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Stephen Hawking“El misterio de existir”, por Stephen Hawking

Un inmenso y anónimo diseño

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El 7 de septiembre salió publicado en los Estados Unidos el libro The Grand Design,1 de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow; el 9 estaba llegando un ejemplar a mi casilla de correos. Por uno de esos breves periodos en el que el tiempo es un vagón de metro a la hora de salida del trabajo, tuve que postergar la lectura por unos días. Pero una vez que comencé no pude detenerme sino hasta el tercer día, robándome cada minuto que podía para sumergirme nuevamente entre las páginas. Días antes había leído unas declaraciones de Hawking con referencia a la publicación del libro en las que de una vez descartaba totalmente la participación de Dios en la creación del Universo tal y como lo conocemos. En sus libros anteriores, Una breve historia del tiempo y El universo en una cáscara de nuez, había dejado alguna posibilidad para la presencia de un ente creador en los tiempos precedentes al Big Bang. Así como las teorías de la evolución de Darwin fueron demoliendo poco a poco la historia del Paraíso y la creación del hombre a imagen y semejanza en un solo día, la Teoría-M, enfatizada por Hawking en el libro, y que unifica las diversas teorías desde la clásica newtoniana que aplica para los cuerpos de dimensiones visibles, las cuánticas aplicables a las partículas atómicas y las más recientes teorías de las cuerdas que aplican a las fuerzas que interactúan entre las partículas subatómicas, deja abierta la posibilidad de la existencia de universos múltiples creados en un mismo tiempo, en los que algunos no tendrían la posibilidad de la existencia de vida tal y como la conocemos, pero en otros tal vez si exista esa posibilidad.

Los autores han manejado el libro con un lenguaje sencillo para explicar el mundo complejo de la física y su desarrollo histórico hasta estos últimos años. Han suprimido totalmente el uso de ecuaciones que mantenían algún remanente en los libros anteriores de Hawking. En cambio se intenta facilitar las explicaciones haciendo uso de figuras y se ameniza la lectura con el uso de comics ad hoc. Existen afirmaciones contundentes como “La filosofía ha muerto. La filosofía no ha podido ir a la par de los modernos desarrollos de la ciencia, particularmente de la física”. De igual forma llama mucho la atención el humor con el que son tratados algunos temas que pareciesen ser sacralizados por algunos de los poseedores del conocimiento científico o religioso. Como la irónica anécdota del papa Juan XXI, creador de los 216 errores y herejías que en parte condenaron a Galileo, cuyas teorías inspirarían posteriormente a Newton, quien murió por efecto de la ley de gravedad cuando el techo de su palacio se vino abajo.

La teoría de la existencia de universos paralelos ha sido manejada por la literatura y la ciencia ficción en películas como The Matrix, por poner un ejemplo, en el que el universo es controlado por máquinas inteligentes y la existencia humana es sólo un sueño. Pero en el mundo subatómico se ha comprobado la existencia de otras dimensiones además de las tres que percibimos cotidianamente y de la cuarta dimensión que es el tiempo. Partículas que giran 360 grados y muestran otro rostro y otro comportamiento. Que es como si estuviésemos frente a un espejo y demos una vuelta y lo que refleja es otro lado nuestro que no conocíamos y que para volver a vernos a ver el rostro tendríamos que girar dos veces o una vez y media. Efectos de esta naturaleza no son raros de encontrarse en el universo de partículas y fuerzas subatómicas, donde las últimas escalas descubiertas han devenido en las teorías de las cuerdas, donde todos los elementos no están constituidos más que por un conjunto infinito de cuerdas que vibran a distinta longitud de onda y cuyas intersecciones forman las membranas que constituyen a la materia y a la antimateria. La Teoría-M maneja nada más y nada menos que once dimensiones. Así que apenas somos la sombra de la sombra de un universo mucho más complejo.

Difícil también imaginarse los primeros tiempos en los que toda la materia del universo estaba condensada en el espacio que ocupa una moneda de diez centavos y a los 200 segundos tenía varias veces el tamaño de la vía láctea. La expansión del universo detectada por los gigantescos telescopios. El reciente descubrimiento de planetas en sistemas parecidos a nuestro sistema solar. El frágil equilibrio dinámico que nos mantiene en este mundo cuya órbita elíptica, si tuviese un grado de diferencia entre la posición más cercana y la más lejana con respecto al sol, los océanos se evaporarían y congelarían cíclicamente, “lo cual no sería un atractivo lugar para pasar vacaciones”, como apuntan irónicamente los autores. Para los apasionados a las ciencias y a la epistemología este es un libro fundamental.

Lástima que en Venezuela, con el lenguaje retrógrado manejado por el presidente, se esté sembrando el rechazo hacia una lengua como el inglés, que lamentable o afortunadamente para quienes la manejan, el conocimiento, en muchas materias, seguirá siendo publicado primeramente en esa lengua para ser adquirido por el mundo. Mientras tanto en el país aparentemente seguirá dándosele mayor preponderancia a la fidelidad canina que al conocimiento, a los valores éticos y a la preparación del ser humano de manera integral, para así mantener el poder por mucho tiempo. El conocimiento no nos hace ni mejores ni peores seres humanos pero la ignorancia es el barro con el que están hechos los pies de los falsos ídolos. Mientras llega la traducción en español del libro les presento esta versión del primer capítulo, “El misterio de existir”, que tal vez pueda servirles como un aperitivo a la espera del banquete.

 


  1. The Grand Design. Stephen Hawking and Leonard Mlodinow. Bantam Books. New York, USA. 2010.