Ir a la portada      El autor
Portada

Epígrafe

Introducción

Metodología y marco teórico

Historia

Descripción de hábitat

Subcultura carcelaria

Conclusión

Bibliografía

Notas


El autor
Editorial Letralia

  Historia

Fotos del autor
Campamento Morelos.
Las Islas Marías fueron disputadas por Hernán Cortes y Nuño de Guzmán, quienes reclamaron para sí no sólo el descubrimiento, sino la posesión. Las Islas Marías fueron descubiertas en el siglo XVI por Diego García Colio y Juan de Villagómez a finales de 1526 o a principios de 1527. De su descubrimiento nos da cuenta el ingeniero José López Portillo, y el ingeniero Juan de Dios Bojórquez reproduce esto en su libro María Madre, del archipiélago Islas Marías del Océano Pacífico publicado en 1937, donde se dice que en esta fecha Francisco Cortés de San Buenaventura, sobrino del conquistador, quien había sido enviado por su tío como gobernador de Colima, había enviado una expedición de conquista rumbo al norte; la expedición, al regresar por la zona montañosa junto a la costa, en una mañana que no se ha podido establecer, Diego García de Colio y Juan de Villagómez descubrieron en el mar los picos de unas islas. "Francisco Cortés, que al parecer era hombre de poco empuje, se limitó a consignar el descubrimiento y no ordenó después exploración ninguna" (Piña, 1970: 11).

En otro documento fechado el 18 de enero de 1531 y que forma parte de Papeles de la Nueva España, recopilado por Francisco Del Paso y Troncoso, se narra cómo Nuño de Guzmán ordena a Francisco Verdugo que prepare dos bergantines, para que Andrés Nuñez fuera a explorar las islas recién descubiertas por Gonzalo López, quién había sido enviado por el mismo Nuño de Guzmán a la conquista y pacificación de las provincias de Zacualpán, Jalisco y Ahuacatlán en la costa del Mar del Sur (Piña, 1970: 12). Las ordenes de Nuño de Guzmán no pueden ser ejecutadas por Francisco Verdugo, ya que la Audiencia había ordenado que los dos bergantines le fueran entregados a Hernán Cortés.

No se tienen datos que muestren la posesión de las islas por Hernán Cortes o Nuño de Guzmán y de poco sirvieron los reclamos, pues las islas no fueron aprovechadas sino hasta el siglo XIX.

Las Islas Marías han navegado en un mar de trámites, por los distintos propietarios que han tenido. El señor Vicente Álvarez de la Rosa se las rentó al gobernador de la nación en octubre de 1857. El 12 de febrero de 1872 se las quitaron por incumplimiento del contrato. El 5 de mayo del mismo año le fueron dadas en propiedad al señor José López Uranga, quien las había solicitado en recompensa de sus servicios; pero al servir éste al imperio,2 le fueron confiscadas, sólo que el astuto López Uranga se acogió a la ley de amnistía dictada por Juárez el 14 de octubre de 1870 y en agosto de 1878 se las devolvieron; éste las vendió en junio de 1879 al señor Manuel Carpena en 45 mil pesos, quien inicia la explotación de las islas trabajando las salinas y sacando maderas preciosas. En enero de 1905, la viuda del señor Carpena, la señora Gila Azcona, las vendió al gobierno federal en 150 mil pesos. Y el 12 de mayo de 1905, por decreto del presidente Porfirio Díaz, las Islas Marías se destinan al establecimiento de una colonia penal.

Fotos del autor
Salinas, Bodega, Eras y Laguna. Al fondo, isla María Magdalena.
Actualmente es un lugar en el que se confina a presos provenientes de muy diversos penales, con la idea de crear una colonia en la cual se reproduzcan las condiciones de vida que podrían tener en la libertad, es por eso que se permite que en este lugar vivan los presos junto con su familia, lo que si bien suaviza la vida al interior de este penal, no por eso deja de ser un lugar violento; sobre todo en los campamentos más alejados de Balleto, campamento en el que se encuentra la parte mejor urbanizada de la colonia penal y la instalación de las oficinas administrativas. En los campamentos más aislados y sobre todo en los campamentos de castigo, la violencia está a flor y en cualquier momento surgen hechos brutales.

Las Islas Marías han sido, desde principios de siglo, lugar de reclusión por el que muchas administraciones han pasado, y aunque el espacio físico lentamente ha ido cambiando, al vivir en este lugar da la impresión de que el tiempo se ha quedado detenido.

 
Página anterior Editorial Letralia Página siguente