Gracias, Pedro Sevylla de Juana, ciudadano del mundo. Qué ritmo, qué encanto nuevo, qué placer para el oído… Y eso que no sé pronunciar el portugués. Lo leo y siento en la mente el sonido, la lengua hace fiesta mientras tanto. Se relame entre el silencio y la admiración. Parece una sencilla transposición de idioma, palabra por palabra. Como si el castellano antiguo le pidiera prestado al portugués sus palabras semejantes para devolverlas después… Jorge Manrique te hubiera oído… Leopoldo de Quevedo

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