Frédéric Chopin
Frédéric Chopin.

Una carta de Chopin, en Escocia, a Adolf Gutmann, en Heidelberg

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Calder-House, 16 de octubre de 1848 (12 millas de Edimburgo)

Querido amigo:

¿Qué es de tu vida? ¿Cómo están los tuyos? ¿Qué noticias hay de tu país, de tu arte? Te enfadas conmigo sin razón alguna, bien conoces mi incapacidad para escribir. He pensado mucho en ti, cuando hace poco supe de los disturbios en Heidelberg, empecé a escribirte una pila de cartas que terminé por quemar. Esta esquela llegará seguramente a tus manos y te hallará al lado de tu buena madre. Desde que me escribiste por última vez estoy en Escocia, el hermoso país de Walter Scott, entre todos esos recuerdos de María Estuardo, Carlos, etc. Me paso la vida yendo de un lord a otro y en todas partes recibo la más cordial benevolencia y una hospitalidad sin límites, veo excelentes pianos, hermosos cuadros y magníficas bibliotecas. Hay además partidas de caza, perros, comidas interminables, bodegas que no aprovecho. Difícil es imaginarse el refinado lujo y el confort que se ve en los castillos ingleses. Por haber pasado la reina unas semanas en Escocia, toda Inglaterra la siguió, tanto por exigirlo así la etiqueta y las costumbres de la corte como por la imposibilidad de visitar en este momento el continente tan sacudido por los tumultos de guerra. Todo aquí redobló su esplendor, con excepción del sol que sigue como siempre. Te escribo esta carta en el castillo de lord Torphichen. El reformador escocés John Knox dio por primera vez la comunión en la sala que se encuentra justo debajo de la habitación que ocupo. Todo aquí habla a la imaginación: el parque con árboles seculares, los precipicios, las ruinas de antiguos castillos, los interminables corredores con innumerables retratos de antepasados. Hasta se habla de una caperuza roja que se pasea por ellas a medianoche. Yo también paseo allí con mis dudas.

Adolf Gutmann
Adolf Gutmann.

El cólera se está acercando. Hay bastante niebla y spleen en Londres. No hay todavía presidente en París. Pero a cualquier lugar donde vaya yo, con mi tos y mis ahogos, el amor que te tengo seguirá siempre igual. Mis respetuosos saludos a tu digna madre y mis cordiales votos de felicidad para todos ustedes. Escríbeme algunas palabras a la dirección indicada.

Tuyo de todo corazón.

Chopin.

 

He tocado en Edimburgo. Todo el mundo distinguido de los alrededores había acudido. Dicen que resultó bien. Hubo un poco de éxito y de dinero. Este año estuvieron en Escocia la Lind, Grisi, Alboni, Mario, Salvi, todos.

(De Correspondencia de Federico Chopin, recogida, revisada, anotada y traducida por Bronislas Edouard Sydow, con la colaboración de Michel Raux-Deledicque; Buenos Aires: Hachette, 1958. 656)
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