Nota del editor |
Hace apenas unos días, durante la Feria del Libro del Táchira, en la muy occidental ciudad de San Cristóbal, fue bautizada la antología Los dragones de papel, en la que participan poetas noveles de esa región venezolana agrupados en el colectivo literario Nadie nos Edita. De uno de ellos, Raúl Márquez, presentamos hoy algunos textos de su poemario Reverso de reloj (Nadie Nos Edita Editores, 2002) que nos obsequiara personalmente en el XI Encuentro de Escritores Colombo-Venezolanos celebrado en esa ciudad en noviembre de 2003.
|
Afloran en la noche
viejas palabras.
El smog
del tiempo.
La contaminación lacerante
que no cesa.
Ronda interminable:
Girar, girar
girar sobre el mismo punto.
Anhelos prolongados,
costas inexorables
que no se alcanzan.
Pasajera confusa:
se te colma el corazón
de enigmas,
mientras un canto leve
te trae con las nubes.
Fue hostil conocerte.
Los pasos se encontraron
de pronto.
Era una primicia
la fiesta, el almuerzo,
todo al punto.
Como quien sueña despierto.
Desde la levedad
de tu piel
la noche se desliza
oscura
como un gran silencio.
Huellas derretidas
en espuma o papel.
Fragores desvaídos.
Amores silentes
en baúles impenetrables
y furtivos.
Y siempre el mar,
el cielo,
un caracol que no entiende
de los golpes del destino.
Y siempre la muerte
relampagueando en los ojos.
Entre espejismos y relojes
tu faz
acariciada por la luna.
Entre insomnios y distancias
mi voz
agujereada por los pájaros.
El revés del reloj
marca las horas
en destiempo.
Atesora arrullos y nostalgias,
turbias imágenes,
espejismos.
Desnuda el silencio de tu nombre.
De transparencia en transparencia,
oculta mi imagen.