Letralia, Tierra de Letras
Año VIII • Nº 108
17 de mayo de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Letras
Poemas
Jefrey R. U. Peña

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De la guerra / De la paz

de los sueños afligidos de la guerra
y su gris levedad que baña las
nervaduras carnosas aún no curadas.

de esta, la temperatura de la muerte
en las sienes
y el trastoque de tus ojos y mis ojos
y todo cuanto sobrecogen.

del corazón sangrante pero latiente
en el centro de ustedes y nosotros
y todos
que bebemos de la misma agua y
respiramos el mismo aire
hundidos en el acto perenne de ser
y dejar de ser.

de la guerra y sus deterioros
y sus memorísticos olvidos,
y de la vida la cual parece verse
como una broma.


Dogma

Los muertos yacían desnudos,
su ropaje también se lo llevó la guerra
y solo hubo que ver su silencio
echando raíces hasta dejarles sin sangre.

Ahora vendrán a plantar sobre sus pechos
un árbol que atrape sus almas,
una piedra en honor a su sed,
una esposa incolora y huesuda
besada por mariposas.

Después maldecirán todos sus
pecados,
beberán vino, harán un pacto,
y lavarán sus manos con agua bendita
y cantarán,
cantarán hasta salvar el mundo.


Raptos de guerra

Y fue llevado lejos de sus hijos
y de la mujer que más le amaba
y fue conducido a los tortuosos
tabernáculos del fuego.

Después
ungieron sobre él dientes y cabellos,
lenguas tibias y manos indefensas,
y ojos.

¿Qué sería lo último que vieron esos ojos?
quizá el alma melancólica de su verdugo
saliéndose desde su garganta.


Advenimiento

Llega el amor
como un vocablo
sostenido por dos lenguas tibias,
liso como el miedo
nostálgico como las hiedras,
cierto y silencioso
es el simple velero de papel
que en la tarde es empujado
por la brisa.


Génesis

"Bone of my bones, and flesh of
my flesh...".

Un pedazo de noche
poderosamente silencioso
duerme sobre tu sexo.

Un beso de azúcar
alza el vuelo
y negándose a cualquier tipo
de exilio
te enmudece
mientras una eterna nostalgia
resbala en tus muslos,

el insomnio entonces
se posa como un hombre desnudo
sobre tu vientre.


Apocalipsis

El hombre en un cuarto vacío
inventó a Dios
para no encontrarse consigo mismo.

Desde entonces el hombre
le teme a la muerte,
a la vida,
y al amor.


Después de hacer el amor

Aliviados
(con las manos entrelazadas)
nos adormecemos en el propio vaho
de los cuerpos,
entonces ese afecto profundo flota
y se dispersa
como una envoltura cálida
que nos devora en el
frágil reposo de la ternura.

(ahora —amor—, será imprescindible
para los ojos míos verte
dormir...).


Poema de la sed

Oficio tu ternura bajo la lluvia
en los días todos de tu más allá
silencioso y limpio
en la mitad del alma mía.

Es tu mundo entero que me visita
y que planta girasoles en mi pecho
en la hora blanca de las mariposas.

Ahora paso la puerta que
lo vence todo,
dejo que la tarde coagule su credo
nostálgico
y sacio mi sed desnuda
en tus hermosos ojos.


Poema blanco

Pon una primavera en mi aliento,
trae diez universos rojos
para las yemas de mis dedos,

Y en un espejo
pon el más alegre de tus viajes,
frente a él cuatro voces
que mitiguen la muerte de un anciano,

Y pon no muy lejos de allí
un vientre que le bautice.

Trae de entre los hombres
al hombre capaz de ver la belleza
escondida
y que al menos refugie
una cuarta parte de la bondad
de un Cristo,
y pon sobre sus sienes
alguno de tus regresos.

Cerca de la ventana
pon el pan
que alimentará a los pobres.
Trae todos, todos y cada uno
de tus libros,
y tu cofre de sueños.
Trae un delincuente imaginario
y sobre sus labios
pon el más dulce de sus delitos,
pero no lo beses.

Y en tu recámara,
sobre tu mesa de madera
pon un inmortal
a quien le sonrían las mariposas.

Tráeme un hombre y una mujer
enamorados en verdad uno del otro,
los reconocerás
porque sus sexos se aúnan sin morbo.

Trae la tibieza de la verdadera
amistad
que podrá ahuyentar el frío de las noches
y en especial las del invierno.

Pon agua fresca en los vasos,
y un cuadro que se acomode
al tamaño de los ojos de tu perro,
quizás también un cigarrillo,
pero no lo fumes,
ni aun quizás después de hacer
el amor.

No olvides siete llamas para seis velas,
no olvides la guitarra y el viejo piano,
no olvides el bosque de hiedra
que adorna el retrato de tus padres,

Trae vino
y trae pan
y mi beso de agua.


       

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Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 24 de mayo de 2004 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes