14. Obsidiana 2
Borde del cuchillo al borde de la noche: zambullo una daga de hielo en mi corazón. Una herida esperada largamente; ya había hecho planes en el Pleistoceno. Se funde el hielo, antiguo narcótico, se escurre con mi respiración.
Entro en un nuevo y plácido país donde la gente se mueven con una gracia impremeditada. Ofrezco espejos parabólicos, papel. Las estrellas señalan de vuelta. Un diccionario se escribe él mismo en tinta invisible. Miro y comprendo totalmente. Yo compongo al revés un himno nacional, y logro por tanto una cierta simetría.
Los sistemas numéricos evolucionan. Las progresiones geométricas alteran mis disposiciones vitales. Me realineo con el norte. Líneas de fuerza magnética se graban en las rocas, en los huesos de mi cráneo.