Nota del editor |
El escritor uruguayo Mario Mele nos envía desde Paysandú su más reciente
poemario, Café negro, publicado en 2003 por la casa montevideana Ediciones
Aldebarán en su Colección Hermes, en la que también apareciera en 1999 su
libro anterior, La camena, comentado en nuestra edición 89 del 5 de junio
de 2000. De Café negro publicamos ahora la sección "Áglae", en la que
nuestros lectores podrán apreciar la fina poesía de Mele.
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AGLA1
nada volvió de la noche
pasada la madrugada,
tus pies quedaron encima de mis manos
y desde allí traté de hablarte.
Tu cadera amordazó mi boca
y nos taparon las sábanas que cayeron del techo con tu piel
a calentarme las piernas y los brazos,
después,
los pechos juntos sacudieron
los pájaros ocultos de la cama.
AGLA2
me canso de verte de noche
poblada de fantasmas
la luna acude a tu boca
para hincar su filo en mi carne,
no viene el silencio ni llegan las palabras,
por eso no muero,
no puedo en tu vientre desnudo abrazado de piernas
morirme aunque lo quieras. Y besarte.
AGLA3
atrás de la casa
se impregna tu cuerpo
de yuyos y tierra,
adentro siempre el mismo incendio
que nos deja desamparados,
por eso ando desnudo por tus piernas
ocultando mi boca del aire.
AGLA4
de todas tus sombras, la mejor,
es la de las dos de la mañana
cuando la luna de octubre baja
y te recorta desnuda
en el filo de mi cuerpo,
la piel festeja erizada
la caricia de tu cadera,
y los senos inmóviles se suben a la vida
para presenciar de a ratos
esos ratos de mi muerte.
AGLA5
cuando desperté
no eran más de las dos de la madrugada,
los lápices jugaban en el techo
a cual de todos caía al alma,
más tarde, en la noche,
se partió el pecho
con tu llegada por las sombras
a rozarme con los senos
y erizarnos la carne.
AGLA6
rocé el sudor
en la mitad de tu espalda
para escribir el nombre
entre tu vientre y mi mano,
y solté el lápiz
a la altura de tu cadera,
pero antes de caer
dibujó en tus piernas
las letras que faltaban.
AGLA7
¿será un fin de semana que muera?
o una noche de lunes en la comisura de tus labios,
los grandes sueños de la noche
cortarán los pechos en mitades,
para llevarme tus ojos los miraré sin pausa
a las tres de la mañana,
y no habrá silencio que inunde la soledad
cuando trague tu beso a la altura de mi frente.
AGLA8
anoche
robaron de mi cuarto
el reloj viejo de los sueños,
sobre la pared vacía
escalé al techo
y bajé a tus piernas
para darles mi vientre,
rogué sobre mis manos
tu mano delgada
y juré en vano la muerte
si morías.
AGLA9
mis dedos velaron tu cara
mientras los ojos recorrieron tus piernas
blancas y frías
como un alma deshabitada,
en el terciopelo de las sombras,
mis dedos velaron tu cara
y mi boca rezó en tu pelo
la noche entera de rosarios,
mis dedos creyeron un momento
ser los pies de los muertos
y se fue tras tu rostro
copiado de la noche
con la máscara de los recuerdos.
AGLA10
cumplo el recorrido de la noche
sobre tu piel morena,
cada palabra que suena
acaricia la espalda
por la que baja mi mano,
tenés otra cara, otros ojos
que contemplan el ángulo
que formás con mi pecho,
desde allí desplegás la vela
que baja a la calle por la que nos perdemos
mareados de humedad y vino.