Francés
El mar, el océano, en la poesía francesa

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Introducción

Fotografía: Wilfredo Carrizales

Por lo menos desde el siglo XII ya hay referencias acerca del mar en la poesía francesa. Philippe de Thaun, en su poema “La sirena”, nos describe a ese ser fabuloso sobre las aguas marinas, mientras entona cantos en medio de la tempestad.

A través de los siglos la poesía y el mar (o el océano) han estado íntimamente ligados. Cada poeta que escribió sobre él le ha aportado diferentes visiones. “Cada hombre tiene su mar”, afirmó el poeta Antony Lhéritier. Cada poeta posee el suyo y, junto al horizonte, el cielo, el amor, la ofrenda y la muerte, crea su propia imagen que se refleja a perpetuidad en el espejo del tiempo.

En esta pequeña selección de poetas franceses de los siglos XIX y XX, principalmente de éstos últimos, aparecen famosos bardos (v. gr. Paul Verlaine, Anatole France, Víctor Segalen, Saint-John Perse, Paul Éluard, Antonin Artaud, Valery Larbaud...) con poemas que directamente nos hablan del mar, el océano, el puerto o los paisajes marinos. Algunos poetas han sido verdaderamente navegantes, lobos de mar. Ellos saben de lo que hablan: poseen la palabra justa. Otros, sin ser hombres de mar profesionales, han consagrado colecciones enteras de sus poemas en cantarle al mar, como el caso de Saint-John Perse, nacido en la isla caribeña francesa de Guadalupe. Aun para otros, las travesías por mares y océanos les dejaron una impronta imborrable en sus obras y en sus vidas.

Hay poetas de las riberas y las playas, de las islas, de los viajes exóticos, para quienes el mar es la madre nutricia y benefactora, la nodriza o la vengadora. Mar de leyendas para unos; mar de soledades y misterio para otros. Mar de todos los oficios, las artes y los comercios. Mar de partida y retorno. Mar del exilio y la amargura. Mar de la infinitud soberana... Poetas contemplativos han enriquecido sus búsquedas espirituales y místicas en sus contactos y vivencias con el mar. Tal vez los únicos poetas que no hayan podido escribir acerca del mar sean los que nunca pudieron verlo. Poetas de tierras adentro.

El mar por siempre estará allí y, mientras existan poetas a quienes él atraiga y cautive, se le continuará cantando desde nuevos y sorprendentes vocablos.