Edición Nº 22, del 21 de abril de 1997
Post Scriptum
Nuestra reaparición en el World Wide Web abre nuevos parajes en la Tierra de Letras. Además de las secciones que nuestros lectores han conocido a través de nuestra tradicional edición en texto ASCII, hemos añadido otras que sólo podrán ser apreciadas en la edición gráfica, afirmando el carácter de Letralia como centro de información cultural en Internet.
Se conservan las secciones Firmas e Itinerario, ya presentadas en nuestra anterior etapa; la sección Entre bases muta, en nuestra edición gráfica, como recurso independiente de las ediciones corrientes; hacen su aparición tres nuevas secciones: Eventos, con reseñas de congresos, ferias y otros acontecimientos del mundo cultural hispanoparlante; Cartelera, donde se promueven las actualizaciones de otras revistas culturales y recursos internéticos; y FAQ, la sección de preguntas frecuentes acerca de Letralia, que será de mucha utilidad para los nuevos habitantes de la Tierra de Letras.
También hemos aprovechado la mudanza para darle vida propia a nuestro archivo de ediciones, donde se incluyen, tanto en edición gráfica como en los archivos originales en texto ASCII, todos nuestros números, desde el primero, publicado el 20 de mayo de 1996. Se mantiene la página con el cuestionario para visitantes que dispongan de algún tiempo para expresarnos su opinión y se ha rediseñado la apariencia general de la revista, pudiéndose visitar todas las secciones desde cualquiera de las páginas.
Esperamos, pues, vuestra visita. El servicio de contadores de Pedro Hurtado completa el escenario dándonos una idea de la segura receptividad que generará en todos ustedes nuestra reaparición en el Web.
"...Aunque el libro se acorte, jamás podrá terminarlo, su relación con las letras es más sensual que literaria. En la terraza, semidormido, pasa sobre páginas enteras contemplando cada línea sin leerla, pensando en otras cosas que guardan relación con palabras aisladas mas no con el texto. Las letras no parecen tener ninguna secuencia, sus ojos se pierden en las líneas infinitas. Se adormece, deja reposar el libro sobre su pecho y siente cómo las últimas aventuras se unen a sus sueños. Ha dejado un dedo entre las páginas, una pequeña ancla que lo sujete a la trama, y cuando vuelve en sí, y de nuevo mira las palabras, éstas parecen también desperezarse e hilarse lentamente bajo el sol".
Federico Vegas, "El borrador" (1994).
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