~~~~~~~~~~~~~~~ Año XVIII Cagua, Venezuela Nº 289 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 4 de noviembre de 2013 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | Rubén Darío en dos ediciones de Ricardo Llopesa. / El | Breves Escarabajo Literario entrevista al editor de Letralia. / | Hombres de café, de Rodrigo Lares Bassa. / Gira de | presentación de Ceremonias, de Ednodio Quintero, en | España. / Presentación de Tiempos de tormenta, de | Roberto Bennett. | | César Herrera gana el Premio Nacional de Novela Juvenil | Noticias de Bolivia. / Condecorada por Reino Unido la directora | del Hay Festival de España. / Premio Casa de América de | Poesía Americana para Hugo Mujica. / José María Merino | gana el Premio Nacional de Narrativa de España. / | Televisión nacional china celebró concurso de español. / | Mario Vargas Llosa recibe el Premio Antonio de Sancha | XVII. / Nicaragua condecora a José Manuel Blecua, | director de la RAE. / Biblioteca Nacional de España | digitaliza parte de sus registros sonoros. / José Kózer | recoge en Santiago el Premio Pablo Neruda de Poesía. / | España concede su Premio de Traducción a Carmen Montes | Cano. / Sergio Ramírez será condecorado por el gobierno | francés. / Publican cartas del mexicano Alfonso Reyes | con intelectuales italianos. / Juan Villoro ingresará en | febrero a El Colegio Nacional de México. / El Cigala, | “nervioso” en concierto por presencia de García Márquez. | / Francisco Ruiz Noguera gana el Premio Generación del | 27. / Bilbao declara 2014 como el Año de Miguel de | Unamuno. / Ciudad de Santiago de Chuco declarada como | Capital de la Poesía en Perú. / Fallece el escritor | cubano Luis Marré. / Guatemala concede el Premio | Asturias a Víctor Muñoz. / Anuncian ganadores de los | premios Copé de Oro. / El mexicano Álvaro Enrigue | obtiene el XXXI Premio Herralde de Novela. / Escritor | paraguayo Nelson Aguilera a prisión por incurrir en | plagio. / Ana García Bergua obtiene el Premio Sor Juana | Inés de la Cruz. / Recuerdan en Madrid a Luis Cernuda | por los 50 años de su muerte. / Publican novela póstuma | del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante. / José | Emilio Pacheco y Joan Margarit reciben Premio Víctor | Sandoval. / Baruta celebrará su Festival de las Artes y | la Lectura. / Homenajearán en Cuba a Gabriel García | Márquez. / Úbeda acoge certamen internacional dedicado a | la novela histórica. / Feria del Libro de Miami celebra | su 30º aniversario. / Celebrarán en Medellín un | encuentro de poetas chinos y colombianos. / Italia | dedica un encuentro literario a Latinoamérica. | | “La ola invisible: escritores en español en Estados | Artículos y Unidos”, Ani Palacios Mc Bride. / “La utopía de Borges”, | reportajes Roberto Alifano. / “Orson Welles, un Quijote enamorado | de España”, Gabriel Jiménez Emán. / “La fotografía más | reproducida de la historia sigue vigente. Los infinitos | rostros del Che”, Jaime de la Hoz Simanca. / “Un mar | baldío”, Alberto José Pérez. / “El carrusel, de Gustavo | Martín Tenza Aliaga”, José Luis Muñoz. / “Estrategias | étnicas en la Independencia, de Néstor Emilio Mosquera | Perea”, José E. Mosquera. / “Poetas sin cielo, voces a | la intemperie. Quince lecturas al libro Vomit, antología | de poesía joven norteamericana”, Miguel Ángel Galindo. / | “To the Wonder, de Terrence Malick: tiempo | interno/tiempo externo”, Maikel A. Ramírez A.. / “El | anarquista que se llamaba como yo, de Pablo Martín | Sánchez”, Javier Úbeda Ibáñez. / “Homenaje al camino, de | Luis Alberto Ambroggio”, Miryam E. Gover de Nasatsky. | | Ricardo Rubio: “Escribir novela produce un agotamiento | Entrevistas que no conozco en los otros géneros”, entrevista por | Rolando Revagliatti. | | “La identidad latinoamericana: una búsqueda de siglos”, | Sala de ensayo Zenobio Saldivia Maldonado. / “La historia de Lluvia en | Milagro de la Paz, de Manlio Argueta, y “La lluvia”, de | Arturo Uslar Pietri”, Edward Waters Hood. / “Gustavo | Pereira en la palabra empeñada”, José Pérez. | | “El reverbero”, Hugo Caballero. / Seis textos de Oriette | Letras D’Angelo. / “Semáforo”, Felipe Fernández Sánchez. / | “Rimbaud en Catia”, Juan Francisco Lara Fernández. / | “Pequeña sinfonía del regreso”, Adriano de San Martín. / | “De amar a un Shell”, Esteban J. Aquino Rivera. / Poemas | de Alberto Amengual. / “El hombre que sólo quería | hablar”, Lucas Paulinovich. / Poemas de Miguel de Asén. | / “Perdiendo la fe en la Economía”, Camilo Morón. / | “Relación del perdido” (extractos), Roberto Núñez Pérez. | | Alfredo Silva Estrada. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Premio Nacional del Libro de Venezuela 2007, Centro Nacional del Libro http://www.cenal.gob.ve =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2008, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Mención de honor en los premios Stockholm Challenge 2010, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.org =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| *** Rubén Darío en dos ediciones de Ricardo Llopesa El escritor nicaragüense Ricardo Llopesa (http://www.letralia.com/firmas/llopesaricardo.htm) acaba de publicar dos ediciones suyas de la poesía de Rubén Darío. La primera de ellas, aparecida en Madrid, es la quinta edición anotada de Prosas profanas, que ha publicado Espasa Calpe, sello del Grupo Planeta, en su célebre colección Austral. La segunda es Antología personal, que publica la Editorial Joaquín Mortiz y que en septiembre fue lanzada en Latinoamérica y Estados Unidos. Reproduce con fidelidad la selección de la obra poética recopilada por el autor de Azul... dos años antes de su muerte y publicada por la Editorial Corona, de Madrid, en 1914, bajo el título Obra poética y en tres volúmenes separados. La presente edición lleva el título Antología personal porque responde mejor a su contenido y al propósito del poeta y está tomada de las ediciones príncipe (1914, 1915 y 1916), tituladas Muy siglo XVIII, Muy antiguo y muy moderno, e Y una sed de ilusiones infinita, respectivamente. Llopesa (Masaya, 1948) reside en Valencia, España, desde 1967. Fundó el Instituto de Estudios Modernistas y fue presidente y vicepresidente de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios. *** El Escarabajo Literario entrevista al editor de Letralia La publicación digital El Escarabajo Literario arriba a su decimotercer número y, con motivo de los diecisiete años de Letralia, Tierra de Letras, ha entrevistado a su editor, el escritor Jorge Gómez Jiménez (http://www.letralia.com/firmas/gomezjimenezjorge.htm), sobre esta revista literaria venezolana, sobre su persona y sobre la actualidad literaria de Venezuela en particular y Latinoamérica en general. “Ni yo mismo tengo respuesta para el éxito de Letralia”, dice Gómez Jiménez en conversación con los editores Ricardo Juan Benítez (http://www.letralia.com/firmas/benitezricardojuan.htm) y Andrea Álvarez (http://www.letralia.com/firmas/alvarezandrea.htm). “Simplemente me senté a hacer la revista que hubiera querido leer en 1996, con textos de autores desconocidos, que estaban en la misma búsqueda que yo. Gente que quería ser leída, que quería recibir opiniones de sus contemporáneos”. El Escarabajo Literario incluye en esta edición, además, el ensayo “El arte verbal de lo regional en João Guimarães Rosa y José María Arguedas”, de la profesora Julia Elena Rial (http://www.letralia.com/firmas/rialjuliaelena.htm), con el que la revista inaugura su sección dedicada al género; poemas de las autoras argentinas Edna Pozzi (http://www.letralia.com/firmas/pozziedna.htm), Elisa Dejistani (http://www.letralia.com/firmas/dejistanielisa.htm) y Alicia Márquez, y del chileno Ulises Varsovia (http://www.letralia.com/firmas/varsoviaulises.htm), y el cuento “Las lunas de Júpiter”, de Alice Munro, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2013, escritora sobre la que Benítez ha escrito la nota “Alice Munro: el discreto encanto de contar historias”. El resto del equipo de El Escarabajo Literario está compuesto por la autora uruguaya Raquel de León y el venezolano Edgar Borges (http://www.letralia.com/firmas/borgesedgar.htm). http://elblogdelescarabajo.blogspot.com *** Hombres de café, de Rodrigo Lares Bassa La editorial venezolana Lector Cómplice acaba de publicar Hombres de café, una selección de tres relatos del escritor Rodrigo Lares Bassa, articulados en una prosa vital, rica en descripciones, y en los que discurren las aventuras de personajes que se encuentran en tres escenarios y conforman una sola historia, hermosamente ilustrada por el artista Roberto Weil. Estos recursos otorgan unidad intimista a la historia y hondura existencial a sus personajes afincados en una geografía telúrica. El autor dibuja toda una arqueología de acciones que se desgajan de hechos sencillos, cotidianos y no por ello menos entrañables. El libro ya está disponible en preventa a 250 bolívares. http://lectorcomplice.blogspot.com *** Gira de presentación de Ceremonias, de Ednodio Quintero, en España El sello español Candaya ha publicado Ceremonias (1974-1994), un volumen que reúne los cinco primeros libros de relatos del reconocido escritor venezolano Ednodio Quintero, desde su título iniciático La muerte viaja a caballo, de 1974, hasta Cabeza de cabra, publicado en 1998. De este libro, que es prologado por el académico venezolano Carlos Pacheco, dicen sus editores: “Los temas de Quintero, recurrentes y obsesivos (el incesto, el parricidio, el erotismo liberador, la belleza teñida por lo trágico, el desdoblamiento, el enclaustramiento, las metamorfosis, el viaje iniciático...), encuentran en este volumen integrado por 45 relatos el mejor espacio para su inquietante y sorprendente realización”. El sello ya publicó en 2004 su novela Mariana y los comanches, con la que inauguró su colección de narrativa, y en 2009 Combates, que contiene el resto de los cuentos del venezolano. Ceremonias (1974-1994) tiene 240 páginas y se vende a un precio de 16 euros. Quintero (Las Mesitas, Trujillo, 1947) está en España para presentar con Candaya este trabajo, en la tercera gira que el autor hace con esta editorial en la nación ibérica. El jueves 7, a las 20 horas, estará en Barcelona (Taifa LLibres, Verdi 12), donde el libro será presentado por David Roas; el viernes 8, a las 20 horas, en Zaragoza (Librería Antígona, Pedro Cerbuna 25), con presentación de Sergio del Molino; el jueves 14 a las 20 horas, en Madrid (Librería Tipos Infames, San Joaquín 3), con presentación de Ernesto Pérez Zúñiga; el sábado 16, a las 19:30 horas, en Sevilla (Librería Birlibirloque, Calle Amor de Dios 17), presentado por Alejandro Luque, y el martes 19, a las 20 horas, en Sabadell (Librería LibreRío de la Plata, Sant Jaume 8), con presentación a cargo de Óscar Carreño. http://www.candaya.com/ceremonias.htm *** Presentación de Tiempos de tormenta, de Roberto Bennett Tiempos de tormenta: los sonidos de Berkeley es una apasionante crónica, contada en retrospectiva y en primera persona, sobre las fascinantes y tumultuosas décadas de los años sesenta y setenta en Estados Unidos. La novela del escritor uruguayo Roberto Bennett (http://www.letralia.com/firmas/bennettroberto.htm) se desarrolla íntegramente en California, especialmente en la ciudad de San Francisco y el campus de la Universidad de Berkeley. Cuna de los movimientos más radicales, centro de la oposición a la guerra en Vietnam y punto de encuentro de la juventud que abrazó a la Revolución de las Flores y al movimiento hippie como formas de protesta contra el orden establecido. Un original vehículo psicodélico para su liberación personal y generacional. La obra, que ha sido publicada por Ediciones de la Plaza, será presentada el próximo 21 de noviembre a las 19 horas en el Teatro del Centro “Carlos Scheck”, en la Plaza Cagancha de Montevideo. http://www.edicionesdelaplaza.com.uy ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. Todo lo que tiene que hacer es enviar un mensaje vacío a letralia-concursos-subscribe@gruposyahoo.com, o visitar nuestra cartelera de concursos en http://www.letralia.com/herramientas/concursos.htm. Si desea enviarnos las bases de un concurso, escríbanos a info@letralia.com |||||||||||||||||||||||||||||| NOTICIAS ||||||||||||||||||||||||||||| *** César Herrera gana el Premio Nacional de Novela Juvenil de Bolivia El manicomio de Sucre es el escenario de la historia de amor que permitió a su autor, César Herrera, ganar el primer Premio Nacional de Novela Juvenil de Bolivia. El debutante Rudy Terceros triunfó en el certamen de libro infantil. Las obras ganadoras de la versión 2013 son El día más triste de la soberana más bella, de Herrera, y Un zapato llamado Dere, de Terceros. La primera novela está basada en una tradición de Sucre y una historia verídica de Samaipata. La trama gira en torno a una mujer que vive en el manicomio, poco antes de que estalle la Guerra del Chaco —librada entre Paraguay y Bolivia de 1932 a 1935—, y que comienza a recuperar la memoria y la cordura. “Utilicé dos historias verídicas y las trabajé de tal manera que se conviertan en un relato romántico con un poco de misterio”, describió el autor. La novela está dirigida a un público de 15 años. El jurado destacó la “adjetivización y la recreación de ambientes y situaciones”. También señaló en el acta que “propone una lectura compleja en la que el lector nunca desarrolla una función pasiva”. El veredicto fue anunciado este 22 de octubre. Esta es la segunda vez que Herrera gana un concurso. Su primera novela, El secreto inventado, obtuvo la victoria en el primer Concurso de Novela Infantil, en 2007. Rudy Terceros además participó en otros certámenes, como el Nacional de Novela, pero esta es la primera vez que triunfa, como manifestó al conocer el fallo del jurado. Su obra está protagonizada por un zapato derecho cuyo nombre completo es Derialdo Contento. Dere, como le llaman sus amigos, va en busca de su otra mitad y en el camino descubre su valor como individuo. La gerente de Santillana, Carola Ossio, anunció que los dos libros serán publicados en diciembre y que la convocatoria a la nueva versión de ambas competencias se lanzará en marzo. Fuente: La Razón *** Condecorada por Reino Unido la directora del Hay Festival de España Sheila Cremaschi, directora del Hay Festival de España, recibió el pasado 23 de octubre la medalla del Imperio Británico como nuevo miembro de esta Orden, creada en 1917 por el rey Jorge V, por la plataforma que para la cultura inglesa supone este encuentro anual con la literatura y las artes que se celebra en Segovia. La medalla le fue impuesta por el embajador británico en España, Giles Paxman, quien destacó la concesión, realizada por la reina Isabel II, que distingue la contribución al desarrollo de las artes, la ciencia, el trabajo con organizaciones humanitarias y otras actividades útiles para la sociedad. Al acto de investidura, que se desarrolló en Madrid, en la residencia del embajador —quien anunció que será el último que presida ya que termina su misión en España—, asistieron el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, y representantes diplomáticos de India, Irlanda, Israel y Hungría, entre otros. Cremaschi, que también dirige el Hay Festival de Budapest y es vicepresidenta del consejo consultivo del encuentro literario que nació en Hay on Wye, en Gales, lo definió como “fiesta de la democracia”, a la vez que se mostró honrada por pertenecer a esta Orden. Este año, la reina Isabel II distinguió con la Orden del Imperio Británico a la diseñadora Stella McCartney, al tenista Andy Murray, a la cantante Adele y al fotógrafo Mario Testino, entre otros. El escritor argentino Jorge Luis Borges, los cuatro integrantes de The Beatles, el explorador Edmund Hilllary, el músico Bob Geldoff, y Peter Florence, fundador y director de los Hay Festival, son otros miembros de la Orden. Fuente: EFE *** Premio Casa de América de Poesía Americana para Hugo Mujica El poeta argentino Hugo Mujica se ha alzado este jueves 24 de octubre con el XIII Premio Casa de América de Poesía Americana por su obra Cuando todo calla, calificada por el jurado del galardón como “una poesía de muy hondo pensamiento”. Según la Casa de América, Mujica resultó ganador de este galardón por exponer en su libro “una poesía de muy hondo pensamiento y de una gran exquisitez estética”, basada en una escritura de “expresión madura”, pero sin matar la “espontaneidad luminosa del arte poético”. En esta ocasión, el jurado del XIII Premio Casa de América de Poesía Americana estuvo compuesto por José Mármol, Julia Escobar Moreno, Luis García Montero, Jesús García Sánchez, Juan Malpartida y Anna María Rodríguez Arias como secretaria, para escoger entre las 216 obras presentadas de 27 países diferentes. El premio, convocado por esta institución con la aspiración de estimular la escritura poética en el ámbito de las Américas, está dotado con tres mil euros como anticipo de derechos de autor, e incluye la publicación de la obra por la Editorial Visor Libros. Entre las obras de poesía de Mujica (Buenos Aires, 1942) figuran títulos como Poesía completa 1983-2004, que abarca sus nueve libros publicados hasta entonces (Seix Barral); Y siempre después el viento (Visor Libros), o Del crear y lo creado. Poesía completa 1983-2011 (Vaso Roto Ediciones). Mujica tiene además numerosas antologías personales editadas en diferentes países. Algunos de sus libros han sido publicados en inglés, francés, italiano, búlgaro y esloveno. “Un escritor es el que sabe escuchar lo que la vida le dice”, sentenció Mujica en una entrevista (http://www.letralia.com/278/entrevistas01.htm) con María Alejandra Crespín Argañaraz publicada en nuestra edición 278 en febrero de este año. “Lo básico en un creador es escuchar, pero no la palabra; la palabra viene después. Yo cuando nací escuchaba, y porque escuchaba, la comunidad me pudo dar una palabra, un lenguaje, pero el lenguaje vino después. Uno nace como un escucha, no como un hablante”. Fuente: EFE *** José María Merino gana el Premio Nacional de Narrativa de España El escritor español José María Merino (A Coruña, 1941) ha sido reconocido con el Premio Nacional de Narrativa de su país, dotado con 20.000 euros, que obtiene por la obra El río del Edén, según anunció el Ministerio de Cultura el pasado 25 de octubre. El escritor gallego ha sido escogido por un jurado formado, entre otros, por Salvador Gutiérrez Ordóñez, Ángeles Encinar Félix, Fernando Valls Guzmán, Paula Izquierdo y Marcos Giralt Torrente, ganador en 2011. El ganador de la pasada edición fue Javier Marías, quien rechazó el galardón. Los jueces consideraron que “se trata de una obra en la que el autor adopta una segunda voz autorreflexiva para dar vida a un microcosmos familiar, que gira en torno a un niño con discapacidad y a las crisis que su aparición provocan en la vida familiar”. “Constituye una obra tanto técnicamente arriesgada como bien resuelta, que va adquiriendo tensión a medida que avanza el relato y cuyos problemas cruciales, como el derecho a una muerte digna, se encuentran perfectamente expuestos”, subrayaron. Merino nació en A Coruña en 1941, aunque se le identifica con León, pues allí vivió un largo período de su vida, hasta que se trasladó a Madrid. Ha sido colaborador de la Unesco para Hispanoamérica y director del Centro de las Letras Españolas (Ministerio de Cultura). Es miembro de la Real Academia Española de la Lengua. “Dicen que un ser humano tarda poco más de ocho segundos en enamorarse, y mientras mirabas y escuchabas a aquella chica, sentiste hacia ella ese invencible afán de proximidad con que el amor se reviste cuando surge”, escribe Merino. Según resume Alfaguara, Daniel, el protagonista de El río del Edén, recorre en compañía de su hijo Silvio los parajes del Alto Tajo, lugar legendario en el que piensa esparcir las cenizas de su esposa. Son los mismos lugares en que el hombre y la mujer, en su primera juventud, compartieron una fuerte pasión amorosa. Al hilo de la caminata, el hombre recuerda su emocionante historia de amor, traición y arrepentimiento. Narrada desde una segunda persona, “que compone a la vez un flujo de conciencia y una narración objetiva”, Merino “vuelve a confrontar los ámbitos ajenos e indiferentes de la naturaleza —los espacios naturales— con ese desasosiego sentimental y moral que está en la sustancia misma del ser humano”. El río del Edén, dice la editorial, “conforma un drama amoroso y familiar muy propio de los tiempos que vivimos, y que sin embargo mantiene vigentes aspectos de la realidad que han sido permanentes estímulos para la ficción literaria”. Fuente: La Vanguardia *** Televisión nacional china celebró concurso de español La joven Deng Yuqing, de 21 años y estudiante de filología hispánica en Pekín, ganó el sábado 26 de octubre el primer certamen de la televisión nacional china, CCTV, para encontrar a la persona más brillante en el manejo del español en el país asiático. “¡De ninguna manera me imaginaba que sería la ganadora!”, exclamaba Deng por teléfono, al recordar el momento en que el jurado del concurso la escogió a ella como la triunfadora después de quedar entre las tres finalistas del concurso, al que se presentaron unos 170 estudiantes de todo el país y en el que tuvo que pasar unas “duras pero interesantes” pruebas. Entre ellas, interpretar una canción de Shakira, “Esto es África”, que ella misma escogió para la fase de talentos, uno de los primeros tests de este programa en el que los concursantes debían demostrar sus aptitudes con el español con alguna propuesta original, y que otros compañeros aprovecharon para bailar un pasodoble o recitar Platero y yo, del escritor español Juan Ramón Jiménez. Tras cantar, doblar películas en directo o comentar videos como el de la candidatura de Madrid para las Olimpiadas de 2020 o sobre la cultura inca en Perú, Deng —o Gabriela, según el nombre español que ella misma se puso al comenzar a estudiar su carrera, de la que ahora cursa el cuarto y último año— se alzó como ganadora del premio: un viaje a Perú para dos personas, de unos diez días. Con actitud humilde, Deng habló de sus dos competidoras, otras dos jóvenes; una, de su misma carrera en la Universidad de Lengua y Cultura de Pekín, y la otra, estudiante en Valencia, donde decidió irse para estudiar y después de haber empezado con el español a la temprana edad de 12 años, dejando a un lado el inglés. “Eran mucho mejores que yo, creo que lo único que quizá me diferenció es que, como tenía tan claro que no ganaría, tenía menos nervios”, explica Deng, cuyo interés por el español le nació luego de estudiar el francés y empezar a conocer la cultura europea. “Cuando llegó el momento de elegir carrera opté por el español por tener otro idioma y porque la población que habla español en el mundo es la mayor después de la del chino, y además es uno de los idiomas oficiales de la ONU”, explica la estudiante, quien pretende seguir sus estudios de esta lengua para acabar enseñándola o trabajar en algún organismo del gobierno, que, dado el aumento de sus relaciones internacionales, cada vez requiere de más personas que puedan hablar varias lenguas. Para aumentar su nivel, la joven no descarta una estancia en el extranjero, como una que estuvo disfrutando hasta junio en la ciudad española de Barcelona, que ahora añora, y donde la joven dio un “empujón” a su estudio de la lengua de Cervantes, hablando con los compañeros de clase, estudiando o en la calle, donde también aprendió alguna palabra de catalán como “bon dia” o “bona tarda”. “Fue como un sueño”, recuerda la estudiante, quien entre México o España decidió estudiar el tercer año de carrera en el país europeo. “Teníamos tres opciones: Barcelona, Santiago de Compostela y Almería. Yo me decanté por Barcelona porque para los chinos es la más famosa, tiene importantes obras de Dalí y se ubica a orillas del Mediterráneo”, apunta Deng, quien aprovechó su estancia para visitar otras urbes españolas como Valencia en época de Fallas —y donde se enamoró de los “ninots”— hasta Madrid en pleno desfile del Día Nacional, del que le impresionaron “los militares montando a caballo”. Ahora, el programa le permitirá seguir su estudio del español conociendo Perú para descubrir lo que para ella es “el desconocido mundo de los mayas e incas”, aunque admite que le gustaría que el viaje lo hicieran sus padres. “Pero, claro, necesitarán un traductor”, ríe Deng. “Antes no teníamos un concurso oficial o de tanta importancia en China sobre el español, solo de inglés. Y creo que es trascendental: hace que la gente sepa que también en China hay mucha gente que habla este idioma, que hay más interés, y a los estudiantes de aquí, les da un incentivo”, concluyó. Fuente: EFE *** Mario Vargas Llosa recibe el Premio Antonio de Sancha XVII La Asociación de Editores de Madrid, presidida por Rosalina Díaz Valcárcel, concedió por unanimidad el Premio Antonio de Sancha XVII a Mario Vargas Llosa en reconocimiento “a su brillante trayectoria literaria, a su tesón y talento creativos y a su constante compromiso con la divulgación de la cultura en lengua española”, según se anunció el domingo 27 de octubre. El galardón se otorga anualmente a una persona que se haya distinguido por su labor en defensa de los valores culturales en general, y del libro y la promoción de la lectura en particular. Para la Asociación de Editores, Vargas Llosa encarna como pocos la figura del gran narrador y la pasión y gozo por la literatura y los libros. El acto de entrega tendrá lugar el próximo 12 de noviembre de 2013 en la Real Casa de Correos. El pasado año, una de las obras fundamentales del boom latinoamericano, La ciudad y los perros, del escritor peruano, cumplió su quincuagésimo aniversario, y este año La fiesta del Chivo ha sido proclamada la mejor novela española del siglo XXI por un centenar de personalidades de la cultura. Acaba de publicar El héroe discreto, la primera novela que escribe tras la concesión del Premio Nobel, en la que narra la historia paralela de dos personajes: el ordenado y entrañable Felícito Yanaqué, un pequeño empresario de Piura, que es extorsionado, e Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una aseguradora en Lima, quien urde una sorpresiva venganza contra sus dos hijos holgazanes que quisieron verlo muerto. El autor peruano se une en el palmarés a otros nombres ilustres como Germán Sánchez Ruipérez, Bernard Pivot, Sergio Fajardo, Gregorio Peces-Barba, Bárbara Probst Solomon, Jack Lang, Julio María Sanguinetti, Federico Mayor Zaragoza, Enrique Múgica, Francisco Ayala, Enrique V. Iglesias, Nuria Espert, Jesús de Polanco y Juan Luis Arsuaga. La Asociación de Editores de Madrid es un gremio profesional de derecho privado, con más de 30 años de historia. Cuenta con más de 300 editoriales agremiadas, que producen 148 millones de ejemplares por ejercicio y cuya facturación representa más del 40% del total de la industria editorial española. Fuente: La Razón *** Nicaragua condecora a José Manuel Blecua, director de la RAE La Asamblea Nacional de Nicaragua distinguió con la Medalla de Honor en Oro de la Asamblea Nacional de Diputados a José Manuel Blecua, director de la Real Academia Española (RAE) y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) desde 2010. El acto, presidido por el ingeniero René Núñez, tuvo lugar en el salón Rubén Darío de la Asamblea Nacional el lunes 28 de octubre. El 16 de octubre, el Parlamento de la nación centroamericana aprobó que la Medalla de Honor en Oro se otorgase al director de la RAE “como reconocimiento a sus méritos y de la institución que representa”. Blecua llegó a Managua el sábado 26 acompañado del director de la Academia Nicaragüense de la Lengua, Francisco José Arellano, procedente de Panamá, donde se estaban celebrando el VI Congreso Internacional de la Lengua Española y la reunión de directores de la Asale. Ambos directores participaron, junto con el embajador de España en Nicaragua, en una ofrenda floral ante el monumento al poeta Rubén Darío. Fuente: Asale *** Biblioteca Nacional de España digitaliza parte de sus registros sonoros La empresa española Tecnilógica ha culminado un proyecto desarrollado en colaboración con la Biblioteca Nacional de España (BNE) para la digitalización de una parte de sus fondos históricos de registros sonoros. Se trata de una iniciativa pionera para la conversión en archivos digitales de audio de una valiosa colección de registros audiovisuales, de la que forman parte los primeros discos que se utilizaron para la reproducción del sonido en el siglo XIX. El proyecto comenzó a desarrollarse a principios de 2012 y se presentó en unas jornadas organizadas por la BNE coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual que, establecido por la Unesco, se celebró el lunes 28 de octubre. Los registros sonoros digitalizados son alrededor de un centenar de discos perforados en cartón y metal fabricados durante la segunda mitad del siglo XIX y que, gracias al trabajo en colaboración con Tecnilógica, podrán escucharse en línea a través de la Biblioteca Digital Hispánica (http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigitalHispanica/Inicio), plataforma de la BNE para la difusión pública de su patrimonio a través de Internet. Los discos perforados son uno de los primeros formatos comerciales de distribución musical. Este tipo de discos realmente no almacenaban el sonido, sino los códigos para su reproducción en forma de perforaciones, de manera similar a los cilindros de las cajas de música antiguas. Dichos discos se escuchaban haciendo uso de aparatos similares a un organillo. Una de las premisas y condicionantes del proyecto era rescatar el contenido de los discos sin deteriorar el soporte. Así, a partir de una fotografía, Tecnilógica desarrolló un software que, basado en un sistema de tratamiento digital de la imagen, es capaz de leer la codificación de las notas y reproducirla sin prácticamente intervención manual. A partir de esa fotografía, Tecnilógica ha ido digitalizando los diferentes formatos de este tipo de discos almacenados en la BNE: Ariston, Ariosa, Herophone y Symphonion. “El aspecto novedoso es que podemos procesar los discos sin necesidad de manipularlos ni tener un reproductor original”, explica el responsable de Tecnilógica, Juan Antonio Casado, quien subraya: “Una vez que disponemos del formato universal MIDI generamos un archivo sonoro que se puede exportar a cualquier formato de audio digital, sea MP3, WAV, etc.”. “La BNE es considerada por algunos como un gran depósito de obras históricas caducas: ese prejuicio es completamente falso”, indica el director del Departamento de Música y Audiovisuales de la BNE, José Carlos Gosálvez Lara. “Gracias a este tipo de proyectos hemos logrado revitalizar nuestras colecciones y aumentar las posibilidades de que sean más conocidas y disfrutadas por un número mayor de personas, no sólo investigadores, sino también un público más general que busca sobre todo el entretenimiento”. Gracias a este proyecto, y junto a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Tecnilógica participa en el proyecto Impact de la Unión Europea, que tiene como objetivo la digitalización a gran escala del patrimonio impreso de Europa para transformarlo en recursos disponibles en formato digital. Fuente: Europa Press *** José Kózer recoge en Santiago el Premio Pablo Neruda de Poesía El poeta cubano José Kózer recibió este 28 de octubre en la capital chilena el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2013, galardón que, con sólo nueve ediciones, se ha consolidado como un referente entre los premios literarios iberoamericanos. La ceremonia, realizada en el Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo, fue encabezada por el presidente Sebastián Piñera y el ministro de Cultura, Roberto Ampuero. Ampuero recalcó la importancia del reconocimiento y de la figura del ganador, un poeta y ensayista cubano nacido en La Habana en 1940 y que veinte años después se trasladó con su familia a Estados Unidos, donde reside desde entonces. “Destacar la obra de los poetas iberoamericanos más célebres a nivel internacional, como lo ha sido José Kózer, también es avanzar en este proyecto, porque permitirá poner su nombre y la riqueza de sus letras en la retina de la ciudadanía, motivando así la aparición de nuevos talentos”, añadió. El ministro agregó que el reconocimiento a la trayectoria y al legado de escritores que han ejercido una importante influencia en torno a la poesía “es fundamental para fortalecer la calidad de las nuevas expresiones literarias referentes a la poesía iberoamericana”. “Esta ambición ha fundado la promoción del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas”, subrayó. El premio consiste en un diploma, una medalla y la suma de 60.000 dólares, lo que lo sitúa como uno de los más relevantes de habla hispana y la distinción más importante que entrega el Estado chileno. Este reconocimiento, creado en el año 2004 por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes a propósito del centenario del natalicio del poeta, cuenta con el patrocinio de la Fundación Pablo Neruda y se entrega a un autor con una reconocida trayectoria en el mundo de la poesía iberoamericana. Ejemplo de ello, según un comunicado oficial, es que en 2004 el premio Pablo Neruda fue para el mexicano José Emilio Pacheco, quien obtuvo el Cervantes y el Reina Sofía en 2009. También ocurrió con el argentino Juan Gelman, a quien se reconoció en Chile en 2005, y obtuvo después el Reina Sofía y, dos años más tarde, el Cervantes. Algo similar aconteció con la cubana Fina García-Marruz, quien fue reconocida este año en España y en 2007 ya había sido reconocida con el galardón; y con el chileno Nicanor Parra, quien el año pasado se hizo acreedor de ambos premios. Fuente: EFE *** España concede su Premio de Traducción a Carmen Montes Cano La gaditana Carmen Montes Cano obtuvo el 29 de octubre el Premio Nacional a la Mejor Traducción 2013, dotado con 20.000 euros, por su traducción de la obra Kallocaína, de la escritora sueca Karin Boye, publicada por la editorial Gallo Nero. El jurado del premio, convocado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, consideró que se trata de “una excelente traducción que enriquece nuestro panorama literario con la temática de un mundo futuro opresivo —que vio la luz ocho años antes de que Orwell publicara 1984—, resolviendo con acierto las dificultades lingüísticas que presenta el idioma sueco”. El Premio Nacional a la Mejor Traducción tiene por objeto distinguir la traducción a cualquiera de las lenguas españolas, de obras escritas originariamente en cualquier lengua extranjera, que según el juicio de especialistas ha resultado sobresaliente. Pueden optar a este premio los libros traducidos de cualquier lengua extranjera a cualquiera de las lenguas españolas por traductores españoles, editados en España en su primera edición entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2012. Publicada en 1940, Kallocaína de Karin Boye (Gotemburgo, 1900; Alingsås, 1941), traducida por primera vez al español, se ambienta en el año 1984. Se trata de una novela antiutópica, en la línea de 1984 que Orwell publicó unos años más tarde, inspirada en el apogeo del nacionalsocialismo en Alemania. Kallocaína es el nombre del suero de la verdad que el científico Leo Kall ha inventado para garantizar al Estado seguridad y estabilidad, pero la verdad se escapa a la instrumentalización y sus efectos son demoledores: el protagonista asiste horrorizado al surgir gradual de una conciencia individual y autónoma con la que intenta luchar. La novela comparte la visión pesimista de un futuro totalitario y deshumanizado, pero se diferencia en su concepción de la dictadura como algo inherente a la conciencia individual. Karin Boye describe un futuro gris, dominado por un Estado policial que llega a invadir la esfera privada de los ciudadanos suprimiendo toda forma de libertad. Los hombres se han convertido en máquinas cuya función principal es reproducirse, obedecer y no sentir. La traducción de esta obra, según Montes Cano, exigió una labor de invención y un mayor grado de creación del que normalmente requiere toda traducción. Según el jurado se trata de una novela que se ha convertido en un hito en la historia de la literatura universal y un elemento imprescindible en la literatura distópica, que viene a llenar en lengua española el vacío existente entre Un mundo feliz (Aldous Huxley, 1932), por un lado, y 1984 (George Orwell, 1948) y Fahrenheit 451 (Ray Bradbury, 1953), por otro, completando así el mapa literario de un género. Montes Cano (Cádiz, 1963) se licenció en filología clásica por la Universidad de Granada en 1987 y cursó un tercer ciclo en lingüística general y teoría de la literatura en la Universidad de Granada y un máster en lengua y cultura suecas en la Universidad de Estocolmo. Es traductora literaria y editorial para Anagrama, Tusquets, Maeva, Nórdica Libros o Gallo Nero, entre otras. Además, es una destacada traductora de literatura sueca con un amplio currículo que va desde las novelas policíacas de Henning Mankell, hasta autores como Ingmar Bergman, Swedenborg y Strindberg, entre otros. La galardonada es miembro de la junta rectora de ACE Traductores desde junio de 2010 y organiza habitualmente actividades relacionadas con la traducción editorial, la literatura y la cultura en general. Montes Cano imparte también el “Seminario de Introducción a la Traducción Literaria” organizado por la Fundación Francisco Ayala. El jurado presidido por María Teresa Lizaranzu, directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro, ha estado formado por Soledad Puértolas, Gonzalo Navaza, Lourdes Auzmendi, Alexandre Broch i Huesa, Nieves Paradela, Carmen Francí, Perfecto Cuadrado, Conrado Gómez, Esther Sánchez-Pardo, Feancisco Javier Uriz y las dos últimas galardonadas, Luz Gómez García y Olivia de Miguel Crespo. Fuente: EFE *** Sergio Ramírez será condecorado por el gobierno francés Francia otorgará al escritor nicaragüense Sergio Ramírez la orden de las Artes y de las Letras en grado de oficial, la distinción más importante en el ámbito cultural francés, informó la sede diplomática en Managua el martes 29 de octubre. La condecoración a Ramírez es un reconocimiento a su creación literaria y su aporte “al esplendor de las artes y las letras en Nicaragua, América Latina y el mundo”, indica la comunicación. Ramírez, premio Alfaguara de novela 1998 por su novela Margarita, está linda la mar, tiene más de 50 obras traducidas a varios idiomas, entre ellos mandarín, japonés, francés, inglés y ruso. Ramírez fue vicepresidente de Nicaragua entre 1985 y 1990, en el primer gobierno sandinista, pero actualmente se encuentra retirado de la política y dedicado a tiempo completo a su obra literaria. Recientemente inauguró en Panamá, junto al Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, el VI Congreso Internacional de la Lengua Española. Fuente: AFP *** Publican cartas del mexicano Alfonso Reyes con intelectuales italianos El Colegio de México publicó en su colección “Testimonios” el libro Alfonso Reyes y sus corresponsales italianos (1918-1959), que recoge la correspondencia del escritor y diplomático mexicano con importantes intelectuales de Italia. Una edición de Gabriel Rosenzweig, diplomático de carrera y actual ministro en la Embajada de México en Italia, el libro recoge buena parte de la correspondencia de Reyes con seis importantes intelectuales italianos. “Se trata de 91 cartas, las más numerosas (51) son con los hispanistas Mario Puccini y su hijo Darío; les sigue la correspondencia con Alda y Elena Croce (15 y 7), hijas de Benedetto Croce, mientras que las primeras y menos numerosas (4 y 2) corresponden a la relación epistolar con Guido Mazzoni, un hispanista, y Acchile Pelizzari, editor de la revista Reseña de la literatura italiana”, precisó Rosenzweig. También explicó que su interés en este autor nace en 1989 cuando estaba en la Embajada de México en España y participó activamente en los festejos del centenario del nacimiento de Reyes. “Así fue como comencé a investigar sobre la vida y obra de un hombre que logró conciliar las tareas diplomáticas con el quehacer de literato y promotor de la cultura mexicana”, relató. Su investigación continuó en Holanda, a donde fue transferido y donde sabía que Reyes había publicado dos libros de poesía, “descubrí que mantuvo correspondencia con su editor, Alexandre Stols, misma que encontré en la biblioteca de Harlem, ciudad cercana a Ámsterdam, y en la Capilla Alfonsina de la Ciudad de México. De esta investigación nació mi libro Pasión por los libros: Reyes y Stols, correspondencia 1931-1959, publicado por El Colegio Nacional”. En 2011, con todo este bagaje, Gabriel Rosenzweig llegó a Italia y comenzó a buscar materiales sobre literatos mexicanos. “En un archivo de Florencia descubrí que Reyes había sostenido correspondencia con un gran autor italiano, Mario Puccini, y con el hijo de éste, Darío, otro importante hispanista”, dijo el autor. Mario Puccini, añade, se interesó en Reyes a través de Miguel de Unamuno. Éste le pidió mandar libros a Puccini —le envió las obras completas de Amado Nervo que estaba editando en España— y así entraron en contacto: “Poco después Puccini comenzó a publicar textos de Reyes, ‘Fuga de navidad’, un cuento corto, fue el primero (1930) y sólo hasta 1960 publicó un libro, Visión de Anáhuac”, explicó el ministro, quien aclara que Reyes murió en 1959 pero sabía de esta publicación italiana. La relación epistolar con Alda y Elena Croce, cuyo padre (Benedetto Croce) conocía la obra de Reyes —“en su biblioteca se conserva, entre otros libros de Reyes, un ejemplar de la colección Ensayos del suicida, publicado en 1917, con una dedicatoria a Benedetto Croce”, recordó Rosenzweig—, se inicia en 1955: “Alda tradujo Visión de Anáhuac y Elena escribió la reseña de una biografía de Goethe escrita por Reyes presentándolo como español: ‘Usted me ha quitado un peso del corazón’, dice Elena al responder la gentil corrección de Reyes”, agregó el autor. Anterior a la de los Puccini y las hermanas Croce es la correspondencia con Guido Mazzoni, un hispanista de la época, y Acchile Pelizzari, editor de una revista italiana de literatura. Reyes los conoció en Madrid (1918), donde realizaban una investigación. “Sus obras son de interés universal”, le escriben refiriéndose a su libro El plan oblicuo. Para Gabriel Rosenzweig la intención de este libro es “hacer saber no sólo que Reyes es uno de los mexicanos más universales, sino que su obra es conocida en ámbitos lingüísticos diversos del nuestro y que fue el primer intelectual mexicano que trascendió más allá de la frontera de nuestra lengua”. Fuente: El Universal *** Juan Villoro ingresará en febrero a El Colegio Nacional de México El escritor Juan Villoro fue recientemente electo miembro de El Colegio Nacional, según informó de manera extraoficial el miércoles 30 de octubre Enrique Krauze, durante una de las mesas redondas realizadas en el marco de las celebraciones por los 70 años de la institución que preside. El autor de obras como El testigo (2004) y Arrecife (2012), nacido en el Distrito Federal el 24 de septiembre de 1956, ocupará una de las seis vacantes que actualmente existen en El Colegio Nacional. “Juan Villoro (@JuanVilloro56) nuevo miembro de El Colegio Nacional. Nuestra charla en vivo”, escribió ese día el historiador en su Twitter (@EnriqueKrauze), al referirse al diálogo sobre literatura mexicana que sostuvieron los escritores Juan Villoro, Christopher Domínguez Michael y Aurelio Asiain, en las instalaciones del instituto. Por ahora, Juan Villoro, quien será uno de los miembros más jóvenes en el área de literatura, comenta que su ingreso formal se realizará en la última semana de febrero de 2014. Con su nombramiento, el narrador y periodista complementará la lista de destacados escritores, literatos y humanistas con los que cuenta el Colegio. Entre ellos su padre, Luis Villoro, y los escritores Fernando del Paso, José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid. Además, el novelista, cuentista, ensayista y dramaturgo, tendrá el privilegio de pertenecer a una institución que ha tenido como miembros a célebres escritores y poetas, entre ellos Mariano Azuela, Alfonso Reyes, Rubén Bonifaz Nuño y Carlos Fuentes. Ganador del premio Xavier Villaurrutia 1999 y el premio Herralde 2004, Juan Villoro ha sido profesor de literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) e invitado en las universidades de Yale, Boston y Pompeu Fabra de Barcelona; es colaborador en diversos periódicos y revistas mexicanas y extranjeras, además de que es considerado uno de los principales escritores latinoamericanos contemporáneos. Además de Juan Villoro, El Colegio Nacional recibirá entre enero y marzo de 2014 a cinco nuevos miembros para que ocupen las vacantes que en años recientes dejaron el filósofo Alejandro Rossi (1932-2009), el lingüista Antonio Alatorre (1922-2010), el novelista y ensayista Carlos Fuentes (1928-2012), el físico Leopoldo García-Colín (1930-2012), el ingeniero Marcos Mazari (1925-2013) y el poeta Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013). Los nombres de los otros nuevos miembros aún se desconocen y sólo se harán públicos una vez que el consejo de El Colegio Nacional delibere y los elija, asegura personal de la institución. Fundado por decreto presidencial en 1943, El Colegio Nacional, según sus estatutos, debe estar integrado por 40 miembros designados por el Consejo. La designación de nuevos miembros para cubrir las vacantes se hace previa propuesta y votación directa y secreta de sus integrantes. Entre los requisitos que deben cumplir los miembros de la institución están: ser mexicanos, “contar con los méritos y reconocimientos necesarios en su especialidad, habiendo alcanzado prestigio y respeto durante su desarrollo profesional” y “tener la sensibilidad y disposición de transmitir la riqueza de sus conocimientos”. Fuente: El Universal *** El Cigala, “nervioso” en concierto por presencia de García Márquez El Premio Nobel de Literatura 1982, el escritor colombiano Gabriel García Márquez, fue uno de los célebres asistentes al concierto que ofreció la noche del jueves 31 de octubre el español Diego el Cigala en el Auditorio Nacional de Ciudad de México. La presencia del autor de Cien años de soledad puso “especialmente nervioso” al cantaor de flamenco, quien no escondió su emoción por la oportunidad que tuvo de compartir unos momentos con el escritor. El Cigala presentaba por primera vez en México su nuevo disco Romance de la luna tucumana. “Hoy especialmente nervioso. Entre el público, el grande de los grandes: Gabriel García Márquez”, escribió El Cigala en Twitter, red social en la que el artista publicó una fotografía con el escritor colombiano. “Mágico momento con el maestro Gabo antes del concierto de ayer”, escribió. “Mi escritor y mi torero favoritos en la misma noche”, escribió poco antes de iniciar su presentación el artista español, en referencia también al matador español Morante de La Puebla, quien se encuentra actualmente en México y asistió al concierto. El diario La Jornada también publicó el viernes una fotografía en la que se ve a El Cigala con García Márquez sacando la lengua. En el último mes García Márquez, de 86 años, se ha dejado ver varias veces en público en México, donde vive hace más de 52 años. Durante sus últimas apariciones al cerebro del “realismo mágico” se le ha visto de buen semblante y con el estilo jocoso que lo caracteriza. Las apariciones de García Márquez en Ciudad de México, capital mexicana que lo acogió como hijo y ha respetado la discreción con la que ha escogido vivir en los últimos años el escritor, han desvirtuado los rumores que circularon el año anterior sobre una supuesta demencia senil que padecía el autor de El amor en los tiempos del cólera. Fuente: DPA *** Francisco Ruiz Noguera gana el Premio Generación del 27 El veterano poeta español Francisco Ruiz Noguera obtuvo el jueves 31 de octubre en Málaga el XVI Premio Internacional de Poesía Generación del 27 con su obra La gruta de la luz, con lo que se convierte en el primer malagueño en lograr el galardón. Ruiz Noguera señaló que “es una gran alegría” haber obtenido un premio que a “cualquier poeta le encantaría recibir”. El poeta quiso dedicar la distinción a Luis de Góngora, cuyo verso “A batalla de amor verso de pluma”, señaló, le ha acompañado en la mayoría de sus obras desde que empezó a publicar. “Teniendo en cuenta que se cumple el cuarto centenario de la aparición de las Soledades de Góngora, dado que la Generación del 27 está muy unida con la figura de Góngora, es un premio para Luis más que para mí, por eso me siento muy satisfecho”, señaló Ruiz Noguera. El fallo fue leído por el Premio Nacional de Poesía Manuel Alcántara, quien presidió el jurado, compuesto por diferentes representantes de la cultura como Antonio Garrido Moraga, José Antonio Mesa Toré, Luis García Montero y Jesús García Sánchez. El premio, al que concurrieron este año más de 120 obras de distintas nacionalidades, está dotado con 15.000 euros y en su nómina de premiados destacan nombres como los de Jaime Siles, Luis Muñoz, Juan Antonio González Iglesias, Gioconda Belli o Lorenzo Oliván. El Premio de Poesía Generación del 27 se ha convertido en un prestigioso referente del panorama literario español y está respaldado por la veterana editorial Visor, según la organización. Fuente: EFE *** Bilbao declara 2014 como el Año de Miguel de Unamuno El pleno del Ayuntamiento de Bilbao aprobó el jueves 31 de octubre una resolución que declara a 2014 como el Año de Miguel de Unamuno, al cumplirse el 150º aniversario del nacimiento del intelectual. La propuesta fue planteada en el pleno por el PSE-EE y recibió el respaldo del PNV, que dirige el equipo de gobierno municipal, y del PP, mientras que Bildu votó en contra. El portavoz socialista en la corporación, Alfonso Gil, defendió el impulso de actividades y homenajes para recordar la figura de Unamuno (Bilbao, 1864; Salamanca, 1936), al que definió como “el icono de la cultura bilbaína antes del Guggenheim”. Gil resaltó la figura del ensayista, escritor y político bilbaíno como “librepensador” y “ejemplo de valores y principios progresistas” y abogó por promover el conocimiento de Unamuno entre los escolares. La teniente alcalde y concejala del área de Cultura, Ibone Bengoetxea, indicó que el gobierno municipal ya tenía previsto recordar la figura del Unamuno el próximo año, con intención de acercar su conocimiento a toda la ciudadanía. La portavoz de Bildu, Aitziber Ibaibarriaga, dijo que su grupo rechaza la iniciativa porque aprobarla supondría “avalar a una persona que destacó por su furibundo desprecio del euskera, de Euskal Herria y, en las últimas etapas de su vida, a la libertad y a la democracia”. Fuente: EFE *** Ciudad de Santiago de Chuco declarada como Capital de la Poesía en Perú El Congreso de Perú aprobó el pasado 1 de noviembre, por unanimidad y sin debate, el proyecto de ley que propone declarar Capital de la Poesía en Perú a la ciudad de Santiago de Chuco, tierra natal del insigne poeta César Vallejo, ubicada en la región La Libertad. El respectivo dictamen, sustentado por la presidenta de la Comisión de Cultura y Patrimonio Cultural, María López Córdova, señala que con esta propuesta se busca destacar la figura del autor de Trilce y Los heraldos negros, entre otras importantes obras, así como promover el turismo hacia la zona. El dictamen había sido emitido por unanimidad y fue exonerado de todo trámite por la Junta de Portavoces, lo que permitió incluirlo en la agenda del día. La iniciativa legislativa recibió 73 votos a favor, ninguno en contra ni abstenciones. Conforme a lo dispuesto en el artículo 78 del Reglamento del Congreso, el proyecto será sometido a segunda votación después de transcurridos siete días. Fuente: Andina *** Fallece el escritor cubano Luis Marré El escritor cubano Luis Marré, quien en 2008 ganara el Premio Nacional de Literatura de su país, falleció en La Habana, según confirmaron el viernes 1 de noviembre autoridades del sector cultural. Marré había nacido en agosto de 1929 en Guanabacoa. Aunque en los inicios de su vida laboral no estuvo vinculado a la literatura, su decisión de ser escritor lo condujo, desde muy joven, a apropiarse de conocimientos y habilidades literarias que lo llevaron a un lugar especial dentro de la Generación del Cincuenta. Fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, legó una vasta obra en la poesía, la novelística, el ensayo y la traducción de clásicos. Considerado un imprescindible de la poesía cubana, Marré se destacó por su rigor y búsqueda del perfeccionismo, publicó en las mayores revistas literarias de Cuba y gozó de prestigio fuera de su país. De hecho, su nombre aparece en el índice antológico de autores cubanos de The City University of New York, y en los anales del American Biographical Institute. Fuente: Prensa Latina *** Guatemala concede el Premio Asturias a Víctor Muñoz El poeta y narrador Víctor Muñoz recibió este viernes 1 de noviembre el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias” 2013, la mayor distinción concedida por las autoridades de cultura de Guatemala. El literato de 63 años fue reconocido en una ceremonia realizada en el Teatro Nacional de la ciudad de Guatemala, el mayor escenario artístico y cultural del país centroamericano. El viceministro de Cultura, Leandro Yax, entregó el galardón al escritor , reconocido en los ámbitos literarios, culturales y académicos de Guatemala, y autor de obras como Las amistades inconvenientes y Cuatro relatos de terror y otras historias fieles. El premio consiste en una medalla de oro, un pergamino escrito por un artista invitado y el premio en efectivo de 50 mil quetzales (seis mil 300 dólares), más la impresión de sus obras en la editorial estatal. El galardón, que se otorgó en su edición anual número 26, se instauró en honor de Miguel Ángel Asturias (1899-1974), el connotado escritor guatemalteco y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1967. Los más importantes escritores guatemaltecos, como Augusto Monterroso y Humberto Akabal, han sido reconocidos con el Premio Nacional de Literatura que lleva el nombre del creador de las famosas novelas El señor presidente y Hombres de maíz. Muñoz nació el 12 de noviembre de 1950 en la ciudad de Guatemala. Es graduado en administración de empresas y ganador del Premio de Novela “Mario Monteforte Toledo” (1998). La Municipalidad de Guatemala le dedicó la Feria Municipal del Libro en 2010. Fuente: Notimex *** Anuncian ganadores de los premios Copé de Oro Leoncio Luque Ccota (http://www.letralia.com/firmas/luqueccotaleoncio.htm), por el poemario Igual que la extensión de tu cuerpo, y Julián Pérez Huarancca, por la novela Criba, fueron los ganadores del Copé de Oro en la XVI Bienal de Poesía y IV Bienal de Novela Premio Copé 2013, respectivamente, según se anunció en Lima, Perú, el lunes 4 de noviembre. El ganador en Poesía, Luque Ccota (Puno, Huancané, 1964) es colaborador de Letralia y ha publicado, entre otros, los poemarios Por la identidad de las imágenes (1996), En las grietas de tu espalda (2001) y Crónicas de Narciso (2005). En la categoría Poesía, los otros premiados fueron: Copé Plata: Christian Andrés Briceño Ángeles, por el poemario La comedia inmóvil. Copé Bronce: Luzgardo Leonidas Ernesto Medina Egoavil, por el libro Alegorías para un amor gitano y una carta para César Moro. Las menciones honrosas para Víctor Ruíz Velazco, por el poemario Para espantar a los chacales y Juan Augusto Ricardo Carrasco Huamaní, por el libro El humo de la rosa. Hay una larga lista de finalistas. En la categoría Novela no hubo Copé de Plata. Las menciones honrosas fueron para Max Daniel Crespo Loayza, por la novela Los puentes de Orestes; Zoila Elena Vega Salvatierra, por la novela Teclas y, finalmente, Marco Antonio García Falcón, por la novela Tocar el elefante. Los Premios Copé son convocados anualmente por la petrolera del Perú, Petroperú, desde 1979, con el objetivo de consolidar y promover la narrativa y prosa como género literario. Fuente: La República *** El mexicano Álvaro Enrigue obtiene el XXXI Premio Herralde de Novela El narrador venezolano Fedosy Santaella fue uno de los nueve finalistas, con El dedo de David Lynch. El escritor mexicano Álvaro Enrigue obtuvo este lunes 4 de noviembre, con su novela histórica Muerte súbita, el XXXI Premio Herralde de Novela, dotado con 18.000 euros. Entre los finalistas estuvo la novela El dedo de David Lynch, del escritor venezolano Fedosy Santaella (http://www.letralia.com/firmas/santaellakrukfedosy.htm). Muerte súbita fue seleccionada de entre las 476 presentadas, la mayor participación del certamen, destacó en rueda de prensa el editor Jorge Herralde. La novela fue presentada al concurso bajo el seudónimo “Hamilton” y el título Patrón de todos los que estamos tristes, y transcurre durante un solo día en un partido de tenis jugado el 4 de octubre del año 1500. En este escenario, dos duelistas singulares se encuentran en las canchas de tenis de la romana plaza Navona: uno es un artista lombardo que ha descubierto cómo cambiar el arte de su tiempo, Caravaggio, y el otro es un poeta español “demasiado inteligente”, Francisco de Quevedo. La historia plantea “qué tendría que haber pasado para que Caravaggio y Quevedo jugaran una partida de tenis en su juventud”, proponiendo una historia en tres sets, que comienza cuando un mercenario francés roba las trenzas de la cabeza decapitada de Ana Bolena para fabricar pelotas de tenis con su pelo rojo. En la novela, Quevedo conoce al que será su protector y compañero de juerga en un delirante viaje por los Pirineos y en el que una “hija idiota” de Felipe II será propuesta para reinar en Francia y Cuauhtémoc, prisionero en la Laguna de Términos. El autor explicó que Caravaggio vivió una especie de destierro por matar a un hombre durante un partido de tenis, de lo que hay una vasta documentación y para cuya investigación ha contado con respaldo académico. Enrigue también se interesó por Quevedo, figura a la que consideró sería “un buen contrincante para Caravaggio”. La novela trata las dos formas de enfrentarse al mundo de estos dos personajes, con Caravaggio con una idea muy moderna de encarar la fama, pareciéndose más a Andy Warhol que a Miguel Ángel; enfrentando a la mentalidad contrarreformista de Quevedo, defensor del catolicismo y el Imperio. Enrigue remarcó que, por el contrario, Caravaggio representa a un pintor abiertamente homosexual, muy juerguista, condenado a muerte y aun así vendiendo cuadros: “La novela enfrenta la visión del Vaticano laxo y la visión dura del Gobierno español”, resumió el autor, quien también incluyó a México en esta historia, para tratar cómo el mundo se volvió inmenso de la mano de Hernán Cortés y cómo la Contrarreforma viajó al país centroamericano. La novela está planteada como un ensayo sobre el tenis hecho por un autor contemporáneo “con preocupaciones contemporáneas”, aunque en realidad es una novela que permite al escritor mexicano situarse en ese cambio de mentalidad en plena eclosión de la modernidad, una época que ofrece muchas explicaciones a la época actual. De hecho, confesó haberla escrito “con mucha rabia y desde la decepción”, porque no puede ser que siempre ganen los malos, además de ser una obra muy personal, sin ser autobiográfica. Enrigue ganó el Premio de Primera Novela Joaquín Mortiz en 1996 con La muerte de un instalador, y en la editorial Anagrama ha publicado Hipotermia (2005), Vidas perpendiculares (2008) y Decencia (2011), y su último título es Valiente clase media. Dinero, letras y cursilería. El jurado del premio Herralde estuvo compuesto por Salvador Clotas, Paloma Díaz-Mas, Marcos Giralt Torrente, Vicente Molina Foix y el propio Jorge Herralde. Fedosy Santaella entre los finalistas Entre los nueve finalistas del Herralde se encuentra el escritor venezolano Fedosy Santaella, quien participó con su novela El dedo de David Lynch. “Me siento agradecido y pienso que el trabajo continuado y persistente siempre tiene sus resultados”, dijo Santaella al portal venezolano FicciónBreve (http://ficcionbreve.org). “No hay que dejarse llevar por cuentos de camino como que la literatura venezolana no le importa a nadie afuera, o como que acá no somos buenos y todas esas cosas horrendas que decimos nosotros de nosotros mismos en público, en privado y en páginas y trolls de la red que estuvieron y que están por allí. Ahora, ¿interesa o no interesa que te tomen en cuenta fuera de tu país? Pues no voy a caer en esa discusión absurda”, manifestó el escritor, nacido en Puerto Cabello, Carabobo, en 1970. Santaella no desea divulgar detalles sobre su novela finalista del Herralde, como confirmó a Letralia en conversación reciente. “Ando misterioso”, dijo haciendo referencia también a su última publicación, En sueños matarás (http://www.prisaediciones.com/ve/libro/en-suenos-mataras), que acaba de aparecer en Venezuela bajo el sello Alfaguara y que el autor define como “una novela gótica”. En sueños matarás se inicia con la historia de unos inmortales que comparten una casa y que, hartos de su condición inmortal, pasan el tiempo teniendo sexo. “Un día aparece muerto el mayordomo en la biblioteca, por lo que llaman a un detective, pero durante la investigación desaparece el cadáver”, explica Santaella. Entre los particulares personajes de la obra aparecen “un loco que vive cerca de una aldea, dentro de una caja, y tiene dentro de la cabeza un televisor del que le nace el hombrecito pulga, que se convierte en un agitador de multitudes. Hay un negro jazzista que conoció a John Coltrane y que se enamora de una mujer que vive en los sueños. Y hay un bufón inexistente que cuenta cuentos de los inmortales. Y por ahí va la cosa”, concluye. En palabras del escritor Ricardo Ramírez Requena, En sueños matarás es la novela “más ambiciosa y lograda” de Santaella. “La gravedad de los asuntos, lo gótico, el tono sombrío y un lenguaje lacónico, refinado, denso, nos llevarán por los meandros de una casona misteriosa en donde la sensualidad de la noche le brindará el silencio que sólo nos concede el horror. Pero eso es lo que usted, como lector, más agradecerá”. Fuentes: Europa Press • FicciónBreve *** Escritor paraguayo Nelson Aguilera a prisión por incurrir en plagio Por presuntamente haber incurrido en plagio contra su colega María Eugenia Garay Zuccolillo, el escritor paraguayo Nelson Aguilera fue condenado el lunes 4 de noviembre a dos años y medio de prisión. El acusado dispone de diez días para apelar la sentencia y podría reclamar la reducción de la pena, el procesamiento sin prisión o incluso anulación del juicio, con nuevos argumentos. Uno de ellos es que uno de los miembros de la corte es hermano de la demandante y que destacados expertos en el tema concluyeron que no hubo plagio en la obra de Aguilera, titulada Karumbita la patriota, editada por el sello Alfaguara Infantil. Garay Zucolillo denunció que el libro de Aguilera contiene pasajes similares a su novela El túnel del tiempo. Varias personalidades de la literatura y la cultura en general de Paraguay expresaron su rechazo a la sentencia de la Corte bajo el argumento de que no existió plagio. Por diversos medios locales se pronunciaron Teresa Méndez Faith, José Vicente Peiró, Rubén Bareiro Saguier, Estela Appleyard de Acuña, Renée Ferre y Raquel Rojas, entre otros. “Pírrica victoria que no hará mejor escritora a la querellante”, escribió Rojas, directora de teatro y agente cultural, mientras que Juan Carlos Cañete, actor y director teatral, expresó su “indignación”. “Una más en este hermoso país”, escribió también en redes sociales. La escritora Mónica Bustos, premio Augusto Roa Bastos de Novela en 2010, expresó: “Una lástima la condena. Absurda y triste”. Fuente: Télam *** Ana García Bergua obtiene el Premio Sor Juana Inés de la Cruz Por “su condición paródica, su travestismo del lenguaje y su buena factura narrativa”, el jurado integrado por los escritores Anamari Gomís, Antonio Ortuño y Edmundo Paz Soldán otorgó este 4 de noviembre el XXI Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz a la escritora mexicana Ana García Bergua, por su novela La bomba de San José (Ediciones Era/ Literatura Unam, 2012). El jurado consideró que esta es “una novela subversiva que arroja una mirada irónica y aguda sobre toda una época, la de los años sesenta, que cambió el mundo de las mujeres. La novela prolifera hacia múltiples posibilidades, hacia el mundo de la risa y el carnaval y hacia la urdimbre de historias inesperadas”. “Me siento orgullosísima”, dijo García Bergua. “Este premio lo han recibido Elena Garro, Margo Glantz, Angelina Muñiz-Huberman, amigas queridas, mujeres admiradas, me siento muy halagada. Es como entrar a una compañía admiradísima. Este reconocimiento significa mucho emotivamente porque mi papá, Emilio García Riera, vivió muchos años en Guadalajara, hasta hay una calle en Zapopan con su nombre”. La autora recibirá el galardón, dotado con diez mil dólares, el 4 diciembre próximo, durante la 27ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx). “Es una novela que trata de recrear esa transformación, cómo la vida de las mujeres se abrió hacia otras posibilidades que antes requerían de una gran determinación. Quería retratar esa parte de los sesenta que quedaba opacada por la tragedia de 1968”, detalló la escritora. Nacida en Ciudad de México en 1960, García Bergua se graduó de letras francesas y escenografía teatral en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado las novelas El umbral, Púrpura, Rosas negras e Islas de bobos; los libros de relatos El imaginador, La confianza en los extraños y Edificio. Ha traducido al francés, entre otras obras, El Carnaval de Romans, de Emmanuel Leroi Ladurie; Le sacre du citoyen. Historie du suffrage universal en France y Le peuple introuvable, de Pierre Rosanvallon; y al inglés Dos viajes a Campeche, del pirata William Danpier. Sus cuentos figuran en diversas antologías, tanto en español como en francés. En 2001 ingresó al Sistema Nacional de Creadores. Concebido y bautizado por la escritora nicaragüense Milagros Palma, el premio Sor Juana Inés de la Cruz es un reconocimiento al trabajo literario de las mujeres en el mundo hispano que premia con diez mil dólares en efectivo a la autora de una novela publicada en español. Es entregado anualmente por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y auspiciado por la Universidad del Claustro de Sor Juana y Faber-Castell de México. Fuente: FIL *** Recuerdan en Madrid a Luis Cernuda por los 50 años de su muerte El Ateneo de Madrid recuerda este martes 5 de noviembre la figura del poeta Luis Cernuda (Sevilla, 1902; Ciudad de México, 1963) con motivo del 50º aniversario de su muerte, con un acto que reunirá a un grupo importante de poetas españoles de diferentes generaciones que se reunirán en torno a la palabra del gran poeta. En el acto se presentará el libro Leve es la parte de la vida que como dioses rescatan los poetas (Poemas para Luis Cernuda), que incluye más de ochenta poemas de otros tantos poetas nacionales, latinoamericanos y europeos, como Antonio Gamoneda, Caballero Bonald, Antonio Colinas, Francisco Brines, Rafael Cadenas, Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca o Herta Müller, entre otros. El libro incluye algunos manuscritos inéditos de Cernuda, así como fotos que se publican por primera vez del poeta de la Generación del 27. Además, durante este homenaje se proyectarán imágenes inéditas sobre Cernuda, se escuchará su voz, y se recordará al poeta en el Ateneo de Madrid, lugar que frecuentaba con asiduidad junto a otros integrantes de la Generación del 27 como Aleixandre o Lorca. Asimismo, los días 8 y 9 de noviembre se presentará también el libro en el Ateneo de Sevilla con una lectura de poemas en la Calle del Aire y ante la casa donde nació el poeta. Más de cuarenta poetas de toda España se trasladan a la capital hispalense para este homenaje poético. Fuente: Europa Press *** Publican novela póstuma del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante Este miércoles 6 de noviembre llega a las librerías la novela Mapa dibujado por un espía, del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, que había permanecido inédita hasta ahora, ocho años después del fallecimiento del autor. Se trata de una narración en la que Cabrera Infante cuenta su crónica más amarga, su despedida de su isla natal y el camino hacia su exilio definitivo. El libro mira al entorno de una Cuba redescubierta donde la revolución ha ido empobreciendo a la población y atemorizándola ante la represión política. El encarcelamiento de los homosexuales, el silenciamiento de los escritores críticos, el cierre de empresas y negocios particulares, son muestra del deterioro de un país y una sociedad que tantos sueños había alimentado. Así, la mirada lúcida y descarnada del autor pasa revista a una realidad que muchos en aquellos años y todavía décadas después se obstinaron en ignorar. Publicado por Galaxia Gutenberg, el libro es uno de los más cercanos a su biografía, una de las revisiones más personales que hizo el autor de Tres tristes tigres y que no llegó a publicar en vida. La obra narra el último viaje a La Habana que hizo Cabrera Infante en 1965, desde Bruselas, donde trabajaba en la Embajada de Cuba en Bélgica. Ya en esa época, el autor había mostrado algunas discrepancias con las autoridades cubanas, pero fue en este viaje, que hizo con motivo de la muerte de su madre, cuando el autor vivió y sufrió las represalias de un régimen que determinarían su rechazo al gobierno y su decisión de no volver jamás a Cuba. Cabrera Infante murió a los 75 años en Londres, adonde se exilió y vivió sus últimos 40 años. Autor de medio centenar de libros, entre ellos La Habana para un infante difunto y Mea culpa, en 1997 recibió el Premio Cervantes. La obra será presentada la semana próxima en Madrid por su viuda Miriam Gómez, la compañera que compartió su exilio y quien fuera depositaria de este inédito. Fuente: EFE *** José Emilio Pacheco y Joan Margarit reciben Premio Víctor Sandoval Los poetas José Emilio Pacheco, de México, y el catalán Joan Margarit, recibirán el 10 de noviembre en la capital de Aguascalientes el Premio de Poesía del Mundo Latino Víctor Sandoval 2013, dotado con 125 mil pesos. En el contexto del 15º aniversario del Encuentro de Poetas del Mundo Latino, explicó el escritor Marco Antonio Campos (http://www.letralia.com/firmas/camposmarcoantonio.htm), el galardón será entregado a ambos autores en el Museo José Guadalupe Posada dentro de la fiesta poética que se efectuará del 7 al 10 de noviembre en Aguascalientes, y que tendrá extensiones en el Distrito Federal y San Luis Potosí. El jurado del premio Víctor Sandoval estuvo integrado por los poetas colombianos Piedad Bonnet y Juan Manuel Roca (http://www.letralia.com/firmas/rocajuanmanuel.htm), además del argentino Juan Gelman, el español Luis García Montero y los mexicanos Elva Macías, Eduardo Lizalde (http://www.letralia.com/firmas/lizaldeeduardo.htm) y Hugo Gutiérrez Vega. Joan Margarit, explicó Campos, “es un poeta excepcional” y su obra “muchas veces es melancólica que recorre instantes del pasado y no existe un poema de él que no tenga emoción particular”. También, durante la jornada inaugural del encuentro, el poeta Francisco Hernández recibirá el Premio Jaime Sabines-Gatien Lapointe 2013, concedido por el Seminario de Cultura Mexicana y el Festival de Poesía de Trois-Rivières, de Quebec. En el Encuentro de Poetas del Mundo Latino, el cual “mantiene su calidad pese a los escasos recursos económicos”, participarán treinta escritores mexicanos y extranjeros, entre los que figuran Luis García Montero (España), Piera Mattei (Italia), Horacio Benavides (Colombia), Élise Turcotte (Quebec), Livio Ramírez (Honduras), Daniel Freidemberg (Argentina), además de Efraín Bartolomé, Antonio Deltoro, Coral Bracho, Marcelo Uribe, Hugo Gutiérrez Vega, José de Jesús Sampedro y Mario Bojórquez, por citar algunos de los participantes. Esta reunión de poetas, explicó Silvia Molina, presidenta del Seminario de Cultura Mexicana, ha fomentado la difusión y traducción a escala internacional de la poesía mexicana con el trabajo de prestigiados traductores como Emilio Coco (Italia), Stefaan Van den Bremt (Bélgica), Bernard Pozier (Quebec) y Valeriu Stancu (Rumania). La fiesta poética comenzó este domingo 3, antes de la inauguración oficial en Aguascalientes, con una lectura de los participantes extranjeros en el Palacio de Bellas Artes, y continúa con una serie de lecturas de los mismos en varias sedes. El encuentro, creado en 1999, es promovido por el Seminario de Cultura Mexicana, el gobierno del estado de Aguascalientes, la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y el Instituto Nacional de Bellas Artes; a lo largo de su historia han participado alrededor de 400 poetas provenientes de más de 20 países del mundo latino. Fuente: La Jornada *** Baruta celebrará su Festival de las Artes y la Lectura Del 13 al 17 de noviembre se realizará en la plaza Alfredo Sadel, en Las Mercedes (Caracas), y en otros espacios del municipio capitalino de Baruta, el Festival de las Artes y la Lectura 2013, que incluye un circuito teatral que agrupa salas del municipio. La programación cultural se inaugurará el miércoles 13 a las 7:30 pm con un concierto de Los Hermanos Naturales. Antes, en la mañana, habrá una obra infantil en el Teatro Escena 8. Serán cinco días (hasta el domingo 17) en los que convivirán literatura, danza, música, teatro, artes visuales, cine e incluso gastronomía. Las actividades literarias comenzarán el próximo jueves 15. Ese día Federico Vegas presentará su novela El buen esposo, publicado por la editorial Alfa. Entre los nueve bautizos de libros que tendrá el festival, destaca el de La escribana del viento, de Ana Teresa Torres (sábado 16, a las 7:00 pm). La Feria del Libro también incluye 22 conversatorios. El viernes 15, por ejemplo, Eduardo Sánchez Rugeles charlará con Willy McKey acerca de Liubliana y otros proyectos. El encuentro (7:00 pm) se realizará en el Centro Cultural Tres y 3, que está ubicado en la calle California de Las Mercedes. Los niños serán otros protagonistas de la programación. A diario habrá actividades: el Banco del Libro hará lecturas de relatos y poemas infantiles, también estarán cuentacuentos en la Plaza Alfredo Sadel y obras en las distintas salas teatrales que se aliaron. “Con el festival vamos a demostrar que el hecho cultural es el hecho que identifica al ser humano. No hay cosa que haga más libre y más plural a hombre que la propia cultura”, dijo el alcalde de Baruta, Gerardo Blyde, en una conferencia de prensa que presentó el evento. Treinta expositores ofrecerán sus libros en Las Mercedes, en un espacio en el que también habrá cafés y restaurantes. También se realizará el sábado 16 una Biblioteca Abierta en la Concha Acústica de Bello Monte a modo de cambalache de libros. La clausura, el domingo 17, estará a cargo de la Orquesta Infantil de Baruta (a las 4:00 pm) y el Ensamble Curare (a las 7:00 pm) en la tarima central que estará en la plaza Alfredo Sadel. Fuente: El Universal *** Homenajearán en Cuba a Gabriel García Márquez La Casa de las Américas en Cuba rendirá un homenaje al escritor colombiano Gabriel García Márquez los próximos 14 y 15 de noviembre con exposiciones, talleres y proyecciones que estarán centradas en la presencia del Caribe en su obra. El embajador de Colombia en La Habana, Gustavo Adolfo Bell, explicó que el nuevo tributo parte de la significación que ha tenido la región del Caribe y especialmente Cuba en la vida y obra del Premio Nobel de Literatura de 1982. El programa incluirá una exposición con ilustraciones basadas en obras del novelista, así como la exhibición de paneles con pasajes que demuestran la presencia de la región caribeña en su “universo” literario. El plato fuerte del taller anunciado será la presencia del profesor y ensayista colombiano Conrado Zuluaga, uno de los más reconocidos estudiosos de la obra de García Márquez. Además, se proyectarán “todos los documentales que se han hecho sobre Gabo”, precisó Bell, quien consideró que “será un homenaje sentido”. El diplomático colombiano anunció asimismo que la sede de Casa de las Américas estará adornada con mariposas amarillas, en un guiño a aquellas que presagiaban la llegada del personaje de Mauricio Babilonia en la novela Cien años de soledad. Fuente: EFE *** Úbeda acoge certamen internacional dedicado a la novela histórica El II Certamen Internacional de Novela Histórica Ciudad de Úbeda reunirá entre los próximos 16 y 24 de noviembre a 16 “grandes figuras” del género tanto españolas como internacionales, que intervendrán en algunas de las propuestas de la variada programación. Así se informó el miércoles 23 de octubre durante la presentación de esta cita, a la que asistieron su director, Pablo Lozano; la concejal ubetense de Cultura, Josefa Olmedilla; la diputada de Cultura y Deportes, Antonia Olivares, y el gerente de la Fundación Caja Rural de Jaén, Luis Jesús García-Lomas. Este evento ha crecido tanto en el número de escritores participantes como en la variedad de actividades novedosas que, paralelamente, le “prestarán apoyo y brillantez”. En esta ocasión, “16 grandes figuras nacionales e internacionales del mundo de la literatura respaldan e intervienen en esta cita”. Se trata, en concreto, de Raúl Montilla, Blanca Roca, Yeyo Balbás, Teo Palacios, Concha Perea, Jesús Sánchez Adalid, José Luis Serrano, Vicente Ruiz, Blas Malo, Saúl David, Joao Paulo, Rosa López Casero, Jasús Maeso de la Torre, Salvador Compán, Paloma Sánchez-Garnica y Almudena de Arteaga. Ellos formarán parte de distintas mesas redondas dedicadas a temas como “Novela y novela histórica” o “La novela histórica en Europa” o intervendrán en charlas-coloquio en las que conversarán con el público asistente y comentarán diferentes aspectos no conocidos de su producción escrita. Además, en esta segunda edición se continúa apostando por el impulso de la lectura y el estímulo de la creación literaria con la organización de talleres, como el de creación de personajes, o con una nueva convocatoria del premio de relato corto de “La Noche de las Quimeras”. Igualmente, sobresale “El Desfile de la Historia”, que tendrá lugar el 23 de noviembre. Se trata de una exhibición de alrededor de doscientas personas integrantes de grupos de recreación histórica procedentes de diferentes puntos de España, que conseguirán desplazar a las calles y plazas de Úbeda los Tercios de Carlos V, las Guerras Napoleónicas o la Primera Guerra Mundial para hacer “revivir la historia”. Junto a ello, visitas guiadas histórico-literarias, visitas a la biblioteca del Palacio Vela de los Cobos y otras “muchas y variadas propuestas” contribuirán a convertir a Úbeda por unos días “en epicentro nacional de la novela histórica”. “Indiscutiblemente, es una cita obligatoria para los amantes y seguidores de la literatura y de la historia”, aseguró la organización del certamen. Fuente: Europa Press *** Feria del Libro de Miami celebra su 30º aniversario La Feria Internacional del Libro de Miami (http://www.miamibookfair.com) celebrará en noviembre sus treinta años, con figuras prominentes de Iberoamérica y todo el mundo que incluyen a los príncipes de Asturias, el ganador del Premio Cervantes, el chileno Jorge Edwards, y el escritor estadounidense Dan Brown. En la feria, que se realizará entre el 17 y el 24 de noviembre, participarán también Rosa Montero, Marcos Aguinis, José Ovejero, Lorenzo Silva, Jorge Eduardo Benavides, Gioconda Belli y Esmeralda Santiago, entre otros escritores de Argentina, Chile, Perú, Nicaragua y España. El evento cuenta con un Programa Iberoamericano, uno de los más visitados de la feria, y foro donde los escritores presentan sus obras más recientes y participan en sesiones de autógrafos de libros, lecturas y conversatorios. Este año la feria, cuya entrada es gratuita, está dedicada a la cultura y la literatura de España, y por ello varios autores latinoamericanos participarán en sesiones con colegas españoles, entre ellos J. J. Armas Marcelo, Juan Malpartida y Carmen Posadas. Además de Brown, entre los autores internacionales que visitarán la Feria está Paul Auster. El príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, será el encargado de inaugurar oficialmente la feria junto a su esposa, la princesa Leticia. Al finalizar la inauguración, Brown presentará su nueva obra, Inferno. Edwards, por su parte, hablará de su nuevo libro, Los círculos morados. La Feria Internacional del Libro de Miami es considerada uno de los espacios literarios más grandes de Estados Unidos. Es organizada por el Miami Dade College, la universidad estatal con más estudiantes de todo el país, la mayoría de ellos hispanos. Fuente: AP *** Celebrarán en Medellín un encuentro de poetas chinos y colombianos La ciudad colombiana de Medellín celebrará los próximos 19 y 20 de noviembre el Encuentro Internacional de Poesía China-Colombia para promover el entendimiento entre los autores y las tradiciones poéticas de los dos pueblos, informaron los organizadores el jueves 31 de octubre. Este festival, llamado “El dragón en el valle de la poesía” (http://bit.ly/16N49Mb), contará con la participación de los escritores chinos Luo Ying, Tang Xiaodu, Zhang Qinghua, Lin Mang, Han Zhuorong, Jiang Tao, Yang Ke, Zhang Ling, Yi Ling y Wang Guangming. Colombia estará representada por los poetas Juan Manuel Roca (http://www.letralia.com/firmas/rocajuanmanuel.htm), Guillermo Martínez González, Rafael Patiño, Samuel Vásquez, Jairo Guzmán y Luis Eduardo Rendón. La actividad literaria incluye seis lecturas de poemas y dos coloquios de los escritores chinos con el público, según informó el Festival Internacional de Poesía de Medellín, que organiza el evento junto con la Compañía ZhongKun de China y el Movimiento Poético Mundial. Fuente: EFE *** Italia dedica un encuentro literario a Latinoamérica Del jueves 5 al domingo 8 de diciembre se celebrará en el Palacio del Congreso, en Roma (Italia), el sexto congreso “América Latina, Tierra de Libros” que, organizado por el Instituto Ítalo-Latinoamericano (Iila, http://www.iila.org/index.php?lang=es) bajo el lema “Encuentros y desencuentros”, tiene entre sus invitados a destacados escritores latinoamericanos. La actividad se inicia el jueves 5 a las 10 de la mañana con la inauguración del evento “Più Libri Più Liberi”, Feria Nacional de la Pequeña y Mediana Industria Editorial Italiana, en cuyo marco habrá una exposición y venta de libros de narrativa, poesía y literatura infantil en lengua original y traducida al italiano. A las 17 se celebrará el conversatorio “Viajes y viajeros entre América Latina y Europa”, con introducción de Sylvia Irrazábal, secretaria cultural del Iila y coordinado por la Maria Gabriella Dionisi, docente de literatura hispanoamericana en la Universidad de la Tuscia, y con la participación del argentino Marcelo Luján, el colombiano Santiago Gamboa, el cubano Víctor Casaus y el chileno Santiago Elordi. Las actividades de esta jornada concluirán a las 20 horas con un brindis en la sede del Iila y concierto del grupo “Mariachi Romatitlán”. El viernes 6, entre las 12 y las 14 horas, se realizará el conversatorio “La generación del setenta: nuevas formas de literatura y escritura”, con introducción de Sylvia Irrazábal y coordinación de Stefano Tedeschi, docente de literatura hispanoamericana en la Universidad La Sapienza de Roma. Intervendrán el argentino Marcelo Luján, el colombiano Héctor Abad Faciolince, el cubano Víctor Casaus, los mexicanos David Toscana y Héctor Vega Deloya y el venezolano Edgar Borges (http://www.letralia.com/firmas/borgesedgar.htm). A las 17 repetirán Abad Faciolince, Toscana y Borges en el conversatorio “Narrativa latinoamericana y narrativa europea frente a frente”, con introducción de Lucio Battistotti, director de la Representación en Italia de la Comisión Europea, y coordinación de Diego Simini, docente de literatura hispanoamericana en la Universidad del Salento. A las 17:30 se iniciará la VI Conferencia Nacional de Italia-América Latina y el Caribe “La cultura como vehículo de relaciones internacionales”, en la que intervendrán Mario Giro, subsecretario de Estado; Giorgio Malfatti di Monte Tretto, secretario general del Iila, y Fabio del Giudice, director de “Più Libri Più Liberi”. El Iila es una organización dedicada a la investigación y la documentación relativa a los problemas, las realizaciones y perspectivas de Italia y Latinoamérica en el orden cultural, científico, económico, técnico y social. Fuente: Iila ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === La ola invisible: escritores en español en Estados Unidos ============= === Ani Palacios Mc Bride ================================================= Cuando se habla de la literatura latina en Estados Unidos el discurso apunta a una lista de escritores que escriben en inglés. Pero, ¿qué se sabe de la literatura latina escrita originalmente en español? Muy poco. El reconocido escritor y catedrático Jorge Majfud (http://www.pen.org/jorge-majfud; en la lista de los 10 mejores en Latinoamérica actual) dice que ésta es una literatura en su infancia pero que encara hoy un momento bisagra, en donde la potencialidad del talento existente todavía no ha sido reconocida y apoyada por las editoriales, los medios de comunicación y los promotores de ferias de libro, pero cuya expresión empieza a levantarse con una voz única de un nuevo país latino en construcción dentro de Estados Unidos. Con más de 50 millones de latinos en Estados Unidos, un 80 por ciento consumidores de información y entretenimiento en español, las posibilidades de un mercado de lectores son más amplias que las de muchísimos países latinoamericanos. Y sin embargo, podemos contar con los dedos de la mano los nombres de escritores latinos reconocidos que escriben en español en Estados Unidos. Rápido, piensa en una lista de 10... No es tan fácil, ¿verdad? ¿Escritoras latinas? Peor todavía. Bueno, ese es exactamente el problema. El talento existe pero necesita desarrollarse y tener un apoyo desde sus bases. Necesitamos un giro completo en la manera en que tratamos a la literatura en español en los Estados Unidos. Dora Przybylek (Carmela Escobar, http://www.librosenred.com/autores/carmelaescobar.html) es una escritora peruana. Con su primera novela, Luna llena (http://amzn.to/16RP7qA), ganó el International Latino Book Awards en el 2009. Pero antes de llegar a aquel momento de éxito pasó por mucho. Luego de encontrarse con un sinfín de obstáculos para la publicación de su libro y enfilar por la ruta de búsqueda sin resultados de editoriales que publiquen en español o agentes para escritores como ella, se encontró con la pared de su inexistencia y se decidió por autopublicación con una empresa argentina, Libros en Red (http://www.librosenred.com). “Considero que al escritor latino que escribe en español se le hace dos y hasta tres veces más difícil publicar y difundir su obra que a los escritores que escriben en inglés”, dice Escobar. Majfud (http://amzn.to/1aOtdUf) lo explica de una manera que los latinoamericanos reconocemos muy bien. “Estamos en la época de la Conquista. Es todo tierra inexplorada. Cualquier cosa que se hace en este momento es fundacional. No hay un canon. Es todo un caos y sin embargo lo que se hace hoy puede generar mucho (...). Eso sí, es vergonzoso que en una comunidad de 50 millones no tengamos una lista de autores que escriben en español en este país. Cada generación tiene talento. Los buenos escritores existen, es cuestión de descubrirlos y difundirlos”. Escobar concuerda con Majfud en que estamos presenciando el crecimiento de una nueva ola de escritores que, aunque invisible en este momento, se alista para irrumpir en la sociedad con mucha fuerza. “Los escritores latinos que escribimos en español somos voceros ante la audiencia norteamericana de todo lo que representa nuestra cultura, con su versatilidad y multiplicidad, al representar a tantos países a los que pertenecemos. Yo creo que es un fenómeno de mucho peso y que deberíamos de alguna manera utilizar el arte, en este caso la literatura latina en español como una plataforma para hacernos escuchar en esta sociedad americana, que también es la nuestra, precisamente porque somos activos miembros de ella y porque influimos de una manera u otra en lo que son los Estados Unidos de América. La literatura latina en español enriquece sobremanera a la literatura latina (en inglés) haciéndola más completa, más auténtica”, resalta Escobar. Lo que fue y lo que será Niurka Vidal escribió en Impacto (http://bit.ly/1dXV07R) que la cultura literaria en EEUU tiene tres tipos de expresión: “La literatura nativa estaba dedicada a los hispanos que ya residían en el suroeste de México, cuando EEUU se apropió de ese territorio. Desde entonces, ha mantenido una actitud de reclamo de derechos civiles, políticos y culturales, pero su razón de existencia siempre han sido las condiciones de vida de los latinos en EEUU. La literatura de inmigración se caracteriza por servir a una población unida por el español sin importar su país de origen, fomentar el nacionalismo de los países hispanos y protestar contra la discriminación, el racismo y los abusos. Por su parte, la literatura hispana en el exilio sólo busca influir en la política de la tierra de origen o atacar algún régimen dictatorial”. En este siglo, la literatura latina en español en Estados Unidos está dejando atrás esos temas y redefiniéndose como algo nuevo y que dentro de los géneros literarios conocidos empieza a incorporar lo suyo de una manera fresca y original, creando algo para lo cual todavía no existe un nombre o un estandarte pero que sabemos romperá esquemas. Para Beatriz Osorio, una mexicana radicada en Virginia y que se encuentra rehaciendo su carrera a través de la publicación de blogs literarios (http://elsoldelosciegos.blogspot.com), sería de interés ver la difusión del gusto por la literatura en español. “Es un trabajo arduo educar al público acerca de la literatura en español. No sucede de la noche a la mañana. Pienso que podemos llegar a la gente sencilla con cosas sencillas, que puedan digerir, pero que no se quede allí, sino que se vaya creando conciencia y que esa apertura hacia la lectura de lo nuestro se vaya volviendo más compleja, de manera que nuestra gente vaya adquiriendo cultura”. Jugadores de peso La cultura que se consume está regulada por las editoriales, los medios, los organizadores de eventos. Si todo lo que se pone allá afuera es de baja cultura y sirve únicamente para reforzar los estereotipos (los latinos comemos tacos y nos gusta bailar), eso es lo único que llegará al mercado. “Existe ya un país latino en Estados Unidos que está subvalorado en muchos aspectos, incluyendo el político y el cultural (...). Vemos que se apunta a un nivel intelectual bajo. Eso refleja una realidad y la crea. Existe un agujero gigantesco. Nos falta gente que apueste, y apueste fuerte económicamente, a nuestra cultura en español, que fomente la lectura en español de los escritores que producen en Estados Unidos en su lengua original”, dice Majfud. Reconocer el potencial de un mercado hambriento de obras es parte de la solución. Apoyar los talentos hoy escondidos, la otra parte. “Las librerías en Estados Unidos tienen una sección en español descuidada y con una selección mínima. Da la impresión de que no le dan importancia al nivel literario”, dice Laura Orvieto (http://lauraorvieto.com), quien publicó su primer poemario, Huellas de arena, en Ecuador, debido a la falta de editoriales en Estados Unidos interesadas en trabajos en español. Sin embargo, los libros publicados en otros países carecen muchas veces de distribución en plataformas mundiales como Amazon y de acceso por parte del autor que vive en Estados Unidos a libros a precio descontado que puedan usar para actividades de promoción, como presentaciones y ferias del libro locales. Y los libros publicados en Estados Unidos gozan de la más amplia distribución hacia Europa pero suspiran por un Amazon latinoamericano que alivie los gastos de imprenta y envío. ¿Alguien se dará cuenta del potencial? “Considero de gran importancia el apoyar a los escritores que estén dispuestos a mostrar ventanas hacia diversas opciones, posibilidades, ideas frescas y sobre todo que lo hagan en nuestro idioma español; de esta manera se enriquece, fortalece y prevalece nuestro maravilloso y rico lenguaje; debemos sentir orgullo por nuestras raíces y nuestra lengua, que tiene mucha belleza de ritmo, y como escritores tenemos la responsabilidad de transmitir a las siguientes generaciones ese amor por las letras; llevar en alto nuestra lengua nos fortalece la identidad en este país multicultural”, dice Niurka Rudametkin Rodríguez (http://vidayplaceres.blogspot.com/2009/01/la-presentacin.html). Su primera novela, La huida (http://amzn.to/HjgNZB), se encuentra disponible en Estados Unidos. Expediente 93 se encuentra solamente en México (la historia de muchos escritores: no poder conjurar el esquema de producción y distribución perfecto). Para su segundo libro, Espejismos de un mundo irreal (http://amzn.to/1bJdtjJ), Orvieto decidió por autopublicación en una empresa enfocada en el mercado en inglés. Ahora está planeando escribir su siguiente libro en inglés. “Existe mucha frustración por parte de los escritores ya que la literatura en español en Estados Unidos no tiene el mismo respeto que se le brinda en otros países. Quiero probar incursionar en el idioma inglés y ver cómo me va”, dice y agrega: “Hace falta dar oportunidades de promoción a las editoriales que publican en español y a los autores, las librerías deben mejorar su nivel y selección y también deberíamos ver mayor cantidad de ferias del libro donde se invite de igual manera a los autores en español y a escritores que recién empiezan”. Las desventajas de escribir en español son incluso más dolorosas cuando la discriminación viene de aquellos que dicen ser activistas de nuestra literatura pero únicamente consumen la producción de escritores latinos que escriben en inglés. La única manera de cambiar esta actitud es notando que lo que te venden como latino es solamente una cara de la moneda. La próxima vez que visites un blog o leas una reseña o alabes la literatura latina, asegúrate de notar si la literatura en español de gente que también vive en Estados Unidos y también es latina, pero que manifiesta su talento en nuestro rico idioma y no desea cambiar de voz solamente para que le hagan caso, está siendo incluida. “En mi caso tuve que enfrentarme al rechazo editorial por ser una autora joven y desconocida, ya que las editoriales no quieren arriesgarse a descubrir si es una buena apuesta y prefieren no dar la oportunidad, también me enfrenté a la falta de apoyo económico, y una vez publicada la novela, a la falta de distribución de la misma”, comenta Niurka Rudametkin. Lista de deseos Rudametkin plantea la solución más simple: afanar las llamas para incrementar el deseo y el amor para esta y nuevas generaciones de la lectura en español, así como buscar y entregar apoyo entre escritores. Otros de los escritores entrevistados también aportan sus ideas: 1. Promoción editorial de las obras de escritores hoy desconocidos en Estados Unidos y el mundo. 2. Acceso a editoriales y agentes que deseen difundir obras en español en Estados Unidos. 3. Foros en donde los escritores, editoriales, promotores de eventos puedan conectarse. 4. Organización de más talleres, ferias, exposiciones que busquen difundir a los nuevos talentos latinos. 5. Promoción de nuevos talentos en los medios, incluida la cinematografía, y los eventos. 6. Fomento de compra y lectura de libros en español. 7. Fomento de grupos de lectura de libros en español. 8. Fomento de sociedades de escritores en español. “Pareciera que estamos en un momento fundador pero nos movemos a tientas. Todavía no amanece y apenas podemos ver una ciudad borrosa e imprecisa levantándose sobre un desierto”, sumariza Jorge Majfud. Esperamos que muchos lectores acepten el reto y la inspiración que un giro en el camino presenta. ** Ani Palacios Mc Bride http://www.letralia.com/firmas/palaciosmcbrideani.htm Escritora peruana. Ha sido ganadora de múltiples International Latino Book Awards, incluidos reconocimientos a mejor novela en 2010 por Nos vemos en Purgatorio (http://amzn.to/19iwTNv; primer lugar) y en 2011 por Plumbago Torres y el sueño americano (http://amzn.to/HyxCPT; tercer lugar). Sus dos primeras novelas fueron autopublicadas y luego publicadas por Grupo Editorial Santillana (http://www.santillana.com.pe) bajo el sello Alfaguara. En 2013 publicó la novela 99 amaneceres (http://amzn.to/HyxCPT). Conduce talleres de narrativa y ofrece servicios editoriales para autores en su web http://www.pukiyari.com. === La utopía de Borges Roberto Alifano ============================== Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real. JLB El humanismo renacentista inglés pobló de prodigiosos relatos la literatura de Europa. Tomás Moro, predecesor de William Shakespeare —a quien inspiró La tempestad—, teólogo y escritor, defensor de la Iglesia de Roma y condenado luego al cadalso por Enrique VIII, publicó su inmortal Libro del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía, donde concibe una comunidad ficticia con ideales filosóficos y políticos muy diferentes a los de los pueblos contemporáneos de su época. Esta creación literaria es presentada en su obra mediante el relato que realiza un explorador, llamado Rafael Hythloday, al regresar a la sociedad medieval europea. Utopía es una comunidad pacífica, que establece la propiedad común de los bienes, en contraste con el sistema de propiedad privada y la relación conflictiva entre las sociedades europeas contemporáneas a Moro. Esas paradojales quimeras sirvieron a Borges como fuente de inspiración para la escritura de su magistral relato “Utopía de un hombre que está cansado”, del libro El informe de Brodie. Como Kafka en la postergación infinita de la llegada al castillo, que cada vez está más lejano a medida que se acerca; para nuestro poeta, cuando los caminos no quieren llegar a ninguna parte, se convierten en laberintos. La temporalidad se vuelve entonces monstruosa y el espacio, homogéneo hasta el tedio. Y es allí donde la identidad se transforma en un cansancio, en una forma insufrible de la realidad, en el menos fatigoso que imposible sueño de la Utopía. Borges asume y comparte esa presunción irónica del lugar que no existe, de la vida en ninguna parte que se dio alguna vez en la isla de la Utopía y que luego se reitera en los textos de la Nueva Atlántida de Sir Francis Bacon y en La ciudad del sol de Tommaso Campanella. En esas geografías futuras, posibles y perfectas, la convivencia de los seres humanos se transforma en algo grato, vivible desde todo punto de vista, aunque esa felicidad se vuelve con el devenir inapelable del tiempo en definitivamente melancólica, o aburrida. Como en las utopías clásicas, Borges relata un viaje, aunque no describe sus huellas. No hay naufragio ni descubrimiento, como en el remoto sitio de Tomás Moro, pero sí un desplazamiento, el abandono de una realidad y el encuentro no ya con un insólito país, sino con el mundo futuro. Las confusas palabras usadas por un narrador en primera persona son la voz de un hombre que camina (o cree caminar) en medio de la pánica llanura interminable, que va creciendo y agrandándose, según el verso del poeta uruguayo Emilio Oribe, que repite despacio. Quien se desplaza por esa ficción se llama Eudoro Acevedo, un profesor de letras inglesas y americanas y escritor de cuentos fantásticos. El terreno es desparejo y empieza a caer la lluvia cuando ve la luz de una casa donde habita el hombre del porvenir, un hombre tan alto que casi da miedo al protagonista; ese “alguien” misterioso, que ni siquiera recordará su nombre. Para dialogar ensayan diversos idiomas, pero no se entienden. Cuando “alguien” habla lo hace en latín. Eudoro junta entonces sus ya lejanas memorias de bachiller y se prepara para el diálogo. “Por la ropa —dice el anfitrión— veo que llegas de otro siglo”. Lo invita a comer en una pequeña cocina donde todo es de metal. “Alguien” tiene ya 400 años y acaso se dispone al suicidio. Antes, quema todas sus pertenencias (muebles y enseres labrados por él mismo) y entrega a Eudoro una tela en blanco, que conservará en su escritorio de la calle México, pintada con “materiales hoy dispersos en el planeta”. Mientras comen, el diálogo se extiende morosamente, “alguien” critica la pobreza y califica al dinero como “una forma de la vulgaridad”. Como en las novelas de H. G. Wells, asistimos en esta utopía a una pérdida de la personalidad. Las reglas dictadas se han internalizado y se considera a los campos de concentración como un paraíso terrenal, porque ya no tienen contradicciones. El humor negro de Borges reubica a Hitler como un filántropo que inventó la cámara letal (crematorio), lugar donde se suministra el suicidio. Fernando Pessoa concibe que “la muerte es una liberación porque morir es no necesitar al otro (...). Por eso ennoblece la muerte, viste de galas desconocidas al pobre cuerpo absurdo, que sin la energía de la vida es una mera caja vacía”. Para Borges el hombre del porvenir ni tiene miedo ni necesita de los otros para ese acto solitario que es morir. Pero no es menos cierto que probablemente la vida está en otra parte y la utopía añora vivir esa promesa de un mundo mejor. O, como ha dicho Italo Calvino, a pesar de que la utopía ha sido la más pesada piedra de nuestros empeños de Sísifo, “también es el ala constante que planea en nuestro firmamento”. Estas nuevas refutaciones del tiempo y del individuo, del cosmos y de la existencia, encierran por cierto la parábola de la angustia del hombre de nuestros días con todos los alcances de los medios de comunicación, pero más desolado que nunca. La desilusión de que incluso en esa imagen del porvenir no es posible concebir un mundo feliz, que cada vez se aleja más de Utopía, ese remoto lugar que no existe. El protagonista Eudoro Acevedo analiza y condena la realidad contemporánea en la que está inmerso, señalando algunos síntomas del malestar de la sociedad nuestra época. Su proposición sobre la posible imagen de un porvenir coincide con la esperanza propuesta por el filósofo libertario Ernst Bloch; pero, afirmándose en el mismo tono satírico de Moro, revela que se trata de una ilusión donde el tiempo infinito no es suficiente para cambiar el rostro severo de los seres humanos, codiciosos e incorregibles. En esa llanura de los días de la historia ni siquiera se agita el azar ni la promesa de un mundo mejor, tampoco el amor que se menciona como la sustancia de un relato sin principio ni final, donde el tiempo se vuelve monstruoso y el espacio es una planicie que abre el telón de la uniformidad, de la pérdida de la historia y de toda forma de identidad. En estas sombras de la existencia “alguien” se dispone a morir y nadie acompañará su marcha infinita. Además, lo espantoso de los proyectos utópicos hace que los hombres queden reducidos a las funciones que desempeñan bajo el poder absoluto y determinante del Estado. Por eso el cansancio es doble, tanto para el que oye como para quien está narrando, y habita al mismo tiempo en el mundo actual. El profesor de letras inglesas y americanas está cansado de los políticos y de la corrupción que representa el poder e interroga a “alguien”: —¿Qué sucedió con los gobiernos? —Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen... Ambos personajes se revelan decepcionados por cualquier forma de gobierno, por la división entre naciones y por la gente ingenua que creía que las mercaderías eran buenas porque a través de la publicidad lo aseguraban sus fabricantes, inescrupulosos estafadores que sólo buscaban el inmoral beneficio propio. En el porvenir, la materia incoherente de los seres humanos luce su cansancio. Es una sociedad de habitantes aislados. El aburrimiento ha llegado a la dimensión individual e histórica. El lenguaje es un sistema de citas, lo que supone que la abundancia de información ha saturado la capacidad de la comunicación humana y “ha vaciado de vitalidad el lenguaje, que, como tal, ha muerto, pues ya no es un sistema de símbolos compartidos ni una tradición histórica”; pese a que “alguien” sabe que no puede evadirse de “un aquí y de un ahora”. Pero si la literatura es una forma privada de la utopía y con Bloch, una utopía se consuma en la resistencia a la muerte, ¿cuál es la utopía de Borges, o de Eudoro Acevedo? ¿Es sólo una distopía de la inmortalidad, del horror de ser inmortal y su cansancio, del horror de la monotonía y su rutina? ¿Es posible pensar otro destino? “Alguien”, ya camino a la muerte, prisionero de su gran relato, se precipita hacia Utopía, pero Eudoro Acevedo, que es Borges, regresa. En ese cruce está la esperanza, el pensamiento utópico que reclama la literatura como diálogo y lugar de acogida. Así, en ese sueño dirigido por el narrador, la utopía no tiene territorio y siempre vivirá en una página en blanco. Esa advertencia resiste a la muerte. Eudoro Acevedo o Borges regresan a su mundo real para escribir esa página en blanco, del color de la tela que trae del futuro, “pintada con los materiales hoy dispersos en el planeta”, acaso tan dispersos como la vida misma. ** Roberto Alifano http://www.letralia.com/firmas/alifanoroberto.htm Poeta, narrador, ensayista y periodista argentino (General Pinto, provincia de Buenos Aires, 1943). Vivió en Chile durante el gobierno de Salvador Allende y despidió a Pablo Neruda cuando falleció a los pocos días del golpe militar. Esto hizo que fuera detenido por la dictadura de Augusto Pinochet y expulsado de ese país. Durante esos años también supo ser amigo de Nicanor Parra, de Jorge Edwards y de Volodia Teitelboim, entre otros. Desde 1974 hasta 1985 trabajó con Jorge Luis Borges, de quien se considera amanuense. En colaboración con el gran escritor tradujo las Fábulas de Robert Louis Stevenson, la poesía de Hermann Hesse, relatos de Lewis Carroll y otros autores de poesía y literatura fantástica. Desde 2007 es Académico de Número del Instituto de Cultura de México, que preside el ex presidente de ese país, Miguel de Lamadrid. Ese mismo año colaboró, junto con otros estudiosos de la Divina Comedia, con el actor y director de cine Roberto Benigni, en las representaciones que éste realizara en distintos teatros de Italia durante esa temporada. Es profesor honorario en las universidades de Dusseldorf, de Siracusa y de Tulane de Nueva Orleáns. Entre sus libros destacan, en narrativa, Borges, biografía verbal (Premio de la Crítica Española, 1987), El misterio Shakespeare, Borges y la Divina Comedia, Borges diálogos esenciales, El humor de Borges (1996) y Tirar manteca al techo (2009) y los poemarios De sueños y caminantes (1967), Revoque grueso (1972), Haikús y tankas (1974), El espejo infinito (1977), Sueño que sueña (1981), Los números (1989), Donde olvidé mi sombra (1992), De los amigos (1997), Este río del invierno (1998), Alifano poesías (2004), El guardián de la luna (2005) y Cantos al amor maravilloso (2006). Desde 1988 dirige la revista Proa, fundada en 1922 por Jorge Luis Borges. Se puede leer más información sobre el autor en su página web, http://www.robertoalifano.com. === Orson Welles, un Quijote enamorado de España ========================== === Gabriel Jiménez Emán ================================================== Aunque nacido, criado y educado en Estados Unidos, Orson Welles fue siempre un hombre disconforme con su país. Su madre pianista y su padre empresario le proveyeron de una educación refinada rodeada de buenos colegios, libros, música, exposiciones y teatro donde las piezas dramáticas de los grandes escritores siempre estuvieron a la orden del día. Desde niño estuvo haciendo en la escuela papeles de obras de Shakespeare y asistiendo a programas radiales dramatizados. Desde joven tuvo contacto con escritores, actores, productores radiales y televisivos que le fueron introduciendo lentamente en la vida intelectual y teatral de varias ciudades importantes de Estados Unidos. Su primer éxito radial de repercusión internacional, La guerra de los mundos, se basó en la famosa novela de Herbert George Wells del género de ciencia ficción, muy leída en su momento, y cuya adaptación radial, plena de suspense aterrorizante, dio fama a Orson Welles por el realismo crudo y extraordinario de su guión y locución, trasmitidos en Nueva York, donde Welles logró transmitir la sensación de fin de mundo. Esta curiosa coincidencia Wells-Welles sería el comienzo de una relación amor-odio de Orson Welles con su país de origen. El primer largometraje de Orson Welles, el archiconocido Ciudadano Kane, también constituyó una crítica feroz al establecimiento mediático y los delirios de poder en Estados Unidos, encarnados en el empresario Charles Foster Kane, personaje inspirado en el magnate real William Randolph Hearst, quien no dudó en demandar a Welles y a los Estudios Mercury, y en sabotear la distribución de la película, hablando con los propietarios de los estudios en Hollywood. De ahí en adelante, la carrera cinematográfica de Welles fue más que accidentada, aunque siempre estuvo guiada por la excelencia estética y las exigencias artísticas de su densa cultura literaria. De sus películas inspiradas en obras literarias, destacamos su saga en honor a Shakespeare, conformada por Macbeth (1948), Otelo (1949) y su original homenaje al dramaturgo inglés patente en su admiración al bebedor Falstaff en Campanadas a medianoche (1966), donde hace también recreaciones breves de Las alegres comadres de Windsor, Ricardo III y Enrique IV. Hay que mencionar su magistral adaptación de El proceso (1962), de Franz Kafka, y la libre versión de una novela de Isak Dinesen para realizar Una historia inmortal (1968). Son dignas de mención otras películas suyas inspiradas en mediocres obras literarias como son La dama de Shanghái (1948), tomada de una novela de Sherwood King; Si muriera antes de despertar; El cuarto mandamiento (1942), basada en una gris novela de Booth Tarkington, y la otra gran obra maestra suya, Un toque de maldad (A touch of evil), que han traducido errónea y sistemáticamente como “Sombras de mal”, basada en una novela de un tal Whit Masterson titulada Badge of evil, que significa “Insignia de maldad”, título muy cercano a la personalidad de Quinlan, el corrupto policía encarnado por Welles. De este modo, queremos indicar que las referencias literarias de Orson Welles son casi todas ajenas a la tradición norteamericana. Su relación profesional con los productores norteamericanos fue bastante divergente; no se acomodó bien a la cultura de ese país ni a sus modos de relacionarse con el ser humano; en ese sentido fue bastante polémico y controversial; su diálogo se estableció mejor con artistas, cineastas y escritores europeos o latinos, al punto de enamorarse y mantener relaciones amorosas intensas con actrices mexicanas o españolas, como la mexicana Dolores del Río. Y, para los que no estén enterados, la bella Rita Hayworth no se llamaba así, ese era su nombre artístico, pues el verdadero era Margarita Carmen Cansinos, y aunque nacida en Nueva York, era descendiente de inmigrantes españoles, de grandes estrellas de Columbia. Su padre era bailarín nacido en la provincia de Sevilla, mientras que su madre, de apellido Hayworth, era una bailarina de origen irlandés. Su padre era pariente del eminente literato español Rafael Cansinos-Assens, uno de los literatos más importantes de la literatura europea y el mejor traductor de Goethe y de otros grandes clásicos. Margarita comenzó como bailarina a los 13 años. De extraordinaria belleza física, esta pelirroja pronto se posicionó como una de las estrellas de los estudios Columbia y de la 20th Century Fox. Del matrimonio de Rita con Orson Welles nació Beatrice, quien ha sido una persona muy activa en la recuperación de la obra de su padre. Su actuación bajo la dirección de su marido en La dama de Shanghái continúa siendo uno de los clásicos del cine. Con España, especialmente, Welles tuvo una relación muy estrecha. Admirador del temperamento español, de sus tradiciones, maneras y costumbres, fiestas y vinos, comidas, escritores, artistas, Welles se declaró enamorado de España, al punto de dejar escrito en su testamento que sus cenizas fuesen enterradas en ese país. Le gustaban las procesiones religiosas, la Semana Santa de Sevilla (ciudad donde rodó buena parte de Mr. Arkadin) y las corridas de toros; de éstas era fanático al punto de hacerse amigo personal de Luis Miguel Dominguín y de Antonio Ordóñez, las dos más grandes toreros españoles de entonces. Con Ordóñez la amistad fue grande; a él le pidió que, una vez hubiese fallecido, sus cenizas fuesen enterradas en España, y así lo hizo cumplir Ordóñez, poniéndolas a resguardo en un lugar que el torero tenía en una localidad de la provincia de Málaga, una finca de recreo llamada San Cayetano. Conocedor de la literatura española, Welles siempre estuvo fascinado por la obra de Miguel de Cervantes. Durante varios años estuvo acariciando la idea de llevar a la pantalla su novela más famosa; de hecho, filmó muchas escenas en el año 1960, pero pronto enfermó y no le fue posible culminar la obra; después se fue postergando por años y la salud de Welles finalmente empeoró, hasta que un día del año 1985 fallece en un hospital de Los Ángeles. Tratándose de la primera y gran novela del Renacimiento europeo, tenida como referencia fundacional de la novelística moderna, Welles no se amilana ante tamaño proyecto, más bien se siente estimulado, y desde los años sesenta del siglo veinte y hasta el final de su vida saca fuerzas para asumir tal empresa, viaja a España para hacer la elección del actor principal, que al final sería Francisco Reiguera, mientras el de Sancho Panza se lo confiaría a su amigo Akim Tamiroff, uno de sus actores favoritos, que ya había trabajado con Welles en otras películas. Algo que llama poderosamente la atención en este filme es el conjunto de convergencias que la señalan como una especie de canto de cisne para actores y directores. Siendo la última película de Welles, y donde éste aparece como actor por vez postrera, es también la última donde aparece el español Francisco Reiguera como actor, y la única que le mereció pleno reconocimiento, pues sus otros papeles habían sido apariciones eventuales o efímeras en películas de Luis Buñuel (Simón del desierto, 1865; Cumbres borrascosas, 1963, y Gina, 1961); en otra película famosa de los años 60, ¡Viva María!, del francés Louis Malle, donde hizo de Padre Superior, y en otra donde cumplió el rol de Obispo (Los cañones de San Sebastián, 1968), sin lograr acuñarse en ninguna de ellas como un actor de relieve. En cambio, el personaje de Don Quijote le calza como anillo al dedo, tanto por su avanzada edad y la magra estampa de Alonso Quijano, Reiguera logra imprimir un sello definitivo a la caracterización del Quijote: fantasioso y derrotado, que bajo la conducción de Orson Welles da el personaje como ningún otro, para brindarnos este soberbio papel basado en el personaje novelesco más famoso de todos los tiempos. Como dice Welles en sus reflexiones sobre éstos dentro de su propia película: “Don Quijote es el gran mito, pero Sancho Panza es el gran personaje”. Lo mismo podríamos decir de Akim Tamiroff, que pienso también logra quizá la mejor caracterización de su carrera con ésta de Sancho Panza, y que viene a ser la última de las suyas. Tamiroff también disfrutó de la amistad y la confianza de Welles, con quien trabajó en sus películas Un toque de maldad (1958), donde hace de Joe Grandi, un corrupto proxeneta y traficante de drogas; también en Mr. Arkadin hace de un personaje fracasado; mientras en El proceso le corresponde el papel de Block, un burócrata encubridor en una Corte de Justicia. Tamiroff, de nacionalidad rusa, tiene una larga trayectoria como personaje de reparto: fue nominado dos veces al Oscar por su actuación en Por quién doblan las campanas, de Sam Wood, y en el film El general murió al amanecer, además de haber sido el primero en obtener un Globo de Oro como actor de reparto. Tamiroff murió en 1972, antes que Welles, y no pudo ver tampoco la obra concluida. Hubo que esperar muchos años para que se produjera esta especie de milagro, cuya recuperación debemos al director y guionista Jess Franco, quien siguió todas las indicaciones de Welles y se dio a la tarea de recuperar la cinta con un magnífico equipo de fotógrafos conformado por Juan Manuel de la Chica, Edmond Richard, Jack Drapper, Ricardo Navarrete, Manuel Mateo, Giorgio Tonti y Juan Galisteo, para conseguir esta magnífica edición estrenada en 1992. En relativamente pocas escenas, sus directores logran darnos una visión bastante completa del espíritu cervantino, apelando a toda la información previa que se supone debe tener el espectador acerca de ambos personajes, lo cual le permite al director avanzar en la historia de una manera fresca. Nos presenta al Quijote y a Sancho compartiendo infortunios, percances y pequeñas aventuras que la imaginación calenturienta del Quijote exagera, convirtiéndolas en hazañas o proezas: la lucha con los molinos de viento es una batalla con gigantes, una carreta desvencijada es una cárcel, una paloma asada es un manjar de los dioses, etc. Todas dignas de ser recordadas, sobre todo aquella donde Don Quijote y Sancho van a la busca de Dulcinea del Toboso y pasan por la casa de familia de Sancho. Ahí Sancho bebe y baila con una gracia cómica incomparable. Digna es de mencionar la parte referida a la Cueva de Montesinos, donde el Quijote desciende a las regiones órficas y fantasmales, la cual constituye la parte “surrealista” del filme. Como sabemos, la locura de don Quijote es creciente. Llegado un momento se siente tan fatigado y abatido que decide no andar más, quedarse en una vieja carreta que él piensa es una cárcel, aguardando que Sancho localice a su Dulcinea en un pueblo cercano; Sancho trae a una muchacha eligiendo a una campesina cualquiera, pensando que el Quijote no va a notar la diferencia, y ante la ira de éste, decide quedarse y se le pierde a Sancho, y entonces Sancho lo va a buscar de pueblo en pueblo viviendo una serie de aventuras en la ciudad de Valencia; entre ellas acepta ganarse unas cuantas pesetas montando su burro para las escenas de una película que un director de cine filma en España; luego va por ahí, entra en procesiones, bares, corridas de toros preguntando por Don Quijote. Aquí se produce la innovación en la historia: al ingresar Sancho en el espacio urbano y en el siglo veinte (el año es 1960) descubriendo cosas extrañas a él: automóviles, televisores, cámaras, filmadoras, directores de cine como ese que ahora se encuentra en España contratando extras, entre ellos al propio Sancho para que haga una escena montado en su burro, y ello le procura a Sancho unas cuantas pesetas para seguir en su búsqueda del Quijote. Más tarde entra a un bar a beber unos vinos y a comer, y hace el descubrimiento de la televisión: queda estupefacto viendo lo que ocurre dentro del aparato: dan las noticias, entre ellas una donde aparece el director de cine que recién le ha contratado: ahí está el afamado cineasta, homenajeado por las autoridades españolas, el célebre degustador de vinos y comidas, el amante de España y de su gente, el mismísimo Orson Welles, quien luego se pasea en su coche por las calles de Valencia y se baja a hacer sus reflexiones sobre España. Sancho no lo puede creer, el hombre hace una película sobre él y Don Quijote, más adelante alguien le dice que Don Quijote es un hombre que vive en la luna, y al encontrarse a un astrónomo callejero, éste le deja ver la luna través de su catalejo, el ingenuo de Sancho pone el ojo en el telescopio con la esperanza de encontrar a su amo allá. Después de una larga búsqueda lo consigue, cuando el pobre Quijote está a punto de perecer, se lo lleva a su casa y lo ayuda a asearse, le da de comer, lo hace dormir, y Don Quijote queda como nuevo, se monta en su Rocinante a cabalgar otra vez por nuevas ciudades españolas donde la gente les reconoce y les recibe con vivas, desde los balcones gritan sus nombres, y ellos siguen orondos saludando a las gentes, hasta que se pierden en el horizonte. Tuvo el cuidado Jess Franco de seguir y respetar a su maestro en el logro de esta magnífica edición, el no haber referido los postreros momentos de la vida de don Alonso Quijano, sobre todo aquellos donde recupera su memoria y vuelve a ser un hombre cuerdo. Las voces que han escogido para el doblaje en español son muy convincentes, perfectas diría yo. En todo caso, se trata de otra joya del genio de Orson Welles, quien se salió con la suya rindiéndole tributo a la tierra que tanto amaba, que tanto disfrutó y bajo cuyo suelo reposan para siempre sus cenizas. ** Gabriel Jiménez Emán http://www.letralia.com/firmas/jimenezemangabriel.htm Escritor venezolano (Caracas, 1950). Su obra narrativa y poética ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas. Vivió cinco años en España y ha representado a Venezuela en eventos internacionales en Atenas, París, Nueva York, México, Sevilla, Salamanca, Buenos Aires, Santo Domingo, Ginebra y Quito. Ha publicado los libros de cuentos Los dientes de Raquel (La Draga y el Dragón, 1973), Saltos sobre la soga (Monte Ávila, http://www.monteavila.gob.ve, 1975), Los 1.001 cuentos de 1 línea (Fundarte, http://www.fundarte.gob.ve, 1980), Relatos de otro mundo (1988), Tramas imaginarias (Monte Ávila, 1990), Biografías grotescas (Memorias de Altagracia, http://edimemorias.blogspot.com, 1997), La gran jaqueca y otros cuentos crueles (Imaginaria, 2002), El hombre de los pies perdidos (Thule Ediciones, http://www.thuleediciones.com, España, 2005), La taberna de Vermeer y otras ficciones (Alfaguara, http://www.santillana.com.ve, Caracas, 2005) y Había una vez... 101 fábulas posmodernas (Alfaguara, 2009), entre otros, así como las novelas La isla del otro (Monte Ávila, 1979), Una fiesta memorable (Planeta, http://www.planetadelibros.com/editorial-editorial-planeta-8.html, 1991), Mercurial (Planeta, 1994), Sueños y guerras del Mariscal (Comala, http://www.comala.com, 2001; Ediciones B, http://www.edicionesb.com, Bruguera, 2007), Paisaje con ángel caído (Imaginaria, Yaracuy, 2004) y Averno (El Perro y la Rana, http://www.elperroylarana.gob.ve, 2007); los libros de ensayo literario Diálogos con la página (Academia Nacional de la Historia, http://www.anhvenezuela.org, Caracas, 1984), Provincias de la palabra (Planeta, Caracas, 1995), El espejo de tinta (Fondo Editorial Ambrosía, Caracas, 2008), Una luz en el camino: fundamentos de ética para adolescentes (Biblioteca Básica Temática, Caracas, 2004), Espectros del cine (Cinemateca Nacional, http://www.cinemateca.gob.ve, Caracas, 1998) y El contraescritor (El Perro y la Rana, Caracas, 2008); los poemarios Materias de sombra (Premio Monte Ávila de Poesía, 1983), Narración del doble (Fundarte, 1978), Baladas profanas (La Oruga Luminosa, 1993) y Proso estos versos (Círculo de Escritores de Cojedes, 1998), Historias de Nairamá (Fondo Editorial del Caribe, Anzoátegui, 2007), y las antologías y trabajos de investigación Relatos venezolanos del siglo XX (Biblioteca Ayacucho, http://www.bibliotecayacucho.gob.ve, 1989), El ensayo literario en Venezuela (La Casa de Bello, http://www.casabello.gob.ve, Caracas, 1988), Mares: el mar como tema en la poesía venezolana (Banco Unión-Ateneo de Caracas, Premio Anda, 1990) y Ficción mínima: muestra del cuento breve en América (Fundarte, Caracas, 1996), entre otros, así como antologías literarias con estudios sobre Víctor Valera Mora, Luis Fernando Álvarez, John Lennon y Bob Dylan, Brian Patten, Baica Dávalos, José Lezama Lima, Vicente Huidobro, Ludovico Silva, Salvador Garmendia y Adriano González León. Ha recibido diversos reconocimientos, como el Premio Municipal de Narrativa del Distrito Federal, el Premio Romero García de Narrativa del Consejo Nacional de la Cultura, el Premio Nacional de Narrativa Orlando Araujo y el Premio Solar de Ensayo de la Fundación de Cultura del Estado Mérida (Mérida, 2007) por el libro El espejo lúcido. Es traductor de poesía de lengua inglesa y editor independiente. Dirige la revista y las ediciones Imaginaria, dedicadas a lo inquietante y lo fantástico, y es coordinador general de la Fundación “Elisio Jiménez Sierra”. Ha sido coordinador de la Plataforma del Libro y la Lectura (Ministerio del Poder Popular para la Cultura, http://www.ministeriodelacultura.gob.ve), director general del Gabinete Ministerial de Cultura en el estado Yaracuy y miembro de la Junta Directiva Nacional de la Red de Escritores de Venezuela (http://rednacionaldeescritoresdevenezuela.blogspot.com). === La fotografía más reproducida de la historia sigue vigente ============ === Los infinitos rostros del Che ========================================= === Jaime de la Hoz Simanca =============================================== El rostro más imponente de Ernesto Guevara, Che, está esculpido en vidrio fundido, negro, y aparece en el edificio del Ministerio del Interior construido en la Plaza de la Revolución de La Habana, años después de la entrada triunfal del ejército rebelde, el primero de enero de 1959. El escultor cubano Enrique Ávila realizó la silueta en la que destaca el rostro y la boina del famoso guerrillero argentino. La figura pareciera acaparar la pared entera de la edificación, en cuya parte inferior está grabada la frase que inmortalizara el Che: “¡Hasta la victoria siempre!”. Los turistas van y vienen, buscando los mejores ángulos para que el recuerdo se perpetúe con aquel rostro que se repite como espejos en el mundo entero. En los sitios históricos y emblemáticos de La Habana se observa también ese mismo rostro en libros, postales y revistas. Y en los lugares donde se venden hermosos lienzos con arte abstracto y disímiles temáticas, sobresale más esa imagen plasmada entre pequeñas montañas y valles, inscrita en botellas gigantes, envuelta en trazos al estilo Picasso o delineada por ladrillos en construcción. En ocasiones, la boina asume la forma de una cruz roja, pero es la misma expresión, la que después de la famosa instantánea habría de convertirse en la reproducción más infinita de la fotografía. La imagen se convirtió en símbolo de la rebeldía y la protesta revolucionaria; pero, con el paso rápido de los años, se transformó en una apetecida mercancía que terminó representando el vulgar consumismo de un mundo que se ahoga entre la oferta y la demanda. El 5 de marzo de 2010 esa misma imagen revivió, pues 50 años atrás Korda la captó en La Habana con su cámara Leica, mientras Fidel Castro lanzaba por primera vez su grito de combate: ¡Patria o muerte... venceremos! El Che luce altivo, pétreo, con la rabia volcada en los ojos y en los labios, y con una boina que cubre su cabeza prisionera entre la melena que se abre a lado y lado sin confundirse con la incipiente barba. Esa es la foto original: un primer plano embellecido por el blanco y negro, tenue, reforzado por el alcance de un lente de 90 milímetros y una distancia de ocho metros frente al objeto deseado. Después de la muerte del Che en Bolivia, la foto fue seleccionada para ilustrar la portada del diario del mítico guerrillero que editó Radio Habana Cuba, y cuya presentación no es más que un librillo alargado y frágil, engrosado con hojas de papel cebolla. Después, todo fue reputación y gloria. Hace siete años entrevisté al periodista Jon Lee Anderson, autor de la más completa biografía del Che Guevara, y recuerdo su entusiasmo al momento de hablar de la famosa estampa que él comparó con la del Che cadáver, tendido en un mesón improvisado en la población de Higueras, Bolivia, en cuyas montañas cayó abatido en octubre de 1967. Anderson dijo que aquel rostro, en el que sobresalen los ojos con mirada muerta, la melena caótica y la barba desaliñada, ha sido comparado con el de Cristo crucificado. Pero la fama la alcanzó la foto que Korda encontró sin buscar, pues sólo quería hacer prisioneros de su cámara a Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, la pareja de filósofos y novelistas franceses que se encontraban también en aquella protesta multitudinaria contra el atentado criminal a un barco de bandera francesa dinamitado en el puerto de La Habana. En el libro de gran formato Che Guevara por los fotógrafos de la revolución cubana, de Ediciones Aurelia, Cuba, 2003, aparecen innumerables instantes del ya legendario personaje tomados por el mismo Korda que, tal vez, contengan un mayor valor estético y representen una situación más universal. Pero también están las de los fotógrafos René Burri, Raúl Corrales, Chinolope, Alberto Figueroa, Liborio Noval, Roger Pic, Perfecto Romero, Osvaldo y Roberto Salas. Y, entonces, aparece el Che alzando con sus manos a un niño de meses de nacido; montado a caballo entre la selva; aspirando su tabaco en medio de bocanadas de humo en contraluz; sentado, con botas alargadas, el dedo índice izquierdo sobre la punta de la nariz, la boina y una mirada hacia el cielo. Y centenares de fotos más... Sin embargo, la del Che de Korda —un tanto retocada, pues fueron eliminadas las palmeras del lado derecho, y borrado un perfil, del izquierdo— se convirtió en la más famosa. Incluso, más que la millones de veces degustada y “voyeurizada” foto de Marilyn Monroe, incómoda encima de una rejilla del metro de Nueva York, después de que un viento fuerte levanta su falda blanca y deja ver el encanto de sus piernas. Como se sabe, la imagen corresponde a una escena de la película La tentación vive arriba, del director Billy Wilder. Tres cruces de destinos o azares que confluyeron en el mismo punto inmortalizaron la foto del llamado revolucionario heroico. Uno: la foto había sido entregada por Korda, tres meses antes de la muerte del Che, al editor Giangiacomo Feltrinelli, quien alcanzó alguna celebridad después de haber publicado en el mismo año de la revolución cubana la prohibida, inédita y póstuma novela El Gatopardo, de Giusseppe Lampedusa. Dos: la muerte del Che, asimismo, aguijoneó a Feltrinelli para reproducir la foto por millares, con lo cual aquel rostro comenzó a calar entre la juventud europea. Tres: algunos meses después estalló la revuelta de mayo del 68, y en medio de las frases en las paredes (“Dios: sospecho que eres un intelectual de izquierda”, “Prohibido prohibir”, “La vida está más allá”, “Desabrochen el cerebro tan a menudo como la bragueta”, entre otros) y de las manifestaciones estudiantiles y los besos de adolescentes entre la multitud y los intentos de alcanzar el poder mediante la imaginación, estaba la efigie del Che Guevara, más retocada aun, pero con la misma fuerza en la mirada, convertida en un enigma. Después sobrevendría más fama porque el rey del pop art, Andy Warhol, andrógino y provocador, decidió colorear la foto del Che con amarillos, azules, verdes, negros, blancos y rosados, y multiplicarla, a su estilo, en nueve rectángulos verticales. Fue, en realidad, una ligera variación de la pintura “repetida” de Marilyn Monroe —¡otra vez!— y la de Mao Tse Tung, el gran conductor de la revolución china. En fin, el Che quedó congelado en el tiempo a través de una foto que sigue repitiéndose infinitamente. No sabe uno si el mito Guevara obedeció a su activismo revolucionario al lado de Fidel Castro, a su muerte en la Quebrada del Yuro, o a una efigie que el mercantilismo de nuestros tiempos engrandeció y envileció aun en los países que se proclaman socialistas. El revolucionario argentino no alcanzó a mirarse en aquel espejo de papel, pero Korda sí disfrutó de la fama que le cayó encima y con la que convivió hasta su muerte en París. Alberto Korda, el autor Korda corresponde al nombre de Alberto Díaz Gutiérrez, quien nació en La Habana el 14 de septiembre de 1928 y murió el 25 de mayo de 2001 en París. Estudió en el famoso Candler College de La Habana y luego trabajó en los diarios Revolución y Granma, al igual que en el departamento de fotografía de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Asimismo, fue fotógrafo en el Departamento de Investigaciones Submarinas de la Academia de Ciencias de Cuba y director de la revista fotográfica Opina. Después de que alcanzara la fama con la fotografía del Che mirando absorto el cortejo fúnebre de las víctimas del atentado de 1960, Korda se convirtió en un fotógrafo polémico de quien muchos dudaban de que fuera el autor de otras fotografías del Che que aparecen en el libro Che Guevara por los fotógrafos de la revolución cubana. Según sus críticos, las robaba y hacía aparecer como suyas. Korda refiere así el instante mágico: “Después de haber tirado las fotos de Dorticós y de Fidel se produce un vacío. No levanto la cabeza, sólo muevo mi Leica con un objetivo de 90 milímetros. Entonces aparece el rostro severo, terrible, acusador del Che. Su expresión es tan impresionante que tuve una reacción de retroceso y, en la misma fracción de segundo, apreté el botón... Esa es la foto”. Korda murió de un infarto fulminante mientras dormía su acostumbrada siesta. Sus biógrafos cuentan que a sus 73 años padecía de alcoholismo, al cual llegó perseguido por una fama inconmensurable. A su lado fue encontrada una botella de Havana Club 3 años. Días después de su fallecimiento sus restos fueron sepultados en Cuba. ** Jaime de la Hoz Simanca http://www.letralia.com/firmas/delahozsimancajaime.htm Periodista y catedrático colombiano. Ha sido tres veces galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Coautor del libro de crónicas y reportajes Trece claves para soñar y de los textos didácticos Crónica y Reportaje. === Un mar baldío Alberto José Pérez ================================= Podría decir que Jorge Gómez Jiménez tiene más nombradía que Corocito Varguero, aquel lugar de vaquerías que Ángel Custodio Loyola inmortalizó con su voz; digo que es así, sencillamente, ahora que apareció en el mundo de la poesía mostrando poesía, no lecturas recreadas en verso. Mar baldío, un cuadernillo, editado artesanalmente por el Taller Editorial El Pez Soluble en julio de 2013. Sabía de sus cuentos, de sus dos novelas y de su obra magnífica: Letralia, la revista electrónica de los escritores latinoamericanos. Dice su discurso con la serena armonía cuando “la carencia de rumbo / apunta con certeza / al rumbo final / definitivo / de una isla sin farsas / donde se haga improcedente / guarecerse de la lluvia / de los elementos”. Pero el hombre que es llega más allá, navega en una sola palabra sin propietaria mas la hipotética partida del objeto del canto se torna, por qué no, obsesiva, expande la voz y, en ruego desafiante, la nao deshabitada recoge las velas y canta: “Ven a mi pueblo / asalta mis bancos / toma rehenes / sé muy ilícita...”. Pero es el amor el puerto o la palabra mágica que permite al poeta brindarse a sí mismo el consuelo de la sombra del horizonte marino, mientras en el desafío confiesa que sus naves, o la nave que es, en el corazón del libro, están o está perdido. Es tarde, el albatros abraza la noche y navegante y barca, también, es la mágica eternidad del hombre, en su búsqueda de la casa del espíritu, el deseo de ser habitado, ser pertenencia o vida correspondida en los ardores, aunque sea de un buen despecho que eche palante el desengaño y sus dolorosos siglos que valen los minutos en esa condición. En Mar baldío, en cada verso, el hombre termina de rodillas a la orilla de una isla que todos pretendemos alcanzar en algún o muchos momentos: el amor, pero qué lavativa que las brújulas de todos los barcos del mundo señalan su rumbo pero se hunden aunque sea en la orilla, se hunden y el hombre y la mujer se toman de la mano, sólo de la mano, cuando pocas veces reman juntos, en la maraña que ellos mismos crean, para dolerse en las despedidas como si fuera realmente la gran alegría de la vida, los caminos disparejos, para “volver la sonrisa al revés”. ** Alberto José Pérez http://www.letralia.com/firmas/perezalbertojose.htm Poeta, editor y comentarista literario venezolano (El Samán, Apure, 1951). Ha obtenido reconocimientos por su obra poética entre los cuales vale mencionar el Premio Único de Poesía de la Bienal de Literatura de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve) por su libro Homenajes (1991), y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez, http://www.unellez.edu.ve), por el poemario El espejo y la memoria (1987). También ha publicado los poemarios Los gestos tardíos (1975), El libro de Barinía (1985), Marca (1984), Olor de amor (1995), Como si valiera un siglo (1996), Retrato de memoria del corazón de una mujer (1997), Un poeta como yo (2006) y la antología poética El poeta de quien les hablo (1999). === El carrusel, de Gustavo Martín Tenza Aliaga José Luis Muñoz ====== El carrusel Gustavo Martín Tenza Aliaga Editorial Aguaclara, 2012 179 páginas Quien se esconde tras el pseudónimo en esta primera novela que publica, el granadino afincado en Elche Jesús Requena, es un escritor de largo aliento, aunque me temo que pocos habrán sido los que hayan disfrutado de su literatura en un país en donde se lee poco y mal y no existe diversificación a la hora de escoger los libros a leer: todos directos al best-seller cuya calidad es inversamente proporcional al número de ejemplares que vende. El carrusel, título muy adecuado al contenido de este libro, no es propiamente lo que se entiende debe ser una novela, no hay una narración al uso, sino una serie de retratos encadenados de personajes, trazados con maestría, que habitan una pequeña ciudad de provincias innombrada y entran y salen de la narración para contarnos su realidad y vivencias. Fermín, el de la negra; Rogelio, el policía; Josema, el Escuchimizado; Sergio, el Bocazas; Gabriel, el Perito Putero; Pepe, el Cabrero; Juan Carlos, el Cartero; Esteban, el otro Policía; Blas, el ex político; Tono, el que se quiso colgar; Ángel, el chiquilicuatre... son los zánganos desarraigados de esa colmena urbana que Tenza Aliaga dibuja con descripciones físicas impagables y un finísimo oído para el lenguaje de la calle que se evidencia en sus espléndidos diálogos. Y digo colmena porque el libro de este autor anónimo, que espero persevere en su escritura, no es ajeno a una de las mejores novelas del Nobel Camilo José Cela. Hay humor desternillante en alguno de los momentos de la novela, como el del impotente que se inyecta una sustancia estimulante en el pene para follar y tanto se excita que termina masturbándose, pero hay también mucha tristeza y ternura en todos esos retratos de perdedores, gente seguramente cercana, a los que el autor da la palabra en su carrusel literario en donde hay instantes, también, para la lírica. La tarde está sedienta, hambrienta de amor. El día ya se ha alargado y la luz inunda los corazones primaverales de los parroquianos sentados en las terrazas de las cafeterías, de los viandantes que siempre llevan prisa, de las muchachas jóvenes y guapas tocadas con sus camisetitas ceñidas y sus vaqueros y sus taconcitos, de los porreros que las miran con un deseo íntimo y único y ancestral, de los ancianos picarones que deslizan sus ojos de refilón hacia esas mismas muchachas... El carrusel es una novela costumbrista fuera de modas, es un pedazo de realidad atrapado en 179 páginas bien escritas y sin alharacas literarias innecesarias, los sonajeros de los que habla siempre Juan Marsé, que sería tan injusto como imperdonable que no tuviera los lectores que sin duda merece. En tiempos de imposturas sorprende toparse con textos tan auténticos y libres como el presente. ** José Luis Muñoz http://www.letralia.com/firmas/munozjoseluis.htm Escritor español (Salamanca, 1951). Uno de los más destacados en el género negro en su país, ha ganado importantes premios literarios como el Azorín, Tigre Juan, La Sonrisa Vertical, Café Gijón o Camilo José Cela, entre otros. Su último libro publicado es La Frontera Sur (Almuzara, http://www.editorialalmuzara.com; 2010), IV Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona. === Estrategias étnicas en la Independencia, ============================== === de Néstor Emilio Mosquera Perea José E. Mosquera ================= Estrategias étnicas en la Independencia. Amores e hija negra de Bolívar es un libro escrito por Néstor Emilio Mosquera Perea, historiador y filósofo, especializado en ciencias políticas en la Universidad de los Andes (Colombia) y en ciencias de la educación en el Instituto Pedagógico Latinoamericano de La Habana, ex decano de la Facultad de Educación de la Universidad del Chocó y miembro del Comité Científico del Programa de la Unesco “La ruta del esclavo”. Es autor de un interesante compendio de libros, entre los cuales se encuentran Claves del pensamiento filosófico, Epistemología e historia de las investigaciones científicas, Epistemología de las ciencias pedagógicas y Diez tesis afrocolombianas e indígenas. Este nuevo libro es una valiosa contribución a la nueva historiografía colombiana. Es un texto bien estructurado en su forma y en su contenido, condensa un trabajo de revisión histórica de gran valor y factura. Su autor ofrece una novedosa y convincente manera de mirar y analizar el papel que jugaron los negros y los mulatos como grupos marginados en la independencia de Colombia. Es un libro novedoso, crítico y polémico, escrito con sabiduría y con destreza, en virtud de que en sus páginas se plasma un enfoque histórico refrescante, tanto en la manera como el autor examina y enfoca el rol que tuvieron los negros y los mulatos en la independencia de los pueblos de América, como en la forma como presenta y describe en los análisis las estrategias étnicas que desarrollaron los criollos para motivar su participación en las gestas libertarias, al igual que las que desarrolló España para que lucharan por la continuidad del colonialismo. Néstor Emilio hace nuevos y rigurosos análisis interpretativos de las fuentes y controvierte las visiones de algunos historiadores, y a la vez entrega nuevos elementos interpretativos para entender el desempeño de los negros y los mulatos en los procesos de independencia en el continente. Además hace un análisis sobre Bolívar y Santander durante la guerra de la independencia y acerca de las pugnas entre las dos corrientes ideológicas que encarnaron, que cuando un lector acucioso termine de leer este libro, seguramente que no tendrá la misma percepción sobre Bolívar y Santander en la guerra de la independencia. Este libro se gestó por una polémica que sostuvo en El Espectador cuando este diario le solicitó un artículo sobre Bolívar y los negros para la columna “Al Derecho y Al Revés”, y escogió como oponente al historiador Jorge Durán. Ambos con sus puntos de vista ofrecieron un debate académico candente. Lo interesante es que Néstor Emilio decidió no congelar la polémica, sino continuarla con la publicación de este libro. Aspira a que el debate abierto por el diario El Espectador no se cierre y que la historia sirva no sólo como espejo, sino para concitar la unidad en la pluriculturalidad. El libro no es un relato plano como algunos textos de otros autores de su etnia en Colombia; cada página ofrece sorpresas, inquietudes y conductas inesperadas de profunda factura analítica. El primer capítulo gira en torno a dos ejes: la lucha por la libertad de los esclavizados y la lucha por la independencia de los criollos, donde analiza con erudición las paradojas de estos dos proyectos. En el segundo se ocupa de las ocho estrategias que desarrolló España con los negros y los pardos para asegurar la continuidad del colonialismo. Por consiguiente hace un sesudo estudio sobre las estrategias militares de Boves y Calzadas para hacer los ejércitos de negros y pardos casi que imbatibles. En el tercero trata de las diez estrategias étnicas bolivarianas para motivar a los negros y a los pardos a participar en la causa emancipadora. Analiza el epílogo de los próceres negros Piar, Infante y Padilla, quienes fueron procesados, condenados y ejecutados, y examina la actitud del Libertador, hace una defensa de estos héroes y cuestiona la conducta de las élites criollas de Haití y de Petión. Finalmente, en el cuarto se ocupa de desglosar la vida sentimental del Libertador, su arte de amar, sus hijos secretos; entre todos destaca a su hija negra María Josefa, producto de sus amores con la negra Ana Cleofe Cuero. Demuestra que María Josefa fue la única hija reconocida y bautizada con presencia, firma y pago de los servicios sacramentales por el propio Bolívar. Conclusión: este es un libro que visibiliza, reivindica y exalta las luchas y los aportes de los negros y los mulatos en la independencia de Colombia. ** José E. Mosquera http://www.letralia.com/firmas/mosquerajosee.htm Periodista y escritor colombiano. Es un reconocido columnista de varios diarios en su país y en Costa Rica, Honduras, Panamá, República Dominicana y Venezuela. Colaborador de las revistas Semana (http://www.semana.com) y Número y los suplementos literarios Generación, del diario El Colombiano (http://www.elcolombiano.com), y Papel Salmón, de La Patria (http://www.lapatria.com), entre otras publicaciones colombianas. Autor de los libros Las guerras y los conflictos del Darién (2002), Expedicionarios, cronistas y viajeros por el Chocó (2004), Historia de los litigios de límites entre Antioquia y Chocó, siglos XVI-XXI (2006), Huellas históricas (2010) y Travesía por la historia de África (2012). === Poetas sin cielo, voces a la intemperie =============================== === Quince lecturas al libro Vomit, ======================================= === antología de poesía joven norteamericana Miguel Ángel Galindo ==== Vomit, antología de poesía joven norteamericana Varios autores El Gaviero Ediciones Almería, España, julio de 2013 Primera edición ISBN: 978-84-15048-16-9 Quince autores jóvenes, norteamericanos, llegan a nosotros de la mano de El Gaviero Ediciones en una publicación bilingüe, sorprendente y atractiva. Una antología poética como esta es una llamada inicial, contra propedéutica, para que nos arranquemos con las uñas, y sólo con éstas, el maquillaje con regusto a melocotón literario. O una potente llamarada que viene de lejos, que procede de lugares desencontrados, más allá de las neveras universitarias y de los clubs de salón de armonioso baile matrimonial, una luminaria que nos alerta y recuerda que los poetas no somos semidioses a pesar del tamaño de nuestro ombligo intelectual, pues acaso olemos a ciervo cuando nos arrancamos la corbata de la lingüística (odiosa rapaz). O una excusa para que los criaderos de letras de quienes vienen a toda velocidad desde el centro (de la barra del bar) de la tormenta de hombres barbudos y bebedores, se expandan y ardan en la orilla del mar verde que inunda sus quince bañeras de hierro incandescente (y sus quince poéticas de andar por casa: las suyas y las nuestras). O un disparo certero a la hora de la mudanza, cuando los Jesucristos sin ojos duermen en su panal caleidoscópico, y los que hacen y deshacen no-poesía con la lengua (más de quince [1] ayunando en cada coordenada del mapamundi del cuerpo y sus llagas), los que eligen para un mismo ritual “palabras como cuchillo y amor” (2), excavan en el kilométrico sexo de sus caballitos de latón buscando-buscando la otra iluminación en las temperaturas de la sola vida al completo, una vida que es gasolina y en la que tanto espejo lateral y tanto dólar con sabor a malta bastan para bajar a los cielos de los porches congelados por el olor de la hierba flotante: “quiero ser dueña pero no gestora de un almacén que guarde // todas las piscinas de delfines y colillas de cigarrillos del mundo // quiero tener contacto visual con un desconocido y decir ‘joder’ // para que intuyan // que han hecho algo muy vergonzoso” (3). Este cuidado trabajo editorial reúne en un contundente y acertado disenso estilístico y gráfico mucho más que voces juveniles. Mucho más que juventud inacabada. Mucho más que balanceos y provocaciones de escote o de entrepierna o de jarra-bidón escriturados a beneficio de inventario de estos quince caminantes de medianoche: “Salgo corriendo por la puerta // El hombre dorado me persigue // Corro y corro // Mi padre aparece como una visión // Y se une a mí // Soy dos fantasmas” (4). El Gaviero hace una apuesta por lo perdurable en la extrañeza, por autores de oficio que han preferido la escritura de lo vivido (aun sea invivible) en tiempos difíciles. Tiempos en los que la entraña de los “Jóvenes americanos” (5) bebe de la copa de los lobos conmemorativos del pasado. Tiempos en los que la paz perpetua, tan perseguida por los teóricos de la cultura de unos acariciando con pasión a otros, consiste en jaquear “una página en la que puedes encontrar fotos // de todos los delincuentes sexuales de tu barrio que están fichados” (6). Tiempos cruentos para quienes levantan la voz en el muro social, para vociferar verdades de bandera, verdades de estómagos vacíos y manicuras pagadas a plazos con tarjetas de créditos que cortan venas con somera precisión. Tiempos a bocajarro. Tiempos con banda sonora de disparos en-la-víspera-de-tu-dichoso -cumpleaños-feliz-y-que-cumplas-muchas-muescas-más-y-que-yo-las-vea. Tiempos en los que los bombardeos informativos insonorizan la lógica y sus premisas, principios que perecen amarrados al bozal de los perros que llueven en medio de la talada arboleda urbana. Tiempos de sobrada conexión porno-electrolítica mundial y mundialista y gol en propia puerta de la felicidad. Tiempos en los que se repite una sola oración en las capillas de la nación sin bolsillos para guardar la veleta: vuelta usted mañana a este pan bursátil de cada día. Tiempos en los que los jóvenes son viejos y hastiados creadores. Tiempos en los que la poética es perder el tiempo extremando la poesía. Tiempos en los que la ética apesta cuando se envuelve en expedientes administrativos. Tiempos de vertedero económico e institucional. Tiempos en los que la fruta prohibida ya no es una utopía preñada en los arcenes y en los nudillos de la conectividad literaria. Tiempos nunca soñados. Tiempos para el vómito mientras estos quince nos miran como lubinas y siguen a lo suyo, a lamerse como gatos en una bacanal de poesía que no es poesía. No obstante, en estos tiempos que no son otra cosa que flamante historicidad de portada de periódico, con esta verdad en venta, la dificultad y el hastío programático son un dogma provocador para quienes se entregan al yugo y a la salvaje marca de la escritura que mancha nombres para siempre. Quince poetas manchados y a los que les sobran las explicaciones. Poetas y poetisas que no desean arrancarse a jirones la intensidad, pero no desear equivale a saber que la escritura es nada y todo a destiempo: “no entiendo qué tienen que ver los días conmigo // el tiempo que disfruto lo paso escribiendo, o drogado, o escribiendo // drogado en un intento de librarme del día” (7). El Gaviero Ediciones nos avisa: este trabajo es la punta de un iceberg, las “manos de las esquinas de una sábana de polvo” (8), la explosión de una nueva ola llamada futuro y que se meterá en nuestras bocas y en nuestras mentes y en nuestras vidas sin contemplaciones porque contemplar es jugar a la higiene personal en un día como este en el que “tu hermano // pequeño sostiene a su perro muerto” (9) y no está el asunto como para trompetear muchas orgías de verso cursi. El aviso es firme, sugerente, preciso, delator: Vomit es una lasca de fruta-escritura fresca ofrecida (pero no recién cortada) (10) a quienes leen junto a los estanques del sí quiero que metas todo tu amor en mi carne: “Cuando 1.000 pájaros muertos caen del cielo, // no hay dónde guarecerse // no hay enclave // es este que la jodan // en su mentalidad, en esta // conspiración visceral de disidentes” (11). Vomit nos recuerda el interés nacional e internacional que desatan páginas como estas, de ahí la opción por una edición bilingüe, páginas que las escriben quienes son algo más o algo menos que poetas y poetisas, páginas que se leen y releen mientras nuestros almuerzos, los que yacían vivos (y desnudos) en las vitrinas y en los escaparates de las licorerías con clarinete, se nos queman en la cocina o mientras un rayo cae junto al porche dejando sobre el césped una sombra amenazadora, con ballesta y manzana de permutación, porque hasta el maldito mandamás del cielo artístico ha aprendido a rendir tributo a los huesos bañados en alcoholes de William (12). Pero Vomit no es una celebración ni una remasterización de la poética del ayer sino un recital de novedosos baños que inundan el sótano expresivo de una generación, una ceremonia bajo el árbol disecado por los excesos de la realidad, un canto con voz metabólica pero sin escenario único. Un poema que no es poesía pero que sí es poeta con vistas a las sabrosas afueras de la escolástica y del dogma métrico y sentimental: “Si llevases una cinta emplearía mis dientes en desatar el nudo siempre que me corresponda desatar un nudo. Quiero robar un choche y conducirlo hasta ti. Hay miles de kilómetros entre yo y donde pronto estaré. Quiero la construcción de un hotel en la oscuridad para nosotros para que pueda hacerte estragos en cien habitaciones” (13). Vomit no es un libro de poesía. No, no y no. No es un manual. No, no y no. No es un menú. No, nunca. No es una enunciación de lo púdico. Lo tendremos que decir una y mil veces, y más aquí, en las Europas de las virtudes lectoras masturbadas en cabinas de poesía de Todo a Cien. Vomit es el viento que mueve el estancado río: “Quiero encoger hasta el tamaño de un cacahuete y devorarme // porque soy alérgico a los cacahuetes y odio estar vivo” (14). Es un libro iniciático, una propuesta de escritores que se han arrancado la piel-las vísceras-las palabras-el visor-la ropa-la desnudez-el silencio-el bullicio-el vello-los amigos del instituto-la arena de los muslos para vivir sin suposiciones ontológicas de fines de semana, para vivir mirándose en el verso y versificando en la vida porque Vomit es un modo de vida en la literatura y no hacerlo es no vivir: “Me gusta cuando machacas salvia sobre mi puerta // Me gusta la sangre de cordero con que salpicas mi cara // Me gusta colmar de azúcar el cuenco y pronunciar plegarias // Y que luego funcionen” (15). Esta antología es una puesta a punto del acelerador de la creatividad visual, verbal y desigual. Una oportunidad para celebrar posteriores acercamientos a sus obras individuales, las de Dorothea Lasky, Noah Cicero, Matthew Savoca, Tao Lin, Kendra Grant Malone, Megan Boyle, Ana Carrete, Cassandra Troyan, Brittany Wallace, Richard Chiem, Steve Roggenbuck, Jake Fournier, Kat Dixon, David Fishkind y Jordan Castro, obras por separado que ya triunfan porque, como señala su prologuista, Luna Miguel, escriben sin piedad, sin poesía. Diría más, escriben sin eufonías, sin entrapajar las cuentas pendientes con la propia condición humana, sin idealizar al lector, sin rostro y sin pulpa, sin liberación (y viceversa): “Lo que aquí hay es vida, demasiada vida” (16). A estas anotaciones añadimos que también denotan el sello, siguiendo a Allen Ginsberg, la fuerza del aullido generacional, un ritual de aullidos que comenzó en 1959, año en que éste publicó Howl and Other Poems, y que ahora se renueva, se actualiza con los ritmos y los golpes de arpón que salpican cuando todo, absolutamente todo, se derrumba, incluida la memoria (y las migas de la cíclica deconstrucción personal y grupal): “No sé quién es Rod Stewart // pero dejaré que me salve” (17). Quienes apreciamos el contacto con el lector desconocido, con los autores desconcertantes que se saltan (y derriban) las fronteras territoriales, estomacales y escriturales con el deseo voraz de delinquir en el templo del verbo, con esos digo, aprehendemos y renovamos nuestro propio bautizo cultural, lejos de la palabra tallada en el vacío, amamantada o aplaudida por abstemios militantes de la complacencia: “quiero que me muerdas pero no quiero // que dejes evidencias // no dejes nada // no quiero tener que guardar // todas las cucharas en el frigo // no quiero ponerme un collar // de cucharas frías” (18). Vomit está lejos, muy lejos, de la poesía quieta-limpia-transparente- dulcificada-momificada-rebanada-caramelizada-condecorada-uperizada- comulgada-virginal-feliz-unilateral-tántrica-suspirable-délfica-académica- pía-fría-eterna-solemnizada-soñada-cauterizada-magna-perfumada. Es un libro no sólo para poetas y especialistas del gremio de las greñas editoriales y las madrugadas persiguiendo un taxi que no existe: es un libro para acercarse a la poesía y dejarse llevar por las aseveraciones de quien escribe (y lee) y miente porque dice que cree en lo que escribe y lo cierto es que no creer es sólo una negación de la mentira, o acaso la saliva misma de la poesía: “vivíamos cinco en una habitación // dejábamos que los psicólogos nos estudiaran por dinero // lo gastábamos en licor de malta y en el tabaco // de liar más barato que encontrábamos // no nos querían en el trabajo y nosotros // sólo nos queríamos en uno al otro” (19). Vomit está en las antípodas de las reflexiones acerca del Hombre imantado por la Historia de la Belleza pero sí reside cerca, carnal y ceremonialmente cerca, de los hombres y mujeres embadurnados hasta la nuca por la necesaria falta de elegantes instrucciones, empalagados y empalados por pugnas de sobredosis vital: “El problema de la sociedad es que hay demasiadas posibilidades” (20). Vomit aterriza cerca de los tocamientos discursivos que devuelven la poesía a los paracaidismos de la calle y a las riñoneras y a los depósitos de cajas y a las manchas de sangre y a las sombras de motocicleta en primera persona del singular de las minas de oro y de los moteles de carretera secundaria. Es así como ocurre el magnífico acercamiento al lector. Es así, de ninguna manera y de todas, como las páginas se inundan de poder (quería decir de pensamiento): “me veo a mí mismo riendo mucho // y pastelitos explotando // algo peligroso sucede de repente // a mi cara le entra un ataque de pánico // y sufro unas heridas horribles” (21). Quince voces alejadas del altar (y de la piscifactoría) de Adonis pero cerca de la arista beat y del desenfado neo-callejero, periférico. Los quince nos proponen una escritura acariciada con pólvora y luces de neón con fondo de desierto y gimnasio de alcohol, con reflujos de letra expansiva frente a la escasez, una escritura que “era el bramar // del mundo // contra mi cráneo” (22), una escritura empapada por creencias individuales e intransferibles como la mismísima comida para llevar envuelta en bolsas plásticas de color imprecisamente púrpura. Los quince vomitan una escritura mordida por creencias susurradas en un garaje en el que se derrite el pan caliente y en el que se fuma con la boca abierta, y sin edad, mientras suena la canción de la lluvia emocional; creencias alcanzables y deseables como las piernas de la empleada a tiempo parcial en la floristería, como el cerebro que escupe sus escrúpulos sobre la moqueta de la divinidad, como las cáscaras de aquel huevo que un día enterramos en el bosque de las lámparas de noche. Lámpara encendida en la profunda intemperie de una joven vida dedicada a escribir “como el tiempo // y así seguir adelante” (23). Poetas sin cielo son. Voces a la intemperie, en distintos lugares de Estados Unidos, se han arrancado sus collares genéticos, se han lanzado a la carretera de la escritura y han empezado a lanzar billones de piedras a los ciervos de la razón. Y el ruido de estas piedras cayendo sobre las azoteas de la lectura no nos va a dejar dormir porque el que duerme sueña estupideces paradigmáticas tales como la casa-las herramientas para podar el abeto-los niños y sus pecas y sus secretos-el perro-el jardín-la parroquia y amén, y el que siempre está despierto sabe que en la profundidad del mar las promesas huelen igual desde hace siglos: “con mis amigos // los primeros nombres son // una moneda de cambio // muy valiosa: // el derecho // de usarlos // especialmente en lugares // donde se supone que // no debes” (24). Quince escritores Vomit nos invitan a que leamos esta obra grupal, cada una de las obras insertas en la antología, cada uno de los no-poemas seleccionados mientras devoramos hamburguesas de pollo con una de nuestras mil cabezas conscientes, en pleno colapso de la poética como modo de infravivir o supravivir, como modo de morir aferrado a los planos narrativos y, en alguno de los textos propuestos, claramente cinematográficos y prosaicos. Como modo de disfrutar de tu vida, según señala Steve Roggenbuck (25) en sus versos, disfrute que nos distingue de los no-lectores de poesía, disfrute que nos hace comprender que el deseo es una evidencia y que la palabra es la bala más precisa para herir de placer a nuestros idénticos: “Déjame ser el primero en decirlo, // el coito está bien. Única droga solitaria // que el hacedor nos dio antes de abandonarnos” (26). Pero no todo es deseo, también quedan (en la mente creadora y creativa) brillos indeseables, fascinaciones por la filosofía y por sus cuendas epistemológicas, culpas codificadas que nos recuerdan que la letra literaria norteamericana tiene una profunda raíz en ortos que nacieron, se preñaron y vomitaron a priori en otros continentes, en otras sociedades: “A uno le adjudican demasiadas reliquias de familia. // Cuando llegue el compás voy a poner a Emma a trazar // círculos en la habitación amarilla mientras cuento los maridos // amargados para provocar la conspiración” (27). Toca al lector, a usted, elegir y disfrutar de las distintas propuestas literarias que participan en el proyecto Vomit. Disponer los fondos musicales y descorchar su botella de champán. Cerrar las ventanas para que nadie le vea cómo pasea en cueros por las estancias, por las escalinatas, mientras lee en alto, chupándose los dedos porque así termina el rito del buen almuerzo desnudo. O dejar las ventanas abiertas, bien abiertas, abiertas del todo, y correr las cortinas, y encender todas las luces para que los ojos que se queman en la oscuridad se queden con el título del libro y, por supuesto, con el olor a comida china que desvela una verdad incontestable: olemos a poesía. Y quizás “puede que no sepáis qué tipo de sentimiento es, pero alguno de // vosotros lo sabe// estaremos todos bien // gracias // calmaos y morid o esfumaos” (28). Notas 1. La prologuista nos invita a acercarnos a la obra de otros autores no incluidos en esta antología. Se refiere a escritores como Gabby Bess, Ben Lerner, Heather Christle, Mira González o Jacob Steimberg. 2. Richard Chiem. Del poema “Sabana”. P. 137. Traducción de Antonio J. Rodríguez. 3. Megan Boyle. Fragmento del poema “Algún día”. P. 87. Traducción de Ainhoa Rebolledo. 4. Dorothea Lasky. Fragmento del poema “La habitación”. P. 21. Traducción de Anna-Lisa Marí. 5. Título de uno de los poemas de Jordan Castro. Pp. 199 y ss. 6. Megan Boyle. Fragmento del poema “Noodle Box (Comida china para llevar)”. P. 81. 7. Jordan Castro. Fragmento del poema “Actor profesional”. P. 197. Traducción de David Leo García. 8. Jake Fournier. Del poema “¿Esto es una esponja o un churro?”. P. 161. Traducción de Mario Amadas. 9. David Fishkind. Fragmento del poema “Iones libres”. P. 185. Traducción de Unai Velasco. 10. A pesar de la juventud de los autores que aquí se incorporan, nacidos entre 1978 y 1992, sus biobibliografías desvelan una interesante proyección nacional e internacional. 11. Cassandra Troyan. Fragmento del poema “Todos los hombres se fueron a casa / Los hombres son todos barbudos”. P. 109. Traducción de Luna Miguel. 12. William Burroughs (1914-1997). 13. Richard Chiem. Fragmento del texto “Somos una mina de oro”. P. 139. 14. Jordan Castro. Poema “Alérgico a los cacahuetes”. P. 203. 15. Dorothea Lasky. Fragmento del poema “Me gustan los hippies estrafalarios”. P. 15. 16. El aullido de la nueva ola. P. 12. 17. Noah Cicero. Fragmento del poema “Rod Stewart”. P. 43. Traducción de Sergio Espinosa. 18. Ana Carrete. Poema “Muérdeme todo por todas partes”. P. 97. 19. Brittany Wallace. Fragmento del poema “No crees en lo que escribes”. P. 123. Traducción de Elisabeth Falomir. 20. David Fishkind. Verso del poema “Recetas de libre mercado”. P. 191. 21. Tao Lin. Poema “Veo pastelitos explotar”. P. 63. Traducción de Julio Fuertes. 22. Brittany Wallace. Fragmento del poema “Miles de hormiguitas negras”. P. 125. 23. Matthew Savoca. Fragmento del poema “Sentado a solas en el porche”. P. 55. Traducción de Violeta Niebla. 24. Kendra Grant Malone. Fragmento del poema “Cecilia, Samara, Suéltate el pelo”. Pp. 71-73. Traducción de Emily Roberts. 25. Pp. 152-157. Traducido por Ernesto Castro. 26. Jake Fournier. Fragmento del poema “Déjame ser el primero”. P. 163. 27. Kat Dixon. Fragmento del poema “Brillo”. P. 177. Traducción de Almudena Vega. 28. Steve Roggenbuck. Fragmento del poema “La calma”. P. 153. ** Miguel Ángel Galindo http://www.letralia.com/firmas/galindomiguelangel.htm Escritor español (Islas Canarias, 1973). Estudió filosofía y derecho. Ha publicado Caballos eróticos, Batir la tierra, Cementerio de animales, Animales curvos, Los castigadores, Raíl sobre fondo negro de Chicago, Frozen Dove Hotel, Hécate, Satélites de Vaticie, Fabricando hormigas, Poema sucio, Allevatio, La carne & los lirios y Apariciones. Colabora con revistas literarias de España, Italia, Chile, México, Venezuela y Colombia. Ha recibido diversos premios en Canarias, Valencia, Barcelona y París. Algunas de sus obras han sido traducidas al inglés y al griego. === To the Wonder, de Terrence Malick: ==================================== === tiempo interno/tiempo externo Maikel A. Ramírez A. =============== Desde su remota opera prima, Badlands, el director norteamericano Terrence Malick ha dejado claro que su principal interés es la interioridad de sus personajes. En aquel filme, como recordaremos, conocíamos la historia de los asesinos Kit (Martin Sheen) y Holly (Sissy Spacek) por medio de la narración en off de esta última. Semejantemente, su obra siguiente, la remarcable y visualmente hermosa cinta Días del cielo, recurría a la focalización de los acontecimientos desde uno de los personajes de la historia. En esa oportunidad, veíamos los eventos desde la perspectiva de la niña que acompañaba al par de estafadores Bill (Richard Gere) y Abby (Brooke Adams). Aquí, me propongo analizar To the Wonder (2012), con el propósito de mostrar cómo operan lo que postulo como el tiempo interno y el tiempo externo de este filme, y, con claros propósitos comparativos, no descarto revisar algunas otras obras dentro de la filmografía de este director. To the Wonder nos coloca en Francia, donde Neil (Ben Affleck) inicia un romance con Marina (Olga Kurylenko), una joven mujer cuyo divorcio le ha dejado a cargo de su hija. Persuadida por la promesa de estar juntos, Marina se muda a Estados Unidos, pero la relación amorosa con Neil se debilita, mientras que su hija empieza a sufrir por no tener amigos. Pese a que Marina busca ayuda en el padre Quintana (Javier Bardem), hombre que a su vez cuestiona su fe en Dios, la fecha de vencimiento de la visa obliga a Marina a regresar a Francia. Transcurrido un tiempo de estar solo, Neil establece una relación sentimental con una antigua amiga, Jane (Rachel McAdams), pero tan sólo un poco de tiempo después rompen el lazo amoroso. Posteriormente, Marina regresa con Neil, mientras que su hija se queda con el papá. Sin embargo, la relación vuelve a deteriorase y lleva a Marina a acostarse con otro hombre, infidelidad que le confiesa a Neil, quien en un arrebato de ira la saca del auto y la deja abandonada en la carretera, para luego regresar por ella más tarde. El padre Quintana le mostrará a Neil en qué consiste perdonar. Y aunque vemos al protagonista pidiendo perdón arrodillado, el divorcio de la pareja será inevitable. Así, luego de despedirse en el aeropuerto, escucharemos la voz del padre Quintana pronunciando una oración, mientras que nos muestran imágenes de un futuro donde Neil vive con su nueva familia, mientras Marina se encuentra acostada sobre una tierra fangosa y se percata de que una luz proveniente del Monte Sant-Michel le ilumina el rostro. En To the Wonder, más que en algún otro de sus filmes, sea éste Badlands, Días del cielo, La delgada línea roja, El nuevo mundo o El árbol de la vida, Malick contrasta y radicaliza dos tiempos que articulan la historia: por una parte, un tiempo interno, lírico, un flujo de completa intimidad de los personajes; por el otro, un tiempo externo, el de las acciones y los eventos en el mundo físico. Subrayo el hecho que me he apoyado en la palabra “radicaliza”, porque este filme de Malick sólo viene a ser el epítome de un conjunto de técnicas empleadas por este director norteamericano en su obra. Así, Malick construye una historia polifónica que cuenta con las voces en off de Marina, Neil, el padre Quintana y Jane. No es difícil percatarse de que los diálogos que intercambian los personajes apenas sirven de una suerte de bisagra para aclarar uno que otro motivo, porque lo que es realmente relevante y sugerente es el mundo interior de estos personajes, sus frustraciones y las observaciones que tienen sobre los otros. En relación con esto, no sólo hay matices de múltiples voces en este filme, sino que ya no se trata de que un personaje que ejerce de punto focal comente sobre la vida de un personaje central, como sucede en Badlands y Días del cielo, antes bien, conocemos acerca de los personajes centrales por su propia voz. Una mención aparte merece el hecho de que hay momentos en que los personajes se muestran interesados en preguntas de índole filosófica, trascendentales, generales. Por ejemplo, notemos que por causa de sus desencuentros con Neil, Marina se pregunta: “¿Dónde estamos?”, “¿Cuál es la verdad?”, o exclama: “Amor que nos amas, gracias”. Queda claro que ese “nosotros” y la “verdad” de su interrogante no se refieren a ella ni a Neil, al mismo tiempo que el sustantivo “amor” se muestra como una categoría general e impersonal, no al amor entre ambos. En cualquier caso, retomaré este elemento para concatenarlo con otro aspecto del filme. Por lo demás, hay varios momentos en los que estas voces se siguen escuchando en el siguiente segmento, ya cuando las acciones de otros personajes se encuentran en marcha. Por lo que respecta al tiempo externo, podríamos subdividirlo en el par estático/móvil. Por tiempo externo estático no me refiero a movimientos detenidos de los personajes y las cosas, como pareciera entenderse, sino a un plano, o un conjunto de ellos, que captura distintos elementos, pero, sobre todo, a una naturaleza descollante (lagos, árboles, represas, la arena, entre otros elementos). Una revisión a la obra de Malick nos permite reconocer la importancia del entorno físico natural en cada uno de sus filmes, no en vano el prominente crítico cinematográfico Roger Ebert consideraba a Malick como uno de los cineastas más románticos y espirituales del cine. Basta pasearse por las imágenes de Días del cielo para convencerse de que este cineasta norteamericano ha aprovechado mejor que nadie la llamada “Golden hour”, esa parte del día cuando cae el sol y se generan sombras tenues y un panorama idílico, ni que decir de El árbol de la vida, que ofrece una luz natural que penetra e inunda todo el campo visual, cual cuadro impresionista. Me recuerda que existía una expresión durante la Inglaterra de la reina Victoria que cifraba la vastedad de su imperio: “El sol nunca se oculta en el imperio británico”. Si observamos meticulosamente, salvando las distancias, claro está, encontraremos que esto aplica a este filme, donde el sol ocupa un lugar en el cuadro en numerosas ocasiones. Lo cierto es que, en la medida que ha desarrollado su obra, los personajes de Malick se encuentran rodeados de una naturaleza que tratan de descifrar, de la cual parecen esperar una revelación, una respuesta trascendental, una explicación sobre un orden mayor. En esta línea de reflexión, recordemos que El árbol de la vida abarcaba la vida cósmica y de épocas arcaicas para finalizar en la de una familia de un pequeño pueblo norteamericano. To the Wonder podría ceñirse a estos versos de Percy Bysshe Shelley: “The fountains mingle with the rivers and the rivers with the ocean”, puesto que de un plano de un pozo pasamos a uno de un lago hasta terminar en el lugar desde donde se inicia la cadena de relaciones. El otro procedimiento que Malick ha perfeccionado desde La delgada línea roja hasta nuestros días es lo que he denominado tiempo externo móvil. Debo aclarar que en nuestro objeto de estudio esto se presenta con la suficiente frecuencia como para formular una generalización. Como el tiempo externo estático, el tiempo externo móvil depende de otro código propio del arte cinematográfico; concretamente, de uno de sus movimientos: el travelling hacia adelante. La forma cómo procede Malick es hacer una toma con un travelling que avanza, para cortar e iniciar la siguiente toma con otro travelling de este tipo, y así repetidamente. Su efecto es devastador, pues de su contraste con el tiempo interior de los personajes sentimos que el tiempo del reloj que rige el mundo físico avanza con velocidad inexorable, mientras los personajes se encuentran descolocados en situaciones y paisajes que los sobrecogen, que son insoportablemente abrumadores e ininterpretables. Arriba señalé que los personajes de Malick se plantean interrogantes que no se limitan a sus situaciones inmediatas. En cuanto a esto, se pone en relieve el hecho de que el travelling hacia adelante puede apuntar al cielo en el instante en que los personajes meditan y los escuchamos expresarse. En otras palabras, la cámara se mueve hacia adelante en contrapicado, mirando hacia la infinitud del cielo la mayor parte del tiempo, como si desde esa zona etérea fuesen a proceder las aclaratorias que carcomen a los protagonistas, y, en cambio, cuando lo hace encuadrando un objeto, éste parece venírsele encima a un personaje y a un espectador que se reconocen diminutos. El que estos planos no sean subjetivos viene a confirmar la tesis de que es un tiempo externo. Repasando sus filmes anteriores, salta a la vista que, en mayor o menor grado, el tiempo constituye un eje central en cada uno de ellos: Badlands se estructuraba desde la consigna muy norteamericana que exhorta a vivir rápido e intensamente para morir joven, la cual ha creado leyendas como Marilyn Monroe, Jim Morrison, Kurt Cobain (cabe recordar que Kit le confiesa a los policías que la gente le dice que se parece a James Dean); Días del cielo se consagraba al tiempo de la cosecha y al de la vida; La delgada línea roja se enfocaba en el tiempo perdido durante la guerra; El nuevo mundo confrontaba al tiempo lineal de los conquistadores con el tiempo cíclico latente de los aborígenes americanos, tiempo del mito, del retorno; y, por último, El árbol de la vida nos desplazaba hasta las diferentes etapas de la evolución del mundo. De manera que To the Wonder viene a sintetizar la obra que Malick con una visión personalísima ha coronado al cabo de cinco décadas. ** Maikel A. Ramírez A. http://www.letralia.com/firmas/ramirezamaikela.htm Docente y escritor venezolano (Maracay, 1976). Es profesor de inglés, narrador, ensayista, crítico cinematográfico y magister en literatura latinoamericana. Sus trabajos han sido publicados en el diario aragüeño El Periodiquito (http://www.elperiodiquito.com). Ha sido ponente en eventos nacionales de lingüística y literatura. Dicta la materia electiva “Viaje a través del tiempo: literatura y cine de ciencia-ficción” en la Universidad Simón Bolívar (USB, http://www.usb.ve). === El anarquista que se llamaba como yo, de Pablo Martín Sánchez ========= === Javier Úbeda Ibáñez =================================================== El anarquista que se llamaba como yo (http://bit.ly/1e442An) Pablo Martín Sánchez Novela Acantilado Barcelona (España), 2012 ISBN: 978-84-15689-18-8 624 páginas Sorprende comprobar tanto buen hacer en un autor relativamente joven (35 años) y más en la que es hasta ahora su primera novela, ya que con anterioridad sólo había publicado un libro de relatos (Fricciones, EDA, 2011). Pablo Martín Sánchez nace en 1977 cerca de Reus (Tarragona). Y a poco que indaguemos en su vida nos damos cuenta de que siempre ha estado ligado al mundo editorial (pese a que también hiciera sus incursiones como atleta o actor). De hecho, ha trabajado como lector, corrector, traductor y librero. Y su formación es totalmente literaria: graduado superior en arte dramático, licenciado en teoría de la literatura y literatura comparada y con un máster en su haber en humanidades. Además, fue fundador de la revista Verbigracia, redactor en la revista digital La Siega y colaborador habitual en la revista Rinconete (del Centro Virtual Cervantes). Y como anécdota pasó un año completo de su vida en París, siguiendo los pasos de su admirado escritor Georges Perec. Por todo ello, podemos considerar a Pablo Martín Sánchez un joven de formación humanista, con un amplio bagaje cultural a sus espaldas, lo que explica que esta novela, de corte histórico, publicada por primera vez en noviembre de 2012 en Acantilado, vaya ya por su tercera edición. Y por si no fuera suficiente con lo anterior la avala una sólida editorial. Acantilado nació en 1999 gracias al profesor de literatura de la Universidad Pompeu Fabra, Jaume Vallcorba (que acumulaba tras de sí veinte años en la editorial catalana Quaderns Crema), quien enseguida inició la publicación de obras imprescindibles de la literatura como Memorias de ultratumba, de Chateaubriand; Las conversaciones con Goethe, de Eckermann, o Los ensayos, de Montaigne. Así que no es tan extraño que esta novela haya recibido ya un premio, el premio a la mejor ópera prima 2012, otorgado por la revista El Cultural. Y es que son, además, muchos los factores que han influido en ello. Por ejemplo, este libro posee una cuidada estructura. Consta de un prólogo en el que se nos cuenta que la historia se creó a partir de una coincidencia onomástica, ya que al autor se le ocurrió un día teclear su nombre completo en el Google y entonces se dio cuenta de que había habido un militante anarquista vasco con su mismo nombre, el cual había participado en una incursión revolucionaria (en 1924), gestada en París por los exiliados españoles, promovida a fin de derrocar a Primo de Rivera, pero que al final fracasó. En aquellos sucesos de Vera murieron dos guardias civiles y algún rebelde y terminó con el apresamiento de la mayor parte de los insurrectos y la condena a muerte de tres de los inculpados, uno de ellos era Pablo Martín Sánchez y los otros dos: Julián Santillán Rodríguez y Enrique Gil Galar, no obstante, Pablo nunca llegó a pisar el patíbulo porque justo antes de ser ejecutado se precipitó por una ventana al vacío. Luego viene el cuerpo central de la historia que se divide en tres partes y, finalmente, cerrará el libro el epílogo, que (junto al prólogo y la adenda) volverá a sorprendernos. Y es que el escritor habla en todos ellos con un lenguaje muy directo y confidencial, haciéndonos partícipes de sus dudas y de sus esfuerzos a la hora de realizar este trabajo. Y, concretamente, en la adenda aprovecha incluso para advertirnos de que el final de la historia podría haber sido otro al recogido por la versión oficial. Otro gran acierto es que la historia esté contada a dos tiempos, ya que este hecho la dotará de un gran dinamismo y agilidad. Ya desde el principio se alternan siempre y hasta el final dos historias (que en realidad son diferentes momentos de la misma). Los capítulos más históricos o de trama tienen numeración arábiga y suelen ir precedidos por unas entradillas que son citas textuales, extraídas de diarios o textos de la época, lo que otorga mayor verosimilitud en general a todos los hechos que aquí se recogen, y los capítulos de biografía tienen numeración romana y son más personales correspondiéndose con la infancia, adolescencia o juventud del protagonista. En cuanto al tema, arranca el libro con la historia principal, que es la que da comienzo en 1924 cuando Pablo tiene 25 años y se encuentra trabajando en la imprenta La Fraternelle de París. Hasta allí se desplaza su amigo, Robinsón, para convencerle de que participe activamente en una conspiración que se está fraguando para derrocar al general Primo de Rivera. Pese a que Pablo se muestre al principio reticente, acabará participando en los sucesos de Vera de Bidasoa (Navarra), junto a otros compañeros, como Robinsón, que terminarán con una condena a muerte para él y otros dos de sus compañeros. Y en la otra parte de la línea argumental que corre paralela se nos narran los orígenes de su familia y el nacimiento del protagonista en 1890 en Baracaldo, además de su infancia, adolescencia y juventud, como decíamos antes. Pero lo mejor de todo va llegando conforme va acercándose el final del libro cuando ambas líneas argumentales convergen en el último capítulo. Y es que estamos llegando a uno de los puntos culminantes de libro y se llegan incluso a repetir párrafos enteros, lo que contribuye a acentuar más si cabe ese dramatismo final. Es un hecho encomiable que el escritor Pablo Martín, a partir de un personaje casi desconocido, ha dado vida a toda una historia. Lo más fascinante es el despliegue de datos históricos que ha sabido manejar. Y es que detrás de este libro se esconde una ardua labor de investigación que duró casi cinco años. Una de las primeras cosas que hizo fue consultar el Diccionario Internacional de Militantes Anarquistas, pero aún no había llegado a la letra que andaba buscando, por otro lado, consultó los diarios de la época en la Biblioteca Nacional y viajó a Vera de Bidasoa y a París, y leyó con atención La familia de Errotacho, de Pío Baroja, que se hacía eco de los sucesos de Vera y donde aparecían ya Pablo y Robinsón, y visitó una residencia de ancianos en Durango a la sobrina de Pablo Martín Sánchez, todo ello en busca de la información necesaria para sentar las bases reales de este libro. La acción principal transcurre en el París de los años veinte porque París en esos momentos era un hervidero de exiliados, sobre todo españoles. Gracias a este retrato de época, asistimos a los pilares y posterior desarrollo del movimiento anarquista, y no sólo en España sino también en Francia, EEUU y Argentina: (...) París es ahora mismo el epicentro del anarquismo español, pero también había gran número de comunistas, de republicanos y de catalanistas, de sindicalistas y de intelectuales, incluso de prófugos y de desertores; en definitiva, de todos aquellos que por un motivo u otro han tenido que refugiarse en Francia, huyendo de las palizas y las torturas de la Guardia Civil española. No faltaron algunas de las grandes figuras políticas del momento, como Marcelino Domingo o Francesc Macià; o incluso Rodrigo Soriano (...) (pág. 21). Pero no será este el único paisaje, sino que serán muchos y muy variados los escenarios que desfilarán por estas páginas, reflejando momentos capitales del devenir de las primeras décadas del siglo veinte, en España y en el resto del mundo, con el nacimiento del cine de los hermanos Lumière; el movimiento anarquista en París o Buenos Aires; la vida de intelectuales de renombre como José Ortega y Gasset, Unamuno o el propio Blasco Ibáñez, exiliados en Francia; la Semana Trágica de Barcelona; la batalla de Verdún durante la I Guerra Mundial (en la que nuestro protagonista trabajó como corresponsal); la guerra de estado; la olimpiada, y otros escenarios menos importantes pero que aportan su granito de arena a la hora de dotar de colorido costumbrista a toda la novela como son Béjar, Salamanca, Baracaldo y Vera. Los personajes son otro elemento importantísimo de esta obra porque están muy bien construidos. Uno de los mejor logrados es Robinsón (es a través de él, su mejor amigo, que conoceremos mejor a Pablo). Además, lo encontraremos al igual que a Pablo en ambas líneas argumentales, de hecho, de estos dos personajes acabaremos sabiéndolo prácticamente casi todo, que Robinsón es vegetariano, que le gusta llevar el pelo largo, que le gustan los perros y es naturista. Y de Pablo que no lloraba casi de pequeño o al menos eso decían, que aprendió a hablar tarde, que no podía oler nada (porque padecía anosmia), que tenía el corazón en el lado derecho en vez de en el izquierdo (situs inversus), que su primer y gran amor fue Ángela. Y todos y cada uno de estos detalles nos los harán sentir como cercanos y entrañables. El siguiente fragmento es una buena muestra de cómo cada uno de estos detalles por insignificante que sea cumple su cometido, en este caso, adelantarnos que era diferente al resto, que era valiente, que era poco o nada creyente, etc. Ya al día siguiente, sin tiempo que perder, Pablo Martín Sánchez era bautizado en la iglesia de San Vicente Mártir, la misma donde sus padres se habían casado nueve meses antes. Y tampoco le dio por llorar esta vez, ni siquiera cuando el joven párroco don Ignacio Beláustegui le echó en la cabeza el agua purificadora, acompañando el gesto de tres inoportunos y sustanciosos estornudos que vinieron a consolidar la ceremonia bautismal (págs. 32 y 33). Por otra parte, resulta interesante comprobar cómo el autor ha sabido plasmar los dos tipos de revolucionarios que existían en la época, los de pistola y acción como pueden ser Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti y los de discurso y salón como eran más bien Ortega y Gasset y Vicente Blasco Ibáñez, y también las diferencias y suspicacias que existían entre los dos grupos. En realidad, son muchos los personajes y actúan como una especie de mosaico para recrear toda una época y nuestro autor lo hace con gran acierto consiguiendo a la vez una mezcla entre novela histórica (ya que, por una parte, es muy rigurosa y fiel a los hechos) y novela de aventuras (ya que los huecos históricos son complementados por las historias humanas, que al fin y al cabo son quizá las más importantes y con las que al final nos quedamos todos). Y a medida que vamos avanzando en nuestra lectura, nuestro interés como lectores va in crescendo, ya que vamos conociendo mejor a los personajes y los hechos en los que estuvieron involucrados, por lo que vamos implicándonos nosotros también cada vez más en los acontecimientos y en sus destinos, además, todo nos llega a través de un lenguaje sencillo, fluido y de una alta calidad literaria. Y es en los momentos más emotivos cuando el lenguaje alcanza su mayor esplendor. Es sobre todo cuando se enlazan las dos historias, porque han llegado al mismo punto y tenemos próximo el dramático final, cuando tenemos el lenguaje más poético: —Disculpe —paró un anciano que pasaba por la calle—, ¿podría decirme la hora? El hombre le miró a través de unos gruesos anteojos y se limitó a decir, antes de continuar su camino: —Ahí en el fondo del reloj está la muerte. Pero no tenga miedo, joven. Entonces sonó un trueno y comenzó a llover a gritos todo el cielo (pág. 561). O tan solo unas páginas más adelante tenemos este otro fragmento de increíble belleza: Era un domingo lluvioso y triste, de esos domingos que parecen estar hechos para los suicidas y los sepultureros (pág. 568). Por último, esta novela nos recuerda a las grandes novelas de otros tiempos; de hecho, no le falta ninguno de los ingredientes de las grandes novelas realistas y naturalistas de la segunda mitad del siglo XIX, tenemos una novela muy extensa, como aquellas, de seiscientas y pico páginas, un amor imposible y folletinesco con duelo y todo incluido, una infancia y una juventud bastante duras del protagonista, guerras, revueltas, luchas de los sindicatos por mejorar las condiciones laborales de los trabajadores... Y el narrador es, como también solía ocurrir en aquellas grandes novelas, un narrador omnisciente. Con todos estos ingredientes: emoción, suspense, intriga, guerra, amor... y un estilo narrativo claro, sencillo y conciso, la novela tiene la virtud de ir conquistando, poco a poco, al lector. Una obra que nos sorprenderá sobremanera porque parece casi salida de otra época en algunos aspectos y de esta, por supuesto, en otros muchos. Y lo más importante y destacable es que consigue a todas luces dos objetivos fundamentales en cualquier escrito: entretenernos y emocionarnos. ** Javier Úbeda Ibáñez http://www.letralia.com/firmas/ubedaibanezjavier.htm Escritor español (Teruel). Reside en Zaragoza. Ha publicado numerosos artículos de opinión tanto en prensa digital como escrita. Ha publicado también reseñas literarias, relatos, cuentos y poemas en distintas revistas literarias españolas e iberoamericanas. === Homenaje al camino, de Luis Alberto Ambroggio ========================= === Miryam E. Gover de Nasatsky =========================================== Homenaje al camino Luis Alberto Ambroggio Poesía Alción Editora Córdoba, Argentina, 2012 104 páginas En el título metafórico, el camino connota el recorrido que realiza la poesía al reconstituir en forma transgresora la realidad humana. Ambroggio, en el Prólogo, aborda el tema filosóficamente ya que filosofía y poesía, a pesar de la “fragilidad comunicativa del símbolo”, están “emparentadas en la búsqueda y expresión del sentido de las cosas” (14). Se detiene en la conceptualización de la “naturaleza de la memoria poética como visión del ser humano en el tiempo” (18), estableciendo sus vínculos con la realidad y la fantasía. El homenaje que se cristaliza en los poemas del libro tiene como eje la refiguración de sus recuerdos en imágenes en las que las palabras cobran una sugerente significación. Serán desarrollo y síntesis de vivencias que son al mismo tiempo individuales y universales. El poeta alude al sentimiento del amor, al primer bebé, al misterio de su ciudad que no podrán “descubrir, con su ciencia, los geógrafos” (35). Evoca “...con afecto el rostro manso” del “primer profesor de inglés, / oriundo de Irlanda”. (50) Celebra los noventa años del padre agradeciéndole su existencia, su presencia y su ejemplo. Plasma la naturaleza tratando de capturar un instante en el extenso poema Paseo junto al río donde, invadido por su calma, percibe “la dignidad inmutable / de las piedras, los arrecifes / o la muerte” (57). Considera al río “cómplice de realidad y sueños” (61) y un símbolo del camino y del devenir, coincidiendo con Borges, Heráclito y Machado, a quienes cita. Sabe que el río es “uno y muchos” (62). Descubre la “trashumancia” (62) en su estela. Aflora en algunas poesías la duda existencial de saber quién es cada uno ya que, como expresa en Lilith, la creación: “Dicen que de un sueño / todos hemos salido” (41). Es tal su preocupación por el odio que produce tantas víctimas en el mundo que, en Oración, ruega: “Dios, ¡danos paz! / —te imploramos hasta el cansancio”... “Sólo te ofrecemos la saliva débil / de quienes tenemos sed / de amor/ para volver al edén / y no sabemos / cómo hacerlo” (43). En Queremos respirar paz pregunta: “¿Por qué no más amor o tolerancia, / que entierre el odio de las muertes y de las balas..? ...Paz, palabra breve, maternal deseo / de una sola raíz de alma...” (45). Como corolario de todos sus cuestionamientos, en Punto de partida, último poema del libro, leemos: “Uno camina la ida y el regreso, a lo largo de cadenas de espejismos / con la fluidez de coincidencias, aproximaciones y otros pecados... ya que no alcanzaremos el privilegio de llegar” (91). Tal cual se puede apreciar en los versos citados, la metáfora es uno de los principales recursos que utiliza el poeta para intensificar el significado de las imágenes líricas. Son muy sugerentes por la profundidad filosófica ya que encierran conceptos e ideas. Otras estrategias discursivas que emplea son las enumeraciones, personificaciones y una sobria adjetivación. En el último capítulo, titulado Epílogo de preguntas eternas, para abordar si la obra artística es arte o mentira, recurre a conceptos de Aristóteles, Ricoeur, Barthes, Horacio, Hegel y Heidegger, entre otros pensadores. Ambroggio llega a la conclusión de que el arte poético “establece un puente... entre verdad y mentira... entre memoria y experiencia” (100). Una extensa Bibliografía convalida el planteo. Los epígrafes de Melville, Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Paul Celan, Macedonio Fernández y César Vallejo, entre otros, son evocaciones intertextuales que refuerzan el sentido de sus palabras y orientan la interpretación. Luis Alberto Ambroggio es doctor en filosofía y ciencias sociales, académico, escritor y empresario. Es autor de doce poemarios, entre los que figuran Poemas de amor y de vida, Oda ensimismada, Los habitantes del poeta, El testigo se desnuda y La desnudez del asombro, para citar algunos. Fue traducido a varios idiomas y recibió innumerables distinciones. Integra la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Homenaje al camino configura un microcosmos lírico cuyo eje es su búsqueda de sentido en un mundo paradójico en el que, como expresa en Destino, caminamos “con ráfagas de agonía”. El autor logra lúcidamente su propósito de ahondar en la problemática existencial valiéndose de la memoria poética. ** Miryam E. Gover de Nasatsky http://www.letralia.com/firmas/goverdenasatskymiryame.htm Escritora argentina (Buenos Aires, 1937). Profesora en letras egresada de la Universidad Nacional del Litoral (UNL, http://www.unl.edu.ar), de Argentina. Becaria del Fondo Nacional de las Artes (http://www.fnartes.gov.ar). Docente e investigadora. Integrante del Instituto Literario y Cultural Hispánico (California, EUA). Colabora en revistas literarias. Ha publicado, entre otros trabajos de investigación, Bibliografía de Alberto Gerchunoff (1976), Poesía argentina del siglo XX (1981), Escritores judeo-argentinos; Bibliografía 1900-1987 (con A. Weinstein; 1994). También ha publicado los poemarios Persistentes vibraciones (1999) y Resonancias de Auschwitz (2011) y las novelas La pasión de un visionario: Theodor Herzl (2004) y Desde la cima: reminiscencias de David Ben Gurión (2008). |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Ricardo Rubio ========================================================= === Escribir novela produce un agotamiento ================================ === que no conozco en los otros géneros Rolando Revagliatti ========== Ricardo Rubio nació el 11 de mayo de 1951 en el barrio de Mataderos, ciudad de Buenos Aires, la Argentina, y tiene su estudio a pocas cuadras de dicha ciudad, en Lomas del Mirador, provincia de Buenos Aires. Adoptó la nacionalidad española. Concluyó en 1967 el profesorado de idioma inglés, así como en 1972 sus estudios en filosofía oriental, en 1973 los de analista programador, en 1974 los de sofrología y parapsicología. Realizó cursos de idioma italiano, tecnicatura en electrónica, narrativa fílmica, dirección teatral, etc. En innumerables medios gráficos nacionales y del exterior se han publicado textos de su autoría, algunos en italiano, alemán, francés, catalán, gallego, inglés y ruso. De sus poemarios, mencionamos Clave de mí (1980), Pueblos repentinos (1986), Historias de la flor (1988), Árbol con pájaros (1996), Simulación de la rosa (1998), El color con que atardece (2002), Entre líneas de agua (2007) y Tercinas (2011). En narrativa se editaron los volúmenes Calumex, novela, 1984; Crónicas de un legado hermético, novela, 2011, y Minicuentos grises (2009), entre otros. En ensayo elegimos citar Elvio Romero, la fuerza de la realidad (Ediciones Servilibro, Asunción, Paraguay, 2003) y Elvio Romero: de la tierra intensa (2007). Y en dramaturgia Los remolinos (1997), La trama del silencio (1998) y El escriba nocturno (2002). Integró, por ejemplo, las siguientes antologías: 17 poetas entre la utopía y el compromiso (compiladores: Antonio Aliberti y Amadeo Gravino, 1997), Esquina sin ochava (compilador: Omar Cao, 2000), El verbo de los tiempos (antología de poesía universal, en ruso; compilador: Andrei Rodossky, Universidad de San Petersburgo, Rusia, 2004), Dársena sur (Asunción, Paraguay, 2004), MeloPoeFant Internacional (bilingüe: castellano-alemán; compilador: José Pablo Quevedo; edición conjunta de sellos de Berlín, Alemania y Lima, Perú), Breve polifonía hispanoamericana (compilador: Alfonso Larrahona Kasten, México, 2005) y Eufonía (2009). En carácter de antologador tuvo a su cargo los tomos I, II y IV de Poesía para el nuevo milenio (1999, 2000, 2001), Emilse Anzoátegui, antología poética (1956-1999), y otros volúmenes de poesía argentina contemporánea. A través de Editorial Sagital se publicó en 2004 La palabra revelatoria: el recorrido poético de Ricardo Rubio, por Graciela Maturo. Once piezas teatrales suyas fueron estrenadas, una de ellas en Madrid, España, con la dirección de Juan Ruiz de Torres. Desde 1980 dirige el Grupo Literario “La Luna Que”, que integraba desde 1978, y también la editorial del mismo nombre. Entre otros cargos, ha sido secretario general de la Asociación Americana de Poesía, miembro del comité de organización de la Fundación Argentina para la Poesía, secretario de cultura primero, y luego presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (Oeste Bonaerense); codirector, con Carlos Kuraiem, de la “Muestra Itinerante de Revistas Culturales y Literarias”. Además de coordinar talleres de escritura desde 1980, es el responsable de http://minicuentos.blogia.com, http://epanadiplosis.wordpress.com y http://lalunaque.wordpress.com. Entre 1980 y 2005 dirigió la revista literaria La Luna Que (33 números) y entre 1997 y 2000 el boletín de literatura contemporánea Tuxmil (21 números). Con Antonio Aliberti fundó Universo Sur, revista bilingüe (castellano-italiano) que difundió a poetas argentinos en Italia (4 números). Ha sido integrante de jurados en más de veinte certámenes. Desde 1986 ha obtenido diversos premios y reconocimientos por su quehacer. Innumerables son también sus participaciones públicas en presentaciones de libros, festivales de poesía, mesas de lectura, eventos culturales. —“Adoptó la nacionalidad española”. Y tu apellido “viene de España”. ¿Abuelos, padres..?, ¿quiénes, antes de tu nacimiento, vinieron de España? ¿Y quiénes de otros países..? ¿Cómo se conformaba tu familia nuclear? Sé que conociste España hace pocos años. Y que tu hija reside, o ha residido, allí. —Soy hijo de campesinos gallegos, lucenses (Provincia de Lugo, a terra dos nabos). Mi madre es de Alence, una aldea de nueve casas (“Casa de Rubio”), y mi padre, de Forcas, de once casas (“Casa de Valdolago”). Soy nieto, bisnieto y tataranieto de gallegos, y no sé más allá, pero nací en Buenos Aires, dos años después de que mis padres llegaran de España y se casaran aquí. Hasta cuarto grado mi pronunciación fue española: el cantito, la “c” sin sesear, la sibilancia de la “s” y las tablas de multiplicar cantadas, por lo cual recibía correcciones de los maestros y mofes de mis compañeros. Al tiempo de estas palabras, mi madre tiene 92 años, toda su rama ha sido longeva. Casi toda mi familia gallega —lo que queda de ella— reside en España (Lugo, Madrid, Barcelona, Málaga) y dos primas hermanas que están en La Habana, Cuba —donde nacieron—; ellas tienen una numerosa descendencia, a diferencia de los que quedaron en Galicia. Sé que uno de mis primos fue escritor, casi con el mismo “éxito” que yo, y otro, cura. Detento el apellido Rubio por parte de padre y madre —nacidos de familias diferentes—, razón por la que mi nombre español es Ricardo Alfonso Rubio Rubio. Este apellido proviene del apelativo “rubeo”, que era la menta que los romanos hacían de los pobladores cercanos a Finisterre, dados su color de piel y de cabellos. La significación de “rubeo” es “rojo”, y, por ende, el apellido que más atañe a Galicia. Mi madre, hasta encanecer, fue “roja”. Valga aclarar que hay un distingo entre rojos y pelirrojos, que también los hay, o los había; el “rubeo” se dio por el color rubio tostado y no precisamente por el pelirrojo. Me casé en 1984 con Graciela Ferrer, abogada y licenciada en historia, quien es una eterna estudiante de las ciencias sociales. Tenemos dos hijos, Lucas y Laura. Lucas es técnico vial pero trabaja conmigo como imprentero (estudia la carrera de Edición en la Universidad de Buenos Aires) y empezó a escribir creativamente desde muy chico, pero lo hace por épocas. Mi hija reside en Madrid desde hace siete años, hacia donde partió por primera vez a los diecinueve. Es bachiller pedagógico y estudia ciencias políticas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, en Madrid. Debo agradecer los progresos técnico-cibernéticos que nos permiten, a mí y a mi esposa, hablar casi todos los días con ella. Viene de visita dos veces por año; y sí, en una oportunidad he sido yo quien fue a visitarla. Tiene hoy veintisiete. No le gusta escribir creativamente, pero es una buena lectora. —Trasladémonos, Ricardo, a tus sensaciones tras cada texto tuyo difundido en medios gráficos bien al principio de que comenzara a sucederte; y a qué te pasaba antes, durante y después de tus primeras lecturas públicas; y cómo fue cuando accediste al objeto constituido por tu primera obra autónoma. Y si querés ligar mi inquietud a otras primeras apariciones tuyas en el ámbito literario o teatral —tu primera pieza estrenada, tu primer reconocimiento, tu primera inclusión en algo que te haya dado en el centro de tu deseo—, dale, danos a conocer cómo creés que te impregnaron, qué promovieron, qué deslizaron, qué descubrieron. —Por problemas, no sé si políticos o de aberraciones castrenses, me volví taciturno y me acostumbré al bajo perfil; publiqué un poco tarde, porque hacía más de una década que había escrito los libros que vieron la luz en 1979 y en la década del ochenta. En 1978 aparece, de la mano de Omar Cao, un díptico con trece poemas de trinchera, y en 1979 el primer libro de poemas que recogía textos no comprometidos, escritos entre 1969 y 1978, que eran los únicos que tenía fuera del tema social. No fue emocionante, quizás porque soy de emociones moderadas o tal vez porque el proceso militar había mellado mi alegría. El golpe de Estado de 1976 me declaró prescindible por el famoso inciso 11 (Ley 21274) y me envió a la penumbra de los escondrijos y a los trabajos eventuales, en los cuales no se requería ni mi nombre ni mi documento. Me vi obligado a no volver a la universidad (cursaba la carrera de antropología) ni a frecuentar los ambientes céntricos. Mi vida cambió por completo y mi poesía empezó a escurrirse por los terrenos antropológicos y metafísicos, previa quema de libros y papeles supuestamente comprometedores. Durante el proceso militar elaboré los poemarios Pueblos repentinos e Historias de la flor, que publiqué en 1986 y 1988, posteriores a la novela Calumex, en 1984. Pueblos repentinos refleja mi anterior forma de encarar el canto, tiene aún vestigios sociales, por entonces creía que estaban bien disimulados. Historias de la flor es mi primer trabajo metafísico en poesía, pese a que Clave de mí (1980) lo anunciaba. Durante la mala época es cuando me acerco a los ambientes vernáculos. Mis sensaciones estaban trastocadas y me incomodaba la presencia de personas desconocidas, me resultaban sospechosas de ocultar uniformes, de modo que no tenía más que la permanente atención por ver las probables salidas de escape. Siempre me acompañaba la misma pregunta: “¿Qué hago acá?”. A redimirme, llega el grupo La Luna Que Se Cortó Con La Botella, dirigido por Omar Cao y Hugo Enrique Salerno, dos años después del golpe de Estado. Hacían recitales y me compelían a editar, a dar conferencias (el lema de mis conferencias era “Magia negra y magia blanca”, un pastiche acerca de las prácticas de sectas y religiones; también pude participar con mis libretos en las obras que dirigía José Luis Lamela, y mi primera emoción fuerte se dio precisamente con la obra para niños La reina dorada, que escribí en verso formal, y que fue representada en teatro de títeres de la Biblioteca Popular José Enrique Rodó, un año antes de que el “ejército argentino” —así se presentaron— la quemara. Pocas veces la poesía me dio satisfacciones en vivo. Lo críptico que me caracteriza y que ocupa gran parte de lo que he escrito, no es apto para una fugaz oralidad, pero sí me la dio el teatro. Venía yo de escribir y dirigir cortometrajes en S8 y el paso al escenario me pareció natural. Mi mayor satisfacción eran los ensayos, los pequeños logros que creía ver en los actores, la formación de una obra, los retoques de texto, los gestos, las locuras escenográficas... Solían decirme que tenía una estética cinematográfica, cómo no tenerla si de allí había partido; pese a la solapada crítica que encierra la frase “estética cinematográfica” referida al teatro, agradecía que dijeran que tenía una. Fueron veinte años de maravilla. La única presentación de libro propio que me conmovió profundamente fue la del poemario Simulación de la rosa (1998), en la Librería Hernández, a la que concurrieron resonantes nombres de las letras, la sala se desbordó largamente y vendí una cincuentena de libros. Ese día creo que sentí que estaba logrando alguna cosa, que nunca sabré qué es. El intercambio de cartas tuvo sus alegrías. Por entonces me emocionaba recibir cartas de quienes consideraba (y considero en muchos casos) maestros: Aliberti, Ponzo, Petit de Murat, Aguirre, Denevi, Bajarlía, Jaramillo Ángel, Alonso, Peltzer, Izaguirre, Larrahona Kasten, Susana Sumer (esposa de Romilio Ribero), Lahitte y muchos otros; y también me emocionaba recibir revistas de todas partes, me publicasen o no, y que ocasionalmente lo hacían. Nadie como vos, Rolando, conoce tanto estas circunstancias. Te cuento una anécdota: en un número de la revista Repertorio Americano, una de sus notas aludía al poeta sueco Harry Martinson; como era un bardo de mi interés, la leí con cierta fruición, pero al llegar a la última línea vi que estaba firmada con mi nombre. Sorpresa, era una apostilla que había escrito y publicado en la revista La Luna Que algunos años antes. El caso es que pude leerme desde “otro”, advirtiendo tono, vocabulario, estructura, opinión, sin que pesasen lo subjetivo y el prejuicio de la autocorrección. Como pensaba, y pienso, que soy mejor lector que escritor, desde ese momento comencé a tener un poco de fe en lo que hago y a largarme con el ensayo. Los premios y reconocimientos, que no son muchos, no mellaron mi carácter, apenas lo acariciaron. El color con que atardece, que considero largamente mi mejor poemario, fue reconocido en más de una oportunidad, por lo que infiero que el camino previo mereció la pena, pero en la vorágine no he tenido tiempo de sentarme a ser feliz. —Tantos libros y revistas y boletines y plaquetas —miles y miles los cientos de cada edición— han pasado por tus manos —y hasta podría aseverar que literalmente ha pasado por tus manos cada ejemplar, ¿no?— en tu condición de diseñador, impresor, editor. Tantas cartulinas habrás sugerido para las tapas, tanto habrás aconsejado a autores que publicaban libro propio por primera vez. ¿Nos trasladarías algunas anécdotas, algún cruce inefable, sorprendente, inopinado? Asocio con el poeta y librero argentino ya fallecido, Héctor Yánover (ex director de la Biblioteca Nacional), quien socializó un ameno volumen en el que vuelca su larga experiencia como librero. —Infinitas anécdotas, Rolando, como la de un libro que tuvo un título y un nombre de autor en la portada y otros muy distintos en el lomo; o el interior de un libro con la tapa de otro; o tapas a la mitad del tamaño del interior; que cuando la imprenta con la que trabajaba suspendió las impresiones de un día para otro porque no daban abasto con sus propios trabajos, debí recurrir a impresoras de chorro de tinta que fulminaba cada semana, a mi pequeño taller vinieron a morir treinta y dos impresoras de escritorio, hasta que pude acceder a una máquina de imprenta propia. El tenor de las anécdotas no pasa de las dramáticas, ya que lo editorial es en mi caso un trabajo solitario que no da para el humor. Lo único gracioso es que soy profesor de inglés y analista programador, materias que dicté como docente por largos períodos, pero hoy uso la PC sólo para diseño y edición de libros. Y sí, es cierto, cada página de 476 títulos pasó por mis manos o por las manos de mis compañeros de grupo, mis hijos o mi esposa, sin contar miles de plaquetas, salvo aquellas que hiciera el gobierno de la ciudad en los 90. —¿Qué preguntarle a alguien que como Ricardo Rubio ha prologado y redactado comentarios críticos a modo de epílogos a más de setenta volúmenes? ¿Tenés, tendrás, probablemente, más de un modo —inquiere alguien que jamás se animó a pergeñar introducciones o epílogos o breves textos para contratapa, ni siquiera para libros de su autoría— de involucrarte en estas tareas? ¿A qué prologuistas admirás (además de Borges, me imagino)? ¿Recordás prólogos o epílogos que te hayan impactado (acaso hasta de esos en los que podés llegar a estimar que son superiores al corpus del libro)? ¿Lo considerás un género, un subgénero, un ensayo o estudio de la obra (interrogo olvidándome de los meros textos laudatorios, machacones, remanidos, “cariñosos” con la persona del autor, o de los que, en ediciones colectivas, elogian la promisoria juventud o lo que sea que los reúna a los autores)? —Prologar, comentar, hacer la crítica de una obra de amigos o de un poeta o narrador lejano en tiempo y espacio no me resulta sencillo hasta encontrar las primeras palabras que sean fieles a lo que siento frente a los textos. De cualquiera de ellos, me interesan, por sobre todo, el concepto y el hilo emocional que lo provoca y justifica, luego me tomo la atribución de creer en lo que percibo y paso al intento de objetividad. Una vez dado ese paso, unas primeras palabras, y de atisbar la intención creativa de la obra, el trámite se facilita. Es entonces cuando rebusco entre las estéticas, estilos, concordancias —me gusta nombrarlas—, sea por forma o semántica. Y siempre las hay. Creo que no tengo modos —al menos conscientemente— de encarar un comentario, pero debo reconocer que no me provoca lo mismo analizar textos de Reinaldo Arenas o Romilio Ribero que la obra de un amigo, para la cual, infiero, tengo una “colocación” distinta por cercanía o amistad y por ende un discurso diferente, que creo más cálido y menos preceptivo. Me agradan mucho los prólogos, pero mucho más los análisis preliminares; extraño aquellas ediciones económicas de Kapelusz. Me divierten los esfuerzos que se hacen para ensalzar la obra que procede o precede al comentario y que muchas veces, como mentás, son superiores a la obra en sí; también me divierten las observaciones equívocas de algún prologuista o analista. Para el caso cito el extenso análisis que hizo Rama Prasad del texto anónimo Zivagama (Las fuerzas sutiles de la naturaleza), en donde se desatina en un vano esfuerzo por traducir una idea oriental milenaria al mundo occidental actual. No considero los prólogos como subgénero, me parecen simples alusiones sobre la verdadera obra artística, creo que un prólogo es a un libro como un sombrero a la cabeza, cuando es de noche y no llueve (dejo abierta la posibilidad al frío). Claro que a todos nos gusta elegir un nombre que nos haga quedar bien, que nos ayude a ser mejor “mirados” a la hora de ser leídos. Yo he recurrido a ese embeleco varias veces y no lo menosprecio. Desde hace unos años, hago mis propios preliminares. Son muchos los prólogos que me han impactado y enseñado, pero los de Borges, sin duda, resultan insuperables por síntesis y profundidad, y siento la rara felicidad de su relectura, sus torsiones sintácticas, con muy pocas y precisas palabras, lo dicen todo de un modo inesperado, tal como lo hizo en sus conferencias de Siete noches, que son prólogos para libros que no existen. Quizás en el caso de Borges pueda hablarse de subgénero literario, acaso del mismo orden que los ensayos de Maeterlinck. Un prólogo que me impactó particularmente fue el del libro Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas, escrito por Mario Vargas Llosa —escritor con el que nada comparto. No puedo negar que la presentación es de excelencia, aun considerando que esta obra de Arenas fue tomada, en ese caso, como baluarte anticastrista. Entre los nuestros, y desde el punto de vista analítico de fondo y forma, no puedo soslayar a Anderson Imbert ni a Manuel Gálvez, tampoco a Graciela Maturo, que “ve” las obras filosóficamente, ni a Antonio Aliberti, que hizo tantos, y “veía” las entrelíneas como si estuvieran escritas. No me gustan los prologuistas que simplemente tienen facilidad de palabra (más vanidad que carne, y son muchos nombres resonantes que no citaré aquí), que suben las ramas de un árbol ilusorio; quienes, subliminalmente, nos dicen “miren lo que soy capaz de pensar y decir”; tampoco me agradan los academicistas que dividen palabras (de-canta, re-clama, re-viste, etcétera) y establecen paralelismos incomprensibles con asuntos de la mítica profunda o que encuentran torres de cristal donde sólo hay un amor frustrado (siempre hay un amor frustrado, y mencionar en algunos casos una torre de cristal es como decir que es mejor pasarla bien que pasarla mal). Creo que cuando aparece una verdadera cosmogonía, recién entonces se puede hablar de una torre de cristal. —Es de lo más probable que te hayas referido aquí o allá, muchas veces, al grupo literario “La Luna Que”. Te propongo que a nuestros lectores en la red —a los más alejados de nosotros, a los cercanos pero que no lo conocen, a los que lo conocen hasta por ahí nomás— les trasmitas qué ha sido el grupo en su instancia fundacional, cómo se ha ido transformando, cómo subsiste. Y, claro, ¿qué cosas te han ido sucediendo a lo largo de esos lustros de pertenencia? Podés abundar. Y más allá de la “importancia” de uno o más actos literarios del grupo, ¿cuál ha sido el que te produjo mayor emoción?... —El Grupo Literario La Luna Que Se Cortó Con La Botella (LLQSCCLB) fue creado por los poetas Omar Cao y Hugo Enrique Salerno a la salida de la presentación del poemario Uno de dos, que era de ambos, en febrero de 1975. Al poco tiempo se le unió la que era por entonces esposa de Salerno, Isabel Corina Ortiz. En 1976 editan el primer número de LLQSCCLB, una revista-libro de 72 páginas. Llegué al grupo en 1978, cuando se ideaban unos dípticos de gran tamaño que podían contener varios poemas. El número uno fue de Isabel Corina Ortiz y el segundo, el mío. El revés que sufrió el grupo, por entonces numeroso, al ser incendiada la Biblioteca Popular José Enrique Rodó, nos dispersó a todos: tiempo de miedo, de preguntas sin respuestas, de pequeñas reuniones celebradas aquí o allá y sin periodicidad. En 1980, Cao me dijo que dejaba el grupo, Salerno ya no nos frecuentaba. Decidí seguir con aquellos compinches que quedaban y, poco a poco, se fueron sumando otros. En esa década (80) hicimos varias presentaciones de libros y recitales en el CCGSM, en Oliverio Mate Bar, en La Bodega del Café Tortoni, en Bibliotecas Populares, etcétera. El grupo siguió creciendo y ampliándose más y más. Pero es a mediados de los noventa cuando cobra el mayor espectro, la continuidad se nos hizo costumbre: recitales, encuentros, cenas literarias, el café literario Tinta Buenos Aires, presentaciones y numerosas ediciones de libros, en las que participaste. Según creo, el único libro de tu autoría que presentaste alguna vez tuvo lugar en una cena literaria del grupo. En 1996 se redujo LLQSCCLB a La Luna Que. Salimos a la caza de otros horizontes por distintos barrios de la ciudad y de las provincias; centros culturales, clubes, salones para leer, exponer y difundir nuestras obras, acompañados por libros, revistas y plaquetas hechas con nuestras manos en ediciones económicas, que luego extendimos a Paraguay y a Uruguay; logramos presencia de integrantes en congresos internacionales, exposiciones de poesía ilustrada y revistas literarias (la exposición itinerante de revistas que dirigí luego con Carlos Kuraiem); apariciones de nuevas revistas que se sumaban a la ya existente La Luna Que: Universo Sur, bilingüe italiano-castellano, codirigida por Antonio Aliberti; el cuaderno Tuxmil, el boletín informativo; Pormenores; los cuadernos de poesía Squeo-Sacronte Cisandino. La revista La Luna Que, luego de sus 33 números, reapareció en tabloide como suplemento del diario Ego en solo dos números. Pasaron otros intentos de continuidad: Crisol, Considerando en frío, de críticas; Tinta Buenos Aires; participaciones en Emergiendo, Cultura con Todos y El Mirador de la Cultura. Hubo, sí, en los actos del grupo, momentos de emotividad y felicidad. En primer lugar, la concurrencia, que contó varias veces con autores que no era común encontrar en otros actos, tales como Nira Etchenique, Juan-Jacobo Bajarlía, Rodolfo Modern, que apenas circulaban por los ambientes vernáculos; en segundo lugar, las frases: un diálogo con Antonio Aliberti, en una reunión en la que no podría estar presente por otra cita a la que se debía y luego desestimó, dijo: “Siempre voy a estar donde esté La Luna”; y tercero, las palabras de Elvio Romero, cuando expresó desde el micrófono: “La Luna Que es lo mejor que me ha pasado en los últimos años”. De la camada que nos precedía, creo que son muy pocos los que no han estado alguna vez entre nosotros. En cierta oportunidad, pedí disculpas a Atilio Jorge Castelpoggi porque, mientras él leía, desde el fondo se escuchaban los susurros de quienes nunca faltan, y el poeta me dijo: “No les des bola, son parte de la fiesta”. También poetas de generaciones más nuevas han concurrido, leído y presentado libros. El año pasado (2012) nos reunimos con cierta regularidad, pero este año estamos más remolones. Ya no organizamos ni encuentros ni lecturas, salvo las presentaciones de libros, en las que cada uno se ocupa del propio y los demás invitan, concurren y acaso intervienen en la mesa de lectura. Actualmente participo en un nuevo grupo, “Arte con Todos”. Trabajamos sobre todo en escuelas secundarias con charlas y presentaciones de orden literario y de artes visuales. —¿Me equivoco o habrá sido hacia el 2005 que te “aventuraste” hacia ese campo que delata, en 2007, la socialización de tu Aliteraciones, sonsonetes y otros juegos? Sea en 2005 o antes o después: ¿cómo percibiste que necesitabas probarte en esos formatos, en los minicuentos? ¿Súbita fascinación ante la obra de uno o más expertos en esas búsquedas? ¿Una transición o reacomodamiento de tu ser íntimo? —Los minicuentos llegaron para darme solaz en una etapa en que la novela que estaba escribiendo empezó a darme dudas. Escribir novela produce un agotamiento que no conozco en los otros géneros, más aun cuando no es lineal y su estructura se escalona en varios estadios temporales. Los minicuentos, en cambio, son rápidos, y en ellos no hay que cuidarse de caer en invasiones poéticas; por lo general es de una sola dirección y permite llegar a fin de un plumazo; se corrige un poco y ya. El primero de los nuevos surgió de las nefastas noticias judeopalestinas, y traspuse el problema a dos tribus vecinas que jugaban con misiles. Como la idea escritural se basó en el absurdo, comencé a jugar también con aliteraciones, antítesis, paradojas, sinestesias, etcétera. Me gustó mucho cómo había quedado y decidí escribir algunos más. Sucedió que, en poco tiempo, había logrado un buen número de relatos que me agradaba leer a ocasionales escuchas. Si bien algunos decían que se trataba de una “literatura menor”, no era para mí nada desdeñable, ya que les cobré enorme afecto, habida cuenta de que, además, mi gusto por construirlos me había devuelto algunas sensaciones antiguas de la escritura, es decir, volví a los primeros sentimientos de placer al escribir; de pronto, empezaba de nuevo. Tu pregunta lleva mi respuesta. Mis primeros escritos no fueron de poesía sino de cuentos. Nunca he dejado la narrativa a pesar de tantos poemarios editados. Minicuentos grises recoge uno solo de los viejos trabajos de microficción que escribí (“La fiera y el cazador inexperto”), publicado en la revista La Luna Que en los ochenta, los demás son todos de 2004/2005. Si bien el formato ya me había impresionado en Los relámpagos lentos y Chinchina busca el tiempo, de Manuel del Cabral; Falsificaciones, de Marco Denevi; en La letra e, de Augusto Monterroso, y en sueltos de otros muchos autores, ignoro cómo, repentinamente, escribí una seguidilla, fascinado por el juego que me permitía decir cuanta cosa oscura sucede en las personas, apuntando a lo individual, cuando en los otros géneros mis objetivos siempre buscan el panorama antropológico, salvo pocas excepciones, donde prima el intimismo. No sentí estar probándome, sentí que jugaba con las palabras y los sucesos del periódico, la síntesis y las figuras del lenguaje, cada nueva línea me da satisfacción y me provoca la sonrisa. Pese a los temas, claro. El libro y el blog que lo repite me brindaron muchas sonrisas y aprobaciones. Un grupo de México se impresionó con ellos y un especialista guatemalteco me invitó a una antología que ignoro si se editó alguna vez, además de una buena cantidad de sitios de Internet que me pidieron participar. El libro que publiqué en 2009 se iba a llamar Minicuentos grises: aliteraciones, sonsonetes y otros juegos con la lengua, pero me pareció demasiado. Estoy preparando el que por ahora se llama Minicuentos cromáticos, aunque la esdrújula no me agrada demasiado. —Se me hace que no abundan los testimonios de escritores que hayan tenido la responsabilidad de ser jurados en certámenes literarios. Y acaso no te hayas referido públicamente a esas experiencias. Dejo picando la pelota de goma —¿por qué no de cuero o de trapo o de alambre o de plástico, por qué irrumpió de una en mí el vocablo goma?— cerca de tus pies —por decir de tus pies, ya que pienso en el fútbol. —Ser jurado no es agradable, salvo el aparente crédito implícito en la solicitud y el eventual subsidio. Conozco muchos entuertos, prebendas, “devoluciones”; inclusive los dictaminados antes de que el jurado se reúna. Tenemos numerosos casos non sanctos en nuestra historia reciente. Razón por la que soy poco afecto a los concursos. Envío mis libros editados al premio de la ciudad por si se equivocan, como solía decir Antonio Aliberti. Como miembro de jurados he pasado algunas penurias. Creo que para ser un buen juez no hace falta ser un buen escritor sino un buen lector, aunque muy avisado de estéticas. Creo que un miembro de selección no debe dejarse llevar por la comunión particular con un estilo, porque desechará todo lo que no camine por allí; debe tener un copioso bagaje de lectura, que no se acote a una sola forma ni a un solo tema; un buen conocimiento del idioma en tanto ortografía y sintaxis (suelo apartar trabajos mal escritos ya que es imperdonable que se ignoren las herramientas de un oficio, nadie iría a quitarse el apéndice con un jardinero); estar al tanto de las distintas corrientes poéticas o narrativas y abierto a novedades; y, lo más difícil, debe sustraerse de los afectos. Para mi fortuna, pocas veces he tenido que reñir con ese punto. En cierto concurso reconocí un cuento de Daniel Battilana —era con seudónimo—, bien sabemos cómo escribe y la novedad de su formato, y en mi nómina lo ubiqué segundo o tercero o cuarto, no recuerdo, dado que el primero estaba muy por encima del resto en todos los órdenes; mis dos compañeros de mesa, que eran un matrimonio de docentes, ni tomaron al primero ni a Battilana, sino un texto que tenía errores sintácticos, de tema adocenado y remate impreciso; ninguno de los que propuse figuró dentro de los seis primeros puestos. No pude defender mi postura ante ellos porque había dejado la resolución por escrito (debí viajar a la ciudad de Azul), nunca los vi, e hicieron lo que quisieron. He lamentado los odiosos desniveles de miembros en varias oportunidades; se supone que deben tener experiencia literaria de todo orden y advertir que no basta con ser profesores de lengua devenidos incipientes escritores o poetas. La pelota está picando y sé muy bien que lo que estoy diciendo pica de otra manera. Habrás notado, Rolando, que ningún jurado habla de su mesa o, si lo hace, dice en voz baja: “No es así... Se lo merecía”. Jamás dirá “se lo dimos a él, o ella, porque le tocaba”, o “necesita la plata porque tiene que operarse”, y aun: “y bueno, pero me voy al hotel con ella”, “a esta/este no se lo vamos a dar porque es peronista/comunista/radical...”; o: “repartió muchos subsidios, se lo merece”. Después nos preguntamos por qué los niños pierden la inocencia. La pelota duerme en el punto del penal: están los concursos comerciales que obtienen un rédito en metálico, los concursos editoriales usados para la publicidad de un libro ya designado primer premio, los certámenes mediocres que ignoran por completo la calidad de un texto, y los inocentes: uno que otro que reparten, equivocadamente o no, un poco de justicia. En su mayoría, fuera del país. —Además de ser, entre 2004 y 2007, en la zona Oeste Bonaerense, secretario de Cultura de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade), fuiste el presidente en el lapso 2007-2010. ¿Te sentís conforme con tu actuación, lograste consumar o impulsar iniciativas, prevaleció la decepción a la hora de sopesar? ¿Qué Sade es posible, esperable? —Creo que hice lo que pude hacer. La cuota era muy baja para grandes emprendimientos (la aumenté de 3 a 5 pesos) y es una entidad a la que no se acercan los jóvenes; pese a ello, tuvimos un alza de inscritos, llegamos a los cien. Implementé una revista, Laberintos, una colección de plaquetas, una serie de actos con presencias de autores experimentados, dos antologías de miembros, Oeste (como secretario de Cultura) y Eufonía (como presidente), que incluye a quienes nos visitaron como disertantes, una exposición de revistas, una obra de teatro en La Panadería y lecturas varias. También planificamos pasar la sede desde el Club de la Raza a las instalaciones de la Universidad de Morón, pero nos agobiaron los trámites burocráticos durante un año y medio. Se cumplió mi mandato y el trámite no estaba terminado. No tuve voluntad para seguir en el cargo por otro período, además el estatuto social indica que no se pueden sobrepasar dos períodos correlativos como miembro de la comisión. De la experiencia recogí una gran cantidad de amigos, el exiguo conocimiento acerca del manejo de una entidad como tal, sus obligaciones y derechos, las normas estatutarias y todas aquellas cosas que como simple afiliado ignoraba. Al cese de mis funciones, como todo presidente de Sade OB, fui nombrado socio honorario. Dos veces fui candidato al cargo de secretario de Sade central. Fue en la peor de las épocas de la entidad: desapariciones de cuadros, de libros, de picaportes de bronce; reuniones de fiestas particulares; estafas editoriales, solicitud de préstamos a Argentores que no se devolvían y cuyo destino era incierto; el teléfono había sido cortado y muchos empleados de la casa fueron despedidos después de añares. Ni siquiera Víctor Redondo pudo con ellos; se fue de Sade y fundó la SEA. Las elecciones que celebraron provocarían la envidia de los caudillos de antaño, el propio Guzmán (no recuerdo el nombre de pila, por entonces presidente de la entidad) se hizo acompañar por un grupo de matones cuando la Junta Electoral —presidida por un actor (¿?) al que le habían prometido junto a su esposa un puesto de no sé qué— lo declaró triunfante en los comicios, cuando en realidad ocupaba un cómodo y último tercer puesto. La Inspección de Justicia... bien, gracias. Por todas estas cosas, precedidas por Carlos Paz —no el escritor, sino el político ya fallecido—, la entidad tocó fondo con una deuda que hizo peligrar las propiedades de la calle Uruguay y la de calle México. No sé de qué modo se resolvió, ni si se ha resuelto aún. Qué se puede esperar entonces de Sade es un misterio; mientras no lleguen autoridades honorables, fuertes, limpias, vocacionales, que no jueguen al señor presidente o al señor secretario, o al “¿me nombran en la comisión a la Feria del Libro?”, creo que poco. —No sé si he visto a Elvio Romero, ese insoslayable poeta paraguayo, más de una vez. Fue en un evento organizado por La Luna Que. Nos atrajo a mi esposa y a mí el modo de recitar. Y nos presentamos, lo saludamos, nos quedamos con él comentando. Y pocos años después lo llamé por teléfono, invitándolo a participar en uno de los ciclos de poesía que he coordinado. No se consumó mi cometido porque no andaba bien de salud. Si a mí, con mínimo contacto con Romero, me reconforta recordarlo, nada me cuesta inferir que a vos, que lo has tratado, y que te has ocupado a fondo de su obra, te habrá dejado una huella significativa. Me agradaría que nos trasmitas cómo era, qué trasuntaba y si sabés que haya dejado obra aún inédita. —Ha dejado, seguramente, muchos comentarios sobre obras de poetas españoles que lo conmovían, Antonio Machado, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Rafael Alberti y León Felipe. De sus poemas, el libro inédito que me había dado a leer, Cantar de caminante, fue editado en 2007 póstumamente. No le conocí otros trabajos. Era un hombre de buen humor, cabal, honorable, respetuoso de todas las ideas, comportamientos y tendencias de los demás, pero estaba muy seguro de sus preferencias. También su esposa, Élida Vallejo, irradia bonhomía y generosidad, proyectadas en sus hijos Ariel y Zulma en gran espectro. La palabra de Elvio siempre era de aliento e intentaba encontrar explicaciones para justificar las cosas que no resultaban como era esperado. No era vehemente ni con sus ideas políticas ni con la literatura, aunque las tenía fuertemente arraigadas. Todo en él era moderado, comprensivo pero firme. Era un hombre de temperamento seguro, afable, y sólo se me ocurren ponderaciones ya que, en los casi diez años en que fuimos amigos, nunca fue necesaria una porfía. Que yo me manejase con tacto ante una figura de las letras como él resulta casi lógico, pero que él respondiera del mismo modo no hace más que hablar bien de su conducta. Lo preocupaba la situación del mundo y de él tomé la frase “la dispersión de la coherencia” que mencionó alguna vez para calificar estos tiempos. En 2000 empezó con las mayores molestias físicas y debía salir a caminar por las inmediaciones de Once, donde vivía y aún vive su familia; lo acompañé en varias de esas caminatas que recalaban en uno de los bares de Yrigoyen y Urquiza, en la esquina de su casa. En esas travesías conocí más profundamente a Elvio Romero, al hombre cotidiano, no ya si este o aquel autor sino sus pensamientos de vida, y me siento orgulloso de que compartiera conmigo sus confidencias. —He advertido en tu casa, en todo ese primer piso de tu casa, donde hay metros y metros de estanterías con miles de libros y revistas y varias computadoras y máquinas de impresión y un televisor, también cientos de videos (en otra época), y ahora, devedés. Este lector, escritor, editor que tengo como amigo —aunque no de los que se encuentran con frecuencia en ámbitos puramente festivos— es un cinéfilo que inclusive mientras realiza determinadas tareas de su quehacer remunerado, ve, oye, pispea largometrajes. Vos, Ricardo, ¿de qué películas hubieras querido ser el director? Estrictísimo: ¿de qué películas te sentirías orgulloso de haber sido el autor? —Supongo que la pregunta alude a qué películas me agradaron y agradan. Las películas que no me gustan es porque no me atrae nada de ellas y las que me gustan derivan por todas las líneas, a casi todas les encuentro algo ponderable. Como en cualquier orden de la vida, el gusto es muy subjetivo, depende de intereses particulares. Creo que sé reconocer una buena película aunque no vaya conmigo, y también lo contrario. Los ingredientes del cocido son muchos: libro, dirección, fotografía, narrativa fílmica, elenco, actuación, producción, utilería y toda la larga lista técnica que aparece en los créditos, pero como suma de arte vario, hay productos realmente buenos. Me interesa la ciencia ficción, la fantasía, el policial negro, las que llamo obras de teatro filmadas —sobre todo las que suelen hacer los ingleses—, las de historia y mitos clásicos; el realismo español, el neorrealismo social italiano. No me gustan las películas psicológicas de los franceses, ni las violentas por la violencia misma, ni el terror, ni las comedias norteamericanas —salvo muy pocas excepciones—; tampoco me agradan la inocencia hindú ni las imitaciones de Hollywood que suelen hacerse en Japón, ni las románticas de cualquier parte del mundo, ni las de estudiantes, ni las musicales, ni las deportivas, ni las absurdas, ni el poco cuidado que tiene gran parte del cine argentino en la conformación de elencos y en el descuidado tratamiento de los diálogos, donde omite lo que debe decir y dice lo que no debe. El elenco puede depender de las capacidades de producción, pero el descuido del libro es imperdonable. Hoy creo que tenemos buenos directores jóvenes que cuidan un poco más la palabra y manejan bien los tiempos; un par de décadas atrás se arruinaron historias que hubieran sido buenas películas por el fluir discontinuo de la narrativa; pese a ello obtuvimos algunos premios, cosa que nunca entendí. Leonardo Favio también sufría de este síntoma. El secreto de sus ojos me gustó sobremanera, pero por fondo y por las amplias alternativas de la historia hubiera dado para una superproducción. ¿Cómo hacerlo en Argentina? Soy simple público de cine y me apoyo mucho en los actores: Ugo Tognazzi, Marcello Mastroianni, Giancarlo Giannini, Marlon Brando, Natalie Portman, Dustin Hoffman, Al Pacino, Johnny Depp, Collin Farrell, Peter O’Toole, Ray Winstone, Ralph Fiennes, Michel Serrault, Lambert Wilson, Jean Reno, Ben Kingsley, Madeleine Stowe, Robin Williams, Uma Thurman, Christina Ricci, Dakota Fanning, José Sacristán, y muchos etcéteras. De los nuestros, destaco a Julio Chávez, Germán Palacios, Arturo Bonín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, por no ir más atrás. También busco a ciertos directores, por citar a algunos: Tim Burton, Ridley Scott, Sam Peckinpah, Peter Jackson, Martín Scorsese, los hermanos Cohen, Luis Buñuel, Zack Snyder, Álex de la Iglesia, los hermanos Bertolucci, Federico Fellini, Francis Ford Coppola, Luchino Visconti, Jean-Pierre Melville, Costa Gavras, Win Wenders... La lista, me doy cuenta ahora, sería enorme. Sí me gustaría dirigir una película de mi última novela, Crónicas de un legado hermético, donde Collin Farrell fuera el protagonista, acompañado por Ray Winstone, Michael Nyqvist, Brendan Gleeson, Stellan Skarsgard, Max von Sydow, John Turturro, Paul Bettany, Jean Reno, Peter Stormare y los argentinos Ricardo Darín y Héctor Alterio, este último para el papel de Yabo Numac. Es un chiste, claro, pero si Mercedes Sosa viviera, haría el papel de Carmen Tulián. *** La rueca Hay un reclamo de lógica perdida en la espalda del viento. Un reclamo de espacios y de ciencias en la infinita sabiduría de las rocas. Como nave cristalina el tiempo reviste la desnudez de la tierra y los profanos hijos del ancestro se pintan de colores y se visten de espejos nunca vistos. Y hay otras tantas formas de huir Hay un llanto esmeralda acariciando la mansedad de la montaña donde yace el mineral con su verdad dormida. Alguien descompuso esas semillas y creyéndose sabio les dio una cifra, y cifra y letra formaron extraños parásitos de papel que no sacian nuestra honda sed de invitados sin regalo. La claridad brota de viejas filosofías no escritas aún, los astros nada saben de palomas ni de credos, pero el suelo ha dado flores e insectos y sin contarnos nos envuelve en silencio y a él volvemos. Hay otras tantas formas de huir. Objeto de insignes pensadores con grandes cerebros y fortunas y profetas, magos, monjes e ingenieros; objeto de inútiles pisadas, de invasiones, de colonización de intrépidos periplos alrededor de qué o de quién, de formas y dibujos, de forzados cambios y de lluvias atómicas que nada saben de núcleo ni de átomo. Por eso el suelo aguantando no es sed y es amparo, sin embargo el gemido asoma en el desierto y el grito en el volcán. ¿Quién me dará una almeja y un balde de arena? ¿Quién me enseñará a no saber nada? Y otras tantas formas de huir. (de Pueblos repentinos, 1986) *** El color con que atardece (fragmento) —Sobra tiempo para dejar de rechinar, para olvidar los temores, para dejarse vivir. —A pesar de las arenas que caen de las manos, no hay entre los dedos más que fantasmas. Si late el corazón los días que restan se ahogan de alegría. —Ignorar el proyecto es formar parte del espanto, es deseo de ausencia, rechazo de ya. ... Cuando los bosques en tierras aún indecibles no imaginaban su follaje, cuando el sol era un punto con todos los puntos encendidos, cuando los astros eran fragmentos de un único astro incomprensible y loco, y la molécula vibraba en la insistencia, el escriba ya era parte de un recuerdo en la materia, y aunque sus ojos no atinaban ni el espíritu ni el hueso, ni el calor, ni la intemperie, en su inercia la vida planeaba la risa de la pasión y el cuarto oscuro de la ciencia. Luego un hombre entrevió el roce, la fisura, el músculo partido por la simple disolución de la franqueza. Y gimió. (de El color con que atardece, 2002) *** La llegada Del mes de mayo, del ámbar, bajo la sombra de avellanos ungidos al amanecer, a once pasos del pasmo que la noche extiende detrás de gravísimas voces en pregunta, urdido entre sueños por la fiera del instinto cuando rebate páginas en la fronda de sal, nací al sol de una diosa blanca y de tres mujeres de mi estirpe coronadas por los signos, donde tres veces tres es el pan de la armonía. Dejé en el umbral los collares húmedos, la costumbre del silencio y mi condición de pez. Eduqué la mirada en los ojos de mi madre y crecí con las friegas del roble entre los vivos. Repetí los versos que agitan el fuego y bebí la miel de las bellotas con jarabe de muérdago entre paños blancos. La Dama Encantada disipó la bruma y entre aromas de moras silvestres, palán palán y azafranes intensos, las olas de purificación ordenaron las esferas. No fui un ángel entonces sino un simio desnudo a orillas del mar. (de Entre líneas de agua, 2007) *** Minicuentos (de Minicuentos grises, 2009) La otra tierra Sentía rechazo por las ideas de los adultos de las que no quería saber nada. Sus diecisiete lo vestían de huesos largos, buena nariz y barba rala. Pensaba o creía que pensaba en la estafa de sus mayores y en la de los mayores de sus mayores, y esa mañana decidió cambiar para seguir siendo el mismo. Dejó una carta a su madre, con la que intentó superar el miedo a necesitarla; pensó que a su padre no le importarían dos manos menos, después de todo, también se llevaría la boca. Para sus hermanos, no tuvo ni el destello del desgano. Partió hacia las aventuras del ruido y la melancolía; durmió en lechos de silencio y extrañó las tibias manos con tisana y las madrugadas con labios y sonrisas. Supo entonces que sólo el acto destina, pero ya tenía treinta y no sabía aún si las voces de los hombres concordaban con sus manos. Capituló la dicha, capituló la pena; y la pena y la dicha se fueron con él, tiempo después, cuando lo crucificaron. La visita En 2050 entré a la casa y la presencia de las moscas no podía más que predecir una desgracia. La puerta estaba abierta, pero el residuo de antiguas alegrías se había diluido como el sopor de la sopa lejana que era ahora el recuerdo de un vaho húmedo y musgoso. Sólo había cáscaras olvidadas por la Parca, que siempre recuerda. La que fuera una mano yacía despojada de sus nervios, de sus poros, de sus líneas premonitorias que acaso presagiaran mi presencia, la extinción del viejo y las moscas que sobrevolaban los huesos, tal vez hasta el anillo que jugaba en la falange, oscurecido a pura sombra. Las cerdas grises, largas y ralas, vueltas sobre sí, se escurrían sobre las baldosas también grises. Un libro de Anohuil hundía las costillas; recuerdo ese libro que aún no leí. Las moscas no tenían un pretexto salvo el cuchicheo, ningún propósito más que la curiosidad múltiple de sus múltiples ojos. La podredumbre había terminado años atrás, cuando la soledad del anciano empezó a disimularse en una masa quieta, primero esponjosa, brillante después y finalmente cenicienta y seca. Ni rastros de los sueños de aquel hombre ni trazas de sus trazos ni visos de sus vicios; ninguna pista de la dicha de los posteriores gusanos, sólo la presunción de algunas bacterias inertes entre olores muertos. Y las moscas siguieron riendo mientras me iba, ignorando la futilidad del futuro, diluido, sí, pero tejiéndose sin fin. Salí de mi casa y volví a 2010. Bienes gananciales El fotógrafo congeló los ángulos de la escena; la casera gorda gimoteaba ya cansada de gritar. Mi superior era un cretino que repetía las palabras de un folleto, como creyéndolo. Me miró, yo miré a los agentes, y estos a la gente amontonada del otro lado del cordón. El muerto interrumpía el paso por la vereda y lo que fuera su vida se secaba lentamente sobre las baldosas amarillas. El forense se calzó los guantes, alzó los anteojos y revisó el cadáver mientras sorbía un resto de café. En el tajo del extinto se leía cierto rigor, una hendidura tranquila, una profundidad económica y precisa. Pusieron una cinta alrededor del tugurio, una línea en torno al cuerpo y un título al expediente. El finado tenía tres garitos en Belgrano, un sauna en Flores y una venta de fatay en La Salada; todos sabíamos que dejaba sin trabajo a una docena de matones y un lugar vacío en la cama de una rubia de edad imprecisa que años atrás expusiera sus cuartos en publicaciones baratas. El esbirro principal del fiambre, su espalda, su “sí señor” y su probable asesino, estaba entre los curiosos. Era un punto conocido que me debía una; lo miré a los ojos y me devolvió el gesto con el vago vacío de los gatos tranquilos. Supe inmediatamente que él supo lo que había hecho. Giró sobre sí y a paso apacible se alejó por la avenida girando en la bocacalle. Salí sobre su espalda ignorando los gritos del oficial. Al llegar al cruce, ya no estaba, o quizá sólo dije que no estaba. Si encontraran el potrero y lo desenterrasen, verían que su garganta tiene un tajo en el que se lee cierto rigor, una hendidura tranquila, una profundidad económica y precisa. Yo, en cambio, ahora tengo tres garitos, un sauna, una rubia sin prejuicios y una venta de fatay. Ah, y conservo un rango al que se le hace la venia. ** Rolando Revagliatti http://www.letralia.com/firmas/revagliattirolando.htm Docente y escritor argentino (Buenos Aires, 1945). Ha hecho estudios de realización cinematográfica, formación actoral, psicodrama psicoanalítico y psicoanálisis, entre otros. Entre 1988 y 2004 ha publicado los poemarios Obras completas en verso hasta acá, De mi mayor estigma (si mal no me equivoco), Trompifai, Fundido encadenado, Tomavistas, Picado contrapicado, Leo y escribo, Ripio, Desecho e izquierdo, Propaga, Ardua, Pictórica, Sopita y Corona de calor; los libros de cuentos Historietas del amor y Muestra en prosa, y la obra de teatro Las piezas de un teatro. Doce de estos libros se encuentran en distintas bibliotecas virtuales de varios países. Ha sido traducido y difundido a diez idiomas en medios gráficos y electrónicos. Ha coordinado cafés literarios y ha dirigido espectáculos teatrales. Textos suyos pueden leerse en diversos medios latinoamericanos y en su página, http://www.revagliatti.com.ar. ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === La identidad latinoamericana: una búsqueda de siglos ================== === Zenobio Saldivia Maldonado ============================================ (Nota del editor: la Universidad Privada Ada A. Byron, de Chincha, Ica, en Perú, concedió al investigador chileno Zenobio Saldivia Maldonado un doctorado honoris causa en reconocimiento a su trayectoria en la historia y la filosofía de las ciencias. Hoy presentamos a nuestros lectores la conferencia magistral con la que Saldivia Maldonado recibió esta distinción el pasado 9 de agosto). Algunos antecedentes Uno de los temas que ha persistido en el tiempo y que emana en las nuevas miradas interpretativas para la comprensión de lo esencial cualitativo de nuestro continente, es justamente el de la “identidad latinoamericana”. Ello no es extraño, pues dicha búsqueda tiene su lógica inmanente toda vez que la pregunta alude al núcleo, a lo esencial, a lo más relevante de lo que pudiera ser esa mezcla de historia, cultura y humanidad, que sabemos que existe pero que nos es muy difícil de cohesionar verbalmente. Así, si bien hay claridad en cuanto a que efectivamente lo latinoamericano es el meollo de una filosofía y cultura propiamente americanas o más ampliamente, “latinoamericanas”, e intuimos una eventual latinoamericaneidad, y que por tanto, estimamos que descubriendo las notas relevantes de dicha categoría se debería arribar a un corpus significativo que sintetice lo antropológico, histórico, social, axiológico y cultural peculiar de los habitantes de nuestro continente y de nuestros pueblos. Ello no ha dado los frutos esperados, y seguimos insertos en la tarea de siglos en la cual han estado inmersos los filósofos, los historiadores, los literatos y los intelectuales en general. Algunos han destacado la conveniencia de analizar los aspectos históricos y filosóficos de esta preocupación, asignándole un estatuto de relevancia que le ha permitido asentar dicha inquietud como un tópico legítimo de la filosofía universal; v. gr., los trabajos de de José Vasconcelos, tales como La raza cósmica, o los de Leopoldo Zea, tales como La filosofía americana como filosofía sin más, entre otros, se orientan en dicha dirección. Otros han tocado efectivamente algo o mucho de lo característico de la manera de ver el mundo del hombre americano, por ejemplo, desde el plano discursivo y literario de nuestra praxis como latinoamericanos, como en el caso del colombiano Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, quien se centra en una prosa fantástica o mágica que habla entre líneas de la identidad latinoamericana, de su naturaleza bullente y de sus contradicciones sociales, u Octavio Paz, cuando analiza detenidamente el sentido histórico del pueblo mexicano en El laberinto de la soledad, o del peruano José María Arguedas, a quien tuve el honor de conocer como estudiante de primer año de filosofía en 1969, en la Universidad de Chile, sede Valparaíso, cuando nos hablaba de algunas de sus obras tales como Yawar Fiesta y Los ríos profundos, o del indígena, de sus dialectos y de las sierras; o del también peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, que en sus novelas habla de la historia y de la sociedad peruana, así como en otras alude a la amazonía peruana, entre tantos otros. También han buscado la identidad latinoamericana, desde su universo centrado en lo estético, obsesionados por encontrar la belleza y nuevos aspectos no debidamente considerados, diversos pintores; como por ejemplo los mexicanos David Siqueiros (1896-1974) o Diego Rivera (1886-1957), entre otros, quienes persiguieron detectar la particular relación del nativo con sus tierras, o con lo que queda de ellas, con sus exponentes florísticos y sus expresiones costumbristas, con su locus y con su tempus. Por eso no es extraño que en los años setenta y ochenta del siglo XX, por ejemplo, también se principie a analizar esta temática desde la sociología e incluso desde la praxis académica del diseño; así, desde la primera disciplina emergen temas tales como la eventual participación de la mujer en el sistema productivo, en la educación superior y en la investigación científica. Y desde el diseño aparecen propuestas que ilustran, grafican y difunden modelos estéticos que dan cuenta de la naturaleza americana, de los picos andinos, de los lagos centroamericanos, de las estepas de la Patagonia, de las flores típicas de la Amazonía, o de una presencia de rostros de mujeres, hombres y niños morenos, con sus atuendos típicos y en interacción con su medio local o regional (1). En todos estos ámbitos, la directriz parece ser la búsqueda de las peculiares condiciones del contexto social del hombre latinoamericano, de sus valores y de sus sentimientos, del entramado de su cultura y de las etnias nativas con relación al entorno natural y a las metrópolis urbanas del continente. En efecto, es un aporte más y dinamiza el estado de la cuestión, pero ¿dónde encontramos la mirada globalizante, analítica y vasta que cubra todo el horizonte de lo cualitativo y de lo denotativo de dicho tópico? Al parecer debemos conformarnos por ahora con aproximaciones, con nuevos aspectos, con complementos para las aristas que están en construcción explicativa. Es que no resulta fácil abordar lo que muchos han pensado y no hemos podido cerrar. Aquí, nos encontramos —mutatis mutandis— como los historiadores que están conscientes de que la categoría de periodificación “época contemporánea”, está totalmente sobrepasada, o fatigada como dirían algunos, pero no han encontrado el nuevo rótulo deseado, y por tanto siguen con la anterior o proponen otras que no logran aún el consenso y que se diluyen en un caos de tendencias. Así, la cuestión de la identidad latinoamericana, hoy, en virtud de la crisis de los paradigmas y en vista de la popularización de las tesis epistemológicas de Feyerabend, que propician el “todo vale” para la obtención de nuevas y satisfactorias explicaciones en los distintos campos del saber (2), parece ser que ha estimulado nuevos caminos de búsqueda entre los intelectuales. Lo anterior ha posibilitado al menos descorrer el velo ideológico tradicional, caracterizado por las distintas tesis eurocentristas que se habían decantado muy bien en la prosa académica o científica latinoamericana, desde el Siglo del Progreso hasta mediados del siglo XX, pero que luego de este período, la historiografía y la filosofía toman conciencia de que en diversos campos del saber el discurso de aproximación para dilucidar el tópico “identidad latinoamericana”, estaba imbuido y matizado de criterios formales, de cánones y de resabios ideológicos europeos. Por ello, Saldaña, desde México, habla de la necesidad de una “vigilancia epistemológica” (3) para los campos de la epistemología y de la historia de las ciencias, tanto para ponerse en guardia frente a posturas que más bien diluyen el análisis y lo debilitan, cuanto para encontrar una metodología o una perspectiva audaz y pertinente que apunte al núcleo de lo identitario. Algunas miradas interpretativas Primero fue la conquista, el encuentro de dos mundos, la instancia donde el europeo se inserta asombrado en el Nuevo Mundo con una naturaleza desconocida y con salvajes que hay que dominar y doblegar, y los nativos ven hombres barbados con sacerdotes acompañantes que quieren cristianizar. Es el inicio de la mirada europea sobre América. Son las luchas de un nuevo Flandes Indiano, las luchas en las Indias Occidentales y en las tierras de ultramar. Luego, en el siglo XVIII, la política y la ciencia europeas parecen unirse en cuanto a un nuevo interés por el continente americano. Es el período de las grandes expediciones europeas hacia América, o las circunnavegaciones con propósitos botánicos, mineralógicos y geopolíticos. En esta centuria, lo americano pensado desde Europa es la vastedad y peculiaridad de una flora que ofrece infinitas posibilidades a la farmacopea y a la medicina europeas, es la riqueza mineralógica de un territorio donde extraer más oro y más plata. América es percibida, así, como un lugar que incluye universos infinitos, tierras incógnitas, o un vasto mar del sur, una instancia para ordenar especímenes, para actualizar cartografías y perfilar nuevos derroteros navales. Y desde el siglo XIX, o más bien desde fines del Siglo de la Ilustración, con el inicio del viaje de Humboldt, en 1799, emerge otra vez la identidad americana focalizada en el interés científico por los nativos y por la diagnosis de la flora y fauna que se abre como una caja de sorpresas a la comunidad científica internacional; primero con Humboldt, luego con d’Orbigny, Darwin y otros, quienes concentran el interés de los europeos hacia lo americano en la visión de la naturaleza, en el conocimiento objetivo de su gea, de su flora y fauna, y en alcanzar una mejor comprensión de la identidad mestiza y de las etnias existentes. Pero ello no redundó en un cabal conocimiento de lo americano; más bien, casi podría decirse que esta labor queda cortada o trunca, pues con el advenimiento de las jóvenes repúblicas y la emancipación de la Corona Española, desde 1824, gracias a la batalla de Ayacucho, la cuestión de la identidad americana más bien se bifurca enmarañada entre los nuevos temas de la agenda pública y las nuevas corrientes o tendencias que barnizan al continente: entre estas, primero el romanticismo y luego el liberalismo y el positivismo, que hacen más compleja la autognosis cultural y el encuentro con la imagen de lo identitario. Empero, algo de lo identitario americano es entendido y defendido desde América, es la gesta independentista, América es ahora un continente que se conoce como soberano e independiente de la Corona Española y principian los primeros esfuerzos culturales para rescatar lo identitario en las jóvenes repúblicas. V. gr. en Venezuela los esfuerzos de Bolívar, en 1821, para crear el supra Estado de la Gran Colombia, que unía las repúblicas actuales de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador, por contar con una naturaleza, una historia y lances en común. O en Chile en los años cuarenta, cuando se perciben los esfuerzos metodológicos de Lastarria para escribir la historia alejados de los criterios colonialistas e hispánicos y encontrar así lo auténticamente chileno y americano. O los trabajos de Bello en poesía, en ecuación superior o en ámbito normativo. O en Perú, por ejemplo, en 1862, Mateo Paz Soldán con sus estudios sobre la geografía de la República del Perú, realizando una impresionante tarea exploratoria por el cuerpo físico de Perú, identificando millares de referentes inorgánicos y dilucidando los accidentes de las distintas regiones del país; logra conciliar los requerimientos científicos de asentar en la ciencia universal los exponentes de la gea y determinar la latitud y longitud de los mismos y otras características peculiares, debidamente cuantificadas, con los requerimientos pragmáticos de los gobernantes de mediados del siglo XIX, que perseguían difundir adecuadamente las nociones de geografía, estadística y economía en el sistema educacional peruano de la época (4), en fin... En nuestros tiempos, las miradas sobre lo identitario latinoamericano son muchas. Recordemos principalmente a Rojas Mix, quien en obras tales como Los cien nombres de América y América imaginaria difunde las tradicionales visiones europeas exacerbadas de mitos e invita a repensarnos como continente y como universo de culturas con una historia en común. Hirshbein, por su parte, sugiere que los ensayos latinoamericanistas vienen mostrando la cuestión de la identidad como una forma de autoafirmación cultural frente a Europa. Y señala que, en este sentido, autores como Bello, Bolívar, Miranda y otros, intentaban en sus trabajos reflexionar sobre lo específicamente americano, buscaban las categorías más apropiadas para pensarse a sí mismos, para pensar a América, como distinta a Europa, y poder así dar cuenta de la particular realidad latinoamericana, dentro de una cierta dirección romántica durante gran parte del siglo XIX. Ello sería un ejemplo de esfuerzo de orientación hacia la búsqueda de la identidad a través del ensayo. Ello continuaría en la ensayística venezolana más contemporánea con los trabajos de autores como Briceño Iragorry y Picón Salas, quienes, entre otros, buscan la autoafirmación de lo nacional, de lo regional y de lo esencialmente americano, oponiéndose así al imperialismo y a otros cánones de orientación europeas (5). Arroyo, por su parte, sugiere que para encontrar un camino de búsqueda de lo latinoamericano, del pensamiento específicamente latinoamericano, urge superar una serie de obstáculos tales como la periodización en historiografía, las tendencias estructuralistas y pragmáticas y las dificultades semánticas e ideológicas, entre otros, llegando incluso a sostener que “...el problema es no sólo epistemológico, sino en cierta forma genético, ya que no podemos desprendernos de una parte de nuestra propia naturaleza” (6). Y que, por tanto, para dejar atrás el enfoque europeizante sería deseable encauzar los estudios con orientaciones hacia la sustitución de la herencia cultural sociológica eurocéntrica, terminar con el binomio cultura/naturaleza, reunificar orgánicamente las ciencias sociales, tomar más en cuenta a la mujer como actor social, o superar la confrontación nosotros-alteridad y pensarnos más como una colectividad en su dinamismo (7). Una nueva mirada: la perspectiva de la historia de la ciencia En rigor, en los congresos y seminarios latinoamericanistas la apertura a nuevos posibles ha quedado de manifiesto desde hace bastante tiempo, y los exponentes, por lo general, aluden constantemente a la necesidad de buscar nuevas categorías de análisis para la interpretación de los eventos en los campos de estudio vinculados a temas latinoamericanos. Esto se percibe en lo referente a dejar atrás la tesis del eurocentrismo como modelo y guía de análisis, que ya adelantáramos, o en cuanto a reorientar la formulación de preguntas en los temas de las disciplinas históricas y ciencias sociales; así como también en cuanto a propiciar un reordenamiento metodológico, o tender hacia el desarrollo de equipos interdisciplinarios para abordar temas de la cultura. Y en este marco de inquietudes se ha propuesto también una apertura crítica hacia nuevos modelos y hacia la construcción de futuros paradigmas. Como es imposible recordar todos estos encuentros, mencionemos al menos los siguientes: el III Congreso Internacional “América Latina y el Caribe: más allá de los 500 años”, Solar, Chile, Santiago, 1991; el VIII Congreso de la Federación Internacional de Sociedades de Estudio sobre América Latina y el Caribe, Fiealc, Universidad de Talca, Talca, 1997; las IV Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana, 1999, en el Cuzco, Perú; o el VII Seminario Internacional en Ciencias Sociales y Humanidades, Instituto de Estudios Avanzados (Idea), Universidad de Santiago de Chile, 2001. Y en todos ellos se destacan trabajos vinculados directamente con el tema de la identidad latinoamericana y queda de manifiesto el reconocimiento del eurocentrismo como eje de los análisis de las distintas disciplinas humanas y sociales en nuestro continente. Ahora bien, desde la perspectiva de la historia de la ciencia en América Latina, sólo muy recientemente están tomando cuerpo estudios sobre el devenir científico de los países de América, orientados a determinar las características y variables peculiares que han incidido en la construcción de la episteme en nuestros países. Este fenómeno se observa a partir de las últimas tres décadas, principalmente con el impulso de estudiosos en México, primero, y luego en Perú, Argentina, Brasil y Colombia. Justamente México lleva la primacía en este tipo de investigaciones, tal como se puede apreciar tanto por la cantidad de congresos de historia de la ciencia que allí se realizan, cuanto por la presencia de revistas especializadas, como por ejemplo Cuadernos Americanos o Quipú, revista de historia de la ciencia y la tecnología. En Chile, sólo en la última década podemos hablar de expresiones propias de un ejercicio de este campo historiográfico. Si revisamos el discurso y contenidos temáticos de los trabajos en la historiografía vinculada a estudios sobre la ciencia en América, se percibe claramente la presencia de la tesis del eurocentrismo; v. gr. al considerar que la ciencia en nuestros países es más bien un traspaso de la ciencia europea y que dicho proceso se da casi en bloque con los métodos, categorías y criterios taxonómicos esencialmente europeos, para el estudio de la flora y fauna de los referentes orgánicos en América Meridional y América Central. Hoy sabemos, muy recientemente, que en dichos procesos hubo una influencia externa a la comunidad científica, tal como la fuerza de las tendencias culturales del período, principalmente romanticismo y positivismo, en muchos países de América; al menos en Chile y Nicaragua, esto ha sido analizado en trabajos recientes por este servidor público que se congratula por estar hoy con ustedes (8). Por tanto, la ciencia en los diversos países de América ha ido perfilándose a partir de campos distintos del saber, v. gr. en Chile su fase institucional está fuertemente comprometida con las ciencias de la vida, especialmente la taxonomía. En cambio —a manera de ilustración—, en Nicaragua dicho proceso se da a la par con el desarrollo de las ciencias de la tierra; ello por el imaginario cultural decimonónico, que estimaba posible la construcción de un canal transoceánico por ese país; luego la cartografía, la geografía y la geología fueron de las primeras ciencias en mostrar y aplicar sus conocimientos y acrecentar dichos corpus cognitivos con los nuevos referentes geográficos que los exploradores fueron describiendo en dicho país (9). Hacia una nueva propuesta En este contexto, estimamos que es posible contribuir a la búsqueda de la identidad latinoamericana desde el ámbito de la historia de las ciencias, pero a partir de esfuerzos centralizados que eviten la dispersión y racionalicen mejor los recursos administrativos y académicos. Así, por ejemplo, podríamos crear centros interuniversitarios de estudios del pensamiento latinoamericano, en nuestros países, de carácter interdisciplinario, para reunir en ellos a destacados investigadores, interesados en aplicar parcialmente la metodología constructivista piagetana para incrementar el acervo cognitivo en disciplinas como la sociología, la psicología evolutiva, la psicología infantil, la antropología, la historia de la ciencia, la epistemología, los estudios multiculturales y otros (10). Los mismos estarían orientados exclusivamente hacia la apropiación cognitiva que permita incrementos en todo lo referente a la comprensión y desenvolvimiento de la realidad social, cultural y científica de América Latina, desde las áreas ya mencionadas. Lo anterior permitiría sumarnos a los esfuerzos provenientes de la historia, de la filosofía y de la literatura en su eterna búsqueda de lo identitario latinoamericano. Ello, puesto que al dar cuenta de las variables que hayan incidido en la construcción de la ciencia en nuestros países —sobre todo desde una perspectiva externalista de las ciencias—, necesariamente saldrán las particularidades, las dificultades que ofrecía esta naturaleza, lo vernáculo regional, lo que no se daba en Europa, por ejemplo cuando se hacían las radiografías de lo viviente. Y si a tales investigaciones les aplicamos cortes cronológicos y diacrónicos centrados en categorías significativas tales como “naturaleza”, “vida”, “progreso”; podemos así determinar la diversidad de nuestro entorno natural y/o enfatizar en la significación histórica y cultural latinoamericana, enfatizando por tanto las conexiones de estos exploradores y científicos que recorrieron el cuerpo físico de América con los exponentes de la clase política del período, o con el papel de los gobiernos locales en la consolidación y orientación de la ciencia en nuestro continente, o determinar la interfaz de estos científicos con otros agentes sociales, y examinar así cuánto de la consolidación de la episteme en América tuvo de europeo, cuánto de decisión política, de azar o de una interacción con los grupos socialmente organizados del período, y privilegiar así una historia de las ciencias externalista, realista y con énfasis social. Trabajos así orientados deberían aportar nuevos visos interpretativos hacia la génesis de la cultura latinoamericana, hacia la búsqueda de lo identitario. En el análisis del discurso aplicado a la prosa de científicos decimonónicos en el caso de Chile, por ejemplo, en los trabajos de científicos como Gay, Domeyko y Philippi, se percibe una fuerte presencia de los criterios europeizantes, sobre todo en lo referente a la aproximación metodológica frente a los observables que van siendo clasificados por estos autores; como así también en lo referente a los cánones de belleza y de los factores que a juicio de los mismos son proclives para la obtención del ideal decimonónico consistente en la obtención del progreso. Por ejemplo, en cuanto a lo metodológico, los referentes orgánicos o inorgánicos son vistos como algo externo, que queda frente al hombre y que urge sistematizarlo; esto es, una expresión de la tesis europeizante que divide el universo en la dicotomía hombre-naturaleza, y que por cierto estos científicos repiten en su aproximación al objeto de estudio. Algo similar ocurre en cuanto al ideario del progreso; por ejemplo, éste es entendido como un telos que se alcanzará con la dominación de la naturaleza y con acantonamiento o residencia de los individuos en una región no explotada. Y para el cumplimiento de tales requisitos se estimaba la presencia del verdor, de los bosques y de la humedad, como algo sin lo cual no hay progreso; por ejemplo, así lo señala Philippi en cuanto a sus referencias sobre el desierto de Atacama (11). Por lo anterior, queda claro que estos trabajos orientados hacia la reconstrucción de la génesis de la ciencia en los países de América, contribuyen indirectamente tanto para el campo de la historia de la ciencia como para el reordenamiento de variables a considerar por parte de los investigadores interesados en temas latinoamericanistas, y en especial en tópicos de la historia de las ciencias en América. Lo primero, en tanto permite observar que los paradigmas explicativos tradicionales utilizados en historia de la ciencia en América encierran, dentro de sus postulados relevantes, efectivamente, la tesis del eurocentrismo, en tanto es Europa el modelo comparativo y la vara de medida del desarrollo científico, metodológico o de cualquier otra expresión cognoscitiva que se tiene presente por parte del historiador para dar cuenta de tal o cual corpus o discurso científico, sea de las ciencias de la vida, de las ciencias de la tierra o incluso de las ciencias sociales. Los resultados de la apropiación científica en los países de América tradicionalmente se comparan con los estándares y criterios europeos, dejando de lado las variables que vinculan tales procesos de institucionalización con la cultura o la praxis social que pudieran mostrar una orientación peculiar, un énfasis metodológico novedoso, o una alusión al conocimiento vernáculo, o alguna peculiaridad del trabajo in situ, ocasionada por la naturaleza de la región o del lugar, por ejemplo; entre tantos aspectos que pueden reconstruir el marco epistémico decimonónico de instauración de la ciencia en las jóvenes repúblicas de América. Luego, al dejar atrás las tesis maduradas desde el hemisferio norte, nos ponemos en guardia a la hora de analizar los discursos científicos de los autores y científicos decimonónicos acotados en nuestras investigaciones, como también en cuanto al análisis de la literatura científica complementaria del hito en el cual se esté investigando la marcha científica de tal o cual país latinoamericano. En suma, la discusión anterior nos permite superar una cierta ingenuidad metodológica en cuanto a aceptar de facto los procedimientos de clasificación y conocimiento de lo vernáculo en los países de América. Un campo metodológico poco utilizado para abordar el tema de la identidad, y que no se ha divulgado mucho aún en disciplinas como la historiografía y la historia de las ciencias, es justamente el de estudiar la marcha histórica de la ciencia en nuestros países y el de determinar las fases y peculiaridades de las mismas, pero sin desvincular el análisis de los marcos epistémicos y culturales en los cuales estos procesos de consolidación de la episteme se generaron y evolucionaron. Y ello, al mismo tiempo que se consideran ciertas categorías o criterios constructivistas propios de la epistemología genética, como complemento al análisis hasta arribar a un comprensión acerca de cómo se llegó a las nuevas estructuras cognitivas (12). Por tanto, desarrollar investigaciones que apunten a una compresión del devenir científico latinoamericano, con énfasis en la búsqueda de estructuras cognitivas, insertos en el marco de la interdisciplinariedad de los centros interuniversitarios de pensamiento latinoamericano que hemos sugerido, posibilitaría una comprensión de los aspectos más relevantes que han incidido en la consolidación de la episteme en América, y contribuiría a determinar cómo estos procesos propios del desenvolvimiento científico han estado comprometidos con el imaginario colectivo de nuestros países, con percepciones sociales de lo que en su tiempo se entendía por “lo nacional”, por “lo propio”, por la identidad republicana decimonónica, y en suma, por tanto, de la identidad latinoamericana en la que dichos constructos se perfilaron y se constituyeron en institución social. Gracias. Muchas gracias. Notas 1. Cf. SALDIVIA, Zenobio: “Epistemología, progreso y diseño”, en: Rev. Constancias de Diseño, Nº 4, Utem, Santiago de Chile, p. 37. 2. Vd. FEYERABEND, Paul: Contra el método, Ariel, Barcelona, 1981. 3. Cf. SALDAÑA, Juan José: “Nuevas tendencias en la historia latinoamericana de las ciencias”, Cuadernos Americanos, Vol. 2, Nº 38, México, 1993; p. 74. 4. Cf. PAZ SOLDÁN, Mateo: Geografía del Perú, Librería de Fermín Didot Hermanos, Hijos y Cía., París, 1862. 5. Cf. HIRSHBEIN, Cesia Ziona: “El ensayo como forma literaria del pensamiento venezolano: ¿qué significa que la cuestión de la identidad sea la clave del pensamiento latinoamericano contemporáneo?”. VII Seminario Internacional en Ciencias Sociales y Humanidades, Usach, Santiago de Chile, enero de 2001; pp. 4, 5, 6. 6. ARROYO PICHARDO, Graciela: “Obstáculos y necesidades de un pensamiento latinoamericano para el siglo XXI”. VII Seminario Internacional en Ciencias Sociales y Humanidades, Usach, Santiago de Chile, Enero de 2001, p. 2. 7. Cf. ARROYO PICHARDO, Graciela; op. cit.; pp. 3, 4, 5, 6, 7. 8. Vid. SALDIVIA, Z.: La visión de la naturaleza en tres científicos del siglo XIX en Chile. Gay, Domeyko y Philippi; Usach, Santiago de Chile, enero de 2003. Y Una aproximación al desarrollo de la ciencia en Nicaragua, Bravo y Allende Editores, Santiago de Chile, 2009. 9. Cf. SALDIVIA, Zenobio: Una aproximación al desarrollo de la ciencia en Nicaragua; op. cit. 10. Para el detalle y desglose de esta propuesta, es posible leer: “¿Qué puede aportar Piaget a América Latina?”, en: SALDIVIA, Z.: Jean Piaget, su epistemología y su obsesión por el conocimiento, Edic. Universidad Tecnológica Metropolitana, Santiago de Chile, Chile, 2008. 11. PHILIPPI, R. A.; Viage al desierto de Atacama (1853-1854), Librería de Eduardo Antón, Halle, Sajonia, 1860. 12. Vd. por ejemplo: BERRÍOS, M. y SALDIVIA, Z.: Claudio Gay y la ciencia en Chile, Bravo y Allende Editores, Santiago de Chile, 1995. Y también: “La epistemología constructivista y la historia de las ciencias en América Latina”, Estudios Latinoamericanos Solar, Santiago de Chile, 1998, pp. 121-125. ** Zenobio Saldivia Maldonado http://www.letralia.com/firmas/saldiviamaldonadozenobio.htm Investigador y poeta chileno. Profesor de filosofía por la Universidad de Chile (http://www.uchile.cl), y magíster en filosofía de las ciencias y doctor en pensamiento americano, con mención en historia de las ciencias, por la Universidad de Santiago de Chile (http://www.usach.cl). Es profesor asociado de la Universidad Tecnológica Metropolitana de Santiago (Utem, http://www.utem.cl). Diversos artículos suyos, sobre historia de las ciencias y epistemología, han aparecido en publicaciones de su país y de Argentina, Perú, Uruguay, Nicaragua, Panamá, El Salvador, Brasil, España, Costa Rica y EUA. Ha participado en eventos nacionales e internacionales. En 1995 obtuvo el premio de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (Udual, http://www.udual.org; México) de apoyo a la investigación. Ha publicado, entre otros, el poemario Lirios de septiembre (Arancibia Hermanos, Impresores, Santiago, 1990), el libro Cuentos de amor y naturaleza, en coautoría con Azucena Caballero H. (Bravo y Allende Editores, Santiago, 2006), y los trabajos de investigación En torno a los albores de la ciencia (Central de Publicaciones, Utem, Santiago, 1994), Claudio Gay y la ciencia en Chile (Bravo y Allende Editores, Santiago, 1995), Lógica (Corporación de Educación y Salud de la Comuna de Las Condes, http://www.corplascondes.cl; Santiago, 1999), y La ciencia en el Chile decimonónico (Ediciones de la Utem, http://www.utem.cl/diseno/publicaciones.htm; Santiago, 2004). === La historia de Lluvia en Milagro de la Paz, de Manlio Argueta, ======== === y “La lluvia”, de Arturo Uslar Pietri Edward Waters Hood ========= Aunque casi sesenta años separan la publicación del cuento “La lluvia” (1935), del venezolano Arturo Uslar Pietri (1906-2001), y la novela Milagro de la Paz (1994), del salvadoreño Manlio Argueta (1935), los dos textos presentan interesantes coincidencias temáticas y estilísticas. De particular interés es la aparición, en Milagro de la Paz, de Lluvia, una huérfana de la violencia de la guerra civil que convulsionó a El Salvador durante los años ochenta. El nombre de este personaje, cuyo papel de redentora en la novela es literal y simbólico, evoca el título del cuento “La lluvia”, de Uslar Pietri, un texto regionalista que destaca la importancia de la lluvia en la vida de una pareja de ancianos campesinos. Hago mención de este tema en un trabajo anterior, “Tragedia de la paz, Milagro de la Paz: del testimonio al intimismo en las novelas de Manlio Argueta”, publicado en la revista literaria Antípodas. Aquí propongo ampliar ese trabajo, agregándole un análisis más desarrollado de la historia de Lluvia en la novela de Argueta y su relación con el cuento de Uslar Pietri, destacando el simbolismo de la lluvia, su significado como símbolo universal y su función parecida dentro de los dos textos literarios. Para contextualizar la historia de Lluvia en Milagro de la Paz es importante comprender no sólo esta novela sino también tener una visión de la obra narrativa anterior del autor. La obra narrativa de Manlio Argueta Las novelas de Manlio Argueta documentan la violenta historia moderna de El Salvador. En ellas, Argueta denuncia, de una manera muy particular, las injusticias y desigualdades sociales que han provocado tanta violencia y causado tanto sufrimiento. Para Ineke Phaf, la presentación de la violencia en estas novelas es el logro literario más significativo de Argueta: “He is not interested in increasing polarization but intends todo give this violence a historical dimension, centered in a history El Salvador shares with other countries of the region. In this quality resides his outstanding relevance as a writer” (145). [“No le interesa exacerbar la polarización sino darle a esta violencia una dimensión histórica, centrada en la historia que El Salvador comparte con otros países de la región. Su gran relevancia como escritor se debe a esta cualidad” (traducción del autor)]. Las primeras dos novelas de Argueta, El valle de las hamacas (1970) y Caperucita en la zona roja (1977), presentan la inestabilidad social y la represión política que vivió El Salvador durante los años setenta. Estos textos, ganadores de premios literarios en El Salvador y Cuba (Premio Único Consejo Superior Universitario Centroamericano, 1967, y Premio Casa de las Américas, 1977, respectivamente), fueron publicados por importantes editoriales en Argentina y Cuba (Editorial Sudamericana y Casa de las Américas). Estilísticamente, son textos fragmentados con muchos monólogos interiores y yuxtaposiciones temporales y espaciales. Los argumentos de los dos textos giran en torno a las dificultades enfrentadas por dos parejas, Rosaura y Raúl en El valle de las hamacas, y Alfonso y Hormiga en Caperucita en la zona roja. La tercera y cuarta novela de Argueta, Un día en la vida (1980) y Cuzcatlán donde bate la mar del sur (1986), presentan el aumento en el nivel de rebelión y represión en los últimos años de la década de los setenta que culminó en la prolongada guerra civil de los años ochenta. Estas novelas se han traducido al inglés y a otros idiomas. En ellas, Argueta explora las posibilidades de la novela testimonial al dar voz a sus protagonistas campesinos que son víctimas de la represión del régimen autoritario. Se puede ver que estas cuatro novelas presentan una cronología de la historia reciente de El Salvador. Esta historia es oral y popular, escrita con urgencia casi en el mismo momento de los sucesos narrados. Argueta emplea elementos del formato testimonial con un propósito político: el de denunciar y concientizar. Linda Craft caracteriza el uso que hace Argueta del discurso testimonial así: “Testimonial discourse, combined with artistic inventiveness, serves him to document the struggle of the subaltern in the Salvadoran community, particularly its women and peasants, who are coming to terms with their own oppression in order to overcome it” (107). [“El discurso testimonial, combinado con una creatividad artística, le sirve para documentar la lucha del subalterno en la comunidad salvadoreña, particularmente la de sus mujeres y campesinos, quienes se están dando cuenta de su opresión para poder vencerla” (traducción del autor)]. Argueta articuló su propia caracterización de la literatura testimonial —del testimonio y la novela testimonial— en una nota publicada en 1986 en la revista literaria Tragaluz: ...el testimonio tiene tres características que debemos limitarlas y que le dan fuerza para expresarse como género literario. Uno es que el testimonio expresa una realidad cotidiana y como realidad cotidiana expresa una emoción, la emoción de la vida. El testimonio hace la historia en el momento en que la historia se está haciendo. No es la historia para la cual se tiene, pues, que escarbar y buscar documentos perdidos o dichos por expresión oral, sino que es la historia que directamente estamos conociendo... El otro elemento del testimonio es que permite crear una conciencia centroamericana, nacional. El testimonio rescata nuestros valores de lucha, nuestro proceso, y desde ese punto de vista tiene también una gran fuerza que refleja la identidad centroamericana. Un tercer elemento del testimonio sería su valor literario específico, a través del lenguaje oral; es decir, la belleza del lenguaje oral que no habíamos descubierto en el pasado (25). Esta descripción demuestra la confusión que ha habido entre el testimonio y la novela testimonial. De los rasgos señalados por Argueta, dos —el carácter histórico y épico del testimonio— no son privativos de los testimonios, sino que son aspectos tradicionales de las literaturas nacionales. No debe sorprendernos que a veces ha sido difícil distinguir entre la novela y el testimonio. Aunque Milagro de la Paz, que examina el legado de la guerra civil en la vida de una familia pobre de El Salvador, parece seguir cronológico y temáticamente sus primeras cuatro novelas, al incorporar más elementos novelescos tradicionales, representa, como veremos, una ruptura con su estilo anterior. Milagro de la Paz Milagro de la Paz presenta la vida de tres generaciones de mujeres que viven bajo el mismo techo en Milagro de la Paz, un barrio popular de la ciudad de San Miguel. Los personajes principales son Latina, sus hijas Magdalena y Crista, su nieto Juan Bautista y Lluvia, una niña desconocida que se presenta un día en la casa de Latina. Las mujeres, quienes fabrican ropa para ganarse la vida, raras veces abandonan la casa —el espacio donde ocurre casi toda la acción de la novela— porque les temen a los soldados del gobierno y a los “seres desconocidos” que asesinan a la gente del barrio. Aparte del niño Juan Bautista, hay dos personajes masculinos: Chele Pintura, un hombre que ayuda a las mujeres con el mantenimiento de la casa a cambio de comida, y Nicolás Moreira, un adolescente de la vecindad interesado en Magdalena, la hija mayor de Latina. Los dos se enamoran, y poco después Magdalena queda encinta. Tiempo después, cuando Magdalena es asesinada por los “seres desconocidos”, Nicolás se suicida, ahorcándose en el patio de la casa de Latina. La terrible muerte de Magdalena deja un gran vacío en las vidas de Latina y Crista. En un intento por recuperarse de la pérdida de Magdalena, Crista, la hija menor, seduce a Chele Pintura con la idea de crear una nueva vida para la casa. Sin embargo, el nacimiento de su hijo, Juan Bautista, no merma el sentimiento de pérdida que acongoja a las dos mujeres desde la muerte de Magdalena. Un día, Lluvia, una niña pequeña que ha perdido a sus padres en la violencia, aparece inesperadamente en la casa. Latina ve en esta niña una reencarnación de su hija muerta. Tanto a Crista como a Juan Bautista les agrada la presencia de Lluvia, y deciden que ella debe quedarse a vivir con ellos. La llegada de Lluvia disminuye la soledad y tristeza de la familia. La niña les ofrece a Latina y a Crista la esperanza que necesitan para seguir viviendo a pesar de la violencia que las rodea en Milagro de la Paz. Como se puede ver en este breve resumen del argumento de Milagro de la Paz, a diferencia de las novelas anteriores del autor, aquí vemos realizada la unidad artística que se encuentra en una novela tradicional de corte realista. Sin embargo, estilísticamente la novela es mucho más complicada. La sencilla historia está brillantemente narrada a través de múltiples puntos de vista con cambios temporales y espaciales. El lector tiene que asimilar y unir los segmentos textuales para comprender el significado de la novela. Aunque Argueta había explotado este estilo anteriormente, en Milagro de la Paz ha logrado un argumento mucho más coherente. Como en sus otros textos, Argueta hace uso de muchos símbolos en esta novela. La presencia del volcán Chaparrastique, que puede hacer erupción en cualquier momento, es una amenaza de la naturaleza y representa también la posibilidad de una explosión de violencia social. También hay coyotes que aparecen en el barrio de noche para cazar perros y gatos, como los “seres desconocidos” que asesinan a la gente del lugar. También la muerte de Plutón, el perro de la familia, presenta paralelismos con el asesinato de Magdalena. Manlio Argueta ha afirmado que Milagro de la Paz es la más autobiográfica de sus novelas, porque es la primera novela cuya acción se sitúa en su ciudad natal, San Miguel: “Nací en San Miguel. Milagro de la Paz es un barrio muy famoso de San Miguel. Es un barrio con muchos muertos, con mucha violencia ahora en la posguerra” (“Conversación con Manlio Argueta”, 11). Se puede relacionar fácilmente el personaje niño, Juan Bautista, con el autor. Es un ser marginado e ignorado por su madre y su abuela, las cuales le aseguran que es hijo de Magdalena. En la novela este personaje se presenta como un ser irracional cuya presencia no parece tener mayor trascendencia. Como Manlio Argueta ha dicho que esta novela, como su novela Siglo de o(g)ro (1997), es autobiográfica, no es atrevido pensar que Juan Bautista bien podría ser la conciencia del autor: un niño que se cría, como se crió Manlio Argueta, en una casa llena de mujeres donde imperan el miedo y la incomprensión de lo que pasa afuera en la calle. La historia de Lluvia en Milagro de la Paz Uno de los aspectos más interesantes de Milagro de la Paz es la aparición de la niña, Lluvia. Ella tiene un valor simbólico y sirve para atenuar el conflicto principal del texto: el sentimiento de pérdida producido por la violencia social en la familia de Latina, la pérdida de su hija Magdalena. Lluvia, a diferencia de los otros personajes de la novela, es misteriosa y presenta rasgos mágico-realistas. Por ejemplo, su llegada siempre se anuncia con la presencia de mariposas —el símbolo por excelencia de la regeneración y de la vida— que anidan en su cabello y que desaparecen cuando ella llega a ser mujer. La historia de Lluvia también puede considerarse un cuento independientemente de la acción de la novela. De hecho, una traductora, S. Serena Grey, ha realizado una versión en inglés de los fragmentos de la novela que componen la historia de Lluvia. Estos segmentos textuales, aunque fragmentados y dispersos por la novela, forman un cuento completo y coherente en sí. Este cuento “intercalado” combina elementos poéticos y mágico-realistas. Grey llama a su traducción “Rain” (“Lluvia”, en inglés), título que recuerda y reitera el del conocidísimo cuento “La lluvia”, del venezolano Arturo Uslar Pietri. “La lluvia”, de Arturo Uslar Pietri El cuento “La lluvia” de Uslar Pietri presenta la vida de una pareja de ancianos, Jesuso y Usebia. Son campesinos que sufren los efectos de una sequía prolongada que destruye las plantas que han sembrado. La sequía también representa el estado de su vida marital: no tienen hijos y hace mucho tiempo que se murió el cariño que una vez los había unido. Un día Jesuso encuentra a un niño desconocido en el campo. Lo lleva a casa para que lo conozca Usebia. Con el tiempo la presencia del niño, cuya existencia es casi surreal, produce un cambio en la pareja. Renace el gran amor que una vez existió entre ellos. Cuando, inesperadamente, al final del cuento el niño desaparece, Jesuso lo busca en todas partes sin poder encontrarlo hasta que empieza a llover de nuevo. Según Seymour Mentón, quien clasifica “La lluvia” como un cuento cosmopolita a pesar de que toda su acción ocurre en el campo, Uslar Pietri supera el regionalismo al emplear la sequía como un símbolo de la aridez de un matrimonio en vez de utilizarla como protesta social. Según Mentón: La aparición misteriosa del niño alivia esa aridez a tal punto que cuando él [niño] desaparece, Jesuso y Usebia apenas se dan cuenta de que ha empezado a llover. Es decir, que un fenómeno de la naturaleza va cediendo su importancia a un valor humano, todo lo contrario de lo que ocurre en tantos cuentos criollistas (113). Menton también destaca los elementos mágico-realistas del cuento, particularmente la naturaleza del niño. Según Menton, “aunque no hay nada extraordinario en el comportamiento del niño, su aparición y su desaparición repentinas junto con otros detalles hacen pensar en el espejismo” (113). Menton concluye su comentario con las siguientes palabras: ...Uslar Pietri logra crear un cuadro inolvidable de una sequía latinoamericana en que los personajes llegan a humanizarse a pesar de su sufrimiento. Su propósito queda claro. Por mucho que le embrutezca el ambiente, el hombre tiene que conservar su dignidad humana (114). El valor simbólico de la lluvia La lluvia ha sido sagrada en todas las culturas indígenas y pueblos agrícolas de todo el mundo. Juan Eduardo Cirlot, en el Diccionario de símbolos, discute el simbolismo de la lluvia con las siguientes palabras: La lluvia tiene un primer y evidente sentido de fertilización, relacionado con la vida y con el simbolismo general de las aguas. Aparte, y por la misma conexión, presenta un significado de purificación, no sólo por el valor del agua como “sustancia universal”, agente mediador entre lo informal (gaseoso) y lo formal (sólido), admitido por todas las tradiciones, sino por el hecho de que el agua de la lluvia proviene del cielo. Por esa causa tiene parentesco con la luz. Esto explica que, en muchas mitologías, la lluvia sea considerada como símbolo del descenso de las “influencias espirituales” celestes sobre la tierra (295-296). La explotación simbólica de la lluvia en Milagro de la Paz tiene antecedentes en las otras novelas de Manlio Argueta, particularmente en Cuzcatlán donde bate la mar del sur. El siguiente fragmento textual de ese texto presenta las propiedades espirituales y de purificación del agua: Los pensamientos de Juana son como la lluvia, caen y caen hasta dejar el cielo azul, limpio; así que su memoria, como si hubiera pasado una tormenta barriendo llantos y suciedades. La tormenta de la tarde que siempre deja más luz de la que había antes de aparecer con sus ventarrones y rayos (175). Vale la pena subrayar que también se encuentra en Cuzcatlán donde bate la mar del sur una discusión sobre la idea de usar la palabra lluvia como nombre en una discusión entre Juana y su hija Lucía: —Me hubiera gustado llamarme Beatriz, como mi abuelo —le digo. —Imposible, ya estás bautizada; además el nombre de Lucía es muy bonito. —Casi es como llamarme lluvia —digo. —Imagínate, qué lindo nombre. —Sí porque la lluvia es sagrada para nosotros, como la tierra, como el maíz (142). No sorprende el empleo del simbolismo de la lluvia en ambos textos porque, como anteriormente hemos mencionado, la lluvia desempeña un papel muy importante dentro de la visión del mundo de los pueblos latinoamericanos, especialmente en las zonas rurales donde la agricultura depende tanto de la lluvia. A pesar de que la lluvia puede representar algo negativo, en estos textos de Manlio Argueta y Arturo Uslar Pietri la lluvia representa la esperanza para ambas familias. Lo extraordinario es que el personaje niño que encarna la lluvia en cada texto es capaz de transformar la situación que viven ambas familias. En el caso de “La lluvia”, el niño, después de resucitar el amor apagado de la pareja, se transforma en lluvia para que la naturaleza refuerce el estado anímico de la pareja, porque con la lluvia va a haber un cambio positivo en su condición económica. De la misma manera, en la historia de Lluvia, la aparición de este personaje en la casa de Latina sirve para restablecer la unión familiar que se había roto con el asesinato de Magdalena. Retomando la definición de Juan Eduardo Cirlot, quien señala que la lluvia puede ser un símbolo “del descenso de las ‘influencias espirituales’ celestes sobre la tierra”, podemos señalar que la niña Lluvia, quien baja del volcán como la luz del cielo —símbolo de la conflagración social que ha vivido El Salvador—, anuncia la posibilidad de la paz social. Su presencia despierta el amor en el seno familiar, la base de la paz social, y anuncia el renacimiento de las relaciones sociales. También es importante notar que la apreciación hecha por Seymour Menton del cuento de Uslar Pietri fácilmente se puede aplicar a la historia de Lluvia en Milagro de la Paz. La restauración de la dignidad humana, producto de la presencia de Lluvia en la familia, demuestra la sorprendente capacidad de los seres humanos de superar las más grandes adversidades. El mensaje de Manlio Argueta en Milagro de la Paz —que, aun en condiciones de violencia, muerte y miedo, la solidaridad y el amor pueden prosperar entre los seres humanos— se resume en la siguiente cita de la novela: “La cultura común es la tragedia” (92). En el año de su publicación, 1994, El Salvador, como la pequeña familia de Latina, estaba saliendo de años de guerras fratricidas que habían afectado la vida de todos sus ciudadanos. Milagro de la Paz, con la llegada de Lluvia, ofreció un rayo de esperanza para los salvadoreños ante la tragedia que habían vivido durante los últimos años. A pesar de las diferencias entre los dos textos que hemos examinado aquí, el simbolismo de la lluvia presente en ambos textos anuncia la posibilidad de la solidaridad humana y les da una misma dimensión universal. Obras citadas • ARGUETA, Manlio. “Intervención de Manlio Argueta” publicada en Tragaluz 2.15 (diciembre de 1986): 23-26. —. El valle de las hamacas. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1970. —. Caperucita en la zona roja. La Habana: Casa de las Américas, 1977. —. Un día en la vida. [1980]. 5ª ed. San Salvador: UCA Editores, 1988. —. Cuzcatlán donde bate la mar del sur. Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 1986. —. Milagro de la Paz. San Salvador: Istmo Editores, 1994. —. El siglo de o(g)ro: bio-no-vela circular. San Salvador: Colección Ficciones, 1997. • CIRLOT, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos. 13ª ed. Madrid: Ediciones Siruela, 2008. • CRAFT, Linda J. Novels of Testimony and Resistance from Central America. Gainesville: University Press of Florida, 1997. • GREY, S. Serena. “Rain” (traducción inédita de fragmentos de Milagro de la Paz). • HOOD, Edward Waters. “Tragedia de la paz, Milagro de la Paz: del testimonio al intimismo en las novelas de Manlio Argueta”. Antípodas (http://www.antipodas.com.au) X (1998): 119-127. —, con Michael MILLER, Luis ÁLVAREZ y Roy BOLAND. “Conversación con Manlio Argueta”. 18 Conejo, año 10, Nº 80 (febrero/marzo de 1997): 10-11. • MENTON, Seymour. El cuento hispanoamericano. México: Fondo de Cultura Económica, 1964. • PHAF, Ineke, “Manlio Argueta”, entrada en Modern Latin American Authors, vol. 145 de The Dictionary of Literary Biography (1994): 50-56. • USLAR PIETRI, Arturo. “La lluvia”, en la antología El cuento hispanoamericano, de Seymour Menton. México: Fondo de Cultura Económica, 1964. ** Edward Waters Hood http://www.letralia.com/firmas/watershoodedward.htm Educador estadounidense (Burlington, North Carolina, 1954). Enseña literatura hispanoamericana en la Universidad del Norte de Arizona (http://nau.edu), Flagstaff. Ha escrito ensayos sobre la obra literaria de Gabriel García Márquez y la literatura centroamericana contemporánea. Ha publicado La ficción de Gabriel García Márquez: repetición e intertextualidad (Peter Lang, 1993) y ha traducido varias novelas de autores centroamericanos, incluyendo La niña blanca y los pájaros sin pies (The Lost Chronicles of Terra Firme [White Pine, 1997]) de Rosario Aguilar y Caperucita en la zona roja (Little Red Riding Hood in the Red Light District [Curbstone, 1998]) de Manlio Argueta; Señores bajo los árboles (Face of the Earth, Heart of the Sky [Bilingual Press, 1999]) y El corneta (The Bugler / El corneta by Roberto Castillo [edición bilingüe, International Scholars Publications, 1999]). === Gustavo Pereira en la palabra empeñada José Pérez ================ La obra de pensamiento reflexivo, analítico y expositivo del gran poeta venezolano Gustavo Pereira, margariteño de nacimiento, universal de obra y acción, aparece y se expresa de manera paralela a su sólida obra poética, aunque es a partir de la década de los ochenta cuando su columna Poesía cabeza abajo, publicada en el diario El Nacional, revela la aguda percepción de lector y la puntillosa observancia de los temas literarios, filosóficos, históricos y en suma culturales a los que este autor dedica atención constante e interpretaciones diversas desde temprana edad. De esa columna de breves notas conforma un volumen de artículos que con el título El peor de los oficios publica la Academia de la Historia en 1991 en su Colección El Libro Menor Nº 173; reeditada esta obra en La Habana, Cuba, en 2004, por la Editorial Arte y Literatura, con un magnífico prólogo de Norberto Codina titulado “La condición perturbadora de la poesía”, quizás atareado en dar respuesta a la pregunta inicial que hace y se hace Gustavo Pereira en ese libro: “¿Cómo ha podido sobrevivir la poesía a través de los siglos cuando con tanto denuedo se viene proclamando en todo tiempo su extinción?”. No pocas entrevistas, no pocos ensayos, conferencias, prólogos, exposiciones de toda índole, artículos y notas ha dedicado el poeta a desarrollar una larga y pensada respuesta más allá de El peor de los oficios, cuya tercera edición apareció en el Fondo Editorial Fundarte de Caracas en julio de 2012. Sin embargo, una conclusión nos asalta de manera redonda: el mejor ensayo, el mejor corpus de ideas y la mejor respuesta que ha podido dar el poeta Pereira al misterio y resplandor de la poesía están expresos y manifiestos en su poesía, en su voluminosa obra lírica, infinita y profunda, única y universal, compuesta por seis títulos aparecidos entre 1957 y 1960: El rumor de la luz (1957) (1), Los tambores de la aurora (1961), Preparativos de viaje (1964), En plena estación (1966), Hasta reventar (1966) y El interior de las sombras (1968); catorce poemarios que entregan el somari como novedad y revelación: Libro de los somaris (1974), Segundo libro de los somaris (1979), Sumario de somaris (1980), Vivir contra morir (1988), Diario de mar (1992), La fiesta sigue (1992), Escrito de salvaje (1993), Adagio de la desconocida (1994), Dama de niebla (1999), Cuaderno terrestre (1999), Oficio de partir (1999), Sentimentario (2004), Equinoccial (2007) y Declaración de amor con tormentas (2013); otros tres títulos particulares que se suman a ese corpus: Poesía de qué (1970), Los cuatro horizontes del cielo (1973) y Tiempos oscuros, tiempos de sol (1981) y las trece antologías o compendios de poemas: Antología poética (1979), Sumario de somaris (1980), Antología compartida (1993), Antología poética (1994), Adagio de la desconocida (1994), Poesía de bolsillo (2002), Poesía selecta (2004), Somari nuestro de cada día (2007), Sobre salvajes (2007), Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas (2009 y 2011), The arrival of the Orchestra (2010), 90 poemas escogidos (2011) y Somaris (2012) y Poesía y prosa (2013). Por eso la hurga y defiende, por eso la busca y la entrega desde su propio mundo interior: La poesía ha sido un largo camino hacia la otra conciencia, allí donde la existencia humana se descubre, redescubre y arriesga a plenitud. Hacia el ser y no hacia el parecer. Ninguna uniformidad, ningún bajo fondo mercenario, ninguna disociación —excepto la de los sentidos— le son consustanciales. Acaso su misión, si es que alguna tiene, sea únicamente avivar, nutrir, enaltecer, no dejar morir las fibras sensibles de lo humano. Propiciar en definitiva el despertar contra el letargo, el misterio contra la ordinariez, el portento contra la postración, la inteligencia contra la estupidez, el vivir contra el morir. Porque la poesía no es sólo una referencia estética sino también una fuerza moral (2). Esas son sus palabras de Nota de autor de la antología que él mismo preparó durante 2001 y 2002 bajo el título de Poesía de bolsillo, publicada en 2002 por el Fondo Editorial del Caribe y la Gobernación del estado Anzoátegui, en la cual incorpora el poeta un estudio riguroso y detallado que sobre su obra escribió también para esos días José Balza después de muchos encuentros, conversatorios y entrevistas que ambos mantuvieron en una casa vacacional de Píritu. Balza destaca de El peor de los oficios el rasgo de identidad que establece Pereira con la biografía de algunos grandes poetas de todos los tiempos y de todos los pueblos, de todas las culturas y todas las técnicas de versificación universales, siempre que éstos tengan un “enlace” con el “entorno social y político” de la época. Esto conduce a otro tópico que el poeta Pereira afirma y reafirma siempre en su obra narrativa, de ideas, de prosa, el sentir de lo humano: Persisten en los seres humanos fuerzas interiores adormecidas, tapiadas por la ferocidad o el aguante invisible de la injusticia o la soledad, o por la alienación del orden social, que el arte y la literatura pueden ayudar a despertar y revelar. Esta sigue pareciendo una misión no excluyente ni única, pero necesaria, de todo arte y toda literatura de nuestro tiempo (3). Estas palabras las revela como respuesta a la interrogante planteada en su artículo “¿Misión del arte y la literatura?” publicado en la revista A plena voz (4). Podemos ir por otro camino tras su voz y de seguro encontraremos ese tono fiel a los principios, a la fuerza moral que antes refiriera, a la búsqueda vital, y oírlo y leerlo una y otra vez, como en estas palabras: Al paso que la vida individual se fragmenta o se disocia de su ser o se somete a sus abismos, la colectiva se uniformiza en el consumo, la alienación y la banalización. Bajo sus implacables edictos hemos pasado a ser espectadores y no sujetos, guarismos y no almas, consumidores y no creadores. Y sus trampas y celadas nos prometen confort, no plenitud; movilidad, no libertad; recompensas, no dignidad (5). Pereira insiste en esta preocupación (o contraposición entre la realidad contemporánea y la función de la poesía) al preguntarse “qué papel es capaz de desempeñar la poesía en un mundo como este, tan dado para el ejercicio de los desequilibrios”, y escribe a continuación: Las injusticias sociales, ahondadas por los imperios de la avidez humana, la estupidez clásica e irredenta de casi todo poder político, la tecnocracia —que no la ciencia— erigida en ductora insoslayable de cuanto menester pretenda trascender la hueca existencia de sus víctimas, y después cierta estéril desesperanza estimulada por sus beneficiarios, han impuesto estas crueles disparidades que atenazan a la humanidad y amenazan la propia existencia de la materia viviente (...). La poesía, en abstracto, no significa en sí misma transformación alguna en la conducta humana, pero uno de sus deberes supremos es contribuir a la destrucción de las cadenas que convierten al hombre en esclavo de otros y de sí mismo (6). Y es en una obra nueva titulada La poesía es caballo luminoso (Caracas, Editorial El perro y la rana, 2013) donde el poeta entrega la suma de sus reflexiones en torno a la poesía, a la que antes ha calificado de indefinida, indefinible y poderosa (7), considerándola “resbaladizo pez” en sus concepciones teóricas, y repasa no pocos “equívocos históricos” planteados en torno sus pretendidas definiciones para señalar no sin irreverencia que la poesía ha podido “escaparse” de las “mazmorras intelectuales y hoy carece de recipiente fijo”. Y para que no haya dudas, lo condensa en este párrafo esclarecedor: Verso, prosa, canción, maravilla, angustia, asombro, ternura, rebelión, dignidad, todo cuanto en lo humano se manifieste como soberana y sensitiva forma de conocimiento, todo cuanto sustraiga a la razón de sus cadenas seculares, todo cuanto en el universo sea capaz de suscitar la emoción de estar vivo, todo cuanto la conciencia sensible organice para sobreponerse al horror y a la muerte, todo cuanto al ser humano estremezca o sublime, todo eso ha sido, es y será la poesía (8). Catorce libros de Pereira contienen las manifestaciones de sus visiones cósmicas formativas y su interior desgarradura frente a las conculcaciones y abyecciones que sufren sus compañeros de poesía, sus compañeros de sueños, sus camaradas del verbo, también como culto lector y sensible protagonista de las vicisitudes políticas e ideológicas de su tiempo, manifestando de manera constante su visión de las culturas del mundo y de su propia cultura: la ancestral, raigal, la asimilada, la fusión, la mixtura; y aun aquellas que se le avienen al espíritu por el encuentro con sus raíces, sus fuentes, las manifestaciones de su ingenio popular. Estas obras son El diario de a bordo de Colón o la primera proclama del colonialismo en el Caribe (1987), La niebla antigua y amarilla (1988), El peor de los oficios (1991), conformado por notas, artículos y reflexiones que dan cuenta de sus profusas lecturas occidentales y del oriente, y de cuanta fuente haya requerido su saber; El pensamiento anticolonialista de los libertadores (1992), texto que comprende una extensa ponencia político-ideológica sobre el pensamiento independentista; Historias del paraíso (tres tomos, 1998 y 2007); Los blancos hijos del cielo (1998), ensayo a propósito de los 500 años del encuentro de Europa y América; Costado indio (2001), que contiene textos sobre poesía indígena venezolana, además de cantares (breves poemas) en lenguas nativas warao y pemón; El legado indígena (2004), breve libro de reflexiones acerca de sus raíces nativas guaiqueríes en su lar natal, la isla de Margarita; Simón Bolívar, escritos anticolonialistas (2005), compilación comentada de cartas y documentos de Bolívar que esclarecen su pensamiento y que Pereira recrea con agudas reflexiones; El juramento de Monte Sacro (2005), también dedicada al pensamiento bolivariano; Los seres invisibles (2006), conjunto de ensayos y notas sobre la pobreza mundial, el ambiente, la marginalidad, la exclusión social y el mancillamiento y la explotación del hombre por el hombre; Cuentas (2007), libro de notas diversas sobre arte, literatura y política, entre otros temas y Derechos culturales y revolución (2010), que establece el análisis de los derechos culturales en la Constitución y el compromiso del Estado venezolano en la consecución de sus fines para la transformación verdadera del hombre. Pero tendríamos que detenernos en el Preámbulo de la Constitución actual de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 para captar en plenitud el sentido de cada sílaba y la sabiduría de cada verso de Pereira puesto en la calle, en el ojo y en el alma del país durante más de cuarenta años y con más de cuarenta títulos publicados: El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad; en ejercicio de su poder originario representado por la Asamblea Nacional Constituyente mediante el voto libre y en referendo democrático, Decreta (...). Al menos cuatro subtemas se pueden establecer del registro de esa copiosa contribución al pensamiento, al análisis histórico-social y político y a la visión del arte y de la vida contemporáneos y de todos los tiempos y espacios en la obra ensayística de Gustavo Pereira. En primer lugar, revela en su madurez el sustento histórico de su base ideológica y creativa adquirida desde la niñez, durante la adolescencia, más allá de sus estudios de leyes y a la par —y no como relleno— de su obra lírica, tan consustanciada con su credo, con su palabra de compromiso, con su impecable ejercicio de la ciudadanía, la civilidad y la defensa de la dignidad y la libertad humanas. Esta visión y esta percepción las plasma Pereira en la trilogía de El peor de los oficios, Cuentas y El caballo luminoso de la poesía, en los que “nos enseña mientras el goce de la lectura ejerce su fascinación estética” mientras da cuenta del “paso de la poesía y los poetas por el doble mundo de la historia y la imaginación”, como refiere Balza en Poesía y prosa (9). Todos los libros y notas que ha dedicado Pereira al seguimiento de la huella del pensamiento emancipador del Libertador Simón Bolívar, y a los demás próceres y héroes de nuestra América, sus combatientes más recientes, sus seres invisibles que se dejan la piel en la defensa de su ideal y sus luchas, se corresponden con esa expresión de búsqueda y revelación a la vez que tiene en el hombre, en el ser humano, su razón de ser. El pensamiento anticolonialista de los libertadores (1992), Simón Bolívar, escritos anticolonialistas (2005), El juramento de Monte Sacro (2005) y el Preámbulo van tras ese ideal emancipador y esclarecedor de conciencias. Pereira es un poeta con un ideal claro y definido, bolivariano, revolucionario, vertical. No son textos ni ideas ataviadas de vanidad, de prurito, de presunción académica ni de vano ejercicio del lenguaje. Es en cambio, la angustiosa recurrencia de una voz que hace esfuerzos para encontrarse desde el sendero infinito de las ideas con otras almas sensibles de la Humanidad —con mayúscula. Sus poemas “Fin de la historia” (10) y “Cartel de adiós al Viejo Mundo” (11) así lo manifiestan. En segundo lugar, la poesía le convoca a agudos razonamientos y no pocas dudas. Por eso se adentra en los movimientos y corrientes literarias, repasa los textos de los antiguos, a la poiesis de los griegos, al mismo Aristóteles por todos conocido, pero fija su mirada con profunda atención y sensibilidad en los cantos quechuas de la Cordillera de los Andes (12), en los nahuas de Texcoco y sus poetas o cuicapicques, en los cantos de Tlaltecatzin, y del gran Nezahualcóyotl, o de nuestros pemones y waraos, kariñas y wayús, piapocos y piaroas, jivis y goajiros, yanomamis y yecuanas, yaruros y tamanacos y cumanagotos, por nombrar sólo algunas de nuestras ancestrales comunidades originarias, para legarnos un trabajo de visiones cósmicas que nos son consustanciales a pesar de su negación histórica antes, durante y después del coloniaje de América (13). Fueron estas mismas búsquedas del pensamiento y la dignidad del hombre de todos los tiempos y de todas las culturas las que llevaron a Pereira a toda suerte de fuentes poéticas, como la proveniente de la cultura amerindia, a la cual consagra una sólida y relevante investigación. Los poemas “Sobre salvajes” (14), “Jokoyakore Naruae Anayakore Yarote” (15), los cantos bilingües pemones de Costado indio y la “Canción del Dokotu-Guarau-Tu” (16) constituyen muestras concretas de esa cercanía del poeta con su raíz mestiza caribeña que sustenta las bases de su poesía más libre, más suelta y más raigal. Por eso su mirada va más allá de la sierra colombo-venezolana y la Gran Sabana, más allá de los códices (Códice de París, Códice de Dresde) (17), más allá del Libro del Chilam Balam de Chumayel, del Popol Vuh o Libro de los Consejos del pueblo quiché, en las regiones altas de Guatemala y más allá del Rabinal Achí (18). Y bien que los cantos indígenas expresen y recojan aclamaciones, juegos, actos de fe, ceremonias paganas, invocaciones, llamadas sobrenaturales, testimonios, elegías, alabanzas, mitos o leyendas, en su sentido más real eran sus cantos sus monumentos culturales vivos, lo que se traducía en una práctica efectiva y perviviente acendrada en su inestimable valor colectivo, valiéndose de las representaciones teatrales y las escenificaciones, de la música y la danza, del canto y las coplas, y de no pocos rudimentarios instrumentos para producir sonido y para hacer poesía. Esto Pereira lo valora y lo estudia profusamente, lo defiende y lo consagra, incluso, más allá de sus actos reflexivos: Las naciones ágrafas del Caribe habían concebido este arte de tradición oral como preservación de la memoria y los sueños colectivos. Mitos, cosmogonías, teogonías, leyendas y episodios históricos, cantos rituales y ceremoniales, canciones líricas y profanas eran transmitidos así de los mayores a los niños generación tras generación o emergían recreados por el poder de la fabulación y los sentimientos (19). En tercer lugar, Pereira consolida una literatura identificada con el compromiso de vivir, de crear, de transformar de algún modo mediante un arte de revelación y develación de valores y sentidos. Para ello ataca toda forma y todo mecanismo de alienación: Persisten en los seres humanos fuerzas interiores adormecidas, tapiadas por la ferocidad o el aguante invisible de la injusticia o la soledad, o por la alienación del orden social, que el arte y la literatura pueden ayudar a despertar y revelar. Esta sigue pareciendo una misión no excluyente ni única, pero necesaria, de todo arte y toda literatura de nuestro tiempo (20). Su ideal, como su arte, como su persona, es fiel al ejercicio de los valores de la dignidad, la justicia y el resplandor del amor y la solidaridad humanas. No puede ser de otra manera. Considero en este apartado que las muchas entrevistas que el poeta ha concedido recogen su muy personal y particular defensa de estos valores como contraposición a la alienación dominante, imperialista, homogeneizante, planetaria: El objetivo de la poesía, en un mundo cada vez más reducido a la maquinización y sus falsías, es también contribuir a la rebelión colectiva contra este orden en putrefacción llamado capitalismo. Ninguna palabra pronunciada contra él puede ser tachada de ilegítima, puesto que nació revolcándose en su materia miasmática, en sus horrendos vericuetos. La injusticia social es, entre todos, el peor de los males humanos, puesto que permite reinar la muerte. La poesía es, como se sabe, el reino de la vida (21). Para despertar esas “fuerzas interiores adormecidas” que refiere el poeta anteriormente es preciso asumir desde la literatura una definición clara en cuanto a la función de la misma dentro de la cultura y la sociedad, y viceversa. La poesía bajo el prisma de Pereira es un reino, y como tal salva y debe salvaguardarse en la razón sensible, en la inteligencia crítica, en la mente despierta del ser pensante. Ésta responde a una condición de vida y su prédica permite, entre otras cosas, enfrentar el vasallaje, el cipayaje, los horrores de la guerra y el exterminio de las razas, el expolio y la barbarie, y toda forma de banalización transculturizante adormecedora. Esa otra necesidad del pensamiento, paralela al desarrollo de su obra poética, deviene en voz interior que intenta alcanzar conciencias sensibles para que la visión de la historia —y dentro de la historia el arte y viceversa— se convierta en despertar, para que la conciencia política se convierta en ejercicio liberador del espíritu y de las acciones diarias del hombre, para que el arte deje de ser visto como vanidad e inutilidad y se convierta en útil instrumento para la expresión de la inteligencia sensible y el saber de los hombres de los pueblos, de todos los pueblos, en todo tiempo y lugar. Las obras Los seres invisibles (2006), Aprender a ser (2007) y Derechos culturales y revolución (2010) tienen su expresión en este apartado. En cuarto lugar, existe un corpus de textos diversos conformado por más de veinte entrevistas, muchas conferencias, otros tantos prólogos, notas de catálogos de artistas amigos y bienales de pintura y escultura, editoriales y demás trabajos que compilados de manera orgánica nos conduce, sin dudas, a la afirmación que hace José Balza en el prólogo a la edición de Poesía y prosa (2013) de Gustavo Pereira en la Colección Clásica de la Biblioteca Ayacucho: La nitidez de los ensayos publicados por Pereira es característica. El asombro, el deslumbramiento con que busca (o vienen a él) los vocablos del poema, dejan su huella en la escritura de los mismos. De allí su riqueza orgánica. En cambio, el trabajo del ensayo lo conduce a otra riqueza, cuyo fin inmediato es poder compartirla ajustadamente con los lectores. En tal territorio la labor de Gustavo nos depara no pocas novedosas percepciones: la primera consiste en la limpidez de su estilo, la segunda en la amplitud de su registro temático, la tercera en la continua y proliferante acción ensayística que ha cumplido. Que parecen una sola. Todo lo cual convierte a Pereira en uno de nuestros más completos ensayistas, opacado por su difundida poesía (22). El ejercicio de su poética y la expresión de su prosa demuestran una fuerza de voluntad creadora basada en sus profundas convicciones éticas y políticas mediante el basamento reflexivo crítico y el sincretismo cultural de valor universal. Sus composiciones líricas, matizadas con cierta atmósfera de irreverencia, sensibilidad y lucidez, vistas desde la doble perspectiva de lo individual y lo social, se conjuga con su pensamiento reflexivo activo y dinámico que da cuenta de su observancia crítica del país y del mundo, en sintonía con su oficio de poeta comprometido, como lo revela un corpus de obras que demuestran la labranza de un prolífico ejercicio de creación, cuya riqueza expresiva se sostiene en las sólidas bases éticas y morales de su trabajo intelectual. Es decir, su arte es la vía empleada para expresar su compromiso. Su obra poética y ensayística es un legado estético para recorrer y reconocer cuánto ha podido expresar al hacer poesía y vivir la historia. Fuerza ésta que anticipadamente Juan Liscano calificó como “un sentimiento planetarista” (23). El sentimiento planetarista de las ideas y la poesía de Gustavo Pereira. *** Sobre salvajes Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío Chiriké Yetakú, que significa Saliva de las estrellas; a las lágrimas Enú Parupué, que quiere decir Guarapo de los ojos, y al corazón Yewám Enapué: Semilla del vientre. Los waraos del delta del Orinoco dicen Mejokoji (El Sol del Pecho) para nombrar al alma. Para decir amigo dicen Ma Jokaraisa: Mi otro corazón. Y para decir olvidar dicen Emonikitane, que quiere decir perdonar. Los muy tontos no saben lo que dicen Para decir tierra dicen madre Para decir madre dicen ternura Para decir ternura dicen entrega Tienen tal confusión de sentimientos que con toda razón las buenas gentes que somos les llamamos salvajes (24). *** Canción del dokotu-guarau-tu Al pueblo warao Llámeme usted diaria tororo (temblor de fiebre) Dígame denokobutu (que pregunta mucho) Pero no me diga inaguaja (sequía) Nómbreme domu (pájaro) o akuajabari (fronda de los árboles) Dígame jarakobe (pulsación) o kojaka (movimiento de una cosa en el aire) Pero no me llame jani (montaña deshabitada) Dokotu-roko (cantor) Aroku türu (el deseo de cantar) Dokotu-guará-tu (cantor) hasta ver seco mi corazón Dígame usted torosiru Daitabi (paraulata) dígame Ojiru Yaba (palmera de moriche) Nómbreme seoro (mirada escrutadora) o najará (sol saliendo después de la tormenta) Llámeme akajebu (imagen reflejada en el espejo) o simplemente sekesekeima (violín) Pero no me nombre araguana (pesadumbre) No me nombre asidaja (desgracia) No me nombre oko mara (cachicamo comprimido) Dokotu-roko (cantor) soy Mare-joa (magia negra de amor) soy Masisíkiri (pájaro brujo) soy Tomonojo simo-bak (avispa que lleva miel) soy Dokotu-guará-tu hasta ver seco mi corazón (25). *** Fin de la historia El capitalismo es el fin de la historia Tal vez sobrevivan los metales relucientes pero no las mariposas Los plásticos y los escombros pero no los pétalos bajo el rocío Los gremios de rufianes pero no los solitarios Los banquetes y los festines pero no la alegría Los ruidos y los estrépitos pero no la música del amanecer Las mesas servidas como nunca pero no los aromas Las estrecheces de espíritu pero no la compasión Los bandos del poder pero no los secretos del habla Las máquinas traganíqueles pero no el Incrédulo azar Las meretrices y las zorras pero no las diosas de la noche Las acritudes y las ferocidades pero no las revelaciones Los circuitos integrados pero no el despertar de la hierba Los malos olores pero no la transpiración de los amantes La estupidez y la vulgaridad pero no la evidencia de lo sensible Lo redondo y lo cuadrado pero no lo indescifrable Los trajes y las joyas pero no la transparencia de las aguas Las metáforas pero no la poesía (26). *** Cartel de adiós al viejo mundo Adiós legión de ardides Adiós estratagemas Adiós deslumbres yermos falsos hilos de vida de fantasmas Adiós absurdas brumas Adiós muelles sin nadie Adiós a los eclipses vagamente radiantes de Orión o del rocío Adiós a la antimúsica y a la melancolía Adiós a todo lo dispuesto como si la vida estuviera hecha en zozobra Adiós a los diezmados por el delirio o la acritud Adiós a las brujas benignas y a las escobas cuyo único destino fue la mansedumbre Adiós al sentido común y al sinsentido Adiós soñadores amordazados Adiós simulacros de amores en cuyo temblor nada irradió Adiós oscura servidumbre Una pasión sin sed cubrió las sombras El estremecimiento separó al insurrecto de sí mismo A ratos la derrota venció y no supimos adjurarla El sistema nos dejó su moneda como un dogma y nada volverá a ser lo que fue Todo renacerá de la ceniza (27). Eremuks o cantares de la cultura pemón *** Toronkán daí Toronkán daí Chintö tesán Etek n-epuná-san Sané Sané U-n-apömasán yamó Sörö-warö Kapüí viyú yaí to etöpö Sórö daú. *** Toronkán daí En tiempos de vientos fuertes Los que están allá Los enseñados por la piedra Ciertamente A la verdad Esos son llamados por mí Ahora Se fueron con la luz de la luna En este día (28). *** Koré-kaí Koré-kaí Ad-apurö daí tanno pe Koré-kaí e-kaicharenkón iná man Koré-kaí E’pötö pok iná man ¿Ö-ünnüsé pokoí-pe au chi? *** Koré-kaí De verdad te amo mucho De verdad somos iguales uno al otro De verdad nos queremos ¿Por qué estás triste? (29). *** Murumurutá yenú-kan Murumurutá yenú-kan ö-pök iná ichí. *** Murumurutá yenú-kan Como ojos de turpial Estamos uno contra otro (30). *** Teotihuacán A José Balza Yo te soñaba como trono no de poder (31) sino de poesía De pronto Tu flauta me arrastró hasta el risco de la garganta que habíamos olvidado Y fuiste fosforecer en la zozobra nube de orquídeas en el desierto bajo la noche (32) Busqué entre las piedras el pedazo de víscera que me ató para siempre a tus muertos Pregunté al hacedor de tus golpes de hueso ¿Cómo se nombró tu intemperie? ¿Quién alumbrará? ¿Quién hará amanecer? (33) ¿Tecuciztécatl? ¿Nanahuatzin? Piedra del sacrificio navaja de obsidiana ¿Quién hizo que olvidaras el agua de los palacios el sabor de la lluvia en la frente las cosas del alma? (34) ¿Quién hizo frágil tu corazón y bajo el tocado de plumas de garza cerró tus ojos? (35) Ni siquiera un dedo de licor amargo conservé en tantos siglos Ni siquiera un trazo de recuerdo amargo Ni siquiera el golpe acaso fingido de tu desamparo Hasta que una mañana entre las piedras secas de tu esplendor desenterré mis antiguas sandalias y conocí la eternidad humana que tú *** Relación de títulos de la obra de Gustavo Pereira 1957: El rumor de la luz Poesía 1961: Los tambores de la aurora Poesía 1964: Preparativos de viaje Poesía 1964: Bajo la refriega Poesía 1966: En plena estación Poesía 1966: Hasta reventar Poesía 1968: El interior de las sombras Poesía 1970: ¿Poesía de qué? Poesía 1973: Los cuatro horizontes del cielo Poesía 1974: Libro de los somaris Poesía 1979: Segundo libro de los somaris Poesía 1979: Poemas de Gustavo Pereira, Grabados de Gladys Meneses Poesía 1979: Antología poética. Antología 1980: Sumario de somaris Antología 1981: Tiempos oscuros, tiempos de sol Poesía 1987: El diario de a bordo de Colón o la primera proclama del colonialismo en el Caribe Prosa 1988: La niebla antigua y amarilla Prosa 1988: Vivir contra morir Poesía 1991: El peor de los oficios Prosa 1992: La fiesta sigue Poesía 1992: Diario de mar Poesía 1992: El pensamiento anticolonialista de los libertadores Prosa 1993: Antología compartida Antología 1993: Escrito de salvaje Poesía 1994: Antología poética Antología 1994: Adagio de la desconocida Antología 1997: Historias del paraíso Prosa 1998: Los blancos hijos del cielo Prosa 1999: Dama de niebla Poesía 1999: Cuaderno terrestre Poesía 1999: Oficio de partir Poesía 1999: Preámbulo Constitución Nacional República de Venezuela Prosa 2001: Costado indio Prosa 2002: Poesía de bolsillo Antología 2004: El legado indígena Prosa 2004: Poesía selecta Antología 2004: Sentimentario Poesía 2005: Todos los viajes, todos los faroles Prosa 2005: El juramento de Monte Sacro Prosa 2006: Los seres invisibles Prosa 2007: Simón Bolívar, escritos anticolonialistas Prosa 2007: Cuentas Prosa 2007: Historias del paraíso, segunda edición Prosa 2007: Somari nuestro de cada día Antología 2007: Aprender a ser Prosa 2007: El joven Bolívar Prosa 2007: Sobre salvajes Antología 2007: Equinoccial Poesía 2007: Simón Bolívar, escritos anticolonialistas. Primera reimpresión Prosa 2007: Simón Bolívar, escritos anticolonialistas. Segunda edición Prosa 2009: Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas. Segunda edición Antología 2010: The arrival of the Orchestra. Antología traducida al inglés Antología 2010: Derechos culturales y revolución Prosa 2010: Escrito de salvaje. Segunda edición Poesía 2011: 90 poemas escogidos Antología 2011: Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas. Tercera edición Antología 2011: Simón Bolívar, escritos anticolonialistas. Primera traducción, al árabe Prosa 2012: El peor de los oficios. Tercera edición Prosa 2012: Somaris. Antología traducida al alemán Antología 2013: Declaración de amor con tormentas Poesía 2013: La poesía es caballo luminoso Prosa 2013: Poesía y prosa Antología Notas 1. Esta obra “de adolescencia” no ha sido incluida en el análisis por cuanto Gustavo Pereira suele no incluirla en su bibliografía y resulta inaccesible su lectura. Igualmente no se incluye como propio el libro colectivo Bajo la refriega (1964), en el que participan Gustavo Pereira, Rita Valdivia, Eduardo Lezama y Luis José Bonilla. 2. Gustavo PEREIRA, Poesía de bolsillo, Barcelona (Venezuela), Fondo Editorial del Caribe-Gobernación del estado Anzoátegui, 2002, pág. 25. Estudio preliminar de José Balza. 3. Gustavo PEREIRA, “¿Misión del arte y la literatura?”, A Plena Voz, Nº 1, Caracas, febrero de 2004, pág. 15. 4. Ibídem. 5. En Poesía de bolsillo, pág. 25. 6. Gustavo PEREIRA, “Ser poeta hoy”, Poesía, Nº 107, Valencia, 2002, págs. 1 y 3. 7. Contraportada de Poesía de qué. 8. Gustavo PEREIRA, La poesía es caballo luminoso, Caracas, Editorial El perro y la rana, 2013, pág. 3. 9. En Gustavo PEREIRA, Poesía y prosa, Biblioteca Ayacucho, 2013. 10. Gustavo PEREIRA, Sentimentario, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2004, págs. 54-55. 11. Ibídem, pág. 42-43. 12. “(Tratárase del haraui o canción elegíaca o amorosa, del haylli o canto guerrero, pastoril o religioso, del wanka elegíaco, del taki o canción, del wawaki ritual, del waynu o de la qhashwa (que acompañaba a la danza), la expresión poética en el Tawantinsuyo parece autodefinirse en delicada, candorosa sensibilidad, pero también en armoniosa integración cósmica)”, en Gustavo PEREIRA, La poesía es caballo luminoso, pág. 5. 13. Desde Historias del paraíso (tres tomos, 1998 y 2007) a Los blancos hijos del cielo (1998) y de Costado indio a El legado indígena Pereira revisa y analiza abundante literatura indígena o sobre el tema indígena, de frailes y cronistas, como Historia de las Indias de Nueva España de fray Diego Durán, la Relación acerca de las antigüedades de indios de fray Ramón Pané, las Noticias historiales de Venezuela (1627) de fray Pedro Simón, la Historia de la Nueva Andalucía de fray Antonio de Caulín, la Historia general y natural de las Indias (1535) de Gonzalo Fernández de Oviedo, la Historia general de las Indias (siglo XVI) de Francisco López de Gómara, el Ensayo de historia americana (siglo XVIII) de Felipe Salvador Gilij, la Conversión de Píritu (1690) del padre Matías Ruiz Blanco, y obras de autores contemporáneos como las Letras precolombinas de Georges Baudot y algunos textos de poesía indígena compilados por Jorge Zalamea y Ernesto Cardenal, entre otros. De manera especial estudia Pereira los aportes de Marc de Civrieux, también los de Basilio M. de Barral, Guarao-Guarata (Lo que cuentan los indios waraúnos), Esteban Emilio Mosonyi, Johannen Wilber y Ramón Paz Ipuana. 14. Gustavo PEREIRA, Escrito de salvaje, Caracas, Fondo Editorial Fundarte, 1993, pág. 23 15. Ibídem, pág. 7. 16. En Sentimentario, pág. 60. 17. Aparte de éstos, refiere Pereira que al menos otros cuarenta códices mesoamericanos se encuentran en diversos lugares del mundo: “El destino de los tres códices mayas salvados de las llamas fue curioso y no por casualidad éstos se hallan en ciudades europeas. Cuarenta códices mesoamericanos, por lo demás, se encuentran en el extranjero: 15 en París, 4 en Madrid, 6 en Oxford, 4 en el Vaticano, 2 en Florencia y el resto en Liverpool, Dresde, Bologna, Nueva York, Berlín, Nueva Orleáns y Basilea”. En Historia del paraíso, pág. 220-221. 18. Traducido al francés en 1862 por el abate Brasseur y después por Georges Raynaud, y que constituye “una obra de teatro del pueblo maya-quiché; única pieza amerindia prehispánica en la que no se observa “la más mínima traza de una palabra, de una idea, de un hecho, de origen europeo”, Historias del paraíso, Caracas, Ediciones del Fondo Editorial del Estado Nueva Esparta, Imprenta Municipal, 1997, volumen II, pág. 226. 19. Gustavo PEREIRA, Costado indio, Caracas, Ediciones de la Biblioteca Ayacucho, Colección “Paralelos”, 2001, prólogo de Maritza Jiménez, págs. 35-36. 20. Gustavo PEREIRA, “¿Misión y arte de la literatura?”, pág. 15. 21. Gustavo PEREIRA, El peor de los oficios, Caracas, Academia Nacional de la Historia (Colección El Libro Menor), 1991. Citamos por la segunda edición, Cuba, Editorial Arte y Literatura, Instituto Cubano del Libro, 2004, prólogo de Norberto Codina, pág. 222. 22. En Poesía y prosa, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 2013. 23. Juan LISCANO, “Gustavo Pereira”, Panorama de la literatura venezolana actual, Caracas-Barcelona, Alfadil Ediciones, 1984, pág. 300. 24. Gustavo PEREIRA, Escrito de salvaje, Caracas, Fondo Editorial Fundarte, Colección “Delta” Nº 31, 1993 (Mención al Premio Internacional Pérez Bonalde de Poesía. Premio Fundarte de Poesía), pág. 23. Por su parte fray Cesáreo de Armellada aporta estas metáforas pemones: “Traer al ojo” (recordar), “irse del ojo” (olvidar), “proa de las canoas” (la nariz), “los ojos del vestido” (los botones), “una garrapata” (la piedra engastada), “testuz del mar” (la playa), “hombro de la tierra” (la loma), etc. En su libro Literaturas indígenas venezolanas, Caracas, Monte Ávila Editores, 1981, pág. 53. El poema “Jokoyakore Naruae Anayakore Yarote”, que sirve de pórtico a Escrito de salvaje expresa igualmente esa cosmogonía warao. 25. Gustavo PEREIRA, Sentimentario, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2004, pág.60. 26. Gustavo PEREIRA, Sentimentario, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2004, págs. 54-55. 27. Gustavo PEREIRA, Sentimentario, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2004, págs. 42-43. 28. Gustavo PEREIRA, Costado indio, Caracas, Ediciones de la Biblioteca Ayacucho, Colección “Paralelos”, 2001, págs. 74-75. Prólogo de Maritza Jiménez. 29. Ibíd., págs.94-95. 30. Ibíd., págs. 76-77. 31. Inicialmente este poema apareció en La fiesta sigue, Caracas, Colección de Poesía del PEN Club de Venezuela, Nº 22, 1992, pág. 43, pero en Poesía de bolsillo Pereira modifica su estructura y muchos versos del poema, que señalaremos por esta última edición. Este verso decía: “Pero no de poder”. 32. Este verso aparecía inicialmente quebrado: “Y fuiste fosforecer en la zozobra nube / de orquídeas en el desierto / bajo la noche. 33. Inicialmente estas tres interjecciones formaban versos independientes. 34. Inicialmente este poema aparece en La fiesta sigue de la siguiente manera: “Piedra del sacrificio / Navaja de obsidiana / ¿Quién hizo que olvidaras el agua de los palacios? ¿El sabor / de la lluvia en la frente? / ¿Las cosas del alma?”. 35. En La fiesta sigue, pág. 43, el poema terminaba con este verso, pero en Poesía de bolsillo, pág. 109, el poeta añade los versos que siguen, dando una versión ampliada y corregida de este poema. ** José Pérez http://www.letralia.com/firmas/perezjose.htm Escritor venezolano (El Tigre, Anzoátegui, 1966). Reside en la isla de Margarita. Licenciado en letras por la Universidad de los Andes (ULA, http://www.ula.ve; 1990) y doctor en filología hispánica por la Universidad de Oviedo (http://www.uniovi.es), España (2011). Desde 1991 es profesor agregado de la Universidad de Oriente Núcleo de Nueva Esparta (http://www.ne.udo.edu.ve) en el área de lingüística y, además, ha dictado talleres de cuento en diversas localidades de Venezuela. Ha publicado la novela Fombona, rugido de tigre (2007), los libros de cuentos Jardín del tiempo (1991), Callejón con salida (1994), De par en par (1998), No Lisis, No Listesis (2000), Pájaro de mar por tierra (2003) y Caballo que pasa gana (2011), los poemarios Como ojo de pez (2006), En canto de Guanipa (2007) y Páginas de abordo (2008), y los ensayos Por la mar de Luis Castro (1995) y Cosmovisión del somari (2011). Ha ganado el Primer Premio de la II Bienal Literaria de Guayana (1993), el Primer Premio de la II Bienal de Literatura “Antonio Arráiz” (Barquisimeto, 1998), el Certamen Cada Día un Libro (2005), el Primer Premio de Poesía Luis Beltrán Prieto Figueroa de la Bienal de Literatura “Ciudad de La Asunción” (2006), el Primer Lugar del Premio Regional de Literatura “Mercedes de Pérez Freites” mención Poesía (Cantaura, 2006), el Premio Nacional de Novela “Plácido Chacón” (Cantaura, 2006) y el Premio Nacional Gran Explosión Bicentenaria, mención Literatura (2011). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** El reverbero Hugo Caballero *** Seis textos Oriette D’Angelo *** Semáforo Felipe Fernández Sánchez *** Poemas Arístides Valdés Guillermo *** Rimbaud en Catia Juan Francisco Lara Fernández *** Pequeña sinfonía del regreso Adriano de San Martín *** De amar a un Shell Esteban J. Aquino Rivera *** Poemas Alberto Amengual *** El hombre que sólo quería hablar Lucas Paulinovich *** Poemas Miguel de Asén *** Perdiendo la fe en la Economía Camilo Morón *** Relación del perdido (extractos) Roberto Núñez Pérez === El reverbero Hugo Caballero ====================================== Lo amaba —así se lo había asegurado— pero el otro era un rico industrial y él solamente un escritor desconocido. Quiso que tuviera algún recuerdo de ella y, como regalo de despedida, le llevó una caja de sándalo recubierta por un cristal opalescente. Cerrada. Ofelia le entregó también la llave, pero al hacerlo le dijo: —Nunca la abras. Adentro está mi corazón. Cuando partió hacia la isla lejana cuyas palmas hacen cimbrear el tibio aliento del Caribe y donde las aguas transparentes permiten ver fosforescencias de filosos y estáticos corales y medusas ondulantes y escurridizas, llevaba la caja en su maleta, la pequeña llave pendiendo del cuello, y un agujero en el alma. Se instaló en la zona alta, más tranquila, más fresca. Y en él, se instaló la rutina. La rutina. Había avanzado ya la mañana cuando despertaba, invariablemente enredado en el mosquitero (de puro masoquista había ido a verla salir de la iglesia, un nimbo de tul). Se afeitaba —o no— y se metía bajo la ducha. Con la toalla atada a la cintura se dirigía a la galería y allí tomaba una especie de brunch: mango, palta, un sándwich y mucho café. Después un té de hybiscus que —la vieja criada negra aseguraba— era bueno para el resfrío y para el mal de amores. Quedaba maravillado cuando el color pardo de la infusión se tornaba rosado al echársele unas gotas de limón, como si en el fondo de la taza amaneciera. Luego encendía la pipa, y a escribir. Cuando el sol en ascuas se acercaba a la línea que une el horizonte con el mar, descendía a la ciudad para tomar ron en el bar frente a la plaza, animada a esa hora, donde parloteaba en creole con el dueño o con cualquier parroquiano de esos que pasan la vida mirando la vida que pasa. A la vuelta admiraba desde la subida cómo lucía la buganvilla bajo el farol del porche. Y adentro, el centelleo de la caja. La caja y su secreto... Tras acariciarla como a un gato, se iba a acostar. El tam-tam, que en la lejanía llamaba al vudú, era para él como una nana que lo iba induciendo al sueño, del que emergía a la mañana abrazado otra vez al mosquitero, al tul de Ofelia. Y así todos los días. Y así todas las noches. Con una sola variante, su visita semanal al burdel. Cuestión de higiene. Rutinario hasta en esto, pedía siempre por Otilia, la dominicana, la blanca. Y siempre hacían el amor de la misma manera. La primera vez ella inquirió acerca de la llavecita y él contestó: —Es la de mi corazón. El tema no se volvió a tocar. Esas veces que regresaba del burdel, sus caricias tenían una sensualidad demorada sobre la caja de Ofelia. Frío era el cristal, pero a él le transmitía el calor de la piel de una mujer. Monótonos transcurrieron los meses hasta que una vez, encontrándose en el lecho de Otilia, le pareció notar que un gesto de la muchacha, una comisura, cierta manera de arquear las cejas, le traían una vaga reminiscencia. —¿Será idea mía? —pensó, descartándola al fijarse con mayor atención. Pero al retornar la otra semana, nuevamente advirtió la semejanza, reforzada ahora por una inflexión en la voz. Esa noche sobó la caja con mayor intensidad. Demoró en dormirse. Al día siguiente estuvo tumbado en la hamaca con la mirada perdida. Esperó que atardeciera y —ya no una semana— para ir a verla, pero, cuando la mandó llamar, le comunicaron que era su día franco. Llegó a la casa sudando su ansiedad. Tomó la caja cuidadosamente y la llevó al dormitorio, depositándola junto a su cama. No podía distinguir si lo que oía era el batir de los tambores lejanos o la inquietud de su corazón. O si provenía de la caja que parecía reverberar con intermitencias de luciérnaga. Por la mañana resistió al primer impulso. Además sabía que abrían al anochecer. Esperó y su impaciencia hizo que el paso de las horas fuera denso y pegajoso como la melaza. Otilia ya era el calco de la imagen que de Ofelia había conservado en su retina. Hicieron el amor como nunca, quebrando el ritual. Se mordieron, gritaron, lloraron. Rieron también. Al despedirse la hizo jurar que se iría a vivir con él, a lo cual ella respondió que solamente podría hacerlo después de hablar con Madame Dupuy. Mañana mismo. Mañana mismo. El sol asomaba por encima de la montaña cuando se marchó enarbolando un estandarte: la promesa de Otilia. Entró a su cuarto. La caja resplandecía. Quizás porque un rayo, filtrándose por la persiana entreabierta, la destacaba en la penumbra. Era de día y sin embargo el tam-tam, ancestral voz nocturna, retumbaba cercano, tenaz. Como queriendo transmitir un mensaje. Se arrancó la llave de un tirón. La caja, al abrirse, emitió un quejido. Él miró. Y salió corriendo. Golpeó y golpeó hasta lastimarse los nudillos. Finalmente, semidormida, con la cara embadurnada y en bata, apareció Madame Dupuy, la imponente criolla. —Otilia... Ofelia. —¿Qué dice? ¿Está loco? —su mal humor era evidente. Casi peligroso. —O... Ofelia, sí. O... tilia... necesito verla. —Aquí no hay ninguna Otilia ni ninguna Ofelia —gritó furiosa Madame Dupuy, cerrándole ya la puerta en las narices. Él, ofreciendo resistencia con el antebrazo, insistía: —¡Cómo que no! Otilia, Ofelia, O... la chica dominicana..., la blanca. Entonces Madame Dupuy se hizo a un lado y, con los brazos en jarra, le espetó: —Pase si quiere, mesié. Aunque las chicas duermen a esta hora, pase y fíjese bien en cada cuarto. En ca-da cuar-to —y agregó, jactanciosa—. Aquí no hubo jamás ni blanca ni dominicana alguna. Todas mis pupilas son de nuestra raza. Y a mucha honra. ** Hugo Caballero http://www.letralia.com/firmas/caballerohugo.htm Escritor, abogado y diplomático argentino (Buenos Aires, 1926). Fue consejero cultural en Cancillería y más tarde embajador en Haití. Cuentos y poemas suyos han sido publicados en La Nación, La Prensa, Letras de Buenos Aires, Idea Viva y La Gaceta de Tucumán, en Argentina, así como en Le Nouveliste, en Haití. Autor de Epithalame Poemes d’Insomnie d’Angoisse, Cosas de gatos y otros cuentos (Puerto Príncipe). También desarrolló desde su juventud una intensa y larga carrera artística, y llegó a exhibir sus obras en Río de Janeiro, Madrid, Washington, París, Puerto Príncipe, Buenos Aires. === Seis textos Oriette D’Angelo ===================================== *** Sala de emergencia Hemos recorrido más que el asfalto. Dejamos pasar los avisos de tránsito que nos advertían del posible desastre. Nos convertimos en un accidente que dejó estragos, carros destruidos y cauchos fragmentados. Explosión completa de una desilusión avisada. Te conocí cometiendo el delito de lanzar una bomba directo al miocardio. No medí los frenos, me automediqué y me provoqué una sobredosis. [No entiendo cómo se desintoxica una herida queriendo a alguien roto] Aquí estamos, en el eco distante del olvido y en la catástrofe del metrónomo. Tenemos la cronología completa de los accidentes y el país nos ayuda a reinventar la historia. Pasamos las venas como pasamos la página, pero no olvidamos, o lo hacemos sólo cuando no queremos sangrar. He cometido el error de quererme poco y dejar que otros se den cuenta. Sin embargo, vuelvo sin venganza al accidente que fuiste y lo convierto en un vendaje para no mostrar el hueso. Coloco mi herida en la candela. Me revuelco en la miseria que dejaste y la muestro. *** En mi pecho se devoran paraísos Nos hemos convertido en una Pantalla. Adormecidos ante el estruendo de las piernas. [Una cobija hueca con noticias de otro mundo. El muerto que no nos pertenece y el Presidente obsoleto acusado de corrupción. El programa en otro idioma y la antena infaltable en cada ventana en cada hogar. Nos dicen que aquí vale más el derecho a la alimentación que el derecho a la vida. Y morimos, pero comemos. En mi pecho se devoran paraísos, las playas, Los Roques, Mercal, La Tortuga. Subrayo un título como subrayo un país. El tiempo cambia y nos inventamos las estaciones. Nuestro invierno es una lluviecita y el verano es El Guri seco. Nos atropella una moto y seguimos. Tengo una patria de enjambres vacíos, pero la tengo. ¿Quién nos enseña a salir de la pantalla? Quiéreme y sácame de aquí, dijo Manolo García, pero nunca lo escuchaste. *** Estoy condenada a perder la memoria Me dijeron que podía quedarme ciega y que a veces los tumores aparecen solos Me recetaron una pastilla vencida y la sangre se me retrasó toda una infancia. Me ofrecieron una operación de hambre y un trasplante de gusto Tengo rota la columna y un hueso desprendido que me duele en la conciencia. Tengo genes propensos a quebrarse y me inventé un cromosoma Y para no sufrir tanto Tengo heridas que huelen a asfalto y glóbulos rojos llenando vacíos Estoy condenada a perder la memoria, uno de mis hemisferios cerebrales se quedó en la gaveta. Sufro de despiste selectivo y mi vesícula tiene todas las piedras que me han lanzado Estoy condenada a perder la memoria y a tener el pecho lleno de atrocidades. *** Caracas, sé que encontraré mi nombre en tu falta El que con plomo viene, con plomo se va Famasloop Caracas es una mujer con el pecho lleno de balas. Me siento extranjera al lado de tanto plomo. Nos observa el mito del volcán dormido y se burla de nosotros por incapaces. La ciudad de los padres y de los abuelos. La Caracas entre los dientes que no queremos soltar. La del torrente sanguíneo congestionado. La ciudad a la que le temo. Esa, la de comunidades en forma de avalancha pero que presume ser comuna, la de las arterias tapadas. Caracas, oxigeno sin tanque y sala de emergencia de todos los días. La de la morgue. La de los hierros. La que no quiero ser cuando me vaya y que no quiero que me sea. Caracas, la única mujer que te obliga a quererla mientras te apunta en la sien. *** Extravío III Sé: que cuando el amor entra por la puerta es porque va saliendo de un hotel *** Memoria trapecista Procedemos de un circo de una memoria trapecista Cansa ser noviembre y mancha de poema ajeno. Cansa nuestro tiempo y espacio, que ahora es distinto. Cansa el fragmento roto que me une, la fachada del tornillo que me aprieta, la sala de espera que soy todos los días. Cansa serte Olvidarte Cansa la humanidad que escondo en el trapecio que me zumba al vacío de tus piernas. Cansa ir de aquí para allá Ser todos los lugares y a la vez ninguno. Memoria cansada en tu vaivén Cerebro cansado de tantos olvidos Deja que se rompa la cuerda y sálvame. ** Oriette D’Angelo http://www.letralia.com/firmas/dangelooriette.htm Escritora venezolana (Caracas, 1990). Es abogada egresada de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab, http://www.ucab.edu.ve). Participó en el Taller de Poesía (2011) del Instituto de Creatividad y Comunicación (Icrea, http://www.icrea.org.ve) a cargo de Eleonora Requena (http://www.letralia.com/firmas/requenaeleonora.htm) y en el Taller de Poesía (2011-2012) del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.gob.ve). Algunos de sus poemas han sido publicados en el blog Los Poetas del 5 (http://www.lospoetasdelcinco.cl) y han sido traducidos al inglés en el portal A New Venezuelan Poetry (http://www.facebook.com/anewvenezuelanpoetry). Mantiene un blog literario en http://www.descendenciayparadero.com. === Semáforo Felipe Fernández Sánchez ================================ Un hombre pide limosna en un semáforo. Se balancea sobriamente sobre muletas de aluminio. Es la tarde noche de una ciudad construida en ladrillo y asfalto. Colgado de sus dos muletas. Se balancea sobre una pierna, la otra claramente se ve cercenada por encima de la rodilla. Hay un ligero temblor en sus ademanes. Piensas que es frío, piensas que es el mono. Se acerca a los coches con un vasito de plástico, en cuyo fondo dos monedas aisladas esperan a otras que les hagan compañía. La pierna perdida acaba en un muñón vendado, marcado por el tono marrón de su propia sangre. Manchas de color de una herida todavía sin cicatrizar. Se abre el semáforo. Al cruzar la calle se cruzan las gentes procurando no mirarle, y con ello no verle. Es posible que si no le miras no se acerque. Acechando a los vehículos. Ese hombre pide limosna moviéndose con sus muletas. Sólo una pierna entera, la otra ausente por encima de la rodilla. Le eres indiferente, sólo se acerca a los vehículos parados, agitando por la ventanilla su vaso con dos monedas. Sobre un muñón vendado y sucio, con restos de manchas de una herida que sigue supurando sangre y pus. Al lado un semáforo en la gran avenida de las afueras de la ciudad. El invierno que nos visita corre por la calle, cortando caras con el frío filo del sable invernal. La avenida de la gente escondida. Algunos la caminan, por necesidad, por algún deber inexcusable, al encuentro de una cita. El trasiego constante de coches nos hace reconocer la ciudad. Es el tráfico. La escasa luz anuncia la noche. A lo lejos unos jóvenes bailan la danza del frío. En este semáforo, entre un rojo y otro, espera de pie, sostenido por sus muletas. Las manchas de su vendaje son cada vez más evidentes. Los peatones siguen su camino sin mirar atrás, con el paso más vivo, producto del frío y de la cobardía. Ese lisiado da miedo, aterra a todos los que no queremos verle. Abandona su guardia cuando los coches se paran ante su semáforo en rojo. Siempre vuelve a su puesto, de centinela: ida y vuelta, desde el rojo al verde, y vuelta a empezar. Agita su vaso de limosnas en la ventanilla de todos los coches. Un viandante cruza rápido camino de un funeral. ** Felipe Fernández Sánchez http://www.letralia.com/firmas/fernandezsanchezfelipe.htm Escritor español (Madrid, 1956). Trabaja en una biblioteca. Ha publicado en Sci-Fdi: Revista de ciencia ficción (http://biblioteca.ucm.es/BUCM/sci-fdi). === Poemas Arístides Valdés Guillermo ================================ *** Consagración del otro navegante Mujer, el mundo está amueblado por tus ojos Vicente Huidobro Aunque jamás anduve por las calles de Génova, he descubierto, al fin, a una muchacha, a una novia de carne, de beso y de latidos, que atándose a la piel de una sonrisa y a la memoria triste, a la insistencia de un silbo mutilado por la inquietud famélica de un perro, suele afanarse organizando la ropa donde abrigo el cuerpo que ahora uso. Sólo requiere a cambio un agujero, una puerta minúscula en el fondo del sueño que musita para que logren escapar las penas, y unas gotas de amor en la cerveza maliciosa que abraza escasamente los fines de semana. Nunca se siente sola: yo acompaño cada porción de su ternura con la pericia de mi lengua. Si le ofrece sus manos a la ergástula supuesta en la cocina, puedo tocar el alma de otra música. Y es que, dándose al gozo, los ángeles que bajan le aroman la presencia, convocados por el clamor triunfal que desparraman las especies. Recuerdo que hace un ciclo malogrado de versos e infinidad de osadas tentativas, esa muchacha y yo nos dispusimos a coser nuestros nombres en la punta más luminosa de una estrella. Nadie mostraba entonces confianza en la conquista de aquel intento absurdo. Los vecinos trocaron parabienes en vaticinios azarosos; una eclosión de súbitas centellas le sustrajo a la lluvia la transparencia de su hechizo, y la envidia, colmándose de látigos, apostó, como siempre, a favor de un fracaso de honduras catastróficas. La noche pertrechaba con semejante podredumbre su enlutada centuria de bramidos. Y hubo, a pesar de todo, un zarpazo de luz en las funestas profecías, y un soplo irreverente compuso el aguacero, y el vuelo sostenido por la emoción nupcial de las palomas le quebrantó los dientes a la inclemencia de la envidia. Tal vez gracias a ello, la muchacha y el hombre que hoy estrena caminos con mis pasos reconocen, cosidos a su estrella, que advenir jubilosos de un ascenso al territorio de la dicha y demostrar que abrevan sus flores en los ojos, tiene mucho que ver con la elección de las agujas, la calidad del hilo y la videncia insólita que les permite a ciertos navegantes, a seres embriagados de insobornable pertinacia descubrir en la sombra un arco iris. *** Ulises resurrecto Es cierto: siempre afirmas callando lo que sientes; no embridas la tristeza para esquivar su grito, y al llanto que descubren tus lágrimas recientes las alas que le brotan lo embriagan de infinito. Se alargan como sierpes las sombras que censuras; en cárceles de vida tus páginas se ahogan; la soledad te acecha con trampas que apresuras y, a punto de exiliarse, los sueños te interrogan. Si, como Ulises, nadie serás mientras la noche junto a tu piel desate las brumas de su coche, ¿qué buscas en las aguas que el cíclope maldijo? Sobre la mar, infecta de Poseidones graves, divísanse las velas henchidas de tus naves y en Ítaca te aguardan Penélope y tu hijo. *** Órbita del taxista Sé que la sal precipitada sobre una frente que simula cuenca de arroyuelos nerviosos, no le confiere al hombre que soy, encaneciendo detrás de la memoria de un volante, inconmovible aspecto de estatua humedecida. El martirio comienza con un grito que cierto dios esboza cuando se juzga lastimado. Y la piel se dispone a la mordida disimulada en el asiento y suben, granándose de ruidos tortuosos, las volutas que unos dedos de brisa desparraman. Toda la inconsecuencia del asfalto lamido por la lengua sensual de las esquinas, por etiquetas viudas, por envases, por chapas y sorpresas afines, avanza velozmente hacia unos párpados inmunes donde instala el oficio su vigilia constante. Y aparece de pronto, desterrando la molicie reciente, un sitio atiborrado de actitudes humanas. Y ocupan los viajeros, todavía con restos de otra noche, con remanentes de penumbra derrotada en los labios, ese mínimo espacio que aproxima la ociosidad del cuerpo al ejercicio laborioso y a la desolación y a los conjuros. Yo distraigo el asombro: con un golpe de vista identifico la efigie de los héroes que pasan, perpetuados en monedas, desde diversos escondites hacia las manos mías, olorosas a grasa y a cotidianos exabruptos. Nadie podría imaginar con qué apetencia, con qué deseo encadenado aguardan por esa música elocuente que comienza en mi bolso la inquietud de una esposa y el sueño de los hijos. Hay algo en mis labores que recuerda los círculos girantes de la noria: bajan dos pasajeros y abordan otros tantos los puestos expeditos; si una vuelta concluye, la próxima se inicia con el deceso airoso de la hermana. El día se hace hoguera, remembranza de infierno, y los heraldos del calor abultan sus carrillos e inflaman las trompetas. Pero yo sé que permanecen colgados de mi arrojo, de la constancia mía, del triunfo de los cauchos, la esperanza y el cielo y los estómagos de emociones vecinas o engendradas por el impulso de mi sangre. ¿Cómo escapar entonces del susto vertical de la canícula, de sus dardos infieles, de la fiesta del ojo suspendido en la mitad de su trayecto? La tarde, sucediendo, desmenuza su rostro de minutos contra la oscuridad que disemina sus espantos y exige los faroles. Y, recién vulnerada la enseña del crepúsculo, vuelvo a los brazos de una esposa y a la impresión del agua, y al olor que requiere paladares y al sueño que alimenta los pasos de mis hijos. Y, asiéndome a la forma de sábanas urgentes, afirmo que es hermosa esta costumbre, porque sé que la sal precipitada sobre una frente que simula cuenca de arroyuelos nerviosos, no le confiere al hombre que soy, encaneciendo detrás de la memoria de un volante, inconmovible aspecto de estatua humedecida. *** Una traición al hijo pródigo Ante los pies del hombre que como el hijo pródigo regresa, que hace varias mujeres y algún libro se impuso descubrirla, dilucidar pausada, meticulosamente, su envoltura, sus pálidos centímetros, una ciudad que invoca la sed de los velámenes, el puerto imprescindible, desnuda sus comercios, las catedrales grises, los andenes. Y en una casa propia que el tiempo les alquila los amigos conversan, sobre todo, de los precios que insultan sus bolsillos escuálidos. Bajo la noche provincial, sin becerro, ni anillo, ni calzado, ni túnica, ni fiesta, recuerdan los amigos a la muchacha rubia de caderas rentables que amanece vestida en otro idioma, al poeta embriagado del ruido de sus versos, a la niña de corazón reciente que, sin permiso previo de sus padres, le usurpara dos meses de quietud a las sábanas. Y las voces infieles desdoblan sus cuadernos de bitácora. Antes era distinto: la tristeza nos visitaba en ocasiones para cobrar sus diezmos en especies o en lágrimas. Toda remilgos blandos, la tristeza desdeñaba los bailes, las canciones, la música, los niños; de ahí que fuera breve su estancia entre nosotros, que la ciudad radiante festejara con fuegos de artificio su rápida partida, las deudas que olvidaba. Y más allá del aire que huye de las aceras ateridas, más allá de ese aire que se ahoga, enclaustrado en los cinematógrafos y en las carnicerías y en los parques, sólo encuentran los ojos cierto plumaje oscuro, un pájaro de sombras cuyo graznido gélido, sin límites ni horarios, embadurna los sueños, las apuestas por los restos de luz que todavía se arriesgan en las calles. Y la ciudad se tiende, dueña de su penumbra luminosa, ante los pies del hombre que como el hijo pródigo regresa, que hace varias mujeres y algún libro se impuso descubrirla, dilucidar pausada, meticulosamente, su envoltura, sus pálidos centímetros. *** Fidelidad No es cierto lo que afirman. Tu tristeza comulga con lo intrépido. La forma de ignorar los designios de su norma resulta para el hombre otra torpeza. Duele su inmediatez. La gentileza de su lívida máscara conforma el hastío mordaz con que la horma del zapato más gélido tropieza. Nunca podrás vencerla. Te acompaña con más fidelidad que la cizaña junto a la oreja dócil. Se resiste tu cuerpo a su presencia, pero en vano. Andar con tu tristeza de la mano es la mejor manera de ser triste. *** Marinero en la bruma Oscurece de pronto. La tormenta desata soledades y pavura, y en una mar de atroz envergadura cabecea tu esquife. La violenta vibración de un relámpago y su hambrienta dentellada en la carne de tu hechura, tornan la intrepidez en amargura y, envuelto en la vorágine que inventa contra el hombre la vida, te sorprendes. La oscuridad se alarga y no comprendes la violencia del golpe junto al labio. ¿Cómo decir después que aguardaremos el triunfo, si en las manos faltan remos y brújula y sextante y astrolabio? *** Más que de soledad Más que de soledad, el hombre muere de ignorar compañías. La rudeza del tiempo que sus gritos adereza, es una espada indócil que nos hiere sin mostrarnos el filo. Quien prefiere sumergir en alcoholes la cabeza, sepulta en una nube la destreza que para hendir la sombra se requiere. Si uno decide mejorarle al día el entrecejo atroz con la homilía de ungüentos y eficientes cataplasmas, la incertidumbre ciñe su atropello como una cuerda en el temblor del cuello que no aprende a vivir con sus fantasmas. *** Las verdades al tonto Nunca descenderás de tu colina. Herido por los crímenes que afronto, comprendo al fin que tu papel de tonto alguien, en tu lugar, lo determina. ¿Piensas que no mereces ni una parte mínima del festejo? Siempre sube a la embriaguez mullida de una nube, también con tu concurso, quien reparte. Yo, que aprendí tus lágrimas, presiento que a pesar de las órdenes y el viento desistirás de múltiples batallas. ¿Por qué lanzar tu cuerpo al sacrificio si, después de salvado el precipicio, cuelgan sobre otro pecho las medallas? *** La mano junto al remo No eres el marinero que alucina con una tierra inexistente. Busca más allá de la línea donde ofusca la noche su descenso, e imagina que, vulnerada la infernal cortina de la niebla en tus ojos, una brusca sacudida del tiempo hará que luzca frente a ti el horizonte. Quien inclina sus brazos a la inercia, siempre boga cegado por el hambre de la soga que alrededor del cuello suponemos. Y en esta lucha sobre un mar insano, la costa será sólo de la mano que no abandona en su dolor los remos. *** Rasguños perdurables Hay días que se asoman con el ceño fruncido a las ventanas. Caen despaciosamente, como una larga lluvia de osamentas inútiles, ante los pies marchitos que se ajustan de pronto a sus zapatos y se pueblan de costras y acatan los dobleces con que nos llama el tiempo a la desolación de sus caminos. Hay días sin color que les estrujan el cuerpo y las pisadas y el cigarro y las lágrimas y el lecho, a quienes no consiguen atarse a las mareas ni ascender a los barcos que abandonan las dársenas inmundas. Basta un descuido ajeno, algún cerrojo mínimo dispuesto a no cerrarse cuando debe, y un viento lacerante clava su dentadura en los cristales, corrompe transparencias, aproxima sus latidos de polvo a los latidos que se adoran, y nos transforma en páramo la casa y esta costumbre humana de amar y de dolernos. Hay días azarosos, turbios, empecinados en hacernos creer que les usurpan las bondades tangibles a los otros. Se acercan con el rostro irreverente de un domingo cualquiera y en realidad son días laborables, días que suelen sorprendernos habitando en el ocio, y uno debe lanzarse a las arenas movedizas con la razón sin mangas y el equipaje a medias. Hay días que destierran los deseos, días de suerte borrascosa, días que perduran tatuados como insolentes gritos, como arañas sin sueño, como puntos sangrantes en las vivencias físicas del hombre. ** Arístides Valdés Guillermo http://www.letralia.com/firmas/valdesguillermoaristides.htm Médico y poeta cubano (Corralillo, Villa Clara, 1960). Ha publicado Las puertas de cristal (1992), El príncipe de bruces (1997), Esbozos con figura de muchacha (1999) y Meditaciones del náufrago (2007). === Rimbaud en Catia Juan Francisco Lara Fernández =================== A Manuel Cabesa Me encontré con Rimbaud en uno de esos bares de mala muerte de la plaza de Catia. Lo pude reconocer a pesar de su vistoso atuendo de cuero vino tinto, las gafas Dolce & Gabanna y un pequeño bolso Louis Vuitton que colgaba de su flaco hombro. Pude notar, cuando se puso de pie para recibirme, que usaba una pierna de palo. Le dije en francés que vestido así era un imán para los ladrones; me dijo que ya no le importaba perder nada, pues ya había perdido el alma que era lo más importante que alguna vez tuvo. Rimbaud parecía de esta época, y si lo miraban era porque los gays llaman la atención y la curiosidad del común de la gente, aun en estos tiempos. Le pregunté, después de pedir dos cervezas de las negras, qué hacía en esta ciudad tan lejana de su tierra. Y sin modestia alguna me contestó que su universalidad y el hecho de estar muerto le permitían estar donde se le daba la gana. Al preguntarle por Verlaine, su rostro ojeroso y pálido brilló por un segundo, pero en un instante se tornó adusto y con una mueca de desprecio me dijo que no lo veía desde hacía más de cien años cuando coincidieron el entierro de Antonin Artaud. Verlaine fue mi Dios y mi demonio particular (C’était mon Dieu et mon Diable), dijo con tristeza. De esos días quedaron Iluminaciones y Una temporada en el infierno. En realidad él era un canario atrapado en el cuerpo de un hombre muy triste. Su rostro lleno de amargura se hizo pálido como al principio. Y con un ademán de la mano izquierda me dio a entender que la entrevista había terminado. Una pequeña lágrima asombrosamente azul como sus ojos rodó por su mejilla. Atrevido le hice una última pregunta. Poeta, ¿a dónde vas ahora? Poniéndose de pie, su cara hizo el intento de una sonrisa y me dijo: Voy a donde alguien recuerde mis versos, y salió del bar rumbo a la avenida Sucre. Rimbaud cojeaba y miraba hacia el cielo. Tal vez decidiendo su destino incierto de poeta errante. Por los siglos de los siglos. ** Juan Francisco Lara Fernández http://www.letralia.com/firmas/larafernandezjuanfrancisco.htm Cuentista y poeta venezolano (Caracas, 1959). Empleado jubilado de la administración pública. Ha publicado los libros Cuentos del zaguán y Relatos del sanatorio. === Pequeña sinfonía del regreso Adriano de San Martín =============== A Nungnibkiwiki, los indígenas y sus descendientes 1. Zumba que zumba la piel de los atabales por la selva de las estaciones mientras corren los ríos por arenales que siempre darán a la mar Zumban que zumban las maderas por humedales donde las aves levantan el vuelo en unidad por las cañadas donde paladea su bramido el jaguar Zumba que zumba el Tum por las tinieblas de lianas donde los ancestros danzan con tarkas corales palos de lluvia maracas chirimías claves marimbas charangos y batá 2. Anillo es el espejo de las aguas cuando el cruce de luna nos precipita al silencio armónico de los opuestos Salpicadura de arena en muslos de guerreros de olas y cristales multicolores sus cuerpos cuando el Zopilotl planea imponente su reino El astro alimenta el fuego y su morenez con el suave aroma que arderá toda la noche hasta el resplandor de los arpegios Las mujeres machacan yuca con su canto armonizadas atizan la fogata del venado con la arritmia del güiro y el caracol La luz resplandece más allá del canto más acá del rumor de los pechos que amamantan el largo collar de los afectos Toca el Tum toda Abya Yala danza las chozas se mueven con sombras alrededor en la fiesta primigenia de agua santa en el tambor El planeta canta y se reconfigura en el arco el murmullo del viento trae ventura se preparan las islas para tu labor 3. Pero los astros se cruzan y llegas a encarnar frente al Báltico en una ciudad ambiguamente europea con sutiles presagios de cambio memorial del espanto por la desembocadura del Neva Hasta allá te llevaron los dioses para invocar un nuevo encuentro no el deicidio causado por quienes arriban a estas costas con la cruz y la espada del Apocalipsis en Cristo Con deslumbrante armadura diezman los campos forjan la herida del maíz en pieles de obsidiana por la cintura que se despeina entre dos mares con encomiendas plantaciones y minas de la macana Arribaron acoplados a bestias que atenazaban el miedo como la enorme figura ecuestre de Pedro el Constructor emplazada cerca del Almirantazgo suampo donde perecen miles de menestrales ya sin voz Así el relámpago teje y desteje la historia como poema que trenzo cual rueda dentada para invocar a los primogénitos mucho antes del incendio que nos bautiza como extranjeros en la diáspora Por eso invoco y convoco tu nombre al unísono con todos los elementos para tender los puentes que habrán de llevarnos a la orilla otra de un océano que circunda lo verde 4. Sin embargo permanecemos acá entre dos aguas y un canal de metales retorcidos por la usura sobre nuestros seudónimos y la línea del litoral ausentes como si nos hubiesen cercenado el verbo mestizos en la Babel de torres cebadas para el cambio de monedas En el exilio una vez más Tal vez sea un juego del quizás las cartas que lanzamos a la mesa cual saludo al vacío en espera de algo similar a la suerte de los de arriba para salir del laberinto y mirar la luz del tranvía Pero anochece y la ciudad emerge con sus maras la picana en el billete en el rostro furtivo del policía Tus hermanos deambulan por los costados con ropas antes coloridas ahora enfriadas desteñidas por el harapo la limosna la eucaristía Expatriados sin el fuego originario birlado por capataces imperiales sobre bestias tecnológicas patrones limosneros de espuelas alcaloides y argucias Los autos se suceden por las avenidas del purgatorio Yo me asomo al rostro multitudinario espejo humeante de tu rostro en todos los rostros cual fieras en las lagunas del archipiélago o la luna encharcada en el plasma del basurero Pero no es un juego sino la pesadilla que confundimos con el escarnio del escenario el simulacro de otros jinetes en la imagen del reflejo por tuberías cibernéticas donde descienden las migas que nunca nos prometieron Nos es un juego ni un sueño es la última puesta en escena del encantamiento El mundo hay que saberlo es piedra rodante y destello dividido sobre algo más que la simple apuesta del Gran Casino donde quienes juegan pactan nuestros pasos y abrazos como mercancías blandas para renovados paraísos De eso se trata hijo eso tranzan Ellos marcan la cancha y cobran la entrada nosotros hacemos que jugamos con el balón del delirio Es el match del anzuelo que nos imagina ganadores pero los propios manipulan tras la pantalla del azar con el negativo que gira y gira como nuestros cuerpos en la palabra que se deshila 5. Por ello debemos afilar la circunferencia de la colosal esfera de piedra Y decir: esto poseemos: NADA Y nada es nuestra piel tensa en los tambores la melodía del grillo en el caracol la velocidad de la libélula el gallo de barro en la garganta la miel de la colmena sobre la mesa el papel amate de la mariposa impresa elementos para urdir el poema como la grande choza en la infinitud de las estrellas No es poesía hijo tampoco utopía como la llaman ellos Es lo que somos lo que hemos sido: la fluidez del dardo en la cerbatana la exactitud del venablo en la diana Porque cuando alguien nace nadie lo llora De eso se trata: nacer ajeno Nacer y renacer con nuestro llanto llanto desconocido que inunda los agujeros de la inercia y el miedo Gemido vencedor de sí mismo en su propio júbilo lamento del silencio en polifonía tal y cual bajan ellos de la serranía en sordina para la balada pluriversal Para algo nos fue dada la metáfora del tiempo en la verdadera piel de nuestros sueños: para llorar juntos entonando el salmo venidero ¡Por eso alerta con la pareja abracemos al compañero nosotros los de corteza oscura en la mansión del sortilegio! ¡Todos! ¡A modular la orquesta cósmica con la sinfonía exacta del regreso! ** Adriano de San Martín http://www.letralia.com/firmas/desanmartinadriano.htm Escritor costarricense (1958). Poeta, narrador y ensayista. Ha publicado siete libros de poesía, dos novelas, un libro de cuentos y dos volúmenes de ensayo. Radica en San José, Costa Rica, donde labora como profesor e investigador del Tecnológico de Costa Rica (http://www.tec.ac.cr), Campus Metropolitano de San José. === De amar a un Shell Esteban J. Aquino Rivera ====================== “No te enamores de un Shell, Omar”, solía decir su madre todos los domingos en la estación del tren, antes de que él partiera hacia el Oeste. Cada vez que trataba de imaginarse a sí mismo amando a uno, la idea parecía tan absurda que no podía evitar reírse mientras disfrutaba de la maravillosa vista en el horizonte. Los trenes solían cruzar el condado al atardecer, y Omar podía ver el Sol ocultándose detrás de aquella alta muralla de agua que todo el mundo llamaba el océano, dorado y bermellón en el ocaso. Podía recordar el aire frío nocturno que le seguía a la puesta del Sol mientras cruzaba la isla de lado a lado, y una vez más escuchaba las palabras de su madre. Pero ahí estaba, cinco años después, frente a una Shell, sosteniendo sus manos a través de la mesa. Miraba sus ojos inexpresivos pero aun así podía ver resurgiendo en ellos los pequeños placeres del viajar en tren. —Lo siento, mamá —pensó. Se había enamorado de un Shell. Su nombre era Yuri y era un ser hermoso. Al igual que con cualquier Shell, lo único que distinguía a Yuri de cualquier otra hermosa chica era la falta de expresión en su rostro. Su cabello, negro como el ébano, caía sobre sus hombros como cascadas, contrastando su pálido rostro. Sus ojos, siempre medio cerrados, eran verdes, y Omar los miraba con tanta suavidad que cualquiera en el café podía pensar que estaba hipnotizado. Después de cinco años de viajar hacia el Oeste, había conocido a una chica que no tenía la necesidad de expresar sus emociones para robarle el corazón, y eso era más que suficiente para él. Los primeros Shells habían sido creados después de la Plaga de los Fantasmas, un extraño fenómeno que comenzó en las grandes ciudades de la isla hacía veinte años. Primero, algunas personas comenzaron a olvidar algunas palabras. Reconocían objetos, pero les resultaba imposible nombrarlos. La capacidad de comunicación empezó a disminuir, y pronto el número de personas afectadas por la Plaga de los Fantasmas aumentó. En un año, más o menos, alrededor de 11% de los habitantes de la isla estaban completamente mudos. Finalmente, el último síntoma de la plaga llegó. El resultado fue simple: la gente se fue desvaneciendo poco a poco, convirtiéndose en nada más que meros fantasmas. Ese fue el nacimiento de los Shells, cuerpos elaborados artificialmente para sustentar a los fantasmas errantes que quedaron después de la cruel plaga. Eran el único medio de comunicación que tenían, dándoles una segunda oportunidad para vivir. —Gracias por venir, Yuri —Omar no podía dejar de sonreír. Sus ojos brillaban. —Gracias por invitarme. Siempre paso un buen rato contigo —dijo la Shell, tan fría como siempre, con sus ojos medio cerrados y sus labios apenas moviéndose para articular las palabras. Salieron del café y, tomados de la mano, caminaron bajo el paisaje urbano. Las millones de ventanas iluminadas, la noche estrellada y el reflejo de ambos en el océano hicieron parecer a la ciudad un firmamento infinito. El mundo había cambiado desde que los padres de Omar habían vivido y crecido y se habían enamorado en aquellas mismas calles. Ahora los edificios eran más altos. Los autos eran más lujosos. La ciudad era un poema de negro, gris y azul, adornado en la noche con el plateado de la luna y el dorado de las luces. No había lugar en el mundo donde Omar hubiese preferido estar que allí, con Yuri, sintiendo el olor a lavanda de su negro cabello. Los amantes miraron el cielo y Omar apretó la mano de Yuri, suavemente. —Me dijiste que querías darme algo, ¿cierto? —él miro al hermoso ser. —Lo hice. Pero no puedo dártelo aquí. Tiene que ser en privado —Yuri lo miró cara a cara y por primera vez Omar sintió sus fríos y rosados labios saboreando los suyos. Él la abrazó y la besó de nuevo. Aquella mirada era diferente para Omar, a pesar de que cada mirada de Yuri era siempre igual: sin emoción alguna. Al otro lado del paseo marítimo había una gran avenida llena de autos que iban y venían. Al cruzarla, la pareja entró a un pequeño hotel y Yuri hizo a Omar acostarse en la cama. El sudor le corría por la frente y sus manos no dejaban de temblar. Él sabía lo que iba a suceder esa noche. Él sabía lo que Yuri le regalaría. Su corazón bombeaba como loco. Sólo sudó más. La Shell se metió en la cama, deslizando sus brazos a través del colchón, sintiendo la suave tela. Miraba al hombre frente a ella, quien sentía sus fríos y pequeños dedos pálidos tocando su piel mojada. Le cubrió los ojos con una mano y él se preparó para la sensación de los labios rozando los suyos, de su mano cruzando su pecho lentamente. Pero lo que vino después no fue lo que él esperaba. Sintió una quemazón, pero no de placer, sino de dolor. Sintió el escozor terrible cruzando su cuerpo. Se sentía apuñalado y trató de liberarse del agarre inquebrantable de la Shell sobre él. Se esforzó sin éxito, abrió los ojos y lo vio: una jeringuilla en la mano de la máquina, el objeto que le había atravesado la piel. Trató de hablar, de gritar, de protestar... pero las palabras no le salían. No le quedaba aliento. No sabía cómo decir lo que pensaba. Lo invadió la frustración y entonces sólo hubo resignación. Se quedó en la cama mientras veía a Yuri caminando a la puerta, dejándolo solo, sin ningún rastro de preocupación. ¡Dolor! Confusión... Mareo. Al día siguiente, cuando Omar abrió los ojos, ya no podía hablar. Miró sus manos translúcidas, desvaneciéndose en el aire. Se acordó de los trenes, del viento salado del océano rozando su piel, del ocaso, de su madre, y sintió una lágrima desvanecida paseándose por su mejilla. Se estaba convirtiendo en aire, un fantasma, y todo porque había amado a una cáscara vacía. * * * La tarde anterior, antes de salir para reunirse con Omar en el café, Yuri paseaba por su casa. Una mujer humana estaba sentada a la mesa, tomando pequeños sorbos de una taza de café. —¿Qué tienes pensado hacer, Yuri? Parece que de verdad le gustas a ese tipo, ¿no? —Es un buen hombre. Estoy segura de que seré feliz con él. Voy a darle la oportunidad. —¿Así que lo amas? —preguntó la mujer humana, mirando por encima del hombro. —Realmente sí. Amo a Omar —dijo la Shell, ni siquiera con un rastro de emoción en su rostro, con la misma frialdad de un guijarro de río. —¿Sabes, Yuri? —dijo la mujer, haciendo que la Shell se detuviera en la puerta para mirarla—. Eso de no ser capaces de mostrar sus emociones les da una gran ventaja sobre nosotros, los seres humanos... —¿Cómo así? —Así es —sonrió la mujer—. Para una Shell, mentir es más fácil. Yuri se dio media vuelta y desapareció detrás de la puerta. ** Esteban J. Aquino Rivera http://www.letralia.com/firmas/aquinoriveraestebanj.htm Escritor puertorriqueño (1993). Estudia biología en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez (http://www.uprm.edu). === Poemas Alberto Amengual ========================================== *** Ars moriendi Desciende tu inconmensurable ego hasta la condición límite de un simple mortal Acepta por fin que no puedes alterar el curso de la ley natural y sus efectos Entonces vendrá a ti la serenidad de reconocer que fuiste un hombre que tuvo grandes sueños pero no los supo realizar. *** Crepúsculo Sentado al filo del crepúsculo en esta familiar colina La nube se desvanece ante mis ojos Y siento que miro tu cabellera hace tiempo gris Que no hay más nostalgia por el pasado Ni más inquietudes por el futuro Sólo estás tú Sólo estoy yo Este fugaz encuentro basta Para devolverme el ensueño. *** La lanza rota La lanza se quebró y mis acosadores se regodean en ello me condenan a muerte en vida o vida en muerte. La verdad es que no lo sé porque en esta realidad que me vive ni los espíritus son lo que parecen no vislumbro nada no alcanzo a reconstruirme ni a forjar nuevas herramientas de lucha. Perdido en un discurrir sin objetivos ya no vivo en ningún tiempo unas veces me veo como espectro y otras como objeto sin forma ni dimensiones. ¿Hasta cuándo estaré así? ¿Volverá a ser mi existencia el tránsito anónimo entre las muchedumbres? *** Norma Yoretin Cuando cualquier imprevisible circunstancia te trae de vuelta a mí, Norma, a mis más recónditos espacios, los atajos vitales se estrechan, la serpentina ilusión me confunde y vuelvo a visitar contigo la bienaventurada genealogía del recuerdo. Tomados de la mano permanezco como ausente, en mi valle de frustrado eremita, para luego intentar, con desusado impulso y pocas fuerzas, regresar a las alturas y su feérico éxtasis. Regreso a un desencanto transmutado en costumbre porque sé que en esta etapa de mi camino la inabordable esperanza no puede sortear los obstáculos de una imperturbable cotidianidad marcada a fuego por la rutina y la aridez. El fin de nuestra cita es serenamente inmutable: en el centro de mi pequeño mundo una evanescente Norma Yoretin con sonrisa burlona desdibuja el sentimiento de banalidad que me desgarra. ** Alberto Amengual http://www.letralia.com/firmas/amengualalberto.htm Escritor venezolano (Maracay, 1949). Licenciado en letras egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve). Fundador de la revista Falso Cuaderno (con José Balza, Carlos Noguera, Jorge Nunes, Sael Ibáñez y José Moreno Colmenares). Ha publicado Sinfonía del sobreviviente (Caracas, Ediciones Frente Cultural Estudiantil UCV, 1980) y Manuel Cabré, el niño (Caracas, Ediciones Galería de Arte Nacional, 1984). Relatos, poemas y artículos suyos han aparecido en revistas y diarios de circulación nacional. === El hombre que sólo quería hablar Lucas Paulinovich =============== Es ciertamente injusta la intrascendencia de la historia de este buen señor. El bien dispuesto ha dedicado su vida a una misión única y ha depositado en ella todos sus esfuerzos más dichosos y sus bríos caudalosos, tal como el mandato general nos induce a creer y, sin embargo, fue condenado —¿quizás intencionalmente?— al más remoto y lacerante anonimato. Pero hagamos, entonces, hoy aquí, un poco de justicia con nuestro afamado (la fama, nos convencemos en este lugar, se refiere exclusivamente al mentor de la historia y no necesariamente debe expandirse por los espíritus que deambulan el mundo) y relatemos con las incapacidades incalificables que merecemos, su tan memorable historia. Dígase que el hombre en cuestión no era más que un mequetrefe como tantos que caminan las calles y no exudan más cualidades que las que de tan corrientes se vuelven un tanto despreciables. Vivía en un piringundín de algún barrio cercano que nunca nadie conoció —las visitas suelen necesitar de una insustituible cuota de simpatía para con el visitado, atributo con el que no había sido congraciado el susodicho—. Tenía —pongámosle— sesenta años. Tal vez algunos menos, pero no importa a nuestro cometido: lo que queremos decir es que era un hombre cuyas expectativas no podían —por limitaciones biológico-sociales— superar las instancias de algunas mezquindades propias del género humano: algunas mujeres para unos últimos orgasmos, algún whisky nocturno, quizás alguna cama cómoda para gozar de un sueño medianamente plácido. Nada más trascendente que esas bajezas. Sin embargo, el señorito (¡vaya a saberse por qué!) contaba con un inmejorable atractivo para la conversación trivial y espontánea. Era un genio, el mentado, un maestro del arte de la charla pasajera y efímera, al pasar, constituida básicamente por banalidades que en nada trastornan el desarrollo de los días ni alteran los ánimos de los más prevenidos. El personaje, con sus catalejos brillosos, andaba por las calles recogiendo desafectos varios e incitando las broncas más profundas en quienes pasaban a su lado. Pero, mágicamente, cuando lanzaba el primer comentario, el desvergonzado, los transeúntes incautos no podían contener sus ansias de estacionar su marcha y comenzar una conversación, tan rauda como insignificante. Pero el acto de la conversación (el hecho en sí) se les volvía inevitable, como una necesidad impostergable para poder continuar caminando sin complicaciones. Todos, absolutamente todos, por muy dichosos e infatuados que parecieran, frenaban y se ponían a intercambiar futilidades con el señorito, que reía, el muy desgraciado, de su rapaz habilidad. Nada serio, digámoslo, pero perplejamente efectiva era su fórmula para conversar con los apurados que (suponía, se querían convencer a sí mismo, por inducción masiva) no contaban con suficiente tiempo para depositarlo en diálogos tan alejados de la productividad como de cualquier otro tipo de enriquecimiento. Si alguno de ustedes, estimados lectores, alguna vez, en alguna situación que aquí no tendríamos por qué detallar, se cruzara con algunos de esos caminantes agitados que paraban para conversar con nuestro señor, éstos —estoy seguro— no encontrarían palabras para explicar las razones por las cuales ejecutaban aquellas acciones. El hombre los tenía atrapados por un secreto encanto. A tal punto llegaban las proezas del muy patán, que muchos caminantes llegaron a desviar largamente el camino a sus trabajos o de retorno a sus hogares, a sabiendas del riesgo de encontrarse con el susodicho charlatán. Sabían, los cobardes y confundidos hombres, que sólo escapando de aquel señorial conversador llegarían a tiempo, ya que la práctica del diálogo y la conversación sólo con él eran llevadas a cabo. Luego, con nadie más conversaban, tan parcos y precipitados como estaban. Sólo aquel hombre (mejor no preguntemos por qué) era capaz de detenerlos y extraerles un comentario a sus siempre recatadas fauces. La situación —imagínense— estaba volviéndose insoportable: las gentes debían cambiar sus recorridos, provocando retrasos, atoramientos y conflictos de todo tipo, mucho de los cuales llegaban a desembocar en cruentas reyertas, incluso con víctimas fatales (¡Dios los tenga en la gloria y los ampare!). Por lo que podemos suponer (¡Claro! ¡No somos idiotas para no suponerlo!) que la situación se tornó perentoria y las exigencias de respuestas a las autoridades ya eran flujo corriente en colectivos, paradas de taxis, reuniones de café o charlas de peluquería (es de imaginar que en otros ámbitos, tales como almacenes, escuelas, oficinas, verdulerías o centros de estética también podían escucharse comentarios al respecto... creo). Y las autoridades, muy dispuestas a acudir cuando se las llama, tomaron las medidas requeridas: decidieron, tan pragmáticos ellos, expulsar de la ciudad a nuestro señor e impedirle las visitas por siempre —exceptuando días festivos, lo que incluía cumpleaños de parientes que no tenía o celebraciones por fechas comunitarias que desconocía. Nuestro erguido señor se retiró entonces, caminando, de la ciudad, no sin abandonar su pícara sonrisa de astuto cachafaz. La ciudad entró en un aliviado sosiego de tranquilidad, donde todos los paseantes circulaban desacomplejadamente, de aquí para allá y de allá para acá, sin temores ni riesgos, más que los propios de cualquier urbanización mundana. Los caminantes ya no sentían el asecho de un charlatán en busca de compañías ni la asfixia del compromiso de escuchar y repetir en cataratas vocablos que podían salir de sus bocas cientos de veces y nunca llegarían a tener otro efecto que el del relleno circunstancial de una conversación por completo olvidable. Pero la tranquilidad, queridos amigos, es atosigante. Los caminantes se pasaban por al lado, casi que se atravesaban, y ninguno emitía sonido alguno, como a riesgo de provocar el comentario inoportuno en el otro. A pesar de que el gobierno había declarado oficialmente la liberación y multiplicación de las voces, que todos, ahora, sin el molesto hombre que concentraba en sí mismo todas las expresiones posibles del parloteo ultraterreno, podrían hablar y hablar sin problemas ni restricción alguna. Era la libertad absoluta para las expresiones de los hombres. Y, sin embargo, los tan quejosos hasta entonces ningún uso hicieron de esas facultades otorgadas, y decidieron continuar enmudecidos, aterrados por el riesgo de que surgiera otro tal como nuestro olvidado hombrecito. Iban y venían por las calles, por los bares y restaurantes, por los puestos de trabajos y clubes recreativos, como si nadie existiera, apenas esbozaban algún sonido gutural o un somero gesto para saludar y evitar descortesías innecesarias. Pero ninguno emitía articulación de sonido que aun el menos exigente de los lingüistas podría reconocer como una palabra que establezca una comunicación. Nadie se sentía capaz de decir algo lo suficientemente inteligente como para merecer las atenciones de los otros, tan singularmente turbados y atemorizados como para emular el gesto. Ninguno de los simples y vulgares percibía en sí mismo las necesarias virtudes como para lanzar un comentario que estimule réplicas de similar relevancia y evite la perorata patética y bizantina. Ninguno de los miedosos y recatados se veía conducido por el resto a hacerlo, imbuidos como estaban todos en sus espantos que los prevenían de callar antes que hablar y despertar el fulgor de banalidades insufribles que sólo harían que apareciera como colonizador del caos estúpido otro señor como el ya dejado en el olvido señor parlanchín. No querían decir nada que no supere la digna inteligencia y, por lo tanto, preferían continuar con su letargo de atroz mutismo. Ya las parejas casi no conversaban en sus propios aposentos, por espanto de ser escuchados por sus vecinos y que eso provocara las vergüenzas generales y las burlas (sería terrorífico andar por las calles y escuchar, en incordiosos cuchicheos, algo tal como: “ahí va el heredero del viejo conversador”, aunque para escuchar eso debería existir un comentario y, por lo tanto, el contrasentido es evidente, aunque a los fines de las vergüenzas, estas consideraciones carecen de absoluta relevancia). Las clases de las escuelas eran impartidas fundamentalmente mediante gesticulaciones y exageraciones en los modales, aunque no eran necesarias demasiadas muecas y excentricidades, ya que los niños permanecían calmos y callados, gracias a la advertencia recibida (a través de susurros) de sus padres de que no dijeran nada, quizás retraídos por la potencial gestación de un charlatán. El viejo parlanchín, el tirano de la palabra y el comentario, en fondo más oscuro, de las cavidades espirituales de aquellos hombres —seamos sinceros—, comenzaba a ser extrañado. Era una nostalgia angustiosa que se dejaba ver entre esos melancólicos silencios que acometían las reuniones e impedían tantísimas acciones indispensables para el correcto funcionamiento de una ciudad. (Figúrese usted a un policía tratando de llevar adelante su trabajo y detener a un ladrón en completo silencio; incluso, recree lo difícil de la tarea del propio ladrón que, pobre desgraciado, debía realizar sus atracos sin lanzar ningún grito de intimidación, apelando a la comprensión muda de sus víctimas). La vida en aquella infortunada ciudad se volvió insoportablemente hostil. El silencio abrumaba e incomodaba, pero nadie juntaba la gallarda valentía necesaria para soltar las primeras palabras y correr el riesgo de provocar el balbuceo persistente y ensordecedor y, todavía más, hasta ser el responsable del descubrimiento de un nuevo parlanchín que emboscara desde las calles a los relajados y piadosos que erraban, fatigándolos con insuperables conversaciones que, pese a lo soporífero e irritantes, eran inevitables, curiosa e inexplicablemente necesarias. Fue por esa sencilla razón (¡por el miedo, despistado lector!) que aquella ciudad eligió el silencio de la posibilidad multiplicada arbitraria y desorganizadamente, el hartazgo del silencio ante el hartazgo de la charla obligada e insoslayable. Es curioso que de nuestro sibilino señor nunca más nada se sepa, aunque dicen los que fueron que, cuando uno anda por las calles de la ciudad, siente que, con los ojos llorosos, los que caminan le preguntan por él y le suplican que, si lo ve, les mande un fraternal saludo. ** Lucas Paulinovich http://www.letralia.com/firmas/paulinovichlucas.htm Escritor argentino (Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, 1991). Comenzó en el periodismo a los 16 años. En 2007 fue incluido en una antología de narrativa. === Poemas Miguel de Asén ============================================ *** Estrofas escondidas Quisiera ser de blanco papel pliego, Con mi sangre roja llenar mi pluma, Plasmar con ella sueños de espuma, Saciar con versos mi anhelo ciego. Cada palabra esperanzado ruego Que emerge de un delirio como bruma, Esperando que el tiempo la consuma Mi voz a esta liviana hoja entrego. ¿Qué papel dura el paso de los días? ¿Qué tinta no se borra con los años? ¿Qué marea no arrastra al mar poesías? Son los versos perdidos ermitaños, Escondidos entre las nieves frías, En la frialdad de anaqueles antaños. *** Falsa brisa de alcohol Queda ya la sombra del desencanto, El abrazo frío que trae el destino, Circunstancias que tornan desatino Transformando la realidad en llanto. Al alma de acritud le cubre un manto, Es el tiempo que se vuelve ladino, Se escuda el ser tras un chato de vino, Beber como vivir le amarga tanto. Encontrar quiere en un vaso la risa, Trae una botella esperanza a su vida, El vapor del alcohol la cuesta alisa. Pero es senda falsa la bebida, Engañosa es la dicha de su brisa, Sin dueño queda su entraña perdida. *** Perdido en el vivir En la distancia el ser confundido Cuando vivir parece lejanía, El pasado es un arca ya vacía De recuerdos en un tiempo perdido. Quien sentir la vida ha conocido Muere cuando marcha su alegría, La soledad es morada tan fría Que nulo con ella se ha sentido. ¿Qué queda cuando se apaga un sueño? ¿Cómo caminar ciego en el destino Teniendo sólo vivir como empeño? Desvarío que torna desatino, Se hace la esperanza del hombre dueño Pero es un laberinto su camino. *** Última hora Caminando hacia un oculto horizonte, La vida es el despertar de un mañana, Es una fuente que agua fresca emana, Senda perdida de extinto bisonte. Cuando el morir con el ser se confronte En el futuro de una senda anciana, Tiempo es que en el sentir se desgrana, Reducto del sino que el alma afronte. ¿Qué quedará de la ansiedad vivida? ¿Qué de la incertidumbre constante? ¿Qué de esa inquietud tanto perseguida? El final, reposo del caminante, Solaz después de tan eterna huida, Tras desazón por la vida causante. *** Recorrido amargo Buscando errante el camino perdido, Secos los labios, rota la mirada, La pena hiere como una espada, Deseando morir sin haber vivido. El espíritu a la ilusión vendido, El sueño que trae la esperanza alada, Con la entraña de llorar cansada, Del dolor de la vida el hombre ha huido. Desazón sólo el día recorriendo, Harto ya el corazón indiferente, En su apatía la muerte sintiendo. Torna el morir reposo de la mente, El dolor al alma una llaga abriendo Cuando la pena es de amargor simiente. ** Miguel de Asén http://www.letralia.com/firmas/asenmiguelde.htm Escritor español (Madrid, 1962). Licenciado en filosofía y ciencias de la educación, con suficiencia de investigación en ciencias de la información, por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado los poemarios Trece sonetos personales y un desbarre multiforme (Colección Suenan las Palabras, Editorial Cultura Viva; Madrid, 1993), Versos corrientes, Versos contados de sílabas no contadas y Poemas interactivos (Colección Ondina de Poesía; Madrid, 1995), y Generador de sonetos (Alire Docks, Francia). === Perdiendo la fe en la Economía Camilo Morón ====================== Ojos negros, pelo cuervo, piel en ébano. Pantera vestida de viernes por la noche. Un bar en el corazón de los Andes, Venezuela, un sitio para decir con el “Chino” Valera Mora: “Señora, si usted conociera a Mérida / diría que Sodoma es virgen”. Piel de ébano, pelo ala de cuervo, ojos aciagamente negros. Noche del viernes. Joven pantera al acecho. Mi carne expuesta con la camisa abierta, pero ¡ay de mí!: la pantera no caza víctimas sino conversos. Como los aztecas, es la suya la guerra florida: busca prisioneros. Introito en clave renca... El leitmotiv de estas líneas es la pérdida de fe, no en cualquier institución o credo —religión, Iglesia, Estado— sino en el nuevo ídolo, la ramera ebria que cabalga desnuda a lomos de la bestia peluda del Apocalipsis de San Juan: la Economía. Era la suya una belleza bruna, oceánica, evocación de peces abisales con su linterna fatal jamaqueante en el morro y ¡zas!: la hermosura mata. Estas líneas son la crónica urbana —que quisiera ser satírica, como una herida que gotea— de los juanes y marías de todos los días y todas las esquinas que deambulan de claro en claro y de turbio en turbio con una chapa en el pecho de los productos de belleza Papachongo, la línea de plantas medicinales Monte-es y los peroles plásticos Durex. Hay en estas gentes un como soplo divino y tenaz porque tienen una misión: quieren ser ricos. D. H. Lawrence escribió en un poema al que tituló Riqueza: “Cuando deseo ser rico, entonces sé que estoy enfermo”. En ese caso, declaro mi crónica convalecencia. Esta enfermedad de querer ser rico se ha enconado conforme respiro y me distancio del vivero de mis días de estudiante. Otrora incubé la idea de vivir en el desierto, aullar ebrio, lanudo y terrestre a la Luna, vender mis poemas en la carretera como si fuesen conejos muertos, pericos cautivos o cualquier otro animal de monte. Pero esos espejismos se fueron evaporando ante la terquedad de los hechos nudistas de la vida: el pasaje en el carrito por puesto, la resaca del miche malo, el pecado que no se concreta porque es caro. Hay pecados baratos pero todos son veniales. Las tragedias cotidianas y las molestias menudas abonan el espejismo de querer ser rico. Así que hay un puente en el espejo de esos juanes y marías de todos los días y mi alma convaleciente por querer ser rico, sinceramente. Pero Dios, en su cósmica sabiduría de las finanzas, no le dio cachos al burro; aunque según Engels la burra lo corone con todos los cachos del mundo (paráfrasis herética de El origen de la familia, la sociedad y el Estado). Y ese no tener cachos el burro es el secreto de su sobrevivencia, porque a buen seguro le daría por emprender a cornadas contra quimeras de todos los colores, enderezar entuertos y otras causas fútiles, perversas y torcidas. Así, pues, Dios puso en mí el deseo pero no el talento. Y en este pelabolismo nuestro de todos los días es que encontré un viernes por la noche a la pantera. Curvas mortales reclinadas sobre la madera, ojos de antracita que pasean el espacio, la sospecha de una palabra cautiva en sus labios: el aliento de miel de la pantera del que hablaban los bestiarios medievales. Venado cautivo, burro sin cachos, fuime acercando creyéndome sigiloso. Una sonrisa tímida... No te había visto antes por acá (lo que es una manera tan mala como cualquier otra de anunciar que se tiene problemas con la bebida). ¿Qué haces aparte de ser bonita y adornar el mundo? —a estas alturas es un milagro que no me haya dado la espalda, pero la pantera está de cacería... Viste ropa casual, con ansias de percha ejecutiva, y allí, en la solapa, como una luna diminuta, está la chapa como un talismán: los productos Papachongo, la hierba seca Monte-es, los peroles plásticos Durex, asesinos de tortugas marinas. II Misericordiosamente acortemos el relato: una tarde la pantera llamó al venado para invitarlo a salir. Seguramente en la vida pasado fui Job, avergonzando a mi Señor, haciendo brotar árboles de mis heridas. Y ahora la Rueda de la Vida me premia, eso creo... Ella no quiere ir al bar del viernes por la noche. La ruta inicia, pienso lúbricamente, en el salón de un hotel venido a menos en el que se dará una Conferencia —así, con todas sus letras— de los jóvenes y brillantes ejecutivos regionales de los productos de belleza Papachongo. Una primera nube oscura en mi cielo erotizado de venado ingenuo: la entrada es paga: menos dinero para la cerveza: menos oportunidades de ir, no al salón, sino a la cama: el polvo exprés: el polvo del gallo; la sabiduría ancestral de los pueblos originarios: indio comido, indio ido. Aquellas personas allí reunidas fueron desplumando durante dos horas los sueños sin cuernos del burro. Develaron sus insignificantes vidas antes de tropezar —lo que ahora era el eje de sus vidas redimidas— con los productos Papachongo, con la gran familia Papachongo, con la filosofía Papachongo, con la infame chapa Papachongo. Antes eran borrachines, tarumbas, fuleros, ninfómanas —suspiro—, cuenteras, adúlteras —otro suspiro—, y ahora sus vidas —ayer retorcidas y cojas— estaban en los rumbos ortopédicos de una verdadera religión: la Economía. Y Dios estaba entre ellos y tenía en la frente el signo del dólar... III Aquellos juanes y marías eran sufridos como anacoretas, tercos como mártires, obstinados como fundamentalistas; visionarios, duros y contemplativos. Pero sobre todo eran vampiros... El mecanismo del contagio es el siguiente: hay una situación previa: el pelabolismo, algo así como un ambiente obeso-génico, pero al revés. En este ambiente de incertidumbre bursátil muchos sucumben a los cantos de sirena de la autoayuda financiera. Pero este clima espiritual requiere de un lubricante: dinero, aunque sea poco. Está en la base de la pirámide, pero se trata de una pirámide con tendencia cilíndrica —y tragicómica— porque el nivel superior es apenas un poco menos miserable que el nivel inferior en aquella fraternidad jerarquizada de vampiros. Para trepar por la cuesta debes atraer nuevos conversos, quienes a su vez deben llevar a otros conversos hasta que en algún punto de la infección grupal se trata simple y llanamente de pendejos. Y supongo que es aquí donde entro yo..: aquella noche, con mis sueños erotizados desplumados, no más sabio pero sí más escéptico, perdí la poca fe que me quedaba, vacilante, semejante a una pavesa, en el nuevo ídolo, la ramera desnuda del fin de los tiempos: la Economía. ** Camilo Morón http://www.letralia.com/firmas/moroncamilo.htm Historiador venezolano. Licenciado en historia, en letras y en educación. Magister scientiae en etnología y en museología. Es egresado de la Universidad de los Andes (ULA, http://www.ula.ve). Es profesor de la cátedra de Patrimonio de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM, http://unefm.edu.ve) e investigador del Centro de Investigaciones Antropológicas, Paleontológicas y Arqueológicas (CIAAP). En 2010 obtuvo el Premio de Ensayo “Centenario de Miguel Hernández”, convocado por la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy (Uney, http://www.uney.edu.ve) y la Embajada de España en Venezuela (http://www.maec.es/embajadas/caracas/es/home), con el trabajo Miguel Hernández, poeta y mártir: presencia luminosa. === Relación del perdido (extractos) Roberto Núñez Pérez ============= *** Coronación de la piedra ¿Qué buena madre durmió la piedra? ¿Qué ángel la cuida que no despierta, pese a la luz del pescado explayado en su lomo o a que el niño sobre ella la convierte en atalaya? Estrellas de agua caen sobre sus párpados. Parece que nada la conmoviera, mas su peso sabe de la partida del infante. Lenta crece de soledad y ya no es torre ni refugio ni balandra. Sin embargo duerme la piedra. Una mujer lanza agua sobre ella y la lava. Duerme soñando la yegua, el buque que fue. Jamás regresará a ella el niño que la montaba. No volverá para convertirla en potro. La piedra se duerme en la lámpara que enciende el día, en la vela que apaga la noche. ¿Qué buena madre la acuna? ¿Qué bello ángel le canta? También la piedra tiene su soledad; solo que dormida soporta su peso. La piedra no huye, no deserta; simplemente se corona de dolor. *** Intuición del agua Nada sabe la luna de agua y, aun así, se baña en el estanque. Nada sabe de senderos y, sin embargo, persigue al niño. Llueve luna sobre la sabana, sobre el estanque dormido, oscuro cofre de peces y tortugas, de hojas derramadas que en la mañana soñaron tornarse pájaros antes de la caída. Nada sabe la bonga de hechizos y, sin embargo, una bruja se ahorca en su ramaje, atrapa para siempre el corazón del inocente y escribe en sus pupilas un sonido con el que iniciar el poema. Nada saben los peces de luz, mas la atrapan en sus escamas para iluminar los caminos que surcan el estanque. Como el niño, nada saben los pájaros de poesía. Aun así, intuyen en las cosas un canto que pretenden cantar. *** Infancia y limonero Una aguja y su hilo hacen posible el futuro poema. El niño lee bajo el sol del limonero un libro que ya no recuerda pero que le salvó la vida. Es el amor el que borda estos vestidos. De amor y soledad se hace la transparencia de los días. Juntos se hallan abandonados. No obstante, las manos y las frentes salvarán sus corazones. Deber de cada quien tejer cada día su verso; pulir el poema, la vida misma. La niña escribe versos tirando piedras en el patio, acomodando la pobreza de sus juguetes. La madre insiste en el poema con sus pies, construye con hilos la geografía que no le pertenece, camina anclada a los sueños que delega. Para la felicidad basta un limonero; no importa el olor amargo de los días. Cuando llueve una tierra dulce huele en el corazón, un arcoíris traza el pensamiento. Cuando anochece los pájaros se refugian bajo la frente, una estrella murmura al oído. Con amor y soledad se construyen estos versos. Por ahora nadie lee el poema. Otro día regresará el niño e intentará con sus manos sembrar en la tierra yerma la fresca luz del limonero. *** Agua mayor Si buscas el pájaro más alto indaga en tu corazón, restriega en tus pensamientos. El cielo no es más que una vieja canoa transitando apacible el Sinú o la tribu de cangrejos que entre el estiércol funda los reinos de Caño Lobo. La gracia de la mujer no se halla en su falda ni en la dulce caricia que puebla tus noches, sino en la forma de perfumar tu corazón, de engendrar en tu piel el río que navegaste en la infancia. Cuando un hombre sufre recuerda que, si tiene suerte, allí están las palabras para nombrar su angustia, para no atragantarse con la fruta amarga que se le ofrece; pero también está el silencio, antigua forma de decir ausencia, de decir dolor, abandono y soledad. La vida es tan breve que no sabemos cuánto duran sus cuchillos, la plenitud del toronjil. Bueno el empedrado si lo acompaña la palabra de un amigo, el transparente incendio del vino. La boca construye sus propios versos. La gracia de toda mano radica en lo que teje, en lo que acaricia. La gracia de todo pensamiento se sustenta en la bondad. Nada vale el corazón que no sangra. Todo ojo puede ver, contemplar, aun si está cerrado, aun si es ciego. Lo contemplado te contempla. Nunca acaricies a una mujer sin darte cuenta y mucho menos sin que ella, como dormida, lo perciba. Triste placer aquel que no se regocija en sí mismo. Toda agua transparente ha de hablar de ti, de la piel de tu mujer, de los ojos grandes de tu madre. Si hallas el paraíso, disfrútalo; quizá no dure más que un día. Si tu pie pisa el infierno, no maldigas: el infierno ha producido buenos versos. Nadie que conozca el mar vuelve a ser el mismo. Dichoso tú que aún pequeño conociste un mar y cuatro ríos. El mayor de todos comienza en tus pies. ** Roberto Núñez Pérez http://www.letralia.com/firmas/nunezperezroberto.htm Escritor colombiano (San Antero, Córdoba, 1968). Reside desde niño en Barranquilla. Es licenciado en lenguas modernas de la Universidad del Atlántico (http://www.uniatlantico.edu.co). Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás (http://www.usta.edu.co) y magíster en educación de la Universidad del Norte (http://www.uninorte.edu.co). Poemas suyos han sido publicados en varias revistas y suplementos literarios tales como Cultura Zeta, El Túnel, Calamar, Intermedio Diario del Caribe y Magazín Dominical de El Heraldo (http://www.elheraldo.com.co), entre otros; en antologías como A fuego perpetuo y Penumbra y amanecer. Recibió menciones de honor en el Primer Concurso Nacional de Poesía CUC (1999) y el VI Concurso Nacional Metropolitano de Poesía (2002). Ha publicado los poemarios Concierto desde el último puente (2003), Demandas del cuerpo (2008) y Poemas al margen (Entre amores y disparos) (2008). También ha publicado diversos textos investigativos como Universidad y mundos posibles (2001). Tiene una novela corta inédita: Ladrona de libros. Actualmente hace parte del Colectivo Cultural Tren de Luna. Labora como catedrático universitario y en la IED Hilda Muñoz, en Barranquilla. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “El espacio y el tiempo del poema no están, no residen quietamente en los esquivos datos sensibles del objeto estético verbal ni en lo determinado, probable y comprobable de un sentido único y unívoco. La presencia del poema se trasciende continuamente a sí misma. Es engendradora de tiempo abierto, hambriento y sediento de espacios reveladores. El poema está y no está en el espacio de la palabra escrita, está y no está en la duración de la lectura (de ninguna lectura, de todas las lecturas). El tiempo y el espacio poemático pasan, germinativamente, de la conciencia imaginante del poeta a la conciencia imaginante del lector, en la medida en que el poema se recrea cada vez en cada lectura interiorizadamente proferida o proferidamente interiorizada”. Alfredo Silva Estrada, La palabra transmutada. La poesía como existencia (2007). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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