Nuestra lucha, colombiano,
no la podemos aislar,
si te tengo como hermano,
¿por qué vamos a pelear?
Quién es el beneficiado
ante tanta mezquindad,
que el líder de cada Estado
nos hable con la verdad.
Y Bolívar qué diría
de esta triste relación,
aquello que él defendía
siendo carne de cañón.
Pero hay algo que se empeña
en que persista el conflicto,
¡será la bota norteña!,
que Dios dé su veredicto.
Yo me declaro inocente,
no sé nada de la guerra,
dígame usted, presidente,
a qué precepto se aferra.
No hay que ser líder ni santo
ni mucho menos político,
eso me causa un espanto
un cerebro paralítico.
“Nuestra sangre derramada”
para quién dará riqueza,
luego de cruel escalada
viviremos en pobreza.
Canten los intelectuales
con su noble pensamiento,
seremos irracionales,
o de paz nuevo cimiento...
“Ven, amigo colombiano,
vamos juntos a luchar”,
mi pueblo te da la mano,
la paz debemos lograr.