Letralia, Tierra de Letras
Año IX • Nº 110
26 de julio de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Letras
Poemas
Francisco Cascallares

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Poema del vacío

Requiere muchísimo esfuerzo
leer los poemas
de un desconocido.
Luego se sentó
el cuero dijo su único quejido
con la sonrisa mordió el habano
el maldito editor.

El escritor
tiene una barriga
que expresa
todo lo que no ha hecho
apenas para extraer ese poema.
La panza lo vuelve indeseable.
La panza es la semántica
de que decir ciertas cosas
todavía tiene un precio.
El escritor tiene una barriga
tan plena
que su vida
debe ser vacía:
en alguna parte.
hubo algún error.

 

Líneas que no podés decir

En un momento miró a la nada
al lado de una rajadura en la pared
con dos grietas como pelos
—todo eso no era más grande que mi uña
un sistema tan poco complicado
como las líneas trabajadas de su abdomen—
el momento preciso en que la propuesta de cambio
dejar una frase
o verla tan fija hacia la izquierda de la rotura
tan al borde del quiebre
tan fija
en la nada,
mucho más complicada,
es más interesante que yo.

Se ocupó de su parte de la cuenta.

 

El tiempo parece quieto

El tiempo está quieto,
como si usáramos la misma ropa
cada día.

El tiempo está quieto,
como si usáramos la misma ropa
todos los días.

El tiempo parece quieto,
como si día a día
usáramos la misma ropa.

 

Poema de los perros

Los vio en todos los lugares, transpirando de la pared,
lamiendo las entrañas con las lenguas olorosas.
Sugerían todos los colores de los patios de suburbio.
Habría que recordarlos, me dijo una tarde, no tanto por sus hábitos
sino porque no van a irse y porque, a veces,
muerden. Los ojos les brillan
de rabia, luego se olvidan de todo con inocencia
y la piel les sigue oliendo tan mal y uno se deja morir
sin demasiada convicción entre tantos dientes.
Ni los libros ni guitarras van a salvarnos, ni los profetas
de este u otro lado, hermanos incomprensibles.

 

La hora cansada

Amanece. Todavía vuelve gente
ya nada elegante, con botones
desabrochados y olor a parranda,
de a uno o dos, desperdigados
por el final de la fiesta. No siempre
son jóvenes. Todos en silencio:
se miran los pies y
hay como un pacto, como
algo hacia qué tener reverencia.
Terminan de volver delatados por el sol / los otros
empiezan a salir y, desayunados,
los miran con desprecio
y un poco de envidia,
se sienten menos libres pero
algunos se enorgullecen y van
sin
rozarse al pasar porque se van a hacer el mundo.
Un joven escribe bajo un sicómoro.

Está amaneciendo. La hora
más brillante, la hora cansada.

 

e-poema

tu sistema operativo es lo que quiero,

y llenarte en un descuido
el disco rígido de virus
que astutos, rápidos, te roben
los archivos que te crean
y que busques tu venganza vía módem.

quiero tu gigabyte, entero,
tu word 6.0,

de a poco ir convenciendo
a tu software
de mi hardware.

quiero comprender
lo que haya detrás de tu prompt,
de cuánto es capaz tu cd-rom,
llevarte al ciberespacio
en sincero shareware,
sin protectores de pantalla,
con memoria expandida,
oh, mi disquito de booteo.

ser el dé-o-ése de tu norton,
el punto exe de tu menú principal.
customizar el setup de tu sistema,
mi pentium, mi mousecito,
mi inteligencia artificial.

me desespera.

oh, mi realidad virtual,
¿en qué arroba te voy a encontrar?

 

mujer escribir

            no es tarea fácil
concluible certera
ni convincente confieso
(aunque sí dinámica sorprendente)
ajustarse en corsé de tinta y papel
a palabrazo limpio

            me afilo con
invención y maquinaciones
y un ingenuo armamento de ingenio
y por qué no aspiraciones satelitales
estudiar con mis generales
en mis pizarras de estrategia
algún punto débil en tu defensa
tras el descarte de diez mil tácticas
un golpe rápido devastador efectivo innovador
porque sólo cuento con que un tercio de mis hombres
y veinte armas oxidadas alcancen la contienda
y ya nos bombardean entre luces
rojas intermitentes y constantes
pero me conmueve en espasmos
un impulso alejandrino de conquista
            mujer
            a palabrazo limpio
                          escribir es una guerra

            me mareo entre
las fiebres de champaña
las posibilidades de la rumba
por llenar las charlas mudas de alguien
de acuerdo al repertorio de sus gestos
consigo llaves para puertas inauditas
nos acalambramos las piernas con merengue
desplegando la prolija lista de memoria
pero innovando de oído algunos pasos
porque el accidente rompe el monocromo
desafío estribillos sin pudor
con la excusa de tus dientes
que se esconden detrás de la sonrisa
tu cadencia me unge cómplice devoto
pero más lo que esconde tu perfume
            mujer
            a palabrazo limpio
                          escribir es una fiesta

 

Composición sobre tarde y sombrilla

Temo que en la hora de los perros
pediremos whisky bajo sombrillas,
pasarás la sal a alguien;
no lo conocés pero cuenta buenos cuentos
y es irreverente y favorito de todos.
Podría haber sido distinto
pero ya estamos empezando.
En la hora de los perros
ya no estaremos nunca solos;
ya no hablaremos de lo mismo;
en otra vida, tal vez,
pero en esta las calles
son más luminosas
la gente se divierte más
y baila
y se ríe de otras cosas
(habrá que adaptarnos
a las historias de éxitos y robos)
y le gusta sonreír
y que siempre esté el ruido
sin que haya que pedirle un sentido
y a la noche lo recompensarás todo.
Tal vez me arranques el alma.

Comenzaré agachado.
Escribiré una novela
recetada con intriga
pero sólo por hacer algo;
ya no habrá tiempo para lo de antes,
pero hacerme ingenioso o más entretenido será lo importante:
todo será un plan cuidadoso.
Comenzaré agachado y tal vez sea como Jay Gatsby
y tal vez demasiado como él.
Favoreceremos las sombrillas en verano
y la lana en invierno
y, decididamente,
te servirás otro gin tonic
y aprobarás mi cursiva.

 

El verso

La única razón es pobre;
se quema encima de una lámpara
y despide un olor dorado y lento.

A menudo, en la calle,
encuentro otras mil personas:
no tienen existencia /

como cuando andamos en calles
con declives
y se descosen ante vos y yo
y no se arman de vuelta ni en nuevos motivos
a dónde nos llevan
a qué se parecen
como gente en la calle o recuerdos / nubes / charcos al costado / cualquier
cosa
sin ninguna cara que puedas decir este / este

inasibles / no asignadas a nada en particular
solamente las texturas
solamente las texturas de este mundo
respuestas mudas que se adaptan a los dedos
opuestas a las uñas
duras que crecen
que cortamos en paréntesis / respuestas blandas
que cortamos en paréntesis o no
depende de la estación del año / de las ganas que nos queden /
que cortamos en paréntesis
las respuestas blandas
cortamos /
así

Nosotros somos palabras
del lenguaje de Dios
y es como si no lo supiéramos.
Nosotros somos palabras
del lenguaje de Dios.
Pero las texturas que armamos son mudas
inasibles / no hay signos
en nada en particular.
El resto se ensambla.


       

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Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 2 de agosto de 2004 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes