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En otro documento fechado el 18 de enero de 1531 y que forma parte de
Papeles de la Nueva España, recopilado por Francisco Del Paso y
Troncoso, se narra cómo Nuño de Guzmán ordena a Francisco Verdugo que
prepare dos bergantines, para que Andrés Nuñez fuera a explorar las islas
recién descubiertas por Gonzalo López, quién había sido enviado por el
mismo Nuño de Guzmán a la conquista y pacificación de las provincias de
Zacualpán, Jalisco y Ahuacatlán en la costa del Mar del Sur (Piña, 1970:
12). Las ordenes de Nuño de Guzmán no pueden ser ejecutadas por Francisco
Verdugo, ya que la Audiencia había ordenado que los dos bergantines le
fueran entregados a Hernán Cortés.
No se tienen datos que muestren la posesión de las islas por Hernán Cortes
o Nuño de Guzmán y de poco sirvieron los reclamos, pues las islas no fueron
aprovechadas sino hasta el siglo XIX.
Las Islas Marías han navegado en un mar de trámites, por los distintos
propietarios que han tenido. El señor Vicente Álvarez de la Rosa se las
rentó al gobernador de la nación en octubre de 1857. El 12 de febrero de
1872 se las quitaron por incumplimiento del contrato. El 5 de mayo del
mismo año le fueron dadas en propiedad al señor José López Uranga, quien
las había solicitado en recompensa de sus servicios; pero al servir éste al
imperio,2 le
fueron confiscadas, sólo que el astuto López Uranga se acogió a la ley de
amnistía dictada por Juárez el 14 de octubre de 1870 y en agosto de 1878 se
las devolvieron; éste las vendió en junio de 1879 al señor Manuel Carpena
en 45 mil pesos, quien inicia la explotación de las islas trabajando las
salinas y sacando maderas preciosas. En enero de 1905, la viuda del señor
Carpena, la señora Gila Azcona, las vendió al gobierno federal en 150 mil
pesos. Y el 12 de mayo de 1905, por decreto del presidente Porfirio Díaz,
las Islas Marías se destinan al establecimiento de una colonia penal.
Las Islas Marías han sido, desde principios de siglo, lugar de reclusión
por el que muchas administraciones han pasado, y aunque el espacio físico
lentamente ha ido cambiando, al vivir en este lugar da la impresión de que
el tiempo se ha quedado detenido.
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