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Un mal convenio con una editorial le convirtió en editor.
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Cuando, hace
algún tiempo, fue contactado a través de Internet por una editorial
interesada en publicarle un libro electrónico, Fernando Luis Pérez Poza fue
seducido por la idea de dar a conocer, al fin, su obra. Una aspiración justa
para el nieto del poeta y político nacionalista gallego Rogelio Pérez
(Roxerius)
y pariente del poeta vanguardista, también gallego, Manoel-Antonio,
integrantes de la generación literaria "Nós" que hizo historia en
la literatura de la región.
Sin embargo, merced al contrato que firmó, Pérez Poza ha perdido el
control sobre su poemario por los próximos quince años, aunque hasta ahora
sólo se ha vendido una copia. Ni él ni la editorial han obtenido ganancia
alguna en este convenio. Una consecuencia negativa de los pininos que damos en
estos primeros tiempos de la sociedad digital, cuando aún es imposible
disponer de procedimientos seguros para garantizar el éxito de un libro
publicado en formato electrónico.
Esto no amilanó a Pérez Poza. Hastiado de las negativas de las
editoriales y marcado por la frustrante experiencia con su flamante pero
improductivo libro electrónico, decidió crear su propia editorial de
poesía. Tal es la génesis de El Taller del Poeta, una empresa pequeña
"que nació por casualidad", como él mismo explica, y que ofrece a
los autores de habla hispana la posibilidad de hacer letra impresa sus versos,
evitando de cualquier manera que los escritores que se le acercan pasen por el
disgusto que él sufrió.
"Empecé publicando mis libros", narra este editor de 46 años
que ha sido también buscador de ovnis, agente de empleo y sindicalista, entre
otras cosas. "Luego, algunos amigos con quienes compartía en listas de
correo me empezaron a encomendar la publicación de sus libros hasta que no me
quedó más remedio que crear una empresa editorial".
El Taller del Poeta trabaja bajo el sistema de edición bajo demanda que
permite la tecnología actual. Sin embargo, la sangre literaria que corre por
las venas de Pérez Poza le impone la determinación de respetar al escritor,
y a su sueño recurrente de publicar, por encima de cualquier consideración.
Por ello, los autores que firman con su editorial conservan sus derechos, de
manera que hasta pueden publicar con otra editorial si se les presenta la
oportunidad.
"La considero un complemento de mi actividad como escritor", dice
en relación con su editorial, que asegura no pretende convertir en una gran
empresa. "La realidad es que no da beneficios y que me conformaría con
que no diera pérdidas, a pesar de que el trabajo va aumentando cada día. A
través de Internet se venden muy pocos ejemplares y suele ser el autor quien
los vende en su entorno o mediante la celebración de recitales, sistema que
está empezando a dar resultado con los autores de mi entorno
geográfico".
El primer paso para publicar un libro con El Taller del Poeta es establecer
contacto con el editor, para lo cual es preciso revisar las condiciones
expuestas en el sitio de la editorial en Internet, ElTallerdelPoeta.com.
Luego, tras llegar a un acuerdo, el autor firma el contrato, se publica el
libro, se fija el precio de venta al público y se hace una tirada inicial de
siete ejemplares. Número a todas luces cabalístico, pero que en este caso
tiene una finalidad práctica: cuatro son para el depósito legal, uno para el
ISBN, otro para el autor y otro para el archivo de la editorial.
A partir de este momento, sólo se imprimirá un ejemplar cuando éste haya
sido vendido, bien en ElTallerdelPoeta.com
o directamente por el autor. Si éste quiere algún ejemplar para vender o
regalar, se le hace un descuento del 20% sobre el precio de venta al público.
Y, al contrario de la mayoría de las editoriales que ofrecen servicios
similares en Internet, El Taller del Poeta no exige una cuota mínima de
ejemplares al autor, aunque éste no podrá publicar un nuevo libro con la
editorial hasta que el primero haya rebasado los cien ejemplares vendidos.
Así, se venda o no se venda, nadie pierde, según explica Pérez Poza.
"Si se vende ganamos las dos partes y nadie arriesga dinero ni tiene que
tragarse el papel de los cientos de ejemplares que le quedarían si la tirada
se hiciera a imprenta tradicional".
Y, ¿se venden los libros? Por supuesto, hay quienes venden y quienes no.
"Hay autores que dan beneficio, pues venden 300 o 400 ejemplares; otros
venden sólo tres y dan pérdidas, pues nunca se llega a recuperar el trabajo
de diseño ni siquiera los ejemplares entregados en registro", explica
Pérez Poza. Sin embargo, para la mayoría de los autores noveles —que es el
rango al que se orientan los esfuerzos de El Taller del Poeta— un acuerdo de
este tipo es más de lo que nunca recibirá de otra empresa.
Hay quienes dudan de la calidad del producto final que están en capacidad
de ofrecer las editoriales que trabajan con impresión bajo demanda. En el
caso de El Taller del Poeta, aunque se inició haciendo ediciones
"demasiado artesanales", como el mismo Pérez Poza las define,
"día a día vamos mejorando el producto, e incrementando su
calidad". Combinando los sistemas de impresión digital con el
encuadernado artesanal, la editorial de Pérez Poza ha obtenido un resultado
original, distinto del industrial. "Empleamos muy buena calidad de papel,
con marca al agua, e incorporamos ilustraciones en color a los poemarios con
el fin de darles un valor añadido en diseño".
Así, el libro que se obtiene no deja de ser un objeto de bella factura,
acorde con el poético contenido de sus páginas. Pérez Poza insiste, sin
embargo, en que El Taller del Poeta sostiene su orientación hacia los poetas
noveles. "Los autores consagrados o que se crean importantes y busquen
publicar con libros de factura industrial deben orientar sus pasos a otras
editoriales", advierte.
La total libertad del escritor en relación con la editorial llega al punto
de que un autor puede rescindir el contrato cuando lo desee y por la razón
que estime pertinente. "Cualquiera de las dos partes puede hacerlo en el
momento que lo requiera con una simple notificación a la otra parte",
explica.
El trabajo de El Taller del Poeta no está limitado a España. "Nos
hemos suscrito a un servicio que presta Correos, especial para editoriales,
que abarata mucho los costes de envío a cualquier país del mundo",
acota el editor. "Servimos a todos los países directamente, salvo a
Argentina, donde mantenemos un acuerdo de colaboración con otro taller
similar".
Por más que se esfuerce en mantener su editorial como una empresa de
modestos alcances, la difusión que ha logrado su trabajo le ha impuesto la
necesidad de seleccionar a los autores que publicará. Y, aunque esto le ha
aniquilado el tiempo libre a Pérez Poza, a su vez le ha permitido desarrollar
nuevas iniciativas, como la celebración de recitales poéticos —en los que,
insiste, funciona muy bien la venta de los libros— y la producción de la
revista Hojas de Luz, que se inicia este año con un número
monográfico sobre la poesía chilena contemporánea. La publicación se
distribuirá gratuitamente en edición electrónica y se venderá una versión
impresa. Pérez Poza planea realizar posteriores números similares sobre la
poesía de otros países.
No se acaban allí las ideas de este incansable editor, que a finales de
año presentará un estudio sobre la poesía en Internet con el apoyo de una
universidad española. "Tengo entre manos", prosigue, "hacer
una colección con los mejores libros de poemas que he publicado y una
edición en colaboración con patrocinadores y un periódico nacional o varios
regionales, un proyecto que a todas luces es muy ambicioso y por lo tanto
difícil, pero hacia el cual ya estoy caminando".
Con tres poemarios publicados —Poemas de la red, Camino de la luz
y El laberinto de las letras, todos en su propia editorial—, Fernando
Luis Pérez Poza ha abierto las puertas del papel a más de treinta autores
noveles, convirtiéndose en una alternativa real para quienes se inician en el
camino de las letras, generalmente menospreciados por las grandes editoriales
y estafados por no pocas de las pequeñas.
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Bajo la hégira de la familia. Pérez Poza posa ante el mural en homenaje a su tío abuelo, el poeta Manoel-Antonio.
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Autobiografía informal de un buscador de ovnis
¿Quién soy? ¿Por qué escribo poesía? ¿Qué busco? Son todas preguntas
de muy difícil respuesta. Un día una amiga sicóloga me dijo: Si no fueras
persona, ¿qué te gustaría ser? Y yo respondí: Gaviota. ¿Y si no fueras
gaviota? Aire, mar, cielo, respondí de nuevo. Y casi sin analizarlo,
concluyó: ¿Sabes lo que eres tú? Pues un soñador.
Ahora pienso que tenía toda la razón. De lo cual me alegro porque me
gusta ser así, un piscis recalcitrante con una malformación congénita
incurable: llevar el corazón instalado en el cerebro y unas alas en la
imaginación que me hacen volar más allá de muchos horizontes.
Nací un veinticinco de febrero de mil novecientos cincuenta y ocho, en la
ciudad gallega y española de Pontevedra. Desde que tuve uso de razón me
contaron que en mi familia hubo un gran poeta vanguardista, Manoel-Antonio,
que mi abuelo era nacionalista gallego e íntimo amigo de Castelao, y que
éramos de izquierdas. Tres circunstancias que han influido de una manera
extraordinaria en mí.
A los doce años decidí hacerme seminarista para salvar al mundo de morir
en pecado. La idea era convertirme en misionero y ser destinado a Nueva
Zelanda como tal, pero pronto me di cuenta de que las religiones no sirven
nada más que para engendrar odio y guerras, lo que permitió que tanto los
papúes como yo nos salváramos de esa fiebre evangelizadora y adolescente.
Después mi vida ha transcurrido por muy distintos, variados y variopintos
derroteros. En algunos momentos he ocupado puestos de nombres muy
rimbombantes, me he relacionado con personas que ahora son o han sido
presidentes de gobierno, ministros, secretarios de estado, y un largo
etcétera de personajes cuyo contacto me ha servido más que nada para conocer
de cerca la esencia más pura de la estupidez humana.
Ahora compagino algunas actividades relacionadas con los movimientos
sociales y esta pasión por la literatura, en especial por la poesía, que
junto con mi hija María, de diez años, son los ingredientes principales que
me motivan para seguir adelante. Soy también editor de libros de poesía y he
publicado en papel ya a más de 30 autores. Mi página es www.tallerdelpoeta.com.
Podría pasarme horas hablándoles de mí, de cuando viví en Sevilla y por
las noches buscaba ovnis por los campos del Puerto de Santa María. O cuando
di la vuelta a Francia en autostop con mil doscientas pesetas y al regreso me
sobraron ciento sesenta, dinero que gasté en Oviedo invitando a unos
franceses a unas botellas de sidra, hace ya veintitantos años. También
podría decirles que he cambiado el nacionalismo de mis antepasados por un
internacionalismo galopante, aunque desde el más profundo respeto a la
diversidad cultural. Pero no llegarían a conocerme tanto como si intentan
acercarse a mi alma a través de la lectura de mi poesía.
Fernando Luis Pérez Poza
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