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Semana Negra de Gijón culminó con balance positivo
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El español David Torres y el argentino Guillermo Saccomano obtienen ex aequo el premio “Dashiell Hamett” a la mejor novela negra. El venezolano Edgar Borges presentó este sábado 18 el libro ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe?, una coedición de la venezolana Letralia y la española Grup Lobher.

La 22ª edición de la Semana Negra de Gijón finalizó este domingo 19 de julio, después de nueve días y un centenar de actos culturales gratuitos, con 54.000 libros vendidos, una cifra similar a la del año pasado. Varios centenares de miles de visitantes pasaron por las instalaciones del festival, ubicado junto a la playa de El Arbeyal en la zona oeste de la ciudad española, y colmaron de público las mesas redondas, debates, presentaciones de libros y exposiciones de fotoperiodismo realizadas en el marco del evento.

“Ha quedado demostrado que la cultura es el mejor antídoto contra la crisis”, expresó el director de la Semana Negra, Paco Ignacio Taibo, en la clausura, a la que asistieron el presidente de Asturias, Vicente Álvarez Areces; la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez; y la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso.

Durante el acto se entregaron los premios Dashiell Hamett a la mejor novela negra, que ganaron ex aequo el español David Torres y el argentino Guillermo Saccomano; el Rodolfo Walsh al mejor trabajo de no ficción, el Celsius al mejor relato de ciencia ficción, el Espartaco a la mejor novela histórica, y el Memorial Siverio Cañada.

La novela de Torres, Niños de tiza, está ambientada en el Madrid actual, mientras que la de Saccomano, 77, desnuda la complicidad de la sociedad civil con la dictadura militar. El jurado valoró la “extraordinaria fuerza narrativa” de ambos trabajos, que se han “ajustado perfectamente a las claves del género negro para descubrirle a los lectores problemáticas sociales de actualidad y profundo calado histórico”.

Torres, que fue finalista del Nadal en 2003 con El gran silencio y ganó el Premio Tigre Juan con Las llaves del paraíso, consiguió el máximo galardón de literatura negra con un relato sobre el asesinato de una niña paralítica en medio de un acto de corrupción, en el proceso de convertir Madrid en ciudad olímpica.

77, de Saccomano, aborda la trama de complicidades de la sociedad civil con la dictadura, en Argentina, del general Jorge Rafael Videla, y pone sobre el tapete las distintas actitudes individuales y colectivas que favorecieron el golpe militar.

El jurado de la Semana Negra concedió además el premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción publicada en el último año a Mala vida, de Carles Quiléz, que resume siete crímenes que marcaron una época en la historia de la delincuencia en España. Javier Negrete ganó el premio Espartaco a la mejor novela histórica con Salamina, una obra ambientada en la convulsa época en la que las ciudades estado de Grecia pugnaban por la preponderancia en un mundo en el que la razón se apoyaba sobre las espadas.

El premio de relatos policiales, que concede la Semana Negra junto con el Ateneo Obrero de Gijón y que es el único del festival que tiene una dotación económica, ha sido ganado por tercera vez consecutiva por el cubano Rodolfo Pérez Valero con Dioses y orishas, una obra que cautivó al jurado por el “respeto” estricto a las reglas del género.

Ismael Martínez Biurrum consiguió el Celsius a la mejor historia de ciencia ficción con Rojo alma, negro sombra, definida como “un descenso trepidante a las tinieblas de la conciencia” del protagonista, atormentado por un crimen del pasado. El premio Silverio Cañada fue, ex aequo, para Sé que mi padre decía, un chantaje de un hijo poco escrupuloso a su padre, de Willy Urbino, y Conducir un tráiler, del poeta y ensayista mexicano, residente en Nueva Zelanda, Rogelio Guedea.

El sábado 18, el escritor Edgar Borges encarnó la representación de Venezuela en el evento al presentar su libro ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe?, que coeditaron el sello venezolano Editorial Letralia y el español Grup Lobher. La presentación estuvo a cargo del periodista español Alberto Piquero. Lea la reseña de la presentación del libro.

El libro, una edición bilingüe en español e inglés con traducción de Lindsey Cordery y Raquel de León, fue ilustrado por el asturiano Paulino Ángel Martín Ndivoadiso y cuenta con prólogos de los reconocidos escritores españoles Ricardo Menéndez Salmón y Vicente Luis Mora.

En el acto de clausura, Taibo agradeció la acogida que le dieron los vecinos de los barrios populares de la ciudad al festival, que tuvo que instalarse de urgencia en esa zona por la imposibilidad “técnica” de utilizar una parcela del campus de Viesques, cuya titularidad se disputan el ayuntamiento y la Universidad de Oviedo.

“Después de estos años de conflictos con pequeños grupos de vecinos que dieron la lata hasta la extenuación, esto es la gloria”, ha dicho Taibo sobre la nueva ubicación del festival que desde sus inicios ha hecho confluir la cultura con la fiesta popular en un mismo espacio.

La organización y las librerías instaladas obsequiaron y vendieron 54.108 libros de distintos géneros, una cantidad apenas inferior a los 55.000 del año pasado, lo que permitió a la dirección del certamen sacar la conclusión de que “no se ha sentido la crisis”.

Taibo admitió haber empezado el festival con “miedo” porque “este es un año difícil” y esperaba unos resultados de ventas y público inferiores a otros años, pero “la realidad ha impuesto su lógica y ha borrado todos los temores”.

En sus intervenciones, el presidente de Asturias y la alcaldesa de Gijón sugirieron a Taibo que estudiara la posibilidad de realizar la próxima Semana Negra en el mismo lugar, ocupando la explanada de la Casa del Mar y parte de la playa junto al Mar Cantábrico, ante la “buena acogida” de los vecinos de la zona.

La Semana Negra de Gijón ha adquirido un carácter itinerante en los 22 años que lleva realizándose, donde ha estado en al menos cuatro ubicaciones distintas, no por propia voluntad sino obligada por denuncias de vecinos sobre ruidos molestos y sentencias judiciales.

Álvarez Areces ha dicho que la Semana Negra “vuelve a los orígenes” al ubicarse en el oeste de Gijón muy próxima al puerto de El Musel, donde se celebró la primera edición hace 22 años, pero que mantiene su “espíritu de vanguardia” y su esencia popular.

Taibo, para quien la mejor forma de leer un libro es “comiendo un churro”, ha asegurado que el equipo de organización está formado por “humildes soldados de la república de los lectores que saben perfectamente que se deben íntegramente a la gente del pueblo”.

Fuentes: ABCEFESemana Negra

 

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