Letralia, Tierra de Letras
Año VIII • Nº 106
5 de abril de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Letras
Voz más allá de las fronteras
Porfirio Mamani Macedo

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Nota del editor
"Voz más allá de las fronteras", Porfirio Mamani Macedo Nos envía desde Francia este poemario su autor, el escritor peruano Porfirio Mamani Macedo, a quien ya hemos tenido anteriormente en las páginas de Letralia. Publicado el año pasado por el sello L'Harmattan en una edición bilingüe en español y francés, el libro está inspirado en las vivencias de su autor tras llegar a Europa a principios de los 90. En el prefacio, Jorge Cornejo Polar califica a Mamani Macedo como "un escritor importante en el panorama de la literatura peruana contemporánea" y aclara que, además de trasladar al lenguaje poético la experiencia de su autor al convertirse, a su llegada a Madrid, en extranjero, "es registro de su peculiar visión de la vida y del mundo, de su manera de entender la condición humana". Hoy brindamos algunos de sus poemas a nuestros lectores.

Ruidos, ruidos de voces que derrama el viento
Mirada, estigma que se acaba
Dolor, agua que corre por mis venas
Silencio, palabra que me alcanza
y me abraza en secreto en el origen de la tarde
Montañas, ríos, rostros que difícilmente
ha de borrar el tiempo
Ahora soy y no soy nadie
Soy el centro de la nada, del abrigo que me falta
Por una calle que todos ignoramos
va el perfil de un desconocido
ese que mira su morada en cada puerta
Tú, Estigma, pan de todo cuerpo
Mirada que no recuerdo
Sólo hojas, hojas secas que amontona la mirada
Cuando bajo a la penumbra del día
extrañamente se baraja mi destino
No son sólo dientes
es también su lengua y su destino
Orilla, costra del tronco que no veo
Puerta del Sol, piedra que me esperas
puerta del sol, lugar que no frecuento
Sueños que se quiebran en la Vía
Pasos que interrumpen mi camino
Todo lo complica el instante
Hostal, palabra que olvido y recuerdo
Sufrimiento, dolor que no defino
Sólo puertas que se cierran
Vientos que precipitados me despiertan
Sol que espero con el Alba
Olvidados quedan los caminos
Calles que me muestran la palabra: extranjero
Voces, rostros que me miran
No me llevo nada de nadie
Apenas mi sombra difícilmente me persigue
El desconocido, el extranjero y yo nos alejamos
como tiempo desgarrado que pronto olvidaremos
Tú, tierra prometida, tercamente no me acoges
Tú que dices ser la madre y la palabra
El ojo de Dios en este páramo y nada
Todo he de guardar en esta sombra
y la sombra en este sueño que me alcanza en la frontera


Hora vacío constante que se mueve
camino que a todo nos acerca
a la lumbre, no a la piedra
Río que unes inmensidades
Mi alma y tu alma en las orillas del tiempo
La arena no cuenta, sólo el viento
Duda, fría merienda de los sueños
Flores que adornarán una piedra, no mi rostro
Voces que gritan su retrato
Y tanto camino para nada
Y tanto camino y Enigma que me alejas
Alma fugitiva sin razón y sin destino
El color de mis ojos le sorprende
a aquel que le pregunto por un parque
Su dedo me muestra un avión y un desierto
No me quedan ni lágrimas ni tiempo, solo recuerdos
Ventana, mar y tierra que me acoges
Lluvia que me salvas, el paso y la frontera
Española que me diste un pan más allá de España
Otra vez, tú, lluvia que me mojas
Otra tierra, otra lengua que me espera para andar
Son las once y un hombre que se duerme
Montañas que miran a ese hombre
El mar y la transparencia del mar
En él yo dejo un recuerdo y una ave que se aleja
Sueño que me asaltas
Hierba, metal, sed y símbolo
Por allí bajan los ecos a las simas
Por allí vuelven las palabras a las cimas
Infinitamente nada
Infinitamente nadie
Sólo el alba que siempre nos espera
Aun cuando el sol y la noche se nos pierdan
De lo alto miraremos lo profundo
Ser y celeste melodía al viento
Tú, enigma que me envuelves con tus plumas y tus manos
Ensancha este camino para arrastrar mis alas


Adiós, mar y firmamento
Ruidos, montañas de palabras que asombran mi palabra
Puerta que no terminas de cerrarte
Noche deshacida por mi canto
Dinero que huyes de mis manos
y en otras manos reposas como tiempo embalsamado
Sombras que caminan a mi lado
Árboles, troncos que soportaron mi peso
y vieron indefensos mi caída
Día que me viste andar sin alba y sin destino en invierno
Serán mis manos o la sombra de mis manos
Serán mis pasos o el orden de mis pasos
No sé qué tiempo dar al tiempo que me busca
Hoy mientras busco un libro y una puerta
dudo lo que busco
Luz, Dios, materia incierta
Yo no elijo nada, todo viene de la noche
Tercamente me agarro del río de la vida
Las llamas me muestran una sombra que no es mía
Será la muerte que vigila mi errancia y mi sueño
Será tu sombra, viejo Enigma
tú que me diste sin consuelo una lengua y una cruz
Idioma que cava sin cavar mi tumba
Hay otra sombra que labra mis recuerdos
Serás tú, amigo extranjero que cruzaste conmigo
mil kilómetros y un desierto en el Perú
Serán las llaves que nunca tuve
Será el silencio y el olvido
Voces y tiempo y Espacio que no cuento
Parques bordados de miseria que no se mira


Todo este mar que es uno y que no es nada
Soportamos en silencio la salida
Vemos las nubes y la forma de las nubes
El astro, la sombra que todo lo complica
El monumento y el recuerdo
Amplia la palabra y un destino que se aleja
De ti, viejo Enigma, indiferente y puro
Crueldad que te asomas como dados a mis sueños
Vuelo, cortina de mis ojos
Tanto adiós y nada
Sólo clavos en las aceras de la vía
Sólo distancia que no sorprende a nadie
Mirada, odio que te hundes en los muros
Del errante que visita soledades
Del extranjero que muerde su ser y su destino
en la punta de sus uñas viejas
Luz que sopla el viento
hierba que brotas en el desierto
Amores, ternuras enterradas
Cansancio, trampa que me esperas en el polvo
Manos, vacíos recipientes que no me dan nada
Universo, éxodo de estrellas y de almas peregrinas
Olas, sombras que me siguen
No les basta el pasaporte que les muestro
Miran mi rostro y sus palabras caen como lanzas encendidas
Sólo ha de salvarme la frontera, si la frontera existe
En ella escribo con una lágrima mi nombre
En ella escribo el dolor extraño
de ser siempre un extranjero
No enumero las hojas que vi caer
tampoco las noches ni los días que pasaron por mis ojos
como terribles melodías que me procuraba el viento
No se incendia la palabra
tampoco los sueños ni las dudas


Aves que acompañaron mi viaje y mi destino
Trenes, retrato de mi ausencia
Hierba, pasto inagotable de mi infancia
Ventana y ruido
Rara melodía que me sopla el viento
Recuerdo que ronda la memoria
Arboles que no veré mañana
Tierra, madre sin fronteras
y todo aquello que renace en la sombra
y todo aquello que dejaron devastado
Palacios y nefastos monumentos
Piedras derramadas en la cima
Olas, ruidos que se quiebran en la mar dolida
Piedra que golpea la piedra
Cansancio que te sumas a la miseria de mis ojos
Hora, templo sagrado de todo lo que existe
En ti se construyen laberintos y ciudades
en ti germinan las ideas y la muerte
Deja de mirarme, viejo Enigma
Guarda tu voz y tu silencio y tu frontera
Yo me alejo con mis manos y el color de mis manos
Yo, piedra sin consuelo
Yo, silencio y olvido
Semilla, flores que nunca tuve
Soledad, hermana y ser que se inventó mi alma
Yo y todo aquello que me falta recorrer
La lluvia y todo un océano en llanto
Será el firmamento, será la puerta
Será el recuerdo que no se borrará jamás
Serán mis uñas y mi vientre
Noches, mares, y una herida en la memoria


Silencio, piedra universal del olvido
Callas, pero no callan las piedras olvidadas de mi ser
Ni los cerros que nos miran
Ni siquiera los caminos que empolvaron a mis ojos
Hay la infinitud y el tiempo
y nada en la memoria que vaga en el vacío
Allá se busca un rostro y un laberinto
No la historia
ceniza y cementerio de sucesos
dudosamente dados
Rostros quemados por el sol
Rostros marcados por la mar embravecida
y también por un paisaje nunca visto
Sólo tierra que se hunde
Barro, basura y osamenta
y calles que abarcaron mi silencio
Calles que no me dieron alfombras
sino miradas y palabras como lanzas
Sólo ojos y memorias
para mirar de perfil mi piel y mis ojos negros
Llanto que no escribirán mis uñas
Ríos que no frecuentarán mis ojos
En alguna parte quedarán tus plumas
ave que tercamente me seguiste
Días que inventarán mis noches
Noches que labrarán mis manos.


La noche, el alcanfor, la duda, mis pelos
Tiempo que te sumas para verme
Ruido que balancea todo mi cuerpo
Ruido, alejamiento puro
Nostalgia, rama que pendes de mis hombros
Velocidad, paisaje y sol que no veo
Unánime la voz de mi silencio
y nada me recuerda esta lluvia
y todo se confunde en la memoria
Buscamos un secreto, una palabra
y también una piedra para construir un camino diferente
Sueño haberte imaginado viejo Enigma
abriéndome una puerta y no cerrando tus ojos a mi sombra
No sé qué ríos son estos
ni qué nombres tienen estas calles
Universo, vacío, oscuridad eterna
Caminos olvidados de mis ojos
Sólo el frío quedará conmigo
como un dolor indefinido que se agarra de mis pelos
Allí mis pasos quedarán sellados en el barro
Mis ojos grabarán las noches que no dormí en este viaje


       

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Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 19 de abril de 2004 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes