Letralia, Tierra de Letras
Año IX • Nº 118
22 de noviembre de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Letras
Oficio de espejo
Sary Oliva Herrera

Comparte este contenido con tus amigos

Pan para el mundo

El pan,
el grano, y más.
La cópula esperanzada,
el éxtasis conjunto, el numen
que nos recala en niebla, esperma, lluvia.
La gravidez en la espiga, el espejo asoleado en la mazorca.
Al cosechar cantamos al sudor
que humedece nuestro surco,
a la ofrenda y al pacto.
Cantamos,
el agua en el molino y las manos en el pilón,
la levadura, obrera pequeñita, infatigable; el horno,
concienzudo y madrugador, francos
saludos desde el burén y la bandeja
ante el huésped inesperado.
Al cuerpo repartido, a la ofrenda y el pacto.
Cantamos por el caucho de los neumáticos,
el acero del barco,
la bicicleta del repartidor
Pero también a Ceres y a Pavlov, sorprendidos
en romance caliente por las cámaras;
y acremente a la bolsa, que se abotaga
de ilusión salivada, odre de los valores
que vendieron el pacto.
Toda la voluntad en su carne restauradora,
toda la música bajo
su corteza dorada, como la tierra, todas
las lenguas sobre mi lengua, ahora,
como el mundo.
Pan para el mundo, el mundo para todos.

 

Turistas

Personas que recorren los países por distracción y recreo

Llegas con buena provisión de asombro.
Pagas por deslumbrarte
con el dulce arco iris de las frutas
en carnaval, con las faldas de goznes permisivos
o el cascarón estéril
de la historia.
Y te dejas mimar por dioses restaurados
con la fe del bolsillo, por tu buena fortuna.
Y saludas al sol,
el implacable carmenador de ceras,
que luce tan buen tipo
a través de la capa de ozono,
fuera de la mampara de titanio,
detrás de los cristales polaroides.
A menudo se nota
—aun después de franqueada la córnea digital—
el aura fresca y sobria,
aura climatizada que te distingue
del avispero de no protagonistas,
gente decorativa, gente extra,
gente que prueba hasta qué punto
puedes estar conforme y alegrarte,
—Dios mío, que esta no-gente desearía
ser como yo turistas de su tierra—

¤¤

Toda persona —literalmente y en su acepción humana—
Tendría que hacer un viaje por el mundo;
de recreo (¿por qué no?) y también de asombro
como quien viaja a recorrer una heredad,
a conocer a la familia.
Vamos a la matriz legrada del Nilo,
y al indigesto Louvre,
embutido de robos museables.
Vamos a la cubierta de los portaaviones,
circo de los pulgares condenatorios;
y a un refugio, con su carpa de balas.
A escrutar la concepción del universo,
cuando la noche penetra al Mauna Kea,
y a disfrutar del día y de un hotel
cinco estrellas en Singapur.

¤¤¤

Y siempre nos saldremos a la puerta,
unas veces alegres, otras con extrañeza,
buscones de regalos, obsequiosos de tienda,
proveedores de sueños, aguadores de fiesta, pero
siempre nosotros, gente protagonista, gente
que va conmigo a recorrer la casa, a buscar
el asombro, a saludar a la familia.

 

La carrera del siglo

Después de la primera vela
ganada a la adversidad: pajaritos de azúcar,
San Nicolás que obstruye las vías del tiempo
con sus conglomerados
de plástico multicolor.
Después,
Manipular el ábaco y los peldaños,
celebrar los descansos,
si se puede en el trópico.
Disecar las esferas en parcelas
y colorearlas según la posición e idiomas.
Obtener las verdades acuñadas en tinta,
tripular los elevadores empapelados con diplomas.
¿Y después?
Un papel por el techo, un papel por el cielo;
por alimentar la libertad
con fuentes no renovables de energía
y para escudar ese capital considerable
que amerita una protección máxima.
Los cuños te compactan la sustancia; las firmas
incrementan el radio atómico, las esferas,
los adjetivos y electrodomésticos
que orbitan en torno a tu posición e idioma.
Los documentos dan la seguridad de tu existencia,
de tu derecho a comprender la realidad.
Libre ya en pergaminos de la adversidad.
¿Y después?

 

Elogio al acondicionador de cabellos

Natural
como la cola del cometa,
mi cabellera astral se extiende
hasta los límites de la vía láctea.
Pero. ¿Qué hacer con este cardador
hecho de rayos gamma,
con ese polvo de planetas muertos?
La radiación de los púlsares es una bomba
sobre el testudo de la ceramida.
No. ¡Ella es la leche sin el fuego!
Majestuosa
como una alfombra de púrpura real,
mi cabellera rococó
despliega su abanico para el baile.
Pero. ¿Qué son esos bucles decrépitos,
esas figurantes olas muertas?
No. ¡Ella es la seda sin el gusano!
Ni el mismo Luis el Sol poseyó nunca
acondicionador como el mío.
En su pote traslúcido parece inofensivo
pero es más poderoso que el astro
Rey que hace medrar por gemación,
que no genera.
Con los dioses debiera compararse,
porque ha resucitado jaculatorias
de cadáveres celulares.
Desde que yo lo adoro, mi cabellera
es naturalmente radiante,
igual que un crisantemo
envuelto en celofán.

 

Buda y la burocracia

Un traje sastre,
un corte disciplinado,
un pasaporte
del color apropiado,
mejor un número, una serpiente aritmética,
cancerbero codificado de tus bienes,
testimonio de tu solvencia.
Son esas las pruebas de tu entidad
que logran convencer a un burócrata.
Si no, ya puedes disolverte
cual humo del incienso
en la polución global;
deslavarte en fantasma de oficinas:
Igual no te verán.
Las propiedades de los cuerpos
(la masa por ejemplo, las curvas, los recesos)
no van con el burócrata.
Nada de la manzana que retorna a la tierra
Para saber que existes no se fían
de los sentidos (consentidos románticos).
A la orden del día su gremio ha enarbolado
un pendón metafísico.
Con buena voluntad la emprenden a desplantes
contra nuestros prejuicios cartesianos.
Los burócratas, esa raza
anodina, desamada, se ha propuesto
acercarnos a empellones al nirvana.

 

Elogio al blanqueador dental

Veranda de azahares monoclonales,
albo que te quiero albo.
Desfile de beldades mojigatas,
pulcro que te quiero pulcro.
Enjabelgadas en satín y escayola,
blancas y pulcras debutantes
que se insinúan al paso del auriga
bajo del quitasol Dior addict ultra shine .
Puro blanco no de nubes ni espuma,
no digo de la nieve
no digo de la luna,
todos blancos ascéticos que no atrapan la luz.
Digo más bien Danone plano
y blanco Levis latex
para interiores.
Digo las bandas blanqueadoras ajustables
y el pulidor dental.
¡Ay que ya temo levar los ángulos!
¡Ay que no tengo un níquel que me compre
la sonrisa apropiada!
¡Ay! ¿Cómo voy a rumiar tanta tristeza
con mis dientes sin risa?
Feliz cuando iletrada de anuncios comerciales
sonreía del pecho,
de espaldas a mi deprivación calcárea.
Felices los que ríen, ríen, ríen.
Y simplemente ríen.

 

Platonismo Neón

¡Adiós Lucy, adiós Lucy,
la de piernas old fashion!
Ya no llores por el árbol familiar:
Lo hemos quemado.
Adiós pequeños ácaros
enmascarados entre los restos de la sangre:
Ya no seremos de la misma sangre.
Deforestada la colina pagana,
no más bucos, centauros ni sirenas.
¡Adiós a los estigmas animales!
Violado el laberinto del deseo
por el manual de instrucciones
¡Adiós al minotauro y al olor
de los subproductos hormonales!
¡Adiós a las imperfecciones de la vida!
¡Bienvenidos
el rasurado completo
y el desodorante corporal!


       

Aumentar letra Aumentar letra      Reducir letra Reducir letra



Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 17 de enero de 2005 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes