Francés
Víctor Segalen
Estelas
(En el centenario de su primera edición)

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“Estelas”, de Víctor Segalen

A propósito de Víctor Segalen

Nace el 14 de enero de 1878 en Brest, Francia. Su infancia transcurre en su ciudad natal y allí su madre le enseña música y aprende griego y latín con los jesuitas. En 1898 aprueba el examen de ingreso en la Escuela de Sanidad Naval de Burdeos. Al año siguiente conoce al capellán de esa escuela, que había prestado su colaboración a Joris-Karl Huysmans para su célebre obra La Cathédral, y por recomendación de ese sacerdote Segalen visita a Huysmans. Este encuentro tuvo una gran importancia para el futuro poeta.

Termina sus estudios en la Escuela de Burdeos en enero de 1902, una vez que fue aprobada su tesis doctoral, la cual llevaba por título Les Cliniciens és Lettres. En septiembre recibe la comunicación que le ordena incorporarse al navío “La Durance”, anclado en el puerto de Papeete (Tahití), adonde llega, después de pasar por Nueva York y San Francisco, el 23 de enero de 1903. En el mes de agosto su barco hace escala en Hiva-Oa, en las Marquesas, donde Paul Gauguin había muerto tres meses atrás. A su regreso a Tahití escribe el artículo “Gauguin en su último decorado”.

Víctor SegalenEn una breve estadía en Ceilán, en 1904, se inicia en el conocimiento de las religiones de la India y al año siguiente “La Durance” atraca en Tolón, Francia. Se casa y su trabajo de médico, poco absorbente, le permite reanudar sus trabajos literarios. Conoce a Pierre Louys y Gilbert de Voisins y en 1906, a Claude Debussy.

En 1907 aparece su libro Les Immemoriaux. A partir de 1908 se dedica al estudio de la lengua china. Gilbert de Voisins le propone un viaje de exploración por la China central y Segalen acepta.

En 1909 llega a Pekín para unirse a Gilbert de Voisins. En agosto comienza el viaje de exploración y durante cuatro meses recorren llanuras y montañas del noroeste chino y luego descienden por el pie de la meseta tibetana hasta alcanzar la provincia de Sichuan. Luego en un junco bajan por el río Yangzi hasta la desembocadura en el Océano Pacífico. Segalen antes de salir de Pekín decide escribir Le Fils du Ciel, subyugado por la figura del emperador Guang Xu, fallecido el año anterior, y reúne unas hojas de carácter estrictamente literario a las cuales coloca el nombre de Briques et Tuiles (Ladrillos y tejas).

Se instala con su mujer en Pekín en 1910 y continúa su estudio y perfeccionamiento de la lengua china. El 24 de septiembre escribe Segalen la primera estela: “Empreinte”. Durante casi ocho meses, escribe diariamente una de esas “prosas cortas y duras”. En 1911, después de ayudar a combatir una epidemia de peste amarilla en el norte chino, se instala con su familia en la ciudad de Tianjin, cercana a Pekín, donde vuelve a trabajar sobre Le Fils du Ciel y Stéles. En 1912 se publica en Pekín la edición original de Stéles, no destinada a la venta, trescientos ejemplares impresos, por una sola cara, en papel imperial de Corea y plegado “en acordeón”.

En 1913 Segalen realiza un viaje a Francia con el fin de recabar apoyo oficial para la expedición arqueológica. En febrero de 1914 parte la expedición de Pekín. El relato de los descubrimientos fue redactado por Segalen en sus Feuilles de routes. Estalla en Europa la Primera Guerra Mundial y Segalen recibe la orden de trasladarse al hospital marítimo de Brest. En 1915 aprovecha una convalecencia para terminar Peintures y continuar la redacción de René Leys y Orphée-Roi. Al año siguiente aparece la primera edición de Peintures en París. En el mes de diciembre de este mismo año 1916 le proponen formar parte de una misión militar de reclutamiento de trabajadores chinos. En Shanghai conoce a Charles Gustave Toussaint, quien le muestra un manuscrito encontrado en un monasterio de lamas del Tíbet y cuya traducción publicará más tarde Segalen con el título de Le Dict du Padma.

Víctor SegalenEn marzo de 1917 tiene la posibilidad de estudiar, en los alrededores de la ciudad de Nanjing, las tumbas de la dinastía Liang (siglos V y VI). De nuevo en Pekín, comienza la redacción de un largo poema, titulado Thibet. En agosto abandona China definitivamente. Se traslada a Hanoi, Vietnam, y allí espera la orden de regresar a Francia. Desembarca en Marsella en marzo de 1918. Intentó crear un centro cultural extremo oriental en Francia. El 12 de noviembre trabaja por última vez en su poema Thibet.

En enero de 1919 cae gravemente enfermo. Pasa dos meses de convalecencia en Argelia. Luego se traslada a un albergue del bosque de Huelgoat, Francia. En la mañana del día 21 de mayo sale del albergue y tres días después es encontrado su cuerpo al pie de un árbol, junto a un libro de Shakespeare, Hamlet, abierto. Sólo tenía una breve herida en una pierna. No se sabe cómo ni de qué murió. Por deseo de su esposa fue enterrado en Huelgoat.

 

Acerca de Estelas

Originalmente lo que llamamos “estelas” (en chino, bei) eran unos postes de madera erigidos en los palacios y delante de los templos para conocer la sombra del sol y para amarrar las bestias (caballos o bueyes). Mucho después los postes fueron reemplazados por largas y rectangulares lápidas de piedra sin inscripciones. Durante la dinastía Qin (221-206 a.C.) se comenzó a grabar caracteres sobre las superficies de las lápidas y se les llamó “piedras esculpidas”. A partir de la dinastía Han (206 aC-220 dC) se les denominó bei (estelas). Su función se expandió y se las colocaba en los lugares prominentes de los palacios, delante de las tumbas de personajes importantes, en frente de los templos de los antepasados y al lado de los caminos y puentes. Se las decoraba con inscripciones talladas con alusiones al cargo y virtudes del difunto y también se las esculpía con referencias a victorias del ejército imperial o de un gran general, con edictos, oraciones piadosas, panegíricos de afecto, amor o amistad y como conmemoración de hechos resaltantes. Surgió entonces todo un arte de erigir, esculpir y adornar las estelas. Las más bellas estelas están rematadas en su tope por dragones tallados en mármol y el pedestal descansa sobre una enorme tortuga mítica así mismo esculpida con elegancia y finos rasgos.

Estelas, de Víctor Segalen, reemprende la trama de las palabras imperiales. Los numerosos poemas retoman la temática ya explorada en El Hijo del Cielo. Las reanudaciones son más sensibles aun en los textos aislados. El hermetismo de los signos, el careo con un sentido desconocido. Conclusión de poemas imperiales, el emperador Guang Xu cogido en una trampa de una historia y el yo vacilante de su palabra personal que trata de hacerse entender a través de los textos poéticos. Su singularidad, en trazados fugitivos y desnaturalizados, intentó manifestarse en los poemas. Estelas ilustra las convicciones del narrador de René Leys, el lenguaje de acceso hacia adentro.

En Estelas, Segalen crea un estilo literario donde mezcla íntimamente la poesía con otras formas del arte como la pintura o la escultura. La estructura de Estelas ordena sesenta y cuatro poemas (sesenta y cuatro son también los hexagramas del Libro de los cambios) según las cinco direcciones de la tradición china: este, sur, oeste, norte y centro, y reintroduce la axialidad occidental en la oposición-asociación de sur a norte, de este a oeste y en rompimiento, la continuidad de un grupo de poemas (nueve) juntados bajo el nombre de “Estelas de la Orilla del Camino”. El resto de los poemas llevan por título “Estelas de Cara al Mediodía”, “Estelas de Cara al Norte”, “Estelas de Cara al Oriente”, “Estelas de Cara al Occidente” y “Estelas de Cara al Centro”.

Debajo y a la derecha de cada título de poema aparece un epígrafe en chino que es como una clave que conduce a su comprensión. Casi todos los epígrafes fueron traducidos por Segalen, en algunos casos acertadamente; en otros no tanto. En esta selección los epígrafes no han sido traducidos.

Estelas lleva una dedicatoria: “Estas Estelas están dedicadas en homenaje a Paul Claudel”. Poeta, diplomático, ensayista y dramaturgo francés, Paul Claudel (1868-1955) ocupó cargos en su embajada en China en tres ocasiones y también se apasionó por este país. Es posible que en su tercera estadía en China (1906-1909) Claudel haya conocido a Segalen.

“Estelas”, de Víctor Segalen

Antes de venir a China, Víctor Segalen la había soñado. Especialmente la China antigua. Esto no era una imaginación fantástica, artificial, sino por un conocimiento libresco asaz profundo. Él había estudiado concienzudamente a los chinos antiguos, en ciertas obras canónicas provenientes de los grandes pensadores del periodo inicial de antes del imperio: Confucio, Mencio, Lao Zi, Zhuang Zi y algunos otros. Al lado de un maestro como Edouard Chavannes ha debido familiarizarse con los primeros grandes libros de la historia tales como el Shu Jing (El Clásico de los Documentos), el Zuozhuan, los “Registros Históricos” de Sima Qian... Él había estado inclinado, con asiduidad, hacia la literatura, y no cabe duda que se interesó por el Clásico de la Poesía (Shi Jing) y ciertos poetas de la dinastía Tang.

El taoísmo filosófico tuvo una influencia sobre Segalen y de allí parte su “visión china”. Él mismo reconoció como una deuda con el taoísmo muchos de sus puntos de vista. La analogía del hombre y la ciudad, por ejemplo.