Rumano
Marin SorescuPoemas rumanos

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Marin Sorescu (1936-1996)

Uno de los poetas rumanos más traducidos en diferentes lenguas y muy conocido en el extranjero. Su primer libro de versos, Poeme (Poemas, 1965), lo destaca como uno de los escritores más importantes de su generación. Pero Sorescu prefiere seguir un camino muy diferente y poco conocido en el contexto de la poesía rumana: el derrotero de la parodia poética. Su lírica está profundamente dominada por una visión lúdica o irónico-fantástica de la realidad. Acento muy evidente en poemarios tales como Moartea ceasului (La muerte del reloj, 1966), Tineretea lui Don Quijote (La juventud de Don Quijote, 1968), los cuales le aseguran su prestigio y una gran audiencia. En estos textos, el poeta parece decir, en cada uno de sus versos, que todo puede ser “prise à la legere”, incluso la poesía misma...

 

Agüeros

Si te encuentras una silla
es de buen agüero, llegas al paraíso.
Si te encuentras una montaña,
es de mal agüero, llegas en la silla.
Si te encuentras la Osa Mayor,
es de buen agüero, llegas al paraíso.
Si te encuentras un caracol,
es de mal agüero, llegas dentro del caracol.
Si te encuentras una mujer,
es de buen agüero, llegas al paraíso.
Si te encuentras un mantel,
es de mal agüero, llegas al cajón.
Si te encuentras una serpiente,
es de buen agüero, ella muere y tú llegas al paraíso.
Si la serpiente te encuentra a ti,
es de mal agüero, tú mueres y ella llega al paraíso.
Si te mueres,
es de mal agüero.

Guárdate de este agüero
y de todos los demás.

 

Rastros

Quisiera correr,
desaparecer y buscarme.
Perseguirte a ti
y a los rastros de tus pestañas en el aire.

 

Mal agüero

Esta carrera me ha sorprendido sin ningún vicio,
sin algo que ayude, ni tabaco, ni droga alguna,
para que vengan a endulzar mi suplicio,
para que inventen un Dios y una súplica.

En las islas de San Mauricio
quisiera creer que soy un unicornio,
pero sólo tropiezo con el látigo en el papel
y no voto, ni tampoco abogo por la ley.

Y sin anestesia, ¡ay!, me enfrento a una suerte...
que ni siquiera mis enemigos pueden soportar
Como el día, igualmente la noche es blanca:

Una herida cubierta de malva.
Un alba de ceniza me deja delante de la puerta
el blasón del tiempo: un gato muerto.