Letralia, Tierra de Letras
Año IX • Nº 109
24 de mayo de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Artículos y reportajes
El impresionismo realista:
Partes mínimas de Esteban Moore

Mario Sampaolesi

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"Partes mínimas", Esteban MoorePequeños acontecimientos ocurren a nuestro alrededor, sucesos a los que normalmente no damos mayor importancia: una leve brisa ondula la superficie transparente de un lago; más lejos unas hojas caen sobre el agua para luego hundirse con lentitud; alguien en la orilla arroja una piedra.

Pero hagamos un ejercicio de imaginación. Propongámonos un cambio: no percibamos más estas imágenes de manera convencional: ubiquémonos debajo del agua de ese lago; pensémonos sumergidos, y veámoslas ahora desde la perspectiva de esa profundidad.

Estamos allí y podemos advertir con claridad cómo ondula la superficie del agua a causa de la brisa, cómo caen, en cámara lenta, esas hojas y esa piedra. Las vemos invadir nuestro reducto acuático, nuestro silencioso refugio. Por un efecto casi mágico somos testigos de que la realidad puede ser distinta.

Lo mismo ocurre cuando nos adentramos en la lectura de Partes mínimas: nuestra visión, nuestra sensibilidad, cambian. Sufrimos una modificación: la percepción de lo real deja de ser convencional.

En la vida, los hechos se suceden sin un hilo conductor aparente. Se despliegan ante nosotros de acuerdo a la lógica de nuestra comprensión de la misma forma en que lo hace un abanico; y nosotros desde nuestra subjetividad seleccionamos.

En Partes mínimas acontece un efecto análogo: hechos aparentemente irrelevantes se suceden: ...remolinos de viento envuelven la materia...; ...un trozo de celofán —que adherido a un cardo seco / invade la escena con sus chasquidos.

Esta impresión de considerar la realidad desde un nuevo espacio al cual no estamos acostumbrados se apoya, en la poética de Moore, en varios puntos: uno de ellos es un quiebre del discurso poético, una sucesión fragmentaria del mismo que imprime en el lector la sensación de encontrarse frente a un poema dentro de otro poema. Este quiebre permite la repetición en el texto de un mecanismo de la vida: la multiplicación simultánea de los hechos dentro del instante.

El poeta los nombra (en algunos casos recurriendo a la técnica de la escritura ecfrástica: descripción de las imágenes) los fija contra el silencio de la página a la manera de una secuencia fotográfica. Y allí los deja. (¿Podríamos hablar de un impresionismo realista tanto en la obra de Moore, como en la de algunos otros poetas argentinos contemporáneos?).

Esta continuidad segmentada del relato poético (aunque hay narración no hay narración) se nos presenta con una característica, a mi juicio destacable: no intenta influir en nosotros con ningún propósito, ya sea éste temático o formal. La imagen está allí, plana, tal cual es. Seremos los lectores quienes deberemos traducirla. Así, nos volvemos partícipes de la obra, cómplices de una realidad, actores de una recreación.

Este libro implica en Esteban Moore un giro en sus preocupaciones estéticas con respecto a sus anteriores publicaciones, sin perder por ello su identidad.

Quiero destacar también en Partes mínimas, tanto un importante trabajo sobre el lenguaje, dotando a su vocabulario de variados registros actuales, así como el planteo de un sensible collage donde se mezclan paisaje y naturaleza junto con el hombre y con los productos de la civilización:

una brisa nocturna —atraviesa los campos roturados
agita las hojas del eucalipto —el crecido follaje de los
cañaverales / roza sonora —las grandes ruedas de un
tractor detenido

Octavio Paz, en Corriente alterna, decía: "Las verdaderas ideas de un poema no son las que se le ocurren al poeta antes de escribir el poema sino las que después, con o sin su voluntad, se desprenden naturalmente de la obra. El fondo brota de la forma y no a la inversa. O mejor dicho: cada forma secreta su idea, su visión del mundo. La forma significa; y más: en arte sólo las formas poseen significación. La significación no es aquello que quiere decir el poeta sino lo que efectivamente dice el poema".

Esteban Moore, con este libro, sitúa sus búsquedas estéticas dentro de un inconformismo, dentro de un cuestionamiento del hacer poético, del concepto de la poesía. Y hace suyo aquello que decía Rimbaud: seamos absolutamente modernos. Porque en este siglo XXI del que formamos parte y al que representamos, no podemos, como creadores, dejar de lado sus exigencias.

En esa hermosa película de B. Tavernier, Un domingo en el campo, el personaje, un anciano pintor de fines del siglo XIX, se reencuentra con su hija. Ella critica la actitud de él, un tanto pasiva y cerrada, de tener como motivo de su pintura los objetos de su atelier. Y le reclama, como está de moda en ese momento, salir a la naturaleza, abrirse, pintar el paisaje, a la manera de Monet, Renoir, Van Gogh, etc.

El viejito, sabio, le responde: "Para mí sería imposible ir al campo, ya que nunca podría pintar como ellos. Yo toco mi música".

Creo que Esteban Moore se ha animado a tocar su música. Y también que este libro se inscribe como un claro exponente del relevante y riquísimo panorama que ofrece la poesía argentina actual.

Partes mínimas y otros poemas, Papel Tinta Ediciones, Buenos Aires, 2003, obtuvo el 2º premio del Fondo Nacional de las Artes del año 2002.


       

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Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 7 de junio de 2004 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes