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Henri MichauxHenri Michaux
En el país de la magia

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Michaux

“Lo recuerdo como un hombre sereno y sonriente, muy lúcido, de buena y no efusiva conversación y fácilmente irónico”. Así describe Jorge Luis Borges a Henri Michaux en el prólogo a su traducción de Un bárbaro en Asia, publicada en 1941 —ocho años después de la edición original— y que declara haber hecho “no como un deber sino como un juego” y que a la postre se convertiría en una de las obras más conocidas del escritor belga, nacionalizado francés, y quien —siguiendo con Borges— “descreía de París, de los conventículos literarios, del culto, entonces de rigor, de Pablo Picasso”. Descreía también, quizás, de las raíces, este hombre que sólo tenía veinte años cuando decidió hacerse a la mar como fogonero de un barco francés que lo llevó a Río de Janeiro y Buenos Aires. Con los años conocería Ecuador —viaje que contaría en un libro publicado en 1929 y cuyo título sería simplemente el nombre del país latinoamericano— y el Extremo Oriente —experiencia en la que se basó para el libro del que hablamos al principio de esta nota. Sabría también de otros viajes, los proporcionados por las drogas, e incluso algunos imaginarios. De todos ellos, cronista enfebrecido, escribiría. “En el país de la magia” es uno de ellos: publicado originalmente como parte de un libro homónimo en 1941 y tres décadas más tarde, en 1976, en Choix de poèmes, una antología editada por Gallimard.

Jorge Gómez Jiménez
Editor