No digan
insistir en el amor
creer que una tarde cualquiera
tropecé con él
tal cual me lo diseñó algún ángel
de esos que deben abundar
sin un trabajo fijo
porque nadie los toma como prudentes
son demasiado pretenciosos
e imagineros
insistir en que en algún lugar
un alma complemento de la mía
está confiada esperando
que hay una casa blanca
a orillas de un arroyo
unos robles altos
que dan albergue a los nidos
una ventana sin rejas
inundada de geranios
desparramados
malvones
en macetones con patas
como los que recuerda
mi niña
insistir que mi mundo
es mi mundo menudo
ese que diseñaba con el dedo
bajo las sábanas
en las silenciosas noches de invierno
no digan que me he equivocado
no lo digan
aunque sea estricto
No me aten
cuando los pájaros de mi nido
extravían la ruta
me pierdo en silenciosos laberintos
busco las plumas aturdidas
y una que otra ala
que me guíe al refugio
cuando las mariposas no encuentran
la flor donde posarse
es un vuelo de alas desgastadas
y un color que se va desliendo
cuando las laboriosas abejas
hacen huelga
la reina sale de su panal
en busca de otras colmenas
y así entre vuelos y plumas
suelo evadirme
para de algún modo aferrarme
a esta morada
aunque escribo en todas sus paredes
—No me aten quiero escapar de mí—
Vuelo
Voy a caminar por tu orilla
Un día de estos
El cordón de tus zapatos
Logrará atarme a tu pisadas
O simplemente perderé el rastro
Pero
si tan sólo supieras
si la explicación
fuese innegable
si no importara
el porqué
ni el cómo
es posible
que mi andar dibujando mariposas
y mis manos
acariciando nidos
en lo alto de los sueños
tuviera una prueba
una razón revelada
pero
si tan sólo supieras
que no hay explicación
ni es evidente
ni es importante
el porqué
ni el cómo
de éste mi hallarse