Qué fue del amor
Dónde está el amor.
Pájaro transparente.
La última vez picoteaba tu pubis
en un jardín de la plaza de Talca.
Momentos fugados
Un montón de momentos fugados,
guijarros en la superficie de la tarde.
Quizás los abrazos del frenesí,
sus gaviotas de felicidad,
dejen huellas en la atmósfera,
minúsculas partículas de sangre.
Porque no es posible que tus senos floten,
desaparezcan,
como tenue vaho en el vidrio opaco del alma.
Condensación
El amor dejó de ser halo,
se condensó en ojos,
en pezones que miran y no ven,
en nalgas de luna,
en marea,
en muslos que abrazan,
ahogando el ímpetu de las embestidas.
Soplo
Si el dorso de los párpados nos sueña,
la lluvia,
el calor de piel a piel,
nos devuelve en soplo nuestras caricias.
Claridad impura
Despertar atropellado por tu vientre.
Besar las flamas de tu espalda sin quemarse,
tirándolo todo al mar vacío del morir,
donde las ventanas del sueño se quiebran
y la noche mellada de los amantes
rompe en claridad impura.
Mujer inmaculada
Los dedos del día arañan las sombras
de los perdidos. Ellos duermen al pecho
de la madre puta, descansan del orgasmo
de cada día. Hijos del único amor posible,
el de la mujer que ama sin propiedad de nadie,
sin culpa y por ello inmaculada.
El mirón
1.
El placer de dominar los rincones,
las marcas de las bragas en tu piel.
Tus pechos mirándome con redonda
pupila de ciego, hiriendo las manos
que no pueden amasarlos.
Hay algo de cuento policial en mi condena:
un enigma, una búsqueda y un fisgón
con ojos de bala, que atraviesa sin avisar
los muros de lo íntimo.
2.
Quisiera volar hasta tu espalda,
ser ungüento deslizándose por tu piel
y beberme tu agua de hembra.
No tenerte en los ojos
sino en las manos que caen
al pastizal del delirio,
ahogándose en la espuma imposible
de tus muslos.