Ángel Montesino
Sobre tu resignación
opino que es muy pobre,
que no posee fundamentos
para detener un reloj.
La tormenta de la vida muy fuerte es,
y muchas veces obliga a retroceder.
Por ti la poesía se detiene,
tarda un poco más,
pues siempre hace falta.
Deja tu desidia en la hamaca,
los fracasos en el minuto anterior,
retoma luchas,
levanta cara,
asume que el sol es cuadrado
y la luna un huevo de avestruz,
que las flores despiden olores fétidos
y la tierra es de goma espuma,
pero hazlo hoy y ahora
que el numen se desvanece entre las hojas,
entre los rayos del sol,
entre los párpados cerrados
y las manos impávidas.
Hoy no te percibo,
no te concibo como único horizonte,
no eres savia de mi planta,
Esparcido en inocencia
retomo esperanza de tu sonrisa,
locura del mundo,
pertenencia mía,
herencia tuya,
planeta hueco del universo
donde perdida la belleza
va detrás de mi responsabilidad.
¡Equivocación total
de aparente sensatez,
ternura escasa!
Sensibilidad perdida en jóvenes días
o en otros más viejos,
muchos más...
Siendo Homero
he descubierto el Aquiles de cada hombre,
en cada cual
un Argos,
en cada Argos
sueños,
en éstos
vidas enteras,
en todos
la muerte de un sabio
y detrás
senderos que se bifurcan.
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