Letralia, Tierra de Letras
Año IX • Nº 109
24 de mayo de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Letras
En la punta de la lengua
Luisa Futoransky

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1. Atlas Bulevar

Miles de porches
Reposeras pocas
Gran cascada y su leyenda
de almíbar cristalino
Senderos alineados
de crisantemos otoñales
Coronados por pulcras
robustas daturas áureas
que en México, que saben
llaman águilas malignas
sé precavida
pues

 

2. I am for sale

Albatros reciben migajas
De mi hot dog
Y se van a otros brazos
Otras migas

Sueño que duplican mi imagen
Para robar mi bicicleta
En el fondo de un túnel
un altísimo encapuchado
Me despoja
—¿Viste? ¿Viste?
Me amonesta una amiga jurista
No me ayudaba, sólo me advertía a posteriori
Los predicadores de tiempos condicionales
De escamas muertas de cuando polillas y roedores
Ganaron la partida.

¿Descarriada o perpleja?
Entrambasaguas

A la hora del lobo
Me acosan los de mis veinte
Y yo, sin poder verme como me veían
El vestidito celeste floreado imitación seda
Y un escote profundo en la humedad porteña
Derivando por el laberinto llamado con justeza
De "los pasos perdidos" en la facultad

Yo, que no puedo devanar el nombre
Del querido escultor cuya obra acaricié para darme ánimo
Por lo de la magia simpática
Con harta frecuencia
En los siglos guardando fantasmas, acuarios y cerrojos
del parisino Pompidou
Ese petiso retorcido de órbitas vacías
Marchando de prisa a ninguna parte
como uno más, entre nosotros

sin embargo pasé la madrugada conversando
con el Loco Daniel, trotzko, con quien en verdad
viajé una sola vez de la estación Retiro a Devoto, la mía mientras él y su sonrisa siguieron infinitos hasta Pilar.

También desfilaron en la cinta sin fin de la amargura
intacto, el número de teléfono de un tal César, de San Isidro
la fecha de su cumpleaños, mayo 17
su miembrito retráctil
con el que alguna vez quise saldar cuentas
en un ramalazo de adulterio
su calvicie incipiente, su mirar descarado
era diciembre, era derecho político en el 56
y éramos de LER ¿lista de estudiantes reformistas
o revolucionarios o ninguno de los tres?

Las gaviotas de la última penumbra
no tienen por ley descifrar siglas de náufragos
pero está claro que las bestias que no entraron
en el Arca de la Alianza
quedaron hociqueando en el inconsciente

La ñata contra el vidrio

 

3. Digo lo que creo que veo

Casi casi

No puedo dejar sin embargo de lado
que en el Jardin de Plantes me sorprendió la etiqueta
del eléboro fétido
Restregar una hoja a conciencia no bastó
Hubo que olerla, hasta la hartura
Y mi (h)almá, que en hebreo y con acento agudo y sordo
quiere decir doncella
clama venganza
restos de un beso
de junio, inoportuno
silencian para nunca
El corazón

Creer y temer van muy cerca
Juntos pero no revueltos
Decíamos
Ayer

Frondoso, el ginko
Árbol de los 1.000 escudos de la vida
Ilumina una por una las venas que se dejan
todavía

Hubiera querido convencer a D.
de que a partir de cierta altura
hubiera podido ahorrarnos
los inviernos, la escarcha
y la sequía

El cielo prístino se cubre
Arrecian a manotones los tornados
¿qué sol trepa ahora, nena, a tu ventana?

—Vasta, glacial
la noche de Toronto, nunca fue pródiga en mariachis.
Seguiremos remando, a contracorriente
como si deseo y realidad pudieran unirse cierto día.

Excellent weather for bombing
Anuncia el locutor sin pudor, sin ambages
La pantalla continúa mostrándonos verdosas bengalas
que crepitan en alguna remota serranía del planeta
Nos alertan contra letales polvos de colores
Porque estamos en guerra contra equis
los puntos cardinales
los bestiarios, las pesadillas cochambrosas
y no hay dream catcher
que nos pueda

Sería injusto que no rectificara el tiro
I was , y asumo, la lejana joven regalada
Pero, que lo sepan
ricuras y no me corro
I am not for sale

Punzada: el artista del nombre sumergido
a quien los herederos
en vida tacharon de senil para apropiarse de sus bienes
y el juez contuvo; fuera miserables tengan la cortesía de esperar unos segundos
que amortajemos su dulce nombre se llama y parasiempre
De Kooning, William.

 

4. Iowa bis: Handle with care

Frágiles, un cortejo de mogólicos
Limpia los cuartos políticamente correctos del hotel
no alucino, trepan a mi cama, me vapulean los remiendos
las intenciones, el malstrom, los descuidos

Larga fue la noche que precedió la derrota
Del equipo local
Sus hinchas abrevaron con libaciones y eructos el amanecer
En tiempos de excepción como los que vivimos
Los ángeles no dan abasto para satisfacer prodigios menores
Así que los "Águilas de Iowa" perdieron estrepitosos
Y vos, quienquiera seas, me seguís doliendo el insomnio
la vigilia y harto mediodía
Sin embargo, después de rudo combate
los ángeles me concedieron, tan queridos
adormilarme en el Memorial Union
en brazos de mi amante "como-se-lla-me-Ventura"
con quien viajaba por ahí sin palabras,
pura y rara virilidad de la generosa y abrigada
Para equilibrar un poco la distancia que me imponía
a causa de sus compromisos cinematográficos y familiares
le confesaba mis amoríos con Jean (Gabin)
"Como-se-llame" mordisqueaba como en la pantalla sus labios en silencio porque aun envejecido, lo respetaba tanto.

Nunca confesé que lo había visto, por la luz que me alumbra desayunando un primero de enero solo y su sombra
en Champs Elysées, en Fouquet quand même .
Y yo, ¿qué hacía chapoteando esa vereda ese día entre los días?
Entré, recuerdo, sin disimulo al lugar para conservarte mejor, y tomé un café que paladeo grano a grano, como ves, hasta hoy que te desvelo devolviéndote a tu nimbo
El río, el café tibio.

Queridos presentes y ausentes de mi Iowa bis
Tengo el ingrato deber de informarles que fuera del perímetro
de las granjas y las nuevas calles peatonales,
De los pasos que remolonean al ritmo sonriente
Del have a won-der-ful day
Acechan sin alegorías las trampas de la guerra y de la peste
Las de toda la vida, las de verdad.
La maldición, bíblica pedrada en plena frente polifema
repercute, en círculos concéntricos
hasta la cuarta generación.
Pilatos Poncio no firma salvoconducto de indiferencia
que valer hacerse pueda ante tan precaria eternidad.

Cuando menos lo esperaba, saliendo a fumar
como impone hacerlo ahora la costumbre en casa ajena
tuve la fortuna para mí exclusiva de toparme
con una nítida estrella cadente.
La muy vagabunda no me dio tiempo a pedirle nada.
Apenas la breve interjección y ella y yo caímos
heridas de belleza.

Soy un poco rumiona, lenta para los mandados
dirían los gauchos matreros que no existen.
Entonces, al rato pensé estrellita la muy mía de Atlas Bulevar, que de haberme dado tiempo te hubiera pedido, un tizón de dicha y colmo de los colmos, constelación de mi corazón, un trechito de amor retribuido, que como tener tener, no me desmientas, de cerca ni de lejos, nunca tuve.

Mi amiga Rosa recuerda que "mi Ventura" en vida se llamó Lino
Y esta noche vuelvo por las mías y me ocupo en soñar
con enfermos terminales. A un conocido que se llama "Caballero" consigo que lo coloquen en un pasillo y lo único que repite en sordina es "la-vi-da" y con tal signo me doy cuenta de que me había reconocido

Ahora resulta que en una islita de Uzbekistán almacenan sin pausa desde hace 15 años carbunclo suficiente como para diezmar las ciudades más ufanas del planeta.

Solícitas, las aeronaves antes de montar entregan, en mano, a los amanuenses del presidente del Imperio todo y más sobre los viajeros, detalles de sus cuentas bancarias —lo primero es lo primero—, después vienen detalles sobre convicciones, supersticiones y creencias, hora preferida de las efusiones autorizadas a condición de que se practiquen con parsimonia y moderación, y por adelantado se paguen los aranceles vigentes coronado el todo por el visto bueno de inmigración.

En el negocio de videncia de la calle Saint Clair ofrecen precios especiales, sólo esta semana, para la lectura de mis manos. Cinco dólares cada una. Será por número y profundidad de surcos. De las patitas que no tienen precio y las quiero tanto, no hablan.

Antes de despedirme no me tengo que olvidar de las ardillas. Las avellanadas con estolas de armiño me sirven de ahuyentademonios.

Escribo en un memo de mi Rosa de Toronto:
Colorín colorado, e l cuento de Iowa, de Ventura y Atlas Bulevar
este siglo
Ha terminado.


       

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Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 7 de junio de 2004 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes