Carta de Arthur Rimbaud, desde Harar, a su familia, 6 de mayo de 1883

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Arthur Rimbaud

(...) Aquí todo el mundo quiere hacerse fotografías;* llegan a ofrecer una guinea por fotografía. Todavía no estoy bien instalado, ni muy al corriente; pero pronto lo estaré y os mandaré cosas curiosas.

Incluyo dos fotografías mías que tomé yo mismo. Continúo encontrándome mejor aquí que en Adén. Hay menos trabajo y mucho más aire, más vegetación, etc...

He renovado mi contrato aquí por tres años, pero me parece que la casa va a cerrar pronto, porque los beneficios no cubren los gastos. De todos modos acordamos que el día en que me despidan me indemnizarán con el sueldo de tres meses. A finales de año hará tres años que estoy metido aquí.

Isabelle** está muy equivocada negándose a casarse si se presenta alguien serio y educado, alguien con porvenir. Así es la vida, y la soledad aquí no es nada bueno. Yo siento no estar casado y no tener familia. Pero ahora ya estoy condenado a errar, ligado a una empresa alejada, y cada día pierdo un poco de aprecio por el clima, las costumbres e incluso el idioma de Europa.

¡He aquí de qué sirven tantas idas y venidas! Todos estos trabajos y aventuras entre razas extrañas, y estas penas innombrables, ¿para qué sirven si un día, dentro de algunos años, no puedo descansar en algún lugar de mi agrado y encontrar una familia, y tener al menos un hijo a quien pueda educar como yo creo el resto de mi vida, para rodearle y darle la instrucción más completa que se pueda recibir en esos tiempos, y verlo convertirse en un ingeniero famoso, en un hombre a quien la ciencia haga rico y poderoso? Pero, ¿cómo voy a saber lo que van a durar mis días en estas montañas? Podría desaparecer entre estas tribus sin que la noticia jamás llegase a nadie.

Me dais noticias políticas. ¡Si supieseis lo indiferente que soy a ellas! Hace más de dos años que no he cogido un periódico. Todos esos debates, actualmente, me son incomprensibles. Como los musulmanes, sólo sé que lo que sucede sucede, eso es todo.

Lo único que me interesa son las noticias de casa y siempre me encanta descansar ante el cuadro de vuestro trabajo pastoral. Es una lástima que ahí sea tan frío y lúgubre durante el invierno. Aunque ahora debéis estar en primavera y el clima debe ser como el de aquí, en Harar.

Las fotografías me representan, una, de pie en una terraza de casa, y la otra de pie en un jardín de café; otra, de brazos cruzados en un jardín con bananos. Todo ha quedado blanco por culpa de las aguas que utilizo para lavarlas, que son malas. Pero de ahora en adelante lo haré mejor. Eso es sólo para que os acordéis de mi imagen y para daros una idea de los paisajes de aquí.

* Una carta de Rimbaud, dirigida a su casa en Francia, fechada 19 y 20 de marzo, anuncia el recibo del aparato fotográfico.

** Frédérique Marie Isabelle, hermana de Arthur, nacida el 1 de junio de 1860.

(De: Arthur Rimbaud. Cartas abisinias (1880-1891). Edición, prólogo y traducción de Francesc Parcerisas. Barcelona, Tusquets, 1980. Cuadernos Ínfimos, 47. Serie Los Heterodoxos, volumen 15).