Controversia
en Caracas por traslado de monumento a María Lionza
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María Lionza no puede conjurar la polémica.
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Una agria controversia se desarrolla en la capital venezolana tras el
anuncio de las autoridades municipales caraqueñas del próximo traslado, a un
costo de 600 millones de bolívares, del monumento a María Lionza, uno de los
emblemas distintivos de la ciudad, esculpido hace casi medio siglo por
Alejandro Colina.
La estatua, que representa a la reina sosteniendo una corona vegetal
mientras cabalga una danta, será removida de su espacio tradicional en la
autopista Francisco Fajardo, en predios de la Universidad
Central de Venezuela, para incorporarse a la Plaza de los Museos, una zona
cultural en la que conviven el Museo de Ciencias, la Galería de Arte
Nacional, el Parque Los Caobos y otros iconos arquitectónicos de la capital
venezolana.
El gobierno del municipio Libertador, a cargo del alcalde Fredy Bernal,
arguye que la exposición de la estatua al tránsito automotor durante los 45
años que lleva allí la han deteriorado, al punto de que en algunas de sus
partes se ha desmoronado, por lo que ha tenido que ser sometida a trabajos de
restauración que aún no concluyen.
El anuncio del traslado, hecho oficial a través de anuncios de prensa a
principios de este mes, ha despertado una fuerte reacción en los entes
involucrados. Tanto el Consejo de Preservación y Desarrollo (Copred) de la
UCV como el Colegio de Ingenieros, la Dirección de Planificación
Urbanística de la Alcaldía Metropolitana y otros entes, se han opuesto a la
acción, aunque la Alcaldía del Municipio Libertador afirma que la misma es
irreversible.
El arquitecto William Niño Araque defiende la ubicación tradicional de la
obra porque "ya pasó a ser un símbolo de la ciudad, al borde de la
autopista, en el vértigo del tránsito". Justamente su nada convencional
ubicación le da, según Niño Araque, importancia iconográfica.
El ingeniero Santos Eduardo Michelena, creador de la fuente de Plaza
Venezuela, ha destacado la importancia que tiene esa escultura por ser una
obra artística en la que se involucran "la hidráulica, la ingeniería,
el paisajismo y que es objeto de estudio a escala mundial en las principales
casas de estudio".
Por su parte, Hannia Gómez, quien preside las fundaciones Memoria Urbana y
Centro de la Ciudad, calificó la mudanza del monumento como "un
desastre" y se manifestó en contra "de este atropello que están
haciendo el IPC y Fundapatrimonio; que se dediquen a su función, que es
restaurar e inventariar el patrimonio, que bastante mal que lo están
haciendo".
Sin embargo, las autoridades municipales alegan que la obra había sido
objeto, en julio de 2003, de un minucioso estudio realizado por Juan Carlos
Bermejo y Anne Bendelé-Gerard, expertos de la internacional Fundación
Restauradores sin Fronteras, quienes determinaron que la mudanza era necesaria
a fin de evitar el desmoronamiento total.
"Si la Alcaldía de Caracas no hubiese intervenido en la movilización
de la escultura de María Lionza, ningún ente se estaría pronunciando en
contra de su traslado", declaró en diciembre pasado el alcalde Bernal.
Aunque originalmente se había pensado en trasladar la estatua a Plaza
Venezuela, se ha designado la Plaza de los Museos como su nueva ubicación.
Según Gustavo Merino Fombona, presidente de Fundapatrimonio —organismo
dependiente de la Alcaldía de Caracas—, considerando la vulnerabilidad de
la obra, la primera fase del proyecto contempla su restauración en el lugar
que ocupa en la autopista. El trabajo consiste en el encamisado con polímeros
especiales para poder movilizarla dentro de una especie de urna con plástico
de amortiguación.
Refiriéndose al informe técnico elaborado por la Alcaldía de Caracas con
la orientación de expertos nacionales e internacionales, Merino agregó que
"el Consejo de Preservación y Desarrollo de la UCV lamentablemente no ha
sabido comunicar al Consejo Universitario, ni siquiera a través de un
informe, la significación del trabajo y conclusiones a las cuales se
llegaron".
El espacio que ocupa María Lionza desde hace 45 años, sin embargo, no
quedará vacío, según las autoridades del municipio Libertador, quienes
estudian colocar allí una réplica de la estatua original o en su defecto
emplazar una obra de otro escultor.
El culto a María Lionza es una manifestación genuina de sincretismo de
elementos mágico-religiosos en el que convergen las culturas española,
indígena y africana. Aunque existen varias versiones de la leyenda, se dice
que María Lionza era la princesa indígena Yara, raptada por una serpiente
anaconda; castigada por los espíritus de la selva, la anaconda se hinchó
hasta estallar. Yara se convirtió así en la reina de la laguna que antes
perteneciera a la serpiente, y por extensión en reina de las fuerzas de la
naturaleza.
El culto a la princesa Yara es anterior a la conquista, y los españoles le
agregaron algunos elementos, cubriéndola con el manto de la Virgen María y
rebautizándola como Nuestra Señora María de la Onza del Prado de Talavera
de Nivar, lo que con el tiempo se redujo a María Lionza.
Los fieles la visitan en busca de milagros en el lugar donde se supone
reside su espíritu: la montaña de Sorte, cerca de Chivacoa, en el estado
Yaracuy. Las visitas son constantes, aunque se verifica un sensible incremento
en Semana Santa y cada 12 de octubre, y los fieles provienen de todos los
estratos sociales que hacen vida común en Venezuela, así como de Colombia,
Puerto Rico y República Dominicana, a donde se ha extendido el culto.
Dada la importancia de esta creencia en Venezuela, la estatua de María
Lionza en su emplazamiento actual es también objeto de peregrinación. Sus
fieles sortean el peligro que representa el tránsito vehicular para dejar
ofrendas a sus pies y rezarle en procura de resolución de inconvenientes y
enfermedades.
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