuando el 19 de septiembre era trasladado a Santiago —ocho días después de la muerte de su amigo Salvador Allende—, Neruda ya había tomado la decisión junto a su mujer, Matilde Urrutia, de exiliarse en México. De hecho, el embajador mexicano en Santiago ya había informado a Matilde Urrutia que el avión que llevaría a Neruda ya estaba dispuesto por su gobierno. A los problemas con su próstata, que le tuvieron retirado de la vida pública varios meses antes, se sumó una fuerte depresión y decaimiento que se acentuaba cada vez que conocía detalles del golpe militar, la represión y la suerte de sus amigos que estaban en prisión o eran asesinados, como el cantautor Víctor Jara. El Partido Comunista sostiene que habría sido un gran problema para la Junta Militar de Augusto Pinochet que Neruda denunciara los crímenes desde el exilio. El poeta era un militante destacado del Partido Comunista que cedió a Allende la candidatura presidencial de la izquierda en 1970, fue un combativo senador que no dudó en pasar a la clandestinidad cuando su partido fue declarado ilegal a mediados de los años 40, momento que aprovechó para escribir su Canto general. Inagotable viajero y refinado diplomático, Neruda tenía un ganado prestigio internacional que necesariamente sería molesto para los militares golpistas. La querella criminal recuerda que la represión de la dictadura de Pinochet traspasó fronteras con el Plan Cóndor y asesinó al general Carlos Prats en Buenos Aires y a Orlando Letelier en Washington. Los querellantes también recuerdan que la Clínica Santa María, donde murió Neruda, es la misma donde el ex presidente Eduardo Frei Montalva fue asesinado en 1982, como quedó comprobado en el proceso judicial. El líder democristiano, que encabezaba la oposición moderada a Pinochet a inicios de los años 80, fue envenenado con toxinas. Las dudas sobre las causas de la muerte de Neruda son abundantes, aunque la fundación que lleva su nombre y que administra todo el patrimonio que dejó el poeta ha actuado con cautela ante las investigaciones judiciales y ha estado distante de la querella del Partido Comunista. Durante la exhumación actuaron como testigos el presidente del PC, Guillermo Teillier, el abogado Contreras, el chofer Manuel Araya, familiares del poeta y representantes de la Fundación Pablo Neruda. Araya, cuyas declaraciones originaron el proceso, dijo tener “fe y esperanza en que la justicia llegó” y consideró la exhumación como “clave” para llegar a la verdad. “A Neruda se le inoculó una inyección el 23 de septiembre (de 1973). Si no le hubieran puesto esa inyección, Neruda no muere”, insistió el ex chofer, convencido de que el poeta fue asesinado. “Tenía que viajar el día 24 a México y el 23 se le inocula esta inyección y fallece seis horas después. Además, la coincidencia de que a mí me mandan a buscar un medicamento y me llevan detenido y dejan a Pablo Neruda solo. Hay evidencias suficientes de que Neruda fue asesinado”, remarcó. El 3 de abril, a través de un comunicado, Araya había manifestado sus reservas respecto al equipo que realizaría la exhumación. El antiguo chofer del poeta opinaba entonces que el doctor Germán Tapia, uno de los miembros del equipo por el SML, debería haberse inhabilitado por emitir una opinión previa, ya que hace un año elaboró un informe, a petición del juez, en el que consideraba que no había elementos suficientes que pusieran en duda que el poeta murió de cáncer. Araya también cuestionó que en el equipo participen el director del SML, Patricio Bustos, y el subdirector administrativo, Cristián Díaz. Del lado de la familia del poeta también hubo críticas al procedimiento. Otro sobrino de Neruda, Bernardo Reyes —hermano de Rodolfo—, manifestó el 8 de abril a CNN Chile sus dudas respecto a que agentes de la dictadura pudieran haber desarrollado, doce días después del golpe, los mecanismos para asesinar al poeta mediante una inyección letal. “La dictadura no tuvo que ver en ese proceso. El proyecto Andrea, que lo desarrolló el Ejército de Chile con ayuda estatal, empezó a desarrollarse, de acuerdo a las declaraciones de Michael Towley, el año 76”, advierte Reyes. “Antes de eso, entre el 73 y el 76 no hubo un solo crimen que se haya producido mediante prácticas de inyecciones letales”. El proyecto Andrea permitió a la dictadura fabricar gas sarín para usarlo como arma en contra de sus opositores y en él participó el estadounidense Towley, un ex agente de la CIA que actualmente vive en Estados Unidos acogido a un programa de protección de testigos. Reyes, quien además es biógrafo de Neruda, criticó al PC por haber pedido, 38 años después de la muerte del autor de Residencia en la Tierra, la apertura de la investigación. Del PC “nunca me llamaron ni por teléfono. ¿No hubiese sido interesante que yo les hubiera dado algunos antecedentes, les hubiese refutado algunos argumentos y reafirmado otros? Me parece que cuando quiere destacarse una verdad omitiendo todas las versiones es notorio”, declaró Reyes. “De esto se ha hecho un circo, del cual no deseo ser parte”, añadió el sobrino del poeta, quien dijo que no volverá a hablar en televisión y consideró que “esta mancha que quedará en la historia de quienes la han construido, independiente del resultado, va a costar sacarla de encima”. Sus sobrinos son los familiares más directos que han sobrevivido al poeta, porque Neruda sólo tuvo una hija con su primera esposa, pero la niña falleció a los 8 años de edad. Los expertos forenses que participan en la investigación tendrán que concentrarse en dos cosas. Primero, buscarán evidencias del cáncer en los huesos del poeta. En caso de encontrarla, probarían que la enfermedad estaba en una etapa avanzada, lo que apoyaría, aunque no probaría, la teoría de que murió a causa de ese mal. “Se supone que Neruda tenía cáncer de próstata. Esta enfermedad muchas veces hace metástasis en los huesos, así que es posible que descubramos qué tan avanzada estaba la enfermedad”, explicó Gloria Garrido Varas, antropóloga chilena que es parte del equipo de exhumación. “La facilidad para encontrarlo también va a depender de qué tan bien estén conservados los huesos después de tantos años”, añade. En segundo lugar intentarán identificar signos de toxinas, cuyo descubrimiento daría peso a la teoría de que fue asesinado por envenenamiento. “Lo difícil de determinar si hay rastros de veneno es que no sabemos qué tipo de veneno estamos buscando. Dependiendo de eso, la cantidad utilizada y el número de dosis implicadas, será más o menos difícil identificarlo en el análisis”, señaló Garrido. Sin embargo, afirma la experta, pese a las dificultades y a que han transcurrido 40 años desde su muerte, todavía es posible encontrar evidencias en los restos a través del análisis toxicológico. “Confío totalmente en que tenemos las habilidades científicas para llevar a cabo el proceso correctamente, no sólo porque contamos con una unidad médica de alto nivel, también porque hay muchos expertos externos colaborando en el proceso, toxicólogos estadounidenses y españoles”, dijo. Frente a dudas de por qué es tan importante el proceso de exhumación, teniendo en cuenta que gran parte de la familia del fallecido está convencida de que murió de cáncer, la doctora Garrido opina que “la historia médica de Neruda sigue siendo un misterio porque nunca han logrado encontrar los historiales médicos. Mientras prevalezca la duda, la exhumación se justifica”. Para el abogado Contreras, “no se trata sólo de la pericia científica, que por cierto ayudaría mucho, sino de las extrañas circunstancias reveladas en el proceso, contradicciones, doctores que no existen, fichas que no aparecen, que se han perdido”, dijo. “Los aparatos de inteligencia (de los militares) ya estaban actuando desde los primeros días tras el golpe”. “A la muerte de Allende y Víctor Jara se suma la de Neruda, que era todo un símbolo de la época. Por lo tanto, habrá que buscar en el entorno de la dictadura y de la Clínica Santa María”, concluyó. Fuentes: AFP • BBC • EFE • El País • Notimex *** Fallece el escritor español José Luis Sampedro El escritor, humanista y economista español José Luis Sampedro falleció la madrugada del 8 de abril a los 96 años de edad. Su familia, que informó que el cuerpo del escritor fue incinerado, dijo: “Él quería morir como vivió: discretamente”. Respecto a las reivindicaciones del movimiento ciudadano 15-M, el humanista barcelonés fue defensor de una economía más humana y solidaria, en aras de “contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos”. Sampedro nació en Barcelona el 1 de febrero de 1917, aunque su infancia la vivió en Tánger, Marruecos. Durante la guerra civil española fue reclutado por el bando republicano, y combatió en varios frentes. A mediados de los años 40 terminó sus estudios de economía. En una entrevista publicada recientemente por la revista Jot Down, el escritor dijo: “Estamos viviendo un momento trágico”, por considerar que en las elecciones “votamos a políticos y mandan los financieros”. Señaló que el “déficit democrático es grande, no hay democracia. Democracia quiere decir gobierno del pueblo y por el pueblo. Aquí sólo hay voto una vez cada cuatro años, más condicionado por la manipulación mediática que por la educación. Votamos a políticos y mandan los financieros”, insistió. Durante la segunda mitad del 40 y 50 se centró en la cátedra en la Universidad Complutense de Madrid y durante esos años trabajó en el Banco Exterior de España. Con la ofensiva de la dictadura franquista contra algunos catedráticos, el humanista se fue a Reino Unido, donde se desempeñó como catedrático en las universidades de Salford y Liverpool. De regreso en España, Sampedro inició su carrera literaria al escribir El caballo desnudo, una sátira sobre la situación de España. También escribió Octubre, octubre; La sonrisa etrusca y La vieja sirena, entre sus ocho novelas, que se convirtieron en éxitos literarios, sin contar sus innumerables ensayos. El público, sin embargo, descubrió primero esa faceta de su vida productiva, como escritor, aunque este éxito les permitió descubrir el largo trayecto de Sampedro en la economía y su papel como defensor de una economía más humanista. En 1990 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, donde pronunció el discurso “Desde la frontera”. El Consejo de Ministros le otorgó en 2010 la Orden de las Artes y las Letras de España, por “su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo”. Recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas en 2011, y el 24 de mayo de 2012 fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Alcalá. En febrero pasado, el Consejo General de Colegios de Economistas de España le concedió la Gran Cruz al Mérito en el Servicio de la Economía, por su tenacidad en el estudio de la realidad económica y social. Conforme la efervescencia ciudadana y juvenil en el norte de África y Europa iba creciendo, sus pensamientos se convirtieron en referente de las reivindicaciones que se daban en la calle. Fue autor del prólogo del libro del también nonagenario francés —y recién fallecido— Stéphane Hessel: ¡Indignaos! Él mismo participó en el libro Reacciona, donde importantes firmas españolas reflexionan para clarificar y encauzar la pesadumbre de un sector creciente de la sociedad española. Fuente: EFE *** Biblioteca Histórica de la Complutense publica sus “tesoros” en la red La Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) publicó en su web un portal de “Tesoros” (http://biblioteca.ucm.es/foa/53378.php) con una selección de sus 31 obras más valiosas, de ellas siete manuscritos, cinco incunables, 13 impresos de los siglos XVI al XVIII, tres libros de grabados y otros tantos atlas antiguos, según se anunció este 8 de abril. Los criterios para la selección han sido la rareza de las obras —que alcanza su máximo grado en el caso de los manuscritos—, su antigüedad, originalidad, las materias sobre las que versan, la procedencia de los documentos o su pertenencia a un conjunto. Entre los manuscritos figuran algunas de las “joyas de la corona” que custodia la UCM, como el códice más antiguo, De laudibus crucis, de Rabano Mauro, del siglo IX; Los libros del saber de astronomía, de Alfonso X el Sabio, del siglo XIII o la Biblia Hebrea copiada en Toledo, del siglo XIII. También se han incluido manuscritos más modernos como el Cuaderno de hule (1910), del escritor nicaragüense Rubén Darío. Entre los incunables, el portal muestra tres impresos españoles muy representativos: el Modus confitendi de Andrés de Escobar (Segovia, 1472-1473), impreso por Juan Parix, primer impresor en España y único ejemplar conservado conocido; el Fasciculus temporum (Sevilla, 1480), primer libro impreso en España con ilustraciones, y la Gramática castellana de Nebrija (Salamanca, 1492). De los incunables extranjeros, la universidad ha seleccionado una de las más hermosas impresiones del siglo XV, el Liber cronicarum de Hartmann Schedel (Núremberg, 1493), con xilografías de importantes maestros alemanes, además del ejemplar francés Compost et calendrier des bergières (París, 1499). La imprenta de los siglos XVI al XVIII es de “una riqueza excepcional en la Biblioteca Histórica y, si difícil era la selección en las colecciones de manuscritos e incunables, más lo ha sido” elegir entre los valiosos impresos antiguos, señala la UCM en el portal. “Hemos querido comenzar con la Biblia Políglota Complutense (1514) por ser muy representativa de los orígenes de nuestra biblioteca y nuestra universidad, y por estar ya en plena conmemoración de los actos del quinto centenario de su impresión”, que se celebra el próximo año, agrega. Una de las fortalezas de Biblioteca Histórica es la abundancia de libros científicos, en algunos casos únicos ejemplares en España. Así, del área médica se exponen la primera edición de la Anatomía de Vesalio (1543), la obra de Dioscórides sobre la materia medicinal en versión de Andrés Laguna (1555), o el canon de Avicena (1593). Aunque, sin duda, el libro que cambió el pensamiento científico en Europa fue la obra de Isaac Newton, Principia Mathematica (1687). La literatura está representada con una obra de Lope de Vega, único ejemplar conocido del Amarilis (1633), otra de Calderón, Segunda parte de las Comedias (1637) y, como no podía faltar, Don Quijote de La Mancha de Miguel de Cervantes, en la edición de lujo de Tonson de 1738. La imprenta del siglo XVIII, edad de oro de la tipografía española, está representada con dos libros sobresalientes: la Conjuración de Catilina, de Salustio, por Ibarra (1772), y un impreso de la Imprenta Real, Viaje a Constantinopla, de José Moreno (1790). De las estampas sueltas y libros con grabados se exhiben tres: las Vedute di Roma de Giambattista Piranesi, la Flora Peruviana de Hipólito Ruiz y José Pavón, y Los desastres de la guerra de Francisco de Goya. La colección de atlas y mapas heredados durante siglos por la Biblioteca Histórica incluye la Cosmografía de Ptolomeo, en la edición incunable de 1486; el Theatro d’el Orbe de la Tierra, de Ortelius (1602), y el Theatrum Orbis Terrarum, de Blaeu de 1640. El portal cuenta con una página principal para contemplar de un vistazo todas las obras y, desde ahí, se accede a una página por cada obra en la que aparecen los datos de la edición, el enlace con el texto completo digitalizado, una breve explicación y, en muchos casos, enlaces bibliográficos. Algunas de las obras forman parte de otros portales como el que tendrá próximamente la UCM en la Biblioteca Digital Mundial (http://www.wdl.org/es), o el que mantiene el consorcio madrileño Madroño en el portal conjunto Singularis (http://www.singularis.es). Fuente: EFE *** Delia Mariana Arismendi gana el Premio Policlínica Metropolitana El relato “Barricadas”, de la joven narradora venezolana Delia Mariana Arismendi, resultó ganador del primer premio de la VII edición del Premio de Cuento Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores, entre un total de 118 textos participantes provenientes de toda Venezuela, según se informó el pasado lunes 15 de abril. Arismendi había obtenido el segundo lugar en la edición pasada del certamen. El jurado estuvo compuesto por los narradores Rubi Guerra, Gisela Kozak y Fedosy Santaella (http://www.letralia.com/firmas/santaellakrukfedosy.htm), quienes adjudicaron, además, el segundo y tercer premio a los cuentos “Para Elisa”, de Gabriel Payares (http://www.letralia.com/firmas/payaresgabriel.htm), y “Apocalipsis a la carté”, de Maikel Ramírez Álvarez (http://www.letralia.com/firmas/ramirezamaikela.htm), respectivamente. “Barricadas” obtuvo el primer premio este año “por construir de una manera verosímil y sin caer en lugares comunes ni abyecciones, una historia profunda, cruda y al mismo tiempo conmovedora, de uno de esos personajes de la periferia social que suelen ser tratados desde la incomprensión y la burla, construyendo una visión de mundo, una forma de estar en la vida, dolorosa, contradictoria, ricamente humana y llena de matices”. De igual manera, el jurado decidió otorgar menciones especiales a los cuentos “Esta Propatria”, de Noraedén Mora; “Decembrina noche caraqueña”, de Andrea Carolina López; “No somos modernos”, de Ricardo Ramírez Requena; “También sobre el alma nieva”, de Carlos de Santis y “Friend”, firmado bajo el nombre de Caín. Los ganadores obtendrán un premio en metálico de Bs. 10.000, 5.000 y 2.500, respectivamente, además de aparecer, junto a los cuentos finalistas, en el libro compilatorio correspondiente a esta edición. Esta edición del certamen es la segunda que se lleva a cabo sin hacer uso del papel, ya que tanto convocatoria como lectura del jurado se llevó a cabo mediante el uso de archivos digitales, contribuyendo con la ecología e incrementando las posibilidades de participación de la población joven a la cual está orientado. El acto de entrega de premios se llevará a cabo durante el mes de mayo en las instalaciones de la Policlínica Metropolitana, en Caracas, en una fecha que se anunciará oportunamente. Fuente: FicciónBreve *** Investigadores mexicanos buscarán en España documentos de sor Juana El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de México, Emilio Chuayffet Chemor, aseguró el miércoles 17 de abril que su país, a través de esa dependencia, buscará en Madrid y Sevilla parte de los documentos que sor Juana Inés de la Cruz escribió y que hoy son de un valor incalculable. El responsable de la política educativa del país azteca señaló lo anterior luego de participar en la reapertura del Auditorio “Divino Narciso” de la Universidad del Claustro de Sor Juana, recinto de educación superior que ocupa el mismo sitio donde la poeta de Nepantla pasó parte de su vida. El auditorio fue rediseñado respetando la arquitectura original y su rehabilitación estuvo enfocada a privilegiar sus cualidades acústicas. El funcionario indicó que en esas ciudades españolas se encuentran esos textos, y que México hace ya las gestiones necesarias para que sean devueltos, aunque sea en copia, para que formen parte del acervo que el Claustro de Sor Juana merece tener. Antes, el secretario dijo que recordar a sor Juana es evocar a la tríada que Octavio Paz mencionó alguna vez y que se conjuga en una misma persona: la intelectual, la poeta y la mujer, cada una de ellas con un valor propio y una trascendencia única. Chuayffet mencionó que la llamada “Décima Musa” fue la última poeta del Barroco mexicano y la primera de la era moderna de México. Citó igualmente una de las máximas obras de la poeta y educadora Juana de Asbaje, “El divino narciso”, un auto sacramental en el que la escritora puso de manifiesto su talento y vocación educadora. En el mismo acto, Rafael Tovar y de Teresa, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), refirió que la aplicación multimedia “Seducciones de Sor Juana”, disponible de forma gratuita, es un instrumento de la modernidad para acercar al público a la “Décima Musa”. Añadió que a lo largo de los siglos se han desarrollado diversas formas para transmitir conocimientos. “Primero fue la tradición oral, luego las primeras escrituras en papiros, pergaminos y códices, y finalmente los libros que acercaron la sabiduría de una manera más general y actual, además de que permitieron dar a conocer la experiencia acumulada”. “Hoy nos acercamos a la cultura con nuevos modos, vivimos una época maravillosa con herramientas como el iPad, con la que de manera gratuita conocemos a sor Juana”, enfatizó. Por su parte, la rectora de esa casa de estudios, Carmen Beatriz López Portillo Romano, evocó la muerte de sor Juana Inés de la Cruz. “A las cuatro de la mañana de un día como hoy, pero del año 1695, murió la ‘Décima Musa’ en este mismo edificio”, y tras esa efeméride la promotora cultural dijo que en la actualidad se recuerda a la monja en toda su grandeza poética y lírica. “A través de la obra de sor Juana encontramos sentido a lo que hacemos en esta institución; el valor de ella está en la permanencia de sus palabras y por ello la universidad busca que se cumpla el sentido moral a favor del ser humano sin distingos de ningún tipo”, anotó. Fuente: Notimex *** Homenajean en Nueva York a Jorge Luis Borges por Fervor de Buenos Aires Este 19 de abril fue presentada en Nueva York (EUA) una nueva edición de Fervor de Buenos Aires, el primer libro del escritor argentino Jorge Luis Borges, de cuya publicación se están cumpliendo 90 años. El acto, presidido por la viuda del autor, María Kodama, fue convocado por el Instituto Cervantes de esa ciudad estadounidense. El editor sevillano Pedro Tabernero ha sido el artífice de la reedición de los poemas que además presentan una novedad: ochenta ilustraciones realizadas por Pablo Riacioppi que muestran a la ciudad argentina que se encontró Borges en 1923, después de haber vivido en Europa, así como algunos retratos del autor en los que “ha ido conjugando grafismos figurativos y expresionistas muy cercanos al espíritu borgiano”, según Tabernero. Junto a Kodama se encontraban el director del Cervantes de Nueva York, Javier Rioyo; la responsable del Comité de Asuntos Culturales del Queen Sophia Spanish Institute de Nueva York, Lia Schwartz, y el editor Tabernero. Según Kodama, en Fervor de Buenos Aires está abocetada toda la obra que después escribiría Borges. Asegura que estos poemas ya no pertenecen sólo a la lengua española, sino a la lengua universal. “En su obra, (Borges) disecciona el alma humana de una manera profunda”, dice Kodama. “Un alma que no ha cambiado en la historia del hombre, una historia de degradación, miserias, heroísmo. La técnica, sin embargo, ha avanzado, hemos conseguido llegar a la luna, pero el alma del hombre no ha cambiado. Su conocimiento y sus experiencias de vida por todo el mundo lo vertía en palabras decantadas como un buen vino. Eso es lo que atrae de su literatura a países tan diferentes como pueden ser la India, China o Estados Unidos”. Tabernero, por su parte, indicó que con esta edición conmemorativa se celebra “un libro doblemente legendario, ya que se trata del primer título de un escritor de culto, de un clásico en vida como fue Borges”. La edición “ha sido concebida íntegramente desde el mundo de la ilustración, y supone una importante aportación gráfica que transporta la obra literaria a una dimensión visual hasta ahora inédita”, explicó el editor, quien ha trabajado anteriormente en Sevilla con Pablo Racioppi. Con motivo de esta edición, Racioppi señaló que cuando era muy joven adquirió un ejemplar de Fervor de Buenos Aires sin imaginar entonces que aquel ejemplar se transformaría en uno de los pilares de su formación, al que volvería “una y otra vez como quien consulta un libro sapiencial”. En el prólogo, Isaías Lerner aborda la faceta de Borges como profesor, que considera alejada de la figura que hoy prevalece de Borges y “que han inventado las entrevistas y las banalidades del periodismo que pretende ser cultural”. Lerner, que fue discípulo del escritor argentino en los cursos que impartió sobre literatura inglesa y americana, afirma que algunas de las virtudes de la prosa de Borges que constituyen “el modelo que habría de cambiar la manera de escribir en castellano” distinguían igualmente sus clases y conferencias. La edición ilustrada de Fervor de Buenos Aires cuenta también con una introducción del escritor José María Conget, quien define esta obra como “un libro de poesía amorosa camuflada tras la enunciación estremecida de unas plazas, unas esquinas, unas salas familiares”. “Si algo hemos aprendido de Borges es que el fervor por Buenos Aires no se diferencia del que nos suscitan a cada uno las calles y plazas por las que transitaron nuestra juventud y nuestro deseo”, escribe Conget, quien no se olvidó de recordar que Borges también describió la capital argentina “como un plano de mis humillaciones y fracasos”. Borges iba a cumplir 15 años cuando partió hacia Europa con su familia, y tenía 22 cuando regresó a Buenos Aires. De ahí que Conget escriba: “Tal vez la ciudad que el joven Borges encontró en 1921, a su regreso de Europa, había sido construida en su mente a partir de un doble espejismo, el de la nostalgia y el de la traicionera memoria infantil”. Con este acto se inició una serie de homenajes al escritor argentino que continuarán por Buenos Aires y Madrid, donde se presentará este libro que se enmarca dentro de la colección “Poetas y ciudades”, bajo la que también se han reeditado Poeta en Nueva York, de Lorca; Diario de un poeta recién casado, de Juan Ramón Jiménez, y Sombra de un paraíso, de Vicente Aleixandre. Además Tabernero adelantó que la siguiente obra a editar será El contemplado, del escritor Pedro Salinas. Fuentes: EFE • Las Américas *** El español Fernando Savater recibe el Premio Octavio Paz “El verdadero premio para mí fue la amistad que Octavio Paz me brindó durante décadas”, dijo este 19 de abril el escritor y filósofo español Fernando Savater (1947), tras recibir en Ciudad de México el décimo Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo, dotado con cien mil dólares. “Lo que nos unió es que Paz tenía por España el mismo entusiasmo que yo tenía por México. Mi vinculación con este país, con su cultura, su gente, su gastronomía, ha marcado mi vida. Yo tengo el corazón partido en dos, como dice la canción, entre México y España”, afirmó el también novelista. Savater agregó que este galardón es especial porque le recuerda la amistad de Paz y con los mexicanos. “A nadie le amarga un dulce”, dijo en el Aula Mayor de El Colegio Nacional, llenó de invitados que de pie le aplaudieron. Esta amistad fue ratificada por la viuda del poeta, Marie José Paz, quien destacó que, desde joven, Paz defendió los principios de democracia, justicia y libertad, y valores que comparte con Savater, que es “crítica y valentía apasionada”. Y confesó que “desde que te conocimos nos impresionó tu endemoniada actividad, tus camisas floreadas, tus lentes fosforescentes. Hagamos que esta noche sea el umbral de muchos años más con Paz”, agregó. El historiador Enrique Krauze, presidente del jurado, añadió que Savater “es el pesimista más alegre que conozco” y mencionó tres razones para premiarlo: el amor a la palabra, la defensa de la libertad y la búsqueda ética de la felicidad. “Agrego otro pues celebra, alguien que lo leyó, lo quiso y murió un día como hoy y que no ha muerto: Octavio Paz”. Esta fue la primera ocasión en que este premio no fue entregado por el Presidente de México, como ha sucedido con las ediciones anteriores, sino por el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, que acudió en representación de Enrique Peña. Fuente: Excelsior *** El poeta mexicano Javier Sicilia anuncia su retiro de las letras En enero de 2014 será publicado el poemario Rastros, libro que el poeta Javier Sicilia dedicará a su hijo, quien murió víctima de la violencia, y con el cual se retirará de manera definitiva del quehacer literario. “Un poeta vive del lenguaje de su época, pero cuando le sucede una tragedia de esta naturaleza, que lo hace tocar verdaderamente y de manera tan grande lo infernal, el poeta ya no tiene palabras que alcancen para decirlo, porque la lengua de todos los días está degradada por el crimen”, declaró el escritor. Con la voz entrecortada por la emoción y una aguda mezcla de emociones y sentimientos que anidan en él desde el día en que perdió a su hijo, añadió: “Para mí en lo personal y frente a esta tragedia y este tocar a tal grado de lo inefable, no me alcanza el lenguaje para expresarme”. Sicilia aseguró que con Rastros, título que ha seleccionado desde ahora, “porque es lo que queda de mi trabajo poético”, cierra el ciclo que inició en 1982 y agregó que, sin embargo, su obra quedará para la posteridad y el conocimiento de las nuevas y futuras generaciones. Durante la entrevista, realizada el viernes 19 de abril en el marco de su presentación en el Instituto de Investigaciones Filológicas (IIF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), a donde asistió para hacer la lectura final del Encuentro Internacional de Poesía Mística, Sicilia se refirió a su trabajo poético. “En mi obra poética hay una mirada mística que frisa y toca muchos temas fundamentales, y más que eso, el misterio profundo de Dios, del alma, que es un misterio. El místico toca las sustancialidades más puras, y sin vínculo ideológico, se expresa en la experiencia espiritual a través de la religión”, explicó. Luego, en el acto de clausura, leyó fragmentos de sus obras Oro, Pascua, Vigilias y de su más reciente libro, Tríptico del desierto. El público asistente, joven en su mayoría, aclamó al poeta y dejó patente su admiración. Fuente: Notimex *** Sergio Pitol recibe en Puebla la “Clavis Palafoxianum” En reconocimiento a su labor por elevar el espíritu mediante la cultura y el arte, el escritor poblano Sergio Pitol recibió este 20 de abril la “Clavis Palafoxianum”, en un acto realizado en la Biblioteca Palafoxiana de Puebla. La “Llave Palafoxiana” es una presea con forma de llave, símbolo de la entrada al conocimiento universal y a los saberes de la ciencia y el arte resguardados en la Biblioteca Palafoxiana, reflejo fiel de la herencia cultural e intelectual europea y de su florecimiento en América. El autor de títulos como El arte de la fuga, además de ensayista, traductor y diplomático, recibió la distinción acompañado por los literatos Felipe Garrido y Eduardo Reyes Langagne. Participaron también de la ceremonia el crítico de teatro Fernando de Ita y el presidente del Consejo de la Crónica en Puebla, Pedro Ángel Palou Pérez, informó en un comunicado el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla (Cecap). Durante el acto, el secretario ejecutivo del Cecap, Moisés Rosas Silva, hizo entrega del reconocimiento y destacó el valor de Pitol para la vida cultural de México, gracias a sus aportaciones. Por su parte, la actriz Elvira Ruiz realizó una lectura dramatizada de “Victorio Ferri cuenta un cuento”, de Pitol, mientras que Garrido rescató fragmentos de dos obras clave del escritor: El arte de la fuga y El mago de Viena, y dijo que la literatura es el hilo que ha dado unidad a la vida de polígrafo. Pitol nació en Puebla en 1933 y es uno de los escritores mexicanos más destacados fuera de las fronteras mexicanas. Es ganador de diversos reconocimientos, entre los que destacan el Premio Xavier Villaurrutia (1981), el Herralde de Novela (1984) y el Miguel de Cervantes (2005). Fuente: Notimex *** El español Javier Marías gana el Premio Formentor de las Letras El escritor Javier Marías ha sido galardonado con el Premio Formentor de las Letras 2013 en reconocimiento al conjunto literario de su obra, según se supo este lunes 22 de abril. El galardón, dotado con 50.000 euros, se entregará el 31 de agosto en Palma de Mallorca. El jurado de los Premios Formentor, presidido por Basilio Baltasar y formado por Félix de Azúa, Manuel Rodríguez Rivero, Juan Antonio Masoliver Ródenas y Berta Vías Mahou, tras considerar la obra de los diversos escritores presentados, decidió reconocer y premiar los méritos de la obra literaria de Javier Marías. Según el jurado, Marías (Madrid, 1951) es hoy uno de los escritores más apreciados en los países europeos y, a pesar de haber comenzado a publicar a muy temprana edad, su obra no ha perdido desde su primer libro el aliento y la creatividad que lo han convertido en uno de los escritores más interesantes de la literatura en español. Marías ha sido reconocido por un público dispuesto a compartir una narrativa nada complaciente, pero sumamente grata entre quienes mantienen el aprecio por la gran literatura. Su obra representa un triunfo de la inventiva gracias a la habilidad con que ha sabido contar, describir y pensar, sin que se resienta el flujo narrativo. El jurado aprecia especialmente esa integración de acción descriptiva, introspección y digresión en perfecto equilibrio para la dinámica del relato. Marías ha sabido combinar fórmulas novelísticas tanto experimentales como convencionales, siendo cada nueva novela el resultado de una lucha contra las inercias del oficio. El autor madrileño cultiva el placer de la escritura y transmite al lector un gozo que constituye una de las claves de la buena literatura. El humor está presente con elegancia y sus narradores, a menudo desconcertados, reflejan a su modo la fragmentación y la complejidad de la realidad, el recuerdo y la verdad. El jurado reconoce en él a un importante renovador de la narrativa en español que ha encontrado en Europa voces y modos que hasta ahora eran infrecuentes en la tradición española. El Premio Formentor de las Letras se convoca para reconocer el conjunto de la obra narrativa de aquellos escritores cuya trayectoria prolonga la gran tradición literaria europea, siendo su principal objetivo contribuir a consolidar y reconocer la posición de los autores que han sabido mantener su esencia literaria. En su primera etapa, de 1961 a 1967, el Premio Formentor fue impulsado por editores europeos (Carlos Barral, Antoine Gallimard y Einaudi, entre otros). En su primera edición fue obtenido por Jorge Luis Borges en virtud de su libro Ficciones, y por Samuel Beckett por Trilogy. Desde 2011, con motivo de su quincuagésimo aniversario, se vuelve a conceder este prestigioso premio que en las dos recientes ediciones ha recaído en Carlos Fuentes (2011) y Juan Goytisolo (2012). El galardón está dotado con cincuenta mil euros y cuenta con el patrocinio de los propietarios del hotel, la familia Barceló, y la familia Buadas. Fuente: El Mundo *** Presidente de Ecuador inaugura la Feria de Santo Domingo Rafael Correa encabeza la inauguración como parte de la delegación de su país, Invitado de Honor en esta 16ª edición del evento editorial. Con una intensa programación cultural, con más de 700 escritores, intelectuales y artistas nacionales, y 80 invitados procedentes de 11 países, se desarrolla desde este lunes 22 de abril hasta el próximo domingo 5 de mayo la XVI Feria Internacional del Libro de Santo Domingo 2013. Según anunció el ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, en el evento participarán también artistas de la plástica, la fotografía y la música dominicana e internacional, todo en el escenario dispuesto en la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, ubicada en el centro de la capital. La FIL contará este año con la presencia de 180 editoras y más de 100 librerías, con ofertas editoriales para todas las edades. La delegación del País Invitado de Honor, Ecuador, es encabezada por el presidente de dicha nación, Rafael Correa. “Esto significa una gran distinción para nuestro país, el que el presidente Correa haya aceptado acompañarnos en esta fiesta de la cultura, es un testimonio de la fraternidad que une a nuestras naciones”, expresó Rodríguez. Valentín Amaro, director del Libro y la Lectura, señaló como platillo fuerte de la FIL la presencia del laureado poeta argentino Juan Gelman, quien ha sido merecedor de los más altos galardones literarios como el Premio Cervantes, el Reina Sofía y el Juan Rulfo. “Además, es para nosotros una gran alegría contar con la visita del escritor español José Ovejero, quien ha sido merecedor del Premio Alfaguara 2013, y esta es su primera visita a la FIL”, señaló. Igualmente forman parte de la amplia lista William Ospina, John Jairo Junieles (http://www.letralia.com/firmas/junielesjohnjairo.htm) y Santiago Gamboa, de Colombia; Edmundo Paz Soldán y Liliana Colanzi, de Bolivia; el célebre fotógrafo argentino Daniel Mordzinski; los novelistas españoles José Manuel Fajardo y Alfonso Mateo-Sagasta, y el joven poeta colombiano Giovanny Gómez. “Desde la diáspora dominicana nos visitarán los recién galardonados con el Premio Ultramar, Daniel Baru Espinal y Rubén Darío Sánchez. Del mismo modo, de la escritora Karina Rieke, y el escritor Saulo Hidalgo, quien será reconocido en la Dedicatoria de Calles”, indicó. Mientras que el director ejecutivo de la FIL, Pedro Antonio Valdez (http://www.letralia.com/firmas/valdezpedroantonio.htm), informó que a los pabellones que ya son tradición en el evento, como el de Autores Dominicanos, el Gastronómico y el Infantil, se sumarán el Pabellón de la Poesía, el Boulevard del Haikú, el de Hilma Contreras, una especial dedicatoria a Pedro Mir en su centenario, y el del Ministerio de Educación, que estará centrado en la figura de Juan Pablo Duarte, entre otros. Esta versión de la FIL gira en torno a ejes temáticos relacionados con importantes hechos históricos como la celebración del Bicentenario de Juan Pablo Duarte, padre de la nacionalidad dominicana; el 150º aniversario de la Restauración de la República; los 50 años de la llegada de la democracia con el ascenso al poder del profesor Juan Bosch; el 50º aniversario del alzamiento de Manolo Tavárez Justo en las Manaclas, y el centenario del nacimiento del poeta nacional Pedro Mir. Fuente: Diario Dominicano *** Laura Restrepo presentará Hot sur en Caracas La escritora colombiana Laura Restrepo presentará en Caracas su más reciente novela, titulada Hot sur, en el marco del V Festival de la Lectura Chacao, que se iniciará el viernes 26 de abril. La autora de Delirio tomará la Tarima Norte de la plaza Francia de Altamira el sábado 27, a las 5 de la tarde, para conversar junto a su presentadora, la también escritora Mónica Montañés, sobre la vida de la colombiana María Paz, personaje de ficción que protagoniza la novela, y el infierno que encontró al llegar sin invitación a un país que no resultó ser el paraíso que soñaba: Estados Unidos. Al día siguiente, la librería El Buscón del Trasnocho Cultural abrirá sus puertas a las 4 de la tarde para que los lectores de la obra de Restrepo puedan interactuar con ella acerca de sus complejos personajes y sus tormentosas historias. La nueva obra de la colombiana es un thriller que le llevó dando vueltas en la cabeza un par de décadas. Un homenaje a la literatura y a la mujer, y una crítica al mundo occidental capitalista y a sus falsos sueños de prosperidad. Es la novela más larga escrita por la autora (553 páginas). Fuente: El Universal ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Piedad Bonnett: el cielo era de otros Marco Antonio Campos ======= Nacida en Amalfi, pequeño pueblo del departamento de Antioquia, en Colombia, en el año de 1951, Piedad Bonnett es una de las actuales voces más reconocidas en nuestra lengua. Del linaje de Rosario Castellanos, Blanca Varela y Alejandra Pizarnik, en la lírica de Piedad Bonnett se tiene la impresión de que el paraíso se perdió hace mucho, pero pudo recobrarse, o se cree que se recobró, al menos por pequeñas temporadas. La complejidad en su obra poética no está en su lenguaje sencillo y directo, ajeno a toda decoración barroca, sino al indagar en sus contenidos, se descubren honduras de quien ha sabido de la soledad y la pena, y en quien hay algo roto, algo triste, algo que toca el miedo, pero del que oímos asimismo un grito de rebeldía y encontramos ternuras como sorpresivas violetas leves y una sombra de piedad que se parece a su nombre. Desde sus inicios Piedad Bonnett intuyó o supo que el objetivo esencial del artista en sus creaciones, en este caso el poeta, es explorar los sentidos y sentimientos propios y de los otros para emocionar a los lectores. Una poesía de solitarios que busca —anhela— la comunión. Aislada en la academia, escribiendo casi secretamente, Piedad publicó tardíamente su primer libro (Círculo de ceniza) en 1989, a la edad de 38 años. Desde ese libro inicial hasta Explicaciones no pedidas (2011), da la impresión de haber escrito, a base de poemas breves, con múltiples variaciones, un solo y extenso poema. Aun las piezas líricas más largas están articuladas como serie de fragmentos, o si se quiere, son una sucesión de poemas breves. En general Piedad Bonnett se inclinó por el verso libre y tal vez, para no tener ataduras que constriñeran los sentimientos, no se ciñó al metro, ni buscó, como diría en una carta el muy joven Cesare Pavese, encerrarse en “la jaula de la rima”. Por lo común en sus poemas, Piedad parte de una idea o una imagen o un hecho y los desarrolla con habilidad y cálculo hasta la línea final. Si los dos motivos que sostienen su poesía son los recuerdos y regresos a la tierra natal y los poemas de encuentros y desencuentros amorosos, hay, no una diversidad de poéticas, como decía José Watanabe en su prólogo a la antología personal (Privilegios del olvido), sino más bien una diversidad temática. Algunos títulos de libros de Piedad —De círculo y ceniza (1979), Nadie en casa (1994), Ese animal triste (1996), Tretas del débil (2004), Las herencias (2008)— nos hablan de alguien frágil y solitaria, pero quien también tiene dientes y garras para defenderse o atacar. De sus libros me son especialmente próximos El hilo de los días y el antepenúltimo y el último, Tretas del débil y Explicaciones no pedidas, lo cual muestra que su poesía, en lugar de decaer o apagarse con los años, se volvió más concentrada y aceradamente intensa. En su obra ensombrecen los fracasos, cala el miedo, la pérdida causa angustia, el dolor es una llaga que, incluso cuando se cierra, las cicatrices lo recuerdan, la rabia la lleva a soltar invectivas que son como pedradas de fuego... Contra lo que escribió o por lo que escribió, en ocasiones tenemos la imagen de que Piedad vivió en un cerco de agujas. Podrán reprochársele otras cosas, nunca el haber pecado de insinceridad o de no haber puesto en sus versos el corazón desangrado. Si para Pessoa el poeta es un fingidor, Piedad no cabría en esa categoría. Muchos de los momentos más grabables o inolvidables de Piedad los encontramos cuando habla sobre su pueblo natal. Ya en la infancia lejana Piedad intuía que en alguna parte, al oír las mareas verbales, llamaba la palabra mágica. En esos poemas de una infancia y una adolescencia lejanas hallamos el callado lenguaje de los ascendientes inmediatos que quieren perdurar en un gesto, la abuela que desciende y arriba “de su muerte de siglos”, las tías ultraconservadoras sólo fijas en el instante gastado de los retratos, “el tío remoto de ademanes adustos y sueños militares”, el padre solo e inseguro, la madre pragmática que alguna vez fue bella, los hermanos y, por supuesto, los habitantes de Amalfi mencionados aquí y allá con nombre propio y en ocasiones con el agregado del oficio o del trabajo que ejercen: figuras íntimas que tarde o temprano se volverán nubes grises en un cielo deslucido. Uno siente en la poesía de Piedad Bonnett que quiso irse —huir— de su pueblo, pero no hubo un solo día que estuviera lejos de él. En varios poemas la autora deja ver que sigue siendo la niña asustada a quien le da miedo el mundo. Ese temor o miedo se muestra, por ejemplo, en recuerdos del terruño o no: pueblan espectralmente, por ejemplo, tres jinetes que sorprendió la muerte, el niño que murió de culebrilla, cuartos habitados por fantasmas, el toro desbocado que entraba en la casa durante el sueño y no acababa de irse, los inquilinos que aún habitan la casa de la cual ya se mudaron hace tiempo... Son especialmente emotivos, entran y se quedan en la casa antigua de Amalfi y en la casa del corazón, poemas o versos aislados donde es figura el padre, un hombre difícilmente tierno, tesonero para las pequeñas cosas, que se cuida al máximo de los imprevistos, a quien le enseñaron severamente “a rezar, a ahorrar, a trabajar”, pero de quien siente la autora que le dio como especial herencia el regalo del miedo. Transcribamos estos versos que nos dejan en el alma una sensación de ahogo y un sentimiento de desamparo: De mi padre, que de niño tuvo los ojos tristes y de viejo unas manos tan graves y tan limpias como el silencio de las madrugadas. Y siempre, siempre un aire de hombre solo. De tal modo que cuando yo nací me dio mi padre todo lo que su corazón desorientado sabía dar. Hay en sus poemas de amor y deseo o el goce quemante o el rencoroso desamor. En el lecho de los amantes la autora ha oscilado entre las aguas del mar borrascoso y las aguas del lago sereno. A menudo admirables, no siempre sus piezas líricas amorosas son afortunadas, como, por caso, muy específicamente las de su libro Todos los amantes son guerreros, donde parece no haber quitado la suficiente hierba seca ni alcanzado a redondear del todo los poemas. Por demás, suenan menos elocuentes que molestas las exaltaciones al amado como un guerrero, un minotauro, un dios, un ser divino... Viceversa, poemas de despedida y desamor, como los que se hallan en las Tretas del débil y en Explicaciones no pedidas, están escritos con dolor penetrante y rabia ácida, donde se corta la piel del otro y se la corta a sí misma. El cuerpo desollado arde —duele— por todas partes y la boca no puede callar el grito. Igualmente hay poemas muy logrados donde se alude a la guerra infinita en su querible Colombia contradictoria, esa guerra fratricida, absurda y espantosa, en la que cada facción (gobiernos, las Farc, los paramilitares, el ejército, el narco) ha dado por décadas su aporte para destruir al país, y donde hace mucho, como en el México del crimen organizado, todo acaba siendo “cuestión de estadísticas”. Asimismo se encuentran textos donde, en una suerte de fábula, objetos o animales viven experiencias que pudimos o podemos vivir cualquiera. Ninguno me impresiona tanto como “Lección de supervivencia”, en el que describe la manera como el pepino o carajo de mar se defiende del enemigo expulsando las vísceras hasta quedar vacío, o “El oscuro”, el cual toca dos momentos extremos del escorpión: cuando de noche utiliza “el aguijón traicionero”, pero enloquece con un “pequeño círculo de fuego” súbito y se aniquila a sí mismo. “El oscuro” tiene un vínculo magnético con otro epigrama feroz titulado “El envidioso” (Las herencias). Hay poemas en su último libro (Explicaciones no pedidas) que contienen aspectos característicos que resuelve de modo notable: son más sugerentes, el yo se convierte de forma más natural en nosotros, trabaja con mayor precisión el verso objetivo y los juegos de contradicciones personales encuentran muy bien su síntesis como cuando las estalactitas y las estalagmitas se unen en una sola columna. Pongamos dos emotivos ejemplos sobre esto último. Uno: Lo oscuro pare la luz, y eso consuela Y el último verso del libro: El desamor del que amas te hace libre Al final de su obra, si nos atenemos a sus versos, parece que se ha llegado a un sitio donde Dios ya no está y emblemáticamente nadie puede salvarse “en caso de emergencia” en el avión que el destino dispuso. Cuando desde la casa del corazón un poeta o una poeta habla hermosamente, cuando sus versos de dolor, de tristeza o de rabia, le pertenecen a quienquiera que ha sufrido, se ha entristecido o conocido la ira, el poeta cumplió su función y la poesía su misión. La poesía de Piedad Bonnett tiene esa inagotable virtud. ** Marco Antonio Campos http://www.letralia.com/firmas/camposmarcoantonio.htm Poeta, narrador, ensayista y traductor mexicano (México, DF, 1949). Ha publicado los libros de poesía Muertos y disfraces (1974), Una seña en la sepultura (1978), Monólogos (1985), La ceniza en la frente (1979), Los adioses del forastero (1996) y Viernes en Jerusalén (2005). La editorial El Tucán de Virginia (http://www.aemi.com.mx/htm/tucan.htm) volvió a reunir en 2007 su poesía en un solo tomo: El forastero en la tierra (1970-2004). Es autor de un libro de aforismos (Árboles). Ha traducido libros de poesía de Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, André Gide, Antonin Artaud, Roger Munier, Emile Nelligan, Gaston Miron, Gatien Lapointe, Umberto Saba, Vincenzo Cardarelli, Giuseppe Ungaretti, Salvatore Quasimodo, Georg Trakl, Reiner Kunze, Carlos Drummond de Andrade, y en colaboración con Stefaan van den Bremt, Miriam van Hee, Roland Jooris, Luuk Gruwez, André Doms y Marc Dugardin. Libros de poesía suyos han sido traducidos al inglés, francés, alemán, italiano y neerlandés. Ha obtenido los premios mexicanos Xavier Villaurrutia (1992) y Nezahualcóyotl (2005). Y en España, el Premio Casa de América (2005) por su libro Viernes en Jerusalén. En 2004 se le distinguió con la Medalla Presidencial Centenario de Pablo Neruda otorgada por el gobierno de Chile. En París es miembro de la Asociación Mallarmé. En el 2009 obtuvo el premio de poesía Ciudad de Melilla, España. === A 27 años de su muerte, Olof Palme sigue causando debate ============== === Javier Claure Covarrubias ============================================= El 28 de febrero de 1986, a los cincuenta y nueve años, moría en pleno centro de Estocolmo Olof Palme, el líder más importante de la socialdemocracia sueca. En estos 27 años, su vida y sus actos políticos han sido objeto de una prolongada controversia. Los medios de comunicación de Suecia han difundido películas, libros y una serie de artículos acerca de su pensamiento político, pero también sobre su vida familiar. A estas alturas del partido, y aún sin conocer la identidad del autor material del crimen, Suecia sigue sumida en la incógnita y en diferentes teorías concernientes a este trauma nacional. Para muchos jóvenes, la figura de Palme no es más que un fantasma del pasado, y del cual escucharon hablar. En cambio, las personas mayores no se olvidan de ese disparo mortal de aquel viernes de un crudo invierno. En realidad, la población sueca está un tanto dividida en cuanto a la apreciación de los sucesos políticos que rodearon a Palme. Sin lugar a dudas, las personas con una visión humana e internacionalista consideran al líder asesinado como un político de gran envergadura, tanto en su propio país como en el extranjero. Mientras que otros, los que siempre le odiaron, lo calumniaron y le acusaron de ser traidor a la clase burguesa y a su patria, siguen arrojando un odio póstumo desbordante. Aseguran, por ejemplo, que era agente de la CIA. En la película Call Girl (La prostituta de lujo), del director de cine Mikael Marcimain, se hace alusión a Palme como cliente de prostitutas y propenso a la pedofilia. En otras palabras, Olof Palme, desde su tumba, sigue causando un gran debate en esta parte del mundo. Digan lo que digan, y a pesar de las opiniones de los reaccionarios, lo cierto es que Palme dejó herencias inolvidables, entre otras: reformas en el sistema educativo, la posibilidad de préstamos del Estado para los estudiantes que quieran seguir una carrera universitaria, subsidios para la vivienda, subsidios para los niños y niñas menores de 18 años. Dejó bien claras las ideas de igualdad entre sexos. El cuidado de los ancianos y de los minusválidos alcanzó altos niveles gracias a sus ideas de solidaridad. El derecho a quedarse en casa con sueldo pagado para cuidar a los hijos, ya sea por parte de la madre o del padre, también es obra de él. Además, puso el nombre de Suecia en el mapa mundial, como si se tratara de una estrella pacificadora en medio de la Guerra Fría. Fue el que diseñó la política exterior de este país nórdico, desde mediados de la década de los 60 hasta mediados de los años 80. Y, aquí, es bueno señalar algunos aspectos de sus concepciones ideológicas y políticas de su época: Su severa crítica a los bombardeos norteamericanos de Hanoi, comparándolos con la de los nazis. Jugó un papel importante, como mediador, en el conflicto bélico entre Irán e Iraq. Apoyó firmemente a los movimientos de liberación de los países del llamado Tercer Mundo. Su brillante pensamiento pacifista fue plasmado en conceptos de seguridad que están definidos por la Comisión Independiente sobre el Desarme y la Seguridad (Comisión Palme). Su preocupación por la seguridad internacional y el desarme lo llevó por diferentes países del mundo a exponer sus juicios sobre este tema. Decía que no se alcanzaba la paz atemorizando al enemigo con poderío bélico, porque este hecho no llevaba sino a equiparse, aun más, con armas nucleares. Sobre este concepto el informe Palme afirma: “En su búsqueda de seguridad, las naciones deben esforzarse por alcanzar objetivos más ambiciosos que la estabilidad militar. La meta del sistema actual, en el que la seguridad se basa en los armamentos, no se puede mantener indefinida”. Para Palme, nadie era ganador en una guerra nuclear, ya que toda la civilización humana, el reino animal y el reino vegetal serían tremendamente afectados dadas las consecuencias de semejante catástrofe provocada por el hombre. La Comisión Palme apuntaba a que los enemigos políticos e ideológicos se sentaran a la mesa de negociaciones para trabajar juntos, y evitar una guerra nuclear. Es decir, se pretendía crear un corredor libre de armas nucleares en Europa Central. Se exigía a las potencias a terminar con las pruebas de armamentos nucleares. Se deseaba una zona libre de armas químicas, pero también el desarme de armas convencionales en el Tercer Mundo. Una teoría reveladora que apareció, a principios de este año, en la prensa sueca, destaca que posiblemente Palme fue asesinado por sus ideas y trabajos sobre el desarme internacional. Los historiadores Daniele Ganser, de la Universidad de Basel (Suiza), y Mats Deland, de la Universidad de Uppsala (Suecia), han investigado sobre el Movimiento de Resistencia Secreta en Suecia. Y sus planteamientos los han publicado en la revista Inteligencia, Propaganda y Estudios de Seguridad (Intelligence, Propaganda and Security Studies). Los Movimientos de Resistencia Secreta (Stay Behind Movements) eran grupos paramilitares, no democráticos, controlados por la Otan, cuyo objetivo principal era combatir al comunismo y defender el país en el cual operaban, en caso de ser invadidos por la ex Unión Soviética. Suecia, a pesar de su neutralidad, formó parte de esta red que actuaba entre los dos bloques antagónicos. El periodista Mikael Holmström ha escrito varios artículos acerca de los contactos de Suecia con las potencias de Occidente y, además, en plena Guerra Fría. Según el mencionado informador, existía un gran interés en que Suecia tuviera un poderoso Ejército capaz de defender la parte norte de Escandinavia. Pero también existían acuerdos, completamente secretos, de que Occidente se comprometía a defender a Suecia inmediatamente de ser atacada. La Comisión Palme, con Olof Palme a la cabeza, se hacía sentir con fuerza en la palestra internacional. Y sus miembros luchaban, sin cesar, por el desarme nuclear y una zona libre de armas nucleares en los países nórdicos. Esto significaba, en un caso dado, que Dinamarca y Noruega deberían abandonar la Otan. Y, en consecuencia, implicaba también un debilitamiento para esa organización militar. Es decir, la Comisión Palme era una luz pacífica y dirigida en contra de los planes estratégicos de Occidente. Además, por naturaleza, creaba un desequilibrio militar en el mundo. Y este desequilibrio era visto con mucha preocupación en Occidente, pero también por los militares suecos. El escritor sueco Anders Jallai, en su libro El traidor a la patria (Landsförrädaren), no descarta la posibilidad de que miembros de la Policía Secreta de Suecia (Säpo) podrían estar detrás del crimen del líder socialdemócrata. Olof Palme debía viajar a la ex Unión Soviética, el 6 de abril de 1986, para conversar con Mijail Gorbachev sobre el desarme nuclear, pero fue abatido a tiros un mes antes. Desde entonces el mundo está, cada vez, más chiflado. Ha fracasado el desarme. La paz mundial y la justicia se alejan como parte de los sistemas estructurales civilizados y orientados hacia la humanidad. Vivimos en zozobra, esperando que algún loco apriete un botón y se desate una guerra nuclear. Las grandes potencias siguen acumulando armas nucleares. Los sistemas políticos y militares de esos países aún están basados en la fuerza militar para conquistar territorios y recursos naturales. Incluso algunos países del Tercer Mundo han seguido una carrera armamentista para mantener regiones usurpadas ricas en materias primas. Y cuando se reclama justicia, hermandad y razonamiento histórico, amenazan con guerra poniendo en riesgo la paz y la integración de un continente. La creciente militarización internacional, las guerras, las invasiones y las conductas arrogantes de ciertos gobiernos, que reinan en el mundo, muestran que la paz mundial es todavía una ciencia ficción. Hoy en día, la diplomacia y la fortaleza militar son sinónimos de conveniencia. Y aprovechando esta realidad, se pronuncian, muy sutilmente, discursos que están encubiertos por ejércitos enajenados, hambrientos de sangre, de territorios y materias primas. Los pueblos y las naciones del mundo quieren vivir en paz sin ejércitos alienados ni gobiernos empeñados en armarse hasta los dientes. La paz mundial debe ser prioridad en la agenda de cada país. Y el poder en las relaciones internacionales debe descansar en los principios de justicia y equidad, para evitar cualquier conflicto bélico. En consecuencia, los conceptos planteados por la Comisión Palme son vigentes porque conducen a la vía más adecuada para la futura política mundial. ** Javier Claure Covarrubias http://www.letralia.com/firmas/claurecovarrubiasjavier.htm Escritor boliviano (Oruro). Es miembro del PEN Internacional (http://www.pen-international.org), de la Unión Nacional de Poetas y Escritores (Unpe), filial Oruro, y de la Sociedad de Escritores Suecos (http://www.slff.se). Ejerce el periodismo cultural. Poemas y artículos suyos han sido publicados en medios de Suecia y Bolivia, así como en diferentes sitios de Internet. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991). Ha estudiado informática en la Escuela Real de Tecnología (Kungliga Tekniska Högskolan, http://www.kth.se) y en la Universidad de Uppsala (http://www.uu.se), y matemáticas en la Universidad de Estocolmo (http://www.su.se), casa de estudios donde además obtuvo una maestría en pedagogía. Formó parte de la redacción de las revistas literarias Contraluz y Noche Literaria. Poemas suyos han sido incluidos en las antologías El libro de todos (1999), La poesía en Oruro (2005), Poesía boliviana en Suecia (2005) y Antología comentada de la poesía boliviana (2010). Forma parte del Diccionario de autores orureños (2007). Ha publicado Preámbulos y ausencias (2004), Con el fuego en la palabra (2006) y Extraño oficio (2010). === Fernando Molano Vargas, 1961-1998 Harold Alvarado Tenorio ======== Que la muerte hace un trabajo prodigioso y a cada cual coloca en su sitio se comprueba con el destino de los tres libros de Fernando Molano Vargas (Bogotá, 1961-1998): Un beso de Dick (1992), Todas tus cosas en mis bolsillos (1997) y Desde una acera (2012). Hijo de un mecánico y de una falsa heredera, sexto de siete hermanos, hizo la primaria en una escuela pública del barrio Egipto y el bachillerato en los institutos José Joaquín Caycedo y Nicolás Esguerra mientras vivía con su familia en el barrio San José de la Granja. Luego ingresó a la Universidad Distrital para estudiar electrónica, que cambiaría por los estudios literarios en la Pedagógica porque el gobierno de Belisario Betancur y su ministra de educación Doris Eder había cerrado la Nacional, liquidando la universidad que había creado Gerardo Molina durante el gobierno de López Pumarejo. Pronto descubrí —dice Molano en Vista desde una acera— que en las universidades de nuestro país no existía la investigación tecnológica, que el destino de un ingeniero en electrónica bien podría ser el de un administrador de empresas, el de ser un encargado de hacer o dirigir el mantenimiento de los equipos de una compañía, el de ser un encargado de adquirir y montar las tecnologías creadas afuera; el de ser una persona muy aburrida, en suma. Marcos Palacios Rozo, un bogotano que había militado en las juventudes del MRL junto a Jorge Child, Guillermo Puyana Mutis y Manuel Vásquez Castaño, uno de los fundadores de la Federación Universitaria Nacional junto a Galo Burbano López, Armando Correa y Jaime Arenas Reyes, que había conocido varias cárceles antes de graduarse de historiador del café en Oxford, complaciendo a Belisario Betancur cerró la Universidad Nacional durante 346 días con un costo de 7.100 de los 7.300 millones de pesos de 1984 de su presupuesto anual. Conocido como El Pacificador de la Nacho, liquidó las residencias universitarias, cerró las cafeterías, hizo confinar el campo docente con una inmensa malla de hierro que la separó del mundo exterior y clausuró las secciones que agrupaban por áreas a los profesores rompiendo los espacios democráticos que permitían ejercer la libertad de cátedra. Sus acciones incrementaron los índices de pobreza entre los estudiantes de provincia, avivaron el odio y el irrespeto al desconocer los cuerpos colegiados cooptándolos de manera explícita, cesó forzosamente a sus enemigos académicos, prescindió de las consultas para elegir rector y decanos, fiscalizó con mano de hierro las publicaciones y medios periódicos desoyendo sistemáticamente las criticas y opiniones a imagen y semejanza de la revolución cultural maoísta. Aprovechando como justificación la última revuelta estudiantil, en la que resultó un estudiante muerto, el gobierno clausuró el semestre académico, cerró la universidad e hizo que el Consejo Superior nombrara como rector a un verdadero cretino, con el cinismo suficiente para realizar una de las reestructuraciones más burdas y más violentas que haya sufrido y padecido aquella universidad en toda su miserable historia, dice Molano. El cierre escondía algo despiadado: el inicio de la privatización, la muerte de la única y verdadera universidad pública. Decretada la suspensión de las clases, fue nombrado como rector un oscuro personaje. Tan pronto como estuvo sentado en su escritorio, empezó a usarlo como un burdo gerente de una compañía de demoliciones. Partió en dos el campus con una carretera que lo atravesó de extremo a extremo: así separó de él el inmenso conjunto de edificios concebidos como residencias estudiantiles, e hizo trasladar allí todas las oficinas administrativas de la universidad. Donde antes se alojaban los estudiantes pobres y de provincia, donde dormían en cómodos apartamentos, donde leían para sus clases, donde concebían sus ideas para escribir un ensayo, donde tecleaban sus máquinas de escribir, donde se hacían el amor, donde fumaban sus cigarros de marihuana ahora sólo albergaría a los burócratas en horario de oficina. Los demás edificios de residencias que quedaron dentro del campus fueron en¬tregados a diversas facultades que hacía años necesitaban de ampliación (si un hombre pierde la retina de su ojo izquierdo, ¿el cirujano lo aliviará trasplantando la retina del ojo derecho?)... Cuando en una entrevista de prensa se le reprochó al rector pretender eliminar los dos servicios de bienestar estudiantil más importantes, más necesarios, más huma¬nos que cualquier universidad pública, que se precie de serlo, conserva y consiente en cualquier país civilizado, aquel cretino no tuvo el menor pudor en responder esta burda frase de camionero (con perdón de los camioneros): “La universidad no es un servicio de hotelería y comedero”. Lentamente, la universidad se convertiría en un centro educativo sólo para chicos glamorosos. Ya casi no existen los grupos de estudio, las cofradías de inconformes, o de científicos e intelectuales en ciernes, o de pichones de artistas, o de aspirantes a escritores que conversan sobre Proust. Ahora son más frecuentes los clubes de fans de Queen o de los Rolling Stones. A mí me parece un poco triste; a mí que me gustan Queen y los Rolling. Un beso de Dick y Vista desde una acera son dos poemas narrativos donde Molano, como quería Quinto de Esmirna, usando de su existencia y tragedia, rumia sobre lo erótico a medida que nos baña de la gracia con el esplendor de su prosodia bogotana y una sintaxis aprendida en los maestros que admiró. Las dos novelas tienen como protagonistas al propio Molano y a uno o varios de sus amores mientras atendía las escuelas públicas, los colegios de bachillerato y los años de universidad. Un breviario de los amores de un niño mientras entra en la adolescencia y que al cumplir la segunda década descubre cómo la muerte le pisa los talones y le concede la pena de haber conocido el amor y no poder prolongarlo. A pesar de que Molano y algunos lectores han vinculado Un beso de Dick con el Oliver Twist de Dickens, el modelo de su lenguaje fue The Catcher in the Rye de Jerome David Salinger, que en una suerte de monólogo narra las vicisitudes de Holden Caulfield con las drogas, el alcohol y la prostitución en New York luego de ser notificado de su expulsión de la escuela preparatoria. Un rebelde, inadaptado e inmaduro de gran perspicacia que resume ese período de la existencia llamado adolescencia como el momento donde no se sabe qué se quiere. Como en Salinger, también Molano reflexiona sobre la vida mientras piensa en qué es la poesía a partir de un texto de un autor cubano. Si les interesa lo que voy a contar, primero querrán saber dónde nací, cómo fue mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás pendejadas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contar nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si me pusiera aquí a hablar de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero como quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a contar mi autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablar de una cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco. A D.B. tampoco le he contado más, y eso que es mi hermano. Vive en Hollywood. Como no está muy lejos de este antro, suele venir a verme casi todos los fines de semana. Él será quien me lleve a casa cuando salga de aquí, quizá el mes próximo. Acaba de comprar un Jaguar, uno de esos carros ingleses que se ponen en las doscientas millas por hora como si nada. Cerca de cuatro mil dólares le ha costado. Ahora tiene mucho dinero. Por si no saben quién es, ha escrito El pececillo secreto, un libro de cuentos fenomenal. El mejor de todos es el que da título al libro. Un niño que tiene un pez y no lo deja ver a nadie porque se lo ha comprado con su dinero. Es una historia estupenda. Ahora D.B. está en Hollywood prostituyéndose. Si hay algo que odio en el mundo es el cine. Ni me lo nombren. Así arranca The Catcher in the Rye. Pero el laurel de Molano permanece como en Salinger en la pulsión sexual que condensa su prosa, ardiendo de pasión por todos los cuerpos que frecuenta en New York y por el único cuerpo que en Bogotá desea Felipe (Fernando), un muchacho de dieciséis años, que atiende las demandas de su carne y explora sus deseos en Un beso de Dick: Leonardo se ve lindo parado atrás del escritorio para que no le veamos las piernas (pero de todas maneras se le ven un poco, entre el borde de la pantaloneta y el borde del escritorio; y eso da ganas como de pararse uno para mirar más...). Él empieza a decir que va a hablar sobre un poema de Eliseo Diego, que es un poeta cubano...; y se sienta para que ya no le miremos más... ¡sus piernas! .................................................................. Leonardo me mira de pasada..., y es como si estuviéramos solos en otra parte. Ya casi nadie se fija en sus piernas, aunque él está de pie y tiene el libro abierto sobre el pecho; sólo miran su dedo paseándose por la lámina: sólo las cosas que él habla pueden ser más bellas que él, me digo. Y no me reprocho estar deseándolo tanto ahora: el profe de religión siempre dice que es malo caer entre las bajezas de la carne, pero yo no sé cuáles bajezas: ese profe debe ser como demente o algo así... O quién sabe: tal vez Dios esté mirándome feo por estar queriendo tocar a Leonardo mientras él habla esas cosas bellas de la poesía... ¡Pero, Dios: él es más bello que todos los poemas y todos los cuadros bellos!: y si no, mírelo: hasta la Virgen de las rocas mira como si le estuviera mirando a él sus piernas; y parece que ella quisiera tocárselas con su mano... Dios debería, más bien, ponerle su mano en la cabeza a Leonardo para que ya no esté triste: porque ahora él dice que nosotros descubrimos que el poema habla de una sensación rara, que sólo los poetas se ponen a sentir estar mirando las figuras de “La Virgen de las rocas”, y sentir que no es uno el que las mira, sino que son ellas las que nos miran a nosotros. Y entonces dice que él ha sentido lo que dice el poema: que esas mujeres de las rocas, ahí tranquilas como están, nos miran con pesar y con amor, a nosotros y a las desgracias que nos pasan... ¿Por qué dirá esas cosas Leonardo?... —Yo miro ese cuadro —dice él con las manos entre la chamarra, recargándose al escritorio mientras el libro rueda por todos los puestos—, y es... yo no sé: como mirar lo que uno siempre sueña: estar así como las figuras del cuadro, en medio de las rocas tristes que son como la vida de uno a veces; pero estar así de tranquilo como esas mujeres; y ya no sentir miedo de estar solo; o de saber que un día se va a morir uno... Yo creo que eso dice el poema: que un día yo me voy a morir y ya no podré mirar más ese cuadro, pero las mujeres de las rocas van a seguir ahí mirando a otros; entonces a uno le dan ganas de estarse otro rato mirándolas, como si uno quisiera meterse en el cuadro, y estarse al lado de ellas como están esos dos niños... Yo les digo todo esto porque... porque ese poema y ese cuadro a mí me han hecho pensar que cuando uno se enamora es como estar en esa pintura de las rocas. Porque el mundo sigue triste, y la gente se mata, y hay gente que lo odia a uno... O sea, todo sigue igual de mal; pero uno se enamora, y se enamora alguien de uno... y eso es como estar en un lugar como ese: donde a uno lo alumbra el Sol como a esas figuras de las rocas. Y allí uno puede estar tranquilo y no tener miedo... Claro que uno se enamora y también se siente miedo...: de que al otro el amor se le acabe..., o que se vaya, o que se lo lleven, y uno otra vez quede solo, y todo oscuro. Y entonces a uno le dan ganas de correr a... a donde su pareja, y abrazarla y no soltarla: porque también pueden querer separarnos; no como a las figuras de las rocas, que todos las miran pero no las tocan, sino que las dejan allí tranquilas... Por eso uno hace cualquier cosa para que lo quieran más y no se separen de uno. Y... creo que ya estoy hablando mucho. Tal vez... a ustedes les parezca una bobada todo esto. Y tal vez yo no debería decirlo. Porque a quién le interesa lo que yo siento. Pero de todos modos, desde el día que leímos el poema y vimos el cuadro, a mí el poema me gusta más. Y desde ese día yo... Al final de Vista desde una acera, Adrián y Fernando componen un ensayo para definir qué es la poesía, porque percibían que ella como una divinidad está en todas partes, en los poemas, las novelas, los cuentos, los dramas, las pinturas, las esculturas, los diseños arquitectónicos, las sonatas, las sinfonías, los enunciados matemáticos, en los pasajes de los libros de historia y la astronomía. La poesía era un magma inmenso que todo contaminaba porque aparecía allí donde el hombre había intervenido. Pero, aun cuando sonase verdadero, la poesía servía para nada contrariando los otros objetos que fabricaba el hombre, un cepillo de dientes, una bomba atómica. Después de muchas vueltas concluyen que, así como la simpatía, que es indefinible, la poesía es tan inefable como un armónico de notas que fascinan e impiden escuchar el resto de la melodía, o la imprecisa resistencia de los colores que se tocan en una línea, o la frase que al ser leída en voz alta nos apresa como una abeja sobre un pétalo o el aroma de las cosas viejas en los armarios del ayer y la luz y la oscuridad de una mirada que nos deja caer el dolor y la amargura porque la poesía no sólo es sino que está. Con esos artificios ideológicos están compuestos los poemas de Todas mis cosas en tus bolsillos, el libro que la Universidad de Antioquia publicó unos meses antes de su muerte. Aquí el destilado incluye buena parte de la tradición lírica nacional y no es raro percibir en ellos destellos de Silva o remotas paráfrasis de Cavafis. Shakespeare, Luis de León, Horacio, Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Whitman, Rilke, José Manuel Arango, Borges, Wilde, Wordsworth y Coleridge desfilan, más desnudos que vestidos, en ese puñado de textos que rinden tributo a la felicidad como único atributo del cuerpo deseado. No hay que creer, como muchos de sus lectores, que Molano era un ingenuo y un inocente. Nada de eso. Que hubiese elegido la rotura de la adolescencia al entrar en la vida adulta para levantar las epifanías de su poesía no significa que no hubiese bebido todas las amarguras de la pobreza, separación y exclusiones de una sociedad miserable y abyecta como la Colombia de hoy. En mi país, este lugar inicuo enamorado de su pobreza, conforme y sin dignidad, ignorante del sentido de lo fraterno, de la amistad, del amor verdadero, imbécil y egoísta, eso éramos nosotros. Así, no sólo en mi país, en mi ciudad, en mi barrio y en mi calle y antes que nada en mi propia casa me sentía como un extraño, era un extranjero. *** Sentado a la puerta de mi casa Sentado a la puerta de mi casa sin mirarme frente a mí pasan me ofrecen sus espaldas sobre el mugre de sus bluyines yo pienso ¡Dios! y mi tarde se hechiza entre sus pliegues con sus pasos... Señor: ¿qué llevan en sus bolsillos traseros los muchachos? *** Dulce hermano de los arietes De niño, papá despeinaba mi copete para que yo me enojara como un hombre. En los pesados trabajos de su taller de hierros forjó rudamente mi cuerpo. A los quince años mis piernas sostenían sin dificultad una nevera, y en mi pecho hubiesen podido llorar dos o tres muchachas. Allí mismo, en los sucios almanaques Texaco que envejecían sobre las paredes, él me enseñó el amor por las mujeres desnudas; y asomado a la puerta de las cantinas donde a veces bebía, aprendí la manera de aprovecharme de ellas. “Pero llegado el día en que tu madre enferme de muerte —me decía ebrio mientras los llevaba a casa—, será justo que prefieras cuidar de tu esposa”. Sin preguntar nada, un día celebró las heridas de mi primera riña y, sonriendo, descargó un puño sobre mi pecho. De alguna manera él supo entonces sobreponerse al miedo, y hoy, a mis diecisiete, presumo de poder llegar tarde a casa. Oh, Diego, en largas jornadas papá hizo de mí una fortaleza. Y es una maravilla cómo sostienen sus muros ahora que entras en mí como un duende, y podemos a solas jugar y amarnos como dos niños. *** V.I.H. Soy joven y estoy aún, digamos, en ese tiempo inverosímil que para mis mayores ha huido tan de prisa. En mí el deseo se encabrita a cada instante de cada noche y de cada día, y bien podría ser recomenzado sin dar, por otra parte, mucho. Así, no tengo por qué pedir la fuerza y el coraje: yo no los tengo simplemente y sigo —sin proponérmelo siquiera— echando cosas en el talego de mis sueños. Aún conservo —no sé explicar cómo— una pizca de esperanza suficiente para creer que serán mejores las cosas —no las mías: las cosas llanamente— e intento, aunque no puedo evitarlo a veces, no ser cruel. Pero hacia mí la muerte se apresura. En verdad, hace años la tengo pegada a mis talones, soplándome su vaho en los carrillos. Manos arriba contra la pared, apretados los muslos y los ojos, ella me tiene; y aguardo, solo, a que por fin me aseste su triste golpe. ¿Qué espera, pues, la muerte? ¿Qué pretende conmigo esa señora sólo rozando mi cuerpo sus tiernos velos sin abrazarme?, mientras a mi espalda bulle y me excita la vida y el amor, y el deseo: los muchachos, el fresco aroma en sus axilas... *** Al borde de un abismo, mirando este paisaje Antes de que acabe el amor ¿no podría resbalar —como sin querer— hacia la muerte? Mira es bello el sol en este ocaso y es más tierno el verde en las montañas poco antes de que lo apague la noche. Ahora que tu corazón palpita alegre como un niño recién raptado ¿no sería hermoso morir antes de que el raptor se harte de ti y te devuelva a la triste casa? Es bastante hondo el precipicio. Vamos: da un paso al frente. Es la hora propicia: avanza... *** A trois “Mientras ellos me quitaban la camisa —aún no busco algún botón sobre la alfombra— yo pensaba: tus manos por mi pecho querido amigo que de prisa me has dejado. Sin embargo, me decía yo: tus dedos enredados en mi pelo y tu voz sobre mí desnuda y lenta: tu ternura. Pero ellos babeaban mi cuerpo como orugas y al oído me gritaban suave: ¡voltéate mariquita! Hasta el alba tu cuerpo junto al mío imaginaba cuando ellos se habían marchado con el goce. Recogía pues mi cuerpo recostado y no recordaba —en verdad no me dijeron— sus nombres. Dura cosa es la venganza.” ¿Así me justificaré de nuevo cuando ya sea la mañana en el espejo? me digo mientras rondamos esta calle oscura y entramos por fin en el motel. *** Como Bagoas Ahora que has logrado con tiernas escaramuzas penetrar los frágiles muros de mi alcázar entra a saco en mi corazón y conserva la mejor parte del botín —me haría feliz saber que para ti he guardado mis riquezas No temas hacerme daño sé severo conmigo enséñame a ser tu buen muchacho Haz encender las brasas y con candentes hierros graba en mi piel tus iniciales pues quizás harto de mí partas mañana a emprender nuevas conquistas y quisiera poder testimoniar que he sido amado por ti hermoso caballero. Bibliografía sobre Fernando Molano Vargas Carlos Patiño: “Moviendo la lengua”, en Magazine Dominical de El Espectador, Bogotá, 21 de marzo de 1993. El Tiempo: “Fernando Molano”, Bogotá, 26 de junio de 1992. Francisco Barrios: “Molano siempre está allí”, en Arcadia, Bogotá, 22 de mayo de 2010. Héctor Abad Faciolince: “La bondad en una esquina”, en El Malpensante, Nº 132, Bogotá, 2012. Juan David Correa: “Verdad”, en El Espectador, Bogotá, 7 de septiembre de 2012. Juan Esteban Agudelo: “Para recordar a Fernando Molano”, en El Mundo, Medellín, 19 de enero de 2013. Lina Mariana Valencia: “Sobre el uso del lenguaje en la novela Un beso de Dick, de Fernando Molano Vargas”, en Polilla, Nº 7, Armenia, 2006. Verónica Londoño: “La novela póstuma de Fernando Molano”, en El Tiempo, Bogotá, 28 de setiembre de 2012. ** Harold Alvarado Tenorio http://www.letralia.com/firmas/alvaradotenorioharold.htm Escritor colombiano (Buga, Valle del Cauca, 1945). Doctor en letras por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Dirigió el Departamento de Español y las Latin American and Spanish Writers Series del Marymount Manhattan College (http://www.mmm.edu; Nueva York, EUA), así como el Comité de Redacción de la revista China Hoy (Beijing, China). Es profesor titular de la Cátedra de Literaturas de América Latina y director del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia (http://www.unal.edu.co). Dirige la editorial Arquitrave (http://www.arquitrave.com) y la revista de poesía homónima. Ha publicado Summa del cuerpo (2002); Fragmentos y despojos (2002); Literaturas de América Latina (1995); Ensayos (1994); Poemas chinos de amor (1992); La poesía de T. S. Eliot (1988); Espejo de máscaras (1987); Una generación desencantada: los poetas colombianos de los años setentas (1985); Kavafis (1984) y Cinco poetas españoles de la Generación del Cincuenta (1980). Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Internacional de Poesía Arcipreste de Hita. Su obra ha sido publicada en inglés, francés, italiano, griego, chino, alemán y portugués. === Marco Antonio Ettedgui: poéticas teatrales pos(t)modernas, ============ === de Carlos Dimeo Jorge Dubatti ==================================== Marco Antonio Ettedgui: poéticas teatrales pos(t)modernas (sacralización y carnavalización / dialogismo y polifonía) Carlos Dimeo Ensayo La Campana Sumergida Editorial Lublin, Polonia; 2013 426 páginas ISBN: 978-83-933115-2-1 Ante todo, hay que celebrar en este libro el tema, la focalización y la articulación teórico-metodológica, que abren un polo de estudios sobre el teatro latinoamericano de relevancia en Polonia y favorecerán con su productividad el campo futuro de las investigaciones comparatistas entre teatro venezolano/teatro polaco, teatro latinoamericano/teatro de la Europa del Este (que sin duda poseen conexiones y semejanzas). Este libro colabora con la mayor visibilización y posicionamiento del teatro latinoamericano en la cartografía de la escena mundial. Carlos Dimeo estudia la dramaturgia, las puestas en escena, las performances, los textos radiales del joven Marco Antonio Ettedgui (Caracas, Venezuela, 1958-1981), artista de avanzada que fallece trágicamente antes de haber cumplido los 23 años, a raíz de un accidente durante la representación de Eclipse en la casa grande de Javier Vidal en la Sala Rajatabla. Hace referencia además a los textos visuales y las páginas periodísticas, poéticas y teóricas de Ettedgui. A través de estas creaciones, Dimeo se introduce en el estallido de las teatralidades en el teatro venezolano del período, punta de vanguardia del teatro latinoamericano en la primera posmodernidad, entre 1975 y 1981. Dedicar un libro a Ettedgui es un acto memorialista de justicia y una reivindicación académica, como explica Dimeo: “Ettedgui vivió en gran parte el auge y la caída de ese proceso [se refiere al imperio del petróleo en los años setenta], y cerró su ciclo de vida justo cuando empezaba a descollar tanto su obra, como la crisis propiamente dicha [la nueva situación de la Venezuela pospetrolera]. Lo que nunca supo Ettedgui fue que la crisis de la cultura se prolongaría por más de dos décadas en Venezuela, la de los 80 y la de los 90, y que ella misma junto a su inusitada muerte ocultaría de por medio su propia vanguardia”. Este libro restituye a Ettedgui su merecida memoria. Pero hay que decir también que este libro es mucho más que el estudio de la obra de un creador particular: Dimeo conecta la obra de Ettedgui con la situación del teatro y el arte en Venezuela en dichos años y multiplica sus reflexiones y objetivos en diversas direcciones que le otorgan un valor más amplio a su contribución: la teoría teatral y la ampliación de la noción de teatralidad, los vínculos entre arte y performance y entre teatro y performance, los estudios históricos en torno de las tensiones entre modernidad y primera posmodernidad, las relaciones entre teatro posmoderno y posdramático, entre poética teatral y deconstrucción, la caracterización del “actor ritual” y el “actor sagrado” en su relación con las prácticas de la escena contemporánea, el teatro como comunicación o como estimulación y sus posibilidades de construcción de sentido político en cada uno de estos paradigmas. En ese sentido, resulta valioso conectar este trabajo sobre Ettedgui con otra investigación de Dimeo, la dedicada al dramaturgo y director Héctor Levy-Daniel (de próxima publicación en Losada, Buenos Aires, como estudio crítico a una selección de piezas del artista argentino). El poder político de una poética teatral va más allá del discurso partidista y puede pensarse como toda acción dentro de un campo de poder (simbólico) con la intención de incidir en dicho campo produciendo un nuevo sentido social. La acción artística posee, en consecuencia, una dimensión política específica. Por otra parte, son destacables sus sólidos fundamentos teóricos, basados en perspectivas de Ileana Diéguez, Victor Turner, Richard Schechner, Marvin Carlson, María Elena Ramos, Magaly Muguercia, Osvaldo Pellettieri, Hans-Thies Lehmann, Javier Vidal, Mircea Eliade, entre otros, así como en una relectura actualizadora de Mijail Bajtín. En el caso de Vidal, hay que destacar además la consulta de sus memorias inéditas, a las que Dimeo accedió gracias a la colaboración de Vidal. Es importante señalar el uso que Dimeo hace de la teoría: la abstracción siempre es puesta por él al servicio de la operatividad analítica sobre la obra de Ettedgui y sobre los problemas que quiere desentrañar. La suya es una teoría-instrumento, una herramienta aplicable y aplicada, plenamente ajustada a su objeto de estudio, hecho que resulta de la preocupación epistemológica que expresa al comienzo de su libro. Dimeo maneja en profundidad y con agudeza la bibliografía pertinente, es exhaustivo respecto de la bibliografía de Ettedgui (publicada e inédita) y sobre Ettedgui, y a partir de ella despliega una contribución original y específica. Como se desprende de los agradecimientos, para delinear sus hipótesis y optimizar el acercamiento a la obra y la personalidad de Ettedgui, ha tomado contacto con aquellos que conocieron y trataron a Ettedgui y ha estado atento además a sus testimonios y observaciones. Dimeo resume la biografía de Ettedgui en sus principales avatares, elabora la “Cronología de una acción”, sin duda breve en cuanto a cantidad de años (1975-1981), pero muy rica, atravesada por un proyecto creador, una producción tan intensa y una concepción estética de gran proyección en el teatro venezolano coetáneo y posterior a la existencia de este artista. En ese sentido, puede hacerse un paralelo con el artista argentino Walter “Batato” Barea (1961-1991), de vida también breve y de radiante creación en muy pocos años de trayectoria creadora. Bien estructurado, tras una “Introducción” que opera como cuaderno de bitácora del contenido de las páginas que vendrán, el libro se adentra en el despliegue de las coordenadas teóricas que se pondrán en ejercicio y en la discusión epistemológica (capítulo I); sistematiza el corpus de la producción totalizante de Ettedgui y su trayecto biográfico (capítulo II); analiza sus “eventos y acciones” (capítulo III) y sus piezas teatrales (capítulo IV, el más extenso), en los que prolifera el inteligente análisis de las poéticas y los textos y se transforman en constantes tres conceptos: sacralización, ritualización y carnavalización (dos de ellos explicitados en el subtítulo). Finalmente, unas conclusiones en la que se explica el sentido de la expresión “Nijinsky como pez en el agua”. Como explica Dimeo, para Ettedgui las relaciones de tiempo y espacio que se desarrollan en la escena no estaban referidas a un tiempo y un espacio “que pudiéramos llamar ‘concreto’ o ‘histórico’. Según su conclusión y su definición, son antes bien: un tiempo mítico y un espacio mágico (ambos tienen un carácter sagrado)”. Esto permite vincular el teatro de Ettedgui con el simbolismo, las vanguardias históricas y también con la dimensión ritual ancestral del teatro latinoamericano. El libro de Dimeo revela y otorga mayor visibilidad a esta figura performativa y teatral tan importante de Latinoamérica y propone así un nuevo eslabón para pensar las tensiones internas del teatro latinoamericano entre unidad y diversidad, una perspectiva propia del teatro comparado y la cartografía teatral. No hay uno sino muchos “teatros latinoamericanos” y Dimeo articula tanto la diferencia del teatro venezolano en la experiencia de Ettedgui como las posibles vías de religación con los “otros” teatros latinoamericanos. Es importante destacar que Dimeo no anula esa dimensión polifónica de los teatros latinoamericanos, sino que la potencia, hace —retomando palabras de Claudio Guillén— inteligible la multiplicidad, la riqueza expresiva de Latinoamérica. Por otra parte, más allá del teatro venezolano y latinoamericano, la formación humanista de Dimeo le permite revelar las conexiones de la producción de Ettedgui con las grandes poéticas y expresiones del teatro universal. En síntesis, Marco Antonio Ettedgui: poéticas teatrales pos(t)modernas (sacralización y carnavalización / dialogismo y polifonía), de Carlos Dimeo, es una contribución rigurosa, original y de consulta insoslayable para el conocimiento de las claves de los teatros latinoamericanos de las últimas décadas y para comprender los singulares vínculos del teatro latinoamericano (esa unidad compleja, y sin embargo sustentable en su diversidad) con el teatro del mundo. Es síntoma de la madurez alcanzada por la nueva teatrología latinoamericana. ** Jorge Dubatti http://www.letralia.com/firmas/dubattijorge.htm Docente, crítico e historiador teatral argentino (Buenos Aires, 1963). Es doctor en historia y teoría del arte por la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar), donde desarrolla sus actividades de docencia e investigación. Coordina desde 1998 el Área de Historia y Teoría Teatral del Centro Cultural Ricardo Rojas (http://www.rojas.uba.ar), de la que depende el Centro de Investigación en Historia y Teoría Teatral (CIHTT). Coordinó entre 2001 y 2011 el Área de Artes Escénicas de Departamento Artístico del Centro Cultural de la Cooperación. Fundó y dirige desde 2001 la Escuela de Espectadores de Buenos Aires. Autor de cerca de una treintena de títulos, ha publicado además más de cuatrocientos artículos y reseñas sobre teatro en libros y revistas especializadas de Argentina, Alemania, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Cuba, Chile, España, Estados Unidos, Holanda, Italia, México, Portugal, Perú, Uruguay y Venezuela. Ha recibido el Premio de la Academia Argentina de Letras al mejor egresado de 1989 de la UBA, el Premio Leónidas Barletta (Funcun) a la Investigación Teatral (1992) y a la Crítica Teatral (1993), el Premio Konex Diploma al Mérito Comunicación-Periodismo 1997-2007 en Crítica Literaria, una distinción de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por “sus investigaciones en el campo de la cultura” (2003), y el Premio Godot 2011, entre otros reconocimientos. === El siguiente, por favor, de Íos Fernández Ana María Arce López === La portada del libro de cuentos El siguiente, por favor, de Íos Fernández, tiene una flecha neón que señala una secuencia de imágenes que evocan ambientes urbanos, musicales y de contracultura. Esta portada, como otras de Babilonia, a muchos lectores nos evoca espacios y personajes como los encontrados en Opio en las nubes, de Chaparro Madiedo; Que viva la música, de Andrés Caicedo; o Érase una vez el amor pero tuve que matarlo, de Efraím Medina Reyes —quien, por cierto, mantiene varias coincidencias con Fernández. En su interior, dieciséis cuentos nos presentan un autor con clarísimas influencias de la literatura contemporánea latinoamericana y estadounidense, así como una prometedora obra que desde ya esperamos. Pero la colección de cuentos del escritor cartagenero Íos Fernández, quien mide poco más de uno noventa, reconoce que parte de su deseo de narrar viene de la televisión y del chisme de las señoras de su barrio, pero que además ha pasado largos años en la ciudad de Bogotá, donde actualmente se gana la vida como libretista de televisión, no es para nada un popurrí de influencias o de remedos. Su estilo, si bien aún está en ciernes, ya anuncia una voz contundente, conmovedora y apasionada en las letras colombianas. Cuentos como “Hormigas en la cena”, primero en orden de aparición en el conjunto de relatos, nos adentra en el clima de una ciudad caribe llamada Fortuna donde se puede respirar el aire caluroso aun en las noches. Es la historia de un “pelao” rebelde y callejero adoctrinado por los escobazos de su madre y envuelto en una situación donde tempranamente tiene que soportar la traición de sus amigos, quienes le han vendido sin pudor alguno. Cuentos como “Hombres bajos, mujeres altas”, y “El siguiente, por favor”, este último el que le da título al libro, nos llevan por el camino del púber-adolescente y sus frustraciones y fracasos amorosos. Aquí los personajes se construyen como en el cine y la televisión: únicos en color y aroma. El carácter de cada uno parece alentar el irremediable fracaso del protagonista de cada una de las historias. En general toda la primera parte tiene ese aliento del trópico que me recuerdan autores contemporáneos como Edwidge Danticat, Pedro Juan Gutiérrez o Junot Díaz. Sin embargo la presencia de una ciudad del interior como Bogotá se anuncia en esta primera parte y se ve clara en la segunda. En cuentos como “El tercer botón de la camisa” o “Ángela viendo comer en McDonald’s” se divisa un panorama del inmigrante colombiano que llega a la capital; la padece, padece sus necesidades, sus resentimientos y sus habitantes mientras que, aun así, las raíces se van asentando en los lugares de la ciudad hasta pertenecer a ella. Pareciera que, como Efraím Medina se reconstruye en Bogotá luego de huir con resentimiento de Ciudad Inmóvil (Cartagena), Íos Fernández también reconfigura un nuevo universo narrativo donde algunos de los escenarios de la fría y prevenida Bogotá se hibridan con Ciudad Fortuna. Los bares, las discotecas, las calles en el centro así como la salsa, la música fiestera y las lecturas de poesía en medio de la soledad ruidosa de los bares establecen un continuo diálogo entre La Heroica y el Distrito Capital. A través de las líneas el autor establece una relación nostálgica entre el desamor, el fracaso, la literatura y los escenarios de ciudad. El siguiente, por favor, es un libro que logra unidad temática sin repetirse a lo largo de los cuentos. La originalidad y autenticidad de su estilo logra deleitar a los lectores. El alejamiento de su mirada nos permite ver un contraste entre ciudades a través de personajes de una contundencia vital tan fuerte que podemos casi percibir con el olfato. Para estos tiempos, quizá recorrer una ciudad como Bogotá y encontrarse con el libro de cuentos de Fernández, sea una oportunidad donde podamos adentrarnos, conmovernos, enfurecernos y respirar sin las molestias del polvo o el esmog a través de sus páginas. ** Ana María Arce López http://www.letralia.com/firmas/arcelopezanamaria.htm Escritora colombiana. Dedicada a sus pasiones: los idiomas, la literatura y el cine. Estudió lenguas modernas en Universidad de Caldas la (http://www.ucaldas.edu.co) en Manizales. Es gestora, investigadora, promotora y difusora audiovisual. Ha escrito para Papel Salmón y Juana Ficción. Actualmente hace una maestría de Erasmus Mundus (http://eacea.ec.europa.eu/erasmus_mundus) en narrativas culturales entre Francia y Escocia. === La violencia que vendrá Carlos Arturo Caballero ================== El nido de la tempestad Yuri Vásquez Tribal Lima, 2012 462 págs. En su artículo “¿Literatura de la violencia política o la política de violentar la literatura?” (2007), Miguel Ángel Huamán, profesor de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, advirtió la restringida noción de violencia política asumida por un amplio sector de la crítica literaria peruana, pues dejaba al margen discursos como el feminicidio, represión estudiantil y sindical, violencia familiar, discriminación racial, entre otros, que también son manifestaciones de violencia política. En este sentido, El nido de la tempestad (Lima, 2012), primera novela de Yuri Vásquez (Arequipa, 1963), inaugura un nuevo enfoque sobre la violencia política en el Perú. Su breve pero consistente trayectoria comprende además el libro de cuentos Cortometraje (Arequipa, 2010) y distinciones como el primer lugar en la VIII Bienal de Cuento Premio Copé 1994 con el relato “Cuando las últimas luces se hayan apagado”. Esta novela narra varias historias paralelas que poco a poco se entrecruzan. La de Mauro Apaza Páucar, estudiante de educación en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa y militante de una facción del Partido Comunista; la de Mariela Velarde Muñoz, hija de una distinguida familia arequipeña pero venida a menos durante su generación; la de su primo Marco Velarde Gómez, delincuente y renegado, dispuesto a enmendar su vida a toda costa; la de Olga Zapana Mendoza, hermanastra de Mauro, atractiva, arribista e inescrupulosa, también dispuesta a todo a fin de ascender socialmente; y de sucesivas generaciones de una aristocrática familia arequipeña desde la Independencia hasta los años setenta en que se ubica el presente de la novela. El argumento central se articula en torno al drama de Mauro Apaza quien, luego de experimentar continuas y variadas formas de racismo, transforma su resignación en odio. La historia no se desarrolla en Ayacucho ni en Lima ni en la selva, típicos escenarios del conflicto armado interno, sino en Arequipa, donde la acción bélica del MRTA y Sendero Luminoso no fue trascendente. La Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, una de las más importantes universidades públicas del sur del Perú, fue centro de adoctrinamiento senderista, de confrontaciones ideológico-políticas entre diversas facciones de la izquierda y de una gran efervescencia estudiantil por el activismo político. Tampoco acontece en el período de mayor intensidad del conflicto armado interno, sino durante el último quinquenio del gobierno militar, iniciado por el general Juan Velasco Alvarado y luego concluido por el general Francisco Morales Bermúdez. Por ello, ejecuciones arbitrarias, juicios populares, torturas, violaciones, masacres de comunidades y confrontaciones bélicas entre subversivos y Fuerzas Armadas están ausentes en la narración. Características que le imprimen a El nido de la tempestad una singularidad muy especial en comparación con el modo en que novelas precedentes como Lituma en los andes (1993), Rosa cuchillo (1997), Retablo (2004), La hora azul (2005), Abril rojo (2006) o El camino de regreso (2007), entre muchas otras, narraron la violencia política, porque se desmarca de una representación circunscrita a la insurrección armada de los movimientos subversivos o a la represión de las Fuerzas Armadas sobre la población civil atrapada en medio del conflicto. La novela de Yuri Vásquez expone un vasto panorama de las variables que componen la violencia política: racismo, desigualdad socioeconómica, autoritarismo, conservadurismo, machismo, violencia de género y pugnas ideológicas, todas estas superpuestas entre sí, las cuales fueron germinando históricamente la violencia demencial que irrumpió en los ochenta y noventa hasta un punto de no retorno, a partir del momento en que los más perjudicados por la violencia estructural decidieron subvertir las relaciones de poder mediante la violencia armada. Si en Conversación en La Catedral Zavalita se preguntaba en qué momento se había jodido el Perú, la gran interrogante de Mauro Apaza que abre la novela es “¿Dónde está Basadre?”. Pregunta que en la previa al inicio del conflicto armado interno desatado por Sendero Luminoso supone otras preguntas: ¿podrían sobrevenir sucesos más violentos de los que la historia del Perú ha registrado hasta el momento? ¿La historia podría advertir lo que está por venir? ¿Somos conscientes de lo que estamos creando? ¿Dónde están hoy aquellos que nos ofrecieron un amplio panorama de la realidad nacional? ¿Está vigente su análisis? A diferencia de la gran mayoría de novelas sobre el conflicto armado interno, El nido de la tempestad no es un balance sino una antelación, una puesta en escena de las condiciones que lo hicieron posible. La novela de Yuri Vásquez se aproxima a la célebre novela de Mario Vargas Llosa por la pretensión de totalidad. La narración indaga en los intersticios de la vida cotidiana de los personajes, en sus grandezas y miserias materiales y psicológicas. Ninguno de los personajes es invulnerable a la mirada introspectiva del narrador omnisciente que acompaña la mayor parte de la historia. Muy aparte de su condición social, cultural o económica, el advenimiento de una tragedia individual, familiar y generacional compromete a toda la sociedad. Así como en Conversación en La Catedral la decadencia moral de la clase política y de la burguesía tiene como correlato el ascenso del autoritarismo, en El nido de la tempestad la decadencia moral marcha paralelamente al incremento de la microviolencia diversificada en los resquicios más íntimos de la vida social. Las tribulaciones de Mauro Apaza evocan el abatimiento de Raskolnikov en Crimen y castigo, pero con diferencias que matizan al personaje. Apaza estudia educación, tiene inquietudes intelectuales, pero no es un alumno brillante, más bien es algo limitado en sus lecturas; es muy cercano a su madre, vive en un cuarto próximo a su casa, pero su hermanastra Olga dista mucho de ser sacrificada como Dunia. Sin embargo, la penetración psicológica del narrador sobre Mauro es semejante al enfoque de la novela de Dostoievski sobre Raskolnikov, con el agregado de que en El nido de la tempestad tal indagación se distribuye entre los tres principales protagonistas: Mauro, Mariela y Marco. Mientras el protagonista de Crimen y castigo vive acongojado por el peso de un crimen, Mauro lo está por la discriminación racial y el resto de exclusiones que la acompañan. A diferencia de Raskolnikov, el gran “crimen” de Apaza está por venir. La técnica narrativa empleada despliega una variedad de recursos que ayudan al desarrollo de la historia. Flashbacks no muy distantes en tiempo, sino casi inmediatos y situados en el mismo lugar; anticipaciones que complementan información sobre el pasado; diálogos telescópicos unidos por un mismo tema; enfoque narrativo múltiple: narrador personaje en primera persona, segunda persona, tercera persona omnisciente, extensos monólogos interiores, y narraciones paralelas distantes en tiempo y espacio que progresivamente confluyen en el presente. Frecuentemente combinados en una misma secuencia, constituyen recursos que intensifican el ritmo de la narración. La historia de la familia Velarde es narrada mediante una escritura que incorpora la oralidad característica del hablar loncco. Este relato atraviesa la trama principal, hilvanando el resto de historias de los tres personajes principales, y sirviendo como telón de fondo para comprender el soporte histórico de la violencia política. La tradición —que para conservarse invoca el autoritarismo y una identidad impermeable al contacto cultural— es presentada como el mayor discurso generador de violencia y el más difícil de remover del imaginario local, paradójicamente, muy arraigado en los sujetos más perjudicados por la exclusión. El vínculo de este relato con el resto de la novela radica en que la conservación del tradicional habitus colonial, en lo que atañe al trato dispensado entre la aristocracia y las clases más bajas, permite que subsista una sociedad estamental como Arequipa, donde el racismo se mantiene como el mecanismo de dominación más efectivo, configurando así un escenario propicio para la violencia que vendrá. Al respecto, es muy significativo que el nombre de los tres protagonistas principales comience con “M”. Esto puede sugerir que, a pesar de sus diferencias (culturales, intelectuales, sociales, económicas, ideológicas), no hay posibilidad de que escapen al influjo de la violencia en algunas de sus manifestaciones: racismo, violación sexual o desadaptación social. O tal vez establece la marca de un destino fatal que inexorablemente se cumplirá, pues las condiciones están dadas para ello. Mauro, Mariela y Marco son individuos atormentados de distinto modo. En consecuencia, cada uno busca una manera diferente para resolver sus conflictos; no obstante, los tres adoptan decisiones radicales. Hacia los tramos finales, la caracterización de dos personajes me motiva ciertos reparos. El giro de Mariela —firme, segura y bastante desenvuelta al inicio, sin mediar mucho tiempo aparece luego apocada, insegura y temerosa— no luce muy verosímil. Asimismo, la explicación de cómo Marco se fue convirtiendo en un forajido no resulta convincente sino más bien ingenua. En este pasaje, la seductora prosa del comienzo declina ante otra contrastantemente reiterativa y poco audaz. El nido de la tempestad exige una atenta y urgente lectura, puesto que actualiza y discute el canon de la novela de la violencia política. Yuri Vásquez ha logrado lo que Ribeyro, Vargas Llosa, Bryce y los narradores de la generación del 50 con Lima, pero en su primer intento: construir un universo novelístico sobre Arequipa trazando una genealogía de la violencia desde la Independencia hasta bien avanzada la República. Esta genealogía nos sugiere que la respuesta a la pregunta por las causas de la violencia política se halla en la microviolencia, en la violencia al menudeo, esa que contemplamos a diario cada vez más sin mayor asombro, y de la cual somos partícipes y a veces agentes. Y nos recuerda que la hipótesis de la violencia estructural no habría que descartarla tan pronto. ** Carlos Arturo Caballero http://www.letralia.com/firmas/caballerocarlosarturo.htm Investigador peruano (Arequipa, 1974). Licenciado en literatura y lingüística por la Universidad Nacional de San Agustín (Unsa, http://www.unsa.edu.pe), de Arequipa. Magíster en literatura hispanoamericana por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP, http://www.pucp.edu.pe). Estudia el doctorado en letras en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC, http://www.unc.edu.ar), Argentina. Ha publicado Imágenes de la literatura (2004) y La mirada virtual: cultura y política desde la blogósfera (2013). Edita la página de cultura El Náufrago del diario Noticias de Arequipa, y administra los blogs Letras del Sur (http://naufragoaqp.blogspot.com) y Náufrago digital (http://blog.pucp.edu.pe/blog/naufrago). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Ricardo Azuaje ======================================================== === Escribir para mí es compulsivo Eduardo Cobos ===================== Comencé a escribir como a los quince años, pero con más seriedad a partir de los diecinueve. Al principio, como todos, escribía poesía. Después cuentos muy influenciados por García Márquez y por Francisco Massiani. Este último era una voz muy cercana; me impresionó mucho cuando lo leí entre los dieciséis y diecisiete: Piedra de mar, Las primeras hojas de la noche y El llanero solitario tiene la cabeza pelada como un cepillo de dientes. También otro escritor venezolano, Norbith Graterol, con una novela corta titulada La invención del fuego, la cual debo haber releído un montón de veces. Está Renato Rodríguez con Al sur del equanil, primero, y El bonche, después. Pero la verdad es que leía de todo: policiales, muchos latinoamericanos, sobre todo a Julio Cortázar. Su novela Rayuela para mí fue un libro por muchos años importantísimo, aunque hace mucho que no lo releo. Además leía los venezolanos de la colección Eldorado de Monte Ávila. En especial recuerdo Marzo anterior de José Balza; un libro de Trejo: También los hombres son ciudades, e Ifigenia de Teresa de la Parra. En 1978 me fui de Caracas a estudiar letras a la Universidad de los Andes. Escogí la especialidad de literaturas clásicas donde apenas éramos cinco estudiantes, casi todo el mundo se iba por literatura hispanoamericana. Me atraía mucho la posibilidad de vivir solo y cambiar de ciudad. En esa época me dedicaba más a la política que a otra cosa. Sin embargo, Mérida fue muy importante, porque allí comencé a escribir en serio. Escribí una primera novela en unos cuadernos de bachillerato, que hice llegar a Balza. Dijo sencillamente que era impublicable, pero que había la posibilidad de un escritor y me impulsó a seguir. Entonces, al tiempo, publiqué en algunas revistas universitarias cuentos breves. Pude colocar uno en la revista Zona Franca, después apareció otro en el Papel Literario, más o menos a principios de los ochenta. Pero la posibilidad de editar un libro se da mucho después. Los primeros libros y Caracas como sustento A mediados de los 80 se publica mi primer libro de cuentos, A imagen y semejanza (Monte Ávila, 1986); la mayoría de los cuentos que están allí los había escrito entre Caracas y Mérida, con excepción de “Sanguinela gens”, escrito en la Gran Sabana. De hecho, ese era un libro más grueso. También ha habido intentos de novelas largas, que no han sido del todo satisfactorios, porque mi narrativa son cuentos que se alargan demasiado o novelas que se resuelven muy pronto. Y la verdad, pese a que he hecho algunas, no hay la intención de hacer novela corta. Incluso, la primera, Juana la roja y Octavio el sabrio (Fundarte, 1991), que está publicada de manera independiente, iba a ser editada en A imagen y semejanza. El personaje de Juana la roja..., Octavio, tiene una vida más o menos programada, sabe que va a graduarse de abogado y que vive con cierta estabilidad, pero se rebela. Y quizá esta sea una de las características más frecuentes en lo que escribo: casi todos los relatos tienen algo de eso, en algún momento los personajes toman conciencia de lo que está pasando y se rebelan; también saben que esa actitud puede terminar en fracaso o en un descalabro, pero a su vez saben que, de repente, volverán a su normalidad, que es estar conscientes del entorno. Esa rebelión es lo que hace a la gente más humana. Por supuesto, no es nada original, allí están los relatos de Anton Chéjov o de Raymond Carver, ese tipo de cosas, gente común que de improviso actúa con un detonante momentáneo, los ilumina por un momento y ve la vida como destellos. También allí se encuentra otra constante: Caracas. Mi familia vino a Caracas en el 72 desde Guárico; pero de alguna manera toda mi experiencia ha girado en torno a esta ciudad. Tanto así que cuando me fui por primera vez a la Gran Sabana, en 1983, me venía cada dos meses y me pasaba dos semanas en Caracas, es decir el contacto era permanente. Esa es la relación con Caracas, que ha sido un sustento importante de lo que hago; sin embargo, más que textos urbanos es cómo uno ve la vida aquí, las relaciones de trabajo y de pareja insatisfactorias, la vida estructurada, porque finalmente te vas a morir y no pasa nada. En todo caso, siempre hay una idea inicial en mis relatos, algo que quiero desarrollar, si hace falta investigo. Por ejemplo, en Juana la roja... escribí casi de memoria el período en que se ambienta la novela, que es el 82, y la escribí en el 85-86, y yo recordaba más o menos el año de los hechos de Cantaura. Luego fui a la hemeroteca, es decir la información fue posterior a la primera escritura. Así mismo con La expulsión del paraíso (Memorias de Altagracia, 1998) hay algo de eso. En relación con la narrativa de Oswaldo Trejo, de la cual se hace alusión en esa novela, traté de leer algunos ensayos, pero no me sirvieron de mucho y lo que hice fue tomar la idea de lo que quería meter en mi escrito; sobre todo, lo que tenía que ver con mi personaje. El narrador es culto, aunque intento que las referencias no sean exageradas; porque creo que, en general, nadie de nuestra clase media universitaria es demasiado culto, maneja la información de la prensa, la televisión, tienen alguna referencia literaria que viene del bachillerato, cosas así, con excepciones de algunos estratos de la sociedad caraqueña, pero no tienen los libros como una referencia inmediata. La expulsión del paraíso es mi texto más literario y es uno de los más extravagantes, porque al personaje le cambia la vida completa; los personajes de mis cuentos no salen bien parados; a todos les pasan muchísimas cosas. Sobre Viste de verde nuestra sombra (Fundarte, 1993), lo escribí más o menos en la misma época que Juana la roja... y está inspirado en un número de la revista española El Viejo Topo, que traía un dossier sobre los “indios metropolitanos”, un grupo italiano radical que se dedicaba a ocupar edificios abandonados. Supongo que también tuvo algo que ver que en ese entonces vivía en la Gran Sabana y estaba deslumbrado por lo que iba conociendo del pueblo pemón. Aunque nada de eso se refleja en el relato, creo. Más influencia pudo haber tenido una ilustración del dossier donde aparecía un policía con la indumentaria antimotín con una flecha atravesándole el escudo, ahí ya estamos en el relato. En cambio, “Ella está próxima y viene con pie callado” (1) fue escrita en Caracas en un tiempo en que el país parecía no tener ningún futuro (ese tiempo de nadie entre la caída de Carlos Andrés Pérez y la segunda presidencia de Rafael Caldera), y creo que algo de eso se refleja en la narración y sobre todo en el personaje. Este texto apareció en Tenerife, Islas Canarias, gracias a la mediación de Juan Carlos Méndez Guédez y Ernesto Suárez, acompañando otros cuentos, aunque funciona también como una novela corta. El arte de la reescritura y la legión cercana Por otra parte, escribir para mí es más bien algo compulsivo, ya que puedo pasar meses y años sin escribir; entonces empieza a darme vueltas una idea y comienzo a escribir hasta que logro algo que sea un punto de arranque. No hago bosquejos. Y de hecho comienzo cuentos que no sé cómo van a terminar, más bien trato de ser consecuente con la anécdota, una vez que arranca no trato de forzarla. Ese es un consejo de Cortázar: ser coherente, que el cuento sea verosímil aunque sea fantástico. Por ello, intento mantener un ritmo. En todo caso, si no termino un cuento en una noche o una semana, lo más probable es que no lo termine nunca y si lo termino después de pasar mucho tiempo será definitivamente malo. De hecho, hace algunos años entregué un cuento a una revista, no estaba convencido de que se podía publicar, porque nunca logré terminarlo y creo sinceramente que no lo debí haber mandado. Ahí es cuando uno queda más expuesto ante la crítica. Aunque en realidad he tenido mucha suerte con la crítica considerando que si se suma el tiraje de todos los libros que he publicado los ejemplares no llegan a tres mil. Y pese a esto ha habido cierta respuesta, lo digo porque conozco a escritores que pueden llegar a ocho o nueve libros editados, incluso con lectores, y no tienen la misma resonancia. Por ese lado, la verdad es que no me puedo quejar. Y de eso he aprendido algunas cosas. Sobre todo porque, en algunos casos, me ha hecho revisar con mayor profusión, hacerme más responsable con los lectores, ya que a veces uno es un poco soberbio cuando ha publicado. A propósito de críticas que tienen reparos en la escritura, me he dado el trabajo de reescribir algunos textos, pulir un poco más; es el caso de Juana la roja..., la cual tuvo reparos relacionados con la gramática, aunque hay que decir que los editores hicieron verdaderos desastres. Ahora que se reedita la he revisado y espero que haya quedado mucho mejor (2). Siempre me preguntan si me siento parte de una generación de escritores o de narradores; más bien creo que había un grupo, no compartíamos del todo las mismas opiniones sobre literatura o sobre lo que opinan todos en este país que es política, pero ese grupo que no estaba del todo cohesionado era interesante. En los años 90 todos estábamos trabajando en instituciones culturales: la Dirección de Literatura, Monte Ávila, Fundalibro o el Conac. Y creo que el azar posibilitó que nos conociéramos porque todos estábamos cercanos al mundo del libro. Incluso los que no lo estaban habían asistido a encuentros a través de Fundarte o bien eventos que se organizaban en las ferias del libro; sencillamente era imposible no conocerse. Había propuestas narrativas de interés en el grupo como, por ejemplo, las de Slavko Zupcic y Armando Luigi Castañeda. No sé si seguirán escribiendo, pero ellos, que eran los más jóvenes de esa tanda, tenían una escritura bien renovadora. Los escritores, en muchos casos, están inmersos en el país y expresan lo que está sucediendo, pero sólo en ocasiones extraordinarias dan pistas de lo que va a pasar. Hay que ver si ese grupo o generación, o como quiera llamársele, de los 90, que era muy heterogéneo, con tendencias muy distintas, va a seguir diciéndole cosas al país, y si en verdad en alguna oportunidad se las dijo. No obstante, me parece que este grupo pertenecía a cierta tradición literaria. Porque pienso que en Venezuela tenemos una tradición literaria fuerte, pero no necesariamente vinculada con la academia. Hay una crítica que afirma, con razón muchas veces, que los escritores venezolanos no conocen su tradición literaria. La hay; pero para un escritor puede ser otra que no es la nacional. Un escritor como cualquier latinoamericano se forma leyendo a un japonés o a los norteamericanos, por decir algo. Hay una red de influencias y lecturas disímiles. Muchos de los que comenzamos en los 80-90 teníamos la influencia de Renato Rodríguez, y lo fuimos descubriendo en conversaciones. Incluso el mismo Rómulo Gallegos ha sido una referencia para todos; en este sentido puedo decir que había gente que escribía contra él. También ha estado presente Guillermo Meneses, que fue menos visitado pero tuvo cierta importancia; están los dos Garmendia, las primeras novelas de Carlos Noguera, que son extraordinarias, las de Balza aunque generen tanto rechazo abrieron espacio e influenciaron a otros escritores; como a Humberto Mata, entre otros del patio. Toda esa tradición de escritores que he mencionado, lamentablemente, con contadas excepciones, no ha tenido una proyección fuera del país. Y quizá esa sea una de las grandes frustraciones de nuestros escritores. Aunque creo que trascender las fronteras es más un problema comercial que literario. El mercado del país no da para sostener a un escritor porque tienes que publicar afuera y tener una distribución mayor. La verdad estoy convencido de que los mejores escritores generalmente han tenido que trabajar en otros oficios ya que su obra los ha alejado del mercado. Allí está William Faulkner, entre muchos otros, que no vivió de la literatura sino hasta los últimos años. O como el personaje de La expulsión del paraíso, que cuando comienza a vivir de lo que escribe ya ha traicionado su escritura. Esa ha sido la tentación para muchos escritores. Notas 1. Novela publicada junto con los cuentos “De las mutaciones”, “Carro rojo”, “Puertorrico” y “Buscando su muerte natural” en el libro del mismo nombre: Ella está próxima y viene con pie callado (Islas Canarias, España, El Lobey Ediciones, 2003; reeditado por Monte Ávila Editores, 2010). 2. Juana la roja y Octavio el sabrio, Viste de verde nuestra sombra y “Ella está próxima y viene con pie callado” fueron publicadas en un volumen único titulado Tres novelas cortas (Universidad de Oriente, 2007). ** Eduardo Cobos http://www.letralia.com/firmas/coboseduardo.htm Escritor y traductor chileno-venezolano (Santiago de Chile, 1963). Reside en Caracas desde 1990. Es licenciado en historia y candidato a doctor en ciencias sociales por la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Artículos, traducciones y relatos suyos han aparecido en diversas publicaciones de Venezuela, España, Argentina, Chile, Italia y Francia. Ha publicado Pequeños infectos (Fundarte, http://www.fundarte.gob.ve, 2005), La muerte y su dominio: el Cementerio General del Sur en el guzmanato, 1876-1887 (Centro Nacional de Historia, CNH, http://www.cnh.gob.ve; 2009), 19 de abril de 1810 (BCV, 2010) y Miranda y la expedición emancipadora de 1806: el deseo inacabado de libertad (Banco Central de Venezuela, BCV, http://www.bcv.org.ve; 2010), así como libros de traducciones suyas de los autores brasileños Lêdo Ivo, Affonso Romano de Sant’anna y Moacyr Scliar. Además, ha sido incluido en diversas antologías. Ganador de una mención especial en el III Concurso de la Fundación para la Cultura Urbana (2003) y del Premio de Narrativa Fundarte (2005), así como del Premio de Investigación Humanística y Educativa de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV (2008), entre otros reconocimientos. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Transgresión y resistencia homoerótica ================================ === en las obras de Sonia Rivera-Valdés Sophie Cabaloue ============== Al hablar de erotismo, los teóricos parecen haber agotado su potencial reflexivo. Bataille (1957: 36) asocia el erotismo al encuentro del cuerpo con su finitud (alcanzando el placer ascético), Sade se enfoca en la perversión sexual (1), Octavio Paz en La llama doble (2) une sexo, erotismo y amor pero todo eso siempre desde una perspectiva heterocentrada. Con los avances lésbico-feministas de la segunda mitad del siglo XX, ya no se puede hablar de un erotismo ocultando la perspectiva de género. Foucault, en La voluntad del saber (1976), inculca la sexualidad en su contexto histórico, de ahí que el deseo, sea sexual o no, sea un producto social dependiente del contexto. No se puede dar una definición universal del erotismo, es una construcción social que evoluciona constantemente. La fuerza del erotismo es su poder sugerente que lo inserta en la realidad concreta y a la vez en los sueños y fantasmas. La sexualidad inserta el erotismo en lo concreto (el cuerpo siendo la prueba física de la existencia humana) mientras que los fantasmas y la sugestión lo insertan en el mundo simbólico. Cabe definir lo que es la simbología erótica lésbica y sobre todo descartarla del modelo heteronormativo. El erotismo lésbico no es una transposición del erotismo heterosexual puesto que no reproduce la relación vertical hombre/mujer. Igual que el erotismo francés no es el erotismo cubano. De ahí deducimos que tenemos que analizar el contexto histórico desde una perspectiva de género para proponer una definición del erotismo lésbico cubano. Me apoyaré, para ello, en las obras de la autora Sonia Rivera-Valdés, nacida en Cuba y exiliada a los Estados Unidos en 1966. Ahora profesora de literatura en Cuny, City University of Nueva York, ella publicó Las historias prohibidas de Marta Veneranda en 1999 e Historias de mujeres grandes y chiquitas en 2003. La primera obra se compone de una nota aclaratoria en la que Marta Veneranda se presenta como estudiante de sicología que tiene que acabar su doctorado sobre “lo prohibido”. Decide entrevistar a personas cubanas (mayoritariamente femeninas) que viven en los Estados Unidos para que revelen sus experiencias vergonzosas. De ahí, cada cuento corresponde a una experiencia que borda las fronteras de la marginalidad. La segunda obra se compone de diez cuentos que dejan ver a unas mujeres liberadas de la opresión social. La relación lésbica ya no forma parte de lo “prohibido”. En las dos obras existen relaciones amorosas y amistosas entre mujeres pero suelen ser entre una cubana isleña y una exiliada, reforzando así la noción de cubanía (3). Veremos, primero, que en las obras de Sonia Rivera-Valdés el erotismo lésbico es tan importante a nivel de lo simbólico como de la sexualidad, y también insistiré en las nociones de transgresión y resistencia del erotismo. 1. Manifestaciones del erotismo en las obras 1.1. Erotismo e imaginación La imaginación desempeña un papel fundamental a la hora de analizar lo que es el erotismo. El arte que sea literatura, pintura, música o baile son terrenos propicios para el desarrollo del poder imaginativo que nos aleja de la realidad social para hacernos adentrar en el mundo simbólico y onírico. Así, la música cubana tiene una importancia preponderante en las obras de Sonia Rivera-Valdés. Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y también Lucecita Benítez nos llevan al ritmo de Cuba. En “Cinco ventanas del mismo lado”, Mayte, exiliada desde pequeña en los Estados Unidos, escucha música con Laura, su prima, que vino a visitarla. Mayte pone un bolero de Marta Valdés, convirtiendo su espacio físico (el salón) en una bula onírica propicia al placer erótico. Las letras de la canción se insertan en el texto narrativo. El espacio físico se une al espacio onírico de la música, creando un intersticio erótico: “De repente, sin proponérmelo, presté atención a las palabras: Sabía que te acercabas aunque no te vi llegar, todas las aves del monte me vinieron a avisar” (Rivera-Valdés, 1999: 20). Las letras de la canción se confunden con los pensamientos amorosos de la mujer. La música romántica empuja a las dos mujeres sobre los pasos del baile: “Bailamos. Muy juntas. Nunca había bailado así con una mujer, las caras rozando. Era muy suave. Avanzaba el bolero y nosotras bailábamos más lento y más cerca. Si sabes que soy tuya, que yo te pertenezco, que nada en este mundo hará cambiar lo nuestro” (Rivera-Valdés, 1999: 20). Los sentidos humanos forman parte de la construcción del erotismo lesbiano. En efecto, la música sensibiliza el oído de la mujer que, luego, expresa sus sentimientos mediante los movimientos del cuerpo. La fuerte sensibilidad que se destaca de este fragmento es reveladora de la complicidad entre dos mujeres que tienen las mismas raíces pero que han evolucionado en contextos distintos. Si, al principio, Mayte desconoce a Marta Valdés porque ya no vive en Cuba, se acomoda rápidamente a la canción. Además le propone un disco aun más romántico de Lucecita Benítez: Al terminar el disco llevábamos como tres canciones besándonos, sin dejar de mover las caderas al compas de la música. Me deleitaba la suavidad del cuello, de los brazos, de la espalda. Una sensación tan distinta a la de abrazar a un hombre. No dejaba de pensar en eso (Rivera-Valdés, 1999: 21). El baile tiene una fuerte relación con los juegos de mirada que alimentan la seducción erótica. Al tener una relación lesbiana, es la temática del espejo la que se pone de realce. La mujer entiende perfectamente las esperanzas de su compañera: es una alteridad perfecta. En “Cinco ventanas” la aliteración en “o” hace resaltar la mirada admirativa de cada una de la mujeres: “Apartó su cara de la mía y me miró a los ojos sin pestañar, siempre abrazadas. Sólo me miró, no hubo otro gesto” (Rivera-Valdés, 1999: 21). La mirada, en este caso, es un medio de comunicación entre dos mujeres que no se atreven a entablar una seducción abierta; es decir, expuesta a la mirada de los demás. La mirada también puede tener un significado más crudo en el sentido de que puede referirse a la penetración. Penetración íntima que se aparenta a la penetración sexual pero desde una perspectiva lesbiana. El sueño y la imaginación son fundamentales porque la mayor parte de las relaciones lesbianas se hacen a distancia. Martirio, 54 años, y Rocío, 24 años, es la pareja emblemática de las dos obras de la autora. Están presentes en la obra de 1999 “La más prohibida de todas” y también en el cuento de 2003 “La semilla más honda del limón”. Martirio, cubana exiliada, vuelve a Nueva York dejando a Rocío en la isla. De ahí, sólo se quedan los recuerdos de la relación amorosa y también los sueños. Las dos, cuando están juntas, alcanzan “el diálogo perfecto” que se opone al “monólogo” del ex novio de Martirio. El erotismo lésbico también pasa por una comunicación perfecta, una connivencia entre las dos mujeres que sea con los ojos y también con las palabras. Los cuerpos de las mujeres fusionan para alcanzar la unidad perfecta. El sueño puede ser también una manera de vivir una relación homoerótica como es el caso en “Caer en la cuenta”. La narradora explica cómo ha nacido el deseo por su compañera de trabajo, la guapa Zobeida. La frontera entre amistad femenina y relación amorosa lesbiana es franqueable y permeable. La narradora emplea el pronombre “nosotros” para contar lo que es la transposición de su deseo prohibido: “nos impacientábamos”, “ya sabíamos”, “las dos éramos cubanas”. La complicidad entre las mujeres nace gracias a la mirada: “La miré estupefacta (...). Respondió mirándome a los ojos (...). Nos mirábamos a los ojos por unos segundos y cambiábamos la vista a los árboles” (Rivera-Valdés, 1999: 73). El juego erótico entre las mujeres pasa por el reflejo de las miradas: los ojos se contestan insinuando un posible gozo, un cumplimiento de un deseo vergonzoso. 1.2. Erotismo y sexualidad Si la sexualidad heterosexual se caracteriza por la dominación del hombre en las obras de Sonia Rivera-Valdés, la relación erótico-sexual lesbiana es distinta. En efecto, se trata más bien de una sexualidad asumida e igualitaria. La relación entre las palabras y el sexo es un nuevo componente en la definición del erotismo lésbico. En “La más prohibida de todas”, la narradora explica que es “una sexualidad erigida sobre las palabras”. Y agrega: “creo que sin la narración no hubiera habido ni erección ni orgasmos” (Rivera-Valdés, 1999: 127). La narración participa claramente en el desarrollo del erotismo. La oralidad es tan importante como el sexo. Las mujeres de la autora hablan mientras hacen el amor para contrarrestar el silencio impuesto por los hombres en las relaciones heterosexuales y por la sociedad en un modelo heteronormativo. Además, la oralidad de las palabras suena como un canto, la voz susurrada por una mujer sería la erotización de una canción, igual que un bolero cubano: el canto de la mujer sirena que atrae a su compañera para hacerla gozar. En “El quinto río”, Catalina hace muestra de su potencia erótica: Por ejemplo, si yo me fuera a la cama contigo ahora, lo único que quisiera es chuparte aquí —y me pasó despacio la punta de los dedos por la coyuntura que une el brazo con el antebrazo— y aquí —y pasó despacio la punta de los dedos por la corva de la pierna mía que más cerca de ella quedaba en el sofá en que, cada una a un extremo, nos reclinábamos (Rivera-Valdés, 1999: 165). No obstante, las palabras de las mujeres pueden ser crudas sin dañar al componente erótico de la situación. En “La más prohibida de todas”, Martirio explicita lo que va hacer sexualmente con su compañera pero sin demostrar cualquier dominación. Su objetivo es el gozo de su compañera: Sentadas una encima de la otra, frente a frente, coloqué una mano en cada muslo suyo y los fui separando mientras le decía en voz baja y despacio: —Ábrete, rica, enséñale a tu mami todo lo que tienes guardadito entre las piernas y que tú sabes es mío aunque te resistas. Déjame ver esa florecita que voy a comer poquito a poco. Abrió las piernas siguiendo el juego, dócil, húmeda, y dejó entrar mis manos mirándome a los ojos. Entonces susurró: —Mírame bien, mi reina, estoy como tú quieras, para ti solita, para que me goces. Ahora tú me vas a dar a mí lo mismo. Deja los dedos donde los tienes y abre las piernas tú, déjame verte yo a ti ahora, fíjate lo buena que soy yo contigo, vas a ser tú igual conmigo, dámelo, mami, como yo te lo estoy dando a ti (Rivera-Valdés, 1999: 145). Uno de los motivos literarios eróticos y lésbicos son los dedos y el sexo femenino comparado con una flor que la abeja va a libar. Los dedos son “los órganos vitales”, como suele calificarlos la poeta Tatiana de la Tierra (4); es decir, que participan en el desarrollo de la sexualidad/sensualidad entre mujeres. El placer sexual forma parte también del erotismo lesbiano en las obras de Sonia Rivera-Valdés. El erotismo lésbico se manifiesta mediante la música, el baile, los juegos de mirada. Es también una sexualidad asumida por parte de las mujeres. Pero, más allá de la sensualidad de la escritura, la autora cubana utiliza el erotismo para transgredir los cánones literarios y sociales con el fin de luchar contra la hegemonía de un modelo aceptado por todos, reforzando así la noción de cubanía. 2. El erotismo lésbico como transgresión y resistencia 2.1. La transgresión Las parejas exiliada/isleña, como Mayte Perdomo-Lavalle y Laura en “Cinco ventanas del mismo lado”, o también Martirio y Rocío en “La más prohibida de todas”, son emblemáticas de esta relación prohibida. En efecto, lo “prohibido”, para la autora, es lo que a una persona le parece tan vergonzoso que no lo puede contar a nadie. La relación lesbiana forma parte de “lo prohibido” hasta que las mujeres decidan confiar en Marta Veneranda para relatar sus experiencias lesbianas. Así que los relatos sean ellos mismos transgresión, porque develan algo prohibido. El contenido erótico de las experiencias es censurado por las mujeres. Primero, por ser mujer es difícil asumir una sexualidad, sobre todo si es lésbica; además, por haber vivido en la dictadura castrista, bastante represiva en cuanto a los homosexuales, es aun más difícil. La mujer lesbiana de Sonia Rivera-Valdés se autocensura pero finalmente la reconstitución de un ambiente propicio a la confesión le permite revelar su secreto. El hecho de que las relaciones lesbianas sean entre exiliada en Estados Unidos e isleña es una manera, para la autora, de reforzar la noción de cubanía. En efecto, las mujeres cubanas, incluso las que se exiliaron (desde pequeñas o tras la revolución), se unen mediante el erotismo lésbico. La construcción dialéctica de la identidad cubana es fundamental puesto que el exilio es una realidad. Sin embargo, la cubana exiliada sigue siendo cubana aunque su identidad es fragmentada. Según el escritor y ensayista francés Édouard Glissant, es “una identidad-rizoma” (Glissant, 1995), por oposición a la identidad-raíz que lo mata todo a su alrededor en vez de ramificarse con las otras raíces. En efecto, la identidad cultural de una persona no puede estar únicamente vinculada con su país de nacimiento sino también con su país de acogida. El erotismo lésbico participa en la creación de un espacio ideal en el que las mujeres reencuentran sus raíces cubanas reforzando su cubanía. Cabe señalar que este espacio es el de la marginalidad; es decir, el espacio de todas las transgresiones que no son toleradas por el régimen político o, más generalmente, mal vistas por la sociedad. Por ejemplo, en “El olor del desenfreno”, un hombre tiene una relación sexual con una mujer obesa que huele a peste, pero el erotismo es tan fuerte que aniquila el olor y provoca el deseo sexual. Sonia Rivera-Valdés nos quiere enseñar que el erotismo de la marginalidad forma parte del erotismo cubano. El ensalzamiento del componente erótico de la música cubana es también un medio para contrarrestar la hegemonía americana. En efecto, la fascinación de los cubanos por los Estados Unidos es una realidad. Por ejemplo, en “Entre amigas”, la narradora cuenta que el hecho de que su tío exiliado le mandara varios regalos la incitó a que se exiliara. El sueño americano se convierte en sueños lésbicos y eróticos. El erotismo es una herramienta para renovar la definición de la cubanía. Unas de las particularidades del erotismo cubano son sus orígenes españoles y africanos. Estos orígenes influencian claramente la formación del erotismo cubano incluso en el siglo XX mediante la música. Mariela Castro (5) insiste justamente en la particularidad del erotismo cubano durante un debate público en 2008: Como en todas las culturas, el erotismo tiene sus códigos que se normalizan para ambos sexos, y a partir de ahí se desprenden todos los juicios de valoraciones y la aceptación de los roles de género. Desde niños nos enseñan cuáles son nuestros guiones asociados al componente erótico que podemos o no expresar, a pesar de este aspecto general en la mayoría de las sociedades, en la cultura latinoamericana, caribeña, y más específicamente, cubana, tenemos influencias culturales que nos llegan desde el sincretismo religioso yoruba-español, donde existe un fuerte componente erótico en los movimientos de las danzas, en sus historias, en los vínculos con la naturaleza, las contradicciones humanas, los malos deseos, los anhelos, los sufrimientos. Así, colocando el cuerpo y la música en el centro de su obra, Sonia Rivera-Valdés lucha contra la hegemonía americana poniendo de realce los orígenes de Cuba. De ahí que el erotismo lésbico cubano resista a la hegemonía americana alimentando la noción de cubanía. Al describir relaciones lesbianas, la autora cubana se opone a la imagen de la pareja perfecta y del amor estereotipado vehiculados por el cine de Hollywood de los años 50: El problema fue que en sueños y despierta andaba vehemente detrás de un amor imposible, avasallador y único que consumara mi destino de heroína de cine, y en la búsqueda me enredé con un montón de hombres, casi todos casados, para terminar frustrada y en ocasiones metida en unos líos que no quieras tú saber... (Rivera-Valdés, 1999: 110). En la segunda obra de la autora, el erotismo lésbico es pervertido con la otra faceta del erotismo: la prostitución. En “Azul como el añil” unos americanos pagan para ver a las mujeres tener sexo entre ellas. El erotismo es pervertido por el dólar: “Llegaron a El Reloj, en la carretera de Rancho Boyeros. Reconoció el lugar porque en las tertulias de su mamá, y entre las compañeras de escuela, se comentaba que allí iban los americanos para ver a bailarinas de mambo tener sexo entre ellas” (Rivera-Valdés, 2003: 149). Sin embargo, la autora demuestra que los Estados Unidos forman parte de la cultura cubana, como lo corrobora la expresión del periodista y profesor cubano Luis Aguilar León: “Cuba está en todas partes. Miami es Cuba, Cuba es Miami, los cubanos son hermanos” (Aguilar León, 1997). La construcción de la identidad cubana entre dos continentes es simbolizada por las relaciones lesbianas que estriban en el amor/odio e ilusión/desilusión. Sonia Rivera-Valdés utiliza el erotismo lésbico para criticar la hegemonía americana pero también la dominación masculina y la hegemonía del sistema heteronormativo. 2.2. Erotismo lesbiano: respuesta a un modelo heteronormativo Las relaciones heterosexuales en las obras son siempre relaciones de dominación. A través de estas relaciones notamos la jerarquización que existe entre los dos sexos. En “Entre amigas”, la narradora cubana está casada con Joe, un americano alcohólico. Este hombre la maltrata físicamente y sicológicamente, incluso durante su embarazo: “Una noche, al regresar, después de las preguntas me pegó una bofetada, me agarró el vestido por los hombros y me alzó con tal brusquedad y rabia que tuve marcas en las axilas por días. Yo ya estaba pesada con la barriga” (SRV, 1999: 43). La sumisión sexual también es un elemento característico de las obras de la autora cubana. Martirio, en “La más prohibida de todas”, se deja llevar por hombres mayores para tener sexo con ellos: “Los dejaba hacer casi todo lo que les placía y sólo resistía cuando trataba de voltearme y poner por detrás lo que con mayor frecuencia se pone por delante. Eso lo permití hacer hasta años después, ya fuera de Cuba” (SRV, 1999: 113). Martirio se somete a todas las fantasías de los hombres porque cree que se van a enamorar de ella, pero sus ilusiones se desmoronan. Estos fracasos vienen de la concepción machista de la mujer/objeto en la sociedad cubana posrevolucionaria. Las mujeres al huir de Cuba esperan una vida mejor pero finalmente los Estados Unidos se convierten en una distopía. En efecto, el hombre que sea cubano o americano ejerce una dominación sobre la mujer. El caso de Martirio es concluyente porque en Cuba se sometía sexualmente a los mayores; pero, una vez llegada a los Estados Unidos, encontró a Mark, un hombre muy egoísta que no quería saber nada de ella. Sonia Rivera-Valdés pone de relieve la insatisfacción sexual de Martirio, que se compró objetos sexuales, lo que provocó la ira de Mark: ella había retado su virilidad. La autora intenta destruir los prejuicios sobre los roles sexuales con las relaciones lesbianas. Son relaciones que permiten a las mujeres conocerse a sí mismas y también redescubrir su cuerpo. El erotismo de las relaciones homosexuales permite contrarrestar la dominación masculina. El erotismo lésbico es también una herramienta para colocar a la mujer en el centro de las preocupaciones de la autora. Ésta define nuevos arquetipos literarios con el fin de crear nuevos modelos de mujeres que ya no son objetos sino promotoras de su propio deseo. Las mujeres personajes de la primera obra, Las historias prohibidas de Marta Veneranda, son las narradoras de sus experiencias. Pero Martirio, que había contado su historia a Marta Veneranda en el primer libro (“La más prohibida de todas”), decide en el segundo, Historias de mujeres grandes y chiquitas, escribir su propia obra. Si en la primera obra estábamos en la confidencia personal de una experiencia erótica lésbica, en la segunda las mujeres asumen el deseo lésbico experimentado: asumen su voz narrativa y de hecho su sexualidad. La forma testimonial de los relatos forma parte del erotismo de la resistencia. Su objetivo es denunciar y enseñar. Aileen Schmidt cita a Raymond Williams en Mujeres excéntricas: la escritura autobiográfica en Puerto Rico y Cuba, e insiste en que: “Los textos testimoniales son la expresión de protagonistas marginales que han estado excluidos y desautorizados por los discursos oficiales: los/as niños, los/as indígenas, las mujeres, el proletariado, los criminales...” (Schmidt, 2003: 114). La forma testimonial de las obras que oscila entre biografía y autoficción (6) tiene un contenido político: La validación de la individualidad dentro de la colectividad enajenada del exilio, una masa sin identidad, manejada por los intereses del gobierno norteamericano. La escritura testimonial representa aquí una forma de liberación de la dominación política de Estados Unidos y una afirmación de la cubanidad (Schmidt, 2003: 114). Así, el erotismo lésbico de los testimonios de las mujeres-narradoras va más allá de la exposición de una sexualidad; es una resistencia frente a un modelo hegemónico histórico-cultural o sexo-cultural, es decir, americano o heteronormativo. Las mujeres-personajes de Sonia Rivera-Valdés transgreden las reglas de “lo prohibido” al contar sus relaciones sexuales con otras mujeres. El erotismo que se destaca de las obras es una resistencia a la aculturación (total) americana y también una manera de contrarrestar el modelo heteronormativo. La autora cubana se alza contra la hegemonía de un sistema que domina a la mujer favoreciendo la experiencia íntima de las personas consideradas como marginales. Bibliografía • BATAILLE, G., 1957, L’érotisme, Editions de Minuit, 306 p. • FOUCAULT, M., 1984, Histoire de la sexualité, tome 1, Gallimard, 248 p. • ORTIZ, F., 1940, Revista Bimestre Cubana, “Los factores de la cubanidad”, Nº 21, pp. 161-186. • RIVERA-VALDÉS, S., 2001, Las historias prohibidas de Marta Veneranda, Siete cuentos, 160 p. • RIVERA-VALDÉS, S., 2003, Historias de mujeres grandes y chiquitas, Editorial Campana, 227 p. • SCHMIDT, A., 2003, Mujeres excéntricas: la escritura autobiográfica femenina en Puerto Rico y Cuba, Ediciones Callejón, 192 p. Notas 1. Pienso en la obra Les 120 días de Sodoma, y más particularmente en el día once, cuando Eugenia enseña al narrador su culo lleno de “mierda” para complacer a un viejo en el burdel. Pero podemos encontrar varios ejemplos en sus otras obras Historia de Julieta o los infortunios de la virtud y también en la Nueva Justine. 2. En el prólogo de su ensayo, Paz lo explica claramente: “No hay amor sin erotismo como no hay erotismo sin sexualidad. Pero la cadena se rompe en sentido inverso: amor sin erotismo no es amor y erotismo sin sexo es impensable e imposible”. 3. Fernando Ortiz (1881-1969) diferencia cubanidad/cubanismo y cubanía. La cubanidad es “la calidad de lo cubano” y el cubanismo es el “modo de hablar propio de los cubanos”. Según él, la cubanidad es “una condición del alma”, una cultura independiente del lugar donde el cubano vive; por eso, inventó el concepto de cubanía. Es una “cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsible, cubanidad con las tres virtudes, dichas teologales, de la fe, de la esperanza y amor”. ORTIZ, F., Revista Bimestre Cubana, “Los factores de la cubanidad”, Nº 21, 1940, pp. 161-186. 4. Tatiana de la Tierra, autora colombiana, escribió unos poemas sobre las diferentes partes del cuerpo femenino lesbiano y más precisamente sobre los dedos y la lengua, en la obra Para las duras: una fenomenología lésbica, publicada en 2002. 5. Mariela Castro, sobrina de Fidel Castro y directora de la Cenesex, se expresa en un debate de la revista Temas en marzo de 2008. 6. Neologismo creado por el escritor francés Serge Doubrovsky en 1977. Designa un género literario situado entre lo autobiográfico y la ficción, dejando un espacio abierto a la expresión de la intimidad. ** Sophie Cabaloue http://www.letralia.com/firmas/cabalouesophie.htm Investigadora francesa. Es profesora de español en la secundaria en Francia. Actualmente prepara un doctorado en la Universidad de Limoges (http://www.unilim.fr/-PRESENTACIoN-?lang=es). Su principal área de investigación se relaciona con los estudios gays y lésbicos en América Latina y el Caribe. Forma parte de la red de investigadores Alec (América Latina, Europa y Caribe), creada por Dominique Gay-Sylvestre. === Kordon, Rozenmacher, Conti ============================================ === Notas sobre poéticas realistas argentinas Nancy Fernández ======== Introducción Mediante el presente trabajo no pretendo agotar las instancias ni teóricas ni históricas del vasto repertorio de variables realistas en la literatura argentina. María Teresa Gramuglio, en el lúcido volumen perteneciente a la Historia de la literatura argentina de Noé Jitrik, se detuvo minuciosamente en el recorte de su objeto de estudio, al cual sitúa en las tres primeras décadas del siglo XX, colocando a los autores (Gálvez especialmente) en el contexto cultural del naturalismo (Gramuglio, 2002). Reconocido antecedente de Boedo, sin duda alguna Gálvez permite actualizar por un lado la pregunta por los “destiempos”, y por otro, también los interrogantes acerca de las razones estéticas, ideológicas y editoriales que llevaron a Barletta y Olivari a firmar el manifiesto “Con Gálvez o con Martínez Zuviría” (Lafforgue y Rivera, 1981: 194). Si Gramuglio auspiciaba la relectura de Auerbach, Lukács y Jackobson, los textos nacionales (sus autores y formaciones grupales) son abordados desde el marco epistémico que reconoce a la representación como problema y fuente de hipótesis; pero además, su enfoque (y la integridad del volumen que dirige) sitúa en un conjunto de pertenencia cultural aquellos procedimientos y temáticas que constituyen, precisamente, a los géneros literarios en su ínsita historicidad: la novela, el relato, el teatro, el sainete, las crónicas. Todo ello configura un abanico de manifestaciones que tampoco deja exentas a las revistas de entonces (Nosotros, Ideas), cuyo pluralismo deliberado es claro indicio de correspondencia con las prácticas literarias del momento, proclives a elaborar situaciones y personajes generales, representativos de segmentos sociales específicos. Es aquí donde se ponen en juego, reactivados, los planteos argumentales y estructurales (formales) que van desde la mímesis transhistórica a la organización conceptual (y política) de materiales (lenguajes, referencias, asuntos y motivos) de acuerdo a una concepción dialéctica racionalista. Siguiendo un amplio recorrido de la crítica argentina (de Lafforgue y Rivera, a Sarlo y Gramuglio por ejemplo), podemos advertir que a nadie escapa el acento puesto sobre el proceso de urbanización que en Europa del siglo XIX va de Victor Hugo y Eugenio Sue a Balzac (pasando por Baudelaire) y a Zola; Pío Baroja, los hermanos Goncourt y Charles Dickens completan el marco de referencia que representa, como los pioneros cuadros de Courbet, la pobreza, la miseria o la marginalidad. Ahora bien, tratándose de literatura argentina decimonónica, habría que recordar que el naturalismo de la década del 80 se reconoce sobre todo en la plenitud narrativa de Eugenio Cambaceres pero también en las estrategias argumentativas de Antonio Argerich, quien con su ¿Inocentes o culpables? ofrece un documento social, filosófico y científico de una época impregnada de positivismo (Berg, 2007). Aunque hay adaptación de técnica, formato y asuntos, el enfoque nacional asume la traducción de las necesidades que la clase dirigente (la alta burguesía, la oligarquía terrateniente) cifra en un territorio que siente invadido por la inmigración. Entonces, la escuela que propició Zola, aquí va a implementar un cambio de signo ideológico, invirtiendo el esquema causal de víctima y victimario. Un apartado sobre literatura argentina después del Centenario Ciertamente, podríamos pensar que Boedo practicaba un didactismo moralizante cuyo fin era concientizar la culpa social que ejercía un efecto irreversible, la fatalidad que en definitiva no hacía sino propiciar sobre el protagonista, la particularidad del caso. Tratándose de una casuística, el naturalismo argentino establecía pautas para un discurso aleccionador y pedagógico, excediendo la racionalidad de la abstracción conceptual que define el modelo de representación realista, al menos como lo conocemos con su oficialización lukacsiana en 1934 (Huyssen, 2002: 23). En el naturalismo de Boedo el caso funciona como potencia de generalización, a modo de ejemplo moralizador. Por su parte, al realismo, entendido en los términos generales de la teoría y sobre todo de Lukács, le importa el vínculo entre mundo y personaje, allí donde el tipo objetiviza la escena en tanto mediación dialéctica para que la acción desarrolle un proceso racional entre el pasado y el presente del personaje que encarna lo social y lo histórico. Sin embargo, el naturalismo de Boedo, lejos de concluir en sus autores reconocidos (Castelnuovo, Barletta, Cendoya, Yunque, Mariani, Olivari, César Tiempo/Clara Beter), prefigura la corriente que va a inclinarse hacia técnicas volcadas en un realismo experimental. Quizá no sea desacertado seguir pensando en el pasaje de naturalismo a realismo. Pero lo que podemos proponer como problema o hipótesis de lectura es que si se producen modificaciones técnicas y estilísticas, esto es concomitante a la instalación progresiva del concepto de clase que permite la formulación conceptual y política del dilema. No es que en Boedo esté ausente la conciencia de clase; sin embargo, el mesianismo lacrimógeno que inviste su poética hace perder de vista el objetivo militante, confinando la cuestión a un reduccionismo abstracto y maniqueo entre pobres y ricos. En todo caso, Boedo deja escapar la dialéctica del sistema de producción por concentrarse en una desproporcionada relación entre un efecto concreto (con detalles perturbadores que apuntan sobre todo al cuerpo) y una causa sin especificidad ni análisis (Fernández, 2002). Al dejar de lado el proceso que conduce a una situación, la consecuencia textual más evidente es que los personajes se encuadran menos en tipos que en estereotipos, cuyos mecanismos reiterados desgastan o automatizan los hábitos de lectura. En cuanto a Roberto Arlt, quien no practica un realismo convencional, la clase social es uno de los blancos predilectos para situar los personajes, sus discursos y soliloquios y desmontajes narrativos que corren por cuenta de “editores”, “traductores”, testigos, inscriptos en un juego de marcos extremadamente experimental. En la escritura arltiana no es adecuado hablar de dialéctica, por el carácter de estos personajes que exceden la totalidad de lo típico; además y, en este mismo sentido, porque Arlt no busca una síntesis de mediaciones sociales que expliquen racionalmente el presente. En 1936, Bernardo Kordon publica La Vuelta de Rocha y aquí comienza, casi contemporáneo de Arlt, una de las obras más prolíficas, que hacia mediados de los 50 se reafirma con las variables enunciativas del sistema pronominal (monólogo, fluir de conciencia, estilo indirecto libre, etc.) que leyó en Arlt; pero la producción de Kordon también se sitúa en el contexto signado por un acontecimiento cultural que involucra a Latinoamérica, ya hacia los sesenta: el boom. Por otra parte aunque en relación con esto más precisamente con algunos autores que, como Faulkner, Hemingway o Dos Pasos, oficiaron de guías para gran parte de los escritores nacionales tocados por este suceso. En las hojas que siguen, trataré de mostrar en algunos textos de Kordon, Rozenmacher y Conti, las funciones y procedimientos narrativos que permiten pensar en el realismo durante el siglo XX. Apuntes preliminares sobre algunos textos realistas. Como señalaba, Kordon desarrolla un sistema de enunciación experimentando con los límites del tono y las voces de los personajes. Desde esta perspectiva, se trata de mostrar cómo funciona un sistema literario, sus cruces y articulaciones, allí donde más que cortes y discontinuidades se establecen nuevas reconfiguraciones en el contexto de series y filiaciones transformando los procedimientos narrativos en vías de producir significación acorde al contexto cultural. La poética de Kordon es tributaria de Boedo pero también de Arlt, cuyas condiciones de producción están asignadas en parte por la experiencia biográfica del viaje, por el despliegue de aquel exotismo propio de quien incursiona y toma distancia para narrar y describir la pregnancia del mundo ante sus ojos. Pero Kordon no cuenta historias de alquimistas ni lunáticos, sino de derrotados, vencidos o abandonados. Sin embargo, a diferencia de Boedo, Kordon está lejos de adoptar estrategias didácticas donde la ideología es entendida como identificación (catártica) entre autor y personaje; en estos términos, Boedo no alcanza la eficacia de la estilización que supone, precisamente, distancia y observación. Aquí, la elipsis y los implícitos componen una noción de realidad ligada tanto con la experiencia concreta que traduce la narratividad como con la verdad de un vacío, un agujero, en definitiva, intraducible. Esta perspectiva de la oquedad es compartida en alguna medida por Kordon y Conti, y lo que sí puede afirmarse que los distingue como principio narrativo, no es tan sólo la idea sartreana de compromiso literario, postura que conforma el imaginario de época y la generación Contorno, sino también la postulación de una ética, que atañe a la escritura (a la modalidad estética) y también a la proyección de principios asumidos en relación con lo social. En su cuento “El sordomudo”, por ejemplo, Kordon coloca al linyera vagabundo en el lugar del asesino mientras que la víctima es un niño/adolescente, hijo de una familia adinerada; con el título el autor marca posición y, allí donde el narrador acompaña al personaje central, es el lugar y el momento en que el camionero advierte que su buena fe ha sido usurpada por Severino, el criminal. Por lo tanto, el ideologema de base funciona en el mundo del trabajo, aunque no responda a una perspectiva de totalidad ni de generalización de abstracta objetividad que requiere el realismo (desde la perspectiva lukacsiana), ni a una casuística cuyo esquema concluye por funcionar como generalización estereotipada. Simplificando de alguna manera, podría decirse que el argumento de Kordon en la óptica de Boedo asume una causalidad redentorista y fatal: la marginalidad social conduce a la perversión. Entre tanto, Kordon cuenta la historia creíble sin necesidad de justificar socialmente un delito sin sentido. Así, podemos definir su poética como realista en tanto y en cuanto tengamos en cuenta la construcción de un estilo, los elementos heterogéneos como el humor y la parodia que en algunas narraciones implican una ruptura con las convenciones del realismo clásico (como en “Huelga de basureros”). Sin embargo es precisamente esa alternancia, las contradicciones y paradojas que representan verosímilmente lo real, matizando la ficción con las referencias verídicas. Es el uso de las mismas lo que da cuenta de una escritura que experimenta sobre los bordes de la representación realista y la figuración de atmósferas alucinadas, extra-ordinarias (en el preciso y literal sentido de la palabra). A partir de la situación del espacio y también de las notaciones de la temporalidad, a menudo ingresa la historia, en clave mayúscula y nacional, aunque el género del cuento no exija una totalización. Los indicios espacio-temporales más la estilización mimética que reconstruye lenguajes, se refuerzan con registros narrativos biográficos (en tercera o en primera persona), declaraciones y testimonios, todo lo cual asume un concepto de ficción que orienta las figuraciones de lo verídico y lo verosímil. Mientras que en Kordon y Rozenmacher la ciudad será escenario privilegiado, Conti propone un doble recorrido a través de los meandros de la naturaleza y los escombros que la cultura disemina en la ciudad (Berg, 2003: 85). Si los personajes deambulan y merodean por la ciudad, algunos lo hacen para alcanzar una utopía o un sueño como en Toribio Torres, alias Gardelito; en este caso, el pasaje del interior (Tucumán) a los suburbios de la Capital donde el muchacho llega para vivir con sus tíos, hacinados en un habitáculo y con escasos medios de sustento. Si su propósito es llegar a la radio para cantar, el camino que toma tiene un doble sentido. Recorre los barrios porteños más acomodados para adaptar eficazmente el truco de sus “relatos” al modo más fácil de conseguir dinero. De tal manera, los cuentos que arma para las señoras (la dueña del perro y la joven que se apiada del cachorro) lo sitúan como un farsante, un “cuentero” cuyo historia cede el humor a medida que el tiempo transcurre en el agotamiento de los recursos en base a la mentira compulsiva. El drama y el humor son los elementos con los que Kordon elabora un perfil de personaje, nítido en su caracterización a la cual corresponde el saber pleno del narrador omnisciente. En una soledad desesperada, cada acto colabora en la definición de su destino, que lo juega deliberadamente con la estafa y el engaño. Es en esa fisonomía donde la historia asume el sentido que sabe evitar la didáctica ramplona y moralista para detenerse en la lenta y progresiva asunción de una conciencia ante la apuesta desafortunada que depara la pérdida implacable. Matizando una risa en sordina con una tristeza creciente, la ciudad, con los referentes espaciales reconocibles y verídicos, traza el mapa donde la cotidianeidad se convierte en aventura. Así, los itinerarios urbanos que recorre Toribio, con nombre falso y un pasado que quiere olvidar, son los “jeroglíficos” que le hablan de complicidad, abandono, cobijo y traición. Si para Roberto Arlt el mal respondía como acicate para destrabar las máscaras que la “buena” sociedad porteña se imponía, para Kordon el fraude alienta sin propósito o la finalidad se pierde de manera gradual. Toribio necesita mentir para comprobar cómo y hasta dónde le creen. Cuando hallábamos cierto determinismo que nos remitía a Boedo, esto no sólo respondía a una trama de orígenes familiares oscuros y humildes del protagonista, sino al desenlace fatal que lo aguarda sin opción. Ante el peligro implacable, Toribio cuenta por primera vez la verdad y muere asesinado por Picayo y Fiacini. La rapidez de la detonación homicida invierte, previsiblemente, para Toribio, el esquema de víctima y victimario. La verdad es una clave que en muchos textos de Kordon funciona precipitando el desenlace; también opera como motivo y pretexto que irónicamente sugiere una relación tangencial con el modelo estético al que apunta Kordon: el realismo. Verdad ausente, la mentira es pieza clave en la máquina de construir relatos, dispositivo mistificador del, valga la paradoja, auténtico cuentero. Entonces, en el bullicio anónimo que esconde y exhibe, que protege y delata (canta) los señuelos del cuentero, la aventura de la caminata descuenta las horas antes del final. Como los personajes de Arlt, Toribio es una representación de sí mismo pero, sobre todo, ante sí mismo; ensaya y aprende el arte de fingir y simular ganando orgullo por la teatralización y el histrionismo logrado. Los socios del delito cobran venganza de la última estafa que Toribio tramó sin éxito. Aunque Kordon evita los recursos mesiánicos y lacrimógenos que caracterizaban a Boedo, aún persiste un tono moralizante residual (no religioso) propio de sus antecesores. De Kordon bien puede leerse ciertas marcas de la picaresca (la del Siglo de Oro Español como la de la novela dieciochesca inglesa, por ejemplo Moll Flanders, de Daniel Defoe), precisamente por el recorrido de aprendizaje sobre la falta, además de la voluntad de ascenso (que, en el caso de Toribio Torres, se trata más que nada de un sueño, una utopía o un delirio de grandeza). Roberto Arlt, en su saga de personajes desclasados (marginales, pero nunca vinculados al mundo del trabajo), liquida cualquier rémora moralista o didáctica; las historias que narra Kordon son historias de perdedores, fracasados, historias de derrotas por causas perdidas de antemano. Pero esa oscilación entre voluntad de ascenso y deseo de salto, de pase mágico a otra condición, Kordon la trabaja ante todo discursivamente, con finales que no cierran ni explican, en una escritura donde lo real abarca también el sueño y la muerte; por ello, no es ajena a esa realidad el síntoma que retrotrae a la infancia apuntando a zonas borrosas del inconsciente. Esto sucede en varios relatos. “Una región perdida”, en la cual lo cotidiano se mezcla con escenas traídas del mundo empresarial y la vida en matrimonio. Lo que prometía una previsible tarde de té, con invitados obsecuentes ante el dueño de casa y su empleador, se ve interrumpido con una repentina desesperación ante encierro y comportamientos encorsetados: ante la reacción atónita de los presentes, Renán comienza a hablar sin represión alguna de impresiones borrosas. La situación absurda provoca el disgusto de su esposa ante el pésimo comportamiento social de su marido, cuya fisura consiste en no reparar, no darse cuenta de lo sucedido ante los demás, en lo que debía ser sólo una formal reunión de trabajo. En “Un día menos”, el protagonista narra en primera persona el confuso intersticio de una vigilia onírica donde recuerda o reencuentra a su hermano muerto, entre una playa y su casa; en “La desconocida”, con narrador omnisciente, el personaje cobra conciencia de la sensación, alterada por la duermevela, de despertar junto al misterio de su mujer, la melancolía por “el dolor de vivir y de morir”. Kordon trabaja el decir de personajes en la amplia gama de género y edades, pertenencia de clase o exclusión social, y allí inscribe un vínculo de intimidad entre narrador y personaje; elabora la lengua ajustando el ritmo de la narración, alternando la concentración entre núcleos e indicios. Pero también estiliza las hablas, tanto las que llegan del interior a Buenos Aires como el decir de los porteños en el vaivén del comercio y el contrabando, la clientela fraguada, la confianza defraudada, las trampas y la supervivencia en el universo de la ciudad, donde la palabra fraudulenta empeña la lealtad y juega con traición (tema compartido con Arlt): es el caso de “Hacéle bien a la gente”, título que se quiere máxima o proverbio de la dura sabiduría que otorga el aprendizaje en la calle y del ritual encuentro con los amigos (dicho sea de paso, producidos en bares y restaurantes porteños verídicos). Kordon funda un lugar, reconocible, verosímil y sobre todo cierto, añadiéndole el plus imaginario y creativo del pasaje al otro lado, del episodio inesperado y la sorpresa que guardan rincones, calles y recintos. Entonces la ciudad resulta una potencia transformadora que produce vida y experiencia del mundo cotidiano. El factor político ingresa con ideologemas de clase. Así sucede con “El aserradero”, donde el accidente de trabajo es un percance subsanado por un nuevo empleado oriundo de Salta, un sustituto que garantiza el funcionamiento del sistema capitalista. Por un lado, la caracterización del lenguaje social apela a lo que Florencia Abbate denominó “usina lingüística” refiriéndose a la composición de la prosa, donde la vinculación de los personajes con el contexto se da ante todo por la estilización de la oralidad y de las procedencias sociales y culturales (Abbate, 2004). Aquí se trata de la estilización de las hablas urbanas, escenario donde la violencia y la ciudad no son un mero trasfondo sino un marco activo donde se formula una identidad; el movimiento urbano que pone en circulación los lenguajes y las vidas, son el laboratorio donde la ficción de la oralidad constituye el contexto donde se inserta el personaje mediante los respectivos códigos culturales. Pero también, la ciudad fascinante y caótica constituye las subjetividades, sus experiencias con el cuerpo y la sexualidad, con el dinero y la clase, con las ideologías y la política. En este sentido, la subjetividad formula una identidad (en relación a la generalidad del contexto donde se inserta el personaje) y una singularidad (que postula un personaje, su posición sin dejar de pertenecer o de funcionar en un entorno). Sin embargo el Conurbano también es escenario de horror, y cabe señalar que Kordon aquí se distancia de Boedo, por la concisa precisión del relato. Así, “El sordomudo”, lejos de recurrir a la exposición detallada del crimen, plantea una tácita y necesaria relación con la verdad, matizando sutilmente el vínculo (y diferencia) entre culpa y responsabilidad. La estilización de las hablas también tiene que ver con su desplazamiento y desvío, precisamente con la mentira, en las formas de la fabulación o del engaño, como hemos visto hasta acá, pero también con una deriva hacia el chisme, el rumor o la intriga deliberada para usufructuar la buena fe de personajes solitarios. “Nuestra señora de los gatos” presenta el desamparo como situación o fuente de ventaja para personajes sin escrúpulos, en este caso femeninos; fuera de las casas acomodadas, la ciudad es testigo, croquis donde se definen las conexiones entre escena y personaje. Es en el puerto y los baldíos donde “morían los rieles herrumbrosos de un ferrocarril en desuso, con ruinas de galpones abandonados, pozos de excavación inconclusos... muchos gatos gordos y lentos asomaban sus cabezas redondas y contemplaban el tráfico que se deslizaba velozmente por los sesenta metros de ancho de la avenida Leandro N. Alem. Del otro lado de ese caudaloso río de ruedas y motores comenzaba la vieja edificación de la recova: casas bajas con azoteas y balcones de hierro forjado...”. El detalle y los indicios certeros no excluyen la metáfora. En el registro descriptivo, el narrador agudiza su percepción, cuyas sensaciones impregnan la sensibilidad de la mirada. Lejos de asumir una postura sentimental, el narrador pone el acento sobre la presencia de vida en contraste con un territorio deshumanizado. Desde una perspectiva que repone los recuerdos de infancia en primera persona, “Maíz para las palomas” compone un vínculo con la ciudad entre los dos niños que la recorren con la ilusión de separarse aunque sea momentáneamente de sus hogares. Un niño que se dedica a sus tareas y a los juegos, otro, mayor, de manos curtidas por el esfuerzo vertido en el trabajo para ayudar a su padre; su tiempo libre lo dedica a las aves. De las calles deslumbrantes a los recintos más secretos (“los profundos conventillos y los inmensos corralones de Almagro”), Kordon inscribe las huellas de Juvenilla de Cané (invirtiendo las procedencias clasistas) y más aun, de Corazón, de Edmundo de Amicis, con sus clásicas historias de compañerismo y solidaridad en el ámbito escolar. Pero más allá de que la condición social y el signo político sean factores constitutivos en su escritura, de Kordon conocemos el modo de construir un vínculo entre narrador y personaje, mediante el cual el primero acompaña al segundo midiendo los alcances de su acción y su mirada, cuyo resultado es la construcción de un mundo y el procedimiento es el conjunto de mediaciones que estructuran el sentido (la dirección o perspectiva) de la acción. Por momentos el estilo indirecto alterna con el indirecto libre, movimiento que puntualiza las distancias que sitúan al narrador ante todo, en el lugar de acompañante con visión más abarcadora. Suele suceder que Kordon resalte la excepción dentro de las costumbres o los hábitos, la particularidad que rompe la regla que rige el comportamiento uniformado del grupo, como sucede con “Domingo en el río”; la vestimenta de la muchacha incomoda al novio porque no se ajusta a las pautas comunes, resultando provocadora para las miradas masculinas del grupo. Kordon dosifica la violencia, o bien concretándola, o planteándola en su inminencia que implica peligro o amenaza inconclusa; aquí, el picnic y el asado como destino del trayecto en camión es un ejemplo. Y en esta historia, el punto de vista infantil resulta clave, enfocada en tercera persona por el narrador cuyo saber indaga y acompaña a Fernando, advirtiendo en su tristeza de abandono y amor a su madre, su necesidad de perderse “en el camino de hormiga” de la kermese cercana al balneario de Quilmes. Cómo no recordar a Benji de El sonido y la furia, de William Faulkner, aquel idiota de la familia que narra desde su perspectiva, cuando leemos “Fuimos a la ciudad”, el cuento donde Kordon le presta voz a un niño adolescente retrasado que relata el viaje familiar y la desilusión, el desarraigo, la distancia y la pérdida, el abandono al padre y la hermana mayor que regresa de Capital, cuya soberbia es castigada por los muchachos del pueblo. A diferencia de Boedo, la prosa de Kordon es sobria si bien no escatima imágenes sensitivas; inclusive esta escena carece de dramatismo y es despojada en su desarrollo, no abunda en detalles ni en consecuencias que alteren el curso del relato, es un episodio más, justificado, si se quiere, por la lógica narrativa. Sin embargo, la austeridad y el despojo los elabora, lingüísticamente, asumiendo el tono, el modo y el estilo de un niño con las propias características de la criatura que realiza las cosas en su decir, literalmente. Pero además, y sobre todo, desde el costado inocente y extrañado que recuerda la tristeza del padre cuando “le subía el agua a los ojos”. Si la palabra “lágrima” implica un concepto y por ende una abstracción, el enunciado transcripto muestra la experiencia inmediata de un vínculo entre el niño y su entorno, un aprendizaje moroso hecho sobre el sentimiento que lo une directamente a su lugar, a su rutina y a su viejo padre que muere antes del reencuentro. Tratándose del tiempo, pareciera que en Kordon la espera siempre se agota y precipita el revés de la trama, de la historia; la melancolía de la espera des-cuenta con el final, que supone cambio de rumbo o simplemente la muerte. Volviendo al mundo de los adultos, “Los tripulantes del crimen” configura un mosaico policial, con una síntesis proléptica narrada en tercera persona para luego bifurcarse en los testimonios o versiones de cada uno de los tres asesinos. Y la ciudad sigue siendo escenario y repertorio, marco y personaje omnímodo y voraz, con sus cafés, pensiones y aguantaderos. Así concebido, el espacio es la máquina estereofónica que reproduce los cruces y la circulación de transeúntes, colocándose como escaparate móvil que pone de manifiesto ciertos clisés de amplios sectores de la clase media. No es casual que los relatos “Andate paraguayo” y “El remolino” sean del año 1972. La violencia aumenta en el país, entre la dictadura de Lanussse (1971-1973), los operativos de las organizaciones guerrilleras ERP, FAR y Montoneros y la Masacre de Trelew; hacia 1973 es inminente la organización de la Triple A a manos de José López Rega, que concentrará sus propios antecedentes en activistas de ultraderecha como el Comando de Organización y la Concentración Nacional Universitaria (CNU). Ambos relatos reproducen ciertos lugares comunes, o casi mejor decir, formaciones discursivas (en el sentido foucaultiano del término, si se quiere) de amplios sectores de clase media imbuidos de clisés xenófobos. En el primer relato citado, la banalidad, la frivolización de la opinión pública estereotipada estigmatiza con discursos nacionalistas de derecha a personajes que pasan a la palestra por casualidad, literalmente por el juego de azar. “Andate paraguayo” narra la historia, realmente sucedida, de Ramón Negrete, que se fuga abandonando a su mujer cuando gana el prode. Ambos pasan a ser curiosamente personajes públicos convertidos en noticia por el manejo periodístico. Como si fuera poco, se instala la opinión como hábito trivial y reiterativo, apartándose del sentido de formación y responsabilidad civil que supone la acepción cabal de “opinión pública”. Entonces, el discurso social que se instala desde los medios masivos parece ser una falsa conciencia obstinada en representarse a sí misma con los roles de la decencia y la solidaridad del ciudadano argentino. Kordon apela a otro recurso, el uso de la variación tipográfica, citando en clave los discursos y la palabra que socavan la superficie marcando el contraste entre las discusiones superfluas y las grietas del horror. Esa otra letra es el testimonio de una joven detenida y torturada por presuntas conexiones con la guerrilla. Llegado este punto, hay que decir que Kordon no escamotea detalles ni información. Más bien se ocupa en señalar una realidad oculta por episodios construidos mediáticamente para desinformar o alejar la verdad cognoscible: la del silencio impuesto desde el terror de estado en su máxima violencia. El otro texto que citaba, “El remolino”, tiene la peculiaridad de condensar una imagen, la del título, y proyectarla en distintos objetos: desde la mirada oscura y profunda de Hermenegilda a la vorágine urbana que arrastra y traga a los caminantes insomnes. Aquí se trata de un relato que puede caracterizarse de realista sin dejar de poner de manifiesto esta mirada metonímica del narrador, singularidad que le valdría a Kordon una recepción en el grupo Literal, la neovanguardia de los 70, formada por Osvaldo Lamborghini, Luis Gusmán y Germán García, a quien este último le dedicó una perspicaz reseña a su relato “Estación terminal” (García, 2002: 101-109). Final de destino en el espacio (la ciudad) y el tiempo (la muerte), procuran los elementos para incluirse como lectura en un grupo que se enfrenta abierta y programáticamente al realismo y la comunicación lineal. Es metonímico (y por ello metafórico) el fragmento que se asocia puntualmente a otras imágenes, motivadas en este caso por el borramiento del sujeto de enunciación en el límite de la muerte. Las iniciales BK funcionan como indicio clave. Un cuento como “El remolino” vuelve sobre los clisés de clase media; la prostituta que viene del Chaco pero que miente con la falsa procedencia santafesina (la mentira es un motivo persistente en Kordon porque encubre pérdidas y fracasos), es despreciada por el hombre que paga sus servicios, hombre que también miente cuando encubre su apariencia honorable cuidándose de no ser visto por conocidos que puedan juzgarlo. El narrador reproduce así una suerte de monólogo interior del personaje masculino, no sin antes marcar distancia mediante el relato en tercera y con una nominación adjetivada que señala posicionamientos ideológicos distintos. “El tipo la miró con resentimiento: —¿Cabecita, eh? Cabecita, cabecita negra, salida de la tierra y color tierra como un gusano, el pensamiento torcido de quien viene a arrebatar la tranquilidad y los bienes y hasta la salud del hombre blanco de la ciudad”. Llegado este punto cabría marcar una remitencia insoslayable: “Cabecita negra”, el memorable cuento de Germán Rozenmacher de 1962. El realismo de Rozenmacher se sustenta fundamentalmente en la noción de clase, porque lo social y lo político articulan implícitamente un hecho histórico: la irrupción y la marca indeleble del peronismo. Es desde el punto de vista de la pequeña burguesía de clase media que el narrador en tercera persona omnisciente encara una perspectiva crítica adoptando irónicamente el discurso y la mirada del personaje central, el señor Lanari. Así, el relato enfoca los hechos desde un ángulo determinado por un discurso colectivo y un imaginario imbuido de lugares comunes, clisés, prejuicios y generalidades que ofician como legado ideológico del pasado histórico. Dichas formaciones discursivas precisamente por cristalizar en el espacio a través del tiempo, alojan sobre todo el miedo, como factor y dispositivo verbal cuyo asedio permanente condicionó la posición y el desarrollo de la vasta generalidad de la clase media argentina. El título del texto responde a esto con un sintagma nacional: los “cabecitas negras”. Si el enunciado no responde a los parámetros de una enciclopedia extranjera, sí alude a algo que la cultura argentina conoce bien. El cuento narra precisamente quiénes son los cabecitas, que, como los pájaros a los que aluden, son los personajes migrantes de tez oscura y telúrica, cuya inestabilidad impulsa la búsqueda de mejoras económicas. Como se ve, la expresión es peyorativa. Llegado este punto, el protagonista conjuga su propia historia y la historia nacional disponiendo la sinécdoque para su modo de representación. El señor Lanari es el portavoz de dicha clase media, y el narrador, tomando sus palabras y su pensamiento, fingiendo reproducirlos, los descoloca con el desvío que genera el contraste entre su perfil y el desencadenamiento de los hechos que precipitan el abrupto desenlace. La ciudad aquí también es un personaje más que admite en su seno una eclosión de contrastes irreconciliables. La mirada crítica del cuento consiste en la exposición de contradicciones y de un personaje central que no entiende y desconoce las pautas que impone su presente en relación dialéctica con la historia nacional. Desde esta perspectiva, el señor Lanari es caracterizado por el narrador con la anuencia de dicho personaje, autocomplacido y seguro del retrato que dibuja de sí mismo; enumera y acumula bienes y objetos a modo de caución identitaria frente a los otros que sin garantías llegan como aluvión invasivo a desordenar las pautas convencionales de convivencia social: seguridad económica, respetabilidad, relaciones y vínculos que reaseguran pragmáticamente los beneficios adquiridos por herencia o por trabajo. Mediante el uso del estilo indirecto libre, el narrador elabora un tono de sutil desconfianza, incertidumbre y desacuerdo; estructuralmente, la ironía se sostiene en la ruptura de la alianza entre narrador y personaje, allí donde el primero toma distancia repitiendo las consignas de Lanari, que ya dejaron de funcionar. Pacto irónico que no hace más que mostrar las contradicciones e insolvencias culturales de un representante emblemático de aquellos sectores de la pequeña burguesía nacional, embargados por el temor avaro y codicioso, por el valor otorgado al juicio de las apariencias sociales, por la indiscriminada voracidad pecuniaria. El señor Lanari hace un recuento de sus bienes, reales y simbólicos y, satisfecho, procede a exponerlos a los “cabecitas”, es decir, al policía y su hermana, la joven alcoholizada y perdida que grita en medio de la ciudad, nocturna y silenciosa. El señor Lanari se caracteriza por el deseo de atesorar dinero, propiedades, cosas de valor, por salvar una idea abstracta o nunca demasiado clara de “seguridad”. Pero es ese deseo de acumulación (real) y de preservación (imaginaria, caución de nombre e identidad) que cifra la clave ideológica de este segmento social: el conservadurismo. El estilo indirecto libre que reduplica el fluir de conciencia del señor Lanari, no hace sino refrendar los equívocos de una clase media especulativa, fenicia y cobarde, ajena a la cultura y al trabajo intelectual, tal como lo testifican los libros y los discos que saturan el mobiliario del departamento que el señor Lanari convirtió en estuche. Y lo que queda del protagonista es el producto de un trabajo denodado a costo de postergar los sueños que alguna vez tuvo; allí se pone de manifiesto el choque contra la fuerza, menos de las circunstancias que de la realidad que se autoimpone como un bloque. Pensar en las modalidades realistas de la narrativa argentina del siglo, implica detenerse en David Viñas y Haroldo Conti. Precisamente, hacia mediados de la década del 50 para los 60 podemos ubicar un fenómeno cultural que involucró a Latinoamérica: el boom. Combinación de éxito comercial y calidad literaria, se amplía el horizonte de expectativas para una masa de lectores que participa del sistema de producción y consumo, con los agentes centrales que son los autores que alcanzan a consolidar fama y prestigio a través de entrevistas televisivas y radiales. El escritor es una estrella y la cultura de masas con esto tiene mucho que ver. No sólo en lo que atañe a la reproducción de la palabra y la presencia autoral, sino también favoreciendo el ingreso a otros medios como el cine, que propician la industria, la técnica y la cultura. Y esto último se afirma en la adaptación de novelas para guiones cinematográficos; Kordon, como Viñas, vio realizados en pantalla grande sus textos Toribio Torres, alias Gardelito, con Lautaro Murúa. Conti, cuya obra comienza a mediados de los 50 para desarrollarse en la década del 60 con el influjo de la beat generation (Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William Burroughs), escribe en 1954 la película La bestia debe morir, y su novela de 1966 Alrededor de la jaula es llevada al cine por Sergio Renán con el título Crecer de golpe. Sabemos que fue militante peronista, fundador de una unidad básica en su pueblo natal Chacabuco, en la Provincia de Buenos Aires, y que hoy figura entre los miles de desaparecidos por la última y más trágica de las dictaduras en la Argentina. Pero se sabe menos acerca de un peculiar estilo intimista de la mirada que construye un territorio, el lugar de Conti. Entre Chacabuco y el Delta se define el espacio donde los personajes, vinculados con el entorno de lo social, nunca abandonan sus vínculos, las relaciones inconclusas y lacónicas entre padres e hijos, amigos, hermanos, parejas. La esfera de la subjetividad y el plano del objeto alcanzan así una funcionalidad recíproca, la complementación necesaria cuya economía es atributo de una prosa tan sobria como eficaz. El autor recurre a referencias espaciales verídicas, a marcas comerciales de época, a registros de lengua coloquial que efectivamente pertenecen a los usos prácticos del idioma y también a jergas más específicas, pero es sobre todo en la elaboración de efectos que dependen de los registros pronominales donde la narración imprime el tono singular de su poética realista. Así, entre las formas personales y las demostrativas, la sintaxis del relato arma un sistema de relaciones donde la subjetividad (el sujeto de enunciación) proyecta una mirada del mundo, instancia donde la objetividad es resultado y elaboración de la sensibilidad. Si en algunos relatos la acción es eje central, “Como un león” por ejemplo, en otros la descripción se detiene en la temporalidad que se desbroza del espacio, ya sea en la elaboración del recuerdo (Todos los veranos), o en el cuidadoso modo de establecer vínculos donde la perspectiva del narrador conjuga el potencial con el pasado, adjudicándole a cada uno resonancias de continuidad incierta sobre el presente (cuando se trata del pretérito imperfecto) o de remates definitivos que dan fin o un giro, no previsible, sino necesario al curso de la historia (Sudeste). Pero la ciudad, sus bordes marginales como la villa miseria en el relato “Como un león”, también se hace presente con el eco de Kordon. Si la historia es contada por un niño, el acento está puesto entre la necesidad admitida de aprender en la escuela a pesar de las carencias elementales que sufre su familia. Nouvelle o relato de aprendizaje, se trata de un pequeño personaje que asiste ante el espectáculo de la selva de cemento abriéndose así la experiencia reveladora de quien logra las herramientas para sobrevivir en un mundo hostil, lo que no es óbice para un reconocimiento y una elección definitiva: la del lugar propio, la villa. En Conti, lo real es producto de una ecuación entre las dimensiones del sujeto y del objeto. Así, en Sudeste el centro del sistema de enunciación que da cuenta de esto es un narrador en tercera persona que sintoniza su frecuencia sensitiva con el Boga, el personaje cuya soledad de navegante tiene la dimensión de los personajes de Stevenson, Melville o de Conrad. Éstos en el mar, el Boga a través del río; la escritura de Conti persiste en la inscripción de un ritmo lento que suspende la acción dando lugar a una fluencia tenue de espera y de inminencia. El narrador percibe que el Boga se siente centro de un campo de fuerzas donde la naturaleza converge hacia él. Si el recurso de la sinestesia es habitual en Conti, su complemento es una conjugación temporal que puede apelar a la continuidad en el pretérito imperfecto y a la resolución (que dan el azar, la naturaleza o las circunstancias) en el pretérito indefinido. Pero, sobre todo, la elaboración de la temporalidad requiere a su vez una adjetivación concentrada que muchas veces se manifiesta con el uso de la hipálague; esto puede leerse en Sudeste, en Todos los veranos y también en Alrededor de la jaula, donde los resabios de un romanticismo leído se coagulan en muestras materializadas de un vago matiz religioso, o mejor, de trascendencia que enhebra el vínculo entre hombre y paisaje (sin excluir la ciudad, la Costanera y el zoológico de la última novela citada). Por otro lado, el presente figura cercanía pero distinción con el objeto descripto o también, cierto matiz despersonalizado donde la mirada del narrador asume como propia la del personaje. El saber qué construye la narratividad en Conti subordina la información explícita al procedimiento elíptico mediante el cual la mirada del sujeto de enunciación y del personaje quedan consubstanciadas, casi podría decirse aisladas, como la geografía del Delta, en un lenguaje donde no hay presupuestos de comunicación. En este sentido, tanto el Boga como el “Viejo”, el padre del personaje que narra en primera persona Todos los veranos, responden al llamado atávico de esas costas y se mueven en el extravío de su cotidianeidad. En este sentido, un rasgo notable del padre (el “Viejo”) de Todos los veranos es su condición deambulante, el viaje perpetuo y solitario que emprende como búsqueda sin destino y como móvil que genera una profusa actividad sin meta fija, y aquí habría que recordar su filiación con la beat generation. Entonces, el misterio se hace más primordial cuanto más sugiere la experiencia diaria, el mapa físico de la rutina desvelada de la deriva. 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Trabaja en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet, http://www.conicet.gov.ar) y en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP, http://www.mdp.edu.ar). Es doctora en letras por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP, http://www.unlp.edu.ar). Es autora de Narraciones viajeras: César Aira y Juan José Saer (Buenos Aires: Biblos, 2000) y Experiencia y escritura: sobre la poesía de Arturo Carrera (Rosario: Beatriz Viterbo, 2008); coautora de Fumarolas de jade: las poéticas neobarrocas de Severo Sarduy y Arturo Carrera (Mar del Plata: UNMDP, 2002) y, con Juan Duchesne Winter, de La poesía de Arturo Carrera: antología de la obra y la crítica (Pittsburgh: IILI, 2010). Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas y dictado conferencias en diversas universidades y centros culturales. ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Sonetos bíblicos Yvette Schryer *** El guache Alejandro Rafael Gutiérrez Sánchez *** Poemas de los árboles añosos (extractos) Francisco Suárez Trénor *** El superhéroe Carlos Hernández *** Poemas Abel Ochoa *** El fabricante de espejos Pablo Ferraioli *** Cinco poemas de Vísperas (2012) Ulises Varsovia *** La píldora Berly A. Marelo *** Tres poemas Óscar Cortés Tapia *** ¿Los terroristas se confiesan? Blanca del Cerro *** Poemas Jesús Peñalver *** Vida bendita David Pérez Marulanda *** Poemas Francisco Javier Lerena *** Humaredas Ricardo Juan Benítez === Sonetos bíblicos Yvette Schryer ================================== *** Adán Al sexto día, cuando todo estaba a punto para que él lo poseyera, en el Edén de eterna primavera, el Paraíso todo lo aguardaba. Suyas las bestias, suya la pradera suyo también el huerto del Edén. mas solo está y, ponderando bien, Dios decide formarle compañera. Y le da a Eva para que a su lado su ayuda sea y pueda la pareja siempre junta gozar de lo creado. Despierto, Adán la mira fascinado Piensa: “Es bella, en mucho me asemeja. ¡Bien valía donarle mi costado!”. *** Eva Atraída hacia el árbol que es prohibido cuyos frutos contienen mal y bien, no la hechizan las fuentes del Edén, ni los cantos del pájaro en su nido. Pecaba ya, y no es determinante del ofidio la oferta sibilina infringiendo, se muestra femenina al implicar a Adán en ese instante A poco sirve el lamentar tardío del acto que los deja tras la puerta del Paraíso, nunca más abierta Cae en la espalda un fardo de albedrío y entre los brazos la esperanza muerta. Sólo llanto y dolor son cosa cierta. *** Caín y Abel Por obra de su hermano ha muerto un hombre de escarlata se tiñe la pastura ¡Caín! ¡Caín! retumba en la llanura Y no hay respuesta al eco de su nombre. Un soplo abrasador aumenta tanto, que el bosque se estremece, ruge el viento, un trueno estalla como tigre hambriento. La tierra se disloca con espanto. Llama el airado dios desde la altura “Han muerto a un hombre”, dice con voz dura “¿Dónde se encuentra Abel? ¡A ver tu mano!”. Cae en el suelo el arma ensangrentada y responde Caín con voz airada “¿Acaso soy el guarda de mi hermano?”. ** Yvette Schryer http://www.letralia.com/firmas/schryeryvette.htm Escritora argentina (1932). Reside en Israel desde 1970. Estudió filosofía y letras en Buenos Aires. Publicó en 2003 el libro de cuentos Un ramo de prosas en la editorial Índigo, de París. Madre de 2 y abuela de 6. Habla italiano, francés y hebreo. Imparte en Israel lecciones de castellano y dirige un taller de escritura creativa en castellano. === El guache Alejandro Rafael Gutiérrez Sánchez ===================== Facundo le asestó un golpe certero en la frente, no tan fuerte como para matarlo pero sí para privarlo de todo sentido. Lo subió a la mesa para hundirle el puñal y recogió su sangre en un balde mientras lo afeitaba silbando. Sabía matar un cochino tan bien como usted o yo sabemos usar una computadora, pues era nacido y criado en el campo. Se acercaba el mediodía y Facundo trabajaba de prisa, habiendo calculado que debía salir con su carga al anochecer para llegar al pueblo por la mañana. Así podría descansar antes de la fiesta para el nuevo párroco que venía en camino como reemplazo del finado padre Asuaje. En un par de horas todo estaba listo. El chicharrón estaba empacado, las tripas fritas y aderezadas, un pernil asado, la cabeza cocida, la asadura preparada y todo lo demás salado y empaquetado. La noche era fresca y Facundo trabajaba saboreando algo de asadura con casabe pensando en la gran bienvenida que le darían al cura la noche siguiente. Mientras terminaba de empacar las viandas escuchó un ruido extraño sobre el tejado, como muchos rasguños juntos, y oyó una especie de chirrido detrás del portal. Salió a ver qué pasaba y se encontró con un grupo de guaches husmeando entre los desperdicios. —¡Sale! —gritó Facundo cogiendo una piedra del piso. —¡Shhh, sale! —repitió, arrojando la piedra al más grande de la partida. Los bichos se dispersaron en un instante encaramándose por la pared y escaparon por un agujero del tejado. El que había recibido la pedrada se quedó mirando las alforjas fijamente, como indeciso sobre su huida, pero cuando Facundo tomó una segunda piedra, el guache había desaparecido. Terminó de poner todo en su lugar, se subió a su mula y salió camino al pueblo masticando tabaco. El monte estaba ruidoso aquella noche y Facundo jugaba a adivinar qué animal hacía qué sonido. Eso es un araguato —decía— y eso una lechuza. Por allá hay un conejo latiendo —o— acaba de pasar un murciélago. Iba entretenido en su juego cuando lo alertó el mismo chirrido de antes, como la risa de un bebé, sólo que mucho más agudo y entrecortado. Otra vez esos zorros —se quejó, siguiendo su camino sin detenerse. No había andado más de media hora cuando vio los matorrales agitarse unos metros adelante y se encontró con el guache sentado en medio del camino. El animal no se movía y parecía estar esperándolo. Ya va a ver esta sabandija —murmuró Facundo tomando su escopeta mientras la mula seguía avanzando. Apuntó y disparó sin dudar, pero cuando bajó la mira el guache ya no estaba ahí. Facundo continuó su camino con la escopeta sobre el hombro, pero la noche se había vuelto silenciosa y no había más señales de vida que él y su mula. Se mantuvo alerta hasta que, tal vez por el arduo día de trabajo, tal vez por el silencio reinante, tal vez por la brisa que lo arrullaba y que lo refrescaba en aquella noche de verano, Facundo comenzó a sentir sueño. Su cabeza se balanceaba adelante y atrás y le costaba mantener los ojos abiertos. La mula iba tranquila y él cerró los ojos un momento sólo para descansar. Despertó de golpe y se percató de que seguía sobre su mula, pero ya no estaba en el camino del pueblo. En algún momento el animal había llegado a un recodo y había tomado la vía incorrecta. Ahora se encontraban en una trocha desconocida y Facundo no tenía otro remedio que detenerse y apearse para decidir qué hacer. Mala cosa —se dijo. Ahora sí que voy a llegar tarde al pueblo. Los árboles formaban un sólido techo sobre su cabeza y hacían imposible orientarse, así que Facundo decidió buscar un lugar alto para divisar el camino de regreso. Con la escopeta en mano, anduvo a pie hasta que encontró lo que buscaba: un cedro viejo y robusto que se alzaba por encima de la tupida bóveda. Terciando la escopeta sobre un hombro, escaló ágilmente hasta la copa y desde ahí inspeccionó sus alrededores. A lo lejos, hacia el este, vio brillar en la falda del cerro las luces del puente. Se sorprendió de cuánto distaba aquel sitio y no podía explicarse cómo, si había dormido por apenas unos minutos, la mula se había desviado tanto del camino. Reflexionando en la copa del cedro, Facundo escuchó de pronto un ajetreo debajo de sí. Miró hacia la base y vio a su mula esperándolo. Al principio no vio nada más y creyó que había sido sólo su imaginación, hasta que de repente aparecieron aquellas franjas claras y oscuras moviéndose sobre las alforjas. En silencio se dejó caer entre las ramas y cuando aún faltaban algunos metros para tocar tierra, Facundo se abalanzó sobre la mula esperando arrastrar al guache en su vuelo y torcerle el pescuezo. Todo fue inútil. Sentado en el piso, Facundo mascullaba y se masajeaba la cabeza. Se incorporó pesadamente e inspeccionó las alforjas. El guache había logrado abrir una pequeña ranura, pero no había podido tomar el contenido. Tomó a la mula por la brida y retrocedió sobre sus pasos para tomar el camino del puente. El silencio reinante había finalizado y ahora se oía una serie de murmullos y chasquidos que Facundo no podía reconocer. Caminaba con el ceño fruncido escuchando entre los sonidos animales una especie de risa, unas carcajadas repentinas que comenzaban en un sitio y que se hacían eco en todas direcciones. Él se limitó a cargar la escopeta y comenzó a gritar: —¡Ven, maldito, ven a buscar comida, que te voy a alimentar con plomo! Una ráfaga gris pasó veloz a su derecha, pero cuando apuntó no había nada. Casi al mismo tiempo algo se agitó hacia la izquierda y él giró para cazarlo, pero sólo encontró oscuridad. Un tercer movimiento arriba de sí lo alertó y esta vez pudo ver la cola anillada que saltaba de una rama a otra, pero era demasiado tarde para disparar. De repente apareció el guache a un lado del camino y Facundo disparó en el acto. Saltó a recoger el cadáver y no encontró otra cosa que las marcas de los perdigones sobre la tierra. Facundo iba dando vueltas y veía al guache escondido detrás de las piedras, bailando sobre las ramas, agitándose en los matorrales y a veces en el camino, corriendo de frente hacia él. Disparaba y recargaba dispuesto a exterminarlo a como diese lugar, pero los perdigones se perdían en la negrura sin dar con el blanco. Así estuvo por un tiempo hasta que, tembloroso, se dio cuenta de que había agotado todas las municiones. ¡No importa, maldita sabandija! —gritó—. ¡Te voy a aplastar la cabeza yo mismo, ven a buscar las tripas! Como aceptando el reto, el guache saltó desde un tronco hueco sobre Facundo, que blandió la escopeta tomándola por el cañón. El golpe falló y casi se fue al suelo por el impulso. No había recuperado el equilibrio cuando de nuevo vino el guache desde lo alto como un espectro y Facundo asestó esta vez un golpe con la culata, pero cuando fue a rematarlo el animal había desaparecido. Dándose vuelta lo encontró de frente sobre la mula, pero cuando levantó el arma para aplastarlo el bicho se le vino encima y fue a caer en su cabeza, pagándole el culatazo con sendos rasguños en las mejillas. Esto fue demasiado para Facundo, quien comenzó a gritar y a dar mandobles en todas direcciones. El guache por su parte aparecía por breves momentos y ya no aparentaba ser sólo uno, sino muchos. Cientos de ojos amarillos brillaban alrededor de Facundo y cientos de colas anilladas bailaban en el aire. Algunos se acercaban a las alforjas que Facundo defendía encarnizadamente, otros corrían hacia él, volaban sobre su cabeza como para atormentarlo o se escabullían entre sus pies haciéndolo tropezar. Rugiendo, Facundo retiró las alforjas de la mula y las hizo un bulto que aseguró bajo un brazo mientras con el otro seguía dando golpes de escopeta a diestra y siniestra. Esta última maniobra no hizo sino alborotar la situación y los guaches se arremolinaron sobre él como un enjambre de avispas. Lo mordían, le halaban los cabellos, se encaramaban sobre su sombrero y luchaban por quitarle las viandas. Facundo se lanzó sobre la mula y la espoleó violentamente para escapar de aquel paraje, pero la tormenta de guaches era infinita y las criaturas caían sobre él sin cesar. Él iba veloz y no soltaba las alforjas mientras con la escopeta lanzaba estocadas derribando aquí y allá a algunos de sus enemigos. Tal era el frenesí que cuando algún guache se atrevía a pasar volando frente a su cara, Facundo se lanzaba con la boca abierta para matarlo a dentelladas. Logró atrapar a varios con esta técnica, mordiéndoles la cola y luego agitando su cabeza de lado a lado mientras el guache se retorcía buscando escapar de sus fauces. Así pasó el tiempo hasta que la tormenta fue mermando y no quedaron allí más bestias que la mula y Facundo, con los ojos enrojecidos y la boca babeante llena de pelo y sangre. Faltaba ya poco para el amanecer cuando llegó al puesto de la Guardia Nacional y se anunció. Buenas noches —dijo Facundo—. Vengo desde el cerro El Paují y perdí el camino hace varias horas. Buenas noches —respondió una mujer desde la puerta. Llevaba una chaqueta militar que le quedaba grande y parecía que acababa de despertar. Se ve usted muy agitado, ¿se encuentra bien? Nada grave —respondió Facundo—. Tuve que espantar unos guaches que querían robarme la comida, las autoridades deberían hacer algo al respecto. No hay mucho que podamos hacer —respondió la mujer—. Pero pase y tómese un café, que se ve que le hace falta. Gracias —replicó Facundo apeándose—. Sí que me hace falta. Dejó la mula en la puerta y entró en la garita llevando todavía bajo el brazo las alforjas. Apenas probar el café Facundo arrugó la cara, pero lo bebió en silencio de todas formas mientras recuperaba el aliento. Llevo de guardia varios días —dijo la mujer sentándose junto a él— y nunca pasa nadie por aquí... he estado siempre sola. Él seguía absorto en su café cuando sintió el aliento de la mujer en el rostro. Las noches en la montaña son demasiado frías para mí —dijo ella en voz baja, y Facundo levantó la mirada encontrándose con dos ojos llenos de lascivia. Ella se sentó sobre sus piernas y le acarició la cabeza. Quédese conmigo hasta que amanezca —le dijo. Facundo no podía ver nada más que los ojos de la mujer y no podía oír nada que no fuese su voz. Todo el mundo se había reducido a aquello y él sentía un fuego que lo quemaba por dentro. Podemos hacer lo que usted quiera —dijo la mujer— pero antes quisiera comer algunas tripas de cochino fritas. Un escalofrío subió por la espalda de Facundo haciéndolo levantarse y tumbar a la mujer sobre la mesa. Le quitó la chaqueta de un tirón y cuando descubrió la cola anillada retrocedió de un salto cubriéndose la cara con las manos. La mujer se incorporó, lo miró riendo y extendió las garras para atraparlo, pero Facundo gritó con toda la fuerza de sus pulmones, apretó las alforjas contra su pecho y salió corriendo del lugar invocando los nombres de todos los santos mientras ella seguía sobre la mesa e inundaba la noche con su risa entrecortada. Su esposa le reprochó el haber llegado tarde e ignoró por completo el relato de lo sucedido, alegando que Facundo estaba ya muy viejo para andar solo por la montaña y que de seguro había estado bebiendo la víspera mientras preparaba el cochino. Él no le contestó y se retiró a su cuarto a descansar dejándola a cargo de todo. No despertó sino hasta la noche cuando su hijo fue a avisarle que el cura había llegado y que era hora de cenar. Se levantó, se arregló y salió a darle la bienvenida a su invitado. El nuevo cura era bastante joven y vestía un hábito negro que llegaba hasta el suelo. A Facundo le pareció ridículo en un clima tan caluroso, pero no se atrevió a reprocharle nada y se sentó tranquilamente a la mesa con él, preguntándole sobre su viaje y sobre sus años en el seminario. El joven hablaba poco y se concentraba en devorar ávidamente todo lo que le ponían en frente, deteniéndose sólo para felicitar a la esposa de Facundo por haber preparado tan exquisita cena y agradecer a su anfitrión con una desencajada sonrisa por haberse tomado la molestia de sacrificar un cochino en su honor. Ya quedaba muy poco sobre la mesa cuando llamaron a la puerta. Facundo se levantó y fue a ver quién iba a su casa a aquellas horas de la noche, encontrándose con un hombre joven vestido de negro. Buenas noches —dijo el forastero—. Soy el padre Yépez, reemplazo del padre Asuaje. ¿Es usted el señor Facundo Morales? Facundo se quedó boquiabierto e inmóvil, excepto por un temblor que iba creciendo en sus manos y un errático parpadeo en su ojo izquierdo. De repente cerró los puños, su rostro se enrojeció, mostró los dientes en una mueca bestial, comenzó a gruñir asustando al joven que aún estaba en la puerta y corrió al comedor con un machete en la mano. Era demasiado tarde. El guache había saltado sobre la mesa y estaba corriendo ya en el patio. Se encaramó sobre la pared y, antes de desaparecer entre los matorrales, mostró a Facundo la cola anillada que asomaba por debajo del hábito. ** Alejandro Rafael Gutiérrez Sánchez http://www.letralia.com/firmas/gutierrezsanchezalejandrorafael.htm Escritor venezolano (Caracas, 1985). Ingeniero mecánico egresado de la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve; Venezuela). Estudiante de doctorado en ingeniería estructural en la Universidad de Boloña (http://www.unibo.it; Italia). Aficionado a la literatura, a las artes marciales y a la gastronomía. Mantiene el blog humorístico/narrativo http://lasbolascriollas.blogspot.it. === Poemas de los árboles añosos (extractos) ============================== === Francisco Suárez Trénor =============================================== *** A veces tu voz A veces tu voz viene a mí desde tan lejos. Y es como si te hubieras ido, como si alguna vez hubieras estado conmigo. Entonces sueño que vuelves y que todo vuelve a ser y te amo. *** Tal vez una cereza... ¿Y los laberintos de aquel atardecer? ¿Y la interrogación de tu mirada? ¿Y el labio que aceptaba la caricia? ¿Y la calidez de tu boca entreabierta? ¿Y las estrellas de aquella azotea? ¿Y el aire compartido de aquel cuarto alquilado? ¿Y el lento deslizarse de mi mano en tu piel? ¿Y tu pelo ensortijado entre mis dedos? ¿Y el perder la cabeza buscando una cereza por las nubes de tela? ¿Y aquel llegar al último destino y penetrar? ¿Y tu sonrisa de diosa saciada? ¿Y el baile al ritmo de la música filtrada a través de infinitas paredes? ¿Y la conversación casi inaudible en la noche? ¿Y los desasosegantes sueños de la duermevela? ¿Y la simplicidad de la mañana? *** Vuelan también las grajas Al final compartimos tan poco a poco todo que es casi como nada. Algunos días mientras mis sueños se disipan te veo al amanecer amanecer en la huerta. Algunas tardes cuando el silencio habla me ves donde la hierbaluisa y el cilantro aroman el ocaso. Entonces tu sonrisa se cruza con la mía y es casi como nada. Vuelan también las grajas al murmullo del agua que anegará la huerta. Tal vez así ha de ser el amar y el amor al final de la vida. ¡Casi como nada! ** Francisco Suárez Trénor http://www.letralia.com/firmas/suareztrenorfrancisco.htm Médico español nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1948. Escribe poesía y narrativa. Obtuvo en 1999 el primer premio del Concurso Literario del Primer Centenario del Colegio Oficial de Médicos de Tenerife con su cuento "La muchacha de los ojos color de uva", y el Premio de Poesía Pedro García Cabrera 2000 con el poemario Sencillamente agua, editado en Santa Cruz de Tenerife en 2002. === El superhéroe Carlos Hernández =================================== ¡Jaimito!... ¡Jaimito!... ¡Jaimito!..., gritaba la madre del niño. Ya llevaba un buen rato buscándolo. —Caramba, ¿en dónde se habrá metido ese muchachito? Ni que se lo hubiera comido la tierra o que se lo hubiera llevado un dragón por los aires. Las palabras eran vagones que seguían a la madre de Jaimito, parecía una locomotora buscándolo a todo vapor. No estaba en las habitaciones, ni en la sala, ni en el baño, ni debajo de una cama. En la cocina echó de menos la corta cortina roja de la ventana. ¿En dónde estará? Y en su mente halaba otros vagones de palabras que la seguían. Lo que no sabía la señora Berta era que su hijo, en secreto, se convertía en superhéroe. Jaimito, al igual que Superman, se había colocado por encima del pantalón sus calzoncillos rojos; se ató al cuello la cortina de la ventana de la cocina que, en sus hombros, se transformó en una flamante capa roja de superhéroe y, después de haber trepado por una escalera de mano que había dejado un obrero en el patio, Jaimito pudo llegar a una pequeña platabanda en donde estaban los tanques de reserva de agua de la casa. Se acostó de cara al azul del cielo, viendo a lo lejos dos nubes que se elevaban del horizonte. Con sus superpoderes mentales les ordenó que se dirigieran hacia él, no era el viento el que las empujaba. Cuando estuvieron más cerca Jaimito se concentró, estiró su mano y con un movimiento mágico convirtió a la primera en un dragón azul claro, a la segunda en un perro rojo ardiente. En una carrera loca el perro perseguía al dragón. Para que escapara, Jaimito convirtió al dragón azul en un largo gato gris; para que lo persiguiera convirtió al perro rojo en un pájaro blanco. El uno alcanzó al otro y los dos se hicieron uno. En esos momentos Jaimito escuchó los gritos desesperados de su madre, llamándolo. Vio cómo la escalera de mano comenzaba a temblar, estaba subiendo a su lugar secreto. Jaimito hizo un esfuerzo, concentró sus poderes de superhéroe, con movimientos de ambas manos empezó a disolver al gato gris, el pájaro blanco perdió el pico, perdió las alas, perdió la cola; tenía que desaparecerlos. Que no quedaran rastros de lo que había hecho. La madre no debía enterarse de los superpoderes del hijo, los superhéroes tiene supersecretos. Se escuchó la voz de la señora Berta: Con que aquí estabas, hijo, ven, ya está el almuerzo, es hora de que vayas al colegio. Sí, mamá, respondió el niño. Ambos empezaron a descender, la madre primero, y miraba al niño con sus calzoncillos rojos y la cortina atada sobre los hombros; se rió para sus adentros. El niño bajaba despacio, sonreía discreto, sus poderes de superhéroe seguían en secreto. Al terminar de descender la madre quitó la escalera, ella no quería un hijo que volara al cielo o peor que se cayera del techo con estos vientos. A Jaimito no le importó, pues en el baño, bajo la ducha, se había transformado en Aquaman y luchaba contra una terrible tormenta a pleno mar abierto. ** Carlos Hernández http://www.letralia.com/firmas/hernandezcarlos.htm Escritor colombiano (Cúcuta, 1959). Es narrador oral y escribe cuentos y poemas para niños. Es consejero para las artes escénicas del municipio de Los Patios, Norte de Santander. === Poemas Abel Ochoa ================================================ El infierno es el Otro. Jean Paul Sartre La única certeza es la incertidumbre. Zygmunt Bauman Mi celda tiene una ventana hacia el abismo. Huilo Ruales Hualca *** Lamento de un necrófilo Intento incendiar el cielo para desatar tus tormentas, aferrarme a una luciérnaga, crucificarme en tu cruz. Ya no queda sendero que no haya pisado para empaparte los ojos, sombra intacta, silencio gangrenado. ¿Por qué susurras ataúdes perfumados? ¿Por qué lanzas ramilletes de palabras en la fosa? Yo, que guardaba las noches más tristes en mi bolsillo para bebernos el llanto, para que forjes a la humanidad con la hiel sagrada del amor, para navegarnos bajo esta soledad. La serpiente pasea los huevos de la dicha en su eterno esófago. Cómo perpetuarme en tu vientre congelado y sentirme en casa... *** En ese atardecer bailamos a mi Mamita Elvira, mi abuela En ese atardecer bailamos. Un tranvía chorreó en el pavimento su estela, y mis lluvias se escabulleron bajo sus rieles para dejarse arrastrar. Quizás los edificios cobijaron un sol cansado de rumiar en las esquinas el olvido, o pudo macerarse en tus diáfanas arrugas el tiempo entero para mi garganta. En ese atardecer bailamos un bolero, emplumado de abismos —como los míos—, pero también mi vértigo sabe de ocasos en tus manos. Quizás las baldosas se llenaron de nuestras raíces como pretendiendo sembrar la eternidad en una canción, enarbolar la bandera de un territorio de dos habitantes. En ese atardecer bailamos descalzos de alma, al compás del diástole. ¿Serán las hélices de tu aliento que a mi nombre hicieron una barcaza en buen puerto? Quizás todos los peces del mar se juntaron en una orilla del cielo sólo para vernos bailar. *** Tu cieno Fragmentario, avientas tu cieno más allá del éter, y me abalanzo a la presa. Atravieso los cascarones del cielo, muerdo lo eterno en siete segundos y caigo en un cuerpo, que cae en un poema, que cae en el silencio. *** Sin cordura ni factura Tu boca, cementerio de mis hijos, anda noctámbula en mi desvarío. La fulana —resuena algún jipío— me susurra eufemismos sin cortijos. Tus uñas me tatúan dos letijos. Serás mi cárcel dentro del hastío de un catre estriado por el amorío. Entro sin descifrar tus acertijos. Nos escupimos hieles esplendentes mientras tiemblan los ávidos torrentes, Encarnamos en fieras sin cordura ardiendo en el infierno de mancebos. Todo quedo; las lunas duran evos, las ventanas confirman: no hay factura. *** Arcilla Mis manos envaino en una guerra de obuses. Busco la palabra entre los escombros. Me recuesto en la yerba, observo un cielo de arcilla, y pájaros que niegan su vuelo. *** Oración a los poetas Cristian Avecillas y Pablo García-Inés Me zambullo en tus versos, alimaña indomable, rozo tu vientre oscuro galopando en mis ojos bajo este cementerio de ángeles disecados. Cosecho tus profetas, navego con sus cruces pero no quiero ver espejos incesantes adormeciendo el mar, enquistados en sienes. Hay que surcar los cielos, ¡derramar su prudencia! Tanteo los peldaños que llevan a tu boca, hoguera sacrosanta, púlpito de ambrosía. Sacia estas heridas con tu sangre perpetua, cerremos este pacto en tu valle de lava. ¿Dónde escondes tus dioses? ¿Bajo qué puentes duermen? Manantial de locura, líbrame del no-estar, del sonriente feliz, del silencio y su acecho. Vierte sobre mí sombras colmadas de lamentos, el latido del viento posándose en mis vellos, funestos adjetivos, tus hieles manoseadas. Desplegaré mis puentes a tu orilla secreta, fecunda mi pensar, lapídame en tu gracia, beberé de tus poros, eclosiona estas letras. Déjame penetrar tu afilado portal, deshojarme de brillos, cubrir tu soledad con mi manto de abismos, grábame con un tajo lágrimas y sonrisas sobre mi rostro en blanco. Amén. *** El rito A una tierra huérfana mi sangre penetró, también a grietas de noche y todos los astros hasta desembocar en tu bóveda celestial. Aletargado, cava un osario, el insomnio, para los andamios de mi cuerpo. ¿Sientes el vástago frío de mis venas? ¿Sientes sus yedras de olvido? ¿Sientes los restos de tu naufragio? Junta tus manos y bebe el licor de mi alma expiatoria, por el crimen que te nombra. En la piedra del altar está escrito: “Morir en ti es nacer cada día”. *** Girasol Estos son mis rostros tañidos por tu luz, los ríos vertidos desde noches longevas a un cáliz ardiente, manos que han macerado tu nombre en silencio para no sepultar las cenizas en el viento. Mis tobillos han tocado tu calidez bajo la lluvia. ¡Qué juego de vendavales cansinos! Vengo de un abismo en ruinas, he desperdigado los restos de mi ser en un [cuenco donde habita tu oquedad. Retorno siempre a las orillas de tu [cielo, seco mis entrañas en el fuego, afilo mis párpados en piedras sobrepuestas [del altar. Florecen tus ojos en el tajo de mi alma. *** Así cantamos con Zaratustra a Silvio Reyes El aire está habitado por espejos, las luciérnagas brotan de los bolsillos. Hay un rebaño de sordomudos que ríe sin cesar, los vemos desde afuera del gran ataúd de cristal donde pastan. La miseria no está en él, sino en el vivir [arrodillado; así cantamos. Para transitar por las aguas del saber, para no temer al aguijón de la muerte, hay que extirpar las miradas como esquirlas y desempolvar al superhombre. La salvación soy yo; así cantamos. Tenemos pájaros en los ojos picoteando el cascarón para empaparse de luz, ávidos por volar sobre letras que siempre están por nacer. El reloj se acicala con sus lenguas humedecidas vino. La Eternidad son las cenizas del miedo; así cantamos. *** Historia de un homicidio Habría que meter los pies en el cieno del tiempo, dejarse hundir sin hacer resistencia, volar con las telarañas que crecieron desde el centro de nuestras axilas sobre mares inciertos, lamerse los antebrazos con resignación, depositar palabras cotidianas en gargantas de obsidiana. El hombre sueña con el péndulo del reloj, el reloj sueña con el hombre-péndulo en un árbol. Así, el homicidio convive con la gravedad del aire. Nunca es la verdad colgada de las ojeras. Universo hecho de pólvora, cuerpos lacerados por la angustia, ¿dónde está aquel oasis, búsqueda hostil? Un rey en cautiverio deja sus sandalias para atravesar un pueblo nuevo. ** Abel Ochoa http://www.letralia.com/firmas/ochoaabel.htm Escritor ecuatoriano (Guayaquil, 1986). Es diseñador, publicista y poeta. Sus poemas han sido publicados en varias revistas digitales. Escribe en el portal político-social GKill City (http://gkillcity.com). Obtuvo una mención en el Concurso Nacional de Poesía Paralelo Cero 2011-2012 con varios poemas que constan en su primer poemario, publicado por la editorial El Ángel. Participó en la Feria Internacional del Libro (Quito, 2012) y en el Encuentro de Poesía Ileana Espinel (Guayaquil, 2012). Su blog es http://abeloski.blogspot.com. === El fabricante de espejos Pablo Ferraioli ========================= El arte de fabricar espejos era, en sus inicios, un arte delicado pero sucio. Exigía el trato con cristales frágiles y la manipulación del mercurio y del estaño, metales que contaminaban de a poco el cuerpo de los artesanos. Los más célebres fabricantes de espejos exportaban sus maravillas desde Venecia, que era además un estado guerrero. Cuando la ciudad entró en guerra con el turco para detener su avance en los Balcanes, se encontró peleando del mismo lado que los ejércitos rumanos del príncipe Vlad III, rey de Valaquia. Petre Wajcescu era vidriero y no conocía el arte de fabricar espejos. Era uno de los tantos rumanos que habían sido arrastrados por la leva y habían quedado entre las tropas del príncipe Radu, quien, en alianza con el turco, quería arrebatarle la corona de Valaquia a su hermano Vlad, entregando de esa manera el control de los Balcanes, las puertas del Sacro Imperio Romano Germánico, al Imperio Otomano. El Papa no podía permitirlo, por lo que ejércitos de toda Europa enfrentaron al Sultán. Naves venecianas recorrieron el Adriático hostigando a los buques turcos. Una nave de la armada serenísima capturó el bajel (uno de tantos) en el que se hallaba Petre. Fue liberado a su suerte en tierra de la República cuando convenció a los oficiales de la nave de que era un cristiano prisionero del infiel. Abandonado en Venecia, encontró trabajo como vidriero en el taller de un fabricante de espejos, a cambio de casa y comida. Ahí Petre aprendió a mezclar el estaño y el delicado mercurio. Aprendió a aplicar al cristal los paños de lana para fijar el azogue, desde ese momento, invisible al mirar el espejo. Luego de violar a la hija de su maestro, huyó de Venecia y emprendió el regreso a Bucarest. Petre se instaló en Targoviste, la capital del reino, y llegó a ser el más famoso fabricante de espejos de los Balcanes. Una noche, tres lacayos pálidos llegaron a su taller a encargarle la fabricación de 72 espejos. Vlad III, señor de Valaquia, quería adornar con ellos los recintos de su castillo de Poenari, para que las aguas tristes del Arges se multiplicaran en el interior de la fortaleza (como si pudiera de ese modo quitar las manchas de sangre de los boyardos que mandara a morir en su construcción). 72 era una cantidad que el modesto taller de Petre, donde sólo él trabajaba, difícilmente podría producir en el tiempo que se le ordenaba, pero no podía negarse: su señor era terrible (lo supieron 20.000 prisioneros turcos que colgaron empalados a las puertas de Targoviste, sacrificados para aterrorizar a los generales enemigos). Una vez iniciados los trabajos, el príncipe en persona visitó una tarde el taller para conocer al artesano. Vlad se paseó (la larga capa negra de la orden del Dragón) entre los espejos terminados, sin pronunciar palabra, mientras Petre temblaba de terror. Al partir, prometió pagar un precio que ningún artesano de Valaquia hubiera imaginado obtener por su obra, si se cumplía con el plazo. Petre no necesitó más para entender las consecuencias de lo contrario. Fue esa tarde que Petre comprendió, además, que su trabajo, esforzado y eximio, no sería jamás apreciado por su señor. El plazo impuesto vencía cuando la última gota de mercurio había escurrido ya de los cristales. Había logrado los 72 espejos a tiempo (y había pensado en lo arbitrario del número durante las muchas mañanas que había dedicado a elegir las mejores láminas de vidrio). 72 espejos perfectos, incapaces de la más mínima distorsión, en los que había invertido todo lo que los venecianos le habían enseñado y todo lo que él les había robado antes de huir. Los lacayos pálidos terminaron de cargar 72 impecables cristales en 18 carruajes tirados, cada uno, por 3 caballos (estaba previsto que algún cristal se rompiera durante el viaje a Poenari). Pagaron la suma convenida y el vidriero no pronunció una palabra, a pesar de haber salvado la vida y de haberse convertido en el artesano más rico de Valaquia. Es que Petre Wajcescu, de oficio vidriero, fabricante de espejos, había descubierto durante aquella visita a su taller que, como el azogue, su amo, Vlad III El Empalador, hijo del príncipe Dracul, vaiboda de Valaquia, no se refleja en los espejos. ** Pablo Ferraioli http://www.letralia.com/firmas/ferraiolipablo.htm Escritor argentino. Es licenciado en comunicación y reside en La Plata. En 2012 recibió mención especial en el concurso Osvaldo Lamborghini por su cuento “Suena Zappa”. === Cinco poemas de Vísperas (2012) Ulises Varsovia ================== *** Viajero En qué cama dormirás, viajero, en qué casa hallarán refugio tu largo vagar por la tierra, tus criaturas fugitivas. Desde donde quiera que vengas, y hacia donde quiera que vayas, contigo la vieja tristeza del que nunca tuvo cobijo. ¿Harás tu hogar en la guarida de náufragos prisioneros del azar y del destino en las islas del extravío, o enderezarán tus pasos su rumbo de viajero ciego, hacia los bosques perdidos en la maraña de las selvas? Oh, dondequiera que el viento, dondequiera que las tormentas, que los mares y que océanos en la incansable geografía, allí tampoco tu destino, allí tampoco tu hogar final, ni tu casa, ni tu guarida, ni tu abrigo de la soledad, que tus huesos de vagabundo, que tus pies de viajero sin fin, y tu barca sola y sin rumbo por los mares de la adversidad. *** Límite último De dondequiera que hayas venido entre las tierras extraterrestres, y cualquiera lengua del exilio que pronuncien tus labios corruptos, no entreabras, extranjero eterno, las páginas de tu destierro, no traspongas el límite último de nuestra sacrosanta línea, no pises con tus pies desnudos el umbral puro de nuestra casa. Réprobo tu perfil extraño de una extraterrestre comarca en las márgenes del sol poniente, réproba tu voz inusitada, tu raza de diabólica índole, tu actitud de animal perseguido. Morirás aquí de nieve y cuchillos, morirás de lenguas venenosas, de formularios y agudos relojes. Llévate contigo tus letras de sangre impura desdibujada, y no regreses desde ultratumba a turbar el sueño de los nuestros. *** Vísperas Tal vez baje desde su morada, y toque con sus dedos cálidos mis mejillas, mi frente, mis labios, mi corazón tan tembloroso bajo el asedio de mordeduras, de tanta ponzoña sedimentada. Tal vez despierte ahora, tal vez me escuche gemir en la noche, y su voz misericordiosa descienda hasta mi alcoba en brumas, y endulce mi oído cantando la misma, la misma melodía que en mi infancia, lejos en el tiempo. Tal vez me escuche, tal vez sienta mis pisadas rondar en torno de las horas, de las campanas, de mí mismo sin encontrarme. Y si ahora gritara, y si ahora elevara mi voz a los cielos, y si ahora mi dolor humano rugiera como una fiera herida, ¿me escucharía desde su morada, despertaría de sus ensueños, descendería a aplacar mi zozobra? (Sí, tal vez descenderíamos, tal vez te escucharíamos gemir, tal vez nos apiadaríamos de tu dolor humano, hermano). *** Alianza Así palidezca, y mis súbditos emancipen su servidumbre alzándose desde las sombras, así mi familia de fantasmas reúna sus fuerzas desgarradas y expulse al olvido mi presencia, así no me pertenezca, Claire, más que tu incomprensible lealtad, y huyan de mí mis partidarios, y sea mi vida pasto del odio, ay, así mi salud decaiga, y esgrima una rosa marchita, una rosa roja sin sangre, tú nunca capitules, amor, tú no sueltes mi mano en la hora más aciaga entre todas las horas, tú sostén nuestra dura lucha erguida en el día como una espada, y así nos ladren los mastines, y aúllen los lobos del odio, tú mantén conmigo nuestra alianza, tú sostén la lucha, esposa amada. *** A lo mejor A lo mejor ábrase la flor antes del término del tiempo, y respiremos todos el aire embalsamado de su vientre, con un regocijo de órnitos en vuelo por las sementeras, o de célibes en el harén de vírgenes enardecidas, a lo mejor da frutos el huerto en la próxima temporada, y cortemos el pecíolo en la madurez de los senos, despojándonos de mácula en la penosa virilidad, en su sazón el macho cabrío con su atributo de zángano, o se desmorone el alcázar bajo el peso de los vínculos, de tanto entrecruce de alas fatigadas merodeándose, justamente cuando las puertas atiborradas de prófugos, y en su lecho la abeja madre detenida en su parto ritual. ** Ulises Varsovia http://www.letralia.com/firmas/varsoviaulises.htm Escritor chileno (Valparaíso, 1949). Es docente de español en la Universidad de St. Gallen (Suiza). Ha publicado más de veinte títulos de poesía desde 1974, en forma artesanal, y sus poemas han aparecido en más de sesenta revistas literarias de Latinoamérica y Europa, en español y en otros idiomas. Textos suyos pueden leerse en su página personal, http://varsovia.tripod.cl. === La píldora Berly A. Marelo ======================================= —La píldora —dijo Julissa sin mayores preámbulos. Me tomó por sorpresa como nunca lo había hecho. Sus ojos huidizos, contemplando temerosos las baldosas blancas del suelo. Su cuerpo bañado por un leve rayo de luz que se filtraba por una de las ventanas. Era un haz intenso que dejaba percibir las partículas de polvo flotando por sobre ella; la luz cálida resaltando la blancura de su piel y el detalle de sus rasgos. ¿Cuándo había dejado de ser una niña? Una pregunta, a todas luces, boba y extemporánea. —La píldora —volvió a repetir, casi murmurando, Julissa. —Qué píldora —dije—. ¿Qué píldora quiere, señorita? —Esa píldora —elevó un poco la voz para luego volver a murmurar, siempre mirando al suelo—: la del día siguiente. Sentí un intenso frío que lamía mis espaldas (¿para quién quería ese medicamento? ¿La había mandado alguien? ¿Acaso su madre?). Después, fue casi como un soplido del viento que ingresaba con fuerza inesperada e intentaba incomodarme; la seriedad de mi rostro, impávido, en contraste con la expresión de vergüenza de Julissa. Esas píldoras estaban al fondo, en el segundo escaparate a mano derecha del mostrador, detrás de las cajas de remedios recién llegados; lo sé porque yo las coloqué estratégicamente en dicho lugar, a una prudente distancia del público. Decidí ponerlas allí para que, al momento de ir por ellas, demorara más de lo justo y necesario y, así, hacer más largo el suplicio de la vergüenza, aunque nunca, ni en mis peores pesadillas, pensé dársela a alguien como Julissa. —La píldora del día siguiente —insistió otra vez ella y quise mandarla a callar, pero me contuve. ¿Acaso tenía ese derecho? Sus dedos pálidos y sus cabellos negros, algo revueltos; sus ojos, pequeños y tristes, hundidos dentro de su rostro, todo su ser impregnado con una extraña mezcla de miedo, culpa y tristeza. Todo ornado con la cereza de la vergüenza que decoraba sus mejillas. No dejé de mirarla. —Son treinta soles con cincuenta, también hay otra de veinticinco con treinta —dije de pronto, con ensayada frialdad, como si no la conociera—. ¿Cuál quiere que le dé? —La primera —respondió con una inseguridad que delataba su inexperiencia—. No sé... deme cualquiera. No pregunté más e ingresé al almacén, caminé despacio, como siempre lo hacía, una manía que no pude superar después de vivir cinco años arrastrando los pies; lentamente giré a la derecha, estiré los dedos y busqué entre las cajas una que dijera “Postinor”; al encontrarla di un giro robotizado. A la distancia, aún podía distinguir toda la frágil humanidad de Julissa, su precisa hermosura rondando los dieciséis años —sí, dieciséis años, no podía olvidarlo—, la pequeña virgen superpuesta sobre las calles manchadas de esta ciudad percudida (¿alguna vez Blanca? No lo creo): Julissa, la niña de los valores morales inculcados desde la cuna (alumna de un prestigioso colegio de monjas, por decisión de su madre a quien no veía hacía muchísimo tiempo). Ella quería desaparecer del planeta: la maldita combinación de culpa, de miedo y de tristeza que me hizo pensar en cuántos hombres serían capaces de soportar tal infamia. ¿Acaso ella no era consciente de lo que estaba haciendo? “Qué descarada”, pensé y me empecé a tragar mis propias palabras. —Tenga —le dije y quise que mi voz la acariciara—, ésta es la mejor. —Gracias. ¡Muchas gracias! Ella introdujo la píldora dentro de su bolso pintado de mundo, buscó entre sus cosas y sacó un billete para pagar. Estiró sus manitas sobre el escaparate y colocó el dinero sobre éste. Siempre con los ojos fijos en las baldosas blancas de la farmacia “Mundo”. Dejó el dinero. —Son treinta con cincuenta —dije y acudí a la caja—. No se le ocurra irse sin su vuelto. —Gracias —dijo ella con un tono cordial y, por suerte, con algo más de serenidad, aunque podía tratarse de una actitud impostada. Quién sabe. ¡Qué poco conocía a esa niña! —Para servirle, que tenga usted un buen día —dije maquinalmente, como siempre lo hago con los clientes, una formalidad que muchos me conminan a dejar de lado en estos nuevos tiempos—. Hasta luego, Julissa. Ella levantó el rostro y pude contemplar al detalle el inocultable parecido a su madre. Intuí cómo sus sentimientos se desvanecían, uno después del otro, sin saber cuál se extinguía primero. ¿Dónde demonios estaría su mamá? —Hasta luego, Julissa —reiteré cerrando los ojos para ya no ver más (para no imaginarme a su mamá hace dieciséis años): ella estaba renunciando a ser madre y yo no tenía cara para decirle que no hiciera lo que yo también hice alguna vez: huir como un cobarde de la paternidad—. Mucha suerte. —Adiós, señor —se despidió mirándome con ternura y yo hubiera dado mi vida porque, de una vez por todas, me llamara papá. ** Berly A. Marelo http://www.letralia.com/firmas/mareloberlya.htm Escritora peruana (1990). Estudió en la Universidad Nacional de San Agustín (Unsa http://www.unsa.edu.pe), de Arequipa. Participó de dos talleres de escritura creativa de Orlando Mazeyra Guillén (http://www.letralia.com/firmas/mazeyraguillenorlando.htm) en el Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa (CCPNA, http://www.cultural.edu.pe) en 2012 y en 2013. === Tres poemas Óscar Cortés Tapia =================================== *** Elogio del vuelo enclaustrado Estas manos no firman decretos no cultivan rosas no dirigen naciones no amasan harina no levantan muros no matan tiranos no arreglan relojes Y las amo Ellas tañen a la Necesaria Arrancan de su garganta sedas guturales Con papilas imposibles la catan de punta a punto final Y en el colmo de la magia transforman sus ojos en avellanas líquidas Las amo también por otros prodigios Frente al liso dominio de la pared conducen animales oscuros, domésticos hacia un Arca de Noé que no sabe de caídas Su muda semántica da la misma carne al retorno al presente lo cercano En la noche de mi habitación atrapan la tenue luz de una plegaria La ciudad y sus filos se asoman humillados y giran alrededor del breve sol de Dios Hay momentos en que estas manos destinadas a concluir mis muñecas se convierten en puños de alegría Y el ademán las enclaustra Su genética es de alas Deberían volar *** La suerte de la ceniza Eres una palabra en un índice Jorge Luis Borges Querido poeta Hermano menor en la antología Padre de versos menospreciados: El río numerable de los años perdió la memoria de tu dicha casera y de tu gran dolor, universo que cabría en un puño distraído Los dioses te negaron la gloria de las tesis profesionales de las biografías autorizadas y las mesas redondas de las calles y las bibliotecas de los premios literarios con tu nombre Oscuro hermano poco sabemos de ti Que amaste a una sola mujer Que siempre tuviste el mismo número telefónico Que una tarde escuchaste al ruiseñor No lamentes tu pobre fortuna Si los dioses dieron a otros la luz de la gloria ésa que escanea y deteriora el perfume de la rosa venerada contigo contigo han sido piadosos tuyo el sino de la referencia onomástica Tuya la suerte de la ceniza Que no da luz mas conserva el calor de la otra orilla *** Cursi ¿Cursi yo? Cursi la noche de Cancún, imitadora no oficial de tus ojos Cursi el hilo de grana, tibio símil de tus labios Y el trinar de sinsontes que suplanta los arpegios de tu voz Y las bíblicas gacelas, hologramas humildes de tus pechos ¿Cursi yo? Cursi tú Dueña de prodigios ** Óscar Cortés Tapia http://www.letralia.com/firmas/cortestapiaoscar.htm Escritor mexicano (Chilpancingo, 1960). Licenciado en lengua y literaturas hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Estudió la Maestría en Letras Mexicanas en la misma institución. Autor de varios poemarios, entre ellos Elogio de El Santo (Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Uaem, http://www.uaem.mx / La Tinta del Alcatraz, 2001) y Las hijas pródigas (Ediciones Tarántula Dormida). Ha colaborado en publicaciones tanto mexicanas como del extranjero. Ha recibido varios premios literarios y parte de su obra se ha traducido al inglés, francés y portugués. === ¿Los terroristas se confiesan? Blanca del Cerro ================== (Nota del editor: con este relato, la escritora española Blanca del Cerro obtuvo a finales de febrero el Primer Premio en el II Certamen de Relatos de la revista Punto de Libro). Permaneció quieto, lívido, estático, sumido en un nubarrón de interrogaciones diversas y temblores, y dudas, muchas dudas que surgieron repentinas arropadas en briznas de cábalas, misterios y preguntas, preguntas enmarañadas, persiguiéndose, fustigándose, amontonándose, especialmente una que estalló sin quererlo en el fondo de su cerebro obnubilado repentinamente transformado en una amalgama de oscuridades. Y así hubiera permanecido durante nadie sabía cuánto tiempo de no ser por la chispa que prendió en su piel y le llevó a levantarse para solventar la duda sobrecogedora de saber quién era aquel hombre que acababa de descargar su alma. Mientras sus piernas iniciaban el movimiento, la pregunta borboteaba incesante en el puchero de las incógnitas. Álvaro abrió la puerta del confesionario, uno de los dos existentes en la pequeña iglesia de aquel pueblo verde de pinos y azul de olas, echó una mirada al crucifijo situado sobre el altar como pidiendo ayuda, y salió del recinto. Una metralla de frío le abofeteó el cuerpo. Tengo que saber quién es, se dijo mientras iniciaba la persecución de una silueta ya lejana, tengo que saber quién es. Y la pregunta se abrió paso por sus venas, y rascó y rascó en su alma hasta casi hacer daño, y reventó formando flecos desparramados: ¿Los terroristas se confiesan? Y tras ésta surgieron otras, cúmulos, manadas de preguntas, un aluvión avasallador, como miríadas de pedruscos taladrando su cerebro. Pero no tenía respuestas por el momento porque lo que debía hacer en ese instante era olvidar todo aquello que no fuera la persecución de aquel hombre que se difuminaba para descubrir su identidad. El pueblo, abrazado entre montañas de picos infinitos por el norte y abierto al mar en escarpados acantilados por el sur, contaba con unos mil o mil quinientos habitantes. A lo largo de los cinco o seis años que llevaba allí a cargo de su iglesia, Álvaro había llegado a conocer más o menos a gran parte de ellos, a unos más que a otros, y no podía imaginar quién sería el hombre que en ese instante se escurría entre las esquinas. El hombre que había aparecido aquella tarde por su iglesia con el rostro semioculto. El hombre que hacía unos minutos se había confesado acusándose de ser uno de los terroristas más sanguinarios y más buscados de la historia. ¿Los terroristas se confiesan? La silueta no corría porque no tenía ninguna necesidad de hacerlo. No podría ni siquiera imaginar que iba a ser perseguido en un lugar tan tranquilo y seguro como aquel, y mucho menos que su perseguidor sería el cura del pueblo. Tal vez se dirigiera a su hogar, o a una fonda, o a un hotel, o a un automóvil, algo en lo que Álvaro ni siquiera pensó, limitándose a no perder de vista la figura borrosa que caminaba y caminaba serpenteando a través de unas callejuelas tintadas de malva por el atardecer. La tarde había rebozado sus pinceles de brisa en un arsenal de tubos pastosos y, con una delicadeza especial, casi sin percatarse, empezaba a maquillar la noche de oscuridades profundas. ¿Los terroristas se confiesan? Álvaro Uriante, ya cerca de la cincuentena, alto, un poco grueso, el rostro agitanado, los ojos del color de la tierra que le rodeaba, como si la hubiera ido succionando a lo largo del tiempo, el cabello salpicado de canas, se sentía feliz en su entorno. Vivía en un mundo inundado de paz. Sus feligreses, al igual que el resto de los vecinos, eran personas tranquilas. La iglesia presentaba algunos problemas y le daba algún que otro quebradero de cabeza, pero nada que no pudiese solucionar con relativa facilidad. Habitaba en una pequeña casita de piedra, siendo atendido por la vieja Teófila, cascarrabias y gruñona, quien le preparaba la comida y lavaba y planchaba su ropa. Álvaro se encontraba inmerso en un semiparaíso de costumbres y candores al que se había habituado y no deseaba abandonar. Celebraba misa todos los días a las siete de la tarde y, a partir de esa hora hasta el anochecer, permanecía en la sacristía o en el confesionario para recibir a cualquier alma descarriada o solucionar cualquier asunto que requiriera su atención. Y aquella tarde de hielo y carámbanos colgados de la bruma había aparecido ese hombre, la cabeza gacha, el rostro hundido en el cuello levantado de un grueso chaquetón, entreverado de sombras, y se había arrodillado en el lateral del confesionario, en el lugar donde lo hacen las mujeres, y había empezado a hablar en susurros, y había continuado hablando a chorros, como arrancándose la miseria y la mugre del alma a pedazos inmensos. Yo soy Niho Galiano, el terrorista, el jefe supremo del Frente Salvador de la Patria. Al oír esas primeras palabras, Álvaro percibió un temblor terrorífico caracoleando por su cuerpo. Yo soy Niho Galiano, el responsable directo de todos los crímenes del FRESP. Álvaro se vio sumergido en una laguna de terrores. Yo soy Niho Galiano. Y no sé por qué estoy aquí, pero estoy, y no sé si me arrepiento, supongo que no, o sí, qué más da, pero sé que debo hacerlo, que debo volcar mi alma y sacar todo eso que llevo dentro porque me quema, me come, me abrasa. Álvaro sintió el vello de la nuca erizado, y relámpagos de terror trastabillando por sus venas, y un grito estrangulado que debía morder suavemente. Yo soy Niho Galiano, el terrorista más buscado del mundo, y vengo... qué quiere que le diga, no sé por qué vengo, tal vez un exceso de soledad que acaba comiendo por dentro hasta dejarte reducido a migajas, o ansias de volcarme, qué sé yo, y no puedo hablar con nadie, ¿sabe lo que eso significa?, no, no lo podría saber jamás, eso hay que vivirlo, sólo con usted, con usted sí, porque usted no puede decir nada, ni una palabra, está obligado a ello, y yo necesito gritarlo porque son demasiados años, y demasiados agobios, y demasiado silencio guardado... Aquel hombre continuó hablando y hablando —parecía impregnado de ahogo—, y la cabeza de Álvaro se transformó en un barro pastoso que engullía sílabas, y temblaba como si fuera una estrella, una tiritera descomunal, la cabeza en forma de tiovivo, de un lado a otro, sin poder pensar, sólo escuchar palabras manchadas de sangre, mucha sangre, y miseria, toneladas de miseria resbalando por las laderas de la nada sombría a su alrededor. Finalmente, arropado en aquel rumor inconcebible que trazaba un pentagrama de furia retorcida en el viento, le fue imposible decir nada, ni siquiera una frase de consuelo, o de reproche, o una pregunta, y se limitó a trazar la señal de la cruz mientras musitaba: Ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti, sin siquiera haberle impuesto una penitencia, o saber si el hombre oscuro mostraba verdadero arrepentimiento, o si pensaba repetir sus espeluznantes hazañas, o... ¿Los terroristas se confiesan? Decidió seguirle. No pensó por qué pero decidió hacerlo. Necesitaba imperiosamente saber quién era el dueño de aquella sombra. La silueta continuó su marcha por las calles empedradas de suspiros y noche. Álvaro se cruzó con algunas personas conocidas a las que saludó, sin perder de vista al hombre oscuro que decía ser Niho Galiano, el terrorista más sanguinario y perseguido de la historia. No habían transcurrido más de cinco minutos cuando la figura se detuvo ante una casita de piedra con un simulacro de jardín en la parte delantera, sacó unas llaves del bolsillo de su chaquetón y empezó a abrir la verja de color verde. Álvaro observó sus movimientos desde la esquina. Muy quieto, hecho estatua de hielo y silencio, pensó en la persona que habitaba en aquel lugar. Y supo quién era. La oscuridad engulló su sorpresa y su furia con tragos diminutos. No pudo dormir en toda la noche. Los susurros del confesionario retumbaban en su cabeza como chirridos incesantes, como lobos aullando a la luna. Niho Galiano, el mayor terrorista de la historia, el responsable de miles de muertes, el hombre cuyo rostro nadie conocía y del que todo el mundo hablaba, el cerebro del terror, el paradigma del espanto, allí, en su pueblo, en su propio pueblo, un lugar olvidado, le parecía imposible, le parecía una broma de mal gusto, no podía ser cierto, pero él lo había confesado. ¿Los terroristas se confiesan? A su modo de entender, los terroristas eran seres sin alma insensibles al dolor humano, y no creía que se confesasen. Y Niho Galiano, cuya identidad nadie conocía, tenía fama de implacable por el rastro de sangre que, a lo largo de muchos años, había dejado y seguía dejando tras de sí. La conciencia, tal vez la conciencia había gritado y aullado, pero los terroristas no tienen conciencia. Por su mente divagaba la imagen de una sombra entrando en casa de Lucas, el escultor, y el farol de la calle iluminando su rostro. Álvaro no daba crédito a lo que había contemplado. Lucas, con su calva incipiente, sus ojos penetrantes, su media sonrisa en forma de línea torcida y dedicado a sus pequeñas esculturas, vecino del pueblo desde hacía algunos años, taciturno, serio, callado, compañero ocasional de dominó, el que se mantenía un poco apartado de todos, el que desaparecía de cuando en cuando supuestamente para asistir a exposiciones, el que conversaba suavemente con él en la taberna, el que parecía un hombre tranquilo y afable, el que jamás pisaba la iglesia, no era realmente Lucas, el escultor. Era Niho Galiano, el terrorista. La noche se transformó en un nido de eternidad. Álvaro se levantó varias veces de la cama. ¿Por qué? ¿Por qué allí, en su pueblo, cuando existían miles y millones de lugares donde podía ocultarse? ¿Por qué tenía que confesarse si los terroristas supuestamente no se confiesan ya que supuestamente no se arrepienten de sus actos? ¿Qué había devanado la mente de aquel hombre hasta llegar al confesionario? ¿Por qué precisamente a él que era un sencillo cura rural? ¿Por qué le había cargado con tanto dolor? Porque era dolor lo que sentía brincando a manadas por dentro. Y no podía hablar. Y no podía decir nada. Y no podía denunciarlo. Y no podía acusarlo. Estaba obligado a callar por el secreto de confesión. ¿Por qué a él habiendo tantos sacerdotes en el mundo? ¿Por qué a él que llevaba una vida sencilla y sin problemas mayores? ¿Por qué a él? ¿Por qué? Las preguntas rebotaban contra las paredes de su mente formando un monte de amargura inquieta. La mañana llamó a su puerta como un candil recién encendido. El sacerdote permaneció largo rato bajo la ducha caliente, se afeitó y vistió, entró en la cocina y preparó café. No había dormido en toda la noche. Álvaro se mantuvo el día entero en un extraño estado entre la divagación y la ausencia, con miles de pensamientos arañando su cerebro, pensando y dando vueltas, y volviendo a pensar, y pensando de nuevo, para nada, simplemente para nada, pues nada era lo que podía decir, el silencio era y sería su eterno acompañante, pero el dolor de saberlo, el dolor de conocer al asesino más sanguinario del universo y tener que callar, callar, callar, tragarse la furia, la rabia, el odio, tener que ahuyentar, desterrar y olvidar la acusación, era algo que le reconcomía el alma una y otra vez. El susurro se repetía en su mente. Y la persecución. Y el descubrimiento de la identidad del terrorista. Las ideas se transformaban en mariposas negras revoloteando a su alrededor. Esa misma noche, mientras la televisión le arrullaba con su sonido de cantos moribundos, una voz más temblorosa que el resto informó a los televidentes sobre el riesgo inminente de un brutal atentado por parte del FRESP, probablemente en la capital. Las entrañas de Álvaro quedaron reducidas a escombros de angustia, como gusanos royendo su furia con dientes muy chiquitos. La figura de Niho Galiano reventó en su cabeza, además de cuerpos destrozados, ayes de dolor, arroyos de sangre, bombas, gritos, explosiones, un inmenso aguacero de pesares. Él sabía quién era el responsable de tantas y tantas muertes, él conocía la identidad del cerebro de multitud de masacres, él había descubierto sin desearlo uno de los secretos mejor guardados del mundo. Tal vez en sus manos estuviera la posibilidad de detener aquel horror. Pero debía callar. En sus manos, en sus manos, la frase se repetía incesante, en sus manos, imposible, no podía, en sus manos atadas por una cuerda de silencio, tal vez debiera consultar con alguna autoridad eclesiástica superior, o enfrentarse directamente al terrorista, o tomar ignoraba qué tipo de medidas, o actuar de alguna manera, pero ¿qué podía hacer? Se pasó los dedos por el rostro como queriendo amasar y aplastar mil pensamientos. Tras un tiempo indefinido que no supo calcular, decidió salir a dar una vuelta porque necesitaba que el frío de la noche se perfilase en su piel. Se acercaría a los acantilados, el lugar donde tantas veces se refugiaba para rezar o para meditar. Posiblemente no encontraría a nadie porque el frío había hecho que las casas engulleran a sus habitantes, pero en ese momento no importaban las presencias o las ausencias, lo que le resultaba imprescindible era salir de su hogar, no quedarse allí acumulando pensamientos porque le avasallaban, le arrasaban, le inundaban, le acribillaban de tal manera que se le hacía imposible mantenerse quieto. Álvaro salió al resplandor de los faroles, atravesó el pueblo, solitario a esas horas, y se dirigió directamente hacia el sonido de unas olas que bramaban y bramaban sin cesar. Sus pasos sonaban tibios. Los acantilados se abrían a un mar que se confundía con la noche y repartía un soliloquio de espumas entre el aire y la oscuridad. Una horda de variopintos pensamientos martilleaba el cerebro del sacerdote. Las piedras del camino arrullaban nanas nocturnas en voz baja. Al fondo, sobre el horizonte iluminado por las estrellas y una luna perezosa en cuarto menguante, se delineaba una silueta. Álvaro se detuvo unos instantes con la duda apretada de desandar el camino, pero continuó adelante. Pese a necesitar de la soledad, tal vez en ese momento le viniera bien un poco de conversación. La silueta, enfundada en un grueso abrigo, con el cuello levantado y las manos en los bolsillos, permaneció impertérrita al borde mismo de uno de los acantilados. El mar rugía desmadejado y ausente repitiendo incansable su continuo lamento de soledades. Álvaro se aproximó despacio. Al llegar al mismo lugar donde se encontraba la silueta, el rostro del hombre allí presente se giró, y al sacerdote le pareció que dos brasas atravesaban sus pupilas agotadas. —Buenas noches, padre Álvaro —musitó la sombra que tenía delante. —Buenas noches, Lucas —respondió el sacerdote con el alma columpiándose en un hilo de terror. Álvaro quedó atrapado entre el rugido infinito de las olas y el bramido incesante de sus pensamientos. Lucas, el escultor, o Niho Galiano, el terrorista, a su lado, junto a él, tricotando ideas dispersas en el inacabable tapiz de las miserias, y el mundo del silencio absorbiendo poco a poco tanto dolor desplegado que harían falta varios universos para abarcarlo. Niho Galiano se encuentra a unos centímetros de mi cuerpo, y no puedo decir nada, y no puedo hacer nada. No hablaron. No cruzaron ni una sola palabra. Niho Galiano, nadie sabe quién eres salvo yo. Y tú no sabes que yo lo sé. Se limitaron a contemplar la oscuridad herida casi de muerte por las estrellas y una luna triste en cuarto menguante. Niho Galiano, eres el responsable de demasiadas desgracias, eres lo peor del ser humano, lo más bajo, lo más abyecto, eres un asesino, asesino, asesino, asesino... Y a mí no me queda más remedio que perdonarte en nombre de Dios. Las ideas de Álvaro retumbaban en las piedras y quedaban suspendidas entre los dedos inmensos y pálidos de la noche. Después de no supo cuántos minutos u horas de silencios compartidos, Álvaro dio media vuelta, se despidió de la sombra que lo había acompañado hasta el fin de un día casi eterno, y tomó el camino de su casa. Llevaba en el alma un racimo mustio de tristeza y soledad. Días de lluvia y niebla empezaron a galopar junto a los habitantes del pueblo que permanecieron resguardados al calor de sus hogares, pero Álvaro, sumido en un nubarrón ofuscado de dudas y con el eterno deseo de liberar sus pensamientos, se acercaba diariamente a los acantilados a reposar cuerpo y alma. Unas veces se encontraba con Lucas y otras no. Hola y adiós, nada más entre ellos. Siempre se limitaban a compartir silencios. Por sus venas corría y saltaba el potro indomable de la furia contenida. Fue una noche de principios de diciembre en la que pedacitos de niebla empezaron a adherirse lentamente a las calles y las piedras del pueblo, cuando el sacerdote encendió la televisión y se dispuso a cenar. El rostro de una joven rubia y bella apareció en la pantalla. La noticia reventó en el cerebro de Álvaro y lo pobló de asco y miseria: a las ocho y diez de la tarde, un vehículo cargado con varios kilos de explosivos había estallado en una importante plaza de la capital, muy concurrida a esas horas, dejando un saldo de cinco muertos y cuarenta y seis heridos, además de numerosas pérdidas materiales. El FRESP se había atribuido el atentado mediante una llamada telefónica. El tenedor quedó suspendido entre el plato y la boca del sacerdote mientras una inmensa náusea le cercenaba el estómago y ascendía en espiral hasta su garganta. Las escenas de la plaza, ambulancias, policía, médicos, enfermeros, heridos, testigos, ataques de pánico, llantos, público, lamentos, gritos, una gran mancha de sangre repartida por el asfalto y las aceras, se repetían incesantemente. Niho Galiano, tú eres culpable, fue su primer pensamiento, eres culpable de todo, no sé por qué te confesaste si te da igual, absolutamente igual, llevas la muerte en las venas y la maldad, no en el alma que no posees, sino en la piel y en los huesos, porque tu piel y tus huesos están construidos de maldad, no sé por qué te confesaste, los terroristas no se confiesan, por supuesto que no se confiesan, los terroristas únicamente vomitan su podredumbre, podías haberte ahorrado el esfuerzo, y a mí el dolor de saberlo, y así seguiremos eternamente mientras haya seres como tú, y como tú habrá siempre alguien pero... Una furia y una rabia de color amarillo limón le hicieron levantarse de la silla. Necesitaba aire, necesitaba pasear su odio, necesitaba gritar al viento todo lo que llevaba soportando a lo largo de días y días. No puedes hacer nada, Álvaro, nada en absoluto, decía una voz en su interior más profundo. Sí puedo, sí puedo, sí puedo, claro que puedo, respondía un susurro similar al silbido de la brisa, iré a buscarlo, hablaré con él, le diré, le convenceré, le haré ver, tal vez, quién sabe... Descolgó el chaquetón del perchero situado junto a la puerta, se calzó unos gruesos guantes, abrió la puerta de su pequeña vivienda y salió. Unos cachitos de niebla lo recibieron sonrientes y le golpearon en las mejillas. En su cerebro se repetían las imágenes del atentado como una persecución sin principio ni fin. Tanta muerte inútil, tanta pena inútil, tanta orfandad inútil, tanta viudedad inútil, tantas tumbas inútiles, tanta y tanta pena inútil. Un latido descomunal rebosaba en su pecho plagado de rabia, o furia, o desesperación, o dolor, un gran dolor arrasando por dentro, como jamás había experimentado. El camino hasta los acantilados transportaba más oscuridad que de costumbre mientras la noche se columpiaba en el hilo de las incoherencias. Los pasos de Álvaro parecían barrenadoras aplastando la niebla. Una silueta se perfiló contra el cielo. Allí estaba. Allí estaba Lucas, el escultor, o Niho Galiano, el terrorista, quieto, impasible, al borde del acantilado como siempre, de cara a unas olas furiosas que reventaban, respirando la misma brisa que el mundo que se dedicaba a destrozar. Tendría que escucharle, tendría que atenderle, tendría que razonar, era imprescindible, tendría que hacerle renegar de sus creencias, o al menos intentarlo, tendría que atender a razones, no podía seguir en esa línea, porque Álvaro emplearía todo su poder de convicción y le haría comprender la inutilidad del camino que había emprendido hacía años, y Lucas, el escultor, o Niho Galiano, el terrorista, le escucharía, y hablarían y hablarían durante horas mecidos en el rumor del agua, el sacerdote quizás conseguiría lo que nadie había logrado porque el terrorista se había confesado, y los terroristas no se confiesan. Lucas escuchó pasos en el camino, pero ni siquiera giró la cabeza. Sabía quién era porque allí se encontraban casi todas las noches y se dedicaban a compartir sonidos, fragores, estrellas y el mundo a sus pies sin palabras. Álvaro se aproximó despacio. Un rayo de tinieblas atravesó su alma desolada en tanto que los cuerpos destrozados de las víctimas reventaban en su cabeza. Ésas y otras víctimas. Tantas a lo largo del tiempo. Llegó al borde del acantilado, se situó detrás de Lucas, el escultor, o de Niho Galiano, el terrorista. Hablaría con él. Procuraría, debía intentarlo, y él le escucharía, estaba seguro, porque se había confesado... Gritos, pena, impotencia, fuego, llamas, interrogantes, odio. El sacerdote quiso decir algo, pero le fue imposible, no pudo pronunciar ni una palabra de saludo porque sería una incongruencia, porque debería ser un adiós, porque ahora sabía lo que tenía que hacer en nombre de tantas víctimas inocentes. Sangre, aullidos, dolor, demasiado dolor desperdigado. En una fracción de segundo menor a lo que dura el aleteo de una sombra, Álvaro dejó la mente en blanco, miles de excusas quisieron pasar por su cerebro pero las ahuyentó, cerró los ojos, tembló un instante, estiró los brazos y empujó a Lucas, el escultor, o a Niho Galiano, el terrorista. Miles de lamentos retumbaban sobre las olas. Gritos, ayes, pena, miseria, dolor... Las manos del sacerdote quedaron crispadas en el aire mientras el cuerpo del terrorista, tras recibir el inesperado impacto, caía, caía y caía al vacío absoluto envuelto en un grito que permaneció colgando gélido entre la bruma. Una noche disfrazada de terror abrazó al mundo. Álvaro ni siquiera oyó el sonido del cuerpo contra las rocas del fondo. Permaneció quieto, muy quieto, sin un mínimo movimiento, sin un solo pensamiento, con la mente totalmente obstruida a cualquier sensación que no fuera un grandioso alivio y una terrorífica pena. Jamás llegó a saber cuánto tiempo transcurrió, tal vez horas o segundos. Los gritos de las víctimas no dejaban de apuñalar su mente. En un momento específico de la noche, el sacerdote despertó de un letargo agrio y pertinaz, abrió los ojos y se miró las manos como si jamás las hubiera contemplado. El cielo se acurrucaba en un abanico de incógnitas. Y empezó a comprender. Eran las manos de un verdugo, de un asesino, como aquel hombre, Lucas, el escultor, o Niho Galiano, el terrorista, igual, era lo mismo, y ahora se parecían más que nunca. En su cerebro desquiciado empezaron a encajar las piezas una a una. ¿Qué había hecho? Él había librado al mundo de una alimaña inmunda, lo que le hacía ingresar en el club de los indeseables. Él era un sacerdote, no un asesino, pero había quitado la vida a un ser humano, aunque aquello no era un ser humano sino un monstruo, pero él era un sacerdote atado por el silencio, nadie podría haber impartido justicia, sólo él, sólo él, sólo él... Dios mío, perdón, ¿qué he hecho?, perdón, perdón, una vida, era una vida, igual que aquellas que Niho Galiano cercenaba con su particular guadaña. La oscuridad tragó el cuerpo agotado del sacerdote mientras caminaba hacia el pueblo. Le pareció escuchar el crujido de los remordimientos tras de sí. Con el alma apretada entre fardos de dolor, se dirigió hacia la iglesia, abrió la puerta y cayó de rodillas ante el altar. ¿Qué he hecho? Perdón, perdón, perdón, Dios mío, perdón. El cuenco callado de la noche lo acogió entre sus brazos y le infundió serenidad. La mañana le sobresaltó entre lágrimas. Cuando la luz atravesó las vidrieras impregnando el suelo de distintos arcos iris, Álvaro se puso en pie, permaneció unos instantes quieto, como queriendo grabar en sus pupilas cada rincón del recinto, miró a la figura del Cristo crucificado y se despidió de Él para siempre. Las calles del pueblo estaban vacías a esas horas de la mañana. Sólo se oían los pasos del sacerdote mezclados con los latidos de su corazón. Llegó a la Plaza Mayor, acarició la piel del mundo, respiró la vida, agradeció todos y cada uno de los minutos de los que había disfrutado a lo largo de su existencia y entró en el cuartel de la Guardia Civil. —Buenos días, padre Álvaro —saludó Fulgencio, el guardia del puesto, simpático y bonachón—. ¡Qué madrugador está usted hoy! Álvaro no respondió. Ni siquiera pudo sonreír. —Dígame qué desea. Su corazón fue un bombardeo de pesares que caían formando surcos agrietados. Le embargó tanta amargura que a punto estuvo de desfallecer. Repentinamente sintió y supo con absoluta certeza que el mundo iba a derrumbarse a su alrededor y nada podía hacer para evitarlo. Un soplo de brisa entró por la ventana y le besó en la frente. —Vengo a entregarme. Acabo de matar a Lucas, el escultor. El rostro de Fulgencio, boca y ojos muy abiertos, se transformó en una máscara de duda, estupor e incredulidad. Nadie supo jamás las razones que llevaron al sacerdote a cometer tan deleznable acto. El silencio fue su eterno compañero de condena. ** Blanca del Cerro http://www.letralia.com/firmas/delcerroblanca.htm Escritora española (Madrid, 1951). Licenciada en traducción, interpretación y filología francesa por la de Madrid, dependiente de la Sorbona de París (http://www.sorbonne.fr). Ha dedicado gran parte de su vida a la traducción, especialmente técnica, por lo que ha traducido multitud de artículos, folletos y especificaciones, además de 32 libros. Ha obtenido el Primer Premio de Relatos de la revista Genial y tanto el Primer y Tercer Premios de Relatos Cortos como el Primer Premio de Poesía de la Revista de Finanzauto. Ha publicado el libro Luna Blanca (Editorial Nuevos Escritores, http://www.nuevosescritores.es), y textos suyos han sido publicados en la Revista de Transportes de Barcelona, en la revista digital Almiar (http://margencero.com), en la revista digital Narrativas (http://www.revistanarrativas.com) y en el Taller de Escritura Pluma y Tintero (http://tallerdeescrituraplumaytintero.blogspot.com). Su libro, aún inédito, Mi nombre es Aurora, fue finalista del I Certamen de Novela Zayas (2008). Colabora en Radio Latina —para cuya página web escribe— y Radio Merlín (Madrid). === Poemas Jesús Peñalver ============================================ *** Campanas de piedra Cuando el silencio de la muda voz retumba aun más que el tañido de campanas de piedra. No repican las campanas pesadas e insonoras, doblan una sola vez, mientras el dolor se hace añicos. Duro dolor de piedra, campanas que vuelan un solo vuelo de dolor de ave herida. Cada tañido del corazón colmado de angustias Una seca campanada da el portazo cerrando la iglesia que llevamos dentro... *** 17 de noviembre Un enigma esperaba, la sensación de un viaje con destino imprevisible me [inquietaba. Hoy los recuerdos dóciles, amables compañeros, se me juntan y distancian. Conmigo la certeza del hondo pensamiento, de lo efímero y posible en el [pecho que me libera y me reafirma. No te sientas con un ala de menos, que el cielo no está gris ni rápido. Arriba el campo abierto, vuela sin mirar atrás y sueña hacia adelante. ¡Mariposa, ya no te imponga miedo alguno su lámina encendida, ni dejes que [tu aliento escape fugitivo! Alégrate, en tu cielo vuelan aves con tus sueños, y siempre habrá alguien [contemplando, queriendo alcanzar sus alas. Tú eres su dueña. Y si la tarde ardiera en sus filos, mi pensamiento de caminante incierto [vagará con sus pisadas tu sendero invisible. Y cuando la noche cierre ya sus párpados, quizá volvamos a volar mañana. *** Búsqueda Te encontré en la oscuridad de un pensamiento, todo colmado por la mirada [emocionada de dos sustos. Te vi en la fuerza de unas calmadas ansias que no permiten la rendición [ante ninguna travesía. Igual miré cuando pasabas a mi lado, mientras [tu corazón guiñaba brincos para el abrazo próximo. Te hallé en cada [color de la mañana, en cada céfiro de la tarde y en cada parpadeo [del techo de la noche. Palpé que lo efímero es un paciente y variable viajero con su vaivén de [olas, y lo imposible es lo más posible que nos pueda ocurrir. No fue necesario rescatarte de ninguna flaqueza inexistente vivida a [plenitud. ¡Allí estabas tú, volviéndote a ti misma! *** Sonrisas de cuerpo entero... Cuando el cuerpo se llena de sonrisas, se desborda de risas hasta el alma, el ritmo del reloj pierde la calma y del amor renacen las cenizas. El mar y el viento en sus salinas brisas, sin pedir permiso bailan la palma, con leve mueca el corazón se ensalma y late enamorado con sus prisas... que nada lo detiene, y de igual modo, corre a llenarse de sonrisas todo hasta pulsar felices carcajadas... hasta el instante en que serenamente, junto al suyo siente lo que el cuerpo siente, de luces y sonrisas sus cascadas. *** Luna de plenijunio En la hermosa noche de plenilunio durmió con ella, le arropó su almohada, era toda una luna nacarada, sosiego que aleja todo infortunio. De eventos celestiales, mes de junio de la pasión, luz de la idea aclarada, cuando explota de pasión una granada solo él en su rostro novilunio. Y fue la noche tan dichosa y plena, como la luna tan de luces llena, ni labios ni miradas más celestes... tan propicia para una serenata, sonora y silente, brillante plata, yo quiero que la luna tú me prestes. ** Jesús Peñalver http://www.letralia.com/firmas/penalverjesus.htm Escritor venezolano (Barcelona, Anzoátegui, 1964). Abogado de la Universidad Santa María (USM, http://www.usm.edu.ve; 1988) y especialista en derecho administrativo (USM, 1988). Profesor en la Universidad José María Vargas (UJMV, http://www.ujmv.edu). Tallerista del Consejo Nacional de la Cultura (Conac) en materia de legislación cultural y descentralización del sector cultura. Asesor de la Comisión de Ambiente de la Cámara de Diputados del Congreso de Venezuela. Asesor de la Comisión de Cultura del Colegio de Abogados del Distrito Federal. Consultor jurídico adjunto y adjunto al director general de la Fundación Teresa Carreño. Asesor jurídico de Clada-Danzahoy, Fundación Artistas por la Vida y de Fundavisual Latina. Abogado de varias empresas e instituciones privadas. Agente de la propiedad intelectual. Consultor jurídico de la Fundación Cinemateca Nacional y de la Fundación de la Diversidad Cultural. Actualmente columnista de varios diarios en Venezuela, Miami y Suramérica, así como en páginas de Internet. === Vida bendita David Pérez Marulanda =============================== Tan oscuro que estaba. Así estaba bueno: sin luna. El techo y las paredes de la choza sonaban con la brisa, uno de los gatos ronroneaba y se enrollaba en las viejas y arrugadas pantorrillas; el otro, no habiendo más, estaba guisado, ya los huesos pelados sobre el plato. “Erdá, señora bruja, ejto ejtá insoportable”, se dijo a sí misma. Se moría de hambre, pero por más que el dolor agónico le corroyese el estómago, no se iba a morir, de eso no se moría una bruja. Semanas largas habían pasado y el maldito padrecito no se cansaba de rezar los ranchos del caserío y rociarlos con agua bendita. La última vez que se paró en un techo se le quemaron las patas, y la risa de cuando sentía que al fin iba a comer o a hacer una de sus fechorías se le retorció en un gemido de dolor. Aquella vez volvió con la barriga vacía a su choza y alzando el vuelo alcanzó a escuchar a uno de los negros gritarle desde abajo: “¡Para que no volvaj, bruja hijueputa!”. Se oyeron truenos lejanos, se puso más húmedo el aire, se escurría más el viento entre las paredes de hoja de palma. “Por lucifé, que ejta vej jí llueva duro, pero bien duro, pa’ que la lluvia me juague esoj techitoj”. Levantó al gato que estaba recostado en sus patas de gallina y se lo puso en el regazo. “Que si no llueve, te toca a ti la suerte que le di al otro; pero maj gatoj negroj no hay por aquí, y muy poquita carne tienej tú”. Le dijo mientras le acariciaba la cabeza. El mar picado chocando contra los riscos le hacía eco a los truenos. Se escuchaba el golpe sordo del descalabre de las olas contra el acantilado seguido del siseo de la caída del agua, sonido que venía como hilo en el viento y como hilo se enhebraba en los hoyos de las paredes, en los tímpanos de la bruja, tal vez en los del gato negro. Ella sabía que cuando lograba escuchar el mar desde esa distancia de la costa era porque venía la tormenta. Esta vez no se iba a dejar coger de la pereza porque todo retraso le daba más tiempo al padrecito y, como consecuencia, habría más techos rezados. Esta vez iba a llegar antes, riesgos había que tomar. Puso al gato en el suelo, echó mano del plato lleno de huesos y los tiró en un rincón de la choza, sobre un montón de podredumbre en la que se embadurnaban insectos rastreros de toda clase. La bruja esperó taciturna. Llovió por tres días, sin descanso, sin un espaciecito para el sol. Por tres días estuvo sentada a la mesa, quieta, con la espalda encorvada y las manos sobre la madera. El gato a veces se le sentaba sobre los pies o sobre las rodillas, después salía a perderse por horas mientras cazaba animalitos. Al mediodía del día tres, desde la choza ya no se oían las olas contra la roca. Tiempo era ya de que terminara la lluvia y de que se viniera la noche. Apenas el mar se tragó el sol, se montó en su canasto y salió con afán, dejando abierta la puerta de la choza. Las estrellas le aseguraron que no vendría tormenta alguna que le llenara el canasto de agua y la hiciera estrellarse contra el suelo. A toda prisa voló hacia el caserío buscando la capilla de madera a ver si el padrecito ya había salido y en qué dirección, para ella ir en el sentido contrario y poner las patas y aletear sobre uno de los techos que él dejara de últimos para regar con agua bendita. Se estuvo bien alto en el cielo para poder tener una visión amplia del caserío. En una de las calles el tipejo se paseaba con crucifijo, balde y monaguillo. Se veía pequeñito, como para estriparlo de un pisotón. Al parecer el padrecito apenas iba por la mitad de los techos, y era la mitad opuesta a donde quedaba el rancho de la negra Anatolia, varios cientos de metros después de que terminaba el caserío. La negra Anatolia tenía su niño moro todavía. No lo había hecho bautizar porque estaba esperando al negro, quien aún no regresaba del viaje a Tumaco. Veintidós días había contado la bruja desde el nacimiento del negrito, porque bien pendiente de él había estado, y más días podían contarse de lo que llevaba ausente el negro. Desde el cielo, vio cada vez más cerca el rancho de la negra Anatolia hasta que lo tuvo exactamente debajo suyo. No se veía luz en el interior, aunque estaba bastante temprano como para que la negra estuviese durmiendo. La bruja pensó que tan sólo habría una vela prendida en todo el rancho, y que desde lo alto no se alcanzaba a notar su luz. Se tiró en picada y paró ya cuando se sintió a punto de llenarse la boca con la paja del techo. Posó el canasto, se irguió todo cuanto su encorvada espalda le permitió, extendió los brazos y con ellos aleteó haciendo que se le llenaran de plumas. Mientras lo hacía, puso una pata sobre el techo: estaba limpio de bendiciones. “Por lucifé, que ejta negra no haya puejto ni ejcoba detraj de la puerta ni tijeraj bajo la almohada”, amuletos efectivos para impedirle la entrada a los cuartos. Asentó la otra pata sobre el techo. La invadió el regocijo de siempre porque iba a lograr lo suyo, se iba a explotar a carcajadas, carcajadas que se oirían hasta el otro extremo del caserío. Le recorrió una tembladera desde las patas, le subió por la columna y se le atascó en el cuello, a punto de salir vomitada en una risotada gallinácea y atronadora. Que no se iba arriesgar a que se le viniera el padrecito encima, decidió. Se mordió la lengua para no reírse. Apretó duro, bien duro, hasta que la punta de la lengua dio un salto y cayó en frente suyo, le salieron patas y se convirtió en una cucaracha que se perdió rápidamente entre la paja. Ya le volvería a salir, pero que dolía, dolía. Siguió aleteando, ya no tenía brazos sino alas y el cuerpo se le había encogido bastante. Ahora era una gallina negra. Comenzó a hurgar entre la paja, a abrirse paso con el pico y las patas, a chuzarse los ojos con las astillas. Al fin pudo hacer pasar la cabeza y el pescuezo y menos mal que estaba flaca de tanto aguantar hambre: meter el cuerpo fue fácil. Cayó cerca a la cuna donde dormía el negrito. Se acercó a ésta con cacareos murmurados y de un salto se posó en la tabla a los pies del bebé. Ahogó algunos cacareos de emoción. Se aseguró entonces de que la negra, cuya cama estaba al lado de la cuna, estuviera bien dormida. La negra no estaba. “Si soy bruta, debí haber mirado primero en qué cosaj anda la negra”, se lamentó. Pero ya estaba allí, y el moro también, cubierto nada más que por un mosquitero. Lo lograría antes de que la negra Anatolia entrara al cuarto o, a lo mejor, la negra estaría bastante ocupada y no vendría hasta después de un largo rato. Corrió el mosquitero con las patas. Se abrió la puerta entrecerrada y apareció la negra Anatolia con un candelero. La gallina se quedó pasmada. “¡Virgen santísima!”, gritó la negra asustada y con la mano que le quedaba libre, por reflejo antes que por decisión, agarró el machete del negro que estaba colgado cerca a la puerta. La gallina seguía pasmada, del puro susto, de la pura rabia. “¡Ya vas a ver, bruja desgraciada!”, mandó el machetazo la negra Anatolia. La bruja se echó a volar estrellándose contra las paredes, con la impresión de que ya no tenía cabeza, pero estaba enterita. Cayó en un rincón y de nuevo se le vino encima la mujer que era ira con piel de negra. Esta vez el machetazo estuvo más cerca, pero tampoco la tocó. Atravesó la puerta, salió corriendo y cacareando de forma tan desesperada que casi se le salía el guargüero. Su pobre velocidad de gallina la dejaba una y otra vez al alcance de los machetazos que esquivaba por las plumas, saltando de un lado para otro. Al fin dio con una ventana que daba al exterior del rancho y salió de un brinco. “¡Vení, hijueputa!”, le gritó la negra, sacando la cabeza y el brazo con el machete por la ventana. La mujer regresó apurada a buscar a su negrito, lo alzó, lo puso pies arriba, pies abajo, vientre arriba, vientre abajo, revisándolo muy cuidadosamente mientras rezaba el Ave María; el niño estaba bien, sin marcas ni morados. La madre lo abrazó. Escondida en un matorral, la gallina vio a la negra Anatolia salir del rancho con el bebé en brazos, cargando también una lámpara de aceite y un crucifijo mientras rezaba el Ave María, camino al caserío. Con gran esfuerzo de sus mediocres alas, la bruja intentó subir al techo. Al primer intento se estrelló contra la pared del rancho, al segundo logró llegar arriba. Se metió en el canasto y se lanzó al aire, navegando la humedad del aire costeño. Al arribar a su choza era de nuevo la vieja encorvada; aterrizó en el umbral, la puerta estaba entreabierta. Salió del canasto y se lo colgó en el antebrazo. El gato descansaba bajo la mesa y se levantó al verla entrar. La bruja soltó el canasto y agarró una caja de madera que se había robado una medianoche de un puerto pesquero, se acercó al gabinete donde descansaban los frasquitos, los corazones de paloma, los sesos de sapo, los ciempiés machacados, los intestinos de rana venenosa... También estaban en el gabinete los libritos con oraciones escritas al revés. Qué belleza de libritos. Con paciencia comenzó a acomodar cada cosa dentro de la caja. El gato se acercó y ronroneó; “sí”, le respondió ella, “noj vamoj”, y continuó empacando. La caja quedó medio llena con las pocas pertenencias. Caja y canasto en mano, salió y se paró en el umbral. “Vení puej”, le dijo al gato, que salió y se paró a su lado de inmediato. La bruja sacó de debajo de su axila una botella de ron llena de aceite para lámparas y la arrojó con fuerza, regándose el líquido incendiario y los pedazos de vidrio por todo el suelo de la choza. La bruja escupió con fuerza hacia el interior de su morada, encendiendo el fuego. Afanada abordó el canasto, agarró el gato y la caja, pero al gato lo agarró con más firmeza porque lo apreciaba mucho y no quería que se lo fuese a arrebatar el viento. Explotó su risa gallinácea, que se oyó hasta el caserío, y volando se fue la bruja hacia algún otro poblado costero al que debería llegar antes de que amaneciera. ** David Pérez Marulanda http://www.letralia.com/firmas/perezmarulandadavid.htm Escritor colombiano (Roldanillo, 1987). Licenciado en educación con énfasis en lenguas extranjeras. Aficionado al género de la ciencia ficción y cofundador y editor de la revista digital de ciencia ficción Cosmocápsula.com (http://cosmocapsula.com). Ha publicado varios textos en medios digitales de su país. === Poemas Francisco Javier Lerena =================================== *** I Bajo la arena la sombra se desliza con forma rara, enraíza el cuerpo a fósiles profundos, olvida al sol, en otro mundo. *** II. En el aire, suspendida, quedó una palabra hueca. Su tacto blando mantiene a duras penas la compostura Nació tarde y mal, de labios indecisos, incómodos, distintos a los que conocían mi cuerpo entonces. *** Ley de vida Un niño come tierra en el parque. Sus labios sucios olvidan el empalago de la leche. Mastica y crece a la altura de su madre, casi sin recuerdo *** La esfera Fue imposible abrir la esfera. Dentro se escuchaba un murmullo de agua y voces que llamaban a lo lejos. Los golpes no sirvieron, tampoco las caricias. Me trasladé al interior. Las voces dicen mi nombre, el agua quita la sed. No me importa el metal del cielo y saber que nunca nadie sabrá de mi presencia aquí vigilante. *** Another time En un paso el mundo da la vuelta completa bajo mis pies. Pierdo el equilibrio, voy a caer en una calle de Melbourne, bajo tu ventana. “Nice to see you... again!” Siempre tropiezo con la misma piedra. ** Francisco Javier Lerena http://www.letralia.com/firmas/lerenafranciscojavier.htm Escritor español (Madrid, 1962). Licenciado en filosofía y ciencias de la educación por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es). Estudios posteriores de diversas materias. Alumno de los poetas Guadalupe Grande, Andrés Fisher, Gonzalo Escarpa y Jesús Urceloy. Actualmente trabaja como crítico cinematográfico en una televisión pública española. === Humaredas Ricardo Juan Benítez =================================== “Dios no juega a los dados” Albert Einstein Un probable destino es tan irracional como el supuesto azar. Entonces la pretendida existencia de uno no debería negar la existencia del otro. De hecho, si el tiempo fluye desde algún pasado hacia el hipotético presente y desde ese presente al incierto futuro, nada parecería indicar que desde ese futuro se haya tejido un plan inmutable hasta llegar a él. Pero, ¿si incluso pudiéramos saber con certeza cómo van a caer los dados? ¿Cuál sería la diferencia? Azar y destino parecerían ser dos vías paralelas y alternativas que echan a suerte nuestras vidas. Siempre descreí de las casualidades, por lo tanto debe haber sido una serie de prodigiosas causalidades las que me depositaron en el cuarto de aquel hostel sobre Atlantic Avenue, en esa parte de Brooklyn conocida como Bed-Stuy (Bedford-Stuyvesant); un juego de palabras y pronunciaciones que se podría traducir como “permanecer en cama”. Hacía el año 1936 el metro neoyorquino construyó la extensión de la línea de la calle Fulton: la línea A. Conectaba, atravesando desde el norte de Manhattan hasta el oriente de Brooklyn, el Harlem con Bedford, por ese motivo muchos afroamericanos decidieron mudarse a Bed-Stuy, que estaba menos superpoblado. Un acontecimiento cultural que quedaría perpetuado años más tarde en un jazz estándar de Billy Strayhorn llamado “Take the A train” (“Toma el tren A”), que a la postre resultó ser un clásico de apertura a los shows de Duke Ellington y Ella Fitzgerald. Por lo tanto Bed-Stuy tenía, para mi gusto, un agregado socioantropológico cultural más interesante que el componente meramente turístico. Nunca me atrajo demasiado buscar la estatua de “Alicia en el País de las Maravillas” en el Central Park, ni allegarme hasta la entrada del Dakota Building o, por caso, conocer el Frank Sinatra Park en Oboken. Mis mañanas comenzaban bien entradas las 10 am, por lo tanto otra de mis misteriosas causalidades había logrado que estuviera antes de las 7 am en la esquina de Atlantic Av. con Clinton Street para ser testigo de una de esas escenas donde la realidad transcribe a la ficción. Un hombre de mediana estatura, algo enjuto, calzado con zapatillas de tenis, ataviado con jeans, una sudadera azul con capucha y una gorra de los Mets, estaba acomodando en un trípode una cámara fotográfica, que a la distancia me pareció una vieja Leica de 35 milímetros, apuntando a la ochava este del cruce de la avenida con la calle Clinton. Por instinto miré mi reloj de pulsera, faltaba poco más de cinco minutos para las siete de la mañana en punto. Contuve la respiración y quedé expectante como un cazador que acecha a través de tupidos centenos. Paradójicamente, mi supuesta presa también adoptó la pose típica del predador. La tensión que se reflejaba en los músculos del cuello, la intensa pasividad corporal y la mirada concentrada en su objetivo. A las siete antes de meridiano exactas escuché el inconfundible sonido metálico del disparador de la cámara. El tipo sonrió satisfecho, guardó la cámara en un estuche de cuero, cargó el trípode al hombro y marchó rumbo a Court Street. —¿Será él? Decidí que no tenía nada más interesante que hacer aquel día y lo seguí. El sujeto dobló por la calle Court hacía la derecha, como si fuera al complejo del metro Court-Borough Hall, pero a unas pocas cuadras se detuvo frente a un negocio cerrado. Era un drugstore especializado en tabacos. Con parsimonia abrió los cerrojos y entró cargando sus aparatos. Al rato acomodó en la vereda una máquina expendedora de golosinas, de esas que traen premios, y con una larga vara bajó el toldo de la entrada. Sin pensarlo demasiado me dirigí a paso vivo hacía aquel negocio. Al entrar sonó la típica campanita colgada sobre el dintel. El hombre estaba detrás del mostrador acomodando algunas mercaderías. —Good morning —saludó. —Good day —respondí. Me miró algo extrañado, para luego seguir con sus tareas. El almacén, aunque incomparable, era tal y como lo había imaginado. Estaba abarrotado hasta el techo de todo tipo de menudencias, licores, bocadillos, refrescos y cigarros. Además disponía de algunas mesas para tomar un desayuno, una comida ligera o un trago. Las neveras atiborradas de latas de cerveza, sándwiches envasados al vacío, legumbres congeladas y sorbetes. En el extremo del mostrador había un exhibidor de puros, pipas y tabaco para las mismas. En el centro del escaparate estaba el tesoro que yo intuía que no debía faltar: unos delicados puritos holandeses. —Can I help you? En mi inglés, poco menos que decente, le dije que sí; que deseaba un emparedado de jamón y queso, un café negro sin azúcar y una dona glaseada. Poco a poco iban llegando los primeros clientes de la mañana. Algún viejo, en apariencia jubilado; con su pijama, las pantuflas y el periódico abajo del brazo. Un par de taxistas bulliciosos que, luego de trabajar toda la noche, iban a desayunar antes de acostarse. Una mujer luchando con su bolso, el atado de cigarrillos y un niño que había decidido tomar por asalto el exhibidor de golosinas. Tuve la inefable sensación de que en cualquier momento entraría un tipo alto, de ojos saltones y aspecto de intelectual para reclamar por sus cigarritos holandeses. El hombre se acercó con mi pedido. Acomodó con prolijidad la taza con café, el sándwich y la dona. Luego me ofreció un periódico y si deseaba algo más. A decir verdad, sí lo deseaba: —Disculpe, ¿usted es Auggie? Me dedicó una mirada intensa mientras sopesaba la respuesta. —No, yo no me llamo Auggie. Pasó un trapo sobre la mesa y se retiró para atender a otros clientes. Estuve escudriñando el periódico tratando de desentrañar las informaciones que, debido al rudimentario uso del idioma, me llegaban fragmentadas. No dejaba de ser un ejercicio interesante. Cuando consideré que ya me había aburrido lo suficiente le solicité la cuenta, la cual trajo presuroso. —¿De dónde es usted? —interrogó secamente. —De Argentina —respondí con su misma sequedad. —¿Qué hace tan lejos del hogar? —Verá, soy escritor —dije forzando mi capacidad lingüística al límite—. Me gusta viajar, conocer otras culturas, encontrar nuevos ambientes y escuchar historias. El hombre se sentó a mi mesa pues el almacén estaba en un momento de relativa calma. —¿Le gusta escuchar historias? —dijo con un brillo pícaro en la mirada—. Aquí lo que sobra son historias. —¿Por ejemplo? —respondí con aire conspirativo. —¿Por ejemplo? —quedó pensativo—. Historias de rateros huidizos, de carteras perdidas, ancianas ciegas o de cenas navideñas entre solitarios. Usted elige. En principio pensé que se estaba burlando, que era algún tipo de espíritu bromista. —Aunque usted no lo crea, en esta misma mesa, lo ayudé a un famoso escritor que sufría un bloqueo a concluir una historia que no deseaba escribir. ¿Le interesa? Pese al brillo malévolo de sus ojos, yo sabía que aquel tipo no se burlaba ni estaba fantaseando. —¿O prefiere ver mis álbumes de fotos? Decidí aceptar el convite. Volví a la hora del cierre. Mi anfitrión me esperaba con los álbumes prolijamente apilados sobre una mesa y un par de Budweiser heladas al lado. Las fotos eran tal como las había imaginado. Retazos de vida aprisionados en blanco y negro. Los rostros, con diferentes expresiones y estados de ánimo, repitiéndose a la misma hora durante meses y años. Un meticuloso estudio antropológico de la rutina abrumadora de la gran ciudad. Estaba analizando los retratos del tercer álbum cuando reparé en una fotografía que era a color, algo desvaída y ajada y que no guardaba relación con el resto de la obra. Estaba pegada al final de la carpeta. —¿Y esta? —pregunté. —Bueno, los vecinos saben que soy fotógrafo aficionado —susurró con tono cansado—. Además tengo un pequeño laboratorio de revelado. Son pocas las personas que siguen usando el método artesanal de revelado, ahora todo es digital. Entonces suelen traer viejos negativos para restaurar... La fotografía en cuestión era un cuadro familiar de extraña composición en un jardín pletórico. Parecía un matrimonio con sus dos hijas. Las niñas miraban a cámara sonrientes. Daba la sensación de que estuvieran por hacer alguna payasada que la toma dejó trunca. La madre, por el contrario, parecía mirar a sus hijas. Pero no se veía felicidad en su rostro, sólo una mirada ausente y pensativa. Pero la pose más rara era la del padre. No miraba ni a las hijas ni a la esposa. Tampoco sonreía. Su mirada angustiada se perdía hacía un costado, como si viera alguna cosa amenazante por detrás de la cámara fotográfica. Su pose daba la sensación de tender a la invisibilidad, casi como si fuera un fantasma. —Me la trajo una vecina que vivía cerca de aquí —agregó sin que yo hiciera más preguntas—. Esa foto tiene una historia que comienza en su país. —¿En Argentina? ¿Cómo? —pregunté incrédulo. Parece que había estado esperando aquel momento. Dio un largo sorbo al porrón y comenzó la historia. —La familia de la foto vivía en Argentina. Ella, Rebecca, era arquitecta y él, David, ingeniero. Tenían un estudio compartido y abundante trabajo. Pero a finales de los setenta y comienzos de los ochenta en su país la situación social y política era insostenible. —La guerra sucia, el terrorismo de Estado —balbuceé. —Exacto —asintió con la cabeza—, ellos eran judíos y un probable blanco de los paramilitares de derecha. Decidieron emigrar a Israel ayudados por algunos familiares. Comenzaron una nueva vida y no les iba nada mal. Las niñas se adaptaron a las nuevas amistades. Tampoco sufrieron con el cambio de los planes de estudio, ya que hablaban inglés y hebreo con fluidez. Ellos consiguieron trabajo en una constructora internacional que desarrollaba nuevos barrios en Palestina. Todo parecía bajo control. —¿Parecía? —Una noche una pareja de amigos los invitó a cenar a un restaurante árabe en Tel Aviv —prosiguió como si no me hubiera escuchado—. En un momento de la velada Rebecca debe acudir a los sanitarios. Cuando está regresando escucha un griterío y una voz que se alza sobre las demás: “Alá es grande”. Su último recuerdo es una terrible explosión, pedazos de mampostería que caen sobre ella y una ola de calor que la abrasa. Despertó algunos días más tarde en una sala del Assuta Hospital de Tel Aviv. David no pudo sobrevivir al ataque terrorista. —¿Qué pasó con Rebecca? —Ahora vive en París —entornó los ojos antes de agregar—, se volvió a casar con un concertista francés. La vida resiste, aun con la cercanía de la muerte. —¿Y las hijas? —pregunté. —Hanna vive en un kibbutz cerca de Haifa, está casada y tiene dos niñas —hizo una breve pausa—. Sara era mi vecina. La que me trajo la foto para restaurar. —Era su vecina —dije pensativo—, ¿se mudó? —No —su mirada pícara se apagó antes de agregar—, trabajaba en la Torre Dos del World Trade Center. ** Ricardo Juan Benítez http://www.letralia.com/firmas/benitezricardojuan.htm Escritor argentino (Buenos Aires, 1956). Colabora asiduamente con medios como http://www.margencero.com Almiar Margen Cero (España), Alma de Luciérnaga (http://www.freewebs.com/gruposepuede; Israel), Resonancias.org, Herederos del Caos (http://herederosdelcaos02.tripod.com; EUA), Revista Literaria Azul@rte (http://revistaliterariaazularte.blogspot.com; Inglaterra) y Uchronicles, de Giampietro Stocco (Italia). En Proyecto Sherezade (http://home.cc.umanitoba.ca/~fernand4; Universidad de Manitoba, Winnipeg, EUA) se han publicado, desde 2006, cinco de sus cuentos. Forma parte del grupo El Escarabajo Literario (http://elblogdelescarabajo.blogspot.com) junto con Andrea Victoria Álvarez Álvarez (Venezuela), Raquel de León Echeverría (Uruguay) y Edgar Borges (http://www.letralia.com/firmas/borgesedgar.htm; Venezuela). ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Concédele al poeta, / si la humildad no lo ha abandonado, / las palabras justas / para su tarea: no decir lo que se espera / sino / ser vocero / de la más oculta necesidad”. Rafael Cadenas, “Musa”. En: Sobre abierto (2012). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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