Letralia, Tierra de Letras
Año VIII • Nº 107
19 de abril de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Letras
Las patas de la lagartija
Yéssika González Castro

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Nota del editor
Desde Mérida, Venezuela, la joven escritora Yéssika González Castro nos envía algunos de los textos que conforman su poemario inédito Las patas de la lagartija.

Haz sonar el carrusel
que llevo amarrado
a mi pie
insértale una aguja y descósele
la melodía.


¿Ellas?
reforzando sonrisas plásticas
para cubrir la desnudez
de un cuerpo que no existe
¿Yo?
Justo encima del pudor realizando
mi mejor streaptease.


Otra vez,
burlé las sabanas
el olor a guayaba
y esa persistente
calentura
de tus pantalones.


Hostilidad que yace
en el nacimiento de la espina dorsal
y reposa
entre las patas de la lagartija.


Siete vidas de gato
mojadas de agua
tinta
o leche
que esperan sin esperar
el vuelo de una mosca.


Llevo el peso
tres tallas más grande que yo
y aún sigue quedando corto
el bostezo clandestino
que se arropa con alfombras.


Volviste, esta vez volviste
—ese olor a arcilla me excita—
parezco estar esperando
alguien más te espera
delgada y tibia
casi muerta.


Un espejo roto
son siete años de mala suerte
eso éramos,
espejos rotos
dos gatos callejeros
despellejados por la cola
quitándose la ropa
el número de veces
igual a la suma de sus soledades


Insisto en tus brazos con alas de avión
(yacen calvas y desnudas las muñecas)
dejamos olvidados los domingos de goma
y permanecemos livianos
en el mismo sitio
hinchados de semillas
que nos cuartean el espacio
entre estas
sillas pálidas.


Creces como hierba
en la cama de hierro
falto de inviernos y de casa con sótanos
viniste a lijarme
algo más que el estómago.


El invierno se desliza
por el bajante

y no hago nada
me vuelvo comunista
con estas flores en las manos
y con este funeral
a blanco y negro.


Aún me pregunto si soy comunista
sólo puedo agregar
que contigo mantengo sexo izquierdista.


Eres el principio
de la resurrección de mi carne.


Mirar a "Alice"
antes o después de hacer el amor
se ha convertido en un rito
ella vestida y hermosa
yo desnuda y adolorida.


Llegas sin que te presienta
y como un caracol
te deslizas
por la oquedad.


¿Acaso podría
permitirte ser la polilla que mastica mi sexo?


Tu rancio amor
me está anillando el tronco.


El preludio finalizó
    (nadie se atrevió a aplaudir)
Yo, sin embargo
me mantengo de pie
mirándote envejecer


Con una sonrisa
     calva y arcaica
taladraste
     el último rincón
de mi niñez.


       

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Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 3 de mayo de 2004 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes